LA PROPAGANDA burguesa norte-americana comparó desde los primeros
instantes el atentado contra el World Trade Center con el ataque japonés
sobre Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Esa asimilación tiene
en sí misma un impacto considerable, tanto psicológico,
histórico como político, pues Pearl Harbor fue la causa
de la entrada directa del imperialismo norteamericano en la Segunda Guerra
mundial. Según la campaña ideológica actual que desarrolla
la burguesía norteamericana, en particular en los media, el paralelo
es sencillo directo y evidente:
1) En ambos casos, Estados Unidos fue atacado a traición, por un
ataque sorpresa que lo ha pillado desprevenido. En el primer caso se trataba
de la perfidia del imperialismo japonés, que pretendía cínicamente
negociar con Washington para evitar una guerra cuando en realidad estaba
preparando un ataque sorpresa. En el caso actual, Estados Unidos ha sido
víctima de integristas musulmanes fanáticos, que se habrían
aprovechado de la apertura y de la libertad de la sociedad americana para
cometer una atrocidad cuyas dimensiones no tiene precedentes, y cuyo carácter
criminal pone a sus autores fuera de la civilización.
2) En ambos casos, las muertes provocadas por los ataques sorpresa han
provocado un sentimiento de indignación en unas poblaciones aterrorizadas.
Hubo 2043 muertos en Pearl Harbor, cuya mayoría eran militares
norteamericanos; el crimen es peor en las Torres Gemelas, en las que perecieron
unos 3000 civiles inocentes.
3) En ambos casos, los ataques se han vuelto contra quienes los cometieron.
En vez de aterrorizar a la nación norteamericana y hundirla en
el derrotismo y la sumisión silenciosa, han logrado provocar la
mayor fiebre patriótica en la población, incluida la clase
obrera, lo que ha permitido su alistamiento tras el Estado hacia una guerra
imperialista duradera.
4) Al fin y al cabo, el "Bien", aquí representado por
el "american way of life" democrático y su potencia militar,
triunfa sobre "Mal".
Como todos los mitos ideológicos burguesese, sean cuales sean los
elementos verdaderos que les dan una credibilidad superficial, le historia
de ambas tragedias distantes de sesenta años está cargada
de mentiras, semiverdades y deformaciones interesadas. Esto no es, evidentemente,
una sorpresa. En política, la burguesía como clase siempre
utilizó las mentiras, las falsificaciones, les manipulaciones y
las mentiras. Y esto sigue siendo particularmente justo cuando se trata
de movilizar a la sociedad para la guerra total de los tiempos modernos.
Los fundamentos de esta campaña ideológica de la burguesía
están en total contradicción con la realidad histórica
de ambos acontecimientos. Varios son los hechos que muestran que la burguesía
norteamericana no fue atacada por sorpresa, que en cada uno de esos dos
acontecimientos aceptó con cinismo la muerte de miles de seres
humanos porque así le convenía, para alcanzar sus proyectos
imperialistas y otros objetivos políticos a más largo plazo.