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La conmemoración del aniversario de la caída del Muro de Berlín ha tenido lugar en un ambiente triste, sin fanfarrias ni alharacas. Al contrario de la euforia y festejos populares que acompañaron el 9 de noviembre de 1989, ahora la "gran fiesta" organizada por la burguesía palideció: "Los europeos, pesimistas incorregibles, se acercaron al trigésimo aniversario (...) en un ambiente fúnebre. La moral está alicaída…”[1]. Como “signo de la falta de entusiasmo por este aniversario, ninguno de los grandes líderes occidentales va a venir a Berlín este sábado 9 de noviembre".[2] Finalmente sólo una odiosa propaganda burguesa sirvió de decoración a esta deslucida cita.
Los hechos son obstinados, y la burguesía no puede estar en absoluto orgullosa del balance de estos treinta años transcurridos. Hasta el mismo monstruo estalinista, tan denostado antes, el de los regímenes de los países del Este, llega incluso a suscitar una nostálgica añoranza entre las poblaciones de los territorios "liberados", por cuanto la situación se ha ido deteriorando desde entonces: "‘Hace treinta años, la comunicación, la solidaridad entre las personas era mucho mejor. Hoy en día, tenemos que luchar por todo, por el trabajo, por el alquiler, por el médico. Antes, el médico no era un contable, hoy es un empresario", dice Arnaud”.[3]
Efectivamente el estado de la sociedad sigue siendo catastrófico, especialmente en los territorios del antiguo bloque del Este, que son los más afectados. Las crecientes amenazas que se viven en la sociedad capitalista están empujando a estas angustiadas poblaciones en brazos de los populistas que prometen "protegerlas". Muchos de estos países (Hungría, Polonia, etc.) están pues muy marcados por estos regímenes abiertamente de derecha, que abogan por un nacionalismo virulento y un "blindaje" de las fronteras. La situación de descomposición y caos del mundo capitalista actual contrasta así radicalmente con las grandes promesas falsarias de la burguesía, con sus discursos hipócritas, con las ilusiones sembradas cuando cayó el Muro de Berlín en noviembre de 1989, cuando auguraba un futuro radiante: el de una especie de felicidad democrática para el mundo y para la "nación alemana reunificada".
En aquellos momentos, la perspectiva de acabar con el terror estalinista y la penuria crónica, el alivio y las inmensas ilusiones que invadieron a los alemanes del Este, fueron aprovechadas hasta la extenuación por la burguesía occidental (con la complicidad de la “derrotada” del Este) para dividir a los trabajadores y esparcir una vasta campaña ideológica mundial, la de la mayor mentira de la historia contra el proletariado: ¡la caída del muro y la bancarrota del estalinismo significan "la muerte del comunismo"!
Hoy en día, aunque de manera más insidiosa, habida cuenta del resentimiento y la ira que sienten las poblaciones frente a los llamados "beneficios de la democracia", los medios de comunicación burgueses y toda la clase política nos sirven ese mismo discurso ideológico nauseabundo actualizado: "Aunque Europa esté hoy en crisis en varios aspectos, no debemos olvidar que la caída del Muro de Berlín firmó sobre todo el fin del comunismo como régimen totalitario"[4].
En aquellos momentos la CCI ya combatió esta patraña despreciable de que estalinismo equivalía al comunismo, una mentira sistemáticamente repetida desde entonces: "La crisis y la bancarrota del estalinismo son las del capitalismo, no las del comunismo. (...) Se ha vuelto a abrir en grande la caja de las mentiras y, para empezar, han dado suelta a la más burda de ellas: la de afirmar que esta crisis, esta quiebra sería la del comunismo, la del marxismo. Demócratas y estalinistas, por encima de lo que les separa, siempre se han encontrado juntos en santa alianza cuando ello era necesario; estas santas alianzas tienen un cimiento básico, el de la afirmación ante los obreros de que lo que impera en el Este, más allá de sus deformaciones y defectos, es socialismo. Para Marx, Engels, Lenin, Luxemburgo, y para todo el movimiento comunista, el comunismo siempre ha significado fin de la explotación del hombre por el hombre, fin de las clases, fin de las fronteras, todo lo cual solo es posible a escala mundial, en una sociedad donde reina la abundancia, una sociedad basada en el "de cada uno según sus capacidades a cada uno según sus necesidades", donde "el reino del gobierno de los hombres cede el paso al de la administración de las cosas". Pretender que hubiera algo de comunista o algo de comprometido en el camino comunismo en la URSS y los países del Este, cuando allí lo que impera es la explotación, la miseria y la penuria generalizadas es la mayor mentira de la historia de la humanidad, una mentira tan grosera como sería la de pretender que las relaciones entre siervos y señores en la Edad Media tendrían algo de socialista"[5].
Todas las fracciones políticas burguesas se recrean en esta repetida mentira, compinchadas en esta burda asimilación del estalinismo al comunismo: desde los demócratas y los izquierdistas más a la izquierda hasta los partidos de extrema derecha, como lo demuestra, por ejemplo, la AfD en su insidiosa consigna: "Hoy como ayer: la libertad antes que el socialismo"[6]. Treinta años después, la burguesía sigue clavando el mismo clavo en la conciencia de los trabajadores. ¡Sólo la Izquierda Comunista es capaz de denunciarlo aún hoy!
Poco después de la caída del Muro de Berlín, en su discurso ante el Parlamento Europeo el 22 de noviembre de 1989, el presidente Mitterrand se refería emocionadamente ante su gran amigo, el canciller Kohl, a este acontecimiento histórico: "la libertad y la democracia, inseparables una de otra, obtuvieron una de sus victorias más sentidas”. Diez meses después de ello, asentados en los "beneficios" de la caída del Muro de Berlín, los caballeros de la libertad del mundo occidental desencadenaron una sangrienta cruzada en Oriente Medio, con ocasión de la primera Guerra del Golfo auspiciada por los Estados Unidos. Una guerra cuyos 500.000 muertos debían traer, según el entonces mandamás de la Casa Blanca, George Bush (padre), "un nuevo orden mundial" para "la paz, la prosperidad y la democracia".
Desde entonces, la dinámica destructiva del capitalismo manifiesta, contrariamente a toda esa charlatanería, que la situación se ha degradado enormemente en todas partes y en todos los aspectos. Veamos si no:
- ¿"Nuevo orden mundial" y "paz"? Tan pronto como cayó el Muro de Berlín se abrió una caja de Pandora. Lo que ha sucedido después no tiene nada de "nuevo orden mundial" y sí del mayor caos de la historia[7]. En todos los continentes y territorios del planeta, el “cada uno a la suya” se ha exacerbado y los conflictos bélicos se han multiplicado, generalizado y extendido. En los países de la periferia del capitalismo, en particular en África y Oriente Medio, como en Asia, el mundo se ha vuelto cada vez más inestable, con proliferación de masacres y derramamientos de sangre. Y, sobre todo, hemos visto como situaciones de guerra han regresado al corazón mismo de Europa y del mundo occidental, algo sin precedentes desde 1945. Desde la guerra en la ex-Yugoslavia con sus fosas comunes, pasando por los conflictos en Georgia y Ucrania, y sobre todo la multiplicación de los atentados desde la tragedia de las Torres Gemelas en los Estados Unidos en septiembre de 2001, ¡la "paz" ha sido sobre todo la paz de los cementerios! La catástrofe de las Torres Gemelas inauguró un terror, una trivialización de las escenas de guerra y barbarie casi por todas partes en el corazón del mundo “civilizado": atentados en Madrid en marzo de 2004, en Londres en julio de 2005, en París en la sala de conciertos Bataclan en noviembre de 2015, etc. También se podría añadir el horror más reciente de los estragos de la guerra en Siria y sus daños colaterales, cuyos bombardeos intensivos recuerdan las peores salvajadas de la Segunda Guerra Mundial. Y lo mismo cabe decir de las masacres y hambrunas en Yemen (con la participación de los imperialismos occidentales, como Francia, destacado proveedor de armas). No olvidemos el caos en Libia[8]. También hay que señalar que la carrera armamentista se relanza en todas partes de una manera aterradora.
- ¿"Prosperidad"? Durante los últimos treinta años, la situación económica se ha ido deteriorando globalmente a todos los niveles, acentuándose escandalosamente las desigualdades. Tras la gran conmoción financiera mundial de 2008, los proletarios sienten cada vez más en carne propia el yugo de la explotación mientras crece también el cinismo de las justificaciones de los políticos burgueses de los ataques al nivel de vida y a los salarios, del paro masivo y la explosión del trabajo precario, del endurecimiento de las condiciones de acceso a la sanidad, del aumento de la exclusión... Y, todo ello, se agrava con las reformas en curso y las por venir. A esto hay que añadir el saqueo sistemático de los recursos naturales y las agresiones al medio ambiente a causa de una búsqueda cada vez más desenfrenada de beneficios en un mundo en crisis. En resumen, la lógica infernal del capitalismo moribundo amenaza ahora claramente la supervivencia de la civilización humana.
- ¿Más "democracia"? En los últimos treinta años, los estados no han hecho más que endurecer su arsenal represivo. La descomposición ha asentado y fomentado los reflejos nacionalistas y xenófobos, las ideologías populistas y el cada uno a la suya. La burguesía ha aprovechado sobre todo los atentados mortíferos para reforzar su aparato jurídico y policial, el terror estatal y la criminalización de los conflictos sociales. La represión y la violencia brutales han aumentado gradualmente en todos los niveles. Esto significa que las tan cacareadas "libertades ciudadanas" esconden en realidad la verdadera faz del "Estado democrático", su naturaleza auténticamente dictatorial: un aparato que fríamente monopoliza la violencia en pro de mantener el orden contra los explotados. Y eso por no hablar del gran "impulso democrático" protagonizado por los países del mundo occidental, que no paran de construir nuevos muros, de levantar alambradas, de fortificar sus fronteras marítimas o terrestres y de dejar a sabiendas que los inmigrantes perezcan, como sucede con la Unión Europea en el Mediterráneo. La idea de "democracia" no es más que un mero concepto vacío puesto que la sociedad permanece dividida en clases antagónicas basadas en la explotación de la fuerza de trabajo. Esto no impide en absoluto que la burguesía adapte sus discursos hipócritas para seguir jactándose de sus "grandes principios", sus "valores", etc. Esto lo hace para encubrir y justificar todos sus crímenes, para “blanquear” mejor su sistema asesino y la rapiña de los explotadores.
Hoy, cuando este modo de producción en decadencia agoniza y nos arrastra al abismo, la burguesía nos pide que lo defendamos. Y para ello emplea la misma ideología mistificadora con la que ha acompañado estos 30 años de atrocidades de todo tipo: la "democracia". En este sentido es como hay que interpretar las insistencias del discurso conmemorativo pronunciado por la canciller Angela Merkel y sus advertencias sobre los peligros del "totalitarismo" y la “creciente contestación” (especialmente por parte del populismo en el Este): "los valores sobre los que se fundamenta Europa, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho y la preservación de los derechos humanos no están asegurados” y "deben ser siempre defendidos", aseguró. Según toda la burguesía: "si se puede aprovechar este trigésimo aniversario, debe ser para tratar de repensar, por quienes lo han adoptado, el modelo democrático"[9]. Teniendo que ocultar su bancarrota, la burguesía se ve obligada a “recuperar la credibilidad”, a “regenerarse”, a “repensar” su “modelo democrático” para… ¡poder atacar y amordazar mejor a los explotados!
De los treinta años transcurridos desde la caída del Muro de Berlín, el proletariado debe tener en cuenta algunas lecciones esenciales:
- El comunismo no está ni "muerto" ni "en bancarrota". En realidad, es el estalinismo, expresión política del capitalismo de Estado en el Este, lo que se ha hundido bajo los golpes de la crisis de este sistema en decadencia.
- El proletariado debe rechazar todas las campañas mediáticas falsificadoras, especialmente todas las trampas que alimentan las divisiones: las que oponen por ejemplo en Alemania a los "Ossies” (orientales) de los "Wessies" (occidentales), pero también las trampas que oponen las ideologías "populistas" al "antipopulismo" y otras ideologías democráticas.
- La burguesía sigue siendo una clase de mentirosos, obligada a ocultar permanentemente su dominación y la explotación de los proletarios. Sus promesas, como las de 1989-90, no son más que frases vacías destinadas a anestesiar al proletariado.
- La caída del muro y el colapso del bloque oriental son una de las manifestaciones más espectaculares de la crisis y descomposición del sistema. El capitalismo sólo puede alimentar una espiral de destrucción y no tiene otro futuro que ofrecer. Por lo tanto, debe ser destruido antes de que aniquile a la humanidad.
Frente a todas las lógicas de destrucción que nos impone este sistema, sólo hay una solución: la lucha de clase revolucionaria, la de una lucha internacional de todos los trabajadores, superando las divisiones, más allá y contra todas las separaciones nacionales, contra el Estado burgués. Solo el proletariado internacional puede ofrecer esta perspectiva como alternativa, la de otra sociedad, sin muros ni alambradas, sin clases, sin explotación: una verdadera sociedad comunista.
WH (3 de diciembre de 2019)
[1] “Caída del Muro de Berlín: nos equivocamos de funerales” en Le Monde del 9 de noviembre de 2019
[2] “Alemania conmemora la caída del Muro de Berlín hace 30 años”. En Le Point (9 de noviembre 2019).
[3] “Hace 30 años: la caída del Muro de Berlín” en La Depêche du Midi del 9 de noviembre de 2019.
[4] “Caída del Muro de Berlín: nos equivocamos de funerales” en Le Monde del 9 de noviembre de 2019
[5] Hundimiento de los países del Este. Quiebra definitiva del Estalinismo en Revista Internacional nº 60 (1º trimestre de 1990).
[6] Alternative für Deutschland (AfD) es un grupo nacionalista y euroescéptico situado en la extrema derecha. Una buena parte de la ex RDA está bajo la influencia política de esta formación. En muchos Länder es prácticamente el principal partido político. Ha reemplazado a Die Linke (“La Izquierda”) que era en gran medida el sucesor del ex SED (“Partido Socialista Unificado de Alemania” de la ex RDA), sabiendo captar para su demagogia todas las decepciones, las frustraciones y el miedo de las poblaciones ante la realidad de la crisis.
[7] Ver “Notas sobre el imperialismo y la descomposición. Hacia el mayor caos de la historia” [2] en Revista Internacional nº 68 (1º trimestre 1992)
[8] Ver https://es.internationalism.org/content/4497/caos-en-libia-una-odiosa-expresion-de-la-barbarie-capitalista [3]
[9] “Caída del Muro de Berlín: nos equivocamos de funerales” en Le Monde del 9 de noviembre de 2019
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Trabajadores de Francia en lucha,
Este es un comunicado de solidaridad con vosotros desde militantes proletarios de países de lengua hispana, porque la clase obrera es una clase internacional, una clase de emigrantes, y vuestra lucha es nuestra lucha. No es una lucha por las pensiones francesas, aunque este haya sido el detonante de vuestra indignación, es una lucha obrera por nuestras condiciones de vida y nuestra organización como clase.
En este espíritu de solidaridad queremos contribuir un grupo de compañeros de varios países del mundo tras una reunión de contactos y simpatizantes de la Corriente Comunista Internacional, para dar una perspectiva de futuro a la lucha.
Es necesario luchar como clase obrera. Esto es, no como individuos o sectores aislados o conglomerados a lo bruto en procesiones sindicales, sino como clase, y como clase obrera, explotada, que comparte necesidades con los obreros de todos los sectores y todo el mundo y no tiene intereses particulares sobre otros obreros más allá de las trampas que nos impone la burguesía para hacernos competir entre nosotros, o luchar como sectores aislados con intereses particulares.
En necesario retomar la continuidad con nuestra lucha histórica. Nuestra clase tiene una historia y una experiencia. La perspectiva es la huelga de masas (que surgió en nuestra historia en 1905 como el método moderno de lucha de nuestra clase), y los consejos obreros cuyo preludio son las asambleas abiertas generales. Asambleas, según la experiencia reciente de las huelgas anti-CPE (2006) y los Indignados (2011)[1], en las que discutir colectivamente nuestras necesidades y perspectiva de futuro. Asambleas controladas por la clase obrera y por principios de compañerismo, no seguidismo...donde todos podamos tomar la palabra como obreros, expresarnos, y con delegados revocables en todo momento para centralizar la lucha.
¡La huelga de tipo sindical es una trampa! No estáis en la calle gracias a ellos. Ellos tienen la función de ponerse al frente del movimiento para controlarlo y dividirlo. La organización de tipo sindical no es, en todo caso, un método de lucha sino de aislamiento y desmoralización[2].
¿Qué hacen los medios extranjeros con nuestra lucha común en Francia? La silencian, banalizan, muestran solo la perspectiva sindical, y sobre todo la convierten en una molestia referenciando especialmente los problemas que causa. ¡Pero los problemas que causa no son causa de los obreros en lucha, sino de la burguesía que no nos permite coordinarnos! Los trabajadores del mundo comparten vuestras preocupaciones e indignación, pero están aislados y encerrados en cada nación y en cada problema particular. La burguesía nos transmite, cuando no se calla, que sois unos privilegiados que se quejan por cualquier cosa, o que sois casi lo mismo que los chalecos amarillos, para que en el extranjero no distingamos. Tenéis que pedirnos ayuda abiertamente. Proletarios del mundo, ¡unámonos! Esa es la perspectiva. Pero es una perspectiva difícil a la vez que el único camino, cuyo proceso mismo avanza la consciencia de clase pero que está plagado de derrotas en el plano más tangible, material. Por eso, a la vez que extendemos la lucha en todos los sentidos, en este proceso tenemos que construir las mejores condiciones para enfrentar la derrota con la que nos toparemos.
Podremos replegarnos conscientemente o por el contrario caer en las trampas y provocaciones desmoralizadoras de los sindicatos y el gobierno. No todas las movilizaciones son positivas, pueden desgastarnos también. La pregunta, ¿cómo luchar? tiene una respuesta a largo plazo, y no es solo "cómo luchar ahora, en este mismo momento", aunque esto sea muy importante y ya lo hemos intentado explicar antes. La perspectiva de lucha ahora mismo y de cara al futuro tiene que ser un todo coherente y unificado. Hemos de saber cuándo y cómo replegarnos y qué hacer en nuestro repliegue, para mantener viva la perspectiva y la continuidad de la lucha, de cara a que los futuros brotes sean más fuertes.
Es necesario que los compañeros que quieren seguir la lucha no se empeñan en seguirla a todo trance, cuando ya se percibe una derrota parcial. Hay una alternativa a esa lucha “sin salida”, un callejón sin salida, que ofrecen los sindicatos: es reagruparnos en comités de lucha que saquen lecciones, aglutinen fuerzas y preparen con ello futuras luchas.
No es una lucha aislada por las pensiones, es una lucha primeramente por nuestras condiciones de vida como clase obrera, y en total, en general, una lucha hacia la revolución proletaria, la revolución comunista mundial. Es vital encontrar esta continuidad con la experiencia histórica acumulada por la clase obrera en las organizaciones revolucionarias.
Adoptado en una Reunión de Contactos de la CCI con presencia de compañeros de Francia, España, México, Chile, Colombia, Costa Rica y Brasil 13-1-2020.
Las notas explicativas han sido añadidas por la redacción de la Web en español de la CCI.
[1] Ver respectivamente Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [7] y 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
[2] Sobre la naturaleza y función de los sindicatos ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA y el artículo Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9]
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Publicamos a continuación la hoja de intervención que, desde el pasado 13 de enero, está difundiendo nuestra organización en las manifestaciones que están teniendo lugar en Francia contra los ataques anti obreros del gobierno Macron, y, particularmente, contra la reforma de las pensiones.
Se trata, efectivamente, de la tercera hoja que hemos realizado y que se sitúa en continuidad con las que anteriormente difundimos a primeros de diciembre - ¡Aunemos nuestras luchas contra los ataques de nuestros explotadores[1] – y para las manifestaciones del 15 de ese mismo mes - ¡Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones![2] -. A su vez esta última hoja sale publicada en el último número de Revolution Internationale, órgano de la CCI en Francia del mes de enero, en gran parte dedicado a analizar el significado de estos movimientos sociales.
Este esfuerzo de intervención de nuestra organización responde, en primer lugar, a la importancia misma que le damos a este movimiento de luchas que, como analizamos, representa el resurgir de la combatividad del proletariado en un país sumamente importante para la lucha de clases como es Francia. Más aún, estos movimientos han puesto de manifiesto la existencia de una enorme solidaridad en las filas obreras. Esta solidaridad ha impulsado, significativamente un sentimiento de dignidad de clase del proletariado y de su lucha contra la explotación capitalista.
Pero también este esfuerzo de intervención de la CCI es, nos parece, una muestra de la responsabilidad que incumbe a las organizaciones revolucionarias de la clase obrera, de ayudar a entender cada momento de esa lucha en función de la perspectiva revolucionaria de conjunto del movimiento obrero. No se trata, por supuesto, de un análisis “desde fuera”, sino como parte integrante presente en el propio movimiento de lucha, señalando los aspectos en los que debe apoyarse la clase para ganar en unidad y conciencia (la solidaridad intergeneracional, hacer de la calle un lugar de confluencia y fraternización, etc.); y también las dificultades que nos debilitan (como p. ej., ceder la organización de la lucha a los sindicatos, la ausencia de asambleas etc.).
A través de etas hojas y en general de nuestra intervención hemos tratado de catalizar el movimiento de reflexión que se traducía por ejemplo en los trabajadores que intentaban reagruparse al final de las marchas para discutir, para tratar de comprender como seguir la lucha, como ganar unidad y determinación para futuros combates. Deben servir también para que, tras el previsible reflujo de la combatividad que se ha exhibido en las manifestaciones de diciembre y enero, persista ese esfuerzo de reflexión y discusión en comités de luchas, etc, que permitan sacar lecciones para los combates venideros.
Como siempre, animamos desde luego a cuantos lectores estuvieran interesados en discutir o difundir estas hojas en su entorno a que así lo hagan.
Después de años de atonía, el movimiento social contra la reforma de las pensiones está mostrando el despertar de la combatividad del proletariado en Francia. A pesar de todas las dificultades, la clase obrera ha empezado a levantar cabeza. Mientras que hace un año todo el terreno social estaba ocupado por el movimiento interclasista de los Chalecos Amarillos, hoy los explotados de todos los sectores y generaciones han aprovechado los días de acción organizados por los sindicatos para echarse a la calle, decididos a luchar en su propio terreno de clase contra este ataque frontal del gobierno contra todos los explotados.
Mientras que durante casi diez años los trabajadores han permanecido paralizados, totalmente aislados cada uno en su lugar de trabajo, en las últimas semanas, en cambio, han logrado volver al camino de la lucha colectiva.
Las aspiraciones de unidad y solidaridad en la lucha muestran que los trabajadores en Francia están empezando a volver a reconocerse como parte de una misma clase con los mismos intereses que defender. Así, en varias manifestaciones, en Marsella por ejemplo, se podía oír: “¡La clase obrera existe!”. En París, grupos de manifestantes que no desfilaban detrás de los banderolas sindicales cantaban: "Aquí estamos, aquí estamos por la dignidad de los trabajadores y por un mundo mejor". En la manifestación del 9 de enero, incluso los viandantes de las aceras, al paso de la manifestación sindical, cantaban el viejo himno del movimiento obrero: "La Internacional", mientras universitarios y alumnos de secundaria coreaban, tras sus propias pancartas: “Les jeunes dans la galère, les vieux dans la misère !’’ (¡Los jóvenes viviendo a salto de mata, los viejos malviviendo en la miseria!).
Está claro que, al negarse a seguir doblando el espinazo, la clase obrera en Francia está recobrando su dignidad.
Otro elemento muy significativo testigo del cambio de la situación social en Francia ha sido la actitud y el estado de ánimo de los "usuarios" en la huelga del transporte. Es la primera vez, desde el movimiento de diciembre de 1995, que una huelga de transportes no es "impopular", a pesar de todas las campañas fomentadas por los medios de comunicación sobre el "infierno" vivido por los "usuarios" para ir al trabajo, volver a casa o irse de vacaciones en Navidad. En ninguna parte, excepto en medios a las órdenes del poder, se oyó eso de que los ferroviarios de la SNCF[3] o de la RATP tomaban a los usuarios de "rehenes". En los andenes o en los trenes atestados y en el RER, la gente esperaba pacientemente. Para desplazarse por la capital, uno se las iba arreglando sin echar pestes contra los ferroviarios en huelga; coche compartido, bicicletas, patinetes... Pero, lo más importante, el apoyo y la estima hacia los ferroviarios se mostró en las numerosas donaciones a los fondos de solidaridad para los huelguistas que han sacrificado un mes de salario (¡se recaudaron más de 3 millones de euros en pocas semanas!) luchando no sólo por ellos mismos sino también por los demás.
Sin embargo, después de un mes y medio de huelga, tras manifestaciones semanales de cientos de miles de personas, y a pesar de toda la determinación mostrada, este movimiento no ha logrado que el gobierno retroceda.
Desde el principio, la burguesía, su gobierno y sus "interlocutores sociales" montaron una estrategia para hacer tragar el ataque a las pensiones. Lo de la "edad pivote"[4] ha sido una carta que se habían guardado en la manga para sabotear la réplica de la clase obrera y hacer tragar la "reforma" mediante la estrategia clásica de dividir el "frente sindical".
Para enfrentar a la clase dominante y hacer que el gobierno retroceda, los trabajadores deben tomar la lucha en sus propias manos. No deben confiarla a los sindicatos, esos "interlocutores sociales" que siempre han negociado a sus espaldas y en el secreto de las oficinas ministeriales.
Si seguimos pidiendo a los sindicatos que nos "representen", si seguimos esperando que organicen la lucha por nosotros, entonces sí que “¡estamos jodidos!”
Para apoderarnos de nuestra propia lucha, ampliarla y unificarla, debemos organizar asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a toda la clase. Solo en estas Asambleas Generales podemos discutir todos juntos, decidir colectivamente sobre las acciones que tomar, formar comités de huelga con delegados elegidos y revocables en todo momento.
Los jóvenes trabajadores que participaron en el movimiento contra el "Contrato de Primer Empleo" en la primavera de 2006, cuando aún eran estudiantes, deben recordar y transmitir esta experiencia a sus compañeros de trabajo, más jóvenes o mayores. ¿Y cómo pudieron hacer retroceder al gobierno de Villepin obligándolo a retirar su "CPE"? Pues gracias a su capacidad de organizar la lucha en Asambleas Generales masivas en todas las universidades, y eso sin sindicato alguno. Tales Asambleas Generales no funcionaban con el cerrojo echado, sino, al contrario: los estudiantes llamaron a todos los trabajadores, activos y jubilados, a venir a debatir con ellos en sus Asambleas Generales y a participar en el movimiento de solidaridad con las jóvenes generaciones enfrentadas al desempleo y la precariedad. El gobierno de Villepin tuvo que retirar el CPE sin que por medio hubiera "negociación" alguna. Los estudiantes, los jóvenes trabajadores precarios y los futuros desempleados, no estaban representados por los "interlocutores sociales" y ganaron[5].
Los ferroviarios que encabezaron esta movilización contra la reforma de las jubilaciones no pueden continuar solos su huelga sin que los demás sectores se integren en la lucha. A pesar de su temple y determinación, no pueden luchar "en lugar" de toda la clase obrera. No va a ser una "huelga por encargo" lo que pueda hacer que el gobierno se eche atrás, por muy determinada que sea.
Hoy por hoy, la clase obrera no está todavía lista para entrar masivamente en lucha por mucho que numerosos trabajadores de todos los sectores, de todas las categorías profesionales (principalmente de la administración pública), de todas las generaciones hayan acudido a las manifestaciones organizadas por los sindicatos desde el 5 de diciembre. Lo que necesitamos para frenar los ataques de la burguesía es desarrollar la solidaridad activa en la lucha y no sólo llenando los cajas de solidaridad para que los huelguistas "aguanten"
La vuelta al trabajo iniciada ya en el sector del transporte (especialmente en la SNCF) no es, ni mucho menos, una capitulación. Quienes han vuelto al trabajo, quienes ya empiezan a no acudir a las manifestaciones, no son ni rompehuelgas ni cobardes. Hacer una "pausa" en la lucha es también un medio de no agotarse en una huelga larga y aislada, que sólo puede desembocar en un sentimiento de impotencia y amargura. Y no será la "colecta" organizada por la CGT lo que permitirá a los ferroviarios compensar su pérdida de salarios.
A la gran mayoría de los trabajadores movilizados les da la impresión de que si perdemos esta batalla, si no logramos obligar al gobierno a retirar su reforma, "¡estamos jodidos!"¡Eso no es verdad! La movilización actual y el rechazo masivo de este ataque es solo el comienzo, una primera batalla que anunciará otras mañana. Porque la burguesía, su gobierno y su patronal seguirán explotándonos, atacando nuestro poder adquisitivo, sumiéndonos en una creciente pobreza y miseria. La cólera no cesará hasta alcanzar nuevas estallidos, nuevos movimientos de lucha.
Aunque la clase obrera pierda esta primera batalla, no ha perdido la guerra. ¡No debe ceder a la desmoralización!
La "guerra de clases" se compone de avances y retrocesos, de momentos de movilización y pausas para así volver a empezar con más fuerza. No es nunca un combate "en línea recta" en el que se gana inmediatamente y a la primera. Toda la historia del movimiento obrero ha demostrado que la lucha de la clase explotada contra la burguesía no puede desembocar en victoria sino tras una serie de derrotas.
La única manera de fortalecer la lucha es aprovechar los períodos de repliegue para reflexionar y discutir juntos, agrupándonos por doquier, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros barrios y en todos los lugares públicos.
Los trabajadores más combativos y decididos, ya sean activos o desempleados, jubilados o estudiantes, deben tratar de formar "comités de lucha" interprofesionales abiertos a todas las generaciones para prepararse para futuras luchas. Cuando este movimiento termine, será necesario sacar lecciones de él, entender cuáles han sido sus dificultades para poder superarlas en las próximas luchas.
Este movimiento social, a pesar de todas sus limitaciones, debilidades y dificultades, es ya una primera victoria. Después de años de parálisis, desconcierto y atomización, ha permitido que cientos de miles de trabajadores salgan a las calles para expresar su voluntad de luchar contra los ataques del Capital. Esta movilización les ha permitido expresar su necesidad de solidaridad y unidad. También les ha permitido experimentar las maniobras de la burguesía para hacer tragar el ataque.
Solo mediante la lucha el proletariado podrá tomar conciencia de que es la única fuerza de la sociedad capaz de abolir la explotación capitalista para construir un nuevo mundo. El camino a la revolución proletaria mundial, al derrocamiento del capitalismo, será largo y difícil. Estará plagado de trampas y derrotas, pero no hay otro.
Más que nunca, el futuro pertenece a la clase obrera.
Corriente Comunista Internacional
(13 de enero de 2020)
[1] https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-contra-los-ataques-de-nuestros-explotadores [13]
[2] https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones [14]
[3] SNCF : Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Francia. RATP: Metro de París. RER: Red de Ferrocarriles de la región parisina.
[4] Para esto de la “edad pivote”, véase la nota nº 2 de la hoja anterior (15/12/2019) de RI sobre esta lucha: https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-con... [13]
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [7]
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Las campañas mediáticas sobre el cambio climático suelen contraponer la necesidad urgente de detener la emisión de gases de efecto invernadero a las necesidades “particulares” de los trabajadores o incluso de aquellos ``sin educación´´. Tenemos por un lado a los Chalecos Amarillos de Francia, protestando contra el impuesto al carbón que habría subido el precio del petróleo a niveles prohibitivos, cuando por otro lado no existe un sistema de transporte público adecuado. Tenemos también el eslogan de ``Trump digs coal´´ [Trump está con el carbón], que el presidente norteamericano ha escogido para dar a entender su apoyo a la industria del carbón y, supuestamente, a los obreros que trabajan en ella.
La campaña por un Green New Deal (o Revolución Industrial Verde) asegura tener la solución definitiva a todos los problemas que suponen el cambio climático, el desempleo y la desigualdad. Por ejemplo: ``El <<Sunrise Movement's Green New Deal>> [New Deal Verde del Movimiento Amanecer] eliminaría la emisión de gases de efecto invernadero en la producción eléctrica, el transporte, la manufactura, la agricultura y otros sectores en cuestión de 10 años. Se pone como objetivo a su vez alcanzar el 100% de energía renovable, incluyendo un programa de garantías laborales ''para asegurar un sueldo digno a todo el que lo desee''. Busca además ''mitigar la profundamente arraigada brecha salarial y de riqueza basada en cuestiones raciales, regionales y de género''´´[1].
Es innegablemente necesario señalar el efecto destructivo que está teniendo el capitalismo sobre la naturaleza, y particularmente el efecto que tienen sobre el clima los gases de efecto invernadero. También es innegable el aumento de la desigualdad, intrínseca al capitalismo, y el hecho de que los economistas estén llamando la atención sobre el incremento de la deuda y la guerra comercial entre EEUU y China es señal de una nueva recesión. Esta situación hace parecer el New Deal Verde como algo necesario.
Cuando nos venden algo maravilloso por un precio baratísimo, sospechamos pues pensamos “demasiado bueno para ser verdad”. Vamos a examinar exhaustivamente este New Deal Verde. Lo llaman así rememorando el famoso programa de Capitalismo de Estado que implantó el presidente Roosevelt en USA para enfrentar la grave crisis de 1929. Se supondría que este nuevo New Deal de coloración verde resolvería el problema global de la destrucción medioambiental y daría una gran vitalidad a la economía capitalista desgastada por 50 años de crisis. La realidad, es, como vamos a demostrar, que este New Deal Verde solo busca correr un tupido velo sobre la verdadera naturaleza del capitalismo y actúa en pos de entorpecer el desarrollo de la conciencia de la clase obrera y su lucha.
El New Deal Verde se inspira en una serie de medidas capitalistas de Estado de la década de 1930, encaminadas a reanudar el crecimiento económico tras la depresión[2]. El New Deal se orientaba de nuevo a la dirección estatal de la economía presente en la Gran Guerra de 1917-18, y además de sufragar el coste de una más que necesaria infraestructura, la Public Works Administration - PWA (Administración de Obras Públicas) ``construyó numerosos buques de guerra, incluyendo dos portaaviones, con dinero de su propia Agencia. La PWA también fabricó aviones de combate, mientras que la Agencia construía bases militares y pistas de aterrizaje´´[3]. No eran políticas muy diferentes a las de Alemania, en la misma época, cuando se construyeron la mayoría de las autobahns (autopistas), como parte del esfuerzo de producción para la guerra que se avecinaba.
El cambio climático es un problema global, que no puede ser resuelto país por país, pero que el New Deal Verde quiere solucionar exactamente así: ``Un new deal verde para Reino Unido...´´, ``Escocia ocupa un lugar único por su abundancia en recursos renovables...´´[4],``con el objetivo de eliminar, prácticamente, la contaminación por gases de efecto invernadero en EEUU...´´[5]. Es un sinsentido: hasta la contabilidad de la producción de gases de efecto invernadero a nivel nacional es un fraude; por ejemplo, en Gran Bretaña, el 40% del consumo de mercancías cuya producción genera gases de efecto invernadero, si son importadas, no se tienen en cuenta en las cifras nacionales. El capitalismo contamina a nivel mundial, y lo hace desde los rincones más remotos de los océanos hasta las regiones inhabitadas del Ártico.
Las ideas superficiales de crecimiento basado en energía verde quizá prometan mantener este crecimiento mediante gasto estatal, pero no se basan en ninguna consideración global real de los efectos medioambientales destructivos y de efecto invernadero que causarían. La transición a energías renovables requeriría grandes cantidades de minerales raros, y las explotaciones mineras que los extraen ya están causando una gran contaminación en China, donde se extrae el 70% de ellos. La producción de litio en el desierto de Atacama ya ha destruido los lagos de agua salada de los que dependía la población de flamencos, además de monopolizar el suministro de agua de los acuíferos y destruir así la agricultura local. Mientras tanto, dos empresas, Albemarle y SQM, se acusan la una a la otra de saltarse las normas. Se va a empezar a extraer cobalto del fondo oceánico, ignorándose el daño ecológico que se le infringirá a una región casi desconocida del planeta – y ya que es necesario para la energía renovable, se supone que esta práctica ''salvará al planeta''. Si necesitamos comprar nuevos coches eléctricos sin duda seguiremos manteniendo la industria automovilística, pero... ¿quién ha calculado la emisión de gases de efecto invernadero que supondrá esa nueva producción?
Entender cómo la civilización capitalista puede ser tan derrochadora con el mismo mundo del que dependemos todos, requiere entender la naturaleza propia del capitalismo.
El New Deal Verde promete detener la destrucción medioambiental del capitalismo, en concreto el cambio climático, con la ayuda del Estado burgués. Sencillamente, no es posible. El capitalismo no es una política gubernamental cuyas leyes se puedan elegir o modificar a voluntad en un parlamento: son el resultado de un largo desarrollo histórico de los mecanismos del modo de producción capitalista. Un paso importante en este proceso fue la separación de productores y medios de producción, por ejemplo, cuando los campesinos eran desplazados del campo en favor del ganado ovino y la industria lanera, más lucrativa.
Esto creó un sistema generalizado de producción de mercancías, producción para el mercado. En lugar de campesinos que podían producir casi todo lo que necesitaban en su parcela, surgieron los obreros asalariados y su consumo. Los capitalistas para los que trabajan – sea un capitalista individual, una compañía, una multinacional o una industria estatal – compiten entre ellos para obtener ventas con beneficio. El New Deal Verde no puede hacer nada para cambiar la forma en la que funciona el capitalismo.
Al capital le pasa algo parecido que al Rey Midas: todo lo que produce tiene que venderse con beneficio si el negocio quiere sobrevivir, todo se contabiliza según el resultado final, sin importar lo que se produzca. Pero para el capital, los recursos naturales del mundo son algo regalado, como Marx señalaba: ``los elementos naturales que van a la producción como elementos libres de coste, sea cual sea el papel que cumplan en la producción, no se incluyen como componentes del capital, sino como un poder natural libre del capital; en realidad, como un poder productivo natural libre de trabajo, pero que bajo la lógica del modo de producción capitalista se representa como un poder productivo del capital, como cualquier otro poder productivo´´[6]. En el capitalismo, lo que no cuesta nada no tiene valor (de cambio), y puede usarse y despilfarrarse a voluntad. Bajo esta lógica, un insustituible bosque tropical no vale nada. Un agricultor que tala los árboles de la selva para plantar palma, soja o cualquier otro cultivo, no tiene alternativa, es su única manera de tener ingresos suficientes o incluso los justos para sobrevivir. Bajo el capitalismo, no se plantea la cuestión de si una actividad económica satisface las necesidades de la naturaleza y la humanidad, a no ser que sea rentable hacerlo.
En el siglo XIX, el capital ya se afanaba en contaminar y destruir la naturaleza aun cuando todavía estaba expandiéndose por el mundo. Es bien conocida la contaminación provocada por la industria y la minería, como también lo es la que provoca el vertido libre de residuos fluyendo desde las ciudades. Se conoce algo menos su efecto sobre los suelos: ``en la agricultura moderna, igual que en la industria moderna, el aumento de la productividad y la movilidad del trabajo se compra al coste de devastar y debilitar la fuerza de trabajo misma. Además, todo el progreso de la agricultura capitalista ha sido un progreso en el arte de, no sólo robar al trabajador, sino de robarle al suelo; todo progreso hecho en pos de aumentar la fertilidad temporal del suelo se ha hecho arruinando los recursos que hacen posible esa fertilidad a largo plazo. Cuanto más proviene ese desarrollo del trasfondo de una industria a gran escala, como en Estados Unidos, más se acelera este proceso de destrucción. La producción capitalista, por tanto, sólo desarrolla la técnica y el proceso social de producción destruyendo, simultáneamente, al suelo y al obrero´´[7]. Lo que Marx mostraba en el siglo XIX sólo podía empeorar. A finales del siglo, Kautsky escribía: ``los fertilizantes suplementarios... permiten disminuir la pérdida de fertilidad del suelo, pero la necesidad de su uso, en cantidades cada vez mayores, añade una carga suplementaria a la agricultura – y se trata de una carga que no impone la naturaleza de forma inevitable, sino un resultado directo de la actual organización social. Superar la antítesis entre el campo y la ciudad devolverá a su cauce el flujo completo de los materiales que se han extraído del suelo´´[8]. Desde entonces la agricultura, como la industria, se ha expandido enormemente. Su rendimiento y productividad han crecido a un ritmo enorme, y los fertilizantes necesarios para mantenerlos se han convertido en una seria amenaza para el suelo y los cursos fluviales.
Sin importar cuán contaminante, asesino o explotador fuera el capitalismo en expansión, el periodo que sobrevino tras la Primera Guerra Mundial ha marcado una espiral sin precedentes de destrucción de la naturaleza y la vida humana. A la I Guerra Mundial le siguió la II Guerra Mundial, y en el periodo siguiente las guerras locales apoyadas por las potencias imperialistas más grandes se han multiplicado. Los capitalistas y sus Estados se ven envueltos en una competición económica y militar más aguda y la destrucción del medio ambiente alcanza nuevas cotas. El comercio capitalista, ya privado o bajo control estatal, ha aumentado la contaminación y el robo de los recursos del planeta a niveles sin precedentes. A todo ello debemos añadir la contaminación y la destrucción provocada por los contingentes militares en las guerras[9].
El peligro que se cierne sobre el medio ambiente, el clima y, en general, la naturaleza, sólo puede superarse superando el capitalismo. El New Deal Verde no tendrá más éxito que el mercado de emisiones que trató de limitar la emisión de gases de efecto invernadero mediante mecanismos comerciales. Lo que es aún peor, al presentar una ''solución'' falsa al problema, lo único que hará será sembrar de espejismos a la clase obrera, prolongando así la vida de este sistema e incrementando el peligro de que se hunda irreparablemente en la barbarie.
Alex
[1]https://www.theguardian.com/environment/2018/dec/29/green-new-deal-plans-proposal-ocasio-cortez-sunrise-movement [16]
[2]https://en.internationalism.org/content/16760/90-years-after-1929-crash-decadent-capitalism-can-never-escape-crisis-overproduction#_ftnref2 [17] (sólo disponible en inglés)
[5]https://www.theguardian.com/environment/2018/dec/29/green-new-deal-plans-proposal-ocasio-cortez-sunrise-movement [16]
[6]Marx, El Capital, vol. 3, Penguin Books, p. 879
[7]Marx, El Capital, vol. 3, Penguin Books, p. 638
[8]Kautsky, La Cuestión Agraria, vol.2, citado en Marx's Ecology de John Bellamy Foster, p. 239
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La civilización capitalista –este sistema mundial basado en el trabajo asalariado y en la producción para la ganancia– está muriendo. Al igual que la antigua esclavitud romana o la servidumbre feudal, está condenada a desaparecer. Pero a diferencia de los sistemas anteriores, amenaza con llevarse a toda la humanidad con ella.
Desde hace más de cien años, los síntomas de su declive se han hecho cada vez más evidentes. Dos guerras mundiales con niveles de destrucción sin precedentes, seguidas de décadas de conflictos guerreros entre dos bloques imperialistas (EE.UU. y la URSS); conflictos que siempre contenían la amenaza de una tercera y última guerra mundial. Desde el colapso del bloque oriental en 1989, no hemos visto paz sino guerras locales y regionales cada vez más caóticas, como las que actualmente asolan el Medio Oriente. Hemos pasado por convulsiones económicas globales, como las de los años 30, 70 o 2008, que han sumido a millones de personas en el desempleo y la pobreza y que aceleran el impulso hacia una guerra abierta. Y cuando el capitalismo ha logrado restaurar la acumulación –ya sea a raíz de una destrucción masiva, como después de 1945, o “dopándose” con la deuda– ahora comprendemos que el propio crecimiento y expansión del capital añade una nueva amenaza al planeta a través de la destrucción de la propia naturaleza.
Rosa Luxemburgo en 1916, respondiendo a los horrores de la primera guerra mundial, señaló la opción que enfrentaba la humanidad: "o triunfa el imperialismo y provoca la destrucción de toda cultura y, como en la antigua Roma, la despoblación, desolación, degeneración, un inmenso cementerio; o triunfa el socialismo, es decir, la lucha consciente del proletariado internacional contra el imperialismo, sus métodos, sus guerras. Tal es el dilema de la historia universal, su alternativa de hierro, su balanza temblando en el punto de equilibrio, aguardando la decisión del proletariado."[1] (El folleto de Junius).
A diferencia del sistema de esclavitud, que a la larga dio paso al feudalismo, y el feudalismo a su vez, permitió que el capitalismo creciera dentro de él, este sistema actual, en su agonía, no dará lugar automáticamente a nuevas relaciones sociales. Una nueva sociedad solo se puede construir por medio de la "la lucha consciente del proletariado internacional", por medio de la unión de todos los explotados del mundo, reconociéndose a sí mismos como una sola clase con los mismos intereses en todas partes del globo.
Esta es una tarea inmensa, que se ha hecho más difícil por la pérdida del sentido de identidad de clase en las últimas décadas, de modo que incluso a aquellos que sienten que hay algo profundamente malo en el sistema actual, les cuesta aceptar que la clase obrera existe, y mucho menos, aceptar que tiene la capacidad única de cambiar el mundo.
Sin embargo, la revolución proletaria sigue siendo la única esperanza para el planeta porque significa el fin de todos los sistemas en que la humanidad ha estado dominada por fuerzas económicas ciegas, la primera sociedad en que toda la producción se planifique conscientemente para satisfacer las necesidades de la humanidad en su interacción con la naturaleza. Se basa en la posibilidad y la necesidad de que los seres humanos tomen la vida social en sus propias manos.
Es por esta razón que debemos oponernos a los consignas y métodos de quienes organizan las actuales protestas climáticas, llamándonos a ejercer nuestros derechos democráticos de manifestación o de voto con el objetivo de presionar a los gobiernos y partidos políticos para que reaccionen ante la crisis ecológica. Esto es un engaño, porque el papel de todos estos gobiernos y partidos –ya sea de la derecha o de la izquierda– es gestionar y defender el propio sistema que está en la raíz de los múltiples peligros a los que se enfrenta el planeta: el capitalismo[2].
Las opciones que nos ofrecen los políticos de todas las tendencias son falsas. Una Gran Bretaña con Brexit o una Gran Bretaña que permanezca en la UE no protegerá a la clase trabajadora de las tormentas que se están gestando en la economía mundial. Un EE.UU. dirigido de acuerdo con el vandalismo de "America First" de Trump, o las políticas "multilaterales" más tradicionales de otras facciones, seguirá siendo un poder imperialista obligado a defender su estatus contra todas las demás potencias imperialistas. Los gobiernos que niegan el cambio climático o los gobiernos que parlotean sobre la inversión en un "New Green Deal" seguirán obligados a mantener una economía nacional rentable y por lo tanto llevan a cabo incesantes ataques a las condiciones de vida de la clase obrera. Seguirán atrapados en el mismo afán de acumulación que está convirtiendo la Tierra en un desierto.
Pero, nos dicen, al menos podemos votar por un equipo diferente, y en países donde incluso este "derecho" es negado, podemos exigir que se nos conceda.
De hecho, la ilusión de que podemos tener algún control sobre el monstruo capitalista emitiendo nuestros votos cada cuatro años es parte integral de todo el fraude de la democracia. El voto, la urna, no solo nos mantiene atrapados en las falsas opciones que se ofrecen, sino que es en sí mismo una expresión de nuestra impotencia, reduciéndonos a los atomizados "ciudadanos" individuales de tal o cual Estado.
La lucha de clase del proletariado ha mostrado una alternativa real a esta impotencia institucionalizada. En 1917-19, la clase obrera se rebeló contra la matanza de la guerra y formó consejos obreros en Rusia, Alemania, Hungría y otros países, consejos en los lugares de trabajo con delegados electos y revocables, así mismo, celebración de asambleas, que por primera vez contenían el potencial para un control consciente de la vida política y social. Este masivo levantamiento internacional puso fin a la guerra, ya que los gobernantes necesitaban unir sus fuerzas para aplastar la amenaza de la revolución mundial.
La humanidad ha pagado un alto costo por esta derrota: toda la barbarie de los últimos cien años tiene sus raíces en el fracaso del primer intento de derrocar el capitalismo mundial. Pagará un costo aún mayor si la clase obrera no recupera sus fuerzas y realiza un segundo asalto al cielo.
Esto puede parecer una perspectiva lejana, pero mientras exista el capitalismo habrá lucha de clases. Y como el capitalismo en su agonía no tiene otra opción que aumentar la explotación y la represión de sus esclavos asalariados, queda el potencial para que la resistencia de estos últimos pase de la defensiva a la ofensiva, de lo económico a lo directamente político, de la revuelta instintiva al derrocamiento organizado del capitalismo.
Corriente Comunista Internacional 16.11.19
[1]Rosa Luxemburgo, “El folleto Junius: la crisis de la socialdemocracia alemana (1915)”, en Obras Escogidas de Rosa Luxemburgo (Ediciones digitales Izquierda Revolucionaria, 2008), 279, https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelas... [23].
[2] Ver El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [24] y Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [25]
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El movimiento contra la reforma de las pensiones se ha llevado a cabo, de principio a fin, bajo el control de los sindicatos. Fueron ellos quienes llamaron a la huelga, fueron ellos quienes decidieron y organizaron las jornadas de acción, fueron ellos quienes dirigieron las pocas asambleas generales. Y ellos son los que voluntariamente nos llevaron a la derrota. No seamos ingenuos, el gobierno y los sindicatos han estado trabajando juntos durante 2 años... ¡para preparar y lograr que este golpe contra nuestras condiciones de vida se lleve a cabo!
El gobierno debía tener garantías plenas de que este ataque de gran envergadura, que había sido anunciado por Macron en 2017 como un verdadero "big bang", no provocara una respuesta masiva de toda la clase obrera. Así que el Primer Ministro Philippe se apoyó en la colaboración de los "interlocutores sociales", o sea los sindicatos, para sabotear la inevitable explosión de ira del conjunto de los trabajadores.
Este ataque general contra toda la clase obrera sólo podía desencadenar una reacción de indignación y de cólera espontánea en un sector particularmente combativo como es el del transporte. Para los trabajadores ferroviarios "llueve sobre mojado”, tras haber llevado a cabo varias movilizaciones en los últimos años, en particular la "huelga intermitente" de 2018 contra la degradación de sus condiciones de trabajo y la eliminación de sus derechos, en las que no obtuvieron nada. Por ello el ataque a su régimen de jubilación sólo podía empujarles a volver a la lucha más decididamente aún con la consigna: "¡Basta ya!¡ No cederemos!". Esta combatividad en el sector del transporte podía desembocar en una explosión incontrolable con el peligro de extenderse como una mancha de aceite pues el ataque general a las pensiones despertaría la indignación general de toda la clase obrera.
La clase dominante dispone de múltiples medios para "sentir el pulso" del descontento social (en un país donde Macron, el "presidente de los ricos", se ha convertido en el hombre más odiado de la mayoría de la población): encuestas de opinión, investigaciones policiales para "tomar la temperatura" de los sectores "peligrosos” y entre estos sobre todo de la clase obrera. Pero el instrumento más importante de este "termómetro social" es, sin duda, el aparato sindical, mucho más eficaz que los sociólogos de las agencias de encuestas o los funcionarios de la Policía. De hecho, este aparato sindical tiene la función de ser el instrumento por excelencia de encuadramiento de los explotados al servicio de la defensa de los intereses del Capital. El aparato sindical del estado capitalista tiene casi un siglo de experiencia y es particularmente sensible para captar el estado de ánimo de los trabajadores, su voluntad y su capacidad para emprender luchas contra la burguesía[1]. Las fuerzas que ejercen el control de la clase obrera son las encargadas de advertir constantemente a los patrones y al gobierno del peligro que representa la lucha de clases. Para eso sirven las reuniones y consultas periódicas entre los dirigentes sindicales y la patronal o el gobierno: para elaborar juntos, hombro con hombro, la mejor estrategia que permita al gobierno y a la patronal llevar a cabo sus ataques contra los trabajadores con la máxima eficacia.
Los sindicatos fueron los primeros en darse perfecta cuenta de que la clase obrera en Francia no estaba dispuesta a agachar la cabeza y aceptar sin rechistar nuevos ataques. La clase dominante sabe también que el proletariado no tiene hoy la menor ilusión sobre una posible "salida del túnel": todos los trabajadores son ahora conscientes de que "vamos a ir de mal en peor” y que no quedará otro remedio que luchar juntos, hombro con hombro, para defender sus condiciones de vida y el futuro de sus hijos. La popularidad del movimiento de los “chalecos amarillos” que se desencadenó hace un año contra la carestía de la vida y la miseria, ya era un buen indicador de la ira que rugía en las entrañas de la sociedad: el 80% de la población decía apoyar, entender o simpatizar contra esta “marea” anti-Macron (incluso aunque la clase obrera no podía reconocerse en los métodos de protesta[2] de este movimiento interclasista iniciado por pequeños empresarios asfixiados por los impuestos sobre los combustibles). La burguesía, por lo tanto, ya había percibido perfectamente, en estos dos últimos años, un verdadero aumento de la combatividad de los trabajadores. La tenacidad de los trabajadores de las emergencias médicas o de los trabajadores postales que llevan meses en huelga, eran otros tantos indicios de ello. La multiplicación de las luchas en el sector de la distribución, entre los conductores de autobuses, o en la aviación, también.
Ante esta acumulación del descontento de los explotados, la burguesía francesa tenía pues que “acompañar" la imposición de la reforma de las pensiones, con la aplicación de un "cortafuegos" para canalizar, encuadrar, dividir y agotar la inevitable respuesta del proletariado.
En las manifestaciones se les odia por haber “apuñalado por la espalda” al movimiento, pero lo cierto es que la CFDT y la UNAS han desempeñado perfectamente su papel de "sindicatos responsables y reformistas". Se trata de una verdadera obra de teatro[3].
- Acto 1: la CFDT llevaba dos años urdiendo junto al gobierno un texto reclamando un régimen universal “justo y equilibrado”, pero que rechaza el concepto de "edad de equilibrio”. Esta noción[4] llamado también “edad pivote” es una verdadera provocación que tiene como única razón de ser, focalizar contra ella toda la ira, desviando así la atención del asunto fundamental: el ataque general contra las pensiones. Mientras el Gobierno dice reflexionar.
- Acto 2: el 11 de diciembre, el gobierno anuncia oficialmente… (suena redoble de tambores) ... que la edad de equilibrio figurará en la reforma. La CFDT sale a escena “sumamente airada” porque dice que se ha cruzado la "línea roja", y se une al "frente sindical". Todo el espacio mediático aparece ocupado por este "debate": edad pivote: si o no. Las gentes del teatro llaman a este momento "el giro dramático del IIº Acto”.
- Acto 3: Finalmente - ¡oh sorpresa! – el viernes 10 de enero, en Matignon, sede del Primer Ministro, el gobierno da marcha atrás en la famosa "edad de equilibrio”. La CFDT y la UNSA gritan ¡Victoria! y abandonan el movimiento.
Los espectadores se marchan a sus casas llevando en sus bolsillos, eso sí, el "sistema de pensiones por puntos”, es decir, más años de trabajo para una pensión recortada.
Hace veinticinco años, el gobierno de Juppé, utilizó ya, más o menos, esa misma estrategia: un ataque general a la clase obrera (la reforma del sistema de Seguridad Social que endurecía el acceso a sus prestaciones para todos los trabajadores), y un ataque específico a un sector particular (sobre el régimen especial para los trabajadores ferroviarios, lo que les exigía ¡trabajar 8 años más!). Tras un mes de huelga, con los trabajadores ferroviarios ultracombativos a la cabeza del movimiento, Juppé lo retiró y los sindicatos gritaron: ¡Victoria!¡... el régimen de los ferroviarios se había mantenido. Este sector, verdadera "locomotora" de la protesta social, regresó a las estaciones y volvió al trabajo anunciando el fin del viaje para el movimiento conjunto. Así es como el gobierno pudo colar su reforma de la seguridad social.
Esta vieja estratagema no parece funcionar hoy tan bien. Nadie proclama victoria excepto, claro está, la CFDT y la UNSA. Todo el mundo denuncia esta trampa por lo que es: una farsa, una maniobra para hacer tragar la píldora. Incluso la prensa, pone en evidencia la triquiñuela.
Y si, a pesar de su determinación, los cientos de miles de manifestantes están abandonando paulatinamente la lucha sin que el gobierno haya retirado su ataque general a las pensiones, es porque la maniobra ha sido más amplia y compleja. Junto a los sindicatos "reformistas", los "radicales", la CGT, la FO y Solidaires[5], también han contribuido a aislar y agotar a los huelguistas. Dado el nivel de coraje y combatividad de nuestra clase, este desgaste prolongado ha tenido simplemente que ser más duradero que lo previsto. Ha exigido toda la “maestría” de los especialistas en el sabotaje de las luchas, para conseguir sus objetivos.
En septiembre, tras las vacaciones, quedó oficialmente lanzada la campaña sobre la reforma de las pensiones. FO, Solidaires y la CGT estaban en todas partes. ¿Cómo? Multiplicando las convocatorias de movilizaciones sectoriales. Cada empresa tenía su propio día de huelga y sus demandas específicas. "Cada uno en su casa” y “los sindicatos en la de todos”. El objetivo de esta pantomima es agotar las ganas de luchar previamente a lanzar un movimiento más amplio y bajo su control.
Sólo que esta dispersión organizada resultó muy criticada. En las manifestaciones, no pocos trabajadores protestan contra esta división y exigen unidad a los sindicatos porque “si todos estamos en el mismo barco, es necesario que luchemos juntos”. Esta presión es la que lleva a los sindicatos a convocar el 20 de septiembre, una gran manifestación unitaria… ¡para el 5 de diciembre! Una vez más nada se dejó al azar. Si se eligió tal fecha fue porque les permitiría durante el tiempo que aún restaba proseguir sus maniobras de dispersión y agotamiento. Al mismo tiempo, esa fecha era ya muy cercana a las fiestas de fin de año y de la famosa “tregua de los confiteros”[6], lo que hace que cualquier bloqueo de transporte sea impopular y así aislar a los más combativos.
Durante octubre y noviembre, los sindicatos "radicales" continúan su trabajo de zapa a través de huelgas aisladas y sectoriales. Aunque la indignación obrera es palpable, en muchos sectores, se cuidan muy mucho de llevar a cabo asambleas generales abiertas y ampliamente inclusivas, a unir a las distintas empresas y sectores en lucha enviando delegaciones masivas de unas a otras para poder reunirse y extender la huelga. ¡Nada de eso! Sólo huelgas y acciones aisladas mientras se espera la promesa de la gran manifestación del 5 de diciembre. Pero esta estrategia de agotamiento y desmoralización resulta, de nuevo, insuficiente. La clase obrera sigue presionando y la combatividad sigue aumentando.
El 16 de octubre, los ferroviarios detienen repentinamente el trabajo tras un accidente ferroviario en las Ardenas. Espontáneamente, utilizando sus teléfonos, se avisan unos a otros, extendiendo la huelga a todo un sector de la compañía de ferrocarriles (SNCF). Los agentes de la región de Paris (Île-de-Francia) fueron particularmente combativos. Las líneas de la red de transporte de cercanías (RER) quedan bloqueadas. Los sindicatos se suben a este tren en marcha y encabezan esta huelga invocando el "derecho de retirada"[7]. En otras palabras, se adhieren a una movilización que ya había empezado. A la burguesía le gusta poco esta autonomía obrera y esta dinámica a que los trabajadores se hagan con el control de la lucha y la extiendan, por lo que el gobierno y la patronal denuncian la ilegalidad de esta "huelga salvaje" y amenazan a los huelguistas con sanciones. Esto permitirá a los sindicatos recuperar definitivamente el control de la situación erigiéndose en protectores de los huelguistas y defensores del derecho de huelga. Durante este mes de octubre se vivirán, en efecto, en la SNCF cierto número de huelgas salvajes, en particular en el centro de mantenimiento de Châtillon donde, sin el permiso de los sindicatos, 200 trabajadores de 700 se agrupan para oponerse a las medidas que empeoran las condiciones de trabajo, medidas que fueron rápidamente retiradas a fin de detener inmediatamente la huelga e impedir así que el movimiento sea conocido y pueda “dar ideas” a los trabajadores[8].
Los sindicatos estaban pues advertidos de que debían mostrarse más “combativos” y sumarse al movimiento para poder controlarlo totalmente. El 9 de noviembre, la CGT se une a la UNSA Ferroviaria[9] y a Sud/Solidaires, en el llamamiento a una huelga prorrogable para el 5 de diciembre. Declarando que esta acción también se llevaría a cabo en la SNCF. Luego la CFDT en los ferroviarios anunció que se unía a la movilización[10].
Pero por detrás de ese "frente sindical" y de los discursos sobre la unidad en todos los sectores, entre bastidores continúan su acción de zapa y división. Su sabotaje de la unidad en las movilizaciones en el sector hospitalario es particularmente característico: desde marzo, los sindicatos y sus "colectivos inter- urgencias " estaban llevando a cabo acciones ultra corporativas, separando a los trabajadores de las urgencias del resto de servicios hospitalarios. Pero bajo la creciente presión de la voluntad de "luchar todos juntos", cambiaron su discurso convocando dos manifestaciones "unitarias", el 14 y el 30 de noviembre, “unitarias” pero ¡en la función hospitalaria!, y ello con objeto de apartar mejor esta lucha del movimiento general contra la reforma de las pensiones, invocando la “especificidad de los hospitales” (es decir, para dividir mejor). Esta decisión sindical creará una verdadera bronca en el seno de las Asambleas Generales del personal hospitalario y muchos de ellos se movilizarán, sin embargo, desoyendo las instrucciones sindicales, el 5 de diciembre.
Durante las grandes manifestaciones de diciembre, la necesidad de solidaridad entre todos los sectores y de todas las generaciones obreras, de luchar todos juntos, son recogidos por las consignas que se repiten machaconamente desde los altavoces de las furgonetas sindicales. Pero ¿para hacer qué? Nada. Sólo para redundar una y otra vez la misma cantinela en cada jornada de acción. Pero, eso sí, cada sector debe marchar encasillado con su sindicato, a veces incluso delimitado y guardado, separado de los demás por una cuerda y un "servicio de orden", el orden sindical. No existen momentos para quedarse a discutir al final de las marchas, aunque muchos trabajadores han expresado su deseo de hacerlo. Los sindicatos y la policía dispersan a los participantes. El tiempo apremia, los autobuses se van a ir.
A mediados de diciembre, los trabajadores ferroviarios de la SNCF y la RATP en huelga son conscientes de que, si permanecen aislados, el movimiento está condenado a la derrota. Entonces, ¿qué hacen los sindicatos? Organizar un simulacro de extensión: algunos representantes de la CGT van a reunirse con otros representantes de la CGT de otra empresa.
Para las manifestaciones convocadas en sábado, organizadas oficialmente así por los sindicatos para permitir a los empleados del sector privado participar en las movilizaciones, ni la CGT, ni FO ni Solidaires, hicieron esfuerzo alguno para movilizar en las empresas. Por el contrario, todos sus discursos se centran en alabar el coraje de los trabajadores ferroviarios "que luchan por todos nosotros", la capacidad de bloqueo de este sector (lo que daría a entender que los demás trabajadores son impotentes) y en la necesidad de apoyarlos... alimentando las cajas de resistencia organizadas sobre todo por la CGT en lugar de la solidaridad activa de los trabajadores en la lucha y la extensión del movimiento (¡aunque sea comprensible que todo el mundo quisiera ayudar económicamente a los ferroviarios por la pérdida de un mes de salario!). ¡A lo largo de todo el mes de diciembre, los sindicatos han promovido la huelga “por delegación”[11]!
Así, aislados en una huelga "indefinida”, se anima a los trabajadores ferroviarios a aguantar, "cueste lo que cueste" durante los 15 días de las fiestas de fin de año con la consigna: ¡nada de tregua de los confiteros!
Pero ni siquiera así, con los medios de comunicación desatando una campaña contra quienes han “tomado como rehenes a familias que sólo pretenden reunirse para la Navidad", estas dos semanas de "tregua" durante las cuales los "ferroviarios" luchan solos, consiguen agotar la rabia y la combatividad general ni hacer la huelga "impopular".
El 9 de enero, la nueva “jornada de acción multisectorial” ve nuevamente como cientos de miles de manifestantes salen nuevamente a las calles más decididos que nunca a rechazar la reforma.
El 10 de enero, el Primer Ministro Phillipe negoció con los sindicatos y anunció que veía “un diálogo constructivos y avances”, prometiendo preguntar al presidente Macron al día siguiente si se podría retirar lo de la “edad pivote”. Todos los sindicatos celebraron esta victoria, gran victoria según la CFDT y la UNAS, y pequeño paso adelante para la CGT, FO y Solidaires que insisten en que el gobierno comenzaba a retroceder bajo la presión de las calles y de los huelguistas del sector del transporte.
Así que al día siguiente se convocan nuevas manifestaciones. Este sábado 11 de enero, en Marsella, los sindicatos organizan animaciones al final de la marcha para hacer imposible cualquier discusión. En París, la policía tiene carta blanca para gasear una vez más a los manifestantes, para dispersarlos a porrazos. No se puede permitir que los manifestantes puedan reunirse y hablar. Pero, más que nada, la asistencia en ese día está en claro declive, los trenes vuelven a las vías, se siente el desgaste, el ambiente en las procesiones menos masivas es menos combativo. La estocada está lista. Philippe anuncia la retirada de la "edad pivote"... temporalmente. El “timing” es perfecto.
Y ahora que las movilizaciones se van agotando, que los ferroviarios en huelga no pueden aguantar más asfixiados económicamente y van volviendo gradualmente al trabajo ¿qué hacen los sindicatos "radicales"? Ahora que la dinámica es de reflujo, llaman a extender el movimiento, arengando a los trabajadores del sector privado a “tomar el relevo” y ¡denuncian la “cobardía de delegar la huelga”! El 9 de enero, al Sr. Mélenchon[12] salió en todas las televisiones proclamando “la huelga por delegación ya ha cumplido. Ahora todo el mundo debe implicarse”.
Ahora se les llena la boca de "asambleas generales soberanas" para hacer creer que ellos no son más que los portavoces de los trabajadores y que si algunos siguen agotándose en una huelga aislada, ellos no pueden hacer nada. Así el dirigente de la CGT Philippe Martinez recorría los platós televisivos con el mensaje: “es la Asamblea general y la base la que decide si los ferroviarios quieren perder aún más días de salario”.
Ahora es cuando multiplican las acciones para poner en evidencia que los trabajadores no secundan ni extienden la movilización ¡y echar la culpa de la derrota a los obreros! Ahora los sindicatos convocan tres jornadas de acción en una semana, los días 14, 15 y 16 de enero, cuando ya los trabajadores ferroviarios están volviendo gradualmente al trabajo.
Ahora, el gerifalte de la CGT, el Sr. Martínez, como su compadre de la Francia Insumisa, el Sr. Mélenchón, se prodigan por todos los platós y emisoras de radio, y aparecen rodeados de huelguistas, para protestar contra la violencia policial... ¡que se viene produciendo desde hace meses! Lo cierto es que los sindicatos (con la CGT a la cabeza) han permitido hasta ahora las palizas a los manifestantes, la dispersión de los finales de las manifestaciones con granadas de gas lacrimógeno, sin objetar ni rechistar. Sólo cuando Mélenchon pidió la dimisión del Prefecto de policía de París, los sindicatos empezaron también erráticamente a denunciar la represión de los huelguistas.
Ahora, todos los sindicatos quieren negociar con el gobierno que considere las diferentes “penosidades” en lo que supone un nuevo ataque corporativista para desmoronar el movimiento, ya que ¡todo el mundo trabaja bajo presión y la explotación es penosa para todos! Este “fleco” de las negociaciones está siendo seriamente considerado con un único objetivo: dividir, o incluso hacer competir a unos trabajadores con otros, en negociaciones perdidas de antemano, rama por rama, para determinar si algún trabajo es más "penoso" que otros. ¡El "frente sindical" se verá sin duda bien retratado cuando la CGT de ferrocarriles y la CFDT de Carrefour apuren para saber quién hace el trabajo más “arduo”!
Los sindicatos ya hicieron esto mismo durante la huelga de los trabajadores ferroviarios en el invierno de 1986, apelando a la extensión de la huelga al final del movimiento[13]. De hecho, lo que estos bomberos sociales profesionales buscan es la extensión y la profundización de la derrota para segar la hierba bajo los pies de la clase obrera y hacerla bajar la cabeza. Así el Gobierno cuenta con las necesarias garantías para que esta reforma pueda pasar al Parlamento sin más dificultad (y permitir así al gobierno imponer nuevos ataques).
La clase obrera, por el contrario, debe ser consciente del paso que ha dado. Después de diez años de atonía que sucedieron a las prolongadas movilizaciones convocadas en 2010 por todos los sindicatos que condujeron al agotamiento y la impotencia, la clase obrera ha comenzado a levantar cabeza, a querer luchar juntos, a querer unirse, a reconocerse como hermanos de clase. ¡Estos últimos meses han estado animados por el desarrollo de la solidaridad entre sectores y entre generaciones!
¡Esta es la victoria de este movimiento porque la verdadera ganancia de la lucha es la lucha misma, en la que todas las categorías profesionales, todas las generaciones se han encontrado finalmente juntas en la misma lucha, en las calles, contra una reforma que es un ataque a todos los explotados! Y esto es lo que el gobierno y los sindicatos tratarán de borrar en las semanas y meses venideros.
Nos corresponde a nosotros trabajadores reunirnos para debatir, discutir, sacar lecciones no olvidarlas y, en los combates de mañana, poder ser aún más numerosos y fuertes empezando por conocer y desenmascarar el papel de los sindicatos, esos profesionales... de la derrota. ¡Ellos siempre serán los últimos baluartes del Estado en las filas del proletariado para defender defensa del orden capitalista!
Léa, 14 de enero de 2020
[1] Ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA y en la Web: apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9]
[2] La ocupación de rotondas, la agitación ostentosa de símbolos republicanos y nacionalistas como las banderas tricolores o los cánticos de “La Marsellesa”. Para una denuncia de este movimiento reaccionario ver Hoja de intervención de la CCI sobre la trampa del movimiento de los chalecos amarillos https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos [28] y Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [29]
[3] Ver nuestras anteriores hojas de intervención en la que denunciamos, desde principios de diciembre, estas maniobras. Contra los ataques del gobierno ¡LUCHA MASIVA Y UNIDA DE TODOS LOS EXPLOTADOS! https://es.internationalism.org/content/4516/contra-los-ataques-del-gobierno-lucha-masiva-y-unida-de-todos-los-explotados [30] ; Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones [14] ; Aunemos nuestras luchas contra los ataques de nuestros explotadores https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-contra-los-ataques-de-nuestros-explotadores [13] e igualmente Comunicado internacional de solidaridad con la clase obrera en lucha en Francia https://es.internationalism.org/content/4514/comunicado-internacional-de-solidaridad-con-la-clase-obrera-en-lucha-en-francia [31]
[4] Según esa novedad terminológica puede uno jubilarse a los 62 años como ahora, pero tendrá una penalización. Si uno quiere la pensión completa deberá ir hasta los 64. lo que quiere decir ese lenguaje es que la jubilación será a los 64. En realidad, ya hoy la edad promedia de jubilación es casi de 64. En cierto modo, eso de la “edad de equilibrio” es relativamente poca cosa en una ley de “pensiones por puntos” que cambia las normas de contabilización a todos los niveles para rebajar drásticamente las pensiones. (Nota de la T.)
[5] Se trata de un sindicato “radical” conocido también como SUD (N de T)
[6] Una especie de “alto el fuego” con ocasión de las celebraciones navideñas (N de T).
[7] Detener el transporte cuando hay riesgos para los trabajadores o los usuarios (N de T).
[8] La declaración de los trabajadores de Châtillon [32] fue publicada en el RI n° 479. He aquí un extracto muy breve: "Nosotros, agentes de equipos en huelga en el Châtillon Technicentre, en la red del TGV Atlantique, hemos dejado de trabajar masivamente desde la noche del lunes 21 de octubre, sin consultar ni ser dirigidos por los sindicatos. (...) Nuestra cólera es real y profunda, estamos decididos a luchar hasta el final de nuestras reivindicaciones, por el respeto y la dignidad. (...) ¡Hartos de las reorganizaciones, de bajos salarios, de reducciones de puestos de trabajo y de la falta de personal! Hacemos un llamamiento a todos los trabajadores ferroviarios para que levanten la cabeza con nosotros, porque la situación actual de Châtillon es, de hecho, el reflejo de una política nacional".
[9] ¡mientras que la UNSA de otros sectores no llama a la huelga! De hecho, también en este caso, la UNSA de los ferrocarriles se ve obligada a mantener la combatividad en ese sector so pena de quedar totalmente desacreditados.
[10] ¡mientras que, a nivel nacional, la CFDT tampoco llama a la huelga!
[11] Hemos traducido así la expresión francesa del original “grève par procuration”, es decir que otros hagan huelga por mí. (N de la T)
[12] Líder de la formación izquierdista La Francia Insumisa [33]
[13] Reproducimos a continuación un artículo que saca lecciones de esta lucha: "SNCF diciembre 1986: Los trabajadores pueden luchar sin los sindicatos [34]".
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Tras el asesinato señalado por Estados Unidos del principal estratega militar de Irán, el general Qasem Soleimani, los discursos en muchas capitales del mundo, especialmente en Europa occidental, expresaran o no éstos un acuerdo explícito con la acción de USA, versaron sobre la necesidad de evitar una "escalada" de las tensiones militares en Oriente Medio. Cuando comprobaron la naturaleza limitada de la respuesta inicial de Irán -un ataque con misiles contra las bases aéreas estadounidenses en Irak que parecía haber causado pocos daños o pérdidas de vidas- las mismas voces respiraron con alivio, esperando que Irán lo dejara correr por el momento.
Pero la escalada de enfrentamientos militares en Oriente Medio - y la particular contribución de EE. UU. a la misma - tiene raíces más profundas y amplias que el actual enfrentamiento entre Irán y el gobierno de Trump. Ya en el período de la Guerra Fría, la región, estratégicamente vital, había sido escenario de una serie de guerras indirectas entre los bloques de Estados Unidos y Rusia, en particular las guerras árabe-israelíes de 1967 y 1973, así como las "guerras civiles" que asolaron el Líbano y Afganistán, o la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980. Con el colapso del bloque ruso a finales de esa década, EE.UU. buscó imponerse como única superpotencia mundial, exigiendo que sus antiguos socios del bloque occidental se sumaran a la primera guerra del "Nuevo Orden Mundial" de Bush (padre) contra el Irak de Saddam en 1991. Pero este Nuevo Orden Mundial pronto demostró ser un engaño. En lugar de alcanzar una nueva estabilidad global - por supuesto dominada por los Estados Unidos- cada nueva aventura militar norteamericana sólo ha servido para acelerar la carrera hacia el caos. La situación actual de los dos países que aquel invadió a principios del nuevo siglo, Afganistán e Irak, da claras muestras de ello. Con los gobiernos de Obama, el retroceso de los Estados Unidos en estos países y la necesidad de "pivotar" hacia el Lejano Oriente para enfrentar el creciente desafío de China subrayaron aún más el debilitamiento del control del imperialismo norteamericano sobre el Medio Oriente. En Siria ha tenido que ceder cada vez más terreno a la Rusia de Putin, que ahora ha formado una alianza con Turquía (miembro de la OTAN) para dispersar las fuerzas kurdas que antes habían ocupado el norte de Siria con el apoyo de los EE. UU.[1].
Pero si los EE. UU. han experimentado un retroceso, no por ello se han retirado de esa región. Más bien han cambiado su estrategia hacia un apoyo indefectible a sus dos aliados más fiables en ella: Israel y Arabia Saudí. Con la Administración Trump se ha abandonado virtualmente cualquier veleidad de actuar de árbitro entre Israel y los palestinos, apoyando por el contrario indisimuladamente los movimientos abiertamente anexionistas de Netanyahu. Tampoco esconde su respaldo al régimen saudí que está librando una brutal guerra en Yemen y que asesina descaradamente a portavoces de la oposición como el periodista Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado en la embajada saudí en Estambul. Y, sobre todo, presiona y presiona cada vez más a su principal enemigo en la región: Irán.
Irán ha sido una espina clavada en las carnes de los Estados Unidos desde la llamada Revolución Islámica que en 1979 derrocó al muy proamericano Sha de Persia. En los años 80, los norteamericanos apoyaron la guerra de Saddam contra Irán para debilitar al nuevo régimen. Pero el derrocamiento de Saddam en 2003 abrió una gran parte de Irak a la influencia iraní: el gobierno iraquí dominado por los chiitas en Bagdad está estrechamente alineado con el régimen de Teherán. Esto ha aumentado enormemente las propias ambiciones imperialistas de Irán en todo el Medio Oriente: estableciendo una especie de estado dentro de un estado a través de Hezbolá en el Líbano, y representando el principal apoyo para las fuerzas hutíes que combaten a Arabia Saudita y sus aliados en Yemen. Y Soleimani fue el principal arquitecto del imperialismo iraní en estas y otras aventuras.
La decisión de Trump de dar luz verde al asesinato de Soleimani no se basó, por lo tanto, en su mero capricho, por mucho que sea un personaje impredecible, sino que es parte de una estrategia imperialista respaldada por una parte considerable de la burguesía estadounidense. Es cierto que ha encarnizado las divisiones en el seno del aparato militar/político de la clase dominante estadounidense, enfureciendo sobre todo a los partidarios del enfoque más conciliador respecto a Irán propiciado por Obama y que se expresó por ejemplo en el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, precisamente uno de los primeros acuerdos diplomáticos que Trump abandonó cuando se convirtió en presidente. Esta postura de intentar construir puentes con Irán ha sido también la de las principales potencias europeas, incluyendo a Gran Bretaña, por lo que éstas han vuelto a expresar sus recelos sobre la política de Trump tras el asesinato de Soleimani.
Quienes desde la burguesía critican a Trump, se lamentan de que no alcanzan a ver la “jugada” que hay detrás del asesinato de Soleimani, o que Trump no ha pensado bien las cosas. Siguen reafirmándose en su compromiso con soluciones racionales, políticas y diplomáticas a los conflictos y belicosidad que se extiende por todo el mundo. Pero la carrera del capitalismo hacia el militarismo no es producto de Trump u otros líderes nefastos, sino del callejón sin salida en que se haya el sistema capitalista. Tampoco estas facciones burguesas "responsables" están más liberadas de la maquinaria militar que Trump y otros populistas. De hecho, el uso de drones para la guerra en el Medio Oriente y las regiones circundantes fue promovido por primera vez bajo la Administración Obama.
La Administración Trump se basa en el reconocimiento de que tanto el viejo orden de alianzas militares disciplinadas, que prevaleció durante la Guerra Fría, como el proyecto de Nuevo Orden Mundial posterior a 1989, están igualmente muertos y que la verdadera dinámica en el mundo a partir de 1989 ha sido el “cada uno a la suya y el diablo se lleva la última”. Ese es el verdadero significado del lema de Trump: "America First". Y esto, a su vez, es la expresión, en el terreno de las relaciones internacionales, de la descomposición subyacente de la propia sociedad capitalista, de la fase final del declive del capitalismo como modo de producción, que se inició verdaderamente con el estallido de la Primera Guerra Mundial. En este contexto, los Estados Unidos han dejado de ser el gendarme del mundo para convertirse en el principal acelerador de su caída en el caos. Trump no es más que la personificación de esta tendencia implacable. Por eso, el resultado de la "jugada" del asesinato de Soleimani, sean cuales sean las fantasías subjetivas de Trump o de sus acólitos y partidarios, sólo puede ser, más pronto o más tarde, el de una escalada de la barbarie militar. Y tal y como pone de manifiesto la pesadilla que se vive en Siria, la primera víctima de esta escalada es la población, considerada como un mero "daño colateral" del militarismo. En este sentido, ya sea intencional o no, el derribo del avión ucraniano sobre Teherán el mismo día del ataque con misiles iraníes contra las bases aéreas estadounidenses demuestra el verdadero costo humano de estos enfrentamientos militares.
El ala izquierda del aparato político capitalista - los Demócratas y "Demócratas Socialistas” en los USA, los laboristas en Reino Unido, los trotskistas en todas partes - tienen su propia diana cuando se trata de señalar al culpable de la acumulación de tensiones en el Medio Oriente: Trump o el imperialismo estadounidense. Esto proviene de pensar que los Estados Unidos o las potencias occidentales son los únicos imperialistas, a los que se opondrían países no imperialistas o incluso antiimperialistas como Rusia, China, o Irán. Pero se trata de una mentira puesto que, en esta época, todos los países son imperialistas, desde los estados más grandes e influyentes hasta las potencias más pequeñas y menos globales. Irán tiene, y no son inferiores a los de Israel, sus propios apetitos imperialistas, como puede verse en la utilización de fuerzas que le son fieles para convertirse en la potencia líder en el Medio Oriente. Y detrás de ellos acechan los grandes estados imperialistas de Rusia y China. En cambio, los explotados por el capital, cualquiera que sea el estado nacional que ejerza su explotación, no tienen interés alguno en identificarse con las aventuras imperialistas de su respectiva clase dominante.
La izquierda, al mismo tiempo que reclama la defensa de las llamadas naciones y estados nacionales "oprimidos", afirma estar, también, del lado de los explotados y oprimidos en estos países. Pero en ellos el dominio asfixiante de la economía de guerra junto con el impacto de la crisis económica mundial -a la que podemos añadir el peso de las sanciones de EE. UU. en un país como Irán[2]- ha llevado ciertamente a una acumulación masiva de descontento social y oposición a los regímenes existentes en todo Oriente Medio. Esto se ha puesto de manifiesto en las revueltas populares en países como el Líbano, Irak e Irán en los dos últimos dos años. Pero, aunque los izquierdistas pregonen su apoyo a estos movimientos, lo que hacen en realidad es socavar la posibilidad de que surja un movimiento de clase independiente en estos países, porque se oponen a criticar las debilidades de estas revueltas en las que se mezclan diferentes intereses de clase. De hecho, con su apoyo al "nacionalismo de los oprimidos", los izquierdistas en realidad están alentando aún más la tendencia de estas revueltas a tomar una dirección nacionalista (como las consignas anti-iraníes que se gritaban en las protestas en Irak, o el ondear de la bandera libanesa como una falsa solución a las divisiones sectarias en el Líbano)[3]. Y ahora que los regímenes de Irán e Irak intentan por el momento derivar el descontento de la población hacia una histérica campaña de unidad nacional antiamericana, la izquierda celebra tales consignas antiestadounidenses y por tanto se muestra como una animadora del esfuerzo bélico de los Ayatolás. Y esta es una de las ironías de la situación: que el asesinato de Soleimani por parte de los Estados Unidos permite al régimen de Teherán utilizar estas campañas para redorar su credibilidad como defensor de los "intereses nacionales" iraníes.
Y, sin embargo, a pesar de las bien publicitadas imágenes de cientos de miles de personas en las calles llorando por Soleimani, dudamos que los explotados y oprimidos de Irán e Irak se hayan dejado engañar completamente. Después de todo, se trata del mismo Soleimani cuyas fuerzas de élite han estado al frente de la despiadada represión de las protestas contra el régimen que dejaron cientos de cadáveres en las calles. Las airadas manifestaciones antigubernamentales que estallaron en todo Irán inmediatamente después de que las autoridades admitieran haber derribado el avión ucraniano muestran que la "Unión Sagrada" promovida por el régimen tras el asesinato de Soleimani carecen de solidez.
La clase obrera en Irán ha librado algunas valerosas luchas en los últimos dos años, revelando una vez más que tiene el potencial -como vimos en ciertos momentos en 1978-79- de ofrecer un liderazgo a la masa de la población, de integrar su descontento en un movimiento auténticamente proletario[4].
Pero para que esto suceda, los trabajadores de Irán, Irak y otros países en primera línea de los conflictos imperialistas tendrán que ser capaces de evitar todas las trampas nacionalistas puestas en su camino. Y no podrán dar este vital paso adelante sin la solidaridad activa de la clase obrera internacional, sobre todo en los países centrales del sistema. Las luchas actuales de la clase obrera en Francia indican que no es una esperanza perdida[5].
Contra la escalada de la barbarie militar, el único camino para la humanidad es la escalada de la lucha de clases internacional contra el capital, sus rivalidades nacionales, su represión y sus guerras.
Amos, 12.1.20
[1] Este "cambio de chaqueta" de la Turquía de Erdogan funciona en ambos sentidos como, por otra parte, sucede con la mayoría de las alianzas en este período. Así en el Medio Oriente, se ha inclinado hacia Rusia en contra de los EE.UU., pero en Libia ha enviado tropas para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional reconocido por la ONU, en contra de las fuerzas bajo el Khalifa Haftar, que son apoyadas por Rusia... Para el análisis de las situaciones imperialistas en Siria y Libia ver respectivamente: Invasión turca del norte de Siria: la cínica barbarie de la clase dominante https://es.internationalism.org/content/4489/invasion-turca-del-norte-de-siria-la-cinica-barbarie-de-la-clase-dominante [37] y Caos en Libia: una odiosa expresión de la barbarie capitalista https://es.internationalism.org/content/4497/caos-en-libia-una-odiosa-expresion-de-la-barbarie-capitalista [3]
[2] Recordemos también que el mismo Trump que declaró hipócritamente su apoyo a las protestas de la población iraní contra la pobreza y el desempleo antes del asesinato de Soleimani, amenaza ahora con hacer aún más desesperadas sus condiciones de vida infligiendo sanciones económicas aún más asfixiantes a Irán.
[3] Ver Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria, las "revueltas populares" representan un callejón sin salida https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares [38]
[4] Ver Manifestaciones en Irán: fuerza y límites del movimiento https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4287/manifestaciones-en-iran-fuerza-y-limites-del-movimiento [39]
[5] Ver Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones [14]
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El proletariado solo podrá liberar a la humanidad de las cadenas cada vez más asfixiantes del capitalismo mundial si su lucha es inspirada y fertilizada por la continuidad histórica crítica de sus organizaciones comunistas, ese hilo histórico que va desde la Liga de los Comunistas en 1848 hasta las organizaciones actuales que se reivindican de la Izquierda Comunista. Privado de esa brújula sus reacciones contra la barbarie y la miseria que impone el capitalismo se verán condenadas a una acción ciega, desesperada, lo que puede conducirlo a una cadena de derrotas definitiva.
El blog Nuevo Curso pretende hacer pasar como “Izquierda Comunista” la obra de Munis que nunca logró romper realmente con el planteamiento y las orientaciones erróneas de la Oposición de Izquierda que degeneraría en el trotskismo, una corriente que desde los años 40 se ha situado claramente en la defensa del capitalismo, junto a sus hermanos mayores, el estalinismo y la socialdemocracia.
Respondimos a esta pretensión con el artículo Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista?[1] donde expusimos de forma argumentada que “el futuro partido mundial de la revolución comunista, para que pueda contribuir realmente a ella, no podrá asumir el legado de la Oposición de Izquierda. Tendrá que basar necesariamente su programa y sus métodos de acción en la experiencia de la izquierda comunista. (…) hay una herencia común de la izquierda comunista que la distingue de las otras corrientes de izquierda que han surgido de la Internacional Comunista. Por lo tanto, cualquiera que afirme pertenecer a la Izquierda Comunista tiene la responsabilidad de esforzarse por conocer y dar a conocer la historia de este componente del movimiento obrero, sus orígenes en reacción a la degeneración de los partidos de la Internacional Comunista, los diferentes grupos que están vinculados a esta tradición por haber participado en su lucha, las diferentes ramas políticas que la componen (la Izquierda Italiana, la Izquierda Holandesa-alemana, etc.). En particular, es importante aclarar los contornos históricos de la izquierda comunista y las diferencias que la distinguen de otras corrientes de izquierda, en particular la trotskista”
Este artículo escrito en agosto de 2019 ha sido totalmente ignorado por Nuevo Curso. El sonido de su silencio ha resonado ruidosamente en los oídos de todos los que defendemos la herencia y la continuidad crítica de la Izquierda Comunista. Esto resulta aún más chocante cuando Nuevo Curso publica cada día un nuevo artículo donde se abordan todos los temas imaginables desde Netflix, el mensaje navideño del Rey español hasta el origen de la fiesta de la Navidad. Sin embargo, no ha creído necesario dedicar nada a algo tan vital como la justificación argumentada de su pretensión de hacer pasar como Izquierda Comunista la continuidad más o menos crítica de Munis con la Oposición de Izquierdas que dio lugar al trotskismo.
Nuestro artículo se planteaba finalmente “Quizá pudiera tratarse de un culto sentimental a un antiguo combatiente obrero [Munis]. Si ese es el caso debemos decir que el resultado será una mayor confusión, pues sus tesis, convertidas en dogmas, no harán sino destilar lo peor de sus errores. (…) Otra explicación posible es que se pretenda combatir la auténtica Izquierda Comunista con una “doctrina” spam (…) utilizando los materiales de aquel gran revolucionario. Si tal es el caso es obligación de los revolucionarios combatir con la máxima energía semejante impostura”.
Lo peor de la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 es que se hizo pasar como “comunismo”, “marxismo” y “principios proletarios” la gigantesca adulteración que perpetró el estalinismo. Las organizaciones revolucionarias actuales no pueden permitir que todo el patrimonio duramente desarrollado durante casi un siglo por la Izquierda Comunista sea reemplazado por una doctrina spam basada en la confusión y la gangrena oportunista que significó la Oposición de Izquierda. Ello supondría un golpe brutal a la perspectiva de la revolución proletaria mundial.
En septiembre de 2017 descubrimos por primera vez la página web (blog) de Nuevo Curso[2], que inicialmente se presentaba como interesado en las posiciones de la Izquierda Comunista y abierto a la discusión. Eso es lo que decían al menos en la respuesta a la primera correspondencia que les enviamos:
«…no nos vemos como un grupo político, como un proto-partido o algo así… Al revés, como vemos nuestro trabajo es casi como algo «formativo», ayudando a la discusión en centros de trabajo, entre jóvenes, etc. y una vez clarificados unos mínimos, sirviendo de puente a esas nuevas personas que descubren el marxismo con las organizaciones internacionalistas (básicamente TCI y vosotros) que, tal como lo vemos nosotros, deberíais ser los aglutinantes naturales del partido futuro, aunque estéis muy débiles ahora (como toda la clase, claro).»[3]
Este planteamiento desapareció unos meses después, sin mediar una explicación detallada y convincente, se declaraban la continuación de una supuesta Izquierda Comunista española cuyos orígenes serían Munis y su grupo el FOR[4]. Ya hemos puesto de manifiesto que esa pretendida filiación significa una confusión entre la Izquierda Comunista y el trotskismo, y que, desde el punto de vista de la continuidad de los principios políticos, las posiciones de Nuevo Curso no siguen las de la Izquierda Comunista, sino las del trotskismo, o en el mejor de los casos, de las tentativas de ruptura con él[5]. No hay pues una continuidad programática de Nuevo Curso con la Izquierda Comunista.
Pero ¿Qué hay de la continuidad orgánica? Lo que originariamente decían ellos mismos es:
«Debajo del blog y de la «Escuela de Marxismo» estamos un pequeño grupo de cinco personas que trabajamos y vivimos juntas desde hace quince años en una cooperativa de trabajo que funciona como una comunidad de bienes. Fue nuestra forma de resistir a la precarización y ganarnos la vida. También de mantener un modo de vida donde pudiéramos discutir, aprender y ser útiles a nuestras familias y amigos en una época difícil» (ídem)
Y según reconocen igualmente, su actividad principal estaba lejos de ser la crítica marxista; más bien consistía genéricamente –a falta de una mayor concreción- en dedicar sus esfuerzos «a la posibilidad de que el trabajo se organizara de manera productiva (un nuevo movimiento cooperativo o comunitarista que hiciera evidente la posibilidad tecnológica de una sociedad des -mercantilizada, es decir comunista)»[6] (ídem)
Por otra parte, además de este núcleo central, y al parecer procedentes de dinámicas diferentes de reflexión y discusión, han convergido diferentes grupos de jóvenes en varias ciudades[7].
Con esos mimbres, lo que resulta sorprendente es el bagaje político y las referencias a las posiciones de la Izquierda Comunista que la página web de Nuevo Curso ha exhibido desde el principio. Y uno de los elementos que contribuyen a ello lo explican también en su carta:
«Uno de nosotros –se refiere al núcleo cooperativista, NdR-, Gaizka[8], fue un antiguo contacto vuestro en los noventa y como él dice, la cabeza se le amuebló y aprendió marxismo con vosotros. Contar con él y con la biblioteca que aportó, ha sido una parte importante en nuestro proceso. » (Ídem)
Efectivamente, este “miembro cooperativista” se presentó en diciembre de 2017 en nuestra Reunión Pública en Madrid sobre el centenario de la Revolución rusa, y resultó ser un viejo conocido, de sobrenombre Gaizka, que en los años 90 mantuvo una discusión programática con la CCI. Al terminar la reunión nos informó de que estaba en contacto con un grupo de jóvenes, “proporcionándoles formación marxista”, y nos animó a que retomáramos el contacto.
Nuestra respuesta a su propuesta de retomar el contacto fue que antes debería aclarar ciertos comportamientos políticos que en los años 90 fue incapaz de explicar, y que lo involucraban en actitudes carreristas y en una relación mantenida con el PSOE[9] al mismo tiempo que se reivindicaba de las posiciones de la Izquierda Comunista[10].
No respondió en Diciembre (2017), ni tampoco después, a las 4 cartas que le hemos enviado en el mismo sentido. Por eso, siguiendo la tradición proletaria de llegar a una claridad sobre este tipo de episodios inciertos que permanecen oscuros, continuamos pidiéndole explicaciones ahora. Y es que, a falta de esas explicaciones, el seguimiento de su actividad política[11] desde que lo conocimos muestra una vinculación mantenida principalmente con el PSOE.
En 1992, Gaizka contacta con la CCI y se presenta como miembro de un grupo llamado “Unión Espartaquista”, que pretende defender las posiciones de la Izquierda comunista alemana (que hoy parece que ya no le hacen tanta gracia). En realidad, se trata básicamente de él y su pareja[12]; y su conocimiento de las posiciones y las tradiciones de la Izquierda Comunista es más una aspiración.
Desde el principio muestra un interés por integrarse rápidamente en nuestra organización y se incomoda cuando las discusiones se alargan por falta de clarificación, o cuando se cuestionan algunos de sus comportamientos –en particular respecto a otro elemento que se suma a un círculo de discusiones en Madrid, en el que participó también puntualmente una delegación de Battaglia Communista.
También plantea problemas la discusión sobre su trayectoria política. Aunque nos había informado de que estuvo en contacto con las juventudes socialistas, mostraba una especie de fascinación hacia la experiencia de los Kibutz[13], y un discurso que a veces parecía vincularlo con Borrell[14] y el lobby pro- judío socialista[15]. Tampoco aclaró nunca su relación orgánica con el PSOE ni su ruptura[16].
En 1994 en la CCI se desarrollaban debates sobre el problema del peso del espíritu de círculo en el Movimiento obrero desde 1968 y el afinitarismo bajo la cobertura de proyectos de vida “comunitaristas”. En el curso de las discusiones sobre nuestros principios de organización, habíamos presentado nuestras posiciones sobre todo esto a Gaizka. Y es posible que fuera por eso que, cuando le pedimos explicaciones directamente sobre los aspectos que nos parecían poco aclarados de su trayectoria[17], en primer lugar, no se sintió en absoluto extrañado, a pesar de que le planteamos una confrontación que incluía una grabación (nunca antes habíamos grabado una discusión con él). Y, en segundo lugar, simplemente no dio ninguna explicación y desapareció del mundo de la Izquierda Comunista…
¡Hasta ahora!
Lo que plantea cuestiones en la trayectoria política de Gaizka no es que, en algún momento, fuera simpatizante o militante de las juventudes socialistas y que no lo hubiera planteado claramente; lo que merece una explicación es que, a pesar de su pretendida convicción en las posiciones de la Izquierda Comunista, su trascurso vital está lleno de trazos que muestran una relación política con personajes que son o han sido, altos mandatarios del PSOE.
En 1998-99, participa como “asesor”, sin que nunca se aclare lo que eso significa, en la campaña de Borrell para las primarias del PSOE, como así consta en algunas de sus propias reseñas en la web. Uno de nuestros militantes lo ve en TV en las oficinas del candidato[18]. Gaizka ha intentado quitarle hierro al asunto presentándose a sí mismo poco menos que como “el chico de los recados” de la campaña, en el que Borrell ni siquiera reparaba. Pero lo cierto es que algunos dirigentes del PSOE, como Miquel Iceta[19] por ejemplo, dicen públicamente que conocieron a Gaizka en esta campaña. Y no parece que tenga mucho sentido que los mandos del PSOE fueran a pedirle a Borrell que les presentara al botones.
Pero es que, además, durante los mismos años, Gaizka participa en una “Misión humanitaria” del Consejo Europeo de Acción Humanitaria y Cooperación de la UE[20] en Kosovo junto a David Balsa, actual presidente de la Conferencia Eurocentroamericana y entonces presidente del Consejo Europeo de Acción Humanitaria y Cooperación, ex líder de las Juventudes socialistas y ex miembro de la ejecutiva del Partido Socialista de Galicia. En un escrito al Partido Radical Italiano, Gaizka se refiere a él como «el chico que fue en mi lugar a Albania».
Más allá de lo que esto pueda sugerir respecto a la sospecha de una relación más estrecha de lo que nunca ha reconocido, de Gaizka con el PSOE, significa la participación activa en una guerra imperialista bajo la cobertura de “acción humanitaria” y los “derechos humanos”[21].
En 2003 asesora igualmente la campaña de Belloch[22] por el PSOE a la alcaldía de Zaragoza, y esta vez sí, dice: «estuve muy involucrado en la campaña del alcalde, Juan Alberto Belloch, de redefinir la ciudad como un espacio urbano, de paisaje económico, donde pueden desarrollarse el tipo de empresas ligadas a las comunidades reales, muy transnacionalizadas e hiperconectadas».
En 2004, tras los atentados del 11M y la victoria electoral del PSOE, Rafael Estrella prologa un libro de Gaizka con elogios y alabanzas a sus cualidades. Este señor fue diputado del PSOE, portavoz de la Comisión de Asuntos exteriores del congreso de los diputados y presidente de la Asamblea parlamentaria de la OTAN[23]. El libro subraya la incompetencia del PP para entender los atentados de Atocha, pero no se le escapa ni una sola crítica al PSOE. El mismísimo Felipe González lo cita en alguna ocasión.
Este mismo diputado del PSOE sería después embajador de España en Argentina a partir de 2007 (hasta 2012) e invitaría a Gaizka a presentar su libro en la embajada, poniéndole en contacto con los círculos políticos y empresariales de aquel país.
Otro “padrino” que jugó un papel importante en la aventura Sudamericana de Gaizka fue Quico Mañero, del que dijo en una dedicatoria de otro libro suyo: «A Federico Quico Mañero, amigo, conector de mundos y tantas veces maestro, que nos empuja desde hace años a “vivir en la danza” de los continentes y las conversaciones, recibiéndonos y cuidándonos en cada lugar en el que aterrizamos. Sin él no habríamos llegado nunca a vivir como neovenecianos».
Lo que dice Izquierda Socialista (corriente de izquierda del PSOE) de este señor es:
«La parte de REPSOL[24] correspondiente a Argentina es el negociado de don Quico Mañero, exmarido de Elena Valenciano[25], histórico dirigente del PSOE (secretario general de las Juventudes Socialistas) asesor y conseguidor de empresas cercano a Felipe González, que fue nombrado en 2005 miembro del Consejo de Administración argentino de Repsol-YPF. Actualmente está bajo investigación por el escándalo de Invercaria y los fondos de reptiles andaluces, de donde recibió 1,1 millones de euros.»[26].
En este mismo periodo, en 2005, Gaizka trabaja para la Fundación Jaime Vera del PSOE, que es tradicionalmente una institución de formación de cuadros políticos del partido, y que parece que a partir de 2005 inicia un programa internacional de formación de cuadros con vocación de ganar influencia más allá de las fronteras de España. En ese contexto, Gaizka participa en la formación de los llamados cyberactivistas K en Argentina, que apoyaron la campaña de Cristina Kichner en 2007, cuando llegó a la presidencia del gobierno:
«La idea nació hace dos años, por un acuerdo político del Gobierno. Fue en 2005, entre una veintena de jóvenes seleccionados por la Casa Rosada para capacitarse en la Fundación Jaime Vera, la escuela de gobierno de los líderes del PSOE, el partido socialista español. Allí estaban los creadores del ciberactivismo K: el militante Sebastián Lorenzo (www.sebalorenzo.com.ar [43]) y Javier Noguera (nogueradetucuman.blogspot.com), secretario de Gobierno de José Alperovich, gobernador de Tucumán. "Quedamos maravillados cuando hablaron de blogs y redes sociales", dijo Noguera a LA NACION. No era para menos: el "profesor" español era el referente mundial en ciberactivismo… El mismo que hace un mes, acompañado por el embajador Rafael Estrella, presentó en Buenos Aires su nuevo libro (ver antes, NdR)»[27].
Durante la década de los 2010s y sobre todo tras la derrota electoral del PSOE, hay menos evidencias de compromisos con este partido.
En efecto, antes de la victoria del PSOE en 2004, Gaizka intenta arrimar el ascua del PP a su sardina, y colabora esta vez con las juventudes del PP, en la creación de los liberales.org, que en palabras de los mismos organizadores serviría para «crear un directorio en el que poner un poco de orden al liberalismo hispano presente en internet. Este fin de semana nos hemos puesto manos a la obra y, tras muchas horas delante del ordenador, hemos cartografiado lo que en la Red existe, producto de las diferentes (y a veces antagónicas) familias liberales y libertarias (no confundir con anarquistas). Así ha nacido LosLiberales.org, un proyecto no partidario para liberales e interesados en aprender sobre este tipo de pensamiento…»[28].
Este tinglado incluía elementos como Jiménez Losantos[29], para cuyo periódico Libertad digital Gaizka escribió varios artículos, o los liberal -conservadores cristianos, de los que los propios autores dudaban si se podían considerar liberales o extrema derecha.
Según palabras del periodista Ignacio Escolar[30] en el libro La blogosfera hispana, ese club «duró poco. Desacuerdos ideológicos y personales entre los fundadores acabaron con el proyecto».
El examen del curriculum vitae político de Gaitzka habla claramente de una relación estrecha con el PSOE. El PSOE, desde que en el Congreso Extraordinario de abril 1921[31] abandonó definitivamente el campo del proletariado, tiene una larga hoja de servicios al Estado Capitalista: en la dictadura de Primo de Rivera (1923-30), su sindicato, la UGT, era el chivato de la policía delatando a numerosos militantes de la CNT y un gerifalte del entramado PSOE-UGT, Largo Caballero, fue consejero de Estado del dictador. En 1930, el PSOE cambió rápidamente de chaqueta y se puso al frente de las fuerzas que en 1931 implantarían la Segunda República, donde desempeñó la jefatura del gobierno en coalición con los Republicanos entre 1931-33. Hay que destacar que en esos 2 años 1500 obreros fueron asesinados en la represión de las huelgas y tentativas insurreccionales. Después, el PSOE fue el eje del gobierno del Frente Popular dirigiendo el esfuerzo de guerra, la militarización y dando carta blanca a la jauría estalinista para reprimir la insurrección obrera de Barcelona de mayo 1937. Con la restauración democrática de 1975, el PSOE ha sido la columna vertebral del Estado, siendo el partido que más años ha estado al frente del Gobierno (1982-1996, 2004-2011 y desde 2018). Las medidas más brutales contra las condiciones de la clase obrera han sido impuestas por gobiernos PSOE destacando los planes de reconversión de los años 80 que supusieron la pérdida de UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO o el programa de recortes sociales que iniciaría el gobierno PSOE de Zapatero y que luego continuaría el gobierno PP de Rajoy.
Con este baluarte del Estado burgués ha colaborado Gaizka y no se trata de relaciones con “elementos de base”, más o menos engañados, sino con altos responsables del Partido, nada más ni nada menos, que con Borrell que acaba de ser nombrado responsable de la política exterior y de seguridad de la Comisión Europea, con Belloch que fue ministro del Interior, con Estrella que fue presidente de la asamblea parlamentaria de la OTAN.
En el curriculum vitae de Gaizka no se puede encontrar el menor rastro de convicción firme en las posiciones de la Izquierda Comunista, y para ser sinceros, ni siquiera de que tenga unas convicciones políticas, pues no dudó en coquetear por un tiempo con el campo de la derecha. El “marxismo” de Gaizka pertenecería más bien al campo del “marxismo – grouchismo”, recordemos que el famoso cómico Groucho Marx dijo aquello de “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros en el bolsillo”.
Por eso la pregunta es: ¿qué es lo que hace que hoy Gaizka pretenda crear con Nuevo Curso un vínculo “histórico” con una supuesta “Izquierda Comunista Española”? ¿Qué tiene que ver este señor con esas posiciones, con el combate histórico de la clase obrera?
Y en continuidad con eso, ¿Qué es lo que hace que un grupo parásito como el GCIC, alguno de cuyos militantes eran miembros de los órganos centrales de la CCI en 1992-94, y que estaban al corriente del comportamiento de Gaizka, igual que están hoy al corriente de que él es animador principal de Nuevo Curso, miren a otro lado, se callen, y traten de ocultar así mismo su trayectoria y declaren que este grupo es el futuro de la Izquierda Comunista y cosas como esa?
«Nuevo Curso es un blog de compañeros que empezó a publicar desde septiembre pasado tomas de posición regulares sobre la situación y sobre cuestiones más amplias, incluso teóricas. Desgraciadamente, nada más son en español. El conjunto de las posiciones que defiende es claramente de clase y se ubican en el marco programático de la Izquierda comunista… estamos muy impresionados no solamente por su recordatorio sin concesión de las posiciones de clase, pero sobre todo por la "cualidad marxista” de los textos de los compañeros…»[32]
«Ainsi, la constitution d’Emancipación comme groupe politique à part entière exprime le fait que le prolétariat international, bien que soumis et loin de pouvoir repousser a minima les attaques de tout ordre imposées par le capital, tend à résister par la lutte et à se dégager de l’emprise idéologique de ce dernier et que son devenir révolutionnaire reste d’actualité. Elle exprime la "vitalité" (relative) actuelle du prolétariat.»[33]
En la tradición del Movimiento Obrero, cuya continuidad histórica representa hoy la Izquierda Comunista, tan importantes como los principios programáticos son los principios organizativos, de funcionamiento, y el comportamiento y la honestidad de los militantes. Algunos de los congresos más importantes de la historia del Movimiento obrero, como el congreso de la Haya de la AIT en 1872, fueron dedicados a ese combate por la defensa de un comportamiento proletario (y eso a pesar de que el congreso tuvo lugar un año después de la Comuna de París y se confrontaba a la necesidad de hacer un balance y sacar lecciones)[34]. El propio Marx dedicó una obra completa, que le llevó más de un año, interrumpiendo su trabajo en el proyecto de El Capital, a la defensa de ese comportamiento contra las intrigas del Sr. Vogt, un agente bonapartista que organizó una campaña de calumnias contra él y sus compañeros. Recientemente hemos publicado un artículo sobre la denuncia de Bebel y Liebchneckt del comportamiento deshonesto de Lasalle y Schweitzer[35]. Y ya en el siglo XX, Lenin dedicó un libro -Un paso adelante dos pasos atrás- a sacar las lecciones del 2º congreso del POSDR sobre el peso de comportamientos ajenos al proletariado. También se puede citar a Trotsky, que convocó un Jurado de honor para defender su integridad contra las calumnias de Stalin.
Que un personaje con lazos estrechos con altos dirigentes del PSOE desembarque repentinamente en el campo de la Izquierda Comunista debe alertar a todos los grupos y militantes que luchan por los intereses históricos de nuestra clase, incluidos aquellos participantes en el blog Nuevo Curso que lo hacen de buena fe, creyendo luchar por los principios de la Izquierda Comunista.
En 1994 pedimos a Gaizka aclarar su trayectoria y relaciones que ya entonces resultaban dudosos. Desapareció del mapa. En 2018, con una mochila llena de contactos de “alto nivel” en las esferas del PSOE, se lo volvimos a pedir y guardó silencio. Por la defensa de la Izquierda Comunista, de su integridad y de su contribución futura, debemos exigirle cuentas.
Corriente Comunista Internacional 20-1-2020
[1]https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [44]
[2] A partir de junio de 2019, Nuevo Curso se ha constituido de hecho en grupo político con el nombre de Emancipación, a pesar de que su página web sigue bajo el mismo título de Nuevo Curso. Esa evolución no afecta para nada al asunto del que trata este artículo
[3] Tue,7 Nov 2017
From: Nuevo Curso To [email protected] [45]
[4] Ver en nuestra web entre otros: 1) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera [46]; 2) https://es.internationalism.org/content/4393/polemica-adonde-va-el [47]; 3) https://es.internationalism.org/revista-internacional/201804/4300/el-comunismo-esta-al-orden-del-dia-en-la-historia-castoriadis-muni [48] (I) y (II) /content/4363/castoriadis-munis-y-el-problema-de-la-ruptura-con-el-trotskismo-ii [49]; 4) https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria [50]; 5) https://es.internationalism.org/content/4388/las-confusiones-del-sobre-octubre-1917-y-espana-1936 [51];
[5] https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [44]
[6] ¡Entienda quien pueda! No vamos a entrar aquí en intentar descifrar lo que significa concretamente ese tipo de actividad. Baste con constatar de momento, que a pesar de los alegres calificativos de “comunista”, no tiene nada que ver con una actividad revolucionaria o realmente comunista, como se reconoce en la misma carta, cuando se dice que para avanzar hacia el marxismo había que partir de la crítica de esa actividad.
[7] «Pero en los últimos año y medio o dos años, a nuestro alrededor
empezamos a notar un cambio. Se podía hablar de otra manera y aparecían decenas de chicos con un espíritu que nos gustaba pero que caían en el estalinismo o el trotskismo más folclórico» (de la carta de Nuevo curso, op. Cit.)
[8] En la carta se emplea el nombre verdadero; aquí utilizamos el sobrenombre por el que lo conocimos en los años 90.
[10] No tuvimos sin embargo ningún inconveniente –al contrario- en reunirnos con cualquiera de los grupos de jóvenes; y así lo hicimos con uno de ellos en noviembre de 2018
[11] Bajo su verdadero nombre y apellidos, Gaizka es un personaje público en la web, y eso permite seguir su presencia y participación en diferentes iniciativas políticas. Y al mismo tiempo explica que no podamos aportar toda la documentación aquí sin revelar su identidad
[12] Inicialmente había otros elementos que abandonaron el grupo
[13] Esa fascinación se mantiene hoy en el discurso más actual de Gaizka; pero se disfraza de una defensa de las experiencias comunitarias de los Kibutz, particularmente en su primera etapa a principios de siglo, sin referencias al rol político que han jugado en los intereses imperialistas del Estado de Israel. «Los indianos (o sea la comuna de Gaizka, NdR)son comunidades parecidas a los Kibutz (no hay ahorros individuales, las propias cooperativas están bajo control colectivo y democrático, etc.) pero existen distinciones importantes, como son la ausencia de una ideología compartida nacional o religiosa, el estar distribuidos a través de varias ciudades en vez de concentrados en unas instalaciones y el entender que hay criterios por encima de la racionalidad económica.» (de una entrevista a Gaizka).
[14] Borrell, ingeniero aeronáutico y economista de formación, entró en política en la década de 1970 como militante del PSOE durante la Transición española, y desempeñó diversos altos cargos durante los gobiernos de Felipe González, primero dentro del Ministerio de Economía y Hacienda en el desempeño de secretario general de Presupuesto y Gasto Público (1982-1984) y de secretario de Estado de Hacienda (1984–1991); posteriormente se incorporó al Consejo de Ministros al frente de la cartera de Fomento y Transportes. En la oposición tras las elecciones generales de 1996, Borrell se convirtió inesperadamente en 1998 en el aspirante elegido por la militancia del PSOE a la presidencia del Gobierno, rol que mantuvo hasta su renuncia en 1999. A partir de entonces, centrado en la política europea, se convirtió en diputado del Parlamento Europeo para el período 2004–2009 y llegó a desempeñar la presidencia de la cámara durante la primera mitad de la legislatura. Tras un tiempo retirado de la primera línea política, volvió al Consejo de Ministros en junio de 2018, con su nombramiento como ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en el gobierno presidido por Pedro Sánchez. (Wikipedia)
[15] Borrell estuvo en 1969 en un Kibutz y su primera esposa y madre de sus dos hijos es de origen judío. Se le ha conocido como defensor de los intereses pro -judíos en el partido socialista.
[16] No es la única relación que permanece confusa. Hoy nos enteramos de que en el mismo periodo que quería una discusión para integrarse en la CCI, participaba y era el principal animador en España de la tendencia llamada cyberpunk, y promotor de actividades de cyberactivismo,
[17] La querencia por un modo de vida “comunitarista”, que explica su fascinación por los Kibutz, y que estuvo presente en la Unión Espartaquista, donde hubo la tentativa de vivir en comuna es uno de ellos
[18] En los años 80 un elemento llamado “Chenier” fue descubierto y denunciado en nuestra prensa como aventurero. Poco después se le vio trabajando a las órdenes de PS francés. Eso nos puso sobre alerta sobre una posible relación de Gaizka con el PSOE más estrecha de lo que nunca había reconocido
[19] Actual secretario general del PSC (Partido socialista de Cataluña); militante de las juventudes socialistas y del PSOE desde 1978; en 1998-99 diputado por Barcelona al congreso de los diputados
[20]Puesto que la Institución no es demasiado conocida, véase aquí una referencia a su fundación del diario UH de Mallorca, basada en una noticia de la agencia Efe: https://www.ultimahora.es/noticias/sociedad/1999/03/01/972195/espanol-preside-nuevo-consejo-europeo-accion-humanitaria-cooperacion.html [53]
[21] Precisamente la guerra en la exYugoslavia (los primeros bombardeos y masacres en Europa tras la 2ª guerra mundial), se libró en nombre del “humanitarismo”, y los ataques aéreos de la OTAN, se presentaron como “una ayuda a la población” contra las guerrillas. Para conocer nuestra posición sobre el conflicto imperialista de Kosovo en 1999, ver en nuestra web: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1157/editorial-la-paz-en-kosovo-momento-de-la-guerra-imperialista [54]
[22] Juan Alberto Belloch fue Ministro de Justicia e Interior con Felipe González (1993-1996) antes de presentarse a la alcaldía de Zaragoza
[24] REPSOL es la primera empresa española de extracción, refinado y comercialización de petróleo y sus derivados. Tiene una importante presencia internacional, especialmente en América del Sur.
[25] Dirigente del PSOE y número dos de Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido ministro del interior y auténtico “Richelieu” de gobiernos socialistas, que obligó a los controladores aéreos a trabajar a punta de metralleta
[26] web.psoe.es/izquierdasocialista/docs/648062/page/patriotas-por-dios-por-patria-repsol.html
[27] Diario La Nación, Argentina.
[28] El blog losliberales.org ya no existe, pero la cita está disponible en captura de pantalla
[29] Periodista originariamente militante maoísta de Bandera Roja y del partido estalinista en Cataluña (PSUC), que hoy apoya a Vox y al ala más derechista del PP. Ha escrito para ABC y el Mundo, y sido locutor en la COPE. Actualmente es animador del periódico Libertad digital y su radio es.radio
[30] Fundador del diario Público, que luego abandonó para promover Diario.es, del que es el principal responsable. Analista en las tertulias de TV de la Sexta
[31] En este congreso se produjo la separación de las últimas tendencias proletarias que todavía resistían en el PSOE, aunque es preciso reconocer que eran muy confusas (centristas). El tema de dicho congreso fue la adhesión o no a la Tercera Internacional, la cual fue rechazada por 8269 mandatos contra 5016 partidarios de la adhesión. Estos últimos dejaron el congreso fundando a continuación el Partido Comunista Obrero Español.
[32] Revolución o guerra nº 9 (GIGC)
[33] «Así, la constitución de Emancipación como grupo político a parte entera expresa el hecho de que el proletariado internacional, aunque sometido y lejos de poder repeler al menos los ataques de todo tipo que le impone el capital, tiende a resistir por la lucha y a desgajarse del peso de la ideología de éste, y que su devenir revolucionario sigue estando de actualidad. Expresa la vitalidad (relativa) actual del proletariado», Revolución o guerra nº 12
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CASAL OBRERO Y POPULAR calle Olympia Arozamena Torres 42 bajo VALENCIA 46018, metro Avenida del Cid.
sábado 7 de marzo 2020 a las 17:00 horas
En Francia la “reforma” de las pensiones supone un golpe muy duro para todos los trabajadores. A pesar de que los sindicatos de manera preventiva organizaron un dispositivo para llevar a los obreros a la derrota, estos han mostrado una gran combatividad, una voluntad de unirse, de solidaridad, de juntarse todas las generaciones.
La lucha ha sido finalmente derrotada. Sin embargo, la clase obrera aprende no solo de sus victorias sino aún más de sus derrotas. Este debe ser el objetivo de la Reunión: cómo luchar, cómo organizarse, como romper el control sindical, como lograr una auténtica unidad, quiénes son nuestros falsos amigos y nuestros enemigos declarados.
Esas lecciones son necesarias para la clase obrera en todos los países pues los golpes propinados en Francia no son un hecho aislado, expresa ataques que bajo diferentes formas y envolturas sufrirá la clase obrera en todo el mundo.
Animamos a participar para desgajar orientaciones para luchar.
LOS COMPAÑEROS QUE DESEEN PARTICIPAR VIA INTERNET NOS TIENEN QUE ENVIAR SU DIRECCION MAIL Y MEDIA HORA ANTES LES ENVIAREMOS EL ENLACE PARA PARTICIPAR
Agregamos a continuación la Presentación que hemos elaborado para la Reunión:
En diciembre de 2019 y enero de 2020, tuvieron lugar importantes luchas obreras en Francia. El sector del transporte se vio particularmente afectado: los trenes y el transporte urbano de la capital y sus suburbios estuvieron en huelga durante casi dos meses, lo que constituye un "récord" en cuanto a duración. Las movilizaciones no se limitaron a este sector: los sindicatos convocaron numerosas "jornadas de acción interprofesional" con huelgas y manifestaciones en las que participaron numerosos sectores, entre ellos los docentes, los trabajadores hospitalarios, los empleados de los servicios públicos, la energía (electricidad y refinerías...). Incluso se vio a abogados tirando sus togas frente a los tribunales para expresar su ira y participar en las manifestaciones.
Tras un decenio de apatía de la clase obrera en Francia, como en la mayoría de los demás países, este movimiento supuso un importante resurgimiento de la combatividad de la clase obrera. Es cierto que este movimiento sólo afectaba a un país, Francia. Pero es un país importante desde el punto de vista de la lucha de clases. Recordemos la enorme huelga de mayo de 1968, la mayor huelga de la historia: 9 millones de huelguistas durante casi un mes. Una huelga que dio la señal para una histórica reanudación internacional de las luchas obreras después de la terrible contrarrevolución que había caído sobre la clase obrera tras la derrota de la ola revolucionaria de 1917-1923. Además, la burguesía de todos los países es muy consciente de la importancia de las luchas del proletariado en Francia para los proletarios de otros países y por eso observa con gran atención los movimientos sociales de este país. Y organiza un apagón selectivo sobre estos movimientos para tratar de dar una imagen negativa de ellos en los medios de comunicación: usuarios de transporte a los que se les impide ir al trabajo o a las vacaciones, escenas de tiendas saqueadas por los black-blocks durante las manifestaciones, etc.
Actualmente, el movimiento está casi terminado. Cada vez son menos los trabajadores que participan en las jornadas de movilización y manifestaciones convocadas por los sindicatos. La clase obrera ha vuelto al trabajo sin haber obtenido nada de sus demandas. Es hora de hacer un balance de este movimiento. Para analizar sus fortalezas y debilidades. Para considerar las perspectivas que puede anunciar. Examinar las trampas que la burguesía ha tendido a la clase obrera para poder evitarlas en el futuro y responder a la pregunta: ¿CÓMO LUCHAR?
El origen de este movimiento fue un proyecto de ley del gobierno para reformar el sistema de pensiones. Esta "reforma" formaba parte del programa de Macron para las elecciones presidenciales de 2017 y se presentó como un "Big Bang" para crear un sistema de pensiones más "justo" y "equitativo". Se trata de una "pensión por puntos" en lugar de la pensión por reparto que ha existido hasta ahora, en la que los trabajadores contribuyen a pagar las pensiones de los jubilados. Es un sistema basado en el sistema de pensiones de capitalización que hace felices a los fondos de pensiones anglosajones y a los jubilados infelices cuando los precios del mercado de valores caen en picado. Sobre todo, es un ataque masivo a toda la clase obrera: obligación de trabajar más tiempo y reducción de las pensiones.
Algunos ejemplos:
- En la actualidad, para un trabajador del sector privado, la cuantía de la pensión se calcula sobre la base de los salarios de los 25 años más ventajosos. Con esta "reforma", esta cantidad se calculará sobre la base del total de los salarios recibidos. Esto incluye, por supuesto, los bajísimos salarios al principio de la carrera y los irrisorios ingresos de los períodos de desempleo. Para los funcionarios, el ataque es aún más brutal ya que hoy en día su pensión se calcula sobre el salario de fin de carrera que es, la mayoría de las veces, el más alto, mientras que los salarios al principio de su carrera son ridículos. ¡Para un maestro, la "reforma" daría una pérdida de ingresos del 30%!
- Asimismo, con esta "reforma" se prevé introducir una "edad pivote" de 64 años. Los trabajadores tendrán derecho a jubilarse a la edad de 62 años, pero en ese caso no recibirán su pensión completa. ¡Tendrán que trabajar hasta los 64 años!
- Pero más que eso: el proyecto mantiene la abolición de varios criterios para el trabajo arduo que anteriormente permitían a los trabajadores que sufrían las condiciones de trabajo más duras jubilarse a una edad más temprana. Este es el caso, por ejemplo, de la manipulación manual de cargas o de la exposición a agentes químicos peligrosos, al polvo y al humo, condiciones de trabajo que afectan gravemente a la salud y a la esperanza de vida de los explotados.
Este ataque masivo está lejos de ser el primero que sufre la clase obrera en Francia, como en otros países. De hecho, desde la crisis financiera de 2008, el proletariado de todos los países se ha enfrentado a ataques cada vez más brutales: como siempre, la burguesía hace pagar a los explotados por el agravamiento de la crisis económica. Cada burguesía nacional tiene el deber de garantizar la competitividad de sus empresas frente a una competencia mundial cada vez más feroz. Y la única manera es bajar los "costos de producción", es decir, aumentar la explotación de los trabajadores, y eliminar los "gastos inútiles". Después de todo, lo ideal, para cada burguesía nacional, sería que los explotados mueran lo antes posible en cuanto dejen de ser productivos. Por supuesto, los capitalistas y los políticos encargados de defender sus intereses no lo dicen abiertamente, pero a eso apuntan todas las políticas de alargamiento de la edad de jubilación adoptadas en muchos países en los últimos años. Y si los trabajadores jubilados tienen la mala idea de vivir más tiempo, sus pensiones se reducirán para que le cueste lo menos posible a la economía nacional.
El "Big Bang" de las pensiones era la medida estrella del mandato del Presidente Macron, pero fue precedido por toda una serie de pequeños "Big Bangs" desencadenados desde que asumió el cargo: el objetivo era hacer de Francia una "nación emergente" en sintonía con el siglo XXI y la "globalización". Inmediatamente, Macron abolió el Impuesto sobre la Fortuna introducido en 1989 por Mitterrand, una medida que ni siquiera el presidente derechista Sarkozy se atrevió a cuestionar. Al mismo tiempo, Macron decretó, sin pasar por el Parlamento, toda una serie de medidas destinadas a dar más "libertad" a los jefes de empresa, es decir, a permitir a los capitalistas explotar aún más duramente a los trabajadores. En segundo lugar, suprimió muchas de las subvenciones estatales a las asociaciones que ayudan a los más pobres. Por último, en nombre de la "abolición de los privilegios", atacó a los trabajadores del ferrocarril (la SNCF), eliminando una serie de pequeños beneficios que habían obtenido en el pasado, en particular gracias a su espíritu de lucha.
Frente a estos ataques, la ira de los explotados ha aumentado mes a mes. Los sindicatos han organizado "movilizaciones" para que "se desahogasen". Pero en 2018 y la primera mitad de 2019, tanto en los movimientos de huelga como en las manifestaciones, lo que dominaba entre los obreros era la resignación, el sentimiento de que, una vez más, el gobierno y la burguesía tenían las manos libres para atacar sus condiciones de vida, sobre todo por la falta de unidad de la clase obrera. Esta falta de unidad fue particularmente visible durante las huelgas de los trabajadores del ferrocarril contra el cuestionamiento de sus pequeñas ventajas. Su movimiento permaneció aislado y el gobierno impuso su "reforma".
Esta ira se amplificó aún más por la actitud arrogante y despectiva de Macron hacia los más desfavorecidos. Por ejemplo, cuando era Ministro de Economía bajo el presidente "socialista" François Hollande, llamaba "analfabetas" a las trabajadoras de la alimentación. Cuando se convirtió en presidente, su arrogancia se agravó hasta el punto de que ahora se le apoda "Júpiter".
La profunda ira contra Macron y su gobierno no sólo se dirigió a la clase obrera. De hecho, muchos segmentos de la población no pertenecientes a la clase trabajadora (artesanos, pequeños empresarios, tenderos, campesinos, profesionales) estaban cada vez más exasperados por el deterioro de su situación económica y por una política que favorecía abiertamente a los ricos. Y Macron justificó esta política en nombre de la "teoría del goteo": cuanto más ricos son los ricos, más su riqueza "gotea" hacia los más pobres. ¡Como si la riqueza de los burgueses hubiera caído del cielo y no fuera, precisamente, el fruto del trabajo de los explotados! El ex presidente de la derecha Sarkozy había sido descrito como el "presidente de los ricos". Macron se ganó rápidamente el título de "presidente del ultrarrico", que era bastante merecido para un ex empleado de alto rango del Banco Rothschild.
Este enorme descontento que se había desarrollado en toda la sociedad explotó con el movimiento del "chaleco amarillo" a partir de noviembre de 2018.
Este movimiento se inició tras la difusión viral en las redes sociales de llamadas de protesta contra el aumento de los impuestos a los combustibles decidido por el gobierno en nombre de la "transición ecológica". El aumento del precio de la gasolina y el gasóleo ha enfurecido a la gran mayoría de la población, especialmente a los sectores que dependen de sus automóviles para ir al trabajo o acompañar a sus hijos a la escuela debido a la falta de transporte público. Por eso el movimiento ha sido particularmente fuerte en las zonas periurbanas, en las pequeñas ciudades de provincia y en el campo. Por eso también es un movimiento interclasista en el que encontramos pequeños jefes, artesanos, enfermeros autónomos, campesinos, etc., así como pequeños agricultores. Obviamente no es casualidad que este movimiento de chalecos amarillos haya recibido, desde el principio, el apoyo de los partidos de la derecha y del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen con el lema: "hay demasiados impuestos". Así, podemos ver al líder del partido de derecha "Les Républicains" (el partido de Chirac y Sarkozy) con un chaleco amarillo. Incluso Brigitte Bardot, conocida por sus simpatías por Le Pen, publica una foto suya con un chaleco amarillo.
Muy rápidamente, los reclamos van más allá de la mera cuestión del aumento del precio del combustible. Esta medida fue retirada por el gobierno después de un mes, pero sin calmar la movilización. Entre las demandas más populares estaba el aumento del salario mínimo, una medida que no fue apoyada por la derecha, obviamente, ni por Marine Le Pen porque los pequeños empresarios constituyen una gran parte de su clientela electoral. Una de las demandas en las que insisten los chalecos amarillos es la introducción del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC), algo parecido al modelo suizo. Esta demanda subraya el carácter interclasista y de inspiración democrática del movimiento. Pero este carácter interclasista y no proletario del movimiento es particularmente evidente en los métodos que emplea: los manifestantes se reúnen en rotondas alejadas de las concentraciones de trabajadores y cuando marchan por las ciudades, lo hacen detrás de las banderas nacionales y cantando "Le Marseillaise", es decir, los dos símbolos de la represión de la Comuna de París de 1871. En París, todos los sábados intentan ocupar los Campos Elíseos donde se encuentran las tiendas de lujo, algunas de las cuales son saqueadas por algunos de los "chalecos amarillos" que se dejan arrastrar por los "bloques negros" que imaginan que están luchando contra el capitalismo atacando sus símbolos. También intentan acercarse al Palacio donde reside el presidente con el lema "¡Macron renuncia!". ¡Como si la salida de Macron cambiara algo en la cada vez más insoportable miseria que están sufriendo!
El movimiento del chaleco amarillo recibe un apoyo muy fuerte entre la población: 80% de opiniones favorables durante muchos meses a pesar de la violencia y los saqueos que han sido muy publicitados en los medios de comunicación. Aunque este movimiento involucra a un cierto número de trabajadores, son principalmente los sectores más atrasados e inexpertos de la clase obrera. La mayoría de la clase obrera, aunque sienta simpatía por el movimiento, está al margen.
Este movimiento le costó mucho a la economía francesa: el gobierno tuvo que soltar casi 15 mil millones de euros para calmarlo. Causó una importante pérdida de popularidad a Macron: en las elecciones europeas de 2019, su partido, "La République en Marche" quedó en segundo lugar detrás del de Marine Le Pen. Dicho esto, el movimiento del chaleco amarillo nunca ha sido una amenaza real para la burguesía francesa y sus intereses. Una buena prueba de que este tipo de movimiento no preocupaba realmente a la burguesía es que recibió una considerable cobertura mediática internacional, hasta el punto de que incluso en Basora, Irak, tuvo eco y que el gobierno egipcio prohibió la venta de chalecos amarillos.
Incluso hoy en día, todavía hay demostraciones de chalecos amarillos, pero aparecen cada vez más como una reunión de unas pocas personas nostálgicas. Una de las razones de esto es que la escena social ha sido ocupada por una fuerza mucho más grande e históricamente más peligrosa para la burguesía, la clase obrera.
El ataque masivo en las pensiones, el "Big Bang" anunciado por Macron, fue cuidadosamente preparado por todos los sectores de la burguesía. Era necesario que la clase dominante evitara que la enorme ira de toda la clase obrera explotara incontrolablemente en el momento de este ataque. Los sindicatos estaban obviamente en primera línea en las maniobras para controlar sistemáticamente a la clase obrera. Así vimos:
- La creación de un "Intersyndicale" para liderar el movimiento contra la "reforma" de las pensiones. Reunía a la Confederación General del Trabajo (CGT, cercana al Partido Comunista), Force Ouvrière (tradicionalmente cercana al Partido Socialista), "Solidaires" (sindicato dirigido por corrientes de izquierda y bastante poderoso en los ferrocarriles), la FTUU, el principal sindicato de la educación, además de los sindicatos de estudiantes y de la escuela secundaria.
- Se creó previamente una división sindical, ya que uno de los principales sindicatos (el que obtiene más votos en las elecciones profesionales, la Confederación Democrática Francesa del Trabajo - CFDT) no participa en la Intersyndicale.
- La elección por parte de la Intersyndicale de la fecha del 5 de diciembre para lanzar el movimiento, es decir, menos de 3 semanas antes de las fiestas de fin de año que, en el pasado (en 1986 y 1995), habían permitido poner fin a los movimientos de huelga.
El 5 de diciembre de 2019 la escala de la movilización sorprende a todos. Es la movilización más fuerte desde 2010. El número de huelguistas en muchas áreas, el número de manifestantes en las calles de las ciudades grandes y pequeñas son impresionantes. Además, la atmósfera de estas manifestaciones no se parece en nada a la de las procesiones de años anteriores. Es una atmósfera feliz, marcada por la alegría de ser tantos, "todos juntos", para levantar la cabeza después de años de sumisión. Hay un gran sentido de solidaridad en las manifestaciones entre sectores y entre generaciones. Los que no se ven afectados por la "reforma" están presentes para mostrar su apoyo a las generaciones más jóvenes que sufrirán toda la violencia de este ataque. Escuchamos el lema: "Los jóvenes en la galera, los viejos en la miseria". La "galera" es el término utilizado para referirse al desempleo juvenil. Esta búsqueda de unidad y solidaridad entre todos los sectores y todas las generaciones es una indicación de que, a pesar de todas sus limitaciones y debilidades actuales, el proletariado puede recuperar su identidad de clase.
Entre los manifestantes, también hay una fuerte voluntad de discutir y entender. Las hojas que distribuye la CCI se reciben con gran simpatía. En las ciudades en las que se distribuyen, vemos a los manifestantes volver a dirigirse a nuestros militantes para expresar su acuerdo, comprar nuestra prensa o pedir un paquete de hojas para difundirlas ellos mismos.
Por último, no hay banderas tricolores en las manifestaciones. No se canta la "Marsellesa" sino la Internacional.
La movilización no se detiene después de ese día. Los trabajadores de los ferrocarriles y de la RATP (transporte parisino) continúan la huelga. Prácticamente no hay más trenes, metro o autobuses. La televisión informa de los inconvenientes causados por la huelga de transportes a muchos trabajadores. En las encuestas, la mayoría de la población sigue apoyando la huelga y culpa al gobierno por los inconvenientes, no a los huelguistas. Los huelguistas dicen que no están en huelga para ellos mismos sino para todos aquellos que no pueden ir a la huelga o se enfrentan a represalias. Se trata de la "huelga por poder" y la gran mayoría de los trabajadores apoyan a los huelguistas, en particular contribuyendo a los fondos de solidaridad.
La Intersyndicale llama a nuevas jornadas de movilización que, en general, son menos concurridas que la del 5 de diciembre, pero en las que se sigue afirmando una fuerte determinación. La movilización del 10 de diciembre es menos masiva que la del 5 de diciembre, pero el 17 de diciembre hay casi la misma cantidad de gente y en París la manifestación reúne a más gente que el 5 de diciembre. Es cierto que el 11 de diciembre el Primer Ministro pronunció un discurso en el que anunció las líneas generales de la "reforma" y confirmó la magnitud del ataque. El CFDT, el sindicato más "moderado", que apoya la "pensión por puntos", simula “rebelarse”. Considera que el gobierno había "cruzado la línea roja" manteniendo la "edad pivote" y llamó a unirse a la movilización del 17 de diciembre.
De hecho, la CFDT llevó a cabo una maniobra clásica utilizada en numerosas ocasiones por la burguesía, en particular en las huelgas del otoño de 1995, con un escenario y una división de roles bien definidos:
- en la lista de sus ataques, el gobierno anuncia una medida particularmente provocativa, la “edad pivote”;
- todos los sindicatos denuncian esta medida;
- el gobierno la retira, permitiendo que los sindicatos más moderados reclamen la victoria;
- los sindicatos "radicales" siguen llamando a la movilización, pero la unidad de los trabajadores se ha roto, provocando resentimientos e incluso enfrentamientos entre los explotados.
Ese es exactamente el teatrillo que se volvió a representar. El 11 de enero, el Primer Ministro anunció la retirada temporal de la edad pivote de 64 años, permitiendo a la CFDT gritar "¡victoria!"
El sórdido juego de la CFDT ha hecho que muchos trabajadores se enfaden con este sindicato. Algunos de ellos, alentados por los otros sindicatos, han participado en varias "acciones" contra la CFDT, incluyendo la ocupación pacífica de su sede en París mientras los miembros de este sindicato rompían sus cartas de adhesión. Pero la política de los sindicatos contra la clase obrera no se limita al comportamiento "amarillo" de la CFDT. En realidad, los demás sindicatos, en particular la CGT, aunque mostraban una postura "radical", contribuyeron a la derrota final de la clase obrera.
La "tregua de los confiteros" (como se denomina en Francia a las fiestas de fin de año) no puso fin a la movilización de los trabajadores. A pesar de las pérdidas salariales y de los llamamientos a la suspensión de la huelga por parte de los sindicatos "moderados", la huelga continuó en los ferrocarriles y el transporte en París. Esto fue una prueba de la existencia de una enorme combatividad en estos sectores y también en otros, ya que la huelga mantuvo su popularidad a pesar de las molestias a los usuarios que salían de vacaciones. Por lo tanto, la huelga continuó en 2020, durante buena parte del mes de enero. Y a medida que se fue agotando gradualmente (en particular debido a las pérdidas salariales cada vez más insoportables), la CGT pidió que la huelga se extendiera a otros sectores, como las refinerías, la electricidad, los puertos, el tratamiento de residuos, lo que provocó un amontonamiento de basura en varias ciudades.
La extensión de la lucha a otros sectores es vital para la fuerza de la clase obrera contra la burguesía. Pero cuando esta extensión tiene lugar en el momento de la decadencia de un movimiento, no es la lucha lo que se extiende sino la derrota. Los sindicatos lo saben perfectamente. El "radicalismo" mostrado en enero por la CGT no era en absoluto una política al servicio de los intereses de la clase obrera, sino todo lo contrario:
- llamando a la continuación de la huelga en una situación de debilidad, trataban de hacerles rechazarla en el futuro;
- al pedir la extensión del movimiento en el peor momento posible, pretendían provocar un sentimiento de desmoralización y la idea de que "luchar es inútil".
En Francia, la clase obrera no pudo evitar el ataque del gobierno. Por lo tanto, fue una derrota. Pero como el movimiento obrero ha señalado desde hace tiempo: "El camino al socialismo (...) está pavimentado de derrotas. (...) ¿Dónde estaríamos hoy sin todas estas 'derrotas', de las que hemos sacado nuestra experiencia, conocimiento, fuerza e idealismo?" (Rosa Luxemburgo, "El orden reina en Berlín", artículo escrito en la víspera de su asesinato).
También hay que aprender lecciones de esta derrota.
1°) La peor derrota habría sido no luchar, no reaccionar a los ataques de la burguesía. La frustración y la desmoralización habrían sido mucho peores si la clase obrera no hubiera reaccionado, si hubiera inclinado la cabeza. En la lucha del proletariado contra los ataques de la burguesía, no sólo hay una dimensión económica. También hay siempre una dimensión moral, una afirmación de su dignidad. Por eso uno de los lemas más cantados en las manifestaciones fue: "Estamos aquí por el honor de los trabajadores y por un mundo mejor". Como escribimos en nuestra hoja del 4 de febrero:
"Este movimiento social, a pesar de todas sus limitaciones, debilidades y dificultades, es ya una primera victoria. Después de años de parálisis, desorden y atomización, ha permitido que cientos de miles de trabajadores salgan a las calles para expresar su voluntad de luchar contra los ataques del Capital. Esta movilización les permitió expresar su necesidad de solidaridad y unidad. También les permitió experimentar las maniobras de la burguesía para superar este ataque."
2°) Una vez más se ha constatado que los sindicatos son los peores enemigos de la clase obrera, incluso y sobre todo cuando se dan una imagen "radical". Y esto, aunque la mayoría de los trabajadores sindicalizados no lo sepan. En este sentido, una de las condiciones para una lucha victoriosa de la clase obrera es que sea asumida directamente por los trabajadores, que su conducción no se ponga en manos de "especialistas" sindicales. Concretamente, esto significa:
- asambleas generales masivas y soberanas;
- la formación de comités de huelga con delegados elegidos y destituidos por las asambleas;
- el envío por las asambleas de delegaciones masivas a otros lugares de trabajo para lograr la indispensable extensión del movimiento, y esto desde el principio de la lucha.
En efecto, las huelgas de diciembre de 2019 y enero de 2020 en Francia han confirmado una vez más que, en el período histórico actual, la duración de una lucha no constituye una fortaleza. Durante mucho tiempo, la clase dominante se ha organizado para entablar una prolongada lucha armada con los trabajadores a fin de "dejar que su lucha se pudra" en un aislamiento cada vez mayor. En este sentido, la creación de "fondos de huelga", si bien fue a principios del movimiento obrero en el siglo XIX uno de los medios para el éxito de las luchas, hoy en día ha perdido este papel. Al contribuir a estos fondos de huelga, generalmente promovidos por los sindicatos, los trabajadores que no están directamente involucrados en la lucha quieren expresar su solidaridad con los que están en huelga para que puedan "aguantar". Por supuesto, no podemos condenar su acción, pero debemos tener claro que la única solidaridad efectiva es unirse a ellos en la lucha, participar en su rápida difusión.
Para concluir estas lecciones podemos citar lo que escribimos en nuestra hoja del 4 de febrero:
"Los jóvenes trabajadores que participaron en el movimiento contra el "Contrato de Primer Empleo" en la primavera de 2006, cuando aún eran estudiantes o bachilleres, deben recordar y transmitir esta experiencia a sus compañeros de trabajo. ¿Cómo pudieron hacer retroceder al gobierno de Villepin obligándolo a retirar su "CPE"? Gracias a su capacidad de organizar su lucha por sí mismos en sus masivas Asambleas Generales en todas las universidades, y sin ningún sindicato. Los estudiantes habían hecho un llamamiento a todos los trabajadores, activos y jubilados, para que vinieran a debatir con ellos en sus asambleas generales y participaran en el movimiento de solidaridad con las jóvenes generaciones que se enfrentaban al desempleo y la precariedad. El gobierno de Villepin tuvo que retirar la CPE sin ninguna 'negociación'".
Estas son algunas de las lecciones que la clase trabajadora tendrá que apropiarse o reapropiarse para futuras luchas con el fin de hacerlas más efectivas. Y también para que permitan el desarrollo de la unidad y la conciencia del proletariado en sus luchas decisivas contra el capitalismo, con vistas a su derrocamiento.
Nuestra sección en Francia se movilizó plenamente para participar en las luchas de diciembre y enero en ese país. Incluso antes de la fecha del 5 de diciembre, volvimos a publicar en nuestro sitio web un artículo en el que se extraen lecciones de la lucha masiva del otoño de 1995, lecciones que podrían ser útiles para la lucha actual. A lo largo del movimiento, publicamos varios artículos en el sitio web tomando posición sobre la lucha y las maniobras de las diversas fuerzas de la burguesía, así como un número de nuestro periódico dedicado en gran parte a este movimiento. Con motivo de las diversas manifestaciones organizadas por la Intersyndicale publicamos 4 hojas que, si tenían el mismo contenido político, trataban de dar cuenta de la evolución del movimiento:
Se distribuyeron varias decenas de miles de ejemplares de esas hojas, en particular en las cuatro ciudades más grandes de Francia: París, Marsella, Lyon y Toulouse, así como en Lille, en el corazón de la concentración de trabajadores más antigua del país, y en Nantes, ciudad en la que la clase obrera siempre ha estado en la vanguardia de las luchas (en particular en 1968). Como ya se ha mencionado, estas hojas fueron recibidas muy positivamente por muchos manifestantes. En la del 13 de enero llamamos a celebrar reuniones públicas el 18 de enero y el 8 de febrero en cinco ciudades. En estas reuniones públicas tuvimos, en su mayoría, una asistencia mayor que la habitual, especialmente en París. Y varios participantes vinieron justo después de leer nuestras hojas.
Obviamente, el objetivo de la CCI con esta intervención no podría ser influir en el curso de los acontecimientos. En el período actual, las organizaciones revolucionarias tienen la responsabilidad de participar en la reflexión de los elementos más avanzados de la clase obrera, que, por el momento, representan una muy pequeña minoría. Es esta perspectiva la que se da en nuestro folleto del 4 de febrero que hace una evaluación del movimiento:
"Los trabajadores más combativos y decididos ya sean activos o desempleados, jubilados o estudiantes, deben tratar de formar 'comités de lucha' interprofesionales abiertos a todas las generaciones para prepararse para futuras luchas. Debemos aprender las lecciones de este movimiento, entender cuáles han sido sus dificultades para poder superarlas en futuras luchas".
A esta reflexión, a estas discusiones, invitamos a todos los asistentes.
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La aparición de este nuevo virus y la reacción de la burguesía muestra cómo el desarrollo de las fuerzas productivas se ha enfrentado a la muerte y la destrucción causada por el capitalismo. Así, mientras China ha escalado hasta convertirse en la segunda potencia económica del mundo, se ve abatida sin embargo por una epidemia viral; y mientras que la ciencia médica avanza, el capitalismo no puede proteger a su población de las enfermedades, como tampoco puede protegerla de las crisis económicas, las guerras o la contaminación.
El Covid-19 es una de las muchas nuevas enfermedades infecciosas que han surgido, particularmente en los últimos 50 años, incluyendo el VIH (SIDA), el Ébola, el SARS, el SERM, la fiebre de Lassa, o el Zika. Como tantas nuevas enfermedades, Covid-19 es una infección vírica animal que ha saltado a la especie humana y que se extiende entre la gente a consecuencia de las condiciones de vida alteradas por el capitalismo en este período. Vemos hoy procesos de producción y distribución cada vez más globales. Por vez primera en la historia la mayoría de la población mundial vive en ciudades, y en condiciones de hacinamiento e infraestructuras higiénicas muy deficientes. Y, como sucede en China, muchos trabajadores no sólo se concentran en las fábricas, sino que descansan (¿?) en dormitorios de fábricas atestados, por ejemplo, los trabajadores de Foxconn viven 8 por habitación. A esto se suma el uso de carnes de animales silvestres. En Wuhan se cree que un mercado ilegal de animales salvajes fue el origen de la nueva infección. Además, la destrucción del medio ambiente natural y los efectos del cambio climático están forzando a que masas de animales silvestres invadan las ciudades en busca de alimentos. Las ciudades atestadas son un potencial caldo de cultivo para las epidemias, como muestra Wuhan, y el aumento de las conexiones internacionales un medio para transmitirlas al resto del planeta.
Estas condiciones son el resultado de que el sistema capitalista en decadencia se ve impelido a alterar y polucionar hasta el último rincón del planeta cómo vía para hacer frente a su crisis de sobreproducción. El impacto destructivo de esta expansión global quedó claramente demostrado por la Primera Guerra Mundial que marcó precisamente el inicio de esta época de decadencia del capitalismo. Al final de esta contienda se produjo la pandemia de la llamada “gripe española” que se estima que infectó a cerca de un tercio de la población mundial y mató a más de 50 millones de personas en tres fases. La tasa de mortalidad estaba vinculada a las condiciones de la guerra imperialista, incluyendo el hambre y la malnutrición, la falta de higiene y el movimiento de los soldados enfermos desde las trincheras, lo que generó un virus más mortal en la segunda oleada.
En el período más reciente podemos ver que como el VIH ha matado a 32 millones de personas, principalmente en África, dónde ahora se ha vuelto endémico. A pesar de los avances médicos que han hecho que el VIH pase de ser una enfermedad mortal a una crónica, el SIDA mató a 770.000 personas en 2018 debido a la falta de acceso a la atención médica[1]. Muchas otras enfermedades que la ciencia médica puede prevenir siguen causando enfermedad y muerte. Oímos hablar de los casos de sarampión en los EE.UU., tal vez en Samoa, y la importancia de la inmunización para prevenir su transmisión. Pero los medios de comunicación apenas mencionan los casi 300.000 casos de sarampión en la República Democrática del Congo, con la muerte de casi 6.000 niños[2], donde centros de salud en un estado lamentable deben también hacer frente al Ébola. Estas muertes no son de gran interés para la clase dirigente porque, a diferencia de la pandemia de gripe porcina de 2009 o de la actual epidemia de Covid-19 en China, no amenazan su producción y sus beneficios en la misma medida. Pero el capitalismo es responsable de las condiciones que dan lugar a estas epidemias: en este caso, un país inestable, resultado del desmembramiento de África por las potencias imperialistas, constantemente asolado por una lucha por sus recursos naturales (oro, diamantes, petróleo y cobalto) que se ha cobrado millones de vidas. El 50% de las exportaciones de la RD del Congo van a China. Es un ejemplo particularmente gráfico de lo que entendemos por descomposición del capitalismo: un período en el que la clase dominante no puede imponer su “solución” a la crisis - una nueva guerra mundial -, porque la clase obrera no está derrotada; pero en el que tampoco la clase obrera tiene la fuerza para llevar su lucha a un nivel que pueda amenazar al capitalismo. Anunció este período el colapso del bloque imperialista ruso, y se caracteriza, entre otras cosas, por una caótica proliferación de guerras localizadas[3].
La persistencia de la poliomielitis también está directamente relacionada con la descomposición, puesta que la lucha o los preceptos fundamentalistas impiden la inmunización, con el asesinato por los yihadistas de trabajadores sanitarios, por ejemplo, en Pakistán. Toda la propaganda sobre esto está plagada de hipocresía por cuanto las grandes potencias que lo “condenan” no vacilan en emplear esos mismos combatientes irregulares y terroristas, como Occidente utilizó a los muyahidines en Afganistán contra los rusos en los años 80 y, desde entonces, en muchos otros conflictos. De hecho, el aumento del terrorismo es una característica de los conflictos imperialistas en el período de descomposición[4].
En lugar de destinar recursos a la salud o la educación, el gasto mundial en armamento y “defensa” en 2019 fue un 4% superior al de 2018. En el caso de EE. UU. y China creció más del 6%. En Alemania más de un 9%. Para dar una idea de las escalofriantes prioridades de la burguesía, mientras el presupuesto del CDC (Centro para el Control de Enfermedades) en los EE. UU. se redujo de 10.800 millones de dólares en 2010 a 6.600 millones en 2020, ese mismo país acaba de aprobar un presupuesto de rearme de 738.000 millones de dólares. El presupuesto anual de defensa de China se estima en 250.000 millones de dólares. La OMS tenía un presupuesto de sólo 5.100 millones de dólares en 2016-2017.
Hoy existen muchas enfermedades mucho más mortíferas que el Covid-19, sin embargo, la burguesía se toma ésta como una amenaza, como lo hace con cada nueva enfermedad que puede convertirse en una pandemia y, por lo tanto, poner en peligro su productividad y beneficios, por ejemplo, a través de las bajas médicas por enfermedad – como vemos con este nuevo virus en China -, más allá del peligro que pueda representar para la salud y la vida humanas. Hay muchos aspectos de la enfermedad que pueden contribuir a su potencial pandémico: la infecciosidad, la naturaleza de la enfermedad. También es importante que haya surgido en una gran ciudad de 11 millones de habitantes en una zona bien conectado internacionalmente para el comercio y el turismo, y esto hace más difícil contener la propagación del virus. Es más difícil de contener que si hubiera surgido, como sucede en el caso del Ébola, en África, con muchas menos oportunidades de viajes al extranjero, o si hubiera surgido en 2003, como en el caso de la epidemia de SRAS, cuando la economía y los intercambios comerciales con China eran menores.
Gran parte de la respuesta inicial del Estado chino a este nuevo virus fue criminalmente negligente y carente de escrúpulos. Desde el 26 de diciembre se disponía de datos genéticos preliminares que indicaban la existencia de un virus similar al del SRAS, pero las autoridades chinas acosaron al Dr. Li Wenliang por alertar de este peligro el 30 de diciembre. Al mismo tiempo, informaban a la Organización Mundial de la salud sobre el virus. Pero las autoridades de Wuhan siguieron escamoteando información sobre la epidemia, organizando una gran comida comunitaria y un baile de Año Nuevo Lunar los días 18 y 19 de enero, aduciendo que no se transmitía de persona a persona. El 23 de enero, sin embargo, procedieron a aislar la ciudad cuando 5 millones de personas, casi la mitad de la población, ya se habían marchado para el día de Año Nuevo.
Todo esto ha provocado una enorme ira en la población, enfurecida por el hecho de que el gobierno ocultase la enfermedad al público e hiciese firmar a un médico una falsa confesión por "difundir rumores", cuando en realidad estaba alertando sobre ella. Esto ha engendrado una campaña por la libertad de expresión dentro de China. Los medios de comunicación y los políticos de los países occidentales se han hecho eco de esta campaña con sermones sobre los beneficios de la democracia, la “transparencia” y la libertad de expresión. Sin embargo, no debemos pensar, ni por un momento, que nuestra propia clase dirigente tiene el menor escrúpulo moral en mentir u ocultar la información cuando le conviene, aunque eso suponga poner en peligro vidas humanas. Las compañías farmacéuticas suprimen los ensayos clínicos que ponen en riesgo sus beneficios, incluso cuando implique ocultar que ciertos antidepresivos comportan un mayor riesgo de suicidio en adolescentes y adultos jóvenes[5]. Y los gobiernos de EE.UU. y el Reino Unido mintieron descaradamente sobre las armas de destrucción masiva para justificar la invasión de Irak en 2003.
El estado chino antepuso con completa frialdad su preocupación por mantener su autoridad sobre la vida y la salud de la población. Ha puesto en evidencia su naturaleza de rígida burocracia estalinista jerárquica, para encubrir el inicio de una epidemia cuando lo que se necesitaba era una acción oportuna para reducir y frenar la propagación del virus. Esto demuestra la brutalidad del régimen que no duda en sacrificar vidas humanas, pero también su irracionalidad, ya que la adopción de medidas oportunas en respuesta a la epidemia no sólo habría salvado vidas, sino que también habría ahorrado gran parte de las pérdidas que podemos esperar en la economía y gran parte del daño al prestigio de China como potencia mundial en ascenso a través, por ejemplo, de las Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda[6]. Esta irracionalidad del régimen chino en su respuesta a la epidemia está vinculada a su paranoia ante cualquier pérdida de poder o control, paranoia que se manifiesta en sus grandes campos de trabajo y "reeducación" para los uigures y otros pueblos, en su fruición por aplicar tecnologías de reconocimiento facial, o en su sistema de Crédito Social para mantener el control sobre la población en línea. Para preservar su autoridad no puede admitir la existencia de peligro o problema alguno.
Poner en cuarentena una ciudad de 11 millones de personas, cerrando todas las conexiones en los transportes y bloqueando todas las carreteras es algo nunca visto. Pero hacerlo después de que la mitad de la población haya sido autorizada a irse, empeora las cosas. Construir dos nuevos hospitales para 2600 nuevos pacientes en sólo 10 días es una impresionante pieza para la propaganda e incluso una formidable hazaña de ingeniería prefabricada (aun cuando no estaban listos cuando se necesitaban). Pero eso no significó que estuvieran dispuestos los médicos y enfermeros necesarios, ni aun contando con médicos del ejército y voluntarios de otras regiones. Los hospitales de Wuhan se han visto desbordados, al igual que los centros de cuarentena equipados con 10.000 camas. Los enfermos con coronavirus no pueden entrar en los centros de cuarentena y mucho menos en los hospitales. Los pacientes con otras afecciones, incluyendo el cáncer, no pueden recibir tratamiento hospitalario ya que todas las camas están ocupadas. Los pacientes enfermos y moribundos en los centros de cuarentena no tienen atención de enfermería. En los centros de cuarentena hay cientos de personas hacinadas en camas o colchones en el suelo con mascarillas de papel de dudosa eficacia, y con instalaciones sanitarias y de higiene muy deficientes, incluyendo baños y duchas portátiles en el exterior. Está claro que quien entre en un centro de cuarentena sin Covid-19 pronto lo tendrá. Aquellos sospechosos de ser portadores del virus son trasladados a la fuerza a los centros de cuarentena. Se ha sabido del caso del fallecimiento por hambre de un menor discapacitado después de que los parientes de los que dependía fueran trasladados a uno de dichos centros. Se trata más de medidas policiales que de medidas sanitarias.
Hacinar a la gente en centros de cuarentena que sólo pueden convertirse en centros de transmisión del virus recuerda a los hospitales para pobres que existieron hasta el siglo XIX en Europa y que eran fuentes de infección, por ejemplo, el aumento de la mortalidad materna por fiebre puerperal desde el siglo XVII hasta el XIX antes de que se comprendiera la necesidad de la higiene.
Se carece de equipo, incluida la ropa de protección para el personal de los hospitales; los médicos y las enfermeras trabajan durante muchísimas horas, lo que los hace más vulnerables a las enfermedades. Más 1700 de ellos han sido infectados y 6 han muerto.
En estas circunstancias está claro que morirán muchos pacientes que podrían haberse salvado con una atención médica adecuada. El Covid-19 parece tener más del doble de mortalidad en Wuhan que en otros lugares debido a esto. Sin embargo, independientemente de que las autoridades chinas sigan mintiendo sobre las cifras de infectados, tales cifras están en cuestión porque en muchos casos no se pueden contrastar con análisis. De ahí que se produjera un brusco aumento de los casos notificados en Wuhan el 11 de febrero, cuando se incluyeron los diagnosticados clínicamente – por los síntomas, pero sin prueba alguna-, con lo que el total de casos registrados supera los 60.000.
Pero esta inexactitud de las cifras no sólo afecta a China. A diferencia de Singapur, un país rico con muchos intercambios comerciales y que lleva preparándose para una epidemia desde el SRAS en 2003, muchos otros países más pobres no están preparados. "Cualquier país en el que abunden los viajes a o desde China, y no haya encontrado casos debería preocuparse", dice un profesor de epidemiología de Harvard[7]. Indonesia, por ejemplo, evacuó a 238 ciudadanos de Wuhan y los puso en cuarentena durante dos semanas, pero no les hizo pruebas de la enfermedad porque resultaba demasiado caro. Más aún, ¿qué pasa con el comercio y los clientes africanos de China y de su Nueva Ruta de la Seda? Habrá muchos lugares sin la infraestructura de salud para diagnosticar y atender a los pacientes con el virus.
Lo que resulta impresionante es que el nuevo virus ya ha sido secuenciado el 12 de enero. A continuación, la Coalición para la Innovación en la Preparación para las Epidemias (CEPI), creada en 2017 tras el brote del Ébola en África occidental, ha estado trabajando en la elaboración de una vacuna, con la esperanza de que pueda estar lista si el Covid-19 se propaga, y en particular si se convierte en una enfermedad estacional como la gripe. De hecho, mientras escribimos este artículo, el trabajo sobre la vacuna está ya en marcha, utilizando un nuevo método basado en la secuenciación de genes, que es más seguro que trabajar con un virus mortal, y ya ha servido para acelerar la producción de vacunas para Zika, el Ébola, el SARS y el SERM. Por supuesto, se requerirán pruebas de seguridad y eficacia antes de que pueda ser utilizada, y esto llevará tiempo. Pero este sorprendente potencial de las fuerzas productivas no significa nada por sí solo. Faltan fábricas para producir suficiente vacuna, y dado que ante el riesgo de pandemia los gobiernos no exportarán la vacuna hasta que hayan almacenado suficiente para su propio uso "invocando la defensa o la seguridad nacional"[8] el CEPI necesita planificar para que pueda ser fabricada en varios sitios.
La economía de China ha sufrido un parón concentrada como está en la necesidad de contener el nuevo virus. Para responder inyecta dinero a la economía mediante una relajación de las reglas que controlan las deudas de dudoso cobro. Pero hoy China representa el 16% del PIB mundial, cuatro veces más que cuando la epidemia de SARS en 2003 que redujo su PIB en un 1%. Hoy la economía de China está mucho más integrada en las cadenas de suministro mundiales que hace 17 años. Esto ya ha obligado a Hyundai a cerrar plantas de automóviles en Corea del Sur, a Nissan a cerrar una en Japón y a Fiat-Chrysler a advertir que podría cerrar alguna producción europea. La producción de teléfonos inteligentes podría bajar hasta un 10% este año. Los textiles (China produce el 40% de las exportaciones mundiales), los muebles y los productos farmacéuticos podrían verse afectados. Al igual que el turismo. Y China ahora representa casi el 20% de las importaciones mineras mundiales, y está tratando de cancelar las entregas de petróleo, gas y carbón que no necesita. Las acciones de las empresas estadounidenses con alta exposición a las ventas chinas caen un 5%. Tras su guerra comercial con los EE.UU. no resuelta, este es un mal momento para China y la economía mundial.
A largo plazo, esto puede hacer que China sea un socio que parezca menos fiable para las inversiones de las empresas multinacionales. Le hará desde luego aparecer como un socio comercial más frágil y un aliado imperialista menos poderoso para sus clientes en la Nueva Ruta de la Seda. Quizás dependa de la rapidez con la que pueda volver a la normalidad su economía.
Pase lo que pase con este nuevo virus Covid-19, que se convierta en una nueva pandemia, que desaparezca como sucedió con el SARS, o que permanezca como un nuevo virus respiratorio estacional, esta nueva enfermedad es otra advertencia de que el capitalismo se ha convertido en un peligro para la humanidad, y para la vida en este planeta. Las enormes capacidades de las fuerzas productivas, incluida la ciencia médica, para protegernos de las enfermedades chocan con esa criminal búsqueda de beneficios, con el hacinamiento de una gran proporción de la población humana en ciudades invivibles, y los riesgos de nuevas epidemias que eso supone. Pero la amenaza capitalista no termina ahí, sino que abarca también los riesgos derivados de la contaminación, la destrucción ecológica y las guerras imperialistas cada vez más caóticas.
Alex, 15.2.20
Traducido de World Revolution (órgano de la CCI en Gran Bretaña) nº 385.
[2] stories.msf.org.uk/contagion-in-congo/index.html.
[3] Ver nuestras "Tesis sobre la descomposición", https://en.internationalism.org/ir/107_decomposition [64]
[4] Ver El terrorismo, un arma de guerra del capitalismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/302/el-terrorismo-un-arma-de-guerra-del-capitalismo [65] y El terrorismo: arma y justificación de la guerra https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/832/el-terrorismo-arma-y-justificacion-de-la-guerra [66]
[5] Véase el libro de Ben Goldrace titulado Bad Pharma que denuncia esta trapacería. https://www.researchgate.net/publication/235432984_Bad_Pharma_-_Ben_Goldacre [67]
[6] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [68]
[7] Citado en The Economist 15.2.20
[8] The Economist 8 de febrero de 2020
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En su novela de 1957 "On the beach” convertida en película[1] un par de años más tarde, Nevil Shute imaginó a Australia como el último lugar de la Tierra donde los humanos sobrevivirían después de que una guerra nuclear destruyera el hemisferio norte. Se trataba de un efímero refugio mientras la radiactividad mortal avanzaba hacia el sur. La historia describe cómo los diversos personajes afrontaban la desaparición del planeta, así como su propia e inminente tragedia.
Pero hoy, en vez de albergar los últimos vestigios de la civilización tal y como los describiera Shute, el continente australiano se ha convertido en un presagio y un microcosmos (un microcosmos particularmente significativo puesto que es tan grande como toda Europa o los Estados Unidos), de un planeta Tierra convertido en desierto por la avidez insaciables del capitalismo por el beneficio. Todo lo relacionado con el cambio climático de origen antrópico, el calentamiento global y la absoluta incapacidad del capitalismo para ni siquiera empezar a hacer frente a esta amenaza mortal para la humanidad, se pone de manifiesto hoy en Australia. Y también la falsedad de todas las soluciones propuestas incluidas la de los Verdes.
Podríamos entrar en muchas cifras detalladas, gráficos, tasas de aumento de las temperaturas, escalas del alcance y la amplitud de los incendios que actualmente asolan Australia. Podríamos indicar la cantidad de hogares perdidos, de muertes y enfermedades causadas, etc. Nos limitaremos, en cambio, a señalar que se alcanzan niveles récord y que estos aumentan cada día más en cada vez más zonas del continente, alcanzando en ciertos lugares niveles de contaminación atmosférica superiores a los de Pekín o Delhi. En Sídney, capital de Nueva Gales del Sur, esas cifras son 11 veces superiores a las habituales, se disparan continuamente las alarmas de incendio, los transbordadores y otros sistemas de transporte están atracados en tierra y las escuelas están cerradas. Las personas con enfermedades respiratorias severas están colapsando los hospitales y consultorios médicos. Nadie advierte de que las mascarillas al estilo de Pekín que están haciendo su aparición son más que inútiles. La gente señala que el humo está entrando en sus casas y que temen por los efectos sobre su salud tanto a corto como a largo plazo. Las condiciones en las que deben actuar los bomberos – recordemos que el 85% de ellos son voluntarios, tras el recorte de las plantillas de “profesionales” – son cada vez más peligrosas: sin apenas descansos, intoxicados por el humo y con peligro de accidentes mortales.
Es cierto que siempre ha habido incendios de la maleza en Australia, pero el alcance, la duración y la intensidad de estos últimos los sitúan a un nivel inédito y peligroso. Y si "siempre ha habido incendios de matorrales", también han existido siempre cambios climáticos y fluctuaciones en el fenómeno del Dipolo del Océano Índico (IOD) que afecta a Australia y más allá de ésta. En este caso recalentando todo el sureste mientras se incrementan las precipitaciones en África. Pero, al igual que sucede con otros fenómenos meteorológicos de escala mundial (El Niño, por ejemplo), estos se distorsionan e intensifican hasta niveles "sin precedentes", según los expertos. Y ello se debe al aumento del calentamiento global provocado por los efectos del incremento del dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra.
Por graves que sean, la quema de maleza y la escasez de agua no son las únicas manifestaciones de los peligros que corren, tanto a corto como a largo plazo, las poblaciones de Australia y otros países. La deforestación está creando auténticos desiertos de polvo. El gobierno australiano no va a la zaga del brasileño (y otros), en cuanto a su complicidad con una explotación implacable y extensiva del suelo. Existen áreas vastísimas que la vista no alcanza en las que se ha arrasado cualquier forma de vegetación. Los icónicos koalas ya estaban siendo diezmados antes de los incendios. Extensísimas llanuras se han dedicado a la agricultura intensiva que requiere grandes volúmenes de agua y toneladas de fertilizantes. Se las despoja de cualquier brote lo que reduce la humedad del suelo impidiendo así aún más la formación de nubles sobre ellas. A medida que estas llanuras se secan con el calor, lo que queda son enormes extensiones de tierra árida que se descompone en polvo, que se esparce con el viento mezclado con pesticidas, lo que representa una preocupación adicional para las comunidades vecinas. Al igual que en Brasil de Bolsonaro, se toleraron los desmontes ilegales y la deforestación. Incluso fueron fomentados por las diversas autoridades australianas. Todo ello en aras del capitalismo y su irrefrenable afán de más y más ganancias. Dadas las advertencias de los expertos sobre la futura evolución del clima, y que nada va a cambiar en cuanto a la necesidad de beneficios del capitalismo, hace que uno se pregunte ¿cuánto tiempo seguirán siendo habitables vastas extensiones de Australia para las generaciones futuras?
El gobierno de coalición dirigido por el "hombre del pueblo", el Primer Ministro Scott Morrison, admite, a diferencia de su predecesor Tony Abbot, que el "calentamiento global" existe, pero que está "bajo control"[2] (¡como lo está en Australia en este momento!). Su posición y la de su gobierno no es esencialmente diferente de la de Abbot, quien dijo que el calentamiento global "probablemente sea bueno" puesto que estaba "reverdeciendo el planeta y aumentando los rendimientos agrícolas haciendo la vida más segura y agradable" y que, de todas formas, no había muchas posibilidades de detenerlo. Morrison ganó las elecciones afirmando “no tener miedo al carbón”, y asegurando que no antepondría la lucha contra el cambio climático a la defensa de los empleos. Y que la relación de este cambio con los incendios de la maleza era el de “un factor entre muchos otros”, pero en todo caso "una cuestión secundaria" respecto a la cual “no hay por qué preocuparse". El gobierno y su sector energético carecen de una política coherente sobre el cambio climático y en eso no difieren de la gran mayoría de las grandes potencias. Actualmente están utilizando los llamados créditos del carbono como contabilidad creativa para aparentar que están haciendo algo para reducir las emisiones tal y como se comprometió el gobierno australiano. El Gobierno Federal transfiere el problema a las autoridades locales, estatales y territoriales, "descentralizando" la cuestión imposibilitando cualquier responsabilización ni enfoque coherente. Esta táctica de "descentralización" es un viejo truco del Estado democrático que aplica así el viejo “divide y vencerás”. Mientras tanto, el parlamento de Nueva Gales del Sur está tratando de impulsar una legislación que minimiza las consideraciones climáticas en la producción de carbón. Las muy lucrativas exportaciones de carbón australianas ascienden a 36.000 millones de libras esterlinas al año, según algunos informes. Siete nuevas minas a cielo abierto se han puesto en marcha en Queensland. Fundamentalmente, como todos los gobiernos sea cual sea su color, la respuesta del gobierno australiano ha sido negar, desviar y oscurecer la cuestión del cambio climático mientras continúa a toda marcha el expolio del territorio en nombre del interés nacional y los beneficios.
La respuesta de los Verdes consiste en hacer mucho ruido sobre el cambio climático, pero cuando se entra en el meollo de la cuestión, se sitúan claramente en el mismo saco que el gobierno y sus políticos. El "movimiento Verde" se parece mucho al movimiento pacifista. Y en Australia, como en todas las demás grandes democracias, los dos movimientos, sus estructuras y su personal, son intercambiables y se intercambian de hecho en ciertos momentos de la historia.
La principal similitud entre ambos movimientos es que existen para abogar por lo que el capitalismo no puede proporcionar: un sistema sin beneficios, sin competencia y sin guerras. No sólo desvían al proletariado de la necesidad de enfrentarse al capitalismo en su conjunto, sino que significan importantes soportes para la perpetuación del sistema y son, por lo tanto, en parte responsables de los efectos acumulativos de su descomposición. Según los Verdes, la lucha del trabajo contra el capital debe ser evitada, para que puedan conseguirse sus "reformas", cuando estas no tienen ninguna posibilidad de éxito ya que el capitalismo es, por su naturaleza, un sistema de explotación destructor.
Para los Verdes, en general, la situación "requiere la atención del gobierno" y la "intervención" del “sector bancario”[3]. También piden la intervención del Estado para crear "nuevos puestos de trabajo a partir de fuentes de energía neutras en carbono", y el parlamento (los Verdes, al igual que los pacifistas, están muy implicados en el parlamento y la democracia) debería "salvar al pueblo", cuando ese mismo parlamento es, en realidad, quién representa los intereses del capital contra "el pueblo" en general y la clase obrera en particular. Para los Verdes, la clase obrera debe apoyar a su enemigo, sacrificarse por él, y renunciar a luchar en defensa de sus propios intereses de clase.
Para algunos Verdes en Australia, y en otros lugares sin duda, los incendios deben ser vistos como “una última llamada de atención" (de una larga lista de "últimas llamadas de atención"). La idea de estos activistas es que, dados los crecientes estragos ocasionados por los incendios y las inundaciones, las compañías de seguros se negarán a suscribir estos y otros riesgos críticos relacionados con el calentamiento de la Tierra y, en consecuencia, los bancos dejarán de prestar a las empresas que produzcan energía fósil combustibles fósiles, invirtiendo en cambio en las basadas en “soluciones ecológicas".
El problema fundamental de este enfoque es que se basa en la suposición de que el capitalismo es esencialmente un sistema "razonable", que adoptará un enfoque lógico y hará lo mejor para el mundo. Lo cierto es, en cambio, que no es así. Desde principios del siglo pasado disponemos de numerosas pruebas como dos guerras mundiales y las numerosas guerras irracionales e ilógicas que se suceden desde entonces a medida que el capitalismo se hunde cada vez más en su decadencia. Poco importa la radicalidad que quieran aparentar los Verdes. Su único propósito es hacernos creer que es posible reformar el sistema a través de la banca, las compañías de seguros y la "explotación verde". Pero la función principal de la ideología verde, como su gemela pacifista, es confundir y desmovilizar a la clase obrera, alejarla de su lucha contra el capital y encarrilarla en defensa del "interés nacional".
Lo que realmente desenmascara al movimiento de los Verdes (y ocasiona muchas disensiones internas en los distintos grupos) es el desarrollo del militarismo y la guerra. Si los Verdes alardean de pacifismo ¿cómo abordan la cuestión de la guerra imperialista? Pues dado su apoyo al interés de cada capital nacional, su enfoque se refleja en el adoptado por el influyente partido ecologista de Alemania que no dudó en apoyar a su Estado en la "guerra contra el terrorismo" en Afganistán y otras tantas "expediciones" militares en el extranjero. Los Verdes, en general, quieren el aparato militar/represivo del estado no sólo intacto sino fortalecido, agresivo y a toda marcha, incluso con combustibles fósiles.
Los incendios forestales australianos, así como todos los embustes políticos que los han acompañado son una prueba más del curso del capitalismo en su conjunto hacia la destrucción. El capitalismo no actúa en pro del bien de la humanidad sino para la acumulación de capital y la conquista militar. La razón no tiene nada que ver en ello: “El capital es una relación global entre clases, basada en la explotación del trabajo asalariado y la producción para la venta con el fin de obtener ganancias. La búsqueda constante de salidas para sus productos conduce a una competencia despiadada entre los Estados-nación por el dominio del mercado mundial. Y esta concurrencia exige que cada capital nacional se desarrolle o muera. Un capitalismo que no busque penetrar hasta el último rincón del planeta y a expandirse sin límites no existe. Del mismo modo, el capitalismo es totalmente incapaz de cooperar a escala mundial para responder a la crisis ecológica, como ya ha demostrado el funesto fracaso de las diversas cumbres y protocolos climáticos”[4].
En el "otro lado" del capital se encuentra el trabajo, que ya demostró una vez que puede lanzarse al asalto del cielo, y que tendrá que volver a hacerlo como la única fuerza capaz de proporcionar una alternativa de lucha al sombrío futuro que nos depara el capitalismo.
Baboon 28.12.2019
Adaptado de World Revolution, publicación de la CCI en inglés.
[1] Estrenada en España como “La hora final” (nota del traductor)
[2] citado del periódico The Guardian de Australia
[3] Como vimos, esta "intervención de la banca" significo la nacionalización de grandes bancos tras el "crash" de 2008.Para la clase obrera significo años de agobiante austeridad a fin de pagar esa política.
[4] De nuestra hoja internacional "Sólo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción" [25]
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Unos días después de que la CCI publicara en español, francés, inglés y alemán (al menos, que yo sepa), por la importancia y seriedad del asunto, un llamamiento serio a la defensa del medio proletario[1] contra las actividades de un elemento de actividad muy siniestra la cual se negó siempre sistemáticamente a aclarar, la IGCL (exFICCI) ha publicado un comunicado en defensa de dicho elemento[2] y, sobre todo, atacando a la CCI[3].
En solidaridad, comentaré algunos de los pasajes de dicho comunicado de la IGCL:
“Lo mismo ocurre con su único reproche "político": Nuevo Curso no ha respondido a las críticas, incluidas las nuestras, de su reivindicación histórica con la Oposición de Izquierda Trotskista de los años 30. Pero ¿qué autoridad puede tener la CCI en esta materia, cuando se niega obstinadamente a responder públicamente a aquellos, de los que también somos parte, que apuntan su sucesivos y gravísimos abandonos de los principios marxistas?”
Esta es la lógica del ojo por ojo diente por diente. Según IGCL la CCI no tiene el derecho a que le responda Nuevo Curso porque ella misma no responde públicamente a la IGCL, o a “aquellos de los que también somos parte” cuyo nombre ni siquiera menciona. Para empezar, es una gran mentira que la CCI no haya respondido al IGCL (y se puede ver en la propia web[4]), y para acabar, este ‘ojo por ojo diente por diente’ es un principio totalmente ajeno a la clase obrera. Sería muy importante que ciertos elementos del medio proletario llamaran al debate sobre determinados asuntos, aunque en la evolución de su coherencia interna se negaran a responder a otros provisionalmente.
“Como señalamos el verano pasado: « la CCI está lanzando ahora un verdadero ataque parasitario – por utilizar sus propias palabras – contra estas fuerzas, en particular el Gulf Coast Communist Fraction, tratando de convencerles de que debaten en prioridad del parasitismo. Poco importaba para la CCI que el GCCF haya expresado su desacuerdo sobre esta cuestión, el hecho mismo de haber logrado a hacerle aceptar una reunión sobre este tema, en lugar de cuestiones políticas relacionadas con la experiencia y las lecciones programáticas de la Izquierda Comunista, ya es en sí mismo una trampa para nuevas fuerzas sin experiencia”
La CCI buscaba discutir prioritariamente este tema importante para buscar la claridad en torno a una divergencia importante con el GCCF (sin ni mucho menos dejar de lado “cuestiones políticas relacionadas con la experiencia y las lecciones programáticas de la Izquierda Comunista”, ¡como si hubiera alguna contradicción! ¡Esta es, incluso, una de esas cuestiones!), y que piensa que amenaza urgentemente a dicho grupo: su contacto próximo con el parasitismo. La CCI busca fomentar la discusión y la clarificación, y si el GCCF expresaba un desacuerdo no es algo negativo que cierra el debate de una vez por todas. La CCI no “hizo aceptar” nada al GCCF, ellos mismos decidieron aceptar en principio y finalmente cerrarse a la discusión. La CCI no tiene los medios ni la intención de hacer aceptar a la fuerza ni de confundir, sino que buscó la continuidad del debate para encontrar la mayor claridad[5]. La IGCL trata a los elementos del grupo GCCF como si fueran unos seguidistas sin fuerza de voluntad ni valentía ni responsabilidad para ser coherentes consigo mismos. Este es el doble trato que merecen quienes están en estrecho contacto con el parasitismo.
Por otro lado, ¿cómo puede un grupo que se presenta como “coherente consigo mismo” utilizar conceptos con los que no está de acuerdo: “un ataque parasitario – por utilizar sus propias palabras”? Solo puede tratarse de un objeto arrojadizo. Esto entra dentro de la típica dinámica parasitaria de acusar a otros de seguir su propia lógica, lo que ellos mismos se dedican a hacer. Lo dicen incluso de las formas más enrevesadas, acusando a la CCI de lo mismo. Quizás algunos elementos lo hagan de forma consciente, y otros presos del círculo vicioso de la lógica de ojo por ojo diente por diente. Es importante salir de este círculo de acusaciones fáciles y desmembradas para distinguir las denuncias serias y fundadas en defensa del medio proletario de las calumnias. En toda esta humareda de acusaciones, todas podrían parecer lo mismo. La CCI, sin embargo, no niega la necesidad de denuncias serias, rigurosas, fundamentadas y valientes, en defensa del medio, y declara que este es un asunto serio que no tomar a la ligera y que necesita de discreción y de una profunda investigación. Esto no es algo nuevo de la CCI sino de la tradición de la clase obrera (contra Vogt, Lassalle, Schweitzer, la Alianza de Bakunin, etc) y no es una herramienta para hundir personas, sino de clarificar las actitudes que pertenecen a la clase obrera y las que no, e investigar seriamente a elementos con actitud siniestra, en defensa del medio. La CCI también busca la necesidad de distinguir esto de las calumnias, y por tanto las dos cosas no son una unidad confusa sino su extremo opuesto.
Los elementos del medio político proletario debemos buscar la clarificación de qué hay detrás de este ataque de la IGCL no a través del método del desprecio prejuicioso, sino del análisis y la búsqueda de claridad. No sacando sus palabras de contexto, sino de la mayor claridad posible y la lectura detenida de su texto en contraste con el documento de la CCI y su actividad general. Así como seguir el resto de los textos publicados por la CCI sobre el IGCL o la FICCI, y los publicados por estos últimos sobre la CCI. Solo así podremos enfrentar la confusión y el empantanamiento del medio. El rigor y la seriedad son de lo más necesario. Este rigor y seriedad metódicos llevan a mi juicio a una denuncia clara de este tipo de actividad parásita, y a distinguir quién es parte del medio proletario y quién, aunque lo pretenda por otros motivos, no. La búsqueda de claridad es fundamental, y esta es imprescindible para la clase obrera. La CCI no busca tergiversar las palabras ni de los grupos parásitos, ni de la burguesía.
“Es difícil ver qué interés tendrían el PS y el Estado español en crear desde cero un grupo como Nuevo Curso cuya denuncia del carácter capitalista del propio PS es sistemática. Y que, por otra parte, ha desempeñado un papel activo en la aparición y reagrupación internacional de nuevas fuerzas revolucionarias y comunistas, en particular en el continente americano”.
La CCI en ningún momento ha dicho que el PSOE haya creado a Nuevo Curso. Cualquiera que lea el artículo de la CCI puede verlo. Por tanto, esto es una mentira[6]. No es que el IGCL esté confundido o sea incapaz de distinguir. El IGCL no tiene más método que aquel para mantener sus apariencias y atacar a la CCI. Aquí transmite la idea de que todo lo que aparentemente agrupa fuerzas revolucionarias es tal cosa. Está contra la naturaleza del IGCL distinguir entre dichos grupos (las agrupaciones que a la vez que denuncian el sistema capitalista, no pertenecen a la clase obrera, aunque lo pretendan, como la Alianza de Bakunin, o ellos mismos) y buscar una claridad al respecto, por eso incluyen todo en el mismo saco, para camuflarse ellos mismos. La superficialidad con la que defienden a Nuevo Curso (aunque no sea NC sino Gaizca el eje principal de las investigaciones del documento de la CCI) es la misma que la que podría usarse incluso para defender al izquierdismo (aunque NC no sea ni parte del izquierdismo ni de la Izquierda Comunista). ¿Qué ocurre pues? No le importa lo más mínimo si este elemento es honorable o no. Encontrar las herramientas para investigar y entender ayudaría a despejar la humareda de confusión tras la cual se esconde el IGCL mismo. El IGCL añade, con gran hipocresía, por cierto, que hablar de individuos concretos es entrar en "psicología de los comportamientos individuales" y que este es un terreno de por sí "nauseabundo y destructivo" donde es imposible verificar nada. Una vez más la IGCL ataca a la clase obrera impidiéndole distinguir y metiendo un gran miedo a entender los comportamientos individuales.
Además, la CCI claramente alerta también a “aquellos participantes en el blog Nuevo Curso que lo hacen de buena fe”. El fin de la CCI es recuperar la mayor claridad, y la mayor cualidad de elementos al medio proletario, no destruir, tumbar o derribar organizaciones, tal y como lo expresa la IGCL. En su denuncia del parasitismo, la CCI ofrece una perspectiva positiva.
“¿No emitió una resolución interna pidiendo la destrucción de la TCI (ex-BIPR) en su 16º Congreso en 2005? Hoy es el turno de Nuevo Curso”.
La IGCL no pone enlaces web a los textos de la CCI, citan solo las partes que les conviene, sacadas de todo contexto. Quieren incluso mezclar el último Congreso de la CCI[7] pero, para empezar, se equivocan totalmente en que la CCI niegue la lucha de clases. Solo que ni entienden ni buscan entender la teoría del curso histórico, simplemente lo usan como un arma arrojadiza.
Además, aluden a, y deforman los asuntos internos de la CCI ¡de 2005! Pero la IGCL, ex FICCI fue excluida de la CCI en 2003. ¿Cómo se habrían hecho con estos documentos? ¡Y afirman que la CCI pidió la destrucción de la TCI![8] Ante esto, pido, como simpatizante de la CCI y miembro de la Izquierda Comunista, a la TCI su solidaridad con la CCI en nombre de la defensa del medio proletario.
No me detendré más en el documento, que debe ser analizado en profundidad. Mi intención es expresar lo antes posible mi solidaridad con la CCI.
Fraternamente,
TV (19/02/2020)
[2] Más que en defensa de dicho elemento sale en defensa del grupo Nuevo Curso, haciendo un ‘hombre de paja’ con el texto de la CCI. Luego sus acusaciones de “personalizar lo político” significan en realidad disfrazar al individuo en el grupo, reinventándose los argumentos de la CCI. La IGCL, convenientemente, no tiene interés en teorizar una distinción entre la investigación rigurosa del honor de los individuos justificadamente sospechosos en defensa del medio, y por otro lado los ataques personales. Sin embargo, no tuvo problema alguno en hacer lo que ella misma denuncia, pero hacia la CCI (ver por ejemplo aquí una cita textual en la que revela nombres personales- apartado: Las verdaderas «divergencias políticas» de los amigos de Jonás: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/306/los-metodos-policiales-de-la-ficci [73] La CCI ha investigado seriamente a un individuo dándole la oportunidad de explicarse numerosas veces. Si este fuera honrado y considerara un error las investigaciones de la CCI, sería su responsabilidad clarificar su más que sospechosa actividad, así como su negativa a explicarse en el pasado.
[4] Ha respondido a los ataques de la IGCL, aunque por supuesto no ha entrado en el juego de incluirlo en la Izquierda Comunista tratándolo como tal. Pese a ello, se ha defendido de sus ataques respondiendo a sus calumnias y tergiversaciones desde que hizo su falsa fracción interna de la CCI. Basta con escribir “ficci”, “giic” o “igcl” en el buscador de la web de la CCI español e inglés para ver que la CCI no ha ignorado a la IGCL, sino que ha buscado la más profunda claridad sobre sus comportamientos.
[5] La CCI, y se puede ver la madurez al respecto en las resoluciones del último 23er Congreso, comprende que la lucha contra el parasitismo es una de las luchas políticas fundamentales de este período de la descomposición. Este fenómeno, no es nada fuera de lo común en la sociedad burguesa, no es ni mucho menos un cuerpo extraño a ella. Ante aquel, es necesaria la lucha en defensa de la organización contra grupos que aparentan, pretenden ser parte del medio político proletario (con orígenes diversos, heterogéneos) cuya actividad colectiva (pese a incluir elementos contrariados) está dirigida a destruir las verdaderas organizaciones revolucionarias lo más veladamente posible, no necesariamente con ataques frontales continuos que les harían perder sus apariencias. Su origen no es necesariamente el de agentes burgueses a sueldo, como pretende tergiversar la IGCL para hacer de la CCI un muñeco de paja (aunque es un buen terreno para la infiltración de estos elementos, así como para aventureros políticos, y elementos desclasados). Distinguir estos grupos de las verdaderas organizaciones es un tema que abordar de forma metódica y rigurosa, buscando claridad y discusión con elementos en búsqueda que les cuesta distinguir las apariencias.
Es importante distinguir, por ejemplo, el parasitismo tanto del izquierdismo, por un lado, como del pantano por el otro, o de elementos en búsqueda, ya que la confusión real se podría confundir con el aprovechamiento y propagación de la misma. Las herramientas para distinguir son fundamentales y no son un invento de la CCI.
[6] La deformación es clarísima para quien haya leído ambos textos. La CCI declara que “él es animador principal de Nuevo Curso” y que “hoy Gaizka pretenda crear con Nuevo Curso un vínculo “histórico” con una supuesta “Izquierda Comunista Española”, pero en ningún momento dice que el PSOE haya creado a NC. Que un individuo con contacto mantenido, pero alternante (también con la derecha) con altos cargos de la burguesía en su trayectoria mientras estaba en contacto con la CCI haya sido el animador principal de NC no significa necesariamente que la burguesía haya creado este grupo.
[7] “En particular el de su último congreso que liquida el principio fundamental y central del marxismo de la lucha de clases como motor de la historia : « la dinámica general de la sociedad capitalista (...) ya no está determinada por la relación de fuerzas entre las clases » (Resolución del 23° congreso de la CCI).”-IGCL https://igcl.org/Nuevo-ataque-de-la-CCI-contra-el [74]
[8] Para la CCI, ¡la TCI es una organización de la Izquierda Comunista! Si hubiera habido algún debate interno entonces sobre la TCI (seguramente, aunque no en estos términos que expresa la IGCL) y esto fuera la resolución de la CCI, esto se habría publicado. ¿O se trata de una contribución sacada de contexto? No sabemos. No conozco dicha discusión interna, sea ficticia o real, ni su contenido. Lo que está claro es el carácter malicioso de la IGCL, que hace equivaler el documento de la CCI a una anterior supuesta conspiración interna y encubierta contra la TCI, ¿para qué sino para romper la necesaria solidaridad entre ambas organizaciones?
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Tras una gestación complicada, llena de intrigas, maniobras, pulsos y puñaladas traperas[1], se ha formado el primer “Gobierno de coalición” desde que en 1975 el Estado capitalista cambió de disfraz y pasó de la dictadura franquista al engaño democrático.
Este gobierno “social” y de “progreso” no parece haber suscitado demasiadas ilusiones, sin embargo, nos dicen que “es preferible a un gobierno de derechas”, que “alguna mejora traerá” y según Pablo Iglesias sería “la mejor vacuna contra la extrema derecha en toda Europa”[2].
Sin embargo, la experiencia histórica del proletariado en todos los países dice todo lo contrario:
Como se decía en las asambleas del movimiento de indignados en 2011: “PSOE y PP la misma mierda es”, “¿Dónde está la izquierda? Al fondo a la derecha”[5].
Vamos a ver concretamente la historia de los gobiernos de Izquierda en España. En un primer artículo veremos los gobiernos de la Conjunción Republicano -Socialista de 1931-33 y los del Frente Popular (1936-39). Nos apoyaremos en el legado de nuestros antepasados de Bilan de la Izquierda Comunista[6].
En 1923 el capital español, sumido en graves contradicciones y urgido de acabar la interminable sangría de la guerra de Marruecos, propició de forma casi unánime la dictadura de Primo de Rivera. La misión de esta fue, por una parte, desarrollar estructuras de capitalismo de Estado, requeridas por la decadencia del capitalismo, y, sobre todo, como recuerda Bilan, hacer frente al peligro proletario, pues los obreros en España, con la huelga de 1917, la huelga de La Canadiense de 1919 y el Trienio Bolchevique de 1917-20, habían intentado, de forma lamentablemente dispersa, unirse a la oleada revolucionaria mundial de 1917-23: “Las grandes huelgas de 1.917-18, los movimientos sociales que han seguido a la guerra hasta 1.923, obligaron al capitalismo a recurrir a la dictadura de Primo de Rivera que, bajo un feroz terror militar, debía impedir que el movimiento proletario consiguiera el desmoronamiento del sistema económico burgués. Solamente a este precio la burguesía pudo dirigir los beneficios realizados durante la guerra hacia el desarrollo de la red bancaria, de los medios de comunicación y de la electrificación”
El PSOE en 1921[7] eliminó definitivamente todo vestigio proletario y se erigió en uno de los apoyos más contundentes de una dictadura que, como acabamos de ver, tenía en su agenda tres de las piezas básicas de la barbarie capitalista: desarrollo del capitalismo de Estado, aplastamiento de la lucha proletaria y participación en la guerra imperialista marroquí. El PSOE inauguraba por todo lo alto su hoja de servicios a la explotación capitalista.
La UGT, el sindicato del PSOE, se convirtió en sindicato del régimen y ejerció como delator de obreros combativos. Largo Caballero, jefazo de la UGT y alto personaje del PSOE, fue promovido a consejero de Estado del dictador. Este puesto que legitimaba al régimen fue justificado diciendo “Me parece que sería un error que, porque haya dictadura, como si no la hubiera, nosotros abandonásemos los sitios de lucha... porque cuando más aprieta el enemigo nosotros debemos defendernos más”[8]. El PSOE estuvo a punto de participar en una Asamblea Nacional Consultiva que había montado el dictador. Sin embargo, su pretensión de que los representantes socialistas acudieran a título individual frustró la colaboración.
El PSOE comenzó a cambiar de chaqueta en 1929 cuando arreciaban las huelgas obreras y amplios sectores de la burguesía, incluidos los monárquicos, veían necesario no solo desprenderse del dictador sino igualmente del propio monarca, Alfonso XIII. De repente, los líderes del PSOE descubrieron que “era suicida colaborar con la dictadura” y que “el intervencionismo reformista se había agotado” (sic). Aun así, gran parte del conglomerado PSOE-UGT siguió apoyando al dictador y a su sucesor, el general Dámaso Berenguer, quien incapaz de controlar la situación, sobre todo frente a las huelgas obreras, su régimen fue llamado humorísticamente la “dictablanda”.
Los políticos republicanos, secundados por monárquicos como Alcalá Zamora, conspiraron abiertamente en el famoso Pacto de San Sebastián celebrado en agosto de 1930 al que finalmente se sumó el PSOE dos meses después tras no pocas vacilaciones. Aprovechando su aparato partidista y sindical implantado en toda España, el PSOE se puso al frente de la alianza pro - República, proclamando en un viraje de 360 grados “la organización de una huelga general que fuera acompañada de una insurrección militar que metiera a la Monarquía en los archivos de la Historia y estableciera la República sobre la base de la soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente” (Manifiesto de diciembre 1930).
Estos radicalismos de pacotilla tenían como fin borrar las huellas de su apoyo al dictador, ponerse al frente de las fuerzas antimonárquicas y, especialmente, tratar de desviar la marea de huelgas hacia objetivos políticos burgueses, tales como la “Asamblea Constituyente” y la República.
De la prometida “huelga general” nunca más se supo y la “insurrección” no pasó de lamentables intentonas golpistas rápidamente reprimidas con fusilamientos por los responsables de la “dictablanda”. Se organizó un “comité revolucionario” (sic) donde figuraban republicanos, monárquicos conversos, catalanistas y autonomistas gallegos, y donde quien “cortaba el bacalao” eran los representantes socialistas, Largo Caballero, Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto.
Las elecciones municipales convocadas a la desesperada por la monarquía dieron el triunfo en las grandes ciudades a las candidaturas del “comité revolucionario”. Alfonso XIII puso pies en polvorosa y en medio de una euforia ilusa fue proclamada la República el 14 de abril de 1931. El “comité revolucionario” se autoproclamó Gobierno provisional. Había nacido el gobierno de coalición Republicano Socialista.
Una vez más, el PSOE se ponía al servicio del Capital. No hay ninguna incoherencia entre su anterior apoyo a una dictadura feroz y su nueva imagen de “promotor” de una República demagógicamente presentada como “República de los Trabajadores” a cuyo frente figurará Niceto Alcalá Zamora un terrateniente andaluz, monárquico de toda la vida. En 1923 y en 1931 un solo interés guía la acción del PSOE: la defensa del Capital Español.
Entre 1931-33 el poder es ejercido por socialistas y republicanos. Su demagogia “social” y “democrática” oculta la brutalidad de sus ataques a las condiciones de vida obreras y la bárbara bestialidad de la represión de las huelgas empleando masivamente el ejército y un nuevo cuerpo de represión bendecido como “republicano”, los Guardias de Asalto.
El nuevo gobierno tenía que hacer frente a los graves efectos de la Gran Depresión de 1929 que había traducido en el plano económico la Decadencia del Capitalismo que la Primera Guerra Mundial había expresado en el plano imperialista. Frente a la crisis tenía que desmovilizar las luchas obreras y proseguir las medidas de Capitalismo de Estado que había iniciado la dictadura de Primo de Rivera. Igualmente, debía hacer frente a un problema crónico en la España de la Decadencia Capitalista: el separatismo, principalmente catalán y vasco[9].
Las llamadas “medidas sociales” iban encaminadas a reforzar el poder de los sindicatos como órganos de control de la clase obrera. Pese a la oposición incendiaria de Derecha y terratenientes que las presentaban como “revolucionarias”, eran la “cara social” del Capitalismo de Estado que se materializó en 3 leyes:
Se extendió un miserable “Seguro Obrero” (un programa estatal anticipo de la actual Seguridad Social) a casi 5 millones de trabajadores que mejoró algo la situación de los jornaleros. Sin embargo, el gobierno republicano – socialista degradó con brutalidad la situación de los trabajadores: desempleo, caída de salarios, endurecimiento de las condiciones laborales y una represión omnipresente fueron el pan amargo que tuvo que tragar el proletariado en España.
La llamada “Reforma Agraria” presentada como la “solución” a la terrible miseria de los jornaleros y una gran mayoría de campesinos, resultó ser un gigantesco fraude. “A pesar de las grandes expectativas que había levantado, los efectos de la Ley de Reforma Agraria fueron muy limitados: a finales de 1933 sólo se habían ocupado 24 203 Has., repartidas entre 4339 campesinos, a los que habría que añadir otros tres o cuatro mil en las tierras previamente expropiadas a la Grandeza de España (las previsiones eran de entre 60 000 y 75 000 campesinos instalados por año)”[10].
Este gobierno “de los trabajadores” adoptó la Ley de Defensa de la República en octubre de 1931, preparada por el Estatuto Jurídico del Gobierno Provisional que otorgaba a éste, sin necesidad de aval judicial, la facultad de anular las libertades y derechos constitucionales «si la salud de la República, a juicio del Gobierno, lo reclama» (ídem.).La siniestra ley se presentó como “baluarte” contra fascistas y monárquicos (alfonsinos o carlistas) pero en realidad iba dirigida contra las huelgas obreras y contra anarquistas y comunistas, los cuales tuvieron “serios obstáculos para ejercer [el derecho a la libertad de asociación] pues se tolerarán, y no siempre, sus reuniones en locales cerrados pero se les prohibirá su ejercicio en lugares públicos. Por ejemplo, una manifestación que se formó a la salida de una reunión que el Partido Comunista de España celebró el 1 de mayo en San Sebastián fue disuelta contundentemente por la fuerza pública, produciéndose numerosos heridos (…) Más significativo aún fue lo que ocurrió el 28 de mayo de 1932. Aquel día unos huelguistas de Pasajes que se dirigían a San Sebastián fueron bloqueados por la Guardia Civil en el puente de Miracruz. Ante la negativa de aquellos a disolverse, los guardias civiles comenzaron a disparar ocasionado la muerte a ocho personas y más de cincuenta heridos.” El jefe del Gobierno, el republicano Azaña, gritó en las Cortes de forma muy “marcial” que contra esa Ley “ningún recurso será posible, una decisión adoptada por el ministro de la Gobernación no se va a recurrir ante un juez ni ante el Tribunal Supremo tampoco”. A esta ley la sustituyó la Ley de Orden Público (1933) del mismo calado, y se añadió otra “Ley de Vagos y Maleantes” que siguió vigente bajo el franquismo.
Dada la debilidad de la burguesía española, el régimen liberal necesitó del concurso activo de los militares. Durante el siglo XIX, O’Donnell, Narváez, Prim, Serrano, Martínez Campos y un larguísimo etcétera capitanearon los gobiernos como expresión del peso desmesurado del Ejército en el Estado burgués. Bilan lo explica: “A partir de este momento [1834, instauración definitiva del régimen liberal] aparecerá un fenómeno que una y otra vez encontraremos a lo largo de la evolución española, puesto que el desarrollo económico de la estructura de la sociedad española no contiene los fundamentos que permiten sentar las bases del estado capitalista moderno; es a través de la violencia, del ejército, como los liberales intentaron instaurar el régimen “del pueblo”, al igual que por medio del ejército serán aplastados tanto el propio liberalismo como los movimientos sociales que se desencadenaron en reacción a sus tentativas”. El gobierno republicano – socialista quiso apartar los militares de la política. Sin embargo, siguió confiando al ejército no solo la represión de las huelgas sino igualmente encargó a la justicia militar los juicios sumarísimos contra huelguistas y “agitadores”. Un socialista, Juan Simeón Vidarte, reconoció que “aunque ello parezca extraño, no llegó a modificarse el Código de justicia Militar y en todos los choques que se produjeron entre el pueblo y la Guardia Civil, siguieron interviniendo los Consejos de guerra” [11].
Como hemos visto, la “República de los trabajadores” ofrecía mucho circo, pero, a diferencia de los emperadores romanos, les quitaba el pan a los trabajadores. Esto provocó una creciente desilusión tanto en los obreros urbanos como agrícolas. Las huelgas no se hicieron esperar y ante ellas el Gobierno Republicano – socialista desplegó una salvaje represión.
La huelga de Telefónica iniciada el 4 de julio de 1931 suscitó una huelga de solidaridad que tuvo especial éxito en Sevilla que quedó paralizada el 20 de julio. “La respuesta del gobierno fue declarar el estado de guerra dos días después, por lo que las fuerzas militares ocuparon la ciudad llegando a utilizar la artillería contra el local de la CNT donde estaba reunido el comité de huelga. Hubo 30 muertos y 200 heridos” (ídem.). A estos muertos cabe agregar cuatro más a los que se aplicó la Ley de Fugas el 23 de julio, según reconoció el propio Manuel Azaña. “A esta huelga siguieron otras, no sólo en las ciudades (como la del metal en Barcelona el 4 de agosto de 1931) sino también en el campo, donde además se produjeron ocupaciones de fincas por jornaleros en demanda de la reforma agraria” (ídem.), de nuevo, el Gobierno “de los trabajadores” respondió a sangre y fuego.
En Castilblanco, un pueblo agrario de la provincia de Badajoz, la UGT convocó a manifestaciones para pedir trabajo para los jornaleros el 30 y 31 de diciembre de 1931. La Guardia Civil entró a tiros en la Casa del Pueblo donde se celebraba una reunión masiva causando un muerto, en respuesta jornaleros y mujeres acabaron linchando a 4 guardia civiles. Pocos días después “en Zalamea de la Serena, la intervención de la Guardia Civil —en lo que parecía, para algunos, un escarmiento por los sucesos de Castilblanco- mató a dos campesinos e hirió a tres más”[12]
El 2 de enero de 1932, los obreros de una fábrica azucarera de Épila (Zaragoza) se declararon en huelga hallando inmediatamente la solidaridad de los jornaleros de la localidad, una asamblea en la plaza del pueblo fue atacada por la Guardia Civil causando 2 muertos. “Al día siguiente, lunes 4 de enero, una manifestación de campesinos en Jeresa (Valencia), enfrentados a los patronos que no aceptaban las bases de trabajo propuestas, recibió a la Guardia Civil a caballo con insultos y piedras. Hubo una carga de sables y disparos. El resultado fue cuatro muertos y trece heridos, dos de ellos mujeres” (ídem.) El 5 de enero en la localidad industrial riojana de Arnedo una manifestación de obreros que acompañaba a los delegados sindicales de la UGT que trataban de negociar el fin de la huelga fue de nuevo atacada por la Guardia Civil provocando 11 muertos.
La huelga del Alto Llobregat (Barcelona), protagonizaba por mineros y trabajadores industriales iniciada el 19 de enero, culminó en una insurrección obrera con la toma de varios pueblos mineros donde se proclamó la “comuna libertaria”. El gobierno envió el ejército desencadenando una nueva oleada represiva. 204 obreros, considerados “cabecillas”, fueron deportados a las colonias de Marruecos y Guinea en condiciones espantosas, uno de ellos murió enfermo en la travesía.
“Justo un año después de la insurrección del Alto Llobregat se produjo un nuevo movimiento insurreccional anarquista, esta vez general, que provocó graves incidentes en Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía, expeditivamente reprimidos por las fuerzas gubernativas, que causaron numerosos muertos. Los sucesos más graves tuvieron lugar en la aldea de Casas Viejas (Cádiz) donde la intervención de las fuerzas de orden público provocó una matanza” (ídem.). Casas Viejas, un poblado de jornaleros de la provincia de Cádiz, sufrió una verdadera carnicería: los sucesivos destacamentos de Guardia Civil y Guardia de Asalto, siguiendo instrucciones directas de las autoridades de Madrid[13], acabaron asesinando a 22 personas, una choza fue incendiada deliberadamente causando 6 muertos, “Mataron a un anciano que se negó a abrirles la puerta de su casa y detuvieron a doce personas a las que condujeron esposadas a la choza calcinada de Seisdedos. Les mostraron el cadáver del guardia de asalto muerto y a continuación el capitán Rojas y los guardias los asesinaron a sangre fría” (ídem.)
En el Bienio “progresista” de 1931-33 1500 obreros fueron asesinados en la represión de las luchas. El currículo del PSOE había pasado del sostén a la Dictadura de Primo de Rivera al copo del “comité revolucionario” que promovería el engaño de la Segunda República (la demagógicamente proclamada “Republica de los Trabajadores”) para desembocar en la participación en un gobierno que durante 2 años derramó ríos de sangre proletaria.
Tras el paréntesis del gobierno de derechas de 1933-36, quien prosiguió las matanzas de obreros, la más grave la represión de la insurrección obrera de Asturias (octubre 1934) con cientos de muertos, torturados y encarcelados, en febrero de 1936 una nueva coalición de izquierdas, el Frente Popular, subió al poder.
Los gobiernos de Frente Popular surgieron en aquellos países de Europa donde la clase obrera no estaba totalmente derrotada a diferencia de Rusia y Alemania donde, respectivamente, el estalinismo y el nazismo, habían sellado el aplastamiento del proletariado. Su misión era alistar al proletariado para la guerra imperialista utilizando como banderín de enganche el antifascismo. Las dos experiencias más significativas de Frente Popular se dieron en Francia y España.
En Francia, en 1934 se tomó como pretexto los incidentes causados por los fascistas de la Croix de Fer para desatar una campaña histérica de “qué viene el fascismo”. A ello concurrió el pacto de la URSS con las grandes potencias “democráticas” “1934 es el año en que la URSS firma los acuerdos con Francia integrándose con todos los honores en la "alta sociedad" imperialista lo que se verá formalmente reconocido con su admisión en la Sociedad de naciones (precedente de la actual ONU). Los PC operan un cambio radical: la política "extremista" del "tercer periodo" caracterizada por una burda parodia del "clase contra clase" es reemplazada de la noche a la mañana por una política "moderada" de mano tendida a los socialistas, de formación de Frentes populares interclasistas en cuyo seno el proletariado debe someterse a las fracciones burguesas "democráticas" para conseguir el objetivo "supremo" de "cerrar el paso al fascismo"[14]. El 14 de julio de 1935, fiesta nacional francesa, se organizan manifestaciones gigantescas donde se mezcla el agua con el fuego: la bandera roja del proletariado con la bandera tricolor francesa, retratos de Marx con retratos de Robespierre, se canta La Internacional y La Marsellesa. Esta farsa monumental tiene como fin atar a los obreros al carro de la defensa nacional, su disolución en la masa amorfa del “pueblo de Francia”, todo ello sobre la base del antifascismo. “Bajo el signo de imponentes manifestaciones de masas se está disolviendo el proletariado francés en el régimen capitalista. A pesar de los miles y miles de obreros desfilando por las calles de París, se puede afirmar que, en Francia, ni más ni menos que en Alemania, no subsiste ya una clase proletaria que luche por sus propios objetivos. Y en esto, el 14 julio ha sido un momento decisivo en el proceso de disgregación del proletariado y en la reconstrucción de la sacrosanta unidad de la nación capitalista. (…) Así pues, los obreros han tolerado la bandera tricolor, han cantado La Marsellesa e incluso han aplaudido a los Daladier, Cot y demás ministros capitalistas, los cuales, junto con Blum, Cachin[15], han jurado solemnemente que “darán pan a los trabajadores, trabajo a los jóvenes y paz al mundo” o sea, dicho con otras palabras: plomo, cuarteles y guerra imperialista para todos” (Bilan n° 21, julio-agosto de 1935).
En el caso de España, se fue fraguando tras arduas negociaciones una nueva alianza entre republicanos y PSOE, aunque este último aportó dos partidos situados a su izquierda: PCE y POUM. Azaña aclaró en una declaración parlamentaria que “el Frente Popular no es la revolución social, ni es la labor de entronizamiento del comunismo en España”[16]. Su programa se limitaba a una amnistía de los numerosos represaliados de Asturias 1934, una vaga alusión a proseguir las “reformas sociales” de 1931-33, la continuación de las medidas de autonomía de las regiones españolas, y abandonaba las referencias a la “reforma agraria” sustituidas por medidas muy tímidas de “apoyo a los campesinos”. Su énfasis más importante era la “alianza contra el fascismo” donde en nombre de “cerrarle el paso” se buscaba la disolución del proletariado en el “pueblo español” y su sometimiento a unas fracciones burguesas pretendidamente “liberales” y “progresistas”.
El gobierno es confiado a los partidos republicanos, mientras que PSOE y sus adláteres apoyan desde el parlamento. Esta división de tareas tiene como fin desmovilizar y finalmente amordazar a la clase obrera “Izquierda – Derecha, República – Monarquía, apoyo a la izquierda en contra de la derecha y la Monarquía; he aquí los dilemas y las posiciones que han defendido los diversos movimientos que actuaban en el interior de la clase obrera. El verdadero dilema estaba en la oposición Capitalismo o Proletariado; Dictadura de la burguesía para aplastar al proletariado o Dictadura del proletariado para erigir un baluarte de la revolución mundial y suprimir el Estado y las clases” (Bilan).
El Frente Popular prosiguió la misma política anti obrera de sus predecesores. El desempleo y la carestía de la vida subieron sin descanso y las medidas “sociales” se redujeron. Hubo una oleada de huelgas de grandes proporciones, entre marzo y junio de 1936 tantas huelgas como en todo 1933[17], en general, las autoridades fueron más prudentes en el uso de la fuerza, aunque una huelga general para reclamar la readmisión de los despedidos por la insurrección de Asturias y la liberación de los presos detenidos fue reprimida por los Guardias de Asalto causando un muerto. El 8 de marzo con el gobierno ya definitivamente constituido, la Guardia Civil asesinó a 4 jornaleros en una manifestación en Escalona (Toledo) que pedía el reparto de tierras. “Entre el 1 de mayo y el 8 de julio se contabilizaron 192 huelgas agrarias. La repuesta de los jornaleros, entre los que el paro y el pauperismo alcanzaban proporciones alarmantes, fue a veces violenta y dio pie a incidentes sangrientos, como el de Yeste (Albacete) donde a finales de mayo la detención de unos campesinos que pretendían talar árboles en una finca particular condujo a un sangriento enfrentamiento entre la Guardia Civil y los jornaleros, en los que murieron un guardia y 17 campesinos, varios de ellos asesinados a sangre fría por los agentes” (ídem.)
Desde el mismo día de la formación del Gobierno del Frente Popular, un grupo muy representativo de militares (Mola, Goded, Sanjurjo, Franco etc.) conspiraba descaradamente para dar un golpe de Estado. La gran mayoría de la Derecha le apoyaba “Al día siguiente de formarse el gobierno de Azaña el periódico de la Comunión Tradicionalista El Pensamiento Alavés ya afirmaba “que no sería en el Parlamento donde se libraría la última batalla, sino en el terreno de la lucha armada” y esa lucha partiría de “una nueva Covadonga que frente a la revolución sirviera de refugio a los que huyeran de aquélla y emprendiera la Reconquista de España” (ídem.).
El gobierno trasladó a regiones periféricas a los generales más significados (Franco fue destinado a Canarias), sin embargo, la conspiración siguió su curso sin grandes obstáculos. Mola, máximo dirigente, desarrolló sus famosas instrucciones secretas que programaban una verdadera caza del hombre en las filas obreras, y fue tejiendo enlaces en los distintos cuarteles; si el golpe se retrasaba era más bien por las disensiones entre los conspiradores puesto que José Antonio, capitoste de la Falange, exigía un poder desmesurado y lo mismo sucedía con los carlistas. El gobierno “popular” se ufanaba de “tenerlo todo controlado”, "Azaña y muchos elementos de su partido, y el propio Casares Quiroga, jefe del gobierno, no creyeron que después de haber neutralizado con facilidad el golpe de Sanjurjo en 1932 en el ejército hubiera capacidad para preparar una acción seria, estimando además que tenían controlados a los posibles cabecillas y que en el caso de que esa rebelión se produjese sería fácil abortarla” (ídem.).
En realidad, pese a ser rivales, golpistas y Frente Popular, estaban unidos por el mismo enfrentamiento de clase contra el proletariado, “El Frente Popular en España, se revela ser, como demuestran los hechos actuales, no una fuerza de la que los obreros puedan servirse, sino un arma poderosa del enemigo que tiene por función su aplastamiento. Bajo su gobierno se ha podido organizar metódicamente toda la acción de la derecha, donde las ayudas no consistían solamente en la conspiración (este aspecto muy teatral es el menos importante), que han tenido facilidad para preparar” (Bilan).
Cuando por fin, el 18 de julio, los militares se sublevan, lo primero que hará el Frente Popular es intentar pactar con ellos, puesto que los republicanos de izquierda temían "tanto o más que el golpe militar de signo antirrepublicano, el desbordamiento del orden social por obra de una acción de masas"[18]
Fueron los obreros los que con su rebelión espontánea impidieron a los militares realizar sus propósitos, mientras que el principal propósito del gobierno del Frente Popular fue paralizar a los obreros: “encargó a Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes y líder de Unión Republicana, que formara un gobierno con el mayor apoyo político posible, dejando fuera a los dos extremos (la CEDA y el Partido Comunista de España), cuyo objetivo era conseguir "detener la rebelión" sin recurrir al apoyo armado de las organizaciones obreras. Martínez Barrio formó un gobierno que, aunque difería poco del anterior (no consiguió que se integraran en él los socialistas), incluyó a políticos moderados y dispuestos a llegar a algún tipo de acuerdo con los militares sublevados, como el líder del Partido Nacional Republicano Felipe Sánchez Román, que abandonó la coalición del Frente Popular cuando se integró en ella el Partido Comunista, o Justino de Azcárate” (ídem.)
El General Mola, contactado por Martínez Barrio, se carcajeó de éste cuando pretendió ofrecerle una transacción, “Ustedes tienen sus masas y yo tengo las mías”, le espetó. El fracaso de la negociación obligó a la burguesía republicana a realizar la maniobra más arriesgada: formar un nuevo gobierno, presidido por Giral, con el objetivo de encuadrar a los obreros en las redes de los Sindicatos, contando para ello con la colaboración fundamental de la CNT que, consumando definitivamente sus bodas de sangre con el Estado burgués, proclamó su defensa incondicional de la República. El anarquismo que se presentaba -y sigue presentándose- como el “gran enemigo del Estado” capitulaba vergonzosamente ante él enarbolando argumentos demagógicos: “El gobierno en la hora actual, como instrumento regularizador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa la sociedad en clases. Y ambos dejarán aún más de oprimir al pueblo con la intervención en ellos de elementos de la CNT”[19]
En la traición definitiva de la CNT y su integración irreversible en el Estado burgués, el PSOE jugó un papel esencial. Primero a través de su sindicato UGT que, tras haber sido el chivato que delataba a los militantes cenetistas durante la dictadura de Primo de Rivera y el bienio 1931-33, no cesó de ofrecer “alianzas” y “unidades de acción” a la CNT, logrando finalmente arrastrarla al terreno capitalista. Segundo con los “buenos oficios” de Largo Caballero que, tras haber sido consejero de Estado de Primo de Rivera y ministro de Trabajo en el gobierno republicano-socialista, tuvo la caradura de proclamarse “el Lenin español” lanzándose desde 1934 a una sobrepuja de “declaraciones revolucionarias”[20].
Contando con el apoyo de la CNT y “moviendo hacia la izquierda” el gobierno del Frente Popular, la burguesía republicana logrará sacar a los obreros de su terreno de clase (la lucha contra el Capital sin distinguir entre fascismo y República) para desviarlo y encerrarlo en el terreno capitalista de la lucha militar únicamente contra Franco cerrando filas detrás de la burguesía republicana. “Tras el derrumbe del gobierno de José Giral, el 4 de septiembre de 1936, Francisco Largo Caballero fue designado jefe del gobierno y ministro de la guerra. Su gran preocupación, aparte del curso de la contienda, fue intentar mantener la disciplina en el ejército y la autoridad dentro de la zona republicana a cualquier precio”[21].
La burguesía, especialmente en Cataluña, Valencia, Aragón, dejará manos libres a la CNT para encerrar a los obreros en la “incautación de fábricas y tierras” donde se expulsará a los patronos, terratenientes y curas y se implantará el “comunismo”, empresa en la que colaborarán gustosos los “reformistas” del PSOE, UGT y PCE. Una farsa escandalosa pues lo que significa esa “toma del poder” es que los obreros, rígidamente encuadrados por los sindicatos, se auto explotan al servicio de la producción capitalista[22]. El Estado, más fuerte que nunca, permite ese festival de demagogia, mientras como dice la cita anterior, el Gobierno de Largo Caballero se dedica a restablecer “la autoridad” y conducir todas las fuerzas hacia la guerra imperialista.
La farsa permitirá apagar en pocos meses las luchas reivindicativas y autoorganizadas de los obreros, lo que dominará es que, alistados por la CNT, el POUM, el PSOE, el PCE, los obreros aceptarán, por un lado, que sus milicias se integren y disuelvan en el ejército regular de la República -lo que Largo Caballero llamaba “imponer la disciplina en el ejército”- y, por otra parte, sacrificar sus necesidades humanas en el altar de la producción para la guerra. Así, las mejoras salariales y la semana de 40 horas serán borradas en unos pocos meses, por consejo de la CNT, para que los obreros pongan todo su sudor en sacar tanques, ametralladoras, cañones, para el asesinato mutuo entre obreros: en un bando los encuadrados por Franco, en el otro los alistados por la República.
Los líderes republicanos, sin desaparecer de las palancas de mando, pasarán a un segundo plano, los focos se centrarán en la “izquierda más radical”: Largo Caballero; Federica Montseny y García Oliver por la CNT; La Pasionaria por el PCE, ocuparán el centro de la escena para hacer de los obreros la carne de cañón de una contienda imperialista que opone, en un bando, la República española, tibiamente secundada por Francia y Gran Bretaña y de manera cada vez más decidida por la URSS que quiere aprovechar la ocasión para implantar su feroz dictadura en territorio español y, en el otro bando, la fracción fascista de Franco, Falange, los carlistas, la derecha en general, respaldados por Alemania e Italia. España 1936 será el teatro de operaciones donde se prepara el nuevo baño de sangre que ocasiona el capitalismo en decadencia: la Segunda Guerra Mundial con sus 60 millones de asesinatos.
“En Barcelona la fachada oscurece la realidad. Parece que la burguesía se retira provisionalmente de la escena política, parece que la burguesía no está a la cabeza de ciertas empresas, se ha llegado a considerar que el poder burgués no existe. Aquí la respuesta trágica de los hechos es cruel: todas las formaciones políticas, hasta la más extremista, la CNT, proclaman abiertamente que ponerse detrás de la máquina del estado capitalista sería útil para la clase obrera. Dos principios se oponen, dos clases, dos realidades: una, la de la colaboración y la traición; la otra de la lucha. Si de cara a una conflagración social del tipo de la de Barcelona los obreros son encaminados no a atacar la máquina estatal capitalista, sino a su salvaguarda, entonces es la colaboración y no la lucha de clases lo que triunfa. La socialización de una empresa dejando intacto el aparato estatal es un eslabón de la cadena que bloquea al proletariado detrás de su enemigo tanto en el frente interior como sobre el frente imperialista del antagonismo fascismo-antifascismo, al igual que el desarrollo de una huelga por la misma reivindicación de clase dentro de una industria socializada es un anuncio que puede conducir a la defensa y a la victoria del proletariado español e internacional” (Bilan).
La supeditación de toda la sociedad a la guerra imperialista significa terror policial, militarización draconiana (toque de queda), racionamientos, jornadas de trabajo de 12 y 14 horas, prohibición de toda huelga con los sindicatos CNT-UGT como primeros represores… En la vida social, si en los primeros meses tras la respuesta obrera de julio 1936, los señoritos habían desaparecido de los cafés, las propinas habían sido prohibidas, los burgueses habían adoptado vestiduras “proletarias” …, todo eso fue desapareciendo gradualmente para volver por sus fueros el lujo provocador de los burgueses, la restauración de las propinas, la expresión descarada de la división en clases.
Las milicias espontáneamente creadas por los obreros en julio de 1936 sufrieron un proceso de adulteración por etapas sucesivas: primero fueron encuadradas en los sindicatos “obreros” CNT y UGT, que encaminaron gran parte de ellas hacia el frente militar y fueron sometidas gradualmente a la disciplina del Ejército Regular. Se las “centralizó” en un Comité Central de Milicias Antifascistas con objeto de borrar de ellas toda orientación proletaria y dirigirlas vía la mistificación de la “lucha contra el fascismo” hacia la defensa del Capital bajo su etiqueta republicana. Pero, aún quedaban restos de resistencia proletaria en las milicias en las llamadas Patrullas de Control que intentaban, cada vez más aisladas, defender intereses obreros, por ejemplo, oponiéndose a patronos o a políticos republicanos o “comunistas”, demasiado descarados en la defensa del capital.
El gobierno republicano, espoleado por el Partido “comunista” que cada vez ganaba más terreno, debido a la influencia rusa, quería acabar con estos últimos focos de resistencia. La Central telefónica de Barcelona, ocupada por los obreros, resistía en todos los planos y, especialmente, intentaba controlar las llamadas de los altos dirigentes del Estado republicano. El 3 de mayo de 1937 “un grupo de 200 policías mandados por el consejero de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, Rodríguez Salas, se dirigió a la central de la Telefónica y se personó en el departamento de censura (situado en la segunda planta) con la intención de tomar el control del edificio. Aquello pareció a los anarquistas una provocación, pues la Telefónica estaba ocupada legalmente por un comité anarcosindicalista de acuerdo a un decreto de la propia Generalidad acerca de las colectivizaciones”[23]. En defensa de los atacados una gran masa obrera se congregó en la plaza de Cataluña y pronto se generalizaron los enfrentamientos con los Guardias de Asalto y demás fuerzas represivas. Al día siguiente, una huelga masiva se extendió por las industrias de Barcelona, Tarragona y otros centros industriales catalanes. Los obreros recuperaron las últimas armas de que disponían y los choques armados se extendieron por el territorio. “Los obreros de Barcelona han tomado nuevamente, el 4 de mayo de 1937, el camino que iniciaron el 19 de Julio, y del que el capitalismo los había podido separar apoyándose en las múltiples fuerzas del Frente Popular. Provocando la huelga por todos lados, incluso en los sectores presentados como «conquistas de la revolución», se han enfrentado contra el bloque republicano-fascista del capitalismo. Y el gobierno republicano ha respondido con el mismo salvajismo con el que actuó Franco en Badajoz e Irún. Si el Gobierno de Salamanca no ha explotado esta conmoción del frente de Aragón para impulsar un ataque es porque ha intuido que su cómplice de izquierda ejecutaba admirablemente su papel de verdugo del proletariado” (Bilan).
Los ministros anarquistas corrieron a desmovilizar los obreros: “los dirigentes anarquistas García Oliver y Federica Montseny y el ejecutivo de la UGT Carlos Hernández Zancajo leían por la radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo” (ídem.).
Hay que subrayar que “en el Frente de Aragón, unidades de la 26.ª División anarquista (anteriormente llamada la Columna Durruti) a las órdenes de Gregorio Jover, se congregaron en Barbastro para emprender la marcha sobre Barcelona. No obstante, al oír la alocución radiada por García Oliver permanecieron donde estaban. Pero la 28.ª División (la que fuera la Columna Ascaso) y también la 29.ª División del POUM, capitaneada por Rovira, no desistieron de la proyectada marcha sobre Madrid hasta que el jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón, Alfonso Reyes, amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba” (ídem.). “Una fuerza de aproximadamente 5000 miembros, la mayoría de ellos guardias de asalto, parten de Madrid y Valencia hacia la capital catalana. Por la noche dos destructores republicanos, acompañados por el acorazado Jaime I llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia y cargados de hombres armados” (ídem.)
El Gobierno de la República no duda en dejar de lado momentáneamente la “guerra antifascista” para masacrar a sus huestes, por la sencilla razón de que éstas son sus “tontos útiles” y no puede consentir que se rebelen. Con esta movilización gigantesca y con el apoyo descarado de la CNT que el 6 de mayo hace un nuevo llamamiento solemne a abandonar la huelga, desde la mañana del 7 de mayo Barcelona es sometida a una ocupación militar en toda regla, el 8 de mayo los últimos focos de resistencia son aplastados. “Las fuerzas expedicionarias que entraron en Barcelona iban bajo el mando del teniente coronel Emilio Torres, que gozaba de cierta simpatía entre los anarquistas y precisamente por ello la CNT había propuesto que se le asignara a él dicha tarea para facilitar la vuelta a la normalidad” (ídem.). El 7 de mayo, la CNT repitió el llamamiento a la vuelta al trabajo, proclamando por la radio: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!»
¡La normalidad capitalista de la guerra, los racionamientos y la represión! Una normalidad impuesta con más de 500 muertos, más de 1000 heridos, miles de detenidos, torturados, desaparecidos. El gobierno republicano se reestructura, el “radical” Largo Caballero cede el mando a Negrín, quien da carta blanca a la jauría de los estalinistas para desencadenar la represión y a los mandos militares para imponer una disciplina de hierro en el ejército.
“El 19 de Julio los proletarios de Barcelona, con sólo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista - incluyendo hasta los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario - quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra los trabajadores” (Bilan).
La lección de la experiencia trágica de 1931-39 de Gobiernos de Izquierda es contundente: no es solo el PSOE como en 1931-33 sino todas las fuerzas que dicen “hablar en nombre de los trabajadores” (PCE, CNT, POUM) quienes cierran filas con el Capital y cubiertos con la máscara del “antifascismo” imponen la Guerra, la explotación capitalista, la represión y la miseria.
En el siguiente artículo analizaremos la experiencia de los gobiernos de izquierda desde 1975 con la “restauración” de la democracia.
C.Mir 16-2-20
[1] Para un análisis de las negociaciones, más bien auténticas guerras, entre PSOE y Podemos, ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [77]
[2] https://www.20minutos.es/noticia/4102257/0/para-iglesias-sera-el-gobierno-del-si-se-puede-y-la-mejor-vacuna-contra-la-extrema-derecha/ [78]
[3] Dos ejemplos: Podemos que se dice “republicano” se ha vuelto el más furibundo monárquico, no solo han dejado de denostar al rey Borbón, sino que lo elogian descaradamente. En los “debates” electorales, Pablo Iglesias, el mandamás de Podemos, se presentaba como el más aplicado defensor de la Constitución de 1978.
[4] La medida que tomó el gobierno socialista en 2019 para controlar los horarios de los trabajadores se presentó como un medio de evitar que se hicieran horas extras no pagadas y ha resultado ser todo lo contrario: con ella se están haciendo miles de horas extras que no se remuneran.
[5] Ver nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
[6] Ver sobre todo nuestro libro ESPAÑA 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN AL PROLETARIADO, capítulo I, https://es.internationalism.org/cci/200602/497/1la-leccion-de-los-acontecimientos-de-espana [79] . Mientras no se indique lo contrario las citas son tomadas de este libro.
[7] En 1921 se celebró un Congreso Extraordinario del PSOE que rechazó la adhesión a la Tercera Internacional, abandonando el partido las últimas tendencias proletarias (aunque muy confusas y de orientación centrista) que formarían inmediatamente el Partido Comunista Obrero Español, PCOE, que se fusionarían sin debate alguno, obligados por el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, con los grupos que habían constituido un año antes un primer partido comunista.
[9] Para un análisis más detallado ver de nuestro libro antes citado España 1936, Franco y la República masacran al proletariado, el Capítulo I: Bilan ante los acontecimientos de España
[13] “Pasada la medianoche, llegó a Casas Viejas una tercera unidad de orden público-compuesta por cuarenta guardias de asalto al mando del capitán Rojas, que había recibido la orden del Director General de Seguridad en Madrid, Arturo Menéndez, para que se trasladara desde Jerez de la Frontera y acabara con la insurrección, abriendo fuego «sin piedad contra todos los que dispararan contra las tropas». (ídem. Nota 9).
[14] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai [83]
[15] Líderes respectivamente del Partido Socialista francés y del PCF.
[16] https://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Popular_(Espa%C3%B1a)#El_gobierno_del_Frente_Popular:_de_febrero_a_julio_de_1936 [84]
[17] Hay que señalar que los estalinistas del PCE rechazaron abiertamente las huelgas: “Una prueba de que la polarización política no era definitiva fue la actitud del Partido Comunista de España (uno de los representantes del "bolchevismo" que tanto temía la derecha), que mostró un firme apoyo al Gobierno republicano, e incluso moderó su exigencia de una reforma agraria revolucionaria e hizo llamamientos a los dos sindicatos, UGT y CNT, para que detuvieran la escalada de huelgas que se produjo a lo largo de la primavera de 1936”.
[18] Aróstegui, citado en https://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Popular_(Espa%C3%B1a)#El_gobierno_del_Frente_Popular:_de_febrero_a_julio_de_1936 [84]
[19] Declaración del periódico de la CNT Solidaridad Obrera, citada por Burnett Bolloten Revolución y Contra – Revolución en España.
[20] Ver El antifascismo el camino a la traición de la CNT, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai [83]
[21]https://valencia.cnt.es/que-es-la-cnt/historia/noviembre-de-1936-la-cnt-entra-en-el-gobierno/ [85]
[22] Ver El mito de las colectividades anarquistas, https://es.internationalism.org/cci/200602/755/3el-mito-de-las-colectividades-anarquistas [86]
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El 14 de enero de 2020 tuvo lugar una explosión en la Empresa IQOXE “Industrias Químicas del Óxido de Etileno” en Tarragona que dejó 2 trabajadores muertos y 7 heridos en el lugar, y otro muerto más, que fue alcanzado por un material lanzado por la onda expansiva, que impactó en una vivienda a 3 kilómetros de distancia.
¿La explosión en Tarragona es un fenómeno local, una casualidad, el producto de la corrupción de un empresario, de un político; un accidente desgraciado o un fallo técnico etc.?
NO!!!. Para nosotros esa explosión es el resultado de la crisis y descomposición del capitalismo. Lo que está pasando en China con el coronavirus, los incendios en Australia y en la Amazonía, el accidente de Zaldíbar en el País Vasco, y la explosión mortal de Tarragona; no son fenómenos aislados que se explicarían por causas específicas. Como tampoco son hechos nuevos, recordemos San Juanico en México y Bhopal en India ambos en 1984; Chernóbil en 1986, la explosión de AZF en Toulouse en 2001, el accidente nuclear en Fukushima en 2011 etc., la lista sería interminable. Todos llevan la huella de la barbarie creciente del capitalismo.
Tarragona no es un caso especial, se repite lo que ha pasado en muchos otros accidentes en el lugar de trabajo, en infraestructura, en el transporte y comunicación etc. Recordemos los accidentes ocurridos en el metro de Valencia en 2006[1], que costó 43 muertos; las minas en República Dominicana[2], la caída del puente Morandi en Génova[3], entre muchos otros. En todos ellos se repite la complicidad que hay entre las autoridades del Estado y las empresas, y el ahorro de costes para el mantenimiento de infraestructuras, instalaciones y seguridad en áreas de trabajo. Por ejemplo:
En Brasil, el 17 de julio, un avión Airbús de la compañía TAM derrapó en la pista de aterrizaje del aeropuerto Congonhas, en plena zona residencial de Sao Paulo. Tras barrer materialmente una avenida muy frecuentada fue a chocar contra una estación de servicio y un depósito de la TAM que se incendiaron por el impacto. El trágico balance fue de por lo menos doscientos siete muertos. La mayor catástrofe ocurrida en Brasil en toda su historia.
[…] Desde hace años, el personal de aeropuertos de Brasil protesta contra el deterioro de sus condiciones de trabajo: casi ausencia de verificaciones en los aviones por razones de ahorro financiero, aviones repostados con combustibles de bajo precio y calidad, materiales obsoletos, tráfico aéreo parejo a una política de eliminación de mecánicos y controladores aéreos, para lograr así la máxima rentabilidad […].
En Sao Paulo la investigación ha revelado multitud de anomalías: la pista era notoriamente conocida desde hace años como muy peligrosa ya que no cumplía las condiciones de seguridad, el área de aterrizaje era demasiado reducida y el tráfico demasiado denso […].
La víspera del accidente el Gobierno había denegado el cierre de la pista reclamado por los controladores aéreos del aeropuerto. Es más, el avión de la TAM estaba desprovisto de uno de sus dos inversores de propulsión que permiten al aparato reducir la velocidad de aterrizaje[4].
Lo que muestra el caso de Brasil y los demás, es que el capitalismo estrujado por la crisis económica que le afecta desde hace años, responde con el ahorro en los costes para el mantenimiento, la seguridad etc., ocasionando que las ya de por sí deterioradas condiciones de la infraestructura y las instalaciones se vuelvan una bomba de relojería.
La agravación de la crisis hará que el capitalismo abandone aún más el mantenimiento de las infraestructuras, lo que significa una siembra masiva de bombas contra la vida de los trabajadores.
En la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 19º Congreso Internacional a propósito de la doble catástrofe de Fukushima en Japón (2011), decimos: “Es el sistema capitalista en su conjunto –basado en la búsqueda desenfrenada de la ganancia, así como en la competencia entre sectores nacionales, y no sobre la satisfacción de las necesidades de la humanidad– el que es el responsable fundamental de las catástrofes presentes y futuras sufridas por la especie humana”[5]
Desde 2015 una institución del Estado, la Generalitat de Cataluña, tenía conocimiento de que la Empresa Iqoxe[6] había infligido normas de seguridad en el trabajo y en las instalaciones “Sin embargo, según la Generalitat, la empresa tenía los planes de seguridad industrial actualizados”[7]. Esto muestra su complicidad, dejando que la empresa siga funcionando poniendo en peligro la vida de los trabajadores, cubriendo las apariencias con multas que son calderilla para la empresa, y cuyo importe no redunda ni mucho menos en una mejora de las condiciones de seguridad en el trabajo o a atenuar los riesgos que se ciernen sobre las viviendas de los trabajadores. Así la izquierda española sacó pecho en la reciente cumbre de Madrid “por el clima” y, sin embargo, acumula multas y expedientes de las autoridades europeas pro la contaminación atmosférica de Madrid y Barcelona, por la mala depuración de las aguas en 17 ciudades de más de 15 mil habitantes. No solo el trabajo y la explotación, sino también la mala salud y la insalubridad de las condiciones de vida obreras financian la acumulación y los negocios de los capitalistas.
Lo mismo ha sucedido en Zaldibar, donde dos trabajadores han resultado sepultados por el derrumbe de toneladas de basura de un vertedero del que el propio gobierno vasco (PNV-PSOE) conocía su peligrosidad desde al menos un informe de junio de 2019, sabían que podía derrumbarse en cualquier momento y que no cumplía los estándares medioambientales mínimos[8],Para poner coto a los atentados del capitalismo siempre hay prórrogas y dilaciones. A los miles de personas de las poblaciones (Éibar, Ermua, Zaldibar…) afectadas por el colapso de ese vertedero y que han estado días y días respirando humos tóxicos, sin poder beber agua de los grifos por su alta contaminación, la única respuesta que les ha llegado del Estado ha sido un “mea culpa” hipócrita y, eso sí, mucho llamamiento a la calma. Nada de sublevarse. ¡¡¡Confiad en el Estado!!!
En Tarragona, los sindicatos también sabían que la empresa infringía las normas, y que la reducción de plantilla provocaba más carga laboral y más riesgos de accidentes[9].
Nos dicen que el Estado está al servicio de los ciudadanos y que busca su protección, ESTO ES UN ENGAÑO, como muestra los diferentes ejemplos en todo el mundo, el Estado sabía lo que pasaba y no hacía nada. El Estado no informaba, dejando a los trabajadores y a la población indefensos. Esto demuestra que el Estado protege los intereses de los capitalistas, y NUNCA de los trabajadores.
El capital Español presume de Tarragona como el principal polígono petroquímico del sur de Europa[10]. ¿A qué precio? Por una parte, estamos viendo que la seguridad en el trabajo y en las instalaciones están cada vez más deteriorado, lo que significa el desprecio de la vida de los trabajadores.
En segundo lugar, hay cada vez más precariedad, plantillas reducidas, aumento y carga de las jornadas de trabajo, lo que significa mayor explotación y un estrés laboral que favorece los accidentes.
En tercer lugar, alrededor del polígono petroquímico de Tarragona hay una serie de barrios proletarios (La Canonja, Vilaseca, Torreforta, entre otras). Dónde el aire está muy contaminado y los vecinos tienen que tener las ventanas permanentemente cerradas. Eso sin contar, que a pesar de estar en un perímetro de distancia por lo menos de 3 kilómetros, entre el polígono y la vivienda, sufren una constante amenaza de explosión.
Mientras tanto, en las declaraciones de Javier Pacheco[11] presidente de CCOO de Cataluña, le es más importante resaltar la necesidad de un puerto petroquímico que la vida de los trabajadores. Al sindicato le importa más las inversiones del capital español en petroquímica, que las necesidades de la seguridad de los trabajadores. Los sindicatos utilizan la memoria de los trabajadores muertos para canalizar y desviar la preocupación y la rabia de los trabajadores y sus familias hacia el objetivo de “una petroquímica fuerte”, lo que realmente le interesa al capital español.
El Estado no nos protege, los sindicatos -otro pilar del Estado capitalista- tampoco, por ejemplo CCOO sabía los recortes de plantilla, los incumplimientos de la empresa y las condiciones de inseguridad en las que laboraban los trabajadores. Sin embargo, no movió ni un dedo. Y de repente cuando la tragedia se produce, se lamenta de la situación y pide a los lobos que cuiden más a los corderos, o sea que el estado garante de la explotación se preocupe por la salud y el bienestar de los explotados. En Tarragona además han tenido el nauseabundo cinismo de convocar una huelga general, pero sólo en la petroquímica y ¡1 mes después del accidente! cuando se habían borrado de la memoria la indignación y la preocupación que se expresaron en concentraciones espontáneas de protesta de las horas siguientes a la explosión. Y tienen, además, la caradura de reivindicar en ella que “Las comarcas de Tarragona necesitan un equilibrio de la industria, el turismo y la cultura que dé oportunidades de progreso".( https://www.elnacional.cat/es/sociedad/huelga-general-petroquimica-tarragona-despues-explosion_471531_102.html [92] ) Patria y orden capitalista: el ideal de civilización de los sindicatos.
Los trabajadores no podemos confiar ni en el Estado Democrático ni en los sindicatos.
Tenemos que tomar la lucha en nuestras manos, organizando asambleas generales, donde podamos discutir, decidir y actuar unidos. Siempre llamando a todos los trabajadores a sumarse a la lucha, porque nuestros intereses son los mismos en todos los sectores y en todos los países.
La humanidad no puede depositar sus esperanzas en ninguna fracción de la clase explotadora, sino en la clase explotada, el proletariado, que constituye siempre la primera víctima de los desastres ocasionados por el capitalismo. La solidaridad, y la toma conciencia sobre la verdadera naturaleza del capitalismo, representan las semillas de una sociedad en la que el trabajo, la ciencia y la creatividad humana ya no estén al servicio de la guerra y los beneficios, sino de la vida y el pleno disfrute de ella[13].
Marjane
20 de Febrero 2020
[1] Ante la tragedia de Valencia. Consultado en: https://es.internationalism.org/cci-online/200607/984/ante-la-tragedia-de-valencia [93]
[2] Accidentes laborales: la vida no vale un peso para el capitalismo. Consultado en: https://es.internationalism.org/cci-online/200801/2159/accidentes-laborales-la-vida-no-vale-un-peso-para-el-capitalismo [94].
[3] Morti di Stato a Genova, ostaggi di Stato sulla nave Diciotti. Il cinismo e l’ipocrisia senza ritegno della borghesia. Consultado en: https://it.internationalism.org/content/1424/morti-di-stato-genova-ostaggi-di-stato-sulla-nave-diciotti-il-cinismo-e-lipocrisia [95]
[4] Catástrofes durante el verano. Quien mata es el capitalismo. Consultado en: https://es.internationalism.org/content/catastrofes-durante-el-verano-quien-mata-es-el-capitalismo [96]
[5] Resolución sobre la situación internacional XIX Congreso de la CCI. https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3171/resolucion-del-xixo-congreso-de-la-cci-sobre-la-situacion-internac [97]
[6] “2015: sanción de 2.000 euros por infracción grave en materia de inadecuación del lugar de trabajo en relación con la normativa de seguridad y salud laboral. 2016: sanción de 1.250 euros por ofrecer condiciones de trabajo inferiores a las del convenio colectivo. 2017: sanción de 8.200 euros por infracción grave por falta de formación de los delegados de prevención de riesgos laborales. 2017: sanción de 6.000 euros por infracción grave por no tener actualizada la evaluación de los riesgos laborales”. Consultado en: La empresa química de Tarragona sumaba multas por inseguridad laboral. Consultado en: https://www.lavanguardia.com/local/tarragona/20200117/472927984172/explosion-empresa-quimica-iqoxe-tarragona-multas-inseguridad-laboral.html [98]
[7] La reducción de plantilla, uno de los motivos de la explosión de la planta química de Tarragona según CC.OO. https://www.niusdiario.es/sociedad/reduccion-plantilla-motivos-explosion-planta-quimica-tarragona-ccoo_18_2885145052.html [99]
[8] Una montaña de mierda sobre otra montaña de mierda: El PNV conocía el gran peligro de Záldivar. Consultado en: https://www.elespanol.com/reportajes/20200220/montana-mierda-pnv-conocia-gran-peligro-zaldibar/468704402_0.html [100]
[9] La reducción de plantilla, uno de los motivos de la explosión de la planta química de Tarragona según CC.OO. https://www.niusdiario.es/sociedad/reduccion-plantilla-motivos-explosion-planta-quimica-tarragona-ccoo_18_2885145052.html [99]
[10] Complejo de Tarragona: el mayor polo petroquímico de España. Consultado en: https://www.abc.es/espana/catalunya/abci-complejo-tarragona-mayor-polo-petroquimico-espana-202001142000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.es%2F [101]
El mayor complejo petroquímico del sur de Europa provoca pesadillas. Consultado en: https://catalunyaplural.cat/es/el-mayor-complejo-petroquimico-del-sur-de-europa-provoca-pesadillas/ [102]
[11] Declaracions de Javier Pacheco a la vaga a la petroquímica de Tarragona. Consultado en: https://www.youtube.com/watch?v=PSJqqhu6uek [103]
[12] Evolución de la huelga en la petroquímica de Tarragona. Consultado en: www.ccoo.cat/aspnet/noticia.aspx?id=228311 [104].
[13] Huracán Katrina: El capitalismo conduce la humanidad al desastre. Consultado en: https://es.internationalism.org/cci-online/200509/120/huracan-katrina-el-capitalismo-conduce-la-humanidad-al-desastre [105]
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Con el asesinato de Qaseem Soleimani y otros nueve asociados, incluidos los jefes de los poderosos grupos militares de Irán, las Unidades de Movilización Popular y Kata'ib Hezbollah el 3 de enero de 2020, Trump envió una señal, totalmente consistente con su presidencia, de que todo "acuerdo" está fuera de lugar y nadie está a salvo en este tenso enfrentamiento entre Estados Unidos e Irán. Hassan Nasrallah, presidente de Hezbolá en el Líbano y firme aliado de Irán, probablemente un poco nervioso en las horas posteriores al ataque, optó para llamar a Teherán para que no respondiera y para que " las tropas estadounidenses abandonen Iraq". Un día después, a pesar del ruido de algunos "intransigentes" dentro del régimen que fueron silenciados rápidamente, esa era la posición oficial de la República Islámica cuya élite gobernante señaló los detalles de su "retribución" a los estadounidenses a través de los conductos iraquíes. A pesar de ser promocionado en una campaña en los medios, no había ninguna gran posibilidad de una conflagración regional a través del intercambio de misiles (tampoco era probable el uso de tropas estadounidenses) y había aún menos posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, a pesar de los titulares sensacionalistas en algunas partes de la prensa burguesa. Por qué creemos que este no fue el caso y por qué esto significa que no habrá atenuación en la propagación de la barbarie militar sobre la que volveremos a continuación. Mientras tanto, la eliminación de Soleimani ha asestado un golpe al imperialismo iraní, pero nunca se trata de un hombre y queda por ver cuán grave es este golpe para la República Islámica; si esto lo socava aún más después de las recientes protestas (sofocadas, pero no desaparecidas); o si fortalece el nacionalismo iraní y su base. Cualquiera sea el caso, Soleimani, a lo largo de las décadas, ya había hecho mucho por la extensión del imperialismo iraní en todo el Medio Oriente y en el África subsahariana.
La fuerza Quds ("Jerusalén") y las unidades asociadas, que Soleimani levantó a partir de la década de 1980 y tomó el control hace unos 15 años, fueron responsables de la represión interna de los trabajadores iraníes que luchaban y protestaban y otros en 1999, diez años después de eso en 2009 y nuevamente una década después, en 2019/2020. Fueron responsables de las numerosas muertes de manifestantes iraquíes en el último tiempo y fueron estas fuerzas las que desataron una represión despiadada contra los manifestantes anti-Assad después de 2012, salvando virtualmente al carnicero sirio y su tambaleante régimen. Soleimani no era un fanático chiíta, sino un importante representante del imperialismo iraní. Era un aliado de los rusos, pero no era un títere ruso. También estuvo aliado, en diferentes momentos, con los estadounidenses, y con los kurdos, alauitas, maronitas, sunitas, cualquiera, de hecho, que promoviera su causa. Incluso ha utilizado a al-Qaeda contra los estadounidenses, por lo que Irán recibió su propio "retroceso". No es de extrañar que Soleimani fuera tan respetado por el régimen iraní dividido en facciones[1] y por qué fue ungido "mártir viviente" por el Líder Supremo, Ali Khamenei.
Irán y particularmente los elementos de Soleimani nunca fueron títeres o peones de Rusia que actuaban por orden de Moscú. No fue el caso recientemente y después de la caída del Shah, que tuvo lugar en 1979 cuando los bloques aún existían, Irán ha tendido a seguir su propio camino. El régimen de los Ayatolás fue una especie de comodín, presagiando de alguna manera el colapso de los bloques y la consiguiente lucha imperialista de todos contra todos. Pero, en todo caso, mientras él era directa e indirectamente responsable de muchas muertes en Estados Unidos, Soleimani seguía dispuesto a trabajar con los estadounidenses; y no hay duda de que incluso después de que el presidente George W. Bush atacó a Irán como parte del "Eje del Mal" en 2002, las armas diplomáticas y militares estadounidenses jugaron un papel importante en la construcción y consolidación de los Quds y las fuerzas iraníes asociadas en Irak. Incluso si las relaciones se complicaron más tarde.
Después de la atrocidad de las Torres Gemelas en 2001 y un cierto "acercamiento" por parte de Irán, el embajador de carrera y alto funcionario del Departamento de Estado Ryan Crocker y su equipo, se reunieron regularmente con funcionarios iraníes[2], incluido Soleimani, para discutir sobre sus enemigos comunes: al-Qaeda y los talibanes. Incluso después de que la diatriba inspirada en Neo-Con de Bush terminó las reuniones oficiales (y el acercamiento oficial), los contactos iraní-estadounidenses se mantuvieron en los años que siguieron. El juego que desarrolló Soleimani fue seguir hablando con los norteamericanos, haciendo concesiones aquí, haciendo favores allá, mientras seguía presionando a los Estados Unidos y matando y hostigando a las tropas estadounidenses y sus aliados. La revelación de cables diplomáticos por parte de Wikileaks muestra que Soleimani estaba en contacto con el general estadounidense David Petraeus, comandante general de fuerzas en Irak alrededor de 2008. Fue en este desarrollo sin precedentes de la guerra asimétrica, un factor general de descomposición capitalista que incluye el terrorismo, que el comandante iraní atrajo a los EE. UU a una trampa que se lanzaría en gran medida contra las instalaciones y el espacio proporcionados por los propios estadounidenses. En este momento había más de cien mil soldados estadounidenses en Irak y cada uno de ellos era un objetivo. Los iraníes los usaron y luego fueron sometidos a una constante violencia y presión psicológica que contribuyeron a la retirada gradual de las tropas estadounidenses; y aunque esto pudo haber complacido a los rusos, la fuerza impulsora detrás de esto fue el imperialismo iraní.
Trump se declaró vencedor sobre Isis recientemente, pero si un hombre fue responsable de la derrota de Isis (junto con la logística estadounidense, el poder aéreo ruso y las tropas terrestres kurdas) fue Soleimani y sus fuerzas. En la batalla contra Isis, los altos mandos estadounidenses e iraníes trabajaron muy estrechamente, con Irán a veces tomando las decisiones. La batalla sobre Amarili, controlada por Isis, una ciudad chiíta turcomana en Irak, vio ataques aéreos y terrestres combinados que involucraron a ambas fuerzas en lo que fue una derrota significativa para el Estado Islámico y una gran victoria para la coalición estadounidense / iraní. A este respecto, Soleimani también podría apoyarse en los rusos y los kurdos con cierta presión; lo que, una vez más, muestra la relativa independencia del imperialismo iraní.
Tomado del "extremo" del espectro de posibles respuestas de Estados Unidos a la continua agresión iraní, el golpe contra Irán / Soleimani fue dirigido por Trump al verdadero estilo de la mafia. El presidente, que estuvo tranquilo y lúcido durante todo el episodio, claramente dejó sus cartas sobre la mesa, se mostró abierto sobre los que estaban bajo su manga, y los iraníes, comprensiblemente, se replegaron. No había interés en un intercambio de misiles, ningún interés de Irán en sufrir mayores pérdidas y ningún interés por parte de Trump en involucrarse en una guerra más amplia. Tampoco hubo ningún interés por parte de China y Rusia en involucrarse en una guerra en el Medio Oriente sobre Irán, cuyas consecuencias eran obvias. Todas las guerras del imperialismo son fundamentalmente irracionales pero una Irán herida, sin liderazgo habría llevado a un peligroso escenario para los buitres imperialistas, creando un inestable vacío que podría ser aprovechado por cualquier tipo de elemento(incluyendo el propio Isis) haciendo aún más peligrosa las tendencias centrifugas que caracterizan esta situación.
Sin embargo, la política general de los Estados Unidos de aumentar la presión sobre Irán ciertamente provocará una mayor inestabilidad en la región. Aunque el asesor de seguridad nacional John Bolton se ha ido, Trump todavía está rodeado de "halcones" anti- iraníes. La carta al gobierno iraquí del jefe supremo iraquí estadounidense WH Seely, accediendo a la solicitud del primero de retirar todas las tropas estadounidenses, muestra la confusión que reinaba en los niveles superiores del ejército estadounidense. Los alemanes y los franceses despreciaron abiertamente la acción y Gran Bretaña, que necesita desesperadamente a Trump, se unió a las críticas de la UE. Ninguno de ellos tiene mucho que ganar con los Estados Unidos exacerbando aún más el caos en el Medio Oriente.
La relación entre Rusia e Irán, destacada por los acontecimientos recientes, merece una mirada breve y más cercana, particularmente en relación con el análisis general de la descomposición que hace la CCI[3] y la perspectiva planteada por la Tendencia Comunista Internacionalista, que habla del potencial de un "bloque amplio" para una guerra mundial, liderada por Rusia que, de acuerdo con la posición de las TCI, no puede esperar y "mirar" (los asesinatos de Estados Unidos) y no puede permitir que Irán sea atacado "con impunidad"[4]. Rusia no solo puede "permitir" esto, sino que facilita los ataques de las fuerzas iraníes en Siria por parte de Israel y no es reacio a atacar posiciones iraníes en Siria utilizando sus propias fuerzas. La tendencia primordial no es hacia la "coherencia" de una guerra mundial en todo el bloque, sino EL de cada uno contra todos y el desarrollo de la barbarie militar que es igual de peligrosa para la clase trabajadora y la humanidad, si no más.
En sus comentarios después de los ataques de los Estados Unidos, Putin no mencionó el nombre "Soleimani" ni una sola vez y su muda critica al ataque reflejaron la visión del Kremlin en su conjunto, lo que dejó a sus medios de comunicación la cuestión de "la agresión de Imperialismo estadounidense ". Las relaciones históricas de Rusia con Irán han dejado profundas cicatrices y sus relaciones relativamente recientes han sido ambiguas, por decir lo menos; pero la muerte de Soleimani le brinda al imperialismo ruso la oportunidad de fortalecer aún más su control en Siria y, posiblemente, en Irak.
Aunque su papel fue exagerado por Teherán, Soleimani trabajó muy de cerca con los rusos en Siria como aliado. Pero también hemos visto que ha trabajado muy de cerca con el alto mando estadounidense en Siria e Irak. La estrategia reciente de Soleimani y el IRGC (Quds y otras milicias) ha sido fortalecer el papel de Irán en Siria para ampliar su alcance; opuesto a esto, el objetivo ruso es fortalecer el régimen de Assad y, por lo tanto, su propia posición. En lugar de presionar por una confrontación más amplia sobre los ataques estadounidenses contra Irán, los rusos pueden no estar muy descontentos con el resultado de estos ataques estadounidenses; y si hubiera un líder mundial que Trump hubiera informado previamente de los ataques con aviones no tripulados, habría sido Putin.
Bajo el liderazgo de Soleimani, el IRGC ha estado comprando grandes extensiones de tierra y edificios alrededor de Homs y Damasco que se están convirtiendo en enclaves iraníes. Aquí hay tensiones claras que se dividen en tres sentidos y Rusia no está de acuerdo con Irán por Siria. Rusia podría haber protegido a las fuerzas iraníes en Siria de los ataques de Israel simplemente manteniendo desplegado su sistema de misiles S-300 recién instalado, pero, en colusión con el estado israelí, regularmente permite que los aviones de guerra israelíes entren en el espacio aéreo sirio, desaten sus armas contra las posiciones iraníes y salgan de nuevo. Irán ha expresado repetidamente su enojo con Rusia por esto, pero este último simplemente lo ignora. Rusia también le ha dicho a Israel que podría ayudar a reducir el suministro de armas de Irán a través de Damasco, una carta que tiene sobre Irán, y no está por encima de confrontar a las fuerzas iraníes en el país directamente, como lo hizo en la provincia de Deera cuando derrotó a la Cuarta División respaldada por Irán. Y junto con Israel, Rusia ha desarrollado recientemente vínculos con Arabia Saudita y los EAU, todos ellos no aliados de Irán.
Ninguna de estas cosas apunta a ningún tipo de coherencia de bloque con Rusia, o con Rusia "teniendo" que responder a los ataques estadounidenses contra los intereses iraníes en la forma en que la TCI lo prevé y nada de eso impide que Rusia se haga pasar por un "protector" de Irán y use sus "activos" que le han resultado muy útiles en Siria. Y con Turquía en la danza, molestando a todos con su impulso por el llamado Nuevo Imperio Otomano, que recientemente ha llevado a confrontaciones directas entre Turquía y el ejército sirio alrededor de Idlib, en realidad no estamos viendo el desarrollo de un impulso hacia la unificación de bloques militares Más bien vemos la guerra de cada uno contra todos y tendencias centrífugas dominantes. Sin entrar en la miríada de divergencias entre las diferentes potencias sobre diferentes regiones, un juego de ajedrez de nueve lados sin reglas ".
Desde principios de la década de 1950 hasta finales de la década de 1980, la Tercera Guerra Mundial fue una posibilidad clara. Los dos bloques imperialistas existieron, el mundo estaba más o menos dividido entre ellos y las tensiones aumentaron en todas partes, particularmente en torno a puntos clave. Pero durante el período 1968-89, cuando el regreso de la crisis económica mundial abierta "lógicamente" implicó una nueva marcha hacia la guerra, la obstinada insistencia del proletariado en luchar por sus propios intereses de clase evitó cualquier movilización para una conflagración imperialista. Sin embargo, hoy, con la completa ausencia de bloques imperialistas unificados, sin perspectivas de ellos en el horizonte y, posiblemente, desaparecidos para siempre, la burguesía no está obligada a confrontar y movilizar al proletariado de esta manera. Y este es el resultado de la incapacidad del capitalismo para imponer y cohesionar la disciplina necesaria para que los grandes bloques luchen en una guerra mundial. En lugar de eso, hay todo tipo de tendencias centrífugas moviéndose, entre la fragmentación, "nosotros primero después los demás", y la inestabilidad. La formación de bloques no está en la raíz del imperialismo: es al revés, y la consecuencia de 1989 es que el imperialismo ahora toma una forma diferente, pero no menos peligrosa, de acuerdo con la decadencia y descomposición general de todo el sistema capitalista. Los bloques imperialistas que luchan en la guerra mundial son una consecuencia del capitalismo decadente, pero la fragmentación de esta forma particular y su eliminación, ciertamente en el futuro previsible, es significativa mas allá de la decadencia del capitalismo y las consecuencias de la Caja de Pandora que se abrió en 1989.
El colapso del bloque oriental en 1989 fue una de las expresiones más espectaculares del "tiempo de paz" de la crisis y la descomposición de todo el sistema capitalista. La guerra mundial estuvo fuera de la agenda. La implosión del bloque oriental y todas sus estructuras tuvo sus repercusiones en el oeste, donde, casi de inmediato, los lazos del bloque se aflojaron. A pesar de las campañas ensordecedoras sobre la "muerte del comunismo" y la "victoria del capitalismo", no pasó mucho tiempo, dos años, para que la realidad del "Nuevo Orden Mundial" se afirmara. Poco después del intento de los EE. UU para evitar la fragmentación de su propio bloque a través de la coalición que libró la primera Guerra del Golfo en 1991, estalló la guerra en Yugoslavia 1992, la primera guerra directa en Europa desde 1945. Un conflicto brutal y bestial, dirigido contra civiles en formas que recuerdan a la Segunda Guerra Mundial;
Ciertamente es cierto que, desde la caída de la URSS, el imperialismo ruso se ha racionalizado y armado, emergiendo una vez más como un jugador importante en la arena mundial. Más importante aún, China ha aparecido como el principal retador de la hegemonía estadounidense, lo que demuestra que todavía existe una tendencia a la bipolarización entre los estados imperialistas más poderosos. Además, es sobre todo el ascenso de China lo que, ya bajo Obama, llevó a los Estados Unidos a declarar a Asia como el nuevo pivote y la contención de China su principal prioridad; este fue el verdadero significado detrás de la política de retirada de Obama de grandes partes del Medio Oriente, que el régimen de Trump ha llevado aún más lejos. Pero ni la creciente rivalidad entre EE. UU. Y China, ni las tensiones entre Rusia y EE. UU deben confundirse con la formación real de bloques, que se ve continuamente socavada por la tendencia dominante hacia la fragmentación. Esta tendencia ha sido ilustrada muy claramente no solo por el increíble caos militar en el Medio Oriente sino también por las amenazas a la unidad de la Unión Europea, la Organización Mundial del Comercio, la OTAN y una gran cantidad de organizaciones "internacionales" y de protocolos y acuerdos. en que se basan.
Nada de esto hace que la lucha de la clase trabajadora sea más fácil, de hecho, es más difícil, pero sí la hace aún más esencial para su futuro y el futuro de la humanidad. El proletariado unido sigue siendo la única fuerza posible capaz de enfrentar y eventualmente anular la perspectiva inimaginable que el capitalismo nos tiene reservado. Y, desde nuestro punto de vista, realmente no importa si somos explotados por explosivos, envenenados o fritos por el cambio climático. Mientras tanto, como los recientes desarrollos en la lucha de clases han indicado tentativamente, la clase trabajadora, como clase explotada, tiene el potencial de luchar, organizarse, constituir sus asambleas para consolidar y difundir sus combates contra el encerramiento de los sindicatos, aislados como "ciudadanos" y atrapados detrás del corporativismo y las fronteras nacionales.
Estaríamos mintiendo si no presentamos los desafíos serios y difíciles que enfrenta la clase trabajadora por estos desarrollos del capitalismo, desarrollos que solo pueden facilitar una mayor decadencia y barbarie. Pero a pesar de la retirada y la desmoralización de las últimas décadas, la clase trabajadora ha sido y sigue siendo la única fuerza social posible que puede ofrecer a la humanidad una salida de la pesadilla del capitalismo moribundo.
Babuino, 4.2.2
[2] The Shadow Commander https://www.newyorker.com/magazine/2013/09/30/the-shadow-commander [108]
[3] Ver Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
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Hoy las calles de Madrid vivirán un escenario de ambulancias, caos de los servicios sanitarios y dolor como el de los atentados de Atocha en 2004 (193 muertos y más de 1400 heridos). Pero, en esta ocasión será un día más de los de esta pandemia que ha ocasionado ya los 2300 muertos y cerca de 35 mil contagiados (oficialmente) en España, propagándose a una velocidad superior a la alcanzada en Italia que, hace unos días, batió todos los récords en cuanto a muertes diarias (651), e impacto letal de la epidemia (más de 7000 fallecidos), en la que ya se considera la peor catástrofe sanitaria de ambos países desde la 2ª Guerra Mundial. Y esos países son un anuncio de lo que probablemente espera a las poblaciones de metrópolis como Nueva York, Los Ángeles, Londres, etc. Una realidad que quedará palidecida cuando se contabilice el impacto de esta epidemia en América latina, África, donde los sistemas sanitarios son aún mucho más precarios o directamente inexistentes.
Pero desde semanas atrás los gobernantes de estos países – y también de Francia, como hemos mostrado en el artículo de nuestra publicación[1] en Francia, y sin duda de otras potencias capitalistas – podían imaginarse los estragos que podía causar esta epidemia. Y, sin embargo, como los demás Estados capitalistas - y no solo los populistas Johnson en Gran Bretaña o Trump en USA, etc. -, decidieron anteponer las necesidades de la economía capitalista a la salud de la población. Ahora en sus histriónicos e hipócritas discursos, esos mismos gobernantes dicen estar dispuestos a todo para proteger la salud de sus ciudadanos, y echan la culpa al “virus”, al que le declaran la “guerra”. Pero el culpable no puede ser algo que no es ni siquiera un ser vivo. La responsabilidad de la mortandad causada por esta pandemia es enteramente atribuible a unas condiciones sociales, a un modo de producción que, en vez de aprovechar las fuerzas productivas, los recursos naturales, el progreso del conocimiento para favorecer la vida, inmola la vida humana y la naturaleza toda en el altar de las leyes capitalistas de la acumulación y la ganancia.
Nos dicen a todas horas que esta pandemia afecta a todos sin distinguir ricos o pobres. Airean los casos de algunos “famosos” afectados o incluso fallecidos por Covid-19. Pero son anécdotas para esconder que son las condiciones de la explotación de los trabajadores las que explican el auge y la extensión de esta pandemia.
En primer lugar, por las condiciones de hacinamiento en barriadas insalubres en las que deben vivir los explotados, que son un caldo de cultivo que favorece la extensión de las epidemias. Esto es fácilmente comprobable viendo la mayor incidencia de esta pandemia en regiones industriales de alta concentración humana (Lombardía, Veneto y Emilia Romagna en Italia; Madrid, Cataluña y País Vasco en España), que en regiones más despobladas (Sicilia, Andalucía) por esas mismas necesidades de la explotación. La agravación del problema de la vivienda para los trabajadores acentúa aún más esta vulnerabilidad. En el caso de Madrid los hospitales que sufren la mayor saturación y cuyos servicios están colapsando, corresponden esencialmente a los que atienden a la población de las ciudades industriales del sur. También en estas infraviviendas es más difícil soportar la cuarentena decretada por las autoridades sanitarias. En los “chalets” de Somosierra o la villa de Niza en que se refugia Berlusconi con sus hijos, el confinamiento es más llevadero. Los explotadores quieren, ¡que cinismo!, presumir de “civismo”.
Y no digamos de las repercusiones sobre esta población con empleos precarios de tener que asumir el cuidado de los hijos pequeños o de los mayores que se han visto agolpados en infraviviendas. El caso de los ancianos es particularmente indignante, tras haber sido explotados durante toda su vida, y que hoy se ven hoy obligados a vivir solos, o desatendidos en residencias regidas por las mismas leyes del beneficio capitalista. Con un auxiliar por cada 18 pacientes en las salas de grandes dependientes, las residencias de ancianos se han convertido en uno de los principales focos de propagación de la pandemia, como se ha podido ver en España no sólo entre los llamados “usuarios” sino entre los propios trabajadores, que con contratos temporales y salarios de miseria se han visto obligados a cuidar a pacientes de riesgo, careciendo, en muchos casos de mínimas medidas de autoprotección[2]. Pero esa misma situación se puede ver en Francia, hasta hace poco presentada como el paradigma del Estado social. En España se ha llegado al caso de que pacientes ingresados deben permanecer aislados en sus habitaciones junto a cadáveres de sus compañeros, puesto que los servicios funerarios desbordados o carentes igualmente de medidas de autoprotección no dan a abasto para recoger los restos mortales. De igual modo se retrasan los traslados a los hospitales, que se encuentran en gran medida colapsados y donde el futuro que les espera es, en muchos casos, quedar relegados a pacientes de tercera o cuarta categoría, por las reglas de “triaje” que determinan el empleo de los recursos materiales y de personal en función de criterios de coste/beneficio, que constituyen auténticos atentados a la dignidad y la vida humanas, a los instintos sociales que han permitido a la humanidad llegar hasta nuestros días, y que hoy son puestos en marcha, sin tapujos, por las autoridades italianas, españolas[3], francesas, etc.
Y que podemos añadir a la conocida sobrexplotación y sobreexposición de los trabajadores sanitarios que concentran sobre ellos entre el 8 y el 12% de los contagios. Sólo en España más de 5000. Y estas estadísticas son bastante engañosas, por cuanto una buena parte de estos trabajadores aún no han sido testados si están o no contagiados por el coronavirus. Y aun así se ven forzados a trabajar sin los guantes, mascarillas y batas de protección necesarios, pero que han sido un gasto “prescindible” para la sanidad y la economía capitalistas. Como los hospitales, las camas de UCI, los respiradores, la investigación sobre los coronavirus y posibles remedios y vacunas… todo eso ha sido sacrificado en pro de la rentabilidad de la explotación.
Hoy las plañideras de los “media”, especialmente los coloreados de “izquierda”, tratan de concentrar las iras de la población contra las “privatizaciones” de la sanidad. Pero sea quien sea el titular del hospital, el dueño del laboratorio farmacéutico, o el propietario de la residencia de ancianos, lo cierto es que la salud de la población está sometida al imperio del beneficio de una minoría explotadora sobre toda la sociedad.
Esa dictadura de las leyes del capital por encima de las necesidades humanas se ha puesto claramente de manifiesto en la ejecución de las cuarentenas en Italia, España y Francia que han impuesto restricciones draconianas para ir a comprar, para visitar a los mayores, para recluir a niños o pacientes con discapacidades, pero que sin embargo ha tenido manga ancha para mantener el que se vaya a las obras de la construcción, para estibar los barcos con contenedores de todo tipo de material, para mantener la producción en las fábricas textiles, de electrodomésticos, de automóviles. Y para “asegurar” esas condiciones de la explotación, mientras se persigue a unos cuantos “runners” o a trabajadores que cogen el coche en pequeños grupos para ir a trabajar (y ahorrar parte de los gastos de desplazamiento), se permite el uso de metro o cercanías para mantener en marcha el proceso “productivo”. Muchos trabajadores se indignan frente a este criminal cinismo de la burguesía, y expresan su cólera través de redes sociales, puesto que en las actuales condiciones es imposible hacerlo juntos en las calles, en asambleas, etc. Así frente a la campaña urdida por los principales “media” con el eslogan “Quédate en casa”, se puso en marcha un hastag igualmente muy popular #YoNoPuedoQuedarmeEnCasa en el que se expresan “riders” (Deliveroo, Uber), cuidadoras de hogar, trabajadores del amplísimo sector de la economía sumergida, etc.
Por también han estallado protestas, plantes y huelgas contra el mantenimiento del trabajo en esas condiciones que desprecian la vida y la seguridad de los trabajadores. Como se gritaba en las protestas en Italia. “Vuestros beneficios valen más que nuestras vidas”.
En Italia estallaron desde la semana de 10 de marzo en la FIAT de Pomigliano donde trabajan diariamente 5 mil obreros, se pusieron en huelga para protestar contra las condiciones de inseguridad en que se les hacía trabajar. En otras fábricas del sector del metal, en Brescia, por ejemplo, se planteó un ultimátum a las empresas para que adecuaran la producción a las necesidades de protección de los trabajadores o se pondrían en huelga. Finalmente, las empresas decidieron cerrar las plantas. Y cuando, más recientemente, el 23 de marzo, un posterior decreto del primer ministro Conte, abrió las puertas a la continuación del trabajo en industrias no necesariamente esenciales, de nuevo estallaron huelgas espontáneas, que han llevado al sindicato CGIL a “amagar” con la convocatoria de una “huelga general” (¿?).
En España, se vieron inicialmente en la Mercedes de Vitoria, tras la aparición de un compañero contagiado de covid19 cuando los trabajadores decidieron que se paraba inmediatamente el trabajo. Lo mismo sucedió en la fábrica de electrodomésticos Balay de Zaragoza (1000 trabajadores) o en la Renault de Valladolid. Hay que decir que, en muchos casos, es la propia empresa la que ha propiciado el cierre patronal (Airbus en Madrid, SEAT en Barcelona o la FORD en Valencia en esas fechas y después la PSA de Zaragoza o la Michelin de Vitoria) para que sean las arcas del Estado – o sea plusvalía extraída al conjunto de la clase obrera - las que se encarguen de pagar parte de los salarios de sus trabajadores, cuando la realidad es que antes de la pandemia ya existían planes de despidos (en la FORD o en la Nissan de Barcelona).
Pero hay también manifestaciones abiertas de combatividad de clase como la huelga salvaje, es decir al margen y contra los sindicatos, que se ha producido en los autobuses de Lieja (Bélgica) contra la irresponsabilidad de la empresa de hacer trabajar a sus empleados en condiciones completamente expuestas al contagio, cuando Bélgica había sido uno de los primeros países en decretar un cierre de país. Otro tanto cabe decir por ejemplo del plante de los trabajadores de la factoría panadera Neuhauser y en los astilleros en Nantes o de la empresa SNF en Andrézieux (Francia)[4]. En Francia ha habido expresiones muy duras de protesta en los astilleros de Saint Nazare. Así se expresaba ante la televisión un obrero de dichos astilleros: “Me obligan a trabajar en espacios reducidos con 2 o 3 compañeros en cabinas de apenas 9 metros cuadrados y sin ninguna protección. Luego debo volver a mi casa donde están confinados mi mujer y mis hijos. Y me preguntó con mucha preocupación si yo no represento un peligro para ellos. No puedo aceptarlo”.
Conforme se va extendiendo la epidemia y sus efectos nefastos sobre los trabajadores van surgiendo focos, aún minoritarios, de protestas obreras a esta imposición de la lógica y las necesidades de la explotación capitalista: Lo hemos visto en la FIAT Chrysler en las plantas de Tripton (Indiana/USA) que protestaron por el hecho de tener que entrar a trabajar cuando está prohibido juntarse fuera de las factorías. Reacciones similares pudieron verse en las plantas de la empresa Lear en Hammond también en Indiana, en las factorías de Fiat en Windsor (Ontario/Canadá), o en la fábrica de camiones Warren en la periferia de Detroit. Los conductores de bus de la ciudad de Detroit también detuvieron su trabajo hasta que la empresa les asegurara un mínimo de seguridad en sus condiciones de trabajo. Es muy significativo que, en estas luchas en Estados Unidos, los trabajadores hayan debido imponer su decisión de parar el trabajo a la directriz marcada por el sindicato – en este caso la UAW – que alentaba continuar trabajando para no perjudicar a la empresa.
Y también en el puerto de Santos (Brasil) ha habido protestas de los trabajadores contra las imposiciones de las autoridades de mantener el trabajo. Y también en ese país crece también la inquietud en los trabajadores de las factorías de Volkswagen, Toyota, GM, etc. contra la continuación de la producción como si no existiera una pandemia.
Por muy limitadas que hayan sido esas protestas son una parte importante de la respuesta de clase del proletariado a la pandemia que tiene un carácter indudablemente de clase capitalista. Aún en un terreno meramente defensivo, los explotados rechazan aceptar ser la carne de cañón de los explotadores.
La propia burguesía es consciente del potencial de desarrollo de la combatividad y de toma de conciencia del proletariado que encierra esa acumulación de inquietud, indignación y sacrificios que se exigen a los trabajadores. Ahora hasta los principales protagonistas del “austericidio”[5] (como Merkel, o Berlusconi, o el español Luis de Guindos) se llenan la boca de promesas de ayudas sociales. Pero las armas de la clase explotadora siguen siendo las tradicionales de toda la historia de la lucha de clases: el engaño y la represión.
La hipocresía de las campañas de aplausos programados a los trabajadores del sector sanitario. Por supuesto que estos compañeros se merecen todo el reconocimiento y solidaridad porque son ellos, esencialmente, los que con su esfuerzo y apoyo están manteniendo mínimamente a flote la asistencia sanitaria. Llevan años haciéndolo contra los recortes de personal y el deterioro de los recursos materiales. Lo que es de un cinismo repugnante es ver como las autoridades que han propiciado precisamente esas condiciones de sobrexplotación e impotencia de estos compañeros, quieran sumarse a esa “solidaridad” con eso de que estamos todos en el mismo barco, cantando el himno nacional y exaltando los valores patrios como remedio (¿?) frente a la propagación de la pandemia. El nacionalismo repugnante de muchas de estas “movilizaciones” promovidas desde las propias instancias del Estado trata de ocultar que no puede haber comunidad de intereses entre explotadores y explotados, entre beneficiarios y perjudicados por la degradación de las infraestructuras sanitarias, entre quienes mantener la producción y la competitividad del capital nacional, y quién antepone la vida y las necesidades humanas. La patria es una patraña para los trabajadores, lo diga Salvini y Vox, o lo diga Podemos, Macron o Conte
Invocando precisamente esa “solidaridad nacional” se apela a la ciudadanía a delatar a quien supuestamente se “salta” la cuarentena, propiciando un clima de “caza de brujas” que a veces pagan madres con hijos autistas, parejas de ancianos que van a comprar o incluso trabajadores sanitarios que se dirigen a los hospitales. Resulta especialmente cínico responsabilizar de la extensión de la pandemia, de los muertos causados por ella, o del stress que sufren los trabajadores sanitarios a unos cuantos “infractores”. No hay nada más antisocial – es decir contrario a la comunidad humana - que el Estado capitalista que defiende precisamente los intereses de clase de la minoría explotadora, y eso lo esconde precisamente con la hoja de parra de esa supuesta solidaridad. Y doblemente hipócrita y criminal es intentar utilizar el desastre causado por la negligencia del Estado que defiende los intereses de la clase enemiga, como vía para enfrentar a unos trabajadores con otros. Si los trabajadores de los hospitales se niegan a aceptar trabajar sin medios de protección se les califica de insolidarios[6] y se les amenaza con sanciones, como se ha puesto recientemente de manifiesto con la destitución de la directora médica del hospital de Vigo (Galicia) por osar denunciar el “bla bla bla” de los políticos burgueses respecto a las medidas de protección. El gobierno de Valencia (mismos partidos que la coalición “progresista” que rige España) amenaza censurar las imágenes que muestren el estado calamitoso de la atención sanitaria[7] en esa región, invocando el derecho a la “intimidad” de los pacientes cuando estos ¡están amontonados en servicios de urgencia, etc!
Si los trabajadores de la Empresa Funeraria municipal de transportes se niegan a trabajar sin protección con cadáveres de fallecidos por el Covid-19 se les imputa que sean ellos quienes impidan poder hacer el duelo por las pérdidas, de familiares, amigos… Como en las infraviviendas, como cuando nos acarrean como animales en transportes públicos hacia los centros de trabajo, como en los centros de trabajo en los que la ergonomía está pensada en función de la productividad y no de la fisiología de los trabajadores, también los muertos por el coronavirus son hacinados en mortuorios masivos como el Palacio de Hielo de Madrid.
Toda esta brutalidad inhumana es presentada, sin embargo, como el summum de la unión de toda la sociedad. No es casual que en las ruedas de prensa del Gobierno español en que miente sin remordimiento alguno (¿Cuándo llegaran los test? ¿Y las mascarillas? ¿Y los respiradores? Respuesta perenne del ministro de Sanidad: “en los próximos días”) aparezcan generales del Ejército, Policía, Guardia Civil, con todas sus medallas. Se trata de imbuir en la población el conocido espíritu castrense: “Obedecer sin rechistar”. Se trata también de inducir un acostumbramiento de la población a todo tipo de restricciones de las propias libertades ciudadanas a discreción de la Autoridad, con efectos la aplicación de efecto muy discutible pero que fomentan la autodisciplina social y la delación como veíamos antes y que se venden como el único dique frente a las enfermedades y el caos social. Tampoco es casualidad que la burguesía occidental exprese hoy una indisimulada admiración por el control que determinadas tiranías, como la del capitalismo chino[8], ejercen sobre la población. Si hoy se deshacen en elogios por el éxito de la “vía china” contra el coronavirus es para camuflar su admiración por los instrumentos de ese control totalitario del Estado (reconocimiento facial, rastreo y seguimiento de los desplazamientos y las reuniones de la gente, utilización de esas informaciones para clasificar a la población en categorías de su ¿peligrosidad social?), y de poder presentar estas vías de un mayor control totalitario del Estado explotador como la vía para “proteger a la población” de epidemias y otras resultados del caos capitalista actual.
Hemos mostrado como ante una crisis social resultado se pone de manifiesto la existencia de dos clases antagónicas: proletariado y burguesía. La primera es quien está protagonizando lo mejor de los esfuerzos de la humanidad para tratar de frenar el impacto de esa epidemia. Es esencialmente ese trabajo de los sanitarios, los transportistas, los trabajadores de los supermercados y la industria alimentaria lo que ha constituido el salvavidas al que agarrarse en plena debacle del Estado. Se ha demostrado una vez más que el proletariado es, a nivel, mundial, la clase productora de la riqueza social, y que la burguesía es una clase parásita que se aprovecha de ese despliegue de tenacidad, creatividad, trabajo en equipo para agrandar su capital. Cada una de estas clases antagónicas ofrece una perspectiva complemente diferente al caos mundial en que ha sumido hoy el capitalismo a la humanidad: el régimen de explotación capitalista hunde a la humanidad en más guerras, epidemias, miseria, desastre ecológico; la perspectiva revolucionaria libera a la especie humana de su sojuzgamiento a las leyes de su apropiación privada por una minoría explotadora.
Pero los explotados no pueden escaparse individualmente de esa dictadura. No pueden eludir a través de acciones particulares las directrices caóticas de un Estado que actúa en efecto en provecho de un modo de producción que domina el mundo entero. El sabotaje o la desobediencia individual es el sueño imposible de clases que no tienen ningún futuro que ofrecer al conjunto de la humanidad. La clase obrera no es una clase de víctima impotentes. Es una clase que lleva consigo la posibilidad de un mundo nuevo liberado precisamente de la explotación, de las divisiones entre clases y naciones, del sometimiento de las necesidades humanas a las leyes de la acumulación.
Un filósofo (Buyng Chul Han) muy de moda por su descripción del caos de las actuales relaciones sociales capitalistas ha afirmado recientemente que “no podemos dejar la revolución al virus”. Es cierto. Sólo la acción consciente de una clase mundial para erradicar conscientemente las raíces de la sociedad de clases puede constituir una verdadera revolución.
Valerio 24 de marzo de 2020
[1] Ver en RI: La incuria criminal de la burguesía [114]
[2] https://elpais.com/espana/madrid/2020-03-21/el-dano-del-coronavirus-en-las-residencias-de-mayores-sera-imposible-de-conocer.html [115]
[3] https://www.elespanol.com/espana/20200320/criterios-decidir-prioridad-falten-camas-uci/475954325_0.html [116]
[4] Ver el mencionado artículo de Revolution Internationale
[5] Nombre por el que se conoció popularmente a las medidas decretadas por la Unión Europea ante la crisis de 2008 y que supusieron, entre otras, un desmantelamiento de las estructuras sanitarias.
[6] https://www.elconfidencial.com/espana/2020-03-24/sanitarios-ramon-cajal-plante-mascarillas_2513959/ [117]
[7] https://www.lasprovincias.es/comunitat/sindicatos-exigen-generalitat-20200325192618-nt.html [118]
[8] Obviamente para el verdadero comunismo, Rusia, China, Cuba, y sus variantes no son sino expresiones de una versión del capitalismo: el capitalismo de Estado.
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Al final de nuestro primer artículo sobre la pandemia de Covid-19 señalamos: «Pase los que pase con este nuevo virus Covid-19, que se convierta en una nueva pandemia como sucedió con el SARS, o que permanezca como un nuevo virus respiratorio estacional, esta nueva enfermedad es otra advertencia de que el capitalismo se ha convertido en un peligro para la humanidad y para la vida en este planeta. Las enormes capacidades de las fuerzas productivas, incluida la ciencia médica, para protegernos contra las enfermedades, chocan con esta criminal búsqueda de beneficios, con el hacinamiento de una gran proporción de la población humana en ciudades invivibles, y los riesgos de nuevas epidemias que eso supone».
Hoy esta pandemia se ha convertido en un problema de primera magnitud en todo el mundo y ha derivado en un auténtico “tsunami” económico de consecuencias desastrosas. Por razones de espacio no entraremos aquí en analizar esta dimensión de sus implicaciones en la economía. Lo haremos en un próximo artículo. En el que sigue nos concentraremos en analizar cómo esta epidemia revela la enfermedad del capitalismo.
Se confirman hoy los presagios más sombríos y la OMS debe reconocer que se trata de una pandemia mundial extendida ya a 117 países en todos los continentes, que el número de afectados supera, según las estadísticas oficiales los 120 mil, que los muertos en estas primeras semanas de la pandemia son más de 4 mil, etc. Lo que se inició como “un problema” en China, se ha convertido hoy en una crisis social en las principales potencias capitalistas del planeta (Japón, USA, Europa Occidental, etc.). Sólo en Italia el número de fallecimientos supera ya los ocasionados en todo el mundo por la epidemia de SARS de 2202-2003. Y, las medidas de control draconiano de la población que tomaron hace un mes las “tiránicas” autoridades chinas, tales como el confinamiento de millones de personas[1], y las propias de un auténtico “darwinismo social”[2], consistente en la exclusión de los servicios hospitalarios de todos aquellos que no sean “prioritarios” en la lucha por contener la enfermedad, son hoy moneda corriente en muchas de las principales ciudades de todos los países afectados en todos los continentes.
Los “media” burgueses nos bombardean a todas horas con un sinfín de datos, recomendaciones y “explicaciones” sobre lo que nos quieren presentar como una especie de plaga, una nueva catástrofe “natural”. Pero esta catástrofe no tiene nada de “natural”, sino que es el resultado de la asfixiante dictadura del modo de producción capitalista, senil y caduco, contra la naturaleza y dentro de ésta la especie humana.
Los revolucionarios no poseemos competencia para hacer estudios epidemiológicos o pronósticos sobre el curso de las enfermedades. Nuestro papel es explicar, sobre una base materialista, las condiciones sociales que hacen posible e inevitable el surgimiento de estos acontecimientos catastróficos. Así hemos puesto en evidencia que la esencia del sistema capitalista es anteponer la explotación, la ganancia y la acumulación a las necesidades humanas. Que otro capitalismo no es posible. Pero también que esas mismas relaciones de producción capitalistas que, en un momento de la historia, pudieron permitir un enorme avance de las fuerzas productivas (de la ciencia, de un cierto dominio de la naturaleza para contener los sufrimientos que ésta imponía a los hombres, ...) se han convertido hoy en una traba para su desarrollo. Hemos explicado también como la prolongación durante décadas de esta etapa de decadencia capitalista ha impulsado, a falta de una solución revolucionaria, a la entrada en una nueva fase: la de la descomposición social[3], donde se concentran aún más todas esas tendencias destructivas derivando en una multiplicación del caos, de la barbarie, del progresivo desmoronamiento de las propias estructuras sociales que garantizan un mínimo de cohesión social, amenazando la supervivencia misma de la vida sobre el planeta Tierra.
¿Elucubraciones de cuatro marxistas trasnochados? Desde luego que no. Los científicos que están hablando más rigurosamente sobre la actual pandemia de Covid-19 aseveran que la proliferación de este tipo de epidemias tiene su causa, entre otras, en el acelerado deterioro del medio ambiente que redunda en mayores contagios provenientes de animales (zoonosis) que se acercan a las concentraciones humanas para poder sobrevivir, y a la vez al hacinamiento de millones de seres humanos en megápolis que provocan curvas de contagio verdaderamente vertiginosas. Cómo ya expusimos en nuestro precedente artículo sobre Covid-19[4], efectivamente algunos médicos en China habían intentado advertir sobre un nuevo riesgo de epidemia por coronavirus SRAS, desde diciembre de 2019, pero directamente fueron censurados y reprimidos por el Estado, porque eso amenazaba la imagen de potencia mundial de primera fila a la que aspira el capital chino.
Tampoco es la CCI la primera en insistir en que uno de principales factores de impulso de la propagación de esta pandemia es la creciente descoordinación de las políticas de los distintos países, que es una de las características del capitalismo, pero que se ve reforzada hasta cotas cada vez mayores por el avance del “cada uno a la suya” y al “repliegue en uno mismo” que caracteriza a los Estados y a los capitalistas en la fase de la descomposición de este sistema y que tiende a impregnar todas las relaciones sociales.
No descubrimos nada nuevo cuando señalamos que la peligrosidad de esta enfermedad no reside tanto en el virus mismo, sino en el hecho de que esta pandemia se produce en un contexto de enorme deterioro, durante décadas y a escala mundial, de las infraestructuras sanitarias. Que de hecho es la “administración” de esas estructuras cada vez más escasas e inoperantes lo que dicta las políticas de los distintos Estados para tratar de espaciar la aparición de nuevos casos, aunque eso suponga prolongar el efecto de esta pandemia en el tiempo. Y, ¿no indica esa degradación irresponsable de los recursos - de conocimientos, tecnología, etc. - acumulados por décadas de trabajo humano, una falta absoluta de perspectiva, una completa despreocupación por el porvenir que pueda tener la especie humana, característicos de una forma de organización social – la capitalista – en descomposición?
Desde luego que en la historia de la humanidad ha habido otras epidemias sumamente letales. Estos días son fáciles de encontrar en los “media” burgueses reportajes y suplementos sobre como la viruela y el sarampión, el cólera o la peste causaron millones de muertos. Lo que falta en este tipo de afirmaciones es explicar que la causa de esas mortandades era esencialmente la penuria que afecta a la humanidad, tanto desde el punto de vista de las condiciones de vida como de los conocimientos sobre la naturaleza. El capitalismo plantea, precisamente, la posibilidad histórica de superar esa etapa de penurias materiales y, a través del desarrollo de las fuerzas productivas, poner las bases de una abundancia que podrá permitir una auténtica unificación y liberación de la humanidad en una sociedad comunista. Si se mira el siglo XIX, es decir de la etapa de máxima expansión capitalista, se puede ver cómo la salud, y, por tanto, la enfermedad, dejan de ser percibidos como una fatalidad, como se produce un avance no sólo de la investigación sino de la comunicación entre diferentes investigadores, como hay un auténtico cambio hacia un enfoque más “científico” de la medicina[5]. Y todo eso tiene una aplicación en la vida cotidiana de la población: desde las medidas para mejorar la higiene pública a las vacunas, desde la formación de expertos médicos a la creación de hospitales. La causa del aumento de la población (de mil a dos mil millones de personas) y sobre todo de la esperanza de vida (de 30 a 40 años a principios del siglo XIX hasta los 50-65 de 1900) es debida esencialmente a ese avance de la ciencia y la higiene. Nada de esto fue hecho por los burgueses por un espíritu altruista en pro de las necesidades de la población. El capitalismo nació «chorreando sangre y lodo», como decía Marx. Pero en medio de ese horror, su interés en obtener el máximo de rentabilidad de la fuerza de trabajo, de los conocimientos adquiridos por sus esclavos asalariados en décadas de aprendizaje de los nuevos procedimientos de producción, de asegurar la estabilidad de los transportes de suministros y mercancías, etc., hizo que la clase explotadora tuviera “interés”, - al menor coste, eso también es verdad, - en prolongar la vida activa de sus asalariados, en asegurarse la reproducción de esa mercancía que es la fuerza de trabajo, en aumentar la plusvalía relativa a través del aumento de la productividad de la clase explotada.
Esa situación fue girando en el cambio de período histórico entre el período ascendente del capitalismo y su decadencia, que los revolucionarios hemos situado, desde la Internacional Comunista, en la 1ª Guerra mundial[6]. No es ninguna casualidad que en torno a 1918-tuviera lugar una de las epidemias más mortíferas de la historia de la humanidad: la llamada “gripe española” de 1918-19. En el alcance de esta pandemia puede verse que no es tanto la virulencia del agente patógeno sino las condiciones sociales características de la guerra imperialista en la decadencia capitalista (dimensión mundial del conflicto, impacto de la guerra sobre la población civil de las principales naciones, etc.), lo que explica la magnitud de la catástrofe: 50 millones de muertes, cuando la Primera Guerra Mundial ocasionó 10 millones de muertos.
Esta guerra y este horror conocieron un segundo episodio aún más terrorífico en la 2ª Guerra Mundial. Las atrocidades de la primera carnicería imperialista tales como la utilización de gases asfixiantes se quedaron en poco ante las barbaridades de la Guerra Mundial de 1939-45 por parte de todas las potencias contendientes: utilización de seres humanos para la experimentación por alemanes y japoneses pero también por parte de las potencias democráticas (los británicos experimentaron con ántrax, los norteamericanos iniciaron las pruebas con napalm contra Japón y anfetaminas en sus propios soldados), para alcanzar el culmen con la utilización de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki.
¿Y en la “paz” posterior? Es cierto que las principales potencias capitalistas pusieron en marcha sistemas sanitarios, con el modelo del NHS británico creado en 1948 – y que se considera como uno de los hitos fundacionales del llamado “estado del bienestar” -, para proporcionar una asistencia sanitaria “universal” que tenía como objetivo, entre otros, la evitación de epidemias como la de la gripe española. ¿Se había vuelto el capitalismo humanitario? ¿Fueron una conquista de los trabajadores? Ciertamente NO. Esos recursos tienen por objeto asegurarse la reparación, al menor costo posible, de una fuerza de trabajo (una mercancía escasa pues la guerra ha sepultado importantes sectores del proletariado) y asegurar todo el proceso productivo en la reconstrucción. Eso no significa que los “remedios” empleados no se conviertan en nuevas fuentes de dolencias. Puede verse por ejemplo en la antibioticoterapia recetada para frenar las infecciones pero que, bajo los parámetros de las necesidades de la productividad capitalista, se emplea abusivamente para acortar los períodos de incapacidad laboral. Y eso ha acabado produciendo un importante problema de resistencias bacterianas – las conocidas como “super bacterias” – que acaban reduciendo el arsenal terapéutico para atacar las infecciones. Se ve también en el aumento de enfermedades como la obesidad y la diabetes ocasionadas por un deterioro de la alimentación de la clase trabajadora – o sea del abaratamiento de la reproducción de la clase explotada – y de las capas más pobres de la sociedad hasta el extremo de que el uso por parte del capitalismo de la tecnología alimentaria produzca obesidad en la miseria. Y se ve igualmente cómo los fármacos dispensados para hacer algo más llevadero el creciente dolor que este sistema de explotación infringe a la población trabajadora han desembocado en fenómenos como la llamada “epidemia de opiáceos” que, hasta la llegada del coronavirus, era por ejemplo el primer problema sanitario en los Estados Unidos, habiendo ocasionado más muertes que todas las bajas de la guerra de Vietnam.
La pandemia de Covid-19 no puede separarse del resto de problemas que se abaten sobre la salud de la humanidad. Por el contrario, ponen de manifiesto que ésta solo podrá empeorar si se mantiene sometida a una sanidad deshumanizada y mercantilizada como es la sanidad capitalista del siglo XXI. El origen de las enfermedades hoy no es tanto la falta de conocimientos o de tecnología por parte de la humanidad. Igualmente, los conocimientos actuales de epidemiología deberían permitir la contención de una nueva epidemia. Por ejemplo: en apenas dos semanas desde el descubrimiento de la enfermedad, los laboratorios de investigación ya habían sido capaces de secuenciar el virus causante de la Covid-19. El obstáculo para que la población lo venza es que la sociedad está sometida a un modo de producción que beneficia a una minoría social explotadora y que se ha convertido en un freno para esa lucha. Lo que se puede ver en que la carrera por la implementación de una vacuna, en lugar de ser un trabajo colectivo y coordinado es en realidad una guerra comercial entre laboratorios. Las auténticas necesidades humanas se ven subordinadas a las leyes de la selva capitalista. De la ley de la competencia encarnizada por el mercado, por ser el primero en llegar a él y poder imponer para el capitalista que logre esa ventaja.
En nuestro reciente 23º Congreso Internacional hemos aprobado una Resolución sobre la situación Internacional, en la que retomamos y reivindicamos la validez de lo que escribimos en nuestras Tesis sobre la descomposición: «Las tesis de mayo de 1990 sobre la descomposición destacan toda una serie de características en la evolución de la sociedad que resultan de la entrada del capitalismo en esta última fase de su existencia. El informe aprobado por el 22º Congreso señalaba el empeoramiento de todas estas características, como, por ejemplo:
Lo que podemos ver hoy, es que esas manifestaciones se han convertido en el factor decisivo en la evolución de la sociedad capitalista, y que sólo a partir de ellas se puede interpretar la aparición y el desarrollo de acontecimientos sociales de primera magnitud. Si vemos lo que está sucediendo con la pandemia de Covid-19 podemos ver la importancia de la influencia de dos elementos característicos de esta etapa terminal del capitalismo.
En primer lugar, China, que no es el simple marco geográfico del origen de las epidemias más recientes, como puede verse con la de SARS en 2002-2003 o Covid-19. Más allá del elemento circunstancial es necesario comprender las características del desarrollo del capitalismo chino en la etapa de la descomposición del capitalismo mundial y su influjo en la situación presente. China ha pasado en muy pocos años a convertirse en la 2ª potencia mundial con una importancia descomunal en el comercio y la economía mundiales, aprovechando primero el apoyo de los EEUU tras su cambio de bloque imperialista (en 1972), y, tras la desaparición de estos bloques en 1989, como principal beneficiario de la llamada globalización. Pero, precisamente por eso «El poder de China soporta todos los estigmas del capitalismo terminal: se basa en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo proletaria, el desarrollo desenfrenado de la economía de guerra del programa nacional de "fusión militar-civil" y va acompañado de la destrucción catastrófica del medio ambiente, mientras que la "cohesión nacional" se basa en el control policial de las masas sometidas a la educación política del Partido Único (…) De hecho, China es sólo una metástasis gigantesca del cáncer militarista generalizado de todo el sistema capitalista: su producción militar se está desarrollando a un ritmo frenético, su presupuesto de defensa se ha multiplicado por seis en 20 años y ocupa el segundo lugar en el mundo desde 2010.».[7]
Ese desarrollo de China, puesto tantas veces de ejemplo de la pujanza perenne del capitalismo, es, en realidad, la principal manifestación de su decrepitud. El “esplendor” de sus conquistas tecnológicas o su expansión por el orbe a través de iniciativas como la nueva Ruta de la Seda, no puede hacernos perder de vista las condiciones de tremenda sobrexplotación (en jornadas extenuantes, en salarios de miseria, etc.) en que sobreviven cientos de millones de trabajadores, en unas condiciones de vivienda, alimentación, cultura, enormemente atrasadas, y que además se ven cada vez más esquilmadas. Por ejemplo, un ya exiguo gasto sanitario per cápita había retrocedido un 2’3%. Por ejemplo, con unos alimentos que son producidos con muy pocas normas de higiene o directamente al margen de éstas, como en el consumo de carne procedente de animales salvajes. En los dos últimos años se ha expandido en China la peor epidemia de la historia de la llamada “gripe porcina africana” que ha obligado a sacrificar al 30 % de esos animales y ha llevado a un incremento del precio de la carne de cerdo en un 70%.
El segundo elemento que pone de manifiesto el creciente impacto de la descomposición capitalista es el de la erosión de un mínimo de coordinación entre los distintos capitales nacionales. Es cierto que, como analizó el marxismo, el máximo de unidad al que puede aspirar el capitalismo -y aún a regañadientes- es el Estado nacional, y que por tanto no es posible un superimperialismo. Eso no significa que en la etapa de división del mundo en bloques imperialistas se crearan toda una serie de estructuras, desde la UNESCO a la Organización Mundial de la Salud, que trataran de gestionar un mínimo de intereses comunes entre los distintos capitales nacionales. Pero esa tendencia a un mínimo de coordinación va degradándose conforme avanza la etapa de descomposición capitalista. Como analizamos también en la citada Resolución sobre la Situación Internacional de nuestro 23º Congreso: «La profundización de la crisis (así como las exigencias de la rivalidad imperialista) está poniendo a prueba las instituciones y mecanismos multilaterales.» (punto 20)
Esto se ha puesto de manifiesto por ejemplo en el papel jugado por la Organización Mundial de la Salud. La coordinación internacional frente a la epidemia del SARS en 2002-2003, junto a la rapidez de algunos hallazgos[8] en laboratorios de todo el mundo explica la baja incidencia de un virus de una familia muy similar a la del actual Covid-19. Ese papel quedó sin embargo en entredicho con la actuación desmesurada de la OMS ante la epidemia de gripe A del año 2009 donde el alarmismo de esta institución sirvió para provocar ventas masivas del antiviral “Tamiflu” fabricado por un laboratorio en el que tenía intereses directos el antiguo secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld. Desde entonces, la OMS ha quedado relegada casi al papel de una ONG que formula recomendaciones “beatíficas” pero incapaz de imponer sus dicterios sobre los capitales nacionales en concurrencia. Ni siquiera son capaces de unificar los criterios estadísticos de contabilidad de los contagiados, lo que abre la vía a que cada capital nacional trate de escamotear, mientras le sea posible, el impacto de la epidemia en sus respectivos países. Así ha sucedido no sólo en China que trató de ocultar las primeras manifestaciones de la epidemia sino también de USA que pretende meter bajo la alfombra la cantidad de sus afectados para no poner en evidencia un sistema sanitario basado en los seguros privados y al que el 30 % de los ciudadanos norteamericanos no tiene prácticamente acceso. La heterogeneidad de criterios para aplicar las pruebas diagnósticas, o las diferencias en cuanto a los protocolos de actuación en las distintas fases tiene indudablemente repercusiones negativas para la contención de la extensión de una pandemia mundial. Y peores aún que cada capital nacional adopte medidas de prohibición de exportaciones de equipos de protección de los sanitarios o de aparatos respiradores como está haciendo, por ejemplo, la Alemania de Merkel. Se trata de medidas que favorecen el interés nacional en detrimento de necesidades probablemente más urgentes en otros países.
La propaganda mediática nos bombardea continuamente con llamamientos a la responsabilidad individual de los ciudadanos con objeto de impedir el colapso de unos sistemas sanitarios que, en muchos países, dan muestra de agotamiento (extenuación de los trabajadores, escasez de recursos materiales y técnicos, etc.). Lo primero que hay que denunciar es que estamos ante la crónica de un colapso anunciado. Y no por la “Irresponsabilidad” de los ciudadanos sino por décadas de recortes de los gastos sanitarios, de las plantillas de trabajadores de la salud y de los presupuestos de mantenimiento hospitalario y de la investigación médica[9],… Así por ejemplo en España, uno de los países más cercanos a ese “colapso que nos llaman a evitar, sucesivos planes de recortes han significado la desaparición de 8000 camas hospitalarias[10], con menos camas de atención intensiva que la media europea, y con un material en un pésimo estado de conservación (un 67% de los aparatos respiradores tienen más de 10 años). Una realidad muy parecida se observa en Italia o Francia. En esa Gran Bretaña que antes veíamos que se había publicitado como el modelo de sanidad universal, ha habido en los últimos 50 años una degradación continua de la calidad asistencial con más de 100 mil puestos vacantes por cubrir en el personal sanitario. Y ¡eso antes del Bréxit!.
Y son esos mismos trabajadores de la sanidad que han visto empeorar sistemáticamente sus condiciones de vida y trabajo teniendo que hacer frente a una creciente presión asistencial (más población y con más enfermedades) con plantillas cada vez más reducidas, sufren hoy una sobrepresión añadida por el colapso de los servicios sanitarios por la pandemia. Esas mismas autoridades sanitarias que ahora, ¡qué cinismo!, pide un aplauso para estos servidores públicos, son quienes les están llevando a la extenuación dejándolos sin los descansos reglamentarios, trasladándolos forzosamente de lugar de trabajo, haciéndoles trabajar - ante una pandemia de curso desconocido - careciendo de equipos de protección individual (mascarillas, vestimentas, desechables para los aparatos), o la formación adecuada. Hacer trabajar a los sanitarios en estas condiciones les hace más vulnerables al impacto mismo de la epidemia como se ve en Italia donde como poco el 10% de los contagios tiene lugar en el personal sanitario.
Y para obligar a los trabajadores a obedecer estas imposiciones recurren al arsenal represivo de los “estados de alarma” que amenazan con todo tipo de sanciones, multas, encausamientos a quien se niegue a segundar estas órdenes de autoridades que, en muchos casos, han sido los causantes directos de semejante caos.
Ante esta situación que impone al personal sanitario los “hechos consumados” del estado calamitoso de la sanidad, los trabajadores de este sector se ven además forzados a ser ellos los que, en aplicación de métodos cercanos a la eugenesia, seleccionen destinar los escasos recursos disponibles a los pacientes con mayores posibilidades de supervivencia, como ha podido verse con las pautas recomendadas por la asociación de anestesistas e intensivistas italianos[11], que caracteriza la situación como la de una guerra. Efectivamente una guerra a las necesidades humanas por parte de la lógica del capital, en la que los propios trabajadores de ese sector están sufriendo cada vez más ansiedad al tener que trabajar bajo estas leyes inhumanas. La angustia que expresan muchos de estos trabajadores es el resultado de que ni siquiera pueden rebelarse contra tales criterios, ni negarse a trabajar en unas condiciones indignas, ni rechazar los sacrificios de sus condiciones de vida, porque de hacerlo así, por ejemplo, a través de huelgas, perjudicarían enormemente a sus hermanos de clase, al resto de los explotados. No pueden ni siquiera reunirse, juntarse con otros compañeros, sentir físicamente la solidaridad entre los trabajadores porque eso contraviene los protocolos de la “dispersión social” que exige la contención de la epidemia.
Ellos, nuestros camaradas del sector sanitario no pueden luchar abiertamente, en la actual situación, pero el resto de la clase obrera no puede dejarlos solos. De Italia empiezan a llegar noticias de fábricas y centros de trabajo en las que los obreros cesan el trabajo exigiendo salir de los centros de trabajos y volver a sus casas puesto que se ha han decretado los confinamientos. Igualmente se han producido protestas demandando que las empresas les den equipos de protección (mascarillas, guantes, etc.), para seguir trabajando[12]. Todos los obreros somos víctimas de este sistema y todos los trabajadores acabaremos pagando, antes o después, el coste de esta epidemia. Sea también por los recortes sanitarios (suspensión de intervenciones quirúrgicas, consultas, etc. “no prioritarias”) sea por las decenas de miles de supresiones de contratos temporales, sea por la reducción de salarios por las bajas médicas, etc. Y eso va a ser el signo anunciador de nuevos y más brutales ataques anti obreros. Tenemos pues que seguir afilando con rabia el arma de la solidaridad obrera como la hemos visto recientemente en las luchas en Francia contra el recorte de las pensiones[13].
Estos colapsos son síntomas inequívocos de la senilidad terminal del sistema capitalista. Al igual que los virus afectan más a los organismos más desgastados y provocan episodios más graves de la enfermedad, lo mismo sucede con el sistema de asistencia sanitario distorsionado irrevocablemente por años de austeridad y “gestión” (¿?) en función no de las necesidades de la población sino de las exigencias de un capitalismo en plena decadencia. Y lo mismo cabe decir respecto a la economía capitalista, sostenida artificialmente con las manipulaciones de las propias leyes capitalistas del valor y del endeudamiento, lo que fragiliza hasta el extremo de que una epidemia pueda precipitar la llegada de una nueva y más brutal recesión mundial.
Pero el proletariado no es únicamente la víctima de esta catástrofe para la humanidad que es el capitalismo. Es también la clase que tiene la potencialidad y la capacidad histórica de erradicarlo definitivamente con su lucha, desarrollando su reflexión consciente, su solidaridad de clase. Reemplazando con su revolución comunista las relaciones humanas basadas en la división y la competencia por las fundamentadas en la solidaridad. Organizando la producción, el trabajo, los recursos de la humanidad y la naturaleza en función de las necesidades humanas y no de las leyes del beneficio de una minoría explotadora.
Valerio 12 de marzo 2020
[1] Está claro que impedir los desplazamientos o quedarse cada uno en su domicilio son medidas que vienen impuestas por la necesidad de impedir la progresión de los contagios. Pero la forma en que se imponen (sin apenas apoyo para el cuidado de niños o ancianos por parte del Estado, de forma selectiva – no afectan por ejemplo al trabajo en las fábricas – y desarrollando un auténtico marcaje policial de la población) lleva la marca del modus operandi del totalitarismo estatal capitalista. En próximos artículos volveremos también sobre el impacto de estas acciones en la vida cotidiana de los explotados de todo el mundo.
[2] Ver El “darwinismo social”, una ideología reaccionaria del capitalismo https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200909/2639/el-darwinismo-social-una-ideologia-reaccionaria-del-capitalismo [121]
[3] Ver Tesis sobre la descomposición [109] y Resolución sobre la situación internacional del 23 Congreso de la CCI [122].
[5] Buscando causas objetivas de las infecciones y no religiosas o fantásticas (los 4 humores, por ejemplo), tratando de tener una imagen materialista de la anatomía y fisiología humanas, etc.
[6] Ver en los números más recientes de nuestra Revista Internacional los artículos que estamos dedicando al centenario de la Internacional Comunista [123].
[7] Resolución sobre la Situación Mundial del 23º Congreso de la CCI
[8] Como por ejemplo el papel de reservorio intermedio de las civetas que condujo a una eliminación fulminante de estos animales en China, lo que contuvo muy rápidamente la expansión de la epidemia.
[9] En Francia por ejemplo las investigaciones iniciadas respecto a los coronavirus a raíz de la epidemia de 2002-2003 se frenaron en seco en 2005 como consecuencia de los recortes presupuestarios.
[10] Esa tendencia es un proceso que se da en todos los países y con gobiernos de todos los colores como puede verse en este gráfico de Euroestat [124]
[11] Recomendaciones UCI en Italia.
[12] En próximos artículos de nuestras publicaciones desarrollaremos nuestro análisis de estos primeros movimientos de lucha contra los efectos de la pandemia.
[13] Ver La perspectiva que plantean las recientes luchas obreras en Francia https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [125]
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El marxismo es el método de pensamiento materialista dialéctico-histórico radical de la clase obrera. El marxismo solo puede ser la bandera de una clase explotada y revolucionaria a la vez, que tiene todo por ganar y no tiene intereses particulares sino cuya bandera es el internacionalismo y la satisfacción de las necesidades humanas (“a cada uno según su necesidad, cada uno según su capacidad”). Este método permite a la clase obrera ver y pasar, tal y como necesita para su lucha, de lo general a lo particular, de lo concreto a lo abstracto, de lo local a lo mundial, de lo histórico a cada momento, de la teoría a la práctica de forma unitaria. El propio método se expresa tanto en el modo de organización como en los principios morales, y en el resto de las posiciones programáticas y la actividad de los revolucionarios, así como en la cultura del debate.
Es en el origen del marxismo donde podemos comprender sus cimientos. Una visión histórica del marxismo ha de comenzar con los elementos de aquel que ya estaban en germen en la sociedad anteriormente. Podríamos remontarnos quizás al comunismo primitivo, pero vale la pena limitarse solo a algunas pinceladas del pensamiento de las clases anteriores durante el esclavismo y la sociedad feudal, así como el de la burguesía ascendente.
Tanto en las revueltas de los esclavos contra el decadente imperio romano como en el cristianismo primitivo existió un rechazo colectivo de la explotación, pero dicho rechazo no superó su esencia de ideología de explotados. En un esclavismo en crisis de sub -producción, quienes se rebelaban contra el modo de producción no podían vislumbrar nada mejor que un reparto de la pobreza en la comunidad de bienes, o la caridad de algunos ricos. El cristianismo, por sus características, fue adaptado, absorbido para ser la ideología dominante del orden feudal.
Es importante entender que el marxismo se nutre especialmente del pensamiento revolucionario surgido ya en antiguos modos de producción, y no solo del pensamiento de las clases explotadas, sino de toda la cultura producida en el pasado. Se nutre en particular del pensamiento científico que surgió aproximadamente en el siglo 6 A.C, la edad de oro de la Civilización esclavista griega, caracterizado por seguir el camino del maestro mientras al mismo tiempo se critican los errores de aquel, el cuestionamiento de puntos de vista parciales, y la idea del movimiento de la naturaleza por sí misma.
En la sociedad feudal la revuelta inglesa campesina de 1381 alcanzó un carácter general de rechazo de la servidumbre, y llegó a lemas como “las cosas no pueden ir bien en Inglaterra hasta que todo sea de todos; cuando no haya vasallos ni señores”. Dichas aspiraciones van más allá de un mero comunismo de la distribución de los bienes, hacia una visión idealista en la que toda la riqueza se hace propiedad común y la abolición de las clases. Pero “en todas las sociedades de clase que precedieron al capitalismo quedaban vestigios de los originales lazos comunales. Esto significa que las revueltas de las clases explotadas estuvieron siempre fuertemente influidas por un deseo de defender y preservar los derechos comunales tradicionales que la extensión de la propiedad privada les había usurpado”[1]. El campesinado no era una clase revolucionaria con un proyecto de futuro, y el suyo se trataba en gran medida de un deseo de retorno a las condiciones idealizadas del pasado, del comunismo primitivo. Los campesinos veían la salvación fuera de sí en Jesucristo, en los buenos reyes o en héroes del pueblo como Robin Hood.
“De los siervos de la gleba de la Edad Media surgieron los “villanos” de las primeras ciudades; y estos villanos fueron el germen de donde brotaron los primeros elementos de la burguesía”-El Manifiesto Comunista (1848).
El pensamiento de la burguesía ascendente antes del marxismo progresa en la filosofía y la economía política burguesa, así como en la ciencia (método de pensamiento materialista ya surgido en el modo de producción esclavista). La visión global de la transformación de las relaciones humanas con el mundo que tenía la burguesía respondía al impulso de su ascendencia, pero esto es, a un momento concreto, puntual.
La lucha por la superación completa de la filosofía alienada, de la ideología, por un método científico unitario y revolucionario podía ser solo, sin embargo, la bandera de una clase que no tuviera un interés privado particular en la sociedad, concreto, sino cuyos intereses fueran unitarios a nivel mundial y su perspectiva no entrara en contradicción con la satisfacción de las necesidades humanas. El sistema que sostiene a la burguesía se basa, sin embargo, no en la satisfacción de las necesidades humanas, sino en la acumulación de capital. Este interés particular, esta fuerza contraria a la satisfacción de las necesidades, acabaría por verse en contradicción con el progreso del pensamiento libre, de la consciencia de la necesidad. Solo una clase explotada que “no tiene nada que perder sino sus cadenas, y que tiene todo por ganar” tuvo la potencialidad de construir un método de pensamiento materialista dialéctico radical, aprovechando lo mejor de la cultura desarrollada hasta entonces, y es solo a esta a quien pertenece.
Antes del marxismo el pensamiento del proletariado se desarrolló en el idealismo de las guerras campesinas en Alemania (1525), con la fuerte influencia religiosa del imaginado Reino de Dios en la Tierra. Las teorizaciones de Münzer sí respondían a un primer desarrollo de la perspectiva de futuro del proletariado y sus incipientes necesidades[2]. El proletariado, despojado de todo derecho particular, totalmente desposeído y excluido, solo podía aspirar al futuro, no podía apegarse a restos de derechos comunales. Esto no quiere decir que su pensamiento no estuviera limitado por las condiciones de un capitalismo en sus inicios, así como la herencia del pensamiento pasado y la propia ideología de la burguesía. El pensamiento del proletariado, derivado de las condiciones en que se desarrolla, va a la vez desarrollando sus condiciones subjetivas, es decir, madurando su perspectiva en el marco del desarrollo de sus condiciones materiales. Lo hace posteriormente, a destacar, en los niveladores radicales, que tienen una mayor comprensión de la lucha obrera con un incipiente método de pensamiento materialista dialéctico: “no puede haber libertad universal hasta que no se establezca la comunidad universal”, pero incapaces de entender el proceso de dicha transformación.
La evolución de la sociedad burguesa, al crear una clase en contradicción con la misma, el proletariado, pondrá también la elaboración teórica disciplinada y sistemática, el pensamiento científico (materialismo dialéctico) radical, en interés de esta clase. Además, en oposición al interés de la burguesía, que necesitará cada vez más un pensamiento científico mellado a conveniencia tanto de la explotación como de la competencia, y mezclado con su ideología.
Desde los niveladores, la teoría del proletariado va madurando hasta Babeuf y Los Iguales, que materializaban en política práctica dicho pensamiento teórico. La unidad entre teoría y práctica se dibuja aquí con gran claridad, cuando basados en la experiencia directa de sus secciones y de la Comuna de 1793, imponen la revocabilidad de los delegados.
El reflujo de la lucha obrera durante la revolución francesa no erradicó el comunismo, y así tampoco la maduración teórica de la clase. En este momento de reacción, esta maduración se nutrió mucho de desarrollos teóricos más desligados del combate político, volviendo al utopismo. Los socialistas utópicos, negativamente influenciados por las características del período, sin embargo, sí se arraigaron en las necesidades de la clase e hicieron avances significativos que apuntaban hacia el lema de “a cada uno según sus necesidades, cada uno según sus capacidades” en contra de las teorías alienadas de “la igualación por lo bajo”.
Pero su comprensión de la sociedad, así como su método mismo no eran materialistas dialécticos, lo cual llevó a que gradualmente sus teorías sirvieran tanto en su momento concreto para el pensamiento teórico de la clase obrera, como a que en el desarrollo de las condiciones de la sociedad capitalista sus doctrinas se volvieran reaccionarias, en cuanto que inmutables y como arma de lucha contra el desarrollo del marxismo.
“La importancia de este socialismo y comunismo crítico-utópico está en razón inversa al desarrollo histórico de la sociedad. Al paso que la lucha de clases se define y acentúa, va perdiendo importancia práctica y sentido teórico esa fantástica posición de superioridad respecto a ella, esa fe fantástica en su supresión. Por eso, aunque algunos de los autores de estos sistemas socialistas fueran en muchos respectos verdaderos revolucionarios, sus discípulos forman hoy día sectas indiscutiblemente reaccionarias, que tremolan y mantienen impertérritas las viejas ideas de sus maestros frente a los nuevos derroteros históricos del proletariado. (…) Y para levantar todos esos castillos en el aire, no tienen más remedio que apelar a la filantrópica generosidad de los corazones y los bolsillos burgueses. Poco a poco van resbalando a la categoría de los socialistas reaccionarios o conservadores (…) En Inglaterra, los owenistas se alzan contra los cartistas, y en Francia, los reformistas tienen enfrente a los discípulos de Fourier” -El Manifiesto Comunista (1848)
Que las doctrinas de los ‘socialistas utópicos’ se volvieran reaccionarias ante el desarrollo histórico no significa que todos sus partidarios acabaran en el campo de la reacción, por la misma razón que la superación de sus ideas (partiendo de ellas en origen) pudo suponer un acercamiento a lo que sería el marxismo.
“La ideología burguesa ha producido dos visiones del proceso histórico simétricas en su falsedad. Una es el idealismo, para el que la historia sería la encarnación de unas ideas existentes por encima de los hombres; estos las ejecutarían "conscientemente" abrazando esas ideas e imponiéndolas en la realidad. La otra cara de la moneda es el empirismo o materialismo vulgar, según el cual las condiciones materiales determinarían la actividad de los hombres quienes no serían sino meros agentes de su evolución mecánica” [3]
Pese a ser visiones falsas, algunas de sus premisas fueron auténticamente progresistas para períodos históricos concretos, e incluso el desarrollo de aquellas estuvo provisionalmente en interés del proletariado.
“El marxismo rompe con el nudo gordiano de la contradicción a la que llevan estas dos visiones. No es ni determinista ni fatalista. Su tesis es que la revolución comunista surge en respuesta a unas condiciones históricas objetivas -la contradicción entre las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas- que proporcionan el material, el potencial que debe ser realizado conscientemente por el proletariado a través de una revolución” (Idem). “El método de Marx consiste en partir del problema real y concreto que se plantea en el capitalismo, y buscar la solución contenida en las contradicciones que están presentes en la sociedad”[4].
Pero el pensamiento de Marx evolucionó hasta ser ganado por el proletariado[5]. Antes del desarrollo cualitativo del marxismo éste tenía precauciones con el pensamiento previo de la clase ya que la burguesía ascendente ofrecía aún una perspectiva de futuro, aunque limitada. Por entonces Marx se movía por círculos universitarios que realizaban una labor relacionada con el ala radical de la burguesía ascendente, pero en donde se mezclaban ciertos elementos proletarios. En el proceso de crítica a esta ala radical de la burguesía Marx se identificó con la situación y perspectiva que ofrecían las luchas y reuniones de la clase obrera. Esta transformación de Marx, más precisamente, esta transformación en el método de la clase se produce como resultado de la convergencia de varios factores. En primer lugar, Marx realizó una ruptura bastante completa con el pensamiento de la burguesía radical. Habiendo llegado al último extremo de lo que podía dar de sí la teoría política de los filósofos y economistas burgueses más avanzados, llega a ver el límite de esa metodología de pensamiento. En segundo lugar, es muy importante el ambiente político del París donde se encontraba Marx, un hervidero de grupos que venían del ala radical de revolución francesa, los primeros grupos obreros, Proudhon, la Liga de los Justos de Weitling, el cartismo, Engels, etc. Como síntesis y debate con todo ese medio se produce un avance político de Marx. Esto es muy importante. Todas las deformaciones del marxismo tienen en común presentar a Marx como un pensador genial, pero éste nunca avanzó en solitario sino a través de debate y la confrontación.
Un tercer elemento que confluye en el tiempo es la capacidad del pensamiento marxista para desarrollar una abstracción a partir de experiencias concretas. Esto es parte del método marxista. Lo que Marx ve en las luchas, por ejemplo, del robo de leña, de los viticultores del Mosela, las experiencias del proletariado en Inglaterra y Francia, etc., trasciende más allá de sus elementos concretos e inmediatos. Ve en la lucha contra sociedad capitalista las bases para transformación revolucionaria de la sociedad. Ve al proletariado, por las condiciones de la sociedad capitalista en que lucha, no como una clase explotada más, sino que contiene el potencial de acabar con la explotación. Es decir, el marxismo tiene una visión universal de las experiencias concretas. Estos 3 elementos hacen que Marx y Engels puedan escribir en ese período, delegados por la Liga de los Comunistas, El Manifiesto Comunista, fundamental contribución al marxismo.
La burguesía dice que el marxismo es un idealismo, es decir, una serie de ideas a realizar dogmáticamente en el futuro, o un materialismo vulgar rígido de la evolución histórica automática, es decir, que el comunismo si tuviera que venir vendría por sí solo. Estas dos caras de la misma moneda ambas anulan la actividad consciente del proletariado.
Las falsificaciones del marxismo se basan en, como decía Lenin en El Estado y la Revolución, “mellar su filo revolucionario”, mellar el método y convertir ciertas discusiones, resoluciones provisionales, o paradigmas en un recetario que aplicar a cualquier situación. Mellan la experiencia histórica de la clase y, sobre todo, se desligan de esta y su movimiento real. Lo convierten en un pensamiento de eruditos, en una teoría de Estado (o de ciertos Estados), en una agenda a desarrollar por la burguesía la cual podría tomar “algunas ideas” del marxismo para hacer el capitalismo “más humano”. Mellan su característica fundamental de arma de lucha obrera arraigada en las condiciones de vida de la clase. Lo convierten en un pensamiento aparte, desarraigado, que circula por encima de las cabezas de los obreros, ante el cual deben arrodillarse ciegamente o bien coger un poquito de aquí un poquito de allá, adaptándolo a la ideología burguesa en forma de las más variopintas teorías supuestamente salidas del pensamiento puro de individuos inspirados por el aire de la sociedad burguesa[6].
Todas las deformaciones del marxismo tienen una serie de elementos comunes, que niegan adquisiciones fundamentales del método de pensamiento de la clase obrera que ya hemos visto. Exponemos aquí algunos de los elementos interrelacionados más destacables:
Por supuesto, aunque estos principios deberían formar un todo coherente, algunos de estos puntos sí son desarrollados por las falsificaciones del marxismo, y es necesario no subestimar su capacidad de aparentar. La ausencia del método marxista o la separación entre teoría y práctica se pueden ver también en el parasitismo, por ejemplo, pero de la forma más velada y enrevesada, ya que necesitan darse la apariencia de una auténtica organización revolucionaria[7]. Al reivindicarse de los principios proletarios los convierten en un arma arrojadiza, una táctica de destrucción o reclutamiento, o una mera formalidad que recuerdan de vez en cuando. Convierten así el marxismo en un fantoche que se pasea en público, y que en cualquier momento puede desinflarse[8]. Es necesario no convertir estas falsificaciones en un muñeco de paja fácil de criticar y continuar con una lucha coherente con las necesidades de la clase obrera y en continuidad con su experiencia y necesidades del pasado. Las falsificaciones del marxismo no se han quedado en lecciones del pasado, sino que son una permanente amenaza. Solo en este espíritu podremos enfrentarnos permanentemente a estos peligros.
“Ser marxista hoy es, en particular, denunciar cualquier tipo de sindicalismo por las mismas razones de método que las que llevaron a Marx y a la AIT a animar y apoyar la sindicalización de los obreros” [9]
TV
[1] CCI, I- Del comunismo primitivo al socialismo utópico: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/3232/i-del-comunismo-primitivo-al-socialismo-utopico [127]
[2] Ver Las guerras campesinas en Alemania de Federico Engels https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/guerracamp/index.htm [128]
[3] CCI, Tribuna del lector, En defensa del marxismo. 2011: https://es.internationalism.org/cci-online/201108/3187/tribuna-del-lector-en-defensa-del-marxismo [129]
[4] CCI, Marx y la expansión del desarrollo humano en el comunismo. 2011: https://es.internationalism.org/cci-online/201102/3058/marx-y-la-expansion-del-desarrollo-humano-en-el-comunismo [130]
[5] Ver a este respecto II - Cómo el proletariado se ganó a Marx para el comunismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199203/3315/ii-como-el-proletariado-se-gano-a-marx-para-el-comunismo [131] .
[6] Ver La herencia oculta de la Izquierda del Capital: (II) Un método y un modo de pensamiento al servicio del capitalismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [132]
[7] Ver Tesis sobre el parasitismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [133]
[8]Es muy importante, y no tan simple, distinguir los grupos u organizaciones que verdaderamente hacen una actividad en búsqueda de una coherencia con los elementos fundamentales del método marxista y los grupos o individuos que se reclaman de aquel y lo recuerdan de vez en cuando empleando un método velado de manutención de las apariencias. Solo en su trayectoria práctica y en combate permanente podremos distinguir.
[9] CCI, Cien años después de la muerte de Marx: el marxismo es el porvenir. RInt 33, 1983: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200803/2195/cien-anos-despues-de-la-muerte-de-marx-el-marxismo-es-el-porvenir [134]
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El 20 de julio de 1969, dos hombres dieron los primeros pasos en la Luna. Estas hazañas concretaron uno de los más audaces sueños de la humanidad, un plan sin parangón ya imaginado por Lucien de Samosata en el siglo II, más tarde por el poeta Cyrano de Bergerac y más recientemente por Julio Verne. Pero con el capitalismo, todo lo útil, cada conquista, cada avance, tiene su lado negativo. La Misión Apolo II trajo consigo un frenesí de competencia y una mentalidad belicosa que a nivel de Estados se llama imperialismo. La militarización del espacio es una vieja obsesión de las grandes potencias. En efecto, la carrera espacial fue una apuesta crucial en la Guerra Fría entre los EE.UU. y Rusia. Era necesario que llegaran primero a la luna y, si era posible, ellos solos[1].
En primer lugar, estos programas espaciales fueron una propaganda útil: el primer Sputnik, el primer hombre en el espacio fue transmitido triunfalmente alrededor del mundo por la URSS. Incluso hoy en día sigue habiendo un verdadero culto dedicado a Yuri Gagarin desde su viaje alrededor de la Tierra[2]. El vuelo de los tres astronautas del Apolo II fue presentado como el éxito de la avanzada tecnología americana.
Pero detrás de la propaganda, estos programas espaciales tenían una dimensión militar bastante concreta. El hecho es que todos los enviados al espacio procedían del ejército (el primer civil que puso un pie en la luna fue Harrison Schmitt en 1972... la última misión Apolo), la ciencia de los cohetes utilizada tanto por los americanos como por los rusos fue inicialmente desarrollada para misiles intercontinentales. La NASA apeló a Wernher von Braun, quien fue sacado de Alemania después de la guerra en una operación secreta que incluía a cientos de otros científicos que trabajaron para los nazis[3].
Después de su trabajo para el Tercer Reich y su éxito con su cohete V2[4], los EE.UU. lo emplearon para diseñar el cohete estadounidense Saturno V utilizado para ir a la luna. Los lanzadores soviéticos también fueron copias adaptadas de los V2 alemanes. El R-7, que puso en órbita al Sputnik I, no era más que un misil intercontinental. En cuanto a los europeos, Gran Bretaña y Francia también se beneficiaron de la tecnología alemana lanzando cohetes V2 y luego, en Francia, hubo un desarrollo a partir de esta base para su propio lanzador que terminó en el programa "Ariane". Los Estados ruso y americano construyeron primero misiles para transportar cargas nucleares antes de interesarse por la exploración espacial que la tecnología hacía posible.
Además, los primeros satélites enviados al espacio tenían un objetivo estrictamente militar: los 144 satélites del programa estadounidense Corona, iniciado en 1959, tenían como único objetivo espiar al enemigo. En 1962, los Estados Unidos realizaron su primer ensayo nuclear a gran altitud a 400 km ("Starfish Prime") mientras que los rusos desarrollaron sus "satélites kamikaze" para eliminar los satélites espías estadounidenses. La URSS incluso logró poner en órbita dos estaciones espaciales secretas armadas con cañones automáticos (Salyut 3 en 1974 y Salyut 5 en 1976).
Durante el mandato del presidente Reagan, el ejército de EE.UU. impulsó la "Iniciativa de Defensa Estratégica" popularizada bajo el nombre de "Star Wars" (Guerra de las Estrellas). El objetivo de este programa militar era poder interceptar los misiles balísticos cuya trayectoria (como el V2) saliera de la atmósfera terrestre. Durante este período se desarrollaron algunas armas reales, el antisatélite ASM-135 o el sistema antimisiles "Patriot", desplegado en particular durante la guerra del Golfo. La URSS intentó seguir el ritmo, pero rápidamente se rindió ante los enormes recursos que le lanzaron los estadounidenses: doce mil millones de dólares en cinco años, que les permitieron conseguir hasta 30.000 científicos para sus proyectos. Los avances tecnológicos realizados permitieron a los EE.UU. dominar completamente a sus rivales imperialistas en el ámbito del espacio. El esfuerzo realizado aquí por la URSS llevó a su ruina, terminando en su colapso económico y político en 1990[5].
Hoy en día, numerosos signos apuntan a un interés cada vez mayor de las principales potencias imperialistas por el espacio como campo de batalla, posiblemente en el enfrentamiento que les opone. Uno podría ver esto sólo como una cuestión tecnológica y científica, pero los corredores en esta carrera, cuando hablan abiertamente, ven las cosas mucho más "estratégicamente": "Frente a las disputas que tienen lugar en las agencias espaciales europeas y francesas, Thomas Husak (...) considera que 'dados los intereses estratégicos no podemos permitirnos estar divididos'. Una palabra para el sabio... Mucho más que los Estados Unidos y China, más allá de las cuestiones de soberanía, existe una participación en una verdadera guerra comercial en el desarrollo de las capacidades espaciales (lanzadores, aplicaciones...). La Unión Europea es muy consciente de ello, apostando fuertemente por el espacio con un presupuesto en constante aumento: cinco mil millones de euros en 2007, luego trece mil millones en 2018 y finalmente dieciséis mil millones en 2027"[6].
Hoy en día, además de los rusos, estadounidenses y europeos, hay otros actores que llegan a la escena de la competencia espacial: La India y China han mostrado sus ambiciones en este ámbito... ...demostrando su capacidad para destruir los satélites en órbita. Al lanzar satélites capaces de acercarse a otros satélites, Rusia ha preocupado a algunos otros estados lo suficiente como para empujar a Francia a dotarse de un comando espacial autónomo cuyo objetivo declarado es proteger los satélites franceses: "Podemos ver con esta intrusión que somos vulnerables, dijo Stéphane Mazouffre. Y eso es aún más cierto cuando Europa no ha desarrollado un sistema para destruir los satélites desde el suelo. En marzo de 2019, la India se convirtió en el cuarto país que destruyó, mediante un misil, uno de sus satélites en órbita baja"[7].
El General Friedling, líder del comando Inter ejércitos francés en el espacio, dejó claro en una entrevista que no era ilegal instalar armamento en el espacio "si su objetivo no era agresivo"[8]. ¡Cuando sabemos que los estados más desarrollados dependen para el 6 o 7% de su PIB del sistema de satélites GPS de EE.UU., podemos entender el interés que tienen en proteger sus satélites y sus comunicaciones espaciales!
Evidentemente, cuando la burguesía desarrolla una estrategia abiertamente agresiva, sobre todo en el dominio del espacio que no parece estratégico a primera vista, también desarrolla toda una gama de propaganda con el fin de ocultar sus verdaderas intenciones. En Francia, tal ha sido el papel, consciente o no, del astronauta Thomas Pesquet, que se convirtió en una expresión principal de la propaganda del Estado que pretendía mostrar el lado más "pacífico" de la actividad espacial de las grandes naciones. Aparte de que el equipamiento de la Estación Espacial Internacional (ISS) siempre ha sido internacional, los vínculos entre escuelas, las experiencias científicas directas y las numerosas fotos de la Tierra tomadas por Pesquet han dado una imagen muy "pacífica" y "neutral" de la actividad espacial actual[9]. La participación del presidente Macron en la bienvenida oficial que el astronauta recibió cuando regresó a la Tierra ilustra todo el esfuerzo de comunicación del estado francés detrás de este episodio. La exploración de la Luna y Marte plantea muchos elementos científicos, pero también más claramente elementos prosaicos; en particular, quién puede reclamar los recursos que eventualmente podrían ser extraídos de los suelos lunares o marcianos.
Desde inicios de ese siglo hemos visto proyectos más o menos fantásticos, desde el "turismo en el espacio" hasta la pura y simple explotación de los recursos minerales de los asteroides o incluso de la Luna y Marte. En la remota posibilidad, varios países se han dotado de legislación relativa a la propiedad de los objetos celestes[10]. El objetivo es establecer un apoyo jurídico para una eventual prospección minera en el espacio. Cierto número de empresas y multimillonarios como Richard Branson han proclamado su interés en estas oportunidades y en la creación de un turismo espacial, pero cierto número de elementos demuestran que en realidad se trata sólo de un espejismo. La empresa Virgin Galactic, fundada en 2004, sigue siendo incapaz de conseguir aquello para lo que fue creada, enviar "turistas" a la órbita terrestre. Si la creación de un "avión orbital" capaz de seguir una trayectoria saliendo de la atracción gravitatoria de la Tierra es una posibilidad, enviar turistas a la luna es otra historia completamente distinta: ¡incluso los cohetes de la NASA no pueden llevar más de cuatro pasajeros! Sin embargo, cosmológicamente hablando, la luna no está lejos, pero, técnicamente, nada está listo.
Si el "turismo espacial" parece una quimera, ¿qué pasa con la explotación de los recursos minerales del espacio? Para explotar recursos naturales extravagantes en el espacio sería necesario, en primer lugar, enviar un gran número de trabajadores al espacio con un equipo pesado particularmente sofisticado y, por tanto, costoso. Los beneficios de tal operación parecen así totalmente ilusorios, mucho más cuando la tecnología necesaria está aún por inventar. Nada de esto puede resolver los problemas del capitalismo, en cualquier caso; ¡lo que le falta no son materias primas sino compradores!
Finalmente, un reciente informe independiente publicado en febrero de 2019 concluyó que en las condiciones actuales no existe un objetivo preciso, ni la capacidad técnica, ni las finanzas para enviar a nadie a Marte desde ahora hasta… (2033) “Observamos que, incluso sin restricciones presupuestarias, una misión orbital a Marte en 2033 no puede planificarse de manera realista en el marco de los planes y la teoría actuales de la NASA” [11]. Cuando sabemos que el informe anterior pone una cifra de al menos 217 mil millones de dólares en el costo de un programa espacial para Marte, podemos ver la amplitud del esfuerzo exigido a la economía estadounidense en un momento en que las perspectivas económicas globales se están oscureciendo día a día. En cuanto a la razón que empuja a la agencia espacial estadounidense a planificar una expedición marciana, el informe concluye que ¡no hay ninguna! Es curioso observar que los problemas de costos no ahorran a la industria espacial “pacifica”: el presupuesto de la NASA representó el 4.5% del PIB de los EE.UU. en 1966, pero ahora solo representa el 0.5%. En septiembre pasado, India lanzó un módulo lunar cuya característica principal fue su bajo costo (seis veces más barato que un programa idéntico desarrollado por China). Pero los retrocesos de este alunizaje fueron precedidos de varios incidentes que afectaron el lanzamiento, lo que demuestra que tratar de hacer demasiado con tan poco no es realmente una estrategia que valga la pena en el espacio… Lejos de dopar la economía, estos proyectos no solo cuestan una fortuna sin ningún rendimiento, pero ya son presa del enfoque de “bajo costo” que está agrediendo a toda la economía capitalista. De todo esto solo podemos concluir una cosa: las perspectivas científicas y “pacíficas” que los estados están desarrollando para la conquista del Sistema Solar no son más que propaganda; ¡propaganda contra el objetivo real y oculto de proporcionarse una serie de satélites militares en el marco de una confrontación imperialista!
De hecho, el espacio es una apuesta esencialmente militar y estratégica: el espionaje, las telecomunicaciones, el rastreo por GPS y las comunicaciones militares convergen para hacer del espacio el actual campo de operaciones estratégicas de los principales imperialismos. "El espacio ya está militarizado, advierte Stéphane Mazouffre, director de investigación del laboratorio Icare del CNRS, en Orleans-La Source. Todos los países tienen satélites espías, satélites de comunicación dedicados a los militares que también utilizan sistemas GPS... Un satélite en sí mismo es un arma. ¿Por qué? Porque si su órbita puede ser alterada, es suficiente con que se acerque a otro satélite para perturbar su órbita y hacerlo inoperante. El simple hecho de poder acercar un satélite a otro puede considerarse como un posible ataque"[12]. Todos los despliegues de los ejércitos, desde el movimiento de tropas hasta los bombardeos estratégicos, dependen del sistema GPS o de su competidor europeo, Galileo. Todas las comunicaciones aseguradas pasan a través de satélites que, por consiguiente, deben ser protegidos del riesgo de ser totalmente desarmados frente a un enemigo. En esta óptica se puede entender por qué las grandes potencias se proveen de una operación espacial específicamente militar con su propio presupuesto. El colapso de los bloques imperialistas y el desarrollo del "cada uno para sí” han significado en gran medida que nuevos actores están constantemente buscando involucrarse en este dominio vital para sus propios intereses imperialistas. Estas intenciones son claras en el caso de Francia, que tiene cierta experiencia en este asunto[13]: "La ley sobre el programa militar francés (LPM) 2019-2025, prevé un presupuesto de 3,6 millones de euros para la defensa espacial. En particular, debe permitir la renovación de los satélites franceses de observación (CSO) y de comunicaciones (Siracusa), así como el lanzamiento en órbita de tres satélites de escucha electromagnética (Ceres) y la modernización del radar de vigilancia espacial de Graves"[14].
Como vemos, y a pesar de las tranquilizadoras declaraciones de intención, el espacio ha sido un campo de rivalidades entre los principales tiburones imperialistas durante mucho tiempo; y hoy más que nunca es un elemento clave en la afirmación de su poder militar. Más allá de los objetivos económicos que la propaganda burguesa y algunos operadores privados han difundido (turismo espacial, extracción de minerales de los asteroides, exploración planetaria, viajes regulares de ida y vuelta a la luna) que constituyen en sí mismos un componente del imperialismo, es también objeto de una intensa batalla para la protección de la tecnología avanzada de las grandes potencias frente a eventuales nuevos competidores. Pero sobre todo eso, lo que realmente está en juego en la militarización del espacio sólo puede ser la preparación para futuros conflictos.
"El capitalismo trae la guerra como las nubes traen la tormenta" dijo Jaures. Nunca podría haber imaginado que el capital, lejos de detenerse al nivel del suelo y del cielo, traería un siglo después la guerra y el militarismo mucho más alto que las nubes, por lo que la necesidad de destruir este sistema para detener este militarismo universal se hace cada vez más urgente.
H.D.
[1] En nuestra página web: https://en.internationalism.org/icconline/2009/10/apollo-11-lunar-landing [137] "... la aventura que no fue".
[2] El culto que el complejo militar-espacial dedica a Gagarin es objeto de burla en el cómic de Marion Montaigne publicado en 2017: Dans la combi de Thomas Pesquet (En el traje espacial de Thomas Pesquet), dedicado con humor a la personalidad del último astronauta francés
[4] El V2 fue un misil desarrollado por la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La ventaja obtenida por Alemania con la V2 fue que este misil abandonó la atmósfera durante su trayectoria, lo que hacía imposible su interceptación
[5] Ver Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [139]
[6] "El espacio, una apuesta vital y estratégica para la competitividad de la Unión Europea". En francés en La Tribune (27 de junio de 2018)
[7] "La militarización del espacio: un satélite es en sí mismo un arma". En francés, France 3, Centre-Val de Loire (26 de julio de 2019)
[8] "Francia podría enviar armas al espacio". Le Point, (18 de marzo de 2019)
[9] Este punto fue desarrollado muy explícitamente en el cómic, En el traje espacial de Thomas Pesquet, que cuenta todo su viaje espacial
[10] ¡Los EE.UU. en 2015, Luxemburgo en 2017!
[11] Citado de: "Informe independiente concluye que una misión humana a Marte en 2033, no es factible", Space-news (18 de abril de 2019)
[12] "Militarismo en el espacio: un satélite en sí mismo es un arma", France 3 Centre-Val de Loire (26 de julio de 2019)
[13] Así ha sido desde la política de "autodeterminación" de De Gaulle sobre "la disuasión nuclear", paralela pero también al margen de la OTAN. La creación del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) en 1961 es una ilustración de ello, aunque éste se integró entonces en un marco europeo en los años 70, Francia siguió siendo el miembro más activo de la Agencia Espacial Europea
[14] "Francia pasa a la ofensiva en el espacio", Le Figaro (14 de julio de 2019)
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En diciembre de 2019 y enero de 2020, tuvieron lugar importantes luchas obreras en Francia. El sector del transporte se vio particularmente afectado: los trenes y el transporte urbano de la capital y sus suburbios estuvieron en huelga durante casi dos meses, lo que constituye un "récord" en cuanto a duración. Las movilizaciones no se limitaron a este sector: los sindicatos convocaron numerosas "jornadas de acción interprofesional" con huelgas y manifestaciones en las que participaron numerosos sectores, entre ellos los docentes, los trabajadores hospitalarios, los empleados de los servicios públicos, la energía (electricidad y refinerías...). Incluso se vio a abogados tirando sus togas frente a los tribunales para expresar su ira y participar en las manifestaciones.
Tras un decenio de apatía de la clase obrera en Francia, como en la mayoría de los demás países, este movimiento supuso un importante resurgimiento de la combatividad de la clase obrera. Es cierto que este movimiento sólo afectaba a un país, Francia. Pero es un país importante desde el punto de vista de la lucha de clases. Recordemos la enorme huelga de mayo de 1968, la mayor huelga de la historia: 9 millones de huelguistas durante casi un mes. Una huelga que dio la señal para una histórica reanudación internacional de las luchas obreras después de la terrible contrarrevolución que había caído sobre la clase obrera tras la derrota de la ola revolucionaria de 1917-1923. Además, la burguesía de todos los países es muy consciente de la importancia de las luchas del proletariado en Francia para los proletarios de otros países y por eso observa con gran atención los movimientos sociales de este país. Y organiza un apagón selectivo sobre estos movimientos para tratar de dar una imagen negativa de ellos en los medios de comunicación: usuarios de transporte a los que se les impide ir al trabajo o a las vacaciones, escenas de tiendas saqueadas por los black-blocks durante las manifestaciones, etc.
Actualmente, el movimiento está casi terminado. Cada vez son menos los trabajadores que participan en las jornadas de movilización y manifestaciones convocadas por los sindicatos. La clase obrera ha vuelto al trabajo sin haber obtenido nada de sus demandas. Es hora de hacer un balance de este movimiento. Para analizar sus fortalezas y debilidades. Para considerar las perspectivas que puede anunciar. Examinar las trampas que la burguesía ha tendido a la clase obrera para poder evitarlas en el futuro y responder a la pregunta: ¿CÓMO LUCHAR?
El origen de este movimiento fue un proyecto de ley del gobierno para reformar el sistema de pensiones. Esta "reforma" formaba parte del programa de Macron para las elecciones presidenciales de 2017 y se presentó como un "Big Bang" para crear un sistema de pensiones más "justo" y "equitativo". Se trata de una "pensión por puntos" en lugar de la pensión por reparto que ha existido hasta ahora, en la que los trabajadores contribuyen a pagar las pensiones de los jubilados. Es un sistema basado en el sistema de pensiones de capitalización que hace felices a los fondos de pensiones anglosajones y a los jubilados infelices cuando los precios del mercado de valores caen en picado. Sobre todo, es un ataque masivo a toda la clase obrera: obligación de trabajar más tiempo y reducción de las pensiones.
Algunos ejemplos:
- En la actualidad, para un trabajador del sector privado, la cuantía de la pensión se calcula sobre la base de los salarios de los 25 años más ventajosos. Con esta "reforma", esta cantidad se calculará sobre la base del total de los salarios recibidos. Esto incluye, por supuesto, los bajísimos salarios al principio de la carrera y los irrisorios ingresos de los períodos de desempleo. Para los funcionarios, el ataque es aún más brutal ya que hoy en día su pensión se calcula sobre el salario de fin de carrera que es, la mayoría de las veces, el más alto, mientras que los salarios al principio de su carrera son ridículos. ¡Para un maestro, la "reforma" daría una pérdida de ingresos del 30%!
- Asimismo, con esta "reforma" se prevé introducir una "edad pivote" de 64 años. Los trabajadores tendrán derecho a jubilarse a la edad de 62 años, pero en ese caso no recibirán su pensión completa. ¡Tendrán que trabajar hasta los 64 años!
- Pero más que eso: el proyecto mantiene la abolición de varios criterios para el trabajo arduo que anteriormente permitían a los trabajadores que sufrían las condiciones de trabajo más duras jubilarse a una edad más temprana. Este es el caso, por ejemplo, de la manipulación manual de cargas o de la exposición a agentes químicos peligrosos, al polvo y al humo, condiciones de trabajo que afectan gravemente a la salud y a la esperanza de vida de los explotados.
Este ataque masivo está lejos de ser el primero que sufre la clase obrera en Francia, como en otros países. De hecho, desde la crisis financiera de 2008, el proletariado de todos los países se ha enfrentado a ataques cada vez más brutales: como siempre, la burguesía hace pagar a los explotados por el agravamiento de la crisis económica. Cada burguesía nacional tiene el deber de garantizar la competitividad de sus empresas frente a una competencia mundial cada vez más feroz. Y la única manera es bajar los "costos de producción", es decir, aumentar la explotación de los trabajadores, y eliminar los "gastos inútiles". Después de todo, lo ideal, para cada burguesía nacional, sería que los explotados mueran lo antes posible en cuanto dejen de ser productivos. Por supuesto, los capitalistas y los políticos encargados de defender sus intereses no lo dicen abiertamente, pero a eso apuntan todas las políticas de alargamiento de la edad de jubilación adoptadas en muchos países en los últimos años. Y si los trabajadores jubilados tienen la mala idea de vivir más tiempo, sus pensiones se reducirán para que le cueste lo menos posible a la economía nacional.
El "Big Bang" de las pensiones era la medida estrella del mandato del Presidente Macron, pero fue precedido por toda una serie de pequeños "Big Bangs" desencadenados desde que asumió el cargo: el objetivo era hacer de Francia una "nación emergente" en sintonía con el siglo XXI y la "globalización". Inmediatamente, Macron abolió el Impuesto sobre la Fortuna introducido en 1989 por Mitterrand, una medida que ni siquiera el presidente derechista Sarkozy se atrevió a cuestionar. Al mismo tiempo, Macron decretó, sin pasar por el Parlamento, toda una serie de medidas destinadas a dar más "libertad" a los jefes de empresa, es decir, a permitir a los capitalistas explotar aún más duramente a los trabajadores. En segundo lugar, suprimió muchas de las subvenciones estatales a las asociaciones que ayudan a los más pobres. Por último, en nombre de la "abolición de los privilegios", atacó a los trabajadores del ferrocarril (la SNCF), eliminando una serie de pequeños beneficios que habían obtenido en el pasado, en particular gracias a su espíritu de lucha.
Frente a estos ataques, la ira de los explotados ha aumentado mes a mes. Los sindicatos han organizado "movilizaciones" para que "se desahogasen". Pero en 2018 y la primera mitad de 2019, tanto en los movimientos de huelga como en las manifestaciones, lo que dominaba entre los obreros era la resignación, el sentimiento de que, una vez más, el gobierno y la burguesía tenían las manos libres para atacar sus condiciones de vida, sobre todo por la falta de unidad de la clase obrera. Esta falta de unidad fue particularmente visible durante las huelgas de los trabajadores del ferrocarril contra el cuestionamiento de sus pequeñas ventajas. Su movimiento permaneció aislado y el gobierno impuso su "reforma".
Esta ira se amplificó aún más por la actitud arrogante y despectiva de Macron hacia los más desfavorecidos. Por ejemplo, cuando era Ministro de Economía bajo el presidente "socialista" François Hollande, llamaba "analfabetas" a las trabajadoras de la alimentación. Cuando se convirtió en presidente, su arrogancia se agravó hasta el punto de que ahora se le apoda "Júpiter".
La profunda ira contra Macron y su gobierno no sólo se dirigió a la clase obrera. De hecho, muchos segmentos de la población no pertenecientes a la clase trabajadora (artesanos, pequeños empresarios, tenderos, campesinos, profesionales) estaban cada vez más exasperados por el deterioro de su situación económica y por una política que favorecía abiertamente a los ricos. Y Macron justificó esta política en nombre de la "teoría del goteo": cuanto más ricos son los ricos, más su riqueza "gotea" hacia los más pobres. ¡Como si la riqueza de los burgueses hubiera caído del cielo y no fuera, precisamente, el fruto del trabajo de los explotados! El ex presidente de la derecha Sarkozy había sido descrito como el "presidente de los ricos". Macron se ganó rápidamente el título de "presidente del ultrarrico", que era bastante merecido para un ex empleado de alto rango del Banco Rothschild.
Este enorme descontento que se había desarrollado en toda la sociedad explotó con el movimiento del "chaleco amarillo" a partir de noviembre de 2018.
Este movimiento se inició tras la difusión viral en las redes sociales de llamadas de protesta contra el aumento de los impuestos a los combustibles decidido por el gobierno en nombre de la "transición ecológica". El aumento del precio de la gasolina y el gasóleo ha enfurecido a la gran mayoría de la población, especialmente a los sectores que dependen de sus automóviles para ir al trabajo o acompañar a sus hijos a la escuela debido a la falta de transporte público. Por eso el movimiento ha sido particularmente fuerte en las zonas periurbanas, en las pequeñas ciudades de provincia y en el campo. Por eso también es un movimiento interclasista en el que encontramos pequeños jefes, artesanos, enfermeros autónomos, campesinos, etc., así como pequeños agricultores. Obviamente no es casualidad que este movimiento de chalecos amarillos haya recibido, desde el principio, el apoyo de los partidos de la derecha y del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen con el lema: "hay demasiados impuestos". Así, podemos ver al líder del partido de derecha "Les Républicains" (el partido de Chirac y Sarkozy) con un chaleco amarillo. Incluso Brigitte Bardot, conocida por sus simpatías por Le Pen, publica una foto suya con un chaleco amarillo.
Muy rápidamente, los reclamos van más allá de la mera cuestión del aumento del precio del combustible. Esta medida fue retirada por el gobierno después de un mes, pero sin calmar la movilización. Entre las demandas más populares estaba el aumento del salario mínimo, una medida que no fue apoyada por la derecha, obviamente, ni por Marine Le Pen porque los pequeños empresarios constituyen una gran parte de su clientela electoral. Una de las demandas en las que insisten los chalecos amarillos es la introducción del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC), algo parecido al modelo suizo. Esta demanda subraya el carácter interclasista y de inspiración democrática del movimiento. Pero este carácter interclasista y no proletario del movimiento es particularmente evidente en los métodos que emplea: los manifestantes se reúnen en rotondas alejadas de las concentraciones de trabajadores y cuando marchan por las ciudades, lo hacen detrás de las banderas nacionales y cantando "Le Marseillaise", es decir, los dos símbolos de la represión de la Comuna de París de 1871. En París, todos los sábados intentan ocupar los Campos Elíseos donde se encuentran las tiendas de lujo, algunas de las cuales son saqueadas por algunos de los "chalecos amarillos" que se dejan arrastrar por los "bloques negros" que imaginan que están luchando contra el capitalismo atacando sus símbolos. También intentan acercarse al Palacio donde reside el presidente con el lema "¡Macron renuncia!". ¡Como si la salida de Macron cambiara algo en la cada vez más insoportable miseria que están sufriendo!
El movimiento del chaleco amarillo recibe un apoyo muy fuerte entre la población: 80% de opiniones favorables durante muchos meses a pesar de la violencia y los saqueos que han sido muy publicitados en los medios de comunicación. Aunque este movimiento involucra a un cierto número de trabajadores, son principalmente los sectores más atrasados e inexpertos de la clase obrera. La mayoría de la clase obrera, aunque sienta simpatía por el movimiento, está al margen.
Este movimiento le costó mucho a la economía francesa: el gobierno tuvo que soltar casi 15 mil millones de euros para calmarlo. Causó una importante pérdida de popularidad a Macron: en las elecciones europeas de 2019, su partido, "La République en Marche" quedó en segundo lugar detrás del de Marine Le Pen. Dicho esto, el movimiento del chaleco amarillo nunca ha sido una amenaza real para la burguesía francesa y sus intereses. Una buena prueba de que este tipo de movimiento no preocupaba realmente a la burguesía es que recibió una considerable cobertura mediática internacional, hasta el punto de que incluso en Basora, Irak, tuvo eco y que el gobierno egipcio prohibió la venta de chalecos amarillos.
Incluso hoy en día, todavía hay demostraciones de chalecos amarillos, pero aparecen cada vez más como una reunión de unas pocas personas nostálgicas. Una de las razones de esto es que la escena social ha sido ocupada por una fuerza mucho más grande e históricamente más peligrosa para la burguesía, la clase obrera.
El ataque masivo en las pensiones, el "Big Bang" anunciado por Macron, fue cuidadosamente preparado por todos los sectores de la burguesía. Era necesario que la clase dominante evitara que la enorme ira de toda la clase obrera explotara incontrolablemente en el momento de este ataque. Los sindicatos estaban obviamente en primera línea en las maniobras para controlar sistemáticamente a la clase obrera. Así vimos:
- La creación de un "Intersyndicale" para liderar el movimiento contra la "reforma" de las pensiones. Reunía a la Confederación General del Trabajo (CGT, cercana al Partido Comunista), Force Ouvrière (tradicionalmente cercana al Partido Socialista), "Solidaires" (sindicato dirigido por corrientes de izquierda y bastante poderoso en los ferrocarriles), la FTUU, el principal sindicato de la educación, además de los sindicatos de estudiantes y de la escuela secundaria.
- Se creó previamente una división sindical, ya que uno de los principales sindicatos (el que obtiene más votos en las elecciones profesionales, la Confederación Democrática Francesa del Trabajo - CFDT) no participa en la Intersyndicale.
- La elección por parte de la Intersyndicale de la fecha del 5 de diciembre para lanzar el movimiento, es decir, menos de 3 semanas antes de las fiestas de fin de año que, en el pasado (en 1986 y 1995), habían permitido poner fin a los movimientos de huelga.
El 5 de diciembre de 2019 la escala de la movilización sorprende a todos. Es la movilización más fuerte desde 2010. El número de huelguistas en muchas áreas, el número de manifestantes en las calles de las ciudades grandes y pequeñas son impresionantes. Además, la atmósfera de estas manifestaciones no se parece en nada a la de las procesiones de años anteriores. Es una atmósfera feliz, marcada por la alegría de ser tantos, "todos juntos", para levantar la cabeza después de años de sumisión. Hay un gran sentido de solidaridad en las manifestaciones entre sectores y entre generaciones. Los que no se ven afectados por la "reforma" están presentes para mostrar su apoyo a las generaciones más jóvenes que sufrirán toda la violencia de este ataque. Escuchamos el lema: "Los jóvenes en la galera, los viejos en la miseria". La "galera" es el término utilizado para referirse al desempleo juvenil. Esta búsqueda de unidad y solidaridad entre todos los sectores y todas las generaciones es una indicación de que, a pesar de todas sus limitaciones y debilidades actuales, el proletariado puede recuperar su identidad de clase.
Entre los manifestantes, también hay una fuerte voluntad de discutir y entender. Las hojas que distribuye la CCI se reciben con gran simpatía. En las ciudades en las que se distribuyen, vemos a los manifestantes volver a dirigirse a nuestros militantes para expresar su acuerdo, comprar nuestra prensa o pedir un paquete de hojas para difundirlas ellos mismos.
Por último, no hay banderas tricolores en las manifestaciones. No se canta la "Marsellesa" sino la Internacional.
La movilización no se detiene después de ese día. Los trabajadores de los ferrocarriles y de la RATP (transporte parisino) continúan la huelga. Prácticamente no hay más trenes, metro o autobuses. La televisión informa de los inconvenientes causados por la huelga de transportes a muchos trabajadores. En las encuestas, la mayoría de la población sigue apoyando la huelga y culpa al gobierno por los inconvenientes, no a los huelguistas. Los huelguistas dicen que no están en huelga para ellos mismos sino para todos aquellos que no pueden ir a la huelga o se enfrentan a represalias. Se trata de la "huelga por poder" y la gran mayoría de los trabajadores apoyan a los huelguistas, en particular contribuyendo a los fondos de solidaridad.
La Intersyndicale llama a nuevas jornadas de movilización que, en general, son menos concurridas que la del 5 de diciembre, pero en las que se sigue afirmando una fuerte determinación. La movilización del 10 de diciembre es menos masiva que la del 5 de diciembre, pero el 17 de diciembre hay casi la misma cantidad de gente y en París la manifestación reúne a más gente que el 5 de diciembre. Es cierto que el 11 de diciembre el Primer Ministro pronunció un discurso en el que anunció las líneas generales de la "reforma" y confirmó la magnitud del ataque. El CFDT, el sindicato más "moderado", que apoya la "pensión por puntos", simula “rebelarse”. Considera que el gobierno había "cruzado la línea roja" manteniendo la "edad pivote" y llamó a unirse a la movilización del 17 de diciembre.
De hecho, la CFDT llevó a cabo una maniobra clásica utilizada en numerosas ocasiones por la burguesía, en particular en las huelgas del otoño de 1995, con un escenario y una división de roles bien definidos:
- en la lista de sus ataques, el gobierno anuncia una medida particularmente provocativa, la “edad pivote”;
- todos los sindicatos denuncian esta medida;
- el gobierno la retira, permitiendo que los sindicatos más moderados reclamen la victoria;
- los sindicatos "radicales" siguen llamando a la movilización, pero la unidad de los trabajadores se ha roto, provocando resentimientos e incluso enfrentamientos entre los explotados.
Ese es exactamente el teatrillo que se volvió a representar. El 11 de enero, el Primer Ministro anunció la retirada temporal de la edad pivote de 64 años, permitiendo a la CFDT gritar "¡victoria!"
El sórdido juego de la CFDT ha hecho que muchos trabajadores se enfaden con este sindicato. Algunos de ellos, alentados por los otros sindicatos, han participado en varias "acciones" contra la CFDT, incluyendo la ocupación pacífica de su sede en París mientras los miembros de este sindicato rompían sus cartas de adhesión. Pero la política de los sindicatos contra la clase obrera no se limita al comportamiento "amarillo" de la CFDT. En realidad, los demás sindicatos, en particular la CGT, aunque mostraban una postura "radical", contribuyeron a la derrota final de la clase obrera.
La "tregua de los confiteros" (como se denomina en Francia a las fiestas de fin de año) no puso fin a la movilización de los trabajadores. A pesar de las pérdidas salariales y de los llamamientos a la suspensión de la huelga por parte de los sindicatos "moderados", la huelga continuó en los ferrocarriles y el transporte en París. Esto fue una prueba de la existencia de una enorme combatividad en estos sectores y también en otros, ya que la huelga mantuvo su popularidad a pesar de las molestias a los usuarios que salían de vacaciones. Por lo tanto, la huelga continuó en 2020, durante buena parte del mes de enero. Y a medida que se fue agotando gradualmente (en particular debido a las pérdidas salariales cada vez más insoportables), la CGT pidió que la huelga se extendiera a otros sectores, como las refinerías, la electricidad, los puertos, el tratamiento de residuos, lo que provocó un amontonamiento de basura en varias ciudades.
La extensión de la lucha a otros sectores es vital para la fuerza de la clase obrera contra la burguesía. Pero cuando esta extensión tiene lugar en el momento de la decadencia de un movimiento, no es la lucha lo que se extiende sino la derrota. Los sindicatos lo saben perfectamente. El "radicalismo" mostrado en enero por la CGT no era en absoluto una política al servicio de los intereses de la clase obrera, sino todo lo contrario:
- llamando a la continuación de la huelga en una situación de debilidad, trataban de hacerles rechazarla en el futuro;
- al pedir la extensión del movimiento en el peor momento posible, pretendían provocar un sentimiento de desmoralización y la idea de que "luchar es inútil".
En Francia, la clase obrera no pudo evitar el ataque del gobierno. Por lo tanto, fue una derrota. Pero como el movimiento obrero ha señalado desde hace tiempo: "El camino al socialismo (...) está pavimentado de derrotas. (...) ¿Dónde estaríamos hoy sin todas estas 'derrotas', de las que hemos sacado nuestra experiencia, conocimiento, fuerza e idealismo?" (Rosa Luxemburgo, "El orden reina en Berlín", artículo escrito en la víspera de su asesinato).
También hay que aprender lecciones de esta derrota.
1°) La peor derrota habría sido no luchar, no reaccionar a los ataques de la burguesía. La frustración y la desmoralización habrían sido mucho peores si la clase obrera no hubiera reaccionado, si hubiera inclinado la cabeza. En la lucha del proletariado contra los ataques de la burguesía, no sólo hay una dimensión económica. También hay siempre una dimensión moral, una afirmación de su dignidad. Por eso uno de los lemas más cantados en las manifestaciones fue: "Estamos aquí por el honor de los trabajadores y por un mundo mejor". Como escribimos en nuestra hoja del 4 de febrero:
"Este movimiento social, a pesar de todas sus limitaciones, debilidades y dificultades, es ya una primera victoria. Después de años de parálisis, desorden y atomización, ha permitido que cientos de miles de trabajadores salgan a las calles para expresar su voluntad de luchar contra los ataques del Capital. Esta movilización les permitió expresar su necesidad de solidaridad y unidad. También les permitió experimentar las maniobras de la burguesía para superar este ataque."
2°) Una vez más se ha constatado que los sindicatos son los peores enemigos de la clase obrera, incluso y sobre todo cuando se dan una imagen "radical". Y esto, aunque la mayoría de los trabajadores sindicalizados no lo sepan. En este sentido, una de las condiciones para una lucha victoriosa de la clase obrera es que sea asumida directamente por los trabajadores, que su conducción no se ponga en manos de "especialistas" sindicales. Concretamente, esto significa:
- asambleas generales masivas y soberanas;
- la formación de comités de huelga con delegados elegidos y destituidos por las asambleas;
- el envío por las asambleas de delegaciones masivas a otros lugares de trabajo para lograr la indispensable extensión del movimiento, y esto desde el principio de la lucha.
En efecto, las huelgas de diciembre de 2019 y enero de 2020 en Francia han confirmado una vez más que, en el período histórico actual, la duración de una lucha no constituye una fortaleza. Durante mucho tiempo, la clase dominante se ha organizado para entablar una prolongada lucha armada con los trabajadores a fin de "dejar que su lucha se pudra" en un aislamiento cada vez mayor. En este sentido, la creación de "fondos de huelga", si bien fue a principios del movimiento obrero en el siglo XIX uno de los medios para el éxito de las luchas, hoy en día ha perdido este papel. Al contribuir a estos fondos de huelga, generalmente promovidos por los sindicatos, los trabajadores que no están directamente involucrados en la lucha quieren expresar su solidaridad con los que están en huelga para que puedan "aguantar". Por supuesto, no podemos condenar su acción, pero debemos tener claro que la única solidaridad efectiva es unirse a ellos en la lucha, participar en su rápida difusión.
Para concluir estas lecciones podemos citar lo que escribimos en nuestra hoja del 4 de febrero:
"Los jóvenes trabajadores que participaron en el movimiento contra el "Contrato de Primer Empleo" en la primavera de 2006, cuando aún eran estudiantes o bachilleres, deben recordar y transmitir esta experiencia a sus compañeros de trabajo. ¿Cómo pudieron hacer retroceder al gobierno de Villepin obligándolo a retirar su "CPE"? Gracias a su capacidad de organizar su lucha por sí mismos en sus masivas Asambleas Generales en todas las universidades, y sin ningún sindicato. Los estudiantes habían hecho un llamamiento a todos los trabajadores, activos y jubilados, para que vinieran a debatir con ellos en sus asambleas generales y participaran en el movimiento de solidaridad con las jóvenes generaciones que se enfrentaban al desempleo y la precariedad. El gobierno de Villepin tuvo que retirar la CPE sin ninguna 'negociación'".
Estas son algunas de las lecciones que la clase trabajadora tendrá que apropiarse o reapropiarse para futuras luchas con el fin de hacerlas más efectivas. Y también para que permitan el desarrollo de la unidad y la conciencia del proletariado en sus luchas decisivas contra el capitalismo, con vistas a su derrocamiento.
Nuestra sección en Francia se movilizó plenamente para participar en las luchas de diciembre y enero en ese país. Incluso antes de la fecha del 5 de diciembre, volvimos a publicar en nuestro sitio web un artículo en el que se extraen lecciones de la lucha masiva del otoño de 1995, lecciones que podrían ser útiles para la lucha actual. A lo largo del movimiento, publicamos varios artículos en el sitio web tomando posición sobre la lucha y las maniobras de las diversas fuerzas de la burguesía, así como un número de nuestro periódico dedicado en gran parte a este movimiento. Con motivo de las diversas manifestaciones organizadas por la Intersyndicale publicamos 4 hojas que, si tenían el mismo contenido político, trataban de dar cuenta de la evolución del movimiento:
Se distribuyeron varias decenas de miles de ejemplares de esas hojas, en particular en las cuatro ciudades más grandes de Francia: París, Marsella, Lyon y Toulouse, así como en Lille, en el corazón de la concentración de trabajadores más antigua del país, y en Nantes, ciudad en la que la clase obrera siempre ha estado en la vanguardia de las luchas (en particular en 1968). Como ya se ha mencionado, estas hojas fueron recibidas muy positivamente por muchos manifestantes. En la del 13 de enero llamamos a celebrar reuniones públicas el 18 de enero y el 8 de febrero en cinco ciudades. En estas reuniones públicas tuvimos, en su mayoría, una asistencia mayor que la habitual, especialmente en París. Y varios participantes vinieron justo después de leer nuestras hojas.
Obviamente, el objetivo de la CCI con esta intervención no podría ser influir en el curso de los acontecimientos. En el período actual, las organizaciones revolucionarias tienen la responsabilidad de participar en la reflexión de los elementos más avanzados de la clase obrera, que, por el momento, representan una muy pequeña minoría. Es esta perspectiva la que se da en nuestro folleto del 4 de febrero que hace una evaluación del movimiento:
"Los trabajadores más combativos y decididos ya sean activos o desempleados, jubilados o estudiantes, deben tratar de formar 'comités de lucha' interprofesionales abiertos a todas las generaciones para prepararse para futuras luchas. Debemos aprender las lecciones de este movimiento, entender cuáles han sido sus dificultades para poder superarlas en futuras luchas".
A esta reflexión, a estas discusiones, invitamos a todos los asistentes.
Desde hace años la clase dominante nos dice que la clase obrera no existe, que vivimos en una sociedad "postindustrial", que todos somos "ciudadanos" de la democracia o que sólo somos parte del "pueblo". Otra idea mil veces repetida es que “se ha perdido la unidad de la clase obrera”, dividida entre “blancos”, “negros”, fijos, precarios, nativos, emigrantes, empleados de las “nuevas tecnologías” etc. etc.
Este asalto ideológico se ha basado en factores reales y materiales: el agotamiento de las oleadas de luchas obreras entre 1968-89 (Mayo 68, Otoño Caliente Italiano, Polonia 1980, huelga minera inglesa etc.) ; la ruptura y reubicación de los centros tradicionales de la militancia de la clase obrera, especialmente en Europa occidental y en los Estados Unidos; la reorganización de las condiciones de trabajo con el fin de persuadirnos de que todos somos "autónomos" hoy en día, y la creciente tendencia de la sociedad capitalista a fragmentarse en una guerra de cada uno contra todos a todos los niveles. Además, el derrumbe del bloque mal llamado “socialista” en 1989-91, la llamada "muerte del comunismo", dio un tremendo impulso a la idea de que la lucha de clases es cosa del pasado y que, si existe, sólo puede ofrecer la perspectiva de una sociedad aún más represiva y empobrecida que la que ya estamos enfrentando. El hecho de que lo que se derrumbó en el Este era en realidad una forma de capitalismo altamente estatizado estaba, por supuesto, enterrado en este torrente de mentiras.
Un torrente de falacias destinado a ocultar la simple verdad: que la clase obrera existirá mientras exista el capitalismo, y dado que el capitalismo es por definición un sistema global, la clase obrera es por definición una clase explotada internacional que en todos los países tiene el mismo interés en resistir la explotación en la perspectiva de abolirla definitivamente.
Ha resultado extremadamente difícil para la clase obrera salir del reflujo en sus luchas que comenzó a finales de los años 80, y durante estas décadas, el sentido mismo de pertenencia a una clase mundial se ha perdido en gran medida. Pero la lucha de clases nunca desaparece del todo. A menudo pasa a la clandestinidad, pero eso no significa que los trabajadores hayan dejado de pensar, o de sentirse enojados por el continuo ataque a sus condiciones de vida y de trabajo, o de reflexionar sobre el estado cada vez más catastrófico del orden capitalista mundial. Y de vez en cuando, la lucha vuelve a estallar, recordando la predicción del Manifiesto Comunista, de que "la sociedad en su conjunto se divide cada vez más en dos grandes campos hostiles, en dos grandes clases directamente enfrentadas: la burguesía y el proletariado". En Francia, en 2006, los estudiantes, que ahora son cada vez más los trabajadores del mañana, dirigieron una lucha contra el "Contrato de Primer Empleo" o CPE, que era un intento directo del gobierno de reducir drásticamente la seguridad laboral de los que empezaban a trabajar. Celebraron asambleas generales en las universidades para organizar su movimiento y apelaron a la solidaridad de los trabajadores asalariados, los trabajadores de todas las generaciones y los proletarios marginados de los "banlieu", los barrios periféricos guetizados. El gobierno, perseguido por los recuerdos del mayo del 68 en Francia, de un movimiento de huelga generalizada, se echó atrás y retiró el CPE[1]. En 2011, los "Indignados" en España estaban formados en su mayoría por jóvenes proletarios y su indignación se dirigía a la falta de perspectivas agravada por la "crisis financiera" de 2008. También ellos se reunieron en asambleas de masas, esta vez en las plazas de las ciudades, donde se debatió no sólo sobre los métodos inmediatos de la lucha sino también sobre la naturaleza de la sociedad en la que vivimos y las posibilidades de una alternativa[2].
La lucha de los Indignados, a pesar de toda su importancia, sufría de una debilidad clave: no era capaz de establecer vínculos efectivos con los lugares de trabajo, con la clase obrera empleada, y por lo tanto era vulnerable al mito de que era realmente una lucha de los "ciudadanos" por una forma más sensible de democracia burguesa. En efecto, en el último año, a medida que se profundiza la crisis económica del capitalismo, hemos asistido a una sucesión de revueltas sociales en las que la clase obrera se ha ahogado en la masa del pueblo, movimientos que han distanciado aún más a los trabajadores de sus intereses de clase específicos que son, sin embargo, universales pues dan respuesta al conjunto de opresiones y discriminaciones que supura el capitalismo en todos sus poros[3].
En los países centrales, el ejemplo más claro de ese movimiento "interclasista" fue el de los chalecos amarillos en Francia. Muchos trabajadores participaron en las protestas de los chalecos amarillos a título individual, pero éstas estaban dirigidas por pequeños empresarios y dominadas por sus reivindicaciones (como la reducción de los impuestos sobre el combustible). Sobre todo, se sentía totalmente cómodo presentándose como un movimiento de ciudadanos franceses, desfilando bajo la bandera nacional y exigiendo "más democracia" (además de plantear demandas abiertamente nacionalistas para la limitación de la inmigración)[4].
El movimiento de los Chalecos Amarillos, que estalló en un país que tan a menudo ha sido teatro de movimientos proletarios radicales, fue una medida de la desorientación de la clase obrera y supuso una nueva amenaza para su capacidad de recuperar su identidad de clase.
Pero es precisamente aquí donde podemos empezar a comprender la importancia del reciente movimiento de huelga en Francia, en el que participaron principalmente los trabajadores ferroviarios, los trabajadores de la salud y otros sectores del sector público. Este movimiento fue sin duda una respuesta a un ataque directo a las condiciones de vida de los trabajadores - las llamadas "reformas de las pensiones" exigidas por el gobierno de Macron. Se centró en los lugares de trabajo en los que la clase obrera es, obviamente, una fuerza social viva, pero al mismo tiempo, hubo un fuerte impulso hacia la solidaridad entre los diferentes sectores. También hubo algunos signos - especialmente entre los trabajadores del ferrocarril - de una capacidad de acción fuera de los sindicatos, aunque, como explicamos en el artículo "Gobierno y sindicatos de la mano para implementar la 'reforma' de las pensiones"[5], los sindicatos mantuvieron un control general sobre el movimiento.
El significado de este movimiento ha sido sobre todo que nos da una idea de cómo la clase obrera puede volver a verse como clase - como algunas de las pancartas en las manifestaciones de huelga proclamaron, "Existimos", "Estamos aquí". Es la respuesta de los trabajadores a los ataques del capital que exige la despiadada crisis económica la que les permitirá recuperar su identidad de clase, una base indispensable para el desarrollo de una conciencia revolucionaria, el reconocimiento de que la clase obrera no sólo es explotada colectivamente por el capital, sino que también es la única fuerza de la sociedad que puede ofrecer una alternativa real al capital, una nueva sociedad en la que la explotación de la fuerza de trabajo, al igual que las anteriores formas de esclavitud, ha sido desterrada de una vez por todas.
Tomado de World Revolution sección de la CCI en Gran Bretaña
[1] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [7]
[2] Ver 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
[3] Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria, las "revueltas populares" representan un callejón sin salida https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-cr... [38]
[4] Ver Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [29]
[5] https://es.internationalism.org/content/4517/francia-el-gobierno-y-los-sindicatos-trabajan-juntos-para-imponer-la-reforma-de-las [60]
https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-fr... [141]
https://es.internationalism.org/content/4517/francia-el-gobierno-y-los-s... [60]
https://es.internationalism.org/content/4514/comunicado-internacional-de... [31]
https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad... [142]
https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-con... [13]
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Las fuerzas terrestres de Bashar El Assad y la aviación rusa bombardean desde hace varios meses la región de Idlib en el norte de Siria. Cerca de tres millones de civiles (incluido un millón de niños) están acorralados en este último bastión de la rebelión,[1] como ya había ocurrido en Alepo o en Guta Oriental. El régimen de Assad trata de recuperar aquella zona mediante el terror y una ignominiosa política de tierra quemada. Diluvios de proyectiles lanzados por la aviación rusa caen indiscriminadamente sobre viviendas, edificios públicos (escuelas, hospitales, etc.), mercados y tierras de labor. Más de mil personas han perecido desde finales de abril de 2018, según la ONU, y casi un millón están tratando de huir de la masacre, hambrientas, sin hogar, abandonadas en medio de las gélidas temperaturas invernales. En este escenario de barbarie y caos, a las poblaciones resignadas sólo les queda una salida: ¡huir para no morir! echándose al camino hacia la frontera turca e intentando llegar a la frontera griega, la puerta más cercana para entrar en Europa.
Pero resulta que la frontera entre Siria y Turquía les está ahora cerrada. Mientras que desde 2015 el Estado turco prestaba un servicio (¡debidamente remunerado!) a las democracias europeas “acogiendo” las oleadas de millones de migrantes que aquellas se negaban a recibir como si fueran apestados, la ofensiva turca en el norte de Siria ha cambiado la situación. Los tres millones de personas de la región de Idlib son ahora rehenes, prisioneros de las potencias imperialistas de la región. Como hemos podido ver, Turquía y Rusia, junto con el vasallo de ésta, la Siria de Assad, son capaces de todo: de desangrar sin contemplaciones regiones enteras, aterrorizando a la gente y masacrándola para satisfacer sus insaciables apetitos de hiena. Hoy, la región de Idlib es el macabro patio de recreo del imperialismo, el sangriento teatro del capitalismo moribundo donde sólo reinan la miseria y la muerte.
Si ya Erdogan se niega a que entren nuevos migrantes, quiere además deshacerse de los tres millones y medio que ya están en suelo turco. Para el líder del régimen, no son ni más ni menos que objetos de subasta, rehenes de un regateo que utiliza hábilmente para satisfacer sus objetivos políticos. A nivel interno, los migrantes son ahora el blanco de una repugnante campaña de denigración destinada a aumentar la popularidad del AKP entre la población turca. Pero es sobre todo en el ruedo imperialista donde los migrantes son más útiles para el AKP.
Y así se han convertido en objeto de chantaje contra las potencias de la Unión Europea (UE). Erdogan ha amenazado durante meses con abrir la frontera occidental del país con Europa para conseguir que las potencias europeas apoyaran su campaña militar en el norte de Siria y le pagaran una renta financiera. El 28 de febrero, cumplió sus amenazas y decenas de miles de refugiados intentaron, con un riesgo considerable, entrar en Europa por la frontera griega, a pesar de la rotunda negativa de las autoridades helenas, apoyadas en esa opción por la UE y sus principales democracias. Al menos 13.000 migrantes se encuentran ahora amontonados en la frontera, presas de la crueldad de todos los bandos. Otros tratan de llegar a las islas de Quíos o Lesbos por mar, donde les esperan las mismas condiciones: inmovilizados, hacinados y aislados como animales, sin agua, sin calefacción, sin comida y sin la higiene más básica. En la isla de Lesbos, en el campo de Moria, por ejemplo, previsto para 2.300 personas hay 20.000, hacinadas, rodeadas de alambradas. La Repubblica da esta abominable descripción: "Los primeros en morirse son los niños. Aquí no hay nada para ellos, ni una cama, ni retretes ni luz. Aquí, para ellos, sólo hay barro, frío y espera. Un purgatorio húmedo y absurdo para volverse loco. De modo que, día tras día, mientras Europa y sus promesas se alejan en el horizonte, a los más frágiles no les queda más remedio que intentar suicidarse (...) pero como les da miedo, rara vez logran hacerlo. De vez en cuando, un adulto llama a la puerta de la clínica, al pie de la colina, trayendo en sus brazos a un niño con marcas elocuentes en su cuerpo. Todo el mundo sabe lo que acaba de hacer. Y volverá a hacerlo en unos meses". Más de tres cuartos de siglo después de Auschwitz: la misma realidad siniestra y espantosa que los capitalistas reservan en todas partes a las poblaciones consideradas "indeseables".
Quienes intentan entrar en ese "El Dorado" son detenidos con la mayor violencia y brutalidad por las autoridades griegas. Hemos visto imágenes insoportables y repugnantes en las que, en el mar, los guardacostas griegos intentan pinchar un bote hinchable repleto de migrantes y ahuyentarlos a tiros. En la región de Evros, la policía y el ejército rastrean la zona. Los 212 kilómetros de frontera son infranqueables. A los migrantes que tratan de cruzar se les “recibe” con lacrimógenos e incluso a tiro real, lo que, por lo visto, ha provocado varios heridos e incluso un muerto, según informaciones turcas. Los arrestados son golpeados, robados, humillados y devueltos. Creyendo que ya están a pocos metros del "paraíso", se enfrentan en realidad a la fría crueldad de la fortaleza europea, para la que siguen siendo indeseables, escoria o bestias vagabundas de las que ningún Estado quiere hacerse cargo. Con increíble cinismo y una hipocresía sin límites, cada cual pretende echar responsabilidades a los demás, pero todos comparten la misma voluntad: negativa categórica a acoger a esas poblaciones, víctimas de la barbarie que las propias potencias imperialistas han engendrado![2]
Inmediatamente después del anuncio del régimen turco de abrir las puertas a los inmigrantes a Europa, la reacción de los principales estados de la UE fue contundente: todos los representantes de la burguesía europea se pusieron a clamar como posesos contra la política "inaceptable" de Erdogan (Angela Merkel). El jefe del gobierno austriaco, Sebastian Kurz, elegido especialmente por su política anti-inmigración, fingía estar preocupado por "esos seres humanos utilizados para presionar" a la UE.
Las "grandes democracias" de Europa podrán llenarse la boca con discursos compasivos, pero por mucho que traten de descargar las culpas sobre sus competidores rusos y turcos, la realidad de la política migratoria europea revela la hipocresía y la ignominia que los anima. Y es, por cierto, la "patria de los derechos humanos" la que mejor ha expresado las verdaderas intenciones de los estados de la UE: "La Unión Europea no cederá ante este chantaje. (...) Las fronteras de Grecia y el espacio Schengen están cerradas y nos aseguraremos de que así permanezcan, que las cosas queden claras", declaró marcial y rotundamente Jean-Yves Le Drian, el ministro francés de Exteriores. Así, no importa cuántos millones de personas revienten de hambre y frío, los estados europeos no harán nada por ellos, si no es poner aún más trabas a su empeño, reforzando los medios para que la frontera griega sea aún más hermética. Ursula von der Leyen, la Presidenta de la Comisión Europea, ha garantizado que se dará "toda la ayuda necesaria" al Estado griego. La agencia Frontex ya ha enviado refuerzos policiales y se han puesto a disposición 700 millones de euros. La intransigencia de los dirigentes europeos refleja también el deseo de dejar sin carnaza a los movimientos populistas, que no han dudado en sacar tajada de este nuevo éxodo.
Las potencias europeas podrán clamar que son víctimas del vil manipulador Erdogan o derramar lágrimas de cocodrilo por la desventura de los migrantes ocultándose tras la máscara de la impotencia, pero todas son igualmente responsables y, por mucho que digan lo contrario, son responsables de que se permita que esos millones de civiles perezcan bajo los proyectiles rusos, las balas griegas y el cinismo turco.
Sus diatribas vomitivas sobre los derechos humanos y su fingida indignación no son más que pantallas para ocultar sus políticas anti-migrantes. Los rechazos a las fronteras, la caza de refugiados y el desmantelamiento de campamentos improvisados, la construcción de muros y alambradas, la militarización de las fronteras, el aumento de los controles administrativos y los criterios de acceso a los territorios, etc., todas esas medidas son ante todo ejecutadas y aplicadas con el más estricto rigor y el mayor celo por los estados democráticos[3] donde la dictadura del capital se expresa de la manera más perversa y cínica. Las democracias occidentales, tanto de izquierda como de derecha, tan cacareadas por la propaganda, no sólo son cómplices sino que también hacen sufrir el mismo trato despreciable, degradante e indigno que los "malos" de esta película (los Erdogan, Putin y demás)... aunque, eso sí, con el toque democrático de la hipocresía…
Después de que unos 30 soldados turcos murieran en un ataque de las tropas de Bashar El Assad, lo que hizo temer una escalada de las tensiones, Moscú y Ankara acordaron un alto el fuego el 5 de marzo. Una farsa que nadie se cree pues las reivindicaciones respectivas de esas dos potencias sólo pueden empujarlas sin frenos hasta límites extremos, lo que, tarde o temprano, acabará por prender fuego al polvorín y reavivará la lucha. No hay el menor signo de estabilización en Oriente Medio. La retirada de Estados Unidos y, en consecuencia, de Francia y Alemania, planteará finalmente una serie de peligros de los que la población civil será, como siempre, la primera víctima. Es innegable que Assad está decidido a recuperar todo el territorio que poseía antes de 2011. Para ello, no dudará en emborracharse con la sangre de millones de inocentes para lograr su objetivo. Sobre todo porque Putin, el único capaz de canalizar las ansias del "carnicero de Damasco", no parece totalmente opuesto a ese objetivo. El "amo del Kremlin" también tiene interés en mantener relaciones cordiales con Erdogan para poder presionar a la OTAN y mantener su valiosísima base naval de Tartus, en el oeste de Siria. Turquía, por su parte, tiene vía libre para eliminar a los kurdos, a quienes niega todo territorio autónomo en Siria, temiendo que sirva de apoyo a las reivindicaciones nacionalistas de los kurdos de Turquía. El pasado mes de octubre, tras violentos combates, consiguió establecer una "zona de seguridad", rompiendo así la continuidad territorial de la Rojava. Si hasta ahora la presencia norteamericana ha dado una garantía de protección a los kurdos, la salida de las tropas de EEUU de Siria significa muy probablemente la señal de su sentencia de muerte.
Tanto más porque las potencias europeas, como Francia y Gran Bretaña, han perdido mucho terreno y ya no están realmente en condiciones de mantener su estrategia de lucha contra Daesh y el régimen de Assad mediante un tinglado de alianzas con los rebeldes y los kurdos. Así, todos los elementos están ahora reunidos para nuevos exterminios de masas que lanzarán a los millones de personas que puedan a huir por los caminos del infortunio.
Lo que está ocurriendo en la frontera greco-turca no es una excepción, sino una ilustración entre muchas otras del horror que el capitalismo moribundo acarrea para cientos de millones de personas. El destino de los migrantes africanos en la frontera marroquí, el infierno de Libia[4] o el de los latinoamericanos entre México y Estados Unidos es similar. Todos están huyendo de la guerra, la violencia, el crimen y el desastre ambiental. Hoy en día, casi siete millones de personas se encontrarían en esta situación de errabundos sin ningún medio de supervivencia. Huyen de la barbarie del capital y son los peones y víctimas de las burguesías nacionales, que juegan constantemente con ellos e instrumentalizan la "cuestión de la migración" en nombre de sus siniestros intereses imperialistas.
Vincent, 8 de marzo de 2020.
[1] Los rebeldes al régimen de Assad no son sino una facción rival más dentro de la burguesía siria. Tienen el apoyo de Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía y otros estados, que los utilizan como peones para sus intereses imperialistas.
[2] Véase al respecto: “Bombardements en Syrie : l’intervention des grandes puissances amplifie le chaos”, en Révolution internationale (publicación en francés de la CCI) n°455 (noviembre-diciembre 2015).
[3] Véase : “Le “droit d’asile” : une arme pour dresser des murs contre les immigrés”, en la página (en francés) de la CCI (julio de 2019).
[4] Véase ‘https://es.internationalism.org/content/4497/caos-en-libia-una-odiosa-expresion-de-la-barbarie-capitalista [3] (Noviembre de 2019)
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Si bien la epidemia ya se había propagado ampliamente en Europa y especialmente en Italia, la burguesía francesa empezó a reaccionar con mucho retraso y muy tímidamente en la adopción de medidas con las que "proteger" a la población. Hasta que la situación no llegó a ser catastrófica en ciertas regiones como Picardía o Alsacia, el gobierno de Macron no despertó y tomó decisiones drásticas: confinamiento obligatorio, cierre de fronteras, controles policiales, movilización del ejército para acudir al rescate de unos equipos sanitarios que se veían totalmente desbordados.
"¡Estamos en guerra ¡” declaró el presidente Macron en su discurso del 16 de marzo. La terminología marcial afloró a partir de entonces en los discursos de ministros y políticos de todas las tendencias: "¡el enemigo está aquí"! ¡"unión Nacional"! ¡"guerra de posiciones"! ¡"movilización general"! “¡esfuerzo de guerra!” … El gobierno ha recurrido incluso a pobres ancianos, "héroes de la Segunda Guerra Mundial", para explicar que "toser en el codo" es un "acto de Resistencia".
Y aunque el “enemigo” sea "invisible" y "escurridizo", la lucha contra esta pandemia se atiene, es verdad, a lo que es una guerra: o sea el gobierno multiplica las mentiras y las medias verdades, envía a millones de trabajadores a arriesgar sus vidas en el frente (¡económico, supuestamente!), - y eso cuando no sacrifica a la tropa de la democracia en sus elecciones municipales, ¡en ofensivas suicidas e irresponsables!
¡"Estamos preparados y más que preparados. Si la guerra durase dos años, a nuestros soldados (de bata blanca) no les faltaría una máscara, ni una botella de gel hidro-alcohólico”, ¡podría haber declarado el general Macron! Pero la realidad es exactamente la contraria: con la negligencia y la incompetencia de Macron, el gobierno camina a tientas y se ampara en los médicos para "proteger" a la población. Y mientras el "señor de la guerra" jupiteriano y sus ministros realizan sus histriónicas apariciones, el personal de los hospitales se sacrifica para salvar vidas haciendo lo que puede con medios en gran medida insuficientes.
Con el COVID-19, las jornadas se alargan hasta la extenuación en todos los servicios hospitalarios hasta llegar a catorce horas, lo que produce el agotamiento de los cuidadores lo que, a su vez, aumenta el riesgo de errores dramáticos. ¡Sanitarios que exponen indignados su ira hasta en los platós de televisión! En Alsacia, ante la cantidad ingente de pacientes y de muertes por insuficiencia respiratoria, el Estado tuvo que improvisar un "hospital militar de campaña", en medio de una confusión logística sin precedentes, para apoyar a los hospitales civiles asfixiados por la falta de camas y medios.
En cuanto a las existencias de mascarillas, soluciones hidro-alcohólicas, gorros, batas, respiradores: ¡hay una escasez generalizada! En 2005, el Estado contaba con una reserva estratégica de 723 millones de máscaras (1400 millones en 2011 tras la crisis del H1N1). Pero con las restricciones desde el 2013, los recortes presupuestarios han acabado con tales existencias hasta dejarlas en 150 millones. Eso ha conducido al racionamiento, al uso de mascarillas caducadas e incluso a la reutilización de mascarillas desechables, y tras varias semanas de crisis el Estado ha liberado 12 millones de ellas provenientes de sus exiguas reservas, para dotar a 1’1 millones de trabajadores hospitalarios que, se supone, deben tirarlas a la basura cada cuatro horas. ¡Eso alcanza para unos pocos días y sólo para los hospitales a los que llegue! Y en cuanto a los servicios llamados "no prioritarios" y los laboratorios que realizan miles de pruebas diarias, ¡la misma cantinela “Ya no hay mascarillas”![1] El personal sanitario "de trinchera” (¡sic!), se ve así directamente expuesto a la enfermedad. ¡Un médico de urgencias en Compiègne acaba de morir por el virus y otros probablemente lo seguirán a la tumba! ¿Cómo puede Macron mirarse al espejo y repetir eso de que “la salud debe estar ante todo”?
Además, para ocultar su responsabilidad y la gravedad de la situación, el Estado, como en las repúblicas bananeras, miente descaradamente. La cantidad de enfermos está ampliamente subestimada, ya que tanto el Gobierno como los organismos regionales de salud han tratado de ocultar, durante días, que “ya no se realizan pruebas sistemáticamente”, cuando el ínclito Ministro de Sanidad quiere ocultar que en realidad no tienen para hacerlos. También las autoridades quieren hacernos creer, cada vez con mayor dificultad, que la "saturación de los hospitales" se da en ciertos departamentos. ¡Mentira descarada! La prensa e incluso las redes sociales están repletas de testimonios demoledores de trabajadores que, a menudo incluso llorando, muestran la magnitud del desastre.
Debe quedar claro: ¡este caos es producto de la decadencia del sistema capitalista, de los recortes presupuestarios que el Estado ha tenido que hacer durante décadas para mantener a flote el capital nacional!
Ya en 2004, el Estado optó por reducir drásticamente la investigación básica sobre coronavirus ¡por razones presupuestarias![2] La clase dirigente sabía perfectamente que sus hospitales que ya se colapsan ante la simple gripe estacional, ¡no aguantarían el impacto de una gran epidemia![3]¡El estado burgués deliberadamente eligió dejar morir a los trabajadores en masa para "sanear" sus finanzas!
Con un tono insoportablemente paternalista, el general Macron elogia hoy el coraje y el heroísmo de los médicos, cuidadores, enfermeras y conductores de ambulancias, ¡silenciando oportunamente que llevaba más de un año enviando a los gendarmes a gasearlos porque esos “soldados de bata blanca" exigían más recursos y personal para tratar a los pacientes! Durante un año de huelgas y manifestaciones, la burguesía no ha dejado de menospreciar a los médicos de urgencias, ofreciéndoles como alternativa un “plan Hospital” ridículo[4], y una buena dosis de repugnantes insinuaciones sobre sus supuestos privilegios como funcionarios. Macron puede hoy alabar a los trabajadores sanitarios como "héroes", ¡pero sus salarios no aumentarán y sus condiciones de trabajo seguirán empeorando!
El sistema sanitario en Francia, como en todo el mundo, está en ruinas, rebanado con el hacha del “rigor presupuestario" al que tan aficionado es el ministro Darmanin, uno de los mejores espadachines del general Macron. ¡En unos veinte años, el número de camas de hospital ha disminuido en 100.000 unidades! El número de hospitales y clínicas ha caído de 1.416 en 2014 a 1.356 en 2018[5]. Simbolizando el desmantelamiento del sistema sanitario, el gobierno decidió en 2014 vender el hospital militar de Val de Grâce, el más eficiente y mejor equipado de los hospitales franceses.
Francia disponía en 2017 por cada 100 mil habitantes de 309 camas de Cuidados Intensivos. Alemania[6] tenía 601. Y este país tiene - por el momento - una tasa de mortalidad ligada al COVID-19 sensiblemente inferior a la de sus vecinos. En algunas regiones, como el este de Francia o Córcega, la carencia de estas camas es dramática y ya ha comenzado el “triaje”. Es decir, una auténtica "medicina de guerra" en la que los heridos más deteriorados y lisiados (especialmente los ancianos) ¡son abandonados puesto que ya no pueden ser recuperados para la rentabilidad de la economía nacional!
Y todo eso acompañado además de una falta crónica de personal, sometido a ritmos infernales de trabajo, miles de horas extras y salarios miserables[7]. Este desmantelamiento del sistema sanitario se ha traducido también en la política del llamado numerus clausus para limitar la entrada de estudiantes en las escuelas de medicina y enfermería. Durante 50 años, los médicos y las enfermeras se han seleccionado por concurso entre un número de graduados que se fijaba arbitrariamente por orden ministerial, aplicando la más estricta lógica del rigor presupuestario, como cabría esperar. Esto ha llevado a la segunda mayor economía europea a "importar", literalmente, médicos y enfermeras peor pagados de España, el Magreb y la Europa del Este.
Para amortiguar el impacto de la crisis sanitaria en el "aparato productivo francés", el Estado Mayor gubernamental adoptó algunas medidas de emergencia, la primera de las cuales fue un semi- confinamiento muy tardío. La epidemia había comenzado en Europa a principios de febrero, pero el general Macron anunció finalmente medidas de confinamiento el 16 de marzo. Hasta ese momento su prioridad había sido tomar medidas de austeridad contra la clase obrera, incluyendo la imposición de su reforma de pensiones, aun cuando la epidemia seguía avanzando.
Pero el gobierno sí era conocedor del peligro que representaba el COVID-19. Fue la ex Ministra de Sanidad, ese “ángel de la guarda”, Agnes Buzyn, quien se desahogó públicamente declarando (sin duda amargada por sus pobres resultados electorales en la carrera por la alcaldía de París) que ya advirtió con antelación al jefe del Estado sobre el desastre que se avecinaba: «Sabía que estábamos al borde de un tsunami. El 30 de enero advertí (al primer ministro) Édouard Phiplippe que las elecciones no podrían celebrarse desde luego. Tendría que haberse parado todo. Fue una mascarada»[8].
¡Pero la "mascarada" se llevó a cabo! ¡El gobierno agravó, a sabiendas, la propagación de la epidemia enviando a millones de ciudadanos a los colegios electorales para celebrar la gran misa democrática! La llamativa incapacidad de una de las principales potencias mundiales para proporcionar a la población medios eficaces de protección (mascarillas, guantes y soluciones hidro-alcohólicas) impone sin embargo la aplicación de drásticas medidas de cuarentena. medidas drásticas de contención.
La "mascarada", por lo tanto, no se reduce a la organización criminal de elecciones en plena expansión de la epidemia, coincidiendo con el discurso de Macron, del 16 de marzo, en que pidió a sus «queridos compatriotas» que no salieran a la calle más que «para ir votar y hacer recados». Ante tan paradójica orden (salid de casa, pero no salgáis) nadie podía creerse la verdadera gravedad de esta pandemia, por lo que no sorprenderá que muchos “ciudadanos”, faltaran al “civismo” y aprovecharan el buen tiempo para pasear a orillas del Sena y en jardines públicos.
Este discurso del tipo ni carne ni pescado, junto a su decisión de mantener la primera ronda de las elecciones municipales, supusieron además una metedura de pata adicional que ha aprovechado Marine Le Pen para las necesidades de su campaña electoral.
Sólo cuando los médicos lanzaron el grito de alerta Macron y su ministro del Interior, Christopher Castaner, tomaron la decisión de exigir un confinamiento general, desplegando un ejército de 100 mil policías y soldados a todo lo largo y ancho del país para hacer cumplir el confinamiento y la multiplicación de restricciones. Ante la gravedad de la pandemia, la clase dirigente no tiene más salida que utilizar la coacción para evitar la hecatombe.
En la Costa Azul, un dron equipado con un altavoz sobrevuela los municipios de Niza y Cannes, ordenando a los transeúntes que permanezcan en sus casas, repitiendo una y otra vez: «Recordatorio de las instrucciones relativas a la epidemia del Covid-19: todos los desplazamientos fuera de casa están prohibidos salvo excepciones. Por favor, respete una distancia de seguridad de al menos un metro entre persona y persona».
La policía, con su habitual capacidad de discernir, no dudó en aplicar las medidas gubernamentales apuntando a los más indigentes y sin hogar: «Varios indigentes fueron multados por la policía en Francia por no respetar el confinamiento. (…) ¡Se han registrado casos en París, Lyon y Bayona en particular"!»[9] Los policías tampoco dudaron en multar a cuatro dolientes en la puerta de un cementerio por "no respetar las reglas de confinamiento", afirmando que "¡no hay nada de primera necesidad en un funeral"! La burguesía no tiene otra opción que desplegar sus fuerzas del orden, pero sin duda aprovecha también la situación para acostumbrar a la población a la militarización de la sociedad, para cuando venga el "enemigo interior” ¡no el virus sino la clase obrera en lucha!
En todas las televisiones y todos los días entrevistan a médicos movilizados en el "frente" para que exhorten a la población a cumplir estrictamente las medidas de confinamiento y distancia social. Porque esta es (lamentablemente) la única vía para luchar contra los estragos del Convid-19 y limitar el contagio.
¡La "mascarada" también puede verse en los millones de personas apiñadas cotidianamente en los transportes públicos, en las fábricas y talleres, en los supermercados en los que la burguesía "confina" a los trabajadores por centenares! La "mascarada" criminal de la burguesía y su gobierno se demuestra en los miles de empresas aún abiertas, cuya producción es "esencial" sólo de nombre. Y cuando los obreros de la construcción rechazaron exponerse innecesariamente, el Ministro de Trabajo, Pénicaud, se atrevió a hablar de «derrotismo». El presidente de la patronal MEDEF por su parte señalaba que «En la guerra contra esta epidemia, el mundo de la economía representa las fuerzas de retaguardia».
Para obligar a los proletarios, evidentemente Inquietos, a desplazarse su lugar de explotación, el gobierno ha desplegado sus armas más efectivas: la represión y la propaganda. Para ello, el Estado cuenta, por supuesto, con que sus guardianes sindicales aseguren la disciplina. Estos últimos piden constantemente la aplicación de «los medios indispensables para la protección de la salud y la seguridad de los empleados que tienen que trabajar» y «celebran el grado de compromiso de los agentes y empleados del servicio público".[10] Traducción: ¡Vayan a trabajar! ¡Nos ocupamos de su protección a través del "diálogo social" con la dirección y el jefe! Y, cuando, los trabajadores expresan sus reticencias demasiado abiertamente, los sindicatos se apresuran a hacer uso del "derecho a abandonar el trabajo en caso de peligrosidad”, eso sí cada uno en "su" empresa.
El «estado de emergencia sanitaria» no ha impedido al gobierno instar a los trabajadores a que se salten el confinamiento cuando no es posible el teletrabajo, En lo sucesivo, si los trabajadores se niegan a ir a trabajar, prefiriendo preservar su salud y la de sus seres queridos, se les enviará la policía a forzar a los trabajadores recalcitrantes ¡y lloverán sanciones para castigar todo aquello que el Estado considere que obstaculiza el buen funcionamiento de la economía nacional! Los empleadores podrán obligar a tomar vacaciones automáticamente como medio para "compensar" el absentismo. ¡Incluso los funcionarios de ciertos servicios de impuestos están obligados a permanecer trabajando! El confinamiento selectivo forma parte de la lógica del capital: no se debe permitir que esta pandemia mortal obstaculice la "continuidad" de la economía nacional.
«Mi prioridad es salvar el aparato productivo francés» dijo, sin rodeos, el ministro húsar de Economía, Bruno Le Maire. Y como señaló tan ricamente el periodista de Atlántico, Jean-Sébastien Ferjou, en la cadena de noticias LCI: «la verdadera cuestión, [...] es: ¿preferimos sacrificar a nuestra vieja y debilitada gente o preferimos sacrificar dos puntos del PIB?». El gobierno ya ha tomado su decisión: ¡sacrificaremos a los ancianos!
Pero para la atosigante campaña propagandística, la burguesía francesa, al igual que sus vecinos no ha escatimado en medios, llamando a la "movilización general" y a la "unidad nacional", desatando una nauseabunda campaña nacionalista.
La burguesía ya está preparando las mentes para la " ruina" económica resultante de esta “guerra sanitaria”, y ¡será la clase obrera quien tenga que pagar la factura! Ya empiezan a preparar el clima propicio a los “sacrificios" característico del período de "reconstrucción". ¡Los trabajadores con empleos precarios empiezan ya a perder las horas de trabajo que les permitían sobrevivir! ¡Los que entren en paro técnico verán recortados sus salarios, contrariamente a las promesas del gobierno! La maquinaria propagandística está ya a pleno rendimiento para convencer a la gente de que, debido a la epidemia, todos tendrán que apretarse el cinturón en el futuro. De igual modo que quisieron meternos en la cabeza que la raíz de la crisis de 2008 estaba en unos cuantos "banqueros corruptos" y “el descontrol financiero”, ahora tratan de lavarnos el cerebro con que es el COVID-19 lo que ocasiona la nueva crisis. Pero la realidad dice todo lo contrario: no es sólo que esta epidemia no es más que un mero catalizador, un acelerador de la crisis del sistema capitalista; ¡sino que es, en sí misma, un producto puro de esta crisis!
En la prensa y en las redes sociales, en la televisión y en YouTube, quienes salen a correr en solitario, son presentados como irresponsables, causantes de la propagación de la epidemia. ¿No se les ha ocurrido a los periodistas y a sus emuladores “youtubers”, que estos imprudentes corredores paseantes pueden haber encontrado ridícula la prohibición de pasear al aire libre tras haberse visto hacinados en los RER, en sus vestíbulos y talleres; y el día anterior, ¿en los colegios electorales? ¡El Estado desencadena una campaña de culpabilización de individuos para ocultar mejor su propia negligencia y su incapacidad para frenar la pandemia!
Pero donde la campaña ideológica de la burguesía es más perniciosa es en sus llamamientos a ovacionar a los trabajadores de la sanidad. Los canales de televisión reproducen en bucle las imágenes de la Torre Eiffel iluminada para ellos, y las escenas de los barrios aplaudiendo desde las ventanas, día tras día, a las 8 p.m., y a veces incluso con el sonido de fondo de La Marsellesa. A la burguesía no le falta cinismo e indecencia para pedir a la población que redoble sus aplausos tras la muerte del primer médico. ¡Los "soldados caídos por Francia" caen en el campo de honor homenajeados por el pueblo! Se trata de una completa perversión de la solidaridad proletaria haciéndose, en cambio, eco del discurso marcial del general Macron alabando el "heroísmo" de los médicos. Aunque estos aplausos pongan algo de bálsamo en sus corazones, lo que necesitan los sanitarios no son medallas por su buen y leal servicio a la "Nación". ¡Necesitan personal y equipo extra, necesitan mascarillas y protección ¡Necesitan que sus explotadores les “reconozcan” sus esfuerzos aumentando sus salarios[11] y plantillas más amplias para no caer extenuados por ritmos de trabajo infernales!
Frente a la negligencia de la burguesía y el colapso del sistema sanitarios que dificulta cada vez más el cuidado de los enfermos, la indignación va creciendo en las filas de los trabajadores. El desprecio de la clase dirigente por la vida humana hiere a los explotados. Son muchos los que no soportan esa indicación del gobierno para cazar a quienes tratan de esquivar el trabajo, ni de exponerse cuando no hay justificación para su presencia esencial en el trabajo. Los repartidores de Deliveroo y Uber-eats, los trabajadores de la fábrica SNF de Andrézieux, los de La Redoute y Saverglass en la región de Oise, se declararon en huelga para protestar contra sus peligrosas condiciones de trabajo. En Amazon y La Poste (Correos), los trabajadores también se declararon en huelga. En varios lugares muchos trabajadores se apresuraron a expresar su solidaridad en sus ventanas exigiendo recursos para los trabajadores de la salud, no con una ovación de pie a los "héroes de la Nación", sino al grito de «¡Dinero, Dinero para el Hospital público!».
Pero en lo inmediato, lo que va a predominar es el miedo y la consternación ante esta catástrofe sanitaria que la clase dominante se muestra incapaz de controlar. La imposibilidad de reunirse masivamente no permite, hoy en día, a la clase obrera reanudar el camino de la lucha en su propio terreno de clase.
Todas estas expresiones de cólera obrera muestran, sin embargo, que la combatividad sigue muy viva, que los proletarios no se resignan a aceptar como una fatalidad la negligencia de quienes los explotan. «No somos carne de cañón», se oye entre el personal sanitario.
En cuanto esta crisis sanitaria remonte, el Estado "protector" revelará una vez más su verdadera cara. Los ataques a todas las condiciones de vida de los proletarios (agravados por el hundimiento de la economía en el abismo de la recesión) sólo pueden conducir, a la larga, no a la unión sagrada de los explotados con sus explotadores, sino a nuevos estallidos de indignación y luchas.
Esta catástrofe sanitaria mundial sólo puede contribuir a la reflexión de la clase obrera y a la toma de conciencia de que el capitalismo es un sistema completamente podrido, una verdadera plaga que amenaza la supervivencia de la especie humana.
EG, 22 de marzo de 2020
[1] El general Macron puede contar, al menos, con una fuerza expedicionaria, la Cruz Roja China, que acaba de "donar" al Viejo Continente varios millones de mascarillas y equipos para ventilar e intubar a los enfermos. Por supuesto que las "donaciones" de Pekín además de anecdóticas, no son ni altruistas ni desinteresadas. Cuando los Estados son incapaces de coordinar mínimamente sus acciones, la “generosidad" de China es más bien una expresión del generalizado "sálvese quien pueda" que caracteriza al capitalismo en descomposición, del que la pandemia de COVID-19 es una ilustración espectacular. Volveremos a estas cuestiones en un futuro artículo.
[2] Véase la entrevista con el profesor Bruno Canard, director de investigación del CNRS y especialista en coronavirus, publicada en Le Monde: "Frente al coronavirus, se ha perdido mucho tiempo para encontrar remedios”. https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/02/29/bruno-canard-face-aux-coronavirus-enormement-de-temps-a-ete-perdu-pour-trouver-des-medicaments_6031368_16506 [147] (29 de febrero de 2020)
[3] Además, COVID-19 no es ni de lejos la enfermedad más virulenta que haya afectado a la humanidad. Puede anticiparse fácilmente cual sería el impacto de una pandemia de SERM-CoV, con una tasa de mortalidad del 30% [148]
[4] Como puede verse comparando esta "importantísima inversión de 300 millones de euros” (según la ex Ministra de Sanidad Agnès Buzyn), con el plan de ayuda de 750 mil millones de euros que el BCE acaba de liberar para "salvar la economía"
[5] Véase Panorama de la Dirección de Investigación, Estudios y Evaluación de Estadísticas [149] (en francés DRESS), así como un Informe de la DRESS publicado ese mismo año [149]
[6] Véase "Camas de Cuidados Intensivos en los hospitales" [150] Nadie pondrá en duda que ese deterioro ha continuado en estos dos últimos años
[7] El Estado, además, ha agravado la miseria al sustituir los puestos de enfermería por auxiliares de enfermería pagados con migajas
[8] Ver “Les regrets d’Agnès Buzyn” [151] ( Los lamentos de Agnès Buzyn). Le Monde 17 de marzo de 2020)
[9] "Coronavirus: personas sin hogar multadas por no cumplir con el confinamiento", AFP (20 de marzo de 2020)
[10] "Comunicado inter-sindical del 19 de marzo de 2020" [152] firmado, mano a mano, por las organizaciones de empleadores y empleados
[11] La promesa de una bonificación de 1.000 euros para los sanitarios no supone ni siquiera una mensualidad suplementaria del salario mínimo. Estas migajas son un verdadero insulto
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La pandemia de coronavirus está causando miles de muertes en todo el mundo. ¿Por qué? Porque la investigación sobre este tipo de virus, conocido desde hace mucho tiempo, ha sido abandonada porque se consideraba ¡no rentable![1] Porque cuando la epidemia comenzó, era más importante para la burguesía china hacer todo lo posible por ocultar la gravedad de la situación con el fin de proteger su economía y su reputación, no dudando en propalar mentiras y patrañas, en presionar a los médicos que daban la alarma. Porque en todos los países, las medidas de contención se adoptaron demasiado tarde en cada etapa, siendo la principal preocupación de los Estados "no bloquear la economía", ¡"no hacer sufrir a las empresas"! ¡Porque por todas partes faltan mascarillas, gel hidroalcohólico, medios para detectar la enfermedad, camas, respiradores y plazas para cuidados intensivos! ¿Habrá que recordar que en Francia los médicos de urgencias y los internos están en huelga desde hace más de un año para denunciar la catastrófica falta de recursos humanos y materiales en los hospitales?[2] Los dirigentes se atreven hoy a hablar de la protección de los más desamparados contra el virus, las personas mayores, a pesar de que los empleados de las residencias de ancianos medicalizadas (EHPAD), también están en huelga desde hace más de un año, indignados por lo que consideran malos tratos a los "residentes" debido a la falta de personal y, por tanto, de tiempo para ocuparse de ellos. En Francia, a pesar de ser la segunda potencia económica europea, es imposible hacerse con mascarillas. Incluso en los servicios de neumología, en primera línea de la pandemia, los médicos tienen que conformarse ¡con tres mascarillas al día! En Italia prevalece la misma situación vergonzosa e indigna. Muchos empleados se ven obligados a ir a trabajar, a menudo amontonados por miles en los transportes públicos, porque oficialmente son "indispensables para la continuidad económica del país"... ¡como las fábricas del sector automovilístico! Se encuentran apiñados en las líneas de producción, sin ninguna precaución, sin mascarillas, sin jabón. En los últimos días han estallado huelgas en Italia. He aquí un breve extracto de un testimonio de Bolonia: "Los obreros no son carne de matadero". "Las huelgas en las cadenas de las fábricas se están multiplicando. Obligados a trabajar sin ninguna protección para su salud, los trabajadores se rebelan: "Me veo obligado a trabajar en un entorno laboral que pone en peligro mi salud, la de mis familiares, la de mis compañeros de trabajo, la de las personas que conozco". (...) “En almacenes y fábricas de nada sirven todos esos sabios preceptos que escuchamos todos los días. En muchos de esos lugares hay una ausencia casi total de las condiciones mínimas necesarias para evitar la proliferación del virus:
- nunca se ha puesto en entredicho la presencia de trabajadores en cantidades significativas en espacios pequeños y repletos de mercancías;
- (...) ¡Incluso falta jabón en los baños!
- ¿guantes y mascarillas? Eso no son sino pretensiones innecesarias de los que no quieren trabajar, así dicen los dirigentes. (…)
- ¿Intervenciones públicas para verificar el respeto de estas pequeñas atenciones? Lo hará la fuerza pública en caso de huelga".
El grito de guerra de estas huelgas es "¡Vuestras ganancias valen más que nuestra salud!" Esta es, en efecto, la realidad bajo el capitalismo, ese sistema decadente de explotación. Pero estas luchas también muestran que hay esperanza. La clase obrera es portadora de solidaridad, dignidad y unidad. Es portadora de un mundo donde la búsqueda de beneficios ya no sea la regla, en el que “la internacional será el género humano”.
Ante esta pandemia, no sólo debemos desarrollar la solidaridad y cuidar a los más desfavorecidos, sino también desarrollar nuestra reflexión sobre lo que es el capitalismo, por qué se está pudriendo de raíz, discutiendo sobre ello cuando sea posible, a fin de alimentar la conciencia colectiva de la necesidad de derrocarlo.
[1] Además, existe un informe que conocían todos los estados datado de septiembre 2019 que alertaba de una pandemia señalando entre otros elementos que “El espectro de una urgencia sanitaria global se vislumbra en el horizonte (...). Los países, los donantes y las instituciones multilaterales deben prepararse para lo peor”. Son dos frases del premonitorio Un mundo en peligro. Informe anual sobre preparación de emergencias sanitarias , presentado... en el mes de septiembre del 2019. Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20200322/4816599990/cada-estado-no-puede-combatir-por-su-cuenta.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=internacional&utm_term=20200322&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-internacional [154]
[2] Macron echó la semana pasada un discurso detestable y zalamero sobre "lo excelente que es el sistema de salud en Francia", supuestamente gratuito y accesible a todos, y elogió la abnegación de los sanitarios. La respuesta fue inmediata: en todas las redes había numerosas fotos de enfermeras, enfermeros y médicos blandiendo un cartel dirigido al presidente: "¡Puede usted contar con nosotros! ¡Lo contrario aún no se ha demostrado!".
Como se dice antes, los sanitarios llevan en huelga exactamente un año. Desde hace más de diez la degradación del sistema hospitalario francés ha llegado a extremos insoportables en hospitales públicos, en los psiquiátricos, las urgencias. Con el sistema “pagar por acto” han amontonado las deudas, los despidos, la precariedad, la ausencia de material de todo tipo.
“En marzo, la principal demanda del personal sanitario fue la creación de puestos y la apertura de camas. En ese momento, la ministra de sanidad les ofreció primas. En septiembre de 2019, cuando el personal sanitario se manifestó de nuevo para pedir más puestos y camas, lo mismo que en marzo. La ministra les ofreció plataformas telefónicas. En noviembre de 2019, cuando el personal de salud volvió a reclamar puestos y camas, y parecía bastante claro, como dicen, fue vergonzoso que el ministro les propusiera asumir la deuda del hospital, ¡pero sin puestos y sin camas! Porque aunque el personal trató de volver a manifestarse el mes pasado, el 14 de febrero, mientras tanto la ministra se fue y su sustituto llegó al mismo tiempo que la crisis del coronavirus, tanto que el personal de enfermería ni siquiera tiene tiempo de manifestarse para nada... pero todos podemos ver con nuestros propios ojos por qué no hemos tenido oídos, todos podemos ver por qué no hemos escuchado las llamadas de auxilio del Hospital Universitario de Montpellier, de las llamadas de auxilio del Grand-Este, que dicen que les faltan brazos ante la crisis y sólo podemos decir que así es” (18/03/2020, una humorista de France-Inter, radio pública) En los últimos tiempos el sector sanitario es uno de los más combativos de Francia. Lo que no puede decir esta humorista es que el 5 de noviembre, antes de que se iniciara el movimiento contra la “reforma” de las pensiones, los sindicatos de ese sector se las arreglaron para anticipar el movimiento y no “mezclarse” con los demás. Los sindicatos de los sanitarios, médicos, enfermeras, técnicos, celadores…lo hicieron todo por aislar un movimiento de una gran tenacidad combativa. Sin duda los hospitalarios, que ahora saben que tienen que hacerlo todo por combatir la pandemia, no olvidarán el deleznable cinismo de la clase dominante. Y no serán esos discursos aduladores del presidente y ministros, ahora diarios como un mantra obligatorio antes de enunciar situaciones y medidas a tomar, lo que haga hacer olvidar tanto desprecio, tanta mentira y tanta explotación.
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En el contexto de la aparición de NC y la revisión de la trayectoria de Gaizka y el significado que se revindiquen falsamente como la izquierda comunista; particularmente, señalando el legado de Munis como el creador de una izquierda comunista española. Nuestra posición se resume en tres puntos:
Primero. Tanto NC como G son parte del fenómeno del parasitismo. G, particularmente, se ha comportado como un aventurero, cambiando de ropajes según sus necesidades personales. Por ello, es necesario entender que el parasitismo no es un fenómeno nuevo, sino que ha estado acompañando el desarrollo del movimiento obrero. El objetivo último del parasitismo es la destrucción de las organizaciones revolucionarias y generar confusión dentro del medio proletario, es decir, que responde o sirve a los intereses de la burguesía, intentando desarticular la posibilidad de la revolución. En ese mismo sentido, es necesario entender ¿cuál es el objetivo particular de NC?
Segundo. Ante los peligros que representan NC Y G, es necesario denunciarlos públicamente como parásitos, con el fin de defender a las organizaciones obreras. El principal peligro es que estos parásitos siembran la desconfianza en las organizaciones obreras, pues falsifican la historia y tergiversan las posiciones de la izquierda comunista. En este sentido, el mayor efecto negativo hacia los elementos en búsqueda, que pueden ser cooptados por los parásitos. Por ello, es necesario diferenciar entre los parásitos y los seguidores, que son víctima de estas confusiones. ” Por lo que se refiere a los elementos más o menos proletarios que se dejan más o menos engañar por el parasitismo, la política del marxismo ha sido siempre muy diferente. Esta ha consistido en meter una cuña entre esos elementos y la dirección parásita orientada o animada por la burguesía, demostrando que son víctimas de ella. La meta de esta política es la de aislar la dirección parásita alejando a sus víctimas de su zona de influencia. Hacia esas «víctimas», el marxismo siempre ha denunciado su actitud y sus actividades a la vez que lucha para reavivar su confianza en la organización y en el medio proletario. El trabajo de Lafargue y de Engels hacia la sección española de la Primera internacional es una perfecta plasmación de esa política”[1]. Por lo tanto, las denuncias contra NC y G significan la defensa misma del medio proletario y de la posibilidad futura de la adhesión de nuevos miembros para la izquierda comunista.
Tercero. Una cuestión de fondo es la lucha entre la moral burguesa y la moral proletaria. Los parásitos están permeados por la moral de la burguesía y de la pequeña burguesía, actuando en favor de sus fines personales, haciendo del oportunismo y la mentira su bandera personal. En este sentido, es necesario rescatar los principios morales del proletariado y de sus organizaciones: la búsqueda de la organización antes que el comportamiento de secta, los intereses de clase están por encima de los personales y los medios deben ser acordes a los fines, etc.
En el marco de esta toma de posición, manifestamos la necesidad de continuar discutiendo los siguientes temas para clarificar:
1) Cómo NC y la acción de Gaizka, sirven a los propósitos de la burguesía.
2) Discutir con mayor profundidad el carácter de los aventureros, como personas dentro de la historia y el posible determinismo de las relaciones sociales de producción sobre estos. Es decir, debatir sobre el papel del individuo en la historia y preguntarse hasta qué punto existen las responsabilidades individuales y en qué medida el ambiente del capitalismo determina la forma de actuar de los parásitos.
Simpatizantes en México de la CCI
Marzo de 2020
[1] Tesis sobre el Parasitismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [133]
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"Cada uno de nosotros debe participar en este esfuerzo masivo para preservar la seguridad mundial", dijo el director de la OMS en un comunicado de prensa el 16 de marzo. El 27 de marzo, el presidente francés Macron declaró: "No superaremos esta crisis sin una fuerte solidaridad europea, tanto a nivel sanitario como presupuestario". Por su parte la Canciller alemana, Merkel, exigía ante la crisis sanitaria: "más Europa, una Europa más fuerte y una Europa que funcione bien". Los políticos instan a la población que demuestre solidaridad, civismo y unidad para luchar contra el "enemigo invisible". Y, en un momento de acuciantes necesidades de mascarillas, y equipos médicos dada la escandalosa escasez de ellos, los políticos y los medios de comunicación, han denunciado robos en hospitales, farmacias e incluso en vehículos de trabajadores sanitarios. La burguesía señala con el dedo y saca continuamente a relucir el comportamiento egoísta de estos canallas "infames y viles", en un momento en que el mundo entero está "en guerra", y, supuestamente unido, contra la pandemia del Covid-19.
Pero lo cierto es que mientras la burguesía muestra indignación y desprecio por esos comportamientos, ella misma aplica fríamente esos mismos métodos de bandidos en el planeta entero: robar y “requisar" los pedidos de otros países, pujar más que sus rivales en el zoco en que se ha convertido el mercado de productos sanitarios, arrebatarles los envíos a sus competidores en los transportes mismos. ¡Así es como la burguesía expresa su "solidaridad" para "preservar la seguridad mundial"!
Así, al principio de la epidemia en Europa, China inauguró una diplomacia interesada de envío de algunas mascarillas y respiradores a Italia, pero estos fueron inmediatamente retenidos por la República Checa. ¡Y, ésta, con asombrosa hipocresía, negó que se tratase de un robo, sino de un desafortunado "malentendido"!
A principios de marzo, fue Francia la que "requisó" en su territorio máscaras suecas en las barbas mismas de España e Italia, países muy afectados por la epidemia a los que iba inicialmente el envío. Sólo tras la presión del gobierno sueco, el gobierno francés aceptó, a regañadientes, quedarse sólo con la mitad del “botín”. Un mes más tarde, a medida que el escándalo se agrandaba (se trataba, por supuesto, de un "malentendido"), Macron apeló a, más "coherencia" y devolvió, muy a su pesar, todas las mascarillas a los destinatarios.
También se acusa a los Estados Unidos de adueñarse de equipos médicos encargados por Alemania, Canadá y Francia. Trump, a diferencia de sus homólogos extranjeros que aparentan ser más civilizados, muestra sin disimulo en toda su brutalidad sus intenciones: “¡necesitamos estas máscaras, no queremos que las tengan otras personas!".
En África, un epidemiólogo advirtió recientemente de una situación muy preocupante para el continente: los hospitales no pueden obtener los test, puesto que se da prioridad a las naciones más poderosas, a los “grandes padrinos”: los Estados Unidos o Europa. Esas "grandes democracias" están acaparando test, una mercancía desgraciadamente escasa, para sí mismos. Eso explica por qué las cifras de contagios por Covid-19 en África sean tan extrañamente bajas. ¡Y la lista de cínicos actos de piratería perpetrados por los estados burgueses podría alargarse aún más![1].
Incluso dentro de cada nación, la burguesía contiene difícilmente la guerra de todos contra todos. Y si los Estados luchan a pie de avión para apoderarse de suministros médicos, los estados federales, las regiones e incluso las ciudades también se están enzarzando entre ellas para proteger a "sus" habitantes.
Así en España, donde el regionalismo tiene gran peso, se desató una polémica cuando el gobierno decidió requisar y centralizar las existencias de mascarillas. Pero la incompetencia de las autoridades españolas llevó a cada gobierno regional a buscar sus propios suministros en competencia con los demás. El Estado central fue acusado de alimentar las tensiones e incluso de "invasión" por parte de Torra, el presidente de la Generalitat. ¡Todo se aprovecha para reafirmar mezquinos intereses "regionales" proclamando que cada uno en “su” casa hace lo que le da la gana! También en México, el gobernador de Jalisco está presionando al gobierno federal para que deje de retener los test en provecho de la región de Ciudad de México.
Y es esa misma burguesía la que tanto se adorna con finos discursos moralizantes, la que llama a la solidaridad internacional, la que exhorta a sus "tropas" a cerrar filas en torno al Estado protector. ¡Pero cuantas mentiras! ¡La "solidaridad" a la que apela la burguesía no es más que una expresión del “cada uno a la suya”, una exacerbación del caos y la barbarie capitalista a escala planetaria!
Ante esta crisis, dejar que el Estado nacional arrebate las mascarillas a los “extranjeros” solo puede agravar el mal. El capitalismo, cínico y mortífero, no tiene otra perspectiva que ofrecer a la humanidad que lo que este lamentable espectáculo de saqueo y pillaje ilustra hoy: ¡miseria y destrucción! La única fuerza social portadora de un proyecto histórico capaz de poner fin a la guerra de todos contra todos es la clase obrera, la que no tiene patria que defender, ¡la que tiene como interés las necesidades de toda la humanidad y no los de la "nación" (o su versión "regionalista")! Es la clase obrera, a través por ejemplo de los trabajadores sanitarios, quién está salvando vidas poniendo en riesgo la propia. Aunque la situación de pandemia y confinamiento impidan actualmente cualquier movilización masiva y limite las expresiones de solidaridad en la lucha, es la clase obrera la que intenta, en muchos sectores y en distintos países, resistirse a la negligencia de la burguesía y la anarquía del capitalismo. ¡Nuestra clase lleva en sí una sociedad nueva, sin fronteras y sin competencia entre unos y otros, donde los trabajadores de los hospitales ya no se verán obligados a hacer una abominable distinción entre los enfermos "productivos" e "improductivos" (los jubilados, los discapacitados, etc.), donde el valor de una vida ya no se medirá en las partidas presupuestarias!
Olive, 7 de abril de 2020.
Traducido de Révolution Internationale, órgano de la CCI en Francia.
[1] Pero a diferencia de los filibusteros de antaño, que robaban oro y bienes preciosos, estos matones también se pelean por la típica mercancía del capitalismo: los productos de gama baja: batas que se hacen añicos nada más salir de la caja, mascarillas enmohecidas, respiradores con conexiones inadaptables, etc.
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Ya han pasado más de 20 días de cuarentena y encierro, la máxima medida aplicada por gran parte de los Estados del mundo para aislar el virus del Covid-19 también conocido como Coronavirus. En Perú el Estado de emergencia viene acompañado con toque de queda impuesto por el Estado democrático, situación que viene reforzando la atomización social. Esta pandemia mundial, ya viene cobrando decenas de miles de víctimas mortales según cifras oficiales. La rápida y brutal propagación del virus ha puesto en jaque a todos los Estados y economías del mundo, las burguesías a nivel mundial de los distintos países siguen sin coordinar sus esfuerzos para contener la epidemia ante esta amenaza que presiona y agudiza cada vez más la crisis económica capitalista.
El FMI ya señala que la economía internacional se encuentra en una recesión igual o peor que la del 2008-2009. El covid 19 ha generado unas consecuencias económicas terribles a nivel internacional, donde la clase obrera se llevará una vez más la peor parte en esta situación. Por ejemplo, en Perú, la crisis del Coronavirus ha mostrado una amplia población vulnerable, más allá de los niños y ancianos: los trabajadores. Grandes sectores de trabajadores del país son vulnerables económicamente por el paro forzado, planteado por la pandemia.
En Lima y otras ciudades del país, el nivel de desempleo se ha triplicado en los primeros 15 días de la cuarentena[1]. El 30% de la población se ha quedado directamente en la ruina, sin trabajo y sin ahorros, puesto que 70% de la población vive en la economía informal, ganando al día para sostener a sus familias. Millones de trabajadores en el Perú viven con menos de 5 dólares diarios. Existe, además, una preocupación creciente en el sector privado por 3,7 millones de empleos formales, que se verán también afectados por esta crisis.
Las cadenas de pago se han roto por completo, muchas familias al no recibir sus salarios se ven en problemas para pagar alquileres, comprar víveres, medicinas y otros. Toda esta situación se ha empezado a multiplicar a todo nivel afectando directamente a los trabajadores y alimentando el pánico al conjunto de la población. Esta situación puso en alerta al gobierno y lo obligó a actuar.
Ante esta situación, el gobierno de Vizcarra, ha desarrollado un plan económico para intentar aplacar las consecuencias del confinamiento social, que ha consistido en una primera etapa en liberar la CTS[2], la segunda medida fue el bono de 380 soles (115 dólares) que se entregó en la primera quincena de la cuarentena y un segundo bono después de la quincena. La tercera medida en la misma línea fue liberar hasta un 25% de los fondos del Sistema Privado de Pensiones (AFPs). Pero estas medidas no son, ni serán suficientes para enfrentar la crisis económica que ha desatado ya la pandemia en el país, solo por mencionar que el 70% de la población de trabajadores informales independientes no gozan de CTS, ni AFPs, ni de ningún otro fondo de contingencia.
Por otro lado, la Cepal[3] ya señala que la crisis podría dejar 22 millones de personas más en la pobreza extrema en América Latina, ya mencionan que estamos ante el principio de una profunda recesión. “Estamos ante la caída del crecimiento más fuerte que ha tenido la región” señaló Alicia Barcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Muchas empresas locales se vienen aprovechando ya de toda esta situación, adelantando vacaciones no pagadas, remuneraciones “pendientes” de pago, despidiendo trabajadores, recortando costos de planillas, entre otras “maniobras” ejecutadas para no ver afectados sus beneficios en medio de la tragedia. Según Ricardo Herrera, abogado laboralista, explica que las empresas pueden optar por estas alternativas porque la Ley de Productividad y Competitividad Laboral lo permite. Esta, da lugar a que los trabajadores suspendan sus actividades por hasta 90 días sin recibir una remuneración[4]. Siempre la Ley del valor y las ganancias condenan a la explotación y la miseria a la clase obrera.
El arribo del coronavirus[5] ha dejado al desnudo la criminal falta de prevención y los recortes de presupuestos a la salud por parte del Estado burgués: Hospitales colapsados médicos y enfermeras, sin utensilios, sin equipos, sin “seguridad sanitaria” y un largo etc. El aumento semana a semana de contagiados han dejado en claro que todos los años de bonanza económica que gozó la burguesía Peruana, producto de los altos precios de las materias primas, privatizaciones, concesiones mineras, recaudación tributaria y otras operaciones, solo sirvieron para llenarse los bolsillos y que ahora los trabajadores pagarán los platos rotos por los intereses del Estado burgués y del Empresariado, los mismos que tienen el cinismo de llamar a la responsabilidad individual de los ciudadanos para evitar que se termine de caer, el ya colapsado sistema de salud pública, imponiéndonos el confinamiento por decreto.
El virus ha provocado una verdadera crisis sanitaria a nivel nacional y planetaria. En Perú, ESSALUD[6] y MINSA[7] vienen ocultando las terribles condiciones en que tienen que trabajar cientos de médicos y enfermeras. Toda esta situación de precariedad en la seguridad social fue denunciada por un grupo de trabajadores del Sindicato Nacional Médico del Seguro Social del Perú (Sinamssop), los mismos que fueron posteriormente arrestados en su local sindical por la policía nacional por órdenes de la presidenta de ESSALUD, Fiorella Molinelli.
Hospitales colapsados con cientos de enfermos, con cero material médico, cero equipos de protección médica, sin existencia de protocolos, ni infraestructura hospitalaria es lo que muestra el sistema social de salud hoy, en Francia, España, Italia, Brasil, Ecuador, México, el Perú y todo el planeta. Durante décadas a la burguesía le importo un rábano la salud pública, no hubo jamás una inversión sostenida técnicamente año tras año, por el contrario, solo hubo recortes en los presupuestos de salud. Por ejemplo, en España que ya presenta una de las peores infraestructuras sanitarias de Europa puede dar la idea de la precariedad de medios. Con 33 millones de habitantes (casi un 75% que la de España), Perú cuenta con unas 350 camas de Unidades de Cuidados Intensivos.
Hoy al reventar esta emergencia mundial de salud, vemos como las autoridades corren para comprar equipos y demás utensilios en plena crisis. Porque la orden de la Burguesía es detener la pandemia sin sacrificar la explotación y los beneficios. Lo primero que hay que denunciar es que estamos ante la crónica de un colapso anunciado del sistema de salud pública. Y no es por la “Irresponsabilidad” de los ciudadanos, sino por décadas de recortes de los gastos sanitarios, de las plantillas de trabajadores de la salud y de los presupuestos de mantenimiento hospitalario y de la investigación médica...[8]
Las noticias se esmeran en mostrar reportajes e imágenes sobre la cuarentena, calles vacías o personas que desacatan el toque de queda, la policía y el ejército en las calles haciendo sus labores de control del orden y represión obrera. Sin embargo, no hay ningún reportaje, imágenes o noticias que muestren los centros médicos u hospitales públicos que están atendiendo directamente los casos del coronavirus ¿por qué? Porque no quieren mostrar el colapso de su sistema de salud y sus instalaciones. Cada día más salen por las redes sociales médicos y enfermeras denunciando situaciones de las malas condiciones de trabajo en las que tienen que laborar diariamente.
El colapso no solo está en la atención médica. Por ejemplo, en Sao Paolo, Brasil se prepara el cementerio más grande del mundo, ya que el número de muertes va en ascenso, habiendo colapsado morgues y otros cementerios de la ciudad. En Guayaquil, Ecuador donde la miseria ha avanzado brutalmente en los últimos 10 años con olas de violencia, pandillas, comercio de drogas, hacinamiento, falta de infraestructura pública y servicios básicos son algunos problemas que ya se han visto con mayor claridad en esta pandemia. Muertos quemados en las calles por el colapso de la morgue y cementerios. Muchas familias tienen sus muertos afueras de sus casas, algunas autoridades empiezan a llenar contenedores con los cadáveres, situación que se asemeja a un escenario de guerra con cadáveres por todos lados.
El Estado burgués con Vizcarra al frente ha aprobado una ley que le permite disparar en “defensa propia” a las fuerzas del orden, ante posibles manifestaciones y reacciones de la clase obrera que se puedan generar. La Ley N.º 31012, ley de Protección Policial, ley que señala que la Policía Nacional del Perú, en el cumplimiento de su deber, puede hacer uso de sus armas u otro medio de defensa.... esta ley es una nueva arma contra el proletariado, ante el miedo de la burguesía y el gobierno a las manifestaciones de los trabajadores que ya empiezan a suscitarse por diferentes partes del país, debido a la insostenible situación de miseria que los empuja cada vez más la crisis económica agudizada por el covid19. La burguesía muestra sus garras una vez más con esta ley, que incluso para algunos especialistas jurídicos es inconstitucional.
Pero el ataque ideológico de la burguesía también está presente con un mensaje que hoy en día, los gobiernos están dando "todo lo necesario" para salvar - no a "los bancos" en primer lugar, como durante la "crisis financiera" del 2008, sino primero a la población. En Perú lo escuchamos con frases como “El Perú primero”, “todos contra el coronavirus” “Juntos podemos” frases que se repiten a diario en medio de la crisis. Debemos denunciar aquí el nacionalismo y esa falsa comunidad de intereses entre explotadores y explotados, que es utilizada como veneno ideológico para pedir sacrificios y diluir al proletariado en revueltas interclasistas. Ya lo hemos visto en las revueltas populares en Chile y Ecuador, donde el proletariado fue encuadrado en las banderas del indigenismo, la democracia, el izquierdismo, el Género, la asamblea constituyente y otras trampas ideológicas de la burguesía[9].
Esta pandemia mundial que se viene a sumar a los escalofriantes casos de desnutrición, tuberculosis o dengue con incontables números de muertes al año, sumando la infinidad de casos de contaminación y muerte por la actividad minera, son una manifestación más que el capitalismo mundial ha entrado en una etapa terminal, la de la descomposición social[10] que amenaza visiblemente la supervivencia de la humanidad.
En medio de esta situación nos queda afirmar que, pase lo que pase con el virus Covid-19, esta nueva enfermedad advierte de que el capitalismo se ha convertido en un peligro para la humanidad, y para la vida en este planeta. Las enormes capacidades de las fuerzas productivas, incluida la ciencia médica, para protegernos de las enfermedades chocan con esa criminal búsqueda de beneficios, con el hacinamiento de una gran proporción de la población humana en ciudades invivibles[11] (solo en Lima existen casi 9 millones de habitantes) y los riesgos de nuevas epidemias que esto supone.
Médicos y enfermeras de varios hospitales de Lima y algunas provincias se manifestaron y protestaron contra la falta de seguridad médica, la falta de materiales y la política sanitaria del gobierno. Muchos médicos y enfermeras han realizado plantones, usando pancartas y altavoces denunciando y protestando contra las malas condiciones laborales que tienen que enfrentar todos los días, poniendo en riesgo su salud y las de sus familias.
En Perú, el gobierno sabía desde enero lo que se venía y sin embargo, se zurró en las advertencias y subestimó la pandemia. Y cuando el daño estaba hecho, ESSALUD y el MINSA, lanzaron a los obreros de la salud, médicos, enfermeras, técnicos, incluso estudiantes de medicina, a enfrentar los casos, sin ninguna protección, como soldados en guerra obligados, situación que trajo contagios y muertes como ya sucedió en Lima y provincias.
Sin embargo, los trabajadores no se han quedado callados. Por ejemplo, el pasado 7 de abril en el Hospital de Ate-Vitarte, pomposamente presentado por Vizcarra como “modelo de lucha contra el covid-19”, médicos y enfermeras se negaron a trabajar y se plantaron en la puerta a protestar contra el gobierno por la falta de mascarillas, guantes, respiradores y protocolos de seguridad[12]. Muchos de ellos fueron amenazados con ser despedidos, otros fueron detenidos.
Muchos médicos y enfermeras también han tomado acciones por las redes sociales, haciendo videos con sus celulares, de las instalaciones de los hospitales denunciando la precariedad en la que trabajan. Esto se viene multiplicando a nivel nacional; sin embargo, los medios masivos de televisión ocultan todas estas noticias por órdenes de la burguesía y del gobierno, para que no salga a la luz la terrible miseria en la que se hunden los hospitales.
En otras partes del mundo también vienen surgiendo manifestaciones de trabajadores de la salud ante la crisis de la pandemia, como en Francia, España e Italia, donde han habido manifestaciones de protesta contra la precariedad laboral en la que trabajan, por falta de protocolos de seguridad, camillas, respiradores, guantes y mascarillas. En todas partes se reproduce el mismo patrón: la precariedad de los sistemas de salud pública, debido a los recortes presupuestales de la salud.
La Crisis Económica Mundial se recrudece cada vez más haciendo sentir sus efectos sobre la Clase obrera y cuyas manifestaciones más palpables son la precarización laboral y el aumento del desempleo, SITUACIÓN AGRAVADA AHORA CON LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS Y LA CAIDA DEL CRECIMIENTO ECONOMICO. Esa perspectiva de nuevos y más brutales ataques contra la clase obrera en todo el mundo plantea la posibilidad de un desarrollo de luchas del proletariado en su terreno de clase. Ese terreno no es de la rabia interclasista al estilo de la que por ejemplo en Francia se dio en el movimiento de los “chalecos amarillos” (como denunciamos en artículos que pueden consultarse en nuestra página web), sino por el contrario en el de las luchas que tuvieron lugar desde finales del pasado año , como hemos visto más recientemente en Francia[13] con los movimientos de trabajadores contra los cambios en las pensiones y donde se han planteado algunas reflexiones sobre como la clase obrera debe luchar y organizarse contra su enemigo histórico, aunque se han podido ver muchas debilidades en este movimiento de trabajadores, también se han planteado enseñanzas para la clase obrera mundial, situación que demuestra un nuevo periodo de luchas por venir con cierto grado de maduración política que se deberán seguir desarrollando.
Internacionalismo, sección de la CCI en Perú
11042020
[1] Comentarios de Oscar Dancourt exPresidente del Banco Central de Reserva del Perú, 3 de abril 2020.
[2] CTS , Compensación por Tiempo de Servicio, es un beneficio que se otorga a los trabajadores comprendidos en el régimen laboral de la actividad privada. Un bono acumulable del trabajador en su vida laboral.
[3] Cepal, Comisión Economica para America Latina, es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas, se fundo pata contribuir al desarrollo economico de America Latina.
[4] Diario Peru21, sabado 4 de abril del 2020.
[5] https://es.internationalism.org/content/4541/covid-19-sintoma-de-la-etapa-terminal-de-la-decadencia-capitalista [159]
[6] Seguro Social de Salud del Perú.
[7] Ministerio de Salud del Perú.
[8] https://es.internationalism.org/content/4541/covid-19-sintoma-de-la-etapa-terminal-de-la-decadencia-capitalista [159]
[9] Ver nuestras hojas de intervención y artículos sobre Chile y Ecuador: https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [160] , https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [161] y https://es.internationalism.org/content/4475/medidas-del-gobierno-ecuato... [162]
[10] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[11] https://es.internationalism.org/content/4528/corona-virus-una-evidencia-mas-de-que-el-capitalismo-se-ha-convertido-en-un-peligro [163]
[12] LID, Perú 8 abril del 2020.
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Desde octubre en Chile ha estallado una “revuelta ciudadana” que fue originada por estudiantes y jóvenes obreros, evadiendo el peaje del metro por un aumento a la tarifa de este, desde entonces la revuelta se extendió a todo el país, así como también se fueron aumentando nuevas demandas, con respecto a las pensiones, salarios, salud, etc. El gobierno de Piñera y la burguesía han estado jugando al clásico juego de ceder demandas sociales (la llamada agenda social por el gobierno que reformará varios temas como los ya mencionados) y por otro lado reprimir salvajemente y comprar más armamento y vehículos blindados en contra de los trabajadores que han decidido unirse a las manifestaciones masivas, donde ya han muerto más de 31 proletarios a manos de la policía y el ejército del capital.
Explicamos que esta revuelta ciudadana-popular[1] no se plantea en un terreno de clase , eso , pese a que la gran mayoría que decidió ir a la calle son obreros o gente de la clase obrera ,por ataque a sus condiciones de vida , lo hacen dominados por la ideología burguesa y pequeñoburguesa y aparte no lo hacen mediante las herramientas de lucha que el movimiento obrero tiene.
Esta revuelta sirve a los intereses del Estado Capitalista y la burguesía pues la influencia de la pequeña burguesía radicalizada la desvía hacia reformar el estado burgués y no destruirlo , “mejorar” el capitalismo y construir un “Chile mejor y digno” , aumentar el poder del estado contra el “libre mercado” (clásico discurso patriotero y anti- obrero) , algo completamente incompatible con los objetivos históricos y revolucionarios del proletariado mundial que es superar el capitalismo y construir el socialismo a nivel internacional.
Las crisis del capital golpean a todas las clases sociales, no sólo al proletariado, sino a la pequeña burguesía e incluso a la burguesía, por eso es por lo que la forma en la que estallan las luchas es diferente. La revuelta es una lucha ajena al movimiento obrero, la revuelta sólo significa caos, desorganización, anarquía, violencia minoritaria y agresiones políticas, incluso hasta terrorismo, o sea, acciones que no tienen que ver con el proletariado y sus métodos de lucha. ¡¡LA REVUELTA ES SOLO UN CAOTICO SUBPRODUCTO DEL CAPITALISMO DECADENTE!!
Esta revuelta es multiclasista porque mezcla a los trabajadores con otras clases no explotadoras (indígenas, pequeños comerciantes etc.) , el proletariado no tiene autonomía en esta pseudo -lucha , se mezcla y se pierde en el “pueblo” y la “patria chilena” . El “pueblo” no es sinónimo de clase obrera ni nada de eso, el “pueblo”, así como la patria y la ciudadanía, son una masa amorfa que mezcla obreros como burgueses, junto con otras capas sociales. A diferencia de lo que dice la propaganda burguesa obrero no es solo la persona con casco que trabaja en una fábrica o en la construcción , obrero es todo persona que vende su fuerza de trabajo (física o intelectual)a cambio de un salario , por ende , gran parte de la humanidad son obreros , no importa si el salario que recibe es "alto" o el mínimo o si se tiene un título universitario y diplomados o no , cualquier asalariado es obrero. La izquierda del Capital con su discurso apelando al “pueblo” no hace más que dañar la identidad proletaria. En el modo de producción capitalista en decadencia, el pueblo y la ciudadanía no existe, las huelgas y manifestaciones masivas son solo producto del MOVIMIENTO OBRERO, ¡y no del PUEBLO!
También la clase obrera debe estar en contra de las violencias minoritarias, saqueos y robos que el lumpen y otras clases sin porvenir histórico realizan. El lumpen criminal es un enemigo declarado del movimiento obrero y su violencia anárquica y de minorías no tiene nada que ver con la violencia de masas y organizada de las más amplias capas de la clase obrera, los saqueos y robos no pertenecen a los trabajadores y deben abstenerse de caer en eso, porque son actos que muestran desesperación sin perspectivas de futuro-¡La clase obrera tiene un proyecto de sociedad para toda la humanidad!. De la misma forma ataques de minorías hacia individuos (un ejemplo histórico es el atentado terrorista a Pinochet o el asesinato de Jaime Guzmán)no tiene nada que ver con el revolucionario espíritu proletario , ya que el movimiento obrero no combate individuos , sino relaciones e instituciones , la violencia de los obreros va en contra de relaciones sociales , ya que debe superar las relaciones del capital , jamás contra un individuo en específico , es por eso que el terror y el terrorismo son incompatibles (que para variar es muy apoyado por el izquierdismo) con los trabajadores y su praxis consciente y revolucionaria.
La clase obrera debe ser consciente de que hay una complementariedad entre el trío Gobierno – Patronales – Derecha y el trío Izquierda – izquierdistas – Sindicatos y se dividen el trabajo para atacar a la clase obrera y derrotarla.
Sin embargo, hay que recordar que la represión de la burguesía viene desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, los sindicatos y la izquierda organizan huelgas y manifestaciones cuando los obreros no quieren y cuando los trabajadores están desgastados convocan huelgas , proclaman paros nacionales por un día y protestas por un par de horas ,funas ,cicletadas , concentraciones , etc. distintos tipos de pseudo -luchas que no funcionan en nada y solo desmoralizan a la clase obrera La burguesía tiene control sobre la clase trabajadora porque la izquierda y los sindicatos tienen un fuerte dominio sobre el movimiento proletario, el hecho de que la clase trabajadora sea derrotada una y otra vez es por culpa de la izquierda del capital y sus sindicatos. La extrema izquierda y la izquierda , con sus múltiples organizaciones políticas burguesas(trotskistas , estalinistas , guevaristas , anarquistas , feministas , antifascistas , gremios y corrientes estudiantiles , PC y PS , foquistas , izquierdistas amantes del “poder popular” o de la “autodeterminación nacional” , etc.) y los sindicatos , (ya sean los tradicionales como la CUT o de “base” y combativos como la CNT por ejemplo) son los peores enemigos del proletariado y los más férreos defensores del modo de producción capitalista. La izquierda y la derecha atacan a los trabajadores por todos lados, y es una de las razones por eso las cuales el proletariado está desorientado actualmente.
La izquierda del capital critica al gobierno de turno del derechista Sebastián Piñera, el cual es un clásico engaño a las masas obreras. La culpa de los ataques materiales al proletariado no proviene del gobierno de turno como dicen los izquierdistas, la oposición burguesa, provienen del modo de producción capitalista mundial que desde hace más de 100 años están en decadencia, con guerras imperialistas y crisis. Por ende, la solución no se encuentra en las elecciones burguesas, no se encuentra reemplazando un gobierno por otro, todos los partidos de masas se encuentran al servicio de la burguesía, no importa si quien gobierna, los capitalistas seguirán explotando a la clase obrera. La solución de los obreros es su internacionalismo revolucionario.
Un militante del KAPD, Bergmann, dijo en el Tercer Congreso de la Tercera Internacional que las armas de la burguesía contra el proletariado son “la espada y la mentira”. Ya conocemos la espada con la represión policial y militar del Gobierno Piñera. Veamos la mentira…
Otro principal enemigo del proletariado es LA DEMOCRACIA-PARLAMENTARIA. La izquierda durante todo el golpe militar (como también lo ha hecho en todos los países con un pasado relacionado con gobiernos totalitarios) le llenaba la cabeza a los trabajadores de que la democracia era su "salvación”, de que la "democracia era buena y la dictadura militar mala" y le llenaban de cuentos al proletariado con sus derechos humanos y ciudadanos. Pero tras más de 20 años de gobiernos democráticos ha quedado demostrado que la democracia es una falacia, que la democracia (aun en los países capitalistas más "perfectos” como los nórdicos) esconde la dictadura de los burgueses, eso debido a que el parlamentarismo nació con el ascenso de la burguesía. La democracia es la forma de gobierno favorita del capital. Los antifascistas junto con izquierdistas demócratas durante décadas han dicho lo mismo: ¡¡dictadura (o fascismo) no, democracia si!!. Es verdad que los gobiernos totalitarios son enemigo de los obreros y también mantienen el capitalismo, pero en la historia de la lucha de clases son minoría, y son minoría porque la burguesía prefiere su democracia, donde les hace creer a los proletarios de que son "libres" solo porque pueden votar, algo que es completa mentira. La única forma de que los obreros sean libres es cuando desarrollen su dictadura mundial mediante sus consejos de trabajadores. Aquí la principal batalla es: dictadura del proletariado versus democracia parlamentaria.
Una herramienta ideológica que el capital tiene para engañar a los obreros ha estado presente en todas las huelgas y luchas obreras: EL PATRIOTISMO. El patriotismo es un engaño que la burguesía tiene contra los trabajadores, amarrándolos al estado capitalista y embobando al proletariado para que peleen sus guerras imperialistas. El proletariado debe romper con cualquier patriotismo que exista, la clase obrera no debe defender ningún país, todo lo contrario, la revolución mundial de la clase obrera implica abolir todos los estados burgueses del mundo. Además, la única guerra válida para los obreros es la guerra de clases, cualquier otra lucha significa solo sangre derramada y sufrimiento para nuestra clase. Lo que dijo Karl Marx hace 100 años es hoy más que valido para la lucha de los obreros: ¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNIOS! Y así como se denuncia el patriotismo también se debe denunciar la "autodeterminación nacional”[3], debido a que los obreros no tienen patria cualquier lucha de autodeterminación nacional no tiene nada que ver con el movimiento proletario, detrás de "la lucha de autodeterminación nacional" y del "antiimperialismo" o” anticolonialismo" esta la burguesía local, en este caso, la burguesía mapuche. El indigenismo, la autodeterminación nacional y el antiimperialismo son ideologías reaccionarias que los obreros deben combatir porque divide al proletariado mundial.
El llamado a la plurinacionalidad es un engaño barato de la pequeña burguesía, si bien es completamente real la explotación horrible de los indígenas y de las tierras que habitan, la respuesta del nacionalismo indígena o de liberación nacional dentro del Estado burgués sólo llevará al empoderamiento de una burguesía indígena que no dudará en explotar a trabajadores de su misma nación. Los movimientos de liberación nacional indígenas, aunque cumplen un rol reivindicativo dentro de la sociedad capitalista, carecen de un sentido revolucionario, pues siguen enmarcados en la lógica burguesa del nacionalismo, un triste legado del colonialismo europeo. Un movimiento verdaderamente revolucionario reconoce que los sujetos revolucionarios no son los miembros de una cierta nación o grupo de naciones, sino que es el PROLETARIADO INTERNACIONAL, conformado como CLASE. La única manera de liberación de los indígenas es sumándose al movimiento del proletariado, y rechazando cualquier influencia ideológica de la burguesía.
Como ultimas ideologías que debemos denunciar, y al mismo tiempo son las más famosas y favoritas del capitalismo son: el feminismo y el ecologismo. El feminismo es una ideología multiclasista que somete las mujeres obreras a las mujeres burguesas, y no solo eso, el feminismo (Radical o no) siembra la división en las filas obreras[4], por eso es simplemente una ideología enemiga de la clase, aparte de estar lleno de la ideología posmodernista y progresista burguesa.
El ecologismo es también otra ideología de estado , el capitalismo mundial por sus contradicciones atenta contra la naturaleza y la única forma de "Salvar el planeta"[5] es superar el capitalismo , de otra forma es imposible , la lucha "Ecológica" en los territorios (Como protestas o cortes de calles en los barrios) no nos lleva a ningún lado , la única forma de responder contra las malas condiciones de vida en todos los aspectos de la vida social, es la huelga y las asambleas generales en los principales centros urbanos y fábricas, donde la mayor fuerza laboral está concentrada.
Por parte de la izquierda existe una complicidad con el gobierno hasta tiempo después de realizadas múltiples movilizaciones y de la declaración del estado de emergencia, momento en que comienzan a llamar a la movilización incesante a través de sus sindicatos y coordinadoras que anteriormente se habían quedado calladas ante los ataques a las condiciones de vida, empujando una triste "huelga general" que no hace nada más que desorientar al proletariado y llevarlo por el camino del reformismo con el resto de las ilusiones burguesas como la "justicia social", la democracia, el estado de derecho y la muy popularizada "dignidad del pueblo". Esta acción concertada de ambas facciones de la burguesía culmina en varias negociaciones y en un "Acuerdo por la paz y una nueva constitución", donde proponen realizar un plebiscito para que "el pueblo decida" si quiere redactar una nueva constitución por medio de una asamblea constituyente, reemplazando a la actual que fue redactada durante la dictadura de Pinochet.
La izquierda chilena, inspirándose en otras izquierdas latinoamericanas, ha estado varios años proponiendo la idea de la asamblea constituyente, pero es durante esta revuelta que han tenido la oportunidad de engatusar al proletariado con la mentira de que la asamblea podrá resolver todas estas demandas, o peor aún, que esta asamblea sería una de las demandas desde el principio. El mito de las "demandas sociales" encuentra sus raíces en el interclasismo frente a la debilidad del proletariado a la hora de conformarse como clase en medio de la revuelta, esto provoca que no sean las propuestas e ideas proletarias las dominantes, sino que estas se ahogan en un mar de ideas pequeñoburguesas de las cuales cada partido puede recoger las que más les convenga para avanzar sus metas.
De manera inteligente la burguesía decidió realizar un plebiscito en vez de proclamar inmediatamente la asamblea, decimos que fue inteligente pues esto les permite armar un conflicto entre los votantes de las dos opciones ("apruebo" y "rechazo"), también les permite mostrar la alternativa asambleísta como "refundacional" y la alternativa del rechazo como la reformista. Esto no podría estar más lejos de la verdad, ambos caminos son parte del reformismo burgués, que nunca atenta contra las relaciones materiales de la producción capitalista, sino que se enfoca en un cambio en el marco legal en que estas existen.
Muchas de las propuestas de la izquierda para apoyar la creación de esta constitución incluyen la estatalización del agua y de las pensiones, la renacionalización del cobre y otros recursos naturales, una mejora en los sistemas de educación y de salud, y muchas otras medidas que son parte de todos los paquetes legales de las izquierdas en el mundo, y que en Chile particularmente corresponden a una nostalgia burguesa por el gobierno de Allende. La administración estatal de los recursos naturales y de los servicios no garantiza ninguna victoria para la clase trabajadora, solamente representa un conflicto entre las facciones de la burguesía que se encuentran dentro y fuera del Estado. Ya se ha visto en la huelga en Francia que las pensiones estatales pueden ser igualmente precarias que la que son manejadas por privados[6], sirviendo como un fondo de emergencia para el Estado en caso de crisis. La nacionalización de los recursos naturales, más que entregar a la clase trabajadora algún tipo de libertad o de poder sobre estos recursos, lleva a una mayor explotación bajo la imperativa de "trabajar para el pueblo", como ocurrió en el conflicto de Allende con los mineros de El Teniente en el 73. La mentira del "neoliberalismo" forma gran parte de la justificación para realizar todas estas medidas, mientras la izquierda alega que no hay participación del Estado en la economía, la verdad es que el Estado se ha dedicado a subsidiar a las "grandes empresas" que tanto fingen odiar y que, sin la ayuda del Estado, estas empresas privadas ya habrían quedado en la bancarrota. Esta tendencia de la izquierda a las medidas de estatización y nacionalización es parte de la tendencia mundial de la burguesía a llevar a cabo el capitalismo de Estado, que le permite tener un control más firme de la economía y debilitar la fuerza de la clase trabajadora.
Las únicas formas de lucha de la clase obrera , que de verdad dañan al estado y al capital y que son una verdadera amenaza a la sociedad burguesa : las asambleas generales soberanas , donde todos los proletarios participan , sin importar su oficio , profesión , sexo , tipo de contrato , empresa o cualquier barrera inventada por el capital , los comités de delegados revocables en cualquier momento por las asambleas generales obreras , y la extensión de la huelga enviando delegaciones masivas a todas las empresas y fábricas , multiplicando también las asambleas a los centros de trabajo . Solo las asambleas generales abiertas para todo el mundo, los comités de delegados revocables y las huelgas autoorganizadas podrán hacer frente al estado y los trabajadores se impondrán a la pequeña burguesía. Cabe destacar que las asambleas no son solo lugares donde los obreros planifican como lucharan , sino que son lugares donde pueden debatir y discutir plenamente , el debate proletario es un tesoro muy preciado para el movimiento obrero y es un arma decisiva para que los trabajadores desarrollen su conciencia de clase comunista , en el día diario el trabajador está muy ocupado y es bombardeado ideológicamente por el capital , en la huelga cuando el trabajo se detiene el obrero aprovecha ese momento para debatir y cuestionar este sistema de explotación.
Nunca habrá un cambio revolucionario, es decir, un cambio real y sustancial en las condiciones materiales de nuestra sociedad, en el seno del Estado burgués, y cada paso que se da en intentar 'mejorarlo' es un paso hacia atrás para el movimiento proletario y un golpe a su conciencia de clase. Es necesario el surgimiento de órganos de representación del poder obrero, que sólo pueden levantarse en contraposición directa al Estado. Estas organizaciones han existido hace muchos años y son las que aparecen en cada levantamiento espontáneo del proletariado: Las asambleas generales y los comités de delegados revocables dedicados a organizar huelgas de masas, que en situaciones revolucionarias son las que abren el camino para conformar los CONSEJOS OBREROS.
7-4-20 Simpatizantes de la CCI en Chile
[1] Ver Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [161] y Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [167]
[2] Esta ley “fue votada por la oposición incluyendo Revolución Democrática, principal partido del Frente Amplio, y viene a sancionar el nefasto dictamen de la Dirección del Trabajo que permite a los empresarios “suspender” el contrato laboral, sin pagar el sueldo de los trabajadores” (https://www.izquierdadiario.es/El-Parlamento-chileno-aprobo-la-ley-de-Pinera-de-destruccion-del-empleo [168])
[3] Ver el folleto de la CCI Nación o Clase https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase [169]
[4] Desde sus inicios, el movimiento obrero luchó contra la opresión de la mujer, el movimiento obrero siempre ha luchado de verdad contra la opresión de la mujer cuya causa es la división en clases de la sociedad y la propiedad privada. Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [170]
[5] Si bien el capitalismo pone en peligro la supervivencia de la humanidad y del planeta esto se trata de un peligro que debemos ver conscientemente lo que es totalmente opuesto a la visión apocalíptica que propagan ciertos medios burgueses izquierdistas con el fin de asustar y paralizar al proletariado. La CCI denuncia la utilización de ese miedo paralizante por las campañas de la burguesía como la muy reciente de “lucha por el clima”. Ver Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [25]
[6] A propósito se puede leer más sobre los movimientos de trabajadores contra las pensiones en Francia: https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [125]
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¡Una hecatombe! Miles de muertos cada día, hospitales tambaleándose, una odiosa "selección" entre enfermos jóvenes y viejos, sanitarios agotados hasta el tuétano, muchos de ellos contaminados y a veces fallecidos. Por todas partes falta material médico. Lo que no falta es una competencia feroz entre Gobiernos en nombre de la "guerra contra el virus". Mercados financieros que naufragan, escenas surrealistas de rapiña con Estados que se roban unos a otros cargamentos de mascarillas. Decenas de millones de trabajadores arrojados al infierno del desempleo, todo ello adobado por los montones de mentiras proferidas por los Estados y sus medios de comunicación... ¡Así es el espantoso espectáculo que nos ofrece el mundo de hoy! La pandemia de Covid-19 es la catástrofe sanitaria mundial más grave desde la gripe española de 1918-19, y eso que la ciencia, desde entonces, ha realizado progresos extraordinarios. ¿Por qué tal catástrofe? ¿Cómo se ha llegado a esto?
Se nos dice que este virus es diferente, que es mucho más contagioso que los demás, que sus efectos son mucho más perniciosos y mortales. Puede que todo eso sea cierto, pero no explica la amplitud del desastre. La causa fundamental de este caos planetario, de los cientos de miles de muertes, es el propio capitalismo. La producción para la ganancia y no para las necesidades humanas, la búsqueda permanente de una mayor rentabilidad al precio de la explotación feroz de la clase obrera, los ataques cada vez más violentos a las condiciones de vida de los explotados, la competencia desenfrenada entre las empresas y entre los Estados, son todas ellas características del sistema capitalista que se han combinado para producir el desastre actual.
Los que dirigen la sociedad, la clase burguesa con sus Estados y sus medios de comunicación, nos dicen con aire compungido que la epidemia era "impredecible". Eso es pura mentira, del mismo estilo que los escépticos del calentamiento climático. Los científicos llevan ya considerando desde hace tiempo la posible amenaza de una pandemia como la del Covid-19. Pero los gobiernos se han negado a escucharlos. Hasta se negaron a escuchar un informe de la CIA de 2009 ("Cómo será el mundo de mañana") que describe, con asombrosa precisión, las características de la actual pandemia. No se ha hecho nada por anticipar tal amenaza. ¿Por qué tanta ceguera por parte de los Estados y la clase burguesa a la que sirven? Por una razón muy sencilla: las inversiones deben producir ganancias, y cuanto antes mejor. Invertir por el futuro de la humanidad no rinde, no hace subir las cotizaciones en Bolsa. Y además las inversiones deben servir para fortalecer las posiciones de cada burguesía nacional frente a las demás en el ruedo imperialista. Si las sumas demenciales invertidas en gastos e investigación militar se hubieran dedicado a la salud y bienestar de la gente, tal epidemia nunca podría haberse desarrollado. Al contrario, en lugar de tomar medidas frente a tal catástrofe sanitaria anunciada, los gobiernos no han cesado de atacar implacablemente los sistemas de salud, tanto en lo que a investigación se refiere como en recursos técnicos y humanos.
Si hoy tanta gente se muere cayendo como moscas, en el corazón mismo de los países más desarrollados, es ante todo porque los gobiernos de todo el mundo no han parado de recortar los presupuestos para la investigación de nuevas enfermedades. Así, en mayo de 2018, Donald Trump suprimió una unidad especial del Consejo de Seguridad Nacional, compuesta por eminentes expertos, encargada de la lucha contra las pandemias. Pero la actitud de Trump es sólo una caricatura de la adoptada por todos los líderes. Por ejemplo, los estudios científicos sobre los coronavirus se abandonaron en todas partes hace unos 15 años porque se consideraba que desarrollar la vacuna ¡no era... “rentable”!
Repugnante es también el ver a los dirigentes y políticos burgueses, tanto de derechas como de izquierdas, andar lloriqueando por el hacinamiento en los hospitales y las condiciones catastróficas en las que se obliga a trabajar a los sanitarios, por mucho que sepan que sus respectivos Estados han aplicado una política metódica de “rentabilización” del sistema de asistencia sanitaria durante los últimos cincuenta años, sobre todo desde la gran recesión de 2008. Por todas partes, la norma ha sido limitar el acceso de la población a los servicios de salud, reduciendo el número de camas hospitalarias y aumentado la carga de trabajo y la explotación del personal sanitario. ¿Y qué decir de la escasez generalizada de máscaras y otros medios de protección, gel desinfectante y test de detección? En los últimos años, la mayoría de los Estados han dejado de almacenar esos productos vitales para ahorrar dinero. Y en estos últimos meses, no ha habido la menor anticipación del aumento de la propagación del Covid-19, que sin embargo se identificó ya en noviembre de 2019, llegando algunos de ellos a repetir durante semanas, para ocultar su irresponsabilidad criminal, que las mascarillas eran inútiles para los no sanitarios.
¿Y qué decir de las regiones del mundo con carencias crónicas como el continente africano o Latinoamérica? En Kinshasa (capital de la RD de Congo), los 10 millones de habitantes tendrán a su disposición…¡50 respiradores! En África Central, se están distribuyendo folletos con instrucciones sobre cómo lavarse las manos cuando la gente ni siquiera tiene agua para beber. En todas partes se oye el mismo grito de angustia: "¡Nos falta de todo para enfrentar la pandemia!".
La feroz competencia entre los Estados en la cancha mundial hace imposible incluso lograr un mínimo de cooperación para contener la pandemia. Cuando empezó, lo que más le importó a la burguesía china fue hacer todo lo posible por ocultar la gravedad de la situación, para proteger su economía y su reputación, no dudando el Estado en perseguir y luego dejar morir al primer médico que había dado la alarma. Incluso las apariencias de regulación internacional que la burguesía se había dado para gestionar la penuria han saltado por los aires, empezando por la impotencia de la OMS para imponer directivas hasta la incapacidad de la Unión Europea para poner en marcha medidas concertadas. Esta división ha agravado considerablemente el caos al causar la pérdida total del control sobre la evolución de la pandemia. La dinámica del “cada uno a la suya” y la agudización de la competencia general son claramente la característica dominante en las reacciones de la burguesía.
La "guerra de las mascarillas", como la llaman los medios de comunicación, es un ejemplo elocuente de la competencia cínica y desenfrenada entre todos los Estados. Hoy, cada Estado procura arrebatar a los demás ese material de supervivencia a base de pujar más e incluso robándolo. Estados Unidos ha arrebatado cargamentos de máscaras prometidos a Francia en las pistas chinas, a pie de avión. Francia confisca cargamentos de mascarillas que iban de Suecia a España en tránsito por sus aeropuertos. La República Checa confisca en sus fronteras aduaneras respiradores y mascarillas destinados a Italia. Alemania hace desaparecer de tapadillo máscaras destinadas a Canadá. E incluso se ha podido ver semejante “arrebatacapas” entre diferentes regiones del mismo país, como en Alemania y Estados Unidos. Ese es el verdadero rostro de las "grandes democracias": la ley fundamental del capitalismo, la competencia, la guerra de todos contra todos, ha engendrado una clase de filibusteros, de matones de la peor calaña.
Para la burguesía, "sus ganancias valen más que nuestras vidas", como clamaban los huelguistas de la industria automovilística italiana. Por todas partes, en todos los países, la clase dominante ha retrasado al máximo la aplicación de medidas de contención y protección de la población a fin de preservar, a toda costa, la producción nacional. No fue la amenaza de un montón de muertos lo que finalmente acabó por hacerle decretar el confinamiento. Las múltiples masacres imperialistas durante más de un siglo, en nombre del mismo interés nacional, han demostrado definitivamente el desprecio de la clase dominante por la vida de los explotados. ¡No, no les importan nuestras vidas! Sobre todo, porque este virus tiene la "ventaja" para la burguesía de segar especialmente a los ancianos y los enfermos, o sea otros tantos "improductivos" para ella. Dejar que el virus se propagara y hiciera su trabajo "natural", so pretexto de "inmunidad colectiva", fue además la opción inicial de Boris Johnson y otros dirigentes. Lo que en todos los países pesó a favor de la contención generalizada fue el temor a la desorganización económica y, en algunos países, al desorden social, el aumento de la ira ante la incuria y la hecatombe. Además, aunque conciernen a la mitad de la humanidad, las medidas de contención son a menudo pura pantomima: ¡millones de personas se ven obligadas, cada día, a apiñarse en trenes, metros y autobuses, en fábricas y talleres y en supermercados!. Y ya, por todas partes, la burguesía está tratando de que el "desconfinamiento" se lleve a cabo lo antes posible, incluso con una pandemia que sigue golpeando con dureza, pensando ya en cómo hacer para evitar agitaciones y posibles protestas, planeando volver a poner a los obreros a trabajar sector por sector, empresa por empresa.
La burguesía perpetúa y prepara nuevos ataques, con condiciones de explotación aún más despiadadas. La pandemia ya ha dejado sin trabajo a millones de trabajadores: diez millones en tres semanas en Estados Unidos, muchos de ellos, con empleos irregulares, precarios o temporales, se han visto privados de todo tipo de ingresos. Otros, que sólo disponen de escasos subsidios o ayudas sociales para sobrevivir, corren el riesgo de no poder pagar el alquiler y verse privados de atención sanitaria. Los estragos económicos ya han comenzado con la inminente recesión mundial: explosión de los precios de alimentos, despidos masivos, recortes salariales, aumento de la inseguridad, etc. Todos los Estados están adoptando medidas de "flexibilidad" de una brutalidad sin precedentes, pidiendo la aceptación de estos sacrificios en nombre de la “unidad nacional en la guerra contra el virus”.
¡El interés nacional que la burguesía invoca hoy no es el nuestro! La misma defensa de la economía nacional y la misma competencia generalizada le han servido en el pasado para aplicar recortes presupuestarios y ataques a las condiciones de vida de los explotados. Y mañana nos querrá hacer tragar la misma mentira cuando, después de los estragos económicos causados por la pandemia, exigirá que los explotados se aprieten aún más el cinturón, ¡acepten aún más explotación y miseria!
Esta pandemia es la expresión del carácter decadente del modo de producción capitalista, una de las muchas manifestaciones del grado de desintegración y delicuescencia de la sociedad actual, como la destrucción del medio ambiente y la contaminación de la naturaleza, el cambio climático, la multiplicación de los focos de guerra y de masacres imperialistas, la inexorable caída en la miseria de una parte cada vez mayor de la humanidad, el incremento de las migraciones de refugiados, el auge de la ideología populista y el fanatismo religioso, etc. (ver en internet nuestras Tesis sobre la descomposición del capitalismo [109]). Es un revelador del atolladero del capitalismo, un indicador de la única dirección hacia la que este sistema y su perpetuación amenazan con llevar y arrastrar a toda la humanidad: caos, miseria, barbarie, destrucción y muerte.
Algunos gobiernos y medios de comunicación burgueses afirman que el mundo nunca volverá a ser el mismo que antes de esta pandemia, que se sacarán las lecciones del desastre, que finalmente los Estados se van a orientar hacia un capitalismo más humano y mejor gestionado. Ya oímos la misma monserga cuando la recesión de 2008: con la mano en el corazón, los Estados y los líderes mundiales declararon la "guerra a las finanzas", prometiendo que los sacrificios necesarios para salir de la crisis serían recompensados. Basta con mirar las crecientes desigualdades en el mundo para ver que esas promesas de "regeneración" del capitalismo eran puras patrañas para hacernos tragar una enésima degradación de nuestras condiciones de vida.
La clase explotadora no puede cambiar el mundo para anteponer la vida y las necesidades sociales de la humanidad a las leyes despiadadas de su economía: el capitalismo es un sistema de explotación, en el que una minoría dominante obtiene sus beneficios y privilegios del trabajo de la mayoría. La clave del futuro, la promesa de otro mundo, verdaderamente humano, sin naciones ni explotación, reside sólo ¡en la unidad y la solidaridad internacional de los trabajadores en lucha!
El impulso de solidaridad espontánea que siente hoy toda nuestra clase ante la intolerable situación infligida a los trabajadores de la salud, los gobiernos y los políticos de todo el mundo lo desvían con campañas de aplausos en ventanas y balcones. Ciertamente, los aplausos dan ánimos a estos trabajadores quienes, con denuedo y entrega, en condiciones de trabajo dramáticas, cuidan de los enfermos y salvan vidas humanas. Pero la solidaridad de nuestra clase, la de los explotados, no puede reducirse a un aplauso de cinco minutos. Solidaridad es, ante todo, denunciar la negligencia de los gobiernos, en todos los países, ¡cualquiera que sea su color político! ¡Es exigir mascarillas y todos los medios de protección necesarios! Es, cuando es posible, ir a la huelga afirmando que mientras los sanitarios no tengan equipo, mientras se precipiten así hacia la muerte a cara descubierta, los explotados no hospitalarios ¡no trabajarán!
Hoy, confinados como estamos, no podemos librar batallas masivas contra este sistema asesino. No podemos reunirnos, expresar nuestra ira y mostrar nuestra solidaridad en nuestro terreno de clase, a través de luchas de masas, huelgas, manifestaciones, agrupamientos. Debido al confinamiento, pero no sólo por eso. También porque nuestra clase debe reapropiarse de una fuerza que ha poseído muchas veces en la historia pero que ha olvidado: la de unirse en la lucha, la de desarrollar movimientos masivos frente a las ignominias de la burguesía.
Las huelgas que estallaron en el sector del automóvil en Italia o en la gran distribución en Francia, o frente a los hospitales de Nueva York o los del norte de Francia, así como la enorme indignación de los trabajadores que se negaron a servir de "carne de virus", sólo pueden ser hoy por hoy reacciones dispersas porque están aisladas de la fuerza de toda una clase unida. Sin embargo, demuestran que los proletarios no se resignan a aceptar como una fatalidad la irresponsabilidad criminal de quienes los explotan.
Es esta perspectiva de combates de clase la que debemos preparar. Porque después de Covid-19, habrá una crisis económica mundial, desempleo masivo, nuevas "reformas" que sólo serán nuevos "sacrificios". Así que, de ahora en adelante, preparemos nuestras futuras luchas. ¿Cómo podemos hacerlo? Discutiendo, intercambiando información, en las redes sociales, los foros, por teléfono, siempre que sea posible. Entendiendo que la mayor plaga no es Covid-19, sino el capitalismo, que la solución no es unirse detrás del Estado asesino sino, por el contrario, oponerse a él, que la esperanza no está en las promesas de tal o cual político sino en el desarrollo de la solidaridad obrera en la lucha, que la única alternativa a la barbarie capitalista ¡es la revolución mundial!
¡EL FUTURO PERTENECE A LA LUCHA DE CLASES!
Corriente Comunista Internacional (10 de abril de 2020)
es.internationalism.org
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Ante nuestro artículo: «Quién es quién en Nuevo Curso»[1], que denuncia la colaboración del individuo llamado Gaizka con altos cargos e instituciones del Estado burgués, este sujeto ha mantenido hasta ahora un silencio absoluto. «No comment». La callada por respuesta. Y nos cuesta creer que no se haya enterado de lo que decimos, puesto que sus amigos han salido inmediatamente en su defensa[2]. Pero ni uno ni los otros han aportado un solo desmentido a los hechos que exponemos: NADA, Cero patatero.
Ese silencio significa una confirmación a gritos de la trayectoria advenediza y aventurera de Gaizka. No dice nada porque en realidad no tiene nada que oponer.
Que el silencio no puede sino corroborar las interpelaciones es algo bien sabido, y a este propósito Paul Frölich[3] cita una anécdota en su autobiografía sobre uno de los redactores de la prensa:
«Tenía un instinto para el comportamiento táctico. Una vez me sorprendió mucho que no respondiera a los ataques repetidos de otro periódico del partido. “Muy simple”, dijo, “me equivoqué sobre una cuestión importante y ahora les dejo que se desgañiten hasta quedarse afónicos y que la historia se olvide. Hasta entonces estoy sordo”»[4]
Sin embargo, cada vez que los revolucionarios han sido acusados de provocación o de colaboración con la burguesía, o simplemente de comportamientos indignos, han dedicado todas sus energías a desmentirlo. Marx dedicó un año a preparar un libro entero que respondía a las acusaciones de Herr Vogt[5] de que era un agente infiltrado. Igual que tiempo después, junto a Engels, como puede verse en su correspondencia[6], se implicó en todos los combates necesarios contra las tentativas de desprestigiar a la AIT. Bebel fue acusado de robar dinero de la caja de la ADAV (Asociación Obrera) y no paró hasta demostrar la falsedad de las acusaciones. Trotsky, completamente aislado y acosado por Stalin, aún reunió fuerzas para aprovechar el escaso terreno que le quedaba y convocar la Comisión Dewey[7] en su defensa, etc.
Sin embargo, al contrario, los verdaderos aventureros y provocadores han hecho todo lo posible para escabullirse y escurrir el bulto.
En efecto, por ejemplo Bakunin, en primer lugar frente a la circular privada de la AIT sobre «Las pretendidas escisiones en la Internacional», bajo la apariencia de un tono escandalizado, reconoce que sólo ha sido capaz de oponer… un prolongado silencio:
«Durante dos años y medio hemos soportado en silencio esta agresión inmunda. Nuestros calumniadores empezaron primero con acusaciones vagas, mezcladas con cobardes reticencias y venenosas insinuaciones, pero al mismo tiempo tan estúpidas que, a falta de otras razones para callarme, el mal gusto mezclado de menosprecio que habían provocado en mi curación habría bastado para explicar y legitimar mi silencio»[8].
En vano se puede escrutar toda la carta en búsqueda de algún argumento, que brilla por su ausencia. Eso sí, Bakunin anuncia que convocará un Jurado de Honor, y que escribirá un artículo antes del siguiente congreso (NdR: de La Haya, 1872):
«Por otra parte, yo me había reservado siempre el llamar a todos mis calumniadores ante un jurado de honor, que sin duda el próximo congreso no me negaría… Restablecerlos (los hechos, NdR) en su verdad, contribuyendo en la medida de mis fuerzas, a la demolición del sistema de mentiras edificado por Marx y sus acólitos, ese será el objetivo de un escrito que me propongo publicar antes de la reunión del congreso»
Ni que decir tiene que nunca convocó tal Jurado de Honor, ni escribió ningún artículo. En lugar de eso, nada más enterarse de la publicación del informe de La Alianza de la Democracia Socialista y la Asociación Internacional de los Trabajadores[9], lo que escribía en una carta del 25 de septiembre de 1873 al Journal de Genève (además de insultos contra Marx, por «comunista, alemán y judío») era una capitulación:
«Le confieso que todo esto me ha disgustado profundamente con la vida pública. Estoy harto de todo eso. Después de pasar toda mi vida luchando, estoy cansado. Tengo más de sesenta años y una enfermedad cardíaca que empeora con la edad hace mi existencia cada vez más difícil. Que otros jóvenes se pongan a trabajar. En cuanto a mí, ya no siento la fuerza, ni quizás la confianza necesaria para empujar la piedra de Sísifo contra la reacción triunfante en todas partes. Por lo tanto, me retiro del combate, y pido a mis queridos contemporáneos sólo una cosa: el olvido.»[10]
Y como se puede ver Bakunin también despliega aquí otra de las estrategias clásicas de los aventureros que es la de presentarse como víctima que sufre cuando se desenmascaren sus comportamientos personales.
De forma semejante, cuando Schweitzer[11] fue acusado de robar dinero dedicado a los obreros enfermos que no podían acudir al trabajo, para gastárselo en champagne y “delicatesen”, a diferencia de Bebel nunca fue capaz de defenderse:
«Schweitzer fue acusado públicamente más de una vez de esta vergonzosa acción, pero nunca se atrevió a defenderse»[12].
Y más aún, cuando en el congreso de Barmen-Elberfeld (Wuppertal) Bebel y Liebknecht lo denunciaron como agente del gobierno, él, que estaba sentado en el mismo escenario, justo detrás de ellos, no pronunció una sola palabra, dejando que sus acólitos se ocuparan con insultos y amenazas:
«Nuestros discursos contenían un resumen de todas las acusaciones que habíamos lanzado contra Schweitzer. Hubo varias interrupciones violentas, especialmente cuando le acusamos de ser un agente del gobierno; pero yo me negué a retirar nada… Schweitzer, que estaba sentado detrás de nosotros cuando hablábamos, no pronunció ni una palabra en respuesta. Nos fuimos enseguida protegidos por algunos delegados contra los asaltos de los defensores fanáticos de Schweitzer, en medio de una tormenta de imprecaciones e insultos como “¡granujas!”, “¡traidores!”, “¡canallas!” y así. A la puerta nos reunimos con nuestros amigos que nos escoltaron bajo su protección hasta llegar a salvo al hotel»[13].
Y aún se puede ver el ejemplo histórico de Parvus, acusado por Gorki de estafarle dinero por los derechos de su obra en Alemania, denunciado como aventurero y social patriota por Trotsky[14], que había sido su amigo, rechazado por Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y Leo Jogiches, que lo trataban de vendido al imperialismo alemán, y al que Lenin impidió volver a Petrogrado tras la revolución, porque tenía “las manos sucias”; y que nunca tomó a cargo su defensa contra todas esa acusaciones, dejando que otros (Radek en particular) lo defendieran en el medio de los exiliados en Suiza durante la guerra (1915).
Y podríamos seguir, Lassalle, Azev…, etc. todos intentaron hacer olvidar las acusaciones contra ellos con un muro de silencio, desaparecer o hacer como si nada (como Parvus).
Pero no es necesario remontarse tan atrás; en 2005 pudimos ver cómo el “ciudadano B”, que se proclamaba “unánimemente” (puesto que se trataba solo de sí mismo) como “Círculo de Comunistas Internacionalistas” de Argentina poniéndose a las órdenes de la FICCI[15] (actualmente Grupo Internacional de la Izquierda Comunista –GIGC-) para denigrar a la CCI, hizo mutis por el foro en cuanto denunciamos su impostura[16].
También existen ejemplos de crisis de mutismo cuando la CCI ha denunciado aventureros en sus filas. Tal fue el caso del descubrimiento y la sanción al militante conocido como Simón[17], a lo que éste respondió con un tozudo silencio que incluso provocó una «Resolución sobre el silencio del camarada Simón», que decía:
«1) Desde que el camarada Simón se ha retirado de la vida de la CCI a finales de agosto 1994, no ha accedido en ningún momento a la demanda de la organización de que diera a conocer por escrito los desacuerdos que tenía con sus análisis y tomas de posición y que en parte motivaron, según él, su retirada… Este silencio de Simón es aún más inadmisible puesto que tenía desacuerdos de fondo con las dos resoluciones adoptadas por la reunión ampliada del Secretariado Internacional del 3 de Diciembre de 1994».
Pero ese silencio empecinado de los aventureros y elementos turbios cuando les pillan con las manos en la masa, no es solamente una confirmación de las acusaciones lanzadas contra ellos o una forma de tratar de hacer que se olviden, también es una estrategia para que otros salgan en su defensa.
Si Gaizka no ha dicho “esta boca es mía” desde que publicamos nuestra denuncia, a sus amigos les ha faltado tiempo para salir en su defensa. Y así el GIGC sólo 4 días después ha publicado un comunicado: «Nuevo ataque de la CCI contra el campo proletario internacional (1ero de Enero –sic-de 2020[18])».
No nos sorprende que un grupo parásito con un comportamiento gansteril y policiaco salga en defensa de un aventurero. Además ya hizo lo mismo en 2005 tomando a cargo la causa del ciudadano B de Argentina. Y quizás debemos empezar a pensar que el GIGC tenga poderes premonitorios puesto que entonces publicó y distribuyó un comunicado del “Círculo” de Argentina, antes de que el ciudadano B lo publicara en su web.
Lo desgraciado del asunto es que el GIGC (entonces FICCI) embaucó al BIPR[19] (actualmente TCI), que aunque discretamente, sin tomar la palabra directamente, publicó los comunicados de la FICCI/ciudadano B que denigraban a la CCI dando pábulo a los comportamientos indignos tanto de unos como del otro.
Por supuesto el GIGC no aporta en su comunicado ningún desmentido a lo que denunciamos en nuestro artículo salvo la afirmación de que ellos “no han notado nada”: «debemos señalar que hasta la fecha no hemos notado ninguna provocación, maniobra, denigración, calumnia o rumor, lanzado por los miembros de Nuevo Curso, ni siquiera a título individual, ni tampoco ninguna política de destrucción contra otros grupos o militantes revolucionarios». Algo en lo que siquiera nos detendremos un segundo.
En realidad la finalidad del comunicado es atacar a la CCI, puesto que sería ella «la que ha desarrollado esas prácticas bajo el disfraz de su teoría de la descomposición y el parasitismo y que vuelve a retomar ahora». Y por otro lado habría caído «en el podrido campo de la personalización de las cuestiones políticas».
El sitio web Pantópolis del Doctor Bourrinet[20] ha reproducido inmediatamente el artículo precedido de una introducción que compite y supera en odio a la CCI a la del GIGC.
Otro grupo que ha condenado nuestra exposición de Gaizka es la GCCF[21], que ha dicho[22]: «solo podemos condenar esta pieza de primera indignante e inmoral de chismes personalizados completamente aparte de un terreno político»[23]
En suma, dos recriminaciones: 1) Que no es Gaika, sino la CCI quien tendría comportamientos indignos del proletariado, de denigración y provocación; 2) que en nuestra denuncia se sustituyen las cuestiones políticas por las personales.
No es la primera vez que frente al rigor en la defensa del medio proletario y la denuncia de comportamientos indignos, las organizaciones revolucionarias son atacadas con calumnias sobre su “autoritarismo” y sus “maniobras”, como si fueran ellas quienes empleasen los mismos medios que los aventureros y provocadores descubiertos. Ese fue el caso en la AIT: «La burguesía que comprendió, desde su punto de vista lógicamente, el peligro histórico que para sus intereses de clase representaban las lecciones sacadas por la Primera Internacional, respondió a las revelaciones del Congreso de La Haya, haciendo todo lo posible por desprestigiar ese esfuerzo. Y así, la prensa y los políticos de la burguesía señalaron que la lucha contra el bakuninismo no era una lucha de principios, sino una sórdida disputa por el poder dentro de la Internacional, acusando a Marx de haber eliminado a su rival, Bakunin, mediante una campaña de falsificaciones. Lo que, en otras palabras, la burguesía intentaba inculcar a los trabajadores es que las organizaciones obreras utilizaban los mismos métodos, y no eran por tanto mejores, que las organizaciones de sus explotadores. El hecho de que la inmensa mayoría de la Internacional apoyase a Marx fue atribuido al “triunfo del autoritarismo” en sus filas, y a la supuesta tendencia de sus miembros a ver enemigos de la Asociación acechando por todas partes. Bakuninistas y lassalleanos llegaron incluso a difundir rumores de que el propio Marx era un agente de Bismark.»[24]
El propio Bakunin no dudó en presentar la lucha de la Internacional por la defensa de sus estatutos y funcionamiento contra el espíritu sectario y sus intrigas como una “pelea de sectas”: «Así en su Carta a los Hermanos en España Bakunin se queja de que la resolución de la Conferencia de Londres (1872) contra las sociedades secretas, fue, en realidad, adoptada por la Internacional con objeto de “despejar el camino a su propia conspiración, a la de la sociedad secreta que, bajo el liderazgo de Marx, existe desde 1848, habiendo sido fundada por Marx, Engels y el fallecido Wolf, y que resulta ser la más impenetrable sociedad alemana de comunistas autoritarios (...) Hay que reconocer que la lucha que se ha entablado en el seno de la Internacional, no es más que una lucha entre dos sociedades secretas”»[25]
En la visión del mundo de estos elementos como Bakunin, el GIGC, o Gaizka, no cabe la honestidad, los principios organizativos o la moral proletaria; solo proyectan en los demás su propia forma de comportarse. Como dice la sabiduría popular, «cree el ladrón que todos son de su condición».
Sin embargo, «Lo que resulta más serio y mucho más peligroso es que tales infamias encuentren un cierto eco en las filas del propio medio revolucionario. Tal fue el caso, por ejemplo, de la biografía de Marx escrita por Franz Mehring. En este libro, Mehring, que perteneció a la combativa ala izquierda de la IIª Internacional, declara que el folleto del Congreso de La Haya sobre la Alianza resultaba “imperdonable” e “indigno de la Internacional”. En su libro, Mehring defiende no solo a Bakunin, sino también a Lassalle y Schweitzer, contra las acusaciones de Marx y los marxistas.»[26]
«Ese desprestigio de la lucha marxista contra el bakuninismo y el lassalleanismo, por parte de Mehring, tuvo efectos devastadores para el movimiento obrero en las siguientes décadas, pues no sólo condujo a una cierta rehabilitación de aventureros políticos como Bakunin y Lassalle, sino que, sobre todo, permitió al ala oportunista de la socialdemocracia antes de 1914 borrar las lecciones de las grandes luchas por la defensa de la organización revolucionaria de los años 1860 y 1870. Fue un factor decisivo de la estrategia oportunista para aislar a los bolcheviques en la IIª Internacional, cuando en realidad su lucha contra el menchevismo pertenece a la mejor tradición de la clase obrera. La IIIª Internacional sufrió también el legado de Mehring, y así en 1921, un artículo de Stoecker (“Sobre el bakuninismo”), se basó igualmente en las críticas de Mehring a Marx, para justificar los aspectos más peligrosos y aventureros de la llamada Acción de marzo de 1921 del KPD (Partido comunista alemán) en Alemania.»[27]
Pero vayamos a la segunda acusación, la de personalizar las cuestiones políticas y, más precisamente, de evocar “chismes o asuntos privados”. Para empezar, nuestra denuncia no se basaba en airear cosas intimas, sino en exponer comportamientos políticos públicos, ampliamente documentados. Lo que expusimos sobre Gaizka son hechos que pertenecen a la esfera de la acción pública de los políticos de la burguesía y que, por tanto, deberían ser considerados atentamente por los militantes comunistas ¿qué hacía en el campo de la Izquierda Comunista un individuo que había frecuentado reiteradamente los círculos políticos de alto nivel del Estado burgués?
Ahora bien, en segundo lugar, existen hechos “privados” (intrigas, maniobras, contactos secretos, relaciones oscuras etc.) cuyo conocimiento es necesario para comprender y poder denunciar acciones destructivas contra el proletariado o contra las organizaciones revolucionarias. Denunciarlos no tiene nada que ver con el chismorreo.
Sobre esto, mejor que responder nosotros mismos, dejemos a Engels que lo haga. En uno de los múltiples artículos que Marx y él mismo tuvieron que escribir en defensa de la AIT, acusada desde toda la prensa burguesa, y por los provocadores y seguidores de Bakunin, y puesta en cuestión por los propios militantes indecisos, Engels responde a un artículo del Vperyod[28] de Peter Lavrov[29], que cuestiona el informe de la comisión del congreso de la Haya sobre “La Alianza de la Democracia Socialista y la AIT”[30], porque se trataría de una “polémica cáustica sobre asuntos personales y privados con informaciones que solo pueden venir de chismes” , y esto es lo que dice:
«El cargo principal (contra el informe sobre la Alianza, NdR), sin embargo, es que el informe está repleto de asuntos privados … de chismes. Su afirmación es en cualquier caso frívola en extremo. Los hechos en cuestión están probados por auténtica evidencia y aquellos que están implicados han tenido buen cuidado de no contestarlos.
Pero el Amigo Peter[31] es de la opinión de que los asuntos privados, como las cartas privadas, son sagrados y no deberían publicarse en debates políticos. Aceptar la validez de este argumento en cualesquiera que sean los términos significa hacer imposible que se escriba sobre la historia… Así que, si uno está describiendo la historia de una pandilla como la Alianza, en la que se encuentra tal cantidad de embaucadores, aventureros, canallas, espías de la policía, estafadores y cobardes, junto a aquellos a los que han engañado, ¿debería uno falsificar esa historia ocultando a sabiendas las villanías individuales de esos señores como “asuntos privados”?...
Cuando sin embargo Vperyod describe el informe como un torpe mejunje esencialmente de hechos privados, está cometiendo un acto difícil de caracterizar, … Nadie puede leer “Un complot contra la Internacional” sin convencerse de que los asuntos privados intercalados son la parte más insignificante, son ilustraciones para proveer un cuadro más detallado de los personajes implicados, y podrían suprimirse sin poner en cuestión el punto principal del informe. La organización de una sociedad secreta con la única intención de someter al movimiento obrero de Europa a la dictadura oculta de unos pocos aventureros, las infamias cometidas para llevar a cabo ese propósito, particularmente por Nechaiev en Rusia –ese es el tema central del informe, y mantener que todo gira solo sobre asuntos privados es, cuanto menos, irresponsable»[32].
¿Podemos tolerar en el Medio político proletario un elemento que ha mantenido contactos y ha colaborado con altos mandatarios del Estado burgués? ¿Podemos creer que alguien así se presente ahora como representante de la Izquierda Comunista? ¿Podemos construir organizaciones del proletariado y preparar el futuro partido de la revolución con individuos como éste dejándole hacer? El silencio enconado de Gaizka es una confirmación de su colaboración con el Estado burgués como denunciamos. Su hoja de servicios principalmente al PSOE[33] y en algún momento a los liberales; y después sus contactos con la Izquierda Comunista y su desaparición al indagarse sobre aspectos problemáticos de su comportamiento para una militancia comunista[34], configuran la trayectoria de un aventurero.
La aspiración de un grupo formado alrededor de este elemento de ser considerado parte de la Izquierda Comunista, si llegara a verse realizada incluso puntualmente, significaría la introducción de un caballo de Troya cuya finalidad no puede ser otra que desvirtuar y socavar la herencia de la tradición proletaria y sus principios programáticos y organizativos que representan las organizaciones de la Izquierda Comunista. Y ello independientemente de la honestidad de los miembros del grupo de Gaizka que puedan estar engañados.
En ese sentido y salvando todas las distancias, igual que Bakunin, como dice Engels, quería imponer su dictadura a escondidas a la Internacional, que agrupaba el movimiento obrero de Europa, Gaizka quiere ser, igualmente encubierto tras un grupo –Nuevo Curso- donde posiblemente hayan elementos ofuscados, una referencia de la Izquierda Comunista, especialmente para los jóvenes en búsqueda de posiciones políticas proletarias. Pero su vinculación con la Izquierda Comunista sólo puede confundir las posiciones de ésta haciendo pasar principios izquierdistas o estalinistas y métodos de aventurero como posiciones de Izquierda.
En ese empeño criminal, Gaizka cuenta con el apoyo organizado del grupo parásito y gansteril de la GIGC, que lo presenta precisamente como adalid del reagrupamiento; pero también con el consentimiento que significa el silencio frente a sus iniciativas de otros grupos del Medio proletario.
11.04.2020
[2] Nos referimos al Groupe International de la Gauche Comuniste y a la web de Monsieur Bourrinet: Pantópolis
[3] Un miembro de la Izquierda de Bremen durante las luchas revolucionarias en Alemania. Fue delegado de los Comunistas Internacionalistas de Alemania (IKD) en el congreso de fundación del KPD (partido comunista de Alemania, diciembre 1918)
[4] Paul Frölich "Im radikalen Lager" Politische Autobiografie 1890-1921, capitulo Leipzig, Berlín 2013 pag. 51 : «He had an instinct for tactical behaviour. Once I was very surprised that he did not respond to repeated attacks from another party newspaper. "Very simply", he said, "I was wrong about one important point. Now I let them bark until they are hoarse and history is forgotten. Until then I'm deaf"». Se trata de Paul Lensch (1873-1926), un elemento con una historia dudosa en el movimiento obrero, que trabajó con Frölich como redactor de talento en el diario socialdemócrata Leipziger Volkszeitung y al que caracteriza como «un bulldog de espaldas anchas y patas fuertes, tan mordiente sin piedad como acogedor (…) que se supone que tenía mucho de la elegancia de Mehring, pero en quien la brutalidad de su carácter acababa siempre abriéndose paso. Un fanfarrón avispado (…) sin nada que lo uniera en sus adentros a la clase obrera». También capaz de estar en el “sitio justo” si eso ayudaba a su carrera; en 1910 fue parte de la izquierda de la Socialdemocracia jugando un dudoso papel en el asunto Radek; luego presente la noche del 4 de agosto de 1914 en el apartamento de Rosa Luxemburgo (contra la guerra imperialista) y poco tiempo después, en 1915 partidario de la extrema derecha de la Socialdemocracia y defensor junto a Cunow y Haenisch del “socialismo de guerra” –que defendía la guerra con una argumentación “marxista”- en la revista Die Glocke, de Parvus, entre otras. Lensch no era simplemente un socialdemócrata que se dejó arrastrar a la derecha y finalmente a la traición del proletariado; en tanto que elemento sin ninguna vinculación militante ni confianza en la clase obrera, era ante todo un carrerista deshonesto que se escondía tras el marxismo y que era capaz de guardar silencio cuando fuera necesario.
[5] En ese libro, que le ocupó un año de trabajo, Marx no solo se defendía de las acusaciones canallas de Vogt, sino que asumía igualmente la defensa de la Liga de los Comunistas, y ello a pesar de que ésta ya había desaparecido; sin embargo defender la tradición que representaba, el Manifiesto Comunista, los principios de organización, la continuidad del Movimiento obrero, fue de vital importancia; al contrario de todos los que consideran que Marx habría perdido el tiempo en minucias, o incluso su buen criterio político y su entrega desinteresada a la lucha del proletariado
[6] Marx/Engels Collected Works, 2010 Lawrence &Wishart Electric Book, Vol 24
[7] Puesto que Stalin había aplastado cualquier vestigio de lo que fueron los medios obreros en el periodo revolucionario, la Comisión tuvo que estar compuesta mayoritariamente por miembros de la intelectualidad y la cultura con prestigio por su independencia de criterio y su honestidad. Dewey era uno de ellos. Las sesiones de la comisión se desarrollaron en México.
[8] En Jacques Freymond, La Primera Internacional, Ed. ZERO 1973, pag. 355
[9] El informe fue encargado a una comisión de encuesta por el congreso de la Haya de la AIT (1872). Después de que el congreso escuchó y discutió el informe, tomó la decisión de excluir a Bakunin y algunos de sus seguidores de la Internacional.
[10] Biblioteca Virtual Sit Inn – www.sitinn.hpg.com.br [177], Bakunin por Bakunin – Cartas. Carta au Journal de Gêneve. En portugués en el original. Traducido por nosotros: «o Sr. Marx, o chefe dos comunistas alemães, que, sem dúvida por causa de seu tríplice caráter de comunista, alemão e judeu, me odiou». « Eu vos confesso que tudo isso me enojou profundamente da vida pública. Estou farto de tudo isso. Após ter passado toda minha vida na luta, estou cansado. Já passei dos sesenta anos, e uma doença no coração, que piora com a idade, torna minha existência cada vez mais difícil. Que outros mais jovens ponham-se ao trabalho. Quanto a mim, não sinto mais a força, nem talvez a confiança necessária para empurrar por mais tempo a pedra de Sysipho contra a reação triunfante em todos os lugares. Retiro-me, pois, da liça, e peço a meus caros contemporâneos apenas uma coisa: o esquecimento»
[11] Ver en nuestra web: https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lu... [57]
[12] Bebel, My Life, The University of Chicago press, The Baker & Taylor co., New York, pag. 152. En inglés en el original, traducido por nosotros: «Schweitzer was more tan once publicly accused of this shameful action, but he never dared to defend himself»
[13] Idem, pag 156. «Our speeches contained a summary of all the accusations we had levelled against Schweitzer. There were sveral violent interruptions, especially when we accused him of being a Government agent; but I refused to withdraw anything… Schweitzer, who sat behind us when we spoke, did not utter a Word in reply. We left at once, some of the delegates guarding us against assault from the fanatical supporters of Schweitzer, amid a storm of imprecations, such as “Knaves!” “Traitors!” “Rascals!” and so forth. At the doors our friends me tus and took us under their protection, escorting us in safety to our hotel»
[14] Ver en Nashe Slovo nº 2: «Epitaphy for a living friend»
[15] “Fracción Interna de la CCI”, grupo parásito cuyos miembros fueron excluidos de la CCI negándose a defender sus posiciones y sus actuaciones ante la comisión de recurso que el 15° congreso había nombrado. Uno de sus miembros destacados, conocido por Jonás, había sido expulsado antes por comportamientos indignos de la militancia revolucionaria. Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p [178] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/834/fraccion-interna-de-la-cci-intento-de-estafa-a-la-izquierda-comunis [179]
[16] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion [180]
[17] Simón sería excluido en el 11º congreso de la CCI por comportamientos incompatibles con la militancia comunista
[18] Visiblemente se trata de un error, puesto que El GIGC data su artículo contra la CCI el 1 de Enero, antes no solo de que publicáramos la interpelación a Gaizka –ver nota 1- (28.01), sino de la fecha que lleva a pie de página (20.01). Al publicar nuestro artículo de denuncia, el GIGC se ha apresurado a corregir la fecha de publicación de su texto.
[19] Buró Internacional por el Partido Revolucionario, de tendencia Damenista, actualmente Tendencia Comunista Internacionalista (TCI)
[21] Gulf Coast Communist Fraction
[22] Vaya por delante que no pretendemos en absoluto igualar por el mismo rasero a la GIGC/Bourrinet y la GCCF. El GIGC es un grupo parásito que solo existe para atacar a la CCI y aunque hubiéramos publicado un artículo de denuncia de Mata Hari ellos dirían que “no han notado nada”, para pasar directamente al ataque. Y otro tanto puede decirse de Bourrinet. La GCCF es un grupo joven sin experiencia y en búsqueda de clarificación, sensible a las zalamerías de Gaizka y del GIGC/Bourrinet.
[23] «we have nothing but condemnation for this egregious and immoral hit-piece of personalized gossips completely removed from a political terrain»
[24] "Cuestiones de organización, IV - La lucha del marxismo contra el aventurerismo político [182]".
[25] Idem
[26] Idem
[27] Ver nota (1) del mismo artículo
[28] Vperyod (Adelante) un periódico en ruso editado en Gran Bretaña, de tendencias narodniki
[29] Lavrov Pyotr Lavrovich (1823-1900) filósofo, sociólogo y periodista ruso, partidario narodniki (populismo); miembro de la 1ª Internacional que participó en la Comuna de París
[30] En Alemania el informe se tradujo como “Un complot contra la Internacional” por eso en las Obras citadas (del inglés), Engels se refiere así al informe de la comisión de encuesta de la Haya, en lugar de “La Alianza de la Democracia Socialista y la Asociación Internacional de los Trabajadores”, pero se trata del mismo informe.
[31] Engels se refiere así a Pyotr Lavrov, como explica al inicio del artículo, para respetar el anonimato que éste escrupulosamente le requiere y del cual Engels se burla, puesto que el verdadero nombre del redactor de Vperyod es bien conocido tanto en Gran Bretaña como en Rusia; por eso propone referirse al autor como Peter, “un nombre muy popular en Rusia
[32] Engels, Refugee Literature III, Marx/Engels Collected Works, 2010 Lawrence &Wishart Electric Book, Vol 24 pag 21-22 (traducido por nosotros): «The main charge, however, is that the report is full of private matters …collected by hearsay. His assertion is, anyway, frivolous in the extreme. The facts in question are attested by authentic evidence, and those concerned took good care not to contest them. But Friend Peter is of the opinion that private matters, such as private letters, are sacred and should not be published in political debates. To accept the validity of this argument on any terms is to render the writing of all history impossible…
Again, if one is describing the history of a gang like the Alliance, among whom there is such a large number of tricksters, adventurers, rogues, police spies, swindlers and cowards alongside those they have duped, should one falsify this history by knowingly concealing theindividual villainies of these gentlemen as "private matters"?... When, however, the Forward describes the report as a clumsy concoction of essentially private facts, it is committing an act that ishard to characterise. Nobody can read the "Komplott gegen die Internationale" without being convinced that the private matters interspersed in it are the most insignificant part of it, are illustrations meant to provide a more detailed picture of the characters involved, and that they could all be cut without jeopardising the main point of the report. The organisation of a secret society, with the sole aim of subjecting the European labour movement to a hidden dictatorship of a few adventurers, the infamies committed to further this aim, particularly by Nechayev in Russia —this is the central theme of the book, and to maintain that it all revolves around private matters is, to say the least,irresponsible.»
[33] Partido Socialista Obrero Español
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El panorama es desolador, los muertos se cuentan por cientos, el olor ácido inunda muchos sectores de la ciudad, familias enteras han perecido, al igual que muchos trabajadores de la salud. Hasta ahora el estado ecuatoriano reconoce 315 muertes por COVID-19[1], sin especificar de ese número cuántos corresponden a la ciudad de Guayaquil; no obstante, la cantidad de fallecidos por COVID-19 en Guayaquil, no representa la cantidad objetiva que la población, médicos, periodistas y personas extranjeras han sido testigos de la enorme tragedia; por su parte el Estado incapaz de responder a la emergencia sanitaria, trata de ocultar las cifras de los cuerpos esparcidos por calles y avenidas que ante la denuncia de mucha gente, poco a poco son retirados para almacenarlos en tres dependencias hospitalarias, además, las morgues están llenos de cadáveres sin identificar. Ante esta situación, cada día se vive el drama de cientos de familias reclamando los restos de sus seres queridos para proceder con un entierro digno. Es un espectáculo de horror producto de la falta de hospitales, sin personal médico suficiente, sin medicamentos, con recortes presupuestarios permanentes, lo que indica que la burguesía no está interesada en resolver necesidades elementales de la gente, el comportamiento cínico y mentiroso de la burguesía es propio y exclusivo de criminales.
Por ahora la ciudad de Guayaquil sigue sumergida en la histeria y el miedo, cuyas imágenes recorren el mundo provocando indiganción y solidaridad en muchos trabajadores. Igual reacción provoca muchos lugares donde los Estados no pueden atender a miles de infectados por una epidemia que la burguesía conocía desde hacía años que podía ocurrír.
Los medios de información exponen la magnitud del desastre, ningún país hasta hoy, ha mostrado cuán preparado estaba ante una emergencia de la magnitud que está viviendo la humanidad, todo lo contrario, demuestra la desatención y el deterioro de los sistemas sanitarios que han colapsado en China, EEUU, España, Italia, incluso, se podría pronosticar los mismos efectos en países que se han vuelto supuestamente modelos de excelencia en administración burguesa como Dinamarca. El comportamiento de la burguesía, en todos los países ha sido similar, primero han minimizado el impacto de la pandemia, luego han cambiado por un comportamiento más alarmante de preocupación, sin embargo, todo resulta inútil ante el deplorable sistema sanitario mundial con el que cuentan hoy los Estados que no pueden responder a la emergencia del COVID-19, una epidemia que ha estado latente en los últimos veinte años. Por tanto, la conducta hipócrita de los gobernantes, no se resume sino, en tratar de salvar la economía por sobre las vidas de las personas, tal como lo dijo el Vicepresidente de USA a inicios de marzo de 2020, en otras palabras, cómo continuar acumulando capital en perjuicio de trabajadores y población en general.
Como parte del deterioro del sistema sanitario mundial, el estado ecuatoriano, como ha ocurrido en otros países, el 2019 despidió 2500 trabajadores entre médicos, enfermeros y personal de limpieza; el presupuesto para salud del 2020, la asamblea nacional, lo aprobó con menos 81 millone de dólares respecto al año anterior, (3.097 millones de dólares/presupuesto de salud 2019). Si comparamos el presupuesto de salud 2019 con el pago de la deuda externa del mismo año que fue de 8.107 millones de dólares, eso demuestra la preferencia del Estado ecuatoriano en la acumulación de capital dejando de lado la salud y otras necesidades de la población.
Por tal razón, el impacto que ha provocado el COVID-19 en Guayaquil, se debe a una burguesía que no le interesa la salud de la población, ni le interesa invertir en infraestructura y menos aún, en los trabajadores sanitarios. Es así que, desde el 16 de marzo que oficialmente se declaró la pandemia en Ecuador, ese mismo día, el Ministro de Economía Richard Martinez declaró su intención de pagar 325 millones de dólares a los tenedores de Bonos del Estado, cosa que lo efectivizó el 21 marzo, en medio de una crisis sanitaria que desbordaba de muertos por doquier. Este mismo acto llevó a que renunciara la Ministra de Salud, Catalina Andramuño, acusando al gobierno de Moreno de no proporcionarle los recursos para enfrentar la pandemia. Mientras tanto, la Alcaldesa de Guayaquil, la derechista Cintya Viteri, además de lavarse las manos, le trasnfirió la responsabilidad de levantar los cadáveres al gobierno central de Moreno. Por su parte, el Vicepresidente Otto Sonnenholzner, desde el 16 de marzo, aparece como un héroe enfrentado la pandemia, aunque en verdad, se trata de una campaña promocionándose para las próximas presidenciales. Éste panorama, resume el grado de descomposición de la burguesía en Ecuador y en muchos países del mundo.
La tragedia que atraviesa la ciudad de Guayaquil, probablemente, hasta ahora, es la más cruda y dramática, sin embargo, la responsabilidad no corresponde al virus ni a la población a quien se intenta transferir la responsabilidad de “indisciplinados”, sino, es el sistema capitalista, incapaz de satisfacer las necesidades humanas el verdadero responsable del desastre sanitario tal como se lo anunciaba en nuestro artículo publicado el 25 de marzo de 2020: “una realidad que quedará palidecida cuando se contabilice el impacto de esta epidemia en América Latina, África, donde los sistemas sanitarios son aún mucho más precarios o directamente inexistentes”.[2] Un anuncio previsible, precisamente por las contradicciones del capitalismo a nivel mundial.
Los impactos que ha provocado la burguesía en el tratamiento de la crisis de la pandemia en Guayaquil, son varios:
La crisis sanitaria del COVID-19, lo que ha hecho es demostrar el carácter que siempre ha tenido la burguesía con respecto a las necesidades humanas, por tal motivo, los trabajadores, además de conocer cómo se comporta su clase enemiga, debe preparase para intervenir en un futuro no tan lejano para cambiar de raíz la sociedad capitalista que no promete ningún futuro. La única posibilidad de salir de este horrible atolladero, es la revolución proletaria con una perspectiva comunista. En este callejón sin salida de la burguesía, queda claro que:
En una sociedad desordenada y anárquica que solo busca la ganancia, no contempla la satisfacción de las necesidades humanas, por tal razón, las fuerzas productivas con que cuenta la humanidad, es el producto del trabajo de la clase obrera internacional que es explotada al servicio de la burguesía, por tanto, serán los mismos trabajadores que podrán llevar adelante la revolución mundial para cambiar el destino de la humanidad, en una sola comunidad humana mundial.
Contra el virus de la sociedad capitalista en descomposición,
¡Proletarios de todos los países uníos!
Internacionalismo Ecuador
Sección de la Corriente Comunista Internacional
Abril de 2020.
[1] En el momento que publicamos este artículo el gobierno ecuatoriano reconoce 369 muertos lo que expresa una fuerte subestimación. Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51705060 [184]
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En estos días raros en lo que lo anormal se ha hecho norma, sin arañar siquiera la superficie del sistema de dominación, sino como una continuación exacerbada de esa asfixiante dominación de lo cotidiano. Con un Estado capitalista cada vez más empoderado como entidad mediadora de toda la vida social; un grupo de compañeros que llevamos muchos años compartiendo militancia en diversas iniciativas de la ciudad de Alicante y alrededores, nos hemos reunido para iniciar un debate sobre la situación actual e histórica. Nuestra militancia, que ha divergido en el trascurso de los años, conserva dos elementos desde una perspectiva de Clase: la afirmación de la necesidad real de la autonomía de la Clase obrera (nuestra Clase) y del internacionalismo proletario. En consecuencia, aun cuando existen criterios divergentes en ciertas cuestiones, nos reconocemos en el movimiento revolucionario histórico e internacional del proletariado.
- La necesidad constante de acumulación del capital determina la constancia imparable de sus crisis. La ciencia histórica de la Clase obrera llegó a establecer una pauta temporal, cada 10 - 15 años la crisis es un fenómeno imparable.
- La crisis se solventaba a través de la destrucción de personas, mercancías y mercados; la guerra es el fenómeno prioritario para favorecer la destrucción necesaria que impone la lógica suicida del capital.
- La mundialización del capitalismo (desde principios del siglo XX), y la desaparición progresiva de los mercados precapitalistas, exacerba las rivalidades interburguesas y da entrada a una situación de crisis acumulada, donde se desarrollan guerras imperialistas a gran escala con un poder de destrucción masivo.
- La segunda guerra imperialista mundial y la terrible destrucción que genera (como secuela de la primera guerra imperialista), con el consenso de los obreros de todos los países aliados a sus respectivas burguesías bajo las banderas del fascismo o la democracia (ambas caras perversas del perverso capital), propician la recuperación económica de los llamados “30 gloriosos”, los años de reconstrucción y crecimiento acelerado. Un balón de oxígeno a un capital acorralado por su propio desarrollo.
- Desde el retorno de la crisis (años 70) y de la lucha proletaria, no han sido pocos los intentos del capital de volver a enrolarnos en una gran guerra, ni pocas las guerras locales que se han librado sobre nuestros cuerpos y los de nuestros hermanos y hermanas de Clase.
- Sin embargo, dos factores han impedido el desarrollo de una guerra a gran escala en el sentido clásico: la humanidad rechaza ser enrolada en nuevas guerras, hay una conciencia (aun no de clase) de rechazo lógico a la guerra desde una óptica pacifista, no revolucionaria. Un intento forzado del capital hacia la guerra pudiera acelerar, la actualmente lenta, toma de conciencia. Por otro lado, la proliferación de armas nucleares pudiera convertir una última aventura guerrera, en la última de las guerras. La burguesía, una clase sin escrúpulos a la no le asusta derramar la sangre ajena, si teme por sus propias venas.
La actual crisis del coronavirus arroja algunas cuestiones que precisan ser sopesadas y clarificadas, cuestiones generales:
. Ideológicamente, exacerba los elementos más brutales de la ideología dominante, los pilares sobre los que se sostiene la falsa conciencia de la realidad: el nacionalismo, la defensa de la nación y la lucha unida y por encima de las divisiones de la sociedad en clases contra el virus malvado, la unión de ricos y pobres por encima de la realidad misma, la llamada constante (entre vítores y aplausos y casposas canciones) a la sacrosanta UNIDAD NACIONAL. La atomización, la estrategia de la separación de nuestros iguales y de nosotros mismos, cristalizada a la perfección en el confinamiento, la proscripción del contacto, del cariño, de la solidaridad.
. Políticamente, renueva las necesidades del capitalismo de Estado, el papel superior y rector del Estado como garante y mediador directo de todas, TODAS, las relaciones humanas. Y no olvidemos (como tan interesadamente hace la izquierda capitalista) que el Estado, es el órgano de poder de la burguesía, no es un estamento neutral que vela objetivamente por los intereses de la mayoría, es el estado de poder de una minoría. La represión con excusa vírica, la militarización de la vida social, son sólo algunos síntomas de esta enfermedad, y posiblemente vengan para quedarse. Se habla de economía de guerra, estado de guerra y se nos quiere convertir a todos en soldaditos, desde esa asquerosa lógica MILITARISTA.
En el terreno económico valoramos diversas opciones, que por el momento no somos capaces de dilucidar:
Bueno, la verdad es que lo que está pasando no lo empezaremos a ver más o menos claro hasta que no pase un tiempo, obviamente.
En lo económico vemos como está afectando a todos los países en mayor o menor medida y no está tan claro que "bloque imperialista" es el que sale ganando, si bien es cierto que la libre circulación de mercancías beneficia la acumulación, no es menos cierto que en los últimos años se libra una guerra comercial entre China, USA y la UE. Las políticas proteccionistas han aumentado frente a un pastel más pequeño (el mundo) a repartir entre los mismos carroñeros. Está por valorar como afecta y como el capital va a aprovechar el fenómeno del coronavirus, pero una hipótesis se cierne y se entrecruzan desde la misma necesidad de la guerra imperialista:
Nos preguntamos si puede el fenómeno vírico ser un sustituto de la guerra imperialista clásica, ya que pudiera llegar a equiparar su capacidad destructiva de mano de obra, mercancías y mercados, favoreciendo procesos cíclicos de reconstrucción. De ser esta opción viable (ello no sólo depende de la voluntad de la burguesía) la reedición de estas situaciones, de los estados de excepción y de la paralización temporal y parcial de ciertas áreas económicas, se tornará cíclica y constante. De hecho, este tipo de situaciones ya se da en ciertas regiones del planeta, donde lo que aquí se considera excepcional, es algo normal en los ciclos de supervivencia. Pudiera ser esto una evidencia de la decadencia imparable del sistema capitalista, o bien una vía de acumulación frente a su decadencia imparable. Dicho de otro modo, sería la forma que adopta la guerra imperialista a gran escala en el futuro inmediato.
No obstante, nos plantemos serias dudas sobre esta hipótesis, ya que para que esto fuera así, debería provocar además de la destrucción de mercados y mercancías (algo factible por el hundimiento económico) millones de muertes para conseguir destruir suficiente mano de obra que de otra forma quedaría en la miseria. No parece el caso, el número de muertes, aunque se le dé mucho bombo no es ni mucho menos alarmante, más bien parece ser que lo que se quiere evitar es el colapso de los hospitales. Solo la miseria cotidiana ya causa millones de muertes por el hambre y las enfermedades o la contaminación en los países industrializados...Y aunque igualmente factible, demasiado peligroso incluso para las élites, siendo equiparable a una guerra nuclear. Es decir, una auténtica pandemia vírica mayoritaria afectaría tanto a ricos como a pobres, a no ser que estos tuvieran la vacuna de antemano.
No debemos obviar tampoco los reiterados avisos sobre la inminente destrucción de millones de empleos a causa de la robotización, las migraciones masivas a causa de fenómenos meteorológicos por el cambio climático y la sobrepoblación de las ciudades convertidas en muchos casos en gigantescas favelas.
Quizás esta "pandemia" sirva de excusa para un nuevo replanteamiento de las relaciones laborales, más y más precariedad, etc.., y para un nuevo orden mundial, pero esto entraría en el terreno de la conspiranoia, con su "internacional" capitalista capaz de dictar que políticas deben cumplir los Estados, ¿todos? Aunque a decir verdad los capitalistas tienen su internacional en distintos organismos BM, FMI, G7, OMS...
Sabemos del simulacro sobre una epidemia vírica llevado a cabo en septiembre y que ha salido a la luz.
¿Puede que se trate de una cortina de humo que esconda un "inminente" colapso de la economía mundial y que sirva para resetear el sistema...y ya de paso colar nuevas medidas de represión para un nuevo tiempo???
Para la lógica del capitalismo sin duda es necesaria la destrucción de mano de obra, a la vez que un abaratamiento del trabajo, y desde distintas posiciones (unas más conspiranoicas que otras) esto se da por hecho. La sobrepoblación es un problema de seguridad y principal para todos los Estados.
Tampoco es descartable que efectivamente estas pandemias se deban a las crisis climáticas y a la nociva relación entre los humanos y otras especies, sumado a la incapacidad de los Estados para darles solución más allá de la aplicación de medidas policiales/militares... y quizás para de paso ganar una pasta.
- Los límites del capital no están sólo, ni principalmente en sus contradicciones económicas, en esa tendencia matemática al decrecimiento de la tasa de ganancia. El capital demuestra en este sentido, su capacidad creativa, la apertura de nuevas formas de acumularse, aun cuando sea en falso, de sacar cabeza sobre el sangriento lodazal que es su dominio.
- El límite real del capital, en el sentido de PODER derribarlo y trasformar el mundo de raíz, instaurar la verdadera Vida frente a la supervivencia, es la revolución proletaria mundial.
- Como en toda guerra imperialista, la burguesía centra sus esfuerzos en el terreno ideológico, nos bombardea con un aluvión de acciones inertes para realizar durante el encierro y mantenernos activos y sin pensar (como buenos zombis), a la par que expande sus elementos ideológicos clásicos con ferocidad: defensa de la economía nacional y rechazo “a lo de fuera” (ahora convertido en peligrosa enfermedad) y desconfianza de nuestros iguales. La soledad nos seguirá matando, más rápido que cualquier virus.
- No es preciso negar la existencia del virus para exigir la necesidad de negar, en la práctica, la brutalidad de la sociedad realmente existente. La lógica militar y guerrera del capital.
- Hoy como ayer, la consigna internacionalista y revolucionaria del proletariado será enfrentar a todas las burguesías y sus Estados, retomar la frase cierta, de que, dados a elegir, elegimos nuestra autonomía de Clase, porque, sin duda, todas las fracciones de la burguesía son peores.
Nuestra intención es seguir discutiendo y debatiendo, la actividad más subversiva que hoy se puede desarrollar es recuperar las armas de la crítica, y deseamos abrir esa discusión a todos los camaradas que deseen aproximarse a ella y compartir sus posiciones con nosotros. Por lo que este documento es solo el principio de una herramienta para el debate… CONTINUARÁ…
PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, ABRACEMOSNOS
PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, TOSAMOS FUERTE CONTRA EL BURGUES MÁS PRÓXIMO
Fdo: ex-CAUs
Saludamos la iniciativa de reunirse y discutir. Es una expresión del esfuerzo de toma de conciencia en la clase obrera y simultáneamente una contribución a su desarrollo.
Los compañeros fijan como punto de partida su adhesión a la clase obrera y al internacionalismo. Esto lo ven como marco de discusión donde se expresan divergencias. Por otra parte, conciben sus reflexiones como algo abierto, en evolución, y declaran su intención de “seguir discutiendo y debatiendo, la actividad más subversiva que hoy se puede desarrollar es recuperar las armas de la crítica, y deseamos abrir esa discusión a todos los camaradas que deseen aproximarse a ella y compartir sus posiciones con nosotros”.
Nos parece el método adecuado en el mundo proletario: partir de lo que nos une para en ese marco abordar lo que nos pueda separar mediante un debate sano y abierto.
Ese es el método que vamos a seguir en nuestra respuesta con el fin de animar una discusión en la que participen otros grupos y compañeros.
Frente a la crisis pandémica y la crisis económica en ciernes, los compañeros postulan rechazan que el capitalismo desaparecerá por sí solo, abatido por sus propias contradicciones, al contrario, afirman que “El límite real del capital, en el sentido de PODER derribarlo y trasformar el mundo de raíz, instaurar la verdadera Vida frente a la supervivencia, es la revolución proletaria mundial”. Por tanto “No es preciso negar la existencia del virus para exigir la necesidad de negar, en la práctica, la brutalidad de la sociedad realmente existente. La lógica militar y guerrera del capital”, por lo que “Hoy como ayer, la consigna internacionalista y revolucionaria del proletariado será enfrentar a todas las burguesías y sus Estados, retomar la frase cierta, de que, dados a elegir, elegimos nuestra autonomía de Clase, porque, sin duda, todas las fracciones de la burguesía son peores”.
Compartimos plenamente estas posiciones, así como la denuncia de cómo el capital está “gestionando” la crisis pandémica: aprovecha el confinamiento para imponer una ideología de guerra y de Unión Nacional, que favorece la atomización, el individualismo, el cada uno a la suya, el todos contra todos, el miedo a “lo extraño” y, por tanto, insidiosamente estimula la xenofobia y el racismo. “La burguesía centra sus esfuerzos en el terreno ideológico, nos bombardea con un aluvión de acciones inertes para realizar durante el encierro y mantenernos activos y sin pensar (como buenos zombis), a la par que expande sus elementos ideológicos clásicos con ferocidad: defensa de la economía nacional y rechazo “a lo de fuera” (ahora convertido en peligrosa enfermedad) y desconfianza de nuestros iguales. La soledad nos seguirá matando, más rápido que cualquier virus”
Compartiendo este valioso terreno común, queremos analizar lo que no nos parece válido en las posiciones que expresan los compañeros.
Una parte de su texto desarrolla especulaciones sobre la posibilidad de que la pandemia hubiera sido provocada por el capital para que, extinguiendo masivamente vidas, jugara el papel de una guerra imperialista: liquidar fuerza de trabajo y mercancías para reanudar la acumulación de capital[1]. Los propios compañeros se plantean serias dudas sobre estas ideas.
Los compañeros, sin embargo, dudan un tanto de la gravedad de la pandemia: “el número de muertes, aunque se le dé mucho bombo no es ni mucho menos alarmante, más bien parece ser que lo que se quiere evitar es el colapso de los hospitales. Solo la miseria cotidiana ya causa millones de muertes por el hambre y las enfermedades o la contaminación en los países industrializados...”. No es la naturaleza estrictamente virológica de la enfermedad lo que la hace tan letal, sino una serie de factores sociales históricos de gran relevancia: el colapso de los sistemas sanitarios en todo el mundo; su propagación rápida y vertiginosa en base a la enorme intensificación de la producción mundial en las últimas décadas; la desorganización y la parálisis social y económica que ha hecho emerger y ha agravado; la respuesta misma de los Estados que revela una incompetencia evidente y una incuria indignante. Son este conjunto de factores, ligados a la fase histórica de descomposición del capitalismo[2], lo que hace del virus el catalizador de una crisis social de dimensión mundial.
En la historia de la humanidad, las grandes pandemias conocidas han ido ligadas a momentos históricos de decadencia de un modo de producción. La peste negra del siglo XIV estalla en la decadencia del feudalismo. La primera guerra mundial, entrada del capitalismo en decadencia, acarrea la terrible pandemia de la gripe española que provocará 50 millones de muertos.
La COVID19 es, para nosotros, una expresión de la Decadencia del Capitalismo y de forma más precisa de su fase terminal de Descomposición. Necesita comprenderse en el marco de un sistema cuyas contradicciones provocan enormes catástrofes como dos Guerras Mundiales y una interminable cadenas de guerras localizadas aún más devastadoras; los grandes cataclismos económicos que se traducen en un desempleo crónico, en una agravación de la precariedad, el derrumbe de los salarios, el empobrecimiento generalizado; en la alteración climática y la destrucción medioambiental que llevan igualmente a catástrofes tildadas de “naturales”; en el deterioro general de la salud; y, no menos importante, la dislocación social con una barbarie moral y una descomposición ideológica que favorece toda clase de derivas místicas e irracionales.
Es muy positivo que los compañeros reivindiquen la necesidad de la revolución proletaria mundial como única respuesta posible a esta escalada de la barbarie. Pero ¿Cuál es la base material de esta reivindicación? Para nosotros es la decadencia del capitalismo, como ya señaló la Plataforma de la Internacional Comunista (1919): “Ha nacido una nueva época. Época de disgregación del capitalismo, de su hundimiento interior. Época de la revolución comunista del proletariado”.
Esta pandemia pone precisamente de manifiesto la validez de aplicar el concepto marxista de decadencia – cuando el modo de producción se convierte en un freno a las fuerzas productivas que él mismo ha desarrollado – a la situación del capitalismo actual: cuando la peste del siglo XIV no se conocían los microbios en general, en 1918-19 no se habían descubierto los virus. Pero ¿hoy? El virus del Covid 19 se ha secuenciado en semanas. Lo insoportable de las muertes por el coronavirus no es su cantidad, sino que todas serían perfectamente evitables si la ciencia y la tecnología ya existentes no estuvieran sometidas a las leyes de la ganancia y la concurrencia.
Los compañeros desarrollan ciertas ideas que relativizan la noción de Decadencia del Capitalismo, así, afirman que “La necesidad constante de acumulación del capital determina la constancia imparable de sus crisis. La ciencia histórica de la Clase obrera llegó a establecer una pauta temporal, cada 10 - 15 años la crisis es un fenómeno imparable”.
En la ascendencia del capitalismo (su apogeo en el siglo XIX y principios del XX) las crisis tenían un carácter cíclico pues eran “la manifestación de que el mercado interno se halla saturado y necesita ampliarse de nuevo. Por consiguiente, son periódicas (cada 7 a 10 años) y se resuelve con la apertura de nuevos mercados. Estallan de repente. Son de corta duración y no son generalizadas a todos los países. Desembocan en un nuevo impulso industrial. No plantean crisis políticas del sistema”[3].
En el periodo ascendente las crisis cíclicas eran la manifestación del desarrollo del capitalismo, cada una de ellas era un estímulo para nuevas expansiones por todo el mundo, para la conquista de mercados y un desarrollo espectacular de las fuerzas productivas.
En cambio, en la decadencia (desde la segunda década del siglo XX), las crisis “se desarrollan progresivamente en el tiempo. Una vez empezadas se caracterizan por su larga duración. De este modo, mientras que la relación recesión-prosperidad era de unos 1 a 4 en el siglo XIX (2 años de crisis en un ciclo de 10 años), la relación entre la duración del marasmo y la de la recuperación pasa a 2 en el siglo 20. Entre 1914 y 1980, ha habido 10 años de guerra generalizada (sin tener en cuenta a las guerras locales permanentes), 32 años de depresión (1918-22, 1929-39, 1945-50, 1967-80), o sea un total de 42 años de guerra y de crisis, contra, sólo 24 años de reconstrucción (1922-29 y 1950-67). Mientras que, en el siglo XIX, la máquina económica se impulsaba de nuevo por sus propias fuerzas, al terminar cada crisis, las crisis del siglo XX desde un punto de vista capitalista no tienen “solución” sino en la guerra generalizada. Al ser estertores de un sistema moribundo, las crisis plantean al Proletariado la necesidad y la posibilidad de la revolución comunista. El siglo XX es claramente "la era de las guerras y de las revoluciones" como lo indicaba, cuando se fundó, la Internacional Comunista”.
Desde 1914 la economía capitalista no funciona según el esquema crisis – prosperidad en una dinámica ascendente, sino, que tiende a una crisis crónica, que, pese a la intervención masiva de los Estados -capitalismo del Estado- es cada vez más grave.
Los compañeros denuncian claramente la naturaleza imperialista de la guerra y combaten con firmeza las banderas con las que las fuerzas del capital (desde la extrema derecha a la extrema izquierda) pretenden movilizar tras ellas a los proletarios: nación, fascismo, democracia etc.
Esto es muy justo y lo compartimos, sin embargo, estiman que “dos factores han impedido el desarrollo de una guerra a gran escala en el sentido clásico: la humanidad rechaza ser enrolada en nuevas guerras, hay una conciencia (aun no de clase) de rechazo lógico a la guerra desde una óptica pacifista, no revolucionaria. Un intento forzado del capital hacia la guerra pudiera acelerar, la actualmente lenta, toma de conciencia. Por otro lado, la proliferación de armas nucleares pudiera convertir una última aventura guerrera, en la última de las guerras. La burguesía, una clase sin escrúpulos a la que no le asusta derramar la sangre ajena, si teme por sus propias venas”
Estamos totalmente de acuerdo con el primer factor. Si la humanidad no se hundió en los años 70-80 del siglo pasado en una Tercera Guerra Mundial fue por la resistencia del proletariado de las grandes concentraciones industriales a dejarse alistar para la guerra. Esta resistencia fue más bien pasiva y planteada a nivel individual lo que limitó seriamente su fuerza como dicen los compañeros.
Ahora bien, el segundo factor que apuntan no nos parece correcto. La guerra imperialista tiene una lógica infernal que hace que una vez desencadenada se convierte en una vorágine de destrucción y barbarie que es casi imposible detener.
En el periodo ascendente del capitalismo “la guerra tiene la función de asegurar a cada nación capitalista una unidad y una extensión territorial necesaria para su desarrollo. En este sentido, a pesar de las calamidades que lleva consigo, es un momento de la naturaleza progresiva del capital. Las guerras están limitadas a 2 o 3 países por lo general limítrofes y son de corta duración, provocan pocas destrucciones, determinan, tanto para los vencidos como para los vencedores un nuevo impulso”.
En oposición a ello, las guerras de la decadencia “ya no son el resultado de las necesidades económicas del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, sino, esencialmente, de causas políticas. Ya no son momentos de la expansión del modo de producción capitalista, sino la expresión de la imposibilidad de su expansión. Ya no puede desarrollar la valorización de su capital, sino únicamente mantenerla a expensas de los países del bloque adverso con el resultado final de la degradación de la totalidad del capital mundial. Las guerras son guerras generalizadas al conjunto del mundo y tienen como consecuencia enormes destrucciones de la economía mundial yendo así hacia la barbarie generalizada. De ningún modo son las guerras del siglo XX "curas de juventud", sólo son convulsiones de un sistema moribundo”.
Las guerras imperialistas no ofrecen ninguna solución a las contradicciones del capital, sino que, por el contrario, las agravan. Si bien es cierto que, como dicen los compañeros, “La segunda guerra imperialista mundial y la terrible destrucción que genera (…), propician la recuperación económica de los llamados “30 gloriosos”, los años de reconstrucción y crecimiento acelerado. Un balón de oxígeno a un capital acorralado por su propio desarrollo”, esa reconstrucción se debió a que, por un lado, Estados Unidos no sufrió en su propio país ninguna destrucción, por lo que pudo erigirse en factor de acumulación a escala mundial y, por otra parte, había todavía áreas no capitalistas en el planeta para permitir ese balón de oxígeno al capitalismo.
Desde ese punto de vista, la guerra imperialista es un engranaje irracional que escapa al control de los diferentes imperialismos nacionales participantes. Es posible que cada cual “lamente” la ruina que se está generando, pero la apuesta de cada capital nacional es salir ganador y poder cargar sobre los rivales (y sobre la propia clase obrera) las consecuencias de la guerra. De ahí que la proliferación actual de armas nucleares no constituya el menor freno en el sentido de volver “racionales” a los capitalistas y evitar ir “demasiado lejos”.
La naturaleza cada vez más incontrolable y alejadas de toda racionalidad para la lógica del propio sistema, de sus contradicciones nos permite comprender la pandemia actual. De la misma forma que las guerras imperialistas -especialmente las que se generalizan- se convierten en un mecanismo imparable, las pandemias, como la actual, son un engranaje que, una vez puesto en marcha, resultan de muy difícil control.
Esa irracionalidad lleva al extremo de que los países más “avanzados” se estén robando unos a otros los suministros necesarios para hacer frente a la pandemia, aunque eso signifique ¡¡¡ agravarla aún más a escala mundial!!! Y por tanto para sí mismos a medio plazo. Como hemos señalado en el artículo sobre la “guerra de las mascarillas”[4], ante problemas mundiales, la clase explotadora no puede deshacerse de su fragmentación en intereses nacionales contrapuestos. La dinámica centrífuga irracional también se expresa en la actual pandemia en el fenómeno de que, dentro de los Estados nacionales, las administraciones regionales se disputan y se hacen trampa unas a otras los suministros sanitarios, como hemos podido ver en Estados Unidos, Alemania y España.
Estamos viendo que la pandemia expresa una crisis económica mundial en ciernes que finalmente está tomando forma y tiende a tomar proporciones que muchos analistas ven incluso mayores que en 2008.
Concentrándonos en el plano epidemiológico, nos hablan de “pasar la cuarentena” en la esperanza del “día después”. Sin embargo, en primer lugar, ese “día después” tarda en llegar y tiende a prolongarse. En segundo lugar, existe un consenso en los medios científicos de que pueden darse nuevas oleadas de infección cuyas consecuencias son imprevisibles. En última instancia, los sistemas de salud, ya de por sí muy deteriorados antes de la pandemia, ¿en qué condiciones quedan para enfrentar esta y otras muchas enfermedades? No olvidemos que en años recientes han proliferado epidemias de ébola, dengue, SIDA, cólera, zika etc.
Por ello, pensamos que la cuestión clave no es la pandemia en sí, sino las condiciones históricas en las que se está desarrollando como resultado y factor acelerador de las graves contradicciones en las que el capitalismo cae tras un siglo de decadencia y más de 30 años de descomposición social e ideológica.
Corriente Comunista Internacional 20-4-20
[1] Las ideas “conspiranoicas” tienen cierto impacto. Una encuesta en USA mostraba que un 33% de los encuestados creían que la pandemia había sido provocada de manera artificial. Tenemos el propósito de hacer un artículo sobre el tema.
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[3] La lucha del proletariado en el capitalismo decadente https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [189] . Mientras no se diga lo contrario las citas siguientes proceden de este documento.
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Continuando la serie que iniciamos sobre los Gobiernos de Izquierda entre 1931-39[1], vemos ahora qué hicieron los gobiernos monocolores del PSOE (1982-96 con Felipe González y 2004-2011 con Zapatero). Este estudio histórico tiene el objetivo militante de dar una respuesta NEGATIVA a las preguntas sobre el actual gobierno de coalición PSOE-UP: ¿sería preferible a un gobierno de derecha? ¿crearía un muro contra la extrema derecha de Vox? ¿llevaría políticas que, aunque fuera mínimamente, ayudarían a los obreros y a “los más desfavorecidos”?
La guerra de 1936 significó el alistamiento del proletariado para un enfrentamiento entre bandos burgueses (el franquista y el republicano) que causó una cruel masacre (un millón de muertos), abrió la puerta a la barbarie de la Segunda Guerra Mundial (60 millones de muertos) y condujo a la instauración de un régimen de terror: el franquismo.
Derrotado el proletariado, la burguesía española podía prescindir de las formalidades democráticas y ejercer su dictadura sin tapujos mediante un régimen basado en la tutela militar de una “coalición” de derechas: Falange, abiertamente fascista, la derecha conservadora tradicionalista, la democracia cristiana y los monárquicos de Don Juan, el abuelo del actual rey. Este agrupamiento se rige no tanto por el engranaje democrático (partidos, votaciones, derechos etc.) sino por la dictadura personal del “caudillo” (Franco).
La ideología del régimen cambiará al hilo de la evolución mundial, aunque siempre tuvo dos pilares fundamentales resumidos en el “nacional – catolicismo”: un nacionalismo trasnochado y ridículo basado en recordar las “glorias imperiales” de España, perdidas en la noche de los tiempos, y un integrismo católico. El famoso “por el imperio hacia dios”.
En 1939-43 Franco coquetea con la Alemania nazi. Sin embargo, al ver que está perdiendo la guerra, se distancia gradualmente mediante un pacto “discreto” con los británicos. Finalizada la contienda, se integra en el bloque imperialista USA exhibiendo una ruidosa ideología anticomunista. USA firmará un pacto para establecer bases militares en la península (1953), favorecerá su admisión en la ONU (1956) y con la visita de Eisenhower (1959) le dará un fuerte espaldarazo.
En los 60, el crecimiento económico será utilizado por el régimen para agitar la bandera del “Desarrollismo”. Un “desarrollo” logrado con salarios de miseria, una explotación brutal, la emigración a Europa de 2 millones de trabajadores, y que tendrá pies de barro: el turismo, la especulación inmobiliaria y un núcleo industrial relativamente rentable.
Sin embargo, este régimen, acostumbrado a tratar de forma despiadada a una clase obrera sometida y amordazada, carecerá de los medios políticos adecuados (sindicatos “obreros”, libertades democráticas, partidos políticos) para hacer frente a un resurgimiento de la lucha obrera.
Ya en 1946 hubo una huelga general en Manresa (ciudad industrial de la provincia de Barcelona) que estalló de forma espontánea. En 1947 se produjo la lucha de los astilleros Euskalduna de Bilbao, en 1951 el famoso boicot a los tranvías en Barcelona y en 1956 huelgas en la cuenca minera de Asturias donde los obreros eligen comisiones obreras (organismos cuyo nombre fue recuperado para desarrollar un sindicalismo clandestino por parte del PCE[2]). La oleada de huelgas que en 1962 tiene como epicentro Asturias se extiende a fábricas de Barcelona y Valencia.
Desde mediados de los 60 se produce una maduración subterránea en los obreros de muchos países, con la irrupción de nuevas generaciones proletarias que no han vivido la época más dura de la contrarrevolución y que se expresan en el Mayo 68 y se extiende a numerosos países (el Otoño Caliente Italiano de 1969, el Cordobazo argentino de 1969, la insurrección en Polonia 1970 etc.)[3]
Esta recuperación histórica del proletariado tiene su eco en España. La huelga de la construcción de Madrid de 1970, la huelga de Seat en Barcelona (1971), la huelga masiva de Vigo que crea una Asamblea General de Ciudad y la huelga de Ferrol (1972), la huelga masiva de Pamplona (1973), la huelga del Bajo Llobregat (1974), son las manifestaciones más avanzadas de una amplia combatividad obrera que desborda no solamente las estructuras sindicales del régimen, sino que en muchos casos escapa al control del sindicato clandestino CCOO.
En 1974 se bate en España el récord mundial de huelgas en un Estado donde ¡la huelga está prohibida! Esto supone una seria deslegitimación del régimen, por ello, amplios sectores de la burguesía española quieren librarse de él e ir a la “restauración de la democracia”. Estados Unidos y otros países del bloque occidental comprenden el peligro y la CIA favorece la eliminación por el grupo terrorista ETA del sucesor del “caudillo”, Carrero Blanco (atentado de 1973). Sectores del régimen ven necesario “evolucionar”, entre ellos Fraga, que se había distinguido en los años 60 por su furibunda represión de la prensa “aperturista”.
Empujado por presiones nacionales e internacionales, el régimen comienza en 1974 una “apertura” (el “Espíritu del 12 de febrero”) tolerando actos de los partidos de oposición, llevando conversaciones con el PSOE[4] y dando cada vez más cancha a los sindicatos “obreros”. Todo ello desembocará en el nombramiento de Juan Carlos como nuevo jefe del Estado y, aprovechando la muerte del dictador en noviembre de 1975, la “transición a la democracia” a través de sucesivas maniobras: las cortes franquistas se hacen el harakiri y aceptan la “reforma política” (mayo de 1976), la formación del gobierno Suarez (julio 1976) que combina figuras del régimen con algunas caras de la “Oposición Democrática”[5], las elecciones de 1977 y la constitución de diciembre de 1978.
La democracia nace manchada con sangre obrera: en medio de una gigantesca oleada de huelgas, la lucha de los obreros de Vitoria (marzo de 1976) que culmina en una Asamblea General de Ciudad es ferozmente reprimida con 5 obreros asesinados[6].
Igualmente, otra “hazaña” de la democracia son los Pactos de la Moncloa (1977) que ahora se quieren revivir. Estos supusieron un primer hachazo a las condiciones obreras que habían tenido una leve mejora como fruto de las numerosas luchas desde 1962. En nombre de la democracia y de la “participación” a través de los sindicatos “obreros” se reducían los salarios, se empezaba a favorecer los despidos en masa y se daba carta blanca a los empresarios para endurecer el régimen laboral “a condición de pactarlo con los sindicatos representativos”.
La derrota en 1939 del bando republicano supuso la desbandada de los partidos del Frente Popular. Los republicanos ya no levantarían cabeza y hoy son irrelevantes. El PSOE perdió la mayoría de sus cuadros en España, subsistiendo algunos núcleos en torno a su sindicato UGT en Asturias y País Vasco. El único partido que mantendrá una estructura sólida será el PCE, pese a los violentos golpes represivos del régimen. En una primera etapa, el PCE animará guerrillas en áreas dispersas de la geografía española. Sin embargo, su aplastamiento le llevará a un cambio de estrategia: creación de núcleos clandestinos en las fábricas, entre la intelectualidad y en algunas zonas agrarias. Esta política tendrá como eje la “reconciliación nacional” para restaurar la democracia. Esta “reconciliación nacional” pretende acoger a “sectores disidentes del régimen franquista”. Se trata pues de un veneno contra la clase obrera que es encerrada en la nación, la democracia y que lava la cara incluso a la parte “dialogante” (¿?) de la dictadura.
El PCE logrará establecer estructuras de control de la clase obrera que vendrán muy bien a la burguesía con el resurgimiento de las luchas que acabamos de exponer. De hecho, el régimen franquista será el mejor propagandista del PCE al atribuirle obsesivamente toda huelga, toda “alteración del orden público”, al designarlo como un enemigo omnipresente. Lo bien cierto es que cuando se abre la “transición a la democracia”, el PCE es con mucha distancia el partido mejor implantado a escala nacional, poseyendo el sindicato más eficaz -CCOO- y contando con cuadros políticos muy experimentados.
Este desnivel entre el peso enorme del PCE y el muy pequeño del PSOE es un peligro para el bloque USA que teme que los estrechos vínculos de los partidos “comunistas” con Rusia hagan bascular una España en convulsión hacia el bloque imperialista rival, peligro que se manifestó claramente en Portugal, donde el derrumbamiento en 1974 de la dictadura de Salazar abrió una grieta importante que aprovecharon sectores del ejército aliados con el PCP para intentar consolidarse en el poder teniendo éxito hasta su liquidación definitiva en 1976-77.
El PCE comprendió la necesidad de distanciarse de la URSS: en 1968 aprovechó la invasión rusa de Checoslovaquia para “criticar” a Rusia, además Carrillo -gerifalte del partido estalinista- se inventó para la ocasión -en comandita con el PC italiano- la doctrina “eurocomunista” por la que renunciaba a la dictadura de partido único, el método de sumisión al bloque ruso, y se comprometía a respetar los “cauces democráticos”. Más aún, en 1977 reconoció y “saludó” la monarquía de Juan Carlos[7].
Simultáneamente, una pandilla andaluza en torno a Felipe González -el famoso “Clan de la Tortilla”- tomó al asalto el PSOE apartando al viejo aparato de dinosaurios, instalados en el exilio. La operación gozó inmediatamente del apoyo del SPD alemán de Willy Brandt. Asimismo, los trotskistas contribuyeron a la implantación del sindicato socialista, la UGT, para hacer contrapeso al sindicato estalinista, CCOO.
Sin embargo, estos pasos, además del claro apoyo de todos los sectores de la burguesía, incluida la franquista[8], no fueron suficientes. Se necesitaba “más ayuda” para darle las estructuras y el personal necesario para gobernar. El PCE, de la mano de Carrillo, se autosaboteó y a través de sucesivas expulsiones fue empujando hacia el PSOE a numerosos cuadros, especialmente aquellos que se habían tomado en serio la pamplina del “eurocomunismo”. Tales fueron los casos de Semprún y Solé Turá, ministros en los gobiernos PSOE.
Con todos estos mimbres, el PSOE se convirtió en la principal oposición al gobierno UCD. Este gobierno se reveló cada vez más inviable, pues ya había cumplido su función de adaptar las viejas estructuras del franquismo al nuevo marco de la democracia parlamentaria y se colocaba en un “centro” que le empujaba a tierra de nadie. De ahí que la convocatoria de elecciones en octubre de 1982 proporcionara un triunfo sonado al PSOE en nombre del “cambio”.
El “cambio” se tradujo en una adaptación a las estructuras económicas europeas que permitieran la integración en la UE (1986) y un reforzamiento de la adhesión a la OTAN mediante un referéndum (1986) que mostró el cinismo y la duplicidad del PSOE: pasó del “no a la OTAN”, al ambiguo “OTAN de entrada no” para acabar con un SI abierto y descarado.
Sin embargo, donde el PSOE mostró su naturaleza de partido que es la negación de la O de Obrero y la S de socialista, fue con su ataque a los trabajadores donde actuó como una apisonadora:
Estos golpes ampliaron considerablemente la obra iniciada por los Pactos de la Moncloa e inauguraron un ENGRANAJE PERMANENTE de degradación laboral que, desde entonces, se ha ido profundizando gobierno tras gobierno.
Confirmando lo que había hecho en los gobiernos de la República (ver la primera parte de este artículo) al PSOE no le tembló la mano en la REPRESION anti – obrera. Tres casos de asesinato de obreros en lucha fueron:
El PSOE reforzó el aparato de represión con leyes que en nombre del “antiterrorismo” proporcionaban medios legales y policiales para aplastar las luchas obreras y los militantes comunistas. Un ejemplo de ello fue la famosa ley Corcuera, un sindicalista de la UGT nombrado ministro del Interior, que fue popularmente conocida como la “ley de la patada en la puerta”.
Apartado de todo gobierno durante la larga noche del franquismo, el PSOE había suscitado grandes ilusiones que se vieron cruelmente decepcionadas. El Gobierno PSOE fue una clara demostración de lo que es la Izquierda del Capital: EN LA OPOSICION DICE LO QUE NUNCA HARÁ Y EN EL GOBIERNO HACE LO QUE NUNCA HABIA DICHO. En la campaña electoral de 1982 prometió 800 mil puestos de trabajo y durante los 14 años de gobierno se destruyeron más del doble de esa cifra.
Tras 8 años de gobiernos de la derecha bajo la batuta de Aznar, en 2004 el PSOE volvió de nuevo al poder con Rodríguez Zapatero como cabeza visible. Su primera medida, con la que logró una pequeña popularidad, fue retirar las tropas españolas del avispero iraquí. En 2003 se habían producido manifestaciones masivas contra la guerra de Irak en numerosos países confirmando el rechazo a la guerra muy extendido en el proletariado internacional. No obstante, estas demostraciones estaban dominadas por la ideología pacifista lo que debilitó su fuerza[9].
La retirada de Irak no desmentía la naturaleza imperialista y militarista del PSOE. El Gobierno PSOE de González se había implicado fuertemente en la primera guerra de Irak (1990-91) e igualmente en la guerra de Yugoslavia. Por su parte, el gobierno Zapatero participó activamente en acciones guerreras en El Líbano[10], Afganistán y Libia[11].
Con el habitual cinismo “socialista”, Zapatero y sus ministros justificaron estas intervenciones diciendo que eran “humanitarias”, buscaban la “paz” y estaban bendecidas por la ONU. Nuestro artículo antes citado desmonta estas justificaciones: “Zapatero y Llamazares[12] gustan de santificar sus operaciones guerreras con la bendición de la ONU. Pero las acciones amparadas por la ONU son tan imperialistas como las que emprende por cuenta propia Estados Unidos en Irak. Las Resoluciones de la ONU dieron el visto bueno a la primera guerra del Golfo (1991) que causó medio millón de muertos o muchos episodios bárbaros en Yugoslavia (1991-95), Ruanda (un millón de muertos) etc.”. Las verdaderas motivaciones son desveladas a continuación “¿Cuál es el papel del Capital Español en esta telaraña sangrienta? Enviando tropas a El Líbano defiende su pretensión de ser una potencia “mediterránea” con “algo que decir” en Oriente Medio, enviando tropas a Afganistán busca no quedarse fuera de una batalla crucial para el control de Asia Central, vientre estratégico del planeta. Irak era una apuesta perdedora y por eso ZP se retiró revocando la orientación anterior de Aznar”
El primer gobierno Zapatero planteó el ataque a los trabajadores enmascarado mediante la estrategia perversa de tomar a los más pobres como coartada para atacar al conjunto de la clase obrera y todo ello en nombre de la “solidaridad” y del “sacrificio” por “los que menos tienen”. Como denunciamos en Acción Proletaria nº 190 “Lo que [lo]distingue de Aznar no es el carácter despiadadamente anti -obrero de su acción de gobierno, sino el lenguaje con el que pretende embaucarnos para que lo aceptemos. Del “autoritarismo” de Aznar hemos pasado al “talante”. Si el gobierno “socialista” ha generalizado la reducción a 33 días por año trabajado de la indemnización por despido, lo hace con el paripé de la lucha contra la precariedad laboral”[13]
Como consecuencia indirecta de los despidos en los astilleros, en 2005 se produjo un accidente en El Ferrol donde murieron 4 obreros, nuestra denuncia dejaba claro que “Navantia (la antigua Bazán) es una empresa pública. Nos dicen que desde que está en manos del PSOE, está gestionada con “sensibilidad social”. Todo esto es una mentira monumental. Los ritmos se han endurecido. Los contratos eventuales y la subcontratación se han multiplicado (…) El término “accidente” no es exacto, debemos llamarle crimen. Crimen porque juegan con la vida de los trabajadores a sabiendas de los riesgos cada vez mayores que corren. Crimen porque no tiene más lógica que la supervivencia de la empresa, de sus negocios, de sus beneficios, cueste lo que cueste y caiga quien caiga”[14]
En 2006, el Gobierno pactó con Patronal y Sindicatos -¡todos cómplices contra la clase obrera!- una nueva Reforma Laboral cuyo objetivo era ampliar aún más los casos de precariedad hasta generalizarla para los nuevos contratos[15].
La especulación inmobiliaria que se extendió a numerosos países (especialmente USA, Gran Bretaña y España) permitió aplazar la crisis que finalmente estalló en 2008, pero este respiro se hizo a costa de los trabajadores. Los precios de la vivienda se dispararon. Como denunciamos en el artículo Debate sobre el problema de la vivienda[16] “130 años después de la aparición del libro de Federico Engels[17] el capitalismo no solo no ha resuelto el problema de la vivienda, sino que lo ha agravado hasta extremos de pesadilla. Hoy, en Europa o en USA los hijos de esa generación vuelven a padecer el problema de la vivienda: sus altos precios, los empleos precarios, los salarios indignos, les obligan a permanecer en casa de los padres. Vuelve a repetirse el que varias familias tengan que hacinarse en pisos de 3-4 habitaciones. A ello se añade el número creciente de los sintecho que afecta cada vez más a obreros”.
El Gobierno Zapatero siguió su método habitual de proclamar una cosa y hacer lo contrario. Con gran estruendo anunció “medidas de ayuda”, pero en la práctica disminuyó el plazo para los desahucios, redujo las ayudas a la vivienda y las desgravaciones fiscales por primera vivienda etc. Ayudando a la especulación inmobiliaria contribuyó a hinchar los precios de las casas hasta hacerlos inalcanzables.
En los gobiernos Zapatero el problema de la emigración se aceleró y su política fue una represión feroz envuelta en discursos grandilocuentes de “tolerancia” y “bienvenida” a los emigrantes: “Zapatero, que se presenta hoy como el más sensible de todos los dirigentes mundiales al drama de la emigración, no vaciló hace menos de 3 años en levantar una "sirga" electrificada para que los emigrantes que trataban de entrar en Ceuta y Melilla quedaran atrapados en las alambradas. Tampoco le tembló la mano a la hora de "subcontratar" a la gendarmería marroquí que no tiene fama precisamente de modales "democráticos" para dispersar en mitad de la nada africana a quienes habían viajado durante meses y años para llegar a "las puertas de Europa", no ha dudado en invertir un chorro de millones de euros en navíos de guerra y sofisticados sistemas de vigilancia electrificada que blinden Europa. En esta carrera de inhumanidad y cinismo la Izquierda no tiene nada que envidiar a la derecha. Es, si cabe, aún más repugnantemente cínica. El PSOE, mientras denuncia la xenofobia del PP y se presenta como "integrador", se encarga de organizar "razzias" para aterrorizar a los emigrantes como la que hemos visto semanas atrás en Torre Pacheco (Murcia). Es esa misma izquierda que denuncia el racismo de la Derecha, la que suelta euros a los gobiernos de los países de origen de los emigrantes para que encierren a quienes osan huir de la miseria, como ha puesto en evidencia Amnistía Internacional que ha denunciado el "Guantanamito" de Nuadibú en Mauritania construido y financiado por el gobierno "socialista"[18].
Con el estallido de la Gran Recesión de 2008-2011 el margen de maniobra para presentar de una forma políticamente enmascarada el ataque a los trabajadores se redujo. El segundo gobierno Zapatero se caracteriza por medidas brutales cuyos efectos siguen perdurando, endurecidos a continuación por el Gobierno Rajoy.
Como denunciamos en el artículo Plan de austeridad del Gobierno Zapatero: El peor ataque a los trabajadores desde que se instauró la democracia[19] el tercer gobierno “socialista” tras la muerte del dictador, lanzó un ATAQUE FRONTAL en mayo de 2010:
1.- Bajada de sueldo a los empleados públicos en mayo 2010
2.- Eliminación del subsidio de 400 euros
3.- Enésima Reforma Laboral en septiembre de 2010[20]
4.- Recorte general de prestaciones sociales
5.- Amputaciones brutales en servicios y en personal tanto en la Sanidad como en la Enseñanza
6.- Nueva y muy grave reforma de las pensiones
Estas medidas se vieron acompañadas por otras muchas igualmente letales: el coste de la electricidad se disparó (¡más del 50% en los años de gobierno PSOE!), los desahucios se multiplicaron de forma exponencial, el desempleo llegó a los 5 millones[21].
El gobierno Rajoy (2011-2018) tomó el relevo e impulsó la rueda AUSTERICIDA aún más lejos siguiendo la senda del PSOE. En 1982-96 el gobierno González lanzó un primer gran ataque que abonó el terreno a las medidas del gobierno Aznar. Repitiendo el “modelo” el Gobierno Zapatero fue la lanzadera de los enormes recortes del gobierno Rajoy. Los Gobiernos PSOE son pioneros en el ataque a los trabajadores.
Durante la primera legislatura “socialista” las luchas obreras habían quedado aisladas, a pesar de tener algunas, atisbos de conciencia y combatividad. Se puede citar la mencionada lucha de Vigo en 2006 y la de SEAT[22]. Sin embargo, el gobierno PSOE percibió, con la colaboración imprescindible de los sindicatos, el descontento creciente que sus ajustes estaba suscitando en los obreros. Los sindicatos pusieron de su parte con la convocatoria de varias “huelgas generales” que eran, como denunciamos, UNA MOVILIZACION PARA DESMOVILIZAR[23].
El gobierno del “buenismo” lanzó una dura represión anti -obrera. En diciembre de 2010, tomó a los controladores aéreos como cabeza de turco para aplicar el Estado de Alarma por primera vez desde los tiempos de Franco. Era un aviso ante futuras luchas[24]. Frente al movimiento del 15 M el gobierno PSOE, con el siniestro Rubalcaba al frente del ministerio del Interior, desplegó una sórdida represión[25].
No es objeto de este artículo analizar este movimiento que tuvo una dimensión internacional[26], lo que sí queremos subrayar es la toma de conciencia que mostraron las Asambleas masivas sobre la naturaleza capitalista del PSOE. Era denunciado como principal autor de las medidas de la austeridad, como agente del capital, como cómplice de la derecha. Y se comprendía a su vez que la pretendida “alternativa” de IU era un engaño más. Diversos eslóganes testimoniaban esta reflexión: “PSOE, PP, la misma mierda es”, “Entre rosas y gaviotas[27] nos toman por idiotas”, “¿Dónde está la izquierda? Al fondo a la derecha”.
No se trata de sobrestimar este esfuerzo de conciencia, eran solo primeros atisbos. Sin embargo, expresaban que los jóvenes obreros habían perdido las ilusiones en los gobiernos “socialistas”[28] y empezaban a ver que la Izquierda no es sino el ala zurda del Estado capitalista.
Contrariamente a la operación de marketing político que Pablo Iglesias y sus amiguetes hoy defenestrados (Bescansa, Monedero, el niñato Errejón) montaron alrededor de Podemos, esta fuerza capitalista no tiene nada que ver con el 15 M, en realidad es una cuerda de buitres carroñeros que utilizan sus debilidades para darse una imagen de “renovación” y cubrirle las espaldas al PSOE, como se puede ver hoy en el gobierno de coalición. Pero de ello hablaremos en futuros artículos[29].
C. Mir 20-4-20
[1] https://es.internationalism.org/content/4521/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-i [192]
[2] Ver en Acción Proletaria nº 1 Comisiones Obreras una ilusión contrarrevolucionaria.
[3] Ver Hace 50 años Mayo 68 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [193]
[4] Fraga, nombrado embajador en Londres proclamaba a los cuatro vientos la necesidad de articular el “bipartidismo” formado por una Derecha democrática “templada” y un partido socialista también “templado”.
[5] Desde 1971 con la constitución de la “Asamblea de Cataluña”, los partidos de oposición clandestina se habían unido para articular una negociación con los sectores más “abiertos” del régimen. A escala de España, el PCE se rodeó de personajillos de “oposición” para constituir en 1974 la “Junta Democrática” y en 1975 el PSOE formó su propio tinglado, la Plataforma Democrática. Finalmente, todos se juntaron a regañadientes con la tutela del bloque imperialista USA, colaborando con el Gobierno Suarez para dar una fachada democrática a la dictadura franquista.
[6] Ver Hace 40 años la naciente democracia española se estrenó con los asesinatos de obreros en Vitoria /content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros [194]
[7] Sobre la contribución vital de Carrillo al capital español ver Santiago Carrillo: siniestro personaje al servicio de la burguesía y del capitalismo https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3498/santiago-carrillo-siniestro-personaje-al-servicio-de-la-burguesia-y-del-capit [195]
[8] El PSOE era conocido en los ambientes políticos como “la lavadora” por la cantidad de políticos de segundo nivel procedentes del franquismo que acogió en sus filas. Dos ejemplos significativos fueron Barrionuevo (ministro del Interior en el gobierno PSOE entre 1982-88) y Vera, su ayudante, ambos procedentes del franquismo.
[9] Para una denuncia del pacifismo ver, entre otros, Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [196]
[10] Ver Líbano: 6 soldados muertos en misión de guerra https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1936/libano-6-soldados-muertos-en-mision-de-guerra [197]
[11] Ver Del «¡No a la guerra!» de Irak, al «¡Sí a la guerra!» de Libia https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201103/3076/del-no-a-la-guerra-de-irak-al-si-a-la-guerra-de-libia [198]
[12] Llamazares fue coordinador general de Izquierda Unida (el tinglado que se montó el PCE para impedir su desaparición definitiva) entre 2000-2008 y apoyó de forma incondicional al gobierno Zapatero.
[13] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200607/991/la-situacion-economica-en-espana-crisis-economica-y-empobrecimiento-cre [199]
[14] Cuatro trabajadores muertos en Ferrol: ¡Expresemos nuestra indignación y nuestra solidaridad! https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200506/8/cuatro-trabajadores-muertos-en-ferrol-expresemos-nuestra-indignacion-y-nu [200]
[15] Una respuesta de clase a la precariedad que se organizó mediante una Asamblea General de Ciudad fue la huelga masiva del metal de Vigo. Ver Huelga del metal de Vigo, los métodos proletarios de lucha /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [201]
[16] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/410/debate-sobre-el-problema-de-la-vivienda [202]
[17] Se trata de un famoso libro de Engels: Contribución al problema de la vivienda https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/vivienda/index.htm [203]
[18] Ver Emigración: Contra el cinismo de la burguesía, ¡Solidaridad de todos los trabajadores! /content/2314/emigracion-contra-el-cinismo-de-la-burguesia-solidaridad-de-todos-los-trabajadores [204]
[19] https://es.internationalism.org/cci-online/201005/2872/plan-de-austeridad-del-gobierno-zapatero-el-peor-ataque-a-los-trabajadores-de [205]
[20] En un artículo de denuncia de esta andanada y donde hacíamos un recapitulativo de todas las “reformas” perpetradas desde 1976 señalábamos que “Lo que la burguesía española necesita, con la urgencia que la plantea la agravación de la crisis capitalista mundial es descargar un nuevo y criminal hachazo a lo que ella llama "costes laborales" que son en realidad nuestras vidas” y, para dar ejemplo, el gobierno del “talante social” de Zapatero estrenaba la reforma “con los trabajadores de una empresa pública como es la agencia oficial de noticias (EFE), que se negaron a aceptar una reducción de salarios del 8% y que por ello sufrieron 29 despidos por "causas objetivas" Ver /content/2901/reforma-laboral-2010-un-criminal-hachazo-mas-contra-todos-los-trabajadores [206]
[21] Hay que subrayar el APOYO UNANIME a los ajustes anti -obreros de todos los partidos, tanto de derecha como nacionalistas. Los hoy independentistas catalanes fueron pioneros en la aplicación de los recortes en sanidad y educación, los gobiernos regionales del PP o del PNV no se quedaron atrás. Ver nuestro artículo https://es.internationalism.org/cci-online/201101/3031/en-murcia-los-funcionarios-protestan-por-problemas-que-afectan-a-todos-asalar [207]
[22] Ver Huelga espontánea de los trabajadores de SEAT: PARA PODER DESARROLLAR LA LUCHA HAY QUE ENFRENTAR EL SABOTAJE SINDICAL , https://es.internationalism.org/cci-online/200512/363/huelga-espontanea-de-los-trabajadores-de-seat-para-poder-desarrollar-la-lucha- [208] hoja repartida por nuestra organización.
[23] Ver denuncia de las seudo- huelgas sindicales https://es.internationalism.org/cci-online/201007/2894/una-toma-de-posicion-sobre-la-huelga-del-8-de-junio [209] y https://es.internationalism.org/cci-online/201009/2960/trabajadores-ante-la-pantomima-del-29-s-organicemos-las-luchas-por-nosotros-m [210] . Al mismo tiempo intervinimos y apoyamos en luchas que apuntaban alternativas a la trampa sindical, por ejemplo, en la huelga del Metro de Madrid https://es.internationalism.org/cci-online/201007/2892/solidaridad-con-la-lucha-de-los-trabajadores-del-metro-de-madrid [211] . Las discusiones sobre el asunto nos movieron a tratarlo más globalmente en Apuntes sobre la cuestión sindical: https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9]
[24]Ver Estado de alarma, militarización: ¡Hoy son los controladores mañana puede ser cualquier grupo de trabajadores! https://es.internationalism.org/cci-online/201012/2999/estado-de-alarma-militarizacion-hoy-son-los-controladores-manana-puede-ser-cu [212]
[25] Ver entre otros: https://es.internationalism.org/cci-online/201106/3128/comunicado-de-lxs-detenidxs-en-la-manifestacion-del-15-de-mayo-de-2011 [213] , /content/3125/represion-en-valencia-solidaridad-con-los-indignados-indignacion-con-el-estado [214] y https://es.internationalism.org/cci-online/201106/3130/que-hay-detras-de-la-campana-contra-los-violentos-en-torno-a-los-incidentes-d [215]
[26] Ver Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo - Un movimiento cargado de futuro https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3175/las-movilizaciones-de-los-indignados-en-espana-y-sus-repercusiones [216] , Movimiento de indignados en España, Grecia e Israel: - De la indignación a la preparación de los combates de clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [217] y nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
[27] Son los respectivos iconos electorales de PSOE y PP
[28] Cabe recordar que para prevenir esta pérdida los grupos izquierdistas y las juventudes del PSOE habían promovido en 2008 una campaña bajo el eslogan “Zapatero no nos falles”
[29] Ver Podemos: un poder del Estado capitalista https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [218]
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Publicamos a continuación la contribución que nos ha enviado un compañero próximo para proseguir la clarificación sobre el significado de la pandemia de Covid-19 y sus repercusiones en el proletariado. Nos parece sumamente importante que en las actuales condiciones de confinamiento y de aislamiento físico que como dice el propio compañero, las campañas de la burguesía pretenden convertir en aislamiento social, se tomen todo tipo de iniciativas para desarrollar el debate, la denuncia de las patrañas de la burguesía. Eso mantendrá un clima de solidaridad de clase cuando juntarnos físicamente es imposible. Que cunda el ejemplo.
Compartimos además una gran parte de lo que señala este compañero. Nos gustaría precisar que en nuestro análisis tal y como hemos mostrado en los artículos que aparecen en nuestra web[1], la motivación esencial para retrasar la puesta en marcha de medidas de confinamiento es la resistencia capitalista para detener la producción y perder ganancias y, sobre todo, ventajas competitivas frente a otros rivales[2]. Por eso ese retraso, como señala también esta contribución, es común en países con gobiernos de izquierdas o de derechas, "feministas" o "ultra -cristianos".
También queríamos aportar un matiz a la denuncia que hace este artículo a la campaña de "ovaciones" a los sanitarios, que es efectivamente una perversión organizada desde todas las instancias del Estado burgués, de un sentimiento sincero de solidaridad que nace entre los trabajadores ante el esfuerzo realizado por sus hermanos del sector sanitario. Esa perversión aprovecha y utiliza a conveniencia del Estado la expresión individual -e individualista- de la solidaridad que es completamente estéril y no tiene nada que ver con la SOLIDARIDAD PROLETARIA DE CLASE.
Los trabajadores debemos denunciar esa manipulación repugnante de la solidaridad que pretende conducirla al terreno de la UNION NACIONAL y la IDEOLOGIA DE GUERRA. Contra ello hemos de buscar medios para expresar la solidaridad en un terreno de clase. Uno de ellos, escribiendo contribuciones para la prensa revolucionaria.
CCI
La enfermedad COVID-19 ha puesto al Estado español en una situación que no sabe manejar, una situación que resalta de forma escandalosa que la sociedad capitalista es una sombra de una sociedad humana, incapaz ya incluso de mantener a la población explotada en condiciones que permitan nuestra explotación de forma consistente en el tiempo. La tragedia humana de los hospitales palidece frente a la tragedia que está por venir, cuando haya pasado la epidemia y llegue el momento de la “reconstrucción” y los “sacrificios”. La clase obrera tiene una posibilidad de responder, pero para ello es crítico entender qué está haciendo la burguesía. Pese a los miles de muertos que ha habido ya y a los miles que quedan por llegar a causa del virus, esta es en realidad la calma que precede a la tormenta. Hay que tener los ojos bien abiertos.
Repasando lo que está sucediendo en España estas últimas semanas, el interrogante más grande que surge es por qué el conjunto de la burguesía, desde el gobierno hasta los medios de comunicación, tardó tanto en reaccionar. Estos días varios medios escriben sobre el “sesgo de retrospectiva”, argumentando que es muy fácil pensar retrospectivamente que estaba claro que la situación se iba a desarrollar así cuando, en realidad, no estaba tan claro en su momento. En este caso, ese es un argumento que no tiene pie. La única información necesaria para poder prever esta situación es la presencia de un virus tan contagioso como este. Ante la ausencia de medidas, ¿cómo es posible pensar que no va a extenderse? Y, sin embargo, eso es lo que defendió no sólo el gobierno sino también los medios de comunicación y el conjunto de los partidos políticos de la burguesía. Es probable que, en el caso de España, se quisiera esperar al 8 de Marzo, para no quitar el protagonismo mediático a la pseudo- polémica entre el feminismo y el anti- feminismo[3] con la que la burguesía ha estado envenenando nuestra mente en los últimos tiempos. Parece probable también que las consideraciones económicas hayan jugado un papel importante en la demora de la reacción de la burguesía. Pero en conjunto es un asunto que no está nada claro y que se ha repetido tanto antes como después en otros países. Tenemos que estar atentos, tanto por las posibles intenciones siniestras detrás de una espera intencionada como por las implicaciones que tendría que estas esperas sean consecuencia de la ineptitud de una burguesía de facultades decadentes.
Otro aspecto al que los revolucionarios tenemos que prestar mucha atención, probablemente la máxima atención, es al manejo de la tensión social durante esta situación de cuarentena generalizada. Los medios con los que hoy cuenta la burguesía para manipular la conducta de los trabajadores no tienen precedente alguno: además de los medios clásicos, estos días, la mayoría de la población está manteniendo el contacto social mediante redes sociales en las que algoritmos maquiavélicos deciden (y llevan cuenta de) qué ven sus usuarios, cuándo y cómo. El nuevo rito de los aplausos a las 20:00 ejemplifica bien en qué dirección nos están empujando: la de una masa estúpida, ebria de nacionalismo, admiración al Estado y gregarismo agresivo. Los chivatazos a la policía e insultos desde las ventanas a quienes aparentan saltarse la cuarentena dan testimonio del peligro y la efectividad potencial de esta estrategia de la burguesía. Un elemento de esta campaña de “unidad nacional” especialmente llamativo está siendo el de las mascarillas caseras: decenas de artículos periodísticos y cientos de publicaciones en redes sociales exaltando el heroísmo estajanovista de quienes fabrican a mano mascarillas de tela “para ayudar”. Pese a la obsesión (supuesta) de los medios con “combatir bulos”, dan su visto bueno y animan a participar en la producción de estas mascarillas que resultan totalmente inútiles frente al coronavirus. El parecido entre los artículos que loan esta actividad inútil pero patriótica y la propaganda de la era estalinista es llamativo.
Otro factor al que hay que estar muy atentos, además de denunciar, es la intervención amplísima del ejército. Los medios se centran en la Unidad Militar de Emergencia (UME), cuyas actividades son más fáciles de justificar desde una perspectiva de “gestión de la crisis”: por ejemplo, labores de desinfección. Sin embargo, el despliegue militar va mucho más allá de la UME y de ese tipo de labores. La tarea principal de los militares está siendo patrullar las calles, en un movimiento claramente intimidatorio. Diversos cuerpos militares se dejan ver por las calles vacías, acrecentando nuestra sensación de indefensión frente al Estado, ya de por sí bastante acentuada por el aislamiento domiciliario. Es difícil saber cuál es la intención concreta del Estado con este movimiento, y hay que estar alerta. La burguesía ha demostrado incontables veces su disposición a masacrar (activamente) trabajadores en caso necesario.
Por último, una pequeña observación sobre la terminología con la que se nos bombardea: el término “distanciamiento social” llama bastante la atención, porque el distanciamiento necesario para prevenir el contagio no es social sino físico. La burguesía, sin embargo, nos quiere aislados socialmente, con nuestras relaciones humanas reducidas a la interacción con sus “redes sociales” y los ritos de éxtasis nacionalista que nos dicten.
Lo peor está por llegar, y llegará después de la cuarentena. Es necesario estar muy atentos a cómo se desarrolla la situación, qué trampas y estrategias está llevando a cabo la burguesía y cómo podemos denunciarlas y combatirlas. El proletariado está en una situación de debilidad, pero eso podría cambiar rápido. El capitalismo está mostrando de forma muy clara su verdadera naturaleza, de una forma tan patente que no hay medio de propaganda ni técnica de manipulación social que pueda ocultarlo por completo. Estemos alerta.
Comunero
[1] Ver principalmente Covid 19: O el proletariado mundial acaba con el capitalismo o el capitalismo acaba con la humanidad https://es.internationalism.org/content/4548/covid-19-o-el-proletariado-mundial-acaba-con-el-capitalismo-o-el-capitalismo-acaba-con [221] ; Covid-19: Síntoma de la etapa terminal de la decadencia capitalista https://es.internationalism.org/content/4541/covid-19-sintoma-de-la-etapa-terminal-de-la-decadencia-capitalista [159] y Pandemia de COVID-19 en Francia: ¡La negligencia criminal de la burguesía! https://es.internationalism.org/content/4551/pandemia-de-covid-19-en-francia-la-negligencia-criminal-de-la-burguesia [222]
[2] No olvidemos que el mundo se halla inmerso en una violenta guerra comercial y esta no ha desaparecido con la pandemia, así hay países que no quieren vender a otros, material sanitario urgente o suben desmesuradamente los precios de tales productos. ¡Para las naciones y para los capitalistas individuales lo único es la ganancia y la acumulación!
[3] Sobre la ideología feminista ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [170]
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Si el socavón recesivo que se avecina sobre la economía mundial va a tener un efecto devastador sobre el empleo, los salarios, las prestaciones sociales y, en general el conjunto de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera en todo el mundo, las perspectivas para el proletariado en España son de las más sombrías , dada la debilidad del capitalismo español, su dependencia de dos sectores como la construcción y el turismo (al que está vinculada) que representan entre ambos el 30% del PIB. Pero es que esa tormenta se abate sobre unos trabajadores que, en la “recuperación” tras el bache ya severo de 2008-2014 habían sufrido un deterioro bestial de sus condiciones de vida y trabajo.
Así, la supuesta disminución de las cifras de desempleo se ha realizado a base de aumentar la precariedad laboral, especialmente entre los jóvenes: el 50% de los menores de 30 años están excluidos del mundo laboral y entre los trabajadores de 25 a 29 años la temporalidad afectaba ya antes de la pandemia a más del 54% de la población activa. En estos años atrás esa precarización ha tomado la forma de la “uberización” del empleo, es decir la subcontratación del trabajador a través de una plataforma de Internet, que aparentemente se ve en los llamados “riders” (los servicios a domicilio de comida, paquetería, etc.) pero que se han extendido también a sectores como la limpieza o los cuidados de personas dependientes.
Con esa presión, los explotadores españoles habían conseguido ya, mucho antes del primer caso de Covid, un recorte brutal de un 10% en los salarios reales. La ganancia media anual por trabajador era ya a finales de 2019 inferior a la de 2008, para los obreros menores de 35 años. Esas condiciones salariales habían ya conducido a un agravamiento del problema de la vivienda, de la carestía de alquileres, de pobreza energética. En su última visita a España en 2019, el relator de la ONU señalaba ya el aumento de los trabajadores pobres, es decir que aún “disfrutando” de un salario vivían por debajo del umbral “oficial” de la pobreza y que el 50% de la población no llegaba con sus ingresos a fin de mes.
Y esta era, insistimos, la situación antes del primer contagio de Covid-19, por lo que podemos imaginarnos lo que va a significar la repercusión dramática de la pandemia. Las previsiones de los “expertos” económicos tanto españoles como internacionales, cifran la caída del PIB entre un 8% y un 15% y el aumento del desempleo hasta un 20 -24%. Las ONG que atienden bancos de alimentos para suministrar a personas en situación de extrema pobreza han visto ya cuadruplicada su demanda en el mes y medio que llevamos desde la declaración de la cuarentena, y esperan que esas necesidades se multiplicarán ¡por 7!
La burguesía española sabe que va a tener que atacar a muerte las condiciones de vida de los trabajadores y organiza una estrategia para poner todos los obstáculos posibles y debilitar y desviar de antemano los intentos de respuesta de nuestra clase creando un clima de “unidad nacional”. Para ello ha recurrido al espectro de los Pactos de la Moncloa, una ceremonia de consagración de un supuesto interés común entre explotadores y explotados en los que ambos, supuestamente, “ganarían”.
Para los trabajadores de hoy es necesario recuperar una verdadera “memoria histórica” de nuestra lucha, de los ejemplos de los combates en que se fortaleció nuestra unidad y nuestra conciencia, pero también de los engaños con que nos embaucaron para que aceptáramos los sacrificios que le interesaban al capital. Nuestra organización y nuestras publicaciones tienen ya más de 40 años de historia, por lo que podemos apoyarnos en lo que escribimos en aquel momento de la firma de los Pactos de la Moncloa para mostrar lo que de verdad significaron. Así en la editorial de nuestra publicación Acción Proletaria nº 16 de Octubre/Noviembre del 77, indicábamos:
«Tras muchos tiras y aflojas los cuatro grandes partidos del capital español (Alianza Popular, UCD, PSOE, PCE) han acordado un programa de medidas económicas y políticas: EL PACTO DE LA MONCLOA. El acuerdo es de vida o muerte para la burguesía española ahogada por la catastrófica situación económica, dividida por profundas luchas internas y pendiente siempre de la amenaza proletaria.
El gobierno Suárez no ha podido afrontar la situación en ningún momento. Su partido, UCD, es incapaz de una gestión eficaz; su atadura al capital privado le impide tomar medidas económicas serias; su carácter derechista lo anula cara a mistificar al proletariado.
Pero, al mismo tiempo, UCD goza de la confianza de los sectores más atrasados del capital español (entre ellos el Ejército) y está muy vinculado al capital extranjero. Por ello, aun siendo un partido ineficaz, la burguesía no solo debe contar con él sino que debe, de momento, mantenerle al frente del gobierno. De ahí la complicada situación a la que han llegado: un gobierno Suárez apoyado desde fuera por todos los partidos representados en las Cortes (…).
Es cierto que en el terreno político se ha llegado a un acuerdo con facilidad: las autonomías, la amnistía, la “nueva” ley de Orden Público han dado al Estado la fachada democrática precisa para unir a todas las facciones de la burguesía y mistificar al proletariado:
“El documento de la Moncloa incluye importantes contrapartidas políticas para compensar el sacrificio que se pide a los trabajadores al asegurar a los ciudadanos un mayor control democrático de la gestión estatal y una más eficaz garantía de esos bienes invisibles (¡¡!!! –NdR-) que son la libertad y los derechos cívicos” (EL PAÍS) (…). Esa unidad de todas las facciones del capital se concentra contra la clase obrera, atacando sus condiciones de vida. Así el Pacto de la Moncloa acuerda un tope salarial del 22%, el chantaje del despido libre, proclama el descontrol de los precios y promueve una política de aumento del paro…
Y, en el número siguiente, Acción Proletaria nº 17, mostrábamos claramente como el objetivo último de ese pacto era imponer esas medidas a unos trabajadores que en ese momento se hallaban aún muy movilizados. Merece la pena comparar las patrañas ideológicas empleadas entonces por los partidos de la izquierda del capital, con el “relato” como les gusta describirlo hoy al PSOE y a Podemos. ¿A qué nos suenan?
«(…) es necesario que los trabajadores en general asuman la limitación en el crecimiento de los salarios como único procedimiento para posibilitar la creación de nuevos empleos” (Felipe González: EL SOCIALISTA nº 33, 4 de diciembre 1977) (…) “La política salarial del Pacto es el fruto de una interpretación y aplicación unilateral del mismo por el gobierno… Esta interpretación habría sido distinta, más favorable a los trabajadores, si en vez de haberla hecho solo el gobierno se hubiera hecho también por las centrales sindicales y los partidos políticos(…) La actitud de nuestro partido es clara. Hemos firmado el Pacto porque estamos convencidos de que es la mejor forma para superar la crisis y consolidar la democracia” (Simón Sánchez Montero: MUNDO OBRERO nº 48, 1-7 de diciembre de 1977[1])
Otro estupendo ¡No!... pero SÍ. Ahora resulta que el Pacto es malo porque lo aplica la derecha pero si lo aplicara la izquierda sería perfecto ¡Arriba la explotación! ¡Vivan los pactos sociales! ¡Ole al trabajo asalariado! El PCE tan “comunista” como siempre”.
Y un año más tarde de la firma de dichos pactos, pudimos analizar que sólo les habían sido útiles a los capitalistas: «Lo que se ha cumplido del Pacto de la Moncloa. Se han cumplido:
1º) El aumento de las cuotas a la Seguridad Social, que han subido más del 18%...
2º) La llamada “política de rentas” que no es sino la congelación de los salarios en un tope del 20%... los salarios han perdido un 1,2% de su capacidad adquisitiva: en los convenios y laudos aprobados ha habido un 40% donde los aumentos han sido inferiores al 20%...
3º) La reforma fiscal ha sido un éxito. Con la historia de que “ahora Hacienda somos todos” han hecho pasar por la piedra a muchos obreros que aparte del IRTP (cuya recaudación ha aumentado un 23%, o sea MÁS QUE LOS SUELDOS) ha tenido que pagar un impuesto personal que de momento solo afecta a un 11% de los obreros industriales, pero que va en el sentido de reducir, vía impuestos, nuestro salario real.
4º) … los precios subirán más o menos el 17% (que por mucho que digan es mucho) pero ¿De dónde ha salido esa baja relativa de los precios? Tres han sido los factores que la han producido:
No nos engañemos, la actual baja de los precios no ha significado un aumento de nuestra capacidad adquisitiva, sino un REDUCCIÓN…
LO QUE NO SE HA CUMPLIDO
De las medidas acordadas en el Pacto de la Moncloa ha habido un montón que no se han cumplido, y la mayoría de ellas figuraban en el capítulo de “PROMESAS DE MEJORAS SOCIALES PARA LOS TRABAJADORES”. Así, no se ha cumplido: la mejora del Seguro de Desempleo, el llamado “programa de lucha contra el paro”, la creación de puestos escolares, la construcción de viviendas sociales, la mejora de la ayuda familiar, la inclusión en la Seguridad Social de jornaleros y campesinos.
Los sindicatos y partidos “obreros” (PCE, PSOE) nos engañaban ofreciéndonos, a cambio de la congelación salarial, unas “mejoras sociales”: «Los trabajadores obtendrían un salario indirecto en especie, en forma de mayor calidad en los servicios sociales, 700.000 nuevos puestos escolares y un programa de construcción de viviendas y de mejora en materia de urbanismo» (Laureano Lázaro, de la Comisión Económica del PCE). Ese fantasmal “salario indirecto en especie” ha sido una tomadura de pelo para hacernos aceptar una BAJA del salario real.
Pero ¿Por qué no se han cumplido? Porque eran promesas que sabían perfectamente que NO LAS IBAN A CUMPLIR. Su finalidad no era cumplirse, sino ENGAÑARNOS haciéndonos olvidar la defensa de nuestros salarios y nuestras condiciones de vida.». Acción Proletaria nº 22, noviembre-diciembre 1978.
Hoy el gobierno de la coalición “progresista” del PSOE y Podemos[2] nos quiere revender esos Pactos de la Moncloa como una especie de paraíso del consenso perdido que habría que recuperar para enfrentarse al cataclismo social que se avecina. En realidad, pretenden una nueva y más brutal inmolación de los trabajadores para salvaguardar los intereses del capital nacional. Por eso la alternativa para la clase obrera es la misma que formulamos entonces…
Los pactos del 77 tuvieron lugar, como veíamos, en un contexto histórico concreto: la puesta en marcha de la mistificación del Estado democrático que permitiera subsanar las muchas insuficiencias del franquismo para hacer frente al desarrollo de las luchas obreras que se vivía a escala internacional. Ese interés común de todos los sectores de la burguesía para hacer frente al enemigo de clase, es decir, el proletariado se evidenciaba también en el apoyo de todas las burguesías occidentales a la “transición democrática” española en el contexto de la disciplina de bloque imperialista USA[3]
Hoy la situación no es la misma. El apoyo internacional al capital español es mucho más incierto ante la desaparición de los dos bloques imperialistas desde la posguerra y la política de cada uno para sí. Por otro lado, la cohesión entre las distintas fracciones del aparato político de la burguesía española ha ido mostrando fisuras y grietas cada vez más profundas como ha quedado en evidencia en el conflicto de Catalunya o en la trapisonda de la formación del gobierno del PSOE más Podemos desde las últimas elecciones[4]. Por mucho que la burguesía intente no complicar la situación actual de crisis sanitaria y crisis económica con una crisis política y nuevas elecciones, lo bien cierto es que el gobierno actual suscita el desconcierto y el descontento nada disimulado incluso de formaciones que respaldaron su investidura, como han evidenciado tanto el Partido Nacionalista Vasco como Esquerra Republicana de Cataluña. Es verdad además que hoy las luchas obreras no representan, por el momento, una amenaza tan patente como lo eran en el momento de la firma de los Pactos de la Moncloa.
Eso permite un margen de maniobra a la burguesía, que va a forzar la “melodía social” – el ingreso mínimo vital, alguna medida más efectista que real sobre los alquileres, etc, - con el que acompañar el descenso al abismo del paro y la miseria que se cierne sobre los trabajadores en España, al mismo tiempo que en el mundo entero. Por ejemplo, en el último mes ¡26 millones de trabajadores se han inscrito en las listas de desempleo en Estados Unidos!
Los llamamientos al “consenso social” y a reeditar un clima de “unidad de todos los españoles” forman parte de la “Lista de Reproducción” de esa melodía mistificadora. La clase obrera en cambio debe saber que sus intereses comunes están con los trabajadores que han sufrido también los peores efectos de la pandemia y que sufrirán las peores consecuencias de la recesión, y no con quién ha enviado desarmados a sus hermanos de clase a la lucha contra el virus, o quien defiende las leyes de la explotación capitalista[5].
Valerio 30 de Abril
[1] Mundo Obrero era entonces el órgano del P”C”E
[2] Y más que nadie Pablo Iglesias, al que podría aplicársele la canción del Cuervo Ingenuo de Javier Krahe que tanto le gustaba cantar cuando atribuía al “régimen del 78” y a la doblez del PSOE el origen de todos los males.
[3] La burguesía en España recibió el apoyo político en la formación de cuadros sindicales y líderes “de izquierdas” de las principales potencias del bloque occidental y en particular de Francia y Alemania. La formación del mismísimo PSOE fue principalmente un producto de esa política, ante la necesidad de contar con un partido de izquierdas que no fuera sospechoso de dejarse influenciar por el bloque “soviético” como los PC’s (que precisamente frente a esas sospechas, viraron hacia el “eurocomunismo”). Ver la segunda parte de nuestra Serie sobre los gobiernos de izquierdas en España: https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [225]
[4] Ver el artículo de nuestra publicación El 18 de Brumario de Pedro Sánchez https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez [226]
[5] Ver Covid 19: O el proletariado mundial acaba con el capitalismo o el capitalismo acaba con la humanidad https://es.internationalism.org/content/4548/covid-19-o-el-proletariado-mundial-acaba-con-el-capitalismo-o-el-capitalismo-acaba-con [221] , así como nuestra Hoja Internacional sobre el COVID19: https://es.internationalism.org/content/4556/covid-19-barbarie-capitalista-generalizada-o-revolucion-proletaria-mundial [227]
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En el contexto del covid-19, que solo ha demostrado el hecho de que el modo de producción capitalista está en decadencia y que es una amenaza para la humanidad misma, los diferentes gobiernos burgueses alrededor del mundo han creado leyes para proteger la economía del capital, a cambio de sacrificar y torturar aún más a las masas proletarias (Francia, España, Estados unidos, etc.).
Bajo ese ambiente el gobierno chileno de Sebastián Piñera, junto con el parlamento burgués han votado una ley de “protección al empleo” ¿En qué consiste esta ley anti- obrera? “¿Cómo financiará el trabajador su sueldo? Utilizando el seguro de cesantía, es decir, su propio dinero. Usando ese fondo, su ingreso se reducirá a un 70% de su sueldo los primeros tres meses, luego llegará a un 55%, luego 45% y así irá decreciendo mes a mes. Además, el empresario podrá pagar durante el tiempo de la suspensión tan sólo el 50% de las cotizaciones previsionales de los trabajadores. ¿Quién gana con esta ley? Los empresarios. ¿Quiénes perdemos? Las y los trabajadores.”
Obviamente esto es solo una pequeña muestra de que el capitalismo mundial, con sus estados y gobiernos, son incompatibles con el bienestar y la vida de los obreros. Cabe destacar que esta ley es apoyada por la oposición, O SEA POR LA IZQUIERDA, pues sectores de la ex -nueva mayoría y del frente amplio votaron a favor de esta malvada ley, demostrando que no hay ninguna diferencia entre izquierda y derecha y que la burguesía necesita de ambos bandos para dominar a los proletarios.
Estos ataques en realidad van mucho más allá del gobierno actual, van mucho más allá de Chile, ¡¡ES ESTE MODO DE PRODUCCION QUE SE CAE A PEDAZOS EL QUE ORIGINA TANTO MALESTAR A LOS TRABAJADORES!! Los gobiernos y los estados (independientemente si son de izquierda o de derecha, democráticos o totalitarios, todos son iguales) responden únicamente a las necesidades del capital. ¡LA PANDEMIA Y SUS EFECTOS ECONOMICOS DEMUESTRAN LA NECESIDAD DE LA UNIDAD Y POLITIZACION DEL MOVIMIENTO OBRERO!! ¡LA NECESIDAD DE LA REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL!!
Los trabajadores tenemos que defendernos con nuestros medios de lucha: la huelga, la manifestación, la solidaridad como clase… Pero ¿Cómo organizar la lucha? La experiencia histórica de la clase obrera demuestra que los sindicatos van contra la lucha obrera, que la clase obrera debe autoorganizar su lucha mediante Asambleas Generales de trabajadores y comités elegidos y revocables que respondan ante ellas.
Gran parte de la debilidad actual del movimiento obrero puede atribuirse a la acción de los sindicatos como aparatos al servicio del Estado Capitalista y de manera cada vez evidente en favor de los empresarios. Con la entrada de la decadencia del capitalismo a inicios del siglo XX comenzó la instrumentalización de los sindicatos como aparatos contrarrevolucionarios[1]. Organizaciones que constituían fuerzas importantes para el movimiento obrero ahora no son más que obstáculos para su desarrollo, saboteadores deliberados. ¿Por qué?, porque si en el capitalismo ascendente los obreros podían ocasionalmente ganar ventajas del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas y de la negociación con la burguesía, en la época de la decadencia todo desarrollo de las fuerzas productivas va en contra de la vida del proletariado y pone en peligro el porvenir de la humanidad[2], el sindicato se convierte en un órgano defensor del status quo que no desarrolla la lucha de clases, sino que hace todo lo contrario, intenta convencer a la clase explotada de que tiene intereses en común con la clase explotadora.
Una vez establecido eso, surge la pregunta: ¿Cuál es la alternativa? La misma historia nos ayuda a verlo. Al mismo tiempo que las organizaciones sindicales y los partidos parlamentarios se volvían en contra del proletariado, en todo el mundo comenzaron a aparecer organizaciones de lucha radicalmente nuevas, estas no planteaban representar a los trabajadores de una empresa o rubro ante la burguesía, sino que buscaban reunir a la fuerza colectiva de todos los trabajadores de una cierta ciudad o pueblo, en vías de tomar decisiones colectivas relevantes para la vida de los trabajadores. Estos consejos obreros[3] claramente no nacieron de la nada, fueron el fruto de grandes luchas, huelgas realmente masivas con millones de trabajadores en las calles por semanas e incluso meses, jornadas en que se realizaban grandes asambleas donde los obreros tenían la oportunidad de discutir sobre el destino de su movilización. En estas asambleas los obreros ponían su vida política en directa conexión con su cotidianidad práctica, se decidían las acciones a tomar, las reivindicaciones y demandas a avanzar, y se elegían delegados y comités de huelgas revocables que se encargarían de los asuntos administrativos directos de la huelga y de su representación política. A su vez los delegados de las asambleas, con la masificación de las huelgas y las necesidades que eso implicaba, se comenzaron a reunir en consejos que reunirían entonces a la representación de todas las ramas obreras, llevando adelante la lucha que pedía a gritos pasar de la organización particular de cada fábrica a la organización unitaria de la colectividad completa del proletariado.
Las distintas instancias a nivel internacional de la formación de estos consejos y sus subsecuentes aplastamientos brutales por parte de los Estados burgueses han demostrado la capacidad organizativa del proletariado cuando toma conciencia de su condición social y el peligro que representan estas organizaciones para los Estados, esto último se recalca en el esfuerzo de la burguesía por borrar estos sucesos de la historia[4].
Las luchas deben ser tomadas a cargo por los obreros mismos enfrentándose al control sindical e imponiendo su propia organización de clase que va en el sentido histórico de los Consejos Obreros. En las fábricas y centros de trabajo los trabajadores mismos han de imponer que todas las decisiones se tomen mediante Asambleas abiertas a los demás obreros sin distinción de sector o condición. Las Asambleas deben coordinarse mediante Comités obreros y promover Asambleas Generales de ciudad de todos los trabajadores, para integrar en la lucha los compañeros precarios, desempleados, jubilados, de pequeñas empresas[5].
Los consejos obreros, no solo por su contenido y capacidad revolucionaria sino también por ser la expresión internacional de la lucha proletaria de su período, representan un paso gigante en la experiencia revolucionaria y un punto de partida para las organizaciones del futuro cercano. Ilustran que la lucha de clases solo puede darse en un terreno que reúna a la colectividad de la clase trabajadora y que le permita libremente desarrollar su conciencia revolucionaria. Es evidente que, por ejemplo, hoy en día la tecnología de las comunicaciones tiene una potencialidad que los antiguos revolucionarios con sus telégrafos jamás habrían imaginado, pero esa potencialidad sólo se realizará en la medida que los operadores de estas tecnologías se unan a la lucha general, pero más importantemente, en la medida que la clase obrera las controle y las conduzca con sus propios intereses revolucionarios de clase, a través de su autoorganización.
Simpatizantes de la CCI en Chile 2-5-2020
[1] Ver Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9] y Debates sobre la cuestión sindical /content/2365/debates-sobre-la-cuestion-sindical-la-lucha-reivindicativa-de-los-obreros-tiene-que-ser [229]
[2] Ver La lucha del proletariado en el capitalismo decadente https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [189]
[3] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [230] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [231] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [232] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [233] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [234]
[4] Experiencias históricas de la importancia de la Revolución en Rusia 1917 y la tentativa revolucionaria en Alemania (1918-23) son o bien censuradas o denigradas o deformadas de forma escandalosa. Para documentarse sobre estas experiencias ver las listas de nuestros artículos sobre ellas en https://es.internationalism.org/cci-online/200805/2245/lista-de-articulos-sobre-la-revolucion-rusa [235] y https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [236]
[5] Ver las experiencias de las luchas de 2006 (Francia) y 2011 (España, Grecia, USA, Israel) donde las Asambleas masivas han sido el corazón y el pulmón del movimiento: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [7] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [217] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3175/las-movilizaciones-de-los-indignados-en-espana-y-sus-repercusiones [216] y /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
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La democracia no es una desviación del totalitarismo estatal, sino su forma más avanzada. La forma más perfeccionada y enrevesada de la dictadura de la burguesía. La voluntad popular que proclama es una ilusión. El pueblo, la ciudadanía, es en realidad la disolución política de la clase obrera y su sumisión al Estado. Las opiniones de los votantes no son libres, no surgen por generación espontánea. Los políticos que hacen carrera en el Estado burgués (en el parlamento, los sindicatos, etc.) deben, por sistema, conquistar la confianza de la burguesía. Se comportan fieles al interés de distintas facciones de la burguesía, y ante todo fieles al Estado-nación, para captar a diferentes secciones de la población, abarcando a esta lo máximo posible. Solo pueden sobrevivir así. Esta es la carrera por el gobierno de la nación o por la oposición. No son las masas las que conquistan el gobierno sino el gobierno de la burguesía el que conquista a las masas. Las opiniones de quienes son o se vuelven políticos especialistas no expresan sus buenos deseos ni su honradez o coherencia, sino la interiorización de un mecanismo automático que, al igual que en el fascismo o el estalinismo, anula y excluye la política de la clase obrera.
Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, “los partidos políticos de la burguesía ya no prevalecen como emanaciones de diferentes grupos de interés como lo fueron en el siglo XIX. Se convierten en expresiones del capital estatal hacia secciones específicas de la sociedad. En cierto sentido, podríamos decir que los partidos políticos de la burguesía en cualquier país son meramente facciones de un partido estatal totalitario”[1].La ideología no es libre e individual. La ideología dominante es la ideología de la clase dominante. La burguesía tiene el monopolio de medios para asaltar masiva y cotidianamente el pensamiento general de la sociedad. Tiene la propiedad privada de los medios de producción de las ideas que cotidianamente saturan la radio, la televisión, las redes sociales, la prensa, las instituciones, los programas educativos, etc. Estos medios no están exentos de la competencia por colocar sus productos ideológicos en la sociedad. La libertad de expresión no existe en la sociedad burguesa. Lo que existe es la competencia impulsiva. Ni hablar de para el proletariado, que está excluido de la libertad de expresar la competitividad de la propiedad privada que no tiene. La competencia misma absorbe los productos teóricos de la ciencia a una ciencia interesada y parcial, si alguna producción científica no fue ya sesgada desde su puesta en marcha. Todas las opiniones las adapta oficialmente para compatibilizarlas con la perpetuación del capitalismo.
Pese a la brutal competencia, la burguesía coincide en el interés de explotar a la clase obrera. El fin de la I Guerra Mundial lo demuestra claramente. La contradicción entre la presión de la competencia cada vez más acentuada y la dominación general sobre la clase obrera resulta cada vez más en la pérdida de control por la burguesía de su propio aparato político. El ‘cada uno a la suya’ domina cada vez más sobre la sociedad oficial, e infecta por supuesto, sin piedad, a la clase obrera. Si la indisciplina presiona cada vez más la vida de la burguesía, esto no quiere decir que la política proletaria quede libre, sino que el individualismo se propaga cada vez más por la sociedad. La etapa de la descomposición capitalista y su característica falta de perspectiva de futuro, hacen explosionar este fenómeno[2].
Los conceptos de libertad, educación, sanidad, y todos los conceptos en abstracto, sin considerar a los intereses de qué clase corresponden, son en realidad expresión de los requerimientos idealizados para la acumulación de capital. Una salud y una educación para renovar idealmente las energías y disposición de los obreros para la explotación. Son ideas que, expresadas en abstracto, se tienden a agarrar como lapas a la sociedad burguesa. “El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha hecho que la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras forcejeen convulsivamente con el fin de hallar argumentos ideológico-políticos para defender la dominación de los explotadores. Entre esos argumentos se esgrime particularmente la condenación de la dictadura y la defensa de la democracia” (…) “Ante todo, ese argumento se basa en los conceptos "democracia en general" y "dictadura en general", sin plantear la cuestión de qué clase se tiene presente. Ese planteamiento de la cuestión al margen de las clases o por encima de ellas, ese planteamiento de la cuestión desde el punto de vista -como dicen falsamente- de todo el pueblo, es una descarada mofa”[3] (Resolución aprobada por el 1er Congreso de la Internacional Comunista en 1919).
La burguesía no cambia de ropajes según la llamada voluntad popular en las elecciones, sino principalmente según conviene en relación con tres factores: 1) su enfrentamiento contra la clase obrera; 2) sus necesidades como capital nacional en el terreno económico y político; 3) su posición y enfrentamientos imperialistas. Todo esto se realiza en el marco del Capitalismo de Estado, una tendencia universal de todos los capitales nacionales que se impone en la decadencia para hacer frente a las contradicciones crecientes que plantea la Decadencia del sistema. Así lo prepara la burguesía con su propaganda, sus encuestas, sus campañas, y sus promesas. Este circo es toda una nube de humo, necesaria para la burguesía, que cubre y asegura su dominación totalitaria. Un circo en el que por supuesto los actores compiten rastreramente. Las apariencias características de la democracia son posibles para los Estados más poderosos porque los mayores ataques a la clase obrera los ejercen sobre el proletariado en los países periféricos. Su desarrollo no es una conquista obrera, sino la respuesta de la burguesía al desarrollo de la consciencia revolucionaria del proletariado. Es necesaria, sobre todo, por tanto, en los países centrales del capitalismo, donde el proletariado tiene mayor experiencia.
La democracia difunde cotidianamente la ilusión de que la sociedad burguesa es una sociedad sin clases. Sería una especie de lucha de intereses parciales libres dentro de la sociedad: de izquierdas progres y derechas conservadoras, de fascistas y demócratas[4], de derechos de ciertos colectivos, de ciertos sectores productivos en detrimento de otros, de altruistas y egoístas, etc. En resumidas cuentas, un cuadro de la sociedad burguesa donde falta el motor que la mueve: la competencia y la acumulación de capital a través de la explotación. Alrededor de estos intereses parciales se alían y enfrentan supuestamente todos los estratos sociales, que a su vez se comprometen en el interés patriótico como bien común. El ecologismo, el feminismo, la defensa de lo público, la caza, los derechos de los inmigrantes, la sexualidad, en fin, cualquier cuestión más allá de las clases, serían luchas a través de las cuales maduraría una consciencia más respetuosa, considerada o solidaria.
“Aunque es verdad que la revolución proletaria engendrará nuevas relaciones en todos los ámbitos de la vida, es erróneo creer que se puede contribuir a ello organizando luchas sectoriales sobre problemas específicos tales como el racismo, la condición femenina, la ecología, la sexualidad u otros aspectos de la vida cotidiana. La lucha contra los fundamentos económicos de la sociedad capitalista contiene la lucha contra sus aspectos superestructurales (forma de vida, costumbres, ideología…) pero lo recíproco es falso”[5] (Plataforma Política de la CCI).
El ecologismo es la ilusión de que a la burguesía y sus instituciones les preocupa la naturaleza en general. Pero es en realidad una reacción parcial de la burguesía ante la indignación proletaria por el futuro. Estas reacciones parciales, lejos de suponer pequeñas conquistas o avances progresivos en la interacción de la sociedad humana con el resto de la naturaleza, son en realidad:
(1) A nivel ideológico el lavado de imagen de la burguesía local para romper el internacionalismo de la clase obrera y apaciguar la indignación con campañas de reforestación, apariencia verde de las ciudades, leyes locales o parciales de protección de fauna y flora, etc. Además de que en la mayor parte de los casos esto no resulta en más que meras apariencias volátiles relacionadas con la imagen “verde” de las empresas y el Estado, la burguesía no puede sino trasladar con disimulo la mayor falta de escrúpulos a los centros de producción fuera de los países centrales del capitalismo, o a otros lugares o sectores en los que su credibilidad no se vea tan comprometida pudiendo afectar a sus ganancias o reputación.
(2) La intensificación de la explotación de los obreros en sectores en los que se apela al voluntariado, la solidaridad, el sacrificio… aislando a los obreros en una lucha atomizada por reciclar, complacerse con los altos precios de los productos menos insalubres, sentirse culpables, resignarse a peores condiciones de trabajo y vida en supuesto beneficio de la naturaleza, etc.
La burguesía podrá ponerse y quitarse una máscara verde para proseguir su expolio de la naturaleza, pero no puede ir contra las leyes automáticas de su sistema. Por eso, “no basta con examinar este problema a través de las lentes de la ecología, o de las ciencias naturales, por sí solas. Para entender las causas subyacentes de la devastación ecológica, y la posibilidad de revertirla, tenemos que entender su conexión con las relaciones sociales existentes, con el sistema económico que gobierna la tierra: el capitalismo (…) Por sí solo, incluso el conocimiento científico más desinteresado es incapaz de hacer retroceder la marea del expolio medioambiental. De ahí que las interminables advertencias de los organismos científicos preocupados por el derretimiento de los glaciares, el envenenamiento de los océanos o la extinción de especies sean sistemáticamente ignoradas o contrarrestadas por las verdaderas políticas de los gobiernos capitalistas, cuya primera regla es siempre "expandirse o morir", independientemente de que estos gobiernos estén liderados por burdos negadores del cambio climático como Trump o por liberales serios y autoproclamados socialistas. La solución a la crisis ecológica -que, cada vez más, no puede separarse de la irreversible crisis económica del capitalismo y de su impulso hacia la guerra imperialista- sólo puede lograrse si la humanidad "recupera el control" mediante la supresión de la acumulación de capital, con todas sus expresiones externas, notablemente el dinero, el Estado y todas las fronteras nacionales. El trabajo debe emanciparse de la explotación capitalista: todo el proceso de producción debe organizarse sobre la base de las necesidades de los productores y de su interacción a largo plazo con el resto de la naturaleza[6]”.
El caso es el mismo en el resto de las luchas parciales, en las que la clase obrera es llamada a hacer frente común con diferentes facciones de la burguesía. Lo determinante, la transformación de las relaciones sociales no solo queda intacto, sino que los obreros quedan políticamente desarmados, impotentes y aislados, como fuerza de choque de la clase dominante. De manera análoga al ecologismo, el feminismo sería la ilusión de que a la burguesía le preocupa la condición de la mujer. “El capitalismo quiere impedir que las mujeres obreras constituyan un factor activo en la conciencia, la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores (…) La historia de las luchas del proletariado ha evidenciado que la profundidad de un movimiento podía medirse en parte por la proporción de obreras implicadas en él. En “tiempos normales” las mujeres proletarias, al soportar una opresión todavía más agobiante que los proletarios hombres suelen estar menos implicadas que ellos en los conflictos sociales. Cuando los conflictos alcanzan una gran profundidad, las capas más oprimidas del proletariado, las obreras en particular se lanzan al combate y a la reflexión de clase (…) Solamente desde la unidad como clase obrera se podrá desarrollar un movimiento de lucha que desemboque en la superación de todas las divisiones, discriminaciones, opresiones particulares, que llevan consigo las sociedades de explotación” [7].
Así también, a la burguesía le preocuparía una salud, una educación y una serie de libertades no sometidas a los intereses de la acumulación capitalista. En breve, el capitalismo podría “humanizarse”, y lo hará poco a poco, cacho a cacho. Esto no es más que un espejismo. La consciencia sobre estas relaciones de los humanos entre sí y con la naturaleza son inseparables de la naturaleza de la lucha de la clase dominante explotadora o de la clase de la producción asociada, desposeída, explotada y revolucionaria a la vez. Ninguna consideración moral real está en la naturaleza del Capital. Aunque sí el interés de someter a la clase obrera a ilusiones desmembradas, negando el progreso de los métodos que están en la naturaleza de la clase obrera. Para conseguirlo se retuerce y contorsiona mil veces, retorciendo a la sociedad entera a su paso.
¿Qué clase de moral puede producir la burguesía? Una moral hipócrita y doble, maquiavélica, que envenene al proletariado, le haga sentirse culpable y le haga buscar culpables relativos o aparentes de expresiones parciales de la sociedad capitalista. La democracia se purificaría purgándose de aquellos elementos con los propios mecanismos y métodos que los produjeron.
Así se ve en la superficie. Sin embargo, la consciencia obrera, por naturaleza excluida de la sociedad burguesa oficial, tiene un desarrollo subterráneo, que es la antítesis de la ideología burguesa. Y aunque es subterránea, cuando llega a cierta madurez vemos abiertamente que “sin embargo, se mueve”. Su desarrollo mismo expresa todo lo positivo y duradero de la sociedad humana. Es el hilo conductor en la historia de una sociedad mundial que, sin la intervención del proletariado por el comunismo, avanza hacia la barbarie.
La burguesía niega que el mismo proceso de la lucha proletaria hacia la revolución suponga el desarrollo de la solidaridad, de la confianza, de la voluntad y creatividad, la negación consciente de la explotación. La burguesía tiene que negar que la experiencia histórica de la clase obrera constituya un progreso, e impedir que la clase obrera recupere su memoria, sus lecciones y sus tradiciones, entre ellas la cultura del debate[8] y su relación con la continuidad de las organizaciones comunistas. El avance de la lucha obrera misma expresa en la práctica de las relaciones políticas de los trabajadores el potencial de superación del conflicto individuos-sociedad. La burguesía democrática tiene que denigrar este proceso con la mentira de que, al final acabará en una "dictadura peor", en una nueva dictadura de una "burguesía roja". Tiene que anular a la clase, hacer que se conciba a sí misma como un fracaso, una impotencia, para que renuncie al proceso mismo, como si el resultado final estuviera desligado del movimiento hacia él. Imponerle el miedo a la revolución como un acto en el que uno arriesga la vida. ¡Todo lo contrario! Además de vencer la pasividad, la vida automática y la destrucción del pensamiento, la consciencia revolucionaria salva la vida, acabó con la I Guerra Mundial, salva a los obreros de ser masacrados por las provocaciones de la burguesía, salva a los obreros de la abrumadora violencia personal del Estado. La burguesía denigra el compromiso militante como una pesada carga, la responsabilidad del que asume las culpas, del que pone la cara para que le abofeteen, del mártir religioso. Sería lo opuesto a pasar desapercibido, lo que en realidad quiere decir estar indefenso, aislado y anulado. Lo denigra también como una labor de intelectuales brillantes capacitados para la labor de jefes, que no estaría a la altura de cualquier obrero. La burguesía dibuja a los militantes obreros como individuos carismáticos que actúan por cuenta propia y que deben reaccionar precipitadamente, sin pensar, exponiendo su integridad. Al contrario, el compromiso de los obreros con su clase está en el interés y necesidad de aquellos. Cuanto más conscientes y organizados estén los obreros menos caerán en las trampas de la burguesía. La anulación de los individuos por el interés general es una característica de la burguesía, no del proletariado.
Los militantes obreros luchamos por el comunismo precisamente porque no llegará automáticamente, porque requiere el compromiso consciente de la clase obrera contra la anulación de la consciencia en la democracia. El proceso mismo expresa el potencial del comunismo. Como descubrió Marx, el comunismo no es un estado de las cosas ideal que habrá de implantarse, sino el movimiento vivo del proletariado que anula y supera el estado de las cosas existente.
La dictadura del proletariado deberá ser, tras la destrucción de los Estados de la burguesía, la supresión de los restos de la sociedad de clases por el poder exclusivo de la clase obrera. El proletariado debe luchar por su dictadura de clase, no por la verdadera democracia.
Teivos. 29/05/2020
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente?fbclid=IwAR0fd2Gk0e5gLyOvOJ7to7Bda1HAr6OzJgZn3RQn80v6GWGkTr5XenkVxm4 [239]
[2] Consultar un reciente informe sobre la descomposición: https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017 [240]
[4] Ver al respecto de la oposición entre fascismo y democracia el texto ‘Auschwitz o la gran coartada’, publicado en 1960 por el ‘Partido Comunista Internacional’. El trauma de los campos de exterminio de la II Guerra Mundial ha sido aprovechado por la burguesía para oponer la democracia a tales atrocidades. Nada más lejos de la realidad: https://sinistracomunistainternazionale.com/2019/06/15/auschwitz-o-la-gran-coartada/ [242]
[5] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [243]
[6] https://es.internationalism.org/content/4424/no-hay-solucion-para-la-catastrofe-ecologica-sin-la-emancipacion-del-trabajo-de-la [244]
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Antes de que el tsunami de la crisis de Covid-19 arrasara el planeta, las luchas de la clase obrera en Francia, Finlandia, EE.UU. y otros lugares eran indicios de un nuevo estado de ánimo en el proletariado, de un rechazo a inclinarse ante las exigencias impuestas por una crisis económica creciente. En Francia, en particular, pudimos discernir signos de una recuperación de la identidad de clase que se ha visto erosionada por décadas de descomposición capitalista, por el auge de una corriente populista que falsea las verdaderas divisiones de la sociedad y que, en Francia, ha salido a la calle con un chaleco amarillo[1].
En este sentido, la pandemia de Covid-19 no pudo llegar en peor momento para la lucha del proletariado: en el momento en que comienza a salir a la calle, a reunirse en manifestaciones para resistir a los ataques económicos cuyos orígenes en la crisis capitalista son difíciles de ocultar, la mayoría de la clase obrera no ha tenido más remedio que replegarse a la casa individualmente, evitar las grandes concentraciones, "auto -aislarse" bajo la mirada de un aparato de Estado con plenos poderes que ha sido capaz de hacer fuertes llamamientos a la "unidad nacional" frente a un enemigo invisible que -se nos dice- no discrimina entre ricos y pobres, patronos y trabajadores.
Las dificultades a las que se enfrenta la clase obrera son reales y profundas, y las examinaremos más a fondo en este artículo. Pero lo que es en cierto modo notable es el hecho de que, a pesar del miedo omnipresente al contagio, a pesar de la aparente omnipotencia del Estado capitalista, los signos de combatividad de clase que vimos en el invierno no sólo no se han evaporado, sino que, en una fase inicial y frente a la chocante negligencia de la burguesía, hemos visto movimientos defensivos muy extendidos de la clase obrera. Los trabajadores de todo el mundo se han negado a ir como "corderos al matadero", han librado una lucha decidida en defensa de su salud, de su propia vida, exigiendo medidas de seguridad adecuadas o el cierre de las empresas que no se dedican a la producción esencial (como las fábricas de automóviles).
Las grandes características de estas luchas son las siguientes:
Se han producido a escala mundial, dada la naturaleza global de la pandemia, pero uno de sus elementos más importantes es que han sido más evidentes en los centros capitalistas, en particular en los países más afectados por la enfermedad: en Italia, por ejemplo, la Tendencia Comunista Internacionalista menciona huelgas espontáneas en Piamonte, Liguria, Lombardía, Véneto, Emilia Romaña, Toscana, Umbría y Apulia[2]. Fueron sobre todo los obreros de las fábricas italianas los primeros en plantear el lema "no somos corderos enviados al matadero". En España, las huelgas en Mercedes, FIAT, Balay electrodomésticos; los trabajadores de Telepizza, en huelga contra las represalias a los trabajadores que no querían arriesgar sus vidas entregando pizzas, y otras protestas de los repartidores en Madrid. Tal vez lo más importante de todo - entre otras cosas porque desafía la imagen de una clase obrera americana que se ha unido sin críticas a la demagogia de Donald Trump - ha habido luchas generalizadas en los Estados Unidos: huelgas en FIAT en Indiana, Warren Trucks, por los conductores de autobuses en Detroit y Birmingham Alabama, en los puertos, restaurantes, en la distribución de alimentos, en el saneamiento, en la construcción; huelgas en Amazon (que ha sido golpeado por las huelgas en otros países también), Whole Foods, Instacart, Walmart, FedEx, etc. También hemos visto un gran número de huelgas de alquiler en los Estados Unidos. Se trata de una forma de lucha que, si bien no implica automáticamente a los proletarios, tampoco es en absoluto ajena a las tradiciones de la clase (podríamos citar, por ejemplo, las huelgas de alquiler de Glasgow que formaron parte integrante de las luchas de los trabajadores durante la Primera Guerra Mundial, o la huelga de alquiler de Merseyside en 1972 que acompañó a la primera ola internacional de luchas después de 1968). Y en los Estados Unidos en particular hay una amenaza real de desalojo que pende sobre muchos de los sectores "confinados" de la clase obrera.
En Francia y Gran Bretaña, esos movimientos han sido menos generalizados, pero hemos visto que los trabajadores postales y de la construcción, los trabajadores de almacenes y de contenedores se en Gran Bretaña y, en Francia han hecho plantes, se han producido huelgas en los astilleros de Saint Nazaire. Amazon en Lille y Montelimar, en la logística... En América Latina, los ejemplos incluyen a Chile (Coca Cola), trabajadores portuarios en Argentina y Brasil, empacadores en Venezuela. En México, "Las huelgas se han extendido por la ciudad mexicana de Ciudad Juárez, que limita con El Paso (Texas), involucrando a cientos de trabajadores de maquiladoras que exigen el cierre de fábricas no esenciales, que se han mantenido abiertas a pesar del creciente número de muertes por la pandemia de COVID-19, incluyendo a 13 empleados de la planta de asientos para automóviles Lear, de propiedad estadounidense. Las huelgas... siguen acciones similares de los trabajadores de las ciudades fronterizas de Matamoros, Mexicali, Reynosa y Tijuana"[3]. En Turquía, huelgas en la fábrica textil Sarar (en contra del consejo de los sindicatos), en el astillero de Galataport y por parte de los trabajadores del correo. En Australia, huelgas de los trabajadores portuarios y de la distribución. La lista podría ampliarse fácilmente.
Varias de las huelgas han sido espontáneas, como en Italia, en las fábricas de automóviles de los Estados Unidos y en los centros de Amazon, los sindicatos han sido ampliamente criticados y a veces se han opuesto frontalmente por su abierta colaboración con la dirección. Según un artículo de la Libcom, que ofrece un amplio panorama de las recientes luchas en los EE.UU.: "Los trabajadores de las plantas de ensamblaje de Fiat Chrysler's Sterling Heights (SHAP) y Jefferson North (JNAP) en Metro Detroit tomaron el asunto en sus manos anoche y esta mañana y forzaron un paro de la producción para detener la propagación del coronavirus. Los paros laborales comenzaron en Sterling Heights anoche, sólo horas después de que el United Auto Workers y los fabricantes de automóviles de Detroit llegaran a un pésimo acuerdo para mantener las plantas en funcionamiento durante la pandemia mundial... El mismo día, decenas de trabajadores de la planta de Lear Seating en Hammond, Indiana, se negaron a trabajar, lo que obligó a cerrar la fábrica de piezas y la cercana Planta de Ensamblaje de Chicago"[4]. El artículo también contiene una entrevista con un trabajador de la industria automotriz que declara: "El sindicato y la empresa se preocupan más por hacer camiones que por la salud de todos. Siento que no van a hacer nada a menos que tomemos medidas. Tenemos que unirnos. No pueden despedirnos a todos".
Estos movimientos se producen en un terreno básico de clase: en torno a las condiciones de trabajo (demanda de equipos de seguridad adecuados) pero también en torno a la indemnización por enfermedad, los salarios impagados, las sanciones a los trabajadores que se negaron a trabajar en condiciones inseguras, etc. Muestran un rechazo al sacrificio que está en continuidad con la capacidad de la clase para resistir el alistamiento para la guerra, factor subyacente en la situación mundial desde el relanzamiento de las luchas de clase en 1968.
Los trabajadores de la salud, aunque han demostrado un extraordinario sentido de la responsabilidad, también han expresado su descontento con sus condiciones, su ira con los llamamientos hipócritas y los elogios de los gobiernos, aunque esto ha adoptado principalmente la forma de protestas y declaraciones individuales, pero ha habido acciones colectivas[5], incluidas huelgas, en Malawi, Zimbabue, Nueva Guinea y manifestaciones de enfermeras en Nueva York.
Pero este sentido de responsabilidad proletaria, que también impulsa a millones de personas a seguir las reglas del autoaislamiento, muestra que la mayoría de la clase obrera acepta la realidad de esta enfermedad, incluso en un país como Estados Unidos, donde varias fracciones de la burguesía (entre ellas los “trumpistas”) defienden un negacionismo de la pandemia. Así pues, las luchas que hemos visto se han limitado necesariamente a los trabajadores "esenciales" que luchan por unas condiciones de trabajo más seguras -y estas categorías están destinadas a seguir siendo una minoría de la clase, por muy vital que sea su papel- o por trabajadores que muy pronto se han cuestionado si su trabajo era realmente necesario, como los trabajadores del automóvil en Italia y en los Estados Unidos; y por lo tanto su principal demanda era que se les enviara a casa (a sueldo de la empresa o del Estado en lugar de ser despedidos, como muchos lo han sido). Pero esta demanda, aunque necesaria, sólo podía implicar una especie de retirada táctica en la lucha, más que su intensificación o extensión. Ha habido intentos -por ejemplo, entre los trabajadores de Amazon en los Estados Unidos- de celebrar reuniones de lucha en línea, de hacer piquetes mientras se observan distancias seguras, etc., pero no se puede evitar el hecho de que las condiciones de confinamiento suponen un enorme obstáculo para cualquier desarrollo inmediato de la lucha.
Y en condiciones de aislamiento es más difícil resistir el gigantesco aluvión de propaganda y ofuscación ideológica desarrollado por los Estados.
Los medios de comunicación cantan a diario himnos a la unidad nacional, basados en la idea de que el virus es un enemigo que no discrimina: en el Reino Unido el hecho de que Boris Johnson y el Príncipe Carlos fueron infectados por el virus se presenta como la prueba de ello[6]. La referencia a la guerra, el espíritu del "blitz" durante la Segunda Guerra Mundial (en sí mismo el producto de un importante ejercicio de propaganda destinado a ocultar cualquier descontento social) es incesante en el Reino Unido, en particular con los aplausos que recibe un veterano de la Fuerza Aérea de 100 años que recaudó millones para el NHS al completar 100 tramos de su gran jardín. En Francia, Macron también se ha presentado como un líder de guerra; en los Estados Unidos, Trump se ha esforzado por definir el Covid-19 como el "virus chino", desviando la atención del lamentable manejo de la crisis por parte de su administración y jugando con el tema habitual de "America First". En todas partes -incluso en el área de Schengen de la Unión Europea- el cierre de las fronteras se ha destacado como el mejor medio para contener el contagio. Se han formado gobiernos de unidad nacional donde antes reinaba una división aparentemente insoluble (como en Bélgica), o los partidos de la oposición se vuelven más que nunca "leales" al "esfuerzo bélico" nacional[7].
El llamamiento al nacionalismo se acompaña con la presentación del Estado como la única fuerza que puede proteger a los ciudadanos, ya sea mediante la aplicación enérgica del confinamiento o en su apariencia más amable como proveedor de ayuda a los necesitados, ya sean los billones que supuestamente se estarían repartiendo para mantener a los trabajadores despedidos, así como a los autónomos cuyos negocios han tenido que cerrar, o los servicios de salud administrados por el Estado. En Gran Bretaña, el "National Health Service" ha sido durante mucho tiempo un icono sagrado de casi toda la burguesía, pero sobre todo de la izquierda, que lo considera su logro especial, ya que fue introducido por el gobierno laborista de la posguerra que lo presenta como algo ajeno a la mercantilización capitalista de la existencia, a pesar de las malvadas invasiones de los empresarios privados. Esta jactancia del NHS e instituciones similares se apoya en los rituales semanales de aplausos y el incesante elogio de los trabajadores de la salud como héroes, sobre todo por los mismos políticos que han sido decisivos en los enormes recortes de los servicios de salud realizados en la última década.
Según el político laborista de izquierda Michael Foot, Gran Bretaña nunca estuvo más cerca del socialismo que durante la Segunda Guerra Mundial (¡¡¡), y hoy en día, cuando el Estado tiene que dejar de lado las preocupaciones sobre la rentabilidad inmediata para mantener unida a la sociedad, la vieja ilusión de que "todos somos socialistas " (que era una idea comúnmente expresada por la clase dirigente durante la ola revolucionaria después de 1917) ha cobrado un nuevo impulso gracias a las masivas partidas de gastos impuestas a los gobiernos por la crisis de Covid-19. El influyente filósofo de izquierda Slavo Zizek, en una entrevista en Youtube titulada "Comunismo o barbarie"[8], parece dar a entender que la propia burguesía se ve obligada a tratar el dinero como un mero mecanismo de contabilidad, una forma de vale de tiempo de trabajo, totalmente desvinculado del valor real. En resumen, los bárbaros se estarían convirtiendo en comunistas (¡¡¡). En realidad, la creciente separación del dinero del valor es el signo del completo agotamiento de la relación social capitalista y, por tanto, de la necesidad del comunismo, pero el desprecio de las leyes del mercado por parte del Estado burgués no es un paso hacia un modo de producción más elevado, sino una nueva muralla defensiva de este orden en decadencia. Y la función de la izquierda del capitalismo es sobre todo ocultar esto a la clase obrera, desviarla de su propio camino, lo que exige romper el control del Estado y preparar su destrucción revolucionaria.
Pero en la era del populismo la izquierda no tiene el monopolio de las falsas críticas al sistema. La indudable realidad de que el Estado utilizará en todas partes esta crisis para intensificar su vigilancia y control de la población -y, por tanto, la realidad de una clase dominante que "conspira" sin cesar para mantener su dominio de clase- está dando lugar a una nueva cosecha de "teorías de la conspiración", según las cuales el peligro real representado por el Covid-19 se descarta o niega rotundamente: se trataría de una "estafa" respaldada por una siniestra cábala de globalistas para imponer su programa de "gobierno único". Y estas teorías, que son particularmente influyentes en los EE.UU., no se limitan al ciberespacio. La facción Trump en los EE.UU. ha estado revolviendo la olla, afirmando que hay pruebas de que Covid-19 escapó de un laboratorio de Wuhan - incluso si los servicios de inteligencia de EE.UU. ya han descartado esto. China ha respondido con acusaciones similares contra los EE.UU. También ha habido grandes protestas en los EE.UU. exigiendo la vuelta al trabajo y el fin del encierro, incitadas por Trump e inspiradas a menudo por las teorías conspiranoicas (así como por fantasías religiosas: la enfermedad es real, pero podemos vencerla con el poder de la oración). También ha habido algunos ataques racistas contra personas del lejano oriente, identificadas como responsables del virus. No hay duda de que tales ideologías afectan a partes de la clase obrera, en particular a aquellos que no reciben ningún tipo de apoyo financiero de los empleadores o del Estado, pero las manifestaciones de vuelta al trabajo en los EE.UU. parecen haber sido dirigidas principalmente por elementos pequeñoburgueses ansiosos de hacer funcionar de nuevo sus negocios. Como hemos visto antes, muchos trabajadores han luchado por ir en la dirección opuesta a estas mistificaciones.
Esta vasta ofensiva ideológica refuerza la atomización objetiva, impuesta por el confinamiento, el temor de que cualquier persona ajena a su hogar pueda ser fuente de enfermedad y muerte. Y el hecho de que el encierro probablemente durará algún tiempo, que no habrá vuelta a la normalidad y que puede haber más períodos de encierro si la enfermedad pasa por una segunda oleada, tenderá a exacerbar las dificultades de la clase obrera. Y no podemos permitirnos olvidar que estas dificultades no comenzaron con el confinamiento, sino que tienen una larga historia detrás, sobre todo desde el inicio del período de descomposición después de 1989[9], que ha visto un profundo retroceso tanto en la combatividad como en la conciencia, una creciente pérdida de la identidad de clase, una exacerbación de la tendencia al "cada cual a la suya" en todos los niveles. Así pues, la pandemia, como producto claro del proceso de descomposición, marca una nueva etapa en el proceso, una intensificación de todos sus elementos más característicos[10].
No obstante, la crisis de Covid-19 también ha centrado la atención en la dimensión política en un grado sin precedentes: la conversación diaria, así como el incesante parloteo de los medios de comunicación, se centra casi totalmente en la pandemia y el confinamiento, la respuesta de los gobiernos, la difícil situación de los trabajadores de la salud y otros trabajadores "esenciales" y los problemas de la supervivencia cotidiana de una gran parte de la población en su conjunto. No cabe duda de que el mercado de las ideas se ha visto en gran medida acorralado por las diversas formas de la ideología dominante, pero hay áreas en los que una minoría importante puede plantear cuestiones fundamentales sobre la naturaleza de esta sociedad. La cuestión de qué es "esencial" en la vida social, de quién hace el trabajo más vital y, sin embargo, es pagado tan miserablemente por ello, la negligencia de los gobiernos, el absurdo de las divisiones nacionales frente a una pandemia mundial, de qué tipo de mundo viviremos después de Covid: son cuestiones que no pueden ser completamente ocultadas o desviadas. Y la gente no está totalmente atomizada: los encerrados utilizan los medios sociales, los foros de Internet, las videoconferencias o las audioconferencias no sólo para continuar con el trabajo asalariado o mantenerse en contacto con la familia y los amigos, sino también para discutir la situación y hacer preguntas sobre su verdadero significado. Físicamente (si se está a la distancia social necesaria...) reunirse con los residentes del bloque de apartamentos o del barrio también puede convertirse en un ámbito de discusión, aunque no debemos confundir el ritual semanal de aplausos con la solidaridad real o los grupos locales de ayuda mutua con la lucha contra el sistema[11].
En Francia, un eslogan que se hizo popular fue "el capitalismo es el virus, la revolución es la vacuna". En otras palabras, las minorías de la clase están llevando la discusión y la reflexión a su conclusión lógica. La "vanguardia" de este proceso está formada por aquellos elementos, algunos de ellos muy jóvenes, que han comprendido claramente que el capitalismo está totalmente en bancarrota y que la única alternativa para la humanidad es la revolución proletaria mundial, es decir, por aquellos que están avanzando hacia posiciones comunistas, y por lo tanto la tradición de la izquierda comunista. La aparición de esta generación de personas "en búsqueda" del comunismo plantea a los grupos existentes de la izquierda comunista una inmensa responsabilidad en el proceso de construcción de una organización comunista que podrá desempeñar un papel en las futuras luchas del proletariado.
Las luchas defensivas que hemos visto en la primera etapa de la pandemia, el proceso de reflexión que ha ocurrido durante los confinamientos, son indicios del potencial intacto de la lucha de clases, que también puede estar "bloqueado" durante un período considerable pero que a largo plazo podría madurar hasta el punto de poder expresarse abiertamente. La imposibilidad de reintegrar a un gran número de despedidos en el momento más álgido de la crisis, la necesidad de que la burguesía recupere los "regalos" que ha ido repartiendo en aras de la estabilidad social, la nueva ronda de austeridad que la clase dominante se verá obligada a imponer: esta será sin duda la realidad de la próxima etapa del Covid-19, que es a la vez una historia de la crisis económica histórica del capitalismo y de su descomposición progresiva. Una historia también de agudización de las tensiones imperialistas, ya que varias potencias tratan de utilizar la crisis de Covid-19 para perturbar aún más el orden imperialista mundial: en particular, es posible que haya una nueva ofensiva del capitalismo chino dirigida a desafiar a los Estados Unidos como la principal potencia mundial. En cualquier caso, los intentos de Trump de culpar de la pandemia a China ya anuncian una actitud cada vez más agresiva por parte de los EE.UU. Se pedirá a los trabajadores que hagan sacrificios para "reconstruir" el mundo post-Covid, y para defender la economía nacional contra la amenaza del exterior.
Una vez más, debemos precavernos contra el peligro del inmediatismo. Un peligro probable - dada la actual debilidad de la identidad de clase y la creciente miseria que afecta a todas las capas de la población mundial - será que la respuesta a nuevos ataques contra los niveles de vida podría tomar la forma de revueltas interclasistas, "populares" en las que los trabajadores no aparecen como una clase distinta con sus propios métodos y demandas sino diluidos entre una masa popular amorfa y dominada por ideologías ajenas como la pequeñoburguesa o, peor aún, la lumpen. Vimos una ola de tales revueltas antes del confinamiento e, incluso durante el mismo, ya han reaparecido en el Líbano y en otros lugares, lo que pone de relieve el hecho de que este tipo de reacción es un problema más agudo en las regiones más "periféricas" del sistema capitalista[12]. Un reciente informe de las Naciones Unidas advirtió que algunas partes del mundo, especialmente en África y en países devastados por la guerra como el Yemen y el Afganistán, experimentarán hambrunas de "proporciones bíblicas" como resultado de la crisis de la pandemia, lo que también tenderá a aumentar el peligro de reacciones desesperadas que no ofrecen ninguna perspectiva[13].
Sabemos también que el desempleo masivo puede, en un período inicial, tender a paralizar a la clase obrera[14]: la burguesía puede utilizarlo para disciplinar a los trabajadores y crear divisiones entre empleados y desempleados, y en cualquier caso es intrínsecamente más difícil luchar contra el cierre de empresas que resistir a los ataques contra los salarios y las condiciones. Y sabemos que, en períodos de crisis económica abierta, la burguesía siempre buscará coartadas que oculten la decadencia y barbarie del sistema capitalista: a principios de los 70, fue la "crisis del petróleo"; en 2008, "los banqueros codiciosos". Actualmente el chivo expiatorio será el virus. Pero estas excusas son necesarias precisamente porque la crisis económica, y en particular el desempleo masivo, es una acusación contra el modo de producción capitalista, cuyas leyes, al final, le impiden alimentar a sus esclavos.
Más que nunca, los revolucionarios deben ser pacientes. Como dice el Manifiesto Comunista, los comunistas se distinguen por su capacidad de comprender "la línea de marcha, las condiciones y los resultados generales finales del movimiento proletario". Las luchas de masas de nuestra clase, su generalización y politización, es un proceso que se desarrolla a lo largo de un largo período y pasa por muchos avances y retrocesos. Pero no nos limitamos a cumplir deseos cuando insistimos, como hacemos al final de nuestra hoja internacional sobre la pandemia, en que "el futuro pertenece a la lucha de clases"[15].
Amos
[1] Sobre las luchas en Francia a finales de 2019 ver La perspectiva que plantean las recientes luchas obreras en Francia https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [125] . Sobre los chalecos amarillos ver Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [29]
[2] https://www.leftcom.org/en/articles/2020-03-14/italy-we-re-not-lambs-to-the-slaughter-class-struggle-in-the-time-of-coronavirus [249]
[4] https://libcom.org/article/workers-launch-wave-wildcat-strikes-trump-pushes-return-work-amidst-exploding-coronavirus [251]
[5] Ver las luchas en Perú (ver https://es.internationalism.org/content/4558/covid-19-en-peru-muerte-miseria-y-crisis [185] ) y también en Bélgica y Francia.
[6] Este estribillo se ha visto en cierta medida socavado por la creciente evidencia de que los elementos más pobres de la sociedad, incluidas las minorías étnicas, están siendo mucho más afectados por el virus
[7] En España hay que hacer notar que en las primeras semanas del confinamiento el PP y Ciudadanos junto al PNV y al principio ERC han apoyado sin fisuras al gobierno de izquierdas. Solamente Vox y los independentistas de Puigdemont y Torra han jugado el papel de “malos de la película”.
[9] Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [253]
[10] En nuestro último congreso internacional hemos examinado las dificultades de la clase obrera para desarrollar su lucha. Ver Documentos del 23º Congreso Internacional de la CCI https://es.internationalism.org/content/4455/documentos-del-23o-congreso-internacional-de-la-cci-2019 [254]
[11] Ver distintos artículos o textos de debate proletario en nuestra recopilación Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [255]
[12] Ver Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria, las "revueltas populares" representan un callejón sin salida https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares [38]
[14] En las Tesis sobre la Descomposición alertamos de que “Uno de los factores que está agravando esa situación es evidentemente, que una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman es aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella” https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
https://es.internationalism.org/content/4556/covid-19-barbarie-capitalis... [227]
https://es.internationalism.org/content/4548/covid-19-o-el-proletariado-... [221]
https://es.internationalism.org/content/4636/todas-las-pandemias-del-pas... [257]
https://es.internationalism.org/content/4541/covid-19-sintoma-de-la-etap... [159]
https://es.internationalism.org/content/4614/confinamiento-ante-la-pande... [258]
https://es.internationalism.org/content/4546/pandemia-del-covid-19-el-ca... [259]
https://es.internationalism.org/content/4767/la-crisis-de-covid-muestra-... [260]
https://es.internationalism.org/content/4626/segunda-ola-de-la-pandemia-... [261]
https://es.internationalism.org/content/4593/guerras-de-vacunas-el-capit... [262]
https://es.internationalism.org/content/4651/guerra-de-vacunas-para-el-c... [263]
https://es.internationalism.org/content/4560/guerra-de-las-mascarillas-l... [190]
https://es.internationalism.org/content/4551/pandemia-de-covid-19-en-fra... [222]
https://es.internationalism.org/content/4559/en-guayaquil-ante-una-crisi... [265]
https://es.internationalism.org/content/4649/hospitales-matadero-un-test... [266]
https://es.internationalism.org/content/4558/covid-19-en-peru-muerte-mis... [185]
https://es.internationalism.org/content/4576/en-peru-la-cuarentena-escon... [267]
https://es.internationalism.org/content/4570/la-pandemia-en-mexico-como-... [268]
https://es.internationalism.org/content/4683/chile-lo-unico-que-ofrece-e... [269]
https://es.internationalism.org/content/4777/crisis-del-covid-19-oportun... [270]
https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los... [271]
https://es.internationalism.org/content/4613/gran-bretana-protestas-en-e... [272]
https://es.internationalism.org/content/4561/la-pandemia-un-revelador-y-... [273]
https://es.internationalism.org/content/4554/sobre-la-pandemia-covid19-c... [274]
https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-... [275]
Esta pandemia nos está mostrando la barbarie del capitalismo y las grandes amenazas que hace pesar sobre la humanidad. Estamos viendo una crisis económica que los “expertos” dicen que será peor que la de 1929 o la del 2008.
En Nueva York hay un muerto cada dos minutos por el Covid19 y los ricos huyen de la ciudad y se aíslan en una burbuja de lujo, protegidos por seguridad privada y pública. Mientras, en todo el mundo los trabajadores se hacinan en barrios dormitorio con precarias condiciones y servicios de salud; en su mayoría tiene que salir a trabajar utilizando transportes públicos sin medios de protección, exponiendo a ellos y sus familias al virus; en los centros de trabajo tampoco tienen garantizada la protección a la salud.
Esta situación denuncia al capitalismo como una sociedad de clases y de explotación, en decadencia y descomposición.
Estamos aquí para preguntarnos quién puede hacer frente a esta situación, quién puede cambiar al mundo.
La CCI defiende que la única clase revolucionaria es el proletariado:
1. Es la primera clase de la historia que es explotada y revolucionaria a la vez. Hasta ahora todos los cambios sociales habían sido hechos por clases explotadoras que reforzaban la división en clases, la explotación y el Estado. En cambio, con el proletariado se abre la posibilidad de abolir la explotación, las clases, las fronteras y los Estados.
2. Es una clase mundial con los mismos intereses en todos los países, por lo que puede unirse y luchar por una comunidad humana mundial.
3. Es el productor colectivo de las principales riquezas y servicios en el mundo, lo que le da una fuerza y la base para impulsar su unidad y su organización y poder acabar con el capitalismo.
4. Es la primera clase capaz de desarrollar la conciencia, la solidaridad y la autoorganización como acción masiva de todos los trabajadores y no de una minoría “dirigente”.
La CCI se reivindica del Manifiesto Comunista de 1848 que dice: “El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa”.
Entre 1848 y 1917, el proletariado a través de una dura lucha “económica, política e ideológica” como recordaba Engels, fue capaz de crear una vasta red de organizaciones: Partidos de masas, sindicatos, cooperativas, mutuas, universidades obreras, ligas de jóvenes o de mujeres etc. Con ellas logró definir su identidad de clase, es decir, reconocerse como clase obrera. Lo que permitía adquirir una conciencia de clase, a pesar de los peligros del parlamentarismo, el reformismo, la dominación elitista del grupo parlamentario, el economicismo, etc.
Esta fuerza permitió al proletariado internacional responder a la barbarie de la 1ra. Guerra Mundial con la oleada revolucionaria también mundial de 1917 a 1923. El proletariado tomó el poder en Rusia desarrollando su propia organización como clase a través de los Consejos Obreros. Estos fueron creados por el proletariado también en otros países (Alemania, Hungría, Italia, Austria), como dijo Lenin, el término Soviet (Consejo Obrero en ruso) había dejado de ser latín para las masas obreras. Hubo ecos en otros países de Europa, Asía, América y África. Estas experiencias a pesar de su derrota demostraron claramente que:
1. El proletariado puede tomar el poder y hacer la revolución,
2. El movimiento revolucionario es internacional,
3. Los Consejos Obreros son la forma de organización masiva de todo el proletariado.
La revolución fue aplastada en Rusia gracias al estalinismo que se apoderó del partido bolchevique en degeneración y del Estado soviético, debido a que finalmente quedó aislada y el comunismo en un solo país es imposible. Uno detrás de otro, los partidos creados por el proletariado degeneraron y fueron recuperados por la burguesía integrándolos en el Estado capitalista, ocurrió primero con los partidos socialistas, después con los partidos comunistas y finalmente con la Oposición de Izquierda de Trotsky. Los sindicatos fueron también integrados en el Estado capitalista sirviendo al interés de la burguesía disfrazados de obreros.
“El instrumento más eficaz que ha desarrollado el capitalismo en decadencia para asegurar su supervivencia ha sido la recuperación sistemática de todas las formas de lucha y organización que la clase obrera había heredado del pasado y que el cambio de perspectiva histórica ha vuelto caduco. Todas las tácticas sindicales, parlamentarias, frentistas que habían tenido un sentido y una utilidad para la clase obrera en el siglo XIX, se convirtieron en otros tantos medios para paralizar su lucha, transformándose en arma fundamental de la contrarrevolución” (Manifiesto del Primer Congreso de la CCI).
Durante la larga noche de la contra revolución, el proletariado estuvo dividido, amordazado y aplastado, sin embargo, no desapareció como clase. En primer lugar, por el esfuerzo de los pequeños grupos de la Izquierda comunista (Bilan, Internationalisme); en segundo lugar, hubo algunas luchas como en Alemania del Este 1953, Hungría 1956.
Desde 1968, vuelve a desarrollarse la lucha, la unidad y la conciencia del proletariado. La expresión de este renacimiento histórico es: El mayo francés, el otoño caliente italiano, el Cordobazo argentino, la insurrección del Báltico en Polonia etc. Hasta 1989 hubo sucesivas oleadas de lucha en diferentes países destacando el gran movimiento obrero en Polonia en 1980.
Como respuesta la burguesía desarrolló sus armas ideológicas, políticas y sindicales. La más importante es la democracia. Produce la ilusión de que votando podemos cambiar las cosas, que tenemos partidos que nos representan y sobre todo la democracia promueve el veneno del individualismo, nos vemos como ciudadanos y no como parte de la clase obrera. Bajo el manto de la democracia, la burguesía desarrolla toda clase de engaños y divisiones, los sindicatos, el nacionalismo, la autogestión, las luchas parciales, etc.
Con estas armas, la burguesía logró debilitar la lucha del proletariado, y reforzar su aparato represivo y de división.
A esta dificultad de la lucha del proletariado, vino a añadirse la caída del muro de Berlín, el derrumbe del bloque del Este y el hundimiento de los regímenes llamados comunistas. Esto permitió, una gigantesca campaña a la burguesía machacando que el comunismo estaba muerto, que el marxismo había fracasado e incluso la clase obrera ya no existía.
“Esta identificación del comunismo con el estalinismo es la mayor mentira en la historia de la humanidad. No solo la clase dominante quiere demostrar que la revolución proletaria sólo puede conducir a un sistema totalitario bárbaro y al caos. sino que busca también borrar de la memoria de la clase obrera su lucha histórica contra el sistema capitalista”.
Fue un golpe duro a la conciencia y a la identidad de la clase obrera que provocó un fuerte retroceso en la conciencia de los obreros y en las luchas. Y los efectos se siguen viviendo hoy. Para la CCI el hundimiento de los regímenes “comunistas” era el hundimiento de una forma particular de capitalismo de Estado, debido a una fase nueva en la historia del capitalismo que es su descomposición social e ideológica. La CCI en las tesis sobre la descomposición defiende que: “El hundimiento del bloque imperialista del Este ha venido a confirmar la entrada del capitalismo en una nueva fase de su período de decadencia: la de la descomposición general de la sociedad”.
En las mismas tesis, la CCI afirma que: “A pesar del golpe en su toma de conciencia dado por el hundimiento del bloque del Este, el proletariado no ha sufrido derrotas importantes en el terreno de sus luchas. Su combatividad sigue intacta. Pero, además, y es éste un factor que determina en última instancia la evolución de la descomposición, o sea, la agravación inexorable de la crisis del capitalismo es un estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, condición misma en su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad”.
Será en la lucha contra los golpes cada vez más terribles que da el capitalismo en crisis, contra las condiciones de vida de la clase obrera donde esta ira forjando su identidad y desarrollando su conciencia. Al desempleo, la precariedad, la reducción de salarios, la eliminación de prestaciones sociales etc., el proletario tiene que responder en su propio terreno de clase, desarrollando asambleas generales, abiertas a los demás obreros, extendiendo y unificando sus luchas, haciendo frente al sabotaje de los sindicatos. Un obstáculo contra esta perspectiva son las revueltas populares interclasistas como las que se vivieron el año pasado en diferentes países y han vuelto a aparecer, por ejemplo, en el Líbano. Igualmente son factor de división, interclasismo, las luchas parciales: el feminismo, el movimiento “por el clima”, la lucha racial etc.
A lo largo de la historia, la clase obrera ha cambiado su piel. En los últimos 50 años se han incorporado al proletariado trabajadores profesionales y más recientemente riders, uberizados etc. Esto ha sido aprovechado por los servidores de la burguesía para proclamar que “la clase obrera ha desaparecido pues cada vez hay menos trabajadores con casco y mono azul” y, simultáneamente, para sembrar toda clase de divisiones y enfrentamientos dentro de la clase.
Contra estas divisiones y trampas, la perspectiva a la cual deben dirigirse las luchas y todos los esfuerzos que hacemos en estas reuniones es: “La victoria de la clase obrera significará para el género humano la liberación definitiva de los grilletes que le han sometido a las leyes ciegas de la economía y la naturaleza. Señalará el final de la prehistoria de la humanidad, estableciendo el principio de la verdadera historia y del dominio de la libertad sobre las ruinas del dominio de la necesidad” (Manifiesto del Primer Congreso Internacional de la CCI, 1975)
CCI
• Principios del comunismo
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [276]
• Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (2019)
• "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [109]".
La burguesía como clase dominante, históricamente ha mostrado la potencialidad humana que provoca el trabajo asalariado, con ello se ha creado maravillas mejor que en cualquier época del pasado, y sin embargo, ese desarrollo, contradictoriamente, es incapaz de satisfacer las necesidades de la clase obrera y de la humanidad en su conjunto. En este marco general, como hemos analizado anteriormente, las reacciones de la burguesía frente al COVID-19 se enfocan directamente contra los trabajadores.
En medio de la cuarentena, los despidos son masivos en EEUU, España, Italia, Brasil, Perú, etc. Por otra parte, las condiciones laborales de miles de trabajadores sanitarios son deplorables, lo que ha provocado desesperación, miedo y reclamos por falta de instrumentos tan elementales como guantes y mascarillas. A esta situación se suma la dificultad de la burguesía por garantizar alimentación en diferentes lugares para afrontar la pandemia, esto debido al desempleo que antes de la pandemia ya registraban países como América Latina, por tanto, es imposible que mucha gente permanezca en casa sin que el Estado garantice ni siquiera las mínimas condiciones de alimentación.
A todo esto, el anuncio de que habrá pronto una recesión económica de magnitudes sin precedentes, con lo cual la burguesía anticipa los ataques que dirigirá hacia la clase obrera, esto está provocando cada vez un malestar general, nerviosismo, rabia e indignación que es importante que los elementos más avanzados del proletariado se anticipen a cómo canalizar dicha indignación, por tanto podríamos preguntarnos ¿Cómo debe prepararse la clase obrera para responder a la crisis del capitalismo mundial?
La clase obrera a lo largo de su historia ha desarrollado una larga experiencia en el marco de la lucha de clases, en este terreno ha consolidado su programa, ha madurado sus instrumentos de combate tanto en el campo político como en el campo organizacional, ha fortalecido su unidad de clase por fuera de las fronteras nacionales y ha desplegado una genuina solidaridad. Sólo en el terreno de la lucha de clases, el proletariado puede identificar su perspectiva revolucionaria y por lo tanto, la posibilidad de destruir el Estado y erigir una sociedad diferente. Por tal razón, ¿Qué es una lucha de clases, cualquier manifestación social que aparece en la calle podría ser tipificada de lucha de clases?
Por ahora no es posible el combate en la calle, ni huelgas de trabajadores, de igual modo tampoco podemos encontrarnos físicamente para debatir. La posibilidad que tenemos a nuestro alcance, es la reflexión que también es un arma de la lucha de clases, y en ese contexto, profundizar los métodos de combate del proletariado, su historia y las perspectivas de qué sociedad debería instaurar la clase obrera a nivel mundial; en el corto tiempo se puede constatar que hay mucha gente preocupada por el destino de la humanidad, esas inquietudes son importante que encuentre respuestas y qué mejor si nosotros como una fracción de la clase obrera, podamos aportar al esclarecimiento y por ese motivo, es importante preparamos.
Por otra parte, las luchas del proletariado no son lineales, van de tumbo en tumbo hasta que alcanzan la magnitud para provocar en el enemigo el suficiente daño y abrir un período revolucionario. Por eso es significativo identificar que las luchas de hoy o de mañana son o serán la continuidad de las luchas proletarias anteriores. Por tal razón es importante la historia. Por ejemplo, después de las luchas obreras de España de 2011, vino un período de enfriamiento o de reflujo hasta asistir a las luchas que acaban de ocurrir en Francia y que han permanecido por más de 50 días en combate (finales de 2019 y principios de 2020). Estas luchas han mostrado un embrión importante que puede ser el inicio de la reactivación de las luchas obreras en varios países.
Con la pandemia, también se ha visto huelgas puntuales en el norte de Italia, España, Francia, Canadá, Brasil, EEUU, Perú de trabajadores de la salud. Aunque estas huelgas son puntuales, muestran algo en común:
Los peligros para el proletariado son varios, pero en esta presentación queremos resaltar en especial el peligro que representan las revueltas populares. Las revueltas populares o interclasistas, es un obstáculo serio para el desarrollo de la conciencia de la clase obrera. Las luchas interclasistas siempre desvían la perspectiva del proletariado, precisamente por la presencia de múltiples expresiones del izquierdismo, anarquismo que son manifestaciones ajenas a las posiciones de la clase obrera, al internacionalismo, al programa comunista y en muchos casos, son la reproducción contrarrevolucionaria que han heredado del estalinismo, maoísmo, etc.
El interclasismo que promueve el izquierdismo y el anarquismo, por lo general terminan en saqueos y en desorden violento en que es imposible instaurar asambleas y muchas veces boicotean las asambleas de obreros que son acusados de “flojos” que se la pasan reflexionando. Por el contrario, la revolución proletaria contiene mucha reflexión porque no se trata sólo de enfrentar al Estado y desahogar la ira, sino, que su tarea es la de revolucionar toda la sociedad y para ello se requiere de la comprensión para llevar adelante esa tarea histórica.
La burguesía que ya no puede prometer perspectivas de futuro a la humanidad, cuenta con varias armas contra el proletariado:
La reunión, juzgamos, debe calibrarse en torno a 4 ejes principales:
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La entrada del año 2020, ya anunciada como una cuesta económica con gruesos nubarrones recesivos (ver artículo sobre la crisis en este número), trajo al descubierto el horror y la barbarie de este sistema de producción en plena descomposición que es el capitalismo, con la pandemia del Covid-19. Muchos justifican la irresponsabilidad de los gobiernos al subestimar el problema, arguyendo que se trata de “algo nuevo” y por eso los Estados no estaban preparados. Incluso, así se trate de países del “primer mundo”, todas las condiciones miserables de la infraestructura hospitalaria y el colapso de los sistemas de salud no son el resultado de la pandemia, sino que son consecuencia de décadas de desmantelamiento de los sistemas de seguridad social (pensiones, salud, educación, etc…) a escala planetaria, porque para el capitalismo simplemente “no son áreas rentables”. Además, desde hace casi dos décadas colectivos de investigadores ya habían advertido que era altamente probable una pandemia de este tipo y que se debía invertir más en investigación y en recursos de prevención, sin embargo, ningún gobierno se hizo eco pues implicaba desviar a esas áreas “no rentables” un capital que siempre será requerido para apuntalar la plusvalía de la burguesía en su conjunto.
La situación en México es escandalosa, no son nuevas las denuncias del desabasto terrible de medicamentos, no sólo para tratamientos de cáncer, sino medicamentos de la llamada “lista básica”; tampoco es nuevo que ya suman más de 300 hospitales que están en ruinas, sin especialistas…en fin, el Covid-19 vino a agudizar dramáticamente lo que el capitalismo ha tratado de esconder por décadas, ya sea bajo gobiernos del PRI, del PAN o de la “Cuarta Transformación” (4T): el criminal deterioro del sistema de salud. Nada más hay que ver las diversas protestas, asambleas y paros de labores en varias ciudades por parte del personal médico que ha denunciado estas carencias y sobre todo la desprotección sanitaria en que trabajan miles de ellos ante esta enfermedad tan contagiosa.
Todas las entidades del país tardaron en reaccionar con la inútil esperanza que “no fuera tan grave” o se quedara como simple “epidemia china”. El gobierno de izquierda de la burguesía mexicana, el de la 4T de Andrés Manuel López Obrador[1], dejó pasar todo el mes de enero y en febrero era ya imposible ocultar los riesgos y por eso decide suspender actividades “no esenciales” (escuelas, eventos masivos, bares, etc.) ¡a partir del 23 de marzo! …5 días después de haber permitido la realización del “Festival Vive Latino” donde se congregaron en la Ciudad de México ¡más de 40 mil personas! Poco antes de la emergencia nacional en México, AMLO mostraba de manera muy demagógica e irresponsable “amuletos” como “remedio mágico de protección”. Tratando de cuidar como siempre los intereses del capital, el gobierno de la 4T trató de retrasar lo más que pudo la declaración de la emergencia sanitaria para “no dañar la economía” del país. Traducción: la vida de las personas, de los trabajadores…son sacrificables en el altar de la ganancia del capital. Un sistema de explotación que no tiene consideración de la salud ni de la vida humana. Por ejemplo, una semana antes de “decretar la emergencia” en México (el 30 de marzo), los vuelos internacionales entraban y salían del país sin medidas de prevención.
El colmo del cinismo llegó a mitad de marzo. La burguesía de la región con negocios en México y como parte integrante del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) entre México, Estados Unidos y Canadá, empezaron a frotarse las manos ante las “oportunidades” que la pandemia abriría para México. Según la Secretaría de Economía, el cierre de cadenas productivas en China catapultaba a México como una buena opción para asumir ese papel.
Así, la mayoría de las empresas siguieron laborando a todo vapor durante los meses de febrero y marzo. Uno de los sectores qué más “resistió” a cerrar fue la industria maquiladora. Hasta la semana del 20 de abril decidieron cerrar totalmente las maquilas, sobre todo fronterizas, ¡pero con un pago de sólo el 50% de los salarios! En aras de mantener la actividad productiva se ponía en peligro de muerte a cientos de miles de trabajadores. Otro ejemplo, el poderoso Grupo México del sector minero ha sido denunciado por obligar a los trabajadores a seguir laborando en condiciones inhumanas (principalmente en Sombrerete, Zacatecas). Las empresas automotrices fueron de las primeras en parar (VW, Audi, Nissan, Ford, etc.), pero no por ser empresas responsables ante la pandemia sino simplemente porque los suministros electrónicos provenientes de China se cortaron desde febrero. Todas las empresas tratan de sacar provecho de la situación: las casas de empeño despojan a los trabajadores de sus pocos bienes, los bancos extienden sus créditos para beneficiarse con los intereses, millones de trabajadores en varios sectores están obligados a trabajar en línea a ritmos extenuantes, etc. El sistema capitalista hace todo por seguir funcionando, instala el “tele- trabajo” o el también llamado “office-home”, es decir se “flexibiliza el trabajo” y se alargan las jornadas desde casa. El capital ya está delineando lo que será el futuro laboral en el mundo en favor del capital y empeorando las condiciones ya miserables de millones de trabajadores.
No vivimos en un sistema de producción que exista para satisfacer las necesidades humanas, ¡vivimos en un sistema de explotación del trabajo asalariado donde la vida humana es sólo “estadística”!
“Las disputas cotidianas del gobierno con grupos empresariales, el amotinamiento de policías y los conflictos con jueces y magistrados, muestra que la tendencia de la descomposición sigue siendo dominante, a tal grado que algunos periodistas han considerado la posibilidad de que se esté preparando por la ultraderecha, un golpe de Estado “suave”. Tal vez esta afirmación exagere los hechos, pero lo cierto es que la ruptura del tejido de la clase en el poder se ha venido ampliando pese a los intentos del nuevo gobierno.” (“Gobierno de AMLO: la burguesía gobierna desde la izquierda para reforzar su dominio” en Revolución Mundial no 142, Oct 2019 – Abril, 2020).
Esas confrontaciones se han acelerado en el marco de esta pandemia. TV Azteca llamando a la “desobediencia” contra las medidas de las autoridades sanitarias, Televisa abiertamente contra la 4T, periódicos como El Financiero no pierden oportunidad para lanzar gasolina al fuego, todo ello es la punta de iceberg ya que son en realidad expresión del enfrentamiento sórdido entre grupos de la burguesía por el poder. Esas divisiones impiden construir una estrategia común contra la pandemia y lo que vemos es que cada fracción avanza “cada uno por su lado”.
Así, los distintos niveles de gobierno toman cada uno sus medidas y, dependiendo de su filiación política y los intereses de las facciones que están detrás de ellos, se unen u oponen al gobierno federal. Por ejemplo, para nadie es un secreto que el Covid-19 pone al descubierto un grupo de gobernadores confrontados a la 4T. “Los gobernadores de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, Miguel Riquelme, Jaime Rodríguez y Francisco García, respectivamente, se rebelaron contra el gobierno federal al señalar que no han recibido el debido respaldo de recursos durante la crisis por Covid-19, y anunciaron que no seguirán el calendario de reaperturas que señaló la Secretaría de Salud federal, para marcar el fin de la cuarentena.” (proceso.com.mx, 17-abril-2020). En la misma tesitura se encuentra el gobierno de Jalisco. Se trata de un “bloque” de la burguesía norteña y de occidente. Las divisiones y confrontaciones entre fracciones traen consigo otro problema: las guerras de cifras, por ejemplo, en cuanto al número de muertos reales y la manipulación de los hechos. Televisa anuncia falsamente la muerte de un empresario, personajes de la farándula entran al juego difundiendo o exagerando hechos, usan la dificultad en el control del avance de la pandemia para divulgar rumores sobre las cantidades de muertos, falsos tratamientos, etc…un manejo criminal de la información que desorienta a la población. En sus pugnas las fracciones de la burguesía hacen lo que sea para asestar un golpe a sus rivales a costa de desorientar aún más a la población por el manejo criminal de la información, poniendo en peligro miles de vidas.
Se acusan unos a otros, esconden recursos y material médico para denunciar al otro, los “ineptos” siempre son los “enemigos políticos”. Lo que aparece en la superficie de la realidad y que AMLO llama “vida democrática” es sin duda alguna una feroz confrontación para dirimir qué fracción se impone a la otra. La pandemia ha exacerbado esa situación. Gobernadores (de Jalisco y Nuevo León principalmente) reclaman que no les dan recursos para enfrentar la emergencia, el gobierno federal les responde diciendo que ya “se mandaron recursos, hay que ver dónde se quedaron” (Subsecretario de Salud). Se roban unos a otros, se acusan de corrupción, se dan puñaladas traperas, “y es esa misma burguesía la que tanto se adorna con finos discursos moralizantes, la que llama a la solidaridad internacional, la que exhorta a sus "tropas" a cerrar filas en torno al Estado protector. ¡Pero cuantas mentiras! ¡La ‘solidaridad’ a la que apela la burguesía no es más que una expresión del ‘cada uno a la suya’, una exacerbación del caos y la barbarie capitalista a escala planetaria![2]
Esa dinámica del “cada uno a la suya” agudiza la competencia general y les impide asumir una estrategia común contra la pandemia, es claramente una expresión de la fase terminal del capitalismo: la descomposición social.
El Estado mexicano y sus políticos quieren apresurar las cosas empujando a la “vuelta a la producción” lo más rápido que se pueda para evitar una recesión mayor. AMLO ya había anunciado el alegre plazo de principios de mayo, sin embargo, el jueves 16 de abril corrige la página y manda la emergencia sanitaria hasta el 30 de mayo. Todos presionan para que la máquina industrial se reactive, el regreso parcial de mitad de mayo es una concesión a esas presiones que puede salir caro. La pandemia mundial del Covid-19 dotó a la burguesía de un chivo expiatorio ideal para esconder las verdaderas causas del desempleo masivo, de la miseria, del hambre y de la barbarie. Como dice AMLO, el Covid-19 “nos cayó como anillo al dedo”, esta pandemia les permite crear el escenario perfecto para ocultar la quiebra del sistema y hacer un discurso en el que resaltan “sus trabajos” para reactivar una economía “víctima de la pandemia”, así, el gobierno de AMLO abre el grifo al “microcrédito”, el “crédito a la palabra” y con la intensificación de la política de austeridad, se van a justificar más despidos y más represión contra migrantes, y lo fabuloso para el capital, es que el sistema no estaría puesto en tela de juicio porque argumentarán que estamos pasando sólo por un bache del cual “saldremos airosos”. Cuando AMLO dice que para rescatar la economía “primero los pobres”, lo que en realidad está diciendo es que, si no se otorgan migajas a una clase trabajadora miserable, la situación social se puede volver convulsa, sin paz para seguir con los negocios capitalistas. Un país donde la mitad de su población laboral vive del comercio informal, es decir, de vender mercancías en la calle, que viven al día, muestra ya los estragos de años y años de ataques a las condiciones de vida de los trabajadores. Una de las preocupaciones del Estado mexicano regenteado por la izquierda del capital es que está ante una bomba social: ambulantes que no tendrán dinero para aguantar uno o dos meses sin trabajar, más los desempleados que bajo el eufemismo de “descansados” engrosarán inmediatamente las filas de los desempleados. En un país donde no existe el “seguro de desempleo”, ante el cierre de la economía por la cuarentena, la posibilidad de revueltas y saqueos está presente y es necesario advertir que estas acciones interclasistas, de violencia ciega, donde se pierde toda referencia a los medios propios de lucha proletaria, de una visión de solidaridad de clase y lo que priva es la rapiña, es también un peligro muy real para el proletariado. Algunos obreros han expresado ya su impotencia repitiendo la idea de algunos empresarios de que “es preferible morir de Covid-19 que de hambre”.
Cuando el gobierno federal dice que se regresará a fines de mayo de forma escalonada pone una condición: “que los ciudadanos cumplan estrictamente con las medidas de la emergencia”, en otras palabras, se culpabiliza al individuo, al “ciudadano” porque la propagación sería por “ser irresponsables” y si se tarda más en abrirse la economía ¡también será culpa de los individuos incumplidos! Tamaña barbaridad toma su verdadera dimensión cuando en este tipo de países más de la mitad de la población vive en la pobreza y el confinamiento se vuelve casi imposible. Cuando se culpabiliza a los individuos el sistema queda libre de responsabilidad y los trabajadores, metidos en esa dinámica, se ven impedidos de reflexionar sobre las causas de fondo de esta barbarie que vivimos. Nos pide la burguesía “cuidarnos”, “quedarnos en casa”, aplicar el confinamiento “voluntario” como si fuera el Estado el “defensor de la vida” ¡hipocresía perversa! Y en esta lógica, también la campaña política consiste en culpar también a “los malos empresarios” que “no respetan las reglas”[3] del confinamiento. De esta manera se trata de poner en primer plano a los patrones supuestamente tramposos o irresponsables e incluso corruptos que estarían entorpeciendo el buen manejo de la emergencia y se esconde así el fundamento del problema que es precisamente la permanencia de la agonía del sistema capitalista como un todo. En fin, otro aspecto de la “ansiosa prisa” por abrir la economía es no disminuir sus ganancias y ganar terreno a los rivales que lo hagan tarde, es una lucha sin cuartel donde las empresas y los Estados se disputan y seguirán disputando cada nicho de mercado, cueste lo que cueste.
En circunstancias de crisis la burguesía se desgañita en llamar a la unidad nacional y, en particular, insiste en que la única fuerza capaz de hacerse cargo es el Estado, tras del cual tendría la población que cobijarse como si fuera un instrumento al servicio de todas las clases sociales y no un aparato de la clase dominante y que, incluso, tiene que imponerse sobre algunos grupos burgueses, por ejemplo, negándose a rescatar o a condonar impuestos a determinadas empresas, como lo hace la administración federal de AMLO. A pesar de los chillidos de sus voceros periodísticos e intelectuales que no han comprendido ese servicio vital que hace siempre, sobre todo, la izquierda del capital para el buen funcionamiento del sistema en su conjunto. Esta cuestión nos remite a un tema que la CCI ha desarrollado ampliamente desde su nacimiento (1975) y que se refiere al control cada vez más monstruoso que ejerce el Estado sobre todos los resortes de la sociedad, no solamente sobre la economía, sino también sobre la política, la ideología y todo el resto de la superestructura social y que lo hemos catalogado como Capitalismo de Estado[4].
Justamente al colocar al Estado como benefactor del conjunto de la sociedad, una campaña que está a todo vapor en el mundo entero, por ejemplo, alardeando sobre el gasto que se ha estado haciendo en equipamiento, en medicamentos e insumos de uso diario, en expansión hospitalaria a algunas instalaciones como las militares, el contrato de hospitales privados, la contratación de personal médico adicional, la participación del gobierno mexicano en las investigaciones internacionales para la vacuna, e incluso todo el discurso prudente y “científico” durante el transcurso de la pandemia, etc., le permite a la izquierda del capital en el gobierno desplegar una careta de preocupación por la salud y la economía de todos los ciudadanos.
De esta manera, el gobierno de AMLO, obtiene al menos dos beneficios, por un lado, diferenciarse de sus congéneres antecesores y así ganar terreno para las disputas políticas futuras en el marco de la democracia electoral y, por el otro, continúa con sus esfuerzos de hacer más eficiente el funcionamiento de la maquinaria estatal para que los negocios capitalistas funcionen; es decir, si bien las acciones que se enumeran en el párrafo anterior aparecen como signos del “nuevo gobierno” y pueden confundirse con una verdadera preocupación por la población, lo que en realidad significan en perspectiva es que se trata de medidas tendientes a minimizar lo más posible la merma no solo de las instalaciones sanitarias necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo, sino también para que esa fuerza laboral no sea diezmada en exceso para las empresas capitalistas privadas o públicas que reanudarán operaciones en una dinámica todavía más infernal para recuperar sus ganancias y su posicionamiento frente a sus competidores. Y esto con sus bemoles, pues es sabido que bajo la cubierta de toda la propaganda oficial que hemos referido, en realidad la enfermedad, como en todos los países, no se está atendiendo como se requiere ni los recursos “adicionales” son suficientes ni adecuados como lo hemos visto al inicio de este texto.
Esta es la realidad cruda y descarnada que se revela con la “Guía bioética” ya aplicada EU o en Europa, en particular en Italia o España que impone al personal médico la elección de quién vale la pena rescatar y quién no, sacrifican “a los más débiles”, a los “no productivos” (los ancianos, jubilados y afectados por otras enfermedades graves) para que “sobrevivan los más fuertes”; un “darwinismo social” eugenista[5] que expresa la verdadera moral capitalista: “Ante la posible saturación de hospitales y carencia de servicios médicos debido a la pandemia del coronavirus, las autoridades sanitarias le darán prioridad a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o sobre quienes padecen enfermedades crónicas, ya que los jóvenes –se argumenta– tienen una ‘mayor cantidad de vida por completarse’”[6].
En fin, mientras que la burguesía intenta imponer la idea que los trabajadores tenemos que acogernos a la protección del Estado, las diversas fracciones no paran de acusarse unas a otras, de robarse entre ellas las mascarillas e implementos médicos y también aprovechan la ocasión para denigrar la actuación de otras fracciones calculando el beneficio político para su camarilla. AMLO pide “tregua en beneficio de la patria”, que seamos ciudadanos obedientes, “mexicanos responsables” convocando a los explotados a hacer unidad con la burguesía nacional. Esa defensa de la economía burguesa y de sus capacidades para competir en el mercado internacional siempre les ha redituado para justificar recortes al presupuesto y, en particular, agresiones redobladas a las condiciones de vida de los trabajadores. Esta es precisamente la única perspectiva que nos ofrece el capital y habrá que esperar después cómo se las arreglan para volver a hacer pasar una mayor explotación y ataques a todos los niveles con ayuda de sus lugartenientes principales, los sindicatos, de todos los colores.
“Esta pandemia es la expresión del carácter decadente del modo de producción capitalista, una de las muchas manifestaciones del grado de desintegración y delicuescencia de la sociedad actual, como la destrucción del medio ambiente y la contaminación de la naturaleza, el cambio climático, la multiplicación de los focos de guerra y de masacres imperialistas, la inexorable caída en la miseria de una parte cada vez mayor de la humanidad, el incremento de las migraciones de refugiados, el auge de la ideología populista y el fanatismo religioso, etc. (ver en internet nuestras Tesis sobre la descomposición del capitalismo [109]). Es un revelador del atolladero del capitalismo, un indicador de la única dirección hacia la que este sistema y su perpetuación amenazan con llevar y arrastrar a toda la humanidad: caos, miseria, barbarie, destrucción y muerte.”[7]
No hay que hacerse ilusiones, el Covid-19 no es la “última plaga”. El capitalismo en su descomposición acelerada no hará más que acentuar y generalizar todo tipo de amenazas para la humanidad. Para la inmensa mayoría de explotados y oprimidos del mundo la alternativa histórica a todo este atolladero sigue siendo la Revolución Comunista Mundial. El destino pertenece a la lucha de clases.
Marsán, 21-mayo-2020.
[1] ) “El gobierno que hoy encabeza López Obrador y su partido Morena, aunque se presenten como una expresión desde la izquierda, honesta y en combate contra la corrupción, tiene la misma naturaleza burguesa de los anteriores gobiernos y de los otros partidos con los que se complementan y se sincronizan para asegurar el sometimiento de los trabajadores.” (Revolución Mundial No. 142 Oct 2019 - Abril 2020).
[2] ) https://es.internationalism.org/content/4560/guerra-de-las-mascarillas-la-burguesia-es-una-clase-de-matones [190]
[3] Por ejemplo, AMLO ha hecho una conferencia de prensa para evidenciar a las grandes empresas que no cumplen la consigna de restringir sus actividades y que obligan a sus empleados a continuar el trabajo, pero “omite” a algunas empresas aliadas de su administración
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198901/1124/comprender-la-decadencia-del-capitalismo-vi-el-modo-de-vida-del-ca [280]
[5] La "supervivencia del más apto", término que no fue acuñado por Darwin sino por el filósofo británico Herbert Spencer, es el eje teórico de lo que se conoce como “Darwinismo social”. Luego, un primo de Darwin, Francis Galton, fundó una pseudociencia, la eugenesia, cuya divisa es mejorar la especie humana a través de la supervivencia de los más fuertes; los viejos, débiles y enfermos quedarían fuera del desarrollo de la humanidad
[6] Esta determinación se tomó en la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, elaborada por el Consejo de Salubridad General (CSG) y publicada en el Diario Oficial de la Federación. (proceso.com.mx, 14-abril-2020). Ver El “darwinismo social”, una ideología reaccionaria del capitalismo https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200909/2639/el-darwinismo-social-una-ideologia-reaccionaria-del-capitalismo [121]
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Hasta el momento la pandemia del Covid-19, es la situación más catastrófica que la humanidad está presenciando después de las guerras mundiales y aunque el número de muertos actual no llega a superar a las masacres de 1914 y 1939, el grado de horror y miseria vividos con la pandemia ya es casi comparable con aquellos acontecimientos del pasado. El modo de producción capitalista arrastra a la sociedad al caos y con ello a la economía. La crisis económica desestabiliza el mundo entero hoy, esta profunda crisis, que tiene más de 50 años, se manifiesta cada vez más violenta. El colapso de los sistemas de salud a nivel planetario, despidos masivos, desempleo, reducción de los salarios reales, pérdida del poder adquisitivo, quiebras generalizadas, en fin, pauperización y empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora es lo que se ve en el horizonte[1]. El constante desarrollo de la tendencia del “cada uno a la suya”, característica de la descomposición[2] del sistema capitalista, acelera cada vez más la crisis mundial.
En Perú, ya vemos como la burguesía capea la situación de crisis económica, señalando que es el covid 19 el responsable de sus pérdidas económicas. Esta agravación de la crisis ha hecho que la burguesía expulse a miles de trabajadores a la calle, pues las empresas necesitan ser más competitivas, aumentar la productividad (o sea la explotación), el delivery, plataformas virtuales, en fin vienen con sus llantos hipócritas, para ser escuchados por el gobierno de Vizcarra, el mismo que les ha extendido las manos, dándoles libertad de seguir despidiendo masivamente a los trabajadores y recortarles los salarios. Esta situación se multiplica y recorre el mundo de arriba abajo, porque la lógica de la ganancia y las leyes del mercado se deben salvaguardar a toda costa por encima de las calamidades y necesidades de los trabajadores.
Grandes cadenas de supermercados, de restaurantes, Bancos, Mineras y otros sectores de la economía nacional, han empezado a presionar al gobierno para ampliar sus operaciones en medio de la cuarentena, Muchos ya lo han logrado gracias a los poderosos lobbies que negocian con el gobierno de Vizcarra. La burguesía aprovecha el momento en la crisis de la pandemia, y en complicidad con la pequeña burguesía han provocado una ola de escasez y especulación con los alimentos de primera necesidad y las medicinas (los precios se han triplicado en la mayoría de los productos básicos). No es casualidad que grandes empresas que se dedicaban a rubros distintos orienten sus actividades a la distribución masiva de alimentos de primera necesidad hoy en día, porque ahí está el negocio.
Grandes negocios se levantan en plena pandemia desde el sector farmacéutico y médico. ventas de equipos, mascarillas, guantes, utensilios y medicamentos la lista es inmensa y los precios de estos artículos se han cuadruplicado. Ni que decir de las largas colas que los proletarios deben hacer para conseguir medicinas y en el peor de los casos, cuando ya están contagiados para conseguir atención medica en los hospitales donde muchos ya han muerto en plena espera, por el colapso del sector salud, abandonado desde hace décadas por los sucesivos gobiernos de la burguesía. Pero al Capital no le interesa eso, tiene que seguir reproduciéndose e imponiendo sus propias leyes por encima de las necesidades de las personas. La ley de la ganancia se impone una vez más en medio de la desgracia, la miseria y las muertes. Por cierto, ya se han destapado varios escándalos de corrupción en las compras del Estado en plena pandemia, irregularidades en los procesos de compra de la seguridad social y la policía nacional. Altos funcionarios del Estado se han visto involucrados en terribles escándalos de corrupción. Por ejemplo, en la Región de Loreto, una de las más golpeadas por la pandemia, los enfermos de Covid-19 que entran a los hospitales tienen que portar todo su pack de tratamiento médico incluyendo tanque de oxígeno. Esta situación ha presionado los precios al alza de una forma salvaje de 5 a 10 veces más que en la etapa pre- crisis.
La burguesía y su prensa quieren hacer ver el problema de la escasez y especulación, como aprovechamiento de unos cuantos empresarios y comerciantes "inescrupulosos", pero la verdad es que se intenta ocultar el rostro repugnante del capitalismo y cuya dinámica real no es más que la expresión de un sistema podrido que se funda en las leyes ciegas de mercado, leyes anárquicas que operan a espaldas de los hombres como decía Marx.
El gobierno resulta ser el mejor cliente frente a este gran negocio donde se pinta como un “Estado solidario”, “que se preocupa por la salud de la población”, como si fuese un gran "papá" repitiendo hasta el hartazgo su propaganda que “El Perú es primero”. Todo un asalto ideológico mediante el cual intenta imponer sobre la clase trabajadora el veneno del nacionalismo, la "unidad nacional" es decir la unión de los explotados con los explotadores. El “sacrificarnos juntos para superar la pandemia”, se intenta imponer a toda costa, en medio de la brutal atomización y sufrimiento que genera el encierro.
Y de este naufragio tampoco se salvan los jubilados, los que en el pasado dieron años de su vida para los explotadores. Por ejemplo, el negocio de las AFPs[3] manejado por los bancos, se ha visto casi desnudado en medio de la pandemia. El 90 % de los aportantes del sistema privado de pensiones exigen retirar sus fondos ante las permanentes perdidas de las administradoras de fondos ocasionadas por la crisis económica mundial y sobre todo porque ya a muchos no les alcanza ni para comer. El oportunismo de algunos políticos del congreso de la república es escandaloso. Para quedar como los buenos de la película generaron mecanismos para que los jubilados pudiesen retirar parte de los fondos de pensiones, situación que, junto a los paquetes de subsidios del gobierno, ahora generan presiones inflacionarias en los precios de la canasta básica familiar. Y aunque esta situación muestra un retroceso para la burguesía encargada de administrar estos fondos, tampoco resulta un triunfo para los trabajadores que cada vez más se ven más desprotegidos, empeorando sus condiciones de vida.
La burguesía enfrenta esta situación, tanteando el terreno. Se enfrenta a un escenario incierto, muestra incapacidad y una permanente desorientación. Un ejemplo se dio cuando Vizcarra sacó a las calles contingentes de policías y militares, y estos comenzaron a contagiarse con el virus, muchos se negaron a cumplir sus funciones, hubo bajas en las fuerzas armadas, pero también muchas peleas abiertas entre ellos, en las calles, dentro de sus instituciones y cuarteles, por el pánico generalizado por los contagios y muertes. Esta situación generó un clima de descontrol en las calles, se mostraba un desconcierto en el gobierno y la burguesía, se hablaba de sublevaciones, disputas; había surgido una nueva preocupación para la clase dirigente en ese momento ¿Quién hará cumplir el orden burgués? Otro tanto, lo podemos ver en las mazmorras carcelarias del Estado: en Lurigancho y otros penales, los presos se han amotinado por la enorme cantidad de contagiados y en cárceles como la de Picsi, han tomado prácticamente todas las instalaciones aprovechando el vacío y desmanejo en que el Estado ha caído Esta situación demuestra la pérdida del control del aparato de alguno sectores del aparato represivo-Clara manifestación de la tendencia al "sálvese quien pueda y el cada uno a la suya", una de las características esenciales del periodo de Descomposición que hoy atraviesa el Capitalismo en decadencia.
El Estado viene implementando, con el pretexto del "Estado de emergencia sanitario", toda una feroz política de represión y control social. Se están preparando anticipadamente contra cualquier manifestación de los trabajadores, porque lo que intentan es controlar y reprimir esas posibles manifestaciones explosivas de los proletarios ante la crisis económica y la cuarentena de hambre que impone el gobierno. Y como no podía ser de otra manera la política del palo, del garrote represivo siempre viene acompañada de la zanahoria. El gobierno junto a la represión se ha colocado la careta filantrópica regalando una miserable cantidad de dinero a los "más vulnerables", la llamada política de los subsidios.
El Perú es uno de los países de América Latina que más ha invertido en subsidios para la población desde que se declaró el Estado de emergencia. Estos se traducen en bonos dirigidos a los hogares más míseros, ayuda que por supuesto no ha llegado a toda esa población que señalaba el gobierno. Hay barrios enteros donde las familias han puesto banderas blancas en señal de auxilio, ante la amenaza del hambre y la desprotección. Como no pueden salir a buscarse el sustento diario por la cuarentena, no tienen recursos para su alimentación. La prensa ya no puede ocultar los cientos de casos en todo el país, la desesperación, el hambre y la miseria se extiende cada vez más. Pese a las amenazas de detención, de multas o cárcel, el hambre no entiende de eso y la gente sale como sea a generarse un ingreso por miserable que este sea. El fracaso de los subsidios del gobierno es notorio, hay denuncias incluso que señalan que sectores de la burguesía, como políticos, alcaldes, empresarios y otros, han recibido el bono “por error”, en las bases de datos de los censos. Ya lo dijimos: estamos ante la política estatal del “palo y la zanahoria”, o sea entregan un bono de miseria a cambio de que no salgas a la calle a reclamar y si lo haces te estará esperando la represión.
Cuarentena es la respuesta de la burguesía ante esta situación, una cuarentena que está matando de hambre a millones de familias en todo el país, generando pánico y desesperación. La burguesía se refugia en sus casas y urbanizaciones exclusivos, en zonas donde nadie puede pasar y donde tienen espacios para sus familias sin ninguna necesidad de salir. En los barrios proletarios, en los cerros y asentamientos de la urbe o la periferia viven familias enteras con 6 a 8 miembros en espacios de menos de 40 mt2 en muchos casos, donde es más fácil que las familias se infecten por las condiciones de hacinamiento en que viven. El confinamiento decretado hace dos meses, ha dejado a miles de familias obreras sin empleo, sin ingresos; muchas de ellas ya han visto cortados los servicios esenciales por falta de pago (luz, agua); muchas familias están siendo arrojadas a la calle por no tener para el alquiler, a lo que se suma el stress del encierro y la angustia que se traduce en peleas y violencia domésticas. Es una realidad que se repite en gran parte de Lima y ciudades como Piura, Iquitos, Arequipa, Chiclayo donde muchos miles de proletarios se han visto arrojados a la miseria más absoluta y son presa fácil del virus.
Despidos masivos, ha sido la otra respuesta de la burguesía frente a esta situación. Muchas empresas han despedido a miles de trabajadores en los diferentes sectores de la actividad económica como en servicios, manufactura, turismo, exportaciones, entre otros. La burguesía no ha tenido piedad, para preservar sus ganancias no le ha temblado la mano echando a la calle a miles de trabajadores que han tenido que regresar a sus casas, a pasarla, sin sueldos, ni pagos en varios casos. En Lima y otras ciudades del país, el nivel de desempleo se ha triplicado en los primeros 15 días de la cuarentena. El 30% de la población se ha quedado directamente en la ruina, sin trabajo y sin ahorros, puesto que 70% de la población vive en la economía informal, ganando al día para sostener a sus familias. Millones de trabajadores en el Perú viven con menos de 5 dólares diarios. Existe, además, una preocupación creciente en el sector privado por 3,7 millones de empleos formales, que se verán también afectados por esta crisis[4].
La clase explotadora, ha empezado a rediseñar el funcionamiento de su sistema, con protocolos de seguridad para evitar el contagio[5].Todo un show mediático de desinfección, mascarillas y lentes, lavatorios y alcohol en spray colocados a las puertas de las fábricas, farmacias y centros comerciales. Pero las verdaderas intenciones saltan a la vista: la reactivación económica en el país, en su máxima consigna y claro, no les importa que los trabajadores puedan infectarse con el virus, no les interesa protegerlos de verdad porque la carne de cañón obrera es lo que sobra. A la burguesía le interesa un rábano la salud de los obreros, porque ellos no son los que trabajan y no producen nada. A ellos solo les interesa que los obreros vuelvan al trabajo y sacar lo máximo de beneficios en medio de esta tragedia. Y por ello presionan a su Estado para que vaya desconfinando y poniendo en funcionamiento las actividades económicas que más ganancias le dejan: minería, agroindustria, pesca, pese a que los infectólogos y hasta el propio Colegio Médico afirman que aún no hemos llegado a lo peor de la pandemia.
Pero se está montando también toda una campaña para después del levantamiento de la cuarentena, campaña plagada de sentimentales mensajes y que dicen que el mundo ya no va ser como antes, que habrá una nueva convivencia post pandemia y que la gente finalmente se acostumbrará al distanciamiento social, a la reclusión, del hogar al trabajo y viceversa. Quieren vender la idea que la sociedad "va a cambiar" a raíz de la pandemia y que se viene un "nuevo mundo" más limpio, más ecológico cuando es todo lo contrario. Una mentira más de nuestros enemigos. El capitalismo no cambia más que sus formas y después de la pandemia se mantendrá intacto en su esencia.
En realidad, lo que buscan los explotadores con sus reglas de "distanciamiento social" y sus vacías promesas de un "nuevo mundo" es evitar una vez más, que los trabajadores expresen su descontento, aislarlos al máximo unos de otros que no se reúnen en asambleas o se lancen a las huelgas. Hace 20 años lo hicieron con el terrorismo; esta vez usan el miedo paralizante del contagio y la muerte para que los trabajadores no reflexionen su situación de explotados, para separarlo de sus hermanos de clase que sufren como ellos, extremar la atomización, controlar las calles, cerrar cualquier espacio, local o plaza donde los proletarios puedan reunirse para discutir, reflexionar y luchar. Un adelanto de lo que será la "nueva convivencia social" se ha mostrado en Chile donde han habido manifestaciones, por alimentos y medicinas y contra la indolencia del gobierno, siendo los participantes reprimidos por las fuerzas del orden de inmediato y con una ferocidad inaudita[6]. Eso es lo que se viene, ese es el nuevo mundo post pandemia que nos promete la burguesía dispuesta a todo como respuesta a cualquier manifestación de descontento de la clase obrera ¡el mismo mundo de mierda bajo el capitalismo, pero con mascarillas!
Ideológicamente la clase dominante saca también ventaja de la situación, primero el Estado se auto presenta como el protector de la población destinando millones de soles en subsidios y con su propaganda de “el Perú es primero”, con la cual pretende dar la falsa idea de que en la nación se podrían unificar las dos clases antagónicas. Sus cantos de sirena llamando a la población al sacrificio para "juntos vencer al Coronavirus"; encerrándolos y matándolos de hambre, en depresión e incertidumbre frente a esta situación. Mientras siga el encierro, sabe que podrá debilitar aún más la identidad de clase de clase y hacerlo perder su perspectiva de lucha, para cuando se dé el retorno a la "normalidad". Por eso, el gobierno de Vizcarra viene dando largas cada 15 días, extendiendo la cuarentena, para evitar una posible explosión social de los trabajadores en las calles, ante el desempleo, la enfermedad, el hambre y demás miserias.
El recurso de la cuarentena no es sólo evitar los contagios. Con una sola medida, busca varios objetivos: la atomización, el individualismo, el nacionalismo, el cada uno a la suya, el sálvese quien pueda. Elementos de ideologías extrañas al proletariado y su organización. Elementos que el proletariado debe combatir en todo momento de su encierro y en su combate contra su enemigo histórico de clase: la burguesía.
La pandemia del Covid19 llegó en un mal momento para la lucha de clases. Las condiciones de bloqueo y encierro hacen imposible la forma clásica de lucha basada en Asambleas, manifestaciones y delegaciones masivas contra el ataque a las condiciones de vida en lo inmediato. Las dificultades de la clase trabajadora son diversas en tiempos de pandemia y debemos analizarlas.
Sin embargo, en plena pandemia, los trabajadores, en varios países se han negado a sacrificarse en la "línea de combate" contra el virus. A las huelgas obreras en Canadá, EEUU, Francia, a las huelgas de los obreros del automóvil en Italia, a las manifestaciones de los obreros egipcios en Kuwait, se suman la de los trabajadores de salud en prácticamente toda América Latina, desde México a Argentina. A esa lucha se han sumado sus hermanos trabajadores en el Perú. Desde que se inició la pandemia no ha dejado de haber cada semana una movilización de los sectores de trabajadores más afectados. Comenzó con la negativa y abandono del trabajo por los obreros portuarios de Ilo (Moquegua) pues la patronal quería obligarlos al descargo de mercancías provenientes de China, foco del contagio .Le han seguido decena de manifestaciones de trabajadores de la salud, médicos enfermeras y técnicos de hospitales públicos a la que se han sumado los obreros de limpieza municipales, por la enorme saturación y la bestiales condiciones de inseguridad con que el Estado los lanza a trabajar, prácticamente inermes frente al virus. Los trabajadores de los hospitales ya han visto morir a muchos de sus hermanos trabajadores y por ello, sin abandonar a sus pacientes, han salido a las calles con pancartas y altavoces a gritar por mejores condiciones de seguridad en el trabajo y esta situación se ha multiplicado por todo el país. El punto de los reclamos son la falta de equipos de seguridad médica, camas UCI. Además, contra la precariedad laboral, la falta de pago y los contratos-basura del personal médico joven.
Estos movimientos se inscriben dentro del terreno de clase, muchos de ellos son espontáneos pero válidos para la experiencia de lucha internacional de la clase trabajadora, que, aunque aún minoritarias señalan el camino de lo que en futuro la clase obrera mundial deberá hacer frente a su enemigo aunando sus luchas más allá de fronteras y nacionalidades. Es importante subrayar esto último. Ha habido una reacción internacional de los trabajadores en muchas partes del planeta en medio de la emergencia de la pandemia y pese a las amenazas de despidos o represión, los trabajadores no han tenido miedo de salir a pelear. Esta reacción es parte del cambio de ánimo que experimenta la clase obrera en su dinámica de lucha a nivel internacional[7].
Pero somos conscientes también que existe toda América Latina una fuerte tendencia a que la lucha de clase trabajadora sea apartada de su terreno de clase y se vea envuelta y ahogada en medio de las revueltas interclasistas en el futuro. Primero: por las recientes revueltas populares vistas en Chile[8] y Ecuador[9] que pueden seguir influenciando como “experiencias” recientes; segundo, por la fuerte influencia que ejercen los movimientos interclasistas e izquierdistas en América Latina, sobre todo en los países andinos, como por ejemplo el indigenismo, el frentismo, el sindicalismo o los movimientos ciudadanistas. Tercero: debilidades generales de la clase trabajadora internacional, pérdida de confianza, de solidaridad, de identidad, perdida de su proyecto histórico como clase.
Debemos recordar, que la clase trabajadora en el Perú se había venido manifestando con luchas aisladas pero sostenidas. A fines del 2019 de trabajadores del Poder Judicial y la Reniec[10]. También la huelga de los repartidores de Glovo; el paro de los trabajadores de Saga-Fallabella[11]. Las movilizaciones de estudiantes de secundaria por la reducción de pasajes en el Metropolitano. Se hacen llamar "Secundaria combativa" también manifestaciones de maestros, de obreros de la construcción, huelga indefinida de los trabajadores de todos los locales de Saga Falabella y a comienzos de este año los obreros de limpieza en el distrito de Villa María del Triunfo y la de los obreros de salud en hospitales del Cuzco y Chiclayo. Los sindicatos para no perder el control sobre los trabajadores en huelga, anunciaba un Paro nacional para Marzo.
Era una ola, en ascenso de luchas aisladas, pero en un terreno de clase, que la pandemia cortó pero que queda como parte de la experiencia de la clase obrera. Estas luchas evidenciaron muchas debilidades similares a las que hemos visto en la gran huelga de los trabajadores en Francia contra la reforma de las pensiones[12].
Existe una cierta politización de la vida a nivel internacional, hay elementos de la clase que empiezan a buscar respuestas a una serie de preguntas relacionadas a la vida cotidiana en este sistema. En este sentido se podría decir que la atomización no es completa, los elementos en búsqueda utilizan los medios para descubrir y discutir desde el punto de vista del proletariado; son minorías de las minorías, pero son expresiones muy importantes. Podemos decir, que existe una resistencia y una reflexión en la clase, estos elementos harán que la clase trabajadora se lanzará más pronto o más tarde a luchas contra los golpes masivos que le prepara la Burguesía.
Será en la lucha contra los golpes cada vez más terribles que da el capitalismo en crisis, contra las condiciones de vida de la clase obrera donde esta ira desarrollando su identidad y su conciencia. Al desempleo, la precariedad, la reducción de salarios, la eliminación de prestaciones sociales, el proletario tiene que responder en su propio terreno de clase, desarrollando asambleas generales, abiertas a los demás obreros, extendiendo y unificando sus luchas.
¡El Futuro Pertenece a la Lucha de Clases!
Internacionalismo, sección de la CCI en Perú
mayo 2020
[1] https://es.internationalism.org/content/4556/covid-19-barbarie-capitalista-generalizada-o-revolucion-proletaria-mundial [227]
[3] Administradora de fondo de pensiones (AFP) del sistema privado
[6] Para la situación en Chile ver https://es.internationalism.org/content/4567/chile-la-ley-de-proteccion-al-empleo-otro-ataque-del-capitalismo-los-obreros [284] y https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [160]
[7] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
[8] https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [167]
[9] https://es.internationalism.org/content/4490/los-efectos-de-la-descomposicion-capitalista-en-el-ecuador-solo-el-proletariado-podra [285]
[10] Registro Nacional de Identificación y Estado Civil: RENIEC
[11] Empresa de Grandes Almacenes
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El 8 de marzo hubo marchas masivas en las grandes ciudades y un paro nacional de mujeres el día 9 en todo el país. Convocados estridentemente por el colectivo “las Brujas del Mar” con amplio apoyo mediático, se sumaron otras agrupaciones feministas, grupos estudiantiles, las llamadas ONG, universidades, varios gobiernos estatales, instituciones privadas, sindicatos, partidos y, hasta miembros de la iglesia católica. Personajes de la pequeña burguesía estuvieron muy activos organizando y disponiendo de amplios recursos. ¡Hipocresía cínica y asquerosa de los sindicatos, partidos e iglesia, que a diario discriminan, explotan y vejan a las mujeres! Todo esto en un contexto internacional de movilizaciones feministas por la “igualdad de género” (casi bajo el mismo formato) bajo el himno “Un violador en tu camino” y los colores negro, verde y violeta que dio continuidad a este tipo de acciones sobre todo después de 2018 cuando tuvieron un relanzamiento internacional muy mediático alrededor del llamado movimiento “Me Too” y que, en Francia, por ejemplo, sumó también otro hashtag como #Delata a tu cerdo[1].
En este breve artículo desarrollaremos en particular dos cuestiones:
En una sociedad capitalista donde priva el patriarcado, el sufrimiento de la mujer por la violencia doméstica, el machismo, la discriminación, etc., es una realidad estrujante que, siendo una constante desde las sociedades precapitalistas[2], el capitalismo, a medida que avanza su descomposición social generalizada[3], la ha convertido en un fenómeno trágico que se expresa en violaciones, ataques y asesinatos de odio cada vez más irracionales, en un contexto en que la diversificación de los negocios de la mafia organizada enlazada o no con el Estado intensifica la diversificación del comercio sexual. Este actuar se irradia socialmente aumentando la violencia y el crimen en contra de las mujeres en todos los ámbitos, desde la familia, hasta los centros de trabajo e instituciones educativas, donde se usa el pequeño poder para desplegar desde el acoso sexual y laboral hasta otros tipos de violencia indecible. Pero esto ¡No es una fatalidad! El movimiento obrero y su método marxista, desde el siglo XIX ha planteado “la cuestión de la mujer” no como un asunto aparte sino como un problema humano de relación natural entre hombres y mujeres dentro de un marco histórico[4] y siempre con la visión de la necesidad de superación de la dominación y opresión en la relación entre hombres y mujeres, lo que solo podría ser posible hasta la sociedad comunista dadas sus raíces materiales y sociales.
Desde El Manifiesto del Partido Comunista (1848) se asesta un golpe certero a los alegatos hipócritas de la burguesía sobre el modelo y los valores eternos de la familia demostrando que ésta se basa en el lucro privado y que sólo la burguesía tiene una familia y que, por contra, hay una carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios, las cuales son destrozadas por la sobre explotación asalariada convirtiendo a los hijos y a la mujer en meros instrumentos de producción; luego, August Bebel con su libro La Mujer y el Socialismo de 1879 desarrolló en un marco histórico la necesaria solución de las contradicciones en este tema. Expuso la visión de la futura sociedad comunista y la denuncia de la sociedad capitalista que presume los ideales de la revolución burguesa de libertad e igualdad, pero… dando por hecho la sumisión de la mujer a todos los niveles: en el político, el no derecho a voto; en el social, en el matrimonio con la subordinación económica y sexual al hombre… Luego, las investigaciones de Lewis H. Morgan sobre todo en su obra La Sociedad Antigua (1887) motivaron a Friedrich Engels a enriquecer su libro Los Orígenes de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado (1884), con argumentos que establecieron los orígenes de la opresión de la mujer con el surgimiento de la propiedad privada y las divisiones de clases indisolublemente ligados a la familia patriarcal, debilitando rápidamente la influencia y la posición de la mujer al ser sustituido el derecho materno por el paterno[5].
La actual condición de la mujer afecta muy negativamente a las mujeres trabajadoras, pues a las interminables exigencias del trabajo doméstico y la educación de los hijos, hay que sumar las penurias de la pobreza, la precariedad laboral, los bajos salarios, el maltrato patronal, que comparten con sus compañeros varones. Por eso, durante el siglo XIX –sobre todo en Europa y EUA– junto con las demandas de mejoras económicas y políticas para los trabajadores, el movimiento socialdemócrata consideraba el derecho al voto para las mujeres trabajadoras.
La reivindicación de un día de la mujer tuvo orígenes dramáticos y de combate obrero:
- El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles fueron reprimidas en Nueva York por protestar contra sus condiciones laborales y pedir un recorte de la jornada laboral y el fin del trabajo infantil.
- En 1909, la huelga de las camiseras de Nueva York de 1909 destacó por su enorme dimensión después de las importantes luchas de las obreras textiles de Chicago en 1908 bajo las mismas demandas.
Estas experiencias llevaron a enarbolar como motivo de lucha el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer por la Conferencia de Mujeres Socialistas en Copenhague en 1910.
- En fin, 1911 fue el año del incendio de la fábrica textil de Triangle Shirtwaist en Nueva York donde murieron calcinados 123 mujeres y 23 hombres al ser encerrados bajo llave, reafirmando la voluntad de continuar el combate por sus reivindicaciones como se hizo sobre todo en 1912 en el marco de esa conmemoración.
- En adelante, en los años 1913 y 1914 este día de lucha se enfoca en contra de la primera guerra mundial hasta desembocar en 1917 cuando el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer detona huelgas y manifestaciones que dan el banderazo a la Revolución Rusa.
En resumen, en los años de 1911 a 1917 este motivo de lucha se enfrentó contra el capitalismo como parte del conjunto del movimiento obrero en búsqueda de su unidad y en la perspectiva del combate histórico por el comunismo a la que se integraba a las mujeres obreras. Después, el capitalismo arrebató estas expresiones de lucha y las convirtió en una celebración estéril. Por ejemplo, en 1975 la ONU declaró el Año Internacional de la Mujer y en 2011, el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Las organizaciones proletarias siempre alertaban contra el peligro de diluir las demandas y preocupaciones de las obreras como clase explotada, en las acciones feministas de las mujeres de la burguesía y la pequeña burguesía, en tanto la ideología feminista entorpecía la unidad indispensable del proletariado (y continúa haciéndolo) al limitar la perspectiva de sus exigencias dentro del perímetro de la sociedad capitalista; es decir, transformándolo en un movimiento interclasista que niega la existencia de la lucha de clases y que, al restringir la problemática al género, atrapa a los explotados en la esperanza que el capitalismo puede ofrecer “igualdad” de derechos sociales y el derecho al sufragio en particular. Tanto Alejandra Kollontai en 1907 como Rosa Luxemburgo en 1912[6], fustigaron a las mujeres burguesas y pequeño burguesas- que actúan como leonas contra las “prerrogativas del macho” pero una vez conseguidas sus aspiraciones trotan como dóciles corderos defendiendo sus privilegios de clase. Esto se zanjó definitivamente, por ejemplo, cuando una gran parte del llamado movimiento sufragista feminista en Inglaterra (que pugnaba por el voto de las mujeres) apoyó a la burguesía en la Primera Guerra Mundial[7] y solo entonces el Estado inglés le otorgó ese “derecho” por su contribución al esfuerzo de guerra.
Desde entonces se han sucedido movilizaciones feministas enarbolando esencialmente la misma demanda de igualdad de derechos entre los sexos pretendiendo que la solución venga del interior del capitalismo, que el Estado “patriarcal” acabe por… conceder de manera misericordiosa a las mujeres sus derechos y que las defienda de la “violencia de género”, cuando es harto evidente que sin la tolerancia del Estado no podría concebirse la desprotección y violencia cebada contra las mujeres, sobre todo contra las no explotadoras. Por otro lado, es muy evidente que las supuestas conquistas “feministas” como el que la mujer pueda votar, ser gerente de una empresa, acceder a diversos cargos… no representan una “liberación” del patriarcado y mucho menos un avance en la superación del actual estado de cosas que estamos comentando. Esta ideología, borra de la reflexión los fundamentos del problema, como lo veíamos, y se mantiene sobre las ideas falsificando sus causas cuando despotrica en contra del “machismo”, el “heteropatriarcado”, la “corrupción” estatal.
Las manifestaciones recientes se autodefinen como de la “cuarta ola”, la cual, con una pretendida nueva “filosofía” de “inclusión” y “empoderamiento”, termina proponiendo, como las versiones anteriores, la búsqueda de la solución a la violencia en contra de las mujeres dentro del capitalismo, en sus estructuras y sus leyes. Demostrando así que son un “nuevo” instrumento dedicado a la defensa y la reproducción de la ideología burguesa. Todas las vertientes feministas reprochan al marxismo que “no avanza lo suficientemente lejos” pues éste considera que la opresión de la mujer es irresoluble en tanto no se destruyan las condiciones materiales que la hacen posible y se instaure un nuevo orden social[8]. Las proclamas feministas, por más radicales que se presenten, incluyen en su discurso la preservación del capitalismo, pero… sin sus “despreciables consecuencias” y contradicciones, que es necesario reconocer, no pueden desaparecer hasta que éste sea destruido. Esta ideología es pequeñoburguesa y tributaria sobre todo del izquierdismo pues el feminismo es otro de sus temas por excelencia para cumplir su papel mistificador dentro del espectro político del Estado burgués.
La situación de la mujer es alarmante y en particular la de las trabajadoras. Es sobrecogedor el que en las regiones como América Latina las mujeres tengan que cargar con preocupantes aumentos de asesinatos que, según algunas cifras, por ejemplo, en México durante 2019 afectaron a 3,825 mujeres, un aumento de 6% con relación a 2018, es decir, entre 10 y 11 mujeres al día[9]. Decenas de miles de mujeres se vieron impulsadas a participar en las marchas y el paro feministas manifestando su coraje e indignación por el agravamiento de la situación y por la indolencia del Estado ante los crímenes, las violaciones, mutilaciones, etc., que no respetan edades y son a todas luces despreciables. Siendo una preocupación más que genuina, la gran mayoría de ellas no vieron la trampa que les tendieron de nuevo pues esta “fiesta”, que si no fuera por la tragedia que se ha descrito se antojaría chusca, se ha calificado como un ejemplo de ejercicio “ciudadano” y de la “sociedad civil” y así lo fue. Reproduce y acentúa lo que ha sido el feminismo sobre todo desde principios del siglo XX, un fenómeno interclasista que siempre busca eliminar los intereses de la clase trabajadora, terminar con las divisiones de clase y la explotación para unir a las mujeres de todas las clases en la defensa del capitalismo que es la verdadera causa de su opresión. Además, estos movimientos toman un tinte cada vez más reaccionario puesto que sus voceras se desgañitan en instaurar una visión “separatista” no solo oponiendo de manera irracional pura y simplemente a hombres y mujeres sino ubicando al hombre como el “enemigo”, así en abstracto, lo que se refleja en su #UnDíaSinNosotras.
Así, esta ideología separatista va aún más allá de la separación de “raza”, de oficio, de fábrica, de naciones… que siempre ha imbuido la ideología burguesa en las filas de los trabajadores para entorpecer y evitar su unidad como clase. Aunque este germen está en el origen del feminismo, en estos años está cuajando como una ideología rancia propia de la descomposición capitalista y vuelve con su cantaleta de que la única solución sería la reeducación (por parte del mismo Estado capitalista patriarcal que dicen combatir) de las personas y en particular de los hombres e insiste en el ensayo de un nuevo lenguaje como el abandonar las palabras genéricas que denoten la masculinidad y adoptar universalmente gramemas que “incluyan” a los dos géneros… además de insistir en colores o símbolos para… reeducar a la humanidad en… ¡este mismo sistema capitalista que concentra toda la carga de los sistemas de producción basados en la propiedad privada!. Además, remachando métodos de violencia de lucha ciega totalmente ajenos a los trabajadores como las acciones minoritarias “radicales” de encapuchados que supuestamente quisieran detonar una respuesta generalizada[10].
Las luchas que no van a la raíz de la explotación y la opresión son expresiones marginales en tanto que aún cuando responden a problemas reales del capitalismo, no atacan sus causas, como el feminismo oficial o radical o de otro tipo; son también utilizadas sistemáticamente por la burguesía para golpear la conciencia proletaria o como instrumento utilizado en sus pugnas internas, como está sucediendo actualmente. No es casual que las peleas entre las diferentes fracciones burguesas en la Universidad Nacional Autónoma de México fueran el escenario de la “toma” de escuelas y facultades por parte de “feministas separatistas”. Como tampoco lo es que la líder del colectivo “Las brujas del mar”, Arussi Unda, fuera evidenciada a través de la web (seguramente por el gobierno federal) en su cercanía con el expresidente Felipe Calderón. Luego, el cinismo de otra convocante, la panista Xóchitl Gálvez, en una “mesa de discusión” presentada en TV-Milenio, confiesa lo que la burguesía tenía en mente al permitir y promover el “paro femenino”, al advertir que en su empresa los hombres tendrían que cumplir las labores que han dejado de hacer las mujeres, es decir se trataba de un paro no en contra del capital, sino en contra de los mismos trabajadores. Obviamente, la administración federal tiene su propia cuota, pues habiéndose opuesto al principio precisamente denunciando las maniobras de sus opositores políticos, acabó “aceptando” para aparecer como comprensivos y favorables a las reivindicaciones feministas y también para restarles presión a las otras fracciones capitalistas. Como siempre, el cálculo burgués por encima de las consideraciones humanas.
El feminismo no debe ser una referencia para las mujeres, especialmente para los millones de trabajadoras que son explotadas diariamente en la industria, en el campo y en los servicios. Al contrario, deben siempre desconfiar de su “hermana mayor”, como se ha considerado a sí mismo el feminismo creado por la burguesía y la pequeña burguesía para mantener todo tipo de divisiones dentro de la clase obrera. Las trabajadoras deben buscar su propia identidad de clase con intereses muy definidos en cuanto a sus condiciones de vida y de trabajo en esta sociedad y clarificar cuál es su genuina perspectiva histórica de liberación como clase oprimida y explotada al lado de los hombres proletarios: la revolución comunista. La opresión y la discriminación de la mujer solamente podrán ser superadas y abolidas con la superación de todas las divisiones, discriminaciones y opresiones que llevan consigo las sociedades de explotación. Más allá no hay más que mistificación.
RR, 09-05-2020
[1] Nuestra sección en España hizo una denuncia muy importante de estas movilizaciones ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [170]
[2] No entraremos aquí en el tema de que la capacidad fisiológica específica de la mujer, el parto, estuvo probablemente al origen de una división social progresiva del trabajo que determinaba las diferencias en cuanto a las ocupaciones de las hembras con relación a los hombres, pero que todavía no registraba un antagonismo entre el hombre y la mujer puesto que ambos eran socialmente importantes para la comunidad. Pero la verdadera división sexual del trabajo fue una característica mayor de las primeras sociedades de clase que afirmaron muy rápido la dominación completa de la familia patriarcal en paralelo con el desarrollo de la propiedad privada
[3]https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[4] Carlos Marx. Manuscritos de economía y Filosofía. 1844 https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/index.htm [289]
[6] Alejandra Kollontai. Extractos de Los fundamentos sociales de la cuestión femenina. 1907 https://www.marxists.org/espanol/kollontai/1907/001.htm [291] y Rosa Luxemburgo. Sufragio femenino y lucha de clases. 1912 https://www.marxists.org/espanol/luxem/1912/mayo/12.htm [292]
[7] Una parte se desgajó, la que se manifestaba en contra de la guerra y en la cual figuraba otra revolucionaria, Sylvia Pankhurst que compartía la misma posición que sus camaradas mencionados, al contrario de su madre y de sus hermanas Emmeline y Christabel que fueron sufragistas y demócratas burguesas
[8] De hecho, el movimiento obrero reconoce que la extensión y la industrialización del trabajo desempeñó un papel progresista liberando a las mujeres de sus exclusivas labores domésticas y crearon las condiciones para la unidad proletaria, aunque seguía manteniendo, aparte de la explotación bestial de las mujeres en el trabajo asalariado, las dificultades acrecentadas para la manutención y la educación de los hijos de las familias obreras
[9] No hablaremos aquí sobre la discusión entre el gobierno y las organizaciones feministas para legislar como feminicidio a los asesinatos de mujeres. Con seguridad, el Estado tendrá el mismo desdén hacia esas muertes cualquiera sea su denominación legaloide
[10] No es el lugar para desarrollar sobre los métodos de lucha propios de la clase trabajadora, para el objetivo de este artículo hemos insistido ya sobre la necesaria unidad de intereses, de organización y de acción de las que tiene necesidad para desarrollar su lucha y avanzar en su proyecto histórico, lo que es diametralmente opuesto al accionar y objetivos del feminismo
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En estos momentos en que la vida de cientos de miles de explotados está en peligro de muerte, hay que preguntarnos ¿qué o quién es el responsable de esta situación? La burguesía encuentra una fácil respuesta lavándose las manos achacando a la naturaleza —más claramente al Covid-19— la horrenda situación actual. Sin embargo, hay que escarbar hasta el fondo para encontrar la realidad que se oculta tras esa gran mentira.
En el mundo impera el capitalismo que, si bien en la primera parte de su existencia ha impulsado el avance de la sociedad, ahora se encuentra en su fase de decadencia, lo que significa que se ha convertido en una traba para el desarrollo de la humanidad e incluso en un peligro para esta, lo que quedó demostrado con el estallido de las dos Guerras Mundiales. Sin embargo, la entrada en la última fase de la decadencia desde 1989, a la que llamamos de descomposición[1], significa que los efectos de la decadencia se magnifican y cambian cualitativamente a lo que puede ser ilustrado como la putrefacción de la sociedad: multiplicación de guerras locales, más miseria, destrucción del medio ambiente, la reaparición de viejas enfermedades y, como ahora la vemos, una peligrosa pandemia.
El sistema capitalista nació, como dice Marx, “chorreando sangre y lodo” y esa violencia la mantiene en la búsqueda de la ganancia económica a toda costa, incluso a costa de vidas humanas. La clase dominante tiene que ocultar esta realidad para tratar de mantener su sistema en pie: oculta entre muchas otras cosas, de manera sistemática, el origen de las crisis económicas, diciendo que son debidas a cuestiones ‘externas al sistema económico’, que son debidas, por ejemplo, a: la irresponsabilidad de los especuladores, las inadecuadas políticas económicas de los gobiernos, las actitudes de políticos como Trump, al Brexit, a la guerra comercial, etc., etc. Si bien estas cuestiones agravan la crisis, no son su origen. Las crisis económicas son en realidad, la muestra de las contradicciones internas del capitalismo. Así fue, por ejemplo, en la recesión de 2008 en la que los gobiernos culparon al mal manejo financiero, del hecho que millones de trabajadores se quedaran sin ahorros, sin casas y sin trabajo como consecuencia de esa gran caída la producción.
La crisis económica hoy es achacada a la pandemia por el Covid-19, y con esa gran mentira la burguesía, nuevamente, hará todo para que los explotados, en especial la clase trabajadora, se sacrifiquen, incluso hasta la muerte, como lo estamos viendo, para que la ganancia de los capitalistas y su sistema económico no sean afectados.
Sin embargo, la crisis abierta actual tiene hoy nuevas características, resultado de que —a pesar de paliativos temporales— no ha dejado de desarrollarse desde fines de la década de los sesenta. Así, la recesión que se abrió en 2008 tiene una salida temporal en 2013, pero no logra generar la expansión económica a largo plazo. Por el contrario, desde inicios del 2018, los analistas de la burguesía (como Bloomberg y Reuters, 8-enero), ya estimaban la posibilidad de que EUA entrara en recesión en 2020. En agosto de ese mismo año, se había registrado una desaceleración de la actividad manufacturera a nivel mundial (BBC News, 20-agosto-2019) y los niveles de deuda pública se encontraban ya “en cifras récord en la mayoría de los 194 países del mundo”: Japón, con un 237.5% del PIB, Venezuela, con un 214.4%, Grecia y China con 174.2%, etc. (El país, 29-agosto-2019). La deuda mundial a finales de ese año había alcanzado el récord de 188 billones de dólares, es decir, 14.6% más en comparación con abril y equivalente al 230% del PIB internacional (FMI, nov. 7).
Menos de un año después, desde mayo de 2019, el FMI anunciaba que el 70% de los países presentaría “desaceleración” económica. En agosto, ya se daba a conocer la situación de 8 países que daban signos de entrada a recesión: China con la menor tasa de crecimiento (6%), en los últimos 17 años, y EUA, el Reino Unido, Alemania, Italia, Brasil, Singapur, mostraron contracciones en su economía y Argentina se encontraba ya en plena recesión, con una inflación superior al 50%. Los analistas anunciaban: “Dadas estas cifras, no hay ninguna alternativa para evitar otra recesión mundial, que es muy probable que se produzca en 2021” (El país, 29-agosto-2019).
Sin embargo, ya a mediados de octubre de 2019, se advertía un alto riesgo de que la recesión mundial se adelantara para 2020, e incluso se alargara en el espacio y en tiempo. “Existe una posibilidad incómodamente alta de que una recesión afecte a la economía mundial en los próximos 12 o 18 meses, y los responsables políticos podrían no ser capaces de revertir ese rumbo” (Moody's Analytics). Pero los pronósticos seguían lejos de la realidad. Una semana después, el 21 de octubre de 2019 el Banco Central de Alemania anunció que este país ya estaba en recesión, y le siguió Hong Kong. A finales de 2019 se pronosticaba “la menor tasa de crecimiento en ocho años”, mientras la deuda mundial había aumentado más de un 60% desde 2007 (El independiente, 5-oct-2019). Las deudas públicas, empresariales, del sector financiero y de las familias de todo el planeta alcanzaban los 255 billones de dólares, tres veces superior al PIB mundial. Si dividimos la deuda por el total de la humanidad (niños incluidos), cada persona debe unos 32,500 dólares (IIF 2-enero-2020).
Estos datos muestran que la crisis en que se encuentra el mundo no es debida al covid19. La situación económica actual tiene su origen en las propias contradicciones del capitalismo y no podrán superarse, con toda la agravación de desempleo y de miseria que significan, hasta que éste sea derrocado.
La pandemia, desde luego, ha venido a acelerar y profundizar la caída en la recesión, a un grado tal que Kristalina Georgieva, directora del FMI, predice que será “la peor caída económica desde la Gran Depresión de 1929” (9-abril-2020).
De esta manera, la recesión mundial se ha adelantado y sus signos están ya presentes en el primer trimestre de este año, con el peligro de empeorar hasta la depresión mundial. Analistas de la burguesía, al inicio del año expresaban la esperanza: “…de que la recesión no dure más allá de los dos primeros trimestres de este año…”. Sin embargo, han tenido que reconocer que hay “…un malestar prolongado que tiene cierto sabor a depresión (…) una grave recesión que se mide en años, no trimestres...”, que es comparada con “la Gran Depresión de 1929-1933”. (El Financiero, 24-marzo-2020).
De esta manera, el panorama actual y futuro significa condiciones terribles para la mayoría de la población, durante y después de la pandemia y en especial para el proletariado en todo el mundo, por la pérdida de puestos de trabajo, peores condiciones de contratación, el aumento de los precios de los productos básicos, etc., etc. Es decir, más miseria, enfermedad y muerte.
La crisis económica en México tiene que analizarse en el contexto de la apertura de la recesión económica mundial. Sin embargo, en México como en el conjunto de las economías de menor industrialización, sus efectos son más agudos. Además, es necesario insistir que lo que hoy vemos en México, al igual que en todo el mundo, no se trata fundamentalmente de cómo gestiona la economía un partido político determinado, un grupo o un individuo de la burguesía. Como dijimos anteriormente, el capitalismo es un sistema decadente, que no solamente es incapaz de ofrecer mejoras, sino que su existencia misma, amenaza a la humanidad con su destrucción, y más ahora en su fase de descomposición.
Ya en agosto de 2018 México presentaba tendencias al estancamiento: pasando del 2% de crecimiento en 2018 al 1.6% en 2019; de enero a julio, la misma Secretaría de Hacienda informó que la inversión física tuvo una caída de 15.8%. En los primeros siete meses de 2019 los ingresos presupuestarios del sector público tuvieron una caída de 2.7% respecto a 2018. Recientemente, se estima hasta una disminución del 6.6% del PIB para 2020 (FMI).
Según los datos oficiales, al cierre de 2019 la precarización laboral se concentra en la población joven. De los 15 millones de trabajadores entre 18 y 30 años, el 59.5% laboran en el “sector informal”, lo que significa que además de falta de estabilidad en el trabajo y de recibir bajos salarios, no cuentan con servicios médicos y ni siquiera con la esperanza de tener jubilación. Lo que vive y espera la vieja generación —de 65 años o más— también es alarmante. A partir de 2021 los trabajadores que se jubilen con el sistema AFORE[2] recibirán mensualmente tan sólo el 30% de su último salario. En este marco, es necesario señalar que las medidas “asistencialistas” de López Obrador, con subsidios para jóvenes y ancianos no son suficientes para abatir la miseria y en realidad son solamente migajas utilizadas como instrumentos de control ideológico. Para rematar, como efecto del confinamiento en México, de mediados de marzo a la primera semana de abril, se han despedido a 346 mil trabajadores —cifra que es mayor al número de empleos “permanentes” creados en 2019: 326,439— y las asociaciones empresariales amenazan con que la cifra de despedidos llegará a 1.4 millones. Cuando la burguesía presenta estas cifras quiere hacer creer que el deterioro a sus condiciones de vida y trabajo proviene de la situación extraordinaria que ha creado la pandemia. Sin embargo, ésta sólo ha hecho visibles los ataques que ya se venían aplicando y ha acelerado los que la burguesía tenía planteados como resultado de la agravación de la crisis.
Así, es preciso señalar que la política económica de AMLO no ha variado sustancialmente en relación a la de los gobiernos anteriores: el “mecanismo de austeridad” es sinónimo de recorte presupuestal en todas las áreas, a pesar de las promesas de impulso al gasto social. Una muestra clara es lo que ha hecho en sector salud cuyos cambios han significado recorte de los servicios y peores condiciones de atención. Por ejemplo, la desaparición del “Seguro popular” significó el recorte de 6,000 trabajadores de la salud que redujo aún más la cobertura de servicios, que de por sí ya reportaban, en 2018, cifras entre el 60% y 80% de lo mínimo recomendado por la OMS para diferentes componentes[3]. Recordemos que desde principios de año se ha presentado el desabasto de muchos medicamentos en clínicas y hospitales oficiales, acrecentado por la disputa que se presenta entre el gobierno y las empresas distribuidoras. Aunque se informaba que se ha aumentado al presupuesto 40 mil millones para la salud, esa suma no está destinada para ampliar la infraestructura, la cobertura o el número de servicios, sino sólo para dar soporte a la estructura ya existente. Toda esta austeridad en los gastos de salud ha potenciado sus efectos negativos de frente a los peligros mortales de la pandemia por el coronavirus. Por ejemplo, se ha reducido el personal de salud en un 30% por su mayor propensión al contagio, mientras que ya se reconocía la falta de 70,000 puestos antes de la pandemia (ídem.).
Hay que añadir que a fin de preservar los “equilibrios macroeconómicos”, el gobierno de López Obrador, incluso en el escenario de emergencia que trae la expansión del coronavirus, insiste en mantener la ‘austeridad’ en los gastos, el recorte de la plantilla laboral y el impulso del “rescate” de la industria petrolera. Así, no hay que olvidar que el FMI ha expuesto que el riesgo mayor para la economía mexicana en 2020 se encuentra en PEMEX, ya que representa una carga financiera, por efecto de su endeudamiento, que sigue siendo de 99 mil millones de dólares, por lo que existe la amenaza de que las calificadoras rebajen la calidad de la deuda y la lleven al nivel de “basura”. Por otra parte, la baja en los precios del petróleo -que ha obligado a la OPEP a exigir a sus miembros bajar la producción, será una carga muy pesada para el Estado que se apoya significativamente en la venta de este combustible. Con una situación, en que el precio por barril -a fines de abril- está en 8.53 dólares, y los costos de extracción en 14.4 dólares, crecen las dificultades económicas de PEMEX, pero también las del gobierno (y de los capitales privados con concesiones), lo que presagia la necesidad de rescates crediticios urgentes, como la CEPAL lo ha recomendado, lo cual no solucionará el problema, sino sólo lo esconderá por unos años. Ese escenario está coronado con la salida de capitales que no solo afecta a la paridad del peso con el dólar (al cerrar el 2019, la paridad estaba en 19.20 pesos por un dólar, a fines de abril está en 25.13), sino además refleja la dificultad presente en el proceso de acumulación.
Como ha sido por mucho tiempo en todo el mundo, la respuesta de la clase obrera ante los ataques de la crisis también ha estado casi ausente en México, a pesar del descontento que el proletariado mostró al inicio del sexenio por los despidos masivos que se realizaron, éste fue contenido al presentarlo como expresiones del recorte de la plantilla fraudulenta dejada por los gobiernos anteriores[4]. Por otro lado, una parte importante del proletariado se ha dejado arrastrar por las pugnas para crear los nuevos sindicatos, pero especialmente también por los cantos de sirena de la democracia y la “4ª Transformación” que Obrador ha mantenido como promesa.
Sin embargo, la clase trabajadora no está derrotada. Ya ha vuelto a la escena luchando en diferentes países, principalmente contra los cambios en la política de pensiones en Francia[5] desde finales de 2019 hasta principios de 2020 y en Italia hubo reacciones espontaneas de trabajadores porque los querían obligar a trabajar, a sabiendas de que se exponen al contagio de la pandemia del Covid-19[6]. En México ha habido protestas aún muy débiles por ejemplo de mineros en Coahuila, en varias ciudades se han manifestado enfermeros y médicos ante las malas condiciones de trabajo en el sector de salud pública y recientemente en Cd. Juárez, los obreros de la maquila también han expresado su descontento por el recorte salarial que los patrones quieren imponerles durante el tiempo de confinamiento. El periodo del confinamiento por la pandemia hará muy difícil la expresión de la lucha proletaria en todo el mundo, pero también traerá más ataques derivados de la suspensión de la actividad productiva y comercial en varios sectores. Las peores condiciones de vida y de trabajo para la clase trabajadora que traerán la recesión y los llamados de la burguesía a más sacrificios por la unidad nacional, para recuperar la actividad económica y sus ganancias, puede provocar que el proletariado reaccione y que se lance de nuevo a la calle para protestar y reflexionar, reanudando el camino para reconocerse como la única clase que puede derrocar este sistema de competencia, miseria, caos social y muerte.
RM, 25-abril-2020.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[2] Sistema de ahorro individualizado para el retiro
[3] Por cada 10,000 habitantes: 8/18 camas; 27/44 miembros del personal de salud, 1/12 doctores generales y especialistas (www.elindependientedehidalgo.com.mx [296])
[4] La plantilla de los llamados “aviadores” existía; sin embargo, era la menos interesada en protestar.
[5] Ver La perspectiva que plantean las recientes luchas en Francia https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [125]
[6] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro
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Durante las revueltas multiclasistas de octubre 2019[1] aparecieron ciertas pseudo -asambleas, principalmente en los barrios, creadas por la izquierda del capital y sus dirigentes llamadas “asambleas territoriales”, estas reuniones impulsadas por la pequeño burguesía e instrumentalizadas por la izquierda nacen al inicio del movimiento y siempre tuvieron un objetivo democrático-reformista de crear un “Chile mejor” y a favor de la “asamblea constituyente”[2] y no hacían más que bombardear ideológicamente a los trabajadores. Estas “asambleas populares” son un engaño para los obreros, ya que no tienen nada que ver con asambleas obreras soberanas de verdad. Estas asambleas populares lo único que hacen es que los trabajadores se pierdan en “la masa popular chilena” interclasista, perdiendo aún más su autonomía e identidad de clase.
Hacen que los obreros se pierden en el “pueblo chileno”: Como se dijo anteriormente estas asambleas son eminentemente multiclasistas, donde los trabajadores (asalariados y desempleados) se pierden en el pueblo y la ciudadanía, bajo los lemas izquierdistas y anti -obreros del “Chile despertó” y “todos somos chilenos”. Siempre el proletariado debe recordar que es solo una clase a nivel mundial y que los obreros no tienen ninguna patria o nación, porque su lucha contra su explotación es internacional. El pueblo, la ciudadanía y los “chilenos” en realidad es una masa amorfa que une a proletarios con burgueses, y por ende solo confunde y daña la conciencia revolucionaria de los trabajadores como clase revolucionaria internacional, los obreros en todas partes siempre deben luchar por su identidad y autonomía de clase, de otras capas no explotadoras, ¡y jamás unirse al pueblo y la patria!
Son dirigidas por la izquierda del capital y los sindicatos, no funcionan bajo un sistema delegados revocables en cualquier momento: Y el hecho de que sean multiclasistas hacen que la pequeña burguesía sea la “protagonista cara a la galería” mientras la izquierda y los izquierdistas muevan los hilos disfrazados de “representantes populares” de estas pseudo -asambleas territoriales, pues históricamente siempre se ha visto que quien dirige al “pueblo” de un determinado país es la burguesía escondida tras la agitación de la pequeña burguesía radical bajo las banderas patrias. Las verdaderas asambleas abiertas y soberanas de trabajadores son dirigidos por los propios obreros en huelga, de forma autónoma, respecto de a la izquierda y a la pequeña burguesía. El hecho de que la pequeño burguesía radical y patriota se ponga a la cabeza solo hará que los obreros terminen derrotados, desmoralizados, confundidos, solo haya caos y finalmente termine en una pequeña reforma al capitalismo, pues la pequeña burguesía decadente no plantea ninguna solución a la explotación de la clase obrera. ¡No hay que olvidar que los sindicatos, la izquierda y la pequeño burguesía individualista y decadente son enemigos declarados de las masas proletarias! De hecho es muy importante recordar que las verdaderas asambleas obreras NO TIENEN DIRIGENTES NI LIDERES!! , sino que funcionan bajo un sistema de delegados revocables en cualquier momento , donde los trabajadores en asambleas eligen, a mano alzada , a delegados para comunicarse con otras asambleas y así expandir la lucha , el hecho de que existe un sistema de delegados revocables significa que en todo momento son las masas obreras quienes tienen el auténtico poder y no un puñado de dirigentes sindicalistas-izquierdistas aliados del patrón e instrumentos del Estado[3].
Son caóticas y con una alta actividad lumpen: La diferencia entre una asamblea obrera y una reunión pequeñoburguesa es que las primeras se caracterizan por ser altamente organizadas y ordenadas, donde incluso se toman actas y tienen un método, en general, para funcionar, aunque aparecen espontáneamente forjadas por los obreros no significa que sean desordenadas. Sin embargo, las asambleas populares se caracterizan por ser eminentemente caóticas y sin planificación, sin ninguna orientación en general, además se ha visto muy desarrollada la violencia minoritaria del lumpen en estas asambleas, donde se ha visto saqueos y destrucción completamente irracional apoyada por estas “asambleas territoriales”. No hay que olvidar que la clase obrera es la clase de la conciencia, lo más importante para los obreros son las asambleas y la organización, el caos y la anarquía son incompatibles con el proletariado.
Están impregnadas por las ideologías burguesas del patriotismo, feminismo, indigenismo y de liberación nacional: El hecho de que las asambleas no sean controladas por los obreros sino por otras capas sociales hacen que tengan en ellas una gran influencia de ideologías reaccionarias ajenas a los trabajadores y que dañan su conciencia y autonomía de clase. En el caso de acá se vio una fuerte influencia del feminismo , una ideología sexista que divide a los trabajadores solo por su sexo , el patriotismo que es simplemente una ideología del capital que envenena la conciencia internacionalista de los obreros y sirve solo como instrumento para que los proletarios sirvan como carne de cañón en sus guerras imperialistas , esta ideología fue lamentablemente la que más se ha extendido en esta revuelta popular y en las asambleas territoriales , pues los gritos de la izquierda del capital de “Chile despertó” , “crear un Chile digno” o “un nuevo Chile” no hacen más que amarrar al proletario a la patria capitalista y destruir su internacionalismo revolucionario , demostrando una vez más que la izquierda y la burguesía son una sola .Por último el indigenismo y las luchas de liberación nacional también se ha hecho presente , muy apoyadas por los dirigentes de izquierda, donde se busca apoyar la “causa mapuche” , lucha burguesa nacionalista. Los obreros se oponen a cualquier forma de patriotismo o lucha de liberación nacional, así como se oponen a cualquier forma de división entre los trabajadores, por eso rechazan el feminismo sexista-reaccionario, los estados-naciones y la lucha indígena nacionalista.
No se realizan en los lugares de trabajo ni se aspira a una huelga: Debemos entender que la única forma de lucha del proletariado es la HUELGA , pero no la huelga sindical , sino la huelga salvaje basada en asambleas generales soberanas y comités de delegados obreros revocables en cualquier momento , por eso es importante que las asambleas abiertas y los comités de acción obrera se extiendan geográficamente a todos los centros de trabajo , ciudades , barrios , calles , etc. ¡Para llevar a cabo una huelga auténticamente masiva donde toda la población obrera participe y no solo un puñado de obreros agrupados en su sindicato , rompiendo con cualquier clase de división o frontera que exista entre el proletariado! . Estas “asambleas” territoriales no han mostrado la mínima intención en llevar a cabo huelgas obreras salvajes y denunciar a los sindicatos (lo cual en cierta medida también es imposible pues los propios sindicalistas controlan esas pseudo- asambleas) ni tampoco a extender las asambleas a los centros de trabajo o a otros barrios y ciudades, demostrando una vez más su carácter pequeñoburgués
Casi no hay debate político proletario, caracterizadas por el apolitismo burgués: Lamentablemente debido a que la burguesía le vendió al proletariado el hecho de que el comunismo “murió con la URSS” hizo que entrara en un profundo proceso de despolitización, por ende, este pensamiento apolítico ha sido aprovechado por la pequeña burguesía y desarrollado en sus “asambleas territoriales” para sus fines, bajo sus aberrantes lemas como “todos son iguales” , “la política es un chiste” o “el pueblo avanza sin partido” . Aquí hay que dejar algo en claro, los obreros son una CLASE POLITICA, una clase política con conciencia socialista, y su proyecto político es la revolución comunista mundial de los consejos obreros, y de la misma forma tiene una organización política: la izquierda comunista internacional, con el apoliticismo de los obreros solo gana el sistema capitalista[4]. Como último hay que aclarar que como hay dos clases sociales hay dos formas de política : la política proletaria , que como se dijo anteriormente es la izquierda comunista y la revolución socialista internacional de los trabajadores , y una política burguesa basada en las elecciones y en partidos del régimen parlamentario , los obreros deben oponerse a las elecciones y los partidos políticos burgueses (de extrema izquierda a extrema derecha) que solo gobierna para los capitalista , pero no desde una perspectiva “apolítica” , sino desde una perspectiva proletaria-comunista[5].
Todo lo que hemos explicado hasta ahora es demostrar la diferencia entre una autentica asamblea obrera y soberana y una asamblea “popular” pequeñoburguesa-izquierdista , las verdaderas asambleas son controladas por los trabajadores de forma autónoma frente a los sindicatos y a los partidos políticos , que lucha por la expansión de la huelga y que se desarrollan tanto en los centros de trabajo como en las calles , donde los trabajadores discuten y deciden ellos mismos , sin dirigentes ni líderes y con un alto grado de organización y orden. Las asambleas pequeñoburguesas son controladas por la izquierda, los obreros son solo espectadores pasivos, son caóticas y casi sin orden, caen muchas veces en las violencias marginales, el debate no existe y están en zonas alejadas donde no hay fabricas ni centros de trabajo, están destinadas para el fracaso y la desmoralización de los trabajadores. Sin embargo, para explicar mejor aún estas diferencias vamos a hacer un recorrido histórico donde se muestran estas grandes diferencias.
Las asambleas de trabajadores que se desarrollaron en Rusia en 1905 y en 1917, y en Alemania y Hungría en 1918-19 fueron auténticas asambleas de clase, base para los consejos obreros, los obreros auto organizados en asambleas generales soberanas elegían delegados para los consejos y eran las propias masas proletarias quienes elegían el rumbo de sus huelgas e insurrecciones[6]. Luego de la contrarrevolución burguesa estalinista/fascista los obreros en 1968 de nuevo empezaron a desarrollar auténticas asambleas obreras en las fábricas, que se expandirían a varias partes de Europa en ese entonces e incluso en Latinoamérica, como lo fue en el Cordobazo argentino donde los obreros, organizados en asambleas, se enfrentaron contra el gobierno, debilitándolo considerablemente , en la década de los 80 Polonia fue el epicentro del movimiento obrero asambleario , donde los trabajadores se enfrentaron contra el estado capitalista ruso bajo los MKS (comités inter- fábricas) en asambleas generales[7].
Las últimas asambleas generales aparecieron en Europa y Norteamérica durante el 2008-11 debido a la crisis económica, aunque a diferencia del siglo pasado tenían una gran debilidad que era que los obreros estaban atrapados en el “pueblo y la patria” , luchando como “ciudadanos” y no como trabajadores revolucionarios que niegan la sociedad mercantil , aun así fue un primer y débil paso para la clase y las nuevas generaciones obreras , que estaban seriamente dañadas ideológicamente desde la década de los 90 por la caída de la URRS y supuestamente por la “desaparición del comunismo” (capitalismo de estado ruso que la burguesía vendió como comunismo)[8] .
En cambio , debido a lo mencionado anteriormente de que el proletariado estaba débil políticamente por el hecho de que la burguesía le vendió la mentira de que “el comunismo no funcionaba y que el capitalismo era un mal menor” , hizo que el proletariado perdiera su identidad de clase y se perdiera en la “masa popular nacional” , por ende en las últimos años aparecieron también pseudo- asambleas “populares” , creadas por los izquierdistas y los sindicatos , que no hacían más que daño a los trabajadores y solo fomentaban su pérdida de conciencia y autonomía de clase . Estas asambleas populares” aparecieron en Argentina en 2001 con el “movimiento piquetero”, que era un movimiento lumpen y caótico sin futuro[9], y ahora han vuelto a aparecer en Chile, bajo el contexto de las revueltas populares interclasistas en todo el mundo, ahora llamadas “Asambleas territoriales “y “Cabildos auto convocados”. Antes, en la década de los 70, también hubo falsas asambleas izquierdistas que hacían daño a los trabajadores y los encerraban en la fábrica y la autogestión, eran los llamados “cordones industriales”, que a diferencia de lo que dicen los anarquistas y comunizadores los cordones industriales no eran asambleas obreras de fábrica sino nuevas reuniones sindicales donde los dirigentes y jefes de los sindicatos tenían el poder y coordinaban todo a favor del gobierno burgués de la UP y Allende , los trabajadores no tenían ningún poder político en los “cordones industriales” , aparte de ser auto explotados por la autogestión reaccionaria[10]
¡Trabajadores, compañeros de clase, la burguesía sabe lo verdaderamente peligroso que son para sus intereses, las verdaderas asambleas generales y soberanas de trabajadores, por eso es, junto a la izquierda y los sindicatos, inventan y coordinan pseudo- asambleas que no tienen nada que ver con el movimiento obrero y solo buscan atrapar al proletariado en la “patria, el pueblo y la ciudadanía! ¡Debemos combatir seriamente contra esas asambleas “populares” y volver a desarrollar nuestra autonomía política de clase trabajadora!
Rodrix 23-6-20
[1] Ver Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado (https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [167]
[2] Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [160]
[3] Bajo el capitalismo decadente, el Estado es totalitario y utiliza sus diferentes aparatos (derecha, izquierda, extrema derecha, extrema izquierda, sindicatos etc. para controlar políticamente a la población y especialmente al proletariado y complementar frente a este la labor de represión permanente de ejército, policía, judicatura, sistema carcelario etc.
[4] Ver Movimiento 15 M: la ponzoña del apoliticismo https://es.internationalism.org/cci-online/201107/3148/movimiento-15-m-la-ponzona-del-apoliticismo [300]
[5] Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [77]
[6] Ver Serie de los consejos obreros (https://es.internationalism.org/series/486 [301])
[7] Ver "Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas [302]".
[8] Ver La lucha proletaria en todo el mundo: confirmación de la auto-organización de los trabajadores (https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200903/2505/la-lucha-proletaria-en-todo-el-mundo-confirmacion-de-la-auto-organiza [303])
[9] Ver Movimiento piquetero 1 y 2 ("DESDE ARGENTINA: Contribución sobre la naturaleza de clase del movimiento piquetero (I) [304]") (https://es.internationalism.org/rm/2004/83_piqueteros2.html [305]) y Revueltas 'populares' en Argentina: Sólo la afirmación del proletariado en su terreno podrá hacer retroceder a la burguesía https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/231/revueltas-populares-en-argentina-solo-la-afirmacion-del-proletariad [306]
[10] Ver ¿Cómo se organiza y lucha la clase obrera? - Los “cordones industriales” en Chile (https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201104/3096/como-se-organiza-y-lucha-la-clase-obrera-los-cordones-industriales-en [307])
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A raíz de discusiones con un grupo de compañeros de un país centroamericano hemos visto la necesidad de republicar nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA en varias entregas. La preocupación de los compañeros era ¿cómo defienden los obreros sus necesidades más inmediatas? La experiencia concreta de la clase obrera durante más de un siglo es que los sindicatos, que en el siglo XIX fueron una organización de combate para la lucha inmediata, se transformaron desde que la primera guerra mundial que abrió la decadencia del capitalismo en APARATOS DEL ESTADO BURGUÉS encargados de sabotear la lucha, imponer la división y la desorganización de los obreros y hacerles tragar todos los sacrificios que exige la explotación capitalista. Por ello, tanto la lucha revolucionaria como la lucha reivindicativa de la clase obrera solo puede llevarse a cabo FUERA Y EN CONTRA de los sindicatos, autoorganizándose en Asambleas Generales, Comités elegidos y revocables, y, en una situación revolucionaria, en Consejos Obreros.
El folleto está compuesto de cinco apartados y una introducción, esta última publicada acá como una primera entrega. En las siguientes semanas irán apareciendo cada uno de siguientes apartados que analizan distintos aspectos de la función de los sindicatos en el periodo de ascendencia y decadencia del capitalismo. Entre ellos, por qué hoy estos forman parte integral del Estado, y en algunas de sus formas más totalitarias de Capitalismo de Estado, llevan a la auto -explotación de los obreros – como ha pasado en los regímenes estalinistas; también, el folleto analiza la razón por la cual los sindicatos fueron parte del movimiento de obrero en el periodo de ascendencia y el motivo por el cual estos pasaron al campo burgués en la decadencia; además, analiza por qué el sindicalismo revolucionario y el anarco -sindicalismo[1], así como la propuesta izquierdista con la tesis de la “doble función” de los sindicatos, con su supuesta “crítica” al reformismo, resulta un veneno para la toma de conciencia del proletariado al rescatar algo de los sindicatos. Como último apartado, el folleto realiza un análisis de las verdaderas formas de lucha del proletariado, que han adquirido una nueva forma en la decadencia del capitalismo, donde el combate contra la burguesía tiene un carácter explosivo, enfrentativo y directo.
Los sindicatos, verdaderos saboteadores de las formas de lucha autónomas de la clase, siguen siendo uno de los principales mecanismos de la burguesía para minar la toma de conciencia y la lucha por su autonomía, por eso, para la CCI, el combate contra los sindicatos es fundamental en el periodo de decadencia, cuando la clase obrera se enfrenta de manera directa contra la burguesía. Esta siempre buscará el medio sindical para ahogar la solidaridad y la unidad de la clase cuando la lucha de clases adquiere un alto nivel de combatividad.
Suponemos que ya el título de este folleto sea de por sí una manera patente de dejar bien sentada nuestra postura respecto a la CUESTIÓN SINDICAL.
Es este un punto clave de la plataforma de la CCI[2]. No es una posición más, así, añadida no se sabe cómo a un montón de puntos heterogéneos. Decir claramente que los SINDICATOS, cualquier organización de tipo sindical, se llame como se llame, está CONTRA la clase obrera, sin excepciones o casos particulares, no es producto de una imaginación calenturienta o de un "purismo revolucionario" desconocedor de las realidades. Es fruto, al contrario, de la realidad más patente y cotidiana. Es fruto de las únicas lecciones que pueden sacar los revolucionarios de las experiencias del proletariado desde 1917. Sacar las lecciones de todo lo que ha implicado el cambio de periodo histórico en el capitalismo, del hecho de que la revolución se ha puesto al orden del día y de la terrible contrarrevolución de los años 30.
Desde entonces los sindicatos se han integrado en el Estado capitalista, sirviendo, en la mayoría de los casos, de "correas de transmisión", de alistadores eficaces de la clase obrera para los partidos socialdemócratas o estalinistas, es decir, de los partidos más aptos para acelerar el necesario proceso de capitalismo de Estado (pocas veces, los sindicatos están ligados a partidos de centro o derecha).
Así, todas las políticas sindicaleras, como las campañas "unitaristas" o "de libertad sindical", no son más que el reflejo de la lucha política del momento, más o menos exacerbada entre las diferentes fracciones del capital. El unitarismo italiano ha venido reflejando a nivel sindical el "compromiso histórico" entre el PC y la Democracia Cristiana. En cambio, en España, a pesar del "profundo deseo de unidad sindical", como dicen los bonzos sindicales, las dos centrales más fuertes, CCOO y UGT, han acabado por tirarse los trastos a la cabeza y sus dirigentes insultándose cual verduleras (y que estas nos perdonen) ante las cámaras de T.V., reflejando las tensiones en la izquierda española, y las pretensiones gubernamentales del P.S.O.E. (U.G.T.)
Pero no basta con demostrar y afirmar el papel contrarrevolucionario de los sindicatos. Tan importante es denunciar el papel que el Izquierdismo tiene en el tinglado sindical. En los grandes aparatos sindicales, en donde predominan los grandes partidos de la izquierda del capital, socialistas y "comunistas", poco espacio político suelen dejar estos a los izquierdistas (maoístas, trotskistas, etc.). En periodos de relativa calma social, al izquierdismo poco le dejan hacer en el aparato sindical. Su particularidad consiste en desmarcarse respecto de la dirección pidiendo, por ejemplo, 3.000 pesetas más en lugar de 2.500.
El izquierdismo es, en el abanico de fuerzas del capital, la última muralla contra el avance de la conciencia proletaria. Es la muralla "radical". Como en otras cuestiones, la ideología izquierdista se manifiesta en la cuestión sindical con un doble lenguaje anti y pro -sindical. El izquierdismo mantiene de manera más o menos clara, las posiciones políticas de la III Internacional degenerada, de manera más radicalizada que la de sus hermanos mayores de los P.C.
Para el izquierdismo, la clase obrera solo puede llegar a una conciencia "economicista" de sus intereses. Los sindicatos son, pues, la expresión de ese "nivel ínfimo" de la conciencia de clase. Por esa regla de tres, los sindicatos son para los izquierdistas órganos de la clase obrera a pesar de todos sus defectos.
Sobre esa visión capitalista de lo que es la conciencia de clase, se basan prácticas sindicales diferentes, de contornos difíciles de precisar, a menudo intercambiables.
Hay izquierdistas que no ofrecen prácticamente ninguna variante respecto a los PC y a sus sindicatos. Para ellos el sindicato bajo la influencia del partido y encuadrado por él tiene que ser un medio de presión en las luchas inter -burguesas y a la vez un medio de vigilancia policíaca y de "asistencia social" sobre la clase obrera sobre todo cuando el partido está en el poder. Para estos izquierdistas, como los grupos maoístas O.R.T. y P.T.E. en España[3], su partido también tiene que "tener su sindicato" o, al menos, una fracción dentro de otro sindicato más poderoso, en donde el partido pueda ejercer su influencia como "aportador de la conciencia política" a la clase obrera. El papel de estas organizaciones izquierdistas, organizadas como fracción dentro de un sindicato, es el de servir de conciencia "radical" a la fracción mayoritaria y a la dirección. Servir de tope para los obreros más combativos, intentar amaestrarlos, sindicalizando su combatividad, castrarlos en el aparato. En el ejemplo expuesto, el PTE (Partido del Trabajo de España) y la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) escisiones ambos del PC, después de haber cumplido esa función de perros guardianes con ladrido radical dentro de Comisiones Obreras durante los últimos años del franquismo, fueron expulsados sin miramientos por la fracción mayoritaria del PCE, sin ni siquiera agradecerles la fiel labor cumplida. Y ambos partidos tuvieron que irse con sus obreros a montar otros dos sindicatos con la ridícula pretensión de ser más "unitarios", más "nuevos", más "combativos" (la CSUT del PTE y el SU de la ORT). En fin, dos callejones sin salida más en el laberinto capitalista.
Para otras fracciones del izquierdismo, en particular el trotskismo, el problema no es analizar lo que HOY son las organizaciones sindicales, apéndices del capital, sino saber cómo es la "base", y si se puede cambiar la dirección "burocratizada". Lo de menos para los izquierdistas es saber por qué SIEMPRE las direcciones sindicales son burocráticas e inamovibles y por qué el aparato sindical CORROMPE SISTEMÁTICAMENTE la combatividad de la "base". Hay grupos, a menudo escisiones de escisiones del izquierdismo sobre política sindical, que en pleno desconcierto y desesperanza acabar por decir que "hay que entrar en los sindicatos para destruirlos desde dentro". Y siempre, quienes acaban siendo destruidos son ellos mismos.
Por el hecho que "política" es una palabra que recubre en general la política burguesa, es decir, todas las maniobras y engaños que cotidianamente practican todos los partidos del capital nacional (desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda) por el hecho que esa política de los profesionales del engaño constituye uno de los aspectos más asquerosos de la vida de la sociedad capitalista, es frecuente que se desarrolle entre los trabajadores un desprecio visceral de "la política".
Sin embargo, el "apoliticismo" no es lo contrario de la política burguesa. La lucha contra el Estado capitalista y todos sus sirvientes, el combate por la instauración de un verdadero poder directo de los obreros a nivel internacional, no es una tarea "apolítica" sino el contenido real de la auténtica política obrera[4]. La lucha revolucionaria del proletariado es una lucha política en el sentido original de la palabra, decir algo que concierne el poder central de la sociedad. Como tal, los obreros deben asumir el carácter político de su lucha. Transformar el asco por la política burguesa en apolitismo no es en realidad dar prueba de lucidez ni de "radicalidad" sino caer en una de las numerosas trampas del poder del capital.
En fin, de cuentas, los anarco-sindicalistas y otros "autónomos" "antipolíticos" proponen a la clase obrera lo mismo que la izquierda y extrema izquierda: que la clase se quede confinada en sus fábricas o barrios, que no se ponga a la altura de su quehacer político. Para izquierda y extrema izquierda, la política es asunto de sus partidos. A los obreros, con su "conciencia economicista limitada", les basta con sus sindicatos, sus procesiones y sus "jornadas de lucha". Para la C.N.T. y los "autónomos", aunque poniéndose del otro lado, razonan de la misma manera: organicémonos en la base, en nuestras fábricas y barrios, de manera autónoma, y la política que la hagan... ellos, los políticos a quienes, en fin, de cuentas, respetan y dejan hacer. En los mítines y reuniones de autónomos, la Mesa se crispa cuando alguien habla de “política", y eso que, muy a menudo, sus "dirigentes" pertenecen a un grupo político y están allí disfrazados de apolíticos con lo cual se auto- embaucan e intentan embaucar a la clase obrera. Si para la izquierda y extrema izquierda la clase obrera es un rebaño que puede servir para presionar, para la CNT y los Autónomos, los trabajadores son niños chicos a los que hay que prohibir hacer política para que no se corrompan.
La clase obrera de España pagó muy caro el "apoliticismo" de la CNT, en los años de la guerra, como explica la nota al final de este folleto. La CNT actual, bastante más débil, procura recoger el descontento y el asco de los obreros por las centrales sindicales "políticas", para llevarlo al pozo sin fondo de su arcaica ideología pequeñoburguesa de apoliticismo, del "individualismo" y federalismo[5]. Pretende desarmar a la clase obrera de las únicas armas con que cuenta: su conciencia política de clase y su organización autónoma de clase, los consejos obreros.
Ante nuestra clase, no se trata de afirmar que "nosotros somos el poder" como lo hacen elementos del movimiento asambleario en España. Porque, por el momento, es, sencillamente, mentira. En nuestra clase, de lo que se trata es de decir, la verdad. De lo que se trata es de decir con palabras justas, claras y definitivas lo que hoy solo pueden ser los sindicatos. De lo que se trata es de quitar todas las ilusiones que en ellos aún tiene parte de nuestra clase, para poder alcanzar la lucidez que la lucha por la revolución proletaria mundial exige.
C.C.I., marzo de 1978
[1] Es necesario precisar que, en un primer momento, el sindicalismo revolucionario (y algunas tendencias anarco-sindicalistas) fueron a principios del siglo XX una reacción proletaria primaria, confusa e insuficiente a la creciente integración de los sindicatos en el capitalismo. Ver en nuestra Web la sección Anarquismo y Sindicalismo https://es.internationalism.org/go_deeper [309]
[2] Punto VII de la Plataforma Política de la CCI, ver https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [243]
[3] Se trata de grupos izquierdistas que tuvieron un cierto peso en las postrimerías del franquismo, pero que hoy han desaparecido completamente.
[4] Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [77]
[5] Para un estudio histórico de la CNT ver nuestra Serie sobre la CNT: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1322/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-nacimiento-del-sindicalismo- [310] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200705/1903/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-ante-la-guerra-y-la-revoluci [311] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200708/2002/historia-del-movimiento-obrero-el-sindicalismo-frustra-la-orientac [312] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2068/historia-del-movimiento-obrero-la-contribucion-de-la-cnt-a-la-inst [313] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2189/historia-del-movimiento-obrero-el-fracaso-del-anarquismo-para-impe [314] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai [83]
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En el siglo pasado, la conquista del derecho a organizarse en coaliciones y sindicatos constituyó uno de los objetivos fundamentales de la clase obrera.
En la revolución francesa de 1789, la burguesía que acababa de conquistar el poder político, lo primero que hizo fue despojar a la clase obrera del derecho de asociación que esta apenas acababa de conquistar. Por una ley orgánica del 14 de junio de 1791, todo acuerdo entre trabajadores para defender intereses comunes fue prohibido, acusado de "atentado contra la libertad y la declaración de los derechos del hombre” y castigado con una multa de 500 libras.
Desde entonces fue necesario más de medio siglo de luchas obreras para que fuesen aceptados algunos cambios en las leyes que –a la vez que castigaban los atentados al "libre ejercicio de la industria y a la libertad de trabajo"– "toleraban" el derecho de coalición. En Inglaterra la ley contra las coaliciones solo cayó progresivamente bajo la presión del proletariado. Tras las reformas de 1825 y 1859, en junio de 1871 fue finalmente reconocida la existencia legal de Trade Unions (sindicatos).
Reconocidos legalmente o no, los sindicatos obreros no llegaron a crearse y subsistir más que al precio de luchas incesantes de los trabajadores contra el Estado burgués.
Hoy las relaciones entre clase obrera, sindicatos y Estado son completamente distintas: el enfrentamiento entre obreros y sindicatos caracteriza toda lucha obrera consecuente.
Desde 1919, cuando en Alemania los sindicatos participaron activamente en la represión sangrienta de la insurrección obrera en Berlín, la historia de los principales combates obreros ha estado marcada por el choque violento con las organizaciones sindicales. Con el renacer de la lucha de clases desde 1960, este hecho se ha repetido una y mil veces, en todos los países: la gran huelga de 1968 en mayo en Francia surgió contra la voluntad de los sindicatos; en Italia durante las huelgas generalizadas del "Otoño Caliente" de 1969, los obreros echaron a los delegados sindicales de las Asambleas. En Inglaterra, las huelgas que se multiplicaron a partir de 1960 y, sobre todo, entre 1968 y 1972, eran en el 90% de los casos huelgas salvajes, es decir, sin el permiso y contra la voluntad de los sindicatos.
En Bélgica, desde 1960 se desarrollan las huelgas antisindicales y en 1973 los portuarios de Amberes en huelga atacan y saquean el local de los sindicatos; en Venezuela, los trabajadores de la principal zona industrial del país toman como rehenes a los líderes sindicales y se enfrentan violentamente a las fuerzas militares que vienen a liberarlos; en Polonia, en 1970, los trabajadores en huelga de los astilleros asaltan la sede del Partido "obrero" y de sus sindicatos en unos combates insurreccionales que sufren una violenta represión estatal que causa más de 300 muertos.
En los países del Este, países de CAPITALISMO DE ESTADO, cínicamente llamados "comunistas", los sindicatos están oficialmente integrados en el Estado, de la misma forma que el Ejército y la Policía. Su trabajo está claramente definido como órganos del Estado, en las fábricas encargados de encuadrar a la clase obrera dentro de ellas, en vistas a controlarla policialmente ("hacer respetar la disciplina del trabajo") y a empujarla a cumplir eficazmente los imperativos de la producción capitalista (aumento de los rendimientos, baja de los costes salariales...) Así, por ejemplo, el Comité Ejecutivo de la C.G.T. china acordaba en el curso de una reunión del 10 de Julio de 1953, que "todos los escalones sindicales deben considerar el reforzamiento de la disciplina en el trabajo como su deber primordial y permanente" y recomendaba "castigar de una manera apropiada a los elementos recalcitrantes que cometen constantemente graves infracciones". Igualmente, en el Xº Congreso de los sindicatos soviéticos (1949) se definían como principios de los sindicatos el "organizar la emulación socialista para asegurar la ejecución y mejora de los Planes de Producción, el aumento de la productividad del obrero y la reducción de los precios de coste" (del libro: "El sindicalismo en el mundo" de Guy Lefranc).
Es decir, y hablando claro, hacer trabajar a los obreros, obligarles a rendir al máximo, conseguir sacarles la máxima plusvalía.
En los países donde el Estado se sirve para gobernar de los mecanismos llamados "democráticos", la colaboración entre sindicatos y Estado es menos visible, menos oficial, pero no menos real. Es, a veces más perceptible, allí donde las principales Centrales sindicales están unidas a los partidos políticos que, a menudo, ejercen el poder: países escandinavos, Inglaterra, Alemania, Bélgica... En este último país, por ejemplo, los sindicatos participan desde 1918 en las "mesas redondas de concertación" organizadas por el Estado para las relaciones entre patronos y sindicatos; están representados en los Tribunales de Trabajo que juzgan los conflictos laborales; están presentes en el Consejo Central de Economía, así como en el Banco Nacional de Bélgica. Se encargan de administrar los subsidios de paro a los obreros sindicados y para ello están subvencionados por el Estado. En definitiva, están estrechamente asociados con el Estado, en la gestión de la economía nacional y en el mantenimiento de la esclavitud asalariada.
En todos los países donde los sindicatos están atados a Partidos situados en la oposición su asociación con el Estado puede parecer menos evidente, debido al juego de oposición que están obligados a llevar los partidos que los dirigen. Tal ha sido el caso de los principales sindicatos de Italia y Francia. No obstante, su integración en los engranajes del Estado resulta evidente, incluso bajo formas institucionales: así en Francia, las centrales llamadas "representativas" están ampliamente subvencionadas por el Estado, participan en el Consejo Económico Social, en los comités de Empresa, administran comedores, guarderías, economatos, residencias turísticas... y son puntualmente consultados por el Gobierno para cualquier decisión social importante[1].
En cualquier caso, en todos los países, los sindicatos se han convertido en los muy respetables y oficiales "representantes de la clase obrera" ante el Estado y al hacerlo se han hecho parte de él.
Es así como hoy se puede oír al responsable de la Patronal francesa pedir en un tono tan decidido como sincero, lo que sus antepasados de 1791, los burgueses revolucionarios, habían combatido con tanta energía: "un sindicato fuerte": “Como contrapartida a la libertad de los jefes de empresa, es deseable que como elemento de equilibrio, el sindicalismo obrero pueda afirmarse. Personalmente, cuanto más partidario soy de la libertad, más deseo un sindicalismo obrero fuerte y esto es, ciertamente, la concepción de una sociedad coherente" (F. Ceyrac: presidente de la C.N.P.F. –Organización patronal francesa– Declaraciones a la revista "L'Express")
Hoy, cuando la crisis económica del capitalismo mundial se profundiza llevando consigo el resurgir de las luchas proletarias, cuya extensión al conjunto del planeta no tiene precedentes, el proletariado debe conocer todas las consecuencias de la contrarrevolución. Debe grabar en su memoria una respuesta clara a las cuestiones que la historia le ha planteado violentamente en la práctica.
Las luchas "salvajes" antisindicales, que durante 60 años han saltado esporádicamente y que hoy se multiplican en todo el mundo, ¿son fenómenos excepcionales, marginales? o bien ¿son una manifestación clara de la única manera de luchar para el proletariado en el presente periodo histórico?
La integración de los sindicatos dentro del Estado, ¿Es un fenómeno real, acabado e irreversible? o bien ¿Es una simple apariencia? Los sindicatos, ¿Guardan aún algo de obrero? ¿Pueden ser enteramente recuperados para las masas obreras? o ¿Se pueden crear nuevas formas de organización sindical? y, de manera más general, las formas de lucha proletaria ¿Pueden ser las mismas en el capitalismo decadente que sobrevive desde la I Guerra Mundial, que en el capitalismo ascendente del siglo XIX?
El proletariado no puede sacar lecciones para su lucha más que de su propia experiencia histórica y mundial. De su capacidad para comprender esta experiencia, depende la posibilidad de su desarrollo como clase revolucionaria capaz de destruir el capitalismo y crear el comunismo. Para responder a estas cuestiones candentes, nos es necesario tomar lo esencial de la evolución de los sindicatos y, más globalmente de las formas de lucha obrera desde el siglo XIX.
[1] Cabe añadir que en Alemania el sindicato IG Metal participa en el Consejo de Administración de una empresa multinacional de la talla de Volkswagen.
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El asesinato a sangre fría de George Floyd por parte de la policía ha provocado indignación en los Estados Unidos y en todo el mundo. Se trata, como es sabido, del último de una larga lista de asesinatos policiales en los que negros e inmigrantes han sido las principales víctimas. Y no solo en los EE.UU., sino también en el Reino Unido, Francia y otros estados "democráticos". En los EE.UU., en marzo, la policía le disparó a Breonna Taylor en su propia casa. En Francia, Adama Traoré fue asfixiado estando en manos de la policía en 2016. En Gran Bretaña, en 2017, Darren Cumberbatch fue golpeado hasta la muerte también por la policía. Esto es solo la punta del iceberg[1].
En su respuesta a las protestas que estallaron inmediatamente en los EE.UU., la policía demostró que se trata de una fuerza de terror militarizada, con o sin la ayuda del ejército. La brutal represión de esas manifestaciones – 10 mil detenciones en los EE.UU. – evidencia que las policías, en los EE.UU. como en otros países "democráticos", actúan de la misma manera que la policía de regímenes abiertamente dictatoriales como Rusia o China.
La ira ante esta brutalidad policial es desde luego sincera y compartida tanto por los blancos como por los negros, por los latinos, los asiáticos, y sobre todo por los jóvenes. Pero vivimos en una sociedad que se ve dominada material e ideológicamente por una clase dominante, la burguesía o clase capitalista. Y los estallidos de ira, por justificados que estén, no bastan para desafiar el sistema que sustenta la violencia policial, o para evitar las muchas trampas puestas por la burguesía. Las protestas no fueron iniciadas por la clase dominante, pero ésta ya ha conseguido llevarlas a su propio terreno político burgués.
En los primeros estallidos de indignación en los Estados Unidos, las protestas tendieron a tomar la forma de disturbios: saqueos de tiendas, incendios de edificios simbólicos, etc. Las acciones provocadoras perpetradas por la policía alimentaron desde luego esa violencia de los primeros días de las protestas. Algunos de los manifestantes justificaron los disturbios refiriéndose a Martin Luther King que dijo que "el disturbio es la voz de quienes no son escuchados". Y es cierto: son una expresión de impotencia y desesperación. No conducen absolutamente a nada excepto a una mayor represión por parte de un Estado capitalista que siempre saldrá ganando frente a las acciones desorganizadas y dispersas en las calles.
Pero la alternativa propuesta por las organizaciones de activistas oficiales tales como Black Lives Matter[2] - marchas pacíficas que reclaman justicia e igualdad- representan igualmente un callejón sin salida e incluso de forma aún más insidiosa puesto que hacen el juego a fuerzas políticas del capital. Analicemos por ejemplo su propuesta de privar de fondos a la policía o incluso a abolirla por completo. Por un lado, es algo completamente ilusorio en esta sociedad, es como aspirar a que el Estado capitalista se disolviera voluntariamente. Y, al mismo tiempo, esparce la criminal ilusión de que es posible reformar ese Estado en interés de los explotados y oprimidos, cuando su función misma es tenerlos bajo control en interés de la clase dominante.
La prueba de que la clase dominante no se ve en absoluto incomodada por estas reivindicaciones aparentemente tan radicales, es que pocos días después de las primeras protestas los medios de comunicación y los políticos capitalistas -principalmente, pero no sólo, los de la izquierda- "se arrodillaron", literal o figuradamente, en ferviente condena del asesinato de George Floyd y en apoyo entusiasta de las protestas. El ejemplo de los principales políticos del aparato del Partido Demócrata en los EE.UU. es el más obvio. Pero pronto se sumaron sus homólogos de todo el mundo, incluidos los más patentes representantes de la policía. Así se realiza la recuperación burguesa de una ira legítima.
No podemos hacernos ilusiones: la dinámica de este movimiento no puede llevarlo a transformarse en un instrumento de los explotados o transformarse en un arma de los explotados y oprimidos, puesto que es un instrumento en manos de la clase dominante. Las movilizaciones actuales no son un "primer paso" hacia una verdadera lucha de clases, sino que se utilizan para bloquear su desarrollo y maduración.
El capitalismo no podría haberse convertido en el sistema mundial que es hoy en día sin la trata de esclavos y el sometimiento colonial de las poblaciones indígenas de Asia, África y América. El racismo impregna pues sus genes. Desde sus comienzos mismos ha utilizado las diferencias raciales – y las de todo tipo – para enfrentar a unos explotados contra otros, para impedir una lucha unida contra su verdadero enemigo: la minoría que los explota. Pero también ha utilizado profusamente la ideología del "antirracismo", es decir la idea de que se puede luchar contra racismo no uniéndose como clase sino agrupados en torno a tal o cual comunidad oprimida. Pero organizarse sobre la base de su "comunidad" racial o nacional se convierte en otro medio más de diluir la verdadera división en clases que subyace a este sistema. No existe pues una "comunidad negra" como tal porque existen capitalistas negros y trabajadores negros, y no tienen interés alguno en común. Recordemos sin ir más lejos la masacre de mineros negros en la huelga en Marikana en 2012, perpetrada por el Estado sudafricano "post-apartheid".
El asesinato de George Floyd no fue el resultado de un plan deliberado de la burguesía. Pero sí ha hecho posible que la clase dominante focalice la atención sobre la cuestión de la raza cuando en realidad es el conjunto del sistema capitalista lo que evidencia su bancarrota. bancarrota.
La sociedad capitalista se halla en un profundo estado de decadencia. Las bárbaras masacres que siguen extendiéndose por África y el Oriente Medio o las incesantes guerras de bandas en América Latina, que fuerzan a millones de personas a convertirse en refugiados, son claros síntomas de ello. Al igual que la actual pandemia Covid-19, un subproducto de la devastación del capitalismo en la ecología del planeta. Al mismo tiempo, el sistema está sumido en una crisis económica insoluble. Tras el “crash” de 2008, los Estados capitalistas lanzaron una brutal estrategia de austeridad destinada a hacer pagar la crisis a los explotados. La resultante diezma de los servicios de salud es una de las principales razones por las que la pandemia ha tenido un impacto tan catastrófico. Y al mismo tiempo este impasse mundial ha sumido al sistema en una crisis económica más profunda, comparable a la depresión de los años 30.
Este nuevo hundimiento en la crisis económica ya está causando un empobrecimiento generalizado, una agravación del problema de la vivienda e incluso hambre hasta en los Estados Unidos que ofrece a sus trabajadores una cobertura social mínima en caso de desempleo o enfermedad. Es innegable que la miseria material ha alimentado la ira de las protestas. Pero frente a la obsolescencia histórica de todo un modo de producción sólo hay una fuerza que puede unirse contra ella y ofrecer la perspectiva de una sociedad diferente: la clase obrera internacional.
La clase obrera no está inmunizada contra la putrefacción de la sociedad capitalista: sufre también el peso de todas las divisiones nacionales, raciales y religiosas que se agudizan con el siniestro avance de la descomposición social[3], que se manifiesta de forma aún más evidente en la expansión de las ideologías populistas. Pero esto no cambia la realidad fundamental: los explotados de todos los países, sea cual sea el color de su piel, tienen el mismo interés que es el de defenderse de los ataques cada vez más duros a sus condiciones de vida, sean los recortes sociales, el desempleo, los desahucios, los hachazos a las pensiones u otras prestaciones sociales, y contra la violencia del Estado capitalista. Sólo esta lucha es la base para superar todas las divisiones que benefician a nuestros explotadores y para resistir los ataques racistas y los pogromos en todas sus formas. Y cuando la clase obrera se organiza para unir sus fuerzas demuestra también su capacidad de organizar la sociedad sobre una nueva base. Los consejos obreros que surgieron en todo el mundo tras la revolución en Rusia en 1917[4], los comités de huelga “inter fabricas” que surgieron en la huelga de masas polaca de 1980[5] - son la prueba de que la lucha de la clase obrera, en su propio terreno, plantea la perspectiva de crear un nuevo poder proletario sobre las ruinas del estado capitalista, y de reorganizar la producción para la satisfacción de las necesidades de la humanidad.
Es cierto que hace ya algunas décadas que la clase obrera ha ido perdiendo conciencia de sí misma como clase opuesta al capital, como resultado tanto de vastas campañas ideológicas (la matraca incesante sobre la "muerte del comunismo" que siguió al colapso de la forma estalinista de capitalismo), y de cambios radicales (tales como como el desmantelamiento de los centros tradicionales de lucha de la clase obrera en los países más industrializados). Pero justo antes de que la pandemia del Covid-19 se extendiera por todo el mundo, habíamos visto en Francia luchas que ponían de manifiesto que la clase obrera distaba mucho de estar muerta y enterrada. Evidentemente la llegada de la pandemia y el bloqueo social que representaron los confinamientos frenaron el potencial inmediato de una extensión de este movimiento. Aún entonces, en esas primeras fases de las cuarentenas, hubo reacciones muy militantes de la clase obrera en muchos países resistiéndose a ser tratados como “corderos al matadero”, contra la obligación de trabajar sin un equipo de seguridad adecuado simplemente para no alterar los beneficios de la burguesía. Estas luchas, que también se han dado en los EE.UU., ya han superado las divisiones raciales y nacionales[6]. Al mismo tiempo la situación de confinamiento ha puesto de manifiesto que el funcionamiento de este sistema depende por completo del trabajo "esencial" de la clase que explota tan despiadadamente.
La cuestión central para el futuro de la humanidad es esta: ¿Podrá la minoría capitalista seguir dividiendo a la mayoría explotada por razas, religiones o naciones, y así arrastrarla en su caída hacia el abismo? ¿O la clase obrera, en todos los países del mundo, se reconocerá a sí misma como lo que es, la clase que, en palabras de Marx: "es revolucionaria o no es nada"?
Amos, junio 2020
[1] Hace unos días se han dado a conocer también las muertes de emigrantes o de personas de etnia gitana en las dependencias policiales de la España gobernada por “socialistas” y “comunistas”
[2] Véase https://es.wikipedia.org/wiki/Black_Lives_Matter [317]
[3] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[4] Ver nuestro Manifiesto sobre la Revolución de octubre 1917 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [277]
[5] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [318]
[6] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
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Entre los medios burgueses actuales es muy común calificar al estudiante como un “Radical” o un “subversivo”, como alguien que “se atreve y da la cara”, pero la verdad es bastante distinta de lo que dicen los medios masivos del capital, lamentablemente ese errado estigma ha quedado muy marcado en la sociedad capitalista. Para desmentir esta falacia debemos estudiar los orígenes y el transcurso hasta la actualidad del movimiento estudiantil.
El movimiento estudiantil comenzó a hacerse popular en las luchas de los 60 y 70, después de más de 40 años de contrarrevolución estalinista, cuando los obreros franceses en las fábricas comenzaron a organizar comités de acción e irse a huelgas salvajes los estudiantes los acompañaron y se unieron a ellos, siendo finalmente calificada como una “Revuelta obrero-estudiantil”[1]. Sin embargo, la burguesía y sus historiadores se han esforzado mucho en ver el mayo francés como un “movimiento estudiantil” y dejar de lado las huelgas de los obreros ¿Por qué? Porque el estudiantado universitario de esa época tenía como objetivo acceder a cargos medios y altos en las empresas y el Estado, es decir, formar parte de la clase dominante, la universidad era una institución elitista y solo los hijos de los capitalistas o de la pequeña burguesía podían estudiar en esos establecimientos. Es cierto que la masificación de la universidad que entonces comenzaba causaba frustración pues no habría puestos para tantos aspirantes, igualmente la sociedad, bajo el impulso de las luchas obreras empezaba a salir de la contrarrevolución y ello fomentaba en el estudiantado un espíritu rebelde y contestario que venía a ser un subproducto de la nueva situación y no un producto de la lucha de clase proletaria.
Lo que en realidad caracterizó al mayo francés del 68 fue la superposición de dos bandos: por un lado, el proletariado industrial que comenzó a luchar mediante asambleas y comités de huelgas salvajes, afuera de los sindicatos, y que por ende fue una autentica lucha proletaria e internacionalista. En el otro bando el estudiantado con sus protestas y “manifestaciones culturales” y que solo representaban a una pequeña burguesía en decadencia. Desde entonces el estudiantado pequeñoburgués, por su pensamiento activista e intelectual, siguió apoyando a los trabajadores en sus distintas luchas, como en la huelga obrera de Polonia de 1980 o en el Cordobazo argentino de 1969. Sin embargo, cuando las luchas de clase durante las revueltas de los 60-70 comenzaron a decaer los restos del movimiento estudiantil de la época comenzaron a caer en el terrorismo guerrillero y al anarquismo, demostrando que el movimiento estudiantil no representa más que una nueva faceta de la pequeña burguesía desesperada e inútil.
Sin embargo, en la actualidad la mayor parte de los estudiantes no provienen de la burguesía o la pequeña burguesía, aproximadamente el 95% de los estudiantes son de extracción obrera y se convertirán en futuros asalariados, por ende, la universidad también se ha “proletarizado”, la mayor parte de los estudiantes también sufrirá el desempleo, la precariedad y la subcontratación. Si antes los estudiantes universitarios pasaban a ocupar puestos importantes en burocracias estatales, en empresas privadas o en la misma academia, ahora las fuerzas de producción han avanzado a tal nivel que es necesaria una especialización (y un adoctrinamiento) de la fuerza de trabajo en general, desde los primeros años de vida hasta la adultez, llenando las universidades de futuros proletarios. Las instituciones que se encargaban de asignar a los jóvenes burgueses a un lugar en la sociedad burguesa ahora también se tienen que encargar de asignar a los jóvenes proletarios su lugar en esta misma sociedad, esta es la gran contradicción de la educación burguesa (especialmente la educación terciaria o superior) al día de hoy.
La historia del movimiento estudiantil chileno en su forma actual comienza aproximadamente en el 2006, aunque en la década de los 60 hubo muchas protestas entre estudiantes de extrema izquierda y de extrema derecha. El movimiento de 2006 comenzó con los secundarios (que siempre han sido más “radicalizados” y activistas que los universitarios), se le llamo “pingüinazo” debido a que el uniforme de los secundarios se asemeja en colores a los pingüinos, y la consigna que caracterizó ese movimiento durante los años posteriores fue: EDUCACION GRATUITA Y DE CALIDAD, el gran epicentro del movimiento estudiantil.
Ante esto hay que aclarar que la única “gratuidad” en la educación burguesa viene a expensas de los salarios de los obreros y que cualquier estándar de “calidad” que busquen alcanzar debe obedecer a los cánones de la sociedad burguesa. Entendiendo el sistema educativo en su conjunto e integrado a la división social del trabajo, la educación que imparte no puede aspirar a ser más que el adoctrinamiento y la formación para ser futuros obreros explotados, asalariados, insertados dentro de una jerarquía estricta de trabajo. La consigna “educación gratuita” expresa en primer lugar la ilusión de que una enseñanza pública a cargo del Estado sería una “mejora” cuando en realidad la financiación de la enseñanza nace de la plusvalía expropiada a los trabajadores. Por otro lado, esparce la ilusión de “la promoción individual”, cuando lo que sucede en realidad es que por muchos títulos, posgrados y certificados de idiomas que un estudiante acumule, el destino de la inmensa mayoría es la precariedad, el desempleo y unas pésimas condiciones de trabajo y vida. En fin, la educación no tiene como finalidad ayudar a la toma de conciencia de la clase obrera, sino todo lo contrario, entorpecerla y facilitar la penetración en las filas obreras de la ideología burguesa y pequeñoburguesa.
Pese a que el estudiantado se ha “proletarizado” y la mayoría proviene de la clase obrera, el pensamiento burgués izquierdista sigue penetrando entre los estudiantes. Aquí no hay que subestimar el peso ideológico de la burguesía. Con la llegada de la decadencia y la traición de las organizaciones tradicionales del proletariado, sus secciones juveniles se fueron convirtiendo en órganos de adoctrinamiento y propaganda. Aquí es donde aparece el veneno político e ideológico característico del “movimiento estudiantil”, como estas organizaciones solo pueden mantenerse con vida mientras contribuyan a avanzar las metas de su partido, es decir, debilitando el movimiento de la clase trabajadora, sus “contribuciones” a la política de los estudiantes no son más que un estorbo inmenso para el desarrollo de su conciencia de clase. Organizaciones como las diferentes “coordinadoras estudiantiles” buscan cooptar cualquier acción consciente de los estudiantes proletarios para su propio beneficio, siempre de la mano de los partidos izquierdistas.
Obviamente ha habido excepciones en donde los estudiantes de extracción obrera rompieron con el movimiento estudiantil y se organizaron como obreros, bajo asambleas generales y comités de delegados, una muestra de eso fue Francia el 2006, en su movimiento contra el CPE[2]. Además, hay que aclarar que muchos de los movimientos de los estudiantes nacen de problemas relacionados al mundo universitario, problemas relacionados con la burocracia de la universidad, con los cursos o los profesores, demandas que no se pueden generalizar al resto de la clase ni pueden resolverse en sus causas últimas dentro de la universidad.
A pesar de todo esto, aún en este sector hay esbozos de conciencia de clase y existe cada vez un mayor desdén desde los estudiantes (cada vez más proletarios) hacia los grupos políticos burgueses, y existe un descontento general con el funcionamiento de la política de los centros de alumnos y de las federaciones estudiantiles. Aunque un rechazo a estas prácticas de la burguesía no significa un rechazo completo a su política ni tampoco una aceptación del programa proletario, es parte de la conciencia embrionaria de la clase, que sin el aporte del movimiento obrero general se quedará en puro embrión. Al mismo tiempo el movimiento obrero se ve forzado a incorporar las fuerzas de las nuevas generaciones proletarias, gran parte de las cuales pasa o pasará por la universidad, pues sin ellos no tienen a quién pasar la antorcha. Mientras exista el conflicto principal de la educación burguesa, es decir, la contradicción entre la sociedad burguesa pintada por la escuela y la realidad material de la que participan sus estudiantes habrá un potencial importante de la juventud que solamente puede realizarse en la lucha de clases.
Aquí es importante que los obreros revolucionarios dentro y fuera de las escuelas discutan el problema de la educación capitalista, con objeto de realizar una denuncia de sus contenidos, sus métodos y su forma de transmisión. Estos están sesgados por la ideología burguesa, el mantenimiento de la explotación y por las necesidades de la acumulación capitalista y son radicalmente antagónicos respecto a la conciencia de clase del proletariado y a cómo será la ciencia y el conocimiento en la futura sociedad donde, como dijeron Marx y Engels, “El libre desarrollo de cada uno sea la condición para el libre desarrollo de todos”.
La respuesta a estos obstáculos que afectan a los estudiantes solo se encontrará cuando los jóvenes obreros rompan con la universidad, el estudiantilismo, el academicismo y sobre todo con el izquierdismo progresista. Cuando los jóvenes se organicen con los trabajadores, lejos de la academia burguesa universitaria, bajo asambleas generales, cuando piensen y luchen como obreros y rechacen las corrientes burguesas que abundan en sus círculos. La revolución solo puede ser hecha por el movimiento obrero en su conjunto, jamás por fracciones particulares o categorías interclasistas. Los paros universitarios o “Revueltas” estudiantiles, caracterizadas por el caos, y la desorganización, no son más que una manifestación de la bancarrota política en que se encuentra el llamado “movimiento estudiantil” y un trampolín para individuos que buscan carreras políticas. ¡SOLO LOS TRABAJADORES SON LOS SUJETOS POLITICOS DE LA REVOLUCION!
Simpatizantes de la CCI en Chile 22-6-20
[1] Para un conocimiento del movimiento proletario de mayo 1968 ver Hace 50 años, Mayo de 1968 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [193]
[2] Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [7]
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Las tensiones raciales en EE. UU, están relacionadas con el papel desempeñado por el sistema esclavista en el desarrollo de la acumulación primitiva en ese país. Esclavitud la hubo por todas partes (Brasil, colonias españolas, el Caribe isleño y continental…) pero en ningún otro país desarrollado ese sistema ha condicionado tanto como en EE. UU las relaciones sociales y las dificultades para la unidad de la clase obrera. A otro nivel de desarrollo y de importancia, el caso de Sudáfrica tiene algunas similitudes[1].
El capitalismo en sus orígenes, tras el "descubrimiento" de las Américas, estuvo marcado por la esclavitud[2]. Y fue en las Américas, especialmente, no sólo en los Estados Unidos, donde este sistema echó raíces. Para comprender la historia del advenimiento del capitalismo, de la formación de la clase obrera, la situación actual incluso, es necesario abordar el problema de la esclavitud.
El trauma de la esclavitud, la trata de esclavos, ha marcado la historia del continente africano, claro está, pero, sobre todo, consecuentemente, la del continente americano en todos los aspectos, en particular en el desarrollo de la clase obrera. Una gran parte de la clase trabajadora norteamericana es de origen esclavo. No vamos a hablar aquí del papel de las clases dominantes (aristocracia y burguesía) de los antiguos regímenes monárquicos europeos en el abominable "comercio triangular" entre las principales ciudades portuarias de las potencias europeas, las costas africanas y las Américas.
Como escribe Marx: “El descubrimiento de las regiones de oro y plata de América [especialmente por los colonizadores españoles y portugueses NdR], la cruzada de esclavización y exterminio en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo en las Indias Orientales, la transformación de África en un cazadero de esclavos negros: son todo hechos que señalan la era de producción capitalista. Estos procesos “idílicos” representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de acumulación originaria”. (El Capital, "XIV: La llamada acumulación originaria”, “4. Génesis del capitalista industrial”, según la edición de 1946 del FCE, México[3])
La acumulación originaria capitalista bajo los antiguos regímenes aún marcados por el feudalismo, se hizo a menudo con mano de obra esclava. Y África, para desgracia de este continente, será, desde el siglo XVII, el XVIII y hasta gran parte del XIX, ese "cazadero de esclavos". Este tipo de explotación no será la propia del capitalismo, pero le sirvió en sus inicios en la acumulación originaria (o “primitiva”): “La aplicación esporádica de la cooperación en gran escala en la antigüedad, en la Edad Media y en las colonias modernas se basa en un régimen directo de despotismo y servidumbre, que es casi siempre un régimen generalmente de esclavitud. La forma capitalista [de cooperación] presupone, por el contrario, desde el primer momento, la existencia de obreros libres y asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital. Sin embargo, históricamente, esta forma se desarrolla por oposición a la economía agraria y el artesanado independiente, tenga o no éste forma gremial. Frente a estas formas, la cooperación capitalista no aparece como una forma histórica especial de cooperación, sino que ésta reviste la forma peculiar del proceso capitalista de producción, forma específica que lo caracteriza y distingue” (…) “Su premisa, el empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros asalariados (…) constituye el punto de arranque de la producción capitalista” (XI, “Cooperación”, Libro I). Esto quiere decir que del mismo modo que el capitalismo comenzó y se desarrolló en un medio no-capitalista, al principio inmensamente dominante, también se desarrolló en medio y gracias a otras formas de explotación y “cooperación”, pues el capitalismo no posee una forma particular de cooperación, pues ésta es el capitalismo mismo.
El feudalismo sometió a su control las viejas comunidades comunistas primitivas a las que “dejó hacer” mientras pagaran regularmente un tributo en especie (productos agrarios, ganaderos o artesanales) y en seres humanos (criados y soldados). En cambio, el capitalismo tiene por tendencia transformar todas las relaciones sociales en mercantiles y salariales, sin embargo, en la marcha hacia ellas es capaz de utilizar a su servicio formas antiguas de explotación como la esclavitud haciéndolas mucho más rentables mediante una barbarie refinada y sistemática.
En el siglo XIX se mantuvo hasta más allá de mediados de siglo la existencia de la esclavitud a tan gran escala como la de los estados algodoneros del Sur de EEUU (llegó a haber 5 millones de esclavos). Éstos vendían su producción a los estados del Norte y, sobre todo, al primer gran país capitalista de entonces, Gran Bretaña. Durante décadas, tras la independencia norteamericana, el sistema esclavista se mantuvo pujante [4] sirviendo a la acumulación en ese inmenso país. Pero el enfrentamiento entre el capitalismo de los estados del norte y los estados esclavistas del Sur acabó siendo inevitable, en particular debido al dinamismo expansionista hacia el Oeste, desembocando en la Guerra de secesión.
Y, tras la colonización de Egipto, Gran Bretaña empezó a dejar de comprar el algodón del Sur de USA, incrementándose, con el acostumbrado cinismo de las clases dominantes, la campaña antiesclavista por buena parte de la burguesía británica[5].
Lo más notorio no sólo fue la insólita permanencia, sino el incremento exponencial del número de esclavos durante décadas: «Al levantarse en 1790 el primer censo de esclavos en los Estados Unidos, la cifra era de 697 000; en 1861 ascendía ya a cuatro millones», recuerda Marx en El Capital (I, XIII «Maquinaria y gran industria», 6) «La teoría de la compensación, aplicada a los obreros desplazados por las máquinas»). Y eso, en el primer país del mundo “liberado” del antiguo régimen, lumbrera “democrática”, junto con Francia, para las burguesías ascendentes de otros países.
«Por eso [mientras los regímenes precapitalistas no entran en el mercado mundial NdR] en los Estados norteamericanos del Sur el trabajo de los negros conservó cierto suave carácter patriarcal mientras la producción se circunscribía sustancialmente a las propias necesidades. Pero, tan pronto como la exportación de algodón pasó a ser un resorte vital para aquellos Estados, la explotación intensiva del negro se convirtió en factor de un sistema calculado y calculador, llegando a darse casos de agotarse en siete años de trabajo la vida del trabajador. Ahora ya no se trataba de arrancarle una cierta cantidad de productos útiles. Ahora, todo giraba en torno a la producción de plusvalía por la plusvalía misma» (El Capital, I, “Capital constante y capital variable”, 2. “El hambre de trabajo excedente”). A pesar de esas enormes ganancias, seguía siendo un sistema no plenamente capitalista.
Las consecuencias de la «mancilla», o sea el ultraje a la moral humana que representaba la esclavitud en el país que acabaría siendo el más poderoso de la Tierra, no desaparecieron, así como por ensalmo, tras la guerra de Sucesión. Desapareció el esclavismo, pero no sus consecuencias en la difícil lucha de la clase obrera. Por mucho que le interesara a la burguesía acabar con la esclavitud, sabemos perfectamente que las lacras de las sociedades de clase pasadas se concentran en el capitalismo como si fuera un crisol de todas ellas. La cruenta guerra de Secesión[6] aceleró la extensión del trabajo asalariado a todo Estados Unidos, los trabajadores negros fueron incorporados gradualmente al trabajo “libre”, pero esa “libertad para ser explotado” se envolvió prácticamente desde el principio por un sistema de segregación racial que añadía horribles sufrimientos a esta parte de nuestra clase y creaba una división peligrosa en el seno del proletariado.
Las leyes de separación racial siguieron vigentes en prácticamente todos los estados avaladas por sentencias repetidas del Tribunal Supremo. En el colmo del cinismo el Tribunal Supremo, solo 3 años después del final de la guerra de Secesión (en 1868) sentenció que “Los negros debían vivir aparte. El blanco los llamaba solo por su nombre de pila y podía maltratarlos por cualquier motivo. Los negros podían votar, pero solo si pagaban un impuesto especial y se sabían de memoria los nombres de todos los presidentes y jueces del Tribunal Supremo” [7].
El sistema legal de segregación amparó y estimuló un sistema paralelo, supuestamente “popular” (gracias al concurso fanático de la pequeña burguesía blanca) de agresiones, matanzas colectivas, linchamientos sistemáticos. La pequeña burguesía sobre todo en los estados meridionales, pero no sólo en ellos, desencadenaba su furia destructora con una regularidad de metrónomo para aterrorizar a los proletarios de origen esclavo. El racismo de la pequeña burguesía norteamericana refleja uno de los rasgos ideológicos del capitalismo norteamericano: una cultura impregnada de un puritanismo violento de inspiración bíblica una de cuyas bases es el horror furibundo, visceral, enfermizo a toda mezcla de “razas”. Cierto, el racismo y el rechazo del otro es una mentalidad muy compartida en todas las sociedades de clase, pero el caso de Estados Unidos es un elemento fundador del país.
En Opelousas (Luisiana, 1868), Nueva Orleans y Memphis (1866) la chusma blanca reaccionó con linchamientos a los intentos de los negros de ejercer los “nuevos derechos”. “En Thibodaux (Lousiana, 1887) murieron más de 300 cortadores de azúcar durante una huelga por el derecho a dejar de vivir en las cabañas de los antiguos esclavos”
El siglo XX fue aún mucho peor: “Hasta 250 murieron en Wilmington (Carolina del Norte, 1928), incluidas mujeres y niños cuando la turba blanca asaltó uno de sus periódicos por un artículo en contra de la segregación. Varios cientos más murieron en East Saint Louis (Misuri, 1917) cuando se extendió el rumor de que un trabajador negro había hablado con una mujer blanca en una reunión sindical. En Elaine (Arkansas, 1919) el detonante de la muerte de más de 200 negros, también aquí con mujeres y niños entre ellos, fue una reivindicación laboral de los recolectores en los campos de los terratenientes blancos. Y en Tulsa (Oklahoma, 1921) todo empezó cuando un grupo de blancos intentó linchar a un joven negro al que acusaban de haber robado. Murieron hasta 300 personas y 8.000 perdieron sus viviendas cuando la airada población blanca incendió la calle Black Wall y todo el barrio negro que crecía a su alrededor”.
El sistema de segregación racial fue reforzado por una milicia paralegal que perseguía los trabajadores negros y les infligía salvajes torturas en actos rituales, el Ku Klus Klan. Oficialmente disuelta en 1871 reapareció en 1915 y aún hoy se conserva a través de grupos locales que defienden una ideología xenófoba, supremacista blanca y racista. Los grandes partidos democráticos estadounidenses, han alentado en ocasiones abiertamente estas expresiones descaradamente bárbaras del capitalismo, en otros momentos se han “indignado” para favorecer la trampa del “antirracismo”, sin embargo, siempre las han tolerado como medio complementario
Cuando la esclavitud en USA llegaba a su apogeo, Marx (1860) describe la vida de los proletarios en Inglaterra[8], una “vida” atroz como ya la había descrito Engels en su famoso libro en 1845[9]. Sin duda la vida de los proletarios en aquellos tiempos era tan miserable y agotadora como la de muchos esclavos. Pero no es lo mismo, para el futuro de la clase revolucionaria, la explotación esclavista que “la existencia del obreros libres y asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital”. El proletariado vive una nueva forma de explotación que contiene la posibilidad, si es capaz de desarrollar una lucha consciente, de la superación de las contradicciones del capitalismo mediante la sociedad comunista. La explotación del proletariado encierra un sufrimiento universal que abarca a todas las formas de opresión y explotación que han existido en las sociedades de clase y que, en consecuencia, solamente puede ser resuelto por una revolución universal que vaya a las raíces de todas las explotaciones y opresiones que existen en el capitalismo y, por ende, en todas las sociedades de clase[10]. Por eso uno de los aspectos de la lucha de la clase obrera debía ser la lucha contra la esclavitud, especialmente en un país como Estados Unidos.
La AIT (Asociación Internacional de Trabajadores, Primera Internacional), ante la situación de guerra civil norteamericana, no vaciló en enviar un mensaje de apoyo, redactado por Marx, a los nordistas de Lincoln. No se trataba de apoyar a una fracción de la burguesía contra otra clase reaccionaria (los grandes propietarios del Sur)[11]. Marx pensaba, con razón, que el final de la esclavitud iba a dar un impulso a la unidad de la clase obrera. Y así escribe en El Capital (coetáneo más o menos del final de la guerra de Secesión en los USA y el final «oficial» de la esclavitud, 1865), estableciendo un vínculo con la lucha unitaria por las 8 horas: «En los Estados Unidos de América, el movimiento obrero no podía salir de su postración mientras una parte de la República siguiese mancillada por la institución de la esclavitud. El trabajo de los blancos no puede emanciparse allí donde está esclavizado el trabajo de los negros. De la muerte de la esclavitud brotó inmediatamente una vida nueva y rejuvenecida. El primer fruto de la guerra de Secesión fue la campaña de agitación por la jornada de ocho horas, que se extendió con la velocidad de la locomotora desde el océano Atlántico al Pacífico, desde Nueva Inglaterra a California» (El Capital, libro I, “VIII, La jornada de trabajo, 2. El hambre de trabajo excedente. Fabricante y boyardo”).
¿Y la clase obrera de EEUU? Tanto los marxistas como los anarquistas plantearon claramente la unidad de la clase obrera, fuera del color que fuera. Esta tradición se plasmó a principios de siglo XX en los IWW, el conocido sindicato revolucionario de EEUU, que se formó favorable a una política internacionalista, contra la guerra y evidentemente por la unificación de la clase obrera, fuera del color que fuera[12]. Ya conocemos los límites del sindicalismo revolucionario y el fracaso de los IWW. Pero, en la memoria obrera permanecerá "La experiencia de IWW, la valentía ejemplar de sus militantes frente a una clase dominante que no se arredra para echar mano de la mayor y más vil violencia o hipocresía, esa experiencia de IWW está pues ahí para recordarnos que los obreros de Estados Unidos son decididamente hermanos de clase de los obreros del mundo entero, que su interés y sus luchas son los mismos y que el internacionalismo no es vana palabra para el proletariado, sino más bien la piedra angular de su existencia” “Durante mucho tiempo, el movimiento obrero en Estados Unidos estuvo muy preocupado por las divisiones entre quienes habían nacido en el país, los obreros anglófonos (aunque ya fueran éstos la segunda generación de emigrantes) y los obreros inmigrados recién llegados, los cuales no hablaban y leían poco o nada en inglés. En su correspondencia con Sorge en 1893, Engels lo ponía en guardia contra el uso cínico que hacía la burguesía de las divisiones en el seno del proletariado y que retrasaban el desarrollo del movimiento obrero en Estados Unidos. En efecto, la burguesía utiliza hábilmente todos los prejuicios raciales, étnicos, nacionales y lingüísticos para dividir a los obreros entre sí y contrarrestar así el desarrollo de una clase obrera capaz de concebirse a sí misma como una clase unida. Estas divisiones fueron un serio obstáculo para la clase obrera en Estados Unidos ya que separaba a los obreros nacidos en América de la gran experiencia adquirida en Europa por los obreros recién inmigrados. Esas divisiones acarrearon, para los obreros americanos más conscientes, dificultades para mantenerse al nivel de los avances teóricos del movimiento obrero internacional…”,
“[En una carta de] Engels a Sorge el 2 de diciembre de 1893, (en Marx and Engels, Basics writings on politics and philosophe, ed. Lewis Feuer, 1959),Engels respondía a una pregunta de Friedrich Adolf Sorge sobre la ausencia de un partido socialista significativo en Estados Unidos, explicando que “la situación en los Estados Unidos comporta dificultades muy importantes y particulares que obstaculizan el desarrollo regular de un partido obrero”. Entre esas dificultades una de las más importantes era “la inmigración que divide a los obreros en dos grupos: los nativos y los extranjeros, éstos últimos están divididos a su vez entre sí en 1) irlandeses, 2) alemanes, 3) y en muchos pequeños grupos donde a veces sólo comprenden sus propias lenguas: checos, polacos, italianos, escandinavos, etc. Y finalmente los negros. Construir un solo partido arrancando de esta base requiere de poderosas motivaciones que raramente se encuentran. Frecuentemente se presentan empujes vigorosos, pero a la burguesía le basta con esperar pasivamente a que las diferentes partes de la clase obrera se dispersen de nuevo”
Los trabajadores negros, que ya habían empezado a huir hacia el Norte durante la esclavitud (en donde incluso en esos Estados podían ser perseguidos y reenviados al Sur), empezaron sobre todo a partir de principios del siglo XX a irse a las zonas industriales. Y esa “división” de la que habla Engels se plasmó en la aparición de guetos, una tendencia que se fue acentuando con la contrarrevolución. La abominable ignominia de la esclavitud “moderna” tenía la particularidad de su “único” origen “racial” (África subsahariana) (contrariamente a la esclavitud antigua, medieval u oriental en las que el esclavo podía ser de orígenes muy diversos) de modo que los esclavos recién proletarizados eran vistos inmediatamente como recién salidos de su condición de objeto-mercancía. La burguesía USA, por otra parte, prohibió hasta muy recientemente la emigración “de color”, favoreciendo en los grandes años de la emigración hacia USA de finales del XIX hasta los años 30, a las poblaciones europeas. Es cierto que la “tradición” del hábitat urbano en EEUU ha sido el de los barrios “étnicos”, pero con los guetos la separación fue mucho más tajante.
La segregación racial fue abolida oficialmente en 1964, un siglo después de la supresión de la esclavitud. Se trataba de dar cauce a un sector creciente de la burguesía de raza negra que se veía obstaculizado en sus negocios por esas leyes. El “gran fruto” de las Leyes de Derechos Civiles fue la promoción de personajes de raza negra a las altas esferas de la política y los negocios. En la administración Bush destacaron Colin Powell el carnicero de Irak y Condolezza Rice, secretaria de Estado, la cúspide fue la elección de Obama en 2008 como primer presidente negro.
Sin embargo, para los trabajadores negros nada cambió. Siguieron víctimas de la discriminación policial y judicial que hace que una persona de raza negra tenga 7 veces más probabilidades de acabar en la cárcel que una blanca.
Especialmente cruel es el trato de la policía -donde cada vez hay más negros- con las personas prietas. Fue horrible el crimen de Los Ángeles en 1992 que desató violentas protestas. Durante el mandato de Obama hubo más asesinatos policiales que nunca[13].
El asesinato de Georges Floyd el 26 de mayo “a manos” de 4 policías de Minneapolis ha sido una trágica demostración suplementaria de esa continuidad de la violencia oficial de la clase dominante. Las clases dominantes, mediante sus Estados, poseen el monopolio de la violencia. Lo ejercen en general para imponer su dominación, especialmente contra la clase obrera. Al lado de las fuerzas del orden “oficiales”, hay milicias, grupos armados más o menos ilegales. A lo largo de los años, Estados Unidos, se ha convertido en paradigma de la violencia más extrema. Y en muchos otros países esa violencia oficial, extraoficial o ilegal extrema (mencionemos a México de “ejemplo”) se ha instalado para siempre mientras dure este sistema criminal. Todas esas lacras son antiguas, sí, pero la tendencia de ese modelo se ha hecho general, se agudiza por todos los rincones del planeta. Vivimos hoy la descomposición del sistema capitalista y esa violencia criminal oficial, extraoficial o ilegal, es su marchamo. Democracias, dictaduras, con partidos únicos o pluralistas, hoy, el destino está marcado por esa extrema violencia de un sistema criminal, el capitalismo.
Ante semejantes atropellos, muy conocidos esta vez gracias a las imágenes transmitidas por el mundo entero de la agonía de Floyd, se lanzaron a las calles impregnados de indignación gentes de toda raza y condición para acabar exigiendo… ¡una policía más democrática! y otras reivindicaciones que consisten en exigir al verdugo que sea más humano. Por un lado, Trump echando más leña al fuego, alentando supremacistas dispuestos a disparar contra todo lo que no sea blanco; del otro lado, las fracciones demócratas (y muchos republicanos, como el expresidente Bush) del abanico político estadounidense haciendo genuflexiones, convocando a artistas y vedettes indignados, apoyando manifestaciones “patrióticas” (New York Times).
Con la contrarrevolución, a partir de los años 30, las matanzas, los linchamientos se multiplican. En la Depresión de 1929, la pequeña burguesía blanca -bien manipulada por los medias que aprovechaba su cerril búsqueda de chivos expiatorios- atribuyó la crisis a “los negros”, “En Harlem (Nueva York) hubo un indeterminado número de muertos y más de cien heridos, además de numerosos saqueos, a raíz del presunto robo de un joven negro en la tienda de un blanco. Fue el primer disturbio moderno porque arrasó los comercios. A partir de entonces, Harlem sufrió episodios de violencia racial casi continuada hasta los años sesenta”.
En realidad, la «mancilla» de la esclavitud que había ensuciado el desarrollo capitalista en Estados Unidos y otros lugares, acabó creando una barrera difícilmente franqueable en las luchas obreras en Estados Unidos.
Estas barreras se han agudizado con el proceso social de Descomposición Capitalista[14]. Esta encierra un pudrimiento de las relaciones sociales que empuja a la fragmentación de la sociedad en grupos étnicos, religiosos, localistas, de “afinidad”, que se encierran en su “pequeño gueto” para darse una falsa sensación de comunidad, de protección frente a un mundo cada vez más inhumano. Esta tendencia favorece la división en las filas obreras -acentuada hasta el paroxismo por la venenosa acción de partidos, sindicatos, instituciones, propaganda etc.- en “comunidades” de raza, religión, origen nacional etc. Para añadir más leña al fuego de las divisiones raciales y lingüísticas en el proletariado en EU. la emigración de trabajadores de América Latina que se hizo masiva desde los años 70´s, ha sido utilizada por la burguesía para crear más guetos, someter a la ilegalidad a los trabajadores inmigrantes y empujar hacia abajo las condiciones de vida de todos los trabajadores[15]
No obstante, algunas luchas obreras en los últimos 50 años han franqueado esa barrera: Detroit 1965, la huelga salvaje de la Chrysler en 1968, la huelga salvaje de Correos en 1970, el metro de Nueva York en 2005, la huelga en Oakland durante el movimiento Ocupy en 2011…A pesar de sus limites estas luchas son una experiencia de la que sacar lecciones en el combate por la unidad de clase.
En el siglo XIX luchar contra la esclavitud era luchar por la clase obrera. Hoy, la brutalidad de la policía, de los ultras blancos supremacistas y del Estado en general (y sus cárceles) por un lado y los movimientos antirracistas por el otro, someten a una tenaza a la parte “prieta” de la clase obrera, queriendo transformarla en eso: en una población aparte. Racismo y antirracismo pertenecen a la burguesía. Contra la clase obrera.
Por eso el llamado del proletariado es: No somos ni blancos, ni negros, ni de ningún color ¡Somos Clase Obrera! Como decía una pancarta en las protestas contra la ley anti – emigrantes 187 del estado de California NO SOMOS COLOMBIANOS, NO SOMOS MEXICANOS, SOMOS TRABAJADORES.
Pinto 11-7-20
[1] Ver la Serie de nuestra Revista Internacional sobre el movimiento obrero en Sudáfrica: /content/4080/del-nacimiento-del-capitalismo-la-vispera-de-la-segunda-guerra-mundial [322] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201510/4119/de-la-ii-guerra-mundial-hasta-mediados-de-los-anos-1970 [323] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201705/4209/lucha-de-clases-en-sudafrica-iii-del-movimiento-de-soweto-a-la-sub [324] y https://es.internationalism.org/content/4523/de-la-eleccion-del-presidente-nelson-mandela-en-1994-2014 [325]
[2] Ver 1492: “Descubrimiento de América” - La burguesía celebra 500 años de capitalismo https://es.internationalism.org/cci-online/201108/3181/1492-descubrimiento-de-america-la-burguesia-celebra-500-anos-de-capitalismo [326]
[3] Las numeraciones de libros o volúmenes, capítulos y subcapítulos de El Capital no parecen ser necesariamente las mismas de una edición a otra.
[4] La tesis mayoritaria de los historiadores norteamericanos de los años 70 era que el Sur perdió porque era un precapitalismo ineficaz y poco rentable. Desde hace unos años, la tesis mayoritaria es ahora que el sistema esclavista era plenamente capitalista. Es difícil saber lo que quieren mostrar o demostrar, quizás lo que buscan sea saber qué sistema ha sido más brutal, explotador e inhumano. Y para eso se sirven del marxismo, para el que el capitalismo ante todo es una relación social, la última sociedad de clase que hay que derribar para acabar con la explotación del hombre por el hombre. Así, según un conocido historiador francés, Nicolas Barreyre, hablando muy recientemente del sistema de los algodoneros del Sur de EEUU, “En los años 1970, la idea dominante en los historiadores, como en los economistas, era que el Sur esclavista vivía en una economía precapitalista ineficaz y poco rentable que no podía sobrevivir frente al Norte, que había entrado desde principios del XIX en la revolución industrial y capitalista. Tras la crisis de 2008, los historiadores se han vuelto a interesar por los orígenes del sistema económico americano, forjando lo que se ha llamado la ‘nueva historia del capitalismo’. La idea es que la economía esclavista del Sur era plenamente capitalista, que contribuyó al auge del capitalismo en el Norte” (Entrevista en Le Monde del 28/06/2020). No pretendemos enmendarles la plana a tan eximios historiadores. La lógica de los historiadores de los años 70 de que la economía de los Estados del Sur americano era “ineficaz y poco rentable” por ser “precapitalista” parece resultar de una visión “marxista” más bien vulgar. El capitalismo, en su auge, utilizó otras economías no-capitalistas para su expansión, tanto de mercados como de fuentes de materias primas y de capitales. Y hasta su plena asimilación o destrucción muchas de esas economías pudieron enriquecerse y servir para la acumulación primitiva del capital, sobre todo cuando pertenecían a la misma nación. Por el mundo entero, en el siglo XIX, había sistemas todavía no dominados por el capitalismo con los que éste hacía negocios, amenazándolos si necesario era.
[5] La hipocresía de la burguesía inglesa no tiene límite. De un lado, toleró la esclavitud en aquellos países que podían servirle de aliados y en aquellas colonias donde convenía a sus intereses, simultáneamente, se convertía en “martillo de esclavistas” frente a rivales como España, Portugal o Brasil, que no tenían la suficiente potencia económica para prescindir de la esclavitud que abolieron muy tardíamente (en 1886 en España y en 1888 en Brasil)
[6] Fue una de las más mortíferas de la historia “Murieron 630.000 personas. Aún hoy esta cifra supone la mitad de todas las bajas que ha tenido EE.UU. en todas las guerras que ha librado desde entonces, incluida la de Afganistán” https://www.lavanguardia.com/internacional/20200603/481582308546/violencia-racial-eeuu-historia-racismo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy [327]
[7] Fuente ya citada en nota 6, mientras no se indique lo contrario nos referiremos a dicha fuente en posteriores citas.
[8] Basta con leer: El Capital, I, “WIII: La jornada de trabajo”, “3. Ramas industriales inglesas sin límite legal de explotación”, [un capítulo estremecedor, con el ejemplo de los niños y sus ¡15 horas de trabajo para un niño de siete años!]
[9] La situación de la clase obrera en Inglaterra https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/situacion/index.htm [328]
[10] Ver Principios del Comunismo especialmente los puntos VI y VII. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [276]
[11] “cuando en los mismos lugares en que había nacido por primera vez, hace cerca de cien años [o sea en 1776, año de la independencia de Estados Unidos, NDR], la idea de una gran República Democrática (…), cuando, en esos mismos lugares [Estados Unidos NdR], la contrarrevolución se vanagloriaba (…), declarando que «la esclavitud era una institución caritativa, la única solución, en realidad, del gran problema de las relaciones entre el capital y el trabajo», y proclamaba cínicamente el derecho de propiedad sobre el hombre «piedra angular del nuevo edificio», la clase trabajadora de Europa comprendió (…) que la rebelión de los esclavistas sería el rebato de la cruzada general de la propiedad contra el trabajo y que los destinos de los trabajadores, sus esperanzas en el porvenir e incluso sus conquistas pasadas se ponían en tela de juicio en esa guerra del otro lado del Atlántico” (Mensaje de la AIT a Abraham Lincoln, 1864, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864lincoln.htm [329]).
En 1864, hace pues más de 150 años, cuando aún la clase obrera se estaba afirmando como clase de transformación de la sociedad, sus organizaciones apoyaban y debían apoyar a fracciones de la burguesía que luchaban contra los restos -todavía importantes y fuertes- de antiguos sistemas de explotación. Hoy, el apoyo a las “repúblicas democráticas”, a los “derechos humanos” y demás consignas burguesas no es que sean consignas “de otra época”, sino que son, sobre todo, patrañas y armas contra el proletariado. Y eso desde la entrada del capitalismo en decadencia.
[12] Ver nuestra Serie sobre los IWW: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/513/historia-del-movimiento-obrero-iww-1905-1921-el-fracaso-del-sindica [330] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/967/historia-del-movimiento-obrero-los-iww-1905-1921-el-fracaso-del-sin [331]
[13] Se puede consultar el reportaje Los conflictos raciales en la era Obama, https://www.vozpopuli.com/internacional/Barack_Obama-Racismo-Estados_Unidos-racismo-estados_unidos-obama-conflicto_racial-matanzas-negros_0_933206737.html [332]
[14] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[15] Ver Manifestaciones de «latinos» en Norteamérica; ¡Sí a la unidad de la clase obrera! ¡No a la unidad con los explotadores! https://es.internationalism.org/cci-online/200605/936/manifestaciones-de-latinos-en-norteamerica-si-a-la-unidad-de-la-clase-obrera-n [333]
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Todos los medias reconocen que la pandemia global de SARS-CoV2 que ha infectado a más de 10 millones de personas y ha provocado la muerte de 500,000 de ellas, según cifras oficiales al momento de escribir este artículo, está empujando a la “comunidad” científica a una “carrera contra reloj” para desarrollar una vacuna. Pero también tienen que admitir que esta “carrera de la vacuna” aún está muy lejos de estar en la etapa de “sprint final”. Mientras que desde el siglo XIX con la creación en 1881 por Louis Pasteur de la primera vacuna contra la rabia sobre el principio de la inoculación, ha habido enormes progresos en los métodos de cultivo celular de virus sobre la base de la biotecnología y la ingeniería genética, que permitieron la emergencia simultánea de varias vacunas virales, ahora se nos dice que la vacuna contra Covid-19 no estará disponible ¡hasta finales de 2021! Pero, de hecho, todos los especialistas están de acuerdo en declarar que llevará en promedio de 10 a 15 años encontrar y desarrollar una nueva vacuna “confiable” porque, además de los retrasos en su diseño y fabricación, requiere un tiempo incompresible y tres etapas esenciales de experimentación a gran escala: probar la vacuna en animales, probar en una población no infectada y finalmente probar en enfermos. “Habrá muchas pruebas y errores, pero tenemos muchas opciones para explorar”, dijo Benjamin Neuman, virólogo de Texas A&M University-Texarkana. “Porque nunca se ha diseñado una vacuna muy eficaz contra un miembro de la familia de los coronavirus conocidos por los humanos”.
¡Declaración asombrosa porque el coronavirus no es desconocido para los científicos! El SARS-CoV1 (apareció a fines de 2002 en el sudeste de China) y el MERS-CoV (apareció en septiembre de 2012 en Arabia Saudita), los dos hermanos mayores del SARS-CoV2, ya han dado lugar a importantes investigaciones científicas en vistas a la creación de vacunas. En el primer caso, la investigación se detuvo y el proyecto de vacuna fue enterrado antes de que incluso se hubiera probado en humanos. En el segundo caso, la investigación aún está en curso y probada en animales. A pesar de que durante años los científicos han considerado “la amenaza de una pandemia como la de Covid-19”, los estudios científicos sobre coronavirus y el desarrollo de vacunas se han considerado... ¡“no rentables”! El campo de la investigación científica al servicio de la salud pública está constantemente limitado, obstaculizado por la falta de recursos financieros y logísticos. Este ha sido uno de los primeros sectores en ser víctima de recortes presupuestarios, sin importar cuál sea la fracción política que se encuentre en los gobiernos: “Donald Trump, en mayo de 2018, suprimió una unidad especial del Consejo de Seguridad Nacional, compuesta por eminentes expertos, encargados de combatir las pandemias”.[i] “Después de la gripe porcina en 2009, los funcionarios de la Comisión Europea publicaron un informe con recomendaciones políticas. Pero la Comisión fue reprendida duramente por los Estados miembros [...]. Después del SARS en 2003, el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) fue creado. Está haciendo un gran trabajo. Pero no cuenta más que con 180 colaboradores […]. En Sciensano (instituto de investigación y nacional de salud pública de Bélgica), hay personas muy competentes... pero la institución es débil, porque no hay suficiente inversión en ella”.[ii]
Ahora nos dicen: “Para desarrollar una vacuna contra el SARS-CoV2, los investigadores están desarrollando sus estudios sobre el SARS-CoV1 y el MERS-CoV”[iii]. ¡Han pasado 17 años desde que apareció el primer virus! ¡17 años perdidos en la búsqueda de una vacuna que podría haber salvado decenas de miles de vidas!
Frente a la magnitud y los estragos de la actual pandemia mundial, la lógica simple que debería prevalecer naturalmente es el desarrollo de la cooperación, la coordinación internacional, los esfuerzos científicos concertados y la centralización para concentrar y movilizar el progreso tecnológico y el conocimiento científico en la búsqueda de una vacuna acortando el tiempo necesario, tanto como sea posible, en la lucha contra este flagelo.
Este no es el caso en absoluto en la realidad actual. Al contrario. La carrera mundial que actualmente estamos presenciando para encontrar vacunas y tratamientos está tomando un ritmo frenético, caótico y desordenado, cada uno por su lado: “Más de cien proyectos han sido lanzados en el mundo y una decena de ensayos clínicos están en curso para intentar encontrar una cura para la enfermedad”.[iv] Se escucha en los medios de difusión que eso hacen todos los gigantes farmacéuticos como Sanofi (empresa farmacéutica francesa), Gilead Sciences (empresa farmacéutica estadounidense), GlaxoSmithKline (la gigante farmacéutica británica), Regeneron Pharmaceuticals (compañía con sede en Nueva York), Johnson & Johnson (firma estadounidense), la sociedad china CanSino, por nombrar algunos. Pero lo hacen cada uno por su lado.
¿Por qué nos enfrentamos a tal situación? Son las leyes mismas del capitalismo, reflejadas por el yugo de las ambiciones de todos los Estados y la competencia entre ellos lo que prohíbe a la sociedad funcionar de otra manera que no sea a través de la ley de ganancias y la competencia generalizada, en el cada uno para sí, los unos contra los otros, en orden disperso y caótico. Es así como estas leyes del capitalismo han frenado, retrasado, saboteado y obstruido todas las medidas de prevención y a los presupuestos de investigación en todos los sectores de la salud, el funcionamiento del capitalismo y sus leyes se oponen directamente a la agrupación de datos y centralización de recursos e investigación esenciales para el descubrimiento de una vacuna eficaz.
Esta carrera de velocidad para encontrar la vacuna y el “remedio milagroso” contra Covid-19 no está exenta de consecuencias trágicas para el resto de la salud mundial: en todas partes, los investigadores/virólogos están advirtiendo sobre los peligros de esta prisa repentina: “Muertes debidas a investigaciones imprudentes [...] Hoy, la ciencia avanza demasiado rápido y esto tiene consecuencias considerables [...] Ya no hay tiempo suficiente para reflexionar críticamente sobre los resultados científicos, lo que tiene graves consecuencias”.[v]
Numerosos trabajos son actualmente dirigidos hacia las “vacunas sustitutas” y se orienta a reciclar tratamientos de virus más antiguos o reanudar la investigación sobre las pistas de vacunas abandonadas, como aquellas contra el paludismo o el Ébola, que en el pasado se consideraron “no rentables”[vi] pero que, de la noche a la mañana, se convierten en una “perspectiva interesante” para acceder al nuevo mercado abierto por la pandemia del SARS-CoV2. Esto refleja la impotencia y consternación de la “comunidad” científica.
Sin embargo, sobre todo, esto solo puede conducir a la circulación apresurada en el mercado de vacunas “baratas” de baja calidad insuficientemente probadas. Lo que también significará que un número vertiginoso e incalculable de nuevas víctimas pagarán las consecuencias, a costa de sus vidas.
En realidad, el capitalismo, la clase burguesa y sus Estados no tienen nada que hacer con la salud de las poblaciones: “Si las sumas demenciales que se invierten en investigación y los gastos militares se hubieran dedicado a la salud y el bienestar de poblaciones, nunca se hubiera desarrollado una epidemia de este tipo”.[vii]
“De las empresas que desarrollan una vacuna contra el coronavirus, ¿cuál será la primera en comercializarla?”[viii], “Vacuna contra el coronavirus: ¿será un país el prioritario?”[ix]: ¡estas son las grandes preguntas que plantea la burguesía a través de sus medias! Los hechos son claros: en lugar de centralizar y unir todo el trabajo de los científicos para producir lo más rápido posible un tratamiento y una vacuna, cada compañía farmacéutica guarda celosamente el estado y el nivel de su investigación en sus laboratorios para ser el primero en encontrar la vacuna, para obtener la patente que le otorga el monopolio de fabricación por un período de al menos 7 a 12 años. A fin de cubrir los inmensos gastos requeridos por su trabajo, recurren a las inversiones que se ofrecen al mejor postor a cambio de tremendos acuerdos mercantiles. Entre ellos, el gigante farmacéutico francés Sanofi, que anunció sin escrúpulos que distribuiría eventualmente una vacuna priorizando a los Estados Unidos, que ha invertido 30 millones de dólares para apoyar sus investigaciones complementando el contrato de 226 millones de dólares del gobierno norteamericano, concluido en diciembre de 2019 con esta empresa para la producción de vacunas contra virus... de la gripe. El escándalo que ha provocado esta revelación de Sanofi y, en particular, la indignación de Macron es pura mascarada. En realidad, detrás de sus declaraciones hipócritas y sus comentarios con un color “humanitario”, evocando que una vacuna no puede estar sujeta “a las leyes del mercado”, que “deben ser bienes de utilidad pública” y que “su acceso debe ser justo y universal”, esconde el miedo de Europa de perder puntos en la carrera internacional de vacunas en el mercado mundial. Más allá del deseo de las firmas farmacéuticas de obtener ganancias por cuenta propia, de acuerdo con la lógica competitiva, principal motor de la sociedad capitalista, no pueden escapar de la ley del capitalismo de Estado, que hace que cada Estado nacional ejerza de manera definitiva un control y una vigilancia más estricta de las orientaciones y la gestión de su economía nacional, así como sobre las empresas que dependen de ella, incluso si son poderosas “multinacionales”[x]. En otras palabras: es el Estado el que dirige la política financiera de sus empresas.
Al igual que como en “la guerra de las máscaras”, la guerra de las vacunas es “un ejemplo edificante de la competencia cínica y desenfrenada en la que participan todos los Estados”[xi] que persiguen un único objetivo. Eso significa: ser el primero en obtener la vacuna y tener el monopolio de la misma, u obtenerla de manera privilegiada, para evitar ser expulsado de la carrera y tener que “mendigar” ayuda y no ser los grandes perdedores en este enfrentamiento. Los comentaristas burgueses lo admiten: “En las rivalidades entre Estados Unidos y Europa sobre una futura vacuna y las nuevas tensiones entre Donald Trump y China, las divisiones entre las grandes potencias se han profundizado”[xii]. Frente a los poderosos Estados estadounidense y chino, “Europa lanza miles de millones para la batalla por las vacunas [...] Ningún Estado miembro [...] tiene el poder de desarrollar una cartera integral de vacunas”[xiii]. Así, la administración Trump ha subsidiado la investigación de AstraZeneca con 1.2 millones de euros, a cambio de la promesa de 300 millones de dosis de la vacuna. Y los Estados de la UE (Alemania, Francia, Países Bajos, Italia) quieren aprovechar un “fondo de emergencia” de alrededor de 2.4 millones de euros a fin de acelerar las negociaciones sobre el suministro preferencial de vacunas con las empresas farmacéuticas. Resta por saber si este intento por establecer una cartera común será exitoso en vista de la incapacidad de la Unión Europea para implementar medidas concertadas en términos de contención y gestión de la escasez de materiales médicos.
La maniobra de los Estados Unidos en la OMS al retirar su contribución a esta organización dirigida por el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, acusado por Trump de ser controlado por China, es también una ilustración reveladora de la salvaje y despiadada guerra comercial e imperialista que se libra entre los tres tiburones más grandes (China, Estados Unidos, UE) en el planeta[xiv]: unos y otros lo rechazan con la mayor hipocresía y de una manera perfectamente interesada se culpan de esta falta de coordinación: Estados Unidos acusa a la OMS de “colusión” con China, la UE critica el comportamiento “egoísta” de Estados Unidos.
Los periódicos de “izquierda” como The Guardian y muchos otros se ven obligados a admitir que existe una falta de coordinación, pero sus lamentaciones no son más que quejas destinadas a enmascarar la responsabilidad del sistema capitalista en su conjunto. En última instancia, lo que revela la batalla para obtener vacunas es que la salud de las poblaciones no es en absoluto la preocupación central de los Estados y la clase dominante. Solo les preocupa usar la salud para afirmar y fortalecer su lugar en la arena imperialista mundial.
El verdadero gran perdedor en esta guerra de vacunas es la humanidad, que deberá pagar un tributo de un número todavía mayor de víctimas para la supervivencia de este sistema incurablemente enfermo que no lleva a ninguna parte, excepto a más sufrimientos. Solo una sociedad capaz de movilizar, unir y centralizar sus esfuerzos de manera asociada a nivel mundial podrá superar esta situación a partir de las necesidades humanas reales.
Aube, 30 de junio de 2020
[i] Ver nuestro volante internacional: “Barbarie capitalista generalizada o Revolución proletaria mundial”.
[ii] Entrevista a un virólogo belga, De Standaard (30-31 de mayo de 2020).
[iii] RTL infos (29 de mayo de 2020).
[iv] La Croix (15 de mayo de 2020).
[v] De Standaard (20-21 de mayo de 2020).
[vi] Por ejemplo, las investigaciones sobre una vacuna contra el virus del Ébola han sido cínicamente abandonadas porque los Estados africanos fueron calificados como “insolventes” en detrimento directo de las numerosas víctimas en la población.
[vii] “Barbarie capitalista generalizada o Revolución proletaria mundial”.
[viii] Etoro (18 de marzo de 2020).
[ix] Rtbf (18 de mayo de 2020).
[x] “Crisis económica: el Estado, el último baluarte del capitalismo”
[xi] “Guerra de las máscaras: la burguesía es una clase de matones”. https://es.internationalism.org/content/4560/guerra-de-las-mascarillas-la-burguesia-es-una-clase-de-matones [190]
[xii] La Croix (15 de mayo de 2020).
[xiii] De Standaard (5 de junio de 2020).
[xiv] El contrato exclusivo, ganado por el gobierno de los Estados Unidos para la producción de Remdesivir, un antiviral ya utilizado en el tratamiento del Ébola (pero de dudosa eficacia para limitar los efectos de Covid), en la nariz y las barbas de la UE, acababa de ser recomendado para su uso generalizado en Europa, trae una nueva confirmación de sus hábitos de gánster en esta guerra donde todos los golpes son permitidos.
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Un lector nos envía un recorte de «Opinión» de un periódico[1] que reivindica el libro de «La doctrina del shock» de Naomi Klein para entender la situación del estado de alarma por la pandemia de Covid19. No pretendemos aquí hacer una crítica ni del artículo ni del libro en cuestión, sino simplemente abordar algunas ideas que tienen un peso en el medio de minorías de trabajadores, en círculos y grupos que reflexionan sobre la situación. Particularmente la «conspiranoia» y la idea de que se habría sobrestimado a propósito la pandemia para reforzar el control estatal
En general, las teorías de Naomi Klein, que se basan parcialmente en las de Milton Friedman, se pueden considerar parte de lo que se conoce por “teorías conspirativas”. Estas teorías parten de la base de un capitalismo totipotente dirigido por minorías selectas y clandestinas que manipulan a la sociedad. Y es cierto que la burguesía es maquiavélica[2]; pero de ahí a las teorías conspirativas hay un gran salto que se pasa por la entrepierna precisamente el análisis marxista de la sociedad de clases y sus relaciones de fuerza, etc.
Se puede decir que las teorías conspirativas hoy forman parte de lo que en las tesis de la descomposición describimos como tendencia al pensamiento irracional y místico, al mismo nivel que el ocultismo o la religión[3]. Y por otra parte sirven para bloquear las tentativas de dar una visión crítica de lo que está pasando. La tendencia a hacer prevalecer los prejuicios y anteponer el misticismo o lo irracional ha existido siempre en el capitalismo, pero en este periodo cobra su verdadera dimensión de bloqueo al desarrollo de la crítica y la conciencia: «Los hombres, aun los criminales, se desarrollan de un modo tan armónico como la sociedad que los educa. La fantasía audaz convive dentro de un mismo cráneo con la tendencia servil a las fórmulas hechas. Las audacias más insolentes se concilian con los prejuicios más groseros. Shakespeare alimentaba su obra creadora con argumentos que habían llegado hasta él desde la profundidad de los siglos. Pascal demostraba la existencia de Dios con ayuda del cálculo de probabilidades. Newton describió las leyes de la gravedad y creía en el Apocalipsis. Desde que Marconi instaló la telefonía sin hilos en la residencia del Papa, el representante de Cristo difunde por medio de la radio la bendición mística. En tiempos normales, estas contradicciones no salen del estado latente. Pero durante las catástrofes adquieren una fuerza explosiva. Cuando se trata de una amenaza a los intereses materiales, las clases ilustradas ponen en movimiento todos los prejuicios y extravíos que la Humanidad arrastra en pos de sí»[4].
Así hemos podido escuchar diferentes declaraciones, de religiosos y políticos, sobre el origen satánico de esta epidemia, igual que en el siglo XIII se atribuía la pandemia de peste al castigo de Dios. Pero igualmente desde el polo opuesto de la cultura “de izquierdas”, Miguel Bosé, Bunbury o el rapero KSO han difundido que todo esto de la pandemia es una pantomima para que Bill Gates pueda implantarnos chips de control con las vacunas[5].
En el recorte se da una visión de los acontecimientos que no coincide con la secuencia de los hechos. La supuesta exageración voluntaria de la letalidad del virus y la organización de una gran maniobra contra la población, no explica porqué algunos de los dirigentes de los principales países capitalistas (por no decir TODOS, sin distinción de pelaje político de derechas o izquierdas o populista) han tenido que rectificar su política inicial de seguir con una cierta normalidad, pasando a una política de confinamiento, que efectivamente contiene un fracaso del empleo de los modernos medios para detectar la infección y seguir y contener las epidemias y que remite a los usos del medioevo[6]. Por otra parte en el recorte se juega con las estadísticas para banalizar la situación actual. Es cierto que se producen más muertes por enfermedades crónicas o accidentes de tráfico; de hecho es sólo desde hace unas décadas cuando el capitalismo podía presumir de que las infecciones habían dejado de ser las principales causas de muerte, expresando un desarrollo de la biomedicina en general[7]. El retorno de una pandemia como la actual pone en cuestión ese desarrollo[8], a lo que hay que añadir que los recortes económicos en los sistemas de salud de cada nación se han convertido en una traba mayor para confrontar las epidemias. Desde el punto de vista de los datos mismos, se están comparando cifras de morbilidad y mortalidad de 2 meses con las de un año. Los datos para los fallecidos por gripe o complicaciones son anuales, mientras que los de covid19 se refieren a dos meses como mucho, lo que significa, como así ha sido, un colapso de los servicios sanitarios[9].
Lo que las teorías conspirativas presentan como pujanza del capitalismo es precisamente, al contrario, su hundimiento en la descomposición. Y el aparente reforzamiento del Estado totalitario, expresa en realidad un debilitamiento (puesta en cuestión de la “democracia”, que es la mejor forma de organizarse para la burguesía, empleo de la coerción como expresión de la dificultad de confrontar la situación, etc.). Todo esto no quiere decir que la situación automáticamente favorezca o impulse la respuesta del proletariado. Eso es otra discusión, que implica diferentes consideraciones como la agravación de la crisis y su impacto en los ataques a la clase obrera, la puesta en evidencia de que el capitalismo no tiene una perspectiva que ofrecer para la humanidad, la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción en el manejo de la pandemia, la imposibilidad de reunirse y manifestarse por un tiempo, etc.
Por otra parte, las teorías de Milton Friedman, de que los sectores dominantes del capitalismo aprovecharían los momentos de hundimiento en la crisis para introducir reformas, sobreexplotación y reorientar la producción, etc. tienen un cierto calado en los medios de discusión de trabajadores. Esa visión significa en la práctica la negación de la decadencia del capitalismo y la idea de que éste ha encontrado la forma de progresar indefinidamente. También induce la idea de que habría unos capitalistas “malos” y “conspiradores” que aprovecharían las crisis para imponer la miseria y los ataques. Con esto se nos viene a decir que habría que apoyar a sectores capitalistas más “abiertos” y, sobre todo, al Estado para que “preserve el bien común”.
Pero independientemente de que capitales privados puedan aprovechar tal o cual situación para adelantar posiciones e incluso ganar beneficios, el capital global prosigue su hundimiento en una crisis mortal.
Por otra parte, esas teorías traen ciertas reminiscencias de la posición de Vercessi en la Izquierda italiana (Bilan), que pensaba que el capitalismo organizaba la guerra imperialista para derrotar al proletariado, es decir, la creaba artificialmente para aplastarlo, cuando la realidad era justamente la inversa: la guerra imperialista mundial fue solamente posible gracias a la derrota general del proletariado internacional.
No pretendemos haber aclarado las cuestiones en esta breve carta, sino más bien estimular una discusión y reflexión de la que esperamos que se recoja el guante.
Acción Proletaria 8-7-20
[1] No hay una referencia de qué periódico se trata, pero sí consta el autor: Daniel Reboredo (historiador y analista político)
[2] Como todas las clases explotadoras de la historia, pero de forma aún más cínica y perversa, la burguesía oculta sus verdaderas intenciones con toda clase de manipulaciones, maniobras y conspiraciones. Esto se ha acentuado con la decadencia del capitalismo donde el Estado se vuelve totalitario, tanto si adopta la forma descaradamente dictatorial de partido único como si se disfraza bajo los ropajes democráticos. Ahora bien, ese totalitarismo no impide que el capitalismo se vea envuelto en cada vez mayores contradicciones que le llevan a la crisis aguda y la descomposición social, ideológica, política etc. Esto lo hemos analizado en varios artículos: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [337] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/233/pearl-harbor-1941-torres-gemelas-2001-el-maquiavelismo-de-la-burgue [338] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201710/4239/maquiavelismo-consciencia-y-unidad-de-la-burguesia [339] ,
[3] Ver: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109] donde ponemos en evidencia la raíz de las teorías conspiranoicas: “la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos "científicos", y que ocupa en los media un lugar preponderante gracias a la embrutecedora publicidad y a sus emisiones estúpidas” (tesis 8). En esas condiciones “la conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época” (tesis 13).
[4] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo2/hoja4.htm [340]. Cuando Trotsky escribía esto en su «Historia de la revolución rusa» se refería a la amenaza de la revolución para la clase dominante en Rusia. Hoy por todo un período no existe una amenaza semejante; aunque la crisis del Covid19 sí significa igualmente una amenaza –a una escala mucho menor- para la gestión de la crisis del capitalismo global y a título particular para muchos empresarios, y también para la estabilidad social
[5] Esto contribuye igualmente a la campaña antivacunas, gracias a la cual asistimos hoy a brotes epidémicos de sarampión que no se conocían desde hace tiempo, que, en nombre del ecologismo, naturalismo, etc se oponen a los progresos que la sanidad había desarrollado en el terreno de la prevención y la Salud Pública.
[6] El empleo por primera vez de la cuarentena y el confinamiento (y otras medidas de represión y control de la población infectada) jugó un papel importante en las epidemias de peste de los siglos XVI y XVII en las ciudades-Estado del norte de Italia (Florencia, Venecia). Estas medidas fueron el producto de la comprensión de que (aunque no existía ninguna teoría microbiana que atribuyera la enfermedad a la infección por gérmenes) la enfermedad se expandía por contagio entre las personas. Hoy los propios científicos reconocen el atraso en la respuesta frente a las pandemias: «tan tarde como en 1990, respetados investigadores empleaban una “ley” epidemiológica del siglo XIX para hacer predicciones sobre el SIDA –esto provocó una gran subestimación. Los avances en otros campos dieron a la Epidemiología una oportunidad para evolucionar. En 2001, cuando los editores del International Journal of Epidemiology preguntaban de forma provocadora si no era ya hora de “pasar página”, teniendo en cuenta las potencialidades de la genética para explicar las enfermedades infecciosas respecto a las capacidades de la Epidemiología para describirlas, su conclusión fue que tenía la capacidad de transformar positivamente la epidemiología tanto como la teoría de los gérmenes un siglo antes» Nature, Vol 575, 7 Nov 2019: A new twenty-first century science for effective epidemic response
[7] Se cita a menudo el comentario de Sir Frank MacFarlane Burnet en los años 1970s para señalar esto: «El futuro de las enfermedades infecciosas será muy gris». Nature, Op cit
[8] Y en esto llueve sobre mojado, tras el desarrollo de otras zoonosis empezando por el VIH, y siguiendo por el Ébola, SARS1, etc
[9] Existe otro factor, al que los historiadores se han referido para explicar porqué en las pandemias anteriores en la historia, una enfermedad menos letal como por ejemplo el cólera, causaba más impacto social que la viruela, que sin embargo provocaba muchas más víctimas. Debido a la permanencia de casos de viruela en el tiempo, la población había acabado asumiendo el riesgo de contraerla como uno de los azares de la vida; mientras que el cólera, por su presentación repentina, creaba mucha más alarma en la población. De la misma forma, la gripe estacional es endémica y aunque cada año puede incluir mutaciones nuevas, su impacto y letalidad en la población no crea alarma social. Sin embargo, la llamada gripe aviar, o el primer coronavirus (SARS1), a pesar de una menor letalidad causaron mayor alarma social
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El interés de esta breve carta es, pues, poner de relieve la trampa que pueden constituir estas insidiosas campañas cuando proponen, por ejemplo, "salidas falsamente opuestas y estériles que no cuestionan en absoluto el sistema existente". Por lo tanto, resultan ser callejones sin salida muy peligrosos. Otro punto importante: esta carta, al denunciar fuertemente a los propagandistas burgueses, pide explícitamente la vigilancia política necesaria para defender una idea que consideramos central: "los miembros de la clase obrera no tienen ningún interés en aliarse con elementos de la clase dominante, cualquiera que sea su color de piel". Apoyamos este espíritu de lucha y esta intransigencia rigurosa que compartimos plenamente y que también pone muy acertadamente en perspectiva la necesidad fundamental y vital de una "unión internacional de la clase obrera contra la reacción".
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No es raro ver empresas que apoyan los recientes movimientos en los Estados Unidos: la cuenta de Twitter de la plataforma de streaming Netflix se colmó con un mensaje que decía: "Guardar silencio es convertirse en cómplice", mientras que la empresa de equipamiento deportivo Nike publicó un vídeo acompañado de música lacrimógena invitándonos a "participar en el cambio".
En los medios de comunicación, la dicotomía entre "alborotadores" y "manifestantes pacíficos" está muy presente. Los disturbios en los que se destruyen bienes de los proletarios, como sus coches, son vistas con complacencia por parte de ciertas organizaciones de la extrema izquierda del capital. Por otro lado, la técnica que defienden las organizaciones de derechos civiles es apelar al proceso democrático/reformista. En realidad, se trata de dos caminos falsamente opuestos y estériles que no cuestionan en absoluto el sistema existente.
Como la policía es uno de los órganos de defensa de la clase dirigente, no es ilógico ver que se desarrollen los prejuicios más reaccionarios entre sus filas. Al contrario de lo que sugieren algunos grupos como la NAACP (Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color), no es habrá ninguna milagrosa reforma policial que pueda detener el racismo.
El racismo tiene sus raíces en la división de clases de la sociedad en el capitalismo[1]. Todos los partidos y organizaciones políticas burguesas tienen el objetivo de defender los intereses del capital nacional. Así que no hay nada excepcional en el hecho de que, por ejemplo, el número de deportaciones de inmigrantes fuera mayor bajo el mandato de Obama que bajo el de Trump, aunque el Partido Demócrata trata de hacerse pasar por el partido progresista. De hecho, el hipócrita apoyo al "cambio social" por parte de algunas de las empresas mencionadas es sólo otra cortina de humo que presenta a toda la población de un país como si estuviera formada por simples ciudadanos aislados que deberían estar vinculados a la defensa del Estado.
Es cierto que muchos negros son objeto de violencia por parte de la policía (y esto no es un fenómeno exclusivo de los Estados Unidos). Sin embargo, los miembros de la clase obrera no tienen interés en aliarse con elementos de la clase dominante, independientemente de su color de piel. Por el contrario, esto sólo reforzará la dominación de la clase burguesa y subestimará el papel progresivo de la unión internacional de la clase obrera contra la reacción.
B. J
[1] Ver Esclavitud y racismo herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [342]
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La muerte de George Floyd en Minneapolis el 25 de mayo causó una onda expansiva en muchos países[1]. En los Estados Unidos, una ola de protestas contra este enésimo e insoportable asesinato de un hombre negro por parte de la policía se extendió por todo el país, no sólo en las grandes ciudades sino también, con menos frecuencia, en los pueblos pequeños. Estas manifestaciones fueron seguidas por múltiples movilizaciones en todo el mundo: en Italia, Gran Bretaña, Alemania, Nueva Zelanda, Canadá, Irlanda, etc.
El 2 de junio, una manifestación en la explanada del Palacio de Justicia de París en apoyo del "Comité Adama Traoré", que también murió mientras estaba bajo custodia policial, atrajo a una multitud de casi 20.000 personas, lo que resulta aún más sorprendente si se tiene en cuenta que la manifestación fue formalmente prohibida por la Prefectura. La muerte de Adama Traoré durante su detención es un recordatorio de otras muertes relacionadas con las intervenciones policiales de los últimos años: los de Zied y Bouna, electrocutados en un transformador mientras huían de la policía, los de Ibrahima Bah, muertos en un accidente de motocicleta durante una intervención policial, los de Babacar Gueye, un indocumentado muerto a tiros por un policía de la BAC... una lista que no deja de crecer y que da testimonio de la brutalidad y las humillaciones que la policía despliega a diario al pie de los edificios en los barrios pobres.
Estas manifestaciones son el producto de una profunda indignación por la violencia de las fuerzas de seguridad, que no dudan en utilizar sus armas y todos los medios, incluidos los legales, para brutalizar a la gente tanto en las "cités"[2] como en las manifestaciones. La policía da la impresión evidente de que puede actuar con casi total impunidad; el más mínimo "error garrafal", incluso filmado por las cámaras telefónicas, se vuelve inmediatamente contra la víctima acusada de "insulto" o "rebelión" y se inicia un procedimiento judicial que suele ser expeditivo y, la mayoría de las veces, perdido de antemano.
Esta realidad de injusticia es más o menos la misma en todo el mundo. La represión cada vez más violenta de todo movimiento de protesta social, el uso de armas cada vez más peligrosas, la sospecha sistemática de los jóvenes y de las personas de origen inmigrante (aunque vivan allí desde hace mucho tiempo), en particular en los suburbios de la clase obrera, son factores que irritan a las generaciones más jóvenes, que son testigos y muy a menudo víctimas del estado policial.
Sin embargo, la indignación por sí sola no es suficiente, ya que puede perderse completamente en la ilusión de una posible mejora de la sociedad burguesa. Las recientes manifestaciones contra el racismo y la violencia policial no han escapado a esta lógica. Bajo la aparente radicalidad de las consignas y demandas, los participantes hacen el juego a la clase dominante, a su policía y a sus tribunales. Las demandas de los partidarios del "Comité Adama Traoré" se reducen al lema: "¡Justicia para Adama!"
Lo mismo ocurre con el colectivo "Justicia y Verdad para Babacar" (Gueye) que desplegó una bandera similar durante la manifestación del 13 de junio en París. Estas demandas caen completamente dentro del ámbito de los "derechos civiles". Se inscriben en la defensa pura y simple de la sociedad burguesa, ya que apelan a la "Justicia de la República", es decir, a las instituciones "democráticas" que son precisamente los engranajes fundamentales de la violencia estatal y la garantía del orden social.
De hecho, detrás de los lemas se encuentra la idea de que todos somos "ciudadanos iguales ante la ley" y que la justicia democrática debería ser la misma para todos. La "justicia" en el mundo capitalista es simplemente la sanción de las relaciones entre clases sociales antagónicas. En realidad, el Estado siempre ha sido, a través de su monopolio de la violencia, "un aparato especial de represión" contra los explotados, como recordó Lenin al citar a Friedrich Engels en El Estado y la Revolución[3]. Por eso, además, la policía, garante del orden burgués, no podría ser menos "violenta" y más "democrática" de lo que ya es, en la medida en que, para citar a Engels, está, por su función, enteramente ligada al Estado, es decir, a "una organización de la clase explotadora para mantener sus condiciones externas de producción, por lo tanto, sobre todo para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión dadas por el modo de producción existente (esclavitud, servidumbre, trabajo asalariado)"[4].
La clase obrera ha experimentado durante mucho tiempo lo que es la policía: el brazo armado de la dominación de clase que impone el "orden público" por la ley y la fuerza. Por lo tanto, la idea de una "buena fuerza policial", una fuerza policial "democrática", es totalmente mistificadora e ilusoria. Por el contrario, la policía sólo puede volverse cada vez más brutal y violenta como resultado de la exacerbación de las contradicciones sociales generadas por la crisis del capitalismo, produciendo cada vez más tensiones y fracturas en la sociedad. En estas condiciones, el trabajo policial se hace cada vez más difícil, más sofisticado y costoso, más violento. El Estado clava cada vez más su talón de hierro sobre los explotados, que no tendrán más remedio que rebelarse contra unas condiciones de explotación cada vez más insostenibles.
Ya bajo la presidencia del "socialista" François Hollande, tras los atentados de 2015 y la instauración del estado de emergencia, la burguesía ha procedido a un enorme refuerzo de su ya muy agresivo arsenal legislativo y represivo. Las disposiciones adoptadas entonces permitieron la aplicación de una política abiertamente más represiva. Si bien las protestas contra la Ley del trabajo en 2016 se caracterizaron por un aumento significativo de la violencia policial, el movimiento de los "chalecos amarillos" y la reciente lucha contra la reforma de las pensiones han hecho que la policía desencadene una mayor violencia, causando graves lesiones e incluso muertes. Naturalmente, la impunidad policial también se ha reforzado en las manifestaciones exteriores, como lo demuestra la muerte de Steve Caniço, empujado al Loira por la policía durante el festival de música de 2019, y las múltiples agresiones a jóvenes de origen inmigrante.
La simultaneidad de los movimientos de lucha contra la violencia policial y el racismo en todo el mundo y su promoción por parte de los Estados y los medios de comunicación demuestran que se trata de una campaña ideológica internacional dirigida por la burguesía, cuyo objetivo es revalorizar los Estados democráticos y limpiar su imagen, para adaptar y preparar mejor a la policía para los retos de la represión del mañana. La aparición en el fondo de un argumento sobre el "privilegio de los blancos", el enfoque en el asesinato de negros por la policía en los Estados Unidos y otros países forman parte de esta campaña ideológica, que sugiere que es posible otra fuerza policial más humana. Se trata nada menos que de un intento de rehabilitar la imagen de la "aplicación de la ley" y de preparar el aparato coercitivo para el malestar social que podría resultar de la nueva situación abierta por la pandemia de Covid-19.
Pero hay un segundo elemento que subyace insidiosamente en esta campaña democrática y antirracista, fuertemente marcada por la realidad de la decadencia de las relaciones sociales propias de la fase de descomposición del capitalismo, con sus matices racistas y xenófobos. El privilegio de la “Piel Blanca" es, en una nueva forma, un viejo conocido en los Estados Unidos: "La Teoría del Privilegio de la Piel Blanca". Fue ideado por los nuevos izquierdistas del decenio de 1960, que afirmaron que la clase dominante y la clase obrera blanca tenían un acuerdo para dar a los trabajadores blancos un nivel de vida más alto a expensas de los trabajadores negros que sufrían racismo y discriminación"[5].
En el período actual, marcado por la incapacidad de la clase obrera para reconocerse como la única fuerza social capaz de derrocar el capitalismo, la burguesía puede promover descaradamente ideologías destinadas a dividir al proletariado: por sexo, por religión, por raza, por orientación sexual... La "lucha de razas" debe pues sustituir en adelante a la lucha de clases. Se trata de una trampa ideológica que grupos como el "Comité Adama Traoré" transmite sin escrúpulos y que los prejuicios reaccionarios, alimentados por el repliegue y el miedo a la diferencia, promueven alegremente. Así, en el informe: Con dolor de corazón, pudimos escuchar a la hermana de Adama Traoré, sistemáticamente rodeada de gabinetes de espejos, hacer comentarios abiertamente racistas: "Para ellos, el hombre negro representa una cierta virilidad que debe ser rota, que debe ser castrada. [...] El único crimen de estos hombres, de hecho, es tener una corpulencia imponente y atlética". Esta ideología consagra la división de los explotados, el encierro en "raza", familia, "comunidad", religión y cada hombre para sí mismo. Esta ideología radical ataca ciegamente todo tipo de símbolos, como las estatuas de los colonizadores o los esclavistas, reforzando así las fuerzas centrífugas de la venganza y la reacción. En última instancia, consagra in fine las "razas sociales" como un factor determinante de los antagonismos sociales, que, aparte de la falsedad de tal concepción, sólo puede alimentar la fragmentación del cuerpo social.
La estrategia de oponerse a las "razas" para dividir a la clase obrera no es nada nuevo en los Estados Unidos como en Francia. En Estados Unidos, por ejemplo, se utiliza desde hace mucho tiempo: "Junto con su política de fomento de la inmigración, la burguesía no dudó en llevar a cabo, al mismo tiempo, campañas xenófobas y racistas para dividir a la clase obrera. Los llamados trabajadores "nativos" (trabajadores nativos, trabajadores "del país", "de ascendencia"), algunos de los cuales eran a su vez descendientes de inmigrantes en segunda o tercera generación, se enfrentaron a los recién llegados que fueron denunciados por sus diferencias lingüísticas, culturales y religiosas. Es importante recordar que el miedo y la desconfianza hacia los extranjeros tienen profundas raíces psicológicas en esta sociedad, y el capitalismo nunca ha dudado en explotar este fenómeno para sus propios fines sórdidos. La burguesía, la burguesía americana en particular, ha utilizado esta táctica de "divide y vencerás" para frustrar la tendencia histórica a la unidad de la clase obrera y esclavizar mejor al proletariado”.
En una carta a Hermann Schlüter en 1892, Engels señaló: "Su burguesía sabe mucho mejor que el propio gobierno austriaco cómo oponer a una nacionalidad contra otra: judíos, italianos, bohemios, etc., contra alemanes e irlandeses, y cada uno de ellos contra los demás." Esta es una clásica arma ideológica del enemigo de clase.
La lucha de la clase obrera, por ser un trabajo asociado cuya condición de explotación es universal, abarca todas las demás luchas de los oprimidos contra los aspectos específicos engendrados por la sociedad de clases, como el racismo, la destrucción del medio ambiente, la homofobia, el sexismo, etc., que son el resultado del enemigo de clase. La solución a estos problemas no está en la sociedad que los creó, sino en su superación. La clase obrera es la única capaz de destruir los fundamentos del racismo, de la competencia de cada uno contra todos, de la violencia ejercida por la clase dominante y su Estado contra los explotados, por su lugar en la sociedad y en las relaciones de producción, por su papel revolucionario. Las luchas fragmentarias, vinculadas al racismo o a la ecología, incapaces de abordar la raíz del problema, es decir, la explotación capitalista, diluyen las fuerzas de la clase obrera en luchas estériles, impotentes ante la historia.
Sólo el proletariado, a través de su lucha por unificar a todos los trabajadores a nivel internacional contra la fuente de sus divisiones y explotación, tiene la clave de la lucha contra el racismo, la fragmentación social y la violencia estatal: "El hecho de que exista una receptividad al temor irracional expresado en el racismo y la xenofobia propagados por la ideología burguesa entre ciertos elementos de la clase obrera no nos sorprende en la medida en que la ideología de la clase dominante, en una sociedad de clases, ejerce una inmensa influencia sobre la clase obrera hasta que se desarrolla una situación abiertamente revolucionaria. Sin embargo, por muy exitosa que sea la intrusión ideológica de la burguesía en la clase obrera, para el movimiento revolucionario el principio de que la clase obrera mundial es una unidad es un principio básico de la solidaridad proletaria internacional y de la conciencia de la clase obrera. Todo lo que insista en particularismos nacionales, agrave, manipule o contribuya a la "desunión" de la clase obrera es contrario a la naturaleza internacionalista del proletariado como clase, y es una manifestación de la ideología burguesa que combaten los revolucionarios. Nuestra responsabilidad es defender la verdad histórica de que "los trabajadores no tienen patria".
HG, 4 de julio de 2020
[1] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [345] y, para una visión más global, Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [342]
[2] Se conoce con este nombre a los barrios pobres donde se hacina la población emigrante.
[4] Engels, Los Orígenes de la Familia, la propiedad y el Estado (1884) https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [290]
[5] "La inmigración y el movimiento obrero", Revista Internacional n° 140 (1er trimestre de 2010) https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2766/la-emigracion-y-el-movimiento-obrero [347] . Las siguientes citas son del mismo artículo.
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A medida que millones de personas se infectan y cientos de miles de personas mueren en todo el mundo por la pandemia de Covid-19, se ofrece un sinfín de explicaciones de la causa de este flagelo, muchas de ellas bajo la forma de teorías de conspiración. A pesar de los pronunciamientos de organismos como la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas[1] de que los orígenes de esas enfermedades radican en la destrucción de los hábitats naturales, lo que da lugar a una mezcla no regulada de especies animales y humanas (a lo que se añadiría el procesamiento intensivo y antihigiénico de animales a escala industrial), gran parte de la población cree que la pandemia ha sido desatada deliberadamente por individuos, complots, o países malignos guiados por sus propios fines siniestros.
Estas "teorías" van desde la acusación del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de que la China "comunista" fabricó y difundió el virus Covid, hasta la noción muy extendida de que la pandemia está siendo utilizada por los Estados para vigilar y controlar a sus ciudadanos por una siniestra "élite mundial" o por personas como el inversor George Soros o el multimillonario Bill Gates de Microsoft para fomentar sus propios designios de dominación mundial.
Estas "teorías" no se quedan en el nivel puramente ideológico sino que se manifiestan en la vida cotidiana, en la acción, a través de las protestas de los grupos de presión y los medios de comunicación social que influyen en el comportamiento de millones de personas, en particular, pero no exclusivamente, en los Estados Unidos. Prueba de ello es, por ejemplo, la transformación desde una franja marginal a una influencia importante del movimiento "antivacunas" -los que se oponen al uso obligatorio por parte del Estado de las vacunas utilizadas para prevenir enfermedades- que, según se dice, en 2019 contribuyó al peor brote de sarampión en una generación en América. En mayo de este año, una encuesta demostró que casi un cuarto de los ciudadanos estadounidenses dijeron que rechazarían una vacuna contra el Covid-19, ¡incluso si se desarrollaba! En Australia, la cifra se acercó a más del 50%.
Más siniestro aún es el desarrollo de un espíritu de pogromo, manifestado en ataques físicos a personas de apariencia asiática consideradas responsables de la propagación del virus. Los canales de noticias de la televisión de la India, ya conocidos por difundir el odio contra los musulmanes, acusaron a los misioneros musulmanes de propagar "deliberadamente" el COVID-19, apodándolos "villanos del virus" y "bombas humanas" de la India. La ola de violencia anti musulmana orquestada en Nueva Delhi dejó al menos 53 muertos y más de 200 heridos.
Es cierto que el desarrollo de las redes sociales, como Facebook y YouTube, ha fomentado el crecimiento de todo tipo de vídeos, canales y subgrupos de conspiración con figuras como David Icke o Alex Jones de InfoWars, antiguos maestros en la venta de visiones del mundo en las que los judíos, los banqueros, los Illuminati o las siniestras organizaciones "globalistas" dirigen y manipulan el mundo - en el mismo momento en que los organismos internacionales que se ocupan del comercio mundial, la salud mundial, el control de armas o los acuerdos climáticos están siendo dejados de lado por el nacionalismo desenfrenado.
En Internet habitan y organizan a los adeptos del "bienestar" cuyos cuerpos son sus templos en los que no debe pasar ninguna vacuna promovida por el Estado; su aversión al "gran gobierno" o a la "gran farmacia" es compartida por los "libertarios" de la izquierda o de la derecha que están convencidos de que la propagación del Covid-19 es una política deliberada de los principales Estados del mundo para documentar y controlar a sus poblaciones. Aquellos que queman las torres de telecomunicaciones 5G también viven aquí. Al margen de estos movimientos, el ala armada de la pequeña burguesía aplastada, como la fraternidad de Boogaloo, que adora las armas y promueve la "guerra de razas" creando (en su visión distorsionada) espacio para su particular marca de caos autogestionado. El mito del individuo rudo y destructor de fronteras que tanto prevalece en la cultura de los Estados Unidos - los "anti- máscaras" entre ellos - no es más que un reflejo de la extrema división del trabajo ejercida por el capital en la que cada persona parece estar reducida a un ser desesperado e indefenso, divorciado de los medios para producir un medio de vida y de los productos de su trabajo.
Pero no es el desarrollo de la tecnología el responsable de la proliferación de las sectas millennials, no hay que culpar al medio por el mensaje. Ese honor recae en la desintegración del propio capitalismo. Y la clase dominante es perfectamente capaz de usar su propia putrefacción para hacer la guerra contra su propia población y sus enemigos.
Ya hemos mencionado que el Presidente Trump ha citado a China como el culpable de la creación y distribución del nuevo virus. Esto concuerda con los intereses imperialistas de EE.UU. que promueven el vilipendio y debilitamiento de su creciente enemigo. Trump es incitado en esta arena por el candidato presidencial demócrata Biden. Los propios partidarios de Trump en QAnon, mientras tanto, están felices de presentar a América y al mundo en las garras de una banda traidora de gánsteres (que incluye a muchos presidentes anteriores de los EE.UU., pero excluye extrañamente a Reagan y Kennedy) en la que Trump y "unos pocos hombres valientes" son los únicos verdaderos patriotas...[2]. Para esta cábala gobernante, las teorías de conspiración son una idiotez, útil cortina de humo: Covid-19 es un "engaño", noticias falsas, como lo son las afirmaciones de recompensas rusas por la matanza de soldados estadounidenses. Los demócratas - que albergan una amplia gama de soluciones "alternativas" a la pandemia y a la crisis económica - también emplean teorías de conspiración para presentar a la camarilla de Trump como la única causa del declive de los EE.UU. en el mundo, presentando a Trump como la marioneta del ruso Putin. Los que se hacen pasar por "racionales" como la Alianza para la Ciencia desacreditan a los anti-vacunas y su tipo de conspiración... mientras que promueven la producción con fines de lucro de alimentos genéticamente modificados.
En tiempos de plagas pasadas, además de una cierta solidaridad social frente a la tragedia, hubo repetidos intentos de buscar chivos expiatorios. "La enfermedad más mortal y devastadora de Europa, la Peste Negra de 1347-51, desató la violencia masiva: el asesinato de catalanes en Sicilia, y de clérigos y mendigos en Narbona y otras regiones; y especialmente los pogromos contra los judíos, con más de mil comunidades a lo largo de Renania, en España y Francia, y hacia el este a través de grandes franjas de Europa erradicadas, sus miembros encerrados en sinagogas o acorralados en islas fluviales y quemados hasta la muerte - hombres, mujeres y niños. "[3] En Italia, los Flagelantes habían culpado a los judíos así como a una jerarquía eclesiástica corrupta de despertar la ira de Dios. Para evitar darles municiones, el Papa Clemente VI absolvió a los judíos (y a Dios y a la iglesia, por supuesto) y responsabilizó a un desalineamiento de los planetas.
Así, además de apuntar a los "forasteros", "los otros", o las minorías, la culpa de las enfermedades perturbadoras también podía ser puesta en la puerta de la clase dirigente: Pericles se avergüenza de liderar a los atenienses debilitados por el virus contra sus rivales espartanos durante la Plaga de Atenas, 430-426 a.C., y durante la Pandemia Antonina (hubo muchas en el Imperio Romano) de 165-190 d.C., entre 170-300 matronas notables fueron "juzgadas" y ejecutadas por "envenenar" a miembros masculinos de la clase dominante que habían sido víctimas de la plaga. Este ataque impotente a las "élites" es un aspecto importante que dicta la forma y la función de las teorías de conspiración en la actual época de descomposición y populismo político.[4]
A pesar de las limitadas ideas de la antigüedad (por ejemplo, la opinión del historiador de época Tucídides de que la peste ateniense "fue causada por la aglomeración de las multitudes rústicas en pequeñas viviendas y cuarterías asfixiantes") era imposible en tiempos pasados tener una comprensión científica del origen y la transmisión de las plagas. De ahí la búsqueda de chivos expiatorios y la proliferación de explicaciones irracionales.
Hoy en día, la comprensión de la humanidad de lo que está pasando es - al menos en teoría - mucho mayor. El genoma de Covid-19 (el conjunto completo de genes o material genético presente en una célula u organismo) fue cartografiado un par de semanas antes de su descubrimiento formal a principios de este año. Esto hace que la aceptación generalizada de las teorías conspirativas sobre el origen de la pandemia y los intentos de mejorarla parezcan aún más anómalos, incluso teniendo en cuenta el hecho de que se trata de un nuevo virus con, en el presente, aspectos desconocidos.
Sin embargo, las plagas y pandemias surgen de condiciones sociales específicas y su impacto depende igualmente del punto histórico particular alcanzado por una sociedad determinada. La crisis de Covid-19 es producto de la profunda decadencia del capitalismo y de las inmensas contradicciones que surgen de la yuxtaposición de los asombrosos avances en todas las ramas de la tecnología y la aparición de pandemias, sequías, incendios, deshielo de los casquetes polares y el smog urbano. Todo ello se expresa en el plano ideológico, así como las disparidades manifiestas entre la creciente pauperización y el desempleo de una gran parte de la población del planeta y el enriquecimiento de una minoría explotadora.
Las teorías de conspiración rivalizan hoy en día con las religiones en su intento de describir y explicar la compleja realidad: como la religión, ofrecen certeza en un mundo incierto. Los diversos movimientos de la "verdad" personifican los procesos ocultos e impersonales de la acumulación capitalista lisiada, apuntando a individuos o a misteriosas camarillas conectadas. Parecen convincentes en la medida en que sus "críticas" contienen a menudo algunas verdades básicas, por ejemplo, que el Estado está empeñado en reunir, cotejar y almacenar cada vez más datos sobre sus ciudadanos, o que existe un "Estado oculto" que opera detrás de la fachada de la democracia[5].
Pero las teorías de la conspiración sitúan estos tópicos a medio digerir en marcos totalmente falsos, como la idea de que es posible optar por la exclusión (o "salirse de la red") y evitar la fría mirada de la tecnología de vigilancia del Estado (la mentalidad de la supervivencia) sin destruir el propio aparato estatal, en el caso del "Estado oculto", que es el producto de un complot internacional cooperativo, más que la expresión del Capitalismo de Estado en evolución, una expresión directa de la naturaleza competitiva del capitalismo, dictada por el impulso de dominar o destruir estados rivales en una serie de guerras cada vez más bárbaras de cada uno contra todos. Las teorías de conspiración se convierten así no solo en una mala interpretación del mundo, sino en un bloqueo contra el desarrollo de la conciencia necesaria para cambiarlo.[6]
Surgido de la misma profunda desconfianza en las "élites" gobernantes que condujo al fenómeno populista de los últimos años, el gusto por las explicaciones irracionales de la realidad ha ido de la mano con un creciente rechazo de la ciencia. De ahí la frustración del médico oficial de Donald Trump, el Dr. Anthony Fauci: "Hay un sentimiento general anti-ciencia, anti-autoridad, anti-vacunas entre algunas personas en este país - un porcentaje alarmantemente grande de personas, relativamente hablando", dijo el principal portavoz médico de los EE.UU. en el Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca. Esto lo dice el líder que da credibilidad científica a la administración Trump, ¡proveedores de teorías de conspiración por excelencia! En Gran Bretaña, una comisión de la Cámara de los Lores (¡sí, todavía quedan Señores del Reino!) que investigaba el poder de los medios digitales fue informada de "una pandemia de desinformación... Si se permite que florezcan, estas verdades falsificadas darán lugar al colapso de la confianza pública, y sin confianza, la democracia tal como la conocemos simplemente decaerá en su irrelevancia. La situación es así de grave".
Pero si la clase dirigente utiliza y abusa de la ciencia para dar credibilidad a sus políticas -como vimos claramente en el Reino Unido en la forma en que el gobierno jugó inicialmente con una versión a medias de la teoría de la "Inmunidad de la manada" como posible justificación de su reacción totalmente negligente a la pandemia- no es sorprendente que la propia ciencia pierda cada vez más credibilidad. Y si el auge de las "verdades falsas" también conduce, como teme la Cámara de los Lores, a una pérdida de convicción en la idea de la democracia, esto plantea dificultades aún mayores para la capacidad de la clase dirigente de mantener el control de la sociedad a través de un aparato político ampliamente aceptado por la mayoría de la población.
Pero la pérdida de control por parte de la burguesía no contiene en sí misma el potencial para un cambio social positivo. Sin el desarrollo de una alternativa seria al dominio burgués, solo conduce al nihilismo, la irracionalidad y el caos.
La creciente proliferación de teorías de conspiración - la prevalencia de negaciones sin sentido de la realidad chocante y aterradora - no se basa meramente en la pérdida de control de la clase dominante sobre su sistema económico y su propio aparato político. Surge sobre todo de un vacío social, una ausencia. Es la falta de perspectiva - una visión alternativa y vitalizadora del futuro pero enraizada en el presente - que surge del relativo retroceso de las luchas y la conciencia proletaria en los últimos 30 años más o menos lo que contribuye a la confusión social actual. En 1917, en medio de una Guerra Mundial aparentemente interminable y estancada que mató a millones de personas y destruyó décadas de civilización humana acumulada, fue la Revolución Rusa, organizada y ejecutada por la propia clase obrera, la que inspiró una ola de movimientos revolucionarios en todo el mundo, obligando a la clase dominante a poner fin a la guerra y ofreciendo la posibilidad de una forma diferente de organizar el mundo, basada en la necesidad humana[7]. La humanidad ha pagado el precio del fracaso de la potencia soviética surgida en Rusia para extenderse por todo el mundo, condenándola así a la degeneración interna y a la contrarrevolución.
Desde el punto de vista de la clase dominante, la revolución proletaria solo es posible en sí misma como resultado de una conspiración: la Primera Internacional fue denunciada como la mano oculta detrás de cada expresión de descontento de la clase obrera en la Europa del siglo XIX; la insurrección de Octubre no fue más que un golpe de Estado de Lenin y los bolcheviques. Pero mientras que las ideas comunistas son la mayoría de las veces solo propuestas por una minoría del proletariado, la teoría revolucionaria puede en ciertos momentos hacerse evidente para un gran número de personas una vez que empiezan a desprenderse del letargo de la ideología dominante, y así transformarse en una "fuerza material". Estos profundos cambios en la conciencia de las masas pueden estar muy lejos de nosotros, pero la capacidad de la clase obrera para resistir los ataques del capitalismo también apunta a esta posibilidad en el futuro... Vimos esto de manera embrionaria al principio de la pandemia, cuando los trabajadores se negaron a ir "como corderos al matadero" a fábricas y hospitales desprotegidos por el bien de los beneficios del capitalismo. Y si las condiciones actuales de la peste y los espectáculos orquestados como el movimiento Black Lives Matter cortan la capacidad del proletariado internacional para unirse[8], las terribles privaciones que se están desarrollando actualmente - el aumento de las tasas de explotación de los trabajadores, el desarrollo del desempleo masivo en todo el mundo - lo obligarán a enfrentar todas las falsas visiones que nublan su conciencia de lo que se debe hacer.
Robert Frank, 7 de julio de 2020
[1]Las pandemias son el resultado de la destrucción de la naturaleza, dicen la ONU y la OMS, The Guardian, 17 de junio de 2020 https://www.theguardian.com/world/2020/jun/17/pandemics-destruction-natu... [349]
[2]Ver por ejemplo los astutos videos producidos por la organización QAnon, incluyendo El Plan para Salvar el Mundo.
[3]Pandemias: olas de enfermedad, olas de odio desde la plaga de Atenas hasta el A.I.D.S. de Samuel K. Cohn, https://academic.oup.com/histres/article/85/230/535/5603376 [350] El autor argumenta de forma polémica que a pesar de los chivos expiatorios y el asesinato en masa de judíos en la época medieval de la plaga y otros ejemplos citados por él mismo, dicha "cultura de la culpa" todavía tiene que sopesarse con las pruebas de solidaridad social ante las catástrofes provocadas por la enfermedad. Véase también See Cohn's Epidemics: Hate and Compassion from The Plague of Athens to AIDS, Oxford University Press
[4]Ver "La elección de Trump y el desmoronamiento del orden mundial capitalista", Revista Internacional 158, Primavera 2017 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201703/4201/la-eleccion-de-trump-y-el-derrumbe-del-orden-mundial-capitalista [351]
[5] Para un análisis marxista del Estado totalitario de la decadencia capitalista ver: ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado democrático https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [337] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [352]
[6]Ver Las teorías conspiranoicas una expresión de la descomposición ideológica del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del [275]
[7] Ver Manifiesto de la Corriente Comunista Internacional sobre la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia La revolución mundial es el único futuro de la humanidad https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [277]
[8] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [345]
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Frente a las grandes convulsiones sociales, el primer deber de los comunistas es defender sus principios con la mayor claridad, ofreciendo a los trabajadores los medios para comprender dónde se encuentran sus intereses de clase. Los grupos de la Izquierda Comunista se han distinguido sobre todo por su fidelidad al internacionalismo en las guerras entre camarillas burguesas, alianzas y estados. A pesar de las diferencias de análisis a lo largo del período histórico en que vivimos, los grupos existentes de la Izquierda Comunista - la CCI, la TCI (Tendencia Comunista Internacionalista), las diversas organizaciones bordiguistas - han sido capaces, en general, de denunciar todas las guerras entre Estados como imperialistas y de llamar a la clase obrera a rechazar todo apoyo a sus protagonistas. Esto los distingue claramente de los pseudorevolucionarios como los trotskistas, que invariablemente aplican una versión completamente falsificada del marxismo para justificar el apoyo a esta o aquella facción burguesa.
La tarea de defender los intereses de la clase proletaria también surge, por supuesto, cuando estallan grandes conflictos sociales, no sólo movimientos que son claramente expresiones de la lucha proletaria, sino también grandes movilizaciones que implican un gran número de personas que se manifiestan en las calles y a menudo se oponen a las fuerzas del orden burgués. En este último caso, la presencia de trabajadores en tales movimientos, e incluso de reivindicaciones relacionadas con las necesidades de la clase obrera, puede hacer muy difícil un análisis lúcido de su naturaleza de clase. Todos estos elementos estaban presentes, por ejemplo, en el movimiento de los "chalecos amarillos" en Francia, y algunos (como el grupo de la Guerra de Clases) han concluido que era una nueva forma de lucha de clases proletaria[1]. Por otro lado, muchos grupos de la Izquierda Comunista pudieron ver que se trataba de un movimiento interclasista, en el que los trabajadores participaban esencialmente como individuos detrás de consignas pequeñoburguesas e incluso detrás de reivindicaciones y símbolos abiertamente burgueses (democracia ciudadana, bandera tricolor, racismo antiinmigrante, etc.)[2]. Esto no significa que sus análisis no contengan considerables puntos de confusión. El deseo de ver, a pesar de todo, un cierto potencial de la clase obrera en un movimiento que obviamente había comenzado y luego continuado en terreno reaccionario, todavía se podía discernir en algunos grupos, como veremos más adelante.
Las protestas de Black Lives Matter (BLM) plantean un desafío aún mayor a los grupos revolucionarios: es innegable que nacieron de una genuina ola de ira ante una expresión particularmente repugnante de brutalidad policial y racismo. Además, la ira no se limitaba a la población negra, sino que se extendía mucho más allá de las fronteras de los Estados Unidos. Pero los arrebatos de ira, la indignación y la oposición al racismo no conducen automáticamente a la lucha de clases. En ausencia de una alternativa proletaria genuina, pueden ser fácilmente instrumentalizados por la burguesía y su estado. En nuestra opinión, este ha sido el caso de las actuales demostraciones de BLM. Por lo tanto, los comunistas se enfrentan a la necesidad de mostrar exactamente cómo toda una panoplia de fuerzas burguesas norteamericanas, empezando por el BLM en el terreno, pasando por el Partido Demócrata, siguiendo con grandes empresarios, altos cargos militares y policiales, políticos etc., han estado presentes desde el primer día para apropiarse de esa ira legítima y utilizarla para sus propios intereses.
¿Cómo reaccionaron los comunistas? No nos ocuparemos aquí de los anarquistas que piensan que los pequeños actos de vandalismo de los Bloques Negros durante esas manifestaciones son una expresión de la violencia de clase, ni de los "comunistas" que piensan que el saqueo es una forma de "expropiación proletaria", o un golpe a la forma de la mercancía. Podemos volver a estos argumentos en futuros artículos. Nos limitaremos a las declaraciones hechas por grupos de la izquierda comunista tras los primeros disturbios y manifestaciones tras el asesinato policial de George Floyd en Minneapolis.
Tres de estos grupos pertenecen a la corriente Bordiguista y cada uno tiene el nombre de "Partido Comunista Internacional". Los diferenciaremos a través de sus publicaciones: Il comunista / The Proletarian; Il Partito Comunista; Il Programma Comunista / Cahiers Internationalistes. El cuarto grupo es la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI).
Todas las posiciones adoptadas por estos grupos contienen elementos con los que podemos estar de acuerdo: por ejemplo, la denuncia inflexible de la violencia policial, el reconocimiento de que dicha violencia, como el racismo en general, es producto del capitalismo y que sólo puede desaparecer mediante la destrucción de este modo de producción.
La posición del grupo El Proletario es muy clara en este tema: “"Para eliminar el racismo, que tiene sus raíces en la estructura económica y social de la sociedad burguesa, es necesario eliminar el modo de producción en el que se desarrolla, empezando no por la cultura y la "conciencia", que son sólo reflejos de la estructura económica y social capitalista, sino por la lucha de clases proletaria en la que el elemento decisivo es la condición común de los asalariados, independientemente del color de su piel, su raza o su país de origen. La única forma de derrotar todas las formas de racismo es la lucha contra la clase dominante burguesa, independientemente de su color de piel, raza o país de origen, porque es la beneficiaria de toda la opresión, de todo el racismo, de toda la esclavitud"[3].
Los eslóganes de Il Partito están en la misma línea: "¡Trabajadores! Su única defensa está en la organización y la lucha como clase. ¡La respuesta al racismo es la revolución comunista! ”[4]
Sin embargo, cuando se trata de la cuestión más difícil para los revolucionarios, todos estos grupos cometen, en mayor o menor medida, el mismo error fundamental: para ellos, los disturbios que siguieron al asesinato y las manifestaciones de Black Lives Matter formaban parte del movimiento de la clase obrera. Cahiers Internationalistes escribe: "Hoy en día los proletarios americanos se ven obligados a responder por la fuerza a los abusos de la policía, y hacen bien en responder juntos a la agresión, al igual que lo hacen contra el canalla del suprematismo blanco, demostrando en la práctica de la defensa común que el proletariado es una sola clase: lo que afecta a un proletario afecta a todos”[5]
Para Il Partito: "La gravedad de los crímenes cometidos por los representantes del estado burgués en las últimas semanas y la vigorosa reacción del proletariado a estos crímenes, ciertamente incita a la búsqueda de comparaciones históricas. Las manifestaciones y disturbios que siguieron al asesinato de Martin Luther King, Jr. en 1968 vienen inmediatamente a la mente, al igual que las manifestaciones y disturbios que siguieron a la absolución de los policías que golpearon a Rodney King en 1992".
Para la TCI “los acontecimientos de Minneapolis son un resurgimiento del mismo problema histórico y sistémico. Además de sufrir el doble de la tasa de desempleo de sus contemporáneos blancos (una cifra constante desde el decenio de 1950), el proletariado negro sigue estando desproporcionadamente afectado por la violencia policial, sin que haya signos reales de disminución del número de víctimas. Sin embargo, la clase obrera ha demostrado una vez más ser combativa en estos tiempos difíciles. Los trabajadores negros de EE.UU., y el resto del proletariado en solidaridad con ellos, salieron a las calles y resistieron la represión estatal. Nada ha cambiado. En 1965 como en 2020, la policía mata, y la clase obrera responde desafiando el vil orden social por el que mata. La lucha continúa”[6]
Por supuesto, todos los grupos añaden que el movimiento "no va lo suficientemente lejos". Así para Cahiers Internationalistes: “estas rebeliones (que los medios de comunicación, órganos de expresión de la burguesía, reducen obstinadamente a 'protestas contra el racismo y la desigualdad', condenando así cualquier forma que vaya más allá de las quejas y gemidos de los pobres diablos) deben permitir a los proletarios de todo el mundo recordar que el nudo que hay que cortar es el del poder: no basta con rebelarse, quemar comisarías de policía, recuperar los bienes de las tiendas y el dinero de las casas de empeño”.
Para Il Partito: "El actual movimiento antirracista comete un grave error al distanciarse de la base de clase en el racismo, continuando su acción política únicamente por motivos raciales con la esperanza de apelar al estado burgués. Está lejos de reconocer abiertamente el papel de la policía y el ejército en el mantenimiento del estado capitalista y la dominación política de la burguesía. Para la gente de color, y para el proletariado en su conjunto, la solución está en la conquista del poder político lejos del estado, no en llamar al estado."
Para la TCI “Aunque nos emociona ver a los proletarios derrotar a los policías, este tipo de disturbios tienden a desaparecer después de una semana, con un brutal retorno al orden y un fortalecimiento de las estructuras opresivas...”
Criticar un movimiento porque no va lo suficientemente lejos sólo tiene sentido si va en la dirección correcta. En otras palabras, esto se aplica a los movimientos que están en el terreno de la clase. Desde nuestro punto de vista, este no fue el caso de las demostraciones sobre el asesinato de George Floyd.
No hay duda de que muchos de los participantes en las manifestaciones, ya sean negros, blancos u "otros", eran y son trabajadores. Así como tampoco hay duda de que estaban y están justamente indignados por el repugnante racismo de los policías. Pero esto no es suficiente para dar a estas manifestaciones un carácter proletario.
Esto es cierto tanto si las protestas tomaron la forma de disturbios como de marchas pacíficas. Los disturbios no son un método de lucha proletaria, que necesariamente toma una forma organizada y colectiva. Un motín -y sobre todo el saqueo- es una respuesta desorganizada de una masa de individuos dispares, una expresión pura de rabia y desesperación que expone no sólo a los propios saqueadores, sino también a todos los que participan en las protestas callejeras, a una mayor represión por parte de fuerzas policiales fuertemente militarizadas y mucho mejor organizadas que ellas.
Muchos manifestantes señalaron la inutilidad de los disturbios, que a menudo fueron provocados deliberadamente por los asaltos bestiales de la policía y dieron lugar a nuevas provocaciones de elementos sospechosos en la multitud. Pero la alternativa defendida por BLM, que fue inmediatamente asumida por los medios de comunicación y el aparato político existente, en particular el Partido Demócrata, fue la organización de marchas pacíficas con vagas demandas de "justicia" e "igualdad", o más específicas como "dejar de financiar a la policía". Todas estas son demandas políticas burguesas.
Por supuesto, un verdadero movimiento proletario puede contener todo tipo de demandas confusas, pero lo que lo motiva ante todo es la necesidad de defender los intereses materiales de la clase y, por lo tanto, la mayoría de las veces se centra -al menos en un primer momento- en demandas económicas destinadas a mitigar el impacto de la explotación capitalista. Como Rosa Luxemburgo mostró en su panfleto sobre la huelga de masas, escrito después de las históricas luchas proletarias de 1905 en Rusia, puede haber, en efecto, una interacción constante entre las demandas económicas y políticas, y la lucha contra la represión policial puede, en efecto, formar parte de esta última. Pero hay una gran diferencia entre un movimiento obrero que exige, por ejemplo, la retirada de la policía de un lugar de trabajo o la liberación de los huelguistas encarcelados, y una oleada general de ira que no tiene ninguna relación con la resistencia de los trabajadores como obreros y que es inmediatamente asumida por las fuerzas políticas de "oposición" de la clase dominante.
Más importante aún, el hecho de que estas reivindicaciones se centran esencialmente en la cuestión de la raza significa que no pueden servir como un medio para unificar a la clase trabajadora. Independientemente del hecho de que a las protestas desde el principio se unieron muchos blancos, incluidos trabajadores y estudiantes, la mayoría de los cuales eran jóvenes, las protestas son presentadas por BLM y los demás organizadores como un movimiento de personas negras que otros pueden apoyar si lo desean. Mientras que una lucha de la clase obrera tiene una necesidad orgánica de superar todas las divisiones, ya sean raciales, sexuales o nacionales, de lo contrario será derrotada. Podemos citar ejemplos en los que la clase obrera se movilizó contra los ataques racistas utilizando sus propios métodos: en Rusia, en 1905, conscientes de que los pogromos contra los judíos estaban siendo utilizados por el régimen gobernante para socavar el movimiento revolucionario en su conjunto, los Soviets colocaron guardias armados para defender los barrios judíos contra los pogromos. Incluso durante un período de derrota y guerra imperialista, esta experiencia no se perdió: en 1941, los estibadores de la Holanda ocupada se declararon en huelga contra la deportación de los judíos.
No es una coincidencia que las principales facciones de la clase dirigente corrieran a identificarse con las manifestaciones de BLM. Cuando la pandemia del Covid-19 comenzó a golpear a América, fuimos testigos de muchas reacciones de la clase obrera ante la irresponsabilidad criminal de la burguesía en sus maniobras para obligar a sectores enteros de la clase a ir a trabajar sin las medidas de seguridad y el equipo adecuados. Esta fue una reacción mundial de la clase trabajadora[7]. Y si bien es cierto que uno de los motivos de las protestas desencadenadas por el asesinato de George Floyd fue el número desproporcionado de víctimas negras del virus, es sobre todo el resultado de la posición de los negros y otras minorías en los estratos más pobres de la clase obrera, es decir, su posición de clase en la sociedad. El impacto de la pandemia de Covid-19 ofrece la oportunidad de poner de relieve la centralidad de la cuestión de clase, y la burguesía ha estado muy dispuesta a relegarla a un segundo plano.
Cuando se enfrentan al desarrollo de un movimiento de la clase obrera, los revolucionarios pueden, en efecto, intervenir en la perspectiva de llamar a la clase obrera a "ir más lejos" (mediante el desarrollo de formas autónomas de autoorganización, la extensión a otros sectores de la clase, etc.). ¿Pero qué pasa si mucha gente se moviliza en un terreno interclasista o burgués? En este caso, la intervención sigue siendo necesaria, pero los revolucionarios deben aceptar entonces que su intervención será "a contracorriente", principalmente con el fin de influir en las minorías que cuestionan los objetivos y métodos fundamentales del movimiento.
Los grupos bordiguistas, sorprendentemente tal vez, no han hablado mucho sobre el papel del partido en relación con estos eventos, aunque Cahiers Internationalistes tiene razón - en abstracto - cuando escribe que : "La revolución es una necesidad que requiere organización, programa, ideas claras y la práctica del trabajo colectivo: en términos simples y precisos, la revolución necesita un partido que la dirija".
El problema sigue siendo: ¿cómo puede surgir ese Partido? ¿Cómo podemos pasar del actual medio disperso de pequeños grupos comunistas a un verdadero partido, un organismo internacional capaz de proporcionar dirección política a la lucha de clases?
Esta pregunta queda sin respuesta para Cahiers Internationalistes, que revela entonces la profundidad de su incomprensión del papel del partido: "¡El proletariado en lucha, el proletariado rebelde debe organizarse con y en el partido comunista!"
Declarar simplemente que su grupo es el Partido no es suficiente, especialmente cuando hay al menos otros dos grupos que afirman ser el verdadero Partido Comunista Internacional. Tampoco es lógico afirmar que todo el proletariado puede organizarse "en el Partido Comunista". Tales formulaciones expresan una incomprensión total de la distinción entre la organización política revolucionaria -que necesariamente reagrupa sólo a una minoría de la clase- y los organismos que reagrupan a toda la clase, como los consejos obreros[8]. Ambos son instrumentos esenciales de la revolución proletaria. Sobre este punto, Il Partito es al menos más consciente de que el camino de la revolución reside en el surgimiento de órganos independientes de clase, ya que convoca asambleas de trabajadores, aunque debilita su argumento al llamarlas "en cada lugar de trabajo y dentro de cada sindicato existente", como si las verdaderas asambleas de trabajadores no fueran esencialmente antagónicas a la forma misma del sindicato. Pero Il Partito omite algo aún más crucial: no ha habido ninguna tendencia a que se desarrollen auténticas asambleas de trabajadores en las manifestaciones de BLM.
El ICT se niega a llamarse El Partido. Dice que está por el partido pero que no es el partido[9]. Sin embargo, nunca ha hecho una crítica realmente profunda de los errores que están en la raíz del sustitucionismo bordiguista - el error, cometido en 1943-45, de declarar la formación del Partido Comunista Internacionalista en un solo país, Italia, en las profundidades de la contrarrevolución. Tanto los Bordiguistas como la TCI tienen su origen en el PCInt de 1943, y ambos teorizan este mismo error a su manera: los Bordiguistas con la distinción metafísica entre el partido "histórico" y el partido "formal", la TCI con su idea de la "necesidad permanente del partido"[10]. Estas concepciones disocian la tendencia al surgimiento del partido del movimiento real de la clase y la relación de fuerzas efectiva entre la burguesía y el proletariado. Ambas implican el abandono de la distinción vital hecha por la Izquierda Comunista Italiana entre fracción y partido[11], que tenía por objeto mostrar precisamente que el partido no puede existir en todo momento, y por lo tanto definir el verdadero papel de la organización revolucionaria cuando la formación inmediata del partido no está todavía en el orden del día.
La última parte de la hoja de la TCI pone claramente en evidencia esta incomprensión. El subtítulo de esta sección de la hoja da el tono: "7. La rebelión urbana debe convertirse en una revolución internacional". Para seguir a continuación: "Para que el poder de los capitalistas y sus mercenarios sea concretamente desafiado y abolido, necesitamos un partido revolucionario internacional. Este partido sería una herramienta indispensable en manos de la clase obrera para organizar y dirigir su agresión no sólo hacia la destrucción del estado racista, sino también hacia la construcción del poder obrero y el comunismo”.
Este párrafo contiene toda una colección de errores, desde el subtítulo: la revuelta actual puede avanzar en línea recta hacia la revolución mundial, pero para ello se necesita el partido mundial; este partido será el medio de organización y la alquimia para convertir el plomo en oro, los movimientos no proletarios en revoluciones proletarias. Este pasaje revela hasta qué punto la TCI ve al partido como una especie de deus ex machina, un poder que viene de quién sabe dónde, no sólo para permitir que la clase se organice y destruya el estado capitalista, sino que tiene la capacidad aún más sobrenatural de transformar los disturbios, o las manifestaciones que caen en manos de la burguesía, en pasos de gigante hacia la revolución.
Este error no es nuevo. En el pasado, ya habíamos criticado la ilusión del PCInt en 1943-45 de que los grupos partisanos en Italia - completamente alineados con los Aliados en la guerra imperialista - podían de alguna manera unirse a la revolución proletaria por la presencia del PCInt en sus filas[12]. Lo vimos de nuevo en 1989, cuando Battaglia Comunista no sólo tomó el golpe de Estado perpetrado por las fuerzas de seguridad que derrocaron a Ceausescu en Rumania como un "levantamiento popular", sino que también argumentó que lo único que faltaba era el partido que lo guiara por el camino de la revolución proletaria[13].
El mismo problema apareció el año pasado con los "chalecos amarillos". Aunque la TCI describe el movimiento como "interclasista", nos dice que.. "Se necesita otro órgano. Es un instrumento para unificar la efervescencia de clase, permitiéndole dar un salto cualitativo, es decir, político, para darle una estrategia, y tácticas anticapitalistas, para dirigir las energías que emanan del conflicto de clase hacia un asalto al sistema burgués; no hay otra manera. En resumen, es necesaria la presencia activa del partido comunista, internacional e internacionalista. De lo contrario, la rabia del proletariado y de la pequeña burguesía desclasada será aplastada y dispersada; ya sea brutalmente, si es necesario, o con falsas promesas"[14]
Aquí también se invoca al partido como la panacea, una piedra filosofal a -histórica. Lo que falta en este escenario es el desarrollo del movimiento de clases en su conjunto, la necesidad de la clase obrera de recuperar el sentido de su propia existencia como clase, y de modificar la relación de fuerzas existente con el Capital a través de luchas masivas. La experiencia histórica ha demostrado que esos cambios históricos no sólo son necesarios para que las minorías comunistas existentes puedan desarrollar una influencia real dentro de la clase obrera: también son el único punto de partida posible para transformar el carácter de clase de las revueltas sociales y ofrecer una perspectiva a toda la población oprimida por el capital. Un ejemplo elocuente fue la entrada masiva de los trabajadores franceses en las luchas de mayo-junio de 1968: al lanzar un enorme movimiento de huelga en respuesta a la represión policial de las manifestaciones estudiantiles, la clase obrera también cambió la naturaleza de las manifestaciones, integrándolas en un despertar general del proletariado mundial[15].
Hoy en día, la posibilidad de tales transformaciones parece remota, y en ausencia de un sentido generalizado de identidad de clase, la burguesía tiene más o menos rienda suelta para recuperar la indignación causada por el avanzado declive de su sistema. Pero hemos visto pequeños pero significativos signos de un nuevo estado de ánimo en la clase obrera, un nuevo sentido de sí misma como clase, y los revolucionarios tienen el deber de cultivar estas plántulas lo mejor posible. Pero esto significa resistir la presión ambiental de inclinarse ante los hipócritas llamados de la burguesía por la justicia, la igualdad y la democracia dentro de las fronteras de la sociedad capitalista.
Amos, julio de 2020
[1] https://libcom.org/article/class-war-102019-yellow-vests [354] Este grupo parece ser una especie de fusión entre el anarquismo y el bordiguismo, más bien al estilo del Grupo Comunista Internacionalista (ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci [355] ), pero sin sus prácticas más dudosas (amenazas contra grupos de la Izquierda Comunista, apoyo apenas velado a las acciones de las camarillas nacionalistas e islamistas, etc.).
[2] Para comprender qué fue dicho movimiento ver https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [29]
[3] Véase el artículo de El Proletario Nº 537, "Estados Unidos: Revueltas urbanas tras el asesinato del afroamericano George Floyd por la policía de Minneapolis".
[4] Ver el artículo de Il Partito, "El Racismo protege el sistema capitalista, sólo la clase obrera puede erradicarlo" (junio 2020)
[5] Ver el artículo de Cahiers Internationalistes, “Después de Minneapolis ¡Que la revuelta de los proletarios americanos sea un ejemplo para los proletarios de todas las metrópolis” (28/05/2020)
[6] Ver el artículo de la TCI Minneapolis brutalidad policial y lucha de clases (31-5-20).
[7] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro (https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271] ) donde se señala que las luchas obreras en el momento del confinamiento por la pandemia en Estados Unidos “desafían la imagen de una clase obrera americana que se ha unido sin críticas a la demagogia de Donald Trump - ha habido luchas generalizadas en los Estados Unidos: huelgas en FIAT en Indiana, Warren Trucks, por los conductores de autobuses en Detroit y Birmingham Alabama, en los puertos, restaurantes, en la distribución de alimentos, en el saneamiento, en la construcción; huelgas en Amazon (que ha sido golpeado por las huelgas en otros países también), Whole Foods, Instacart, Walmart, FedEx, etc.”
[8] Ver en nuestra Revista Internacional la serie ¿Qué son los Consejos Obreros? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [230] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [231] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [232] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [233] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [234]
[9] Aunque no facilita las cosas que la parte italiana de la TCI, como lo hemos señalado numerosas veces, Battaglia Comunista se presenta a sí misma como “Partido Comunista Internacionalista”.
[10] Para una crítica de estas concepciones ver: El partido desfigurado: la concepción bordiguista https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista [356] y Sobre el Primer Congreso del Partido Comunista Internacionalista de Italia https://es.internationalism.org/content/4431/sobre-el-primer-congreso-del-partido-comunista-internacionalista-de-italia [357]
[11] Ver La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [358]
[12] Ver en el sitio en francés de la CCI Las ambigüedades sobre los partisanos en la constitución del Partido Comunista Internacionalista de Italia https://fr.internationalism.org/rinte8/partisan.htm [359]
[13] Ver La tormenta del Este y la respuesta de los revolucionarios https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2124/la-tormenta-del-este-y-la-respuesta-de-los-revolucionarios [360]
[14] Ver el artículo de la TCI en su sitio en inglés “Some Further Thoughts on the Yellow Vests Movement” (08/01/2019).
[15] Para una lista de artículos sobre Mayo 68 ver Hace 50 años mayo 1968 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [193]
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Mientras que la burguesía intenta cínicamente minimizar la extensión sanitaria de la pandemia de Covid-19, subestimar el número de víctimas, devolver a los trabajadores al trabajo, el espantoso espectáculo de cientos de miles de muertos, de hospitales saturados obligados a clasificar a los enfermos, la competencia irracional para encontrar una vacuna, todo esto expone la negligencia criminal y la irresponsabilidad de la clase dominante y sus estados. Esta crisis sanitaria no sólo se traducirá en cientos de miles de muertes, sino también en una profundización sin precedentes de la pobreza, en los países centrales del capitalismo y aún más en los países periféricos donde la miseria ya es algo cotidiano. Si el capitalismo logra contener esta crisis sanitaria, será para ofrecer a la humanidad y a la clase obrera recesión económica, desempleo masivo y cada vez más miseria. El capitalismo no dejará de intentar restaurar la rentabilidad de su sistema mediante planes de austeridad, llamados a apretarse el cinturón, recortes salariales, aumentos de la jornada laboral, escasez pero también competencia económica, rivalidades imperialistas que corren el riesgo de degenerar en conflictos bélicos y masacres.
Frente a la escala internacional de la tragedia y la crisis acelerada del capitalismo, la ira de los explotados no hará más que aumentar. Al principio de la pandemia se alzaron voces, en manifestaciones (dispersas y esporádicas) o en pancartas colgadas en los balcones, para denunciar la responsabilidad de la burguesía y su Estado, la búsqueda desenfrenada del beneficio y la rentabilidad a expensas de las necesidades y la protección del pueblo, especialmente de los explotados.
La burguesía puede, sin embargo, contar con sus partidos y grupos de izquierda "radicales" para tratar de desviar la ira de los proletarios y esterilizar cualquier reflexión sobre la naturaleza del capitalismo y la perspectiva revolucionaria. Muchos grupos de izquierda afirman que lo que llaman "capitalismo" ha preparado bien el terreno para la pandemia. Sin embargo, sólo centran la atención en los efectos de este sistema, dando una imagen muy parcial, engañosa y fija de la realidad (los beneficios de los grandes empresarios, las multinacionales, los "excesos del neoliberalismo", etc.) para desviar la atención de la responsabilidad fundamental del sistema capitalista como modo de producción. De este modo, contrabandean su propaganda adulterada y difunden su veneno ideológico minimizando los peligros y las apuestas que amenazan no sólo a los proletarios sino a toda la humanidad (desastres económicos, ecológicos, sanitarios, etc.). Sobre todo, introducen una visión totalmente sesgada y truncada de cómo luchar contra el capitalismo y sacar a la humanidad del atolladero en el que este sistema nos empuja. No proponen ninguna visión general, histórica e internacional que permita cuestionar los fundamentos en los que se asienta este sistema de explotación y los flagelos que provoca[1].
En cuanto al confinamiento, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) escribe, por ejemplo: "el Estado sigue negándose a imponer el cierre de los sectores de producción, peor aún, impone medidas que desafían el derecho laboral protegiendo a las empresas". En efecto, este partido trotskista francés no invoca otra cosa que el "respeto al derecho al trabajo", que ya establece en todas partes las "reglas" de la explotación capitalista. La preocupación de la NPA es, por lo tanto, cómo, en su opinión, hacer que la economía capitalista funcione mejor cuando se está agotando. De la misma manera, el NPA pide "un programa para salir de la crisis con el fin de romper con el capitalismo y recuperar el control del sistema bancario a través de la socialización de los bancos". Aboga por "poner el aparato productivo al servicio de las necesidades sociales y sanitarias y de la transición ecológica" mediante una serie de "medidas de emergencia ante la inacción del poder" como "el derecho incondicional de retirada de los asalariados expuestos" a la pandemia. Su alter ego británico, el Partido Socialista de los Trabajadores, propone "presionar para que las enormes existencias de viviendas vacías en ciudades como Londres, muchas de las cuales se mantienen simplemente con fines de inversión, se conviertan en propiedad pública". Esta vivienda podría utilizarse tanto para alojar a los sintecho como para permitir que las personas se aislaran o "se deberían imponer controles de precios a estas empresas para evitar beneficios". ¿Capitalismo sin inversión y sin la ley de la ganancia? Un puro espejismo y un enorme farol de charlatán, todo a través del mismo truco: transferir el capital de los jefes privados a manos del Estado y presentar la propiedad "pública" como garante "democrático" del interés general y de las necesidades de la sociedad. El trotskismo desvía una y otra vez al proletariado de los objetivos históricos que el marxismo ya ha identificado claramente después de la Comuna de París en 1871: la completa destrucción del aparato estatal burgués, que el proletariado no puede apoderarse o utilizar por su cuenta. La tendencia Claire del NPA, recientemente rebautizada como Alternativa Comunista Revolucionaria, llama, a su manera, a los trabajadores a participar en el "esfuerzo nacional": "Seamos portadores de reivindicaciones, iniciativas para el control y la reorganización de la sociedad, para la salud y la emergencia social". La Unión Comunista Libertaria (UCL) pide a los trabajadores que hagan funcionar "los sectores vitales" y reclama el control obrero que debe "reorganizar las cadenas de producción para protegerse del virus", luego "requisar y socializar" ciertos sectores hasta el punto de "molestar a los capitalistas" y hacer funcionar la economía "de una manera radicalmente diferente".
Una vez en el poder, los izquierdistas muestran abiertamente su verdadera cara. En España, Podemos, que ahora participa en el gobierno, apoya, en nombre de la política de desconfinamiento, el retorno de los trabajadores a las fábricas a costa de sus vidas y respalda toda forma de represión[2]. Esto en un momento en que, desde el comienzo de la crisis sanitaria, los trabajadores españoles están en huelga contra el peligro de permanecer en el trabajo. En Grecia, Syriza, cuando llegó al poder entre 2015 y 2019, impuso las peores medidas de austeridad (reducción de salarios y pensiones, ampliación de los empleos a tiempo parcial: en 2019, uno de cada tres empleados tenía que sobrevivir con una media de 317 euros al mes) en nombre de la recuperación y la defensa de la economía nacional[3].
La izquierda del capital desempeña aquí perfectamente su papel de control y de mistificación de la clase obrera, tratando de encadenarla al mito de un capitalismo gestionado por un "Estado social y democrático" ya no por los beneficios sino por los intereses del "pueblo". Ahora bien, el hecho de que la propiedad esté en manos privadas o sea nacionalizada por el Estado, no cambia la cuestión; estas dos formas de propiedad son sólo dos caras de la misma moneda, la del modo de producción capitalista. Esto es lo que la Izquierda Comunista de Francia señaló en 1946, denunciando ya, desde entonces, las mistificaciones trotskistas del Estado estalinista: "El concepto marxista de la propiedad privada de los medios de producción, como fundamento de la producción capitalista, y por lo tanto de la sociedad capitalista, parecía contener la otra fórmula: la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción equivaldría a la desaparición de la sociedad capitalista. (...) Ahora bien, el desarrollo del capitalismo, o más exactamente, el capitalismo en su fase decadente nos presenta una tendencia más o menos acentuada pero también generalizada a todos los sectores, hacia la limitación de la posesión privada de los medios de producción, hacia su nacionalización. Pero las nacionalizaciones no son socialismo. (...) Si la tendencia a liquidar la posesión privada significa realmente una tendencia al anticapitalismo, llegamos a esta asombrosa conclusión: dado que esta tendencia opera bajo la dirección del Estado, el Estado capitalista se convertirá en el agente de su propia destrucción. Esta teoría del estado capitalista anticapitalista es a lo que conducen todos los protagonistas "socialistas" de las nacionalizaciones, el dirigismo económico y todos los planificadores". El capitalismo de Estado no es ni un invento ni la esperanza de un futuro capitalista más "humano", sino la forma real del capitalismo en su fase de declive histórico, del que los izquierdistas son fervientes defensores, como ha demostrado una vez más de manera contundente su posicionamiento ante la pandemia[4].
La mayoría de estos grupos reivindican un "derecho de retirada" como una nueva forma de lucha. Convergences révolutionnaires (CR), otra tendencia del NPA, elogia así "la respuesta de los trabajadores de base y la iniciativa de los militantes locales que han impuesto o luchado por imponer su derecho de retirada". Para CR, también sería "una nueva forma de huelga". Así, aprendemos que la lucha de clases en tiempos de pandemia sólo equivaldría a imponer "el derecho de retirada". Este "derecho" se habría convertido en el nec plus ultra de la lucha definitiva contra la obligación de los proletarios de ir a trabajar con el riesgo de contraer un virus mortal. ¡Los izquierdistas se burlan abiertamente de los trabajadores! Les piden que apliquen... la ley, la ley preconizada por los sindicatos y las instituciones para evitar las huelgas masivas y romper cualquier reacción basada en la solidaridad de clase a través de iniciativas individuales. Las reacciones espontáneas, colectivas y solidarias de los proletarios han demostrado de hecho la inanidad de estos supuestos "medios de lucha" individualistas, divisorios y nocivos que propugnan los trotskistas. Lo hemos visto con el ejemplo de las huelgas que han aparecido en los últimos meses en Italia en la industria automovilística, en la oficina de correos de Londres, en Estados Unidos, en Francia en muchos sectores, entre las trabajadoras textiles de Bangladesh, etc. Estas expresiones de combatividad estaban muy dispersas y sujetas en gran medida a la supervisión de los sindicatos. Pero demostraron que la combatividad de la clase obrera no desapareció[5].
Mientras que algunos grupos de izquierda se movilizan para "presionar" al Estado a fin de "reorientar" su actividad en una dirección "más social", otros, más "radicales" (junto con los sindicatos "más combativos"), abogan por "acciones" de ocupación de edificios públicos o administrativos, ocupaciones de empresas, sus sedes, requisas de viviendas o viviendas ocupadas. Esto contribuye a agotar, encerrar y desmoralizar a los trabajadores de tal o cual lugar y, sobre todo, a impedir la extensión espontánea de la lucha. Estas acciones en pequeños grupos, que generan impaciencia y desorden individual, nunca han llevado a un profundo cuestionamiento de la sociedad. Por el contrario, estos actos, la mayoría de las veces dirigidos a "símbolos" de la explotación capitalista, son antagónicos a los auténticos movimientos de clase y a la revolución proletaria. Esta última no es el producto de la acción de una minoría sino el trabajo de toda la clase obrera. Por otra parte, la revolución no se dirige en sí misma contra los agentes económicos, las instituciones privadas o los individuos, por muy poderosos que sean, sino contra la clase dirigente y el Estado, contra el sistema de explotación a nivel mundial: el capitalismo.
Por lo tanto, el lenguaje "radical" de las organizaciones de izquierda está, en realidad, dirigido a defender el Estado, a impedir que se planteen las cuestiones correctas. Sirve para desviar el pensamiento de los trabajadores, para pudrir el desarrollo de la conciencia de clase, especialmente entre los elementos en búsqueda, empujándolos a cuestionar su aspiración a querer comprender el verdadero papel explotador del Estado, a cuestionar su rechazo del capitalismo. De hecho, este lenguaje pretende desviar, bloquear y paralizar a los trabajadores en su lucha y llevarlos a un callejón sin salida ante la abierta bancarrota del sistema revelada por la pandemia, manteniéndolos atados de pies y manos a merced de la burguesía y sobre todo con la perspectiva de hacerles aceptar la lógica de nuevos "sacrificios" para la defensa de su estado nacional convertido en "trabajador".
Todos los izquierdistas proponen viejas recetas desconcertantes que perpetúan y propagan la ilusión de una "solución" dentro del marco capitalista de la nación, la empresa, incluso la localidad. Para algunos, sería necesario establecer "una economía planificada sostenible, bajo control democrático" (según los términos de Revolución, la revista de la Tendencia Marxista Internacional, de la obediencia trotskista) que llaman "socialismo". En esta línea, se inscribe el "programa" de toda la gama de organizaciones trotskistas. Entre ellos, Lutte Ouvrière (LO) quien una vez más defiende su doble lenguaje agitando su "programa mínimo" y su "programa máximo" al mismo tiempo. Por un lado, en palabras, proclama que "la clase obrera tendrá que derrocar un sistema agonizante" como en su Lucha de Clases mensual del 8 de mayo de 2020 ; pero, por otra parte, se trataría de "hacer pagar a los accionistas y a los multimillonarios, no a los trabajadores", todo lo cual se resume en este "programa revolucionario" publicado en la contraportada de su periódico donde "se tratará de sustituir el estado de la burguesía para crear un régimen en el que las propias masas populares ejercerán el poder asegurando el control democrático de todo el funcionamiento del poder económico y político". Aparte de las muchas trampas que contiene esta frase, LO se cuida de no hacer explícitos los medios por los que esta sociedad dirigida por las "masas populares" puede lograrse "controlando" el "poder económico y político". Sin duda, a través de las urnas. Ella hace un punto de honor al presentar un candidato en cada elección presidencial para "defender la voz de los trabajadores" en esta mascarada electoral, recordando cada vez un poco más su pertenencia al campo burgués. Además, toda su crítica al Estado sobre la gestión de la pandemia se reduce a la defensa de la gestión del gobierno en el poder: "el Estado ni siquiera ha pensado en requisar y obligar a las pocas empresas que podrían, hace dos meses, haber fabricado las mascarillas y el gel en cantidad suficiente", incluso presumiendo de los méritos del Estado chino: "Si se lanzara a la construcción de hospitales de campaña, como ha podido hacer China, lo entenderíamos, pero no es así". ¡Ese es, de hecho, el buen consejo que los izquierdistas dan a sus respectivos estados! En realidad, lo único que hacen es proponer medidas que la mayoría de las burguesías nacionales, tarde o temprano, ya han tomado. El Estado francés ha establecido una logística para distribuir a los enfermos a los hospitales franceses e incluso luxemburgueses, alemanes y suizos cuyas unidades de emergencia y cuidados intensivos están menos saturadas. El Estado francés ha requisado hoteles para alojar a los sintecho. Los Estados han exigido a las empresas que se dediquen temporalmente a la fabricación de máscaras.
Para los demás, la mayoría de los cuales afirman tener una tradición anarquista, la economía de mercado tendría que ser sustituida por la autogestión, es decir, la llamada gestión de las empresas por los trabajadores en una sociedad que sigue siendo capitalista, y un sistema político federalista. Esta visión está notablemente teorizada por el "comunalismo" de la Federación Anarquista, que afirma que "el localismo es un rasgo estructural de la ecología social, porque el equilibrio entre las actividades humanas y su entorno debe adaptarse a cada tipo diferente de medio ambiente, y porque es la única manera de que cada grupo humano tome su propio destino en sus propias manos con pleno conocimiento y responsabilidad". La UCL también pide "el fin de este sistema, poniendo todos los medios de producción y distribución en manos de los trabajadores, sustituyendo la economía de mercado por una economía socializada y autogestionada, y el Estado por un sistema federalista autogestionado". Ellos también están pidiendo a los trabajadores que pasen a la autogestión como ya la conocen o han tenido esa amarga experiencia en el pasado muchos asalariados de numerosas empresas autogestionadas[6]. En un comunicado de prensa del 14 de abril, las cuatro federaciones anarcosindicalistas de la CNT en el sector público también piden un "servicio público autogestionado" ante la pandemia.
La autogestión, si ya era una utopía pequeñoburguesa en el siglo pasado cuando era preconizada por las corrientes proudhonianas, se ha convertido hoy en una pura mistificación capitalista, un arma económica del capital cuyo objetivo es hacer que los trabajadores acepten el peso de las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis haciéndoles organizar las modalidades de su propia explotación, y cuya función es dividir a la clase obrera encerrándola y aislándola fábrica por fábrica, barrio por barrio, sector por sector, pero también atar a los trabajadores a las preocupaciones de la economía capitalista, que por el contrario tienen la tarea de destruir[7].
Todos sus consejos a los distintos gobiernos, todas sus propuestas, todas sus manipulaciones ideológicas, no son fortuitas. La política de los grupos de izquierda no es nueva, corresponde a su papel en el aparato estatal durante décadas, un papel de guardianes y agitadores del capitalismo. Encerrando a los trabajadores en la ilusión de controlar la producción, de una distribución más justa de la riqueza, en la idea simplista de que bastaría con hacer pagar a los ricos y a los patrones, para hacer cumplir el derecho laboral, todo ello sin derrocar el capitalismo ni atacar las relaciones capitalistas de producción, Los izquierdistas tratan de desviar el pensamiento de los trabajadores más combativos hacia el terreno podrido de la gestión "justa" y "democrática" de un sistema que debería ser "actualizado" (NPA), de un sistema en decadencia que sólo puede llevar a la humanidad a la espiral infernal del caos y barbarie. Es por esta razón que nunca han planteado, vaya, ni siquiera de manera platónica, la necesidad de destruir el sistema capitalista y sus estados, la necesidad revolucionaria antes de cualquier otra política de organización de la sociedad. En otras palabras, enmascaran lo que realmente está en juego y la inevitable crisis del capitalismo. Estas políticas son nada más y nada menos que políticas burguesas, las de las organizaciones de izquierda que hace mucho tiempo pasaron al campo de la contrarrevolución.
La política de las organizaciones revolucionarias es precisamente la promoción del derrocamiento del estado capitalista como condición previa para el cambio social. Sin esta condición previa, no hay esperanza de que triunfe la revolución internacional y de que avancemos hacia el establecimiento de una sociedad sin clases. Esta última también tendrá la tarea de preservar la salud, el ecosistema de nuestro planeta y por lo tanto el de la humanidad.
Hoy la perspectiva para el proletariado es comprender que el mayor flagelo no es Covid-19 sino el capitalismo, que la solución no es unirse detrás del Estado asesino sino, por el contrario, oponerse a él, que la esperanza no está en las recetas o consignas de todos estos grupos de izquierda sino en el desarrollo de la solidaridad obrera, en la lucha, como lo demuestran las últimas reacciones de los trabajadores de todo el mundo contra los sacrificios que queremos imponerles. La única alternativa a la barbarie capitalista es la destrucción de este sistema por la revolución mundial.
S. y P., 28 de junio de 2020
[1] Para comprender las razones de por qué estos grupos que se presentan como “defensores de la clase obrera” hacen todo lo contrario sirviendo al capitalismo ver la Serie La Herencia oculta de la Izquierda del Capital: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [363] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [132] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [364] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [365] y /content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal [366]
[2] Para reflexionar sobre la naturaleza de Podemos como servidor incondicional del capitalismo ver Podemos: un poder del Estado capitalista https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [218]
[3] Ver El nacionalismo feroz de Syriza /content/4084/el-nacionalismo-feroz-de-syriza [367]
[4] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [368]
[5] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
[6] Ver Correspondencia con «Nuevo Proyecto Histórico»: Sobre la autogestión https://es.internationalism.org/cci-online/200601/383/correspondencia-con-nuevo-proyecto-historico-sobre-la-autogestion [369]
[7] Ver el Punto XI de nuestra Plataforma política https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [243]
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Veamos como resumía Marx lo esencial del proceso de formación de las primeras organizaciones obreras: “Bajo la forma de coaliciones tuvieron lugar los primeros intentos de los trabajadores para ASOCIARSE entre ellos. La gran industria aglomera en un lugar una multitud de hombres desconocidos entre sí, la competencia los divide en intereses particulares. Pero la defensa del salario, este interés común que tienen contra el patrón, los une en una misma idea de resistencia: LA COALICIÓN. Así la coalición siempre tiene una doble finalidad, la de acabar con la competencia mutua para establecer une competencia general contra el capitalismo. Si bien la primera meta de la resistencia no es más que la defensa del salario, a medida que los capitalistas a su vez se reúnen en una idea de represión, las coaliciones, primeramente, aisladas, se reúnen en grupos y, frente al Capital –siempre unido– el mantenimiento de la ASOCIACIÓN es más importante que la defensa del salario. Esto es tan real, que los economistas ingleses, están sorprendidos de ver a los obreros sacrificar une buena parte de su salario en favor de las asociaciones que, a los ojos de estos economistas, no han sido establecidas más que en favor del salario. En Inglaterra no se han limitado a coaliciones parciales cuya finalidad era organizar una simple huelga pasajera, desapareciendo después. Se han formado coaliciones permanentes: las TRADE UNIONS que sirven a los obreros de trampolín en su lucha contra los capitalistas." (K. Marx: "Miseria de la Filosofía"[1])
Los sindicatos, trade-unions, aparecen entonces como organizaciones permanentes de la clase trabajadora destinadas a permitirle la resistencia organizada contra el Capital.
Productos de condiciones económicas, instrumentos económicos, no son ni pueden ser –contrariamente a lo que afirman los anarcosindicalistas y los reformistas– organizaciones "apolíticas".
Es político todo lo relacionado con el gobierno del Estado. Y al ser el Estado burgués gerente y defensor de las relaciones que ligan el capital al trabajo, la resistencia a estas relaciones es inevitablemente resistencia al Estado y por tanto lucha política.
Así, Marx añade inmediatamente después de estos párrafos: "En esta lucha –verdadera guerra civil– se reúnen y se desarrollan todos los elementos necesarios para la batalla definitiva. Una vez llegada a este punto, la asociación toma un carácter político. Las condiciones económicas hablan transformado a la masa del país en trabajadores. La dominación del Capital ha creado en esta masa una situación común, unos intereses comunes. De esta forma esta masa es ya una clase frente al capital, pero aún no lo es para sí misma. En la lucha, de la cual no hemos señalado más que algunas fases, esta masa se reúne constituyéndose en clase para sí. Los intereses que ella defiende se transforman en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política... No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay movimiento político que no sea a la vez movimiento social" (K. Marx "Miseria de la Filosofía")
Pero si está claro que la lucha de clase del proletariado es inevitablemente política, pues tiene inevitablemente algo que ver con el gobierno del Estado, queda aún por saber de qué tipo de lucha política se trata.
En efecto, en el siglo XIX, la realidad histórica de un capitalismo en plena fase de expansión da a la lucha política del proletariado la posibilidad de expresarse bajo dos aspectos diferentes: la lucha en el terreno del Estado burgués cara a la obtención de REFORMAS económicas y políticas de un lado; por otra parte la preparación de la lucha revolucionaria hacia la destrucción del Estado burgués y de la sociedad que lo engendra.
En el siglo XIX, el capitalismo vive el apogeo de su fase histórica ascendente. En las principales potencias económicas, el capital se extiende con toda su fuerza, transformando el planeta entero a su imagen. Los capitalistas ingleses, franceses, americanos y alemanes invaden con sus mercancías un mundo que ofrece a su producción siempre creciente unos mercados que parecen infinitos. Es el granero de expansión imperialista y de las revoluciones industriales.
En este marco histórico, la mejora de las condiciones de existencia de la clase obrera constituye objetivamente, no solo una posibilidad real sino también, en ciertos casos, un estimulante al desarrollo capitalista. Así, por ejemplo, la reducción del tiempo de trabajo a diez horas, por la clase obrera inglesa en 1848, no solo constituye una conquista real de la clase obrera (es decir, no fue anulada al día siguiente de su promulgación con una obligación de hacer horas extras) sino también se traduce en aguijón para la economía británica. Así comentaba Marx este acontecimiento en "Salario, precio y ganancia", ilustrando la necesidad y la posibilidad de la lucha por reformas económicas: "...(Los economistas oficiales)... nos anunciaron grandes males (en el caso de que la ley de las 10 horas fuera obtenida por los trabajadores); la acumulación disminuida, los precios en alza, los mercados perdidos, la producción disminuida con la inevitable reacción sobre los salarios, en fin, la ruina... ¿Resultado? Un alza de los salarios en dinero para los obreros de las fábricas a pesar de una disminución de la jornada de trabajo, un aumento importante de las plantillas, una caída continua del precio de los productos, un fabuloso desarrollo de las fuerzas productivas de su trabajo, una expansión nunca vista de los mercados para sus mercancías."[2]
Sin embargo, la burguesía nunca otorga reformas de buena gana. Toda concesión al proletariado se hace, de momento, en detrimento de las ganancias capitalistas. No es más que en el plano general y, al cabo de cierto tiempo que el aguijón impuesto al crecimiento capitalista hace sentir sus efectos benéficos. Por tanto, solo la lucha encarnizada de la clase obrera puede arrancar reformas a la clase dominante, y tal es el sentido de sus luchas reivindicativas en el siglo XIX.
Por otra parte, en este periodo de libre cambio, la burguesía gobernó a través de su Parlamento. Dentro de este recinto, las distintas fracciones de la clase dominante se afrontan realmente y deciden la política gubernamental. Para la clase obrera, el sufragio universal, constituye un medio real de influir sobre la política del Estado burgués, al poder estar representada dentro de él. No se trata de que los parlamentos burgueses hagan gran caso de las exigencias específicas de los representantes obreros: en el campo del Estado burgués el antagonismo burguesía-proletariado solo puede ser favorable a la primera. Pero la burguesía de esta época sigue muy dividida entre fracciones progresistas y fracciones reaccionarias. La burguesía moderna lucha todavía contra los representantes de las clases dominantes del antiguo régimen cuyo poder económico es todavía muy poderoso y, a la vez, contra las fracciones más retrógradas de su propia clase. Es pues como dice el Manifiesto Comunista: "Aprovechando las disensiones internas de la burguesía las organizaciones proletarias les arrancan el reconocimiento, bajo la forma de leyes, de ciertos intereses de los trabajadores"[3].
En este marco general, la lucha por sus derechos democráticos constituía para el proletariado una necesidad. La conquista del sufragio universal, del derecho de coalición, la lucha parlamentaria son la manifestación política, el corolario indispensable de la lucha y de la organización sindical. Sindicatos y parlamentarismo son las formas específicas producidas por la necesidad de la lucha por reformas en el capitalismo ascendente y la posibilidad de las mismas.
La lucha por las reformas no es más que uno de los aspectos de la lucha del proletariado en el siglo XIX. La clase obrera es una clase explotada y toda reforma sea cual sea no puede jamás significar su emancipación. El sentido más profundo de la lucha proletaria reside y se entiende no en la lucha por la mejora de su explotación sino en la destrucción de la explotación. "Una clase oprimida es la condición vital de toda sociedad basada en el antagonismo de clases. La emancipación de la clase oprimida implica necesariamente la creación de una nueva sociedad." (K. Marx "Miseria de la Filosofía")
Los revolucionarios proletarios no veían en las luchas por reformas una verdadera perspectiva para la clase obrera ni tampoco constituía el eje esencial de su actividad. Encerrada en sus propios límites, la lucha por reformas no puede conducir más que a una defensa de la explotación. Ya no es un paso adelante hacia la emancipación definitiva de la clase explotada sino una nueva cadena para sus pies. Marx defendió tanto la necesidad de la lucha por reformas como denunció con toda su energía que las tendencias reformistas intentaban encerrar a la clase obrera, “no veían en la lucha por salarios más que la lucha por los salarios", y no una escuela de combate donde la clase forja las armas de su emancipación definitiva.
Marx calificaba de "cretinismo parlamentario", la tendencia a hacerse ilusiones sobre las posibilidades de la lucha parlamentaria y a consagrarles demasiadas energías.
A propósito de la lucha por reformas, el Manifiesto Comunista decía: "De vez en cuando, los trabajadores obtienen victorias, pero su triunfo es efímero. El verdadero éxito de sus luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más amplia de todos los trabajadores."
Y, en "Salario, precio y ganancia": "Al margen y totalmente fuera de la servidumbre general que implica el sistema de salarios, los trabajadores no deben exagerar el resultado final de sus luchas diarias. Que no lo olviden: combaten los efectos, pero no las causas, retrasan la caída, pero no curan la enfermedad. Que tengan cuidado de no dejarse coger enteramente a estas escaramuzas inevitables que provocan las usurpaciones del capital. Deben comprender que el sistema presente, con todas las miserias que les inflige, engendra al mismo tiempo las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para reconstruir la economía y la sociedad. De su conciencia deben arrancar, esta consigna conservadora "un salario digno por una jornada de trabajo digna" e inscribir el grito revolucionario: "¡ABOLICIÓN DEL SALARIO!"
De igual manera, la resolución sobre Sindicatos de la 1era Internacional dice: "El objetivo inmediato de los Sindicatos obreros ha estado limitado a las necesidades de la lucha diaria, a unas acciones contra la usurpación incesante del capital, en una palabra, a las cuestiones de salarios y horas de trabajo. Esta actividad no es solo legítima, es; además, necesaria... (pero)... los Sindicatos se preocupan demasiado exclusivamente de las luchas locales e inmediatas contra el capital. No han comprendido todavía su poder de acción contra la esclavitud asalariada. Se han mantenido demasiado apartados de los movimientos generales y de las luchas políticas... aparte de su obra inmediata de reacción contra las maniobras del Capital deben actuar ahora como lugares de organización de la clase obrera en el gran fin de su emancipación. Deben ayudar todo el movimiento social y político que vaya en esa dirección." (Resolución sobre los Sindicatos, su pasado, presente y porvenir, Congreso de la A.I.T. Ginebra 1866)
La lucha sistemática por la conquista de mejoras y reformas y, la comprensión de esa lucha no como un fin en sí, sino como un momento de la lucha global revolucionaria, eran cosas complementarias para los revolucionarios del siglo XIX. Los partidos obreros marxistas que, paralelamente al impulso creciente de los Sindicatos, se desarrollan en la última mitad del siglo XIX y forman la II Internacional lo entienden así en un principio, no solo por servir como representantes parlamentarios a la clase obrera, sino al constituirse en los animadores políticos de los sindicatos, donde, cara a todas las luchas locales y parciales defienden siempre los intereses comunes de todo el proletariado como clase mundial e históricamente revolucionaria.
Las coaliciones efímeras de los primeros tiempos se convirtieron en Sindicatos, constituyendo las organizaciones permanentes que, en estrecha colaboración con los partidos parlamentarios de masas, y alrededor de una lucha sistemática y progresiva por reformas, fueron el lugar donde el proletariado se unificaba y desarrollaba su conciencia de clase.
Pero el hecho mismo de que el capitalismo estuviera en el apogeo de su fase ascendente significaba que su destrucción por la revolución comunista no estaba aún al orden del día de la historia. Frente a la expansión de las fuerzas productivas bajo la égida de las relaciones capitalistas y sindicales, frente a los éxitos de la lucha parlamentaria y sindical, en la obtención de verdaderas reformas en favor de la clase obrera, la idea misma de la revolución comunista aparecía como un proyecto lejano, irrealizable.
Las irregularidades que Marx denunciaba en el sindicalismo y en el parlamentarismo se desarrollan y, con la famosa consigna: "El fin no es nada, el movimiento lo es todo", el reformismo invade el movimiento obrero. Los dirigentes obreros, en un principio representantes de la clase obrera frente al Capital, se transforman progresivamente en representantes del Capital frente a los obreros. La burocracia sindical y parlamentaria domina cada vez más las organizaciones proletarias.
Una de las manifestaciones más claras de esta evolución es la tendencia a separar las luchas económicas de las luchas políticas. Del mismo modo que se tiende a concebir el partido como un aparato parlamentario, se intenta hacer del sindicato una organización puramente económica, al separar lo político de lo económico en las luchas proletarias (Partido y Sindicato), lo que de hecho se preparaba era la integración de ambas organizaciones (Partido y Sindicato) en las estructuras del Estado capitalista.
La izquierda revolucionaria de la II Internacional llevaría un combate cotidiano contra esta degeneración general. Rosa Luxemburgo repetiría incansablemente: "No hay dos luchas diferentes en la clase obrera, una política y otra económica. Hay UNA SOLA LUCHA DE CLASE tendente a la vez a limitar la explotación capitalista dentro de la sociedad burguesa y a suprimir la explotación capitalista suprimiendo a la sociedad burguesa". (R. Luxemburgo: "Huelga de masas, partido y sindicatos")
Pero la izquierda revolucionaria no conseguirá enderezar la situación. La entrada del capitalismo en su fase de decadencia precipitará sin dificultades a Partidos parlamentarios y Sindicatos dentro del campo de la burguesía.
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En los últimos dos meses se han producido algunas luchas obreras en España: Nissan y Alcoa contra los despidos; Navantia en Cádiz contra el peligro de pérdida de puestos de trabajo; las trabajadoras de la limpieza del hospital Gregorio Marañón de Madrid contra la degradación de sus condiciones laborales implementada a través de un cambio de su estatuto laboral; celadores y enfermeras en diversos hospitales; los trabajadores MIR en toda España ante unos contratos infames; en el hospital Sant Pau de Barcelona etc.
Se anuncian nuevas luchas para el mes de agosto. Los trabajadores de las ITV de Asturias en respuesta a la obligación que se les ha impuesto de ir a trabajar los sábados. También en Asturias, los trabajadores de ENCE decidieron en asamblea ir a la huelga en protesta por el trato degradante que un encargado infligió a 5 compañeros.
Primero que nada, queremos expresar nuestra solidaridad con estas respuestas que, pese a sus debilidades -que luego analizaremos- al luchar por la defensa de sus condiciones de vida se sitúan en un terreno de clase. A pesar de que son luchas aisladas, no sólo a causa de la pandemia, sino aisladas a nivel internacional y nacional, muestran que en sectores del proletariado existe combatividad, espíritu de lucha. Con pandemia o sin pandemia, hay intentos en el proletariado de romper con la pasividad, de luchar por sus necesidades.
Las lecciones que hoy se sacan de estas luchas, tanto de sus fuerzas como de sus debilidades, serán una experiencia y, por tanto, una contribución para las futuras luchas que tendrá que llevar.
Las luchas obreras no pueden encerrarse en mundo mezquino de la empresa, el sector, la ciudad, la región. Deben verse en un marco internacional e histórico, pues son una respuesta a fenómenos de dimensión mundial y consecuencias históricas. Las luchas obreras enfrentan políticas de tal o cual gobierno o de tal cual partido, acciones crueles de tal o cual compañía, pero eso sería quedarse en lo secundario y particular, perdiendo de vista lo esencial: la pandemia y la crisis económica.
Las luchas que vemos en España hacen frente, como el resto de los obreros del mundo, a una pandemia de proporciones muy graves (a 3 de agosto, según el instituto Hopkins había 714.994 muertos y más de 19 millones de casos[1]) y a la escalada de una crisis económica que los economistas anuncian como más grave que la de 1929. Dos datos elocuentes: 1º) “El Banco de España calcula una caída del PIB en el segundo trimestre de hasta el 21,8%. España entra en recesión con la mayor contracción nunca experimentada en tiempos de paz. La tasa de paro superará el 20% y alcanzará el 26% si la recuperación se está ralentizando”[2]. 2º) El PIB de USA en el segundo trimestre de 2020 ha caído en un 32,1%, el peor dato de toda su historia y el desempleo puede llegar al 25%[3]
La vida de los obreros y de las futuras generaciones está seriamente amenazada y sus condiciones de vida se degradan a gran velocidad.
Contra una brutal reforma de las pensiones se produjeron huelgas y manifestaciones masivas en Francia[4]. Dijimos que esas luchas no eran un hecho aislado, sino que anunciaban un cambio progresivo en el estado de ánimo de los trabajadores en los países industrializados: desarrollo de la combatividad, planteamiento en un terreno de clase etc. Eran solamente un primer paso, pero integraban experiencias de solidaridad que habíamos visto en Finlandia (huelga de trabajadores de correo y solidaridad en otros sectores obreros) y de combatividad (en USA, en las fábricas de GM[5]).
Durante la pandemia hubo luchas contra el sacrificio que hacía el capital de las vidas obreras con peligro de contagio también de sus familias[6]. Pensamos que las luchas obreras que se dan actualmente en España forman parte de ese esfuerzo de la clase obrera por recuperarse y desarrollar su lucha, por ir descubriendo su identidad de clase.
Los trabajadores han mostrado una fuerte combatividad. Las compañeras limpiadoras del Gregorio Marañón han hecho huelga y han convocado concentraciones. A estas se han unido enfermeras, celadores y los MIR en huelga. En una carta pública, que parece fue adoptada por una asamblea de trabajadoras se dice: “los MIR, o ahora las y los celadores, están comenzando a organizarse y están saliendo a la lucha. Su lucha y la nuestra es la misma, ¡y por eso debemos golpear todos juntos!”. Una asamblea de trabajadores precarios de distintos sectores se celebró en las puertas del hospital Gregorio Marañón en apoyo de las trabajadoras de la limpieza. Estas expresiones de solidaridad, por limitadas que sean, expresan preocupaciones existentes en sectores obreros por unirse y comprenderse dentro de una lucha común.
Los trabajadores de los MIR en toda España se han movilizado. Han tratado de implicar a compañeros de los hospitales y han puesto mesas para explicar su lucha a los pacientes y a sus familiares. Pese al corporativismo, su planteamiento es claramente por reivindicaciones obreras: “Los MIR reclaman la mejoría de sus salarios de miseria, algunos por debajo del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) si no llegan a hacer guardias. También mayor control y supervisión para que no terminen realizando tareas para las que no están formados ni psicológicamente ni profesionalmente. Además, denuncian que la Administración Pública les utiliza como mano de obra barata con la que se intenta cubrir los agujeros del sistema sanitario. Durante la cuarentena esta situación se agudizó y estos trabajadores-estudiantes fueron llevados hasta límites insoportables. Con jornadas continuadas de más de 24 horas en muchos casos y sin apenas días de libranza, ahora mucho de este personal en primera línea ni siquiera tiene asegurado un puesto de trabajo fijo”[7]
En Cádiz, la manifestación de los trabajadores de Navantia se ha visto acompañada por trabajadores de Airbus y otras empresas. En Nissan se han realizado numerosas manifestaciones, pese a que los sindicatos han logrado encerrar la lucha en las cuatro paredes de la empresa. Una minoría de trabajadores protestó contra esta política diciendo que no se debía ir a la factoría de la empresa en Corrales de Buelna (Cantabria), sino extenderla en Barcelona, aunque no lograron imponer su criterio.
Denunciamos las trampas que sindicatos, gobiernos autonómicos y grupos izquierdistas han desarrollado para desviar la lucha obrera y llevarla a la derrota.
La primera trampa es HACER PASAR EL INTERES DE LA EMPRESA COMO INTERES DE LOS TRABAJADORES. Así en Navantia, los sindicatos piden “carga de trabajo”, o sea, que se le den más barcos a la empresa. Con ello, dicen, los trabajadores tendrán trabajo y podrán vivir.
Ahí hay gato encerrado. Se le pueden dar más contratos de barcos a la empresa, pero estos se van a hacer con MENOS TRABAJADORES, es decir, yendo unos a la calle y los que quedan TRABAJANDO MAS. El interés de la empresa es aumentar las ganancias y la acumulación y ello exige despidos, menos salarios, más horas de trabajo, ritmos más fuertes. Son intereses opuestos y antagónicos. Los sindicatos al presentar el interés de los trabajadores ligado a que haya “más contratos para la empresa”, lo que hacen es ATAR A LOS OBREROS AL CARRO DEL CAPITAL.
En la Primera Internacional, dentro de los sindicatos ingleses se expresaron ya esas ideas: “si la economía inglesa prosperaba los obreros también saldrían ganando”. Weston se hizo portavoz de estas ilusiones diciendo que la economía inglesa era como una sopera que cuando más grande fuera más sopa habría para los obreros, Marx demostró la falacia de tales argumentos: “El ciudadano Weston, a su vez, se olvida de que la 13 sopera de la que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera ni la escasez de su contenido, sino sencillamente el reducido tamaño de sus cucharas”[8].
El gobierno regional de la señorita Diaz Ayuso ha tendido a las compañeras de la limpieza del Gregorio Marañón una trampa siniestra. Pretende que dejen de trabajar con contratos públicos para que trabajen con contratas privadas. Mediante esta jugada quiere imponerles condiciones de sueldo, horario etc., mucho peores.
Esta maniobra ha dado pie a una maniobra complementaria protagonizada por sindicatos, trotskistas, el sindicato radicaloide CGT etc.: desviar la lucha a la defensa de la sanidad pública contra las privatizaciones.
Privada o pública toda la sanidad está en manos del Estado capitalista. Directamente cuando es de titularidad pública, indirectamente a través de contratos, auditorias y controles, si es de propiedad privada. En la decadencia del capitalismo se desarrolla el CAPITALISMO DE ESTADO y éste controla por diferentes medios el conjunto de la sociedad. Pública o privada es la misma explotación.
La sanidad no escapa a ello. Es una herramienta fundamental que tiene el Capital para reparar rápidamente la fuerza de trabajo y evitar epidemias que provocan grandes daños en la economía, es decir, EN SUS GANANCIAS Y SU ACUMULACION. Precisamente, la pandemia del COVID 19 se ha producido porque desde la crisis de 2008 el capital en todos los países respondió con brutales RECORTES en sanidad y otros sectores, esto ha degradado tan violentamente los mecanismos de control sanitario que el capital se ha visto obligado a imponer una medida propia de la edad media, el confinamiento, para evitar que la pandemia provocara muchas más muertes.
En la carta pública antes mencionada se dice: “la sanidad no se vende, se defiende”. Es verdad que, con las privatizaciones de áreas de la sanidad, grupos capitalistas hacen negocios suculentos. Pero ¿Dónde está realmente el “negocio” para el Capital en su conjunto, para todo el Capital Nacional? Pues en que toda la sanidad, pública y privada, sea lo más barata posible para que el capital pueda explotar a los trabajadores, imponiendo peores salarios y peores condiciones de trabajo.
Por ello, “defender la sanidad pública” es un engaño, es luchar por el INTERES DEL CAPITAL que es tener un sistema sanitario que le permita que sigamos trabajando, aunque estemos enfermos, no se colapsen los hospitales y no se produzcan situaciones de parálisis de la economía.
Pública o privada la sanidad no es un “servicio a las personas” sino una HERRAMIENTA DE LA EXPLOTACION CAPITALISTA. Lo que necesitan las trabajadoras de la limpieza es defender sus salarios, defender sus condiciones de trabajo, luchar junto con los demás trabajadores. Con la trampa de la sanidad pública, los sindicatos y los izquierdistas atan a los obreros al carro del Capital nacional, traducen con “argumentos paternalistas” lo que defiende Vox, que es “por España, todos sacrificarse por España”. En nombre de lo público sindicatos y Estado sacrifican a los trabajadores.
En Alcoa sindicalistas y trotskistas proponen “nacionalizar la empresa”, “rescatarla de la multinacional canadiense”, dicen que con ello se “mantendrán los puestos de trabajo”.
¡Es un engaño! Les vamos a responder con lo que decían en 1938 unos revolucionarios de la Izquierda comunista en México, el Grupo de Trabajadores Marxistas que ante la comedia de las nacionalizaciones del petróleo y los ferrocarriles realizadas por el gobierno “progresista” del general Cárdenas denunciaron:
“¿Cuál es, entonces, según el marxismo, el alcance y significado de la "expropiación" de la propiedad de las compañías petroleras? En palabras sencillas: esta propiedad ha pasado de las manos de un grupo de explotadores (las compañías petroleras) a las manos de otro (el Estado mexicano). Nada más ni menos, la naturaleza de esta propiedad no ha cambiado en nada: queda propiedad capitalista como antes. Los trabajadores quedan en la misma posición de proletarios: tienen que vender su fuerza de trabajo al propietario de los instrumentos de producción, es decir, al dueño de los campos petrolíferos, de la maquinaria. del aparato de distribución, y el propietario (hoy el Estado mexicano) se queda con la plusvalía producida por los trabajadores, es decir, les explota. En otras palabras, la industria petrolera mexicana se ha convertido en una sola gigantesca Petromex, con capataces y especialistas "nacionales" en vez de extranjeros, y la tarea principal de esta Petromex grande es exactamente la misma que antes de la Petromex chica: Impedir o romper huelgas, como lo hizo en la huelga de protesta del año pasado”[9]
Con Alcoa en manos del Estado español (o de su sucursal autonómica gallega) los despidos serán incluso muchos más porque, nos dirán, “ahora la empresa es del pueblo” y para que funcione “hay que hacer sacrificios”. Pedirán aún más sacrificios: rebaja de salarios, más ritmos, renunciar a prestaciones sociales etc. Es lo que ha pasado con las cajas de ahorros que fueron nacionalizadas en 2011-2012: el Estado las saneó, despidió a numerosos trabajadores, impuso condiciones laborales peores… y, finalmente, las entregó a las manos privadas.
Contra las ilusiones reaccionarias de que “el Estado nos salve” debemos recordar lo que dicen los compañeros de México: “El Estado moderno es la organización que se da la burguesía para defender sus intereses colectivos, sus intereses de clase, contra los ataques de los obreros por un lado y de los capitalistas individuales por otro (en primer lugar contra aquellos capitalistas y compañías que no quieren sacrificar parte de sus intereses individuales en favor de la defensa de los intereses colectivos de toda la clase burguesa contra los trabajadores). Todas las actividades del Estado capitalista, aunque se llame "obrerista", sirven para un solo fin: el reforzamiento del régimen capitalista. En la fase de la expansión del capitalismo, el reforzamiento de éste tenía un carácter progresivo, a pesar de la opresión creciente que de ello resultó, porque en aquellos tiempos, la historia todavía no había puesto la revolución proletaria en el orden del día. El único progreso posible era el capitalista. Hoy. En su fase de descomposición, es decir en la fase imperialista que vivimos, el reforzamiento o la "reforma" del capitalismo tiene un carácter sumamente reaccionario y contrarrevolucionario, porque hoy solamente la destrucción del capitalismo puede salvar a la humanidad de la barbarie. El rol actual del Estado es defender al capitalismo contra la revolución proletaria. En la fase imperialista, el Estado capitalista, cualquiera que sea su forma, es la verdadera encarnación de la reacción y contrarrevolución. Hoy no hay ni puede haber un Estado capitalista progresivo. Todos son reaccionarios y contrarrevolucionarios”.
En el estado capitalista los sindicatos son un aparato que colabora con las empresas, los gobiernos etc., para imponer el orden capitalista en el trabajo. Sin embargo, su función principal es sabotear desde dentro la lucha de los trabajadores. Ya hemos visto las banderas ideológicas que agitan (el bien de la empresa; la sanidad pública; las nacionalizaciones), pero también debemos ver cómo sabotean la lucha.
Encierran la lucha dentro de la empresa o del sector. Con ello los trabajadores quedan aislados y todos los instrumentos del Estado capitalista se abalanzan sobre ellos imponiéndoles finalmente la desmoralización y la derrota. En Nissan impidieron que los trabajadores se dirigieran a compañeros de otras empresas y desviaron las acciones a apedrear escaparates de concesionarias de Nissan o hacer un viaje agotador a Corrales de Buelna donde previamente la empresa había prometido mantener la producción oponiendo a los trabajadores de esa factoría contra sus compañeros de Barcelona.
Desde el año pasado, Nissan tenía previsto despidos y los sindicatos no hicieron nada: “Cabe recordar que Nissan Motor anunció que desde 2019 y hasta el primer trimestre de 2023 se desprenderá de más de 12,500 trabajadores en el mundo para mejorar la eficacia de su línea de producción”[10]. En junio de 2020, Nissan en Aguascalientes – México, añadió 200 despidos más tomando como excusa la situación actual de la pandemia con el apoyo total de los sindicatos.
En Alcoa los sindicatos reducen la lucha a cortes de carreteras que molestan a gente que tiene que ir con su coche, furgoneta o camión a ganarse el pan, con lo que crean un enfrentamiento entre trabajadores y hacen la lucha impopular.
En la limpieza del Gregorio Marañón los sindicatos desvían hacia la “no privatización”, añadiendo que si se mantienen en lo público entonces habrá que aceptar “algunos sacrificios”. ¿Cuáles? No lo aclaran, por lo que están ofreciendo al gobierno los palos para golpear a los trabajadores. Por eso, la carta de las trabajadoras de la limpieza desarma a los trabajadores al pedir que “el Comité de Empresa del Hospital, y los distintos sindicatos presentes en el mismo, deben organizar asambleas a comienzo de septiembre de todo el personal sea cual sea su función, y sea cual sea su categoría, incluyendo aquellos servicios que ya estén externalizados”. ¡Es como si pidiéramos el zorro que cuide a las gallinas!
Por eso decimos NO. No ponerse en manos de los sindicatos, pues ponerse en manos de los sindicatos es ponerse en manos del enemigo capitalista. La lucha de la clase obrera debe hacerse fuera y contra los sindicatos[11]:
Los compañeros que quieren impulsar una lucha obrera autónoma que no se vea condenada al fracaso deben crear comités de lucha, como decía nuestro artículo sobre las luchas en Francia: "Los trabajadores más combativos y decididos ya sean activos o desempleados, jubilados o estudiantes, deben tratar de formar 'comités de lucha' interprofesionales abiertos a todas las generaciones para prepararse para futuras luchas. Debemos aprender las lecciones de este movimiento, entender cuáles han sido sus dificultades para poder superarlas en futuras luchas".
Marjane y Omar 5-8-20
[2] https://www.elconfidencial.com/economia/2020-06-25/banco-espana-estima-caida-pib-segundo-trimestre-22_2654968/ [377]
[3] https://elceo.com/internacional/estados-unidos-anticipa-alto-nivel-de-desempleo-en-el-segundo-trimestre-de-2020/ [378]
[4] Ver La perspectiva que plantea las recientes luchas en Francia https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [125]
[5] https://es.internationalism.org/content/4496/huelga-en-general-motors-los-sindicatos-dividen-y-enfrentan-entre-si-los-trabajadores [379]
[6] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
[7] https://www.izquierdadiario.es/Medicos-internos-residentes-convocan-huelga-y-la-Comunidad-de-Madrid-responde-con-amenazas [380]
[9] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938 [381]
[10] https://monitoreconomico.org/noticias/2020/jun/25/nissan-anuncia-despido-de-empleados-en-aguascalientes/#:~:text=Cabe%20recordar%20que%20Nissan%20Motor,pa%C3%ADses%20que%20se%20ver%C3%A1n%20afectados [382]
[11] Ver la Serie Los sindicatos contra la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [383] y https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [384]
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Tras el anuncio del aumento de los precios de la carne, los trabajadores de muchas fábricas reaccionaron con huelgas espontáneas. El 1 de julio, los trabajadores de Tczew, cerca de Gdansk, y de Ursus, en las afueras de Varsovia, se declararon en huelga. En Ursus, se celebraron asambleas generales, se eligió un comité de huelga y se presentaron demandas comunes. En los días siguientes, las huelgas continúan extendiéndose: Varsovia, Lodz, Gdansk, etc. El gobierno trata de impedir una mayor expansión del movimiento haciendo rápidas concesiones como aumentos de salario. A mediados de julio, los trabajadores de Lublin, un importante nudo ferroviario, hacen una huelga. Lublin se encontraba en la línea del tren que conectaba Rusia con Alemania del Este. En 1980, era una línea vital para el suministro de las tropas rusas en Alemania Oriental. Las demandas de los trabajadores eran: no represión contra los trabajadores en huelga, retirada de la policía de las fábricas, aumentos salariales y elecciones sindicales libres[1].
Los trabajadores ya habían aprendido de las luchas de 1970 y 1976[2]. Vieron claramente que el aparato sindical oficial estaba del lado del estado estalinista y del lado del gobierno cada vez que presentaban demandas. Por eso tomaron la iniciativa directa en las huelgas masivas de 1980. Sin esperar instrucciones de arriba, marcharon juntos, celebraron asambleas para decidir por sí mismos dónde y cuándo luchar. Esto se vio más claramente en Gdansk, Gdynia y Sopot, el cinturón industrial del Mar Báltico. Sólo los astilleros Lenin de Gdansk tenían 20.000 trabajadores.
Las demandas comunes fueron presentadas en asambleas masivas. Se formó un comité de huelga. Al principio, las demandas económicas estaban en primer plano. Los trabajadores estaban decididos. No querían que se repitiera el aplastamiento sangriento de la lucha como en 1970 y 1976. En un centro industrial como Gdansk-Gdynia-Sopot, era obvio que todos los trabajadores tenían que unirse para asegurar que la relación de fuerzas estuviera a su favor. Se creó un comité de huelga inter-empresas (MKS) con 400 miembros, dos delegados por compañía. En la segunda mitad de agosto, se reunieron entre 800 y 1.000 delegados. Al formar un comité de huelga entre fábricas, se superó la habitual dispersión de fuerzas. Ahora los trabajadores podrían enfrentar el capital de manera unida. Todos los días se celebraban asambleas generales en los Astilleros Lenin. Se instalaron altavoces para que todos pudieran seguir las discusiones de los comités de huelga y las negociaciones con los representantes del gobierno. Poco después, se instalaron micrófonos fuera de la sala de reuniones del Comité Interempresarial de Huelga para que los trabajadores presentes en las asambleas generales pudieran intervenir directamente en sus debates. Por las noches, los delegados (la mayoría de ellos provistos de casetes con la grabación de los debates) volvían a sus lugares de trabajo y presentaban los debates y la situación en "sus" asambleas generales de fábrica, dando su mandato ante ellos.
Estos fueron los medios por los cuales el mayor número de trabajadores pudieron participar en la lucha. Los delegados tenían que rendir sus mandatos, eran revocables en cualquier momento, y las asambleas generales eran siempre soberanas. Todas estas prácticas estaban en total oposición a la práctica sindical.
Mientras tanto, después de que los trabajadores de Gdansk-Gdynia-Sopot se unieran, el movimiento se extendió a otras ciudades. Para sabotear la comunicación entre los trabajadores, el gobierno cortó las líneas telefónicas el 16 de agosto. Inmediatamente, los trabajadores amenazaron con ampliar aún más su movimiento si el gobierno no los restauraba inmediatamente. El gobierno se echó atrás.
La asamblea general decidió crear una milicia de trabajadores. Aunque el consumo de alcohol estaba muy extendido, se decidió colectivamente prohibirlo. Los trabajadores sabían que tenían que tener la cabeza despejada en su enfrentamiento con el gobierno.
Una delegación del gobierno se reunió con los trabajadores para negociar. Esto se hizo delante de toda una asamblea general y no a puerta cerrada. Los trabajadores exigieron una nueva composición de la delegación gubernamental porque estaba compuesta por representantes de rango demasiado bajo. El gobierno se echó atrás otra vez. Cuando el gobierno amenazó con la represión en Gdansk, los trabajadores ferroviarios de Lublin declararon: "Si los trabajadores de Gdansk son atacados físicamente y si incluso uno de ellos es golpeado, paralizaremos la línea ferroviaria estratégicamente más importante entre Rusia y Alemania Oriental". El gobierno comprende muy bien lo que estaba en juego: toda su economía de guerra. Sus tropas habrían sido golpeadas en el lugar más frágil y, en los días de la Guerra Fría, habría sido fatal.
En casi todas las grandes ciudades, los trabajadores se movilizaron. Más de medio millón de ellos entendieron que eran la única fuerza decisiva del país capaz de oponerse al gobierno. Sintieron lo que les dio esa fuerza:
- la rápida expansión del movimiento en lugar de su agotamiento en enfrentamientos violentos como en 1970 y 1976;
- su auto-organización, su capacidad de tomar la iniciativa por sí mismos en lugar de depender de los sindicatos;
- la celebración de asambleas generales en las que han podido unir fuerzas, ejercer el control sobre el movimiento, permitir la mayor participación posible de las masas y negociar con el gobierno delante de todos.
En resumen, la extensión del movimiento era la mejor arma de solidaridad; los trabajadores no se contentaban con hacer declaraciones, sino que tomaban la iniciativa de las propias luchas. Esto es lo que hizo posible desarrollar una relación de fuerzas diferente. Mientras los trabajadores lucharan de forma tan masiva y unida, el gobierno no podría llevar a cabo ninguna represión. Durante las huelgas de verano, cuando los trabajadores se enfrentaron al gobierno de forma unida, ninguno de ellos fue asesinado o golpeado. La burguesía polaca comprendió que no podía permitirse tal error, sino que, más bien, tendría que debilitar a la clase obrera desde dentro.
Además, los trabajadores de Gdansk, a los que el gobierno había otorgado concesiones, exigieron que éstas se garantizaran también a los trabajadores del resto del país. Querían oponerse a cualquier división y así mostrar su solidaridad con otros trabajadores.
La clase obrera se convirtió en el punto de referencia para toda la población. Junto con otros trabajadores que viajaron a Gdansk para establecer contacto directo con los trabajadores en huelga, los campesinos y los estudiantes se acercaron a las puertas de la fábrica para recibir boletines de huelga y otras informaciones. La clase obrera se había convertido en el polo de referencia de toda la población y demostraba que representaba una amenaza para la clase dirigente.
El peligro que representaban las luchas en Polonia se pudo ver a través de las reacciones de los países vecinos. Las fronteras entre Polonia y Alemania Oriental, Checoslovaquia y la Unión Soviética se cerraron inmediatamente. Mientras que antes los trabajadores polacos viajaban con frecuencia a Alemania Oriental, especialmente a Berlín, para hacer compras porque había aún menos mercancía en las tiendas polacas que en Alemania Oriental, la burguesía buscaba aislar a la clase obrera. Se debía evitar a toda costa el contacto directo entre trabajadores de distintos países. ¡Y la burguesía tenía una buena razón para dar ese paso! Porque en la región minera de carbón cerca de Ostrava en Checoslovaquia los mineros, siguiendo el ejemplo polaco, también se habían declarado en huelga. En las regiones mineras rumanas, en Togliattigrad en Rusia, los trabajadores seguían el mismo camino que sus hermanos de clase en Polonia. Aunque en los países de Europa occidental no había habido huelgas en solidaridad directa con las luchas de los trabajadores polacos, los trabajadores de muchos países seguían el ejemplo de sus hermanos de clase en Polonia. En Turín, en septiembre de 1980, se podía oír a los trabajadores cantando: "Gdansk nos muestra el camino".
Debido a su perspectiva y métodos de lucha, la huelga masiva en Polonia tuvo un enorme impacto en los trabajadores de otros países. A través de ella, la clase obrera demostró, como lo hizo en 1953 en Alemania Oriental, en 1956 en Polonia y Hungría, en 1970 y 1976 en Polonia nuevamente, que en los países llamados "socialistas" la explotación capitalista existe como en Occidente y que sus gobiernos son enemigos de la clase obrera. A pesar del aislamiento impuesto en las fronteras polacas, a pesar del telón de acero, la clase obrera de Polonia, mientras permaneció movilizada, representó un polo de referencia a escala mundial. Precisamente en la época de la Guerra Fría, durante la guerra de Afganistán, las luchas de los trabajadores polacos contenían un importante mensaje: se oponían a la carrera armamentista y a la economía de guerra mediante la lucha de clases. La cuestión de la unificación de los trabajadores entre el Este y el Oeste, aunque no era una cuestión concretamente planteada, resurgió en tanto que perspectiva.
El movimiento fue capaz de desarrollar tal fuerza porque creció rápidamente y porque los propios trabajadores tomaron la iniciativa. La extensión más allá de la fábrica, las asambleas generales, la revocabilidad de los delegados, todas estas medidas contribuyeron a su fortaleza. Mientras que al principio no había influencia sindical, los miembros de los "sindicatos libres"[3] se esforzaron por obstaculizar la lucha.
Aunque inicialmente las negociaciones se llevaron a cabo de manera abierta, después de algún tiempo se afirmó que se necesitaban "expertos" para elaborar los detalles de las negociaciones con el gobierno. Cada vez más, los trabajadores ya no podían seguir las negociaciones, y mucho menos participar en ellas, ya que los altavoces que transmitían las negociaciones ya no funcionaban debido a problemas "técnicos". Lech Walesa, miembro de los "sindicatos libres", fue coronado líder del movimiento gracias a la orden de despido dictada contra él por la dirección de los Astilleros de Gdansk. El nuevo enemigo de la clase obrera, el "sindicato libre", había trabajado para infiltrarse en el movimiento y comenzó su trabajo de sabotaje. De esta manera, lo hizo todo por distorsionar completamente las demandas de los trabajadores. Si bien inicialmente las demandas económicas y políticas eran las primeras de la lista, el "Sindicato Libre" y Walesa impulsaron ahora el reconocimiento de los sindicatos "independientes", dejando en segundo plano las demandas económicas y políticas. Seguían la vieja táctica "democrática": defender los sindicatos en lugar de los intereses de los trabajadores.
La firma de los Acuerdos de Gdansk el 31 de agosto marcó el agotamiento del movimiento (aunque las huelgas continuaron durante algunos días en otros lugares). El primer punto de estos acuerdos autoriza la creación de un sindicato "independiente y auto-gestionado" que tomará el nombre de Solidaridad. Los quince miembros del presídium del Comité Inter-empresarial de Huelga formaron la dirección del nuevo sindicato.
Como los trabajadores habían tenido claro que los sindicatos oficiales trabajaban con el Estado, la mayoría de ellos creía ahora que el recién fundado sindicato Solidarnosc, con sus 10 millones de trabajadores, no era corrupto y defendería sus intereses. No habían pasado por la experiencia de los trabajadores de Occidente que ya se habían enfrentado durante décadas a los sindicatos "libres"[4].
Entre tanto, Walesa ya estaba prometiendo en ese momento: "Queremos crear un segundo Japón y establecer la prosperidad para todos", y muchos trabajadores, debido a su inexperiencia con la realidad del capitalismo en Occidente, podían tener tan grandes ilusiones, Solidarnosc y Walesa a la cabeza asumieron el papel de bombero del capitalismo para extinguir la combatividad de los trabajadores. Estas ilusiones entre la clase obrera de Polonia no eran más que el peso y el impacto de la ideología democrática en esta parte del proletariado mundial. El veneno democrático, que ya es muy poderoso en los países occidentales, sólo podía tener una fuerza aún mayor en Polonia después de cincuenta años de estalinismo. Esto es lo que la burguesía polaca y mundial entendió muy bien. Estas ilusiones democráticas fueron el caldo de cultivo en el que la burguesía y su sindicato Solidarnosc pudieron llevar a cabo su política anti-obrera y desatar la represión.
En el otoño de 1980, cuando los trabajadores se declararon de nuevo en huelga para protestar contra los acuerdos de Gdansk, al darse cuenta de que incluso con un sindicato "libre" a su lado, su situación material había empeorado, Solidarnosc ya empezaba a mostrar su verdadero rostro. Justo después del fin de las huelgas masivas, Walesa va de aquí para allá en un helicóptero del ejército para pedir a los trabajadores que paren sus huelgas con urgencia. "No necesitamos más huelgas porque están empujando a nuestro país al abismo, tenemos que calmarnos".
Desde el principio, Solidarnosc comenzó a sabotear el movimiento. Siempre que fue posible, tomó la iniciativa sobre y contra los trabajadores, impidiéndoles lanzar nuevas huelgas.
En diciembre de 1981, la burguesía polaca pudo finalmente desatar la represión contra los trabajadores. Solidaridad hizo lo mejor que pudo para desarmar políticamente a los trabajadores preparándolos para su derrota. Mientras que en el verano de 1980 ningún trabajador había sido golpeado o asesinado debido a la auto-organización y la extensión de las luchas, y porque no había sindicatos que supervisaran a los trabajadores, en diciembre de 1981, más de 1.200 trabajadores fueron asesinados, decenas de miles fueron encarcelados o conducidos al exilio. Esta represión militar se organizó, además, con una intensa coordinación entre la clase dirigente del Este y del Oeste.
Después de las huelgas de 1980, la burguesía occidental ofreció a Solidarnosc toda clase de ayuda para fortalecerlo contra los trabajadores. Se lanzó una campaña como la de "paquetes de medicinas para Polonia" y se establecieron créditos baratos en el marco del FMI para evitar que los trabajadores de Occidente siguieran el ejemplo de Polonia y tomaran sus luchas en sus propias manos. Antes de la represión del 13 de diciembre de 1981, los planes se coordinaban directamente entre los líderes del gobierno. El 13 de diciembre, el mismo día de la represión, el canciller socialdemócrata Helmut Schmidt y el líder de la RDA, el estalinista por excelencia, Erich Honecker, se reunieron cerca de Berlín, afirmando no saber "nada de los acontecimientos". Pero en realidad, no sólo habían dado su aprobación a la represión, sino que la burguesía polaca había podido beneficiarse de la experiencia de sus compinches occidentales en el enfrentamiento con la clase obrera.
Un año más tarde, en diciembre de 1981, Solidarnosc dejó clara la terrible derrota que había sido capaz de imponer a los trabajadores. Después del fin de las huelgas en 1980, incluso antes de que comenzara el invierno, Solidarnosc ya había demostrado lo fuerte que era el pilar del Estado en el que se había convertido. Y si, desde entonces, el antiguo dirigente de Solidarnosc, Lech Walesa, fue elegido jefe del Gobierno polaco, fue precisamente porque ya había demostrado que era un excelente defensor de los intereses del Estado polaco en su calidad de dirigente sindical.
Aunque han pasado veinte años desde entonces, y aunque muchos trabajadores que participaron en el movimiento de huelga en ese momento quedaron desempleados o se vieron obligados a emigrar, su experiencia es inestimable para toda la clase obrera. Como ya lo escribió la CCI en 1980, "En todos estos puntos, las luchas de Polonia representan un gran paso adelante en la lucha del proletariado a escala mundial, por lo que estas luchas son las más importantes desde hace medio siglo”. Fueron el punto más alto de una ola internacional de luchas. Como dijimos en nuestro informe sobre la lucha de clases en 1999 en nuestro 13º congreso: "Los acontecimientos históricos a este nivel tienen consecuencias a largo plazo. La huelga de masas en Polonia fue una prueba definitiva de que la lucha de clases es la única fuerza que puede obligar a la burguesía a dejar de lado sus rivalidades imperialistas. En particular, demostró que el bloque ruso (condenado históricamente por su débil posición de ser el "agresor" en cualquier guerra) era incapaz de responder a su creciente crisis económica con una política de expansión militar. Es evidente que los trabajadores de los países del bloque del Este (y la propia Rusia) no podrían servir totalmente como carne de cañón en cualquier futura guerra para la gloria del "socialismo". Por lo tanto, la huelga masiva en Polonia fue un factor poderoso en la implosión del bloque imperialista ruso”.
Welt Revolution No. 101, órgano de la CCI en Alemania
[1] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [318]
[2] En el invierno de 1970-71, los trabajadores de los astilleros del Báltico se declararon en huelga contra el aumento de los precios de los alimentos básicos. El régimen estalinista reaccionó inicialmente con una feroz represión de las manifestaciones, que provocó varios cientos de muertos, en particular en Gdansk. Sin embargo, las huelgas no se detuvieron. Finalmente, el líder del partido, Gomulka, fue despedido y sustituido por una figura más "simpática", Gierek. Gierek tuvo que hablar durante ocho horas con los trabajadores del astillero de Szczecin antes de convencerlos de que volvieran a trabajar. Por supuesto, rápidamente había traicionado las promesas que les había hecho en ese momento. Así, en 1976, nuevos y brutales ataques económicos habían provocado huelgas en varias ciudades, especialmente en Radom y Ursus. Varias docenas de personas murieron como resultado de la represión.
[3] No se trataba de un sindicato propiamente dicho, sino de un pequeño grupo de trabajadores que, junto con el KOR (Comité de Defensa de los Trabajadores), formado por intelectuales de la oposición democrática después de la represión de 1976, hacían campaña por la legalización del sindicalismo independiente.
[4] Ver los dos primeros artículos de nuestra Serie, futuro folleto, LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [383] y https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [384] . Ver también Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9]
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Quiero expresar mi total apoyo al texto de la CCI publicado sobre Gaizka[1]. Sobre todo, hay que reconocer que la CCI no ha publicado el artículo sobre Gaizka como parte de un ataque al individuo (su nombre real se omite cuidadosamente), sino como una identificación de un elemento oportunista, aventurero, capaz de descarrilar el medio revolucionario[2]. En términos más generales, el artículo de la CCI pretende poner un dedo en la llaga en lo que respecta a la debilidad programática y organizativa del medio, de la que es expresión la aceptación acrítica de Nuevo Curso (NC) por parte del medio.
El último artículo, junto con el de la historia de la llamada 'Izquierda Comunista Española'[3], desvela el carácter fraudulento de la política de Nuevo Curso. Sus aperturas al trotskismo histórico han sido adecuadamente criticadas como antitéticas a las posiciones programáticas de la izquierda comunista. Entonces, ¿por qué publicar un artículo sobre el elemento líder de Nuevo Curso? La existencia de NC demuestra cuán fácilmente el medio puede ser embelesado por elementos aventureros. En lo que sigue, señalaré algunas de las preguntas que el ascenso de Gaizka plantea al medio.
No es nuestro objetivo aquí repetir lo que ya se ha confirmado con respecto a la naturaleza de este elemento particular en España. Pero me parece que la naturaleza de estos elementos aventureros debe ser entendida más históricamente. La historia del proletariado, y la historia de sus organizaciones políticas, se ha visto empañada por la aparición de "grandes líderes" que han tratado de utilizar estos movimientos para su propia gloria personal. Uno de los principales ejemplos fue la figura de Lassalle[4], pero ha habido otros. Pero el aventurismo tiene que encontrar un huésped fértil para poder crecer. Debemos considerar las razones por las cuales algunos elementos dispersos y débilmente politizados son capaces de crear otro grupo "comunista de izquierda" que es igualmente capaz de reagruparse bajo la dirección de cualquier otro grupo existente en el medio. ¿Y por qué es que otros grupos están dispuestos a aceptar la existencia de tendencias que están tan claramente en contradicción con su propio programa?
Históricamente, como han demostrado los textos de la CCI sobre el aventurismo[5], la prominencia de los elementos aventureros se basa principalmente en la debilidad del medio proletario en un momento histórico particular. Esto no quiere decir que las organizaciones sean incapaces de hacer nada en un momento histórico difícil para los comunistas, pero requiere una fuerte firmeza teórica y organizativa para poder ir contra la corriente.
En otras palabras, es imperativo que el medio sea capaz de enfrentar el ataque a sus principios teóricos. Debería haber una reflexión completa sobre cómo y por qué es que estamos siendo perseguidos por elementos que buscan desviarse de la tradición de la Izquierda Comunista. En general, el problema parece residir en la debilidad del medio. Pero antes de entrar en esta debilidad, podría ser fructífero entender cómo una nueva organización puede legítimamente formar parte del medio. Al hacerlo, defendemos el concepto de medio, precisamente porque nos impide poner nuestra herencia entre paréntesis cada vez que aparece un nuevo grupo, y porque limita lo que se puede considerar legítimamente como "comunista"; y además porque puede excluir lo que, sobre la base de la experiencia histórica, nunca puede ser una posición de la clase obrera.
Y, sin embargo, es posible llegar al medio con nuevas ideas, y unirse al medio como un nuevo grupo, o unirse a uno de los grupos existentes, mientras se sostienen opiniones que podrían parecer perturbar la sabiduría común. De hecho, es precisamente la feroz lucha contra los dogmas de la 2ª Internacional lo que permitió a las Fracciones de Izquierda romper claramente con la vieja organización y mantener su núcleo proletario.
Sin embargo, no puede haber teoría que no se desarrolle en el debate con la realidad y en el debate con otros grupos políticos que existen actualmente. Y no podemos ignorar lo que ya ha sido ampliamente probado por la historia, por ejemplo, el papel regresivo de los sindicatos. Para nosotros los comunistas no puede haber una reinvención de la rueda: en este momento, dada la fragilidad de nuestra corriente política, y dada la distribución demográfica de nuestros militantes, y sobre todo, el difícil momento político en que nos encontramos (con las fronteras, el populismo, la política de la culpa, etc.) cualquier siembra de duda política sobre los principios básicos de nuestra política es casi suicida.
Al defender el medio y los puntos de acuerdo (no reconocidos) que representa, debería ser igualmente impensable que uno represente a la vez una organización comunista y una organización burguesa.
Por supuesto, es imposible vivir y trabajar en el capitalismo sin enredarse un poco en él, pero todavía hay una diferencia importante con trabajar como asesor de una figura política y con apoyar activamente a un partido burgués y su ideología. Si se aceptara esa doble representación de las causas comunistas y burguesas, se oscurecería el significado del comunismo y se enturbiaría la forma en que la clase obrera debe dirigir su atención.
Como se ha dicho antes, una ruptura se hace necesaria. Ninguna de estas dos condiciones, a pesar de ser de sentido común, ha sido cumplida por la figura principal del Nuevo Curso. No se ha dado ninguna explicación de las oscilaciones políticas de Gaizka, y tampoco su organización ha definido fundamentalmente sus diferencias en relación con los demás grupos. Tampoco se ha emitido una defensa real de la existencia de la llamada izquierda española. La claridad de la teoría comunista debe ser salvaguardada mediante el debate, desarrollando abiertamente un conjunto de posiciones compartidas que definan la política comunista. Desafortunadamente, el medio parece ser incapaz de hacerlo.
Esto nos deja en una posición política particularmente difícil, en la que los elementos aventureros son capaces de crecer sin inhibiciones, y ganar una legitimidad no ganada. Sería una tontería negar la posibilidad de diferencias legítimas en puntos programáticos entre grupos comunistas. Pero es de vital importancia que no dejemos las puertas abiertas a las maniobras de los aventureros, lo que parece poco ganado por ser el peligro más inmediato si seguimos dejando que grupos como Nuevo Curso y su mentor entren sin obstáculos. Grupos parasitarios como el llamado Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GICL) persistirán, sin duda, en defender la posición exactamente opuesta a la de la CCI, saludando la aparición de una nueva corriente entre las demás, ya que se ajusta a su objetivo de implosionar el medio para sus propios fines de liquidar la teoría y la organización. Demuestra además su propósito final y su odio subyacente al esclarecimiento, su amor por la "elección", es decir, la democracia, y su incapacidad para entablar debates sin ver sus opiniones como su propiedad personal. Sus errores le llevan a distorsionar las críticas actuales de NC como una forma de difamación, ya que es su propio modus operandi, y simplemente no pueden pensar fuera de él.
No podemos negar que nuevos argumentos o teorías revisadas podrían ser válidos en el debate político entre grupos. La invocación de la llamada "izquierda española" es tanto una consecuencia como un síntoma de la falta de voluntad de debate en el seno del medio, es decir, de cartografiar plenamente todo lo que podría permanecer legítimamente, y es, por tanto, un obstáculo a la capacidad del medio para avanzar en una plataforma común. La pretensión de crear una “nueva tradición comunista” significa eludir el debate y constituye una expresión de la naturaleza fundamentalmente parasitaria de este grupo.
Entonces, tenemos que preguntarnos, ¿qué ha hecho el medio hasta ahora? En general, ha aceptado la existencia de los nuevos elementos, y no se ha comprometido críticamente con sus posiciones. Los textos traducidos que aparecen de Nuevo Curso son introducidos por otros grupos con poco o ningún comentario sobre sus desviaciones políticas. Aparentemente, para algunas partes del medio, la reverencia por el "milagro" de la aparición de nuevos elementos los lleva a una actitud casi devocional hacia todos y cada uno de los elementos que aparecen.
El momento parece engañar a la mayoría de los grupos políticos actuales. Algunos jóvenes elementos nuevos, liderados por su propia llegada a posiciones comunistas, tienden a pensar que el partido está a punto de ser fundado en un futuro (muy) cercano. El error fundamental es pensar que, aunque seamos capaces de reagrupar el medio comunista de izquierda como una sola organización, ésta se convierte instantáneamente en el "partido". No es un partido porque no tiene ningún impacto real en el seno de la clase obrera: no sería más que otro partido, indistinguible de todos los demás pequeños partidos de izquierda que no tienen nada como contenido. Sería una tontería "reagruparse" sólo para reagruparse. Por el contrario, lo que se necesita ahora es una vigorosa discusión teórica para hacer posible tal reagrupación en el futuro sobre una sólida base programática y organizativa
Saludo el trabajo que la CCI ha hecho para identificar teóricamente las raíces del Nuevo Curso, y para detallar de qué manera un aventurero como Gaizka ha sido capaz de ir bajo el disfraz de una "nueva teoría" para atraer elementos de búsqueda en el pantano entre el comunismo y el izquierdismo. Sólo puedo esperar de todo corazón que el medio sea capaz de superar sus debilidades y pueda comenzar a reiniciar los debates necesarios para iniciar un proceso de necesaria solidificación programática y, posteriormente, la exclusión de elementos que no se acercan activamente a estas posiciones.
Merwe, 2020-07-10
[1] Ver ¿Quién es quien en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso [72] . Ante el silencio cobarde y revelador de una voluntad de ocultarse y eludir una clarificación de las cuestiones, hicimos un nuevo artículo analizando el por qué esa actitud: Defensa del medio político proletario: Gaizka calla. Un silencio atronador https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador [390]
[2] Lo que el compañero llama Medio Revolucionario es el conjunto de grupos que nos reclamamos de la tradición y del combate de la Izquierda Comunista que se levantó contra la degeneración de los partidos comunistas y su paso final al campo del capital. Ver al respecto La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo [391]
[3] Ver Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [44]
[4] Ver Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [57]
[5] Ver Cuestiones de organización, IV - La lucha del marxismo contra el aventurerismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [182]
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Las derrotas son para el proletariado siempre dolorosas. Sin embargo, como clase explotada y revolucionaria a la vez, no tiene otra escuela que sacar lecciones de sus derrotas. Estas lecciones arman su conciencia, la refuerzan y acaban alimentando su determinación y combatividad. Como decía Rosa Luxemburgo, en el proletariado “sus errores son tan gigantescos como sus tareas. No tiene un esquema predeterminado y válido para siempre, ni un jefe infalible que le muestre la senda por la que ha de marchar. La experiencia histórica es su único maestro, el camino de espinas hacia su propia liberación no sólo está empedrado de padecimientos ingentes, sino también de innumerables errores. La meta de su viaje, su liberación, depende de que el proletariado sepa aprender de sus propios errores”[1]
La lucha en Nissan ha sido una derrota: a cambio de indemnizaciones y de una vaga promesa de “planes de reindustrialización”, 2500 obreros de la fábrica de la Zona Franca de Barcelona pierden su trabajo y los 20000 de las empresas auxiliares ven su empleo prácticamente perdido. De un plumazo el Capital ha impuesto 23000 despidos. Esa es la cruda realidad.
Los sindicatos “son un aparato que colabora con las empresas y los gobiernos para imponer el orden capitalista en el trabajo. Sin embargo, su función principal es sabotear desde dentro la lucha de los trabajadores” y esto lo hacen encerrando “la lucha dentro de la empresa o del sector. Con ello los trabajadores quedan aislados y todos los instrumentos del Estado capitalista se abalanzan sobre ellos imponiéndoles finalmente la desmoralización y la derrota. En Nissan impidieron que los trabajadores se dirigieran a compañeros de otras empresas y desviaron las acciones a apedrear escaparates de concesionarias de Nissan o hacer un viaje agotador a Corrales de Buelna donde previamente la empresa había prometido mantener la producción oponiendo a los trabajadores de esa factoría contra sus compañeros de Barcelona” [2]
Cuando acallan la respuesta obrera, los sindicatos firman lo que quiere la patronal, eso sí, adornando su canallada con migajas y vagas promesas. Recordemos que en Sony, Delphi y otras muchas empresas prometieron “nuevo empleo” en “nuevas empresas” que jamás se abrieron[3].
Los sindicatos han celebrado ruidosamente el “acuerdo” de los 23000 despidos. CCOO proclama que “prioriza la reindustrialización de las plantas para evitar despidos traumáticos y garantizar el máximo de empleos”, UGT promete que “todos los que queramos vamos a tener trabajo» y «las indemnizaciones van a ser cojonudas, cuantiosas, al mismo nivel que las prejubilaciones». CGT, un sindicato que se las da de “radical”, lo ve como “primera fase de la reindustrialización de nuestras fábricas”. Para Anticapitalistas “críticos” de Podemos, el acuerdo “da tiempo para poner en marcha un plan de reconversión sostenible que asegure los 25.000 puestos de trabajo”.
Estos planteamientos son, por una parte, una promesa que jamás se cumplirá, pero, lo peor es que tienden una trampa al proletariado atándolo de pies y manos al carro del capital.
Nos hablan de “futuras empresas”, de “reindustrialización”. Con ello nos quieren convencer que nuestra vida depende de la acumulación, las inversiones, la ganancia del capital y de la economía nacional. Quieren que hagamos nuestras las necesidades del capital. ¡Y tienen la cara dura de presentarse como “anticapitalistas” y “luchadores por el socialismo”!
Ocultan la verdad: la verdad es que el capitalismo está sumido en una crisis brutal posiblemente la peor desde 1929 y que con el COVID 19 amenaza nuestras vidas, y, en esas condiciones, el “horizonte” de “industrializar” y “crear nuevas empresas” es una utopía reaccionaria que nos encadena a lo que le interesa al capital que es “ser competitivos” en la jungla del mercado mundial. Y “competitivos” significa menos empleo, menos salario, menos jubilaciones, peores condiciones de vida. ¡No existe otra forma para que la economía nacional y las empresas puedan mantener sus ganancias y sus posiciones en el mercado mundial!
Y ocultan lo que de verdad necesitamos como clase obrera: luchar por nuestras necesidades humanas de comer, vivir, dar un futuro a nuestros hijos, defender nuestras condiciones de vida, lo que nos lleva necesariamente a enfrentarnos contra el capital y su Estado, a buscar nuestra unidad como clase internacional y desarrollar la perspectiva de la revolución proletaria mundial.
Dentro del aparato político del capital existe un arco iris va desde la extrema derecha a la extrema izquierda, pasando por todos los colores intermedios como el verde de los Ecologistas. En el flanco de extrema izquierda hay grupos como Corriente Roja que reconocen algunas verdades, pero al final ese método acaba siendo el medio para seguir defendiendo el Capital pues no olvidemos que la peor mentira es una verdad a medias[4].
En un texto aparecido en Kaosenlared[5] da como título “Nissan: lo peor de una gran derrota es venderla como una gran victoria”, denuncia que con promesas e indemnizaciones, los sindicatos nos han hecho tragar 23000 despidos. También denuncia el Frente Común que han organizado contra los trabajadores de Nissan los sindicatos, el “independentista” Torra, la ministra Reyes Maroto, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau y la patronal Fomento del Trabajo. Todos se han unido contra la clase obrera.
Alerta de que la derrota en Nissan “deja las manos libres a las patronales del sector para proceder a despidos, reestructuraciones y un empeoramiento general de las condiciones salariales y laborales. Más aún cuando la patronal ha visto la pasividad cómplice con Nissan del Gobierno PSOE-UP y de la Generalitat de Torra y Aragonés”.
Denuncia que los trabajadores de las empresas auxiliares se van a ir a la calle en condiciones mucho peores que sus compañeros de la matriz Nissan. Queremos aquí denunciar una práctica generalizada del Capital en los últimos 30 años dirigida entre otros fines a DIVIDIRNOS: dentro de las grandes plantas de producción, por ejemplo en la industria automotriz, no solo trabajan los obreros de la plantilla de la gran empresa (Nissan, Ford, GM etc.) sino otros muchos trabajadores que pertenecen a cientos de pequeñas empresas. Pero, al mismo tiempo, en polígonos industriales próximos o incluso en otros países, hay una enorme red de empresas auxiliares que realizan partes del carro. Todos estos compañeros tienen condiciones de trabajo mucho peores que sus hermanos de la casa matriz y en caso de despidos sus indemnizaciones son más que miserables.
Sin embargo, los obreros de las empresas matriz no son unos “privilegiados”. Las indemnizaciones como dice Corriente Roja son “pan para hoy y hambre para mañana” pues los empleos que se destruyen o bien nunca serán sustituidos o si se reemplazan es en condiciones de sueldo, trabajo, jubilación, precariedad etc. mucho peores. Desde hace 40 años asistimos a una caída global y permanente de las condiciones de trabajo y vida de toda la clase obrera mundial, aunque en el camino tales o cuales obreros individuales hayan “gozado” de indemnizaciones más o menos jugosas[6].
Todo lo que denuncia Corriente Roja es cierto, pero su trampa, en primer lugar, está en la “explicación” que da de por qué los sindicatos han vendido a los obreros.
En todo momento no habla de sindicatos sino de “direcciones sindicales”. Denuncia la “estrategia sindical para organizar la derrota” diciendo que se trata de una “estrategia de las direcciones sindicales dirigida desde el principio a organizar la derrota y salvar la cara, arte en el que son virtuosos maestros”.
Para embellecer a los sindicatos y mantener la confianza de los obreros en ellos, Corriente Roja, los Trotskistas etc., hablan de una “división” entre la “base” y la “dirección”. La base sería “obrera” y daría a los sindicatos una naturaleza de “órganos proletarios”, mientras que la dirección sería “burguesa”, “traidora”, “vendida” etc.
Con ello ocultan que los sindicatos fueron integrados desde la primera guerra mundial en el Estado convirtiéndose en un aparato integralmente al servicio del Capital[7]. Esos aparatos son una prisión donde los obreros que caen en ella, o bien solo están para obtener algunas ventajas individualistas (residencias de vacaciones, servicios legales etc.) o si quieren defender a su clase se ven obligados a seguir una directrices que van contra ella y contra ellos mismos. La “base” no hace obrero al sindicato sino que es la carne de cañón, la masa de maniobra, que el sindicato utiliza para someter los obreros al Capital y sabotear sus luchas.
Las direcciones sindicales son la estructura jerárquica que el aparato sindical necesita para integrarse en el servicio del Capital y su Estado. Por ello la dirección¡siempre será anti obrera! Los trotskistas, los izquierdistas, presentan regularmente “candidaturas combativas” que pretenden “renovar la dirección” y “ponerla al servicio de la base”. El resultado es que algunos de esos electos se vuelven aún más burócratas que la cúpula sindical o son como un adorno “radical” de la política sindical.
La prueba de la falsedad de las “explicaciones” sobre la “dirección traidora” de Corriente Roja la da ella misma al mostrar que CGT se ha comportado igual que los grandes sindicatos “oficialistas”: “CGT tenía una magnífica ocasión de demostrar que era un sindicato de clase y combativo frente al oficialismo. Sin embargo, lo que hemos visto ha sido su bancarrota como sindicato alternativo” puesto que “En nombre de la «unidad» por arriba con los burócratas, CGT ha firmado todos los comunicados de los comités de empresa, no ha organizado la lucha de las subcontratas, no ha trabajado por organizar una gran manifestación central, ni por bloquear la Zona Franca, ni por impulsar una huelga general. Por el contrario, en el comunicado final da su apoyo al acuerdo de cierre”.
¡Los sindicatos nunca podrán ser reconquistados para la clase obrera! Es otra ilusión desmoralizante que venden Corriente Roja, los trotskistas y demás izquierdistas. Sindicatos “oficiales”, sindicatos “alternativos”, sindicatos “asamblearios”, sindicatos “anarquistas”… todos son sindicatos y, por tanto, aparatos al servicio del capital[8].
La segunda mentira de Corriente Roja y que la coloca en la misma trinchera que Sindicatos, Patronal, Gobierno central y gobierno “independentista” es que presenta la lucha de Nissan como la lucha “de toda la Automoción y la de toda la clase trabajadora catalana. Su lucha era una señal tanto para toda la clase obrera como para la patronal y para los gobiernos y su suerte era determinante para el futuro de la automoción y la industria”
Corriente Roja solo habla de lo mismo que sus “criticados”: el futuro de la automoción y de la industria, el porvenir de la clase obrera “catalana”. Es decir, encierra a los obreros en la cárcel del interés de los sectores productivos, de la nación catalana, de la acumulación de capital.
Corriente Roja no habla para nada del futuro del proletariado, del porvenir terrible que encierra el capitalismo en crisis y descomposición, ni de la defensa de las condiciones de vida y trabajo de los obreros, de su solidaridad, su autoorganización, su unidad internacional… Todo eso es un idioma que Corriente Roja quiere que no hablen los obreros para que sólo hablen de “la industria”, la “automoción”, Cataluña… es decir, el idioma del capital.
A Corriente Roja no le interesa el interés de la clase obrera (que históricamente hablando encierra el porvenir de la humanidad) lo único que le interesa es el Capital Español y esto lo revela cuando lamenta que el acuerdo de Nissan “deja las manos libres al gobierno Sánchez para seguir adelante con un «plan de reconstrucción» a medida de las necesidades de las empresas del Ibex y de las multinacionales extranjeras. Como las del automóvil, que condenan las plantas españolas a montar coches de combustión, mientras reservan las actividades de mayor valor tecnológico y la producción del coche eléctrico para sus países de origen”. ¡Denuncia al Gobierno Sánchez por ser “poco español” y dejar para España los “coches de combustión”. ¡Corriente Roja es tan españolista como Vox!
La “solución” que ofrece Corriente Roja es “solo la nacionalización permitía no sólo salvar todos los puestos de trabajo amenazados, sino también contar con una gran empresa pública que, bajo control de los propios trabajadores, tomara el mando en la tarea de la reconversión ecológica del sector del automóvil y salvara los empleos”.
Con propiedad estatal o con propiedad privada, la clase obrera sigue explotada, sigue sometida al trabajo asalariado, sigue produciendo plusvalía, es decir, sigue bajo las leyes del capital. En el artículo antes citado sobre las luchas en España (ver nota 2) expusimos la denuncia de la trampa de las nacionalizaciones que hicieron nuestros antepasados de la Izquierda Comunista mexicana.
Las nacionalizaciones son un instrumento del capitalismo de Estado, una tendencia universal del capitalismo decadente que prepara la guerra imperialista y hace frente a la crisis y a la clase obrera.
La confusión sofística que hacen los izquierdistas y, en general, la Izquierda del Capital, entre nacionalización y socialismo, se basa primero que nada en la negación de la naturaleza internacional de la revolución proletaria y la monstruosidad del “socialismo en un solo país”. Con el sofisma nacionalización = socialismo nos meten en la cabeza que socialismo sería defender la nación.
Esta falsificación se apoya en una error que se expandió en el movimiento obrero de la Segunda Internacional y que la Tercera Internacional no logró combatir con suficiente fuerza: identificar capitalismo con propiedad privada. Ya Engels combatió ese grave error al señalar que “El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma en propiedad, tanto más se convertirá en capitalista colectivo y tanta mayor cantidad de ciudadanos explotará. Los obreros siguen siendo obreros asalariados, proletarios. La relación capitalista, lejos de abolirse con estas medidas, se agudiza”[9]
Si, en contra del análisis de Engels compartido por Marx[10], se parte de esa identificación propiedad privada = capitalismo se acaba concluyendo que “toda modificación para limitar esa propiedad privada, significaría limitar el capitalismo, modificándolo en un sentido no capitalista, opuesto al capitalismo, anticapitalista” como dice muy claramente nuestro antepasado de la Izquierda Comunista francesa[11] que denuncia que “A esta teoría del Estado capitalista-anticapitalista se apuntan todos los protagonistas "socialistas" de las nacionalizaciones, del dirigismo económico, y todos los hacedores de "planes” y especialmente los trotskistas para quienes “las nacionalizaciones son, en todo caso, un debilitamiento de la propiedad privada capitalista. Aunque no las califiquen -como hacen estalinistas y socialistas- de "islotes de socialismo" en régimen capitalista, están sin embargo convencidos de que son "progresistas".
La clase obrera no debe confiar en nacionalizaciones, promesas de inversión, “planes del Estado”, debe confiar únicamente en su lucha como clase, por reivindicaciones obreras, autoorganizadas en Asambleas Generales fuera y contra de sindicatos y demás servidores del capital, luchas que deben buscar su extensión, construir la unidad de la clase obrera en la perspectiva de la Revolución Proletaria mundial, única salida a la crisis y la barbarie del capitalismo.
Smolny 31-8-20
[1] La Crisis de la Socialdemocracia https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF/La_crisis_de_la_socialdemocracia.pdf [393]
[2] Luchas obreras en España https://es.internationalism.org/content/4600/luchas-obreras-en-espana [394]
[3] Sobre la lucha de Delphi ver nuestras hojas de intervención Delphi: la fuerza de los trabajadores es la solidaridad (https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad [395] ) y Cierre de Delphi: Sólo con la lucha masiva y solidaria seremos fuertes https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes [396]
[4] Para ver quién es Corriente Roja y sus procedimientos “radicales” de engaño leer Corriente Roja gato por liebre https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/348/corriente-roja-gato-por-liebre [397]
[5] https://archivo.kaosenlared.net/nissan-lo-peor-de-una-gran-derrota-es-venderla-como-una-gran-victoria/ [398]
[6] Debemos señalar que esas indemnizaciones no son ningún regalo. Salen de la enorme bolsa que es la plusvalía que globalmente es robada a los obreros, además en la mayoría de los casos si son más “generosas” es como arma política para mejor dividir a los obreros, poner fin a sus luchas o evitar que vayan demasiado lejos.
[7] Ver nuestra Serie Los sindicatos contra la clase obrera (https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [383] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [384] y https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [399]) y Apuntes sobre la Cuestión Sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [9]
[8] Ver ¿Es posible un nuevo sindicalismo? https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/390/es-posible-un-nuevo-sindicalismo [400]
[9] Del socialismo utópico al socialismo científico https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/3.htm [401]
[10] Ver la Crítica del programa de Gotha https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/critica-al-programa-de-gotha.htm [402] . Ver igualmente Comunismo contra socialismo de Estado en nuestra Serie sobre el Comunismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199412/1845/ix-comunismo-contra-socialismo-de-estado [403]
[11] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [368]
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El movimiento obrero chileno (y mundial en realidad) se encuentra en una encrucijada difícil, pues pese a que día tras día los ataques económicos del capitalismo se intensifican en contra del proletariado los trabajadores no logran responder mediante sus propios métodos políticos de lucha proletaria: huelgas salvajes, asambleas, comités delegados revocables y extensión de la huelga mediante delegaciones. Esto debido a que se ve influenciado por las ideologías reaccionarias de la burguesía y pequeñoburguesa (patriotismo, feminismo, ecologismo , democratismo , etc.) lo que hace que finalmente los obreros caigan en las trampas de las luchas parciales (luchas indígenas ,estudiantiles , de minorías sexuales , ecológicas , etc.) y de las revueltas populares multiclasistas , o sea , luchas caóticas , sin orden y sin futuro donde la violencia y los saqueos del lumpen tiene un papel activo y en donde individuos capitalistas “bondadosos y humanitarios” muestran incluso su simpatía , movimiento contaminados por ideologías reaccionarias ajenas al proletariado y en donde los trabajadores no luchan de forma autónoma , o sea como una sola clase mundial que no reconoce patrias, sino que se unen a la pequeño burguesía local mediante el “pueblo” , “la ciudadanía” y la “patria chilena” , dejándose influenciar por su ideología capitalista y finalmente siendo completamente derrotados .
La revuelta multiclasista-popular de octubre dio alas a la ideología pequeñoburguesa y supuso finalmente un golpe al movimiento obrero, quedando aún más atomizados y derrotados que antes[1]. ¿Y, finalmente, en que quedó la famosa “¿revolución?” chilena de octubre, llamada así por la izquierda y extrema izquierda del capital, meses después? Pues en nada realmente, el capitalismo sigue intacto, los obreros siguen sometidos a las atrocidades de la flexibilización y precarización, el estado burgués se mantiene intacto y de hecho gracias al lumpen reaccionario y anárquico muchos puestos de trabajo fueron destruidos, lo que aumentó el desempleo entre la clase obrera. Lo único que se consiguió de esa fatídica “revuelta popular” fue lograr una “Asamblea constituyente[2]”, pero debemos recordarle a los trabajadores que la asamblea constituyente y una nueva constitución no hacen más que revalidar el poder de la burguesía y su estado , no beneficiaria en nada a la clase obrera el hecho de que se realice o no la famosa “asamblea constituyente” que es tan apoyada por la izquierda del capital y sus sindicatos , de hecho , la socialdemocracia rusa y la burguesía buscaban destruir al proletariado insurgente y sus consejos obreros mediante la asamblea constituyente convocada por los mencheviques[3]. Todo esto demuestra lo que ya se ha dicho antes: los obreros deben luchar a muerte contra la ideología tóxica de la pequeña burguesía ni tampoco luchar bajo las banderas patrias del estado capitalista, atrapado en el “pueblo” y de la mano junto a capas no explotadoras, pues no conseguirán nada y solo serán derrotados.
De la misma forma los trabajadores deben recordar que los sindicatos (desde los tradicionales como la CUT a los más radicales) son instituciones del capitalismo que, junto con la izquierda, defienden la sociedad burguesa[4]. Por ende, las huelgas sindicales-legales que paralizan solo una determinada empresa o sector no le sirven en absoluto a la clase trabajadora, solo la desmoraliza y aísla del resto del movimiento obrero, todas las huelgas sindicales llevan a la derrota de la clase trabajadora.
La actual pandemia más la futura crisis económica que seguirá a esta no demuestran más de que el capitalismo mundial es un sistema moribundo que amenaza la propia existencia humana y que los obreros a escala internacional necesitan unirse y desarrollar una praxis revolucionaria, basada en el marxismo, para acabar con este sistema.
El desempleo, el hambre, la miseria y la muerte es lo que más se ha visto como consecuencia de la pandemia entre los trabajadores, en los barrios obreros los proletarios viven en la constante desesperación y angustian tanto mental como física , el mundo empresarial-burgués están en un campo de batalla , por un lado las empresas que han cerrado para evitar el aumento de la pandemia han tendido a despedir trabajadores y a bajar los salarios de los que aún siguen , lo que ha hecho que la pobreza y la miseria aumente entre el proletariado , por otro lado las empresas que siguen funcionando y actúan de manera desafiante a la pandemia arriesgan la salud y vida de los trabajadores ya empobrecidos , como sea en ambos bandos los obreros son quienes pierden. En los barrios proletarios, para acabar con el hambre, se ha llegado a recurrir incluso a ollas comunes que nos traen los peores recuerdos de las crisis económicas de los 30’, demostrando que el único futuro que el capitalismo les promete a los obreros es la máxima miseria y barbarie.
De la misma forma los proletarios que trabajan en los servicios que son imprescindibles para la sociedad en estos momentos , principalmente en los sistemas de salud y educación , se han visto expuestos a una sobrecarga y explotación laboral nunca antes vistas , y es que en los hospitales no solo la gente enferma sufre sino también los propios trabajadores de la salud también sienten un gran calvario pues la falta de recursos e instrumentos más el aumento de casos y por ende trabajar muchas más horas hacen que los trabajadores hayan llegado a su límite.
De la misma forma los docentes de la educación , para poder realizar a cabo sus actividades económicas en los tiempos impuestos por las autoridades , han tenido que trabajar largas horas durante las madrugadas , e incluso los profesores y trabajadores de la educación que trabajan más que en un solo colegio o establecimiento han colapsado , durante horas y horas sin descanso los profesoras revisan exámenes y programan sus asignaturas , pues si antes de la pandemia la sobrecarga laboral de los docentes era alta ahora en la pandemia se multiplico.
La lista de trabajadores que ven arriesgada su salud, desde la perspectiva de la pandemia o de la sobrecarga, es amplia. Aunque los trabajadores de salud y educación son los más afectados no son los únicos, los trabajadores de reparto a domicilio o de las industrias alimentarias también se han visto muy dañados. Debido al confinamiento las calles están más vacías, lo que hace que los criminales y delincuentes tengan mayor actividad, eso hace que los trabajadores de reparto a domicilio o los obreros que viven en los barrios sean constantemente amenazados por el lumpen, ya ha habido muchos trabajadores que han sido asaltados e incluso heridos, así que incluso hasta en el tema de la propia seguridad el capital amenaza al proletariado
El gobierno derechista de Sebastián Piñera ha sido completamente impotente en enfrentarse a la pandemia, lo cual tampoco es una gran novedad ya ningún gobierno burgués en el mundo ha sabido manejar esta situación sin atacar o empeorar la vida de los trabajadores , debido a que la pandemia ha atacado y puesto a prueba una base fundamental del capitalismo : las fuerzas productivas , si las fuerzas productivas no trabajan el capital muere , pero si los obreros van al trabajo arriesgan su vida y las pandemias han muerto , ningún gobierno capitalista ha sabido superar esa contradicción .
Sin embargo, la izquierda del capital ha aprovechado para realizar nuevamente su campaña de defensa del capitalismo con “argumentos progresistas”, haciéndonos creer que la culpa de que los trabajadores estén sufriendo hoy la tiene el gobierno y no el sistema capitalista mundial que va más allá de cualquier estado o gobierno de turno y por ende lanzan llamados como “renuncia Piñera”. No hay que olvidar que todos los gobiernos son servidores incondicionales del capitalismo mundial, desde gobiernos de extrema izquierda a extrema derecha pues independiente del gobierno que salga la maquinaria estatal y sus instituciones siguen intactas y por ende el capital también, los obreros son atacados por la izquierda y por la derecha que no son más que distintas facciones de la burguesía y que por ende los ataques que los trabajadores reciben del capitalismo no se resuelven en las elecciones sino en la huelga , organizados en los centros de trabajo y calles. Los trabajadores deben enfrentarse a esta campaña de la izquierda y extrema izquierda del capital y recordarles que bajo los gobiernos izquierdistas el capitalismo y las malas condiciones de vida eran igual de malas que ahora.
Ya hemos explicado que los obreros unidos a la patria y la pequeña burguesía en el “pueblo” o la “ciudadanía” es una derrota asegurada para los trabajadores y que por esa misma razón las revueltas populares y luchas parciales interclasistas no son una opción, de la misma forma también explicamos que las huelgas sindicales también son una derrota asegurada para el proletariado. Entonces la solución es:
Esa es la auténtica forma de lucha proletaria, no existe otra, así es como lucha el movimiento obrero en esta época de decadencia y descomposición capitalista que amenaza la vida de la humanidad completa, además así es como los obreros no solo conseguirán mejoras económicas, sino que también lograrán tomar el poder y realizarán la revolución mundial.
De la misma forma los trabajadores debemos combatir profundamente los saqueos y robos que se realizaron en los barrios, producto del hambre y la desesperación por parte principalmente de los desempleados. Aunque entendemos perfectamente que debido a la horrible situación socioeconómica que vive la clase trabajadora muchos obreros y desempleados recurren al robo y saqueos de camiones de comida la verdad es que el saqueo y el robo no son métodos obreros, sino métodos lumpenes y por ende que no tienen nada que ver con el proletariado. Una autentica forma de que los desempleados de los barrios obreros luchen contra el hambre es mediante asambleas y comités de delegados (Como se expuso antes) y ganar a la lucha a los trabajadores de los supermercados e industrias alimentarias para que realicen una huelga de solidaridad apelando a la solidaridad de clase.
Rodrix 03-08-20
[1] Ver Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [161] y Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [167]
[2] Ver Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [160]
[3] Para comprender la trampa de la Asamblea Constituyente contra la revolución proletaria en Rusia 1917, ver ¿Qué son los consejos obreros? (IV) - 1917-21: los soviets tratan de ejercer el poder https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [233]
[4] Ver las primeras entregas de nuestra Serie Los sindicatos contra la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [384] y https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [383]
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Desde la victoria de Alexander Lukashenko en las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020, una victoria ligada a un fraude masivo y a la intimidación, la población ha salido a la calle, siguiendo los llamamientos de la oposición. Decenas de miles, agitando la bandera nacional, han protestado contra el régimen y exigiendo "elecciones libres". Antes de las elecciones, la principal candidata de la oposición, Sviatlana Tsikhanouskaya, ya había atraído a grandes multitudes a sus mítines. Poco después de que se anunciaran los resultados de las elecciones, los sindicatos vinculados a la oposición convocaron una huelga general. Al igual que las manifestaciones, las huelgas se han extendido por todo el país, incluso en fábricas emblemáticas como la de Bel AZ (maquinaria minera) y MTZ (tractores). El "último dictador de Europa", en el poder desde hace un cuarto de siglo, ha reprimido brutalmente las manifestaciones, multiplicando las detenciones y la represión (algunas de las cuales han provocado muertes).
Lukashenko, el líder de un país bajo la influencia rusa tras la implosión de la URSS está hoy en día bajo asedio. Hace treinta años, los regímenes de Europa del Este se derrumbaron uno tras otro, lo que es una expresión aplastante del desorden del aparato estatal llamado "soviético" y de la bancarrota de su estrategia imperialista[1]. Pero el régimen ha permanecido en el poder, principalmente a través de una feroz represión. El hecho de que el último vestigio del estalinismo en Europa Oriental se esté sacudiendo hoy en día demuestra que un anacronismo está a punto de terminar bajo los repetidos golpes del mismo proceso de desintegración de las alianzas imperialistas que llevó a la desaparición del bloque oriental. Una vez más un país en situación estratégica en lo que respecta a Rusia espera acercarse a Occidente, lo que genera cada vez más caos, a imagen de la actual dislocación de Ucrania[2].
La oposición pro- occidental, encabezada por Tsikhanouskaya, ha aprovechado la calamitosa situación económica (desempleo masivo, creciente inseguridad laboral, etc.) y la desastrosa gestión de la pandemia del COVID por parte del gobierno, para sacar a la población a la calle y llamar a la huelga. Pero la clase obrera no tiene nada que ganar si se deja arrastrar a los conflictos entre facciones de la burguesía bielorrusa, cada una de ellas apoyada por buitres imperialistas dispuestos a abatir a su presa.
¡Al contrario! Todas las llamadas "revoluciones" para liberarse del "comunismo" o del gran hermano ruso han terminado con regímenes democráticos no menos burgueses, regímenes de explotación que, bajo el látigo de la crisis, han empeorado aún más las condiciones de los explotados. Todas las supuestas revoluciones en favor de la democracia han sido teatro de maniobras imperialistas particularmente cínicas: cuando no era el bloque occidental el que utilizaba sus peones para debilitar el campo contrario, era la URSS la que empujaba a los dirigentes a hacerse a un lado para mantener su influencia, como en 1989 cuando el "socialista" Ceausescu fue expulsado para dejar paso a una camarilla pro- rusa. En 2004, mucho después de la implosión de la URSS, la "Revolución Naranja" estalló en Ucrania, llevando al poder a elementos pro- occidentales profundamente corruptos como el “apparátchik”[3] Viktor Yushchenko y la "princesa del gas" Yulia Tymoshenko. La "Revolución Naranja" provocó una guerra civil, la intervención militar rusa, la fragmentación del país y el caos general y la pobreza[4]. Hoy en día, estos países están dirigidos en su mayoría por regímenes autoritarios que presiden las deplorables condiciones de vida y el desempleo masivo.
En Bielorrusia, la burguesía pro- europea también está utilizando a la población como un factor para maniobrar contra el gobierno existente. El 14 de agosto, tras haber huido a Lituania, Tsikhanouskaya anunció la creación de un "Consejo de Coordinación" para asegurar una transferencia pacífica del poder y la celebración de nuevas elecciones. Para el ala democrática de la burguesía, se trata de sacar a Lukashenko del poder y alistar a la clase obrera con la promesa de elecciones. Pero las elecciones no significan nada para el proletariado, ya sea que se lleven a cabo según las "normas internacionales" (como exige el Consejo de Coordinación) o que sean abiertamente fraudulentas, siguen siendo una pura mistificación, cuya única función es reducir al proletariado a la impotencia. Al final, son la burguesía y sus intereses de clase los que los ganan. Las contradicciones del capitalismo no desaparecen; la explotación de los trabajadores, la pobreza y la guerra no se desvanecen simplemente porque la burguesía haya organizado "elecciones libres".
Basta con mirar el pedigrí del "presídium" del consejo de coordinación para reconocerlo. Aparte de Tsikhanouskaya, que se ha apresurado a tomar contacto con las cancillerías occidentales para respaldar su "revolución", la personalidad más visible no es otra que Svetlana Alexievitch, anteriormente una escritora muy disciplinada bajo Brezhnev y miembro de la Unión oficial de escritores soviéticos, que cambió convenientemente de opinión y denunció a los "rojos", lo que le valió el Premio Nobel de Literatura en 2015. En el consejo también hay abogados, un sindicalista (líder del comité de huelga del MTZ), un ex - ministro (Pavel Latushko, otro que ha sentido el cambio de viento) y un líder del Partido Cristiano Demócrata de Bielorrusia, una organización de homófobos fanáticos.
Pero ¿no hay huelgas en las fábricas? Los comités de huelga y las asambleas generales, ¿no son la prueba de que estamos asistiendo a un movimiento proletario? Es el argumento de los partidos de izquierda, en particular de los trotskistas[5]. Pero no basta con que los trabajadores estén presentes en una movilización para hacer de ella un movimiento de la clase obrera. En realidad, las huelgas fueron totalmente pilotadas por los sindicatos, en particular por el Congreso Bielorruso de los Sindicatos Democráticos cuyo objetivo, preocupado por el "futuro del país", es asegurar "una rápida transferencia de poder" y "ayudar al país a salir de su aguda crisis política"[6]. Fueron los sindicatos, perros guardianes del capital, los que convocaron las asambleas e impulsaron las huelgas con el único objetivo de obligar a Lukashenko a dimitir. El Congreso de Sindicatos Democráticos de Bielorrusia también está vinculado a muchas organizaciones sindicales internacionales (Confederación Sindical Internacional, Organización Internacional del Trabajo) y se beneficia de la larga experiencia de estos organismos sindicales en el control de la clase obrera y el sabotaje de sus luchas.
Estas huelgas no son ni un "paso adelante" ni la premisa de un movimiento de clase. Es un terreno podrido que desarma al proletariado a todos los niveles, que lo entrega con las manos atadas a la burguesía. Además de las ilusiones que está sembrando en la propia Bielorrusia, la clase dominante también la utiliza en todo el mundo para hacer creer a los trabajadores que la democracia burguesa es el objetivo más elevado de la política.
La clase obrera no puede elegir un campo burgués contra otro, no puede dejarse arrastrar detrás de los sindicatos o de los partidos burgueses más "democráticos". Los ataques contra las condiciones de vida y de trabajo lanzados por el régimen de Lukashenko son los mismos que los gobiernos democráticos están imponiendo en todo el mundo. El capitalismo es un sistema en crisis que no tiene nada más que ofrecer a la humanidad.
La única alternativa al deslizamiento del capitalismo hacia la barbarie es la revolución proletaria mundial, que es la única ruta hacia una sociedad verdaderamente comunista. Pero el camino que conduce a ella es largo, difícil y tortuoso. La clase obrera solo puede emprender este camino luchando por sus propias reivindicaciones, sobre todo contra la política de austeridad del Estado, para poder armarse con la experiencia de la confrontación con la burguesía y los obstáculos que ésta pone constantemente en su camino, como el sindicalismo y la defensa de la democracia. Es fundamental que el proletariado saque las lecciones de estas luchas para recuperar su identidad de clase y preparar el terreno para las futuras luchas revolucionarias.
Pero para avanzar en esta dirección, también es indispensable que la clase se apropie de las lecciones de las luchas pasadas, como las de Polonia en 1980[7].
Hace 40 años, una huelga que comenzó en los astilleros de Gdansk se extendió como un incendio forestal por todo el país. Las asambleas generales eran realmente masivas y soberanas. Las negociaciones con el gobierno de Jaruzelski se celebraron en público y no en alcobas estatales secretas. La huelga masiva fue finalmente derrotada por el sindicato "libre y democrático" Solidarnosc que llevó a los trabajadores a las fauces de la represión. Tras la caída del bloque oriental, las primeras elecciones "libres" (y las generosas finanzas americanas) llevaron al líder de Solidarnosc, Lech Walesa, a la presidencia del país. Bajo su gobierno, las políticas de austeridad se multiplicaron.
Democráticas o autoritarias, de izquierda o de derecha, todas las facciones de la burguesía son reaccionarias, incluso cuando están dirigidas por un profesor de inglés aparentemente simpático. Hoy en Bielorrusia, como ayer en Polonia, ¡los explotados no tienen nada que ganar con unas elecciones supuestamente libres! ¡Con Tsikhanouskaya o Lukashenko, es la misma explotación capitalista!
EG, 31.8.20
[1] Ver nuestras Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [139] y, para un marco global de análisis, nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[2]Volveremos en otro artículo sobre las apuestas imperialistas en Bielorrusia y el peso de la descomposición en estos acontecimientos. El intento de asesinato de Alexei Navalny, un opositor pro- europeo de Vladimir Putin forma parte de la misma dinámica de rivalidades imperialistas.
[3]Término en ruso que designa a un funcionario de la administración soviética
[4] Ver Sobre la “revolución naranja” en Ucrania - La cárcel del autoritarismo y la trampa de la democracia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1048/sobre-la-revolucion-naranja-en-ucrania-la-carcel-del-autoritarismo [406]
[5]Aquí es muy lamentable que esta visión deformada de la lucha de clases haya sido retomada en el seno del medio político proletario a través de declaraciones que ven esta movilización de los trabajadores como un "primer paso adelante" en lugar de denunciar la naturaleza burguesa del movimiento y la muy peligrosa trampa que representa para el proletariado. En un artículo "Entre las disputas imperialistas y los movimientos de clase", los camaradas de la Tendencia Comunista Internacionalista afirman que "la única nota positiva es la amplia participación de la clase obrera. El paro de la producción y la interrupción de la cadena de explotación es el único elemento genuinamente de clase en el movimiento; obviamente, sin embargo, esto no es suficiente. Es un buen comienzo, por supuesto, pero se necesita más".
[6]Alexander Yaroshuk , sobre la creación de un comité nacional de huelga: “¡la postergación es la muerte!", de una entrevista del 17 de agosto en el sitio Belarus Partisan retransmitida a través del sitio Médiapart
[7] Ver Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [302]
El pasado domingo 18 se produjeron violentos incidentes, hubo al menos un manifestante asesinado por los Carabineros, se produjeron manifestaciones “festivas”... para conmemorar algo que el proletariado no tiene nada que celebrar, sino al contrario, que denunciar: las revueltas populares interclasistas que fueron una protesta nihilista, sin ningún porvenir, que fueron impotentes frente a la represión, que diluyen al proletariado en una masa amorfa que se convierte en víctima de la manipulación de la burguesía que los utiliza para sus intereses y reforzar la explotación, la miseria y la barbarie.
El próximo domingo 25 se celebra un referéndum para formar una asamblea constituyente que promete nada menos que una "verdadera democracia" eliminando "definitivamente" las "concesiones" a la dictadura de Pinochet.
En primer lugar, se trata de un engaño vil. Hay una total continuidad entre el Estado abiertamente dictatorial y el Estado que adopta el disfraz democrático. Por ello las promesas de una "verdadera democracia" no hacen sino hacernos correr tras una utopía reaccionaria que solo desmoraliza.
En segundo lugar, en esta “consulta popular” “hablan” individuos atomizados, vistos como “ciudadanos” de la “patria chilena” donde se borra lo único que es real: la división en clases de la sociedad, solo el proletariado puede con su lucha de clase dar una perspectiva frente a un mundo que, como vemos con la grave crisis del COVID, se hunde en una barbarie creciente y solo ofrece desempleo, miseria, destrucción, caos.
Frente a esa ceremonia de la confusión que solo favorece a la burguesía y la explotación capitalista, que refuerza la ruta terrible hacia la barbarie, alzamos la voz de textos que hemos publicado sobre la situación en Chile, donde denunciamos esas mentiras, trampas y maniobras del Estado Capitalista.
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Durante el mes de septiembre, en Chile como en varias partes de Latinoamérica, se celebran las famosas "fiestas patrias" o las celebraciones del día de la independencia, en donde se celebran las victorias de las fuerzas latinoamericanas en contra del colonialismo europeo. Para ser más precisos, acá en Chile el 18 de septiembre se celebra la primera junta nacional de gobierno y el 19 de septiembre las glorias de las fuerzas armadas. Pero ¿deben participar los obreros en esas malignas y venenosas "Fiestas patrias"? ¿tienen los proletarios algo que celebrar o alguna patria que defender? ¡Nuestra respuesta como comunistas internacionalistas es un gran y claro NO!
Evidentemente los únicos que ganaron durante las guerras de independencia fueron la clase burguesa republicana-progresista, que durante ese periodo estaba en periodo de ascensión, pues la revoluciones francesas y americanas abrieron las puertas para que las revoluciones burguesas triunfaran alrededor de los países más desarrollados, como también en varias de sus colonias. Durante ese periodo de las triunfantes revoluciones burguesas el capitalismo se consolidó como el nuevo modo de producción y la burguesía ya había cumplido su papel revolucionario en la historia de la lucha de clases. Una vez que en 1818 la guerra de independencia terminó y se proclamó el acta de independencia el estado chileno formalmente nació, y con ella la burguesía se consagró como la clase dominante y su estado chileno como arma para su dominio.
Desde entonces el estado chileno, con sus innumerables aparatos instituciones de propaganda que tiene como la televisión, los diarios, la radio, etc. , han bombardeado al proletariado con las reaccionarias ideologías del patriotismo , nacionalismo y el MILITARISMO , donde se le cuentan innumerables patrañas ideológicas como la de "unidad nacional del pueblo chileno" o "todos somos hermanos y nos sentimos orgullosos de Chile" o el clásico "todos somos chilenos" . En absoluto, contrario a las mentiras democráticas de la burguesía, nosotros decimos que los proletarios no tienen absolutamente nada que celebrar e incluso se deben abstener de participar en estas anti- proletarias fiestas, pues los obreros de todo el mundo siguen siendo explotados y humillados bajo la esclavitud asalariada, esa esclavitud asalariada que se oculta precisamente detrás de las banderas y fiestas patrias burguesas. El estado democrático chileno y su economía están bañados en sangre proletaria ¿acaso no fue el estado chileno y sus gloriosas fuerzas armadas quienes masacraron a los obreros del salitre por exigir mejores condiciones?[1] , ¿acaso no fue el estado chileno imperialista quien mediante su propaganda militarista reclutó a miles de obreros y campesinos pobres en el ejército para que participaran en la carnicera guerra del Pacifico y se enfrentaran contra sus hermanos de clases de Bolivia y Perú por intereses capitalistas? , ¿acaso no es el estado chileno con sus policías los que reprimen , encarcelan y ejecutan a trabajadores que se van a la huelga? Esos crímenes del estado chileno cuentan con el completo silencio de la burguesía y sus medios propagandísticos a la hora de celebrar sus fiestas de independencia[2].
Y como todas las ideologías reaccionarias se complementan y están unidas el patriotismo siempre ha ido de la mano con su viejo amigo: EL MILITARISMO, y es que el 19 de septiembre, un día después de la junta nacional de gobierno, se celebran los días de glorias del ejército , como si los obreros tuvieran que celebrarle algo a los perros guardianes de la burguesía y el estado que históricamente los han reprimido y asesinado. Así vemos como todas las instituciones del estado se alinean a la hora de propagar la ideología militarista entre la clase obrera, un buen ejemplo de esto son las escuelas y universidades, donde a los niños y jóvenes se les adoctrinan desde edades tempranas ideologías completamente nacionalistas-militaristas. En todas partes del mundo las fuerzas armadas están al servicio de la sociedad burguesa y su "orden" criminal, pues estas instituciones fueron creadas precisamente para proteger a la maquinaria estatal, por ende, el proletariado mundial debe luchar por la abolición de esta institución, desarrollando sus propias milicias, que son trabajadores armados al servicio de los consejos obreros y la revolución mundial.
Frente al patriotismo burgués, los obreros chilenos no deben caer en ilusiones como la plurinacionalidad, el indigenismo[3] (la cual busca un acuerdo entre las burguesías de las distintas naciones en un país, en desmedro de todo el proletariado) o el "latinoamericanismo" que tanto le gusta a la izquierda. Este último es bastante nocivo pues da la ilusión de que una Latinoamérica unida podría "hacerle frente al imperialismo" y "salir del subdesarrollo". Esta no puede ser una idea más lejana a la verdad, si la "Latinoamérica unida" de la que hablan no es más que el sueño imperialista de la burguesía latinoamericana que inútilmente busca alcanzar a los países más avanzados. Para Bolívar y sus amigos era fácil imaginarlo, si eran todos españoles nacidos en América era fácil para ellos llegar y declararse "latinoamericanos" e "independientes", pero la verdad es que lo único que une a los proletarios de las distintas etnias americanas es una historia compartida de explotación colonial e imperialista que hoy también comparten con los proletarios del mundo entero. Entonces, la única respuesta que es parte de una alternativa revolucionaria es el verdadero internacionalismo proletario, no solo en palabras, sino que en acción y organización, ya basta de desmembrar al movimiento obrero entre distintas nacionalidades, etnias y países, avancemos en su realización como movimiento internacional de la clase.
Para concluir , podemos decir que en este periodo de decadencia capitalista , donde el estado cada vez se hace uno con el capitalismo y por ende se vuelve más y más totalitario , el patriotismo juega un rol principal a la hora de defender el modo de producción capitalista y preparar a los proletarios para una futura guerra imperialista , pues adoctrina a los trabajadores a "defender la patria" y a "Sentirse orgullosa de ésta" con el único objetivo de defender la explotación asalariada y la acumulación de capital. Pero en contra de este peligroso veneno ideológico llamado patriotismo (y del militarismo que siempre van juntos) nosotros los trabajadores revolucionarios debemos decirle fuerte y claro a todo el proletariado que ¡LOS TRABAJADORES NO TIENEN PATRIA! y que ¡LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL BUSCA ABOLIR TODOS ESTADOS A FAVOR DE LA DICTADURA INTERNACIONAL DE LOS CONSEJOS OBREROS Y DE LA COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL! Por ello los trabajadores del mundo debemos RECHAZAR estas rancias fiestas patrias del capital e incitar a sus compañeros de clase a hacer lo mismo, Los trabajadores no tienen nada que celebrar. Su fuerza no está en actos simbólicos, celebraciones folklóricas etc. Su fuerza está en luchar contra la explotación capitalista en la perspectiva de su abolición en todo el mundo y para ello el medio es la huelga de masas que surge fuera y contra los sindicatos, que se extiende, busca su unificación como clase y se organiza en Asambleas Generales, comités elegidos y revocables y en una situación prerrevolucionaria en la formación de Consejos Obreros.
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNIOS!
Rodrix & Lucas
[1] Ver El movimiento obrero en Chile a principios del siglo XX https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx [410]
[2] Olvidan por ejemplo la masacre de proletarios en la que se complementaron, aunque fueran rivales por la disputa del poder del Estado capitalista, Allende y Pinochet en 1970-73. Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [408]
[3] Ver Indigenismo y luchas campesinas en América Latina /content/2870/indigenismo-y-luchas-campesinas-en-america-latina [411]
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Para enfrentar la catástrofe sanitaria producida por la pandemia, a la burguesía “no le quedaba otra alternativa” que decretar el confinamiento de más de la mitad de la población mundial, cerca de cuatro mil millones de seres humanos. Si esta actuación se les hizo necesaria se debió a la incapacidad de los estados y sus sistemas sanitarios para poder limitar la amplitud y la propagación de la epidemia de Covid-19; lo que ha permitido ver que el verdadero interés de la burguesía ha sido proteger su economía todo lo posible y limitar al máximo la caída de sus beneficios. No hay duda; la clase dominante se planteó seriamente permitir que la epidemia se extendiera por el conjunto de la población de manera que sobrevivieran únicamente los más resistentes. Pero el riesgo de que la pandemia derivara en una situación aún más dramática era grande; o sea que la economía se hundiese en una situación aún más dramática. Finalmente casi todos los Estados se decidieron a aplicar la “táctica del confinamiento”, es decir que dada a la incapacidad de hacerle frente y la impotencia para dar una respuesta sanitaria diferente, había que volver a las prácticas de la Edad Media: aislar, marginar, encerrar en sus casas a las personas de mayor riesgo de contagio -“posibles apestados”-; la diferencia está en que ahora están ampliando esas prácticas a toda la población mundial.
El encierro obligatorio de áreas enteras de la población mundial, donde la mayoría vive hacinada, en condiciones precarias e insalubres, en alojamientos minúsculos, en peligrosa promiscuidad dentro de megalópolis con millones de personas, no ha hecho sino agravar una situación ya de por sí muy difícil para vivir. Quien más duramente sufre las consecuencias del confinamiento es la clase de los asalariados, los explotados que están padeciendo en sus carnes la brutalidad de las medidas y sus consecuencias. En las zonas subdesarrolladas como en África, América Latina o incluso Asia, las condiciones de vida de millones de obreros están en una situación insostenible y el confinamiento agrava aún más las cosas.
El aislamiento, la falta de contactos sociales, la promiscuidad, la alteración de los desplazamientos y de la movilidad han provocado graves efectos psicológicos y físicos en la salud de las poblaciones.
En estas condiciones los traumatismos del confinamiento que sufren los explotados no son comparables con los que puede padecer la clase burguesa en sus grandes mansiones, dotadas de mayor confort material. El confinamiento tiene aún que poner ante la luz pública la escandalosa y repulsiva iniquidad de la sociedad burguesa dividida en clases sociales antagónicas.
Contrariamente a lo que la burguesía nos quiere meter en la cabeza, no todos sufrimos igual los dramas de la vida, sucede lo mismo ante las consecuencias del confinamiento. En la sociedad capitalista son siempre los proletarios quienes pagan más directa y duramente en su carne y en sus condiciones de vida los dramas que engendra este pútrido sistema. En la clase de los explotados los más débiles, los que han acabado siendo los “inútiles” y los “indeseables” a los ojos del capitalismo son quienes sufren en primer lugar las consecuencias de la inhumanidad y la barbarie de este sistema.
Como escribió Rosa Luxemburgo -1912 - en El Asilo de noche: “los proletarios pierden poder adquisitivo cada año y se alejan cada día más de las condiciones de vida logradas por la clase obrera, para acabar hundidos en el pozo de la miseria. Caen silenciosamente, como desechos, en lo más bajo de la sociedad. Igual que trastos viejos, inútiles, a quienes el capital no puede extraer una gota más de sudor, detritus humanos a quienes con una escoba podría barrer”. Encima de la miseria material, el podrido capitalismo prosigue incrementando la marginación, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de las personas mayores, el sufrimiento psíquico…; sembrando la desventura en nombre de la libertad de empresa, en nombre de la obligación de trabajar y de dejarse explotar para lograr vivir. Son los lazos humanos dentro de la clase obrera, concretamente los lazos afectivos y de solidaridad, los que el capitalismo destruye con su fiera rabia, sacrificando la vida y la salud de los explotados en el sagrado altar del beneficio. Hipócritamente, la clase dominante nos cuenta que lo hace para proteger a los más débiles, a los ancianos, a los niños más necesitados mintiendo vergonzosamente. Prosiguen las políticas de desmantelamiento y destrucción de los servicios que podrían conceder un mínimo de seguridad a la clase obrera, incrementando aún más su explotación. Todo esto lo tapan desarrollando masivamente sus campañas ideológicas. Durante la pandemia la burguesía no ceja en su propaganda de que el Estado se ocupa de los más vulnerables, cuando la realidad es que él mismo es el responsable de la calamidad social psíquica y sanitaria provocadas por la pandemia.
En las Residencias de la tercera edad de todo el mundo el drama humano es total. Al comienzo se silenció, obligados por el estado burgués, pero rápidamente se hizo visible la sórdida realidad a medida que iban aumentando los infectados, los muertos, y no pudieron disimularla durante más tiempo. Hoy se cuentan por decenas de miles los muertos contabilizados diariamente; por ejemplo, en los establecimientos franceses el número pasa de los diez mil. En España, al menos las cifras que tienen cierta credibilidad informan de que el número de cadáveres supera los de otros países de la UE; muchos de estos cadáveres descubiertos en las habitaciones de las residencias, abandonados en las propias camas desde hacía varios días. Dramas idénticos se han dado y están ocurriendo en muchos otros países, recordándonos hasta qué punto los “viejos” no son para el capitalismo otra cosa que bocas superfluas que alimentar y que es necesario apartarlos de la sociedad, adelantando su muerte.
A lo anterior, hay que sumar los que han muerto solos en su domicilio, abandonados a su suerte. La falta de protección económico-social a las residencias y la de asistencia organizada a las personas mayores que vivían en la pobreza ha provocado una auténtica masacre en ese umbral de la población. El cinismo de la burguesía es tal que niega su responsabilidad, que únicamente a ella le compete, ante este sin número de desgracias y situaciones que ya conocía de antemano.
Las Residencias para “enfermos terminales” (unas 700.000 solamente en Francia donde la población residente en estos establecimientos ha aumentado un 90,3% en una década), donde permanecen sin protección adaptada y especialmente fragilizados, millones de personas en todo el mundo, están siendo presa fácil para el ataque de los virus.
Por otra parte, aunque con el mismo retraso que para el resto de la población, han optado por confinarles, por aislarles en su habitación prohibiéndoles todo contacto con el exterior, incluso con los de su propia familia, sus parientes y amigos más capacitados pero que residen en otros lugares. Lo mismo ocurre en los orfanatos, las prisiones, los campos de refugiados, los centros de emigrantes y otros centros de atención juvenil. Las residencias de pensionistas y tercera edad son los centros de mayor propagación de contaminación y más teniendo en cuenta que estas personas están fragilizadas por la edad o la enfermedad.
Pero no se detiene ahí el drama humano sino que lo desarrolla: más que las consecuencias que la pandemia misma trae, estos seres humanos, a quienes se les dice que si se les aísla “es por su propio bien”, están también condenados a sufrir una tristeza y una desesperación profunda al verse separados de todo contacto con sus parientes; y a esto es a lo que los “especialistas” denominan públicamente “la depresión de la ancianidad”. Esto es lo que la sociedad capitalista les inflige provocándoles un sentimiento profundo de abandono y soledad: pierden totalmente el interés por la vida e incluso por la propia identidad. Es muy cierto que además de todos los que mueren por la pandemia, hay que sumar aquellos que simplemente se dejan morir de tristeza y soledad en un rincón.
En esta tesitura, las familias han experimentado la brutalidad de esta sociedad cuando en sus intentos por aportar algo de ayuda o apoyo, han sido multados: es el caso de una persona que se atrevió a romper el encierro para recorrer 300 kilómetros y acompañar a su padre en sus últimas horas; y aún peor, el de una mujer que vino a saludar a su marido y tuvo que hacerlo plantada en la calle al otro lado de la verja de la residencia.
Como se puede constatar, el Estado ha desempeñado bien su papel a lo largo de este periodo de confinamiento: mantener el orden social de forma fría y mecánica, sin la menor preocupación por esa necesidad de relación social que es inherente a todos los humanos y particularmente a los más débiles. Al contrario, en nombre del “interés de todos” y haciéndose pasar por el buen samaritano, en su tarea de preservar la salud de los más débiles, el Estado ha ejercido una política odiosa de máximo control y coerción. En total coherencia con sus principios, ha llegado incluso a prohibir y a limitar la presencia de las familias en los funerales, mandando a la policía a cerrar el acceso a los cementerios. Debido a que en esta sociedad la muerte es una mercancía como otras y que en tiempos de epidemia puede significar un beneficio, una empresa funeraria en Francia llega a cobrarle una cifra escandalosa -250 € a las familias por ir a recoger un cuarto de hora antes los despojos que habían sido dejados en un espacio abierto, un solar –en les Halles de Rungis- antes de ser enterrados.
Desde siempre es bien conocida la precariedad propia del medio estudiantil. Muchos de estos futuros proletarios sobreviven con pequeñas chapuzas que les permiten lo justo para para continuar y proseguir sus estudios.
Alejados la mayor parte del tiempo de sus familias viven, con más frecuencia de la que se piensa, en la mayor soledad, pero sobre todo con gran inseguridad, sin saber qué les depara el futuro y viendo que las condiciones de existencia se agravan día tras día con el confinamiento. Desde hace algunos años los suicidios entre los estudiantes son cada día más numerosos. En Francia, por ejemplo, hace unos meses un estudiante desesperado intentó inmolarse prendiéndose fuego delante del Centre Régional des Œuvres Universitaires et Scolaires de la Universidad de Lyon. El cierre de los pequeños negocios y la imposibilidad material y física de volver con su familia ha allanado el terreno a esas atrocidades. Nunca antes hubo tantas llamadas al Servicio telefónico de ayuda psicológica; en adelante esto se incrementará más aún puesto que en numerosos países, incluidos los más desarrollados (EEUU, Canadá, Reino Unido, Francia) y ante la incapacidad de las autoridades para organizar un dispositivo eficaz que preserve la salud de los estudiantes, el Estado no prevé la apertura de la totalidad de los centros a principio de curso sino que lo hagan paulatinamente, que la asistencia de los alumnos a las clases se haga alternando clases presenciales con otras telemáticas. El estudiante quedará así condenado a permanecer todo el día solo en su pequeño cuarto, delante del ordenador y sin el menor contacto físico con otras personas. Un obstáculo más que favorece el aislamiento social y la atomización de los individuos.
Desde el momento en que el Estado burgués aparta de la sociedad a las personas mayores nada dice que vaya a tratar mejor a los futuros proletarios cuando una gran mayoría no tendrá otra perspectiva que la del paro y de la creciente precariedad en un contexto de recrudecimiento de la crisis económica.
En los medios de comunicación hemos encontrado a lo largo de muchas semanas y meses el mismo martilleo: “¡quedaos en casa, sed responsables, protegeos y proteged a los demás!” Está claro: quien no respetase estos mandatos será tratado de irresponsable, de poner la vida de los demás en peligro. El capitalismo responsabiliza así de la pandemia a todas las personas incapaces de tener un “comportamiento ciudadano”.
En aquellos momentos el confinamiento fue respetado; estaba claro que la mayoría de la población entendió que a falta de medios no le quedaba otra que enclaustrarse para protegerse. No es solamente en lo que se refiere a confinamiento también es dominante en otros aspectos de la vida: la igualdad de derechos, por ejemplo, es un fantasma propalado persistentemente por la ideología burguesa. De esta clase es sabido que siempre parece estar sorprendida de la miseria o de las condiciones desastrosas en la que viven apiñados la gran mayoría de la clase obrera, de los precarios, los parados, de las familias enteras que están forzosamente confinadas de la mañana a la noche en espacios reducidos. En todo ese sector de la vivienda la clase dominante únicamente atiende a las reglas que le garantizan beneficio y rentabilidad.
Aunque se sabe que la violencia contra los niños o contra las mujeres no es, por desgracia, un fenómeno nuevo; en estas condiciones de confinamiento no ha hecho más que aumentar de manera dramática y explosiva. En el momento en que el Estado se decide a “salvar la economía” se ha evidenciado que no ha puesto en práctica ningún otro medio para ayudar a las personas que se encuentran en situaciones desesperadas y en peligro de muerte, que exhortarles a que llamen al teléfono de los Servicios de urgencias sociales, ya que no tiene otra manera de hacer frente a este recrudecimiento de la violencia.
En todo el mundo, como resultado de esta situación, ha habido un fortísimo estallido de la violencia de todo tipo en los domicilios familiares: un incremento del 30% en Francia, donde las intervenciones de los servicios policiales en los domicilios también han aumentado: un 48%. En Europa las llamadas a Urgencias han aumentado un 60%. En Túnez las agresiones contra las mujeres se han multiplicado por cinco; en India el número de denuncias hechas por violencia conyugal se ha doblado. En Brasil los datos de violencia familiar constatados han aumentado del 40 al 50%. En México las llamadas por violencia han aumentado allí el 60% durante la cuarentena, con doscientos casos suplementarios de feminicidio. Más de 900 mujeres han sido dadas como desaparecidas en Perú, …
Para la burguesía estos desastres humanos solo representan cifras o porcentajes sobre el papel que olvidará enseguida. Si los servicios sanitarios han sido sableados por el Estado durante muchas decenas de años; los servicios sociales de protección a la infancia, de lucha contra la violencia contra las mujeres y todos los servicios de protección de los más débiles o desprotegidos han sido, simplemente, eliminados.
¿Cuántos estragos de verdadero sufrimiento y cuántas lesiones psíquicas y físicas han sido ocultadas a lo largo del tiempo? ¿Cuántas situaciones de desesperación, de depresión y tentativas de suicidio se han incrementado por estas condiciones de encierro y abandono? Las medidas de confinamiento y las restricciones drásticas de lazos sociales impuestas a la población, incluyendo a los asalariados enviados a los lugares de trabajo a servir como “carne de virus” para “salvar la economía” con riesgo de contaminarse ellos y su entorno han logrado poner de manifiesto el carácter impersonal y abstracto de las relaciones sociales en el capitalismo.
Cuando el virus continúa propagándose por todos los continentes y en muchos países europeos se ha producido un rebrote significativo, una segunda oleada de contagios y muertes, los medios de comunicación enfilan y estigmatizan a los jóvenes en su voluntad de juntarse, de agruparse, de buscar la proximidad, calificándoles de “irresponsables” respecto a los viejos y al resto de la población, suscitando además una división ideológica entre generaciones. Es evidente que si bien deben tomarse todas las precauciones para evitar contagios y propagaciones también debe considerarse que estos encuentros demuestran un ansia de relación social, un deseo de encontrarse con su familia, amigos o parientes tras meses de soledad y aislamiento de gran impacto psicológico.
Estos jóvenes no hacen sino expresar una necesidad vital para la especie humana, la de vivir en sociedad, en colectividad. El hecho de culpabilizarles de la nueva oleada del virus en Europa, como hacen los medios de comunicación desde hace semanas, demuestra también toda la brutalidad y carencia de humanidad de la sociedad burguesa.
La burguesía intenta presentarse como una clase que dirige una sociedad válida para todos; una sociedad donde todos encuentran su sitio y no se rechaza a nadie. Pero cuando le golpea una crisis sanitaria, económica o social de esta magnitud el velo se descorre y emerge sin adornos el monstruoso aspecto de este sistema de explotación en el que la vida es sólo una mercancía que no le merece mucha atención y frente a la que sólo actúa cuando lo juzga rentable y además con una condición: que no le cueste muy caro. Con la crisis económica y el hundimiento de esta sociedad en una deshumanización y un caos cada vez mayores los gobiernos decretan políticas cada vez más irresponsables, aniquiladoras de la vida misma. Oyendo a esta clase de embusteros, leyendo sus periódicos y a los ideólogos que están a su servicio que nos cuentan que el mundo futuro nunca será como el de antes; que en el futuro “habrá mejores servicios de salud, mascarillas y se harán test”, que “el mundo será más solidario”, que “se van a ocupar de los mayores dotándoles de buenas residencias“, que “la soledad habrá acabado”, que “no se cometerán dos veces los mismos errores”, etc. Estas patrañas hipócritas son tan poco creíbles como cuando al principio de la guerra mundial la burguesía, con la mano en el corazón, proclamaba: “¡Esta será la última de todas!”, “¡nunca otra!” y poco después estalla la Segunda Guerra Mundial y con ella el regreso de la barbarie generalizada. Lo cierto es que el mundo posterior no será como el de antes, será mucho peor. A quienes engañan las promesas de la burguesía, es a quienes creen en ella. La clase proletaria no puede mantener la menor ilusión en el universo de sufrimientos y atrocidades que le reserva la clase dominante y en el que le hunde cada vez más profundamente el capitalismo.
Sam 02 de mayo de 2020
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La CCI en Brasil celebró recientemente algunos debates con contactos y simpatizantes de nuestra organización sobre el tema, "Frente a la alternativa fascismo-antifascismo, el proletariado no tiene campo para elegir". Damos cuenta de las discusiones y preguntas que surgieron, añadiendo algunos comentarios y aclaraciones a posteriori de nuestra parte.
El tema de la situación en el Brasil fue precedido por aspectos generales considerando la pandemia del Coronavirus, que los medios de comunicación de todo el mundo han cubierto ampliamente, prestando especial atención a la situación en los Estados Unidos y sobre todo en Brasil, por las acciones de Trump y Bolsonaro. Mucho más explícitamente que en otros países, estos repugnantes personajes han expresado de manera cruel y descarada la verdadera naturaleza y preocupación de la burguesía mundial ante la crisis del Coronavirus: salvaguardar a toda costa el beneficio generado por la explotación de la clase obrera, obligando a los trabajadores a permanecer en sus puestos de trabajo con un alto riesgo de contagio, a veces, incluso, sin protección. En realidad, la política de las demás fracciones de la burguesía mundial también demuestra el creciente peligro que el capitalismo mundial constituye para la supervivencia de la humanidad, al encontrarse en la incapacidad de hacer frente a la pandemia del Covid 19 a pesar del considerable desarrollo de las fuerzas productivas. Y si dan tanto bombo al caso Bolsonaro, es para tratar de ocultar el hecho de que en realidad no son tan disímiles.
Yendo más allá del Covid, el proletariado brasileño tiene que enfrentarse a la estupidez criminal de Bolsonaro y a sus odiosas orientaciones políticas abiertamente anti obreras y criminales, que encuentran un terreno fértil en la proliferación de sectas, bandas, el rechazo de lo racional, coherente, ... este proletariado también tiene que enfrentarse a un enemigo mucho más insidioso y por lo tanto aún más peligroso...
De hecho, en nombre del antifascismo, fuerzas principalmente ligadas a la izquierda o extrema izquierda del capital intentan movilizar contra el "diablo fascista" Bolsonaro. Más si el diablo existiera, sería una expresión más del capitalismo, al lado de otras como la democracia burguesa. Básicamente, todos defienden el orden existente, el capitalismo, que está arrastrando al mundo a una catástrofe fatal para la humanidad.
Un contacto muy cercano introdujo la discusión “La semana pasada observamos una ola de manifestaciones antifascistas en las redes sociales. Mucha gente ha modificado sus fotos de perfil, publicando varios modelos de la bandera antifascista. Esta ola fue alimentada por tensiones anteriores, pero parece haber sido desencadenada por una reacción de repudio a las manifestaciones del grupo "Os 300 do Brasil" y, sobre todo, a los videos de Bolsonaro bebiendo leche. Los 300, liderados por la becaria Sara Winter, realizaron una pequeña manifestación en Brasilia marchando con antorchas, al estilo del Ku Klux Klan. El grupo está acusado de ser una milicia con el objetivo declarado de exterminar a la izquierda. Por otro lado, los videos que toman leche son un símbolo de la supremacía blanca. Por supuesto, Bolsonaro niega haber tenido esta intención, pero la tensión no se ha disipado, sobre todo porque este caso se suma al del ex secretario de cultura, Roberto Alvim, que hizo un discurso cuyo texto parafraseó a Joseph Goebbels. Parece que hay muchas señales de que el gobierno de bolsonaro coquetea con el fascismo. Frente a eso, surgen algunas preguntas. ¿El actual gobierno es fascista? Incluso si no, ¿existe el riesgo de que se desarrolle en esa dirección? El avance de la extrema derecha no es un fenómeno típico de Brasil. De hecho, parece ser aún más agresivo en otras partes del mundo, especialmente en Europa. Desde la profundización de la crisis en 2010, algunos países europeos están siendo impulsados por una ola nacionalista que se ha agravado con la crisis de la inmigración. En Brasil, el antifascismo ya se ha manifestado con cierta notoriedad en las últimas elecciones presidenciales con el movimiento "Ele Não", cuando incluso los grupos de izquierda que generalmente hacían campaña por cero votos abrazaron la campaña de Haddad[1]. Sin embargo, a diferencia de 2017, las recientes manifestaciones parecen haber ampliado su espectro ideológico, alcanzando a los partidos más a la derecha. Incluso Celso de Mello, ministro del STF (Tribunal Supremo de Justicia), expresó su preocupación cuando afirmó que "el huevo de la serpiente parece estar a punto de eclosionar en Brasil.”
A pesar de la situación de pandemia, se están produciendo algunas manifestaciones en defensa de la democracia en el país. En Twitter, el intercambio masivo de fotos de perfil por banderas antifas ha generado largos debates sobre su naturaleza. Algunos estalinistas han criticado su masificación, incluyendo su uso por personas liberales conocidas. Afirmaron que el antifascismo es simultáneamente "anticapitalista", por lo que no todo el mundo puede afirmarse como tal. Sin embargo, esta reacción parece seguir los deseos estalinistas de control, tratando de llevar la bandera a su reino ideológico. En cualquier caso, la pregunta sigue siendo: ¿es el antifascismo incompatible con el liberalismo?
Las manifestaciones antifascistas ya provocan reacciones en el campo bolsonarista. El 1 de junio, el diputado Daniel Silveira (PSL/RJ) presentó un proyecto de ley que propone una modificación de la Ley Antiterrorista Nº 13.260, del 16 de marzo de 2016, para tipificar a los grupos antifascistas como organizaciones terroristas. Días después, un grupo neonazi de São Paulo publicó en Internet una lista con nombres y datos de personas identificadas por ellos como antifascistas. Estos datos fueron compartidos por las propias personas en Internet.
Ante la amenaza del avance de la extrema derecha, parece irresistible no adherirse a la causa antifascista, porque el fascismo representa la cara más perversa del Estado. Sin embargo, antes de actuar por impulso, debemos hacer un reflejo racional de la situación. ¿Un rostro menos perverso significa una menor perversidad del cuerpo del Estado? ¿Cuáles son los resultados prácticos de adherirse al antifascismo? ¿Es la democracia un mal menor? ¿Es el extremo opuesto al fascismo? ¿Qué son el fascismo y la democracia? ¿Por qué el Estado adopta a veces formas políticas dictatoriales, a veces democráticas? ¿Cómo deben posicionarse los comunistas ante este movimiento? ¿Cómo debería posicionarse el movimiento obrero?
Aunque el antifascismo es más notable hoy que hace 20 años, no es la primera vez que los comunistas han sido seducidos por esta bandera. En el pasado, cuando el fascismo se manifestó por primera vez entre los años 20 y 30, varios grupos comunistas y anarquistas se unieron a la causa antifascista. La Cuarta Internacional Trotskista animó a sus miembros y partidarios a unirse a las filas de la guerra contra el Eje. Durante la Guerra Civil Española, los anarquistas y comunistas apoyaron a la República participando en las elecciones y tomando las armas para frenar el avance de la extrema derecha en España[2]. ¿Cuáles son las lecciones históricas de estas experiencias?
Por otro lado, no todos los revolucionarios se adhirieron al antifascismo. Bilan[3] fue un crítico de dicha adhesión porque la consideraba un factor de confusión para el proletariado, además de contribuir a su adhesión al nacionalismo. En Grecia, la Unión Comunista Internacionalista se negó a apoyar a las democracias contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿No consideraban el fascismo una amenaza? ¿No lucharon contra eso?
Las experiencias pasadas, aunque no se pueden replicar, pueden arrojar luz sobre los acontecimientos actuales. En vista de ello, a partir de este análisis histórico, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿a quién le interesa el antifascismo y cómo debemos posicionarnos ante esta bandera?”
Como señalamos en la reunión, estamos de acuerdo con esa introducción y con la necesidad de proporcionar una base histórica para cualquier debate político. Y precisamente en este sentido, recordamos qué análisis del movimiento obrero participaron en el engaño posterior del antifascismo al proletariado, y cuáles otros, por el contrario, sentaron las bases para una defensa sin concesiones de la lucha de clases contra la burguesía y sus diversas expresiones, fascistas o democráticas.
La intransigencia de la Izquierda Comunista Italiana[4], que de hecho dirigía el Partido Comunista de Italia, se expresó particularmente, y de manera ejemplar, ante el ascenso del fascismo en Italia tras la derrota de los combates en 1920. En la práctica, esta intransigencia se manifestó en un rechazo total a forjar alianzas con partidos burgueses (liberales o "socialistas") ante la amenaza fascista: el proletariado sólo podía luchar contra el fascismo en su propio terreno, la huelga económica y la organización de milicias para la autodefensa de los trabajadores. En el plano teórico, Bordiga fue responsable del primer análisis serio (y aún válido) del fenómeno fascista, análisis que presentó a los delegados del 4º Congreso de la Internacional Comunista en refutación del análisis por ésta defendido:
La popularidad de los movimientos "antifascistas" impulsados por la izquierda, así como por la derecha democrática, ha sido motivo de preocupación en nuestros contactos. Como se ha señalado, las acciones caóticas de Bolsonaro, muy en sintonía con los disparates de Trump, donde aparece bebiendo leche, en un tono claramente racista, alentando a los grupos que se autodenominan "fascistas", añaden más elementos a la preocupación de nuestros contactos, sobre todo porque la reacción antifascista, y su discurso, es atractivo para muchos críticos del régimen. Entonces, ¿es posible que el fascismo surja en Brasil? ¿Es Bolsonaro uno de sus primeros portavoces? ¿Cómo lo defiende el movimiento antifascista?
El debate llevó a una conclusión muy clara: a pesar de las acciones caóticas de Bolsonaro - algunas de ellas claramente racistas – estas no son una expresión del ascenso del fascismo porque este último es el producto de condiciones históricas muy concretas que no se cumplen hoy en día. De hecho, el fascismo surge en una época de derrota física e ideológica de la clase obrera, como en los años 30. El proletariado italiano y alemán en particular fue totalmente aplastado por el fascismo, el proletariado ruso por el estalinismo, y el proletariado de otros países industrializados democráticos, gobernados por el antifascismo. Esto no sólo fue gracias al fascismo, sino también a través de las corrientes de izquierda -especialmente su inclinación "crítica" trotskista- que llevaron a la "lucha", primero a la clase obrera en defensa del "mal menor" de la República en España, y luego enlistaron a la clase obrera en la 2ª Guerra Mundial del siglo XX en la defensa de las democracias occidentales.
El debate sobre el "mal menor" cuestionó el falso dualismo de "fascismo versus democracia". Como se ha argumentado, el antifascismo es, pues, un callejón sin salida, que tiene efectos perniciosos para la unidad de clase, ya que sostiene una serie de elementos, ya señalados, que pretenden socavar precisamente su unidad; por un lado, hacerles creer que ante el peligro del "fascismo" es necesario organizarse para salvar los intereses de una nación; en otras palabras, es imperativo defender la "democracia" que se sitúa como "un mal menor".
No. Tanto Mussolini como Hitler llegaron al poder precisamente gracias a la democracia burguesa y sus instituciones parlamentarias. La democracia era la base, la tribuna, que el fascismo usaba para llegar al poder, y establecer su agenda.
En este caso, ¿no tiende la llegada democrática de Trump el poder y en particular de Bolsonaro a demostrar la realidad actual de este peligro de fascismo? Insistimos, las condiciones históricas son diferentes de aquellas en las que el fascismo llegó al poder democráticamente en Alemania. Hoy el proletariado no ha sufrido una derrota decisiva como fue el caso en todo el mundo con la derrota de la primera ola revolucionaria mundial de 1917-23[6]. La confusión radica en que el capitalismo en su actual fase de descomposición[7] produce payasos/monstruos como Bolsonaro o Trump, que expresan de manera caricaturesca la tendencia al caos y el cada uno para sí.
El debate fue bastante claro sobre esto. La democracia no es algo que se oponga al fascismo, que es una de las formas de Capitalismo de Estado típicas del período de decadencia, sino que fue (a principios del siglo XX) una configuración totalmente nueva de la organización de la burguesía, en la que los Estados se fortalecen mediante la intervención en la economía. En los EE.UU., en este mismo período, como resultado de la crisis capitalista de 1929, el New Deal surge; en una parte de Europa, el fascismo; en Rusia, el estalinismo. El capitalismo mundial, en respuesta a su crisis sistémica, busca la protección de esta forma de administración que, por cierto, en las actuales condiciones de la pandemia mundial, tiende a reforzarse aún más.
Aunque se plantean elementos que podrían asociarse con el fascismo, como un claro anticomunismo, o un discurso abiertamente racista, la existencia de un régimen fascista en la época actual no es factible. En efecto. En particular porque solo la democracia es capaz de combinar las mistificaciones democráticas y la represión para hacer frente a un desarrollo de la lucha de clases contenido en la situación histórica actual.
Pero ¿esa perspectiva sigue inscrita en el futuro? Depende de la evolución de la correlación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía.
Algunas intervenciones han expresado un gran pesimismo a este respecto. Algunos contactos señalan que no hay luchas autónomas en Brasil, que la izquierda del capital es popular - especialmente en vista de la perspectiva antifascista -, que el discurso en defensa de la democracia se fortalece, que las ideas de la Izquierda Comunista son débiles, que tienen poca influencia en Brasil y en América Latina... Una sola mirada a Brasil y al presente sólo puede llevar a tal pesimismo.
La lucha del proletariado es internacional y también su dinámica. A diferencia del período de los años treinta del que hablamos en el encuentro del fascismo, el proletariado abandonó el período de la contrarrevolución en 1968 con las luchas en Francia que iniciaron una dinámica internacional de lucha de clases que culminó con las luchas masivas en Polonia en 1980[8]. A pesar de las grandes dificultades que ha tenido la lucha de clases desde los años 90, el proletariado no ha sufrido una derrota, como la conseguida luego de la derrota de la Primera Ola Revolucionaria Mundial. Una demostración de que el proletariado está dando algunos pasos en su terreno de clase: la situación a finales de 2019 - principios de 2020 estuvo marcada por las demostraciones de combatividad obrera a nivel internacional, particularmente en Europa y América del Norte. En Europa: el movimiento en Francia contra las pensiones, la huelga de correos y transportes en Finlandia. En los EE.UU.: la huelga más masiva en General Motors en los últimos 50 años, y la primera en los EE.UU. en 12 años, después de un período en el que hubo poca movilización internacional de la clase obrera. La huelga masiva en enero de 2020 de los 30.000 maestros de las escuelas públicas de Los Ángeles, la segunda ciudad más grande de los Estados Unidos, la primera en 30 años. Es cierto que las condiciones dadas por la persistente amenaza de la pandemia constituyen un verdadero obstáculo para el desarrollo de la lucha de clases, mientras que los ataques económicos contra la clase obrera no tienen parangón desde la Segunda Guerra Mundial. Pero necesariamente, no sabemos aún cómo y cuándo la clase trabajadora volverá a la escena. Todas las fracciones del proletariado del mundo enfrentan dificultades, pero no las mismas. Es en el centro del capitalismo, donde se han desarrollado las luchas históricas, donde las condiciones son más favorables, precisamente por estas experiencias y esta tradición de lucha. Sin embargo, cada lucha del proletariado en el mundo constituye una contribución a la lucha del proletariado mundial. Por lo tanto, a pesar de las grandes dificultades a las que se enfrenta en este momento, no se pueden ignorar las luchas pasadas del proletariado brasileño. En particular sus luchas masivas en 1979, su resistencia y enfrentamiento a la política anti obrera de los gobiernos de Lula y Dilma (recordemos la movilización de los controladores aéreos en febrero de 2007[9] y su represión por parte de Lula).
Una visión inmediata de la lucha de clases contiene el peligro de abandonar el terreno de la lucha de clases del proletariado por movilizaciones típicamente burguesas como las recientes en torno al BLM (Black Lives Matter) con un claro contenido burgués, al exigir un "capitalismo humano"[10].
Un contacto preguntó: ¿cómo movilizar al proletariado sin entrar en estos frentes antifascistas? No hay que pensar que en cualquier momento el proletariado puede entrar en la lucha. En particular, en la actual situación de pandemia, las condiciones para una movilización de la clase obrera no existen realmente. Sabemos que el proletariado tiene el reto de desarrollar una lucha que esté a la altura de los ataques económicos en todo el mundo sin comparación desde la Segunda Guerra Mundial. En la situación actual, la responsabilidad de los revolucionarios no es empujar a los trabajadores a la lucha a toda costa, sino incitarlos a discutir entre ellos lo que está en juego, a reagruparse para ello, aunque sea de manera muy minoritaria.
¿Hay, en la situación actual, un camino entre el anticapitalismo y el futuro comunismo? Ninguno. Por lo tanto, cada vez más clases medias, la pequeña burguesía, arruinada por el capitalismo, se declarará "anticapitalista". Incluso partes importantes de la clase obrera, que luchan por reconocer su propia perspectiva revolucionaria, pueden adoptar esta consigna de anticapitalismo. Esto expresa una gran debilidad. Pero cuando se trata de una organización política que defiende y predica el anticapitalismo, entonces ya no es una debilidad sino un error. No es casualidad, como se señaló, que muchos grupos antifascistas, vinculados a la extrema izquierda del capitalismo, como el trotskismo, se llamen a sí mismos "anticapitalistas". Este es el caso en Francia de una organización trotskista afiliada a la Cuarta Internacional que se llama Nuevo Partido Anticapitalista.
Alberto (Julio 2020)
[1] Candidato del PT, el partido del expresidente Lula.
[2] Sobre la guerra en España ver nuestro libro ESPAÑA 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [415]
[3]Publicación en francés de la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia entre 1933 y 1938. Se puede conocer el análisis de nuestros predecesores de BILAN en el artículo El antifascismo fórmula de confusión https://es.internationalism.org/revista-internacional/200603/785/documento-el-antifascismo-formula-de-confusion-bilan-mayo-del-34 [416]
[4]Leer a este propósito "La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero – 1a parte". Revista international n° 156. https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [358]
[5] Se puede ver otra posición de la Izquierda Comunista -en este caso de un militante del KAPD- sobre el fascismo en el texto Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo que hemos publicado con una introducción crítica. Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [417]
[6] Ver Lecciones de 1917-23 - La primera oleada revolucionaria del proletariado mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1829/lecciones-de-1917-23-la-primera-oleada-revolucionaria-del-proletar [418]
[7] Para comprender esta fase histórica actual ver Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[8] Sobre estos dos acontecimientos y sus lecciones ver: Hace 50 años Mayo 68 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [193] y Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [302]
[9] Ante los enfrentamientos en la capital, los controladores aéreos responden con la lucha (en portugués) https://pt.internationalism.org/ICCOnline/2007/Brasil_luta_controladores_aereos [419]
[10] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [345] y Los grupos de la Izquierda Comunista ante el movimiento Black Lives Matter: una incapacidad para identificar el terreno de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una [420]
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Desde el 8 de agosto y los restantes fines de semana del mes, pudimos ver a miles de trabajadores de la sanidad británica echarse a las calles de las principales ciudades, en fuertes protestas por los bajos salarios, los altos precios de matriculación, el aumento ilimitado de turnos y cargas de trabajo, la falta de Equipos de Protección Individual (EPI) para prevenir contagios de Covid-19, la falta sistémica de fondos y la presentación por parte del gobierno de su ''heroico sacrificio'' como una carga que hay que sobrellevar cueste lo que cueste.
En épocas anteriores, estas expresiones de combatividad por parte de sectores de la clase obrera que defienden sus condiciones de vida y trabajo parecerían algo rutinario, parte de la vida cotidiana. No obstante, en un contexto en el que los trabajadores muestran pocos signos de recuperación ante un retroceso de la combatividad y la consciencia que dura ya décadas[1] – y particularmente con ese telón de fondo de ''unidad nacional'' exigido por los Estados frente a la crisis del Covid – estas expresiones de lucha de clase son algo a destacar.
Organizados principalmente a nivel local como enfermeros, trabajadores de asilos y personal del sector sanitario en general, y coordinados y acorralados por los comités sindicales y grupos adheridos al Partido Laborista, hubo trabajadores hablando en docenas de manifestaciones en Leeds, Liverpool, Manchester y Glasgow sobre el estrés que les ha provocado tener que ver morir a pacientes y compañeros (más de 540 miembros del personal sanitario han fallecido), la incertidumbre de saber cuándo se infectarían y podrían transmitir la enfermedad a su familia, la lucha por sobrevivir teniendo que enfrentar deudas por cursos de formación de hasta 60.000 o incluso 90.000 libras, por tener que vivir con salarios reales que, en muchos casos, han caído hasta un 20% desde la última década, a pesar de las huelgas de 50.000 médicos jóvenes en 2016 y el ''acuerdo'' del pago en tres años de 2018...
En lo esencial, los trabajadores están indignados por haberse visto excluidos de las ''compensaciones'' que el gobierno prometió pagar, en Julio, a 900.000 trabajadores de sectores públicos ''clave'' en los que se incluía a miembros de las fuerzas armadas, servidores civiles, miembros de la judicatura y doctores de más antigüedad por su parte en la ''batalla'' contra el Covid, ignorando a enfermeros y otros trabajadores de asilos. Volveremos a este punto más adelante.
El aspecto ad hoc de las protestas – los trabajadores no esperaron a ''sus'' sindicatos a que dieran voz a su ya evidente indignación – lo subrayaron los desfiles con pancartas, casi todas hechas a mano, mostrando mensajes como: ''Heroes to 0%'' [Heroes to zeroes - Héroes al 0%], ''Claps don't pay the bills'' [Los aplausos no pagan las facturas], ''Pay NHS a fair wage – you owe us'' [Pago de un salario justo al NHS – nos lo debéis], ''Some cuts don't heal'' [Hay (re)cortes que no sanan], ''Stop clapping and start talking'' [Dejad de aplaudir y empezad a hablar] o ''A nurse is for life, not just for Covid19'' [Un/a enfermero/a lo es para toda la vida, no sólo para el Covid19]. Las protestas – 100 trabajadores en Cambridge, 100 en Bournemouth, 2000 en Londres y así por todo el país – atrajeron sobre todo a trabajadores jóvenes que nunca antes se habían manifestado o formado parte de una lucha proletaria, junto a algunos ''veteranos'' cercanos a la jubilación que querían mostrar su solidaridad con compañeros afectados por presiones cada vez más intolerables. ¡Se usaron muchas plataformas como grupos de Facebook de trabajadores sanitarios, con títulos como ‘‘NHS workers say NO! To public sector pay inequality'' [Trabajadores de la NHS dicen NO a la desigualdad de salarios del sector público] que afirma tener 80.000 miembros, ''NHS Pay 15'' que exige una subida de salarios del 15% (consigna que se observó en la manifestación del 26 de Agosto de los trabajadores del hospital Guy's y St. Thomas de Londres), y ''Nurses United UK'' [Enfermeros/as unidos de Gran Bretaña] para recabar apoyos. Las banderas sindicales brillaron por su ausencia, aunque no faltaron, desde luego, los grupos políticos ''radicales'' diciendo que el objetivo principal de los manifestantes tenía que centrarse en hacer más ''combativos'' a los sindicatos. Estas ideas acabarán seguramente teniendo eco ya que, hasta donde sabemos, ninguno de estos grupos ad hoc antes mencionados ha desafiado abiertamente a los sindicatos o al sindicalismo.
A los trabajadores sanitarios los han adoctrinado durante meses como parte esencial del ''esfuerzo nacional'' – incluso por parte de elementos militares y con el reclutamiento de miles de ''voluntarios'' (en un momento de alza de contratos de ''cero horas'' y la amenaza del desempleo masivo) – teniendo que poner sus vidas en riesgo en el ''frente'' de la ''guerra contra el Covid'', cualquiera que fuese el precio a pagar. Todo esto incluyendo horas de trabajo extra interminables, renuncia a las vacaciones e instrucciones confusas sobre los EPIs (ausentes en más de un caso) que cambiaban día tras día. Por todo ello los irritados manifestantes, aun de forma limitada, mostraron una patente resistencia a la presión del Estado para trabajar más por menos salario, en nombre del ''bien nacional''. Al hacerlo fueron fiel reflejo de las luchas de otros tantos millones de obreros alrededor del mundo que han intentado resistir la creciente explotación – y a veces, represión – a la que les somete el capital. Algunos ejemplos:
Además: ``En al menos 31 de los países que ha analizado Amnistía Internacional, el equipo de investigación registró informes de huelgas, amenazas de huelgas o protestas del personal sanitario y de trabajadores y trabajadoras esenciales a causa de condiciones laborales peligrosas. En muchos países, las autoridades respondieron a estas acciones con represalias. ´´[4]:
A pesar de todo esto, las medidas descaradas de represión no son el arma principal de la clase dominante a la hora de imponerle el ''estado de emergencia'' a los obreros. En los antiguos centros del capitalismo – Europa, EEUU y demás – hay una tendencia generalizada al juego político del divide y vencerás, orientado sobre todo a poner a los trabajadores sanitarios como un ''caso especial'', sembrando la división entre ellos y separándolos a su vez de sus hermanos y hermanas de clase de otros sectores:
La tendencia a ver el sector sanitario como el alfa y el omega de la lucha – esa maldición del corporativismo que ya causó la derrota de las huelgas mineras y del acero británico en los 80 – es una debilidad patente que quedó expresada en las protestas de Agosto en Reino Unido, incluso a pesar de que en una de las concentraciones se cantó la consigna ''los bomberos también merecen un aumento''. También hay que tener en cuenta la tendencia a culpar a los Tories de ''privatizar el sector sanitario'', cuando la realidad es que todos los partidos han estado intentando reducir al mínimo los servicios sanitarios durante décadas, como forma de asegurar la reproducción ampliada del capital y la fuerza de trabajo que necesita este proceso. La Iniciativa de Financiación Privada (Private Finance Initiative) fue de hecho asumida y fortalecida por el último gabinete laborista, lo que ciertamente ''puso en venta la NHS'' y empeoró las condiciones de trabajo.
La combatividad que se ha podido ver en Reino Unido[6] y otros lugares durante el verano está en marcado contraste con el ambiente reinante de miedo e incertidumbre que ha generado la crisis del Covid, y los despidos y cierres patronales masivos que le han seguido. Estas luchas han supuesto un esperado recordatorio de que la clase obrera no ha sido aplastada por la extenuación ni los cantos de sirena del auto- sacrificio. La necesaria politización de estas luchas – el reconocimiento de qué es la clase obrera en términos históricos y en qué puede y debe convertirse – queda aún como tarea pendiente de la mayoría del proletariado.
RF, 10-09-20
[1]Ver: ''Informe sobre la lucha de clases: Formación, pérdida y reconquista de la identidad de clase proletaria'' https://es.internationalism.org/content/4452/informe-sobre-la-lucha-de-clases-formacion-perdida-y-reconquista-de-la-identidad-de [424]
[2] World Socialist Website, 7 de Julio 2020, https://www.wsws.org/en/articles/2020/07/17/afri-j17.html [425]
[3]Worker's World, 13 de Agosto 2020; https://www.workers.org/2020/08/50567/ [426]
[4] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/global-el-personal-sanitario-silenciado-expuesto-y-atacado/ [427]
[5]Ver Révolution Internationale, https://fr.internationalism.org/content/10227/segur-sante-nouveau-coup-porte-a-classe-ouvriere [428]
[6]Entre los sectores que ya estaban en lucha en primavera y verano encontramos a los profesores universitarios, las enconadas protestas de los trabajadores de British Airways que acabaron en miles de despidos y otros tantos contratados de nuevo con salarios más bajos y peores condiciones... para más información al respecto de las huelgas y la resistencia de los obreros al principio de la pandemia, leer ``Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro´´ https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
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El capitalismo, el sistema de producción que domina el planeta y todos los países en él, se está hundiendo en un avanzado estado de decadencia y descomposición. Un siglo de decadencia está alcanzando sus últimas etapas, amenazando la supervivencia de la humanidad con una espiral de guerras caóticas, depresión económica, desastres ecológicos y pandemias devastadoras.
Cada nación en la Tierra está comprometida en mantener este sistema moribundo. Todos los gobiernos, ya sea que se vistan con ropas democráticas o dictatoriales, ya sea que sean abiertamente pro- capitalistas o falsamente "socialistas", existen para defender los verdaderos objetivos del capital: la expansión de la ganancia a expensas del único futuro posible para nuestra especie, una comunidad mundial donde la producción tiene un solo objetivo: la satisfacción de las necesidades humanas.
Por lo tanto, la elección de qué partido o presidente toma las riendas del gobierno es una falsa elección que no puede alejar a la civilización capitalista del camino hacia la catástrofe. Esto se aplica tanto a las próximas elecciones de los EE.UU. como a cualquier otro circo electoral.
Para muchos está claro que Trump es un defensor declarado de todo lo que está podrido del capitalismo: desde sus negaciones de la realidad de Covid-19 y del cambio climático, pasando por su defensa descarada de la brutalidad policial en nombre de la ley y el orden, hasta sus apelaciones rabiosas al racismo y a la extrema derecha, hasta su repugnante trato personal a las mujeres que se le acercan. Pero el hecho de que sea, en palabras de su antiguo sicario legal Michael Cohen, "un mentiroso, un estafador y un racista" no impide que importantes facciones de la clase capitalista lo respalden porque sus políticas de abierto nacionalismo económico y de desregulación de los servicios medioambientales y sanitarios sirven para aumentar sus beneficios.
En las últimas elecciones Trump estafó a muchos trabajadores estadounidenses haciéndoles creer que el proteccionismo de "America First" salvaría sus empleos y reviviría las industrias tradicionales. Pero incluso antes de la crisis de Covid, la economía mundial -incluida China- ya se dirigía hacia una nueva recesión y las consecuencias económicas de la pandemia van a ser aún más brutales. El proteccionismo es una ilusión porque ninguna economía puede aislarse de las leyes implacables del mercado mundial.
Según Trump, Joe Biden amenaza con convertir a Estados Unidos en una "utopía socialista", porque es una mera marioneta en manos de la "izquierda radical" personificada por gente como Bernie Sanders y el "Escuadrón" en torno a Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y otros.
En realidad, Biden fue elegido como candidato demócrata porque representa la continuación de las principales políticas demócratas de Obama y Clinton, que tienen mucho en común con las de Trump: el "giro hacia Oriente" para enfrentarse al imperialismo chino comenzó bajo Obama, que también fue conocido como el "Deportador en jefe" por su despiadada acción contra los inmigrantes "ilegales". Por supuesto que los demócratas tienen sus diferencias con Trump: están más estrechamente vinculados al sistema militar y de seguridad, que sospecha profundamente del adulador enfoque de Trump hacia la Rusia de Putin, y se avergüenzan de su imprudente ruptura de los tratados y alianzas internacionales porque socava la credibilidad diplomática de los Estados Unidos. Pero estas son diferencias sobre la mejor estrategia para el imperialismo americano. Asimismo, objetan el escaso respeto de Trump por las normas de la "democracia" porque saben lo importante que es la ilusión democrática para la preservación del orden social. Esa es la verdadera razón por la que ellos - e importantes representantes del ejército - se opusieron a la amenaza de Trump de utilizar tropas federales contra los manifestantes en varias ciudades de EE.UU.
El Partido Demócrata nunca ha sido más que el partido alternativo del capitalismo estadounidense. Es cierto que recientemente ha habido un crecimiento de agrupaciones como la Alianza Socialista Democrática y defensores del Nuevo Tratado Verde (Green New Deal), Las Vidas Negras son Importantes (Black Lives Matter) y las diversas formas de políticas de identidad en o alrededor del partido oficial. Pero esta "izquierda radical" sólo ofrece una versión más izquierdista del capitalismo de estado, al que todas las facciones de la clase dominante -incluyendo la derecha y los fanáticos de la libre empresa- están obligados a adherirse en un mundo devastado por la crisis y la guerra. Ninguna de las políticas de la izquierda cuestiona la existencia del Estado nacional, la producción para el beneficio, el sistema salarial -que son la esencia del capitalismo y la fuente de sus contradicciones insolubles. Por eso, por ejemplo, los planes para un Green New Deal no detendrán la destrucción capitalista de la naturaleza, que tiene su origen en el insaciable afán de acumulación del capitalismo.
Ningún político o partido capitalista puede ofrecer una salida a la crisis de su sistema. El futuro del mundo está en manos de la clase que produce todo lo necesario para vivir, que es explotada por el capital en todos los países, y que en todas partes tiene los mismos intereses: unirse en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida, desarrollar la autoorganización y la conciencia necesarias para enfrentarse al sistema capitalista y proponer su propia solución histórica: el auténtico socialismo, o como Marx prefirió llamarlo, el comunismo, donde la humanidad será por fin libre del Estado, las fronteras y la esclavitud asalariada.
Esta puede parecer una perspectiva muy lejana. En su día a día, la clase obrera está dividida de mil maneras diferentes: en la competencia por los puestos de trabajo, por las fronteras nacionales, por el género y por la "raza", sobre todo en un país como los EE.UU. con su venenoso legado de esclavitud y racismo[1].
Pero la clase obrera es también una clase que se ve obligada a trabajar colectivamente, y a defenderse colectivamente. Cuando levanta la cabeza, tiende a superar las divisiones en sus filas porque no tiene otra opción si quiere evitar ser derrotada. El racismo y el nacionalismo son quizás las herramientas más potentes para dividir a los trabajadores, pero pueden y deben ser superados por el avance de la lucha de clase. Cuando la pandemia del Covid-19 golpeó por primera vez, los trabajadores estadounidenses reaccionaron contra el hecho de ser obligados a trabajar sin protección en fábricas de automóviles, hospitales, supermercados o almacenes; y todos los trabajadores, "blancos", "negros", "latinos" u otros se mantuvieron hombro con hombro en los piquetes[2].
Tales momentos de unidad van en contra de las expresiones "clásicas" de la división racial y contra la supremacía blanca y los movimientos fascistas que rezuman del cuerpo podrido del capitalismo. Pero también van en una dirección diferente de las movilizaciones de Black Lives Matter que ponen la raza por encima de la clase y que han sido totalmente instrumentalizadas por los demócratas, por los grandes intereses empresariales y por una parte significativa del propio Estado[3]. Las luchas basadas en la raza no pueden conducir a la unificación de la clase obrera: partes de la clase dominante están felices de "arrodillarse" y dar su bendición al BLM porque saben que puede ser utilizado para ocultar la realidad fundamental del capitalismo como una sociedad basada en la explotación de una clase por otra.
La clase obrera de los Estados Unidos se enfrenta a una enorme embestida ideológica en el período previo a las elecciones, con los políticos y las superestrellas de los medios de comunicación proclamando a lo largo y ancho que su única esperanza reside en el voto - cuando su verdadero poder no reside en la cabina de votación sino en la vinculación a través de los lugares de trabajo, en las asambleas generales abiertas a todos los trabajadores, en la unión en la calle en torno a las demandas de clase. También se enfrenta al peligro real de verse involucrado en conflictos violentos entre "milicias" armadas, como hemos visto en algunas de las recientes protestas de la BLM. El peligro de una "guerra civil" en un terreno completamente burgués podría aumentar aún más tras las elecciones, especialmente si Trump se niega a reconocer el resultado. Esto sólo enfatiza la necesidad de que los trabajadores rechacen los cantos de sirena de la derecha y la izquierda, que rechacen las falsas opciones del supermercado democrático y que se unan en torno a sus propios intereses de clase.
Amos, 26.9.20
[1] Ver nuestro artículo Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [342]
[2] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [271]
[3] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [345]
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Cuando el mundo se enfrenta a la prueba de la pandemia de Covid-19, en la CCI también hemos pasado por la dolorosa experiencia del fallecimiento de nuestro camarada Kishan el 26 de marzo de 2020. Esta es una gran pérdida para la CCI y su sección en la India, y lo echaremos mucho de menos. Kishan hizo una importante contribución a la vida del CCI y fue un camarada con un gran espíritu de lucha hasta su último aliento.
Kishan nació en 1939 en una remota aldea de Bengala Occidental en la India. Ingresó en la universidad en los años 60, en un momento en que la clase obrera había reaparecido en escena histórica con la huelga de 9 millones de trabajadores en Francia en 1968, seguida del Otoño Caliente en Italia en 1969, las luchas de los trabajadores polacos en 1970, que significó el fin del período de contrarrevolución. El decenio de 1960 fue un período de protesta en las universidades de todo el mundo, en particular contra la guerra de Vietnam y el racismo. Los jóvenes que se involucraron en estos movimientos eran sinceros en su deseo de un cambio "revolucionario", pero actuaron principalmente en un terreno pequeñoburgués con la ilusión de "cambiar la vida inmediatamente". Sin embargo, tanto antes como después de 1968 hubo organizaciones de izquierda, es decir, organizaciones burguesas, dispuestas a reclutar jóvenes y bloquear su interés en las posiciones de la clase obrera. Estas fueron las condiciones globales en las que Kishan fue absorbido por el movimiento naxalita. Durante 1963-65 cursó una maestría en física en la Universidad de Bengala del Norte. Completó su maestría con un título de primera clase. Mientras era un estudiante de postgrado, se convirtió en parte de una joven generación atraída por el movimiento naxalita. Gradualmente el término Naxalismo se convirtió en sinónimo de Maoísmo. Como joven estudiante Kishan se sumergió en la vorágine del movimiento, dejando su investigación incompleta y siendo encarcelado por estas actividades. Después de ocho años de prisión fue liberado en 1978. Las indecibles torturas en la cárcel le afectaron hasta el final de su vida. Con una celda estrecha y una comida insuficiente, a veces incomestible, Kishan contrajo la tuberculosis y esta infección de los pulmones fue una constante compañera hasta el último día de su vida. Durante su estancia en prisión leyó a Marx en particular y esto le ayudó a abrirse a la discusión de las ideas marxistas de la izquierda comunista cuando se encontró con ellas.
Kishan fue uno de los pocos que, habiendo sido absorbido por el maoísmo, una forma particularmente viciosa de ideología burguesa de izquierdas fue capaz de romper completamente con él y comprometer su vida con el proletariado a través de la adhesión a la tradición de la izquierda comunista. Esa ruptura requirió inevitablemente una decantación mediante un largo y paciente trabajo de discusión con la Corriente Comunista Internacional durante los años ochenta y noventa. En el año 1989 la formación del núcleo de la CCI en la India fue un estímulo para esta dinámica de clarificación. Cuando Kishan se puso en contacto con el CCI, descubrió la verdadera historia de la izquierda comunista. Se sorprendió cuando se dio cuenta, a través de la elaboración teórica de la CCI de que el maoísmo no es más que otra forma de ideología burguesa, una corriente política contrarrevolucionaria. "El maoísmo no tiene nada que ver con la lucha de la clase obrera, ni con su conciencia, ni con sus organizaciones revolucionarias. No tiene nada que ver con el marxismo: no es ni una tendencia dentro de la teoría revolucionaria del proletariado ni un desarrollo de la misma. Por el contrario, el maoísmo no es más que una burda falsificación del marxismo; su única función es enterrar todo principio revolucionario, confundir la conciencia de clase proletaria y sustituirla por la más estúpida y estrecha ideología nacionalista. Como 'teoría', el maoísmo no es más que otra de esas miserables formas adoptadas por la burguesía en su periodo de decadencia de contrarrevolución y guerra imperialista"[1]. La explicación de la Corriente Comunista Internacional sobre el maoísmo tuvo un impacto trascendental en el camarada Kishan. La actitud política de poder hacer una crítica completa de su pasado fue esencial para que Kishan se convirtiera en militante de una verdadera organización revolucionaria.
El Partido Comunista de la India se formó en 1925, cuando la Internacional Comunista ya estaba degenerando y las luchas más importantes de la ola revolucionaria habían sido derrotadas, en particular las revoluciones rusa y alemana. La orientación del PCP en la India fue convertirse en un movimiento anticolonial y antibritánico, vinculado con muchos otros movimientos nacionalistas. Hubo un fuerte impacto del nacionalismo y el patriotismo en el PC de la India. La clase obrera de la India sufre de una falta de tradición y continuidad de la izquierda comunista. Esto subraya la importante responsabilidad de la sección de la CCI en la India de dar a conocer mejor el patrimonio histórico de la izquierda comunista.
Al tomar el camino del estudio profundo y la discusión continua, gradualmente Kishan se convirtió en un militante de la CCI en la India. Su lealtad a la CCI y a la lucha del proletariado internacional lo delimitó como un verdadero internacionalista proletario. Siempre defendió las posiciones de la CCI con inmensa dedicación. Estaba decidido a participar en los debates de la CCI a nivel internacional y dentro de nuestra sección en la India a través de sus frecuentes contribuciones. El camarada Kishan contribuyó con su pasión a la vida de la CCI a muchos niveles. Viajó por todo el país para encontrar nuevas librerías donde se pudiera vender la literatura de la CCI. Participó en círculos de discusión y reuniones públicas siempre que fue posible. Desempeñó un papel notable en el aumento del número de suscriptores de la literatura del CCI. Participó y desempeñó un papel muy activo en varios congresos internacionales del ICC, así como en conferencias territoriales de nuestra sección india. Sus valiosas y bien pensadas contribuciones reforzaron el proceso de aclaración política. Su mayor fortaleza fue defender nuestra organización de todos los ataques y calumnias dirigidas a ella.
El camarada Kishan tenía la capacidad de superar los muchos altibajos de la vida. Su firme convicción en la política de la CCI y su actitud optimista le ayudaron a mantenerse firme en las situaciones políticas más difíciles. Es difícil evaluar adecuadamente la contribución de Kishan a la lucha política por la emancipación de la clase obrera en un breve texto de homenaje. También debemos añadir que Kishan fue muy hospitalario y con los pies en la tierra. Muchos camaradas de la CCI, ya sea que vengan de otros países o de otras partes de la India, experimentaron su generosa hospitalidad. Expresamos nuestro revolucionario saludo y solidaridad a su familia. La CCI está al lado de su hija y su esposa con toda su simpatía y solidaridad.
Corriente Comunista Internacional
[1] El maoísmo un engendro burgués, 3ª parte de una serie sobre China, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1193/china-eslabon-del-imperialismo-mundial-iii-el-maoismo-un-engendro- [432] . Para estudiar más en profundidad lo que es la izquierda del capital y sus corrientes izquierdistas ver la Serie La herencia oculta de la izquierda del capital https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [363] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [132] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [364] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [365] y /content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal [366]
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Ya son más de 230 días de cuarentena y estado de emergencia sanitaria, lo cual profundiza la crisis económica mundial previa a la aparición del virus, descargando todos sus efectos sobre las espaldas de la clase obrera. La pandemia sólo vino a agravar una situación que lleva al menos 50 años en la vida del capitalismo. Desde la entrada del sistema en su período de decadencia a principios del siglo XX, pasando por la gran depresión en la década de los treinta de esa centuria, la humanidad ha tenido que soportar toda clase de penurias. Esta crisis económica mundial, es producto de las propias contradicciones de este modo de producción, que encuentra cada vez más sus límites históricos y que con la entrada en la fase última de su larga agonía, esto es, la descomposición[1], se hace cada vez insoportable la vida para la clase trabajadora y la humanidad entera. Ya las terribles manifestaciones a nivel global se aprecian en la perdida y caída de los salarios, despidos masivos, precariedad agravada y empobrecimiento de las condiciones de vida.
Según fuentes oficiales, en el país existen ya más de 8 millones de desempleados, como parte de una recesión brutal en la que ha entrado la economía nacional y mundial. Más de un millón de empresas quebradas, más de 7 millones de endeudados y un largo etc., son algunos de los efectos de la crisis mundial; una crisis que se presenta como la peor en la historia del capitalismo, sin punto de comparación con aquella de 1929, según señalan los mismos expertos de la burguesía.
Mientras el programa Reactiva Perú[2] destinó 60 millones de "rescate" para las grandes empresas, gran parte de la población se ahoga en la miseria, hambre y el desempleo, además de las consecuencias psicológicas del encierro, que ya se empiezan a manifestar en la población, porque el miedo y la incertidumbre sobre el futuro han empezado a hacer su tarea[3]. Todo esto es consecuencia de un sistema putrefacto y nauseabundo, que ya no puede ofrecer otra cosa que no sea el deterioro sostenido de las condiciones de vida de los trabajadores.
Pese a esta terrible situación en el país, la burguesía nunca pierde. Por ejemplo, los bancos han obtenido ganancias en un 53% más, además de recibir dichos créditos del programa Reactiva Perú; hasta la fecha, tienen una utilidad neta de 2300 millones de soles (638$ mil millones) incrementando sus ganancias, que ya son mayores a la etapa pre - pandemia (aprox. 1500 millones de soles). Esto refleja que la crisis económica la sigue pagando la clase obrera en general y que la crisis económica solo azota a los trabajadores y a otros sectores no explotadores de la sociedad.
En el caso de las grandes empresas “afectadas” del país, han recibido con el programa "Reactiva" más de 60 millones de soles de ayuda, en créditos, préstamos que por cierto jamás se devolverán al Estado, pues la historia económica del país ha demostrado con muchos ejemplos que cuando se dan estos paquetes de “préstamos” y créditos en situaciones similares, nunca retornan a la fuente que los entregó. Es por ello, que ya los especialistas hablan de un mayor nivel de endeudamiento para el Estado para los próximos años, que en el trascurso de los últimos meses por la presencia del Covid-19, se ha incrementado exponencialmente. La deuda pública neta pasó de 13% en el 2019 a 25.6% para el 2020. Waldo Mendoza, presidente del consejo fiscal del Ministerio de Economía y Finanzas, señaló que “si las empresas que accedieron a esos créditos no llegan a pagarlos, el MEF tendrá que hacerse cargo de esas obligaciones. El aval estimado, según el MMM[4], es de más o menos US$ 4,000 millones”.
Sabemos que el Estado burgués es un instrumento indispensable para mantener el orden jurídico político que garantiza la explotación del trabajo humano, para transformar la naturaleza en beneficio del comercio y la producción capitalista y que, desde la fundación de la república democrática en 1821, este ha sido el instrumento de la clase dominante para exprimir al máximo las materias primas de moda en el mercado mundial: guano, salitre, lanas, azúcar o minerales. Todo ello, acompañado de un largo rosario de latrocinios y canalladas sin cuento, desatados por los sucesivos gobiernos en esta parte del planeta.
Esta "ayuda o salvataje" lanzada por el gobierno de Vizcarra a las grandes empresas, es similar a la que recibieron los bancos y grandes empresas en EEUU en medio de la crisis de las subprime el 2008. Esta situación supone que el Estado ha echado mano hasta el agotamiento de las reservas fiscales y ha usado préstamos internacionales hasta entrar en déficit fiscal, déficit que pasaría en términos del PBI de 1.6% en el 2019 a 10.7% para este año. Por cierto, a los trabajadores solo les tocó en algunos casos bonos miserables o dádivas para paliar el desempleo y el hambre.
Estas medidas del Estado no son nuevas. Siempre ante estas crisis, el Estado sale a cumplir su papel como aparato político de la burguesía, son las formas y mecanismos que ofrece el capitalismo de Estado[5], en su intervención permanente frente a la crisis económica.
Debemos sumarle a esta situación la batería de ataques contra la clase obrera que el Estado y la burguesía organizada en la Confiep[6] preparan. La presidenta de dicho gremio, María Isabel León, presentó al gobierno un listado de propuestas laborales que incluyen la creación de un régimen laboral de emergencia, con duración de por lo menos un año, para ayudar a las empresas afectadas por la crisis. Este nuevo régimen planteado durante el Gobierno de Martín Vizcarra dispone, por ejemplo, reducción de salarios a los trabajadores, así como el alargamiento de sus jornadas (trabajando domingos y feriados inclusive) otorgándoles en "compensación" acceso a su CTS, AFP[7] o a subvenciones estatales. Esto se suma a las ya dadas anteriormente, como la "suspensión perfecta", eufemismo inventado para encubrir el despido de miles de obreros, sin más ni más.
Proponen también, que se permita a los empleadores realizar contrataciones temporales de emergencia, “sustentadas en la necesidad de superar la emergencia”, o sea, más contratos basura. Los gremios empresariales sugieren otorgar a los empleadores la posibilidad de prorratear el pago de las gratificaciones y CTS a sus trabajadores para generarles un ahorro a las empresas. Por si fuera poco, la Confiep le propuso al gobierno, crear un régimen de incentivos para la contratación de personal, incluyendo el poder incrementar la deducibilidad tributaria para los pagos realizados en la capacitación de nuevo personal. De igual manera, se plantea incrementar la deducibilidad en el gasto de contratación por un plazo de dos años para los empleadores que contraten trabajadores a tiempo indefinido. Además, se recomendó inafectar de tributos el pago realizado al desvincular a un trabajador si este pago se destina a crear nuevas empresas.
Toda esta agenda técnica/política de la burguesía que se ha planteado al Estado y que ya empieza a implementarse, está diseñada para seguir atacando las condiciones laborales de los trabajadores, precarizando sus contratos, cada vez más y desprotegiéndoles frente al futuro; la necesidad de la burguesía de mantener e incrementar sus ganancias frente a la crisis económica mundial, es un esfuerzo permanente de la clase explotadora que en plena crisis económica presenta también mayores dificultades en sus procesos de acumulación de capital.
Una de las mayores mistificaciones que vende el capitalismo decadente es la del "emprendedurismo", el "todos podemos ser empresarios", concepto que se empieza a difundir por todos lados, mientras el monstruo del desempleo va en aumento generando cada vez más miseria y empobrecimiento. Este concepto que implica una propuesta de autoempleo, pero que no es más que una ilusión laboral y alternativa del “recurseo”[8], incrementa la informalidad laboral y la precariedad. La idea de autogenerarse un ingreso es la premisa, en este espejismo, que lo único que demuestra en el fondo es una profundización de la precariedad de la vida obrera y una fragmentación y debilitamiento cada vez mayor del trabajo, así como un deterioro mayor del nivel de salarios en el mercado laboral. El cuento del emprendedurismo sólo oculta la miseria extrema, producto del desempleo.
La quiebra de más de un millón de empresas arroja a miles de trabajadores a la calle, una ola masiva de desempleados en las calles empieza a generar más y más mercados informales de vendedores y ambulantes, donde la clase trabajadora se ve forzada a buscarse la vida, en medio de una salvaje competencia, vendiendo cualquier cosa para poder alimentarse día a día. Ya hemos mencionado los más de 8 millones de desempleados que existen hasta la fecha y es posible que esa cifra vaya en aumento.
El fenómeno creciente de la informalidad en el mercado laboral, constituye un factor que puede obrar en la perdida actual de la conciencia política de clase la obrera en la región y específicamente en el Perú, en la pérdida de su identidad y de su autonomía de clase, debido a la dispersión que produce en sus fuerzas, reforzando también una visión de “sálvese quien pueda” y porque es posible caer en el terreno de las ilusiones de “triunfar con su propio negocio” que prende naturalmente en el terreno ideológico de la pequeña burguesía[9]. Los trabajadores no podemos renunciar a la búsqueda de nuestro sustento y de nuestras familias. Pero a lo que sí debemos renunciar es a las ilusiones de que habrá un nuevo “desarrollo económico”, que nos abrirá un espacio seguro y cómodo en el terreno de la competencia capitalista. Por sus mismas contradicciones, el capitalismo lo único que puede ofrecer es el sacrificio de millones de trabajadores, de pequeños comerciante o propietarios, para salvar a los grandes capitales.
Los efectos de la fase de descomposición en la que se encuentra el sistema capitalista se evidencian en la agudización de la guerra de facciones que mantiene la burguesía nacional. Esta confrontación, contiene dos elementos que se potencian con la putrefacción capitalista, por un lado, el crecimiento vertiginoso de mafias que pululan en el aparato de Estado y por otro, las dificultades cada vez mayores para la burguesía en su conjunto de controlar sus propias fuerzas. La lucha a muerte por sobrevivir en las aguas pantanosas del juego político, dan paso al cada cual para sí y a la inestabilidad que socava la gobernabilidad. La llamada "lucha contra la corrupción", no es más que una hipócrita campaña, que encierra un problema real, pero que es utilizada por estas facciones como un medio de ajustar sus cuentas y neutralizar enemigos políticos. El caso de corrupción del presidente Vizcarra y su destitución del cargo (vacancia) es un capítulo más de todos los que han ocurrido al menos en lo que va de siglo XXI, lo que muestra que este comportamiento de la burguesía no es una cuestión pasajera ni coyuntural, ni tampoco se soluciona con “campañas ciudadanas”. Como se ha mencionado, ocurre en un marco histórico social, donde esta pudrición del sistema se ha vuelto su elemento dominante, afectando de manera irreversible todos los aspectos de la sociedad. Las facciones burguesas en el Estado se acusan mutuamente de latrocinios, de compras amañadas del Estado que se han hecho en plena pandemia y que derrochan irregularidades. Frente a esta situación, la población ha reaccionado, harta de la corrupción imperante, pero también, en medio de una situación económica y social que empeora y que siembra incertidumbre y desesperación. La vacancia vino a extremar la tensión creada por las medidas de restricción por la pandemia, que ocasionaron el cierre de empresas, la disminución de la actividad comercial, privando de su sustento a millones de peruanos. Sin embargo, la clase trabajadora no puede ser víctima de los cantos de sirena de la burguesía, engancharse en la ilusión de un sistema político “más ético” o “más responsable” de sus acciones. No puede caer en el terreno de las luchas ciudadanas, de la revuelta social o del vandalismo, ese no es su terreno de clase. Participar en estas luchas contra la corrupción o contra Merino, por el regreso de Vizcarra, etc., no es más que sumarse al coro de las facciones burguesas en pugna, que mañana asestarán más golpes contra sus condiciones de vida. Por otro lado, los trabajadores no deben ser ni carne de cañón, ni parte del teatro electoral, en donde ya las facciones burguesas empezaron a barajar sus cartas para las próximas elecciones presidenciales del 2021, alistando candidatos, coaliciones, apoyos a proyectos mineros, entre otros temas de la agenda política de la burguesía, que nada, pero nada tienen que ver con los intereses de la clase trabajadora, por el contrario, solo buscan renovar y aceitar todo su aparato político apuntándolo contra los trabajadores.
Los trabajadores formamos parte de una clase mundial, que resiste a una serie de ataques permanentes que desmejoran nuestras condiciones de vida. Al igual que nuestros hermanos de clase a nivel global, el proletariado peruano no está derrotado, aunque sí está muy golpeado por la crisis, el desempleo, las secuelas del Covid y ahora la difteria, además, el stress de toda esta situación viene agobiando a los trabajadores. Las huelgas aún son pocas y aisladas. Principalmente han salido a las calles los obreros de la salud, los más expuestos por el Estado al contagio, negándose a ser carne de cañón, como ha pasado en varias partes del mundo, reclamando por la falta de mascarillas y demás protocolos de seguridad ante la precariedad en que trabajan. En Lima y provincias, dentro o fuera de los hospitales, hay protestas de enfermeras, médicos, obstetras. Pero también hubo trabajadores de otros sectores como la minería que se inscribieron en la resistencia, por ejemplo, oponiéndose a entrar al socavón por temor al contagio, como sucedió con los obreros de la zona de Antapacay. También, hubo luchas contra los ataques directos a los obreros municipales en Lima y Chiclayo, quienes han protestado por la falta de implementos, contra los despidos o la falta de pagos.
Los trabajadores se defienden como pueden de la ofensiva Patronal-Estatal. La gran mayoría aún está muy golpeada, muchos trabajadores desmoralizados por la falta de ingresos o acosados con el exceso de trabajo, la exigencia de horas extras o la amenaza de despido, así es como se resume esta situación. El panorama económico es oscuro en los próximos años y sobre los trabajadores se seguirán descargando las más pesadas consecuencias de la crisis del Capitalismo.
Sólo la unidad y la solidaridad de clase en sus luchas serán decisivas para resistir a la próxima ola de ataques a sus condiciones de vida. La evolución de la crisis económica nos llevara cada vez más a escenarios de terror, pero la clase obrera internacional tendrá que dar batalla para recuperar su consciencia política a través de la lucha de clases, que se presentara tarde o temprano frente a los ataques de la burguesía y las convulsiones de este moribundo sistema. Solo el proletariado, desarrollando luchas en su terreno de clase, de forma autónoma, unida y solidaria, puede representar una alternativa futura para la humanidad.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1]https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[2] Es un programa del gobierno del Perú sin precedentes, que tiene como objetivo dar una respuesta rápida y efectiva a las necesidades de liquidez que enfrentan las empresas ante el impacto del COVID-19.
[3] Ver Confinamiento ante la pandemia: El Estado burgués pone de manifiesto toda su brutalidad https://es.internationalism.org/content/4614/confinamiento-ante-la-pandemia-el-estado-burgues-pone-de-manifiesto-toda-su-brutalidad [258]
[4] Marco Macroeconómico Multianual, documento relevante del gobierno del Perú, en materia económica, el cual contiene proyecciones macroeconómicas y los supuestos en la que estas se basan proyectas para un periodo de cuatro años
[5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2117/la-crisis-del-capitalismo-de-estado [434]
[6] Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP)
[7] Administradores de Fondos de Pensiones (AFP) y la Compensación por tiempo de servicios (CTS)
[8] En concreto, el que no tiene trabajo se lo inventa, esto es, crea su puesto de trabajo (el famoso recurseo), sobre la base de buscar desarrollar un emprendimiento generalmente categorizado en la provisión de servicios con bajo valor agregado
[9] Nuestra organización en las Tesis sobre la Descomposición antes citada había alertado, hace ya 30 años, de este peligro: “Uno de los factores que está agravando esa situación es evidentemente, que una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman es aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella”
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Los EE.UU., el país más poderoso del planeta, se ha convertido en un escaparate de la descomposición avanzada del orden mundial capitalista. La carrera por la elección presidencial ha arrojado una dura luz sobre un país desgarrado por las divisiones raciales, por los conflictos cada vez más brutales dentro de la clase dirigente, por la espantosa incapacidad de hacer frente a la pandemia Covid-19 que ha dejado cerca de un cuarto de millón de muertos, por el devastador impacto de la crisis económica y ecológica, por la propagación de ideologías irracionales y apocalípticas. Sin embargo, estas ideologías, paradójicamente, reflejan una verdad subyacente: que estamos viviendo en los "últimos días" de un sistema capitalista que gobierna en todos los países del mundo.
Pero incluso en esta fase final de su decadencia histórica, mientras la clase dominante demuestra cada vez más su pérdida de control sobre su propio sistema, el capitalismo puede volver su propia podredumbre contra su verdadero enemigo, la clase obrera, y el peligro de que pueda tomar conciencia de sus verdaderos intereses. La participación récord en estas elecciones y las ruidosas protestas y celebraciones a ambos lados de la línea divisoria política Trump - Biden representan un poderoso refuerzo de la ilusión democrática - de la falsa idea de que cambiar un presidente o un gobierno puede detener el deslizamiento del capitalismo hacia el abismo, que el voto permite al "pueblo" hacerse cargo de su destino.
Hoy en día esta ideología está encabezada por la creencia de que Joe Biden y Kamala Harris salvarán la democracia estadounidense del acoso autoritario de Trump, que curarán las heridas de la nación, restaurarán la racionalidad y la fiabilidad de la relación de los EE.UU. con otras potencias mundiales. Y estas ideas son amplificadas por una gigantesca campaña internacional que saluda en el resultado electoral la renovación de la democracia y el retroceso del asalto populista a los valores liberales.
Pero nosotros, los trabajadores, debemos estar alerta. Si Trump y "America First" se alzaron abiertamente para agudizar el conflicto económico e incluso militar con otros estados capitalistas - China en particular - Biden y Harris también perseguirán el impulso de Estados Unidos para la dominación imperialista[1], tal vez con métodos y retórica ligeramente diferentes. Si Trump defendió los recortes de impuestos para los ricos y terminó su reinado presidiendo un gran aumento del desempleo, una administración Biden, enfrentada a una crisis económica mundial que se ha visto fuertemente agravada por la pandemia, no tendrá más remedio que hacer que la clase explotada pague por la crisis mediante el aumento de los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. Si los trabajadores inmigrantes e "ilegales" creen que estarán más seguros bajo una administración Biden, recordemos que bajo el presidente Obama y el vicepresidente Biden 3 millones de trabajadores "ilegales" fueron deportados de los Estados Unidos[2].
Sin duda, gran parte del apoyo actual a Biden se produce en reacción a los verdaderos horrores del Trumpismo: las mentiras descaradas, el racismo de perro rabioso, la dura represión de las protestas, la total irresponsabilidad ante el Covid-19 y el cambio climático. No hay duda de que Trump es un claro reflejo de un sistema social en putrefacción. Pero Trump también afirma que habla en nombre del pueblo, que actúa como un "outsider" que se opondrá a las irresponsables "élites". E incluso cuando socava abiertamente las "normas" de la democracia capitalista, refuerza el argumento contrario de que más que nunca debemos unirnos a la defensa de estas normas. En este sentido, Biden y Trump son dos alas del mismo fraude democrático.
Esto no significa que las dos alas trabajen juntas pacíficamente. Incluso si Trump es removido como presidente, el trumpismo no desaparecerá. Trump ha normalizado las milicias armadas de derecha que desfilan por las calles y ha llevado a los cultos de conspiración marginal como QAnon al centro de la corriente ideológica. Esto a su vez ha alimentado el crecimiento de escuadrones antifascistas y milicias del poder negro listas para oponerse a los supremacistas blancos en un terreno militar. Y detrás de todo esto, toda la clase burguesa y su maquinaria estatal está dividida por intereses económicos y de política exterior en conflicto que no pueden ser eliminados por los discursos "curativos" de Biden. Existe la posibilidad de que estos conflictos se vuelvan más intensos y violentos en el período que se avecina. Y la clase obrera no tiene ningún interés en verse atrapada en este tipo de "guerra civil", debe rechazar dar su energía e incluso su sangre a la batalla entre las facciones populistas y antipopulistas de la burguesía.
Estas facciones no dudan en apelar a su versión de la "clase obrera". Trump se presenta como el campeón de los obreros cuyos empleos han sido puestos en peligro o destruidos por la "injusta" competencia extranjera. Los demócratas, especialmente las figuras de izquierda como Sanders u Ocasio-Ortez, también afirman hablar en nombre de los explotados y los oprimidos.
Pero la clase obrera tiene sus propios intereses y no coinciden con ninguno de los partidos de la burguesía, republicano o demócrata. Tampoco coinciden con los intereses de "América", de la "nación" o del "pueblo", ese legendario lugar donde los explotados y los explotadores viven en armonía (aunque en competencia despiadada con otras naciones). Los trabajadores no tienen ninguna nación. Forman parte de una clase internacional que en todos los países es explotada por el capital y oprimida por sus gobiernos, incluso por aquellos que se atreven a llamarse socialistas, como China o Cuba, simplemente porque han nacionalizado la relación entre el capital y sus esclavos asalariados. Esta forma de capitalismo de estado es la opción preferida del ala izquierda del Partido Demócrata, pero no significa, como Engels señaló una vez "que se acabe con la relación capitalista". Más bien, se pone a la cabeza".
El socialismo real es una comunidad humana mundial donde las clases, la esclavitud asalariada y el estado han sido abolidos. Esta será la primera sociedad en la historia donde los seres humanos tienen un control real sobre el producto de sus propias manos y mentes. Pero para dar el primer paso hacia tal sociedad se requiere que la clase trabajadora se reconozca como una clase opuesta al capital. Y tal conciencia sólo puede desarrollarse si los trabajadores luchan con uñas y dientes por sus propias necesidades materiales, contra los esfuerzos de la clase empleadora y su estado para reducir los salarios, recortar los puestos de trabajo y alargar la jornada laboral. Y no puede haber duda de que la depresión global que se está formando a raíz de la pandemia hará que tales ataques sean el programa inevitable de todas las partes de la clase capitalista. Frente a estos ataques, los trabajadores tendrán que entrar masivamente en la lucha en defensa de sus niveles de vida. Y no puede haber lugar para la ilusión: Biden, como cualquier otro gobernante capitalista, no dudará en ordenar la sangrienta represión de la clase obrera si amenaza su orden.
La lucha de los trabajadores por sus propias reivindicaciones de clase es una necesidad, no sólo para contrarrestar los ataques económicos lanzados por la burguesía, sino sobre todo como base para superar sus ilusiones en tal o cual partido o líder burgués, y para desarrollar su propia perspectiva, su propia alternativa a esta sociedad en decadencia.
En el curso de sus luchas, la clase obrera se verá obligada a desarrollar sus propias formas de organización, como las asambleas generales y los comités de huelga electivos y revocables, formas embrionarias de los consejos obreros que, en los pasados momentos revolucionarios, se han revelado como el medio a través del cual la clase obrera puede tomar el poder en sus propias manos e iniciar la construcción de una nueva sociedad. En este proceso, un auténtico partido político proletario tendría un papel vital: no en pedir a los trabajadores que lo voten para llegar al poder, sino en defender los principios derivados de las luchas del pasado y en señalar el camino hacia el futuro revolucionario. En palabras de la Internacional, "Ni en dioses, reyes o señores está el supremo salvador". Ni Trump, ni Biden, ni falsos mesías - la clase obrera sólo puede emanciparse por sus propios esfuerzos, y al hacerlo, liberar a toda la humanidad de las cadenas del capital.
Amos
[1] Es preciso recordar que los demócratas han sido los iniciadores de muchas de las guerras en las que USA ha estado implicado: la 2ª Guerra Mundial y la guerra de Vietnam entre otras.
[2] A Obama que aumentó de forma muy fuerte las medidas contra los emigrantes le llamaban “El Deportador en jefe” haciendo un juego de palabras con el título oficial que tiene el presidente de Estados Unidos de Comandante en Jefe.
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A principios del siglo XX las condiciones que habían permitido el desarrollo extraordinario del capitalismo empiezan a desaparecer. Termina la implantación del mercado mundial y con ello, los antagonismos entre potencias capitalistas por la dominación de los mercados se exacerban en la medida en que la necesidad de encontrar salida a su producción choca con la capacidad de absorción del mercado mundial. El desarrollo mismo del capital ha acumulado las dificultades para la continuación de su expansión. Hay "demasiados capitalistas" para el volumen del mercado, en particular Alemania e Italia no pueden abrir mercados para su desarrollo más que a expensas de las viejas potencias dominantes. Ya desde principios de siglo, los roces entre potencias imperialistas se multiplican.
La vida económica y social de cada una de las naciones se encuentra cada vez más trastornada. Para hacer frente a una concurrencia que se desarrolla tanto en el terreno de la venta de mercancías en el mercado mundial como en el armamento militar (carrera de armamentos) toda la economía se orienta al máximo hacia la reducción de los costes de producción (por tanto, básicamente hacia la reducción de los salarios) y hacia la preparación del ejército y del aparato militar para ponerlo a la altura de las técnicas modernas. El margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, se reduce practicamente a nada, La guerra despiadada que sostienen entre sí los distintos capitales nacionales se traduce en una guerra interna del capital contra toda mejora de las condiciones de existencia de la clase productora: la eficacia económica y militar de cada capital depende, ahora más que nunca y en primer lugar, de su capacidad para extraer de sus explotados la máxima producción. Ningún capital nacional puede acordar concesiones a sus proletarios sin dar marcha atrás en la competencia internacional.
Las bases económicas objetivas que habían arrastrado al proletariado a fijar su actividad de clase alrededor de la conquista sistemática de reformas se desmoronan irreversiblemente poniendo al desnudo y exacerbando hasta los últimos límites los antagonismos fundamentales de clase. En lo político, los sectores más potentes de cada capital nacional se imponen al resto de su clase, concentrando progresivamente todo el poder en manos del Ejecutivo del Estado (Gobierno), transformándose el Parlamento en una simple correa de transmisión del Gobierno que solo se mantiene en vida por razones de mistificación política[2].
Se acaba la era del apogeo histórico del capitalismo y se abre la época de su decadencia histórica.
Pero, con esos trastornos radicales de la sociedad burguesa, las condiciones mismas de la lucha proletaria se transforman totalmente. Se acabó el tiempo en que el proletariado podía negociar en los recintos parlamentarios la mejora de sus condiciones de vida; se acabó el tiempo en que la mejora de sus condiciones de vida podía constituir un estimulante para el desarrollo del capital; se acabó la época en que podía comprometerse en la conquista de un "programa mínimo". De ahora en adelante no tiene enfrente más que a un Estado cada vez más centralizado, omnipresente y omnipotente que no puede "ofrecerle" más que una explotación cada vez más implacable y alistarlo como carne de cañón en los conflictos Inter imperialistas. De ahora en adelante, los métodos de lucha política indirecta, consistentes en hacer presión sobre el Estado para modificar su comportamiento, acaban por desmoronarse ante los imperativos a que está sometida la sobrevivencia de cada capital nacional. Todo programa de reformas se convierte en una utopía irrealizable y todos los métodos de lucha que se habían elaborado en función de él, se transforman en barreras contra la expresión de los intereses proletarios.
La primera guerra mundial al marcar definitivamente la entrada del capitalismo en su fase de decadencia pone violentamente al proletariado frente a la alternativa: "COMUNISMO O BARBARIE". O el proletariado se compromete en un combate revolucionario de masas abandonando los viejos métodos de lucha parlamentaria y sindical, o se somete a la barbarie capitalista.
El viejo aparato sindical y parlamentario de la II Internacional, roído hasta la médula por el cáncer del reformismo, no durará apenas: se pasará, con armas y bagajes, al campo del capital, sirviéndole inmediatamente como banderín de enganche para su carnicería imperialista.
Y, al contrario, en el transcurso de las explosiones revolucionarias que sacuden Europa, los obreros se dotan de las nuevas formas de lucha y organización, anunciadas desde primeros de siglo por los combates del joven proletariado ruso: la lucha directa de masas contra el Estado capitalista organizada en Consejos Obreros. Y encuentran frente a ellos, al lado de la burguesía y de los partidos parlamentarios, a los sindicatos.
Desde la primera Guerra Mundial, la decadencia del capitalismo ha sometido a la humanidad a la barbarie de un ciclo de vida hecho de crisis-guerra-reconstrucción. Esto no ha hecho más que reforzar las condiciones históricas que hacen imposible toda defensa de los intereses proletarios por medio de la lucha por reformas y mejoras (programa mínimo), obligando a toda organización que se sitúe en ese terreno a transformarse en fuerza de la burguesía, integrada en las estructuras del Estado. Estas condiciones son, principalmente, la imposibilidad de reformas o mejoras parciales, y el desarrollo del totalitarismo estatal en todos los regímenes sean o no “democráticos”.
Para enfrentarse a una competencia internacional que se ha agudizado hasta sus límites extremos; para hacer frente a unos gastos improductivos que crecen en proporción al ahondamiento de las contradicciones del sistema:
En tal contexto, la burguesía no puede ya, incluso bajo la presión de las más fuertes luchas obreras, conceder verdaderas reformas.
Es así como se ha podido comprobar fácilmente que, desde hace más de medio siglo, cualquier lucha por reivindicaciones salariales no lleva a ningún sitio. En lo económico, los aumentos de sueldo no son más que recuperaciones del alza constante del nivel de los precios. El aumento de salarios conseguido en Francia en junio del 36 (acuerdos de Matignon: media de un 12%) quedó anulado en 6 meses: solamente entre septiembre del 36 y Enero del 37 los precios subieron en un 11%. Sabemos también, por ejemplo, lo que quedó de los aumentos obtenidos en junio del 68 en los acuerdos de Grenelle, también en Francia, al cabo de un año.
En el terreno de las condiciones de trabajo, el fenómeno es el mismo. Mientras en el periodo ascendente del capitalismo el tiempo de trabajo disminuía efectivamente bajo le presión de las luchas obreras (de 1850 a 1900 la duración semanal del trabajo en la industria pasó de 72 a 64,5 horas en Francia y de 63 a 55,3 horas en USA), en el capitalismo decadente, la jornada de trabajo va a conocer un estancamiento, e incluso un crecimiento (sin hablar del tiempo de transporte que aumenta día a día). En mayo-junio del 68, la clase obrera de Francia tenía que volver a luchar por una reivindicación que teóricamente había sido "satisfecha" en el 36: la semana de 40 horas del 36 se había convertido en 44,3 en el 49 y en 45,7 en el 62.
El periodo de reconstrucción que se abre en 1945 después de las miserias y barbaries de la crisis y la guerra ha podido hacer creer, sin embargo, que un arreglo de las condiciones de trabajo y de vida era aún posible bajo el capitalismo: la relativa prosperidad que conocía el Capital había llegado a resolver en parte el paro ofreciendo una cierta seguridad de empleo. En todas partes los defensores del sistema hablan del "espectacular" aumento del nivel de vida en los países industrializados. ¿Qué realidad encubría pues esta "mejora" que incluso llevó a algunos a decir que el proletariado había desaparecido, diluido en una pretendida "sociedad de consumo"?
"En el terreno estrictamente económico la situación de la clase obrera no fue nunca peor. En numerosos países, el negarse a hacer horas extras es causa inmediata de despido y en todas partes la introducción del llamado salario base, deliberadamente mezquino, de las primas y bonificaciones a la productividad etc... fuerzan al trabajador a aceptar "de buen grado" jornadas de 10 a 12 horas…
En el aspecto más profundo de la explotación, el de la productividad por cabeza y por hora, el trabajador se ve llevando a una situación aterradora. La producción que se le extrae cada día crece de manera prodigiosa. Primero, las Innovaciones técnicas que quitan al obrero toda la intervención creadora en su trabajo, miden todos sus movimientos al segundo y lo convierten en un mecanismo de servidumbre viviente sujeto a la misma cadencia de los ingenios mecánicos. Y además del cronometraje, trampa atroz y repugnante que fuerza a los hombres a trabajar cada vez más intensamente con el mismo utensilio y en la misma unidad de tiempo. En tercer lugar, el reglamento de disciplina castiga el menor alto en el trabajo incluso para encender un cigarrillo o ir al servicio. La producción que se extrae por estos medios al trabajador es enorme y, en la misma proporción, su agotamiento físico y mental". (Munis: "Los sindicatos contra la revolución")
Los discursos vacíos de los defensores del Capital no pueden esconder esta realidad que los trabajadores sienten en su carne desde hace siglos: el Capitalismo no hace sino deteriorar irreversiblemente sus condiciones de existencia. Frente a estos hechos, frente a esas derrotas sistemáticas de las luchas por verdaderas reformas ¿Qué papel les queda a los sindicatos? Reconocer tal estado de cosas les obligaría a reconocer su ineficiencia por lo tanto a disolverse.
Por todo eso, ellos se ven obligados, para subsistir, a convertirse en "consoladores" de la clase obrera, igual que la Iglesia lo fue para los siervos durante siglos. No prometen la felicidad en el cielo, pero inventan "victorias" allí donde solo hay derrotas, y disfrazan de "conquistas obreras" lo que no es sino intensificación de la explotación; transforman cualquier lucha obrera en una calmante procesión. Igual que la Iglesia en la Edad Media, los sindicatos son la avanzadilla de la burguesía dentro de la clase explotada.
Por el desarrollo de los conflictos entre capitalistas de una misma nación, conflictos entre diferentes fracciones del Capital mundial, conflictos entre clases antagonistas y de manera general, exacerbación del conflicto global entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el marco social demasiado estrecho para conocerlos, en resumen, por sus propios mecanismos, la sociedad capitalista en decadencia tiende a disgregarse por todas partes. Y como ocurrió en la decadencia del esclavismo y feudalismo, la fuerza totalitaria del Estado, al intervenir a todos los niveles controlándolo todo, se transforma en factor esencial del mantenimiento del viejo edificio social.
Si en la prosperidad del siglo XIX el reino del "libre cambio" y del no intervencionismo económico era posible, en su fase decadente, el capital desarrolló un Estado reforzado, coordinador y controlador directo de todos los aspectos de la vida social, y, en primer lugar, de las relaciones entre las clases.
En estas condiciones, toda la organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente una presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tienen que imponer por lo tanto a los trabajadores. En el totalitarismo del capitalismo decadente los engranajes del Estado poseen un poder de integración cuya potencia no puede ser combatida más que por la acción revolucionaria directa contra el Estado mismo. Al no asentar su actividad en ese terreno, por definición, los sindicatos no tienen ninguna fuerza para resistirlo.
La integración de los sindicatos en el Estado toma frecuentemente formas directas, sin matices; se transforman oficialmente en parte integrante del aparato estatal y en muchos casos la sindicación de los trabajadores se ha vuelto obligatoria por la ley. Es lo que se produce en la mayoría de los países nacidos en las llamadas "luchas de liberación nacional", bajo las formas más seniles del capitalismo decadente, igual que en los regímenes fascistas o los llamados "socialistas".
En los regímenes "democráticos" y en particular cuando los sindicatos están ligados a partidos políticos de la oposición (o en regímenes donde están sometidos a la clandestinidad) la integración puede tomar formas menos visibles. Pero por el hecho mismo que aceptan el marco de la legalidad estatal (o que procuran por todos los medios que se les acepte, como ocurría por ejemplo en España bajo el franquismo) se encuentran de hecho integrados al engranaje del aparato estatal. Las oposiciones entre fracciones del aparato político de la burguesía solo sirven para dar a las organizaciones sindicales un barniz de combatividad, al menos verbal, que les permita aparecer mejor como "organizaciones obreras".
Se haga descaradamente, o tome las formas de juego de las comedias políticas de la burguesía, en el capitalismo decadente los sindicatos son inevitablemente absorbidos por el Estado. Paralelamente a la imposibilidad de seguir siendo organizaciones obreras por la imposibilidad de su tarea original, el capitalismo decadente ha ido generando en el seno del Estado la necesidad de una serie de funciones, para las cuales los sindicatos están perfectamente preparados (encuadramiento de la clase obrera, gestión del mercado de la fuerza de trabajo, regulación y control de los conflictos entre Capital y trabajo, etc.…). Es por lo que, como hemos visto en la primera parte de este texto, se ve a menudo al aparato del Estado crearlos, defenderlos, subvencionarlos... Es solo como engranajes de este aparato, asociados a la gestión diaria de la explotación capitalista como pueden sobrevivir en un mundo donde su función original es imposible.
Es en las fábricas y frente a las explosiones de la lucha obrera cuando los sindicatos son más indispensables al Estado capitalista. Introducidos en el seno mismo de la clase revolucionaria, son los mejor preparados para desarmar, desmovilizar, dividir, toda tendencia revolucionaria en la clase. En los países con vieja tradición sindicalista, se han hecho expertos en la materia.
La principal debilidad de toda clase explotada es la falta de confianza en sí misma. Todo está construido, en las sociedades de clases, para inculcar en el espíritu de los explotados la idea de la imposibilidad de cambiar su situación y de su impotencia para transformar el orden de las cosas. El sindicalismo, al no ofrecer otra alternativa a la clase que la de mejoras ilusorias de su condición de explotado, y al presentar siempre la lucha como un "terrible sacrificio para los trabajadores" haciendo de la negociación la única meta de las luchas, contando alabanzas al "ideal" obrero bueno, padre de familia, responsable y serio en su trabajo, es uno de los más eficaces propagadores de la ideología de la clase dominante entre los trabajadores. El espíritu que difunden es el de la desmoralización, de la abnegación, es lo contrario mismo del espíritu combativo de una clase revolucionaria.
Los sindicatos sobresalen en la tarea de dividir toda lucha de la clase obrera encerrándola en formas de lucha totalmente ineficaces (jornadas de acción, paros parciales, bajo rendimiento, etc.…) y limitando toda lucha proletaria al taller, fábrica o sector. Impedir la unificación de las luchas, su generalización, es el arte principal de los sindicatos.
Y cuando elementos revolucionarios se destacan en una fábrica, poniendo en entredicho a los sindicatos y su agitación, la burocracia sindical sabe jugar el papel de policía, manejando la represión física cuando pueden, recurriendo a la calumnia en otras ocasiones ("agentes provocadores del gobierno", "agentes de la C.I.A.", etc.…). En todos los casos se comportan como fieles perros guardianes del sistema.
Se podrían escribir libros y libros, contando los diferentes métodos de sabotaje de las luchas empleados por los sindicatos. Para ello bastaría con contar las huelgas de las últimas décadas, pero ese no es nuestro objetivo. De lo que ahora se trata es de comprender por qué esto es así, cómo hacer para combatir la lepra sindical, y, antes de nada, lo que no hay que hacer.
Teniendo en cuenta que su incapacidad para salir del marco de las luchas por reformas lleva a los sindicatos a ser integrados en el Estado burgués ¿No podría concebirse un sindicalismo que se dé fines revolucionarios y que, de hecho, podría escapar a la fuerza de absorción del aparato estatal? Esto es lo que han intentado hacer los anarco- sindicalistas con su sindicato revolucionario[3].
El sindicalismo revolucionario fue una reacción contra la degeneración parlamentaria y reformista de los sindicatos. Por ello, en un primer momento, pudieron expresar, al menos parcialmente, una verdadera corriente en el seno de la clase obrera. Pero para oponerse al parlamentarismo, el sindicalismo revolucionario volvía a tomar la vieja idea anarquista tan combatida por Marx, preconizando el rechazo de la lucha política (en la cual creían ver el nacimiento de toda degeneración reformista). Con ello volvían a encontrarse, a causa de la preocupación de "apoliticismo", con sus enemigos reformistas que, como hemos visto, defendían también, pero por otros caminos, el apoliticismo de los sindicatos.
Sindicalismo y parlamentarismo, están estrechamente ligados a una forma de lucha correspondiente a un periodo histórico. Rechazar el uno sin el otro es caer inevitablemente en una actitud incoherente que solo puede llevar a callejones sin salida.
En el capitalismo decadente la lucha revolucionaria no puede tomar formas sindicales: la lucha revolucionaria es una lucha directa, de masas, generalizada, que no se puede meter en el molde de una organización construida en función de la lucha permanente y sistemática por reformas, y aún menos para reformas imposibles.
El sindicalismo revolucionario tenía que adoptar o una política adaptada a la forma sindical –y en el capitalismo decadente eso lo condena a pasarse al terreno capitalista– o disolverse como organización sindical para integrarse en la lucha revolucionaria, o desaparecer de la escena social. En USA los IWW[4] desaparecieron. En Francia y en España, a pesar de las resistencias, a veces fuertes, cayeron en el primer caso en la participación en la Guerra Civil[5].
En todo caso, la experiencia del sindicalismo revolucionario no ha hecho sino demostrar una sola cosa: la imposibilidad de construir sindicatos revolucionarios en la época decadente del capitalismo. Es decir, la imposibilidad de construir sindicatos verdaderamente obreros.
[1] Los 3 artículos anteriores de la Serie Los sindicatos contra la clase obrera -que forman parte del folleto del mismo nombre- son los siguientes: https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [383] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [384] y https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [399]
[2] Para un análisis de la naturaleza totalitaria que toma el Estado en todos los países en la decadencia capitalista ver la Serie ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado democrático https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [337] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [352]
[3] Hemos escrito varias Series sobre el sindicalismo revolucionario: 1) Una serie general (https://es.internationalism.org/series/218 [437] ); 2) El sindicalismo revolucionario en Estados Unidos (https://es.internationalism.org/series/497 [438] ); 3) El sindicalismo revolucionario en Alemania (https://es.internationalism.org/series/493 [439] ); 4) La CNT en España (https://es.internationalism.org/series/494 [440] ).
[4]Organización sindicalista revolucionaria que floreció en los EEUU durante las dos primeras décadas del siglo XX. Su nombre (IWW) significa: Obreros Industriales del Mundo
[5]La C.N.T., único ejemplo de organización sindical que intentó varias veces realizar su "programa máximo", la "revolución social" (en 1933-1934), no lo hizo sino después de que los anarquistas de la FAI llevaran en su interior una lucha severa. Durante la dictadura de Primo de Rivera, la C.N.T., que se reclamaba del "apoliticismo revolucionario", estuvo en contacto con todo tipo de conspiradores: Maciá, la Alianza Republicana y otras organizaciones de oposición en el país.
En julio de 1927 se fundó la FAI. Sus miembros, rechazando todo tipo de compromisos "tácticos", se propusieron la conquista de la C.N.T. a fin de realizar la revolución social. Se constituyeron así en punto de reagrupamiento de todos los que desaprobaban la orientación reformista del anarco - sindicalismo.
Durante el Congreso Nacional de 1930 las dos tendencias se enfrentaron: los líderes de la CNT insistían en el carácter sindical y proponían aliarse con otras tendencias para facilitar la implantación de la República, mientras los "puros" de la FAI insistían en el anarquismo de la Confederación, rechazando todo compromiso. Ganaron estos últimos por lo que los viejos líderes fueron dimitidos y muchos de ellos dejaron la Confederación para formar el "trentismo" (Pestaña, etc). La CNT no participó pues, por los pelos, en el compromiso interclasista de 1930.
Bajo el impulso de la FAI, también "apolítica", la CNT fue de huelga general en tentativa de insurrección hasta 1936. Fuertemente debilitada por la represión pagó ampliamente en la persona de numerosos de sus militantes la imposibilidad del sindicalismo revolucionario. El Congreso de 1935 significó la vuelta de los "trentistas" que, entretanto, habían contraído todo tipo de alianzas con la burguesía. El intento de insurrección de la derecha del 18 de Julio de 1936 y el levantamiento proletario del 19 puso a las claras el papel de la CNT; las fuerzas "obreras" con CNT y FAI a la cabeza, subieron al poder. En Cataluña, plaza fuerte de la CNT, esta participó en el Comité de Milicias Antifascistas poniéndose primero "al margen del Gobierno de la Generalitat" para, a continuación, entrar en él dándole el necesario apoyo "obrero". El "apoliticismo sindicalista" había triunfado: los "puros" de la FAI acabarían aceptando ministerios en la República antes tan combatida.
Los "antiautoritarios", partidarios de la "revolución social apolítica", agitando sacrosantos principios morales, no han entendido nunca que la destrucción del Estado no es más que un momento de la lucha de clase del proletariado contra la burguesía.
Defendiendo posiciones revolucionarias (anti-frentismo, antiparlamentarismo) en nombre de la pureza de una ideología, la transgredieron en la práctica bajo la presión de los acontecimientos lo cual para ellos no revistió ninguna importancia pues la ideología seguía siendo "la misma de siempre". Así, CNT y FAI se aliaron con partidos burgueses, participaron en el gobierno de la República, dejaron masacrar al proletariado en las huelgas de Mayo 1937 "para no romper la unidad", con lo que revelaron una evidencia: el apoliticismo, es decir, el rechazo de un conjunto de posiciones de clase claras y consecuentes, es un arma de la burguesía.
Desde 1936 la política de "unidad antifascista" de la CNT le hace jugar el mismo papel que los demás sindicatos y Partidos: controlar a la clase obrera al servicio del capital. A pesar de la honradez de sus militantes, la "apolítica" CNT se pasó al bando de la burguesía.
¡Triste destino el del "sindicalismo revolucionario"! Tantas luchas, tantos militantes revolucionarios sacrificados para, al final, conseguir sentarse en algunos ministerios de la República La CNT, aliándose con los verdugos de los obreros revolucionarios (muchos de ellos militantes de base de la Confederación) enterró para siempre el anarco- sindicalismo en el basurero de la historia al lado de los Partidos Parlamentarios, los Sindicatos, los trotskistas, estalinistas y demás.
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Nos acercamos al primer aniversario del Gobierno de coalición PSOE – Unidas Podemos que se nos presenta como una respuesta “social” y “humana” a la situación cada vez más catastrófica que nos golpea: caída de los salarios, desempleo desbocado, miseria galopante, y, por encima de todo, el grave peligro que representa la pandemia, de la que, casi un año después, no se le ve solución[1].
La Serie que iniciamos con Los gobiernos de izquierda en la República y en la guerra del 36[2] y Los Gobiernos PSOE de la democracia[3], intenta demostrar de forma argumentada y recordando la experiencia histórica del proletariado que, como dijimos en el primer artículo de la Serie:
Y si denunciamos la farsa de los gobiernos de izquierda no es para sembrar el escepticismo, es para defender la única respuesta posible y realista: la lucha masiva como clase del proletariado en todos los países. No existe otra alternativa.
La crisis de 2008 obligó al Gobierno PSOE de Zapatero a mostrarse como ENEMIGO DE LOS TRABAJADORES lanzando desde 2009 durísimos ataques a sus condiciones de vida. Sin embargo, esta política fue denunciada por los jóvenes obreros que participaron en el movimiento 15 M que afirmaban en las asambleas “PSOE-PP la misma mierda es” y ¿Dónde está la Izquierda? Al fondo a la derecha”[4]. Aunque los sindicatos, calumniando a esa parte de la clase trabajadora como “Rojo – millonarios” y organizando la farsa de varias “huelgas generales”, lograron impedir que el movimiento se extendiera a los centros de trabajo, la burguesía comprendió que era mejor pasar el PSOE a la oposición y encargar al PP la ejecución de los planes de austeridad. Como dijimos en el segundo artículo de la Serie, esto se hacía en plena continuidad y complicidad entre ambos partidos, más aun, frente a las contradicciones y falta de coherencia de la Derecha, el PSOE ha sido siempre quien ha marcado el camino a seguir por los gobiernos capitalistas: “El gobierno Rajoy (2011-2018) tomó el relevo e impulsó la rueda AUSTERICIDA aún más lejos siguiendo la senda del PSOE. En 1982-96 el gobierno González lanzó un primer gran ataque que abonó el terreno a las medidas del gobierno Aznar. Repitiendo el “modelo”, el Gobierno Zapatero fue la lanzadera de los enormes recortes del gobierno Rajoy. Los Gobiernos PSOE son pioneros en el ataque a los trabajadores”.
Sin embargo, en marzo 2018, el gobierno del PP fue defenestrado por una moción de censura, en la que colaboraron todos los partidos, para colocar al PSOE al frente del gobierno.
Esta operación se hizo mediante una serie de intrigas, maniobras en la sombra, conversaciones secretas, poniendo de relieve la verdadera naturaleza del Estado capitalista, pues como dijimos en el artículo que escribimos entonces “detrás de las máscaras democráticas de la clase dominante, del circo electoral y parlamentario, las verdaderas y trascendentes decisiones se toman por las élites burguesas que controlan los resortes del estado y del poder económico, dándoles posteriormente a través de sus poderosos medios de “comunicación” una validación “democrática”[5].
Y no desalojaron al gobierno Rajoy porque fuera tibio en sus ataques anti obreros. Al contrario, ¡la burguesía española estaba muy satisfecha de su brutalidad!, sin embargo, en el asunto catalán, el gobierno Rajoy falló estrepitosamente agudizando los problemas, en lugar de paliarlos
Los sectores dominantes del capital español eligieron al PSOE pues, como decimos en ese mismo artículo “Desde 1923, en toda la decadencia del capitalismo, el PSOE ha sido un puntal del Estado español. Apoyó la dictadura de Primo de Rivera. En una voltereta de última hora logró ser el eje del régimen republicano nacido en 1931 y resistió con uñas y dientes el asalto al poder del partido estalinista en 1936. Es cierto que fue excluido por el franquismo en el marco de lo más fuerte de la contrarrevolución, sin embargo, a partir de principios de los 70, los sectores más inteligentes de aquel pusieron sus ojos en el PSOE, no en balde, Felipe González pudo desplazarse por España disfrazado de “Isidoro” sin ser molestado por la policía. Fraga propuso desde 1971 un “régimen compartido” con una “fuerte socialdemocracia que cerrara el paso a los de Moscú”. Ya hemos analizado como el PSOE ha sido el eje del régimen del 78”
El gobierno PSOE se presentó en sociedad en mayo de 2018 con muchas mujeres, abierto a los homosexuales, al “mundo de la cultura” y, sobre todo, el “lado humano”: un barco de emigrantes que, el malo malísimo populista de Salvini rechazaba, fue admitido en el puerto de Valencia[6].
Tras los gestos vino la cruda realidad y el PSOE siguió la misma política que el PP en cuanto al ataque a la clase obrera. Sin embargo, carente de una mayoría parlamentaria y torpedeado desde todos los lados, se vio obligado a convocar dos elecciones sucesivas (en abril y en noviembre de 2019). Esto repetía el espectáculo del gobierno Rajoy que en 2016 tuvo que llamar dos veces a las urnas y necesitó el apoyo del propio PSOE para salir adelante[7].
Este creciente desorden en el aparato político lo vimos a lo largo de 2019. Por un lado, las fracciones independentistas catalanas a la vez que se peleaban a muerte entre ellas hacían lo imposible para sabotear las políticas del gobierno central. En el propio PSOE los barones regionales y el “aparato” no hacían otra cosa que colocar piedras en el zapato del Gobierno Sánchez. PP y Ciudadanos que sentían en el cogote el pestilente aliento franquista de Vox se lanzaban a una escalada de manifestaciones para denunciar el gobierno “ilegítimo” y “vendepatrias”. El propio Podemos jugaba al ratón y al gato: por un lado, proponía el “Gobierno de Coalición” y, del otro lado, apoyaba bajo mano a los catalanistas y lanzaba violentas “críticas” al PSOE. Un espectáculo de “todos contra todos”, de indisciplina generalizada frente a los intereses del capital español que concretiza claramente nuestras Tesis sobre la Descomposición: “El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial (…), la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”, lo cual expresa más profundamente “no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”.
La formación del gobierno de coalición PSOE-UP es el vivo retrato de esa situación: los supuestos “aliados” se atacaban a muerte, se desmentían entre sí, lanzaban sobrepujas imposibles, discutían con furia las prebendas, las poltronas, las áreas de influencia… Solo finalmente, el temor a un desorden aún mayor y la pesadilla de unas nuevas elecciones, les empujó al “abrazo” Iglesias – Sánchez que bien recuerda el famoso abrazo de Vergara de 1839 que supuestamente puso fin a la primera guerra carlista y sin embargo hubo otras dos más, todavía más sangrientas[8].
El tándem PSOE – Unidas Podemos nos promete “hacer más humano” el capitalismo ofreciéndonos algunas migajas frente a la avaricia y la corrupción sin límites de la Derecha. Esto ya de entrada nos envía el mensaje suicida de que nos acomodemos al capitalismo, aceptemos nuestra condición de esclavos asalariados y mendiguemos un poquito de caridad al monstruo explotador[9]. La política del PSOE-UP propone descaradamente la claudicación del proletariado ante el capitalismo, su renuncia a su lucha histórica por crear una nueva sociedad, la sociedad comunista.
Sin embargo, es preciso comprender que incluso sus promesas de “mejorar un poquito” o “ser más humanos” son puro humo que ciega nuestros ojos.
Esto lo podemos comprobar con su gestión de la pandemia. PSOE-UP en nada se han distinguido de sus colegas de “derecha” o “centro” en Europa (los Merkel, Macron, Johnson etc.). Han demostrado la misma brutalidad policial, han puesto en peligro la vida de millones de trabajadores enviándoles a trabajar con el riesgo de contraer el virus y de propagarlo en sus familias, la misma explotación hasta límites jamás vistos de los trabajadores de la sanidad, el mismo caos y desorden en la gestión etc. Han favorecido que las compañías farmacéuticas y otros buitres capitalistas hicieran jugosos negocios a costa de la escasez de material sanitario, mascarillas, medicinas etc.
Cuando era evidente que la pandemia podía costar miles de vidas organizaron la manifestación feminista del 8 de marzo que agravó considerablemente los contagios[10], el gobierno “socialista” de Valencia se resistió a suspender las Fallas por miedo a perder el negocio turístico que suponen.
Durante el confinamiento, miles de trabajadores emigrantes tuvieron que seguir trabajando alojados en barracones o, incluso peor, en plena intemperie, como en Huelva. El gobierno “humanista” PSOE-UP envió a la guardia civil para reprimir sus conatos de protesta.
El desconfinamiento se ha hecho con un único criterio que ha prevalecido sobre consideraciones médicas o epidemiológicas: asegurar la producción a pleno rendimiento, hacer que los trabajadores sigan expuestos al contagio al tener que ir a trabajar en transportes públicos abarrotados sin ninguna protección. Más aún, como sabe el Gobierno que los padres solo pueden ir a trabajar si sus hijos están en la escuela, estas se han abierto descuidando, más allá de medidas cosméticas, la protección de los trabajadores de la educación y de los propios niños. ¡Todo únicamente por el bien de las ganancias capitalistas, la continuación de la acumulación de capital y la defensa de la posición del capital español frente a sus competidores!
Aquí, una vez más, el gobierno “humanista” se ha comportado con la misma inhumanidad que el resto de los gobiernos del mundo. Durante los últimos meses, tras la salida del primer confinamiento, cada país europeo se ha dedicado a mirar de reojo al vecino a ver qué medidas tomaba para ganarle en competitividad. Esto no solo se ha visto en Turismo, donde, por la urgencia, la competencia ha aparecido más patente y hasta un tanto ridícula (“¡Quédese en Francia!” o “véngase a Baleares por pasillos aéreos seguros” y así), sino y, sobre todo, en las grandes empresas aeronáuticas como Airbus, para así salir de la epidemia mejor parados que el contrincante. En Europa y a nivel mundial: la burguesía maoísta china alardeando de sus capacidades, los USA de Trump queriendo mantener a costa de lo que sea su maltrecha competitividad, la errática y a veces absurda gestión del iluminado López Obrador en México, o la del bufón se su majestad, Jonhson, en Gran Bretaña, por no hablar del dirigente hindú, Mori, que incita a trabajar como sea para que China no se lleve la partida. Y esto ha llegado incluso a una guerra solapada entre regiones como ha ocurrido en España.
Una gestión errática a partir del momento en que pareció evidente la “segunda oleada”: cada burguesía, sin excepciones, se ha dedicado a acelerar, frenar, dar marcha atrás y volver a acelerar el cacharro del aparato de Estado con un único criterio: intentar casar las máximas necesidades de la explotación y las mínimas de la protección de los explotados. Lo ocurrido en múltiples residencias de ancianos de muchos países es la consecuencia más patente de ese “equilibrio” mortífero, que es lo único que inspira la “protección social” desde su fundación hasta sus implacables recortes, sus privatizaciones o sus nacionalizaciones y cuyo siniestro esqueleto la Covid ha puesto ahora al desnudo.
En respuesta a la pandemia, el gobierno “de progreso” no ha aumentado el personal en los hospitales, ni les ha dotado de los medios técnicos necesarios, su única política ha sido agravar hasta límites increíbles sus condiciones de trabajo. Se ha impuesto como práctica generalizada los traslados forzosos que obligan a un trabajador a hacer todos los días más de 200 kilómetros de ida y vuelta; se han reducido las pausas de descanso del personal; solamente en la Comunidad Valenciana harían falta 11000 contrataciones más para seguir mantenimiento el ritmo de trabajo previo a la pandemia que ya entonces era muy fuerte. Los trabajadores de la sanidad, ya muy golpeados en la primera oleada de la pandemia por los contagios y las muertes, vuelven a verse muy afectados en la actual segunda ola sin que ni gobierno ni autonomías muevan un dedo por su situación. Así, en octubre en Valencia, los muertos en ese colectivo “son ya más de 460 trabajadores de hospitales y centros de salud, una cifra a la que hay que sumar los casi 800 en cuarentena”[11]
Por su negativa a contratar más trabajadores, el Gobierno “de las personas” ha provocado el cuasi colapso de la atención primaria en la sanidad y un incremento vertiginoso de las listas de espera: en la sanidad valenciana las demoras son de 311 días en neurocirugía y de 187 días en traumatología.
¿Dónde está la cacareada “inclinación social y humana” del Gobierno PSOE-UP? ¿En qué se diferencian de la “gestión” de Diaz Ayuso, la gobernadora pepera de Madrid, presentada como el “ejemplo” de sumisión al capital?
Los gobiernos de izquierda suelen presentar sus medidas como si fueran “grandes reformas” que mejorarían la condición obrera. Así el gobierno PSOE-UP nos habla de medidas a favor de la emigración, de la Renta Básica Universal, de los ERTE frente a la pandemia, de la protección de los desempleados, de favorecer el acceso a la vivienda. Estaríamos asistiendo a una “gran mejora” de nuestras condiciones de vida, sin embargo, cuando se analizan sus “propuestas espectaculares” en la práctica y se desmenuza su letra pequeña, comprobamos que no solamente son humo, sino que encierran nuevos y más brutales ataques contra el conjunto de trabajadores. Pongamos el bisturí del análisis a las pomposas medidas sociales del gobierno de coalición.
Hay un indicador muy convincente: “El gasto educativo bajará del 4,8% del PIB en 2020 al 4,5% en 2021, mientras que el gasto en Sanidad descenderá siete décimas, del 7’6% al 6,9% del PIB. También bajan en porcentaje del PIB el gasto en empleo, vivienda y servicios comunitarios y en protección social”[12], “el gasto en Empleo será la partida que registre una mayor caída, al pasar del 4,3% del PIB al 3,2% en 2021, representando el 6,7% del gasto total, frente al 8,1% de este año”. En cambio, “En porcentajes de PIB, únicamente se mantendrá el gasto en Defensa (1%) y en actividades recreativas, cultura y religión (1,3%)”.
¡Con el COVID por medio el “gobierno de progreso” REDUCE EL PRESUPUESTO DE SANIDAD! ¡Con la crisis económica galopante el “gobierno humano” REDUCE EL PRESUPUESTO DE EMPLEO Y PROTECCION SOCIAL! Y LOS GASTOS DE GUERRA SE MANTIENEN. Más claro agua.
Esta medida ha sido anunciada a bombo y platillo y presentada como un “salto cualitativo” en el Estado del Bienestar. Los propagandistas del gobierno han dado la idea engañosa de que iríamos hacia la “total erradicación de la pobreza” pues “cada ciudadano desde su nacimiento hasta su muerte tendría asegurada una renta básica”.
Esto es una utopía reaccionaria que choca frontalmente con la realidad del capitalismo y su crisis cada vez más grave. El capitalismo necesita que todos sus obreros se hallen permanentemente en una situación de inseguridad respecto a la posibilidad de ganarse la vida. Esa es la condición básica del obrero bajo las relaciones de producción capitalista. Esto lo dejó bien claro Engels en Los Principios del Comunismo: “Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio, el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada. Esta existencia está asegurada únicamente a toda la clase de los proletarios. El esclavo está fuera de la competencia. El proletario se halla sometido a ello y siente todas sus fluctuaciones” [13]
Veamos la realidad concreta del Ingreso Mínimo Vital (IMV): para empezar, se limita exclusivamente, en palabras del ministro de la Seguridad Social, Escrivá, a los muy pobres. Según cálculos de expertos esto significa que quedarían excluidos el 80% de las personas que tienen ingresos por debajo de los 800 € mensuales.
Sin embargo, la aplicación práctica del IMV es aún más repugnantemente mezquina y roñosa. Según datos de la UGT de “714.000 solicitudes presentadas. Solo se han resuelto 32.629, el 4,57%. Y de las resoluciones solamente el 12,7% han sido favorables. El 0,58% del total presentadas. Poco más ¡de 4.000! De ahí que el secretario general de la UGT declare que el IMV “no lo cobra nadie”[14]
Por otra parte, el IMV reorganiza bajo una nueva forma ayudas de beneficencia que se daban en las comunidades autónomas, por lo que en realidad el alcance de la medida es aún más cicatero y ridículo. Según los cálculos más optimistas llegará como mucho a 100 mil familias y al agrupar las antiguas ayudas más las que daban las autonomías resulta que el monto total del IMV ¡es inferior a las prestaciones anteriores!
Con el cinismo y la hipocresía típicos de la burguesía estos programas de Renta Básica excluyen a la inmensa mayoría de las personas que realmente las necesitan. Esto no solo pasa en España, ocurre en la mayoría de los países que aplican estas políticas sociales, según un estudio “las ayudas condicionadas en 30 países encontraron un promedio de error sorprendentemente alto: 50% quedaban excluidos de las ayudas. Otro estudio con 38 programas de ayudas focalizados a la pobreza en 23 países encontró que se excluye entre el 44 y el 97% de las personas a las que supuestamente dichos programas iban destinados a llegar”
Así pues, el IMV del que tanto se vanagloria Iglesias es peor que el timo de la estampita. Sin embargo, ese ruido esconde un ataque taimado a los trabajadores sobre varios planos.
El ataque ideológico: El IMV es presentado en dos vertientes. La primera transforma una gran capa de trabajadores desempleados o con ingresos muy bajos en pobres, es decir, en “asistidos por la caridad de papá Estado”. Los elimina de su verdadera condición: forman parte del cuerpo de la clase obrera, una clase internacional e histórica que tiene en sus manos el porvenir de la humanidad. El segundo ataque es aún más perverso. En su cara bonita, el IMV y la Renta Básica Universal elimina de las conciencias la noción de clases sociales para imponer la venenosa de “ciudadanos” que tendrían asegurada la vida desde el nacimiento hasta la muerte.
El ataque económico: Los despidos, los recortes salariales, la reducción de prestaciones sociales en sanidad, educación, pensiones etc., son justificados en nombre de “atender a los más desfavorecidos”. Los trabajadores que rechazan este chantaje son atacados como “cómplices de VOX” pues éste habría tachado el IMV como “paguita para vagos”.
Presentan los ERTE[15] como un “Escudo Social”, una generosa ayuda a los trabajadores ante la crisis económica provocada por el COVID. Resulta curioso que tanto el Banco de España como los empresarios han aplaudido calurosamente esta medida. Su aplauso tiene una explicación: a quien realmente favorecen es a los capitalistas.
Para empezar el grueso de las prestaciones del “Escudo Social” va destinado a las empresas con exoneraciones fiscales y subvenciones. Además, muchas empresas han hecho trampa contratando a trabajadores que sustituyeran a los del ERTE pagándoles mucho menos. Del mismo modo, sin que Inspección de Trabajo moviera un dedo, han obligado a trabajadores sometidos a ERTE a trabajar a jornada completa.
En cambio, para los trabajadores todo son trabas y recortes. Las prestaciones por ERTE son en principio del 70% del salario, sin embargo, con toda una serie de “matizaciones” por duración de jornada, productividad, renuncia a horas extras etc., al final ese 70% teórico queda reducido a un 40% como mucho. Hay que tener en cuenta que “el trabajador no cobra las pagas extras ni disfruta de las vacaciones ni otros complementos salariales. Igual que en la prestación por desempleo, a partir del sexto mes el pago se reduce del 70% al 50% del salario bruto”[16].
En realidad, se trata de un subsidio miserable que supone para los trabajadores afectados una brutal reducción de sus condiciones de vida. Pero, peor aún, las prestaciones de los ERTE o no las pagan o se tienen que cobrar tarde y mal, con meses de retraso. Un artículo de La Vanguardia (mayo 2020) reconocía esta situación: “¿Y yo cuándo cobraré?”. Se la hacen los miles de trabajadores que han sido incluidos en un ERTE y que aún no han recibido un euro de la prestación, ni en abril ni en mayo, pese a que han pasado dos meses”[17]. Pone un ejemplo entre miles: “La fábrica cerró el 14 de marzo y todavía no sabemos cuándo cobraremos”, explica Pedro Noguera, empleado en una planta de corte de piedra de la multinacional ISS Facility. La plantilla se encuentra con un mensaje de error cada vez que consulta el apartado de prestaciones en la web del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE). La queja se repite día tras día en las redes sociales. La alternativa del teléfono está descartada porque es “misión imposible”.
Una trabajadora de Artes Gráficas confiesa a Público que sus prestaciones se aprobaron en abril y que empezó a cobrar una pequeña parte en octubre. Una trabajadora de un restaurante de Valencia ha cobrado tras 3 meses de espera ¡93 euros! Otro trabajador en Lérida “se quedó sin nómina ni escudo social durante dos meses y medio. Se vio afectado por un ERTE desde el pasado 18 de marzo. Hasta el mes de mayo no volvió al trabajo en la modalidad de media jornada. El pago del expediente de regulación no lo recibió hasta principios de julio”[18]. En julio, según datos de los sindicatos, 30000 trabajadores solamente en Cataluña no habían recibido nada de los ERTE. “En una encuesta realizada por la patronal Pimec para valorar el impacto de la covid-19, la entidad ha detectado que un 70% de las compañías admiten retrasos de sus empleados para cobrar del SEPE”.
El ERTE no garantiza los puestos de trabajo. Pese a que las prórrogas se han extendido hasta marzo 2021, se calcula que unos 800 mil trabajadores sometidos a ERTE pueden convertirse en desempleados definitivos. Y ello en una situación donde solamente el 35% de los desempleados cobran alguna prestación. Lo que viene después de los ERTE no es la “Nueva Normalidad” que anuncia el gobierno sino una escalada terrible del desempleo y la miseria.
Suben el salario mínimo hasta 950 €. Parece muy bonito. Sin embargo, la medida tiene truco por todos los lados. Para empezar, NO CUBRE el gasto medio mensual que, según el INE es de 1013 € por persona. El salario mínimo solo afecta al 16% de los trabajadores y únicamente al 6% de las grandes empresas. Pero, además, y esto es clave, con una precariedad que está por el 40% muchos trabajadores no llegan ni de lejos a ese salario mínimo, la mayoría de los eventuales está en ingresos entre 600-800 €, todo ello sin contar la masa importante de trabajadores informales. Así pues, esos aumentos espectaculares del Salario Mínimo son “el humo que ciega nuestros ojos”. Oficialmente el gobierno “social” anuncia para 2020 una subida salarial media del 1,1% lo que es pura miseria que no compensa ni la inflación ni todo el aumento de gastos que ha supuesto la pandemia en los hogares obreros. ¡Además es inferior a la media oficial europea que es del 2,1%!
Cuando estaba en la oposición, Podemos se había hecho el campeón de la “lucha contra los desahucios”. Una vez cómodamente instalado en las poltronas del gobierno, los señoritos “sociales” de Podemos se han olvidado de “la lucha”[19]. En Canarias los desahucios han continuado contando con la pasividad del Gobierno central, el gobierno canario y los ayuntamientos. Ello ¡cuando en toda Canarias hay 130 mil viviendas vacías! En el País Vasco está el caso de una vecina de 88 años arrojada de su vivienda en Santurce. En Barcelona el 23 de noviembre los Mossos de Esquadra, en manos de la Generalitat independentista, se han ensañado con unos cientos de personas que intentaban impedir un desahucio que ¡era ilegal según el decreto “anti -desahucios” de la propia Generalitat!
Pese a la paralización de las actividades judiciales que ha supuesto el confinamiento, los desahucios no se han frenado, así “La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha calificado de "escandaloso" que haya habido 162 desahucios en España por cada día hábil en este año 2020, pese a la completa paralización de la actividad judicial entre el 14 de marzo y el 4 de junio”[20]. Por su parte, el ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP, ha desahuciado en plena pandemia 250 personas del barrio de Malasaña sin que ni Podemos ni el PSOE protestaran.
¿Dónde quedan las promesas de Sánchez e Iglesias de “viviendas para todos” mediante alquileres “sociales”?
En este tema el campeón del cinismo es Podemos. Cuando estaba en la oposición se salió del Pacto de Toledo, el mecanismo donde todos los partidos parlamentarios conspiran para recortar las pensiones, pero, una vez más, con las mieles del poder en los labios, han participado junto con el resto de los partidos en las nuevas medidas del Pacto de Toledo que buscan que “la media de edad de jubilación en España es de 64,6 años. Para reducir ese gasto extra en pensiones, el Gobierno planea un endurecimiento a las jubilaciones anticipadas y más incentivos para las personas que sigan trabajando y retrasen así su edad de jubilación a la legal”. Para hablar claro: después de utilizar las jubilaciones anticipadas como un medio para hacernos tragar despidos masivos, ahora van a por ellas para arrancar a los trabajadores esa miserable compensación, prolongar su vida laboral y condenarlos a pensiones más reducidas.
Otros acuerdos del Pacto de Toledo contienen un ataque apenas disimulado: (1) Se amplia el periodo de cotización de 15 a 25 años con lo que las pensiones serán necesariamente más bajas; (2) Se deja en el aire la cláusula que garantizaba la revalorización automática de las pensiones frente a la subida de los precios; (3) Se prevé la reducción gradual de las pensiones máximas; y, (4) se estimulan los planes personales y de empresa, esto con la finalidad de “animar a los trabajadores a ahorrar para el futuro” (¡¡¡). Es un medio indirecto de reducir las pensiones oficiales.
¿En que quedó el golpe de efecto “humanitario” de acoger el Acuarius? Pues en una gran estafa: “España sólo concede asilo a nueve de los 374 inmigrantes que lo solicitaron | Interior deniega el refugio a 49 viajeros del barco llegado a Valencia y más de 300 continúan a la espera de resolución tras dos años y medio”[21]. De 629 emigrantes que llegaron en el Aquarius solamente 9 han sido acogidos.
Actualmente, el gobierno “progresista” sigue una brutal política de cierre de fronteras, deportaciones y campos de internamiento. Lo estamos viendo en Canarias, en lo que va de año han llegado 18000 emigrantes africanos. Solo un 10% ha podido llegar a la península, el resto se hacina en carpas, instalaciones portuarias, hoteles inservibles… en condiciones muy degradadas y como único destino la devolución a los países de origen. La Izquierda “humana” hace lo mismo que el gobierno de derechas en Lesbos (Grecia).
Ante la situación de la pandemia PSOE-UP han sacado toda su demagogia social: todos los trabajadores están protegidos, se han implementado todo tipo de medidas “sociales”, “vamos a salir juntos de esta catástrofe”. Si esta hubiera estado gestionada por la Derecha, nos chantajean, esto hubiera sido mucho peor.
Es lo único que ofrecen, a la vez que atacan nuestra conciencia de clase: un MAL MENOR respecto de la derecha; REPARTIR LA MISERIA para, supuestamente, “ayudar a los más desfavorecidos”.
Esas dos “ofertas” -el MAL MENOR y el REPARTO DE LA MISERIA- son la confesión más clara de que el capitalismo está en quiebra y solo podemos esperar de él desempleo, miseria, guerras, pandemias, destrucción medioambiental, barbarie moral… es decir, la pendiente hacia la destrucción de la humanidad.
La crisis económica a la que la pandemia ha abierto las compuertas va a ser terrible. El desempleo ya se está disparando, los salarios siguen a la baja tras una década ya de por sí muy debilitados. El enorme endeudamiento con el que los Estados han hecho frente a la pandemia lo pagarán en los años venideros los trabajadores bajo diversas formas: caída de salarios, despidos, desempleo, inflación, destrucción de sus míseros ahorros… En esas condiciones que dominarán los próximos años y no la superchería de la “nueva normalidad”, el gobierno PSOE-UP, como anteriormente Zapatero, se quitará la careta y pasará del Mal Menor y el Reparto de la Miseria al MAL MAYOR Y LA MISERIA PURA Y DURA.
Por ello solo nos queda la lucha como clase con todo lo que conlleva: organización masiva en Asambleas Generales, lucha unificada rompiendo todas las divisiones, conciencia de clase. Y un componente esencial de esta conciencia es comprender que la Izquierda del Capital es enemigo de los trabajadores y compinche de la Derecha. Está desde hace más de un siglo única y exclusivamente al servicio del capital.
C. Mir 26-11-20
[1] Es cierto que han aparecido dos vacunas, pero su aplicación masiva y la certeza de sus efectos aún están por aclarar.
[2] https://es.internationalism.org/content/4521/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-i [192]
[3] https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [225]
[4] Para un balance crítico de este movimiento ver, entre otros, 2011 De la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [8]
[5] Gobierno PSOE ¿Qué hay detrás de la moción de censura? /content/4315/gobierno-psoe-que-hay-detras-de-la-mocion-de-censura [442] . Para un análisis más detallado de cómo funciona realmente el Estado burgués ver la Serie de dos artículos ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado “democrático”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [337] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [352]
[6] En lo que concierne a las operaciones de imagen el PSOE siempre ha sido un experto, la “acogida a los emigrantes”, seguía el ejemplo de estreno espectacular de Zapatero retirando las tropas españolas de Irak en 2004. Como demostramos en el 2º artículo de esta Serie, el PSOE defiende sin complejos la guerra imperialista, de la misma manera que, tras el “gesto” de Valencia, las medidas contra los emigrantes se han endurecido.
[7] Ver La coalición vergonzante del PSOE con el PP https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201705/4212/la-coalicion-vergonzante-del-psoe-con-el-pp [443]
[8] Para un análisis del carrusel de “negociaciones”, trampas, maniobras y golpes bajos que conllevó la gestación del “Gobierno de Coalición” ver El 18 de Brumario de Pedro Sánchez https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez [226]
[9] Los grupos que se sitúan “más a la izquierda” del dúo PSOE-UP (trotskistas, anarquistas, maoístas, “renovadores” del estalinismo etc.) critican sus “vacilaciones”, sus “concesiones a la derecha”, sin embargo, parten de la misma política: sería posible reformar o mejorar el capitalismo. Este planteamiento los denuncia como el ala izquierda del Estado Capitalista, la “mano amiga” de ese monstruoso aparato de dominación. La lucha por reformas tenía sentido en el periodo de ascenso del capitalismo que finalizó con la primera guerra mundial. No consistía, contrariamente a lo que proponen PSOE-UP o sus compinches “más a la izquierda” en pedir migajas al capital o en acreditar la falsa idea de que este se puede mejorar, los partidos de la 2ª Internacional concebían la lucha por reformas como una etapa entonces posible de la lucha por la destrucción del capitalismo. Su degeneración oportunista que los llevó a olvidar este axioma fundamental provocó su bancarrota y su integración en el Estado Capitalista. Sobre esto ver, aparte de los dos primeros artículos de esta Serie, El terror dirigido por la socialdemocracia contra la clase obrera preparó el terreno al fascismo (/content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno [444] ) y 1914, el camino a la traición de la socialdemocracia https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana [445]
[10] Sobre las movilizaciones feministas que la burguesía ha puesto tan de moda ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [170]
[11] Los datos que se exponen sobre la situación de los trabajadores están tomados de https://www.lasprovincias.es/comunitat/traslados-forzosos-medicos-20201113192511-nt.html#vca=fixed-btn&vso=rrss&vmc=em&vli=Comunitat%3Fns_campaign=rrss&ns_mchannel=boton&ns_fee=0&ns_source=em&ns_linkname=undefined [446]
[12] https://archivo.kaosenlared.net/en-2021-el-gobierno-rebajara-la-inversion-en-educacion-sanidad-y-proteccion-social-en-porcentaje-del-pib/ [447]
[14] https://archivo.kaosenlared.net/el-desastre-del-ingreso-minimo-vital-y-la-estupidez-cipolla-tenia-razon/ [448]
[15] ERTE: Expediente de Regulación Temporal de Empleo
[16] Otro engaño “social” al hilo del confinamiento ha sido que el anunciado Plan “Me cuida” destinado a subvencionar a trabajadores que han tenido que abandonar su puesto durante la pandemia para cuidar a familiares o hijos ha sido dejado sin presupuesto, con lo que solo figura en la propaganda gubernamental, pero no en ninguna realidad
[17] https://www.lavanguardia.com/economia/20200513/481128124472/erte-prestacion-cobrar-empleo-paro-coronavirus-marzo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy [449]
[18] Empleo coronavirus: Retrasos e impagos: los 'olvidados' de los ERTE | Diario Público (publico.es) [450]
[19] Esto no es ninguna sorpresa si vemos qué es Podemos y cómo se formó: ver Podemos, un poder del Estado capitalista https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [218]
[20]La PAH ve "escandaloso" que haya 162 desahucios por cada día hábil en 2020 (lavanguardia.com) [451]
[21] Las Provincias 15-11-20
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Desde hace dos días todo el país, se ha visto arrastrado por la ola de protestas originada por la indignación que ha sido motivada por la vacancia de Vizcarra del gobierno, varios sectores de la sociedad se han movilizados pidiendo la restitución de Vizcarra, pidiendo democracia y rechazando una “dictadura” por parte del poder del congreso a cargo del señor Merino, actual presidente del gobierno, en este periodo de transición, como le llaman.
El estallido social, recorre todos los rincones del país, multitudinarias protestas se desarrollan por todo el territorio nacional, esta revuelta ciudadana con cientos de trabajadores y estudiantes invaden las calles y plazas exigiendo un alto a la dictadura y exigiendo democracia.
El gobierno de turno de Merino[1] y la burguesía han salido con todo, por cierto, a reprimir estas manifestaciones, no han dudado en poner freno con mano dura soltando sus fuerzas represivas.
Esta revuelta ciudadana y popular no se plantea en un terreno de clase, pese a que la gran mayoría que allí se moviliza son obreros o estudiantes hijos de obreros, pero también facciones de la burguesía desplazada del poder y su oposición. Todos los trabajadores que se movilizan contra el gobierno de turno de Merino, por democracia, por un nuevo gobierno con o sin Vizcarra, se encuentran en un terreno que está dominado por los intereses del Capital, su lógica de miseria, pandemia, desempleo y guerra imperialista.
Esta revuelta sirve a los intereses del Estado Capitalista y la burguesía pues la influencia de la pequeña burguesía radicalizada la desvía hacia reformar el estado burgués y no a destruirlo, “mejorar” el capitalismo y construir un “Perú mejor y digno”, “Fortalecer la democracia”, “luchar contra la corrupción”, elementos totalmente contrarios a los objetivos históricos del proletariado mundial, situación que lo encuadra en el terreno de la burguesía y que solo fortalece el Estado capitalista, alejándolo cada vez de su auténtica lucha por el comunismo y una sociedad sin explotación.
La revuelta es una lucha ajena al movimiento obrero, la revuelta sólo significa caos, desorganización, anarquía, violencia minoritaria y agresiones políticas, incluso hasta terrorismo, o sea, acciones que no tienen que ver con el proletariado y sus métodos de lucha.
Esta revuelta es interclasista porque contiene elementos de distintas clases sociales antagónicas, en ella el proletariado no tiene identidad, ni autonomía política en esta revuelta popular, se mezcla y se pierde en el “pueblo” y la “patria peruana”, el “pueblo” no es sinónimo de clase obrera, al contrario, el “pueblo”, así como la patria y la ciudadanía, son conceptos donde se encuadra a los trabajadores y los convierte en ciudadanos esclavos del orden burgués dominante.
Volvemos a decirlo, la izquierda del capital, la oposición y otros agentes de las distintas facciones de la burguesía han arrastrado a las calles en revuelta a cientos de trabajadores, estudiantes y a otros sectores no explotadores de la sociedad, a luchar por la democracia, contra la dictadura, la patria y la corrupción elementos políticos de la ideología burguesa que se intenta imponer a toda costa al proletariado.
Es así que en todo este escenario los partidos de derecha, partidos de izquierda o centro y sindicatos forman una perfecta unidad contra el proletariado aquí y en el mundo. Todos ellos uno a uno, son los que se encargan de reprimir y atacar siempre a la clase obrera y en estas condiciones actuales de aumento de la precariedad de nuestras condiciones de vida no debemos olvidar, que ellos son los responsables de toda esta inhumanidad.
Sin embargo, hay que observar también que la burguesía es cada vez más incapaz e irresponsable de conducir la sociedad y su propio aparato político: el Estado. Es por ello que debemos de reflexionar a profundidad para luchar contra todas estas lacras que solo viven acosta de nosotros. Nuestra lucha es ardua y consciente en completa unidad e internacionalismo de clase.
La solución no se encuentra en nuevas elecciones burguesas, en el recambio burgués del nuevo político para el próximo gobierno de turno, la democracia no es la solución a esta crisis política, no es la solución a los problemas reales del proletariado. Esta crisis política es el fracaso político de la burguesía, su incapacidad cada vez mayor de seguir conduciendo su propio aparato, es la pelea permanente entre las burguesías de las distintas facciones por una cuota del poder del Estado Capitalista. Solo el proletariado pueda dar una salida histórica a toda esta crisis política producto de la descomposición política en la que ha entrado el capitalismo decadente en los últimos años, a través de su lucha decisiva en completa unidad e internacionalismo proletario.
En medio de esta crisis política de la burguesía peruana vemos como han venido utilizando estas viejas armas contra el proletariado:
-La democracia y las elecciones: Ya lo hemos señalado la solución no está en la democracia o en la dictadura, ambas son parte de lo mismo, la democracia representa al fin y al cabo el modo de vida que impone el capitalismo, la cual también es una dictadura, la dictadura del capitalismo sobre los hombros de los trabajadores. Es una manera discreta de llevar la explotación de todos los trabajadores en completa paz social. Esta se legitima cada 5 años en las urnas electorales.
-La lucha contra la corrupción: El Estado capitalista cada vez está más sujeto a la dinámica de la corrupción, con el desarrollo de la descomposición del capitalismo decadente, la burguesía es incapaz de sostener una lucha contra la corrupción, porque la corrupción le representa la ventaja en la brutal competencia entre facciones por la toma del poder[2].
-La defensa de la Patria: Es otra vieja arma de la burguesía contra el proletariado siempre se ha usado para desmovilizar a la clase obrera, cuando está en busca de sus propios intereses de clase. La ideología de la patria ha servido siempre para alistar al proletariado a la guerra y la muerte. Hoy se usa para movilizar a los trabajadores a defender la patria, representada en el Estado burgués, o sea se moviliza a los trabajadores a defender el aparato que administra su explotación asalariada.
- La Unidad Nacional: Este viejo slogan le sigue sirviendo a los explotadores y no han dudado en utilizarlo esta vez, llamando a la unidad nacional, a la unidad de explotadores y explotados, esa unidad forzada, que siempre nos intentan imponer por la “fuerza de la razón”, unidad que nos hace perder el horizonte de nuestros intereses de clase, una unidad que nos hace abrazar a nuestros explotadores como si fuéramos hermanos.
¿Pelear por Vizcarra? ¿Sacar a Merino?
Ponerse en cualquier bando es peligroso porque estos señores representan facciones distintas de la burguesía en disputa, apoyar a cualquiera de ellos sería un error fatal para los trabajadores, porque debilitaría más su identidad política de clase y su proyecto político de vida. Tampoco se trata de defender la democracia o el Estado de Derecho, como ya lo hemos explicado líneas arriba, ni mucho menos defender la patria de estas garrapatas.
Así como pasó en Chile[3] cuando los trabajadores sumergidos en la revuelta popular cayeron en la trampa de apoyar la Asamblea Constituyente, logrando un recambio democrático modificando las nuevas tareas y leyes para explotar mejor a los trabajadores en ese país, no cambió nada, a fin de cuentas. Del mismo modo estas revueltas populares originadas por la indignación que trajo la destitución de Vizcarra solo pretenden arrastrarnos al terreno burgués de la política de recambio y de la democracia, que nada tiene que ver con los intereses reales del proletariado.
En medio de esta expresión de violencia y nihilismo representadas en estas revueltas populares se pierden los trabajadores apoyando el bando “más bueno” de la burguesía, a los “menos corruptos”, etc., es muy duro ver a obreros apoyar a Vizcarra, o clamar por democracia.
Los trabajadores deben aprender a rechazar estas trampas que le tiende la burguesía y evitar caer en estas revueltas populares que por más que se pinten como un método para “expresarse y luchar”, no son más que un callejón sin salida, donde se pierde toda identidad de clase y nuestros verdaderos intereses de clase explotada. Solo la lucha internacional del proletariado puede abrir una vía de solución al caos incontrolable que nos arrastra el capitalismo decadente hoy. El proletariado debe defender su identidad y autonomía política de clase en sus luchas y frente a estos terrenos donde la burguesía utiliza sus armas ideológicas contra ella.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1]A partir de este martes ocupará una posición que por la que han pasado en los últimos cuatro años Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Martín Vizcarra (2018-2020), ninguno de los cuales pudo terminar su mandato en medio de una crisis política. Merino de Lama estará en el cargo hasta julio de 2021.
[2]Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[3]Ver nuestra hoja Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [167]
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Desde hace varias semanas, el número de personas contaminadas por el Covid-19 ha aumentado considerablemente en varias regiones del mundo, en particular en Europa, que parece haberse convertido una vez más en uno de los epicentros de la pandemia. La "posible segunda ola" anunciada hace varios meses por los epidemiólogos es ahora una realidad y es muy probable que sea mucho más virulenta que la anterior. En varios países, el número de muertes por día ya asciende a varios cientos y las unidades de cuidados intensivos necesarias para tratar a los pacientes más gravemente afectados ya están al borde de la saturación o incluso abrumadas, como en Italia, aunque sólo estamos en el comienzo de esta nueva ola.
Ante la gravedad y el rápido deterioro de la situación, cada vez son más los Estados que no tienen otra solución que improvisar toques de queda o confinamientos locales o nacionales para mantener a la población en casa, fuera de las horas de trabajo, por supuesto.
Durante los últimos meses, los medios de comunicación de muchos países no han dejado de transmitir los discursos mezquinos y engañosos de las autoridades, que no han dudado en estigmatizar a los "jóvenes irresponsables y egoístas" que se agrupaban "para organizar fiestas clandestinas", o a los veraneantes que aprovechan los últimos días del verano para tomar una copa en la terraza de un café mientras se quitan temporalmente las máscaras (¡los gobiernos de la cuenca mediterránea les han animado sin embargo fuertemente a hacerlo para "salvar el sector turístico en peligro"! ). Esta importante campaña que se dirige diariamente a la "irresponsabilidad de los ciudadanos" no es más que un encubrimiento de la negligencia y la falta de previsión de la que es culpable la clase dirigente desde hace muchos años, al igual que lo ha sido en los últimos meses tras el relativo reflujo de la "primera ola"[1].
Si bien los gobiernos eran muy conscientes de que no existía ningún tratamiento probado, que el desarrollo de la vacuna distaba mucho de haber concluido y que el virus no sería necesariamente estacional, no se tomaron medidas para prevenir una posible "segunda ola". El número de personal hospitalario no ha aumentado desde el pasado mes de marzo, ni tampoco el número de camas en las unidades de cuidados intensivos. Las políticas de desmantelamiento de los sistemas de salud han continuado incluso en varios países. Por ello, todos los gobiernos han impulsado a la sociedad a volver al "mundo de antes", celebrando el regreso de los "días felices" con un lema en la boca: "¡debemos salvar la economía nacional!".
Hoy, con la misma consigna, las burguesías europeas obligan a los explotados a encerrarse una vez más en sus casas, al mismo tiempo que les incitan a desplazarse al lugar de trabajo, ¡ignorando la mezcla de poblaciones que favorece la proliferación del virus (sobre todo en las grandes metrópolis) y la falta de medidas sanitarias suficientes para garantizar la seguridad de las personas en el lugar de trabajo y en las escuelas!
El descuido y la irresponsabilidad mostrados por la clase dirigente en los últimos meses la han vuelto incapaz de controlar la pandemia. Como resultado, la abrumadora mayoría de los estados europeos tienden claramente a perder el control de la situación. Esto es para la gran desgracia de aquellos que se ven obligados a ir a trabajar cargando con la angustia y el miedo a verse contagiados, ellos mismos y sus seres queridos.
Contrariamente a lo que afirma, no hay duda de que el objetivo de la clase dominante no es salvar vidas sino limitar al máximo los efectos catastróficos de la pandemia en la vida del capitalismo, evitando al mismo tiempo acentuar la tendencia al caos social.
Para el capital, el funcionamiento de la máquina capitalista debe ser asegurado a toda costa. En particular, es esencial permitir que las empresas obtengan beneficios. Sin trabajadores asalariados en los sitios de producción, no hay trabajo posible, y por lo tanto no se puede obtener ningún beneficio en perspectiva. Un riesgo que la burguesía desea evitar a toda costa. Por lo tanto, la producción, el comercio, el turismo y los servicios públicos deben garantizarse al máximo; las consecuencias en la vida de cientos de miles, o incluso millones de seres humanos son de poca importancia. La clase dirigente no tiene otra alternativa para garantizar la supervivencia de su propio sistema de explotación.
Haga lo que haga, ya no es capaz de detener el inexorable hundimiento del capitalismo en su crisis histórica. Este declive irreversible la empuja a mostrarse tal cual es, totalmente insensible al valor de la vida humana. Dispuesta a hacer cualquier cosa para preservar su dominio, incluyendo dejar morir a decenas de miles de personas, empezando por los pensionistas, que son considerados "inútiles" a los ojos del capital. ¡La pandemia arroja una clara luz sobre la contradicción irreconciliable entre un capitalismo que se pudre en la raíz y la vida de la humanidad!
Los explotados, por lo tanto, no tienen nada que esperar de los Estados y sus gobiernos que, independientemente de sus colores políticos, forman parte de la clase dominante y permanecen a su servicio. Los explotados no tienen nada que ganar aceptando sin rechistar los "sacrificios" que se les imponen para "salvar la economía".
Tarde o temprano, la burguesía logrará desarrollar una vacuna efectiva. Pero las condiciones de descomposición social[2] que llevaron a esta pandemia no desaparecerán. En vista de la guerra entre los estados en su loca "carrera por la vacuna", su distribución ya parece muy problemática. Al igual que los desastres industriales o ambientales, es más que probable que en el futuro la humanidad se enfrente cada vez más a pandemias mundiales, que sin duda serán aún más mortíferas.
Ante la catástrofe económica agravada por la pandemia, la explosión del desempleo, la creciente miseria y el aumento del ritmo y la presión, la clase obrera no tendrá más remedio que luchar para defender sus condiciones de vida. La ira ya está creciendo en casi todas partes y la burguesía está tratando de aliviarla momentáneamente prometiendo a todas las familias trabajadoras que las celebraciones de fin de año podrán tener lugar (aunque será necesario limitar las grandes reuniones). Pero esta "pausa" del confinamiento para la tregua de los confiteros[3] no cambiará nada en sustancia. El año 2021 no será mejor que el año 2020, con o sin vacuna. En algún momento, la lucha tendrá que ser reanudada, una vez que el choque de esta pandemia sea superado.
Sólo retomando el camino de la lucha contra los ataques de la burguesía, su Estado y sus patronos, la clase obrera podrá desarrollar su unidad y solidaridad. Sólo su lucha de clase, al romper la sagrada unión con sus explotadores, podrá, a largo plazo, abrir una perspectiva para toda la humanidad amenazada de extinción por un sistema de explotación en plena decadencia. El caos capitalista sólo puede seguir empeorando, con más y más desastres y nuevas pandemias. Por lo tanto, el futuro está en manos del proletariado. Sólo el proletariado tiene los medios para salvar el planeta y derrocar al capitalismo para construir una nueva sociedad.
Vincent 11-11-20
[1] Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [255]
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[3] Tregua de los Confiteros: es una tradición en Francia que en las fiestas navideñas se acuerda cesar temporalmente los conflictos.
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Desde la degeneración de los antiguos partidos obreros y de la Internacional Comunista la burguesía ha desarrollado un nuevo aparato de su dominación: la izquierda del capital, que a medida que han pasado los años ha ido formando nuevas ideologías y organizaciones izquierdistas anti-obreras. Así a los partidos socialistas y “comunistas”, al trotskismo, el maoísmo y el anarquismo, se han añadido “nuevas izquierdas” como el Frente Amplio en Chile, Podemos en España, Morena en México, Syriza en Grecia etc.
En si la izquierda del capital es muy heterogénea, ya que va desde organizaciones socialdemócratas pacifistas hasta organizaciones guerrilleras que practican el terrorismo, desde organizaciones que se dicen simplemente “progresistas” hasta partidos estalinistas totalitarios, desde el indigenismo hasta el patriotismo “popular”, etc. Hoy en día el principal enemigo del proletariado es la izquierda del capital y sus sindicatos que día a día bombardean ideológicamente a los obreros y tratan de dañar su autonomía de clase, ahora en esta denuncia solo nos concentraremos en una organización que se presenta como “nueva” y “salida de la lucha”: el Colectivo 18 de octubre[1].
Muchos trabajadores están muy decepcionados con los 30 años de “Concertación” que han seguido a la dictadura pinochetista. Han visto que Lagos o Bachelet han seguido las mismas líneas capitalistas que Pinochet y con ellos nada ha mejorado para los trabajadores, sino que, al contrario, todo ha empeorado. Han visto también que el Partido “comunista” o el Frente Amplio no han hecho otra cosa que cubrir con “críticas” más o menos “fuertes” esa política burguesa de los gobiernos socialistas.
Cara a esta constatación del engaño que han sufrido y para seguir enganchándolos al carro de la Izquierda -y a través de ella al engranaje mortal de la explotación capitalista- Iniciativa 18 de octubre nos promete que “los liderazgos que ignoraron las demandas y que se han apropiado por decenios de los espacios de poder ya no estarán. Los nuevos sectores emergentes como los nuevos liderazgos sociales, el FA que surgiera de la crítica a la política tradicional, y que no lograron encabezar este proceso de ruptura con el modelo neoliberal y nuevos Partidos que han surgido, más los liderazgos dentro de los Partidos opositores tradicionales que no se han desprestigiado y que se sumen oportunamente al cambio; de ellos, de todos ellos se configurará la nueva dirección política del periodo de cambios que viene”.
Se trata de MAS DE LO MISMO, quieren que los partidos de izquierda y extrema izquierda tengan nuevas caras, den entrada a los “sectores emergentes” y cuenten con “nuevos liderazgos sociales”. Todo eso es humo que ciega nuestros ojos, es obligarnos a seguir tropezando en la misma piedra, a seguir confiando en el Estado Capitalista, a seguir creando obstáculos y trampas a la necesidad de la autonomía de clase del proletariado, a la perspectiva de su lucha basada en asambleas generales y en cuando haya fuerza masiva los Consejos Obreros. Se trata de un engaño vil para que no avancemos hacia la única solución posible a la grave crisis que afecta mundialmente al capitalismo: la revolución proletaria mundial.
Últimamente los partidos de izquierda hablan mucho de los “jóvenes”, que son “sangre nueva”, que todos son “revolucionarios”, que ellos “cambiarán Chile”. Pero la “juventud” no es una clase, es una categoría social policlasista donde hay hijos de papá, obreros, pequeñoburgueses, lumpenes… Cuando las manifestaciones del año pasado al grito de “Chile despertó” veíamos a los jóvenes burgueses en la Alameda y en la plaza Baquedano y hasta el presidente Piñera les aplaudió diciendo que era una “marcha transversal sin colores políticos”.
Aunque la izquierda del capital sea muy heterogénea, todas se caracterizan actualmente por el apoyo a las revueltas populares multiclasistas y movimientos burgueses de liberación nacional, creer que “pueblo” es lo mismo que clase obrera, apoyo a las luchas sindicales, incentivo de una especie de “patriotismo popular” que divide a los obreros del mundo entero, mistificación de la democracia burguesa bajo las banderas del reaccionario “antifascismo” u otras ideologías demócratas “antidictaduras” , hacer creer a las masas de que el enemigo es el “neoliberalismo” y no el capitalismo de estado mundial. Empezaremos primero por el más clásico de todos en la actualidad: el apoyo a las revueltas multiclasistas, el Colectivo 18 de octubre dice “En una sociedad asediada por el abuso, la explotación y la alienación, irrumpe como una hermosa tempestad, el 18 de octubre. Millones de ciudadanos se levantan exigiendo el respeto de sus derechos como seres humanos y como ciudadanos…”
Acá vemos claramente como estos izquierdistas no solo apoyan las revueltas populares sino que también la ven como una especie de gran momento histórico que podría incluso “acabar con el sistema y sus abusos” , pero ya nosotros , los verdaderos comunistas , hemos aclarado por diversos medios a los trabajadores de que esta revuelta popular no tiene ningún futuro histórico ni tampoco ninguna relevancia para la clase obrera , por ende tampoco hace ni el daño más mínimo al sistema capitalista , esta revuelta popular solo es un movimiento caótico y desorganizado , donde el proletariado no lucha bajo su autonomía internacional de clase , sino que se pierde en el “pueblo y la patria chilena”[2] , el protagonista de esta revuelta popular , por ende , no son los trabajadores , sino estudiantes o jóvenes radicales marginales (Capas sociales sin futuro histórico) , con su violencia minoritaria e irracional . Este movimiento solo es producto de la descomposición capitalista como tal, este movimiento es solo descomposición social y no una “Revolución que pondrá fin al sistema” como pretenden engañarnos[3].
Es más, el hecho de que esta revuelta fuera multiclasista y por ende estuviera impregnada por ideologías demócratas ajenas al proletariado el sistema aprovechara a realizar reformas internas que permitirán al capitalismo perpetuarse más en el tiempo y así “calmar los ánimos de la gente” , por ejemplo la asamblea constituyente burguesa , que le dará un poco más de “oxigeno” al capitalismo moribundo . Todo lo contrario, a lo que dice la izquierda sobre esta revuelta, nosotros los internacionalistas decimos claramente que estos caóticos movimientos multiclasistas fueron un duro golpe a la conciencia y autonomía del proletariado, un golpe que perseguirá por mucho tiempo a los obreros.
Al igual que toda la izquierda -así como la Derecha- el Colectivo 18 de octubre se reclama del “pueblo” y la “ciudadanía”, nos quiere hacer creer que todos formaríamos parte del “pueblo chileno”. Prácticamente en cada línea usan la palabra “pueblo” y “ciudadanía” para referirse a los trabajadores. Con ello ocultan, primero que no somos “ciudadanos iguales de la nación” sino que somos clase explotada y oprimida, las naciones no son la “comunidad de todos los ciudadanos”, sino que están divididas en clases: la minoría explotadora y el proletariado de cuya explotación nacen las principales riquezas y servicios. Y lo segundo que ocultan es que solamente el proletariado como clase histórica y mundial puede dar una solución a los graves problemas que nos afectan en todos los países, desde el desempleo, la miseria y las guerras, hasta la pandemia o la destrucción medioambiental.
¿Qué es el pueblo y la ciudadanía en cuestión? Es una masa amorfa de un territorio nacional que une a proletarios con burgueses, cuando el proletariado no pelea en su terreno de clase, como obreros bajo asambleas generales y comités de delegados revocables, y se mezcla con otras capas sociales, dejándose al mismo tiempo llevar por ideologías capitalistas ajenas a su clase entonces lucha como “pueblo” y estallan estas revueltas sin futuro. Durante décadas los izquierdistas han usado la palabra pueblo o ciudadanía para referirse a la clase obrera con el único objetivo de dañar su autonomía de clase, pero ante la propaganda izquierdistas los obreros más combatientes y decididos deben enfrentarse a estas campañas, explicándole a sus hermanos de clase de que en el capitalismo solo existen dos clases : proletariado y burguesía , y de que el pueblo es solo una mentira y mistificación hecha para dañar más al movimiento obrero. Cabe destacar que esto no significa que individuos de otras capas no explotadoras no puedan participar en las luchas obreras , todo lo contrario , la clase obrera debe luchar para que otras capas sociales se unan a su causa internacionalista-socialista , la revolución rusa y alemana demostró lo importante que es que los trabajadores se ganen a la pequeño burguesía y a otras capas , la insurrección de Petrogrado en 1917 no pudo haber sido posible sin el apoyo de los soldados y el campesinado , pero los trabajadores deben tener cuidado y siempre estar vigilantes de que sean la pequeño burguesía quien se subordine y acepte a la dirección revolucionaria de la clase obrera y sus consejos y no al revés , pues si en cambio el proletariado se decide mezclar con otras capas y aceptar su ideología capitalista decadente entonces estallará un movimiento sin futuro donde los trabajadores no ganarán nada y terminarán más atomizados que antes[4].
Otra cosa que este grupo propaga en su manifiesto, y de una forma muy ridículamente exagerada, es el patriotismo, patriotismo que muchas veces la izquierda del capital lo disfraza de “patriotismo popular”, y es que nos faltaría espacio y tiempo en este artículo para citar las innumerables veces en que este grupo anti- obrero usa el término “chilenos”. El proletariado es una sola clase a nivel mundial, el capitalismo de estado existe a escala planetaria debido al trabajo asociado de millones de proletarios alrededor de todo el globo, y por ende la auténtica destrucción del capital y sus instituciones se realizará con la actividad revolucionaria de todos los trabajadores del mundo, o sea, LA REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL DE LOS CONSEJOS OBREROS , debido a eso cualquier forma de ideología que tienda a dividir a los obreros por países , fábricas o sectores es simplemente reaccionaria . La patria o los estados naciones son simplemente una gran unidad productiva que aparecieron en los primeros siglos de acumulación originaria del capital y tenían como única función diferenciar las riquezas y dominios de una clase burguesa en ascenso con otra , así que en palabras simples la patria o el estado es solo eso : una gran propiedad privada , controlada por una burguesía local para administrar sus ganancias , por eso es que el patriotismo es una ideología simplemente reaccionaria , que lo único que busca es proteger el estado burgués, y preparar a los proletarios para una futura carnicería imperialista . Cuando este colectivo 18 de octubre hace tanta apología a los “chilenos” y a la “patria” solo nos demuestra una vez más que tan enemigos del movimiento obrero son esta gente.
Los proletarios no tienen patria, dice el Manifiesto Comunista. La Patria no es nuestra, es la propiedad privada de todos los capitalistas reunidos en el Estado. Chile no es nuestro, es DE ELLOS. No somos ni chilenos, ni peruanos, ni argentinos, somos únicamente CLASE OBRERA.
Iniciativa 18 de octubre propone a los obreros “ganarse” a ¡los capitalistas! pues nos dice que “un reto fundamental será, ser capaces de ganar e incluir a los Sectores Medios y Pequeños empresarios que marcaran la diferencia para que socialmente se logre construir la Gran Mayoría Ciudadana que sea la fuerza del cambio, con expresión Nacional, Regional y Local”
Iniciativa 18 de octubre dice a los obreros que se unan a quienes les explotan, les hacen trabajar más y más horas, hacen de los centros de trabajo verdaderas cárceles, viven a costa de sacarles la máxima plusvalía. ¡Pide que el cordero se someta al lobo! Pide que los obreros se sometan al capitalismo, se pongan de rodillas ante su explotación so pretexto de ¡ganarlos!
Con esas políticas no son los obreros quienes “ganan” a los capitalistas (cosa imposible porque sus intereses son antagónicos) sino que es el Capitalismo quien gana y aplasta a los obreros. El “socialismo” de Iniciativa 18 de octubre, como toda la izquierda y extrema izquierda, es, como denunció el Manifiesto Comunista “Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo ... en interés de la clase trabajadora”[6].
La izquierda y extrema izquierda del capital durante la década de los 20, cuando la oleada revolucionaria fue derrotada, nace de la mano con los frentes populares y los “gobiernos obreros” la ideología “antifascista” , que solo representa a la burguesía democrática y “más humanitaria” y que tenía como único fin proteger los estados democráticos y sus gobiernos parlamentarios frente al fascismo que comenzaba a surgir , o sea , buscaban defender al capitalismo democrático , lo cual los hacia enemigos del proletariado , sin contar el hecho de que los antifascistas fueron los precursores de la guerra civil española[7] y por ende tomaron parte en la segunda guerra mundial , la mayor carnicería imperialista que le costó la vida a millones de obreros alrededor de todo el mundo . Pues bien esta ideología como tal creó nuevas mistificaciones sobre la democracia burguesa, haciéndole creer a los trabajadores de que “la democracia es un mal menor frente al fascismo o dictaduras militares” , por ende durante las dictaduras militares la izquierda del capital luchaba bajo las banderas de la “democracia” y el “antifascismo” nuevamente (pese a que las dictaduras militares no eran fascistas en absoluto) , lo que hizo que grandes partes del proletariado se unieran nuevamente a las ideologías burguesas democráticas y republicanas y perdieran sus objetivos comunistas revolucionarios , para la izquierda del capital lo peor del mundo son solo las dictaduras militares y nada más , y es que este nuevo colectivo llamado 18 de octubre dice “En Chile se levanta después de 30 años de sumisión la exigencia de cambios estructurales y del modelo neoliberal, con una nueva Constitución que consagre los derechos de las personas, cambios en el rol y organización del Estado…” Esto nos demuestra que para estos burgueses izquierdistas el enemigo de fondo no es la democracia, los sindicatos y la izquierda, que son los auténticos responsables de las derrotas de las luchas obreras mundiales, sino solo las “dictaduras militares”, ¿acaso a estos izquierdistas se les olvidó de que fue la propia izquierda y la democracia quienes llamaron a los militares al poder? Quieren que olvidemos que en una concentración en la Casa de la Moneda fue Allende quien pidió a las masas que aplaudieran a Pinochet a quien llamó “general defensor de la Constitución”. ¿No fue casi lo mismo lo que ocurrió en Alemania en 1920 donde la socialdemocracia, luego de aplastar al proletariado, permitió que las freikorps contrarrevolucionarias hicieran un golpe de estado? Si algo nos demuestra es que la izquierda y la democracia no solo van de completamente de la mano con las dictaduras y la derecha, sino que técnicamente las dictaduras “de derecha” no podrían existir si no fuera por la izquierda y su democracia parlamentaria, que con su aparato sindical ataca ideológicamente a los obreros sin descanso. El Estado democrático es tan explotador y bárbaro como sus rivales del fascismo o la dictadura militar, la ideología burguesa demócrata “anti- dictadura” y “anti- pinochetista” de la izquierda , los sindicatos y los antifascistas debe ser combatida enérgicamente por los proletarios, las derrotas decisivas de los obreros fueron gracias a la democracia parlamentaria , ¿en dónde creen que se han cometido mayores atrocidades y derrotas a los trabajadores , en 150 años de historia republicana-demócrata o solo en 17 años de dictadura militar? La respuesta es más que obvia, pero la izquierda del capital no le cuenta eso a los trabajadores.
La Iniciativa 18 de octubre nos propone dentro de esa lógica frentista de “todos los chilenos unidos” llegar a un Gobierno Ciudadano: “influir en la construcción colectiva de un programa de transición que logre agrupar una amplia mayoría, para en democracia, ser parte de un futuro gobierno ciudadano que siente las bases del desmontaje del modelo neoliberal y ponga en marcha una democracia de todos y para todos”.
En Chile hemos tenido durante los últimos 30 años cuando nos “liberaron” de la dictadura pinochetista gobiernos de todos los colores: desde el centro de Alwyn hasta el “socialismo humano” de Bachelet, pasando por los dos gobiernos de derecha de Piñera. ¿Qué han hecho? Pues solamente una cosa: agravar la explotación, acrecentar la miseria, aumentar las cifras de desempleo, aumentar la represión… ¡Nada ha cambiado!
Y nos proponen seguir tropezando en la misma piedra, seguir confiando en un ilusorio “gobierno ciudadano”. Un gobierno no es sino el defensor en la cúpula del Estado de los intereses capitalistas. Sus promesas antes de ejercer el gobierno son muy bonitas y muy “para el pueblo”, pero cuando toman las riendas del gobierno lo único que hacen es servir a los capitalistas y reforzar la explotación, meternos en toda clase de aventuras guerreras.
¿Qué ha pasado con los gobiernos del “pueblo” como los de Syriza en Grecia, los del PSOE- Unidas Podemos en España, ¿el de MORENA en México y su Cuarta Transformación o el de Evo Morales en Bolivia? No solamente nada ha cambiado, sino que la explotación, el desempleo, la miseria, la represión, la pandemia, se han hecho mucho peores[8].
Todo gobierno, y especialmente los gobiernos de izquierda, LO QUE DICEN CUANDO ESTAN EN LA OPOSICION NUNCA LO HARÁN y CUANDO ESTÁN EN EL GOBIERNO HACEN LO QUE NUNCA HABÍAN DICHO. Y esto a los auténticos comunistas no nos sorprende pues el Gobierno es el instrumento del Estado Capitalista y este, con cualquier gobierno y escondido con los ropajes de la democracia, es siempre LA DICTADURA DEL CAPITAL, la dictadura de la minoría explotadora sobre la mayoría explotada.
La última patraña ideológica de la izquierda del capital, y que es muy común en la actualidad que en las huelgas sindicales y movimientos populares multiclasista dirigidos por la izquierda anti- marxista ver pancartas y gritos como “muerte al neoliberalismo” o “Chile será la tumba del neoliberalismo”[9], pero ¿de verdad existe eso llamado “neoliberalismo”? nuestra respuesta como verdaderos comunistas es NO , el neoliberalismo es un invento de la izquierda para esconder al auténtico enemigo de clase que los obreros deben combatir : EL CAPITALISMO DE ESTADO . En este periodo de decadencia capitalista, originado desde la primera guerra mundial, el capital ha llegado a sus límites históricos y no puede sobrevivir solo, por ende, necesita cada vez más del estado para poder mantenerse, y esto se comprobó en las recientes crisis donde los estados, a través de distintas inversiones y prácticas, salvaron a miles de empresas de la bancarrota. El único momento histórico en que la iniciativa privada regia y el liberalismo laissez faire podía funcionar era en el periodo de ascensión del capitalismo, cuando el capital, para sobrevivir a sus crisis juveniles, conquistaba nuevos mercados no-capitalistas, pero ahora el capitalismo y el estado son uno solo, y los obreros no pueden enfrentarse al capital sin enfrentarse al estado. De la misma forma tenemos que aclararle los peligros de las nacionalizaciones y estatismo al público obrero, pues si el capitalismo de estado es el verdadero y único sistema que rige a escala mundial, las nacionalizaciones son la forma en que se asentará y reforzará este modo de producción , las nacionalizaciones , muy practicadas por la izquierda con sus frentes populares y muy alabadas por los sindicatos , solo buscan fortalecer al capital nacional y reforzar el contra- insurgente estado burgués , por ende los obreros deben combatir contra esas nacionalizaciones que solo buscan defender el capitalismo estatal-nacional aún más[10] .
También hay que hacer especial mención de que detrás del discurso “anti transnacional” y de “soberanía” de este grupúsculo llamado 18 de octubre se encuentra solo la rancia ideología nacionalista y chovinista, apoyada por sectores no explotadores como el campesinado y los indígenas.
Para Iniciativa 18 de octubre “En Chile se levanta después de 30 años de sumisión la exigencia de cambios estructurales y del modelo neoliberal, con una nueva Constitución que consagre los derechos de las personas, cambios en el rol y organización del Estado, una distribución equitativa de las riquezas, aspirando refundar un futuro modelo de desarrollo con justicia y dignidad y ponga fin a la desigualdad reinante en todas las esferas de la vida”.
Con esta palabrería justifican el apoyo a la asamblea constituyente capitalista, y es que ya hemos aclarado varias veces a los lectores obreros de que a asamblea constituyente es una histórica trampa que la burguesía tiene para aplastar a los obreros , y es que la asamblea constituyente solo revalida la democracia y por ende la dictadura de la burguesía , durante la revolución rusa la burguesía con su partido menchevique buscaban realizar la asamblea constituyente para aplastar al proletariado insurgente y sus soviets , pero los trabajadores lograron prevenir la trampa e impidieron la asamblea constituyente , en Alemania ocurrió lo mismo , pero el proletariado y los Espartaquistas no corrieron la misma suerte , y la república de Weimar con su democracia parlamentaria nació a partir de la sangre de los obreros sublevados , aplastado a los consejos de obreros y soldados , da lo mismo si la asamblea constituyente de la izquierda se aprueba o no , los capitalistas y su democracia seguirán aplastando a los trabajadores . Sin embargo lamentablemente acá no podemos decir que toda la izquierda del capital apoya la asamblea constituyente como tal, pues sectores más “Radicales” de la extrema izquierda (comunizadores , anarquistas , foquistas-guevaristas) se oponen , pero eso sí , a favor de continuar con la revuelta multiclasista o incluso apoyando el terrorismo guerrillerista , o sea , métodos completamente anti proletarios y anticomunistas.
Como conclusión podemos decir que el colectivo 18 de octubre es otra de las tantas organizaciones izquierdistas a los que el proletariado debe combatir y superar, donde los obreros comunistas les esclarezcan a las masas el peligro de ese sector llamado: IZQUIERDA DEL CAPITAL
Simpatizantes de la CCI en Chile 6-12-20
[1] Colectivo 18 de Octubre (@colectivo18deoctubre) • Fotos y videos de Instagram.
[2] Ver la serie de artículos que hemos publicado sobre la situación en Chile: Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [456]
[3] Para ver qué es lo que llamamos Descomposición del Capitalismo ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[4] Sobre la revolución en Rusia 1917 hemos escrito numerosos documentos. Ver en particular: Manifiesto de la Corriente Comunista Internacional sobre la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia La revolución mundial es el único futuro de la humanidad https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [277] y Lista de artículos sobre la revolución rusa https://es.internationalism.org/cci-online/200805/2245/lista-de-articulos-sobre-la-revolucion-rusa [235]
[5] Ver nuestro folleto Nación o Clase https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase [169]
[7] Ver nuestro libro ESPAÑA 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [415]
[8] Ver Evo al desnudo https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo [457] , El nacionalismo feroz de Syriza /content/4084/el-nacionalismo-feroz-de-syriza [367] y la tercera parte de la Serie Los gobiernos de izquierda en defensa de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [458]
[9] Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [459]
[10] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [368] y El carácter reaccionario de las nacionalizaciones en la fase imperialista del capitalismo (textos de la Izquierda Comunista Mexicana) https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938 [381]
[11] Ver Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [160]
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Después de la Reforma Agraria que implementó el gobierno militar de fines de los 60[1], asistimos desde mediados de la década de los 90 a un proceso de reconcentración de las tierras en una serie de grupos industriales burgueses, que desde entonces las dedican al pingue negocio de la Agro - exportación de frutas y hortalizas al mercado norteamericano y europeo. Las mayores empresas se ubican al norte (La Libertad, Lambayeque, Ancash) y al sur de Lima (Ica).Actualmente estos capitalistas agrarios son dueños de casi medio millón de hectáreas y del agua en esas regiones, gozando además de incentivos y exoneraciones tributarias otorgadas por los sucesivos gobiernos de turno. La Agroindustria peruana se ha convertido en la "niña mimada", en el "sector bandera" de la economía peruana (tradicionalmente acaparado por la minería) y es el que hoy genera las mayores ganancias y goza de abundantes incentivos y jugosas exoneraciones tributarias por parte del Estado.
Los obreros que laboran en esas fábricas y tierras provienen de la migración y de los poblados que rodean las propiedades y a medida que el sector entraba en bonanza mayor era la contratación de "mano de obra". Tantos obreros han sido contratados que la burguesía hablaba de Ica como de una "región modelo con pleno empleo", una suerte de paraíso económico, digno de imitarse en el resto del país. Pero la propaganda del Estado y los capitalistas agroindustriales no hacían sino ocultar las tenebrosas condiciones de explotación de los obreros agrarios. Salarios miserables de 39 o menos soles diarios; no CTS[2] ni gratificaciones; presión y chantaje para aumentar la productividad y cuotas de productos. Largas jornadas que empiezan a las 3 am hasta entrada la noche, bajo un sol abrazador y en posturas y labores dañinas para la salud, debiendo soportar además los gritos y maltratos de los capataces, siendo obligados los trabajadores a laborar en silencio prohibiéndose cualquier tipo de ayuda o solidaridad entre ellos. La necesidad de fuerza de trabajo ha llevado a los capitalistas incluso a contratar niños para la recolección. Por supuesto, todo acompañado de la permanente amenaza de despido o el no pago del jornal si es que hubiera reclamos contra estas miserables condiciones de trabajo.
Desde la vacancia a Pedro Pablo Kuczynski a finales de 2017 hasta la fecha, han desfilado por el Congreso 4 presidentes. El penúltimo solo duró una semana en el poder. Además, el actual “gobierno de transición”, que no completa todavía un mes en su ejercicio, ya ha tenido tres ministros del Interior. Los hechos de corrupción crecen sin parar, como un cáncer que carcome las instituciones burguesas y que tanto “denuncian” los medios de comunicación, no son más que una expresión agudizada de la fase histórica de descomposición del sistema capitalista[3]. Mientras todo esto sucede, las ganancias de los grandes capitales peruanos aumentan, alcanzando niveles que hacen que sus potentados en nada se lamenten de la pandemia. La prolongación de esta situación en el tiempo, a lo que se agregan el impacto económico y social de la pandemia, la incapacidad de desarrollar una estrategia sanitaria capaz de frenar la ola de contagios y finalmente, las maniobras de las facciones burguesas confrontadas en el congreso, que terminaron en la vacancia del expresidente Martín Vizcarra, fueron la gota que derramó el vaso. La explosión de la indignación social llevó a los hechos del 14 de noviembre, con la muerte de dos jóvenes, lo que aumentó la presión sobre la cúpula gubernamental, que no habría vacilado en continuar asesinando si así fuese necesario. En este ambiente de protesta y reclamo, surge el paro agrario. Todo hace suponer que se aprovechó este momento para plantear lo que posiblemente ya venía gestándose en este sector de la producción. Además, hay que hacer notar que a pesar de que el sistema capitalista está hundido en la crisis económica y que la burguesía peruana no escapa a sus efectos, esta ha podido, por el momento, mantener cierto control sobre la situación social. Es cierto que una de las tendencias dominantes del capitalismo en descomposición es que la burguesía pierda el control sobre sus fuerzas políticas, como se explicó al principio de este apartado; sin embargo, esta comprendió rápidamente que podría acabar en otra versión de lo ocurrido en otros países, como Chile[4], por ejemplo. La actitud obstinada, predominante hasta el breve gobierno de Merino, dio paso a una más “conciliadora”, más “atenta a las demandas del pueblo”. En vez de plantear una Constituyente o una reforma de la Constitución, como paliativo inmediato, se proyecta la idea de que habrá que esperar hasta las elecciones del próximo año, para llevar a buen puerto al “gobierno de transición”. Por el momento, este gobierno de turno vende la mentira de que los reclamos de los trabajadores serán escuchados, que las injusticias cometidas serán enmendadas. Algunas evidencias al respecto, serían la derogación de la Ley de Promoción Agraria, para evitar, además, que la conflictividad social pase a ser liderada por los trabajadores, la aprobación por parte del Congreso de la devolución del dinero a los aportantes del sistema de pensiones (ONP), aprobación por el Congreso de ley de formalización de taxis colectivos, así como la aprobación de la eliminación de la inmunidad parlamentaria, planteamiento político burgués surgido mucho antes de la llegada de la pandemia. A esto se suman otros hechos, como la reforma de la Policía Nacional y el pase a retiro de parte del alto mando policial. Esto parece indicar, que el sector de la burguesía que está ahora a la cabeza del Estado y algunos partidos en el Congreso, enfilan sus baterías en una estrategia con tufo populista, de manera de asegurar una participación exitosa y nuevas cuotas de poder en los comicios del año entrante. En síntesis, esto indica que las facciones burguesas son capaces de poner a un lado momentáneamente sus diferencias y actuar de forma coordinada, cuando los trabajadores aparecen en escena y cuando sus prebendas y beneficios económicos se ven amenazados. También, muestra que el arsenal ideológico y los engaños no se han agotado y que los trabajadores no debemos caer en sus trampas ni confiar en sus promesas. Aunque la burguesía peruana ha logrado correr la arruga, debemos estar conscientes de que, a final de cuentas, no será capaz de dar respuesta a los graves problemas sociales ni renunciará a continuar explotando al proletariado; tampoco será capaz de evitar las confrontaciones en su seno, cada facción seguirá defendiendo con uñas y dientes sus cuotas de poder. Solo una acción unida, organizada de los trabajadores, poniendo en práctica los métodos de lucha naturales al movimiento obrero, podrá poner fin a esta pesadilla del capitalismo en descomposición.
Afirmamos que a diferencia de las movilizaciones ciudadanistas en Lima, esta huelga de los obreros de las empresas agroindustriales ha tenido un neto contenido de clase. El proletariado demostró su fuerza y capacidad cuando asume directamente su lucha contra la explotación. Las obreras y obreros de Ica comenzaron protestando contra las insoportables y tormentosas condiciones de trabajo y a la vez que paralizaba las labores, se dirigía a tomar la carretera Panamericana para hacerse oír.
- La huelga es la principal arma de lucha de los trabajadores. Así lo comprendieron los obreros de los diversos fundos y empresas que coordinaron paralizar en masa y salir a la carretera. Asimismo, los obreros y obreras dirigieron directamente, sin intermediarios, la lucha plasmando diversas formas de auto organización como los piquetes o las ollas comunes. En Ica, la inexistencia de sindicatos impidió cualquier tipo de maniobreo o subordinación de los huelguistas al desviacionismo y el boicot a la lucha propios del sindicalismo.
-Se manifestó una clara identidad de clase y el llamado a que otros trabajadores se solidaricen y se sumen a la lucha. Pudimos oír frases tales como "Nosotros los obreros somos los que producimos la riqueza para que ellos estén bien"; o “abajo la explotación”, “aumento de salario", etc. Todo esto, marca una neta diferencia, por ejemplo, con las movilizaciones ciudadanistas en Lima, dos semanas antes. Todas las reivindicaciones y pancartas de los trabajadores agitaban consignas CONTRA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA. Ningún llamado propio de la letanía democrática como "Nueva constitución”, “derechos del pueblo" o "defensa de la patria" se escuchó en los 5 días de lucha obrera.
Y, pese a la brevedad de la huelga, los obreros de Ica recibieron la solidaridad de sus hermanos de clase de los valles de Moche y Viru, en el Norte, quienes, a su vez, impulsaron la huelga en su zona con el saldo de un obrero asesinado por las hordas policiales.
-Pese al fuerte instinto de clase que marcó la huelga, las debilidades que aquejan en la actualidad al proletariado mundial se pudo ver reflejado también en esta lucha. Por ejemplo, la ilusión legalista y democrática de creer que la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria, es un "triunfo" cuando en realidad es que un cambio de leyes jamás puede cambiar la situación objetiva de la explotación cuya raíz es la diferencia de clases, la explotación asalariada, el Estado burgués, el Capitalismo. Nada de eso se pudo percibir. La huelga no logró superar un estadio reivindicativo, necesario, pero no suficiente para avanzar hacia la solución de los graves problemas que aquejan al proletariado y a toda la humanidad oprimida.
-Algunas manifestaciones nacionalistas, tales como enarbolamiento de algunas banderas peruanas en las barricadas, pero pocas comparadas con la orgia patriotera exhibida por los manifestantes de las marchas ciudadanistas en Lima.
En síntesis, aunque estas protestas del sector agrario comparten un contexto político y social, signado por las pugnas entre facciones de la burguesía y el impacto económico y social de la pandemia, ellas se diferencian de las que se dieron en los días cercanos al 14 de noviembre. En ese sentido, nada tienen que ver con el lamento impotente del movimiento ciudadano, con el resentimiento de sectores de la pequeña burguesía que se sienten desplazados y amenazados por la crisis, que se ven cada vez más cerca de la pobreza que azota a otras capas explotadas y que fijan sus esperanzas en una imposible “regeneración moral” de la podrida élite política. La lucha del proletariado, en nada se parece a los lloriqueos de toda esa panda de periodistas, intelectuales y políticos, que piden instituciones fuertes “que pongan orden”, que repriman toda manifestación de protesta o indignación de la población, apagándolas a sangre y fuego. Tampoco se parece a las acciones desesperadas y estériles del terrorismo o del golpismo, hijos predilectos del voluntarismo fanático de las ideologías pequeñoburguesas, que también quieren imponer sus propios intereses y asumir la dirección del Estado para continuar la explotación de los trabajadores. En el fondo, el objetivo final del proletariado es destruir el sistema capitalista, con todas sus instituciones, no cambiar a un verdugo por otro, a una gerencia por otra, que dejaría intacta la maquinaria que perpetua la miseria social y que amenaza la existencia misma de la humanidad.
Al momento del cierre de este artículo, los trabajadores agrarios han vuelto a la escena, esta vez, para reclamar la no aprobación en el Congreso de un texto que represente un nuevo régimen laboral. Nuevas acciones de bloquear la carretera Panamericana Sur por un día se desarrollaron, ya que no se aprobó lo solicitado, es decir, una remuneración basada en el 45% del salario mensual, esto significa 73 soles por jornada fuera de gratificaciones y CTS. Este amago de la burguesía, que encierra el peligro de meter la lucha en un laberinto burocrático, hasta agotarla y desmoralizar a los trabajadores, para quitar potencia a su iniciativa, es una treta ya conocida, con los sindicatos como cómplices.
Si bien ha habido alguna expresión de auto organización, ha habido debilidades. Se nota una gran decisión por luchar, pero no habido asambleas y/o un Comité de Huelga que centralice la lucha. Se ha confiado la negociación a los "dirigentes" y pasivamente se han sentado a esperar por 15 días. Cuando han visto que el Congreso no aprobaba el pedido de aumento de salarios, inmediatamente los obreros han salido a cuestionar que los estén engañando y han retomado nuevamente la huelga.
Los trabajadores ahora piden también la destitución del actual presidente y la reyerta ha dejado hasta ahora un saldo de 26 policías heridos, además, desde el Ministerio del Interior se pidió a los manifestantes que despejen la vía y se escuchan voces que claman por imponer “mano dura”. En un acto de provocación, infiltrados en la protesta quemaron una ambulancia, lo cual es parte de una estrategia, apoyada por los medios de comunicación, para crear en la población una matriz que rechace la protesta. Finalmente, el gobierno de Sagasti desata una brutal represión contra los trabajadores, ahogando a las comunidades aledañas a la protesta en gas lacrimógeno, usando incluso armas de fuego contra los manifestantes, causando heridos, utilizando helicópteros y carros de combate, para apoyar un enorme contingente de fuerzas policiales y militares que no repararon en desatar su furia contra una población indefensa, alegando que no son manifestantes sino “vándalos” que quieren causar un daño a los vehículos en incluso a las propiedades de los grandes empresarios. Las empresas agrícolas han suspendido sus operaciones, pidiendo el “restablecimiento del orden público, la seguridad y libre tránsito” en La Libertad e Ica, señalando que la paralización se mantendrá “hasta que se restablezca el Estado de derecho”. Estas acciones están dirigidas, primero, a crear una imagen caótica, desastrosa y sin sentido de la protesta, para satanizarla, además, dividir a los trabajadores, utilizando el chantaje de que la paralización de actividades significará pérdidas de ingreso y empleo para unos 100 mil trabajadores. No contentos con esto, las grande empresas tratan de descargar todo el rechazo que sienten los trabajadores por la explotación que sufren en otras más pequeñas, diciendo que “muchos trabajadores del campo han visto vulnerados sus derechos durante muchos años por culpa de empresas tramposas” [5] , con lo cual tratan de confundir con respecto a su responsabilidad directa en la precarización de las condiciones salariales y de vida de los trabajadores, además de la hipocresía que exhiben, ya que no dicen nada de los costos de producción que reducen contratando a estas pequeñas empresas intermediarias.
Hay que destacar, que uno de los aspectos centrales de la estrategia de la burguesía, es mantener enredados a los trabajadores en el fetichismo democrático[6] , en la falsa visión que considera al Estado no como el aparato de dominio de los capitalistas sobre la clase trabajadora sino como una suerte de árbitro, de poder neutral, por encima de las clases, del cual pueden, presionándolo, hacerlo interceder para así, obtener leyes que reconozcan mejoras y aumentos. Esta visión, es alimentada por supuesto por todas las organizaciones la izquierda del Capital, como las Federaciones y sindicatos agrarios, las ONG como CONVEAGRO, la CGTP, congresistas de izquierda y algunos dirigentes de los propios obreros en lucha, que, cual bomberos, están negociando con las patronales y el Ministerio del trabajo negociaciones en las cuales todos están de acuerdo en afectar lo menos posible las ganancias de la burguesía agroindustrial, limitando el aumento de salario a 54 soles, lo cual ha provocado que los obreros indignados hayan salido de nuevo a tomar las carreteras en Ica y los valles norteños. Los obreros intuyen que en esas altas esferas de negociación se está cocinando una nueva estafa contra ellos, que los están "meciendo”, sin comprender que esos grupúsculos que negocian en su nombre son parte también de la clase explotadora.
Aunque los trabajadores no pueden renunciar a las luchas reivindicativas, momento que puede ser aprovechado para debatir y sacar lecciones, deben comprender que quedarse en este terreno es una trampa que siempre llevará al callejón sin salida de las trampas leguleyas y del respeto a la Constitución. La verdadera liberación de los trabajadores vendrá cuando hagan saltar en pedazos al orden burgués, con sus leyes, sus constituciones y sus sindicatos, planteando así una verdadera transformación que libere también a la humanidad de este sistema social putrefacto.
Internacionalismo Perú sección de la Corriente Comunista Internacional 24/12/2020
[1]Gobierno del general Velasco Alvarado (1968-75) que se presentó como “gobierno del pueblo” con una fuerte demagogia nacionalista y popular.
[2]CTS: Compensación por Tiempo de Servicio, es una indemnización por despido o finalización de contrato laboral. Es bastante miserable.
[3] “Así, la fase de descomposición de la sociedad capitalista no aparece únicamente como la continuación cronológica de las caracterizadas por el capitalismo de Estado y la crisis permanente. En realidad, las contradicciones y expresiones de la decadencia del capitalismo que la han ido marcado sucesivamente en sus distintas fases se mantienen e incluso se han profundizado, de tal modo que la fase de descomposición es la resultante de la acumulación de todas esas características de un sistema moribundo, la fase que remata tres cuartos de siglo de agonía de un modo de producción condenado por la historia […] La ausencia total de perspectivas de la sociedad actual se expresa con todavía mayor evidencia en lo político e ideológico. Por ejemplo: la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gansteril […]”. https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [109]
[4] Ver una colección de artículos sobre los acontecimientos chilenos en Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [456]
[5] https://elcomercio.pe/economia/peru/firmas-agricolas-anuncian-suspension-de-operaciones-para-evitar-violencia-contra-sus-instalaciones-nndc-noticia/ [461]
[6] “Esa visión idílica y crédula de la «democracia» es un mito. La «democracia» es el taparrabos ideológico que sirve para ocultar la dictadura del capital en sus áreas más desarrolladas. No hay diferencia fundamental de naturaleza entre los diferentes modelos que la propaganda capitalista opone unos a otros por las necesidades de sus campañas ideológicas de mistificación. Todos los sistemas pretendidamente diferentes por su naturaleza, que han servido de estandarte a la propaganda democrática desde principios de siglo, son expresiones de la dictadura de la burguesía, del capitalismo. La forma, la apariencia pueden variar, pero no el fondo […] En su forma más sofisticada de la dictadura del capital que la «democracia» es, el capitalismo de Estado debe afrontar el reto de hacer creer que reina la mayor libertad. Para ello, a la coerción brutal, a la represión feroz se le prefiere, cuando es posible, la manipulación suave que permite llegar al mismo resultado sin que la víctima se entere.” https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [337]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/treinta_anos_tras_la_caida.pdf
[2] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3230/notas-sobre-el-imperialismo-y-la-descomposicion-hacia-el-mayor-cao
[3] https://es.internationalism.org/content/4497/caos-en-libia-una-odiosa-expresion-de-la-barbarie-capitalista
[4] https://es.internationalism.org/tag/2/28/el-estalinismo-el-bloque-del-este
[5] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[6] https://es.internationalism.org/files/es/contribucion_solidaridad_huelga_en_francia.pdf
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[8] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[9] https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical
[10] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[11] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[12] https://es.internationalism.org/files/es/hoja_no_3_francia.pdf
[13] https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-contra-los-ataques-de-nuestros-explotadores
[14] https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones
[15] https://es.internationalism.org/files/es/green_new_deal.pdf
[16] https://www.theguardian.com/environment/2018/dec/29/green-new-deal-plans-proposal-ocasio-cortez-sunrise-movement
[17] https://en.internationalism.org/content/16760/90-years-after-1929-crash-decadent-capitalism-can-never-escape-crisis-overproduction#_ftnref2
[18] https://es.wikipedia.org/wiki/New_Deal
[19] https://neweconomics.org/
[20] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200705/1907/caos-imperialista-desastre-ecologico-el-capitalismo-a-la-deriva
[21] https://es.internationalism.org/tag/3/50/medio-ambiente
[22] https://es.internationalism.org/files/es/05_el_futuro_del_planeta_no_puede_dejarse_en_manos_de_la_clase_capitalista.pdf
[23] https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf
[24] https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha
[25] https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al
[26] https://es.internationalism.org/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[27] https://es.internationalism.org/files/es/el_gobierno_y_los_sindicatos_trabajan_juntos_para_impulsar_la_reforma_1.pdf
[28] https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos
[29] https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un
[30] https://es.internationalism.org/content/4516/contra-los-ataques-del-gobierno-lucha-masiva-y-unida-de-todos-los-explotados
[31] https://es.internationalism.org/content/4514/comunicado-internacional-de-solidaridad-con-la-clase-obrera-en-lucha-en-francia
[32] https://fr.internationalism.org/content/10023/seule-lutte-massive-et-unie-peut-faire-reculer-gouvernement
[33] https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Luc_M%C3%A9lenchon
[34] https://fr.internationalism.org/content/3148/sncf-decembre-86-ouvriers-peuvent-se-battre-sans-syndicats
[35] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[36] https://es.internationalism.org/files/es/oriente_medio.pdf
[37] https://es.internationalism.org/content/4489/invasion-turca-del-norte-de-siria-la-cinica-barbarie-de-la-clase-dominante
[38] https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares
[39] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4287/manifestaciones-en-iran-fuerza-y-limites-del-movimiento
[40] https://es.internationalism.org/tag/geografia/asia
[41] https://es.internationalism.org/tag/3/47/guerra
[42] https://es.internationalism.org/files/es/quien_es_quien_en_nuevo_curso_0.pdf
[43] http://www.sebalorenzo.com.ar
[44] https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista
[45] mailto:[email protected]
[46] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera
[47] https://es.internationalism.org/content/4393/polemica-adonde-va-el
[48] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201804/4300/el-comunismo-esta-al-orden-del-dia-en-la-historia-castoriadis-muni
[49] https://es.internationalism.org/content/4363/castoriadis-munis-y-el-problema-de-la-ruptura-con-el-trotskismo-ii
[50] https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria
[51] https://es.internationalism.org/content/4388/las-confusiones-del-sobre-octubre-1917-y-espana-1936
[52] https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Socialista_Obrero_Espa%C3%B1ol
[53] https://www.ultimahora.es/noticias/sociedad/1999/03/01/972195/espanol-preside-nuevo-consejo-europeo-accion-humanitaria-cooperacion.html
[54] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1157/editorial-la-paz-en-kosovo-momento-de-la-guerra-imperialista
[55] https://es.wikipedia.org/wiki/Asamblea_Parlamentaria_de_la_OTAN
[56] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
[57] https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero
[58] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[59] https://es.internationalism.org/files/es/invitacion_rp_balance_luchas_francia.pdf
[60] https://es.internationalism.org/content/4517/francia-el-gobierno-y-los-sindicatos-trabajan-juntos-para-imponer-la-reforma-de-las
[61] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[62] https://es.internationalism.org/files/es/covid19.pdf
[63] https://www.who.int/data/gho/data/themes/topics/topic-details/GHO/deaths
[64] https://en.internationalism.org/ir/107_decomposition
[65] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/302/el-terrorismo-un-arma-de-guerra-del-capitalismo
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[67] https://www.researchgate.net/publication/235432984_Bad_Pharma_-_Ben_Goldacre
[68] https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista
[69] https://es.internationalism.org/tag/geografia/china
[70] https://es.internationalism.org/files/es/australia.pdf
[71] https://es.internationalism.org/files/es/solidaridad_con_la_cci_ante_ataque_de_igcl.pdf
[72] https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso
[73] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/306/los-metodos-policiales-de-la-ficci
[74] https://igcl.org/Nuevo-ataque-de-la-CCI-contra-el
[75] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[76] https://es.internationalism.org/files/es/gobierno_de_coalicion.pdf
[77] https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la
[78] https://www.20minutos.es/noticia/4102257/0/para-iglesias-sera-el-gobierno-del-si-se-puede-y-la-mejor-vacuna-contra-la-extrema-derecha/
[79] https://es.internationalism.org/cci/200602/497/1la-leccion-de-los-acontecimientos-de-espana
[80] https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Largo_Caballero
[81] https://es.wikipedia.org/wiki/Primer_bienio_de_la_Segunda_Rep%C3%BAblica_Espa%C3%B1ola
[82] https://es.wikipedia.org/wiki/Sucesos_de_Castilblanco
[83] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai
[84] https://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Popular_(Espa%C3%B1a)#El_gobierno_del_Frente_Popular:_de_febrero_a_julio_de_1936
[85] https://valencia.cnt.es/que-es-la-cnt/historia/noviembre-de-1936-la-cnt-entra-en-el-gobierno/
[86] https://es.internationalism.org/cci/200602/755/3el-mito-de-las-colectividades-anarquistas
[87] https://es.wikipedia.org/wiki/Jornadas_de_Mayo_de_1937
[88] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/historia-movimiento-obrero
[89] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
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[91] https://es.internationalism.org/files/es/articulo_tarragona.pdf
[92] https://www.elnacional.cat/es/sociedad/huelga-general-petroquimica-tarragona-despues-explosion_471531_102.html
[93] https://es.internationalism.org/cci-online/200607/984/ante-la-tragedia-de-valencia
[94] https://es.internationalism.org/cci-online/200801/2159/accidentes-laborales-la-vida-no-vale-un-peso-para-el-capitalismo
[95] https://it.internationalism.org/content/1424/morti-di-stato-genova-ostaggi-di-stato-sulla-nave-diciotti-il-cinismo-e-lipocrisia
[96] https://es.internationalism.org/content/catastrofes-durante-el-verano-quien-mata-es-el-capitalismo
[97] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3171/resolucion-del-xixo-congreso-de-la-cci-sobre-la-situacion-internac
[98] https://www.lavanguardia.com/local/tarragona/20200117/472927984172/explosion-empresa-quimica-iqoxe-tarragona-multas-inseguridad-laboral.html
[99] https://www.niusdiario.es/sociedad/reduccion-plantilla-motivos-explosion-planta-quimica-tarragona-ccoo_18_2885145052.html
[100] https://www.elespanol.com/reportajes/20200220/montana-mierda-pnv-conocia-gran-peligro-zaldibar/468704402_0.html
[101] https://www.abc.es/espana/catalunya/abci-complejo-tarragona-mayor-polo-petroquimico-espana-202001142000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.es%2F
[102] https://catalunyaplural.cat/es/el-mayor-complejo-petroquimico-del-sur-de-europa-provoca-pesadillas/
[103] https://www.youtube.com/watch?v=PSJqqhu6uek
[104] http://www.ccoo.cat/aspnet/noticia.aspx?id=228311
[105] https://es.internationalism.org/cci-online/200509/120/huracan-katrina-el-capitalismo-conduce-la-humanidad-al-desastre
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[107] https://en.internationalism.org/icconline/201801/14694/iran-struggle-between-bourgeois-cliques-danger-working-class
[108] https://www.newyorker.com/magazine/2013/09/30/the-shadow-commander
[109] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[110] https://www.leftcom.org/en/articles/2020-01-04/the-us-attack-on-baghdad
[111] https://es.internationalism.org/tag/geografia/iran
[112] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[113] https://es.internationalism.org/files/es/covid19_1.pdf
[114] https://fr.internationalism.org/content/10088/pandemie-covid-19-france-lincurie-criminelle-bourgeoisie
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[116] https://www.elespanol.com/espana/20200320/criterios-decidir-prioridad-falten-camas-uci/475954325_0.html
[117] https://www.elconfidencial.com/espana/2020-03-24/sanitarios-ramon-cajal-plante-mascarillas_2513959/
[118] https://www.lasprovincias.es/comunitat/sindicatos-exigen-generalitat-20200325192618-nt.html
[119] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[120] https://es.internationalism.org/files/es/covid19_0.pdf
[121] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200909/2639/el-darwinismo-social-una-ideologia-reaccionaria-del-capitalismo
[122] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida
[123] https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera
[124] https://www.newtral.es/las-uci-de-europa-ante-los-casos-graves-con-coronavirus/20200312/
[125] https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia
[126] https://es.internationalism.org/files/es/articulo_marxismo.pdf
[127] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/3232/i-del-comunismo-primitivo-al-socialismo-utopico
[128] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/guerracamp/index.htm
[129] https://es.internationalism.org/cci-online/201108/3187/tribuna-del-lector-en-defensa-del-marxismo
[130] https://es.internationalism.org/cci-online/201102/3058/marx-y-la-expansion-del-desarrollo-humano-en-el-comunismo
[131] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199203/3315/ii-como-el-proletariado-se-gano-a-marx-para-el-comunismo
[132] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo-
[133] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para
[134] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200803/2195/cien-anos-despues-de-la-muerte-de-marx-el-marxismo-es-el-porvenir
[135] https://es.internationalism.org/tag/2/24/el-marxismo-la-teoria-revolucionaria
[136] https://es.internationalism.org/files/es/_la_nueva_carrera_espacial.pdf
[137] https://en.internationalism.org/icconline/2009/10/apollo-11-lunar-landing
[138] https://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Paperclip
[139] https://es.internationalism.org/content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este
[140] https://es.internationalism.org/files/es/balance_de_las_luchas_de_los_trabajadores_en_francia.pdf
[141] https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones
[142] https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad-y-la-unidad-en-la-lucha-pueden-rechazar-los-ataques-las
[143] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/intervenciones
[144] https://es.internationalism.org/files/es/migrantes_y_refugiados_sirios.pdf
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[147] https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/02/29/bruno-canard-face-aux-coronavirus-enormement-de-temps-a-ete-perdu-pour-trouver-des-medicaments_6031368_16506
[148] https://www.pasteur.fr/fr/centre-medical/fiches-maladies/mers-cov
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[152] https://www.force-ouvriere.fr/releve-de-reunion-du-19-mars-cfdt-cgt-fo-cfe-cgc-cftc-medef-cpme?lang=fr
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[326] https://es.internationalism.org/cci-online/201108/3181/1492-descubrimiento-de-america-la-burguesia-celebra-500-anos-de-capitalismo
[327] https://www.lavanguardia.com/internacional/20200603/481582308546/violencia-racial-eeuu-historia-racismo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy
[328] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/situacion/index.htm
[329] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864lincoln.htm
[330] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/513/historia-del-movimiento-obrero-iww-1905-1921-el-fracaso-del-sindica
[331] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/967/historia-del-movimiento-obrero-los-iww-1905-1921-el-fracaso-del-sin
[332] https://www.vozpopuli.com/internacional/Barack_Obama-Racismo-Estados_Unidos-racismo-estados_unidos-obama-conflicto_racial-matanzas-negros_0_933206737.html
[333] https://es.internationalism.org/cci-online/200605/936/manifestaciones-de-latinos-en-norteamerica-si-a-la-unidad-de-la-clase-obrera-n
[334] https://es.internationalism.org/files/es/guerre_des_vaccins_espanol.pdf
[335] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/pandemia-covid19
[336] https://es.internationalism.org/files/es/teorias_conspiranoicas_sobre_la_pandemia.pdf
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[339] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201710/4239/maquiavelismo-consciencia-y-unidad-de-la-burguesia
[340] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo2/hoja4.htm
[341] https://es.internationalism.org/files/es/el_proletariado_debe_rechazar_el_terreno_burgues.pdf
[342] https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista
[343] https://es.internationalism.org/tag/2/32/el-frente-unido
[344] https://es.internationalism.org/files/es/el_caso_traore.pdf
[345] https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino
[346] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/index.htm
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[349] https://www.theguardian.com/world/2020/jun/17/pandemics-destruction-nature-un-who-legislation-trade-green-recovery
[350] https://academic.oup.com/histres/article/85/230/535/5603376
[351] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201703/4201/la-eleccion-de-trump-y-el-derrumbe-del-orden-mundial-capitalista
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[353] https://es.internationalism.org/files/es/los_grupos_de_la_izquierda_comunista_ante_el_movimiento_black_lives_matter.pdf
[354] https://libcom.org/article/class-war-102019-yellow-vests
[355] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci
[356] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista
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[358] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part
[359] https://fr.internationalism.org/rinte8/partisan.htm
[360] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2124/la-tormenta-del-este-y-la-respuesta-de-los-revolucionarios
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[362] https://es.internationalism.org/files/es/los_grupos_izquierdistas_frente_a_la_pandemia.pdf
[363] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l
[364] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q
[365] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr
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[381] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938
[382] https://monitoreconomico.org/noticias/2020/jun/25/nissan-anuncia-despido-de-empleados-en-aguascalientes/#:~:text=Cabe%20recordar%20que%20Nissan%20Motor,pa%C3%ADses%20que%20se%20ver%C3%A1n%20afectados
[383] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
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[385] https://es.internationalism.org/files/es/polonia.pdf
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[387] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1980-huelga-de-masas-en-polonia
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[390] https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador
[391] https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo
[392] https://es.internationalism.org/files/es/derrota_nissan.pdf
[393] https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF/La_crisis_de_la_socialdemocracia.pdf
[394] https://es.internationalism.org/content/4600/luchas-obreras-en-espana
[395] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad
[396] https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes
[397] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/348/corriente-roja-gato-por-liebre
[398] https://archivo.kaosenlared.net/nissan-lo-peor-de-una-gran-derrota-es-venderla-como-una-gran-victoria/
[399] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[400] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/390/es-posible-un-nuevo-sindicalismo
[401] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/3.htm
[402] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/critica-al-programa-de-gotha.htm
[403] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199412/1845/ix-comunismo-contra-socialismo-de-estado
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[405] https://es.internationalism.org/files/es/bielorrusia_tanto_si_el_regimen_es_autoritario_como_si_es_democratico_es_la_misma_explotacion_capitalista.pdf
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[408] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c
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[419] https://pt.internationalism.org/ICCOnline/2007/Brasil_luta_controladores_aereos
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[423] https://es.internationalism.org/files/es/protestas_sanitarios_2020.pdf
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[427] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/global-el-personal-sanitario-silenciado-expuesto-y-atacado/
[428] https://fr.internationalism.org/content/10227/segur-sante-nouveau-coup-porte-a-classe-ouvriere
[429] https://es.internationalism.org/tag/geografia/gran-bretana
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[432] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1193/china-eslabon-del-imperialismo-mundial-iii-el-maoismo-un-engendro-
[433] https://es.internationalism.org/files/es/situacion_nacional_peru.pdf
[434] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2117/la-crisis-del-capitalismo-de-estado
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[437] https://es.internationalism.org/series/218
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[441] https://es.internationalism.org/files/es/gobiernos_de_izquierda_iii.pdf
[442] https://es.internationalism.org/content/4315/gobierno-psoe-que-hay-detras-de-la-mocion-de-censura
[443] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201705/4212/la-coalicion-vergonzante-del-psoe-con-el-pp
[444] https://es.internationalism.org/content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno
[445] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana
[446] https://www.lasprovincias.es/comunitat/traslados-forzosos-medicos-20201113192511-nt.html#vca=fixed-btn&vso=rrss&vmc=em&vli=Comunitat%3Fns_campaign=rrss&ns_mchannel=boton&ns_fee=0&ns_source=em&ns_linkname=undefined
[447] https://archivo.kaosenlared.net/en-2021-el-gobierno-rebajara-la-inversion-en-educacion-sanidad-y-proteccion-social-en-porcentaje-del-pib/
[448] https://archivo.kaosenlared.net/el-desastre-del-ingreso-minimo-vital-y-la-estupidez-cipolla-tenia-razon/
[449] https://www.lavanguardia.com/economia/20200513/481128124472/erte-prestacion-cobrar-empleo-paro-coronavirus-marzo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy
[450] https://www.publico.es/sociedad/coronavirus-retrasos-e-impagos-olvidados-erte.html
[451] https://www.lavanguardia.com/vida/20200928/483722109095/la-pah-ve-escandaloso-que-haya-162-desahucios-por-cada-dia-habil-en-el-2020.html
[452] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/espana
[453] https://es.internationalism.org/files/es/crisis_politica_en_el_peru.pdf
[454] https://es.internationalism.org/files/es/segunda_ola_de_la_pandemia.pdf
[455] https://es.internationalism.org/files/es/denuncia_colectivo_18_de_octubre.pdf
[456] https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases
[457] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo
[458] https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta
[459] https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo
[460] https://es.internationalism.org/files/es/huelga_de_los_obreros_agrarios_en_el_peru.pdf
[461] https://elcomercio.pe/economia/peru/firmas-agricolas-anuncian-suspension-de-operaciones-para-evitar-violencia-contra-sus-instalaciones-nndc-noticia/
[462] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-3