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"Así es como los resultados son contestados en las repúblicas bananeras". La declaración se produjo después de la intrusión en el Capitolio de varios cientos de partidarios de Donald Trump que vinieron a interrumpir la certificación de la victoria de Joe Biden el 5 de enero. Uno pensaría que un juicio tan duro de la situación política de los Estados Unidos habría venido de alguien visceralmente hostil a ese país, o de un "izquierdista" americano. Nada de esto: su autor es el expresidente George W. Bush, que también es miembro del mismo partido que Trump. Esto muestra la seriedad de lo que ocurrió ese día en Washington. Unas horas antes, al pie de la Casa Blanca, el presidente derrotado, como un demagogo del Tercer Mundo, había calentado a sus partidarios: "¡Nunca nos rendiremos! ¡Nunca concederemos la derrota! [...] ¡Nunca recuperaremos nuestro país siendo débiles! Sé que todos aquí pronto marcharán al Capitolio, pacíficamente, patrióticamente, para hacer que sus voces sean escuchadas”. Siguiendo este llamado a la revuelta, la multitud vengativa, liderada por las hordas facistoiodes de los "Proud Boys", sólo tuvo que subir al Paseo Nacional hacia el Capitolio y asaltar el edificio, bajo el ojo vigilante de las fuerzas de la ley. ¿Cómo es que los cordones de los policías encargados de proteger el acceso al Capitolio pudieron dejar pasar a los asaltantes, mientras que las impresionantes medidas de seguridad durante las protestas de Black Lives Matter frente al mismo edificio evitaron cualquier desbordamiento? Estas terribles imágenes sólo podían dar lugar a la teoría de que el asalto a este emblema de la democracia americana era un "9/11 político".
Sin embargo, ante el caos, las autoridades no tardaron en reaccionar: se desplegaron las tropas antidisturbios y la Guardia Nacional, se oyeron disparos que causaron cinco muertos, se instauró un toque de queda mientras el ejército patrullaba las calles de Washington... Estas imágenes, totalmente alucinantes, recuerdan en efecto las noches post electorales de las "repúblicas bananeras" de los países del Tercer Mundo desgarradas por las rivalidades sangrientas de las camarillas mafiosas. Pero estos eventos, que sido titular mundial varios días, no son el producto de un exótico general megalómano. Tuvieron lugar en el corazón de la principal potencia mundial, que presume de ser la "mayor democracia del mundo".
La "profanación del templo de la democracia americana" por una multitud compuesta de supremacistas blancos armados con palos de selfish, milicias armadas fanáticas y desquiciadas, o un conspirador que lleva un casco con cuernos, es una expresión flagrante de la creciente violencia e irracionalidad que asola a la sociedad de los Estados Unidos. Las fracturas dentro de su aparato político, la explosión del populismo desde la elección de Trump, son ilustraciones elocuentes de la putrefacción de la sociedad capitalista sobre el terreno. De hecho, como hemos estado señalando desde finales de los años 80[1], el sistema capitalista, que entró en decadencia con la Primera Guerra Mundial, se ha ido hundiendo durante varias décadas en la fase final de esta decadencia, la de la descomposición. La manifestación más espectacular de esta situación fue el colapso, hace tres décadas, del bloque ruso. Este considerable acontecimiento no fue simplemente un signo de la fragilidad de los regímenes que gobernaban los países de ese bloque. Expresaba un fenómeno histórico que afectaba a toda la sociedad capitalista a escala mundial y que ha ido empeorando desde entonces. Los Estados más poderosos habían logrado hasta ahora lanzar los efectos más espectaculares hacia las ya frágiles regiones "periféricas": multitudes enfurecidas que servían de carne de cañón para los intereses de tal o cual camarilla burguesa, ultra- violencia a diario, la más negra miseria que aparecía en cada esquina, la desestabilización de los Estados, incluso de regiones enteras... Todo esto parecía ser la prerrogativa de las "repúblicas bananeras".
En los últimos años, esta tendencia general ha afectado cada vez más explícitamente a los países "centrales". Por supuesto, no todos los estados se ven afectados de la misma manera, pero está claro que la descomposición está golpeando ahora con fuerza a los países más poderosos: la multiplicación de los atentados terroristas en Europa, las victorias sorpresivas de individuos tan irresponsables como Trump o Boris Johnson, la explosión de ideologías irracionales y, sobre todo, la desastrosa gestión de la pandemia de coronavirus, que por sí sola expresa la aceleración sin precedentes de la descomposición[2]... Todo el capitalismo mundial, incluidas sus partes más "civilizadas", avanza inexorablemente hacia la barbarie con convulsiones cada vez más agudas.
Si bien los Estados Unidos son ahora los más afectados por este pudrimiento en la raíz entre los países desarrollados, también representan una de las principales fuentes de inestabilidad. La incapacidad de la burguesía para impedir que un títere multimillonario y populista se convirtiera en presidente, producto de los "reality shows", ya expresaba un creciente caos en el aparato político americano. Durante su mandato, Trump continuó profundizando las "fracturas" raciales y de otro tipo de la sociedad estadounidense y alimentando el caos en todo el mundo con sus declaraciones punzantes y sus golpes de efecto nebulosos, que presentó con orgullo como sutiles maniobras comerciales. Baste recordar sus reveses con el Estado Mayor americano que le había impedido, en el último minuto, bombardear Irán, o su "encuentro histórico" con Kim Jong-un a quien había apodado tan finamente "el hombre de los cohetes" unas semanas antes.
Cuando estalló la pandemia de COVID-19, tras décadas de recortes constantes de los sistemas de salud, todos los estados mostraron una negligencia criminal. Pero, una vez más, Estados Unidos dirigido por Donald Trump se colocó al frente del desastre, tanto a nivel nacional con un número récord de muertes[3], como internacional, desestabilizando una institución de "cooperación" mundial como la OMS.
El asalto al Capitolio por bandas de fanáticos trumpistas está totalmente en consonancia con esta dinámica de caos explosivo en todos los niveles de la sociedad. Este acontecimiento es una manifestación de los crecientes, totalmente irracionales y cada vez más violentos enfrentamientos entre diferentes partes de la población (los "blancos" contra los "negros", las "élites" contra el "pueblo", los hombres contra las mujeres, los heterosexuales contra los homosexuales, etc.), de los cuales la aparición de milicias racistas sobre armadas y de conspiradores totalmente delirantes es la expresión caricaturesca.
Pero estas "fracturas" son sobre todo un reflejo de la confrontación abierta entre las fracciones de la burguesía americana, con los populistas en torno a Trump por un lado y las fracciones más preocupadas por los intereses a largo plazo del capital nacional por otro: en el seno del Partido Demócrata y del Partido Republicano, en la maquinaria del aparato del Estado y del ejército, en las ondas de los principales canales de noticias o en el podio de las ceremonias de Hollywood, las campañas, la resistencia y los golpes bajos contra los gestos del presidente populista, han sido constantes y a veces muy virulentos.
Estos enfrentamientos entre diferentes sectores de la burguesía no son nada nuevo. Pero en una "democracia" como la de los Estados Unidos, y contrariamente a lo que ocurre en los países del Tercer Mundo, se expresaron hasta ahora en el marco de las instituciones, en el marco del "respeto al orden". El hecho de que estos enfrentamientos tomen hoy en día esta forma caótica y violenta en esta "democracia modelo" da testimonio de un dramático empeoramiento del caos dentro del aparato político de la clase dominante, un paso significativo en el hundimiento del capitalismo en la descomposición.
Al agitar a sus seguidores, Trump ha dado un nuevo paso en su política de "tierra quemada" tras su derrota en las últimas elecciones presidenciales, que aún se niega a reconocer. El golpe de fuerza contra el Capitolio, instancia del poder legislativo y símbolo de la democracia americana, provocó una escisión en el seno del partido republicano, su fracción más "moderada" sólo pudo, en efecto, denunciar este "golpe" contra la democracia y disociarse de Trump para intentar salvar al partido de Abraham Lincoln. En cuanto al otro lado, los demócratas, tuvieron que subir a la tribuna a denunciar a diestro y siniestro la irresponsabilidad y la conducta criminal de Trump al galvanizar a sus tropas más excitadas.
En un intento de restaurar la imagen de América, ante el asombro de la burguesía mundial, y para contener la explosión de caos en "la tierra de la Libertad y la Democracia", Joe Biden y su camarilla, se comprometieron inmediatamente en una lucha a muerte contra Trump. Se apresuraron a denunciar las acciones irresponsables de este perturbado jefe de Estado, que ya no le permitía permanecer en el poder durante trece días antes de la toma de posesión definitiva del presidente que acababa de salir de las urnas.
La cadena de dimisiones de los ministros del gabinete republicano, los llamamientos a la dimisión o a la destitución de Trump, y las recomendaciones al Pentágono para que vigile de cerca sus acciones para asegurarse de que no aprieta el botón de las armas nucleares, son una prueba del deseo de eliminar del juego político al que sigue siendo presidente. Tras el asalto al Capitolio, esta crisis política dio lugar al alejamiento de Trump por parte de la mitad de su electorado, y la otra mitad siguió apoyando y justificando el ataque. La carrera política de Trump parece estar en serio peligro. En particular, se está poniendo todo en marcha para que ya no pueda presentarse a las elecciones y no pueda volver a presentarse en 2024. Hoy en día, el presidente depuesto sólo tiene un objetivo: salvar su propio pellejo ante la amenaza de ser procesado por sus llamados a la insurrección. Después de llamar a sus tropas, pero sin condenar sus acciones, para "regresar pacíficamente a casa" la noche del asalto al Capitolio, Trump se ha tragado sus bravatas dos días después: calificó el asalto de "aborrecible" y dijo que estaba "indignado por la violencia". Y continuando con un perfil bajo, finalmente reconoció su derrota electoral a regañadientes y dijo que dejaría el "trono" a Biden, pero al mismo tiempo se negó a estar presente en la ceremonia de traspaso de poderes del 20 de enero.
Puede que Trump sea eliminado definitivamente del juego político, ¡pero no es el caso del populismo! Esta ideología reaccionaria y oscurantista es una corriente que sólo puede surgir con el fenómeno mundial de la degradación social cada vez mayor, del que los Estados Unidos son hoy el epicentro. La sociedad americana está más que nunca dividida, fracturada. El aumento de la violencia continuará con el peligro permanente de enfrentamientos (incluidos los enfrentamientos armados) entre la población. La retórica de Biden de "reconciliar al pueblo americano" muestra una comprensión de la gravedad de la situación, pero más allá de algún éxito parcial o temporal, no podrá detener la tendencia subyacente de confrontación y dislocación social en la primera potencia mundial.
El mayor peligro para el proletariado en los EE.UU. sería dejarse arrastrar al enfrentamiento entre las diferentes fracciones de la burguesía. Buena parte del electorado de Trump está formada por trabajadores que rechazan a las élites y buscan un "hombre providencial". La política de Trump de revivir la industria había reunido detrás de él a muchos proletarios del "cinturón del óxido" que habían perdido sus trabajos. Había un riesgo de enfrentamientos entre los trabajadores pro-Trump y pro-Biden. Además, el desmoronamiento de la sociedad corre el riesgo de agravar aún más la división racial, endémica en los Estados Unidos, entre blancos y negros, al impulsar las ideologías identitarias.
La tendencia de la burguesía a perder el control de su juego político, como vimos con la llegada de Trump a la presidencia, no significa que la clase obrera pueda beneficiarse de la descomposición del capitalismo. Por el contrario, la clase dominante está constantemente volviendo los efectos de la descomposición contra la clase obrera. Ya en 1989, cuando el colapso del bloque oriental fue una manifestación espectacular de la descomposición del capitalismo, la burguesía de los principales países aprovechó este acontecimiento para desencadenar una gigantesca campaña democrática mundial mediante el lavado intensivo de cerebros, destinada a poner en el mismo saco la barbarie de los regímenes estalinistas y la verdadera sociedad comunista. Los engañosos discursos sobre "la muerte de la perspectiva revolucionaria" y "la desaparición de la clase obrera" habían desorientado al proletariado, causando un profundo retroceso de su conciencia y combatividad. Hoy en día, la burguesía está instrumentalizando los hechos del Capitolio con una nueva campaña internacional a la mayor gloria de la democracia burguesa.
Mientras los "insurgentes" seguían ocupando el Capitolio, Biden declaró inmediatamente, "Estoy conmocionado y triste de que nuestra nación, durante mucho tiempo un faro de esperanza para la democracia, se enfrente a un momento tan oscuro. ... La labor de hoy y de los próximos cuatro años será restaurar la democracia", seguida de una cascada de declaraciones similares, incluso desde el interior del Partido Republicano. El mismo sonido se escuchó en el extranjero, en particular de los líderes de los principales países de Europa Occidental: "Estas imágenes me hicieron enojar y entristecer. Pero estoy segura de que la democracia americana demostrará ser mucho más fuerte que los agresores y los alborotadores", dijo Merkel. "No nos rendiremos a la violencia de unos pocos que quieren desafiar [la democracia]", dijo Macron. “Toda mi vida, Estados Unidos ha representado cosas muy importantes: una idea de libertad y una idea de democracia", dijo Johnson. Tras la movilización en torno a las elecciones presidenciales, en las que se registró una participación récord de votantes, y el movimiento Black Lives Matter que pide una fuerza policial "más limpia" y "más justa", grandes sectores de la burguesía mundial buscan alinear al proletariado en defensa del estado democrático contra el "populismo". El proletariado está siendo llamado a ponerse del lado de la camarilla "democrática" contra el "dictador" Trump. ¡Esta falsa "elección" es pura mistificación y una verdadera trampa para la clase obrera!
Con el telón de fondo del caos internacional que Trump ha alimentado constantemente, ¿impondrá el "demócrata" Biden un "orden mundial más justo"? No, no lo hará. El ganador del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, y su exvicepresidente, Joe Biden, ¡han vivido ocho años de guerras ininterrumpidas! Las tensiones con China, Rusia, Irán y todos los demás tiburones imperialistas no desaparecerán milagrosamente.
¿Dará Biden a los migrantes un destino más humano? Para tener una idea, ¡basta con mirar la crueldad con la que todos sus predecesores y todas las "grandes democracias" tratan a estos "indeseables"! Hay que recordar que durante los ocho años de la presidencia de Obama (de la que Biden fue vicepresidente) hubo más deportaciones de inmigrantes que durante los ocho años de la presidencia del republicano George W. Bush. Las medidas anti- inmigrantes de la administración Obama sólo allanaron el camino para la escalada anti- inmigración de Trump.
¿Los ataques económicos a la clase obrera se detendrán con el llamado "retorno de la democracia"? ¡Claro que no! El hundimiento de la economía mundial en una crisis sin salida, agravada aún más por la pandemia de Covid-19, dará lugar a una explosión de desempleo, más miseria, más ataques a las condiciones de vida y de trabajo de los explotados en todos los países centrales dirigidos por gobiernos "democráticos". Y si Joe Biden logra "limpiar" la policía, las fuerzas de represión del estado "democrático", en los EE.UU. como en todos los países, seguirán desatándose contra cualquier movimiento de la clase obrera y reprimiendo todos sus intentos de lucha en defensa de sus condiciones de vida y sus necesidades más básicas.
Por lo tanto, no hay nada que esperar del "retorno de la democracia americana". La clase obrera no debe dejarse adormecer y atrapar por los cantos de sirena de las fracciones "democráticas" del estado burgués. No debe olvidar que fue en nombre de la defensa de la "democracia" contra el fascismo como la clase dominante logró reclutar decenas de millones de proletarios para la Segunda Guerra Mundial, bajo la égida de sus fracciones de izquierda y frentes populares. ¡La democracia burguesa es sólo la cara más retorcida e hipócrita de la dictadura del capital!
El ataque al Capitolio es otro síntoma de un sistema moribundo que está arrastrando a la humanidad lentamente hacia los infiernos. Frente a la sociedad burguesa en descomposición, sólo la clase obrera mundial, al desarrollar sus luchas en su propio terreno de clase contra los efectos de la crisis económica, puede derrocar el capitalismo y poner fin a la amenaza de destruir el planeta y la especie humana en un caos cada vez más violento.
Corriente Comunista Internacional 10 enero 2021
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2] y Informe sobre la descomposición hoy https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017 [3]
[2] Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
[3] En el momento de redactar este artículo, se han producido 363.581 muertes oficiales en los Estados Unidos y casi 22 millones de personas infectadas. (Fuente: "Coronavirus: el mapa que muestra el número de infectados y muertos en el mundo por covid-19", BBC News Mundo).
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Este texto es el resumen de una discusión con simpatizantes de la CCI en Chile. La discusión propuesta por ellos fue muy animada y se plantearon numerosas cuestiones. Por ello la publicamos.
Todas las clases de la historia se han dado una conciencia para defender sus intereses y en el caso de las clases históricas[2] el proyecto de sociedad que llevan consigo. En todos los cambios de modo de producción que han precedido al proletariado la conciencia ha sido un factor secundario o complementario, el motor de los cambios revolucionarios fue sobre todo las condiciones objetivas que impulsaron y facilitaron la acción egoísta de las nuevas clases explotadoras.
En cambio, la Revolución Proletaria Mundial es la primera revolución de la historia donde el factor dominante es la CONCIENCIA, aunque esta se apoye sobre la evolución objetiva de la sociedad expresada en la contradicción entre el desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas y las relaciones capitalistas de producción, según la formulación clásica de Marx: “Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social”[3].
La conciencia de clase es el conocimiento por el proletariado de los medios y los fines de su lucha tanto su lucha inmediata contra la explotación capitalista como su lucha histórica por abolir la explotación capitalista y crear el comunismo como sociedad que crea la comunidad humana mundial sin clases, sin estado, sin fronteras.
La conciencia de clase del proletariado es el producto histórico del conjunto del proletariado como clase histórica y mundial, es decir, como la continuidad crítica de todas sus generaciones en todos los países. Por tanto, no es creada desde fuera del proletariado por intelectuales burgueses como pensaba Kautsky ni es el producto de los individuos obreros forzados por las condiciones objetivas, como dicen los consejistas.
La conciencia de clase no viene únicamente de las luchas inmediatas, sino del conjunto de la lucha de clase del proletariado que, como decía Engels, tiene varias dimensiones: lucha económica, lucha política y lucha ideológica, a las que debe añadirse la lucha moral y la lucha organizativa.
En la elaboración de la conciencia de clase tienen un papel central las organizaciones comunistas que contribuyen a ella mediante su elaboración teórica, la defensa de la continuidad histórica crítica del proletariado, la denuncia de las trampas, maniobras y mistificaciones de la burguesía, la propaganda y la agitación cuando hay luchas de la clase. Como dice nuestro texto Función de la Organización Revolucionaria, ésta “es, más que en el pasado, el lugar privilegiado de la resistencia de las débiles fuerzas proletarias contra la presión gigantesca del capitalismo, fuerte éste de cincuenta años de dominación contrarrevolucionaria. Es por eso por lo que, aunque la organización no exista por y para sí misma, le es vital conservar de modo resuelto el órgano que le confío la clase, fortaleciéndolo, trabajando por el agrupamiento de revolucionarios a escala mundial”[4]
Esta contribución no sustituye a la clase, sino que expresa de forma avanzada y permanente el esfuerzo de toma de conciencia que existe en toda ella y que, como dijo Marx, tiene una forma subterránea, por ello hablamos de maduración subterránea de la conciencia en la clase. Las organizaciones comunistas expresan de forma abierta y pública lo que existe de forma poco visible en el conjunto del proletariado[5]. Como decía Liebknecht, “los revolucionarios expresan en voz alta lo que los obreros dicen en voz baja; de manera clara lo que está aún confuso en la cabeza de muchos obreros; de forma general lo que existe parcialmente en diversos sectores obreros”. Esto expresa lo que dice el Manifiesto Comunista “Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. No tienen intereses propios que se distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario. Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto”
La conciencia de clase tiene dos dimensiones:
La época actual, los últimos 30 años, la hemos caracterizado como la Descomposición del capitalismo. Hasta la fecha la Descomposición capitalista ha tenido dos grandes acontecimientos: el hundimiento del bloque imperialista ruso en 1989 presentado como “el fin del comunismo” y la actual crisis pandémica mundial.
La entrada del capitalismo en su Decadencia planteó la posibilidad y la necesidad de la revolución proletaria mundial. En cambio, la Descomposición, fase terminal de la decadencia capitalista, no es una etapa necesaria para la revolución proletaria, se levanta más bien como un obstáculo y esto se expresa especialmente en la toma de conciencia de la clase y el desarrollo de su conciencia de clase.
En las Tesis sobre la Descomposición[6] escritas en 1990 decimos:
Tesis 8:
“La ausencia total de perspectivas de la sociedad actual se expresa con todavía mayor evidencia en lo político e ideológico. Por ejemplo:
-la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países;
-el aumento del terrorismo, de las capturas de rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las "leyes" que el capitalismo se había dado en el pasado para "reglamentar" los conflictos entre fracciones de la clase dirigente;
-el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana;
-el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, como así lo expresaba el "no future" de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a "skinheads" y "hooligans”;
-la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio;
-la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos "científicos”;
-la invasión en los media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas, incluso en programas para niños;
-el "cada cual a lo suyo", la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado, las concentraciones de masas de jóvenes en plena histeria colectiva a modo de canción y baile, sustituto siniestro de una solidaridad y de unos lazos sociales totalmente ausentes.
Todas esas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”.
Sería la peor ceguera negar que este ambiente social no tiene efectos negativos sobre la toma de conciencia del proletariado ni sobre sus organizaciones comunistas. Del conjunto de rasgos de putrefacción social e ideológica que acabamos de enumerar podemos destacar algunos por su especial impacto sobre la conciencia de clase del proletariado:
El cada cual a la suya exacerba el individualismo y la competencia que siempre han estado en la estructura misma del capitalismo afectando especialmente a las capas pequeñoburguesas, al mismo tiempo exacerba la desconfianza y la rivalidad entre individuos. Este virus se infiltra en las filas del proletariado y de las organizaciones comunistas atacando la noción misma de clase, reemplazada por la de “suma de individuos” y por ende ataca la naturaleza profundamente colectiva y solidaria del proletariado y de los principios de sus organizaciones comunistas.
La falta de perspectivas lleva al inmediatismo, al empirismo, al localismo, refuerza la visión pequeñoburguesa de concebir el mundo como un “eterno presente” donde cada pequeño hecho deviene un “acontecimiento histórico” que a la semana siguiente es arrinconado en el olvido sustituido por otro “nuevo acontecimiento histórico”. En tales condiciones la conciencia de clase del proletariado se ve atacada en su raíz pues resulta muy difícil ver los hechos, las luchas, los sufrimientos etc., tanto en función del porvenir revolucionario del proletariado como a la luz de las lecciones del pasado.
El irracionalismo atiza el fanatismo, la creencia en toda clase de teorías místicas, la negación de lo más evidente etc., todo lo cual dificulta construir un pensamiento coherente, un análisis lúcido con previsión de futuro, rasgos de la conciencia proletaria. Un ejemplo evidente es el auge que están tomando las teorías conspiranoicas, por ejemplo, respecto a que la pandemia habría sido creada por extraños “poderes ocultos”[7].
Tesis 13
El proletariado se ve afectado por la descomposición porque “la pequeña burguesía, con la que convive, es uno de sus principales vehículos. Puede incluso decirse que estas capas se identifican muy bien con la descomposición, pues al dejarlas su propia situación sin la menor posibilidad de porvenir, se amoldan a la causa principal de la descomposición ideológica: la ausencia de toda perspectiva inmediata para el conjunto de la sociedad”
La descomposición nace de la falta de perspectivas. La burguesía no tiene ningún futuro que ofrecer, mientras que el proletariado tiene una enorme dificultad para afirmar su propia perspectiva revolucionaria la única que puede significar un porvenir para la humanidad. Tales condiciones dan a la pequeña burguesía “su minuto de gloria”. La pequeña burguesía es una clase mezquina, localista, de mentalidad cerrada, cobarde, rastrera e idealista a la vez[8], atormentada alternativamente por el cinismo unas veces y la culpabilidad otras, incapaz de plantear la más mínima perspectiva como no sea refugiarse en lo inmediato, lo circunstancial, lo local, lo afinitario. La influencia de la pequeña burguesía sobre el proletariado, con el que convive en los barrios, pero igualmente en los centros de trabajo como encargados y pequeños funcionarios de la burocracia capitalista, se amplifica, oponiendo toda clase de trabas a la lucha proletaria que se basa en la conciencia, la solidaridad, la confianza, la visión de futuro, la amplitud de miras, la entrega desinteresada.
“Los diferentes factores que son la fuerza del proletariado chocan directamente con las diferentes facetas de la descomposición ideológica:
-la acción colectiva, la solidaridad, encuentran frente a ellas la atomización, el "sálvese quien pueda", el "arreglárselas por su cuenta" ;
-la necesidad de organización choca con la descomposición social, la dislocación de las relaciones en que se basa cualquier vida en sociedad;
-la confianza en el porvenir y en sus propias fuerzas se ve minada constantemente por la desesperanza general que invade la sociedad, el nihilismo, el "no future" ;
-la conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época”.
Frente a estos peligros muy reales que hacen más difícil la lucha del proletariado hemos de ver que SOLO EL PROLETARIADO TIENE LAS BASES PARA LUCHAR CONTRA LOS EFECTOS DE LA DESCOMPOSICION.
Tesis 13
“Únicamente el proletariado lleva en sí una perspectiva para la humanidad, y por eso es en sus filas en donde existen las mejores capacidades de resistencia a la descomposición”
El proletariado como clase histórica ofrece la perspectiva del comunismo. Es verdad que, si miramos sociológicamente a la suma de individuos obreros, la inmensa mayoría de ellos no se reconocen en la perspectiva comunista. Sin embargo, pertenecen a una clase en la cual las generaciones que les han precedido han participado masivamente, a través de la acción conjunta de millones de proletarios, en la conciencia comunista. Y esto es lo que las organizaciones comunistas y sus militantes hemos de defender con uñas y dientes. Como dice La Sagrada Familia de Marx y Engels: “No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado entero, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo con su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual”
Tesis 16:
“Para acabar con la amenaza que es la descomposición, las luchas obreras de resistencia a los efectos de la crisis no son suficientes: únicamente la revolución comunista podrá destruir esa amenaza. Del mismo modo, en todo el período venidero, el proletariado no podrá utilizar en beneficio propio el debilitamiento que la descomposición está provocando en el seno de la burguesía misma. En este período, su objetivo será resistir ante los efectos nocivos de la descomposición en su propio seno, no contando más que con sus propias fuerzas, con su capacidad para luchar colectiva y solidariamente, en defensa de sus intereses como clase explotada, aunque, eso sí, la propaganda de los revolucionarios deberá insistir constantemente en los peligros de la descomposición”
En la situación actual, el proletariado debe resistir el peso de la descomposición. Frente al nihilismo debe buscar perspectiva histórica. Frente al irracionalismo conciencia. Frente al individualismo desbocado acción colectiva y solidaridad. Es una batalla muy grande para sacar incluso la más pequeña lucha adelante. Sin embargo, esas batallas no son inútiles, preparan el futuro. Las grandes luchas masivas de nuestra clase se preparan hoy: por un lado, con una multitud de pequeñas luchas obreras en su terreno de clase -como por ejemplo en Francia o algunas reacciones frente al COVID-, por otra parte, con la intervención y la actividad permanente de las organizaciones comunistas.
Tesis 17:
“A pesar del golpe en su toma de conciencia dado por el hundimiento del bloque del Este, el proletariado no ha sufrido derrotas importantes en el terreno de sus luchas. Su combatividad sigue intacta. La agravación inexorable de la crisis del capitalismo es un estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, condición misma en su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad”
Reconocemos de manera realista las dificultades actuales de la gran mayoría del proletariado. Sin embargo, esa lucidez no debe hacernos perder de vista que el proletariado mundial no está derrotado y sigue conservando un enorme potencial de combatividad y toma de conciencia.
Ese punto de partida fundamental debe ser la guía para combatir los efectos de la descomposición y, por tanto, contribuir a superar las dificultades presentes del proletariado.
Esta conciencia nos debe alertar contra uno de los principales peligros que depara la descomposición: “Si bien las luchas parciales contra los efectos de la descomposición no pueden ser un terreno de unificación de clase, en cambio la lucha contra los efectos de la crisis misma es la base para que se desarrolle su fuerza y su unidad de clase. Y esto es así porque: si bien los efectos de la descomposición (la contaminación, la droga, la inseguridad...) afectan de modo relativamente indiferenciado a todas las capas de la sociedad y son un terreno idóneo para las campañas y trampas aclasistas (ecología, colectivos y movimientos antinucleares, movilizaciones antiracistas...), en cambio, los ataques económicos (baja del salario real, despidos, aumentos de cadencias...) resultados directos de la crisis, afectan de modo específico al proletariado, o sea, a la clase que produce la plusvalía y que enfrenta al capital en ese terreno” En los dos últimos años se han dado situaciones sociales que muestran los peligros para la autonomía política y la capacidad de lucha propia del proletariado.
En primer lugar, se han dado las revueltas populares multiclasistas (Ecuador, Chile, Líbano[9]) en las cuales vemos cómo reivindicaciones elementales de clase son deformadas y conducidas a terrenos de lucha como ciudadanos, de protesta impotente, de violencia nihilista, de “más democracia” y “más unidad popular”.
En segundo lugar, hemos visto el movimiento de los Gilets Jaunes en Francia[10] donde el descontento e incluso reivindicaciones proletarias eran totalmente capturadas por planteamientos de defensa de reivindicaciones de “menos impuestos”, “subvenciones a las pequeñas empresas” etc., claramente situados en un terreno nacionalista y pequeño burgués.
En fin, tenemos los movimientos claramente burgueses como el “movimiento por el clima” o el Black Lives Matter de USA y aún más la pretendida respuesta “antifascistas” al bochornoso espectáculo del asalto al Capitolio USA[11].
Esos movimientos son un peligro para el proletariado. Rechazar las luchas multiclasistas, denunciar los movimientos burgueses como el del clima o del “antirracismo” es contribuir a la autonomía de clase del proletariado, resistir los peores efectos de la descomposición y, por tanto, ir construyendo pacientemente las bases de la conciencia de clase.
“La crisis económica, al contrario de la descomposición social, la cual concierne esencialmente las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente la infraestructura de la sociedad en la que se basan aquéllas; por eso, la crisis pone al desnudo las causas primeras de toda la barbarie que se cierne sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente de sistema y no ya de pretender mejorar algunos aspectos de él”.
Las cuestiones climáticas, la criminalidad, la corrupción, la opresión de la mujer, el racismo etc., son lacras pestilentes del capitalismo en descomposición, sin embargo, muestran efectos de su barbarie y no permiten comprender sus causas. Al mismo tiempo, por su propia naturaleza llevan a una “respuesta como ciudadanos y como suma de individuos” ocultando la única lucha realista y que tiene una perspectiva: la lucha de clase del proletariado. Propician más bien una estéril lucha contra símbolos, personajes, casos extremos, pero que no van jamás a las raíces del capitalismo, su explotación y su barbarie. En consecuencia, la denuncia intransigente de las luchas parciales y la defensa de la lucha del proletariado en su terreno de clase, constituyen una tarea fundamental en la contribución a la conciencia de clase del proletariado.
Tesis 16:
“Sólo será en el período revolucionario, cuando el proletariado esté a la ofensiva, cuando entable directa y abiertamente el combate por su propia perspectiva histórica, cuando entonces podrá utilizar ciertos efectos de la descomposición de la ideología burguesa y de las fuerzas del poder capitalista, como punto de apoyo para volverlas contra el capital”.
Si hoy la burguesía utiliza contra la conciencia y la lucha del proletariado los efectos de la descomposición, en una situación prerrevolucionaria y revolucionaria la situación se invertirá: el proletariado podrá revolver contra la burguesía y especialmente su estado, los efectos de corrupción, barbarie, nihilismo etc., que hoy lo agobian.
Tesis 17:
Pero, para poder avanzar en esa dirección es necesario romper claramente con el consejismo y el sindicalismo revolucionario que pretenden atar al proletariado a únicamente la lucha económica encerrada en la empresa.
“la conciencia de la crisis por sí sola no puede resolver los problemas y las dificultades ante los que se enfrenta y deberá enfrentarse cada día más el proletariado. Únicamente: la conciencia de la importancia de lo que se está jugando en la situación histórica de hoy y, en especial, de los peligros mortales que la descomposición entraña para la humanidad;
Su determinación en proseguir, desarrollar y unificar su combate de clase;
Su capacidad para desactivar la cantidad de trampas que la burguesía, incluso afectada por su propia descomposición, no dejará de tenderle en su camino;
permitirá a la clase obrera responder golpe a golpe a los ataques de todo tipo desencadenados por el capitalismo para finalmente pasar a la ofensiva y acabar de una vez con este sistema cruel y despiadado.
La responsabilidad de los revolucionarios es participar activamente en el desarrollo de ese combate del proletariado”
CCI 16-1-21
[1] Texto para la discusión: La conciencia de clase y el papel de los revolucionarios https://es.internationalism.org/revista-internacional/197510/2059/la-conciencia-de-clase-y-el-papel-de-los-revolucionarios [9]
[2] El marxismo llama clases históricas a aquellas capaces de instaurar un nuevo modo de producción social, son pues clases históricas los patricios esclavistas, los feudales, la burguesía y, finalmente, en el pleno sentido del término, el proletariado.
[3] Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm [10]
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria [11]
[5] Hay que tener en cuenta, además, que en el capitalismo decadente con el carácter totalitario que toma el Estado -tanto si es democrático como abiertamente dictatorial- la propaganda machacona de los “medios de comunicación” y la ocupación de las Redes Sociales hacen aún más subterráneo y difícil el esfuerzo de toma de conciencia que existe en la clase. La maduración subterránea de la conciencia en el proletariado es aún más subterránea que en el pasado.
[6] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[7] Ver Las teorías conspiranoicas una expresión de la descomposición ideológica del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del [12]
[8] Engels decía que el pequeño burgués se acuesta creyéndose un demonio y se levanta considerándose un ángel, o viceversa.
[9] Por tomar el caso de Chile ver Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [13]
[10] Ver Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [14]
[11] Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [15]
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He estado en torno a reuniones de la CCI toda mi vida, y ellas en torno a mí, pero sólo he asistido a un par de reuniones públicas (en los viejos tiempos en los que la gente podía sentarse conjuntamente en las salas). Ayer fue la primera reunión en línea, no pública, a la que he asistido y me provocó muchos pensamientos y reflexiones. Estas son algunas de ellas.
La intervención de Nick me pareció especialmente importante. Como persona que se encuentra en la periferia del mundo académico, soy muy consciente del culto a lo nuevo, de la producción de trabajo intelectual en interés de ello, y de las lógicas económicas, culturales y políticas que lo impulsan. Por supuesto, esto refleja las lógicas más amplias de la sociedad que generan un millón de ‘nuevas’ ideas, productos y movimientos que encarnan procesos e imperativos (el capital, el beneficio, la explotación) que han cambiado poco desde la época de Marx, pero que en su forma exterior pueden parecer - (tecnologías verdes, antirracismo...) - que ofrecen soluciones a las crisis del momento. Ante la proliferación de viejas y gastadas formas que se presentan como las infinitas posibilidades de lo perpetuamente nuevo, no es de extrañar que la gente se confunda y vea las causas de las crisis como soluciones. (Pido disculpas por mi estilo académico de escribir - es un hábito que es difícil de desaprender).
Por eso creo que Nick ha acertado de lleno al recordarnos el consejo de un difunto camarada: el papel de los revolucionarios es repetir. Mientras la gente se pierde en los extravíos que el capitalismo genera como parte de su curso "natural", es vital que los revolucionarios ofrezcan decididamente perspectivas que corten el ruido y que se basen en conceptos y teorías que generaciones de experiencias de lucha y pensamiento han demostrado ser precisas y eficaces. Nick también señaló que esto no pretende ser una repetición mecánica. Con esto, entiendo que el camarada quería decir que debería ser un tipo de repetición reflexiva que aprende y se ajusta -de forma muy cuidadosa y crítica- en respuesta a las condiciones cambiantes del momento. Veo este tipo de repetición más como una espiral que como un círculo, que se repite, pero nunca vuelve exactamente al mismo lugar dos veces.
Para mí, esto plantea una cuestión importante: cómo responder conceptual y prácticamente a las condiciones cambiantes y a las relaciones socio-ecológicas-productivas de la sociedad capitalista y, al mismo tiempo, mantener un rumbo revolucionario claro. ¿Cómo conseguir el equilibrio adecuado?
En un momento de la reunión, se afirmó inequívocamente que "no puede existir un antirracismo revolucionario". Comprendo la antipatía hacia el antirracismo y hacia las formas en que las diversas identidades -y el propio concepto de identidad- son explotadas por las ideologías capitalistas de izquierda y derecha en el mantenimiento de nuestro actual y apocalíptico modo de producción. El antirracismo liberal sólo puede concebir, en el mejor de los casos, una explotación equitativa para todas las "razas" bajo el capitalismo y no deshará las relaciones sociales que requieren, crean y mantienen las jerarquías, ya estén basadas en el género, el color de la piel de alguien o cualquier otra categoría.
Esto reafirma la posición de la CCI en relación con el feminismo, tal como se expone aquí: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu [18]
Al mismo tiempo, tengo la sensación de que este tipo de afirmaciones a menudo se repiten en un sentido más o menos mecánico, dando la impresión de que los marxistas pueden ser bastante frívolos sobre las cuestiones de raza y género. No porque no se tomen estas cuestiones en serio, sino porque a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista. Nos guste o no, todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista -que a su vez es un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.- y encarnamos sus formas de hacer, pensar y ser, inevitablemente y sin remedio. Creer que todo el mundo es igual, que la raza y el género son construcciones, una herramienta ideológica de la clase dominante, etc., no es lo mismo que estar libre de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan. Estos son increíblemente perniciosos y pegajosos, difíciles de detectar y de eliminar porque impregnan todo lo que tocan. Por ejemplo, en el artículo citado anteriormente, leemos que los movimientos proletarios están necesariamente implicados en "un incesante combate contra la penetración de las ideas de la clase dominante en sus filas". Se trata de una afirmación importante que, sin embargo, está escrita en el lenguaje imperial, y redactada con una terminología militarista tomada directamente de los libros de juego y el discurso burgueses.
Podría preguntarse "bueno, ¿de qué otra manera deberíamos escribir este tipo de declaraciones? Este es el lenguaje que utilizamos, estamos inmersos en una guerra". De eso se trata exactamente, porque la modernidad colonial ha construido todo un mundo a su imagen y semejanza. Tenemos que transformar necesariamente el mundo en otra cosa desde dentro de ese mundo, y para ello es necesario prestar mucha atención a las formas en que podríamos cambiar los modos cotidianos de práctica y discurso para no perpetuar las divisiones que tan bien funcionan para dividir a la clase. No se trata de "simples" mistificaciones identitarias o políticamente correctas, sino que tienen implicaciones reales para cultivar la solidaridad y la fuerza de la clase. Requiere trabajo -en la práctica y en la teoría- superar nuestra propia enculturación. No desaparece por arte de magia porque alguien sostenga perspectivas teóricas antitéticas al orden capitalista o que reflejen fielmente el mundo. Hay cuerpos enteros de literatura nacidos de las luchas decoloniales, indígenas y negras que pueden dar fe de esto, y sólo porque muchas de estas luchas puedan no alinearse completamente con las luchas revolucionarias proletarias, no significa que no podamos aprender de ellas.
Está claro que la ideología liberal de izquierdas está teniendo mucho más éxito a la hora de captar las pasiones de un sector más amplio de la clase obrera que las organizaciones marxistas en la actualidad. Hay muchas razones que lo explican, entre ellas las largas y despiadadas campañas de propaganda durante siglos. En parte, sin embargo, creo que esto también se debe a que organizaciones como BLM y otras organizaciones liberales están haciendo el necesario trabajo de autorreflexión, están leyendo esas literaturas más amplias, con el fin de cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo debido a las identidades que el capitalismo utiliza para dividir y gobernar. En última instancia, por supuesto, estas solidaridades operan en la defensa del capitalismo, pero no veo por qué los revolucionarios no pueden ni siquiera imaginar formas de antirracismo, antisexismo, etc. que trabajen hacia el objetivo mayor de oponerse al capitalismo sobre una base de clase. De hecho, creo que no intentar imaginarlas probablemente obstaculizará el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hará menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa. Como mínimo, creo que es una conversación válida que hay que proseguir, más que algo que esté total y definitivamente resuelto.
JB
Camarada,
En primer lugar, queremos saludar tu contribución a la reflexión sobre el combate de nuestra clase contra los efectos de la decadencia y (por extensión) de la descomposición del capitalismo, en particular la opresión de las diferentes categorías (identidades) de las personas. También saludamos tu participación en las reuniones de contactos de la CCI. Es un primer paso para superar un enfoque académico estéril – “la producción de trabajo intelectual en interés de ello [el culto a lo nuevo]” - frente a las cuestiones que planteas en tu carta.
En tu carta desarrollas principalmente dos puntos. El primero es
“No veo por qué los revolucionarios no pueden ni siquiera imaginar formas de antirracismo, antisexismo, etc. que trabajen hacia el objetivo mayor de oponerse al capitalismo sobre una base de clase. De hecho, creo que no intentar imaginarlas probablemente obstaculizará el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hará menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa”. Para empezar, queremos señalar que tienes una imagen bastante glamurosa de los defensores (protagonistas) de lo que llamamos "luchas parciales" (algunas de las cuales hoy en día también se llaman luchas identitarias) como el antirracismo, el antisexismo, etc., cuando nos dices que “organizaciones como BLM y otras organizaciones liberales están haciendo el necesario trabajo de autorreflexión, están leyendo esas literaturas más amplias, con el fin de cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo”. Pareces olvidar aquí lo que dices en otra parte de que, dado que tales movimientos para la emancipación de "identidades" oprimidas específicas desarrollan sus políticas y actividades dentro de los límites de la sociedad capitalista y "son productos de la sociedad capitalista", podemos estar seguros de que no están libres de lo que has definido en tu carta como “un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.”, y no vemos por qué debería ser de otra manera.
Para dejar claro nuestro punto de vista sobre la naturaleza de estos movimientos "identitarios", nos gustaría desarrollar la cuestión del antirracismo, ya que es un ejemplo clave de las luchas contra la represión de determinados grupos de personas bajo el capitalismo. Puede que estés de acuerdo con nosotros en que la opresión es inherente al capitalismo y que el capitalismo sin diferentes tipos de opresión no puede existir: ya sea la opresión basada en la etnia, el género, la raza, la edad o cualquier otra. Al igual que la opresión de las mujeres, la opresión racial (de los negros ciertamente, pero también de los millones de indígenas que han sido parcial o totalmente aniquilados por los Conquistadores Españoles durante su conquista de América) está impresa en los genes del capitalismo. La esclavitud de africanos, indios y javaneses fue un elemento indispensable en la expansión global del capitalismo. Por tanto, para erradicar el racismo es necesario acabar con el modo de producción capitalista1.
Pero, como escribes en tu carta, “el antirracismo liberal no deshará las relaciones sociales que requieren, crean y mantienen las jerarquías”. Y estamos de acuerdo contigo. Pero ¿qué pensar de las formas más radicales de antirracismo, por ejemplo, la que se vincula con la lucha por el anticapitalismo? ¿Podrá este tipo de antirracismo deshacer las relaciones sociales del capitalismo? Para la CCI no hay ninguna diferencia fundamental entre la versión liberal y la radical del antirracismo. Incluso el antirracismo radical, como el que defiende, por ejemplo, Angela Davis (brevemente en los Panteras Negras, luego estalinista durante mucho tiempo y, más recientemente, socialdemócrata), que afirma que "no podemos erradicar el racismo sin erradicar el capitalismo", no acabará, desde luego, cuestionando la base de las relaciones productivas capitalistas.
La razón de que cada lucha contra el racismo fracase en desafiar la dominación capitalista es el hecho de que cualquier movimiento antirracista particular no lucha por la emancipación de la humanidad oprimida como un todo, sino sólo contra la discriminación, dirigida hacia su categoría particular. Una de las seis principales reivindicaciones de BLM es el exclusivo "poder político negro independiente y la autodeterminación negra en todas las esferas de la sociedad" (Plataforma de BLM). Un movimiento de este tipo, que toma las diferencias raciales como punto de partida de su lucha, para luchar por más poder para la gente de su propia "raza", excluyendo a otras "razas", perpetúa las divisiones raciales introducidas en la sociedad y en la clase obrera en lugar de servir para superar estas divisiones y construir la solidaridad de clase para derrotar a la burguesía y destruir el capitalismo.
Peor aún: la ideología de las protestas antirracistas se desarrolla en un terreno que puede ser fácilmente manipulado por los izquierdistas y las facciones con buena publicidad como "la corriente Socialista Democrática dentro del Partido Demócrata en los EE.UU." (ver el " Informe sobre el impacto de la descomposición en la vida política de la burguesía, del 23º Congreso de la CCI"2). Incluso son un regalo de bienvenida para estas facciones de la burguesía ya que, al centrarse en aspectos particulares del capitalismo, desvían la atención de la crisis histórica del sistema actual. En tus propias palabras “las formas en que las diversas identidades -y el propio concepto de identidad- son explotadas por las ideologías capitalistas de izquierda y derecha en el mantenimiento de nuestro actual y apocalíptico modo de producción”.
A primera vista, una organización de base como BLM (que no tiene una estructura bien definida y jerárquica, sino descentralizada, con énfasis en la organización local) parece muy espontánea y abierta de mente. Su estructura deja espacio para que las organizaciones locales desarrollen sus propias iniciativas, en las que se posibilita el "trabajo autorreflexivo" y la "lectura de esas literaturas más amplias". Pero esto no hace de esta organización un medio adecuado para el desarrollo de una lucha efectiva contra el capitalismo. Para que tal lucha se desarrolle se necesita algo completamente diferente.
Puede ser que los movimientos antirracistas cultiven un tipo de solidaridad "entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo" y siempre es bueno ver expresiones de solidaridad entre las personas. Pero las preguntas esenciales son: ¿qué tipo de solidaridad y sobre qué base material? La solidaridad de los "aliados blancos" con la lucha de los negros o de los de color, por ejemplo, es completamente diferente de la solidaridad proletaria. Mientras que la primera es una actividad motivada por la indignación ante la injusticia infligida a otro grupo de personas y estará limitada por las divisiones raciales, la segunda solidaridad se basa en las necesidades materiales comunes y la misma meta histórica. La solidaridad obrera no está limitada por las divisiones que el capitalismo ha impuesto a la sociedad, sino que es universal. Es inherente a la solidaridad proletaria la capacidad de trascender todas las divisiones, ya sean raciales, sexuales, corporativistas o nacionales: es la expresión de una clase cuya lucha autónoma está destinada a desarrollar una alternativa fundamental al capitalismo. “El proletariado es la primera clase en el seno de la cual no hay intereses económicos divergentes; en ese sentido su solidaridad anuncia la naturaleza de la sociedad por la que lucha” (véase el Texto de Orientación Sobre la Confianza y la Solidaridad, Parte 2, 20013).
Por ejemplo: ¿es posible que personas de clases antagónicas, que participan en el mismo movimiento, cultiven fuertes lazos de solidaridad en sus filas? No creemos que esto sea posible. Este tipo de solidaridad siempre será superficial y volátil. Por lo tanto, al contrario de lo que piensas, estas organizaciones liberales (como BLM, por ejemplo) no pueden "cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo".
Examinemos un poco más a fondo Black Lives Matter. Black Lives Matter Global Network Foundation (BLMGN), el nombre oficial de la organización se autodenomina "un Movimiento de lucha por la Libertad, la Liberación y la Justicia" para la población negra de los Estados Unidos. Se fundó en 2013, tras el aumento de la violencia policial contra la población negra.
Ya en 2016 la Fundación Ford y otras corporaciones crearon un fondo para BLM y comenzaron a respaldar sus actividades con enormes cantidades de apoyo financiero que, junto con los millones de dólares de donaciones que recauda cada año, le dieron a BLM la posibilidad de construir una burocracia de personal asalariado y puestos de lobby o influencia. Gran parte de este dinero se gasta en salarios, consultores y viajes; sin embargo, no existe una verdadera transparencia en las finanzas, como lo demuestra una Declaración desde la Primera Línea (grupos locales) de BLM del 30 de noviembre de 2020. En esta declaración pública 10 grupos locales de BLMGN publicaron déficits de liderazgo, organización y contabilidad financiera. "Según nuestra experiencia, a los organizadores de los grupos locales se les ha impedido sistemáticamente establecer una transparencia financiera" ("Es hora de responsabilizarse; Declaración desde la Primera Línea de BLM"4).
Desde el principio, los líderes de BLM se han orientado activamente hacia el Partido Demócrata. "Destacados portavoces de Black Lives Matter realizaron repetidos viajes a la Casa Blanca en 2015 y 2016 para mantener reuniones con el presidente Obama y sus representantes. El Partido Demócrata estaba confiriendo autoridad oficial al grupo" ("Black Lives Matter se aprovecha del capitalismo negro"; WSWS; 4 de abril de 20175). Por lo tanto, aunque BLM no esté afiliado ni tenga vínculos formales con el Partido Demócrata, BLM ha desarrollado estrechos vínculos con el Partido Demócrata.
En la carrera por la presidencia de 2020, los líderes de BLM han propagado activamente la participación en las elecciones demócratas. Se han dirigido regularmente a los líderes del Partido Demócrata para que accedan a sus demandas. En agosto de 2020, Alicia Garza dijo, por ejemplo, que, cuando Joe Biden elija a su compañero de fórmula, sería mejor elegir "a una mujer negra en particular y no sólo a una mujer de color". Patrisse Cullors, por su parte, dijo que estaba "llamando al Partido Demócrata a reunirse en la misma mesa", con el fin de cambiar la plataforma del partido para abordar más audazmente la brutalidad policial y la injusticia racial.
Después de que quedara claro que Biden había ganado las elecciones presidenciales, BLM publicó una declaración en la que decía "felicitar a Joe Biden por convertirse en presidente, y en particular a Kamala Harris, por convertirse en la primera mujer del país -una mujer negra- en servir como vicepresidenta. Esta histórica victoria es un testimonio del trabajo que las mujeres negras han estado haciendo en las calles, en esta campaña y a todos los niveles políticos" (Declaración de BLMGN sobre la victoria de Biden-Harris; 7 de noviembre de 2020)6.
Por lo tanto, la política de BLM es esencialmente capitalista, y la retórica de la justicia social ("desfinanciar a la policía") sólo arroja un barniz de radicalismo sobre ella.
La trayectoria capitalista de BLM es el producto directo de su ideología antirracista, que sostiene que cada opresión puede ser combatida en sus propios términos, sin la abolición de todas las formas de opresión dentro de la sociedad capitalista. Para la clase obrera tal lucha no es una opción. Para los trabajadores no puede terminar la lucha si las demandas de un sector de la clase aún no han sido concedidas. El lema de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) era "todos para uno, uno para todos". Esta consigna se puso en práctica, por ejemplo, en la huelga de masas en Polonia en 1980, cuando los trabajadores, cuyas demandas fueron concedidas por el gobierno, decidieron no volver al trabajo antes de que se hubieran satisfecho las demandas de todos los trabajadores de Polonia7. Por lo tanto, al contrario de lo que piensas, son estas luchas antirracistas, antisexistas, etc. las que realmente “obstaculizan el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hacen menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa”. El antirracismo no hace más que atar a los manifestantes más aún al Estado burgués. Este tipo de luchas son un obstáculo para el desarrollo de la lucha de la clase obrera, su solidaridad y su consciencia, que son los únicos instrumentos capaces de lograr un derrocamiento amplio y radical de la base del racismo: el modo de producción capitalista.
El segundo punto que desarrollas en tu carta es sobre el hecho de que incluso los revolucionarios no están “libres de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan” (…) “Todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista -que a su vez es un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.- y encarnamos sus formas de hacer” (…) “Nuestra propia enculturación no desaparece por arte de magia porque alguien sostenga perspectivas teóricas antitéticas al orden capitalista”.
Ante el peso de esta herencia de la sociedad capitalista sobre los revolucionarios también haces una sugerencia de solución: "podemos aprender de la literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras que puede mostrar cómo luchar contra nuestra propia enculturación". Evidentemente, "hay que trabajar -en la práctica y en la teoría- para superar nuestra propia enculturación". Pero crees que los marxistas “a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista”.
Es cierto que "todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista (...) y encarnamos sus formas de hacer". Y los revolucionarios no están “libres de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan”. Pero reconoces que no somos víctimas pasivas de esos comportamientos, ya que "podemos aprender de la literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras que puede mostrar cómo luchar contra nuestra propia enculturación".
Para limitarnos a la cuestión del racismo, la CCI ya ha escrito artículos que expresan nuestro punto de vista sobre la cuestión del racismo y el antirracismo y, en la preparación de estos artículos, hemos discutido esta cuestión muchas veces. En estas discusiones también nos referimos regularmente a la "literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras", que va desde W.E.B. Du Bois a Franz Fanon hasta obras académicas más recientes. Así pues, podemos asegurarte que los revolucionarios no aceptan ser víctimas inconscientes de estos comportamientos racistas, y tampoco abogan por la ignorancia de los estudios serios que están produciendo diversos escritores e instituciones académicas. Pero sí parten de un marco teórico diferente, basado en las tradiciones del movimiento obrero8.
Los revolucionarios son militantes de la clase que luchan por una sociedad comunista y, en ese marco, su comportamiento no puede estar en contradicción con el objetivo que quieren alcanzar, ya que tal comportamiento obstaculizaría precisamente no sólo "el cultivo de las solidaridades necesarias", sino también el desarrollo de una cultura fraternal de debate, la organización de una lucha eficaz, la constitución de una organización de combate sólida, etc.
La participación en una organización revolucionaria y la lucha ideológica y teórica que se desarrolla en una organización así hace a estos revolucionarios menos vulnerables al peso y a la influencia de la ideología burguesa o pequeñoburguesa que a cualquier militante individual de la clase.
En este marco, no nos queda del todo claro lo que quieres decir con tu observación de que los marxistas “a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías [cuestiones de raza o género] del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista”. Puede que a veces sea así, pero depende de lo que entiendas por "marxistas" y de si te refieres a todos los marxistas o sólo a ciertos elementos que se hacen pasar por marxistas.
Los revolucionarios no se limitan a la autorreflexión individual, a una especie de terapia, (que, por cierto, no rechazan). La autorreflexión en el sentido revolucionario de la palabra se lleva a cabo en un marco colectivo, sobre un fundamento colectivo, como un todo asociado, extrayendo las lecciones de las luchas anteriores, clarificando lo que está en juego en cada situación, y buscando mejores medios para desarrollar sus capacidades políticas con el fin de contribuir a la lucha de la clase contra todas las formas de opresión.
Por otra parte, la CCI no comparte tu posición de que cuestiones como la raza y el género "se encuentran en el corazón del poder capitalista". La cuestión central en el seno del capitalismo es la contradicción entre el capital y el trabajo asalariado, entre la clase burguesa y la clase obrera. La liberación de la raza y el género de su opresión por la sociedad capitalista sólo puede provenir de la lucha de la clase principal de la sociedad capitalista, el proletariado, porque sólo esta clase contiene y reúne el sufrimiento universal de todos los oprimidos del mundo. Es ésta la que debe asumir la lucha contra las divisiones raciales y sexuales como parte integrante de su lucha por su unificación.
El proletariado es la clase de la desposesión, sin ninguna propiedad, y sometida a una existencia precaria, en la que sólo tiene su fuerza de trabajo para vender. Es una clase que no tiene ninguna economía que defender. La clase obrera, por definición, no tiene nada que perder... sino sus cadenas. Esto hace del proletariado una clase revolucionaria capaz de abolir toda opresión.
18 diciembre 2020
1 Ver Para lucha contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [19]
2 Ver globalmente https://es.internationalism.org/content/4455/documentos-del-23o-congreso-internacional-de-la-cci-2019 [20] y específicamente https://es.internationalism.org/content/4458/informe-sobre-el-impacto-de-la-descomposicion-en-la-vida-politica-de-la-burguesia-2019 [21]
3 Ver nuestro Texto de Orientación sobre la confianza y la solidaridad https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i [22] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii [23]
6 https://blacklivesmatter.com/black-lives-matter-global-network-statement-about-biden-harris-victory/ [26]
7 Ver Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [27]
8 Ver Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [28]
El año pasado se ha caracterizado, una vez más, por una serie de catástrofes, entre ellas una pandemia mundial que hasta ahora se ha cobrado más de 2 millones de vidas y ha dado un acelerón a la crisis del capitalismo, sumiendo a millones de personas en el desempleo, la precariedad y la miseria. El año 2021 acaba de comenzar con un nuevo acontecimiento de importancia histórica: el asalto al Capitolio por hordas de fanáticos trumpistas. Estos dos eventos no están separados el uno del otro. Ambos revelan una intensificación de la Descomposición social, la última fase de la decadencia del capitalismo. Esta reunión pública será, por tanto, una oportunidad para exponer este marco analítico, para identificar su relevancia, pero también para cuestionarlo a través del prisma de los hechos y la evolución histórica de la sociedad capitalista.
Para preparar esta reunión, los participantes pueden consultar el siguiente texto:
TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
La reunión pública se llevará por Internet el sábado 13 de febrero a las 18 horas de Europa (12 horas Lima; 14 horas Santiago de Chile; 11 horas México; 14 horas Buenos Aires).
Todos los que deseen participar pueden hacerlos enviando un mensaje a: [email protected] [31] , o a la sección de Contacto de nuestro sitio Web es.internationalism.org
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La administración Trump ya había causado una serie de fiascos humillantes pero letales para la burguesía estadounidense -entre otras cosas, empeorando activamente la pandemia de Covid 2020-, pero siempre hubo esperanza entre las facciones más inteligentes de la clase dominante estadounidense de que tener a un narcisista incompetente en el poder supremo era sólo una pesadilla pasajera, de la que pronto despertarían. Pero la victoria electoral del Partido Demócrata no fue la avalancha que se esperaba, ni para la nueva administración de Joe Biden ni para el nuevo Congreso[1].
Peor aún, en el Capitolio, sede sagrada de la democracia estadounidense, se produjo un motín televisado, incitado por el jefe de Estado saliente que rechazó los resultados oficiales de las elecciones presidenciales. Una turba intentó impedir violentamente la sucesión democrática, alentada por el propio presidente en funciones, como en una república bananera, según reconoció George W Bush. Realmente es un momento políticamente definitorio en la descomposición del capitalismo mundial. La auto- agresión populista del Reino Unido a través del Brexit puede parecer simplemente absurda para otros países, porque Gran Bretaña es una potencia secundaria, pero la amenaza de inestabilidad representada por la insurrección en el Capitolio de los EE.UU. ha causado conmoción y miedo en toda la burguesía internacional.
El posterior intento de hacerle un impeachment a Trump por segunda vez puede volver a fracasar y, en cualquier caso, galvanizará a millones de sus partidarios en la población, incluida una gran parte del partido republicano.
La toma de posesión del nuevo presidente el 20 de enero, que suele ser una ocasión para una muestra de unidad y reconciliación nacional, no lo será: Trump no asistirá, al contrario de lo que es habitual con los presidentes salientes, y Washington DC estará bajo cierre militar para evitar una mayor resistencia armada de los partidarios de Trump. La perspectiva no es el restablecimiento gradual y a largo plazo del orden y la ideología democrática tradicional por parte de un gobierno de Biden, sino una acentuación -de naturaleza cada vez más violenta- de las divisiones entre la democracia burguesa clásica y el populismo, este último no desaparece con el fin del régimen de Trump.
Desde 1945, la democracia estadounidense es el buque insignia del capitalismo mundial. Después de haber desempeñado un papel decisivo en la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, y de haber contribuido en gran medida a reducir Europa y Japón a ruinas, fue capaz de sacar al mundo de los escombros y reconstruirlo a su imagen durante la Guerra Fría. En 1989, con la derrota y la desintegración del bloque rival ruso, Estados Unidos parecía estar en la cúspide de su dominio y prestigio mundial. George Bush Senior anunció la llegada de un Nuevo Orden Mundial tras el colapso del bloque ruso en 1989. Washington pensó que podría mantener su supremacía impidiendo que cualquier nueva potencia surgiera como un serio competidor de su liderazgo mundial. Pero en lugar de ello, la afirmación de su superioridad militar ha acelerado un desorden mundial con una serie de victorias pírricas (Kuwait, los Balcanes en la década de 1990) y costosos fracasos en política exterior en Irak, Afganistán y Siria[2]. Estados Unidos ha socavado cada vez más las alianzas en las que se apoyaba su antiguo liderazgo mundial, lo que ha animado a otras potencias a actuar por su cuenta.
Además, el poder y la riqueza de EE.UU. han sido incapaces de atenuar las crecientes convulsiones de la economía mundial: la chispa de la crisis de 2008 emanó de Wall Street y sumió a EE.UU. y al mundo en la más grave desaceleración desde que resurgió la crisis abierta en 1967.
Las consecuencias sociales y políticas de estos retrocesos estadounidenses, y la ausencia de alternativas, han sido, por un lado, el incremento de las divisiones y el desconcierto en el Estado burgués, y en la población en general, lo que ha llevado al creciente descrédito de las normas políticas establecidas del sistema político democrático estadounidense.
Las presidencias anteriores de Bush y Obama no lograron forjar un consenso duradero para el orden democrático tradicional entre el conjunto de la población. La "solución" de Trump a este problema no fue resolver esta desunión, sino acentuarla aún más con una política estridente e incoherente de vandalismo que destrozó aún más el consenso político a nivel interno y socavó los acuerdos militares y económicos con sus antiguos aliados en el escenario mundial. Todo esto se hizo bajo la bandera de "América primero", pero en realidad sirvió para aumentar la pérdida de estatus de Estados Unidos.
En una palabra, la actual crisis política de la democracia estadounidense, simbolizada por el asalto al Capitolio, complementa las consecuencias caóticas y autodestructivas de la política imperialista de Estados Unidos y pone de manifiesto que la primera potencia mundial está en el centro y es el principal protagonista de la descomposición del capitalismo mundial a todos los niveles.
China, a pesar de su creciente poder económico y militar, no podrá llenar el vacío de liderazgo mundial creado por la desorientación de EEUU. Entre otras cosas porque este último sigue siendo capaz y está decidido a impedir el crecimiento de la influencia china como objetivo principal con o sin Trump. Por ejemplo, uno de los planes de la Administración Biden será intensificar esta política anti - china con la formación de un D10, una alianza de las potencias democráticas (el G7 más Corea del Sur, India y Australia). No es necesario explicar el papel que esto desempeñará en el agravamiento de las tensiones imperialistas.
Pero estas tensiones no pueden canalizarse en la formación de nuevos bloques por razones obvias. El empeoramiento de la descomposición del capitalismo hace cada vez más improbable la posibilidad de una guerra mundial generalizada.
En 1989 predijimos que el nuevo período de descomposición del capitalismo traería consigo mayores dificultades para el proletariado[3].
Los recientes acontecimientos en Estados Unidos vuelven a confirmar esta predicción.
El más importante de ellos en relación con la situación actual de EEUU es el peligro de que sectores de la clase obrera se movilicen detrás de las contiendas cada vez más violentas de las facciones opuestas de la burguesía, es decir, no sólo en el terreno electoral sino en las calles. Parte de la clase obrera puede ser engañada para elegir entre el populismo y la defensa de la democracia, las dos falsas alternativas que ofrece la explotación capitalista.
En relación con esto está el hecho de que en la situación actual otras capas de la población no explotadora se ven impulsadas cada vez más a la acción política por toda una serie de factores: los efectos de la crisis económica, el agravamiento de la catástrofe ecológica, el fortalecimiento de la represión estatal y su carácter racista, que les lleva a actuar como conducto de campañas burguesas como el movimiento Black Lives Matter[4], o como medio de luchas interclasistas.
Sin embargo, la clase obrera a nivel internacional en el período de descomposición no ha sido derrotada como en la década de 1930. Sus reservas de combatividad permanecen intactas y los nuevos ataques económicos a su nivel de vida que se avecinan -que incluirán la factura por los daños económicos causados por la pandemia de Covid- obligarán al proletariado a responder en su terreno de clase.
La organización revolucionaria tiene un papel limitado pero muy importante que desempeñar en la situación actual, ya que, si bien tiene poca influencia todavía, e incluso durante un largo período, la situación de la clase obrera en su conjunto está llevando a una pequeña minoría a posiciones de clase revolucionarias, especialmente en los propios Estados Unidos.
El éxito de la labor de transmisión a esta minoría se basa en una serie de necesidades. En el contexto actual es significativa la combinación, por un lado, de un rigor y una claridad programática a largo plazo, ligada por otro lado a la capacidad de la organización de tener un análisis coherente y en desarrollo de toda la situación mundial: su marco histórico y sus perspectivas.
La situación mundial en el último año ha batido cada vez más récords en la putrefacción del capitalismo mundial: la pandemia de COVID, la crisis económica, la crisis política en EEUU, la catástrofe ecológica, la situación de los refugiados, la indigencia de partes cada vez más grandes de la población mundial. La dinámica del caos se acelera y se hace más imprevisible, ofreciendo nuevos y más frecuentes desafíos a nuestros análisis y exigiendo una capacidad de cambio y adaptación en función de esta aceleración sin olvidar nuestros fundamentos.
Corriente Comunista Internacional 16-1-21
[1] Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [15]
[2] Esta perspectiva la anunciamos en el texto Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [34]
[3] Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [35]
[4] Ver Trump – Biden la falsa elección de la democracia capitalista https://es.internationalism.org/content/4616/trump-biden-la-falsa-eleccion-de-la-democracia-capitalista [36] y Los grupos de la Izquierda Comunista ante el movimiento Black Lives Matter: una incapacidad para identificar el terreno de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una [37]
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El año 2020 ha vuelto a poner de manifiesto la barbarie en la que el capitalismo está sumiendo cada vez más a la humanidad.
El número de víctimas de la pandemia de Covid-19 es espantoso: cuando publicamos este documento se ha superado los 2 millones de muertos[1], "viejos" (a veces de apenas 60 años) rechazados en los hospitales porque no hay más camas (Italia), descampados transformados en cementerios improvisados (Brasil), camiones frigoríficos aparcados en la calle para almacenar el excedente de cadáveres (Nueva York), Trabajadores de hospitales que necesitan mascarillas, guantes, batas (Francia), cientos de millones de personas encerradas en sus casas, prohibidas de la vida social, ancianos que mueren aislados, sin siquiera una mano que les sostenga para tranquilizarlos, jóvenes señalados y tratados como egoístas, irresponsables, incluso asesinos en potencia.
No es casualidad que esta situación nos recuerde a las epidemias de peste que azotaron a la sociedad medieval mientras se hundía en su propia decadencia. El capitalismo es ahora también un sistema decadente; ya no tiene ningún futuro que ofrecer a la humanidad, excepto más y más sufrimiento. Según la OMS, esta pandemia no es más que una "señal de alarma" porque debemos "prepararnos para el futuro para algo que puede ser aún peor".
"¿Nosotros,” prepararnos? Pero ¿quién es ese "nosotros"? ¿Los Estados que, en todas partes y durante décadas, han destruido los sistemas de salud, reduciendo el número de médicos y enfermeras y cerrando hospitales? ¿Estados que militarizan la sociedad, que elevan al personal sanitario sacrificado al rango de "héroes de guerra" con medallas, que proclaman "emergencias sanitarias" para controlar y reprimir mejor? "Hago la guerra por la mañana, al mediodía, por la tarde y por la noche. Y espero el mismo compromiso de todos nosotros", dijo el presidente francés Emmanuel Macron. Este "nosotros" sólo prepara a la humanidad para un mañana aún más oscuro. Todos los Estados, a su nivel, han participado en la propagación del virus al continuar con su mórbida competencia, al ser incapaces de coordinarse para limitar los viajes internacionales; han llegado a entablar una patética "guerra de máscaras", para robarse unos a otros. Esta incapacidad para contener la epidemia revela que la gangrena está alcanzando las más altas cotas de los Estados y empieza a afectar incluso a la gestión de la economía mundial, agravando la crisis histórica del capitalismo. Así, la recesión mundial iniciada en 2019 se ha agravado considerablemente por el efecto "sálvese quien pueda", a diferencia de lo que ocurrió en 2008, cuando, en forma de G7, G8 o G20, los Estados lograron coordinarse mínimamente para limitar y frenar los efectos de la llamada crisis de los subprimes[2].
Incapaz de ofrecer la más mínima perspectiva a la humanidad, el capitalismo es un sistema que se está pudriendo en la raíz. En todos los estratos de la sociedad, el no futuro pesa en los pensamientos y genera un aumento de los miedos, la irracionalidad y el sálvese quien pueda.
Los tejemanejes de los laboratorios y su búsqueda de beneficios a toda costa, consecuencia de la naturaleza de este sistema de explotación, conducen al rechazo de las vacunas y de la ciencia. La incapacidad de los Estados para controlar la epidemia, la incoherencia de las medidas adoptadas y las mentiras de los gobiernos, en lugar de entenderse como producto de este capitalismo en declive, se atribuyen a la oscura voluntad de un puñado de individuos manipuladores. La visión conspiranoica, de que todo lo que pasa es fruto de una tenebrosa conspiración de “las élites”, se desarrolla, fuera de toda coherencia de pensamiento. Se niega la verdadera responsabilidad, la del sistema y su clase dirigente, la burguesía.
Pero el año 2020 también es una fuente de esperanza. En enero, hace un año en Francia, el movimiento contra la reforma de las pensiones llegó a su fin[3]. Durante varios meses, cientos de miles de manifestantes pisaron el asfalto, felices de estar juntos en las calles y en la lucha, de mantenerse unidos, de sentir ese sentimiento de solidaridad entre generaciones, entre sectores, que los animaba a todos. Los trabajadores ferroviarios de más de 50 años, que realizaron huelgas semana tras semana, no tienen nada que ganar; la reforma no les afecta directamente. No, ellos luchaban por las próximas generaciones, por los más jóvenes, por el futuro.
Por supuesto, este movimiento también reveló grandes debilidades. Los trabajadores del ferrocarril permanecieron demasiado aislados, y los empleados del sector privado sólo participaron en la huelga por delegación. No hubo verdaderas asambleas generales que permitieran a todos los trabajadores, a los pensionados, a los parados y a los estudiantes precarios debatir, desarrollar juntos una reflexión política, organizarse, tomar la lucha en sus manos. Esta meta aún no ha sido tomada y es alta. Pero este movimiento es un destello, una promesa: la clase obrera de Francia ha demostrado que vuelve a ser combativa y solidaria. ¡Qué contraste con el mortífero mundo de individuos en competencia que nos impone la burguesía!
En 2020 se produjeron otras manifestaciones, primero contra la violencia policial y luego contra la ley de "seguridad global", que prohíbe filmar a la policía golpeando tranquilamente a la gente. La represión estatal es obviamente repugnante, al igual que las leyes que la legitiman. Sólo exigir una policía menos brutal y una justicia más justa es engañarse con la trampa de un capitalismo humano y una democracia al servicio del interés común. No es casualidad que la izquierda del capital se suba a este corcel, galopando para reclamar alto y claro un “estado más justo”. Es una farsa que da la idea de que se podría “reformar” el capitalismo.
Con la atomización y el asombro ligados a la epidemia, con el agravamiento de la crisis económica que golpea a los trabajadores paquete a paquete, en forma de despidos, la lucha masiva es en lo inmediato muy difícil. ¡Pero el futuro pertenece a la lucha de clases! No hay otro camino.
Sólo la lucha masiva y unida encarna una perspectiva. La solidaridad intergeneracional expresada en las manifestaciones de principios de 2020 demuestra una vez más que la lucha de la clase obrera lleva el germen de una comunidad humana unida. Las discusiones preparan este futuro de lucha. Debatir sobre las movilizaciones de clase más masivas y unitarias de los últimos años frente a los ataques, la de la reforma de las pensiones, la del CPE en 2006[4], la de los indignados en 2011[5], para aprender de las fortalezas y debilidades de estos movimientos, sigue siendo una necesidad. Estas, al igual que la historia del movimiento obrero y sus grandes luchas, demuestran de lo que es capaz nuestra clase cuando toma masivamente sus luchas en sus manos.
"Sólo saldremos victoriosos si no hemos olvidado cómo aprender" (Rosa Luxemburgo).
Pawel, 4 de enero de 2021
[1] 2.192.399 muertos a 15 de enero 2021, ver Dos millones de muertos por coronavirus: el mapa que muestra dónde han fallecido las víctimas de covid-19 - BBC News Mundo [40]
[2] Ver La irrupción de la descomposición en el terreno económico: Informe sobre la crisis económica https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis [41]
[3] Balance de las luchas en Francia contra la "reforma" de las pensiones https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones [42]
[4] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [43]
[5] 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [44]
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El 25 de noviembre, la noticia del deceso de la muerte de Maradona viajó por todo el mundo y sumió a Argentina en un “duelo” sobre publicitado. La travesía de este “niño de oro”, que salió de los barrios bajos de los suburbios de Buenos Aires, ha inspirado a más de una generación de hijos de trabajadores, especialmente en los barrios del centro de la ciudad. Viniendo de una familia muy pobre, Diego Maradona rápidamente se hizo un nombre, por su legendaria habilidad con el balón, así como por su combatividad, su franqueza al hablar y sus demandas de “libertad” y una vida sin trabas. Pero la vida de este colorido personaje se hundió muy rápidamente en una espiral destructiva, atrapada por un medio a imagen de la sociedad actual: deporte espectáculo, negocios, mafia, drogas y escándalos.
Nacido en plena Guerra Fría entre la URSS y Estados Unidos, alimentó a lo largo de su vida un fuerte sentimiento antinorteamericano y una marcada simpatía por los regímenes estalinistas de Centro y Sudamérica[1]. En 2005, luego de un encuentro con el presidente venezolano, declaró: “Amo a las mujeres, pero salí completamente enamorado [del almuerzo] porque he conocido a Fidel Castro, Muamar Gadafi y, ahora, conozco a un gigante como Chávez”. El jugador “dorado” se había convertido así en el embajador “dorado” de los dirigentes estalinistas que no dejaron de utilizarlo y de aparecer a su lado para mejorar su popularidad. A principios de la década de 2000 se mudó a Cuba (entre otras cosas para someterse allí a un infructuoso tratamiento de desintoxicación) y permaneció cerca de Fidel Castro. En Argentina, los Videla, Kirchner y otros también se beneficiaron con el apoyo del célebre futbolista.
Al hacerlo, también estaban explotando otro peso ideológico muy pesado que el deporte alimenta en gran medida: el patriotismo y el nacionalismo. Si Maradona dijo que tenía dos sueños de niño: “participar en el Mundial de futbol y ganarlo con Argentina”, estaba lejos de tener conciencia que sus logros deportivos alimentarían el fervor nacionalista, llegando incluso a servir a los intereses imperialistas de Argentina como en el Mundial de 1986 en México y en los cuartos de final contra Inglaterra, apenas cuatro años después de la guerra entre estos dos Estados por la soberanía de las islas Malvinas, de Georgia del Sur y de Sándwich del Sur. El fracaso militar argentino en este conflicto llenó el estadio Azteca de México de un ambiente de venganza: “Todo un pueblo está esperando una victoria argentina sobre el ‘imperialismo’ británico y obviamente cuenta con Maradona para lograrlo”[2]. Durante este partido y fuera de la vista del árbitro Maradona marcará su famoso gol con la mano: “la mano de Dios”, comentó más tarde. Este reflejo, ampliamente publicitado hasta hoy, fue tanto una expresión de un supersticioso deseo de gloria como de un nacionalismo vengativo.
No era la primera vez que el deporte ha servido como vector de este tipo de ideología nauseabunda para avivar conflictos y agudas tensiones entre Estados: “En 1969, el partido de fútbol entre Honduras y El Salvador por la clasificación a la Copa del año siguiente fue un preludio de la guerra que pronto estalló entre estos dos países. También podemos recordar el partido entre el Dynamo de Zagreb y Red Star de Belgrado en 1990 que desembocó en una batalla campal que dejó cientos de heridos y varios muertos, contribuyendo a agravar las tensiones nacionalistas ya existentes que desembocarían en la guerra en la ex Yugoslavia. Entre los partidarios serbios más radicales estaba el señor de la guerra Arkan, un especialista en la ‘depuración étnica’, ¡un nacionalista más tarde buscado por la ONU por ‘crímenes contra la humanidad’!”[3]. Podríamos multiplicar las historias de este tipo para las que el deporte es un terreno fértil.
Tal reclutamiento ideológico no podría funcionar sin la exageración ensordecedora que acompaña a cada encuentro “importante” de la “selección nacional”. Ya sea fútbol, rugby o muchos otros deportes populares, cada evento adquiere la apariencia de una ceremonia religiosa, con sus protocolos, sus himnos y sus seguidores fanáticos. En un mundo que se está agotando, asfixiado por sus propias contradicciones y en plena descomposición, esto permite a millones de trabajadores explotados encontrar una “salida excitante”. Frente a las dificultades de la vida cotidiana, la falta de perspectiva y la atomización de los individuos, los eventos deportivos crean una falsa impresión de unidad, o, se podría decir, de “comunión” detrás de “su” equipo y “su” bandera. ¡Esta solemnidad cuasi religiosa y nacionalista es un verdadero veneno para la clase obrera!
A lo largo de su carrera deportiva y hasta el final de su vida, Maradona no solo encarnó la “grandeza nacional” de Argentina, también fue objeto de un fanatismo llevado al paroxismo. Un verdadero “dios” viviente cuyo culto ilimitado se expresaba a través de imágenes, de capillas, pero también de ceremonias nupciales. Esta idolatría, nuevamente expresada en su funeral, es el sello más llamativo de una sociedad sin perspectiva y sin futuro que busca esperanza y consuelo en las hazañas de un futbolista talentoso y carismático.
Si el mito forjado en torno a la figura de Maradona es síntoma de un mundo sin futuro, lo es también su vida extradeportiva, marcada por los excesos del Star-system que lo llevan poco a poco a una auténtica ruina personal: “Si hubiera sido un narcotraficante, me hubiera muerto de hambre”, declaró con ironía Maradona, reconociendo su adicción a la cocaína.
El mundo del deporte hiper mediatizado es una verdadera guarida de mafiosos donde la corrupción es la regla[4]. A principios de la década de 1990, mientras jugaba para el club italiano Napoli, se vio implicado en un caso de tráfico de drogas entre Francia y el sur de Italia. “Las intervenciones telefónicas revelan que reclamaba ‘mercancía y mujeres’ a los matones locales. Sus relaciones con Luigi Giuliano, padrino de un supuesto clan camorrista de reputación violenta, aparecieron en los periódicos.”[5] De ahí surge su adicción a las drogas y luego al alcohol, contra la que intentará luchar el resto de su vida.
Marius, 23-diciembre-2020
[1] En particular, lució un imponente tatuaje en el hombro con la efigie del Che Guevara, una de las figuras emblemáticas y sanguinarias del estalinismo. Ver Correo del lector: Guevarismo, una ideología contrarrevolucionaria https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html [46]
[2] “Diego Maradona, ‘dios’ del fútbol, ha muerto”, Le Monde (25-noviembre-2020).
[3] “El deporte, un concentrado de nacionalismo”, Revolution Internationale n ° 413 (junio-2010).
[4] Último ejemplo: la investigación sobre el voto de Platini para atribuir el Mundial de 2022 a Qatar, en beneficio de la contratación de su hijo...
[5] “Diego Maradona, ‘dios’ del fútbol, ha muerto”, Le Monde (25-noviembre-2020).
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Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en mayo de 2020 que la vacuna contra el SARS-CoV-2 iba a ser un "bien público mundial", sólo fueron capaces de creerlo aquellos que todavía se hacen ilusiones sobre la capacidad del mundo capitalista para desempeñar un papel progresista para la humanidad, y que además está en medio de una crisis mundial sin precedentes. Asimismo, los llamamientos al uso de "licencias obligatorias"[1] sólo podrían ser una cándida utopía.
En efecto, nada podría hacer pensar que la vacuna contra el Covid-19 escaparía a las leyes del capitalismo y a sus consecuencias: la competencia, lucha por los mercados, el espionaje, el robo de tecnología, incluso cuando se trata de salvar millones de vidas humanas. Y con razón: la actual crisis sanitaria tiene lugar en un mundo en plena descomposición[2].
En cuanto apareció la enfermedad, la comunidad científica supo que sólo una vacuna podría vencerla. Así que la industria farmacéutica se puso manos a la obra para ser la primera en suministrar la preciada vacuna. Pero más allá de los considerables intereses comerciales para los laboratorios de investigación y los grupos farmacéuticos, hay un evidente interés político para los Estados que pueden acceder a ella.
Desde las primeras horas de la pandemia comenzó la guerra de las vacunas tal como en epidemias anteriores. Hay muchos ejemplos. Tal es el caso de la batalla contra el SIDA[3] que comenzó tan pronto como se descubrió el agente responsable de esta enfermedad sin precedentes. Los equipos de Luc Montagnier en el Instituto Pasteur fueron seguidos de cerca por los de Robert Gallo en el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. El leitmotiv de estos equipos no era, evidentemente, identificar rápidamente el agente para empezar a combatirlo, sino ser los primeros en poder hacerse con la propiedad del mismo y adelantarse así a futuros tratamientos y vacunas.
Finalmente fue el equipo francés el que, en enero de 1983, ganó por un estrecho margen. Pero la guerra no había hecho más que empezar y se desataría realmente en las pruebas de campo, donde esta vez los estadounidenses se vengarían. El laboratorio Abott se posicionaría con amplitud en este prometedor mercado, ofreciendo la posibilidad de vender miles de millones de pruebas que podrían aplicarse en pocos años en todo el mundo.
Luego vino la guerra de los tratamientos, donde se pondría de manifiesto el máximo desprecio por la vida humana, Francia debía tomar venganza tras su derrota en la guerra de las pruebas. En cuanto se anunciaron las primeras esperanzas para la ciclosporina, la ministra de Sanidad de la época, Georgina Dufoix, le concedió públicamente la "etiqueta de Francia", antes de ver cómo estas esperanzas se desvanecían finalmente con las primeras pruebas realizadas con la molécula. Al otro lado del Atlántico, el vicesecretario general de Sanidad anunció la solución milagrosa del AZT, aunque los ensayos en curso aún no habían dado ningún resultado.
Estos escandalosos anuncios que encarnan los fríos intereses de dos estados en competencia también mostraron un total desprecio por los miles de pacientes que sólo podían depositar sus esperanzas en un tratamiento rápido que los salvara de una muerte segura. Pero para cada Estado lo único que importaba era la necesidad de ser el primero sobre la faz del mundo.
El escándalo de la "sangre contaminada" en Francia en los años 1980-90 reveló que el Estado había retrasado al menos seis meses las pruebas para detectar el VIH y la hepatitis C en los donadores de sangre, a pesar de que la técnica estaba ya adoptada desde octubre de 1984, como demostró un estudio estadounidense. La "guerra de las pruebas" y la obsesión por los recortes presupuestarios habían llevado al Estado francés a mantener prácticas deliberadamente criminales de transfusión de sangre contaminada a hemofílicos y otros pacientes para liquidar sus existencias y ahorrar dinero a toda costa, lo que provocó la muerte de miles de pacientes entre 1984 y 1985.
Hoy en día, la guerra por la vacuna contra el SIDA continúa, aunque, a pesar de que no es tan rentable como un tratamiento a largo plazo (de hecho, para toda la vida), la investigación es mucho más lenta debido a los planes de austeridad que llevan a los estados a raspar los fondos del cajón y a reducir drásticamente los presupuestos para la investigación básica.
En 2019, en África, la situación fue más o menos similar en torno a la epidemia del Ébola[4] en un clima de acusaciones, de malversación de fondos, de favoritismo hacia los dirigentes congoleños pero también hacia la OMS en cuanto a la elección de una vacuna en lugar de otra, etc. Mientras que el laboratorio alemán Merck había propuesto una vacuna eficaz, pero en cantidades insuficientes, el laboratorio estadounidense Johnson & Johnson propuso otra vacuna, anunciada como complementaria, ¡pero nunca probada en humanos! La batalla comenzó a introducir a este recién llegado con operaciones de lobby y otros medios de presión.
La situación actual sigue el mismo patrón con la vacuna para el COVID. Mientras que crece la retórica sobre la cooperación internacional para crear una vacuna, mientras que el "sentido común" podría sugerir que la unión de fuerzas en la investigación farmacéutica conduciría a resultados más rápidos y eficaces; el pasado mes de noviembre había 259 vacunas candidatas en el mundo, diez de las cuales estaban en fase 3 (la última antes del procedimiento de "autorización de comercialización"). 259 equipos, cada uno trabajando por su cuenta, vigilando los avances de los demás para no ser superados, buscando no la eficacia sino la exclusividad del proceso. Los primeros en lograrlo, Pfizer y BioNTech, anunciaron que su vacuna tenía una eficacia del 90%. Unos días después los rusos anunciaron una eficacia del 92%. Entonces Moderna alzó su nariz y anunció un 94% de efectividad. ¡Sin embargo, Pfizer afirma haber revisado sus cálculos y finalmente ha anunciado una eficacia del 95%! ¿Quién está en lo cierto?
Esta cínica, gélida y espantosa sobrepuja de marketing para promocionar y vender su producto cuando está en juego la vida de decenas de millones de víctimas resume el funcionamiento mortal de esta sociedad podrida.
Muchos denuncian la ganancia económica que supone la futura vacuna, pero se equivocan al culpar a las "Big Pharma", esos pocos laboratorios gigantes que se disputan el mercado de la salud. También se equivocan cuando exigen que los poderes públicos regulen la situación y "obliguen" a los fabricantes a "cooperar" por el bien público. Porque lo que está en juego no es la codicia de unos pocos accionistas, sino una lógica que abarca todo el planeta, toda la actividad humana: la lógica capitalista. La investigación científica no escapa a las leyes del capitalismo, necesita dinero para avanzar y el dinero sólo va donde se pueden esperar beneficios: ¡sólo se presta a los ricos!
¿Debemos esperar que los Estados regulen esta gran feria del acaparamiento? Por el contrario, los Estados capitalistas están en el centro de la batalla y son los primeros en dirigir la investigación a través de su financiación. En un mundo presa de las rivalidades imperialistas es naturalmente en el ámbito de la defensa y el armamento donde más se financia la investigación. Pero el ámbito de la salud no está exento. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las autoridades estadounidenses revisaron su estrategia en materia de investigación de vacunas, hasta entonces bastante descuidada, para financiar la investigación de las llamadas vacunas de "amplio espectro", capaces de inmunizar contra varios virus en un intento de combatir lo que se considera la creciente amenaza del bioterrorismo. En otro orden de cosas, la muy activa política sanitaria de China en África en las últimas décadas ha estado impulsada únicamente por sus intereses imperialistas. Cualquier cosa es buena para ganar un punto de apoyo e influencia en el planeta. China lleva mucho tiempo aumentando su presencia en África mediante inversiones, acuerdos económicos, apoyo político, militar, humanitario y, por tanto, sanitario.
Hoy en día todos los Estados están detrás de sus propios laboratorios y todos defienden sus propios intereses sin preocuparse por la equidad o la solidaridad. Con un desprecio constante por las consecuencias mortales de la enfermedad, los Estados luchan por captar el mayor número posible de vacunas, sabiendo que en esta batalla sólo triunfarán los más ricos y que, en consecuencia, la mayor parte de la humanidad no tendrá acceso a las vacunas, o lo tendrá muy tarde. El pasado mes de abril se creó la plataforma COVAX, una plataforma multilateral dedicada a la compra y distribución de futuras vacunas y que promete un acceso equitativo para todos. Todos los jefes de Estado acogieron con satisfacción esta cooperación. Pero a escondidas, todo el mundo hacía acuerdos bilaterales con los laboratorios para reservar dosis. Mientras que la industria prevé producir entre 3 000 y 4 000 millones de dosis de aquí a finales de 2021, las reservas secretas ascienden a 5 000 millones, sólo para unos pocos países: Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea y algunos países menos ricos que intentan destacarse, como Brasil.
Hoy en día COVAX se queda con la vacuna británica Oxford-AstraZeneca, que cuesta mucho menos que la de sus competidores, pero que tiene una eficacia probada de no más del 62% hasta la fecha[5]. Los países más pobres, que no disponen de los equipos necesarios para almacenar y transportar las vacunas de Pfizer o Moderna, tendrán que conformarse con lo que el Reino Unido tenga en stock.
Mientras tanto, la gente está muriendo. Mientras tanto, la burguesía sigue desbordada por los acontecimientos, sigue reaccionando día tras día, con la misma despreocupación, la misma escasez de medios hospitalarios y logísticos. En el corazón de las mayores potencias industriales, la campaña de vacunación se ve fuertemente obstaculizada por las deficiencias logísticas de los países miembros de la UE, como en Alemania, donde la entrega y distribución de la vacuna se vio interrumpida en varias ciudades debido a las dudas sobre el respeto de los niveles de frío al transportar miles de dosis. En los Estados Unidos, a pesar de una impresionante movilización logística bajo el control del ejército, "ha habido fracasos", según el famoso Dr. Fauci. Sólo algo más de 4.2 millones de personas recibieron la primera dosis de una de las dos vacunas autorizadas en el país (Pfizer y Moderna), muy lejos de la promesa gubernamental de vacunar a 20 millones de personas, mientras la pandemia batía récords diarios de contagio y muertes en los hospitales saturados (a 19 de febrero 491.003 muertos y 27.787.211 infectados), hasta el punto de que el responsable del programa mencionó, para acelerar el ritmo de la campaña, la posibilidad de administrar la vacuna por... ¡medias dosis! La decisión británica de posponer la administración de la segunda dosis de la vacuna durante varias semanas, para que el máximo número de personas reciba la primera dosis es, desde el punto de vista inmunológico, igual de irracional... Los procedimientos de vacunación son excesivamente lentos y totalmente inadecuados para la urgencia y las necesidades más apremiantes. En Francia, por ejemplo, de forma caricaturesca, la última semana de diciembre fue objeto de una patética operación mediática con la vacunación ante las cámaras de unas cuantas abuelitas estrellas, mientras que otras decenas de miles esperarán probablemente hasta finales de enero para recibir su primera inyección, con, además, excusas increíbles como "se necesita mucho tiempo para vacunar a los ancianos". Pero ni siquiera se oculta en este país que, si se ha priorizado a los residentes de EHPAD (Establecimientos para alojar personas mayores dependientes) sobre los profesionales sanitarios, ¡es porque no había suficientes dosis disponibles para estos últimos!
Detrás de estos nuevos "escándalos sanitarios", que no hacen más que revelar una vez más la incapacidad del capitalismo para reaccionar de otra manera que no sea la de defender sus intereses a corto plazo, en una total falta de preparación e improvisación, observamos situaciones, como en Francia, en las que la logística acaba basándose en la buena voluntad de los farmacéuticos y de los médicos enfrentados a la limitación de los costes al mínimo estricto : La escasez de super -congeladores en las farmacias de los hospitales ha obligado al Estado a centralizar el almacenamiento de las vacunas en las farmacias de las ciudades, que tienen que organizarse para distribuirlas a los hospitales. En estas condiciones, no estamos al final de esta crisis sanitaria.
Pero lo más fraudulento de la situación es que la vacunación no sólo se nos presenta como la panacea de la crisis sanitaria; toda la burguesía también nos la presenta como la única salida a la crisis económica y al deterioro acelerado de las condiciones de vida que se agrava por doquier, mientras intenta ocultar el impasse y las contradicciones insalvables de su modo de producción. Porque lo que actualmente aflige a la humanidad no es el resultado de una desafortunada coincidencia. Es el producto de un sistema al final de su trayecto, que se descompone arrastrando todo con él. En consecuencia, el descuido de la burguesía no se debe a la incompetencia de unos pocos dirigentes, sino a la creciente incapacidad de la clase dominante para contener los efectos de la decadencia de su sistema. Mientras esta lógica esté en marcha, la humanidad no podrá escapar de las lacras que se derivan de ella.
GD, 6 de enero de 2021
[1]Proceso que obliga a los inventores de un medicamento, tratamiento o vacuna a permitir la fabricación de genéricos, lo que permite un acceso más rápido, generalizado y barato
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[3] Véase, por ejemplo, "SIDA: la guerra de los laboratorios", Le Monde (7 de febrero de 1987)
[4] Véase "RDC: la guerra de las vacunas entorpece la lucha contra el Ébola", Le Soir (2 de agosto de 2019)
[5] "Covid-19: Por qué la vacuna de Oxford-AstraZeneca, autorizada por el Reino Unido, podría cambiar las cosas". The Conversation (4 de enero de 2021)
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El 27 de enero una enfermera del antiguo hospital La Fe de Valencia, rehabilitado como “hospital de campaña” para los enfermos de COVID, hizo circular una carta anónima sobre las condiciones de los enfermos y del trabajo del personal sanitario[1].
La trabajadora redacta su testimonio a partir de su trabajo en el hospital Antigua Fe de Valencia rehabilitado como Hospital de Campaña Ernest Lluch y pomposamente anunciado como una “gran y rápida medida en la lucha contra el COVID”.
Pero detrás de la luz cegadora de la propaganda encontramos la tenebrosa realidad: “Todos los pacientes que están allí son ancianos, personas olvidadas por la sociedad, ya que no son productivas y no aportan nada a la economía. Son pacientes derivados desde todos los hospitales de València para “desahogar a los hospitales”, pero lo que realmente significa es que los mandan a este centro para no ver el problema”
La ratio enfermera – paciente en los hospitales COVID es 1 para 6, esto trae como consecuencia “Por norma general, entras a las habitaciones tres veces si tu turno es de 12h diurnas, a no ser que ocurra alguna urgencia y el paciente sea capaz de tocar el timbre para avisarnos. Digo lo de ser capaz, porque ha sucedido más de una vez que al paciente le ha pasado algo grave, y por no poder avisarnos no nos hemos enterado. El paciente ha acabado en el suelo muerto y ni nosotros sabíamos cuánto tiempo había estado así”.
Dada la sobrecarga de trabajo, los enfermos quedan desatendidos por la noche con consecuencias macabras: “Además, si su edad se encuentra entorno a los 70 años en adelante, la mayoría de los pacientes ni son reanimables ni intensivables, por lo que, si por la noche tienen una saturación baja, sabiendo cual va a ser su destino (la muerte), no se vuelve a entrar a esa habitación hasta las 7 de la mañana. Así, se confirma lo que al inicio del turno se pensaba y se deja morir sola a una persona”.
La carta denuncia que “Nos falta material, espacio para trabajar y, sobre todo, faltan recursos humanos. Las personas que estamos trabajando allí, a pesar de todo el cansancio físico y mental, hacemos todo lo que podemos. Si quieres llegar a todo, acabas siendo una mera administradora de medicación que toma constantes y pincha insulinas”. Como resultado, “las muertes se normalizan y, sobre todo aquí, internamente se agradecen, porque la vida que les damos en el “hospital" no es vida “.
Se está practicando, como denunciamos al principio de la pandemia[2], una velada eugenesia, como denuncia la carta: “Ahora mismo está siendo palpable como la gente mayor es población prescindible para nuestra sociedad, y si además eres COVID positivo se te castiga por ello”
Los trabajadores de dicho centro en declaraciones a un periódico corroboran el testimonio “Lo que describe sobre cómo está muriendo la gente aquí se ajusta a lo que está pasando. Pero no solo aquí, en muchísimos lugares de España o del mundo ¿O es que pensabas que la pandemia era una broma?”, espetó una de las sanitarias que atendió a este periódico”. “Desde luego que nos encontramos fallecidos al ir a verlos por las mañanas. Y por las tardes y a cualquier hora”[3].
Las condiciones en las que se encuentran los enfermos son espantosas: “No tienen agua caliente para ducharse, los telefonillos no funcionan y suenan en el control de enfermería, pero no puedes comunicarte con ellos, por lo que tienes que imaginarte lo que les pasa. La gran mayoría de habitaciones son minúsculas, pero dentro hay dos pacientes en camas de no se sabe qué año, una basura donde se tiran los pañales y empapadores y no hay ventilación. No os podéis imaginar el olor que hay ahí dentro y lo cargado que está el ambiente. No tienen televisión para hacerles las horas algo amenas y una gran parte de ellos están atados. Sí, habéis leído bien, atados. La justificación es que están desorientados, se quitan la vía y no damos abasto. Pero ¿hay algo más inhumano y desolador que sujetar a una persona de las muñecas? ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si estuviéramos en esas condiciones y encima nos ataran? No se pueden ni rascar, por lo que no hablemos de si tienen sed”.
Otros sanitarios confirman esta barbarie: ““Claro que inmovilizamos a pacientes. Es durísimo, pero a veces es la única solución cuando están fuera de sí y se arrancan las vías”. “Se está haciendo una sanidad de guerra. Los pacientes están muriendo solos y mal atendidos, porque la ratio de profesionales es bajísima. Los sanitarios están haciendo todo lo que pueden, pero cuando son tantos los pacientes, que encima tienen que estar solos, ocurre esto”.
“No hay nadie allí que vaya a darles conversación, no tienen visitas de sus seres queridos. Muchos de ellos no saben ni usar un móvil. Te piden ayuda y la grandísima mayoría de veces no puedes dársela porque tienes diez pacientes más a tu cargo y no llegas a todo. Aunque se les hace el aseo, que es cambiarles el pañal y colocarlos bien en la cama dos veces por turno, están sucios. Se les acumulan las legañas, las bocas sucias, las lenguas llenas de mugre incrustada por la falta de higiene. Aparecen úlceras por la cantidad de horas que están en la misma posición”. Como consecuencia “Las personas ingresadas lloran por el desconsuelo de estar allí, se revuelven en las camas, muchas de ellas pierden el norte, acaban desorientadas y con la fuerza muscular de una lechuga, ya que no hay nadie que vaya a hacerles rehabilitación en condiciones. Solo se contrata a una fisioterapeuta para todo el hospital y las visitas que puede hacer a las personas con cierta movilidad son de 5 minutos”. Los que no mueren vuelven a sus casas en sillas de ruedas incapaces de moverse.
“Tengo pacientes que me han pedido que los matara, porque no podían soportar estar en esas condiciones. Me piden que los desate, que los dejemos irse a sus casas”. Para que no protesten “se les droga con haloperidol. Los que aún mantienen cierta cordura te gritan que no hay derecho a tenerlos así y yo no puedo hacer otra cosa que darles la mano y la razón”.
El relato de la hija de un anciano muerto por COVID en el hospital Ernest Lluch va en la misma línea “Lavaban a mi padre con agua fría porque no había agua caliente en el hospital”. “El personal estaba totalmente sobrepasado por la situación”. “Hacía pipi o caca y tardaban hora y media en ir a cambiarle el pañal”. “Se quedó dos veces sin comer. Una porque se le rompió el cubierto de plástico y el chico se fue a por otro, pero nunca volvió”.
La enfermera recuerda su trabajo temporal en Residencias de Ancianos donde la situación es horrorosa: “Esto se queda en nada cuando vas a una residencia de ancianos (que también he estado) de las que “interviene Conselleria” para ayudar a limpiarla de coronavirus. Es inhumano y desolador ver cómo, por falta de personal, los ancianos, que siguen siendo personas, se pasan el día encarados a una pared, con los pañales llenos de heces y orín durante horas. Con asistencia enfermera escasa porque ni siquiera el material para medir las constantes son fiables y porque si hay poco personal de TCAES, hay mucho menos de enfermería. El tiempo que estuve allí fuimos 2 enfermeras para 80 residentes[4]”.
Esta situación inhumana supone un trauma tremendo para los trabajadores de la sanidad, obligados a horarios de más de 12 horas, sin medios, sin protección, el sufrimiento que expresa la carta es un grito que sale de las entrañas de estos proletarios: “Lloro en mi casa, antes de entrar a mi trabajo, a la salida y me muerdo la lengua para no llorar delante de ellos (…) El trauma psicológico que se nos está creando al personal sanitario que estamos trabajando allí es importante, yo misma he pedido ayuda psicológica por ansiedad”.
Gobierno, partidos y sindicatos que los llamaba “héroes”, que los presentaba como “soldados de la guerra contra el COVID”, los ignora y humilla: “Da igual que informemos a los superiores o a los sindicatos. Llevamos de pelea con ellos desde hace meses por las condiciones laborales y la respuesta es que no pueden hacer nada. Conselleria se lava las manos y el gobierno aún más”.
“Me encuentro en un estado de ansiedad frente al trabajo que no había sentido nunca. Siento desesperación y desesperanza por la humanidad. Las condiciones que les estamos dando en Ernest Lluch son iguales que las de cualquier matadero y, aunque intento dar lo mejor de mí, desde Conselleria y, por consecuencia, la Dirección de mi hospital se me obliga a trabajar de una manera que me hace sentir cómplice de este maltrato. Si esto significa ser enfermera, no quiero serlo. Si esto significa la vocación, la he perdido. No se puede olvidar que estamos hablando de personas que han luchado, amado, llorado, jugado y sentido. Son personas con una vida muy larga y no tenemos derecho a tirársela a la basura de esta manera”
El fenómeno criminal que denunciamos no se limita a Valencia, es un problema mundial. En Madrid el hospital Zendal, presentado por el PP como modelo, tiene las mismas carencias “déficit de personal cualificado, insuficiencia y falta de dotación de carros de paradas, disfunción del suministro de gases medicinales, no funcionamiento o inadecuación de los aseos, alteración del suministro de agua corriente, falta de intimidad de los pacientes”[5].
En Italia se hizo macabramente famoso el video donde “Un hombre de 84 años aparece muerto en el lavabo del hospital Cardarelli de Nápoles. Era un posible caso de coronavirus que estaba en una sala de urgencias abarrotada, a la espera de un test después de que su estado se agravase en los últimos días (…) los centros hospitalarios están al borde del colapso, por falta de personal y falta de camas ante la vertiginosa propagación de la Covid-19. En muchas regiones las tasas de ocupación de los hospitales están por encima del 100%. El hospital Valduce de Como, por ejemplo, ha tenido que cerrar durante 12 horas su sala de urgencias porque no podían atender a más pacientes (…) En Nápoles hay pacientes que están siendo tratados con oxígeno en sus propios coches mientras esperan a ser atendidos”[6]
En Gran Bretaña, la BBC ha publicado el testimonio de una doctora: “La Unidad de Cuidados Intensivos está llena de pacientes infectados por el coronavirus. Todas las cirugías que no son urgentes han sido aplazadas, incluso las que tienen que ver con pacientes con cáncer. Falta personal y camas para cuidados intensivos y a ello se le suma la escasez de antibióticos y respiradores mecánicos (…) los médicos y enfermeros que atienden a los pacientes más graves en turnos de hasta 13 horas deben utilizar bolsas para residuos hospitalarios, delantales de plástico desechables y lentes de esquiar como protección. Mientras que a las personas se les exige una distancia social de por lo menos dos metros, los médicos examinan a los más enfermos a unos 20 cms de sus rostros sin el resguardo adecuado (…) Las enfermeras de la Unidad de Cuidados Intensivos están en riesgo de contagiarse todo el tiempo, pero les han dicho que utilicen las mascarillas abiertas por los costados, lo que no les provee una protección adecuada, por eso nos tenemos que poner bolsas de basura en la cabeza (…) Las máscaras de protección que tenemos ahora tienen las fechas de vencimiento alteradas. Ayer encontré una con tres etiquetas superpuestas: un sello de vencimiento de 2009, otro de 2013 y otro encima de 2021”
Podríamos seguir: los cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil en marzo pasado; las enormes fosas donde se amontonan las muertes "no reclamadas" en el estado de Nueva York, en la isla de Hart; las residencias de ancianos en Francia, España, Gran Bretaña y otros países “privilegiados” convertidas en ratoneras donde los mayores caen como moscas y, al mismo tiempo, sus cuidadores se infectan y muchos mueren… Es el rostro de la barbarie que nos enseña el capitalismo que se presenta como el más “civilizado” y “democrático”. Nada podemos esperar del capital, de sus Estados, de sus partidos, de sus gobiernos, únicamente el desarrollo de la lucha de clase del proletariado y su politización revolucionaria mundial podrá abrir la solución.
Smolny 12-2-21
[2] Para una visión global de la pandemia leer Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
[3] Fuente para esta y otros testimonios: Un anónimo destapa el drama del Covid en la vieja Fe: "Hay pacientes atados. Me pedían que los matara" (elespanol.com) [52].
[4] Según la carta, para atender decentemente a los ancianos se necesitarían no 2 enfermeras sino un mínimo de 8.
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Leemos en La Haine, una revista ideológica de la Izquierda del Capital, un artículo que denuncia la complicidad entre el liberalismo y el fascismo, recogiendo una cita de Bertold Brecht: “Los intelectuales tienden un velo sobre el carácter dictatorial de la democracia burguesa al presentarla como el absoluto opuesto del fascismo y no como otra fase natural del mismo en el que la dictadura burguesa se revela de modo más abierto” y señalando que “fascismo y liberalismo comparten su innegable devoción al orden mundial capitalista. Aunque sea preferible el guante de terciopelo del gobierno hegemónico y consensual y el fascismo sea más proclive a aplicar sin reparos el puño de hierro de la violencia represiva, ambos pretenden mantener y desarrollar las relaciones sociales capitalistas, y han cooperado a lo largo de la historia moderna para lograrlo”[1]
Ya de entrada nos deslizan una trampa: decir que el “guante de terciopelo” de la democracia sería preferible al “puño de hierro” del fascismo, nos proponen pues que hay que elegir entre las diferentes variantes del Estado capitalista ocultando que éste es siempre la dictadura del Capital y nos engañan haciéndonos creer que la democracia sería menos represiva o más “considerada” con los explotados. Todo esto es radicalmente falso: democracia y fascismo son dos formas de la dictadura del capital, la democracia es culpable de tantas matanzas, represión y guerras como el fascismo y, en última instancia, la democracia es la que ha preparado la cama al fascismo como se ha demostrado reiteradas veces: en Italia con el ascenso al poder por vías democráticas de Mussolini (1922); el triunfo electoral nazi en 1933; la complicidad entre la República y Franco en España (1936) o las puertas abiertas que Allende ofreció a Pinochet en Chile (1973).
Aunque el artículo denuncia la identificación que hace el liberalismo entre fascismo y comunismo[2] que considera ambos como “totalitarios”, desliza otra trampa al afirmar: “la línea divisoria fundamental no es la que separa dos modos diferentes de gobernanza capitalista, sino capitalismo y anticapitalismo”. Esto es igualmente una falsedad: lo que se opone al capitalismo no es el “anticapitalismo”, una ambigua y confusa oposición que no ofrece ninguna alternativa[3], la verdadera alternativa es la lucha de clase del proletariado por el comunismo.
El artículo reconoce la complicidad entre los partidos liberales -la derecha clásica de la burguesía- y el fascismo. Sin embargo, no dice ni una palabra de todo lo que hizo la izquierda del capital contra los obreros y que facilitó el triunfo de Mussolini, de Hitler, de Franco o de Pinochet. Decía un poeta alemán, Lessing, que la “peor mentira es una verdad a medias”. Ocultar la responsabilidad de la Izquierda del Capital es falsear la realidad histórica. La Izquierda del Capital aplastó primero a la clase obrera y la encadenó a dos trampas consecutivas: 1) defensa de la democracia; 2) elegir bando entre los verdugos capitalistas. Con esta estrategia política abrió el camino hacia el fascismo. Los ideólogos de la Izquierda del Capital intentan esconder que ella, junto con los sindicatos, es un pilar fundamental del Estado Capitalista, cómplice de derecha y extrema derecha.
En numerosos artículos hemos demostrado ese papel criminal de la Izquierda del Capital. Una visión falsa de la historia es la que presenta al fascismo como el medio para impedir una revolución proletaria. En los años cruciales de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, las experiencias de Alemania, Italia y Hungría nos demuestran que las cosas no sucedieron así. Fue, al contrario: primero la Izquierda del capital, auxiliada por los sindicatos, aplastó a los obreros y, después, cuando estos estaban derrotados y desmoralizados, las hordas fascistas remataron la faena instaurando el más feroz terror capitalista. En Alemania el SPD y los sindicatos aplastan la tentativa revolucionaria del proletariado alemán (1918-23), alumbran la República de Weimar y esta, a su vez, aniquilada toda resistencia de clase en el proletariado, cede democráticamente el poder a Hitler en 1933. En Hungría, los socialistas sabotean los Consejos Obreros (que habían tomado el poder en marzo de 1919), permitiendo su derrota en agosto de 1919, lo que dio paso a la feroz dictadura fascista del almirante Horthy[4].
Vamos a ver lo que ocurrió en Italia, el artículo denuncia justamente la colaboración de la gran burguesía en el asalto al poder de Mussolini y sus hordas fascistas. Grandes industriales financiaron a sus bandas de matones que aterrorizaban a los obreros y les dieron el espaldarazo final con la Marcha sobre Roma el 28 de octubre 1922. Denuncia igualmente la colaboración de la monarquía que llamó a Mussolini al gobierno pese a que no tenía mayoría parlamentaria. Del mismo modo, denuncia la colaboración de los liberales que apoyaron la modificación de la ley electoral de 1923 que propuso el partido fascista y fueron en coalición con éste en las elecciones de 1924 regalándole una abrumadora mayoría parlamentaria.
Pero el artículo se detiene ahí cumpliendo con ello su función mistificadora. No dice nada del papel que jugaron el partido socialista, los sindicatos y la rama oportunista que finalmente controlaría el Partido Comunista en Italia. Conocer todo esto es vital para la clase obrera actual.
Con la guerra de 1914 que marca la entrada del capitalismo en su época de decadencia se produce la traición y la integración en el Estado capitalista de la gran mayoría de partidos socialistas, así como de los sindicatos.
El Partido Socialista Italiano adoptó una política de “neutralidad” frente a la guerra imperialista acomodándose a las necesidades del capital italiano que dudaba entre el bando germano – austriaco o el franco – inglés (se decantó por este último en la tardía fecha de 1917). El PSI “se centró en frenar la lucha de clases durante todo el tiempo que duró la guerra, bajo el hipócrita pretexto: “ni sabotear, ni participar”, lo que, de hecho, no era más que un pisoteo de los principios más elementales de la lucha de clases internacional. Esta posición la compartían también los negociantes y el Vaticano, protector del imperio católico austríaco. Igual que los socialistas, el papa Benedicto XV lanza su famosa circular invitando a las potencias a negociar una paz honorable, sin anexiones ni indemnizaciones. En pocas palabras, temiendo que de la guerra pudiera surgir la revolución proletaria, el P.S.I. en su lucha ambigua contra la guerra, simplemente, lucha contra la revolución”[5]
Esta política fue secundada por los sindicatos que no movieron un dedo para apoyar la insurrección obrera en Turín (1917) dejando que fuera aplastada por el ejército con un saldo de 50 muertos y 200 heridos. Los sindicatos se sumaron a las “Comisiones Internas” creadas por el gobierno que tenían como misión garantizar el pleno funcionamiento de la industria y especialmente de la producción de guerra: “compuestas únicamente por obreros sindicalizados recibieron como misión socavar la tensión en los talleres. Se convertían en instituciones permanentes a quienes se les confiaba el cálculo del trabajo a destajo o bien, el despido de los obreros” (ídem.).
PSI y sindicatos pedían a los obreros en Italia “que renunciaran a hacer huelgas, que pospusieran su lucha de clases para no debilitar las fuerzas del Estado democrático, para no comprometer la eventualidad de una paz rápida. Mientras decían esas mentiras, los beneficios de la industria pesada italiana crecían como hongos, y los cadáveres llegaban a formar montañas” (ídem.).
La posguerra de 1914-18 debilitó al capital italiano. El alineamiento en el último minuto con los vencedores -USA, Gran Bretaña y Francia- no le reportó gran cosa. Ni siquiera su reivindicación de Trieste fue complacida. La posguerra lo sumió en una grave crisis, con una fuerte carestía de alimentos. El precio del pan fue aumentado provocando en 1919 numerosas huelgas que fueron aplastadas causando 320 muertos. En el campo la agitación de los jornaleros se recrudecía.
Sin embargo, desde mediados de 1919 las huelgas y acciones obreras se extienden por todo el país y muestran su simpatía con la revolución en Rusia tratando de extenderla al territorio italiano. En respuesta, el gobierno del liberal Nitti formó un cuerpo militarizado especializado en enfrentar a los obreros en lucha, la Guardia Real, con miles de miembros fuertemente equipados. “Aún antes de que el fascismo hiciera pesar el terror, centenares de trabajadores cayeron bajo las bajas de dicha guardia. Ese esfuerzo democrático del aparato de Estado le dará plena satisfacción a la burguesía. En abril de 1920, la tropa dispara a los huelguistas en Décima y deja nueve obreros muertos en las calles; la conmemoración del 1° de mayo deja 15 muertos; el 26 de junio hubo 5 muertos en el levantamiento de Ancona contra la expedición de tropas italianas para ir a ocupar Albania. En Mantua trabajadores y soldados invaden la estación, arrancan los rieles para detener los trenes de la Guardia Real, los que estaban destinados a la guerra contra los Soviets cargados de armas y de municiones, golpean a todos los oficiales, asaltan la prisión que incendian después de haber liberado a los presos. Cada vez que hay muertos en las calles, los trabajadores continúan la lucha proclamando huelga general: correos, empleados de los ferrocarriles, Milano” (ídem.).
En todos estos movimientos el PSI y los sindicatos o están ausentes o se oponen radicalmente. En Milán condenan la huelga general y salen a la calle al grito de Viva la República.
El movimiento obrero se radicaliza en el norte industrial y muy especialmente en Turín. En esta ciudad los obreros constituyen Consejos de Fábrica desde mayo 1919. En sucesivas oleadas, las luchas se extienden a Milán, a la región de Liguria y a los obreros del campo. La respuesta del organismo patronal, la Cofindustria, es el cierre de fábricas, ante lo cual los obreros las ocupan, forman milicias obreras y se organizan en Consejos de Fábrica. El movimiento, sin embargo, se encierra en el “control de la producción”, llegándose a emitir dinero para el intercambio de mercancías entre empresas y barrios obreros, también intentando extender este modo de organización a los campesinos en algunas regiones del centro de Italia. El anarquista Malatesta celebra esta desviación: “los trabajadores pensaron que el momento estaba maduro para la toma de posesión de una vez para siempre de los medios de producción. Se armaron para su propia defensa y comenzaron a organizar la producción por su propia cuenta. El derecho de propiedad fue de hecho abolido era un nuevo régimen, una nueva forma de vida social que hacía su entrada. Y el gobierno se echó a un lado al sentirse impotente para ofrecer oposición”[6].
Todo esto es un engaño: no se tomaron “para siempre” los medios de producción pues estos seguían completamente bajo las leyes de las relaciones de producción capitalistas que operan a escala mundial y de los cuales no se puede escapar en el encierro local. El colmo es decir que el gobierno burgués “se echa a un lado” (¡cuando lanzó el ejército contra los obreros causando numerosos muertos!)
El PSI y los sindicatos se opusieron a las ocupaciones y a los Consejos de Fábrica. A espaldas de estos negociaron con el gobierno algunas migajas y propusieron una “asociación empresarios – trabajadores” para la gestión de las empresas, medida que ataba a los obreros al interés de la empresa y por tanto del capital. Tras la firma de este acuerdo, las ocupaciones aún resistieron un mes. El 27 de septiembre de 1920, un intento de desalojo de las fábricas ocupadas provocó una huelga general en Turín. Hubo un cierre patronal y el gobierno Giolitti envió miles de soldados que cercaron las fábricas con ametralladoras. Los sindicatos y el PSI denunciaron la huelga e impidieron su extensión al resto de Italia. Al cabo de 15 días los obreros abandonaron las fábricas admitiendo la derrota.
Vencido el movimiento de ocupaciones, los sectores dominantes del capital italiano apuestan claramente por el partido fascista de Mussolini. Es el hombre del momento pues con su mano izquierda practica una demagogia anticlerical, anticapitalista (que se basa en reducir el capitalismo a una “oligarquía” de grandes empresarios y terratenientes), “anti- estado” (Mussolini proclama en Udine, septiembre 1922, “Ya estamos hartos del Estado ferroviario, del Estado postal, del Estado de los seguros. Estamos hartos de que el Estado ejerza sus funciones a costa de todos los contribuyentes italianos y agrave el agotamiento de las finanzas”), anticorrupción etc.
Y con su mano derecha recibe cuantiosas subvenciones de las grandes firmas de la industria de guerra (FIAT, Ansaldo, Edison) e incluso de los socialistas franceses, que participaban en el gobierno de guerra de su país, aportaron cuantiosos fondos por intermedio de Cachin, futuro dirigente del Partido Comunista francés (¡¡¡).
Pero la principal tarea del Partido Nacional Fascista son las expediciones punitivas contra los obreros de la industria y del campo que se multiplican desde el otoño de 1920 y que causan innumerables víctimas con el beneplácito gubernamental que envía la policía para facilitarles la labor.
La clase obrera se ve brutalmente golpeada desde dos frentes: el frente legal de la represión del gobierno y el frente ilegal de la canalla fascista. Como denuncia la 2ª parte de nuestro artículo Revolución y contra – revolución en Italia “las fuerzas legalmente constituidas del estado democrático y, las escuadras fascistas, fusionaron en un bloque monolítico, prácticamente todas las ligas antibolcheviques y patrióticas”[7].
¿Y qué hacen ante ello el PSI y los sindicatos? Pues firmar con los fascistas un Pacto de Pacificación en agosto de 1921. El día 2 de dicho mes “hubo una reunión en Roma con los representantes del Consejo del Fascio, del P.S.I., de los grupos parlamentarios fascista y socialista, de la C.G.I.L. y, finalmente, de De Nicola, presidente de la Cámara, para acordar no dejar que las calles sean objeto de "violencia, ni incitar a las pasiones partidistas extremistas" (art. 2). Las dos partes "se comprometen mutuamente a respetar las organizaciones económicas" (art. 4). Cada uno reconoce en el adversario una fuerza viva de la Nación con la que hay que contar; cada uno acepta pasar por ello”.
Con dicho pacto que los fascistas incumplieron llegando a asaltar las propias sedes socialistas y sindicales, el PSI y los sindicatos les daban legitimidad presentándolos como una “fuerza democrática de la Nación”. Es decir, encerraban al proletariado en la cárcel nacional y con ello lo obligaban a ver al fascismo como mero “adversario político” y no como mamporrero sangriento del capital. Le comprometían a la “no violencia” frente a sus brutalidades (Turati, dirigente socialista proclamará “¡Hay que tener el coraje de ser cobarde!”) y, sobre todo, lo encadena al Estado democrático, quien un año después apadrinará el ascenso definitivo del partido fascista al poder (1922-23).
Aquí entran en escena los sindicatos que desarrollan dos líneas de ataque. Por un lado, exhortan a los obreros a renunciar a la huelga y a no oponerse a las expediciones de castigo fascistas pues “se puede caer en la ilegalidad y dar un pretexto a los fascistas”. Por otra parte, también reclaman la renuncia a la huelga para “dar tiempo a la economía nacional para recuperarse”, lo que permite a la patronal rebajar salarios y lanzar despidos masivos.
El PSI y los sindicatos focalizan todas las esperanzas obreras en las elecciones donde “derrotaremos democráticamente al fascismo”. Esta maniobra no hará sino reforzar al bando mussoliniano como reconoce francamente el Duce: “Este fantasma de las elecciones es más que suficiente para cegar a los viejos parlamentarios que ya están haciendo campaña por nuestra alianza. Con este cebo, haremos con ellos lo que queramos. Nacimos ayer, pero somos más inteligentes que ellos”
Frente a la sucia labor de sabotaje del PSI y los sindicatos, la Internacional Comunista, en lugar de jugar un papel de apoyo a la lucha proletaria y de vanguardia de esta, corroída por el oportunismo, jugó el papel contrario de desarmar a los obreros y debilitar su respuesta al ascenso de Mussolini.
En el Partido Comunista de Italia fundado finalmente en enero 1921 en Livorno se pueden distinguir 3 grandes corrientes:
Dominada por el oportunismo la IC apoyó a las dos primeras corrientes en detrimento de la tercera y puso el PC italiano en las manos de Gramsci y Togliatti. Todo ello llevó a una política desastrosa frente al ascenso del fascismo. Tres fueron los ejes de esa política:
En el Tercer Congreso de Tercera Internacional se preconizó la línea de ganar a los sectores de izquierda de los viejos partidos socialistas. Esta política era una respuesta falsa a un problema correcto. Había en los partidos socialistas un sector de jóvenes obreros o militantes de toda la vida que sinceramente luchaban por el interés proletario y veían en la revolución de octubre un faro para proseguir la lucha por la revolución mundial. Sin embargo, la respuesta dada era falsa y peligrosa en dos sentidos:
La aplicación de esta política en Italia retrasó la fundación del partido comunista (se formó en enero 1921 en Livorno tras la derrota del movimiento de ocupaciones) y, sobre todo, debilitó la posición avanzada y coherente de las fracciones comunistas alrededor de Bordiga, para reforzar al máximo las posiciones de la supuesta “ala izquierda” del PSI y la línea confusa y claudicante de Gramsci, Tasca y compañía.
Estos graves errores se hicieron aún peores con las orientaciones adoptadas por el Cuarto Congreso de la Tercera Internacional que, vía las posiciones del “Frente Unido” y el “Gobierno Obrero”, preconizaban la alianza con los partidos socialistas y la colaboración gubernamental con ellos, con lo cual se echaba al cubo de la basura la denuncia intransigente de los Partidos Socialistas como lacayos del Capital (posición adoptada por el Primer Congreso de la IC) y la lucha por el único gobierno posible: los consejos obreros como “forma al fin encontrada de la dictadura del proletariado” (abandonando lo que había defendido el Primer Congreso de la IC).
“La nueva línea de conducta internacional de Zinóviev prefería ver a la socialdemocracia como el ala derecha del proletariado y no como el ala izquierda de la burguesía. La socialdemocracia, a la cabeza de las viejas organizaciones de la época reformista, había reunido todas sus fuerzas en un frente anti proletario para salvar el régimen burgués en la noche del 4 al 14 de agosto, y había entregado a la reacción sus Noske, Scheidemann, Böhm y Peild para el aplastamiento de la República Húngara de Consejos, un canciller federal en Austria en la persona de K. Renner, para incitar a los campesinos contra los obreros” (de la segunda parte del artículo Revolución y contrarrevolución en Italia).
Como en el resto del mundo, los sindicatos italianos habían mostrado con quien estaban tanto por su conducta durante la guerra como frente a las luchas masivas de signo revolucionario de 1919-20. El joven partido comunista en Italia siguió a pies juntillas las Tesis sobre la cuestión sindical del Segundo Congreso de la Tercera Internacional que había proclamado sin ningún argumento que “Los sindicatos, que durante la guerra se habían convertido en los órganos del sometimiento de las masas obreras a los intereses de la burguesía, representan ahora los órganos de la destrucción del capitalismo”[8] y “Dada la pronunciada tendencia de amplias masas obreras a incorporarse a los sindicatos, y considerando el carácter objetivo revolucionario de la lucha que esas masas sostienen pese a la burocracia profesional, es importante que los comunistas de todos los países formen parte de los sindicatos para convertirlos en órganos conscientes para la liquidación del régimen capitalista y el triunfo del comunismo”.
El PC italiano se olvidaba de que los sindicatos 1) habían apoyado el esfuerzo de guerra del capital italiano y habían saboteado todo intento de huelga; 2) se habían enfrentado a lucha revolucionaria de 1919-20; 3) habían propugnado una política de claudicación frente a la ofensiva patronal y las expediciones punitivas de las escuadras fascistas (1921-22). Estas 3 conductas eran pruebas concluyentes de que los sindicatos se habían convertido en engranajes del Estado capitalista[9].
En el PC italiano triunfó la línea de Gramsci (apoyado sin recato por el Comité Ejecutivo de la IC) que pretendía que el fascismo tenía como causa el atraso de la burguesía italiana por el peso que los terratenientes y los residuos feudales tenían en su estructura, olvidando con ello, que el capitalismo había entrado en decadencia en todo el mundo y las trabas y particularidades de cada país no debían ser motivo -como argüían los mencheviques en Rusia y, en general, los socialistas en todos los países- para encerrarse en “revoluciones democráticas anti- feudales” cerrando la puerta a la única revolución necesaria y posible, la Revolución Comunista Mundial.
Gramsci distinguía dentro de la burguesía entre “fuerzas fascistas” y “fuerzas antifascistas” propugnando establecer con estas últimas un “Bloque Histórico” que llevaría al poder al proletariado (¡¡¡). En consecuencia, no había que luchar por la revolución proletaria ni unir los obreros italianos al movimiento por la revolución mundial, sino por una “Asamblea Constituyente” que daría luz a un “nuevo Estado” desde el cual sería posible luchar por el comunismo. Una alianza con liberales, católicos etc., sería la transición hacia una “República Federativa de Soviets” (¡¡¡). Bordiga denunció estas estupideces: “Debemos rechazar la ilusión de que un gobierno de transición pueda ser tan ingenuo como para permitir, por medios legales, maniobras parlamentarias, expedientes más o menos hábiles, asediar las posiciones de la burguesía, es decir, apoderarse legalmente de todo su aparato técnico y militar para distribuir tranquilamente las armas al proletariado. ¡Esta es una concepción verdaderamente infantil! No es tan fácil hacer una revolución”[10]
En la segunda parte de este artículo veremos concretamente como el SPD y el PC alemán desarmaron al proletariado en 1930-33 frente al ascenso del partido nazi.
Smolny 13-2-21
[2] El capitalismo ha podido sobrevivir frente al proletariado gracias a la Gran Mentira del siglo XX -probablemente la mentira más grande la historia-: la identificación de los regímenes estalinistas con el “comunismo”, cuando lo que hubo en Rusia (o lo que hay ahora en China, Cuba o Corea del Norte) no tiene nada que ver con el comunismo, sino que es una forma particular del capitalismo de Estado.
[3] El “anticapitalismo” es una forma de “oposición” al capitalismo que en realidad lo reproduce ideológicamente. Para comprender la trampa del “anticapitalismo” ver el capítulo III del Manifiesto Comunista, Literatura socialista y comunista, donde denuncia los “anticapitalismos” de la época: el socialismo feudal, el socialismo pequeñoburgués, el “socialismo alemán”, el socialismo burgués, delimitando esta basura ideológica de los intentos socialistas y comunistas proletarios. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [57]
[4] Ver 1919: El ejemplo de Rusia 1917 inspira a los obreros húngaros https://es.internationalism.org/revista-internacional/200910/2678/i-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-a-los-obreros-hungaros [58] y /content/3051/ii-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-los-obreros-hungaros [59]
[5] Revolución y contrarrevolución en Italia (1ª parte) https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i [60]
[6] Citado en el libro de Vernon Richards, Errico Malatesta vida e ideas.
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197508/2009/revolucion-y-contra-revolucion-en-italia-ii-frente-al-fascismo-el- [61]
[8] "Tesis, manifiestos y resoluciones adoptados por los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (1919-1923) [62]".
[9] Ver Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [63] y la serie LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [64] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [65] , https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [66] y https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [67]
[10] Citado en la segunda parte de Revolución y contrarrevolución en Italia
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En el mundo sindicalista existe una rama "crítica": los izquierdistas[1]. Volviendo a tomar por su cuenta los principales errores de la 3ª Internacional, defienden hoy la táctica de la defensa y participación en los sindicatos –de los cuales critican sus "errores permanentes"–; los consideran como organizaciones obreras y se dan por tarea "desburocratizarlos" reconquistando sus puestos de dirección.
Para justificar su apoyo "crítico" a los sindicatos, ciertas tendencias trotskistas expresan la idea de que los sindicatos tienen una doble función: en tiempos de "calma", cuando no hay luchas importantes, los sindicatos defenderían a la clase obrera frente a la patronal; en tiempos de efervescencia social defenderían a la patronal contra la clase obrera. Este razonamiento no es más que una manera enrevesada de defender a los sindicatos, aun dando la impresión de rechazarlos. Era, por ejemplo, la posición del grupo "Poder Obrero" en Mayo 68 en Francia, que especificaba en su Plataforma política:
"En la etapa presente, en la mayor parte de los países capitalistas, los sindicatos ejercen objetivamente una doble función:
- Defender contra la patronal los intereses inmediatos de los asalariados;
- Defender a la sociedad capitalista cuyas bases aceptan contra todo movimiento de los trabajadores que pudiera ponerla en dificultad".
(P.O. N° 90, Mayo de 1968)
Esta idea no supera en profundidad a la que dice que la policía defiende los intereses de los trabajadores cuando les salva de ahogarse en la playa y que no los defiende cuando los golpea durante una huelga, sirviendo entonces la patronal.
No se determina la naturaleza de clase de una organización por su actitud en los momentos de calma social, cuando el proletariado pasivo está sometido al poder de la burguesía tanto en lo económico como en lo político. Si se quiere determinar la naturaleza de clase de una organización, hay que hacerlo en el momento en que las clases se enfrentan abiertamente.
La función de los sindicatos queda clara cuando se les ve a lo largo de cualquier lucha obrera que se generaliza, impedir los contactos entre obreros de diferentes fábricas, falsificar las reivindicaciones de los trabajadores, utilizar la mentira y la calumnia para lograr la vuelta al trabajo, diciendo, contra toda verdad, en cada empresa en lucha, que "las otras han vuelto" y que "no podemos continuar solos"; en una palabra, cuando juegan el papel de rompehuelgas. Es entonces cuando su naturaleza de clase aparece claramente. La comedia reivindicativa que juegan diariamente en los periodos de calma, presentándose como defensores de la clase obrera en las mascaradas de negociaciones colectivas y en la aplicación escrupulosa del derecho al trabajo, ese conjunto de reglas que rigen la explotación del obrero no hace de ellos representantes de la clase obrera frente al capital, sino funcionarios del capital encargados de facilitar el normal y cotidiano funcionamiento de la explotación en el seno de la clase obrera. Las lágrimas de cocodrilo de los sindicatos ante los abusos más notables del capital, las "jornadas de protesta" de algunas horas, su preocupación, por los problemas de los obreros como individuos dentro de la fábrica, todas estas "pequeñas tareas" sobre las cuales el mito oficial funda la identificación de los sindicatos con los intereses de la clase obrera, mito que los izquierdistas recogen en forma "crítica", no son de hecho más que una condición necesaria para la eficacia del encuadramiento sindical en el momento de luchas verdaderas.
Del mismo modo que los policías deben salvar a náufragos o dirigir el tráfico para justificar su existencia y poder reprimir las luchas obreras en nombre del "interés público", los sindicatos deben desempeñar funciones de "asistencia social" a los obreros y de válvula que libera la presión excesiva para poder asegurar cuando surgen luchas, su función de encuadramiento y de represión en nombre del "interés obrero".
Sabotaje de las luchas obreras y representación oficial de los trabajadores en el marco de la explotación capitalista no son en el capitalismo decadente dos funciones diferentes, y menos aún contradictorias de los sindicatos, sino las dos caras de una sola y única función anti- proletaria.
Otro argumento machacado una y otra vez por los izquierdistas para justificar su apoyo "crítico" y su participación en estos órganos es el que consiste en presentarlos como organizaciones que por ellas mismas serían formas de organización válidas para la lucha obrera pero que estarían desviadas de su verdadera función debido a la burocratización y a las "malas direcciones" que encuentran a su cabeza. Se trataría pues de reconquistar los sindicatos y volverlos más democráticos (reivindicación del derecho de minoría) y cambiando las direcciones podridas por verdaderos jefes obreros a su cabeza.
En lugar de comprender la burocracia y los malos jefes sindicales como producto inevitable de la naturaleza capitalista de los sindicatos, querrían presentarlos como la causa de los "errores" y de las "traiciones" sindicales.
La burocratización de una organización no es el reforzamiento del poder de decisión de sus órganos centrales. Contrariamente a lo que piensan los anarquistas, centralización no es sinónimo de burocratización. Al contrario, en una organización atravesada por la actividad consciente y apasionada de sus miembros, la centralización es el medio más eficaz para estimular la participación de cada miembro en la vida de la organización. Lo que caracteriza el fenómeno de la burocratización es el hecho que la vida de la organización no se realiza con la participación de la totalidad de sus miembros, sino que artificial y formalmente se reduce a la de sus "burós", de sus órganos centrales.
Si tal fenómeno se ha generalizado en todos los sindicatos, en este periodo de decadencia del capitalismo no es por la "maldad" de los responsables, ni por un fenómeno inexplicable de “burocratización”.
Si la burocracia se ha apoderado de los sindicatos es porque los trabajadores no pueden aportar ni vida ni pasión a un órgano que no es suyo.
La indiferencia de los obreros respecto a la vida sindical no es, como piensan los izquierdistas, una prueba de la inconsciencia de los trabajadores. Significa, al contrario, la existencia en el proletariado de una comprensión sorda de la ineficacia de los sindicatos en la defensa de sus intereses de clase y de su pertenencia a la clase enemiga.
Las relaciones entre trabajadores y sindicato no son relaciones de la clase obrera con su instrumento de lucha. Son casi siempre relaciones entre individuos con problemas individuales y un asistente social.
Hay burocracia porque no hay y no puede haber vida obrera en los sindicatos. Los izquierdistas que militan en ellos toman entre otras tareas la de "reanimar" la vida sindical. A veces consiguen convencer a algún que otro joven militante sindical que "se lo cree" al principio, antes de que lo abandone desengañado, o se meta dentro aceptando el papel de bonzo. Lo único que consiguen hacer es retrasar la toma de conciencia de la clase del carácter capitalista de estas organizaciones. El "leit-motiv" de estos izquierdistas: "es una mala organización obrera, pero son obreros al menos", es finalmente la mejor defensa de estos órganos cuando la desconfianza de los trabajadores se acrecienta. Las burocracias sindicales encuentran de hecho en los "exaltados" profesionales de la "crítica constructiva", sus mejores aliados, los cazadores de los trabajadores que "se pierden en el anti- sindicalismo".
En cuanto a la táctica de la reconquista de la dirección de los sindicatos para hacerlos verdaderas organizaciones de clase, refleja la misma miopía, y eso cuando no se trata sencillamente de justificación de rastreras ambiciones burocráticas. La actitud anti obrera de los sindicatos no está causada por los “malos jefes”, aunque tuvieran “buenos jefes”, honrados y escrupulosos, seguirían cumpliendo la misma función anti obrera. No es casualidad si desde hace casi un siglo los sindicatos han tenido siempre "malos dirigentes".
No es porque los jefes son malos por lo que los sindicatos no se prestan a las verdaderas luchas de la clase obrera. Al contrario, es porque los sindicatos como organizaciones, no pueden servir a la lucha proletaria, que sus jefes son inevitablemente "malos". Como lo hacía constar Pannekoek[2]: “Lo que han dicho y vuelto a decir Marx y Lenin del Estado, a saber, que su modo de funcionamiento a pesar de la existencia de una democracia formal no permite utilizarlos como instrumento de la revolución proletaria, se aplica pues a los sindicatos. Su potencia contrarrevolucionaria no será aniquilada ni tampoco cortada por un cambio de dirigentes, el de jefes reaccionarios por hombres de "izquierdas" o "revolucionarios". Es esa forma misma de organización la que reduce a las masas a la impotencia y les impide convertirlos en instrumentos de su voluntad".
[1] En esta “área crítica” se pueden incluir también corrientes sindicalistas que se presentan como más “radicales” o como más próximas a los obreros: el sindicalismo revolucionario, el sindicalismo de base, el sindicalismo asambleario etc.
[2]Anton PANNEKOEK (1873-1960) Revolucionario holandés, cofundador del Partido Comunista holandés en 1918.
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En el 23º Congreso de la CCI, presenté una serie de enmiendas a la resolución sobre la situación internacional. Esta contribución se centrará en aquellas de mis enmiendas, rechazadas por el Congreso, que giran en torno a las dos divergencias centrales que tengo con la posición del Congreso: sobre las tensiones imperialistas, y sobre la relación global de fuerzas de clase entre proletariado y burguesía. Hay un hilo rojo que une estos desacuerdos y que gira en torno a la cuestión de la descomposición. Aunque toda la organización comparte el mismo análisis de la descomposición como fase terminal del capitalismo decadente, a la hora de aplicar este marco a la situación actual, salen a la luz diferencias de interpretación. En lo que todos estamos de acuerdo es en que esta fase terminal no sólo fue iniciada por, sino que tiene sus raíces más profundas en la incapacidad de cada una de las dos clases principales de la sociedad capitalista para aplicar sus soluciones opuestas a la crisis del capitalismo decadente: la guerra generalizada (la burguesía) o la revolución mundial (el proletariado). Pero, desde el punto de vista de la posición actual de la organización, parece haber una segunda causa y característica esencial de esta fase terminal, que es la tendencia del cada uno contra todos: entre estados, dentro de la clase dominante, dentro de la sociedad burguesa en general. Sobre esta base, en lo que concierne al imperialismo, la CCI tiende actualmente a subestimar la tendencia a la bipolaridad (y por lo tanto a la reconstitución eventual de los bloques imperialistas), y con ello el peligro creciente de enfrentamientos militares entre las grandes potencias mismas. Sobre esta misma base, la CCI tiende hoy, en lo que respecta a la relación de fuerzas de clase, a subestimar la gravedad de la actual pérdida de perspectiva revolucionaria del proletariado, lo que nos lleva a pensar que éste puede recuperar su identidad de clase y comenzar a reconquistar una perspectiva revolucionaria, esencialmente a través de las luchas obreras defensivas.
Por mi parte, aunque estoy de acuerdo en que el "cada uno contra todos" burgués es una característica muy importante de la descomposición (jugando un enorme papel en la inauguración de esta fase terminal con la desintegración del orden mundial imperialista posterior a la Segunda Guerra Mundial), no estoy de acuerdo en que sea una de sus principales causas fundamentales. Por el contrario, sigo convencido de que el estancamiento entre las dos clases principales a causa de su incapacidad para imponer su propia perspectiva de clase es la causa esencial, y no se excluyen. Para mí, la CCI se aleja de nuestra posición original sobre la descomposición al dar al "cada uno contra todos" una importancia causal similar a la de la ausencia de perspectiva. Tal como yo lo entiendo, la organización se está moviendo hacia la posición de que, con la descomposición, hay un nuevo factor que no existía en las fases anteriores del capitalismo decadente. Este factor es el predominio del cada uno contra todos, de las fuerzas centrífugas, mientras que, antes de la descomposición, la tendencia a la disciplina de bloque, las fuerzas centrípetas, tendían a imponerse. Para mí, por el contrario, no hay ninguna tendencia importante en la fase de descomposición que no existiera ya de antemano en el período de la decadencia. La novedad de la fase de descomposición consiste en que todas las contradicciones ya existentes se exacerban al máximo. Lo mismo ocurre con la tendencia del cada uno contra todos, que también se exacerba al máximo en la descomposición. Pero también se exacerba la tendencia a las guerras entre las principales potencias, así como todas las tensiones en torno a la creación de nuevos bloques, los intentos de Estados Unidos de acabar con los nuevos aspirantes, etc.
Por ello, he presentado la siguiente enmienda al punto 15 de la resolución, recordando la persistencia de la bipolaridad imperialista (el desarrollo de una rivalidad principal entre dos potencias principales), y los peligros que esto supone para el futuro de la humanidad:
"Durante el período de los bloques militares después de 1945, había dos tipos de guerra principalmente en la agenda:
- una eventual Tercera Guerra Mundial, que probablemente habría llevado a la aniquilación de la humanidad
-guerras locales indirectas más o menos bien controladas por los dos líderes del bloque.
En la actualidad, aunque la Tercera Guerra Mundial no está en la agenda, esto no significa que la tendencia a la bipolaridad de los antagonismos imperialistas haya desaparecido. El ascenso y la expansión de China, que podría llegar a desafiar a Estados Unidos, es en la actualidad la principal expresión de esta tendencia (por el momento todavía claramente secundaria) hacia la formación de nuevos bloques.
En cuanto al fenómeno de las guerras locales, por supuesto que han continuado sin interrupción en ausencia de bloques, pero tienen una tendencia mucho más fuerte a salirse de control, dado el número de potencias regionales y de grandes potencias involucradas, y el grado y la extensión de la destrucción y el caos que causan. En este contexto, existe un mayor peligro que en el pasado de que se utilicen bombas atómicas y otras armas de destrucción masiva, y que se produzcan enfrentamientos militares directos incluso entre las propias grandes potencias."
El rechazo de esta enmienda por parte del Congreso habla por sí mismo. Estamos dando la espalda a lo que probablemente sea el peligro más importante de guerra entre las grandes potencias en los próximos años: que Estados Unidos utilice su todavía existente superioridad militar contra China en un intento de frenar el ascenso de esta última. En otras palabras, el peligro actual no es el de una guerra mundial entre dos bloques imperialistas, sino el de aventuras militares destinadas a montar o impedir un desafío al statu quo imperialista existente, y que sería propenso a convertirse en una conflagración global incontrolable muy diferente de las dos guerras mundiales del siglo XX. La actual rivalidad sino- estadounidense se asemeja a la que existía en la época de la Primera Guerra Mundial entre el aspirante alemán y la potencia mundial existente, Gran Bretaña. Este último conflicto provocó el declive de ambos. Pero esto ocurría a escala europea, mientras que hoy ocurre a escala mundial, de modo que ya no hay ningún tercero (como Estados Unidos en las dos Guerras Mundiales) esperando a intervenir desde fuera para cosechar los beneficios. Hoy, el "no futuro" será muy probablemente para todos. Lejos de ser excluida por nuestra teoría de la descomposición, los conflictos contemporáneos entre las grandes potencias la confirman de forma llamativa.
En una respuesta en nuestro sitio web a una crítica de esta parte de la resolución del 23º Congreso por parte de un simpatizante de la CCI (Mark Hayes), después de afirmar que "el militarismo y la guerra imperialista siguen siendo características fundamentales de esta fase final de la decadencia", añadimos: "aunque los bloques imperialistas hayan desaparecido y probablemente no vayan a volver a formarse". "En la misma respuesta, argumentamos "La perspectiva es hacia las guerras locales y regionales, su extensión hacia los propios centros del capitalismo a través de la proliferación del terrorismo, junto con el creciente desastre ecológico, y la putrefacción general". Guerras regionales, proliferación del terrorismo, desastres ecológicos: ¡sí! Pero ¿por qué excluimos tan cuidadosamente de esta perspectiva el peligro de enfrentamientos militares entre las grandes potencias? ¿Y por qué afirmamos que probablemente no se vuelvan a formar bloques imperialistas? En realidad, lo que solemos olvidar es que el "cada uno contra todos" no es más que un polo de la contradicción, cuyo otro polo es la tendencia a la bipolaridad y a los bloques imperialistas.
La tendencia del cada uno contra todos, y la tendencia a la bipolaridad, existen permanente y simultáneamente en el capitalismo decadente. La tendencia general es que una se imponga sobre la otra, de modo que una es primordial y la otra secundaria. Pero ninguna de las dos desaparece nunca. Incluso en el punto álgido de la guerra fría (cuando el mundo estaba dividido en dos bloques que se mantuvieron estables durante décadas) la tendencia de cada uno contra todos nunca desapareció del todo (hubo enfrentamientos militares entre miembros del mismo bloque en ambos bandos). Incluso en el punto álgido de cada uno contra todos, y de la abrumadora superioridad de Estados Unidos (después de 1989) la tendencia a los bloques nunca desapareció del todo (la política de los Balcanes y de Europa del Este de Alemania después de su unificación). Además, el dominio de una tendencia puede pasar rápidamente a la otra, ya que no se excluyen mutuamente. Por ejemplo, el "todos contra todos" imperialista de los años 20 (mitigado sólo por el miedo a la revolución proletaria) se transformó en la constelación de bloques de la Segunda Guerra Mundial. La bipolaridad de la posguerra se transformó rápidamente en un cada uno contra todos sin precedentes en 1989. Todo esto no es nuevo. Es la posición que la CCI siempre ha defendido.
El principal obstáculo a la tendencia a la bipolaridad imperialista en el capitalismo decadente no es cada uno contra todos, sino la ausencia de un candidato lo suficientemente fuerte como para montar un desafío global a la potencia líder. Este fue el caso después de 1989. Por lo tanto, el refuerzo de la tendencia bipolar en los últimos años es sobre todo el resultado del ascenso de China.
A este nivel, tenemos un problema de asimilación de nuestra propia posición. Si pensamos que el cada uno contra todos es una de las principales causas de la descomposición, la propia idea de que el polo opuesto, el de la bipolaridad, está actualmente recuperando fuerza, y podría algún día incluso ganar la partida, aparece necesariamente como una puesta en cuestión de nuestra posición sobre la descomposición. Es cierto que, en torno a 1989, fue el desmoronamiento del bloque oriental (que hizo innecesaria su contraparte occidental) lo que inauguró la fase de descomposición, desencadenando la mayor explosión del "cada uno contra todos" de la historia moderna. Pero este "todos contra todos" fue el resultado, no la causa, de una evolución más profunda: el estancamiento entre las clases. En el centro de estos desarrollos estaba la pérdida de perspectiva, el "no futuro" imperante que caracteriza esta fase terminal. Más recientemente, la ola contemporánea de populismo político es otra manifestación de esta falta fundamental de perspectiva por parte de toda la clase dominante. Por eso he propuesto la siguiente enmienda al punto 4 de la resolución:
"El populismo contemporáneo es otro signo claro de una sociedad que se dirige hacia la guerra:
- el propio auge del populismo no es sino un producto de la creciente agresividad y de los impulsos de destrucción generados por la sociedad burguesa actual
- Sin embargo, como esta agresividad "espontánea" no es suficiente por sí misma para movilizar a la sociedad para la guerra, los movimientos populistas actuales son necesarios para este fin por la clase dominante.
En otras palabras, son a la vez un síntoma y un factor activo del impulso hacia la guerra".
Esta enmienda también fue rechazada por el congreso. En palabras de la comisión de la enmienda:
"No estamos en desacuerdo con el hecho de que el populismo forma parte de un clima de violencia creciente en la sociedad, pero creemos que hay una diferencia de concepción sobre la marcha hacia la guerra que no se corresponde con el planteamiento general de la resolución". Esto es muy cierto. La intención de la enmienda era modificar, incluso corregir, la resolución en este punto. (La comisión de la enmienda, por cierto, dio el mismo argumento para su rechazo de la enmienda al punto 15, véase más arriba). Quería no sólo hacer sonar la alarma en relación con el creciente peligro de guerra, sino también mostrar que la irracionalidad particular del populismo es sólo una parte de la irracionalidad de la clase burguesa en su conjunto. Esta irracionalidad es ya una característica importante del capitalismo decadente, mucho antes de la descomposición: la tendencia de partes crecientes de la clase dominante a actuar de manera perjudicial para sus propios intereses. Así, todas las principales potencias europeas salieron debilitadas de la Primera Guerra Mundial, y el desafío a todo el resto del mundo por parte de Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial ya tenía algo de suicida. Pero esta tendencia no era todavía omnipresente. En particular, Estados Unidos se benefició tanto económica como militarmente de su participación en ambas guerras mundiales. E incluso podría argumentarse que, para el bloque occidental, la Guerra Fría resultó tener cierta racionalidad, ya que su política de contención militar y estrangulamiento económico contribuyó al colapso de su homólogo oriental sin necesidad de una guerra mundial. Por el contrario, en la fase de descomposición, es la propia primera potencia mundial, Estados Unidos, la que está a la vanguardia de la creación del caos, del desbocamiento, y es difícil ver cómo alguien podría beneficiarse de las guerras entre Estados Unidos y China. La irracionalidad y la "falta de futuro" son las dos caras de una misma moneda, una de las principales tendencias del capitalismo decadente. En este contexto, cuando algunas de las corrientes populistas de la Europa occidental continental abogan ahora por hacer preferentemente negocios en el futuro con Rusia o China, y están dispuestas a romper con sus enemigos "anglosajones" preferidos (Estados Unidos y Gran Bretaña), esto es claramente una expresión de "no futuro". Pero, al oponerse a ellos, la racionalidad de personas como Angela Merkel consiste en reconocer que, si la polarización entre Estados Unidos y China sigue acentuándose como en la actualidad, a Alemania no le quedaría más remedio que ponerse del lado de Estados Unidos, sabiendo que, en ningún caso, permitiría que Europa cayera bajo la dominación "asiática".
Pasando a la parte de la resolución sobre la lucha de clases, se hace patente fundamentalmente la misma divergencia sobre la aplicación del concepto de descomposición. Una parte clave de la resolución es el punto 5, ya que trata de los problemas de la lucha de clases en los años 80, la década al final de la cual se inicia la fase de descomposición. Resumiendo, las lecciones de esta década, concluye lo siguiente:
"Pero peor aún, con esta estrategia de dividir a los trabajadores y fomentar el "cada uno a la suya", la burguesía y sus sindicatos pudieron presentar las derrotas de la clase obrera como victorias.
Los revolucionarios no deben subestimar el maquiavelismo de la burguesía en la evolución de la relación de fuerzas de clase. Este maquiavelismo sólo puede continuar con el agravamiento de los ataques a la clase explotada. El estancamiento de la lucha de clases, y luego su retroceso a finales de los años 80, fue el resultado de la capacidad de la clase dominante para volver contra la clase obrera ciertas manifestaciones de la descomposición de la sociedad burguesa, especialmente la tendencia al "cada uno por su lado".
El punto 5 tiene razón al subrayar la importancia del impacto negativo del "cada uno por su lado" en las luchas obreras de la época. También es correcto subrayar el maquiavelismo de la clase dominante al promover esta mentalidad. Sin embargo, lo que llama la atención es que el problema de la falta de perspectiva está ausente en este análisis de las dificultades de la lucha de clases. Lo cual es tanto más notable cuanto que los años 80 han pasado a la historia como la década del "no futuro". Es el mismo enfoque que ya hemos encontrado en relación con el imperialismo. Los acontecimientos se analizan sobre todo desde el punto de vista de cada uno contra todos, en detrimento del problema de la falta de perspectiva. Para corregirlo, propongo la siguiente enmienda, que se añadirá al final del punto:
"Sin embargo, estos enfrentamientos con los sindicatos no revirtieron en absoluto, ni siquiera detuvieron, la regresión a nivel de la perspectiva revolucionaria. Esto fue aún más el caso en la década de 1980 que en la de 1970. Las dos luchas obreras más importantes y masivas de la década (Polonia 1980, los mineros británicos) se tradujeron en un aumento del prestigio de los sindicatos implicados".
El Congreso rechazó esta enmienda. El argumento dado para ello por la Comisión de Enmiendas (CA) fue:
"La regresión en la perspectiva revolucionaria comenzó con la caída de los regímenes estalinistas en 1989. La Polonia de 1980 no tenía las mismas características que la lucha sectorial de los mineros en Gran Bretaña en 1984-5. En Polonia hubo una dinámica de huelga de masas, con la extensión geográfica del movimiento y la autoorganización en asambleas generales soberanas (MKS) en un país estalinista, antes de la fundación del sindicato Solidarnosc. Polonia 1980 fue el último movimiento de la segunda ola de luchas. Debido a la pérdida de adquisiciones, debemos releer nuestros análisis de la tercera ola de luchas".
Esto tiene al menos el mérito de ser claro: antes de 1989, no había regresión en la perspectiva revolucionaria. Pero ¿cómo se correlaciona con nuestro análisis de la descomposición? Según este análisis, fue la incapacidad de las dos clases principales de avanzar en sus propias soluciones lo que causó y condujo a la fase de descomposición. Si ésta comienza en 1989, lo que la causó ya debía existir de antemano: la ausencia de perspectiva, tanto de la burguesía como del proletariado. La Comisión de Enmiendas, pero también el punto 5 de la propia resolución, citan a Polonia como prueba de que no había retroceso en la perspectiva antes del 89. Pero, en todo caso, Polonia demuestra lo contrario. La primera ola de luchas de una nueva e invicta generación del proletariado, que comenzó en 1968 en Francia y en 1969 en Italia, produjo una nueva generación de minorías revolucionarias. La propia CCI es un producto de este proceso. Por el contrario, la ola de luchas de finales de los años 70, que culminó con la huelga de masas de 1980 en Polonia, no produjo nada parecido. Y lo que siguió, en los años 80, fue una crisis que afectó al conjunto del medio político proletario existente. Ninguna de las grandes luchas obreras de los años ochenta produjo un ímpetu político en el conjunto de la clase, ni un ímpetu revolucionario entre sus minorías revolucionarias, como el de la década anterior. Ignorando esto, la resolución presenta las cosas como si cada una por sí misma fuera la principal debilidad, cuidadosamente separada de la cuestión de la perspectiva. Este planteamiento del Congreso se subraya también en el rechazo de otra formulación de enmienda que hice, y que decía que "ya antes de los acontecimientos históricos mundiales de 1989, la lucha de clases estaba 'pisando fuerte' en el plano de la combatividad y retrocediendo en relación con la perspectiva revolucionaria". El argumento de la Comisión de Enmiendas. "Esta enmienda introduce la idea de que existía una continuidad entre las dificultades de la lucha de clases en los años 80 (pisar el terreno) y la ruptura provocada por el derrumbe del bloque del Este". Entonces, ¿no hay "continuidad"? Por supuesto que se puede argumentar así. Pero ¿tiene esto algo que ver con nuestro análisis de que el estancamiento entre las clases es la causa de la descomposición? 1989 fue efectivamente una ruptura, pero con una prehistoria de lucha de clases, así como de lucha imperialista. Aunque esta idea de "cada uno para sí mismo" como central en la descomposición, algo así como a la par de la ausencia de perspectiva, no es (¿o no lo es todavía?) la posición oficial de la organización, yo diría que está al menos implícita en la argumentación de esta resolución.
En el punto 6 de la resolución se abordan los acontecimientos en torno a 1989 y su relación con la lucha de clases:
"Cuando la tercera oleada de luchas comenzó a desgastarse a finales de los años 80, un acontecimiento importante de la situación internacional, el colapso espectacular del bloque del Este y de los regímenes estalinistas en 1989, asestó un golpe brutal a la dinámica de la lucha de clases, cambiando así la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía en beneficio de esta última de manera importante. Este acontecimiento anunció a bombo y platillo la entrada del capitalismo en la fase final de su decadencia: la de la descomposición. Cuando el estalinismo se derrumbó, hizo un último servicio a la burguesía. Permitió a la clase dominante poner fin a la dinámica de la lucha de clases que, con avances y retrocesos, se había desarrollado durante dos décadas.
En efecto, en la medida en que no fue la lucha del proletariado, sino la putrefacción de la sociedad capitalista en la raíz lo que acabó con el estalinismo, la burguesía pudo explotar este acontecimiento para desencadenar una gigantesca campaña ideológica destinada a perpetuar la mayor mentira de la historia: la identificación del comunismo con el estalinismo. Al hacerlo, la clase dominante asestó un golpe extremadamente violento a la conciencia del proletariado. Las ensordecedoras campañas de la burguesía sobre la llamada "bancarrota del comunismo" han provocado un retroceso del proletariado en su marcha hacia su perspectiva histórica de derrocar al capitalismo. Fueron un gran golpe contra su identidad de clase".
Aquí, los dramáticos acontecimientos de 1989 parecen no tener nada que ver con la relación global de las fuerzas de clase. Esta suposición, sin embargo, está en contradicción, no sólo con nuestra teoría de la descomposición, sino también con nuestra teoría del curso histórico. Según la CCI, fue el bloque oriental, después de 1968, el que, debido a que se estaba quedando cada vez más rezagado en la mayoría de los demás niveles, necesitó buscar una resolución militar de la Guerra Fría. Atacando en Europa con medios de guerra "convencionales" (donde la correlación de fuerzas no le era tan desfavorable), el Pacto de Varsovia tendría que depositar sus esperanzas en su enemigo occidental (por miedo a la MAD - "Destrucción Mutua Asegurada") no atreviéndose a tomar represalias a nivel nuclear. Pero, durante los años 1979 y 80, el bloque oriental no pudo jugar esta carta, y una de las principales razones fue que no podía contar con la conformidad de su "propia" clase obrera. Sin embargo, esto sería esencial para una guerra a tal escala. A este nivel, la huelga masiva de 1980 en Polonia fue una reivindicación masiva de nuestro análisis. Las tropas soviéticas, movilizadas en ese momento cerca de la frontera en preparación de una invasión de Polonia, se amotinaron, los soldados se negaron a marchar contra sus hermanas y hermanos de clase en Polonia. Pero Polonia 1980 demostró no sólo que el proletariado era un obstáculo para la guerra mundial, sino también que era incapaz de ir más allá de este bloqueo de su oponente para avanzar en su propia alternativa revolucionaria. La clase obrera de Occidente habría tenido que saltar a la palestra. Pero en los años ochenta fue incapaz de hacerlo. El escenario estaba así preparado para el estancamiento que dio paso a la fase de descomposición al final de la década. La resolución tiene toda la razón al afirmar que el derrumbe del estalinismo en 1989, y el uso máximo que hizo de ello la propaganda burguesa, fue el principal golpe contra la combatividad, la identidad de clase, la conciencia de clase del proletariado. Lo que impugno es la afirmación de que esto no estaba preparado antes por el estancamiento entre las clases, y en particular por el debilitamiento de la presencia de la perspectiva del lado del proletariado. Aparentemente sin darse cuenta, la propia resolución admite la existencia de este vínculo entre 1989 y antes cuando escribe (punto 6) que la burguesía pudo explotar este acontecimiento "en la medida en que no fue la lucha del proletariado sino la putrefacción de la sociedad capitalista en sus pies lo que puso fin al estalinismo".
Las luchas obreras de finales de los 60 acabaron con la contrarrevolución, no sólo porque fueron masivas, espontáneas y a menudo autoorganizadas, sino también porque rompieron con el dominio ideológico de la Guerra Fría, según el cual había que estar del lado del "comunismo" (bloque oriental) o de la "democracia" (bloque occidental). Con el combate obrero de los años 60 apareció la idea de una lucha contra la clase dominante tanto del este como del oeste, del marxismo contra el estalinismo, de una revolución por medio de los consejos obreros que condujera al comunismo real. Esta primera politización (como señala la resolución) fue contrarrestada con éxito por la clase dominante durante los años 70. Ante la consiguiente despolitización, la esperanza en los años 80 era que las luchas económicas, en particular la confrontación con los sindicatos, pudieran convertirse en el crisol de una repolitización, quizás incluso a un nivel superior. Pero, aunque efectivamente hubo luchas masivas durante los años 80, aunque efectivamente hubo enfrentamientos con los sindicatos, e incluso con el sindicalismo de base radical, principalmente en occidente, pero también, por ejemplo, en Polonia contra el nuevo sindicato "libre", no lograron producir la esperada politización. Este fracaso ya es reconocido por nuestra teoría de la descomposición, ya que define la nueva fase como una fase sin perspectiva, y esta ausencia de perspectiva como la causa del estancamiento. La politización proletaria es siempre política en relación con un objetivo más allá del capitalismo. Debido a la centralidad de la idea de una especie de estancamiento entre las dos clases principales para nuestra teoría de la descomposición, las diferencias de evaluación de las luchas de los años 80 son de especial relevancia para la estimación de la lucha de clases hasta el día de hoy. Según la resolución, el combate proletario, a pesar de todos los problemas con los que se encontró, se desarrollaba básicamente de forma positiva hasta que, en 1989, fue detenido en seco por un acontecimiento histórico mundial fundamentalmente exterior a él. Dado que los efectos, incluso de los acontecimientos más abrumadores, se disipan con el tiempo, debemos confiar en la capacidad de la clase para reanudar su camino interrumpido por la misma vía. Este camino es el de su radicalización política a través de sus luchas económicas. Además, este proceso se verá acelerado por la profundización de la crisis económica, que a la vez obliga a los trabajadores a luchar y les hace perder sus ilusiones, abriendo los ojos a la realidad del capitalismo. Por ello, la resolución aboga por el modelo de los años 80 como camino a seguir. Refiriéndose a la huelga de masas de 1980, dice:
"Esta gigantesca lucha de la clase obrera en Polonia reveló que es en la lucha masiva contra los ataques económicos donde el proletariado puede tomar conciencia de su propia fuerza, afirmar su identidad de clase antagónica al capital y desarrollar su confianza en sí mismo".
La resolución piensa quizás en estas luchas económicas cuando concluye el punto 13 con una cita de nuestras Tesis sobre la Descomposición:
"Hoy, la perspectiva histórica sigue completamente abierta. A pesar del golpe que el derrumbe del bloque del Este ha asestado a la conciencia proletaria, la clase no ha sufrido ninguna derrota importante en el terreno de su lucha (...) Además, y este es el elemento que en última instancia determinará el resultado de la situación mundial, la inexorable agravación de la crisis capitalista constituye el estimulante esencial para la lucha de clases y el desarrollo de la conciencia, la condición previa para su capacidad de resistir el veneno que destila la podredumbre social. Porque si bien no hay base para la unificación de la clase en las luchas parciales contra los efectos de la descomposición, sin embargo, su lucha contra los efectos directos de la crisis constituye la base para el desarrollo de su fuerza y unidad de clase".
Perfectamente cierto. Pero la lucha proletaria contra los efectos de la crisis capitalista no sólo tiene una dimensión económica, sino también política y teórica. La dimensión económica es indispensable: una clase incapaz de defender sus intereses inmediatos nunca podría hacer una revolución. Pero las otras dos dimensiones no son menos indispensables. Esto es aún más cierto hoy, cuando el problema central es la falta de perspectiva. Ya en los años 80, la principal debilidad de la clase no estaba en el nivel de sus luchas económicas, sino en el nivel político y teórico. Sin un desarrollo cualitativo en estos dos niveles, las luchas económicas defensivas tendrán dificultades crecientes para mantenerse en un terreno proletario de solidaridad de clase. Esto es aún más cierto hoy en día, ya que hemos llegado a una etapa en la que la despolitización, que fue una característica importante ya en los años 80, está siendo sustituida por diferentes versiones de podrida politización tales como el populismo y el antipopulismo, la antiglobalización, las causas identitarias y las revueltas interclasistas. Sobre la base del avance de todas estas politizaciones pútridas en los últimos años, presenté en el congreso el siguiente análisis de la actual relación de fuerzas de clase:
"Sin embargo, estas primeras reacciones proletarias no lograron revertir el reflujo mundial de combatividad, identidad de clase y de conciencia de la clase desde 1989. Por el contrario, lo que estamos viviendo actualmente no es sólo la prolongación, sino incluso la profundización de este reflujo. En el plano de la identidad de clase, la modificación del discurso de la clase dominante es el indicio más claro de esta regresión. Después de años de propaganda sobre su supuesta desaparición en los antiguos núcleos capitalistas, hoy es la derecha populista la que ha "redescubierto" y "rehabilitado" a la clase obrera como el "verdadero corazón de la nación" (Trump)".
Y
"En el plano de la perspectiva revolucionaria, la forma en que incluso los representantes institucionales clásicos del orden dominante (como el Fondo Monetario Internacional) responsabilizan al capitalismo del cambio climático, de la destrucción del medio ambiente o del creciente abismo de ingresos entre ricos y pobres, muestra hasta qué punto la burguesía, como clase dominante, está, por el momento, sentada con seguridad y confianza en su silla de montar. Mientras el capitalismo sea considerado como parte de (la forma contemporánea, por así decirlo) la 'naturaleza humana', este discurso anticapitalista, lejos de ser una indicación de una maduración, es un signo de un mayor retroceso de la conciencia dentro de la clase".
El Congreso rechazó este análisis de la profundización del retroceso desde 1989. Tampoco compartió mi preocupación de recordar que las luchas defensivas, en sí mismas, son todo menos una garantía de que la causa proletaria está en el buen camino:
"Sin embargo, el grado en que la crisis económica puede ser el aliado de la revolución proletaria, y el estímulo de la identidad de clase, depende de una serie de factores, el más importante de los cuales es el contexto político. Durante los años 30, incluso las luchas defensivas más militantes, radicales y masivas (ocupaciones de fábricas en Polonia, protestas de los desempleados en Holanda, huelgas generales en Bélgica y Francia, huelgas salvajes en Gran Bretaña (incluso durante la guerra) y en Estados Unidos, e incluso un movimiento que adoptó una forma insurreccional (España) fueron incapaces de invertir la regresión de la conciencia dentro de la clase. En la fase actual, las derrotas parciales de la clase, incluso a nivel de su conciencia de clase, son todo menos excluyentes. A su vez, obstaculizarían el papel de la crisis como aliada de la lucha de la clase.
Pero a diferencia de los años 1920/30, tales derrotas no llevarían a la contrarrevolución, ya que no han sido precedidas por ninguna revolución. El proletariado aún podría recuperarse de tales derrotas, que tendrían mucho menos carácter definitivo". (Enmienda rechazada, final del punto 13)
Esta cuestión de si hay o no un mayor debilitamiento del proletariado en el nivel de la actual correlación de fuerzas de clase fue una de las dos principales divergencias en el Congreso respecto a la lucha de clases. La otra se refería a la maduración subterránea que, según la resolución, se está produciendo actualmente en el seno de la clase. Se trata de una maduración subterránea de la conciencia, aún no visible, el famoso "Viejo Topo" al que se refiere Marx. La divergencia en el Congreso no fue sobre la validez general de este concepto de Marx, que todos compartimos. Tampoco se trataba de si ese proceso puede tener lugar incluso cuando las luchas obreras están en retroceso - todos afirmamos que sí. La cuestión que se debatía era si tal proceso está teniendo lugar o no en este momento. El problema aquí es que la resolución es incapaz de dar ninguna prueba empírica en apoyo de esta afirmación. O bien su postulado es producto de una ilusión, o bien de una lógica puramente deductiva, según la cual, lo que debería estar ocurriendo -según nuestro análisis- puede suponerse que está ocurriendo. Las pruebas que se aportan son escasas: la existencia continuada de organizaciones revolucionarias, la existencia de contactos de estas organizaciones. Aunque el Viejo Topo se esconde, deja huellas de su laboriosidad en la superficie. Criticando la insuficiencia de las indicaciones dadas en la resolución, planteo:
"En este sentido, el desarrollo cualitativo de la conciencia de clase por parte de las minorías revolucionarias no nos da, en sí mismo, una indicación de lo que está sucediendo momentáneamente a nivel de maduración subterránea dentro de la clase en su conjunto - ya que esto puede tener lugar tanto durante una fase revolucionaria como contrarrevolucionaria, tanto durante las fases de desarrollo como de reflujo de la clase en su conjunto .Del mismo modo, la aparición de pequeñas minorías y de elementos jóvenes en busca de una perspectiva de clase y de posiciones comunistas de izquierda también es posible incluso durante las horas más oscuras de la contrarrevolución, ya que son, ante todo, la expresión de la naturaleza revolucionaria del proletariado (que nunca desaparece mientras la clase obrera siga existiendo).Sería diferente si empezara a aparecer toda una nueva generación de militantes revolucionarios. Pero aún es demasiado pronto para emitir un juicio sobre esta posibilidad". (Enmienda rechazada).
Y propuse los siguientes criterios:
"Por definición, no es fácil detectar una maduración subterránea fuera de los periodos de lucha abierta: difícil, pero no imposible. Hay dos indicadores de las actividades subterráneas del viejo topo a los que debemos prestar especial atención
a) la politización de sectores más amplios de los elementos de búsqueda de la clase como la que presenciamos en los años 60/70
b) el desarrollo de una cultura de la teoría y de una cultura del debate (como las que empezaron a expresarse incipientemente desde los anti-CPE hasta los Indignados) como manifestaciones fundamentales del proletariado como clase de conciencia y de asociación. Sobre la base de estos dos criterios, hay un alto grado de probabilidad de que actualmente estemos pasando por una fase de "regresión subterránea" (en la que el Viejo Topo ha hecho una pausa temporal), caracterizada por un renovado fortalecimiento de la sospecha de las organizaciones políticas, por la mayor atracción de la política pequeñoburguesa, y por un debilitamiento del esfuerzo teórico y de la cultura del debate".
Sin su objetivo más allá del capitalismo, el movimiento obrero no puede defender eficazmente sus intereses de clase. Tampoco pueden las luchas económicas en sí mismas -por indispensables que sean- bastar para recuperar la conciencia de clase revolucionaria (incluyendo su dimensión de identidad de clase). De hecho, en el cuarto de siglo que siguió a 1989, el factor individual más importante de la lucha de clases proletaria no fue el de las luchas de defensa económica, sino el trabajo teórico y analítico de las minorías revolucionarias, sobre todo en el desarrollo de una comprensión profunda de la situación histórica existente, y una rehabilitación profunda y convincente de la reputación del comunismo. Esto puede parecer una evaluación extraña, dado que las minorías revolucionarias son un mero puñado de militantes, en comparación con los varios miles de millones que componen el proletariado mundial en su conjunto. Sin embargo, a lo largo de la historia, minúsculas minorías han desarrollado regularmente, sin participación de las masas, ideas capaces de revolucionar el mundo, capaces de "conquistar a las masas". Una de las principales debilidades del proletariado en las dos décadas posteriores a 1989 fue, de hecho, el fracaso de sus minorías en la realización de esta labor. Los grupos históricos de la izquierda comunista tienen una responsabilidad particular en este fracaso. El resultado fue que, cuando empezó a aparecer una nueva generación de proletarios politizados (como los Indignados en España o los diferentes movimientos "Occupy" a raíz de las crisis "financiera" y del "Euro" después de 2008), el medio político proletario existente fue incapaz de armarlos suficientemente con las armas políticas y teóricas que habrían necesitado para orientarse y sentirse inspirados para afrontar la tarea de inaugurar el principio del fin del reflujo proletario.
Steinklopfer, 24/05/2020
Los textos de discusión que publicamos aquí son el producto de un debate interno en la CCI sobre el significado y la dirección de la fase histórica en la vida del capitalismo decadente que se abrió definitivamente con el colapso del bloque imperialista ruso en 1989: la fase de descomposición, la fase terminal de la decadencia capitalista. Una de las ideas clave del texto de orientación que publicamos en 1990, las Tesis sobre la descomposición[1], es que la historia nunca se detiene: al igual que el periodo de decadencia capitalista tiene su propia historia, la fase de descomposición también la tiene, y es esencial para los revolucionarios analizar los cambios o desarrollos más importantes que se producen en ella. Esta es la motivación del texto del camarada Steinklopfer, cuyo punto de partida es el reconocimiento -en la actualidad único para la CCI- de que efectivamente estamos viviendo la fase de descomposición, y que sus raíces se encuentran en un estancamiento social entre las dos grandes clases de la sociedad, la burguesía y el proletariado, ninguna de las cuales, ante una crisis económica ya permanente, ha sido capaz de imponer su perspectiva en la sociedad: para la burguesía, la guerra imperialista mundial, para el proletariado, la revolución comunista mundial. Pero en el curso del debate sobre la descomposición, que abarca la evolución de las rivalidades imperialistas y la relación de fuerzas entre las clases, han aparecido divergencias que, a nuestro juicio, han madurado hasta el punto de poder publicarse en el exterior. En nuestra opinión, la posición actual del camarada Steinklopfer tiende a debilitar nuestra comprensión del significado de la descomposición, pero esto es algo que tendremos que demostrar mediante una confrontación abierta de ideas.
La contribución del camarada comienza argumentando que -implícitamente al menos, como dice más adelante- la CCI está revisando su posición sobre las causas de la descomposición; que junto con el estancamiento social, una causa fundamental de la descomposición es también la tendencia creciente del sálvese quien pueda: "desde el punto de vista de la posición actual de la organización, parece haber una segunda causa esencial y característica de esta fase terminal, que es la tendencia de cada uno contra todos: entre los Estados, dentro de la clase dominante, dentro de la sociedad burguesa en general".
La consecuencia de añadir esta segunda causa se resume a continuación "Sobre esta base, en lo que concierne al imperialismo, la CCI tiende actualmente a subestimar la tendencia a la bipolaridad (y por tanto a la reconstitución eventual de los bloques imperialistas), y con ello el peligro creciente de enfrentamientos militares entre las grandes potencias mismas. Sobre esta misma base, la CCI tiende hoy, en lo que se refiere a la relación de fuerzas de clase, a subestimar la gravedad de la actual pérdida de perspectiva revolucionaria del proletariado, lo que lleva a pensar que éste puede recuperar su identidad de clase y comenzar a reconquistar una perspectiva revolucionaria esencialmente a través de las luchas obreras defensivas".
El camarada Steinklopfer también parece pensar que es el único que considera que "no hay ninguna tendencia importante en la fase de descomposición que no existiera ya de antemano en el período de decadencia. La novedad de la fase de descomposición consiste en que todas las contradicciones ya existentes se exacerban al máximo".
Antes de responder a la crítica del camarada sobre nuestra posición respecto a los conflictos imperialistas y el estado de la lucha de clases, creemos que es necesario decir que ninguna de sus descripciones de la comprensión general de la organización sobre la descomposición es exacta.
Las Tesis sobre la Descomposición ya presentan esta fase como "la conclusión, la síntesis de todas las contradicciones y expresiones sucesivas de la decadencia capitalista": podemos añadir que también es la "conclusión" de algunos rasgos clave de la existencia del capitalismo desde el principio, como la tendencia a la atomización social que Engels, por ejemplo, señaló en sus Condiciones de la clase obrera inglesa en 1844.
Ya en 1919, la Internacional Comunista, en su Primer Congreso, señaló que.
"La cultura humana ha sido destruida y la humanidad está amenazada de aniquilación total. Sólo hay una fuerza capaz de salvar a la humanidad y es el proletariado. El viejo "orden" capitalista ha dejado de funcionar; su existencia futura está fuera de toda duda. El resultado final del modo de producción capitalista es el caos. Este caos sólo puede ser superado por la clase productiva y más numerosa: la clase obrera"[2].
Y, de hecho, este juicio estaba totalmente justificado cuando consideramos el estado de los países centrales del capitalismo tras la Primera Guerra Mundial: millones de cadáveres, millones de refugiados, colapso económico y hambre, y una pandemia mortal. Una pesadilla similar persiguió a Europa y a gran parte del mundo inmediatamente después de la segunda guerra imperialista. Pero si observamos la situación del capitalismo durante la mayor parte del período comprendido entre 1914 y 1989, podemos ver que la tendencia al caos total fue en gran medida frenada (incluso, como también reconoce el camarada Steinkopfler, nunca desaparece del todo) por la capacidad de la clase dominante de imponer sus soluciones y perspectivas a la sociedad: el impulso hacia la guerra en los años 30, el reparto del planeta después de 1945 y la formación de bloques, un largo período de recuperación económica. Con la prolongada crisis económica de finales de los años 60 y el creciente estancamiento entre las clases, la tendencia a la fragmentación y al caos a todos los niveles se desata hasta adquirir una nueva calidad. Contrariamente a lo que afirma el camarada Steinklopfer, no concluimos de ello que se haya convertido retrospectivamente en una "causa" de la descomposición, pero ciertamente se convierte en un factor activo de su aceleración. Esta comprensión del cambio cualitativo que opera en la fase de descomposición creemos que falta en el texto del camarada Steinkopfler.
También queremos dejar claro que, al igual que los signos de decadencia se hacían cada vez más evidentes antes de la Primera Guerra Mundial (capitalismo de Estado, corrupción de los sindicatos, carrera armamentista entre las grandes potencias...), la CCI constató los signos de descomposición antes de 1989: la victoria de los muláhs en Irán, los atentados terroristas de París de 1986, la guerra del Líbano y las dificultades de la lucha de clases, de las que se hablará más adelante. Así pues, el colapso del bloque del Este no fue en absoluto un rayo salido de la nada, sino el producto de una larga evolución previa.
En cuanto a las diferencias concretas a nivel de los antagonismos imperialistas, ciertamente llegamos tarde a comprender la importancia del ascenso de China, pero en los últimos años hemos integrado claramente este factor en nuestro análisis tanto de las rivalidades imperialistas globales como de la evolución de la crisis económica mundial. No rechazamos la idea de que, incluso en un mundo dominado por el sálvese quien pueda a nivel imperialista, podemos ver una clara tendencia a la "bipolarización", es decir, a que las rivalidades entre los dos Estados más poderosos se conviertan en un factor importante de la situación mundial. De hecho, ésta ha sido siempre nuestra posición, como se desprende del texto de orientación sobre "Militarismo y descomposición", redactado al comienzo de la nueva etapa, donde afirmábamos que "la presente situación implica, bajo la presión de la crisis y de las tensiones militares, una tendencia a la reconstitución de dos nuevos bloques imperialistas"[3]. A continuación, evaluamos la posibilidad de que otras potencias (Alemania, Rusia, Japón...) plantearan un desafío a los Estados Unidos y se convirtieran en candidatos al papel de nuevo líder del bloque. En nuestra opinión, en ese momento, ninguno de estos contendientes tenía las "calificaciones" necesarias para desempeñar este papel, y concluimos que era muy probable que nunca se reconstituyeran nuevos bloques imperialistas, aunque insistimos en que esto no significaba en absoluto una atenuación de los conflictos imperialistas. Por el contrario, estos conflictos tomarían la forma de una carrera de todos contra todos cada vez más caótica, en muchos sentidos una amenaza más peligrosa para la humanidad que el período anterior, en el que los conflictos nacionales o regionales estaban hasta cierto punto controlados por la disciplina de los bloques. Creemos que este pronóstico se ha confirmado en gran medida, como podemos ver de forma más evidente en los actuales conflictos multilaterales en Siria y Libia.
Por supuesto, en esta fase, como hemos dicho, subestimamos la posibilidad de que China se convierta en una gran potencia mundial y en un serio competidor de Estados Unidos. Pero el ascenso de China es en sí mismo un producto de la fase de descomposición[4] y, si bien proporciona una prueba definitiva de la tendencia a la bipolarización, hay una gran diferencia entre el desarrollo de esta tendencia y un proceso concreto que conduzca a la formación de nuevos bloques. Si observamos los dos polos principales, las actitudes cada vez más agresivas de ambos tienden a socavar este proceso en lugar de reforzarlo. China es objeto de una profunda desconfianza por parte de todos sus vecinos, sobre todo de Rusia, que a menudo se alinea con China en asuntos de interés inmediato (como la guerra de Siria), pero a la que le aterra quedar subordinada a China como consecuencia de la fuerza económica de esta última, y es uno de los más feroces opositores a la iniciativa de Pekín de la "Ruta de la Seda". Mientras tanto, Estados Unidos se ha dedicado a desmantelar casi todas las estructuras de bloques que había utilizado anteriormente para preservar su "Nuevo Orden Mundial" y resistir así el deslizamiento hacia el "sálvese quien pueda" en las relaciones internacionales. Trata cada vez más a sus aliados de la OTAN como enemigos, y en general -como afirma con firmeza el propio camarada Steinklopfer- se ha convertido en uno de los principales factores que agravan el carácter caótico de las relaciones imperialistas actuales.
En esta situación, el peligro de guerra refleja este proceso de fragmentación. Ciertamente, no podemos descartar la posibilidad de enfrentamientos militares entre Estados Unidos y China, pero tampoco podemos descartar brotes cada vez más irracionales tirando de India contra Pakistán, de Israel contra Irán, de Irán contra Arabia Saudí, etc. Pero este es precisamente el sentido, y la terrible amenaza, del sálvese quien pueda como factor que agrava la descomposición y pone en peligro el propio futuro de la humanidad. Seguimos pensando que esta tendencia no sólo está muy por delante de la tendencia a la formación de nuevos bloques, sino que entra en conflicto directo con ella.
Como hemos visto, el camarada Steinklopfer sugiere que la resolución sobre la relación de fuerzas del 23º Congreso ya no se ocupa del problema de la perspectiva revolucionaria, y que este factor ha desaparecido de nuestra comprensión de las causas (y consecuencias) de la descomposición. De hecho, la cuestión de la politización de la lucha de clases y de los esfuerzos de la burguesía por impedir su desarrollo está en el centro de la resolución. El tono se establece en el punto uno de la resolución, que habla de la reactivación de la lucha de clases a finales de los años 60 y de la reaparición de una nueva generación de revolucionarios: : "Frente a una dinámica de politización de las luchas obreras, la burguesía (que había sido sorprendida por el movimiento de mayo de 1968) desarrolló inmediatamente una contraofensiva a gran escala y a largo plazo para impedir que la clase obrera diera su propia respuesta a la crisis histórica de la economía capitalista: la revolución proletaria". En otras palabras: para la clase obrera la politización significa esencialmente plantear la cuestión de la revolución: es exactamente la misma cuestión que la de la "perspectiva revolucionaria". Y la resolución continúa mostrando cómo, frente a las oleadas de lucha de clases en el período entre 1968 y 1989, la clase dominante utilizó todos sus recursos y mistificaciones para impedir que la clase obrera desarrollara esta perspectiva.
En cuanto a la cuestión de las luchas en Polonia, que desempeñan un papel central en el argumento del camarada Steinklopfer: no hay desacuerdo entre nosotros en que Polonia 1980 fue un momento clave en la evolución de la relación de fuerzas de clase en el período abierto por los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia. El camarada tiene razón al decir que, a diferencia de mayo del 68 y de la subsiguiente ola internacional de movimientos de clase cuyo epicentro estaba en Europa occidental, las luchas en Polonia no dieron lugar a toda una nueva generación de elementos politizados, algunos de los cuales (a partir del 68) encontraron su camino hacia las posiciones de la izquierda comunista. Sin embargo, planteó un profundo desafío a la clase obrera mundial: la cuestión de la huelga de masas, de la organización autónoma y de la unificación de los trabajadores como poder en la sociedad. Los obreros polacos se elevaron a este nivel, aunque no pudieron resistir los cantos de sirena del sindicalismo y de la democracia en el plano político. La cuestión, como dijimos en su momento, parafraseando a Luxemburgo sobre la revolución rusa, se planteaba en Polonia, pero sólo podía ser resuelta a nivel internacional, y sobre todo por los batallones políticamente más avanzados de la clase en Europa occidental. ¿Recogerían los trabajadores de Occidente el guante y desarrollarían tanto la autoorganización como la unificación en el contexto de ofrecer la perspectiva de una nueva sociedad? La CCI aportó varios textos a principios de los años 80 para evaluar este potencial[5].
Más concretamente, ¿podría la nueva ola de luchas iniciada en Bélgica en 1983 recoger el guante? Aunque la CCI observó muchos avances importantes en esta oleada de luchas (las tendencias a la autoorganización y la confrontación con el sindicalismo de base en Francia e Italia, por ejemplo), este paso vital de politización no se dio, y la tercera oleada empezó a tener dificultades. En el 8º congreso de la CCI, en 1989, hubo un animado debate entre los camaradas que consideraban que la tercera ola avanzaba inexorablemente, y lo que entonces era una minoría que subrayaba que la clase obrera ya sufría el impacto de la descomposición en términos de atomización, pérdida de identidad de clase, la ideología del sálvese quien pueda en forma de corporativismo, etc., todo ello resultado de la incapacidad de la clase para desarrollar una perspectiva para el futuro de la sociedad. Por lo tanto -y aquí debemos discrepar de una formulación de la Comisión de Enmiendas a la resolución de la lucha de clases del 23º congreso, a la que el camarada Steinklopfer hace referencia en su texto- existe efectivamente una continuidad entre las dificultades de la clase en los años 80 (la influencia de la descomposición) y el retroceso del periodo posterior al 89 (donde vimos una enorme regresión tanto a nivel de conciencia como de combatividad). Pero, en nuestra opinión, también aquí el camarada Steinklopfer subestima el cambio cualitativo provocado por los acontecimientos de 1989, que tuvieron la apariencia de descender sobre la clase obrera desde el cielo, aunque en realidad llevaban mucho tiempo fermentando dentro de la sociedad burguesa. Provocaron un retroceso de la conciencia de clase y de la combatividad que sería mucho más profundo y duradero de lo que sospechábamos, incluso si fuimos capaces de predecirlo inmediatamente después del colapso[6].
Populismo y movilización bélica
Por lo tanto, no hay desacuerdo sobre el hecho de que la clase obrera ha atravesado en las últimas décadas un largo proceso de desorganización, caracterizado por la pérdida de identidad de clase y de su perspectiva de futuro. También estamos de acuerdo en que ciertos movimientos que se produjeron durante este periodo de retroceso generalizado apuntaban a la posibilidad de una reactivación de la lucha, tanto a nivel de combatividad, como de conciencia sobre el impasse del capitalismo: como dice el compañero Steinklopfer, en estos movimientos vimos "el desarrollo de una cultura de la teoría y una cultura del debate (como empezaron a expresarse incipientemente desde los anti-CPE hasta los Indignados) como manifestaciones fundamentales del proletariado como clase de conciencia y de asociación".
Sin embargo, discrepamos fuertemente de dos de las conclusiones del camarada sobre las dificultades actuales de la clase:
En primer lugar, no creemos que el populismo sea el producto o la expresión de un claro rumbo hacia la guerra por parte de la clase dominante de los principales países capitalistas. Ciertamente es un producto del nacionalismo y el militarismo agravados, de esa violencia y racismo nihilistas que rezuman de la descomposición de este sistema. En este sentido, por supuesto, tiene muchas similitudes con el fascismo de los años treinta. Pero el fascismo fue el producto de una contrarrevolución real, de una derrota histórica sufrida por la clase obrera, y expresó directamente la capacidad de la clase dominante de movilizar al proletariado para una nueva guerra imperialista mundial. El populismo, en cambio, es el resultado del estancamiento entre las clases, que implica una falta de perspectiva no sólo por parte de la clase obrera, sino también de la propia burguesía. Expresa una creciente pérdida de control por parte de la burguesía de su aparato político, una creciente fragmentación tanto dentro de cada Estado-nación como a nivel de las relaciones internacionales. Si el auge del populismo significara realmente que la burguesía ha recuperado la posibilidad de hacer marchar a la clase obrera a la guerra, tendríamos que concluir que el concepto de descomposición tal como lo hemos definido hasta ahora ya no es válido. Implicaría que la burguesía tiene ahora una "perspectiva" que ofrecer a la sociedad, aunque sea una perspectiva totalmente irracional y suicida.
La enmienda del camarada Steinklopfer sostiene que "el populismo contemporáneo es otro signo claro de una sociedad que se dirige hacia la guerra:
- el propio auge del populismo no es sino un producto de la creciente agresividad y de los impulsos de destrucción generados por la sociedad burguesa actual
- Sin embargo, como esta agresividad "espontánea" no es suficiente por sí misma para movilizar a la sociedad para la guerra, los movimientos populistas actuales son necesarios para este fin por la clase dominante.
En otras palabras, son a la vez un síntoma y un factor activo del impulso hacia la guerra".
En otras palabras, fenómenos como el Brexit en el Reino Unido o el trumpismo en los Estados Unidos no son, en primer lugar, el resultado de la pérdida de control de la burguesía sobre su aparato político (y cada vez más, económico), una expresión concentrada del cortoplacismo y la fragmentación de la clase dominante. Al contrario: las facciones populistas son los mejores representantes de una burguesía que realmente se está uniendo detrás de la movilización para la guerra.
Dada su visión del curso de los acontecimientos, no es de extrañar que el camarada Steinkopfler diagnostique erróneamente una orientación de la burguesía hacia la guerra o destaque contradictoriamente las expresiones de carácter proletario en 2006 y 2011, que son signos de una maduración de la conciencia y que atestiguan, por el contrario, que la burguesía no tiene todas las cartas a su favor para llevar a la clase obrera a la guerra.
Ciertamente, como nos recuerda el camarada, siempre hemos sostenido que la conciencia proletaria puede desarrollarse en profundidad -en gran parte, pero no totalmente, como resultado del trabajo de las organizaciones revolucionarias- incluso en un período de contrarrevolución en el que su alcance está severamente limitado, como vimos con el trabajo de las fracciones italiana y francesa de la izquierda comunista en los años 30 y 40. Pero si continúa incluso en tales períodos, ¿qué significado tiene el término "regresión subterránea"? ¿No implicaría que la situación actual es aún peor que la de los años 30? No está claro en el texto del camarada cuánto tiempo ha durado este proceso de regresión subterránea: si vimos un desarrollo general de la conciencia entre la generación joven en 2006 y 2011, sería lógico argumentar que estos movimientos habían sido precedidos por un proceso "subterráneo" de maduración. En cualquier caso, estamos de acuerdo en que a nivel de luchas abiertas y de extensión de la conciencia de clase, estos avances fueron, como prácticamente todos los movimientos ascendentes de la clase, seguidos de una fase de retroceso y regresión: por ejemplo, unos años después del movimiento de los Indignados, que había sido especialmente fuerte en Barcelona, algunos de los mismos jóvenes que en 2011 habían participado en asambleas y manifestaciones que habían planteado consignas claramente internacionalistas, caían ahora en el callejón sin salida absoluto del nacionalismo catalán[7].
Pero esto no demuestra que el propio Viejo Topo haya decidido tomarse un descanso, ni en 2012 ni antes. El período 2006-2011 fue acompañado por la aparición de una minoría politizada que parecía prometedora, pero que en gran medida naufragó en los pantanos del anarquismo y el modernismo, por lo que su contribución neta al desarrollo real del medio revolucionario fue extremadamente limitada. Las minorías en búsqueda que se han ido desarrollando en los últimos años, a pesar de su juventud e inexperiencia, parecen partir de un nivel más alto que las que encontramos una década antes: son, en particular, más conscientes de la naturaleza terminal del sistema capitalista y de la necesidad de renovarse con la tradición de la izquierda comunista. En nuestra opinión, estos avances son precisamente el producto de una maduración subterránea.
Según el camarada Steinklopfer, el hecho de que los recientes movimientos que se sitúan ya en el terreno de la "reforma" de la sociedad burguesa, como las manifestaciones en torno a la cuestión climática, pretendan a menudo situar el problema a nivel del sistema, de la propia sociedad capitalista, no expresa más que la confianza de la clase dominante, que puede permitirse soplar aire caliente sobre la necesidad de ir más allá del capitalismo precisamente porque no teme en absoluto que la clase obrera se tome en serio ese discurso. Pero no es menos plausible que esta discursividad anticapitalista sea un anticuerpo típico de la sociedad burguesa, que tiene una profunda necesidad de desbaratar cualquier cuestionamiento incipiente de sus bases fundamentales. En otras palabras: a medida que la naturaleza apocalíptica de este sistema se hace más y más evidente, se hace cada vez más necesario que la ideología burguesa impida una auténtica comprensión de sus raíces y de la alternativa real.
Al final del texto del camarada Steinklopfer, es difícil ver de dónde vendrá el renacimiento de la identidad de clase y la perspectiva revolucionaria y nos queda la impresión de que ha caído en un profundo pesimismo. El compañero no se equivoca al señalar que las luchas económicas, la resistencia inmediata a los ataques contra el nivel de vida, no son suficientes en sí mismas para generar una clara conciencia revolucionaria, sin embargo siguen siendo absolutamente vitales para que la clase obrera recupere el sentido de sí misma como fuerza social diferenciada, sobre todo en un periodo en el que el creciente malestar con el estado de la sociedad capitalista está siendo empujado hacia un sinfín de movilizaciones interclasistas y abiertamente burguesas. En los años 30, en medio de toda la algarabía sobre las conquistas revolucionarias de los trabajadores españoles, los compañeros de Bilan se quedaron casi solos al afirmar que en tales condiciones la más pequeña huelga en torno a reivindicaciones económicas (¡sobre todo en las industrias de guerra controladas por la CNT!) sería un primer paso para que la clase obrera encontrara el camino de vuelta a su propio terreno. Las recientes huelgas en torno a la cuestión de las pensiones en Francia, y en varios países en torno a la salud y la seguridad en el trabajo al comienzo de la pandemia de Covid, fueron mucho menos "noticiables" que los viernes por el clima de las marchas de Black Lives Matter, pero contribuyen realmente a una futura recuperación de la identidad de clase, mientras que estas últimas sólo pueden obstaculizarla.
Estamos de acuerdo con el camarada Steinklopfer, por supuesto, en que la recuperación de la identidad de clase y el desarrollo de una conciencia revolucionaria son inseparables: para que la clase obrera entienda realmente lo que es, debe entender también lo que debe ser históricamente, como decía Marx: la portadora de una nueva sociedad. Y también estamos de acuerdo en que las organizaciones de la izquierda comunista tienen un papel indispensable en este proceso dinámico. El camarada nos deja un juicio muy severo sobre el papel real que han jugado estas organizaciones en la última década y más:
"En el curso de la historia, minúsculas minorías han desarrollado regularmente, sin ninguna participación de las masas, ideas capaces de revolucionar el mundo, capaces de "conquistar a las masas". Una de las principales debilidades del proletariado en las dos décadas posteriores a 1989 fue, de hecho, el fracaso de sus minorías en la realización de esta labor. Los grupos históricos de la izquierda comunista tienen una responsabilidad especial en este fracaso. El resultado fue que, cuando empezó a aparecer una nueva generación de proletarios politizados (como los Indignados en España o los diferentes movimientos de "ocuppys," a raíz de las crisis "financiera" y del "euro" después de 2008), el medio político proletario existente fue incapaz de armarlos suficientemente con las armas políticas y teóricas que habrían necesitado para orientarse y sentirse inspirados para afrontar la tarea de inaugurar el principio del fin del reflujo proletario"
De ello no se desprende en absoluto cómo, y con qué aportaciones teóricas, las organizaciones de la izquierda comunista podrían haber armado a la nueva generación hasta el punto de evitar el retroceso que siguió a los movimientos de 2011. Pero parece haber un problema metodológico detrás de este juicio. Las organizaciones de la izquierda comunista deben ciertamente hacer una crítica severa de los errores que cometieron frente a la "nueva generación de proletarios politizados", errores sobre todo de carácter oportunista. Esta crítica es necesaria sobre todo porque se inscribe en un ámbito en el que los pequeños grupos revolucionarios pueden actuar directamente: el reagrupamiento de los revolucionarios, los pasos necesarios para construir un medio revolucionario vivo y responsable y así sentar las bases del partido del futuro. Pero parecería rayar en el sustitucionismo sugerir que nuestros esfuerzos teórico-políticos por sí solos podrían haber detenido el reflujo que siguió después de 2011, que fue esencialmente una continuación de un proceso que había estado en plena vigencia desde 1989. Los futuros debates determinarán si existe una verdadera divergencia sobre la cuestión de la organización en este caso.
CCI, 24 de agosto de 2020
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[2] Plataforma de la Internacional Comunista https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf [73]
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [34]
[4] Ver especialmente los puntos 10 a 12 de la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 23º congreso, https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [74]
[5] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [75] , Una brecha abierta en Polonia https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha [76] y Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [27]
[6] Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [35]
[7] Ver España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria /content/3482/espana-y-cataluna-dos-patrias-para-imponer-la-miseria [77]
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Durante las últimas semanas hemos asistido a movilizaciones y disturbios repartidos en varios puntos de la geografía, ligados a la acusación de injurias y enaltecimiento del terrorismo (y posterior encarcelamiento) del rapero Pablo Hasél. Estos disturbios, protagonizados por gente joven y en general simpatizante del discurso del izquierdismo, han puesto en el centro del foco mediático la figura de un rapero en el que parecen converger las pasiones de todos los comentaristas políticos de todos los signos, ya sea en negativo o en positivo.
El caso de este elemento, Pablo Hasél, con cuyo historial lidiaremos más adelante, forma parte de una campaña orientada a encauzar HACIA LA DEFENSA DEL ESTADO CAPITALISTA Y SUS ENGAÑOS el descontento generalizado y, a su vez, mistificar el endurecimiento de la represión estatal con el que piensan contestarlo, un endurecimiento de la represión del que lleva ya dando avisos desde hace tiempo y en el que seguirá ahondando una vez se asiente el polvo sobre este caso.
Desde que se proclamaron la Ley Corcuera[1] y la Ley Mordaza[2] (leyes ambas que el gobierno progresista no tiene la más mínima intención de abolir), desde la respuesta que se dio a movilizaciones como las del 11-M, sobre todo en Barcelona, desde la respuesta que dio la policía a los que confundieron sus intereses con los de la fracción independentista de la burguesía catalana el día del Referéndum de 2017[3]… y un largo etc., venimos asistiendo a la concreción de un fenómeno mundial en la actuación de la burguesía española: un fortalecimiento del aparato represivo del Estado capitalista que responde a la cada vez mayor pérdida de control y perspectivas que tiene la burguesía en su conjunto en todos los países, que frente a un sistema capitalista en plena descomposición histórica[4] (agravada por la crisis y la pandemia) no tiene más opción que preparar y afinar sus elementos de intimidación frente a las posibles respuestas que pueda dar, en especial, la clase obrera, ante una situación general que se degrada cada vez más.
La campaña anti- represiva y por los “derechos democráticos” de la que se reclaman, incluso, elementos del mismo Gobierno que está al timón del aparato represivo del Estado, no viene sino a subrayar la necesidad que ha tenido la burguesía de matar dos pájaros de un tiro en esta situación, cubriendo una doble necesidad típica de su clase:
A esto último es a lo que se han expuesto los jóvenes que, comprensiblemente hastiados de la pésima situación que atraviesan todos los trabajadores, han salido a la calle a montar un espectáculo y a destrozar todo lo que puedan, cayendo en una de las típicas trampas que son marca de la casa del izquierdismo y el antifascismo: creer que la violencia ciega e individual y el saqueo tienen la más mínima utilidad para nada que tenga que ver con la “lucha obrera” de la que dicen reclamarse (sino que más bien, precisamente, permiten justificar la represión), así como hacer suya la causa de las mistificaciones democráticas y patrioteras de la burguesía, esta vez encarnadas en la figura de un estalinista desquiciado y viejo conocido de sectores nacionalistas de la burguesía catalana: Pablo Hasél.
Se trata de un elemento que, durante muchos años, como muestra en sus “canciones”, se ha mostrado cercano a grupos como el GRAPO, la ETA y sobre todo el PCE-r, asumiendo una retórica que toma ciertos elementos difusos del estalinismo y el maoísmo, así como los métodos propios de estos y otros grupos de guerrilla y terroristas en general, como demuestra su canción “No me da pena tu tiro en la nuca”. Sumado a este ya de por sí elocuente historial, desde hace ya un tiempo Hasél parece haber hecho muy buenos amigos en los medios nacionalistas de la burguesía catalana: ha salido en su defensa Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural, con quien se cartea desde prisión.
Pero el motivo por el que Hasél ha ocupado hoy el centro de la escena mediática no son sus opiniones sobre la trayectoria que debería seguir un tiro, sino el resultado de la trayectoria típica que suelen recorrer estalinistas como él: de la línea dura del “anti -revisionismo” y la “justicia proletaria” (- Pablo Iglesias dixit, señor Vicepresidente del Gobierno) directos a una especie de actitud servil y encorvada de abogado de Estado, en defensa pública y razonable de todo lo democrático, respetuoso, civil y de derecho que puede haber en el trastornado mundo político de la burguesía. Y no es que a los verdaderos revolucionarios les sea indiferente que el Estado refuerce su capacidad represiva. El movimiento obrero está plagado de luchas de huelguistas y diversos sectores de la clase obrera para frenar maniobras represivas de los capitalistas, frenar sus campañas de quema de imprentas y prohibición de publicaciones, pedir la liberación de trabajadores en lucha y exigir la retirada de las penas con las que el Estado suele responder a los impulsos de lucha de los obreros de todo el mundo. Pero el problema, en este caso, es doble:
1- Que estamos hablando de un elemento que, como demuestra su propia trayectoria vital y como denuncian nuestros camaradas en otro artículo anterior[5], no tiene absolutamente nada que ver con la lucha del proletariado.
2- Que desde un primer momento ha habido una campaña de sectores importantes de la burguesía para apoyarle, destacar su caso, construir en torno a él un polo de atracción de las energías de tantos jóvenes hartos de la situación general, que hemos visto desatadas en las calles de tantas localidades, y por supuesto, como siempre, orquestar un falso debate en torno a este caso para imponer un ambiente ideológico favorable a la burguesía, cuya tónica esta vez es: ¿debería el Estado encarcelar o no debería encarcelar en situaciones así?
Tenemos que ver lo que hay tras esta campaña política y esta propaganda: Hasél no pertenece a nada que se parezca siquiera a una caricatura de la tradición del movimiento obrero, como jamás pertenecerán a ella ni los métodos ni la ideología del estalinismo ni del terrorismo, ni ninguna otra ideología burguesa, democrática o no. Y defenderlo de forma violenta en la calle solo sirve a objetivos de la burguesía: tanto la burguesía españolista de disfraz “progresista” como la catalanista que también lo patrocina.
¿Qué reflexiones sacar ante el hecho de que miles de jóvenes que se llaman “antifascistas” se manifiesten diariamente y durante días de forma violenta en defensa de la “libertad de expresión” de alguien como Hasél?
¿Qué hay detrás de esta expresión violenta de una juventud desmoralizada, sin una perspectiva que le pueda ofrecer un sistema capitalista al que por enésima vez se nos presenta como el terreno en el que hay que defender las libertades individuales y la lucha por una “democracia perfecta”? Porque esa, y no otra, es la consigna del momento en cuyo símbolo han convertido a Hasél sus colegas y correligionarios políticos, viéndose nuestro rapero en la honrosa situación, lo quiera o no, de pasar de pantomima de guerrillero romántico del estalinismo a icono liberal.
¿Qué papel cumple el elemento Hasél en esta explosión, un individuo conocido hasta ahora solamente por sus admiradores y el nacionalismo reaccionario que lo ha encumbrado y alimentado?
Por mucho que pueda haber una rabia genuina de fondo en el impulso de muchos jóvenes de salir a la calle a “echar vapor”, este tipo de manifestaciones no sólo no tienen nada que ver con los métodos de la clase obrera, sino que desde un primer momento están destinadas a fracasar y a justificar la represión, además de estar marcadas por el nihilismo y la falta total de perspectivas. Al Estado totalitario del Capital, dotado de amplio instrumental democrático, no le faltan barómetros para medir la presión que agobia a los obreros, sobre todo en este caso los más jóvenes, que ante una situación pandémica han visto hundirse sus ya mermados ingresos y la mínima estabilidad que pudieran haber conseguido en el periodo de recuperación ínfima de la crisis que ha precedido a la pandemia. Saben que cosas como lo que ha ocurrido en Linares, aunque se trate de disturbios sin orientación clara, marcados por el interclasismo y por el dejarse llevar por la rabia y la impotencia, sí que representan un verdadero estallido de hartazgo acumulado ante el enésimo ultraje, que ha ocurrido en el enésimo día que vivimos de falta total de seguridad económica y de perspectivas. No se ha vuelto a oír nada de Linares desde que estallaron los disturbios por Hasél, no se ha visto a los grandes medios comentar que el juez que llevaba el caso de la agresión policial a un hombre y su hija, que fue la chispa que encendió la situación en Linares, ha imputado al susodicho por atentado contra la autoridad[6].
Ya a mediados de enero, los principales instrumentos de este barómetro que mencionábamos antes, los sindicatos, anunciaban la amenaza de convocar huelgas en febrero por toda la geografía si el Gobierno no cumplía sus promesas de derogación de la anterior reforma laboral y de subir el SMI[7]. Una amenaza ciertamente inofensiva, al estilo al que acostumbra el sindicalismo, pero que bien puede ser indicador de que la burguesía sabe que la situación y los ánimos empeoran, y está dispuesta a contenerlos lo máximo posible y encauzarlos al servicio de su política justo cuando estén a punto de estallar. La figura de un rapero, ya conocido por conflictos previos con la justicia, se trae al frente de la escena con una provocación (pues no deja de ser cierto que las acusaciones contra él, en términos legales, lo parecen) y al día siguiente tenemos ya lista la campaña para polarizar la opinión y concentrar el sentimiento de indignación, de rebeldía (¡y de “lucha obrera”, incluso!) en el “ultraje” que se estaría cometiendo contra la democracia burguesa en la persona de nuestro rapero “antisistema”, al que uno de los burgueses catalanes más prominentes saluda en sus cartas con un “Carissimo Pablo”[8].
Pero no llamemos ladrón a nadie por robar una vez. Sus fans más afectos podrían argumentar que, quizá, ésta cercana relación con una destacable figura de la política burguesa es algo colateral, una simpatía no buscada ni requerida por un honesto revolucionario que se ha visto arrastrado al centro del escenario político sin quererlo.
El problema, y es un grave problema sin duda, es que Hasél lleva ya varios años (desde antes de 2018, al menos) relacionándose abiertamente con Òmnium Cultural, sin contar con su constante apoyo de siempre a organizaciones como la ETA, GRAPO, Terra Lliure… No es este el lugar para analizar en detalle el carácter de estos grupos, pero lo que está claro es que alguien que se reclame de organizaciones terroristas que defienden lo opuesto a los métodos conscientes y masivos del proletariado no formará parte nunca de la lucha de la clase obrera.
Porque, ¿cuál es la tradición histórica a la que pertenecen verdaderamente este tipo de organizaciones del antifascismo y sus métodos?
La defensa del caso Hasél se ha centrado, sobre todo, en el plano ideológico, en la defensa de los derechos democráticos, o la democracia en general, y el antifascismo. Las referencias ideológicas del mismo Hasél no andan muy lejos, su apoyo a varias organizaciones de corte antifascista es bien conocido. Hablamos de organizaciones que tienen el honor de haber nacido en un seminario inspirado por el nacionalismo racista al estilo de Sabino Arana, como la ETA; o que asumen métodos de guerrilla en los que la acción de masas del proletariado no cuenta para absolutamente nada, como los del GRAPO, cuya simbología y consigna principal: la república popular y federativa, apuntan a algo muy cercano a ese espantajo de régimen burgués que, bajo un gobierno de coalición republicano-socialista, respondía a obreros y campesinos en huelga con tiros a la barriga. Un año y medio después y gracias a una ingeniosa trampa tendida por el PSOE, esa República cuya memoria honra cada vez que puede el medio en el que se mueven este tipo de organizaciones metía a Franco, la Legión y el Ejército en Asturias, contra los obreros insurrectos, asesinándolos en masa al grito de ¡Rendíos al Gobierno de España! ¡Viva la República![9]
El GRAPO, además de gustarle también el asesinato a sangre fría, es además un grupo inspirado en sus orígenes por el maoísmo, la ideología burguesa que se ha esforzado con más insistencia en hacer pasar los métodos y la acción de un ejército imperialista como cualquier otro por algo que puede sustituir a la revolución proletaria y sus órganos de acción de masas (las asambleas y consejos obreros)[10]. Sin duda es algo que está en plena sintonía con la misma ideología antifascista de las facciones burguesas que tienen a su cuenta el alistamiento de millones de obreros para la guerra mundial, y que no solo toleraron durante un tiempo considerable las atrocidades de la burguesía alemana bajo el régimen nazi o las de la burguesía japonesa, sino que más tarde se escudarían en ellas para justificar las atrocidades propias que cometieron, por solo mencionar algunas, en la represión estalinista o en los bombardeos masivos de Dresde, Tokio, Osaka, Hiroshima, Nagasaki… ese es el mundo político al que pertenece Hasél y al que pertenece el “antifascismo”, en cuyo fondo se da la mano con todas las demás ideologías burguesas de derecha e izquierda: es el mundo de la burguesía y sus métodos de asesino que busca esconderse a plena luz.
No hay nada que interese a nuestra clase en lo que defienden aquellos que, de nuevo, ayer como hoy, inducen a la juventud a sacrificar sus energías (y a poner en riesgo sus vidas) defendiendo la que definen como la “auténtica” democracia y el antifascismo. Este sacrificio solo beneficia a quienes los han alentado, a quienes detentan el poder en el sistema capitalista y sus propios intereses presentes y futuros en una lucha terrible por mantener su pequeña parcela de poder en un sistema corrupto, descompuesto y sin nada que ofrecer a la sociedad sino hambre, paro, miseria, enfermedades y caos.
Los jóvenes que participan en estas algaradas son, en gran parte, jóvenes hartos de verse marginados, explotados y sin futuro; jóvenes que se han visto persuadidos por el humo que venden los líderes de la sociedad burguesa y sus promesas irreales. Jóvenes manipulados por programas políticos vacíos para nuestra clase y cuyo corto o nulo recorrido ha puesto en evidencia la historia. La defensa de la democracia y el antifascismo fue el tótem guerrero de la burguesía para alistar a los obreros en la última gran guerra imperialista mundial. Nuestra clase debe recuperar esa lección, como tantas otras.
La burguesía solo puede ofrecer que este tipo de “hazañas” se reproduzcan hasta el hartazgo en la televisión y otros medios de su propaganda cínica, dando espacio a esperanzas vanas e ilusiones de protagonismo que durarán lo que les convenga a los manipuladores profesionales de la burguesía.
La participación en disturbios como estos no va a garantizar a ningún obrero, joven o no, ningún avance, ni en la conciencia respecto a su papel verdadero en la sociedad ni en la conciencia de las formas de organización necesarias para que la lucha de su clase pueda salir triunfante, sino que les desvía de poder retomar una lucha por la auténtica defensa de una perspectiva revolucionaria, cuyo objetivo únicamente se logrará con el derrocamiento de este sistema de explotación y barbarie.
En Paris, en 2006, miles de jóvenes emprendieron luchas en defensa de sus intereses contra el Contrato de Primer Empleo, coincidiendo con los intereses inmediatos del proletariado. Sus reivindicaciones y formas de lucha y la extensión de ésta se definían en asambleas masivas y abiertas a todos los trabajadores[11]. No pusieron a ningún esperpento como líder, ni fueron a buscar el apoyo de un individuo que en lugar de limitarse a “cantar” se dedica a escupir sandeces y amenazas, amparado y defendido por miembros de la burguesía, del Gobierno central y del Govern catalán.
Jamás echaremos en cara a ningún obrero, de la edad que sea, el hartazgo y las ganas de echar abajo el paisaje físico mismo que el capital ha diseñado para contener el tiempo que pasamos en este mundo, entre sus edificios-jaula, para ser explotados la mitad del día y emplear la otra mitad en recuperar a medias nuestras fuerzas para repetir lo mismo al día siguiente. Pero la fuerza y la verdadera perspectiva vital de nuestra clase yacen en el potencial de convertir ese rechazo y esa rabia en una acción de masas internacional, que sea consciente y que beba de lo mejor de los métodos revolucionarios de la tradición del movimiento obrero. El saqueo y la destrucción ciega son “el vapor que se dispara sin pistón”, en palabras de Trotsky, algo que ya de entrada pone inútilmente a sus protagonistas en la mira de la represión, y que esencialmente están en las antípodas de los métodos de organización históricos de nuestra clase. Métodos estos que, frente a todos los payasos de circo como Hasél, Iglesias y sus amigos burgueses, deberá recuperar para plantar cara a un mundo capitalista degradado que no tiene ya razón histórica de existir.
Discutir estas cuestiones, desarrollar un terreno de respuesta proletarias contra estas trampas e ideologías, reapropiarse de las experiencias y posiciones de la historia de nuestra clase que ya tiene más de 3 siglos y expresada hoy por la lucha de la Izquierda Comunista, esa es la tarea del momento.
Gauta y Valeria 22-3-21
[1] Esta ley fue aprobada el 21 de febrero de 1992 por el Gobierno PSOE, fue conocida también como “ley de la patada en la puerta” y aumentaba considerablemente las facultades de la policía con lo que los “derechos democráticos” reconocidos a los “ciudadanos” quedaban considerablemente restringidos en toda una serie de situaciones definidas muy ambiguamente. Es el método democrático para endurecer la represión dando la impresión de que la ley “protege” a los súbditos del capital. Es de destacar que el principal animador de esta ley infame era el ministro del Interior, el antiguo sindicalista Corcuera. Es una prueba mas de como los sindicatos forman parte del Estado Capitalista y sus dirigentes participan de la represión.
[2] Esta ley fue establecida en 2015 por el gobierno Rajoy endureciendo todavía más los criterios de intervención de la policía y sus atribuciones. Esta ley muestra la continuidad y complicidad entre la Derecha (PP) y la Izquierda (PSOE y hoy el gobierno de coalición “progresista”). Ver al respecto la Serie Los Gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4521/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-i [79] , https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [80] y https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [81]
[3] Ver entre otras tomas de posición Cataluña, España ¡Los proletarios no tienen patria! https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria [82] y Enfrentamientos en Cataluña: El pasado reaccionario está en la democracia y la nación, el futuro está en el proletariado https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4240/enfrentamientos-en-cataluna-el-pasado-reaccionario-esta-en-la-democrac [83]
[4] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2] e Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el periodo de descomposición capitalista https://es.internationalism.org/content/4630/informe-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-el-periodo-de-descomposicion-capitalista [84]
[5] https://es.internationalism.org/content/4655/pablo-hasel-no-representa-la-lucha-de-la-clase-obrera-sino-sus-enemigos [85]
[6] https://www.elconfidencial.com/espana/2021-02-25/el-juez-imputa-victima-de-la-paliza-policias-en-linares_2964095/ [86]
[7] https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10991816/01/21/CCOO-y-UGT-anuncian-movilizaciones-para-que-el-Gobierno-suba-el-SMI-y-derogue-la-reforma-laboral.html [87]
[8] ``Carta abierta a Pablo Hasel´´ https://www.elsaltodiario.com/tribuna/carta-cuixart-hasel-siempre-adelante [88]
[9] https://www.todocoleccion.net/militaria-guerra-civil/propaganda-politica-rebeldes-asturias-rendios~x30793654 [89]
[10] Ver nuestra serie sobre el maoísmo: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1193/china-eslabon-del-imperialismo-mundial-iii-el-maoismo-un-engendro- [90] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1823/china-1928-1949-i-eslabon-de-la-guerra-imperialista [91] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1779/china-1928-1949-ii-un-eslabon-de-la-guerra-imperialista [92]
[11] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [43]
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El artículo de La Haine cita un análisis de Trotski que es correcto: “La democracia burguesa se transforma legal y pacíficamente, en una dictadura fascista. El secreto es bien sencillo: la democracia burguesa y la dictadura fascista son instrumentos de una única clase, la de los explotadores. Es absolutamente imposible prevenir la sustitución de un instrumento por el otro apelando a la Constitución, al Tribunal Supremo de Leipzig, a nuevas elecciones, etc. Lo que hace falta es movilizar las fuerzas revolucionarias del proletariado. El fetichismo constitucional brinda la mejor ayuda al fascismo”
Igualmente, denuncia justamente el apoyo del gran capital al ascenso nazi: “Los nazis alcanzaron el poder trabajando dentro del sistema parlamentario y buscando el favor de los grandes magnates de la industria y de los banqueros. Estos últimos proporcionaron el apoyo que les permitió crecer como partido y, en último término, asegurar su victoria electoral en septiembre de 1930. Posteriormente Hitler rememoraría (en un discurso pronunciado el 19 de octubre de 1935) lo que supuso contar con los recursos materiales necesarios para financiar a 1.000 oradores nazis con sus propios vehículos, para que pudieran celebrar unos 100.000 mítines en el trascurso de un año”[1]
Sin embargo, SE QUEDA AHÍ. No habla para nada del papel determinante que jugó la Izquierda del Capital y los sindicatos en el triunfo nazi. Como en la primera parte de este artículo, vamos a restablecer la verdad de los hechos.
El partido socialdemócrata alemán (SPD) fue el faro de la 2ª Internacional (1889-1914), por ello su voto a los créditos de guerra en la nefasta fecha del 4 de agosto de 1914 fue un golpe a todo el movimiento obrero mundial. Selló la desbandada de la Segunda Internacional y dio un fuerte espaldarazo a la traición de la mayoría de los partidos socialistas que abandonaron el internacionalismo proletario para apoyar la unión nacional de la guerra imperialista. Los sindicatos siguieron la misma línea convirtiéndose en sargentos reclutadores de obreros y policías contra toda tentativa de huelga[2].
Sin embargo, el proletariado internacional empezó a levantarse contra la guerra desde 1915 guiado por la fracciones y corrientes que permanecieron fieles al internacionalismo (bolcheviques, espartaquistas, tribunistas etc.). Este movimiento culminó con la Revolución de octubre 1917 en Rusia la cual a su vez desató una oleada revolucionaria mundial (1917-23).
En Alemania, tras oleadas de huelga sucesivas, motines en la tropa y en la marina, el noviembre de 1918 la insurrección y la huelga masiva de obreros derribó el trono del Kaiser y forzó el fin definitivo de la guerra mundial. Este gran combate mostró, junto con la revolución de octubre 1917 en Rusia, que el proletariado mundial es la única fuerza capaz de detener la sangría asesina de la guerra imperialista.
Para enfrentar la tentativa revolucionaria que maduraba entre los obreros de Alemania, la burguesía puso al frente del gobierno al partido socialdemócrata quien, auxiliado por los sindicatos, organizó -en colaboración con el Estado mayor- los Frei Korps (Cuerpos Francos) una milicia que agrupó la basura de la sociedad: oficiales frustrados, cadetes militares, lumpenes y facinerosos. El gobierno socialdemócrata tuvo que emplearse a fondo contra las sucesivas tentativas proletarias (Berlín, Baviera, Ruhr, Bremen, Hamburgo etc.) y solamente en 1923 pudo sofocar definitivamente el ímpetu revolucionario. La represión fue brutal y en esos 5 años se cobró la barbarie de 100 mil obreros asesinados. Rosa Luxemburgo y Karl Liebchneck cayeron a manos de los verdugos socialdemócratas.
Así pues, no fue la derecha ni los nazis quien aplastó al proletariado, fue la Izquierda del Capital, personificada en el SPD, junto con los sindicatos quien se encargó de la sucia tarea de enfrentar la tentativa revolucionaria[3].
Como señala el Bulletin d’Information de la Fraction de Gauche italienne N°6 - Février 1933[4] «En este momento, el polo de concentración del capitalismo sólo podía verificarse en su ala izquierda, otro tipo de concentración habría comprometido definitivamente el destino de la burguesía porque el bloque de los trabajadores se habría sentido demasiado fuerte y habría roto por la violencia de la reacción. Lo esencial era romper por medio del terror la vanguardia del proletariado reunida en el Spartakus Bund, aplastar sin piedad el esfuerzo que esta Liga hacía para convertirse en la guía indispensable para la victoria revolucionaria. Al mismo tiempo, una gran maniobra fue hacer creer a los trabajadores que el capitalismo iba a su encuentro. La importancia histórica de la Asamblea de Weimar está representada por los asesinatos de K. Liebknecht, R. Luxemburg, Levine y el aplastamiento de los marineros revolucionarios”.
En agosto de 1919 se proclamó en Weimar una nueva constitución que fue presentada como “la más avanzada” y “la más democrática del mundo”. Autorizaba que los votantes propusieran leyes aprobadas mediante referéndum[5], consagraba la “democracia económica” al instituir unos fantasmales “consejos de empresa” para colaborar con los capitalistas en la gestión productiva, diseñaba un Estado federal con un consejo territorial (Bundesrat), adoptó una reforma agraria…
Derrotado el proletariado, este sufrió los efectos de la hiperinflación (1923) y una escalada sin precedentes del desempleo que en 1926 alcanzó una cuarta parte de la población laboral, la miseria se hizo insoportable, pero fue embellecida por la demagogia socialdemócrata que cuanto más se vaciaban los bolsillos de los trabajadores más hablaba de derechos sociales y cogestión en la empresa. La miseria galopante, el desempleo, eran conscientemente disimulados por el capital y su Estado con el despliegue de una “libertad de opinión” y de “creación cultural”, en ese periodo “Ante la miseria, el hambre y la falta de atención sanitaria, el ocio se convirtió en un medio de evasión de masas, lo que creó una poderosa industria del ocio (Unterhaltungsindustrie) en torno a la prensa, la radio y, sobre todo, el cine, en una verdadera ola de escapismo social. Fue una época de esplendor para teatros, clubes nocturnos y cabarés”[6]
El capital alemán, animado por una oleada de inversiones norteamericanas, se reorganizó en gigantescos trust que preparaban una fusión organizada con el Estado, sentando las bases del capitalismo de Estado, “Ya antes de la guerra, la organización económica en Alemania, los cárteles, los konzers, la fusión del capital financiero e industrial había alcanzado un nivel muy elevado. Pero, a partir de 1926, el movimiento se acelera, fusionándose konzerns como el de Thyssen, el de la Rheinelbe-Union, Phoenix, Rheinische Stahlwerke, para formar la Stahlwerein, la cual controlará la industria carbonífera y todos sus subproductos; la metalurgia y todo lo que con ésta se relaciona. Y sustituirán los hornos Thomas, que necesitan mineral de hierro (que Alemania ha perdido al perder Lorena y Alta Silesia) por hornos Siemens-Martin, que pueden utilizar chatarra”[7]
Como señala BILAN “Un examen de la situación que va desde marzo 1923 a marzo de 1933 permite comprender que entre la Constitución de Weimar hasta Hitler se desarrolla un proceso de una continuidad total y orgánica. La derrota de los obreros ocurre tras una etapa de florecimiento de la democracia burguesa y «socializante» plasmada en la República de Weimar y que permite la reconstitución de las fuerzas capitalistas. Entonces, progresivamente, se va a ir cerrando el garrote. Pronto será Hindenburg, en 1925, quien se convertirá en defensor de esa Constitución y cuanto más y mejor reconstituye el capitalismo su armazón, tanto más se restringe la democracia o se amplía en momentos de tensión social incluso con la presencia todavía de gobiernos socialistas de coalición (H. Muller), aunque, debido tanto a centristas como a socialistas no hacen sino incrementar el sentimiento de desamparo entre los obreros, esa democracia tiende a desaparecer (gobierno de Brüning con sus decretos-ley) para acabar dejando el sitio al fascismo, el cual ya no encontrará frente a sí a la más mínima oposición obrera. Entre la democracia y su mejor producto, la república de Weimar, y el fascismo no se manifestará ninguna oposición: aquella permitirá el aplastamiento de la amenaza revolucionaria, dispersará al proletariado, enturbiará su conciencia, éste, al cabo de esa evolución, será la bota de acero capitalista que rematará la labor, realizando rígidamente la unidad de la sociedad capitalista a base de ahogar toda amenaza proletaria”.
El triunfo del nazismo es la culminación de un proceso de derrota del proletariado que opera en 3 etapas: 1ª Aplastamiento de las tentativas revolucionarias de 1918-23 perpetrado por el SPD y los sindicatos; 2ª La operación de engaño democrático, “florecimiento cultural” y “cogestión en las empresas” organizada por la República de Weimar (1923-33) y 3ª El reforzamiento autoritario del Estado “más democrático del mundo” combinada con el sabotaje de toda resistencia obrera organizada por el trío SPD – PC alemán – sindicatos.
Vamos a centrarnos en esta última cuyos jalones son 3:
La propaganda nacionalista del PC alemán. Desde 1921 este partido propagó la ideología nacionalista del “victimismo alemán”, derrotado por las potencias de Entente y traicionado por los “malos políticos” y el Kaiser. “En vez de difundir la ideología de clase, el KPD, por razones oportunistas y diplomáticas, propulsó una ideología nacionalista (la consigna de la liberación social y nacional, la teoría de que la nación alemana era oprimida por el imperialismo). El KPD creyó que por recurrir a esta maniobra podría causar confusión dentro de la pequeña burguesía del Nacional Socialismo. En realidad, solo causó confusión dentro del proletariado; este no pudo hacer nada para oponerse al ascenso del fascismo, mientras que este ascenso atrajo a las filas del Nacional Socialismo a militantes del KPD, que habían sido engañados por sus propias consignas nacionalistas” (BILAN). El PC se lanzó a una loca carrera de competencia con los nazis a ver quién defendía más a la patria alemana. Con ello no hacía otra cosa que fortalecer la propaganda nazi destruyendo la conciencia de clase proletaria. Durante muchos años “socialistas” y “comunistas” han jugado a ser más consecuentes y extremistas que la derecha o la extrema derecha en los temas de “defensa de la nación” esta vil maniobra siempre tiene el mismo resultado: DESTROZAR AL PROLETARIADO Y FORTALECER A LA DERECHA Y LA EXTREMA DERECHA. Pretender apropiarse de los temas del capital para jugar a ser más papista que el papa es una vieja táctica para servir en bandeja al capitalismo la cabeza de la clase obrera.
La trampa electoral. Las elecciones son siempre un terreno de juego donde la burguesía SIEMPRE GANA porque el voto es individual, cada obrero encerrado en la urna es concebido como “ciudadano de la democracia”, por tanto, la identidad, la conciencia y la unidad como clase son atacadas. Pero en las condiciones alemanas de 1930-33 el juego electoral que llevaron a cabo tanto el SPD como el PCA facilitó el triunfo de los nazis. El PCA calificaba al SPD de “social fascista” de tal forma que lo denunciaba más furiosamente que a los propios nazis. El SPD, por su parte, hacía de “bueno” y “ofrecía colaboración para cerrar el paso al fascismo”. Con este juego del gato y el ratón, los obreros ATOMIZADOS COMO INDIVIDUOS se vieron divididos y enfrentados y muchos de ellos asqueados y desmoralizados acabaron votando a los nazis.
El Frente único obrero. “En las fábricas, en los tajos, los nazis creaban sus células de fábrica, no hacían ascos al empleo de huelgas reivindicativas, convencidos como estaban de que, gracias a los socialistas y a los centristas, esas huelgas nunca irían más allá de lo previsto; y fue en el momento en que el proletariado se declaraba vencido, en noviembre de 1932, antes de las elecciones convocadas por Von Pappen que acababa de disolver el gobierno socialista de Prusia, cuando estalló la huelga de transportes públicos en Berlín, dirigida por fascistas y comunistas. Esta huelga destrozó al proletariado berlinés, pues los comunistas aparecieron ya incapaces de expulsar de ella a los fascistas, de ampliarla y de hacer que sirviera de señal para una lucha revolucionaria. La disgregación del proletariado alemán vino acompañada, por un lado, de un desarrollo del fascismo que volvió las armas de los obreros contra los obreros mismos y, por otro lado, de medidas de orden económico, de ayuda creciente al capitalismo (recordemos a este respecto que fue Von Papen quien adoptó las medidas de subvención a las empresas que emplearan parados con derecho a disminuir los salarios)” (BILAN). El PC alemán agitó la demagogia de la “unidad por la base” con los obreros “afiliados al sindicato nazi”. El resultado fue el reforzamiento de los sindicatos fascistas que gozaron de un aura de “combatividad” y “defensa del interés obrero” gracias a la “unidad” que proponían sin descanso los “comunistas”.
El partido nazi nació en los bajos fondos del Estado capitalista. Una parte de sus dirigentes procedía de los Cuerpos Francos, las milicias que aplastaron las tentativas revolucionarias obreras de 1918-23. Desde su fundación en 1919-20 tuvo como ejes la propaganda contra el Tratado de Versalles[8], el nacionalismo más furibundo, el antisemitismo y la ideología anticapitalista.
Gradualmente fue ganando ascendiente en la pequeña burguesía e incluso en sectores obreros gracias a su demagogia anticapitalista: el anticapitalismo pese a su presentación radical no pone en cuestión el capitalismo, sino que lo refuerza pues o bien pretende una vuelta atrás nacionalista a un pasado imposible de reconstruir, o bien, se polariza sobre símbolos o epifenómenos del capitalismo (la corrupción, los monopolios, los ricos) o sobre sectores concretos presentados racialmente (el antisemitismo). El nazismo “vino a dar un desahogo a la desesperación de las masas pequeñoburguesas por medio de una fraseología radical y revolucionaria, aun yendo tan lejos como para defender ciertas formas de expropiación (bancos, judíos, grandes empresas, etc.); sus lazos con el capital se expresaron en su propaganda en pro de la colaboración de clases, por la organización corporativa contra la lucha de clases y el marxismo”[9]
Pero su aportación más importante al Capital Alemán fue la sanguinaria política de terrorismo contra los medios obreros ejercida desde 1925 y prólogo de Terror estatal de la dictadura nazi de 1933-45. A partir de 1925 la máquina de las Camisas Pardas (las milicias nazis) se pone en marcha con constantes expediciones de castigo en los barrios obreros de Berlín, Múnich y otras ciudades. Es un método de terror inspirado en los procedimientos que Mussolini había empleado con éxito desde 1921 contra el proletariado italiano. El objetivo era inspirar el terror en un proletariado ya muy debilitado por el efecto combinado de la derrota de la tentativa revolucionaria de 1918-23, la anestesia desmovilizadora de la República de Weimar y la acción de la izquierda del capital y los sindicatos. El terror de las milicias nazis entre 1925-33 tomará una naturaleza sistemática, organizada y planificada con minuciosidad, con dirigentes como Goebbels, todo ello contando con la complicidad y benevolencia del Estado democrático que nunca hará nada por detenerlo más allá de alguna medida simbólica[10]. El Terror del Estado nazi (1933-45) nació en la democracia y fue preparado, ensayado, sistematizado, por la acción de las camisas pardas bajo la cobertura de la República de Weimar.
Beneficiado por esta hoja de servicios, a partir de 1930 el partido nazi se convierte en la fuerza electoral dominante en el aparato político alemán. Los cimientos de esta preponderancia son 3:
Como concluye Bilan “En Alemania, el fascismo se ha edificado en el doble cimiento de las derrotas proletarias y de las necesidades imperiosas de una economía acorralada por una crisis económica muy profunda. El fascismo canaliza todas las contradicciones que ponen en peligro al capitalismo, dirigiéndolas hacia la consolidación de éste. Contiene los deseos de tranquilidad del pequeño burgués, la desesperación del desempleado hambriento, el odio ciego del obrero desorientado y sobre todo la voluntad capitalista de eliminar todo factor perturbador de una economía militarizada, de reducir al máximo los gastos de mantenimiento de un ejército de desempleados permanentes”.
Smolny 24-3-21
[2] No es objeto de este artículo explicar las causas de la traición de los partidos socialistas. En el artículo El camino hacia la traición de la socialdemocracia alemana ofrecemos un análisis, ver /content/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana [98]
[3] Para un conocimiento detallado de la experiencia revolucionaria en Alemania 1918-23 y ver el papel de perro rabioso del capital (así se calificaba a sí mismo el dirigente socialdemócrata Ebert) del SPD y los sindicatos se puede acceder a Lista de artículos sobre la tentativa revolucionaria en Alemania https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [99]
[4] Predecesor de BILAN. Traducido del francés por nosotros.
[5] Son el precedente de las “Iniciativas legislativas populares” que DRY y otros engañabobos agitaron en el movimiento de indignados en España. Ver Movimiento ciudadano ¡Democracia Real Ya!: dictadura del Estado contra las asambleas masivas https://es.internationalism.org/cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [100]
[7] Documento – El aplastamiento del proletariado alemán y la ascensión del fascismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199301/3150/documento-el-aplastamiento-del-proletariado-aleman-y-la-ascension- [102] . Este documento lo citaremos a continuación refiriéndonos a su nombre: la revista BILAN, publicación entre 1933-38 de la Izquierda Comunista de Italia.
[8] Firmado en 1919 impuso unas brutales reparaciones al capital alemán, el gran perdedor de la guerra mundial.
[9] Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [103]
[10] Un dato entre muchos. Cuando Hitler fue juzgado y condenado por la fallida intentona golpista de Múnich (1923) se le condenó a 5 años que comenzó en la prisión de Landsberg (marzo de 1924) donde “recibió un tratamiento privilegiado por parte de los guardias: tenía una habitación con vistas al río, llevaba corbata, le permitían recibir visitas y correo de sus admiradores, además de contar con los servicios de un secretario privado”, 8 meses más tarde fue indultado (Ascenso de Adolf Hitler al poder - Wikipedia, la enciclopedia libre [104]).
[11] Como dice nuestro artículo antes citado ““La inconsistencia del contenido ideológico de la demagogia Nazi se muestra claramente en su propaganda racista. El descontento de las masas fue orientado contra el tratado de Versalles, válvula de escape del capitalismo, y contra los judíos, los cuales eran vistos como los representantes del capital internacional y promotores de la lucha de clases. Este enredo de estupideces incoherentes solo pudo sentar raíces en las mentes de la pequeña burguesía, cuyo rol secundario en la economía la hace incapaz de entender en lo más mínimo los hechos económicos y acontecimientos históricos dentro de los cuales ha sido lanzada”
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La burguesía de la región a través de sus medios de comunicación nos vino mostrando a Paraguay como un país que venía manejando con eficiencia la pandemia. El país con menos contagios desde que empezó a propagarse el virus del Covid 19, a finales de febrero del 2020.
Pero la realidad siempre rebasa las ilusorias cifras, las declaraciones triunfantes, rimbombantes, las proclamas tajantes, amenazadoras, que muestran solidez e integridad en las actuaciones políticas por parte de la burguesía y sus sátrapas regados en el abanico de partidos políticos que van desde la derecha conservadora, como el Partido Colorado y sus facciones hasta los llamados radicales de izquierda del Frente Guasu.
Todos gritan al unísono ‘’Democracia’’, ‘’Elecciones’’, ‘’Nación’’, ‘’Diálogo’’, ‘’A luchar contra la corrupción’’. Y este grito se escucha en todos lados, en el norte como en el sur, en occidente como en oriente. Es la misma clase putrefacta, enajenada y criminal de la burguesía, con diferentes rostros, arropadas con diferentes banderas, la que se aferra con uñas y dientes, al capitalismo decadente que vive su última etapa, la descomposición, mostrando sus efectos en todo el planeta: Hambrunas, pobreza extrema que ya no es propia de los países llamados del Tercer Mundo, ahora se extiende por Europa y Norteamérica, desempleo en constante crecimiento, catástrofes naturales (inundaciones, sequías), terror y terrorismo ya sea estatal o gansteril, un estado cada vez más policiaco, militarizado atravesado por la corrupción en todos sus estamentos, el incremento irracional en las agresiones al medio ambiente, agresión que sumado a todas las condiciones inhumanas en que se han desarrollado las megas ciudades junto a la altamente contaminante producción capitalista, han provocado tal daño a los ecosistemas que nos han otorgado una demostración más de lo poco que les importa la humanidad: el Covid 19[1].
Hemos dicho por todos nuestros medios que la pandemia del covid 19 es una expresión y una aceleración de la descomposición capitalista[2] y que desde que se desató la pandemia, hemos sido testigos de la conducta criminal e irresponsable de la burguesía, poniendo por delante sus intereses mezquinos, en detrimento de la población. He aquí, el porqué, conociendo de antemano, lo que se venía no hicieron nada para mejorar los presupuestos públicos en salud e investigación para mejorar los colapsados sistemas sanitarios descuidados por décadas[3].
Paraguay y su clase dominante no podía ser la excepción, totalmente fiel a su naturaleza la burguesía paraguaya: explotadora, represora, agresiva y criminal; para ella los intereses de la Nación pasan por el ritmo de la explotación y el incremento de sus ganancias a costilla de los proletarios paraguayos y de los sectores sociales no explotadores. La burguesía de Paraguay se comporta tan igual como la burguesía italiana, alemana, rusa, china, mexicana, salvadoreña, brasileña, etc. Y ese incremento de ganancias no importa cómo se dé, ya sea por la vía de la explotación directa del trabajador, por el asalto y pillaje de las arcas del Estado, o por las contrataciones (ventas y compras) de insumos para el Estado, expropiando con terror y sangre tierras de los campesinos precarios, o incursionando en negocios vinculados al narcotráfico y contrabando.
Aprovechando esta pandemia, su naturaleza gansteril la llevaría a lucrar despiadadamente sin ningún límite. Por ello, se escuchan en todos los medios, los relatos de corrupción en todos los gobiernos de América y del mundo, sin distingo político, ya sea de la derecha, centro o de la izquierda. En contraste se oye sobre la falta de Hospitales, de camas, de Unidades de Cuidados Intensivos, de medicamentos para mitigar los efectos del Covid 19, y con ello, cifras que van registrando cada vez más cientos de muertes por el virus y casos de contagios.
Este drama se vive en todos lados, solo cambian la ubicación de las víctimas, de Perú a Ecuador, de Chile a Argentina, de Brasil a México, de Bolivia a Paraguay... pero sigue siendo la misma clase social: La Burguesía, la que sigue controlando este macabro juego de la salud, las medicinas, los equipos y ahora las vacunas, todo apoyado en un sistema criminal y putrefacto como el Capitalismo y su aparato político.
Las protestas que se desataron a partir del 5 de marzo por la noche, tiene como antecedente una serie de manifestaciones de los trabajadores de la salud y de la educación por mejores condiciones laborales, recursos e insumos para enfrentar el pico de contagios y por el no retorno a clases presenciales, pero también el sector de la transportación junto a empresarios medianos y pequeños demandaban por alza en los pasajes los unos y los otros por ayuda estatal por el colapso en el comercio debido a la pandemia y sus efectos en la economía. Se sumaron más reclamos e indignación por el alza en los combustibles y por la falta de asistencia social por parte del Estado a los sectores sociales más golpeados por la pandemia y sus consecuencias.
La sociedad paraguaya era un hervidero, cual olla de presión explotó tras el incremento en la conducta cínica de los ocupantes del ‘’Palacio de López’’.
Las protestas iniciadas el 5 de marzo, fueron el marco para el juego parlamentario de la oposición burguesa al gobierno de turno, aprovechando la profunda indignación de la población, toda la oposición desde el Partido Liberal Radical Auténtico hasta los del Frente Gausú, se monta sobre las protestas empujando a los manifestantes por el recambio electoral democrático, atrapando a los manifestantes en el laberinto de la Democracia y las Elecciones. Nuevamente, actuando coordinadamente las fuerzas políticas de la burguesía (ya sea de derecha como el PLRA o de izquierda como el FG) conducen a los manifestantes al callejón sin salida de la democracia. Así ocurrió en marzo de 1999 y en marzo de 2017. Los trabajadores, campesinos precarios, sectores sociales pauperizados, desempleados, estudiantes, en fin, una masa heterogénea e indignada, fueron los que pusieron los muertos, los heridos y los encarcelados.
Desde la entrada del Capitalismo a su etapa de Decadencia, marcada por la I Guerra Mundial, el Capitalismo ingresaba por los senderos de un constante hundimiento en la Crisis Económica, la misma que se profundizó a finales de la década de los 60 del siglo pasado y se agudizó e intensificó sus consecuencias a partir de la década de los 90 del mismo siglo con la entrada del Capitalismo a su última fase: La Descomposición. La descomunal Deuda Soberana de los Estados, el Capitalismo de Estado presente con mayor intensidad y agudeza en todas las Naciones del planeta, son dos elementos significativos de estos tiempos que van acompañando todos los otros elementos antes descritos, propios de la fase de Descomposición capitalista. El capitalismo no podrá ser destruido por la vía de la Democracia y las Elecciones. No será barrido de la historia humana caminando atrás de los partidos políticos de la burguesía, aunque se proclamen de izquierda, o de extrema izquierda. Todos ellos actúan en función a su propio interés de clase dominante.
Entre los manifestantes que iniciaron la lucha por vivir en mejores condiciones está la clase obrera, pero esta no se ve como clase, no guarda su autonomía de clase frente al resto, están confundidos en el pueblo, en el ciudadano, y su confusión será su perdición, en esas revueltas populares interclasistas.
El camino que le toca transitar al proletariado paraguayo es largo, pero no es tardío, sus hermanos de clase ya vienen luchando en otros escenarios. En el 2020, con la pandemia encima salieron a protestar obreros italianos de la FIAT, obreros españoles de la fábrica de electrodomésticos Balay en Zaragoza o los de la Renault de Valladolid, la huelga salvaje (al margen de los sindicatos) de los conductores de transporte en Bélgica, las recientes movilizaciones de los obreros agroindustriales en Perú[4], o la de los trabajadores de la salud en Ecuador. Todos ellos luchando por mejoras en las condiciones de trabajo, en solidaridad con compañeros víctimas del virus y que, a pesar de ello, la burguesía los obliga a laborar sin ninguna protección sanitaria para evitar mayores contagios, luchan por salarios en plena crisis económica, una crisis que ha sido presionada por la aparición de la pandemia.
Es necesario comprender que estas luchas son aún muy débiles y limitadas y que existe un peligro muy serio de que los obreros -como ha ocurrido en Paraguay- se vean enredados en una lucha por objetivos burgueses. Las medidas de confinamiento y toda la presión social que se ha generado en torno a la pandemia reforzando la atomización, la dislocación y la fragmentación social, alzan nuevos obstáculos contra el desarrollo de la lucha obrera[5].
El proletariado tendrá que encontrarse como clase explotada en medio de esta confusión que impulsa la burguesía con su ideología democrática, deberá desarrollar su autonomía de clase frente a estas revueltas populares que la arrastran a terrenos ajenos a ella, solo imponiendo su identidad y autonomía de clase en sus propias luchas podrá ir recuperando su confianza y se podrá abrir una perspectiva mundial donde el proletariado como clase explotada vaya asumiendo el papel que le corresponde como la única fuerza social capaz de parar los fines de la burguesía mundial y sus Estados en el marco del capitalismo. La pandemia hoy juega en contra de este desarrollo de la consciencia de la clase y contra el desarrollo de su combate, pero la agudización de la crisis económica generará una mayor reflexión del papel que tiene la clase obrera con la humanidad.
Internacionalismo Ecuador -Sección de la CCI
[1].https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2].
[2] Ver https://es.internationalism.org/content/4630/informe-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-el-periodo-de-descomposicion-capitalista [84]
[3].Ver nuestros análisis sobre las causas y consecuencias de la pandemia en: https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4].
[4] Ver Huelga de los obreros de la agroindustria en Perú https://es.internationalism.org/content/4632/huelga-de-los-obreros-de-la-agroindustria-en-peru [106]
[5] Ver Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (2019) https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [107]
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Diferentes cadenas de TV y otros medios han publicado a propósito del encarcelamiento del rapero Pablo Hasél algunas entrevistas en las que se reivindica de la lucha de la clase obrera; pero lo cierto es que, gesticulaciones aparte, las referencias políticas del cantante no remiten a la experiencia histórica y la tradición de la clase obrera, sino a ideologías y formas de lucha que son completamente ajenas al terreno del proletariado, que han servido para objetivos capitalistas y, respecto de la clase obrera, han actuado para descarrilar y confundir, y en definitiva frenar sus luchas[1].
Pablo Hasél se reivindica del GRAPO y de la ETA, que no tienen absolutamente nada que ver con la lucha obrera sino con las peleas entre bandas de la burguesía. El primero arrastra la alargada sombra de haber sido inspirado y ampliamente manipulado por los servicios secretos y la segunda ha sido el brazo armado del nacionalismo vasco, heredera de la ideología reaccionaria carlista que cambió en los años 70 por la “liberación nacional” surfeando la ola de la protesta contra la guerra del Vietnam. Y desde luego tampoco ha sido para nada ajena a la intervención de los servicios USA y franceses, además de los españoles. ETA ha canalizado hacia la lucha nacional de una fracción de la burguesía vasca la radicalización de los jóvenes frente al desempleo y a la incapacidad del capitalismo de ofrecerles una perspectiva[2].
La forma de la lucha de la clase obrera en nuestra época es la huelga de masas, organizada en las asambleas, la defensa del internacionalismo y la perspectiva de una nueva sociedad que supere y erradique el capitalismo: el comunismo mundial.
Hasél se reivindica del “tiro en la nuca” y el piolet; pero lo primero es propio de las ejecuciones de los nazis y en general de los ejércitos (incluyendo los del bando democrático) en las guerras imperialistas. En cuanto al piolet es precisamente conocido porque fue así, con un golpe en el cráneo, como Mercader (agente estalinista) mató a Trotsky, una de las más grandes figuras del movimiento obrero. Su muerte permitió que la corriente que representaba, el trotskismo, capitulara y traicionara el internacionalismo tomando partido por la defensa de la URSS en la guerra.
La lucha obrera no puede prescindir de la violencia en su lucha por la destrucción del Estado burgués, que como ha recordado el ministro Ábalos ante los altercados en Barcelona, Valencia y otras ciudades, es el único que tiene el monopolio de la fuerza (en defensa de los intereses de la burguesía -añadimos nosotros); pero la violencia del proletariado es organizada y consciente, con la perspectiva de la toma del poder, la extensión de la revolución y la construcción de la sociedad comunista; es una violencia de masas. La aparición del llamado “terror rojo” en el curso de la revolución en Rusia fue la expresión de la degeneración del “Estado obrero” hacia lo que después se convertiría en el régimen estalinista[3]. Este régimen nada tenía que ver con la liberación del proletariado y sí con el exterminio de su propia población, con la represión más cruel de los propios revolucionarios (por ejemplo, los Procesos de Moscú, etc.).
Para colmo Hasél se reivindica del antifascismo y de la lucha por una “democracia real”.
El antifascismo fue la forma en que la burguesía consiguió derrotar los vestigios de la oleada revolucionaria frente a la 1ª guerra mundial que produjo la revolución rusa y la tentativa revolucionaria en Alemania entre otras. En nombre de la lucha contra el fascismo se arrastró la lucha de la clase obrera al terreno de la guerra imperialista de los aliados contra el Eje de Hitler. Empezando por España, donde la guerra imperialista en el frente de la República contra Franco acabó con la insurrección del proletariado inicialmente contra Franco y contra la República que respondía a sus reivindicaciones con “disparos a la barriga” (en palabras del ilustre presidente Azaña). Y hay que recordar que entonces el partido comunista, junto al POUM e incluso la CNT[4], los continuadores de cuyo legado ideológico ahora están en las filas de Unidas Podemos, tomaron partido por la guerra imperialista contra los trabajadores.
La única corriente que resistió a la presión de los acontecimientos, que hizo de ¡No traicionar! su consigna, fue la Izquierda Comunista, que tuvo el coraje de defender, como hizo la Internacional Comunista frente a la Iª guerra mundial, no tomar partido por ninguno de los bandos imperialistas, denunciando a todos y luchando por la única alternativa posible: la lucha de clase del proletariado en la perspectiva de la revolución mundial.
En cuanto a la lucha por una verdadera democracia en España, conviene recordar que la llamada transición democrática (que dio lugar a lo que hoy se conoce como el régimen del 78) fue una operación de Estado del conjunto de la burguesía, con el apoyo e impulso del bloque USA entonces, y el principal objetivo era responder al desarrollo de las luchas obreras que desde los años 60 se desarrollaban cada vez más masiva y autónomamente, huelgas masivas y asambleas conjuntas que en Vitoria 1976 llegaron a ser asambleas de ciudad[5]. El franquismo solo podía responder con la represión, mientras que la democracia intentaba “torear” las luchas con la intervención sindical y las promesas de la izquierda. Porque sería bueno recordar también que los ancestros de los que ahora están en Unidas Podemos y echan pestes del régimen del 78, colaboraron ampliamente en esa operación. El partido comunista del Sr ministro Alberto Garzón, dirigido por Santiago Carrillo, llamó a la “reconciliación nacional” avalando la reconversión de los antiguos franquistas en modernos demócratas, empezando por el mismísimo Adolfo Suárez. Los partidos extraparlamentarios de la extrema izquierda, trotskistas, maoístas, etc. los restos de los cuales están en la continuidad de los “anticapitalistas” de Unidas Podemos, respaldaron las orientaciones del PC en la calle y las fábricas.
Y es que como decía Lenin, la memoria es revolucionaria, y por eso conviene acordarse de todo esto para ver que efectivamente, Pablo Hasél no representa la lucha de la clase obrera, sino a sus enemigos.
Hic Rhodas 27-2-21
[1] En un próximo artículo vamos a denunciar la campaña de antifascismo y ensalzamiento de la democracia que se está haciendo en torno a Hasél y las manifestaciones “anti represivas” que se han estimulado por instancias del Estado y veremos igualmente que esas movilizaciones no son una respuesta a la represión estatal sino una trampa.
[2] Para lo que es el terrorismo se puede ver, entre otros muchos artículos, El terrorismo, un arma de guerra del capitalismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/302/el-terrorismo-un-arma-de-guerra-del-capitalismo [110] , sobre quien fue ETA y lo que hay en el conflicto nacionalista vasco se puede consultar, entre otros, Tregua de ETA: para eliminar el terror, la clase obrera debe erradicar el capitalismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200605/932/tregua-de-eta-para-eliminar-el-terror-la-clase-obrera-debe-erradicar-el [111] y Conflicto vasco: contra la barbarie de las luchas nacionales la alternativa es la lucha de clases https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/396/conflicto-vasco-contra-la-barbarie-de-las-luchas-nacionales-la-alternat [112]
[3] Ver Terror, terrorismo y violencia de clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [113] y Resolución sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [114]
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Desde buena parte de la nueva izquierda dominante, el altermundialismo, el “movimiento antiglobalización” etc., como se puede desprender de líderes como Noam Chomsky, se transmite la idea de que el estado surgió como voluntad de los seres humanos, o incluso que es el responsable de las clases sociales. Este concepto del estado lleva a su vez el germen de la idea de que el estado pudiera ser disuelto a voluntad, o de que pudiera ser un instrumento al servicio de “todos”, un instrumento interclasista. La idealización de la que se hace Noam Chomsky respecto al estado queda bien ilustrada en su interpretación de los primeros economistas burgueses y de los hombres de la ilustración. Hablando de Adam Smith nos dice “este entendía que en un mercado en perfecta libertad, conduciría a una perfecta igualdad, no solo de oportunidades sino también de condiciones [……]no nos hemos acercado ni remotamente a esto, porque el estado se ha utilizado tanto como se ha podido.”[1]. Como si cupiera la posibilidad de que el estado no se utilizase, o no se utilizase para determinados intereses y sí para otros. Póngase el caso, como tanto les gusta afirmar a los izquierdistas, “dar un instrumento al pueblo para su emancipación”. En realidad, la idea de que el estado surge por voluntad del ser humano, no nos permite una correcta comprensión de la naturaleza del estado, y tener esto claro es vital de cara a saber a qué nos estamos enfrentando. La idealización del estado surge o tiene su raíz, en el espacio común que supuestamente nos daría el ser ciudadanos, que está al mismo tiempo vinculada al concepto de la democracia. La clase dominante es la primera interesada en hacernos creer, que todos iríamos en un mismo barco, que compartimos intereses comunes como ciudadanos que somos todos. El pueblo, la nación, son conceptos consustanciales al estado y que la burguesía no puede renunciar a ellos. Como decía Maquiavelo el ABC de todo gobernante es hacer creer al resto, que sus intereses coinciden con los tuyos. Y aquí viene una de las primeras características del estado. Que surge no por voluntad, sino por necesidad. El estado es el instrumento de dominio de una clase sobre otra. O, dicho de otro modo, es el órgano que genera toda sociedad dividida en clases con el fin de encauzar las contradicciones y conflictos que genera una sociedad de dicha naturaleza. Que evidentemente se trata de una sociedad violenta muy violenta, como no puede ser de otra manera, una sociedad dividida en clases.
Es el desarrollo de las fuerzas productivas y de la división del trabajo, lo que en un determinado momento genera el estado y no al revés. Y de esto se desprende que mientras existan clases sociales existirá el estado, lo cual nos obliga a pensar en un estado de transición, porque al día siguiente del triunfo de la revolución, seguirán existiendo no solamente el resto de las capas no explotadoras de la sociedad, sino también la burguesía en lucha encarnizada contra el poder que le ha sido arrebatado.
Pero el cómo afrontar este estado de transición y qué es lo que implica, es un problema que todavía nos hará falta más experiencias para poderlo afrontar satisfactoriamente. Podemos abordar unas líneas generales que nos ha dejado en su legado la historia de la clase. La subestimación del problema del estado, seña de identidad de los anarquistas, y que floreció, fruto de la inexperiencia del movimiento obrero, en el marco de la primera internacional: El enfrentamiento dialectico entre marxistas y anarquistas, nos aportó muchas claves en lo que respecta a la naturaleza del estado. Estrechamente ligado a su visión ahistórica, Bakunin negaba el estado de transición, como si este pudiera desaparecer a voluntad. En ese sentido son muy instructivas las aportaciones de todos aquellos que se esforzaron por profundizar en esta cuestión. Friedrich Engels nos dice en su artículo De la autoridad[2]: “Todos los socialistas están de acuerdo en que el Estado político, y con él la autoridad política, desaparecerán como consecuencia de la próxima revolución social, es decir, que las funciones públicas perderán su carácter político, trocándose en simples funciones administrativas, llamadas a velar por los verdaderos intereses sociales. Pero los antiautoritarios exigen que el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aun antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay [……] ¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día, de no haber empleado esta autoridad del pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos, por el contrario, reprocharle el no haberse servido lo bastante de ella?”[3].
Pero indudablemente la experiencia más interesante y la que más lecciones nos aporta es la revolución rusa. Aquí la subestimación del problema del estado se materializa de una forma diferente. Los bolcheviques, en su afán de hacer de la necesidad virtud, creyeron que con unir a la palabra estado el epíteto proletario ya tenían resuelto el problema. Sin duda alguna era la manera más fácil de sortear las dificultades que les venían encima fruto del cada vez más agudo aislamiento de la revolución. El problema es que esta visión lejos de ralentizar la degeneración de la revolución, lo que hizo fue acelerarla. Una visión que venía de la tradición parlamentaria con la que no se supo romper, y que compartían la inmensa mayoría de los revolucionarios de aquel entonces. El partido representa a la clase y por tanto mientras el partido conservara el poder, la revolución estaría asegurada. Hoy en día gracias a esa experiencia, sabemos que eso no es así. No podemos abordar aquí el tema de la relación entre la clase y el partido[4]. No es el cometido de este artículo.
Simplemente unas líneas generales; precisamente porque el partido es solo una parte de la clase, esté no puede tomar el poder en nombre de la clase, por muy avanzado y consciente que sea su vanguardia. Porque el comunismo ni se puede delegar ni decretar, si no que será la obra de todo el proletariado. Detrás de esta visión defendida por los bolcheviques, se encuentra la idea dominante por aquel entonces, de identificar la dictadura del proletariado con el estado. En realidad, el propio término “estado proletario” es una contradicción en sí mismo, puesto que el estado es un ente intrínsecamente conservador. Como hemos visto arriba, tiene como misión amortiguar y encauzar los conflictos sociales, o sea conservar la sociedad tal cual está. Fruto de las lecciones sacadas de la propia historia, no se puede hablar por tanto de un estado proletario, si no de un estado en manos del proletariado. Porque la dictadura del proletariado se debe ejercer sobre el propio estado de transición. El hecho de que la revolución de 1917 fracasara debido fundamentalmente a que esta quedara circunscrita a Rusia, y por tanto sin ningún futuro, puesto que un bastión proletario en mitad del mundo capitalista tiene los días contados: el aislamiento cada vez más brutal al que fue sometido, así como la intervención militar capitalista, unido al afán meramente productivista que se iba imponiendo en el marco de la economía de guerra a las que las circunstancia obligaron, que incluso estableció el sistema Taylor[5] de producción, condujo a un reforzamiento de la cuestión militar en decaimiento de toda cuestión política, facilitando con ello la creación de todo un entramado de organismos que escapaban del control proletario: el consejo superior de economía, la checa, el ejército; institucionalizándose los consejos obreros en el marco de un cada vez más evidente partido-estado, acabado estos convertidos en meras cámaras de ratificación de dicho estado.
Como decía, el hecho de que la revolución rusa fuera destruida debido a la degeneración de esta y no por el aplastamiento manu militari por la burguesía exterior, tuvo un impacto mucho más brutal para el proletariado internacional, porque los bolcheviques haciendo de la necesidad virtud llamaron comunismo a lo que no era otra cosa que capitalismo de estado. En este sentido premonitorias fueron las palabras de Karl Radek en el Kummunist nº1 de abril de 1918[6]: “Si la revolución rusa fuera aplastada por la contrarrevolución burguesa, renacería como el Fénix; si, por el contrario, perdiera su carácter socialista y con ello decepcionara a las masas trabajadoras entonces este golpe tendría consecuencias diez veces más terribles para el futuro de la revolución rusa e internacional”.
Décadas de contrarrevolución basadas en principios comunistas equivocados que dieron como resultado horrores como el estalinismo o el maoísmo atestiguan el valor de estas palabras. El estado es un instrumento de dominio de una clase sobre otra y, por tanto, si no está en manos del proletariado, caerá en manos de otra clase, para ejercerla sobre el proletariado, como lo vimos también en el caso de la experiencia española de julio del 36. Un proletariado abatido, asumido en plena contrarrevolución, como era el proletariado de entreguerras, materializándose su confusión en aquellas semanas del 36, en la formula contradictoria “tenemos el poder, pero no lo queremos”. Es un paradigma de la problemática del estado, cuando el proletariado abatido e influenciado por los cánticos de sirena del anarquismo, se vio totalmente amarrado e imposibilitado de llevar a cabo su misión histórica. El poder, el estado, solo podrá desaparecer, cuando desaparezca la sociedad en clases de la cual ha surgido.
Laro
Como hemos dicho al principio, saludamos calurosamente la contribución del compañero. Manifiesta una preocupación para comprender la perspectiva revolucionaria que posee el proletariado como clase histórica, en un momento en que las generaciones proletarias del presente tienen una gran dificultad para asumir su propia identidad de clase y, en consecuencia, su alternativa revolucionaria.
La reflexión del compañero es profundamente militante como lo prueba el punto de partida de su escrito: una denuncia clara de la visión falsa y mistificadora del Estado que propaga la ideología burguesa y que repiten como papagayos los servidores izquierdistas del Capital, incluidos individuos que se reclaman de un anarquismo radical como Noam Chomsky.
El compañero deja claro que el Estado no nace de la “voluntad de los seres humanos”, sino que es “el instrumento de dominio de una clase sobre otra. O, dicho de otro modo, es el órgano que genera toda sociedad dividida en clases con el fin de encauzar las contradicciones y conflictos que genera una sociedad de dicha naturaleza”.
El compañero partiendo de este marco de análisis ve inevitable la existencia de un Estado en el periodo de transición del capitalismo al comunismo, pero, precisa con rotundidad que este estado jamás será “proletario”: “el propio término “estado proletario” es una contradicción en sí mismo, puesto que el estado es un ente intrínsecamente conservador. Como hemos visto arriba, tiene como misión amortiguar y encauzar los conflictos sociales, o sea conservar la sociedad tal cual está. Fruto de las lecciones sacadas de la propia historia, no se puede hablar por tanto de un estado proletario, si no de un estado en manos del proletariado”.
El compañero sigue el método histórico para considerar el problema del Estado en la revolución comunista refiriéndose a la Comuna de París y muy especialmente a la revolución en Rusia 1917, que nos da un material riquísimo para armarnos sobre la cuestión cara al futuro[7].
Si compartimos las conclusiones que saca el compañero, queremos, sin embargo, hacer dos precisiones que nos parecen necesarias para proseguir la clarificación.
Respecto de la experiencia de la revolución rusa el compañero dice “la subestimación del problema del estado se materializa de una forma diferente. Los bolcheviques, en su afán de hacer de la necesidad virtud, creyeron que con unir a la palabra estado el epíteto proletario ya tenían resuelto el problema”.
Si bien es cierto que hubo indudables confusiones en los bolcheviques -compartidas en realidad por todo el movimiento obrero de la época[8]- estos realizaron un esfuerzo por plantear la cuestión del Estado, antes de la toma del poder por los soviets en octubre de 1917. Lenin consagró muchas horas de agosto 1917 en su forzado exilio en Finlandia, a su obra El Estado y la Revolución[9]. Una obra que sigue el método vital de reapropiarse críticamente todo lo que previamente el movimiento obrero -y especialmente Marx y Engels- había desarrollado sobre la cuestión. En este marco Lenin aporta algo crucial: el Estado burgués hay que destruirlo mediante una revolución violenta mientras que el Estado del periodo de transición debe ser extinguido por la acción consciente y organizada del proletariado a través de los Consejos Obreros.
En 1921 en el debate sobre los sindicatos, Lenin señala que los obreros deben hacer huelga contra “su estado” pues este puede escapársele de las manos, y, posteriormente, trata de reflexionar sobre el problema del Estado “proletario” argumentando que este es como un “automóvil que va por su propio camino a espaldas de la voluntad de su conductor”.
Creemos que, más allá de sus limitaciones y de su degeneración oportunista, muy acusada a partir de 1920-21, el partido bolchevique no trató de forma tan simplista la cuestión del Estado y, especialmente mediante el trabajo de Lenin, hizo esfuerzos de clarificación del problema[10].
Hay un pasaje que pensamos está en contradicción con todo lo que muy acertadamente el compañero desarrolla: “Décadas de contrarrevolución basadas en principios comunistas equivocados que dieron como resultado horrores como el estalinismo o el maoísmo atestiguan el valor de estas palabras”.
No fueron “principios comunistas equivocados” los que produjeron la contrarrevolución sino la traición de esos principios, su abandono y falsificación descarados. Como muy justamente el compañero señala “El hecho de que la revolución de 1917 fracasara debido fundamentalmente a que esta quedara circunscrita a Rusia, y por tanto sin ningún futuro, puesto que un bastión proletario en mitad del mundo capitalista tiene los días contados”. La contrarrevolución emergió del aislamiento de la revolución en Rusia, sin embargo, fue ejecutada desde el propio estado surgido tras la revolución -el estado soviético- y por el partido bolchevique que acabó siendo absorbido por ese estado, lo cual, como señala el compañero fue trágico para el proletariado mundial y sus consecuencias aún las seguimos soportando: “el hecho de que la revolución rusa fuera destruida debido a la degeneración de esta y no por el aplastamiento manu militari por la burguesía exterior, tuvo un impacto mucho más brutal para el proletariado internacional”.
Está claro que la conciencia comunista se desarrolló de manera insuficiente cara a todos los problemas que planteaba la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 y la experiencia de la revolución en Rusia. Es igualmente evidente que los revolucionarios cometieron errores -los cuales, como dijo Trotski, “pueden pagarse con montañas de cadáveres”, pero es importante dejar claro que el vector de la contrarrevolución no fueron los errores o las insuficiencias de los comunistas, sino la traición perpetrada por la fracción en torno a Stalin que se materializó en la monstruosidad del “socialismo en un solo país”. Por ello, lo que hubo en la URSS o ulteriormente en China, Cuba, Corea del Norte etc., es la expresión de un capitalismo de Estado envuelto en las banderas del “comunismo”.
CCI 25-2-21
[1] Extraído de una entrevista a Noam Chomsky, en el marco de una obra más amplia con otras entrevistas hechas a este y artículos suyos que lleva por título Lucha de clases. Este libro puede encontrarse en su versión española en www.planetadelibros.com/libro-lucha-de-clases/115913 [119].
[3] La comuna de Paris, 18 de marzo – 28 de mayo de 1871. Fue la primera vez en la historia en que el proletariado tomaba el poder en sus manos. A pesar de su corta duración se sacaron valiosas lecciones de ella. Karl Marx profundiza en esta experiencia en su obra La Guerra civil en Francia https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm [121]
[4] Ver el texto El partido y sus lazos con la clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/892/el-partido-y-sus-lazos-con-la-clase [122]
[5] El sistema propio de los países capitalistas, que pagan al trabajador por el número de piezas realizadas por horas. Establecido en mayo de 1918 en el marco del llamado “comunismo de guerra”, y que puso la bases para el desarrollo de un capitalismo de estado, que supuso una explotación del proletariado sin precedentes.
[6] Kommunist, (El Comunista). Publicación en torno a la cual se constituyó la primera facción de izquierda comunista en el interior del partido comunista ruso. Se publicaron cuatro números de abril a junio de 1918. No se pudo publicar más porque la revista fue clausurada y el grupo disuelto en nombre de la “unidad del partido”
[7] Hemos escrito numerosos textos sobre esta cuestión. El último fruto precisamente de un debate con compañeros de América del Sur: Debate sobre el comunismo y el periodo de transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo [123] . Del mismo modo, una recopilación de textos sobre el tema se puede encontrar en El Estado en el periodo de transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/series/488 [124]
[8] Cabe señalar que solamente Pannehoek en 1912 había hecho una contribución sobre el tema. Sin embargo, Rosa Luxemburgo no abordó la cuestión, así como otros revolucionarios de la izquierda de la Segunda Internacional, Lenin denuncia en el Estado y la Revolución que el oportunismo en la 2ª Internacional enterró a muchos metros de profundidad las contribuciones inapreciables de Marx y Engels sobre la cuestión del Estado.
[9] Ver «El Estado y la revolución» (Lenin) - Una brillante confirmación del marxismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199712/1217/ii-el-estado-y-la-revolucion-lenin-una-brillante-confirmacion-del- [125]
[10] Ver VIII - La comprensión de la derrota de la Revolución Rusa (1) - 1918: la Revolución critica sus errores https://es.internationalism.org/revista-internacional/199912/1153/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1-1918-la- [126] VIII - La comprensión de la derrota de la Revolución Rusa (2) - 1921: el proletariado y el Estado de transición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200007/3479/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-2-1921-el- [127] y VIII - La comprensión de la derrota de la Revolución rusa - 1922-23: Las fracciones comunistas se enfrentan a la contrarrevolución en alza (3) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200010/985/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1922-23-las [128]
La pandemia golpea brutalmente a toda la población y especialmente a la clase obrera. Actualmente hay 118 millones de infectados, 2,6 millones de muertos en el mundo y un país como Italia ha franqueado la cifra dolorosa de las 100 mil defunciones. Pero otra amenaza terrible se perfila: la agravación de la crisis económica, con más de 50 millones de desempleados solamente en Estados Unidos.
Frente a esta avalancha ¿como va a responder la clase obrera? ¿cómo puede responder? Para ello no solamente queremos basarnos en las respuestas recientes (las luchas en Francia a finales de 2019 o las movilizaciones en fábricas y centros de trabajo de Italia, Francia, USA al principio de la pandemia), sino sobre todo en la naturaleza del proletariado como clase histórica y en su experiencia histórica. “No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado integro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual” (La Sagrada Familia, Marx y Engels).
Para preparar esta reunión, los participantes pueden consultar el siguiente texto:
Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (23 congreso de la CCI) https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [107]
La reunión pública se llevará por Internet el sábado 27 de marzo a las 18 horas de Europa (12 horas Lima; 14 horas Santiago de Chile; 11 horas México; 14 horas Buenos Aires).
Todos los que deseen participar pueden hacerlos enviando un mensaje a: [email protected] [31] , o a la sección de Contacto de nuestro sitio Web es.internationalism.org
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La convocatoria de elecciones al gobierno regional madrileño para el 4 de mayo y todo el carrusel de acontecimientos que se han suscitado ha sido encarado dramáticamente por los políticos, los medios de “comunicación”, las redes sociales, como una nueva versión de la Batalla de Madrid donde chocarían frontalmente Fascismo y Democracia.
La ideología burguesa y la manipulación que realizan todos los servidores del capitalismo y su Estado (políticos, “creadores de opinión pública”, bloggeros “independientes” etc.) presentan las cosas de manera superficial y haciendo comparaciones que no vienen a cuento. La “batalla de Madrid” que pretenden hoy revivir, tuvo lugar en 1936-37 en las condiciones terribles de la Guerra española de 1936-39, donde los obreros, derrotados por la ideología antifascista, se dejaron llevar al matadero de un conflicto que tenía una doble dimensión imperialista: a nivel internacional la pugna creciente entre el bando democrático y el bando fascista que desembocó en la barbarie de la Segunda Guerra Mundial con sus 60 millones de muertos; a nivel nacional, el enfrentamiento entre Franco y la República que causó un millón de muertos[1].
Hoy las condiciones no son las mismas, el proletariado -pese a las debilidades y dificultades que arrastra- no está derrotado y no está dispuesto como entonces a servir de carne de cañón a los bandos capitalistas en conflicto. Los contendientes se enfrentan con todo el juego sucio habitual de la política burguesa: maniobras, mentiras, insultos, provocaciones, traiciones, cambios repentinos de chaqueta ….
Pero sería un error ver este proceder como algo “de todas formas pacífico” y muy diferente al de la confrontación con las armas en la mano. Nuestros antepasados de la Izquierda Comunista de Francia dejaron muy claro que “Guerra y paz son dos momentos de una misma sociedad: la sociedad capitalista. No son dos oposiciones históricas que se excluirían mutuamente. Al contrario, guerra y paz en el régimen capitalista son momentos complementarios indispensables el uno para el otro, fases sucesivas de un mismo régimen económico, aspectos particulares y complementarios de un fenómeno único (…) En la época del capitalismo decadente, la guerra al igual que la paz expresan esa decadencia y participa poderosamente en su aceleración”[2]. En la actual campaña madrileña vemos un grado tal de provocación, de amenazas violentas, de ruptura de cualquier regla mínima de juego “democrático”, que podemos decir que el rostro de la barbarie capitalista asoma siniestro en la campaña madrileña. Y este no es un fenómeno español, sino que tiene una dimensión mundial que puede verse, por ejemplo, en el asalto al Capitolio norteamericano por una turba de partidarios de Trump[3].
No podemos habituarnos al repugnante olor a podrido que desprenden todos los actos de la política burguesa, desde la acción del gobierno, hasta las sesiones parlamentarias, pasando por las interminables campañas electorales[4]. La proliferación de cartas amenazantes con balas y navajas ensangrentadas y la escalada brutal de Vox, que comenzó con el acto de Vallecas buscando el altercado violento con los grupos antifascistas; siguió con sus carteles xenófobos contra los niños emigrantes y remató con su negativa a condenar las amenazas a Iglesias, es un claro indicador.
Con esta conducta, Vox se muestra como lo que es: una expresión especialmente cínica y desvergonzada de la barbarie capitalista. Sin embargo, es un error ver a Vox como una “excepción”, un cuerpo extraño dentro de la política burguesa que sería, a pesar de todas sus canalladas, “respetuosa con unas mínimas reglas democráticas”. Vox expresa “sin complejos” la brutalidad, la ausencia de reglas, el cada uno a la suya de TODA LA POLITICA CAPITALISTA EN TODOS SUS PARTIDOS Y EN TODOS LOS PAÍSES.
Vox hace de forma descarada lo que sus demás colegas hacen de manera más hipócrita envuelta en las “buenas intenciones”; Vox dice sin remilgos lo que sus rivales dicen con medias palabras; Vox exhibe descaradamente la barbarie del capitalismo que sus compinches intentan ocultar con palabrería sobre la democracia, la tolerancia, la integración y demás demagogia[5]. Vox con su desfachatez, su actitud arrogante y provocadora, bebe en la descomposición ideológica del capitalismo que se manifiesta en “el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, el "no future" de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a "skinheads" y "hooligans" (…) la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos "científicos", y que ocupa en los media un lugar preponderante” (Tesis sobre la Descomposición) [6].
En un próximo artículo analizaremos el complicado ajedrez político de maniobras y jugadas de unos y otros que ha conducido a las elecciones madrileñas. PP y PSOE querían devorar al “centro” de Ciudadanos; Diaz Ayuso pretendía matar dos pájaros de un tiro: en primer lugar, arrebatar a su jefe -Casado- el papel de “oposición frontal” al Gobierno de izquierdas. Y, en segundo lugar, adoptando muchas de las banderas de la extrema derecha, robar a Vox su espacio político lo que ha puesto a éste en el disparadero.
Esta cadena caótica de maniobras y golpes bajos, que incluyó mociones de censura a traición, compra de políticos y finalmente los sobres amenazantes, ha dinamitado la campaña electoral con la ruptura de las más mínimas normas en el juego entre partidos lo que ha llevado a la cancelación de los debates programados y la división en “dos campañas”: por un lado, la de la Izquierda enarbolando la “defensa de la democracia contra el fascismo”; por otro lado, la Derecha insistiendo en “otro dilema”: “libertad o comunismo”, “libertad” entendida como “iniciativa privada”, “liberalismo” e incluso el “castizo modo de vida madrileño” (¡¡¡) mientras que el “comunismo” serían las medidas de “estatización” del Señorito Iglesias que se ligan al capitalismo de Estado chavista o el que existió en la antigua URSS y que nada tienen que ver con el comunismo[7].
La prensa, la televisión y los “formadores de tendencia” en las Redes Sociales, han tratado de dar la impresión de que se viviría una atmosfera “guerra civilista”. Es cierto que Vox ha organizado mítines en barrios obreros con ánimo deliberado de provocar, pero es una evidente exageración decir que se han multiplicado los altercados callejeros entre “fascistas y antifascistas”. Por ejemplo, en los enfrentamientos en Vallecas a propósito de un mitin de Vox fue más bien la policía quien encendió los ánimos y provocó los choques. Están proliferando demasiados bulos para cultivar una tensión “antifascista”.
El frente unido de izquierdas -PSOE, Podemos y Más Madrid- llama a la movilización “antifascista”, rememora el “No pasarán” de la guerra del 36 y convoca al “pueblo de Madrid” a dar “con los votos” un portazo a Vox y la Derecha.
Los trabajadores debemos comprender las trampas que encierran estos llamamientos:
1ª El Voto. La burguesía necesita del voto para legitimar sus gobiernos y las políticas de desempleo, miseria, agravación de la pandemia, guerra imperialista etc., que estos practican. El voto atomiza a los obreros, les arrebata su verdadera identidad como clase para darles la falsa identidad de “ciudadanos españoles” que “deciden” los destinos de la nación. El arma de lucha de los trabajadores no es el voto sino la huelga, la asamblea, la unificación de las luchas, el debate proletario, la conciencia comunista…
2ª El interclasismo. Llamando al “pueblo de Madrid” y con la palanca del “todos unidos contra el fascismo”, el proletariado es diluido en un Frente interclasista donde se asocia al policía que le aporrea, al empresario que le explota, al político que le engaña etc. Solo la autonomía política del proletariado, su lucha en su terreno de clase puede defenderle y abrir una perspectiva para toda la humanidad.
3ª La defensa de la Democracia. La democracia es la máscara de la Dictadura del Capital. Detrás de la Cara Bonita del Estado democrático -elecciones, libertades, partidos, sindicatos, “ayudas sociales” etc.- se oculta la cara menos presentable del Estado formada por la policía, los tribunales, las cárceles, el ejército y una aplastante burocracia. La alternativa no es democracia o fascismo, sino comunismo o barbarie.
4ª El falso dilema fascismo -antifascismo. El fascismo no es el Mal Mayor y la Democracia sería el Mal Menor, ambos son instrumentos de la dictadura del capital y su enfrentamiento es la cadena que apresa al proletariado para llevarlo a la guerra imperialista y a aceptar los peores ataques a sus condiciones de vida. Hay una continuidad total entre los gobiernos de derecha y los gobiernos de izquierda, entre fascistas - populistas y demócratas. Hitler y Mussolini subieron al poder aupados por la democracia con la complicidad de la izquierda[8]; Franco al servicio de la República en 1934 dirigió la represión de la insurrección obrera de Asturias; Pinochet fue proclamado como “general constitucional” en 1972 por Allende; Vox ha sido apoyado bajo mano tanto por el PP -del que nació- como por el PSOE.
De la misma manera que la CUP en Cataluña culpabiliza a los obreros por no utilizar el voto para “cerrarle el paso al españolismo”, el trío madrileño de izquierdas apunta el dedo acusador contra los obreros que no van a votar para “cerrarle el paso al fascismo”. El llamamiento anti -españolista de la CUP o el llamamiento “antifascista” del trío de izquierdas madrileño pretende desviar y encerrar a los obreros en la defensa del capital. No podemos olvidar, como nos mostró la trágica experiencia de 1936, que la insurrección obrera de Barcelona en mayo de 1937 fue aplastada por la canalla estalinista y catalanista acusando a los obreros de “hacer el juego al fascismo” y un anarquista como Camilo Bernieri que Bilan -órgano de la Izquierda Comunista de Italia- saludó por su defensa de posiciones proletarias, fue asesinado por los esbirros estalinistas bajo la acusación de “agente fascista”. Quien piense que Izquierda y Derecha del Capital representan, unos y otros, los intereses de la clase explotadora más criminal de la historia, se ve acusado de agente del “fascismo”, como le ocurrió a Trotsky calumniado por el estalinismo como “agente de la Gestapo nazi”[9].
Con todo el ruido sobre la “batalla de Madrid”, la amenaza de la “vuelta del fascismo” y “la democracia está en peligro”, los verdaderos problemas que enfrentamos los trabajadores y la inmensa mayoría de la población quedan oscurecidos o relegados a “asuntos personales” que deberían dejarse de lado ante “lo importante”. Veamos:
1. La agudización de la pandemia.
A pesar de las vacunaciones -que van a un ritmo peligrosamente lento-, la pandemia sigue haciendo estragos terribles: el mundo ha superado la cifra de 3 millones cien mil muertos y 147 millones de contagios, en España las cifras oficiales rebasan los 77 mil muertos y los 3 millones y medio de contagios. La situación en la India bordea el genocidio y la variante del virus que allí está creciendo constituye una amenaza mundial.
La pandemia ha puesto al desnudo cual es la política de todos los gobiernos del mundo, sean del color que sean, izquierda o derecha, populistas o demócratas: todos han abandonado a la muerte y la enfermedad a los trabajadores sacrificando las necesidades humanas en el altar de la producción y la acumulación capitalista[10].
En esa política de defensa del capital han coincidido totalmente el gobierno de izquierdas del PSOE- Podemos y el gobierno de derechas de la señorita Ayuso. Ambos han coincidido plenamente en explotar hasta límites inhumanos a los trabajadores de la salud y de ello es muestra, por limitarse a Madrid, que los 600 trabajadores del nuevo hospital Zendal, enteramente dedicado al COVID, no hayan sido contratos nuevos sino traslados de otros hospitales. El desvío de recursos humanos hacia el COVID ha hecho que, por ejemplo, la atención primaria haya sido casi completamente abandonada, los médicos de esta área han pasado de atender como media diaria 20-30 personas a una media de 57-70.
2.La escalada del desempleo y la oleada de despidos
El desempleo está actualmente en 3 millones 800 mil obreros y en el primer trimestre de 2021 137 mil empleos han sido destruidos. Esto es un eco de la ola de desempleo mundial con 50 millones de desempleados en USA y una cifra similar -según estadísticas no oficiales- en China.
Se anuncian nuevas carretadas de despidos: el Corte Inglés (3500), Ford (670), Puertollano, BBVA (3000), la fusión Caixabank – Bankia conllevará 8000 despidos mientras que para el resto de la banca se anuncia un total de 18,000 despidos. Por todos lados el desempleo golpea brutalmente a los trabajadores colocándolos en el disparadero de la miseria, de perder la casa, de perder todo medio de vida. Los despidos son disimulados con los ERTE que, sin embargo, encierran pérdidas de salario de hasta el 40%
3. El hachazo a las pensiones
Un nuevo golpe a las pensiones es preparado por el Gobierno de “progreso” del PSOE – Podemos. Es verdad que Vox ha elevado la ignominia racista con su cartel “un MENA – menor no acompañado – más de 4000 euros. Tu abuela 460 euros”. Pero en ese cartel la segunda frase es dramáticamente cierta como resultado de los sucesivos hachazos a las pensiones de los gobiernos “populares” y “socialistas”. Y se hará aún más terrible con la próxima reforma que prepara el “siempre sonriente” ministro “socialista” Escrivá.
4. El aumento desbocado de la pobreza
“Casi 800.000 personas en España podrían caer en la pobreza severa por el impacto del coronavirus, hasta alcanzar la cifra de 5,1 millones en nuestro país viviendo con menos de 16 euros al día. En el mundo serían más de 200 millones de personas”, en 2021 “La tasa de pobreza relativa en España pasaría del 20,7% hasta el 22,9%, lo que supone un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, estimada en 24 euros al día”. El gobierno de la “igualdad” y del “progreso social” ampara la escalada brutal de la desigualdad: “El 10% más pobre de la población podría perder proporcionalmente siete veces más que el 10% más rico. De hecho, los milmillonarios en España han recuperado más de la mitad de su fortuna que perdieron tras el impacto del coronavirus, unos 26.500 millones de euros”[11]. Los desahucios no se han detenido y los trabajadores emigrantes que sobreviven en el circuito informal están en una situación dramática debido al COVID.
5. Una política de emigración cada vez más inhumana
Vox vocifera contra los emigrantes, pero el gobierno “progresista” del PSOE-Podemos actúa contra los emigrantes. Este gobierno “humanista” y “acogedor” hacina a los emigrantes en auténticos campos de concentración como los de Canarias o procede a “devoluciones en caliente” de los refugiados. El PSOE que se estrenó en el gobierno de 2018 “acogiendo” a los emigrantes que el populista Salvini había rechazado, ha utilizado ese “gesto” como taparrabos para endurecer aún más la política de emigración negando permisos de residencia, retrasando el otorgamiento de la nacionalidad española y continuando con el pago a los gobiernos de Argelia y Marruecos de una subvención por cada emigrante que rechazan de sus fronteras[12].
La barbarie de la confrontación política burguesa no nace del dilema democracia -fascismo, sino que emana de la decadencia y descomposición del capital del cual el Estado -sea democrático o de partido único- es el defensor y organizador. Elegir entre democracia y fascismo, es atarse de pies y manos a la barbarie capitalista que con la pandemia se ha acelerado y se expresa en todos los campos de la vida social: guerras imperialistas, destrucción ecológica, descomposición ideológica y moral, corrupción y mafia, terrorismo, éxodo migratorio… así como en el desencadenamiento de los ataques más brutales contra los trabajadores. La lucha obrera es contra la explotación capitalista por su abolición con el levantamiento de una nueva sociedad, la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el comunismo.
C. Mir 29-4-21
[1] Ver nuestro libro España 1936, Franco y la República masacran al proletariado https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [133]
[2] Internationalisme 1945 - Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [134]
[3] Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [15]
[4] Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [135]
[5] Ver Vox francamente capitalista https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista [136]
[6] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[7] Ver Cinco preguntas sobre el comunismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [137]
[8] Ver la serie La responsabilidad de la Izquierda en el ascenso]] del fascismo https://es.internationalism.org/content/4650/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-i [138] y https://es.internationalism.org/content/4661/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-ii [139]
[9] Ver El asesinato de Trotski en 1940 - A Trotski lo mataron porque era un símbolo para la clase obrera https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/761/el-asesinato-de-trotski-en-1940-a-trotski-lo-mataron-porque-era-un- [140]
[10] Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
[11] Citas tomadas de Pobreza | La pobreza severa en España superará el 10% de la población tras la crisis del covid-19 - El Salto - Edición General (elsaltodiario.com) [141]
[12] Para una denuncia de lo que está haciendo realmente este gobierno de izquierdas ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [81]
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Ante la comprobación del carácter abiertamente anti obrero de los sindicatos, las huelgas "salvajes", antisindicales, se han multiplicado en todos los países del mundo. Estas luchas expresan en la práctica el antagonismo obreros-sindicatos y traducen una conciencia de la naturaleza capitalista de estas organizaciones. Pero ¿cuál es el contenido de estas luchas?[1]
El hecho que el capitalismo ya no pueda conceder mejoras reales ha reducido las luchas proletarias a un combate de resistencia contra el ataque permanente del Capital a sus condiciones de vida.
Hemos demostrado, con los ejemplos de 1936 y 1968 en Francia, como el capitalismo se ve obligado a quitar a los trabajadores toda mejora que estos, en sus luchas más generalizadas, le hayan arrancado. Sin embargo, 1936 y 1968, donde se ve como fuertes concesiones salariales quedan reducidas a cero al año siguiente debido al constante aumento de los precios, son excepciones correspondientes a un movimiento de lucha de gran amplitud. La situación normal, la que caracteriza al capitalismo actual, no es la de los precios corriendo detrás de los salarios sino al contrario son los salarios los que intentan recuperar el terreno perdido ante los precios. No es el capital quien con sus constantes agresiones intenta recuperar lo que los obreros le arrancan, sino que son los obreros quienes, con sus luchas, intentan resistir a la permanente intensificación y agravación de su explotación[2].
Pero lo que caracteriza el contenido de las luchas proletarias en el capitalismo decadente no es el hecho de que sean luchas de resistencia en sí (esto es un común denominador en todas las luchas proletarias desde que los obreros se enfrentan a sus explotadores) sino:
No hay ya terreno de conciliación entre el Capital y la clase obrera. El antagonismo original entre burguesía y proletariado es continuamente llevado hasta sus últimos límites en la fase de decadencia capitalista. Por ello toda lucha obrera verdadera se mete inevitablemente en un terreno político y REVOLUCIONARIO.
Este contenido revolucionario estalla con mayor o menor amplitud según que:
Es así como en los países tales como la España franquista o en los países del Este, las huelgas obreras han tomado a menudo la forma de lucha insurreccional que se extiende a ciudades enteras y se transforma en enfrentamientos generalizados con las fuerzas del Estado (Vigo, Pamplona, Vitoria en España[3]; Gdansk, Szcedin en Polonia 1970, son los ejemplos más conocidos[4]).
Pero sean cuales sean las circunstancias precisas; sea cual sea la intensidad de los combates, la resistencia obrera en nuestra época no puede afirmarse ya sin que estalle su esencia revolucionaria.
Esta nueva característica de la lucha obrera ha llevado a los revolucionarios, desde la primera Guerra Mundial, a proclamar acabada la vieja distinción socialdemócrata entre el programa "mínimo", definido por un conjunto de reformas a obtener en el seno del capitalismo y el programa "máximo" (la revolución comunista). Consecuentemente, en nuestra época, la Decadencia del Capitalismo, solo el programa máximo puede expresar los intereses de la clase obrera[5].
Cuando la posibilidad de obtener reformas bajo el capitalismo es una utopía solo LO QUE CONDUCE A LA REVOLUCIÓN PUEDE SER AUTÉNTICAMENTE PROLETARIO.
¿Significa esto que la clase obrera debe abandonar sus luchas económicas como le aconsejan, desde Proudhon, todos los que consideran –en nombre de la "revolución total"–, las luchas económicas como mezquinas, integradas en la explotación y salvaguardia del capitalismo?
Esto no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la clase revolucionaria. El proletariado es una clase, es decir, un conjunto de hombres definidos según criterios económicos (posición que ocupan en el proceso de producción). Por lo tanto, preconizar que abandone sus luchas económicas es concretamente pedirle: o que abandone todo combate para quedarse pasivo frente a su explotación, o que se sumerja en cualquier lucha a-clasista (cooperativas, feminismo, ecología, regionalismo, antirracismo, etc.) disolviéndose en una masa heterogénea e invertebrada de "hombres de buena voluntad" y ávidos de "justicia humanista". En ambos casos, eso es lo mismo que el viejo grito de la burguesía a los proletarios: "abandonad la lucha de clase".
Solo los que no han comprendido porqué y cómo la clase obrera es la fuerza revolucionaria de nuestra época pueden llegar a tal conclusión. Si la clase obrera es la única capaz de concebir y realizar el proyecto de la sociedad comunista, no es porque esté dotada de un gusto particularmente pronunciado para las ideas y las empresas "generosas". Del mismo modo que las demás clases revolucionarias de la historia, si el proletariado es llevado a luchar por la destrucción del sistema dominante es únicamente porque la defensa de su interés inmediato le obliga objetivamente. Y como para toda clase, estos intereses tienen fundamentos económicos. Por ello la destrucción del sistema capitalista es el único medio para evitar una situación de permanente degradación de sus condiciones de vida. Esta situación histórica y mundial, extendida a todo el planeta, obliga a la clase obrera a desarrollar en las luchas de defensa de sus condiciones de vida un combate para la destrucción del sistema en sí mismo.
La lucha revolucionaria del proletariado no es, pues, la negación del carácter económico de su lucha sino el resultado de una comprensión global de la realidad de este combate. Cuando adopta conscientemente el carácter político de su lucha económica diaria, exacerbándola hasta la destrucción definitiva del Estado capitalista y la instauración de la sociedad comunista, el proletariado no abandona la defensa de sus intereses económicos, sino que los asume en todas sus consecuencias.
Mientras el proletariado exista, mientras existan clases, incluso al día siguiente de la toma del poder revolucionario, la lucha obrera seguirá teniendo bases económicas. Las bases económicas de la acción histórica de los hombres no desaparecerán más que con el nacimiento de la sociedad comunista, es decir, con la desaparición de las clases, y, claro está, del proletariado mismo. Mientras tanto, la clase obrera va forjando las armas de su lucha revolucionaria por medio de la resistencia contra la explotación. Es lo que permite y, a la vez, lo que la obliga a unificarse como clase y es en su desarrollo como puede comprender la necesidad y la posibilidad del comunismo.
Lo que el proletariado debe abandonar no es el carácter económico de su lucha (esto le es imposible, ya que lucha como clase) sino todas las ilusiones de llevar a buen término la defensa de sus intereses dentro de un marco estrictamente económico sin asumir el carácter político, global y revolucionario, de su lucha. Frente al inevitable fracaso inmediato de sus luchas reivindicativas en el capitalismo decadente lo que la clase obrera debe concluir no es que sus luchas sean inútiles, sino que el único medio para que sean útiles a su causa es concebirlas y transformarlas en momentos de aprendizaje y preparación para luchas más generalizadas, más organizadas, y más conscientes del enfrentamiento final con el sistema. Bajo el capitalismo decadente, era en la que la revolución comunista está al orden del día, la eficacia de las luchas inmediatas de la clase obrera no puede ser prevista ni medida en función de éxitos inmediatos o locales, sino únicamente en función de una perspectiva histórica y mundial: la de la REVOLUCIÓN COMUNISTA.
Con la pérdida de los sindicatos se plantea a la clase obrera el problema de darse una organización nueva. Pero esto no es cosa simple en el capitalismo decadente.
La gran fuerza de los sindicatos viene de su capacidad para hacerse reconocer como el único marco posible para la lucha. Así, patronos y gobierno no aceptan otro "interlocutor válido" que el Sindicato. Todos los días, machaconamente, por medio de panfletos, hojas, discursos, carteles, prensa, radio y televisión, el capitalismo repite incansablemente al proletariado: "vuestra organización son los Sindicatos".
La operación no siempre tiene el éxito esperado: en un país donde el bombardeo sobre la "representatividad" de los Sindicatos llega a límites insoportables como es Francia, solo uno de cada cinco obreros está sindicado. Por eso, es preciso encontrar nuevas formas de afiliar a los obreros más combativos y, en ese terreno, la colaboración que prestan los izquierdistas es de un valor incalculable para sus amos capitalistas[6].
Sometidos sin descanso a una presión ideológica aplastante por parte de todos los medios de comunicación burgueses, reprimidos cuando se salen de este marco, los obreros de los países donde hay "libertad sindical" encuentran tremendas dificultades para organizar sus luchas fuera de los sindicatos y demás cauces legales. Es necesaria una situación insoportable para encontrar la fuerza necesaria para oponerse a la inmensa y omnipotente máquina del Estado, sus partidos y sus Sindicatos. Esto es lo que caracteriza y hace tan difícil la lucha de la clase obrera en el capitalismo decadente: al oponerse al Sindicato no choca solo contra un puñado de burócratas sindicales sino contra el conjunto del Estado capitalista.
Pero el hecho mismo de esa tremenda dificultad hace más significante todo surgimiento de la clase fuera de los Sindicatos. De ahí toda la importancia que reviste la cuestión de las formas de organización extra- sindicales.
El problema de las formas de organización de la lucha obrera no es un problema independiente y separado del contenido de su lucha. Al contrario, hay una relación estrecha entre el contenido revolucionario que tienden a tomar inmediatamente las luchas proletarias en la decadencia capitalista y las formas de organización que la clase se da en ellas.
En el transcurso de las luchas revolucionarias de este siglo, el proletariado se ha dotado de una forma de organización adaptada a su labor revolucionaria: los SOVIETS O CONSEJOS OBREROS, asambleas de delegados elegidos y revocables por las asambleas generales de los obreros. Estos órganos de centralización y unificación de la clase constituyen el lugar donde se forjan, en el fuego de la lucha, las fuerzas materiales y teóricas para el ataque proletario contra el Estado. Pero, por su misma forma, tienen una potencialidad mayor. Del hecho de que son Asambleas de Delegados elegidos por asambleas generales casi permanentes, su existencia está abiertamente vinculada a la existencia de una lucha generalizada en la clase. Si la clase no está en lucha en el conjunto de las fábricas y centros de trabajo, si no hay asambleas generales de trabajadores en todos los lugares donde combaten, los Consejos no pueden existir.
Su existencia no puede ser permanente más que cuando la lucha abierta y general del conjunto de la clase se hace permanente y esto solo ocurre en un proceso revolucionario: LOS CONSEJOS OBREROS SON EL ÓRGANO DEL PODER PROLETARIO[7].
Por tanto, ¿cómo se organiza la clase a lo largo de las luchas en que, aun enfrentándose brutalmente con el Estado y sus apéndices sindicales, no alcanza el estadio de una insurrección generalizada?
La experiencia de miles de huelgas salvajes durante más de medio siglo en todo el mundo ha dado una respuesta clara a esta pregunta. En todos los rincones del planeta, en las más variadas condiciones históricas y geográficas, la clase ha creado las formas de organización más sencillas, unitarias y masivas, las que han permitido la incorporación y la participación colectiva del conjunto de compañeros: LAS ASAMBLEAS GENERALES DE HUELGUISTAS, coordinadas entre ellas por medio de COMITÉS DE DELEGADOS ELEGIDOS Y REVOCABLES, y responsables permanentemente ante ellas.
En estas formas de organización encontramos los mismos fundamentos que sirven de base a los Consejos Revolucionarios. Formas y contenido están ligados en el capitalismo decadente. Del mismo modo que las luchas más consecuentes del proletariado llevan en germen la lucha revolucionaria, sus formas de organización constituyen el embrión de los órganos de la Revolución Proletaria.
Existe una unidad histórica, no inmediata ni local, entre, por un lado, las Asambleas Generales (y los comités de delegados elegidos y revocables) y los Consejos Obreros. Las primeras corresponden a la situación donde las relaciones de fuerza entre las clases son desfavorables al proletariado, en cambio, los segundos, expresan y profundizan la maduración de una situación revolucionaria internacional.
Cara a la muerte de las formas sindicales, la clase obrera tiene resuelta la cuestión de las formas de organización que debe darse para llevar a buen puerto sus luchas abiertas. Pero los sindicatos no constituían únicamente formas de organización para la lucha directa. Al ser organizaciones permanentes, eran también una forma de organización de los trabajadores en los momentos de calma. Junto al Partido de masas, constituían verdaderos polos de agrupamiento de la clase. Con su desaparición como instrumentos proletarios se plantea a la clase el problema de saber si puede organizarse en tanto que clase fuera de los períodos de lucha y cómo hacerlo.
Cuando la lucha cesa, por ejemplo, después de una huelga salvaje, los Comités de Huelga desaparecen a la vez que las asambleas. Los trabajadores vuelven a ser en los momentos de calma una masa de individuos atomizados y vencidos que aceptan más o menos de buen grado el dominio de los sindicatos. Esta vuelta a la pasividad puede durar más o menos tiempo, pero es inevitable si no hay una nueva lucha abierta. Para evitar tal vuelta a la pasividad es corriente que los obreros más combativos intenten seguir organizados, buscando el crear una organización permanente que permita reagrupar a la clase fuera de sus combates. El fracaso ha sancionado una y otra vez estos intentos:
Sin embargo, con el desgaste creciente de la mistificación sindical, la vuelta a las prácticas sindicales tiende cada vez más a hacerse bajo la cubierta de formas ambiguas, más confusionistas, que se esconden bajo un lenguaje "antisindicalista".
En el curso de las luchas abiertas, sobre todo las que se enfrentan resueltamente con el aparato sindical, la imposibilidad de separar la lucha inmediata de la lucha histórica revolucionaria aparece en toda su evidencia. Después de estas luchas es normal que la idea de intentar "inventar" una "nueva" forma de organización permanente que, igual que la Asamblea, no sea "ni únicamente económica, ni únicamente política" toma forma entre algunos trabajadores. Pero no basta con la "voluntad" para que la realidad corresponda a los deseos. Por querer mantener dos de las características principales de los Sindicatos:
estos intentos acaban todos, a mayor o menor plazo, en un fracaso sancionado por la recaída inevitable en el cretinismo sindicalista. A medida que el entusiasmo generado por la lucha directa se apaga, la organización, impotente ante la desmovilización de los obreros, cae progresivamente en la preocupación de encontrar "reivindicaciones concretas", "realistas", intentando inventarlas para "volver a movilizar a las masas". Con esto acaba convirtiéndose inevitablemente en una simple competidora de las Centrales Sindicales (si estas piden 40 horas, aquella pide 36; si un salario de 8.000 pide 10.000; si reivindicaciones "cuantitativas" pide "cualitativas").
Con ello ahogan a los obreros en la mitología de las "victorias inmediatas" presentando ante ellos las posiciones revolucionarias como "demasiado abstractas", "imposibles de comprender por el obrero normal".
En política la organización no hace más que buscar los medios para distinguirse de las organizaciones sindicales clásicas y de sus partidos buscando un lenguaje "más a la izquierda" o más "radical": por ejemplo, las llamadas "reivindicaciones imposibles de conseguir dentro del capitalismo" o la siniestra autogestión. Así, al poco tiempo, la organización que no quería ser ni un partido ni un sindicato acabo siendo ...un sindicato más politizado, izquierdoso, generalmente muy minoritario y confuso, cuya única particularidad real es la de negarse a aparecer como lo que es: un sindicato. Algunas corrientes izquierdistas se han convertido en especialistas en el desarrollo de este género de prácticas: tales son los casos de "Autonomía Operaia" en Italia o de Plataformas Anticapitalistas en España que son los casos más caracterizados de este tipo de sindicalismo encubierto.
Sean las Uniones Obreras (AAU) en Alemania de 1919-23, los Comités de Acción en Francia (1968-69), los CUB (Comités Unitarios de Base) y las Asambleas Autónomas en Italia o las CC.OO. en España, se trata siempre en el origen de núcleos obreros formados por los trabajadores más combativos.
Todos estos círculos o núcleos obreros expresan la tendencia general de la clase hacia su organización. Pero contrariamente a lo que piensan los izquierdistas que pretenden liarnos con la historia de inventar nuevas formas de organización, no hay quince formas de organización posibles para el proletariado. Una forma de organización debe estar adaptada a la meta que con ella se persigue. A cada meta le corresponde una forma de organización más adaptada y eficaz. La clase no tiene quince objetivos distintos, no tiene más que uno: luchar contra la explotación que sufre, combatiendo todos los efectos que le causa, como decía Rosa Luxemburgo lucha contra la explotación en la perspectiva de abolir la explotación.
El proletariado no dispone para este combate más que de dos armas: SU UNIDAD Y SU CONCIENCIA.
Por tanto, una vez terminada la lucha, los trabajadores que se organizan con el fin de contribuir al combate general de la clase no pueden darse más que dos tipos de tareas principales:
Las formas de organización de la clase están marcadas por la necesidad de cumplir ambas tareas. Pero aquí surgen problemas: ambas tareas no son más que dos aspectos de una misma tarea general, dos contribuciones a un mismo combate. Pero ellas no tienen características contradictorias:
Para poder unificarse, la clase necesita una organización donde cualquier obrero puede participar por el solo hecho de ser obrero.
Pero para poder elevar el nivel de conciencia de la clase es preciso que los más avanzados no se queden con los brazos cruzados esperando que se eleve por sí solo. Su deber es difundir sus convicciones, hacer propaganda, intervenir con sus convicciones políticas entre el resto de la clase. Mientras que la clase obrera sea una clase explotada (cuando deje de serlo dejará de ser clase) subsistirán en su seno inmensas diferencias en cuanto a la conciencia y la voluntad revolucionaria de sus miembros. En el curso de la lucha todos los proletarios tienden hacia la conciencia revolucionaria. Pero no todos evolucionan al mismo ritmo. Existen siempre individuos y fracciones de la clase más decididos, más conscientes de las necesidades y los medios de la acción revolucionaria; mientras que hay otros más miedosos, más vacilantes, o más vulnerables a la ideología de la clase dominante. La conciencia revolucionaria se generaliza en el curso del largo proceso de la lucha de la clase donde la intervención de los compañeros más activos es un factor en este proceso. Pero tal trabajo exige un acuerdo político importante entre los que lo hacen. Además, no puede ser hecho más que de forma organizada. A la vez, la organización que se da esta tarea no puede estar formada más que por individuos de acuerdo con una PLATAFORMA POLÍTICA. Si tal organización aceptara en su seno a todas las convicciones políticas existentes en la clase, si se negara a darse la base de un conjunto de posiciones políticas que resumiera la experiencia histórica de la lucha obrera, sería incapaz de desarrollar sus tareas.
Unificarse por una parte y elevar su nivel de conciencia de otra, son las dos tareas que la clase debe desempeñar de manera organizada. Pero no puede hacerlo con un solo tipo de organización. Es por lo que siempre se han dado dos formas fundamentales de organización:
La gran mayoría de los intentos de crear organizaciones unitarias de la clase fuera de la lucha abierta están caracterizadas por la voluntad más o menos afirmada de crear una organización que sea a la vez unitaria y política, es decir una organización que sea a la vez abierta a todos los trabajadores y se dé por tarea defender posiciones políticas en el seno de la clase, en particular respecto a los Sindicatos.
Y ese es el primer motivo de su fracaso sistemático. Hemos visto por qué una organización política no puede ser "abierta" –como una organización unitaria– sin convertirse en una fuente de confusiones.
Pero la raíz de estos fracasos se encuentra sobre todo en la imposibilidad general con que choca la clase obrera en el capitalismo decadente: la de organizarse de manera unitaria fuera de los periodos de lucha abierta.
Los Sindicatos obreros podían ser en el siglo XIX organizaciones permanentes y unitarias de la clase por su misma función; la lucha sistemática por reformas podía y debía ser una tarea permanente. Alrededor de ellos, los trabajadores podían efectivamente reagruparse y crear un lugar auténtico y vivo de formación de la conciencia de clase, pues se traducía regularmente por la obtención de resultados concretos. Pero cuando esta lucha se hizo imposible e ineficaz, cuando la resistencia obrera no puede expresarse más que en y por la lucha obrera, no queda ningún eje capaz de permitir el reagrupamiento de la clase fuera de la lucha. Los obreros no pueden reagruparse por mucho tiempo alrededor de una actividad sin eficacia inmediata.
La única actividad que puede engendrar una organización estable en un terreno de clase, fuera de los períodos de lucha, es una actividad que no puede ser concebida a corto plazo, sino que debe colocarse al nivel del combate histórico y global de la clase. Y esta organización no es otra sino la organización política proletaria cuyas bases son: sacar las lecciones de la experiencia histórica del proletariado, recuperar el programa comunista y hacer un trabajo sistemático de intervención política. Por lo tanto, es esta una tarea de minorías que no puede en ningún caso constituir una base real de reagrupamiento general y unitario de la clase.
Así pues, atenazados entre la incapacidad de convertirse en una organización unitaria de la clase y la de convertirse en una verdadera organización política sin haber abandonado antes toda pretensión de ser unitaria, cualquier intento de organización unitaria y permanente acaba o disolviéndose o manteniéndose en vida adoptando la única actividad que puede darle una ilusión de existencia: convertirse en un sindicato.
Los núcleos obreros que se forman fuera de periodos de lucha abierta no pueden ser nada más que lugares o círculos provisionales, donde los trabajadores comienzan la profundización de su conciencia de clase. Toda tentativa de consolidarlos intentando transformarlos en lo que no pueden ser, es decir, organizaciones estables, acabará llevándolos a los callejones sin salida que ya hemos visto.
[1] En este artículo de la Serie vemos la ALTERNATIVA Y RESPUESTA OBRERA a la naturaleza capitalista que han adquirido los Sindicatos la cual la hemos venido demostrando en los 5 primeros artículos de la serie: https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [64] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [65] , https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [66] , https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [67] y https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [144]
[2] Esta es una diferencia crucial respecto al capitalismo ascendente y a la naturaleza que tenían entonces los sindicatos en esa época. Mientras actualmente los obreros corren siempre detrás de un empeoramiento interminable de sus condiciones de vida, en el siglo XIX -periodo ascendente del capitalismo- este último corría siempre detrás de las mejoras pequeñas o grandes que la lucha obrera arrancaba. En los siglos XX y XXI (Decadencia del Capitalismo) las condiciones de vida obrera están siempre en una línea globalmente descendente hacia un empeoramiento inacabable; en cambio, en el siglo XIX (apogeo del capitalismo) las condiciones de vida obrera seguían una línea global ascendente en la perspectiva de un mejoramiento.
[3] Sobre esta última ver Hace 40 años la naciente democracia española se estrenó con los asesinatos de obreros en Vitoria /content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros [117]
[4] El folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA lo escribimos antes de la huelga de masas de Polonia 1980
[5] Los partidos de izquierda (PS, PC, Podemos etc.) y extrema izquierda (maoísmo, trotskismo, anarquismo oficial) juegan con esa distinción programa mínimo – programa máximo para hacer del segundo una utopía del que solo se habla de vez en cuando en algún discurso y para disfrazar su defensa del Capital y su explotación cada vez más brutal como “programa mínimo”.
[6] Ver el quinto artículo de esta Serie Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [144]
[7] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [145] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [146] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [147] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [148] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [149]
[8]Es frecuente que esta disolución se produzca a través de un proceso de descomposición que toma las formas más lamentables. A medida que el núcleo de partida se hace cada vez menos numeroso hasta constituir un puñado de individuos aislados, la desesperación les gana y les precipita en un activismo alocado que conduce a la teorización de acciones de tipo individual: el sabotaje, el terrorismo o incluso acciones de "transformación" inmediata de la vida cotidiana: ... Italia, que conoció en 1969 las luchas antisindicales más generalizadas es el ejemplo más abundante de tales degeneraciones. Ver Auge y decadencia de la «Autonomía obrera» https://es.internationalism.org/revista-internacional/197901/948/auge-y-decadencia-de-la-autonomia-obrera [150]
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Hace 150 años, el 18 de marzo de 1871, comenzó el primer asalto revolucionario del proletariado, dando lugar a la Comuna de París. Frente a la guerra total declarada por la burguesía contra ella, la Comuna resistió durante 72 días, hasta el 28 de mayo de 1871: su despiadada represión costó la vida a 20,000 proletarios. Desde entonces, para la clase obrera, de generación en generación, la Comuna de París ha sido un ejemplo, una referencia, un patrimonio de los explotados de todo el mundo. Un patrimonio que no pertenece a su verdugo, la burguesía, que ahora multiplica conmemoraciones indecentes para falsear su historia y arrojar al olvido las preciosas lecciones que el movimiento obrero ha aprendido de ella.
Durante varias semanas, periódicos, canales de televisión y radio vieron desfilar a historiadores, periodistas, políticos, escritores, todos los cuales hicieron su trabajo sucio de propaganda al servicio de su clase. De derecha a izquierda, pasando por la extrema izquierda, toda la burguesía presenta sus mentiras desde las más descaradas hasta las más sutiles.
Si la derecha se indignó por la timidez con que el Estado planeaba “conmemorar” el bicentenario de la muerte de Napoleón I, evidentemente mostró toda su altivez hacia los Comuneros[1], estos “asesinos”, estos “alborotadores”, estos “agentes del desorden” que tendrían que quedarse donde están, es decir, a dos metros bajo tierra. Tenemos que remontarnos a 2016 para ver a Le Figaro, un conocido diario francés de derecha, adelantar con crudeza lo que el “partido del orden” siempre ha pensado en el fondo de manera inequívoca: “Los comuneros han destruido París, masacrado la gente honesta e incluso hicieron pasar hambre a París destruyendo los enormes almacenes del granero de la abundancia, el granero de las reservas de cereales que abastecían a los panaderos de París”. La villanía y la ignominia son ilimitadas. Así es como los insurgentes, tratados como alimañas en ese momento, se hicieron responsables de su propia hambruna y al mismo tiempo de la hambruna de la “gente honesta”. En otras palabras, si la clase trabajadora en París fue reducida a comer ratas, ¡fue su culpa! Como es habitual, desde las secuelas del evento, la derecha, que siempre ha sido aterrorizada por las “clases peligrosas”, repite con rencor su discurso de odio equiparando a los comuneros con salvajes sanguinarios.
Pero esta campaña de acusaciones groseras, emprendida sin delicadeza, conoció muy rápidamente sus límites a los ojos de la clase obrera. Por tanto, correspondió a las fuerzas de izquierda del capital llevar a cabo el trabajo esencial y verdaderamente de falsificación del significado de la Comuna de París.
A partir del próximo 18 de marzo y durante 72 días, la administración municipal de París organizó nada menos que cincuenta actos para supuestamente celebrar el 150 aniversario de la Comuna. El tono se marcará a partir del 18 de marzo en la plaza Louise Michel (18° distrito de París), en presencia de Anne Hidalgo, la alcaldesa “socialista” de la capital.
Este lugar no se elige al azar. Louise Michel fue una de las combatientes más conocidas y heroicas de la Comuna que, durante su juicio, rechazó la piedad de los verdugos de la Comuna gritándoles en su cara: “¡Ya que parece que todo corazón que late por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, estoy reclamando mi parte! Si no eres cobarde mátame.” Entonces, ¿quiénes son estas personas que hoy quieren escenificar de manera totalmente truncada la memoria de la Comuna? ¿Quiénes es la Señora Hidalgo y todo su concejo municipal “socialista”? Nada menos que los descendientes de los socialdemócratas traidores que pasaron irremediablemente al campo de la burguesía durante la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces, en la oposición o en el gobierno, los “socialistas” siempre han actuado en contra de los intereses de la clase trabajadora. Por tanto, es con toda hipocresía y con fines de recuperación política que el primer asistente de Anne Hidalgo durante los saludos al Nuevo Año de 2021 utiliza cínicamente la memoria de Louise Michel citando: “Todos buscan su camino, nosotros buscamos el nuestro y creemos que el día en que llegue el reino de la libertad y la igualdad el género humano será feliz”. Para los comuneros, estas palabras significaron el fin de la esclavitud asalariada, el fin de la explotación del hombre por el hombre, la destrucción del Estado burgués. Este era el significado de las palabras “libertad” e “igualdad” para ellos. Por eso, en lugar de la bandera tricolor de Versalles que ondea hoy en el techo del Hôtel de Ville en París, los comuneros izaron allí la bandera roja, ¡un símbolo de la lucha de los trabajadores en todo el mundo! Pero para esta clase de explotadores y asesinos, el “reino de la libertad” no es más que el reino del comercio, la dominación y la explotación de los proletarios en las cárceles industriales.
El Partido Socialista bien puede multiplicar los espectáculos a la gloria de la democracia burguesa en los cuatro equinas de la capital, los intelectuales, escritores, cineastas de izquierda bien pueden estrenar películas y abundantes obras para diluir el carácter revolucionario de la Comuna, la prensa puede, como The Guardian[2], hacerla pasar por una “lucha popular” y compararla con el movimiento interclasista de los “chalecos amarillos” para negar su carácter inconfundiblemente proletario, la Comuna de París tampoco fue una lucha por la implementación de valores y democracia burguesa, esa forma sofisticada de dominación de clase y del capital, ni una lucha del “pueblo de París”, ni siquiera de la “pequeña burguesía artesanal”. Al contrario, encarnaba una lucha a muerte por derrocar el poder de la clase burguesa, de la que el Partido Socialista y todos los notables de la “izquierda” son hoy los dignos representantes.
Los izquierdistas no se quedan fuera a la hora de contribuir a la falsificación de las experiencias del movimiento obrero. La mayoría de las veces, estas son las deformaciones más insidiosas.
Así, los trotskistas del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) se montan sobre el caballo de la “democracia directa” para distorsionar el significado de la Comuna. Estos izquierdistas admiten que los comuneros atacaron al Estado, pero para deducir lecciones falsas, para sacar conclusiones inofensivas para la capital que defienden con celo. El NPA de Loiret, por ejemplo, en un boletín publicado el 13 de marzo, abre sus columnas al historiador Roger Martelli[3]cuya prosa es un verdadero alegato en favor de la democracia burguesa: “Sin doctrinas fijas, sin siquiera un programa completo, la Comuna hizo en unas semanas lo que la República tardará en decidir. Allanó el camino para un concepto de ‘convivencia’, basado en la igualdad y la solidaridad. Finalmente, destacó la posibilidad de un reclamo que sea menos representativo, más directamente ciudadana. En resumen, quería implementar concretamente el ‘gobierno del pueblo por el pueblo’ que el presidente Lincoln había anunciado el advenimiento años antes”. ¡Qué vergüenza! ¡Martelli escupe descaradamente sobre la tumba de los comuneros! El NPA, de manera totalmente abierta y “desinhibida”, hace pasar a la Comuna como una simple reforma democrática radical vestida de participación popular. ¡A fin de cuenta, el porvenir prefigurado por la Comuna es devuelto al ideal democrático burgués!
Jean Jaurès, a pesar de sus prejuicios reformistas, tuvo al menos la honestidad intelectual, a diferencia de los falsificadores del NPA, para decir que: “la Comuna fue en su esencia, en el fondo la primera gran batalla campal del trabajo contra el capital. Y fue incluso por esto que fue derrotada, que fue degollada”[4].
Por su parte, Lutte Ouvrière (LO), el otro principal partido trotskista francés, contribuye con su lenguaje falsamente radical a esta campaña de falsificación pretendiendo oponer la democracia parlamentaria (en la que LO ha participado descaradamente durante décadas) a la dictadura del proletariado, es decir, a sus ojos, una forma más radical de democracia burguesa. Así lo explicó este partido electorero en 2001: “En un programa que no tuvieron tiempo de desarrollar, los comuneros propusieron que todas las comunas desde las grandes ciudades hasta los caseríos rurales más pequeños se organizaran según el modelo de la Comuna de París y que constituyeran la estructura básica de una nueva forma de Estado verdaderamente democrático”[5]. Por esa razón, LO se apresura a aclarar: “Esto no significa que los comunistas revolucionarios sean indiferentes a las llamadas libertades democráticas, al contrario, aunque sólo sea porque permiten a los militantes defender sus ideas de manera más abierta”[6].
Las organizaciones de izquierda del capital juegan sin duda el papel más pérfido, consistente en presentar a la Comuna como un experimento de democracia “radical”, que no habría tenido otro horizonte que el de mejorar el funcionamiento del Estado. ¡Nada más! 150 años después, la Comuna de París tiene que enfrentarse de nuevo a la Santa Alianza de todas las fuerzas reaccionarias burguesas, como tuvo que enfrentarse en su momento a la Santa Alianza del Estado prusiano y la República francesa. Estos son los tesoros políticos legados por la Comuna que la clase burguesa busca esconder y enterrar.
De hecho, como afirmaron en voz alta Marx y Engels tras el acontecimiento, la Comuna de París fue el lanzamiento del primer asalto revolucionario del proletariado al querer destruir el Estado burgués. La Comuna buscó inmediatamente establecer su poder aboliendo el ejército permanente y las administraciones estatales, estableciendo la revocabilidad permanente de los miembros de la Comuna, responsables ante todos aquellos que los habían elegido. Mucho antes de las revoluciones de 1905 y 1917 en Rusia, cuando las condiciones históricas no estaban maduras, los comuneros se embarcaron en el camino de la formación de consejos obreros, “la forma finalmente hallada de la dictadura del proletariado” como decía Lenin. No es, por lo tanto, la construcción de un Estado “verdaderamente democrático” lo que buscaron los comuneros, sino al cuestionamiento del dominio de la clase burguesa. La Comuna de París demostró que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios”[7]. Esta es una de las lecciones esenciales que Marx y el movimiento obrero extrajeron de esta trágica experiencia.
Si la Comuna de París fue un asalto prematuro que terminó con la masacre de la flor y nata del proletariado mundial, el hecho es que fue una lucha heroica del proletariado parisino, una contribución invaluable a la lucha histórica de los explotados. Por ello, sigue siendo fundamental que la clase obrera del siglo XXI sea capaz de apropiarse y dar vida a la experiencia de la Comuna y las invaluables lecciones que los revolucionarios han extraído de ella.
Paul, 18-marzo-2021
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Para profundizar las lecciones de la Comuna de París, recomendamos leer los siguientes artículos:
- “La Comuna de París, primer asalto revolucionario del proletariado”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201109/3203/la-comuna-de-paris-primer-asalto-revolucionario-del-proletariado [152]
- “1871: la primera revolución proletaria: el comunismo, una sociedad sin Estado”, octava parte de nuestra serie: “El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1852/viii-1871-la-primera-dictadura-del-proletariado [153]
- A propósito del 140o aniversario de la Comuna de París https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3174/a-proposito-del-140o-aniversario-de-la-comuna-de-paris [154]
- Lecciones de la Comuna de París /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [155]
- “Glorificación del Sagrado Corazón: un nuevo crimen contra la Comuna de París”, disponible solo en lengua francesa en: https://fr.internationalism.org/content/9995/glorification-du-sacre-coeur-nouveau-crime-contre-commune-paris [156]
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[1] En el Consejo municipal de París, los representantes electos de derecha se opusieron a la celebración del 150 aniversario de la Comuna, liderando una campaña ensordecedora sobre la legitimidad e incluso el deber nacional de celebrar la muerte de Napoleón Bonaparte
[2] “¿Viva la Comuna? La insurrección obrera que sacudió al mundo”, The Guardian (7-marzo-2021).
[3] Vinculado a la corriente renovadora del partido estalinista en Francia, el PCF, ahora cercano al partido de izquierda, La France insoumise, con un discurso muy nacionalista
[4] Jean Jaurès: Historia socialista. Sobre la contribución de este militante ver Jean Jaurès y el movimiento obrero /content/4074/jean-jaures-y-el-movimiento-obrero [157]
[5] “Democracia, democracia parlamentaria, democracia comunal”. Círculo León Trotsky, n° 89 (26-enero-2001). En este artículo que dice mucho sobre la ideología democrática de LO, el partido trotskista agrega sin pestañear: “Entre todas las instituciones burguesas, los municipios [es decir los engranajes de la democracia burguesa donde LO tiene más posibilidades de obtener funcionarios electos] siguen siendo hoy, potencialmente, los más democráticos, porque son los más cercanos a la población, los más sujetos a su control”. Sin comentarios…
[6] “La Comuna de París y sus enseñanzas para hoy”, Lutte de classe n° 214 (marzo de 2021)
[7] Marx y Engels, Prefacio al Manifiesto del Partido Comunista (24-junio-1872). https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [57]
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Tras la revolución rusa de 1917, la revolución alemana de 1918 y la creación de la Internacional Comunista en 1919, tuvo lugar el trágico aplastamiento de la revuelta de obreros, soldados y marinos de Kronstadt en marzo de 1921, cuyo centésimo aniversario conmemoramos hoy con el texto “Las enseñanzas de Kronstadt” de la Revista Internacional 3[1], para así mejor extraer las lecciones clave de este acontecimiento de cara a futuras luchas.
En marzo de 1921 el Estado soviético, dirigido por el Partido Bolchevique, empleó su poder militar para poner fin al levantamiento de obreros y marinos de la guarnición de Kronstadt, situada sobre la isla Kotlin en el golfo de Finlandia, a 30 km de Petrogrado (hoy San Petersburgo). Los 15.000 insurgentes recibieron un ataque de 50.000 soldados del Ejército Rojo la noche del 7 de marzo. El levantamiento fue sofocado tras diez días de amargos combates. No hay datos precisos del número de víctimas, pero se estima que hubo 3.000 bajas mortales entre los insurgentes, caídos ya durante los combates o en las ejecuciones posteriores, más unas 10.000 bajas en el Ejército Rojo. Según un comunicado de la Cheka que data del primero de mayo de 1921, fueron arrestados 6.528 rebeldes, de los que 2.168 fueron ejecutados, 1.955 condenados a trabajos forzados (1.486 de ellos con penas de 5 años) y 1.272 fueron absueltos. Las familias de los rebeldes fueron deportadas a Siberia, y 8.000 marineros, soldados y civiles consiguieron escapar a Finlandia.
Menos de cuatro años tras la toma del poder por la clase obrera en octubre de 1917, este acontecimiento fue una trágica expresión de la degeneración de una revolución aislada llegando al final de su camino. Se trató de una revuelta obrera de partidarios del régimen soviético, protagonizada por aquellos que en 1905 y 1917 habían estado a la vanguardia del movimiento, y que durante la revolución de octubre se habían ganado el epíteto de “el orgullo y la gloria de la revolución”. En 1921, los insurgentes de Kronstadt exigieron el cumplimiento de las mismas peticiones que defendían los obreros de Petrogrado, en huelga desde febrero: liberación de todos los socialistas encarcelados, abolición del régimen militar, libertad de expresión, de prensa y de reunión para los trabajadores, raciones equitativas para todos los obreros… pero lo que destaca la importancia de este movimiento y expresa su carácter profundamente proletario no es solo la reacción contra esas medidas restrictivas, sino, especialmente, la reacción frente a la pérdida de autoridad política de los consejos obreros en beneficio del Partido y el Estado, que sustituyeron a los consejos y se autoproclamaron representantes de los objetivos e intereses del proletariado. Esto lo puso en evidencia el primer punto de la resolución que adoptaron los insurgentes: “En vista del hecho de que los soviets, a día de hoy, no expresan la voluntad de los obreros y campesinos, se deben celebrar inmediatamente nuevas elecciones por voto secreto, con libertad para llevar a cabo una agitación previa para todos los obreros y campesinos”.
La burguesía, cuando habla de la supresión del levantamiento por parte del Ejército Rojo, intenta demostrar a los proletarios que hay una cadena ininterrumpida que une a Marx y Lenin con Stalin y el gulag. El objetivo de la burguesía es asegurar la indiferencia de los obreros hacia la historia de su propia clase y que no se reapropien de sus experiencias. Las teorías anarquistas llegan a las mismas conclusiones partiendo de la naturaleza supuestamente autoritaria y contrarrevolucionaria del marxismo y los partidos que actúan en su nombre. Los anarquistas tienen una visión abstracta y “moral” de estos acontecimientos. Tomando la idea de un autoritarismo inherente al Partido Bolchevique, son incapaces de explicar la degeneración de la revolución en general, y el episodio de Kronstadt dentro de ella en particular. Se trata de una revolución que estaba asfixiándose tras siete años de guerra mundial y guerra civil, con una infraestructura industrial en ruinas y una clase obrera diezmada, hambrienta y que se enfrentaba a levantamientos campesinos en las provincias. Una revolución que había sido dramáticamente aislada y cuya extensión internacional se había vuelto algo cada vez más improbable tras el fracaso de la revolución en Alemania. Los anarquistas, simplemente, deciden cerrar los ojos ante todos los problemas que se les plantearon a la clase obrera y el Partido Bolchevique.
Considerada desde la perspectiva de la revolución proletaria mundial, la lección histórica fundamental que nos da la represión de Kronstadt trata de la violencia de clase. Si bien la violencia revolucionaria es un arma del proletariado para derribar al capitalismo y a sus enemigos de clase, no se puede recurrir a ella bajo ningún contexto en sus propias filas, contra otros proletarios. El comunismo no es algo que se le pueda imponer al proletariado mediante el uso de la fuerza y la violencia, porque estos métodos son el opuesto categórico de la naturaleza consciente de su revolución, que solo puede avanzar mediante la experiencia de la clase y su evaluación crítica y constante de esta experiencia. La decisión del Partido Bolchevique de aplastar el levantamiento de Kronstadt solo puede entenderse en el contexto del aislamiento internacional de la revolución y de la terrible guerra civil que había arrasado el país. No obstante, tal decisión queda como un trágico error, ya que fue tomada contra obreros que se habían levantado para defender la herramienta principal de la transformación política consciente de la sociedad, el órgano vital de la dictadura proletaria: el poder de los Soviets.
Se puede leer el artículo aquí: Las enseñanzas de Kronstadt [162] (https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/940/las-ens... [162] )
CCI, marzo de 2021
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Gracias a extraer las lecciones de la lucha del movimiento obrero en su historia, la CCI ha sido capaz de sistematizar el modo en que distinguir entre la verdadera Izquierda Comunista y la falsa “izquierda comunista”, compuesta básicamente por grupos parásitos y elementos aventureros.
Esta no es una cuestión que, al contrario que otras, se pueda resolver por intuición, sentido común o como “asuntos privados”, desde la ingenuidad de respirar la atmósfera de la ideología burguesa. La Izquierda Comunista debe recuperar, mantener y desarrollar la continuidad histórica y experiencia sobre los comportamientos comunistas coherentes, la coherencia comunista en las relaciones entre militantes y con el conjunto de la organización. Es así, de modo que se arme para combatir los peligros de la duplicidad, de los peligros más indirectos y poco aparentes en la organización de la vanguardia política de la clase obrera. Peligros que, con el avance de la descomposición del capitalismo, se hacen más y más peligrosos.
Un principio de método de pensamiento, en el núcleo del método marxista es y era, citando a Marx: “no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política). “Aunque en la vida cotidiana todo tendero sabe distinguir entre lo que un individuo dice ser y lo que realmente es, nuestra historiografía todavía no ha adquirido este banal conocimiento. Se cree palabra por palabra lo que cada época afirma y se imagina de sí misma.” (La Ideología Alemana). Es decir, no podemos confiar en alguien, o un grupo, simplemente por lo que éste reclama ser (i.e., parte de la Izquierda Comunista). Los marxistas no podemos basarnos en este método, típico de la burguesía, que espera que la clase obrera se crea palabra por palabra las promesas y las apariencias con las que se presenta, secuestrándola en su juego idealista.
Los marxistas, por el contrario, deben “explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política). Es decir, sólo un método de pensamiento histórico y materialista puede enfrentar este juego de apariencias.
Debemos pues, plantearnos la siguiente pregunta: ¿de dónde proviene aquello que un grupo o individuo hace en la práctica? ¿cuál es el origen y el desarrollo de estos comportamientos en la historia? ¿a la influencia de qué tendencia social y de qué clase han correspondido en su historia? Debemos discutir las lecciones y experiencias pasadas del movimiento obrero en este tipo de situaciones, cuando comportamientos como las acusaciones mutuas, las acusaciones de lucha de poderes, las denigraciones, las ambigüedades, la búsqueda de alianzas, los gritos de socorro, reclamarse víctima de un abuso, etc., aparecen. Si nos quedamos en la superficie de una situación en la que la IGCL acusa a la CCI de emplear métodos estalinistas, y la CCI denuncia una tendencia destructiva hacia la Izquierda Comunista por parte de la IGCL (¡y la IGCL también denuncia algo parecido!), … si lo miramos en las apariencias la cuestión parece un puzle digno de un tribunal burgués. ¡Esto solo beneficia a los parásitos, los aventureros y todo el medio de la falsa “izquierda comunista” que reproduce la ideología burguesa de las apariencias!
Para impedir que la imaginación enrevesada domine la realidad debemos proceder:
La mayor dificultad para desenmascarar al parasitismo es que algunos de sus procederes más poderosos son:
La historia del IGCL, y lo mismo ocurre en este caso con NC y el aventurero Gaizka, se sumerge escondida en un lugar que “nadie tiene por qué saber” y “no es excesivamente importante”, no necesita estar clara ni debatirse. Deberíamos confiar ciegamente en lo que ellos dicen ser. El caso del blog de Nuevo Curso, que adopta la forma de un periódico burgués, es especialmente ilustrativo: ha tenido tantos cambios de imagen que de no ser porque la CCI siguió en su desarrollo su turbia historia real parecería inaccesible (no hablamos aquí de la historia que se creó a posteriori). Qué decir del aventurero Gaizka, que volvió a una reunión pública de la CCI en Madrid como si en el pasado no hubiera sido descubierto por la CCI en sus relaciones y comportamientos de aventurero. Realmente Gaizka conoce de sobra su pasado, no se ha olvidado, y no tiene ningún interés en ventilarlo, ya que no puede limpiarlo, porque los mismos métodos le sirven en el presente.
La IGCL huye a toda costa de las “divergencias fundamentales” que les hicieron constituirse como falsa fracción (no hablamos aquí tampoco de las “divergencias” de las que se dieron cuenta a posteriori que tenían).
En coherencia con lo dicho antes sobre el método histórico, debemos armarnos con la necesidad de unos principios éticos proletarios y unos principios de organización, que vayan más allá de unos principios políticos en abstracto que fácilmente se puedan convertir en meras apariencias. Necesitamos encontrar esta ética en la historia de nuestra clase y apropiarnos de ella para luchar contra la ambigüedad y la duplicidad. Debemos luchar contra la evidente situación, el hecho evidente e innegable, de que nuevos elementos que se acercan a la Izquierda Comunista no distinguen bien y perciben el mismo olor a putrefacción de la política burguesa (lo cual ocurrió en la desmoralización de los miembros del NCI en 2005, por ejemplo). La función para el capitalismo de la falsa “izquierda comunista”, es que aquí tampoco se distinga bien entre el bueno el feo y el malo.
En relación con la ética proletaria tenemos también una serie de hechos que, en el conjunto de su historia, caracterizan a la IGCL como un grupo totalmente ajeno a la clase obrera. Algunos de estos comportamientos, que son hechos:
Cuando eran una “organización dentro de la organización”:
-El rechazo al pago de las cuotas
-El rechazo de la defensa de su comportamiento cuando este fue criticado
-El desarrollo de reuniones secretas
Antes y después de su exclusión se comportaron como espías:
- Dentro, circularon rumores de que un camarada era un agente policial
- Tras su exclusión, indirectamente dieron a entender que había un topo en la CCI, ya que les llegó mágicamente (nunca han dicho cómo) información interna de la CCI, que hicieron pública, incluyendo relaciones familiares entre militantes y las iniciales reales de algunos militantes.
- Hacer pública la fecha de una conferencia de la CCI en México
- Difundir información irrelevante como “la CCI está alquilando una habitación de lujo” que solo puede tener el fin de atacar a la CCI diciendo “mirad, la CCI es rica y despilfarradora”
- Robo de material
- Hablar de Marc Chirik como si hubiera sido un gurú, o un rey con herederos
- Difundir que una persona concreta está dirigiendo la CCI
- Decir que la tradición de la Izquierda Comunista de la búsqueda de la verdad de los hechos es “propagar la desconfianza”.
- Actitud del vendedor e intimidación: Insistir en enviar su Boletín a pesar de las protestas, tanto a militantes de la CCI como a los contactos cuyas direcciones robaron. ¿Para qué sería? Entre otras cosas, para hacer huir a los contactos de esta atmósfera intimidante.
- Mentiras ridículas, por ejemplo, que la CCI “oculta sus problemas internos”. Cuando está claro que es la única organización que actualmente saca lecciones abiertamente de dichos problemas.
La solución a los serios problemas por los que pasa la Izquierda Comunista, agravados por la falta de claridad frente al parasitismo y el aventurismo, no puede pasar por esconder la ropa sucia debajo de la cama, cavarle una tumba al pasado, sino entender por qué estaba sucia y ventilarla con el debate bajo principios éticos proletarios, para limpiar la verdad. No olvidando, sino desarrollando lecciones claras para la lucha. Las falsificaciones y la ambigüedad sobre la historia comienzan por un primer paso de esconder la ropa sucia como si fuera algo de lo que avergonzarse (el otro lado de la lógica de la vergüenza sería presentar los errores como si estos fueran una vergüenza…y así entrar en el círculo de la vergüenza, la envidia y la revancha). Esta actitud oportunista que ha demostrado la TCI (ver carta “For a factual history of the communist left”), una organización de la verdadera Izquierda Comunista, corre el peligro de llevar poco a poco a la Izquierda Comunista a un terreno donde es difícil distinguir la confusión real y los errores de los actos deliberados de confusionismo en el que proliferan los elementos y grupos con intereses ajenos a la clase obrera. Por ejemplo, si la TCI no lucha claramente por la verdad de los hechos, los elementos ajenos a la clase se pueden disfrazar en un terreno poco claro donde no hace falta aclarar este tipo de cosas.
Con esta carta quiero expresar mi solidaridad con la lucha de la CCI, y su lucha por la verdad de los hechos, la claridad de la tradición de la Izquierda Comunista, y la ética proletaria. Lo hago así en respuesta a los dos últimos textos que me habéis hecho llegar para la discusión.
Fraternamente,
Teivos 10-4-21
[1] https://igcl.org/Balance-y-perspectivas-del-23o [168] IGCL, Julio 2019 “Balance y perspectivas del 23o Congreso de la CCI: Introducir el veneno de la teoría del parasitismo entre las nuevas fuerzas revolucionarias”
Volvemos a publicar aquí una carta que dirigimos al BIPR (hoy TCI) en diciembre de 2004 tras la aparición en su sitio web de una declaración procedente de un misterioso "Círculo de Comunistas Internacionalistas", que contenía acusaciones extremadamente graves contra la CCI. A pesar de las protestas de nuestra organización, que no tomó en cuenta, el BIPR no hizo ningún intento de verificar la realidad de este grupo ni el contenido de las acusaciones en cuestión.
https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/199/carta-a... [170]
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La humanidad es una especie emigrante. “Los movimientos de población forman parte de la historia de la especie humana, una especie que apareció en una pequeña región de África Oriental hace 200.000 años y se extendió por todo el mundo, dondequiera que hubiera recursos explotables para alimentarse y satisfacer otras necesidades básicas de la vida”[1]. El desarrollo del capitalismo se hizo mediante oleadas gigantescas de emigración forzosa y forzada[2]. “En el siglo XV la acumulación primitiva de capital se levanta sobre el sudor y la sangre de millones de campesinos y artesanos arrancados de sus aldeas de origen y empujados a concentrarse en las ciudades de los países originarios del capitalismo (principalmente Gran Bretaña y Holanda). Otra fuente del primer desarrollo capitalista, que se prolonga hasta el siglo XIX, es la trata de esclavos que dio lugar a enormes desplazamientos forzados de mano de obra. Según National Geographic, entre los siglos XVI al XIX 12 millones de esclavos negros fueron trasladados del África atlántica a América. En la época de apogeo del capitalismo la emigración hacia los “nuevos continentes” (América, Oceanía) atrajo nuevas masas procedentes de los países europeos”[3]. Mientras en el periodo ascendente del capitalismo la emigración acompañaba la expansión de éste yendo desde Europa hacia los países colonizados, en el siglo XX con la decadencia del capitalismo la emigración cambia de signo: multitudes de los países más pobres afluyen a los países centrales donde los centros de trabajo adquieren una imagen multicolor: obreros de todas las razas y países son aglomerados por la explotación asalariada, la clase obrera es una clase de emigrantes[4].
Con la agudización de la descomposición capitalista en los países más débiles -África, Asía, América central y del sur- la miseria, las guerras, la destrucción medioambiental, la violencia, el caos…, fuerzan a millones de seres humanos a una huida desesperada hacia los países centrales -principalmente USA y Europa. Hasta los años 70 del siglo pasado, el emigrante tenía un trabajo prácticamente asegurado y podía ahorrar. Desde los años 90, la situación se degrada, el trabajo es inseguro y apenas permite vivir. Pero, en la última década, la emigración es sencillamente una huida para salvar la vida. Esto muestra la terrible degradación del orden capitalista en los últimos 50 años. Ya no se puede hablar propiamente de emigrantes sino más bien de refugiados condenados a un éxodo desesperado. “En 2015, más de 6 millones de personas se vieron obligadas a abandonar su país, lo que elevó el número de refugiados en el mundo a más de 65 millones (más que la población de Gran Bretaña). A este número hay que añadir los 40 millones de personas que están desplazadas dentro de su propio país. Se trata de un fenómeno sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial”[5] (ídem.). En 2020, la cifra de emigrantes internacionales según la ONU es de 270 millones de personas, un récord histórico.
Confrontados a un envejecimiento imparable de la población y una caída vertiginosa de la natalidad -ambos expresan la gravedad de la crisis capitalista- los países centrales necesitan todos los años una inyección de emigrantes para renovar su fuerza laboral. Los Estados los colocan en las condiciones más vulnerables (ilegalidad, marginación, presión policial y hostigamiento racista, todo ello rematado por la amenaza permanente de deportación) para forzarlos a aceptar pésimas condiciones laborales, consiguiendo con ello empujar a la baja las condiciones del conjunto de la clase obrera. Sin embargo, por la situación antes analizada, ese flujo se convierte periódicamente en avalanchas fuertemente desestabilizadoras. Las crisis migratorias de 2015 y 2019 en Europa o las auténticas estampidas humanas hacia Estados Unidos desde Centroamérica así lo acreditan.
Para cerrar el acceso por el Mediterráneo, la UE despliega una fuerza naval llamada Frontex que en 10 años ha rechazado expeditivamente más de 60000 emigrantes y ha sido denunciada por realizar devoluciones directas en la crisis de las islas griegas[6].
Sin embargo, esto no es suficiente, junto a la propia represión de los estados miembros, la UE subcontrata la “faena sucia” de caza, represión y retorno a los países de origen a Turquía por el este, Libia por el centro y Marruecos al oeste.
El capital marroquí cumple a la perfección esta “subcontrata” pues sus fuerzas represivas tienen una merecida reputación de brutalidad y poco escrúpulo en materia de “derechos humanos”. Desde 2005 la policía marroquí encierra, asesina, viola, golpea o devuelve emigrantes y realiza algo más atroz: los mete en autobuses abandonándolos en pleno desierto[7].
Sin embargo, al desempeñar estas funciones, generosamente retribuidas por la UE, Marruecos -al igual que su colega turco- dispone de una formidable arma de presión y chantaje sobre Europa y más especialmente sobre España, puerta sur del Mediterráneo.
Cuando Marruecos ha querido obtener alguna ventaja imperialista -especialmente a cuenta del Sahara Occidental- o económica -por ejemplo, con la pesca- o simplemente recibir más subvenciones, su maniobra habitual es dejar pasar a los emigrantes por los puntos calientes españoles: Canarias, Melilla y Ceuta. Es el caso de la reciente crisis ceutí, en un par de días han entrado en la ciudad 10000 personas con el estímulo de las autoridades marroquíes. Más de 1500 niños y familias enteras entraron a nado o por agujeros en las vallas fronterizas.
En Marruecos la población juvenil está desesperada por el desempleo, las atroces condiciones laborales y la represión del régimen del “reformador” Mohamed VI. “La COVID ha contraído la economía un 7,1% y disparado el paro juvenil a cerca del 40%. La pobreza en las ciudades se ha multiplicado por siete durante el último año. En febrero, al menos 24 personas, la mayoría de ellas mujeres, murieron ahogadas por una inundación en un sótano de Tánger que funcionaba como una fábrica textil ilegal”[8].
Al mismo tiempo, al norte de Marruecos se concentran miles de emigrantes que huyen en desbandada de la situación que reina en la gran mayoría de países africanos. Para ACNUR[9] “La mayor parte de los migrantes son víctimas o testigos de atropellos brutales a manos de traficantes, contrabandistas, milicias o autoridades estatales, que los someten a torturas impensables como quemaduras con aceite, metales ardiendo o plástico derretido; descargas eléctricas e inmovilización en posturas dolorosas, además de golpearlos, obligarlos a realizar trabajos forzados o incluso asesinarlos”. Según dicho informe “en el 47% de los casos, las víctimas informaron que los perpetradores fueron autoridades policiales, lo que derrumba la idea que los responsables son siempre contrabandistas o traficantes”. “Al menos 1750 personas murieron en 2018 y 2019 cuando emigraron de naciones de África occidental u oriental”.
El capital marroquí utiliza para su provecho el drama de la emigración. Cobra bajo forma de subvenciones, inversiones, acuerdos comerciales, ventajas imperialistas etc. Pero cuando quiere más no duda en abrir su frontera con España. Es un juego siniestro del gato y el ratón. Tras haber dejado las puertas abiertas el lunes y martes, el miércoles 19 de mayo, Marruecos volvió a cerrar fronteras y las porras, las palizas, las detenciones, volvieron a actuar. Ello produjo los incidentes de Castillejos -ciudad marroquí aledaña a Ceuta- donde cientos de jóvenes se defendieron a pedradas de la gendarmería. Es una manipulación sangrienta que denuncia al Capital como lo que es: un sistema asesino comandado por asesinos patentados.
El capital español, un imperialismo de tercera división, le gusta exhibir músculo cada vez que tiene un contencioso con su vecino del sur. En 2002, el gobierno derechista de Aznar desplegó un exagerado operativo militar para desalojar a media docena de soldados marroquís que habían incursionado en Perejil, un islote frente a las costas cercanas a Ceuta. En 2005, el gobierno “socialista” de Zapatero desplegó las tropas de la Legión y la Guardia Civil para repeler brutalmente una riada de emigrantes a los que Marruecos había dejado pasar por Melilla. 5 emigrantes murieron. Ahora, el gobierno de la “izquierda progresista” de Sánchez del que forma parte el “amigo de los emigrantes”, Podemos, lanza los tanques en la playa del Tarajal y despliega el ejército y la guardia civil. Este despliegue lo han sufrido los emigrantes pues se han producido “agresiones a menores por parte de miembros del ejército, incumplimiento del deber de protección de la infancia, devoluciones en caliente sin las mínimas garantías, criminalización de las personas migrantes. Al menos un hombre ya ha fallecido. El Gobierno español ha devuelto a más de 4.000 personas”[10].
El capital español juega a dos barajas con los países del Magreb intentando contentar a dos enemigos irreconciliables: Marruecos y Argelia. Esta última patrocina al Polisario, “movimiento de liberación del Sahara Occidental”, ocupado por Marruecos. Así, la hospitalización en España por COVID del líder de este grupo ha provocado la represalia marroquí. Pero, la respuesta armada del capital español ha tomado a los emigrantes como presa. Es la realidad de todas las guerras: los capitales nacionales se enfrentan utilizando a masas humanas como carne de cañón.
El Estado español que dice ser “democrático”, “humanitario” y “avanzado”, ha intentado tapar la barbarie de su respuesta con la latosa repetición de imágenes “humanitarias”: el guardia civil que salvó a un bebé, unos soldados tomando del hombro a un emigrante o las labores del personal sanitario atendiendo a mujeres y niños ateridos de frío. Es el taparrabos hipócrita del Gobierno “más progresista de la historia española” que oculta la desesperación de cientos de emigrantes que deambulan por Ceuta escondiéndose de la policía y el ejército para no ser devueltos o internados. “Los niños, niñas y jóvenes que están llegando a territorio ceutí son devueltos sin que nadie haya hablado con ellos, duermen en la calle y sufren disparos con escopetillas de plomo por las calles” (ídem.). En Ceuta unas mujeres de origen marroquí, ayudadas por familias españolas y de Gibraltar, han organizado por su cuenta, ante la total inactividad de los organismos oficiales, servicios de ducha, comida y ropa a los emigrantes negros o árabes. Según su testimonio, son unos mil los que acuden cada día y están asustados pues “no quieren ir al Hospital Universitario de Ceuta porque tienen miedo de que se los lleve la Policía Nacional y los devuelvan a Marruecos”[11].
La televisión entrevista a los jóvenes marroquíes que repiten una y otra vez que “en Marruecos no hay futuro”, que “sueñan con España”. ¡Quieren que nos creamos el “sueño español”! En España habría trabajo, respeto de los “derechos humanos”, “servicios sociales”.
El “sueño español” oculta la realidad de la PESADILLA CAPITALISTA tanto para los emigrantes como para los trabajadores “de España” pues lo que es en realidad el llamado “sueño español” consiste en:
Los Centros de Detención
Los CIES (centros de internamiento para extranjeros), cárceles donde pueden ser encerrados por más de 60 días SIN HABER COMETIDO DELITO ALGUNO, teóricamente en espera de deportación. Hay 8 en España, donde se han llegado a hacinar hasta 14000 emigrantes cuando su cabida oficial es de ¡1472 personas! En mayo de 2020 se vaciaron debido a las revueltas y protestas porque no recibían ninguna atención frente al peligro de contagio por COVID. Sin embargo, se reabrieron en septiembre de 2020 y se calcula que ya hay más de 1000 encerrados en condiciones sanitarias, de alimentación y de trato realmente inhumanas.
“Desde que se abrieron los CIE, diez personas han fallecido entre sus muros o en el traslado forzoso al que las sometieron”[12]. En la mayoría de los casos los hechos no se denuncian, ni siquiera aparecen en los medios de comunicación, por ello esa cifra puede ser muy inferior a real. Tenemos una ilustración en Valencia, en julio 2019, donde un interno marroquí se suicidó supuestamente, pero el análisis de las cámaras de vigilancia “permitió apreciar la posible existencia de varios delitos imputables a los funcionarios públicos: inducción al suicidio, trato degradante, daño a la vida o a la integridad moral, denegación de la asistencia sanitaria (…) lo arrastraron por el suelo estando inconsciente y lo dejaron tirado en la celda de aislamiento, solo, sin vigilancia, sin agua, sin comida, y con la ventana cerrada en plena canícula” (ídem.)
A los CIES se unen los campamentos habilitados en 3 islas canarias (Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife) donde, en plena pandemia, el gobierno hacinó a más de 9000 emigrantes procedentes de las costas africanas en unas condiciones de alojamientos infames, comida mala y escasa, trato degradante. El campamento de Arguineguin en Gran Canaria “En el bautizado como campamento de la vergüenza llegaron a estar hacinadas cerca de 2.700 personas, cuando su capacidad ronda las 400. Debido a la ausencia de espacio físico, se tuvieron que desmontar las duchas [había] personas con COVID durmiendo al ras del suelo, faltaban asistencia letrada e intérpretes (…) las insalubres condiciones en las que se encontraban unas personas que sobrevivían con tres bocadillos al día. Y, a diferencia de las palabras del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que aseguraba en una entrevista que ninguna persona está “nunca más de 72 horas”, hay documentados casos de personas que han estado varias semanas”[13]
Sin trabajo ni vivienda
Los que “gozan de libertad” se ven forzados a dormir a la intemperie, en solares, en casas abandonadas o, en el mejor de los casos, en pisos patera donde se hacinan hasta 14 personas en viviendas de 3 habitaciones. Con trabajos informales o haciendo de gorrillas en los aparcamientos, lava lunas en los semáforos, vendiendo como manteros siempre en un ay para recoger las mercancías y correr ante la llegada de la policía…
Trabajo precario e informal
Cuando tras mucho sufrimiento y peripecias, una parte consigue un trabajo, las condiciones son salarios miserables, precariedad laboral, carencia de protección sanitaria -como fue el caso de los trabajadores agrícolas de Lérida en pleno COVID o en la fresa de Huelva que los llevó a hacer huelga siendo reprimidos por la Guardia Civil. La gran mayoría está en la informalidad -mujeres internas cuidando ancianos cobrando 600 € al mes descansando medio domingo; mujeres de la limpieza cobrando como mucho 500 €, trabajadores agrícolas cobrando 5 € la hora-. En febrero de 2020 el relator de la ONU denunció “que las condiciones en las que viven algunos de los trabajadores del campo de Huelva son "mucho peores que las de los campos de refugiados"[14].
Pero las condiciones de los trabajadores “nativos” se asemejan cada vez más a las de sus hermanos emigrantes. El salario medio en España sufrió en 2020 una caída del 3,1%, la mayor en medio siglo[15]. La precariedad laboral sigue una escalada imparable afectando especialmente a los jóvenes “España cerró 2020 con la peor tasa de desempleo juvenil de toda la Unión Europea: cuatro de cada 10 personas menores de 25 años están en paro, y el 25% de los comprendidos entre los 25 y los 30 años tampoco tienen trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE”[16].
La oleada de despidos que hay en curso actualmente pone los pelos de punta. Los bancos están en el centro de esta destrucción de puestos de trabajo: Caixabank 8000, Bankia 5000, BBVA 3500, Unicaja 1500, Banco Sabadell 1817 y un largo etcétera. A ello se deben sumar los 3500 despidos de El Corte Inglés, los 670 de Ford etc.
En cuanto a la vivienda la situación es espantosa. “Un millón y medio de familias viven en infraviviendas y más de 30.000 personas no tienen hogar en España, El 51,8% son españoles y el 48,2% son extranjeros”[17]
El capital ataca a TODOS, trabajadores emigrantes y trabajadores nativos. Y ataca EN TODO: no solo en las condiciones de vida sino igualmente en sus guerras y pugnas donde somos sus peones, su carne de cañón, como enseña elocuentemente el reciente conflicto de Ceuta. Por ello, nuestra guía es:
- NO ELEGIR CAMPO: ni España ni Marruecos, CONTRA EL CAPITAL EN TODOS LOS PAÍSES.
- NO DIVIDIRNOS NI ENFRENTARNOS, los emigrantes son trabajadores pues, como se gritaba en una manifestación contra el racismo, NATIVA O EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA.
- Rechazar tanto a los LOBOS (Vox, PP) que dicen “defender a los trabajadores españoles frente a los emigrantes” como a los LOBOS DISFRAZADOS DE CORDEROS (PSOE, Podemos) que dicen “defender a todos sin discriminación”. Unos y otros coinciden en lo mismo: ENDURECER LA EXPLOTACION CAPITALISTA DE NATIVOS Y EMIGRANTES.
Marjane y Omar 31-5-21
[1] Informe sobre la descomposición del 22º Congreso Internacional de la CCI https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017 [3]
[2] Ver EL CAPITAL Capítulo XXIV La llamada acumulación originaria de https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm [174]
[3]Marruecos: protesta contra la barbarie capitalista a los emigrantes https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes [175]
[4] Ver La emigración y el movimiento obrero https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2766/la-emigracion-y-el-movimiento-obrero [176]
[5] Ídem. Nota 1
[6] Ver ¿Qué es Frontex? - El Orden Mundial - EOM [177]
[7] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d [178]
[8] https://www.lavanguardia.com/internacional/20210520/7467029/corona-torcida-rey-marruecos.html?utm_term=botones_sociales_app&utm_source=social-otros&utm_medium=social [179]
[9] ACNUR: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, fuente: Muerte y abuso, dos realidades que sufren miles de migrantes africanos en su ruta hacia el Mediterráneo | Noticias ONU (un.org) [180]
[10] https://archivo.kaosenlared.net/exigen-el-cese-de-las-vulneraciones-de-derechos-humanos-contra-las-personas-migrantes-en-ceuta/ [181]
[12] Por el Cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros y el fin de las deportaciones – Campaña CIEs NO (wordpress.com) [183]
[14] España investigará la extrema miseria de las infraviviendas de Huelva - El Día (eldia.es) [185]
[15]El salario medio en España sufrió en 2020 la mayor caída en medio siglo, según Adecco | Economía | EL PAÍS (elpais.com) [186]
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Hace unos días atrás, en Chile, ocurrió en solo un mismo día el asesinato de dos niños menores a manos de delincuentes armados, a esto le es sumado también el asesinato de otro niño que ocurrió en una comuna rural hace más de un mes atrás, hecho que conmovió profundamente a la gente y que incluso hizo que la muchedumbre invadiera el recinto penitenciario donde estaba el acusado con el fin de hacer “justicia con sus propias manos”.
Aprovechando estos hechos los llamados “medios de comunicación” (TV, redes sociales, prensa…), los políticos de derecha y extrema derecha, la policía etc., han lanzado una campaña totalitaria reclamando “mano dura”: cadena perpetua, pena de muerte, más policía, sobre todo en barrios obreros y marginales… Esto ha hecho que entre los individuos de la sociedad burguesa se pusiera de moda reclamar que “volviera la pena de muerte” y de que “se necesitan más atribuciones a la policía” con el fin de acabar con la delincuencia y el lumpen, sin embargo, eso es un grave error muy fatal que no conducirá a ningún lado y que solo tendrá una sola victima: los obreros y sus familias.
Queremos dejarlo muy claro: la propaganda sobre la pena de muerte, el reforzamiento de la policía y las tendencias a la militarización de la sociedad, la histeria de los medios de “comunicación” sobre la criminalidad y la “inseguridad ciudadana” no son más que la expresión de la putrefacción y miseria en que se hunde la sociedad de cabo a rabo, por un lado por la crisis de sobreproducción histórica del capitalismo decadente y por otro por el bloqueo de perspectivas en que se encuentran las dos clases fundamentales de la sociedad: La burguesía y el proletariado.
En los momentos de crisis del capitalismo, que en la decadencia se multiplican y son cada vez más frecuentes, el bandidaje y la delincuencia aumentan, esto debido a que en estos tiempos las filas de desempleados aumentan, y una parte de ellos, junto a jóvenes precarios, acaban hundiéndose en las filas del lumpen buscando desesperadamente solventar sus necesidades y las de sus familias, debido a que ya el capitalismo es completamente inútil para la humanidad. Sin embargo, esto empeora durante el periodo de descomposición del capital, pues al empezar a pudrirse aún más las relaciones humanas los crímenes tienden a ser mucho más violentos y frecuentes, esto porque la salud mental , la marginalidad , el individualismo , la competencia y el odio irracional entre los seres humanos empeora en múltiples aspectos ( las revueltas multiclasistas son un buen ejemplo de ello[1]) , teniendo como resultado a criminales que ya no solo no les importa su vida sino tampoco la del resto . Esta especie de “circulo criminal o delincuencial” durante el periodo de descomposición arrasa cada vez más en los barrios obreros y marginales (principalmente en los países del tercer mundo , aunque ya en los supuestos países desarrollados esto también ha crecido) y atrae cada vez más a algunos individuos proletarios, pues los trabajos precarios , los bajos salarios , la sobrecarga , la falta de seguridad social y un sinfín de problemas que el capitalismo estatal explotador ejerce sobre la clase obrera empujan a ciertos sectores a unirse a las filas del lumpen imbuidos de la falsa creencia de que van a ganarse la vida de una forma más fácil , y más el hecho de que en el periodo de descomposición el lumpen se hace más y más violento entonces hay un grave problema que afecta a no solo toda la población sino principalmente a la clase obrera , pues ellos -y particularmente los desempleados- son los principales afectados de ello. Como dicen las Tesis sobre la Descomposición escritas por la CCI en 1990[2] “una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman es aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella, lo cual ha implicado, a lo largo de los años 80, que han conocido un aumento considerable del desempleo, una ausencia de movimientos significativos o de intentos reales de organización por parte de obreros sin empleo
Esta calamidad de la lumpenización social proviene de “la ausencia total de perspectivas de la sociedad actual se expresa con todavía mayor evidencia en lo político e ideológico. Por ejemplo: el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban también siendo víctimas de la prostitución ; la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio ;el "cada cual a lo suyo", la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado” (idem.).
Como hemos dicho anteriormente la descomposición del capitalismo aumenta los problemas de salud mental y lumpenizacion de la sociedad a un punto casi caótico, habiendo incluso zonas de las ciudades donde la policía burguesa ni siquiera se atreve a meterse, dejando a muchas familias obreras abandonadas a su suerte. Sin embargo la descomposición también aumenta otros factores: la ignorancia, el apolitismo, el individualismo, todo esto ha hecho de que entre la escena nacional chilena volviera sobre la mesa un nuevo tema: la pena de muerte, un acto horrible e indiscriminado, que no soluciona nada y no acaba con el lumpen , donde solo el estado totalitario-policial gana y las clases obreras siguen sufriendo un sinfín de humillaciones bajo la pobreza y explotación . La pena de muerte es algo tan aberrante, ridículo e inútil que incluso muchos estados capitalistas la han eliminado.
La pena de muerte es una de las expresiones más crueles del individualismo y la sociedad decadente de la mercancía : de la competencia a muerte, de la obsesión por acumular dinero y riquezas, de la guerra de todos contra todos, del fraude y el robo, características congénitas del capitalismo, nace una putrefacción social que tiene su expresión ilegal y marginal en el lumpen, el cual no es sino la forma más extrema y criminal de las costumbres y los modos de acción que practica el capitalismo. Frente a ese espejo repugnante de su propia barbarie, el capitalismo “civilizado”, “de guante blanco”, se rasga las vestiduras, pide indignado justicia y desarrolla la pena de muerte para deshacerse del lumpen, convirtiéndose literalmente en un genocidio “legal” sin fin. La lumpenizacion es una muestra de la descomposición social la pena de muerte lo es aún más.
Además, no hay que olvidar que la prisión y la policía tienen dos propósitos: por un lado, mantener soldada una sociedad que tiende por todos los lados a la violencia, el cisma, el estallido, la dislocación social. Y, sobre todo, mantener el control social y político en contra de la clase obrera, pues sabemos muy bien que la prisión está diseñada exclusivamente para castigar la pobreza y encerrar a los obreros revolucionarios que se declaren en huelga, cuanto la gentuza ignorante aclama “pena de muerte contra los delincuentes” no lo dice contra los criminales de las clases altas como los grandes narcos, políticos corruptos, empresarios delincuentes , etc. Sino contra gente pobre de las clases explotadas que muchas veces roba por necesidad o porque el capital se aseguró de no permitirles desarrollar ninguna oportunidad , he ahí el máximo cinismo y asquerosidad del capitalismo , la policía de los estados burgueses actuales desprecia y odia a las clases bajas y al movimiento obrero , golpea a niños pobres que roban por necesidad , manosean a mujeres en sus repugnantes cárceles , asesina a obreros combatientes en las empresas y fabricas , pero protegen a la clase capitalista criminal con su vida … he ahí la verdadera y única violencia existente en la sociedad burguesa : la violencia que la clase burguesa y sus policías totalitarias aplican contras las clases desposeídas . Luego la burguesía y sus medios de prensa vociferen día y noche contra la delincuencia, sabiendo de antemano que son ellos mismos quienes defienden con uñas y dientes el sistema social que la crea y que son ellos quienes la mantienen, siendo el lumpen la otra “cara de la moneda” del capitalismo cada vez más podrido.
Sin embargo , no hay que olvidar que el lumpen fue y siempre será una capa social ENEMIGA DEL MOVIMIENTO OBRERO[3] , aun en la actualidad cuando la lumpenizacion crece y más individuos obreros se hunden en ella y aunque haya personas que lo hacen solo por necesidad el lumpen siempre será una capa reaccionaria y enemiga de los trabajadores y las minorías comunistas , pues en nada se diferencian de la clase capitalista en el sentido de que viven robando a los trabajadores , como también de la misma forma el proletariado socialista combate de todas formas posible sus actos vandálicos “políticos” : el saqueo , destrucción irracional , las “funas” o ataques personales , violencia individual y la narco-política . Pero es eso lo que diferencia al proletariado con sus enemigos de clase respecto a cómo enfrentar el lumpen : QUE PELEAN CONTRA UNA CAPA MARGINAL Y NO CONTRA INDIVIDUOS , por eso los obreros deben oponerse a la pena de muerte y otros tipos de ejecuciones o asesinatos “legalizados” , no solo porque no resuelven el tema de la delincuencia , sino porque el único enemigo que el proletariado debe destruir es el capital , los trabajadores se enfrentan contra relaciones sociales , jamás contra individuos específicos , pues así como dentro del programa comunista de la clase obrera mundial no entra nada que tenga que ver con “asesinatos” o “torturas” a capitalistas , tampoco lo hay para ninguna otra capa social enemiga de la clase , incluyendo el lumpen , la clase obrera busca emancipar a la humanidad , no dañarla aún más[4].
De la misma forma denunciamos frontalmente la creación de “penas más duras” y “Creación de cárceles” más la militarización de los barrios obreros que los gobiernos burgueses siempre aplican para supuestamente acabar con la delincuencia , eso no solo no acaba con la delincuencia , sino que tiene dos principales efectos : 1) fortalece al lumpen, ya que en el periodo de descomposición la policía se encuentra más influenciada por la lumpenizacion y corrupción , cosa que se acrecienta en los países periféricos (oficialmente ya son narco-policías y narco-burguesía) , y terminan como guardaespaldas del narcotráfico , teniendo como consecuencia un lumpen igual de activo más la protección de la policía del capital para estos , 2) es una medida de control de la burguesía para detener a la clase obrera , pues siguiendo la lógica de que esta policía solo busca proteger a los grandes narcos y a la clase capitalista criminal y que la historia de que nos “protegen de la delincuencia” siempre fue un mito , la policía y las cárceles tienen cada vez un rol más político , detener a los obreros más combatientes , a los revolucionarios… pues cuando hay asaltos o un trabajador sufre algún robo la policía nunca llega , pero estalla una manifestación obrera y todo la fuerza policial va al ataque . Carabineros de Chile es el más grande ejemplo de los ejemplos expuestos antes, pues jamás se presentan ante un crimen, pero son los primeros en reprimir protestas incluso completamente pacíficas y familiares, sin contar que esa institución está muy contaminada por marginales y amigo de narcos, y que está involucrado en innumerables hechos de corrupción.
La política de mano dura, pena de muerte, cumplimiento íntegro de las penas, es defendida por la Derecha, la extrema derecha y los populistas.
A esta política de brutalidad y represión, Izquierda y extrema izquierda, aparentan oponer “una alternativa” pues responden con su política de “buenismo” y nos hablan de “tolerancia”, “integración”, “cohesión social”, todo ello de forma hipócrita, pues apoyan sin rechistar las medidas represivas o si están en el gobierno es ella misma quien las toma. ¿Qué hicieron los gobiernos de concertación democrática respecto a las leyes represivas, la naturaleza de los carabineros etc.? ¿Qué hizo Bachelet, campeona de los derechos humanos? Nada de nada, lo mismo que ahora hace Piñera, la diferencia es que Bachelet era más discreta y solapada mientras que Piñera actúa de forma provocadora y descarada.
Al proletariado se le entrampa en una falsa alternativa: o la mano dura de la derecha o el buenismo de la izquierda. Ambas alternativas convergen en un mismo mensaje contrarrevolucionario y anti obrero: 1º habría una solución posible dentro del capitalismo y 2º el Estado es quien nos protege y vela por la vida y la paz de “todos los ciudadanos”.
Además, debemos recordar que la izquierda y extrema izquierda beben en la tradición del estalinismo, el chavismo y otros regímenes que aplican en grandes dosis la pena de muerte, organizan campos de exterminio etc. (por ejemplo, China junto a USA e Irán es el país que más penas de muerte aplica anualmente). En China y Corea del Norte hay campos de “reeducación” donde se explota y maltrata a millones de prisioneros.
En contra de lo que dice la izquierda reaccionaria del capital , de acabar con la delincuencia con “reformas que ataquen la desigualdad social” y con “mejores rehabilitaciones” los verdaderos comunistas internacionales no tenemos más que condenar aquello , pues esa idea de crear “un capitalismo más equitativo” es algo tan estúpido y utópico a la vez , pues es imposible de reformar hacia algo más “justo” un sistema que , por naturaleza , es desigual debido a la necesidad de acumulación de capital , más aún en países tercermundistas donde las crisis y contradicciones capitalistas se amplifican , lo único que busca esa estupidez de “mayor justicia e igualdad” dentro de los marcos capitalistas es desarrollar más las nacionalizaciones y el capitalismo de estado , y por ende aumentar la explotación a la clase obrera , y ni por si acaso acabar con la delincuencia .
Bajo esta época las mayores ganancias y acumulaciones del capital se concentran en los países del centro del mundo, y por ello es que, en estos países, como hay mayor capacidad de inversión capital, han podido reducir un poco la delincuencia (como en los países nórdicos, tan alabados por la izquierda).
Sin embargo, tras 50 años de crisis capitalista casi permanente y una descomposición que afecta a todos los países del mundo y que con la pandemia golpea sobre todo a los países centrales y “más adelantados”, lo que vemos es que las condiciones de vida de los trabajadores del mundo TIENDEN A IGUALARSE POR ABAJO, que los países centrales pierden poco a poco su condición de “islotes al abrigo de la miseria y la descomposición social” y tienden a parecerse en ciertos aspectos a lo que sucede en los países más periféricos. Como dicen las Tesis sobre la Descomposición:
” la transformación del Tercer mundo en inmensas villas miseria, en donde miles de millones de personas procuran sobrevivir como ratas en alcantarillas;
el desarrollo de ese mismo fenómeno en el corazón mismo de las ciudades de los países "adelantados", en donde la cantidad de gente sin techo, sin recursos, no hace sino aumentar, hasta el punto de que la esperanza de vida en algunos barrios ya es menor que la de los países atrasados (…)
Todas esas calamidades económicas y sociales, aunque se deben en general a la decadencia misma del sistema, dan cuenta, por su acumulación y amplitud, del callejón sin salida en que se ha metido un sistema que no tiene el más mínimo porvenir que proponer a la inmensa mayoría de la población mundial, si no es el de una barbarie en aumento e inimaginable. Un sistema cuyas políticas económicas, cuya investigación e inversiones se hacen sistemáticamente en detrimento del futuro de la humanidad y, por lo tanto, en detrimento del sistema mismo”
Por ello, la clave para la revolución es el movimiento obrero del primer mundo en unidad con el proletariado de todos los países sea cual sea el nivel económico de estos[5].
De la misma forma cosas como la rehabilitación del delincuente no son más que una gran estupidez ¿Cómo una persona se puede rehabilitar dentro del mismo sistema que lo creó para ser un criminal? Aparte de que las ciencias psicológicas nos han demostrado de que las personas solo pueden cambiar hasta cierto momento de su desarrollo, lo único que pasará será que una persona ira a la cárcel por un crimen, en la cárcel se volverá aún más delincuente y marginado, luego saldrá y el propio sistema capitalista lo rechazará, y así volverá a ser un delincuente y volverá a hacer daño. y así sucesivamente…la rehabilitación de un ser humano jamás se podrá hacer bajo un sistema antihumano, aparte de que, como se dijo anteriormente, la rehabilitación solo se puede hacer hasta cierto punto del desarrollo humano …al fin y al cabo la “rehabilitación del delincuente” es algo tan estúpido como creer en un capitalismo más equitativo
¿Se quiere buscar el fin total del lumpen? ¿Qué no haya más niños inocentes asesinados? ¿Qué todos los seres humanos del planeta puedan vivir libres y en paz? ¿Qué todas las personas puedan surgir y autorrealizarse plenamente? La única forma en que se llegue a eso es mediante la revolución comunista mundial del proletariado y el control de la producción mediante los consejos de obreros y soldados junto a sus asambleas generales , la respuesta para acabar con la delincuencia no se encuentra en la policía ni tampoco en las prisiones que cada vez más tiene un carácter político contrarrevolucionario , pues , además , el programa comunista del proletariado es en sí emancipador y atenta contra cualquier institución que busque oprimir y encarcelar al ser humano…pero tampoco se encuentra dentro de la izquierda del capital que nos hace soñar con un capitalismo más justo para así acabar con todos los males … no , la solución es el movimiento obrero mundial y su politización marxista y revolucionaria , la revolución de los soviets ...
Rodrix
[1] Ver Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [190] y Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [191]
[2] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[3] El Manifiesto Comunista señala a propósito del lumpen: “El proletariado andrajoso , esa putrefacción pasiva de las capas más bajas de la vieja sociedad, se verá arrastrado en parte al movimiento por una revolución proletaria, si bien las condiciones todas de su vida lo hacen más propicio a dejarse comprar como instrumento de manejos reaccionarios”.
[4] Frente a la demagogia burguesa que habla de “violencia en general” provocando una amalgama cínica de “violencia = violencia”, se hace necesario distinguir entre la violencia de la burguesía (terror, guerra imperialista y terrorismo como arma complementaria), la violencia de la pequeña burguesía (terrorismo nihilista e impotente), la violencia del lumpen (robo, vandalismo, violencia irracional) y la violencia de clase del proletariado que es una violencia consciente, constructiva, que rechaza la venganza, la tortura, la humillación etc. Ver a este propósito Terror, terrorismo y violencia de clase (https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [113] ) y Resolución sobre el terror, terrorismo y violencia de clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [114]
[5] Ver El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/855/el-proletariado-de-europa-occidental-en-una-posicion-central-de-la- [192]
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A nadie se le escapa que el 150 aniversario de la Comuna de París ha dado lugar a una amplia cobertura mediática: libros, emisiones de radio, documentales de televisión, artículos de prensa, etc. La burguesía no dudó en aprovechar tal oportunidad para disfrazar una vez más la historia de la Comuna multiplicando las mentiras y las distorsiones, haciendo que el primer asalto revolucionario del proletariado pareciera un vulgar levantamiento del "pueblo" de París a favor de una república "social" y "universal" a imagen y semejanza de lo que hoy se supone que es la república burguesa. En definitiva, un experimento reducido que tendría un perímetro estrictamente hexagonal.
Como siempre, la burguesía se basa en las apariencias para difundir sus mentiras. Es el caso del documental animado emitido en el canal Arte titulado "Los malditos de la Comuna"[1], que retransmite estas falsificaciones apoyándose en el relato objetivo de la comunera y miembro de la AIT, Victorine Brocher, trabajadora combativa y valiente, pero que también drena las ilusiones del proletariado de la época sobre el carácter universal de los ideales de 1789. Si efectivamente la "república social y universal" era todavía un ideal presente en el proletariado en 1871, el verdadero espíritu de la Comuna de París iba mucho más allá. Al sacudir el poder de la burguesía por primera vez en la historia, los comuneros encarnaron la posibilidad de otro futuro. Así, detrás de la apariencia de la "República Social" se encuentran los cimientos de una sociedad sin clases y sin Estado. Por consiguiente, y en contra de lo que muchos periodistas y académicos tratan de insinuar, los comuneros no son los herederos de los sans-culottes de 1792-1794, sino del proletariado parisino de los días de junio de 1848, que también fue masacrado durante la sangrienta represión de la burguesía[2]. Aunque la revolución proletaria mundial no estaba todavía en el orden del día, la Comuna anunció la dirección que iban a tomar las futuras luchas proletarias a escala mundial. Esto es lo que la burguesía trata de ocultar. Moviliza todos sus canales ideológicos para reducir la Comuna a un simple acontecimiento de la historia francesa y negar así su verdadera naturaleza proletaria como experiencia internacional. ¡Pero la Comuna pertenece a la historia de la clase obrera! Fue una experiencia inestimable que permitió al proletariado aprender lecciones decisivas sobre el proceso revolucionario y la toma del poder. Frente a las denigraciones, las desviaciones, la dilución de que es objeto hoy por parte de la clase dominante, las organizaciones revolucionarias deben defender y transmitir los logros de esta "lucha heroica". Esto es lo que intentamos hacer publicando a continuación extractos de libros considerados como "clásicos" del movimiento obrero y del marxismo sobre este episodio.
Desde el día siguiente a la masacre, el movimiento obrero tuvo que enfrentarse a las calumnias y mentiras de la burguesía, todavía embriagada por su macabra victoria. Algunos comuneros que habían escapado de las matanzas o de la prisión se convirtieron en los más fervientes defensores de la Comuna. Prosper-Olivier Lissagaray fue uno de ellos. Su Historia de la Comuna de París[3] de 1871 fue un acto fabuloso de defensa del carácter proletario de la Comuna y una denuncia abierta del salvajismo de los versalleses. Este relato históricamente riguroso, impulsado por una búsqueda incesante de la verdad, es mucho mejor que todas las "Historias" de periodistas o académicos que se encuentran actualmente en las estanterías de las librerías, la mayoría de las cuales, voluntariamente o no, falsean o distorsionan el verdadero significado de esta "marea más alta del siglo", como afirmó Lissagaray.
Como podemos ver en el prefacio de la primera edición publicado a continuación, esta historia es, pues, la obra de un militante movido por un mismo objetivo: defender el honor del proletariado parisino mancillado por los montones de calumnias vertidas por los maestros del pensamiento de la clase burguesa de la época: periodistas, políticos, escritores, académicos…
La Historia del Cuarto Estado de 1789 iba a ser el prólogo de esta historia. Pero el tiempo es escaso; las víctimas se deslizan hacia la tumba; las perfidias liberales amenazan con superar las gastadas calumnias de los monárquicos; me limito hoy a la introducción estrictamente necesaria.
¿Quién hizo el 18 de marzo? ¿Qué hizo el Comité Central? ¿Qué fue la Comuna? ¿Cómo han fallado cien mil franceses a su país? ¿Dónde están las responsabilidades? Legiones de testigos lo dirán.
Es un proscrito el que tiene la pluma, sin duda: pero un proscrito que no fue ni miembro, ni oficial, ni funcionario de la Comuna; que, durante cinco años, ha vandalizado los testimonios; que quería siete pruebas antes de escribir; que ve al vencedor vigilando la más mínima inexactitud para negar todo lo demás; que no conoce mejor alegato para los vencidos que el simple y sincero recital de su historia.
Esta historia, además, se debe a sus hijos, a todos los trabajadores de la tierra. El niño tiene derecho a conocer las razones de las derrotas de su padre; el Partido Socialista, las campañas de su bandera en todos los países. El que hace al pueblo falsas leyendas revolucionarias, el que lo divierte con historias cantarinas, es tan criminal como el geógrafo que elaborara mapas mentirosos para los navegantes.
Londres, noviembre de 1876.
En la actualidad, cuando los trabajadores de todo el mundo experimentan las peores dificultades para reconocerse como pertenecientes a una misma clase, les invitamos a sumergirse en esta formidable narración que es nada menos que la historia de su propia clase.
En cuanto estalló la guerra franco-prusiana en julio de 1870, la Asociación Internacional de Trabajadores reaccionó enérgicamente para denunciar la furia bélica a la que la burguesía europea arrastraba al proletariado. Los dos discursos del Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores sobre la guerra francoalemana, escritos por Karl Marx, son una defensa implacable del internacionalismo proletario. El Tercer Discurso, más conocido como La Guerra Civil en Francia[4], también escrito por Marx, de nuevo en nombre del Consejo General del AIT, constituye el análisis más profundo y rico que el movimiento obrero ha sido capaz de producir sobre este episodio. Publicamos a continuación uno de los extractos más significativos en el que Marx revela la esencia proletaria y revolucionaria del acontecimiento. Lejos de albergar ilusiones sobre un supuesto movimiento republicano y democrático en línea con la Revolución Francesa, Marx defiende aquí el carácter novedoso y original de la Comuna en la escala de la historia.
Generalmente, las creaciones históricas por completo nuevas están destinadas a que se las tome por una reproducción de formas viejas e incluso difuntas de la vida social, con las cuales pueden presentar cierta semejanza. Así, esta nueva Comuna, que quiebra el Poder estatal moderno, ha sido confundida con una reproducción de las comunas medievales, que, habiendo precedido a ese Estado, le sirvieron luego de base. Al régimen comunal se le ha tomado erróneamente por un intento de fraccionar, como lo soñaban Montesquieu y los girondinos, esa unidad de las grandes naciones en una federación de pequeños Estados, unidad que, aunque instaurada en sus orígenes por la violencia política, se ha convertido hoy en un poderoso factor de la producción social. El antagonismo entre la Comuna y el Poder estatal se ha presentado equivocadamente como una forma exagerada de la vieja lucha contra el excesivo centralismo. (…) La variedad de interpretaciones a que ha sido sometida la Comuna y la variedad de intereses que la han interpretado a su favor, demuestran que era una forma política perfectamente flexible, a diferencia de las formas anteriores de gobierno que habían sido todas fundamentalmente represivas. He aquí su verdadero secreto: la Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía realizar la emancipación económica del trabajo. (…) Sí, caballeros, la Comuna pretendía abolir esa propiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de unos pocos. La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores. Quería convertir la propiedad individual en una realidad, transformando los medios de producción – la tierra y el capital – que hoy son fundamentalmente medios de esclavización y de explotación del trabajo, en simples instrumentos de trabajo libre y asociado. ¡Pero eso es el comunismo, el "irrealizable" comunismo! Sin embargo, los individuos de las clases dominantes que son lo bastante inteligentes para darse cuenta de la imposibilidad de que el actual sistema continúe – y no son pocos – se han erigido en los apóstoles molestos y chillones de la producción cooperativa. Ahora bien, si la producción cooperativa ha de ser algo más que una impostura y un engaño; si ha de substituir al sistema capitalista; si las sociedades cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista, ¿qué será eso entonces, caballeros, sino comunismo, comunismo "realizable"?
Como señaló Marx en las últimas líneas de La guerra civil en Francia, "el París de los trabajadores con su Comuna será celebrado para siempre como el glorioso precursor de una nueva sociedad." La ola revolucionaria mundial que surgió después de que el proletariado tomara el poder en octubre de 1917 en Rusia demostró que la previsión de Marx era correcta 45 años antes. Los proletarios de Rusia, siguiendo los pasos de los comuneros, llevaron la experiencia revolucionaria mucho más lejos. Al igual que los obreros parisinos de 1871, el proletariado de Rusia, al conseguir tomar el poder, tuvo que enfrentarse a la cuestión del Estado. Por esta razón práctica, Lenin sintió la necesidad de volver a los logros teóricos producidos por el movimiento marxista y, en particular, a las lecciones aprendidas por la Asociación Internacional de Trabajadores, bajo la pluma de Marx, en los diferentes Discursos mencionados anteriormente. El folleto de Lenin El Estado y la Revolución[5] concede un lugar importante a las lecciones de la Comuna, una prueba más del inestimable legado que dejó el asalto revolucionario parisino de 1871. Contrariamente a lo que afirman muchos historiadores e intelectuales, la Comuna no fue en absoluto "la última revolución del siglo XIX", sino un movimiento que anunciaba la fuerza revolucionaria que el proletariado desplegaría en cuanto las condiciones históricas fueran favorables para la victoria de la revolución mundial. Por lo tanto, como muestra el siguiente extracto, la vanguardia revolucionaria se apoyó en la experiencia de las luchas pasadas para hacer frente a los retos a los que se enfrentaba la clase obrera.
1. ¿EN QUE CONSISTE EL HEROÍSMO DE LA TENTATIVA DE LOS COMUNEROS?
Es sabido que algunos meses antes de la Comuna, en el otoño de 1870, Marx previno a los obreros de París; demostrándoles que la tentativa de derribar el gobierno sería un disparate dictado por la desesperación. Pero cuando en marzo de 1871 se impuso a los obreros el combate decisivo y ellos lo aceptaron, cuando la insurrección fue un hecho, Marx saludó la revolución proletaria con el más grande entusiasmo, a pesar de todos los malos augurios. Marx no se aferró a la condena pedantesca de un movimiento "extemporáneo", como el tristemente célebre renegado ruso del marxismo Plejánov, que en noviembre de 1905 había escrito alentando a la lucha a los obreros y campesinos y que después de diciembre de 1905 se puso a gritar como un liberal cualquiera: "¡No se debía haber empuñado las armas!" Marx, por el contrario, no se contentó con entusiasmarse ante el heroísmo de los comuneros, que, según sus palabras, "tomaban el cielo por asalto". Marx veía en aquel movimiento revolucionario de masas, aunque este no llegó a alcanzar sus objetivos, una experiencia histórica de grandiosa importancia, un cierto paso hacia adelante de la revolución proletaria mundial, un paso práctico más importante que cientos de programas y de raciocinios. Analizar esta experiencia, sacar de ella las enseñanzas tácticas, revisar a la luz de ella su teoría: he aquí cómo concebía su misión Marx.
La única "corrección" que Marx consideró necesario introducir en el "Manifiesto Comunista" fue hecha por él a base de la experiencia revolucionaria de los comuneros de París.
El último prólogo a la nueva edición alemana del "Manifiesto Comunista", suscrito por sus dos autores, lleva la fecha de 24 de junio de 1872. En este prólogo, los autores, Carlos Marx y Federico Engels, dicen que el programa del "Manifiesto Comunista" está "ahora anticuado en ciertos puntos".
"…La Comuna ha demostrado, sobre todo – continúan –, que *la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines. . .* "
Las palabras puestas entre asteriscos, en esta cita, fueron tomadas por sus autores de la obra de Marx "La guerra civil en Francia".
Así, pues, Marx y Engels atribuían una importancia tan gigantesca a esta enseñanza fundamental y principal de la Comuna de París, que la introdujeron como corrección esencial en el "Manifiesto Comunista".
Es sobremanera característico que precisamente esta corrección esencial haya sido tergiversada por los oportunistas y que su sentido sea, probablemente, desconocido de las nueve décimas partes, si no del noventa y nueve por ciento de los lectores del "Manifiesto Comunista". De esta tergiversación trataremos en detalle más abajo, en el capítulo consagrado especialmente a las tergiversaciones. Aquí, bastará señalar que la manera corriente, vulgar, de "entender" las notables palabras de Marx citadas por nosotros consiste en suponer que Marx subraya aquí la idea del desarrollo lento, por oposición a la toma del Poder por la violencia, y otras cosas por el estilo.
En realidad, es precisamente lo contrario. El pensamiento de Marx consiste en que la clase obrera debe destruir, romper la "máquina estatal existente" y no limitarse simplemente a apoderarse de ella.
El 12 de abril de 1871, es decir, justamente en plena Comuna, Marx escribió a Kugelmann:
"Si te fijas en el último capítulo de mí '18 Brumario', verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como se venía haciendo hasta ahora, sino romperla [subrayado por Marx; en el original zerbrechen], y esta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto, precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París" (pág. 709 de la revista "Neue Zeit", t. XX, I, año 1901-1902). (Las cartas de Marx a Kugelmann han sido publicadas en ruso no menos que en dos ediciones, una de ellas redactada por mí y con un prólogo mío.)
En estas palabras: "romper la máquina burocrático-militar del Estado", se encierra, concisamente expresada, la enseñanza fundamental del marxismo en punto a la cuestión de las tareas del proletariado en la revolución respecto al Estado.[6]
[1]En francés “Les damnés de la Commune”.
[2] Ver Las Revoluciones de 1848: la perspectiva comunista se hace más clara https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1965/vi-las-revoluciones-de-1848-la-perspectiva-comunista-se-hace-mas-c [196]
[3] Se puede encontrar la edición PDF en español en "Historia de la Comuna [Vol. I]" (papelesdesociedad.info) y "Historia de la Comuna [Vol. II]" (papelesdesociedad.info).
[5] Ver «El Estado y la revolución» (Lenin) - Una brillante confirmación del marxismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199712/1217/ii-el-estado-y-la-revolucion-lenin-una-brillante-confirmacion-del- [125]
[6]Vladimir Lenin, “El Estado y la Revolución (1917)”, Marxists Internet Archive, 2003, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja4.htm [197].
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Una vez más, la burguesía peruana ha puesto en marcha un proceso electoral. Un proceso que viene marcado por la conflictividad social y política vivida el año pasado, que cerró con las violentas protestas de la población en Lima, después que el Congreso aprobara la vacancia a Martín Vizcarra, a lo que siguió la renuncia de su sucesor, Manuel Merino (quien no duró más de una semana en el cargo), que enmarcamos como luchas interclasistas, en el terreno de reivindicaciones ciudadanas, para terminar con las protestas de los trabajadores del sector agroindustrial, que se ubicó en un terreno de clase[1] . Estos acontecimientos, tuvieron como marco general el empeoramiento de los efectos de la pandemia, lo cual aumentó la percepción en la sociedad sobre la poca capacidad de la clase dominante, no solo para gestionar de forma responsable la pandemia, sino para organizar sus propias fuerzas políticas. En este artículo, vamos a analizar más en profundidad las implicaciones que tiene el hecho de que los actuales comicios se dan en el contexto de una aceleración del proceso histórico de descomposición del sistema capitalista, que ha agudizado también el pugilato entre facciones de la burguesía peruana y, además, los peligros que encierra para el proletariado caer en la trampa de este nuevo circo electoral.
Al igual que otras burguesías del mundo, la peruana no oculta su verdadero interés: tratar de asegurar las condiciones mínimas, desde el punto de vista político, que requiere el funcionamiento de la producción y el capital. Mientras esto ocurre, la cifra de fallecidos por Covid-19 en el país alcanza a 65608 personas. No hay que olvidar, que, en agosto del año pasado, Perú llegó a ser uno de los países del mundo con el mayor número de fallecidos por millón de habitantes. Pero, ¿es acaso esta situación un resultado solo de la negligencia de la burguesía peruana? En nuestro Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el período de descomposición capitalista[2], dejamos claro que dicha pandemia, representa no solo la crisis más significativa desde la entrada del sistema en su última fase de declive histórico, la de la descomposición social, inaugurada por el colapso del Bloque del Este en 1989, sino que esta traduce “toda una serie de elementos de caos que representan la putrefacción generalizada del sistema capitalista.”. Dichos elementos, son palpables a nivel mundial, entre ellos, la agravación de la crisis económica preexistente, como resultado de las medidas implementadas para tratar de frenar la pandemia, la rivalidad entre grandes potencias, que ha caracterizado la vida del capitalismo y que ha derivado en una agudización del “cada cual para sí”, que siempre ha formado parte de la naturaleza competitiva de este sistema y su división en Estados nacionales, que ha resultado en una incapacidad de desarrollar acciones conjuntas para combatir el virus, pero también, un empeoramiento de los sistemas sanitarios y de atención a la salud de la población, que resultaron de su desmantelamiento y reducción, por razones relacionadas con sus altos costos para el capital[3]. En este sentido, las recurrentes crisis políticas que ha vivido el país, sobre todo en el contexto de la pandemia, la falta de coordinación institucional e incluso, la utilización de los efectos de la pandemia como un arma de confrontación entre facciones de la burguesía, cada una buscando debilitar o desprestigiar al adversario, una baja inversión en salud durante décadas, un sistema sanitario con déficit de médicos y camas, entre otros aspectos, han retrasado o vuelto poco efectivas las medidas necesarias para combatir el virus. El caos que vive hoy el mundo y particularmente el Perú con la pandemia es el resultado de un abandono progresivo de la población, no solo en lo tocante a la salud, sino que expresa un aspecto característico de la descomposición capitalista, que es “la creciente pérdida de control de los medios que la misma burguesía se había dado hasta hoy para limitar y encauzar los efectos del declive histórico de su modo de producción.”[4]. Queda claro, que no es la burguesía de un país u otro, o determinada facción de esta, sino, el capitalismo, como un sistema político-social que antepone sus intereses económicos, su intención de perpetuarse, antes que las condiciones de vida de la población.
A pesar de la alta cifra de ausentismo, la mayor de los últimos 20 años, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), donde 7,1 millones no fueron a votar[5], la burguesía peruana se anota un punto a su favor, ya que logró movilizar a más de 18 millones de votantes, de un universo de 24 millones. En este sentido, logró apagar momentáneamente la conflictividad social e incluso, poner la cuestión de la pandemia en un segundo plano, para enfocar toda su maquinaria propagandística y comunicacional en crear expectativas electorales en la población. No obstante, esto no significa que haya logrado revertir de alguna manera las confrontaciones en su seno, el desgaste de sus fuerzas y el rechazo de la población a sus viejas fuerzas políticas. En este marco, surge la candidatura de Pedro Castillo, quien proviene de un partido de izquierda socialista, montado sobre la ola del desprestigio de los viejos partidos y del caos provocado por la pandemia. Este candidato, ha logrado capitalizar políticamente, situaciones como la pobreza, que durante el año 2020 alcanzó el 30, 1 %, similar a la de hace una década[6], y el pequeño liderazgo en algunas provincias del país y en el sector educación, siendo uno de los principales líderes sindicales de la huelga magisterial de 2017. Vinculado a otros, como Vladimir Cerrón, fundador del partido “Perú Libre”, definido como “marxista-leninista-mariateguista”, que ha sido señalado por otras facciones de la burguesía de tener vínculos con Sendero Luminoso y con Movadef (Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales), cuya formación como organización política, obedece a las aspiraciones de Sendero Luminoso para entrar en el juego político, entre otras cosas, para lograr la amnistía de sus líderes actualmente presos. Hay que destacar que el mismo Cerrón, declaró al diario Gestión que “El Movadef para todo el mundo está claro que es Sendero Luminoso”[7]. En 2019, participó en el evento “Encuentro Latinoamericano de Gobiernos Locales y Democracia Participativa”, por invitación de Nicolás Maduro, durante el cual afirmó: “Estados Unidos quiere quebrar la unidad latinoamericana, a la democracia, estamos aquí para articular esfuerzos y evitarlo […] Debemos analizar la permanente intromisión de EE.UU. a través de organismos como la OEA, la dependencia tecnológica, el acceso a la educación.” (Gestión, 09-06-2019). La campaña de Castillo, se ha centrado en presentarlo como un candidato contra la corrupción, cuyo objetivo principal es cerrar el paso al regreso del fujimorismo, además de prometer mayores reivindicaciones para los docentes, para los campesinos, control de las importaciones “para frenar la competencia desleal de las importaciones que afectan a la industria nacional” (Correo C, 17 de mayo de 2021, p.2), nueva reforma agraria, discutir nuevamente las condiciones en que operan las empresas extranjeras en el sector minero, convocatoria de un referéndum constituyente para elaborar una nueva Constitución, ya que considera que la actual es una “Constitución de la dictadura” que tiene “una matriz colonial y desconoce las instituciones políticas y culturales de pueblos originarios y comunidades campesinas” (Ibídem, p.2), incluir en el sistema político la revocatoria de presidente y parlamentarios, ha hecho también críticas a los medios de comunicación, todo lo cual indica, que busca ser percibido como alguien que otorgará a la población los beneficios económicos y sociales negados históricamente[8].
Por otro lado, está la candidata del partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien purga una condena de 25 años por cargos de corrupción y violación de derechos humanos. Esta candidata, está acusada de delitos vinculados al caso “Lava Jato” por haber recibido aportes a sus anteriores campañas presidenciales, por lo que el Fiscal de la causa, ha pedido para ella 30 años de prisión. Este partido, se define de derecha, continuador de la doctrina fujimorista, anticomunista y conservador.
Este cuadro, que muestra las fuerzas políticas que se enfrentan y que representan lo peor del pasado político del Perú, lleno de corrupción y violencia, es un resultado evidente de la profundización de la descomposición del sistema, en particular, de cómo afecta esta fase histórica a las fuerzas de la burguesía como clase dominante, caracterizada por la tendencia creciente a la pérdida de control político sobre su propias fuerzas, lo cual se ha vuelto una tendencia dominante de la evolución social y política[9]. El hecho de que la burguesía se encuentre atrapada en una trama interminable y compleja de corrupción, pases de factura y chantajes, que ha tomado cuerpo en todas sus instituciones, hacen que se vea obligada a manipular hasta el absurdo las propias leyes que ha creado para regular su sistema político, lo que hace más difícil el establecimiento de condiciones que garanticen un determinado nivel de gobernabilidad y estabilidad política. Es un peligro real para el proletariado peruano, verse arrastrado a la pudrición que representan estas facciones en pugna, es decir, ser presa de la polarización social que intentan profundizar ambos bandos, planteando las cosas como una lucha entre “democracia y comunismo”, diciendo que hay que proteger los “logros de la democracia y la economía”, frente al “autoritarismo comunista”, cuando en realidad, ambos representan los intereses de la clase explotadora. Cualquiera de estos candidatos, de ser electos como presidentes, desarrollarán el mismo carácter represivo contra la clase trabajadora. Ambos tienen potencialmente la capacidad de reabrir un capítulo de violencia política y social, ya que no escapan a una tendencia (abierta con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia) a desarrollar formas totalitarias de Estado y a profundizar la polarización social y el resentimiento, del cual estas mismas facciones son portadoras, pero que también late en las capas más empobrecidas de la población y en una clase media arruinada.
Otro aspecto, es la relación que tiene esta contienda electoral con el ámbito de las confrontaciones geopolíticas- imperialistas en la región. Si bien el surgimiento de la candidatura de Castillo es parte de una dinámica política interna, no se pueden descartar vínculos ideológico-políticos con la izquierda regional, tanto por las características de su programa de gobierno, que fue saludado por Evo Morales, quien declaró: “Saludamos y expresamos respeto y admiración a Pedro Castillo de Perú que tiene un programa similar al nuestro: revolución democrática y cultural pacífica, defendiendo recursos naturales e impulsando una Asamblea Constituyente, en beneficio del pueblo para que haya justicia social”[10], como por la ideología de su partido, definido como “marxista-leninista-mariateguista”[11] Las intenciones de Castillo, en una eventual presidencia, de suprimir instituciones como la Defensoría del Pueblo o el Tribunal Constitucional, acompañadas de medidas como las estatizaciones y el control de importaciones, además de su anti neoliberalismo[12] marcan una serie de similitudes con las medidas adoptadas por otras facciones de la izquierda del capital en Suramérica. Castillo, ha evitado pronunciarse claramente si está en contra o a favor de gobiernos como el de Nicolás Maduro, pero hay que considerar el hecho de que Vladimir Cerrón, de su partido, sí reconoció como democrático a aquel gobierno y que este, costeó completamente su viaje a Venezuela en junio de 2019. Estos aspectos, pueden tomarse como indicios, que un eventual gobierno de Castillo se acercaría a lo que han hecho otros gobiernos de la izquierda del capital, cuyo acceso a la dirección del sistema político, ha permitido a sus ejecutores permanecer por largos períodos en el poder y controlar férreamente las instituciones. Para la izquierda regional, un eventual triunfo de Castillo, pudiera ser tomado como un eslabón más en la extensión de sus aspiraciones geopolíticas. Si bien no podemos dar credibilidad absoluta a aquellos planteamientos que hablan de una “conspiración orquestada desde la izquierda del Foro de Sao Paolo”, como si esta pudiera controlar a su antojo cada situación política en la región, no se puede obviar que la izquierda regional no ha perdido oportunidades para explotar a su favor situaciones de orden político, que puedan hacer ver que esta se ha fortalecido como opción de gobierno frente a la derecha y que goza de la aceptación de la población. Aunque el elemento de la confrontación con Estados Unidos o el “anti americanismo” no ha aparecido como posición en esta contienda electoral, sabemos que, de llegar Castillo a la presidencia, tendrá que decantarse en este sentido. Además, no hay que olvidar que, si bien en el capitalismo todos los Estados, pequeños o grandes, tienen aspiraciones imperialistas o de establecimiento de zonas de influencia, el marco global que domina está dinámica geopolítica regional es el de las principales potencias imperialistas que se confrontan hoy, como es China, Rusia y Estados Unidos. Si una cosa es segura, es que tanto China como Rusia, seguirán explotando las debilidades del imperialismo USA en la región, de manera de disminuir su histórica influencia en esta parte del mundo.
Como se mencionó más arriba, los trabajadores no debemos caer en la polarización política, ni tomar partido por ninguna de las facciones burguesas que participan en este proceso electoral. Defender las instituciones burguesas, su ideología y mecanismos políticos, es defender a nuestros explotadores y verdugos. La posición marxista que defendemos los que formamos parte de la izquierda comunista, ha quedado expresada en la plataforma de nuestra organización de la siguiente manera: “En un momento en que la tarea fundamental del proletariado es destruir las instituciones estatales burguesas y por tanto el parlamento, en que debe establecer su propia dictadura sobre las ruinas del sufragio universal y otros vestigios de la sociedad capitalista; su participación en las instituciones parlamentarias y electorales lleva, sean cuales sean las intenciones de los que la preconizan, a maquillar con una apariencia de vitalidad a estas instituciones moribundas.”[13]¨. Si bien, en la ascendencia del sistema el parlamentarismo y las elecciones significaron mecanismos a través de los cuales se consiguieron algunas reivindicaciones reales para la clase, con la entrada del sistema en su fase de decadencia, (que fue marcada por la primera guerra mundial), estos pierden todo sentido, en primer lugar, porque las posibilidades de conseguir mejoras reales en nuestras condiciones de vida son prácticamente inexistentes, ya que el mantenimiento del sistema depende, más bien, de una explotación cada vez más sistemática y brutal del trabajo, y por otro lado, las elecciones se han reducido a contiendas en las cuales solo se elige a quienes, bajo toda clase de promesas engañosas, continuarán el trabajo de llevarnos a condiciones cada vez más precarias de vida, cuando no para honrar la legalidad y legitimidad burguesa, dándole el poder a los más nefastos regímenes políticos, que utilizan esa misma legalidad burguesa contra el proletariado. Bien a través de la “democracia directa”, de una “mayor participación ciudadana en las decisiones políticas”, todas han resultado fórmulas que han servido para imponer sobre los hombros de los trabajadores todo el peso de la crisis económica, exigiendo los mayores sacrificios, como ocurre hoy en día con la pandemia. Si bien en la actualidad no estamos frente a movilizaciones importantes de nuestra clase, ni esta próximo un momento definitivo de la lucha de clases, desde hace décadas están dadas las condiciones para que el proletariado lleve a cabo una verdadera revolución, una que destruya el capitalismo desde sus cimientos. Es este, el verdadero objetivo del movimiento obrero y no servir en bandeja de plata a la burguesía lo que tanto nos ha costado construir, al participar en sus procesos electorales. El camino a seguir es el de las luchas contra la precarización de nuestras condiciones de vida, darle el sentido político que tienen estas luchas, fortalecer nuestra autonomía e identidad de clase, defendiendo nuestros intereses como trabajadores a nivel internacional.
INTERNACIONALISMO Perú sección de la Corriente Comunista Internacional
[1] Ver nuestros artículos PERÚ: FRENTE A LA CRISIS POLITICA DE LA BURGUESIA, AUTONOMIA E INTERNACIONALISMO PROLETARIO https://es.internationalism.org/content/4622/peru-frente-la-crisis-politica-de-la-burguesia-autonomia-e-internacionalismo-proletario [199] y Huelga de los obreros de la agroindustria en Perú en https://es.internationalism.org/content/4632/huelga-de-los-obreros-de-la-agroindustria-en-peru [106]
[2] Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el periodo de descomposición capitalista https://es.internationalism.org/content/4630/informe-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-el-periodo-de-descomposicion-capitalista [84]
[3] Para un análisis detallado de la naturaleza de la pandemia, sus implicaciones y consecuencias ver https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
[4] Ibid., documento nota 2
[5] Elecciones 2021: ¿Cuántas personas no fueron a votar el 11 de abril? https://gestion.pe/peru/politica/elecciones-generales-peru-2021-cuantas-personas-no-fueron-a-votar-el-11-de-abril-onpe-nndc-noticia/?ref=gesr [200]
[6] Pobreza en Perú se dispara a cifra de hace una década. https://www.vozdeamerica.com/america-latina/pobreza-en-peru-se-dispara-cifra-de-hace-una-decada?s=09 [201]
[7] Vladimir Cerrón: “Movadef para todo el mundo está claro que es Sendero Luminoso”. https://gestion.pe/peru/politica/vladimir-cerron-movadef-para-todo-el-mundo-esta-claro-que-es-sendero-luminoso-pedro-castillo-elecciones-2021-nndc-noticia/ [202]
[8] “Con el neoliberalismo nuestras empresas estatales fueron privatizadas; la libertad de mercado, libertad de empresa, libertad de industria y libertad de finanzas, quebraron nuestra incipiente industria nacional pública y privada; se socializaron las pérdidas y privatizaron las ganancias; se dio exclusividad monopólica a las empresas extranjeras; con la flexibilización laboral se autorizó mayor explotación legal al trabajador; se incrementó la brecha de desigualdad en el país, el hombre quedó reducido a ser un medio de producción o simple mercancía; y nos llevaron a una condición de neocolonia .En otras palabras, impusieron libertad para los ricos y coacción para los pobres.” Perú Libre. Ideario y Programa, por Vladimir Cerrón. https://perulibre.pe/wp-content/uploads/2020/03/ideario-peru-libre.pdf [203]
[9] “Así, la fase de descomposición de la sociedad capitalista no aparece únicamente como la continuación cronológica de las caracterizadas por el capitalismo de Estado y la crisis permanente. En realidad, las contradicciones y expresiones de la decadencia del capitalismo que la han ido marcado sucesivamente en sus distintas fases se mantienen e incluso se han profundizado, de tal modo que la fase de descomposición es la resultante de la acumulación de todas esas características de un sistema moribundo, la fase que remata tres cuartos de siglo de agonía de un modo de producción condenado por la historia […]. Otro aspecto importante de nuestra visión sobre la descomposición se muestra a continuación: “La situación actual se define, en cambio, en que la clase obrera no es todavía capaz de entablar ya el combate por su propia perspectiva, la única verdaderamente realista, la de la revolución comunista, pero también en que la burguesía es incapaz de proponer la menor perspectiva, ni siquiera a corto plazo, pues la capacidad que ésta demostró en el pasado, incluso en el período de decadencia, para limitar y controlar el fenómeno de descomposición va a desaparecer ante los golpes de ariete de la crisis. […]. Tesis sobre la descomposición: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo. https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[10] Evo Morales saluda a Pedro Castillo: “Tiene un programa similar al nuestro”. https://peru21.pe/politica/evo-morales-saluda-a-pedro-castillo-tiene-un-programa-similar-al-nuestro-peru-libre-elecciones-2021-nndc-noticia/ [204]
[11] Para conocer más detalles sobre nuestra posición acerca de los llamados “partidos comunistas” o facciones de la izquierda del capital que se autodenominan “marxistas-leninistas”, a continuación, presentamos extractos de nuestra Plataforma política: “Al dejar el Capital en manos del Estado, el capitalismo de Estado crea la ilusión de la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción y de la eliminación de la clase burguesa. La teoría estalinista del socialismo en un solo país, así como la mentira de los países “socialistas” o “en transición al socialismo”, encuentran sus fundamentos en esa apariencia mistificadora […] El triunfo de la contrarrevolución en Rusia se hizo bajo el signo de la reorganización de la economía nacional mediante las formas más acabadas de capitalismo de Estado, cínicamente presentadas como “desarrollos de Octubre” y “construcción del socialismo”. El ejemplo ha sido seguido en otros sitios: China, Países del Este, Cuba, Corea del Norte, Vietnam… Nada hay de proletario o comunista en estos países. Allí reina la dictadura del capital en su expresión más decadente, enmascarada por una de las mistificaciones más grandes de la historia. Toda defensa, incluso si es “crítica” o “condicionada”, de estos países es una actividad absolutamente contrarrevolucionaria.”. Además, se puede ver en nuestra sitio en internet https://es.internationalism.org/ [205] el artículo: Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [81]
[12] Ver nuestra serie sobre “El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad material” https://es.internationalism.org/series/365 [206] y también los artículos: “Una ideología al servicio de la burguesía: el pretendido carácter marxista del “socialismo del siglo XXI” /content/1927/una-ideologia-al-servicio-de-la-burguesia-el-pretendido-caracter-marxista-del [207] y ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [208]
[13] Plataforma de la Corriente Comunista Internacional. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [209]
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No es la primera vez que Hamás u otros yihadistas islámicos hacen llover cohetes sobre objetivos civiles en ciudades israelíes, matando indiscriminadamente, contando entre sus primeras víctimas un padre y una hija árabe-israelíes en la ciudad de Lod, que volaron en su coche. Tampoco es la primera vez que las fuerzas armadas israelíes responden con devastadores ataques aéreos y fuego de artillería, apuntando a los líderes y las armas de Hamás, pero infligiendo también un número de muertos civiles entre los habitantes hacinados de los edificios y calles de Gaza decenas de veces superior a todo lo "conseguido" por los cohetes de Hamás. Tampoco es la primera vez que Israel está a punto de invadir militarmente la franja de Gaza, lo que sólo puede provocar más muertes, más desesperación y traumas a las familias palestinas. Ya vimos todo esto en 2009 y 2014.
Si es, en cambio, la primera vez que operaciones militares de esa envergadura se ven acompañadas, en diversas ciudades israelíes, de una ola de enfrentamientos violentos entre judíos y árabes israelíes. Se trata esencialmente de pogromos: bandas de derechas blandiendo la estrella de David y gritando "Muerte a los árabes", a la caza de árabes para apalearlos y asesinarlos; y, al mismo tiempo, ataques a judíos y quemas de sinagogas por parte de multitudes "inspiradas" por el islamismo y el nacionalismo palestino. Siniestras e irónicas reediciones de las Centurias Negras de la Rusia zarista o de la Noche de los Cristales Rotos en la Alemania de 1938.
El gobierno israelí de Netanyahu ha sido en gran medida quien ha fomentado esa escalada de terror vía la aprobación de nuevas leyes que refuerzan la definición de Israel como Estado judío, y a través de la política de anexión de la totalidad de Jerusalén como su capital. Esto equivale pura y llanamente a declarar que la "solución dos Estados" para el conflicto Israel/Palestina está muerta y enterrada, y que la ocupación militar de Cisjordania se va a convertir en permanente. La chispa que encendió los disturbios de los árabes palestinos en Jerusalén - la amenaza de expulsar a los residentes árabes de Jerusalén Este y sustituirlos por colonos judíos- surgió de toda esta estrategia de ocupación militar y limpieza étnica.
Las "democracias" de Europa y Estados Unidos exhiben sus habituales lágrimas de cocodrilo ante la escalada del conflicto militar y el desorden civil. ¡Hasta Netanyahu ha pedido el fin de la violencia callejera por parte de judíos y árabes por igual! Pero Estados Unidos, bajo el mandato de Trump, ya había respaldado las políticas abiertamente anexionistas de Israel, que forman parte de un proyecto imperialista más amplio de reunir a Israel, Arabia Saudí y otros Estados árabes en una alianza contra Irán (pero también contra grandes potencias como Rusia y China). Y por mucho que, por ejemplo, Biden haya pretendido distanciarse del abrazo acrítico de Trump al régimen saudí, lo cierto es que su primera preocupación en la crisis actual ha sido insistir en que "Israel tiene derecho a defenderse", porque el Estado sionista, a pesar de todas sus aspiraciones a jugar su propio juego en Oriente Medio, sigue siendo un componente clave de la estrategia estadounidense en la región.
Pero el Estado israelí no es el único provocador. Hamás respondió a la represión de los disturbios de Jerusalén lanzando una salva continua de cohetes contra objetivos civiles en Israel sabedor, por supuesto, que eso provocaría una lluvia de fuego sobre la desprotegida población de Gaza. También ha hecho todo lo posible por fomentar la violencia étnica dentro de Israel.
Una de las características de la guerra en la época de la decadencia capitalista es que las primeras víctimas son las poblaciones civiles, sobre todo la clase obrera y los oprimidos. Tanto Israel como Hamás actúan en la lógica bárbara de la guerra imperialista.
Frente a la guerra imperialista, los revolucionarios siempre han llamado a la solidaridad internacional de los explotados contra todos los estados y “proto-estados” capitalistas. Y esta sigue siendo la única barrera que puede oponerse a la caída en la guerra y la barbarie.
Pero las clases dominantes de Oriente Medio, junto con sus más poderosos patrocinadores imperialistas, han avivado durante mucho tiempo las llamas de la división y el odio. Hubo pogromos contra los colonos judíos en Palestina en 1936, atizados por una dirección política palestina que pretendía aliarse con la Alemania nazi contra la potencia dominante en la región, Gran Bretaña. Pero estos hechos quedaron eclipsados por la limpieza étnica masiva de la población árabe que acompañó a la "Guerra de Independencia" de 1948, creando el intratable problema de los refugiados palestinos que ha sido sistemáticamente instrumentalizado por los regímenes árabes. La sucesión de guerras entre Israel y los Estados árabes circundantes, las incursiones israelíes contra Hamás y Hezbolá, la transformación de Gaza en una inmensa prisión, todo ello ha profundizado el odio entre árabes y judíos hasta el punto de que parece “lógico” a ambos lados de la línea divisoria. Frente a ello escasean los ejemplos de solidaridad entre trabajadores árabes y judíos, ni existen apenas expresiones políticas organizadas de internacionalismo.
Otros elementos contingentes afloran también en las acciones provocadoras del Estado israelí. Netanyahu, el primer ministro en funciones, no ha podido formar gobierno tras una serie de elecciones generales no concluyentes, y aún se enfrenta a una serie de cargos por corrupción. Y, sin duda, podría beneficiarle personalmente aparecer como un líder en esta nueva crisis nacional. Pero, en profundidad, actúan tendencias que podrían escapar al control de quienes intentan beneficiarse del actual desorden.
Las grandes guerras árabe-israelíes de los años 60 y 70 se libraron en el contexto de los dos bloques imperialistas que dominaban el planeta: Israel respaldado por Estados Unidos, los Estados árabes apoyados por la URSS. Pero tras la ruptura del sistema de bloques a finales de los 80, la pulsión innata a la guerra imperialista en el capitalismo decadente ha tomado una forma mucho más caótica y potencialmente incontrolada. En particular Oriente Medio se ha convertido en el terreno de juego de una serie de potencias regionales (Israel, Turquía, Irán, Arabia Saudí...), cuyos intereses no coinciden necesariamente con las pretensiones de los grandes “padrinos” mundiales. Tales potencias regionales están ya muy implicadas en los sangrientos conflictos que asolan la región: Irán utiliza a su peón Hezbolá en el conflicto múltiple de Siria, y Arabia Saudí se ha metido de lleno en la guerra de Yemen contra los aliados hutíes de Irán. Turquía ha llevado su guerra contra los “peshmergas” kurdos a Siria e Irak (a la vez que mantiene una intervención militar en una Libia desgarrada por la guerra). Además de asolar países enteros en la ruina y el hambre, estas guerras contienen un riesgo real de escaparse de control y extender la destrucción por todo Oriente Medio.
Este caos militar creciente es una expresión de la descomposición global del sistema capitalista[1]. Como también lo es un elemento estrechamente relacionado con él en el plano social y político: la intensificación de los enfrentamientos entre facciones políticas burguesas, de las tensiones entre grupos étnicos y religiosos, de los pogromos contra las minorías. Esta es una tendencia mundial, que se vio por ejemplo en el genocidio de Ruanda en 1994, en la persecución de los musulmanes en Myanmar y China, en la agudización de la división racial en EE. UU. Es cierto, como hemos visto, que las divisiones étnicas en Israel/Palestina vienen de lejos, pero no lo es menos que se están viendo agravadas por toda esa atmósfera de frustración y desesperanza generada por el aparentemente irresoluble "problema palestino". Y si bien los pogromos son a menudo instrumentos de la política estatal, en las condiciones actuales pueden escapar de ese control y acelerar un deslizamiento general hacia la descomposición social. El hecho de que esto empiece a suceder en un Estado altamente militarizado como Israel es una señal de que los intentos del capitalismo de Estado totalitario de frenar el proceso de desintegración social pueden acabar agravándolo aún más.
Las guerras y los pogromos son el futuro que el capitalismo depara al mundo entero si la clase obrera internacional no redescubre sus propios intereses y su propio futuro, que es la revolución comunista. Si los proletarios de Oriente Medio están, por ahora, demasiado abrumados por las masacres y las divisiones étnicas, corresponde a las fracciones centrales del proletariado mundial retomar el camino de la lucha, el único que conduce a salir de la pesadilla de este orden social putrefacto.
Amos, 14 de mayo de 2021
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
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El lunes 3 de mayo, poco después de las 22 horas ocurrió la fractura de una trabe que formaba parte del puente de paso del metro en la línea 12 (“la dorada”), desplomándose los dos últimos de los vagones. A pesar de que se han decretado medidas de confinamiento, el metro mantiene su actividad y sus aglomeraciones, sin embargo, por ser un horario nocturno, no había muchos usuarios viajando, no obstante, la gravedad del suceso dejó un saldo de 24 muertos y cerca de 80 lesionados.
El sistema del metro es una empresa estatal y esta línea del metro que se vio afectada es la más nueva de las que forman la estructura de este medio de transporte de la CDMX. Cada día en esa línea se trasladan 180 mil personas que habitan y laboran en las colonias aledañas, pero además es paso y conexión hacia áreas muy marginales como las que corresponden a Chalco, son por tanto los usuarios de esta línea, trabajadores (como lo son todos los que hacen uso del transporte urbano). La población trabajadora al salir de sus casas y dirigirse a su labor tiene que vivir a diario las aglomeraciones y robos en el uso del transporte, pero también pone en juego su vida al utilizar el metro que está construido sin el cumplimiento de las medidas técnicas adecuadas. Porque no es solo la línea 12 la que presenta graves disfuncionamientos, en otras líneas y estaciones durante los últimos años, han ocurrido choques e incendios, como producto del abandono en que se le ha dejado, siguiendo el principio de austeridad que los gobiernos usan como respuesta a la agudización de la crisis económica[1]. En ese sentido, el hecho de que “accidentes” de este tipo se repitan se vuelve una amenaza patente en contra de la población de explotados que usa esos medios de transporte.
Los altos costos de mantenimiento de la estructura han llevado a que se abandonen las verificaciones periódicas. El argumento que la burguesía y sus gobiernos presentan para justificarlo es que el pago por el boleto es muy bajo. Justamente con la promesa de mejorar su servicio, en diciembre de 2013, el gobierno de la ciudad (en ese momento a cargo de Mancera, con su partido el PRD[2], elevó en cerca del 70% la tarifa y el servicio no solo no mejoró, sino que los retardos cotidianos y los accidentes se incrementaron.
Los diseños urbanísticos responden a las necesidades de la burguesía y justo por eso es que se ha construido un sistema de transporte masivo. Este sistema permite el desplazamiento de la fuerza de trabajo, pero para que sea funcional para el capital, requiere además de mantenerlo con subsidios estatales. Este mecanismo, aunque lo presentan como una medida de beneficio para los trabajadores, responde en realidad a la necesidad de contener el precio de la fuerza de trabajo a través del abaratamiento de una de las mercancías (el transporte) que forman parte de la canasta de medios de subsistencia que definen el nivel del salario.
El desarrollo que sigue el capitalismo ha llevado a que aun cuando los avances tecnológicos permiten mejorar la construcción de estos sistemas que conectan a las urbes, la falta de control y de visión global, aunado a los problemas de corrupción y a las improvisaciones constante en sus políticas de corto plazo que los Estados tienen que asumir con el fin conciliar las disputas que desgarra a la burguesía, impiden que estas mejoras tecnológicas se puedan aplicar, así, estos proyectos cuando aparecen, en vez de mejorar cualitativamente las condiciones de vida de los trabajadores la degradan aún más.
Muchos de los proyectos arquitectónicos, como los templos y pirámides levantados en los modos de producción anteriores respondían principalmente a la búsqueda de fortalecer ideológicamente al poder, en el capitalismo, las construcciones y proyectos urbanos levantados por el Estado, aunque también las rodean de un aurea ideológica, responden fundamente a necesidades económicas y criterios de rentabilidad que aseguren la obtención de ganancias. El metro en México, aunque se construyó de forma muy tardía a fines de los años 60, fue un proyecto que la burguesía sabía le permitiría abaratar el transporte y acortar los tiempos de traslado de los trabajadores, repercutiendo en la mejora de la productividad laboral y en el proceso productivo en general. Por esa razón puso mucha atención en su elaboración, pero en la medida en que las líneas se iban extendiendo, la preocupación que se añadía era como operar con menores costos, dado que el sistema avanzaba sobre una dinámica de crisis económica en aceleración; sin embargo, la línea 12, desde su origen aparece rodeada por la dinámica que define la descomposición capitalista.
No pudiendo la burguesía imponer una salida duradera y real a la crisis que se acelera, el sistema se encuentra en un atorón histórico, en el que el Estado va perdiendo capacidad para cohesionar a la burguesía, generándose una dispersión de sus fuerzas, llevando a que la corrupción se vuelve dominante en su forma de vida y avance sin disciplina, generando un proceso caótico, que se percibe en todos los escenarios sociales[3], desde los más complejos hasta los más simples, como puede ser la construcción de una línea del metro.
La línea 12 del metro se levantó justamente sobre ese marco de descomposición que afecta y perturba las bases del funcionamiento de la sociedad capitalista, a grado tal que sus contradicciones ponen en cuestión su viabilidad para la humanidad. La planeación de la línea dorada inició en 2006 y llevó seis años su culminación. Desde el principio de su construcción surgieron conflictos por los costos programados por las empresas a las que se les concesionó el proyecto (ICA, Alstom y Carson), las cuales para ajustarse recurrieron al uso de materiales más baratos y al cambio de dirección, colocando parte de sus recorrido en una plataforma elevada pero siguiendo una ruta sinuosa, que, aunque abarataba costos resultaba en un recorrido peligroso; esto último será un problema crónico generador continuo de dificultades técnicas (que culmina con el colapso del día 3 de mayo) … Al final, a pesar de la modificación del proyecto, la disputa por las ganancias y los agregados por la corrupción (de empresarios y funcionarios de gobierno), la línea 12 termina construyéndose con un tercio más de los costos de los programados.
El “gran proyecto” se inaugura con mucho escándalo en octubre de 2012, sin embargo, en marzo de 2014 tiene que cesar sus actividades, en tanto se detectan fallas técnicas de alto riesgo, como roces y desgastes en las vías, incompatibilidad entre el tipo de rieles y las llantas, etc.
Rodeado de una gran polémica sobre las actuaciones fraudulentas del gobierno de la ciudad y de las empresas constructoras y supervisoras, vuelve a abrir sus instalaciones en noviembre de 2015. A semejanza de la práctica general de la burguesía que avanza sin perspectivas de frente a la crisis y solamente va, a través del crédito, remendando la economía, así el gobierno de la CDMX realiza ajustes parciales a las estaciones y rutas, sin resolver los graves defectos y problemas técnicos presentes desde su concepción. Por eso el sismo de septiembre de 2017 volvió a sacar a la luz las irregularidades y los problemas en su estructura, lo que obligó nuevamente a cerrar el servicio durante casi cuatro meses.
La desconfianza y la sospecha se mantenía entre los usuarios de esa línea, sin embargo, no tenían más remedio que continuar usándolo. Desde hace un año, a través de las redes electrónicas, los habitantes en la cercanía de las estaciones y del paso del metro mostraban fotos de los daños claramente visibles que presentaba, empero esas notas nunca fueron tomadas en serio y el mantenimiento siguió siendo cada vez más limitado.
No se trata por eso de un accidente azaroso, es un fenómeno que devela la descomposición y el efecto destructivo y criminal que tiene el sistema capitalista[4]. De forma sistemática se han recortado los recursos para darle funcionalidad al metro, haciéndolo por eso, no solamente un medio ineficiente sino además peligroso. Pero si los trabajadores son los afectados por esto, la burguesía, de todas las fracciones, como bestias carroñeras se lanzan a querer sacar ganancias políticas de este hecho.
Lo cotidiano de la vida actual de la burguesía es la lucha del “cada uno para sí”, es decir una lucha irracional en la que cada fracción opera para sus intereses, sin lograr llevar una alianza duradera con otra, conformando una dinámica caótica. Este fenómeno se acrecienta durante las disputas electorales en tanto la fusión de los grupos de la mafia integrados con los gobiernos (federales y locales) o con algunos de los partidos, hacen la defensa de sus intereses o el cobro de cuentas hacia aquellos que los traicionaron, al mejor estilo de los gánsteres.
En el marco de las campañas para las elecciones del 6 de junio de este año, la fractura de la burguesía se ha ampliado, como lo ejemplifica el hecho de que poco más de 80 personajes de la burguesía involucrados directamente en las elecciones han sido asesinados y otros tantos más han sido amenazados. Es ese mismo escenario el que se encuentra detrás de las persecuciones legales hacia gobernadores, diputados o candidatos (ya sea acusados de fraude o por algún otro delito). Ahora el problema del metro se presenta como un terreno fértil para ampliar la disputa.
En el mismo lugar del desplome del metro se vio a diputados, candidatos y dirigentes del PAN queriendo aprovechar del dolor de un par de señoras que buscaban a un familiar para hacer proselitismo electoral. Pero las declaraciones de López Obrador o de Marcelo Ebrard (actual secretario de relaciones exteriores y jefe de gobierno de la CDMX en el momento en que se construyó la línea 12) no son menos grotescas, al querer limpiar sus culpas y fingir hipócritamente dolor por los afectados…
Todos los personajes de la burguesía, desde empresarios, hasta miembros de partidos y gobiernos se lanzan acusaciones entre sí, al tiempo que derraman hipócritas lágrimas de dolor, con la intención de sacar ganancia de la desgracia. La estructura sindical del metro comandada por Fernando Espino (personaje mafioso, que ha sido diputado por el PRI, Partido Verde y por Nueva Alianza), también se ha incorporado a la rapiña, anunciando un paro de labores para protestar por la limitación de los recursos para cumplir con su trabajo de supervisión y reparación.
Ningún grupo de la burguesía quiere quedarse fuera de la rapiña, todos van a intentar presentarse como los “amigos” de las víctimas. Las “investigaciones” de la burguesía tal vez encuentren un “chivo expiatorio”, sin embargo, cualquiera que sea su resultado buscaran encubrir que el verdadero culpable es el capitalismo. En ese sentido, es que los trabajadores no pueden creer ni tomar partido por ninguna de estas fracciones, porque la acción criminal de la burguesía no corresponde solo a una de ellas. Todas las fracciones, todos sus gobiernos y todos sus partidos están involucrados. El capitalismo es un sistema podrido que en su descomposición arrastra al mundo a todo tipo de desastres siempre más numerosos y a un mayor hundimiento en la miseria y barbarie.
Revolución Mundial / 7-mayo-2021
[1] El abandono en que se ha dejado al sistema de transporte más importante de la ciudad no es un caso aislado, en realidad es el conjunto de servicios que forman parte del salario indirecto a los que se les recorta recursos, degradando así al salario global. El olvido en que se encuentra el transporte se repite en la educación y la pandemia pudo de manifiesto el desmantelamiento en el que se encuentra el sistema de salud. Pero el problema al que nos referimos no ocurre solamente en la CDMX, ni es una política exclusiva de su gobierno (dirigido por el partido de la izquierda del capital, Morena), es una política que se repite en todos los Estados, en todos los países y por todos los partidos sean de izquierda o de derecha.
[2] PRD: Partido de la Revolución Democrática, partido de izquierda escindido del PRI, en el que militó el actual presidente López Obrador
[3]Recomendamos leer: “Tesis sobre la descomposición: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[4] Los desastres por la operación de proyectos sin solidez técnica, aunque tienen una presencia mayor en los países menos industrializados, con el proceso de descomposición se ha extendido la repetición de esos problemas hacia todos los países. Recordar la precipitación del puente Morandi en Génova en 2018 y que denunciamos en nuestro artículo, “Effondrement du pont de Gênes en Italie: la loi du profit engendre les catastrophes!”, disponible en francés en: https://fr.internationalism.org/content/9754/effondrement-du-pont-genes-... [215] o en italiano: https://it.internationalism.org/content/1424/morti-di-stato-genova-ostaggi-di-stato-sulla-nave-diciotti-il-cinismo-e-lipocrisia [216]
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Ya ha pasado más de un año desde el inicio de la pandemia del COVID, pandemia que ha afectado principalmente a proletarios y que demuestra la descomposición total del genocida régimen capitalista a nivel mundial. Chile no ha sido la excepción, y pese a que el proceso de vacunación ha sido relativamente bueno comparado con otros países de la región, el gobierno de Sebastián Piñera ha sido uno de los peores en manejar la pandemia, pues desde el inicio el gobierno se ha negado a realizar cualquier proyecto que no vaya en beneficio de la clase capitalista, se ha negado completamente a realizar si quiera cuarentenas totales, pues necesita que los trabajadores salgan a producir y a consumir. De la misma forma se ha negado completamente a cerrar los aeropuertos e incluso concedió "permiso de vacaciones" para que la gente viajara durante el verano, esto con el único fin de satisfacer las necesidades de acumulación de capital de la burguesía relacionada con el turismo y el comercio ¿el resultado? una masacre dentro de la clase obrera. Al día de hoy hay cerca de 1.200.000 contagiados, más de 100 muertes diarias que suman un total de casi 42.000 en el transcurso de la pandemia[1], la mayoría proletarios y las peores victimas los barrios obreros. Los niveles de desempleo llegaron hasta el 12,2% durante el año 2020, eso sin contar a las personas que se acogieron a la "Ley de protección al empleo"[2], que permitió la suspensión de los contratos y que los obreros sobrevivieran durante ese tiempo con un seguro de cesantía ¿las respuestas del gobierno burgués chileno? conceder un montón de "bonos" económicos que literalmente no le llegan a casi nadie por las "letras chicas", los obreros , debido a su bajo nivel de conciencia de clase , en vez de autoorganizar huelgas , asambleas y consejos de fábrica , se han adaptado al hambre del capital y han llevado a cabo precarias "ollas comunes" en los barrios , lo cual es solo una medida defensiva donde los trabajadores solo "agachan la cabeza" contra los patrones y el estado para poder sobrevivir.
También la policía terrorista chilena, llamada Carabineros de Chile, ha mostrado una vez más su función anti- obrera, casi todos los días de los peores momentos de la pandemia esta policía fue protagonista sin ninguna razón en derribar ollas comunes levantadas en los barrios por trabajadores precarios y desocupados para poder comer, como también arrestar a trabajadores ambulantes por supuestamente "vender sin permiso" e incluso a asesinar a desempleados que trataban de sobrevivir, como fue el caso de un joven malabarista asesinado en Panguipulli hace un mes atrás por solamente estar trabajando en la calle, hecho que conmocionó a todo el país e incluso impulsó una gran revuelta en aquel pueblo. De la misma forma esta narco-policía fueron los primeros en reprimir a los trabajadores de la salud, de la educación, a los desempleados y hambrientos en los barrios obreros que protestaban contra los calvarios de esta pandemia capitalista que tanto caos y muerte ha causado.
La izquierda y extrema izquierda plantean que "hay que abolir a la policía”, y “crear una nueva institución policial más democrática, profesional y acorde a los derechos humanos". Esto no es más que una trampa de la burguesía, un intento por pintar sus instituciones de un color popular y democrático que solo mistifica su verdadera función dentro de la sociedad: la represión del proletariado y la protección de la propiedad burguesa. La profundización de la democracia, al contrario de “empoderar al pueblo”, solo legitima la dictadura capitalista. Solo la autonomía política y organizativa de la clase obrera puede permitir hacerle frente al terror del Estado burgués, cuya policía es uno de sus pilares fundamentales.
Sin embargo, y es otro aspecto que como revolucionarios de la clase debemos destacar, es que pese a que la burguesía criminal y su gobierno reaccionario derechista (en complicidad con la izquierda del capital obviamente) no han hecho absolutamente nada, ni tampoco pueden hacer nada, en enfrentar la pandemia, la clase obrera, clase que salvará a la humanidad, si ha combatido de forma estratégica en todos los frentes y de forma muy valiente. Los trabajadores de la salud en Chile, pese a que los hospitales públicos se caen a pedazos ya que este gobierno totalitario solo invierte en fortalecer las fuerzas armadas y comprar armas, han hecho un esfuerzo sobre humano en curar y atender a los pacientes de COVID, aunque, las camas para pacientes críticos se acaban e incluso las morgues ya no dan abasto los trabajadores sanitarios han seguido en su labor.
En el tema de la educación aquí también hay una mención especial para el gobierno asesino de Piñera que insiste en devolverlos a los aulas , esto con el fin de mantener contento a los dueños burgueses de colegios privados de clase alta , a este gobierno criminal y sus ministros hazmerreir jamás le importaría si los estudiantes-proletarios están aprendiendo o no , aun así , los profesores han mostrado resistencia a esta idea asesina que solo pueden llevar aún más al matadero a la clase obrera , eso sí bajo la batuta del "colegio de profesores" , una organización gremial que solo agrupa a profesores de colegios públicos. (Cabe decir que las organizaciones gremiales forman parte del aparataje sindical del Estado y por tanto son agentes desmovilizadores, colaboracionistas y corporativistas por definición. Mostrándose como órganos "neutrales" que representan los intereses de los trabajadores del gremio, organizaciones como el colegio médico y el colegio de profesores cumplen roles políticos necesarios para la coordinación de la explotación capitalista. Recientemente se ha visto cómo los dirigentes de estas organizaciones denuncian las medidas del gobierno frente a la pandemia mientras constantemente colaboran con este gobierno para ejecutarlas , por ejemplo , los dirigentes del colegio médico literalmente han criticado desde el inicio al gobierno de Piñera , sin embargo , aparte de eso no han hecho nada por los trabajadores de los hospitales , la sobreexplotación y falta de seguridad de los obreros de la salud sigue siendo alta , y cada día más hermanos proletarios mueren en los recintos hospitalarios por ello , pero al colegio de médicos poco le importa , a ellos solo les importa hacerse famosos en las cámaras y en los "medios independientes de izquierda" para una futura carrera parlamentaria . también se repite la misma historia con los trabajadores de los centros comerciales, todo el rato los sindicatos han llorado frente a las cámaras que una nueva apertura del comercio como tal sería grave para los obreros que trabaja ahí , pero cuando al inicio de la pandemia (año 2020) los proletarios de los centros comerciales de autoorganizaron y empezaron a realizar manifestaciones por los cierres de los malls ¿quiénes fueron los primeros en controlar esas luchas proletarias y empezar a dialogar con los capitalistas? los sindicatos y la izquierda , gracias a ello en los peores momentos de la pandemia los centros comerciales siguen abiertos . Una resistencia proletaria que nos parece importante mencionar es la de los proletarios de los aeropuertos, que buscaban cerrar los aeropuertos que todavía se mantenían abiertos por meros intereses capitalistas, pues este gobierno terrorista no se demoró ni dos segundos en volver a abrirlo cuando creyó que la vacuna haría milagros y todo se mejoraría. Sin embargo, esta lucha no llegó a huelga, sino que se limitó a pequeñas protestas, protestas que siempre fueron controlados por los sindicatos de ese sector
El gobierno carnicero de Piñera, como se ha dicho antes, prácticamente no ha entregado ninguna ayuda social, salvo bonos con letra chica que no le llegan a nadie. Aprovechándose de esta situación, la izquierda parlamentaria ha exigido en tres ocasiones retiros del fondo de pensiones AFP (los burgueses lo llaman fondo de pensiones, pero en realidad es un sistema de retiro forzado donde la clase obrera cotiza obligatoriamente durante toda su vida y cuando se jubila se queda solo con una misera parte yendo todo el resto a mano de capitalistas privados, se puede ver como una especie de segunda plusvalía). Es tanto el terror de este gobierno que literalmente los obreros tienen que sacar de sus fondos de retiro para vivir, fuera de "devolver al pueblo su dinero" como clama la izquierda, esta es una medida desesperada que a la larga empeorará las condiciones de los obreros al jubilar. Esto demuestra una vez más el fracaso de este modelo de pensiones, que se ha visto completamente ineficiente a la hora de solventar las necesidades humanas, y lo único que ha hecho es inundar más a las masas proletarias en la pobreza y el hambre capitalista. Pero la izquierda y extrema izquierda no se han quedado calladas ante este dilema, y como los mejores defensores del capitalismo de estado han promovido desde hace varios años ya la intervención estatal en las pensiones, como también un “fondo de retiro universal” que lo único que hará será fortalecer aún más el estado capitalista. La explotación hacia los obreros y su humillación seguirán intactos, y aún en los países donde el estado capitalista se hace cargo prácticamente de todo (Europa nórdica, por ejemplo) la masacre hacia el proletariado sigue bajo garantía estatal.
Por otro lado, el gobierno de Piñera, como ya se ha dicho anteriormente, se ha mostrado profundamente a favor de los intereses del empresariado a la hora de desarrollar las medidas sanitarias, interponiendo la economía y las ganancias burguesas a la vida y bienestar de los obreros. El clientelismo y la servidumbre a los capitalistas es más que repugnante por parte de este gobierno, sin embargo, no hay que olvidar que no hay ninguna diferencia con la izquierda del capital, pues el número de ministros y parlamentarios corruptos y anti obreros entre ambas facciones es la misma , y es que la clase obrera jamás podrá olvidar que la Concertación[3] tiene sangre obrera en las manos , aparte de que no hicieron prácticamente nada a la hora de cambiar las leyes impuestas por la dictadura pinochetista. Por supuesto con el Frente Amplio y el PC los obreros no pueden esperar nada, solo son los hijos de la Concertación, demostrando que la izquierda del capital y la derecha son uno al atacar al proletariado.
Como último punto quisiéramos destacar el carácter reaccionario de la izquierda y extrema izquierda chilena, pues la izquierda parlamentaria del Capital (Frente amplio, PC, PS, etc.) ha sido una oposición inexistente que ha permitido las mayores masacres al proletariado y que ha tranzado con el gobierno "detrás de la cortina", donde todos los políticos burgueses se dan las manos. Si la derecha es en sí un parasito que se ha encargado de destruir la vida de la clase, la izquierda busca aparecer como su protectora. De la misma forma la extrema izquierda "extraparlamentaria" sigue soñando con que vuelva la dañina revuelta popular algún día, la misma revuelta multiclasista que hizo que proletarios se mezclaran con intereses de otras clases no explotadoras, la misma revuelta que dañó la autonomía de los obreros, que tuvo como único protagonista la violencia lumpen y marginal, y que en general no aportó nada la clase obrera[4]. Si la izquierda del capital representa un peligro para los obreros revolucionarios, la extrema izquierda no es más que sus restos descompuestos más "radicales". Ejemplos reaccionarios de la izquierda del capital es por ejemplo en Argentina, que décadas de gobiernos kirchneristas solo han traído pobreza y miseria a los obreros argentinos, o en Colombia con la extrema izquierda terrorista, donde las FARC y el ELN por décadas masacraron a trabajadores y campesinos pobres. Todos los gobiernos de "izquierda" que se llenan la boca hablando de "la patria grande latinoamericana" y del "legado de Chaves, Allende o Castro" son claramente anti obreros y solo piensan en el bien de la burguesía local y de los estados, igual que sus difuntos líderes que tanto adoran. Todos esos gobiernos izquierdistas no solo son iguales a la hora de defender su ideología nacionalista y estatista, sino también son uno a la hora de explotar y reprimir a los obreros, como las fuerzas sandinistas que han asesinado a un sin número de trabajadores pobres[5] , o en Bolivia donde el "socialista" Evo Morales mandó a reprimir y encarcelar a mineros en huelga hace algunos años atrás[6]. Siguiendo ese legado capitalista y reaccionario en Chile la burguesía busca oxigenar y mantener su podrido sistema de explotación mediante la "asamblea constituyente", asamblea constituyente que la izquierda y los dirigentes sociales "del pueblo" tanto defienden, y es que defender la asamblea constituyente es defender la democracia , y defender la democracia es defender a la burguesía y el capitalismo[7].
Lamentablemente, décadas de un bombardeo ideológico burgués "democrático" y "antidictadura" de la izquierda del capital chilena ha dañado profundamente el movimiento obrero local, por ello es que las revueltas populares y luchas multiclasistas abundan en Chile, e igual que en todo el tercer mundo el movimiento obrero es débil, nuevo y está completamente dividido en "ciudadanos atomizados", por ello es que la solución para la catástrofe capitalista solo puede existir con la unidad y centralización de todo el movimiento obrero mundial, para lo cual los proletarios necesitan romper con cualquier forma de nacionalismo y localismo y unirse bajo la banderas roja de la revolución comunista mundial, única alternativa a la barbarie capitalista y sus revueltas multiclasistas. Sobre todo, hay que hacerle mucho hincapié al tema de la unidad del proletariado y el superar ideologías reaccionarias del capital, pues en el periodo de descomposición “el individualismo, la ignorancia, el racismo y las peores actitudes humanas abundan en la sociedad” [8]
Tampoco hay que olvidar el papel reaccionario que los sindicatos le han hecho al movimiento obrero , pues no solo intentan captar cualquier huelga o manifestación obrera que ocurra , sino que cualquier chispa de lucha o combatividad obrera la tratan de desviar hacia la elección de los nuevos constituyentes y la elaboración de la nueva constitución , así como también la ultraizquierda trata de llevar , todavía , a los trabajadores hacia la revuelta popular multiclasista , que ya desde hace tiempo está muerta , por ejemplo la mayoría de las centrales sindicales han llamado a participar a los obreros a las elecciones burguesas y apoyar a sus dirigentes en la "asamblea constituyente" , mientras los izquierdosos más "Radicales" de la burguesía , como los guevaristas (de la izquierda guevarista de Chile) y anarquistas por ejemplo , insisten en desarrollar sus asambleas "Territoriales" multiclasistas y caóticas para volver a revivir el hediondo cadáver pequeñoburgués de la "Revuelta popular". En contra de este daño que los izquierdistas tratan de hacerle al movimiento laboral, nosotros los comunistas internacionalistas, mediante la propaganda y la teoría revolucionaria , le debemos recordar a la clase obrera :
1) que los trabajadores no ganan nada en el parlamento burgués ni nada con una nueva constitución
2) la revuelta multiclasista no tiene nada que ver con las luchas obreras autónomas de la clase
3) solo las huelgas basadas en asambleas generales abiertas y "comités de acción" aportan a la lucha de clases mundial y a la formación de los futuros consejos obreros y comités de fabrica
4) el neoliberalismo y "libre mercado" no existe, es un invento de la izquierda para fortalecer el capitalismo de estado anti- proletario[9]
La izquierda y los sindicatos tratan de juntar toda su basura ideológica burguesa en estos momentos: "anti neoliberalismo", "indigenismo», "parlamentarismo" , "apoyo al pueblo chileno y la revuelta", etc. Todo con el fin de desorientar a los trabajadores. De hecho, uno de los mayores ejemplos del carácter contrarrevolucionario del sindicalismo que uno de sus miembros, el dirigente del sindicato del metro Eric Campos se está proponiendo como constituyente, demostrando como los sindicatos, al contrario de fortalecer la lucha de la clase, llevan a los obreros bajo las garras del capital. A pesar de sus vínculos con la izquierda parlamentaria, el aparataje sindical puede, por la tremenda influencia que tiene sobre la clase, prescindir de la mistificación parlamentaria y "apoyar" (es decir, pacificar y desmovilizar) las organizaciones auténticamente obreras, incluso a través de sindicatos "de base". Sin embargo, los obreros revolucionarios de la izquierda comunista deben luchar sin descanso en las fábricas y lugares de trabajo para recordarle a sus hermanos de clase que la izquierda y sus sindicatos son agentes de la burguesía y el estado, y que la organización es la única forma de acercarnos a la revolución comunista, la organización de la sociedad por los consejos obreros , así como también advertir a los proletarios en sus asambleas que los sindicatos , en su afán de atacar a los obreros a favor del capital , incluso pueden levantar "comités elegidos y revocables" , como en Alemania en 1918 , por ende , la clase obrera debe luchar política e ideológicamente y siempre estar alerta.
Rodrix & Lucas, simpatizantes de la CCI en Chile
[2] Ver Chile: La ley de “protección al empleo”, otro ataque del capitalismo a los obreros https://es.internationalism.org/content/4567/chile-la-ley-de-proteccion-al-empleo-otro-ataque-del-capitalismo-los-obreros [220]
[3] Alianza de la izquierda del capital y del centro derecha que ha gobernado Chile desde la caída de Pinochet, salvo los intervalos presididos por Piñera
[4] Ver Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [190] y Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [191]
[5] Ver El abril sangriento de Nicaragua: Sólo la lucha autónoma del proletariado puede acabar con la explotación y la barbarie represiva https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4304/el-abril-sangriento-de-nicaragua-solo-la-lucha-autonoma-del-proletaria [221]
[6] Sobre la naturaleza y los engaños del régimen de Evo Morales (2006-2020) ver Evo al desnudo https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo [222]
[7] Ver Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [223]
[8]Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[9] Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [208]
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A lo largo de 2021 la banca y las grandes empresas han anunciado despidos masivos que vienen a endurecer aún más las ya de por sí difíciles condiciones de vida de la clase obrera, agravadas por la pérdida masiva de vidas humanas causada por la pandemia (cuando escribimos este texto el mundo ha cruzado otra frontera de la muerte: 4 MILLONES de fallecidos por la pandemia -datos del 5 julio 2021- y en España los contagios se disparan brutalmente).
Este alud de despidos no es ninguna novedad. En 1983-88, con el primer gobierno “socialista” se destruyeron UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO, cuando el jefe del gobierno, Felipe González, ¡había prometido crear 800 mil empleos! En 1992-93, también bajo el mismo gobierno, hubo una nueva carretada de despidos. Desde entonces, los despidos se hicieron permanentes, organizados por el gobierno mano a mano con los sindicatos, la patronal y los tribunales laborales. Con la crisis de 2008-2011 los despidos volvieron a masificarse en torno a los recortes sociales, eliminando numerosos puestos en sanidad y educación.
Desde hace más de 40 años el miedo a perder el trabajo y la inestabilidad laboral -agravada por la precariedad cada vez más generalizada- son una tortura que acompaña la vida del trabajador, derrumbando para siempre el mito del capitalismo “social” de un “trabajo para toda la vida”. Todo ello confirma lo que señaló Engels hace más de 170 años en Los Principios del Comunismo: “El proletariado es la clase social cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada”[1].
El gobierno PSOE-Podemos había prometido garantizar con los ERTE los puestos de trabajo. HA SIDO UN VIL ENGAÑO: el gobierno “más progresista de la historia” en combinación con la patronal y los sindicatos está organizando un vendaval de despidos quitando la T (de temporal) y dejándolos en ERE (despido definitivo).
Desde 2008 se han perdido en la banca 120000 puestos de trabajo y 2021 va a suponer 35000 despidos: 2935 en BBVA, 7400 en Caixa Bank, Bankia (pendientes de contabilizar); 3572 en el Banco Santander (el tercer ERE en 4 años); 2717 en Banco Sabadell, 1500 en Unicaja, 750 en Ibercaja etc.
Por su parte, El Corte Inglés va a despedir 3000 trabajadores, aplicando un ajuste duro por primera vez en su historia, pues se trata de despidos sin prejubilación ni ningún otro paliativo.
Ford arroja a la calle 630 trabajadores eliminando prácticamente el turno de noche. No se han calculado las repercusiones que estos despidos pueden tener en las empresas subcontratadas, pero podemos hablar fácilmente de la desaparición de 3000 empleos.
Y ahí no acaba la cosa. El blog de economía Bussines Insider afirma: “La tormenta de despidos masivos irá mucho más allá de la banca en 2021: los ERE de las grandes empresas en plena pandemia suman ya más de 30.000 afectados”[2], concretando que “desde el inicio de 2021, 32 grandes empresas han iniciado trámites de ERE para reducir sus plantillas, que afectarán a 30.000 trabajadores”. Entre las empresas que han hecho ERE están “NH, El Corte Inglés, Adolfo Domínguez, Endesa o H&M, han anunciado la presentación de ERE a finales de 2020 y comienzos de 2021 a pesar de haberse beneficiado del régimen de ERTE durante el año anterior”.
Endesa, la eléctrica que se beneficia de las desmesuradas nuevas tarifas de la luz aprobadas por el gobierno “de izquierdas”, pretende despedir a 1200 trabajadores. La cadena de tiendas de ropa H&M planea dejar en la calle a 1100 trabajadores, mientras que Naturgy, una empresa energética que dicen es “de éxito” tira a 1000 compañeros. La cadena de perfumería Douglas arroja 492 al desempleo. Eurest 411, Logitravel 400, Coca Cola 360, Bosch 336, Adolfo Domínguez 300, Heineken 228, Tubacex 129, la cosmética Avon otros 129 y un largo etcétera.
En el caso de las PYME (pequeñas y medianas empresas) los efectos sobre el empleo han sido devastadores: “las pequeñas empresas, las de menos de cincuenta empleados, cerraron septiembre con casi 240.000 menos que en febrero y con una caída de más de 260.000 en doce meses, retrocesos que, en las medianas, las que tienen plantillas de 50 a 250, fueron, respectivamente, de 118.000 y de 130.000”[3]
Los despidos no se limitan a España, se practican en todo el mundo. El periódico Financial Times, habla de 30 millones de trabajadores despedidos en los 25 países de la OCDE durante la pandemia de forma oculta e indirecta[4]. Esto se sumaría a los 25 millones de puestos de trabajo destruidos oficialmente en la Eurozona y USA durante la pandemia. Según Financial Times “el desempleo oculto podría persistir, dificultando la recuperación económica y arrastrando a la baja los salarios y los niveles de consumo privado”. Añade un dato inquietante: “En el caso de la eurozona, que pasó de una tasa de paro del 6,5% en febrero a un 8,1% en agosto, la economista de ABN Amro Aline Schuling asegura que su desempleo real es al menos 4 o 4,5 puntos porcentuales mayor, teniendo en cuenta la previsión de que 1 de cada 5 trabajadores con jornada reducida terminen siendo despedidos, incluyendo aquellos que trabajan en sectores que han recuperado plenamente su actividad”.
Los ERTE y otras medidas similares en los demás países están ocultando la auténtica magnitud del desempleo. “En total, según la economista senior del Economic Policy Institute Heidi Shierholz, al menos 33 millones de trabajadores se han visto afectados directamente por una clasificación errónea de su situación laboral, o han abandonado el mercado de trabajo o han visto reducirse sus horas de trabajo y su salario durante la pandemia”. En USA el desempleo oficial es 7,9% pero en realidad, según un ex asesor de Obama, sería del 9,6%.
La clase obrera es atacada en todos los frentes, los despidos no vienen solos:
Los ERTE como ya hemos denunciado[7] no son un “escudo social” contra el desempleo sino SU ACELERADOR. Los ERTE afectan actualmente a 743000 trabajadores. Como señala el blog de economía antes mencionado “El Gobierno siempre defendió a capa y espada que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) iban a ser un dique de contención para que las empresas evitaran los despidos. Pero sobrepasados los primeros compases de la pandemia y con la economía todavía renqueante, muchas grandes compañías han anunciado ya sus intenciones de recortar plantilla. El Corte Inglés, la hotelera NH Hotel Group, la cadena de ropa H&M, así como Douglas y Adolfo Domínguez, son algunos ejemplos”[8]. Ford combina el ERE (630 despidos) con el ERTE (afectando a 6100 trabajadores hasta octubre). La multinacional del acero, Arcelor, plantea un ERTE como “puente hacia la jubilación”. Todas estas triquiñuelas denuncian la demagogia del gobierno: los ERTE han sido la lanzadera de los ERE puros y duros.
Los tribunales de trabajo que, según la ideología democrática protegen al trabajador y serían un instrumento eficaz de la acción sindical, no se oponen a los despidos, simplemente los califican de “improcedentes” con lo cual se ejecutan, aunque le cuesten un poco más caros a las empresas (tienen que indemnizar al trabajador con 33 a 45 días por año trabajado).
El capital no se recupera, pese a las proclamas eufóricas del gobierno a cuenta de los fondos europeos: “Según el informe Perspectivas España 2021, el 66% de las empresas no registrará unas ventas similares a las de 2019 hasta 2022”. En el mismo sentido, la tasa de vulnerabilidad de las empresas (el peligro de caer en la insolvencia) se ha disparado: “está cerca de duplicarse en sectores como la hostelería y el ocio, en los que se acerca al 70%, supera el 50% en la automoción y ronda el 40% en el transporte y la logística, según explicó hace unos días el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce”[9]
Vamos hacia una agravación de la crisis con una escalada subsiguiente del desempleo en un contexto de precariedad laboral disparada. Esta, en 2018 afectaba a 4,35 millones de trabajadores en España lo que significa el 26,8% de la población empleada. La pandemia “ha expulsado del mercado de trabajo a casi 300.000 jóvenes en lo que va de año, en un fenómeno de destrucción del empleo que coincide con un incremento, superior incluso, de los menores de treinta años que no estudian ni trabajan”[10]
La precarización laboral se acompaña con el desarrollo del trabajo informal y del sistema de los “riders”, los trabajadores de reparto de alimentos y otras mercancías. Estos eran considerados como falsos autónomos -es decir, “auto – empresarios” que “colaboran” con una plataforma digital (Deliveroo, Glovo etc.). El gobierno “progresista” con la ley de 2021 los ha reconocido como “trabajadores”. Esta “gran victoria” ha permitido a las plataformas distribuidoras seguir con su brutalidad explotadora recurriendo a subcontratas y otros subterfugios contando con que el gobierno mira hacia otro lado. Así, las subcontratas pagan sueldos de miseria: “Jobandtalent ofrece repartir para Glovo con salarios de 640 euros brutos por 20 horas a la semana y con la obligación de que sea el repartidor el que ponga el vehículo. Un repartidor de JTHiring, empresa subcontratada por JustEat, cobra 621 euros brutos por 17 horas y media a la semana”.
Los despidos en la Banca han encontrado una respuesta obrera, en varios bancos se han dado huelgas por primera vez en 30 años. Los trabajadores del BBVA “empezaron a movilizarse por las distintas ciudades del país, frente a las principales sedes del banco. Después empezaron con los paros parciales, el martes 25 de mayo de una hora y el lunes 31, de dos. Pero el plato fuerte llegó el miércoles 2 de junio, porque los empleados de la entidad fueron a huelga y se trataba de la primera que protagonizaba la plantilla de un banco en 30 años. Según los sindicatos fue respaldada por el 70%”[11].
También hubo huelgas en Caixa Bank. El 3 de julio hubo manifestaciones masivas en Palma de Mallorca, Toledo y Oviedo. Estas ganas de lucha se han expresado en otros sectores: el 24 de junio, los conductores de Autobuses Castillo fueron a la huelga contra «reiterados retrasos en el cobro mensual, así como reivindicando el pago íntegro de la nómina de mayo»[12]. En Vizcaya, los trabajadores sanitarios del hospital de Ortuella entraron en huelga por la falta de personal recorriendo en manifestación la población[13], esta movilización se extendió a toda la sanidad vizcaína con concentraciones delante de la diputación reclamando más contrataciones. Mas de 38000 interinos de la administración pública de Aragón han ido a la huelga contra las medidas de “regularización” que en realidad los condenan a la interinidad de por vida. En Huesca, los interinos, descontentos con la propuesta sindical, han ido a la huelga en la provincia. Esa misma protesta ha sido protagonizada por 18000 empleados públicos de la administración regional de Castilla – La Mancha. En Torrelodones, periferia de Madrid, los trabajadores de parques y jardines se concentran en protesta en el ayuntamiento contra “los despidos realizados por la empresa adjudicataria del servicio de jardinería”[14]. En la industria azulejera de Castellón 15000 trabajadores han sido llamados a la huelga ante la ridícula subida salarial y la reducción de los pluses de antigüedad.
Estas luchas confirman tendencias a la combatividad que ya vimos el verano pasado[15]. Sin embargo, son muy dispersas y se ven fácilmente controladas y saboteadas por los sindicatos. Estos buscan dos objetivos:
1º La división y el aislamiento de los trabajadores: encerrarlos en la cárcel de la empresa. Los sindicatos han empujado a una respuesta separada de los trabajadores de BBVA y Caixa Bank. EN NINGUN MOMENTO HAN CONVERGIDO. Denunciamos la fragmentación y división de la lucha organizada por los sindicatos. Nada se hizo para plantear una lucha común con los demás trabajadores. Los trabajadores de Caixa Bank afectados por 7400 despidos (cifra final) hicieron huelga dos días después de la huelga de BBVA. DIVIDE Y VENCERAS es el lema del capital contra los trabajadores que los sindicatos aplican concienzudamente.
2º Aceptar los despidos. En la banca los sindicatos plantearon la huelga desde la aceptación de los despidos “quejándose” de su cantidad desproporcionada: “Un argumento que sigue sin convencer a los sindicatos, que creen que la cifra de salidas propuesta por la dirección del banco es desproporcionada”. Como decía Economía Digital en el artículo que venimos citando “En las últimas semanas y desde el día 10 de mayo, la plantilla ha llevado a cabo varias movilizaciones frente a las sedes del banco en todas las ciudades de España con el objetivo de que BBVA reciba el mensaje y opte por reducir el número de salidas y mejorar las condiciones económicas”. Es un planteamiento derrotista de ACEPTACION DE LA LOGICA DEL CAPITAL, los sindicatos lo reducen todo a un regateo para conseguir UNOS POCOS DESPIDOS MENOS. Esto significa que estos “defensores oficiales de los trabajadores” quieren que aceptemos la peor plaga del capitalismo: EL DESEMPLEO. Por ejemplo, en el BBVA los despidos han sido “solamente” de 2935 frente a los 3800 inicialmente anunciados por la empresa. ¡Como si esos casi 3000 compañeros no sufrieran un golpe en sus vidas! ¡Como si la aceptación de la facultad de la empresa para despedir “por causas justificadas” no fuera la puerta abierta para futuros despidos!
La lucha de la clase obrera contra los despidos y el desempleo es especialmente difícil. Los obreros se enfrentan a una sobreproducción generalizada que hace que si la huelga se reduce únicamente a paralizar la actividad o la producción -como quieren los sindicatos- ESTA NO SIRVE PARA NADA. El desempleo -o la amenaza de caer finalmente en él- “sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios”[16], pero, al mismo tiempo, es un poderoso factor de intimidación y de atomización. El capital chantajea a los trabajadores con aquello de “acepta menos salarios o peores condiciones de trabajo porque de lo contrario TE ECHAREMOS A LA CALLE”. Por otro lado, cuando se anuncia un expediente de regulación de empleo, sindicatos y empresa imponen a los trabajadores una situación angustiosa: rumores, entrevistas selectivas, maniobras, discriminaciones, promesas personalizadas… “tú no irás a la calle si te portas bien” (dice la empresa), “te aseguramos el puesto de trabajo si te afilias al sindicato” (dicen los sindicatos). Los “menores de 45 años no se verán afectados”, “los mayores de 60 deberían aceptar el despido voluntario”. Estas campañas insidiosas hacen que el ambiente en la etapa de aplicación del ERE se haga insoportable. El miedo al desempleo se acompaña con una auténtica tortura sicológica.
Hacer frente a esta estrategia necesita de un gran esfuerzo de solidaridad, compañerismo, autoorganización y conciencia. Todo esto es muy difícil de conseguir por todo un tiempo dadas las importantes dificultades que arrastra la clase obrera actualmente[17].
No obstante, no hay otro camino que la lucha. Esta para ser fuerte y eficaz y poder superar la maniobra combinada de empresas – sindicatos – gobierno, necesita que:
Ambos requisitos son imprescindibles pues los obreros de BBVA, de Arcelor, de Ford, de los hospitales, NO ENFRENTAN A UN EMPRESARIO AISLADO sino a TODO EL ESTADO CAPITALISTA que es un aparato formado por Gobierno, Patronal, Sindicatos, Tribunales, policía etc. Tampoco tienen como “aliado” la “opinión pública”, los políticos locales o “los ciudadanos”. Esos no son aliados sino instrumentos que tiene el Estado Capitalista para desviar a los obreros hacia el terreno del interclasismo, de la lucha ciudadana, de la protesta democrática. El proletariado tiene que luchar y organizarse como CLASE y buscar la solidaridad de todos los trabajadores.
“La perspectiva histórica sigue abierta. A pesar del golpe en su toma de conciencia dado por el hundimiento del bloque del Este, el proletariado no ha sufrido derrotas importantes en el terreno de sus luchas. Su combatividad sigue intacta. Pero, además, y es éste un factor que determina en última instancia la evolución de la descomposición, o sea, la agravación inexorable de la crisis del capitalismo es un estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, condición misma en su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad. La lucha contra los efectos de la crisis misma es la base para que se desarrolle su fuerza y su unidad de clase. La crisis económica, al contrario de la descomposición social, la cual concierne esencialmente las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente la infraestructura de la sociedad en la que se basan aquéllas; por eso, la crisis pone al desnudo las causas primeras de toda la barbarie que se cierne sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente de sistema y no ya de pretender mejorar algunos aspectos de él.
Sin embargo, la conciencia de la crisis por sí sola no puede resolver los problemas y las dificultades ante los que se enfrenta y deberá enfrentarse cada día más el proletariado. Únicamente: la conciencia de la importancia de lo que se está jugando en la situación histórica de hoy y, en especial, de los peligros mortales que la des composición entraña para la humanidad; su determinación en proseguir, desarrollar y unificar su combate de clase; su capacidad para desactivar la cantidad de trampas que la burguesía no dejará de tenderle en su camino ; permitirá a la clase obrera responder golpe a golpe a los ataques de todo tipo desencadenados por el capitalismo para finalmente pasar a la ofensiva y acabar de una vez con este sistema cruel y despiadado” (Tesis sobre la Descomposición).
C. Mir 9-7-21
[2] Avalancha de ERE en 2021: lista de despidos colectivos en grandes empresas | Business Insider España [226]
[3] Las pymes pierden cuatro de cada cinco empleos que destruye la crisis del coronavirus | Público (publico.es) [227]
[4] 30 millones de desempleados en la OCDE no figuran en las estadísticas | Business Insider España [228]
[6] Artículo de Ángeles Escrivá en La Mar de Onuba. Sin garantías para las temporeras en la nueva campaña de la fresa en Huelva - (lamardeonuba.es) [230]
[7] Ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [81]
[8] La medida de los ERTE no es eficaz y sigue habiendo desempleo y EREs | Business Insider España [231]
[9] Las pymes pierden cuatro de cada cinco empleos que destruye la crisis del coronavirus | Público (publico.es) [227]
[10] Crisis del coronavirus: La pandemia intensifica la precariedad y expulsa del mercado laboral a 300.000 jóvenes que no estudian ni trabajan | Público (publico.es) [232]
[13] https://static2.elcorreo.com/www/multimedia/202106/16/media/cortadas/ortuella-protesta-residencia-RwIdY8J64ZXTfR9tGtGMt3N-624x385@El%20Correo.jpeg [235]
[14] https://aquienlasierra.es/torrelodones/concentracion-puertas-ayuntamiento-empresa-limpieza/87137/ [236]
[15] Ver Luchas obreras en España https://es.internationalism.org/content/4600/luchas-obreras-en-espana [237] y ¿Qué lecciones sacar de la derrota obrera en Nissan? https://es.internationalism.org/content/4606/que-lecciones-sacar-de-la-derrota-obrera-en-nissan [238]
[16] Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[17] Ver la Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases de nuestro 23º Congreso https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [107]
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En recientes artículos[1] ya hemos argumentado que las protestas del “Black Lives Matter” (BLM) se sitúan en un terreno completamente burgués, concretado en vagas reivindicaciones como “igualdad de derechos” y “trato justo” u otras más específicas como “menos dinero para la policía”[2]. Esta protesta no fue en absoluto capaz y ni siquiera lo pretendió, de poner en cuestión las relaciones capitalistas de producción que garantizan que la subordinación y la opresión “del otro” es uno de los pilares del dominio capitalista.
Pero, ¿significa esto que la clase obrera no puede ofrecer ninguna alternativa a las capas de la sociedad capitalista que están sujetas a formas particularmente violentas de opresión? Al contrario, a lo largo de toda su historia la clase obrera, tanto en EEUU como en otras partes del mundo ha mostrado su capacidad para dar pasos significativos que superen la barrera de la división étnica, con la condición de que luche en su terreno de clase y con su propia perspectiva proletaria[3].
Uno de los primeros momentos de verdadera solidaridad obrera con una minoría étnica tuvo lugar en 1892 en Nueva Orleans, donde tres sindicatos reivindicaron mejores condiciones de trabajo. La “New Orleans Board of Trade”[4] intentó dividir a los trabajadores por criterios raciales, invitando a los dos sindicatos de mayoría de trabajadores de raza blanca a negociaciones mientras despreciaba al sindicato de mayoría de obreros negro. En repuesta a esta maniobra de la Junta, los tres sindicatos llamaron a una huelga conjunta que fue respaldada unánimemente.
Otro momento importante fue la defensa organizada por la clase obrera en Rusia contra los pogromos antisemitas en Octubre de 1905, el año de la primera revolución en Rusia. Ese mes, las llamadas Centurias Negras, bandas organizadas apoyadas por la policía secreta zarista, mataron miles de personas y mutilaron hasta decenas de miles en 100 ciudades por todo el país. En respuesta a esas brutales masacres, el Soviet de Petrogrado hizo un llamamiento a los trabajadores del país a tomar las armas y defender los distritos obreros de otros asaltos pogromistas.
Otro ejemplo heroico de solidaridad de la clase obrera tuvo lugar en Febrero de 1941 en Holanda, hace 80 años. La causa inmediata fue el secuestro de 425 judíos en Ámsterdam y su deportación a un campo de concentración en Alemania. Esta primera incursión en los Países Bajos contra una parte de la población perseguida y aterrorizada provocó una fuerte indignación entre los trabajadores de Ámsterdam y de las ciudades vecinas. El ataque a los judíos se sintió como un ataque a toda la población proletaria de Ámsterdam. La indignación se impuso al miedo. La respuesta fue: ¡huelga!
En los Países Bajos, los judíos no eran vistos como forasteros. Sobre todo en Ámsterdam, donde vivía la inmensa mayoría de los judíos, se les consideraba parte integrante de la población. Además, Ámsterdam contaba con el mayor proletariado judío del continente europeo occidental, sólo comparable al de Londres tras los pogromos rusos. La orientación de una parte importante de este proletariado judío era hacia el movimiento obrero y en torno al cambio de siglo muchos de ellos se pasaron al socialismo. En la primera mitad del siglo XX, varios de estos proletarios desempeñarían un papel importante en las organizaciones obreras holandesas.
Como muestra la referencia al final (un extracto de nuestro libro La Izquierda Comunista Germano-Holandesa[5]), en las semanas anteriores a la huelga, un grupo internacionalista, el Frente Marx-Lenin- Luxemburgo (Frente MLL), ya había expresado claramente su posición respecto a las atrocidades de las bandas fascistas y había hecho un llamamiento a los trabajadores para que se defendieran. «En todos los barrios obreros habrá que formar tropas de defensa. Hay que organizar la defensa contra la violencia brutal de los bandidos nacionalsocialistas. Pero los trabajadores también tendrán que utilizar su poder económico. Los actos vergonzosos de los fascistas deben ser respondidos con huelgas masivas». (Spartacus nº 2, mediados de febrero de 1941; citado por Marx Perthus, Henk Sneevliet)
La huelga que estalló el martes 25 de febrero fue una manifestación única de solidaridad con el pueblo judío perseguido. Estuvo completamente bajo el control de los trabajadores y la burguesía no tuvo la oportunidad de utilizarla para sus propios fines bélicos, como hizo con la huelga ferroviaria de 1944. La huelga no tenía como objetivo la liberación de Holanda de la ocupación alemana. El Frente MLL no sostenía la posición de que la huelga tenía como objetivo sabotear la maquinaria de guerra alemana o alinearse con la Resistencia nacional. Se trataba de una declaración de la clase obrera, una demostración de su fuerza y, por tanto, de una duración limitada. Después de dos días, los trabajadores cerraron filas y pusieron fin a la huelga.
En medio de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial y en un contexto de derrota histórica de la clase obrera, esta huelga no pudo dar lugar a una movilización general de la clase obrera en Holanda ni a reacciones obreras en el resto de Europa, pero aun así tuvo un significado político internacional, que llegó mucho más allá de las fronteras de Holanda. La resistencia de los trabajadores, en febrero de 1941, contra la deportación de los judíos a los campos de concentración, nos muestra que la clase proletaria no está en absoluto indefensa o condenada a la inacción cuando determinados grupos étnicos son el chivo expiatorio y posteriormente se convierten en víctimas de pogromos o incluso de genocidio.
El Frente MLL lo entendió muy bien. Por ello, apoyó sin reservas la huelga como expresión de una auténtica indignación proletaria por el acoso al pueblo judío, tanto a hombres como a mujeres y niños. Para el Frente MLL, la huelga contra la brutalidad antijudía estaba incondicionalmente ligada a la lucha general contra todo el sistema capitalista. La huelga holandesa de febrero de 1941 demostró que, para defender a los grupos étnicos perseguidos, la clase obrera debe permanecer en su propio terreno y no debe dejarse arrastrar al terreno burgués, como ocurrió, por ejemplo, con las protestas del BLM en Estados Unidos.
El terreno de la clase obrera es donde la solidaridad no está limitada por las divisiones que el capitalismo ha impuesto en la sociedad y donde se vuelve realmente universal. La solidaridad proletaria es por definición la expresión de una clase cuya lucha autónoma está destinada a desarrollar una alternativa fundamental al capitalismo. En la medida en que anuncia la naturaleza de la sociedad por la que lucha, es capaz de abarcar e integrar la solidaridad de toda la humanidad. Esto es lo que hace que la solidaridad proletaria y la huelga de febrero de 1941 en Holanda sean tan significativas para nosotros hoy.
El artículo se puede encontrar aquí: La izquierda comunista holandesa y alemana, capítulo 10, 1939-1942, 4 - La huelga de febrero de 1941 y sus consecuencias políticas (internationalism.org)
CCI, Abril 2021
[1] Ver en particular: https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una [37] ; Ver igualmente https://es.internationalism.org/content/4641/los-comunistas-y-la-cuestion-del-antirracismo [241]
[2] En EEUU la consigna se plasma como “defunding the police”, que pide que se retiren los fondos en policía y se dediquen a gastos sociales
[3] Ver Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [28]
[4] Junta de Comercio de Nueva Orleans
[5] Para pedir el libro es cribe a nuestro apartado
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Nadie pone en duda el aumento del número de desempleados en el mundo a causa del cierre de la actividad económica por el Covid-19. En México, según datos oficiales, el número de desempleados aumentó en 117% tras la pandemia, lo que representa 2.43 millones de trabajadores, de los cuales cerca de 57 mil llevan más de un año sin laborar. Los trabajadores han quedado en una situación de mayor fragilidad con la pandemia por el peligro de exponerse diariamente a contagiarse en el transporte y en el trabajo, por la incertidumbre de perder su empleo por el riesgo de quiebras y cierres de empresas o por el esfuerzo extra que ahora debe realizar con el teletrabajo en tanto le implica cubrir gastos extras para llevar a cabo sus labores. Bajo estas circunstancias, sin embargo, la situación actual pone más obstáculos para que los trabajadores protesten por mejores condiciones de vida y de trabajo. Vimos, por ejemplo, cómo las protestas en México de los trabajadores de la salud se multiplicaron en muchos hospitales, pero estas eran muy minoritarias y aisladas por las exigencias que ha puesto la propia pandemia que no ha dado descanso a enfermeros, médicos, camilleros, afanadores, etc., para atender siquiera sus necesidades vitales (entre ellos ha habido también muchos muertos)[1].
De esta manera es importante resaltar que el paro en la UNAM muestra con claridad que el proletariado no está derrotado, que manifiesta una combatividad y tiene intacta sus capacidades para luchar en la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo a pesar de muchas dificultades y obstáculos de la situación actual. La UNAM es la universidad más importante en México, con aproximadamente 40 mil profesores a nivel medio superior, superior y de postgrado. Los profesores están comprendidos en tres categorías: “de carrera” que también son pagados por los trabajos de investigación, “de asignatura” que son remunerados sólo por las clases y “ayudantes” (que ganan entre 80 y 100 pesos la hora), las dos últimas categorías constituyen aproximadamente el 80% de profesorado. La mayor parte de éstos no tienen contrato de base, por lo que, su contratación se renueva cada año o incluso cada semestre. Los profesores entre este 80%, es decir los que trabajan en condiciones más precarias, son los que promovieron el paro.
A partir de la pandemia, se redujeron las actividades de investigación, pero no se detuvieron las clases, las cuales fueron retomadas en línea con recursos de los propios profesores trabajando desde sus casas y desde luego con un aumento considerable de la carga laboral para preparar el material de clases y la evaluación en línea.
Aunado al incremento de las cargas laborables por el teletrabajo, se presentaron para cientos de profesores retrasos en sus pagos, acumulando un retardo de hasta un año, por lo que en febrero de 2021 iniciaron reuniones de profesores para discutir su situación, hasta desembocar en un paro de actividades de 3 días a partir del 16 de marzo convocado por profesores de la Facultad de Ciencias. Parte de un texto entregado a la Oficina de la Dirección General de Atención Ciudadana el 15 de marzo de 2021 (Dirigido al pueblo de México y a la Opinión pública) habla de: “Trabajo en condiciones de maltrato… con salarios que a través del tiempo han perdido el poder adquisitivo, con restricción de horas para poder laborar…pues se les priva de apoyos que sólo se pueden alcanzar al laborar más horas de las permitidas, con inestabilidad laboral, pues las contrataciones son por semestre…deuda de sueldos…impuestos injustificados”. El paro se fue extendiendo desde el 16 de marzo a diferentes facultades, escuelas y colegios de los diferentes niveles de la UNAM, y en el transcurso cobró la forma de paro indefinido. A partir del 3 de mayo, en algunas facultades y colegios se retomaron las clases de manera parcial, aunque el 5 de mayo, al menos 22 Facultades continuaban en paro, se presenta ya un desgaste y desesperación.
Lo particular de esta movilización es que la mayoría de los paros y las protestas se organizaron a través de asambleas que se han llevado a cabo por zoom, incluyendo a alumnos y profesores, sin embargo, los mítines y manifestaciones presenciales que se han realizado han tenido muy poca asistencia, como la del 25 de marzo que reunió unos 500 manifestantes y la del 11 de mayo, en que los asistentes fueron aún a menos. Este paro inicialmente se ha organizado fuera del control sindical, por lo que se empezaron a crear organizaciones de profesores en las que definen un pliego petitorio que expresa sus necesidades y su reconocimiento como explotados: “Salarios justos a profesores, pago completo, devolución de parte del salario no pagado desde años, contra la precariedad laboral, basificación a profesores de asignatura, por la dignificación del trabajo académico…”[2]
Pese al avance que se muestra en su reconocimiento como trabajadores explotados, hay que señalar que estas agrupaciones de profesores que surgen, desde un inicio se mantienen aisladas, cada una encerrada en su facultad, sin establecer la relación y conexión con las otras facultades y escuelas de la misma UNAM y menos aún con otras universidades que presentan idénticos problemas. Se ha llegado el caso en la “Asamblea General de Profesores de Asignatura y Ayudantes de la UNAM”, realizada el 24 marzo-2021, cuando una profesora de otra universidad pública (UACM), informaba de problemas semejantes que sufren los trabajadores académicos en esos planteles, le fue cortada la palabra por quien fungía como presídium, bajo el argumento: “…estamos acotados solamente a la UNAM, yo entiendo que este problema parece ser bastante grande en el IPN, UACM, UAM, pero ahora solamente estamos acotados a la UNAM…” Ante el reclamo por parte de un profesor asistente por ese tipo de argumentos, nuevamente se confirmó la respuesta categóricamente: “Desde la asamblea del sábado pasado se acordó esto […] no podemos incrementarnos al IPN […] quien no quiera participar ahora se puede salir…” Los diversos miembros de las agrupaciones que forman parte del aparato de izquierda de la burguesía que estaban presentes (trotskistas, feministas…) y otros, que se presumen “radicales”, no dijeron ni una sola palabra al respecto y continuaron su asamblea[3].
Es por eso que estas protestas no logran atemorizar a la rectoría, que empezó a hacer los pagos atrasados a cuentagotas, calculándolos de forma errónea y manteniendo adeudos, pero además ignorando las otras peticiones como aumento salarial y basificación, alegando que para esas peticiones el interlocutor al que ellos reconocen es el sindicato del AAPAUNAM, en tanto es el titular del contrato colectivo. Mostrando así que, si los tres sindicatos que se relevan el trabajo de dominio de los trabajadores en la UNAM se han mantenido agazapados, es porque están esperando el momento más adecuado de aparecer y darle más efectividad a su golpe: ya como voceros directos de la rectoría (repitiendo el AAPAUNAM su papel tradicional) o como pretendidas expresiones “críticas” y “alternativas” (como ya lo están haciendo el STUNAM y el SITTAUNAM).
Aprovechando el aislamiento en que son llevadas a cabo las discusiones, el izquierdismo[4] también aprovecha para desviar la discusión introduciendo la consigna de la “democratización universitaria” o la destitución de alguno de los personajes de la estructura de gobierno universitaria. Incluso la campaña ideológica desatada en torno al pretendido cambio que representa el gobierno de la “4T”, cumple su objetivo de extender y profundizar la confusión. Por ejemplo, un grupo de profesores apeló al Estado intentando repetidamente presentar sus demandas en una de las reuniones “mañaneras” del presidente de la nación hasta que el 30 de marzo lo lograron, recibiendo la respuesta de que era un asunto que le corresponde arreglarlo a las autoridades de la UNAM.
Desde luego, esta ha sido una movilización que surge en el terreno de la clase trabajadora. La movilización se dio por ataques directos al salario de profesores que los afectaron de forma inmediata y cobra importancia por la situación difícil para la movilización que impone la pandemia. Es importante también porque es uno de los primeros paros de actividades realizados virtualmente, o tal vez es la primera vez que ocurre en el mundo. El movimiento mantuvo su combatividad por algunas semanas, centrándose en las peticiones económicas, pero fue decayendo por su aislamiento. Esto permitió que al finalizar el semestre se asumiera por parte de las autoridades una respuesta de agresión directa, despidiendo a decenas de profesores de facultades y escuelas, como ha venido ocurriendo en la FES Acatlán, Ciencias Políticas y los CCHs.
El paro de profesores no superó muchos de los obstáculos que se presentan a las movilizaciones proletarias y por ello presentó muchas debilidades algunas provenientes de las añejas dificultades particulares del proletariado en México y algunas causadas por la propia situación derivadas de la pandemia:
El paro ha sido muy corporativista, no ha habido unidad de los profesores, no hubo una fuerza solidaria suficiente que permitiera romper las barreras administrativas que la burguesía impone entre los trabajadores y asegurar la unidad de los profesores sin importar su “categoría”. Tampoco hubo unidad real entre los profesores de los diferentes colegios, escuelas y facultades; cada entidad tenía sus asambleas por separado y por lo tanto las demandas y las acciones estaban dispersas en un sinnúmero de divisiones. Tampoco se buscó el apoyo de profesores de otras instituciones educativas y mucho menos de otro tipo de trabajadores. Si no hay una dinámica hacia la unidad y la extensión del movimiento, éste decae irremediablemente hasta la derrota. Junto con ello faltó la realización de asambleas generales masivas y conjuntas con las que se asegurara el control del desarrollo del movimiento. Esta división también se pone de manifiesto en las decisiones sobre el levantamiento del paro. Cada plantel decide el momento en lo que lo hará, acelerando la disipación de la incipiente solidaridad y unidad proletaria que se alcanzó, en tanto crea una mayor división y resentimientos de unos trabajadores contra otros. Por ello, los patrones cuidan mucho que los golpes se den sectorialmente para evitar la unidad de los trabajadores que es una de sus principales fuerzas y esencial para lograr victorias significativas.
La prolongación del paro que en algunos centros educativos ya va a cumplir 3 meses –en estas circunstancias de falta de unidad y extensión– ha llevado a la impotencia y al cansancio, por lo que se ha visto forzado a plantear la vuelta al trabajo también de manera dispersa, en un clima que favorece la entrada de la estructura sindical (lo mismo la oficialista que la “crítica” o la “independiente”) para afianzar el control y la confusión, abriendo la puerta a la represión (con despidos, como ya se está presentando) y a movilizaciones de minorías desesperadas, consumando la derrota del movimiento.
Sólo un balance que considere los aciertos, pero sobre todo los obstáculos y los errores en este movimiento puede evitar que se siga desarrollando la desmoralización y la desconfianza en el combate y en la propia clase trabajadora. Es imprescindible recobrar las lecciones que han dejado las luchas del proletariado alrededor del mundo para armarse para las luchas futuras, en las que nuevamente los profesores junto con otros sectores de la clase trabajadora tendrán que enfrentar los terribles ataques que no dejará de propinar este sistema capitalista en putrefacción.
Dos lecciones fundamentales que vienen ya desde las grandes luchas de 1905 en Rusia y otros países[5] son que:
1) La lucha debe ser impulsada, organizada y extendida por LOS TRABAJADORES MISMOS, fuera del control sindical, mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables.
2) La lucha está perdida si queda encerrada en la empresa, el sector o la nación; por el contrario, debe EXTENDERSE rompiendo todas las barreras que el capital impone y que la atan a éste.
El camino de la lucha proletaria, que inicia con reivindicaciones económicas buscando la unidad cada vez más extensa de la clase trabajadora, es el único que puede llevar a la transformación radical, a la comunidad humana mundial. Hay que continuar avanzando en este camino largo y difícil pero el único que puede evitar la destrucción de la humanidad de la cual la pandemia del Covid 19 está dando el aviso.
Revolución Mundial, 15-junio-2021
[1] Para un balance de las luchas obreras en el mundo durante lo más fuerte de la pandemia ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [244]
[2] https://www.terra.com.mx/nacionales/2021/3/23/paro-en-la-unam-2021-que-facultades-estan-en-huelga-virtual-indefinida-por-que-13260.html [245]
[3] Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=fdnmKmcghBs [246]
[4] Nos referimos a las diversas agrupaciones de corte estalinistas, anarquistas, feministas, etcétera que levantan un proyecto burgués presentándose como defensores de los trabajadores y que tienen amplia presencia en la UNAM. Para comprender los métodos contra la clase obrera de este tipo de organizaciones se puede consultar la Serie La Herencia oculta de izquierda del Capital https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [247] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [248] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [249] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [250] y https://es.internationalism.org/content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal [251]
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Todos los días y a todas horas en lo que va del año se han repetido los mensajes de los partidos de izquierda y derecha llamando a votar. Esa ruidosa campaña para promover las elecciones que cada determinado tiempo se reedita, es una actividad necesaria para la burguesía porque con ella renueva y busca perpetuar al instrumento con el que refuerza su control ideológico. Los discursos engañosos, las promesas e incluso los insultos con que se presentan los candidatos y partidos en cada elección, son parte de una rutina con la que se busca sembrar la esperanza en la democracia y las urnas.
La burguesía a lo largo del tiempo ha ido depurando sus mecanismos de sometimiento y control, particularmente con la democracia y las urnas electorales ha logrado crear la ilusión de que ellas permiten expresar la voluntad y otorgan la capacidad de elegir. Por eso es que la burguesía para evitar que los trabajadores se reconozcan como parte de una clase explotada y revolucionaria, busca a toda costa diluirla como individuos aislados y revestirlos como “ciudadanos libres”. Colocados los explotados en la condición de ciudadano se convierten en un cuerpo pasivo que solo atiende y cumple los mandatos de acudir mansamente a las urnas a elegir al que será su verdugo…
Los trabajadores no obtienen ninguna mejora con el cambio de los personajes del personal que dirigen al Estado. Sea de izquierda o de derecha el partido que se coloque a la cabeza del gobierno, mantiene los mismos objetivos: la defensa de los intereses de la burguesía y la perpetuación del sistema capitalista. Durante años en cada proceso electoral López Obrador se dedicó a llamar a votar por él para lograr un “cambio social” y al subir al gobierno todo ha quedado igual para los trabajadores, su vida, que el capitalismo la marca por la explotación y la miseria no solo no ha mejorado sino se ha degradado más. El ataque continuo que grupos de empresarios realizan desde los medios de difusión masivos al gobierno de AMLO, hacen parecer que son motivados por su accionar diferente. El propio López Obrador se encarga de hacerlo creer así, sin embargo, detrás de ese enfrentamiento hay una disputa motivada por el choque de intereses políticos y económicos de fracciones burguesas, pero ambos bandos defienden intereses que están muy lejanos de los que atañen a los trabajadores.
El voto y las urnas tienen sobre todo como función el control ideológico de la población, de ninguna manera son un “poder” o una “fuerza social” son tan solo una expresión formal que la burguesía establece para revestir a la dictadura del capital de tonos democráticos en el que sus partidos hacen un juego de repartición del gobierno. No obstante, los compromisos pactados desde los partidos de la burguesía son tan solo la parte más visible de la estructura de poder, pero no la principal; los acuerdos y coaliciones entre los grupos de empresarios y las diversas fracciones de la burguesía son en realidad donde se definen los objetivos, los proyectos políticos e incluso donde establecen quien encabezará el gobierno. Esto no significa que permanentemente logre obtener una homogeneidad en sus decisiones y orientaciones, en tanto existen intereses enfrentados. En lo único que siempre los mantiene unidos es en su combate en contra de los trabajadores. El proceso de descomposición que sufre el capitalismo está marcando una tendencia en la que cada vez más se presentan dificultades en la burguesía para mantener su unidad. En esta pugna permanente y creciente, cada fracción de la burguesía busca satisfacer ambiciones personales exacerbadas por una tendencia al cada uno para sí (1).
Esa fractura y fragmentación de la unidad de la burguesía mexicana toma cada vez mayor dimensión, dividiendo incluso a sus partidos. El último gobierno de México en el que la burguesía logró mantener la cohesión fue en el de Miguel de la Madrid (1982-88), después de este, se desataron una serie de fenómenos que mostraban el avance que la descomposición social tomaba. Es en ese marco de ruptura de la unidad de la burguesía y de descomposición ya muy avanzada en el que ha llegado al gobierno AMLO, encabezando a un partido, denominado MORENA (2), que es expresión de la misma descomposición en tanto es producto de la fractura del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual fue un partido con el que la burguesía buscaba consolidar su aparato político de izquierda.
Al fracturarse su partido de izquierda, al repetirse esa misma situación en el resto de sus partidos de derecha y por la agudización de la competencia que empuja a un crecimiento de las prácticas de corrupción, se pretendía, en un acto pragmático, que a través de AMLO y su partido, se lograra cohesionar a las diversas fracciones de la burguesía, muy heterogéneas en sus intereses económicos y políticos, utilizando como un soporte social a una masa descontenta muy bien controlada, formada lo mismo por grupos de la pequeña burguesía, que por grupos de sectores depauperados. De esa forma se pretendía imitar la estrategia usada por el PRI, que era el centro de cohesión de la burguesía con una amplia estructura social, formada por sus “sectores” (obrero campesino y popular) a los cuales usaba como grupos de presión. De esa manera se arma un gobierno con un proyecto propulsor de la economía nacional, de reorganización de las instituciones para encontrar una limitación de la violencia y de la descontrolada corrupción.
Para dar soporte a su proyecto, el nuevo gobierno construye una campaña ideológica en la que presenta a sus tareas como equivalentes a las enfrentadas en la formación del Estado nacional y consolidación del poder de la burguesía (3). A partir de este proyecto se pretendía controlar las disputas en las que se mezclan intereses políticos y económicos de todos los grupos burgueses, incluyendo los de las agrupaciones mafiosas que extienden su poder económico al político al fusionarse en las estructuras de gobierno, generalizando la violencia y la corrupción. Pero los esfuerzos por lograr la cohesión se esfuman rápidamente, ampliándose las disputas y el ambiente de violencia generalizada que, en vez de limitar la corrupción ha propiciado su desarrollo, mostrando que –dicho sea de paso– la corrupción es parte de la vida de la burguesía.
Apenas conformado el gobierno, se abren disputas por la suspensión de la construcción del gigante nuevo aeropuerto en la CDMX y a partir de ello se han ampliado y extendido hasta el presente. La fractura de la clase en el poder ha llegado a tales niveles que el gobierno de AMLO ha buscado respaldo en el ejército para con ello forzar a un cierto orden. De manera que les ha entregado a las fuerzas militares la concesión de la construcción de sus “megaproyectos” (nuevos aeropuertos, el internacional y los locales, el tren Maya…) y su futura operación, así como la administración de los puertos y aduanas comerciales. En términos políticos, les ha entregado, a través de la “Guardia Nacional”, el control y la negociación con las agrupaciones de las mafias del narcotráfico. La situación que ha expuesto la estrecha relación económica y política entre el gobierno de AMLO y la estructura militar ha sido la apología y defensa (hasta obtener su liberación) de personajes como el general Salvador Cienfuegos, jefe militar en el gobierno de Peña Nieto, detenido por la policía norteamericana por colaborar y proteger los negocios de grupos dedicados al narcotráfico.
En este proceso conflictivo y en mitad del período sexenal, se han realizado las campañas y elecciones, en la que definen no solamente a diputados y senadores federales y locales sino además a gobernadores de 15 estados y en cientos de localidades el cambio de munícipes y alcaldes. Por el momento de fractura de la burguesía y por la amplitud de puestos del Estado que había que renovar, se ha presentado como un momento estratégico en el que cada fracción de la burguesía intenta colocarse en un mejor lugar dentro de la estructura del poder, por lo que rehace sus alianzas, no solamente a través de sus partidos (en esta ocasión los tres principales partidos, PRI, PAN y PRD, se han aliado en contra del partido de AMLO, Morena), sino también con las fuerzas del narcotráfico dispersas a lo largo del país.
Sin duda las elecciones es un momento relevante para la burguesía porque refuerza su control ideológico y le permite redefinir la distribución formal de su poder, sin embargo, el nivel de descomposición le ha dificultado tener todo el escenario bajo su control. Los millones que gasta en ese “rito democrático”, no han podido impedir que pierda credibilidad y para reanimarlo integran nuevos partidos (aun cuando son pequeñas expresiones de la burguesía) e insertan en las boletas electorales a personajes de la farándula más ridícula.
Desde la década de los 70 la burguesía mexicana buscó fortalecer la mascarada electoral a través de la “apertura democrática” y la “reforma electoral”, sin embargo, con el despegue de sus disputas internas el escenario electoral pierde también control por lo que el Estado buscó crear un instrumento de contención de esos enfrentamientos (4). Este instrumento creado para tal fin en 1990, fue el Instituto Federal Electoral (IFE, transformado posteriormente a instituto nacional, INE), con él logró ordenar un poco las disputas, además de animar a la esperanza en la democracia y dar credibilidad al voto, reforzando el engaño del “poder ciudadano”.
El grado de los enfrentamientos de la burguesía han alcanzado tal magnitud en la actualidad que el INE se ha convertido en un promotor de la división, llevando un enfrentamiento abierto en contra del gobierno de Obrador y su partido.
No es extraño que, si la estructura estatal encargada de evitar el escalamiento de la violencia electoral se ha desquebrajado, se extiendan los atentados y crímenes. Este escenario de crímenes empieza a tomar dimensiones en las elecciones del 2006 al presentarse 14 asesinatos relacionados en ella, luego, en las elecciones del 2012 fueron 32, pero en 2018 ya fueron 152 los crímenes. En contrasentido al ofrecimiento de pacificación que López Obrador hiciera en campaña bajo el lema, “abrazos no balazos”, la violencia sigue acelerándose, llenando de sangre sus boletas electorales: esta vez fueron 91 los candidatos o personal de los partidos que fueron asesinados durante la campaña electoral de este año.
La pasada campaña electoral ha sido llevada a cabo en medio de la división de la burguesía tan profunda que se escucharon amenazas de golpe de Estado y se expandieron las prácticas que emulando al gansterismo llenaron las urnas de sangre. En ese marco es en el que la burguesía ha distribuido los puestos de gobierno, pero las grietas políticas que la cruzan se han hecho más anchas.
Los resultados de las elecciones han dejado la mayoría en las cámaras a Morena, aunque en algunos estados se han otorgado a la alianza PRI-PAN-PRD. De manera que la división del poder podrá ser usado por el gobierno como argumento que justifique sus “dificultades” para poder lograr el cambio prometido. Estos resultados de las elecciones se han interpretado por los partidos de “oposición” y por el gobierno como un triunfo, cada uno de los partidos aseguran han salido vencedores y todos ellos tienen razón, porque su ruidosa campaña electoral, marcada por la demagogia y el crimen ha logrado que por lo menos el 50% de los 93.5 millones de personas registrados en el padrón oficial, fueran sumergidos en una profunda borrachera electoral. El gran triunfo de la burguesía en estas votaciones ha sido el que lograron que miles de trabajadores fueran sometidos por la confusión de la campaña electorera, alejándolos de su terreno de clase, transformando así su descontento y su necesidad en confusión y esperanza en la democracia…
La clase trabajadora nunca tendrán ninguna posibilidad de obtener un beneficio de las elecciones, por el contrario, la aceptación de su condición de ciudadano, lo conduce a perder su identidad de proletario. Es por ello urgente que los trabajadores reflexionen y tomen conciencia que los gobiernos de izquierda o de derecha son expresiones del poder de la burguesía.
Revolución Mundial, 12-junio-2021
NOTAS:
1 La fase de descomposición no es solo un problema de México, es una tendencia que avanza en el capitalismo. Una de sus manifestaciones más relevantes es la dificultad de la burguesía para lograr su unidad y mantener el control de su política. Hemos visto como incluso en países industrializados, como EUA esta tendencia ha llevado a la formación de gobiernos populistas como el de Trump, caracterizado por su actuación política irresponsable. Para ampliar sobre este problema, recomendamos leer: “Presidencia de Trump: símbolo de un sistema social moribundo”, ubicado en: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4186/presidencia-de-trump-simbolo-de-un-sistema-social-moribundo [256]
2 MORENA: Movimiento Regeneración Nacional, es creado en 2011 como un movimiento social, orientado para la participación electoral de 2012. En su estructuración como “movimiento”, agrupó a sectores salidos de otros partidos (PRD y PRI principalmente) y de otras agrupaciones regionales, a partir de esta suma de grupos e individuos en 2012 oficialmente se transforma en partido
3 AMLO define a su gobierno como parte de una “4ª Transformación”, por ser pretendidamente continuidad de los siguientes momentos del pasado: 1º la Independencia (1810 a 1821), 2º la Guerra de Reforma encabezada por Juárez (1859-1861) y 3º la llamada Revolución mexicana que consolidó la república constitucional (1910-1917)
4 La violencia electoral que se presentó en la primera mitad del siglo XX, revelaba también fisuras al interior de la burguesía, como la que se presentó en las elecciones de 1929 hacia los “vasconcelistas” o en 1952 en contra de los seguidores del candidato Miguel Henríquez Guzmán. Pero esa violencia, a diferencia de la actual, se dirigía directamente por el gobierno con el fin de disciplinar a aquellos sectores de la misma burguesía que se salían del orden y la unidad. La integración de las mafias a las estructuras del Estado ha hecho que la violencia se generalice sin control, en tanto los sangrientos ajustes de cuenta se operan lo mismo por policías y militares que por sicarios a sueldo de algún grupo del aparato político de la burguesía mezclado con las mafias. Esa situación ya empezaba a revelarse cuando reprimían a los seguidores de Cuauhtémoc Cárdenas (1988), a los que el gobierno buscaba disciplinar, sin embargo, al incorporarse en esta práctica las “guardias blancas” de los caciques o de grupos burgueses locales, se mostraba ya la dificultad de la burguesía para tener el control absoluto de su aparato político
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La región ahora ocupada por el moderno estado turco siempre ha sido una encrucijada del mundo, un área donde chocan todos los caminos, pueblos e influencias. Esto, en general, ha sido muy positivo para el desarrollo de la humanidad. Hoy, sin embargo, se están produciendo muchas influencias y colisiones globales en Turquía y sus alrededores que no son en absoluto positivas y más bien expresan el estancamiento del capitalismo y la amenaza que representa no solo para la población de Turquía y la región, sino para toda la humanidad. Aunque la putrefacción de un capitalismo en descomposición es hoy claramente visible en las grandes potencias, es un fenómeno global que existe en y se aplica a todos los estados. De hecho, hoy se expresa particularmente en Turquía, que se ha convertido en un punto de colisión para todas las contradicciones de un capitalismo moribundo; un lugar donde las expresiones de descomposición muestran una tendencia innata a la autodestrucción que está afectando y afectará a todos los países de la tierra. Las tendencias generales que operan actualmente en Turquía son las mismas que las de todos los estados capitalistas y sólo pueden intensificarse dado el desarrollo ineludible de la insoluble crisis económica del capitalismo. El caos, el militarismo y la inestabilidad que azotan a Turquía son presagios del futuro del capitalismo y, en este momento, muy peligrosos para el caldero de Oriente Medio del que Turquía forma parte.
La economía turca está en quiebra y sus perspectivas son nefastas; está desesperada por la inversión extranjera y, con perspectivas debilitadas de atraerla, muy preocupada por la creciente dependencia de China. Las condiciones de vida de la clase trabajadora, incluido el sistema de salud del que depende, están siendo constantemente atacadas en una atmósfera en la que muchas expresiones de malestar se topan con la fuerza brutal de la represión. Turquía está altamente militarizada y sus ambiciones imperialistas, sus incursiones militares externas, tienen un toque de locura, reflejando la grandiosa "visión" de la camarilla gobernante turca, sus pretensiones de ser un actor importante en el escenario mundial. Las aventuras del imperialismo turco cerca y lejos, suspirando por un pasado glorioso que nunca existió, solo pueden traer más problemas a medida que Turquía se gana más enemigos en el exterior, mientras que en casa su participación en guerras cada vez más insensatas exige mayores sacrificios de la clase trabajadora. El estado turco parece superficialmente fuerte, pero todo su edificio está construido sobre arena; socavados por el debilitamiento de su economía, las crecientes divisiones políticas y una cierta pérdida de control por parte del gobernante AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), anteriormente relativamente fuerte, lo han obligado a depender del derechista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) para ganar las cruciales Elecciones de 2017, el referéndum de 2018 y para mantenerlo en el poder hoy. Otro elemento de la creciente inestabilidad, un fenómeno mundial pero que se expresa particularmente en Turquía y Oriente Medio, ha sido el dramático aumento de refugiados y personas desplazadas debido a la propagación de la guerra y el militarismo en la región. Pero el estado turco ha instrumentalizado esta abyecta miseria en su beneficio al utilizar a estas masas no solo para mano de obra barata y precaria dentro de Turquía, particularmente los refugiados sirios, sino también como amenaza contra Europa para extorsionarla pidiendo dinero, principalmente de Alemania: la amenaza es que desatará esta avalancha de refugiados en Europa occidental si no se sale con la suya[1].
Como en todas partes, el estado turco está activamente involucrado en la destrucción del medio ambiente, subrayado por esquemas para impulsar el crecimiento mediante el uso de recursos naturales, la minería extensiva y la deforestación, por ejemplo, o proyectos imperialistas como la propuesta de construir un canal desde el Mar Negro hasta el Mar de Mármara (un proyecto presentado por primera vez hace 500 años por el sultán Solimán el Magnífico), una propuesta que el propio presidente Erdogan calificó de "loca" en 2011[2]. El costo proyectado del canal es de al menos diez mil millones de dólares, y también hay planes para un nuevo aeropuerto y centro de carga de diez mil millones de dólares junto con una nueva autopista. Estos son en parte proyectos para celebrar el centenario de la República de Turquía en 2023 en un frenesí de nacionalismo. No solo hay una deforestación masiva, sino amenazas reales para el suministro de agua de Turquía provenientes del proyecto del canal de Estambul, como lo señalaron los propios asesores del gobierno.
Estos son solo algunos de los elementos que expresan cómo Turquía es una ilustración de la descomposición del capitalismo[3]. Desde hace décadas, Turquía se ha visto particularmente golpeada por las turbulencias económicas, militares, políticas y sociales desatadas por el colapso de los bloques imperialistas relativamente estables en 1989, abriendo una nueva y más peligrosa era de un perro-come-perro capitalista; y ahora llega el último flagelo del capitalismo en descomposición, la pandemia de Covid-19.
Todos los elementos negativos existentes, en particular la economía, se ven agravados por esta pandemia pronosticada desde hace mucho tiempo, y se han creado muchos nuevos problemas y dificultades. La clase dominante también ha mostrado su desprecio por la vida humana "no rentable", particularmente cuando pensó al principio que había un "rayo de luz" en esta "enfermedad parecida a la gripe" pasajera en el sentido de que muchos de los ancianos y enfermos serían eliminados , liberando al estado de la costosa carga de cuidar a aquellos que estaban más allá de la explotación[4]; en algunas de las principales capitales del mundo, los países más ricos de la Tierra, esta tendencia de deshacerse de las responsabilidades humanas inútiles fue generosamente alentada por los estados a través de su negligencia criminal y no menos importante a través de su ideología nacionalmente adaptada de "inmunidad colectiva" mucho antes de que hubiera alguna señal de vacuna. Y luego, cuando la pandemia tomó su curso natural, la burguesía y sus estados se dieron cuenta -algo que ya había sido señalado antes por varias agencias, incluidos los servicios de inteligencia de Estados Unidos- que una pandemia de este tipo no solo perturba gravemente la economía capitalista, sino que puede convertirse fácilmente en una amenaza existencial para él[5].
En los primeros meses de la pandemia, parecía que a Turquía le estaba yendo bastante bien, cerrando escuelas, universidades e industrias del ocio rápidamente; las oraciones congregacionales estaban prohibidas en las mezquitas y su sistema de pruebas parecía funcionar de manera eficiente. Pero gran parte de esto fue propaganda cuidadosamente orquestada por el régimen de Erdogan, argumentando que el mundo estaba celoso de los logros de Turquía. Pero incluso en el período inicial de la pandemia, el New York Times encontró muertes mucho más altas que las cifras oficiales[6]. La introducción de Wikipedia sobre la "pandemia de Covid-19 en Turquía" parece que fue escrita por un comité de piratas del AKP con un arma en la cabeza: todo ha sido simplemente genial; el sólido sistema de salud de Turquía ha cubierto de manera sobresaliente, mucho mejor que otros, y sigue estando al tanto de la situación. Otros países (algunos de sus rivales imperialistas más cercanos) son castigados por no actuar con la suficiente rapidez, a diferencia de Turquía. La introducción está salpicada de ejemplos de cómo Turquía es uno de esos países a la vanguardia de la lucha contra el virus. No se puede creer en ninguna de sus cifras y parece un ejemplo de libro de texto de propaganda estalinista.
La realidad es que Turquía ocultó el verdadero alcance de esta crisis durante meses para proteger la economía, y las descaradas mentiras del estado (como en todas partes) alentaron la propagación del virus. La Asociación Médica Turca (TTB) dijo, justo antes de fin de año, que el gobierno en realidad "había perdido el control de la situación"[7]
Los médicos en Turquía han sido directamente amenazados por el estado por cuestionar sus cifras de virus y señalar el lamentable estado de sus hospitales y servicios de salud, junto con la falta de equipo de protección. El socio de la coalición gubernamental de Erdogan, Devlet Bahceli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), pidió declarar ilegal a la Asociación Médica Turca y la detención de sus líderes[8]. Como en todas partes, Turquía está utilizando la pandemia para fortalecer el aparato represivo del estado y presionar a la clase trabajadora en particular. Contrariamente al nauseabundo informe de Wikipedia, Totalanalysis con sede en Londres ha estado monitoreando casos de Covid-19 en muchos países y publicó su Índice de Transparencia de Datos Covid, en el que Turquía ocupa el puesto 97 de un total de 100, seguido de Serbia, Turkmenistán y Corea del Norte. Una última obscenidad relacionada con la pandemia (seguramente con muchas más por venir) y el armamento de las vacunas es la forma en que, en común con el beneficio de la miseria de los refugiados, el estado turco parece haber sentado las bases para intercambiar algunos de sus refugiados uigures por dosis del tratamiento chino Sinovac: tres millones de dosis por adelantado y más si todo va según lo planeado[9]. Hasta la fecha, las tasas de infección diarias están aumentando junto con las muertes diarias y la tasa de mortalidad general es actualmente de algo más de 30.000[10].
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, es un fanfarrón y alborotador que se adapta bien a su papel como líder del estado turco. Ha estado hablando durante años sobre los logros de Turquía, el pasado glorioso de Turquía y su destino futuro como gran potencia[11] y esto solo se intensificará hasta el centenario de la fundación de la república turca por Ataturk. Erdogan se ha hecho pasar por el defensor de los musulmanes en todas partes, jugando una carta religiosa que oculta las ambiciones imperialistas de Turquía[12]. Es muy posible que, con el fin del sistema de bloques, el debilitamiento de Estados Unidos en el Medio Oriente y la tendencia intensificada hacia todos contra todos, Erdogan sienta que finalmente ha llegado el momento de Turquía[13]. Durante las últimas dos décadas de mayor caos e inestabilidad en la arena mundial, Erdogan, un maestro de la lengua bífida ha jugado todo tipo de juegos con los estadounidenses, la UE y los rusos, utilizando sus cartas con un efecto óptimo. Pero en el pasado, Erdogan también ha sido golpeado en el tablero de ajedrez imperialista por las principales potencias: su "visión" del imperialismo turco juega con un sentimiento de "resentimiento turco" y se ha endurecido en consecuencia. Este resentimiento fue aún más real para el estado turco cuando su líder escapó por poco de un escuadrón de la muerte y fue perseguido por F-16 cargados de misiles en el fallido golpe de 2016. Pero los agravios y los apetitos imperialistas del estado turco no pueden reducirse a las reacciones de un solo hombre, y la "visión" de Erdogan se está convirtiendo en una devastadora realidad material de militarismo y guerra que genera militarismo y una guerra más amplia.
Turquía es un excelente ejemplo de descomposición capitalista, expresándose en particular a nivel imperialista. Sus viejas ambiciones han sido revividas por el giro de la crisis del capitalismo y ha desarrollado una política de estirar sus tentáculos cerca y lejos. Subrayando la naturaleza problemática de su relación con Rusia, ha realizado acuerdos recientes con Ucrania, incluida la venta de armas, como el exitoso avión no tripulado de combate Bayraktar TB2 que ha utilizado para enfrentarse a las fuerzas rusas en Libia. Turquía ha apoyado a Ucrania contra la anexión de Rusia a Crimea[14]. Las relaciones turco-ucranianas se han calentado durante varios años, pero han alcanzado un nuevo récord en un momento de tensiones en la frontera entre Rusia y Ucrania. Erdogan se ha presentado modestamente como un "pacificador", pero esto podría conducir a un aumento importante de las tensiones y el militarismo en el Mar Negro.
Turquía se ha trasladado a África militarmente después de utilizar su "poder blando" no menos imperialista para pavimentar su camino. Ha ampliado su influencia en el Golfo Pérsico con el establecimiento de una gran base militar en Qatar, manteniendo un acto de equilibrio con las otras potencias del Golfo, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Ankara ha hecho recientemente propuestas hacia estos dos últimos países, incluida la producción conjunta de drones con el régimen saudí, así como hablar sobre el restablecimiento de los lazos diplomáticos y de inteligencia con Egipto[15]. Las cálidas palabras también han ido y venido recientemente con Tel Aviv, el acto de equilibrio de Turquía solo puede volverse más problemático a medida que la inestabilidad y cada uno de ellos dominen aún más.
Turquía ha extendido y fortalecido su influencia a las repúblicas de Asia Central, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Kazajstán, donde ve a China como una amenaza directa y rival. Y se apresuró a proporcionar armas a su aliado Azerbaiyán antes de su guerra de 44 días con Armenia el año pasado, en particular sus drones armados que abrumaron a las fuerzas armenias y que él mismo ha utilizado en operaciones militares en Siria, Irak y Libia. Israel también participó en el apoyo a Azerbaiyán, que ve como un amortiguador contra Irán, pero fueron el armamento turco y los combatientes indirectos, suministrados a su socio chiíta "antagonista", los que derrotaron a las fuerzas armenias. La "Iniciativa Nueva Asia" de Turquía, uno de los indicadores de los intereses imperialistas turcos, tiene como objetivo reforzar las relaciones con los estados turcos de Asia. Desde 2003, Turquía ha establecido 17 nuevas misiones, cinco embajadas y 12 consulados en países asiáticos. China, por su parte, está interesada en Turquía, pero también desconfía de ella, y ha tendido a ser más abierta a los otros países de Oriente Medio, como Arabia Saudita e Irán. Pero debido a la posición geoestratégica de Turquía, su influencia en los estados turcos y la "Nueva Ruta de la Seda" (BRI) de China[16], Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China, tuvo cálidas palabras para Turquía en su reciente viaje de principios de abril por Oriente Medio.
Durante la última década, Turquía se ha implantado mucho más en África, particularmente en África Oriental, lo que la llevó a describirse a sí misma como un "estado afro-euroasiático", completando una potencial expansión militar de tres frentes. De 12 embajadas repartidas por todo el continente en 2009, ha aumentado a 42 una década después, con más a la vista, y el comercio subsahariano aumentó de mil millones de dólares a casi ocho veces más que durante el mismo período[17]. La base militar más grande de Ankara se encuentra en Somalia, donde sus fuerzas entrenan a las tropas locales; otros destinatarios de la asistencia "bilateral" de Turquía son Sudán, Níger, Djibouti (donde se estableció la primera base militar de China en el extranjero hace 3 años), Chad y Guinea. Turquía ha jugado con la idea de que sus intenciones no son coloniales sino "fraternales" hacia África. Ha habido cierta retórica neo- otomana en su propaganda, dados los vínculos entre el antiguo imperio y África Oriental, pero la "ayuda" y los proyectos turcos han sido generalmente bien recibidos por las burguesías locales. A pesar de los problemas de Francia en la región y de los esfuerzos de China por sacar ventaja, Turquía también rivaliza con países como Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, así como con China, en este floreciente escenario imperialista.
El paso de Turquía a África se enfrenta directamente a las empresas diplomáticas, comerciales y educativas del clérigo con sede en Estados Unidos, Fethullah Gulen, una vez aliado y ahora archienemigo de Erdogan. El sistema educativo Hizmet de Gulen es global pero particularmente fuerte en África, donde tiende a proporcionar una alternativa más barata a las escuelas francesas para los niños de las élites. La máscara "fraternal" de Turquía ha tendido a ceder el paso a su autoritarismo al exigir que los estados africanos cierren la red "terrorista" de Gulen. Al igual que las bases militares y las "botas sobre el terreno", la inversión en curso en el auge del "poder blando" de Turquía en África y en otros lugares, que involucra escuelas, centros de salud, ONG, etc., aumenta grandemente el costo de una economía de guerra insostenible.
Sin embargo, es en el Mediterráneo central, el flanco sur de la OTAN, donde el sálvese quien pueda imperialista, con Turquía en el centro, realmente se exacerba, planteando peligros más agudos de crecientes tensiones y conflictos, exacerbados por el impulso de Ankara para ser una mayor potencia regional. Luchando como buitres, sobre una Libia devastada por la guerra, Turquía y Qatar respaldaron al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) reconocido por la ONU, mientras que la facción opuesta, el Ejército Nacional Libio (LNA) ha sido respaldada militar y financieramente por Rusia, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y con el apoyo activo de Francia. Desde el precario alto el fuego de octubre pasado, muchas de las tropas extranjeras y mercenarios permanecen en el país, incluidas las fuerzas sirias pro-Ankara, amenazando la frágil "paz" y el programa de "transición" de la ONU. El apoyo de Turquía al GNA, con armas (particularmente drones) y cazas, ayudó a cambiar la relación de fuerzas en Libia y permitió al GNA tomar el control de áreas clave. Su acuerdo con el GNA incluía el acceso de Turquía a aguas "demarcadas" en el Mediterráneo oriental para la exploración y perforación[18] de petróleo y gas, pero estas aguas son disputadas por Grecia, Egipto y Chipre (de hecho, Creta y Chipre se encuentran en aguas reclamadas por Turquía); y los países mencionados, así como Israel, han excluido a Turquía de su Foro de Gas del Mediterráneo Oriental (EMGF). Esto, a su vez, ha llevado a Turquía a etiquetarlos, junto con Francia, como una "alianza del mal" que estaba dañando la "esperanza de democracia" de Libia. Si bien estos esquemas de oleoductos son más baratos que el envío de petróleo y gas, parecen propuestas muy poco fiables desde el punto de vista económico y son propensos a la inestabilidad política que acecha al Medio Oriente. Pero Turquía está luchando por el derecho a acceder a lo que llama su "patria azul" para ganar más autonomía energética, y por eso está en Libia a largo plazo, utilizándola como trampolín para acceder a las aguas del Mediterráneo central y una implantación más fuerte en esta zona vital. Turquía y el jefe del nuevo gobierno interino de Libia, el primer ministro Abdul Hamid Dbeibah, acaban de reafirmar (el 13 de abril) el acuerdo marítimo de 2019[19] que ha enfurecido a otros estados, mientras que Turquía ha prometido al gobierno libio 150.000 vacunas covid, un hospital Covid-19 en Trípoli y el apoyo de Ankara para la reconstrucción del ejército libio.
El gasoducto ruso/turco, Turkstream, fue inaugurado por los presidentes Putin y Erdogan en enero de 2020, pero se basa en esta "asociación" altamente calificada. El proyecto fue detenido por Putin luego del derribo de un avión de combate ruso Su-24 por Turquía en la frontera turco-siria en 2014 y restablecido después de la efusiva disculpa de Ankara. La dependencia de la UE de Turquía con respecto a los refugiados significa que sus esfuerzos diplomáticos para regular los problemas en estas aguas, y la relación entre los miembros de la OTAN, Turquía y Grecia, parecen ser extremadamente difíciles. Existe un riesgo real para Turquía en el sentido de que, al sobredimensionarse, se desborda y provoca enfrentamientos más graves; ser activo en tantos frentes y creando tantos enemigos revela una irracionalidad típica de la descomposición capitalista.
Hasta 1989, Turquía, con su ejército grande y moderno, era un pilar del bloque occidental, a pesar de una confrontación con Grecia, miembro de la OTAN en 1974, que presagiaba algunos de los problemas que surgieron en una escala mucho mayor con la implosión del Pacto de Varsovia a finales de los 80. Hasta ese momento, Turquía era un eje de las políticas estadounidenses en Oriente Medio, Eurasia y Europa del Este. Pero la apertura de la Caja de Pandora en 1989 empeoró dramáticamente la situación para todas las potencias principales y secundarias en el Medio Oriente y más allá. La disciplina que mantenía unido al Bloque Occidental se hizo añicos cuando el cemento que mantenía unido al bloque, que nunca tuvo una calidad duradera, se convirtió en polvo con el "Nuevo Orden Mundial" de principios de los noventa. Turquía estaba inmediatamente en desacuerdo con Estados Unidos por la primera Guerra del Golfo, el intento fallido de Estados Unidos de cohesionar el fragmentado ex bloque bajo sus auspicios. La compra por parte de Turquía, miembro de la OTAN, del sistema de defensa aérea ruso, el S-400, en 2019, dejó al descubierto la ruptura porque el sistema no puede integrarse en el marco militar de la OTAN. En respuesta, Estados Unidos prohibió la transferencia de su avión de combate F-35, cuyos detalles podrían estar disponibles para los entrenadores rusos del sistema S-400 con base en Turquía. La situación se complica aún más por el hecho de que 937 partes separadas del F-35 han comenzado a fabricarse en Turquía[20] con al menos un avión ya entregado.
Así, Turquía está dividida entre Rusia y una OTAN en crisis, con cierto antagonismo hacia "Occidente" y avanzando hacia un peligroso campo de cooperación con Rusia. Todas las viejas contradicciones y ambiciones de Turquía se reavivaron con el colapso del 89 y han estado estallando desde entonces, planteando problemas más insolubles en una situación de tendencias centrífugas crecientes. Las relaciones actuales de Turquía con Rusia, como muestran algunos de los ejemplos anteriores, no son directas ni definitivas, sino que se basan en intereses comunes contingentes que están ampliamente abiertos a disputas y conflictos. Y aunque Trump amenazó con destruir la economía turca si se "veía fuera de los límites" en Siria, Putin también la amenazó después de que su avión SU-24 fuera derribado sobre Siria en noviembre de 2015, y agregó que fue "una puñalada por la espalda por los cómplices de terroristas". Algunos de los problemas que se avecinan en la relación con Rusia se mencionan anteriormente: la amenaza existente de cerrar el estrecho del Bósforo a la armada rusa y la amenaza potencial de permitir que los buques de guerra estadounidenses utilicen su nuevo canal propuesto que, con un calentamiento de las relaciones con Ucrania, ser una amenaza significativa para Rusia. En Siria, Rusia también ha golpeado a las milicias apoyadas por Turquía en su lucha contra las fuerzas sirias respaldadas por Rusia en el noroeste de Siria: en octubre de 2020, un campo de entrenamiento militar fue atacado por las fuerzas rusas, matando a decenas de milicianos e hiriendo a muchos. Más recientemente, las fuerzas respaldadas por Turquía en la misma zona fueron alcanzadas por un aluvión de misiles cargados con bombas de racimo, supuestamente disparadas por un buque de guerra ruso en el Mar Negro. La devastación fue generalizada, lo que se sumó al continuo dolor de la población civil.
Si todo el Medio Oriente es una cesta víboras, entonces hay otra formidable cesta de víboras dentro de la cesta: la cuestión de los kurdos. Aparte de los movimientos conciliadores a medias de Turquía hacia los kurdos la última década, el miedo real de Turquía se centra en las zonas autónomas kurdas que operan en Siria e Irak. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, reconocido por Estados Unidos como una "organización terrorista") y su rama siria, el Partido Unión Democrática con sus Unidades de Protección del Pueblo YPG, se están consolidando, en parte, en territorio sirio. Esto provocó que la operación militar turca de 2019 "Fuente de paz" cruzara Siria con facciones sirias aliadas para hacerlas retroceder. El armamento estadounidense de los kurdos con armamento sofisticado y sensible[21] para combatir a Isis fue más allá de la "carne de cañón" kurda utilizada tanto por los iraníes como por los estadounidenses contra el Isis. Las unidades de comando kurdas YPG (Yekineyen) fueron equipadas con el mismo equipo de alta tecnología utilizado por las Fuerzas Especiales de EE. UU. (El Pentágono no puede transferir este equipo a ninguna otra fuerza, pero la CIA puede y lo hizo).
A mediados de octubre de 2019, Trump dio la orden de que las tropas estadounidenses se hicieran a un lado, permitiendo efectivamente que las fuerzas turcas ingresaran al noreste de Siria y se enfrentaran a las fuerzas kurdas que pasaron de ser preciados y primados aliados de Estados Unidos a "terroristas" perseguidos de un día para otro, en una nueva "traición" kurda por parte de Occidente. Lo importante del armamento original de los kurdos por parte de Estados Unidos es que, en primer lugar, expone de inmediato la debilidad y la desesperación del Tío Sam, que es parte de un debilitamiento a largo plazo del liderazgo estadounidense resultante de la descomposición. Enfureció a los turcos y los obligó a aprovechar esta debilidad, sumándose a las tendencias generales de caos, inestabilidad y guerra en la región. Al mismo tiempo, la fragmentación y la redistribución de las fuerzas kurdas llevó a que algunas de las unidades del YPG y sus combatientes de Yekineyen se unieran al ejército sirio, probablemente con su equipo "sensible", y proporcionando al carnicero Assad herramientas más actualizadas de su oficio.
La guerra de Turquía en Irak se ha intensificado contra el PKK en el Kurdistán iraquí en y alrededor de la cordillera de Zagros, donde los aviones no tripulados de combate y aviones de combate turcos han causado una mayor devastación en ataques implacables. El nacionalismo kurdo siempre ha sido parte del imperialismo[22] y después de décadas de ser utilizados como carne de cañón por las potencias globales y regionales, y constantemente "traicionados" por ellos, los kurdos desarrollaron un dicho de que "solo las montañas son nuestras amigas". Pero aquí en sus reductos, junto con la población civil, las montañas se han convertido en su prisión y en sus tumbas. La inestabilidad general provocada por el deterioro de la situación también ha provocado combates entre los kurdos en el norte de Irak.
Desde principios de año, en lo que parece ser un cambio de énfasis, Turquía ha estado haciendo propuestas a sus rivales, con Erdogan llamándose a sí mismo y al presidente Macron "pacificadores" (nunca se ha hablado tanto de "paz" en medio de tantas guerras); ha abierto conversaciones diplomáticas con Egipto, ha tenido palabras cálidas para los Emiratos Árabes Unidos y ha abierto desarrollos militares conjuntos con Arabia Saudita. Ha reforzado sus acuerdos militares existentes con Ucrania con su programa "Black Sea Shield (Escudo del Mar Negro )", que cubre una amplia gama de operaciones, incluidos motores aeroespaciales y tecnología de misiles[23]. El 9 de abril, el Ministerio de Defensa turco publicó sus felicitaciones por el 72º aniversario de la OTAN diciendo que "juntos somos más fuertes". En enero, Erdogan, dirigiéndose a los embajadores de la UE, dijo que "estamos listos para volver a encarrilar nuestras relaciones"; en febrero, directamente a Estados Unidos, Erdogan hizo hincapié en "nuestros intereses comunes". Y el 24 de marzo, dijo al Congreso del AKP, más cerca de la realidad, "seguiremos dando forma a nuestras relaciones con todos los países". No puede haber predicciones sobre lo que esto significa para el futuro, pero está claro que Turquía avanza en muchos frentes hacia territorios muy peligrosos en una situación de crecientes tensiones imperialistas e inestabilidad que las acciones de Turquía solo agravarán. "... está claro que la política de Ankara es un factor importante para la propagación del militarismo y el caos y un factor importante para extender la inestabilidad y el conflicto a una región que se extiende desde el Sahel hasta Afganistán. En resumen, la idea de estabilizar la región, frenar las ambiciones imperialistas en todos los ámbitos es pura invención de la imaginación y el impacto de la pandemia de Covid 19, que está golpeando duramente a la región, sólo añadirá más combustible a la guerra, la barbarie y el caos"[24].
En cuanto a la economía, los principales organismos financieros mundiales coinciden en que las perspectivas de la economía turca como sombrías y el manejo de Erdogan como "poco ortodoxo"[25]. Acaba de despedir a su tercer gobernador del Banco Central en 2 años mientras intenta manipular la relación dólar/lira mediante una forma de engaño. En este momento, el Banco Central de Turquía debe decenas de miles de millones de dólares a los bancos de Turquía, lo que deja al primero con un gran agujero en su balance (en el pasado reciente, los bancos turcos han estado muy involucrados en la lucha contra las sanciones a la economía turca, particularmente su Halkbank). La lira cayó un 15% después de que el tercer gobernador del Banco Central fuera despedido y reemplazado por una persona designada por el AKP, dejando a las empresas turcas con deudas en dólares, en apuros. La economía ortodoxa dice que se necesitan tasas de interés más altas para combatir la inflación, pero Erdogan se ha opuesto a esto, en parte porque "... los fabricantes de Anatolia orientados a la exportación que son una parte cada vez más importante de la base política (de Erdogan)" (Borzou Daragahi , Independent, 24 de marzo de 1921) se ven afectados negativamente por ellos; de modo que la irracionalidad a corto plazo de Erdogan prevalece sobre la salud general de la economía turca. Una vez más, el último plan "loco" del "tomador de riesgos" de Erdogan le ha estallado en la cara, dejando la economía de su país en serios problemas. La inflación, que ha aumentado por sexto mes consecutivo y ahora se sitúa oficialmente en algo menos del 16%, significa que los trabajadores y los pobres pagarán más por los artículos básicos diarios, mientras que el desempleo oficial se elevó al 13,4% en enero y el desempleo juvenil (15-24) fue de casi el 27%, y es probable que ambas cifras sean subestimadas. Las reservas de divisas de Turquía son bajas y están cayendo. Tras la miseria dejada por la crisis económica de 2008 y la nueva miseria económica provocada por la pandemia, hay más sufrimiento por venir para la clase trabajadora, particularmente a medida que se intensifica la economía de guerra, que ya está agotando las arcas del Estado.
A pesar de la apariencia y las trampas de un estado que pretende aparecer como todopoderoso, el AKP gobernante se está debilitando bajo las presiones. Hacia fines de 2019 hubo divisiones en el partido a medida que el milagro económico se desvanecía y la impopularidad se establecía incluso entre sus partidarios. El ex primer ministro y presidente del AKP, Ahmet Davutoglu, fue una renuncia importante; Ali Babacan, exjefe de economía y al que se le atribuye haber presidido el crecimiento sin precedentes de Turquía, también abandonó el órgano de gobierno. Estos parecen pérdidas pequeñas, pero bajo el nuevo sistema de organización del AKP (diseñado para fortalecerlo) cada voto es esencial. El margen de maniobra política de Erdogan se está volviendo más limitado y es una debilidad de la clase dominante que tiene que depender del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) en su "alianza popular" para ganar las elecciones y mantenerse en el poder. El descontento con el AKP está creciendo en general, pero particularmente dentro de su núcleo de votantes y el apoyo en las encuestas a Erdogan está cayendo. El segundo partido más grande del país, el Partido Republicano del Pueblo (CHP)[26], la principal oposición desde 2002, también ha ido perdiendo apoyo, sobre todo debido a su complicidad con las maniobras y la represión del AKP.
El mismo día de marzo en que el AKP destituyó a su último gobernador del Banco Central, las autoridades turcas iniciaron una demanda para disolver el Partido Democrático Popular (HDP, el tercer partido más grande) liderado por los kurdos, acusándolo de estar vinculado al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Pocos días después, mostrando la naturaleza frenética y desesperada de la campaña en curso, Ankara anunció que se retiraría de la Convención de Estambul de 2011 sobre la violencia contra las mujeres, diciendo que el plan buscaba "normalizar la homosexualidad" y no encajaba con Los "valores sociales y familiares" de Turquía. Fue una estratagema contra lo que fue una declaración vacía, una distracción para apuntalar el núcleo duro del AKP, pero como algunos países de Europa del Este y muchos países africanos, también muestra la incitación a la violencia y la bajeza y brutalidad del pensamiento burgués. La retirada dio lugar inevitablemente a una serie de contramanifestaciones que tuvieron el efecto de endurecer el apoyo de los fieles al AKP y que también fueron una lección de división, sin perspectiva proletaria.
Sufriendo de la economía de guerra, el proletariado es golpeado por todos lados. Hemos visto el abismo entre la propaganda estatal y la realidad de un servicio de salud que ya se estaba deteriorando antes de la aparición de la pandemia. Como en muchos otros países, el turismo de salud está aumentando en Turquía, pero, como en muchos otros países, esto no es una indicación de la disponibilidad y solidez del sistema de salud; por el contrario, es un signo de su restricción, aumentando las privatizaciones y los pagos por adelantado, lo que lo convierte en una preocupación más para la clase trabajadora y la gran mayoría a quienes se les niegan los servicios y se los envía al final de una cola cada vez mayor. Y eso es para los que tienen derecho, que muchos no lo tienen; los estudiantes que se gradúan, por ejemplo, no tienen seguro médico
Otro ataque brutal y frontal a los trabajadores viene con el código 29 del lugar de trabajo que suena siniestro. El Código 29 se ha utilizado como una forma de escapar legalmente de la prohibición de despedir trabajadores durante la pandemia. Pero nuevamente, estos ataques a la clase trabajadora son anteriores a la pandemia y esta última será una excusa para nuevos ataques. El Código-29 existe desde 2018 y dice que un trabajador puede ser despedido por mostrar "comportamientos que no cumplen con las normas y la ética y la buena voluntad". Ha sido ampliamente utilizado por los patrones y los trabajadores afectados por él no tienen derecho a indemnización por despido, notificación ni prestación por desempleo; su acceso a la atención médica también podría ser problemática. Las mujeres trabajadoras enfrentan problemas adicionales del Código-29, al ser sometidas a preguntas "sobre lo que hacen en el trabajo", mientras que el Código habla sin vergüenza de "conducta inmoral"; es una forma de presión represiva y humillante. Este ataque particular a las trabajadoras vuelve a complacer a la base conservadora del AKP; es un soplo, de manera similar al rechazo a la Convención contra la violencia contra la mujer. Pero casi medio millón de trabajadores han sido despedidos bajo el Código 29 en los últimos tres años[27] y, como sabe el estado, más importante que las cifras es el factor miedo que propaga. Se han aumentado los turnos de 8 a 12 horas, las horas extraordinarias se han hecho obligatorias (si es que se pagan), mientras que los jefes han cancelado los autobuses que recogen a los trabajadores, convirtiéndolos en prisioneros en las fábricas. Pero luchar contra el Código 29 solo o tratar de hacerlo más aceptable es un juego que los sindicatos juegan con sus campañas centradas en temas particulares.
A pesar de algunas "reformas" de bienestar muy específicas, implementadas más con fines de propaganda que cualquier otra cosa, la clase trabajadora está siendo atacada por todos los lados. La inflación y el desempleo son rampantes y el estado no tiene más que un nacionalismo ilusorio y una represión brutal para ofrecer al proletariado. Dada la cercanía de los sindicatos oficiales al partido gobernante, no es de extrañar que los trabajadores se vuelvan hacia los sindicatos independientes para protegerse, pero esto es un error en lo que respecta a las necesidades de su lucha. Con el descrédito de los sindicatos oficiales, la función de los sindicatos independientes es contener la lucha dentro del marco sindical y luego socavarla. Ya sea que estos sindicatos estén prohibidos por el estado o no, y los elementos del estado los ataquen o no, la función de estas estructuras sindicales sigue siendo exactamente la misma: mantener vivo el marco sindical y mantener la lucha de clases dentro de los límites del estado y una reforma ilusoria[28]. En los últimos años hemos visto la aparición de sindicatos independientes en China, Vietnam, Sudáfrica, Egipto e Irán, y fue el sindicato independiente Solidarnosc en Polonia 1981 el que logró derrotar la importante lucha de la clase trabajadora[29].
Los tiempos eran duros para la clase trabajadora antes de la pandemia y ahora son aún más duros. Antes del Covid-19, la clase trabajadora estaba comenzando tentativamente una respuesta a los asaltos acumulados a sus condiciones de vida por parte del capitalismo, pero esto fue detenido por una pandemia que constituyó un desafío directo a la salud y la vida de la clase trabajadora. Sin embargo, incluso en estas circunstancias, ha habido expresiones de luchas en defensa de las condiciones proletarias en todo el mundo. Pero las condiciones para la lucha no son propicias en las circunstancias del virus, dada la necesidad de que los trabajadores se unan y se organicen. Lo que esto vuelve a enfatizar es la necesidad de superar las divisiones planteadas por el Estado, como las establecidas entre los trabajadores turcos, kurdos y sirios, y de que el control sindical, "independiente" o no, sea reemplazado por la autoorganización y asambleas de trabajadores que tomen el control de sus propias luchas. Los omnipresentes encierros del presente no hacen más que aumentar las dificultades de la lucha de clases junto con el factor inhibidor de nuevos ataques, no menos en Turquía que en cualquier otro lugar. Pero "... la capacidad de la clase trabajadora para responder a la crisis del sistema no ha desaparecido de ninguna manera; y esto implica que pronto o más tarde veremos reacciones significativas a la embestida del capital. Mientras tanto, los revolucionarios tienen mucho trabajo que hacer para fertilizar los frágiles brotes de la conciencia ya visibles en pequeñas minorías en todo el mundo, productos de una más profunda corriente de conciencia de que el actual sistema de producción está profunda e irreversiblemente en bancarrota"[30]
Baboon, 18.4.21
[1] Una situación similar se da respecto a Marruecos y la emigración, ver Ceuta: los emigrantes, moneda de cambio de las pugnas capitalistas https://es.internationalism.org/content/4680/ceuta-los-emigrantes-moneda-de-cambio-de-las-pugnas-capitalistas [259]
[2] Bloomberg, 10.12.2019. Las cuestiones medioambientales han provocado enfrentamientos con el Estado y desempeñaron un papel importante en las protestas del Parque Gezi de 2013. Ahora hay un Partido Verde del Futuro en Turquía vinculado al Congreso Democrático de los Pueblos de izquierdas cuyo objetivo es "proteger a los contribuyentes". El movimiento verde es un útil complemento del Estado capitalista y en Alemania lo vemos apoyando a ultranza los intereses del imperialismo alemán. Turquía es el único país del G20 que no ha ratificado los Acuerdos sobre el Cambio Climático de París. Diez almirantes turcos retirados han sido arrestados por el Estado tras criticar el proyecto del canal por derogar la Convención de Montreux de 1936 que restringe los movimientos navales. Esta reacción muestra la paranoia del Estado dentro de una tendencia general creciente a romper los tratados, además de señalar la importancia del estrecho del Bósforo para Turquía. Pero este nuevo canal podría aumentar las tensiones en torno al Mar Negro, militarizando las aguas dominadas por los rusos y dando a Turquía una carta importante que jugar al tiempo que aumenta los riesgos de confrontación con Rusia
[3] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[4] El Tesoro británico, al elaborar un balance del coste de la pandemia, ha incluido el dinero ahorrado por el Estado en pensiones y otros pagos a los ancianos "sacrificados" por la enfermedad
[5] Sobre la pandemia hemos escrito numerosos artículos, ver nuestro Dossier: https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
[7] Deutsche Welle, 15.12.20
[8] British Medical Journal (BMJ), 29.9.20. No es una amenaza vana. Todo el Comité Central de la Asociación médica turca fue detenido en 2018 cuando criticó una incursión militar turca en Siria. Y más de 3.000 médicos fueron obligados a dejar sus puestos de trabajo por decreto tras el fallido golpe de Estado de 2016
[9] "Por qué Erdogan ha abandonado a los Uigures", Foreign Policy, 3.2.21
[10] Según la John Hopkins University había en Turquía más de 50000 muertos y más de 5,6 millones de contagios (datos 19 julio 2021)
[12] Estas denominaciones religiosas son reaccionarias; el grupo paramilitar fascista Lobos Grises se autodenomina "musulmán" en algunos lugares
[13] Este marco que toman los conflictos imperialistas desde el fin de la división en grandes bloques imperialistas ha sido analizado por nuestro texto Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [34]
[15] El portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin, declaró recientemente a Arab News (16.3.21) que Egipto era "el cerebro del mundo árabe, el corazón del mundo árabe". Véase también https://carnegieendowment.org/2021/03/19/will-page-turn-on-turkish-egypt [263]....
[16] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [264]
[17] Deutsche Welle, 4.2.21
[18] Ahmed Helal, Atlantic Council, October 28, 2020
[20] Ver BBC report https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-48620087 [266]
[21] "Los kurdos sirios se arman ahora con armamento sensible de EEUU y el Pentágono niega haberlo suministrado" (Military Times, 7.5.17)
[22] "Kurdish nationalism – another pawn in imperialist conflicts [267]"... Y también El internacionalismo como respuesta a la problemática kurda https://es.internationalism.org/cci-online/201305/3727/el-internacionalismo-como-respuesta-a-la-problematica-kurda [268] , Los anarquistas y el imperialismo kurdo /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [269]
[23] https://jamestown.org/program/the-akinci-strike-drone-and-ukrainian-turkish-defense-cooperation/ [270]
[24] "1990-2020: 30 years of war and destruction in the Middle East. Part II - An infernal spiral of all-out confrontations and bloody massacres [271]".
[26] Partido de corte socialdemócrata creado en 1923 por el fundador de la Republica turca Kemal Attaturk
[27] agencynews34.com/ssi-code-29-description-sputnik-turkey.
[29] Sobre la huelga de masas en Polonia ver Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [27] y Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [75]
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Desde principios del mes de abril, el Covid-19 se ha extendido a gran velocidad por las cuatro esquinas del planeta. Si la situación parece estabilizarse un poco en Europa y retroceder en los Estados Unidos después de un gran brote de contaminaciones, América Latina y el subcontinente indio están ahora en una situación turbulenta. Países como Chile, cuya población ha sido tratada masivamente con vacunas chinas[1], se ven afectados por una explosión de contaminaciones. La situación es tan grave que incluso dentro de las autoridades chinas, se han visto obligadas a reconocer la eficacia “insuficiente” de las vacunas. Oficialmente, la pandemia ha cobrado la vida de más de 3.2 millones de personas en todo el mundo, y sin duda muchas más, considerando las cifras a veces descaradamente falsas de países como China[2].
Si un año de investigación ha permitido comprender mejor el virus, comprender mejor cómo se propaga y cómo luchar contra él, el abandono persistente de todos los Estados y la irresponsabilidad de la burguesía no permiten en absoluto la implementación de medidas coherentes y eficaces para limitar la propagación del virus a nivel internacional. Los Estados, enredados en una lógica de competencia, no han sido capaces de coordinarse un mínimo en la política de vacunas.
De frente a esta ausencia de descoordinación, cada Estado ha tenido que poner en marcha medidas sanitarias de corto alcance, con vaivenes en el confinamiento, semi confinamientos, estados de alerta o toques de queda, abriendo esto y cerrando aquello. Sin los medios adecuados para luchar contra la pandemia después de décadas de recortes presupuestales en los sistemas de salud impuestos por la crisis, preocupados por la “economía” y el riesgo de que los competidores los dejen atrás, los Estados han terminado por aceptar las muertes diarias y han seguido ajustando sus medidas sanitarias a fin de evitar una situación de caos en hospitales y cementerios (con diversos grados de éxito). Esto es lo que la clase dominante llama cínicamente “vivir con el virus”. El resultado: aunque algunos Estados han vacunado rápidamente y por todos lados, permitió que el virus se propagara a otros lugares, favoreciendo así la aparición de variantes de Covid-19 más resistentes a las vacunas.
Pero en esta danza de la muerte, probablemente fue en India y Brasil donde vimos las peores escenas de la catástrofe. En Brasil, “la epidemia está fuera de control”, en palabras de un científico brasileño: se abren nuevos cementerios por todas partes, los cadáveres se transportan en autobús, la enfermedad mata a varios miles de víctimas al día. Pronto el número de muertos llegará al medio millón[3], superando a Estados Unidos en esta carrera por el récord macabro. Los hospitales están llenos, la gente muere en camilla esperando una cama. Y todo esto en pleno avance de la nueva variante de Manaus, la gran ciudad amazónica donde, a fines de 2020, se había creído en el espejismo de la inmunidad colectiva, en el mismo momento en que una segunda ola se extendía en Brasil en una vorágine apocalíptica. Mientras tanto, Bolsonaro, el presidente del país, que afirmó que estábamos lidiando con una “gripezinha”, seguía repitiendo “que hay que volver al trabajo y dejar de quejarse”, mientras cambiaba de ministros como de camisa en una siniestra noria gubernamental.
En Brasil, el tráfico de animales amazónicos y la deforestación masiva están exponiendo a los humanos a virus que hasta ahora habían estado “encubiertos”. Según el biólogo Lucas Ferrante, investigador en Manaus: “Es en el Amazonas donde hay mayor riesgo de ver la aparición de un nuevo virus, y este riesgo es infinitamente mayor que el que hemos visto en Wuhan”[4]. La destrucción de la selva amazónica ha adquirido dimensiones catastróficas en los últimos años. La burguesía brasileña, que obtiene jugosos beneficios de la explotación de la selva amazónica, no está lista para detener la destrucción[5].
Pero durante 15 días, la situación en India ha estado en los titulares de la prensa. Es difícil describir con palabras el horror de la catástrofe sanitaria en este país. India es hoy el país más poblado del mundo. A pesar de su desarrollo económico, los servicios de salud ya estaban subdesarrollados antes de la pandemia. La salud no era una prioridad para el Estado. El presidente indio, Narendra Modi, una especie de alter ego mesiánico de Bolsonaro, se jactaba en febrero de “haber vencido la pandemia” y de que el país “era un ejemplo para el mundo”. Modi incluso se permitió hacer un poco como China y las otras grandes potencias poseedoras de una vacuna: usarla para su influencia imperialista. A partir de ahora está prohibida exportarla.
Desde enero, este gobierno, fuertemente marcado por el hinduismo fundamentalista, ha fomentado deliberadamente una peregrinación (la Kumbh Mela) de inmensas multitudes viniendo de todo el país. Durante las dos primeras semanas de abril, 2.8 millones de hindúes se sumergieron juntos sin cubrebocas, distanciamiento, control de temperatura, ni pruebas previas, en las aguas del Ganges infestadas por las cremaciones rituales de cadáveres infectados. ¡Verdaderas bombas de virus, sin olvidar las reuniones de campaña electoral!
La reacción de tanta arrogancia y desprecio no tardó en llegar. Las cifras de contagio y mortalidad se han disparado: 4,000 decesos y alrededor de 4 millones de contagios al día, “estadísticas muy por debajo de la realidad”, dicen los periódicos, confirmado por el angustioso espectáculo de la falta de oxígeno, camas ocupadas por varias personas, filas frente de los hospitales donde la gente muere sobre las camillas, ¡en el sidecar de su moto o en el suelo!
Todo esto es una vergüenza en un país que, como Brasil, pretende convertirse en un gigante económico. En la India, en lugar de imágenes de familias que buscan terrenos baldíos o parques para enterrar a sus seres queridos, las piras alineadas a lo largo de cientos de metros han brotado por todas partes para incinerar los cadáveres que se amontonan y darles un último homenaje, miserable e indigno. Como en Brasil y en otros lugares, los más desamparados, son el proletariado y las capas no explotadoras, que pagan el alto precio por tal abandono y por los traumas que engendra.
Cuando se piensa que esos dos países, junto con Sudáfrica[6] (3), habían sido clasificados con un potencial de desarrollo similar al de China, ¡presentado en alguna parte como la expresión del dinamismo de un capitalismo eterno!
El Covid, como las otras pandemias y plagas que amenazan a la especie humana, no es solo un producto sino también un poderoso acelerador de la descomposición social a escala planetaria. La India de Modi y el Brasil de Bolsonaro, aunque están dirigidos por gobiernos populistas que los exponen a decisiones particularmente estúpidas e irracionales, son solo dos de las expresiones más extremas del estancamiento que representa el capitalismo para el futuro de la humanidad.
No equivocarse: Modi, Bolsonaro, Trump y muchos otros representantes del auge del populismo, junto con su administración errática y de mente estrecha, siguen siendo, a pesar de sus discursos “anti-élite”, defensores implacables del capital nacional y los relevos de las necesidades del capitalismo mundial: los países importadores de soya fomentan la brutal explotación y destrucción de la selva amazónica, así como la extracción de oro. Y del lado de Modi, se han implementado leyes para acabar con la agricultura “protegida” para abrir aún más el campo a las necesidades del capital. A pesar de la victoria de Biden sobre Trump en Estados Unidos, la tendencia hacia la autodestrucción y el cada uno para sí al seno de la clase dominante es inherente al mundo en el que vivimos ahora.
Como lo planteamos en nuestro “Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el período de descomposición capitalista” (julio-2020): “La pandemia de Covid […] se ha convertido en un emblema indiscutible de todo este período de descomposición al reunir una serie de factores del caos que expresan la putrefacción generalizada del sistema capitalista, en particular:
- la prolongación de la crisis económica de larga duración iniciada en 1967 y la acumulación e intensificación de las medidas de austeridad derivadas de ella, precipitaron una respuesta inadecuada y caótica de la burguesía a la pandemia, que ha obligado a la clase dominante a empeorar masivamente la crisis económica al detener la producción durante un período significativo;
- los orígenes de la pandemia radican claramente en la destrucción acelerada del medio ambiente creada por la persistencia de la crisis capitalista crónica de sobreproducción;
- la rivalidad desorganizada de las potencias imperialistas, especialmente entre los viejos aliados, transformó la reacción de la burguesía mundial a la pandemia en un fiasco mundial;
- la ineptitud de la respuesta de la clase dominante a la crisis de salud reveló la creciente tendencia de la burguesía y su Estado a perder el control político sobre la sociedad al seno de cada nación;
- el declive de la competencia política y social de la clase dominante y su Estado ha estado sorprendentemente acompañado de una putrefacción ideológica: los dirigentes de las naciones capitalistas más poderosas lanzan mentiras ridículas y mensajes absurdamente supersticiosos para justificar su ineptitud.
Covid-19 ha reunido de manera más clara que antes en las principales áreas de dominio de la vida de la sociedad capitalista, todos los impactos por la descomposición: económica, imperialista, política, ideológica y social. La actual catástrofe sanitaria revela sobre todo una creciente pérdida de control de la clase capitalista sobre su sistema y su creciente pérdida de perspectiva para la sociedad humana en su conjunto. […] La tendencia fundamental a la autodestrucción que es la característica común a todos los períodos de decadencia ha cambiado su forma dominante en el período de descomposición capitalista, de la guerra mundial a un caos mundial que no hace sino incrementar la amenaza del capitalismo para la sociedad y la humanidad en su conjunto”[7].
Si el surgimiento de la pandemia frenó el desarrollo de las luchas obreras en el mundo, no ha alterado la reflexión sobre el carácter caótico en el que se baña la sociedad capitalista. La pandemia ofrece una prueba suplementaria de la necesidad de la revolución proletaria. Pero este resultado histórico dependerá ante todo de la capacidad de la clase obrera, única fuerza revolucionaria, para recuperar la conciencia de sí misma, de su existencia y de sus capacidades revolucionarias. Porque sólo el proletariado, movilizado y organizado en torno a la lucha por la defensa de sus intereses y de su autonomía de clase, tiene el poder de acabar con el yugo tiránico y mortal de las leyes del capital y dar a luz a otra sociedad.
Iñigo, 6-mayo-2021
[1] China y Rusia han aprovechado la oportunidad de inundar de vacunas los países africanos o de América Latina con fines abiertamente imperialistas. Respecto de la situación en Chile ver Chile: lo único que puede ofrecer el capitalismo es miseria y pandemia https://es.internationalism.org/content/4683/chile-lo-unico-que-ofrece-el-capitalismo-es-pandemia-y-miseria [278]
[2] Los datos que a 19 de julio ofrece la John Hopkins University que parece tener una relativa seriedad son de más de 190 millones de contagios y 4 millones 89 mil muertos. Según esta estadística son ya 12 países que han sobrepasado la cifra de los 100.000 muertos.
[3] Actualmente según la John Hopkins, ver nota 2, en Brasil hay 542000 muertos y 20 millones de contagios.
[4] “Amazonie: point de départ d’une nouvelle pandémie?”, France Culture (19-abril-2021).
[5] Ver nuestra denuncia en Incendios en Amazonia y todo el mundo: El capitalismo abrasa el planeta https://es.internationalism.org/content/4463/incendios-en-amazonia-y-todo-el-mundo-el-capitalismo-abrasa-el-planeta [279]
[6] Ver: “Covid-19 en Afrique: Du vain espoir de 2020 à la dure réalité de 2021”, Révolution internationale n° 487 (marzo-abril 2021), disponible solo en francés en: https://fr.internationalism.org/content/10421/covid-19-afrique-du-vain-e... [280]
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Publicamos a continuación un artículo de la Izquierda Comunista, del grupo Bilan, que celebra el 65º aniversario de la Comuna de París. El interés de este artículo, en medio de la contrarrevolución y de la marcha hacia la Segunda Guerra Mundial, es destacar la continuidad histórica entre la Comuna de 1871 y la Revolución de Octubre de 1917. El artículo ilustra tanto el carácter proletario de estas dos experiencias revolucionarias como su alcance internacional y la tragedia de su derrota. Destaca, sobre todo, frente a los falsos amigos y la política chovinista de los "frentes populares", que el proletariado debe aprender de sus experiencias, sabiendo, como ya subrayaba Rosa Luxemburgo en su época, que es de "derrota en derrota" como progresa la lucha del proletariado para afirmar y desarrollar su conciencia revolucionaria.
Entre el París de la gloriosa Comuna de 1871 y el París del Frente Popular hay un abismo que ninguna fraseología puede ocultar. El primero ganó a los trabajadores de todo el mundo, el otro vio al proletariado francés arrastrado por el barro de la traición. Queremos, utilizando las profundas expresiones de Marx, que "el París de los obreros de 1871, el París de la Comuna" sea "celebrado como el precursor de una nueva sociedad" y no como un simple episodio "nacional", un momento de defensa de la patria, de lucha contra el "Prussiano", como querrán presentarlo inevitablemente los esbirros del Frente Popular.
Ciertamente, las circunstancias históricas en las que surgió podrían permitir esa especulación. ¿No escribió el propio Marx: «Intentar derrocar al nuevo gobierno en la crisis actual, cuando el enemigo está casi a las puertas de París, sería un acto de pura locura”? Los trabajadores deben cumplir con su deber cívico”. Pero cuando en marzo de 1871 apareció la Comuna, fue Marx quien sacó a relucir por primera vez su profundo carácter internacionalista, escribiendo: "Si la Comuna representaba realmente todos los elementos sanos de la sociedad francesa, si era por tanto el verdadero gobierno nacional, era al mismo tiempo un gobierno obrero, y como tal, en su calidad de audaz campeón del trabajo y de su emancipación, tenía un carácter marcadamente internacionalista.”
La grandeza de la Comuna radica en que fue capaz de superar los prejuicios de la época, inevitables en la fase de formación de los Estados capitalistas, para afirmarse, no como representante de la "Nación" o de la república democrática ("se cree -dice Engels en su prefacio a la "Comuna" de Marx- que ya se ha hecho un avance bastante audaz si se ha liberado de la creencia en la monarquía hereditaria para jurar en la república democrática. Pero, en realidad, el Estado no es otra cosa que una máquina de opresión de una clase por otra, y eso tanto en una república democrática como en una monarquía"), sino la del proletariado mundial. Marx escribe con razón: "el secreto de la Comuna es éste: fue, ante todo, un gobierno de la clase obrera, el resultado de la lucha entre la clase que produce y la clase que se apropia del producto de ésta; la forma política, finalmente encontrada, bajo la cual fue posible lograr la emancipación del trabajo".
Es esta significación histórica, brillantemente elaborada por Marx al calor de los propios acontecimientos, la que ha quedado de la insurrección obrera parisina y la que le dio la colosal importancia que tuvo para el desarrollo del movimiento obrero. Fue la aparición de "la forma política, finalmente encontrada, bajo la cual era posible lograr la emancipación del trabajo". Lo sorprendente es que, hasta 1914, el movimiento internacional vivió del recuerdo heroico de la Comuna, se alimentó de él, pero también tuvo que, con el triunfo del oportunismo, desdibujar su verdadero significado.
La burguesía francesa, ayudada por Bismarck, iba a aplastar con hierro y fuego a la Comuna, que, en las condiciones de desarrollo económico y social de la época, no podía tener perspectivas. Solo después de muchos años, la burguesía, ayudada por el oportunismo, logró desdibujar la inmensa importancia de este acontecimiento entre los trabajadores. Pero donde la violencia fracasó, la corrupción tuvo éxito. En 1917, parecía que solo los bolcheviques rusos habían aprendido de la escuela de la Comuna, que solo ellos habían mantenido su significado y a través de su crítica se habían empoderado de los problemas insurreccionales. Sin la Comuna, la revolución de octubre de 1917 no habría sido posible. Fue uno de esos momentos históricos en los que "la lucha desesperada de las masas, incluso por una causa perdida, es necesaria para una mayor educación de estas masas y para su preparación para futuras luchas" (Lenin), un primer fruto, una experiencia sangrienta, un paso concreto hacia la revolución mundial. La Comuna fue grande y lo seguirá siendo porque los obreros parisinos se dejaron enterrar bajo sus escombros en lugar de capitular. Ninguna amenaza de Thiers, ninguna violencia pudo superar su heroísmo. Fueron necesarias las masacres de mayo de 1871, las de Père-Lachaise, para restablecer el orden y el triunfo de la burguesía. E incluso los oportunistas de la Segunda Internacional, que rechazaron deliberadamente las lecciones de la Comuna, tuvieron que inclinarse ante su heroísmo. Antes de la guerra, los partidos socialistas tuvieron que glorificar la Comuna para desestimar mejor sus lecciones históricas. Pero esta actitud entrañaba una contradicción fundamental, ya que convertía a los insurgentes parisinos en un foco permanente de la lucha revolucionaria internacional, donde los auténticos marxistas venían a aprender.
La Comuna rusa de 1917 no habrá conocido este glorioso destino. Su transformación en un caldo de cultivo de la contrarrevolución, su desintegración bajo la acción de la corrupción del capitalismo mundial ha hecho de él un elemento de repulsión del que solo podemos aprender con dificultad. El soviet para el obrero ya no significa un paso adelante en relación con la Comuna, sino un paso atrás. En lugar de perecer bajo sus propios escombros, frente a la burguesía, el Soviet aplastó al proletariado. Su bandera es hoy la de la guerra imperialista. Pero tanto y en la misma medida que no habría habido octubre de 1917 sin la Comuna de 1871, no habría posibilidad de una revolución triunfante sin el final lamentablemente trágico de la revolución rusa.
Qué importa, al fin y al cabo, que la Comuna sirva al bombo chauvinista del Frente Popular, que Rusia se haya convertido en un poderoso instrumento para la preparación de la guerra imperialista: el destino de los grandes acontecimientos de la historia es esclavizarse a los intereses de la conservación capitalista, tan pronto como han dejado de ser una amenaza para su dominación. Lo único que nadie en el mundo puede borrar de la Comuna es su carácter de pionera de la liberación obrera. Lo único que queda de los soviets rusos es la gigantesca experiencia de dirigir un Estado proletario[1] en nombre y por cuenta del proletariado mundial.
Ahí están los fundamentos de estos acontecimientos que la renovación de las batallas revolucionarias debe devolver a la arena política. No importan las formas históricas: comuna o soviética (más bien comuna que soviética), el proletariado mundial no podrá repetir los errores históricos de ninguna de las dos, porque, como muy bien dice Marx, no tiene que "realizar un ideal, sino sacar los elementos de la nueva sociedad que la propia vieja sociedad burguesa lleva en sus entrañas". No hay que oponer a estas dos experiencias históricas un ideal utópico y abstracto, perderse en un entusiasmo vacío o en una repulsión sentimental, sino extraer de la fase histórica en la que se hundió la revolución rusa "los elementos de la nueva sociedad", como hizo Lenin sobre la Comuna. Como lo demuestra luminosamente la Comuna húngara de 1919[2], al margen de este trabajo, se asiste inevitablemente a la repetición de errores, de fracasos, que, por la existencia de una experiencia anterior, comprometen la lucha del proletariado durante muchos años.
Los trabajadores no pueden "repetir" en el curso de su lucha emancipadora, sino que deben innovar, precisamente porque representan la clase revolucionaria de la sociedad actual. Las inevitables derrotas que se producen en este camino son entonces solo estimulantes, valiosas experiencias que determinan, más adelante, el desarrollo victorioso de la lucha. Por otra parte, si mañana repitiéramos uno solo de los errores de la revolución rusa, comprometeríamos durante mucho tiempo el destino del proletariado, que se convencería de que no tiene nada más que intentar.
Por lo tanto, mientras el proletariado es golpeado en todos los países, permitamos que los traidores falsifiquen el alcance de la Comuna. Dejemos que Rusia siga su curso. Pero cuidemos de conservar las lecciones de estas dos experiencias, de preparar las nuevas armas para la revolución de mañana, de resolver lo que la revolución rusa no pudo hacer, porque si "el gran acto socialista de la Comuna fue su propia existencia y su propio funcionamiento" (Marx), el mérito de la revolución rusa fue haber abordado los problemas de la gestión de una economía proletaria en conexión con el movimiento obrero de todos los países y en el frente de la revolución mundial. El "gran acto" de la Comuna terminó en masacres, la gestión del Estado ruso terminó con el "socialismo en un solo país". Hoy sabemos que es mejor que las próximas revoluciones terminen como la Comuna de París que en la vergüenza de la traición. Pero estamos trabajando, no con la perspectiva de la derrota, sino con la voluntad de preparar las condiciones para la victoria.
Dos comunas han vivido. Vivan las comunas del proletariado mundial.
Bilan n° 29 (marzo-abril de 1936)
[1]Esta noción de "Estado proletario" atestigua que no se pudieron extraer todas las lecciones del fracaso de la Revolución Rusa y de la degeneración de la Tercera Internacional en aquel momento. Incluso hoy, algunos grupos del medio político proletario conservan esa confusión sobre la naturaleza del Estado. En realidad, no puede haber Estado proletario en la medida en que este aparato, que se impone como expresión de la sociedad dividida en clases, se opone radicalmente a la necesaria autonomía del proletariado y a su proyecto, que es precisamente el de hacerla marchitar hasta la desaparición completa de las propias clases. (Nota del editor)
[2] Ver 1919: El ejemplo de Rusia inspira a los obreros húngaros https://es.internationalism.org/revista-internacional/200910/2678/i-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-a-los-obreros-hungaros [58] y https://es.internationalism.org/content/4379/1919-el-ejemplo-ruso-inspira-los-obreros-hungaros-ii-el-abrazo-del-oso-de-la [282]
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La precipitada retirada de las fuerzas estadounidenses y de otros países occidentales de Afganistán es una cruda manifestación de la incapacidad del capitalismo para ofrecer algo más que una creciente barbarie. El verano de 2021 ya ha visto una aceleración de acontecimientos interconectados que muestran que el planeta ya está en llamas: el estallido de olas de calor y de incendios incontrolables desde la costa oeste de EEUU hasta Siberia, las inundaciones, los continuos estragos de la pandemia de Covid-19 y la dislocación económica que ha causado. Todo esto es "una revelación del nivel de putrefacción alcanzado durante los últimos 30 años"[1]. Como marxistas, nuestro papel no es simplemente comentar este caos creciente, sino analizar sus raíces, que se encuentran en la crisis histórica del capitalismo, y mostrar las perspectivas para la clase obrera y el conjunto de la humanidad.
Los talibanes son presentados como enemigos de la civilización, un peligro para los derechos humanos y los derechos de las mujeres en particular. No cabe duda de que son brutales y de que se rigen por una visión que se remonta a los peores aspectos de la Edad Media. Sin embargo, no son una rara excepción a los tiempos que vivimos. Son el producto de un sistema social reaccionario: el capitalismo decadente. En particular, su ascenso es una manifestación de la descomposición, la etapa final de la decadencia del capitalismo[2].
En la segunda mitad de los años 70 se produjo una escalada de la Guerra Fría entre los bloques imperialistas estadounidense y ruso, con la colocación de misiles de crucero por parte de Estados Unidos en Europa Occidental obligando a la URSS a participar en una carrera armamentística que cada vez podía permitirse menos. Sin embargo, en 1979 uno de los pilares del bloque occidental en Oriente Medio, Irán, se hundió en el caos. Todos los intentos de las fracciones inteligentes de la burguesía por imponer el orden fracasaron y los elementos más retrógrados del clero aprovecharon este caos para llegar al poder. El nuevo régimen rompió con el bloque occidental, pero también se negó a unirse al bloque ruso. Irán tiene una extensa frontera con Rusia y, por tanto, había actuado como una pieza clave en la estrategia occidental de cercar a la URSS. Ahora se había convertido en un cañón suelto en la región. Este nuevo desorden animó a la URSS a invadir Afganistán cuando Occidente intentó derrocar el régimen prorruso que había conseguido instalar en Kabul en 1978. Con la invasión de Afganistán, Rusia esperaba que en una fase posterior también pudiera acceder al océano Índico.
En Afganistán asistimos a una terrible explosión de barbarie militar. La URSS desató todo el poderío de su arsenal sobre los muyaidines ("luchadores por la libertad") y la población en general. Por otro lado, el bloque estadounidense armó, financió y entrenó a los muyahidines y a los señores de la guerra afganos opuestos a los rusos. Entre ellos había muchos fundamentalistas islámicos y también una creciente afluencia de yihadistas de todo el mundo. Estados Unidos y sus aliados enseñaron a estos "luchadores por la libertad" todas las artes del terror y la guerra. Esta guerra por la "libertad" mató entre 500.000 y 2 millones de personas y dejó el país devastado. También fue la cuna de una forma más global de terrorismo islámico, tipificada por el ascenso de Bin Laden y Al-Qaida.
Al mismo tiempo, Estados Unidos empujó a Irak a una guerra de ocho años contra Irán, en la que fueron masacrados alrededor de 1,4 millones de personas. Mientras Rusia se agotaba en Afganistán, lo que contribuyó fuertemente al colapso del bloque ruso en 1989, e Irán e Irak se veían arrastrados a la espiral de la guerra, la dinámica en la región mostraba que el punto de partida, la transformación de Irán en un Estado "canalla", era uno de los primeros indicios de que las contradicciones cada vez más profundas del capitalismo empezaban a socavar la capacidad de las grandes potencias para imponer su autoridad en diferentes regiones del planeta. Detrás de esta tendencia había algo más profundo: la incapacidad de la clase dominante para imponer su solución a la crisis del sistema -otra guerra mundial- a una clase obrera mundial que había demostrado su falta de voluntad para sacrificarse en nombre del capitalismo en una serie de luchas entre 1968 y finales de los años 80, sin ser capaz, sin embargo, de plantear una alternativa revolucionaria al sistema. En definitiva, un impasse entre las dos grandes clases determinó la entrada del capitalismo en su fase final, la fase de descomposición, caracterizada, a nivel imperialista, por el fin del sistema de dos bloques y la aceleración del "sálvese quien pueda"[3]
En la década de 1990, tras la salida de los rusos de Afganistán, los señores de la guerra victoriosos se enfrentaron entre sí, utilizando todas las armas y los conocimientos de la guerra que les dio Occidente para controlar las ruinas. Las matanzas al por mayor, la destrucción y las violaciones masivas destruyeron la poca cohesión social que había dejado la guerra.
El impacto social de esta guerra no se limitó a Afganistán. La plaga de la adicción a la heroína que estalló a partir de los años 80, llevando la miseria y la muerte a todo el mundo, fue una de las consecuencias directas de la guerra. Occidente animó a la oposición a los talibanes a cultivar opio para financiar los combates.
El despiadado fanatismo religioso de los talibanes fue, pues, producto de décadas de barbarie. También fueron manipulados por Pakistán, para tratar de imponer alguna forma de orden a sus puertas.
La invasión de Estados Unidos en 2001, lanzada con la excusa de deshacerse de Al Qaeda y los talibanes, junto con la invasión de Irak en 2003, fueron intentos del imperialismo estadounidense de imponer su autoridad ante las consecuencias de su declive. Intentó que otras potencias, especialmente las europeas, actuaran en respuesta al atentado contra uno de sus miembros. Salvo el Reino Unido, todas las demás potencias se mostraron tibias. De hecho, Alemania ya había iniciado un nuevo camino "independiente" a principios de los años 90, al apoyar la secesión de Croacia, que a su vez provocó la horrible matanza de los Balcanes. En las dos décadas siguientes, los rivales de Estados Unidos se envalentonaron aún más al ver cómo este país se veía envuelto en guerras imposibles de ganar en Afganistán, Irak y Siria. El intento de EE.UU. de afirmar su dominio como única superpotencia restante revelaría cada vez más el verdadero declive del "liderazgo" imperialista de EE.UU.; y lejos de conseguir imponer un orden monolítico en el resto del planeta, EE.UU. se había convertido ahora en el principal vector del caos y la inestabilidad que marcan la fase de descomposición capitalista.
La política de retirada de Afganistán es un claro ejemplo de realpolitik. Estados Unidos tiene que liberarse de estas guerras costosas y debilitantes para concentrar sus recursos en reforzar sus esfuerzos para contener y socavar a China y Rusia. La administración de Biden ha demostrado no ser menos cínica en la búsqueda de las ambiciones estadounidenses que Trump.
Al mismo tiempo, las condiciones de la retirada de EE.UU. han hecho que el mensaje de la administración Biden "America ha vuelto", de que EE.UU. es un aliado fiable, haya recibido un duro golpe. A largo plazo, la administración probablemente se basa en el miedo a China para obligar a países como Japón, Corea del Sur y Australia a cooperar con el "giro hacia el este" de Estados Unidos, destinado a contener a China en el Mar de China Meridional y en otros lugares de la región.
Sería un error concluir de ello que Estados Unidos se ha alejado simplemente de Oriente Medio y Asia Central. Biden ha dejado claro que EE.UU. seguirá una política "por encima del horizonte" en relación con las amenazas terroristas. Esto significa que utilizará sus bases militares en todo el mundo, su marina y su fuerza aérea para infligir destrucción a los estados de estas regiones si ponen en peligro a EEUU. Esta amenaza también está relacionada con la situación cada vez más caótica de África, donde a Estados fallidos como Somalia podría unirse Etiopía, asolada por la guerra civil, con sus vecinos apoyando a uno u otro bando. Esta lista aumentará a medida que los grupos terroristas islámicos de Nigeria, Chad y otros lugares se envalentonen con la victoria de los talibanes para intensificar sus campañas.
Si la retirada de Afganistán está motivada por la necesidad de centrarse en el peligro que supone el ascenso de China y el resurgimiento de Rusia como potencias mundiales, sus limitaciones parecen evidentes, ofreciendo incluso al imperialismo chino y ruso una vía de entrada en el propio Afganistán. China ya ha invertido masivamente en su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda en Afganistán y ambos estados han iniciado relaciones diplomáticas con los talibanes. Pero ninguno de estos estados puede superar un desorden mundial cada vez más contradictorio. La ola de inestabilidad que se extiende por África, Oriente Medio (el colapso de la economía libanesa es el más reciente), Asia Central y Extremo Oriente (Myanmar en particular) es un peligro para China y Rusia tanto como para Estados Unidos. Son plenamente conscientes de que Afganistán no tiene un verdadero Estado que funcione y de que los talibanes no podrán construirlo. La amenaza de los señores de la guerra al nuevo gobierno es bien conocida. Partes de la Alianza del Norte ya han dicho que no aceptarán el gobierno, y el ISIS, que también ha estado involucrado en Afganistán, considera a los talibanes como apóstatas porque están dispuestos a hacer tratos con el Occidente infiel. Es posible que parte de la antigua clase dirigente afgana intente trabajar con los talibanes, y muchos gobiernos extranjeros están abriendo canales, pero esto se debe a que les aterra que el país vuelva a caer en el caos y el caudillismo, lo que se extenderá a toda la región.
La victoria de los talibanes sólo puede alentar a los terroristas islámicos uigures que actúan en China, aunque los talibanes no los apoyen. El imperialismo ruso conoce el amargo coste del enredo en Afganistán y puede ver que la victoria de los talibanes proporcionará un nuevo impulso a los grupos fundamentalistas de Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán, estados que forman una barrera entre ambos países. Aprovechará esta amenaza para reforzar su influencia militar en estos estados y en otros, pero puede ver que ni siquiera el poderío de la maquinaria bélica estadounidense podría aplastar una insurgencia de este tipo si ésta obtiene suficiente apoyo de otros estados.
Estados Unidos fue incapaz de derrotar a los talibanes y establecer un estado cohesionado. Se ha retirado sabiendo que, aunque ha tenido que sufrir una auténtica humillación, ha dejado una bomba de relojería de inestabilidad a su paso. Rusia y China tienen ahora que tratar de contener este caos. Cualquier idea de que el capitalismo puede traer estabilidad y alguna forma de futuro a esta región es una pura ilusión.
Estados Unidos, Gran Bretaña y todas las demás potencias han utilizado el coco de los talibanes para ocultar el terror y la destrucción que han infligido a la población de Afganistán durante los últimos 40 años. Los muyahidines apoyados por Estados Unidos masacraron, violaron, torturaron y saquearon tanto como los rusos. Al igual que los talibanes, llevaron a cabo campañas de terror en los centros urbanos controlados por los rusos. Sin embargo, esto fue cuidadosamente ocultado a la vista por Occidente. Lo mismo ha sucedido en los últimos 20 años. Los medios de comunicación occidentales han destacado la terrible brutalidad de los talibanes, mientras que las noticias sobre las víctimas, los asesinatos, las violaciones y las torturas infligidas por el gobierno "democrático" y sus partidarios fueron cínicamente barridas bajo la alfombra. De alguna manera, no vale la pena mencionar la voladura de jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, por los proyectiles, bombas y balas del gobierno respaldado por los "democráticos", amantes de los "derechos humanos", Estados Unidos y el Reino Unido. De hecho, ni siquiera se ha informado del alcance total del terror que han infligido los talibanes. Se considera que no es "digno de mención" a menos que pueda ayudar a justificar la guerra.
Los parlamentos de Europa se han hecho eco de los políticos estadounidenses y británicos al lamentar el terrible destino de las mujeres y otras personas en Afganistán bajo los talibanes. Los mismos políticos han impuesto leyes de inmigración que han llevado a miles de refugiados desesperados, entre ellos muchos afganos, a arriesgar sus vidas intentando cruzar el Mediterráneo o el Canal de la Mancha. ¿Dónde están sus lamentos por los miles de personas que se han ahogado en el Mediterráneo en los últimos años? ¿Qué preocupación muestran por los refugiados que se ven obligados a vivir en poco más que campos de concentración en Turquía o Jordania (financiados por la UE y Gran Bretaña) o vendidos en los mercados de esclavos de Libia? Estos portavoces burgueses que condenan a los talibanes por su inhumanidad alientan la construcción de un muro de acero y hormigón alrededor de Europa del Este para detener el movimiento de los refugiados. El hedor de su hipocresía es abrumador.
El panorama de la guerra, la pandemia, la crisis económica y el cambio climático es realmente temible. Por eso la clase dominante llena sus medios de comunicación con ellos. Quiere que el proletariado esté sometido, que se acobarde ante la sombría realidad de este sistema social en descomposición. Quieren que seamos como niños agarrados a las faldas de la clase dominante y su Estado. Las grandes dificultades que ha tenido el proletariado en la lucha por la defensa de sus intereses en los últimos 30 años permiten que este miedo se apodere más. La idea de que el proletariado es la única fuerza capaz de ofrecer un futuro, una sociedad completamente nueva, puede parecer absurda. Pero el proletariado es la clase revolucionaria y tres décadas de retroceso no lo han erradicado, aunque la duración y profundidad de este retroceso hace más difícil que la clase obrera internacional recupere la confianza en su capacidad para resistir los crecientes ataques a sus condiciones económicas. Pero sólo a través de estas luchas la clase obrera puede volver a desarrollar su fuerza. Como dijo Rosa Luxemburgo, el proletariado es la única clase que desarrolla su conciencia a través de la experiencia de las derrotas. No hay ninguna garantía de que el proletariado pueda estar a la altura de su responsabilidad histórica de ofrecer un futuro al resto de la humanidad. Esto ciertamente no tendrá lugar si el proletariado y sus minorías revolucionarias sucumben a la aplastante atmósfera de desesperación y desesperanza promovida por nuestro enemigo de clase. El proletariado sólo puede desempeñar su papel revolucionario mirando a la cara la sombría realidad del capitalismo en descomposición y negándose a aceptar los ataques a sus condiciones económicas y sociales, sustituyendo el aislamiento y la impotencia por la solidaridad, la organización y la creciente conciencia de clase.
Corriente Comunista Internacional 22-8-21
[1] https://es.internationalism.org/content/4630/informe-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-el-periodo-de-descomposicion-capitalista [84]
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
[3] Sobre la nueva situación imperialista impuesta por la descomposición ver Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [34]
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En unas pocas semanas, las catástrofes climáticas se han producido a un ritmo alarmante en todo el mundo. En Estados Unidos, Pakistán, España y Canadá, las temperaturas se han acercado a los 50°C. En el norte de la India, el calor causó varios miles de muertes. 800.000 hectáreas de bosques siberianos, una de las regiones más frías del mundo, ya se han convertido en humo. En Norteamérica, la ya tradicional temporada de grandes incendios forestales ya ha comenzado: ¡sólo en la Columbia Británica ya han ardido más de 150.000 hectáreas! En el sur de Madagascar, una sequía sin precedentes ha sumido a 1,5 millones de personas en la hambruna. Cientos de miles de niños están muriendo, porque no tienen nada que comer ni beber, ¡en una indiferencia casi unánime! Kenia y otros países africanos están viviendo la misma situación dramática.
Pero mientras algunas partes del mundo se asfixian, las fuertes lluvias han afectado a Japón, China y Europa, provocando inundaciones sin precedentes y desprendimientos de tierra mortales. En Europa Occidental, sobre todo en Alemania y Bélgica, las inundaciones, en el momento de escribir este artículo, han causado más de 200 muertos y miles de heridos. Miles de casas, pueblos enteros, ciudades y calles han sido arrasados. En el oeste de Alemania, la red de carreteras, las líneas eléctricas, las tuberías de gas, las redes de telecomunicaciones y los ferrocarriles quedaron devastados. Muchos puentes de ferrocarril y de carretera se derrumbaron. Nunca antes esta región se había visto afectada por inundaciones de tal magnitud.
En China, en la ciudad de Zhengzhou, capital de la provincia central de Henan y poblada por 10 millones de habitantes, cayó el equivalente a un año de lluvias en tres días. Las calles se transformaron en furiosos torrentes, con alucinantes escenas de devastación y caos: carreteras derrumbadas, asfalto destrozado, vehículos arrastrados por el agua... Miles de usuarios del metro se encontraron atrapados en estaciones, trenes o túneles, a menudo con el agua hasta el cuello. Se informa de que al menos 33 personas han muerto y muchas han resultado heridas. 200.000 personas han sido evacuadas. Los suministros de agua, electricidad y alimentos se cortaron repentinamente. Nadie había sido advertido. Los daños agrícolas se cuentan por millones. En el sur de Henan, la presa del embalse de Guojiaju se rompió y otras dos amenazan con derrumbarse en cualquier momento.
Las terribles conclusiones del pre - informe del IPCC que se ha filtrado a la prensa son escalofriantes: "La vida en la Tierra puede recuperarse de un cambio climático importante evolucionando hacia nuevas especies y creando nuevos ecosistemas. La humanidad no puede”. Los científicos llevan décadas advirtiendo de los peligros del cambio climático. ¡Estamos cada vez peor! Ya no se trata sólo de la extinción de especies o de catástrofes localizadas; los cataclismos son ahora permanentes... ¡y lo peor está por llegar!
Desde hace años se multiplican las olas de calor, los incendios, los huracanes y las imágenes de destrucción. Pero si las carencias y la incompetencia de los Estados más pobres en la gestión de las catástrofes ya no sorprenden a nadie, la creciente incapacidad de los grandes países considerados “ricos” para hacerles frente es especialmente significativa del nivel de crisis en el que se está hundiendo el capitalismo. No sólo los fenómenos climáticos son cada vez más devastadores, numerosos e incontrolables, sino que los Estados y los servicios de emergencia, bajo el peso de décadas de recortes presupuestarios, están cada vez más desorganizados y suelen fracasar en sus operaciones.
La situación en Alemania es una clara expresión de esta tendencia. Aunque el Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones (EFAS), creado tras las inundaciones de 2002, anticipó las inundaciones de los días 14 y 15 de julio, como ha declarado la hidróloga Hannah Cloke, "las advertencias no se tomaron en serio y los preparativos fueron inadecuados"[1]. El gobierno central se deshizo de los sistemas de alerta entregándolos a los estados federales, o incluso a los municipios, sin procedimientos estandarizados ni recursos sustanciales. Como consecuencia, mientras las redes eléctricas y telefónicas se habían colapsado, imposibilitando la alerta y la evacuación de la población, la protección civil sólo pudo hacer sonar las sirenas donde aún funcionaban. Antes de la reunificación, había unas 80.000 sirenas en Alemania Occidental y Oriental; ahora sólo 15.000 siguen funcionando[2]. Debido a la falta de comunicación y coordinación, las operaciones de las fuerzas de rescate también fueron desordenadas. En otras palabras, ¡la austeridad y la incompetencia burocrática han contribuido en gran medida a este fiasco!
Pero la responsabilidad de la burguesía no termina con los fallos de los sistemas de seguridad. En estas regiones urbanizadas y densamente pobladas, la permeabilidad del suelo se reduce considerablemente, lo que aumenta el riesgo de inundaciones. Desde hace décadas, para concentrar mejor la mano de obra en aras de la rentabilidad, las autoridades nunca han dudado en autorizar la construcción de muchas viviendas en zonas inundables.
Una gran parte de la burguesía no podía dejar de admitir la relación entre el calentamiento global y el aumento de las catástrofes. Entre los escombros, la canciller alemana declaró solemnemente: "Debemos darnos prisa. Debemos avanzar más rápido en la lucha contra el cambio climático”[3]¡Esto son buenos deseos! Desde los años setenta, casi todos los años se celebran cumbres internacionales y otras conferencias, con su cuota de promesas, objetivos y compromisos. Cada vez, los "acuerdos históricos" resultan no ser más que piadosas esperanzas, mientras las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando año tras año.
En el pasado, la burguesía fue capaz de movilizarse sobre cuestiones específicas desde el punto de vista de su economía, como la reducción drástica de los gases fluorados responsables del "agujero" de la capa de ozono. Estos gases se utilizaban en acondicionadores de aire, frigoríficos y botes de aerosol. Se trata, sin duda, de un esfuerzo importante en vista de los riesgos que sigue planteando el deterioro de la capa de ozono, pero nunca ha exigido un trastorno drástico del aparato de producción capitalista. Las emisiones de CO2 son una cuestión mucho más importante en este sentido.
Los gases de efecto invernadero son los vehículos que transportan trabajadores y mercancías, la energía que hace funcionar las fábricas, la producción de metano y la destrucción de los bosques provocada por la agricultura intensiva. En resumen, las emisiones de CO2 van al corazón de la producción capitalista: la concentración del trabajo en grandes metrópolis, la anarquía de la producción, el intercambio de mercancías a escala mundial, la industria pesada... Por eso la burguesía es incapaz de encontrar soluciones reales a la crisis climática. La búsqueda del beneficio, la sobreproducción masiva de mercancías, así como el saqueo de los recursos naturales, no es una "opción" para el capitalismo: es la condición sine qua non de su existencia. La burguesía sólo puede promover el aumento de la producción ante la ampliación de la acumulación de su capital, sin la cual pone en peligro sus propios intereses y beneficios ante la exacerbada competencia globalizada. La esencia tácita de esta lógica es: "después de mi el diluvio". Los fenómenos climáticos extremos ya no sólo afectan a las poblaciones de los países más pobres, sino que ahora perturban directamente el funcionamiento del aparato productivo industrial y agrícola de los países centrales. ¡La burguesía está así atrapada en el vicio de las contradicciones insolubles!
Ningún Estado es capaz de transformar radicalmente su aparato productivo sin sufrir un brutal revés ante la competencia de otros países. La canciller Merkel puede afirmar que hay que "ir más rápido", pero el Gobierno alemán nunca ha querido oír hablar de normativas medioambientales demasiado estrictas para proteger sectores estratégicos como el acero, los productos químicos o los automóviles. Merkel también consiguió aplazar el abandono (muy gradual) del carbón durante años: la minería de carbón a cielo abierto en Renania y Alemania del Este sigue siendo uno de los mayores contaminantes de Europa. En otras palabras, el precio de la fuerte competitividad de la economía alemana es la destrucción descarada del medio ambiente. La misma lógica implacable se aplica a las cuatro esquinas del planeta: renunciar a emitir CO2 a la atmósfera o a destruir los bosques sería, tanto para el "taller del mundo" que es China como para todos los países industrializados, dispararse en el pie.
Ante esta expresión flagrante del estancamiento del capitalismo, la burguesía utiliza las catástrofes para defender mejor su sistema. En Alemania, donde la campaña para las elecciones federales de septiembre está en pleno apogeo, los candidatos compiten entre sí para “demostrar” quien lucha más contra el cambio climático. Pero todo esto es sólo un escaparate. La "economía verde", que supuestamente creará millones de puestos de trabajo y promoverá el llamado "crecimiento verde", no representa una salida para el capital, ni económica ni ecológicamente. A los ojos de la burguesía, la "economía verde" tiene sobre todo un valor ideológico destinado a fingir la posibilidad de reformar el capitalismo. Si surgen nuevos sectores con sabor ecológico, como la producción de paneles fotovoltaicos, de biocarburantes o de vehículos eléctricos, no sólo no podrán servir nunca de verdadera locomotora para el conjunto de la economía, dados los límites de los mercados solventes, sino que su impacto catastrófico sobre el medio ambiente ya no es dudoso: destrucción masiva de bosques para extraer tierras raras, reciclaje deplorable de baterías, cultivo intensivo de colza, etc.
La "economía verde" es también un arma contra la clase trabajadora, que justifica los cierres de fábricas y los despidos, como demuestran las palabras de Baerbock, el candidato verde en las elecciones alemanas: "Sólo podremos eliminar progresivamente los combustibles fósiles [y los trabajadores que los acompañan] si contamos con un cien por cien de energías renovables"[4]. Hay que decir que cuando se trata de despidos y explotación de la mano de obra, los Verdes saben mucho, ya que contribuyeron activamente a las despreciables reformas del gobierno de Schröder durante siete años.
La impotencia de la burguesía ante los efectos humanos, sociales y económicos cada vez más devastadores del cambio climático no es, sin embargo, una fatalidad. Ciertamente, al estar atrapada en el círculo vicioso de las contradicciones de su propio sistema, la burguesía sólo puede llevar a la humanidad al desastre. Pero la clase obrera, a través de su lucha contra la explotación con vistas al derrocamiento del capitalismo, es la respuesta a esta contradicción evidente entre, por un lado, la obsolescencia de los métodos de producción capitalistas, su anarquía total, la sobreproducción generalizada, el saqueo insensato de los recursos naturales, y, por otro, la necesidad imperiosa de racionalizar la producción y la logística para responder a las necesidades humanas urgentes y no a las del mercado. Al librar a la humanidad del beneficio y la explotación capitalistas, el proletariado tendrá efectivamente la posibilidad material de llevar a cabo un programa radical de protección del medio ambiente. Si aún queda mucho camino por recorrer, ¡el comunismo es más necesario que nunca para la supervivencia de la humanidad!
EG 23-7-21
[1] "Alemania: tras las inundaciones, primeros intentos de explicación", Libération.fr (17 de julio de 2021).
[2] « Warum warnten nicht überall Sirenen vor der Flut ? [287] », N-TV.de (19 juillet 2021).
[3] « Choquée par les dégâts “surréalistes”, Angela Merkel promet de reconstruire [288] », LeMonde.fr (18 juillet 2021).
[4] « Klimaschutz fällt nicht vom Himmel, er muss auch gemacht werden [289] », Welt.de (22 juillet 2021)
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El 11 y 12 de julio de este año se han presentado en Cuba las manifestaciones callejeras más importantes desde hace 62 años, de frente a las cuales el gobierno cubano y junto a ella todo el aparato de izquierda de la burguesía pretende explicarlas como resultado del pretendido “bloqueo económico” y la manipulación realizada desde el gobierno de los EUA en contra del “comunismo”. Por su parte, los medios de divulgación de la ideología de derecha lo presentan como un levantamiento del pueblo en contra del “comunismo”. Ambas posturas parten del falso argumento que es suponer que lo existente en Cuba es socialismo o comunismo. ¡Es una mentira! Cuba no es otra cosa sino un residuo de los regímenes estalinistas, que son una forma extrema de la dominación del capitalismo de Estado, expresando la decadencia de este sistema moribundo y mortífero para la humanidad. Izquierda y derecha esconden en sus argumentos que Cuba es un país con una economía dirigida por las leyes capitalistas, en el que existen clases sociales enfrentadas y una feroz explotación de los trabajadores, por lo que, como en cualquier otro país, se manifiestan expresiones de descontento de parte de los explotados, rechazando la vida miserable que este sistema ofrece[1]. Sin embargo, el reconocimiento de la existencia en Cuba de clases sociales confrontadas (burguesía y proletariado), no significa que toda manifestación de descontento ha de exponer una respuesta consciente del proletariado, aun cuando inicialmente exprese necesidades reales de los explotados, porque el proceso de toma de consciencia y el logro de la autonomía del combate del proletariado no es ni inmediato ni mecánico, sobre todo porque los trabajadores tienen que enfrentar de forma continua a la ideología dominante y al ambiente de confusión que profundiza la descomposición del capitalismo. Como ejemplo de esto, son las movilizaciones que en 2019 se presentaron en Chile y Ecuador, en las que el interclasismo impidió el avance de la combatividad y el actuar consciente de los trabajadores[2]. En mayo de 2020 en los EUA también se presentaron manifestaciones protestando por el asesinato de George Floyd pero en ellas la clase trabajadora aparece diluida y controlada por la misma burguesía. Había sin duda un descontento por la acción criminal de la policía; fueron muchos los trabajadores que de forma individual se integraron a las manifestaciones y, sin embargo, la burguesía a partir del movimiento “Black Lives Matter”, logró concentrar el coraje en el “racismo” y llevarlo a la ilusión democrática, reclamando una mejor policía y un poder judicial más democrático, lo que lo llevó incluso a integrarlo al terreno electoral[3].
En Sudáfrica en los primeros días del mes de julio se vivieron también revueltas en las que la respuesta de la policía dejó más de 200 muertos y cientos de detenidos. Las manifestaciones sin duda las encabezaban miembros de las clases marginadas y fueron estos mismos los que entregaron sus vidas y sin embargo los motivos por los que estaban en las calles eran totalmente ajenas a sus intereses. La pugna al interior del partido gobernante, Congreso Nacional Africano, que llevó al encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma (acusado de corrupción), fue el motivo para que, desde una fracción de la burguesía se impulsara una campaña propagandista (desde las redes sociales) encendiendo el ánimo chauvinista y racial de la población zulú, lanzando a las masas depauperadas y explotadas a un camino sin perspectivas, aprovechando el descontento permanente que existe y que en el marco de la pandemia se resalta por la impotencia y la incertidumbre. De manera que para entender las revueltas que se han presentado en Cuba se requiere analizar los motivos, los efectos y, ante todo, la participación que en estas ha tenido el proletariado, teniendo en cuenta que esta expresión se lleva a cabo en un momento de la aceleración del pudrimiento del sistema, que ha provocado un mayor hundimiento en la pauperización, agravando las condiciones de vida de los proletarios, por la escasez de bienes de primera necesidad, pero también por el descuido de la atención médica necesaria por la pandemia[4].
Como en el resto del mundo, en Cuba la crisis económica viene aplastando las condiciones de vida de los trabajadores, pero al fundirse con la pandemia, el rastro de muerte y miseria que va dejando a su paso se acrecienta de manera dramática. La expansión del virus del Covid-19 ha puesto en evidencia la gran mentira difundida por el gobierno cubano y repetido por la canalla de izquierda y extrema izquierda del capital, sobre la existencia del gran modelo del sistema de salud cubano y que fundan en el hecho de contar con más de 95 mil médicos, lo que implica que son 9 médicos por cada 1,000 habitantes, sin embargo repiten el mismo historial de descuidos que encontramos a lo largo del planeta e incluso son más graves, como lo confirma el hecho de que la gran mayoría de la población no está vacunada (la tasa de vacunación es solo de 22%), pero además no cuenta con medicinas, oxígeno, antígenos, gel, ni jeringas...
La crisis de 2008 había dejado secuelas latentes que la pandemia ha revivido y relanzado con mayor magnitud. La dificultad para reactivar la inversión es un problema presente en todos los países y aunque con el cierre de gran parte de la producción lo ha profundizado, lo cierto es que ya se mostraban aún antes de la expansión del virus del Covid-19 y en el caso de Cuba, por su inestabilidad crónica se acrecientan aún más los conflictos al cerrarse las actividades turísticas (de las que el Estado obtiene sus principales ganancias), cayendo así su PIB en el año 2020 en 11% y disminuyendo en 80% sus importaciones.
Desde los años 60, en el marco de la “guerra fría”, la isla de Cuba fue integrada en la esfera de dominio del bloque imperialista comandado por la URSS, así, cumpliendo intereses imperialistas el Estado cubano se integró en el enfrentamiento con el bloque opositor comandado por EUA, el cual, como parte de esta confrontación le impuso algunas restricciones comerciales (calificadas por la propaganda castrista como “bloqueo económico”, mientras que el gobierno norteamericano lo define como un “embargo”[5]), no obstante, la URSS sostuvo económica y políticamente a la isla, al grado que fue el principal comprador de sus escasos productos exportables, le cubría el 70% de sus importaciones, lo equipó militarmente, pero además le transfirió una gran masa de capitales. Por eso cuando cayó el bloque estalinista a fines de los años 80, Cuba quedó sin padrino y su economía se colapsó.
Entre 1990 y 1993 el PIB de Cuba cayó 36%, lo que la llevó a entrar en lo que llamaron un “período especial”, que significó un recrudecimiento de las condiciones de vida de la población y, si logró sobrevivir, fue por su acercamiento con capitales de origen europeo (mayoritariamente español) que invirtieron en proyectos turísticos y financieros, posteriormente con el apoyo que obtiene del Estado venezolano, logró detener el colapso. El gobierno de Chávez aprovechando las altas rentas recibidas por el petróleo, en un marco de colaboración imperialista, llevó a cabo proyectos políticos y empresariales con el Estado cubano, sin embargo, los flujos monetarios obtenidos por el petróleo venezolano se detienen en 2015, quebrando junto a la economía venezolana, la cubana, llegando ambas economías a niveles de insolvencia.
Una de las medidas que el gobierno de Castro aplicó en 1994, en el marco del “período especial”, fue el uso de la doble moneda: el peso cubano (CUP), en el que recibían sus salarios los trabajadores y el peso convertible (CUC), utilizado para el comercio con turistas. De esta manera se controlaba por parte del Estado el manejo de todas las divisas que llegaran, ya sea vía turistas o por remesas.
Se vuelve relevante mencionar a este proyecto porque en diciembre de 2020 se ha decretado por el gobierno de Díaz Canel, sucesor de los Castro, la unificación monetaria, acompañando el decreto con la formación de tiendas con pago exclusivo en moneda foránea, llamadas de MLC (Moneda Libremente Convertible), las cuales concentran las pocas mercancías de subsistencia y hacen obligatorio su pago en moneda extranjera, haciendo así más difícil para los trabajadores adquirir esas mercancías. Pero además, al operarse este “ajuste monetario”, ha destapado niveles de inflación tan severos que se han tenido que dar incrementos del 450% en los salarios y de 500% en las jubilaciones, sin embargo no logran recuperar las condiciones de vida de los trabajadores, ya que enseguida se han incrementado los precios de mercancías básicas como la energía eléctrica y el transporte[6], pero además, la paralización de la economía y la escasa actividad productiva (que no alcanza a cubrir la demanda interna) hace que exista un desabasto crónico de alimentos y medicinas, que obligan, a los que pueden pagar, a hacer filas de hasta 6 horas. El combustible al escasear, ha provocado la falta de transporte público, pero además ha motivado apagones de energía eléctrica cotidianos, de hasta por 12 horas.
En ese ambiente, que se torna aún más explosivo al incrementarse los casos del Covid-19[7], la desesperación y la exasperación crecen y alientan a la protesta, que aparece inicialmente en la ciudad de San Antonio de los Baños. Algunas centenas de personas salieron a las calles gritando ¡Libertad y comida! y ¡Abajo el MLC!… durante casi una hora se transmitió por redes sociales esas manifestaciones, hasta que el gobierno bloqueó el Internet y lanzó a la policía a la represión, pero ya para entonces las manifestaciones se replicaban en 40 ciudades y pueblos e incluso en La Habana. En todos los lugares en donde tuvieron lugar las manifestaciones, los gases fueron las primeras armas de ataques de la policía, luego vinieron las balas de la policía y el ejército, que dejaron un muerto (habitante de uno de los barrios más pobres de La Habana) y para rematar, las detenciones masivas. El primer día de la manifestación fueron 150 los detenidos, en los días siguientes el número creció y para remarcar la lección de temor, se mantuvo a los detenidos en condición de “desaparecidos”.
Uno de los grandes mitos que se mantiene por la burguesía en relación a Cuba es la pretendida existencia del socialismo, con este argumento no solo se ha podido confundir y someter al interior de Cuba a los explotados, sino incluso a nivel mundial ha sido aprovechado por el aparato de izquierda de la burguesía para confundir al proletariado, identificando el estalinismo con el comunismo, cuando en realidad el estalinismo representa la total deformación del marxismo y del comunismo. Pero también hacen uso de esta gran mentira todos los Estados y sus medias, haciendo pasar a las políticas repetidas por años en Cuba, como el racionamiento y el actuar tiránico del Estado, como la base sobre la que se levanta la propuesta comunista. Esas visiones difundidas ampliamente, como hemos dicho al inicio, impiden entender lo que pasa con el proletariado en Cuba.
Hasta donde la información recuperada nos permite ver, el descontento de la gran mayoría de la población en Cuba se debe a la falta de alimentos y medicinas, a los altos precios de los productos, por los constantes apagones de luz[8] y sin duda hay también un hartazgo existente de frente a la tiranía estalinista, no resulta nada extraño que en varias ciudades se concentraran las manifestaciones frente a los locales del partido “comunista” cubano. Sin embargo, también es muy evidente que, en toda esta revuelta, el proletariado queda diluido políticamente, confundido y dominado por el nacionalismo y la esperanza en la democracia.
En todas las manifestaciones vemos las banderas nacionales ser ondeadas y los discursos nacionalistas son los dominantes, utilizados por los voceros del Estado cubano para justificar la represión, pero también la burguesía y pequeñaburguesía involucradas en los grupos opositores “anticastristas” (que inmediatamente coparon el espacio de la protesta), invocan al nacionalismo para pedir la democratización, e incluso los grupos asociados a fracciones de la burguesía norteamericana (operando principalmente desde Miami), para “salvar” a la nación llaman a la invasión militar… En este caos social, el proletariado cubano se encuentra confundido, sin poder reconocer su condición de clase y, por lo tanto, sin poder actuar de forma autónoma, lo cual permite que su descontento sea aprovechado por las fracciones burguesas y pequeñoburguesas.
Una característica de Cuba ha sido la falta de tradición de lucha de parte de la clase obrera, podemos recordar que aun cuando se han establecido condiciones salvajes de explotación desde el siglo XIX, la clase obrera tuvo un acercamiento político muy cercano con el movimiento liberal burgués (encabezado por Martí) que aunque pudo ser políticamente explicable en esa fase del desarrollo capitalista, después, durante el siglo XX, definido ya el carácter decadente del sistema capitalista, la clase trabajadora continúo esperanzada en la búsqueda de la “liberación nacional” prometida por todos los partidos burgueses[9]. Luego, estas dificultades para el proletariado se profundizan por la imposibilidad de recuperar las experiencias y el empuje de la oleada revolucionaria que tuvo en el centro a las revoluciones de Rusia (1917) y Alemania (1919), lo cual se confirma con el hecho de que la formación del Partido Comunista (PC) se da hasta 1925, en un momento en el que la oleada revolucionaria mundial va en declive y la 3ª Internacional y junto a ella los PC, entran en un proceso de degeneración, abandonando los principios internacionalistas.
Y para culminar, el hecho de que el proletariado cubano viva sometido por una tiranía estalinista que se presenta como comunista, crea un medio de confusión muy complicado para el desarrollo de su conciencia. A lo largo de más de 60 años de régimen castrista los trabajadores han vivido en aislamiento, con engaños, represión y hambre, que no es un ambiente que le permita recuperar las experiencias de los combates de sus hermanos de clase en otras regiones y poder exponer su fuerza como clase. Por esa razón suele ser semejante la situación política que los trabajadores cubanos presentan en cada revuelta desatada.
En la revuelta de 1994, conocida como el “Maleconazo”, el detonante fue también el desabasto de alimentos, medicinas y electricidad y de igual forma los trabajadores fueron capturados en la ilusión de la democracia interna o en la “libertad” esperada en Miami. Ni en 94, ni ahora se percibe la posibilidad de la reflexión masiva de los proletarios en Asambleas Generales. Esa falta de reflexión los hace presa fácil de las posturas burguesas dominantes, dirigidas desde el gobierno y el partido oficial o desde los diversos “grupos opositores” integrados dentro de Cuba y en EUA, que han llevado rápidamente a las expresiones de descontento al terreno engañoso de la democracia o más aún a de las disputas imperialistas, colocando a esa masa descontenta como carne de cañón de intereses burgueses.
Cuando insistimos sobre la vulnerabilidad de los trabajadores en Cuba a los venenos nacionalistas y democráticos, no tiene como fin despreciar sus protestas o desaconsejar su lucha reivindicativa, al contrario, la denuncia de esos venenos se hace indispensable para armar la lucha proletaria tanto en Cuba como en el mundo.
Es cierto que un error grave de la Internacional Comunista, que ha pesado mucho sobre las luchas de la clase trabajadora del siglo pasado hasta ahora, particularmente en América latina, fue la “teoría del eslabón más débil”, que sitúa la mayor posibilidad de la revolución proletaria en los países donde el capitalismo es más débil. Nuestro documento, “El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases”,[10] critica severamente esta falsa visión, subrayando que “las revoluciones sociales no se producen allí donde la antigua clase dominante es más débil o su estructura está menos desarrollada, sino al contrario, allí donde su estructura alcanzó la mayor madurez compatible con las fuerzas productivas, y donde la clase portadora de las nuevas relaciones sociales y llamada a destruir las antiguas, es más fuerte. Mientras Lenin buscaba e insistía en el punto de mayor debilidad de la burguesía, Marx y Engels buscaron e insistieron en los puntos donde el proletariado es más fuerte, está más concentrado, y más apto para operar la transformación social”.
Los obreros en Cuba confrontan a un Estado brutal, sin mecanismos sindicales y democráticos de mistificación social, recurriendo únicamente a un terror permanente y grotesco, en los países del llamado “socialismo” (hoy reducidos a China, Cuba, Vietnam, Corea del Norte o Venezuela) “sigue pesando muy duramente la losa de la contrarrevolución en la forma de un régimen político totalitario, sin duda rígido y frágil, pero, precisamente por ello, el proletariado tiene muchas más dificultades para superar las mistificaciones democráticas, sindicales, nacionalistas, e incluso religiosas. En estos países se desarrollarán, como así ha sucedido hasta el presente, explosiones obreras violentas, acompañadas siempre que sea necesario del surgimiento de fuerzas destinadas a desorientarlas, como es el caso de Solidarnosc,[11] pero no podrán ser el escenario del desarrollo de la conciencia obrera más avanzada”. Será la lucha de sus hermanos en los países centrales del capitalismo la que les demostrará que la democracia, los sindicatos “libres” etc., son un engaño vil que refuerza y hace más opresiva la explotación. Será la lucha de esos sectores cruciales del proletariado la que mostrará que el problema de la humanidad no son las tiendas vacías o las colas para conseguir un kilo de arroz –expresiones caricaturescas de la barbarie global del capitalismo decadente–, sino la SOBREPRODUCCION GENERALIZADA que provoca hambre y miseria con supermercados rebosantes de alimentos y centros comerciales saturados de mercancías invendibles. Será esa lucha la que dará sentido y orientación a los esfuerzos de resistencia a la explotación, a las tentativas de toma de conciencia que en esos países se van a dar. Como decimos en el artículo que estamos citando: “Lo anterior no quiere decir que la lucha de clases o la actividad de los revolucionarios, carezca de sentido en otras regiones del mundo. La clase obrera es una. La lucha de clases existe en todos los lugares donde se enfrentan proletarios y capital. Las enseñanzas de las diferentes manifestaciones de esta lucha ocurran donde ocurran, son válidas para toda la clase. En particular la experiencia de las luchas en los países de la periferia influenciará la lucha en los países centrales. La revolución será, igualmente, mundial y afectará a todos los países. Las corrientes revolucionarias de la clase serán valiosísimas en todos los lugares donde el proletariado se enfrente con la burguesía, es decir, en todo el mundo”.
Revolución Mundial / 28-julio-2021
[1] Algunos artículos en los que desarrollamos los argumentos de la inexistencia de una revolución comunista en Cuba y el carácter burgués del gobierno cubano, son:
- “Balance de 70 años de luchas de “liberación nacional” II. En el siglo XX, la “liberación nacional”, eslabón fuerte de la cadena imperialista”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balanc... [292]
- “Che Guevara: mito y realidad (a propósito de una correspondencia)”: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200711/2097/che-guevar... [293]
- “Como en todo país capitalista, en Cuba los trabajadores pagan la crisis”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201012/3022/america-l... [294]
- “Se retira Fidel Castro… la explotación y miseria de los trabajadores cubanos continúa”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200803/2204/se-retira... [295]
- “Fidel Castro, vivo o muerto al servicio de la burguesía”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201701/4194/fidel-cas... [296]
[2] Recomendamos la lectura de nuestro artículo: “Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria las «revueltas populares» representan un callejón sin salida” en nuestra Revista Internacional n°163, segundo trimestre de 2019.
[3] Ver nuestro artículo, “Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional”, ubicado en: https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracista... [297]
[4] Cuba inició recientemente la producción, de manera precipitada, de dos vacunas “nacionales” (Abdala y Soberana 2), por no ajustarse al protocolo internacional Covax y no presentar las medidas de verificación, no se puede conocer su eficacia, más aún cuando falta medidas de refrigeración para conservarlas y de jeringas para inyectarlas, aunque el gobierno cubano no deja de utilizarlo como argumento propagandístico. Después de las protestas, el ex padrino ruso ha enviado dos aviones cargados de más de 88 toneladas de comida, de material de protección médica y un millón de cubrebocas.
[5] No ampliaremos este asunto por el momento, solo indicamos que, aunque sí existen mecanismos intimidatorios de parte del gobierno de EUA para evitar operaciones comerciales con el gobierno cubano, eso no impide para que del total de las importaciones cubanas el 6.6% provengan de EUA.
[6] El transporte no solamente es escaso, sino además ha tenido un incremento del 500%.
[7] Esta situación pone en evidencia que la burguesía por todo el planeta (incluyendo a Cuba) opera sus políticas bajo la búsqueda de ganancias, desmantelando aquellas partes que no le reditúen, como son los servicios de salud, por lo que tienden a su desmantelación, creciendo por eso la impotencia ante problemas como los que actualmente se vive con la pandemia.
[8] Habría que considerar que, en Puerto Rico, país “asociado” a los EUA, también ha estado sufriendo apagones de luz sistemáticos por varias horas, a pesar de que recientemente ha privatizado esa actividad, de la misma forma en la frontera de México han tenido lugar ese tipo de dificultades, lo que muestra sin duda, que la inoperancia del sistema para cubrir las necesidades es un problema general del capitalismo, sin embargo el caso de Cuba se resalta porque se ha convertido en un fenómeno repetido a diario y por prolongado tiempo.
[9] El mismo Fidel Castro se presentaba como continuador del pensamiento liberal de Martí y Chivás. Ya instalado Castro con su grupo en la Sierra Maestra, ofreció una entrevista al periodista norteamericano, Robert Taber, quien le preguntó: “¿Es usted comunista o marxista?” y la respuesta fue: “No hay comunismo ni marxismo en nuestras ideas. Nuestra filosofía política es una democracia representativa y la justicia social dentro de una economía planificada…” (abril-1957). Esa misma respuesta la repitió en diversas ocasiones en su visita a los EUA en abril de 1959. Solo es en diciembre de 1961, presionado por la invasión fallida promovida por el gobierno de EUA, que Cuba se denomina “comunista”, lo que implicaba acercar sus intereses imperialistas hacia el bloque opositor a los EUA.
[11] En relación a la gran huelga de masas de los obreros en Polonia en 1980 y el sabotaje llevado a cabo por el sindicato Solidarnosc, recomendamos leer los artículos:
- “Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas”: https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace... [27] “
- “Lecciones siempre válidas para la lucha del proletariado mundial”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/757/polonia... [298]
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Con motivo del 20 “aniversario” de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, llamamos la atención de nuestros lectores sobre nuestro primer artículo de la Revista Internacional 107 “En Nueva York como por todas partes el capitalismo siembra la muerte”[1]. El artículo denuncia la masacre de miles de civiles, la mayoría de ellos proletarios, como un acto de guerra imperialista, pero al mismo tiempo denuncia las lágrimas hipócritas derramadas por la clase dominante. Como dice el artículo, el ataque a Nueva York “no es un ataque “contra la civilización”, sino, al contrario, la mismísima expresión de la ‘civilización’ burguesa”. La banda terrorista que participó en la destrucción de las Torres Gemelas son asesinos de poca monta cuando examinamos su acción a la luz del gigantesco número de muertos infligido al planeta por todos los estados legalmente reconocidos durante los últimos cien años, en dos guerras mundiales e innumerables conflictos locales y regionales desde 1945.
En este sentido, el 11-S estaba en continuidad con los bombardeos de Guernica, Coventry, Dresde, Hiroshima y Nagasaki en los años 30 y 40, y de Vietnam y Camboya en los 60 y 70. Pero también fue una clara señal de que el capitalismo decadente había entrado en una fase nueva y terminal, la verdadera "desintegración interna" que predijo la Internacional Comunista en 1919. La apertura de esta nueva fase estuvo marcada por el colapso del Bloque imperialista ruso en 1989 y la consiguiente fragmentación del Bloque estadounidense, y vería cómo el inevitable impulso del capitalismo hacia el conflicto imperialista adoptaba formas nuevas y caóticas. Esto quedó simbolizado, en particular, por el hecho de que (aunque estuviera menos claro en el momento de escribir el artículo) el atentado fue encabezado por Al Qaeda, una facción islamista que había sido ampliamente apoyada por Estados Unidos en sus esfuerzos por poner fin a la ocupación rusa de Afganistán, pero que ahora se había dado la vuelta para morder la mano que la alimentaba. El "Nuevo Orden Mundial" proclamado por George Bush padre tras la caída de la URSS demostró rápidamente ser un mundo de creciente desorden, en el que los antiguos aliados y subordinados de Estados Unidos, desde los Estados desarrollados de Europa hasta las potencias de segunda y tercera categoría como Irán y Turquía, e incluso los pequeños señores de la guerra como Bin Laden, estaban cada vez más decididos a seguir sus propios programas imperialistas.
El artículo muestra pues cómo Estados Unidos fue capaz de instrumentalizar los atentados, no sólo para azuzar el nacionalismo en casa -acompañado, como pronto se hizo evidente, de un brutal refuerzo de la vigilancia y la represión estatal, y plasmado en la "Ley Patriótica" aprobada el 26.10.01- sino también para lanzar su ataque contra Afganistán, cuyos primeros pasos ya se observaban en el momento de escribir aquel artículo (3.10.01). Afganistán, por supuesto, ha ocupado durante mucho tiempo un lugar estratégico en el tablero imperialista mundial, y Estados Unidos tenía razones específicas para querer derrocar al régimen Talibán que tenía estrechos vínculos con Al Qaeda. Pero el objetivo fundamental de la invasión estadounidense -seguida dos años más tarde por la invasión de Irak y el derrocamiento de Saddam Hussein- era avanzar hacia lo que los "neoconservadores" del gobierno de Bush hijo denominaban “Dominio de Espectro Completo”[2]. En otras palabras, garantizar que Estados Unidos siguiera siendo la única "superpotencia" poniendo fin al creciente caos en las relaciones imperialistas e impidiendo el ascenso de cualquier contendiente serio a nivel mundial. La "Guerra contra el Terrorismo" sería el pretexto ideológico de esta ofensiva.
20 años después podemos ver que el plan no salió demasiado bien[3]. Las últimas tropas estadounidenses han tenido que abandonar Afganistán y están en camino de salir de Irak. Los Talibanes han vuelto al poder[4]. Lejos de frenar la marea del caos imperialista, las invasiones estadounidenses se convirtieron en un factor de su aceleración. En Afganistán, la temprana victoria contra los Talibanes se volvió agria cuando los islamistas se reagruparon y, con la ayuda de otros estados imperialistas, se aseguraron de que Afganistán permaneciera en un estado permanente de guerra civil, caracterizado por las sangrientas atrocidades de ambos bandos. En Irak, el desmantelamiento del régimen de Saddam condujo tanto al surgimiento del ISIS como al refuerzo de las ambiciones iraníes en la región, alimentando las guerras aparentemente interminables en Siria y Yemen. Y a escala planetaria, el avance de la descomposición sembró el terreno para el regreso con fuerza del imperialismo ruso y, sobre todo, para el ascenso de China como principal rival imperialista de Estados Unidos. Las diferentes estrategias para "volver a hacer grande a Estados Unidos", desde los neoconservadores hasta Trump, han sido incapaces de revertir el inexorable declive del poderío estadounidense, y Biden, a pesar de afirmar que "Estados Unidos ha vuelto", ha tenido que presidir ahora la mayor humillación de Estados Unidos desde el propio 11-S.
Al analizar el modo en que Estados Unidos trató de "sacar provecho del crimen" del 11-S, nuestro artículo de entonces muestra las similitudes entre el 11-S y el bombardeo japonés de Pearl Harbour, que también fue utilizado por el Estado estadounidense para movilizar a la población, incluidos los sectores reticentes de la clase dominante, en aquel caso en favor de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Cita pruebas bien documentadas de que el Estado estadounidense "permitió" que los militares japoneses lanzaran el ataque, y avanza provisionalmente la hipótesis de que el Estado estadounidense, hasta cierto punto, aplicó la misma política de "laissez faire" o “dejar hacer” en el preludio de la acción de Al Qaeda, aunque puede que no fuera plenamente consciente de la magnitud de la destrucción que supondría. Esta comparación se desarrolla más a fondo en el artículo publicado en la Revista Internacional 108 “Pearl Harbor 1941, 'Torres Gemelas' 2001: El maquiavelismo de la burguesía”[5] . Volveremos a esta cuestión en otro artículo, donde discutiremos la diferencia entre el reconocimiento marxista de la burguesía como la clase más maquiavélica de la historia – naturalmente desacreditada por la propia burguesía como una forma de "teoría de la conspiración" - y la actual plétora de "teorías de la conspiración" populistas que a menudo toman como dogma de fe la idea de que el 11-S fue un "trabajo desde dentro".
World Revolution, órgano de la Corriente Comunista Internacional en Gran Bretaña
[1]https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/222/en-nueva-york-como-por-todas-partes-el-capitalismo-siembra-la-muert [301]
[2] El departamento de defensa de los EE. UU. lo define como “El efecto acumulativo del dominio en los terrenos aéreo, terrestre, marítimo y espacial y en el ámbito de la información, que incluye el ciberespacio, que permite la realización de operaciones conjuntas sin oposición efectiva ni interferencia prohibitiva”.
[3]En “plan” imperialista lo denunciamos en el artículo de la Revista Internacional nº 108 La guerra 'antiterrorista' siembra el terror y la barbarie https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/234/la-guerra-antiterrorista-siembra-el-terror-y-la-barbarie [302]
[4] Ver Detrás del declive del imperialismo estadounidense, el declive del capitalismo mundial https://es.internationalism.org/content/4705/detras-del-declive-del-imperialismo-estadounidense-el-declive-del-capitalismo-mundial [303]
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“…, he estado leyendo muchos textos de la CCI, para ser más exactamente del comunismo no es un bello ideal, y ahora voy en la parte de como las oposiciones de izquierda se organizan contra el estalinismo y la URSS, y como Trotski titubea entre estos dos , pero lamentablemente me ha costado un poco entender pues el material es en si algo complejo y denso , así que tenía unas preguntas:
1) La burguesía del futuro ¿serán solo los burócratas del estado? considerando que el capitalismo de estado se desarrolla más ... ¿Llegara algún punto en que la clásica burguesía individual y privada desaparezca por completo a favor de la burocracia estatal si la decadencia se sigue desarrollando?
2) Si el capitalismo de estado se expande y será el nuevo 'orden social imperante ¿Qué significo el "modelo chileno neoliberal" , los "chicago Boys" , el tea party americano , y el pinochetismo neoliberal?
3) ¿Es posible una guerra civil burguesa entre los burócratas estatales y la burguesía privada?
4) ¿podría decirse que la revuelta popular chilena fue, aparte de multiclasista, una "Revolución de los burócratas estatales" contra la burguesía privada? ¿una revolución del capitalismo estatal contra uno de los pocos países que sigue teniendo un capitalismo tan privatizador?
Las preguntas que nos planteas sobre el capitalismo de Estado son muy útiles para desarrollar la clarificación. Esta clarificación solo puede realizarse si tiene lugar sobre la base de una discusión internacional. En ese sentido te animamos a participar activamente en las discusiones con simpatizantes y contactos de otros países. Tus preguntas y las conclusiones críticas que extraigas de las respuestas que te hacemos llegar podrían ser una contribución muy buena a esa discusión.
Hemos puesto en negrita tus preguntas y a continuación en letra normal nuestra respuesta.
La burguesía del futuro ¿serán solo los burócratas del estado? considerando que el capitalismo de estado se desarrolla más ... ¿Llegara algún punto en que la clásica burguesía individual y privada desaparezca por completo a favor de la burocracia estatal si la decadencia se sigue desarrollando?
Tenemos que ver lo que planteas en el marco de la posición marxista sobre el capitalismo de Estado1. El capitalismo de Estado surge con la decadencia del capitalismo. No es una solución a la decadencia sino una expresión de ella. El capitalismo de Estado cumple 3 funciones en el capitalismo decadente en todos los países:
Economía de guerra y organización de la guerra y la acción imperialistas;
Limitar los efectos de la crisis económica, aplazarla, echarla hacia otros países;
Controlar al proletariado y al conjunto de la población.
Este recordatorio general nos sirve de marco para responder a tus preguntas.
En la decadencia capitalista -como en todos los modos de producción que precedieron al capitalismo- el Estado es la tabla de salvación del sistema, el baluarte último de su defensa. Por eso el Estado tiene que intervenir en todos los dominios de la vida social, económica, imperialista etc., para hacer que el capital funcione y no se vea bloqueado y hundido por sus contradicciones que no cesan de agravarse.
Además, ya en las últimas etapas del capitalismo ascendente (fines del siglo XIX) se desarrolló un proceso de concentración del capital que llevaba a la desaparición de numerosos sectores de la propia burguesía y de la pequeña burguesía, sin que ello significara que estas desaparecieran totalmente.
En la decadencia, el Estado ha tomado a cargo esta tendencia y es él mismo quien favorece la concentración del capital, utilizando mecanismos de nacionalización, aunque igualmente echa mano de los bancos, los créditos, las subvenciones estatales etc., para impulsar ese proceso.
Es cierto que todas estas condiciones refuerzan enormemente el peso del Estado en la sociedad, tanto en los países que se presentan como “socialistas” (donde la gran mayoría de la economía es propiedad formal del Estado) como en los países que se dicen “liberales” donde todo aparece como un mundo de capitalistas privados y como un juego del mercado. Ese reforzamiento del Estado en todos los países hace que se desarrolle sin descanso una monstruosa burocracia estatal que absorbe masas importantes de la plusvalía extraída a los trabajadores.
Aunque haya contradicciones y conflictos entre la burocracia estatal y la burguesía privada, en realidad ambas coinciden en la necesidad del capitalismo de Estado. En países donde la burguesía tradicional es más débil, la burocracia estatal interviene en todos los dominios y se produce una estatización general de toda la economía; ahí donde la burguesía clásica es más fuerte se produce una combinación y colaboración entre ambas.
Bueno compañero, no tenemos una bola de cristal para saber cómo será el futuro ciertamente, pero lo que, si podemos, es ver como la descomposición capitalista nos lleva como sociedad al abismo y que esta afecta a la vida a la burguesía notablemente, la burguesía cada vez más tiene dificultades para ponerse de acuerdo, por los intereses que tienen individualmente, de esa manera los conflictos entre las diferentes fracciones de la burguesía se multiplican y se hacen más ásperos. Esto obliga al capitalismo de Estado a multiplicar sus controles, a endurecer los mecanismos represivos, a desarrollar métodos de espionaje y control social, como se ha visto con el escándalo Wikileaks y otros.
Este reforzamiento del control social y de la intervención totalitaria del Estado no significan un reforzamiento de la eficacia del capitalismo de Estado, sino que lo hacen más vulnerable y preso de contradicciones crecientes.
La burguesía individual y privada en relación con la burocracia estatal no tienen mucha diferencia, está más presionada por sus intereses particulares y la sanción del mercado se le hace más directa y acuciante. Sin embargo, ambos tienen la misma razón de ser de las ganancias, ambos son parte de la misma clase explotadora. No hay que olvidar que ambas partes de la burguesía llevan el mismo interés de clase. En la actualidad, hay muchos burócratas que tienen actividades fuera de las esferas del aparato político (Estado), son propietarios de empresas mercantiles, de servicios, accionistas, gerentes, dueños de múltiples empresas en el mercado local, nacional… En el Perú, muchos burócratas del Estado tienen empresas de servicios de consultorías, comerciales, etc. Muchas veces han sido denunciados públicamente por “malas prácticas laborales” o “por no pagar impuestos” como cualquier vulgar burgués del sector privado, por cierto. Existen también lo que se llaman “puertas giratorias”: ministros y altos dignatarios del Estado que se pasan a la empresa privada y, viceversa, jefes empresariales carismáticos que acaban siendo presidentes o ministros destacados. Finalmente, como los gobiernos, incluidos aquellos que se presentan de izquierdas, favorecen servilmente los intereses de grandes empresas nacionales o multinacionales, alegando numerosas excusas: la posición estratégica de la empresa, la conservación de puestos de trabajo, el bien de la economía nacional etc. Todo esto muestra la unidad y la interacción entre la burguesía privada y la burguesía estatal en el marco global del Capitalismo de Estado.
Hay que tomar en cuenta además que, si bien el Estado se fortalece y en determinadas circunstancias una burocracia estatal parece ponerse por encima de la sociedad, esto no hace que desaparezca la explotación basada en la apropiación de la fuerza de trabajo, no hace que desaparezca la propiedad privada sobre los medios de producción, bien que sea el Estado (representado por una burocracia), bien a través de capitalistas individuales o formados en grandes corporaciones.
Podemos concluir que lo que une a todas las fracciones de la burguesía -sean privadas o pertenezcan a la burocracia estatal- es el interés nacional del capital. Habrá sectores -tanto dentro de la burocracia estatal como dentro de la burguesía privada- que sean más conscientes de los intereses generales del Capital Nacional y otros demasiado atados a intereses particulares.
Esto es una fuente de conflictos dentro de la burguesía, pues el interés particular de un sector puede acabar perjudicando los intereses económicos o imperialistas del capital nacional en su conjunto.
Del mismo modo, capitales nacionales más poderosos pueden imponer sus intereses estratégicos o económicos a capitales nacionales más débiles, lo que será igualmente motivo de tensiones y conflictos. Por ejemplo, Estados Unidos considera las naciones latinoamericanas como su “patio trasero” y ello le lleva a imponer gobiernos plegados a sus intereses o ministros que defiendan claramente su influencia. Esto suscita respuestas nacionalistas de sectores de las burguesías latinoamericanas que denuncian la dominación yanki y piden al proletariado que apoye este “objetivo nacional”. El proletariado debe denunciar esta trampa pues lo ata de pies y manos al interés nacional del capital.
A menudo hay cliques -que agrupan a políticos, burócratas estatales y propietarios privados- que tejen alianzas y mezclan sus intereses con los de la nación en su conjunto perjudicando a otros sectores capitalistas.
Asistimos pues una maraña de conflictos Inter burgueses. En esas pugnas, cada bando trata de alistar a la población y especialmente al proletariado a sus intereses, presentándolos no como su interés egoísta sino como “el del pueblo”, “el progreso”, la “democracia”, la “economía verde” y otras fórmulas “políticamente correctas”. El proletariado debe rechazar tajantemente esos llamados que le hacen perder su autonomía de clase y le llevan a sufrimientos y miseria sin cuento.
Finalmente pensamos que tu pregunta sobre si la burguesía individual desaparecerá pensamos que no, ya que es la piedra angular de la ideología burguesa, la competencia privada siempre será considerada el modelo “natural” de funcionamiento de la economía y la base del equilibrio de la oferta y demanda, mecanismo de regulación del mercado. Aun en los momentos en que la dominación de la clase dominante parece tomar la forma de una dominación absoluta de una burocracia o de un líder, detrás están los capitalistas privados, quienes se escudan tras esta apariencia, para garantiza su sobrevivencia económica, ejemplos de esto, es el comportamiento de la burguesía durante el fascismo o el nazismo. En los llamados países “socialistas”, aunque en teoría no existían “capitalistas individuales”, esta burocracia hace su papel, operando a sus anchas, con amplios privilegios y amasando riquezas, o dejando que otros capitalistas individuales foráneos participen de forma conjunta en la extracción de plusvalía, mientras obligan a los trabajadores a soportar una explotación bárbara.
En China, por ejemplo, se ha desarrollado una enorme burguesía privada, lo que llaman “emprendedores”. Esta burguesía hace sus negocios dentro de un marco estrictamente definido por el Estado. Este, asimismo, define las reglas para la inversión extranjera. Este “modelo” definido como “socialismo de características chinas” no es muy diferente del que reina en las economías “liberales”. En Estados Unidos, por ejemplo, las agencias federales tutorizan las empresas privadas marcándoles inversiones, préstamos, concesiones, compras etc. Por otra parte, las compras del Pentágono, de obras públicas, de planes de inversión tecnológica etc., son asumidas directamente por el Estado representando más del 50% del producto nacional.
Si el capitalismo de estado se expande y será el nuevo 'orden social imperante ¿Qué significo el "modelo chileno neoliberal" , los "chicago Boys" , el tea party americano , y el pinochetismo neoliberal?
Antes que nada, debemos aclarar que el capitalismo de Estado no es el “nuevo orden social imperante” sino que se viene dando en todos los países desde la primera guerra mundial. En esta, por necesidades de la guerra el Estado militarizó la economía. Tras la guerra se relajó en algunos países la presencia del Estado, sin embargo, con la crisis del 29 y los preparativos de la Segunda Guerra Mundial, la tendencia al capitalismo de Estado se consolidó definitivamente en todos los países. El nazismo y el fascismo, por un lado, el estalinismo, por otro, y finalmente los programas de intervención económica del Estado (plan De Man en Bélgica, New Deal en USA, keynesianismo en Gran Bretaña etc.) fueron las diferentes vías que tomó el desarrollo universal del capitalismo de Estado.
Tras la segunda guerra mundial, toda la economía mundial sigue por diferentes vías la tendencia general al capitalismo de Estado.
Esta pregunta tiene una respuesta en la pregunta 4. Se nos habla de una variedad de “modelos capitalistas”: Chicago Boys, modelo chileno, modelo japonés, modelo chino, modelo “socialista” …
En realidad, las diferencias entre ellos obedecen a cómo se articula dentro del Capitalismo de Estado los intereses de las distintas fracciones capitalistas, las condiciones históricas del desarrollo del capitalismo en cada país, las influencias imperialistas etc., sin embargo, todas son caminos para implantar el capitalismo de Estado.
Podemos decir que el Modelo chileno neoliberal, los chicago boys, o el pinochetismo neoliberal, cumplieron un papel en su momento para el crecimiento de las economías burguesas nacionales y extranjeras. Son composiciones que el capitalismo en aquel momento echó mano, para atenuar sus crisis y lograr cierta estabilidad, cosa que ahora ni se nombra. Hay que decir que ese “modelo chileno” no es patrimonio único de Pinochet y su dictadura militar, los gobiernos “democráticos” de la Concertación que se vienen sucediendo desde 1990 han cumplido fielmente los imperativos de ese “modelo”. El capitalismo chileno, como el mundial, está muy afectado por la aparición brutal de la pandemia, pero sobre todo por la crisis histórica del capitalismo y lo pudimos ver en el origen de las revueltas populares en Chile, el aumento de tarifas del metro y otros incrementos en servicios de salud, educación, puso en descubierto toda la precariedad que encerraba “el paraíso económico de América Latina” comparable como un gran castillo de naipes.
¿Es posible una guerra civil burguesa entre los burócratas estatales y la burguesía privada?
En la descomposición capitalista actual, dado el grado de su agudización se está viendo enfrentamientos entre las diferentes facciones de las burguesías nacionales, por ejemplo. Como ya lo explicamos en la pregunta 1. la vida de la burguesía se ve afectada cada vez más por la aceleración de la descomposición y la profundización de la crisis histórica del capitalismo, por su afán de mercados y la competencia brutal que cada vez más se desarrolla. No nos extrañaría ver enfrentamientos más frontales entre facciones de las diferentes burguesías locales/nacionales en Chile, Perú, Ecuador o USA, por ejemplo. Sin embargo, no pensamos que el enfrentamiento sea necesariamente entre burgueses privados y burócratas estatales, existen otras razones: intereses imperialistas, influencia de potencias extranjeras, conflictos entre sectores económicos, corrupción, narcotráfico, tendencias centrífugas etc.
Con la agravación de la crisis y la descomposición capitalista que exacerba la tendencia innata al capitalismo de “Cada cual a la suya” se producen situaciones donde una fracción burguesa trata de eliminar a las demás rompiendo las reglas de lo que la burguesía llama “la convivencia democrática”. Lo vemos en países como Bielorrusia, Nicaragua, Venezuela, Filipinas etc. Esto no es una “anomalía” sino una consecuencia de la agravación de la descomposición y evidencia la barbarie de los enfrentamientos de la burguesía. Ahora bien, estas pugnas no ponen en cuestión el capitalismo de Estado ni tienen como línea de división el enfrentamiento burguesía privada / burocracia estatal, sino que expresan la grave dislocación de la cohesión social y obligan a un control aún más totalitario del Estado.
Pensamos que no van a haber “guerras civiles” entre la burguesía estatal y la burguesía privada, lo que son fuente de guerras dentro de las naciones y entre naciones es la confrontación imperialista o la lucha de intereses entre las diferentes fracciones de la burguesía (cada una de ellas es una combinación de sectores estatales y privadas).
¿Podría decirse que la revuelta popular chilena fue, aparte de multiclasista, una "Revolución de los burócratas estatales" contra la burguesía privada? ¿una revolución del capitalismo estatal contra uno de los pocos países que sigue teniendo un capitalismo tan privatizador?
Antes que nada, queremos recordar que, en una escisión del trotskismo en 1948, que se llamó Socialismo o Barbarie, se teorizó la idea de que el mundo iba hacia un nuevo modo de producción que sería la Burocracia y que la URSS sería exponente de ese nuevo modo de producción. Al principio, los componentes de Socialismo o Barbarie estaban abiertos a la discusión y nuestros predecesores de INTERNATIONALISME llevaron un debate con ellos criticando esa teoría del “nuevo modo de producción” que suponía, entre otras cosas, que el proletariado desaparecería y en su lugar el mundo, según teorizaba Socialismo o Barbarie, se dividiría entre una casta de dirigentes y una masa de dirigidos, con lo cual desaparecerían igualmente las clases sociales tal como el marxismo siempre las ha comprendido. Socialismo o Barbarie acabó en la más total dislocación como consecuencia de tan peregrinas teorías y su principal ideólogo finalizó su carrera apoyando al bloque imperialista norteamericano2.
Hablas de “revolución de la burocracia estatal” o de “revolución del capitalismo estatal”. Sería necesario previamente precisar el término revolución.
El materialismo histórico solamente emplea el término revolución para referirse al cambio de un modo de producción a otro. Las revoluciones burguesas acabaron con el modo de producción feudal. Bajo el capitalismo solamente es posible una revolución: la revolución proletaria mundial.
Se habló de “revolución cubana” cuando Castro y su banda tomaron al asalto La Habana en 1959, no fue una “revolución”, fue golpe de Estado tan reaccionario como el de los militares en Chile 1973 o en Argentina. Los trotskistas a cualquier tumulto le llaman “revolución” y emplean términos como “revolución antiburocrática”, “revolución de liberación nacional” etc., mostrando que solo sirven al Capital.
En el capitalismo decadente no hay ninguna revolución burguesa posible, todos los trastornos que llevan, aunque sea por medios violentos, a cambios de gobierno o incluso en las estructuras del Estado, son todos reaccionarios y sirven a la conservación del capitalismo.
Como lo vimos en nuestro artículo sobre las revueltas populares en Chile, debemos ver la acción de la burguesía en su conjunto siempre contra el proletariado. La burguesía ha dado una salida a esa crisis planteando la asamblea constituyente, hoy vemos una Mujer (Elisa Loncón) como representante de ello, de origen indígena. La burguesía plantea la cuestión del género, la raza...frente a la lucha de clases allí la trampa ideológica y política que denunciamos en nuestro artículo sobre la revuelta popular en Chile3.
En este sentido no hay ninguna revolución de los burócratas estatales, contra la burguesía privada como señalas, el capitalismo tiene muchas formas de actuar y accionar en determinados momentos de la historia y sus necesidades; en un momento puede ser privatizador, social, proteccionista. etc., y eso depende de las dificultades económicas que atraviesan los Estados nacionales. Generalmente los Estados de América Latina, como el caso del Estado Chileno, cumplían órdenes desde los años 60s del Banco mundial y el FMI, estos les dictaban las recetas que tenían que seguir y aplicar en sus economías nacionales, bajo la condición de acceder a grandes cantidades de préstamos. Si los Estados nacionales acataban dichas ordenes, se convertían en los consentidos y “buenos sujetos de crédito”, de esta forma Chile, Perú y muchos otros países en América Latina fueron Estados privatizadores, desarrollando ventas y concesiones de las principales empresas estatales por órdenes del FMI y el BM. Pero esto es lo que sucedió. Ahora bien, debemos mencionar que los Estados no son “simples títeres” de las grandes corporaciones u organismos de financiamiento internacional, esta es una idea que ha vendido la izquierda, para cuestionar a la derecha y reclamarle su actitud “entreguista” y antipatriótica. Esto encierra el peligro de creer que si el capitalismo es gestionado por una burguesía verdaderamente nacionalista e independiente de dichos organismos internacionales de financiamiento (como de hecho ocurre con el “anti-neoliberalismo” y anti yanquismo que profesa la izquierda del capital), se acabará la explotación y la pobreza. En realidad, las políticas del FMI o del BM, son parte de una estrategia global del sistema, de confrontación inter imperialista, en la cual, unas potencias influyen en la dinámica del mercado, para proteger sus intereses y ganar terreno en la arena imperialista mundial. Esto ha pasado por ejemplo en Venezuela, donde el chavismo se negó a recibir créditos por parte del FMI, pero los acepta de China o de Rusia, en iguales o peores condiciones que si lo hicieran con aquel y donde el pago de estos préstamos también depende de la explotación brutal de los trabajadores. Es importante, en este sentido, hay que analizar un poco más el papel del crédito en la fase de decadencia y descomposición capitalista y la relación que esto tiene con la necesidad de la burguesía mundial de aplazar los efectos de la crisis (necesidad que es la misma para todos los Estados, sobre todo porque la huida ciega en el endeudamiento es una política global) y de sustentar sus políticas imperialistas y de establecimiento de zonas de influencia. Las políticas de “desarrollo endógeno” gestionadas por una burocracia o por un puñado de capitalistas, han sido tan desastrosas como las de desarrollo basado en el libre mercado
INTERNACIONALISMO Perú, sección de la Corriente Comunista Internacional
Como materiales de reflexión crítica te proponemos:
La experiencia rusa - Propiedad privada y propiedad colectiva
Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este
/content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [307]
¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo?
La lucha del proletariado en el capitalismo decadente
El carácter reaccionario de las nacionalizaciones en la fase imperialista del capitalismo https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938 [309]
1 Ver el punto IV de la Plataforma política de la CCI https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [310]
2 Ver el análisis del grupo Socialismo o Barbarie en la Serie de dos artículos titulada Castoriadis, Munis y el problema de la ruptura con el trotskismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/201804/4300/el-comunismo-esta-al-orden-del-dia-en-la-historia-castoriadis-muni [311] y /content/4363/castoriadis-munis-y-el-problema-de-la-ruptura-con-el-trotskismo-ii [312]
3 Ver Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [13]
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Desde hace varios meses, las catástrofes climáticas se suceden a un ritmo frenético en los cuatro rincones del planeta: sequías, incendios gigantescos, lluvias torrenciales, corrimientos de tierra, inundaciones...[1] Mientras las víctimas de la crisis medioambiental se cuentan por millones cada año y hasta los Estados más poderosos se muestran cada vez más incapaces de hacer frente a las catástrofes, el último informe del IPCC viene a confirmar que los trastornos climáticos alcanzarán proporciones incontrolables en la próxima década.
En nuestra prensa, hemos señalado regularmente que las raíces del calentamiento global se encuentran en el propio funcionamiento del capitalismo. No sólo las catástrofes climáticas son cada vez más devastadoras, numerosas e incontrolables, sino que los Estados, bajo el peso de décadas de recortes presupuestarios, están cada vez más desorganizados y no protegen a sus poblaciones, como hemos visto recientemente en Alemania, Estados Unidos y China, por ejemplo. La burguesía ya no puede negar la magnitud de la catástrofe, pero sigue explicando, sobre todo a través de sus partidos ecologistas, que los gobiernos deben tomar por fin medidas enérgicas en favor del medio ambiente. Todas las facciones de la burguesía tienen su “solución milagrosa”: economía verde, decrecimiento, producción local, etc. Estas supuestas soluciones coinciden en vender la ilusión de que el capitalismo podría ser "reformado". Pero la carrera por el beneficio, el saqueo de los recursos naturales, la sobreproducción delirante de mercancías etc., no son "opciones" para el capitalismo frente a las cuales habría otras más “ecológicas”, ¡son las condiciones sine qua non de su existencia!
Ante la catástrofe prevista, la indignación y la preocupación son inmensas, como demuestran las "marchas del clima" de 2019, que reunieron a millones de jóvenes de muchos países. Sin embargo, en su momento señalamos que estas marchas se desarrollaban en un terreno totalmente burgués: los "ciudadanos" estaban, de hecho, llamados a ejercer "presión" sobre el Estado burgués, esa monstruosa máquina cuya razón de ser es defender los intereses capitalistas que están en el origen del deterioro sin precedentes del medio ambiente. En realidad, el problema del clima sólo puede resolverse a escala mundial, y el capitalismo, en el que las naciones se enfrentan despiadadamente entre sí, es incapaz de dar una respuesta a la altura de lo que está en juego: las grandes conferencias sobre el medio ambiente, en las que cada Estado busca cínicamente proteger sus propios intereses sórdidos bajo la apariencia de defender el medio ambiente, son ejemplos flagrantes de ello. La única clase que puede afirmar un verdadero internacionalismo y poner fin a la anarquía de la producción es la clase obrera y la sociedad contenida en sus propias entrañas: ¡el comunismo!
Tras un verano de 2021 que anuncia futuras catástrofes, los partidos ecologistas y de izquierda del capital (trotskistas, estalinistas, anarquistas, socialdemócratas, etc.) intentarán volver a poner en escena las marchas por el clima. Este es otro intento de la burguesía de canalizar la ira hacia los mismos callejones sin salida políticos: la dilución de la clase obrera en el "pueblo", las ilusiones sobre la capacidad del Estado "democrático" para "cambiar las cosas". Por eso invitamos a nuestros lectores a leer o releer la hoja internacional que distribuimos en las primeras marchas de 2019 y que conserva toda su vigencia en la actualidad. Por supuesto, los animamos a que la difundan si comparten su combate.
El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza
[1] Ver Inundaciones, sequías, incendios... ¡El capitalismo lleva la humanidad hacia un cataclismo global! https://es.internationalism.org/content/4703/inundaciones-sequias-incendios-el-capitalismo-lleva-la-humanidad-hacia-un-cataclismo [316]
En 2003, Christophe Bourseiller, con sus ínfulas de historiador, escribió una Historia General de la Ultraizquierda, una colección de amalgamas y difamaciones destinadas a empañar la reputación de la izquierda comunista. Hoy repite esta operación con un nuevo libro titulado Nouvelle histoire de l'ultra-gauche, igual de calumnioso1.
En la página 363 de este nuevo libro se puede leer el siguiente pasaje: «Cuando la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, se refiere en sus discursos a una amenaza procedente del "movimiento anarco-autonómo" y de la "ultraizquierda", desconoce sin duda la compleja historia de las izquierdas comunistas. Sin embargo, los activistas neo-urbanos y post-situacionistas de Tarnac se inscriben en el complejo destino de la corriente ultraizquierdista.» Bourseiller lamenta esta ignorancia de la antigua ministra encargada de la represión de la clase obrera y se propone remediarla. Tras 18 años de leal servicio, continúa su labor de instructor para la policía. Se trata probablemente de una obra provechosa que facilita un mínimo de formación a los encargados de la vigilancia y la represión de los pequeños grupos revolucionarios que, pese a su escasa audiencia en la actualidad, representan el futuro, es decir, el levantamiento y la organización de las masas trabajadoras de todo el mundo para conquistar su emancipación y liberar a la humanidad de la lacra que constituye el capitalismo. Este labor de inteligencia y recopilación, que sólo puede interesar a la policía, es una constante en la historia de la sociedad burguesa, como muestra el famoso libro de Victor Serge Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión.
Tras la victoriosa insurrección de octubre de 1917 y el acceso a los archivos de la Okhrana, la policía política zarista, el partido bolchevique encargó a Victor Serge que hiciera una revisión de los principales documentos que allí se encontraban. Victor Serge resumió su trabajo en un libro extraordinario. Allí puede leerse: «Se escriben voluminosos tratados sobre el movimiento revolucionario que sirven para la instrucción de las jóvenes generaciones de gendarmes. El libro contiene sobre cada partido su historia (origen y desarrollo), un resumen de sus ideas y su programa, una serie de cifras acompañadas de textos explicativos que dan el esquema de su organización, las resoluciones de sus últimas asambleas y notas sobre sus militantes más destacados. En definitiva, una monografía concisa y completa. (...). Para el zar, [el departamento de policía] preparó una especie de diario manuscrito en un solo ejemplar, publicado de diez a quince veces al año, en el que se registraban los más mínimos incidentes del movimiento revolucionario (detenciones, registros exitosos, represiones, disturbios). Nicolás II lo sabía todo»2. Esta es la tarea que se impuso Bourseiller: le vemos, escrupuloso como buen funcionario del ministerio, elaborando la lista de nombres en el momento de la constitución y luego de la disolución de los distintos grupos políticos, la lista de quienes estuvieron presentes en tal o cual reunión, etc.
Pero sucede, a menudo, que estos probos empleados no dominan la materia. Esto le pasa a Bourseiller, que comete muchos errores. Algunos ejemplos:
- Típico de quién hace una lectura superficial, confunde a Arturo Labriola (1873-1959), que en su día fue sindicalista revolucionario antes de convertirse en reformista, con Antonio Labriola (1843-1904), amigo de Engels y el hombre que ayudó a introducir el marxismo en Francia e Italia (p. 64).
- Confunde la posición de la Izquierda Comunista de Francia (GCF) y de la CCI con la de Trotsky, quien pensaba que, en el periodo de decadencia del capitalismo, las fuerzas productivas dejarían de crecer: «(...) "La Izquierda Comunista de Francia" desarrolla al mismo tiempo una visión catastrofista y sitúa a sus militantes ante la perspectiva de "los días finales". Las fuerzas productivas han dejado de crecer. Es la hora de la revolución» (p. 129).
- Jean Malaquais o Maximilien Rubel nunca fueron miembros de la Izquierda Comunista en Francia (p. 151).
Y, junto a errores, hay inevitablemente varias estupideces de lo más cómicas, como ésta: «Más de diez años después de su exilio voluntario [en Venezuela], aquí está de nuevo en la escena política. A los ojos de los adolescentes que le rodean, [Marc Chirik] adopta de buen grado el rostro de un segundo "padre" y se deleita en este papel de guía» (p. 137).
Columnista de France Inter, profesor en el Instituto de Estudios Políticos en Lille3, Bourseiller desfila por los salones de la clase dirigente, por los platós de televisión y los campus, pero se muestra incapaz de hacer de un trabajo de historia con la misma seriedad que se exigía a algunos funcionarios de la Okhrana, como señaló Victor Serge. Por ello orienta su trabajo hacia la prensa sensacionalista, la prensa rosa, buscando impresionar a la burguesía con las excentricidades de los situacionistas, o la violencia de los autonomistas, pero dando la espalda por completo a la investigación científica sobre "la compleja historia de las izquierdas comunistas".
Otro error, que no es tal, pues en realidad responde a su voluntad deliberada de confundir y amalgamar: «El grupo de Cornelius Castoriadis sigue siendo inevitable. Nunca la etiqueta de "buscador" le ha pegado tan bien a un colectivo. Socialisme ou Barbarie es una sorprendente extensión de la escuela germano-holandesa (GIC, Union Communiste, Spartacus)» (p. 159). La realidad científica es que nunca hubo convergencia entre Socialisme ou Barbarie y la izquierda germano-holandesa. Los lectores interesados pueden encontrar la verdadera trayectoria de Socialisme ou Barbarie en nuestro artículo "Castoriadis, Munis y el problema de la ruptura con el trotskismo", en nuestra Revista Internacional nº 161 [311] y 162. [312]
Bourseiller quiere ayudar a la policía, aunque la información que da no es fiable. Pero, sobre todo, hace un inmenso servicio a la clase dominante al atacar a la Izquierda Comunista, al tratar de desacreditarla entre quienes buscan posiciones revolucionarias y los medios para superar, para erradicar el sistema capitalista. La corriente de la izquierda comunista, como expresión política segregada por la clase obrera, es regularmente objeto de diversos ataques y calumnias:
- Como se vincula a la tradición del bolchevismo y forma parte de la lucha histórica por el comunismo, se le trata de meter en el mismo saco que el estalinismo, acusándole así de todos los males que tuvo que sufrir la propia clase obrera: la KGB, el estajanovismo, el Gran Terror, el Gulag4.
- Por su postura contra la Segunda Guerra Mundial imperialista, responsable de 60 millones de muertos, entre ellos Auschwitz y todos los campos de exterminio, los bombardeos de Dresde, Hamburgo, Hiroshima y Nagasaki etc.; se presenta a la Izquierda Comunista como “negacionista”, es decir, que no admite que hubiera un genocidio de los judíos de la parte de los nazis, como lo hicieron en su momento Faurisson y Rassinier. Con esta acusación intentan desvirtuar la denuncia que la Izquierda Comunista hizo de la ideología antifascista que fue precisamente la condición que hizo posible esta guerra y todas las masacres que engendró5.
- Bourseiller, que retoma también esta acusación de negacionismo, es igualmente el iniciador de una nueva campaña de desprestigio de la izquierda comunista arrojándola al mismo caldero que los situacionistas, los anarquistas, los “autónomos” y otros bloques negros. Este caldero, inventado por él, se llama "ultraizquierda" y contra él pretende lanzar sus venenosos dardos: «Así se ha fundido la ultraizquierda con los problemas del nuevo siglo. Enemigo por excelencia del capital, esta serpiente marina no deja de resurgir en la actualidad. Actualmente, los hijos de la ultraizquierda actúan en las ZAD (Zone À Défendre). Se pueden ver en los "bloques autónomos" o "bloques negros" que interrumpen las manifestaciones» (p. 7). «Son los "infiltrados", los "provocadores", los “violentos” que, dentro de las manifestaciones, se enfrentan a la policía, vandalizan negocios, pintarrajean monumentos». (contraportada).
Bourseiller simula creer que los revolucionarios «ignoran las persecuciones raciales» (p. 97) de los nazis, y les reprocha que no se implicasen «en la resistencia antinazi» (p. 113). Así el toma partido por la política de "unión sagrada" defendida por los socialchovinistas de 1914 y 1939, y de hecho escamotea el compromiso de los revolucionarios (a menudo a costa de sus vidas) contra las guerras imperialistas y todas las formas de explotación y opresión: desde la república democrática que masacró a los trabajadores revolucionarios en París en junio de 1848 y en mayo de 1871 durante la sangrienta semana de la Comuna, y en Berlín en enero de 19196, hasta el totalitarismo estalinista y nazi que los exterminó en campos de concentración y otras masacres. Un ejemplo de esta posición intransigente del marxismo revolucionario fue la posición internacionalista de Lenin en 1914 denunciando la guerra imperialista: «Los socialistas siempre han condenado las guerras entre los pueblos como una empresa bárbara y bestial. (…) Los socialchovinistas asumen la mistificación burguesa del pueblo, según la cual la guerra se libra en defensa de la libertad y la existencia de las naciones, y se ponen así del lado de la burguesía contra el proletariado.»7
Después, el fracaso y el aplastamiento de la revolución proletaria dejaron las manos libres a la clase dominante para desencadenar una nueva guerra imperialista aún más criminal. Y tras Lenin, la Izquierda Comunista, que seguía enarbolando la bandera del internacionalismo, denunció treinta años más tarde la guerra y la ideología del antifascismo en un Manifiesto dirigido a los obreros y soldados en junio de 1944: «En cada país se os ha movilizado con ideologías diferentes, pero con el mismo objetivo, el mismo resultado, lanzaros a la carnicería unos contra otros, hermanos contra hermanos en la miseria, obreros contra obreros. El fascismo y el nacionalsocialismo reclaman un espacio vital para sus masas explotadas, ocultando únicamente su feroz voluntad de liberarse de la profunda crisis que los mina desde sus raíces. El bloque anglo-ruso-estadounidense pretendía, decían, liberaros del fascismo y devolveros vuestras libertades, vuestros derechos. Pero estas promesas no eran más que el cebo para haceros participar en la guerra, para eliminar, después de haberla parido, al gran competidor imperialista: el fascismo, superado como modo de dominación y vida del capitalismo»8.
Ya hemos respondido a estas infamias sobre el supuesto negacionismo de la izquierda comunista, especialmente en nuestro folleto, Fascismo y democracia: dos expresiones de la dictadura del capita [319]l9. En su día la GPU persiguió a los revolucionarios y los denunció como "hitlerotrotskistas", hoy los ideólogos de la burguesía los denuncian como "negacionistas". Todo se hace para desacreditar a la izquierda comunista con acusaciones que son tan delirantes hoy como ayer. Las amenazas de estos gendarmes ideológicos parecen inútiles, pero conocen los efectos destructivos de la calumnia y pretenden apoyarse mañana en la fuerza policial del Estado cuando comience el enfrentamiento revolucionario entre las clases10.
Avrom E, 30 de Abril de 2021.
En la segunda parte de este artículo veremos como Bourseiller se dedica a amalgamar la extrema izquierda del aparato político del capital con la Izquierda Comunista para desprestigiar a ésta.
1 Ver Christophe Bourseiller, Histoire générale de l’ultra-gauche, Paris, Ed. Denoël, 2003, y Nouvelle Histoire de l’ultra-gauche. Ya denunciamos el primero en Révolution internationale n° 344 : “À propos du livre de Bourseiller “Histoire générale de l’ultra-gauche” [320]” (marzo 2004).
2 Victor Serge, Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, capítulo Estudio científico del movimiento revolucionario. Ediciones Serie popular Era. 1972.
3 Imparte un curso titulado. “Aproximación al extremismo en la política”.
4 Ver La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo [321]
5 Ver, entre otros, Campañas sobre el negacionismo: la corresponsabilidad de los Aliados y de los nazis en el holocausto https://es.internationalism.org/revista-internacional/201004/2837/campanas-sobre-el-negacionismo-la-corresponsabilidad-de-los-aliado [322] Campañas contra el "negacionismo" - El antifascismo justifica la barbarie https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1230/campanas-contra-el-negacionismo-el-antifascismo-justifica-la-barba [323] Nazismo y Democracia: todos culpables de la masacre de los judíos https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/840/nazismo-y-democracia-todos-culpables-de-la-masacre-de-los-judios [324]
6 También fue una república democrática la que, con el gobierno provisional de Kerensky que incluía a los socialistas-revolucionarios y mencheviques, intentó masacrar a los obreros rusos en julio de 1917. Este intento fracasó porque el partido bolchevique advirtió a los trabajadores contra la trampa que se les tendía. También fue la república democrática española la que, con un gobierno español de socialistas, estalinistas y anarquistas de la CNT, reprimió a los trabajadores revolucionarios en Barcelona en mayo de 1937, y los sacrificó en los frentes militares antifascistas de la guerra de España 1936-39, un ensayo general de la Segunda Guerra Mundial Imperialista.
7 Lenin, El socialismo y la guerra [325] (1915).
8 Manifiesto de la izquierda comunista a los proletarios de Europa. Reproducido en el libro de la CCI, La izquierda comunista de Italia.
9 Publicado en francés. Ver en particular el capítulo VI: "Después del 68, la burguesía agita el peligro fascista para debilitar a la clase obrera".
10 Para ver nuestra denuncia de las campañas sobre el negacionismo. “Campañas contra el 'negacionismo': la corresponsabilidad de los 'aliados' y los 'nazis' en el 'holocausto [322]" [322], en Revista Internacional n° 89.
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Estas últimas elecciones presidenciales, han mostrado la continuación del brutal ataque ideológico de la burguesía peruana contra los trabajadores, a través de una campaña que ha consistido en la denigración del comunismo. Planteándose el falso dilema de democracia versus comunismo, relacionando al comunismo con terrorismo, expropiación de bienes, nacionalización, estatización, entre otros calificativos, con lo cual se ha intentado degradar al comunismo, negándolo, una vez más, como la única perspectiva de sociedad humana del futuro1. Además, estas últimas elecciones también han mostrado con más claridad los ánimos de la burguesía, su desespero, su insanidad, su incapacidad e irresponsabilidad, en fin, su decadencia como clase dominante sin ninguna perspectiva de futuro para la sociedad. La manifestación profunda de la aceleración de la descomposición2 reflejada también en la vida de la burguesía y puntualmente en la fracción de la burguesía representada por Keiko Fujimori del partido Fuerza Popular, se ha manifestado de forma violenta e irracional no aceptando los resultados electorales en un primer momento, volcándose a las calles denunciando fraude electoral, haciendo un llamado a la revuelta, entre otros actos desesperados. Todo esto comparado al comportamiento de Trump visto en las últimas elecciones de los EEUU con el asalto del capitolio en Washington3.
Keiko Fujimori al perder las elecciones lanzó el grito de guerra de fraude electoral, avivando sus seguidores a la revuelta en las calles, comunicándose con exmilitares de las fuerzas armadas para un intento de golpe de Estado, creando un escenario de incertidumbre y terror en la población. Las marchas de protesta encabezadas por Keiko Fujimori contra el JNE y ONPE4 pidiendo auditoria internacional para revisar los resultados de las elecciones en Perú, generaron un clima de inestabilidad al señalar un supuesto fraude electoral que se había cometido, cuestionando el trabajo del JNE y ONPE, dicho de otro modo, cuestionando sus propias instituciones. La otra facción de la burguesía en disputa, Perú Libre con Pedro Castillo al frente, salieron con una serie de contra marchas a señalar que habían ganado las elecciones con total transparencia, en ese momento se desarrollaron enfrentamientos por todo el país entre manifestantes de Keiko Fujimori y manifestantes de Pedro Castillo, dejando un muerto y varios heridos.
El grito de Fraude electoral y todas las acciones subsiguientes de Keiko Fujimori, configuran la dinámica del caos social, la irresponsabilidad, la desesperación que cada vez más muestran los elementos de la burguesía en la descomposición social del capitalismo decadente. Todos los hechos trascurridos hasta el viaje a Washington para la entrevista con la OEA por parte de una comisión del partido Fuerza Popular, representa también la manifestación de desesperación e irracionalidad cada vez más notorios en las facciones de la burguesía por su pugna por tomar el aparato político del Estado. Los enfrentamientos violentos que se dieron representan las fracturas en el escenario político de la vida de la burguesía, producto de la confrontación entre las dos facciones de la burguesía peruana, que se disputaban el gobierno en aquel momento.
Estos enfrentamientos entre diferentes sectores de la burguesía, aunque no son nuevos, vienen configurando un espiral de caos y violencia dentro de la política peruana, manifestación externa pero también interna del aparato político de la clase dominante, que muestra el hundimiento gradual del capitalismo en descomposición.
Las agudizaciones de los conflictos entre las diferentes facciones de la burguesía se irán haciendo cada vez más presentes en el próximo periodo y presenciaremos más el caos al interior del aparato político. El gobierno actual no estará excepto de este caos y violencia imparable, no se librarán de la continua fractura y división de los enfrentamientos entre las facciones de la burguesía peruana que se mostrarán más violentas unas a otras disputándose mayores privilegios, posiciones de poder y demás beneficios, propios de la clase explotadora.
¿Pero que ha significado el ascenso de Castillo al gobierno? Castillo se adscribe a la línea de los gobiernos de “nueva izquierda” que se dieron con Chavez, Lula, Morales etc. ¿Por qué la burguesía dominante en Perú apuesta por una fórmula que ha sido un clamoroso fracaso? En parte es por un desgaste evidente de todo el aparato político, profundamente gastado, irresponsable y corrompido hasta la médula (todos los presidentes desde 1985 están procesados, huidos, encarcelados o se han suicidado). También por la necesidad de cerrar el paso a una fracción irresponsable -la del fujimorismo-. Quizá también la opción Castillo sea un medio de dar alguna esperanza ante la terrible debacle provocada por el COVID (Perú ya tiene 199,000 muertos por COVID un porcentaje elevadísimo en relación con su población y con la tasa de mortalidad COVID más alta del mundo).
La polarización que desarrolló estas últimas elecciones en la sociedad peruana, la tenemos que ubicar en el terreno burgués del ataque ideológico contra la clase obrera y también como una expresión del pudrimiento de la ideología dominante. La polarización ha ejercido un viejo ataque al comunismo como programa histórico del proletariado. Se ha mostrado al comunismo como en las peores campañas de la guerra fría, se ha puesto de ejemplos a gobiernos donde solo ha habido formas extremas y aberrantes de Capitalismo de Estado como China, Cuba, Rusia, Venezuela y otros5. Han querido hacer pasar una vez más el estalinismo por comunismo y lo peor es que se ha querido relacionar con lo que fue Sendero Luminoso o MRTA6 en el Perú, o sea, poner al comunismo como sinónimo de terrorismo.
La burguesía en Perú ha intentado entrampar al proletariado en una falsa elección. Es una vieja política de la burguesía desde hace más de un siglo: la disyuntiva tramposa Fascismo – Democracia llevó a la derrota del proletariado y abrió la puerta a la Segunda Guerra Mundial con más de 60 millones de muertos. En Perú manejaron la disyuntiva tramposa Democracia – Terrorismo en la guerra entre el Estado dominante y el aspirante Sendero Luminoso con más de 30 mil muertos. En esta campaña electoral se nos ha querido entrampar entre la “democracia liberal” de Keiko Fujimori y el “socialismo dictatorial” del Señor Castillo. Todo ello ampliamente escenificado por los medios de comunicación en una campaña agobiante. Habría que elegir, nos dicen, entre la “política social” de Castillo y la “vuelta a la dictadura fujimorista” de Keiko. Los que predican la opción Castillo nos hablan de “esperanza”, “liberación”, “gobierno popular”; los que sustentan la “alternativa” Keiko nos aterrorizan con imágenes de terrorismo, Venezuela, caos estatizador…
Pero no debemos dejar de lado a la fracción de la izquierda del Capital que también se ha declarado enemiga del Comunismo. Perú Libre si bien en su ideario se reivindica del "marxismo-Leninismo", y como buen partido demagogo y electorero proclama que su objetivo es "socialista", sabemos perfectamente que su aspiración es más bien un Estalinismo a la "cubana" o sea una forma extrema de capitalismo de Estado y ese es su punto de confluencia con las agrupaciones "moderadas” que hoy se han subido al coche de Castillo (Mendoza, Francke, Zevallos, Juventud Popular, Frente Amplio, Runa, Antauristas) para darle un color más a lo "Lula o Evo Morales", a su gobierno. Por otro lado, recordemos que en sus mítines Castillo mismo se ha autoproclamado contrario al comunismo, llegando a la afirmación ignorante y estúpida de que "comunista es el que come y no trabaja” (sic!!!). Las dos fracciones del Capital han atacado y falsificado al comunismo en esta campaña. Y cuando se ataca el Comunismo se ataca a la Clase obrera y su proyecto histórico.
Keiko y Castillo, pese a su acérrima rivalidad, han coincidido cien por cien en dos cosas: LA DENIGRACIÓN DEL COMUNISMO Y LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA. Hay que recordar que la democracia ha sido el santo y seña para la barbarie de numerosas guerras imperialistas, que la democracia ha aplastado tentativas revolucionarias como en Alemania (1918-23), que en nombre de la democracia el Capital ha hecho tragar terrorismo, miseria, hambrunas, pandemias, crisis económica, caos social, destrucción del medioambiente, etc. La campaña electoral en Perú, como después en México, o como veremos pronto en Chile, tiene como objetivo mistificar y ocultar la verdadera naturaleza de toda democracia como la DICTADURA DEL CAPITAL. ¡La democracia burguesa es solo la cara más retorcida e hipócrita de la dictadura del capital!
La democracia es el modo de vida que impone el capitalismo, es la libertad de explotación y esclavitud que condiciona la burguesía sobre los trabajadores.
“La caída espectacular de los regímenes estalinistas permitió a la clase dominante desencadenar una propaganda masiva para entorpecer y desmoralizar a una clase obrera que la había estado hostigando con sus luchas durante dos decenios. Basándose en unas premisas totalmente erróneas de que el estalinismo sería igual al comunismo, se nos echaba en cara con arrogancia que estábamos asistiendo a la muerte del comunismo, a la bancarrota definitiva del marxismo, a la desaparición de la clase obrera y hasta al fin de la historia… “ 7.
Marx muestra que el comunismo es un paso inmenso hacia adelante para la especie humana, al permitir resolver conflictos que la habrán atormentado no solo en la sociedad burguesa, sino a lo largo de su historia: es “la solución al enigma de la historia”. En el comunismo, el hombre no será rebajado, sino que se elevará hasta los límites posibles de su naturaleza. Marx subraya varias dimensiones de la actividad social humana en cuanto sean suprimidas las cadenas del capital: Si la división del trabajo, y más todavía la producción bajo el imperio del dinero y del capital, dividen la humanidad en una infinidad de unidades en competencia, el comunismo restaura la naturaleza social del hombre, de modo que hace placentero el trabajo, en gran parte porque entiende que trabaja para los demás;
La división del trabajo es superada, además, en cada individuo, los productores ya no estarán agobiados por una forma única de actividad, sea manual o intelectual; el productor será un individuo completo cuyo trabajo combina actividades mentales y físicas, artísticas e intelectuales; Liberado de la necesidad y del azote del trabajo forzado se abre el camino para una experiencia nueva del mundo, “la emancipación de todos los sentidos”; el individuo ya no se considera como atomizado y en contradicción con la naturaleza, sino que hace la experiencia de una conciencia nueva de su unidad con ella.
Por ello, para nosotros el comunismo no es el terrorismo, la barbarie, la falta de libertad y la miseria con la que tanto se llena la boca la burguesía y sus perros de todo pelaje, para nosotros el comunismo es la superación de este viejo orden social como lo hemos señalado: “Las contradicciones del capitalismo indican también cuál es su solución: el comunismo. Una sociedad hundida en el caos por el imperio de las relaciones mercantiles sólo puede superarse con una sociedad que suprima el trabajo asalariado y la producción para el intercambio, una sociedad de “productores libremente asociados” en la que las relaciones entre seres humanos dejan de ser oscuras para hacerse simples y claras. Por eso, el Capital es también una descripción del comunismo; en gran parte en negativo, pero también de una manera más directa y positiva poniendo de relieve cómo funcionaría una sociedad de productores libremente asociados”8
En la segunda vuelta de las elecciones en Perú, las calles, mercados, centros de trabajo, redes sociales, en las familias, entre los trabajadores... surgieron muchas interrogantes, reflexiones, dudas, búsquedas, generando ciertas discusiones sobre ¿qué es el comunismo?, ¿ el comunismo es Venezuela, Cuba, Bolivia, Argentina, China o Rusia?, nunca se escuchó hablar tanto del comunismo en el país, ni siquiera en tiempos de Sendero Luminoso y aunque es cierto que más se escucharon comentarios negativos contra el comunismo, hubo muchas reflexiones y búsquedas en saber que es el comunismo realmente. Jóvenes trabajadores, emprendieron cierta búsqueda por saber que es el comunismo, a partir de que se planteó críticas a Pedro Castillo del partido Perú Libre en la segunda vuelta de la contienda electoral.
La campaña contra el comunismo que cobró fuerza después de la caída del muro de Berlín ha sido en general un obstáculo al desarrollo de la consciencia de clase. Si bien se puede percibir en ciertos momentos que vuelve un interés por temas relacionados con el marxismo y el comunismo, no es menos cierto que las nuevas generaciones tienen más dificultades para hacerse de las tradiciones, de las posiciones producidas a lo largo del movimiento obrero.
La insistencia sobre el comunismo y sus maldades ha hecho que pequeñas minorías se planteen tímidamente reflexiones sobre qué es realmente y ello forma parte de un esfuerzo de toma de conciencia que de manera muy minoritaria se da en muchos países sobre la gravedad de la situación histórica actual y por qué alternativas luchar frente a ella.
En medio de estas reflexiones y cuestionamientos sobre el comunismo, hay una búsqueda de una sociedad mejor, de una sociedad humana donde no exista la explotación, ni clases sociales. Esta búsqueda de claridad y consciencia se dan con mayor fuerza y profundidad en el desarrollo de luchas obreras masivas a nivel internacional, en esos momentos de ascenso de las luchas a escala internacional, es donde se forja esta claridad y conciencia. El año pasado se dieron luchas en varios sectores de la clase obrera tanto en Perú como en otras partes del mundo (Enfermeras, médicos, obreros agroindustriales) que demuestran que la clase obrera existe y lucha contra las miserables condiciones de explotación en que nos sume la burguesía, empeoradas hoy en día con la pandemia 9.
El mayor peligro para el proletariado en el Perú sería dejarse arrastrar al enfrentamiento entre las diferentes fracciones de la burguesía y creer que el gobierno de Perú Libre con Pedro Castillo es un gobierno “socialista” que representaría los intereses de la clase obrera en el país. El gobierno de Castillo se muestra como un gobierno de la nueva Izquierda, que pasarán a ser los verdugos de turno de la clase obrera. Ellos no podrán evitar la fractura de la burguesía que viene dándose a todo nivel en el aparato político, tampoco podrán contener la crisis histórica del capitalismo, por más acciones que apliquen de políticas de capitalismo de estado, como nos tienen acostumbrados. Por otro lado, ante la propuesta del nuevo gobierno por organizar una Asamblea Constituyente, revisar contratos mineros y otros mecanismos que representarán también trampas para la clase obrera, porque la encuadrarán en el terreno democrático burgués, que no es su terreno de clase, decimos: la UNIDAD y AUTONOMIA de la clase obrera frente a estas pugnas Inter burguesas se hace necesaria hoy más que nunca. Solo la UNIDAD y AUTONOMIA en las luchas políticas y económicas de la clase obrera, podrán evitar este caos donde la burguesía arrastra a los trabajadores y a la sociedad en su conjunto. Frente a este caos del “sálvese quien pueda” que generan las burguesías de los Castillos y Fujimoris en Perú decimos VIVA LA AUTONOMIA POLITICA DEL PROLETARIADO INTERNACIONAL.
Internacionalismo Perú
Sección de la Corriente Comunista Internacional
[email protected] [328]
10092021
1 Ver nuestra Serie sobre el Comunismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200601/514/ii-el-comunismo-no-es-un-bello-ideal-sino-una-necesidad-material [329]
2 Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
3 Ver mas en https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [15]
4Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
5 Ver mas en https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [137]
6Sendero Luminoso y MRTA=Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, grupos armados terroristas.
En 2003, Bourseiller concluyó su Histoire générale de l'ultra-gauche1 profetizando la desintegración definitiva de la ultraizquierda: «Nacida en 1920, cuando los "izquierdistas" de la Tercera Internacional se hicieron a la mar y se liberaron de la tutela bolchevique, [la ultraizquierda] se desintegró en el siglo pasado. Como un espejismo de verano, que se desvanece en el camino»2. No se dio cuenta de que eso de la ultraizquierda no fue nunca más que un espejismo. Pero finalmente cambió su profecía: «Me equivoqué. Actualmente asistimos, contra todo pronóstico, al retorno de un movimiento en plena efervescencia» (p. 7). Y piensa… que es una oportunidad inmejorable para volver a atacar la reputación de la Izquierda comunista. Si ayer su técnica consistía en crear una nebulosa destinada a confundir el marxismo, el anarquismo y el modernismo metiéndolos todos en un mismo saco; hoy le gustaría que confundiéramos la Izquierda Comunista con la violencia nihilista de los “ZADistas” (de las Zones Á Defendre) y los Black Bloc.
Bourseiller ya esparce una gran patraña en sus entrevistas cuando afirma que fue Lenin quien creó la noción de ultraizquierda. Pero en su libro La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo [332], Lenin jamás habló de ultraizquierda. Polemiza fraternalmente, eso sí, con una tendencia aparecida en el seno del movimiento comunista, tendencia que denomina "las izquierdas", el "izquierdismo" o "comunistas de izquierda" y que se caracteriza por ser una reacción proletaria a la degeneración de la revolución en Rusia y a las posiciones oportunistas aparecidas en el seno de la Internacional Comunista a partir de su segundo congreso en 1920. Bourseiller se cuida muy mucho de citar un pasaje de esa obra de Lenin que es revelador de la continuidad política entre los bolcheviques y la izquierda comunista: «El error que representa el doctrinarismo de izquierda en el movimiento comunista es, en la actualidad, mil veces menos peligroso y menos grave que el error que representa el doctrinarismo de derecha»3.
El término "izquierdismo" se adoptó finalmente en los años 70 para designar a las organizaciones que se sitúan en la extrema izquierda del espectro político burgués. Los trotskistas y una parte de los maoístas defendían la vía parlamentaria y nacional hacia el comunismo y se fijaban como objetivo una vaga república social construida mediante una alianza (el Frente Único) con los partidos de la izquierda oficial. Esta franja del izquierdismo es un poco como la Greta Thunberg de lo social, porque se arrastra de rodillas implorando a los partidos de izquierda y a los sindicatos que se unan y lancen consignas de lucha, llamamientos a la huelga general, etc. Son, claramente, chusma que buscan evitar que los trabajadores se den cuenta de quiénes son sus enemigos. Pero hay otros maoístas y anarquistas4 que optan más bien por la acción directa, el sabotaje, y una huelga general que, se supone, debe derribar de un plumazo el régimen burgués a favor del federalismo y la autogestión. Su objetivo, fuertemente influenciado por la ideología de la pequeña burguesía, es crear, basándose en la fábrica o la aldea, comunidades autónomas. Se trata de una concepción ilusoria y peligrosa que pretende desviar al proletariado de su verdadera tarea política: la toma del poder y la internacionalización de la revolución.
La tendencia a la que se refería Lenin ha retomado su verdadero nombre, Izquierda Comunista, y se caracteriza por su apego al marxismo, al internacionalismo, a la perspectiva de la revolución proletaria y a su objetivo final, el comunismo. Los medios que preconiza para alcanzar este objetivo son la huelga de masas, la internacionalización de las luchas, la destrucción de los Estados en cada nación y la dictadura del proletariado en forma de poder internacional de los consejos obreros. Se ve a sí mismo como un puente entre el viejo partido que traicionó y el futuro partido mundial que, a su debido tiempo, podrá desempeñar plenamente su papel de orientación política y militante dentro de la clase obrera. Y, al igual que la izquierda marxista dirigió la lucha contra el oportunismo en la Segunda Internacional, la izquierda comunista asumió la lucha contra el oportunismo que volvió a surgir en la Tercera Internacional. En este sentido, la Izquierda Comunista representa la continuidad del movimiento obrero ya que se inscribe en la tradición de la lucha de Lenin (siendo éste mismo el fundador de una Fracción de Izquierda dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, la Fracción Bolchevique) y la de Rosa Luxemburgo contra el revisionismo y el reformismo.
Es verdad que Trotsky sí empleó a veces el término "ultraizquierda" durante la década de 1930. Lo hizo para enmascarar su propia deriva oportunista y tratar desacreditar a quienes criticaban ésta intransigentemente. En particular a la Fracción de la Izquierda Italiana que publicó Prometeo y Bilan.
Pero este terminó se utilizó sobre todo durante los años 70, cuando resurgió la corriente de la Izquierda Comunista, criticando el voluntarismo y la confusión que imperaban entonces en un agitado medio de elementos pequeñoburgueses. Una parte del medio político de esa época se definió como ultraizquierda para ubicarse a la izquierda del izquierdismo, al igual que el izquierdismo pretendía situarse a la izquierda de los llamados partidos comunistas. Claramente diferenciada de este maremágnum, la izquierda comunista se situó en el terreno de la clase y denunció a todas las organizaciones, de izquierda o de extrema izquierda, pertenecientes al aparato político del capital.
Ese magma informe llamado "ultraizquierda" no tiene nada que ver con las organizaciones del medio político proletario que defienden un marxismo vivo y el objetivo comunista que supone la desaparición de las clases y del Estado. Esa ultraizquierda es, por el contrario, una reunión heterogénea de diversos intelectuales, de radicalidad anarquista, sin filiación histórica real y sin tradición organizativa, donde siempre han abundado todo tipo de relecturas modernistas del marxismo, propias de la impaciencia de la pequeña burguesía decepcionada por la clase obrera. Formado por personalidades mucho más interesadas en hacerse un nombre que en defender las posiciones de clase, es también un terreno propicio para todo tipo de aventurerismo.
Bourseiller denuncia las "pobres utopías sociales" encarnadas por la izquierda comunista y se empeña en apuntalar esa ficción de la ultraizquierda. Lo define como una corriente marxista antiautoritaria. Pero se trata de una burda amalgama, ¡una auténtica obra de falsificación!, cuyo objetivo es desacreditar a la izquierda comunista borrando las fronteras que la distinguen del anarquismo y del modernismo, que, al igual que la Internacional Situacionista, intentan enterrar tanto al marxismo como a la clase obrera como clase revolucionaria.
En continuidad con lo que fue la socialdemocracia revolucionaria, la Izquierda Comunista siempre se ha diferenciado netamente del anarquismo y de sus teorías antiautoritarias. Entre otras cosas, denunció claramente la guerra de España en 1936 como preparación para la Segunda Guerra Mundial, y siguió siendo internacionalista durante ésta. Antón Pannekoek escribía en 1948: «Al parecer, existe en la actualidad una tendencia en el seno del anarquismo a acercarse a la idea de los consejos, sobre todo cuando incluyen grupos de trabajadores. Pero la vieja doctrina anarquista en su estado puro es demasiado estrecha, demasiado restringida, para ser útil hoy en día para la lucha de la clase obrera»5.
Respecto a ese modernismo siempre tan atractivo para los pequeñoburgueses, la Izquierda Comunista lo combatió sin tregua como arma de destrucción de la perspectiva proletaria y de la militancia obrera. Ese modernismo que, en la estela de la Escuela de Frankfurt y del grupo Socialismo o Barbarie, y tras constatar la derrota de las revoluciones proletarias, llegó a la conclusión que lo que había que hacer era olvidarse de ella y volver a Stirner, Proudhon y Marcuse6. ¡Malditos bobos! Carente de poder material, de propiedad, de patria en la sociedad burguesa, el proletariado sólo puede desarrollar su conciencia y su unidad sacando lecciones de las derrotas trágicas que sufre. Al sentirse decepcionados de la clase obrera que no habría acabado con el capitalismo lo suficientemente rápido para su gusto, los modernistas se refugiaron en discursos efectistas al estilo de Hegel. Ya fueron denunciados por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: «De este modo, la literatura socialista y comunista francesa perdió toda su virilidad. quedó completamente emasculada. Y como en manos alemanas dejó de ser la expresión de la lucha de una clase contra otra, el profesor germano se felicitó por haber superado la estrechez francesa y por haber defendido no las necesidades reales, sino la "necesidad de lo real"; de haber defendido no los intereses del proletario, sino los intereses del ser humano, del hombre en general, del hombre que no pertenece a ninguna clase ni a ninguna realidad y que sólo existe en el cielo brumoso de la fantasía filosófica».7
Quienes estuvieron próximos a las posiciones revolucionarias en los años 70 recordarán perfectamente esa arrogancia modernista que combinaba la mentalidad del intelectual pequeñoburgués con la del lumpenproletariado. La ultraizquierda es, en efecto, una quimera en la que Bourseiller mezcla deliberadamente a los situacionistas, a los comunistas libertarios y a la Izquierda Comunista con objeto de comprometer a esta última.
El colmo de toda esta manipulación y lo que constituye su principal motivación, es su pretensión de arruinar la reputación de la Izquierda Comunista amalgamándola con los ZADistas y los “black bloc”8. Se le da bien el arte de la calumnia. La Izquierda Comunista nunca ha dejado de condenar, en base al marxismo, esa violencia minoritaria, el terrorismo, la “propaganda por el hecho” de los anarquistas que, presuntamente, despiertan o agitan a las masas9. Pero Bourseiller le imputa la culpabilidad de esta violencia nihilista que consiste en romper escaparates, marquesinas de autobús, enfrentarse a la policía, todo ello justificado por la guerra de clases y los ataques a la mercancía. El proletariado no tiene nada que ver con esta violencia gratuita y esa ideología nihilista del no future, de la revuelta populista. Ese es más bien terreno propicio a las manipulaciones orquestadas por aventureros o policías provocadores10.
Los ZADistas justifican su violencia idealizando la naturaleza sin comprender la forma en que el capitalismo altera la relación entre el hombre y la naturaleza11. Muy próximos a los planteamientos “ciudadanistas” y autogestionarios, acaban postulando una defensa de la pequeña propiedad o el individualismo más desaforado. Su acción no conduce a la abolición de las clases sino a la autoexplotación de la clase obrera.
Lo que defiende la corriente de la Izquierda Comunista no es una ilusoria marcha atrás en la historia, sino una lucha por el futuro en el que la disolución de las clases y la ley del valor (esclavitud asalariada) permitan una aceleración de la socialización internacional y una producción orientada a la satisfacción de las necesidades humanas, una superación de la alienación humana. Sólo la revolución proletaria internacional hará posible este salto del reino de la necesidad al reino de la libertad.
Al igual que los bolcheviques en Rusia, la Fracción de Bordiga lideró la lucha dentro del Partido Socialista y se encontró a la cabeza del Partido Comunista de Italia fundado en Livorno en 1921. En 1959, Bordiga se seguía burlando de esas "lamentables parodias” del auténtico programa comunista consistentes en proclamar esas «fórmulas del tipo la tierra para los campesinos, las fábricas para los trabajadores»12. Esta es, en efecto, la tradición de la izquierda comunista que defiende los principios del marxismo contra las alambicadas teorías del ZADismo.
A lo largo de su historia, el proletariado ha tenido que defender su autonomía de clase contra el interclasismo estimulado por la degradación de la situación de esas capas sociales intermedias a consecuencia de la crisis del capitalismo. Pero antes de ser lo bastante fuerte como para alinear tras ella a estos estratos sociales, la clase obrera debe combatir por sus reivindicaciones propias, con sus métodos de lucha propios, y criticar implacablemente en su acción a todos aquellos que se empeñan en negar su naturaleza revolucionaria, a los que tratan de desviarla de sus objetivos, de quienes pretenden manipularla, a los aventureros, … Es decir, ¡aquellos que se han ganado el favor de Bourseiller!: «La revuelta en los suburbios aparece al final como la prefiguración de una insurrección popular global. En cuanto a las categorías derivadas del marxismo, como la clase proletaria, pertenecen a una época pasada. Al final de su vida, Guy Debord hizo hincapié no en la clase obrera, sino en "las clases peligrosas", un grupo que incluye a marginados de todo tipo, ya sean delincuentes, desempleados, matones o... desclasados» (p. 359).
Esta campaña dirigida por Bourseiller es complementaria, ¡ahí reside el secreto de su razón!, con la evolución cada vez más totalitaria de democracia burguesa que puede verse, por ejemplo, en Francia, con las leyes de "seguridad global" y “contra el separatismo” recientemente adoptadas, y que refuerzan su arsenal jurídico después de haber rearmado a sus fuerzas represivas. Así es como la burguesía se prepara para enfrentarse a su enemigo de clase, apaleándolo en las calles, llevándolo a los tribunales por comentarios "antisistema", desacreditándolo con sus calumnias.
Bourseiller deforma la historia de forma abusiva y tortuosa13. Este tipo de personaje que se esfuerza en poner su granito de arena a las empresas ideológicas destinadas al mantenimiento del orden social existente acaba siempre trabajando para la policía, sea o no consciente de ello. Esto es lo que hizo decir a Joseph Conrad: «La desfachatez desplegada en estas operaciones, que juegan insidiosamente con la estulticia y la credulidad humanas, la bravuconería que revela descaradamente el fraude al tiempo que insiste en la regularidad del juego, provoca asco y repugnancia». 14
Y nuestra conclusión es ésta: esta intensa preparación de la burguesía para futuros enfrentamientos de clase es ya una prueba en sí misma de que la Comuna de París, Berlín Múnich, Budapest y Petrogrado no han muerto. Renacerán más grandes y fuertes en todos los países y, como ayer, podremos leer el mañana en sus banderas desplegadas: ¡Abolición del trabajo asalariado! ¡Abolición de la propiedad privada!
Avrom E., 30 de abril de 2021
1 Ver la primera parte de nuestra denuncia en https://es.internationalism.org/content/4711/nuevos-ataques-contra-la-izquierda-comunista-bourseiller-se-reinventa-la-compleja [333]
2 Christophe Bourseiller, Histoire générale de l'ultra-gauche (2003). Véase nuestra denuncia en Révolution internationale n° 344 (marzo de 2004): "À propos du livre de Bourseiller: "Histoire générale de l'ultra-gauche" [320]
3 Lenin, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo [332] (1920).
4 A distinguir siempre de la corriente anarquista internacionalista que se negó a traicionar al proletariado en las dos guerras mundiales y se mantuvo fiel a la lucha de clases.
5 Citado en Serge Bricianer, Pannekoek y los Consejos Obreros [334], 1977
6 Stirner y Proudhon fueron dos teóricos del anarquismo. Marcuse, de la Escuela de Frankfurt, defendió en los años 70 que el proletariado había dejado de ser la clase revolucionaria en el capitalismo.
7 Karl Marx y Friedrich Engels, El Manifiesto Comunista [57], capítulo III, "Literatura socialista y comunista" (1848).
8 Los ZADistas son los activistas de las ZAD (Zones Á Defendre), una especie de territorios “okupados” que autogestionan para, dicen, impedir operaciones especulativas, de degradación medioambiental. Se denominaron “black bloc” a sectores de las manifestaciones contra la globalización que propugnaban llevarlas hacia el choque contra la policía. Desde entonces son una constante en gran parte de las manifestaciones. Nota de la Traducción.
9 Pannekoek denunció estas teorías funestas en dos artículos de 1933, "El acto personal" y "La destrucción como medio de lucha", traducidos al francés en la revista Echanges, nº 90 (primavera-verano de 1999).
10 Véase, en francés, nuestro artículo: "Black blocs: la lutte prolétarienne n'a pas besoin de masque" [335], Révolution internationale n° 471 (julio agosto 2018).
11 Véase nuestro artículo en CCI on line: "No hay solución a la catástrofe ecológica sin la emancipación del trabajo de la explotación capitalista" [336].
12 Amadeo Bordiga, "las tablas [de la ley]inmutables de la teoría del partido comunista", en Bordiga y la pasión por el comunismo, (1974). En apoyo de Bordiga, escribimos en nuestros comentarios a este texto: «En el comunismo, la empresa individual debe ser abolida como tal. Si la empresa sigue siendo propiedad de los que trabajan en ella, o incluso de la comunidad local que la rodea, no se ha socializado realmente, y las relaciones entre las distintas empresas autogestionadas deben basarse necesariamente en el intercambio de mercancías». ( en "Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo" [337], Revista Internacional nº 158).
13 Para los lectores que quieran descubrir la verdadera historia y las posiciones defendidas por la izquierda comunista, recomendamos los dos libros publicados por la CCI, La izquierda comunista de Italia, en español y La izquierda germano holandesa, en francés e inglés.
14 Joseph Conrad, Un recuerdo personal (2012)
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La CCI celebra con los simpatizantes y lectores interesados Reuniones Públicas, Permanencias y reuniones de profundización de carácter internacional por lenguas (inglés, francés y español). Se trata de espacios de debate con vistas a esclarecer cuestiones de interés para la lucha inmediata e histórica del proletariado.
Las Reuniones Públicas parten de una toma de posición de la CCI sobre la situación histórica o sobre problemas generales del movimiento obrero. En cambio, las Permanencias abordan temas planteados por nuestros simpatizantes o contactos.
Varios lectores habían pedido discutir sobre las luchas parciales. Nuestra Plataforma considera “luchas parciales” aquellas centradas “sobre problemas específicos tales como el racismo, la condición femenina, la ecología, la sexualidad u otros aspectos de la vida cotidiana”.
Este tipo de luchas, hoy tan en boga, no sirve a la lucha revolucionaria del proletariado, por el contrario, como denuncia nuestra plataforma “lejos de reforzar la necesaria autonomía de la clase obrera tienden por el contrario a diluirla en la confusión de categorías particulares e invertebradas (sexo, raza, juventud…) totalmente impotentes. Por ello constituyen un instrumento de la contrarrevolución que los gobiernos burgueses han aprendido a utilizar eficazmente para preservar el orden social”.
Para no dispersarse en múltiples temas, la Permanencia propuso abordar una de las luchas parciales, el feminismo que en muchos países se ha convertido en una ideología de Estado. Partiendo de una presentación (ver archivo adjunto) hubo un debate vivo en el que los participantes hicieron un esfuerzo de responderse, dando elementos de profundización del tema y partiendo del punto de vista de la solidaridad.
Sin embargo, hubo pocas referencias a las experiencias de lucha del movimiento obrero por la condición de la mujer proletaria y sus denuncias históricas del feminismo que fue desde el principio una ideología burguesa.
Mucho antes que las feministas hicieran sus “críticas” al machismo, el movimiento obrero había denunciado desde sus albores el machismo y las condiciones de opresión de la mujer trabajadora. Engels en su libro El origen de la propiedad privada, la familia y el estado, explica como el fin del comunismo primitivo y el desarrollo de la propiedad privada y de modos de producción basados en la explotación, conllevó inevitablemente la opresión de la mujer, su sumisión al macho para garantizar la continuidad de la propiedad privada y del linaje familiar. Engels habla de “primera derrota histórica de la mujer”.
Los primeros pasos del capitalismo, la acumulación primitiva que se extiende desde el siglo XV, se vio acompañada de una brutal campaña ideológica contra la mujer, acusada de brujería y de ser con su tentación carnal, “portadora del demonio”, una envoltura religiosa que abarcó tanto el catolicismo como el protestantismo, para hacer de las mujeres meras máquinas reproductoras que llenaran las reservas de fuerza de trabajo para el desarrollo capitalista.
El enfoque del movimiento obrero fue el de ver el problema de la mujer no como una opresión parcial y específica, sino como un componente inseparable de la lucha obrera contra la explotación y, como fin último, la abolición de la explotación y de todas las opresiones que emanan de las sociedades de clase y que el capitalismo ha llevado a su extremo. En el movimiento obrero el planteamiento es la lucha común de mujeres y hombres proletarios.
En cambio, el enfoque del feminismo ha sido desde el principio la lucha por reivindicar una posición específica de la mujer dentro de la sociedad capitalista, por la obtención de los privilegios que el macho goza en las empresas o en las instituciones estatales. El feminismo no pide ninguna liberación, ni siquiera de la mujer, sino que aboga por una “democratización” de la carrera por los poderes económicos y políticos, su enfoque es una competencia entre hombres y mujeres, una “lucha de sexos”.
Así pues, mientras el enfoque del movimiento obrero es revolucionario, emancipador y unitario, el planteamiento del feminismo es reaccionario, reproductor de la opresión y creador de divisiones y de competencia.
El feminismo reemplaza la lucha de clases por la “lucha de sexos”; a la unidad y la perspectiva de liberación universal, opone la división hombres – mujeres y el encierro en la categoría “mujer”.
En la reunión se expresó una necesidad de profundizar el tema de la condición histórica y actual de las mujeres proletarias (es decir discutir sobre las aportaciones del marxismo y más allá de Federico Engels, las obras y luchas de August Bebel, Eleonora Marx, Klara Zetkin, Alexandra Kollontaï, Sylvia Pankhurst y de las experiencias de las luchas de la posguerra en Europa y EUA (opuestas / enfrentadas / negadas por las luchas del feminismo).
No pudiendo asistir a la reunión, un compañero envió la siguiente contribución que se inscribió en el debate: “La vida social comporta luchas en diversos ámbitos: laboral, residencial, de sexo, ecológico, identitario, etc. Estas luchas han de enmarcarse en el proyecto global socialista, de otro modo son recuperadas por la burguesía, en un contexto interclasista.
Frecuentemente se plantea la difícil situación de participar en un movimiento reivindicativo, pero sin integrarse totalmente en él, puesto que hacerlo supone un planteamiento interclasista que es negativo para el movimiento general de avance hacia el socialismo.
Por eso debemos ser particularmente críticos contra todas las llamadas a «frentes unidos» y debemos asumir la tarea de mostrar que la lucha parcial apunta a la lucha global de la formación de una sociedad nueva en una democracia proletaria, Saludos”.
Aunque, el compañero tiene razón en denunciar el interclasismo de las luchas parciales y en condenar la ideología del “Frente Unido”1, hay dos puntos en su intervención que se deben aclarar:
Habla de recuperación por la burguesía, el problema es que esas luchas son burguesas de cabo a rabo, porque niegan la división en clases de la sociedad, porque atomizan a los explotados en categoría sociales que reproducen desde la raíz la sociedad capitalista y su ideología castradora, porque tienen como objetivo dividir al proletariado y sembrar en su seno la cizaña de la competencia y el enfrentamiento.
Las luchas parciales nada tienen que ver con la lucha reivindicativa del proletariado. Esta forma parte de su lucha histórica global. Aunque, sindicatos e izquierdistas tratan de castrarla reduciéndola a un planteamiento economicista, la lucha reivindicativa contra la explotación es inseparable de la lucha histórica por abolir la explotación.
Otro compañero animó mucho la discusión, dijo que había roto con la ideología y el medio político de las luchas parciales del género. A diferentes niveles acordó con la posición general de la CCI en cuanto a que la única solución al machismo y a otras herencias de la sociedad de clases es la revolución proletaria. Donde tenía dudas es ¿Cómo responder ante las situaciones concretas de opresión de la mujer en algunos países?, por ejemplo, se preguntó “¿Cómo convencer a una mujer proletaria en un país musulmán de que sólo la lucha obrera la liberará? si en otros países capitalistas sí hay avances [“hoy día en Europa ya se acepta largamente el sexo antes del matrimonio”] en este tema?”.
El proletariado es una clase revolucionaria y explotada a la vez, no puede desarrollar ninguna liberación parcial dentro de la sociedad capitalista, su revolución primero es política y consiste en derribar el Estado capitalista en todos los países y desarrollar el poder mundial de los Consejos Obreros abriendo con ello el periodo de transición del capitalismo al comunismo. En ese periodo irá extirpando paso a paso las raíces de la explotación capitalista y, de forma concomitante, irá eliminando la interminable carga de opresiones que conlleva el capitalismo y de forma milenaria, las sociedades de clases.
¿Quiere eso decir que hasta ese periodo histórico deberá permanecer indiferente a los brutales sufrimientos que el capitalismo en descomposición causa a toda la población mundial y en todas las esferas de la vida social? ¿Qué podría hacer el proletariado contra el salvajismo y la crueldad con la que los regímenes islámicos tratan a las mujeres?
No somos ilusos, sabemos que en la actual relación de fuerzas entre las clases que existe a escala mundial, el proletariado no tiene la más mínima fuerza para detener directamente esa barbarie. Pero eso no quiere decir que, como clase histórica, se quede con los brazos cruzados.
En primer lugar, “la lucha contra los fundamentos económicos de la sociedad capitalista contiene la lucha contra sus aspectos superestructurales (forma de vida, costumbres, ideología…)” (Punto XII de nuestra Plataforma) y “los ataques económicos (baja del salario real, despidos, aumentos de cadencias...) resultados directos de la crisis, afectan de modo específico al proletariado, o sea, a la clase que produce la plusvalía y que enfrenta al capital en ese terreno; la crisis económica, al contrario de la descomposición social, la cual concierne esencialmente las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente la infraestructura de la sociedad en la que se basan aquéllas; por eso, la crisis pone al desnudo las causas primeras de toda la barbarie que se cierne sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente de sistema y no ya de pretender mejorar algunos aspectos de él”2.
En segundo lugar, cuando el proletariado logra afirmar su propio terreno de clase independiente, su autonomía de clase, y desarrollar la confianza en su lucha como clase, tiene la capacidad, rompiendo todo planteamiento interclasista y de frente unido, de expresar su solidaridad con las luchas de sectores explotados y oprimidos y de dar sentido y fuerza a la lucha contra barbaries como la guerra imperialista que afectan a todas las capas de la sociedad. En ese terreno y en tales condiciones puede dar los medios para impulsar la rebelión activa contra las muchas barbaries de esta sociedad de clases: contra la opresión de las mujeres, contra la discriminación de minorías etc.
En fin, y no menos importante, la lucha ideológica del proletariado, expresado fundamentalmente por sus organizaciones comunistas, denuncia de forma implacable todas las formas de opresión y de barbarie capitalista, planteando frente a ellas la respuesta histórica del proletariado contra la respuesta parcial y mentirosa de feminismos, ecologismos, “antirracismos” y otros “ismos” reaccionarios.
Por otra parte, la discusión de la Permanencia dejó claro que ni siquiera en los países llamados democráticos (España, Brasil, EE.UU., etc.) existe realmente la igualdad entre hombres y mujeres. Sólo ocurre en los ámbitos legales formales, y en la práctica lo que se produce es violencia y desigualdad, con altas tasas de feminicidio y desigualdad salarial. Por lo tanto, ni siquiera en estos países capitalistas existe esa proclamada “igualdad” y, peor aún, la “igualdad” que propone el feminismo es “la igualdad” para la competencia, la guerra de todos con todos, el enfrentamiento y la destrucción mutua. Es pues una igualdad en la reproducción de la barbarie creciente del capitalismo.
Como explicó un participante, la “liberación de la mujer” no es bajo el capitalismo más que una “libertad formal” para escalar puestos en la empresa (¿qué liberación tiene la humanidad si la opresión que ejerce el presidente de una república o de una empresa es tomada a cargo por una mujer?), para matar gente ocupando puestos en las altas jerarquías de los ejércitos, para ser capataces y jefecillos en las empresas etc. La explotación no desaparece, sino que se agrava, si es multicolor o multisexual.
Si bien es cierto que el proletariado femenino soporta una “doble carga”: la explotación en el trabajo y la opresión machista, como explicó una compañera, eso no se soluciona con la “lucha de sexos” o culpando al marido /compañero. El movimiento obrero incluye en su bandera el combate contra el machismo. Por ejemplo, la Izquierda Comunista tiene como principio el rechazo y el combate contra toda forma de opresión y violencia contra las mujeres o contra compañeros que tengan una diferente orientación sexual. Todo esto no tiene nada que ver con la hipócrita ideología democrática, sino que está inscrito en la naturaleza revolucionaria y emancipadora de los principios proletarios.
CCI 24-10-21
La transformación de las relaciones sociales según los revolucionarios de finales del siglo XIX https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu [18]
El comunismo primitivo y el papel de la mujer en la emergencia de la solidaridad https://es.internationalism.org/revista-internacional/201305/3733/el-comunismo-primitivo-y-el-papel-de-la-mujer-en-la-emergencia-de- [342]
El comunismo primitivo - El papel de la mujer en la emergencia de la cultura /content/3567/el-comunismo-primitivo-el-papel-de-la-mujer-en-la-emergencia-de-la-cultura [343]
Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [344]
El feminismo al servicio del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4403/el-feminismo-al-servicio-del-capitalismo [345]
La condición de las mujeres en el siglo XXI https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3489/la-condicion-de-las-mujeres-en-el-siglo-xxi [346]
1 Ver el punto IX de nuestra Plataforma: El frentismo, estrategia para desviar al proletariado , https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [209]
2 Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
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Hoy con la noticia de la muerte del líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán1 (La cuarta Espada) se levanta todo un mito y leyenda del “personaje del mal” como lo señala la prensa burguesa, señalando los crímenes irrepetibles ocasionados por este grupo terrorista; lo siempre curioso es que no se va más allá, con la muerte de Guzmán, la prensa oculta el carácter real de este grupo y el terrorismo de Estado vivido a la par en aquellos años de guerra civil, un periodo que la clase obrera en Perú sufrió por la violencia brutal, causándole un retraso en su toma de conciencia y en el desarrollo de sus luchas, tanto por el terrorismo desarrollado por Guzmán y su pandilla, como también por parte del terrorismo de Estado.
Hoy más que nunca en la fase de descomposición de la sociedad capitalista2 donde la burguesía no logra controlar el caos político al interior de su aparato Estatal, se presenta una vez más, este pasaje de la historia, volver recordar a uno de sus personajes que animó y desarrolló la izquierda radical en Perú.
Sendero Luminoso expresó un ala de la burguesía que utilizaba un lenguaje “radical” de supuesta denuncia de la democracia y pretendida aspiración al “comunismo” (en realidad, capitalismo de Estado) que por sus métodos (guerrillas, terrorismo, culto a la personalidad, fanatismo...) pudo movilizar en sus filas ciertos sectores de la pequeña burguesía “alzada en armas”.
Denunciamos la hipocresía de la burguesía y el hecho de que esta trate de manejar ciertas situaciones para lograr sus objetivos, como, por ejemplo, recordar los dantescos hechos desatados por Sendero, por un lado, o la acción criminal de las fuerzas del Estado, por otro. Frente a esto, es muy importante que los revolucionarios le recordemos a la clase obrera, que plantearse las cosas de esta manera, es algo que no está en el terreno de clase, no es el método del proletariado, ni el fin, ni el medio para llegar al comunismo. Las luchas de liberación nacional, guerrilleras, a través de la violencia golpista o terrorista, como en el caso de SL, son parte del amplio catálogo de “opciones” que se plantearon facciones de la burguesía, o que aspiraban serlo, sobre todo después de la segunda guerra mundial, en el contexto de la dinámica de confrontación de los principales imperialismos a nivel planetario, donde la pequeña burguesía, siempre tuvo un papel de infantería de choque. Nunca tuvieron nada que ver con el comunismo, aunque siempre levantaron el estandarte de la “lucha obrera o de clases”.
Un aspecto de la “lucha popular” de Sendero Luminoso, es que se plantean sobre el terreno del nacionalismo, del desplazamiento de los viejos grupos o facciones de la clase dominante, que consideraban caducos, apátridas o “vendidos” al imperialismo norteamericano. De esta manera, se vieron obligados por las circunstancias, bien a adoptar las versiones burguesas del maoísmo o el estalinismo, para crear a partir de estas el guevarismo, castrismo, o también, tratar de crear otras más “adaptadas” a las características socio/culturales de sus países de origen, incluyendo ingredientes como el indigenismo, la lucha campesina, los héroes de la independencia hispanoamericana (enarbolada sobre todo por los militares, como en Venezuela con Chávez). Todas ellas tienen en común el idealismo propio de la visión burguesa, que tanto criticaron Marx y Engels. Por ello, es por su visión de clase, más que por una incomprensión de la historia, de las ideas o por falta de razonamiento, que representaron las aspiraciones propias de las clases dominantes. Las clases dominantes siempre han usado el terror para imponerse, así con métodos terroristas, empezando por la misma Revolución Francesa. Además, estos movimientos tipo SL, aparte de su carácter burgués, solo sirvieron para que el Estado tuviera la justificación para imponer el terror, a través del terrorismo de estado y reprimir todo intento de lucha de los trabajadores. Una situación similar se vivió en países como El Salvador, Nicaragua o la misma Colombia actual, donde las guerrillas de las FARC y el ELN siguen sembrando el terror y ejerciendo acciones terroristas sobre las poblaciones fronterizas entre Venezuela y Colombia. Ni que hablar de las guerrillas en países africanos. Otra cosa importante, es que una vez que estos grupos abandonan sus métodos de lucha y se acogen a la “vía democrática” dejan de ser “monstruos” y se convierten en ejemplares demócratas, a los cuales se les permite formar partidos políticos u otro tipo de organizaciones e incluso, participación parlamentaria. Un ejemplo de ello fue el famoso “Acuerdo de paz” que firmó Juan Manuel Santos con una parte de las guerrillas de las FARC. Pero un ejemplo vivo de esta izquierda, heredera del estalinismo, el maoísmo, guevarismo y castrismo, la tenemos en Venezuela hoy día, aplicando métodos terroristas contra la población, matándola de hambre, reprimiendo brutalmente a los trabajadores y llevándolos a la miseria. Es el terror del Estado capitalista y el terrorismo de las facciones de la burguesía, lo que es para nosotros no es la diatriba “democracia o comunismo” o tomar parte de ese discurso polarizador y profundamente hipócrita de la burguesía. Para cerrar, estos grupos, que se hacían o se hacen llamar “antiimperialistas”, son en realidad piezas de los antagonismos de las grandes potencias3.
La burguesía peruana ha mostrado hasta mas no poder la muerte del líder terrorista Abimael Guzmán como una "oportunidad para la reconciliación" y de "caminar unidos en el bicentenario". La burguesía peruana mediante su prensa ha tratado la muerte del terrorista de la misma forma en la que el senderista celebraba la masacre de los campesinos y "contrarrevolucionarios", bailando "Zorba el griego". Sendero Luminoso y la burguesía peruana no tienen ninguna diferencia con el "yihadista" que celebra la muerte del "infiel" lanzando cánticos y alabanzas durante días.
Preguntarnos entonces porque logró movilizar sectores "pobres" y "privilegiados" hay que entenderlo en su esencia, como lo que esa lucha armada representó: una envoltura de lucha “fuerte” (acciones armadas y de terrorismo ofrecidas como “alternativa” al pacifismo y al posibilismo democrático) para un proyecto nacional peruano capaz de movilizar sectores radicalizados de la pequeña burguesía cuya situación en aquel momento se vio fuertemente afectado por las reforma Agraria del régimen de Velasco en los 60s y el desarrollo que la burguesía en general tuvo en ese régimen .Recordemos que un buen sector de dirigentes e ideólogos de SL pertenecían a la pequeña burguesía provinciana familias de hacendados como la familia de la esposa de Guzmán o intelectuales urbanos de Ayacucho como los Morote, o eran hijos de comerciantes como Edith Lagos. La lógica pequeñoburguesa y activista (son los "únicos que hacen algo") atrajo (y atrae) a sectores estudiantiles y magisteriales que terminan identificándose con ese radicalismo burgués justificando incluso sus vericuetos oportunistas tales como haberse pasado 20 años denostando las elecciones y después de la captura de Guzmán pasasen a organizarse como partido con miras a las elecciones (Movadef) y su acceso al poder por la vía electoral.
Era lógico ,que ante los reacomodos de las facciones burguesas en los 60s,en una parte de la pequeña burguesía eso le afectase y reaccionase con el ADN típico de ellos: el histerismo y la búsqueda por reubicarse en la pirámide del poder que la burguesía le niega y en ese sentido el maoísmo le venía como anillo al dedo para su "lucha “con su carga de concepciones idealistas y burguesas de un supuesto "campesinado como protagonista de la revolución comunista", del líder iluminado que recupera la pureza social con el "comunismo" y del partido y los militantes ciegamente subordinados al militarizado aparato partidario (Estalinistas por supuesto).
El materialismo dialéctico entiende pues que lo real no es solo lo "tangible" o lo "concreto", sino también aquellas "ideas que nos explican lo que no es tangible". Era tan real la miseria del campesinado como la idea de que "al comunismo se llega mediante el partido y su férrea e inequívoca dirección”, y con "la lucha audaz y aleccionadora de los combatientes", ("la mística del senderista" tan admirada por Alan García, por ejemplo).
La miseria del campesinado más la concepción burguesa de la revolución y el comunismo, es lo que explica esta adhesión de los "más pobres" como de los "privilegiados" al senderismo. Pero además también explica ello el por qué la izquierda del capital de los 80's no rompía o le costaba criticar el actuar de Sendero Luminoso.
Dado que "así es la revolución", o que "es una forma de hacer la revolución", o quizás "que debe ser así pero con menos excesos", la burguesía pudo enfocarse primero en armar a las rondas campesinas y mucho después preocuparse por sus condiciones de vida, es decir, darle una salida apelando a lo ideológico a pesar de la "realidad material", de igual forma la aceptación en las ciudades del autogolpe de 1992 y el “Fujishock” se comprende precisamente por la idea que se instaló en la mente de muchos en aquella época sobre la revolución y el comunismo, y que ante esa parodia burguesa del marxismo y el comunismo, cualquier cosa es mejor4.
Por otro lado, la burguesía muestra un temor a que la “población no comprenda quién fue Abimael Guzmán”, este “temor” no es tanto al “desconocimiento de la juventud”, sino a que la población vea (equivocadamente) a Guzmán como un “justo luchador social que peleó contra las injusticias en el Perú”. Puesto que, si esto es así, se “valida” la lucha senderista, aunque se condene a la vez el uso del terror. Es decir, la burguesía peruana teme que la condena a la “violencia terrorista” sea superada por el reclamo contra las condiciones de miseria que esta impone al proletariado. Esto es algo que la burguesía peruana no puede permitirse en absoluto.
Una muestra de esto podemos ver cuando un tipo como Guido Bellido5 (el que habla de manera condescendiente de los senderistas) en las pampas de Ayacucho (la región más golpeada por Sendero) tuvo el 29 de Julio del 2021, su proclamación como primer ministro con una amplia cantidad de visitantes locales que desbordó a los cordones policiales. La burguesía peruana sabe muy bien esto.
Pero si las condiciones materiales son tan desgraciadas (hoy peor con la pandemia), que pueden llevar a mirar a pocos o muchos, con simpatía las motivaciones que tuvo Sendero Luminoso para iniciar su lucha armada no significan que Sendero Luminoso pueda resurgir otra vez, puesto que la prédica del “comunismo” que la izquierda del capital y Sendero Luminoso con Guzmán se dedicaron a propagar generó un rechazo hoy en día a toda la clase trabajadora.
El terrorismo tiene asidero hoy más que nunca, el capitalismo en su fase final no solo limita la esperanza de bienestar de la clase obrera cada vez más, sino que en su etapa de descomposición social lleva a sumar la cada vez mayor deshumanización de la humanidad; la aparición de ideologías extrañas y nihilistas, la irracionalidad desbordante que intenta ocultar el razonamiento y la verdad, el terrorismo, la violencia ciega e irracional se inscribe en este caos en el que la sociedad y la humanidad entera se hunden y se pudren, producto del bloqueo de las dos fuerzas de la sociedad: la burguesía y el proletariado.
Preguntarnos porque hoy el proletariado no reasume su proyecto histórico y la sola mención de "Comunismo" ha sido convertida en sinónimo de Terrorismo, Entender esto es fundamental .En el caso de la clase obrera en el Perú no se debe solo a las brutalidades cometidas por SL y al daño físico e ideológico que esa organización burguesa infligió a los trabajadores sino que principalmente obedece a la campaña que desde los 90s la burguesía Mundial lleva a cabo contra el Comunismo como proyecto político del proletariado, falsificándolo y tratando de identificarlo con Estalinismo o terrorismo, estrategia que tan buenos resultados le ha dado por el momento. Es por ello que el accionar de SL y sus métodos, como expresión radicalizada de la izquierda del Capital le hizo perfectamente el juego a la burguesía mundial6.
A manera de conclusión, denunciamos tajantemente el accionar del grupo SL siempre. Este no ha sido más que un factor para bloquear la toma de conciencia del proletariado y el de desprestigiar las luchas obreras a través de sus métodos, es ahora que intentamos llegar a una reflexión y hacer conocer como a nivel mundial se ha comparado al comunismo como una vía terrorista, como un mal fin de vida, pues decimos NO, solo la clase obrera es la portadora del cambio a una verdadera vida, la del comunismo, y para llegar a ello deberá a través de su organización, la autonomía en sus luchas y su toma de conciencia, lograr el derrocamiento de la burguesía de la faz del planeta.
Edmund
03102021
1 Abimael Guzmán, el hombre que condujo toda esa violencia se consideró a sí mismo como la «cuarta espada» del comunismo internacional tras Lenin, Stalin y Mao.
2https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
3 Sobre la lucha nacional ver nuestro folleto Nación o Clase https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase [348] y nuestra serie Balance de 70 años de liberación nacional https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [349] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-ii-en-el-siglo [292] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201202/3316/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-iii-las-nuevas [350]
4 Para conocer nuestra posición sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase proletaria, ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [114].
5 Actual primer ministro de la República Peruana.
6 Ver Perú: tras las elecciones arrecia la campaña anticomunista https://es.internationalism.org/content/4717/peru-tras-las-elecciones-arrecia-la-campana-anticomunista [351]
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Pese al triunfalismo de los gobiernos, la pandemia sigue diariamente segando la vida de miles de seres humanos, según los datos de la John Hopkins University que recopila datos oficiales (fuertemente subestimados por todos los estados) el 4 de octubre había 236 millones de casos y 4.834.870 muertes.
Oculta por todo el ruido de la “economía verde” y la falsa protesta de la “juventud por el clima”, la destrucción del planeta en todos los planos continúa imparable, amenazando el futuro de la humanidad.
Las tensiones imperialistas se agudizan tras la vergonzosa retirada de USA de Afganistán, especialmente la polarización China – USA muestra un mundo de caos imperialista cada vez más amenazante.
Ultimo, pero aún más importante, la inflación se dispara y las perturbaciones crecientes de la economía mundial denuncian la hipocresía y la mentira de los gobiernos que no se cansan de proclamar la “recuperación económica”.
Todos estos fenómenos muestran la aceleración de la barbarie capitalista que caerá en todo su peso brutal sobre la clase obrera y el conjunto de la humanidad oprimida.
Es necesario discutir colectivamente para comprender qué está ocurriendo y cómo contribuir a la lucha de la clase obrera contra el capitalismo y en la perspectiva de su destrucción como sistema bárbaro e inhumano.
La Reunión Pública tendrá lugar por vía Internet. Todos los que estén interesados pueden escribir a [email protected] [31] para que les enviemos el enlace para poder participar.
La fecha de la Reunión Pública es OCTUBRE sábado 30 a las 18 horas de Europa
Corriente Comunista Internacional
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La administración Biden no sólo mantiene las agresivas medidas económicas contra China, implementadas por Trump, sino que sobre todo ha aumentado la presión en el plano político (defensa de los derechos de los uigures y de Hong Kong, acercamiento a Taiwán, con el que actualmente negocia un acuerdo comercial, acusaciones a China de hackeo informático) y también en el plano militar en el Mar de China, y ello de forma bastante espectacular desde principios de abril:
- El 7 de abril, Estados Unidos desplegó un grupo de portaaviones (el USS Theodore Roosevelt, acompañado de su flotilla) en el Mar de China Meridional y el destructor de misiles USS John S. McCain transitó por el Estrecho de Taiwán (situado entre China y Taiwán);
- El 11 de mayo, buques estadounidenses, franceses (el portahelicópteros anfibio (PHA) Tonnerre y la fragata Surcouf), japoneses y australianos iniciaron unas maniobras militares conjuntas (ARC21) en el Mar de China Oriental, las primeras de este tipo en esta zona estratégica, no muy lejos de las Senkaku, islotes deshabitados administrados por Japón en el Mar de China Oriental y reclamados por Pekín, que los llama Diaoyu. Antes de estas maniobras, los buques franceses habían participado en los ejercicios de La Pérouse en el Golfo de Bengala con buques estadounidenses, australianos, hindúes y japoneses. Luego, el Tonnerre pasó al sur de Taiwán para llegar a Japón, mientras que el Surcouf también eligió el estrecho de Taiwán;
- A la presencia francesa en Japón le seguirá en 2021 la de la fragata alemana Hessen, ya que Berlín expresó en 2020 su deseo de tener una mayor presencia en el Indo-Pacífico, y el archipiélago acogerá en 2022 al grupo aeronaval británico Queen Elizabeth.
- En septiembre, Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia anunciaron un nuevo acuerdo de defensa, conocido como "Aukus", cuyo objetivo es ampliar la presencia militar de los países en los mares que rodean a China. Los tres países compartirán inteligencia militar y conocimientos tecnológicos que permitirán a Australia construir submarinos de propulsión nuclear. El pacto Aukus es una bofetada a Francia, ya que Australia cancela el contrato centenario de más de 50.000 millones de euros1 con Francia para construir una flota de submarinos. Reaccionando con furia, Francia retiró a sus embajadores de Estados Unidos y Australia. China denunció el pacto como el inicio de una nueva Guerra Fría, aunque sin duda se alegra de las nuevas divisiones entre sus rivales occidentales2.
China, por su parte, ha reaccionado airadamente a estas presiones políticas y militares, en particular las relativas a Taiwán:
- A principios de abril, en respuesta a la presencia de la flota estadounidense, el portaaviones Liaoning, acompañado de 5 buques de guerra, operó en las aguas al este de la "isla rebelde". Los cazas taiwaneses tuvieron que despegar a toda prisa para repeler la entrada de quince aviones chinos en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán;
- El 19 de mayo, un grupo de expertos con sede en Hong Kong y afiliado al Partido Comunista Chino publicó un estudio en el que se subrayaba que las tensiones en el estrecho de Taiwán habían llegado a ser tan elevadas que indicaban un riesgo "sin precedentes" de guerra entre el continente y Taiwán.
- El 15 de junio, en respuesta a la reunión de la OTAN que marcaba un cierto acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre la cuestión China, veintiocho cazas chinos entraron en la zona de identificación de defensa aérea de la antigua Formosa, la mayor incursión de cazas y bombarderos del Ejército popular de liberación jamás registrada;
- A principios de julio, la revista china Naval and Merchant Ships publicó un plan para un ataque sorpresa en tres etapas contra Taiwán, que llevaría a una derrota total de las fuerzas armadas de la "provincia rebelde".
A finales de agosto, el informe anual del Ministerio de Defensa taiwanés advertía de que China "puede ahora combinar operaciones digitales de su ejército que inicialmente paralizarían nuestras defensas aéreas, centros de mando marítimos y capacidades de contraataque, lo que supone una enorme amenaza para nosotros" (P.-A. Donnet, China en condiciones de paralizar la defensa de Taiwán, según Taipéi, Asialyst, 02.09.21)
Así, las advertencias, amenazas e intimidaciones se han sucedido en los últimos meses en el Mar de China. Subrayan la creciente presión ejercida por Estados Unidos sobre China. En este contexto, Estados Unidos está haciendo todo lo posible para atraer a otros países asiáticos detrás de ellos, preocupados por las ambiciones expansionistas de Pekín ("El ejercicio ARC21 es un medio de disuasión ante el comportamiento cada vez más agresivo de China en la región", afirma Takashi Kawakami, director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Takushoku (Japón), citado el 14 de mayo por el diario Les Echos). Así, Estados Unidos intenta crear una especie de OTAN asiática, la QUAD, que reúne a Estados Unidos, Japón, Australia e India. Por otra parte, y en el mismo sentido, Biden quiere reactivar a la OTAN para implicar a los países europeos en su política de presión contra China.
Para completar el panorama, tampoco hay que olvidar las tensiones entre la OTAN y Rusia: tras el incidente del vuelo de Ryanair secuestrado e interceptado por Bielorrusia para detener a un disidente, que se había refugiado en Lituania, se produjeron las maniobras de la OTAN en el Mar Negro frente a Ucrania en junio, donde se produjo un enfrentamiento entre una fragata británica y barcos rusos, y, en septiembre, las maniobras conjuntas entre los ejércitos ruso y bielorruso en las fronteras de Polonia y los Estados bálticos.
Estos acontecimientos confirman que el aumento de las tensiones imperialistas está generando una polarización entre Estados Unidos y China, por un lado, y la OTAN y Rusia, por otro, lo que a su vez está empujando a China y Rusia a reforzar sus vínculos entre sí para enfrentarse a Estados Unidos y la OTAN.
Sin embargo, la "debacle de Kabul" (véase nuestro artículo "Detrás de la decadencia de Estados Unidos, la decadencia del mundo capitalista"3 en nuestra página web) subraya hasta qué punto la descomposición y la persistente desestabilización acelerada por la crisis de Covid-19 estimulan las fuerzas centrífugas, exacerban el "sálvese quien pueda" de los distintos imperialismos, frustrando así constantemente cualquier estabilización de las alianzas:
- La precipitada retirada de Estados Unidos de Afganistán, destinada a concentrar fuerzas militares frente a China, se llevó a cabo sin ninguna consulta a los aliados, mientras que Biden había prometido unos meses antes en la cumbre del G7 y en la reunión de la OTAN el retorno de la consulta y la coordinación; esta retirada significa también de facto el abandono por parte de Estados Unidos de sus aliados sobre el terreno (véase el anterior abandono de los kurdos y el enfriamiento de las relaciones con Arabia Saudita) y sólo puede reforzar la desconfianza de países como India y Corea del Sur hacia un aliado que está demostrando ser poco fiable, así como la determinación europea de crear estructuras de defensa más independientes de Estados Unidos.
- Por otra parte, la vuelta al poder de los talibanes constituye un grave peligro potencial de infiltración islamista en China (a través del "problema uigur"), sobre todo porque sus aliados, los talibanes paquistaníes (el TTP), están inmersos en una campaña de atentados contra las obras de la "Nueva Ruta de la Seda", que ya ha provocado la muerte de una docena de "cooperantes" chinos. Esto está llevando a China a intensificar sus intentos de establecerse en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central (Turkmenistán, Tadjikistán y Uzbekistán) para contrarrestar el peligro. Pero estas repúblicas forman parte tradicionalmente de la zona de influencia rusa, lo que aumenta el peligro de enfrentamiento con este "aliado estratégico", con el que, de todos modos, sus intereses a largo plazo son fundamentalmente opuestos: la nueva Ruta de la Seda pasa por delante de Rusia y ésta recela del creciente control económico de China sobre sus territorios siberianos;
- El caos y la actitud imperialista de sálvese quien pueda en el mundo acentúan constantemente la imprevisibilidad del posicionamiento de los distintos Estados: Estados Unidos se ve obligado a mantener la presión con bombardeos aéreos regulares sobre las milicias chiíes que acosan a sus fuerzas en Irak; los rusos tienen que "hacer de bomberos" en el enfrentamiento armado entre Armenia y Azerbaiyán, instigado por el interés imperialista de Turquía; La propagación del caos en el Cuerno de África a través de la guerra civil en Etiopía, con Sudán y Egipto apoyando a la región de Tigray y Eritrea apoyando al gobierno central etíope, está perturbando en particular los planes chinos de utilizar Etiopía como base para su proyecto de la ruta de la seda en el noreste de África, y para ello han instalado una base militar en Djibuti.
- La propagación incontrolada de la pandemia ligada a la generalización de la variante delta requiere una mayor atención de los Estados a la situación interna, que puede tener un impacto imprevisible en sus políticas imperialistas. Por ejemplo, el estancamiento de la vacunación en EE.UU., tras un fuerte arranque inicial, está provocando una nueva oleada de infecciones en los estados del centro y del sur. Esto lleva a nuevas medidas coercitivas por parte del gobierno de Biden, lo que a su vez reaviva las recriminaciones de los partidarios de Trump. Del mismo modo, en Rusia, el gobierno se enfrenta a un resurgimiento de la epidemia, mientras que la vacunación está estancada y la población desconfía enormemente de las vacunas rusas, lo que ha llevado al alcalde de Moscú (donde el 15% de la población está vacunada) a tomar medidas que hacen la vacunación casi obligatoria.
En China, donde el gobierno confía en la inmunidad de rebaño antes de abrir el país, la preocupante situación sanitaria requiere una atención constante. Por un lado, hasta que se consiga, China impone estrictos cierres cada vez que se identifican infecciones, lo que dificulta gravemente las actividades comerciales. Por ejemplo, el pasado mes de mayo, después de que algunos estibadores del puerto de Yantian se infectaran, el tercer mayor puerto de contenedores del mundo estuvo totalmente aislado durante una semana, y los trabajadores se vieron obligados a permanecer en cuarentena en el lugar. Ahora de nuevo, regiones enteras están confinadas debido a la expansión de la variante delta, la erupción más fuerte desde Wuhan en diciembre de 2019. En segundo lugar, esta búsqueda de la inmunidad de rebaño ha llevado a varias provincias y ciudades chinas a imponer fuertes sanciones a los recalcitrantes. Estas iniciativas fueron muy criticadas en las redes sociales chinas y el gobierno las frenó porque tendían a "poner en peligro la cohesión nacional". Por último, quizá el problema más grave sea la evidencia cada vez más convergente sobre la limitada eficacia de las vacunas chinas.
En este contexto, el aumento de las tensiones bélicas es ineludible. Por un lado, indica una cierta polarización, especialmente entre Estados Unidos y China, subrayada por una creciente agresividad por parte de Estados Unidos, que sabe que, a pesar de las enormes inversiones de China en la modernización de sus fuerzas armadas, éstas aún no pueden igualar el poder militar de Estados Unidos, especialmente en el aire, en el mar y en términos de su arsenal nuclear.
Sin embargo, el caos y el sálvese quien pueda exacerbados hacen que cualquier alianza sea constantemente inestable, estimulan los apetitos imperialistas en todas las direcciones y empujan más bien a las grandes potencias a evitar un enfrentamiento directo entre sus ejércitos, con un compromiso masivo de personal militar sobre el terreno ("botas sobre el terreno"), como ilustra la retirada de los soldados estadounidenses de Afganistán. En cambio, recurren a empresas militares privadas (la organización Wagner por parte de los rusos, Blackwater/Academy por parte de los EE.UU., ...) o a milicias locales para llevar a cabo acciones sobre el terreno: uso de milicias suníes sirias por parte de Turquía en Libia y Azerbaiyán, milicias kurdas por parte de los EE.UU. en Siria e Irak, milicias chiíes de Hezbolá o Irak por parte de Irán en Siria, milicias sudanesas por parte de Arabia Saudí en Yemen, ....
La forma que está tomando la expansión de estas tensiones anuncia, por tanto, la multiplicación de enfrentamientos bélicos cada vez más sangrientos y bárbaros en un entorno marcado por la inestabilidad y el caos.
18.09.21/ R. Havanais
1 https://www.rfi.fr/fr/asie-pacifique/20210917-australie-apr%C3%A8s-la-rupture-du-contrat-du-si%C3%A8cle-avec-la-france-la-question-du-co%C3%BBt-de-ce-revirement [355]
2 Analizaremos este episodio imperialista en un futuro artículo
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Sin embargo, la “lucha de clases” que nos presenta Barbaria y el “proletariado” del que nos habla, nada tienen que ver con la auténtica lucha de clases ni con el auténtico proletariado. Barbaria nos dice: “Cuando los tejedores de Lyon se levantaron en armas en 1831, la burguesía hizo memoria de clase. Recordó las invasiones de esos pueblos primitivos que asaltaron el Imperio romano y que llamaron bárbaros, porque su lengua sonaba como el ruido. Tampoco los tejedores de Lyon hablaban una lengua que pudiera comprender la burguesía. En la lucha milenaria entre la civilización y la barbarie, la revolución se expresa en una lengua que no es la lengua de los amos, una lengua que el Imperio de la civilización no puede alcanzar. Cada vez que las clases explotadas se han levantado a lo largo de la historia, han llevado consigo la misma barbarie, la misma comunidad humana contra la explotación. Barbaria es un lugar en la memoria. Es allí donde se guarda la historia milenaria de nuestra clase, desde las comunidades primitivas hasta la comunidad humana mundial” (https://barbaria.net/quienes-somos/ [357] ).
Esta visión hace desaparecer al proletariado, diluido en todas las clases explotadas de la historia. Si bien el proletariado es solidario con ellas e integra lo mejor de su lucha, el proletariado es diferente pues no solo es la clase explotada bajo el capitalismo, sino que es igualmente la clase revolucionaria. Los esclavos y los siervos no podían acabar con la explotación, en cambio, el proletariado es la primera clase explotada de la historia que tiene la capacidad y la conciencia para acabar con el capitalismo y crear la nueva sociedad, el comunismo.
En los debates de la Liga de los Comunistas, Engels escribió Los Principios del Comunismo1, donde demostró por qué el proletariado es diferente de los esclavos y de los siervos y cómo en esta diferencia reside su naturaleza revolucionaria. Barbaria deja todo esto de lado y defiende que las revueltas interclasistas, los “movimientos sociales” tales como los Gilets Jaunes o las protestas de Chile o Ecuador en 2019, serían la expresión de la lucha de clases: “Una realidad falsamente comprendida nos trata de hacer creer que vivimos en un mundo sin revoluciones y revueltas. Basta dirigir nuestra mirada desde Rumanía a Albania, de Argelia a Irak, de Bolivia a Ecuador, de Argentina a Oaxaca, para ver la intensidad de las revueltas y revoluciones que han recorrido la faz de la tierra en los últimos 25 años, por no hablar del intenso proceso de lucha de clases que se desplegó en el 2011 en el mundo árabe, justo cuando muchos socialdemócratas habían dictaminado el fin de las revoluciones (…) El futuro inmediato será, por tanto, de intensa lucha de clases. Es algo que se observa ya desde hace algunos meses en regiones como China, Irán, Irak, Kurdistán, Haití… Y que de modo más reciente está atravesando también a Francia con el movimiento de los gilets jaunes, Hungría o Túnez”.
Hoy, el proletariado sufre cruelmente la pérdida de la identidad de clase, la falta de confianza en sus propias fuerzas, Barbaria hurga en esa herida vendiendo como “lucha de clases” la movilización interclasista y nacionalista de los Chalecos Amarillos que cantan La Marsellesa y enarbolan la bandera tricolor francesa con la que fue aplastada la Comuna de Paris2.
Barbaria habla de “revolución”. El cambio de régimen en Cuba en 1959 a manos del castrismo nos lo vendieron como una “revolución”. El desalojo de Trump de la presidencia de Estados Unidos habría sido una “revolución ciudadana”. Los trotskistas convierten en “revolución” cualquier tumulto en un país exótico. Barbaria pone su granito de arena en esta ceremonia de la confusión hablándonos, como hemos visto antes, de “revueltas y revoluciones” en Irak (¿), Haití (¿), Kurdistán (¿??), China (¿?????), los Chalecos Amarillos (¿???) …
Los disturbios y convulsiones que Barbaria amalgama como “revueltas y revoluciones” son muy diferentes unos de otros, sin embargo, tienen algo en común: no tienen nada que ver con la lucha del proletariado, unos son revueltas desesperadas y nihilistas; otros movimientos claramente burgueses, otros enfrentamientos imperialistas. En China, por ejemplo, lo que conocemos es la protesta nacionalista de los uigures o el movimiento democrático de Hong Kong. Respecto del Kurdistán, ¿se refiere Barbaria al movimiento guerrero y nacionalista de Rojava tan ensalzado por los anarquistas?3
Pero ¿en qué consiste la revolución proletaria para Barbaria? En un texto titulado 11 puntos sobre Marx se pueden encontrar cosas muy generales, formalmente correctas, sobre la abolición de las relaciones capitalistas de producción, la dictadura del proletariado, la destrucción del Estado etc. Sin embargo, cuando se trata de concretar nos encontramos con afirmaciones como esta: “La respuesta de estas comunas, como Puerto Resistencia, es una muestra de la capacidad de nuestra clase para construir relaciones sociales al margen de las impuestas por el capital y sus Estados, donde a la par que se reorganizan las condiciones materiales de vida, se produce una revolución en los valores y en las relaciones humanas. El mundo deja de estar invertido, como sucede en el capitalismo, y las necesidades sociales pasan a ser prioritarias respecto a cualquier otro criterio (como la acumulación de capital sin límites) en las decisiones que las comunas toman en los usos de los recursos disponibles y en los esfuerzos que se dedican a lograrlos. Todo se da la vuelta, deja de estar al revés. Así, por ejemplo, una activista de las luchas medioambientales, que hasta entonces necesitaba escolta ante las múltiples amenazas y asesinatos cometidos por los paramilitares, ahora camina libre, sin miedo, entre sus vecinos. La movilización proletaria le ha devuelto su seguridad, ha frenado la violencia del capital en aquellos espacios donde nuestra clase ha impuesto su lógica de vida (frente la lógica de muerte del capital). (https://barbaria.net/2021/05/30/por-que-lucha-el-proletariado-en-colombia/ [358] )
De este pasaje se desprenden una serie de conclusiones: 1) ¡Se podría construir relaciones sociales al margen de las impuestas por el capital dentro del propio capitalismo!; 2) ¡Habría una “revolución en los valores y en las relaciones humanas” (sic)!; 3) ¡dentro del capitalismo se podría conseguir que las “necesidades humanas pasan a ser prioritarias respecto a la acumulación capitalista”!!! En resumen, las “revueltas y revoluciones” que nos presenta Barbaria acreditarían ideas como que: 1) el comunismo se puede crear ya dentro del capitalismo; 2) se podrían crear “espacios liberados” de la represión del Estado capitalista; 3) se podría cambiar la economía sin necesidad de destruir el capitalismo… Es decir, la negación de todo lo que se afirma “teóricamente” en los 11 puntos sobre Marx.
El pasaje sobre Puerto Resistencia presenta como actos “revolucionarios” hechos que expresan el estallido de la sociedad en fragmentos donde pequeñas comunidades se protegen desesperadamente, sin ningún futuro, de la dislocación de las relaciones sociales. Capas sociales marginadas, proletarios individuales, se ven arrastrados por el torbellino de la descomposición y esto es glorificado por Barbaria como “atisbos de una sociedad nueva, destellos de comunismo, los balbuceos, los comienzos, de la constitución revolucionaria de una clase que se resiste a sucumbir junto a un capitalismo moribundo”. Para colmo, Barbaria propone como alternativa generalizar mundialmente este hundimiento en la barbarie: “es todavía insuficiente lo que estamos viendo en las comunas de Cali o de Medellín, o en los barrios de Santiago en Chile, estas nuevas relaciones sociales solamente pueden imponerse a la lógica del capital a nivel mundial”.
¡Barbaria se reclama de la “barbarie”! El proletariado pertenecería a “la lucha milenaria entre civilización y barbarie”, y recordaría a los “antiguos bárbaros que asaltaron Roma”.
Nos preguntamos si esta “reivindicación” viene de la más espantosa confusión o de una voluntad deliberada de presentar el deslizamiento creciente del capitalismo hacia la barbarie como la “perspectiva revolucionaria”. Los promotores de Barbaria deben explicarlo.
Sin embargo, lo que para nosotros está muy claro es, en primer lugar, que la civilización que nace con los modos de producción esclavista, feudal, despótico asiático y capitalista, es la peor y más sofisticada forma de barbarie pues es institucionalizada y santificada en el Estado con sus ejércitos, su policía, sus cárceles, sus tribunales…
En segundo lugar, como anunció Engels en 1890 la alternativa que se presenta a la humanidad es Barbarie o Comunismo. El rostro de la barbarie se está perfilando de forma cada vez más acelerada con el COVID 19, el desastre ecológico, las guerras imperialistas, el caos creciente… El jueguecito ingenioso de Barbaria de incluir al proletariado en la “tradición de los bárbaros” nos muestra como “pasos hacia la revolución” lo que no son sino manifestaciones del hundimiento en la barbarie.
Barbaria habla mucho de la Izquierda Comunista, en el blog encontramos varios artículos: Amadeo Bordiga un dinosaurio del comunismo (sic); Sobre la fundación del PC de Italia y la Izquierda Comunista Italiana; El pasado de nuestro ser4 etc.
Los compañeros de Programa Comunista hacen una crítica bastante juiciosa del artículo sobre Bordiga5. Denuncian la manipulación que hace Barbaria desligando Bordiga del combate de los grupos de la Izquierda Comunista tratando “de definir una aportación personal del mismo de la que apropiarse, para construir sobre ella una teoría propia, una visión suya, particular, de problemas que sólo pueden ser abordados, en términos marxistas, desde el trabajo anónimo y colectivo del órgano partido”.
Los compañeros subrayan que la biografía de Barbaria sobre Bordiga “se corta cuidadosamente en 1929 y deja fuera todo el trabajo que, desde la IIª Postguerra, realizaron Bordiga y tantos otros compañeros por restaurar el marxismo”.
Esta amputación se manifiesta igualmente en los demás textos de Barbaria. Habla de las izquierdas comunistas de Alemania, Rusia etc., pero solo hasta finales de los años 20. Habla de Bilan sin mencionar ni una palabra sobre sus continuadores, Internationalisme y la CCI. No encontramos el más mínimo rastro de los grupos actuales de la Izquierda Comunista, la CCI, la TCI, Programa Comunista…
No vamos a especular sobre los motivos de este olvido, corresponde explicarlo a Barbaria. Sin embargo, hay una conclusión que cualquier lector puede sacar de esta ausencia: la Izquierda Comunista pertenecería a un pasado remoto, que se podría estudiar como un “fondo documental” del cual extraer las interpretaciones que a cada cual le convengan. La consecuencia es evidente: se le roba al proletariado su principal fuerza, la continuidad histórica critica de sus organizaciones comunistas, el hilo histórico que va desde la Liga de los Comunistas hasta los pequeños grupos actuales de la Izquierda Comunista. Barbaria comete la barbaridad de hacer desaparecer estos últimos del horizonte, dando a entender al proletariado y a sus minorías revolucionarias que no cuenta con ese legado histórico fundamental. Esta amputación de la memoria contra nuestra clase no es nueva. Estamos asistiendo últimamente a empresas como la de Nuevo Curso que ignora totalmente los grupos de la Izquierda Comunista para hacer pasar como “izquierda comunista” un refrito de posiciones basadas en el revolucionario Munis que no logró romper realmente con el trotskismo6.
Es posible que los promotores de Barbaria no estén de acuerdo con las posiciones que defendemos en la CCI o en otros grupos actuales de la Izquierda Comunista. El análisis que hemos realizado anteriormente lo demuestra palmariamente. Si alguien pretende tomar como base de su actividad organizada la Izquierda Comunista - Barbaria da a entender que la Izquierda Comunista sería “el pasado de su ser”- lo que debe hacer es entablar un debate amplio y profundo con las organizaciones que hoy se reclaman de la Izquierda Comunista, si finalmente, tras un debate exhaustivo, llega a la conclusión que defienden posiciones erróneas la formación de un nuevo grupo es una contribución. Lo que es deshonesto es hablar de la Izquierda Comunista, dando a entender que es “el pasado del ser” de Barbaria, y, al mismo tiempo, ignorar totalmente a los grupos actuales de la Izquierda Comunista.
Pensamos que la contribución que hacemos debe ser sometida a un debate crítico y no ignorada. Nos atenemos a lo que señaló BILAN en su primer número (noviembre 1933): “Nuestra facción se reivindica de un largo pasado político, una profunda tradición en el movimiento italiano e internacional; un conjunto de posiciones políticas fundamentales. Pero no pretende aprovechar sus precedentes políticos para pedir la adhesión a las soluciones que defiende para la situación actual. Por el contrario, invita a los revolucionarios a someter a la verificación de los acontecimientos las posiciones que defiende actualmente, así como las posiciones políticas contenidas en sus documentos básicos”.
Acción Proletaria 26-10-21
2 Ver, entre otros, Hoja de intervención de la CCI sobre la trampa del movimiento de los chalecos amarillos https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos [359] y Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [14]
3 Ver Los anarquistas y el imperialismo kurdo /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [269]
4 https://barbaria.net/2020/07/21/amadeo-bordiga-un-dinosaurio-del-comunismo/ [360] , https://barbaria.net/2021/02/09/audio-sobre-la-fundacion-del-pcdi-y-la-izquierda-comunista-italiana/ [361] , https://barbaria.net/2018/05/27/el-pasado-de-nuestro-ser/ [362]
5 Ver Grupo Barbaria, el bordiguismo a la carta https://www.pcint.org/05_Elprol/022/022_barbaria.htm [363]
6 Ver Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [364]
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Este noviembre en Chile ocurrirán las elecciones presidenciales que decidirán quién será el sucesor de Piñera, cuyo gobierno ha sido, como siempre, un acérrimo enemigo del proletariado. En particular, la revuelta popular de Octubre de 2019 y su cierre con el "pacto por la paz y una nueva constitución" anunciado por los partidos miembros del parlamento han dado golpes importantes, tanto a las condiciones de vida de la clase obrera como a su conciencia política. Quienes han leído los artículos anteriores sobre la situación en Chile1 sabrán que durante la revuelta los obreros no estuvieron presentes como clase, y como resultado fueron arrollados por la policía y el ejército, en una jornada que a la izquierda le encanta ensalzar como un levantamiento heroico de la "ciudadanía" para "exigir sus derechos", pero que en realidad fue una expresión de una lucha interclasista junto con la provocación violenta de la burguesía.
Antes de las elecciones de los miembros para la convención constituyente, se discutió en los medios burgueses largamente sobre los cupos reservados en esta para mujeres y miembros de pueblos originarios, por el lado de la izquierda diciendo que "se escucharán las voces de los oprimidos" y por el lado de la derecha que sería una medida "antidemocrática". Estas medidas corresponden a un ataque ideológico que en primera instancia distrae a la clase obrera de su propia lucha, desviando su atención hacia las disputas y el teatro parlamentario. Sin embargo, la función principal aquí es, por una parte, la mistificación de la democracia burguesa (es decir, que en el parlamento estaría representados todos los ciudadanos) y, por otra parte, la negación de la sociedad de clases pues se presenta a la sociedad como un montón de grupúsculos sin una base material, donde "cada uno tiene su propia lucha", esto dificulta enormemente el desarrollo tanto de una toma de conciencia en el proletariado como de una política unitaria y centralizada para la clase.
Las elecciones de los constituyentes resultaron en una gran victoria para la izquierda y un golpe contra la conciencia obrera. La "Lista del Pueblo" conformada por candidatos independientes con ideas de izquierda obtuvo la mayor cantidad de asientos, seguida por las coaliciones de la izquierda tradicional. El hecho de haber "derrotado a la derecha", más aún con "caras nuevas" pone muy alegres a algunos, pero la verdad es que para la clase esto no es ninguna mejora, la estúpida derecha sólo va siendo reemplazada por una izquierda más renovada pero igual de engañosa y anti proletaria. Y si bien algunos miembros de la asamblea constituyente vienen de sectores no explotadores o incluso de extracción proletaria, no los hace defensores del interés de la clase obrera. Es el programa y la estructura de los partidos y organizaciones que representan lo que es burgués pues pertenece al aparato del Estado y esos individuos de “origen social humilde” lo que hacen es avalar ante los obreros a esos partidos y organizaciones2.
Estas nuevas organizaciones “Renovadas” de izquierda no son propios de la clase obrera, sus intereses son los de fracciones de la burguesía que utilizan a clientelas pequeñoburguesas disputándose las vías del poder y desarrollando su propio caos político.
La desmovilización de la clase luego de este proceso no es algo casual, sino que es la meta de la estrategia ideológica de la burguesía, quieren decirle a la clase obrera que "ya se les entregamos una solución y eligieron a sus representantes, no queda nada más que hacer". Esto se aplica a todas las elecciones burguesas, especialmente para las elecciones presidenciales y parlamentarias en los países democráticos. Tomando esto en cuenta analizaremos las elecciones que se vienen en Chile.
Desde la revuelta popular en Chile ha habido dos bandos en pugna: la izquierda y extrema izquierda del capital, representadas por el PC, el Frente Amplio, aparte de los trotskistas que pertenecen al ala más extremista de la burguesía. Estos fanáticos que sueñan con "un Chile mejor" donde "el pueblo tenga el poder" no hacen más que defender el fracasado sistema de estatizaciones radical y nacionalizaciones, que solo busca fortalecer el capitalismo y el estado burgués contra la clase obrera, de hecho, solo fortaleciendo más y más el estado totalitario, con la izquierda a la cabeza, el capitalismo puede paliar o retrasar las crisis, que por cierto cada vez son más largas, recurrentes y costosas para el proletariado3.
Las características culturales y económicas del periodo capitalista moderno son:
-esta etapa de descomposición ha generado un gradual caos en la política de la burguesía provocando desestabilización en su aparato político, los partidos tradicionales se han visto ahora envueltos en aliarse con partidos políticos independientes donde la influencia de sectores de la pequeña burguesía juega un mayor papel, sin por ello poner en duda el interés nacional del capital.
-Los inundan con ideologías democráticas, donde supuestamente quieren construir un mejor Chile a partir de las elecciones. Una mentira y engaños horribles, ya que el programa comunista del proletariado no busca construir un "mejor país», sino abolir todos los estados a favor de la revolución comunista mundial.
-Hacen creer que pueblo es lo mismo que clase obrera, cuando “el pueblo” no es más que una masa amorfa de obreros, con burgueses y pequeñoburgueses, la palabra "pueblo" daña la autonomía proletaria.
-la diseminación de ideologías reaccionarias, posmodernas, capitalistas y multiclasistas como el indigenismo y el ecologismo ... que solo igual que el discurso del "pueblo" solo buscan confundir al proletariado con otras capas sociales y que pierda su identidad de clase. No hay que olvidar el circo que hizo la izquierda cuando nombraron a Elisa Loncon como presidenta de los constituyentes, solo por ser indígena... El fetichismo de la izquierda por las minorías es algo que los comunistas y los obreros debemos combatir.
-Critican la "política como tal”, lo cual es un discurso reaccionario y ya explicaremos porque más adelante
-Defienden la revuelta multiclasista de octubre, una revuelta que no trajo ningún beneficio al proletariado, la violencia de los lumpen fueron los protagonistas y solo terminó fortaleciendo la democracia burguesa.
La izquierda del capital presentó dos candidatos en las primarias de julio : el frenteamplista Gabriel Boric , apoyado por Convergencia Social , que se caracteriza por ser un político que odia a los obreros , pero que finge ser amigo de ellos por ser de "izquierdas" , fue este mismo hombre quien aprobó la ley "anti barricadas" , una ley pro- policiaca que solo busca detener las huelgas y arrestar más fácil a los trabajadores , aparte de que este individuo fue uno de los principales agitadores a favor de una nueva constitución burguesa-democrática. El segundo candidato presidencial de la izquierda fue Daniel Jadue , miembro del partido anti-¿"comunista"? de Chile (el mismo partido que apoyó las dictaduras anti obreras del este , que está metido en actos de corrupción capitalista como el caso de la universidad Arcis , e incluso tiene más propiedades que cualquier otro partido del capital) , que estaba agrupado bajo el conglomerado "Chile digno" , Daniel Jadue también es otro político de la burguesía , que no se molestaba en aliarse con la derecha para arrestar trabajadores durante la revuelta, ni tampoco se arrugó en aprobar leyes que dañen a la clase obrera . En las primarias Gabriel Boric venció.
También hay que hacer una mención especial a otra organización política burguesa que acaba de nacer: La Lista del Pueblo. Esta lista del pueblo no se presentó a presidenciales , pero si tiene la mayoría de los miembros de la asamblea constituyente , y está compuesto principalmente por dirigentes o gente famosa que se declara "independiente" y "enemiga de la política" (pero que en la práctica son izquierdistas al servicio del capital nacional) , como por ejemplo Jorge Baradit , un famoso escritor chileno de "izquierdas" quien al mismo tiempo es en cierta medida un conspiranoico , o el "profesor Maza" , un profesor de la universidad de Chile que también se caracteriza por apoyar a la izquierda del capital . Y ¿cuál es la función de esta Lista del Pueblo? Fortalecer la democracia y el capitalismo con la nueva asamblea constituyente burguesa, aplastar a los obreros y engañarlos.
Cabe destacar que toda esa gente y organizaciones antes mencionadas son los mejores representantes de la cultura individualista y descompuesta del capitalismo , pues prácticamente durante todo el periodo de elecciones se pelearon y apuñalaron en la espalda : Daniel Jadue no dejaba de hablar mal de Boric y el Frente Amplio , como también se juntaba con gente ligada a la narco política (se fotografió junto al abogado de un narco alcalde de la comuna de san Ramón) , de la misma forma la Lista del Pueblo insultaba constantemente a los dos candidatos presidenciables por no ser "lo suficientemente del pueblo" , aunque siempre trataban de apoyar de forma disimulada a Jadue más que a Boric . De la misma forma dentro de la izquierda del capital en general hubieron traiciones , escisiones en el Frente Amplio ya que por un tiempo muchos de sus militantes buscaron apoyar a Pamela Jiles (una populista de izquierda) , gente del PS y de la antigua Concertación se iba de aquel conglomerado para apoyar a Yasna Provoste , una demócrata Cristiana que tiene sangre obrera en las manos , un sin fin de problemas y conflictos en el PC , Frente Amplio , DC , etc. que si nos pusiéramos a mencionar todo jamás acabaríamos . Pero con esto solo queremos describir como el capitalismo, sistema basado en la competencia y la traición hacia los pares, se identifica tanto con la izquierda del capital.
En el otro bando de la derecha del capital se encontraron: Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata independiente, Ignacio Briones Rojas, de Evolución Política, Sebastián Sichel Ramírez, un "independiente" de derecha y Mario Desbordes, de Renovación Nacional y el partido regionalista de los independientes. Estos políticos de derecha o están ligados a la dictadura de Pinochet , o buscan continuar el legado fracasado de Piñera , pero en cualquier caso esta gente solo busca implantar medidas económicas en contra de la clase obrera y a favor del capital , igual que la izquierda del capital pero con la única diferencia de que la derecha es lo suficientemente descarada como para exponer su discurso pro capitalista , a diferencia de la izquierda que finge ser amigo del proletariado para luego apuñalarlo por la espalda . La derecha también estuvo llena de peleas y traiciones, sobre todo en lo que respecta a la asamblea Constituyente como tal, pues gran parte de la derecha se opone a esta defendiendo la constitución de Pinochet, sin embargo, una parte más "liberal" de Evopoli y Renovación nacional (Centro derecha) apoya la asamblea constituyente.
Cabe destacar como ultima aclaración que los candidatos de izquierda (Jadue y Boric) se encontraban agrupados bajo una sola alianza: Apruebo Dignidad, y los candidatos de derecha también se encontraban agrupados bajo otra alianza: Chile Vamos. Las primarias sirven, técnicamente, para dilucidar cual candidato burgués es la mejor "carta" para postular a candidato presidencial en las elecciones de noviembre, que serán las definitivas, y precisamente como estas no fueron las elecciones definitivas no todos los candidatos se presentan. Obviamente en las elecciones definitivas de noviembre habrá muchos más candidatos y aparecerán nuevas alianzas: Yasna Provoste por la Democracia Cristiana, el ultraderechista José Antonio Kast por el partido republicano, el estalinista Eduardo Artes por Unión Patriótica, Paula Narváez por el Partido Socialista, etc. Y aunque todos estos personajes se ataquen entre ellos, y sus seguidores fanáticos hagan lo mismo en la calle, todos sabemos que lo que une a esa gente es una sola cosa: defender el capitalismo, la democracia y destruir al movimiento obrero revolucionario.
El apoliticismo y el fanatismo de los políticos "independientes" que desprecian y critican a los partidos políticos tradicionales es una característica principal de este periodo capitalista en descomposición , donde la clase obrera no ha aparecido como tal más que en contadas ocasiones y lo que ha predominado es la visión de una “suma de individuos obreros”, lo cual no quiere decir ni mucho menos que haya desaparecido su perspectiva histórica revolucionaria, por esa misma razón el proletariado no ha logrado desarrollar la fuerza suficiente para marcar una alternativa proletaria contra el apoliticismo reinante, esto obviamente se enmarca, como ya se ha dicho antes, en la descomposición del capitalismo, teoría desarrollada por la CCI4
Hay que dejar algo en claro : LA CLASE OBRERA ES UNA CLASE POLITICA5 , porque es una clase que aspira a la toma del poder y a la abolición del estado burgués como tal , el proletariado tiene una teoría política : el comunismo , la acción revolucionaria de los proletarios es una acción política , y estos tienen una organización política : las facciones de la izquierda comunista , y en una situación revolucionaria el partido comunista internacional , cualquier individuo que diga que "la política es mala" simplemente es un reaccionario al servicio del capitalismo .
Por supuesto que los comunistas internacionalistas critican a los partidos políticos del sistema como tal , porque tanto los partidos políticos de extrema izquierda como de extrema derecha se adaptan y defienden el sistema capitalista y sus derechos burgueses como tal , pero no lo criticamos desde esa perspectiva reaccionaria de que "toda la política es mala" , sino desde una perspectiva proletaria marxista , entendiendo que los partidos políticos parlamentarios (como extraparlamentarios) tienen como único fin defender el capitalismo, independiente del discurso que estos utilicen (progre , radical , conservador , etc.)
Para explicarlo de forma más concreta lo que es el apolitismo reaccionario en la actualidad se debe entender que los partidos políticos tradicionales de la burguesía tanto de derecha como izquierda han sufrido un desgaste producto de sus fracasos, en sus gobiernos y experiencias anteriores por la dislocación social y política que cada vez el Estado sufre en la descomposición, su gestión se hace cada vez más dificultosa, hay una tendencia a la perdida creciente del control del aparato político de la burguesía. Y esto se ve cada vez más con la aplicación de políticas de capitalismo de Estado para salvarse de la crisis y el caos político causado por el agravamiento del cada uno a la suya que también se desarrolla en la vida de la burguesía. Vemos hoy en día viejos partidos o miembros de viejos partidos aparecer en nuevas agrupaciones independientes. Como ha pasado recientemente en las últimas elecciones presidenciales en Perú. Nadie confía en el APRA o el Fujimorismo y muchos miembros salieron de esos partidos para conformar nuevas agrupaciones políticas independientes. Sin embargo, la teoría marxista nos dejó claro que la política no es solo tener una visión del mundo para transformarlo, sino que es una fuerza que engloba a todos los individuos como tal, así que simplemente no existen "individuos apolíticos», Lenin también lo dijo "si no eres parte de la solución, eres parte del problema" ... un obrero no es revolucionario y anticomunista al mismo tiempo. Detrás de estos supuestos nuevos políticos independientes no está solo la burguesía como tal, sino la izquierda o derecha del capital respectivamente, por ejemplo, detrás del independiente Sichel está la derecha, y detrás de los independientes de la Lista del Pueblo está la extrema izquierda. Como se dijo antes los partidos políticos tradiciones del régimen capitalista están en decadencia por el nuevo auge del apolitismo , pero a cambio aparecen estos "nuevos" y "jóvenes" candidatos independientes , sin embargo , estos independientes no son más que un subproducto de estas dos grandes fuerzas burguesas en decadencia (izquierda y derecha) que solo buscan volver a estabilizarse detrás de esto , o para ser más claros , la izquierda y derecha capitalista no desaparecen , sino que vuelven a través de estos independientes , y con ello el capitalismo y la democracia burguesa se perpetúan. El apoliticismo es parte del desarrollo de ideologías nefastas nihilistas que se dan en esta fase del capitalismo en descomposición, la irracionalidad y otras formas cuestionadoras de la ciencia son fuerzas a las que se ven expuestos la clase obrera.
Simpatizantes de la CCI en Chile 8-11-21
1 Ver Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [13] ; Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [223] ; Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [190] ; Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [191]
2 Ver Colectivo 18 de Octubre, las propuestas tramposas de la Izquierda del Capital https://es.internationalism.org/content/4628/chile-colectivo-18-de-octubre-las-propuestas-tramposas-de-la-izquierda-del-capital [366]
3 Sobre el papel del Estado en la economía y la sociedad ver Cuestiones sobre el Capitalismo de Estado en la actualidad https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad [367]
4 Ver Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-desc... [2]
5 Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [135]
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En general, comparto la perspectiva del 24º Congreso. Las siguientes son algunas reflexiones sobre varios de los puntos tratados en sus informes y resoluciones, agrupadas en dos temas: (1) El avance de la decadencia y del período de descomposición, y (2) Descomposición y lucha de clases.
Es importante comprender la pandemia del Covid-19 dentro del marco de la descomposición, y profundizar en las consecuencias que el avance de la descomposición ha desarrollado a distintos niveles. Entre ellos, dos puntos. En primer lugar, la lógica de los fenómenos naturales, que, pese a los avances científicos, no es suficientemente conocida y comprendida, se ve influida por el caos capitalista y se vuelve ella misma cada vez más caótica.
En segundo lugar, las medidas de prevención de epidemias como las vacunaciones masivas, la higiene pública, la limpieza, etc., no tienden a abandonarse, perderse de vista, ni han quedado trasnochadas ni olvidadas. Sin embargo, tanto el caos creciente del sistema capitalista y la tendencia al “cada uno a la suya”, como otros factores asociados: emigraciones masivas, hacinamiento de la población, erosión cada vez más agresiva de una cierta estabilidad ciudad-campo, etc., tienden a hacer que estas medidas sean cada vez menos eficientes, más cortoplacistas e ilusorias. Un ejemplo son las oleadas de ilusión según las que cada país a la suya parecía enfrentar provisionalmente mejor la pandemia, luego iba a peor, luego a mejor… en múltiples oleadas pandémicas. Pese a que la dimensión mundial del capitalismo requiere de medidas mundiales para evitar la reproducción viral, en esta ocasión ni siquiera han logrado coordinarse los diferentes Estados de Europa. La medida estrella han acabado siendo las mascarillas, que es una medida cutre de último recurso, de cuando “lo demás falló y no hay vuelta atrás” (como las mascarillas en las metrópolis chinas frente a la insalvable contaminación), y de “resistencia con los dedos cruzados” de varias oleadas. Entrando en esta lógica, las demás medidas parecen tender a perder importancia en favor de las medidas más cutres, en una sociedad que es cada vez menos capaz de implementar las medidas serias, adquiridas entre otras cosas por el desarrollo de la ciencia epidemiológica, de manera coordinada.
La tendencia al totalitarismo estatal no es verdadero signo de un mayor control por la burguesía de la sociedad, sino un recurso ante el mayor caos y un gran aumento de las contradicciones del capitalismo. Es necesario profundizar en cómo la descomposición afecta a los mecanismos del capitalismo de Estado.
La pérdida de control del trabajo humano, que actúa cada vez más como una fuerza alienada, es una característica que ya está en la esencia de la economía burguesa. También es así para el cambio día a día característico de la tendencia capitalista a revolucionar continuamente los medios de producción. Sin embargo, en las circunstancias actuales de la fase de descomposición con la falta de perspectiva de futuro que la caracteriza, el descontrol y al caos se convierten en una tendencia predominante en todas las esferas de la sociedad. El resultado, la creciente tendencia a que los ‘cambios diarios’ se impregnen cada vez más de imprevisibilidad, irracionalidad y descontrol en todos los ámbitos de la sociedad burguesa.
A pesar de dos Guerras Mundiales, el capitalismo sigue operativo (aunque decadente y en descomposición), y su tendencia a la barbarie ha escalado desde hace ya tres décadas a un punto cualitativo de descomposición, más que hacia una catástrofe repentina y final, la cual tampoco es del todo descartable con la agravación de la descomposición, pero no como tendencia principal.
Existe en la clase obrera la necesidad de analizar en profundidad las evidencias históricas y construir un marco de comprensión y predicción de la sociedad burguesa como arma para su comprensión del desarrollo de las condiciones reales para su lucha, y debemos responder lo mejor posible a esta necesidad.
En esta línea, es necesario explicar el desarrollo de la indisciplina de las potencias de segunda categoría, y el desarrollo de alianzas contingentes, inconsecuentes y desordenadas con los Estados más poderosos, por ejemplo, en las guerras localizadas en Oriente Medio. Los aliados en algunas contiendas son a la vez fuertes oponentes en otras, lo cual está acompañado de una gran inestabilidad e impredecibilidad. Los medios de destrucción están además cada vez más ampliamente distribuidos, incluso entre potencias de segunda y tercera que los usan irracionalmente como el caso de las armas químicas en Siria. Existe, por tanto, la necesidad de explicar las diferencias fundamentales en el caos y la indisciplina a nivel imperialista en contraste con la disciplina de los Bloques previa a la fase de descomposición. No podemos quedar atrapados en un “marxismo invariante del pasado”. Es cierto que la tendencia al “cada uno a la suya” es inherente a la sociedad burguesa y la competencia capitalista, como lo demuestra la defensa con uñas y dientes de cada capital nacional, manifiesta brutalmente en la decadencia. Sin embargo, la capacidad de las facciones burguesas más potentes de controlar el terreno imperialista y ejercer una cohesión internacional de bloque a través del “miedo al bloque rival”, desaparece con la descomposición del Bloque del Este. Por ejemplo, la “fidelidad” y disciplina de China con un Bloque (esta había podido cambiar de bloque durante la guerra fría hacia los EE. UU, lo cual expresaba tanto como agravaba la tendencia a la descomposición de los bloques), desaparece a principios de los 90 en favor de sus propias ambiciones. Otro ejemplo claro es la capacidad de los pequeños señores de la guerra para desafiar a las grandes potencias en Oriente Medio, hasta el punto de la retirada reciente de los EE. UU de Afganistán.
La pandemia ha puesto de manifiesto frontalmente la falta de credibilidad de una burguesía cada vez más desordenada, hipócrita, aparente y confusa. La imposibilidad de renunciar a los beneficios de la acumulación en una situación de extrema necesidad sanitaria ha obligado a la burguesía a elaborar contorsiones ideológicas a un ritmo diario (por ejemplo, en la justificación del uso de mascarillas, la vacunación, los aforos, los viajes y la “movilidad”, etc.). Y ha visto la necesidad de dar diariamente argumentaciones de apariencia científica, amoldadas a conveniencia no solo a la lógica del capital sino al desorden de la descomposición y el cada uno a la suya en el seno de la propia burguesía.
La confusión e incoherencia de la burguesía no hace fuerte la toma de consciencia proletaria per se, sino que más bien azuza las tendencias a abandonar el pensamiento racional, el cual estaría supuestamente personificado en la 'institución de 'la razón’, el Estado.
Entre las condiciones para esta deriva irracional están:
la degeneración de la ciencia en la sociedad burguesa, y su mezcla cada vez más insoluble con la ideología burguesa
la falta de perspectiva de futuro
el aislamiento y la atomización de los individuos y el cada uno a la suya
el auge de las redes sociales como la vía de entrada de la ideología del relativismo y todo vale.
Estas condiciones son caldo de cultivo de:
la irracionalidad, la religiosidad y el misticismo
las teorías de la conspiración
Estos desarrollos, entre otras cosas, aportan un “gregarismo indignado” con las manifestaciones de la descomposición capitalista, y suelen ser aprovechadas en general por la pequeña burguesía, aunque no podemos descartar que cada vez más incluso por facciones de la burguesía que anteriormente fueron más responsables frente al interés nacional de su capital.
Es importante entender lo que significa que la burguesía se aprovecha de la descomposición. Es decir, que la burguesía use los efectos de la descomposición para desviar y canalizar las luchas obreras, o dar un sustento ideológico a nuevas variantes reformistas (por ejemplo, la “guerra de culturas y modos de vida”). Es necesario reconocer el verdadero impacto sobre la moral y la combatividad de la clase de la recanalización de la frustración de una sociedad sin perspectivas hacia alternativas burguesas (entre ellas las luchas parciales1), y también y por separado, de la indignación por los efectos de la descomposición hacia el interclasismo.
Con la descomposición, y ante la ausencia de una perspectiva general de futuro para la sociedad, el aprovechamiento de las ‘luchas parciales' parece estar ganando importancia para las facciones burguesas más importantes (por ejemplo, el PSOE español con el feminismo, o el Partido Demócrata de EEUU con el antirracismo y el ecologismo), apelando a los ciudadanos molestos con cuestiones parciales, desmembradas e inconexas, cuyo abordaje da aparentemente una especie de “perspectiva día a día” de futuro, de “pequeños granitos de arena” descontextualizados, de duro y progresivo progreso social cada vez más ilusorio.
En concreto, el feminismo y el ecologismo están ganando una importancia central, incluso en el programa de los partidos de gobierno como ideología casi-oficial (como una especie de ideal social de futuro). La pequeña burguesía, la clase sin futuro por excelencia, parece hacer a la burguesía un “préstamo político” de su ideología, a saber, la ilusión de un capitalismo sin algunas de sus “desagradables consecuencias” 2 (por ejemplo, el pequeño negocio “más responsable” con los cultivos que produce y que rechaza tanto su proletarización como su ruina ante la competencia capitalista), y se ha convertido en cierta medida en la ideología oficial de algunos Estados en una sociedad sin más futuro que ofrecer3. Además, el izquierdismo, ante el proclamado “fin de la lucha de clases” posmoderno tiende a asumir las luchas parciales como una especie de “enriquecimiento de la lucha de clases, la cual, si no, sería muy pobre”, y por supuesto con una visión totalmente aberrante de la lucha de clases. En su caso, el anarquismo, se ha prácticamente asimilado a las luchas parciales, lo cual queda manifiesto en la ideología de los centros alternativos, okupas, autogestionados de barrio, etc.4.
La “ideología del futuro” de la sociedad tiende, en este proceso, a ser cada vez más contradictoria con la realidad. La burguesía tiende a desarrollar promesas cada vez más surrealistas e incrédulas y de corta visión y amplitud, lo cual contribuye a su pérdida de credibilidad. Por ejemplo, a la vez que la condición de la mujer es cada vez más denigrante en una sociedad en la que “todo vale” y que no hace más que engordar el sentimiento de culpa, en la que las ideologías más degradantes se abren paso, las soluciones de la burguesía (principalmente a través de ilusorios parches ideológicos, impotentes y frágiles ante el futuro de la historia) en realidad suman confusión, frustración y denigración moral a las condiciones más tangibles: el desarrollo oficial del feminismo ha desarrollado una ideología contestataria y temerosa que permea a las mujeres, el aislamiento en sus “problemas de mujer”, y los traumas violentos cantados por los medios a diestro y siniestro aspiran a moldear una naturaleza femenina impulsivamente reactiva ante la provocación. Obliga a venerar el trabajo asalariado y a la condición masculina en el capitalismo, sobre todo los puestos especialistas, y a identificarse con un papel de “mujer dura y vengativa” que busca culpables y renuncia a la sensibilidad, reflexión y visión amplia que tanto podía aportar a las luchas obreras cuando los hombres se encontraban más embrutecidos, ensimismados y desensibilizados por sus condiciones particulares de vida. No solo no han mejorado las condiciones por las que se desarrolla la violencia machista, sino que han empeorado, y las mujeres se ven relegadas a una contestación pasiva, atomizada (salvo por los éxtasis gregarios de las manifestaciones feministas) y desarmada teóricamente.
Las ilusiones desmembradas que produce la ideología dominante están cada vez más alejadas de la tendencia real de la sociedad. Estas ideologías aún pueden cobrar cierto sentido cohesivo gracias a la ilusión de (a) los medios de propaganda masiva y (b) principalmente en los países centrales donde las desagradables consecuencias de, por ejemplo, la destrucción de la naturaleza o la violencia contra las mujeres se suavizan. La ilusión de que existen “cambios para bien” en estas cuestiones parciales se apoyan principalmente en la propaganda masiva (por ejemplo, las campañas de “sensibilización” estatal) y son factores de cohesión social frágiles y estériles a largo plazo ante la realidad de una sociedad en descomposición. No pueden más que aportar una cohesión social a modo de globo que se hincha hasta explotar para rellenar un espacio cada vez más grande. No prometen más que un futuro explosivo, plagado de conflictos irracionales, que es lo que podemos esperar y predecir en estas circunstancias.
A principios de los años 90 el clima ideológico era el del “mal menor de la democracia”, que con el fin de los bloques prometía acabar con la guerra, los armamentos, una situación más pacífica y estable, etc. Ahora toda esa justificación es cada vez más vacía, a la par que los discursos oficiales de la burguesía que se han de refugiar en pequeños asuntos parciales cada vez más.
Hemos de comprender también todas las implicaciones de que el proletariado solo está a la ofensiva en la revolución, pero hasta entonces es la burguesía la que está constantemente a la ofensiva. Esto no significa que el proletariado no pueda crear hasta entonces, pero solamente a nivel de consciencia y a pesar de sus momentos de retroceso. Estos últimos hacen parecer que la clase desaparece con sentimientos de falta de adquisiciones reales, desesperación e impacto en la moral y combatividad cuanto más profundo se cae en las trampas y provocaciones de la burguesía.
Con la pandemia, por ejemplo, la burguesía también presenta sus ataques como posibles "beneficios para la sociedad", por ejemplo, echando mano del ecologismo en relación al 'trabajo desde casa', o incluso de “la vuelta a los entornos rurales despoblados gracias al trabajo online”, que no es en realidad más que expresión de la tendencia al aislamiento y la descomposición de la sociedad. No será en ningún caso un “retorno a la vida en el campo”, ni los trabajadores experimentarán un mayor vínculo con la naturaleza.
Es decir, la burguesía está al ataque permanente contra el proletariado. Otro ejemplo es la anulación a toda costa de la identidad de clase en los momentos de la pandemia donde la realidad productiva de la sociedad era más evidente: todas las necesidades básicas de la sociedad cubiertas íntegramente por las mentes y cuerpos asociados de la clase obrera. La burguesía procuró destruir ideológicamente la dura recuperación de la identidad de clase con la ideología de “dar gracias” y “a los mejores ciudadanos”, añadiendo a la policía e incluso al ejército a la lista.
El inmediatismo, junto a una falsa visión de la lucha de clases y del marxismo (una visión empirista según la cual el proletariado reacciona como clase inconsciente ante convulsiones económicas), sumado a una falta de comprensión profunda del desarrollo de la sociedad burguesa y su clase dominante, lleva a una tendencia a proclamar de manera voluntarista el fin del capitalismo, o a ver el colapso inminente de este. Esto supone tanto (a) una subestimación del capitalismo, como (b) una idealización de las capacidades del proletariado.
Es necesario reconocer que los efectos de la descomposición no son un punto de partida para el desarrollo de la consciencia de clase. El proletariado, desposeído de ningún medio, no puede 'reconducir los efectos de la descomposición’ como punto de partida de su lucha ya que:
estos tienden a afectar a todas las capas de la sociedad en general y, por tanto, la indignación a su respecto tiende a expresarse en un terreno interclasista.
si la ideología dominante está en descomposición, domina sobre la sociedad entera también el efecto de la descomposición ideológica. El proletariado no tiene en este ambiente “más hueco” para expresarse, sino al contrario, más problemas para aportar una perspectiva racional.
El eje de desarrollo de su consciencia y unidad deberá ser principalmente, sin embargo, a partir de sus luchas defensivas (y frente a la crisis económica), es decir, la extensión de sus luchas defensivas por sus condiciones de vida. Tenemos, por tanto, la necesidad absoluta de defender las luchas defensivas del proletariado como la base principal sobre la que se podrá desarrollar la lucha de la clase. Es una necesidad fundamental la claridad a este respecto. Por supuesto, estas no son un campo de flores para la clase sino más bien un campo minado en el que la burguesía se anticipa constantemente a través de los sindicatos y la ideología sindical, entre otros métodos.
En relación con varios de los puntos anteriores surgen preguntas esenciales: ¿puede el proletariado solidarizarse con movimientos de otras capas no explotadoras o colocarse a la cabeza de movimientos de descontento social imponiendo su propio terreno de clase? ¿Cómo intervenir en las luchas interclasistas? ¿Puede el proletariado reaccionar al inicio de estas, antes de verse empantanado y desarmado, y canalizar positivamente la indignación a través de su cultura del debate, las asambleas masivas, etc.? Aun no siendo el terreno más favorable para el proletariado, hemos visto que sí es posible, como ocurrió en el movimiento de “Indignados 2011”, aunque dada la debilidad y falta de identidad con la que emprendió la lucha, se vio más bien arrastrado en muchos casos por los planteamientos de la pequeña burguesía. Sin embargo, esta posibilidad no implica que las luchas de tendencia interclasista hayan de “ser toleradas” por la organización, o contemplarlas como un factor positivo de maduración de una ‘indignación general’. Al contrario, solo rechazando de entrada y de raíz la dimensión interclasista de las luchas podrá el proletariado madurar y expresar su consciencia. Si el proletariado pierde su terreno de clase en una ‘indignación en general’ por las condiciones de vida contempladas como un asunto ciudadano, nacional, del “pueblo pobre”, corporativista o particular (en cuestiones como, por ejemplo, el aumento del precio de los combustibles, el precio del billete del metro, o las carencias y ataques en las condiciones de vivienda), entonces se desarma política y moralmente en una tendencia a la impotencia y frustración.
Hay muchos fenómenos del capitalismo que afectan a todas las capas de la sociedad, incluidos los burgueses tomados como individuos. Un movimiento interclasista puede responder a ataques que afectan al proletariado como clase, pero plantea un terreno de lucha y reivindicación que niega y desvía el terreno proletario. Por ejemplo, en Ecuador el aumento del precio de los combustibles afectaba al proletariado, pero el planteamiento dominante fue las reivindicaciones de las empresas de transporte para obtener ventajas fiscales, etc. En Chile, el detonante fue la subida del precio del billete de metro en Santiago, pero la respuesta no fue del proletariado como clase, sino la revuelta interclasista. En los Chalecos Amarillos dominaba un planteamiento popular, nacional, que puede “absorber” reivindicaciones de sectores atrasados del proletariado. Hemos de rechazar la idea de que detrás de estas luchas estaría el proletariado, aunque no se le viera, agitando en la sombra contra la represión, luchando por expresarse, etc. Si fuera así en verdad, lo último que necesita la clase es que la organización ceda ante el interclasismo considerándolo “positivo de fondo”. Al contrario, se debe condenar desde su surgimiento el peligro de la revuelta interclasista, para que el proletariado pueda reaccionar poniéndole fin en favor de su propia perspectiva, conquistando quizás a otras capas de la sociedad hacia sus métodos y fines, imponiendo la tendencia a la huelga de masas como un hecho radicalmente opuesto a la revuelta popular interclasista.
Es verdad que la burguesía siempre está al ataque y se anticipa con ideologías que pretenden diluir al proletariado entre una masa de ciudadanos. La organización debe estar permanentemente atenta y armarse teóricamente para analizar y distinguir el origen y desarrollo de cada movimiento para comprender si existen reivindicaciones y perspectivas obreras en él, y averiguar si el proletariado se tiende a fortalecer con la capacidad de imponer su perspectiva o, por el contrario, se ve arrastrado desde el principio fuera de su terreno de clase. Las resoluciones de este último 24º Congreso se empeñan acertadamente, además, en la necesidad de mayor precisión para diferenciar el terreno interclasista del terreno burgués y del terreno proletario. Con el avance de la descomposición esta capacidad de distinguir será cada vez más fundamental.
Opero, 9.11.2021
1 La Plataforma de la CCI considera “luchas parciales” aquellas centradas “sobre problemas específicos tales como el racismo, la condición femenina, la ecología, la sexualidad u otros aspectos de la vida cotidiana”. Ver punto XII https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [310]
2 ¿Cuándo exactamente comienza a “ceder” la pequeña-burguesía su ideología como arma sistematizada por la burguesía contra el proletariado? Es probable que este hecho comenzara a ocurrir en el desarrollo de la decadencia con el auge del totalitarismo estatal, que absorbe para sí cada vez más todas las herramientas ideológicas para dominar al proletariado. Actualmente, ante la ausencia de otra perspectiva, la burguesía en su lucha contra el proletariado parece comenzar a apoyarse políticamente cada vez más en aquellas ideologías que menos expresan su verdadera naturaleza, sino más bien la de la pequeña burguesía rebelde, las minorías que buscan su hueco en el capitalismo, etc. Por ejemplo, actualmente toda la ideología ecologista del “consumo responsable” no es solo expresión de los negocios desaventajados en el mercado mundial, o facciones burguesas que encuentran así un hueco en el mercado…en todo caso estas necesitarían de la amplia propaganda de la burguesía sobre el consumo responsable, el reciclaje, los productos ecológicos (etiqueta que cada vez más mercancías ostentan y cada vez más hipócritamente).
3 En cuanto a la relación entre las luchas parciales y la pequeña burguesía: En concreto, el feminismo fue un arma de la burguesía para alistar a las mujeres a la I Guerra Mundial. Sin embargo, fue más bien como un arma ideológica por un interés político de atar a todas las capas de la sociedad a la guerra (sobre todo al proletariado), y no tanto fruto de un interés de una facción de la burguesía aspirando a que la mujer tuviera las mismas condiciones que los hombres en el seno de la clase dominante. Existe una diferencia entre el feminismo burgués y el pequeño burgués en la que sería necesario profundizar.
4 La relación entre el anarquismo y la pequeña burguesía radicalizada es clara, pero posiblemente sea necesario aclarar mejor su relación con las luchas parciales.
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Hace ya 20 años, en el 2001, el informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) resaltaba un texto del Global Scenario Group (“Grupo de Escenario Global” o GSG), convocado por el Instituto Medioambiental de Estocolmo, que esbozaba tres escenarios posibles para el futuro de la humanidad a raíz del cambio climático:
“El marco del GSG incluye tres tipos generales de escenario de cara al futuro: ‘Mundos Convencionales’, ‘Barbarie’ y la ‘Gran Transición’ – con diversas variantes dentro de cada clase. Todas ellas son compatibles con patrones y tendencias actuales, pero entrañan consecuencias muy diferentes para la sociedad y el medio ambiente del siglo XXI… en el escenario del ‘Mundo Convencional’, la sociedad se desarrolla a escala global, gradualmente, a partir de las tendencias y patrones dominantes hoy, con un desarrollo impulsado principalmente por mercados en rápido crecimiento al ir desarrollándose un modelo de sociedad industrial avanzada, propio de países ‘desarrollados’, en los países en vías de desarrollo. En el escenario de la ‘Barbarie’, las tensiones sociales y medioambientales surgidas del desarrollo convencional no se resuelven, se debilitan las normas humanitarias y el mundo se vuelve más autoritario y anárquico. La ‘Gran Transición’ explora la vía de las soluciones visionarias al desafío de la sostenibilidad, portando el surgimiento de nuevos valores, estilos de vida e instituciones’’ (p. 140 del informe del Grupo de Trabajo 3 del IPCC de 2001).
Ya en el 2021, tras las olas de calor sin precedentes desde Canadá hasta Siberia, las inundaciones en el norte de Europa y China, las sequías e incendios en California y las nuevas señales de derretimiento del hielo ártico, la primera parte del informe del IPCC, que se centra en el análisis científico de las tendencias del clima, reconoce sin rodeos que la continuación “convencional” de la acumulación capitalista nos está llevando a la barbarie. Con un ojo puesto en la conferencia sobre el clima en octubre y noviembre del COP26 en Glasgow, el informe asegura que si no se organiza una acción drástica global de reducción de emisiones para las próximas décadas, no será posible limitar el aumento de la temperatura a 1’5ºC por encima de los niveles pre-industriales, el umbral que se considera fundamental para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Y no sólo eso: el informe habla de una serie de “límites planetarios” o puntos de inflexión cuya superación podría desencadenar procesos incontrolables de calentamiento planetario, lo que se traduciría en que amplias regiones del planeta se volverían inhabitables para la especie humana. Según muchos de los expertos citados en el informe, cuatro de estos límites ya se han superado, al nivel de cambio climático, pérdida de biodiversidad y métodos de cultivo insostenibles, con otros tantos, como la acidificación de los océanos, la contaminación por plásticos y el agotamiento del ozono en vías de sumarse a los otros factores en una espiral de retroalimentación1.
El informe afirma claramente que todos estos factores se derivan de la “intervención humana”2 y no de procesos naturales como la actividad solar o las erupciones volcánicas3, explicaciones que suelen ser el último recurso de los cada vez más desacreditados negacionistas del cambio climático.
La parte del informe que trata de las posibles soluciones a esta crisis aún no se ha publicado, pero a partir de informes anteriores ya sabemos que por mucho que se hable de “transiciones” a un nuevo modelo económico, que dejaría de producir gases de efecto invernadero a niveles insostenibles, el “Panel Intergubernamental” no tiene más respuesta que la de apelar a los gobiernos, es decir, a los Estados capitalistas, a que se atengan a razones y trabajen juntos por un plan de transformación radical de sus economías. En otras palabras, el modo de producción capitalista, cuya ansia implacable de beneficios está en el centro de estos problemas, debe convertirse en algo que nunca podrá ser: una comunidad unificada en la que la actividad productiva está regulada por lo que los seres humanos necesitan para vivir y no por las necesidades del mercado.
Esto no quiere decir que las instituciones capitalistas sean completamente ignorantes del peligro que supone el cambio climático. La proliferación de conferencias internacionales sobre el clima y la existencia del mismo IPCC dan testimonio de ello. Al ir siendo cada vez más frecuentes las catástrofes que mencionábamos antes, se hace evidente también su enorme coste: económico, en primer lugar, por la destrucción de hogares, cultivos e infraestructura, pero también sociales, ya que propagan el empobrecimiento, provocan oleadas de refugiados, etc. Todos los políticos y burócratas, salvo los más obtusos, comprenden que esto se traduce en una carga mayor para las arcas del Estado, como muestra la pandemia del Covid (que también está ligada a la crisis medioambiental4). Las empresas capitalistas también están respondiendo a nivel individual: prácticamente todos los negocios se arrogan “credenciales verdes” y su compromiso con nuevos modelos de sostenibilidad. La industria automovilística es un claro ejemplo: consciente de que el motor de combustión interna (y la industria petrolífera) es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, la mayoría de los fabricantes de automóviles se están pasando al coche eléctrico de cara a la próxima década. Pero lo que nunca podrán dejar de hacer es competir entre ellos para vender la mayor cantidad posible de “coches verdes”, incluso cuando la producción de coches eléctricos no se libra de tener significativas consecuencias medioambientales – sobre todo por la extracción de materias primas como el litio que se necesita para fabricar baterías, que se basa en proyectos de minería masiva y el consiguiente desarrollo de redes de transporte internacional. Y lo mismo puede decirse a nivel de las economías nacionales. La conferencia COP ya anticipa la gran dificultad de convencer a economías “en desarrollo” como Rusia, China y la India de que reduzcan su dependencia de los combustibles fósiles y sus emisiones. Y no prestan oídos a estos argumentos por razones perfectamente capitalistas, ya que todo ello supondría una disminución drástica de su competitividad en un mercado ya saturado de mercancías.
Desde los días del Manifiesto Comunista, los marxistas han insistido en que el capitalismo está dominado por sus crisis de sobreproducción y la consiguiente búsqueda de nuevos mercados en una “conquista del mundo”, convirtiéndose así en un sistema mundial, y en que esta “tendencia a universalizarse” crea la posibilidad de una nueva sociedad en la que las necesidades humanas y el desarrollo pleno de los individuos se conviertan en la meta de toda actividad social. Pero, al mismo tiempo, esta misma tendencia contiene a su vez las semillas de su disolución, de la auto-destrucción del capital, y de ahí la imperiosa necesidad que tenemos de una transición hacia una nueva comunidad humana, el comunismo5. Ya durante la Primera Guerra Mundial, marxistas como Bujarin y Luxemburgo demostraron más detalladamente esta posibilidad de auto-destrucción: cuanto más global se volviese el capitalismo, más se vería envuelto en la brutal competición militar entre naciones imperialistas, empeñadas en encontrar nuevas fuentes de materias primas, fuerza de trabajo más barata y nuevos mercados para su producción.
Pero aunque Marx, Engels y otros pudieran advertir desde muy temprano que el capitalismo estaba envenenando el aire y agotando el suelo, no pudieron ser testigos de las consecuencias ecológicas de un mundo en el que el capitalismo ha penetrado ya en casi todas las regiones de los cinco continentes, sometiendo toda la Tierra a la urbanización rampante y a sus métodos de producción y distribución. La expansión capitalista, impulsada por las contradicciones económicas resultantes de la relación entre el capital y el trabajo asalariado, ha llevado al extremo la alienación de la humanidad frente a la naturaleza. De la misma manera que hay límites a la capacidad del capitalismo para realizar la plusvalía que extrae de los trabajadores, también el saqueo de los recursos naturales de la Tierra en pos de beneficios pone nuevos topes a la capacidad del capitalismo de alimentar a sus esclavos y perpetuar su reino. El mundo ya no es lo suficientemente grande para el capitalismo. Y lejos de que esto haga a los Estados capitalistas entrar en razón y ponerse a trabajar juntos por el bien del planeta, el agotamiento de los recursos y las consecuencias del cambio climático tenderán a agravar las rivalidades militares, dándose un panorama en el que cada Estado seguirá el sálvese quien pueda frente al desastre. El Estado capitalista, ya de forma abiertamente despótica o cubriéndose con el barniz democrático, solo puede aplicar las leyes del capital, la verdadera fuente de las preocupantes amenazas que se ciernen sobre el futuro de la humanidad.
El capitalismo, si sigue como hasta ahora, solo puede acabar hundiendo al mundo en una barbarie generalizada. La única “transición” que puede impedirlo es la transición al comunismo6, que a su vez nunca podrá ser fruto de peticiones gubernamentales, votos a partidos “verdes” o protestas de “ciudadanos preocupados”. Esta transición solo puede asumirla la lucha común e internacional de la clase explotada, el proletariado, que será en la mayoría de los casos la primera víctima de la crisis climática, como también lo es de la económica. La lucha de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida contiene ya la semilla de un movimiento revolucionario generalizado, que rendirá cuentas al capitalismo por toda la miseria que ha infligido a la especie humana y al planeta que la sostiene.
Amos
2 Este eufemismo (“la intervención humana”) es una de las manifestaciones más repugnantes de la ideología democrática. Según esta, la destrucción ecológica sería la “obra mancomunada de todos los humanos”, pero eso es MENTIRA, la sociedad está dividida en clases con intereses antagónicos (burguesía y proletariado) y la “intervención humana” consiste en realidad en la ACCION ANARQUICA Y CAOTICA DEL CONJUNTO DE NACIONES Y DE CAPITALISTAS. No hay “intervención humana”, sino INTERVENCION DEL CAPITAL
3 El fenómeno de la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma (Canarias – España) es desde luego algo natural. Sin embargo, el hecho de que ni el gobierno español ni el regional canario ni avisaran ni hicieran nada para prevenir a la población no tienen nada de “natural” sino que evidencian la incuria y el desprecio a la humanidad de los gobiernos del capital. Del mismo modo, la situación de abandono terrible en el que ha quedado la población de La Palma no es algo “natural” es la clara responsabilidad del Estado español. Este lo único que ha hecho son los viajes de pura propaganda y promesas vacías del Señor Sánchez.
4 Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
5 Ver la cita de los Grundrisse de Marx en nuestro reciente artículo https://en.internationalism.org/content/17032/growth-decay [371]
6 El anarquismo con su demagogia seudo -radical pretende que se puede pasar de la noche a la mañana del capitalismo al comunismo, que no hace falta ninguna “transición” y que dicha idea sería “reformista”. Detrás de ese radicalismo de fachada lo que hay un auténtico reformismo pues ese paso “al comunismo sin transición” lo que oculta son “pequeños cambios” a nivel local o de fábrica, autogestiones y otras zarandajas, que no hacen sino revestir con radicalismo la reproducción capitalista. Frente a esa ideología, el marxismo ha defendido que el proletariado necesita derribar el Estado capitalista en todos los países, instaurar la Dictadura del Proletariado, encarnada en el poder mundial de los Consejos Obreros y abrir mediante la lucha activa y masiva de la clase obrera la transición al comunismo. Ver entre otros Debate sobre el comunismo y el periodo de transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo [123]
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El jueves 28 de octubre el Instituto Nacional de Estadística comunicaba que los precios se han disparado en un 5,5% la mayor subida desde 1992.
Es un golpe brutal contra toda la clase obrera que se une al conjunto de golpes que estamos sufriendo: desempleo sin freno, recortes salariales y de pensiones, precariedad … y de forma más global, la pandemia, la destrucción ecológica, las tensiones guerreras, la barbarie moral…
LA CLASE OBRERA NECESITA LUCHAR. Para contribuir a su lucha vamos a responder a algunas preguntas:
¿Cuáles son las causas de la escalada inflacionaria?
¿Nos va a proteger el gobierno de izquierdas?
¿Nos van a defender los sindicatos?
¿Cómo podemos luchar?
Culpan de la inflación a los abusos de las eléctricas, los problemas de suministro de piezas, el encarecimiento del gas y el carbón, el exceso de demanda… Con ello ocultan cínicamente las causas reales de la inflación. Esta viene en última instancia de más de medio siglo de crisis capitalista mundial y tiene como raíz más profunda el endeudamiento monstruoso al que han recurrido todos los países desde hace más de 40 años para escapar de la crisis. El endeudamiento devalúa el dinero y como consecuencia provoca una inflación estructural.
La inflación ha estado presente de forma soterrada en toda la economía mundial, sin embargo, durante los últimos 30 años ha sido enmascarada: “Si este recurso al endeudamiento no provoca -hasta ahora- choques inflacionistas en las principales economías es por tres razones: 1ª) La tendencia deflacionaria que afecta a la economía mundial desde 2008. 2ª) La sobrevaloración de los activos de las empresas e incluso de los gobiernos se ha hecho crónica y ha degradado las cifras económicas que han dejado de ser fiables durante décadas. 3ª) Tipos de interés cero o incluso negativos”1
Para hacer frente a la crisis que ya se incubaba desde 2019, pero que se ha visto disparada por el cierre económico en respuesta a la pandemia, los Estados han recurrido a gigantescos planes de endeudamiento. Esto, pese a los paliativos que antes hemos descrito, tenía que provocar inevitablemente una llamarada inflacionaria. Esta se ha visto alimentada por otros factores: los cuellos de botella en los suministros, el desorden en las respuestas de los estados, los abusos de empresas monopólicas como las eléctricas, las presiones políticas de países como Rusia o Argelia que han utilizado sus posiciones privilegiadas en el suministro de gas para chantajear a sus clientes. Dicen que la inflación es temporal, quizá revierta puntualmente, pero la realidad es que ha reaparecido tras años de estar enmascarada y se va a agudizar debido al desorden económico mundial, la competencia feroz entre Estados y el encarecimiento de los suministros. La crisis y la descomposición capitalista tienen una traducción cotidiana en la vida obrera: no poder calentarse ante el frío invierno por los precios astronómicos de la luz, verse con un salario que se acaba en 15 días por unos alimentos que aumentan su coste semana tras semana…
En el discurso de clausura del congreso del PSOE extremeño, Sánchez ha proclamado: “Somos el partido de los avances sociales y las conquistas laborales, el PSOE es el instrumento de conquista social y de progreso social”.
¡No se puede tener mayor caradura! El gobierno de izquierdas va a implantar une nueva Reforma Laboral que agravará la precariedad, la baja de salarios y la mayor indefensión obrera frente a las empresas, empeorando la que decretó el gobierno PP en 2012.
El gobierno de izquierdas va a rebajar las pensiones de las generaciones que se van a jubilar a partir de ahora y, encima, va a aumentar en 0,5% las cotizaciones de los trabajadores actuales.
El gobierno de izquierdas impone unos impuestos demagógicos a las eléctricas sobre unos “beneficios caídos del cielo” mientras favorece un incremento desmesurado del recibo de la electricidad que semana tras semana alcanza récords históricos haciendo imposible calentarse este invierno, cocinar o lavar la ropa.
El gobierno de izquierdas alumbra una nueva “ley de vivienda” que da alas a la especulación inmobiliaria y al encarecimiento de los alquileres, haciendo muy difícil tener una vivienda decente a la mayoría de los trabajadores, especialmente a los jóvenes.
Y todo eso lo encubre con “bonos culturales” a los jóvenes, “bonos vivienda” para “los más vulnerables” y un nuevo anuncio en el congreso extremeño: ¡100 millones de euros para “ayudar y proteger a los 1,2 millones de hogares que son vulnerables en nuestro país ahora que empieza el invierno”. ¡Eso es pura calderilla! y además resulta que, al mismo tiempo, ayudará “a las industrias y a las empresas a proteger su contrato ante el alza de los precios de la energía”. ¡Es el colmo del cinismo! ¡En nombre de ayudar a los “hogares” los 100 millones irán sobre todo a las empresas! Las medidas “sociales” del PSOE y de sus socios de Podemos consisten en favorecer a los capitalistas simulando que ayudan a los trabajadores2.
Hemos de echar una mirada atrás y recordar lo que hicieron los Gobiernos PSOE de la democracia. El primero, el gobierno González (1982-96): “mostró su naturaleza de partido que es la negación de la O de Obrero y la S de socialista: (-) La Reconversión Industrial que arrojó al desempleo UN MILLON DE TRABAJADORES; (-) La primera rebaja de las pensiones con la Reforma de 1985 que obligó a CCOO a convocar una huelga general para desmovilizar la protesta obrera; (-) Los primeros pasos hacia la PRECARIEDAD GENERALIZADA disfrazados cínicamente de “Plan de Empleo Juvenil” que obligó a juntarse a CCOO y UGT en la convocatoria de una seudo -huelga general en 1988 para aparentar una “lucha” que hiciera tragar la medida. Estos golpes ampliaron considerablemente la obra iniciada por los Pactos de la Moncloa e inauguraron un ENGRANAJE PERMANENTE de degradación laboral que, desde entonces, se ha ido profundizando gobierno tras gobierno”3.
El segundo, con Zapatero al frente (2004-2011) “se caracteriza por medidas brutales cuyos efectos siguen perdurando, endurecidos a continuación por el Gobierno Rajoy” (ídem.).
Esto no va a cambiar con el Gobierno PSOE “enriquecido” con los demagogos de Podemos que contribuyen al ataque salvaje a la clase obrera y lo único que “pueden” es la hipocresía de “oponerse” a la “reforma laboral” en una opereta de “enfrentamientos” entre Yolanda Díaz (la “buena” de la película) y Nadia Calviño (la “mala” de Bruselas).
Hay una clara continuidad entre los gobiernos de izquierda y su relevo por la Derecha: “En 1982-96 el gobierno González lanzó un primer gran ataque que abonó el terreno a las medidas del gobierno PP de Aznar. Repitiendo el “modelo” el Gobierno Zapatero fue la lanzadera de los enormes recortes del gobierno Rajoy. Los Gobiernos PSOE son pioneros en el ataque a los trabajadores” (ídem.)
Hemos de luchar por nosotros mismos como clase pues los gobiernos, sean del color que sean, están al servicio del capitalismo, de la explotación, de la barbarie.
La UGT ha puesto el grito en el cielo ante la subida de los precios y ha reclamado un salario mínimo de 1000 €. Estas declaraciones ruidosas cara a la galería encubren lo que hacen realmente de forma más silenciosa junto con sus “colegas” de CCOO: apoyar la “nueva” Reforma Laboral, presentándola como una “conquista” de la mano de la nueva estrella, aplaudida en el congreso de CCOO, Yolanda Díaz. Han avalado la reforma de las pensiones del ministro Escrivá. En las negociaciones de convenios apoyan las rebajas salariales, la precariedad, los ritmos más bestiales, el teletrabajo…
Y no debemos perder la memoria: en 1977, los “nuevos sindicatos” que sustituían a los sindicatos franquistas apoyaron los Pactos de la Moncloa que propiciaron subidas salariales por debajo de la inflación que entonces llegaba a cotas del 20-30%4.
Ensalzando el “modelo” del Pacto de la Moncloa, el periódico La Vanguardia (30-10-21) recordaba con un sobresalto de sinceridad: “la inflación cabalgaba en España hacia el 30%. Con aquella escalada de los precios era imposible pactar y refrendar una nueva Constitución. Los pactos de la Moncloa (otoño del 1977) hicieron posible frenar aquella dinámica. El sacrificio salarial de los trabajadores, a cambio de mayores derechos sindicales, hizo posible la Constitución de 1978”.
Más claro agua: los trabajadores fueron sacrificados a cambio de: “derechos sindicales” (o sea, capacidad del Estado para sabotear las luchas obreras y dividir y engañar a los obreros) y de la Constitución de 1978 (traducción: organización democrática del Estado para controlar, desviar y dividir a los trabajadores con la pretensión de convertirlos en individuos “ciudadanos” atomizados e inofensivos).
En este marco de democracia, los sindicatos combinan “negociación” con “movilización” y en ambos casos venden a los trabajadores.
Cuando “negocian” lo que hacen es contribuir y aplaudir las medidas que propugnan los capitalistas y el gobierno cuyo resultado es siempre el mismo: baja de salarios, precariedad, subida de precios, recortes sociales etc. Cuando “movilizan” lo hacen para sabotear una verdadera lucha obrera planteando “huelgas generales” en el peor momento y que dividen y enfrentan a los trabajadores.
La clase obrera no puede confiar en los gobiernos de izquierda ni en los buenos oficios y las “movilizaciones” de los sindicatos. Ambos son aparatos del Estado Capitalista especializados en “ser amigos de los trabajadores” para clavarles la puñalada por la espalda. En el Estado Capitalista las diferentes fracciones compiten por el poder, los privilegios, las ganancias, la reproducción del capital, sin embargo, cara a los trabajadores hay un “reparto de tareas”: Derecha (junto con extrema derecha) y Patronal hacen de “enemigos declarados”, Izquierda y Sindicatos hacen de “falsos amigos”.
Como decía un revolucionario alemán compañero de Rosa Luxemburgo -Franz Mehring- en el capitalismo la clase obrera solo tiene falsos amigos y enemigos declarados. Por eso, solo podemos luchar como clase autónoma, en nuestro terreno de clase, con nuestra propia organización como clase, con nuestra propia perspectiva revolucionaria. De otra manera seremos conducidos a la derrota.
En los años 70 con una inflación disparada, los obreros hacían huelgas llamadas “salvajes” (nombre despectivo con los que periodísticas y políticos llamaban las huelgas fuera de los sindicatos). En estas huelgas reclamaban AUMENTOS IGUAL PARA TODOS. Por ejemplo, se reivindicaba un aumento lineal de pongamos 200 euros. Esto hacía que los sueldos más bajos tenían un mayor aumento y los sueldos más altos no perdían, eran un medio de construir la unidad y la solidaridad como clase.
Los sindicatos “democráticos” hicieron una furiosa campaña para acabar con esta reivindicación. Proponían sustituirla por aumentos en porcentaje. Por ejemplo, subidas del 5%. Esto sembraba la división y el enfrentamiento entre trabajadores. ¡Esta es la “respuesta” de los sindicatos frente a la inflación!: “movilizar” para DIVIDIR Y ENFRENTAR.
La clase obrera necesita responder contra la inflación, contra la escalada de la explotación y contra la barbarie capitalista: unir las luchas superando las divisiones por empresa, región, categoría…, la inflación nos golpea a todos necesitamos una respuesta unida; tomar la lucha en mano mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables para decidir todos juntos como clase frente al sabotaje sindical. Comprender que se trata de una lucha que tiene que orientarse hacia la lucha proletaria mundial por abolir la explotación, la miseria, la barbarie, acabando con el capitalismo.
Smolny 02-11-21
1 Informe sobre la crisis del 24º Congreso Internacional de la CCI, https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021 [373]
2 Ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [81]
3 Ver Los Gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (II) Los gobiernos PSOE de la democracia https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [80]
4 Ver ¿Nuevos Pactos de la Moncloa? Entonces y ahora Unión Nacional para empeorar nuestra vida https://es.internationalism.org/content/4564/nuevos-pactos-de-la-moncloa... [374]
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La CCI ha publicado un artículo sobre los recientes signos de un renovado espíritu de lucha en la clase obrera de varios países: Luchas en Estados Unidos, en Irán, en Italia, en Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado!1 Las luchas en Estados Unidos son particularmente importantes, y esta contribución de un simpatizante cercano a ese país pretende examinarlas con más detalle.
Espoleada por las condiciones impuestas por la pandemia, la constante erosión de los niveles de vida y de trabajo de la clase obrera en Estados Unidos se ha transformado en los últimos dos años en un ataque directo de la burguesía. Los trabajadores se han enfrentado a un ataque constante desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, primero, arrojados a las fauces del disfuncional sistema de seguro de desempleo de Estados Unidos; segundo, forzados a continuar su trabajo, arriesgando la salud de ellos mismos y de sus familias, ya que se consideraba necesario o "esencial" seguir adelante.
Todo esto mientras los capitalistas intentan obligar a los trabajadores a marchar al ritmo arrítmico de sus tambores: algunas facciones se reúnen detrás de las teorías de la conspiración pregonadas por la derecha populista, ya que se convierte en milicias marginales y pseudo -comunidades en línea basadas en las mentiras ilusorias que se propagan tan rápidamente a través de los medios de comunicación social, otros se aprovechan de la necesidad de seguridad y precaución con el fin de reforzar el estado de seguridad ya inflado. La única perspectiva que la burguesía puede plantear en esta época de crisis está teñida de una impotencia que sólo puede ser un reflejo de la impotencia del sistema capitalista sacudido por las convulsiones mientras se retuerce en la agonía de su crisis de senilidad, la crisis de descomposición: "¡ustedes, los trabajadores esenciales, mantendrán nuestra sociedad a flote!" En su intento de vigorizar a una clase obrera ya sobrecargada de trabajo y mal pagada con una "ética del trabajo", es decir, movilizando a los sectores esenciales de la economía para que produzcan sin parar para mantener la cabeza de los capitalistas a flote, la burguesía no puede ocultar una verdad fundamental sobre la sociedad que ha construido: la fuerza colectiva de la clase obrera sigue siendo el poder que mantiene los engranajes girando, el agua que hace girar la rueda, el combustible que alimenta el fuego. Sin embargo, para sorpresa de la burguesía, la clase obrera se ha tomado esto en serio y ahora está mostrando precisamente lo que significa estar en el centro de la economía.
El "Striketober", llamado así por las explosiones masivas de huelgas que se produjeron en octubre, ha dado paso a un noviembre igualmente combativo, ya que los trabajadores de todo el país están pasando a la acción y se niegan a trabajar en condiciones degradantes por un salario inhumano. Incluso antes de octubre, la segunda mitad de este año ha visto el desarrollo de huelgas en todo el país - más notablemente en las plantas de Frito Lay y Nabisco, mientras que en septiembre una huelga de carpinteros en Washington sentó las bases para las luchas en curso que estamos siguiendo de cerca a medida que continúan surgiendo en todos los sectores de la economía. Los carpinteros de Washington se enfrentaron a un ataque en dos frentes, como suelen hacer muchos trabajadores: se enfrentaron a un ataque tanto de la patronal como de los sindicatos. Mientras la Hermandad Unida de Carpinteros (UBC) presentaba a los trabajadores contratos con una concesión tras otra, llenando cada página con los deseos de la Asociación General de Contratistas (GCA) de la patronal, algunos de los trabajadores más militantes del sindicato formaron su propio grupo: el Grupo Peter J. McGuire, llamado así por el fundador socialista de la UBC. Aunque este grupo es una clara respuesta a la existencia de un descontento obrero generalizado, sigue atrapado en la trampa del sindicalismo de base; según su presidente, el grupo Peter J. McGuire ha "promovido el tipo de liderazgo adecuado para el Sindicato de Carpinteros"2. Aunque el sindicalismo de base no consigue liberarse del marco sindical, este descontento más amplio dentro de la mano de obra permitió al grupo Peter J. McGuire ganar cierta influencia: tras un año de organización y agitación en el lugar de trabajo y entre los compañeros del sindicato, cuando se presentó a los carpinteros un acuerdo provisional en el que no se satisfacían las demandas de los miembros del sindicato, una abrumadora mayoría de los trabajadores de la UBC votó en contra del acuerdo y se puso en huelga hasta que se pudiera presentar un acuerdo que fuera aprobado. Para consternación tanto de los capitalistas como de la dirección del sindicato, los trabajadores mantuvieron la lucha y votaron en contra de cinco acuerdos provisionales antes de que la dirección internacional de la UBC se implicara; alegando fraude e interferencia, la dirección nacional del sindicato tomó el control total de la rama local3 que era la fuente de tantos problemas, y la huelga finalmente llegó a su fin cuando el acuerdo final presentado a los trabajadores fue aprobado por un estrecho margen.
En muchos sentidos, el escenario estaba preparado para la experiencia de "Striketober" y su continuación en el momento actual. Aunque los carpinteros de Washington han vuelto al trabajo, las lecciones de su lucha presentan una perspectiva importante para las luchas actuales que se están llevando a cabo en este momento. Los carpinteros de la UBC se enfrentaron a la oposición no sólo de los representantes de los capitalistas, sino también de sus propios supuestos "representantes" en el sindicato. Aunque la izquierda comunista conoce el peligro que representan los sindicatos desde hace tiempo, las lecciones que formaron y siguen confirmando el análisis de que los sindicatos son órganos estatales que sirven para frenar a los trabajadores deben generalizarse y enfatizarse para entender las dificultades a las que se enfrentan hoy las luchas "striketober". Este es uno de los aspectos más importantes en la actual ola de lucha. Como ejemplo de esto, así como para examinar el segundo aspecto que resuena en muchas de las luchas actuales, debemos mirar las luchas de los trabajadores de maquinaria agrícola de John Deere en el Medio Oeste.
Los trabajadores de John Deere están "representados" por el sindicato United Auto Workers (UAW), que algunos reconocerán desde el principio de la pandemia, cuando maniobró con los jefes de las plantas de automóviles en Michigan para mantener a los trabajadores en las fábricas con una protección mínima en el mejor de los casos. Ahora, la UAW y John Deere están trabajando juntos para ampliar el sistema escalonado de salarios y beneficios que se estableció en 1997. Fue en ese año cuando se dividió a los trabajadores de John Deere en función de su año de contratación; los trabajadores contratados después de 1997 formarían parte de un segundo escalón de trabajadores, lo que conllevaba una reducción salarial en comparación con los contratados anteriormente y la eliminación de muchas prestaciones disponibles para la plantilla anterior a 1997, como la asistencia sanitaria tras la jubilación. Este año, la UAW presentó a sus miembros un contrato que crearía un tercer nivel de trabajadores, con salarios aún más bajos entre ellos y con la eliminación de más beneficios, incluidas sus pensiones. Esto fue rápidamente rechazado por los miembros del sindicato, y los trabajadores de John Deere de aproximadamente 11 fábricas y 3 centros de distribución, desde Iowa a Georgia, Illinois a Colorado, han estado en huelga desde entonces; negándose a degradar a sus futuros colegas, han votado no a varios acuerdos provisionales presentados por Deere y la UAW durante el curso de su huelga. Una vez más, vemos a los trabajadores de John Deere luchando contra una ofensiva conjunta de su patronal y del propio sindicato de trabajadores. Los trabajadores de base se ven obligados a mantenerse firmes por sí mismos, pero el hecho de que estén "solos" no indica un aislamiento o un debilitamiento de la lucha. Es, más bien, un hecho positivo que los trabajadores estén dispuestos a rechazar los consejos del sindicato y a insistir en mantener sus propias reivindicaciones. Se trata de una tendencia en muchas de las batallas que libra la clase obrera, en las que los sindicatos van a la zaga de una clase cada vez más combativa que está despertando la militancia obrera en todo el país (y en todo el mundo). De hecho, los trabajadores del sector automovilístico de Detroit, Michigan, que también son miembros de la UAW, expresaron su solidaridad con los trabajadores de John Deere en huelga4. Está claro que los trabajadores de John Deere no están solos en la lucha contra las maniobras del sindicato, ni tampoco están solos en la lucha contra el sistema de trabajo escalonado que les imponen la patronal y los sindicatos.
La lucha contra el sistema de dos niveles de salarios y beneficios también está presente en la huelga de los trabajadores de Kellogg's, ya que su sindicato, el Bakery Confectionary. Cabe señalar que el sindicato de la BCTGM "representa" a los trabajadores de Nabisco y Frito Lay que se declararon en huelga a principios de este año, alegando semanas de trabajo absurdamente largas (a veces de hasta 70 horas) y sin pago de horas extras. El nivel salarial más bajo que se negoció en el último contrato debía limitarse al 30% de la plantilla, un control débil contra esta política de división, pero un control, al fin y al cabo. Kellogg's pretende elevar este tope y permitir la contratación de más trabajadores en este nivel inferior. Los trabajadores han visto esto como un claro ataque no sólo a los futuros colegas, sino también a sus actuales compañeros de trabajo - permitir que Kellogg's levante este tope podría muy bien abrir el camino a una mayor denigración de la fuerza de trabajo actual y una caída en el nivel de vida de estos trabajadores. A esto se añade otro problema: los trabajadores no hacen más que envejecer. A medida que los trabajadores del nivel superior se jubilen o busquen empleo en otro lugar, poco a poco será el nivel inferior el que domine y acabe por constituir la totalidad de la mano de obra. No cabe duda de que se trata de un sistema que no sólo divide a los trabajadores, sino que los mantiene en un estado de precariedad cada vez mayor. Esto es evidente no sólo en las luchas de Striketober, en las que los trabajadores están identificando activamente esto como un ataque a su existencia y oponiendo una seria resistencia a ello, sino en las regulaciones laborales que han dado forma a la división del trabajo en los Estados Unidos en la fase del capital decadente durante décadas - el sistema de trabajo escalonado creado por la automatización y el New Deal.
Las políticas aplicadas a lo largo de la década de 1930 que constituyeron el New Deal proporcionaron puestos de trabajo sindicados seguros con pensiones y prestaciones en la industria manufacturera y el transporte, los sectores de la economía en los que la intensificación de la productividad era totalmente posible a gran escala, preparando así el escenario para la mejora masiva del nivel de vida de los trabajadores de la industria manufacturera en comparación con su nivel anterior a la Gran Depresión, que resultaría del periodo de reconstrucción de la posguerra. A pesar de que estas políticas dieron a los trabajadores de estas industrias una buena posición durante las siguientes décadas, hubo un enorme sector de la mano de obra estadounidense que no participó en estas mejoras: los trabajadores del sector servicios. Si bien el sector de los servicios era insignificante en los años 30, experimentaría un crecimiento masivo en las décadas siguientes debido a la implantación generalizada de tecnologías de ahorro de mano de obra asistida por ordenador en toda la industria pesada: la automatización iba a conmocionar el mercado laboral y estimular el crecimiento del sector de los servicios de un modo que sentaría las bases para el estado actual del trabajo y la economía en nuestros días. Como dice el autor Jason Smith en su obra Smart Machines and Service Work, debido a la rápida implantación de la automatización, "las fábricas que habían estado sacudidas por el descontento de los trabajadores estaban ampliando la producción a un ritmo sin precedentes, y con muchos menos trabajadores"5 De este modo, la industria manufacturera se deshizo de puestos de trabajo y los trabajadores se vieron abocados al desempleo sin otra opción que vender su mano de obra a bajo precio en el sector de los servicios. Debido a la presencia dominante de los sindicatos, a menudo eran los trabajadores que no estaban afiliados a ningún sindicato los que podían ser despedidos con mayor facilidad, y en el panorama de la economía laboral estadounidense, esto solía significar los trabajadores negros. También en esta época, las mujeres empezaron a entrar en el mercado laboral de forma más significativa que antes, espoleadas por los eslóganes de la segunda ola del feminismo de "empleos para mujeres". Los puestos de trabajo que encontraban a menudo eran en el abultado sector de los servicios, encontrando trabajo en "servicios administrativos y empresariales, en la sanidad, la educación y el comercio minorista"6.
Debemos tener en cuenta que la falta de protecciones legales y regulaciones del sector de los servicios significaba que, en general, los trabajadores de servicios cobraban mucho menos y recibían muchas menos prestaciones por término medio que sus homólogos de la industria. De ahí la creación de un sistema de dos niveles en el conjunto de la economía laboral, no sólo en los contratos sindicales contra los que luchan hoy los trabajadores. La forma en que se produjo esta división de la clase dividió convenientemente a los trabajadores en función de la raza y el género; el resabio ideológico de la esclavitud, la imagen racista del trabajador negro "sumiso" se mantuvo con su entrada en los trabajos del sector de servicios, mientras que la imagen patriarcal de la mujer "sumisa" también se confirmó con su empleo. Así, el capital había dividido a la clase obrera de tal manera que los prejuicios anteriores podían ser afirmados por la realidad mientras ningún trabajador se atreviera a mirar más allá de la superficie. Los trabajadores del sector manufacturero, predominantemente blancos y masculinos, podían separarse fácilmente de sus homólogos negros y femeninos, mientras que los movimientos por la igualdad racial y de género separarían a los trabajadores de la lucha de clases y los conducirían a luchas identitarias sin salida que no pueden encontrar una respuesta emancipadora a las cuestiones de raza y género en la sociedad capitalista. Mientras tanto, los trabajadores del sector manufacturero, que lleva décadas reduciéndose, se encuentran con una movilidad descendente, y esto también se expresa a través de otra versión del callejón sin salida de las luchas identitarias; en lugar de encontrar solidaridad con los de las industrias de servicios, ya que cada vez más se convierte en la única vía de empleo en muchos lugares del país, se repliegan en su identidad blanca y sienten que deben defender su posición social de las minorías, los inmigrantes, las feministas y la "élite" (que, en la mayoría de los casos, sólo se refiere a los demócratas ricos). Esto alimenta la llama del populismo que ha arrasado en Estados Unidos desde el ciclo electoral de 2016 y que sigue conformando las posturas del partido republicano por el momento.
Esta división, sin embargo, no es una brecha insalvable; de hecho, es en las luchas de hoy donde se puede encontrar una respuesta a estas divisiones. No sólo los trabajadores luchan en la industria, sino también en el sector de los servicios. Al igual que las huelgas descritas anteriormente, los trabajadores sanitarios de las instalaciones de Kaiser Permanente a lo largo de la costa oeste se disponían a ir a la huelga en contra de un acuerdo de dos niveles; los sindicatos han intervenido en el último momento con un acuerdo, que seguía careciendo de muchas de las demandas de los trabajadores, con el fin de evitar la huelga. No sólo las enfermeras han sido sofocadas7, sino también los farmacéuticos de Kaiser8 que iban a hacer huelga a partir del 15 de noviembre. Otra huelga que fue aplastada por la representación sindical fue la de los miembros del equipo de producción de cine y televisión de la Alianza Internacional de Empleados Teatrales de Escena (IATSE), que iban a ir a la huelga hasta que se presentó y ratificó un acuerdo provisional a pesar de que la mayoría rechazó el acuerdo9. Esto demuestra que, fuera del panorama industrial tradicional, existe una creciente indignación y demanda de mejores niveles de vida y de trabajo por parte de los propios trabajadores, mientras que los sindicatos corren para ponerse al día y lastrar a estos trabajadores. Los trabajadores que hasta ahora no estaban sindicados también se han visto obligados a pasar a la acción: siguiendo el ejemplo de los conductores de autobuses escolares del condado de Cumberland (Carolina del Norte), que han organizado "bajas por enfermedad" para protestar por sus salarios irrisorios10, los trabajadores de las cafeterías del cercano condado de Wake han recurrido a la misma táctica11 por casi la misma razón.
Todo esto demuestra que la combatividad de los trabajadores en todo el país está reverberando: las huelgas estimulan a los trabajadores que se enfrentan a condiciones similares y engendran más huelgas. Sin embargo, la clase obrera todavía se enfrenta a muchos obstáculos que vienen con la pandemia, el período de decadencia capitalista en general, y su fase de descomposición. Uno de ellos, como ya se ha mencionado brevemente, es la cuestión de los sindicatos que sirven al Estado capitalista en el período de decadencia. Mientras luchan por contener muchas de las luchas en curso, han intervenido para impedir la huelga en muchos otros casos. Hay que tener en cuenta que no sólo los sindicatos suponen una amenaza directa, sino también una amenaza indirecta; la UAW está actualmente preparada para votar medidas que "democratizarían" el sindicato, haciendo que sus elecciones sean directas en contraposición al actual sistema de delegados. Si bien la aplicación de esta medida puede parecer una victoria para las bases, también plantea una ilusión que puede servir para desbaratar futuras luchas: la identificación de las bases con el propio sindicato, la ilusión de que el sindicato pertenece a los trabajadores. La CCI ya ha escrito anteriormente sobre el carácter de los sindicatos en el capitalismo decadente12, por lo que no profundizaré en ello.
La clase trabajadora se enfrenta a otra amenaza: las luchas interclasistas y las luchas parciales de identidad que han levantado sus feas cabezas en los últimos años. Particularmente en los Estados Unidos, el verano anterior de la acción "Black Lives Matter" (Las vidas negras importan), que tenía su base en la indignación muy real y en los problemas específicos de la gente negra en América, encontró su base en un terreno burgués y levantó un eslogan que no se acerca al corazón de la cuestión, el eslogan "desfinanciar a la policía". Los demócratas han hecho todo lo posible para gesticular vagamente hacia la creación de una política que haría precisamente esto, sólo para revertir inmediatamente el curso; incluso reducido a tales consignas y la promoción de la política demócrata, la simple demanda liberal que resonó en las marchas de BLM encuentra su eco amortiguado. Si las actuales luchas de clase se desarrollan más, a medida que los trabajadores que luchan se unen a través de las líneas de la planta, la empresa y la industria, la desigualdad material muy real de los trabajadores negros será una cuestión que la clase obrera tendrá que responder en su propio terreno, sin concesiones a ningún movimiento burgués. Un último obstáculo son las acciones aisladas que se vienen produciendo en forma de renuncia masiva al empleo. El mercado laboral sigue siendo tenso, ya que cada vez más trabajadores están renunciando a sus puestos de trabajo, a menudo compartiendo sus textos finales a sus supervisores en las redes sociales en una muestra de solidaridad con todos aquellos que pueden estar considerando hacer lo mismo. Aunque esto puede poner en aprietos a los capitalistas, el carácter aislante de la dimisión individual evita por completo la cuestión de la autoorganización, y las experiencias compartidas de los trabajadores no pueden expresarse con tanta claridad a través de las redes sociales, por muy lejos que lleguen los textos compartidos en solidaridad.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, la clase obrera parece seguir avanzando tímidamente. Las derrotas que ha sufrido no parecen frenar el impulso de la clase obrera, y cada vez son más los trabajadores que no se encuentran con otra opción que la de ir a la huelga para conseguir una vida mejor cada día. No podemos dejar de expresar una gran satisfacción por este rechazo de los trabajadores a aceptar la degradación de sus vidas, y debemos subrayar claramente que sólo uniéndose se pueden llevar estas luchas cada vez más lejos, llegando quizás a un punto en el que se deban plantear cuestiones políticas muy importantes. Es una clara demostración en la acción unida en muchas plantas, como en John Deere, que sólo a través de una mayor extensión de la lucha se puede mantener el impulso. Dicha extensión requiere la intervención de los militantes comunistas para proporcionar una perspectiva política, especialmente cuando la lucha puede desarrollarse para cruzar las fronteras dentro y fuera de los Estados Unidos - la clase obrera en todo el mundo, a pesar de las enormes dificultades a las que se enfrenta, ha demostrado que no está derrotada, que todavía contiene un potencial para luchar y llevar sus luchas hacia adelante. Si bien podemos observar este fenómeno con gran entusiasmo, también es imperativo que participemos en estas luchas para que podamos ayudar a la clase obrera a realizar su fuerza y su tarea histórica: la abolición de la sociedad de clases.
Noah L, 16/11/2021
1 https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [376] . Ver también Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera [377]
3 Ibid.
5 Jason E. Smith, Smart Machines and Service Work, pp. 8, 2020, Reaktion Books
6 Ibid. pp. 30
12 Ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA, que estamos publicando por entregas en la Web en español : https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [64] ; https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [65] ; https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [66] ; https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [67] ; https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [144] ; https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el [385] y https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii [386]
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Mientras arrecia la pandemia y el desastre ecológico, la crisis económica nos golpea con el aumento desbocado de los precios, la escalada del desempleo y la precariedad, y en ese contexto, los capitalistas nos aprietan aún con más furia. Lo vemos en Cádiz donde en el convenio del metal pretenden eliminar dos pagas extras, una pérdida de 200 euros mensuales.
La Bahía de Cádiz es un retrato espeluznante de lo que es la crisis capitalista: más de 40% de desempleo, numerosas empresas cerradas, cierre de AIRBUS Puerto Real, cierre de Delphi1…, los jóvenes obligados a emigrar a Noruega y otros países, supuestamente “más afortunados”.
Contra esta amenaza a la vida y el futuro de todos los trabajadores los obreros del metal están luchando con una firmeza y combatividad que hace tiempo que no se veía.
No es la única lucha. Los empleados públicos de Cataluña se manifestaron masivamente contra el abuso intolerable de la interinidad (más de 300000 trabajadores estatales son precarios); se están dando luchas en los ferrocarriles de Mallorca, en Vestas (Coruña) contra 115 despidos; Unicaja contra más de 600 despidos; el metal de Alicante; las protestas en diferentes hospitales por el despido de los trabajadores contratados por el COVID.
Estas luchas coinciden con luchas en otros países: en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea etc.2
Queremos manifestar nuestra solidaridad con los obreros en Cádiz. Su lucha contribuye a romper la pasividad y la resignación, expresa la indignación ante los atropellos de este sistema, todo lo cual puede ir animando los primeros pasos de una respuesta proletaria a la crisis y la barbarie del capitalismo.
Los empresarios en las negociaciones del convenio propusieron “congelar los salarios en 2020 y 2021, eliminar dos pagas extras, aumentar la jornada laboral, crear una nueva categoría por debajo del especialista y no negociar la recuperación del tóxico, penoso y peligroso”3. Esto es una andanada brutal frente a la cual, los sindicatos trataron de rebajar la tensión con dos estériles jornadas de lucha, sin embargo, frente al malestar y la combatividad, han terminado por convocar huelga indefinida desde el 16 de noviembre que ha sido seguida masivamente y se ha extendido a la bahía de Gibraltar.
E l 17 y el 18, el sindicalismo radical entrampó a los obreros en los cortes de tráfico lo que llevó a enfrentamientos con la policía en una estéril “guerrilla urbana” que da munición para que la prensa, la TV, las Redes Sociales, los calumnien como “terroristas” etc. Así El Mundo lanza una acusación odiosa contra los trabajadores: “Cancelación de cirugías, un parto en una ambulancia… La huelga del metal impide el acceso de sanitarios y enfermos al hospital de La Línea” (17-11-21).
Como se demostró en Euzkalduna 1984, en Gijón 1985 y en anteriores luchas en Cádiz, esos enfrentamientos solo sirven para aislarse, impedir que otros trabajadores se incorporen y enajenar las posibles simpatías de la población. Refuerzan al capital y su Estado, y le dan medios para desencadenar una represión feroz.
Pero los trabajadores están buscando otros medios para ser fuertes. El 19 se formó un piquete de más de 300 trabajadores para pedir la solidaridad de los trabajadores de Navantia de San Fernando. El propio 19, se organizaron manifestaciones en los barrios obreros de la Cádiz, Puerto Real y San Fernando. Tras una concentración delante de la sede de la patronal, los trabajadores recorrieron la ciudad, siguiendo un itinerario improvisado explicando sus reivindicaciones a los transeúntes. El 20 se ha realizado una masiva manifestación en el centro de Cádiz y concentraciones en los barrios para apoyar a los compañeros.
Solo podemos tener fuerza si extendemos la lucha a los demás trabajadores, si con manifestaciones, piquetes y asambleas, organizamos LA EXTENSION DE LA LUCHA. La lucha es fuerte si se extiende rompiendo las barreras de la empresa, el sector, la ciudad, forjando en la calle la lucha unida de toda la clase obrera.
Desde el principio, los sindicatos han monopolizado la negociación con la patronal, con la intermediación del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales. Ya sabemos lo que son esas “negociaciones”: una parodia donde finalmente se firma lo que el Capital quiere. Esto se ha vivido muchas veces en Cádiz: en Delphi, los sindicatos hicieron tragar los despidos, lo mismo pasó en las diferentes luchas de astilleros o más recientemente en AIRBUS. Recordando estas puñaladas por la espalda, el 20, una concentración de obreros delante de la sede de los sindicatos gritaba “¿Dónde están? No se ven, Comisiones y UGT”.
Para tener fuerza, la segunda necesidad es que la lucha sea conducida por la Asamblea General de todos los trabajadores y que esta organice los comités elegidos y revocables para llevar la defensa de las reivindicaciones, impulsar acciones de lucha etc.
Desde las experiencias de 1905 y 1917-23, las luchas donde la clase obrera tiene fuerza se organizan por los trabajadores mismos en Asambleas Generales abiertas al resto de la clase obrera: desempleados, jubilados, precarios etc. Esa fue la experiencia del metal de Vigo en 20064 y del movimiento de indignados en 20115.
L os trabajadores no pueden dejar la lucha en manos de los Sindicatos. Una declaración de una Coordinadora de Trabajadores del Metal de Cádiz decía “los sindicatos deben de asesorarnos y representarnos NO tomar las decisiones por nosotros y en secreto”. ¡Rotundamente No! ¿Cuál es su “asesoría”? Aceptar lo que pide la patronal y en cuanto a luchar, su “movilización” consiste en actos de presión aislados sin ninguna fuerza o en choques minoritarios con la policía. No nos representan, a quien representan es al Capital y su Estado. En su función misma de aparatos del Capital está ese “tomar decisiones por nosotros y en secreto”.
Se quiere encerrar la lucha en un “movimiento ciudadano” para “Salvar Cádiz”. Es cierto que se cierran industrias, que uno de cada tres jóvenes tiene que emigrar. Pero esto es lo que vemos en todos los países. Detroit, antes centro de la industria automovilística USA, es hoy un desierto de ruinas de hierro y cemento. Lo mismo sucede en la minería asturiana. Los ejemplos son a miles. No es Cádiz lo que se hunde, es el capitalismo mundial quien se hunde en un proceso de crisis económica, destrucción ecológica, pandemias, guerras, barbarie generalizada.
“Salvar Cádiz” desvía la lucha obrera hacia un terreno localista totalmente impotente. Durante 40 años nos han hecho luchar por “carga de trabajo para los astilleros gaditanos”, inversiones en la Bahía etc. ¡Ya vemos los resultados! Cada vez más desempleo, más precariedad, más necesidad de emigrar.
El gran peligro que corre la lucha es que la solidaridad que empieza a manifestarse se canalice hacia “Salvar Cádiz”. Esto nos hunde en el interclasismo que es el peor veneno para lucha obrera. Esta es desviada hacia un objetivo capitalista de “desarrollo económico”, supuestamente para “crear empleos” y hacia la “unidad” con los pequeños empresarios que nos explotan, los policías que nos golpean, los políticos que nos venden, la pequeña burguesía egoísta y mezquina.
Ponen la lucha en Cádiz en el mismo saco que las protestas de empresarios del transporte. Así, Kichi, el “radical” alcalde de Cádiz dice: “Hemos tenido que meter fuego para que Madrid nos haga caso”. Esto es adulterar y falsificar la lucha obrera convirtiéndola en un “movimiento de ciudadanos enfadados” que “hacen fuego” para que las “autoridades democráticas” les den “lo suyo”.
¡No! La lucha obrera no es una lucha egoísta por reivindicaciones parciales. Como dice el Manifiesto Comunista “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría”. La lucha reivindicativa forma parte del movimiento histórico de la clase obrera por construir una sociedad consagrada a la plena satisfacción de las necesidades humanas.
No es hacia la “Bahía de Cádiz” donde hay que mirar para que la lucha salga adelante. Es hacia el conjunto de la clase obrera que está sufriendo lo mismo que sus hermanos de Cádiz: inflación, precariedad, rebajas en los convenios, recortes en las prestaciones sociales, caos en los hospitales, la amenaza de la continuación del COVID. Pero, recíprocamente, los trabajadores de las demás regiones deben ver en sus compañeros en Cádiz, SU LUCHA y solidarizarse uniéndose a ella presentando sus propias reivindicaciones.
En contra de las mentiras democráticas, la sociedad actual no es una suma de ciudadanos “iguales ante la ley”. Está dividida en clases, una minoría explotadora que lo tiene todo y no produce nada y frente a ella, la clase obrera, la mayoría explotada que produce todo y tiene cada vez menos. Solo la lucha como clase puede hacer que las reivindicaciones de los trabajadores de Cádiz puedan ser alcanzadas, solo la lucha como clase puede abrir un porvenir frente a la crisis y la barbarie del capitalismo.
Corriente Comunista Internacional 21-11-21
1 Para conocer nuestra intervención en la lucha obrera en Delphi ver: Delphi: la fuerza de los trabajadores es la solidaridad (https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad [388] ); Cierre de Delphi: Sólo con la lucha masiva y solidaria seremos fuertes (https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes [389] ).
2 Ver Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [376]
3 De un comunicado de la Coordinadora de Trabajadores del Metal de la Bahía de Cádiz
4 Ver Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-d... [390]
5 Ver 2011: de la indignación a la esperanza https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indign... [391]
En la actualidad, una serie de huelgas en Estados Unidos, encabezadas por trabajadores enardecidos, está sacudiendo gran parte del país. Este movimiento, denominado "striketober" (contracción de "strike" y "october"), está movilizando a miles de trabajadores que denuncian las insoportables condiciones de trabajo, el cansancio físico y psicológico, y el escandaloso aumento de los beneficios obtenidos por los empresarios de grupos industriales como Kellog's, John Deere y PepsiCo, o del sector sanitario y las clínicas privadas, como en Nueva York, por ejemplo. Es difícil contabilizar el número exacto de huelgas porque el gobierno federal sólo cuenta las que implican a más de mil empleados. El hecho de que la clase obrera pueda reaccionar y mostrar combatividad en un país que se encuentra en el centro del proceso de descomposición mundial es una señal de que el proletariado no está derrotado.
Durante casi dos años, en todo el mundo, una capa de plomo había caído sobre la clase obrera con la aparición de la pandemia de Covid-19, los repetidos episodios de encierro, las hospitalizaciones de urgencia y los millones de muertos. En todo el mundo, la clase obrera es víctima de la negligencia generalizada de la burguesía, de la dilapidación de los servicios sanitarios, sobrecargados y siempre sometidos a las exigencias de la rentabilidad1. El día a día y el miedo al mañana reforzaron un sentimiento de expectación ya fuerte en las filas de los trabajadores, acentuando aún más el repliegue de cada cual sobre sí mismo. Tras el resurgimiento de la combatividad que se había expresado en varios países durante 2019 y a principios de 2020, la confrontación social se detuvo repentinamente. Si el movimiento contra la reforma de las pensiones en Francia había mostrado un nuevo dinamismo en la confrontación social2, la pandemia de Covid-19 resultó ser un poderoso sofocante.
Pero en medio de la pandemia, las luchas sobre el terreno de la clase obrera pudieron, sin embargo, surgir aquí y allá, en España, Italia, Francia, a través de movimientos esporádicos que ya expresaban una relativa capacidad de reacción frente a las insoportables condiciones de trabajo, sobre todo ante el aumento de la explotación y el cinismo de la burguesía en sectores como la sanidad, el transporte o el comercio3. Sin embargo, el aislamiento impuesto por el virus mortal y el clima de terror transmitido por la burguesía hicieron que estas luchas fueran impotentes para afirmar una alternativa real a la palpable degradación sanitaria, económica y social.
Peor aún, estas expresiones de descontento con las condiciones de trabajo infernales y amenazantes para la salud, las negativas (minoritarias) a ir a trabajar sin máscaras y protección, fueron presentadas por la burguesía como reivindicaciones egoístas, irresponsables y, sobre todo, culpables de socavar la unidad social y económica de cada nación en su lucha contra la crisis sanitaria.
Mientras que desde hace años se convoca a la población estadounidense a confiar en el Estado todopoderoso, imponiendo su lógica sanitaria, económica y social, alimentada, como en todas partes, por las mentiras populistas de Donald Trump, que quería ser el campeón del pleno empleo, y por la perorata del "nuevo Roosevelt", Joe Biden, miles de trabajadores están creando lentamente las condiciones para recuperar una fuerza colectiva que antes habían olvidado. Poco a poco van redescubriendo la confianza en sus propias fuerzas y en su capacidad para rechazar el ignominioso "sistema salarial de dos niveles"4, demostrando así la solidaridad entre generaciones, donde la mayoría de los trabajadores experimentados y "protegidos" luchan junto a sus colegas jóvenes y más precarios.
Esta solidaridad entre generaciones ya se había manifestado en Francia en 2014, durante las luchas en la SNCF y Air France contra reformas idénticas. También se expresó en España, durante el movimiento de los Indignados en 2011, y en Francia, en 2006, durante la lucha contra el CPE5. Esta solidaridad entre generaciones representa un gran potencial para el desarrollo de futuras luchas, es la marca de una búsqueda de la unidad en las filas de la clase obrera. Contra ello la burguesía trata de crear toda clase de divisiones hablando despectivamente de los trabajadores jubilados o veteranos como "viejos acomodados y aprovechados" y de los trabajadores jóvenes como “perezosos” e “irresponsables”. Esto lo hemos visto en el movimiento “Juventud por el Clima” (reactivado con ocasión de la Cumbre de Glasgow) donde se calumnia a los trabajadores más mayores como “egoístas” que no quieren sacrificarse para “salvar el planeta”6.
Aunque estas huelgas están muy bien encuadradas por los sindicatos (lo que, además, ha permitido a la burguesía presentar estas movilizaciones como el "gran retorno" de los sindicatos en Estados Unidos), hemos visto algunos signos de cuestionamiento de los acuerdos firmados por diferentes sindicatos. Esta protesta es embrionaria y la clase obrera está aún lejos de una confrontación directa y consciente con estos perros guardianes del Estado burgués. Pero es un signo muy real de combatividad.
Algunos podrían imaginar que estas luchas en Estados Unidos son la excepción que confirma la regla: ¡no lo son! En los últimos meses han surgido otras luchas:
- En Irán, este verano, las huelgas en el sector petrolero contra los bajos salarios y el alto coste de la vida hicieron que los trabajadores de más de 70 centros participaran en el movimiento. Ha sido la primera vez en 42 años desde el advenimiento de la República Islámica. Otros sectores también apoyaron a los huelguistas;
- En Corea, los sindicatos tuvieron que organizar una huelga general en octubre por la protección social, contra la precariedad y la desigualdad;
- En Italia, en septiembre y octubre, hubo numerosas jornadas de acción, paros y convocatorias de huelga general contra los despidos, también contra las discusiones entre la Confederación General del Trabajo italiana, el gobierno y la patronal para un "pacto social" para salir de Covid cuyo objetivo era facilitar los despidos y suprimir salario mínimo;
- En Alemania, el sindicato de servicios públicos Ver.di se siente obligado a amenazar con huelgas para responder a la preocupación obrera por los bajos salarios.
Si se escucha a los economistas burgueses, la inflación actual que hace subir los precios de la energía y de los bienes básicos, drenando así el poder adquisitivo, en Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Alemania7, sería sólo un producto cíclico de la "recuperación económica". Estaría vinculado a "aspectos puntuales", como los cuellos de botella en el transporte marítimo, al "recalentamiento" de la producción industrial, sobre todo en el espectacular aumento de los precios de los carburantes y el gas, sólo sería un mal momento para pasar antes de llegar a un equilibrio en la producción de bienes. Todo se hace para tranquilizar y justificar un proceso inflacionario "necesario"... que, a pesar de todo, es probable que dure.
El dinero "helicóptero", los cientos de miles de millones de dólares, euros, yenes y yuanes que los gobiernos han impreso y derramado sin contar con el coste, durante muchos años, para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y evitar el caos generalizado, sólo ha debilitado el valor de las monedas y está impulsando un proceso inflacionario crónico. Habrá que pagar un precio, y la clase trabajadora va a ser la primera víctima.
Aunque todavía no se haya producido una reacción directa y masiva contra este ataque, la inflación puede servir como un poderoso factor de desarrollo y de unificación de las luchas: el aumento de los precios de los productos de primera necesidad, del gas, del pan, de la electricidad, etc., no puede sino degradar directamente las condiciones de vida de todos los trabajadores, ya trabajen en el sector público o en el privado, ya estén en activo, en paro o jubilados.
Además, los gobiernos no se equivocan. Aunque todavía no han impuesto programas formales de austeridad y, por el contrario, han inyectado masivamente millones y millones de dólares, yuanes y euros, saben que es absolutamente necesario impulsar la actividad y que existe una bomba social. Mientras los gobiernos pensaban acabar rápidamente con todas las medidas de apoyo vinculadas a Covid y "normalizar" las cuentas lo antes posible, Biden (para evitar el desastre social) ha puesto en marcha un "plan histórico" de intervención que "creará millones de empleos, hará crecer la economía, invertirá en nuestra nación y en nuestra gente"8. ¡Parecería que los gobiernos se habrían acordado de repente de “los de abajo”! Así en España, el socialista Pedro Sánchez está aplicando un plan masivo de 248.000 millones de euros de gasto social total, para gran disgusto de una parte de la burguesía, que no sabe cómo se pagará la factura. También en Francia, detrás de toda la algarabía y la retórica electoral para las elecciones presidenciales de 2022, el gobierno intenta anticiparse al descontento y al malestar social con "vales de energía" y una "asignación por inflación" para millones de contribuyentes.
Reconocer y destacar la capacidad de reacción del proletariado no debe llevar a la euforia y a la ilusión de que se abre una “autopista hacia el cielo” para la lucha obrera. Debido a la dificultad de la clase obrera para reconocerse como clase explotada y tomar conciencia de su papel revolucionario, el camino de las luchas significativas que permitan abrir un período revolucionario está todavía lejos.
En estas condiciones, la confrontación sigue siendo frágil, mal organizada, enmarcada en gran medida por los sindicatos, esos órganos del Estado especializados en el sabotaje de las luchas y que juegan tanto y más con el corporativismo y la división. En Italia, por ejemplo, las reivindicaciones iniciales y la combatividad de las últimas luchas han sido desviadas por los sindicatos y los izquierdistas italianos hacia un peligroso callejón sin salida: la podrida consigna de "la primera huelga industrial masiva en Europa contra el pase sanitario" que el gobierno italiano ha impuesto a todos los trabajadores.
Del mismo modo, mientras que algunos sectores se ven fuertemente afectados por la crisis, los cierres, las reestructuraciones y el aumento de los ritmos de trabajo, otros sectores se enfrentan a la falta de mano de obra y/o a un boom de producción puntual (como en el transporte de mercancías, donde faltan cientos de miles de conductores en Europa). Esta situación encierra un peligro de división dentro de la clase a través de reivindicaciones por categorías que los sindicatos no dudarán en explotar o incitar.
Añadamos a esto los llamamientos de la izquierda "radical" del capital a movilizarse también en el terreno burgués: contra la extrema derecha y los "fascistas" o a favor de las "marchas ciudadanas" por el clima... Esta es una expresión más de la vulnerabilidad de los proletarios ante los discursos de la izquierda "radical", capaz de utilizar cualquier medio para desviar la lucha hacia un terreno no proletario, especialmente el del interclasismo.
Si bien la inflación puede actuar como factor de unificación de las luchas, también afecta a la pequeña burguesía, con el aumento del precio de la gasolina y de los impuestos, elementos que, por otra parte, habían dado lugar a la aparición del movimiento interclasista de los "chalecos amarillos" en Francia9. El contexto actual sigue siendo, de hecho, propicio para que se produzcan revueltas "populares" en las que las reivindicaciones proletarias queden enterradas en las preocupaciones estériles y reaccionarias de los propios pequeños empresarios golpeados por la crisis. Este es, por ejemplo, el caso de China, donde el colapso del gigante inmobiliario Evergrande simboliza de forma muy espectacular la realidad de una China sobreendeudada y frágil, pero que lleva a la protesta de los pequeños propietarios que han sido robados y que reaccionan como tales.
Las luchas interclasistas son una verdadera trampa y no permiten en absoluto a la clase obrera afirmar sus propias reivindicaciones, su propia combatividad, su propia autonomía para una perspectiva revolucionaria. La putrefacción de la sociedad capitalista, acrecentada por la pandemia, pesa y seguirá pesando sobre la clase obrera, que sigue teniendo grandes dificultades para luchar como clase.
El absentismo laboral, la cadena de dimisiones en las empresas, la negativa a volver al trabajo, a menudo duro, por salarios muy bajos, no han dejado de crecer en los últimos meses. Pero se trata de reacciones individuales que reflejan más un intento (ilusorio) de escapar de la explotación capitalista que de enfrentarse a ella mediante una lucha colectiva junto con todos los compañeros. La burguesía no duda en explotar esta debilidad para denigrar y hacer sentir culpables a estos "dimisionarios", a estos trabajadores "rebeldes", haciéndoles directamente "responsables" de la falta de personal en los hospitales o restaurantes. Es su trampa eterna: SEMBRAR LA DIVISION EN LAS FILAS OBRERAS.
A pesar de todas las dificultades y escollos, este último período ha abierto una brecha y confirma claramente que la clase obrera puede imponerse en su propio terreno de lucha. El desarrollo de su conciencia pasa por esta renovación de la combatividad y es todavía un largo camino lleno de escollos. A su nivel, los revolucionarios deben acoger y acompañar estas luchas, pero su primera responsabilidad es luchar lo mejor posible por su extensión, por su politización, necesaria para mantener viva la perspectiva revolucionaria, siendo capaces de reconocer sus límites y debilidades denunciando con firmeza las trampas que les tiende la burguesía y las ilusiones que les amenazan vengan de donde vengan.
Stopio, 3 de noviembre de 2021
1 Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [4]
2 Ver Balance de las luchas en Francia contra la "reforma" de las pensiones https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones [42]
3 Hubo algunas protestas por el riesgo que se hacía correr a los trabajadores durante la pandemia, ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [244]
4 Un sistema de salarios más bajos para los nuevos contratados, la llamada "cláusula del abuelo", que muchos sindicatos habían firmado con las dos manos
5 Sobres estas dos experiencias ver: 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [44] y Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [43]
6 Ver Nuevas "marchas climáticas": El capitalismo está destruyendo el planeta https://es.internationalism.org/content/4715/nuevas-marchas-climaticas-el-capitalismo-esta-destruyendo-el-planeta [393]
7 También en España, sobre todo con la escandalosa subida de la luz, ver España: La escalada de la inflación un golpe brutal contra los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4733/espana-la-escalada-de-la-inflacion-un-golpe-brutal-contra-los-trabajadores [394]
8 Este programa, típico del capitalismo de Estado, pretende también modernizar la economía estadounidense para enfrentarse mejor a sus competidores, especialmente China
9 Ver Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [14]
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El año 2015 ha sido testigo de la película de alto perfil Suffragette, así como del anuncio de una nueva biografía de Sylvia Pankhurst1. El artículo que estamos reimprimiendo aquí apareció originalmente en World Revolution en 1980. En aquella época, se había escrito muy poco sobre la vida y la política de Sylvia Pankhurst y sus propios escritos eran difíciles de conseguir. Como se señala en el artículo, los libros que trataban sobre Sylvia solían dejar un gran e inexplicable vacío desde 1914 hasta los primeros años de la posguerra; es decir, el periodo de su ruptura con el movimiento sufragista y su oposición internacionalista a la guerra, que la llevó a apoyar con entusiasmo a los bolcheviques en la revolución rusa y a reclamar el poder soviético en Gran Bretaña.
Con el colapso de los regímenes estalinistas y con las consiguientes campañas de la burguesía sobre el "fin del comunismo", el apoyo entusiasta de Sylvia al bolchevismo y a una revolución soviética se hizo aún más desagradable. En su lugar, vimos un esfuerzo por parte de la izquierda liberal para apropiarse de Sylvia como feminista, radical, rebelde, antifascista, anticolonialista y defensora de la paz mundial y la justicia social... Desde la década de 1990 ha habido una verdadera oleada de biografías y libros sobre diversos aspectos de su vida y política2. En 2007 se organizó un festival en Londres para celebrar su vida como "activista, artista y feminista", con oradores invitados como un antiguo diputado laborista, la célebre académica Germaine Greer y el embajador de Etiopía3. Incluso hubo una campaña, apoyada por barones laboristas y antiguos jefes sindicales en la Cámara de los Lores, para erigir una estatua suya frente al Parlamento.
La nueva biografía de Rachel Holmes, titulada Sylvia Pankhurst: ‘Feminism and Social Justice’, debe verse en este contexto.
Como decíamos en nuestro artículo sobre el "Festival Sylvia Pankhurst" de 2007: "Para la burguesía, Sylvia Pankhurst debe ser recordada como una feminista, una izquierdista o una liberal. Para el proletariado, sin ocultar los hechos de su abandono de la política revolucionaria y sus posteriores traiciones, es alguien que, bajo la influencia de la lucha de clases, rompió con la política burguesa y fue ganada para el comunismo (...). ) Gracias a la obstinada determinación de Pankhurst y de otros militantes de la clase obrera menos conocidos (muchos de ellos mujeres), la débil pero auténtica voz de la oposición comunista de izquierdas se hizo oír en este país, dejando un corpus de escritos que se convertiría en una fuente de fuerza y aprendizaje para una nueva generación de revolucionarios cincuenta años después, de la que la CCI sigue siendo una expresión organizativa hoy en día. Este es el verdadero legado de Sylvia Pankhurst; este es el legado que los comunistas defienden hoy; y por eso decimos a la izquierda y a los servidores liberales de la burguesía: ¡manos fuera de Sylvia Pankhurst!"
Este artículo se publicó por primera vez en 1980, en World Revolution 33 y 34. Creemos que los argumentos esenciales que contiene siguen siendo válidos hoy en día, aunque algunos enfoques y formulaciones podrían ser diferentes si hubiéramos escrito el artículo más recientemente. En los casos en que los términos o las frases parecen ser más claramente erróneos, hemos adjuntado "Notas del editor"
Esta serie de artículos4 es un intento de contrarrestar las distorsiones de las feministas e izquierdistas actuales que ignoran convenientemente la política de Sylvia Pankhurst y el ‘Worker’s Dreadnought’, y prefieren la visión más respetable -en términos actuales- del sufrimiento heroico en la causa de los derechos de las mujeres.
Es muy notable cómo los libros que tratan de Sylvia, o de los Pankhurst en general, dejan un gran vacío en su vida durante la guerra y la posguerra. El Partido Socialista de los Trabajadores ha tenido incluso ocasión de intentar reivindicar la política de Sylvia como parte de su propia tradición. (véase Revolutionary Perspectives 16, la revista de la Communist Workers’ Organisation). Pero la ruptura de Sylvia con las sufragistas no debe permanecer enterrada, ya que muestra una clara crítica revolucionaria del feminismo. En estos artículos, pues, queremos extraer las implicaciones de las críticas más bien fragmentarias que hizo en su historia ‘The Suffragette Movement’: an intimate account of persons and ideals (1931) y mostrar el desarrollo de su política.
A principios de 1914, Sylvia y la Federación del Este de Londres de la Unión Social y Política de las Mujeres [WPSU] fueron expulsadas por Christabel y Emmeline Pankhurst de dicho grupo, siendo la razón fundamental la orientación obrera de la ELF (East London Federation):
"Tenéis una constitución democrática para vuestra federación, ¡no estamos de acuerdo con eso!". Además, ella (Christabel) insistió en que un movimiento de mujeres trabajadoras no tenía ningún valor; las mujeres trabajadoras eran la parte más débil del sexo, ¿cómo podría ser de otra manera? Sus vidas eran demasiado duras, su educación demasiado escasa, para equiparlas para la contienda. "Seguramente es un error utilizar a las más débiles para la lucha. Queremos mujeres elegidas, las más fuertes e inteligentes". (Sylvia Pankhurst, ‘El movimiento sufragista’).
Era una división que Sylvia siempre había tratado de evitar y que lamentó mucho en su momento. Sin embargo, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial se hizo evidente lo necesaria que era. Aunque un examen exhaustivo del movimiento sufragista queda fuera del alcance de estos artículos, es necesario examinar brevemente algunas de las características importantes del movimiento, para ver en qué consistió esta escisión y qué significó el rechazo del feminismo para Sylvia Pankhurst.
"Sin embargo, en sus demandas de igualdad política, nuestras feministas son como sus hermanas extranjeras, a ellas, los amplios horizontes abiertos por el aprendizaje socialdemócrata les siguen siendo ajenos e incomprensibles. Las feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente; en ningún caso atacan las bases de esta sociedad. Luchan por las prerrogativas y los privilegios. No acusamos a las representantes del movimiento femenino burgués de no entender el asunto, su visión de las cosas fluye inevitablemente de su posición de clase" (Alexandra Kollontai, ‘The Social Basis of the Women Question’)
El marco de análisis que Kollontai aplica a la WSPU quedó ampliamente claro por el apoyo entusiasta que esta organización dio al esfuerzo bélico con el estallido de la Primera Guerra Mundial. De hecho, Emmeline y Christabel criticaron duramente al gobierno británico por no esforzarse lo suficiente en la lucha contra Alemania, en particular por el papel que debían darles a las mujeres. En su deseo de promover la causa del imperialismo británico, exigieron la contratación generalizada de mujeres en la industria y en el sector de los servicios para liberar a más trabajadores para ir a morir en las trincheras.
Los orígenes de la WSPU contrastan con este descarado chovinismo que se desarrolló a medida que se acercaban los años de la guerra. De hecho, Emmeline había cortado sus vínculos con la Sociedad Fabiana por su negativa a oponerse a la Guerra de los Bóers. El hecho de que la familia Pankhurst hubiera estado involucrada en el Partido Laborista Independiente a finales del siglo XIX, y en las luchas de los trabajadores de la zona de Manchester, ilustra aún más claramente la evolución negativa experimentada por la WSPU. Comenzó a hacerse evidente una oposición al movimiento socialista y a las luchas de los trabajadores; por ejemplo, exigiendo contra ellos un trato duro por parte del Estado, así, la WSPU se quejó de que el gobierno, "en lugar de arrestar a los líderes (de los mineros) estaba tratando de llegar a un acuerdo de paz con ellos" (Emmeline Pankhurst, Mi propia historia, 1914). Otro ejemplo es la campaña que inició en 1915, financiada por los industriales, contra el movimiento de delegados sindicales "bolcheviques".
La WSPU se formó en 1903 cuando Emmeline todavía estaba en el ILP5 y, de hecho, siguió siendo un miembro muy activo; incluso el nombre que eligió para la organización es indicativo de sus preocupaciones más amplias en ese momento. Sin embargo, con la posterior polarización sobre la situación de las mujeres (como división sexual de la sociedad y no como un aspecto de la división de clases), y en el parlamento como medio de cambio social, esta relación se volvió cada vez más tormentosa, y en 1907 se produjo la ruptura definitiva. Esto coincidió con una reorganización de sus miembros. A partir de entonces, las actividades de la WSPU estuvieron firmemente controladas por Emmeline, Christabel y un grupo selecto, que exigían a sus miembros una adhesión absoluta a su política. Esto significaba concentrarse en un solo objeto: el voto. A ningún miembro se le permitía luchar por otras reformas sociales o trabajar para cualquier otro partido político o incluso cuestionar la corrección de las políticas de la WSPU. La WSPU debía ser "un ejército sufragista en el campo". "Es un ejército puramente voluntario y nadie está obligado a permanecer en él". (Emmeline Pankhurst: Mi propia historia).
Su objetivo era simplemente la igualdad política con los hombres tal y como estaba en ese momento, e incluso se oponía al concepto de sufragio total de los adultos. No se trataba de una mera táctica, ya que si bien pretendía implicar a las mujeres de la clase trabajadora, también seguía una política consciente de atraer a las mujeres de la clase rica, media y alta a su dirección. Esencialmente, las intenciones de la WSPU eran utilizar a las mujeres de la clase trabajadora para establecer los derechos de las "damas" de la sociedad. Así lo expresó Christabel "... la esperanza inmediata de la nación está en aquellas mujeres que han conseguido tener una educación y cierta independencia y solidez económica. Florence Nightingale, una mujer de esa clase, hizo más por su país de lo que todo el Partido Laborista ha logrado o puede lograr. En este buen día que ya ha amanecido, no tenemos a una sola Florence Nightingale, sino a una multitud de mujeres así, felices en su propia vida y equipadas mental, moral y económicamente para el servicio de su país. Son ellas las que tienden a las mujeres más pobres y menos afortunadas la mano amiga que les permitirá salir del marasmo de la pobreza. Son ellas las que pueden concebir un mejor orden social y mostrarán con qué acciones prácticas y constructivas se puede lograr esa mejoría". (Christabel Pankhurst, The Suffragette, diciembre de 1913)
¡Política burguesa sin duda! Este apoyo abierto al capitalismo y el desarrollo de la política de "guerra de sexos" se derivan naturalmente del rechazo y la oposición a una comprensión de clase de la sociedad.
Aunque el simple hecho de un conflicto con el Estado no pruebe nada más que la ideología burguesa nunca puede producir una visión única del mundo, es obvio que un movimiento que adquirió proporciones tan masivas como el movimiento de "votos para las mujeres" no puede ser descartado puramente por la política de la WSPU. Está claro que la base de su fuerza no residía en las ideas de la WSPU, sino en las condiciones generales impuestas a las mujeres, y en la intransigencia del capital británico en su negativa a acceder a las demandas para mejorar la suerte de las mujeres burguesas y pequeñoburguesas, por no hablar de las mujeres de la clase obrera. El hecho de que la WSPU se convirtiera en el centro de esta lucha es realmente una crítica al movimiento obrero por su incapacidad de ofrecer una alternativa política clara.
Existían, bajo el paraguas del movimiento sufragista, algunos grupos con una orientación claramente obrera. Pero su preferencia por la falsa unidad de todas las mujeres y el eslogan "votos para las mujeres" permitió que la WSPU se convirtiera en la figura principal y que sus ideologías anti obreras tuvieran tanta influencia. Que el compromiso en aras de esa unidad es destructivo es una lección que Sylvia comprendió sólo después de su expulsión de la WSPU, y que quizás se pone de manifiesto por el rápido desarrollo de su política después de 1914.
Los primeros pasos en el rechazo de este tipo de acuerdo llegaron en octubre de 1912, cuando Sylvia comenzó su actividad en el este de Londres. Al principio formaba parte de una campaña electoral y de una "Working Women's Deputation" sobre un proyecto de ley de reforma del sufragio, pero pronto perdió el pleno respaldo de la WSPU. En febrero de 1913 la financiación se había retirado, pero las ideas y la práctica se habían establecido y en mayo de ese año se formó la Federación del Este de Londres del WSPU. Aunque era una unión de varias ramas del WSPU, tenía una orientación definida y genuina hacia las mujeres de la clase trabajadora y perseguía una práctica radicalmente diferente a la corriente principal de esa organización. La Federación comenzó a establecer vínculos con organizaciones del movimiento obrero, en particular con la ILP [Independent Labour Party], y apoyó y participó en manifestaciones masivas de la clase. Fue el propio éxito de este trabajo y la escalada del conflicto social en el East End, ampliamente retratado en [la película] ‘The Suffragette Movement’, lo que hizo inevitable la ruptura con la WSPU. A fin de cuentas, es irrelevante que Emmeline y Christabel obligaran a la ELF a hacerlo: las cadenas del compromiso se estaban rompiendo de todos modos. En agosto de 1913, Sylvia había hecho un llamamiento para la formación de un "Ejército Popular; una organización a la que hombres y mujeres puedan unirse para luchar por la libertad y para estar preparados para hacer frente a la brutalidad de los funcionarios". Aunque esta organización nunca tuvo mayor importancia, el reconocimiento de los conflictos de clase que se avecinaban y el cuestionamiento básico del orden social existente prefiguraron la dirección que iba a tomar a medida que se desarrollaba la política del Women’s Dreadnought6 y del Worker’s Dreadnought.
En la primera parte de este artículo se analizan los fundamentos de la ruptura de Sylvia Pankhurst con el movimiento sufragista oficial, la WSPU. En esta parte se analizará más detenidamente el desarrollo de su política, haciendo hincapié en las cuestiones relevantes para el feminismo. (Tras la ruptura, su organización pasó a llamarse Federación de Sufragistas del Este de Londres. Este fue el primero de varios cambios de nombre, pero en lugar de fechar y referirnos a todos ellos simplemente llamaremos a la organización por el nombre más distintivo de su periódico, el ‘Dreadnought’).
En marzo de 1914 apareció el primer número de ‘The Women's Dreadnought’. En él hay una larga explicación de la actividad del grupo en el extremo este de Londres, de la que se desprende lo siguiente: "El principio esencial del voto es el de la igualdad entre hombres y mujeres:
El principio esencial del voto es que cada uno de nosotros tenga una cuota de poder para ayudarse a sí mismo y a todos nosotros. Se opone directamente a la idea de que unos pocos, más favorecidos, ayuden y enseñen y patrocinen a los demás. Seguramente es porque los sufragistas creemos en el principio de que cada individuo tiene derecho a compartir tanto el gobierno como el servicio, y porque hemos aprendido por una larga y amarga experiencia que toda forma de gobierno es una tiranía -por muy bondadosa que sea su intención- que estamos luchando por el voto". (Sylvia Pankhurst, WD, 8 de marzo de 1914)
Es una lástima que Sylvia nunca hiciera una crítica exhaustiva de la WSPU, ya que eso significa que debemos confiar en críticas indirectas como la de la primera parte de esta cita. Sin embargo, deja clara la orientación totalmente diferente del Dreadnought. A pesar de sus ilusiones iniciales en el movimiento sufragista (o más bien en el "poder de las mujeres") y la idea de que el voto equivale al autogobierno, lo importante es el énfasis en el objetivo del autogobierno. Esto está en total oposición a los puntos de vista de la WSPU, como se ha visto en la primera parte de este artículo, y al hecho de que esta última sólo abogaba por la acción ilegal porque a las mujeres se les negaba el voto (es decir, se les negaba la acción constitucional).
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Sylvia no tardó en denunciar la respuesta chovinista de la WSPU. Consideró su apoyo a la guerra como una traición a todo aquello por lo que el movimiento había luchado, pero lo que es más importante, la importancia de la división entre las mujeres que se oponían a la guerra y las que la apoyaban no pasó desapercibida y sería uno de los factores que, con el paso del tiempo, determinó su ruptura con el feminismo. Mientras Emmeline Pankhurst escribía sobre el placer de ver a las mujeres trabajando, el Dreadnought se oponía a la guerra y, aunque no veía ninguna forma clara y práctica de detenerla, iba más allá de las observaciones superficiales de Emmeline y dedicaba mucho espacio en su periódico a exponer las condiciones reales y terribles, en el hogar y en el trabajo, que sufrían las mujeres de la clase trabajadora.
En sus inicios, el Dreadnought parece haber estado muy influenciado por el Partido Laborista Independiente (ILP); su política era básicamente pacifista y declaradamente reformista, y dio la prioridad a conseguir el voto para las mujeres. Sin embargo, el Dreadnought se implicó rápidamente en cuestiones sociales más amplias, principalmente con la idea de ayudar a las mujeres a protegerse contra las condiciones que imponía la guerra (de hecho, su actividad en este campo constituye una lista impresionante, que incluye la gestión de un "Salón de la Mujer" para reuniones, etc., la gestión de centros de ayuda, un centro para madres y bebés y guarderías). Estaba representada en los comités de ayuda de los ayuntamientos, pero éstos le parecieron tan insatisfactorios que también gestionó sus propios planes de ayuda. Esta ampliación de su actividad contribuyó sin duda a la radicalización de su política, en el sentido de que el voto ya no podía considerarse la única cuestión. Sin embargo, el núcleo de esta radicalización se debió a la creciente oposición del grupo a la guerra y a la fuerza de su orientación obrera: señalaba claramente que la situación de los hombres y mujeres de la clase obrera era la misma en Alemania que en Gran Bretaña y, aunque su trabajo se concentraba en las mujeres, entendía que la lucha no era contra los hombres de la clase obrera, sino con ellos contra el sistema. Como es lógico, pronto abandonó la consigna del voto para las mujeres y empezó a pedir el voto para todos los hombres y mujeres.
Sobre esta base, se hizo más evidente, a medida que avanzaba la guerra, la tendencia socialista de la política del grupo y le obligó a buscar una mejor comprensión de la sociedad existente y cómo cambiarla. Aumenta sus vínculos con las principales organizaciones socialistas y da a conocer en su prensa las luchas obreras internacionales. De hecho, sus vínculos con individuos y grupos de otros países y la preocupación por informar sobre lo que ocurría en el extranjero fueron evidentes a lo largo de su vida y constituyeron una gran fortaleza tanto para el desarrollo de la política del grupo como para el crecimiento de su influencia en Gran Bretaña (otras organizaciones británicas sufrían de una visión más bien estrecha en este sentido). Ya en 1914 el periódico citaba los escritos antibélicos de los bolcheviques, Liebknecht, etc. Cuando, a partir de 1916, las luchas obreras comenzaron a intensificarse a nivel internacional, el Dreadnought pudo aprender mucho de estos acontecimientos y responder positivamente. Las revoluciones en Rusia en 1917, en particular, fueron un tremendo estímulo.
El Dreadnought los apoyó porque pudo ver un intento positivo de los trabajadores de tomar el control de la sociedad, de detener la guerra y de luchar por una sociedad más racional y humana. La Revolución de Febrero [en 1917 en Rusia] afectó rápidamente a la política del grupo en dos áreas básicas: en primer lugar, en el reconocimiento de la importancia de la huelga de masas, es decir, de la lucha colectiva y radical de los trabajadores en las fábricas y en las calles, como la única forma de poner fin a la guerra y de derribar el capitalismo; y en segundo lugar, la importancia de la forma de organización soviética como el medio por el que la clase obrera puede expresar sus propios intereses y organizarse eficazmente para la guerra de clases. Esto también tuvo otras consecuencias, ya que el Dreadnought comenzó a trazar una línea más definida entre él y la corriente principal del Partido Laborista (LP) y la socialdemocracia en general. Las experiencias de Sylvia con las sufragistas habían provocado, obviamente, muchas críticas al LP, pero ahora estas críticas se habían visto reforzadas por el apoyo activo del LP a la guerra, y cuando el ILP se opuso a la retirada unilateral de Rusia de la guerra, la ruptura entre la política del ILP y la suya propia se hizo evidente. De hecho, para entonces el grupo se asoció con los internacionalistas y revolucionarios minoritarios de la antigua Segunda Internacional. Comenzó a hacer críticas políticas mucho más fuertes a la socialdemocracia, incluso antes del final de la guerra, denunciando el papel del LP de desactivar y oponerse a una revolución obrera. Otra consecuencia fue que el Dreadnought empezó a definirse más claramente como una organización política y a perder su carácter de grupo de bienestar social. En parte, esto se debió a que su apoyo a Rusia y su radicalismo general ahuyentaron a muchos ayudantes y fuentes de financiación, pero también fue una decisión consciente, ya que, como escribió Sylvia más tarde: "... todos nosotros preferiríamos poseer comodidad y bienestar como un derecho, que tener un mínimo de ello conferido como una caridad, aunque sea gentil o simpáticamente dado". (SP, "Notas autobiográficas")
En poco más de tres años, el Dreadnought pasó de ser una sociedad sufragista obrera y reformista a una organización socialista de pleno derecho. Y si bien se perdieron miembros a causa de este cambio, el grupo pasó de tres o cuatro sucursales en el este de Londres a casi cuarenta en todo el país (aunque es cierto que su fuerza siempre estuvo en Londres y Manchester).
Estos cambios en su política se reflejaron en el cambio de nombre del periódico a ‘The Workers' Dreadnought’ en junio de 1917. Durante el año siguiente, el grupo, aunque rechazaba al Partido Laborista y al Parlamento como medios para hacer la revolución, sostenía la necesidad de que los revolucionarios participaran e hicieran propaganda dentro de estas instituciones. Pero el desarrollo continuo de su comprensión de la forma en que crece la revolución de la clase obrera y el papel de los revolucionarios en este proceso llevó al rechazo de tal actividad.
El factor más importante en el periodo en que existió el Acorazado Obrero fue su participación y relaciones con la Tercera Internacional y su ala británica, el Partido Comunista de Gran Bretaña. El Dreadnought fue una voz importante, y de hecho políticamente el grupo más claro y coherente, en el intento de crear un partido comunista unido. Desgraciadamente, su desarrollo relativamente tardío obstaculizó su papel en los debates sobre la unidad y su mayor claridad no pudo alcanzar el nivel de influencia política que merecía sobre las demás organizaciones. Es interesante señalar aquí que, aunque el Dreadnought era relativamente pequeño en comparación con el Partido Socialista Británico (que era el grupo más grande en aquella época), su periódico vendía más que The Call del BSP. Cuando el PC se reunió finalmente a principios de 1921, el Dreadnought ya estaba bien establecido en el ala izquierda de la Internacional, pero fue también en esta época cuando los puntos de vista de la izquierda estaban siendo cada vez más atacados e incluso suprimidos. La inmadurez política y organizativa de la mayoría del CPGB hizo que fuera especialmente intolerante, y ocho meses después Sylvia fue expulsada y la mayoría de los ex miembros del Dreadnought se fueron con ella. La razón formal de su expulsión fue su negativa a detener la publicación del Dreadnought independientemente del control del partido. Los aciertos y errores de esta disputa no son realmente importantes; lo que sí cuenta es que en el fondo era una negativa a capitular ante el desarrollo del oportunismo en la Comintern.
Tras esta escisión, el PC continuó con su práctica de reprimir los puntos de vista de la izquierda, mientras que el Acorazado demostró su preocupación por el movimiento comunista en su conjunto sacando a la luz las diferencias políticas. Explicó y aclaró sus críticas a las posiciones del PC, mostrando las contradicciones en ellas y señalando los resultados negativos de su creciente énfasis en la táctica, así como el análisis más general de la decadencia de la Revolución Rusa. Este aspecto de la historia del Acorazado será tratado con mayor profundidad en el próximo número de WR7.
En el resto de este artículo queremos profundizar en otras cuestiones, más o menos relacionadas con el feminismo, que son centrales en sus experiencias. Nos fijamos en los detalles de los primeros años del Acorazado debido a nuestra preocupación por dar a conocer los hechos, pero también para observar cosas que siguen siendo relevantes hoy en día. En retrospectiva, los puntos fuertes que llevaron al grupo a desarrollarse de forma tan positiva son claros, pero las ideas y la práctica que rechazó más tarde también encierran lecciones para todos aquellos que desean la emancipación de la clase obrera. Estos hechos son necesarios no para justificar, digamos, la asistencia social en la actualidad, como vía para esta emancipación, sino para comprender las limitaciones de tales ideas. Teniendo en cuenta lo que se acaba de decir sobre las críticas de Sylvia al camino tomado por la Tercera Internacional, queda inmediatamente claro que no la llevaron a rechazar el marxismo y toda la experiencia de la Revolución Rusa, sino a buscar una comprensión aún más clara del camino a seguir. De la misma manera, hoy en día, condenar lo que Rusia es ahora no significa que deba equipararse con los objetivos originales de la revolución. Muchos individuos se han involucrado en los movimientos feministas y libertarios por reacción contra Rusia (y también los PC y los trotskistas) pero en realidad esto no es porque estos últimos sean marxistas sino porque son burgueses. Su comportamiento no debería llevar a nadie a rechazar el potencial de la clase obrera.
La participación de Sylvia Pankhurst en el WSPU antes de 1914 y sus actividades durante los años de la guerra significaron, obviamente, una gran acumulación de experiencia en el Parlamento y de lucha por las reformas. Al final, esto no la llevó a ser absorbida de una vez por todas por este circo. Al contrario, la llevó a una frustración total por la inutilidad de todo ello.
"Sabemos que el aliento de la intriga parlamentaria, el ambiente de la sala de la comisión parlamentaria, todo el ambiente de la Cámara de los Comunes y los malabarismos de los partidos políticos es antagónico al fuego blanco y limpio del entusiasmo comunista revolucionario. Los camaradas que no han presionado y se han sentado en la tribuna, hora tras hora, día tras día; que no han examinado año tras año las actas literales diarias, y han redactado y elaborado enmiendas a los proyectos de ley del Gobierno, no pueden conocer la mezquindad des vitalizadora ni el horrible fraude de la maquinaria parlamentaria". (SP, WD, 24 de septiembre de 1921)
Sin embargo, el rechazo al Parlamento no fue sólo por aburrimiento;
"...los que han elegido el camino de la acción parlamentaria se justifican que grandes masas de trabajadores inconscientes todavía tienen fe en el Parlamento. Así es, respondemos, entonces debemos socavar esa fe; pero horrorizados por la magnitud de la tarea de crear un cuerpo de trabajadores conscientes lo suficientemente fuerte como para efectuar cualquier cambio, los comunistas oportunistas proponen llevar a cabo la revolución con multitudes de trabajadores inconscientes. Nosotros, que creemos que la revolución sólo puede ser llevada a cabo por aquellos cuyas mentes están despiertas y que están inspirados por un propósito consciente, hemos decidido evitar la maquinaria administrativa del capitalismo. Hemos decidido esto debido a la clara e inconfundible dirección de las masas que da este rechazo, una dirección, más segura y efectiva, porque es una dirección dada por la acción, no simplemente por las palabras". (ibid.)
Este último punto es realmente muy importante: es el núcleo del abstencionismo, porque la lucha por una nueva sociedad es una lucha por una nueva forma de vivir y significa una nueva forma de organizarse, una nueva práctica. Rechazar las formas del capitalismo debe conducir a la búsqueda de una práctica mejor.
Esto nos lleva a la cuestión de las reformas y aquí radica la relevancia de lo anterior para el feminismo, porque para este movimiento se hace mucho hincapié en los aspectos aparentemente positivos de los proyectos de ley que llegan al parlamento. Pero si, como hizo el Acorazado, se rechaza el parlamento como medio de cambio, entonces también hay que rechazar la lucha por las reformas.
Este rechazo se basaba en la experiencia práctica de militantes como Pankhurst, pero debe situarse en el contexto del fin definitivo del periodo de relativa prosperidad capitalista que había hecho posible las reformas duraderas. Los revolucionarios más claros siempre lucharon contra la influencia corruptora del reformismo en el movimiento obrero, pero cada vez más fueron capaces de ver que sólo la revolución estaba a la orden del día en el nuevo periodo de decadencia.
La siguiente cita muestra muy claramente este vínculo entre el parlamento, las reformas y el feminismo. Muestra el motivo por el cual las mujeres (en parte, al menos) obtuvieron el voto durante la Primera Guerra Mundial. Desechando las leyendas sobre la utilidad de las mujeres durante la guerra y la militancia anterior a ella, Sylvia prosigue
"¿No empieza el Parlamento a saberse instintivamente una máquina condenada? El "bolchevismo", que no es más que el socialismo con otro nombre, pero el socialismo real, que implica la transformación -no un mero parche- del sistema social, se vislumbra en el horizonte. Cuando están en apuros, los hombres piden ayuda a aquellos a los que despreciaron. Fuera del juego de los partidos, las mujeres más activas e independientes siguen siendo una multitud descontenta de rebeldes; dentro, ¿no es de esperar que se conformen con las reglas? En todos los países los Parlamentos están amenazados y eso tan misterioso e inexplicable, la voluntad de las masas populares, seguramente y con velocidad creciente, avanza hacia un organismo social más nuevo. Al darse cuenta de esto, los viejos carcamales del Parlamento y los poderes que están detrás de ellos dicen: "Debemos hacer algo para popularizar la vieja institución; traigamos a las mujeres"". (SP, WD, 2 de noviembre de 1918)
Hay dos puntos que vale la pena subrayar aquí. En primer lugar, esto sigue siendo exactamente el uso que el capitalismo hace de las "reformas" en este periodo. Tanto si se trata de los requisitos para votar, como en este caso, como del Servicio Nacional de Salud o, más recientemente, de la Enmienda sobre la Igualdad de Derechos, siempre implican en cierta medida la necesidad de mantener a la población, y especialmente a la clase obrera, pasiva. No son más que una pretensión de cambio, y el Acorazado condenó con razón todas las "reformas" como meros retoques de un sistema que realmente requiere ser destruido. Esto es cien veces más cierto hoy en día.
En segundo lugar, también hay un rechazo implícito de cualquier supuesta "cualidad especial" de las mujeres como grupo separado. El "poder de las mujeres" aparentemente mostrado por las luchas de las sufragistas no fue un factor decisivo, poco más que una molestia: cuando los hombres y mujeres de la clase trabajadora se ponen en movimiento el capitalismo comienza a temblar, porque son las luchas de la clase trabajadora las que amenazan la base de todo el sistema.
En sus inicios, el Dreadnought creía que el remedio para todos los males de la sociedad era simplemente dar el voto a las mujeres. Es exactamente la misma idea que motiva a las feministas de hoy en día (incluso si el voto no es claramente una solución): si sólo las mujeres tuvieran más poder, la sociedad sería un lugar mejor. Pero, en realidad, ¿qué pruebas hay de esta creencia? A pesar de todas las supuestas "reformas" desde la Primera Guerra Mundial que han afectado a la situación de las mujeres y que aparentemente han permitido o conseguido más libertad para ellas, ¿no siguen siendo las condiciones de las mujeres básicamente las mismas?
"Denle a un hombre 5.000 libras al año para que sea ministro de Sanidad, nombrar empleados a 500 libras al año cada uno, ¡para que nos arrojen unas pastillas de quinina! ¿De qué sirve un Ministerio de Sanidad, mientras vivimos bajo el sistema capitalista?" (Citado en WD, 2 de noviembre de 1918)
Tal vez no sea una respuesta exhaustiva a esta pregunta, pero seguramente es reveladora.
Cuando el Acorazado llegó a rechazar esta idea lo hizo porque vio que la idea de la hermandad simplemente cubría las divisiones materiales muy reales entre los diferentes grupos de mujeres. No sólo entre las que apoyaban y las que se oponían a la guerra, sino que en todos los temas estos grupos tienen intereses diferentes, es decir, ambiciones monetarias y sociales distintas. Teniendo esto en cuenta, lo mejor que se puede decir de un intento de unificar a las mujeres es que está condenado al fracaso.
"Las mujeres no constituyen un grupo económico; y por esa razón no pueden, en las condiciones actuales, actuar juntas en cuestiones mundiales o nacionales; porque tales cuestiones implican consideraciones económicas. En la evolución de la sociedad humana, los que acaban marchando bajo la misma bandera son quienes se dejan llevar (directa o indirectamente) por la misma motivación económica" (F. Connor, WD, 13 de agosto de 1921)
Ciertamente hay algunos aspectos que atraviesan las fronteras de clase y afectan a todas las mujeres, pero sin el cemento de las condiciones económicas comunes no puede haber una verdadera unidad. La pura verdad es que las mujeres burguesas y las mujeres de la clase obrera viven vidas que son mundos aparte y sus reacciones a esta sociedad son completamente opuestas.
Ya debería estar claro que cuando el Acorazado abrazó la política revolucionaria no ignoró en absoluto la cuestión de las mujeres. Por el contrario, se esforzó por garantizar que la intervención a favor de las mujeres de la clase obrera se considerara una parte importante del conjunto de la intervención del movimiento revolucionario. En esta cuestión, su preocupación era muy similar a la del rechazo a la actividad en el parlamento, el Partido Laborista y los sindicatos: el rechazo al reformismo y los objetivos reformistas, y el establecimiento de una práctica revolucionaria. Su énfasis estaba en la autoorganización de los trabajadores. Como ejemplo de esta intervención, en un artículo titulado "Los soviets de la calle", Sylvia Pankhurst comparaba los partidos pacifistas, que habían surgido al finalizar la Primera Guerra Mundial y se habían extendido calle por calle por todo Londres, con la participación de las mujeres rusas en los soviets. El Estado intentó prohibir estos partidos, pero no pudo evitar que se extendieran. La Iglesia y los trabajadores de la caridad (¿los actuales trabajadores sociales?), a los que normalmente les gusta hacerse responsables de cualquier cosa de esta naturaleza, se quedaron "mirando con asombro":
"La revolución soviética se acerca, pero las mujeres trabajadoras no deben esperar a que llegue para crear sus comités de calle. Son los comités de taller de las madres, pues las calles y las casas son sus talleres. Deben poner en marcha los soviets de las calles lo antes posible... Las mujeres deben organizarse para protegerse a sí mismas y a sus familias y para ayudar en la lucha general de la clase obrera para conquistar el poder del gobierno y acabar con la esclavitud asalariada y la pobreza y el dominio de los ricos... Lo primero que deben hacer las mujeres trabajadoras es organizarse, celebrar sus propias reuniones en la calle y crear sus propios soviets". (SP, WD, 27 de marzo de 1920).
Hoy en día los soviets no son una posibilidad inmediata, pero estamos en un periodo revolucionario8 y recientemente ha habido una tendencia a la escalada de las luchas sociales y, de hecho, a formar parte de las olas de huelgas masivas que han tenido lugar. Así que el llamamiento a las mujeres de la clase obrera para que participen activamente en la autoorganización del proletariado, al margen de la dirección izquierdista y liberal, sigue siendo muy importante.
Por último, Sylvia Pankhurst no sugirió en ningún momento la necesidad de una organización femenina independiente. Reconoció que las mujeres de la clase obrera se enfrentaban a su propia situación específica, pero que ésta formaba parte de la división general de clases de la sociedad, y que si participaban en las luchas resultantes de esta situación, en general su lugar era "marchar junto a sus hermanos de la clase obrera" hacia la revolución comunista. Para alcanzar este objetivo se necesitan hombres y mujeres conscientes y unidos. Se trata de una conciencia de toda la realidad social, no simplemente de las divisiones sexuales. Lo que subyace es su reconocimiento de que la emancipación de la mujer sólo puede producirse con la revolución comunista. Los izquierdistas y las feministas de hoy en día regatean sobre si la liberación de la mujer puede llegar antes o después de la "revolución", pero seamos claros, no son las teorizaciones interminables las que cambian las relaciones9.
Si observamos de cerca los grandes movimientos y oleadas de lucha de los trabajadores, el cambio en la forma en que los proletarios se tratan entre sí es evidente. La participación colectiva en esas luchas exige nuevas relaciones porque lo vital es el éxito de la lucha, y la necesidad de una organización eficaz tiende a superar las divisiones sexuales que promueve el capitalismo. La liberación de las mujeres y los hombres de la clase obrera es ante todo un problema práctico que sólo se resuelve participando en los pasos prácticos hacia la revolución comunista, y creando una comunidad humana mundial.
El Acorazado Obrero desapareció en 1924. El hecho de que en su vida posterior Sylvia Pankhurst no siguiera formando parte del movimiento comunista de izquierda no debe llevar a nadie a desestimar las críticas que hizo al feminismo en este periodo de su vida. La existencia del Dreadnought entre 1914 y 1924 se corresponde estrechamente con el periodo de la ola revolucionaria, un periodo en el que los revolucionarios estaban en su punto más fuerte y claro. A mediados de los años veinte las luchas revolucionarias de clase estaban en declive y tendió a predominar en la mayoría de los revolucionarios la capitulación ante la contrarrevolución o el desencanto con la política. Muy, muy pocos grupos revolucionarios sobrevivieron a los años veinte. Si es lamentable, también es comprensible y de hecho era inevitable10.
DS
1 Sufragista es una película interesante porque se centra en la experiencia de un grupo de mujeres de la clase trabajadora del East End de Londres, en lugar de los partidarios feministas de la clase media. Describe con fuerza la brutal violencia ejercida por el Estado democrático contra los manifestantes pacíficos y los presos en huelga de hambre, así como su sofisticada vigilancia de cualquier persona sospechosa de actividad política. Y, sin embargo, a pesar de su ambientación, no se menciona el movimiento obrero más amplio ni sus luchas de la época, mientras que Sylvia Pankhurst, que fundó la Federación de Sufragistas del Este de Londres, sólo se menciona una vez, y sólo por su desacuerdo con la política de "acción directa" de los dirigentes, lo que deja entrever que era conservadora o pacifista. Al terminar con la muerte de la sufragista Emily Davidson en 1913, la película evita tratar la cuestión de la guerra y la división del movimiento sufragista
2Una lista incompleta incluye: Sylvia Pankhurst - Sexual politics and political activism, de Sheila Rowbotham y Barbara Winslow (1996); Sylvia Pankhurst: A Life in Radical Politics de Mary Davis (1999); Sylvia Pankhurst: The Life and Loves of a Romantic Rebel (2003) y Sylvia Pankhurst: The Rebellious Suffragette (2012) de Shirley Harrison, y Sylvia Pankhurst: Suffragette, Socialist and Scourge of Empire, de Katherine Connelly (2013)
3Véase el artículo de la CCI sobre este evento, Hands off Sylvia Pankhurst!
4 El plan original era producir tres, pero sólo aparecieron dos, en los WRs, 33 y 34. Se presentan aquí en una versión ligeramente editada como un solo artículo
5 Siglas en inglés del Partido Laborista Independiente (nota de la traducción)
6 Dreadnought: acorazado, nombre que tomó el periódico.
7 Nota del editor: De hecho, este tercer artículo nunca apareció, pero el papel del grupo Workers' Dreadnought en las negociaciones para formar un Partido Comunista en Gran Bretaña, y como parte de la oposición de izquierdas dentro de la Tercera Internacional, se trata con más detalle en el libro de la CCI The British Communist Left.
8 Nota del editor: Este libro fue escrito en un período en el que se estaban produciendo luchas masivas en Gran Bretaña y en otros lugares, dando la apariencia de una ola en continuo crecimiento y desarrollo. Cuando empezó a reflexionar sobre la relación de fuerzas entre las clases, la CCI cambió posteriormente su caracterización del curso histórico de un "curso hacia la revolución" a un "curso hacia las confrontaciones de clase", para dejar claro que el resultado revolucionario no estaba en absoluto predestinado. Pero también está en el proceso de criticar las ambigüedades restantes que han dejado la puerta abierta a una visión lineal y esquemática de la lucha de clases y no han reconocido suficientemente las dificultades, las derrotas y los períodos de retroceso experimentados por el proletariado desde mayo del 68 y, sobre todo, desde el inicio de la fase de descomposición a finales de los años 80.
9 Nota del editor: Esto es cierto, pero la verdadera cuestión aquí no es tanto la teorización en sí como la naturaleza burguesa de dicha teorización por parte de los izquierdistas y feministas
10 Nota del editor: La desaparición de grupos de revolucionarios en el periodo de la contrarrevolución capitalista no era inevitable y algunos grupos minúsculos sobrevivieron, incluso en Gran Bretaña (véase The British Communist Left). El verdadero problema fue que Pankhurst y el grupo Dreadnought no reconocieron la profundidad de la derrota sufrida por la clase obrera en la oleada revolucionaria y la necesidad de trabajar como fracción para sacar las lecciones
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En contra de lo que la burguesía quiere hacernos creer, el estalinismo no tiene nada que ver con el comunismo. Son dos mundos, dos tipos de sociedad completamente antagónicos. La doctrina "comunista" de los partidos y regímenes estalinistas constituye una revisión y adulteración total de los principios y posiciones del movimiento obrero y de la lucha por el comunismo.
El comunismo sólo puede existir a escala mundial. El socialismo en un país es imposible. Cuando Stalin proclamó en 1926 la "construcción del socialismo en Rusia", los revolucionarios de la izquierda comunista denunciaron esta teoría como una farsa y la vieron como una señal del colapso definitivo de la revolución en Rusia y de la integración de este país en la cadena capitalista mundial.
En 1847, Engels escribió:
"¿Puede la revolución tener lugar en un solo país? No. La industria a gran escala, al crear el mercado mundial, ya ha acercado tanto a los pueblos de la tierra, especialmente a los más civilizados, que cada pueblo depende de lo que ocurra en los demás. Además, ha normalizado el desarrollo social en todos los países civilizados hasta el punto de que en todos ellos la burguesía y el proletariado se han convertido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre estas dos clases se ha convertido en la principal lucha de nuestro tiempo. La revolución comunista, por tanto, no será una revolución puramente nacional; se producirá al mismo tiempo en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, América, Francia y Alemania (...). También tendrá repercusiones considerables en todos los países del mundo, y transformará y acelerará completamente el curso de su desarrollo. Es una revolución universal; por lo tanto, tendrá un fundamento universal. ("Principios del Comunismo").
El mercado mundial impone sus leyes a todos los países. Ningún país puede escapar a esas leyes instaurando un régimen de autarquía. Sólo la destrucción mundial del capitalismo puede abrir un proceso histórico que conduzca al comunismo. El triunfo de la revolución proletaria en un país no significa que automáticamente el comunismo pueda construirse en ese país. Al contrario, la acción política y militar del capitalismo y las leyes de la economía mundial harán imposible esa pretensión reaccionaria de “construir el socialismo en un solo país”. Por eso, la tarea crucial del proletariado en el país o países donde triunfa la revolución no es construir estructuras comunistas ilusorias, sino extender la revolución a todo el mundo.
El comunismo es una sociedad sin clases y, por tanto, sin Estado.
La destrucción del Estado burgués en todos los países abre el proceso de transición del capitalismo al comunismo. Durante este período, en la medida en que siguen existiendo las clases sociales (aunque la burguesía ha sido expulsada del poder, siguen existiendo clases no explotadoras como los campesinos, los artesanos, etc.) y sigue imperando la ley del valor, existe necesariamente un semi estado que trata de evitar la ruptura de la sociedad bajo el efecto de los persistentes conflictos de clase, con el peligro que contienen de la restauración del capitalismo1.
Sin embargo, este semi estado es un instrumento conservador con el que el proletariado no puede identificarse. Debe controlarlo y, al mismo tiempo, a medida que libera a la producción de los grilletes de la ley del valor e integra en ella a los demás estratos sociales, debe debilitar este semi estado hasta su completa y total extinción2. El comunismo es la "sustitución del gobierno de los hombres por la administración de las cosas" (Engels) y, como tal, no tiene nada que ver con los regímenes estalinistas3, donde domina un Estado burocrático y policial, abiertamente dictatorial y totalitario. Con el triunfo de la contrarrevolución estalinista a partir de finales de los años 20, el Estado en Rusia, lejos de extinguirse, sólo se hipertrofió monstruosamente.
El comunismo es totalmente incompatible con la división del mundo en naciones, lenguas, razas... Por lo tanto, la propia noción de "naciones comunistas" es un completo disparate. La sociedad comunista sólo puede ser la comunidad humana mundial.
La tendencia a la hipertrofia totalitaria del Estado no es, como siempre se nos ha hecho creer, una peculiaridad propia de los regímenes estalinistas. Es una característica general de todos los países capitalistas, ya sean "democráticos" o "dictatoriales".
De manera demagógica Derecha e Izquierda se enzarzan en un “debate” donde la Derecha clama por “menos Estado” y “más libertad para la iniciativa privada”, mientras que la Izquierda pide “más Estado” para “proteger a los más desfavorecidos”. Ambos polos de la política burguesa ocultan que el capitalismo decadente requiere el fortalecimiento extremo del Estado para evitar la dislocación total de la sociedad y mantener al proletariado bajo control. Por eso el Estado es un Estado totalitario, adopte o no una apariencia "democrática"4 y, tanto Derecha como Izquierda, cuando están en el gobierno no hacen otra cosa que reforzar el control del Estado sobre la economía y el conjunto de la sociedad. La Derecha que suele ganar las elecciones prometiendo “menos impuestos” y “más libertad” hace todo lo contrario cuando se instala en el gobierno: sube los impuestos a la mayoría a la par que los rebaja a los más ricos y adopta medidas de control burocrático so pretexto de “organizar la libertad del mercado”. Sus privatizaciones consisten en que el Estado regalen empresas a los “amiguetes” guardando este un control de ellas mediante gestores nombrados a dedo por los gobernantes.
Por su parte, la Izquierda utiliza sus propuestas de mayor control público “en beneficio de todos” para atacar a los trabajadores con reducción de las pensiones, recorte de salarios y de servicios públicos etc. Sus medidas de “lucha contra el paro” en forma de ayudas, bonos, subvenciones etc., consisten en dar dinero a espuertas a los capitalistas para que creen puestos de trabajo precarios y pesimamente pagados.
El comunismo se basa sobre la producción masiva de bienes de consumo para satisfacer plenamente las necesidades materiales humanas. No tiene nada que ver con los regímenes basados en el desarrollo de la industria pesada, la producción de armamento, la destrucción del medio ambiente y el racionamiento draconiano que, durante los últimos sesenta años, han devastado los países del bloque ruso5.
La posibilidad de satisfacer plena y abundantemente las necesidades de todos los seres humanos, de abolir el hambre y la escasez, no es una utopía. El capitalismo ha permitido el desarrollo de las fuerzas productivas hasta un nivel que permite alcanzar este objetivo, pero la naturaleza de este sistema, basado en el trabajo asalariado y la producción de mercancías, conduce justo a lo contrario: hambre, desempleo y destrucción.
Precisamente, la contradicción fundamental del modo de producción capitalista, la que conduce a la crisis y al holocausto bélico, no es la sub -producción de bienes de consumo sino, por el contrario, su exceso, su sobreproducción. Por otra parte, como señaló Engels, en la sociedad comunista, "en lugar de crear miseria, la producción más allá de las necesidades actuales de la sociedad asegurará la satisfacción de las necesidades de todos y hará aparecer nuevas necesidades junto con los medios para satisfacerlas. Será la condición y la fuente de un nuevo progreso, que logrará sin desordenar periódicamente todo el orden social, como ha sucedido hasta ahora. ("Principios del Comunismo")
Los regímenes que existieron en los países de Europa del Este son todo lo contrario al comunismo: son una forma extrema y aberrante de capitalismo. Son una caricatura de la naturaleza misma del capitalismo decadente: todos los recursos, todas las energías, toda la tecnología, toda la ciencia, están totalmente dedicados al armamento, es decir, al despilfarro y a la destrucción.
Los grandes países industrializados de Occidente, en la medida en que están más desarrollados, pueden dedicar cierta parte de sus fuerzas productivas al consumo y al desarrollo de la tecnología, lo que les permite disimular lo que queda al descubierto en los países del Este: la subordinación radical de la economía a la producción bélica y al despilfarro.
El engaño del estalinismo consiste en hacer pasar por comunismo la propiedad estatal de los medios de producción. Pero, como demostraron Marx y Engels, el capitalismo es ante todo una relación social de producción que presupone la separación del trabajador de todos los medios de subsistencia y su sometimiento, para sobrevivir, al trabajo asalariado, es decir, al trabajo de producir para los propietarios de los medios de producción. Estos propietarios pueden ser capitalistas individuales, un consorcio de capitalistas o bien el Estado. El tipo de propiedad de los medios de producción no cambia para nada la explotación de los trabajadores. Estos sufren la misma explotación si el titular de la empresa es el Estado, incluso si los propietarios “oficiales” de la empresa son “los propios trabajadores” como sucede con las empresas “autogestionadas” tan del gusto de los anarquistas6.
Por otro lado, los estalinistas, así como los trotskistas, nos han presentado durante décadas la planificación central y el monopolio estatal del comercio exterior como "comunismo". El capitalismo, a escala nacional, admite la regulación de la economía. En los países de “libre mercado”, esta planificación estatal de la vida económica es omnipresente y, por tanto, más eficaz y rigurosa que el sistema ruso de "planificación central", donde (como hemos demostrado en varios artículos sobre el actual colapso del bloque del Este) el Estado central no controla absolutamente nada7.
En realidad, como ha argumentado la izquierda comunista durante muchos años, este control estatal de la economía es una tendencia universal del capitalismo en todos los países. La única diferencia es que en los países de “libre mercado” el control estatal coexiste con la burguesía privada y su dominio sobre la sociedad y la vida económica se ejerce de forma indirecta (manipulación del mercado, del crédito, del dinero, de los impuestos, del poder adquisitivo...), sin necesidad de la propiedad estatal8.
La propiedad social (no estatal) es una característica de la sociedad en transición del capitalismo al comunismo.
Supone la disposición de la producción social por el conjunto de la sociedad, y no por una clase minoritaria que se apoya en el Estado (como es el caso de los regímenes estalinistas). Esto sólo puede lograrse, en primer lugar, a través del control colectivo por parte de toda la clase obrera de esta producción, y este control sólo puede ejercerse a través de la mediación, no de un partido o de una capa burocrática, sino de los consejos obreros.
En segundo lugar, este objetivo sólo puede ser alcanzado por la propia orientación de la producción, que debe tener como objetivo el desarrollo masivo de los medios de consumo y la transformación consciente de las condiciones de vida de la humanidad. Todo esto es completamente contrario al desarrollo de la industria pesada, la producción de armas y el despilfarro que caracterizan al capitalismo en todos los países. La planificación es un instrumento del comunismo. Pero no es lo mismo planificar que desarrollar la economía de guerra para las necesidades del capital nacional. Se trata de planificar para satisfacer las necesidades de toda la comunidad humana mundial, hacer un uso racional de los recursos del mundo y transformar la naturaleza de forma armoniosa.
La planificación, en el comunismo, es una actividad concebida a escala mundial, consciente, realizada colectivamente y de forma unitaria por toda la población. La "planificación" en el capitalismo se realiza a escala nacional (y, por tanto, de forma anárquica y contradictoria en los distintos países), a ciegas en la medida en que se somete a los imperativos de las leyes económicas que rigen el mercado mundial. Su único objetivo es defender los intereses de cada burguesía nacional en competencia con sus rivales de otros países y en contradicción con los intereses de los que explota, los trabajadores.
Más que nunca, el futuro pertenece al comunismo.
Acción Proletaria 1991
1 El anarquismo “resuelve” platónicamente el problema proclamando la abolición inmediata, de la noche a la mañana, del Estado. Detrás de esa frase de apariencia ultra radical se esconde la propuesta reaccionaria de establecer “comunas locales”, una vuelta imposible a los tiempos de la Edad Media donde la naciente burguesía trataba de lograr autonomía frente a los señores feudales afirmando su poder en las ciudades.
2 Dentro de la tradición de la Izquierda Comunista hemos escrito numerosos documentos sobre la cuestión del semi – estado en la transición del capitalismo al comunismo y la política que debe llevar el proletariado a través de su dictadura de clase, los Consejos Obreros. Ver la Serie El Comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material. También un resumen actualizado de estas contribuciones se encuentro en Debate sobre el comunismo y la transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo [123]
3 O los actuales regímenes del “socialismo del siglo XXI” de Maduro, Ortega y demás sátrapas
4 Hemos escrito igualmente mucho sobre la cuestión de la tendencia de todos los países al Capitalismo de Estado sea su régimen “liberal”, “socialista”, “populista” o cualquiera otra etiqueta. Ver una actualización de esta contribución en Cuestiones sobre el capitalismo de Estado en la actualidad https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad [367]
5 Esto lo escribimos en 1991. Lo que sucede en Cuba o en Venezuela actualmente confirma plenamente ese análisis. Sin embargo, se podría aducir que, en cambio, el régimen estalinista de China ha llevado a un fuerte desarrollo económico y a un mayor bienestar de la población. No podemos abordar aquí las causas del ascenso espectacular de China en la competencia brutal económica e imperialista que domina el mundo (ver la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 23º Congreso https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [74] ), sin embargo, ese ascenso se ha levantado sobre una explotación feroz de la clase obrera a la que se le han impuesto una condiciones de vida y trabajo brutales
6 Ver el punto 11 de nuestra Plataforma, La autogestión auto explotación de los trabajadores, https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [209]
7 Ver Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [307]
8 Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [208]
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El mes pasado fuimos testigos de la combatividad de los obreros del metal gaditanos1, cuya huelga fue exitosamente abortada hace poco por los expertos en la materia de entrampar y diluir la disposición a la lucha de los trabajadores: los sindicatos, ya “oficiales” o “alternativos” o “de base”, que en todo movimiento de respuesta de los trabajadores a la degradación de sus condiciones de vida están siempre presentes como dique de contención, como órgano privilegiado del Estado burgués para despistar y dirigir a vías estériles la combatividad de los obreros. Toda una serie de organizaciones ajenas al sindicalismo, no obstante, han saltado también al ruedo con declaraciones de “solidaridad” con los trabajadores, con mayor o menor grado de puesta en escena. Aquí podremos citar incluso a organizaciones tales como Vox o la Iglesia. Con este escrito queremos contribuir a la comprensión de circunstancias como esta, e insistir en que todos los obreros, sea cual sea su procedencia, deben precaverse de los “falsos amigos” a los que intenta presentarles el Estado, y ver cómo la historia de nuestra clase está llena de ejemplos de trampas de este tipo.
No obstante, también destacaremos que esta huelga se ha dado en un contexto de aumento nada desdeñable de la combatividad a nivel internacional, con huelgas que hemos podido ver en el Estado español previas a las del metal en Cádiz, y en Estados Unidos, Francia, Italia, Corea2… y si algo pone en común la realidad universal de la clase obrera, es que no importa en qué esquina del mundo estallen estos movimientos, para todos es igualmente válido el hecho de que sólo cuando los trabajadores toman en sus propias manos las riendas de la lucha y buscan extenderla, organizando sus propias asambleas donde decidir y debatir, abiertas a todos los miembros de nuestra clase, están verdaderamente en situación de avanzar y comprender cuál es la naturaleza histórica de la clase obrera y de su lucha. La presión de la inflación, la subida de precios y el agravamiento de la crisis y la pandemia parecen estar encontrando respuesta en algunos sectores de nuestra clase, y con este escrito sobre la situación en Cádiz queremos contribuir a la reflexión y a las luchas que vendrán.
Lo haremos guiándonos por el método teórico proletario de balance de las luchas, el cual debe estar en coherencia con su propio interés de clase. La comprensión histórica que las organizaciones de la clase obrera han alcanzado duramente es que, en la fase de decadencia histórica del capitalismo, sus luchas no pueden avanzar sino a través de una serie de derrotas económicas objetivas, y que, hasta la revolución, las únicas victorias se podrán dar en el plano subjetivo del desarrollo de su consciencia y combatividad de clase, es decir, el desarrollo de su perspectiva revolucionaria.
En coherencia con lo que acabamos de decir, debemos rechazar de raíz las falsas lecciones y el falso método de los izquierdistas que consiste en desarrollar las ilusiones reformistas, por ejemplo, exaltando como “modelo a seguir” los métodos estériles de lucha y reproduciendo la ideología sindical, y así insisten en que sectores específicos de la clase sí podrían salir ganando de luchas aisladas. En el desarrollo de estas ilusiones converge toda la burguesía, en el podrido terreno democrático del mayor o menor acuerdo ciudadano, es decir, la idea de si merece más o menos la pena insistir más tiempo en la mejora de las condiciones de trabajo en un sector particular, como si fuera un cálculo mercantil de beneficios y pérdidas. No está en el interés del proletariado engañarse o hacerse ilusiones. Debe estar claro que, mientras la clase obrera no tome la lucha en sus propias manos enfrentando como clase a todos los brazos del Estado, la única ganadora será la burguesía.
Como expresamos hace ya casi 40 años “Una de las consecuencias del capitalismo de estado es que el poder en la sociedad burguesa tiende a pasar de las manos de los órganos legislativos al aparato ejecutivo del estado. Esto tiene un profundo efecto en la vida política de la burguesía, ya que esta ocurre en el marco del estado. Como consecuencia, en la decadencia la tendencia dominante en la vida política burguesa es hacia el totalitarismo, así como en la vida económica es hacia la estatalización. Los partidos políticos de la burguesía ya no prevalecen como emanaciones de diferentes grupos de interés como lo fueron en el siglo XIX. Se convierten en expresiones del capital estatal hacia secciones específicas de la sociedad. En cierto sentido, podríamos decir que los partidos políticos de la burguesía en cualquier país son meramente facciones de un partido estatal totalitario” (Revista Internacional nº 31)3.
Los acontecimientos en torno a las luchas en Cádiz han confirmado una vez más que, ante la lucha proletaria, el Estado reacciona reforzando hasta el mayor extremo necesario su papel conservador de la sociedad de clases existente, y que las distintas facciones de ese aparato totalitario convergen en la defensa del capital nacional, la falsificación y represión de la lucha a través de una característica división de papeles de distintos brazos del Estado. ¿Es que Vox llamando a la huelga, o Kichi llamando a manifestaciones violentas mientras el PSOE condena su piromanía irresponsable, o el sindicato “de las bases” del Metal de Cádiz (CTM) con sus eslóganes radicales incluso contra la represión del “Estado”, ¿o Podemos llamando a la lucha ciudadana dialogante?… expresan divisiones de la burguesía? No. “En su enfrentamiento al proletariado, el estado puede emplear muchas ramas de su aparato en una división del trabajo coherente; una huelga aislada de los trabajadores podría tener que enfrentarse a un conjunto de sindicatos, campañas propagandísticas de prensa y televisión de diferentes matices, campañas de varios partidos políticos, la policía, los servicios de 'bienestar' y, a veces, al ejército. Pero ver la ejecución de un uso coordinado de todas estas partes del estado no implica que cada parte vea el marco general en el que cada una está llevando a cabo su función. En primer lugar, es innecesario para todo el conjunto de la burguesía entender qué está sucediendo. La burguesía es capaz de delegar esta responsabilidad a una minoría suya. Por lo tanto, el Estado no se ve obstaculizado de forma significativa por el hecho de que toda la clase dominante no vea el cuadro completo”. (Idem)
Tras nueve días de huelga, se firmó en Sevilla el nuevo pacto entre CCOO, UGT y la patronal para terminar de sentenciar el nuevo impasse: subida salarial del 2% revisada en 2024 y compensaciones del 80% de diferencia con el Índice de Precios de Consumo (IPC), a pagar tres años después. Un chiste de mal gusto que a los obreros no les sirve de absolutamente nada. Pero era lo que se podía esperar de las centrales sindicales, cuyo historial, aquí y en cualquier otra parte del mundo, es ya bien conocido. Su función es la defensa del interés de conjunto del capital nacional, lo que se concreta en la “negociación” para imponer lo que el capital necesita y la “movilización” para sabotear la respuesta obrera.
En esta segunda faceta de su defensa del capital nacional, su cometido no es otro que el de funcionar de termómetros de la conflictividad laboral para el Estado: cuando notan una disposición a la lucha lo suficientemente significativa por parte de los trabajadores de un entorno determinado y se ven forzados a declarar una huelga, no lo hacen porque tengan en mente los intereses de la clase obrera, ya inmediatos o históricos, sino porque su principal función es quemar esas energías de lucha que ven salir a la superficie, y contener todo conflicto entre obreros y burgueses en las vías “razonables” de la política de Estado. Sus herramientas son las marchas-procesión con las que intentan ante todo impedir la extensión de la lucha, los “comités de huelga” que forman para impedir la organización de asambleas controladas directamente por la plantilla, los “parones”- pantomima de pocas horas con servicios mínimos… todo vale para cumplir su función esencial: salvar la cara como pretendidos “representantes de los trabajadores”.
Cuando las luchas se recrudecen y hay un ambiente muy caldeado a nivel general en una región o un país entero, los llamados sindicales a la “unidad” y a la “convergencia de luchas” que les hemos oído tantas veces en otros años no han sido otra cosa que otro intento rastrero más de apropiarse de las energías y las referencias que tienen en mente los trabajadores, para así mejor dirigir el ímpetu de las huelgas y concentraciones y que acaben donde ellos quieren siempre que acabe: en la negociación pactada, en las “concesiones” de una y otra parte que siempre inclinarán la balanza en contra de los obreros, en las negociaciones por sector, por separado, en que todas las lecciones posibles que puedan sacarse de una experiencia de lucha se ignoren y se ponga el énfasis y la fuerza en arrancarle migajas de concesiones que no le duelan demasiado al bolsillo de la burguesía… y que la subida de la inflación o los cambios en la productividad se encargarán de borrar en los próximos meses. Las “concesiones” pactadas en Sevilla son la enésima muestra de que los sindicatos, ante todo, tienen la función de canalizar la disposición a la lucha de los trabajadores en un nuevo status quo para que no paren las rotativas, y se reanude la producción y la acumulación de capital lo antes posible.
Siempre a los márgenes de las grandes centrales sindicales, como fieles comparsas que acompañan a la cohorte imperial en todas las manifestaciones, encontramos toda una miríada de organizaciones sindicales que se suelen autodenominar con calificativos del tipo “sindicato de base”, “alternativo”, “de clase”… y cuyo único propósito parece ser el venderse como alternativa más crítica y luchadora para los trabajadores que quieren un sindicato “de verdad” y estén hartos de las traiciones de los grandes sindicatos oficiales.
Un ejemplo de esta “combatividad” lo tenemos en el artículo del Sindicato de Estudiantes (SE) con el que difunde la hoja conjunta que repartieron el mismo SE, la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) y la Confederación General del Trabajo (CGT) en la concentración del 25 de noviembre:
``Los trabajadores hemos demostrado una fuerza tremenda para conseguir un convenio digno […] ¡Mantengamos la huelga el jueves 25 y el viernes 26 y demostremos a la patronal que queremos lo que es nuestro!´´4
¡En estos párrafos se condensa la deformación y falsificación de la lucha obrera que hacen esos sindicatos “alternativos”!
1º Hablan de que “queremos lo que es nuestro”. Los proletarios no tenemos nada nuestro dentro de las condiciones de la sociedad burguesa, como no sea la energía de nuestros brazos y nuestro cerebro para vendérsela al mejor postor de la burguesía y así poder sobrevivir. Esa es otra de las realidades que los sindicatos intentan confundir defendiendo ante los obreros que, antes que pensar en nada más como clase, tenemos que defender nuestra pequeña concesión del año ante el capital y no reflexionar más que en cómo acomodar los beneficios del capital a la continuación de nuestra explotación. El intercambio legal, de igual a igual, cuando para nosotros no hay igualdad ninguna frente a la explotación capitalista
2º La lucha la encaminan al objetivo capitalista de “un convenio digno”: Los Convenios Colectivos son instrumentos legales a través de los cuales Gobierno, Patronal y Sindicatos estructuran periódicamente las condiciones laborales (salarios, jornada, ritmos, productividad etc.) para adecuarlas a las necesidades generales del capital nacional. La legislación laboral, sin importar si es escrita por un Estado abiertamente dictatorial o por uno democrático y social, no es otra cosa que el conjunto de directrices pactadas de las diferentes facciones de explotadores para mejor estabilizar la acumulación de capital en las diferentes industrias y ramas de la producción. El Convenio “digno” o “indigno” subordina los obreros a los intereses de la explotación y la acumulación capitalista. El Convenio no tiene nada que ver con las reivindicaciones obreras contra la degradación de los salarios, las jornadas agotadoras, los ritmos de explotación etc. Estas expresan las necesidades que tenemos como clase frente al capital mientras que el Convenio las desnaturaliza y adultera haciendo de ellas meros apéndices contractuales de la reproducción del capital.
3º Hablan de una “fuerza tremenda” como trabajadores. ¡Es un engaño vil! La lucha encerrada en el sector metal, limitada a la Bahía de Cádiz no supone una “fuerza tremenda”. Es verdad que la lucha ha significado un esfuerzo por extenderse, pero esencialmente ha quedado encerrada en las cárceles ciudadanas y sectoriales. Y ESO NO ES UNA FUERZA TREMENDA SINO UNA DERROTA. Lo único que nos dará fuerza es la extensión hacia toda la clase de una lucha que tomemos bajo control de nuestras propias fuerzas, y con las que nos pongamos en cuestión la situación y los intereses históricos que tenemos todos los obreros como clase, al mismo tiempo que luchamos por las subidas salariales, etc., en nuestros propios términos.
Lo único que interesa a estos sindicalistas “radicales” es recoger y devolver al redil de las consignas de siempre a los obreros más inquietos que intentan buscar algo más, abriéndoles la puerta mediante la crítica de la docilidad de los grandes sindicatos mientras les meten por la ventana, esencialmente, la misma lógica de negociación, de conciliación y de “terreno común” con los intereses de los burgueses del sector de que se trate, la misma hostilidad a la autonomía proletaria y a la extensión de la lucha, el mismo cortafuegos al desarrollo de nuestra conciencia como clase.
Exactamente igual que lo que pasó con Alcoa, Navantia, Airbus y otras tantas huelgas históricas de gran combatividad, los sindicatos de este tipo tienen hasta la poca dignidad de vender dossiers detallando lo ejemplar que han sido luchas como estas para la historia de toda la clase obrera, la ejemplar resistencia numantina que se mostró en ellas frente a los ataques de la policía, la aldea de irreductibles galos en la que convirtieron momentos de lucha que en vez de acabar en un libro de formación profesional de trampas sindicales, podrían haber enriquecido con lecciones mucho más profundas la perspectiva de los obreros implicados y de todo el proletariado, si la lucha en cuestión no hubiese sido contenida por el sindicalismo a los confines de la fábrica o la provincia.
Queremos terminar referenciando uno de los muchos ejemplos históricos significativos en esta cuestión; uno de los episodios de lucha más memorables que precedieron al “otoño caliente italiano” de 1969, y que delató claramente el lugar de las barricadas que acaban ocupando los sindicatos, y el izquierdismo en su conjunto (en este caso el estalinista PCI – Partito Comunista d’Italia) cuando los obreros no se tragan la píldora de una negociación a sus espaldas con la patronal, justo como ha sucedido en Cádiz y en otros tantos sitios:
``Dos años más tarde [1962] veremos nuevamente esa violencia policial en los enfrentamientos de la Plaza Statuto de Turín, esta vez en un terreno claramente obrero. Resultó que dos sindicatos - la UIL y el Sindicato Italiano del Auto - que ya en aquel momento habían dejado claro el lado del que estaban firmó por su cuenta y a toda prisa un convenio con la dirección de FIAT que perjudicaban gravemente a los trabajadores: «Entonces entre 6 y 7 mil personas enfadadas tras conocer esto, se congregaron por la tarde en la Piazza Statuto, frente a la sede de la UIL. Durante dos días, esa plaza se convirtió en el escenario de durísimos choques entre los manifestantes y la policía. Los primeros […] levantaron rudimentarias barricadas, y cargaron una y otra vez contra el cordón policial. Estos, por su parte, embestían a la muchedumbre con sus jeeps, y llenaban la plaza de gases lacrimógenos, y golpeaban a los manifestantes con las culatas de sus fusiles. Los choques se sucedieron hasta bien entrada la noche, así como el sábado 7 y el lunes 9 de Julio. Los dirigentes del PCI y del sindicato CGIL, Pajetta y Garavini, trataron infructuosamente de disuadir a los manifestantes de que se dispersaran. Al final mil manifestantes fueron detenidos y muchos de ellos encausados.» […] Veamos la postura del PCI, que ilustra perfectamente el punto de vista de la clase a la que llevaba perteneciendo más de cuatro décadas: «l'Unitá [órgano del PCI], del día 9 de julio, definirá la revuelta como "intentos de provocación por parte de los hooligans", y a los manifestantes como "elementos incontrolados y exasperados", "pequeños grupos de irresponsables", "jóvenes gamberros", "anarquistas", "internacionalistas",...»5.
El carácter totalitario del Estado capitalista, tanto en la práctica como en el ámbito ideológico, ha tenido una de sus muestras más ejemplares y significativas en las declaraciones de las organizaciones políticas de la burguesía con respecto a la huelga en Cádiz: con un tinte superficial determinado o una fraseología colateral más o menos variable, el mensaje ha sido el mismo, la insistencia se ha hecho recaer machaconamente sobre el mismo punto y se ha procurado martillear la cabeza de los trabajadores con un mismo mensaje fundamental: lo que importa es la supremacía del interés de conjunto del capital nacional.
Empecemos por los últimos a los que se esperaba para la “fiesta”: Abascal y la Iglesia. La implicación de organizaciones como Vox y la Pastoral Obrera, a pesar de ser testimoniales, revela hasta qué punto el Estado ha arremangado todos sus brazos para enfangar la lucha en la mayor confusión posible. El papel clásico de autodenominarse como defensores de todas las causas obreras habidas y por haber ha sido del izquierdismo (al cual pasaremos a analizar en detalle más adelante). Pero esta vez la “oveja negra” de la burguesía española, Vox, así como una organización eclesiástica también se han tomado la libertad de meter las manos en el asunto con declaraciones como estas:
``La lucha de los obreros del metal es la reivindicación legítima de una provincia condenada a la miseria. En lugar de escuchar sus demandas, Marlaska ofrece abandono y represión. La única solución posible es la reindustrialización de la Bahía y la protección de los trabajadores´´ (Abascal en Twitter)6.
``Nos sentimos en la obligación de sumar nuestra voz para denunciar la incapacidad de llegar a un acuerdo las partes negociadoras del conflicto colectivo, así como la inoperancia de las administraciones afectadas a la hora de mediar y ofrecer una solución que sea satisfactoria […] Aplaudimos las movilizaciones como único medio que han dejado a los trabajadores para defender sus derechos y reivindicaciones ante el fracaso de la negociación del convenio colectivo. Animamos a que no cejen en sus denuncias, intensifiquen su solidaridad, sigan movilizándose por el reconocimiento práctico de sus derechos laborales y de una retribución justa que no les haga perder poder adquisitivo´´ (declaraciones del Secretariado diocesano de la Pastoral Obrera de la Diócesis de Cádiz y Ceuta)7.
Ambas declaraciones confluyen en los tres puntos principales en los que se apoyan la ideología de la burguesía y su Estado, a la hora de entorpecer cualquier posibilidad de acción autónoma del proletariado:
1- La idea de que los problemas referentes al empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores (por bajada de salarios, desempleo, inflación, crisis…) sólo pueden encontrar solución en el fortalecimiento de la competitividad del capital nacional en el marco del mercado mundial: en este caso, se afirma que sólo el refuerzo del músculo industrial de los capitalistas españoles puede dar salida a la miseria de los obreros gaditanos, los cuales se ven reducidos a la situación de impotencia histórica en la que sus destinos, personales y colectivos, dependen de en qué negocio decidan invertir sus explotadores.
2- La idea de que la incapacidad de llegar a un acuerdo por parte de las partes negociadoras (patronal y sindicatos) es la principal causante de la prolongación de la huelga. “¡Que acabe ya!” A los píos hermanos en Cristo parecía atormentarles la duración de los sufrimientos y tensiones, contrariamente a su costumbre de pensar en los dolores humanos como un castigo que hay que aceptar de por vida por el pecado original. Lo que les preocupaba, parece ser, es que la huelga no acabase ya lo más pronto posible, aterrados ante la mera idea, quizá, de que los obreros tuvieran tiempo de darse cuenta de más de “lo que les conviene” al continuar la lucha, con el consiguiente peligro de que empezaran a hartarse de la pantomima teatral de los sindicatos.
3- La idea de que “la cuestión laboral”, a la que tratan como un subíndice de código legislativo, debe tratarse desde el prisma de los derechos laborales y de la ideología democrática. Baste con que los explotadores y su Estado tengan miramientos para con los derechos reconocidos de los trabajadores. Por tanto, si este tipo de situaciones se repiten a lo largo de la historia, una y otra y otra vez, sería por una mala fe o una omisión por parte de los capitalistas que disfrutarían mandando a la miseria a los obreros o que se “olvidarían” de aplicar las leyes y normas contempladas en la Constitución para que todo el mundo esté satisfecho en la fábrica. Obviamente, esto es un sinsentido: los capitalistas están obligados por las circunstancias del mercado y la competencia entre capitales locales y nacionales, grandes y pequeños, a tomar las medidas que toman. La ideología democrática que arma el reconocimiento de los “derechos laborales” es un principio político de la burguesía, no del proletariado.
Para los obreros existe antes la necesidad, inmediata e histórica, de reconocerse como clase explotada y revolucionaria, antes que el reconocimiento de “derechos” por parte de sus explotadores. Que estos últimos se pongan orientaciones comunes con directrices ideológicas sobre las condiciones sociales generales más “seguras” y estables de continuar la acumulación de capital (en lo cual se resumen los tratados de “derechos” de todo tipo, y en este caso los laborales) es algo que los que pertenecemos a la clase obrera debemos criticar sin piedad como el espantajo que es.
La extrema derecha ha cumplido además otro papel, enmarcado en la respuesta del Estado totalitario. Ha actuado como un agente de deslegitimación de toda crítica al gobierno de izquierdas y a los sindicatos. La burguesía a través de las Redes Sociales ha desarrollado una campaña para identificar toda crítica a los sindicatos con Vox e instaurar el temor en los trabajadores a converger con la extrema derecha, aunque fuera “sin querer”.
No obstante, y como no suele ser de otra forma, la fracción de la burguesía más a destacar en esta situación, y la que más apuros ha pasado para ofrecer una imagen coherente frente a la tesitura de la huelga del metal, ha sido sin duda el izquierdismo: con un gobierno de coalición PSOE-Podemos ejerciendo el poder gubernamental, la izquierda del capital ha tenido que hacer malabares para equilibrar las dos funciones que demandan de ella las necesidades de Estado:
La primera, más circunstancial, que es la de ejercer de hecho el poder del Gobierno y tener que velar, por tanto, por la estabilidad y continuación general de la acumulación de capital, por los intereses generales de la burguesía y el capital nacional español (cosa que, de todas formas, es algo cada vez más difícil para las fracciones de la burguesía de todo el planeta). Como no puede ser de otra forma, y nunca lo será mientras exista el Estado burgués, esto la ha colocado al frente de los esfuerzos de contención de la lucha y de represión física de los obreros.
La segunda, más clásica dentro del izquierdismo, que es la de ejercer de oposición dentro del Estado, orientando todos sus esfuerzos a darse una fraseología obrerista e incluso “revolucionaria” para así mejor controlar, confundir, desvirtuar y desproveer de contenido real todas las luchas que puedan surgir en el seno de la clase obrera. Por ello han tenido que balancearse entre la necesidad de reprimir la huelga y la de autocontener y entrecomillar esta represión al mismo tiempo. La división de tareas entre PSOE (para la primera función) y Podemos y asociados (para la segunda) ha sido su forma de buscar este delicado equilibrio.
Es la persistencia de esta contradicción la que ha llevado a una particular falta de coherencia dentro de las filas de la coalición, y las organizaciones izquierdistas en general que les son afines en el arco parlamentario. Así, mientras el Ejecutivo mandaba la “tanqueta” y la Unidad de Intervención Policial contra los obreros en huelga, podíamos ver cómo el 23 de noviembre (a una semana de estallar la lucha) se publicaba la noticia de que el Ayuntamiento de la capital, controlado por el Adelante Cádiz de Kichi y el grupo municipal del PSOE, aprobaban bautizar una de las vías como Proletariado del Metal8. Comentar más a fondo la cuestión no le haría honor a la muy poco sutil ironía que encierra este enésimo insulto vomitivo de los izquierdistas a la clase obrera.
Pero más allá de este excelente ejemplo de lo que queremos ilustrar con la expresión “falsos amigos del proletariado”, los ataques ideológicos más sutiles a los que nos venimos refiriendo en el encabezado de esta sección del artículo (y que como veremos han sido comunes a organizaciones de la burguesía de signo político muy distinto) los han protagonizado Podemos y su viejo socio Íñigo Errejón, tal y como los expone el artículo del Diario de Cádiz9 que relata sus declaraciones oficiales y en redes sociales:
1º - como veníamos advirtiendo, hacer pasar la defensa de los intereses del capital nacional como la defensa de las condiciones de vida de los obreros. Para Errejón, la vía a seguir es que el Gobierno se implique en la defensa de los empleos del metal gaditano, cumpla los convenios y reindustrialice la bahía. Este paladín del proletariado, al igual que Kichi y todos los de su ralea, se suma a todos los ataques ideológicos lanzados contra los obreros y les dice: “vuestros intereses como clase, ya sean inmediatos por aliviar la presión material de los bajos salarios y los ataques económicos, ya sean históricos por tomar consciencia de cuál es vuestro papel como clase social, no importan. Lo que importa es que no se desestabilice el negocio, la acumulación de capital, que la burguesía disponga de una industria fuerte y se pueda continuar la explotación”. En el mismo sentido va la declaración institucional de Unidas Podemos, cuya preocupación principal parece ser “garantizar y aumentar la producción industrial en la provincia”, para lo cual sindicatos y patronal debían “seguir negociando para llegar a un acuerdo beneficioso para la provincia de Cádiz, que permita reactivar la actividad productiva del sector industrial”.
Como ya dijo el Manifiesto Comunista denunciando este punto de vista: “Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora”.
2º - la batería de preguntas con las que Errejón recriminó a Marlaska los métodos empleados en la represión de la huelga, exigiéndole aclarar si creía que enviar la famosa tanqueta era una respuesta “legítima y correcta para reprimir” la lucha de los trabajadores del metal:
``El líder de Más País, Íñigo Errejón, ha advertido al Gobierno de coalición de que pueden pagar «muy caro» el «inmenso error» que supone la imagen de la tanqueta en «los barrios obreros de Cádiz», al deslizar que los acompañará durante lo que quede de legislatura.«Esta es una imagen que un gobierno del PP se podría permitir, pero ustedes no se lo pueden permitir»´´10.
Errejón parece reprocharle a Marlaska que no ha sabido reprimir a los obreros de forma más “inteligente” o sutil. Por lo que igualmente, para Errejón la represión es esencialmente legítima y correcta, solo es una cuestión de técnica.
De esta forma, Podemos, Errejón y compañía revelan y unen hábilmente, el entretejido de todos los brazos del aparato de Estado que se opondrán de forma unificada al avance de la clase obrera a cada paso:
El ejecutivo-represor, en el que PSOE y Podemos (este último con la asistencia ideológica de Más País, etc.) se han dividido los papeles descaradamente.
El político-ideológico, en el que han confluido todas las organizaciones de la burguesía en la defensa de la industria y la producción nacional (partidos y sindicatos).
El político-económico, “sobre el terreno”, de las organizaciones sindicales (oficiales tanto como “alternativas”) y patronales, cuya función es conducir a los obreros en lucha a callejones sin salida con todo tipo de maniobras y confusiones.
También cabría mencionar el papel de las redes sociales, mediante las cuales Abascal, Errejón y todos los demás personajes relevantes de la política burguesa han escupido su veneno ideológico a la cara de la clase obrera, reafirmando (si hacía falta) la fama sobradamente merecida que tienen en general las redes sociales como vehículo idóneo de la ideología burguesa, con su manipulación, confusión y superficialidad11.
La combatividad que han demostrado los trabajadores en el contexto de la huelga de los obreros del metal de Cádiz es significativa. Además, no se trata de una respuesta puntual en reacción a la crisis sanitaria, sino que proviene de una tendencia a enfrentarse al empeoramiento de las condiciones de vida, más o menos interrumpida desde 2019, que se ha manifestado en numerosos países, y mantenida frágilmente durante la pandemia. Podemos comprenderla en el contexto del desarrollo de la inflación en las condiciones de la pandemia, y en el contexto de la aparición en algunas partes del proletariado internacional de un desarrollo frágil y tímido de su combatividad.
Esta combatividad no solo expresa la capacidad de luchar del proletariado, sino que también vemos algunos signos de desconfianza hacia los grandes sindicatos, como ha sido el caso de los trabajadores de la empresa Pilkington en Sagunto, que manifestaron su rechazo hacia el ERE acordado por CGT, CCOO y UGT12. Sin embargo, este enfado con los sindicatos, que también hemos visto en los EEUU13, no ha avanzado hacia una comprensión del papel anti obrero de estos, ni mucho menos un rechazo de la ideología sindical.
El sindicalismo de base ha cumplido aquí su papel, como hemos desarrollado en el artículo, y ha conseguido bloquear una respuesta autónoma de la clase. Con el final de la lucha, estos sindicatos prosiguen su papel de quemar a los trabajadores más combativos con falsos eventos de debate y de falsa toma de lecciones para reforzar las ilusiones en la democracia y el sindicalismo. No ha habido signos, por tanto, de una verdadera perspectiva de politización de la clase más allá de este enfado embrionario. Esta perspectiva se podrá solo manifestar a través del surgimiento de una cultura de debate masiva sobre la dirección de la lucha y sus métodos, y el desarrollo de Asambleas Generales abiertas a todos los trabajadores con comités de delegados elegidos y revocables en todo momento. Y para ello debemos rechazar también las falsas asambleas organizadas por los sindicatos, que llamarán “abiertas”, “obreras”, “populares”, etc. Debemos rechazar de raíz la ideología sindical. La palabra “asamblea” no asegura nuestra perspectiva de clase.
Hemos visto la persistencia de algunos elementos de la “contraofensiva a gran escala y a largo plazo para impedir que la clase obrera diera su propia respuesta”14 que desarrolló la burguesía en reacción a la tendencia a la politización de las luchas obreras tras Mayo del 68, que marcó el fin de la contrarrevolución. Por ejemplo, el uso del sindicalismo “radical”, el uso de la ideología corporativista y nacionalista, o incluso las campañas de la muerte del comunismo (la burguesía ha juzgado conveniente recordar en el periódico local de Cádiz al acabar la huelga que el marxismo está obsoleto y que la clase obrera en realidad ya no existe 15). Como el papel de oposición de la izquierda del capital tiene hoy la debilidad de encontrarse en el gobierno, además de los malabares PSOE-Podemos que hemos presentado parece desarrollarse la tendencia a revivir el fantasma del fascismo para amenazar con que “ojo, podría ser peor”, y mantener a flote el mito de la democracia como el mal menor.
Hemos visto también la maquiavélica perversión burguesa de la solidaridad y la identidad de clase. A la burguesía se le ha llenado la boca con las palabras “solidaridad” y “clase obrera”. El mayor veneno para el proletariado es la perversión de su propia teoría. Ha sido en realidad un ataque a la identidad de clase a través de la creación de falsas identidades: la de los “héroes sacrificados de la nación” (puesta de moda durante el confinamiento), la de los pobres y más vulnerables, la de los sectores de cuello azul que representan el poderío industrial de la nación, etc. La falsa solidaridad vomitada por la burguesía es reflejo de esta falsa visión y se expresa en forma de “solidaridad ciudadana”, de apoyo al sector, de un esfuerzo de unidad nacional, etc.
Hemos visto también el intento de la burguesía de presentar una especie de “solidaridad” interclasista, la de la pequeña burguesía rural con las empresas transportistas que tendrían entre sí “algunas cosas en común”. Esta es la “solidaridad” de los que tienen en común la frustración por no poder ascender en la escalera competitiva de la acumulación capitalista, y que olvidarán su aparente frente común en la primera oportunidad. Como advertimos en los documentos del último congreso “si bien la inflación puede actuar como factor de unificación de las luchas, también afecta a la pequeña burguesía”. El proletariado debe rechazar de raíz su emparejamiento con la pequeña burguesía y todas esas nociones que la incluyen como “el pueblo”, “los pobres”, etc.
Incluso se han potenciado falsas visiones a través de las redes sociales aprovechando los callejones sin salida en los que parecen entrar los propios trabajadores, como la “solidaridad económica” de Tubacex, que en realidad mandaba dos mensajes: los trabajadores de Tubacex no se iban a unir a la lucha (es más, vaciaban su caja de resistencia), y que aguantar encerrado en la empresa sería un método proletario.
En Francia en 2019 también vimos la palabra “revolución” en algunas pancartas. Pero debemos comprender su contenido real. Si bien las palabras “clase obrera” y “solidaridad” han surgido de repente como un oasis en el desierto, esta vez debemos denunciarlas como un espejismo: la perversión de estos términos por parte de la burguesía en anticipación a una verdadera recuperación de la identidad de la clase.
La verdadera solidaridad del proletariado es la extensión de la lucha, la discusión bajo un interés común como clase mundial en asambleas abiertas, la confrontación con el capitalismo en su conjunto, la generalización de los problemas concretos de una parte de la clase a las condiciones de la clase obrera mundial.
Todas estas perversiones son trampas que impiden a la clase obrera darse cuenta de que es "revolucionaria o nada". Y le llevan a la ilusión desmoralizante de que sí sería parte de la sociedad civil mientras al mismo tiempo se ve completamente excluida.
La confrontación sigue siendo frágil, aislada, y enmarcada en gran medida por los sindicatos. Pero para desarrollar su combatividad y consciencia a largo plazo, el proletariado debe evitar las trampas de la burguesía y asumir la necesidad de enfrentar a la totalidad del Estado, retomando sus propios medios y fines de lucha.
Gauta y Opero. 13.12.2021
1 Ver Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera [377]
2 https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [376]
3 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente [399]
5 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2773/el-otono-caliente-italiano-de-1969-i-un-momento-de-la-recuperacion [401]
6 https://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-abascal-reivindica-reindustrializacion-cadiz-y-critica-represion-marlaska-202111231944_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.lavozdigital.es%2Fcadiz%2Fprovincia%2Flvdi-abascal-reivindica-reindustrializacion-cadiz-y-critica-represion-marlaska-202111231944_noticia.html [402]
7 https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/Huelga-metal-Cadiz-Obispado-solidariza-trabajadores_0_1631237801.html [403]
8 https://www.elindependiente.com/espana/2021/11/23/la-revolucion-del-callejero-de-cadiz-de-kichi-y-el-psoe-quitan-principe-de-asturias-ponen-proletariado-del-metal/ [404]
9 https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/huelga-metal-cadiz-congreso-errejon-tanquetas-policia_0_1631538649.html [405]
10 https://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-errejon-afea-gobierno-imagen-tanqueta-perseguira-toda-legislatura-y-202111232011_noticia.html [406]
12 https://www.eleconomista.es/motor/noticias/11493482/11/21/Pilkington-logra-un-acuerdo-para-mantener-su-linea-de-laminado-en-Sagunto.html [408]
13 https://es.internationalism.org/content/4741/estados-unidos-pesar-de-los-capitalistas-el-covid-y-los-sindicatos-la-lucha-de-clases [409]
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Para los trabajadores, el “final del túnel” nunca estará a la vista mientras exista el capitalismo, de hecho, la pandemia ha dejado patente que los efectos de la crisis económica siempre pueden empeorar y actuar contra sus condiciones de vida. Dichos efectos, arrasan el planeta entero y con mayor presión en algunos países. De Francia a Ecuador, de Argentina a USA, de Perú a China, vemos el espectro de la inflación recorrer el mundo, devorando los salarios de los trabajadores, una situación que, precisamente, ha acelerado la pandemia. Según datos del FMI, en el 2021 la inflación mundial llegará a 3,6% muy por encima de lo esperado en julio pasado cuando proyectaba un alza de precios de 2.4% este año y de 2.1% el próximo1
Mientras la Burguesía proclama la recuperación económica mundial, vemos que sus intentos de reactivación de la economía a través de planes en Europa, USA o China, se vienen enfrentando al mismo tiempo a un conjunto de factores que limitan dichos planes que se encuentran en la crisis del Covid y las manifestaciones de la descomposición capitalista2 que se profundizan cada vez más. Tal como sostenemos en nuestro Informe de la crisis económica del 24 Congreso Internacional: Estamos ante más de 100 años de decadencia capitalista, con una economía distorsionada por la economía de guerra y los efectos de la destrucción del medio ambiente, profundamente alterada en sus mecanismos de reproducción por la deuda y la manipulación estatal, erosionada por las pandemias y cada vez más afectada por los efectos de la decadencia. En estas condiciones, es ilusorio pensar que la economía se recuperará sin sobresaltos3
En verdad, a nivel global no se proyecta una vigorosa recuperación económica, todo lo contrario, vemos un mayor caos mundial en el terreno económico que se muestra en la anarquía del comercio mundial, la escasez que afecta a las economías de las grandes potencias, la deriva de muchos países periféricos, la interrupción de las cadenas de suministro que está alimentando un repunte de los precios con una posible recesión, debido a las restricciones crediticias que se ven venir, la amenaza de que burbujas financieras estallen y se produzca una gran crisis financiera, muy similar a la vivida en el 2008, pero con un mayor impacto4.
El panorama no se ve bien por donde se mire, la misma burguesía no puede esconder su preocupación ante esta situación y muestra en muchos casos una impotencia ante el problema económico. Frente a este panorama, las diferentes burguesías tratarán de salvar su pellejo, respondiendo de forma general con un “sálvese quien pueda” en las relaciones comerciales entre los Estados, reforzadas por la descomposición del capitalismo, lo cual, hace más difícil concretar alguna estrategia que aspire a una recuperación. Estamos apenas en el principio de una evolución caótica de la situación, donde las condiciones de vida de la clase trabajadora serán cada vez más degradadas. De hecho, ya hemos observado cómo se desarrollan estás tendencias centrífugas que caracterizan el accionar de la burguesía mundial: Doce años después [del año 2008] la división, la "guerra de las máscaras" y luego la "guerra de las vacunas", la cacofonía en las decisiones de cierre de fronteras contra la propagación del Covid-19, la ausencia de una acción concertada a escala internacional (aparte de Europa, que se esfuerza por protegerse de sus competidores) para limitar el colapso económico, todo ello apunta al avance del "sálvese quien pueda" y a la inmersión de las más altas esferas políticas del capitalismo en una gestión cada vez más irracional del sistema5
No es nuevo que los trabajadores siempre paguen las consecuencias de las crisis económicas del capitalismo. La gravedad de la situación ha sumido la clase trabajadora en una nueva escalada de miseria. Reducir el peso del pan para enfrentar un aumento de precio, las tarifas de agua y luz suben, todos los productos en general se han incrementado debido a la inflación, hay mayores impuestos que pagar (¡y vienen más!), son ejemplos de que hay como consecuencia un costo de vida más alto que tendremos que pagar; sin embargo, se ha despedido trabajadores en distintos sectores del comercio y la producción, se han reducido los salarios (¡que de por sí ya son miserables!), se han incrementado las inhumanas condiciones de trabajo, hay un aumento de los contratos basura por doquier. Dicho de otra forma, la burguesía ha impuesto un escenario que generó una mayor degradación de las condiciones de vida obrera. El año pasado, el PBI descendió 11. 1%, afectando el empleo y el ingreso sobre todo de los sectores más empobrecidos. A pesar de las proyecciones de recuperación del PBI para el 2021 (20, 9%), el mercado laboral todavía se encuentra un 20% por debajo de su nivel anterior a la pandemia6
Los medios de comunicación de la burguesía nos bombardean todos los días con información sobre los incrementos de precios en los mercados de distintos barrios de la capital y las provincias del país; señalando el incremento de precios de los alimentos de la “canasta básica familiar”. Aquí la prensa burguesa plantea la inflación de forma confusa, porque identifica a la inflación con los precios de los productos básicos, cuando el hecho concreto es que el incremento de los precios se traslada a todos los bienes y servicios y no solo a los alimentos básicos como repite estúpidamente la prensa.
Miles de millones de dólares y en otras divisas se han inyectado en las economías del mundo para hacer frente a los diversos problemas que ha planteado la pandemia y evitar que se generalice el caos (Planes de estímulo, los llaman). Esta situación solo ha debilitado el valor de las monedas y ha impulsado un proceso inflacionario en todo el mundo. A esto, debemos sumarle otros factores: la interrupción en la cadena de suministros, problemas con el transporte marítimo, el desorden en las respuestas de los Estados7 durante la pandemia, los abusos de empresas monopólicas como las eléctricas, del gas (Alicorp8 en Perú es un ejemplo), entre otras, han contribuido a la reaparición de la inflación.
La inestabilidad política en el Perú es otro ingrediente que ha generado presiones inflacionarias. Esta situación ha contenido la inversión privada, haciendo que la producción se detenga y por ende se den presiones inflacionarias, que son las que han causado en parte los incrementos de precios de gran parte de los bienes y servicios en el país. Para el caso de los factores de producción importados como el trigo, la Aspan9 señaló que las panaderías optaron por reducir el peso del pan para paliar el alza de precios ante el incremento del precio internacional del trigo (en el 2020 la tonelada costaba 210 US$, hoy en el 2021 cuesta 278 US$) el mayor tipo de cambio y el incremento en el costo de electricidad. En Huánuco, por ejemplo, el peso del pan francés es de 16 gramos, cuando antes pesaba 40 gramos10.
Por otro lado, el incremento de las tarifas de electricidad y agua, se explican por el aumento de la inflación y el tipo de cambio. Una situación que ha venido presionando también los precios al alza. El tipo de cambio se ha venido incrementando en el país por la inestabilidad política, que ha hecho temer a ciertos sectores de inversionistas, retirando sus dólares del mercado al ver la incertidumbre que les ha generado el actual gobierno de Pedro Castillo. Esos retiros masivos de dólares del mercado han ocasionado que el precio del dólar se incremente ante la reducción de la oferta de este, en el mercado. Como señalan las leyes de la oferta y la demanda, ante una reducción de la oferta en el mercado, los precios se incrementan. Una vez más, se demuestra que las variaciones de precios y otros procesos ligados a la producción de mercancías, están sujetos a las leyes de la economía capitalista, siendo la forma de cómo funciona el sistema, responsable de las crisis.
Hemos visto que muchos productos importados y otros que tienen factores importados en su producción como el pan, se han visto afectados en sus precios, ya que las materias primas para la elaboración de este, como el trigo, se compran en dólares en el exterior.
El plan de estímulo «Reactiva Perú» que se dio en el 2020 y que consistió en préstamos a empresas, sirvió para ayudar a grandes empresas (71% de lo desembolsado) representando 17 mil millones en préstamos, cuya devolución dependerá de una supuesta recuperación. Empresas como Intercorp, Grupo El Comercio, Grupo San Pablo11, entre otros grandes grupos, fueron beneficiados, mientras gran parte de la población esperaba recibir un miserable bono de 700 soles (220 US$), que, en muchos casos, nunca llegó. Una vez más se demuestra que el Estado es el instrumento por excelencia de la clase explotadora para actuar solo en su beneficio.
Además, el actual gobierno de Castillo también alista un paquete de medidas para elevar los impuestos a los trabajadores y empresas. El gobierno habla de incrementar los impuestos a las rentas y otras actividades, pero se sabe que estas medidas siempre crean más dificultades a los trabajadores. Las grandes empresas generalmente nunca pagan los impuestos y en Perú, hay 158 grandes empresas que deben impuestos al Estado desde hace mucho tiempo (mina Buenaventura, mina Antacpaccay, mina las Bambas, minera Cerro Verde, Telefónica del Perú, Latam Airlines, América Móvil Perú, Supermercados Peruanos, Banco Pichincha, entre otras…). sin embargo, persiguen a la clase obrera, en diversos sectores de la economía intentando «formalizarlos» para quitarles el poco dinero que ganan.
Con el pretexto de formalizar a un amplio sector de trabajadores, el gobierno busca ordenarlos y sistematizarlos en planillas con sueldos miserables, tratándoles de quitar lo máximo posible con el pretexto de pensar en su «jubilación», trabajadores que, tomando en cuenta la progresiva degradación de sus condiciones laborales y de vida, no llegarán a ver una jubilación. Un ejemplo claro de lo que aquí decimos, es el informe de Comex y el IPE12 publicado recientemente, donde se señala que el 48.5% de trabajadores por aplicativo no quiere aportar para pensiones y esto solo en el sector de conductores y repartidores, que representa el 1.4% de la PEA13 del país. Vemos aquí una resistencia de los trabajadores a someterse a estos sistemas que solo le quitarán el poco dinero que llevan a sus hogares. Esta es una situación que se repite en toda la clase trabajadora del país y que está representada dentro de la Población económicamente Activa (PEA). Esto es uno de los múltiples esfuerzos que hace la burguesía peruana para «formalizar» a los «trabajadores informales».
Uno de los ataques contra la clase trabajadora que siempre realiza la burguesía en cualquier parte del mundo, en situación de crisis económica, es incrementar los impuestos y para darle un tinte «democrático» a la medida a implementar, señalan que serán incrementos para «todos» tanto para la burguesía como la clase obrera. Al final la burguesía emprende procesos judiciales al Estado que toman años determinar si le corresponde o no pagar impuestos. En muchos casos nunca los pagan. Solo la clase obrera carga con ellos14.
El balance de los 100 días del gobierno Castillo, es una muestra que los trabajadores no pueden esperar nada de este gobierno ni de ningún otro.
Además de la situación ya descrita que le toca vivir a la clase obrera en Perú, el gobierno de Castillo prepara un paquete de reformas laborales contra los trabajadores. Ya algunos grupos de trabajadores de la provincia del Cuzco se pronunciaron, aunque de forma tímida sobre esto «Los trabajadores no permitiremos que vengan a desaparecer nuestros derechos laborales y sociales». El paquete de reformas consta de cinco proyectos de ley que plantean modificaciones en materia laboral, de las cuales cuatro establecen cambios en la ley de productividad y competitividad laboral, mientras que el restante promueve la inclusión laboral de jóvenes y adultos mayores.
Esto demuestra, que todo gobierno, se llame de izquierda o derecha, no dejará de servir al capital, en el caso peruano, va a implantar una nueva Reforma Laboral que agravará la precariedad, promoverá la baja de salarios y aumentará la vulnerabilidad obrera frente a las empresas, empeorando la actual condición de la clase obrera en su conjunto.
La inflación puede llegar a ser un estímulo a la lucha inmediata por los aumentos salariales, lo cual, pudiera favorecer la búsqueda de la unidad más allá de los sectores y de las corporaciones, como ocurrió a finales del año pasado con los trabajadores de la agroindustria15 , en un contexto donde es toda la clase obrera la que está bajo ataque. Además, podría ser un factor de radicalización de las luchas ante la imposibilidad del Estado de satisfacer realmente las demandas. Y aunque existe la posibilidad que esta situación de inflación genere revueltas populares y saqueos en las calles en diversas partes del mundo, la clase obrera debe seguir demostrando que no es una clase derrotada y que debe ser consciente que es la única clase en la historia de la humanidad, de poder acabar con la burguesía y su economía.
Por eso saludamos las luchas obreras que se han dado en USA, Irán, Italia, Corea y en otros lugares del planeta, que demuestran que ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado16. Solo en la lucha internacional del proletariado está el futuro de toda la humanidad, frente al capitalismo que nos lleva directo a la barbarie.
Solo la clase obrera con su unidad y luchando en su terreno de clase, con autonomía política y determinación, puede no solo oponerse a los efectos más palpables de la crisis económica, como la inflación, sino que tiene potencialmente la capacidad de acabar con la explotación y la barbarie capitalista que se nos impone permanentemente. Ante los ataques de la burguesía a nivel internacional, se impone la necesidad de una respuesta internacional de la clase obrera, para luchar contra el capitalismo decadente, único responsable de la situación actual.
Internacionalismo Perú
Sección de la CCI
[email protected] [328]
16112021
1 https://gestion.pe/mundo/fmi-inflacion-mundial-alcanzara-un-pico-a-fines-del2021-y-se-estabilizara-en-el-2022-noticia/ [412]
4 Ver La irrupción de la descomposición en el terreno económico: Informe sobre la crisis económica https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis [41]
5 https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021 [373]
7https://es.internationalism.org/content/4733/espana-la-escalada-de-la-inflacion-un-golpe-brutal-contra-los-trabajadores [394]
8 Es una empresa de bienes de consumo peruana con operaciones en varios países de América.
9Asociación Peruana de Empresarios de la Panaderia y Pasteleria.
10Gestión 15 de setiembre del 2021.
11Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas.
12Sociedad de Comercio Exterior del Perú (COMEX) y el Instituto Peruano de Economía (IPE)
13Gestión 11 de noviembre del 2021.
14 Sobre los impuestos debemos aclarar que en última instancia todos son pagados por los trabajadores. En efecto, el impuesto que pagan las empresas y los capitalistas individuales salen de la plusvalía que previamente, como resultado del mecanismo del trabajo asalariado, ha sido extraída de la fuerza de trabajo.
15 Huelga de los obreros de la Agroindustria en Perú. https://es.internationalism.org/content/4632/huelga-de-los-obreros-de-la-agroindustria-en-peru [106]
La huelga de los trabajadores de Cádiz ha constituido una experiencia significativa que ha despertado interés y simpatía en amplios sectores de la clase obrera. Es necesario sacar lecciones de esta lucha pues se sitúa en un momento en que vemos un cierto número de huelgas en España, en Estados Unidos y en otros países:
Frente a un capitalismo que nos hunde en la miseria y la barbarie, la única respuesta es la lucha obrera contra la explotación capitalista en la perspectiva de abolirla.
Para discutir de esta lucha, sacar balance, extraer perspectivas, invitamos a participar en la REUNION PUBLICA vía Internet que organizamos para el domingo 19 de diciembre a las 18 horas de España.
Todos los interesados pueden escribirnos a nuestro mail: [email protected] [31] para enviarles el enlace de participación.
Corriente Comunista Internacional
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La fuerza del proletariado reside en su capacidad para sacar lecciones de su lucha que tiene más de 3 siglos de historia. Gracias a ellas puede desarrollar su conciencia de clase para luchar por la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo.
El proletariado necesita volver constantemente sobre sus luchas pasadas, no tanto para caer en la nostalgia, sino justamente para todo lo contrario: examinar de forma implacable sus debilidades, limitaciones, errores, lados flojos etc., para desgajar de ello un tesoro de lecciones que le sirvan para encarar su lucha revolucionaria.
Volver al movimiento de indignados (2011) es necesario para reafirmar su naturaleza proletaria, pero al mismo tiempo comprender sus tremendas limitaciones y debilidades. Solamente de esta forma podremos integrar cara al futuro sus enseñanzas.
Todo movimiento proletario debe ser analizado en su contexto histórico y mundial. El 15 M se produjo en 2011 dentro de un ciclo de luchas que se desarrolló en 2003-2011.
En 1989-91, el hundimiento de la URSS y sus regímenes satélites permitió a toda la burguesía mundial lanzar una abrumadora campaña anticomunista que machacaba sin descanso 3 slogans: Fin del Comunismo, Fracaso del Marxismo y Desaparición Política de la Clase Obrera. Esto provocó un fuerte retroceso en la combatividad y la conciencia de los obreros1.
Desde entonces, la mayoría de los obreros no se reconocen como tales, sino que se ven, unos, la minoría más afortunada, como “clase media”, y el resto como “los de abajo”, el “precariado”, los “fracasados en la vida” etc. Frente a la noción de clase, científica, unificadora, universal y con perspectiva de futuro, se propaga la visión reaccionaria, divisionista, de “categorías sociales” con gran regocijo de la burguesía que, mediante su ejército de servidores (partidos, sindicatos, ideólogos, “influencers”) la estimulan machaconamente gritando en todos los rincones -desde Internet hasta las universidades, pasando por el parlamento y los medios de “comunicación”- que la clase obrera no existe, que es un concepto “trasnochado”, que solo hay “ciudadanos” de la “comunidad nacional”.
El retroceso se expresó igualmente en el retorno potente de las ideologías democráticas, sindicalistas, humanistas, reformistas, que proclaman el “fin de la historia”, no habría más mundo que el capitalismo y lo mejor que podría hacerse es “mejorarlo” y encontrar un “hueco individual” en su seno.
Todo intento de cambiar el capitalismo conduciría a situaciones mucho peores, lo que se vería acreditado por lo que ocurrió en la URSS o lo que vemos en Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua etc., que demostrarían que el dilema histórico formulado por Engels a fines del siglo XIX, Comunismo o Barbarie, sería falso, porque el “Comunismo también es barbarie”.
A pesar de este enorme lastre, desde 2003 hay un renacimiento de las luchas obreras. Hubo huelgas significativas como la del Metro de Nueva York (2005), la huelga de Vigo (2006), las huelgas en el norte de Egipto (2007), protestas de jóvenes obreros en Grecia (2008), pero, los dos movimientos más importantes fueron la lucha contra el CPE en Francia (2006) y el movimiento de indignados en España (2011)2.
“Estos dos movimientos masivos de la juventud proletaria redescubrieron, espontáneamente, los métodos de lucha de la clase obrera, sobre todo la cultura del debate en asambleas generales masivas abiertas a todos. Se caracterizaron también por la solidaridad entre generaciones, a diferencia del movimiento estudiantil de finales de la década de 1960, muy marcado por el peso de la pequeña burguesía, que se desarrolló contra la generación que había sido reclutada para la guerra.
Si en el movimiento contra el CPE3, la gran mayoría de los estudiantes que luchaban contra la perspectiva del desempleo y la precariedad se reconocían como parte de la clase obrera, los Indignados en España (aunque su movimiento se extendió internacionalmente a través de las redes sociales) no tenían una clara conciencia de pertenencia a la clase explotada.
Mientras que el movimiento masivo contra el CPE fue una respuesta proletaria a un ataque económico (lo que hizo que la burguesía se viese obligada a recular retirando el CPE), el movimiento de los Indignados estuvo marcado, esencialmente, por una reflexión global sobre la bancarrota del capitalismo y la necesidad de otra sociedad” (Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases del 23º Congreso Internacional de la CCI, 20194).
Pese a esas contribuciones, estos movimientos no lograron superar el retroceso de la conciencia y la combatividad de 1989 y estuvieron muy marcados por sus efectos, así como los derivados del proceso de Descomposición social e ideológica que desde los años 80 afecta al capitalismo5.
Su limitación más importante fue que no lograron movilizar al conjunto de la clase obrera y se dieron en un número limitado de países. Se redujeron a las nuevas generaciones obreras. “los trabajadores de los grandes centros industriales permanecen pasivos o sus luchas son esporádicas, el miedo al desempleo constituye un factor central en esta inhibición. No se da una movilización unificada y masiva de la clase obrera sino solamente una parte, su sector más joven”6.
Entraron en lucha los jóvenes obreros (muchos de ellos todavía estudiantes, la gran mayoría afectados por la precariedad, el desempleo, el trabajo totalmente individual y aislado, vinculados a pequeñas empresas muchas de ellas con sede en ninguna parte). En tales condiciones, al peso asfixiante del retroceso histórico antes explicado, se añadió la inexperiencia, la ausencia total de vida colectiva previa, la terrible dispersión social.
La lucha de los indignados se tropezó con un muro que no pudo superar: la pérdida de la identidad de clase que se arrastra desde 1989.
Esta pérdida provocó que la inmensa mayoría de los participantes en el movimiento no se reconocieran como parte de la clase obrera.
Muchos eran todavía estudiantes o habían tenido estudios superiores7. Los que todavía estudiaban hacían trabajos esporádicos para pagarse los estudios y muchos de los que trabajaban en empleos precarios y mal pagados pensaban que esa situación era transitoria, a la espera de conseguir un puesto acorde con la carrera o carreras que habían cursado. Es decir, muchos participantes creían que su pertenencia a la clase obrera era circunstancial, una especie de purgatorio para llegar finalmente al “cielo” de la “clase media”.
Otro factor que impedía que se reconocieran como clase obrera, es que cambiaban constantemente de empresa o puesto laboral, la mayoría laborando en pequeñas empresas o en subcontratas que operan en fábricas o centros de distribución, comercio o servicios8.
Muchos de ellos trabajan solos, sin apenas frecuentar a otros compañeros, encerrados en casa con el teletrabajo o participan en lo que se llama “uberización del trabajo”, “Al utilizar una plataforma de Internet como intermediario para encontrar trabajo, la uberización disfraza la venta de mano de obra a un patrón como si fuese "autoempleo", agudizando además el empobrecimiento y la precariedad del "autoempleado". La uberización del trabajo individual acentúa la dificultad para hacer huelgas, puesto que la auto explotación de estos trabajadores dificulta considerablemente su capacidad para luchar colectivamente y desarrollar la solidaridad contra la explotación capitalista” (op.cit. nota 4).
Aunque expresaba simpatía por la clase obrera, la mayoría no se sentía parte de ella, se veía como una suma de individuos atomizados, frustrados e indignados por una situación cada vez más angustiosa de miseria, inestabilidad y ausencia de futuro.
La situación de desempleo acompaña como una sombra agobiante a las jóvenes generaciones obreras. Viven atrapados en un engranaje de empleos precarios que se alternan con fases de desempleo más o menos prolongadas, cayendo muchos de ellos en una situación de desempleo de larga duración. Esto tiene como efecto algo que ya anunciamos hace 30 años en nuestras Tesis sobre la Descomposición “Una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman en aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella” (op.cit. nota 4).
SON CLASE OBRERA pero subjetivamente no se ven en ella, esto hizo que el movimiento de 2011 no rompiera el cordón umbilical con la tramposa “Comunidad Nacional”9, por ejemplo, el eslogan «somos el 99% frente al 1%», tan popular en el movimiento de ocupaciones de Estados Unidos, no expresa una visión de una sociedad dividida en clases, sino la visión típicamente democrática que tantas veces repite el izquierdismo del “pueblo”, los “ciudadanos de a pie” frente a un reducido 1% de “plutócratas” y “oligarcas” que “traicionaría” la nación. En esta óptica las clases no existen, sino que existiría una suma de individuos, la mayoría “fracasados” frente a una élite selecta de “triunfadores”. Así pues, los participantes en el movimiento tenían enormes dificultades para comprender que “la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases” (op.cit. nota 2).
Al no tener la fuerza y la perspectiva que da el reconocerse como parte de una clase histórica que representa el único futuro para la humanidad, los jóvenes indignados eran terriblemente vulnerables a la ilusión de una “renovación del juego democrático”.
En todo el mundo, el Estado democrático es un vil engaño que encubre la dictadura del capital. Sin embargo, dado que domina la ideología de “el comunismo ha fracasado” o “el comunismo es la pesadilla que vemos en Cuba, Venezuela o Corea del Norte”, los participantes en el movimiento 15 M se agarraron al clavo ardiendo de “renovar la democracia” siguiendo esa vieja mistificación que tanto repiten los políticos: “la democracia es el menos malo de los regímenes”.
Con esta bandera nos venden la moto de “luchar por una democracia de verdad”. Así el grupo burgués que acompañó y controló el movimiento en España se llamaba “Democracia Real Ya”10. Nos dicen “Vale, la democracia no es perfecta, arrastra la losa de los políticos, la corrupción, la complacencia con los poderes financieros y empresariales”, entonces, la cuestión no es luchar por Utopías que acaban en la barbarie siniestra de Corea del Norte, Cuba o Venezuela, sino que más vale “depurar la democracia” y lograr una “democracia al servicio de todos”.
Esta es una Utopía Reaccionaria pues la democracia es la que es y no se puede ni “reformar” ni “mejorar”. Nuevas Constituciones, referéndums, acabar con el bipartidismo, democracia participativa etc., son los remiendos que no cambian nada y cuya única finalidad es atarnos de pies y manos a la dictadura del Capital bajo su disfraz democrático.
El eslogan más extendido en las Asambleas del 15 M era “Le llaman democracia y no lo es”. Era una trampa, una mistificación muy peligrosa, que socavó desde dentro el movimiento y le impidió desarrollarse. Los Estados burgueses son eso: Democracia. Le llaman Democracia y SÍ QUE LO ES, es eso Democracia, o sea, el disfraz democrático del Estado Totalitario de la decadencia capitalista.
Como denunciaron las Tesis sobre la Democracia burguesa y la dictadura proletaria, adoptadas por el Primer Congreso de la Internacional Comunista en 1919, no existe ni existirá una Democracia que sea buena, pura, participativa, humana y al “servicio de todos”, “la república burguesa más democrática no es nada más que el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera, por la que un puñado de capitalistas oprime a las masas trabajadoras”11
No vivimos en una sociedad de “ciudadanos libres e iguales”, vivimos en una sociedad DIVIDIDA EN CLASES. Y, en consecuencia, el Estado no es un órgano neutral, al servicio de los ciudadanos, sino la DICTADURA de la clase dominante, el Capital, quien encamina la sociedad no a la satisfacción de las necesidades de los “ciudadanos” sino hacia la ACUMULACION DE CAPITAL, la ganancia empresarial y el interés nacional.
El capital domina la sociedad en nombre de la Nación que sería una supuesta “comunidad de ciudadanos libres e iguales” y se parapeta en el Estado quien, para guardar la apariencia de “representante de la mayoría” organiza un ritual de elecciones, derechos, consultas, oposición, “equilibrio de poderes”, “alternancia” etc.
En pequeñas minorías dentro de las Asambleas empezó una crítica, aún tímida, del engaño democrático. Hubo quienes “completaban” la consigna “Le llaman democracia y no lo es” con otra consigna: “Es una dictadura y no se ve”. Aquí existía un atisbo de toma de conciencia. Le llaman Democracia, PERO es una dictadura, la dictadura del capital.
La dictadura que, en lugar del Partido único o la autocracia militar, presenta una constelación de partidos y sindicatos que hablan “distinto” pero que van todos a lo mismo: la defensa del Capital nacional.
La dictadura que no tiene un Gran Dictador vitalicio, sino que va cambiando de dictador cada cuatro años plebiscitado por unas elecciones cuyo juego el Estado organiza y controla tratando de que su resultado sea la opción mayoritaria del Capital Nacional12.
La dictadura que en lugar de las amenazas y el despotismo descarado de los regímenes autoritarios se oculta virtuosa e hipócritamente detrás de bellas palabras de Solidaridad, el interés de todos, la voluntad de la mayoría etc.
La dictadura que, en lugar de robar abiertamente para el beneficio de la minoría, se disfraza de “justicia social”, “velar por los más desfavorecidos”, “nadie se quede detrás” y demás zarandajas.
La dictadura que en lugar de reprimir sin tapujos o de negar cualquier derecho u organización, nos encierra en “derechos” que nos despojan de todo y en “organizaciones” que nos dividen y nos desorganizan como clase.
Este principio de comprensión (“Es una dictadura y no se ve”) fue muy minoritario, lo que dominó en las Asambleas fue la ilusión de una “renovación democrática”13.
¿Diez años después, en que ha quedado la “renovación democrática” que tanto ilusionó a muchos jóvenes en las Asambleas? Pues ya vemos en qué ha consistido. Los dos grandes partidos (PP y PSOE) se han visto acompañados por nuevos tiburones: Vox, Ciudadanos y Podemos. Estos “renovadores” han demostrado ampliamente que son MÁS DE LO MISMO. Los mismos engaños, el mismo servicio incondicional al capital español, la misma ambición insaciable de poder, las mismas clientelas…14 La democracia no se ha renovado, ha fortalecido la máquina del Estado contra los trabajadores y contra toda la población.
El virus democrático hizo que la lucha fuera ineficaz frente a las operaciones de represión policial, pues “a pesar de algunas respuestas solidarias y basadas en la acción masiva contra la violencia policial, predominó la “lucha” concebida como presión pacífica y ciudadana sobre las instituciones capitalistas, lo que lo llevó fácilmente a un callejón sin salida” (op.cit. nota 2).
Con la mentira democrática, la burguesía española consiguió que el movimiento 15 M no se articulara “alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos” (op.cit. nota 2), sino que se fuera diluyendo en una indignación interclasista totalmente impotente. Pese a algunos intentos tímidos de extensión a los centros de trabajo, esto fracasó y el movimiento quedó cada vez más confinado en las plazas. Tampoco cuajó el agrupamiento y la acción común de las minorías que expresaban un “ala proletaria” frente a la confusión dominante en las Asambleas. Por ello, el movimiento, a pesar de las simpatías que suscitó, fue perdiendo fuerza hasta reducirse a una minoría cada vez más desesperadamente activista.
La bandera del movimiento fue la “indignación”. La indignación es distinta de la venganza, el odio, la revancha, la reparación y otras manifestaciones morales propias de la burguesía y la pequeña burguesía. Por ello, la indignación encaja más en la moral proletaria que esos sentimientos profundamente reaccionarios y destructivos. Sin embargo, la indignación, por legítima que fuera, expresaba más una impotencia que una fuerza, más una perplejidad que una certidumbre. La indignación es un sentimiento muy primario en la lucha de clase del proletariado y como tal no posee la capacidad para afirmar, aún a un nivel elemental, la fuerza, la identidad y la conciencia de nuestra clase.
Los obreros se indignan por el despido de un compañero, por las maniobras de los sindicatos, por la arrogancia y la prepotencia de jefes y capataces, por los accidentes laborales que siegan de golpe una vida humana o condenan a la invalidez a un compañero. Sin embargo, la indignación vista en sí misma, no define ni mucho menos el terreno de clase del proletariado. Si no se enmarca en su autonomía política de clase, en sus reivindicaciones y en su búsqueda de una perspectiva propia, la indignación aparece como un sentimiento “humano” indiferenciado que cualquier individuo de cualquier clase social puede sentir y que puede formar parte de cualquier lucha burguesa o pequeña burguesa. Cuando la indignación se eleva a categoría independiente y absoluta el terreno de clase proletario desaparece15.
Que los proletarios movilizados en España adoptaran como bandera “la indignación” revelaba la dificultad manifiesta que tenían para encontrar la vía de la clase proletaria a la que pertenecían. Era la manifestación de su impotencia y entrañaba el peligro de verse desviados hacia un terreno burgués, democrático, de “protesta del pueblo”, totalmente interclasista.
La indignación tiene una naturaleza pasiva y puramente moral. Puede corresponder a una etapa embrionaria de la toma de conciencia que tiene necesariamente que ser superada por la afirmación de un terreno de clase de alternativa por el comunismo. Si se queda como bandera del movimiento la puerta queda abierta a su extinción o, si, intenta el enfrentamiento, el resultado es necesariamente su encuadramiento en un terreno burgués, una derrota proletaria sin paliativos.
Este peligro lo hemos visto claramente en las movilizaciones en Estados Unidos por el asesinato de George Floyd por la policía. La indignación fue canalizada hacia la reivindicación de una policía “más humana”, que actúe “democráticamente”, es decir, un terreno radicalmente burgués de defensa del Estado democrático y de sus aparatos represivos.
Los jóvenes trabajadores que ocupaban las plazas y celebraban asambleas masivas diarias necesitaban dejar de lado ese planteamiento inicial de la “indignación”. Al no conseguirlo, al no lograr prender la mecha de la lucha en los centros de trabajo, el movimiento estaba perdido.
Si el movimiento de indignados fue una respuesta a la grave crisis capitalista de 2008, los participantes se empeñaron en ver los descalabros financieros que se sucedían, los violentos recortes que los gobiernos implantaban, la brutal austeridad que impulsaban, no como una crisis, sino como una “estafa”. Los recortes, la miseria, la precariedad eran vistos como resultado de la corrupción (“No hay pan para tanto chorizo” fue una de las consignas más repetidas en las asambleas) y no como fruto de las convulsiones y el impasse histórico del capitalismo.
“La bancarrota del banco Lehman Brothers y la crisis financiera de 2008 permitieron a la burguesía dar un nuevo golpe a la conciencia del proletariado, mediante una gran campaña ideológica de alcance mundial que trataba de inculcar la idea (planteada por los partidos de izquierda) de que los responsables de la crisis eran los “banqueros corruptos”, haciendo creer que el capitalismo se personifica en los “traders” bursátiles o en el poder del dinero. La clase dominante pudo así ocultar las raíces del fracaso de su sistema. Pretendía, por un lado, que la clase obrera se viese arrastrada a la defensa del Estado "protector" ya que se suponía que las medidas del rescate a los bancos habían de proteger a los pequeños ahorradores. Pero más allá del efecto de estas mistificaciones, el mayor impacto de esta campaña sobre la clase obrera ha sido el de reforzar su impotencia frente a un sistema económico impersonal cuyas leyes generales serían como leyes naturales que no pueden ser controladas o alteradas” (op.cit. nota 4).
La gran mayoría de participantes veían como causante de sus sufrimientos “a un puñado de "malos" (financieros desaprensivos, dictadores despiadados) cuando [el Capital] es una compleja red de relaciones sociales que tiene que ser atacada en su totalidad y no dispersarse persiguiendo sus múltiples y variopintas manifestaciones (las finanzas, la especulación, la corrupción de los poderes político-económicos)” (op.cit. nota 2).
Esta terrible debilidad daba a la burguesía un enorme margen de maniobra para enredar el movimiento en toda clase de mistificaciones a cuál más desmovilizadora y desmoralizadora.
En primer lugar, no se reconoce la obsolescencia histórica del capitalismo y la necesidad imperiosa de destruirlo, sino que se le ve como un sistema que se “podría reformar y mejorar”.
En segundo lugar, no se ve el capitalismo como una relación social, sino como una suma de individuos, empresas o sectores (financieros, industriales etc.). Con este planteamiento se abre la puerta a pensar que hay fracciones del Capital “mejores y más progresistas”, mientras que otras serían peores o reaccionarias. Se identifican los males del capitalismo no en el sistema mismo como conjunto mundial de naciones que pelean a muerte por la ganancia y el dominio imperialista, sino en individuos “malos” o en las “finanzas”, los “especuladores” etc. Es decir, la vía queda abierta para el Frentismo: ir detrás de tal o cual fracción de la burguesía, considerada “menos mala”, contra otra fracción, tachada de ser “la peor”. La vía queda abierta para todas las trampas con las que la burguesía ha llevado al proletariado a la barbarie guerrera y al sacrificio de sus condiciones de vida: elegir entre Democracia o Fascismo, entre Dictadura o Democracia, entre el Mal Menor y el Mal Mayor16.
En fin, la “lucha contra la corrupción” esconde la realidad de que el ROBO está en la plusvalía que el Capital extrae a los obreros de manera legal y consentida mediante un “contrato de trabajo” que sería de “igual a igual”. La corrupción es una parte de la plusvalía que se roba legal y estructuralmente a los obreros y, por tanto, el problema no es la corrupción, sino la plusvalía. Con el “No hay pan para tanto chorizo” se ocultó la explotación capitalista, la explotación del proletariado por el conjunto del Capital.
Así pues, esa falsa visión de la crisis, esa campaña contra “las malas finanzas” y la “corrupción”, atacaba la autonomía política del proletariado, negaba la explotación capitalista y la existencia de clases y ataba de pies y manos a los proletarios tras el carro del frentismo y de elegir plato en el menú envenenado de las opciones capitalistas.
Las Asambleas se llenaron de pequeños burgueses radicalizados por los efectos de la crisis y ante ellos, la falta de confianza de los jóvenes obreros en sus propias fuerzas hizo que se dejaran embaucar por el pico de oro de esos sectores dominados por la palabrería, las inconsecuencias, el cretinismo, las oscilaciones constantes, el empirismo y el inmediatismo.
Todos los movimientos auténticos del proletariado han llevado la compañía de capas de la pequeña burguesía, de capas sociales no explotadoras. La Revolución rusa de 1917 supo ganar a su causa a campesinos y soldados. Es necesario comprender la naturaleza del proletariado y la naturaleza de la pequeña burguesía y de otras capas no explotadoras.
“De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía no hay más que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las demás perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto genuino y peculiar”, dice el Manifiesto Comunista.
Sobre la pequeña burguesía, el Manifiesto analiza “Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Mas todavía, son reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia”.
¿Quiere eso decir que el proletariado debe ver a la pequeña burguesía como enemigo? No. Lo que debe hacer es combatir a muerte la influencia nefasta y destructora de la pequeña burguesía, especialmente de la ideología pequeñoburguesa. Sin embargo, debe imponer su propio terreno de clase, su autonomía política como clase, sus reivindicaciones, y desde esa posición de fuerza ganar a su causa al menos una parte de la pequeña burguesía, puesto que:
1º “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría”
2º La pequeña burguesía y las capas no explotadoras en descomposición “lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado”.
La grave debilidad del movimiento 15 M no fue la presencia en sí de capas de la pequeña burguesía radicalizada, el problema estuvo en que los jóvenes obreros, las minorías decididamente proletarias, no fueron capaces de defender y hacer asumir a las Asambleas las posiciones, reivindicaciones y perspectivas de clase. En su lugar, lo que tendió a dominar fueron los planteamientos individualistas, ciudadanistas, las “soluciones” como las cooperativas, los huertos urbanos etc., es decir, tras los primeros esfuerzos de reflexión y de intuiciones en un terreno de clase, acabó predominando el deslizamiento hacia las ilusiones pequeñoburguesas, con lo cual la partida estaba ganada para la burguesía.
Esta crítica despiadada de las debilidades y desviaciones que sufrió el movimiento de Indignados no invalida para nada su carácter de clase proletario y su aporte a las luchas futuras. El proletariado es una clase explotada y revolucionaria a la vez, su principal fuerza no es una sucesión de éxitos, sino la capacidad de sacar lecciones de sus derrotas.
En el último escrito de Rosa Luxemburgo, un día antes de ser asesinada por los esbirros de la Socialdemocracia, El orden reina en Berlín, aclara “¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones modernas y del socialismo? La primera llamarada de la lucha de clases en Europa, el levantamiento de los tejedores de seda de Lyon en 1831 acabó con una severa derrota. El movimiento cartista en Inglaterra también acabó con una derrota. La insurrección del proletariado de París, en junio de 1848, finalizó con una derrota asoladora. La Comuna de París se cerró con una terrible derrota. Todo el camino que conduce al socialismo está sembrado de grandes derrotas. ¡Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas "derrotas", de las que hemos sacado conocimiento, fuerza, idealismo! Todas forman parte de nuestra fuerza y nuestra claridad en cuanto a las metas a alcanzar”17.
Las duras lecciones que acabamos de exponer forman parte de las orientaciones que las luchas futuras deberán seguir, sin embargo, la lucha de 2011 nos aporta una serie de elementos positivos muy importantes.
El artículo que antes hemos citado, El 15 M cinco años después, resume esas adquisiciones, (ver nota 5), hacemos hincapié en algunas de ellas.
La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores, o no será, decía la Primera Internacional. Las Asambleas Generales masivas, abiertas al conjunto de los obreros, son la respuesta concreta a esa necesidad. En las Asambleas los obreros discuten, piensan, deciden y ejecutan los acuerdos JUNTOS. Una participante en el 15 M exclamaba “¡Qué maravilloso que diez mil desconocidos nos hayamos juntado!”.
Las Asambleas son el corazón y el cerebro de las luchas obreras. Corazón pues son un crisol de solidaridad, compañerismo, unidad, fraternidad. Cerebro, porque deben ser el órgano colectivo y unitario de dirección del movimiento, analizando los obstáculos y peligros que lo amenazan y proponiendo los pasos a dar.
Pero las Asambleas fueron también una respuesta concreta al problema que analizábamos al principio: la mayoría de los jóvenes obreros se hallan atomizados y dispersos en teletrabajos, trabajos “uberizados”, pequeñas empresas, situaciones de desempleo etc., al unirse en Asamblea, al tomar las plazas (el slogan del movimiento era Toma la Plaza) lograron crear un lugar de reagrupamiento, de construcción de la unidad, de organización de la lucha.
No se trata de glorificar las Asambleas, ya hemos visto cómo en ellas, las confusiones que atenazaban a los participantes, la afluencia de la pequeña burguesía y SOBRE TODO la labor de zapa de la burguesía y concretamente de DRY, hicieron que acabaran perdiendo la fuerza que tenían. Siguiendo la leyenda bíblica, esas Salomés le cortaron el cabello al Sansón proletario. Frente a ello, las futuras asambleas “deberán reforzarse con un balance crítico de las debilidades que manifestaron:
- No se extendieron más que muy minoritariamente a los centros de trabajo, los barrios, los parados… Si el núcleo central de las Asambleas debe ser la Asamblea General de Ciudad tomando plazas o edificios, este debe nutrirse de la actividad de una vasta red de asambleas principalmente en fábricas y centros de trabajo
- Las comisiones (de coordinación, cultura, actividades etc.) deben estar bajo el control estricto de la Asamblea General a la que han de rendir cuentas escrupulosamente. Hay que evitar lo que pasó en el 15 M donde las comisiones se tornaron instrumentos de control y sabotaje de las asambleas manipuladas por grupos en la sombra como DRY (Democracia Real Ya)”
La sociedad capitalista supura por todos sus poros “la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo”, es decir, “la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva” (op.cit nota 5).
Frente a ello, el movimiento 15 M sembró una primera semilla: “manifestaciones en Madrid para liberar a los detenidos o impedir que la policía detuviera a emigrantes; actos masivos contra los desahucios en España, Grecia o Estados Unidos; en Oakland «La Asamblea de Huelga ha acordado enviar piquetes u ocupar cualquier empresa o escuela que sancione a empleados o estudiantes de cualquier forma por participar en la Huelga General del 2 de noviembre».
También, el movimiento mostró una búsqueda de la solidaridad entre las distintas generaciones de la clase obrera, por ejemplo, los jóvenes obreros acogieron con entusiasmo la presencia, aportando sus propias reivindicaciones, de los jubilados.
Sin embargo, fue un primer paso, todavía muy débil, lastrado por la pérdida de la identidad de clase, y colocado todavía más en un terreno de “solidaridad en general” que en el terreno universal y liberador de la SOLIDARIDAD DE CLASE PROLETARIA. Por ello, la ola populista que sacudió los países centrales (Brexit, Trump) eclipsó esas tentativas imponiendo la xenofobia y odio a los emigrantes. El proletariado debe retomar el terreno de su solidaridad declase. Las Asambleas Generales deben concebirse como instrumento del conjunto de la clase, abiertas a obreros de todas las empresas, precarios, trabajadores “uberizados”, desempleados, jubilados…
La lucha tiene que extenderse rompiendo las barreras de la empresa, la región, la nacionalidad, la categoría, la raza, afirmándose el proletariado como la clase que es un crisol donde se anuncia la verdadera humanidad unificada en el comunismo. Toda lucha debe concebirse como parte de la lucha de TODA LA CLASE OBRERA, dándose como primera prioridad LA EXTENSION Y UNIFICACION DE LAS LUCHAS.
Con el arma de la solidaridad de clase hay que combatir a muerte la FALSA SOLIDARIDAD que propaga la burguesía, sus sindicatos, sus partidos: la “solidaridad ciudadana”, la “solidaridad nacional”, las colectas caritativas que humillan a los obreros convirtiéndolos en pordioseros.
La sociedad actual nos condena a la inercia del trabajo, el consumo, la reproducción de modelos de éxito que provocan millones de fracasos, la repetición de estereotipos alienantes que no hacen sino amplificar lo que repite la ideología dominante. Frente a ello, y como falsas respuestas que hunden aún más en la putrefacción social y moral, aparece “la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos «científicos», y que ocupa en los media un lugar preponderante gracias a la embrutecedora publicidad y a sus emisiones estúpidas; la invasión en esos mismos media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas, incluso en programas para niños; la nulidad y la venalidad de la mayoría de las producciones «artísticas», literarias, musicales, de pintura y arquitectura, que no saben sino expresar la angustia, la desesperación, el estallido del pensamiento, la nada” (op.cit nota 5).
Frente a ello, en las primeras semanas del movimiento en España, se desarrolló un vivo debate de masas, abordando una multitud de temas que reflejaban la preocupación no solo por la situación actual, sino por el futuro; no solo los problemas económicos, sociales o políticos, sino igualmente cuestiones morales y culturales. La importancia de este esfuerzo, aún tímido y lastrado por debilidades democratistas y aproximaciones pequeñoburguesas, es evidente. Todo movimiento revolucionario del proletariado se levanta siempre sobre un gigantesco debate de masas, por ejemplo, la Revolución en Rusia 1917 tuvo su columna vertebral en el debate y la cultura masiva. John Reed recuerda que «la sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio. Sólo del Instituto Smolny salieron cada día, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya en carros, ya en vagones, iban a saturar el país. Rusia absorbía, insaciable, como la arena caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religión diluida o esa literatura barata que pervierte, sino teorías económicas y sociales, filosofía, las obras de Tolstoi, de Gogol, de Gorki»18.
Este desarrollo de la cultura del debate es un arma cargada de futuro, pues ello permite a la masa del proletariado forjar su convicción, su entusiasmo, su capacidad de lucha, como dice La Ideología Alemana, libro de Marx y Engels, “la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que se hunde y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases”19. De forma concreta, la cultura del debate permite al proletariado atender a tres necesidades fundamentales:
Afirmarse como clase dando un marco en el que puede ganarse a capas sociales no explotadoras
Adquirir una conciencia clara de los objetivos y los medios concretos de su lucha
Combatir hasta liberarse plenamente todo el peso de la ideología burguesa y pequeñoburguesa
C. Mir 27-12-21
1 Lo que pusimos en evidencia en enero 1990, ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [35]
2 Para un análisis de estas luchas ver: Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [416]; Las revueltas de la juventud en Grecia confirman el desarrollo de la lucha de clases https://es.internationalism.org/revista-internacional/200904/2483/las-revueltas-de-la-juventud-en-grecia-confirman-el-desarrollo-de- [417] ; Luchas en Egipto: una expresión de la solidaridad y la combatividad obreras https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr [418] ; Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [43] y 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [44]
3 CPE: Contrato de Primer Empleo, una medida del gobierno francés que legalizaba la precariedad so pretexto de dar “oportunidades de empleo” a los jóvenes.
4 https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [107]
5 Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [2]
6 El 15 M cinco años después /content/4169/el-15-m-cinco-anos-despues [419]
7 El capitalismo, desde los años 60, se ha visto obligado, por las necesidades de su reproducción, a generalizar la educación universitaria a una mayoría de la población. No ha sido una obra benéfica, sino con el objetivo de aumentar la productividad del trabajo.
8 En las plantillas de las grandes empresas, por ejemplo, en las fábricas automovilísticas, trabajan no solamente los contratados de la empresa, sino una miríada de subcontratas o de empresas auxiliares que pertenecen a otra empresa o están encuadrados en otro convenio colectivo, tienen otras condiciones laborales, otros sueldos, otros horarios, comen aparte etc.
9 El nacionalismo pesó como una losa en el movimiento de indignados en Grecia donde en las concentraciones y marchas se agitaban banderas nacionales. En España, si bien no hubo banderas españolas, muchos de los jóvenes que participaron en las asambleas de Barcelona se dejaron arrastrar a la repugnante movilización por la “independencia de Cataluña” desde 2012. Ver España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria /content/3482/espana-y-cataluna-dos-patrias-para-imponer-la-miseria [77]
10 Para una denuncia de esta gentuza ver Movimiento ciudadano ¡Democracia Real Ya!: dictadura del Estado contra las asambleas masivas https://es.internationalism.org/cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [100] Cabe señalar que muchos de los cuadros que militaron en DRY se unieron posteriormente a esa empresa de engaño e hipocresía capitalista que es Podemos.
12 Con el desarrollo de la descomposición política e ideológica del capitalismo, la burguesía de los países centrales tiende a perder el control del juego electoral. De ello es expresión la aparición de fracciones populistas que son defensoras acérrimas del capital nacional, pero que actúan de forma indisciplinada, caótica, defendiendo opciones imperialistas, económicas etc., que no son válidas para el interés global del Estado capitalista.
13 A pesar de la resistencia a que DRY impusiera un “Decálogo Democrático”
14 Ver Vox francamente capitalista https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista [136] y Podemos: un poder del Estado capitalista https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [421]
15 Para un análisis del significado y límites de la indignación ver el capítulo sobre ese tema de nuestro Informe sobre la lucha de clases internacional para el 24º Congreso de la CCI (2021) https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-clases-internacional-para-el-24o-congreso-de-la-cci-2021 [422] , también la denuncia del librito de Hessel sobre la indignación, ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201107/3158/a-proposito-de-los-libros-indignaos-y-comprometeos-de-stephane-hessel [423]
16 Ver el punto IX de nuestra Plataforma, https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [209]
18 Diez días que estremecieron el mundo, https://www.marxists.org/espanol/reed/diezdias/index.htm [425]
19 Ídem., Segundo Capítulo de Feuerbach, Oposición entre las concepciones materialista e idealista, sección 6ª Conclusiones de la concepción materialista de la historia: continuidad del proceso histórico, transformación de la historia en historia universal, necesidad de la revolución comunista
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/capitolio.pdf
[2] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[3] https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017
[4] https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo
[5] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/estados-unidos
[6] https://es.internationalism.org/en/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[7] https://es.internationalism.org/en/tag/3/45/descomposicion
[8] https://es.internationalism.org/files/es/conciencia_de_clase_y_descomposicion.pdf
[9] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197510/2059/la-conciencia-de-clase-y-el-papel-de-los-revolucionarios
[10] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm
[11] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria
[12] https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del
[13] https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases
[14] https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un
[15] https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion
[16] https://es.internationalism.org/en/tag/2/40/la-conciencia-de-clase
[17] https://es.internationalism.org/files/es/los_comunistas_y_la_cuestion_del_antirracismo.pdf
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu
[19] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo
[20] https://es.internationalism.org/content/4455/documentos-del-23o-congreso-internacional-de-la-cci-2019
[21] https://es.internationalism.org/content/4458/informe-sobre-el-impacto-de-la-descomposicion-en-la-vida-politica-de-la-burguesia-2019
[22] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i
[23] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii
[24] https://www.blmchapterstatement.com/
[25] https://www.wsws.org/en/articles/2017/04/04/blm-a04.html
[26] https://blacklivesmatter.com/black-lives-matter-global-network-statement-about-biden-harris-victory/
[27] https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga
[28] https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista
[29] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[30] https://es.internationalism.org/en/tag/2/35/las-luchas-parciales
[31] mailto:[email protected]
[32] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[33] https://es.internationalism.org/files/es/presidencia_biden.pdf
[34] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion
[35] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole
[36] https://es.internationalism.org/content/4616/trump-biden-la-falsa-eleccion-de-la-democracia-capitalista
[37] https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una
[38] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/norteamerica
[39] https://es.internationalism.org/files/es/balance_del_ano_2020.pdf
[40] https://www.bbc.com/mundo/noticias-51705060
[41] https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis
[42] https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones
[43] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[44] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[45] https://es.internationalism.org/files/es/deceso_de_diego_maradona.pdf
[46] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html
[47] https://es.internationalism.org/en/tag/3/43/cultura
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[49] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/salud-epidemias-pandemias
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[51] https://s1.elespanol.com/2021/01/29/comunidad_valenciana/escrito_denuncia_ernest_lluch.pdf
[52] https://www.elespanol.com/espana/comunidad-valenciana/20210130/anonimo-destapa-covid-fe-pacientes-atados-pedian/554946185_0.html
[53] https://www.publico.es/sociedad/hospital-epidemias-madrid-denuncia-inspeccion-sanitaria-posible-incumplimiento-normativas-zendal.html
[54] https://www.lavanguardia.com/internacional/20201113/49421725509/hospitales-italianos-borde-colapso-mas-ingresos-abril.html
[55] https://es.internationalism.org/files/es/liberalismo_fascismo_e_izquierda_del_capital.pdf
[56] https://www.lahaine.org/mundo.php/liberalismo-y-fascismo-socios-criminales
[57] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[58] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200910/2678/i-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-a-los-obreros-hungaros
[59] https://es.internationalism.org/content/3051/ii-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-los-obreros-hungaros
[60] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i
[61] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197508/2009/revolucion-y-contra-revolucion-en-italia-ii-frente-al-fascismo-el-
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[66] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[67] https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv
[68] https://es.internationalism.org/en/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[69] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/fascismo
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[71] https://es.internationalism.org/en/tag/2/30/la-cuestion-sindical
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[76] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha
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[87] https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10991816/01/21/CCOO-y-UGT-anuncian-movilizaciones-para-que-el-Gobierno-suba-el-SMI-y-derogue-la-reforma-laboral.html
[88] https://www.elsaltodiario.com/tribuna/carta-cuixart-hasel-siempre-adelante
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[155] https://es.internationalism.org/content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris
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[161] https://es.internationalism.org/files/es/kronstadt.pdf
[162] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/940/las-ensenanzas-de-kronstadt
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[164] https://es.internationalism.org/content/3071/correo-del-lector-el-aplastamiento-de-kronstadt-sigue-siendo-una-tragedia-sobre-la-que
[165] https://en.internationalism.org/inter/123_kronstadt.html
[166] https://es.internationalism.org/en/tag/2/37/la-oleada-revolucionaria-de-1917-1923
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[168] https://igcl.org/Balance-y-perspectivas-del-23o
[169] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
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[171] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/correspondencia-con-otros-grupos
[172] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/tendencia-comunista-internacionalista-antes-bipr
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[327] https://es.internationalism.org/files/es/peru_tras_las_elecciones_arrecia_la_campana_anticomunista.pdf
[328] mailto:[email protected]
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[330] https://es.internationalism.org/en/tag/4/400/peru
[331] https://es.internationalism.org/files/es/nuevos_ataques_a_la_izquierda_comunista_bourseiller_inventa_por_segunda_vez_22la_compleja_historia_de_las_izquierdas_comunistas22_2a_parte_0.pdf
[332] https://proletarios.org/books/LENIN-La-enfermedad-infantil-del-izquierdismo.pdf
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[334] https://bibliothequedumarxisme.files.wordpress.com/2017/10/bricianer_esp.pdf
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[337] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950-
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[353] https://es.internationalism.org/files/es/20211010_anuncio_rp.pdf
[354] https://es.internationalism.org/files/es/situacion_mundial_polarizacion_de_las_tensiones_imperialistas_e_inestabilidad_de_las_alianzas.pdf
[355] https://www.rfi.fr/fr/asie-pacifique/20210917-australie-apr%C3%A8s-la-rupture-du-contrat-du-si%C3%A8cle-avec-la-france-la-question-du-co%C3%BBt-de-ce-revirement
[356] https://es.internationalism.org/files/es/barbaria_o_comunismo.pdf
[357] https://barbaria.net/quienes-somos/
[358] https://barbaria.net/2021/05/30/por-que-lucha-el-proletariado-en-colombia/
[359] https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos
[360] https://barbaria.net/2020/07/21/amadeo-bordiga-un-dinosaurio-del-comunismo/
[361] https://barbaria.net/2021/02/09/audio-sobre-la-fundacion-del-pcdi-y-la-izquierda-comunista-italiana/
[362] https://barbaria.net/2018/05/27/el-pasado-de-nuestro-ser/
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[372] https://es.internationalism.org/files/es/espana_la_escalada_de_la_inflacion_un_golpe_brutal_contra_los_trabajadores.pdf
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[376] https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis
[377] https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera
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[388] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad
[389] https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes
[390] https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[391] https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indignacion-a-la-esperanza
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[397] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/stalinismo
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[399] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente
[400] http://www.sindicatodeestudiantes.net/noticias/movimiento-obrero/83-andalucia3/3481-cadiz-no-a-un-acuerdo-de-migajas-basta-de-negociar-a-la-baja
[401] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2773/el-otono-caliente-italiano-de-1969-i-un-momento-de-la-recuperacion
[402] https://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-abascal-reivindica-reindustrializacion-cadiz-y-critica-represion-marlaska-202111231944_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.lavozdigital.es%2Fcadiz%2Fprovincia%2Flvdi-abascal-reivindica-reindustrializacion-cadiz-y-critica-represion-marlaska-202111231944_noticia.html
[403] https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/Huelga-metal-Cadiz-Obispado-solidariza-trabajadores_0_1631237801.html
[404] https://www.elindependiente.com/espana/2021/11/23/la-revolucion-del-callejero-de-cadiz-de-kichi-y-el-psoe-quitan-principe-de-asturias-ponen-proletariado-del-metal/
[405] https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/huelga-metal-cadiz-congreso-errejon-tanquetas-policia_0_1631538649.html
[406] https://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-errejon-afea-gobierno-imagen-tanqueta-perseguira-toda-legislatura-y-202111232011_noticia.html
[407] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4230/sobre-las-redes-sociales
[408] https://www.eleconomista.es/motor/noticias/11493482/11/21/Pilkington-logra-un-acuerdo-para-mantener-su-linea-de-laminado-en-Sagunto.html
[409] https://es.internationalism.org/content/4741/estados-unidos-pesar-de-los-capitalistas-el-covid-y-los-sindicatos-la-lucha-de-clases
[410] https://www.diariodecadiz.es/con-la-venia/Proletariado-Metal-Fernando-Santiago_0_1632137003.html
[411] https://es.internationalism.org/files/es/peru_la_crisis_economica_golpea_a_la_clase_obrera_0.pdf
[412] https://gestion.pe/mundo/fmi-inflacion-mundial-alcanzara-un-pico-a-fines-del2021-y-se-estabilizara-en-el-2022-noticia/
[413] https://www.bancomundial.org/es/country/peru/overview#1
[414] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-3
[415] https://es.internationalism.org/files/es/un_balance_critico_del_movimiento_de_indignados_2011.pdf
[416] https://es.internationalism.org/content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[417] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200904/2483/las-revueltas-de-la-juventud-en-grecia-confirman-el-desarrollo-de-
[418] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr
[419] https://es.internationalism.org/content/4169/el-15-m-cinco-anos-despues
[420] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_tesisdemocracia
[421] https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista
[422] https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-clases-internacional-para-el-24o-congreso-de-la-cci-2021
[423] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201107/3158/a-proposito-de-los-libros-indignaos-y-comprometeos-de-stephane-hessel
[424] https://www.marxists.org/espanol/luxem/01_19.htm
[425] https://www.marxists.org/espanol/reed/diezdias/index.htm
[426] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/15-m-indignados