Contra los ataques del gobierno ¡LUCHA MASIVA Y UNIDA DE TODOS LOS EXPLOTADOS!

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Publicamos a continuación la hoja de intervención que, desde el pasado 13 de enero, está difundiendo nuestra organización en las manifestaciones que están teniendo lugar en Francia contra los ataques anti obreros del gobierno Macron, y, particularmente, contra la reforma de las pensiones.

Se trata, efectivamente, de la tercera hoja que hemos realizado y que se sitúa en continuidad con las que anteriormente difundimos a primeros de diciembre - ¡Aunemos nuestras luchas contra los ataques de nuestros explotadores[1] – y para las manifestaciones del 15 de ese mismo mes - ¡Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones![2] -. A su vez esta última hoja sale publicada en el último número de Revolution Internationale, órgano de la CCI en Francia del mes de enero, en gran parte dedicado a analizar el significado de estos movimientos sociales.

Este esfuerzo de intervención de nuestra organización responde, en primer lugar, a la importancia misma que le damos a este movimiento de luchas que, como analizamos, representa el resurgir de la combatividad del proletariado en un país sumamente importante para la lucha de clases como es Francia. Más aún, estos movimientos han puesto de manifiesto la existencia de una enorme solidaridad en las filas obreras. Esta solidaridad ha impulsado, significativamente un sentimiento de dignidad de clase del proletariado y de su lucha contra la explotación capitalista.

Pero también este esfuerzo de intervención de la CCI es, nos parece, una muestra de la responsabilidad que incumbe a las organizaciones revolucionarias de la clase obrera, de ayudar a entender cada momento de esa lucha en función de la perspectiva revolucionaria de conjunto del movimiento obrero. No se trata, por supuesto, de un análisis “desde fuera”, sino como parte integrante presente en el propio movimiento de lucha, señalando los aspectos en los que debe apoyarse la clase para ganar en unidad y conciencia (la solidaridad intergeneracional, hacer de la calle un lugar de confluencia y fraternización, etc.); y también las dificultades que nos debilitan (como p. ej., ceder la organización de la lucha a los sindicatos, la ausencia de asambleas etc.).

A través de etas hojas y en general de nuestra intervención hemos tratado de catalizar el movimiento de reflexión que se traducía por ejemplo en los trabajadores que intentaban reagruparse al final de las marchas para discutir, para tratar de comprender como seguir la lucha, como ganar unidad y determinación para futuros combates. Deben servir también para que, tras el previsible reflujo de la combatividad que se ha exhibido en las manifestaciones de diciembre y enero, persista ese esfuerzo de reflexión y discusión en comités de luchas, etc, que permitan sacar lecciones para los combates venideros.

Como siempre, animamos desde luego a cuantos lectores estuvieran interesados en discutir o difundir estas hojas en su entorno a que así lo hagan.


Contra los ataques del gobierno

¡LUCHA MASIVA Y UNIDA DE TODOS LOS EXPLOTADOS!

Después de años de atonía, el movimiento social contra la reforma de las pensiones está mostrando el despertar de la combatividad del proletariado en Francia. A pesar de todas las dificultades, la clase obrera ha empezado a levantar cabeza. Mientras que hace un año todo el terreno social estaba ocupado por el movimiento interclasista de los Chalecos Amarillos, hoy los explotados de todos los sectores y generaciones han aprovechado los días de acción organizados por los sindicatos para echarse a la calle, decididos a luchar en su propio terreno de clase contra este ataque frontal del gobierno contra todos los explotados.

¡La clase obrera existe y aquí está presente!

Mientras que durante casi diez años los trabajadores han permanecido paralizados, totalmente aislados cada uno en su lugar de trabajo, en las últimas semanas, en cambio, han logrado volver al camino de la lucha colectiva.

Las aspiraciones de unidad y solidaridad en la lucha muestran que los trabajadores en Francia están empezando a volver a reconocerse como parte de una misma clase con los mismos intereses que defender. Así, en varias manifestaciones, en Marsella por ejemplo, se podía oír: “¡La clase obrera existe!”. En París, grupos de manifestantes que no desfilaban detrás de los banderolas sindicales cantaban: "Aquí estamos, aquí estamos por la dignidad de los trabajadores y por un mundo mejor". En la manifestación del 9 de enero, incluso los viandantes de las aceras, al paso de la manifestación sindical, cantaban el viejo himno del movimiento obrero: "La Internacional", mientras universitarios y alumnos de secundaria coreaban, tras sus propias pancartas: “Les jeunes dans la galère, les vieux dans la misère !’’ (¡Los jóvenes viviendo a salto de mata, los viejos malviviendo en la miseria!).

Está claro que, al negarse a seguir doblando el espinazo, la clase obrera en Francia está recobrando su dignidad.

Otro elemento muy significativo testigo del cambio de la situación social en Francia ha sido la actitud y el estado de ánimo de los "usuarios" en la huelga del transporte. Es la primera vez, desde el movimiento de diciembre de 1995, que una huelga de transportes no es "impopular", a pesar de todas las campañas fomentadas por los medios de comunicación sobre el "infierno" vivido por los "usuarios" para ir al trabajo, volver a casa o irse de vacaciones en Navidad. En ninguna parte, excepto en medios a las órdenes del poder, se oyó eso de que los ferroviarios de la SNCF[3] o de la RATP tomaban a los usuarios de "rehenes". En los andenes o en los trenes atestados y en el RER, la gente esperaba pacientemente. Para desplazarse por la capital, uno se las iba arreglando sin echar pestes contra los ferroviarios en huelga; coche compartido, bicicletas, patinetes... Pero, lo más importante, el apoyo y la estima hacia los ferroviarios se mostró en las numerosas donaciones a los fondos de solidaridad para los huelguistas que han sacrificado un mes de salario (¡se recaudaron más de 3 millones de euros en pocas semanas!) luchando no sólo por ellos mismos sino también por los demás.

Sin embargo, después de un mes y medio de huelga, tras manifestaciones semanales de cientos de miles de personas, y a pesar de toda la determinación mostrada, este movimiento no ha logrado que el gobierno retroceda.

Desde el principio, la burguesía, su gobierno y sus "interlocutores sociales" montaron una estrategia para hacer tragar el ataque a las pensiones. Lo de la "edad pivote"[4] ha sido una carta que se habían guardado en la manga para sabotear la réplica de la clase obrera y hacer tragar la "reforma" mediante la estrategia clásica de dividir el "frente sindical".

¿Cómo hacer retroceder al gobierno?

Para enfrentar a la clase dominante y hacer que el gobierno retroceda, los trabajadores deben tomar la lucha en sus propias manos. No deben confiarla a los sindicatos, esos "interlocutores sociales" que siempre han negociado a sus espaldas y en el secreto de las oficinas ministeriales.

Si seguimos pidiendo a los sindicatos que nos "representen", si seguimos esperando que organicen la lucha por nosotros, entonces sí que “¡estamos jodidos!

Para apoderarnos de nuestra propia lucha, ampliarla y unificarla, debemos organizar asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a toda la clase. Solo en estas Asambleas Generales podemos discutir todos juntos, decidir colectivamente sobre las acciones que tomar, formar comités de huelga con delegados elegidos y revocables en todo momento.

Los jóvenes trabajadores que participaron en el movimiento contra el "Contrato de Primer Empleo" en la primavera de 2006, cuando aún eran estudiantes, deben recordar y transmitir esta experiencia a sus compañeros de trabajo, más jóvenes o mayores. ¿Y cómo pudieron hacer retroceder al gobierno de Villepin obligándolo a retirar su "CPE"? Pues gracias a su capacidad de organizar la lucha en Asambleas Generales masivas en todas las universidades, y eso sin sindicato alguno. Tales Asambleas Generales no funcionaban con el cerrojo echado, sino, al contrario: los estudiantes llamaron a todos los trabajadores, activos y jubilados, a venir a debatir con ellos en sus Asambleas Generales y a participar en el movimiento de solidaridad con las jóvenes generaciones enfrentadas al desempleo y la precariedad. El gobierno de Villepin tuvo que retirar el CPE sin que por medio hubiera "negociación" alguna. Los estudiantes, los jóvenes trabajadores precarios y los futuros desempleados, no estaban representados por los "interlocutores sociales" y ganaron[5].

¡Podremos perder una batalla, pero no hemos perdido la guerra!

Los ferroviarios que encabezaron esta movilización contra la reforma de las jubilaciones no pueden continuar solos su huelga sin que los demás sectores se integren en la lucha. A pesar de su temple y determinación, no pueden luchar "en lugar" de toda la clase obrera. No va a ser una "huelga por encargo" lo que pueda hacer que el gobierno se eche atrás, por muy determinada que sea.

Hoy por hoy, la clase obrera no está todavía lista para entrar masivamente en lucha por mucho que numerosos trabajadores de todos los sectores, de todas las categorías profesionales (principalmente de la administración pública), de todas las generaciones hayan acudido a las manifestaciones organizadas por los sindicatos desde el 5 de diciembre. Lo que necesitamos para frenar los ataques de la burguesía es desarrollar la solidaridad activa en la lucha y no sólo llenando los cajas de solidaridad para que los huelguistas "aguanten"

La vuelta al trabajo iniciada ya en el sector del transporte (especialmente en la SNCF) no es, ni mucho menos, una capitulación. Quienes han vuelto al trabajo, quienes ya empiezan a no acudir a las manifestaciones, no son ni rompehuelgas ni cobardes. Hacer una "pausa" en la lucha es también un medio de no agotarse en una huelga larga y aislada, que sólo puede desembocar en un sentimiento de impotencia y amargura. Y no será la "colecta" organizada por la CGT lo que permitirá a los ferroviarios compensar su pérdida de salarios.

A la gran mayoría de los trabajadores movilizados les da la impresión de que si perdemos esta batalla, si no logramos obligar al gobierno a retirar su reforma, "¡estamos jodidos!"¡Eso no es verdad! La movilización actual y el rechazo masivo de este ataque es solo el comienzo, una primera batalla que anunciará otras mañana. Porque la burguesía, su gobierno y su patronal seguirán explotándonos, atacando nuestro poder adquisitivo, sumiéndonos en una creciente pobreza y miseria. La cólera no cesará hasta alcanzar nuevas estallidos, nuevos movimientos de lucha.

Aunque la clase obrera pierda esta primera batalla, no ha perdido la guerra. ¡No debe ceder a la desmoralización!

La "guerra de clases" se compone de avances y retrocesos, de momentos de movilización y pausas para así volver a empezar con más fuerza. No es nunca un combate "en línea recta" en el que se gana inmediatamente y a la primera. Toda la historia del movimiento obrero ha demostrado que la lucha de la clase explotada contra la burguesía no puede desembocar en victoria sino tras una serie de derrotas.

La única manera de fortalecer la lucha es aprovechar los períodos de repliegue para reflexionar y discutir juntos, agrupándonos por doquier, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros barrios y en todos los lugares públicos.

Los trabajadores más combativos y decididos, ya sean activos o desempleados, jubilados o estudiantes, deben tratar de formar "comités de lucha" interprofesionales abiertos a todas las generaciones para prepararse para futuras luchas. Cuando este movimiento termine, será necesario sacar lecciones de él, entender cuáles han sido sus dificultades para poder superarlas en las próximas luchas.

Este movimiento social, a pesar de todas sus limitaciones, debilidades y dificultades, es ya una primera victoria. Después de años de parálisis, desconcierto y atomización, ha permitido que cientos de miles de trabajadores salgan a las calles para expresar su voluntad de luchar contra los ataques del Capital. Esta movilización les ha permitido expresar su necesidad de solidaridad y unidad. También les ha permitido experimentar las maniobras de la burguesía para hacer tragar el ataque.

Solo mediante la lucha el proletariado podrá tomar conciencia de que es la única fuerza de la sociedad capaz de abolir la explotación capitalista para construir un nuevo mundo. El camino a la revolución proletaria mundial, al derrocamiento del capitalismo, será largo y difícil. Estará plagado de trampas y derrotas, pero no hay otro.

Más que nunca, el futuro pertenece a la clase obrera.

Corriente Comunista Internacional

(13 de enero de 2020)

 

[3] SNCF : Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Francia. RATP: Metro de París. RER: Red de Ferrocarriles de la región parisina.

[4] Para esto de la “edad pivote”, véase la nota nº 2 de la hoja anterior (15/12/2019) de RI sobre esta lucha: https://es.internationalism.org/content/4499/aunemos-nuestras-luchas-con...

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