Ceuta: los emigrantes, moneda de cambio de las pugnas capitalistas

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De la emigración al éxodo desesperado

La humanidad es una especie emigrante. “Los movimientos de población forman parte de la historia de la especie humana, una especie que apareció en una pequeña región de África Oriental hace 200.000 años y se extendió por todo el mundo, dondequiera que hubiera recursos explotables para alimentarse y satisfacer otras necesidades básicas de la vida[1]. El desarrollo del capitalismo se hizo mediante oleadas gigantescas de emigración forzosa y forzada[2]. “En el siglo XV la acumulación primitiva de capital se levanta sobre el sudor y la sangre de millones de campesinos y artesanos arrancados de sus aldeas de origen y empujados a concentrarse en las ciudades de los países originarios del capitalismo (principalmente Gran Bretaña y Holanda).  Otra fuente del primer desarrollo capitalista, que se prolonga hasta el siglo XIX, es la trata de esclavos que dio lugar a enormes desplazamientos forzados de mano de obra. Según National Geographic, entre los siglos XVI al XIX 12 millones de esclavos negros fueron trasladados del África atlántica a América. En la época de apogeo del capitalismo la emigración hacia los “nuevos continentes” (América, Oceanía) atrajo nuevas masas procedentes de los países europeos”[3]. Mientras en el periodo ascendente del capitalismo la emigración acompañaba la expansión de éste yendo desde Europa hacia los países colonizados, en el siglo XX con la decadencia del capitalismo la emigración cambia de signo: multitudes de los países más pobres afluyen a los países centrales donde los centros de trabajo adquieren una imagen multicolor: obreros de todas las razas y países son aglomerados por la explotación asalariada, la clase obrera es una clase de emigrantes[4].

Con la agudización de la descomposición capitalista en los países más débiles -África, Asía, América central y del sur- la miseria, las guerras, la destrucción medioambiental, la violencia, el caos…, fuerzan a millones de seres humanos a una huida desesperada hacia los países centrales -principalmente USA y Europa. Hasta los años 70 del siglo pasado, el emigrante tenía un trabajo prácticamente asegurado y podía ahorrar. Desde los años 90, la situación se degrada, el trabajo es inseguro y apenas permite vivir. Pero, en la última década, la emigración es sencillamente una huida para salvar la vida. Esto muestra la terrible degradación del orden capitalista en los últimos 50 años. Ya no se puede hablar propiamente de emigrantes sino más bien de refugiados condenados a un éxodo desesperado. “En 2015, más de 6 millones de personas se vieron obligadas a abandonar su país, lo que elevó el número de refugiados en el mundo a más de 65 millones (más que la población de Gran Bretaña). A este número hay que añadir los 40 millones de personas que están desplazadas dentro de su propio país. Se trata de un fenómeno sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial[5] (ídem.). En 2020, la cifra de emigrantes internacionales según la ONU es de 270 millones de personas, un récord histórico.

Marruecos utiliza los emigrantes como arma de presión

Confrontados a un envejecimiento imparable de la población y una caída vertiginosa de la natalidad -ambos expresan la gravedad de la crisis capitalista- los países centrales necesitan todos los años una inyección de emigrantes para renovar su fuerza laboral. Los Estados los colocan en las condiciones más vulnerables (ilegalidad, marginación, presión policial y hostigamiento racista, todo ello rematado por la amenaza permanente de deportación) para forzarlos a aceptar pésimas condiciones laborales, consiguiendo con ello empujar a la baja las condiciones del conjunto de la clase obrera. Sin embargo, por la situación antes analizada, ese flujo se convierte periódicamente en avalanchas fuertemente desestabilizadoras. Las crisis migratorias de 2015 y 2019 en Europa o las auténticas estampidas humanas hacia Estados Unidos desde Centroamérica así lo acreditan.

Para cerrar el acceso por el Mediterráneo, la UE despliega una fuerza naval llamada Frontex que en 10 años ha rechazado expeditivamente más de 60000 emigrantes y ha sido denunciada por realizar devoluciones directas en la crisis de las islas griegas[6].

Sin embargo, esto no es suficiente, junto a la propia represión de los estados miembros, la UE subcontrata la “faena sucia” de caza, represión y retorno a los países de origen a Turquía por el este, Libia por el centro y Marruecos al oeste.

El capital marroquí cumple a la perfección esta “subcontrata” pues sus fuerzas represivas tienen una merecida reputación de brutalidad y poco escrúpulo en materia de “derechos humanos”. Desde 2005 la policía marroquí encierra, asesina, viola, golpea o devuelve emigrantes y realiza algo más atroz: los mete en autobuses abandonándolos en pleno desierto[7].

Sin embargo, al desempeñar estas funciones, generosamente retribuidas por la UE, Marruecos -al igual que su colega turco- dispone de una formidable arma de presión y chantaje sobre Europa y más especialmente sobre España, puerta sur del Mediterráneo.

Cuando Marruecos ha querido obtener alguna ventaja imperialista -especialmente a cuenta del Sahara Occidental- o económica -por ejemplo, con la pesca- o simplemente recibir más subvenciones, su maniobra habitual es dejar pasar a los emigrantes por los puntos calientes españoles: Canarias, Melilla y Ceuta. Es el caso de la reciente crisis ceutí, en un par de días han entrado en la ciudad 10000 personas con el estímulo de las autoridades marroquíes. Más de 1500 niños y familias enteras entraron a nado o por agujeros en las vallas fronterizas.  

En Marruecos la población juvenil está desesperada por el desempleo, las atroces condiciones laborales y la represión del régimen del “reformador” Mohamed VI. “La COVID ha contraído la economía un 7,1% y disparado el paro juvenil a cerca del 40%. La pobreza en las ciudades se ha multiplicado por siete durante el último año. En febrero, al menos 24 personas, la mayoría de ellas mujeres, murieron ahogadas por una inundación en un sótano de Tánger que funcionaba como una fábrica textil ilegal[8].

Al mismo tiempo, al norte de Marruecos se concentran miles de emigrantes que huyen en desbandada de la situación que reina en la gran mayoría de países africanos. Para ACNUR[9]La mayor parte de los migrantes son víctimas o testigos de atropellos brutales a manos de traficantes, contrabandistas, milicias o autoridades estatales, que los someten a torturas impensables como quemaduras con aceite, metales ardiendo o plástico derretido; descargas eléctricas e inmovilización en posturas dolorosas, además de golpearlos, obligarlos a realizar trabajos forzados o incluso asesinarlos”. Según dicho informe “en el 47% de los casos, las víctimas informaron que los perpetradores fueron autoridades policiales, lo que derrumba la idea que los responsables son siempre contrabandistas o traficantes”. “Al menos 1750 personas murieron en 2018 y 2019 cuando emigraron de naciones de África occidental u oriental”.

El capital marroquí utiliza para su provecho el drama de la emigración. Cobra bajo forma de subvenciones, inversiones, acuerdos comerciales, ventajas imperialistas etc. Pero cuando quiere más no duda en abrir su frontera con España. Es un juego siniestro del gato y el ratón. Tras haber dejado las puertas abiertas el lunes y martes, el miércoles 19 de mayo, Marruecos volvió a cerrar fronteras y las porras, las palizas, las detenciones, volvieron a actuar. Ello produjo los incidentes de Castillejos -ciudad marroquí aledaña a Ceuta- donde cientos de jóvenes se defendieron a pedradas de la gendarmería. Es una manipulación sangrienta que denuncia al Capital como lo que es: un sistema asesino comandado por asesinos patentados.

La hipocresía y la barbarie de la democracia española

El capital español, un imperialismo de tercera división, le gusta exhibir músculo cada vez que tiene un contencioso con su vecino del sur. En 2002, el gobierno derechista de Aznar desplegó un exagerado operativo militar para desalojar a media docena de soldados marroquís que habían incursionado en Perejil, un islote frente a las costas cercanas a Ceuta. En 2005, el gobierno “socialista” de Zapatero desplegó las tropas de la Legión y la Guardia Civil para repeler brutalmente una riada de emigrantes a los que Marruecos había dejado pasar por Melilla. 5 emigrantes murieron. Ahora, el gobierno de la “izquierda progresista” de Sánchez del que forma parte el “amigo de los emigrantes”, Podemos, lanza los tanques en la playa del Tarajal y despliega el ejército y la guardia civil. Este despliegue lo han sufrido los emigrantes pues se han producidoagresiones a menores por parte de miembros del ejército, incumplimiento del deber de protección de la infancia, devoluciones en caliente sin las mínimas garantías, criminalización de las personas migrantes. Al menos un hombre ya ha fallecido. El Gobierno español ha devuelto a más de 4.000 personas[10].

El capital español juega a dos barajas con los países del Magreb intentando contentar a dos enemigos irreconciliables: Marruecos y Argelia. Esta última patrocina al Polisario, “movimiento de liberación del Sahara Occidental”, ocupado por Marruecos. Así, la hospitalización en España por COVID del líder de este grupo ha provocado la represalia marroquí. Pero, la respuesta armada del capital español ha tomado a los emigrantes como presa. Es la realidad de todas las guerras: los capitales nacionales se enfrentan utilizando a masas humanas como carne de cañón.

El Estado español que dice ser “democrático”, “humanitario” y “avanzado”, ha intentado tapar la barbarie de su respuesta con la latosa repetición de imágenes “humanitarias”: el guardia civil que salvó a un bebé, unos soldados tomando del hombro a un emigrante o las labores del personal sanitario atendiendo a mujeres y niños ateridos de frío. Es el taparrabos hipócrita del Gobierno “más progresista de la historia española” que oculta la desesperación de cientos de emigrantes que deambulan por Ceuta escondiéndose de la policía y el ejército para no ser devueltos o internados. “Los niños, niñas y jóvenes que están llegando a territorio ceutí son devueltos sin que nadie haya hablado con ellos, duermen en la calle y sufren disparos con escopetillas de plomo por las calles” (ídem.). En Ceuta unas mujeres de origen marroquí, ayudadas por familias españolas y de Gibraltar, han organizado por su cuenta, ante la total inactividad de los organismos oficiales, servicios de ducha, comida y ropa a los emigrantes negros o árabes. Según su testimonio, son unos mil los que acuden cada día y están asustados pues “no quieren ir al Hospital Universitario de Ceuta porque tienen miedo de que se los lleve la Policía Nacional y los devuelvan a Marruecos[11].

El ”sueño español” es una pesadilla

La televisión entrevista a los jóvenes marroquíes que repiten una y otra vez que “en Marruecos no hay futuro”, que “sueñan con España”. ¡Quieren que nos creamos el “sueño español”! En España habría trabajo, respeto de los “derechos humanos”, “servicios sociales”.

El “sueño español” oculta la realidad de la PESADILLA CAPITALISTA tanto para los emigrantes como para los trabajadores “de España” pues lo que es en realidad el llamado “sueño español” consiste en:

Los Centros de Detención

Los CIES (centros de internamiento para extranjeros), cárceles donde pueden ser encerrados por más de 60 días SIN HABER COMETIDO DELITO ALGUNO, teóricamente en espera de deportación. Hay 8 en España, donde se han llegado a hacinar hasta 14000 emigrantes cuando su cabida oficial es de ¡1472 personas! En mayo de 2020 se vaciaron debido a las revueltas y protestas porque no recibían ninguna atención frente al peligro de contagio por COVID. Sin embargo, se reabrieron en septiembre de 2020 y se calcula que ya hay más de 1000 encerrados en condiciones sanitarias, de alimentación y de trato realmente inhumanas.

Desde que se abrieron los CIE, diez personas han fallecido entre sus muros o en el traslado forzoso al que las sometieron[12]. En la mayoría de los casos los hechos no se denuncian, ni siquiera aparecen en los medios de comunicación, por ello esa cifra puede ser muy inferior a real. Tenemos una ilustración en Valencia, en julio 2019, donde un interno marroquí se suicidó supuestamente, pero el análisis de las cámaras de vigilancia “permitió apreciar la posible existencia de varios delitos imputables a los funcionarios públicos: inducción al suicidio, trato degradante, daño a la vida o a la integridad moral, denegación de la asistencia sanitaria (…) lo arrastraron por el suelo estando inconsciente y lo dejaron tirado en la celda de aislamiento, solo, sin vigilancia, sin agua, sin comida, y con la ventana cerrada en plena canícula” (ídem.)

A los CIES se unen los campamentos habilitados en 3 islas canarias (Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife) donde, en plena pandemia, el gobierno hacinó a más de 9000 emigrantes procedentes de las costas africanas en unas condiciones de alojamientos infames, comida mala y escasa, trato degradante. El campamento de Arguineguin en Gran Canaria “En el bautizado como campamento de la vergüenza llegaron a estar hacinadas cerca de 2.700 personas, cuando su capacidad ronda las 400. Debido a la ausencia de espacio físico, se tuvieron que desmontar las duchas [había] personas con COVID durmiendo al ras del suelo, faltaban asistencia letrada e intérpretes (…) las insalubres condiciones en las que se encontraban unas personas que sobrevivían con tres bocadillos al día. Y, a diferencia de las palabras del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que aseguraba en una entrevista que ninguna persona está “nunca más de 72 horas”, hay documentados casos de personas que han estado varias semanas[13]

Sin trabajo ni vivienda

Los que “gozan de libertad” se ven forzados a dormir a la intemperie, en solares, en casas abandonadas o, en el mejor de los casos, en pisos patera donde se hacinan hasta 14 personas en viviendas de 3 habitaciones. Con trabajos informales o haciendo de gorrillas en los aparcamientos, lava lunas en los semáforos, vendiendo como manteros siempre en un ay para recoger las mercancías y correr ante la llegada de la policía…

Trabajo precario e informal

Cuando tras mucho sufrimiento y peripecias, una parte consigue un trabajo, las condiciones son salarios miserables, precariedad laboral, carencia de protección sanitaria -como fue el caso de los trabajadores agrícolas de Lérida en pleno COVID o en la fresa de Huelva que los llevó a hacer huelga siendo reprimidos por la Guardia Civil. La gran mayoría está en la informalidad -mujeres internas cuidando ancianos cobrando 600 € al mes descansando medio domingo; mujeres de la limpieza cobrando como mucho 500 €, trabajadores agrícolas cobrando 5 € la hora-. En febrero de 2020 el relator de la ONU denunció “que las condiciones en las que viven algunos de los trabajadores del campo de Huelva son "mucho peores que las de los campos de refugiados"[14].

El capital español ataca a los emigrantes para atacar las condiciones de vida de todos los trabajadores, nativos o extranjeros

Pero las condiciones de los trabajadores “nativos” se asemejan cada vez más a las de sus hermanos emigrantes. El salario medio en España sufrió en 2020 una caída del 3,1%, la mayor en medio siglo[15]. La precariedad laboral sigue una escalada imparable afectando especialmente a los jóvenes “España cerró 2020 con la peor tasa de desempleo juvenil de toda la Unión Europea: cuatro de cada 10 personas menores de 25 años están en paro, y el 25% de los comprendidos entre los 25 y los 30 años tampoco tienen trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE[16].

La oleada de despidos que hay en curso actualmente pone los pelos de punta. Los bancos están en el centro de esta destrucción de puestos de trabajo: Caixabank 8000, Bankia 5000, BBVA 3500, Unicaja 1500, Banco Sabadell 1817 y un largo etcétera. A ello se deben sumar los 3500 despidos de El Corte Inglés, los 670 de Ford etc.

En cuanto a la vivienda la situación es espantosa. “Un millón y medio de familias viven en infraviviendas y más de 30.000 personas no tienen hogar en España, El 51,8% son españoles y el 48,2% son extranjeros[17]

Nativa o extranjera la misma clase obrera

El capital ataca a TODOS, trabajadores emigrantes y trabajadores nativos. Y ataca EN TODO: no solo en las condiciones de vida sino igualmente en sus guerras y pugnas donde somos sus peones, su carne de cañón, como enseña elocuentemente el reciente conflicto de Ceuta. Por ello, nuestra guía es:

- NO ELEGIR CAMPO: ni España ni Marruecos, CONTRA EL CAPITAL EN TODOS LOS PAÍSES.

- NO DIVIDIRNOS NI ENFRENTARNOS, los emigrantes son trabajadores pues, como se gritaba en una manifestación contra el racismo, NATIVA O EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA.

- Rechazar tanto a los LOBOS (Vox, PP) que dicen “defender a los trabajadores españoles frente a los emigrantes” como a los LOBOS DISFRAZADOS DE CORDEROS (PSOE, Podemos) que dicen “defender a todos sin discriminación”. Unos y otros coinciden en lo mismo: ENDURECER LA EXPLOTACION CAPITALISTA DE NATIVOS Y EMIGRANTES.

Marjane y Omar 31-5-21

 

[1] Informe sobre la descomposición del 22º Congreso Internacional de la CCI https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017

[2] Ver EL CAPITAL Capítulo XXIV La llamada acumulación originaria de https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm

[5] Ídem. Nota 1

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