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Hace 150 años, a principios de la década de 1860, el movimiento obrero internacional se encontraba en sus primeros años, y sus diferentes componentes carecían aún de experiencia en la creación y defensa de sus organizaciones políticas. Tras la ola de represión que siguió a las luchas de 1848, muchos miembros de la Liga Comunista tuvieron que exiliarse o fueron llevados a los tribunales, como sucedió con en el juicio en 1852 contra los comunistas en Colonia[1].
En Alemania, a principios de la década de 1860, no existía una organización política independiente de la clase obrera. En muchas ciudades había Arbeiterbildungsvereine (Clubes Educativos para Obreros), pero todavía no existía ninguna organización política proletaria con una clara delimitación política respecto a la burguesía. El debate sobre si la clase obrera aún podía apoyar a ciertas facciones de la burguesía en su lucha por la unificación nacional, o si el antagonismo de clase con la burguesía debía estar en el centro de la lucha, estaba en pleno apogeo. En este contexto, en el que la burguesía todavía no se había desligado de la aristocracia y los Junkers, cuando el capital alemán aún no había podido unificarse como capital nacional, intentó forjarse el primer partido político de la clase obrera en Alemania.
Y, al mismo tiempo, la clase obrera en Alemania iba a enfrentarse a uno de los retos políticos más difíciles: el de enfrentarse a las actividades de los aventureros políticos. Si es cierto que hay múltiples perfiles de los aventureros políticos, si existe un rasgo común a todos ellos y es que se aprovechan de las organizaciones políticas no para fortalecer la lucha de la clase obrera, sino para ponerlas a su servicio; se valen de las organizaciones de la clase obrera en favor de sus propias ambiciones. Pero el principal obstáculo reside precisamente en desenmascarar a los aventureros, puesto que no actúan a cara descubierta ni muestran sus propias ambiciones en público. Por el contrario, suelen tener una gran habilidad para movilizar a su favor un gran número de adeptos, lo que hace mucho más difícil poder desenmascarar a personajes tan “altamente apreciados”.
Como veremos, la verdadera naturaleza del aventurero Lassalle nunca resultó completamente desvelada mientras vivió. Y si bien la auténtica ralea del aventurero Schweitzer fue denunciada por primera vez en una conferencia del partido en Wuppertal durante la primavera de 1869, lo cierto es que ese esfuerzo por desenmascararlo no fue del todo exitoso. Sólo años más tarde pudo la clase obrera, gracias a los esfuerzos del Consejo General de la Primera Internacional, desvelar las actividades de otro aventurero más, Mikhail Bakunin, durante el Congreso de La Haya en 1872. Los casos de Lassalle, Schweitzer y Bakunin demuestran que la clase obrera y sus organizaciones políticas se enfrentaron desde el principio a las actividades de los aventureros políticos.
En este artículo trataremos los casos de Lassalle y Schweitzer. En artículos anteriores ya hemos dado un relato detallado de la lucha contra el aventurerismo de Bakunin[2].
En Leipzig, en 1862, los trabajadores de una asociación llamada "Vorwärts" propusieron la preparación de un congreso general de trabajadores. En enero de 1863, estos promotores se pusieron en contacto con Ferdinand Lassalle[3].
En distintas conferencias, Lassalle se mostró crítico con la burguesía en su disputa con los Junkers; y, al mismo tiempo, destacó la importancia de la clase obrera para el progreso histórico. Sin embargo, Lassalle se distanció de los puntos de vista comunistas esbozados una docena de años antes en el Manifiesto Comunista.
La propuesta de que Lassalle escribiera el programa de la "Asociación General Alemana de Trabajadores" (ADAV), fundada finalmente en Leipzig el 23 de mayo de 1863, iba dirigida a un hombre que había estado deseoso durante años de desempeñar un papel de liderazgo en la vida política de Alemania.
El hecho de que se entregase la dirección de esta organización a una persona que – aparte de una breve actividad durante las luchas de 1848- nunca había participado en una organización proletaria, y no podía representar una continuidad con la Liga Comunista; un hombre al que anteriormente se le había negado el ingreso en la Liga Comunista y que ahora actuaba como un “salvador” de facto venido de "afuera", que reclamó inmediatamente un papel presidencial; todo esto reflejaba la inmadurez que atravesaba el movimiento obrero en aquel momento.
A los 20 años, Lassalle había conocido a Sophie Gräfin von Hatzfeldt, que tenía el doble de edad que él. Para "liberarla" del matrimonio forzado con su marido, Lassalle asumió su defensa como abogado. No sólo logró ganar el caso de la condesa, sino que accedió a una inmensa fortuna ya que dicha condesa lo financió a partir de entonces y se convirtió en su aliado político[4]. Al mismo tiempo, como miembro de la nobleza, la condesa mantenía relaciones muy estrechas con diversos sectores de la clase dominante. En 1856 y 1857 vivió en su casa de Düsseldorf; y en 1858 se trasladó con ella a Berlín[5].
Animado por el éxito en el juicio de Hatzfeldt y movido por sus ambiciones de hacer carrera, a mediados de la década de 1850 empezó a pesarle la "estrechez provincial" de su lugar de residencia, Düsseldorf. En mayo de 1855, pidió al presidente de la Policía de Berlín autorización para trasladarse a Berlín[6]. Ese mismo mes, escribió su "informe de un informante sobre sí mismo", para ser entregado al presidente de la policía de Berlín, Hinkeldey (no está claro si realmente fue depositado en sus manos o si debía entregársele). Gustav Mayer informó de la “perversa, retorcida, sofisticada, taimada y vil astucia empleada en ella”, para persuadir e impresionar al presidente de la policía sobre su propia relevancia. Lassalle se vanagloriaba de ser enormemente apreciado por los trabajadores de Düsseldorf, "que parecen considerar a Lassalle como su jefe, y que ven injusta para ellos y para sus relaciones con ellos que deje la provincia del Rin; que no rompieron con él, pero como muestra la conversación, amenazaron muy enérgicamente con romper con él". Refiriéndose al paradero de los antiguos editores de la Neue Rheinische Zeitung (entre los que se incluía a Marx) tras la represión de 1848, Lassalle presumía de su conocimiento cercano del lugar de residencia de Marx. En su "Spitzelbericht" (informe de un soplón) escribe: "Me equivoqué al pensar que habían emigrado a América, pero Lassalle me informó que vivían en Londres y él parecía bien informado de sus condiciones de vida". Con el fin de aumentar aún más el interés del jefe de la policía, se jactó: "Por tanto se deduce que Lassalle debe mantener una correspondencia continua e ininterrumpida con estas personas en Londres, al menos con Marx". Sabiendo bien lo interesado que estaba la policía en estar al tanto de las verdaderas relaciones y correspondencia entre Marx y sus compañeros de combate, escribió: "Ya (…) he mencionado que Lassalle debe estar en contacto con Londres, al menos con Marx. Debo añadir que parece probable -como concluí de una declaración- que parece recibir estas cartas con el nombre de un remitente falso".
Para que el cebo al presidente de la policía tuviese aún atractivos adicionales, Lassalle escribió: "La razón principal que lo lleva a esa mudanza es la monotonía de la vida en Düsseldorf que se ha vuelto insoportable para él. Además, tiene cierta tendencia a la diversión y, sobre todo, a las distracciones femeninas, que, pese, a su gran capacidad para el trabajo, también se pone de manifiesto en su temperamento; una tendencia que no logra satisfacer en Düsseldorf, pero que espera expandir en Berlín. Repitió el motivo de su intención de mudarse a Berlín. (...) si no fuera por la influencia de la Condesa, por un lado, y, por otro lado, por la ya descrita gran inclinación hacia el placer y la diversión sensual y la insoportable monotonía de su vida en Düsseldorf, que son el factor decisivo para él…". Se describió a sí mismo como "muy ambicioso y de carácter vanidoso".
Para impresionar a la policía (y a las fuerzas políticas que la respaldan), Lassalle se jactaba: "Puesto que considero que Lassalle es uno de los representantes más destacados intelectualmente y más raramente dotados de energía de toda la democracia, opino que este hombre tan sumamente peligroso no es nunca suficientemente vigilado...". Lassalle añadió otro cebo para la policía: el autor de la carta, es decir, el informante, tenía posibilidades de trabajar como secretario de Lassalle. "Ya cuento en gran medida con su benevolencia. Lo he conseguido, en parte, sabiendo aprovechar su vanidad..." [...] Con algo de tiempo en el cargo de su secretario y me convertiré no sólo en el confidente de sus pensamientos más secretos, sino completamente indispensable para él." Dispuesto a entregar a la policía a quienes se disponían a derrocar al régimen (supuestamente el propio Lassalle y sus amigos), Lassalle terminó así su informe de espía: "No tendría gran dificultad, aprovechando mi posición y mi amistad con Lasalle, en llegar a conocer a todos los demás miembros, más o menos destacados, de la democracia, y en investigar sus actividades desde el principio; en una palabra, pondría así a él y a sus asociados en manos de las autoridades, de tal modo que solo dependería de su propia discreción destruir a estos incorregibles partisanos del derrocamiento cuando lo consideraran conveniente"[7].
Este informe de un espía sobre sí mismo, que sólo se encontró con su herencia tras su muerte, arroja mucha luz sobre sus actividades como aventurero en las filas del movimiento obrero alemán.
Aquí tenemos un primer rasgo de los aventureros políticos. A diferencia de los combatientes sinceros que se unen desinteresadamente a una organización revolucionaria para ayudar a la clase obrera a cumplir su papel histórico, los aventureros se unen a organizaciones revolucionarias para cumplir su propia "misión histórica". Quieren poner el movimiento a su servicio y buscar constantemente reconocimiento con este propósito. El informe del espía Lassalle sobre sí mismo es en realidad un "anuncio publicitario" de sus supuestas excepcionales habilidades. Así pues, las organizaciones proletarias sólo les sirven como trampolín para su carrera, ya sea en el seno de una organización proletaria o en las filas de quienes gobiernan. Convencidos de que sus capacidades son mayores de las que se les ha reconocido, buscan ese reconocimiento tanto del movimiento obrero como de los gobernantes.
Cuando se fundó la ADAV en mayo de 1863, Lassalle consiguió ser coronado presidente durante cinco años, con un poder casi dictatorial sobre las secciones locales. Lassalle insistió a la ADAV en que únicamente formaría parte de ella si se le pedía que asumiera el rol principal. O sea que, en vez de unirse a una lucha colectiva, lo primero que hizo fue reclamar el liderazgo. Este es otro rasgo distintivo frecuente en los aventureros. No sólo aspiran a asumir un papel de liderazgo en una organización, sino que a menudo reivindican directamente la autoridad especial, e incluso si no reciben tales poderes especiales de una autoridad, si buscan disfrutar de una capacidad de actuación arbitraria e independiente. Como si fuese un emperador coronado, Lassalle declaró: "Por lo tanto, estoy en condiciones de satisfacer las exigencias del puesto que me ofrecen y, en general, me declaro dispuesto a corresponder a estas demandas que me hacen, y a asumir el liderazgo del movimiento obrero"[8]. Las ramas locales de la asociación no tenían ningún derecho: sólo ejecutaban las órdenes del presidente.
Esto fue un paso atrás con respecto a la Liga Comunista, que era una organización centralizada, que estableció una autoridad central y autoridades territoriales que aseguraban un funcionamiento mucho más colectivo, y en la que las comunidades locales tenían poder de decisión. En este sentido, Lassalle consiguió dar marcha atrás la rueda de la historia con el "papel de liderazgo" que le fue asignado.
Bebel escribió en su autobiografía: "Lassalle no se contentaba con los aplausos de las masas, sino que daba mucha importancia a tener de su lado a hombres de prestigio e influencia del campo burgués. Y se esforzó mucho por ganárselos" (Bebel, Aus meinem Leben, p. 85)[9].
En el mismo momento en que, por un lado, el aparato de poder en Prusia y otras partes de Alemania había enviado a sus agentes para controlar el movimiento obrero emergente para buscar posibles fuerzas que "cooperaran" en favor de Bismarck; Lassalle por su lado, como muestra inequívocamente el informe del espía, extendía sus redes.
Dos semanas antes de la fundación de la ADAV, el 23 de mayo de 1863, Lassalle inició una correspondencia con Bismarck. Éste, que pretendía unir Alemania "con sangre y hierro", invitó a Lassalle a tener conversaciones. Tuvieron lugar cuatro charlas en las que Lassalle no sólo trató de asesorar a Bismarck, sino que también hizo sugerencias concretas para un enfoque común.
Lassalle dijo a Bismarck, mano derecha del rey, que la clase obrera "instintivamente se siente inclinada a la dictadura". (Gustav Mayer, Bismarck und Lassalle p. 60), Los trabajadores reconocerían a la monarquía como un "instrumento natural de la dictadura social", si la monarquía cambiase de "realeza en provecho de las clases privilegiadas a una realeza popular social y revolucionaria". Según Lassalle, la monarquía prusiana podría convertirse en una realeza social - este fue el tema de la primera conversación con Bismarck. En otra conversación se habló del sufragio universal y de las campañas contra las facciones de la burguesía hostiles a Bismarck. Puesto que la policía de Düsseldorf había tomado medidas contra los escritos de Lassalle, durante la tercera reunión, el 23 de octubre de 1863, Bismarck ofreció a Lassalle poner sus obras bajo su protección. Para ello, Bismarck quiso dirigir una circular a los fiscales prohibiendo la confiscación de las obras de Lassalle. Éste respondió a Bismarck que estaba en contra de su oferta. Pensaba que las medidas represivas contra él reforzarían su credibilidad, mientras que, si sus escritos se salvaban de la represión, su credibilidad disminuiría. Durante esta tercera discusión, también se habló de la posibilidad y la necesidad de un bloque electoral entre los conservadores y la ADAV. El 12 de enero de 1864, Lassalle ofreció para la siguiente reunión una cooperación política directa en la reforma de la ley electoral, para lo cual Lassalle quería formular un borrador. El propio Lassalle reconoció a Bismarck que temía la revolución, este "camino sombrío y siniestro". Y para evitarlo, propuso a Bismarck que, para eludir un choque revolucionario, introdujera inmediatamente el sufragio universal. Y puesto que, según pensaba Lassalle, la burguesía alemana era incapaz de hacer la revolución, sería el partido de los trabajadores quien tendría que dar el impulso, y Bismarck tenía que instar al rey a llevar a cabo este cambio. Finalmente, Lassalle ofreció apoyo a Prusia en la guerra contra Dinamarca (incluyendo la anexión de Schleswig-Holstein) si Bismarck cambiaba la ley electoral.
Cuando Wilhelm Liebknecht quiso alertar a Lassalle respecto a Bismarck, Lassalle le dijo: "Bah, yo como cerezas con Herr von Bismarck, pero él recibe las piedras" (cf. Bebel, Aus Meinem Leben, p. 75). Posteriormente, cuando Bebel preguntó a Bismarck en el Reichstag - en la época de la Ley Anti-Socialista en septiembre de 1878 - sobre sus contactos con Lassalle, Bismarck le respondió en el parlamento: "Que Lassalle le había atraído extraordinariamente, había sido una de las personas más ingeniosas y amables con las que había estado en contacto. Que tampoco era republicano: la idea a la que aspiraba era la del imperio alemán. Y que en esto tenían coincidencias/acuerdos. Lassalle había sido muy ambicioso" https://www.spiegel.de/kultur/literatur/ [2], Bebel, Aus Meinem Leben, p. 76 ").
Lassalle confesó, más tarde, a Helene von Dönniges, tal y cómo ésta le reveló a Bebel en una conversación, que tanto Bismarck como Lassalle se consideraban a sí mismos demasiado listos para engañarse el uno al otro[10].
Lassalle escribió también sobre sus encuentros con los líderes del movimiento nacional italiano tras su viaje a Italia, declarando, rayando en la megalomanía, que había sido él quien “había impedido la intervención de Prusia gracias a su ‘panfleto sobre la guerra italiana’ y que, de hecho, había sido él quien guiado ‘la historia de los últimos tres años’" (ver más adelante). En este sentido, un aventurero no es lo mismo que un agente de policía o un soplón, que vende su información. Los aventureros no han de ser corruptos para servir a un régimen. Para ellos, el ansia de fama y de reconocimiento, es decir factores psicológicos, son algo más fuertes que las meras compensaciones materiales.
Tras ser elegido presidente de la ADAV en mayo de 1863, se dedicó a menudo a presentar el programa de la ADAV de forma diferente en función de con quién estaba tratando. Esta duplicidad es característica también de los aventureros que rehúyen "mostrar sus cartas” y confrontarse a cara descubierta. Mientras que Marx y Engels, por ejemplo, escribieron muchas polémicas, Lassalle evitó el debate por sí mismo y apareció con diferentes vestimentas ante diferentes audiencias.
Lassalle carecía de una verdadera fe en la fuerza (aún incipiente) de la clase obrera, y en cambio pretendía ganarse para la ADAV a más personalidades de la clase dominante que en su opinión eran quienes estaban llamados a liberar de sus cadenas a la clase obrera. Así, Lassalle intentó reclutar a Johann Karl Rodbertus, un representante del llamado socialismo de estado. Rodbertus argumentó que "los partidarios de la cuestión social", es decir, los conservadores y la burguesía, también podían unirse a la asociación. Lassalle escribió a Rodbertus: "Cuanto más buenos burgueses se sumen a la asociación, mejor será". (F. Lassalle Nachgelassene Briefe und Schriften, volumen 6, Berlín 1925, p. 358).
Y puesto que no le interesaba tanto la liberación de la clase obrera como la promoción del movimiento democrático general, también abogó por la inclusión de liberales y conservadores en la ADAV. Por ello actuó en contra del desarrollo de un partido político independiente de trabajadores. Al mismo tiempo las puertas de la ADAV se abrían a quienquiera que desearse hacerse inmediatamente miembro de la asociación. Ello supuso un aflujo de numeroso personal proveniente de la burguesía y la pequeña burguesía. También esto representó un paso atrás respecto a la Liga Comunista que basaba la pertenencia en la defensa de los principios organizativos consagrados en sus estatutos.
Lassalle se pronunció a favor de que "el Estado os provea [a los trabajadores] de capital a través de operaciones de crédito, para que podáis entrar en una competencia libre e igualitaria con el capital". Lassalle no sólo no aspiraba a la destrucción del estado prusiano, ¡sino que esperaba la intervención socialista del estado prusiano! Suscito expectativas de que con la ayuda del ese estado podría convertirse pacíficamente en socialista[11].
Según Lassalle, los trabajadores en la sociedad capitalista no pueden recibir un salario mayor que exceda el mínimo necesario para mantener sus fuerzas físicas. Sobre esta base, se opuso al desarrollo de las luchas obreras por reivindicaciones, rechazó las huelgas y se declaró contrario a las federaciones sindicales. En resumen, el ADAV habría de ser una secta.
En cambio, los trabajadores deberían elevarse al estatus de empresarios. El Estado tendría que prestarles dinero, y poner en marcha y financiar cooperativas de consumo.
Aunque Lassalle afirmó que conocía el Manifiesto Comunista al dedillo, lo cierto es que nunca fue marxista. Y aunque conocía a Marx y luego a Engels desde 1848, y mantuvo correspondencia con ellos una y otra vez, y Marx incluso pasó unos días en su apartamento de Berlín en 1862, la verdad es que Marx y Engels chocaron en seguida con Lassalle. La razón: profundas divergencias políticas (por ejemplo, sobre la cuestión del apoyo a Prusia, sobre la petición de la introducción del derecho de voto, y muchas más), así como su comportamiento. Marx escribió en una carta a Engels el 30 de julio de 1862, después de que Lassalle lo visitara a él y a su familia en Londres: "La estancia en Zurich (con Rüstow, Herwegh, etc.) y el posterior viaje a Italia, luego su "Herr Julian Schmidt", etc., le han trastornado la cabeza completamente. Ahora no sólo es el más grande erudito, el más profundo pensador, el más brillante investigador, etc., sino también Don Juan y el revolucionario cardenal Richelieu. (...) En secreto nos contó a mi esposa y a mí que había aconsejado a Garibaldi que no hiciera de Roma el blanco del ataque, sino que fuera a Nápoles, que se declarara dictador (sin perjuicio a Víctor Manuel), que llamara al Ejército Popular para hacer campaña contra Austria. (...) Como palanca de acción: la influencia política de Lassalle o su pluma en Berlín. Y Rüstow a la cabeza de un cuerpo de guerrilleros alemanes, incluido Garibaldi. Bonaparte, sin embargo, quedó anonadado por este brillante plan de Lassalle. Ahora también había estado con Mazzini que también ‘aprobó y admiró’ su plan. Se presentó ante estas personas como un ’representante de la clase obrera revolucionaria alemana’, y les transmitió (¡literalmente!) que había sido él (itzig) ‘quien impidió la intervención de Prusia gracias a su panfleto sobre la guerra italiana, y que, de hecho, ‘había guiado la historia de los últimos tres años’. L[assalle] estaba muy enojado conmigo y con mi esposa porque nos burlábamos de sus planes, le llamábamos ‘bonapartista ilustrado', etc. Chilló, se exasperó y saltó y finalmente se convenció de que yo era demasiado `abstracto' para entender la política."[12]
Estas descripciones de Marx sobre el personaje, el retrato de su megalomanía y del conjunto de su comportamiento, muestran la indignación de Marx con Lassalle. Y eso que cuando Marx y Engels compartieron sus valoraciones sobre el comportamiento de Lassalle, aún no sabían nada de sus contactos y su alianza con Bismarck. La esposa de Marx, Jenny, escribió sobre Lassalle después de que éste visitara su casa en 1861. También ridiculizó su forma de presentarse: “Casi se sentía abrumado por el peso de la fama lograda como erudito, pensador, poeta y político. La corona de laurel fresco todavía descansaba sobre su olímpica frente y su ambrosiano peinado o más bien su ensortijada chevelure des nègres. Acababa de terminar victoriosamente la campaña italiana - un nuevo golpe político desencadenado por ese gran hombre de acción. Poderosas pugnas tenían lugar en su alma. Aún no se había adentrado en algunos campos de la ciencia. Aún quedaba la egiptología, que no ha sido apenas desarrollada. ¿debería deslumbrar al mundo como o debería mostrar mi universalidad como hombre de acción, como político, como combatiente, como soldado" (Jenny Marx, Kurze Umrisse eines bewegten Lebens, - Breve esbozo de una vida agitada, 1865).
Lo que Marx pensaba de las posiciones programáticas de Lassalle y de su aparición también queda claro en una carta que envió a Engels el 9 de abril de 1863: "Por otro lado, anteayer me envió su 'Carta Abierta de Respuesta' al Comité Central de Trabajadores para el Congreso de Trabajadores de Leipzig. Se comportó – alardeando con proclamas que en realidad estaban copiadas de nuestros escritos – enteramente como un futuro dictador obrero". (MEW, vol. 30, p. 340) Ya Marx había reconocido, en una carta a Engels el 28 de enero de 1863, que el famoso "Programa Obrero" era sólo una mala vulgarización del Manifiesto Comunista.
Cuando Marx y Engels ya estuvieron al corriente de las negociaciones entre Lassalle y Bismarck, Marx escribió a Engels: "Por cierto, como ahora sabemos (algo que no conocíamos de esta manera) que Itzig [Lassalle] quería `ofrecer' el Partido de los Trabajadores a Bismarck para darse a conocer como el 'Richelieu del Proletariado'... ahora tampoco mostraré ninguna moderación al indicar claramente en el prefacio de mi libro que es simplemente un loro de repetición y un plagiario" (Marx a Engels en Manchester[Londres] 30 de enero, 1865). En este prefacio a la primera edición de Das Kapital, Marx consideró necesario señalar el método de Lassalle consistía en “tomar prestadas" las ideas de los escritos de Marx, sin citar la fuente.... (Das Capital, MEW, Vol. 23, p. 11)[13].
Ya entonces consideraban los discursos y escritos de Lassalle como "muy repugnantes y monárquicos". (Marx a Engels, 24 de noviembre de 1864, MEW 31, p. 30)
Marx escribió a Kugelmann: “Estimado amigo: He recibido ayer su carta, que me ha interesado vivamente, y respondo a sus diferentes puntos. Ante todo, permítame explicarle en breve mi actitud hacia Lassalle. Durante su agitación, nuestras relaciones fueron suspendidas: 1) a causa de sus impertinentes fanfarronadas, unidas al más desvergonzado plagio de obras mías y de otros autores; 2) porque yo condené su táctica política; 3) porque aquí en Londres, le expliqué y "demostré" con todo detalle, antes de que iniciase su agitación, que era un absurdo creer que el Estado prusiano podía ejercer una acción socialista directa”[14].
(...) "Pero en cuanto se convenció en Londres (a fines de 1862) de que conmigo no lograría hacer su juego, resolvió actuar como «dictador obrero» contra mí y contra el viejo partido”.
Y Engels escribió el 11 de junio de 1863 (tres días antes de la fundación de la ADAV) "El tipo trabaja ahora puramente al servicio de Bismarck...". (MEW vol. 30, p. 354).
La verdad es que Lassalle se dedicó a poner trabas a la difusión de las posiciones de Marx y Engels entre los trabajadores en Alemania e intentó aislarlos de la clase obrera allí. Mientras él se presentaba como el auténtico “educador” de los obreros alemanes, trataba de retrasar y obstaculizar la publicación y distribución de textos de Marx y Engels, entre otras cosas para difundir sus propias posiciones, que a menudo se apartaban de las de Marx y Engels, o se oponían diametralmente a ellas. Pero también Lassalle publicó textos que a menudo no eran más que un plagio de los artículos de Marx y Engels, sin citar, sin embargo, las fuentes. Marx escribió un artículo específicamente para este propósito llamado "Plagio"[15].
Lassalle se presentaba como “verdaderamente conocedor” de las condiciones en Alemania, a diferencia de Marx y Engels que vivían en el extranjero y carecían de la necesaria información.
En sus cartas a Marx, Lassalle defendió al agente de Bonaparte, Karl Vogt. Aconsejó a Marx que no emprendiera acciones públicas contra Vogt, que no "aireara" este asunto, porque esto sería mal recibido por el "público" alemán. Marx que había pasado todo un año en 1860 escribiendo una respuesta al libro de Karl Vogt: Mein Prozess gegen die Allgemeine Zeitung en el que denigraban las actuaciones políticas de Marx y sus camaradas, le respondió: "Escribiré un folleto tan pronto como tenga su texto calumniador (el de Karl Vogt). Pero, al mismo tiempo, explique en el prefacio que me importa una mierda el juicio de su público alemán”. (Marx a Lassalle, 30 de enero de 1860, MEW 30, p. 438).
Cuando se publicó este trabajo de Marx: Herr Vogt[16], Lassalle no hizo nada para promover su difusión en Alemania. La prensa burguesa estaba ansiosa por silenciar los escritos de Marx, y por su parte el presidente de la ADAV saboteó la lucha de Marx para defenderse.
A finales de 1863 y principios de 1864, ya aparecía una resistencia en contra de las posiciones de Lassalle, especialmente contra su postura a favor de la monarquía en Prusia. El 11 de abril de 1864, cuando abogó abiertamente por apoyar la monarquía. Wilhelm Liebknecht, que se había mudado a Berlín en julio de 1862 desde su exilio en Londres, fue uno de los primeros en enfrentarse enérgicamente a Lassalle. Marx había avisado a Liebknecht para no aparecer públicamente junto a Lassalle y le desaconsejó mantener estrechas relaciones con él. A lo que Liebknecht respondió: "En el Arbeiterverein de Lassalle [ADAV] algo está fermentando. Si Lassalle no renuncia a la 'actitud dictatorial' y al coqueteo con la reacción, habrá un escándalo". En esa misma carta Liebknecht señala: "(...) Se dedica a un juego tan intrincado que pronto ya no podrá encontrar una salida".
Junto con otros como Julius Vahlteich, el secretario de la ADAV, intentaron liberar a la ADAV de las garras de su dictatorial presidente. Cuando Lassalle se percató de esta resistencia y sintió que pronto tendría que responder ante la organización y, por lo tanto, exponerse a quedar descubierto, se dispuso a encontrar una forma de abandonar el movimiento obrero. Sus últimas cartas dejan claro esa búsqueda de una "salida". Pero la muerte repentina de Lassalle puso fin inesperadamente a sus actividades.
El 31 de agosto de 1864 tras resultar gravemente herido en un duelo por una mujer, murió tres días después[17]. Antes de su muerte, Lassalle había escrito un testamento como presidente de la ADAV, en el que nombraba a Bernhard Becker como su sucesor en el cargo de presidente. Este último, con la ayuda de la condesa Hatzfeldt, puso en marcha todos los medios para hacerse con este puesto, para lo que pronto empezó a difundir los insultos más infames sobre "el Partido de Marx".
Para preservar la existencia sectaria de la ADAV, el sucesor Becker se opuso a la afiliación a la Primera Internacional que entretanto había sido fundada en Londres el 28 de septiembre de 1864, apenas un mes después de la muerte de Lassalle.
No podemos entrar aquí a analizar el significado de la formación de la Primera Internacional. Pero sí hay que señalar que, si ésta fue un enorme paso adelante para todo el movimiento obrero, las fuerzas en torno a Lassalle no contribuyeron en absoluto a la participación de los trabajadores en Alemania en su formación, ni situaron su trabajo en la perspectiva de la Primera Internacional.
Lassalle se aseguró una fuente de ingresos a través de la Condesa gracias al entonces “novedoso” éxito en el juicio como abogado, pero al mismo tiempo se convirtió en dependiente de la Condesa. Por lo tanto, aunque ya no tenía que ganarse la vida como abogado, disfrutó de un estatus privilegiado muy particular. Esta situación verdaderamente parasitaria le hacía aparentar una "independencia" respecto a los representantes de la clase dominante con los que interactuaba. Lassalle jamás experimentó personalmente lo que es vivir de un salario o lo que significan las dificultades materiales.
"Ahora era para nosotros un amigo muy inseguro, en el futuro será un enemigo bastante seguro " (carta de Engels a Marx, 4 de septiembre de 1864, MEW vol. 30, p. 429).
En su "obituario" de Lassalle, Engels escribió "El valeroso Lassalle se convierte poco a poco en un vulgar villano. Nunca hemos juzgado a las personas por lo que imaginaban ser, sino por lo que eran, y no veo por qué deberíamos hacer una excepción con Itzig [Lassalle]. Desde un punto de vista subjetivo, su vanidad puede haberle parecido una estrategia plausible, pero objetivamente es una traición de todo el movimiento obrero a los prusianos. El estúpido no parece haber exigido nada a cambio de Bismarck, nada específico, y mucho menos garantías. Parece que sólo se limitaba a tratar de engañar a Bismarck, al igual que sólo aspiraba a disparar a Racowitza. Típico del barón Itzig[Lassalle]. Por cierto, no tardará mucho en llegar el momento en que no sólo será deseable, sino necesario, dar publicidad a todo esto. Esto únicamente puede sernos útil si el asunto con la ADAV y el periódico en Alemania continúa. Entonces todo su legado deberá ser rápidamente desechado. Mientras tanto, el proletariado en Alemania pronto verá lo que vale Bismarck" (marxwirklichstudieren.files.wordpress.com/2012/11/mew; MEW vol. 31, p. 45).
Lassalle fue un aventurero, que mientras vivió fue reconocido como tal por unos pocos y aún de forma fragmentaria. Como acabamos de ver incluso Marx, Engels, Bebel y Liebknecht, que llegaron a conocerlo mejor, carecían de una visión completa de él.
También el caso de Lassalle muestra que durante ese período existieron serias diferencias en las filas de los revolucionarios en cuanto a la valoración de esos personajes. Porque décadas más tarde, incluso pensadores políticos tan importantes como Rosa Luxemburgo o Franz Mehring, cometerían errores de apreciación sobre Lasalle mucho más evidentes Lassalle.
Por ejemplo, en 1913, 50 años después de la fundación de la ADAV, Rosa Luxemburgo escribió un elogio desencaminado y trivial sobre Lassalle: "Lassalle cometió errores en sus tácticas de lucha, ciertamente. Sin embargo, para los estudiosillos de la investigación histórica resulta agradablemente fácil encontrar errores en una obra de toda una vida. Para la evaluación de una personalidad como la suya, es mucho más importante reconocer la causa real, la fuente particular de la que surgieron sus errores, así como sus méritos. Lassalle a menudo pecó por su tendencia a jugar a la "diplomacia", a engañar con ideas, como hizo en sus negociaciones con Bismarck sobre la implementación del sufragio universal, así como en sus planes para asociaciones de producción basadas en el crédito estatal. En sus luchas políticas con la sociedad burguesa, así como en sus luchas con el poder judicial prusiano, le gustaba descender al nivel de su oponente, haciéndole concesiones a sus planteamientos, viéndose a sí mismo como un audaz acróbata: como escribió Johann Philipp Becker, a menudo se aventuraba a dar un salto hacia el borde más extremo del abismo, lo que distingue una táctica revolucionaria de un pacto con la reacción.
Pero la causa que lo llevó a dar estos audaces saltos no fue la inseguridad interna, la duda íntima sobre la fuerza y factibilidad de la causa revolucionaria que él representaba, sino, por el contrario, un exceso de confianza en sí mismo en el poder indomable de esa causa. Lassalle a veces se adentró en el terreno de su oponente en la lucha sin pretender abandonar ninguno de sus objetivos revolucionarios, sino en el engaño de una personalidad poderosa. Creía que era capaz de luchar por sus objetivos revolucionarios tanto en su propio terreno como cuando el terreno se hundía en los pies del oponente. Si Lassalle, por ejemplo, postuló su idea de las asociaciones de producción basadas en el crédito estatal en una ficción ahistórica e idealista del Estado, el gran peligro de esta ficción radicaba en el hecho de que en realidad estaba simplemente idealizando el patético Estado prusiano. Pero lo que Lassalle, en base a su ficción, quería exigir e imponer a este estado en términos de tareas y deberes de la clase obrera, eso no solo habría sacudido el miserable cuartel del estado prusiano, sino el estado burgués como tal"[18].
Consideremos la opinión de Luxemburgo de que Lassalle era un "audaz acróbata" que " a menudo se aventuraba a dar un salto hacia el borde más extremo del abismo, lo que distingue una táctica revolucionaria de un pacto con la reacción”. Pero, en realidad, la experiencia demuestra lo contrario: que las declaraciones políticas correctas que un aventurero político puede hacer en un momento dado no modifican su carácter ni su contribución en general. No menos desencaminada engañosa fue la valoración realizada por Franz Mehring, probablemente el historiador más famoso del partido y durante mucho tiempo alguien que estuvo junto a Rosa Luxemburgo. Desde su punto de vista, Lassalle fue un revolucionario y como tal “al mismo nivel” que Marx (Mehring, Carlos Marx: historia de su vida, p. 318 de la edición en alemán). Según Mehring, Lassalle fue alguien "a quien la historia de la socialdemocracia alemana situará junto a él [Marx] y Engels". (Mehring p. 320 ídem). Los escritos de agitación de Lassalle "dieron renovada vitalidad a cientos de miles de trabajadores alemanes" (ibid. p. 314). Según Mehring, Marx "nunca superó completamente sus prejuicios" contra Lassalle. Mehring lamentó que Marx "juzgara más amarga e injustamente a Lassalle cuando éste murió, que cuando vivía". (ibíd. pág. 319, 320)
Debido a circunstancias históricas, Lassalle nunca fue desenmascarado completamente mientras vivió. Como ya hemos visto, Marx y Engels rompieron con él por cuestiones programáticas y por su comportamiento alrededor de 1861/62, pero no tuvieron conocimiento de la naturaleza de sus vínculos con Bismarck. Su repentina muerte aumentó las dificultades para comprender y exponer todo el alcance de su personalidad.
Tras la muerte de Lassalle en 1864, Jean Baptist von Schweitzer resultó elegido presidente de la ADAV en 1867 a la edad de 34 años.
Para comprender el carácter Schweitzer, citaremos ampliamente a August Bebel:
"J.B. von Schweitzer es una de las principales personalidades que, tras la muerte de Lassalle, asumió posteriormente la dirección de la asociación que éste fundó. Con Schweitzer la asociación obtuvo un líder que poseía en alto grado muchas de las cualidades que eran muy valiosas en su puesto. Tenía la formación teórica necesaria, una amplia visión política y una mente fría. Como periodista y como agitador, poseía la capacidad de aclarar las cuestiones más difíciles para el trabajador más sencillo; sabía cómo fascinar y enardecer a las masas como pocos. En su trabajo como periodista publicó una serie de artículos de divulgación científica en su revista Social Democrat, que figuran entre los mejores que tiene la literatura socialista. (...) Comprendía rápidamente una situación dada y sabía cómo explotarla. Finalmente, también era un orador capaz y preparado que impresionaba a las masas y a sus oponentes.
Pero junto a estas cualidades positivas, en parte brillantes, Schweitzer poseía una serie de vicios que lo hacían peligroso como líder de un partido obrero que se encontraba en las primeras etapas de su desarrollo. Para él, el movimiento al que se unió después de varios bandazos no era un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un fin. Se unió al movimiento cuando comprobó que no había futuro para él en la burguesía, que, para él, que pronto se convirtió en un desclasado dada su forma de vida, la única esperanza residía en desempeñar un papel en el movimiento obrero, al que su ambición y, por así decirlo, sus capacidades, lo predestinaban. Pero tampoco aspiraba simplemente al rol de líder del movimiento, sino a gobernarlo, a explotarlo para sus propósitos egoístas. Educado durante varios años en un instituto dirigido por los jesuitas en Aschaffenburg, se encaminó más tarde al estudio de la jurisprudencia, obtuvo las herramientas intelectuales de la casuística jesuita y de la demagogia legal que, por naturaleza, eran astutas y devotas. Era un político que buscaba, sin escrúpulo alguno, lograr sus propósitos, satisfacer su ambición a toda costa, y también satisfacer sus necesidades de 'bon viveur', que requería unos medios materiales que él no poseía” adecuados, algo que no poseía" (August Bebel, Aus Meinem Leben, 2ª Parte, p. 223).
Cuando Schweitzer resultó elegido presidente del Arbeiterbildungsverein (Club de Educación para los Obreros) de Fráncfort, en noviembre de 1861, incluso antes de la fundación de la ADAV, no sólo era conocido localmente por ser el presidente del Schützenverein (club de tiro) y del Turnclub (club de gimnasia), sino que también había establecido sus primeras relaciones con la nobleza local. En el verano de 1862 fue acusado de malversar fondos de la Schützenverein, así como de haber mantenido una relación pedófila con un niño de 12 años en un parque. Fue condenado a dos semanas de prisión por el delito cometido contra el niño y por "escándalo público".
Aunque el niño nunca apareció y a pesar de que Schweitzer negó todo el asunto, la recriminación de abuso de menores siempre pendió sobre él. Nunca negó la malversación del dinero del Schützenverein.
Sin embargo, Lassalle lo protegió y lo aceptó en el ADAV y lo nombró miembro de la junta directiva.
Bebel escribió más tarde sobre el comportamiento de Schweitzer y su promoción por Lassalle: "Rápidamente comprendió que aquí había una oportunidad para su futuro que correspondía a su ambición, lo que se le negaba en el mundo burgués dados los eventos descritos anteriormente [abuso infantil y malversación de dinero - CCI]. En estos círculos se le consideraba como una persona a la que había que mostrar la puerta.” (Bebel, Aus Meinem Leben, p. 232)
Siguiendo los pasos de Lassalle, Schweitzer se esforzó desde el principio por relacionarse con los círculos gobernantes, en particular con Bismarck y su entorno, a través del consejero privado de éste, Hermann Wagener[19].
Al igual que Lassalle, Schweitzer también ofreció apoyo político al Bismarck. Cuán consciente era Hatzfeldt de esos esfuerzos de Schweitzer, lo demuestra una declaración de Bebel en su autobiografía: "La condesa Hatzfeldt, que consideraba que la política de Schweitzer en apoyo de Bismarck no había ido lo suficientemente lejos, trató de justificar esta política a finales de 1864 en una carta a la Señora Herwegh, en el que escribió: ‘Hay un abismo formal entre estas dos cosas: venderse a un adversario, trabajar para él, ya sea de manera oculta o al descubierto; o saber captar el momento como un gran político, sacar partido de los errores del adversario, permitir que el enemigo sea abatido por el otro, instarlo a seguir una trayectoria decadente y aprovechar la situación favorable, sin importar quién lo haya provocado. Aquellos que sólo tienen convicciones honestas, los que siempre se basan únicamente en una visión ideal de las cosas venideras, quienes viven flotando en el aire, pueden ser considerados privadamente como gente bastante buena, pero son completamente incapaces de ser útiles para algo, para acciones que realmente influyen en los acontecimientos; en resumen, sólo pueden formar parte de una gran masa que sigue al líder que es quien sabe". (Bebel, ibid. p. 251)
Aquí se aprecia el punto de vista tan frecuente en los aventureros: las masas son estúpidas y deben ser dirigidas, necesitan una cabeza pensante que pueda actuar eficazmente sobre el oponente. El aventurero es el "elegido, el que ha sido llamado". Y una parte de este comportamiento consiste en hablar con dos lenguas. Como escribió Bebel: "La forma en que Schweitzer supo adular a las masas, aunque por dentro las despreciaba. Nunca vi nada igual"[20].
Puesto que Schweitzer decía que "Su Majestad, nuestro rey más venerado, es amigo de los trabajadores" y que el principal enemigo de la ADAV es el "partido burgués liberal", argumentaba que "la lucha del partido socialdemócrata debía dirigirse en primer lugar contra ellos. Pero si defendéis este punto de vista, caballeros, entonces tendríais que preguntaros: ¿Por qué habría Lassalle de recurrir a Bismarck?” (Bebel, Aus meinem Leben, p. 233, 247). Y Bebel continúa: “Schweitzer sabía que la visión que predicaba era fundamentalmente reaccionaria, una traición a los intereses de los trabajadores, pero la propagó porque creía que promovería su ascenso (...).
Resultaba tan evidente que Bismarck y los feudales aceptaron gustosamente esta ayuda de la extrema izquierda y posiblemente apoyaron al defensor de tal punto de vista" (Bebel, Aus Meinem Leben, p. 233). (...) "Los intentos de hacer la Asociación General Alemana de Trabajadores atractiva para la política en pro de una gran Prusia de Bismarck, se llevaron a cabo desde el principio y luego de forma permanente. Me tocará a mí demostrar que Schweitzer sirvió conscientemente a estas iniciativas de Bismarck" (Bebel, p. 227). Los esfuerzos para satisfacer las ambiciones personales a través de relaciones directas o indirectas con quienes gobiernan resultaron a menudo acompañados de flaquezas o engañifas programáticas, como puede verse en la cuestión de la ley electoral (ver, por ejemplo, el artículo de Schweitzer "The Ministry of Bismarck and the Government of the Central and Small States"). Engels escribió más tarde: "En ese momento, se intentó que la Allgemeine Deutsche Arbeiterverein -en aquel entonces la única asociación organizada de trabajadores socialdemócratas en Alemania- quedara bajo la protección del Ministerio Bismarck, dando a los trabajadores la posibilidad de que el gobierno les concediera el sufragio universal. El 'derecho universal, igual y directo al voto' había sido predicado por Lassalle como el único e infalible medio para la conquista del poder político por la clase obrera”.
En aquel momento, Engels escribió dos importantes textos programáticos, "La cuestión militar prusiana y el Partido Obrero alemán", así como una respuesta a J.B. Schweitzer a propósito del “Sobre P.-J. Proudhon". Como comentó Engels, "este artículo trataba sobre Proudhon, pero en realidad también debería ser visto como una respuesta al lassalleanismo mismo" (MEW 15, p. 25).
Schweitzer reaccionó entonces a las críticas a su posición sobre Prusia: puesto que Marx y Engels vivían en Inglaterra y no en Alemania, carecían de “conocimientos suficientes”. Sólo si se tiene una visión "local/nacional" se puede juzgar correctamente "Ya que se trata de cuestiones prácticas relativas a tácticas inmediatas, si se pretende juzgarlas uno debe estar en el centro del movimiento". En el periódico Social Democrat del 15 de diciembre de 1864 apareció un artículo titulado “Nuestro programa", en el que se defendía este punto de vista nacional: "No queremos una patria impotente y desgarrada, impotente hacia el exterior y llena de arbitrariedades en su interior, sino una todo poderosa Alemania, el único Estado popular libre" (Bebel, ibíd., p. 232). Una visión nacional tan fuerte se ponía de manifiesto en un momento en que la Primera Internacional buscaba enfatizar la importancia del internacionalismo para toda la clase obrera mundial.
El 15 de diciembre de 1865 Schweitzer publicó un artículo en la revista Social Democrat en el que alababa los "méritos" de Lassalle, como si no hubiera habido ningún movimiento obrero antes que él. En respuesta, Marx envió el mencionado artículo sobre Proudhon para fomentar "casi clandestinamente" la reflexión crítica sobre el papel de Lassalle. Junto a la glorificación de Lassalle, el Social Democrat dirigido por Schweitzer pretendía incrementar aún más el apoyo de Bismarck[21]. En consecuencia, Marx y Engels renunciaron a su colaboración con el Social Democrat desde el 23 de febrero de 1865, después de lo cual Schweitzer siguió falsificando las posiciones de Marx y Engels[22].
En el seno de la ADAV, la oposición empezó a polemizar contra las "disposiciones organizativas dictatoriales de los Estatutos de la Asociación, en la que el propio trabajo de Lassalle, así como la organización se rodeaba de un aura de gloria. El culto a Lassalle fue entonces sistemáticamente promovido y todos aquellos que osaban tener diferentes puntos de vista discrepantes fueron tildados de profanadores de lo más sagrado" (Bebel, Aus meinem Leben, p. 246). Y Bebel añadió: "Y Schweitzer apoyó estas estúpidas visiones que finalmente se convirtieron en una especie de creencia religiosa. (....) A lo largo de los años, el tema "Cristo y Lasalle" fue incluido en el orden del día de numerosas asambleas populares" (ibid., p. 246).
Al igual que Lassalle, Schweitzer dependía esencialmente de fuentes de financiación dudosas. Nunca explicó de dónde procedían los fondos para la producción y distribución del periódico Social Democrat, después de que surgiera la sospecha de que estaba recibiendo fondos de fuentes gubernamentales. La mera sospecha de que dependía de fondos del gobierno, que eso le podría hacer objeto de chantajes o corromperle directamente, debería haber sido respondida por Schweitzer. En vez de eso, dejó esta acusación colgando en el aire[23].
Tampoco hizo nada cuando se supo que un informante del policía llamado Preuß estaba activo en la organización y estaba en contacto con su superior de policía, con el que el propio Schweitzer mantenía contactos.
Se podría argumentar: ¿no son las sentencias de prisión o las acciones represivas contra los aventureros, pruebas de su "inocencia"?
En noviembre de 1865 Schweitzer fue condenado a un año de cárcel por insultos a Su Majestad y difamación de órdenes oficiales, con privación de sus derechos de honor.
"Se ha afirmado que las diversas sentencias de prisión prueban que las acusaciones de que Schweitzer era el agente de Bismarck serían falsas. Este punto de vista es bastante erróneo. Las relaciones que un gobierno tiene con sus agentes políticos no vinculan a los fiscales y jueces. Una condena temporal de un agente político por actos de oposición también resulta adecuada para eliminar la desconfianza hacia la persona afectada y reforzar la confianza en ella. Es bien sabido que al mismo tiempo que Lassalle y Bismarck tenían horas de conversaciones políticas como si fuesen "amistosos vecinos", los tribunales de Berlín no dudaron en condenarlo a una serie de duras penas de prisión, a pesar de que eran ampliamente conocidos en aquel momento cómo se relacionaban Bismarck y Lassalle" (Bebel, ibíd., p. 253).
Mientras que la policía de Berlín aterrorizaba a los sospechosos durante sus redadas de madrugada, mediante registros domiciliarios entre otras cosas, "Schweitzer [...] nunca tuvo que quejarse de tales medidas u otras similares. Entró a la cárcel y salió de ella como si hubiera estado en un hotel" (Bebel, p. 297). De hecho, Schweitzer fue repetidamente liberado de la prisión pudiendo entrar y salir de ella para continuar con sus actividades, en contraste con otros miembros de la ADAV que languidecieron allí.
De hecho, la estrecha aliada de Lassalle, Hatzfeldt, llegó incluso a denunciar a Liebknecht a la policía cuando se encontraba ilegalmente en Berlín en 1865, tras lo cual fue expulsado de la ciudad[24].
En la primavera de 1869, se formó una resistencia dentro de la ADAV contra los poderes dictatoriales de Schweitzer.
Al principio contra su estilo de vida derrochador: "Schweitzer fue uno de esos personajes que siempre gastan al menos el doble de lo que ganan, cuyo eslogan es: mis necesidades no tienen que depender de mis ingresos, sino que los ingresos tienen que depender de mis necesidades, lo que requiere que luego sin escrúpulos se lleven el dinero donde lo encuentren. En 1862 Schweitzer se había llevado 2.600 táleros de la Schützenfestkasse, pero más tarde, cuando ya fue presidente de la Allgemeine Deutscher Arbeiterverein, y como tal disponía del dinero, malversó los centavos recolectados por trabajadores mal pagados, para satisfacer sus caprichos. No se trataba de grandes sumas debido al escaso contenido de la caja. Se le acusó de esta mala gestión y también se demostró en varias reuniones generales de la ADAV, y Bracke, que durante muchos años fue el tesorero de la asociación, y que tenía que entregar el dinero por orden de Schweitzer, lo acusó públicamente de estas infames actividades, sin que Schweitzer se atreviera a pronunciar una sola palabra en su defensa. En todo caso cualquiera que sea capaz de hacer algo así también sería capaz de venderse políticamente, lo que podría ser el único negocio mínimamente lucrativo para él. Nadie puede probar cuánto se le pagó, pues esas transacciones no se concluyen a la vista de todos" (Bebel, ibíd., pág. 270). Cuando la sección local de Erfurt quiso que se comprobara la gestión del efectivo por parte de Schweitzer, éste les amenazó con disolver la asociación.... y tres semanas después la policía desplegó una expedición punitiva y disolvió la asociación (Bebel, ibíd., p. 274). Tras consultar con un pequeño círculo de Hombres Elegidos, hizo fundar un nuevo coto cerrado. Sus estatutos fueron amañados en favor de Schweitzer: "Los nuevos estatutos contenían disposiciones francamente escandalosas. Así, el presidente debía ser elegido seis semanas antes de la asamblea general ordinaria en votación por los miembros de esta asociación, o sea, antes de que la asamblea general pudiera pronunciarse y examinar su gestión”. (cf. Bebel, ibid., p. 276).
"Schweitzer también declaró contra Marx y Engels que éstos se habían retirado de Social Democrat cuando se percataron que no podían desempeñar el rol dirigente en el partido. Y que, a diferencia de ellos, Lassalle no era un hombre de infértiles abstracciones, sino un político en el sentido estricto de la palabra, no un doctrinario literario, sino un hombre de acción práctica. No hay que olvidar, sin embargo, que Schweitzer halagó más tarde a ese hombre de ‘infertil abstracción’, ese 'doctrinario literario', Karl Marx, al que trató de ganarse". (Bebel, ibíd., pág. 240).
Durante la Asamblea General de la ADAV en Wuppertal Barmen-Elberfeld, a finales de marzo de 1869, en la que Schweitzer debía rendir cuentas, Bebel informó a Marx:
"Liebknecht y yo nos sentamos aquí en Elberfeld con un pequeño círculo de personas con ideas afines para preparar el plan de campaña para la batalla de mañana. Aquí hemos oído hablar de tal cantidad de acciones mezquinas y viles por parte de Schweitzer que se nos ponen los pelos de punta. También resulta evidente que Schweitzer sólo se propone aceptar el programa de la Internacional con el fin de dar un golpe de estado contra nosotros y tumbar a una buena parte de elementos de la oposición o, mejor dicho, atraérselos hacia sí". (Bebel, ibíd., pág. 281). Bebel añadió que "Schweitzer está usando todos los medios de la perfidia y la intriga contra nosotros". Bebel y Liebknecht querían denunciar a Schweitzer en esta sesión plenaria[25]. Bebel informó: "A la tarde siguiente entramos en el salón lleno de gente, recibidos por las miradas de enfado de los fanáticos seguidores de Schweitzer. Liebknecht habló primero, alrededor de una hora y media, yo seguí y hablé por un tiempo mucho más corto. Nuestras acusaciones contenían lo que yo había presentado hasta entonces contra Schweitzer. Varias veces hubo interrupciones violentas, sobre todo cuando llamé a Schweitzer agente del gobierno. ¡Debía retirar la acusación! Me negué a hacerlo. Pensé que tenía el derecho de decir lo que pensaba libremente, y ellos, los escuchantes, a no creerme. (...)
Schweitzer, que estaba sentado en la tarima detrás de nosotros durante nuestros discursos, no respondió ni una palabra. Así que salimos de la sala, con algunos delegados caminando delante y detrás de nosotros para protegernos de los ataques de los fanáticos seguidores de Schweitzer. Pero palabras halagadoras como 'vil, traidor, servil, ¡que te rompan los huesos!', etc., se escucharon en la multitud mientras caminábamos entre sus filas. Uno de los presentes también trató de bajarme de la tarima empujándome por el hueco de mi rodilla. Frente a la puerta nuestros amigos nos recibieron para escoltarnos hasta el hotel como nuestros guardianes".
Schweitzer exigió un voto de confianza de los delegados. Después de un acalorado debate, fue confirmado como presidente, aunque por un número de votos muy reducido.
"Aunque Schweitzer fue reelegido en la Asamblea General, sus poderes fueron severamente restringidos. Schweitzer robó las actas de la Asamblea General y las hizo desaparecer. (...) No se permitió que nada que lo comprometiera se diera a conocer a los miembros de la asociación y se hiciera público". (Bebel, p. 285).
Durante un breve período las dos alas en las que se había dividido la ADAV se reunificaron bajo Schweitzer. Pero el ala opositora alrededor de Bracke concluyó que "el Sr. von Schweitzer utiliza la asociación sólo para satisfacer su ambición y degradarla a una herramienta de política reaccionaria antiobrera" (Bebel, ibid, p. 290). La oposición pidió entonces la celebración de un congreso de todos los trabajadores socialdemócratas de Alemania (celebrado en Eisenach). Renunciaron al ADAV y declararon: "Se aclarará si triunfan la corrupción, la mezquindad, el soborno; o la honestidad y la pureza de las intenciones. Nuestro lema es: ¡Abajo el sectarismo! ¡Abajo el culto a la personalidad! ¡Abajo los jesuitas que reconocen nuestro principio de palabra, pero lo traicionan en los hechos! ¡Viva la socialdemocracia!, ¡Viva la Asociación Internacional de Trabajadores!
El hecho de que, en esta declaración, y más tarde repetidamente, usáramos la honestidad de nuestras intenciones contra los deshonestos Schweitzers como eje central, hizo que posteriormente se conociera con el apodo del 'El Honesto' al partido recién fundado de los oponentes" (Bebel, p. 293).
"La contraofensiva de Schweitzer no se hizo esperar. El periódico Social Democrat practicaba la táctica de proclamar constantemente que nuestra fracción no estaba formada por trabajadores sino por literatos, maestros de escuela y otros burgueses". Sobre todo, la oposición debía ser desacreditada por el abuso, los intentos de ridiculización y la calumnia. "Detrás de nuestro Congreso, se decía en este artículo, estaba toda la burguesía liberal en todas sus variantes. Por supuesto, bajo un regimiento de literatos, maestros de escuela, comerciantes, etc., no puede hablarse de una organización compacta y uniforme. Cada una de esas personas querrá ganar en importancia. Toda la prensa burguesa estaba a nuestras órdenes, seguía diciendo. Ya se encargarían de que al congreso de Eisenach acudieran gran número de delegados, pero no literatos o burgueses, sino verdaderos trabajadores." (Bebel, p. 295). Finalmente, Tölcke, que en 1865 había sido elegido presidente de la ADAV, acusó a Bebel en el Social Democrat del 28 de julio de 1869 de cobrar 600 táleros al mes del ex rey de Hannover - ¡una verdadera calumnia!
En el congreso fundador de los Eisenachers, celebrado en agosto, los miembros temían una intrusión violenta de los fanáticos partidarios de Schweitzer. Aproximadamente 100 personas del círculo de simpatizantes de "Schweitzer" se presentaron en el Congreso de Eisenach, pero fueron rechazadas debido a que carecían de mandatos.
Con la fundación del Partido Eisenach en 1869, surgido de las filas de la oposición a la ADAV, se fundó el primer partido: el Sozialdemokratische Arbeiterpartei Deutschland (SDAP - Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Alemania).
En una carta a Schweitzer, Marx insistió en la necesidad indispensable de pasar de ser una secta a un movimiento de clase verdadero. Lassalle no sólo se había negado a contribuir a dar este paso, sino que había actuado como un obstáculo que el movimiento tenía que superar. "Además, desde el principio, como todo aquel que proclama que tiene en su bolsillo una panacea para los sufrimientos de las masas, el dio a su agitación un carácter religioso y sectario. Cada secta es de hecho religiosa. Además, por el mero hecho de ser el fundador de una secta, negó toda conexión natural con el movimiento anterior, tanto en Alemania como en el exterior. Cayó en el mismo error que Proudhon, y en lugar de buscar entre los elementos genuinos del movimiento de clase la verdadera base de su agitación, trató de prescribir el curso de estos elementos de acuerdo con una cierta receta dogmática.
La mayor parte de lo que estoy diciendo ahora después del evento, ya se lo predije a Lassalle en 1862, cuando vino a Londres y me invitó a ponerme con él a la cabeza del nuevo movimiento.
Usted mismo ha experimentado en su propia persona la oposición entre el movimiento de una secta y el movimiento de una clase. La secta ve la justificación de su existencia y su "honorabilidad” no en lo que comparte con el movimiento de la clase sino en el particular shibboleth[26] que la distingue de él. Por lo tanto, cuando en Hamburgo usted propuso el congreso para la formación de sindicatos, sólo pudo derrotar a la oposición de la secta amenazando con dimitir del cargo de presidente. Además, usted estaba obligado a desdoblarse y a anunciar que en un caso estaba actuando como jefe de la secta y en el otro como un órgano del movimiento de clase.
La disolución de la Asociación General de los Trabajadores Alemanes les dio la oportunidad histórica de dar un gran paso adelante y declarar, para demostrarlo si fuera necesario, que se había alcanzado una nueva etapa de desarrollo, y que ese era el momento de madurez preciso para que el movimiento sectario se fusionara con el movimiento de clase y pusiera fin a toda dependencia. En cuanto al contenido auténtico de la secta, como en todas las sectas anteriores de la clase obrera, se integrará en el movimiento general como elemento que lo enriquece. En lugar de esto, lo que usted exigió al movimiento de clase es que se subordinara al movimiento de una secta en particular.
Quienes no son tus amigos han llegado a la conclusión de que, pase lo que pase, quieres preservar 'tu propio' movimiento obrero"[27].
En julio de 1871, la sección del partido en Braunschweig publicó un llamamiento:
"Pero frente al Sr. von Schweitzer, que de la manera más rencorosa y censurable trata de oponer trabajadores contra trabajadores, socialdemócratas contra socialdemócratas, nos vemos obligados a defender la causa real de los trabajadores con toda nuestra energía. Por lo tanto, hacemos un llamamiento a los camaradas del partido en Barmen-Elberfeld, (...) para que tomen sin demora las medidas necesarias en esta dirección; el partido es culpable y está obligado a limpiar al movimiento general de la obra de un hombre que, so capa de una actitud radical, ha hecho hasta ahora todo lo posible para favorecer el interés del gobierno estatal prusiano para perjudicar este movimiento. El partido apoyará a los camaradas de Barmen-Elberfeld. ¡Ahora adelante, vigorosamente!" (Bebel, Mein Leben, p. 330).
En la primavera de 1871 Schweitzer fue expulsado del ADAV[28].
Como en el caso de Lassalle, Schweitzer tampoco fue completamente desenmascarado mientras vivió (murió de neumonía en 1875). Fue expulsado de la ADAV, pero sin sacar suficientemente las lecciones.
Sólo la lucha de la Primera Internacional y su Consejo General contra las actividades de Bakunin desarrolló la capacidad de denunciar las actividades de un aventurero de manera eficiente.
El papel de estos dos aventureros - ambos abogados -, que durante años pudieron hacer su trabajo sucio en el seno de la ADAV, mientras que muchos los veían como si actuaran en interés de la clase obrera, muestra lo difícil que es identificar y denunciar a un aventurero.
Denunciar y sacar a la luz su comportamiento, su trayectoria, sus interacciones, reacciones y sus auténticas motivaciones supone uno de los mayores desafíos para una organización revolucionaria. Como se ha demostrado en el pasado, el hecho de que estas personas se hayan ganado la confianza de muchos miembros de la organización mediante engaños, y que puedan gozar de una gran reputación en la clase obrera en su conjunto es un obstáculo importante, pero eso no debe aminorar la capacidad de reconocer y comprender la naturaleza misma de dichas personas. El desenmascaramiento de estos aventureros suele suscitar el horror de aquellos que se sienten más cercanos a ellos y que son incapaces o no están dispuestos a reconocer la realidad por la lealtad, “fidelidad” y/o afinidad emocional que han sentido durante años. Puesto que estas personas pueden ser figuras "muy apreciadas", de las que "nadie espera nada parecido", es aún más importante aceptar la dolorosa experiencia histórica del movimiento revolucionario. Engels escribió poco antes del final de su vida en 1891 que "ya no permitiría que la falsa fama de Lassalle se mantuviera y predicara de nuevo a costa de Marx". (carta de Engels a August Bebel, 1 y 2 de mayo de 1891, MEW 38, p. 93)
Así resumió las vacilaciones y titubeos que existieron en el partido, y mostró por qué era importante desenmascarar implacablemente a Lassalle:
“Dices que Bebel te escribe que la forma en Marx trata a Lassalle les ha puesto mala sangre a los viejos lassalleanos. Es posible. La gente no conocía la verdadera historia, y no estuvo mal explicársela. Yo no tengo la culpa de que esa gente ignorase que Lassalle debía toda su personalidad al hecho de que Marx le permitió, durante muchos años, adornarse con los frutos de sus investigaciones como si fuesen de él, dejándole además que las tergiversase por falta de preparación en materia de Economía. Pero yo soy el albacea literario de Marx, y esto me impone mis deberes.
Lassalle ha pasado a la historia desde hace 26 años. Y si, mientras estuvo vigente la ley de excepción, la crítica histórica le dejó tranquilo, ya va siendo, por fin, hora de que vuelva por sus fueros y se ponga en claro la posición de Lassalle respecto a Marx. La leyenda que envuelve y glorifica la verdadera figura de Lassalle no puede convertirse en artículo de fe para el partido. Por mucho que se quieran destacar los méritos de Lassalle en el movimiento, su papel histórico dentro de él sigue siendo un papel doble. Al socialista Lassalle le sigue como la sombra al cuerpo el demagogo Lassalle. Por detrás del agitador y organizador Lassalle, asoma el abogado que dirige el proceso de la Hatzfeldt: el mismo cinismo en cuanto a la elección de los medios y la misma predilección por rodearse de gentes turbias y corrompidas, que sólo se utilizan o se desechan como simples instrumentos. Hasta 1862 fue, en su actuación práctica, un demócrata vulgar específicamente prusiano con marcadas inclinaciones bonapartistas (precisamente acabo de releer sus cartas a Marx); luego cambió súbitamente por razones puramente personales y comenzó sus campañas de agitación; y no habían transcurrido dos años, cuando propugnaba que los obreros debían tomar partido por la monarquía contra la burguesía, y se enzarzó en tales intrigas con Bismarck, afín a él en carácter, que forzosamente le habrían conducido a traicionar de hecho el movimiento si, por suerte para él, no le hubiesen pegado un tiro a tiempo. En sus escritos de agitación, las verdades que tomó de Marx están tan embrolladas con sus propias lucubraciones, generalmente falsas, que resulta difícil separar unas cosas de otras. El sector obrero que se siente herido por el juicio de Marx sólo conoce de Lassalle sus dos años de agitación, y, además, vistos de color de rosa. Pero la crítica histórica no puede prosternarse eternamente ante tales prejuicios. Para mí, era un deber descubrir de una vez las verdaderas relaciones entre Marx y Lassalle. Ya está hecho. Con esto puedo contentarme, por el momento. Además, yo mismo tengo ahora otras cosas que hacer. Y el implacable juicio de Marx sobre Lassalle, ya publicado, se encargará por sí solo de surtir su efecto e infundir ánimos a otros. Pero, si me viese obligado a ello, no tendría más remedio que acabar de una vez para siempre con la leyenda de Lassalle”. (Engels a Kautsky, 23 de febrero de 1891 [3], MEW 38, p. 40)
El desenmascaramiento de las actividades de Bakunin por el Consejo General de la Primera Internacional demostró que esta lucha sólo era posible gracias a la conciencia política y a la determinación de desenmascarar a estos aventureros. Y esto sólo podría hacerse a través de un informe específico como el que el Consejo General dirigió al Congreso de La Haya[29]. Cuando Bebel y Liebknecht denunciaron a Schweitzer en 1869 en la conferencia del Partido de Wuppertal, lo hicieron sin haber presentado un informe adecuado, sin ofrecer un cuadro completo, un hecho que ciertamente contribuyó a que el desenmascaramiento fuera "a medias", y no impidió que Schweitzer fuera reelegido, a pesar de la creciente resistencia.
La lucha contra los aventureros, que como demostró la experiencia de Marx y Engels en su lucha contra Lassalle y Schweitzer, es un tremendo desafío, fue llevada a un nivel mucho más alto y eficiente a través del Consejo General de la Primera Internacional en el Congreso de La Haya. Sacando las lecciones de las debilidades y dificultades de la lucha contra Lassalle y Schweitzer, el Consejo General se armó para enfrentarse a Bakunin. A las organizaciones revolucionarias de hoy les corresponde reapropiarse de las lecciones de esta lucha.
Dino, julio de 2019
[1] Se puede consultar las Revelaciones sobre el proceso de los comunistas en Colonia escrito por Federico Engels https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/1852-colonia.htm [4]
[2] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [5].
[3] Ferdinand Lassalle nació en 1825 en Breslau. Hijo de un rico comerciante judío de seda. Ya en su adolescencia se distinguió por una fuerte independencia y ambición. Cuando estudiante aspiraba a ser nombrado profesor universitario.
[4] Estas relaciones con la condesa Hatzfeld fueron precisamente lo que hizo que la Liga de los Comunistas le denegara su ingreso.
[5] Uno de sus biógrafos, Schirokauer, mencionó el lujoso estilo de vida de joven y su alto nivel de consumo de vinos y champagnes caros. En la residencia de Berlín, donde él y la condesa vivían, se sabía que el consumo de hachís y opio también eran prácticas frecuentes. Para más detalles ver: Arno Schirokauer: Lassalle. Die Macht der Illusion, die Illusion der Macht. Paul List Verlag, Leipzig 1928.
[6] Por la Ley de Asociaciones de 1854, se prohibían tanto las asociaciones políticas de trabajadores como sus relaciones con asociaciones autorizadas.
[7] Gustav Mayer, El informe del soplón de Lassalle sobre sí mismo. Reeditado en los archivos Grünberg, vol. 10, pág. 399 y ss. Véase también Gustav Mayer, Bismarck und Lassalle, Ihr Briefwechsel und ihre Gespräche, Berlín, 1928, así como Johann Baptist von Schweitzer und die Sozialdemokratie, Jena, 1909.
[8] A.K. Worobjowa, Aus der Geschichte der Arbeiterbewegung in Deutschland und des Kampfes von Karl Marx und Friedrich Engels gegen Lassalle und das Lassalleanertum 1862-1864, Berlín 1961, p. 249.
[9] Más adelante, Bebel interrogó públicamente a Bismarck sobre las relaciones de éste con Lassalle. "En referencia a sus relaciones con Lassalle que yo le reproché, dijo que no era él, sino Lassalle, quien había tenido el deseo de hablar con él, y que no le había puesto dificultades a ese deseo. Tampoco se había arrepentido de ello. Las negociaciones entre ellos no se habían dado antes, y entonces ¿qué podría haberle ofrecido un pobre diablo como Lassalle?" (De Bebel, Aus Meinem Leben, My Life, My Entry into the Labour Movement and Public Life, Capítulo 5, p. 76)
[10] Helene von Rakowicza (Helene von Dönniges), antigua amante de Lassalle y por la que se batió en el duelo que le costó la vida, dice en su libro Von anderen und mir, Berlin 1909, que le planteó esta cuestión en una velada nocturna: “Entonces ¿es cierto? ¿Tienes algo que ver con el secreto de Bismarck? A lo que él respondió: `Por lo que respecta a Bismarck y lo que él quería de mí y yo de él - debería bastarte saber que no se produjo, no pudo producirse. Ambos éramos demasiado listos y nos percatábamos mutuamente de nuestra astucia por lo que sólo podíamos acabar riéndonos en la cara (políticamente hablando) el uno del otro. Estamos demasiado bien educados para eso, así que no hubo más que visitas y conversaciones ingeniosas".
[11] Véase también Engels "La cuestión militar prusiana y el partido obrero alemán”. Disponible en inglés: (https://www.marxists.org/archive/marx/works/1865/02/27.htm [6]).
Y Engels; "Sobre la disolución de la Asociación de Trabajadores de Lassalle." (https://www.marxists.org/history/international/iwma/documents/1868/disso [7].......)
[12] Obras completas de Marx y Engels, MEW, volumen 8.
[13] "Itzig[Lassalle] me envía, inevitablemente, su discurso de defensa (ha sido condenado a 4 meses) en el tribunal. ¡Macte puer virtute! En primer lugar, este jactancioso individuo utilizó el panfleto que usted tiene, el discurso sobre "la clase obrera", reimpreso en Suiza bajo el pomposo título de "Programa Obrero". Sabes que se trata de una mala vulgarización del Manifiesto y de otras cosas tan a menudo postuladas por nosotros que, por así decirlo, ya se han convertido en lugares comunes. (El muchacho, por ejemplo, habla de 'posiciones' cuando habla de la clase obrera.) Bueno. En su discurso ante el tribunal de Berlín no se avergonzó en proclamar afirmar: `Además, afirmo que este folleto no es sólo un trabajo científico como muchos otros, que resume resultados ya conocidos, sino que es incluso, en muchos aspectos, un logro científico, un desarrollo de nuevos pensamientos científicos... En distintos y complicados terrenos científicos he descubierto numerosos trabajos, no he escatimado esfuerzos ni noches de insomnio para ampliar los límites de la propia ciencia, que tal vez pueda decir con Horacio: militavi non sine gloria [Luché no sin gloria]. Pero yo mismo os lo explico: Nunca, ni en mis trabajos más extensos, he escrito una línea que sea más estrictamente científica que esta producción desde su primera hasta su última página…Así que eche un vistazo al contenido de este folleto, que no es más que una filosofía de la historia comprimida en 44 páginas... Es un desarrollo del proceso de pensamiento racional objetivo que ha estado en la base de la historia europea durante más de un milenio, un desarrollo de su alma interior, etc.". ¿No es increíble esta indecencia? Este tipo se cree que será él quien haga el inventario de nuestro trabajo. ¡Esto es grotesco y ridículo! Salut. Tu K.M." (MEW 30, 28.1.1863, p. 322).
[14] 13] Marx a Kugelmann, 23 de febrero de 1865, MEW 31, p. 451, En español: webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/cartas/oe2/mrxoe228.htm.
[15] MEW 16, p. 221.
[17] Lassalle se enamoró de una joven llamada Helene von Dönniges durante una estancia en un balneario. Quería casarse con ella, pero sus padres se oponían. Para conseguir demandar a su padre, el diplomático bávaro Wilhelm von Dönniges, por el secuestro de su hija, intentó el 16 o 17 de agosto de 1864 poner al rey Luis II de Baviera de su lado. (....) Entonces Lassalle decidió viajar a Suiza y retar a Wilhelm von Dönniges a un duelo. Como miembro de la Breslauer Burschenschaft (una fraternidad), Lassalle exigió satisfacción al padre de Helene, miembro del Cuerpo Rhenania Bonn. El padre, de 50 años de edad, ordenó al prometido que prefería, el boyardo rumano Janko von Racowitza (Iancu Racoviţă), miembro del Cuerpo Neoborussia-Berlín, que acudiera al duelo por él. Éste tuvo lugar en la mañana del 28 de agosto de 1864 en el barrio de Carouge, en Ginebra. El asistente de Lassalle fue Wilhelm Rüstow. A las 7:30 de la mañana, los oponentes se enfrentaron con pistolas. Racowitza fue el primero en disparar y acertó a Lassalle en el abdomen. Tres días después, el 31 de agosto de 1864, Ferdinand Lassalle murió a los 39 años en Carouge. Tomado de la entrada en Wikipedia en alemán sobre Ferdinand Lasalle en alemán.
Puede trivializarse todo esto como el típico comportamiento machista de los hombres de origen aristocrático o, como en el caso de Lassalle, burgués. Su tendencia a intensas rivalidades desde muy joven -a los 12 años ya había desafiado por escrito a otro joven rival a un duelo por una niña de 14 años- puede quizás ser atribuido a un celo adolescente. Pero para un adulto de 39 años que ante los trabajadores aparentaba perseguir objetivos revolucionarios, tratar de eliminar a un "competidor" a través de un duelo, supone no sólo poner en peligro su propia vida, pero también una perversión flagrante de los objetivos de la clase trabajadora.
[18] Rosa Luxemburg: "Lassalle y la revolución" [9] [en inglés Festschrift, marzo de 1904, Berlín, p. 7/8. Obras Escogidas Vol. 1/2, 1970, p. 417-421]
[19] Quien le ayudó fue el consejero de gobierno Hermann Wagener. También estaba el agente de policía Preuß, que era manejado por Wagener. Este último fue quién denunció la presencia de Liebknecht en Berlín, en otoño de 1866, infringiendo una orden policial, tras lo cual fue condenado a tres meses de prisión. Véase A.K. Worobjowa, Aus der Geschichte der Arbeiterbewegung in Deutschland und des Kampfes von Karl Marx und Friedrich Engels gegen Lassalle und das Lassalleanertum 1862-1864, Berlín 1961.
[21] Véase MEW vol. 16, p. 79, "Yo había escrito a Schweitzer unos diez días antes que tenía que hacer un frente contra Bismarck, y también que la imagen de un coqueteo entre el partido de los trabajadores y Bismarck tendría que ser abandonada, etc. Respondió coqueteando aún más con Bismarck". Véase también la correspondencia de Marx y Engels, del 3 de febrero de 1865 y del 18 de febrero de 1865.
[22] “Los dos primeros números de prueba del documento ya contenían muchos puntos dudosos. Me quejé. Y entre otras cosas expresé mi indignación de que de una carta privada, que escribí en la noticia de la muerte de Lassalle a la condesa Hatzfeldt, se habían extraído unas pocas palabras de consuelo, publicadas sin mi firma y utilizadas desvergonzadamente para propagar alabanzas serviles a Lassalle" marxwirklichstudieren.files.wordpress.com/2012/11/mew, MEW 16, p. 87, 23.
[23] En informes posteriores de miembros del partido se aclaró cuánto había malversado los fondos del partido. (Bebel, Mein Leben, p. 320, 337).
[24] A.K. Worobjowa, op cit
[25] En realidad, la práctica y la tradición del movimiento obrero exigía que, si un miembro o miembros de la organización sospechaban de un comportamiento anti organizativo o incluso expresaban dudas sobre las credenciales de otro miembro, un órgano especialmente designado de la organización debía intervenir para llevar a cabo las investigaciones con la discreción y el método adecuados. Este organismo no existía en el ADAV, y la situación se complicó aún más por el hecho de que la persona bajo sospecha era el presidente de la organización.
[26] Contraseña restringida para la identificación de los miembros de esa secta (Nota del T)
[27] Marx a J B Schweitzer, 13 de octubre de 1868, MEW, Vol. 32, p. 569,
[28] Bebel informó que en el momento de la guerra franco-prusiana el apartamento de Liebknecht resultó atacado y se sospechó de partidarios de Schweitzer… (Bebel, Mein Leben, p. 332.
[29] Ver Cuestiones de organización, II - La lucha de la Iª internacional contra la « Alianza » de Bakunin https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [11] y El Congreso de La Haya en 1872 - La lucha contra el parasitismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l [12]
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En continuidad con los documentos de discusión publicados tras el 23º Congreso de la CCI1, publicamos una nueva contribución de un camarada que expresa divergencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso de la CCI2. Al igual que en la anterior contribución del camarada Steinklopfer, las divergencias se refieren a la comprensión de nuestro concepto de descomposición, a las tensiones Inter imperialistas y a la amenaza de guerra, así como a la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía. Para evitar más retrasos relacionados con la presión de los acontecimientos actuales, publicamos las nuevas contribuciones del camarada Ferdinand sin una respuesta que defienda la posición mayoritaria en la CCI, pero sin duda responderemos a este texto a su debido tiempo. Debemos señalar que esta contribución fue escrita antes de la guerra en Ucrania.
La CCI defiende el principio científico del esclarecimiento a través del debate, mediante la confrontación de argumentos basados en hechos con el objetivo de alcanzar una comprensión más profunda de las cuestiones a las que se enfrenta la clase. El período actual es difícil para los revolucionarios. Esto ya era así antes de la pandemia del Covid, pero durante los dos últimos años los nuevos acontecimientos y tendencias necesitaban una evaluación. Así, no es de extrañar que en el seno de una organización revolucionaria viva surjan controversias sobre el análisis de la situación mundial.
Las principales divergencias en el seno de la organización se refieren a las siguientes cuestiones de importancia crucial para las perspectivas del proletariado:
a) ¿Cómo evaluar el equilibrio actual de las fuerzas de clase, tras el abandono del concepto de curso histórico?3 ¿La clase va de derrota en derrota o avanza?
b) ¿Cómo medir la maduración subterránea de la conciencia de clase, el trabajo del "viejo topo"? ¿Hay una maduración significativa o, por el contrario, un retroceso?
c) Con respecto a la situación económica: ¿la crisis pandémica produce sólo perdedores, o hay ganadores de la situación que pueden mejorar su posición?
d) En cuanto a las tensiones imperialistas: ¿hay polarizaciones significativas en la constelación mundial que aumentan el peligro de una guerra generalizada? ¿O es dominante la tendencia de cada uno contra todos, y por tanto un obstáculo hacia una nueva constelación de bloques?
Ya después del 23º congreso de la CCI, celebrado en 2019, el artículo de la Revista Internacional que daba cuenta de sus trabajos señalaba las controversias en nuestras filas sobre la evaluación de la situación mundial, concretamente a nivel de la lucha de clases, o más concretamente de la relación de fuerzas entre burguesía y proletariado. La presentación de la Revista Internacional 164 decía: "En el congreso hubo desacuerdos sobre la apreciación de la situación de la lucha de clases y su dinámica. ¿Ha sufrido el proletariado derrotas ideológicas que debilitan seriamente sus capacidades? ¿Existe una maduración subterránea de la conciencia o, por el contrario, asistimos a una profundización del reflujo de la identidad y la conciencia de clase?" Al mismo tiempo, en 2019, abandonamos el concepto de "curso histórico" porque reconocimos que la dinámica de la lucha de clases en el actual período de descomposición ya no podía ser analizada adecuadamente dentro de este marco. En las discusiones entre 2019 y 2021, y finalmente en la preparación de la resolución del 24º congreso sobre la situación internacional, nos enfrentamos a la continuación de las diferencias en la evaluación de la situación mundial actual. En gran medida, la controversia se hizo pública en agosto de 2020 bajo el título de "debate interno". El artículo del camarada Steinklopfer, defendiendo posiciones minoritarias, y la respuesta de la CCI, mostraron que el campo del debate abarcaba no sólo la cuestión de la dinámica de la lucha de clases y de la conciencia de clase, sino, en un sentido más amplio, la apreciación del período de descomposición capitalista, especialmente la aplicación concreta del concepto de descomposición, noción que hasta ahora es una característica distintiva de la CCI dentro del medio político proletario.
Debido a que tenía desacuerdos similares a los del camarada Steinklopfer con la posición mayoritaria en el período reciente, fui invitado a presentarlos no sólo a través de contribuciones internas, sino con un artículo para su publicación explicando mis diferencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso. La mayoría de las enmiendas que propuse a la resolución del Congreso giraban en torno a la cuestión económica, es decir, la dinámica, el peso y las perspectivas del capitalismo de Estado chino. Paralelamente, apoyé muchas enmiendas del camarada Steinklopfer que defendían las mismas orientaciones o compatibles.
Mis divergencias pueden resumirse en los siguientes epígrafes (los números se refieren a la versión de la Resolución en nuestro sitio web en inglés):
-China, su poder económico y el capitalismo de Estado (puntos 9 y 16 de la Resolución);
-la evolución de la crisis económica mundial y del capitalismo de Estado en descomposición (puntos 14, 15 y 19)
-la polarización imperialista y la amenaza de guerra (puntos 12 y 13);
-el equilibrio de las fuerzas de clase y la cuestión de la maduración subterránea de la conciencia (punto 28).
La Resolución, tras mostrar la descomposición política e ideológica en Estados Unidos y Europa, dice: "Y mientras la propaganda estatal china destaca la creciente desunión e incoherencia de las "democracias", presentándose como un baluarte de la estabilidad mundial, el creciente recurso de Pekín a la represión interna, como contra el "movimiento democrático" en Hong Kong y los musulmanes uigures, es en realidad una prueba de que China es una bomba de relojería. El extraordinario crecimiento de China es en sí mismo un producto de la descomposición". (punto 9)
A continuación, declara: "La apertura económica durante el período de Deng en la década de 1980 movilizó enormes inversiones, especialmente de Estados Unidos, Europa y Japón. La masacre de Tiananmen en 1989 puso de manifiesto que esta apertura económica estaba siendo aplicada por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes. El control totalitario sobre todo el cuerpo social, el endurecimiento represivo de la facción estalinista de Xi Jinping, no es una expresión de fuerza sino una manifestación de la debilidad del Estado, cuya cohesión está en peligro por la existencia de fuerzas centrífugas dentro de la sociedad e importantes luchas entre camarillas dentro de la clase dominante." (ibid.)
En el punto 16, la Resolución afirma, en primer lugar, que China se enfrenta a la reducción de los mercados en todo el mundo, al deseo de numerosos Estados de liberarse de la dependencia de la producción china y al riesgo de insolvencia al que se enfrentan varios países implicados en el proyecto de la Ruta de la Seda, y que, por lo tanto, China persigue un cambio hacia la estimulación de la demanda interna y la autarquía a nivel de tecnologías clave para poder ganar terreno más allá de sus propias fronteras y desarrollar su economía de guerra. Estos cambios, dice la resolución, están "provocando poderosos conflictos en el seno de la clase dirigente, entre los partidarios de la dirección de la economía por parte del Partido Comunista Chino y los vinculados a la economía de mercado y al sector privado, entre los "planificadores" del poder central y las autoridades locales que quieren dirigir ellos mismos las inversiones" (punto 16).
Las afirmaciones de que China es una bomba de relojería, de que su Estado es débil y de que su crecimiento económico se tambalea son expresión de una subestimación del desarrollo económico e imperialista real de China en los últimos 40 años. Comprobemos primero los hechos y luego los fundamentos teóricos en los que se basa este análisis erróneo. Puede ser que las tensiones internas en China sean en realidad más fuertes de lo que parecen -por un lado, las contradicciones dentro de la sociedad en general, por otro las del Partido gobernante en particular. No podemos confiar en la propaganda china sobre la fortaleza de su sistema. Pero lo que los medios de comunicación occidentales o no chinos nos dicen sobre las contradicciones en China también es propaganda, y además a menudo es una ilusión.
Los elementos mencionados en la Resolución no son convincentes: Un control totalitario sobre todo el cuerpo social y la opresión de la "libertad de expresión democrática" pueden ser signos de una debilidad de la clase dirigente. Estoy de acuerdo con esto. Como sabemos por el período posterior a 1968, con un movimiento proletario en ascenso, la democracia es mucho más eficaz para controlar a la clase obrera, y las contradicciones sociales en general, que los regímenes autoritarios. Por ejemplo, en los años 70 la burguesía de España, Portugal y Grecia sustituyó los regímenes autoritarios por regímenes democráticos debido a la necesidad de manejar la agitación social. Pero ¿se encuentra la clase obrera de China en una dinámica similar a la del proletariado del sur de Europa en la década de 1970? Planteo esta cuestión con vistas al equilibrio de fuerzas entre las clases, que al final sólo podemos medir correctamente como mundial. La Resolución trata la cuestión del equilibrio de fuerzas de clase en su última parte, y volveré sobre el punto. Pero podemos anticipar una cosa: no hay elementos a favor de la tesis de que el proletariado amenaza al régimen de Xi Jinping.
Lo mismo ocurre con otras contradicciones dentro de la China continental y su aparato político. Aunque las diferencias de intereses entre el Partido en el poder y los riquísimos magnates chinos de la tecnología, como Jack Ma (Alibaba) y Wang Xing (Meituan), son evidentes, estos últimos no parecen proponer un modelo alternativo para la República Popular, y mucho menos constituyen una oposición organizada. Además, dentro del Partido las luchas ideológicas importantes parecen pertenecer al pasado. Antes de 2012 y de la presidencia de Xi Jinping tuvo lugar el llamado "debate del pastel" dentro de los altos círculos del partido: había dos facciones. Una decía que China debía centrarse en hacer más grande el pastel, la economía china. La otra quería repartir el pastel existente de forma más justa. Un partidario de la segunda posición era Bo Xilai, condenado a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder, un año después del ascenso de Xi Jinping a la cabeza del partido y del Estado. Mientras tanto, esa posición del “reparto justo” se ha convertido en la doctrina oficial4 y no hay indicios de que se produzca un nuevo debate. Según la información disponible5, las purgas en el aparato de represión comenzaron a principios de 2021. En la policía, la policía secreta, la judicatura y el sistema penitenciario han sido castigadas oficialmente más de 170'000 personas por corrupción. Esto es una muestra cínica de poder. Lo mismo ocurre con el sistema de vigilancia orwelliano. Igualmente, descabellado es el culto a la personalidad en torno a Xi Jinping.
¿Pero es esto una prueba de la "debilidad del Estado"? ¿De una "bomba de relojería" bajo la silla del presidente?
En cuanto a las contradicciones internas de la República Popular, mi tesis es la contraria. Los círculos dirigentes de este país están utilizando la crisis pandémica para reestructurar su economía, su ejército, su imperio. Aunque el crecimiento económico en China se ha ralentizado en los últimos tiempos, detrás de esto hay hasta cierto punto un plan calculado de la élite política gobernante para aprovechar los excesos del capital privado y fortalecer el capitalismo de Estado para el desafío imperialista. El Partido está cortando las alas a algunas de las empresas más rentables y a los magnates más ricos; está dejando escapar el aire de algunas burbujas especulativas para controlar más estrictamente toda la actividad económica, con la propaganda de que todo esto es para proteger a los trabajadores, a los niños, al medio ambiente y a la libre competencia. Las purgas en el aparato de represión y el despliegue del poder autoritario son indicios de tensiones ocultas (no sólo en Xinjiang y Hong Kong). Pero no se ve ningún modelo alternativo para el curso del capitalismo de Estado chino. Esta es mi lectura del lado de los hechos.
Si queremos entender el significado de las actuales divergencias en el análisis de China, tenemos que considerar la teoría que subyace a la posición mayoritaria y, por tanto, a la presente resolución. El desarrollo de China ha sido minimizado en nuestras filas durante décadas. Esto está vinculado a una comprensión errónea y esquemática de la decadencia capitalista. Uno de nuestros textos de referencia del comienzo de la existencia de la CCI, "La lucha proletaria bajo la decadencia"6 lo decía así "El período de decadencia capitalista se caracteriza por la imposibilidad de que surjan nuevas naciones industrializadas. Los países que no recuperaron el tiempo perdido antes de la Primera Guerra Mundial se vieron condenados posteriormente a estancarse en un estado de subdesarrollo total, o a permanecer crónicamente atrasados en relación con los países de la cima del castillo de arena. Este ha sido el caso de grandes naciones como la India o China, cuya "independencia nacional" o incluso su llamada "revolución" (léase la instauración de una forma draconiana de capitalismo de Estado) no les permitió salir del subdesarrollo o la indigencia." Sólo en 2015, en el marco del balance crítico de 40 años de análisis de la CCI, hemos reconocido oficialmente el error de este esquema: "Esta visión "catastrofista" se debe, en gran parte, a la falta de profundización de nuestro análisis del capitalismo de Estado (...) Es este error de negar toda posibilidad de expansión del capitalismo en su período de decadencia el que explica las dificultades que ha tenido la CCI para comprender el crecimiento vertiginoso y el desarrollo industrial de China (y de otros países periféricos) tras el hundimiento del bloque del Este." ("40 años después de la fundación de la CCI", Revista Internacional 156, 20157) Pero este reconocimiento fue a medias. Pronto los viejos esquemas volvieron a colarse en nuestros análisis. Las implicaciones de la contradicción entre nuestros puntos de vista "clásicos" y la realidad eran demasiado radicales. Para superar esta contradicción habría sido necesario ir a las raíces de las leyes económicas del movimiento que también actúan en el capitalismo decadente. En su lugar, el problema se arregló con la formulación "el extraordinario crecimiento de China es producto de la descomposición" (punto 9 de la presente resolución, ya citado anteriormente), brillante en su vaguedad. La idea se introdujo en 2019, con la resolución del 23º Congreso internacional que decía: "Fueron necesarias las circunstancias sin precedentes del período histórico de descomposición para permitir el ascenso de China, sin el cual no habría ocurrido". (Revista Internacional 164). Pero mientras que esta última formulación es correcta en el sentido de que la apertura del mundo a la inversión de capital (globalización) tuvo lugar principalmente en el período de descomposición en vísperas y después del colapso del sistema de bloques, y que esto fue parte de las condiciones que permitieron el ascenso de China como taller del mundo, la frase sobre su crecimiento como "producto de la descomposición" es un paso atrás hacia la "visión catastrofista". Todo es producto de la descomposición, y todo crecimiento es por tanto nulo y falso. Más aún: todo se descompone de forma homogénea, una especie de desintegración suave no sólo de las relaciones humanas, la moral, la cultura y la sociedad, sino del propio capitalismo. La Resolución actual no es capaz de captar la realidad del ascenso de China durante las últimas cuatro décadas ni de explicarla. Como ya he citado anteriormente, se limita a afirmar que "esta apertura económica ha sido llevada a cabo por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes" (punto 9). Una parte de este razonamiento es tautológica: "la apertura económica fue implementada por ... un crecimiento económico frenético" - el éxito económico se debió al éxito económico. Por lo demás, la explicación de la Resolución sobre el éxito de China, en contraste con el destino del bloque ruso antes de 1989, es que el rendimiento fue el resultado de una "combinación de terror estatal" y "una despiadada explotación de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes". ¿Qué explica esto? ¿Sugiere la resolución que una "combinación de terror estatal" y "explotación despiadada" son los ingredientes de un capitalismo exitoso? ¿Y son distintos del estalinismo en Rusia? Propuse eliminar la frase y apoyé en su lugar una formulación que el camarada Steinklopfer sugirió con una de sus enmiendas "(...) No es una coincidencia que China, a diferencia de la URSS y su antiguo bloque imperialista, no se derrumbara a finales del siglo XX. Su despegue se basó en dos ventajas específicas: en la existencia de una gigantesca zona interna extra capitalista basada en el campesinado que podía transformarse en proletariado industrial, y en una tradición cultural particularmente antigua y muy desarrollada (hasta que comenzó la industrialización moderna en Europa, China siempre había sido uno de los principales centros de la economía mundial y del conocimiento y la tecnología)." Es ciertamente discutible si el término "zonas extra capitalistas" sigue siendo adecuado para describir lo que, sin embargo, es un hecho significativo, a saber, la nueva integración de una fuerza de trabajo disponible en la relación e intercambio formal entre el capital y el trabajo asalariado. La idea es clara: el proceso de acumulación de capital en China fue real, no sólo falso. Tuvo lugar gracias a recursos que aún no estaban formalmente determinados como la venta de fuerza de trabajo y la apropiación de su valor de uso por parte de los capitalistas. Como toda acumulación bajo el capitalismo, este proceso en la China posterior a Mao requirió fuerza de trabajo recién disponible (y materia prima, es decir, en gran medida la naturaleza, por lo que también es una "zona extra capitalista" en cierto sentido). Los antiguos campesinos del campo se trasladaron a las ciudades y ofrecieron la fuerza de trabajo necesaria para la explotación capitalista. Para evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso también era necesario que China volviera a admitir la sanción del mercado capitalista (la "mano invisible" de Adam Smith), especialmente a dos niveles: el despido de trabajadores y la quiebra de empresas no rentables. Sólo estas medidas aplicadas por los círculos gobernantes en torno a Deng Xiaoping y después de él permitieron al sector del capital privado funcionar y a la economía china competir con el resto del mundo. Todo esto se descuida en la actual Resolución. Y las enmiendas que deberían corregir las deficiencias fueron rechazadas con la explicación de que pondrían en duda o relativizarían "el impacto de la descomposición en el Estado chino". De hecho, la reticencia de la Resolución a reconocer la realidad de la fuerza de China tiene su origen en la comprensión de la decadencia capitalista, y por tanto de la descomposición. Nunca hemos concluido el debate sobre los diferentes análisis del boom económico posterior a 1945. La posición mayoritaria dentro de la CCI parece ser la que se define como "mercados extra capitalistas y deuda" (cf. Revista Internacional 133-141)8 Esta posición teórica considera que los nuevos mercados necesarios para la venta de la producción incrementada sólo pueden ser extra capitalistas o creados de alguna manera artificial por la deuda. Esto es coherente con una comprensión literal de un argumento central de la Acumulación del Capital de Rosa Luxemburgo9 - pero está en desacuerdo con la realidad. No es el lugar adecuado aquí para un análisis más profundo de este talón de Aquiles del análisis económico de la CCI. Es suficiente para la comprensión de las divergencias que la posición oficial de la CCI niegue el hecho de que la acumulación capitalista significa también la creación de nuevos mercados solventes dentro del medio capitalista, sobre la base del intercambio entre el trabajo asalariado y el capital (aunque no sea suficiente en comparación con las necesidades de la acumulación sin trabas - este último punto no es controvertido). Dado que la aparición de nuevos mercados solventes en el período de decadencia es evidente, la posición actual de la CCI debe explicar su creación de alguna manera. Y como ya no se pueden detectar mercados extra capitalistas significativos (en el sentido de compradores solventes de las mercancías producidas), la acumulación en curso se "explica" por la creación de deuda, o por trucos que "engañan a la ley del valor". Volveré sobre esta cuestión en el contexto de los siguientes puntos de la Resolución.
Bajo el título "Una crisis económica sin precedentes", la Resolución intenta ofrecer un análisis de las consecuencias de la pandemia del Covid 19 en la economía mundial. Aunque estoy de acuerdo en que la situación no tiene precedentes y, por tanto, las consecuencias no son fáciles de predecir, la comprensión de la acumulación y la crisis capitalistas en el marco de la Resolución no es suficiente para analizar la realidad actual y sus fuerzas motrices. Para la mayoría de la CCI que adoptó la Resolución en su forma actual y rechazó las enmiendas propuestas por Steinklopfer y por mí, todo está subordinado a la "descomposición", a una especie de fragmentación homogénea. Esta comprensión del período de descomposición es esquemática y -en la medida en que niega la persistencia de las leyes capitalistas elementales -por ejemplo, la concentración y la centralización del capital- un abandono del marxismo. Este punto de vista rechaza explícitamente la idea de que el terremoto económico que tiene lugar como consecuencia de la pandemia produce no sólo perdedores sino también ganadores. Refuta implícitamente la persistencia de la centralización y concentración del capital, de la transferencia de beneficios de las esferas con menos tecnología a las de mayor composición orgánica, y niega así una mayor polarización entre los triunfadores y los perdedores. La pandemia aceleró las tendencias centrífugas típicas del período de descomposición, pero no de forma homogénea. Se están produciendo diferentes polarizaciones. Los ricos se hacen más ricos, las empresas rentables más atractivas, los Estados que manejaron bien Covid 19 amplían sus mercados a costa de los incompetentes y refuerzan sus aparatos. Estas polarizaciones y el aumento de las disparidades en la economía mundial forman parte de una realidad ignorada por la actual Resolución, que sólo ve fragmentación, perdedores e incertidumbre. En el punto 14 dice: "Esta irrupción de los efectos de la descomposición en la esfera económica incide directamente en la evolución de la nueva fase de crisis abierta, dando paso a una situación totalmente inédita en la historia del capitalismo. Los efectos de la descomposición, al alterar profundamente los mecanismos del capitalismo de Estado que hasta ahora se habían establecido para "acompañar" y limitar el impacto de la crisis, están introduciendo un factor de inestabilidad y fragilidad, de incertidumbre creciente." La Resolución subestima el hecho de que las economías fuertes están mucho mejor que las débiles: "Una de las manifestaciones más importantes de la gravedad de la crisis actual, a diferencia de las situaciones pasadas de crisis económica abierta, y a diferencia de la crisis de 2008, reside en el hecho de que los países centrales (Alemania, China y Estados Unidos) han sido golpeados simultáneamente y se encuentran entre los más afectados por la recesión. En China esto ha supuesto una fuerte caída del ritmo de crecimiento en 2020". (punto 15). Y niega que China sea un ganador de la situación: "Única nación que tendrá una tasa de crecimiento positiva en 2020 (2%), China no ha salido triunfante ni fortalecida de la crisis pandémica, aunque haya ganado terreno momentáneamente a costa de sus rivales. Al contrario". (punto 16). La fuerza motriz de un capitalista es la búsqueda del mayor beneficio. En tiempos de recesión, cuando todos o la mayoría de los capitalistas tienen pérdidas, el mayor beneficio se transforma en la menor pérdida. Aquellas empresas y estados con menos pérdidas que sus rivales obtienen mejores resultados. En esta lógica, China es uno de los ganadores de la crisis pandémica hasta ahora. Por cierto: Estados Unidos también está económicamente mejor que la mayoría de los países altamente industrializados y emergentes, en contradicción con la frase citada en el punto 15 de la resolución. Las tendencias polarizadoras que planteo no están en contradicción con el marco de la descomposición. Al contrario; las crecientes disparidades aumentan la inestabilidad global. Pero esta inestabilidad es desigual. La pandemia conduce a una mayor concentración del capital competitivo, a la sustitución del trabajo vivo por máquinas y robots, a una mayor composición orgánica. El capital de mayor composición orgánica atrae parte de los beneficios producidos por los menos competitivos. Todo esto tiene lugar sobre una base relativamente reducida de trabajo vivo, porque cada vez es más superfluo. Por un lado, esto significa una creciente y asombrosa brecha entre las partes rentables de la economía mundial y las que no lo son. Por otro lado, significa una carrera despiadada entre los actores más avanzados por los beneficios restantes. Ambas tendencias no favorecen la estabilidad, pero su realidad es contestada por la posición de "descomposición en todas partes". Esta última está en permanente búsqueda de fenómenos de dislocación y desintegración, perdiendo de vista las tendencias más profundas y concretas propias de los cambios actuales. Por último, la Resolución habla de "trampa de la ley del valor" y de las "leyes del capitalismo" respectivamente, sin explicar qué son estas leyes y qué significaría su trampa: "El peso de la deuda no sólo condena al sistema capitalista a convulsiones cada vez más devastadoras (quiebra de empresas e incluso de Estados, crisis financieras y monetarias, etc.), sino que además, al restringir cada vez más la capacidad de los Estados de hacer trampas a las leyes del capitalismo, no puede sino obstaculizar su capacidad de relanzar sus respectivas economías nacionales". (punto 19). "La burguesía seguirá luchando a muerte por la supervivencia de su sistema, ya sea por medios directamente económicos (como la explotación de los recursos no explotados y de los nuevos mercados potenciales, tipificados por el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda de China) o políticos, sobre todo a través de la manipulación del crédito y el engaño a la ley del valor. Esto significa que todavía puede haber fases de estabilización entre las convulsiones económicas con consecuencias cada vez más profundas". (punto 20). Estas formulaciones no explican nada. Son un disfraz improvisado para la falta de un concepto claro. Y sin éste, todo se convierte en "inestabilidad y fragilidad" e "incertidumbre creciente".
Una consecuencia del descuido de la polarización económica por parte del último Congreso Internacional es la subestimación de las tensiones imperialistas y de la amenaza de guerra. Tras admitir que el creciente enfrentamiento entre EEUU y China tiende a ocupar el centro de la escena, y dar ejemplos de nuevas alianzas, la Resolución resta importancia al peligro de una futura constelación de bloques con las siguientes palabras "Sin embargo, esto no significa que nos dirijamos a la formación de bloques estables y a una guerra mundial generalizada. La marcha hacia la guerra mundial sigue obstaculizada por la poderosa tendencia a la indisciplina, al sálvese quien pueda y al caos a nivel imperialista, mientras que en los países capitalistas centrales el capitalismo no dispone aún de los elementos políticos e ideológicos -incluyendo en particular una derrota política del proletariado- que podrían unificar la sociedad y allanar el camino hacia la guerra mundial. El hecho de que seguimos viviendo en un mundo esencialmente multipolar se pone de manifiesto, en particular, en la relación entre Rusia y China. Si bien Rusia se ha mostrado muy dispuesta a aliarse con China en cuestiones concretas, generalmente en oposición a EEUU, no es menos consciente del peligro de subordinarse a su vecino oriental, y es uno de los principales opositores a la "Nueva Ruta de la Seda" de China hacia la hegemonía imperialista". (punto 12) Estas frases son coherentes con la "incertidumbre" en la cuestión económica y evitan una declaración clara sobre las tendencias imperialistas actuales. La resolución es tibia cuando admite el evidente enfrentamiento entre EEUU y China e insiste en que "sin embargo" esto no significa la "formación de bloques estables". La opinión mayoritaria aún no ha sacado las consecuencias de nuestro reconocimiento en el 23º Congreso Internacional de que el concepto de curso histórico ya no es útil para el análisis del presente. Sigue tratando de entender la situación actual dentro del viejo esquema de la Guerra Fría, enterrado bajo los escombros del Muro de Berlín. Que las alianzas en formación se conviertan o no en "bloques estables" no es la cuestión central si queremos analizar el peligro de una guerra generalizada o nuclear, ambas amenazas gravísimas para una perspectiva comunista. La resolución responde a preguntas que ya no se plantean, y pasa por alto las verdaderas cuestiones. Volveré sobre este punto en la siguiente parte de la crítica, que trata del equilibrio de las fuerzas de clase. Otro signo revelador de la persistencia de la vieja visión es la siguiente formulación en la Resolución: "Aunque no vemos una marcha controlada hacia la guerra dirigida por bloques militares disciplinados, no podemos descartar el peligro de estallidos militares unilaterales o incluso de accidentes grotescos que marcarían una mayor aceleración del deslizamiento hacia la barbarie". (punto 13). La lógica capitalista de la polarización entre China y Estados Unidos empuja a ambos a buscar aliados, a participar en la carrera armamentística y a dirigirse hacia la guerra. Que esta marcha esté controlada o no es otra cuestión. Pero en primer lugar debemos afirmar que tanto China como Estados Unidos buscan alianzas y preparan la guerra. Aunque una visión estática pueda llevarnos a concluir que "seguimos viviendo en un mundo esencialmente multipolar" (punto 12) la dinámica es hacia la bipolaridad. En cuanto a la cuestión de la estabilidad de las alianzas y la disciplina de sus componentes: el hecho es que Estados Unidos es ofensivo en su búsqueda de aliados frente a China. Esta última está en desventaja en varios aspectos: a nivel de su ejército, de su tecnología, de la geografía. Pero el Imperio del Medio se está poniendo al día con determinación en los primeros niveles. Esto debería recordarnos una vieja tesis de la sociedad de clases, etiquetada como la Trampa de Tucídides, que dice que "cuando una gran potencia amenaza con desplazar a otra, la guerra es casi siempre el resultado" (Alison Graham, 2015). Tucídides, el padre de la historia científica, escribió hace más de 2400 años sobre la causa principal de la Guerra del Peloponeso que fue el "crecimiento del poder de Atenas, y la alarma que esto inspiró en Esparta". Es cierto que vivimos en un mundo muy diferente, pero todavía en una sociedad de clases. ¿Debemos pensar que el capitalismo en su periodo de descomposición es más racional y, por tanto, más proclive a evitar la guerra? Creo que el proletariado de los países centrales sigue siendo un freno en el camino hacia una guerra generalizada. Estoy de acuerdo con esta idea, expresada en el punto antes citado de la Resolución. Sin embargo, no comparto la opinión de que las expresiones típicas de la descomposición descritas por la resolución, como la "poderosa tendencia a la indisciplina, el sálvese quien pueda y el caos a nivel imperialista", sean verdaderos obstáculos para las guerras generalizadas o nucleares. Por eso estuve de acuerdo y apoyé una enmienda adicional propuesta por el camarada Steinklopfer, que sin embargo fue rechazada por la mayoría: "A lo largo del capitalismo decadente hasta la fecha, de las dos expresiones principales del caos generado por la decadencia de la sociedad burguesa -los conflictos imperialistas entre Estados y la pérdida de control dentro de cada capital nacional- dentro de las zonas centrales del propio capitalismo la primera tendencia ha prevalecido sobre la segunda. Suponiendo, como lo hacemos, que esto seguirá siendo así en el contexto de la descomposición, esto significa que sólo el proletariado puede ser un obstáculo para las guerras entre las principales potencias, no obstante, las divisiones dentro de la clase dominante dentro de esos países. Aunque, en determinadas circunstancias, estas divisiones pueden retrasar el estallido de la guerra imperialista, también pueden catalizarlas". No sólo con respecto a la cuestión de las constelaciones de bloques, sino también con respecto al papel de la clase obrera, tenemos que considerar las consecuencias de nuestra superación en 2019 del concepto de curso histórico. En 1978, en la Revista Internacional 18, la CCI formuló los criterios de evaluación del curso histórico en los siguientes términos: "Al analizar las condiciones que hicieron posible el estallido de las dos guerras imperialistas, podemos extraer las siguientes lecciones generales: -- el equilibrio de fuerzas entre la burguesía y el proletariado sólo puede evaluarse a escala mundial, y no puede basarse en las excepciones que puedan surgir en zonas secundarias: es esencialmente mediante el estudio de la situación en algunos grandes países que podemos deducir la verdadera naturaleza de este equilibrio de fuerzas; -- para que estalle una guerra imperialista, el capitalismo necesita primero infligir una profunda derrota al proletariado -- sobre todo una derrota ideológica, pero también física si el proletariado ha mostrado una fuerte combatividad (Italia, Alemania y España en el periodo de entreguerras); -- esta derrota no debe limitarse a dejar a la clase pasiva, sino que debe conseguir que los trabajadores se adhieran con entusiasmo a los ideales burgueses ("democracia", "antifascismo", "socialismo en un solo país"); la adhesión a estos ideales presupone: a. que tienen una apariencia de realidad (la posibilidad de un desarrollo ilimitado y sin problemas del capitalismo y la "democracia", los orígenes proletarios del régimen en Rusia); b. que se asocian de una u otra manera a la defensa de los intereses proletarios c. que esta asociación es defendida entre los trabajadores por organizaciones que tienen la confianza de los trabajadores, debido a que, en el pasado, sí defendieron sus intereses. En otras palabras, esos ideales burgueses son propagados por antiguas organizaciones proletarias que han traicionado a la clase. A grandes rasgos, estas son las condiciones que, en el pasado, permitieron el estallido de las guerras imperialistas. Esto no quiere decir que, a priori, una futura guerra imperialista tenga que tener idénticas condiciones. Pero en la medida en que la burguesía ha tomado conciencia de los peligros que implica un estallido prematuro de las hostilidades (a pesar de todos sus preparativos, incluso la Segunda Guerra Mundial dio lugar a reacciones de la clase obrera en Italia en 1945 y en Alemania en 1944-45), sería un error considerar que se lanzaría a una confrontación si no supiera que tiene el mismo grado de control que tenía en 1939, o al menos en 1914. En otras palabras, para que una nueva guerra imperialista sea posible, deben estar presentes al menos los criterios enumerados anteriormente, y si no, algunos otros que puedan compensarlos"
En el 23º Congreso de 2019 afirmamos que estos criterios ya no se aplican a la situación actual. Por lo tanto, tenemos que plantear la cuestión de si la burguesía, para desencadenar la guerra, todavía necesita una "derrota física" y una "adhesión entusiasta a los ideales burgueses".
A pesar de esta controversia teórica general, en el plano de los conceptos y criterios de apreciación, parece que estamos de acuerdo en que el proletariado sigue siendo un obstáculo para que la burguesía emprenda una guerra que los grandes bastiones del proletariado en los países centrales tendrían que apoyar de alguna manera. La Resolución afirma que el proletariado aún no ha sufrido la "derrota política" decisiva (punto 12). Con ello, la posición mayoritaria persiste en la idea central del concepto del curso histórico: o curso a la guerra o curso a la revolución. Así, la matriz de la época de la Guerra Fría sigue siendo pertinente, aunque en el 23º Congreso Internacional comprobamos que este esquema ya no es adecuado, en última instancia, si queremos evaluar el equilibrio de fuerzas actual. No es de extrañar que esta debilidad se exprese también en las partes de la Resolución que hablan de la lucha de clases: "A pesar de los enormes problemas a los que se enfrenta el proletariado, rechazamos la idea de que la clase ya ha sido derrotada a escala mundial, o que está a punto de sufrir una derrota de este tipo comparable a la del período de la contrarrevolución, una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no podría recuperarse". (punto 28) La frase es errónea en ambos aspectos: la premisa - y su consecuencia aparentemente lógica. La cuestión de partida no es exactamente si el proletariado ha sido ya derrotado a escala mundial -por tanto, definitivamente derrotado, o casi derrotado en una medida comparable a la del período de la contrarrevolución. Si estamos de acuerdo en que el proletariado mundial ha sufrido una serie de derrotas durante los últimos 40 años aproximadamente, tenemos que encontrar criterios para medir la dimensión de la(s) derrota(s). La cuestión no es la que plantea el horror de la derrota física de los años 30: la muerte o la vida, el exterminio de los no idénticos. Por el momento, no se trata de una situación de todo o nada, sino de una degradación gradual de la conciencia de clase, al menos en su extensión. Mi hipótesis es que se trata de un proceso asintótico hacia la derrota definitiva. Por lo tanto, la consecuencia lógica no es "una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no pueda recuperarse". Si la hipótesis es correcta (un proceso gradual de pérdida de conciencia, en primer lugar, de la conciencia de su identidad de clase diferenciada), la conclusión debe ser: la clase obrera aún puede invertir el proceso, dar una especie de vuelta en U. Pero debe tomar conciencia de la dinámica negativa. Los revolucionarios tienen la responsabilidad de hablar de ella en los términos más claros posibles. La matriz errónea está en la descripción y comprensión de la Resolución del estado concreto de la lucha de clases: "el hecho de que, justo antes de la pandemia, vimos varios signos embrionarios y muy frágiles de una reaparición de la lucha de clases, especialmente en Francia 2019. E incluso si esta dinámica fue entonces en gran medida bloqueada por la pandemia y los cierres, hubo protestas de los trabajadores en varios países incluso durante la pandemia, en particular en torno a cuestiones de salud y seguridad en el trabajo" (ibíd.). La visión subyacente es la de una dinámica suave hacia una conciencia de clase más fuerte - por tanto, una dinámica positiva, o al menos una especie de situación estática: ni positiva ni negativa, así que, de alguna manera neutral, sobre la base de una combatividad de clase intacta. Mientras que mi valoración es la de una dinámica de retroceso de la conciencia de clase -una dinámica negativa a la que hay que dar la vuelta. Afortunadamente, la combatividad sigue asomando la cabeza aquí y allá. Pero la combatividad no es todavía la conciencia, incluso un aumento de la primera no implica todavía una ampliación o una profundización de la segunda. Lo esencial para el proletariado y sus organizaciones políticas es la correcta evaluación de la situación actual, junto con su dinámica interna. Las tareas del momento para los revolucionarios dependen obviamente de la comprensión de esta situación objetiva y concreta. En un nivel posterior tenemos que considerar la cuestión del "viejo topo" de Marx (en su El dieciocho brumario de Luis Bonaparte). Tenemos la costumbre de hablar de este fenómeno en términos de maduración subterránea de la conciencia de clase. La Resolución subraya un potencial de profundo renacimiento proletario atestiguado, entre otros factores, por "los pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia, que se manifiestan en los esfuerzos hacia una reflexión global sobre el fracaso del capitalismo y la necesidad de otra sociedad en algunos movimientos (particularmente los Indignados en 2011), pero también a través de la emergencia de elementos jóvenes que buscan posiciones de clase y se vuelven hacia la herencia de la izquierda comunista" (ibíd.). La vaga formulación sobre "pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia" es un compromiso entre dos opuestos irreconciliables: ¿adelante o atrás? ¿Qué dirección del movimiento, aumento o retroceso de la conciencia de clase incluso en sus capas subterráneas, no visibles? En las discusiones antes y durante el Congreso he defendido la opinión de que no hay una maduración subterránea significativa en la clase. Necesitamos el concepto de maduración subterránea para luchar contra los puntos de vista consejistas y la práctica similar. Es una adquisición de la CCI que la maduración subterránea tiene lugar también en los momentos de retroceso de las luchas o incluso en los períodos de contrarrevolución. Pero otra cosa, es decir -como afirma la mayoría- que el movimiento de esta maduración es siempre ascendente. Si se afirma que la maduración es en todos los períodos un movimiento creciente, se excluye una regresión. Esto significa subestimar dos cosas. Por un lado, subestimamos la profundidad de las dificultades de nuestra clase, incluso de sus partes más conscientes, y por otro lado subestimamos el papel y las tareas específicas de los revolucionarios en el período actual. Esta tarea no es sólo cuantitativa, mediante la difusión de las posiciones revolucionarias, sino que es sobre todo un trabajo cualitativo, teórico, de análisis en profundidad de las tendencias actuales en los diferentes ámbitos: los cambios en la economía, las tensiones imperialistas y la dinámica en la clase, sobre todo a nivel de conciencia. Ciertamente existe el potencial para un desarrollo de la conciencia, pero potencial y realización no son lo mismo.
Ferdinand, enero de 2022
[4]. [5]. [6]
1 Divergencias con la Resolución sobre la situación internacional del 23º Congreso de la CCI https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [16]
2 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [17]
3 Ver Informe sobre el Curso Histórico https://es.internationalism.org/content/4536/informe-sobre-el-curso-historico [18]
4 Eso no ayudó a Bo Xilai, porque oficialmente estaba en la cárcel, no por su supuesta orientación política equivocada, sino por corrupción y abuso de poder
5 Si no cito literalmente otras fuentes, baso la información de este artículo en Wikipedia y The Economist
6 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [19]
7 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [20]
8 El lector atento de nuestras resoluciones llegará a esta conclusión, aunque los congresos de la CCI, sabiamente, nunca sometieron a votación los conceptos teóricos
9 Capítulo 26, hacia el final: "El comercio interno capitalista sólo puede realizar, en el mejor de los casos, ciertas cantidades de valor contenidas en el producto social: el capital constante consumido, el capital variable y la parte consumida de la plusvalía. Sin embargo, la parte de la plusvalía destinada a la capitalización debe realizarse en otro lugar"
https://es.internationalism.org/content/4746/balance-del-24o-congreso-in... [27]
https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situaci... [17]
https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-eco... [28]
https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y... [29]
https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-c... [30]
https://es.internationalism.org/content/4761/informe-de-noviembre-de-202... [31]
https://es.internationalism.org/content/4824/divergencias-con-la-resoluc... [32]
https://es.internationalism.org/content/4854/explicacion-de-las-enmienda... [33]
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El libro Herr Vogt ha sido considerado tanto por parte de los grupos izquierdistas como por el “marxismo académico” como un “trabajo menor” de Marx, una “pérdida de tiempo” y un supuesto “deslizamiento” de Marx hacia el terreno del chismorreo y la “prensa amarilla”. Por desgracia, este análisis se ha extendido a grupos de la Izquierda Comunista que deploran que Marx abandonara durante un año sus estudios sobre El Capital, para dedicarse exclusivamente a refutar las acusaciones que Vogt había hecho circular contra él. Lamentan que con su obra daba protagonismo a ese personaje, le hacía, por así decirlo, una “publicidad inmerecida”. Critican también que se colocara “en el mismo terreno” que Vogt de “rebajarse” a querellas personales y a denuncias “ad hominem”. Examinaremos al final estos argumentos.
Rechazamos estos planteamientos que olvidan que la calumnia es un arma fundamental de la burguesía contra las organizaciones y los militantes comunistas. Es una constante en la historia del movimiento obrero: sus militantes más destacados han sido objeto de las más feroces campañas de calumnias, de las más viles acusaciones; han sido sometidos a un acoso sistemático tendente a desprestigiarlos y demolerlos moralmente. Marx fue atacado por Vogt y Bakunin; Lenin acusado por los mencheviques y después tachado de “agente alemán” por el Gobierno Provisional ruso de 1917; Rosa Luxemburgo denigrada como “libertina”, “sanguinaria” en los círculos del Partido socialdemócrata alemán; Trotski atacado por el estalinismo como agente de la GESTAPO…En la historia reciente, la CCI y sus militantes han sido víctimas de ataques parásitos, de denuncias y delaciones de signo policial1.
Estos ataques–cualesquiera que fueran sus motivaciones inmediatas- se han inscrito siempre en el marco de una finalidad política: aniquilar a los militantes revolucionarios, sembrar la duda y la sospecha dentro de las filas comunistas y preparar la represión. Frente a ello no podemos consentir la indiferencia y la banalización que hace el oportunismo en nombre de dejar esas cosas “sucias” y dedicarse a “lo importante” que sería el análisis y las grandes declaraciones políticas.
Vogt gozaba de cierto prestigio en los medios liberales de la época por sus escritos científicos, en particular, apoyando la teoría de la evolución de Darwin. Eso daba “más autoridad” a las graves calumnias que lanzó contra Marx en un panfleto titulado Libro Principal.
Vogt utilizó como pretexto un folleto titulado Como aviso que un tal Karl Blindt escribió atacando sin pruebas fehacientes a Vogt y atribuyendo la paternidad de este escrito a Marx. Los ataques de Vogt fueron reproducidos por un individuo llamado Zabel en el periódico berlinés National Zeitung en 1860. Zabel hacía aún más infamantes las acusaciones de Vogt. A su vez, estas acusaciones se propagaron por otros órganos de prensa europeos –entre ellos el Daily Telegraph inglés- La prensa liberal se hizo eco de estas “revelaciones” llegando a ocupar páginas de periódicos de Estados Unidos. En menos de un año, una “campaña internacional” fue lanzada contra Marx participando la prensa “más progresista” de la época.
En su Libro Principal, Herr Vogt atribuye a Marx la dirección de una denominada Banda del Azufre donde se habrían realizado prácticas sospechosas: «Tras el chaparrón de la revolución de 1849 se ha reunido lentamente en Londres una claque de prófugos, cuyos componentes entre la emigración suiza eran conocidos en su tiempo bajo el nombre de Banda del Azufre o del Cepillo. Su jefe es Marx, antaño redactor de la Rheinische Zeitung en Colonia; su palabra mágica, república social, dictadura obrera; su ocupación, maquinar contactos y conspiraciones» (pag. 162). Esta banda buscaría “apartar al obrero de su profesión, complicándolo en conspiraciones y complots comunistas, para finalmente, después de haber vivido a costas del sudor de su frente, abandonarlo con toda frialdad a su desgracia. También ahora ese grupillo vuelve a esforzarse por atraer a sus redes traicioneras, cueste lo que cueste, y de la manera más vulgar imaginable, a las asociaciones obreras” (pag. 46).
Así pues, las acusaciones de Vogt se podrían resumir en 4 puntos:
Marx y su banda colaborarían con la policía prusiana pues “todo aquel que se aviene a tratar con Marx y sus secuaces caerá tarde o temprano en manos de la policía” (pag. 28).
Arrastrarían a los obreros a acciones aventureras que facilitan la represión policial
Marx ejercería como dictador máximo manipulando a sus incondicionales: “Sus camaradas” —[los de Marx]— “no escriben una sola línea sin que él esté previamente enterado de su contenido. La prueba resulta muy simple: “Él” —[Marx]— “domina incondicionalmente a su gente” (pag. 82)
“Una de las ocupaciones principales de la Banda de Azufre consistía en comprometer a personas radicadas en la patria, de manera que se viesen obligadas a pagar para que la Banda guardara en secreto su compromiso. No una, sino centenares de cartas fueron enviadas a Alemania, en la que se decía que se denunciaría la participación en este o aquel acto revolucionario, en el supuesto caso de que al cabo de un plazo determinado no llegara a una dirección determinada cierta cantidad de dinero” (pag. 190);
Vogt seguía la estela trazada por elementos policiales que ya en 1851 habrían organizado una conspiración contra Marx y otros revolucionarios. Marx aporta el testimonio de un participante en un “Comité Revolucionario” alemán constituido ese año: «Todo el comité se componía de Schurz y de Schimmelpfennig. [que se] propusieron aniquilar a Marx. Se recomendaron a tal fin las más impúdicas calumnias. El paso más próximo para llevarlo a efecto fue el retrato de Marx publicado por L. Häfner en el Feuilleton der Hamburger Nachrichten a comienzos de 1851» (pag 85).
Hasta aquí las acusaciones lanzadas. ¿Qué tenía que hacer Marx? ¿Aguantar estoicamente el alud de insidias? ¿Poner cristianamente la otra mejilla? Marx no era dado a responder a los insultos e insinuaciones lanzadas contra él. Sin embargo, cuando los ataques podían poner en peligro su reputación y, sobre todo, la de las organizaciones comunistas, entonces rompía su silencio: “Aquí la situación era otra. Zabel me acusaba de una serie de acciones criminales e infamantes, y esto, ante un público por demás inclinado a creer en los prejuicios políticos, las monstruosidades más absurdas y que, por otra parte, debido a que hacía 11 años que yo faltaba de Alemania, carecía de todo punto de referencia para poder juzgarme. Aparte de todas las consideraciones políticas, también le debía a mi familia, a mi esposa y a mis hijos, la satisfacción de someter a un examen judicial las infamantes denuncias de Zabel” (ídem.).
Marx toma muy en serio las acusaciones y analiza minuciosamente los hechos buscando restablecer la verdad de estos, estableciendo las conexiones entre ellos, desarrollando un marco global que permite comprender su lógica y coherencia. Con un método riguroso, Marx destruye la intriga montada por Herr Vogt.
Previamente exige, tanto a Vogt como a Zabel, la aportación de pruebas o la retirada de las acusaciones. Como no obtiene respuesta pasa a una segunda etapa consistente en demostrar la naturaleza real de la llamada Banda del Azufre, un grupo que según Vogt era el instrumento organizativo que Marx utilizaba para realizar sus fechorías. En una tercera etapa, refuta una a una todas las acusaciones. Pasa a continuación a una tarea política importante: defender la memoria de la Liga de los Comunistas. Finalmente analiza el contexto histórico en el que se desarrolla la calumnia de Vogt y los intereses burgueses inconfesables a los que sirve.
Marx trató de averiguar si había existido alguna vez esa Banda. Logró reunir el testimonio de S. L. Borkheim que en carta del 12-2-1860 aclaró que fue un agrupamiento de estudiantes que habían participado en la revolución de 1848 en Alemania y se habían exiliado a Suiza. Entre sus componentes no se encontraba Marx ni ningún miembro de la Liga de los Comunistas, las únicas actividades de la Banda habían sido la juerga y la sátira política disolviéndose definitivamente en 1850. Este testimonio mostraba cómo Herr Vogt había utilizado una Banda realmente existente para montar otra cuya existencia residía exclusivamente en su cabeza siendo igualmente producto de ésta las actividades delictivas que atribuye a Marx.
Marx recoge en el libro numerosos documentos probatorios. Es una tarea fastidiosa y su lectura no siempre es cómoda, pero es imprescindible para refutar las acusaciones de Vogt.
Vogt cometió el error de afirmar que la Banda cuya jefatura atribuía a Marx tenía dos nombres: Banda del Azufre y Banda del Cepillo. Marx tiene la paciencia de demostrar que existió realmente una Banda del Cepillo totalmente diferente de la anterior que hizo sus fechorías en la Sociedad Obrera de Ginebra. Esa amalgama de Bandas es «un embrollo a la cuarta potencia, gruesa como el padre que la generó» (pag. 33).
Marx denuncia sin embargo un rasgo congénito de calumniadores, aventureros y provocadores: suelen atribuir a sus víctimas las maldades de las que ellos son culpables. Es lo del dicho popular: “Cree el ladrón que todos son de su condición”. Vogt montaba un grotesca acusación de “banda y bandido” para mejor encubrir la Banda de su jefe, Luis Bonaparte que, efectivamente, había organizado la Banda del 10 de Diciembre compuesta por la hez y el lumpen de París : «A mí personalmente iba a ensalzarme cual jefe de la Banda del Azufre por él vilipendiada y por mi ignorada hasta la aparición del Libro Principal, y dicho ensalzamiento como castigo por mi ultraje, durante años inalterado, contra la cabeza y los miembros de la Banda del 10 de diciembre» (pag. 21)3.
Según Vogt «aquel que se enreda con Marx y compañía en negocios políticos, cae antes o después en manos de la policía; tales negocios son desde el principio delatados a la policía secreta e incubados por ella –esos negocios parecen huevos, y la policía la gallina clueca que los empolla –tan pronto como llega su hora. Los instigadores Marx y compañía permanecen inaprensibles en Londres –mientras la policía se posa sobre los huevos-.» (pag. 35). Esta acusación se refuerza con la acusación formulada por Zabel según la cual Marx habría tenido tratos con las policías prusiana y francesa.
Vogt pretende que había un agente provocador llamado Cherval (o Crämer) que habría contactado con Marx en la Liga de los Comunistas y después habría actuado como agente suyo en las asociaciones obreras de Ginebra. Marx aporta cartas de J.F.Becker, Schilly y Borkheim donde se desmiente toda relación con dicho individuo. Ante la repetición por Zabel de la misma acusación, Marx aporta nuevas pruebas: «Mis materiales probatorios destinados a refutar esta denuncia del “demócrata” Zabel, abarcaban todo el período que media entre la entrada de Cherval en la Liga de los Comunistas hasta su fuga de Ginebra, acaecida en 1854. Un afidávit depuesto ante la corte de justicia policial de Bow Street por Carlos Schapper el 1 de marzo de 1860, demostró que la entrada de Cherval en la Liga de Londres tuvo lugar anteriormente a la mía, que no había sido conmigo con quien se puso en contacto desde París, donde reside a partir del verano de 1850 hasta la primavera de 1852, sino con la Liga contraría a mí, dirigida por Schapper y Willich, entrando después de su simulada fuga de la cárcel de St. Pélagie y de su regreso a Londres —1852— a formar parte de la Asociación Cultural de Obreros Alemanes allí existente y a la que yo ya no pertenecía desde el mes de septiembre, hasta que finalmente se le desenmascaró en la misma, declarándosele infame y expulsándosele por lo tanto de la organización” (pág 194).
Vogt aporta diferentes “pruebas” que Marx refuta con una rigurosa documentación.
Uno de los miembros de la Liga de los Comunistas, Wolf, habría hecho en Londres en 1850 llamamientos incendiarios a los obreros alemanes que simultáneamente habría enviado a la policía de Hannover.
Marx aporta la carta de Wolf que demuestra que en esa fecha no se encontraba en Londres sino en Zúrich y desmiente haber hecho un llamamiento de ese tipo. Desarrollando una argumentación política de fondo, Marx cita sus Revelaciones sobre el proceso de los comunistas de Colonia4: tras la derrota de las revoluciones de 1848 «los miembros del partido proletario participarán de nuevo en una revolución contra el statu quo, pero no era su tarea específica el preparar tal revolución, ni agitar para ella, ni tramar complots… La Liga de los Comunistas no era por tanto una sociedad conspiradora» (pag. 36).
En su Libro Principal, Vogt habla de un discurso suyo en la Fiesta Obrera de Lausana (1859) en el que habría denunciado una maquinación de Marx y sus secuaces, para arrastrar a los obreros alemanes exiliados a una “conspiración” que tendría como único fin hacerlos caer en manos de la policía prusiana. Marx refuta esta acusación aportando un testimonio de un tal Lomel, quien anteriormente habría colaborado con Vogt, donde afirma taxativamente que “El relato en que Vogt afirma que durante su estada en Lausana había frustrado una conspiración peligrosa, es sencillamente una MENTIRA; lo único que busca en Lausana es un lugar en el cual poder hablar para luego tener oportunidad de mandar imprimir su discurso. Dicho discurso, que duró hora y media, fue su autodefensa, en la que trató de negar que jamás haya sido un bonapartista asalariado” (pag 48)
Otro cargo del fiscal Vogt es pintar a Marx como un intrigante que no da la cara, sino que encarga a una serie de acólitos la faena sucia de la calumnia, la denigración y el chantaje: “Marx, como jefe de la sociedad, no empuña él mismo la pluma, pero sus fieles no escriben una línea sin haberle consultado” (pág 98).
Se trata de una acusación grave pues las organizaciones comunistas son profundamente colectivas, no se basan en líderes que se reservan las tareas más gloriosas y dejan a los subordinados las tareas sucias (lo que en el argot de los políticos se llama “las cloacas del Estado”). Esto es lo que ocurre efectivamente en los partidos burgueses donde el Gran Líder se encarga de las promesas, las medidas más atractivas y las declaraciones más solemnes, mientras que sus acólitos arrostran lo desagradable: atacar a los rivales, anunciar las medidas impopulares, realizar las intrigas más arriesgadas etc.
Todo eso es incompatible con la práctica de una organización comunista. En ella “no existen tareas "nobles" y tareas "secundarias" o menos "nobles". El trabajo de elaboración teórica y la realización de tareas prácticas, el trabajo en el seno de los órganos centrales y el trabajo específico en las secciones locales, son igual de importantes para la organización y por ello no pueden estar jerarquizados (es el capitalismo quien establece tales jerarquías)”5
Finalmente, en una organización revolucionaria no existen tareas sucias, inconfesables. Todas las tareas son coherentes con el fin emancipador que se propone el proletariado y toda intriga, calumnia, violencia contra militantes, simpatizantes o miembros de grupos proletarios, debe ser rigurosamente combatida porque es incompatible con el objetivo comunista del proletariado. En la moral proletaria “el fin no justifica los medios”, los medios siempre tienen que ser coherentes con el fin.
Por ello Marx toma muy en serio esta acusación. Su refutación abarca dos frentes. Por una parte, desarrolla un análisis teórico más general demostrando que él no defiende ningún sistema doctrinal sectario sino “la inteligencia crítica de las condiciones del camino y de los resultados generales del verdadero movimiento social”. Con ello pone en claro la naturaleza consciente y basada en la convicción individual y colectiva de la sociedad que impulsa.
Por otro lado, entra en la cuestión que podría dar un indicio de verosimilitud a la acusación de Vogt: el panfleto Como aviso escrito por Blindt que aquel atribuyó a la inspiración de Marx. Aquí Marx recopila las pruebas–incluida la declaración jurada de un cajista de imprenta- que muestran que él no tenía ninguna relación con Blindt y que fue éste quien organizó toda la intriga. Marx desvela los intereses que movieron a este individuo: mientras Vogt representaba los intereses del “pequeño Napoleón”, Blindt intrigaba desde el bando de la burguesía liberal inglesa interesada en contrapesar el avance francés.
Zabel repite la misma acusación afirmando que “Nos parece que para esto —[para el partido de Marx]— no resultaba demasiado difícil convertirlo —[a Blind]— en el burro de carga… con el empleo de estas declaraciones de Blind, el panfleto pudo ser forjado, de manera que en un todo aparezca como de su exclusiva fabricación” (National-Zeitung, Nº 41)” (pág 202). , Marx rechaza esta insidia: “La refutación judicial de esas acusaciones del “demócrata” Zabel resultó tan oportuna como simple. Se componía de la anteriormente mencionada carta de Blind a Liebknecht, el artículo de Blind aparecido en el Free Press, los dos afidávits de Vögele y de Wiehe —suplementos Nº 12 y 13— y la colaboración impresa de M. D. Schaible” (pág. 195). Además, pone en evidencia a Zabel al denunciar que “me atribuye el poder milagroso de escribir en Londres el 29 de octubre una carta, de la que el juzgado del distrito de Augsburgo YA puede disponer el 24 de dicho mes” (pag. 200).
Marx denuncia el “método” de Zabel consistente en buscar por todos los lados cosas sucias susceptibles de ser atribuidas a Marx: “Allí donde se encuentra con una frase especialmente sucia, la recoge y la añade lo más intacta posible a su fardo. Por lo demás mezcla los distintos pasajes extractados no presentándolos de acuerdo con su continuidad, sino como mejor convenga a sus propósitos personales” (pag 205). Esto lleva a Zabel a reproducir una acusación delirante, ya agitada por Vogt: Marx y los suyos se dedicaban a fabricar dinero falso: “De este modo en 1852 se enhebró una conspiración de la más vil índole, con fabricación en cantidad de papel moneda falso —[véanse más detalles en la obra de Vogt]— contra las Asociaciones Obreras Suizas; conspiración ésta que habría ocasionado a las autoridades suizas los mayores trastornos, de no haber sido descubierta a tiempo” (pag 203). Marx refuta fácilmente esta acusación demostrando que procede de la amalgama que habían hecho entre él y Cherval6, el cual efectivamente se dedicaba a fabricar dinero falso.
Pero la acusación más grave de Vogt, retomada para Zabel y aireada en la prensa alemana, es que Marx y sus amigos chantajearían a los militantes revolucionarios con la amenaza de delatarlos, que a los que no pagasen se les descubriría mediante artículos en la prensa alemana.
Marx refuta detalladamente las acusaciones demostrando en particular que ni Vogt ni Zabel han podido aportar al menos una de “esos cientos de cartas” que se habrían enviado para extorsionar. Pero además desmonta el juego de Zabel consistente en no afirmar directamente que Marx es quien procede a los chantajes y la delación (de esa manera legalmente –según las leyes prusianas de la época- no podía ser acusado de calumnias). Zabel dice en un pasaje lo que hacía la banda del azufre y en otro pasaje –cuidándose de no relacionarlo directamente- afirma que Marx era el jefe del “partido marxista” dentro del cual habría una banda del azufre donde estaría el círculo de los más allegados a Marx.
«Una de las ocupaciones principales de la Banda del Azufre era la de comprometer a las gentes en la patria de tal modo que se les obligara a pagar dinero a fin de que la Banda conservase el secreto sin compromiso. No una, sino cientos de cartas fueron escritas y enviadas a Alemania diciendo que se denunciaría este o aquel acto de participación en la revolución si en una fecha dada no llegaba una suma a una dirección indicada» (pág 190).
Marx aporta el análisis realizado por una asociación obrera en 1860 sobre estas acusaciones: “La Asociación Cultural de Obreros Alemanes que funciona en Londres, de la que me di de baja el 15 de marzo de 1850, festejaba el 6 de febrero de 1860 el vigésimo aniversario de su fundación, con cuyo motivo me invitó y en cuya oportunidad resolvió por unanimidad, “rechazar por calumniosa” la acusación de Vogt que afirmaba, que yo había “desvalijado” a los obreros alemanes en general” (pág 193).
Para Marx, aún más importante que la defensa de su persona es la defensa de la Liga de los Comunistas que Vogt intenta cubrir de oprobio. Se trata de defender la trayectoria y las aportaciones de ese eslabón de las organizaciones comunistas del proletariado desaparecida en 18527.
Marx subraya la función histórica de la Liga de los Comunistas y cómo su disolución consciente se hacía necesaria. “En lo que me concierne al carácter de la Liga de los Comunistas y a la índole de mi participación en la misma, era posible hacer concurrir como testigo a Berlín, a A. H. Bürgers, de Colonia, uno de los condenados en el Proceso de los Comunistas e interrogarlo durante el desarrollo de las vistas judiciales. Además Federico Engels encontró entre sus papeles una carta fechada en noviembre de 1852 y autentificada por los sellos de los correos de Londres y Manchester, en la que yo le comunicaba la disolución de la Liga cumplida a consecuencia de una indicación mía, como también los motivos que se hicieron valer para la resolución referente a dicha disolución: que a partir de la prisión de los acusados de Colonia, todas las comunicaciones con el continente habían quedado cortadas y que una asociación de propaganda semejante ya ni siquiera era digna de su época” (pag. 191).
Vogt falsifica la historia mezclando hechos de diferente naturaleza con el objetivo de denigrar a la Liga y a sus militantes más ligados a Marx y Engels. Así, Vogt convierte en una “conspiración militar secretísima” dirigida por Liebknecht8 donde un buen número de militantes habrían sido llevados a una trampa mortal tendida por la policía prusiana lo que en realidad era una proposición pública a 24 asociaciones obreras de acudir a una reunión “para conversar allí acerca de la organización y fundación de un periódico común” (pag. 31). Presentando a Liebknecht como una mera marioneta de Marx se obstina en mezclarlo en toda clase de asuntos turbios, reales o inventados, pero en los que aquel no participó, atribuyéndole por ejemplo una campaña de calumnias cosa que refuta Marx “Vogt podía mentir mucho, pero hasta su abogado Hermann le prohibió el embuste de que el artículo de Biskamp no copiado por el Allgemeine Zeitung había sido “reeditado” por Liebknecht. Del mismo modo tampoco se le podía ocurrir decir a Vogt que yo había mandado al Allgemeine Zeitung el panfleto intitulado “A Modo de Advertencia”. En cambio, dice textualmente: “El señor Liebknecht es… quien envió al Allgemeine Zeitung aquel panfleto calumniador” (pag 176)
Otra de las insidias de Vogt fue presentar al antes mencionado Cherval, agente doble de la policía francesa y prusiana, como “colaborador” de los miembros de la Liga de los Comunistas en el proceso de Colonia (1852), manchando su memoria.
Marx prueba de forma fehaciente que la causa contra los miembros de la Liga de los Comunistas se basaba en realidad en el testimonio, demostrado como falso, de un tal Steiber. Cita para ello el testimonio de un señor de Berlín, Eichoff, quien en respuesta a las calumnias de este último había afirmado que “todas las declaraciones que el tal Stieber había hecho durante ese proceso [el de Colonia], resultaban ser completamente falsas… La condena de los acusados de Colonia se debió exclusivamente a las declaraciones de Stieber… Toda la declaración de éste habría sido un juramento falso” (página 43).
Vogt presenta la Liga de los Comunistas como una organización sectaria, secreta y conspirativa. Marx en un largo capítulo de su libro (el IV) rebate esta falsificación explicando la evolución de la Liga desde posiciones que hacían concesiones al socialismo utópico y a las teorías sectarias, hacia posiciones dedicadas al desarrollo de la organización y la acción común de la clase obrera: “Las actividades de la Liga comprendían en primer término la fundación de Asociaciones Culturales de Obreros Alemanes, públicas y la mayoría de las asociaciones de esta índole que todavía existen en Suiza, Inglaterra, Bélgica y Estados Unidos, fueron fundadas directamente por ella o por antiguos socios de la misma. Es debido a ello que la constitución que rige a estas asociaciones obreras sea igual en todas partes. Se fijaba un día de la semana para polemizar, otro para los entretenimientos sociales —canto, declamación, etc.—; en todas partes se fundaban bibliotecas sociales. La Liga que apoyaba y dirigía estas asociaciones obreras hallaba en ellas un terreno propicio para su propaganda pública” (pag. 53).
En el mismo sentido, recopila una carta de un obrero emigrado a Londres, Scherzer, “Los tiempos han cambiado. Ha pasado la época de las asociaciones secretas. Es absurdo hablar de federación secreta o federación separatista, cuando un asunto es abiertamente planteado en una Asociación Obrera” (pag. 235)
Explica, igualmente, cómo el espíritu abierto de la Liga le hizo evolucionar desde posturas idealistas a las posiciones materialistas del socialismo científico: “publicamos una serie de panfletos [Marx y Engels] en los que la mezcolanza de socialismo anglo-francés y de filosofía alemana, era sometida a una crítica despiadada, recomendándose en cambio el estudio científico de la estructura económica de la sociedad burguesa, como único fundamento teórico pertinente, explicándose en un lenguaje netamente popular, que lo que se trataba no era la imposición de un sistema utópico cualquiera, sino la participación activa y consciente en el proceso revolucionario social a que asistíamos. A consecuencia de estas actividades la secretaría central londinense se puso en contacto con nosotros [con la intención], de convocar un congreso de la Liga en Londres, en el que las opiniones críticas que nosotros habíamos dado a conocer habrían de ser expuestas en un manifiesto público y que, si bien frente a los elementos anticuados y opositores nuestra colaboración se hacía indispensable, la misma exigía también nuestra entrada en la Liga. Por consiguiente, resolvimos entrar. El congreso después de algunas semanas de violentos debates quedó aceptado el Manifiesto del Partido Comunista que Engels y yo habíamos redactado” (pag. 54). Frente a la imposición a los obreros de “sistemas” elaborados por “cabezas pensantes”, Marx “desechaba todos los sistemas y también los que aparecen en dicho Manifiesto, suplantándolos con la comprensión crítica de las condiciones, el desarrollo y los resultados generales del legítimo movimiento social” (pag. 63).
En fin, Marx combate y desmonta la amalgama que hace Zabel entre la Liga de los Comunistas y la Banda del Azufre que este último trata de hacer pasar como una especie de organización secreta dentro de la Liga de los Comunistas puesto que la considera “el núcleo más íntimo del partido de Marx”. Realizando esa obra de prestidigitación, Zabel proclama que “La Banda de Azufre sometía a sus adictos a un rigor despiadado. Todo aquel que trataba de buscarse una existencia aburguesada, ya fuera por el simple hecho de anhelar una posición independiente, era considerado en general un traidor de la revolución… Los duelos, las desavenencias y grescas, eran fomentadas entre ésta bien alimentada clase de vagabundos, por medio de la siembra de rumores, correspondencias, etc.” (pág. 211).
Este tipo de amalgama es una grave acusación pues da a entender que dentro de una organización comunista hay un “grupo secreto” que mueve los hilos bajo mano y “dirige de facto” la organización. Esto tiene dos consecuencias:
1º Niega el carácter colectivo, unido y abierto con el que se toman las decisiones y orientaciones en las organizaciones comunistas y deforma la realidad de estas equiparándolas a las organizaciones burguesas donde efectivamente existen elites privilegiadas que las manipulan y las dirigen en la sombra. Más aún, en partidos, sindicatos y demás organizaciones capitalistas, existen bandas rivales que se disputan el poder y libran pugnan sobre cuestiones baladíes, muy difíciles de entender para el gran público, pero que tienen como objetivo alzarse con el control de la organización;
2º Acusan a Marx de una práctica conspirativa. Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo y otros militantes proletarios, jamás se libraron a actividades conspirativas, su acción siempre fue pública y abierta, plantearon claramente sus posiciones y polemizaron con partidarios o adversarios exponiendo sin tapujos su postura y sus críticas.
Respecto al “control secreto” de la Liga de los Comunistas por la Banda del Azufre, Zabel no aporta ninguna prueba, su proceder es dar a entender que en “el partido de Marx” reinaría la dictadura despiadada de este último, calificado de “auténtico Napoleón que agita su férula sobre sus adictos”, igualmente que su cofradía sería un nido de espías, agentes provocadores, policías etc. y, por último, que su verdadera actividad, más allá de la palabrería socialista, sería la extorsión, el tráfico de divisas y el chantaje.
Con esta amalgama Zabel desprestigia la memoria de la Liga de los Comunistas, por lo que Marx refuta uno a uno todos los “argumentos” de Zabel que, en realidad, no son tales, sino únicamente amalgamas, alusiones, referencias indirectas… sin aportar la menor prueba.
Esta política de calumnia se combina con la acción policial de control y seguimiento de la actividad de las organizaciones revolucionarias, así Marx pone de relieve cómo la central de la policía de Frankfurt había organizado una “recopilación de informes” sobre las reuniones de la Liga de los Comunistas: “El contenido —[de mis informes sobre las asambleas de la Liga secreta celebrada por mí]— era rellenado con alguna que otra discusión que solía producirse, la aceptación de nuevos miembros de la federación, el que en algún rincón de Alemania acababa de fundarse una nueva feligresía, el que tuviera lugar alguna nueva organización, el que en Colonia los apresados amigos de Marx tuvieran o no posibilidades de ser liberados, que habían llegado cartas de éste o aquél, etc.”(pag 228)9. Esta acción policial incluía la suplantación de las propias organizaciones revolucionarias editando como si procedieran de ellas panfletos “radicales”. Marx cita a este respecto el testimonio de un colaborador policial (Hirsch): “Greif-Fleury alquilan una prensa litográfica en la imprenta de Stambury, Fetter Lane y, en compañía de Hirsch, se dedican ahora a confeccionar ellos mismos sus “panfletos radicales”. “El primer panfleto que redacté —Hirsch— llevaba, de acuerdo con las indicaciones de Fleury, el título: “Al Proletariado Campesino” y fue posible lograr del mismo algunas copias presentables. El señor Greif remitió estas copias como si provinieran del partido marxista y, a fin de hacer más verosímil su origen, agregó algunas líneas sobre la expedición de esta clase de panfletos, fundándose para ello sobre la así señalada manera de fabricarlos en las llamadas Asambleas Federales” (página 229). Esta suplantación llevaba a fabricar actas de las reuniones de la Liga de los Comunistas falsificando incluso firmas de militantes como Liebchneck o Becker.
C. Mir 17-2-22 (continuará)
1 Especialmente por el grupúsculo para – policial que se hace llamar GIGC (Grupo Internacional de la Izquierda Comunista). Ver a este propósito El aventurero Gaizka tiene los defensores que se merece: los matones del GIGC https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc [36]
2 Las citas están tomadas de la edición en Internet en español del libro de Marx: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860/herr-vogt.pdf [8] Indicamos la página.
3 Recordemos que un libro clásico -El 18 de Brumario de Luís Bonaparte- Marx denuncia las sucias maquinaciones de este personaje para hacerse con el poder. Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [37]
4 Que sepamos no existe versión digital en español, la versión francesa se puede encontrar en https://www.marxists.org/francais/marx/works/1852/12/index.htm [38]
5 Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [39]
6 De este agente provocador ya hemos hablado antes y lo mencionaremos después pues actuó como infiltrado en la Liga de los Comunistas.
7 Para un conocimiento más detallado ver Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas de Engels, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1885-hist.htm [40]
8 Wilhem Liebknecht (1826-1900), padre de Karl Liebknecht, fundador del Partido Socialdemócrata alemán y militante anteriormente de la Liga de los Comunistas.
9 Cabe añadir que los informes eran “enriquecidos”: “muy a menudo fue preciso recurrir a la imaginación y es probable que en esos casos apareciera también algún miembro de la federación, cuyo nombre acaso ni siquiera exista en el mundo entero. Sin embargo, el señor Greif opinaba que nuestros informes eran buenos, ya que a tout prix [a cualquier precio], era preciso forjarlos…” (pag 228).
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En la primera parte de nuestro estudio sobre el libro Herr Vogt de Carlos Marx vimos el método y el propósito militante que aquel tenía. En esta segunda parte, analizamos el contexto histórico donde se libró la batalla contra las calumnias de Vogt y vamos a ver cómo el método empleado sirvió a la defensa de la Primera Internacional contra la conspiración y la campaña de calumnias de Bakunin. Ese combate de Marx, primero contra Vogt y unos años después contra Bakunin, tiene actualmente plena validez frente al olvido del oportunismo que no quiere “entrar en esas nimiedades”.
Vogt era un agente a sueldo de Luis Bonaparte. Engels en un artículo aparecido en 1873 y que se publica como anexo en el libro Herr Vogt recoge una información que la Comuna de París puso al descubierto al lograr acceder a los archivos policiales del Estado francés: “en las listas recién publicadas de los fondos secretos empleados por Luis Bonaparte aparece: VOGT — le fueron remitidos en agosto de 1859… 40.000 francos” (página 248).
El libro Herr Vogt nos da un panorama claro y preciso de la situación histórica en la década de 1850. Es un momento de fuerte expansión del capitalismo en todo el mundo, de lucha por la formación de nuevas naciones como marco propulsor del desarrollo capitalista. Es también un tiempo de exilio para los revolucionarios de numerosos países debido a la derrota de las revoluciones de 1848. En el primer plano del escenario internacional aparece la política de Gran Bretaña, entonces superpotencia mundial, que para reforzar su dominación no duda en favorecer los movimientos más reaccionarios, especialmente al régimen zarista ruso, baluarte de la reacción feudal. Junto aquel vemos la errática política de Luis Bonaparte, el pequeño Napoleón, los intentos de Prusia por formar la “Nueva Alemania” en detrimento del decrépito poder austriaco.
Marx enmarca la acción de Vogt en esas condiciones históricas. El bisturí de Marx disecciona con precisión esos diferentes elementos que dominan la década aportando análisis muy interesantes. Se trataba de comprender qué pretendía Vogt, en que marco histórico desarrollaba su intriga miserable, qué objetivos e intereses servía y qué condiciones de confusión y debilidad del medio del exilio permitían el ascenso de un personaje de su calaña…
Marx analiza la naturaleza del régimen político instaurado por Luis Napoleón en Francia sobre los escombros de la derrota del proletariado en 1848, al que Vogt sirvió como “agente político” para organizar campañas de difamación de aquellos que el “pequeño emperador” consideraba sus enemigos. El sistema político organizado por el sobrino de Napoleón era semi – dictatorial y se apoyaba en el lumpen. Uno de sus puntales era la Banda del 10 de diciembre - un conglomerado de pequeños burgueses, delincuentes, arribistas, aristócratas arruinados etc.- que servía fielmente al “emperador” dando palizas o asesinando a los oponentes y constituyendo la claque que aplaudía los viajes de personajillo. Diferentes pasajes del libro Herr Vogt completan de forma brillante el estudio que Marx hizo del “pequeño Bonaparte”, quien selló el aplastamiento de las grandes luchas del proletariado de París en 1848 y por ello recibió de la burguesía la licencia para instaurar un régimen para su “pequeña gloria”1.
Marx igualmente denuncia la falsificación que hace Vogt del papel de Rusia, quien durante muchos años había sido el bastión de la reacción feudal -animada bajo mano por Gran Bretaña. Para Vogt Rusia y Francia aliadas podrían dar un impulso a la causa liberal y de emancipación de los pueblos pues veía a Rusia “como protectora del liberalismo y de las ambiciones nacionales. Catalina II fue reverenciada por todo un ejército de pensadores franceses y alemanes, como la abanderada del progreso. El “noble” Alejandro I, el griego del bajo Imperio según lo denomina Napoleón de manera por cierto muy innoble— jugó en un tiempo y en toda Europa el papel de héroe del liberalismo” (pag 104) 2.
Marx denuncia la famosa política de “neutralidad” y “democracia plena” de Suiza, un capital nacional quien siempre ha jugado con unos y con otros para hacer valer sus intereses. Las autoridades suizas se pavonean de “defensores de los derechos humanos”, sin embargo, tras esa máscara participan en la represión de los movimientos proletarios. Así, a propósito de un militante detenido y exiliado por las autoridades suizas, Marx relata como “Druey, en su correspondencia con el preso Schily y la que habremos de mencionar más adelante, le echaba todas las culpas al Cantón de Ginebra, mientras que Tourte aseguraba que toda la culpa la tenían las autoridades federales y que de parte del Cantón de Ginebra no existía queja alguna contra Schily. Una confirmación concordante le había sido dada hacía poco por el juez de instrucción ginebrino, el doctor Raissim” (pag. 219). Era un juego de tenis, donde el cantón pasa la pelota a las autoridades federales, éstas al juez, y el juez a la municipalidad y así sucesivamente, con el resultado final que los exiliados son entregados a los gendarmes alemanes o austriacos. Estos servicios son puntualmente cobrados a peso de oro por los “neutrales” y “demócratas” gobernantes suizos.
Otro importante elemento del libro de Marx es el estudio de los movimientos nacionales, sus contradicciones y miserias, en un tiempo donde la formación de nuevas naciones contribuía al desarrollo del capitalismo y, por tanto, podía ser apoyada críticamente por las fuerzas proletarias. Marx denuncia las proclamas de Vogt según las cuales el Pequeño Napoleón “Es “el desinteresado amigo” de Italia, de Suiza, en una palabra, de todas las nacionalidades”. Tanto el príncipe Napoleón, como el Emperador, es un gran economista… No cabe duda de que, si en Francia alguna vez llegaran a triunfar los buenos principios de la economía política, el príncipe Napoleón habrá contribuido muchísimo a ello”. Es y fue siempre partidario de la más amplia libertad de prensa”, contrario a todas las medidas de previsión policiales de censura, portavoz de “las ideas liberales en el más amplio de los sentidos, tanto en su teoría, como en su aplicación” (pag. 137).
El método marxista no se reduce a los hechos económicos. Esto es lo que pretenden los voceros de la burguesía (principalmente los popes del “marxismo académico”) que buscan enclaustrar el marxismo en cotos bien delimitados de tal forma que pierda todo su filo revolucionario. El método marxista abarca igualmente la lucha organizativa y la defensa de la organización comunista y de sus militantes.
En el libro Herr Vogt hay una unidad entre la minuciosa y científica refutación de las calumnias, el análisis de las motivaciones y lazos políticos de los calumniadores y la enmarcación de sus intrigas en un contexto histórico determinado (desarrollo del capitalismo, movimientos nacionales, medio del exilio debido a la derrota de los movimientos de 1848). Esta unidad hace del libro parte integral del método marxista.
Engels decía que la lucha de clase del proletariado tiene tres dimensiones: económica, política e ideológica. Creemos que debe añadírsele una cuarta dimensión: la lucha organizativa y dentro de ésta el combate contra la calumnia y la denigración.
Como hemos dicho al principio, la calumnia es un arma de la burguesía contra las organizaciones comunistas: quienes las ejecutan pueden ser elementos policiales o agentes políticos del capital, como es el caso de Vogt, pueden ser igualmente aventureros, parásitos, colaboradores para- policiales como el ignominioso grupúsculo GIGC3. Sin embargo, esa multiplicidad de motivaciones converge y se inscribe en una política superior y coherente: la lucha de la burguesía contra las organizaciones revolucionarias. Esta política sistemática de la burguesía tiene más de 200 años de antigüedad. Una de las primeras expresiones fue la campaña de calumnias contra un genuino militante obrero-organizada por un provocador policial dentro de la Sociedad de Correspondencia de Londres en 17954. Marx recuerda como otros militantes obreros habrían sufrido el mismo tratamiento “No sólo los Mouchards decembristas aullaron calumnias similares tras Luis Blanc, Blanqui, Raspail, etc; también en todas las épocas y partes del mundo los Sicofantes de la clase reinante calumniaron siempre en forma igualmente infamante a los precursores literarios y políticos pertenecientes a la clase sometida” (página 46).
El libro Herr Vogt desarrolló un método científico de denuncia y refutación de la calumnia, como tal inspiró otro combate de las organizaciones comunistas contra la conspiración y la calumnia: el de la Primera Internacional contra las actuaciones de Bakunin y su banda que se disfrazaba bajo el pomposo nombre de Alianza de la Democracia Socialista. Sus intrigas, maniobras y campañas de calumnia fueron científicamente desmenuzadas y puestas al desnudo por la comisión Utin que presentó un informe ante el Congreso de La Haya (1872). Hay pues un hilo conductor de método entre Herr Vogt y este combate de la AIT. Marx y Engels profundizaron en todas las lecciones de este combate en Las pretendidas escisiones en la Primera Internacional5.
Existe en el medio de la Izquierda Comunista una actitud oportunista consistente en rechazar la defensa de la organización, la lucha contra el parasitismo y el combate contra la calumnia, oponiendo una serie de “argumentos” que vamos a rebatir metódicamente.
Cuando Marx dedicó un año entero a la refutación de la calumnia de Vogt, muchos elementos de Asociaciones Obreras o incluso antiguos militantes de la Liga de los Comunistas decían que esa respuesta “se rebajaba al nivel de Vogt”, que “quien pretende combatir el lodo acaba enlodándose”; que Marx reaccionaba en función de su orgullo herido.
Vogt era un individuo indigno que no merecía sino el desprecio (Marx lo trata en su libro de “naturaleza redondeada”, Engels de “gusano”). Pero había que responderle no tanto por lo que era sino por el daño que causaba. Hay que hacer su vergüenza más vergonzosa haciéndola pública –como decía Marx-. Al sacar a la luz las tropelías de estos personajes, al desvelar de forma implacable sus maquinaciones, al poner en evidencia sus motivaciones inconfesables, estos individuos pierden el terreno en el que se mueven como pez en el agua: el de la sombra, el de la acusación sin respuesta, el de la duda jamás aclarada, el de la insinuación ambigua que propaga la sospecha. Cuando ese terreno sórdido es iluminado por los potentes focos de la denuncia revolucionaria pierde la mayor parte de su capacidad de hacer daño.
La lucha de clases es un terreno dramático y abigarrado, donde los contendientes no emplean las mismas armas. El proletariado, en efecto, actúa con claridad, transparencia, solidaridad, honestidad moral. Sin embargo, la burguesía no tiene el menor escrúpulo en desplegar contra el proletariado y sus organizaciones revolucionarias, las más viles maquinaciones, las intrigas más abyectas, las trampas más siniestras, en el fuego de los antagonismos de clase, el mundo burgués revela el barro pestilente sobre el que se levanta.
Es pues un arma fundamental de la lucha de clases la denuncia de esa ciénaga repugnante que la burguesía remueve sin descanso. Renunciar a ello en nombre de la “altura intelectual” es desarmar al proletariado de ese capítulo esencial de su combate.
Pero denunciar esa telaraña de intrigas, calumnias e indignidades, es igualmente sentar las bases para comprender que el mundo comunista del que el proletariado es portador se levanta sobre otro modo de vida, otra concepción de la humanidad y otros principios morales, pues como recuerda La Ideología Alemana de Marx y Engels “Este modo de producción no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya más bien, un determinado modo de actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de estos”6, ese mismo documento recuerda que “la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que se hunde y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases”7. Así pues, la denuncia implacable de la calumnia, la denigración, las maniobras e insinuaciones, delimita claramente el campo proletario contra el cieno de la sociedad burguesa y sus servidores. Ayuda a comprender de forma concreta los contornos de la futura sociedad comunista, los principios que la inspirarán en todos los campos de la vida.
En el Prefacio de su libro contra Vogt, Marx responde a ese argumento8: «Yo sé, por lo demás, que los mismos sesudos varones que, al aparecer los infundios de Vogt, movían gravemente sus cabezas, concediendo importancia a aquellos, no comprenderán ahora en absoluto cómo puedo yo perder el tiempo en refutar semejantes niñerías; mientras tanto, los escritorzuelos liberales, que con odio maligno deseaban dañarme publicando en la prensa alemana, suiza, francesa y americana las más bajas vulgaridades y las inútiles mentiras de Vogt, encontrarán sacrílegamente escandaloso mi modo de despacharles a ellos mismos y a sus héroes » (pag. 12). Para Marx esa lucha es una tarea “en interés del partido”: «hasta entonces solo me había ocupado literariamente, por rarísima excepción, de las innumerables insolencias vertidas contra mi durante 10 años por la prensa alemana y germano americana cuando se trataba de un interés de partido, como ocurrió con ocasión del proceso de los comunistas de Colonia» (página 241).
La calumnia, la denigración, la difamación preparan la represión, son su trampolín necesario. Así lo evidencia Víctor Serge en su libro Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión: “La provocación es mucho más peligrosa por la desconfianza que siembra entre los revolucionarios. Es terrible, porque la confianza en el partido es la base de toda fuerza revolucionaria. Se murmuran acusaciones, luego se dicen en voz alta, generalmente no se pueden aclarar. De ahí resultan males en cierto sentido peores que los que podría ocasionar la misma provocación. Hay que recordar ciertos casos lamentables: Barbés acuso al heroico Blanqui y Blanqui, a pesar de sus cuarenta años de reclusión, a pesar de toda su vida ejemplar, de su vida indomable, jamás pudo quitarse de encima la infame calumnia”9. Dejar sin respuesta la calumnia es abrir las puertas a la represión. El asesinato de Rosa Luxemburgo fue ejecutado por un maldito teniente, pero su arma asesina había sido cargada con las balas de la campaña de difamación que montó el gobierno provisional del SPD, la cual a su vez recogía las insidias que “inocentemente” habían circulado por más de 20 años en el partido tachando a Rosa de “libertina”, “pervertidora de menores”, “revolucionaria violenta” y otras lindezas.
El piolet que Mercader clavó sobre Trotsky tenía detrás la patológica campaña que Stalin montó contra Trotski acusándolo de agente de la Gestapo y atribuyéndolo todos los desastres que ocurrían en Rusia desde un choque ferroviario hasta la avería de una central eléctrica. Sin embargo, yendo más lejos, esta campaña se levantaba sobre las calumnias contra Trotsky que circularon en 1917-23 en los círculos de partido bolchevique.
El oportunismo separa el vínculo sangriento que existe entre la calumnia y la represión, el lazo que hay entre el parasitismo y la barbarie policial. Con ello subestima a la burguesía y se imagina que esta se desmoronará sin apenas oponer resistencia, ignorando las trágicas lecciones de más de un siglo de decadencia capitalista y soñando con la imagen idílica que denunciaba el propio Víctor Serge “A fines del siglo anterior se podía alimentar el gran sueño de una transformación social idílica. Generosos espíritus se dedicaron a él, desdeñando o deformando la ciencia de Marx. Se imaginaban la revolución social como la expropiación casi indolora de una ínfima minoría de plutócratas. ¿Por qué el proletariado magnánimo, rompiendo las viejas espadas y los fusiles modernos, no habría de perdonar a sus desposeídos explotadores de la víspera? Los últimos ricos se extinguirían pacíficamente, ociosos, rodeados de un burlón menosprecio. La expropiación de los tesoros acumulados por el capitalismo, unida a la reorganización racional de la producción, le proporcionaría a la sociedad entera, en su momento, la seguridad y la comodidad”10.
Es cierto que el paso de los años ha puesto las calumnias en su sitio. Hoy ni el historiador burgués más abyecto se atreve a acusar a Lenin de “agente alemán” o a Trotsky de “esbirro de la Gestapo”, sin embargo, en el marco de la lucha de clases concreta, de su evolución histórica precisa, es un arma temible en manos de la burguesía. Cuando en el furor mismo de los enfrentamientos de clase, los agentes de la burguesía lanzan la calumnia, entonces, la confusión, las dudas, aquello de “no hay río sin agua", pueden provocar estragos terribles, aislar a los revolucionarios de su clase, sembrar la parálisis y la vacilación. Y esas maniobras pueden asestar un golpe terrible a la lucha revolucionaria, recordemos lo que decía Rosa Luxemburgo de esos momentos: “Pero hay una ley vital interna de la revolución que dice que nunca hay que pararse, sumirse en la inacción, en la pasividad después de haber dado un primer paso adelante. La mejor defensa es el ataque. Esta regla elemental de toda lucha rige sobre todos los pasos de la revolución”11.
Por ello, la pretensión intelectualoide de menospreciar la calumnia arguyendo que el “tribunal de la historia pondrá las cosas en su sitio” significa una subestimación de la dureza de la confrontación entre las clases, del grado de barbarie, cinismo y maquiavelismo de la burguesía, es un desprecio al combate proletario, duro y difícil, que debe enfrentar a un enemigo bárbaro que condensa en su seno lo peor y lo más cínico de las sociedades de explotación12.
Marx y Engels defendieron frente al fundamento moral en el que exclusivamente se apoyaba el socialismo utópico la necesidad de asentar la lucha por el comunismo en la visión histórica y científica del materialismo histórico. Pero de ahí no dedujeron que el proletariado debería carecer de toda moral. El proletariado tiene su moral que se opone tanto al amoralismo y la ausencia de escrúpulos que caracteriza un polo de la ideología burguesa -el utilitarismo moral-, como al imperativo moral o el moralismo religioso que expresan el otro polo13.
Dentro de su lucha de clase, el proletariado lleva igualmente un combate moral y este es una dimensión importante de las organizaciones comunistas y de sus militantes. Hay una diferencia fundamental, que es una frontera de clase, entre los hombres políticos de los partidos de la burguesía y los militantes de las organizaciones políticas del proletariado.
En los primeros, sus miembros están siempre desgarrados entre 3 intereses difíciles de conciliar: el interés general de la burguesía, el interés de la fracción que representan y su propio interés particular. Esto marca su comportamiento con el estigma de una duplicidad y una hipocresía congénitas pues ni son leales a la “comunidad de ciudadanos” (solo sirven a la clase dominante), ni son tampoco completamente leales a esta última (los intereses de fracción, camarilla o clique, matizan la lealtad general a su clase), ni finalmente tampoco son verdaderamente leales a la fracción burguesa que representan (pues no pierden de vista sus intereses personales y en muchos casos acaban anteponiéndolos por encima de todo). El Príncipe de Maquiavelo caracterizó magistralmente la “moral” que nace de estas complejas relaciones14.
Esta práctica es radicalmente incompatible con las organizaciones políticas proletarias. En estas, debe imperar como norma vital la limpieza, la transparencia, la entrega totalmente desprendida, la proscripción sistemática de calumnias o maniobras.
El oportunismo no se indigna ante la maniobra, la calumnia, la mentira, el rumor malintencionado. Al contrario, los mira con desdén, colocándose en un pedestal que “solo mira el cielo”, pretende estar por encima del bien y el mal y considera esa barbarie como “minucias". Dedicarle tiempo sería quitárselo a los análisis, la propaganda y la intervención.
No solamente no captan el peligro que significa la calumnia sin respuesta, sino que caen en la indiferencia moral, en un pragmatismo desmovilizador. La calumnia debe suscitar inmediatamente la indignación de los revolucionarios. Su ausencia revela la poca estima que se tiene de la organización, los militantes y la propia militancia. Se echa por la borda la tradición y la continuidad histórica que se hallan condensadas en la organización revolucionaria en nombre de “no caer en moralismos”.
El oportunismo ve demasiado dudoso, excesivamente sombrío, terriblemente sórdido, todo lo que sea defender la organización y sus militantes. Es un terreno demasiado “contaminado” para su etérea sensibilidad. Cree que responder es meterse en la boca del lobo y se niega a comprender que la respuesta es, por una parte, la afirmación positiva de la dignidad y la convicción de los revolucionarios y, de otro lado, constituye el desarrollo de los propios principios de la clase proletaria.
El caso de Freiligrath es un ejemplo palmario de filisteo demócrata preocupado ante todo de su noble conciencia. Cuando Marx recaba su ayuda frente a Vogt, Freiligrath olvida su pasado militante y prefiere la “libertad”: “Mi naturaleza, como la de todo poeta, necesita libertad. También el partido es como una jaula, y se puede cantar mejor, incluso para el partido, desde fuera que desde dentro. He sido un poeta del proletariado (...) Por eso quiero seguir volando con mis propias alas, quiero pertenecer sólo a mí mismo y quiero disponer de mí por completo".15.
La “fina sensibilidad” de Freiligrath no puede soportar «todos los elementos dudosos y abyectos que se habían pegado al partido” y se siente contento de dejar el Partido ¡para sentirse limpio! La «limpieza» del oportunismo consiste en sustraerse completamente de la arena trágica de la lucha de clases, colocarse en un pedestal imaginario –que tan solo existe en su cabeza temerosa- desde el que contempla cómo esas “sucias” y “políticas” clases se baten a muerte. El filisteo se encierra en un mundo inmóvil y conservador donde no existe combate sino el deambular más o menos agitado de cuatro ideas especulativas.
Como hemos señalado en la primera parte de este artículo16, el libro Herr Vogt no era únicamente una defensa de la persona de Marx, era sobre todo una defensa de la organización comunista. Las grandes luchas obreras de las Revoluciones de 1848 significaron la movilización política autónoma del proletariado por primera vez desde los orígenes lejanos del movimiento obrero en la revolución inglesa de 1640. El proletariado aparecía con un programa y una política propios, ya no era la clase subalterna que la burguesía movilizaba para su revolución contra la feudalidad. Como expresión avanzada de ese cambio fundamental el proletariado se dotaba de una organización política -la Liga de los Comunistas- que había significado una transformación radical de las organizaciones políticas proletarias. Hasta entonces, estas tenían un programa utópico que pedía a los burgueses ilustrados “colaborar” en su noble causa, se organizaban según criterios de las sectas y se dividían en diferentes tendencias abocadas al fracaso: bien la conspiración minoritaria al estilo del blanquismo; bien la realización del “paraíso comunista en la tierra” de los grupos utópicos; bien un reformismo sin perspectiva17.
Esta evolución tan importante de la lucha proletaria y de sus organizaciones comunistas preocupó seriamente a las diferentes fracciones burguesas. La clase proletaria podía poner en peligro la dominación capitalista al tener el objetivo propio de una sociedad alternativa. Había que combatir al proletariado y, de forma más concreta, a sus organizaciones comunistas con todos los medios, legales e ilegales, no solamente la represión y la ley sino igualmente la calumnia, la denigración, las campañas de prensa etc.
La conspiración calumniosa de Vogt forma parte de este combate de la burguesía contra la organización comunista. No fue un acto individual ni una maniobra particular de Luis Napoleón, su campaña contra Marx formaba parte de la lucha de la burguesía europea contra los militantes y las organizaciones comunistas. La prueba está que Vogt se vio secundado por Zabel, pero rápidamente encontró un eco ruidoso en toda la prensa liberal europea e incluso norteamericana. Hubo tras ese objetivo común una convergencia de fracciones burguesas muy diferentes: los feudales prusianos, la burguesía progresista alemana, los liberales ingleses y norteamericanos, los decembristas napoleónicos…
Este es el legado crucial del libro de Marx Herr Vogt, la lucha por la defensa de la organización que luego proseguiría con la defensa de la AIT contra conspiración de Bakunin, jaleada por toda la prensa burguesa desde Gran Bretaña a Rusia, desde Alemania a España.
Hay una continuidad entre los textos de denuncia del proceso de los comunistas de Colonia (1852), el libro Herr Vogt y los textos antes citados de defensa de la AIT contra la conspiración de Bakunin. Los tres forman una unidad de aplicación de método del materialismo histórico en la defensa de la organización.
C. Mir 24-10-21
1 Nos referimos a El 18 de Brumario de Luís Bonaparte https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [37]. Cabe señalar que los editores en español de Herr Vogt en su advertencia insisten sobre este aspecto de análisis histórico de dicho libro y dejan completamente de lado lo esencial que es el combate de Marx contra la calumnia y la denigración
2 En un Anexo, artículo publicado por Engels en 1871 titulado Nuevamente el Señor Vogt mayo 1871, se evidencia cómo Herr Vogt está cambiando de chaqueta, pues “su glorioso emperador”, el pequeño Bonaparte, ha sido derribado y ha estallado la Comuna de París, y ahora denigra a su patrón, pero sigue defendiendo el papel “liberal” de Rusia en el contexto de “que estamos a las puertas de un conflicto entre el mundo eslavo y el mundo germano… y de que por uno de ambos lados será Rusia quien se encargue de dirigirlo” (pag. 247).
3 Ver El aventurero Gaizka tiene los defensores que se merece: los matones de la GIGC https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc [36]
4 Ver el libro de E.P. Thompson La formación de la clase obrera en Inglaterra. En español Editorial Crítica 1989
5https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm [44], Ver igualmente Cuestiones de organización, II - La lucha de la Iª internacional contra la « Alianza » de Bakunin https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [11] y Cuestiones de organización, III - El Congreso de La Haya en 1872 - La lucha contra el parasitismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l [12]
6 https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm [45] Primer Capítulo de Feuerbach, Oposición entre las concepciones materialista e idealista, sección 2ª Premisas de las que arranca la concepción materialista de la historia.
7 Ídem., Segundo Capítulo de Feuerbach, Oposición entre las concepciones materialista e idealista, sección 6ª Conclusiones de la concepción materialista de la historia: continuidad del proceso histórico, transformación de la historia en historia universal, necesidad de la revolución comunista
8 Una variante es el argumento según el cual responder a los parásitos es darles publicidad. Evidentemente, no se trata de entrar a todos los trapos que como señuelos pueden lanzar los parásitos y los calumniadores. De lo que se trata es de responder con firmeza y desde una posición ofensiva cada vez que está en juego la reputación de las organizaciones revolucionarias y de sus militantes.
9https://www.marxists.org/espanol/serge/represion/repres-1.htm#1iii [46] Capítulo XIX Conclusión. Por Qué Resulta Invencible la Revolución
10 Ídem., Capítulo XI Conciencia del riesgo y conciencia del fin
11 El orden reina en Berlín, https://www.marxists.org/espanol/luxem/01_19.htm [47]
12 Víctor Serge, en el último capítulo de su libro antes citado (ver nota 9) recuerda algo que los oportunistas olvidan fácilmente: “el capitalismo, en otra época inicuo y cruel sin duda, pero creador de riquezas, se convirtió, en el apogeo de su historia, que comienza el 2 de agosto de 1914, en el exterminador de su propia civilización, en el exterminador de sus pueblos… Desarrollado prodigiosamente durante un siglo de descubrimientos y de labor encarnizada, con la técnica científica en manos de los grandes burgueses, de los jefes de bancos y trusts, se volvió contra el hombre. Todo lo que servía para producir, para extender el poder humano sobre la naturaleza, para enriquecer la vida, sirvió para destruir y para matar con un poderío repentinamente acrecentado. Basta una tarde de bombardeo para destruir una ciudad, obra de siglos de cultura”.
13 Ver Texto de orientación sobre marxismo y ética https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i [48] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1301/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-ii [49] . Igualmente, la cuarta parte de la Serie La Herencia oculta de la izquierda del capital https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [50]
14 En Herr Vogt, Marx pone al descubierto las trapacerías, los sobornos recibidos, las tentativas de formarse una camarilla de incondicionales, el republicanismo de fachada etc., de Kossuth –héroe de la liberación nacional de Hungría- que, conforme a la moral burguesa, era al mismo tiempo un héroe y un truhan, un republicano extremista y un monárquico de circunstancias: «Si Kossuth fue una vez el arpa eolia por medio de la cual tañía el ciclón popular, no es ahora más que la oreja de Dionisos, que remurmura los susurros de las misteriosas estancias del Palais Royal y las Tullerías» (página 206).
15 La “libertad” que Freiligrath reivindicaba frente al Partido no le impedía ser prisionero de Fazy, su patrón ginebrino, el cual a su vez era el protector de Vogt. La cita procede de una contribución al Boletín interno internacional de la CCI.
16 apartado Defensa de la memoria de la Liga de los Comunistas
17 Ver el capítulo Literatura socialista y comunista del Manifiesto Comunista, así como igualmente Del socialismo utópico al socialismo científico (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/index.htm [51] ) y Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1885-hist.htm [40] ).
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La capitulación ante el imperialismo del antiguamente proletario Partido Socialdemócrata Alemán, en 1914, es bien conocida entre los revolucionarios. También lo es el declive oportunista del SPD, que pavimentó el camino a esta trascendental traición a la clase obrera.
Lo que no se conoce tan a fondo es la lucha ininterrumpida que libró el ala revolucionaria del Partido, desde su misma concepción, contra las fuerzas del oportunismo reformista, no solo a nivel teórico (mediante trabajos seminales de la talla de la Crítica del Programa de Gotha de Marx, el Anti-Dühring de Engels o el Reforma o Revolución de Luxemburgo) sino también en el plano de la defensa de los principios organizativos de clase.
En este artículo haremos la crónica de esta lucha organizativa en dos partes, basando nuestra investigación en libros y documentación que, en buena parte, solo está disponible en lengua alemana. Esta primera parte cubrirá el periodo de 1872 a 1890, del programa de Gotha al programa de Erfurt. La segunda parte, aún por publicar, lidiará con el periodo consiguiente hasta 1914.
Tras la derrota de la Comuna de París en 1871, la burguesía reaccionó desatando una ola de represión a lo largo y ancho de Europa. Como es evidente, las principales víctimas fueron los comuneros, en Francia, de los cuales más de 20.000 habían sido asesinados, 38.000 habían sido arrestados y más de 7.000 fueron deportados por el gobierno de Versalles. Pero en vista de este primer asalto victorioso al poder en una gran ciudad por parte de la clase obrera, las organizaciones del proletariado en otros países también sufrieron la intensificación de la represión. Al mismo tiempo, la clase dominante propició un ataque dentro de las mismas filas de la Primera Internacional – con Bakunin y su Alianza para la Democracia Socialista a la cabeza. Con la ayuda de una organización secreta, los logros previos de la Primera Internacional a nivel de funcionamiento fueron socavados, y su organización se redujo a la anarquía. En el Congreso de la Haya de 1872, el Consejo General de la Primera Internacional encabezado por Marx y Engels denunció esta estratagema. Esta lucha por la defensa de la organización estuvo llamada a convertirse en uno de los tesoros más valiosos de la experiencia del movimiento revolucionario, cuya trascendencia y consecuencias fueron ampliamente subestimadas entonces, y olvidadas hasta mucho después. En una serie de artículos (Revista Internacional 84-88), la CCI ha descrito esta lucha y sus lecciones en detalle. Recomendamos a nuestros lectores familiarizarse con este material indispensable para entender el desarrollo posterior de la situación1.
Las secciones alemanas de la Primera Internacional participaron activamente en la preparación del Congreso de La Haya – a pesar de la oposición de sus dirigentes. Tras la Comuna de París, la formación de secciones nuevas en Alemania había sido prohibida, y solo se permitía la adhesión individual. De este modo, no existía oficialmente la posibilidad de que ninguna organización alemana como tal fuera miembro de la Primera Internacional, como tampoco podía serlo ninguna sección local. En la mayoría de países europeos, ninguna organización de tamaño significativo podía seguir existiendo como tal si declaraba abiertamente su afiliación a la Internacional tras 1872. Por otro lado, el Gobierno prohibió a los miembros residentes en Alemania viajar a La Haya como delegados, pero consiguieron esquivar estas medidas coercitivas.
Wilhelm Liebknecht y August Bebel, líderes del SDAP (Sozialdemokratische Arbeiterpartei/Eisenacher2, 1869-1875) fueron encarcelados durante 2 años por su posición internacionalista en la Guerra franco-prusiana. Muchos de sus camaradas que escribían para el “Volkstaat” (publicación del SDAP) fueron arrestados, y las autoridades prohibieron cualquier publicación sobre el Congreso de La Haya. No obstante, la delegación alemana al Congreso fue capaz de enviar 15 delegados de un total de 65 (casi una cuarta parte), teniendo un papel activo en el mismo. Marx había recibido el mandato de Leipzig, Engels recibió el de Breslau, y Cuno fue elegido jefe del comité investigador de las actividades de la Alianza Bakuninista.
Tras la conclusión del Congreso de La Haya (2-7 de septiembre de 1872), los delegados se dirigieron inmediatamente al Congreso del SDAP (Eisenach) en Mainz (7-11 de septiembre).
Mientras que, al principio, los eisenachistas habían adoptado una firme posición contra los bakuninistas tras el Congreso de La Haya, el Volkstaat empezó a suavizar sus declaraciones contra los bakuninistas en torno al otoño de 1872. Durante este periodo, Liebknecht se abstuvo de criticar a los anarquistas y empezó a buscar el compromiso con los lassalleanos3. Marx y Engels, por otro lado, amenazaron con poner fin a su cooperación con la organización si el Volkstaat seguía manteniéndose en silencio. Defendían que la unidad real no podía conseguirse mediante el abandono de los principios. Ante las críticas de Marx y Engels, el Volkstaat retomó sus críticas contra los bakuninistas por un tiempo4. Mientras, los lassalleanos siguieron mostrando su apoyo a los bakuninistas. En abril de 1873 rechazaron las resoluciones del Congreso de La Haya y llegaron a mandar delegados a una reunión bakuninista en Suiza.
La tendencia que tenía el Partido de Eisenach de hacer concesiones al Partido Lassalleano (Asociación General de Trabajadores Alemanes – ADAV) buscaba su justificación, en parte, por la previsible unificación de las dos organizaciones. Sin embargo, durante el Congreso de Coburgo de 1874, el SDAP se centró en discutir el apoyo mutuo en la lucha de clase, y la unificación inmediata del SDAP y la ADAV no estaba en el orden del día. Aun así, con el voto de Marx y Engels en contra, los líderes del SDAP se apresuraron a firmar la unificación en Gotha, en marzo de 1875, fundando el Partido Obrero Socialista de Alemania (SAPD) junto a los lassalleanos.
“No debe distraernos este llamado a la ‘unificación’ […] Evidentemente cualquier líder de un partido quiere verlo triunfar, no hay nada de malo en ello. Pero hay circunstancias en las que uno debe tener el coraje de sacrificar el éxito inmediato por cosas más importantes, especialmente cuando hablamos de un partido como el nuestro, cuyo triunfo final es absolutamente inevitable, cuando lo hemos visto desarrollarse tan colosalmente a lo largo de nuestras vidas… el éxito inmediato no es de ninguna manera algo absolutamente necesario […] En cualquier caso, creo que con el tiempo los elementos más capaces de entre los lassalleanos empezarán a gravitar hacia ti por propia iniciativa, y que por tanto no sería sensato arrancar una fruta inmadura, como quieren los partidarios de la unificación. Ciertamente el viejo Hegel decía: ‘el partido que acaba siendo victorioso es el que se escinde, el que es capaz de tolerar escisiones’”.
En la misma carta, Engels advierte que al verse los eisenachistas en competencia directa con la ADAV, como ocurría en realidad, “se acaba acostumbrando uno a tener en cuenta a la ADAV para cualquier cosa […] En nuestra opinión, que la práctica ha confirmado ampliamente, la mejor táctica propagandística no es alienar a los miembros individuales del oponente de forma aislada, sino trabajar hacia las grandes masas que son aún indiferentes. Una sola fuerza singular nueva que se consigue atraer desde ese espacio vale más que cualquier desertor de Lassalle, que siempre llevará consigo la semilla de su mala concepción del partido”5.
Tras la derrota de la Comuna de París y la disolución de facto de la Primera Internacional en 18736, los esfuerzos del movimiento pasan a centrarse en el plano nacional. “El centro del movimiento pasó a ser Alemania”7, donde la tendencia marxista había ganado autoridad política gracias a su internacionalismo durante la Guerra franco-prusiana.
Durante la década de 1870, el SAPD se había convertido en uno de los primeros partidos cuya fundación se debía a la fusión de dos partidos del mismo país. Dado que la disolución de la Primera Internacional descartaba cualquier tipo de cooperación internacional significativa, el movimiento obrero internacional se enfrentaba a la tarea de fundar partidos en los diferentes países, dándoles un carácter programático y organizativo más profundo que en la década de 18608.
En Austria, el Partido Socialdemócrata Unido austriaco fue fundado en abril de 1874 (con un programa basado en el de los eisenachistas)9. En otros países, el proceso de formación de partidos empezó más tarde10.
El Congreso fundacional de Gotha del SAPD expresaba cierto progreso, principalmente por el hecho de que, por primera vez, se logró el establecimiento de un partido con principios organizativos sólidos, y de implantación nacional. La unión de las dos organizaciones hizo posible la superación de la “dictadura de los líderes” que había existido previamente en la ADAV de Lassalle, y puso el liderazgo del partido en manos colectivas y centralizadas. Lassalle, que murió en un duelo en 1867, había cumplido el papel de un presidente con poderes cuasi-dictatoriales entre los lassalleanos, y su forma de hacer las cosas seguía proyectando una larga sombra sobre la ADAV.
Los estatutos de la ADAV en 1872 exigían:
“III. Membresía § 3: todo obrero que así lo declare puede convertirse en miembro de la asociación con pleno e igual derecho a voto, y puede dimitir en cualquier momento. § 6 Los asuntos de la asociación serán administrados por el comité ejecutivo formado por 24 miembros más su presidente”.
En los siguientes puntos se detallaban los poderes del presidente. Por otro lado, los estatutos del SAPD, fundado en 1875, decían:
“§1 Podrá pertenecer al partido cualquiera que se comprometa con los principios de su programa y promueva activamente los intereses de los trabajadores, incluso mediante donaciones. Los que no contribuyan por un periodo de 3 meses no serán considerados camaradas del partido”.
Debido a la instauración de prohibiciones sobre la formación de asociaciones y la participación activa en organizaciones revolucionarias, los estatutos evitaban hacer referencia alguna a la cooperación activa dentro de la organización. Se dejaba claro que “los miembros del partido que actúen contra los intereses del mismo serán expulsados de la organización. Podrán apelar esta decisión en el Congreso del partido” (§2 Estatutos). A este respecto se dio una continuidad con los métodos de la Liga de los Comunistas, que no obstante solo fue posible gracias a los eisenachistas.
De esta forma, el recién nacido partido representaba un paso adelante a nivel organizativo. No se podía decir lo mismo, no obstante, en cuanto a su nivel programático, donde se dejaba entrever una gran inmadurez política, a su vez potenciada por toda una multitud de “defectos de nacimiento”.
Representando a los lassalleanos en el congreso había 73 delegados elegidos por 15.322 miembros, mientras que los eisenachistas contaban con 56 delegados con 9.121 votos11. Debido a que entre los lassalleanos había una mayor confusión política, la dirección del partido se vio inclinada a hacer compromisos en su favor y aceptar una mayor ambigüedad programática, en aras de la unidad. Cuando Karl Marx envió a Wilhelm Bracke su “Crítica del Programa de Gotha” el 5 de mayo de 1875, la dirección del partido la ocultó al congreso y a los militantes; hasta a Bebel, uno de los líderes más famosos, se le ocultó la existencia de la carta:
“Una vez terminado el congreso de coalición, Engels y yo publicaremos una breve declaración expresando nuestro desacuerdo con el mencionado programa y sus principios, y no queremos tener nada que ver con él […] Aclarado eso, es mi deber no reconocer por silencio diplomático lo que creo que es un programa completamente injustificable que desmoralizará al partido. Cada paso del movimiento real es más importante que una docena de programas. Si no se podía ir más allá del programa de Eisenach – y las circunstancias no lo permitían – deberíamos habernos limitado a aprobar un acuerdo de acción contra el enemigo común. Si, en cambio, nos proponemos la decisión de principios programáticos (en vez de ir posponiéndolos para el momento en que lo decida una prolongada actividad en común), podremos levantar los hitos que medirán el progreso de la organización del partido a la vista de todo el mundo […] Se quiere evitar toda posible crítica e impedir toda reflexión en el partido. Todo el mundo reconoce la satisfacción que sienten los trabajadores ante el hecho de la unificación, pero se cae en un error si se piensa que este éxito inmediato no se ha comprado a un alto precio. Por cierto que el programa es inútil. No es más que una canonización de Lassalle y sus artículos de fe”12 13.
Engels decía en una carta a Wilhelm Bracke en octubre de 1875:
“Estamos completamente de acuerdo contigo en que Liebknecht y su fe en los compromisos a toda costa han dado como resultado una chapuza […] Una vez que el proceso de unificación se ha puesto en marcha, sobre bases podridas y con las proclamas más altisonantes, no se permitía ni siquiera concebir el fracaso”14.
La vehemente crítica de Marx y Engels a esta falta de claridad, por no decir actitud oportunista, dejó claro su énfasis en la claridad programática y en la creencia de que la unidad no se puede comprar al precio del abandono del programa, haciendo alianzas poco fiables, basadas en la confusión. Es mejor ser pocos al principio mientras se trabaje sobre bases firmes, que ser muchos sobre bases poco claras. Marx y Engels asumían así el punto de vista de que la unidad solo puede darse sobre bases firmes y que la claridad no debe ceder ante la unidad. La adhesión marxista a la intransigencia programática y a la lealtad a los principios caracterizó su relación con las tendencias oportunistas que emergieron más adelante. A este respecto, la actitud de Marx y Engels de oponerse a la unidad a cualquier precio y luchar por la clarificación, sin miedo a las demarcaciones y las posibles divisiones, contrastó en gran medida con la política que acabaría adoptando el SPD.
Al mismo tiempo, la forma en la que se asumieron las críticas de Marx y Engels a estas debilidades reveló una tendencia que se había repetido insistentemente en el movimiento revolucionario: la evasión, incluso la ocultación de la crítica, sobre el pretexto de que la unidad era más importante que la claridad. Como mostraremos más adelante, no fue hasta 1891 (8 años tras la muerte de Marx) que Friedrich Engels pudo forzar la publicación de sus críticas en el Neue Zeit, contra la firme resistencia de los oportunistas de la dirección del partido. El Programa de Gotha hizo posible el surgimiento del oportunismo, dejando por escrito ciertos puntos de vista oportunistas. Solo la insistencia de Engels hizo posible la publicación de un punto en el programa que proclamaba la solidaridad del proletariado alemán con los obreros de todos los países, y su voluntad de cumplir con su deber internacionalista15. Por añadidura, al énfasis insuficiente en el internacionalismo del Congreso Fundacional de Gotha, se le suma la casi completa falta de referencias a las consecuencias de la experiencia de la Comuna de París. Se había formado ya un cierto “bache” en la continuidad histórica, y en la transmisión de la experiencia de la lucha por la organización contra los bakuninistas.
Otro aspecto importante de la dilución o distorsión de críticas políticas importantes era su tergiversación, como si fueran algo inspirado por motivaciones personales. Hasta Franz Mehring, que escribió la perspicaz biografía de Marx y la historia de la socialdemocracia alemana, cayó en esta trampa:
“Marx no se dio cuenta de que el proyecto de programa reflejaba fielmente las posiciones teóricas de ambas facciones; creía que los eisenachistas habían asumido todas las ramificaciones del comunismo científico mientras que los lassalleanos eran una secta retardada.
Acostumbrado por lo general a juzgar al movimiento obrero por la importancia clave de su avance, en esta ocasión se centró demasiado en poner las cosas bajo el microscopio, y hurgaba en las pequeñas torpezas, irregularidades e inexactitudes de expresión buscando malas intenciones que nunca estuvieron ahí. Ni tampoco se puede negar su antipatía por Lassalle en aquella carta, lo cual influía en su criterio…”16.
Así se frivolizaba la discusión de principios básicos y se presentaba como una cuestión de antipatía personal entre Marx y Lassalle. En vez de señalar que la superación del lassalleanismo supuso una liberación, Mehring escribió:
“El lassalleanismo se extinguió para siempre en los días de Gotha, y aun así fueron los días del triunfo de Lassalle. Por más en lo cierto que pudiera haber estado Marx con sus objeciones al programa de Gotha, el destino de su carta demostró a las claras que Lassalle había reconocido correctamente los medios mediante los cuales podía desarrollarse en Alemania un partido obrero poderoso e invencible, portador de la revolución social”17.
Al mismo tiempo, Mehring caía en la ambigüedad en la forma de “contrastar” el desarrollo del partido en diferentes países con su desarrollo a nivel internacional.
“La idea de la solidaridad internacional arraigó tan profundamente en el proletariado moderno que ya no necesitaba ningún apoyo externo, y los partidos obreros nacionales experimentaron un desarrollo tan peculiar y vigoroso durante las agitaciones en las fábricas, en la década de 1870, que superaron la relevancia de lo internacional…”18.
Tras el aplastamiento de la Comuna de París y la imposibilidad de continuar con el trabajo de la Primera Internacional, la actividad de los revolucionarios debía reconducirse a cada país concreto, creando las condiciones de la fundación de los diversos partidos. Sin embargo, este nuevo enfoque sobre cada país individual no significaba que la orientación y cooperación internacional se hubiese vuelto obsoleta o que la solidaridad internacional, o la necesidad de una Internacional, se hubieran vuelto superfluas. El rápido crecimiento de los partidos a nivel nacional no podía ser argumento de que el marco nacional había ido “más allá” que el internacional. Este punto de vista, quizás, reflejaba esa falta de espíritu internacionalista de Mehring que Engels ya había hecho notar en sus críticas al programa de Gotha. La orientación internacionalista solo puede triunfar mediante la lucha continua y consciente contra las prioridades nacionales e incluso locales. Aunque se dedicaba la mayor parte de la actividad al desarrollo del SAPD, también había esfuerzos dedicados a establecer contactos a nivel internacional para preparar la fundación de la Segunda Internacional, en 1889.
Por razones de brevedad no podemos desarrollar aquí la contribución del SAPD a la fundación de la Segunda Internacional.
Por otra parte, la tendencia a ‘olvidar’ las adquisiciones seguía viva. En Gotha, en 1875, había caído en el olvido la determinación que había mostrado buena parte de los delegados alemanes al Congreso de La Haya en 1872, junto a la consiguiente defensa de las decisiones del Consejo General contra los bakuninistas, encabezada por el SDAP. No se habían asumido las lecciones de aquella defensa tan vehemente de los principios revolucionarios del Congreso de La Haya, que había tenido lugar tan solo tres años antes. No se veía por ninguna parte la continuidad y la transmisión de esa experiencia. En cambio, Mehring también intentó presentar aquella lucha como un conflicto entre la autoridad personal de Marx y la de Bakunin, de la misma forma que lo hizo con respecto a Lassalle.
En el Congreso de Unificación de Gotha de 1875 se escogió la ciudad de Hamburgo como residencia de la ejecutiva del partido, y Leipzig para la Comisión de Control. A la clase dominante le preocupaba el alarmante crecimiento del movimiento obrero, y el SAPD fue proscrito por la Ley Prusiana de Asociación a partir de marzo de 1876. Poco tiempo después también fue ilegalizado en Baviera y Sajonia. La burguesía alemana empezaba a dar forma a su plan de proscripción completa del SAPD, y usó dos intentos de asesinato aislados como pretexto para aprobar las Leyes Antisocialistas del 21 de octubre de 1878.
Todas las organizaciones de tinte socialdemócrata, socialista o comunista debían disolverse, todas las publicaciones de prensa y reuniones que difundieran sus objetivos serían ilegalizadas, así como todas sus asociaciones educativas, clubs de baile y teatros (los miembros del SAPD, hasta entonces, solían quedar registrados oficialmente como miembros de una asociación de este tipo).
“A raíz de esto fueron ilegalizadas 1.299 publicaciones de prensa, así como 95 sindicatos, 23 asociaciones de apoyo, 106 asociaciones políticas y 108 de las así llamadas asociaciones de ocio. Se dieron sentencias de prisión a 1.500 personas aproximadamente, y unas 900 fueron expulsadas de varias regiones del Reich. Los deportados que no fueron al exilio fueron obligados a reasentarse en zonas remotas, desde donde intentaron retomar su trabajo político. La fracción del SAP en el Reichstag fue la única que salió indemne, por respeto al derecho de voto de las circunscripciones electorales, por lo que el trabajo parlamentario no fue interrumpido”19.
En otras palabras, al mismo tiempo que se ponían trabas a la actividad de base de las filas del partido y se desafiaba la consolidación de su tejido organizativo, se orientaba la concentración de sus esfuerzos a la actividad parlamentaria, cosa que desde el punto de vista de los gobernantes era lo más prometedor. Aunque Bismarck quería en un principio ilegalizar también la actividad parlamentaria, las demás facciones de la burguesía en el Reichstag no se plegaron a su insistencia. El objetivo final de los partidos burgueses era integrar completamente al SAPD en la maquinaria parlamentaria. La movilización electoral se convirtió así en el punto focal de su actividad. Si las comparamos con las medidas represivas zaristas en Rusia, las Leyes Antisocialistas alemanas fueron menos brutales, pero mucho más insidiosas.
Ya incluso antes de que se aprobaran las Leyes Antisocialistas en el Reichstag, el Comité Electoral Central, asentado en Hamburgo y actuando como ejecutiva del partido, había anunciado a las autoridades policiales que la organización del partido estaba por disolverse, contrariamente a la posición de Bebel y Liebknecht sobre la cuestión. Incluso había llegado a pedir a las secciones locales… que se auto-disolvieran. La dirección del partido proponía el legalismo más absoluto:
“Adheríos firmemente a esa consigna que solemos dirigiros: ‘nuestra legalidad hará caer al enemigo’. ‘Tened paciencia, no os dejéis provocar’”20.
Marx y Engels ya habían tomado nota de esta “obediencia anticipatoria” del órgano ejecutivo del partido, que no era ninguna anomalía, en una circular que escribieron en 1879:
“El partido, bajo la presión de las Leyes Antisocialistas, deja claro que no está dispuesto a seguir el camino de una revolución sangrienta y violenta, sino que está decidido a… seguir el camino de la legalidad. Es decir, la reforma”21.
Marx y Engels se oponían a todo esto con ironía:
“En aras de conjurar hasta el último rastro de recelo por parte de la burguesía, se le debe demostrar concienzudamente que el espectro es solo eso, un espectro, que no existe. Pero, ¿qué representa este espectro rojo, sino el miedo de la burguesía a la lucha a muerte inevitable que tiene pendiente con el proletariado? […] Son los representantes de la pequeñaburguesía dándose cuenta del pavor que les inspira el proletariado, de que su situación revolucionaria le empuje a ‘ir demasiado lejos’ […] Todos los conflictos inspirados por la necesidad histórica son objeto de reinterpretación y tergiversaciones, y todas las discusiones acaban con la misma frase: estamos todos de acuerdo en lo esencial.
El Partido Socialdemócrata NUNCA deberá ser un partido obrero, nunca deberá hacerse digno del odio de la burguesía ni de nadie más; tiene el deber, por encima de todo, de dirigir su más enérgica propaganda a las filas de la burguesía; en vez de poner énfasis en objetivos a largo plazo, que después de todo, no serán nunca alcanzables en nuestra generación, deberá dedicar todas sus fuerzas y energías a poner esos mismos parches reformistas de la pequeñaburguesía, que no hacen otra cosa que apuntalar los pilares del viejo orden social, transformando como mucho su inevitable catástrofe final en un proceso de disolución gradual, paulatino, y por encima de todo, lo más pacífico posible”22.
Por aquel entonces empezaron a alzarse ya algunas voces en el SAPD, llamando a la necesidad de una reacción violenta a lo que estaba pasando. Johannes Most defendió una posición de acciones terroristas individuales que fue rechazada en el primer congreso del SAPD en Wyden, Suiza, 1880.
El partido seguía manteniendo la tradición de combatir las difamaciones, ya iniciada por la Liga de los Comunistas, debido a su efecto destructor de la confianza en el seno del partido. Así, en 1882, la organización ilegalizada de los Socialdemócratas Berlineses decidió en sus estatutos:
Punto 13: “todo militante – incluso si es un camarada muy conocido – tiene el deber de mantener la confidencialidad sobre los asuntos discutidos en la organización – no importa cuáles sean. Si un camarada tiene noticia de una acusación en su contra, tiene el deber de mantener la confidencialidad en un primer momento y de exigir lo mismo al camarada que le haya informado al respecto; debe indagar en los motivos de dicha acusación y averiguar quién la está difundiendo. Tiene que informar a la secretaría de su sección local, que deberá tomas las medidas adecuadas y deberá clarificar el asunto en una reunión, en la que deberán estar presentes acusador y acusado. Si el acusado resulta ser el mismo secretario, deberá informar al respecto a su delegado representante. Cualquier otra medida, particularmente la de sembrar la sospecha sin prueba alguna y sin testimonio ante la secretaría, será enormemente dañina. Dado el hecho de que la policía tiene un interés especial en promover la desunión en nuestras filas mediante la propagación de calumnias, cualquier camarada que no se ciña al proceso descrito corre el riesgo de ser considerado un colaborador de la policía”23.
Durante el congreso del partido en Wyden se aprobó una resolución de expulsión del partido de Wilhelm Hasselmann:
“Tras haber sido informado de las intrigas y falta de escrúpulos de Hasselmann, los delegados al congreso aprobaron su expulsión de forma unánime, y advirtieron a todos los camaradas en el extranjero que este elemento había sido declarado un experto calumniador”.
Johannes Most también fue expulsado durante el mismo congreso mediante una resolución que rezaba:
“Teniendo en cuenta que Johann Most lleva ya un largo tiempo actuando en contra de los principios del partido, que lo ha seguido haciendo durante el periodo de las Leyes Antisocialistas y que desde entonces solo sigue las normas que le dicta su cambiante temperamento:
Considerando que Most sigue propagando todas y cada una de las calumnias que se lanzan contra la socialdemocracia alemana, sin importar de donde vengan, y que ha colaborado con notorios agentes de la policía a pesar de que le advertimos de su procedencia, solo porque simpatizaba con sus insultos a los supuestos “líderes” del partido;
Por ello en conclusión, considerando la actuación de Most en contra de todos los principios de honestidad;
El Congreso declara su rechazo a cualquier acto de solidaridad con Johann Most y le considera ajeno al Partido Obrero Socialista de Alemania”24.
Gracias al tejido consolidado por los miembros del partido, la organización fue capaz de ir extendiendo su influencia sobre el terreno durante más de una década, aprendiendo a organizar la solidaridad con los perseguidos, material y políticamente. En resumen, las condiciones de ilegalidad no habían desanimado a los militantes, más bien al contrario: había reforzado sus lazos mutuos de solidaridad.
Todos los órganos del partido que quedaron en pie se pronunciaron en contra de la formar una organización nacional secreta, ya que podría ser fácilmente desmantelada por la policía y dejar al partido sin ninguna capacidad de acción. La orientación que se dio finalmente fue una combinación de trabajo legal e ilegal (el primero sobre todo era de carácter parlamentario). En Alemania se organizaría “la publicación de un órgano ilegal, el Der Sozialdemokrat, que se imprimía en el extranjero y se distribuía en el Reich mediante redes clandestinas (incluyendo la Rote Feldpost [Correo Rojo de Campo]). La actividad tanto legal como ilegal estaba dirigida por un órgano oficial secreto llamado ‘Corpora’ (círculo interno de la organización), que se separó formalmente del aparato de distribución del Sozialdemokrat por razones de seguridad. Con la ayuda de esta organización ilegal, en la que J. Motteler jugó un papel prominente, se hizo posible una mayor cohesión del partido a nivel de base. El Sozialdemokrat fue capaz de desenmascarar a varios informantes de la policía. Bajo el seudónimo de ‘Máscara de Hierro’, el órgano de seguridad del partido ponía en guardia a los militantes frente a los informantes y provocadores” (cf. Fricke, p. 182).
Por un lado, todo esto fue capaz de impedir que el partido se convirtiera en una sociedad de conspiradores, y por otro permitió establecer un buen aparato de funcionamiento en la clandestinidad. Las reuniones del partido tenían lugar bajo la tapadera de reuniones de clubs de canto o de fumadores25.
En el primer congreso en la clandestinidad celebrado en Wyden, Suiza, en 1880, la expresión que el partido había asumido con anterioridad de que quería alcanzar sus objetivos por todos los “medios legales” posibles fue eliminada del texto, ya que el partido no quería que la legalidad le atase las manos.
El congreso también discutió la necesidad de que cada miembro de sección tuviera la necesaria libertad de acción para llevar a cabo sus propias iniciativas, mediante el establecimiento de una red de hombres de confianza.
“No podemos actuar siguiendo un molde, no siempre es posible consultar a los llamados ‘líderes’ para cada situación concreta, aunque ningún militante deba actuar por su cuenta. Son necesarias las consultas de conjunto, sin importar lo que cueste, y las acciones conjuntas con el todo en cuanto a asuntos de gravedad. Esto debe convertirse en nuestra línea directriz para la acción.
Organizaos, de la mejor manera posible. Los enclaves más grandes, mejores y más fuertes en espíritu deben apoyar a los más pequeños a su alrededor, y dado que los camaradas no pueden actuar de esta forma en gran número, los representantes de cada sección deben entablar conversaciones entre sí a menudo”26.
Dado que al partido todavía se le permitía elegir candidatos para las elecciones al Reichstag, se fundaron “asociaciones electorales” en cada distrito, que tenían la tarea de “formar a los camaradas en la teoría y convertirlos en socialistas bien formados. La administración de los asuntos del partido y la ejecución de su agitación pública, no obstante, seguían en manos del ‘movimiento interno’”27. Es decir, que, a pesar de las reuniones legales para organización de la propaganda en los clubs electorales, el partido seguía conservando una “organización interna” clandestina, un tejido organizativo secreto crucial para su supervivencia.
Sin embargo, esta interacción complementaria entre centralización e iniciativa local acabaría siendo elevada al plano teórico, como argumento de base contra la centralización.
En el Congreso de Wyder, la “dirección oficial del partido fue transferida a los diputados del Reichstag”28. No obstante, otorgar el liderazgo del partido a los parlamentarios debido a su inmunidad legal acabaría siendo una trampa: un partido revolucionario no puede ver en su fracción parlamentaria a sus “líderes naturales”. Lenin, más tarde, pondría de relieve que las fracciones parlamentarias “conservan ciertas trazas de la influencia de las condiciones electorales burguesas generales”29. Así, la medida de poner la dirección en manos de los parlamentarios contribuyó aún más a quitarle la iniciativa a las filas de la base del partido, poniendo el énfasis en la actividad parlamentaria.
La dirección de facto del partido estaba entonces en manos de un subcomité de cinco personas, encargadas de centralizar el trabajo clandestino. Sin embargo, debido a la gran dispersión geográfica, los militantes lo tenían muy difícil para reunirse en persona y siempre había problemas graves de comunicación. De hecho, Bebel (el líder más prominente) tuvo un papel primordial en la dirección del partido.
Tras el Congreso de Copenhague de 1883, el órgano central oficial del SAPD seguía declarando: “somos un partido revolucionario, nuestro objetivo es revolucionario y no nos hacemos ilusiones sobre su implementación por vía parlamentaria”30. Pero los impulsos oportunistas hicieron acto de presencia en el Congreso de Copenhague. El Sozialdemokrat puso de relieve las incontables diferencias surgidas en el Congreso:
“No tenemos razones para ocultar el hecho de que, en ciertos aspectos, las opiniones de nuestros camaradas divergen, lo cual es una prueba de la fuerza de nuestro partido, que por otro lado se muestra completamente unido de cara al exterior. A pesar de lo acalorado de los choques y de lo abiertamente y sin reservas que se expresen las opiniones, por otro lado se halló una aspiración general común: no buscar la mayoría, sino confrontar y comprender. No hacerlo mediante la formación de camarillas enfrentadas entre sí, sino mediante la aclaración de los puntos de acuerdo y de desacuerdo, sin dejar nada a la influencia de las relaciones personales. Este intercambio vivo de ideas en cuestiones varias, tácticas, etc., ha mostrado que nuestro partido no está ni mucho menos en peligro de anquilosamiento, que no lo preside ningún Papa ni hay ninguna ortodoxia en él, sino que dentro del marco de sus principios programáticos hay espacio para la lucha honesta por convencer” (Ibíd.).
No obstante, la voluntad de discutir y aclarar las divergencias conforme a los principios del programa fue puesta en cuestión rápidamente.
Mientras que, por un lado, el partido no se dejaba obsesionar por la represión de las Leyes Antisocialistas, por otro empezó a hacerse notar cada vez más el miedo a una clandestinidad indefinida, sobre todo de parte de los miembros de la fracción parlamentaria que tenían actividad legal en el Reichstag. Esta fracción tenía tendencia a autonomizarse y a desarrollar derivas oportunistas. Cada vez se hacía más grande el abismo entre los parlamentarios y la “base” y ya en 1883, pocos años después de las Leyes Antisocialistas, Bebel escribía a Engels: “no hay duda de que entre nuestros parlamentarios hay gente que se siente naturalmente inclinada a ese tipo de trabajo, porque no tienen confianza alguna en el nivel de desarrollo revolucionario, y son reacios a toda acción audaz”31. Poco después Bebel le decía a Liebknecht en una carta: “ahora más que nunca se me viene a la mente la idea de abandonar el parlamentarismo, que se ha convertido en una escuela de cómo hundirse en una ciénaga política. Tenemos buenas pruebas de ello entre nuestros propios amigos”32. Bebel era el miembro más antiguo y resuelto del SAPD en el Reichstag, y acabó por advertir lo siguiente:
“El mandato en el Reichstag satisface sus ambiciones y vanidades, se ven a ellos mismos, con gran satisfacción, entre los elegidos de la ‘nación’. Desarrollan el gusto por la comedia parlamentaria y se sienten muy autosatisfechos. Lo que es más, la mayoría de ellos ya no llevan a cabo estudio teórico alguno, o han abandonado los que estaban haciendo, y están alienados por una vida práctica que ya no sabrían ni reconocer…”33. Engels llegó a hablar de un intento por parte de estos oportunistas de “constituir el elemento pequeñoburgués como el dirigente y oficial del partido, desplazando el elemento proletario a algo que apenas sí se tolera en su seno”34.
El 20 de marzo de 1885, el Grupo Parlamentario Socialdemócrata del Reichstag publica una declaración contra las críticas a los parlamentarios por parte del Sozialdemokrat, periódico del SAPD:
“Recientemente este año, sobre todo durante el mes de junio, pudimos tomar nota de varios ataques (abiertos y encubiertos) contra el Grupo Parlamentario Socialdemócrata del Reichstag alemán, escritos en el Sozialdemokrat. Llamaban la atención especialmente hacia el comportamiento de los miembros socialdemócratas del Reichstag con respecto a los subsidios para barcos de vapor […] No es el periódico el que está llamado a determinar la posición del grupo parlamentario, sino el grupo parlamentario el que controla la postura del periódico”35 36.
Bebel protestó en los siguientes términos: “Con estas declaraciones, el grupo parlamentario se atribuye la autoridad absoluta por encima del órgano del partido. Der Sozialdemokrat dejaría por tanto de considerarse como tal, pasando a ser un órgano parlamentario, y se les prohibiría a los camaradas del partido expresar ninguna opinión que a la fracción parlamentaria le parezca incómoda o desagradable. La libertad de prensa para todos que exige nuestro programa sería una frase vacía para sus propios compañeros de partido”37.
Se escribieron muchas más cartas de protesta desde varias ciudades alemanas. Por ejemplo, la de los socialdemócratas del Frankfurt del Meno, de abril de 1885:
“… las Leyes Antisocialistas están empezando a tener un efecto educativo: están domesticando a nuestros diputados […] Nosotros, los camaradas de Frankfurt del Meno, vemos en esta declaración del grupo parlamentario un intento de reprimenda dictatorial por parte de la mayoría del grupo parlamentario, con la intención de imponer una especie de ley de excepción en la vida interna del partido […] Podemos ver en el tono de esta ‘ukase’38 la forma en la que la noble autoestima de la mayoría del grupo parlamentario se ha convertido en una lamentable arrogancia, expresándose como una especie de ‘tormenta de indignación’ […] No necesitamos ni explicar que nosotros no otorgamos ningún derecho especial aristocrático a los miembros del grupo parlamentario… declaramos que seguiremos sometiendo el comportamiento de nuestros diputados al escrutinio y la crítica públicos en los congresos del partido, que seguiremos luchando en base a nuestras diferencias de opinión en la arena pública y que no permitiremos que se nos reduzca a una mera infantería ideológica39. Los socialdemócratas de Wuppertal-Barmen emitieron una protesta similar, el 18 de mayo de 1885: “Nadie de entre nosotros esperaba ningún milagro del parlamentarismo, incluso después de haber conseguido el mayor número de asientos socialdemócratas hasta la fecha. Sabemos muy bien que no se puede luchar por la emancipación de los trabajadores desde el parlamento”40.
El diputado del SAPD Wilhelm Blos rechazó la actitud revolucionaria del Sozialdemokrat. Como resultado, los electores de Wuppertal-Barmen declararon lo siguiente:
“1. Si Mr. Blos dice que sus electores le han enviado a Berlín para participar en la legislación e influenciarla en el sentido que marca el programa socialdemócrata, nosotros nos pronunciamos en contra de eso. Creemos que contradice la posición del partido eso de ver al parlamento como la principal, o acaso única fuente de actividad electoral. Por nuestra parte, lo que motivó nuestros votos es lo siguiente:
a) razones de agitación y propaganda,
b) protestar enérgicamente contra la dominación de clase actual con nuestro voto;
c) permitir a nuestros representantes, si es necesario, expresar esta protesta de la forma más resuelta posible en sus discursos parlamentarios”41.
La confrontación que presentamos aquí evidencia la forma en la que, durante esos años, dos alas del partido entablaron combate, llevando a Engels a la observación de que esto crearía una brecha entre sus filas. En mayo de 1882 le escribía a Bebel:
“Hace ya mucho que no albergo ilusión alguna sobre el posible conflicto con los elementos burgueses del partido y el divorcio entre el ala derecha y la izquierda, y en mi redacción sobre el anuario expresé lo mucho que necesitamos algo así […] No mencioné explícitamente el asunto en mi última carta porque me parece que una escisión no es algo que se deba apresurar […] Por otro lado, ellos saben que bajo las Leyes Antisocialistas también tenemos nuestras razones para evitar las divisiones internas, y que no podemos debatirlas públicamente”42.
Pero incluso con las Leyes Antisocialistas, Engels no descartaba la necesidad de una escisión. Tan solo unos meses después retomó la cuestión: “El tema de controversia es puramente una cuestión de principios: ¿debemos orientarnos a la lucha de clase del proletariado contra la burguesía, o debemos dejar de lado el carácter de clase del movimiento y de nuestro programa… si eso nos garantiza más votos y más ‘seguidores’? […] La unidad es algo bueno, mientras sea posible, pero hay cosas que están por encima de la unidad”43.
“Una escisión en las condiciones de las Leyes Antisocialistas sería algo desafortunado, ya que se cortarían todos los lazos de comunicación con las masas. Pero es algo que se nos puede imponer de forma inevitable, y hay que afrontarlo”44.
Engels puso el mismo énfasis en la agravación del conflicto y en la necesidad de no rehuir la división cuando la situación lo exige: “la división entre el campo proletario y el burgués se está acentuando cada vez más, y una vez que los burgueses se pongan manos a la obra para superar a los proletarios en las votaciones, se provocará la ruptura. Esta posibilidad debe tenerse en mente, tal y como yo lo veo. Si provocan una escisión – algo para lo que hace falta cierto coraje – no sería el fin del mundo. Siempre he pensado que deberíamos evitar esa situación mientras sigan existiendo las Leyes Antisocialistas; pero si ocurre, tendríamos que aceptarlo sin reservas, y llegado el momento me pondré de tu parte”45.
A pesar de las difíciles condiciones de la clandestinidad, la socialdemocracia no quería aislarse del plano internacional. Gracias a la reorganización de los grupos y partidos políticos europeos durante la década de 1880, la socialdemocracia alemana pudo convertirse en pionera de los contactos internacionales y la preparación de una nueva Internacional.
“Con el objetivo de establecer un contacto regular entre los socialistas y sus asociaciones en el extranjero, entre ellos mismos y con el partido alemán, y de mantener la comunicación entre este último y sus partidos hermanos de otros países, se creará un centro de comunicación fuera de Alemania, que organizará los intercambios entre asociaciones, recibirá las quejas pertinentes, solicitudes, etc., administrándolas de la forma más adecuada”46.
A pesar de las Leyes Antisocialistas, la burguesía no logró aplastar al partido o eliminar su influencia. Más bien al contrario: en 1878, el mismo año de entrada en vigor de las Leyes, el SAPD consiguió 437.000 votos (7’6%), 2 diputados en las elecciones generales y 9 en las de segunda vuelta; en 1890 alcanzó los 1.427.000 votos, el 19’7% del escrutinio, 20 diputados en las elecciones generales y 35 en las de segunda vuelta47. El gran éxito electoral reflejaba un gran apoyo hacia el SAPD. Pero, al mismo tiempo, esto no solo aumentó la influencia de los diputados al Reichstag en el partido, sino que favoreció una orientación al parlamentarismo en general, junto con la ideología democrática que la acompañaba.
En septiembre de 1890 se suprimen las Leyes Antisocialistas. El SAPD cambia su nombre poco después a SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) en la conferencia del partido de Halle.
Debido a las condiciones impuestas por las Leyes Antisocialistas, los debates sobre el programa del partido tenían lugar de forma extremadamente limitada. No obstante, con la supresión de las Leyes, la cuestión del programa acabó siendo el punto principal de la conferencia del partido de Halle, en 1890, y sobre todo en el congreso de Erfurt, en 1891. Tras largas discusiones con más de 400 reuniones y una multitud de artículos y contribuciones a la discusión en la prensa del SPD, se planearon hacer importantes correcciones al programa de Gotha. En nuestra serie de artículos de la Revista Internacional (nºs 84-88)48 hemos tratado ampliamente la cuestión, dando cuenta de los debates y críticas de las posiciones del programa de Erfurt, por lo que aquí nos limitaremos a seguir tratando la cuestión organizativa de conjunto.
En 1891 logra publicarse al fin, por primera vez, la crítica al programa de Gotha de Marx y Engels, siendo objeto de amplias discusiones. La dirección del partido durante el periodo de Gotha, que por entonces logró ocultar las críticas de Marx y Engels al resto del partido, se mostró de acuerdo con sus críticas en el Congreso de Erfurt de 1891. Así fueron superadas las posiciones socialistas vulgares y específicamente lassalleanas de Gotha.
En los Congresos de Halle y Erfurt también se discutieron (y rechazaron) las posiciones del grupo de oposición de tinte anarquista “Die Jungen” (Los Jóvenes).
Los estatutos definían la militancia de la siguiente forma: “punto 1; puede considerarse miembro del partido todo aquel que se muestre de acuerdo con los principios de su programa, y que apoye al partido como mejor pueda”49. Así, a los miembros solamente se les requería su adhesión a los principios del programa del partido, ignorando los detalles del mismo. Para algunos, como Ignaz Auer50, esta era la ocasión perfecta para expresarse en contra de la “estrechez de miras” a nivel programático, ya que “puede que algunos tengan sus reservas con respecto a algún punto particular del programa, y una ligera desviación circunstancial del mismo no tiene por qué ser algo malo”. Según Auer, la intención de este punto de vista era darles a los miembros un cierto margen de interpretación del programa del partido.
“Debido a la situación legal de las asociaciones en todos los estados alemanes más grandes, la conferencia del partido de Halle tuvo que abstenerse de crear una organización centralizada. Cualquier intento de crear una sola organización para toda Alemania, con secciones locales, representantes, tasas regulares, carnets de militante, etc., habría resultado, de forma abrupta y fulminante, en la disolución del partido por la violación de los requerimientos observados en todos y cada uno de los párrafos del Vereingesetz (Ley de Asociaciones Privadas) […] Debido a que no se permite la comunicación entre asociaciones políticas en la mayor parte de Alemania, no puede tener lugar ninguna correspondencia o contacto de cualquier tipo entre las secciones locales y la dirección del partido […] Esta tarea deben cumplirla los confidentes (hombres de confianza) […] Estos confidentes deben asumir, ante todo, el papel de corresponsales a los que la dirección del partido debe dirigir sus comunicados, y que al mismo tiempo informen a la dirección de la situación en las localidades y distritos varios”51.
El grupo de oposición Die Jungen apareció entonces por primera vez, defendiendo un concepto más laxo de la militancia. Se pronunciaron en contra de una forma de organización establecida en firme y pidieron otra más flexible y menos comprometedora. Según ellos, sería suficiente con una pronunciación verbal general a favor del SPD o con votar a alguno de sus candidatos para ser reconocido como socialdemócrata.
Una vez Bebel redactó los estatutos del partido en la conferencia celebrada en Halle, esta Conferencia del Partido se convirtió en “su más alta representación”. Bebel insistía en aprobar normas de conducta claras y concisas para todos los miembros del partido. Este énfasis en una serie de normas de comportamiento vinculantes fue algo muy innovador de cara al debate posterior en el 2º Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, en 1903 (ver el artículo de la Revista Internacional nº116: 1903-4, el nacimiento del bolchevismo52).
La relación entre la fracción parlamentaria del Reichstag y el partido, como tal, también se sometió a discusión por primera vez en el Congreso del Partido de Halle. Tras la abolición de las Leyes Antisocialistas, Bebel quería que la dirección del partido no estuviese más en manos de la fracción del Reichstag y pasase al Congreso del partido, y al órgano ejecutivo elegido por él, como autoridad decisiva. La ejecutiva del partido rendiría cuentas ante el Congreso y la fracción del Reichstag debía entonces ser desprovista de cualquier prerrogativa particular. Obviamente los parlamentarios se opusieron. Se propuso a su vez para el congreso de Halle la medida de que el órgano ejecutivo del partido, elegido por el congreso, debía controlar también el Vorwärts. Según la lectura que hacía Auer de los estatutos, debía asegurarse la sumisión del partido a los miembros del parlamento. George v. Vollmar, parlamentario, pidió durante este debate de la cuestión organizativa en el Congreso de Halle que “cada sección local decida independientemente su propia forma de organizarse, que se escinda la organización en una serie de sub-organizaciones autónomas, también como forma de protección contra ofensivas potenciales de la represión”53. Al mismo tiempo, Auer rechazó los principios programáticos del partido. Se podía sentir aquí la elevación a la teoría de la hostilidad hacia la centralización, y del deseo de someter al partido y su órgano central a la fracción parlamentaria.
El mismo Bebel acabó admitiéndole a Engels que su redacción de los estatutos fue una “concesión”54. Admitió más tarde, al ver la resistencia que oponían los parlamentarios: “Me dejé persuadir y cedí, en aras de mantener la paz”. Poco después, Bebel confesaba a Víctor Adler: “Reconozco, una vez más, todo el daño que puede causarnos ceder ante las exigencias del ala derecha”55. Al final, no obstante, el partido aprobó un estatuto que otorgaba su dirección al órgano ejecutivo, junto al reconocimiento de que el congreso del partido formaba su más alta representación, así como de la naturaleza vinculante de los documentos y resoluciones aprobados en él. También se reconoció el periódico Vorwärts como órgano central, y así quedaron establecidos los principios de funcionamiento del partido, acorde con el “espíritu de partido” que defendería Lenin en 1903.
Dadas las profundas debilidades del programa de Gotha de 1875, el programa de Erfurt de 1891 supuso un paso adelante. Las ideas reformistas lassalleanas, aún presentes en el programa de Gotha, fueron superadas; se estableció un marco científico, insistiéndose en la perspectiva de que el capitalismo seguía estando condenado al fracaso debido a sus contradicciones, y que la clase obrera albergaba en su conquista del poder la única solución posible a la situación: el derrocamiento de la sociedad burguesa. Sin embargo, había deficiencias cruciales en el programa: no decía absolutamente nada de la necesidad de la dictadura del proletariado para superar el capitalismo. Engels criticó el apartado de reivindicaciones políticas del programa en el debate que siguió a la publicación del borrador. Aprovechó esta oportunidad “para darle un buen golpe al ‘oportunismo pacífico’… y a los puros, píos, alegres y libres conceptos de ‘desarrollo pacífico’ de esa concepción anticuada y confusa de la sociedad socialista”56. En la versión final, sin embargo, no hubo ningún cambio sustancial en el apartado que Engels criticó; de hecho, se suprimieron sus críticas, y no se publicaron hasta 10 años más tarde57.
Al tomar nota de las esperanzas que suscitaban perspectivas como la de una “vida en democracia libre de represión”58, o las expectativas que podían verse ya en algunos círculos, en 1890 y 1891, de que la sociedad pudiera desarrollarse pacíficamente hacia el socialismo, Engels advirtió: “Por miedo a una renovación de las Leyes Antisocialistas, con el recuerdo fresco en la memoria de todas las declaraciones apresuradas que se hacían bajo el régimen de esas leyes, se busca ahora que la situación legal actual en Alemania pueda satisfacer de forma pacífica, de golpe y porrazo, todas las demandas del partido. Nos engañamos a nosotros mismos y al Partido si creemos que la ‘sociedad actual puede evolucionar pacíficamente hacia el socialismo’”59.
Pero al tiempo que Engels advertía correctamente del peligro de las esperanzas oportunistas, él mismo cayó en una cierta euforia que Rosa Luxemburg haría notar años después, en el congreso fundacional del KPD (ver la RI nº 88 sobre la revolución alemana: el fracaso de la construcción de la organización60).
Durante los años que sucedieron a las Leyes Antisocialistas, el SPD llegó a crecer hasta un 20% en votos, con respecto a cifras anteriores. Esto fue motivo de una ilusa euforia que achacaba este crecimiento a un desarrollo del poder de la clase obrera. Ya en 1884, Engels le dijo a Kautsky en una carta, con respecto al medio millón de votos que había conseguido el SAPD, lo siguiente:
“Por vez primera en la historia, un partido obrero sólidamente unificado se yergue como fuerza política real, con un desarrollo que ha perseverado contra la más dura persecución, conquistando inexorablemente una cima tras otra […] y elevándose más y más de forma imparable, hasta el punto de que ya se puede calcular matemáticamente la ecuación que determina la velocidad de su crecimiento, y por tanto, la hora de su victoria final”61. En el otoño de 1891, Engels escribía: “Once años de asedio bajo las Leyes Antisocialistas del Reichstag han cuadruplicado su fuerza y lo han convertido en el partido más poderoso de Alemania […] El Partido Socialdemócrata, que ha conseguido derribar a alguien tan poderoso como Bismarck, que tras once años de lucha ha quebrado las Leyes Antisocialistas, que como una marea creciente ha roto todos los diques y se ha propagado por la tierra, penetrando incluso en los distritos agrícolas más reaccionarios… este partido, a día de hoy, está a un paso de alcanzar ese punto en el que se puede determinar, casi con certeza matemática, el momento de su llegada al poder”.
“[…] En las elecciones de 1895 podemos contar al menos con 2’5 millones de votos; si hablamos del año 1900 podemos elevar la cifra hasta, aproximadamente, 3 y medio o 4 millones de votos […] No obstante, la fuerza de la socialdemocracia alemana no reside en su número de votantes. Solo se otorga el derecho al voto a los mayores de 25, mientras que ya te pueden reclutar para el ejército a los 20. Dado que las generaciones más jóvenes son las que nutren a nuestro partido con mayor número de reclutas, se sigue que el ejército alemán está cada vez más afectado por la infección socialista. Podemos contar hoy con uno de cada cinco soldados, y en pocos años podremos contar con uno de cada tres, alcanzando en el año 1900 una mayoría socialista en lo que antes era el elemento prusiano de la nación. Cada vez nos acercamos más a esta situación, tan inevitable como el día del Juicio. El gobierno de Berlín también lo ve venir, pero es impotente al respecto”62. “Se acerca el momento en el que representaremos a la mayoría de los alemanes, y seremos el único partido lo suficientemente fuerte – si se mantiene la paz – para tomar las riendas”63. En los últimos años previos a su muerte, como en 1892, Engels afirmaba: “la victoria de la clase obrera europea no solo depende de Inglaterra. Solo puede asegurarla la cooperación de, al menos, Inglaterra, Francia y Alemania. En estos dos últimos países, el movimiento obrero está mucho más avanzado que en Inglaterra. En Alemania está incluso, razonablemente, al alcance del poder”64. En 1894 llegaría a predecir: “casi podríamos prever el día exacto en el que el poder del Estado caerá en nuestras manos”65.
Bebel también se sumó a la glorificación de los resultados electorales en su discurso en el Congreso del Partido en Hamburgo, en 1897:
“Las elecciones al Reichstag han sido siempre el acontecimiento más importante para nosotros como organización de lucha, porque es algo que nos da la oportunidad de defender nuestras ideas y demandas con todo el vigor necesario, y porque las elecciones son un buen medidor del desarrollo que ha tenido nuestro partido en el periodo precedente; siempre han sido, y siguen siendo, la vara de medir del progreso que ha hecho nuestro partido en su camino a la victoria. Desde este punto de vista, consideramos las elecciones de 1897 como la mejor oportunidad para medir nuestras fuerzas”66.
Pero antes de caer en esta euforia pasajera, sin embargo, Engels ya había advertido en el Congreso de Erfurt que el SPD debía seguir la senda revolucionaria, y no dar pábulo a ideas sobre una evolución “legal y pacífica” hacia el socialismo.
Al ver las grandes diferencias que separaban a lassalleanos y eisenachistas al principio de la década de 1870, Marx y Engels advirtieron el peligro que suponía la pérdida de claridad del programa, insistiendo en la necesidad de una demarcación sin ambigüedades. Una y otra vez subrayaban: “[…] nuestro partido puede hacer uso de individuos de cualquier clase social, pero no de grupos enteros que defiendan intereses capitalistas, pequeñoburgueses o campesinos”67. Incluso en la época de las Leyes Antisocialistas en la que cada vez más gente, con los trasfondos sociales más dispares (incluyendo a burgueses), se unía a la socialdemocracia, Engels perseveraba en su correspondencia con Bebel y Liebknecht en los siguientes términos:
“Cuando este tipo de individuos de clases ajenas se unen al movimiento del proletariado, lo primero que se les debe exigir es el abandono de todo remanente de la ideología burguesa o pequeñoburguesa […] Si bien podemos tener razones para tolerarlos por el momento [en un partido obrero] también tenemos la obligación de tolerarlos y nada más, sin dejar que influyan en la dirección del partido, y mantenernos alerta ante el hecho de que la ruptura con ellos es una cuestión de tiempo”68.
“El proletariado abandonaría su papel histórico fundamental […] si hiciera concesiones a las ideas y deseos de estos elementos (burgueses y pequeñoburgueses)”69.
Por tanto, Engels consideró la posibilidad de que, tras la abolición de las Leyes Antisocialistas, pudiera haber una escisión entre el ala proletaria y el ala pequeñoburguesa del partido.
“Debemos todo este lío principalmente a Liebknecht, y a su predilección por los sabihondos de la burguesía con experiencia en impresionar a filisteos. No es capaz de resistirse a los literatos y mercaderes aficionados al socialismo. En Alemania son sin duda los más peligrosos […] La escisión acabará llegando, sin duda, pero creo que no deberíamos caer en provocaciones ni dejar que ocurra bajo las Leyes Antisocialistas”70.
Era evidente que el Estado intentaba aplastar y escindir al partido, y que cerrar filas en torno a él era la tendencia dominante en aquel momento. Pero la determinación de lucha frente a la represión no previene de forma automática frente al oportunismo. Al contrario: el oportunismo puede proliferar entonces incluso más, si no se mantiene una vigilancia consciente y práctica frente a su desarrollo.
En 1890, poco después de la abolición de las Leyes Antisocialistas, Engels reconocía que:
“El partido ha crecido tanto que la libertad absoluta de debate en su seno se ha convertido en una necesidad. No hay otra forma de asegurar la integración de los nuevos elementos que se nos han adherido en los últimos tres años, aún verdes en cuanto a una experiencia que deben asimilar y en la que deben ‘formarse’ […] El partido más grande del Reich no puede existir si no se expresan abiertamente todos sus claroscuros, y se debe evitar todo lo que se parezca siquiera a una dictadura a la Schweitzer”71.
Con la intención de crear un muro de contención frente a desviaciones inaceptables, se otorgaron los puestos de dirección del partido a funcionarios a tiempo completo, con un sueldo que abonaría la organización. Esto no conseguiría ofrecer, sin embargo, protección alguna contra el oportunismo o el ejercicio de la censura por parte de la dirección del partido. Para ser capaces de llevar adelante con mayor soltura la lucha contra el oportunismo, y sus representantes de la fracción del Reichstag, Engels llegó a decir que el ala radical debía tener su propio órgano de prensa independiente;
“Esta ‘nacionalización’ de la prensa que promovéis provocará un daño enorme si va demasiado lejos. Es imperativo que el partido disponga de una prensa que no esté bajo control directo del comité ejecutivo o incluso del congreso del partido, es decir, que pueda ejercer de oposición del partido, en el marco de la táctica y el programa aprobados, así como de poder someter a estos a la crítica dentro de los límites que marcan los estatutos del partido”72.
El Congreso de Halle de 1890 fue testigo del primer debate abierto con el grupo de oposición que la prensa burguesa denominó con el nombre de “Jungen”73. Precisamente, el único denominador común que parecían tener sus miembros era su juventud74.
La composición social del grupo era extremadamente heterogénea. En lo político, les unía principalmente su desconfianza hacia el peligro que representaba el parlamentarismo:
“1.) La actitud de los socialdemócratas en el Reichstag, por momentos, parece querer sembrar esperanzas en la posibilidad de que puede mejorarse significativamente la situación de la clase obrera en el marco de la sociedad capitalista. 2.) La agitación en las últimas elecciones al Reichstag se centran muy a menudo en ganar asientos parlamentarios antes que en formar a nuevos socialdemócratas. 3.) La fracción ha defendido a candidatos burgueses en las últimas elecciones de segunda vuelta. 4.) La actitud del grupo parlamentario con respecto a la cuestión del Primero de Mayo75 […] 6.) La forma que tienen algunos camaradas de tomarse críticas objetivas como insultos personales”76.
Pero esta crítica política de las tendencias oportunistas del partido quedó emborronada y perdió credibilidad, al insinuar Bruno Wille que había “corrupción” en las filas de los parlamentarios socialdemócratas, dándole al problema un enfoque individualista.
Durante una gran reunión del SPD en Berlín a finales de agosto de 1890, a la que asistieron más de 10.000 militantes, Bebel afrontó las críticas al SPD en un debate con algunos representantes de los Jungen. Al acabar, se aprobó una resolución en la que de los 4.000 participantes aproximados (de los 10.000 asistentes solo cabía la mitad en la sala) entre 300 y 400 votaron en contra de la resolución escrita por Bebel.
“La asamblea declara que la afirmación, defendida por varios grupos, de que la fracción socialdemócrata del Reichstag está implicada en casos de corrupción, de que pretende violar al partido y de que está ansiosa por eliminar la libertad de expresión en la prensa del partido, es un grave insulto a la fracción y a la dirección del partido, y no tiene el más mínimo fundamento. La Asamblea declara a su vez injustificados los ataques dirigidos contra la actividad parlamentaria de la fracción hasta la fecha”77.
Durante la conferencia del partido de Erfurt, una comisión de investigación presentó sus hallazgos sobre las acusaciones de algunos Jungen. No obstante, el mandato de esta comisión consistió en lidiar con dos tareas al mismo tiempo: las acusaciones de corrupción sistemática y de que se confiaran los fondos del partido a un grupo de parásitos. La comisión absolvió a los acusados de todos los cargos.
Al mismo tiempo, se rechazaron las críticas expresadas en un folleto anónimo que se distribuyó durante la conferencia del partido en Halle. En él se podía leer: “No acusamos a los jefes de falta de honestidad, sino de su excesiva consideración para con los poderes fácticos, resultado de sus nuevas condiciones de vida y la falta de contacto con la miseria del proletariado, el corazón latiente de la agonía del pueblo”78.
“La corrupción es lo peor que han podido traernos las Leyes Antisocialistas (Wille se refería con esto, sobre todo, al comportamiento político, y dirigió esta acusación principalmente a la dirección del partido)79.
A su vez, los Jungen advirtieron del peligro que corría el partido de entrar en un periodo de declive80.
La Comisión contraatacó frente a estos argumentos con sus propia investigación: “1.) Es falso que los líderes, a título individual, estén asfixiando sistemáticamente el espíritu revolucionario del partido. 2.) Es falso que exista una dictadura en el partido. 3.) Es falso que el movimiento haya entrado en decadencia y que la socialdemocracia se haya hundido al nivel de un partido reformista de la pequeñaburguesía. 4.) Es falso que se hayan pronunciado juramentos solemnes renegando de la revolución en la tribuna del Reichstag. 5.) A día de hoy, no se ha hecho nada que justifique la acusación de que se está intentando buscar la armonía entre la burguesía y el proletariado”81.
Finalmente, en el Congreso de Erfurt se acabó expulsando a varios miembros de Jungen que siguieron manteniendo sus acusaciones de corrupción. También se notificaron previamente varias dimisiones de la militancia de otros miembros del grupo. Tras el rechazo de una apelación contra su expulsión, la oposición fundó la “Asociación de Socialistas Independientes” (Verein Unabhängiger Sozialisten) el 8 de noviembre de 1891, poco después del Congreso de Erfurt (su órgano tomó el nombre de El Socialista, y fue publicado entre 1891 y 1899). Engels afirmó que no se dedicaba a otra cosa que a difundir “calumnias y mentiras”82.
Este grupo de oposición, surgido al principio de la década de 1890, mostró una vaga conciencia de los signos cada vez más alarmantes de degeneración del partido. Pero al poner la crítica política a la misma altura que un conjunto de acusaciones de corrupción contra los dirigentes del partido – sin pruebas sólidas – cayendo así en el personalismo – sus correctas advertencias sobre el peligro de degeneración perdieron fuerza, y pasaron a formar parte del arsenal de los oportunistas. Ya antes algunos representantes de los Jungen (Werner y Wille) habían afirmado que no era necesario tener un órgano central en el partido (como el periódico del partido, por ejemplo). Algunos Jungen se pronunciaron también en contra de la centralización y pedían una mayor laxitud estructural, pidiendo que se prescindiera de cualquier criterio de compromiso militante.
La consigna que marcó la fundación de los “Socialistas Independientes” fue: “la forma organizativa actual del partido restringe el movimiento de las clases sociales proletarias”. Por el contrario ellos defendían una “organización libre”, añadiendo que el propósito de la organización era ser una “asociación de discusión y educación”83.
Los “Socialistas Independientes” se escindieron poco después de establecerse como tal – algunos volvieron al SPD y otros se pasaron al anarquismo.
Para el SPD, lidiar con este grupo tan heterogéneo había supuesto un desafío por partida doble. Por un lado, las acusaciones personales, como las alegaciones de corrupción, no podían quedar sin respuesta. Y los que seguían manteniendo ese tipo de acusaciones sin poner ninguna prueba por delante no podían hacerlo sin asumir las consecuencias.
No obstante, al mismo tiempo puso a prueba la voluntad del partido a la hora de asumir las advertencias frente al oportunismo, que inevitablemente eran confusas, y hasta engañosas a veces, además de la arrogancia con la que se presentaron, como dijo Engels. Sin duda, no podía permitirse la expulsión del partido como medida frente a los desacuerdos políticos. Previamente a la conferencia del partido de Halle, Engels habló de esto:
“Probablemente podré ver a Bebel y a Liebknecht antes del Congreso, y haré todo lo posible para convencerles de la imprudencia que suponen todas las expulsiones que no se basen en la más clara evidencia de las acciones injuriosas contra el partido, sino simplemente en la enumeración interminable de cargos de oposición”84.
“Está claro que sois capaces de lidiar con los Jungen y sus partidarios en el Congreso. Pero asegúrate de no sembrar la semilla de futuros conflictos. No conviertas a nadie en mártir innecesariamente, muestra que la libertad de crítica prevalece, y si se tiene que expulsar a alguien que sea bajo la evidencia de hechos probados y descarados de deshonestidad y traición”85.
Tras el congreso de Erfurt, Engels aprobó las expulsiones de Jungen por su continuada labor de difusión de sospechas y acusaciones infundadas. Pero poco después se dio cuenta de que gente como Vollmar (representante de la derecha) era “mucho más peligrosa” que los Jungen86. Poco tiempo después moderó su punto de vista: describió los ataques de los Jungen a los “elementos pequeñoburgueses” del partido como “inestimables”87.
Hasta Bebel llegó a reconocer la influencia positiva que tuvieron los Jungen tras la publicación, en el verano de 1892, de la Der Klassenkampf in der Sozialdemokratie (La lucha de clases en la socialdemocracia) de Hans Müller. “Es realmente algo positivo en sí mismo que haya voces de la conciencia en el partido que lo llamen a la vigilancia. Si no hubiera surgido este grupo de oposición tendríamos que habernos inventado uno. Si les cae una regañina en la próxima conferencia del partido, ahí estaré yo para alabarles”88.
La batalla aquí descrita, entre las tendencias revolucionaria y oportunista de la socialdemocracia alemana, se recrudeció intensamente en los años subsiguientes, de 1890 a 1914. Describiremos este conflicto en la segunda parte del artículo.
Dino
1 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199603/1780/cuestiones-de-organizacion-i-la-primera-internacional-y-la-lucha-c [53]
2 La ciudad alemana de Eisenach albergó el congreso fundacional del SDAP.
3 https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [54]
4 La respuesta de Engels a los lassalleanos en Volkstaat, mayo de 1873 está en las Obras Escogidas de Marx y Engels, Volumen 18, p. 319-325 (todas las citas de las Obras Escogidas se han traducido de la edición alemana).
5 Carta de Engels a Bebel, 20-6-1873, Obras Escogidas Vol 33, p. 590.
6 La Primera Internacional no sería disuelta oficialmente hasta la Conferencia de Filadelfia, el 15 de julio de 1876.
7 Engels a Conrad Schmidt, 12 de abril de 1890, Obras Escogidas Vol. 37, p. 384.
8 Marx escribió a Friedrich A. Sorge en los siguientes términos, el 27 de septiembre de 1873: “Así las cosas en Europa, pienso que lo más útil es dejar la organización de la Internacional en segundo plano por ahora y asegurarnos, en la medida de lo posible, de no perder la oficina central de Nueva York durante el proceso, e impedir a idiotas como Perret o a aventureros como Cluseret hacerse con el liderazgo y poner en peligro la causa […] Por ahora basta con no dejar escapar las conexiones con los camaradas más capaces de los diferentes países […] (Obras Escogidas Vol. 33, p. 606)
9 En 1873, los socialdemócratas austríacos llegaron incluso a elegir la plana editorial del Volkstaat alemán (El Estado del Pueblo) como árbitro de las disputas en el partido austríaco (The International Working Class Movement, Progress Publishers, Moscú 1976, Vol. 2, 1871-1904, p. 261).
10- En Gran Bretaña los obreros más militantes estaban activos en las Trade Union. La Federación Socialdemócrata se fundaría en 1884.
Francia: las organizaciones que quedaron en pie tras la Comuna de París eran de carácter puramente profesional, orientadas exclusivamente a la lucha económica. Solo a partir de 1878 veríamos la fundación del Parti Ouvrier, de corte electoralista; estuvo liderado por Guesde y Lafargue, con la participación directa de Marx, que escribió su plataforma política (ver The International Working Class Movement, p. 237). En Francia hubo una escisión entre los “posibilistas” (ala reformista) y los partidarios de Guesde – que resultó en la fundación de la Federation d’ouvriers socialistes.
Bélgica: se funda el Partido Socialista en 1879 y el Partido Obrero Belga en 1885.
Holanda: se funda en 1882 la Unión Socialdemócrata.
Suiza: se funda un Congreso Obrero General Nacional en primavera de 1873. En 1888 se funda el Partido Socialdemócrata Suizo.
España: se funda en 1879 el Partido Socialista Obrero Español.
Portugal: se funda en 1875 el Partido Socialista de Portugal.
Italia: no se fundó ningún partido durante la década de 1870. En 1881 se funda el Partido Socialista Revolucionario, que en 1883 se unificó con el Partito Operaio. En 1892 se funda el Partido Socialista en Génova.
EEUU: se fundan el Workingmen’s Party of Illinois en 1873 y el Social-Democratic Socialist Party of North America en 1874 (sobre la base de secciones de la Primera Internacional).
Hungría: se anuncia la fundación del Partido Obrero en marzo de 1873, siendo inmediatamente ilegalizado.
En 1883 Plekhánov funda en el destierro la primera organización socialdemócrata rusa, el grupo Emancipación del Trabajo.
Así las cosas, en el ecuador de la década de 1870 solo había organizaciones obreras en unos pocos países europeos, y en EEUU y otros países hasta cierto punto (ver The International Working Class Movement, p. 205). No obstante, el programa de Gotha tuvo influencia en otros partidos a partir de la segunda mitad de la década de 1870 y principios de la de 1880, como por ejemplo en la Liga Danesa de Socialdemócratas, fundada en 1876, así como en el Partido Socialista de Flandes, de 1877, el Partido Socialdemócrata Checoslovaco de 1878, la Liga Socialdemócrata de los Países Bajos de 1882 y el Partido Obrero General de Hungría de 1880.
11 Mehring, Geschichte der deutschen Sozialdemokratie, p. 451
12 Marx a Wilhelm Bracke, 5 de mayo de 1875, Obras Escogidas Vol. 19, p. 13
13 En su carta a Bebel del 12 de octubre de 1875 , Engels subraya el carácter anti-marxista de las ideas que conforman el programa de Gotha:
“1- Las frases y expresiones comunes del lassalleanismo que se han incluido siguen siendo una desgracia para nuestro partido, tales como la de la “masa reaccionaria” fuera de la clase obrera, la “ley de hierro de los salarios”, la “ayuda estatal para las cooperativas de producción”, etc. Según Engels, este era “el yugo de Caudin bajo el que se arrastró nuestro partido para mayor gloria del divino Lassalle”.
2- Las reivindicaciones democráticas vulgares, como la consigna del “Estado libre” que supuestamente se alza por encima de las clases.
3- Reivindicaciones de cara al Estado ‘actual’ completamente confusas e ilógicas.
4- Frases generales “robadas sin más del Manifiesto Comunista y los Estatutos de la Internacional y reescritas para expresar una completa falsedad o un sinsentido […] Reina el más alto grado de desorden en todo el programa, es incoherente, ilógico, vergonzoso” (Obras Escogidas, vol. 34, p. 158).
14 Engels a Bracke, Obras Escogidas, Vol. 34 p. 155
15 “Por tanto, el principio de la naturaleza internacional del movimiento obrero es prácticamente negado por el momento, a pesar del hecho de que este principio se ha defendido de la forma más gloriosa durante 5 años, en las más difíciles circunstancias. La posición del movimiento obrero alemán como el más avanzado del movimiento europeo se basa esencialmente en su actitud genuinamente internacionalista durante la guerra” (Engels a Bebel, Obras Escogidas, Vol. 19, p. 4, 18/28. 3. 1875).
16 Mehring, Ibíd., Vol. 2, p. 449-450
17 Mehring, Ibíd., Vol. 2, p. 453
18 Mehring, Ibíd., Vol. 2, p. 419
19 Mehring, Vol. 2, p. 516
20 Declaración de Höchberg, Bernstein y Schramm. Escribieron las “Revisiones del movimiento socialista en Alemania”, rechazando el carácter revolucionario del partido y pidiendo la transformación del SAPD en un partido reformista democrático pequeño-burgués. (Documents and Materials, III, p. 119). Por miedo a la represión, el ala del partido en torno a Eduard Bernstein se pronunció a favor de la transformación del SAPD en un partido legalista y reformista, lo que quitaría su razón de ser a la ilegalización.
21 Circular a Bebel, Liebknecht, Bracke y otros de Marx y Engels, 17/18 9.1875, Obras Escogidas, Vol. 34, p. 394-408.
22 Circular de Marx y Engels a Bebel, Liebknecht, Bracke y otros, Obras Escogidas, Vol. 17 (18 de septiembre de 1879)(citado en The International Working Class Movement Vol. 2, p. 235).
23 Dieter Fricke, On the history of the German worker’s movement 1869-1917, p. 204.
24 Documents Vol. III, p. 148.
25 En vista del peligro que suponía una estructura ilegal tan centralizada, es decir, que podía ser desmantelada rápidamente por la policía si se decidía a atacar, Engels argumentó que “cuanto más fluida parezca ser la organización, más fuerte será en realidad” (Engels a J. Ph. Becker, 1 de abril de 1880, Obras Escogidas, Vol. 34, p. 441).
26 Apelación de los Representantes del SAPD del 18 de septiembre de 1880 sobre las tareas posteriores al Congreso de Wyden (Documents, Vol. III, p 153).
27 Fricke, Íbid., p. 211.
28 “Resolución sobre la Organización del Partido.
1. La representación oficial del partido queda asignada a los diputados del Reichstag.
2. En el caso de que las elecciones al Reichstag del año que viene resulten en un cambio substancial del número de diputados, tanto los diputados salientes como los entrantes deben ponerse de acuerdo con respecto a quien continuará cada actividad, implicando a camaradas de confianza en la organización. Este reparto de actividades es asunto exclusivo de los miembros del Parlamento.
(5) La organización de cada puesto individual se deja a discreción de los camaradas que residan en la zona, pero el Congreso declara que es deber de todos los camaradas asegurar las mejores conexiones posibles en cada momento”.
29 Lenin, “Sobre dos cartas”, Obras Completas, Vol. 15, p. 291.
30 Der Sozialdemokrat, 12 de abril de 1883 (Documents).
31 Bebel, “Discursos y escritos escogidos” (Ausgewählte Reden und Schriften), Vol. 2, p. 106F, (en Fricke, p. 193).
32 Dirk H. Müller, Idealismus und Revolution, p. 15.
33 Carta de Bebel a Liebknecht del 26 de julio de 1885, International Institute for Social History, Amsterdam, Nachlass Liebknecht, p. 108-111 (en Fricke, p. 276).
34 Engels a Bebel, 4 de agosto de 1885, Obras Escogidas, Vol. 36, p. 292.
35 “El Grupo Socialdemócrata del Reichstag alemán”, Der Sozialdemokrat, nº 14, 2 de abril de 1885 (en Documents, Vol. III, p. 223).
36 La cuestión del “subsidio de barcos a vapor” reveló la intención de varios miembros del parlamento de apoyar las peticiones de subsidios del gobierno, en su lucha contra otros Estados en la conquista del planeta por el transporte marítimo alemán.
37 Carta de protesta de Bebel, del 5 de abril de 1885, contra las declaraciones de la fracción socialdemócrata del Reichstag. IISG Amsterdam, NL Bebel, nº 42 (en Documentos y Materiales de las Obras Escogidas de Marx y Engels, Vol. 3, p. 226).
38 N. del T.: término con el que se designaban los edictos zaristas rusos.
39 Documentos, Vol. III, p. 229.
40 Ibíd., p. 231.
41 Ibíd., Vol. 3, p. 177, 2 de febrero de 1892, Der Sozialdemokrat.
42 Engels a Bebel, 21 de junio de 1882, Obras Escogidas, Vol. 35, p. 225.
43 Engels a Bebel, 28 de octubre de 1882, Obras Escogidas, Vol. 35, p. 383.
44 Engels a Bebel, 10/11 de mayo de 1883, Obras Escogidas, Vol. 36, p. 27.
45 Engels a Bebel, 11 de octubre de 1884, Obras Escogidas, Vol. 36, p. 215.
46 “Resolution über die Errichtung einer internationalen Verkehrsstelle unter den Sozialisten”, Documents, Vol. 3, p. 149.
47 Fricke, Ibíd.
48 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1761/1996-84-a-87 [55]
49 El principio de que los miembros del partido deben pagar cuotas de militancia no se mencionaba explícitamente para evitar medidas penales por el Acta de Asociaciones.
50 Ignaz Auer sería posteriormente bien conocido por representar la quintaesencia del oportunismo, cuando le comentó a Eduard Bernstein: “Lo que tú estás pidiendo, querido Ede, no es algo que uno deba admitir abiertamente ni someter a votación formal alguna; es algo que, simplemente, se hace”.
51 Circular nº 1 del Comité Ejecutivo del SPD de octubre de 1890, sobre la Construcción del Partido, Documents, Vol. 3, p. 348.
52 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200401/1875/el-nacimiento-del-bolchevismo-i-1903-1904 [56]
53 Protocols of the Negotiations of the Party Congresses of the Social Democratic Party of Germany Halle 1890 and Erfurt 1891, Leipzig 1983 – Foreword to Halle Party Congress, p. 32.
54 Carta de Bebel a Engels, 27 de agosto de 1890, Bebel Ibíd., p. 365.
55 Prefacio de los Protocolos, 29, cita original de Bebel en su Carta a Victor Adler del 5 de septiembre de 1890, en Selected Speeches and Writings, Vol. 2, p. 371.
56 Engels, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 371.
57 Hemos tratado estas debilidades en detalle en varios artículos, entre otros los que pueden verse en la Revista Internacional 84 y 85, mencionadas más arriba.
58 Las medidas represivas se sucedían con mucha frecuencia. En 1895, por ejemplo, el comisario de la policía berlinesa ilegalizó al órgano ejecutivo del partido en Berlín (lo que es decir que lo disolvió, aunque esto no afectara al partido a nivel local o nacional). Una vez más se tuvo que transferir la dirección del partido a la fracción en el Reichstag. Estas medidas policiales asustaban a los que estaban “sentados en el sofá democrático”, camino de perder su espíritu de lucha.
59 Zur kritik des sozialdemokratischen Programmstwurfs 1891, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 234. La Kritik de Engels no vería la luz hasta 10 años más tarde, cuando la dirección del SPD finalmente consintió su publicación. Las circunstancias de esto nunca se aclararon del todo. En una nota preliminar, la dirección del SPD señaló que el manuscrito de Engels fue hallado en los archivos de W. Liebknecht, que murió en el año 1900 (Obras Escogidas, Vol. 22, p. 595).
60 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1233/vi-el-fracaso-de-la-construccion-de-la-organizacion [57]
61 Engels a Kautsky, 8 de enero de 1884, Obras Escogidas, Vol. 36, p. 230.
62 Der Sozialismus in Deutschland, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 250.
63 Engels a Bebel, 29 de septiembre de 1891, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 163.
64 Engels, Einleitung zur englischen Ausgabe der “Entwicklung des Sozialismus“, 1892, Obras Completas, Vol. 22, p. 311.
65 Engels a Pablo Iglesias, 26 de marzo de 1894, Obras Escogidas, Vol. 39, p. 229. Aunque relativizara esta declaración con la reserva de que futuros desarrollos de la situación histórica podrían poner en cuestión todas las predicciones, como por ejemplo una guerra en Europa con consecuencias terribles a nivel mundial, se puede ver bien la influencia que tuvo en Engels el éxito electoral del SPD (ver también la carta de Engels a Bebel del 26 de octubre de 1891, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 189).
66 Hamburger Parteitag, 1897, Protocols, p. 123.
67 Ibíd.
68 Engels, El problema campesino en Francia y Alemania, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 493.
69 Engels a Bebel, Liebknecht y otros, mediados de septiembre de 1879, Obras Escogidas, Vol. 34, p. 394-408.
70 Engels a Bebel, 24 de noviembre de 1879
71 Engels a Sorge, 9 de agosto de 1890, Obras Escogidas, Vol. 37, p. 440.
72 “Probablemente tengamos que romper con él [Vollmar] este año o el que viene; parece empeñado en forzarnos a adoptar su socialismo de Estado. Pero dado que es un intrigante habilidoso y que yo tengo una dilatada experiencia en lidiar con este tipo de elementos, me daré la libertad de darte unos cuantos consejos – teniendo en cuenta que M[arx] y yo, más de una vez, hemos cometido auténticas chapuzas tácticas contra este tipo de gente y hemos tenido que pagar un alto precio por ello. Lo que más desea esta gente es intentar demostrar formalmente lo equivocados que estamos, lo cual debemos evitar. Si lo logramos, empezarán a bombardearnos con cuestiones secundarias con las que intentarán oscurecer el problema principal, al verse en una posición de debilidad en su discusión. Por tanto, debes cuidar las expresiones que uses, ya en público como en privado. Ya te habrás dado cuenta de lo habilidoso que es este hombre a la hora de emplear tus declaraciones sobre Liebknecht para crear tensión entre él, Liebknecht y tú, dejándote a ti en medio de su disputa. Por otro lado, dada la importancia que tiene para ellos difuminar la cuestión principal, hay que prevenir toda situación que se lo facilite; todas las cuestiones secundarias objeto de polémica para ellos deben afrontarse de la forma más rápida y convincente posible, para que les quede clara de una vez por todas, aunque por lo general estas cuestiones secundarias se deben evitar todo lo que se pueda, a pesar de la tentación de caer en ellas. No hacerlo provocará que el objeto del debate se extienda cada vez más y que se acabe alejando del punto de contención original. En una situación así no hay victoria posible, y el manipulador tendrá ya su pequeña victoria, o al menos, apuntará una derrota moral a nuestra cuenta” – Engels a Bebel, 23 de julio de 1892, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 407.
73 Un año después, 12 de los 250 delegados al Congreso de Erfurt pertenecían a este grupo.
74 Cuatro de estos delegados tenían unos 30 años de edad, uno de ellos tenía 23 y la mayoría solo habían pertenecido al partido por un periodo de 2 a 3 años. Uno de ellos, Bruno Wille, ni siquiera era militante. Eran sobre todo estudiantes, trabajadores por cuenta propia, o como el caso de Wille, se ganaban la vida con empleos como el de orador público.
75 El órgano ejecutivo del partido y el grupo parlamentario se opusieron a una huelga organizada para el Primero de Mayo.
76 Dirk H. Müller, Idealism and Revolution, Zur Opposition der Jungen gegen den Sozialdemokratischen Parteivorstand, p. 50, contribución de H. Müller (der Klassenkampf…) p. 88 y ss., nº 35 del 30 de agosto de 1890.
77 Müller, Ibíd., p. 64.
78 Müller, Ibíd., p. 89.
79 Müller, Ibíd., p. 52.
80 “La táctica del partido es completamente errónea. 9.) El socialismo y la democracia no tienen absolutamente nada en común con los discursos de nuestros miembros […] 12.) Hablar de un desarrollo pacífico de la sociedad actual hacia el Estado socialista es un disparate. Los que defienden esta postura son mucho peores que los peores extremistas políticos” (“Acusaciones de la oposición en Berlín”, p. 24 en el original, en D. H. Müller, p. 94).
81 Erfurter Parteitagsprotokoll, p 318.
82 Engels a Sorge, 21 de noviembre de 1891, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 228.
83 La proporción de obreros en la dirección de este grupo era insignificantemente baja; había muchos más “escritores”, pequeñoburgueses, que obreros (Müller, ibíd., p. 130-133).
84 Engels a Sorge, 21 de noviembre de 1890, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 228.
85 Engels a Liebknecht, 10 de agosto de 1890, Obras Escogidas, Vol. 37, p. 445. Ver también Engels a Laura Lafargue, 27 de octubre de 1890, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 193.
86 Engels a Sorge: “Mr. Vollmar […] es mucho más peligroso, es más astuto, más perseverante […]”, 24 de octubre de 1890, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 183.
87 Engels a Victor Adler, 30 de agosto de 1892, Obras Escogidas, Vol. 38, p. 444: “… ¿pero qué clase de elementos burgueses hay en la fracción parlamentaria, que siempre acaban reelegidos? Parece que un partido obrero solo puede elegir entre trabajadores que sean destituidos al instante y arrojados luego a la lista de pensionistas del partido o burgueses que solo miran por sí mismos y avergüenzan al partido. Puestos a elegir entre estas dos fuerzas, los Independientes son impagables”.
88 Bebel a Engels, 12 de octubre de 1892, Bebels-Engels p. 602 (en Müller, Ibíd., p. 126).
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El peronismo, desde su aparición en la década de los cuarenta del siglo XX y hasta nuestros días, se ha presentado como un movimiento progresista, con preocupación por el mejoramiento de la vida de los trabajadores. Pero en realidad es una ideología que la burguesía argentina ha utilizado para asegurar el control y sometimiento de los explotados. Con gran astucia, la burguesía argentina ha echado mano de la demagogia, del chantaje sentimental y de la mentira para crear una mitología en torno a la personalidad y el accionar del militar Juan Domingo Perón y de su esposa Eva Duarte. Construida esa estructura, ha podido hacer un uso muy agresivo de la ideología nacionalista para lograr que los trabajadores se involucren en la defensa de la economía nacional, dominando así su combatividad y atándolos a los mandatos de los sindicatos y a la ilusión de la democracia y las urnas electorales.
Aunque han pasado varias décadas de la presencia de Perón, la burguesía argentina sigue utilizando el mito del peronismo por la utilidad que tiene para el control de la clase obrera. Con la presencia de la mancuerna “Perón-Evita”, logró su fuerza máxima para aprisionar la conciencia de los trabajadores, luego el “movimiento peronista” ha mantenido ese control, lo mismo cuando se encuentra en el gobierno o cuando está en la oposición. La manera en que el peronismo ha logrado esa presencia es ocupando todo el escenario social, usando diversas organizaciones, tales como:
- el partido “justicialista” (continuador del Partido Peronista), el cual se presenta, según el momento, con un discurso hacia la derecha o hacia la izquierda;
- las agrupaciones de control de sectores específicos de la población, como los jóvenes o las mujeres, creando para ello a las “juventudes peronistas” (hoy integrada como la Juventud del Partido Justicialista), o las diversas agrupaciones de “mujeres peronistas” (uno de ellos fue el Partido Peronista Femenino, dirigido por Eva Perón);
- las grandes centrales sindicales (tanto la CGT como la CTA1), han sido uno de los instrumentos con los que el peronismo ha logrado tener un control de los trabajadores, impidiendo el desarrollo de su conciencia;
- los grupos guerrilleros peronistas, como los “montoneros” o las FAR, también hicieron una activa labor de confusión y ataque a la conciencia de los trabajadores, lo mismo cuando estando proscrito el peronismo (con Perón en el exilio) y eran fieles seguidores de ese movimiento, que cuando se presentaban como “críticos” del caudillo.
Es cierto que esas estructuras referidas van cambiando en su forma o en su actuación, amoldándose siempre a las necesidades del capital. De manera que, a lo largo de casi ochenta años de existencia del peronismo, encontramos diversas fases, a saber:
desde su origen, marcada por la denominada “revolución de 1943” hasta el golpe de Estado de 1955,
luego vendrá la actuación de Perón desde el exilio y las respuestas diversas del “movimiento peronista”, que se prolonga hasta su retorno a Argentina en 1972.
Una nueva fase se abre en el peronismo con su retorno del exilio y su tercer cargo presidencial (1973), que no culmina dado que lo encuentra la muerte en 1974.
Luego de la muerte del caudillo, se dibujan diversas expresiones del “neo peronismo” (destacándose las actuaciones de los gobiernos encabezados por los Kirchner).
Pero aun cuando puede en cada momento por el que pasa usar discursos diferentes, mantiene en todos ellos su esencia burguesa; en ningún momento el peronismo ha dejado de ser un instrumento del capital en contra de los trabajadores, precisamente por esa razón iniciamos con esta serie, que convoca al análisis y la reflexión de parte de los trabajadores.
El sistema capitalista, como todo Modo de Producción, se mueve en la historia observando globalmente una época de expansión económica seguida por otra de decadencia. El momento de mayor crecimiento del capitalismo, en su fase de expansión, se desarrolló durante el siglo XIX, iniciando su fase de decadencia a partir de la Primera Guerra Mundial. En ese giro decadente, todos los Estados nacionales se sumergen en un proceso de mayor confrontación económica y política, lo que hace que la burguesía inicialmente avance sobre diversas vertientes para encontrar formulaciones que den oxígeno al sistema. Es sobre todo a partir de la crisis de 1929, al exponerse violentamente los efectos de la decadencia, que la burguesía se ve obligada a acelerar el proceso (que ya había iniciado con la 1ª GM) de ordenamiento de la economía, la administración y las relaciones político-militares en torno al Estado. Es entonces cuando, a semejanza de lo que aconteció en la fase decadente del feudalismo, se centralizan los poderes del Estado y, si en el feudalismo toma la forma de “monarquía absoluta”, en el Modo de Producción contemporáneo se expresa bajo la forma de capitalismo de Estado. En su definición inicial el capitalismo de Estado hace uso de expropiaciones y nacionalizaciones, lo cual no cambia en nada la esencia del sistema. La Izquierda Comunista de Francia en la década de los 40, recuperando el marco de análisis marxista, explicaba que: “La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente es una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo […] Lo que otorga carácter capitalista a la producción no es la propiedad privada de los medios de producción […] Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía.” 2
A partir de la agudización de las contradicciones capitalistas expuestas en las guerras y la crisis, va empujando a que en todos los países se definiera la forma del capitalismo de Estado. Inicialmente asumen políticas de amplio intervencionismo estatal, como está presente (entre muchos casos) en Estados Unidos con el “New Deal” (1933-38), en Italia con Mussolini (1922-43), en Alemania con Hitler (1933-45) y desde luego, en Brasil, con Getulio Vargas (entre 1930 y 1954) y en México, con Lázaro Cárdenas (1934-40).
Los países de América Latina, al tener una injerencia continua de la burguesía extranjera, un rezago en su dinámica industrializadora y una burguesía frágil por contar en su composición con un peso desproporcionado del sector agrario, atado a las viejas formas de producción en la economía, se ven obligados a profundizar estas prácticas y configurar estructuras con modalidades más grotescas, utilizando gobiernos autoritarios, encabezados por militares o por partidos únicos.
Con el tiempo, las medidas aplicadas se han ajustado y reorientado, pero mantienen la forma de organización del capitalismo de Estado, aunque en realidad es la misma tendencia que se da en todos los países del mundo con fórmulas especificas a las necesidades de la burguesía argentina. Pero si la actuación de Perón tiene una relevancia particular, no es porque utilizó la estatización de la economía, antes de él, la burguesía argentina ya se orientaba a esas prácticas, sino por el uso propagandístico que la burguesía argentina ha hecho y continúa haciendo de esa ideología para confundir y controlar a los trabajadores.
Argentina, al entrar el siglo XX avanzaba ya en la formación de una industria manufacturera, además, contaba con un extenso territorio dedicado a la producción agropecuaria enfocada a la exportación, siendo su principal mercado Gran Bretaña. Pero la Primera Guerra Mundial trajo la desarticulación de la estructura del comercio internacional, afectando en Argentina la recepción de insumos y maquinaria, deteniendo las actividades de la industria, a la vez que la agricultura y ganadería se vieron afectadas por la limitación en la exportación de algunos de sus productos, todo ello generó un proceso recesivo que tuvo un breve respiro por la aplicación de algunas medidas que impulsaron la “industrialización por sustitución de importaciones”3, empero, al culminar los enfrentamientos militares y reanudarse las actividades mercantiles, se posterga esa política y se vuelve a enfocar su economía en la exportación de granos y carne.
La guerra al afectar la dinámica de la acumulación mundial modificó también las relaciones políticas de la burguesía, viéndose obligada a reordenar sus relaciones con el resto de Estados nacionales, pero también debía asegurar que el conjunto de la burguesía se cohesionara en torno al Estado. En el caso de Argentina, los sectores más poderosos de la burguesía, al dedicarse a las actividades primarias exportadoras, intervenían insistentemente para que las decisiones económicas y políticas tomadas por el Estado los favoreciera. Por ejemplo, el motivo por el que se mantuvo neutral durante la 1ªGM fue porque eso le permitía continuar con algunas exportaciones de alimentos demandados por Gran Bretaña, sin embargo, estas decisiones limitaban la expansión del proceso de acumulación en otros sectores, que además buscaban desmarcarse del control británico, para acercarse a los Estados Unidos.
Fue precisamente con la 1ªGM que los Estados Unidos incrementaron su comercio en América Latina (particularmente en Argentina), exponiendo su propósito de recuperar el terreno olvidado, apelando al principio de la “doctrina Monroe” dictada desde el siglo XIX, en el que declaraban “América para los americanos”.
Por eso al terminar la guerra, la disputa se mantiene al interno de la burguesía argentina, lo que expone una dificultad para cohesionarse en torno al Estado. En ese nivel de tensión se vuelve un gran tema de confrontación la búsqueda del tipo de proyectos a los que habrían de recurrir para impulsar la industrialización. La burguesía agropecuaria, como decíamos, muy integrada económica y políticamente con Gran Bretaña, busca mantener la base de la economía en la agroexportación, impulsando solamente a la industria que ocupen como insumos los granos y las carnes. En 1920, un vocero de la Sociedad rural argentina lo exponía así: “La industrialización no tiene por qué hacerse a partir de los minerales, porque el concepto que mantiene a éstos por base del proceso industrializador es anticuado, pues bien puede un país llegar a ser industrial careciendo en absoluto de minas, siempre que reúna otras condiciones. Nuestros ganados y nuestros vegetales constituyen una fuente inagotable de materias primas suficientes para proporcionar inversión industrial a muchos hombres.”4
Por su parte Estados Unidos para afianzar a América Latina como su zona de dominio, interviene con inversiones en el sector financiero e industrial, creándose en algunos sectores de la burguesía argentina un ánimo antinorteamericano, que va a inducir al planteamiento de la necesidad de una “industrialización sobre bases nacionales”. Bajo esa perspectiva, sectores de la burguesía y la pequeña burguesía (algunos de ellos agrupados en la Unión Cívica Radical), impulsan proyectos industrializadores apoyándose en el intervencionismo estatal y usando un discurso nacionalista. Y aunque su propuesta es muy pragmática, se engrana con las respuestas que la burguesía va estableciendo por todo el planeta para enfrentar a la decadencia del sistema, es decir, con las medidas en las que se le otorga al Estado la responsabilidad de controlar el aparato productivo5. Incluso como parte de esa reconfiguración de la forma de operar el sistema, los gobiernos radicales proclaman leyes laborales, con las que fingen dar respuesta a las demandas obreras, aunque cuando se trata de responder a huelgas y manifestaciones, su verdadera respuesta es la represión, como lo hizo el gobierno de Yrigoyen en “la Semana Trágica” (1919) o en “la Patagonia rebelde” (1920-22)6.
Estas medidas aplicadas por el gobierno radical nos dejan ver que la definición de un Estado hipertrofiado y omnipresente no es una invención de Perón, es una tendencia mundial que se impone en la fase decadente del capitalismo para apuntalarlo.
Los gobiernos de la UCR y particularmente en las dos ocasiones en que lo encabezó Yrigoyen, se mostró la intención por llevar una reorganización política a través de un “Estado dirigista, planificador y nacionalista”7. Sin embargo, en los tres lustros que ese partido se mantuvo en el gobierno, enfrentó una profunda división de la burguesía, que escaló a tal nivel, que condujo a un golpe de Estado el 6 de septiembre de 1930. El historiador Jorge A. Ramos, describe así el ambiente que llevó a la caída de Yrigoyen: “Desde 1930 el Ejército había sido un hervidero de intrigas y un empollador de conspiradores […]. La razón básica de la inquietud militar consistía en que, al desgajarse la Argentina de la prosperidad agraria nacida de su vinculación con el Imperio Británico, y la civilización europea, con la crisis de 1930, las instituciones fundadas sobre dicho sistema desde 1880 ya no podían funcionar. Habían perdido su equilibrio. Y el Ejército, a través de su propia oscuridad, pretendía reencontrarlo, apelando a las más diversas fórmulas…”8
Ese golpe de Estado abrió el período, que han denominado la “década infame”9, la cual se caracterizó por la corrupción y el fraude de los gobiernos en turno, pero además por la aplicación de políticas orientadas a combatir la crisis, favoreciendo a la burguesía que operaba en el sector agropecuario. El tipo de medidas aplicadas por los gobiernos en este período, se ejemplifican claramente en el Pacto “Roca-Runciman”10 con este pacto comercial entre los Estados de Argentina y Gran Bretaña, se protegían las ganancias británicas y las del sector rentista argentino, pero a costa de los beneficios del resto de la burguesía. Por esa razón a lo largo de los 13 años que duró la llamada “década infame”, la burguesía se mantuvo fracturada, en una separación política que, además se retroalimentó de las pugnas imperialistas que trajo la 2ª Guerra Mundial, que empujaba a la burguesía y a sus Estados a colocarse en uno de los bandos de la disputa imperialista.
Los sectores de mayor poder económico y político al estar dedicados a la agroexportación consideran al neutralismo como la posición más adecuada. En el ejército y la Iglesia hay amplios sectores que declaran sus simpatías hacia Alemania, pero también hay fracciones de la burguesía que considera que el proyecto agroexportador no tiene mayor futuro, por lo que requieren aprovechar la coyuntura para empujar a la industrialización, acercándose con los Estados Unidos, que desde 1939 daba señales de que abandonaría la “neutralidad”.
Al interno del gobierno argentino, dirigido en ese entonces por Ramón Castillo (1942-43) hay sectores que toman esa postura. En 1940, Federico Pinedo, que era ministro de Hacienda, presentó el “Programa de reactivación de la economía nacional”, en el que claramente dice: “…el gran mercado de Estados Unidos ofrece enormes posibilidades. No hay ninguna razón lógica que nuestra industria no pueda aprovecharla…” Además, incorpora el papel del Estado en ese proyecto: “…es indispensable que el Estado cree las condiciones favorables y ofrezca el incentivo necesario a fin de que esas actividades [privadas] adquieran todo el impulso…” Al final, el proyecto no fue aprobado y Pinedo fue presionado para dejar su puesto.
Todas esas pugnas que desarticulaban a la clase dominante sirvieron de caldo de cultivo para que el 4 de junio de 1943, se concretara un nuevo golpe de Estado, esta vez en contra del gobierno de Ramón Castillo, encabezado por los generales Arturo Rawson y Pedro Ramírez.
Aunque el cuartelazo tuvo inicialmente una aprobación de parte de las diversas fracciones de la burguesía y pequeña burguesía, las diferencias políticas se mantienen y se asomarán más adelante, aunque las primeras que aparecen se dan en las filas de los mismos militares. Así, Rawson solo puede mantenerse en la presidencia 3 días, el motivo de su destitución fue por colocar en su gabinete a personajes cercanos al gobierno depuesto, pero fundamentalmente por la promesa hecha a la embajada británica de romper relaciones con el eje, cambiando la postura neutralista de argentina. Lo relevó en el cargo Pedro Ramírez, que ocupó la presidencia tan solo 7 meses. Nuevamente los mandos militares lo retiran de la presidencia al descubrir las negociaciones que llevaba con los Estados Unidos preparando la ruptura de relaciones con el Eje Berlín-Roma-Tokio.
A partir de la renuncia obligada de Pedro Ramírez, pasará a ocupar la presidencia de 1944 a 46, Edelmiro Farrell. La presidencia de este militar otorgó más presencia pública al coronel Juan Domingo Perón, que había colaborado en la conspiración del golpe de Estado de 1943 a través de la logia secreta de militares llamada “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU), pero ahora se integraba a cumplir una nueva tarea desde la secretaría del trabajo: crear los mecanismos necesarios para controlar y someter ideológicamente a la clase obrera, con el propósito de usarla como carne de cañón en el proyecto de los militares, que Perón bautizara como “la revolución justicialista”.
Si las divisiones políticas y los enfrentamientos de la burguesía crearon las condiciones para que los militares se presentaran como los propulsores de una “nueva revolución”, la debilidad política de la clase obrera generaba una situación favorable para que la burguesía ejerciera sobre ella una labor de manipulación y pudiera utilizarla como grupo de presión en sus disputas internas, además de hacerla aceptar mansamente altos niveles de explotación, bajo la consigna de la defensa de la economía nacional y la promesa de recibir algunas migajas.
Cuando la década de los 30 entra, la clase obrera en todo el mundo se encontraba sumida en una confusión y desmoralización provocada por la derrota de la oleada revolucionaria internacional y la imposición de la contrarrevolución. Esa condición fue determinante para arrastrar a los trabajadores tras las banderas de la burguesía y después lanzarlos a la guerra. Por otra parte, las organizaciones proletarias habían sido destruidas por el estalinismo, el fascismo o las democracias, quedando aislados los revolucionarios sobrevivientes, de forma que el proletariado se encontraba desarmado políticamente.
El debilitamiento político de los trabajadores en Argentina en esa misma época se debe también al efecto causado por la derrota de los esfuerzos revolucionarios en Rusia y Alemania, pero se combina con los efectos provocados por la feroz represión estatal desatada por los democráticos gobiernos de la UCR, por los conservadores de la “década infame” y por los militares de la “revolución” del 43.
El proletariado en Argentina desarrolló amplias movilizaciones muy combativas durante la oleada revolucionaria. Una gran combatividad fue alcanzada en las movilizaciones y huelgas, como la llevada a cabo por los obreros de la metalúrgica Vasena,11 o la encabezada por los trabajadores de los frigoríficos de la Patagonia, sin embargo, las respuestas represivas fueron tan brutales, que no es posible negar que afectaron la combatividad de la clase obrera. La principal organización (a pesar de sus confusiones) que impulsó la combatividad proletaria fue la FORA,12 y con el golpe de Estado de 1930 y la generalización de la represión vio disminuida su actividad.
La anarquista Juana Rouco expone así la situación que impuso el gobierno militar de Uriburu: “La FORA recibió un golpe de muerte, sus locales fueron asaltados y clausurados, sus bibliotecas y libros destruidos, y sus componentes detenidos o deportados y muchos desaparecidos […] Los barcos de guerra, se utilizaron como cárceles, pues en éstas ya no había cabida…”13
Otras organizaciones que en algún momento expresaron esfuerzos para integrarse en el combate proletario, como el Partido Socialista Internacional (conformado en 1918 y renombrado en diciembre de 1920 como Partido Comunista de la Argentina), hacía mucho tiempo que habían degenerado y se convertían en enemigos de los trabajadores. En esas circunstancias políticas en que se encontraba la clase obrera, aunado a la situación de pauperización y desempleo, las promesas del coronel Perón, investido como secretario del trabajo del gobierno militar, crearon esperanzas de que se iniciaba un cambio.
Esas esperanzas sembradas entre la clase obrera eran necesarias para la burguesía, porque lo que planteaba el proyecto de los militares en el gobierno era que, ante el inminente fin de la guerra mundial (definida ya claramente desde 1944), se requería prever la posguerra. En esta, Argentina ya no podría seguir con su modelo agroexportador, lo que llevaría a una falta de divisas, desencadenando un listado de efectos: inexistencia de recursos para importar insumos, parálisis de la industria, desempleo, miseria… acompañando a todo esto, el peligro de que se detonaran revueltas sociales. Ante ese panorama se plantean enfocarse en el mercado interno, elevando la producción nacional que permitiera incrementar el consumo. Todo este proyecto requería una “Alianza de clases”, porque los trabajadores deberían estar dispuestos a trabajar más y elevar la producción, es decir a ser más explotados y entonces el patrón podría mejorar los salarios.
Lo que está detrás de esa “Alianza de clases”, es la derrota del proletariado, la imposibilidad de reconocerse como explotados y sumirse a los designios del Estado. Por eso el gobierno militar puso tanta atención en la secretaría del trabajo. El propio Perón en su discurso en la Bolsa de Comercio (agosto-1944) informaba que: “En la Secretaría de Trabajo y Previsión ya funciona el Consejo de posguerra, que está preparando un plan para evitar, suprimir, o atenuar los efectos, factores naturales de la agitación; y que actúa también como medida de gobierno para suprimir y atenuar los factores artificiales…”
En ese trabajo de adoctrinamiento y control de los trabajadores, la estructura sindical jugó un papel central, mostrando que son instrumentos del capital en contra de los trabajadores. Todos los sindicatos tras la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia dejaron definitivamente de ser útiles para el proletariado, pasando definitivamente a incorporarse al Estado como instrumentos de encuadramiento obrero y de contención. Posteriormente a esta tarea, se agregaría la demagogia y presencia carismática de Eva Perón.
En un claro intento por posicionar políticamente a Perón, en julio de 1944, el gobierno de Edelmiro Farrell le añade a su nombramiento de secretario del trabajo, el de vicepresidente de la Nación y de secretario de Guerra. Aunque Perón avanzaba ampliamente en su trabajo de control y adoctrinamiento, se presentaron desacuerdos dentro de las fuerzas armadas por el poder que concentraba y la incomprensión de la maniobra que se preparaba, por lo que presionan para su destitución y aprensión. Esta situación puso a prueba al aparato de control que Perón venía construyendo desde la secretaría del trabajo dos años antes. Esto es así, porque apenas enterados de la aprensión de Perón, la Confederación General del Trabajo (CGT14) arrastró a las calles a miles de trabajadores para pedir la libertad del militar, lo cual logran ese mismo día (17-octubre-1945, definido por eso como el día de la lealtad peronista). Al salir de la prisión, lo hace acrecentando su presencia, en tanto quedó como una víctima perseguida y como un poderoso “líder obrero”. El efecto fue tan amplio que permitió que la estructura sindical también se prestigiara, potenciando así su capacidad para maniobrar, controlar e impedir la toma de conciencia de los obreros. Este proceso que fortaleció a la estructura sindical permitió corroborar, como lo adelantábamos arriba, que los sindicatos se han integrado (a partir de la fase de decadencia) como un engrane más del Estado15.
Perón mismo pide a los capitalistas no temer a la presencia de los sindicatos, en tanto son sus aliados contra la clase obrera: “Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos y de esta manera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas y revolucionarias que puedan poner en peligro nuestra sociedad capitalista en la posguerra.” (agosto-1944)
Luego, la presencia política de Perón se fortalecerá aún más por la tensión que tuvo con el embajador norteamericano Spruille Braden (que acusaba a Perón de estar cercano al fascismo). Esta pelea le dio un perfil “antiyanqui”, que lo acercó más a sectores de la burguesía agroexportadora, al mismo tiempo, le da oportunidad de presentarse ante los trabajadores como “antiimperialista”. Bajo esas circunstancias su campaña presidencial (para las elecciones de febrero de 1946), la resume en un slogan: Perón o Braden16… Se establece así el primer gobierno peronista y con este, se van a reforzar los mecanismos de control y sometimiento de los trabajadores.
Colocado Perón en el gobierno, va a llevar una permanente campaña nacionalista, identificando los intereses de los trabajadores con los de la nación. De forma paralela, para complementar a esa campaña, se encuentran las acciones de “beneficencia” que lleva a cabo “Evita”. Siguiendo formas semejantes a las usadas por las religiones, en donde se somete la razón a los sentimientos, en el gobierno de Perón se empuja a mistificar la figura de Eva Perón, presentándola como la “protectora” de los “descamisados” y con “vocación de mártir” (lo que ha dado ocasión a Hollywood para inventar historias). Según narra Eva Perón, su esposo decía: “Los pueblos muy castigados por la injusticia tienen más confianza en las personas que en las instituciones…” de lo que se deduce había una clara intención por generar un impacto ideológico al alentar a que “Evita” tomara a la “beneficencia” como un asunto personal (aun cuando fuera con recursos estatales). Esta apariencia de protección que representaba ayudó indudablemente a fortalecer los medios de control. Por eso su intervención fue continua, unas veces a través del Partido Peronista Femenino, pero principalmente a través de la Fundación Eva Perón y de la CGT, en la que asumía un rol de representante directa de Perón. No es gratuito que fuera el sindicato quien la designara como la “auténtica defensora de nuestra clase”.
En ese marco de control ideológico férreo, se presentó el primer plan quinquenal, sustentado en gran parte sobre la nacionalización de empresas, que como ya veíamos más arriba, estas medidas no exponen una negación del capitalismo, ni son “progresistas”, sino tan solo formas que el capital se ve obligado a aplicar en momentos de urgencia.
Estas formas de trabajo permiten que desde el Estado se impulse a la dinámica de acumulación, pero se mistifican los hechos, haciéndolos pasar como actos con los que se cumplen los deseos de los trabajadores. Así, el mayor proyecto del “primer plan quinquenal” (1947-51) fue la nacionalización de los ferrocarriles. Con esta operación que representó 2/3 del total de la inversión aplicada, se pudo beneficiar relativamente a los trabajadores en tanto bajó el precio de ese transporte, pero quien realmente se benefició fue la burguesía. El economista Eduardo Basualdo, aun cuando intenta presentar los “logros” del peronismo no puede evitar el reconocer que “…la nacionalización del ferrocarril era una medida que beneficiaba a los terratenientes y productores, en primer término, y a los industriales en el segundo. Los industriales obtenían mercado; los terratenientes la renta […] igualmente benefició a los pequeños y medianos productores rurales, así como a los industriales que redujeron sus costos, e incluso a los asalariados, por la disminución de las tarifas en el trasporte de pasajeros...”
De manera que, si la burguesía fue la que obtuvo los beneficios con la estrategia de Perón y los trabajadores, que tuvieron que sufrir las cargas laborales, recibieron muy poco, no vemos más que la repetición de la dinámica cotidiana que se vive en el capitalismo, sin embargo si ese nivel de beneficios que pudieron recibir los obreros, fue un poco mayor que el recibido en períodos anteriores y además se publicita sobredimensionándolo, entonces, esos beneficios recibidos aparecen como algo verdaderamente novedoso. Eso es lo que ha hecho que se asegure que con Perón se vivió un cambio radical. Pero, alcanzar una relativa mejora (y temporal) de la distribución de los ingresos no implica un giro inédito de la historia, define en cambio, un mecanismo de encuadramiento que presume la fundación de un nuevo pacto social entre las masas obreras y el Estado, pero la reproducción del sistema capitalista se mantiene sin afectarse ni una partícula de él. Lo único diferente en ese proceso es el intenso uso de mecanismos para asegurar el control ideológico. Proclamas como esta, emitida por la CGT, se repetían una y otra vez: “Trabajar para el Plan Quinquenal no es trabajar sólo para mejoras individuales ni para el enriquecimiento de un hombre, ni para servir a la […] oligarquía es trabajar para todos […] Los obreros por su parte han de responder frente a este nuevo estado de cosas, comprendiendo que un esfuerzo más para trabajar y producir no será en beneficio del patrón sino en beneficio de un plan, que en última instancia persigue el bien de todos…”
Pero si el objetivo de reimpulsar la acumulación y someter a la clase obrera era cumplido por el gobierno de Perón, no logra la homogeneidad entre la burguesía. Inicialmente son pequeños grupos de empresarios que amenazaban desde 1946 con detener el ascenso al gobierno a Perón, pero al contar con poco respaldo contienen sus fuerzas. Luego, es el clero católico (que representa una fuerza política y económica con mucho peso en Argentina, aún hoy), retira su apoyo a Perón cuando este les reduce el control de la educación, iniciando una campaña, que en el ambiente de incertidumbre por la recesión que se abre luego del fin de la 2ªGM –en la que Argentina ve disminuidas sus exportaciones y por tanto el Estado se ve impedido para obtener divisas y asegurar la importación de insumos y maquinaria necesarios para su proyecto de industrialización– y la implantación de la “doctrina Truman”, con la que los Estados Unidos busca definir su zona de dominio y presiona a los que percibe como un peligro potencial17, se logra aglutinar un grupo opositor, en el que se incluyen militares “liberales”. Así, aun cuando Perón logra arrastrar a la clase obrera a las urnas y con ello validar su segundo gobierno (1952), las tensiones al interior de la burguesía se mantienen, abriéndose un período de sabotajes y atentados, llegando hasta el ataque aéreo a la sede del gobierno el 16 de junio de 1955, bombardeando incluso a civiles que se encontraban en la plaza de mayo. El desgaste del gobierno de Perón era evidente, justo 3 meses después del bombardeo se consuma el golpe militar, derribando al gobierno, con lo que se corta la presencia y los programas de Perón, pero se mantiene y se fomenta la añoranza al peronismo, por un lado, por la afectación económica que se presenta con los gobiernos de los generales Eduardo Lonardi y Pedro Aramburu, y por otro, por la victimización que del peronismo hace el gobierno con las medidas de proscripción que impone. Esta situación abrió la posibilidad a que el peronismo, con su caudillo en el exilio, se mantuviera como un movimiento burgués de oposición, que sigue arrastrando a los trabajadores a un terreno ajeno a sus intereses y, por tanto, continúa con su ataque en contra de la conciencia de los trabajadores, aspectos que analizaremos en la siguiente parte.
1 CGT: Confederación General del Trabajo; CTA: Central de Trabajadores de la Argentina
2lnternationalisme (1946). La experiencia rusa. Propiedad privada y propiedad colectiva [62].
3 Entre 1914 y 1918 se inicia esa estrategia por la burguesía latinoamericana la cual va a ser recuperada durante la crisis de 1929 y luego ampliara su aplicación durante la 2ªGM. Este sistema consiste en impulsar, dentro del territorio, la producción de las mercancías manufacturadas que dejaron de ofertar los países de mayor industrialización.
4 Alberto E. Castex. Anales de la Sociedad Rural Argentina, 1-enero-1920, citado por Patricia Audino y Fernando Tohmé. “El Modelo Agroexportador Argentino y sus Descontentos: La Crítica a las Políticas Económicas entre 1900 y 1930”.
5 Aun cuando no podemos en este espacio profundizar sobre el capitalismo de Estado, se vuelve relevante señalar dos aspectos: Lo primero es comprender que el capitalismo de Estado no es una solución a las contradicciones del capitalismo, solo es un mecanismo que usa la burguesía para retrasar algunos de sus efectos. El segundo aspecto es que el capitalismo de Estado no termina cuando se abandona el intervencionismo estatal y se abren los procesos privatizadores, por el contrario, el Estado asume una presencia mayor en la protección del capital. Para profundizar sobre el tema recomendamos leer:
- “¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo?”. https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neolib... [63]
- “Cuestiones sobre el Capitalismo de Estado en la actualidad” [64].
6 Sobre estas experiencias de lucha que forman parte de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, cuando nos sea posible escribiremos sobre ellas; animamos a los lectores a enviarnos contribuciones sobre estas.
7 Esa era la formulación usada por Perón para definir el perfil de su política en su primer plan quinquenal. La tomamos en este párrafo con el fin de mostrar que las preocupaciones establecidas por Perón eran buscadas décadas atrás por la burguesía argentina.
8 Jorge A. Ramos. Revolución y contrarrevolución en Argentina. La era del peronismo, 1943-1976. Buenos Aires 2006.
9 Durante este período, el gobierno lo dirige una coalición de partidos llamada “Concordancia”, formada por el Partido Demócrata Nacional (de corte conservadora), la UCR antipersonalista (se trata de una escisión de la UCR, que se hace llamar antipersonalista para definir su oposición a la actuación personalista Yrigoyen) y el Partido Socialista.
10 El pacto se firma en 1933 y tiene vigencia hasta 1948, aunque se increpó en 1936. Consistía en que, para asegurar la compra de carne argentina por Gran Bretaña, el Estado argentino se comprometía, entre otras cosas a: usar las divisas obtenidas por la exportación de carne en la compra de mercancías británicas; eliminación de impuestos a las mercancías inglesas exportadas a Argentina; control absoluto de los frigoríficos por parte del capital inglés; otorgarle el monopolio del transporte de Buenos Aires a una corporación inglesa…
11 La respuesta represiva fue tan brutal contra los obreros, que se denomina a esa jornada la “semana trágica”, pero la rabia de la burguesía no se calmó con la masacre de obreros, la represión la llevó hacia el barrio ruso (Barrio del Once), protagonizando un verdadero pogromo por parte de bandas de jóvenes burgueses (llamados los “niños bien”, que fueron armados por la policía). Un breve fragmento de la novela testimonial, “Pesadilla” de Pinie Wald, describe el nivel de represión desatada: “He aquí que detienen a un judío y, después de los primeros golpes, de su boca brota sangre en abundancia. Entonces le ordenan cantar el Himno Nacional. No puede hacerlo. Lo matan ahí mismo.”
12 Recomendamos leer: “Historia del movimiento obrero: La FORA. El anarcosindicalismo en Argentina (I)”.
13 Juana Rouco, Historia de un ideal vivido por una mujer. Capitulo XVI
14 La CGT aparece como la principal central sindical al fusionar a la Unión Sindical Argentina (USA), que surge de lo que quedó de la FORA-IX Congreso (es decir el sector no anarquista), y a la Confederación Obrera Argentina (COA), central orgánicamente integrada a la “Fraternidad”, estructura sindical ferrocarrilera, que solía mantener interlocución con todos los gobiernos. Justamente por ello, en la inauguración de la OIT, Yrigoyen envía como delegados a miembros de ese sindicato y en el primer acto público que hiciera Perón como secretario del trabajo, ese fue el sindicato que estuvo presente.
15 Los sindicatos, durante la fase de ascenso del capitalismo fueron un arma de defensa de los intereses de la clase trabajadora, su objetivo era obtener mejores condiciones y podía lograr reformas porque el desarrollo de las fuerzas productivas posibilitaba la extensión de los beneficios a los trabajadores, por ejemplo, el incremento de la productividad permitió la disminución de la jornada laboral. Para ampliar los argumentos recomendamos leer nuestro folleto “Los sindicatos contra la clase obrera [65]”.
16 Su actitud anti norteamericana cambia al ascender al gobierno, primero al verse obligado a romper con el Eje, 6 semanas antes de la capitulación de Alemania (aunque el historiador peronista F. Pigna, documenta que Perón explicó a los alemanes su ruptura bajo la idea de poder “salvar a algunos”, como finalmente lo hizo en mancuerna con el Vaticano), enseguida, se acerca a los EUA como socio comercial para poder importar maquinaria industrial y armamento moderno.
17 En la preparación del Plan Marshall, se consideró la posibilidad de incorporar a Argentina como apoyo en la producción de trigo, sin embargo, es eliminada la posibilidad, explicado en gran parte por el incremento de la producción agrícola en EUA y el inicio de la recuperación agrícola de Europa, pero también influyó la desconfianza que desde Washington se tenían hacia Perón, por actos como su negativa a integrarse al FMI. El embajador de los EUA en Argentina, James Bruce en un comunicado de junio de 1948 refiere: “Hay fuertes elementos nacionalistas en el gobierno de Perón que se oponen a cualquier forma de cooperación con EUA…” Lo cual en el marco de la “doctrina Truman” representaba un llamado a estar alerta.
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Este artículo forma parte de una serie de los que ya hemos publicado denunciando un intento de falsificar los verdaderos orígenes de la izquierda comunista que emana de un blog llamado Nuevo Curso[1](recientemente rebautizado como Communia). Esta tentativa está orquestada por un aventurero, Gaizka[2], cuyo objetivo no es contribuir a aclarar y defender las posiciones de esta corriente, sino "hacerse un nombre" en el medio político proletario. Este ataque contra la corriente histórica de la izquierda comunista pretende transformarla en un movimiento de contornos borrosos, desvinculado de los rigurosos principios proletarios que presidieron su formación, lo que constituye un obstáculo para la transmisión a las futuras generaciones de revolucionarios de los logros de la lucha de las fracciones de izquierda contra el oportunismo y la degeneración de los partidos de la Internacional Comunista. En cuanto al aventurero Gaizka, hemos proporcionado una gran cantidad de información, hasta ahora no refutada, sobre sus relaciones en el mundo de las personalidades políticas burguesas (principalmente de la izquierda, pero también de la derecha). Es un comportamiento y un rasgo de personalidad que comparte con otros aventureros más famosos de la historia, como Ferdinand Lassalle y Jean Baptiste von Schweitzer, que habían actuado en el seno del movimiento obrero en Alemania en el siglo XIX[3], aunque esté lejos, obviamente, de tener la talla de estas figuras.
Ante nuestra denuncia, Gaizka ha guardado un silencio absoluto: refutar la realidad de sus turbiedades es para él "misión imposible". Asimismo, recibió muy poco apoyo, el más explícito y casi único procedente de un grupo, el GIGC (Grupo Internacional de la Izquierda Comunista) que, antes de cambiar su nombre en 2014, se llamaba FICCI (Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional). Un grupo cuya vocación principal, desde hace unos veinte años, es calumniar a la CCI y cuya postura a favor de Nuevo Curso ha sido acompañada por un nuevo ataque de odio contra nuestra organización[4].
Después de haber denunciado el fraude constituido por esa llamada "izquierda comunista" llamada Nuevo Curso y la verdadera naturaleza de su anfitrión Gaizka, nos corresponde indagar en el perfil de sus "amigos". Evidentemente, la cuestión no carece de importancia. La Santa Alianza entre Nuevo Curso y el GIGC dice mucho sobre la verdadera naturaleza de cada uno y su "contribución" a los esfuerzos de los jóvenes elementos en busca de posiciones de clase. Pero antes de examinar el pedigrí del GIGC, merece la pena echar un rápido vistazo a cómo se posicionó este grupo en relación con Nuevo Curso cuando apareció por primera vez.
El GIGC acogió con gran entusiasmo y servilismo la entrada en la arena política de Nuevo Curso: "Nuevo Curso es un blog de compañeros que desde el pasado mes de septiembre ha comenzado a publicar regularmente declaraciones sobre la situación y sobre cuestiones más amplias, incluso teóricas. Por desgracia, sólo están en español. Todas las posiciones que defiende son muy claramente posiciones de clase y se inscriben en el marco programático de la izquierda comunista ... estamos muy favorablemente impresionados, no sólo por su recordatorio intransigente de las posiciones de clase, sino sobre todo por la calidad "marxista" de los textos de los camaradas ...". (Subrayado nuestro - Revolución o Guerra nº 9, "Nuevas voces comunistas: Nuevo Curso (España) y Worker's Offensive (EEUU)")
Asimismo, "la constitución de Emancipación como grupo político comunista de pleno derecho [que acoge el blog de NC] es un paso importante cuyo significado político e histórico va mucho más allá de la mera aparición de un nuevo grupo comunista. (...) Así, la constitución de Emancipación como grupo político propio expresa el hecho de que el proletariado internacional, aunque sumiso y lejos de poder repeler los ataques de cualquier tipo impuestos por el capital, tiende a resistir mediante la lucha y a liberarse del dominio ideológico del capital y que su futuro revolucionario sigue siendo relevante. Expresa la "vitalidad" actual (relativa) del proletariado". (Destacado por nosotros - Revolución o Guerra nº 12, Carta del GIGC a Emancipación en su 1º Congreso).
Sin embargo, la GIGC no pudo evitar plantear el problema que supone la interpretación de Nuevo Curso sobre la filiación histórica de la izquierda comunista, que incluye en ella a la corriente "trotskista" antes de su traición durante la Segunda Guerra Mundial. En efecto, la ausencia de cualquier crítica por parte del GIGC sobre esta cuestión habría puesto de manifiesto que este grupo no se siente en absoluto concernido por la defensa real de la izquierda comunista, que su proclamación de formar parte de ella y su pretensión de defenderla no son más que un señuelo al servicio de sus sórdidas maniobras destinadas a desacreditar a la CCI. Dicho esto, la "timidez" y la "amabilidad" de las críticas dirigidas por la GIGC a Nuevo Curso es difícil de ocultar una evidente benevolencia hacia el ataque de este grupo contra la Izquierda Comunista: "Queremos sobre todo llamar la atención de los camaradas sobre el callejón sin salida programático, teórico y político en el que está embarcada Emancipación con la reivindicación de la continuidad con la IV Internacional. (...) La transición a un grupo político de pleno derecho es muy positiva en sí misma y, al mismo tiempo, plantea nuevas cuestiones y responsabilidades. Estos han sido evidentes desde el congreso. Y una de ellas, la reivindicación de la IV Internacional, debe ser debatida -y en nuestra opinión combatida- para que Emancipación y sus miembros puedan cumplir con la tarea histórica que el proletariado les ha encomendado." (Subrayado nuestro - Carta del GIGC a Emancipación en su 1er Congreso Julio 2019 - R o G n° 12). En lugar de denunciar claramente un ataque contra la izquierda comunista, el GIGC elude este problema fundamental intentando embaucar con "el impasse programático, teórico y político en el que se encuentra Nuevo Curso (Emancipación)" y evocando, nada menos, que "la tarea histórica que el proletariado le ha encomendado". Moralidad: El GIGC se burla, efectivamente, de la defensa de la izquierda comunista, pero se preocupa, más bien, del futuro de Emancipación.
Además, una vez que nuestra organización había dado a los lectores la información suficiente para caracterizar a Gaizka (principal dirigente de Nuevo Curso) como un aventurero con la particularidad de haber mantenido, en 1992-94, relaciones con el partido más importante de la burguesía española de la época, el PSOE, ya no había dudas sobre el sentido del planteamiento de Nuevo Curso para desnaturalizar a la izquierda comunista. Y menos aún cabían dudas en los miembros del GIGC, ya que en los años 1992-94 todavía eran militantes de la CCI y tenían, por tanto, pleno conocimiento de la trayectoria y actuaciones de este individuo.
Sin embargo, no es esta información, accesible a todos (y que nadie ha desmentido, repetimos), la que impidió a la GIGC correr al rescate del aventurero Gaizka, ante nuestra denuncia: "debemos subrayar que hasta la fecha no hemos visto ninguna provocación, maniobra, denigración, calumnia o rumor, lanzada por los miembros de Nuevo Curso, ni siquiera individualmente, ni ninguna política de destrucción contra otros grupos o militantes revolucionarios"[5]. En efecto, Gaizka no procede de la misma manera que la GIGC, ya que la lista de comportamientos repugnantes que ésta evoca aquí es un buen resumen de su propia manera de actuar. Y realmente hace falta el aplomo de matones y pobres tramposos como los miembros de este grupo para hacer creer que no hay ningún problema con Gaizka ya que no se comporta como ellos.
En el caso de Gaizka, se trata de la personalidad política que se distingue, al igual que otros aventureros más conocidos antes que él, por el hecho de que "a diferencia de los luchadores sinceros que se unen desinteresadamente a una organización revolucionaria para ayudar a la clase obrera a cumplir su papel histórico, los aventureros se unen a las organizaciones revolucionarias sólo para cumplir su "propia misión histórica". Quieren poner el movimiento a su servicio y buscan constantemente el reconocimiento para ello"[6]. Para Gaizka, es la reescritura de la historia de la izquierda comunista, tergiversándola, lo que podrá poner en su haber y de lo que se sentirá orgulloso si la operación tiene éxito[7].
La FICCI se formó en 2001 bajo el signo del odio a la CCI y la voluntad de destruirla. Al no conseguirlo, trató de perjudicarla todo lo posible. Bajo el pretexto de querer "enderezar la CCI" amenazada, según ellos, de "degeneración oportunista", los pocos militantes de la CCI en el origen de la FICCI se caracterizaron desde el principio por la intriga (celebración de reuniones secretas[8]), por actos de matonismo como el robo y el chantaje, y por el trabajo de los provocadores, en particular mediante una campaña de desprestigio contra un camarada acusado públicamente por ellos de ser un agente del Estado que manipulaba indirectamente nuestra organización.
No podemos hacer una relación detallada de todas las canalladas de la FICCI-GIGC, remitimos al lector a los principales artículos de denuncia que hemos escrito al respecto[9] y nos limitamos aquí a un cierto número de ilustraciones concretas de las mismas.
Los miembros de la FICCI se situaron deliberadamente fuera de nuestra organización como consecuencia de los siguientes comportamientos:
- Las reiteradas violaciones de nuestros estatutos (en particular la negativa a pagar la totalidad de sus cuotas) y su negativa a comprometerse a respetarlos en el futuro;
- Negarse a venir a presentar la defensa de su comportamiento dentro de la organización ante nuestras críticas a la misma, ante una conferencia extraordinaria de la organización que puso específicamente este tema en su agenda;
- Robo de dinero y material de la CCI (archivos de direcciones y documentos internos).
Finalmente, los miembros de la FICCI fueron excluidos[10] de nuestra organización, no por estos comportamientos intolerables sino por sus actividades como soplones con, en su haber, varios actos de delación. Por ejemplo, publicaron en su sitio web la fecha de una conferencia de la CCI que se celebraría en México con la presencia de militantes de otros países. Este repugnante acto de la FICCI de facilitar la labor de las fuerzas represivas del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es tanto más despreciable cuanto que los miembros de la FICCI sabían perfectamente que algunos de nuestros compañeros en México ya habían sido, en el pasado, víctimas directas de la represión y que algunos se habían visto obligados a huir de su país de origen.
Pero el comportamiento chivato de los miembros de la FICCI no se limita a este episodio. Antes y después de su exclusión de la CCI, sistematizaron su trabajo de espionaje sobre nuestra organización y comunicaron regularmente los resultados en sus boletines. Algunas de las "informaciones" así publicadas, bastante dignas de la prensa sensacionalista (por ejemplo, las "revelaciones" sobre un par de militantes), sólo interesan a los pocos estúpidos (si es que existe alguno fuera de los propios miembros de la FICCI) que se complacen en fantasear con una oligarquía familiar dentro de la CCI. Por otro lado, se codean con otros que, lejos de ser inofensivos, están directamente implicados en el trabajo de un informador policial. He aquí una pequeña muestra:
- El boletín de la FICCI n° 14 está lleno de una prosa digna de los más celosos informes policiales: "Este texto es de la mano de CG[11], alias Peter, lo que se demuestra por el estilo y sobre todo por la referencia (bastante fantasiosa) a una lamentable operación de recuperación realizada bajo su dirección. Este mismo Peter es el que dirige la CCI y el que, tras haber excluido o expulsado a la mayoría de los miembros fundadores de la CCI, pretende ser el único heredero de MC[12]. Pero también hay que saber que si Peter dirige esta cábala de odio contra nuestro compañero Jonas, es por la sencilla razón de que Louise (alias Avril), la militante sobre la que Jonas se atrevió a expresar claras dudas, no es otra que la compañera del líder."
- En el Boletín nº 18, nos encontramos con un informe detallado (típico de los informes que se encuentran en los archivos policiales) sobre una reunión pública del Partido Comunista Internacional (PCI-Le Proletariat), donde se informa de todas las acciones de "Peter alias C.G.".
- El boletín n° 19 vuelve a la carga sobre Peter "que difundía solo" en tal o cual manifestación y plantea una cuestión "altamente política": "Por último, y comprenderán que también nos hacemos esta pregunta: ¿dónde está Luisa? Ausente de las manifestaciones, ausente de las reuniones públicas, vuelve a estar 'enferma'".
La muestra anterior de la sórdida recopilación de información por parte de los miembros de la FICCI es bastante significativa de la forma en que estas personas conciben su "trabajo de fracción" (cotilleos, informes policiales). De hecho, la exposición de dicha información también está dirigida al conjunto de la CCI, con el fin de presionar a sus militantes haciéndoles comprender que están "bajo vigilancia", que nada de sus acciones escapará a los ojos de la "Fracción Interna". Así lo demuestra la inocente información publicada en el Boletín nº 13, que informa de que la CCI ha alquilado una "sala de lujo" para una reunión pública, información cuya única función es contribuir a este ambiente de vigilancia permanente. Con el mismo objetivo los miembros del CCI, así como nuestros contactos, recibían regularmente en sus buzones, incluso cuando habían cambiado de dirección algunos de ellos, el famoso "Boletín Comunista", a pesar de las protestas y las reiteradas peticiones de que cesaran tales envíos. Era una forma de decir a los destinatarios: "Os estamos vigilando y no os dejaremos libres".
El hecho de que provenga de las mentes enfermas de perseguidores obsesivos no significa que no debamos tomarnos en serio la labor de vigilancia de nuestra organización y especialmente de algunos de sus miembros.
Para terminar con el comportamiento policial de la FICCI, cabe mencionar la publicación por parte de la FICCI de un texto de 118 páginas en formato A4 y en letra pequeña (¡unas 150.000 palabras!) titulado "La historia del Secretariado Internacional de la CCI". Este texto, según su subtítulo, pretende contar "Cómo el oportunismo se impuso en los órganos centrales antes de contaminar y comenzar la destrucción de toda la organización...". Es un relato que, en muchos sentidos, puede describirse como una "novela policíaca".
En primer lugar, es una novela, es decir, una ficción y no un texto histórico, aunque se refiera a hechos y personajes reales. Es un poco como considerar "Los Tres Mosqueteros" de Alexandre Dumas como la verdadera historia de d'Artagnan (que realmente existió) y sus amigos. Evidentemente, aunque no haya comparación posible entre la imaginación romántica de Dumas y la imaginación enferma y paranoica de los autores de esta "historia", tenemos derecho a un "thriller" con personajes muy típicos, especialmente Louise y Peter. Louise es la principal "villana" de la historia, una verdadera Lady Macbeth. Ella había empujado a su marido a asesinar al rey Duncan para ocupar el trono. Por su parte, Louise, en conexión con los servicios especializados del Estado, manipuló taimadamente a su compañero Peter para incitarle a cometer fechorías contra la CCI y sus militantes[13]. Peter se convirtió así en el "líder", el que "dirige la CCI" (sic) después de haber eliminado a "la mayoría de los miembros fundadores de la CCI" y que "pretende ser el único heredero de MC". Ya no se trata de Peter-Macbeth sino de Peter-Stalin. Y es aquí donde se pone de manifiesto una vez más el carácter policial de este texto. En efecto, explica la supuesta "evolución oportunista" de la CCI por las intrigas de una serie de personajes malvados, como si la degeneración y la traición del partido bolchevique hubieran sido el resultado de la acción del megalómano Stalin y no la consecuencia del fracaso de la revolución mundial y del aislamiento de la revolución en Rusia. Este texto proviene de la más pura concepción policial de la historia, que siempre ha sido combatida por el marxismo, y a sus autores hay que reconocerles un cierto avance sobre todos los "conspiradores" que hoy pululan por las redes sociales y en el entorno de Donald Trump.
Sin embargo, el aspecto más odioso de este texto es que revela muchos detalles sobre el funcionamiento interno de nuestra organización, que son pan bendito para los servicios policiales. La bajeza de los miembros del GIGC definitivamente no tiene límites.
Habiendo fracasado en convencer a los militantes de la CCI de la necesidad de excluir al "líder" y al "compañero del líder", este grupo parasitario se ha fijado como objetivo arrastrar tras sus calumnias a los demás grupos de la izquierda comunista para establecer un cordón sanitario en torno a la CCI y desacreditarla (véanse a continuación los episodios del "Círculo" y de la "reunión pública del BIPR[14] en París"). Así, la FICCI pidió al PCI (Le Prolétaire), en una carta dirigida a él el 27 de enero de 2002, al mismo tiempo que a otros grupos de la izquierda comunista, que se posicionara a su favor contra la CCI: "Hoy sólo vemos una solución: dirigirnos a ustedes para que pidan a nuestra organización que abra los ojos y recupere su sentido de la responsabilidad. (...) Por no estar de acuerdo, hoy el CCI hace todo lo posible por marginarnos y demolernos moral y políticamente"[15]. A pesar de esta carta, la FICCI se atreve a escribir en su Boletín nº 13: "queremos afirmar que, por nuestra parte, nunca hemos pedido a nadie que tome partido entre la CCI y la Fracción".
La voluntad de aislar a la CCI se refería a un perímetro que iba más allá de la izquierda comunista, ya que se trataba de crear una barrera, en la medida de lo posible y a través de diferentes medios, entre el CCI y todos aquellos que, en un momento u otro, eran susceptibles de interesarse por el contenido de nuestra intervención. Este es el sentido de sus campañas de desprestigio en su página web, a veces incluso a través de folletos dedicados a este fin, en todos los lugares de debate a los que tuvo acceso.
Si no podemos prohibir a los miembros de la FICCI que acudieran a las manifestaciones callejeras para vigilarnos, nosotros podemos, en cambio, impedirles que hagan su trabajo sucio como policías en nuestras reuniones públicas. Por ello, la CCI decidió prohibir la presencia en sus reuniones públicas de los miembros de la FICCI[16]. En varias ocasiones tuvimos que hacer frente a las amenazas (incluida la amenaza en voz alta de degollar a uno de nuestros compañeros[17]) y a las agresiones de estos matones.
La FICCI se presenta como "la verdadera continuadora de la CCI" que habría conocido una degeneración "oportunista" y "estalinista". Declara continuar el trabajo, abandonado por la CCI, de defender en la clase obrera las "verdaderas posiciones de esta organización" que estarían amenazadas por el desarrollo del oportunismo en su seno, lo que afectaría, en primer lugar, a la cuestión de su funcionamiento. Hemos visto en la práctica su propia concepción del respeto a los estatutos y como se ha burlado de forma escandalosa de las más elementales normas de comportamiento del movimiento obrero.
Además, en ninguna parte hay rastro de una argumentación "política" de la FICCI-GIGC que destaque claramente sus "diferencias fundamentales" con la CCI, lo que habría justificado la constitución de una "fracción interna" situada en la continuidad de todas las fracciones de izquierda del movimiento obrero, desde la Liga Spartakus hasta la Fracción de la Izquierda Italiana[18] Habiendo sido siempre incapaz de obligarse a tal necesidad de rigor político recurriendo a la experiencia del movimiento obrero, prefiere levantar el espantajo de una repetición machacona de que la CCI es una secta "sin esperanza de retorno ahora, y que se ha marginado ampliamente, incluso se ha puesto fuera de juego, del campo proletario por sus posiciones oportunistas". (Informe de actividades de la 2ª Asamblea General de la GIGC. Revolución o Guerra nº 12).
No encontramos en ninguna parte una argumentación que demuestre por qué y cómo la CCI se habría puesto "fuera del campo proletario", concepto que, por otro lado, no existe en nuestros predecesores de Bilan y de Internationalisme-GCF[19](cuya filiación la FICCI-GIGC tiene la indecencia de reclamar y en particular la de nuestro camarada MC[20]).
La FICCI-GIGC sugiere que hemos traicionado, o estamos en proceso de traicionar, el internacionalismo proletario, lo que sería, en efecto, una razón válida para denunciar el oportunismo que lo conduce. Pero, hasta la fecha, la FICCI-GIGC no ha demostrado de ninguna manera cómo nuestra caracterización de la fase actual de la decadencia capitalista, la de su descomposición[21]-que, según esta gente, es una pieza central del oportunismo de la CCI- ¡sería una ilustración de esta traición!
La FICCI-GIGC sugiere que nuestro sectarismo se expresa a través de nuestra concepción de que existen grupos parasitarios que actúan en el entorno de la izquierda comunista[22] Esto, así como la idea de que el parasitismo representa un peligro para el medio político proletario, nos marginaría en relación con este medio e incluso constituiría una amenaza para él. En realidad, esta concepción constituye un peligro sólo para los parásitos y reivindicamos su validez de la misma manera que reivindicamos la lucha de Marx y Engels contra la Alianza de Bakunin en el seno de la AIT: "Ya es hora, de una vez por todas, de poner fin a las luchas internas cotidianas provocadas en nuestra Asociación por la presencia de este cuerpo parasitario". (Engels, "El Consejo General a todos los miembros de la Internacional", advertencia contra la Alianza de Bakunin").
El método de "sugerir" evitando el problema político subyacente apela al sentido común popular[23], a los métodos de caza de brujas practicados en la Edad Media, y que está experimentando un resurgimiento en la decadente sociedad actual con, en particular, la búsqueda sin cuartel de chivos expiatorios para todos los males de la sociedad.
De hecho, la FICCI-GIGC nunca ha explicado que, cuando sus miembros estaban en la CCI, jamás hicieron la menor objeción a las Tesis sobre la Descomposición y a las Tesis sobre el Parasitismo. El ataque que lanzaron contra nuestra organización en el año 2000 no hacía referencia a los desacuerdos sobre estas cuestiones. Sólo después "descubrieron", muy convenientemente, que no estaban de acuerdo con estos análisis. El reto para ellos era entonces eliminar los obstáculos para la justificación de su nuevo proyecto político:
- Convertidos en parásitos extremos, es evidente que no soportaban la imagen que el espejo de nuestro análisis del parasitismo reflejaba de ellos mismos y de su comportamiento. Tuvieron que romper este espejo para culpar a la CCI de sus propios abusos y tratar de privar a la CCI de un método adecuado para combatirlos;
- Al rechazar la teoría de la descomposición del capitalismo elaborada por la CCI, que es la única que defiende en el seno de la Izquierda Comunista, la FICCI podría acariciar la piel de los otros grupos de la Izquierda Comunista muy críticos con este análisis.
Además, la CCI ha sido objeto de muchas otras acusaciones por parte de la FICCI que no hemos mencionado hasta ahora. En general, se expresan mediante "fórmulas - impacto" basadas en mentiras y distorsiones, dignas del lema de Goebbels, el jefe de la propaganda nazi, según el cual: "Una gran mentira lleva consigo una fuerza que ahuyenta la duda". Afortunadamente, el oscurantismo medieval no impide que se exprese la estupidez y, con ella, la posibilidad de despertar la incredulidad de los partidarios de GIGC. Para su atención, reproducimos una pequeñísima muestra de las acusaciones que nos hace la FICCI: la CCI se vería hoy afectada por el estigma de "un alejamiento progresivo del marxismo y una tendencia cada vez más asertiva a plantear (y defender) valores burgueses y pequeñoburgueses en boga ("juvenilismo", feminismo y sobre todo "no violencia")[24]; la CCI "haría el juego a la represión"[25].
Apenas se guardó en el bolsillo el viejo nombre de “FICCI” para presentarse con la nueva cara de GIGC", este grupo parasitario ha intentado una maniobra, también de carácter policial, contra la CCI.
Aunque las campañas anti-CCI de la FICCI tuvieron inicialmente cierto impacto en el medio político proletario, no consiguieron marginar a nuestra organización, sobre todo porque las combatimos enérgicamente. La FICCI tuvo que resignarse a esta situación hasta que la historia pareció sonreírle de nuevo gracias a la llegada providencial de los boletines internos de la CCI a sus manos[26].Pensando que por fin había llegado su hora de gloria, estos parásitos, revitalizados por la nueva "baza" que tenían en sus manos, desataron una propaganda histérica contra la CCI, como lo demuestra la pancarta publicitaria (jubilosa) colgada en su página web: "¡Una nueva (¿última?) crisis interna en la CCI!", acompañada por supuesto de un "Llamamiento al campo proletario y a los militantes de la CCI". Durante varios días, llevaron a cabo una actividad frenética, dirigiendo carta tras carta a todo el "medio proletario", así como a nuestros militantes y a algunos de nuestros simpatizantes (cuyas direcciones siguieron utilizando después de haberlas robado a la CCI). Este llamado "Grupo Internacional de la Izquierda Comunista" (el nuevo nombre que la FICCI se había dado a sí misma) hizo sonar la campana y gritó a los cuatro vientos que estaba en posesión de los boletines internos de la CCI. Al exhibir su trofeo de guerra y armar semejante jaleo, el mensaje que estos chivatos patentados pretendían transmitir era muy claro: ¡había un "topo" en la CCI que trabajaba mano a mano con el ex-FICCI! Se trataba claramente de un trabajo policial sin otro objetivo que el de sembrar la sospecha, el desorden y la discordia en nuestra organización. Estos fueron los mismos métodos utilizados por la Guépéou, la policía política de Stalin, para destruir el movimiento trotskista de los años 30 desde dentro. Son los mismos métodos que ya utilizaron los miembros de la antigua FICCI (destacando dos de ellos, Juan y Jonás, miembros fundadores del "GIGC") cuando en 2001 hicieron viajes "especiales" a varias secciones de la CCI para celebrar reuniones secretas y difundir el rumor de que una de nuestras compañeras (la "esposa del jefe de la CCI", como la llamaban) era "policía".
¿Cómo podría el GIGC beneficiarse de semejante regalo del cielo? ¿Un cómplice encubierto dentro de nuestra organización? ¿Lo habrá obtenido la propia policía pirateando nuestros ordenadores y pasándoselo al GIGC por algún medio? Si, en lugar de ser una banda de delincuentes, el GIGC hubiera sido una organización responsable, se habría esforzado por resolver este enigma e informar al medio político proletario del resultado de sus investigaciones.
Nuestro artículo denunciando este nuevo ataque fue suficiente para calmar de golpe el fervor del GICG, pero es interesante la respuesta que dio: "Nuestro grupo toma nota del silencio y de la ausencia de desmentido por parte de la CCI sobre la realidad de una grave crisis organizativa en el seno de la CCI y sobre el nuevo cuestionamiento en el seno de la propia CCI del comportamiento de la "activista" Avril-Louise-Morgane. El GIGC no va a responder al aluvión de insultos que la CCI está vertiendo sobre nuestro grupo (como hizo antes sobre la FICCI). Tenemos otras cosas que hacer. (...)". Esta respuesta fue reveladora en varios sentidos:
- El GIGC se negó a responder al “aluvión de insultos", por lo que evitó tener que responder a la única pregunta de interés y comprensiblemente embarazosa para él: ¿Cómo consiguió nuestros boletines internos?
- Acusó a la CCI de ocultar sus problemas organizativos, mientras que la lectura de toda nuestra prensa revela que eso es una mentira y una calumnia, ya que, al igual que los bolcheviques (véase en particular el libro de Lenin "Un paso adelante dos pasos atrás"), somos la única organización que informa sistemáticamente sobre ellos y aprende de ellos.
- Al estar en posesión de nuestros boletines internos, el GIGC sabía perfectamente que, una vez más, nuestros problemas no se iban a ocultar. Por lo tanto, la repercusión de los problemas organizativos que afectan al CCI no podría esperarse antes de la celebración de una reunión general de la organización (un congreso, una conferencia) encargada de tratarlos; por lo tanto, sólo podría tener lugar en el contexto de una revisión de los trabajos de dicha reunión. El resultado de nuestra conferencia extraordinaria de mayo de 2014 se publicó en un artículo en septiembre de 2014, en la Revista Internacional nº 153, bajo el título, "Conferencia Internacional Extraordinaria del CCI: Las "noticias" de nuestra desaparición son muy exageradas"[27].
Hemos mostrado cómo la FICCI intentó utilizar el PCI para apoyarse contra la CCI e ilustraremos cómo utilizó el mismo enfoque “ a mayor escala” frente al BIPR. Este intento de corromper a estas dos organizaciones arrastrándolas hacia un campo ajeno a las normas que rigen las relaciones dentro de la Izquierda Comunista constituye también un ataque parasitario contra ellas.
Así, el BIPR ha sido objeto, en particular, de una audaz maniobra por parte de la FICCI consistente en organizar una reunión pública en París el 2 de octubre de 2004 en beneficio de este grupo. En realidad, como demostraremos, se trataba de una reunión pública que debía servir a la reputación de la FICCI, en detrimento de la del BIPR y con vistas a llevar a cabo un ataque contra la CCI.
El anuncio de esta reunión por parte del BIPR indicaba que su tema era la guerra de Irak. Por otra parte, el anuncio realizado por la FICCI subraya la importancia de su propio planteamiento: "A propuesta nuestra y con nuestro apoyo político y material, el BIPR organizará una reunión pública en París (RP que esperamos no sea la última) en la que llamamos a todos nuestros lectores a participar" (énfasis añadido)". Lo que se desprende de este llamamiento es que, sin la FICCI, esta organización de la izquierda comunista, que existe a nivel internacional y es conocida desde hace décadas, ¡no habría podido tomar la iniciativa y organizar la reunión pública!
De hecho, este grupo parasitario utilizó al BIPR como "hombre de paja" para su propia publicidad con el fin de obtener un certificado de respetabilidad, de reconocimiento de su pertenencia a la izquierda comunista. Y no dudó en utilizar la agenda de contactos del CCI (que había robado antes de abandonar la organización) para difundir su convocatoria de esta reunión pública.
Como señalamos en su momento, la FICCI no consideró útil escribir una sola frase de análisis de denuncia de la guerra de Irak (al contrario que el anuncio realizado por el BIPR). Asimismo, su anuncio estaba dedicado exclusivamente a una cuestión: "cómo reconstruir un polo de reagrupamiento revolucionario en la capital francesa tras el hundimiento de la CCI, un hundimiento del que sus reuniones públicas están ahora desiertas y ya no constituyen un lugar de debate".
De hecho, fue todo lo contrario lo que se puso de manifiesto en el desarrollo de la reunión pública del BIPR. Según la FICCI, esto debía ser la prueba de que el BIPR era ahora el "único polo serio" de discusión y referencia para la izquierda comunista. Sin embargo, habría sido un fiasco total si la CCI no hubiera participado e invitado a sus contactos a hacer lo mismo. En efecto, una importante delegación de militantes de la CCI y una decena de simpatizantes de nuestra organización estaban presentes.
En realidad, la multiplicación de los halagos del GIGC-FICCI al BIPR no era más que pura hipocresía. Desde su creación, el FICCI había buscado apoyo en el medio político proletario, principalmente en el BIPR, en su cruzada parasitaria contra la CCI, en particular "eligiendo" al BIPR como único polo viable para el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias. Como el tábano de la fábula de Jean de La Fontaine, daba consejos, distribuía buenos puntos al medio político, reproducía algunos de sus artículos... En aquel momento, las relaciones entre el BIPR y el FICCI estaban en “plena luna de miel”. El informe de la FICCI de una reunión con el BIPR en junio de 2004 expuso el siguiente análisis de la dinámica existente dentro del campo proletario: "Estos diversos planes revisados nos permiten concluir que hay efectivamente dos dinámicas dentro del campo proletario actual, estas dos dinámicas van en dos direcciones opuestas: una para crear un marco que reúna las energías revolucionarias, que promueva y dirija los debates y la reflexión colectiva, que permita una intervención lo más amplia posible en el seno de la clase obrera, esta dinámica, de la que forma parte nuestra fracción, es llevada, hoy en día, esencialmente por el BIPR; la otra que va en sentido contrario, la de mantener, incluso aumentar la dispersión, la confusión política, es llevada por la CCI y contra la que la fracción lucha abiertamente. " (Acta de una reunión entre el BIPR y la fracción; septiembre de 2004 - Boletín Comunista FICCI 27).
Quince años después, el Informe de Actividades de la 2ª Asamblea General del GIGC (abril de 2019) pinta un panorama mucho menos idílico de su relación con la TCI (antes BIPR). En efecto, informa a sus lectores de que "... han surgido nuevas fuerzas comunistas de las que Nuevo Curso es la expresión y un factor, lo que sitúa directamente a los grupos históricos de la Izquierda del Partido Comunista ante su responsabilidad histórica frente a esta nueva dinámica y ante la cual la Tendencia Comunista Internacionalista, principal organización de este campo, comenzó por encerrarse en una actitud, o reflejos, relativamente sectaria hacia nosotros e inmediatista respecto a estas nuevas fuerzas". (subrayado nuestro - Informe de actividades de la 2ª Asamblea General del GIGC. Revolución o Guerra n°12).
Por otra parte, "la TCI, aunque esté vinculada orgánicamente al PC italiano y a la Izquierda Comunista de Italia, sufre el peso del informalismo relativo, del personalismo y del individualismo, y por tanto del espíritu del círculo" (subrayado nuestro - Idem) que, según el GIGC, dificulta la aplicación de un método de partido por parte de la TCI sobre todo en la relación con sus contactos.
¿Qué ocurrió para que la FICCI-GIGC, esos lameculos patentados de la TCI, se rebelaran de esta manera? Hoy descubren que el TCI, antes BIPR, se entrega a lo que parece un enfoque oportunista de la intervención ante los contactos: "El artículo, escrito por un miembro del CWO, el grupo británico del TCI, rechaza claramente las "fracciones o círculos de discusión". Más allá del rechazo de la forma organizativa per se y, lo que es más grave, subestima, ignora, y de hecho rechaza, todo proceso de confrontación y clarificación política como medio central y momento indispensable de la lucha del partido". (subrayado por nosotros – Idem)
Lo que molesta al GIGC no es lo que califica, sin decirlo, de oportunismo en la TCI, sino que el fiel "tábano" tiene mucho menos éxito que el TCI con los nuevos elementos que se acercan a la izquierda comunista. Sobre todo, al GIGC le cuesta digerir el hecho de que sus miembros en Canadá lo hayan abandonado para unirse a la TCI.
Esta crítica del GIGC a la TCI es reveladora, no de los métodos de reclutamiento de la TCI, sino de la infinita hipocresía del GIGC. En efecto, además de los compromisos político-teóricos que el GIGC había hecho para estar más en sintonía con el medio político proletario (abandonando la teoría de la descomposición y las tesis sobre el parasitismo), sus miembros habían sofocado otra divergencia, de gran importancia, que el GIGC siempre había tenido (y que compartían cuando estaban en nuestra organización), con el BIPR sobre los principios que debían regir la formación del partido. De repente, los miembros de la FICCI habían "olvidado" las críticas que ellos y la CCI habían hecho anteriormente al Partito Comunista Internazionalista (PCInt) y al BIPR sobre esta cuestión, en particular el enfoque oportunista que había presidido la formación del Partito en 1945. En la actualidad, el GIGC está "descubriendo" que los métodos de reclutamiento de la TCI son “un poco oportunistas”, pero no es, como el GGIC quiere hacer creer, que la TCI haya cambiado sus métodos, sino que es el GGIC quien abandona su actitud de lameculos a causa de la amargura que le produce el que la TCI le haya quitado algunos de sus miembros.
Existe un desacuerdo entre la TCI y la CCI sobre el método de reagrupamiento que debe llevar a la constitución del partido mundial, pero este desacuerdo se da dentro del campo proletario y dará lugar a un debate político y a una confrontación de posiciones entre camaradas que luchan por la misma causa[28]. Y es inaceptable que se vea contaminado por los lloriqueos de la GIGC.
Para concluir sobre los logros del GIGC-FICCI, y sobre su carácter eminentemente nocivo, es necesario volver a un episodio que presenta similitudes con la reciente situación en la que el parasitismo del GIGC viene a apoyar las travesuras de un aventurero. Un episodio en el que la alianza entre estos dos elementos tuvo efectos destructivos, especialmente en relación con los elementos que se acercan a las posiciones de clase.
En 2004, el CCI entabló una relación política con un pequeño grupo en búsqueda de posiciones de clase en Argentina, el NCI (Núcleo Comunista Internacional)[29]. Habiendo emprendido el estudio de las posiciones de las corrientes de la izquierda comunista, sus miembros se orientaron hacia las posiciones de la CCI. Las discusiones sobre la cuestión del comportamiento organizativo inaceptable dentro del proletariado convencieron a estos camaradas, sobre la base del estudio de las posiciones de la FICCI y de nuestros propios artículos sobre el tema, de que la FICCI "había adoptado un comportamiento ajeno a la clase obrera y a la izquierda comunista". Esto dio lugar a una toma de posición en este sentido, escrito el 22 de mayo de 2004 por estos compañeros[30].
Resultó que empezaba a surgir un problema en el seno del NCI debido a que uno de sus miembros -al que llamaremos Ciudadano B. en el resto de la narración- tenía una práctica totalmente opuesta a un funcionamiento colectivo y unitario, condición fundamental de existencia para una organización comunista. Tras iniciar los contactos con la CCI (era el único que podía utilizar Internet), mantuvo conversaciones individuales con cada uno de los miembros del grupo, pero maniobró para evitar el desarrollo de cualquier debate serio y sistemático del grupo en su conjunto, lo que le permitió "mantener el control" del mismo. Esta práctica organizativa, radicalmente ajena al proletariado, es típica de los grupos burgueses, sobre todo de los de la izquierda o extrema izquierda del capital. En realidad, el Sr. B se proponía utilizar a sus camaradas como trampolín para convertirse en una "personalidad" dentro del medio político proletario. Sin embargo, el trabajo sistemático de discusión de las posiciones políticas con la CCI a lo largo del tiempo, así como nuestra insistencia en las reuniones conjuntas de todos los camaradas, frustraron cada vez más sus planes inmediatos como aventurero.
Así, a finales de julio de 2004, el Sr. B. intentó una maniobra audaz: pidió la integración inmediata del grupo en la CCI. Impuso esta exigencia a pesar de la resistencia de los demás camaradas del NCI que, aunque también se fijaron el objetivo de ingresar en la CCI, sintieron la necesidad de realizar previamente un profundo trabajo de clarificación y asimilación, ya que la militancia comunista sólo puede basarse en convicciones sólidas. La CCI rechazó esta demanda en línea con nuestra política contra las integraciones precipitadas e inmaduras que pueden contener el riesgo de destrucción de militantes y son perjudiciales para la organización.
Al mismo tiempo, se había formado una alianza entre la FICCI y el aventurero B, seguramente por iniciativa de éste, al servicio de una maniobra contra la CCI utilizando, sin su conocimiento, al NCI.
La maniobra consistía en hacer circular en el medio político proletario una denuncia de la CCI y de sus "métodos nauseabundos" que parecía emanar indirectamente de la NCI, ya que esta denuncia estaba firmada por un misterioso y ficticio "Círculo de comunistas internacionalistas" (¡o "CCI" para abreviar!), dirigido por el ciudadano B y que, según él, debía constituir la “superación politica" del NCI. Estas calumnias se transmitieron mediante un folleto del "Círculo" distribuido por la FICCI con motivo de la reunión pública en París del BIPR el 2 de octubre de 2004.
También se pusieron en línea en diferentes idiomas en el sitio web del BIPR. Además de apuntar directamente a la CCI, el folleto en cuestión defendía a la FICCI, cuestionando totalmente la posición de la NCI del 22 de mayo de 2004, que había denunciado a este grupo.
Cuando más tarde descubrieron las maniobras del ciudadano B a sus espaldas, en particular la creación del títere "Círculo de Comunistas Internacionalistas", así como su posicionamiento en apoyo del FICCI y en denuncia de la CCI, los miembros del NCI analizaron la situación de la siguiente manera: "Es muy probable que él (B.) ya había establecido contactos clandestinos con la FICCI, mientras seguía engañándonos hasta el punto de querer precipitar la integración de la NCI en la CCI"[31].
La forma en que el ciudadano B elaboró su maniobra es típica de un aventurero, de sus ambiciones y de su total falta de escrúpulos y de preocupación por la causa del proletariado. La utilización de un aventurero por parte de la FICCI para satisfacer su odio a la CCI y tratar de poner en marcha, mediante la denigración pública, el aislamiento político de nuestra organización, es digna de los patéticos y despreciables personajes que pueblan el mundo de la pequeña y gran burguesía.
En ese momento, la CCI había respondido, a veces de forma cotidiana, a la campaña falsa y usurpadora del Ciudadano B hasta que, incapaz de refutar la exposición pública de sus artimañas, resolvió desaparecer políticamente[32]. Lamentablemente, los demás miembros del NCI, profundamente desmoralizados por la forma en que habían sido utilizados y manipulados por el ciudadano B., fueron incapaces de levantarse y continuar con sus esfuerzos de reflexión, y finalmente abandonaron toda actividad política.
En cuanto a la FICCI, que estaba metida hasta el cuello en este asunto y que se había apoyado mucho en el ciudadano B. para desacreditar a la CCI, parece que no ha aprendido la lección de esta desventura en la que hizo el ridículo ya que, recientemente, volvió a apoyarse en las acciones de otro aventurero.
Hoy, a diferencia del episodio del Ciudadano B, no es la CCI la que está en el punto de mira de la política del aventurero Gaizka, sino toda la izquierda comunista[33] cuya reputación sufrirá un daño político si no se desenmascara a este último y rendirlo incapaz de hacer daño político. Como enseña la tradición del movimiento obrero, y como demuestra la reciente experiencia de la CCI frente a las maniobras y calumnias del Ciudadano B, es vital defender el honor de las organizaciones que son objeto de ataques parasitarios y de la acción de aventureros[34], aunque ello requiera una gran cantidad de energía que podría destinarse útilmente a otras tareas organizativas[35].
Actualmente, en varias partes del mundo, asistimos a la aparición de un creciente interés por las posiciones de la izquierda comunista por parte de elementos jóvenes. Y aquí es donde el GIGC y el ciudadano Gaizka tienen un papel que desempeñar. No para contribuir a la reflexión y a la evolución de estos elementos hacia la Izquierda Comunista, sino, por el contrario, para aprovechar su inexperiencia con el fin de llevarlos a callejones sin salida, para esterilizar y destruir su convicción militante[36]. Si el GIGC y Gaizka se autodenominan Izquierda Comunista, es sobre todo para atrapar a estos jóvenes elementos en beneficio exclusivo de sus sórdidos intereses. En el caso del GIGC, se trata de establecer un cordón sanitario alrededor de la CCI dando rienda suelta a su odio hacia nuestra organización. En el caso de Gaizka, se trata de satisfacer sus ambiciones megalómanas de aventurero. Las motivaciones no son idénticas, pero si, como en 2004, con el episodio del Ciudadano B., hay una convergencia entre parásitos y aventureros, es obviamente porque son, cada uno a su manera, enemigos mortales de la izquierda comunista, de sus tradiciones y de sus principios. En el difícil camino hacia la plena comprensión de estas tradiciones y principios, será necesario, sobre la base de toda la experiencia del movimiento obrero, enfrentarse a los tejemanejes y trampas de estos enemigos patentes del movimiento obrero.
CCI (22 / 02 / 2021)
[1]Ver Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [71]
[2]Ver ¿Quién es quién en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso [72] y Gaizka calla. Un silencio atronador https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador [73]
[3] Ver Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [54]
[4]Ver Nuevo ataque de la CCI al campo proletario internacional (1 de febrero de 2020). El hecho de que entre los grupos o blogs que dicen ser de la izquierda comunista, sólo los especialistas en difamación de la CCI atacaron nuestro enfoque sobre el Sr. Gaizka o trataron de defenderlo, ilustra la naturaleza irrefutable de la información que reportamos sobre él.
[5] Ver en el GIGC "Nouvelle attaque du CCI contre le camp prolétarien international [74] (1er février 2020)"
[6] Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [54]
[7] Ver ¿Quién es quién en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso [72] Defensa del medio político proletario: Gaizka calla. Un silencio atronador https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador [73] y Cuestiones de organización, IV - La lucha del marxismo contra el aventurerismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [5]
[8] En las que se expresa un método de combate político: "Hay que desestabilizarlos", siendo el "objetivo" de esta desestabilización, por supuesto, todos aquellos que no compartían su enfoque hostil hacia la CCI y la denigración despreciable de algunos de sus militantes.
[9] Ver, entre otros, Documentos de la vida de la CCI - El combate por la defensa de los Principios Organizativos https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p [75] , La FICCI en acción: mentiras y comportamiento de “matones” https://es.internationalism.org/cci-online/200606/976/la-ficci-en-accion-mentiras-y-comportamiento-de-matones [76] etc.
[10] 15º Congreso CCI: reforzar la organización frente a los retos del periodo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/850/15-congreso-cci-reforzar-la-organizacion-frente-a-los-retos-del-per [77]
[11] Son las iniciales reales de un camarada que la FICCI ofrece gentilmente a la policía.
[12]MC (Marc Chirik - mayo de 1907, diciembre de 1990) fue el principal fundador de la CCI a la que aportó toda una experiencia como militante revolucionario dentro de la Internacional Comunista, la Oposición de Izquierda y la Izquierda Comunista (Izquierda Italiana e Izquierda Comunista de Francia). "Con Marc, no es sólo nuestra organización la que pierde a su militante más experimentado y fructífero; es todo el proletariado mundial el que se ve privado de uno de sus mejores luchadores". Con estas palabras introducimos el primero de los dos artículos escritos en homenaje a la vida militante de nuestro compañero. Leer Marc: de la revolución de Octubre 1917 a la IIª guerra mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [78]
[13]Una comisión especial nombrada por la CCI, formada por militantes experimentados, examinó todas las "pruebas" aportadas por los acusadores de Louise y concluyó que eran completamente absurdas. La propia Louise había solicitado un careo con sus principales acusadores. La de Olivier había permitido poner de relieve la papilla que había invadido el cerebro de Olivier y que le había llevado a cambiar completamente de posición al menos tres veces en pocas semanas antes de convertirse en uno de los principales fundadores del FICCI, que luego abandonó para seguir su propio camino. En cuanto a Jonas, sin duda el más inteligente de la banda, pero también el más cobarde, se negó rotundamente a esa confrontación.
[14]Buró Internacional por el Partido Revolucionario que se ha convertido posteriormente en Tendencia Comunista Internacional.
[15]Ver Défense de l'organisation - Le PCI (Le Prolétaire) à la remorque de la "fraction" interne du CCI https://fr.internationalism.org/ri328/Gauche_Communiste.htm [79]
[16] Ver "Les réunions publiques du CCI interdites aux mouchards [80]" ; Révolution Internationale n° 338, septembre 2003.
[17]Ver Solidaridad con nuestros militantes amenazados https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/694/solidaridad-con-nuestros-militantes-amenazados [81]
[18]Ver 'Fracción Interna' de la CCI: Intento de estafa a la Izquierda Comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/834/fraccion-interna-de-la-cci-intento-de-estafa-a-la-izquierda-comunis [82]
[19]Para que la CCI esté fuera del campo proletario tendría que traicionar los principios fundamentales de éste, como el internacionalismo, la perspectiva de la revolución comunista, el rechazo a apoyar todas las instituciones del aparato político de la clase dominante (sindicatos, partidos políticos, democracia burguesa, etc.). La FICCI-GIGC no puede encontrar tales traiciones en nuestras posiciones y por eso no puede evitar incluir a nuestra organización en la lista de "Grupos y Organizaciones del Campo Proletario" en su página web. Dicho esto, la pertenencia al campo proletario no se reduce al rechazo de las posiciones políticas burguesas. También se basa en una lucha decidida contra los comportamientos propios de la clase dominante, de los que el estalinismo ha sido una de las encarnaciones más puras; la mentira sistemática, el gansterismo, los métodos policiales, es decir, los comportamientos que están en el corazón de la actividad de los matones y chivatos de la FICCI-GIGC.
[20]La FICCI-GIGC tiene la desfachatez de atribuirse el mérito de la lucha organizativa llevada a cabo por el camarada MC a lo largo de su vida, especialmente cuando militaba en la Fracción Italiana en los años 30. En el número 29 de su "Boletín Comunista" afirma: "Nuestra concepción de la organización es la que siempre ha defendido MC".
[21]Para ilustrar el nivel de crítica por parte de la FICCI a nuestro análisis de la fase de descomposición, la última fase del capitalismo, el lector puede consultar el siguiente artículo: Las raíces marxistas de la noción de descomposición en la Revista Internacional nº 117 (https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d [83] ). En lo que respecta más específicamente a la FICCI, el lector puede consultar el artículo "Sobre la teoría de la descomposición de la CCI", Boletín de la FICCI n° 4, febrero de 2011. En este texto, los miembros de la FICCI demuestran una vez más su falta de honestidad: en lugar de reconocer que están cuestionando la posición que habían defendido durante más de diez años en la CCI, afirman que su nuevo "análisis" está en consonancia con esta posición. Así se puede leer: "... cómo habíamos planteado la cuestión de la descomposición [dentro de la CCI]: como un bloqueo entre clases, sin que ninguna de ellas pueda imponer su perspectiva. El 11 de septiembre manifiesta el hecho de que la burguesía se ve obligada a romper este "equilibrio" y a forzar el paso: la marcha hacia la guerra. (...) Decir, en 2002, que la burguesía busca desbloquear la situación de "equilibrio" de los años 90 significa que el "bloqueo descomponedor" desaparece". En otras palabras, la fase de descomposición habría sido sólo un momento circunstancial y reversible que podría haber sido superado con una nueva configuración de la política imperialista de la burguesía. De hecho, el análisis de la FICCI compartido por sus miembros cuando estaban en nuestra organización dice exactamente lo contrario: "El curso de la historia es irreversible: la descomposición lleva, como su nombre indica, a la dislocación y putrefacción de la sociedad, a la nada". (Tesis: La descomposición, fase final de la decadencia capitalista (Revista Internacional nº 107 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [84] )
[22]Para ver la realidad y el peligro que representa el parasitismo ver nuestras Tesis sobre el parasitismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [85]
[23]Es decir, dejarse llevar por todo el amasijo de prejuicios dominantes en la época actual.
[24]Las nuevas calumnias de la FICCI https://es.internationalism.org/cci-online/200612/1144/las-nuevas-calumnias-de-la-ficci [86]
[25]La pretendida “solidaridad” de la CCI con los CRS: cómo la FICCI intenta ocultar sus propias conductas policíacas https://es.internationalism.org/cci-online/200606/980/la-pretendida-solidaridad-de-la-cci-con-los-crs-como-la-ficci-intenta-ocultar- [87]
[26]Ver La CCI atacada por une nueva oficina del Estado burgués https://es.internationalism.org/content/4021/la-cci-atacada-por-une-nueva-oficina-del-estado-burgues [88]
[27]https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-extraordinaria-de-la-cci-la-noticia-de-nuestra-desaparicion [89]
[28]Ver entre otros Respuesta a la Communist Workers Organisation - Una política de agrupamiento sin orientación https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1768/respuesta-a-la-communist-workers-organisation-una-politica-de-agru [90] y Polémica con el BIPR: una política oportunista de agrupamiento que no lleva mas que a "abortos" https://es.internationalism.org/revista-internacional/200504/69/polemica-con-el-bipr-una-politica-oportunista-de-agrupamiento-que-no [91]
[29]El Nucleo Comunista Internacional, una expresión del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom [92]
[30]Ver A propósito de la FICCI: Toma de posición de un grupo de militantes en Argentina https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/473/a-proposito-de-la-ficci-toma-de-posicion-de-un-grupo-de-militantes-en-a [93]
[31]¡El NCI no ha roto con la CCI! https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/641/noticias-de-argentina-el-nci-no-ha-roto-con-la-cci [94]
[32]Ver Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple? https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion [95]
[33]Gaizka se "interesa" por la izquierda comunista, mostrando benevolencia hacia ella -para torpedearla mejor- y hacia ciertos grupos dentro de ella. Así, en una carta que Gaizka nos escribió hace unos años, nos informaba de la importancia de la existencia política que atribuía a la CCI y a la TCI, e incluso de la influencia positiva que la CCI había tenido en su propio desarrollo. Esto hay que tenerlo en cuenta, no para relativizar la peligrosidad de su acción, sino, por el contrario, para comprenderla mejor y aprehender mejor el enfoque del aventurero que es. Así presentó su proyecto "Nuevo Curso": No nos consideramos un grupo político, un protopartido o algo así... Por el contrario, vemos nuestro trabajo como algo "formativo", para ayudar a la discusión en los centros de trabajo, entre los jóvenes, etc. y una vez que hayamos aclarado algunos elementos básicos, servir de puente entre esta nueva gente que está descubriendo el marxismo y las organizaciones internacionalistas (esencialmente la TCI y vosotros, CCI) que, tal como lo vemos, deberían ser los aglutinantes naturales del futuro partido aunque ahora seáis muy débiles (como, por supuesto, lo es toda la clase)". (7 de noviembre de 2017 - De [email protected] [96] a [email protected] [97])
[34]Los 3 artículos citados al principio son en defensa de la Izquierda Comunista
[35]En una circular dirigida a todos los miembros de la Internacional, el Consejo General de la AIT declaró que ya era hora de poner fin de una vez por todas a las luchas internas provocadas por la "presencia de un organismo parasitario". Y añadía: "Al paralizar la actividad de la Internacional contra los enemigos de la clase obrera, la Alianza sirve magníficamente a la burguesía y a sus gobiernos." Cuestiones de organización, III: El Congreso de La Haya de 1872: la lucha contra el parasitismo político; Revista Internacional nº 87 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l [98]
[36]Las grandes luchas libradas por el proletariado en mayo de 1968 en Francia y, posteriormente, en muchos otros países, habían provocado la aparición de toda una generación de elementos que se volvieron hacia la perspectiva de la revolución comunista rechazando el estalinismo. Los grupos de izquierda, especialmente los maoístas y los trotskistas, habían tenido la función histórica de desviar la esperanza de estos elementos hacia callejones sin salida, esterilizando su voluntad militante, desmoralizándolos e incluso convirtiéndolos en opositores declarados de la perspectiva revolucionaria (como fue el caso de Daniel Cohn Bendit). Este es el tipo de función que los grupos parasitarios y los aventureros realizan hoy, a su nivel, con respecto a los jóvenes elementos que se acercan a la izquierda comunista.
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En diciembre del año pasado, la CCI escribió a la Tendencia Comunista Internacionalista, pidiéndole que publicara una carta de rectificación de las graves falsificaciones hechas sobre nuestra organización que aparecieron en el sitio web de la TCI en un artículo titulado "En el cuadragésimo quinto aniversario de la fundación de la CWO"[1].
La CCI no pide tales rectificaciones al campo burgués. No esperamos sino mentiras del mismo y simplemente denunciamos cualquier difamación de este tipo como la marca de la clase enemiga.
Si pedimos a la TCI una rectificación de difamaciones importantes de la CCI es porque consideramos a la TCI, cualesquiera que sean nuestras diferencias políticas, parte del campo proletario internacionalista, y por lo tanto asumimos un interés común en las rectificaciones de cualquier desviación importante de una imagen veraz de la historia de la izquierda comunista[2].
Esperábamos que el TCI reconociera estas importantes inexactitudes y aceptara rectificarlas o que aportara pruebas para refutar nuestras correcciones.
Desgraciadamente, el TCI respondió airadamente a nuestra petición, negándose a publicar cualquier corrección, sugiriendo que tal petición era una "provocación" o un "juego político". En su respuesta declararon que esa sería su última palabra sobre el tema y que la correspondencia quedaba cerrada[3].
Sin embargo, a pesar de este rechazo, la CCI volvió a escribir con la esperanza de hacer cambiar de opinión, explicando que nuestra solicitud de rectificación no era una provocación ni un juego ni una disputa sobre la interpretación de la CWO de su historia, ni un intento de tratar de imponer nuestra propia interpretación, sino la voluntad de restablecer la verdad sobre hechos importantes. Y señalamos en nuestra segunda carta que, a pesar de la airada negativa del TCI a publicar nuestra corrección, su respuesta no refutaba los hechos en cuestión y eran tal y como los describíamos. Pero el TCI ha sido coherente en una cosa: hasta ahora se ha mantenido en su rechazo unilateral de la correspondencia y tres meses después no ha respondido a nuestra segunda carta.
Si publicamos ahora esta correspondencia con el TCI es porque evidentemente fue imposible llegar a una solución de común acuerdo con ellos y porque, no obstante, consideramos que las falsificaciones son lo suficientemente graves como para necesitar una corrección pública. Ante la negativa del TCI a seguir discutiendo en privado una rectificación pública mutuamente aceptable, cosa que hubiéramos preferido, nos vemos obligados a hacer públicos nosotros mismos los hechos.
CCI a TCI, 8/12/2020
Estimados camaradas,
Les pedimos que publiquen la siguiente rectificación en su página web:
"Nos hemos dado cuenta de que un artículo en su página web 'En el 45º Aniversario de la fundación de la CWO' contiene algunas falsedades que difaman a nuestra organización. Tres de ellas destacan especialmente y deben ser corregidas:
- En primer lugar, el artículo afirma que la CCI "calumnió" a Battaglia Comunista en relación con sus orígenes en el Partido Comunista Internacionalista fundado en 1943:
“También descubrimos que las calumnias de la CCI de que ellos [el PCI] trabajaban "dentro de los partisanos" no eran ciertas, excepto en el hecho de que habían trabajado dondequiera que la clase obrera estuviera presente".
En una carta de Battaglia Comunista a la CCI reimpresa en un artículo "Las ambigüedades del Partido Comunista Internacionalista sobre los 'partisanos' en Italia en 1943" en la Revista Internacional nº 8 de 1977 se dice:
"Los camaradas que procedían de la izquierda comunista y que constituyeron el partido [Comunista Internacionalista] fueron los primeros, tanto en Italia como fuera de ella, en denunciar la política contrarrevolucionaria del bloque democrático (incluidos los partidos estalinistas y trotskistas) y fueron los primeros y los únicos en actuar dentro de las luchas obreras e incluso en las filas de los partisanos, llamando a los trabajadores a luchar contra el capitalismo sin importar el tipo de régimen que se escondiera.
Los compañeros a los que RI llama "resistentes" eran militantes revolucionarios que se dedicaron a la tarea de penetrar en las filas de los partisanos para difundir los principios y la táctica del movimiento revolucionario, y que pagaron este trabajo con su vida."
El Partido Comunista Internacionalista, en el que se originó Battaglia Comunista, actuó dentro y penetró en las filas de los partisanos, según su propio testimonio. Así que el reconocimiento y la crítica de la CCI a este hecho no es ninguna calumnia.
- En segundo lugar, el "Resumen de la línea de tiempo" al final del reciente artículo del CWO dice: "1980: La Tercera Conferencia de la Izquierda Comunista Internacional (París) condujo al abandono de las conferencias por parte de la CCI y de otros grupos menores".
Afirmar que la CCI abandonó las conferencias es una pura falsificación de la realidad, una falsificación que además se contradice con lo que está escrito antes en su artículo: "En la reunión [de la Tercera Conferencia] el CWO y el GCI belga anunciaron por separado que no asistirían a la próxima conferencia. La CWO no consultó al PCInt [es decir, a la Battaglia Comunista] antes de hacer esto, pero el PCint, como iniciador de las conferencias, trató de salvar algo de ellas proponiendo un nuevo criterio para la próxima conferencia que satisfaría (o eso creían) a algunos elementos como la CWO y la GCI y obligaría a la CCI a adoptar una postura más clara. No fue así, ya que la CCI argumentó que la resolución sólo pretendía excluirlos. Intentaron que el PCInt cambiara las palabras del criterio para que se mantuviera la confusión sobre la cuestión de los partidos. El PCInt se mantuvo en la formulación original y la delegación del CWO decidió apoyarlos".
Por lo tanto, no era la CCI sino el CWO el que quería abandonar las Conferencias. El PCInt, para "salvar algo" introdujo un nuevo criterio (que se negó a modificar, pero que la CWO apoyó) para la participación en la conferencia cosa que la CCI no podía aceptar. El debate sobre la naturaleza del partido entre los grupos de las Conferencias se había cerrado artificialmente. De hecho, la CCI fue excluida por los dos grupos y no es que abandonó las Conferencias.
- En tercer lugar, el artículo dice que: “Cuando la CCI empezó a irrumpir en las casas de la gente (supuestamente para recuperar los bienes de la CCI), incluida la de JM, que se fue junto a los escindidos, Aberdeen les amenazó con llamar a la policía".
La afirmación de que la CCI "empezó a irrumpir en las casas de la gente" es una mentira maliciosa lanzada por parásitos como el desaparecido Grupo del Boletín "Comunista" de Aberdeen para justificar el robo de los recursos materiales de la CCI y para excusar sus amenazas de llamar a la policía contra la CCI. La insinuación en el artículo -mediante el uso del adverbio "aparentemente"- de que la recuperación de material por parte de la CCI era un pretexto para la intimidación, fue otra mentira lanzada por los parásitos para excusar su propia villanía.
Uno de los principios por los que la tradición de la izquierda comunista se ha distinguido del estalinismo y del trotskismo ha sido decir la verdad y desenmascarar las mentiras de la contrarrevolución, en particular la falsificación de los hechos históricos por parte de ésta. Este principio de exactitud de los hechos es especialmente importante en una historia de la izquierda comunista. Las falsificaciones que aparecen en el artículo deben ser corregidas para dar una imagen veraz de esta historia a las nuevas generaciones de militantes comunistas.
El artículo lleva ya algún tiempo en su página web y podría haber sido leído por muchas personas, por lo que pedimos que la corrección mencionada aparezca en las próximas dos semanas en un lugar destacado de su página web.
Saludos comunistas, La CCI".
A pesar de negarse a publicar esta carta, el TCI corroboró efectivamente nuestras correcciones, como señalamos en nuestra segunda carta:
"...observamos que en su carta confirman de hecho la validez de las correcciones que pedimos:
1) Que no era una calumnia de la CCI decir que el PCInt entró en los partisanos al final de la 2ª Guerra Mundial en Italia.
"Los miembros del PCInt entraron en los partisanos para ganar trabajadores contra el antifascismo, el estalinismo (y el CLN)"
2) Que la CCI no abandonó las Conferencias de la Izquierda Comunista:
"[El PCI] ciertamente no quería que las invitaciones a participar en las conferencias se redujeran sólo a la CCI"
(En otras palabras, no había ninguna probabilidad de que la CCI se negara a participar en las conferencias).
3) Que la CCI no cometió ningún "allanamiento" durante la recuperación del material político en 1981: “En cuanto a la cuestión de los "allanamientos" tiene usted razón".
Los hechos en cuestión, que rectificamos en nuestra primera carta y confirmamos en la segunda, y que la TCI no impugna, pero se niega a corregir públicamente, no son evidentemente bagatelas, sino que afectan directamente a aspectos importantes de la integridad de las posiciones de la CCI. El artículo del CWO sugiere que las diferencias de la CCI con la conducta del PCint hacia los partisanos en Italia en la Segunda Guerra Mundial se basaría en una "calumnia", lo que dificulta comprender la diferente trayectoria de los predecesores de la CCI, la Gauche Communiste de France, de lo que fue el antepasado de la TCI, el PCInt.
A continuación, el artículo dice que abandonamos las Conferencias Internacionales de la Izquierda Comunista de los años 70 que, de hecho, defendimos con uñas y dientes. El impacto negativo del fracaso de estas conferencias todavía se siente hoy. Y, por último, el artículo pretende que la CCI, que siempre ha defendido la organización revolucionaria y su comportamiento honesto, se habría puesto al mismo nivel que los que intentaban destruirla con robos, calumnias y amenazas de la policía. En una palabra, totalmente contrario a los hechos, en el artículo aparecemos como calumniadores, matones y desertores.
No se trata de una exageración polémica, sino de invenciones que nos difaman.
Obviamente, la CCI está obligada a defenderse públicamente de tales denigraciones.
El CWO pretendía que su historia sirviera para que los nuevos miembros y contactos conocieran los "fundamentos de nuestra conciencia y perspectivas políticas actuales". Y como tal, su historia tenía que tener un lado polémico, ya que su pasado se cruza en muchos puntos con el de la CCI. Pero esto es una razón más para atenerse a los hechos para que los nuevos militantes conozcan la historia real de sus divergencias con otras tendencias. La convicción profunda de los nuevos militantes en la política de la TCI, o de cualquier otra tendencia de la izquierda comunista, no puede formarse sobre la base de denigraciones y falsedades sobre las tendencias opuestas. Por el contrario, la formación de nuevos militantes de la Izquierda Comunista exige el conocimiento de los hechos.
Desgraciadamente, como muestra el destino de la solicitud de la CCI a la TCI, la determinación colectiva de defender la verdad en el seno de la Izquierda Comunista en su conjunto - parte de su tradición histórica - a pesar de sus mutuos desacuerdos políticos, ha sido cada vez más olvidada y el intento de rectificar las falsedades es, en cambio, considerado por el TCI como un "juego" - es decir, la exigencia de la CCI de honestidad de los hechos es considerada en sí misma como deshonesta. Y luego se rechaza.
Sin embargo, este miserable desprecio por el establecimiento de los hechos es una desviación bastante reciente de la tradición de la izquierda marxista y de la izquierda comunista en particular.
El carácter revolucionario de la verdad tiene un significado general para el marxismo en el sentido de que la secuencia de cambios históricos de un modo de producción a otro a lo largo de la historia de la humanidad sólo puede entenderse científicamente, y por tanto con veracidad, como el resultado de la lucha de clases. Y tiene un significado específico para la lucha de la clase obrera, que necesita desenmascarar las mentiras que la clase capitalista utiliza para justificar su reino de explotación despiadada, crisis económica y la miseria, guerra interminable y catástrofes sin cuento. Dado que el objetivo comunista del proletariado revolucionario no es justificar un nuevo modo de explotación, sino abolir las clases y crear una sociedad de libre asociación de los productores, la búsqueda de la verdad es la mayor arma política y teórica de la clase obrera y de sus minorías comunistas, tanto contra la burguesía como en el refuerzo de sus propias filas.
El desarrollo teórico, político y organizativo de la tradición marxista se ha producido principalmente a través de las polémicas basadas en la verdad. Están las famosas polémicas de Marx y Engels contra los hegelianos de izquierda, (La Sagrada Familia, La Ideología Alemana) contra Proudhon (La Miseria de la Filosofía), el Anti-Dühring, la Crítica del Programa de Gotha, la polémica de Rosa Luxemburgo contra Eduard Bernstein (Reforma o Revolución) la polémica de Lenin con los populistas rusos en Quiénes son los amigos del pueblo y cómo combaten a los socialdemócratas, etc. Todos ellos se basan en extensas citas de los escritos y en los relatos precisos y probatorios de las acciones de aquellos a los que critican, y resultaron tanto más convincentes y vehementes por ello. A la inversa, la tradición marxista estaba decidida a responder públicamente a todas las alegaciones sobre su política y, sobre todo, a desenmascarar las calumnias y las maniobras al servicio del bando enemigo, como la exposición en un libro de Marx del espía de la policía Herr Vogt, o el informe de la Primera Internacional sobre la conspiración de Bakunin.
Estos principios de exactitud y honestidad comenzaron a debilitarse en el campo marxista con la degeneración oportunista de la II Internacional. Tras el colapso de ésta en 1914 y el apoyo de los principales partidos socialdemócratas a la guerra imperialista y el odio activo a la ola revolucionaria surgida en 1917, las calumnias contra la izquierda internacional marxista se intensificaron y fueron el preludio del intento de exterminio de sus militantes. El vilipendio de Rosa Luxemburgo por parte de la prensa socialdemócrata, por ejemplo, creó el clima para su asesinato en 1919. Lenin y Trotsky escaparon por poco del mismo destino en el verano de 1917 tras ser calumniados como agentes alemanes por los mencheviques y otros.
La larga contrarrevolución estalinista que siguió al final de la ola revolucionaria de 1917-23 intensificó este ataque contra los principios y el honor de la vanguardia revolucionaria en nombre del marxismo y de la clase obrera, una hipocresía sin precedentes en la historia. Los ataques estalinistas, disfrazados de "polémica marxista", tenían como objetivo la destrucción de aquellos que mantenían el núcleo internacionalista del programa marxista frente a la degeneración de la Revolución de Octubre y de la Internacional Comunista, es decir, la oposición en torno a Trotsky, pero sobre todo las izquierdas comunistas de Alemania e Italia. Las falsificaciones de la historia, las mentiras y las denigraciones prepararon el terreno para las expulsiones, los encarcelamientos, las torturas, los juicios de exhibición y los asesinatos.
Trotsky intentó mantener la verdadera tradición marxista con la Comisión Dewey en 1936 que expuso los montajes de los Juicios de Moscú con pruebas sistemáticas y testimoniales.
Pero el trotskismo se unió al campo burgués durante la Segunda Guerra Mundial abandonando el internacionalismo, y en el proceso sus métodos se volvieron más parecidos a los de la contrarrevolución estalinista y socialdemócrata. La mentira y la calumnia se convirtieron en un comportamiento normal dentro de la izquierda y la extrema izquierda de la contrarrevolución burguesa. Sólo la Izquierda Comunista se mantuvo del lado del proletariado y de la defensa de la verdad durante la carnicería imperialista 1939 - 45. Y hoy la Izquierda Comunista todavía tiene que enfrentarse y distinguirse claramente de los ignominiosos métodos de la izquierda contrarrevolucionaria.
En el resurgimiento de la tradición de la Izquierda Comunista después de 1968, a pesar del peso del sectarismo entre los diferentes grupos y la dificultad de los nuevos militantes para romper con las costumbres del izquierdismo, la necesidad de un esfuerzo común para establecer la verdad fue reconocida mutuamente por los diferentes grupos. Como muestra la carta de la CCI a la CWO arriba mencionada, la CCI publicó en 1977 en su Revista Internacional la petición de Battaglia Comunista (es decir, el PCint/ICT) de una corrección de su artículo sobre los partisanos y los orígenes del PCint. Y en esta ocasión la petición del PCInt se refería a este principio revolucionario de exactitud histórica, episodio que recordamos en nuestra segunda carta a la TCI:
"En 1976, el camarada Onorato Damen, en nombre del Ejecutivo del Partito Comunista Internazionalista, dirigió una carta a nuestra sección en Francia pidiéndole que rectificara ciertas afirmaciones contenidas en una polémica con el PCI Bordigista publicada en el nº 29 de nuestro periódico Révolution Internationale. Protestaba, en particular, contra lo que habíamos escrito sobre la política del Partito en la cuestión partidista. Y concluía su carta con lo siguiente "Queremos que todos los revolucionarios sepan realizar un examen crítico serio de las posiciones sobre los principales problemas políticos de la clase obrera de hoy, documentado con la seriedad que es propia de los revolucionarios, cuando se trata de volver (y esto es algo siempre necesario) a los errores del pasado". Publicamos su carta completa en la Revista Internacional nº 8, con, por supuesto, nuestra propia respuesta.
Nuestra pregunta es: ¿pensáis que el camarada Damen y el Ejecutivo del PCInt han incurrido en una "provocación", en un "juego político" al pedirnos que publiquemos una corrección?
Por supuesto, puede haber una disputa sobre la realidad de los hechos. En la Revista Internacional 87, por ejemplo, publicamos una carta del CWO (¿sería una "provocación" y un "juego político"?) que afirmaba que había falsedades en una polémica anterior del PCI. Argumentamos que, de hecho, eran ciertas.
Más recientemente, en las últimas décadas, esta tradición revolucionaria recordada por Onorato Damen ha sido olvidada, en parte como resultado del fracaso de las Conferencias de la Izquierda Comunista a las que nos hemos referido antes, y el consiguiente aumento, a pesar de los mejores esfuerzos de la CCI, de una mentalidad destructiva de "cada uno contra todos", donde el principio de honestidad dentro de la Izquierda Comunista fue cada vez más olvidado. El principio de discusión mutua y acción común establecido por Marx durante la Primera Internacional como el ethos de todas las diferentes tendencias dentro del movimiento proletario fue cada vez más ignorado. En relación con este fracaso, y agravándolo, se produjo la proliferación de grupos -que a menudo no eran más que blogueros desafectos- que verbalmente decían formar parte de la Izquierda Comunista, pero cuya función en realidad era denigrar y calumniar esta tradición organizada del comunismo de izquierda. Sin embargo, esta última en su conjunto no ha logrado hasta ahora cerrar filas contra este fenómeno maligno que debilita aún más el principio de honestidad dentro de la Izquierda Comunista[4].
La infección de la práctica deshonesta del izquierdismo, cuyos síntomas aparecen en las falsificaciones del último artículo de la CWO sobre su historia, recuerda a un episodio anterior de tipo similar, el infame escándalo del 'Asunto Círculo' cuando la TCI (entonces llamada Buró Internacional por el Partido Revolucionario) volvió a publicar en su sitio web, sin ninguna crítica, una letanía de calumnias contra la CCI que se originaron en un grupo imaginario de América Latina llamado 'Círculo de Comunistas Internacionalistas'.
A principios de la década de 2000, la CCI inició debates con un grupo de Argentina sobre las posiciones y los principios organizativos de la Izquierda Comunista y sobre el análisis del movimiento piquetero en ese país en diciembre de 2001. Como consecuencia de ello, este grupo, el Núcleo Comunista Internacionalista, lanzó un llamamiento internacional a los grupos de la Izquierda Comunista para un debate organizado, al que, desgraciadamente, sólo respondió positivamente la CCI. El NCI también hizo una declaración condenando las acciones de un grupo parasitario contra la CCI[5].
Sin embargo, las dificultades a las que se enfrentan los nuevos grupos que se acercan a la Izquierda Comunista se pusieron de manifiesto en un episodio extraño y destructivo.
Un individuo ambicioso, dentro del NCI, (que llegó a ser conocido como Ciudadano B) mostraba un comportamiento decididamente aventurero dentro del grupo con aire de gurú, y exigía perentoriamente la adhesión inmediata a la CCI. Cuando las condiciones de esta demanda fueron rechazadas, se vengó pretendiendo que el NCI se había transformado en un grupo político imaginario, ¡el "Círculo de Comunistas Internacionalistas"! Esta escandalosa usurpación tuvo lugar sin el conocimiento de los demás miembros del NCI.
En nombre de este grupo fantasma, el Ciudadano B comenzó entonces a producir declaraciones en Internet y por cuenta propia, invirtiendo la posición anterior del NCI contra el parasitismo y retomando en cambio los propios ataques de este último contra la CCI.
La primera de estas declaraciones, que fue distribuida físicamente en una reunión pública del BIPR en París por el grupo parasitario GIGC[6] declaraba: "Es la voz unilateral de la CCI la que, adoptando las nefastas lecciones del estalinismo en 1938 para liquidar a la vieja guardia bolchevique, intenta hoy hacer lo mismo: liquidar políticamente a los camaradas revolucionarios por el simple hecho de no estar de acuerdo con su línea política."
No sólo Stalin sino también Goebbels: "Es necesario poner fin a la calumnia y a la política de Goebbels de mentir y mentir una y otra vez para que siempre quede algo de ella".
Toda esta basura calumniosa contra la CCI a partir de la declaración del falso "Círculo", sin el apoyo de una sola prueba, fue publicada sin comentarios, y sin ningún intento de verificarla, en varios idiomas, en el sitio web del BIPR, la futura TCI. El inexistente "Círculo" fue incluso acogido como una auténtica incorporación a las filas de los revolucionarios.
La CCI, alarmada por el hecho de que se publicaran tales calumnias en una página web de la Izquierda Comunista contra otra tendencia de la Izquierda Comunista, escribió inmediatamente a la TCI aportando pruebas exhaustivas de que el 'Círculo' era la invención grotesca de un aventurero y exigió que nuestra declaración de rectificación de su calumniosa declaración fuera publicada por la TCI. Hicieron falta tres cartas del TCI y tres semanas para que finalmente se hiciera. Pero el asunto no terminó ahí.
La CCI se puso en contacto con los demás miembros del NCI para corroborar los hechos y comprobó que los compañeros se quedaron boquiabiertos al enterarse de la usurpación y las calumnias del Ciudadano B y su "Círculo" y decidieron redactar ellos mismos un comunicado denunciando la impostura y apoyando los hechos expuestos por la CCI[7].
Al enterarse de este contacto, el ciudadano B redobló las calumnias de su primera declaración y produjo una segunda diatriba: "...estas llamadas telefónicas no eran inocentes. Tenían la artera intención de destruir nuestro pequeño núcleo, o a sus activistas individuales, provocando la desconfianza mutua y sembrando la semilla de la división en las filas de nuestro pequeño grupo (…) la política actual de la CCI provoca dudas y un ambiente interno de desconfianza mutua. Utiliza la táctica estalinista de la "tierra quemada", es decir, no sólo la destrucción de nuestro pequeño y modesto grupo, sino también la oposición activa a cualquier intento de reagrupamiento revolucionario que la CCI no dirija, mediante su política sectaria y oportunista. Y para ello no duda en utilizar toda una serie de asquerosas artimañas con el objetivo central de desmoralizar a sus oponentes y, de este modo, eliminar a un 'enemigo potencial'".
¡El ciudadano B se enredó tanto en sus maniobras y calumnias que se encontró acusando a la CCI de destruir un grupo que él mismo había intentado sustituir por un grupo completamente ficticio de su propia imaginación![8] Pero cuando esta segunda declaración calumniosa del "Círculo" apareció en el sitio web de la TCI, ésta se negó a publicar la declaración del NCI que denunciaba de primera mano el fraude del "Círculo" y que habría aclarado y verificado independientemente todo el episodio. Una vez que los hechos se hicieron evidentes, y que el "Círculo" y el Ciudadano B desaparecieron sin dejar rastro, la TCI tampoco publicó ninguna retractación o explicación de por qué las calumnias contra la CCI habían aparecido en su sitio web, ni ningún reconocimiento del daño que esto había hecho a la reputación no sólo del CCI sino de toda la izquierda comunista. La declaración mentirosa del Círculo permaneció durante algunas semanas en el sitio web de la TCI antes de que se retirara discretamente como si no hubiera pasado nada.
Posteriormente, la CCI escribió una carta abierta a los militantes de la TCI sobre la extrema gravedad de facilitar la infiltración de los métodos podridos del izquierdismo en el comportamiento de la Izquierda Comunista. En esta carta abierta prometimos que cualquier otra acción del mismo tipo que el escándalo de Círculo sería denunciado, especialmente si la TCI volvía a intentar desmarcarse del escándalo dando a nuestras cartas el "tratamiento de silencio"[9]. El presente artículo es el cumplimiento de esa promesa.
En lugar de extraer las lecciones de la experiencia y reconocer los ataques del "Círculo" como lo que eran, y su propio y grave error al volver a publicarlos, la TCI respondió en su momento añadiendo un insulto al perjuicio sufrido por la CCI. En lugar de denunciar el fraude del "Círculo", denunciaron a la CCI como una organización paranoica en proceso de desintegración, y se hicieron pasar por víctimas de los ataques "vulgares y violentos" de la CCI.
El crimen del fiasco de 'Círculo', por lo tanto, según este escenario, no fue que la TCI hubiera facilitado un ataque malicioso a otro grupo de la izquierda comunista, sino el hecho de que la CCI hubiera reaccionado a este atropello y lo hubiera denunciado como el fraude que era.
La insolencia no terminó ahí. Después de haber desempeñado un papel importante en la creación del lío del "Círculo", la TCI pretendió que ahora estaba demasiado ocupado para ayudar a limpiarlo y responder a las críticas de la CCI. Dio a entender que su importante trabajo en favor de la lucha de clases significaba que no tenía tiempo para las disputas de pequeños grupos, como si el intento de arrastrar a un grupo de la Izquierda Comunista por el barro fuera una preocupación menor.
Si relatamos la historia del "Círculo" en este artículo es para mostrar que no se han aprendido las lecciones y se siguen cometiendo los mismos errores perjudiciales. De forma similar al episodio del "Círculo", las recientes invenciones difamatorias sobre la CCI contenidas en el artículo sobre la historia del CWO permanecen en su sitio web. La TCI no sólo ha rechazado la petición de publicar la refutación de la CCI, sino que se ha negado a seguir discutiendo la cuestión con la CCI, aunque en privado no impugnan los hechos en cuestión.
En su carta, la TCI responde en efecto a nuestra petición de establecer los hechos con insultos similares a los de la respuesta de la TCI a nosotros en 2004. Según ellos, el problema no son las falsificaciones del artículo, sino que la CCI causa problemas al exigir que se corrijan públicamente. El CWO pretende que la CCI está haciendo un juego político para desacreditarlos. Y hacen creer que están demasiado ocupados de todos modos para seguir con esta cuestión; adiós.
En realidad, el "juego político" consiste en este intento de ocultar las falsificaciones del artículo agravándolas aún más. El principal descrédito está aquí. La rectificación pública de las falsificaciones originales, de hecho, habría sido un mérito del CWO.
La recriminación que incluyen las respuestas de la TCI a nuestra crítica es que la CCI no se ocupa de la lucha de clases, sino sólo de las disputas entre grupos revolucionarios. Un vistazo al trabajo de la CCI en este sitio durante los últimos 45 años revelará inmediatamente que esto no es cierto.
Es inútil pretender, para ocultar los fracasos en este sentido, que la cuestión del comportamiento honesto de las organizaciones revolucionarias entre sí es secundaria o irrelevante para los objetivos políticos generales, los análisis y la intervención de la izquierda comunista. La honestidad organizativa de ésta en la clase obrera es indispensable para su éxito final. Por el contrario, adoptar, o excusar, comportamientos más afines al izquierdismo sólo puede suponer el riesgo de desmoralizar a quienes rompen con la izquierda contrarrevolucionaria para llegar a posiciones internacionalistas.
Si el Ciudadano B y su "Círculo" no lograron hacer desaparecer inmediatamente al NCI en 2004 como él quería, el NCI no sobrevivió sin embargo a todo este episodio fraudulento que, como hemos explicado, era más propio del medio de la izquierda del Capital de la que acababan de escapar que del medio de la izquierda comunista al que creían haberse unido. La experiencia tuvo un efecto desmoralizador a largo plazo en ellos.
Hoy en día, sin un comportamiento revolucionario por parte de los grupos de la izquierda comunista, existe el peligro real de destruir el potencial de los nuevos militantes que llegan a sus posiciones de clase.
Sin un comportamiento revolucionario, a los nuevos militantes revolucionarios les resultará difícil distinguir no sólo la izquierda comunista de todas las vertientes del izquierdismo, sino la verdadera de la falsa izquierda comunista. Los numerosos micro -grupos, aventureros, individuos rencorosos, que hoy pretenden formar parte de la tradición de la Izquierda Comunista mientras se dedican a desacreditarla, como el infame "Círculo", son la prueba de que la plataforma internacionalista es más que un documento, sino una forma de vida, de integridad organizativa.
Sin embargo, el mantenimiento de una norma de comportamiento común entre sus diferentes grupos reforzaría la presencia política del medio comunista de izquierda en el conjunto de la clase obrera.
El programa político de la Izquierda Comunista, es decir, la elaboración en la clase obrera de la verdad revolucionaria de la lucha proletaria depende de un comportamiento organizativo coherente con estos ideales políticos. El combate por la unidad internacionalista del proletariado contra las mentiras del imperialismo y todos sus apologistas, por ejemplo, no puede librarse con la misma moral de estos últimos y su desprecio por la verdad.
Esto no es una apelación a un ideal moral eterno, sino el reconocimiento de que los fines y los medios de la organización revolucionaria, el objetivo y el movimiento, son inseparables y se interrelacionan constantemente.
La CCI, al sacar a la luz las falsificaciones del artículo sobre la historia del CWO, no está jugando. Va en serio y seguirá haciendo de la cuestión de la honestidad y la exactitud revolucionarias un aspecto central de su intervención comunista.
"Participar en el combate de la izquierda comunista no significa sólo defender sus posiciones políticas. Significa también denunciar comportamientos políticos como los rumores, las mentiras, las calumnias y los chantajes, todos ellos diametralmente opuestos a la lucha del proletariado por su emancipación."
Corriente Comunista Internacional 14-4-21
[1] CWO: Organización Comunista Obrera, expresión británica de la TCI. www.leftcom.org/en/articles/2020-09-24/on-the-forty-fifth-anniversary-of-the-founding-of-the-cwo [100]
[2] Además de la CWO, la principal organización de la TCI es el Partido Comunista Internacionalista (Battaglia Comunista) en Italia. Al igual que la CCI, son herederos de la tradición de la Izquierda Comunista, más conocida por sus posiciones internacionalistas durante la 2ª Guerra Mundial. Entre 1984, cuando comenzó el reagrupamiento formal de la CWO y el PCint, y 2009, la TCI se conocía como el IBRP; es decir, Buró Internacional del Partido Revolucionario.
[3] La respuesta del TCI fue enviada desde el "Comité Ejecutivo del CWO".
[4] Esto no quiere decir que el PCint/TCI no haya sido capaz de reaccionar ante tales calumnias lanzadas contra él. En 2015 apareció una declaración en el sitio web del TCI 'Respuesta a una vil calumnia' en la que se denunciaban las mentiras que estaban haciendo circular antiguos militantes contra miembros de la TCI: "No nos han escatimado nada en sus acusaciones sin sentido: miedo, cobardía, traición, oportunismo de individuos, hasta acusaciones de vínculos con fuerzas del Estado burgués. Nunca han aportado un hilo de pruebas. Pero como los que acusan tienen la carga de presentar pruebas, la misma ausencia de pruebas concretas es una prueba de la iniquidad de estos individuos y de sus maniobras (…)
En la historia de nuestro Partido una cosa igual de mala tuvo su contrapartida -de forma mucho más grave- sólo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los militantes internacionalistas fueron objetivo de los matones de Togliatti, que justificaron sus campañas de persecución hasta el asesinato, acusándonos de estar 'al servicio de la Gestapo'".
Sin embargo, la TCI se negó a generalizar a partir de esta experiencia y a establecer los evidentes paralelismos con ataques similares contra la CCI. Por lo tanto, ha sido incapaz y no ha querido defender al medio de la Izquierda Comunista en su conjunto del medio hostil de los calumniadores y denigradores. Peor aún, la TCI ha cometido el grave error de tratar de reclutar nuevos miembros y secciones de tales pozos negros, y se ha visto inevitablemente infectada por estos últimos, en detrimento de la Izquierda Comunista en su conjunto.
La CCI, por su parte, siempre ha intentado defender a los demás grupos de la izquierda comunista contra las calumnias, aunque la solidaridad de la CCI no sea recíproca. De hecho, apoyó a la TCI en su "Respuesta a una vil calumnia": en.internationalism.org/icconline/201504/12486/statement-solidarity-ict [101]. La CCI hizo lo mismo cuando el grupo Voz de los Trabajadores de Los Ángeles lanzó una campaña para denigrar a la TCI (ver Internationalism nº 122: "Defense of the revolutionary milieu [102]").
[5] Ver El Núcleo Comunista Internacional, una expresión del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom [92]
[6] "Grupo Internacional de la Izquierda Comunista", antes conocido como "Fracción Interna de la CCI". Para una historia de este grupo, véase https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc [36]
[7] Los compañeros del NCI también intentaron tener un encuentro cara a cara con el Ciudadano B en Buenos Aires para confrontarlo con los hechos. Pero no estuvo disponible para hacer comentarios
[8] Ver 'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple? https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion [95]
[9]Ver 'Carta abierta a los militantes del IBRP (diciembre de 2004) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/199/carta-abierta-de-la-cci-a-los-militantes-del-bipr [103]
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En artículos anteriores de esta serie hablamos de las condiciones en las que la Tercera Internacional, o Internacional Comunista (IC), fue fundada en marzo de 1919[1]. Tratándose de circunstancias tan difíciles, los revolucionarios de la época no consiguieron clarificar todos los nuevos problemas y desafíos a los que se enfrentaba el proletariado.
Además, el proceso de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias estuvo marcado por la falta de una actitud firme en la defensa de los principios revolucionarios a la hora de fundar la Internacional. Esta es una de las lecciones que la Fracción italiana de la izquierda comunista, agrupada en torno a la revista Bilan, y sobre todo la Gauche Communiste de France (Internationalisme) extrajeron de la experiencia de la IC: "este método ‘laxo’ y su obsesión por hacer crecer sus filas lo máximo posible a expensas del programa y unos principios claros, llevó a la formación de partidos de masas: auténticos gigantes con pies de barro, ya predispuestos a caer bajo el impulso del oportunismo"[2].
Mientras que el Congreso fundacional supuso un auténtico paso adelante en la unificación del proletariado mundial, la evolución de la IC en los años subsiguientes estuvo marcada, esencialmente, por los retrocesos que desarmaron a la revolución frente a las fuerzas contrarrevolucionarias, que empezaban a ganar terreno cada vez más. El oportunismo rampante en las filas del Partido no fue eliminado, como previeron Lenin y los bolcheviques. Muy al contrario, con la degeneración de la revolución, el oportunismo acabó asumiendo un papel predominante, acelerando el final de la IC como partido de clase. Esta dinámica oportunista, ya notable en el Segundo Congreso, fue profundizándose tanto a nivel programático como organizativo, como intentaremos demostrar en este artículo.
Tras el Tercer Congreso de la IC[3], los revolucionarios empezaron a comprender que la revolución era algo más complicado de lo que creían. A pocos días de acabar el Congreso, Trotsky analizaba la situación de esta forma:
"El Tercer Congreso constata la ruina de las bases económicas de la dominación burguesa. Al mismo tiempo, pone enérgicamente en guardia a los obreros conscientes contra la creencia ingenua que piensa que de ello resulta, automáticamente, la caída de la burguesía, provocada por las ofensivas incesantes del proletariado. El instinto de conservación de la clase burguesa jamás había creado métodos de defensa y de ataque tan variados como en el presente. Las condiciones económicas de la victoria de la clase obrera ya están maduras. Sin esta victoria, están aseguradas la ruina y la pérdida de toda la civilización, ruina y pérdida que nos amenazan en un futuro más o menos próximo. Pero esta victoria solamente puede ser lograda con una dirección razonable de los combates y, en primer lugar, con la conquista de la mayoría de la clase obrera. Esta es la principal enseñanza del tercer congreso"[4].
Esto está a años luz del arrogante entusiasmo del Congreso Fundacional, en cuyo discurso de clausura proclamaba Lenin que "la victoria de la revolución proletaria en todo el mundo es inevitable. La fundación de una República Soviética internacional está en camino". En el periodo subsiguiente, el asalto del proletariado se estrella contra la respuesta de la burguesía en varios países. Especialmente notorio fue el fracaso del asalto al poder en Alemania en 1919, cuya relevancia fue subestimada por los revolucionarios.
Tal y como lo veía la mayor parte de la IC, la crisis del capitalismo y su paso a la decadencia histórica solo podía acabar llevando a las masas al camino de la revolución. Sin embargo, la conciencia de la envergadura del objetivo a conseguir y de los medios para alcanzarlo estaba a un nivel muy por debajo del que se necesitaba, como puso en evidencia, particularmente, el Segundo Congreso, el cual estuvo marcado por una serie de dificultades que contribuyeron a aislar al proletariado en Rusia:
Si bien la burguesía mundial no había conseguido hasta entonces aniquilar por completo a la revolución proletaria, sí consiguió aislar férreamente lo que constituía su núcleo: la Rusia de los Soviets. Aunque Lenin describió la situación como "un equilibrio que, aunque altamente precario e inestable, permite la existencia de la República Socialista – no por mucho tiempo, desde luego – bajo el cerco capitalista"[7], podemos afirmar en retrospectiva que los numerosos fracasos y dificultades que tuvieron lugar entre 1920 y 1921 fueron la antesala de la derrota de la oleada revolucionaria. En este contexto de grandes dificultades debemos analizar la política de la IC. Una política que, en muchos aspectos, expresaba un repliegue cada vez más evidente hacia el oportunismo.
La cuestión nacional era uno de los asuntos sin resolver del movimiento revolucionario cuando se fundó la IC. Aun siendo cierto que los revolucionarios habían apoyado algunos movimientos de liberación nacional durante el periodo ascendente del capitalismo, no se trataba de una cuestión de principios. El debate surgió durante el periodo precedente a la Primera Guerra Mundial. Rosa Luxemburgo fue una de las primeras en entender que la entrada del capitalismo en su fase de decadencia significaba que todos los Estados nacionales pasaban a adoptar un carácter imperialista. Consecuentemente, la lucha de una nación para liberarse de otra tiene como único objetivo la defensa de los intereses de una burguesía con respecto a los de otra, y en ningún caso concierne a los intereses de la clase obrera[8].
Los bolcheviques adoptaron la posición del centrismo socialdemócrata, ya que el derecho de los pueblos a la autodeterminación aparecía en su programa de 1903. "A pesar de la oposición a esta postura, tanto dentro como fuera del partido, los bolcheviques la mantuvieron con tenacidad, lo cual puede explicarse por el hecho de que la Rusia zarista era la representante “por excelencia” de la opresión nacional (“cárcel de los pueblos”, al decir de Lenin) y que en tanto que partido que formaba parte de la llamada “Gran Rusia”-geográficamente hablando, claro- los bolcheviques consideraron que defender el derecho de las naciones oprimidas por Rusia a separarse, era la mejor forma de ganarse la confianza de las masas de aquellos países. Aunque esta posición acabara por resultar errónea, se basaba en una perspectiva proletaria. En un periodo en el que los “social-imperialistas” de Alemania y Rusia, o de cualquier otra parte, argumentaban en contra del derecho de los pueblos oprimidos por el imperialismo alemán o ruso a luchar por la liberación nacional, la consigna de la autodeterminación fue propugnada por los bolcheviques para socavar las bases de esos imperialismos y crear así las condiciones de una futura unificación de los trabajadores, tanto en los países opresores como en los oprimidos"[9]. Al tiempo que Lenin consideraba que el ``derecho de las naciones a la autodeterminación´´ había pasado a ser una demanda obsoleta en los países occidentales, para él la situación era diferente en las colonias, donde el estallido de movimientos de liberación nacional constituiría una parte de la formación de un capitalismo independiente que contribuiría al surgimiento de la clase obrera. En estas condiciones, la autodeterminación nacional seguía siendo una consigna progresista para Lenin y la mayoría del Partido Bolchevique.
Rosa Luxemburgo, al comprender que el imperialismo no era simplemente una especie de saqueo perpetrado por los países desarrollados a expensas de los atrasados, sino la expresión de la totalidad de las relaciones capitalistas a escala global fue capaz de desarrollar una lúcida crítica de las luchas de liberación nacional en general y de la posición de los bolcheviques en particular. Contrariamente a la visión fragmentada de los bolcheviques, que consideraban que el proletariado tenía objetivos diferentes según su localización geográfica, Rosa Luxemburgo asumió la perspectiva de un proceso global, en el contexto de un mercado mundial que iría encontrándose con obstáculos cada vez más insuperables: "En este contexto, es imposible que ninguna nación nueva entre en el mercado mundial con bases independientes, o que lleve a cabo el proceso de acumulación primitiva fuera de la barbarie generalizada que gobierna el ajedrez mundial"[10]. Por tanto, "en este medio imperialista moderno no puede haber guerras de defensa nacional".
La capacidad de Rosa para entender el hecho de que ninguna burguesía nacional podía ya operar al margen del sistema imperialista mundial la llevó a criticar la política nacional de los bolcheviques tras 1917, cuando los soviets aceptaron la independencia de Ucrania, Finlandia, Lituania, etc., en aras de ``ganarse a las masas´´. La siguiente cita supone una asombrosa profecía de las consecuencias que tendría esa política nacional de la IC durante la década de 1920: "Una tras otra, estas “naciones” utilizaron la libertad recientemente adquirida para aliarse con el imperialismo alemán como enemigos mortales de la Revolución Rusa y, bajo la protección de Alemania, llevar dentro de la misma Rusia el estandarte de la contrarrevolución"[11].
La primera vez que se sometió a discusión la cuestión nacional en la IC fue durante el Segundo Congreso Mundial. Ya desde el inicio, con la concepción errónea del imperialismo que tenían los bolcheviques, en particular, el Congreso consideró: "se debe tomar una orientación que apunte a la formación de una alianza lo más fuerte posible entre la Rusia soviética y todos los movimientos de liberación colonial y nacional. La forma de esta alianza debe determinarla el grado de desarrollo del movimiento comunista del proletariado de cada país, o del movimiento de liberación democrático-burgués de los obreros y campesinos de países o nacionalidades atrasadas"[12]. El Congreso de los Pueblos de Oriente, celebrado en Bakú entre el 1 y el 8 de septiembre de 1920, recibió la tarea de poner en práctica las orientaciones del Segundo Congreso Mundial que había terminado unas pocas semanas antes. Reunió cerca de 1900 delegados, procedentes principalmente de Oriente Próximo y Asia. Mientras que casi dos tercios de las organizaciones representadas se autodenominaban comunistas, su adherencia era extremadamente superficial. "Las élites nacionales se sentían más atraídas por la organización y efectividad de las formas de acción que proponían los bolcheviques que por su ideología comunista"[13]. Esta es la razón por la que el Congreso se convirtió en un gran bazar de múltiples estratos y clases sociales que asistían por los más variados motivos, siendo los menos de ellos la intención firme de trabajar conscientemente por el desarrollo de la revolución proletaria mundial. La descripción de la composición del Congreso, que dio Zinoviev al Comité Ejecutivo de la IC tras su regreso de Bakú, habla por sí misma: "El Congreso de Bakú estaba compuesto por una fracción comunista y una gran mayoría sin partido. Esta última estaba a su vez dividida en dos grupos: uno formado efectivamente por elementos sin partido, incluyendo representantes de los campesinos y poblaciones semi- proletarias de las ciudades, y el otro formado por elementos que decían no pertenecer a ningún partido, pero que en realidad eran miembros de partidos burgueses"[14].
Para muchos delegados, la formación de un movimiento comunista revolucionario en el Este era algo secundario, o simplemente, no les interesaba. Para muchos de ellos, lo vital era asegurarse el apoyo de la Rusia soviética a la hora de expulsar al colonialismo británico y hacer realidad sus sueños de soberanía nacional.
¿Cuál fue la actitud de los representantes de la IC hacia estas demandas, evidentemente burguesas? En vez de defender el internacionalismo proletario con la mayor de las firmezas, la delegación de la IC aseguró su apoyo a los movimientos nacionalistas burgueses, y llamó a los pueblos del Este a unirse a ``la primera y verdadera Guerra Santa bajo la bandera roja de la Internacional Comunista´´, y librar así una cruzada contra ``el enemigo común, el imperialismo británico´´.
Estas importantes concesiones a los partidos nacionalistas, junto a todas las medidas que se aprobaron en Bakú, fueron dictadas por las necesidades de la defensa de la República soviética y no por los intereses de la revolución mundial. Esta posición central de la IC, asumida en su Segundo Congreso, demostró hasta qué punto las tendencias oportunistas habían ganado terreno. Ciertamente, hubo quienes criticaron estas tentativas de conciliar el nacionalismo con el internacionalismo proletario: Lenin advirtió del peligro de "pintar el nacionalismo de rojo", y John Reed, que estuvo presente en Bakú, se opuso a ese "desfile de demagogia", aunque "estas reacciones no atacaron en su raíz el curso oportunista que estaba empezando a tomarse, quedándose en un terreno centrista de conciliación con expresiones abiertas de oportunismo, y escondiéndose detrás de las Tesis del Segundo Congreso, que por decirlo eufemísticamente, escondían una multitud de pecados contra el movimiento revolucionario"[15].
El retroceso de la revolución en Europa occidental y el aislamiento del proletariado en Rusia en las condiciones más dramáticas, llevaron gradualmente a la IC a convertirse en instrumento de la política exterior bolchevique – de los mismos bolcheviques que, al ir pasando los años, empezaban a convertirse en los administradores del capital ruso[16]. Esta fatal evolución de la situación, parcialmente debida a las ideas erróneas de los bolcheviques sobre la relación entre clase, partido y Estado en el periodo de transición, se debió principalmente a la degeneración irreversible de la revolución desde la década de 1920 en adelante[17].
Fue sobre todo en nombre de la defensa del Estado soviético por lo que los bolcheviques y la IC forjaron alianzas, o apoyaron directamente, a los movimientos de liberación nacional. A partir de 1920, el Partido mundial daría su apoyo al movimiento de Kemal Atatürk, cuyos intereses estaban en las antípodas de los de la Internacional, como admitió Zinoviev. Esta alianza se justificó como un medio para expulsar a los británicos de la región, e incluso después de que este mismo movimiento ejecutara a los líderes del Partido Comunista de Turquía, la IC siguió viendo potencial en él, manteniendo su alianza con un país cuya posición geográfica era de importancia estratégica para el Estado ruso. Nada de esto impidió que Kemal rompiera el pacto y se aliara con la Entente en 1923.
Si bien la política de apoyo a los movimientos de liberación nacional fue simplemente, durante un determinado periodo, una posición errónea dentro del movimiento obrero, para finales de la década de 1920 se había convertido en la estrategia imperialista de una potencia capitalista como cualquier otra. El apoyo de la IC a los nacionalistas del Kuomintang en China llevó a la masacre de los obreros de Shanghái en 1927, lo cual fue un episodio decisivo en su proceso de degeneración[18]. Previamente, la IC ya había dado su apoyo al movimiento nacionalista liderado por Abd-el-Krim en la Guerra del Rif (1921-26) y a los Drusos sirios en 1926. Por tanto, ``semejantes actos abiertos de traición demostraron que la facción estalinista, que para entonces había alcanzado a dominar casi por completo a la IC y sus partidos, no era ya una corriente oportunista en el seno del movimiento obrero sino una expresión directa de la contrarrevolución capitalista´´[19].
Como mostramos en la primera parte de este análisis[20], tan solo unos pocos Partidos Comunistas bien constituidos estaban presentes en el Congreso Fundacional de la IC en marzo de 1919. Durante las semanas siguientes, la Internacional llevó a cabo un trabajo dedicado a la formación de Partidos Comunistas: "Desde el primer momento de su fundación, la Internacional Comunista se planteó como objetivo, claramente y sin equívocos, no la formación de pequeñas sectas comunistas que intentasen ejercer su influencia sobre las masas obreras únicamente mediante la agitación y la propaganda, sino la participación en la lucha de las masas obreras, guiando esta lucha en el sentido comunista y constituyendo en el proceso del combate grandes partidos comunistas revolucionarios"[21]. Esta postura se basaba en la convicción de que la revolución se extendería rápidamente por Europa y que, como consecuencia, se daría la acuciante necesidad de equipar a la clase obrera de los distintos países con partidos que pudieran guiar la acción revolucionaria de las masas.
Así, los bolcheviques insistieron en formar Partidos Comunistas de masas tan rápido como fuera posible, pero sobre la base de un compromiso entre el ala izquierda del movimiento obrero y las corrientes centristas que no habían roto con las posiciones y debilidades de la Segunda Internacional. En la mayor parte de los casos, estos partidos nacieron de un proceso de decantación en los Partidos Socialistas de la Segunda Internacional. Fue este el caso, más notablemente, del Partido Comunista de Italia, fundado en el Congreso de Livorno de enero de 1921, y del Partido Comunista de Francia, al que dio luz el Congreso de Tours de diciembre de 1920. Así, desde su concepción, estos partidos llevaban en su interior todo un bagaje de debilidades organizativas que solo podían desembocar en la falta de capacidad de estas organizaciones para dar una orientación clara a las masas. Mientras que Lenin y los principales impulsores de la Internacional eran perfectamente conscientes de estas concesiones y del peligro que representaban, contaban con la capacidad de estos partidos para luchar contra sus efectos. En realidad, Lenin subestimaba gravemente el peligro. La adopción de las 21 condiciones para unirse a la IC en el Segundo Congreso Mundial, considerada justamente como un paso adelante en la lucha contra el reformismo, no se cumplía al pie de la letra. La posición de Lenin se basaba en la idea de que el progreso de la revolución ya no podía detenerse, de que el desarrollo de la IC a expensas de la Segunda Internacional y de la Internacional Dos y Media era ya, más o menos, un hecho incontrovertible[22].
En una situación en la que las masas no estaban preparadas para la toma del poder, "la tarea actual de los Partidos Comunistas no consiste en acelerar la revolución, sino en intensificar la preparación del proletariado"[23]. Por este motivo, una de las orientaciones dadas por el Segundo Congreso fue trabajar por el "agrupamiento de todas las fuerzas comunistas dispersas, la formación en cada país de un partido comunista único (o el fortalecimiento y la renovación de los partidos ya existentes) a fin de activar el trabajo de preparación del proletariado para la conquista del poder bajo la forma de la dictadura del proletariado. La acción socialista habitual de los grupos y de los partidos que reconocen la dictadura del proletariado está lejos de haber experimentado esta modificación fundamental, esa renovación radical que es necesaria para que se reconozca la acción como comunista y como correspondiente a las tareas previas de la dictadura del proletariado"[24]. Una orientación correcta con una base práctica errónea.
Este es el contexto de aberraciones como la fusión entre el USPD[25] y el KPD en el Congreso de Halle del 12 de octubre de 1920. Otro ejemplo muy significativo fue la fundación del Partido Comunista de Francia, formado en diciembre de 1920 a partir de una escisión en el SFIO (Partido Socialista) cuyos principales líderes se habían unido a la Union Sacrée durante la Primera Guerra Mundial. Su nacimiento fue resultado de un compromiso, animado por la IC, entre el ala izquierda (una minoría muy débil) y una corriente centrista como mayoría absoluta.
Como mostramos en nuestro folleto en francés Cómo pasó el PCF al servicio del capital[26]: "esta táctica fue un desastre debido a que las condiciones de membresía – al contrario que en los demás Partidos Comunistas europeos – no estaban basadas en las 21 condiciones de adhesión a la IC, que exigía con especial énfasis la ruptura total y definitiva con la política oportunista del centrismo y su reformismo, social-patriotismo y pacifismo, dándose criterios mucho menos selectivos. El objetivo de esta táctica de la IC era atraerse a la mayoría y separarla del ala derecha de la socialdemocracia, un partido abiertamente patriótico que había participado en gobiernos capitalistas… La mayoría centrista del nuevo partido estaba infestada de oportunistas, que se habían ‘‘arrepentido’’ en uno u otro grado de haberse unido a la Union Sacrée… Al mismo tiempo también se unieron al partido una serie de elementos del anarquismo federalista (representados sobre todo por la Federación del Sena) que a cada ocasión que se les presentaba en la cuestión organizativa, apoyaban a los centristas contra el ala izquierda, oponiéndose a la centralización internacional y especialmente a las orientaciones que daba la IC al joven Partido Comunista francés". Gangrenado por el oportunismo, el PCF se sometería completamente a la degeneración de la IC, que empezó a hacer notar su peso especialmente durante el Tercer Congreso. Se convertiría así en uno de los principales agentes del estalinismo[27]. Lo mismo ocurrió en Italia: tras la escisión del Partido Socialista de Italia en el Congreso de Livorno, se formó el Partido Comunista de Italia, compuesto por un ala izquierda marxista, comunista, resueltamente decidida a luchar contra el oportunismo en la IC, y un centro liderado por Gramsci y Togliatti, incapaz de entender el papel político de los soviets como órganos centralizados de poder, y que subestimaba el rol político del partido. Los centristas se convirtieron posteriormente en el principal apoyo de la IC en la expulsión de la izquierda durante el periodo de la ``bolchevización´´.
Por último, tenemos el ejemplo más caricaturesco de todos en el Partido Comunista de Checoslovaquia, que se formó alrededor de la tendencia Smeral, la cual había apoyado a la monarquía de los Habsburgo durante la guerra imperialista de 1914-18.
¿Cómo podemos explicar tales compromisos? ¿Qué explicación puede tener que los bolcheviques, los mismos que durante años habían librado una ardua batalla por preservar los principios de forma intransigente, llegaran a aceptar tales concesiones? La Izquierda Comunista italiana examinó de forma exhaustiva este problema y propuso una respuesta: "Es evidente que los bolcheviques no sufrieron una conversión repentina en cuanto a sus convicciones sobre la formación de los Partidos Comunistas, sino que se basaban, fundamentalmente, en una perspectiva histórica que contemplaba la posibilidad de evitar las duras condiciones en las que se fundó el Partido Bolchevique. En 1918-20, Lenin y los bolcheviques contaban con el estallido inexorable de la revolución mundial, y por ello vieron en la fundación de Partidos Comunistas en varios países como un apoyo para la acción revolucionaria del Estado ruso, que para ellos parecía ser el elemento esencial en el derrocamiento del mundo capitalista"[28].
Sin duda, la interrupción del avance de la revolución en este periodo y los esfuerzos desesperados para reconducir la situación llevaron a Lenin y a los bolcheviques a bajar la guardia en la defensa de los principios, cayendo así en el oportunismo. Pero la persistencia de los errores sobre las tareas del partido y su relación con la clase contribuyó a forzar la formación de PCs sobre bases totalmente confusas, en un periodo marcado por los primeros retrocesos del proletariado.
El método oportunista con el que se estaban formando los partidos miembros de la IC tuvo su expresión definitiva en los Partidos Comunistas de las colonias.
Tras el Congreso de Bakú, el Ejecutivo de la IC estableció un buró central para Asia, al que puso a cargo de todo el trabajo concerniente a una región que iba de Oriente Próximo a la India. Este órgano, que formaban Sokolnikov, Grefor Safarov y MN Roy, se instaló en Tashkent (Uzbekistán). Más tarde, en enero de 1921, se formaría el secretariado de la IC para el Lejano Oriente en Irkutsk. De esta forma la IC, que se enfrentaba al retroceso de la revolución en Europa occidental, quería darse los medios para ``acelerar´´ la revolución en el Este, y con este objetivo en mente empezó a formar Partidos Comunistas por todo Oriente entre 1919 y 1923, sobre bases teoréticas y políticas extremadamente frágiles.
En los años previos a este periodo ya habían surgido Partidos Comunistas en Turquía, Irán, Palestina y Egipto, pero como ya hizo notar el historiador trotskista Pierre Broué: ``Nunca faltaron los problemas entre la Internacional y estos Partidos Comunistas, que no sabían nada del comunismo y representaban países donde los estratos proletarios propiamente dichos eran insignificantes, lo cual, no obstante, no impidió a sus líderes asumir una actitud de pureza doctrinal y unos esquemas obreristas rigurosos para la revolución que creían tener a la vuelta de la esquina´´[29].
En la India, los elementos que se acercaron a la Internacional todos tenían un pasado nacionalista. El más conocido era MN Roy. La IC mandató al grupo formado en torno suyo a que entrara en el Partido del Congreso de Gandhi, estableciendo al principio una alianza con su así llamada ``revolucionaria´´ y ``comunista´´ ala izquierda, y más tarde, con todas las facciones que se opusieron a Gandhi tras los disturbios violentos que tuvieron lugar el 4 de febrero de 1922, durante la campaña de desobediencia civil que lanzó el mismo Gandhi[30]. Roy fue obligado a defender un programa abiertamente oportunista en el seno del Partido del Congreso: independencia nacional, sufragio universal, abolición de los latifundios, nacionalización de los servicios públicos… y lo que es más, su objetivo no consistía en que se aceptara el programa en sí sino en provocar el rechazo de los líderes del partido para así poder ``desenmascararlos´´. La iniciativa acabó en el fracaso más absoluto. El programa de Roy no recibió ni un solo apoyo y la vida del grupo ``comunista´´ degeneró rápidamente en rencillas internas. Posteriormente, los comunistas sufrieron una dura represión, siendo arrestados y acusados de conspiración, lo que puso fin a la presencia de la IC en la India[31].
En Asia oriental, la IC adoptó más o menos la misma actitud irresponsable. La creación del movimiento comunista en China fue llevada a cabo por el Buró del Lejano Oriente, que contactó con intelectuales y estudiantes que habían sido ganados al ``bolchevismo´´. Se fundó el Partido Comunista de China en una conferencia que tuvo lugar en Shanghái en julio de 1921. Compuesto de unas pocas docenas de militantes, entró en poco tiempo en una fase de rápido crecimiento, llegando a contar con casi 20,000 miembros en 1927. Mientras que este crecimiento numérico expresaba genuinamente el espíritu que animaba a la clase obrera china, sumida en un periodo de intensos conflictos sociales, no era menos cierto que los militantes se unían al Partido sobre bases teóricas y políticas muy superficiales. Así, este método irresponsable llevó al Partido a la impotencia frente a la política oportunista de la IC hacia el Kuomintang. En enero de 1922, la Conferencia de los Pueblos de Oriente, celebrada en Moscú, sentó las bases para la colaboración de clases mediante el ``bloque antimperialista´´. A instancias del Ejecutivo de la IC, el Partido Comunista de China lanzó la consigna de un ``frente unido antimperialista´´ con el Kuomintang, pidiendo el ingreso de todos los comunistas, a título individual, en esta organización. Esta posición de colaboracionismo de clases fue resultado de negociaciones secretas entre la URSS y el Kuomintang. En junio de 1923, el Tercer Congreso del PC chino aprobó que sus miembros se unieran al Kuomintang. Al principio, la decisión de someterse a un partido burgués fue mal recibida por el joven partido, incluyendo parte de sus líderes[32]. Pero la fragilidad política y la falta de experiencia de esta oposición la hicieron incapaz de luchar contra las directivas incorrectas y suicidas de la Internacional. Y así, "esta política tuvo las más funestas consecuencias en el movimiento de la clase obrera en China. Mientras el movimiento huelguístico y las manifestaciones ascendían espontánea e impetuosamente, el Partido Comunista, confundido dentro del Kuomintang, era incapaz de orientar a la clase obrera, de mostrar una política de clase clara e independiente, a pesar del heroísmo incontestable de los militantes comunistas y de que estos se encontraban frecuentemente al frente de las luchas obreras. La clase obrera, carente además de organizaciones unitarias para su lucha política del tipo de los consejos, a instancias del propio PCCh depositó erróneamente su confianza en el Kuomintang, es decir en la burguesía"[33].
Podríamos dar muchos más ejemplos de Partidos Comunistas formados en países atrasados, en los que la clase obrera era aún muy débil, y que al ir surgiendo las derrotas se convirtieron rápidamente en organizaciones burguesas. Por ahora lo necesario es enfatizar que la formación de ``partidos de masas´´, tanto en Occidente como en Oriente, fue un factor de agravamiento de las dificultades que empezaba a sufrir el proletariado durante el reflujo de la oleada revolucionaria, haciendo imposible la retirada en buen orden.
En su Tercer Congreso, la IC aprobó la táctica del ``Frente Unido de los Trabajadores´´[34]. Esta táctica suponía el establecimiento de alianzas con organizaciones socialdemócratas, llevando a cabo acciones comunes con demandas similares, con la intención de desenmascarar su papel contrarrevolucionario ante las masas.
Esta orientación fue reafirmada por el Cuarto Congreso y supuso un giro de 180º con respecto al Congreso fundacional, en el que la nueva Internacional anunció su firme intención de luchar contra todas las fuerzas socialdemócratas, llamando a los ``obreros de todos los países a entablar la lucha más enérgica contra la Internacional Amarilla y a preservar a las masas contra esa Internacional de la mentira y la traición´´[35]. ¿Qué fue lo que llevó a la IC, dos años después, a adoptar una actitud aliancista con partidos que se habían convertido en los agentes más efectivos de la contrarrevolución?
¿Habían hecho las paces honorablemente y se habían arrepentido de sus crímenes del pasado? Obviamente, no. Se trata aquí, para variar, de la cuestión de "no aislarse de las masas": "La justificación que daba la IC al Frente Único se basaba principalmente en el hecho de que el reflujo había reforzado la influencia de la socialdemocracia, y que, para luchar contra ella, era necesario mantenerse junto a las masas prisioneras de esta mistificación. Se imponía el trabajo de denuncia de la socialdemocracia mediante alianzas con ella, en el caso de los Partidos Comunistas más fuertes (en Alemania, el PC se pronunció a favor de un frente único proletario y asumió la posibilidad de apoyar un gobierno obrero unificado) o mediante el entrismo en el caso de los partidos más débiles (‘los comunistas británicos deben iniciar una vigorosa campaña para pedir su admisión en el Partido Laborista’, como enuncian las Tesis del Frente Único del Cuarto Congreso)"[36].
Esta línea oportunista fue combatida y denunciada apasionadamente por los grupos de la izquierda de la IC. El KAPD dio comienzo a esta lucha durante el Tercer Congreso para ser expulsado de la IC poco después. La izquierda del PC de Italia les siguió durante el Cuarto Congreso, declarando que el Partido no aceptaría "formar parte de ningún organismo compuesto por diferentes organizaciones políticas… por lo que evitaría firmar declaraciones conjuntas con partidos políticos cuando estas contradijeran su programa y fueran presentadas al proletariado como resultado de negociaciones realizadas con el ánimo de hallar una línea de acción común"[37]. El Grupo Obrero de Miasnikov también rechazó el Frente Único. En su Manifiesto defendieron una posición con respecto a los partidos de la Segunda Internacional que estaba en perfecta conformidad con los intereses de la revolución: "El Frente Único con la Segunda Internacional o la Internacional Dos y Media no puede llevarnos a la victoria de la revolución, solo la guerra contra ellas puede hacerlo. Esta es la consigna de la futura revolución mundial". La historia confirmaría las previsiones y la intransigencia de los grupos de la izquierda. Con el cambio en el equilibrio de fuerzas, la ideología dominante recuperó el terreno perdido en la conciencia de las masas. En estas circunstancias, la función del partido no debía ser seguir a la clase en su error sino defender el programa revolucionario y sus principios. En el periodo de la decadencia del capitalismo, la vuelta a un "programa mínimo", incluso de forma temporal, era ya imposible. Esa fue otra de las lecciones que pudo extraer más tarde la Izquierda Comunista de Italia: "En 1921, los cambios en la situación no alteraron la característica fundamental del periodo, como confirmaron plenamente los sobresaltos revolucionarios de 1923, 1925, 1927 y 1934 (por nombrar solo los más importantes) … este cambio de la situación tendría obvias consecuencias para los Partidos Comunistas. Pero el problema era el siguiente: ¿se imponía modificar radicalmente la política de los Partidos Comunistas o deducir de las circunstancias desfavorables la necesidad de llamar a las masas a unirse en torno a luchas parciales, manteniendo nuestra orientación hacia el desenlace revolucionario[38], una vez que las derrotas sufridas hicieran imposible llamar abiertamente a la insurrección? El Tercer Congreso, el Ejecutivo Ampliado de 1921 y, más abiertamente, el Cuarto Congreso, dieron una respuesta a esta cuestión que fue perjudicial para los intereses de nuestra causa. Nos referimos especialmente a la cuestión del Frente Único"[39].
Como hemos visto, el periodo que media entre el Segundo y el Tercer Congreso estuvo marcado por una significativa penetración del oportunismo en las filas de la Comintern. Se trata de la consecuencia directa de la posición errónea de ``conquistar a las masas´´ al precio de compromisos y concesiones: apoyo a las luchas de liberación nacional, alianzas con los partidos traidores de la Segunda Internacional, participación en los parlamentos y sindicatos, formación de partidos de masas… La IC le estaba dando la espalda a todo lo que había dado fuerzas a las fracciones de izquierda de la Segunda Internacional: la defensa intransigente de los principios y el programa comunista. Esto es precisamente lo que Gorter le señaló a Lenin en 1920: ``Camarada Lenin, usted actúa ahora en el seno de la Internacional de manera muy distinta a no hace mucho, en el Partido Bolchevique. Éste se ha mantenido muy “puro” (y quizá continúe así). Pero ahora habría que admitir en la Internacional, y sobre la marcha, ¡a gentes que son comunistas no digo a medias, sino un cuarto sólo y aún mucho menos! […] La revolución rusa ha triunfado gracias a la “pureza”, gracias al apego a los principios […] Lejos de continuar poniendo en obra en todos los demás países una táctica tan experimentada, y reforzar así desde el interior la Tercera Internacional, se da hoy media vuelta y, al igual que la socialdemocracia no hace mucho, se pasa al oportunismo. Se hace entrar a todo el mundo: los sindicatos, los Independientes (alemanes), los centristas franceses, una fracción del partido laborista inglés´´[40].
El error fundamental de la Internacional Comunista fue considerar que, por mera fuerza de voluntad, era posible ``conquistar´´ a las masas obreras, liberarlas de la influencia de la socialdemocracia, elevar su nivel de conciencia y liderarlas hacia el comunismo.
De aquí nació la política del Frente Único para desenmascarar y denunciar a la socialdemocracia, de entrar en los parlamentos para aprovechar las divisiones entre los partidos burgueses y de trabajar en los sindicatos para traerlos de vuelta al campo proletario y la revolución[41]. Ninguna de estas tentativas trajo los resultados esperados. Muy al contrario, lo único que hicieron fue precipitar la traición de la IC contra el campo proletario. En lugar de elevar la conciencia de clase, esta estrategia sumió a las masas en la confusión y la desorientación, haciéndolas más vulnerables a las trampas de la burguesía. Aunque los grupos de izquierda de la IC nunca consiguieron unirse, todos coincidían en la naturaleza suicida de esta orientación, que vieron como el camino directo a la derrota del movimiento obrero y la muerte de la revolución. Esencialmente, lo que estos grupos defendían era una visión muy diferente de la relación entre el partido y la clase[42]. Al partido no le concierne alimentar las ilusiones de la clase obrera, y menos todavía enredarla con tácticas peligrosas y a medio hacer, sino elevar su nivel de conciencia mediante la defensa de los principios proletarios, asegurándose que no se hace la más mínima concesión en cuanto a los mismos. Esta era verdaderamente la única brújula que podía señalar el camino a la revolución, en un periodo en el que la ola desatada por Octubre de 1917 en Rusia empezaba a mostrar sus primeros signos de retroceso (continuará).
Najek, 16 de junio de 2020
[1] Ver Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? https://es.internationalism.org/content/4422/centenario-de-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-se-pueden-sacar [107] 100 años tras la fundación de la Internacional Comunista: ¿qué lecciones podemos extraer para futuros combates? (parte II) https://es.internationalism.org/content/4482/100-anos-tras-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-podemos-extraer [108] La Internacional de la acción revolucionaria de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera [109]
[2] Internationalisme nº7, 1945. ``La fracción de izquierda, método de formación del Partido´´, Revista Internacional nº162 https://es.internationalism.org/content/4431/sobre-el-primer-congreso-del-partido-comunista-internacionalista-de-italia [110]
[3] Que tuvo lugar entre el 21 de junio y principios de julio de 1921. Los documentos del tercer congreso pueden encontrarse en https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/index.htm [111]
[4] ``Las enseñanzas del Tercer Congreso de la Internacional Comunista´´ [según marxists.org, este escrito es del 12 de agosto de 1921, no de julio]. La idea de ganarse a la mayoría de la clase obrera, en el contexto de aquel periodo, ya tenía el germen de la idea de conquistar a las masas a expensas de los principios, como queremos mostrar en este artículo. Ver: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1921.ensenanzas3ercongic.pdf [112]
[5] Ver Revolución y contrarrevolución en Italia https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i [113]
[6] ``La Acción de marzo de 1921: el peligro de la impaciencia pequeñoburguesa´´, Revista Internacional nº 93 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199804/1202/ix-la-accion-de-marzo-de-1921-o-el-peligro-de-la-impaciencia-peque [114]
[7] ``Tesis para el informe sobre la táctica del PCR´´, presentado al Tercer Congreso de la IC. Ver https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/akal/lenin-oc-tomo-34.pdf [115]
[8] Ver La crisis de la socialdemocracia https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [116]
[9] Folleto de la CCI ``Nación o Clase [117]´´
[10] Ibíd. El ascenso de China a la categoría de gran potencia imperialista a finales del s. XX no contradice el análisis general: primero, porque ascendió a dicha categoría en las circunstancias específicas de la descomposición capitalista, y segundo, porque su ascenso como Estado altamente militarizado y expansionista no tiene en ningún caso un carácter progresista.
[11] La Revolución Rusa, Rosa Luxemburgo, 1918 https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf [118] . Ver también la primera parte de nuestro artículo Balance de 70 años de luchas de liberación nacional https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [119]
[12] ``Tesis sobre la cuestión nacional y colonial´´, Segundo Congreso de la IC https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/internacional/congreso2/03.htm [120]
[13] ``Les delégués du premier Congrès des peuples d’Orient (Bakou, 1er-8 septembre 1920)´´ [Los delegados del Primer Congreso de los Pueblos de Oriente] en Cahiers du monde russe et soviétique, vol. 26, nº1, Enero-marzo de 1985, p. 21-42
[14] Ibíd.
[15] ``Los comunistas y la cuestión nacional (parte III)´´, Revista Internacional nº 42
[16] Ibíd.
[17] Ver ``La degeneración de la revolución rusa´´, Revista Internacional nº3 https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/998/la-degeneracion-de-la-revolucion-rusa [121]
[18] Ver La cuestión china y la Internacional (1920-1940) - La Izquierda comunista contra la traición de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1179/la-cuestion-china-y-la-internacional-1920-1940-la-izquierda-comuni [122]
[19] ``Los comunistas y la cuestión nacional (parte III)´´, Revista Internacional nº42
[20] Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? [107]
[21] ``Tesis sobre la táctica [123]´´, Tercer Congreso de la IC
[22] ``Los partidos de la Internacional Comunista se convertirán en partidos de masas revolucionarios si saben vencer al oportunismo, sus supervivencias y sus tradiciones en sus propias filas, tratando de vincularse estrechamente con las masas obreras combatientes, deduciendo sus objetivos de las luchas prácticas del proletariado, rechazando en el curso de esas luchas tanto la política oportunista del allanamiento de los antagonismos insuperables como las frases revolucionarias que impiden distinguir la relación real de fuerzas y las verdaderas dificultades del combate´´ (Ibíd.)
[23] ``Las tareas fundamentales de la Internacional Comunista [123]´´, Segundo Congreso de la IC, julio de 1920
[24] Ibíd.
[25] Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, la mayor parte del cual no había roto con el reformismo y, de hecho, rechazaba la dictadura del proletariado y su organización en los consejos obreros.
[27] Para más detalles, leer nuestro folleto ya mencionado sobre la historia del PCF
[28] ``En marge d’un anniversaire´´, Bilan nº4, febrero de 1934
[29] ``Histoire de l’Internationale Communiste, 1919-1943´´, Pierre Broué, Fayard, 1997
[30] Aunque hay que anotar que Roy no estaba de acuerdo con esta táctica
[31] Óp. cit Histoire de l’Internationale Communiste
[32] Uno de los miembros fundadores del partido, Chen Duxiu, escribió una brillante crítica contra esta orientación: ``La razón principal de nuestro rechazo era esta: entrar en el Kuomintang traería la confusión a la organización de clase, obstruyendo nuestra política y subordinándola a la del Kuomintang. El delegado de la IC nos dijo, literalmente: ‘el periodo presente demanda que los comunistas hagamos de botones para el Kuomintang’. Y justo desde ese momento, el partido dejó de pertenecer al proletariado. Se transformó en la extrema izquierda de la burguesía y empezó a caer en el oportunismo´´ (Chen Duxiu, ``Carta a todos los camaradas del PC chino´´, 10 de diciembre de 1929, en Broué, óp. Cit.
[34] La ``carta abierta´´ del 7 de enero de 1921 que mandó la Central del KPD a otras organizaciones (SPD, USPD, KAPD) llamando a la acción de masas común de cara a futuras luchas, fue una de las premisas de esta táctica.
[35] ``Resolución sobre la posición respecto a las corrientes socialistas y la Conferencia de Berna´´, Primer Congreso de la IC https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/1919/5_iii.htm [126]
[36] ``Front unique, Front anti-prolétarien´´, Révolution Internationale 45, enero de 1978
[37] Intervención de la delegación del PC de Italia durante el Cuarto Congreso de la Comintern, de nuestro libro La izquierda comunista de Italia cuya versión en español puede solicitarse a nuestra dirección de correo: [email protected] [97]
[38] Dado que las condiciones para la extensión de la revolución eran cada vez menos favorables, habría sido más acertado hablar de ``luchas parciales… orientadas a una perspectiva revolucionaria´´
[39] Bilan, abril de 1934
[40] ``Carta abierta al camarada Lenin [127]´´, Herman Gorter (1920)
[41] La cuestión sindical ya fue analizada en la primera parte de esta serie de artículos, por lo que no volveremos a tratarla. Recordemos, no obstante, que mientras el Primer Congreso había señalado la bancarrota de los sindicatos tanto como la de la socialdemocracia (aunque el debate sobre la naturaleza de clase de los sindicatos durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial no llegó a una conclusión), la IC se desdijo y llamó a la regeneración de los sindicatos, a luchar en su interior por la expulsión de los jefes y ganarse así a las masas para el comunismo. Esta ilusa táctica fue propuesta por el Tercer Congreso, que llamó a formar la Internacional Sindical Roja. Encontró la oposición de algunos grupos de izquierda (en especial de la izquierda alemana) que consideraban, correctamente, que los sindicatos habían dejado de ser órganos de lucha proletaria.
[42] A pesar de que buena parte de la Izquierda Germano-holandesa evolucionara más tarde a la negación de la necesidad del partido, formando la corriente consejista.
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"Las luces brillantes, la gran ciudad, se han subido a la cabeza de mi bebé" –Canción de Jimmy y Mary Reed, 1961
Este artículo se escribe en medio de la crisis mundial del Covid-19, una asombrosa confirmación de que estamos viviendo la fase terminal de la decadencia capitalista. La pandemia, que es producto de la relación profundamente distorsionada entre la humanidad y el mundo natural bajo el reinado del capital, pone de relieve el problema de la urbanización capitalista que los revolucionarios anteriores, en particular Engels y Bordiga, han analizado con cierta profundidad. Aunque hemos examinado sus contribuciones sobre esta cuestión en artículos anteriores de esta serie[[1]], parece oportuno, volver a plantear la cuestión. También nos acercamos al 50 aniversario de la muerte de Bordiga, en julio de 1970, por lo que el artículo también puede servir como parte de nuestro homenaje a un comunista cuyo trabajo valoramos mucho, a pesar de nuestros desacuerdos con muchas de sus ideas. Con este artículo, comenzamos un nuevo "volumen" de la serie sobre el comunismo, específicamente dirigido a examinar las posibilidades y problemas de la revolución proletaria en la fase de descomposición capitalista.
En una parte anterior de esta serie, publicamos varios artículos en los cuales se analizaba la manera en que los partidos comunistas surgidos durante la gran oleada revolucionaria de 1917-23 habían tratado de llevar el programa comunista de lo abstracto a lo concreto -para formular una serie de medidas que debían tomar los consejos obreros en el proceso de toma del poder de las manos de la clase capitalista[[2]]. Y pensamos que sigue siendo perfectamente válido que los revolucionarios se planteen la pregunta: ¿Cuáles serían los fundamentos del programa que la organización comunista del futuro -el partido mundial- se vería obligada a presentar en un auténtico auge revolucionario? ¿Cuáles serían las tareas más urgentes a las que se enfrentaría la clase obrera cuando se dirige hacia la toma del poder político a escala mundial? ¿Cuáles serían las medidas clave (políticas, económicas y sociales) a ser implementadas por la dictadura del proletariado, que sigue siendo la condición política previa necesaria para la construcción de una sociedad comunista?
Los movimientos revolucionarios de 1917-23, como la guerra imperialista mundial que los impulsó, fueron una prueba clara de que el capitalismo había entrado en su "época de revolución social", de decadencia[3]. En adelante, el progreso e incluso la supervivencia de la humanidad se verían cada vez más amenazados a menos que se superara la relación social capitalista a escala mundial. En este sentido, los objetivos fundamentales de una futura revolución proletaria, están en plena continuidad con los programas que se plantearon al inicio del período de decadencia. Pero este período ha durado ya más de un siglo y, desde nuestro punto de vista, las contradicciones acumuladas durante este siglo han abierto una fase terminal de la decadencia capitalista, la fase que llamamos de descomposición, en la que la continuación del sistema capitalista contiene el creciente peligro de que se socaven las condiciones mismas para una futura sociedad comunista[4]. Esto es particularmente evidente a nivel "ecológico": en 1917-23, los problemas planteados por la contaminación y la destrucción del medio ambiente natural estaban mucho menos desarrollados que en la actualidad. El capitalismo ha distorsionado tanto el "intercambio metabólico" entre el hombre y la naturaleza, que, como mínimo, una revolución victoriosa tendría que dedicar una enorme cantidad de recursos humanos y técnicos simplemente para limpiar el desorden que el capitalismo nos habrá legado. Del mismo modo, todo el proceso de descomposición, que ha exacerbado la tendencia a la atomización social, a la actitud del "cada uno para sí" inherente a la sociedad capitalista, dejará una huella muy perjudicial en los seres humanos que tendrán que construir una nueva comunidad basada en la asociación y la solidaridad. También hay que recordar una lección de la Revolución Rusa: dada la certeza de que la burguesía resistirá con todas sus fuerzas frente a la revolución proletaria, la victoria de ésta implicará una guerra civil que podría causar daños incalculables, no sólo en términos de vidas humanas y mayor destrucción ecológica, sino también a nivel de conciencia, ya que el terreno militar no es en absoluto el más propicio para el florecimiento de la auto organización, la conciencia y la moral proletaria. En Rusia en 1920, el Estado soviético salió victorioso en la guerra civil, pero el proletariado había perdido en gran medida el control sobre él. Así pues, al tratar de comprender los problemas de la sociedad comunista "tal como surge de la sociedad capitalista; que por lo tanto, en todos los aspectos: económico, moral e intelectual, todavía está estampada con las marcas de nacimiento de la vieja sociedad de cuyo vientre surge”[[5]], debemos reconocer que estas marcas de nacimiento serán probablemente mucho más feas y potencialmente más dañinas que en los días de Marx e incluso de Lenin. Así, las primeras fases del comunismo no serán un idílico despertar en una mañana de mayo, sino un largo e intenso trabajo de reconstrucción a partir de las ruinas. Este reconocimiento deberá pasar por nuestra comprensión de todas las tareas del período de transición, aunque sigamos basando nuestras anticipaciones del futuro en la convicción de que el proletariado puede efectivamente llevar a cabo su misión revolucionaria, a pesar de todo.
A lo largo de esta extensa serie, hemos tratado de entender el desarrollo del proyecto comunista como el fruto de la experiencia histórica real de la lucha de clases y de la reflexión sobre esa experiencia por parte de las minorías más conscientes del proletariado. Y en este artículo queremos proceder con este método histórico, intentando elaborar una versión actualizada de los "programas inmediatos" de 1917-23, que, a su vez, se ha convertido en parte de la historia del movimiento comunista. Nos referimos al texto escrito por Amadeo Bordiga en 1953 y publicado en Sul Filo del Tempo, "El programa inmediato de la revolución", que ya hemos mencionado en un artículo anterior de esta serie[[6]] con la promesa de volver a él con más detalle. En nuestra opinión, es esencial que cualquier intento futuro de formular un "programa inmediato" de este tipo se base en los puntos fuertes de estos esfuerzos anteriores, a la vez que se critican radicalmente sus debilidades. El texto completo, que tiene el mérito de ser muy sucinto, es el que sigue.
1. Con el resurgimiento del movimiento que se produjo a escala mundial después de la Primera Guerra Mundial y que se expresó en Italia con la fundación del PCI, quedó claro que la cuestión más apremiante era la toma del poder político, el cual el proletariado no podía lograr por medios legales, sino a través de la violencia; que la mejor oportunidad para alcanzar ese fin era la derrota militar del propio país, y que la forma política después de la victoria, debía ser la dictadura del proletariado, que, a su vez, es la primera condición previa para la siguiente tarea de derrocamiento socioeconómico.
2. El "Manifiesto Comunista" señaló claramente que las diferentes medidas deben ser tomadas lo más gradualmente posible y "despóticamente" -porque el camino hacia el comunismo completo es muy largo- en dependencia del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el país en el que el proletariado alcance primero la victoria, y de acuerdo con la rapidez con que esta victoria se extienda a otros países. Designa las medidas que en 1848 estaban a la orden del día para los países avanzados y subraya que no deben tratarse como un socialismo completo sino como pasos que deben identificarse como preliminares, inmediatos y esencialmente "contradictorios".
3. Más tarde, en algunos países, muchas de las medidas consideradas en ese momento como las de la dictadura proletaria fueron aplicadas por la propia burguesía: por ejemplo, la educación pública gratuita, un banco nacional, etc.
Este fue uno de los aspectos que engañó a quienes no seguían una teoría fija, sino creían que se requería un desarrollo ulterior perpetuo como resultado del cambio histórico.
El hecho de que la propia burguesía haya tomado estas medidas específicas, no significa que las leyes y predicciones exactas sobre la transición del modo de producción capitalista al socialista tengan que ser cambiadas en toda su configuración económica, política y social; sólo significa que las primeras etapas postrevolucionarias, las etapas inferiores y la etapa superior final del socialismo (o comunismo total) son todavía períodos precedentes, lo que significa que la economía de transición será algo más fácil.
1. El rasgo distintivo del oportunismo clásico era hacer creer que el Estado democrático burgués podía llevar a cabo todas estas medidas de principio a fin si sólo el proletariado ejercía suficiente presión, y que incluso era posible llevarlas a cabo de manera legal. Sin embargo, estas diversas "correcciones" -en la medida en que eran compatibles con el modo de producción capitalista- fueron en ese caso en interés de la supervivencia del capitalismo, y su aplicación sirvió para posponer su colapso, mientras que las que no eran compatibles naturalmente no se aplicaron.
2. Con su fórmula de una democracia popular cada vez más desarrollada, en el contexto de la constitución parlamentaria, el oportunismo contemporáneo ha asumido un deber diferente y más malvado.
No sólo hace creer al proletariado que un Estado que se sitúa por encima de las clases y los partidos es capaz de llevar a cabo algunas de sus propias tareas fundamentales (es decir, difunde el derrotismo con respecto a la dictadura, como la socialdemocracia antes de esta), despliega a las masas que organiza en luchas por acuerdos sociales "democráticos y progresistas", en oposición diametral a los que el poder proletario se ha fijado como objetivo desde 1848 y en el "Manifiesto".
1. Nada ilustra mejor la magnitud total de este retroceso que una lista de las medidas a tomar tras la toma del poder en un país del Occidente capitalista. Después de un siglo estas "correcciones" son diferentes de las enumeradas en el "Manifiesto", sin embargo sus características son las mismas.
2. Una lista de estas demandas se ve así:
1. "Desinversión de capital": se asigna a los medios de producción una proporción menor en relación con los bienes de consumo.
2. "Aumento de los costos de producción" de tal manera que -mientras existan los salarios, el dinero y el mercado- se intercambie más remuneración por menos tiempo de trabajo.
3. "Reducción drástica del tiempo de trabajo" -por lo menos a la mitad, ya que el desempleo y las actividades socialmente inútiles y perjudiciales pronto serán cosas del pasado.
4. Una reducción de la masa de lo producido mediante un "plan de subproducción", es decir, la concentración de la producción en lo necesario, así como una "regulación autoritaria del consumo" mediante la cual se combate la promoción de bienes de consumo inútiles, perjudiciales y de lujo y se prohíben violentamente las actividades que propagan una mentalidad reaccionaria.
5. Rápida "disolución de los límites de la empresa" por la que las decisiones sobre la producción no se asignan a la fuerza de trabajo, sino que el nuevo plan de consumo determina lo que se debe producir.
6. "Rápida abolición de los servicios sociales", en virtud de la cual las limosnas de caridad características de la producción de mercancías se sustituyen por una provisión social (mínima inicial) para los incapacitados para trabajar.
7. "Congelación de la construcción" en los anillos de viviendas y lugares de trabajo en torno a las ciudades grandes y pequeñas a fin de que la población se distribuya cada vez más equitativamente en toda la superficie terrestre del país. Con la prohibición del transporte innecesario, la limitación del tráfico y la velocidad del transporte.
8. "Una lucha decisiva contra la especialización profesional" y la división social del trabajo mediante la eliminación de toda posibilidad de hacer carrera o de obtener un título.
9. Medidas inmediatas políticamente determinadas para poner las escuelas, la prensa, todos los medios de comunicación e información, así como todo el espectro de la cultura y el entretenimiento bajo el control del Estado comunista.
2. No es de extrañar que los estalinistas y sus afines, junto con sus partidos en Occidente, exijan hoy precisamente lo contrario, no sólo en lo que respecta a los objetivos "institucionales" y también político-jurídicos, sino incluso en lo que respecta a los objetivos "estructurales", es decir, socioeconómicos.
La causa de ello es su coordinación con el partido que preside el Estado ruso y sus países hermanos, donde la tarea de la transformación social sigue siendo la de la transición de las formas pre capitalistas al capitalismo: Con todas las correspondientes demandas y pretensiones ideológicas, políticas, sociales y económicas en su equipaje, apuntando hacia un cénit burgués; se alejan con horror solamente de un nadir medieval.
Sus compinches occidentales siguen siendo nauseabundos renegados en la medida en que el peligro feudal (que sigue siendo material y real en las zonas insurgentes de Asia) es inexistente y falso en lo que respecta al hinchado supercapitalismo del otro lado del Atlántico, y para los proletarios que se estancan bajo su nervio civilizado, liberal y nacionalista es una mentira.
El texto fue publicado el año siguiente a la escisión del Partido Comunista Internacionalista que se había formado en Italia durante la guerra tras una importante oleada de luchas obreras[[7]]. Sin embargo, la escisión -como la disolución del grupo de Marc, la Gauche Communiste de France, que también tuvo lugar en 1952- fue una expresión del hecho de que, en contra de las esperanzas de muchos revolucionarios, la guerra no había dado lugar a un nuevo auge proletario sino a la profundización de la contrarrevolución. Los desacuerdos entre los "Damenistas" y los "Bordiguistas" del Partito Comunista Internazionalista de Italia se debieron en parte a las diferentes apreciaciones del período de posguerra. Bordiga y sus seguidores tendían a comprender mejor el hecho de que el período era de creciente reacción[[8]]. Y sin embargo, aquí tenemos a Bordiga formulando una lista de demandas que serían más adecuadas para un momento de lucha revolucionaria abierta. Este texto aparece así, más como una especie de experimento de pensamiento que como una plataforma para ser tomada por un movimiento de masas. Esto podría explicar, en cierta medida, algunas de las debilidades y lagunas más evidentes del documento, aunque en un sentido más profundo son el producto de contradicciones e inconsistencias que ya estaban incrustadas en la visión del mundo de los Bordiguistas.
Leyendo las observaciones que introducen y concluyen el texto, también podemos ver que fue escrito como parte de una polémica más amplia contra lo que los bordiguistas describen como las corrientes "reformistas"; en particular los estalinistas, esos falsos herederos de la tradición de Marx, Engels y Lenin. La principal razón por la que los bordiguistas calificaron a los partidos comunistas oficiales como reformistas no fue tanto que compartieran las ilusiones de los trotskistas, de que éstos seguían siendo organizaciones obreras, sino más bien porque los estalinistas se habían vuelto cada vez más partidarios de formar frentes nacionales con los partidos burgueses tradicionales y abogaban por una "transición" gradual al socialismo mediante la formación de "democracias populares" y diversas coaliciones parlamentarias. Contra estas aberraciones, Bordiga reafirma los fundamentos del Manifiesto Comunista que toma como punto de partida la necesidad de la conquista violenta del poder por el proletariado (en retrospectiva, también podemos señalar aquí el abismo que separa a Bordiga de muchos que "hablan en su nombre", en particular las corrientes de "comunización" que a menudo citan a Bordiga pero que se atragantan ante su insistencia en la necesidad de la dictadura proletaria y de un partido comunista). Al mismo tiempo, aún con la vista puesta en los estalinistas, Bordiga deja claro que aunque las medidas "transitorias" específicas defendidas al final del segundo capítulo del Manifiesto de 1848 -el creciente impuesto progresivo sobre la renta, la formación de un banco estatal, el control estatal de las comunicaciones y las industrias clave, etc.- pueden constituir la espina dorsal del programa económico de los "reformistas", no deben considerarse como verdades eternas: el propio Manifiesto subrayaba que "no deben tratarse como un socialismo completo, sino como pasos que deben identificarse como preliminares, inmediatos y esencialmente contradictorios", y que correspondían al bajo nivel de desarrollo capitalista en el momento de su elaboración; y de hecho bastantes de ellos ya han sido implementados por la propia burguesía.
Se le podría perdonar que tome esto como una refutación de la invariabilidad, la idea de que el programa comunista ha permanecido esencialmente inalterado desde al menos 1848. De hecho, Bordiga castiga a los estalinistas porque ellos "no seguían una teoría fija, sino que creían que se requería un desarrollo ulterior perpetuo como resultado del cambio histórico". Y de nuevo, argumenta que sus "correcciones" propuestas para el programa inmediato "son diferentes de las enumeradas en el 'Manifiesto'; sin embargo, sus características son las mismas". Encontramos esto contradictorio y no convincente. Si bien es cierto que ciertos elementos clave del programa comunista, como la necesidad de la dictadura proletaria, no cambian, la experiencia histórica ha aportado, en efecto, profundos desarrollos en la comprensión de cómo puede surgir esta dictadura y las formas políticas que la compondrán. Esto no tiene nada que ver con el "revisionismo" de los socialdemócratas, los estalinistas u otros que pueden haber usado la excusa de "cambiar con los tiempos" para justificar su deserción del campo proletario.
Examinando las "correcciones" de Bordiga a las medidas propuestas por el Manifiesto, también se le podría perdonar que sólo viera sus debilidades, principalmente:
Sin embargo, el documento conserva un interés considerable para nosotros al tratar de comprender cuáles serían los principales problemas y prioridades de una revolución comunista que tendría lugar no en los albores de la decadencia del capitalismo, como en 1917-23, sino después de todo un siglo en el que el deslizamiento hacia la barbarie ha seguido acelerándose, y la amenaza para la supervivencia misma de la humanidad es mucho mayor que hace cien años.
El documento de Bordiga no intenta hacer un balance de los éxitos y fracasos de la Revolución Rusa a nivel político, y de hecho sólo hace una referencia superficial a la oleada revolucionaria que siguió a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en un aspecto, trata de aplicar una importante lección de las políticas económicas adoptadas por los bolcheviques: las propuestas de Bordiga son pertinentes porque reconocen que el camino hacia la abundancia material y una sociedad sin clases no puede basarse en un programa de "acumulación socialista", en el que el consumo sigue estando sujeto a la "producción por la producción" (que en realidad es la producción por el valor), el trabajo vivo sujeto al trabajo muerto. Sin duda, la revolución comunista se ha convertido en una necesidad histórica porque las relaciones sociales capitalistas se han convertido en un grillete para el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero desde el punto de vista comunista, el desarrollo de las fuerzas productivas tiene un contenido muy diferente de su aplicación en la sociedad capitalista, donde está impulsado por el afán de lucro y, por tanto, la urgencia de la acumulación. El comunismo ciertamente aprovechará plenamente los avances científicos y tecnológicos logrados bajo el capitalismo, pero los volcará al uso humano, para que se conviertan en servidores del verdadero "desarrollo" que plantea el comunismo: el pleno florecimiento de las fuerzas productivas, es decir, las fuerzas creativas de los individuos asociados. Un ejemplo bastará aquí: con el desarrollo de la informática y la robotización, el capitalismo nos ha prometido el fin de la monotonía y una "sociedad del ocio". En realidad, estos potenciales beneficios han traído la miseria del desempleo o el trabajo precario a algunos, y una mayor carga de trabajo a otros, con la creciente presión sobre los empleados para seguir trabajando en sus computadoras en cualquier lugar y a cualquier hora del día.
Concretamente, los primeros cuatro puntos de su programa incluyen: la exigencia de dejar de centrarse en la producción de máquinas para producir más máquinas, y la orientación de la producción hacia el consumo directo. En el capitalismo, por supuesto, esto último ha significado la producción de cada vez más "bienes de consumo inútiles, perjudiciales y lujosos", lo que se ejemplifica hoy en día en la producción de computadoras o teléfonos móviles cada vez más sofisticados que están diseñados para fallar después de un período limitado y no pueden ser reparados, o en las industrias inmensamente contaminantes del automóvil y la moda rápida, en las que la "demanda de los consumidores" es llevada al punto de frenesí por la publicidad y los medios sociales de información. Para la clase trabajadora en el poder, la reorientación del consumo se centrará en la necesidad urgente de proporcionar a todos los seres humanos, en todo el planeta, las necesidades fundamentales de la vida. Tendremos que volver a estas cuestiones en otros artículos pero podemos mencionar algunas de las más obvias:
Pero al mismo tiempo, estas tareas realmente inmensas, que no son más que el punto de partida de una nueva cultura humana, no se pueden concebir como el resultado de un aumento brutal de la jornada laboral. Por el contrario, deben ir ligadas a una drástica reducción del tiempo de trabajo, sin la cual, hay que añadir, la participación directa de los productores en la vida política de las asambleas generales y consejos no será factible. Y esta reducción se logrará en gran medida mediante la eliminación del despilfarro: el despilfarro del desempleo y de "actividades socialmente inútiles y perjudiciales".
Ya en los inicios del capitalismo, en un discurso en Elberfeld en 1845, Engels estigmatizó la forma en que el capitalismo no podía evitar un terrible mal uso de la energía humana e insistió en que sólo una transformación comunista podía resolver el problema.
"Desde el punto de vista económico, la actual organización de la sociedad es seguramente la más irracional y poco práctica que podemos concebir. La oposición de intereses tiene como resultado que una gran cantidad de la fuerza de trabajo sea utilizada de manera que la sociedad no gane nada, y que una cantidad sustancial de capital se pierda innecesariamente sin reproducirse. Ya lo vemos en las crisis comerciales; vemos cómo masas de mercancías, todas ellas producidas por los hombres con gran esfuerzo, se tiran a precios que causan pérdidas a los vendedores; vemos cómo masas de capital, acumuladas con gran esfuerzo, desaparecen ante los ojos de sus propietarios como resultado de las quiebras. Sin embargo, discutamos el comercio actual con un poco más de detalle. Consideren a través de cuántas manos debe pasar cada producto antes de que llegue al consumidor real. Consideren, caballeros, ¡cuántos intermediarios, especuladores superfluos y estafadores se han metido entre el productor y el consumidor! Tomemos, por ejemplo, un fardo de algodón producido en América del Norte. La bala pasa de las manos del plantador a las del agente en alguna estación del Mississippi y viaja por el río hasta Nueva Orleans. Aquí se vende -por segunda vez, porque el agente ya lo ha comprado al plantador- vendido, bien podría ser, al especulador, que lo vende una vez más, al exportador. La bala viaja ahora a Liverpool donde, una vez más, un especulador codicioso extiende sus manos hacia ella y la agarra. Este hombre la cambia entonces a un comisionista que, asumamos, es un comprador de una casa alemana. Así pues, la bala viaja a Rotterdam, a orillas del Rin, a través de otra docena de manos de transportistas, siendo descargada y cargada una docena de veces, y sólo entonces llega a las manos, no del consumidor, sino del fabricante, que primero la convierte en un artículo de consumo, y que tal vez vende su hilo a un tejedor, que dispone lo que ha tejido al impresor textil, que luego hace negocios con el mayorista, que luego trata con el minorista, que finalmente vende la mercancía al consumidor. Y todos esos millones de estafadores intermediarios, especuladores, agentes, exportadores, comisionistas, transportistas, mayoristas y minoristas, que en realidad no aportan nada al producto en sí -todos quieren vivir y obtener ganancias- y también lo hacen, en promedio, de lo contrario no podrían subsistir. Caballeros, ¿no hay otra forma más sencilla y barata de traer una bala de algodón de América a Alemania y de hacer llegar el producto fabricado con ella a las manos del verdadero consumidor, que este complicado negocio de diez veces vender y cien veces cargar, descargar y transportar de un almacén a otro? ¿No es éste un ejemplo sorprendente del múltiple desperdicio de la fuerza de trabajo provocado por la divergencia de intereses? Tal forma tan complicada de transporte está fuera de discusión en una sociedad racionalmente organizada. Siguiendo nuestro ejemplo, así como se puede saber fácilmente cuánto algodón o productos manufacturados de algodón necesita una colonia individual, será igualmente fácil para la autoridad central determinar cuánto necesitan todas las aldeas y municipios del país. Una vez elaboradas esas estadísticas -lo que puede hacerse fácilmente en uno o dos años- el consumo medio anual sólo cambiará en proporción al aumento de la población; por lo tanto, en el momento oportuno es fácil determinar de antemano la cantidad de cada artículo concreto que la gente necesitará; toda la gran cantidad se pedirá directamente a la fuente de suministro; será entonces posible adquirirlo directamente, sin intermediarios, sin más demora y descarga de lo que realmente requiere la naturaleza del viaje, es decir, con un gran ahorro de mano de obra; no será necesario pagar a los especuladores, a los comerciantes grandes y pequeños, su rastrillaje. Pero esto no es todo -de esta manera estos intermediarios no sólo se hacen inofensivos para la sociedad, sino que, de hecho, se hacen útiles para ella. Mientras que ahora realizan en perjuicio de todos los demás un tipo de trabajo que es, en el mejor de los casos, superfluo pero que, sin embargo, les permite ganarse la vida, incluso en muchos casos con grandes riquezas, y si, por lo tanto, en la actualidad perjudican directamente el bien común, quedarán entonces en libertad para realizar un trabajo útil y asumir una ocupación en la que puedan demostrar que son miembros reales, y no meramente aparentes, falsos miembros, de la sociedad humana, y participantes en su actividad como conjunto”[[11]].
Engels enumera a continuación otros ejemplos de este despilfarro: la necesidad, en una sociedad basada en la competencia y la desigualdad, de mantener instituciones sumamente costosas pero totalmente improductivas, como los ejércitos permanentes, las fuerzas de policía y las prisiones; el trabajo humano que se dedica a servir lo que William Morris denominó "el sucio lujo de los ricos"; y por último, pero no por ello menos importante, el enorme despilfarro de mano de obra que genera el desempleo, que alcanza niveles particularmente escandalosos durante las periódicas crisis "comerciales" del sistema. A continuación, contrasta el derroche del capitalismo con la simplicidad esencial de la producción y distribución comunista, que se calcula sobre la base de lo que los seres humanos necesitan y el tiempo total necesario para el trabajo que satisfará esta necesidad.
Todos estos sufrimientos capitalistas, observables durante el período de crecimiento y expansión del capitalismo, se han vuelto mucho más destructivos y peligrosos durante la época de decadencia del capitalismo: la guerra y el militarismo se han apoderado cada vez más de todo el aparato económico, y constituyen una amenaza tan grande para la humanidad que ciertamente es una de las prioridades más urgentes que enfrentará la dictadura proletaria (una que Bordiga no menciona, aunque la "era atómica" ya había aparecido claramente en el momento de escribir este texto) será librar al planeta de las armas de destrucción masiva acumuladas por el capitalismo, sobre todo porque no hay garantía de que, ante su derrocamiento definitivo por la clase obrera, la burguesía o facciones de ella prefieran destruir a la humanidad que sacrificar su dominio de clase.
Un capitalismo militarizado también sólo puede operar a través del crecimiento canceroso del Estado, con su propio ejército permanente de burócratas, policías y espías. Los servicios de seguridad, en particular, se han hinchado hasta alcanzar proporciones gigantescas, al igual que su contra imagen, las bandas mafiosas que imponen su orden brutal en muchos países de la periferia capitalista.
Del mismo modo, la decadencia capitalista, con su vasto aparato bancario, financiero y publicitario, que es más esencial que nunca para la circulación de las mercancías realmente producidas, ha inflado enormemente el número de personas que participan en formas fundamentalmente inútiles de la actividad diaria; y las sucesivas olas de "globalización" han hecho aún más evidentes los absurdos que implica la circulación planetaria de mercancías, por no hablar de su creciente coste a nivel ecológico. Y la cantidad de trabajo dedicado a las demandas de lo que hoy se llama "super ricos" no es menos chocante que en los tiempos de Engels -no sólo en su inagotable necesidad de sirvientes sino también en su sed de lujos verdaderamente inútiles como jets privados, yates y palacios. Y en el polo opuesto, en una época en la que la crisis económica del sistema ha tendido a hacerse permanente, el desempleo es menos un azote cíclico que permanente, incluso cuando se disfraza a través de la proliferación de empleos a corto plazo y del subempleo. En el llamado tercer mundo, la destrucción de las economías tradicionales ha dado lugar a algunas zonas de desarrollo capitalista intensivo, pero también ha creado un gigantesco "subproletariado" que vive la existencia más precaria como habitantes de chabolas en las poblaciones de África o las "favelas" de Brasil y toda América Latina.
Así, Bordiga -aunque no era coherente en su comprensión de la decadencia del sistema- había comprendido que la implementación del programa comunista en esta época no significa avanzar hacia la abundancia a través de un proceso muy rápido de industrialización, como los bolcheviques habían tendido a suponer, dadas las condiciones "atrasadas" que se enfrentaban en Rusia después de 1917. Ciertamente, requerirá el desarrollo y la aplicación de las tecnologías más avanzadas, pero inicialmente tomará la forma de un desmantelamiento planificado de todo lo que es dañino e inútil en el aparato de producción existente, y una reorganización mundial de los recursos humanos reales que el capitalismo continuamente despilfarra y destruye.
El movimiento comunista de hoy -aunque haya tardado en reconocer la magnitud del problema- no puede ayudar sin ser consciente del costo ecológico del desarrollo capitalista en el siglo pasado, y sobre todo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Para nosotros es más evidente que para los bolcheviques, que no podemos llegar al comunismo a través de los métodos de la industrialización capitalista, que sacrifican tanto la fuerza de trabajo humana, como la riqueza natural a las exigencias de la ganancia, al ídolo del valor auto expandido. Ahora entendemos que una de las principales tareas que enfrenta el proletariado, es la de detener la amenaza de un calentamiento global galopante y aclarar el gigantesco desorden que el capitalismo nos habrá legado: la destrucción gratuita de los bosques y las tierras vírgenes, el envenenamiento del aire, la tierra y el agua por el sistema de producción y transporte existente. Algunas partes de esta "herencia" requerirán muchos años de paciente investigación y trabajo para superar la contaminación de los mares y la cadena alimenticia por los residuos plásticos, que es sólo un ejemplo. Y como ya hemos mencionado, la satisfacción de las necesidades más básicas de la población mundial (alimentación, vivienda, salud, etc.) tendrá que ser coherente con este proyecto global de armonización entre el hombre y la naturaleza.
El mérito de Bordiga es que ya tomó conciencia de este problema a principios de los años 50: su intuición de lo central de esta dimensión se muestra sobre todo en su posición sobre el problema de las "grandes ciudades", que está plenamente en consonancia con el pensamiento de Marx y especialmente de Engels.
La ciudad y la civilización derivan de las mismas raíces, histórica y etimológicamente. A veces el término "civilización" se extiende de nuevo para incluir la totalidad de la cultura y la moral humana[[12]]; en este sentido los cazadores-recolectores de Australia o África también constituyen una civilización. Pero no hay duda de que la transición a la vida en las ciudades, que es la definición de civilización más utilizada, representó un desarrollo cualitativo en la historia de la humanidad: un factor de avance de la cultura y de registro de la propia historia, pero también los comienzos definitivos de la explotación de las clases y del Estado. Incluso antes del capitalismo, como muestra Weber, la ciudad es también inseparable del comercio y la economía del dinero[[13]]. Pero la burguesía es la clase urbana por excelencia, y las ciudades medievales se convirtieron en los centros de resistencia a la hegemonía de la aristocracia feudal, cuya riqueza se basaba sobre todo en la propiedad de la tierra y la explotación de los campesinos. El proletariado moderno no es menos que una clase urbana, formada a partir de la expropiación de los campesinos y la ruina de los artesanos. Conducida a las zonas conurbanas construidas apresuradamente de Manchester, Glasgow o París; fue aquí donde la clase obrera se dio cuenta por primera vez de que era una clase distinta, opuesta a la burguesía, y comenzó a concebir un mundo más allá del capitalismo.
En el plano de la relación del hombre con la naturaleza, la ciudad presenta el mismo aspecto dual: el centro del desarrollo científico y tecnológico, abriendo el potencial de liberación de la escasez y la enfermedad. Pero este creciente "dominio de la naturaleza", que tiene lugar en condiciones de alienación del hombre de sí mismo y de la naturaleza, es también inseparable de la destrucción de la naturaleza y de una serie de catástrofes ecológicas. Así, la decadencia de las culturas de las ciudades sumerias o mayas se ha explicado como el resultado de que la ciudad se extralimitó, agotando el medio circundante de bosques y agricultura, cuyo colapso asestaba terribles golpes a la arrogancia de las civilizaciones que habían empezado a olvidar su íntima dependencia de la naturaleza. Así también las ciudades, en la medida en que presionaron a los seres humanos a juntarse como sardinas, no lograron resolver el problema básico de la eliminación de residuos, e invirtieron las relaciones seculares entre los seres humanos y los animales, se convirtieron en el caldo de cultivo de plagas como la Peste Negra en el período de decadencia feudal o el cólera y el tifus que asolaron las ciudades industriales del capitalismo temprano. Pero, de nuevo, hay que considerar el otro lado de la dialéctica: la burguesía en ascenso fue capaz de entender que las enfermedades que atacan a sus esclavos asalariados también podían llegar a las puertas de los capitalistas y socavar todo su edificio económico. De este modo, pudo comenzar y llevar a cabo asombrosas proezas de ingeniería en la construcción de sistemas de alcantarillado que siguen funcionando hoy en día, mientras que se aplicaron conocimientos médicos en rápida evolución para la eliminación de formas de enfermedad hasta ahora crónicas.
En la obra de Federico Engels en particular, podemos encontrar los elementos fundamentales para una historia de la ciudad desde un punto de vista proletario. En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, traza la disolución de las antiguas "gens", la organización tribal basada en los lazos de parentesco, a la nueva organización territorial de la ciudad, que marca la división irreversible en clases antagónicas y con ella el surgimiento del poder estatal, cuya tarea es evitar que estas divisiones desgarren la sociedad. En La condición de la clase obrera en Inglaterra, dibuja un cuadro de las infernales condiciones de vida del joven proletariado, la suciedad y la enfermedad cotidiana de los barrios bajos de Manchester, pero también el empuje a la conciencia de clase y la organización que, al final, desempeñarán el papel decisivo de obligar a la clase dirigente a conceder reformas significativas a los trabajadores.
En dos obras posteriores, El Anti-Duhring y La Cuestión de la Vivienda, Engels se embarca en un debate sobre la ciudad capitalista en una fase en la que el capitalismo ya ha triunfado en el corazón de Europa y los EE.UU. y está a punto de conquistar el mundo entero. Y es notable que ya concluye que las grandes ciudades se han extralimitado y tendrán que desaparecer para cumplir la exigencia del Manifiesto Comunista: la abolición de la separación entre la ciudad y el campo. Cabe recordar que en la década de 1860, Marx también estaba cada vez más preocupado por el impacto destructivo de la agricultura capitalista en la fertilidad del suelo, y señaló, en la obra de Liebig, que la aniquilación de la cubierta forestal en algunas partes de Europa estaba repercutiendo en el clima, aumentando las temperaturas locales y disminuyendo las precipitaciones[[14]]. En otras palabras: así como Marx percibió los signos de la decadencia política de la clase burguesa después de su aplastamiento de la Comuna de París y, en su correspondencia con los revolucionarios rusos hacia el final de su vida, buscaba la manera de que las regiones donde el capitalismo aún no había triunfado plenamente pudieran evitar el purgatorio del desarrollo capitalista; tanto él como Engels habían empezado a preguntarse si, en lo que concernía al capitalismo, ya era suficiente[[15]]. ¿Quizás ya se habían sentado las bases materiales para una sociedad comunista mundial, y un mayor "progreso" para el capital tendría un resultado cada vez más destructivo? Sabemos que el sistema, a través de su expansión imperialista en las últimas décadas del siglo 19º, prolongaría su vida por varias décadas más y proporcionaría la base para una fase asombrosa de crecimiento y desarrollo, llevando a algunos elementos del movimiento obrero a cuestionar el análisis marxista de la inevitabilidad de la crisis y la decadencia capitalista, sólo para que las contradicciones no resueltas del capital explotaran a la vista en la guerra de 1914-18 (que Engels también había anticipado). Pero las preguntas de búsqueda sobre el futuro que habían empezado a plantearse precisamente cuando el capitalismo había llegado a su cénit eran perfectamente válidas en ese momento y son más relevantes hoy en día.
En "La transformación de las relaciones sociales", Revista Internacional 85, examinamos cómo los revolucionarios del siglo XIX -en particular Engels, pero también Bebel y William Morris- habían argumentado que el crecimiento de las grandes ciudades ya había llegado al punto en que la abolición del antagonismo entre la ciudad y el campo se había convertido en una necesidad real, por lo que la expansión de las grandes ciudades debe llegar a su fin en favor de una mayor unidad entre la industria y la agricultura y una distribución más uniforme de las viviendas humanas en toda la Tierra. Era una necesidad no sólo para resolver problemas acuciantes como la eliminación de desechos y la prevención del hacinamiento, la contaminación y las enfermedades, sino también como base para un ritmo de vida más humano en armonía con la naturaleza.
En "Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo", Revista Internacional 158[16], mostramos que Bordiga -quizás más que cualquier otro marxista del siglo 20º- se había mantenido fiel a este aspecto esencial del programa comunista, citando por ejemplo su artículo de 1953 "Espacio contra cemento"[[17]], que es una polémica apasionante contra las tendencias contemporáneas de la arquitectura y el urbanismo (un área en la que el propio Bordiga estaba profesionalmente calificado), que fueron impulsadas por la necesidad del capital de acumular el mayor número posible de seres humanos en espacios cada vez más restringidos, una tendencia tipificada por la rápida construcción de torres de bloques supuestamente inspiradas en las teorías arquitectónicas de Le Corbusier. Bordiga es despiadado con los proveedores de la ideología moderna de planificación urbana:
"Cualquiera que aplauda tales tendencias no debe ser considerado sólo como defensor de las doctrinas, ideales e intereses capitalistas, sino como cómplice de las tendencias patológicas de la etapa suprema del capitalismo en decadencia y disolución" (¡no hay dudas sobre la decadencia aquí, entonces!). En otra parte del mismo artículo afirma:
"Verticalismo", se llama esta doctrina deformada; el capitalismo es verticalista. El comunismo será 'horizontalista". Y al final del artículo anticipa con alegría el día en que "los monstruos de cemento serán ridiculizados y suprimidos" y las "ciudades gigantes desinfladas" para "hacer la densidad de la vida y el trabajo uniformes sobre la tierra habitable".
En otro trabajo, "La especie humana y la corteza terrestre"[[18]], Bordiga cita extensamente la obra de Engels Sobre la Cuestión de la Vivienda, y no podemos evitar la tentación de hacer lo mismo. Esto es de la última sección del panfleto, donde Engels culpa al seguidor de Proudhon, Mülberger, por afirmar que es utópico por querer superar el "inevitable" antagonismo entre la ciudad y el campo:
"La abolición de la antítesis entre la ciudad y el campo no es ni más ni menos utópica que la abolición de la antítesis entre los capitalistas y los trabajadores asalariados. Día a día se está convirtiendo cada vez más en una demanda práctica de la producción industrial y agrícola. Nadie ha exigido esto con más energía que Liebig en sus escritos sobre la química de la agricultura, en los que su primera exigencia siempre ha sido que el hombre devuelva a la tierra lo que toma de ella, y en los que demuestra que sólo la existencia de las ciudades, y en particular de las grandes ciudades, lo impide. Cuando se observa cómo sólo aquí en Londres se vierte cada día al mar una cantidad de estiércol mayor que la que produce todo el reino de Sajonia, con un gasto de enormes sumas, y cuando se observa los colosales trabajos que son necesarios para evitar que este estiércol envenene a todo Londres, entonces la propuesta utópica de abolir la antítesis entre la ciudad y el campo recibe una base peculiarmente práctica. Y hasta el Berlín comparativamente insignificante se ha estado revolcando en su propia mugre por lo menos durante treinta años.
Por otra parte, es completamente utópico querer, como Proudhon, transformar la sociedad burguesa actual manteniendo al campesino como tal. Sólo una distribución lo más uniforme posible de la población en todo el país, sólo una conexión integral entre la producción industrial y la agrícola, junto con la extensión, por tanto necesaria, de los medios de comunicación -presuponiendo la abolición del modo de producción capitalista- podría salvar a la población rural del aislamiento y el estupor en el que ha vegetado casi sin cambios durante miles de años"[[19]].
Se sugieren varias líneas de pensamiento en este pasaje, y Bordiga es muy consciente de ellas. En primer lugar, Engels insiste en que la superación del antagonismo entre la ciudad y el campo está íntimamente ligada a la superación de la división general del trabajo capitalista -un tema desarrollado más adelante en el Anti-Dühring, en particular la división entre el trabajo mental y manual que parece tan insalvable en el proceso de producción capitalista. Ambas separaciones, nada menos que la división entre el capitalista y el trabajador asalariado, son indispensables para el surgimiento de un ser humano completo. Y contrariamente a los esquemas de los retrógrados proudhonistas, la abolición de la relación social capitalista no implica la preservación de la propiedad a pequeña escala de los campesinos o artesanos; trascendiendo las divisiones ciudad-campo, industria-agricultura, se rescatará al campesino del aislamiento y la vegetación intelectual tanto como liberará a los habitantes de la ciudad del hacinamiento y la contaminación.
En segundo lugar, Engels plantea aquí, como en otros lugares, el simple pero a menudo evitado problema de los excrementos humanos. En sus primeras formas "salvajes", las ciudades capitalistas casi no previeron el tratamiento de los desechos humanos, y muy rápidamente pagaron el precio en la generación de enfermedades epidémicas, en particular la disentería y el cólera, flagelos que todavía persisten en las chabolas de la periferia capitalista, donde es notoria la ausencia de medios básicos de higiene. La construcción de la red de alcantarillado representó sin duda un paso adelante en la historia de la ciudad burguesa. Pero el simple hecho de eliminar los desechos humanos es en sí mismo una forma de desecho, ya que podría ser utilizado como un fertilizante natural (como de hecho lo fue en la historia anterior de la ciudad).
Mirando hacia atrás al Londres o Manchester de la época de Engels, uno podría decir fácilmente: pensaban que estas ciudades ya habían crecido demasiado, demasiado separadas de su entorno natural. ¿Qué habrían hecho con los modernos avatares de estas ciudades? La ONU ha estimado que alrededor del 55% de la población mundial vive actualmente en grandes ciudades, pero si el crecimiento actual de las ciudades continúa, esta cifra aumentará a alrededor del 68% en 2050[[20]].
Este es un verdadero ejemplo de lo que Marx ya postuló en los Grundrisse: "el desarrollo como decadencia", y Bordiga fue previsor al ver esto en el período de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. Los antropólogos que buscan definir la apertura del período de lo que llaman la "Era Antropocena" (que básicamente significa la era en la que la actividad humana ha tenido un impacto fundamental y cualitativo en la ecología del planeta), suelen remontarse a la expansión de la industria moderna a principios del siglo XIX, en resumen, a la victoria del capitalismo. Pero algunos de ellos también hablan de una "Gran Aceleración" que tuvo lugar después de 1945, y podemos ver que el monstruo se aceleró aún más después de 1989 con el ascenso de China y otros países "en desarrollo".
Las consecuencias de este crecimiento son bien conocidas: la contribución de la megalópolis al calentamiento global mediante la construcción sin obstáculos, el consumo de energía y las emisiones de la industria y el transporte, que también hacen que el aire sea irrespirable en muchas ciudades (ya señalado por Bordiga en "La especie humana y la corteza terrestre": "En cuanto a la democracia burguesa, se ha rebajado tanto que ha renunciado a la libertad de respirar"). La propagación incontrolada de la urbanización ha sido un factor primordial en la destrucción de los hábitats naturales y en la extinción de especies; y por último, pero no menos importante, las mega ciudades han revelado su papel como incubadoras de nuevas enfermedades pandémicas, la más mortífera y contagiosa de las cuales -Covid-19- está en el momento de escribir este artículo, paralizando la economía mundial y dejando un rastro mundial de muerte y sufrimiento. De hecho, las dos últimas "contribuciones" probablemente se han unido en la epidemia de Covid-19, que es una de las numerosas en las que un virus ha saltado de una especie a otra. Esto se ha convertido en un problema importante en países como China y en muchas partes de África, donde los hábitats de los animales están siendo destruidos, lo que ha dado lugar a una considerable expansión del consumo de "carne de animales salvajes", y donde las nuevas ciudades, construidas para servir al frenesí de crecimiento económico de China, tienen mínimos controles de higiene.
En la lista de medidas revolucionarias que figura en el artículo de Bordiga, el punto 7 es el más relevante para el proyecto de abolir el antagonismo entre la ciudad y el campo:
"‘Congelación de la construcción’ en los anillos de viviendas y lugares de trabajo alrededor de las grandes y pequeñas ciudades con el fin de distribuir la población cada vez más equitativamente en toda la superficie terrestre del país. Con la prohibición del transporte innecesario, la limitación del tráfico y la velocidad del transporte".
Este punto parece especialmente contemporáneo hoy en día, cuando prácticamente todas las ciudades son el teatro de una implacable elevación "vertical" (la construcción de enormes rascacielos, sobre todo en los centros de las ciudades) y de una extensión "horizontal", que se come el campo circundante. La demanda es simplemente esta: detenerse. La hinchazón de las ciudades y la concentración insostenible de la población dentro de ellas es el resultado de la anarquía capitalista y, por lo tanto, esencialmente no es planificada, ni centralizada. La energía humana y las posibilidades tecnológicas que actualmente están comprometidas en este crecimiento canceroso deben, desde el principio del proceso revolucionario, ser movilizadas en una dirección diferente. Aunque la población mundial ha crecido considerablemente desde que Bordiga calculó, en Espacio contra Cemento, que "en promedio nuestra especie tiene un kilómetro cuadrado por cada veinte de sus miembros"[[21]], sigue existiendo la posibilidad de una distribución mucho más racional y armoniosa de la población en todo el planeta, incluso teniendo en cuenta la necesidad de preservar grandes zonas de tierras vírgenes, necesidad que se comprende mejor hoy en día porque se ha establecido científicamente la inmensa importancia de preservar la biodiversidad en todo el planeta, pero era algo que ya había previsto Trotsky en Literatura y Revolución[[22]].
El significado de la abolición del antagonismo ciudad-campo fue distorsionada por el estalinismo: pavimentar sobre todo, construir "cuarteles de trabajadores" y nuevas fábricas sobre cada campo y bosque. Para el comunismo auténtico significará cultivar campos y plantar bosques en medio de las ciudades, pero también que las comunidades viables pueden ubicarse en una asombrosa variedad de lugares sin destruir todo lo que les rodea, y no estarán aisladas porque tendrán a su disposición los medios de comunicación que el capitalismo ha desarrollado efectivamente, a una velocidad desconcertante. Engels ya se había referido a esta posibilidad en "La Cuestión de la Vivienda" y Bordiga la retoma en "El espacio contra el cemento":
"Las formas de producción más modernas, que utilizan redes de estaciones de todo tipo, como las centrales hidroeléctricas, las comunicaciones, la radio, la televisión, dan cada vez más una disciplina operacional única a los trabajadores dispersos en pequeños grupos a lo largo de enormes distancias. El trabajo combinado permanece, en tejidos cada vez más grandes y maravillosos, y la producción autónoma desaparece cada vez más. Pero la densidad tecnológica mencionada anteriormente está disminuyendo constantemente. La aglomeración urbana y productiva permanece, por lo tanto, no por razones dependientes de lo óptimo de la producción, sino por la durabilidad de la economía de la ganancia y la dictadura social del capital".
La tecnología digital, por supuesto, ha avanzado aún más este potencial. Pero bajo el capitalismo, el resultado general de la "revolución de Internet" ha sido acelerar la atomización del individuo, mientras que la tendencia a "trabajar desde casa" -particularmente puesta de relieve por la crisis del Covid-19 y las medidas de aislamiento social que la acompañan- no ha reducido en absoluto la tendencia a la aglomeración urbana. El conflicto entre, por un lado, el deseo de vivir y trabajar en asociación con otros y, por otro, la necesidad de encontrar un espacio en el que moverse y respirar, sólo puede resolverse en una sociedad en la que el individuo ya no esté en desacuerdo con la comunidad.
Al igual que con la construcción de viviendas humanas, lo mismo ocurre con la loca carrera del transporte moderno: ¡deténgase, o al menos, reduzca la velocidad!
Aquí de nuevo, Bordiga se adelanta a su tiempo. Los métodos de transporte capitalista por tierra, mar y aire, basados en su inmensa mayoría en la quema de combustibles fósiles, representan más del 20% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono[[23]], mientras que las ciudades se han convertido en una de las principales fuentes de enfermedades cardíacas y pulmonares, que afectan especialmente a los niños. El número de muertes anuales en el mundo por accidentes de tráfico asciende a la asombrosa cifra de 1,35 millones, más de la mitad de los cuales son usuarios "vulnerables" de las carreteras: peatones, ciclistas y motociclistas[[24]]. Y estas son solo algunas de las más obvias desventajas del actual sistema de transporte. El ruido constante que genera cala los nervios de los habitantes de la ciudad, y la subordinación del urbanismo a las necesidades del automóvil (y de la industria automovilística, tan central en la economía capitalista existente) produce ciudades que están infinitamente fragmentadas, con zonas residenciales divididas entre sí por el incesante flujo de tráfico. Mientras tanto, la atomización social, una característica esencial de la sociedad burguesa y de la ciudad capitalista en particular, no sólo se ilustra sino que se refuerza por el solitario propietario y conductor de un automóvil que compite por el espacio vial con millones de almas igualmente separadas.
Por supuesto, el capitalismo ha tenido que tomar medidas para tratar de mitigar los peores efectos de todo esto: "compensación de emisiones de carbono" para balancear el exceso de vuelos, "calmar el tráfico" y los paseos sin coches en los centros de las ciudades, el paso al coche eléctrico.
Ninguna de estas "reformas" se acerca a la solución del problema porque ninguna de ellas aborda la relación social capitalista que se encuentra en su raíz. Tomemos el coche eléctrico por ejemplo: la industria automovilística “lo ha visto escrito en la pared” y tiende a cambiar cada vez más hacia esta forma de transporte. Pero incluso dejando de lado el problema de la extracción y eliminación del litio necesario para las baterías, o la necesidad de aumentar la producción de electricidad para alimentar estos vehículos -todo lo cual tiene un costo ecológico sustancial- una ciudad llena de vehículos eléctricos sería marginalmente más silenciosa y algo menos contaminada, pero aun así sería peligroso caminar por ella y con riesgo de ser atropellados en las esquinas.
Es posible que el comunismo haga un uso extensivo (aunque sin duda no exclusivo) de los vehículos eléctricos. Pero el verdadero problema está en otra parte. El capitalismo necesita operar a una velocidad vertiginosa porque el tiempo es dinero y el transporte se rige por las necesidades de la acumulación, que incluye el tiempo de "rotación" y por lo tanto el transporte en sus cálculos generales. El capitalismo está igualmente impulsado por la necesidad de vender el mayor número posible de productos, de ahí la constante presión para que cada individuo tenga su propia posesión personal -de nuevo tipificada por el coche privado que se ha convertido en un símbolo de riqueza y prestigio personal- la clave del "libre tránsito” en una era de incesantes atascos de tráfico.
El ritmo de vida en las ciudades actuales es mucho mayor (incluso con los atascos) que en la segunda parte del siglo XIX, pero en Mujer y socialismo, publicado por primera vez en 1879, August Bebel ya esperaba con impaciencia la ciudad del futuro, donde "el ruido angustioso, la aglomeración y el ajetreo de nuestras grandes ciudades con sus miles de vehículos de todo tipo cesa sustancialmente: la sociedad asume un aspecto de mayor reposo" (p. 300)[25].
Las prisas y la congestión que hacen que la vida en la ciudad sea tan estresante sólo pueden superarse cuando se ha suprimido el impulso de acumular, en favor de una producción planificada para distribuir libremente los valores de uso necesarios. En la elaboración de las redes de transporte del futuro, un factor clave será obviamente mantener al mínimo las emisiones de carbono y otras formas de contaminación, pero la necesidad de lograr un "mayor reposo", un cierto grado de paz y tranquilidad tanto para los residentes como para los viajeros, se tendrá ciertamente en cuenta en el plan general. Como hay mucha menos presión para ir de A a B a la mayor velocidad posible, los viajeros tendrán más tiempo para disfrutar del viaje en sí: tal vez, en un mundo así, el caballo volverá a algunas partes de la tierra, los veleros al mar, los dirigibles al cielo, mientras que también será posible utilizar medios de transporte mucho más rápidos cuando sea necesario[[26]]. Al mismo tiempo, el volumen de tráfico se reducirá enormemente si se puede romper la adicción a la propiedad personal de los vehículos, y los viajeros pueden tener acceso a transporte público gratuito de diversos tipos (autobuses, trenes, barcos, taxis y vehículos de autoconducción sin propietario). También debemos tener en cuenta que, a diferencia de muchas ciudades capitalistas occidentales, donde la mitad de los apartamentos están ocupados por propietarios o inquilinos solteros, el comunismo será un experimento de formas de vida más comunales; y en tal sociedad viajar en compañía de otros puede convertirse en un placer más que en una carrera desesperada entre competidores hostiles.
También hay que tener en cuenta que muchos de los viajes que obstruyen el sistema de transporte, los que implican viajar a trabajos inútiles como los relacionados con las finanzas, los seguros o la publicidad, no tendrán cabida en una sociedad sin dinero. La hora pico diaria será cosa del pasado. Al mismo tiempo, la producción de objetos útiles puede rediseñarse y reubicarse para evitar la necesidad de transportar los productos a largas distancias, lo que en el capitalismo suele estar determinado únicamente por el objetivo de encontrar mano de obra menos remunerada u otras ventajas (para el capital) como la falta de reglamentación ambiental. Toda la producción y distribución de los valores de uso que necesitamos se reorganizará y ya no serán necesarios tantos viajes entre los lugares de producción y las viviendas.
Así, las calles de una ciudad donde el furioso rugido del tráfico se ha reducido a un ronroneo, recuperarán algunas de sus antiguas ventajas y usos, como por ejemplo, los parques infantiles.
Una vez más, no subestimamos la magnitud de las tareas involucradas aquí. Aunque la posibilidad de vivir de manera más comunal o asociada está contenida en la transición a un modo de producción comunista, los prejuicios egoístas que se han exacerbado enormemente por varios cientos de años de capitalismo, no desaparecerán de manera automática y, de hecho, a menudo operarán como serios obstáculos al proceso de comunización. Como dijo Marx,
"La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital o cuando lo poseemos directamente, lo comemos, bebemos, vestimos, habitamos, etc., en definitiva cuando lo usamos. Aunque la propiedad privada concibe todas estas realizaciones inmediatas de la posesión sólo como medios de vida, y la vida a la que sirven es la vida de la propiedad privada, el trabajo y la capitalización. Por lo tanto, todos los sentidos físicos e intelectuales han sido reemplazados por el simple distanciamiento de todos estos sentidos -el sentido de tener" (Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, capítulo sobre "Propiedad privada y comunismo")[27].
Rosa Luxemburgo siempre sostuvo que la lucha por el socialismo no era sólo una cuestión de "pan y mantequilla", sino que "moralmente... la lucha de la clase obrera denota la renovación cultural de la sociedad"[[28]]. Este aspecto cultural y moral de la lucha de clases, y sobre todo la lucha contra el "sentido del tener", continuará sin duda durante la transición al comunismo.
CDW
[1] “La transformación de las relaciones sociales”, Revista International 85: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu [131]
“Damen, Bordiga, y la pasión por el Comunismo”, Revista Internacional 158, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950- [132]
[2] “1918: El programa del Partido Comunista Alemán, Revista Internacional 93, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199802/1204/iii-1918-el-programa-del-partido-comunista-de-alemania [133] y “1919: el programa de la dictadura del proletariado” en Revista Internacional 95, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199810/1187/v-1919-el-programa-de-la-dictadura-del-proletariado [134]
“El programa del KAPD”, Revista Internacional 97, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1169/vii-1920-el-programa-del-kapd [135]
[3] Hemos escrito muchos textos desarrollando esta noción fundamental para comprender la situación histórica que se arrastra desde hace más de un siglo y, en consecuencia, cuales son las tareas del proletariado. Ver por ejemplo, La decadencia : un concepto básico del marxismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/829/la-decadencia-un-concepto-basico-del-marxismo [136]
[4] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [84]
[5] Marx, Crítica del Programa de Gotha.
[6] “Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo”, ver nota 1.
[7] Debemos señalar que el texto fue adoptado como un "documento del partido" de la nueva organización en lugar de ser simplemente una contribución individual.
[8] Pero los Damenistas fueron mucho más claros sobre muchas de las lecciones de la derrota de la revolución rusa y las posiciones del proletariado en la fase decadente del capitalismo. Ver "Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo".
[9] https://es.internationalism.org/content/4544/marc-chirik-y-el-estado-en-el-periodo-de-transicion [137]
[10] Ver “Damen, Bordiga...”, obra citada.
[11] marxists.catbull.com/archive/marx/works/1845/02/15.htm.
[12] Ver por el ejemplo “El efecto Darwin en Patrick Tort” https://es.internationalism.org/cci-online/200904/2538/a-proposito-del-libro-el-efecto-darwin-una-concepcion-materialista-de-los-ori [138]
[13] Max Weber, La Ciudad, 1921.
[14] Ver Kohei Saito, El Ecosocialismo de Karl Marx, Nueva York, 2017.
[15] Sobre Marx y la cuestión Rusa, ver un artículo previo en esta serie, “El Marx maduro: Comunismo pasado y futuro”, Revista Internacional 81, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1824/xi-el-marx-de-la-madurez-comunismo-del-pasado-comunismo-del-futuro [139]
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950- [132]
[17] Il Programma Comunista, Núm. 1, 8-24 enero de 1953. materialnecessity.org/2020/04/02/space-versus-cement-il-programa-comunista.
[18] Il Programma Comunista, Núm. 6, 18 de diciembre, 1952, https://libcom.org/article/human-species-and-earths-crust-amadeo-bordiga [140]
[20] https://www.cnbc.com/2018/05/17/two-thirds-of-global-population-will-live-in-cities-by-2050-un-says.html [142]
[21] Bordiga dio la cifra de 2.5 billones, hoy es más de 6.8 billion: https://www.quora.com/In-2009-the-world-population-was-6-8-billion-Exponential-growth-rate-was-1-13-per-year-What-is-the-estimated-world-population-in-2012-and-2020 [143]
[22] https://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/lit_revo/ [144] Ver también Revista Internacional 111, “Trotsky y la cultura del comunismo”, https://en.internationalism.org/internationalreview/200210/9651/trotsky-and-culture-communism [145]
[26] Por supuesto, la gente puede seguir disfrutando de la emoción de viajar a una velocidad vertiginosa, pero tal vez en una sociedad racional tales placeres se obtendrán principalmente en pistas reservadas para ese propósito.
[28] “Estancamiento y progreso del marxismo”, 1903, https://www.marxists.org/espanol/luxem/03Estancamientoyprogresodelmarxismo_0.pdf [150]
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A pesar de las dificultades derivadas de la pandemia, la CCI ha celebrado su 24º Congreso Internacional y podemos hacer un balance positivo del mismo. Como siempre hemos hecho, y de conformidad con la práctica del movimiento obrero, ofrecemos una visión general de sus trabajos a través de este artículo y de una serie de documentos que orientarán nuestra actividad e intervención en los dos años venideros, informes y resoluciones que están en nuestra página web desde hace varios meses1. El Congreso se celebró con el pleno reconocimiento de la gravedad de la situación histórica actual, caracterizada por una de las pandemias más peligrosas de la historia, que está lejos de haber sido superada.
Lo peor sería subestimar esta situación en un momento en el que los gobiernos proclaman que "todo está bajo control" y que "volvemos a la normalidad", mientras que al mismo tiempo una horda de negacionistas de Covid y antivacunas (la otra cara, igualmente mentirosa, de las mentiras gubernamentales) que minimizan la realidad con su discurso de "conspiraciones" y "maniobras oscuras"; que utilizan un hecho real -el fortalecimiento del control totalitario del Estado- para llevar las cosas a niveles absurdos en nombre de la "defensa de las libertades democráticas", negando así los peligros muy reales para la vida humana que conlleva la pandemia.
Lo más grave de la pandemia ha sido cómo han respondido todos los estados: de forma totalmente irresponsable, tomando medidas contradictorias y caóticas, sin el más mínimo plan, sin ninguna coordinación, jugando más cínicamente que nunca con la vida de millones de personas2. Y esto no ha ocurrido en los estados habitualmente etiquetados como "estados canallas", sino en Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia, los países "más avanzados", donde supuestamente hay "civilización y progreso". La pandemia ha puesto de manifiesto la decadencia y la descomposición del capitalismo, la podredumbre de sus estructuras sociales e ideológicas, el desorden y el caos que emanan de sus mismas relaciones de producción, el "no futuro" de un modo de producción atenazado por contradicciones cada vez más violentas que no puede superar.
Peor aún: la pandemia es el presagio de nuevas y más profundas convulsiones en todos los países, tensiones imperialistas, destrucción ecológica, crisis económica... El proletariado mundial no puede dejarse engañar por vagas promesas de "vuelta a la normalidad". Necesita mirar la realidad a la cara, comprender que el rostro de la barbarie ha sido claramente delineado por la pandemia y se definirá con mayor virulencia en los tiempos venideros.
El 24º Congreso de la CCI se desarrolló, como los congresos de las organizaciones revolucionarias a lo largo de la historia, en un marco de fraternidad y de debate profundo. Tenía la responsabilidad de confirmar el marco de análisis de la descomposición del capitalismo, rectificando posibles errores o apreciaciones insuficientemente elaboradas. El Congreso debía responder a una serie de preguntas necesarias:
¿La noción de descomposición y su elaboración progresiva concuerdan plenamente con el método del marxismo?
¿Cómo se manifiestan los efectos de la descomposición, su aceleración e intensificación y su interferencia en otros planos de la vida social, principalmente en la economía?
¿Cómo afecta la descomposición a la lucha de clases y cuál es la perspectiva de su desarrollo futuro?
Por último, ¿cuál es el papel de la organización en esta situación? ¿Cómo se prepara para el futuro ante estos retos?
Este Congreso confirmó que el análisis de la descomposición está en continuidad con el marxismo. En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los marxistas identificaron la entrada del capitalismo en su época de decadencia, análisis confirmado en 1919 por la plataforma de la Internacional Comunista, que hablaba de "época de descomposición del capital, de su desintegración interna". Fiel a este planteamiento, la CCI identificó hace más de tres décadas una fase específica y terminal de la decadencia del capitalismo: su descomposición. Esta fase de descomposición es la acumulación de una serie de contradicciones que la sociedad capitalista no ha podido resolver, como se describe en el punto 3 de las Tesis de Descomposición3:
"En la medida en que las contradicciones y expresiones del capitalismo decadente que marcan sus fases sucesivas no desaparecen con el tiempo, sino que continúan y se profundizan, la fase de descomposición aparece como el resultado de una acumulación de todas las características de un sistema moribundo, completando la agonía de 75 años de un modo de producción históricamente condenado. Concretamente, el carácter imperialista de todos los Estados, la amenaza de guerra mundial, la absorción de la sociedad civil por el Moloch estatal y la crisis permanente de la economía capitalista no sólo continúan durante la fase de descomposición, sino que llegan a una síntesis y a una conclusión final dentro de ella".
Este análisis, desarrollado por primera vez hace 30 años, se ha confirmado poderosamente en toda su gravedad, llevándonos a concluir en la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso de la CCI que "la mayoría de los acontecimientos importantes de las últimas tres décadas han confirmado la validez de este marco, como lo atestigua la exacerbación del sálvese quien pueda a nivel internacional, el "rebote" de los fenómenos de descomposición a las áreas centrales del capitalismo mundial a través del crecimiento del terrorismo y la crisis de los refugiados, el aumento del populismo y la pérdida del control político por parte de la clase dominante, la creciente putrefacción de la ideología a través de la difusión de los chivos expiatorios, el fundamentalismo religioso y las teorías de la conspiración... La actual pandemia de Covid-19 es una destilación de todas las manifestaciones clave de la descomposición, y un factor activo en su aceleración"4.
Desde que nuestro Congreso finalizó sus trabajos, los acontecimientos se han sucedido con una virulencia sin precedentes, confirmando claramente nuestro análisis: guerras imperialistas en Etiopía, Ucrania, Yemen, Siria; intensificación del enfrentamiento entre Estados Unidos y China; enorme impronta de la crisis ecológica en todo el mundo, en particular mediante la multiplicación de inundaciones e incendios forestales catastróficos. Hoy, la pandemia asiste a una nueva oleada de infecciones y a la amenaza muy peligrosa de la variante Omicron; al mismo tiempo, la crisis económica se agrava... La defensa del marco marxista de la descomposición es hoy más necesaria que nunca frente a la ceguera de otros grupos de la izquierda comunista y la infiltración en el medio revolucionario de todo tipo de posiciones modernistas, escépticas, nihilistas, que cierran los ojos a la realidad de la situación. En este momento, vemos desarrollarse en varios países luchas obreras combativas que necesitan más que nunca la fuerza y la lucidez de este marco de análisis.
El 24º Congreso pudo identificar la aceleración de la descomposición capitalista al examinar en profundidad las raíces y las consecuencias de la pandemia, "la primera de tal envergadura desde el brote de gripe española de 1918... el momento más importante de la evolución de la descomposición capitalista desde que se abrió definitivamente el periodo en 1989". La incapacidad de la clase dominante para evitar la mortandad resultante, de entre 7 y 12 millones, confirma que el sistema mundial capitalista, abandonado a su suerte, arrastra a la humanidad hacia el abismo de la barbarie, hacia su destrucción; y que sólo la revolución proletaria mundial puede detener este deslizamiento y conducir a la humanidad hacia un futuro diferente. La pandemia ha demostrado y confirmado las siguientes realidades:
Si bien el capitalismo es el primer sistema de la historia cuyas relaciones de producción se han extendido y son dominantes a escala planetaria, no es menos cierto que su dominio es eminentemente caótico porque se basa en una competencia mortal por el dominio del mercado mundial entre los Estados capitalistas. El carácter mundial del capitalismo no le permite lograr una acción organizada y coordinada a escala mundial -que sería la única respuesta racional y eficaz a fenómenos como la pandemia de Covid- porque no está unificado ni centralizado a escala mundial. Por el contrario, la mortífera competencia por los mercados y por el control imperialista del globo ha llevado a formas de comportamiento cada vez más aberrantes y peligrosas por parte de los Estados, que han dejado a las poblaciones indefensas ante la pandemia e incluso la han agravado dramáticamente. China guardó silencio sobre el origen inicial de la pandemia en Wuhan; después, grandes países como Estados Unidos, por miedo a que sus economías se paralizaran, tardaron en reaccionar, lo que agravó los riesgos de la pandemia y les obligó a tomar medidas precipitadas, extremas y desorganizadas, como los confinamientos.
Los estados capitalistas, sin excepción, actuaron de la misma manera contra la clase obrera: restricciones sin ningún tipo de planificación y basadas esencialmente en la represión; cierre de centros de abastecimiento sin preocuparse por las condiciones económicas de los trabajadores; mantenimiento de los sectores de producción y servicios sin preocuparse por la vida de los trabajadores, como ocurrió con los trabajadores de la sanidad en todos los países (según Amnistía Internacional, 17000 trabajadores de este sector han muerto a causa del Covid y sólo en América se infectaron 5700005).
Después de la Segunda Guerra Mundial, se fundó la OMS (Organización Mundial de la Salud), que permitió una cierta coordinación entre los estados para luchar contra las epidemias; sin embargo, ante la pandemia, la OMS ha sido ignorada, cada estado ha ido por su cuenta, lo que ha aumentado los contagios y las muertes y ha impedido cualquier acción organizada. Esto es una clara expresión del avance de la descomposición capitalista6.
Las disputas por la producción y distribución de la vacuna expresan el caos y la podredumbre de la burguesía. Ante la crisis económica, este tipo de conflictos de intereses en el seno de la clase dominante serán cada vez más cruentos7.
El 24º Congreso concluyó que la pandemia no puede reducirse a una "calamidad" ni verse sólo como una crisis sanitaria (al estilo de las que se producían periódicamente en los modos de producción precapitalistas y en el propio capitalismo durante el siglo XIX). Es una crisis global, que se manifiesta a muchos niveles: sanitario, económico, social y político, así como moral e ideológico. Es una crisis de descomposición capitalista: producto de la acumulación de contradicciones del sistema de los últimos 30 años, como se expresó en nuestro Informe sobre Pandemia y Descomposición para el 24º Congreso8. Concretamente, la pandemia es el resultado
del progresivo desmantelamiento del sistema sanitario en todos los países del mundo. Desde principios del siglo XXI los estados capitalistas conocen la proliferación de epidemias como el EBOLA, el SARS, etc. Sin embargo, los presupuestos han disminuido en los servicios sanitarios y en la investigación científica. Esto contrasta con el aumento exorbitante de los presupuestos de armamento y del reforzamiento de las fuerzas represivas.
Las enfermedades virales, como el Covid-19, son también el resultado de las condiciones de vida de grandes sectores de la clase obrera en todos los países, obligados a vivir en condiciones de hacinamiento e insalubridad.
La irracionalidad de la producción capitalista, que privilegia exclusivamente el beneficio, devasta los bosques, los ríos y los océanos. En particular, la destrucción de los bosques altera peligrosamente los "vínculos biológicos" entre los animales, las plantas y los seres humanos, con consecuencias imprevisibles... La mayoría de los científicos atribuyen a este factor la aparición del Covid.
"La CCI está más o menos sola en la defensa de la teoría de la descomposición. Otros grupos de la izquierda comunista la rechazan por completo, ya sea, como en el caso de los bordiguistas, porque no aceptan que el capitalismo sea un sistema en decadencia (o, en el mejor de los casos, son incoherentes y ambiguos en este punto); o, en el caso de la Tendencia Comunista Internacionalista, porque hablar de una fase "final" del capitalismo suena demasiado apocalíptico, o porque definir la descomposición como un descenso al caos es una desviación del materialismo, que, en su opinión, busca las raíces de todo fenómeno en la economía y, sobre todo, en la tendencia a la baja de la tasa de ganancia" (Resolución sobre la situación internacional, 24º Congreso). La Resolución de Actividades del 24º Congreso subrayó que "la pandemia de Covid que comenzó a principios de 2020 confirmó de manera sorprendente la aceleración del impacto del periodo de descomposición social del capitalismo".
La crisis pandémica ha demostrado que la descomposición ha ido más allá:
1) ha golpeado con especial fuerza a los países centrales, sobre todo a los Estados Unidos;
2) existe una combinación y concomitancia entre los diferentes efectos de la descomposición, lo que es diferente a los periodos anteriores en los que se contenían localmente y no se influían mutuamente.
Lo que esta crisis anuncia son convulsiones cada vez más violentas, una agudización de las tendencias a la pérdida de control de la sociedad por parte del Estado. La década que se avecina aparece llena de graves incertidumbres, de catástrofes más frecuentes e interrelacionadas. El deslizamiento del capitalismo hacia la barbarie tendrá un rostro cada vez más aterrador.
Las perspectivas para el proletariado deben analizarse también en el marco de la descomposición capitalista. La Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases adoptada por nuestro anterior Congreso9 puso de relieve las dificultades y debilidades de la clase obrera en los últimos 30 años. Con el colapso del bloque del Este, la CCI identificó la apertura de la fase de descomposición y sus consecuencias para el proletariado en términos de dificultades crecientes para el desarrollo de sus luchas, dificultades que se agravarían aún más con las campañas sobre la "muerte del comunismo" y la "desaparición de la clase obrera". Sin embargo, en su 24º Congreso, la CCI sostuvo, al igual que en sus Congresos anteriores, que la clase obrera no está derrotada:
"A pesar de los enormes problemas a los que se enfrenta el proletariado, rechazamos la idea de que la clase ya haya sido derrotada a escala mundial, o que esté a punto de sufrir una derrota de este tipo comparable a la del período de la contrarrevolución, una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no podría recuperarse. El proletariado, como clase explotada, no puede evitar pasar por la escuela de las derrotas, pero la cuestión central es si el proletariado ha sido ya tan abrumado por el avance implacable de la descomposición que su potencial revolucionario ha sido efectivamente socavado. Medir tal derrota en la fase de descomposición es una tarea mucho más compleja que en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el proletariado se había levantado abiertamente contra el capitalismo y había sido aplastado por una serie de derrotas frontales." (Resolución sobre la situación internacional)
Evidentemente, tenemos que agudizar nuestra capacidad de análisis para detectar este "punto de no retorno" porque, "la fase de descomposición contiene, en efecto, el peligro de que el proletariado simplemente no responda y sea aplastado durante un largo período - una "muerte por mil cortes" en lugar de una confrontación de clase frontal" (ibid).
Sin embargo, el Congreso afirmó que "todavía hay pruebas suficientes para demostrar que, a pesar del indudable "progreso" de la descomposición, a pesar de que el tiempo ya no está del lado de la clase obrera, el potencial para un profundo resurgimiento proletario -que lleve a una reunificación entre las dimensiones económica y política de la lucha de clases- no se ha desvanecido".
El Congreso también señaló "los pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia, que se manifiesta en los esfuerzos hacia una reflexión global sobre el fracaso del capitalismo y la necesidad de otra sociedad en algunos movimientos (particularmente los Indignados en 201110), pero también a través de la aparición de elementos jóvenes que buscan posiciones de clase y se vuelven hacia la herencia de la izquierda comunista".
También debemos tener en cuenta que la situación a la que se enfrenta la clase obrera no es la misma que la que se produjo tras el colapso del bloque ruso y la confirmación de la fase de descomposición en 1989. En aquel momento, la burguesía pudo presentar estos acontecimientos como la prueba de la muerte del comunismo, la victoria del capitalismo y el comienzo de un futuro brillante para la humanidad. Treinta años de descomposición han socavado seriamente este fraude ideológico, y la pandemia en particular ha puesto de manifiesto la irresponsabilidad y la negligencia de todos los gobiernos capitalistas, la realidad de una sociedad plagada de profundas divisiones económicas en la que no estamos en absoluto "todos juntos". Por el contrario, la pandemia y los confinamientos han revelado las condiciones de la clase trabajadora, tanto como la principal víctima de la crisis sanitaria como la fuente de todo el trabajo y toda la producción material y, en particular, como la fuerza cuyo trabajo satisface las necesidades humanas básicas. Esta puede ser la base para una futura recuperación de la identidad de clase. Y, junto con la creciente toma de conciencia de que el capitalismo es un modo de producción totalmente obsoleto, esto ha sido ya un elemento para la aparición de minorías politizadas cuya motivación ha sido, sobre todo, comprender la dramática situación a la que se enfrenta la humanidad.
A pesar de la atomización social que propicia la descomposición, a pesar de los intentos deliberados de fragmentar la fuerza de trabajo a través de estratagemas como la economía verde, o de las campañas ideológicas que pretenden presentar a los sectores más educados del proletariado como "clase media" y fomentar el individualismo, los trabajadores siguen siendo una clase que en los últimos años ha aumentado y está globalmente interconectada; pero con el avance de la descomposición, también es cierto que se intensifica la atomización y el aislamiento social. Es un factor que dificulta que la clase obrera, por el momento, experimente su propia identidad de clase. Sólo a través de las luchas de la clase obrera en su propio terreno de clase podrá desarrollar la fuerza colectiva que el proletariado necesitará a escala mundial para derrocar al capitalismo.
Los trabajadores son reunidos por el capital en el proceso de producción; su trabajo asociado se realiza bajo coacción, pero el carácter revolucionario del proletariado significa invertir dialécticamente estas condiciones en una lucha colectiva. La explotación del trabajo común se transforma en la lucha contra la explotación y por la liberación del carácter social del trabajo, por una sociedad que sepa utilizar conscientemente todo el potencial de la actividad asociada. Esa sociedad por la que tendrá que luchar el proletariado mundial es la sociedad comunista.
"Contrariamente a la visión bordiguista, la organización de los revolucionarios no puede ser "monolítica". La existencia de divergencias en su seno es la manifestación de que se trata de un órgano vivo que no tiene respuestas prefabricadas para dar de inmediato a los problemas que surgen en la clase. El marxismo no es un dogma ni un catecismo (...) Como toda reflexión humana, la que preside el desarrollo de la conciencia proletaria no es un proceso lineal y mecánico, sino contradictorio y crítico, que plantea necesariamente la discusión y la confrontación de argumentos"11.
Desde antes del 23º Congreso Internacional se han expresado divergencias sobre diferentes cuestiones: ¿las tensiones imperialistas conducirán a una nueva guerra mundial? ¿Está ya derrotado el proletariado? ¿Cuál es la tarea del momento para la organización? Esto lleva a la cuestión de qué significa el trabajo como fracción en la fase actual de descomposición12.
Las divergencias sobre el análisis de la situación internacional tuvieron una primera expresión pública en el documento "Divergencias con la Resolución sobre la situación internacional en el 23º Congreso de la CCI"13. La Resolución de Actividades de nuestro reciente Congreso subraya que "la organización se ha esforzado a todos los niveles - en los Congresos, reuniones de los órganos centrales, reuniones de las secciones junto con unas 45 contribuciones individuales en los boletines internos durante los últimos cuatro años - para responder a las divergencias de los camaradas y también ha comenzado a expresar el debate externamente. ...El esfuerzo de la organización para afrontar las divergencias durante este periodo expresa una voluntad positiva de reforzar la defensa polémica de sus posiciones y análisis."
Las divergencias se precisaron en el 24º Congreso:
¿La polarización de las tensiones imperialistas, principalmente entre EEUU y China, no está preparando el camino para una Tercera Guerra Mundial?
¿Las medidas brutales adoptadas por los Estados de confinamiento, etc., no serían un medio encubierto de preparar a las poblaciones para la guerra imperialista?
¿Es la pandemia un fenómeno "socio-natural" que los estados pueden aprovechar para controlar a la población o expresa y acelera, sobre todo, la descomposición general del capitalismo?
¿Cómo puede el proletariado hacer frente a esta grave situación histórica? ¿Necesita primero una conciencia de sí mismo y el desarrollo de su perspectiva histórica? ¿O requiere el desarrollo de una lucha en su propio terreno de clase, la maduración de su conciencia y el fortalecimiento de la capacidad de intervención de sus organizaciones comunistas?
Estas y otras cuestiones se han abordado en el Congreso y, con el fin de alcanzar la mayor claridad posible en su expresión, se presentarán públicamente en documentos de debate. Se trata de una práctica del movimiento obrero que la CCI se ha tomado muy en serio, como señala el citado texto Estructura y Funcionamiento de la organización revolucionaria: "En la medida en que los debates en curso en la organización conciernen al conjunto del proletariado, es conveniente que la organización los presente al exterior, respetando las siguientes condiciones
que los debates se refieran a cuestiones políticas generales que hayan alcanzado la suficiente madurez para que su publicación sea una verdadera contribución a la conciencia de la clase obrera;
que el lugar de los debates no comprometa el equilibrio general de las publicaciones
que sea la organización en su conjunto la que decida y se haga cargo de la publicación según los criterios que guían la publicación de cualquier artículo en la prensa: claridad y forma editorial, el interés que presentan para el conjunto de la clase obrera".
El Congreso hizo un balance positivo de la actividad de la organización en los dos últimos años, en particular la solidaridad con todos los compañeros afectados por la pandemia o por las graves consecuencias económicas del encierro (un buen número de compañeros perdieron los medios para ganarse la vida).
Este balance positivo no debe hacernos bajar la guardia. La organización comunista está sometida a múltiples presiones, y las adquisiciones -que cuesta mucho ganar- pueden perderse rápidamente. Como señala la Resolución de Actividades adoptada por el Congreso "La aceleración de la descomposición plantea importantes problemas a nivel de la militancia, de la teoría y del tejido organizativo".
Estos problemas no son nuevos, son una expresión del impacto de la descomposición en el funcionamiento y la militancia de las organizaciones comunistas ya que:
" la acción colectiva, la solidaridad, encuentran frente a ellas la atomización, el "sálvese quien pueda", el "arreglárselas por su cuenta" ;
la necesidad de organización choca contra la descomposición social, la dislocación de las relaciones en que se basa cualquier vida en sociedad;
la confianza en el porvenir y en sus propias fuerzas se ve minada constantemente por la desesperanza general que invade la sociedad, el nihilismo, el "no future" ;
la conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época”. (Tesis 13 de las Tesis sobre la descomposición).
Estos peligros demuestran claramente que nuestro trabajo consiste sobre todo en preparar el futuro. El objetivo fundamental de la CCI de construir un puente hacia el futuro partido comunista mundial del proletariado se ha planteado desde su Congreso de fundación en 1975, y fue reafirmado en el 23º Congreso; pero esto se ha puesto aún más de relieve en los últimos años por varios factores; la aceleración de la descomposición y las dificultades crecientes de las luchas del proletariado intensifican los desafíos para la organización de los revolucionarios; el envejecimiento de los camaradas y, al mismo tiempo, la aparición de nuevos militantes que se incorporan a la organización en el contexto de la descomposición; los ataques crecientes del parasitismo contra la organización; el peso del oportunismo y del sectarismo en los grupos procedentes de la izquierda comunista.
El 24º Congreso de la CCI se propuso identificar las perspectivas, las dificultades y los peligros a los que debemos enfrentarnos para llevar a cabo esta función de transmisión. Sin embargo, frente a esta situación, la preparación del futuro debe entenderse claramente como ir a contracorriente.
Históricamente, el movimiento marxista sólo ha podido desarrollarse enfrentándose con éxito a acontecimientos trascendentales y, por lo tanto, siempre se ha basado en un espíritu de lucha, en el deseo de superar todos los obstáculos que la sociedad burguesa pone en su camino. La experiencia de la CCI no es diferente en este sentido. Las organizaciones a las que la historia exige un papel de transmisión han tenido que probarse a sí mismas a través de verdaderas pruebas de fuego: la corriente marxista de mediados del siglo XIX, a pesar de los encarcelamientos, el exilio y la gran pobreza de sus militantes tras las derrotas de 1848, sirvió de trampolín para la creación de la 1ª Internacional en la década de 1860. Bilan y el Gauche Communiste de France atravesaron las pruebas de la contrarrevolución estalinista de los años 30, 40 y 50, del fascismo y del antifascismo, de la Segunda Guerra Mundial, para mantener viva la llama revolucionaria para las generaciones futuras. Está claro que el período de descomposición es la propia prueba de fuego de la CCI.
La capacidad de análisis de la situación mundial e histórica es uno de los pilares de nuestras perspectivas inmediatas; el método marxista del materialismo histórico y la referencia constante a la herencia de las adquisiciones anteriores, así como la confrontación de las divergencias, forman parte de la preparación para el futuro. Nuestra actividad en los ámbitos de la intervención, de la profundización teórica, de la defensa de la organización, se fundan en la transmisión y el desarrollo de las adquisiciones históricas de un siglo de la Izquierda Comunista y sólo sobre esta sólida base se puede preparar el futuro partido comunista mundial del proletariado.
Como parte de la preparación para el futuro, está también la lucha intransigente contra el parasitismo. El esfuerzo de los últimos años muestra la necesidad de continuar la lucha contra el parasitismo, denunciándolo como lo ha hecho la CCI ante la clase obrera, nuestros contactos y ante el medio de la Izquierda Comunista.
La lucha contra el oportunismo en el seno de las organizaciones de la Izquierda Comunista, ligada a la lucha contra el parasitismo14, va a ser importante en el próximo período; existe un gran peligro de que el potencial de la futura unidad de los revolucionarios se pierda y se atrofie. La experiencia de los dos últimos años de defensa de la organización contra los ataques del parasitismo y para romper el cordón sanitario que trata de erigir alrededor de la CCI muestra que la lucha contra el oportunismo y el sectarismo es sinónimo de conocimiento y defensa de nuestra historia.
En el próximo período, la CCI se propone mejorar su prensa. En las últimas décadas, la preocupación por polemizar con el medio político proletario de nuestras filas ha disminuido. En el próximo período, la organización tiene la intención de invertir esta situación. Nuestro trabajo como fracción, pasa también por preparar el futuro ampliando las polémicas, inspiradas en las de la primera fase de Iskra o en los primeros números de Internationalisme dedicados a la polémica contra Vercesi y su deriva oportunista. Frente a la putrefacción de la ideología burguesa, frente a las mistificaciones oscurantistas, la prensa debe actuar como punto de referencia contra la intoxicación que emana de la descomposición ideológica del capitalismo y ofrecer a la clase obrera una perspectiva racional y concreta para el derrocamiento del capitalismo; por ello, debemos reforzar la difusión de nuestra prensa digital e impresa.
El objetivo central del 24º Congreso fue la preparación del futuro mediante la extracción de las lecciones de los errores del pasado, la lucha implacable contra el parasitismo y el oportunismo, la comprensión lo más rápida posible de los desarrollos constantes de la evolución histórica, la defensa de la organización y de su funcionamiento unido, fraternal y centralizado. Esto significa basarse firme y críticamente en la continuidad histórica de las organizaciones comunistas, tal y como decía la Resolución de Actividades del Congreso:
"En la tormentosa transición hacia el futuro de "guerras y revoluciones", Rosa Luxemburgo declaró en el congreso de fundación del Partido Comunista Alemán en 1919 que "volvían bajo la bandera del marxismo". Cuando la clase obrera en Rusia se preparaba por primera vez en la historia para derrocar al Estado burgués, Lenin recordó las adquisiciones sobre la cuestión del Estado de Marx y Engels en Estado y Revolución...”
“La CCI, al prepararse para la inestabilidad e imprevisibilidad sin precedentes de la putrefacción del capitalismo mundial, debe recuperar la herencia, el ejemplo militante y la experiencia organizativa de MC15, treinta años después de su muerte. Es decir, volver a la tradición y al método de la izquierda comunista que la CCI heredó...
Esta tradición sigue viva y debe ser reapropiada críticamente, de hecho, es la única que puede guiar a la CCI y a la clase obrera en la prueba de fuego que está por venir".
CCI, diciembre de 2021
1 Hemos juzgado necesario añadir a estos documentos un informe sobre la situación de las tensiones imperialistas que hemos adoptado recientemente. Para consultar los informes y resoluciones del congreso ver: https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021 [28] , https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [17] , https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-clases-internacional-para-el-24o-congreso-de-la-cci-2021 [30] y https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y-desarrollo-de-la-descomposicion-del-24o-congreso [29]
2 Todos los modos de explotación que han precedido al capitalismo (esclavismo, feudalismo, despotismo asiático) han jugado criminalmente con la vida de miles de personas, pero el capitalismo ha llevado esta barbarie a sus expresiones más extremas. ¿Qué es la guerra imperialista? Millones de seres humanos utilizados como carne de cañón, como juguetes, para los sórdidos intereses económicos e imperialistas de las naciones, los estados, los capitalistas. Por eso no es nada nuevo que la gestión de la pandemia haya sido concebida por los gobiernos como un juego irresponsable con la vida de millones de personas.
3 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [84]
4 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [17]
5 "COVID-19: Health worker deaths rise to at least 17,000 as organizations call for rapid distribution of vaccines - Amnesty International (amnesty.org) [157].
6 El capitalismo se basa, como hemos señalado antes, en la competencia mortal entre Estados y entre capitalistas. Por eso el "sálvese quien pueda" y el “cada cual a la suya” están inscritos en su ADN, pero se han agudizado hasta extremos nunca vistos con la fase de descomposición capitalista.
7 Ver La irrupción de la descomposición en el terreno económico: Informe sobre la crisis económica https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descompo... [158]
8 https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y-desarrollo-de-la-descomposicion-del-24o-congreso [29]
9 https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [159]
10 Ver 2011: De la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [160]
11 Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [39]
12 Ver La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero – 1a parte https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [161]
13 https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [16]
14 Ver Tesis sobre el parasitismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [85]
15 Ver nuestra serie sobre la vida de Marc Chiric: https://es.internationalism.org/content/4663/marc-parte-2-de-la-segunda-guerra-mundial-la-actualidad [162] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [78]
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Esta resolución está en continuidad con el informe sobre la descomposición del XXII Congreso de la CCI, la resolución sobre la situación internacional al XXIII Congreso y el informe sobre la pandemia y la descomposición del XXIV Congreso1. Se basa en la idea de que la decadencia del capitalismo no sólo pasa por diferentes etapas o fases, sino que desde finales de los años ochenta hemos llegado a su última fase, la fase de descomposición2; además, que la propia descomposición tiene una historia, y un objetivo central de estos textos es "probar" el marco teórico de la descomposición frente a la evolución de la situación mundial. Han demostrado que la mayoría de los acontecimientos importantes de las últimas tres décadas han confirmado la validez de este marco, como lo atestigua la exacerbación del sálvese quien pueda a nivel internacional, el "rebote" de los fenómenos de descomposición a las zonas centrales del capitalismo mundial a través del crecimiento del terrorismo y la crisis de los refugiados, el auge del populismo y la pérdida de control político por parte de la clase dominante, la putrefacción creciente de la ideología a través de la difusión de la búsqueda de un chivo expiatorio, el fundamentalismo religioso y las teorías de la conspiración. Y así como la fase de descomposición es la expresión concentrada de todas las contradicciones del capital, sobre todo en su época de decadencia, la actual pandemia de Covid-19 es una destilación de todas las manifestaciones clave de la descomposición, y un factor activo de su aceleración.
1.- La pandemia del Covid-19, la primera de tal envergadura desde el brote de la gripe española en 1918 es el momento más importante de la evolución de la descomposición capitalista desde que se abrió definitivamente el periodo en 1989. La incapacidad de la clase dominante para evitar la mortandad resultante, de entre 7 y 12 millones, confirma que el sistema mundial capitalista, abandonado a su suerte, arrastra a la humanidad hacia el abismo de la barbarie, hacia su destrucción; y que sólo la revolución proletaria mundial puede detener este deslizamiento y conducir a la humanidad hacia un futuro diferente.
2. La CCI está prácticamente sola en la defensa de la teoría de la descomposición. Otros grupos de la izquierda comunista la rechazan por completo, ya sea, como en el caso de los bordiguistas, porque no aceptan que el capitalismo sea un sistema en decadencia (o, en el mejor de los casos, son incoherentes y ambiguos en este punto); o, en el caso de la Tendencia Comunista Internacionalista, porque hablar de una fase "final" del capitalismo suena demasiado apocalíptico, o porque definir la descomposición como un descenso al caos es una desviación del materialismo, que, en su opinión, busca las raíces de todo fenómeno en la economía y, sobre todo, en la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Todas estas corrientes parecen ignorar que nuestro análisis está en continuidad con la plataforma de la Internacional Comunista de 1919, que no sólo insistía en que la guerra imperialista mundial de 1914-18 anunciaba la entrada del capitalismo en la "época de la descomposición del capital, de su desintegración interna, la época de la revolución comunista del proletariado", sino que también subrayaba que "El viejo 'orden' capitalista ha dejado de funcionar; su existencia ulterior está fuera de toda duda. El resultado final del modo de producción capitalista es el caos. Este caos sólo puede ser superado por la clase productiva y más numerosa: la clase obrera. El proletariado tiene que establecer un orden real, un orden comunista". Así, el drama al que se enfrentaba la humanidad se planteaba efectivamente en términos de orden contra caos. Y la amenaza de ruptura caótica estaba vinculada a "la anarquía del modo de producción capitalista", es decir, a un elemento fundamental del propio sistema.
-Según el marxismo, el sistema capitalista, en un nivel cualitativamente superior a cualquier modo de producción anterior, implica que los productos del trabajo humano se conviertan en un poder ajeno que se sitúa por encima y en contra de sus creadores. Esta decadencia del sistema, con sus contradicciones insolubles, está marcada por una nueva espiral en esta pérdida de control. Y como explica la Plataforma de la IC, la necesidad de intentar superar la anarquía capitalista dentro de cada Estado-nación -a través del monopolio y sobre todo de la intervención del Estado- no hace sino empujarla a nuevas cotas a escala global, culminando en la guerra mundial imperialista. Así, si bien el capitalismo puede, en ciertos niveles y durante ciertas fases, contener su tendencia innata al caos (por ejemplo, a través de la movilización para la guerra en los años 30 o el período de auge económico que siguió a la guerra), la tendencia más profunda es hacia la "desintegración interna" que, para la IC, caracterizaba a la nueva época.
3. Mientras que el Manifiesto de la IC hablaba del comienzo de una nueva "época", hubo tendencias dentro de la Internacional a ver la situación catastrófica del mundo de posguerra como una crisis final en sentido inmediato y no como toda una época de catástrofes que podría durar muchas décadas. Y este es un error en el que los revolucionarios han caído muchas veces, no sólo por errores en sus análisis, sino también porque no es posible predecir con certeza el momento preciso en que se producirá un cambio importante a nivel histórico. Tales errores se produjeron, por ejemplo, en 1848, cuando el Manifiesto Comunista ya proclamaba que la envoltura del del capital se había vuelto demasiado estrecha para contener las fuerzas productivas que había puesto en marcha; en 1919-20 con la teoría del colapso inminente del capital, desarrollada en particular por la izquierda comunista alemana; o de nuevo, en 1938, con la noción de Trotsky de que las fuerzas productivas habían dejado de crecer. La propia CCI también ha subestimado la capacidad del capitalismo para expandirse y desarrollarse a su manera, incluso en un contexto general de avance de la decadencia, especialmente en el caso de la China estalinista tras el colapso del bloque ruso. Sin embargo, estos errores son producto de una interpretación inmediata de la crisis capitalista, no un fallo inherente a la teoría de la decadencia en sí, que ve al capitalismo en este periodo como un freno creciente a las fuerzas productivas, más que como una barrera absoluta. Pero el capitalismo lleva más de un siglo en decadencia, y reconocer que estamos llegando a los límites del sistema es totalmente coherente con la comprensión de que la crisis económica, a pesar de los altibajos, se ha vuelto esencialmente permanente; que los medios de destrucción no sólo han alcanzado un nivel tal que podrían destruir toda la vida del planeta, sino que están en manos de un "orden" mundial cada vez más inestable; que el capitalismo ha provocado un desastre ecológico planetario sin precedentes en la historia de la humanidad. En resumen, el reconocimiento de que nos encontramos en la última etapa de la decadencia capitalista se basa en una evaluación sobria de la realidad. Una vez más, esto debe verse en una escala de tiempo histórica, no cotidiana. Pero significa que esta fase final es irreversible y no puede haber otra salida que el comunismo o la destrucción de la humanidad. Esta es la alternativa histórica de nuestra época.
4. La pandemia de Covid-19, en contra de las opiniones propagadas por la clase dominante, no es un acontecimiento puramente "natural", sino que resulta de una combinación de factores naturales, sociales y políticos, todos ellos vinculados al funcionamiento del sistema capitalista en descomposición. El elemento "económico" es efectivamente crucial aquí, y de nuevo en más de un nivel. Es la crisis económica, la búsqueda desesperada de beneficios, lo que ha llevado al capital a invadir toda la superficie del planeta, a apoderarse de lo que Adam Smith llamaba el "don gratuito" de la naturaleza, destruyendo los santuarios que quedan para la vida salvaje y aumentando enormemente el riesgo de enfermedades zoonóticas. A su vez, el crack financiero de 2008 condujo a una brutal reducción de las inversiones en investigación de nuevas enfermedades, en equipos médicos y en tratamientos, lo que aumentó exponencialmente el impacto mortal del coronavirus, situación que se vio agravada por los ataques masivos a los sistemas sanitarios (reducción del número de camas y de cuidadores, etc.) que estaban desbordados en el momento de la pandemia. Y la intensificación de la competencia del "sálvese quien pueda" entre empresas y naciones a nivel mundial ha retrasado gravemente el suministro de material de seguridad y de vacunas. Y en contra también de las esperanzas utópicas de ciertos sectores de la clase dirigente, la pandemia no dará lugar a un orden mundial más armonioso una vez que se haya mantenido a raya. No sólo porque esta pandemia es probablemente sólo una señal de advertencia de pandemias peores por venir, dado que las condiciones fundamentales que la generaron no pueden ser abordadas por la burguesía, sino también porque la pandemia ha empeorado considerablemente una recesión económica mundial que ya se vislumbraba antes de que la pandemia golpeara. El resultado será lo contrario de la armonía, ya que las economías nacionales intentarán cortarse el cuello unas a otras en la lucha por los menguantes mercados y recursos. Esta mayor competencia se expresará sin duda en el plano militar. Y la "vuelta a la normalidad" de la competencia capitalista hará recaer nuevas cargas sobre las espaldas de los explotados del mundo, que soportarán el peso principal de los esfuerzos del capitalismo por recuperar una parte de las gigantescas deudas que ha contraído en sus intentos de gestionar la crisis.
5. Ningún Estado puede pretender ser un modelo de gestión de la pandemia. Si algunos Estados asiáticos consiguieron inicialmente hacer frente a la situación de forma más eficaz (aunque países como China se dedicaron a falsear las cifras y la realidad de la epidemia), es por su experiencia en la confrontación de pandemias a nivel social y cultural, ya que este continente ha sido históricamente el caldo de cultivo para la aparición de nuevas enfermedades, y sobre todo porque estos Estados han conservado los medios, las instituciones y los procedimientos de coordinación puestos en marcha durante la epidemia de SARS en 2003. La propagación global del virus, la generación internacional de nuevas variantes, plantea el problema desde el principio en el nivel en el que la impotencia de la burguesía queda más claramente expuesta, en particular su incapacidad para adoptar un enfoque unificado y coordinado (como demuestra el reciente fracaso de la propuesta de firmar un tratado para luchar contra las pandemias) y para garantizar que toda la humanidad esté protegida por las vacunas.
6. La pandemia, como producto de la descomposición del sistema, está demostrando ser una fuerza formidable para acelerar aún más esa descomposición. Además, su impacto en la nación más poderosa del planeta, Estados Unidos, confirma lo que ya se señaló en el informe del XXII Congreso: la tendencia a que los efectos de la descomposición vuelvan con más fuerza al corazón mismo del sistema capitalista mundial. De hecho, Estados Unidos está ahora en el "centro" del proceso de descomposición mundial. La catastrófica gestión de la crisis del Covid por parte de la administración populista de Trump ha jugado sin duda un papel importante en que Estados Unidos tenga las tasas de mortalidad más altas del mundo por esta enfermedad. Al mismo tiempo, el alcance de las divisiones en el seno de la clase dirigente estadounidense quedó al descubierto con las disputadas elecciones de noviembre de 2020 y, sobre todo, con el asalto al Capitolio por parte de los partidarios de Trump el 6 de enero de 20213, empujados por éste y su entorno. Este último acontecimiento demuestra que las divisiones internas de Estados Unidos atraviesan toda la sociedad. Aunque Trump ha sido desalojado del gobierno, el trumpismo sigue siendo una fuerza poderosa y fuertemente armada, que se expresa tanto en las calles como en las urnas. Y con todo, el ala izquierda del Capital reuniéndose detrás de la bandera del antifascismo, hay un peligro real de que la clase obrera en los EEUU se vea atrapada en conflictos violentos entre facciones rivales de la burguesía.
7. Los acontecimientos en EEUU también ponen de manifiesto el avance de la descomposición de las estructuras ideológicas del capitalismo, donde de nuevo EEUU "lidera el camino". La llegada de la administración populista de Trump, la poderosa influencia del fundamentalismo religioso, la creciente desconfianza en la ciencia, tienen sus raíces en factores particulares de la historia del capitalismo estadounidense, pero el desarrollo de la descomposición y, en particular, el estallido de la pandemia ha impregnado todo tipo de ideas irracionales a la corriente principal de la vida política, reflejando con precisión la completa falta de perspectiva para el futuro que ofrece la sociedad existente. En particular, EEUU se ha convertido en el punto nodal para la irradiación de la "teoría de la conspiración" en todo el mundo capitalista avanzado, sobre todo a través de Internet y los medios sociales, que han proporcionado los medios tecnológicos para socavar aún más los fundamentos de cualquier idea de verdad objetiva en un grado que el estalinismo y el nazismo sólo podrían haber soñado. La teoría de la conspiración, que se presenta en diferentes formas, tiene ciertos rasgos comunes: la visión personalizada de las élites secretas que dirigen la sociedad desde la sombra, el rechazo del método científico y una profunda desconfianza hacia todo discurso oficial. A diferencia de la ideología dominante de la burguesía, que presenta la democracia y el poder estatal existente como verdaderos representantes de la sociedad, la teoría de la conspiración tiene su centro de gravedad en el odio a las élites establecidas, un odio que dirige contra el capital financiero y la clásica fachada democrática del totalitarismo capitalista de Estado. Esto llevó a los representantes del movimiento obrero en el pasado a llamar a este enfoque el "socialismo de los tontos" (August Bebel, en referencia al antisemitismo), un error todavía comprensible antes de la Primera Guerra Mundial, pero que sería peligroso hoy en día. El populismo de la teoría de la conspiración no es un intento retorcido de acercarse al socialismo ni a nada que se parezca a la conciencia de clase proletaria. Una de sus principales fuentes es la propia burguesía: esa parte de la burguesía que se resiente de ser excluida precisamente de los círculos internos elitistas de su propia clase, respaldada por otras partes de la burguesía que han perdido o están perdiendo su posición central anterior. Las masas que este tipo de populismo atrae tras de sí, lejos de estar animadas por cualquier voluntad de desafiar a la clase dominante, al identificarse con la lucha por el poder de aquellos a los que apoyan, esperan compartir de alguna manera ese poder, o al menos verse favorecidos por él a expensas de otros.
8. Aunque el avance de la descomposición capitalista, junto con la agudización caótica de las rivalidades imperialistas, adopta principalmente la forma de fragmentación política y de pérdida de control por parte de la clase dominante, esto no significa que la burguesía no pueda seguir recurriendo al totalitarismo estatal en sus esfuerzos por mantener unida la sociedad. Por el contrario, cuanto más tiende a desintegrarse la sociedad, más desesperada se vuelve la confianza de la burguesía en el poder estatal centralizador, que es el principal instrumento de esta clase dominante, la más maquiavélica de todas. La reacción al ascenso del populismo, de las facciones de la clase dominante más conscientes de los intereses generales del capital nacional y de su Estado, es un ejemplo de ello. La elección de Biden, apoyada por una enorme movilización de los medios de comunicación, de partes del aparato político e incluso de los militares y de los servicios de seguridad, expresan esta contra tendencia real frente al peligro de desintegración social y política encarnado más claramente por el trumpismo. A corto plazo, estos "éxitos" pueden funcionar como un freno al creciente caos social. Frente a la crisis del Covid-19, los cierres sin precedentes, último recurso para contener la propagación desenfrenada de la enfermedad, el recurso masivo al endeudamiento estatal para preservar un mínimo de nivel de vida en los países avanzados, la movilización de recursos científicos para encontrar una vacuna, demuestran la necesidad de la burguesía de preservar la imagen del Estado como protector de la población, tratando de no perder credibilidad y autoridad frente a la pandemia. Pero a largo plazo, este recurso al totalitarismo estatal tiende a exacerbar aún más las contradicciones del sistema. La semiparalización de la economía y la escalada de la deuda no pueden tener otro resultado que acelerar la crisis económica mundial, mientras que, en el plano social, el aumento masivo de las fuerzas policiales y de la vigilancia del Estado introducidos para aplicar las leyes de bloqueo -e inevitablemente utilizados para justificar todas las formas de protesta y disidencia- están agravando visiblemente la desconfianza en el poder político, expresada principalmente en el terreno anti proletario de los “derechos ciudadanos”.
9. El carácter evidente de la descomposición política e ideológica en la primera potencia mundial no significa que los demás centros del capitalismo mundial puedan constituir fortalezas alternativas de estabilidad. Una vez más, esto es más claro en el caso de Gran Bretaña, que ha sido golpeada simultáneamente por las tasas de mortalidad de Covid más altas de Europa y los primeros síntomas de la herida autoinfligida del Brexit, y que se enfrenta a una posibilidad real de ruptura en sus "naciones" constituyentes. Las actuales e indecorosas disputas entre Gran Bretaña y la UE sobre la viabilidad y la distribución de las vacunas ofrecen una prueba más de que la principal tendencia de la política burguesa mundial actual es hacia una creciente fragmentación, no hacia la unidad frente a un "enemigo común". La propia Europa no se ha librado de estas tendencias centrífugas, no sólo en torno a la gestión de la pandemia, sino también en torno a la cuestión de los "derechos humanos" y la democracia en países como Polonia y Hungría. Resulta sorprendente que incluso países centrales como Alemania, que antes se consideraba un relativo "refugio seguro" de estabilidad política y que pudo aprovechar su fortaleza económica, se vea ahora afectada por un creciente caos político. La aceleración de la descomposición en el centro histórico del capitalismo se caracteriza tanto por la pérdida de control como por las crecientes dificultades para generar homogeneidad política. Tras la pérdida de su segunda economía más importante, aunque la UE no corre el peligro inmediato de sufrir grandes escisiones, estas amenazas siguen planeando sobre el sueño de una Europa unida. Y mientras la propaganda estatal china destaca la creciente desunión e incoherencia de las "democracias", presentándose como un baluarte de la estabilidad mundial, el creciente recurso de Pekín a la represión interna, como contra el "movimiento democrático" de Hong Kong y los musulmanes uigures, es en realidad una prueba de que China es una bomba de relojería. El extraordinario crecimiento de China es en sí mismo un producto de la descomposición. La apertura económica durante el periodo de Deng en la década de 1980 movilizó enormes inversiones, especialmente de Estados Unidos, Europa y Japón. La masacre de Tiananmen en 1989 puso de manifiesto que esta apertura económica estaba siendo aplicada por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes. El control totalitario sobre todo el cuerpo social, el endurecimiento represivo de la facción estalinista de Xi Jinping, no es una expresión de fuerza, sino una manifestación de la debilidad del Estado, cuya cohesión está en peligro por la existencia de fuerzas centrífugas en el seno de la sociedad e importantes luchas entre camarillas dentro de la clase dirigente.
10. A diferencia de una situación en la que la burguesía es capaz de movilizar a la sociedad para la guerra, como en los años 30, el ritmo y las formas exactas de la marcha del capitalismo en descomposición hacia la destrucción de la humanidad son más difíciles de predecir porque es el producto de una convergencia de diferentes factores, algunos de los cuales pueden estar parcialmente ocultos a la vista. El resultado final, como insisten las Tesis de Descomposición, es el mismo: "Abandonado a su suerte, (el capitalismo) llevará a la humanidad al mismo destino que la guerra mundial. Al final, es lo mismo si somos aniquilados por una lluvia de bombas termonucleares, o por la contaminación, la radiactividad de las centrales nucleares, el hambre, las epidemias y las masacres de innumerables guerras pequeñas (en las que también podrían utilizarse armas nucleares). La única diferencia entre estas dos formas de aniquilación radica en que una es rápida, mientras que la otra sería más lenta y, en consecuencia, provocaría aún más sufrimiento". Sin embargo, hoy en día, los contornos de esta tendencia a la aniquilación son cada vez más nítidos. Las consecuencias de la destrucción de la naturaleza por parte del capitalismo son cada vez más imposibles de negar, al igual que el fracaso de la burguesía mundial, con todas sus conferencias mundiales y promesas de avanzar hacia una "economía verde", para detener un proceso que está inextricablemente ligado a la necesidad del capitalismo de penetrar hasta el último rincón del planeta en su búsqueda competitiva del proceso de acumulación. La pandemia de COVID es probablemente la expresión más significativa hasta ahora de este profundo desequilibrio entre la humanidad y la naturaleza, pero también se multiplican otras señales de alarma, desde el deshielo de los polos hasta los devastadores incendios de Australia y California y la contaminación de los océanos por los detritus de la producción capitalista.
11. Al mismo tiempo, también proliferan las "masacres de innumerables guerras pequeñas" a medida que el capitalismo, en su fase final, se sumerge en un "cada uno para sí" imperialista cada vez más irracional. La agonía de diez años en Siria, un país ahora totalmente arruinado por un conflicto en el que participan al menos cinco bandos rivales, es quizás la expresión más elocuente de esta aterradora "cesta de víboras", pero estamos viendo manifestaciones similares en Libia, el Cuerno de África y Yemen, guerras que han sido acompañadas y agravadas por la aparición de potencias regionales como Irán, Turquía y Arabia Saudita, ninguna de las cuales puede aceptar la disciplina de las principales potencias mundiales: estas potencias de segundo o tercer nivel pueden forjar alianzas contingentes con los estados más poderosos sólo para encontrarse en bandos opuestos en otras situaciones (como en el caso de Turquía y Rusia en la guerra de Libia). Los recurrentes enfrentamientos militares en Israel/Palestina son también testimonio de la naturaleza intratable de muchos de estos conflictos, y en este caso la matanza de civiles se ha visto exacerbada por el desarrollo de una atmósfera de pogromos dentro del propio Israel, lo que muestra el impacto de la descomposición tanto a nivel militar como social. Al mismo tiempo, asistimos a una agudización del conflicto entre las potencias mundiales. La exacerbación de las rivalidades entre Estados Unidos y China ya era evidente bajo Trump, pero la administración Biden continuará en la misma dirección, aunque bajo pretextos ideológicos diferentes, como los abusos de los derechos humanos por parte de China; al mismo tiempo, la nueva administración ha anunciado que ya no se dejará “envolver” ante Rusia, que ahora ha perdido su punto de apoyo en la Casa Blanca. Y aunque Biden ha prometido reinsertar a Estados Unidos en una serie de instituciones y acuerdos internacionales (sobre el cambio climático, el programa nuclear iraní, la OTAN...), esto no significa que Estados Unidos vaya a renunciar a su capacidad de actuar en solitario en defensa de sus intereses. El ataque militar contra las milicias proiraníes en Siria por parte de la administración Biden sólo semanas después de las elecciones fue una clara declaración en este sentido. La búsqueda del sálvese quien pueda hará cada vez más difícil, si no imposible, que Estados Unidos imponga su liderazgo, una ilustración de cada uno contra todos en la aceleración de la descomposición.
12. Dentro de este caótico panorama, no cabe duda de que el creciente enfrentamiento entre Estados Unidos y China tiende a ocupar el centro del escenario. La nueva administración ha demostrado así su compromiso con la "inclinación hacia el este" (ahora apoyada por el gobierno tory en Gran Bretaña) que ya era un eje central de la política exterior de Obama. Esto se ha concretado en el desarrollo de la "Cuadrilateral", una alianza explícitamente anti-China entre EEUU, Japón, India y Australia. Sin embargo, esto no significa que nos dirijamos a la formación de bloques estables y a una guerra mundial generalizada. La marcha hacia la guerra mundial está todavía obstruida por la poderosa tendencia a la indisciplina, al sálvese quien pueda y al caos a nivel imperialista, mientras que en los países capitalistas centrales el capitalismo no dispone todavía de los elementos políticos e ideológicos -incluyendo en particular una derrota política del proletariado- que podrían unificar la sociedad y allanar el camino hacia la guerra mundial. El hecho de que seguimos viviendo en un mundo esencialmente multipolar se pone de manifiesto, en particular, en la relación entre Rusia y China. Aunque Rusia se ha mostrado muy dispuesta a aliarse con China en cuestiones concretas, generalmente en oposición a EEUU, no es menos consciente del peligro de subordinarse a su vecino oriental, y es uno de los principales opositores a la "Nueva Ruta de la Seda" de China hacia la hegemonía imperialista4.
13. Esto no significa que estemos viviendo una época de mayor seguridad que en el período de la Guerra Fría, acechado como estaba por la amenaza de un Armagedón nuclear. Por el contrario, si la fase de descomposición está marcada por una creciente pérdida de control por parte de la burguesía, esto también se aplica a los vastos medios de destrucción -nucleares, convencionales, biológicos y químicos- que ha acumulado la clase dominante, y que ahora están más ampliamente distribuidos en un número mucho mayor de Estados nación que en el período anterior. Aunque no asistimos a una marcha controlada hacia la guerra dirigida por bloques militares disciplinados, no podemos descartar el peligro de estallidos militares unilaterales o incluso de accidentes espantosos que marcarían una nueva aceleración del deslizamiento hacia la barbarie.
14. Por primera vez en la historia del capitalismo, fuera de una situación de guerra mundial, la economía se ha visto directa y profundamente afectada por un fenómeno -la pandemia del COVID 19- que no está directamente relacionado con las contradicciones de la economía capitalista. La magnitud e importancia del impacto de la pandemia, como producto de un sistema completamente obsoleto y en plena descomposición, ilustra el hecho inédito de que el fenómeno de la descomposición capitalista está afectando ahora también, de forma masiva y a escala mundial, a toda la economía capitalista5.
Esta irrupción de los efectos de la descomposición en la esfera económica está afectando directamente a la evolución de la nueva fase de crisis abierta, dando paso a una situación completamente inédita en la historia del capitalismo. Los efectos de la descomposición, al alterar profundamente los mecanismos del capitalismo de Estado que hasta ahora se habían establecido para "acompañar" y limitar el impacto de la crisis, están introduciendo un factor de inestabilidad y fragilidad, de incertidumbre creciente.
El caos que se apodera de la economía capitalista confirma la opinión de Rosa Luxemburgo de que el capitalismo no sufrirá un colapso puramente económico. "Cuanto más despiadadamente el capital emprende la destrucción de los estratos no capitalistas, en el país y en el mundo exterior, cuanto más baja el nivel de vida del conjunto de los trabajadores, mayor es también el cambio en la historia cotidiana del capital. Se convierte en una cadena de catástrofes y convulsiones políticas y sociales, y en estas condiciones, -acompañada por catástrofes o crisis económicas periódicas, la acumulación no puede continuar. Pero incluso antes de que se llegue a este impasse económico natural de la propia creación del capital, se hace necesario que la clase obrera internacional se rebele contra el dominio del capital". (La Acumulación del Capital, capítulo 32)
15. Golpeando a un sistema capitalista que desde principios de 2018 ya había entrado en una clara desaceleración, la pandemia concretó rápidamente la predicción del XXIII Congreso de la CCI de que nos dirigíamos a una nueva inmersión en la crisis. La violenta aceleración de la crisis económica -y los temores de la burguesía- puede medirse por la altura del enorme muro de la deuda, levantado apresuradamente para preservar el aparato de producción de la quiebra y mantener un mínimo de cohesión social.
Una de las manifestaciones más importantes de la gravedad de la crisis actual, a diferencia de las situaciones pasadas de crisis económica abierta, y a diferencia de la crisis de 2008, reside en el hecho de que los países centrales (Alemania, China y Estados Unidos) han sido golpeados simultáneamente y están entre los más afectados por la recesión. En China esto ha supuesto una fuerte caída del ritmo de crecimiento en 2020. Los Estados más débiles están viendo sus economías estranguladas por la inflación, la caída del valor de su moneda y el empobrecimiento.
Tras cuatro décadas de recurrir al crédito y al endeudamiento para contrarrestar la creciente tendencia a la sobreproducción, salpicadas por recesiones cada vez más profundas y recuperaciones cada vez más limitadas, la crisis de 2007-9 marcó ya un paso más en el descenso del capitalismo hacia una crisis irreversible. Aunque la intervención masiva del Estado pudo salvar al sistema bancario de la ruina total, empujando la deuda a niveles aún más asombrosos, las causas de la crisis de 2007-09 no fueron superadas. Las contradicciones subyacentes a la crisis se trasladaron a un nivel superior con un peso aplastante de la deuda sobre los propios Estados. Los intentos de relanzar las economías no condujeron a una verdadera recuperación: un elemento sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial fue que, aparte de Estados Unidos, China y, en menor medida, Alemania, los niveles de producción en todos los demás países principales se estancaron o incluso cayeron entre 2013 y 2018. La extrema fragilidad de esta "recuperación", al amontonar todas las condiciones para un nuevo deterioro significativo de la economía mundial, ya presagiaba la situación actual.
A pesar de la envergadura histórica de los planes de recuperación, y debido a que el relanzamiento de la economía se está produciendo de una manera tan caótica, todavía no se puede predecir cómo -y hasta qué punto- la burguesía logrará estabilizar la situación, ya que se caracteriza por todo tipo de incertidumbres, sobre todo acerca de la evolución de la propia pandemia.
A diferencia de lo que la burguesía fue capaz de hacer en 2008, cuando reunió al G7 y al G20, formados por los principales Estados, y pudo acordar una respuesta coordinada a la crisis crediticia, hoy cada capital nacional reacciona de forma dispersa, sin otra preocupación que la de reactivar su propia maquinaria económica y su supervivencia en el mercado mundial, sin concertación entre los principales componentes del sistema capitalista. El sálvese quien pueda se ha convertido en un predominio decisivo.
La aparente excepción, el plan de recuperación europeo, que incluye la mutualización de las deudas entre los países de la UE, es producto de la conciencia de los dos principales Estados de la UE de la necesidad de un mínimo de cooperación entre ellos como condición previa para evitar una desestabilización importante de la UE para hacer frente a sus principales rivales China y Estados Unidos, so pena de arriesgarse a una degradación acelerada de su posición en el escenario mundial.
La contradicción entre la necesidad de contener la pandemia y de evitar la parálisis de la producción condujo a la "guerra de las máscaras" y a la "guerra de las vacunas". La actual guerra de las vacunas, la forma en que se fabrican y distribuyen, es un espejo del desorden que afecta a la economía mundial.
Tras el hundimiento del bloque del Este, la burguesía hizo todo lo posible para mantener una cierta colaboración entre los Estados, en particular apoyándose en los órganos de regulación internacional heredados del período de los bloques imperialistas. Este marco de "globalización" permitió limitar el impacto de la fase de descomposición a nivel de la economía, llevando a su extremo la posibilidad de "asociar" a las naciones en los diferentes niveles de la economía - financiero, productivo, etc.
Con el agravamiento de la crisis y las rivalidades imperialistas, estas instituciones y mecanismos multilaterales ya estaban siendo puestos a prueba por el hecho de que las principales potencias desarrollaban cada vez más sus propias políticas, en particular China, construyendo su vasta red paralela, la Nueva Ruta de la Seda, y Estados Unidos, que tendía a dar la espalda a estas instituciones por la creciente incapacidad de estos organismos para mantener su posición dominante. El populismo se presentaba ya como un factor que agravaba la deteriorada situación económica al introducir un elemento de incertidumbre frente a los tormentos de la crisis. Su llegada al poder en diferentes países aceleró el deterioro de los medios impuestos por el capitalismo desde 1945 para evitar cualquier deriva hacia un repliegue detrás de las fronteras nacionales, que sólo puede conducir a un contagio incontrolado de la crisis económica.
El sálvese quien pueda se deriva de la contradicción existente en el capitalismo entre la escala cada vez más global de la producción y la estructura nacional del capital, contradicción exacerbada por la crisis. Al provocar un caos creciente en el seno de la economía mundial (con la tendencia a la fragmentación de las cadenas de producción y a la ruptura del mercado mundial en zonas regionales, al refuerzo del proteccionismo y a la multiplicación de las medidas unilaterales), este movimiento totalmente irracional de cada nación hacia la salvación de sí misma a costa de todos los demás es contraproducente para cada capital nacional y un desastre a nivel mundial, un factor decisivo de empeoramiento de toda la economía mundial.
Esta carrera de las facciones burguesas más "responsables" hacia una gestión cada vez más irracional y caótica del sistema y, sobre todo, el avance sin precedentes de esta tendencia al sálvese quien pueda, revela una creciente pérdida de control de su propio sistema por parte de la clase dominante.
16. Única nación con una tasa de crecimiento positiva en 2020 (2%), China no ha salido triunfante ni fortalecida de la crisis pandémica, aunque haya ganado terreno momentáneamente a costa de sus rivales. Al contrario. El continuo deterioro del crecimiento de su economía, que es la más endeudada del mundo, y que además tiene una baja tasa de utilización de las capacidades y una proporción de "empresas zombis" de más del 30%, es testimonio de la incapacidad de China a partir de ahora para desempeñar el papel que tuvo en 2008-11 en el relanzamiento de la economía mundial.
China se enfrenta a la reducción de los mercados en todo el mundo, al deseo de numerosos Estados de liberarse de la dependencia de la producción china y al riesgo de insolvencia al que se enfrentan varios de los países que participan en el proyecto de la Ruta de la Seda y que son los más afectados por las consecuencias económicas de la pandemia. Por ello, el gobierno chino sigue una orientación hacia el desarrollo económico interno del plan "Made in China 2025", y del modelo de "doble circulación", que también pretende compensar la pérdida de la demanda externa estimulando la demanda interna. Este cambio de política no representa, sin embargo, un "giro hacia adentro"; el imperialismo chino no quiere ni puede dar la espalda al mundo. Por el contrario, el objetivo de este cambio es ganar autarquía nacional a nivel de tecnologías clave para poder ganar más terreno más allá de sus propias fronteras. Representa una nueva etapa en el desarrollo de su economía de guerra. Todo ello está provocando fuertes conflictos en el seno de la clase dirigente, entre los partidarios de la dirección de la economía por el Partido Comunista Chino y los vinculados a la economía de mercado y al sector privado, entre los "planificadores" del poder central y las autoridades locales que quieren orientar ellas mismas las inversiones. Tanto en Estados Unidos (en relación con los gigantes tecnológicos "GAFA" de Silicon Valley) como -de forma aún más decidida- en China (en relación con Ant International, Alibaba, etc.) hay un fuerte movimiento del aparato central del Estado hacia la reducción del tamaño de las empresas que se vuelven demasiado grandes (y poderosas) para controlarlas.
17. Las consecuencias de la destrucción frenética del medio ambiente por el capitalismo en descomposición, los fenómenos derivados de las perturbaciones climáticas y la destrucción de la biodiversidad conducen en primer lugar a una mayor pauperización de las partes más desfavorecidas de la población mundial (África subsahariana y Asia meridional) o de las presas de los conflictos militares. Pero cada vez afectan más a todas las economías, con los países desarrollados a la cabeza.
Actualmente asistimos a la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos, lluvias e inundaciones extremadamente violentas, grandes incendios que provocan enormes pérdidas económicas en la ciudad y el campo por la destrucción de infraestructuras vitales (ciudades, carreteras, instalaciones fluviales). Estos fenómenos perturban el funcionamiento del aparato productivo industrial y debilitan también la capacidad productiva de la agricultura. La crisis climática mundial y la consiguiente desorganización del mercado mundial de productos agrícolas amenazan la seguridad alimentaria de muchos Estados.
El capitalismo en descomposición no posee los medios para luchar realmente contra el calentamiento global y la devastación ecológica. Éstos ya tienen un impacto cada vez más negativo en la reproducción del capital y sólo pueden actuar como un obstáculo para la vuelta al crecimiento económico.
Motivada por la necesidad de sustituir las industrias pesadas y los combustibles fósiles obsoletos, la "economía verde" no representa una salida para el capital, ni en el plano ecológico ni en el económico. Sus redes de producción no son más verdes ni menos contaminantes. El sistema capitalista no tiene la capacidad de emprender una "revolución verde". Las acciones de la clase dominante en este ámbito también agudizan inevitablemente la competencia económica destructiva y las rivalidades imperialistas. La aparición de sectores nuevos y potencialmente rentables, como la producción de vehículos eléctricos, podría, en el mejor de los casos, beneficiar a ciertas partes de las economías más fuertes, pero dados los límites de los mercados solventes y los crecientes problemas que plantea el uso cada vez más masivo de la creación de dinero y de la deuda, no podrán actuar como locomotora de la economía en su conjunto. La "economía verde" es también un vehículo privilegiado para poderosas mistificaciones ideológicas sobre la posibilidad de reformar el capitalismo, y un arma privilegiada contra la clase obrera para justificar los cierres de plantas y los despidos.
18. En respuesta a las crecientes tensiones imperialistas, todos los Estados están aumentando su esfuerzo militar, tanto en volumen como en duración. La esfera militar se extiende a cada vez más "zonas de conflicto", como la ciberseguridad y la creciente militarización del espacio. Todas las potencias nucleares están relanzando discretamente sus programas atómicos. Todos los Estados están modernizando y adaptando sus fuerzas armadas.
Esta demencial carrera armamentística, a la que todos los Estados están irremediablemente condenados por las exigencias de la competencia Inter imperialista, es tanto más irracional cuanto que el peso creciente de la economía de guerra y de la producción de armas absorbe una parte considerable de la riqueza nacional: esta gigantesca masa de gastos militares a escala mundial, aunque constituya una fuente de beneficios para los comerciantes de armas, representa una esterilización y una destrucción del capital mundial. Las inversiones realizadas en la producción y venta de armas y equipos militares no constituyen en absoluto un punto de partida ni la fuente de acumulación de nuevos beneficios: una vez producidas o adquiridas, las armas sólo sirven para sembrar la muerte y la destrucción o permanecen inactivas en los silos hasta que quedan obsoletas y deben ser sustituidas. “El impacto económico de estos gastos completamente improductivos será desastroso para el capital. Ante unos déficits presupuestarios ya inmanejables, el aumento masivo de los gastos militares, que el crecimiento de los antagonismos Inter imperialistas hace necesario, es una carga económica que sólo acelerará el descenso del capitalismo al abismo" ("Informe sobre la situación internacional", Revista Internacional 35).
19. Después de décadas de deudas gigantescas, la inyección masiva de liquidez contenida en los planes de apoyo económico más recientes supera ampliamente el volumen de las intervenciones anteriores. Los miles de millones de dólares liberados por los planes estadounidenses, europeos y chinos han llevado la deuda mundial a un récord del 365% del PIB mundial.
La deuda, que ha sido utilizada una y otra vez por el capitalismo a lo largo de su época de decadencia como paliativo de la crisis de sobreproducción, es una forma de aplazar las cosas para el futuro a costa de convulsiones aún más graves. Ahora se ha disparado a niveles sin precedentes. Desde la Gran Depresión, la burguesía ha mostrado su determinación de mantener vivo un sistema cada vez más amenazado por la sobreproducción, por la disminución de la disponibilidad de los mercados, a través de medios cada vez más sofisticados de intervención estatal, destinados a ejercer un control global sobre su economía. Pero no tiene forma de enfrentarse a las verdaderas causas de la crisis. Aunque no exista un límite fijo y predeterminado a la huida hacia la deuda, punto en el que ésta se haría imposible, esta política no puede prolongarse indefinidamente sin graves repercusiones en la estabilidad del sistema, como lo demuestra el carácter cada vez más frecuente y extendido de las crisis de la última década. Además, esta política ha demostrado ser, al menos en las últimas cuatro décadas, cada vez menos eficaz para reactivar la economía mundial.
El peso de la deuda no sólo condena al sistema capitalista a convulsiones cada vez más devastadoras (quiebra de empresas e incluso de Estados, crisis financieras y monetarias, etc.) sino que, al restringir cada vez más la capacidad de los Estados para burlar las leyes del capitalismo, no hace sino obstaculizar su capacidad para relanzar sus respectivas economías nacionales.
La crisis que ya se está desarrollando desde hace décadas va a convertirse en la más grave de todo el período de decadencia, y su importancia histórica superará incluso la primera crisis de esta época, la que se inició en 1929. Madurando después de más de 100 años de decadencia capitalista, con una economía asolada por el sector militar, debilitada por el impacto de la destrucción del medio ambiente, profundamente alterada en sus mecanismos de reproducción por la deuda y la manipulación estatal, presa de la pandemia, sufriendo cada vez más todos los demás efectos de la descomposición, es una ilusión pensar que en estas condiciones habrá una recuperación fácil o duradera de la economía mundial.
20. Al mismo tiempo, los revolucionarios no deben caer en la tentación de una visión "catastrofista" de una economía mundial al borde del colapso final. La burguesía seguirá luchando a muerte por la supervivencia de su sistema, ya sea por medios directamente económicos (como la explotación de los recursos no explotados y de los nuevos mercados potenciales, tipificados por el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda de China) o políticos, sobre todo a través de la manipulación del crédito y el engaño a la ley del valor. Esto significa que todavía puede haber fases de estabilización entre las convulsiones económicas con consecuencias cada vez más profundas.
21. El retorno de una especie de "neokeynesianismo" iniciado por los enormes compromisos de gasto de la administración Biden, y las iniciativas de aumento de los impuestos a las empresas -aunque también motivadas por la necesidad de mantener unida a la sociedad burguesa, y por la necesidad igualmente apremiante de hacer frente a la agudización de las tensiones imperialistas- muestra la voluntad de la clase dominante de experimentar con diferentes formas de gestión económica, sobre todo porque las deficiencias de las políticas neoliberales lanzadas en los años de Thatcher-Reagan han quedado gravemente expuestas bajo el resplandor de la crisis pandémica. Sin embargo, estos cambios de política no pueden rescatar a la economía mundial de oscilar entre los peligros gemelos de la inflación y la deflación, las nuevas crisis crediticias y las crisis monetarias, que conducen a recesiones brutales.
22. La clase obrera está pagando un duro tributo a la crisis. En primer lugar, porque es la más directamente expuesta a la pandemia y es la principal víctima de la propagación de la infección, y en segundo lugar porque la caída en picado de la economía está desencadenando los ataques más graves desde la Gran Depresión, en todos los niveles de las condiciones de trabajo y de vida, aunque no todos los sectores de la clase se verán afectados de la misma manera.
La destrucción de puestos de trabajo fue cuatro veces mayor en 2020 que en 2009, pero aún no se ha revelado toda la magnitud del enorme aumento del desempleo masivo que se avecina. Aunque los subsidios públicos que se entregan en algunos países a quienes están parcialmente desempleados tienen como objetivo mitigar el choque social (en Estados Unidos, por ejemplo, durante el primer año de la pandemia, los ingresos medios de los asalariados, según las estadísticas oficiales, en realidad aumentaron - por primera vez, durante una recesión, en la historia del capitalismo) millones de puestos de trabajo van a desaparecer muy pronto.
El aumento exponencial de la precariedad laboral y la bajada generalizada de los salarios provocarán un aumento gigantesco del empobrecimiento, que ya está afectando a muchos trabajadores. El número de víctimas del hambre en el mundo se ha multiplicado por dos y el hambre está reapareciendo en los países occidentales. Para los que conservan un empleo, la carga de trabajo y el ritmo de explotación empeorarán.
La clase obrera no puede esperar nada de los esfuerzos de la burguesía por "normalizar" la situación económica, salvo despidos y recortes salariales, estrés y miedo añadidos, aumento drástico de las medidas de austeridad a todos los niveles, tanto en la educación como en las pensiones sanitarias y las prestaciones sociales. En resumen, asistiremos a una degradación de las condiciones de vida y de trabajo a un nivel que ninguna de las generaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial ha experimentado hasta ahora.
23. Desde que el modo de producción capitalista entró en su período de decadencia, la presión para combatir esta decadencia con medidas capitalistas de Estado ha crecido constantemente. Sin embargo, la tendencia a fortalecer los órganos y las formas capitalistas de Estado no es en absoluto un fortalecimiento del capitalismo; al contrario, expresan las crecientes contradicciones en el terreno económico y político. Con la aceleración de la descomposición a raíz de la pandemia, asistimos también a un fuerte aumento de las medidas capitalistas de Estado. Éstas no son una expresión de un mayor control estatal sobre la sociedad, sino una expresión de las crecientes dificultades para organizar la sociedad en su conjunto y evitar su creciente tendencia a la fragmentación.
24. La CCI reconoció a principios de los años 90 que el derrumbe del bloque del Este y la apertura definitiva de la fase de descomposición crearían dificultades crecientes para el proletariado6: la falta de perspectiva política, la incapacidad de asumir su perspectiva política e histórica que ya había sido un elemento central de las dificultades del movimiento de clase en los años 80, se vería seriamente agravada por las ensordecedoras campañas sobre la muerte del comunismo; en relación con esto, el sentido de identidad de clase del proletariado se vería gravemente debilitado en el nuevo período, tanto por los efectos atomizadores y divisorios de la descomposición social, como por los esfuerzos conscientes de la clase dominante para exacerbar estos efectos a través de campañas ideológicas (el "fin de la clase obrera") y los cambios "materiales" provocados por la política de globalización (desarticulación de los centros tradicionales de la lucha de clases, traslado de las industrias a regiones del mundo donde la clase obrera no tenía el mismo grado de experiencia histórica, etc.).
25. La CCI ha tendido a subestimar la profundidad y la duración de este retroceso en la lucha de clases, viendo a menudo señales de que el reflujo estaba a punto de ser superado y que veríamos en un período relativamente corto de tiempo nuevas oleadas internacionales de lucha como en el período posterior a 1968. En 2003, basándose en las nuevas luchas en Francia, Austria y otros lugares, la CCI predijo un renacimiento de las luchas por parte de una nueva generación de proletarios que habían sido menos influenciados por las campañas anticomunistas y que se enfrentarían a un futuro cada vez más incierto. En gran medida, estas predicciones fueron confirmadas por los acontecimientos de 2006-2007, en particular la lucha contra el CPE en Francia, y de 2010-2011, en particular el movimiento de los Indignados en España. Estos movimientos mostraron importantes avances a nivel de la solidaridad entre generaciones, la autoorganización a través de asambleas, la cultura del debate, la preocupación real por el futuro que enfrenta la clase trabajadora y la humanidad en su conjunto. En este sentido, mostraron el potencial de una unificación de las dimensiones económica y política de la lucha de clases. Sin embargo, tardamos en comprender las inmensas dificultades a las que se enfrentaba esta nueva generación, "criada" en las condiciones de la descomposición, dificultades que impedirían al proletariado revertir el retroceso posterior al 89 durante este periodo.
26. Un elemento clave en estas dificultades fue la continua erosión de la identidad de clase. ¡Esto ya había sido evidente en las luchas de 2010-11, en particular el movimiento en España; a pesar de los importantes avances realizados al nivel de la conciencia y organización, la mayoría de los Indignados se veían a sí mismos como «ciudadanos» en lugar de verse como parte de una clase, ¡dejándolos vulnerables a las ilusiones democráticas ofrecidas como las de Democracia Real Ya! (el futuro Podemos), y más tarde al veneno del nacionalismo catalán y español. En los años siguientes, el reflujo que siguió a la estela de estos movimientos se vio profundizado por el rápido ascenso del populismo, que creó nuevas divisiones en la clase obrera internacional -divisiones que explotaron las diferencias nacionales y étnicas, y alimentadas por las actitudes pogromistas de la derecha populista, pero también divisiones políticas entre el populismo y el antipopulismo. En todo el mundo crecían la ira y el descontento, basados en graves privaciones materiales y en ansiedades reales sobre el futuro; Pero en ausencia de una respuesta proletaria, gran parte de esto se canalizó en revueltas interclasistas como los Chalecos Amarillos en Francia, en campañas de un solo tema en un terreno burgués como las marchas por el clima, en movimientos por la democracia contra la dictadura (Hong Kong, Bielorrusia, Myanmar, etc.) o en la inextricable maraña de políticas de identidad racial y sexual que sirven para ocultar aún más la cuestión crucial de la identidad de clase proletaria como la única base para una auténtica respuesta a la crisis del modo de producción capitalista. La proliferación de estos movimientos -ya sea que aparezcan como revueltas interclasistas o como movilizaciones abiertamente burguesas- ha aumentado las ya considerables dificultades no sólo para la clase obrera en su conjunto sino para la propia izquierda comunista, para las organizaciones que tienen la responsabilidad de definir y defender el terreno de clase. Un claro ejemplo de ello fue la incapacidad de los bordiguistas y de la TCI para reconocer que la ira provocada por el asesinato policial de George Floyd en mayo de 2020 se había desviado inmediatamente hacia canales burgueses7. Pero la CCI también se ha encontrado con importantes problemas frente a este conjunto de movimientos, a menudo desconcertante, y, como parte de su revisión crítica de los últimos 20 años, tendrá que examinar seriamente la naturaleza y el alcance de los errores que cometió en el período que va desde la primavera árabe de 2011, pasando por las llamadas protestas de las velas en Corea del Sur, hasta estas revueltas y movilizaciones más recientes.
27. La pandemia, en particular, ha creado dificultades considerables para la clase obrera:
La mayoría de los trabajadores reconocen la realidad de esta enfermedad y los verdaderos peligros que supone reunirse en gran número, inhibiendo la posibilidad de realizar asambleas generales y manifestaciones obreras; el proletariado se enfrenta, no sólo a la burguesía, sino también, y en un sentido más inmediato, al virus. En general, las situaciones en las que las catástrofes naturales desempeñan un papel primordial no favorecen el desarrollo de la lucha de clases. La indignación de Voltaire contra la naturaleza por el terremoto de Lisboa no se generalizó. A diferencia del "terremoto social" de la huelga de masas de 1905 en Rusia, el terremoto de 1906 en San Francisco no hizo avanzar la causa del proletariado, como tampoco el de 1923 en Tokio; como siempre, la burguesía no duda en utilizar los efectos de la descomposición contra la clase obrera. Aunque los cierres han sido motivados principalmente por la comprensión de la burguesía de que no tenía otro recurso para evitar la propagación de la enfermedad, sin duda aprovechará la situación para imponer la atomización y la explotación de la clase obrera, en particular a través del nuevo modelo de "trabajo desde casa”. Este nuevo paso en la atomización de la población trabajadora ha sido una fuente de creciente sufrimiento psicológico, especialmente entre los jóvenes, hasta el punto de aumentar los casos de suicidio;
Por otra parte, la clase dominante ha aprovechado las condiciones de la pandemia para reforzar sus sistemas de vigilancia masiva e introducir nuevas leyes represivas que restringen las protestas y manifestaciones, junto con una violencia policial cada vez más abierta contra todas las expresiones de descontento social;
El aumento masivo del desempleo resultante del cierre no será, en esta situación y a corto plazo, un factor de unificación de las luchas obreras, sino que tenderá a reforzar aún más la atomización;
Aunque el cierre ha provocado un gran descontento social, cuando éste se ha expresado abiertamente, como en España en febrero y en Alemania en abril de 2021, ha tomado abrumadoramente la forma de protestas "por la libertad individual" que son un callejón sin salida para la clase obrera;
De manera más general, el período de la pandemia ha visto un nuevo auge de la "política de la identidad", en la que la insatisfacción con la vida bajo el sistema actual se fragmenta en una vorágine de identidades enfrentadas basadas en la raza, el género, la cultura, etc., y que constituyen una gran amenaza para la recuperación de la única identidad capaz de unificar y liberar a toda la humanidad detrás de ella: la identidad de clase proletaria. Además, detrás de este caos de identidades en pugna que penetra en toda la población, se encuentra la competencia entre diferentes facciones burguesas de derecha e izquierda, lo que conlleva el peligro de arrastrar a la clase obrera a nuevas formas de "luchas culturales" reaccionarias e incluso a una violenta guerra civil.
28. A pesar de los enormes problemas a los que se enfrenta el proletariado, rechazamos la idea de que la clase ya haya sido derrotada a escala mundial, o que esté a punto de sufrir una derrota de este tipo comparable a la del período de la contrarrevolución, una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no podría recuperarse. El proletariado, como clase explotada, no puede evitar pasar por la escuela de las derrotas, pero la cuestión central es si el proletariado ha sido ya tan abrumado por el avance implacable de la descomposición que su potencial revolucionario ha sido efectivamente socavado. Medir tal derrota en la fase de descomposición es una tarea mucho más compleja que en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el proletariado se había levantado abiertamente contra el capitalismo y había sido aplastado por una serie de derrotas frontales, o en el período posterior a 1968, cuando el principal obstáculo al impulso de la burguesía hacia una nueva guerra mundial fue el resurgimiento de las luchas de una nueva e invicta generación de proletarios. Como ya hemos recordado, la fase de descomposición encierra, en efecto, el peligro de que el proletariado simplemente no responda y sea aplastado durante un largo período, una "muerte por mil cortes" más que una confrontación de clase frontal. Sin embargo, afirmamos que todavía hay suficientes evidencias para mostrar que, a pesar del indudable "progreso" de la descomposición, a pesar de que el tiempo ya no está del lado de la clase obrera, el potencial para un profundo resurgimiento proletario -que lleve a una reunificación entre las dimensiones económica y política de la lucha de clases- no se ha desvanecido, como lo atestigua:
la persistencia de importantes movimientos proletarios que han aparecido en la fase de descomposición (2006-7, 2010-11, etc.)8
el hecho de que, justo antes de la pandemia, vimos varios signos embrionarios y muy frágiles de una reaparición de la lucha de clases, especialmente en Francia en 20199. E incluso si esta dinámica fue entonces en gran medida bloqueada por la pandemia y los cierres, hubo protestas de los trabajadores en varios países incluso durante la pandemia, en particular en torno a cuestiones de salud y seguridad en el trabajo10;
Los pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia, que se manifiesta en los esfuerzos hacia una reflexión global sobre el fracaso del capitalismo y la necesidad de otra sociedad en algunos movimientos (particularmente los Indignados en 2011), pero también a través de la aparición de elementos jóvenes que buscan posiciones de clase y se vuelven hacia la herencia de la izquierda comunista;
Y lo que es más importante, la situación a la que se enfrenta la clase obrera no es la misma que tras el colapso del bloque del Este y la apertura de la fase de descomposición en 1989. En aquel momento, era posible presentar estos acontecimientos como la prueba de la muerte del comunismo y de la victoria del capitalismo y el comienzo de un futuro brillante para la humanidad. Treinta años de descomposición han socavado gravemente este fraude ideológico de un futuro más brillante, y la pandemia, en particular, ha puesto al descubierto la irresponsabilidad y la negligencia de todos los gobiernos capitalistas y la realidad de una sociedad desgarrada por profundas divisiones económicas en la que no estamos en absoluto "todos juntos". Por el contrario, la pandemia y el bloqueo han tendido a revelar la condición de la clase obrera como principal víctima de la crisis sanitaria, pero también como fuente de todo el trabajo "esencial" y de toda la producción material, y en particular de las necesidades básicas. Esta puede ser una de las bases para una futura recuperación de la identidad de clase. Y, junto con la creciente comprensión de que el capitalismo es un modo de producción totalmente obsoleto, esto ya ha sido un elemento en la aparición de las minorías politizadas cuya motivación ha sido, sobre todo, comprender la dramática situación a la que se enfrenta la humanidad;
Por último, en un plano histórico más amplio, el proceso de descomposición no ha eliminado el carácter asociado del trabajo bajo el capitalismo. Este sigue siendo el caso a pesar de la atomización social engendrada por la descomposición, a pesar de los intentos deliberados de fragmentar la fuerza de trabajo a través de estratagemas como la "economía gig", a pesar de las campañas ideológicas que pretenden presentar a los sectores más educados del proletariado como "clase media". El capital moviliza cada vez más trabajadores en todo el mundo, el proceso de proletarización y, por lo tanto, la explotación del trabajo vivo continúa sin cesar. La clase obrera es hoy más grande y está más interconectada que nunca, pero con el avance de la descomposición se intensifican la atomización y el aislamiento social. Esto se expresa también en las dificultades de la clase obrera para experimentar su propia identidad de clase. Sólo a través de las luchas de la clase obrera en su propio terreno de clase es capaz de crear su poder "asociativo" que expresa una anticipación del trabajo asociado del comunismo. Los trabajadores son reunidos por el capital en el proceso de producción, donde la combinación del trabajo se realiza bajo coacción, pero el carácter revolucionario del proletariado significa invertir dialécticamente estas condiciones en una lucha colectiva. La explotación del trabajo común se invierte en la lucha contra la explotación y por la liberación del carácter social del trabajo, por una sociedad que sepa utilizar conscientemente todo el potencial del trabajo asociado.
Así, la lucha defensiva de la clase obrera contiene el germen de las relaciones sociales cualitativamente más elevadas que son el objetivo final de la lucha de clases: lo que Marx llamó los "productores libremente asociados". A través de la asociación, de la unión de todos sus componentes, capacidades y experiencias, el proletariado puede hacerse poderoso, puede convertirse en el combatiente cada vez más consciente y unido por una humanidad liberada y en su precursor.
29. A pesar de la tendencia del proceso de descomposición a accionar sobre la crisis económica, ésta sigue siendo el "aliado del proletariado" en esta fase. Como dicen las Tesis sobre la descomposición:
"La inexorable agravación de la crisis capitalista constituye el estimulante esencial de la lucha de clases y del desarrollo de la conciencia, la condición previa para su capacidad de resistir el veneno que destila la podredumbre social. Porque si bien no hay base para la unificación de la clase en las luchas parciales contra los efectos de la descomposición, sin embargo, su lucha contra los efectos directos de la crisis constituye la base para el desarrollo de su fuerza y unidad de clase. Esto es así porque:
mientras que los efectos de la descomposición (por ejemplo, la contaminación, las drogas, la inseguridad) golpean de forma muy parecida a las distintas capas de la sociedad y constituyen un terreno fértil para las campañas y mistificaciones aclasistas (ecología, movimientos antinucleares, movilizaciones antirracistas, etc.), los ataques económicos (caída de los salarios reales, despidos, aumento de la productividad, etc.) resultantes directamente de la crisis golpean directa y específicamente al proletariado (es decir, a la clase que produce plusvalía y se enfrenta al capitalismo en este terreno);
a diferencia de la descomposición social que afecta esencialmente a la superestructura, la crisis económica ataca directamente los cimientos sobre los que se asienta esta superestructura; en este sentido, pone al descubierto toda la barbarie que se abate sobre la sociedad, permitiendo así que el proletariado tome conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente el sistema, en lugar de intentar mejorar ciertos aspectos del mismo". (Tesis 17)
30. En consecuencia, debemos rechazar cualquier tendencia a restar importancia a las luchas económicas "defensivas" de la clase, lo que es una expresión típica de la concepción modernista que sólo ve a la clase como una categoría explotada y no igualmente como una fuerza histórica y revolucionaria. Por supuesto, es cierto que la lucha económica por sí sola no puede frenar la marea de la descomposición: como dicen las Tesis, "la resistencia de los trabajadores a los efectos de la crisis ya no es suficiente: sólo la revolución comunista puede poner fin a la amenaza de la descomposición". Pero es un profundo error perder de vista la interacción constante y dialéctica entre los aspectos económicos y políticos de la lucha, como subrayó Rosa Luxemburgo en su trabajo sobre la huelga de masas de 1905; y de nuevo, al calor de la revolución alemana de 1918-19, cuando la dimensión "política" estaba a la vista, insistió en que el proletariado seguía necesitando desarrollar sus luchas económicas como única base para organizarse y unificarse como clase. Será la combinación de una lucha defensiva renovada en un terreno de clase, enfrentándose a los límites objetivos de la sociedad burguesa en descomposición, y fecundada por la intervención de la minoría revolucionaria, la que permitirá a la clase obrera recuperar su perspectiva revolucionaria, para avanzar hacia la politización plenamente proletaria que la armará para sacar a la humanidad de la pesadilla del capitalismo en descomposición.
31. En un primer momento, el redescubrimiento de la identidad y la combatividad de clase constituirá una forma de resistencia contra los efectos corrosivos de la descomposición capitalista, un baluarte para evitar que la clase obrera se fragmente y se divida aún más contra sí misma. Sin el desarrollo de la lucha de clases, fenómenos como la destrucción del medio ambiente y la proliferación del caos militar tienden a reforzar los sentimientos de impotencia y el recurso a falsas soluciones como el ecologismo y el pacifismo. Pero en una etapa más desarrollada de la lucha, en el contexto de una situación revolucionaria, la realidad de estas amenazas a la supervivencia de la especie puede convertirse en un factor para comprender que el capitalismo ha llegado efectivamente a la fase terminal de su declive y que la revolución es la única salida. En particular, el impulso bélico del capitalismo -sobre todo cuando involucra directa o indirectamente a las grandes potencias- puede ser un factor importante en la politización de la lucha de clases, ya que trae consigo tanto un aumento muy concreto de la explotación y el peligro físico, como una confirmación más de que la sociedad se enfrenta a la trascendental elección entre el socialismo y la barbarie. A partir de factores de desmovilización y desesperación, estas amenazas pueden reforzar la determinación del proletariado de acabar con este sistema moribundo.
"Del mismo modo, en el período que viene, el proletariado no puede esperar beneficiarse del debilitamiento que la descomposición provoca en el seno de la propia burguesía. Durante este período, debe aspirar a resistir los efectos nocivos de la descomposición en sus propias filas, contando sólo con su propia fuerza y con su capacidad de lucha colectiva y solidaria para defender sus intereses como clase explotada (aunque la propaganda revolucionaria debe subrayar constantemente los peligros de la descomposición social). Sólo en el período revolucionario, cuando el proletariado esté a la ofensiva, cuando haya tomado directa y abiertamente las armas por su propia perspectiva histórica, podrá utilizar ciertos efectos de la descomposición, en particular de la ideología burguesa y de las fuerzas del poder capitalista, como palanca, y volverlos contra el capital" (Tesis sobre la descomposición).
1 Se pueden encontrar respectivamente en: https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017 [165] , https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [166] y https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y-desarrollo-de-la-descomposicion-del-24o-congreso [29]
2 Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-desc... [84]
3 Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [167]
4 Ver La Ruta de la Seda china hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [168]
5 Ver La irrupción de la descomposición en el terreno económico: Informe sobre la crisis económica https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis [158]
6 Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [169]
7 Ver Los grupos de la Izquierda Comunista ante el movimiento Black Lives Matter: una incapacidad para identificar el terreno de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una [170]
8 Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [171] y 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [160]
9 Ver Balance de las luchas en Francia contra la "reforma" de las pensiones https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones [172]
10 Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [173]
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En cierto modo, “la Izquierda comunista se encuentra hoy en una situación similar a la de Bilan de los años 1930, en el sentido de que se ve obligada a comprender una situación histórica nueva y sin precedentes”1.
Esta constatación, más adecuada que nunca, requeriría intensos debates entre organizaciones del medio proletario para analizar el significado de la crisis del Covid-19 en la historia del capitalismo y las consecuencias que se derivan de ella. Sin embargo, ante la fulgurante extensión de los acontecimientos, los grupos del medio político proletario parecen totalmente desamparados y desarmados: en lugar asirse al método marxista como una teoría viva, lo reducen a un dogma invariante en el que la lucha de clases se ve como una repetición inmutable de esquemas eternamente válidos sin poder mostrar no sólo lo que persiste sino también lo que ha cambiado. Así, los grupos bordiguistas o consejistas ignoran obstinadamente la entrada del sistema en su fase de decadencia. Por otro lado, la Tendencia Comunista Internacional (TCI) rechaza la descomposición como una visión cataclísmica y limita sus explicaciones a la obviedad según la cual la ganancia económica es responsable de la pandemia, y a la ilusoria idea de que esta última es sólo un evento anecdótico, un paréntesis, en los ataques de la burguesía para maximizar sus ganancias. Esos grupos del medio político proletario se conforman con recitar los esquemas del pasado sin analizar las circunstancias específicas, el momento y el impacto de la crisis sanitaria. En consecuencia, su contribución a la evaluación de la relación de fuerzas entre las dos clases antagónicas de la sociedad, de los peligros u oportunidades que se presentan a la clase y a sus minorías, es irrisoria.
Un enfoque marxista firme es tanto más necesario cuanto la desconfianza hacia el discurso oficial engendra actualmente la emergencia de numerosas "explicaciones alternativas" falsas y fantasiosas de los acontecimientos. Surgen teorías "conspirativas"2 cada cual más extravagante, y son compartidas por millones de adeptos: la pandemia y la vacunación masiva de hoy serían una maquinación de los chinos para asegurar su supremacía, un complot de la burguesía mundial para preparar la guerra o reestructurar la economía mundial, una toma del poder por parte de una internacional secreta de virólogos o incluso una nebulosa conspiración mundial de las élites (bajo la dirección de Soros o Gates), ... Este ambiente general provoca también una desorientación del medio político, un verdadero "Corona blues".
Para la CCI, el marxismo es "un pensamiento vivo para el que cada acontecimiento histórico importante es la oportunidad de un enriquecimiento". (...). Corresponde a las organizaciones y a los militantes revolucionarios la responsabilidad específica y fundamental de llevar a cabo este esfuerzo de reflexión cuidando, al igual que hicieron nuestros mayores -como Lenin, Rosa Luxemburgo, la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista Internacional (Bilan), la Izquierda Comunista de Francia, etc.- avanzar a la vez con prudencia y audacia:
apoyándose firmemente en las aportaciones de base del marxismo;
examinando la realidad sin anteojeras y desarrollando el pensamiento sin "ninguna prohibición ni ningún ostracismo" (Bilan).
En particular, ante tales acontecimientos históricos, es importante que los revolucionarios sean capaces de distinguir claramente entre los análisis que han quedado obsoletos y los que siguen siendo válidos, para evitar un doble escollo: ya sea encerrarse en la esclerosis o "tirar el niño con el agua de la bañera"3.
Por tanto, la crisis del Covid-19 ha obligado a la CCI a confrontar los elementos más destacados de este importante acontecimiento en el marco de la descomposición que la organización lleva planteando desde hace más de 30 años para entender la evolución del capitalismo. Este marco se recuerda claramente en la Resolución sobre la situación internacional del 23º Congreso Internacional de la CCI (2019)4: "Hace 30 años, la CCI puso en evidencia que el sistema capitalista había entrado en la última fase de su período de decadencia y de su existencia, el de la descomposición. Este análisis se basaba en una serie de hechos empíricos, pero al mismo tiempo proporcionaba un marco para entenderlos: "En una situación como ésta, en la que las dos clases fundamentales y antagónicas de la sociedad se enfrentan sin poder imponer su propia respuesta decisiva, la historia no puede detenerse. Menos aún que para los otros modos de producción que le precedieron, no puede existir para el capitalismo "congelación", ni "estancamiento" de la vida social. Mientras las contradicciones del capitalismo en crisis no hacen más que agravarse, la incapacidad de la burguesía de ofrecer la más mínima perspectiva para el conjunto de la sociedad y la incapacidad del proletariado de afirmar abiertamente la suya en el futuro inmediato sólo pueden desembocar en un fenómeno de descomposición generalizada, de putrefacción de la sociedad desde su base." 5 Nuestro análisis se ocupó de precisar los dos significados del término "descomposición"; por un lado, se aplica a un fenómeno que afecta a la sociedad, particularmente en el período de decadencia del capitalismo, y, por otro lado, designa una fase histórica particular de éste último, su fase última : "... es indispensable destacar la diferencia fundamental que opone los elementos de descomposición que han afectado al capitalismo desde principios de siglo (el siglo 20º) y la descomposición generalizada en la que este sistema se hunde actualmente y que no podrá sino agravarse. También aquí, más allá del aspecto estrictamente cuantitativo, el fenómeno de la descomposición social alcanza hoy tal profundidad y extensión que adquiere una cualidad nueva y singular que manifiesta la entrada del capitalismo decadente en una fase específica -la fase última- de su historia, aquella en la que la descomposición se convierte en un factor, si no en el factor decisivo, de la evolución de la sociedad". (Ibid., Tesis 2).
Es principalmente este último punto, el hecho que la descomposición tiende a convertirse en el factor decisivo de la evolución de la sociedad y, por lo tanto, del conjunto de componentes de la situación mundial -una idea que de ninguna manera es compartida por los otros grupos de la Izquierda comunista- el que constituye el eje principal de la presente resolución”.
En este contexto, el objetivo de este informe es evaluar el impacto de la crisis del Covid-19 en la profundización de las contradicciones en el seno del sistema capitalista y las implicaciones de ésta en la profundización de la fase de descomposición.
La pandemia hace estragos en el corazón del capitalismo: una primera, luego una segunda, incluso una tercera oleada de infecciones está arrasando al mundo y en particular a los países industrializados; sus sistemas hospitalarios están al borde del colapso y se ven obligados a imponer repetidamente confinamientos más o menos drásticos. Después de un año de pandemia, las cifras oficiales, en gran parte subvaluadas en muchos países, contabilizan más de 500,000 muertes en Estados Unidos y más de 650,000 en la Unión Europea y América Latina6.
Durante los últimos doce meses, en este modo de producción con ilimitadas capacidades científicas y tecnológicas, las burguesías, no sólo de los países periféricos sino especialmente de los principales países industrializados, se han mostrado incapaces de:
impedir la propagación de la pandemia, luego su reanudación a través de una segunda, tercera, .... oleada;
evitar la saturación de los sistemas hospitalarios, como en Italia, en España, pero también en Gran Bretaña o Estados Unidos;
poner en práctica técnicas e instrumentos para controlar y contener las diversas oleadas;
coordinar y centralizar la búsqueda de una vacuna y poner en marcha una política de producción, distribución y vacunación planificada y pensada para todo el planeta.
Por el contrario, rivalizaron en la toma de medidas inconsistentes y caóticas y recurrieron, desesperados, a medidas que se remontan a épocas remotas de la historia que se suponía ya superadas, como el encierro, la cuarentena o el toque de queda. Han condenado a muerte a cientos de miles de personas seleccionando los enfermos de Covid ingresados en hospitales abarrotados o posponiendo a una fecha lejana el tratamiento de otras patologías graves.
El desarrollo catastrófico de la crisis pandémica está fundamentalmente ligado a la implacable presión de la crisis histórica del modo de producción capitalista. El impacto de las medidas de austeridad, aún más acentuadas desde la recesión de 2007-2011, la competencia económica despiadada entre los Estados y la prioridad dada, en particular en los países industrializados, al mantenimiento de las capacidades de producción en detrimento de la salud de las poblaciones en nombre de la primacía de la economía, ha favorecido la amplitud de la crisis sanitaria y constituye un obstáculo permanente para su contención. Esta inmensa catástrofe que constituye la pandemia no es producto de la fatalidad ni de la insuficiencia de conocimientos científicos o de herramientas sanitarias (como era el caso en anteriores modos de producción); ésta no llegó como un trueno en un cielo sereno, ni constituye un paréntesis pasajero. Ésta expresa la impotencia fundamental del modo de producción capitalista declinante, que va más allá de la irresponsabilidad de tal o cual gobierno, más bien, por el contrario, revela el bloqueo y pudrimiento desde su base de la sociedad burguesa. Y, sobre todo, revela el alcance de esta fase de descomposición, que se ha ido profundizando durante 30 años.
La crisis del Covid-19 no surge de la nada; es tanto la expresión como el resultado de 30 años de la fase de descomposición del capitalismo que marcó una tendencia a la multiplicación, a la profundización y a una convergencia cada vez más clara de las diversas manifestaciones de la pudrición del sistema en la raíz.
a) La importancia y el significado de la dinámica de descomposición fueron aprehendidos por la CCI desde finales de los años 80: “Mientras la burguesía no tenga las manos libres para imponer su "solución": la guerra imperialista generalizada, y la lucha de clases aún no está lo suficientemente desarrollada para permitirle que presente su perspectiva revolucionaria, el capitalismo se ve arrastrado en una dinámica de descomposición, de pudrimiento en la raíz que se manifiesta en todos los planos de su existencia:
degradación de las relaciones internacionales entre Estados manifestada por el desarrollo del terrorismo;
catástrofes tecnológicas y la repetición de las denominadas catástrofes naturales;
destrucción de la esfera ecológica;
hambrunas, epidemias, expresiones de la pauperización absoluta que se generaliza;
explosión de "nacionalismos";
vida de la sociedad marcada por el desarrollo de la criminalidad, la delincuencia, los suicidios, la locura, la atomización individual;
descomposición ideológica marcada, entre otras cosas, por el desarrollo del misticismo, el nihilismo, la ideología del "cada uno para sí", etc.”7.
b) La implosión del bloque soviético marca una aceleración espectacular del proceso a pesar de las campañas para encubrirlo. El derrumbe desde el interior de uno de los dos bloques imperialistas que se enfrentaban, sin que esto sea producto ni de una guerra mundial entre los bloques, ni de la ofensiva del proletariado, sólo puede entenderse como la expresión mayor de la entrada en la fase de descomposición. Sin embargo, las tendencias a la pérdida de control y a la exacerbación del cada uno para sí que esta implosión manifiesta, fueron en gran parte disimuladas y contrarrestadas: al principio, por la recuperación del prestigio de la "democracia" y del hecho de su “victoria sobre el comunismo” (campañas sobre la muerte del comunismo y la superioridad del modo democrático de gobierno); luego por la primera guerra del Golfo (1991) -desatada en nombre de las Naciones Unidas contra Saddam Husein- que permite a Bush padre imponer una "coalición internacional de Estados" bajo la dirección de los Estados Unidos y así frenar en un primer momento, la tendencia al cada uno para sí de los buitres imperialista; finalmente, por el hecho de que el colapso económico resultante de la implosión del bloque del Este sólo afecta a los antiguos países del bloque ruso, una parte particularmente atrasada del capitalismo, y perdona en gran medida a los países industrializados.
c) A comienzos del siglo 21º, la expansión de la descomposición se manifiesta sobre todo en la explosión del cada uno para sí y del caos en el plano imperialista. El ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono por parte de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 y la respuesta militar unilateral de la administración Bush, abre de par en par la "caja de Pandora" de la descomposición: con el ataque y la invasión de Irak en 2003, desafiando las convenciones u organizaciones internacionales y sin tener en cuenta la opinión de sus principales "aliados", la primera potencia mundial pasa del status de gendarme del orden mundial a la de agente principal del cada uno para sí y del caos. La ocupación de Irak, seguida de la guerra civil en Siria (2011) potenció el cada uno para sí imperialista no sólo en el Medio Oriente sino en todo el planeta. También acentúan la tendencia a la baja del liderazgo estadounidense, a medida que Rusia vuelve al primer plano -en particular a través de un papel imperialista “perturbador” en Siria- y que China está ganando fuerza rápidamente como potencia que reta a la superpotencia estadounidense.
d) En las dos primeras décadas del siglo 21º, el crecimiento cuantitativo y cualitativo del terrorismo, favorecido por la expansión del caos y la barbarie guerrera en el mundo, ocupa un lugar central en la vida de la sociedad como instrumento de guerra entre Estados. Esto llevó a la constitución de un nuevo Estado, “el Estado Islámico” (Daesh), con su ejército, su policía, su administración, sus escuelas, de las cuales el terrorismo es el arma preferida y que desató una oleada de atentados suicidas en el Oriente Medio y en las metrópolis de los países industrializados. “La constitución de Daesh en 2013-14 y los atentados en Francia en 2015-16, en Bélgica y en Alemania en 2016, representan otra etapa importante de primer plano de este proceso”8. Esta expansión de este terrorismo ‘kamikaze’ va de la mano con el aumento del radicalismo religioso irracional y fanático por todo el mundo, desde Oriente Medio hasta Brasil, desde Estados Unidos hasta la India.
e) En 2016-17 el referéndum del Brexit en Gran Bretaña y el ascenso de Trump en los EE. UU. revelan el tsunami populista que constituye una nueva manifestación particularmente destacada de la profundización de la descomposición. “El auge del populismo es una expresión, en las circunstancias actuales, de la creciente pérdida de control por parte de la burguesía, del funcionamiento de la sociedad resultante fundamentalmente de lo que está en el centro de su descomposición: la incapacidad de ambas clases fundamentales de la sociedad para dar respuesta a la insoluble crisis en la que se hunde la economía capitalista. En otras palabras, la descomposición resulta fundamentalmente de la impotencia de la clase dominante, de una impotencia que tiene su origen en su incapacidad para superar esta crisis de su modo de producción y que tiende cada vez más a afectar su aparato político. Entre las causas actuales de la oleada populista se encuentran las principales manifestaciones de la descomposición social: el auge de la desesperación, del nihilismo, de la violencia, de la xenofobia, asociada a un creciente rechazo a las "élites" (los "ricos", los políticos, los tecnócratas) y en una situación en la que la clase obrera es incapaz de presentar, ni siquiera en forma embrionaria, una alternativa”9. Si esta oleada populista afecta particularmente a las burguesías de los países industrializados, también se encuentra en otras regiones del mundo en la forma de la llegada al poder de líderes fuertes y “carismáticos” (Orban, Bolsonaro, Erdogan, Modi, Duterte, ...) a menudo con el apoyo de sectas o movimientos extremistas de inspiración religiosa (iglesias evangélicas en América Latina o África, Hermanos Musulmanes en Turquía, movimientos racistas identitarios hindúes en el caso de Modi).
La fase de descomposición tiene ya 30 años de historia y el breve repaso de esta última muestra cómo el pudrimiento del capitalismo se ha extendido y profundizado a través de fenómenos que han ido afectando progresivamente cada vez más aspectos de la sociedad, y que constituyen los ingredientes que provocaron el carácter explosivo de la crisis planetaria del Covid-19. Ciertamente, durante estos 30 años, la progresión de los fenómenos fue discontinua, pero se desarrolló en diferentes niveles (crisis ecológica, cada uno para sí imperialista, fragmentación de Estados, terrorismo, revueltas sociales, pérdida de control del aparato político, pudrimiento ideológico), socavando cada vez más los intentos del capitalismo de Estado de contrarrestar su avance y de mantener un cierto marco compartido. Por tanto, si los diversos fenómenos alcanzaron un nivel apreciable de intensidad, aparecieron hasta entonces como “una proliferación de síntomas sin aparente interconexión, a diferencia de los períodos anteriores de la decadencia del capitalismo que fueron definidos y dominados por hitos tan evidentes como la guerra mundial o la revolución proletaria”10. Este es precisamente el significado de la crisis del Covid-19, ser -como la implosión del bloque del Este- altamente emblemática de la fase de descomposición al acumular los factores de putrefacción del sistema.
Al igual que las diversas manifestaciones de la decadencia (guerras mundiales, crisis económicas generalizadas, militarismo, fascismo y estalinismo, …), también hay una acumulación de manifestaciones de la fase de descomposición. La magnitud del impacto de la crisis del Covid-19 se explica no sólo por esta acumulación, sino también por la interacción de las expresiones ecológicas, sanitarias, sociales, políticas, económicas e ideológicas de la descomposición en una especie de espiral nunca observada hasta entonces, que ha conducido a una tendencia a la pérdida de control de cada vez más aspectos de la sociedad y al estallido de ideologías irracionales, extremadamente peligrosas para el futuro de la humanidad.
a) Covid-19 y destrucción de la naturaleza
La pandemia es claramente una expresión de la ruptura de la relación entre la humanidad y la naturaleza, que ha alcanzado una intensidad y una dimensión planetaria incomparables, con la decadencia del sistema y, en particular, con la última fase de esta decadencia, la de la descomposición, más específicamente a través del crecimiento y la concentración urbanos descontrolados (proliferación de barrios marginales superpoblados) en las regiones periféricas del capitalismo, la deforestación y el cambio climático. Así, en el caso del Covid-19, un estudio reciente de investigadores de las universidades de Cambridge, Hawái y del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (en la revista Science of the Total Environment) indicaría que los cambios climáticos en China del Sur a lo largo del siglo pasado habrían favorecido la concentración en la región de especies de murciélagos, que portan miles de coronavirus, y permite la transmisión del SARS-CoV-2, probablemente a través del pangolín, a los humanos11
Durante décadas, la destrucción irremediable del mundo natural ha generado un peligro creciente de catástrofes ambientales, pero también de salud, como ya lo han mostrado las epidemias de SARS, H1N1 o Ébola, que, por suerte, no se han convertido en pandemias. Por tanto, aunque el capitalismo tiene las fuerzas tecnológicas que son capaces de enviar hombres a la Luna, de producir armas monstruosas capaces de destruir el planeta decenas de veces, no ha podido adquirir los medios necesarios para remediar los problemas ecológicos y de salud, lo que condujo al desencadenamiento de la pandemia del Covid-19. El hombre está cada vez más separado de su "cuerpo orgánico" (Marx) y la descomposición social acentúa esta tendencia.
b) Covid-19 y recesión económica
Al mismo tiempo, las medidas de austeridad y de reestructuración en las investigaciones y en los sistemas de salud, que se han intensificado aún más desde la recesión de 2007-2011, han reducido la disponibilidad de hospitales y ralentizado, si no detenido, la investigación sobre los virus de la familia de los Covid, mientras que diferentes epidemias habían advertido de la peligrosidad de estos. Por otro lado, durante la pandemia, el objetivo primordial de los países industrializados siempre ha sido mantener intactas las capacidades de producción el mayor tiempo posible (y, en su extensión, guarderías, jardines de niños y educación primaria y secundaria para que los padres puedan ir a trabajar) sabiendo que las empresas y las escuelas constituyen importantes fuentes de contagio, a pesar de las medidas tomadas (llevar cubrebocas, mantener la debida distancia, etc.). En particular, durante el desconfinamiento del verano de 2020, la burguesía jugó cínicamente con la salud de las poblaciones en nombre de la primacía de la economía, que siempre ha prevalecido, aunque esto contribuyera al surgimiento de una nueva oleada de la pandemia, a la repetición de los confinamientos y al aumento del número de hospitalizaciones y de muertes.
c) Covid-19 y el cada uno para sí imperialista
La acentuación del cada uno para sí entre los Estados ha constituido desde el inicio un poderoso estímulo para la propagación de la pandemia e incluso ha incitado a su explotación con fines hegemónicos. Primero, los intentos iniciales de China para encubrir el brote del virus y su negativa a proporcionar información a la OMS favorecieron en gran medida la expansión inicial de la pandemia. Luego, la persistencia de la pandemia y sus diversas oleadas, así como el número de víctimas, se han visto favorecidos por el rechazo de varios países a "compartir" sus existencias de material sanitario con sus vecinos, debido al creciente caos en la cooperación entre los distintos países, incluida -y sobre todo- dentro de la UE, con miras a armonizar las políticas de control de la contaminación o las políticas de elaboración y compra de vacunas, y también a través de la "carrera de vacunas" entre los gigantes farmacéuticos competidores (con jugosas ganancias para los ganadores), en lugar de reunir al conjunto de conocedores disponibles en medicina y farmacología. Finalmente, la "guerra de las vacunas" se está librando entre los Estados: así, la Comisión Europea inicialmente se negó a reservar 5 millones de dosis adicionales de la vacuna propuestas por Pfizer-BioNTech bajo la presión de Francia, que exigía un pedido adicional equivalente para la empresa francesa Sanofi; la vacuna AstraZeneca / Universidad de Oxford está reservada en prioridad para Inglaterra en detrimento de los pedidos de la UE; además, las vacunas chinas (Sinovac), rusas (Sputnik V), indias (BBV152) o americanas (Moderna) son ampliamente utilizadas por estos Estados como instrumentos de la política imperialista. La competencia entre Estados y la explosión del cada uno para sí han acentuado el caos aterrador en la gestión de la crisis pandémica.
d) Covid-19 y la pérdida de control de la burguesía sobre su aparato político
La pérdida de control sobre el aparato político era ya una de las características que marcaron la implosión del bloque del Este, pero apareció entonces como una especificidad ligada al carácter particular de los regímenes estalinistas. La crisis de refugiados (2015-16), la emergencia de las revueltas sociales contra la corrupción de las élites y, sobre todo, el maremoto populista (2016), todo ello manifestaciones que ciertamente ya estaban presentes, pero con menos protagonismo en décadas pasadas, pondrán de manifiesto, a partir de la segunda mitad de la década 2010-2020, la importancia de este fenómeno como expresión de la progresión de la descomposición. Esta dimensión jugará un papel determinante en la extensión de la crisis de Covid-19. El populismo y, en particular, los dirigentes populistas como Bolsonaro, Johnson o Trump han favorecido la expansión y el impacto letal de la pandemia a través de su política "vandálica": han banalizado el Covid-19 como una simple gripe, han favorecido la aplicación incoherente de una política de limitación de los contagios, expresando abiertamente su escepticismo hacia ella, y han saboteado cualquier colaboración internacional. Así, Trump transgredió abiertamente las medidas sanitarias recomendadas, acusó abiertamente a China (el "virus chino") y rechazó cualquier cooperación con la OMS.
Este "vandalismo" expresa de forma emblemática la pérdida de control por parte de la burguesía de su aparato político: tras mostrarse inicialmente incapaces de limitar la propagación de la pandemia, las distintas burguesías nacionales no lograron coordinar sus acciones y establecer un amplio sistema de "pruebas" y "seguimiento y localización" para controlar y limitar nuevas oleadas de contagio de Covid-19. Por último, el lento y caótico despliegue de la campaña de vacunación vuelve a poner de manifiesto las dificultades del Estado para gestionar adecuadamente la pandemia. La sucesión de medidas contradictorias e ineficaces ha alimentado el escepticismo y la desconfianza crecientes de la población hacia las directivas gubernamentales: "Es evidente que, en comparación con la primera oleada, los ciudadanos tienen más dificultades para adherirse a las recomendaciones" (D. Le Guludec, Presidente de la Alta Autoridad Sanitaria francesa, LMD 800, noviembre de 2020). Esta preocupación está muy presente al seno de los gobiernos de los países industrializados (desde Macron hasta Biden), instando a la población a seguir las recomendaciones y directrices de las autoridades.
e) Covid-19 y rechazo a las élites, las ideologías irracionales o la creciente desesperación
Los movimientos populistas no sólo se oponen a las élites, sino que también favorecen el desarrollo de las ideologías nihilistas y los sectarismos religiosos más retrógrados, ya reforzados por la profundización de la fase de descomposición. La crisis del Covid-19 ha provocado una explosión sin precedentes de visiones conspirativas y anticientíficas, que alimentan la impugnación de las políticas sanitarias de los Estados. Las teorías de la conspiración abundan y difunden concepciones totalmente fantasiosas sobre el virus y la pandemia. Además, dirigentes populistas como Bolsonaro y Trump han expresado abiertamente su desprecio por la ciencia. La propagación exponencial del pensamiento irracional y el cuestionamiento de la racionalidad científica durante la pandemia es una ilustración sorprendente de la aceleración de la descomposición.
El rechazo populista a las élites junto con las ideologías irracionales ha exacerbado una impugnación cada vez más violenta sobre un terreno puramente burgués de las medidas gubernamentales, como los toques de queda y los confinamientos. Esta rabia anti-élite y anti-Estado ha estimulado el surgimiento de grandes mítines (Dinamarca, Italia, Alemania) o de disturbios "vandálicos", nihilistas y anti-Estado contra las restricciones (al grito de "¡Libertad!", "por nuestros derechos y nuestra vida"), contra la "dictadura del confinamiento" o aún contra el "engaño de un virus que no existe", como los que estallaron en enero en Israel, Líbano, España y sobre todo en muchas ciudades de los Países Bajos.
Los efectos de la fase de descomposición afectaron primero a las zonas periféricas del sistema: países del Este con la implosión del bloque soviético y la antigua Yugoslavia, guerras en Oriente Medio, tensiones bélicas en Asia (Afganistán, Corea, conflicto fronterizo chino-indio), hambrunas, guerras civiles, caos en África. Esto cambia con la crisis de los refugiados, que ha provocado un flujo masivo de solicitantes de asilo hacia Europa, o con el éxodo de poblaciones desesperadas de México y Centroamérica hacia Estados Unidos. A esto le siguieron los atentados yihadistas en Estados Unidos y en el corazón de Europa y, finalmente, el tsunami populista de 2016. En la segunda década del siglo 21, el centro de los países industrializados se ve cada vez más afectado y esta tendencia se confirma dramáticamente con la crisis del Covid-19.
La pandemia está golpeando con fuerza el corazón del capitalismo, especialmente en Estados Unidos. En comparación con la crisis de 1989, la implosión del bloque del Este, que abrió la fase de descomposición, una diferencia crucial hoy es precisamente que la crisis del Covid-19 no afecta a una parte particularmente atrasada del modo de producción capitalista, que no puede por tanto presentarse como una victoria del "capitalismo democrático", ya que impacta, por el contrario, el centro del sistema capitalista a través de las democracias de Europa y los Estados Unidos. Como un bumerán, los peores efectos de la descomposición, que el capitalismo había empujado durante años a la periferia del sistema, regresan ahora a golpear con fuerza a los países industrializados, que se encuentran actualmente en el centro de la tormenta y están lejos de librarse de todos sus efectos. Este impacto en los países industrializados centrales ya había sido subrayado por la CCI en términos de control del juego político, en particular a partir de 2017, pero hoy, las burguesías americana, inglesa y alemana (y tras ellas las de los demás países industrializados) se encuentran en el centro del huracán pandémico y de sus consecuencias a nivel sanitario, económico, político, social e ideológico.
Entre los países centrales, es el más poderoso de ellos, la superpotencia estadounidense, el que más está sufriendo el impacto de la crisis de Covid19: el mayor número absoluto de infecciones y muertes del mundo, una situación sanitaria deplorable, una administración presidencial "vandálica" que ha gestionado la pandemia de forma catastrófica y que -en el plano internacional- ha aislado al país con relación a sus aliados anteriores, una economía en dificultades; un presidente que ha desacreditado las elecciones, ha convocado una marcha hacia el parlamento, ha profundizado las divisiones dentro del país y ha alimentado la desconfianza hacia la ciencia y los datos racionales, calificados fake news. Hoy, Estados Unidos constituye el epicentro de la descomposición.
¿Cómo se explica que la pandemia parezca afectar menos a la "periferia" del sistema esta vez (número de infecciones, número de muertes), y en particular a Asia y África? Por supuesto, hay una serie de razones circunstanciales: el clima, la densidad de población o el aislamiento geográfico (como muestran los casos de Nueva Zelanda, Australia o Finlandia en Europa), pero también la relativa fiabilidad de los datos: por ejemplo, la cifra de muertes por Covid-19 en 2020 en Rusia resulta ser tres veces superior a la oficial (185,000 en lugar de 55,000), según una de las viceprimeras ministras Tatjana Golikova, basándose en el exceso de mortalidad (De Morgen, 29.12.2020).
Más fundamentalmente, el hecho que Asia y África tengan experiencia previa en la gestión de pandemias (N1N1, Ébola) ha jugado sin duda a su favor. En segundo lugar, existen diversas explicaciones de carácter económico (la densidad más o menos elevada de los intercambios y contactos internacionales, la elección de un confinamiento limitado que permite continuar la actividad económica), social (una población de edad avanzada "aparcada" por centenares en "residencias de ancianos"), médica (una esperanza de vida media más o menos elevada: ver Francia: 82,4/ Vietnam: 76/ China: 76,1/ Egipto: 70,9/ Filipinas: 68,5/ Congo: 64,7 y una resiliencia más o menos elevada a las enfermedades). Además, los países de África, Asia y América Latina sufren y sufrirán un fuerte impacto indirecto de la pandemia a través de los retrasos en la vacunación en la periferia, los efectos económicos de la crisis de Covid-19 y la ralentización del comercio mundial, como indica el actual peligro de hambrunas en América Central debido a la recesión económica. Por último, el hecho que los países europeos y Estados Unidos eviten en lo posible imponer confinamientos y controles drásticos y brutales, como los decretados en China, está sin duda también relacionado con la prudencia de la burguesía ante una clase obrera, desorientada pero no vencida, que no está dispuesta a dejarse "encerrar" por el Estado. La pérdida de control de su aparato político y la cólera en el seno de una población enfrentada al colapso de los servicios de salud y al fracaso de las políticas sanitarias, le imponen aún más, actuar con circunspección.
Frente a un medio político proletario que, tras negar las pasadas expresiones de la descomposición, considera la crisis pandémica como un episodio transitorio, la CCI debe subrayar, por el contrario, que la magnitud de la crisis de Covid-19 y sus consecuencias implica que no habrá "vuelta a la normalidad". Aunque la profundización de la descomposición, como fue el caso para la decadencia, no es lineal, aunque la salida del populista Trump y la llegada al poder de Biden en la primera potencia mundial puedan presentar, inicialmente, la imagen de una estabilización ilusoria, hay que ser conscientes de que diferentes tendencias surgidas durante la crisis del Covid-19 marcan una aceleración del proceso de putrefacción en la raíz y de destrucción del sistema.
En 2007, nuestro análisis aún concluía que "Paradójicamente, la situación económica del capitalismo es el aspecto de esta sociedad que menos se ve afectado por la descomposición. Esto se debe principalmente a que es precisamente esta situación económica la que determina en última instancia los demás aspectos de la vida de este sistema, incluidos los que son objeto de descomposición. (...). Hoy en día, a pesar de todos los discursos sobre el "triunfo del liberalismo", sobre el "libre ejercicio de las leyes del mercado", los Estados no han renunciado ni a la intervención en la economía de sus respectivos países, ni a la utilización de estructuras encargadas de regular las relaciones entre ellos en cierta medida, creando incluso otras nuevas, como la Organización Mundial del Comercio"12. Hasta entonces, la crisis económica y la descomposición estaban separadas por la acción de los Estados, y la primera no parecía verse afectada por la segunda.
De hecho, los mecanismos internacionales del capitalismo de Estado, desplegados en el marco de los bloques imperialistas (1945-89), se habían mantenido a partir de los años 1990 por iniciativa de los países industrializados como paliativo a la crisis y como escudo protector contra los efectos de la descomposición. La CCI había entendido los mecanismos multilaterales de cooperación económica y una cierta coordinación de las políticas económicas no como una unificación del capital a nivel mundial, ni como una tendencia al super-imperialismo, sino como una colaboración entre las burguesías a nivel internacional para regular y organizar el mercado y la producción mundial, para enlentecer y reducir el peso del hundimiento en la crisis, para evitar el impacto de los efectos de la descomposición en el terreno neurálgico de la economía y, finalmente, para proteger el corazón del capitalismo (Estados Unidos, Alemania, ...). Sin embargo, este mecanismo de resistencia contra la crisis y la descomposición tendía a erosionarse cada vez más. Desde 2015, varios fenómenos han comenzado a expresar esa erosión: una tendencia a un considerable debilitamiento de la coordinación entre países, en particular en lo que respecta a la recuperación económica (y que contrasta claramente con la respuesta coordinada puesta en marcha ante la crisis de 2008-2011); una fragmentación de las relaciones entre los Estados y al seno de ellos. Desde 2016, el voto a favor del Brexit y la presidencia de Trump han aumentado la parálisis y el riesgo de fragmentación de la Unión Europea y han intensificado la guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como las tensiones económicas entre Estados Unidos y Alemania.
Una de las principales consecuencias de la crisis del Covid-19 es el hecho que los efectos de la descomposición, la acentuación del cada uno para sí y la pérdida de control, que hasta entonces habían afectado principalmente a la superestructura del sistema capitalista, tienden ahora a impactar directamente a la base económica del sistema, a su capacidad de gestionar las sacudidas económicas en el hundimiento de su crisis histórica. "Cuando desarrollamos nuestro análisis de la descomposición, consideramos que este fenómeno afectaba a la forma de los conflictos imperialistas (véase "Militarismo y descomposición Revista Internacional 64) y también a la toma de conciencia del proletariado. Por el contrario, habíamos considerado que no tenía ningún impacto real en la evolución de la crisis del capitalismo. Si el actual auge del populismo debía desembocar en la llegada al poder de esta corriente en algunos de los principales países de Europa, podríamos ver cómo se desarrolla ese impacto de la descomposición" (Informe sobre la descomposición hoy, 22º Congreso de la CCI, 2017). En efecto, la perspectiva planteada en 2017 se ha materializado rápidamente y ahora debemos considerar que la crisis económica y la descomposición interactúan y se influyen mutuamente cada vez más.
Así, las restricciones presupuestarias en las políticas de salud y en la atención hospitalaria han favorecido la expansión de la pandemia, lo que a su vez ha provocado un colapso del comercio mundial, y de las economías, especialmente de los países industrializados (los PIB de los principales países industrializados en 2020 presentan tasas negativas jamás vistos desde la Segunda Guerra Mundial). La recesión económica será a su vez un estímulo a la profundización del pudrimiento de la superestructura. Por otra parte, la acentuación del cada uno para sí y la pérdida de control que marcaron globalmente la crisis del Covid-19 contagian ahora también a la economía. Es sorprendente la falta de concertación internacional entre los países centrales en el plano económico (ninguna reunión del G7, G8 o G20 en 2020) y también es evidente la falta de coordinación de las políticas económicas y sanitarias entre los países de la UE. Ante la presión de las contradicciones económicas en el seno de los propios países centrales del capitalismo, ante las vacilaciones de China sobre su política (seguir abriéndose al mundo o iniciar un repliegue nacionalista estratégico hacia Asia), los choques a nivel de la base económica tenderán a ser cada vez más fuertes y caóticos.
En los años anteriores, hemos asistido a una exacerbación de las tensiones al seno de las burguesías y entre ellas. En particular, con la llegada al poder de Trump y la puesta en marcha del Brexit, esto se ha manifestado intensamente a nivel de las burguesías estadounidense e inglesa, consideradas hasta entonces como las más estables y experimentadas del mundo: las consecuencias de la crisis del Covid-19 sólo pueden agudizar aún más estas tensiones:
La burguesía inglesa se adentra en la niebla post-Brexit habiendo perdido el apoyo del gran hermano americano por la derrota de Trump mientras sufre todas las consecuencias de la pandemia. En cuanto al Brexit, el descontento con el difuso acuerdo con la UE aparece tanto entre los que no lo querían (los escoceses, los norirlandeses) como entre los que querían un Brexit duro (los pescadores), mientras que no hay (¿todavía?) acuerdo con la UE en materia de servicios (el 80% del comercio) y las tensiones entre la UE y el Reino Unido aumentan (sobre las vacunas, por ejemplo). En cuanto a la crisis del Covid-19, Inglaterra ha tenido que reconfigurarse a toda prisa; ha superado la barrera de los 120,000 muertos y está sometida a una terrible presión en sus servicios sanitarios. Mientras tanto, la situación es deletérea dentro de sus principales partidos políticos, los Tories y los laboristas, ambos sumidos en una grave crisis interna.
La exacerbación de las tensiones entre Estados Unidos y otros Estados fue evidente bajo la administración Trump: "El vandalismo de un Trump que puede denunciar los compromisos internacionales estadounidenses de la noche a la mañana, desafiando las reglas establecidas, representa un nuevo factor de incertidumbre y de impulso al cada uno para sí. Este es una indicación más de la nueva etapa que inicia el sistema capitalista al hundirse en la barbarie y el abismo del militarismo extremo” (Resolución sobre la situación internacional punto 13, 23er Congreso de la CCI). Pero dentro de la propia burguesía estadounidense, las tensiones también son altas. Esto ya se había manifestado con respecto a la estrategia a adoptar para asegurar el mantenimiento de su supremacía durante la catastrófica aventura iraquí de Bush Junior: "El ascenso en 2001 a jefe del Estado estadounidense de los "neoconservadores" representó una verdadera catástrofe para la burguesía estadounidense. (...). De hecho, la llegada del equipo Cheney, Rumsfeld y compañía a las riendas del Estado no fue simplemente el resultado de un monumental "error de presentación" por parte de esta clase. Si esta agravó considerablemente la situación de los Estados Unidos sobre el plano imperialista, ya era la manifestación del estancamiento en el que se encontraba este país enfrentado a una creciente pérdida de su liderazgo, y más en general al desarrollo del "cada uno para sí" en las relaciones internacionales que caracterizan la fase de descomposición" (Resolución sobre la situación internacional 17º Congreso de la CCI, Revista Internacional 130, 2007). Pero con la política "vandálica" de Trump y la crisis del Covid-19, las oposiciones dentro de la burguesía estadounidense se han mostrado mucho más amplias (inmigración, economía) y, sobre todo, la capacidad del aparato político para mantener la cohesión de una sociedad fragmentada parece haber sido socavada. De hecho, “la unidad” y “la identidad” nacional presentan debilidades congénitas que las hacen vulnerables a la descomposición. Por lo tanto, la existencia de grandes comunidades étnicas y migrantes que sufren una discriminación racial desde los orígenes de los Estados Unidos -algunas de las cuales están excluidas de la vida "oficial"-, el peso de las iglesias y sectas propagando el pensamiento irracional y anticientífico, la gran autonomía de gestión de los Estados de la "Unión Americana" con relación al gobierno federal --(por ejemplo, hay un movimiento independentista en Texas), la oposición cada vez más fuerte entre los Estados de las costas Este y Oeste (California, Oregón, Washington, Nueva York, Massachusetts, ...) aprovechan plenamente la "globalización" y los Estados del Sur (Tennessee, Luisiana, ...) del cinturón de óxido (Indiana, Ohio, ...) y el centro profundo (Oklahoma, Kansas, ...), mucho más favorables a un enfoque más proteccionista-- tienden a favorecer una fragmentación de la sociedad estadounidense, a pesar de que el Estado federal todavía está lejos de perder el control de la situación. Sin embargo, el vodevil del desafío al proceso y los resultados de las últimas elecciones presidenciales, así como el "asalto" del Capitolio por parte de los partidarios de Trump a la vista del mundo entero, como en cualquier república bananera, confirma la acentuación de esta tendencia a la fragmentación13.
En cuanto a la futura exacerbación de las tensiones dentro y entre burguesías, merecen ser aclarados dos puntos:
El advenimiento de la administración Biden no significa la reducción de las tensiones intra e interburguesas, y en particular el fin de la impronta sobre la política interior y exterior del populismo trumpiano: por un lado, cuatro años de imprevisibilidad y vandalismo de Trump, recientemente todavía con respecto a la gestión catastrófica de la pandemia, marcan profundamente la situación interna de los Estados Unidos, la fragmentación de la sociedad estadounidense, así como su posicionamiento internacional. Además, Trump habrá hecho todo durante el último período de su presidencia para hacer la situación aún más caótica para su sucesor (véase la carta de los últimos 10 ministros de Defensa instando a Trump a no involucrar a los militares al desafiar los resultados de las elecciones en diciembre de 2020, y en la ocupación del Congreso por sus partidarios). En segundo lugar, el resultado obtenido por Trump durante las elecciones muestra que aproximadamente la mitad de la población comparte sus ideas y en particular su aversión a las élites políticas. Finalmente, el control de Trump y sus puntos de vista sobre gran parte del Partido Republicano anuncia una gestión difícil para la poco popular (fuera de las élites políticas) administración Biden. Su victoria se debe más a la polarización anti-Trump que al entusiasmo por el programa del nuevo presidente.
Además, si a nivel de la forma y en algunas áreas -como la política, la climática o la inmigración- la administración Biden tenderá a romper con la política de Trump, su política interna de "venganza" contra las élites de ambas costas, contra la "América profunda" (los temas de los combustibles fósiles y del "muro" están precisamente relacionados con esto) y su política externa, marcada por el mantenimiento de la política de Trump en el Medio Oriente y por un fortalecimiento de la confrontación con China (ver la actitud dura de Biden hacia Xi en su primera entrevista telefónica y la petición de Estados Unidos a la UE de revisar su tratado comercial con China) sólo puede conducir eventualmente a una mayor inestabilidad dentro de la burguesía estadounidense y entre las burguesías.
Oficialmente, China se presenta como el "país que ha vencido la pandemia". ¿Cuál es su situación en realidad? En respuesta, se trata de evaluar el impacto a corto y largo plazo (control efectivo de la pandemia) y el impacto a mediano plazo de la crisis del Covid-19.
China tiene una responsabilidad abrumadora a nivel del surgimiento y la expansión de la pandemia. Tras la epidemia del SARS en 2003, se han establecido protocolos para que las autoridades locales notifiquen a las autoridades centrales; ya con la epidemia de peste porcina en 2019, ha quedado claro que esto no estaba funcionando porque en el capitalismo de Estado estalinista los responsables locales temían por sus carreras/promociones si anunciaban las malas noticias. Lo mismo a principios del Covid-19 en Wuhan. Fueron las "oposiciones ciudadanas democráticas" las que finalmente pasaron la información y, en consecuencia, con retraso, llevaron la información al nivel central. El "nivel central" brilló inicialmente por su ausencia: no notificó a la OMS y durante 3 semanas, Xi estuvo ausente: tres semanas preciosas perdidas. Desde entonces, China ha seguido negándose a proporcionar a la OMS datos verificables sobre el desarrollo de la pandemia en su territorio.
El impacto a corto plazo es sobre todo indirecto. A nivel directo, las cifras oficiales de contaminación y muertes no son fiables (estas últimas oscilan entre 30,000 y varios millones) y, según el New York Times podría ser que el propio gobierno chino ignore la extensión de la epidemia ya que las autoridades locales mienten sobre el número de infecciones, pruebas y muertes por temor a represalias provenientes del gobierno central. Sin embargo, la imposición de confinamientos despiadados y bárbaros a regiones enteras, encerrando literalmente a millones de personas en sus hogares durante semanas (nuevamente impuestos regularmente en los últimos meses), paralizaron totalmente la economía china durante varias semanas, lo que llevó a un desempleo masivo (205 millones en mayo de 2020) y a consecuencias desastrosas en términos de cultivos (en combinación con sequías, inundaciones e invasiones de saltamontes). Para 2020, el crecimiento de su PIB había disminuido en más de un 4% en comparación con 2019 (de +6,1% hasta el +1,9%); el consumo interno se mantuvo mediante una liberación total de créditos por parte del Estado.
A largo plazo, la economía china se enfrenta a la deslocalización de industrias estratégicas por parte de Estados Unidos y los países europeos, y a las dificultades de la "Nueva ruta de la seda" debido a los problemas financieros vinculados a la crisis económica, y exacerbados por la crisis del Covid-19 (financiación china pero sobre todo niveles de deuda de países "socios" como Sri Lanka, Bangladesh, Pakistán, Nepal...) pero también por la creciente desconfianza por parte de muchos países y la presión anti-China de los Estados Unidos. Además, no es de extrañar que en 2020 se haya producido un desplome del valor financiero de las inversiones inyectadas en el proyecto de la “Nueva ruta de la seda” (-64%).
La crisis del Covid-19 y los obstáculos encontrados por la "Nueva ruta de la seda" también han exacerbado las tensiones cada vez más manifiestas en la cabeza del Estado chino, entre la facción "economista", que se centra principalmente en la globalización económica y el "multilateralismo" para continuar la expansión capitalista de China, y la facción "nacionalista" que exige una política más musculosa y que enfatiza la fuerza ("China que derrotó al Covid") frente a las amenazas internas (uigures, Hong Kong, Taiwán) y externas (tensiones con Estados Unidos, India y Japón). En la perspectiva del próximo Congreso Popular en 2022, que deberá nombrar al nuevo (o confirmar al viejo) presidente, la situación en China, por lo tanto, también es particularmente inestable.
"Como señaló la Izquierda Comunista de Francia en su órgano de prensa Internationalisme en 1952, el capitalismo de Estado no es una solución a las contradicciones del capitalismo, incluso si puede retrasar sus efectos, sino es su expresión. Por lo tanto, la capacidad del Estado para mantener la cohesión de una sociedad en declive, por muy generalizada que sea, está destinada a debilitarse con el tiempo y, en última instancia, a convertirse en un factor agravante de las mismas contradicciones que intenta contener. La descomposición del capitalismo es el período durante el cual una creciente pérdida de control de la clase dominante y de su Estado se convierte en la tendencia dominante de la evolución social, lo que el Covid revela tan dramáticamente" (Informe sobre la pandemia Covid-19 y el período de descomposición capitalista (julio de 2020). Con la crisis pandémica, se expresa de una manera particularmente aguda la contradicción entre la necesidad de un intervencionismo masivo del capitalismo de Estado -para tratar de limitar los efectos de la crisis- y una tendencia opuesta a la pérdida de control y la fragmentación -exacerbada por estos intentos del Estado de mantener su control.
En particular, la crisis del Covid-19 marcó una aceleración en la pérdida de credibilidad de los aparatos estatales. Mientras que el capitalismo de Estado ha intervenido masivamente para hacer frente a los efectos de la crisis pandémica (medidas sanitarias, confinamientos, vacunación masiva, compensación financiera generalizada para amortiguar el impacto económico, ...), las medidas adoptadas en diferentes planos, a menudo han resultado ineficaces o han provocado nuevas contradicciones (la vacunación exacerba la oposición anti-Estado de los "antivacunas"; las compensaciones económicas para un sector suscita el descontento de otros). Por lo tanto, si el Estado es presentado para representar al conjunto de la sociedad y mantener su cohesión, esto es cada vez menos visto así por la sociedad: ante la apatía y la creciente irresponsabilidad de la burguesía, cada vez más evidentes también en los países centrales, la tendencia es ver al Estado como una estructura al servicio de las élites corruptas, también como una fuerza de represión. Como resultado, hay cada vez más dificultades para imponer reglas: en muchos países europeos, como por ejemplo en Italia, Francia o Polonia, y también en los Estados Unidos, se han producido manifestaciones contra las medidas gubernamentales de cierre de comercios o de confinamiento. En todas partes, especialmente entre los jóvenes, las campañas en las redes sociales parecen oponerse a estas reglas, como el hashtag "Ya no quiero jugar el juego" en Holanda.
La incapacidad de los Estados para hacer frente a la situación está simbolizada y afectada a la vez por el impacto del "vandalismo" populista. La perturbación del juego político de la burguesía en los países industrializados se manifestó prominentemente a principios del siglo XXI con los movimientos y partidos populistas, a menudo cercanos a la extrema derecha. Reveladores son así, el sorpresivo ascenso de Le Pen "en la final" de las elecciones presidenciales de 2002 en Francia, el fulgurante y espectacular avance de la "lista Pim Fortuyn" en los Países Bajos en 2001-2002, el gobierno de Berlusconi con el apoyo de la extrema derecha en Italia, el ascenso de Jorg Haider y el FPO en Austria, o el ascenso del Tea Party en Estados Unidos. En ese momento, la CCI tendía a vincular el fenómeno con la debilidad de la burguesía: "Dependen de la fuerza o de la debilidad de la burguesía nacional. En Italia, las debilidades y divisiones internas de la burguesía, incluso desde un punto de vista imperialista, tienden a traer de vuelta a una importante derecha populista. En Gran Bretaña, por el contrario, la casi inexistencia de un partido específico de extrema derecha está vinculada a la experiencia y al control superior del juego político por parte de la burguesía inglesa [¡sic!]”14. Si bien la tendencia a la pérdida de control es mundial y ha marcado a la periferia (países como Brasil, Venezuela, Perú en América Latina, Filipinas o India en Asia), ahora está afectando fuertemente a los países industrializados; a las burguesías históricamente más fuertes (Gran Bretaña) y hoy especialmente a Estados Unidos. Mientras que la oleada populista se deslizaba en el desafío del establishment, la llegada al poder de los populistas desacredita y desestabiliza aún más las estructuras estatales a través de su política "vandálica" (ver Trump, Bolsonaro, pero también el "gobierno populista" M5S y Lega en Italia), hasta el punto de que no están dispuestos, ni son capaces de hacerse cargo de los asuntos del Estado de manera responsable.
Estas observaciones van al encuentro de la tesis según la cual la burguesía, a través de estas medidas, está movilizando y sometiendo a la población para una marcha hacia una guerra generalizada. Las políticas sanitarias caóticas y la ineptitud de los Estados para afrontar la situación expresan, por el contrario, la dificultad de las burguesías de los países centrales para imponer su control a la sociedad. El desarrollo de esta tendencia puede dañar la credibilidad de las instituciones democráticas (sin que esto implique, en el contexto actual, el más mínimo refuerzo del terreno de la clase trabajadora) o por el contrario ver el desarrollo de campañas para la defensa de las mismas, incluso para el restablecimiento de una "verdadera democracia": así, durante el asalto al Capitolio, se opusieron aquellos que querían recuperar la democracia "tomada como rehén por las élites" ("el Capitolio es nuestro hogar") y aquellos que defendían la democracia contra un golpe populista.
El hecho de que la burguesía sea cada vez menos capaz de presentar una perspectiva para el conjunto de la sociedad también genera una aterradora expansión de ideologías alternativas irracionales y un creciente desprecio por un enfoque científico y razonado. Ciertamente, la descomposición de los valores de la clase dominante no es nueva. Apareció ya a finales de la década de 1960, pero el hundimiento cada vez más profundo en la descomposición, el caos y la barbarie fomentó el aumento del odio y de la violencia de ideologías nihilistas y de los sectarismos religiosos más retrógrados. La crisis del Covid-19 estimuló la expansión a gran escala de estos. Movimientos como QAnon, Wolverine Watchmen, Proud Boys o el movimiento Boogaloo en Estados Unidos, sectas evangélicas en Brasil, América Latina o África, sectas musulmanas sunitas o chiítas, pero también sectas hinduistas o budistas difunden teorías conspirativas y difunden concepciones totalmente fantasiosas sobre el virus, la pandemia, el origen (creacionismo) o el futuro de la sociedad. La extensión exponencial del pensamiento irracional y el rechazo de las contribuciones de la ciencia tenderán a acelerarse.
Las explosiones de revueltas populares contra la miseria y la barbarie guerrera estuvieron presentes desde el comienzo de la fase de descomposición y se están acentuando en el siglo XXI: Argentina (2001-2002), los suburbios franceses en 2005, Irán en 2009, Londres y otras ciudades inglesas en 2011, el estallido de disturbios en el Magreb y Oriente Medio en 2011-12 (la "Primavera Árabe"). Una nueva oleada de disturbios sociales estalla en Chile, Ecuador o Colombia (2019), Irán (en 2017-18 y nuevamente en 2019-20), en Irak, en el Líbano (2019-2020), pero también en Rumanía (2017) en Bulgaria (2013 y 2019-2020) o en Francia con el movimiento de los "chalecos amarillos" (2018-2019) y, con características específicas, en Ferguson (2014) y Baltimore (2016) en los Estados Unidos. Estas revueltas muestran la creciente desesperación de las poblaciones que sufren la desestructuración de las relaciones sociales, sometidas a las consecuencias traumáticas y dramáticas de la pauperización vinculada al colapso económico o a las guerras interminables. Estas también están cada vez más dirigidas a la corrupción de las fracciones gobernantes y, en términos más generales, a las élites políticas.
A raíz de la prolongación de la crisis del Covid-19, tales estallidos de ira se multiplican, tomando la forma de manifestaciones e incluso revueltas. Tienden a cristalizarse alrededor de tres polos:
a) movimientos interclasistas, expresando una revuelta contra las consecuencias económicas y sociales de la crisis del Covid-19 (ejemplo de los "chalecos amarillos");
b) movimientos identitarios, de orígenes populistas (MAGA) o parcelarios, que tienden a exacerbar las tensiones entre los componentes de la población (como las revueltas raciales (BLM), pero también los movimientos de inspiración religiosa (en la India, por ejemplo), etc.);
c) movimientos anti-establishment y anti-Estado en nombre de la "libertad individual", de tipo nihilista, sin verdaderas "alternativas", como los movimientos "anti-vacunas" o movimientos conspiradores ("recuperar mis instituciones de las manos de las élites").
Estos tipos de movimientos a menudo conducen a disturbios y saqueos, sirviendo como una salida para las pandillas de jóvenes de los barrios minados por la descomposición. Si bien estos movimientos ponen en evidencia la importante pérdida de credibilidad de las estructuras políticas de la burguesía, ninguno de ellos ofrece, de ninguna manera, una perspectiva para la clase trabajadora. Cualquier revuelta contra el Estado no siempre es un terreno adecuado para el proletariado: por el contrario, lo desvían de su terreno de clase para encerrarlo en un campo que no es el suyo.
La pandemia ilustra el dramático empeoramiento de la degradación del medio ambiente, que está alcanzando niveles alarmantes según los hallazgos y pronósticos que ahora son unánimes en la comunidad científica y que la mayoría de los propios sectores burgueses de todos los países han retomado a su cuenta (Acuerdo de París, 2015): contaminación del aire de las ciudades y el agua oceánica, cambio climático con fenómenos meteorológicos cada vez más violentos, avance de la desertificación, aceleración de la desaparición de especies vegetales y animales que amenaza cada vez más el equilibrio biológico de nuestro planeta. "Todas estas calamidades económicas y sociales que, si bien revelan en general la decadencia misma, explican, por su acumulación y amplitud, el hundimiento en un completo estancamiento de un sistema que no tiene ningún futuro que ofrecer a la mayor parte de la población mundial, sino el de una barbarie creciente más allá de la imaginación. Un sistema cuyas políticas económicas, investigaciones e inversiones se llevan a cabo sistemáticamente en detrimento del futuro de la humanidad y, por lo tanto, en detrimento del futuro de este propio sistema" (Punto 7 de las Tesis sobre la descomposición).
La clase dominante es incapaz de aplicar las medidas necesarias debido a las mismas leyes del capitalismo y más específicamente debido a la exacerbación de las contradicciones causadas por el hundimiento en la descomposición; por lo tanto, la crisis ecológica sólo puede empeorar y conducir a nuevas catástrofes en el futuro. Sin embargo, en las últimas décadas, la burguesía ha recuperado la dimensión ecológica en un intento de poner de relieve la perspectiva de "reformas dentro del sistema". En particular, las burguesías de los países industrializados sitúan la "transición ecológica" y la "economía verde" en el centro de sus campañas actuales para hacer aceptar una perspectiva de austeridad draconiana en el marco de sus políticas económicas “posteriores al Covid” destinadas a reestructurar y fortalecer la posición competitiva de los países industrializados. Por lo tanto, están en el centro de los "planes de recuperación" de la Comisión Europea para los países de la UE y las medidas de estímulo de la administración Biden en Estados Unidos. Por lo tanto, la ecología será más que nunca una gran mistificación a ser combatida por los revolucionarios en los próximos años.
Este informe mostró que la pandemia no abre un nuevo período, sino que es en primer lugar un indicador del nivel de pudrimiento alcanzado durante los 30 años de fase de descomposición del capitalismo, un nivel a menudo subestimado hasta ahora. Al mismo tiempo, la crisis pandémica también anuncia una aceleración significativa de varios efectos de la descomposición en el próximo período, que se ilustra en particular por el impacto de la crisis del Covid-19 en la gestión de la economía por parte de los Estados y por sus efectos devastadores en los países industriales centrales, y en particular en la superpotencia estadounidense. Existen oportunidades para las contra tendencias puntuales, que pueden imponer una pausa o incluso una cierta reanudación del control por parte del capitalismo de Estado, pero estos acontecimientos específicos no significarán de ninguna manera que la dinámica histórica de hundimiento en la fase de descomposición, destacada en este informe, sea cuestionada.
Si la perspectiva no es a la guerra mundial generalizada (entre bloques imperialistas), el hundimiento actual en el cada uno para sí y la fragmentación trae, sin embargo, la siniestra promesa de una multiplicación de conflictos guerreros mortales, revueltas sin perspectivas ahogadas en sangre o catástrofes para la humanidad. "El curso de la historia es irreversible: la descomposición conduce, como su nombre indica, a la dislocación y putrefacción de la sociedad, a la nada. Dejada a su propia lógica, a sus últimas consecuencias, conduce a la humanidad al mismo resultado que la guerra mundial. Ser brutalmente aniquilada por una lluvia de bombas termonucleares en una guerra generalizada o por la contaminación, la radiactividad de las centrales nucleares, el hambre, las epidemias y las masacres de múltiples conflictos bélicos (donde también se podían utilizar armas atómicas), todo esto llega, en última instancia, a lo mismo. La única diferencia entre estas dos formas de aniquilación es que la primera es más rápida, mientras que la segunda es más lenta y causaría aún más sufrimiento" (Punto 11 de las Tesis sobre la Descomposición)
La continuación de la fase de descomposición también puede conducir a una disminución de la capacidad del proletariado para llevar a cabo su acción revolucionaria. Por lo tanto, este último está inmerso en una carrera contra reloj de frente al hundimiento de la sociedad en la barbarie de un sistema históricamente obsoleto. Por supuesto, las luchas de los trabajadores no pueden impedir el desarrollo de la descomposición, pero pueden detener los efectos de la descomposición, del cada uno para sí. Como recordatorio, "la decadencia del capitalismo era necesaria para que el proletariado estuviera en la medida de derrocar este sistema; por el contrario, el surgimiento del fenómeno histórico de la descomposición, resultado de la prolongación de la decadencia, en ausencia de la revolución proletaria, no constituye de ninguna manera una etapa necesaria para el proletariado en el camino de su emancipación" (Punto 12 de las Tesis sobre la Descomposición).
Por lo tanto, la crisis del Covid-19 crea una situación aún más impredecible y confusa. Las tensiones en diferentes niveles (salud, socioeconómico, militar, político, ideológico) generarán grandes choques sociales, revueltas populares masivas, disturbios destructivos, intensas campañas ideológicas, como la que rodea a la ecología. Sin marco para una sólida aprehensión de los acontecimientos, los revolucionarios no podrán desempeñar su papel de vanguardia política de la clase, sino que contribuirán, por el contrario, a su confusión, al declive de su capacidad para llevar a cabo su acción revolucionaria.
1 XIIIº Congreso de la CCI - Resolución sobre la situación internacional https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1167/xiii-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internaciona [176]
2 Ver Las teorías conspiranoicas una expresión de la descomposición ideológica del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del [177]
3 Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [178]
4 https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [166]
5 Tesis 4 de nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [84]
6 Según la Universidad John Hopkins a 6 de septiembre 2021 había 4.567.431 muertos en el mundo, más de 640000 en USA, más de 1250000 en Europa etc.
7 Resolución sobre la situación internacional del 8º Congreso de la CCI (1989) Revista Internacional nº 59 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200801/2143/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-viii-congreso-de-la-cc [179]
8 Ver Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017) https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017 [165]
9 Resolución sobre la situación internacional del 23º Congreso de la CCI, punto 3, Revista Internacional nº 164. https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [166]
10 Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el periodo de descomposición capitalista https://es.internationalism.org/content/4630/informe-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-el-periodo-de-descomposicion-capitalista [180]
11 Este texto fue redactado en julio de 2020, y no podía tener en cuenta información reciente que considera plausible la tesis de que la epidemia tuvo su origen en un accidente de laboratorio en Wuhan, China (véase al respecto el siguiente artículo: Origines du Covid-19 : l’hypothèse d’un accident à l’Institut de virologie de Wuhan relancée après la divulgation de travaux inédits (lemonde.fr) [181] Dicho esto, esta hipótesis, si se verifica, no disminuiría en absoluto nuestro análisis según el cual la Pandemia es un producto de la descomposición del capitalismo. Por el contrario, ilustraría que esto no escatima la investigación científica en un país cuyo crecimiento meteórico en las últimas décadas lleva el sello de la descomposición
12 XVIIº Congreso internacional - Resolución sobre la situación internacional Revista Internacional nº 130 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200708/2004/xvii-congreso-internacional-resolucion-sobre-la-situacion-internac [182]
13 Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [167]
14 Alza de la extrema derecha en Europa: ¿Existe hoy un peligro fascista? https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/241/alza-de-la-extrema-derecha-en-europa-existe-hoy-un-peligro-fascista [183]
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En su 23º Congreso Internacional, la CCI dejó claro que hay que distinguir entre el concepto de relaciones de fuerza entre las clases y el concepto de curso histórico. El primero se aplica a todas las fases de la lucha de clases, tanto en el periodo ascendente como en decadencia, mientras que el segundo se aplica sólo a la decadencia, y sólo en el período comprendido entre la antesala de la Primera Guerra Mundial y el colapso del bloque del Este en 1989. La idea de un curso histórico sólo tiene sentido en aquellas fases en las que es posible prever el movimiento general de la sociedad capitalista hacia la guerra mundial o hacia enfrentamientos de clase decisivos. Así, en los años 30, la Izquierda italiana fue capaz de reconocer que la derrota previa del proletariado mundial en los años 20 había allanado el camino para la Segunda Guerra Mundial, mientras que después de 1968 la CCI tenía razón al argumentar que, sin una derrota frontal de una clase obrera resurgente, el capitalismo no podría reclutar al proletariado para una Tercera Guerra Mundial. Por otra parte, en la fase de descomposición, producto de un impass histórico entre las clases, aunque la guerra mundial no esté al orden del día en un futuro previsible por la desintegración del sistema de bloques, el sistema puede deslizarse hacia otras formas de barbarie irreversible sin una confrontación frontal con la clase obrera.
En tal situación, resulta mucho más difícil reconocer cuándo se ha alcanzado un "punto de no retorno" y se ha enterrado definitivamente la posibilidad de la revolución proletaria.
Pero la "imprevisibilidad" de la descomposición no significa que los revolucionarios ya no se preocupen por evaluar la relación de fuerzas entre las clases. Este punto es obviamente afirmado por el título de la resolución del 23º Congreso sobre la lucha de clases: «Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases». Hay dos elementos clave de esta resolución que debemos destacar aquí:
- «en la relación de fuerza entre la burguesía y el proletariado, es siempre la clase dominante la que está a la ofensiva, excepto en una situación revolucionaria» (punto 11). A veces, las luchas defensivas de la clase obrera pueden rechazar los ataques de la burguesía, pero en la decadencia, la tendencia es que esas victorias sean cada vez más limitadas y efímeras: este es un factor central que hace que la revolución proletaria sea una necesidad además de una posibilidad en esta época;
- La primera forma de "medir" la relación de fuerzas es observar la tendencia de la clase obrera a desarrollar su autonomía de clase y a presentar su propia solución a la crisis histórica del sistema. En resumen, la tendencia a la politización -el desarrollo de la conciencia de clase hasta el punto en que la clase obrera comprende la necesidad de enfrentarse y derrocar el aparato político de la clase dominante y sustituirlo por su propia dictadura de clase.
Estos temas forman el "hilo rojo" de la resolución, como anuncia la primera parte:
- «A finales de la década de 1960, con el agotamiento del boom económico de la posguerra, la clase obrera había reaparecido en la escena social ante el empeoramiento de las condiciones de vida. Las luchas obreras que estallaron a escala internacional pusieron así fin al período de contrarrevolución más largo de la historia. Habían abierto un nuevo curso histórico hacia los enfrentamientos de clase, impidiendo así que la clase dominante aportara su propia respuesta a la aguda crisis del capitalismo: una 3ª guerra mundial. Este nuevo curso histórico estuvo marcado por la aparición de luchas masivas, especialmente en los países centrales de Europa Occidental con el movimiento de mayo de 1968 en Francia, seguido por el movimiento del "otoño caliente" en Italia en 1969 y muchos otros como en Argentina en la primavera de 1969 y en Polonia en el invierno de 1970-71. En estos movimientos masivos, amplios sectores de la nueva generación que no habían vivido la guerra volvieron a plantear la perspectiva del comunismo como una posibilidad.
En relación con este movimiento general de la clase obrera a finales de los años sesenta y principios de los setenta, hay que subrayar también el despertar internacional, a escala muy pequeña pero no menos significativa, de la izquierda comunista organizada, la tradición que se mantuvo fiel a la bandera de la revolución proletaria mundial durante la larga noche de la contrarrevolución. En este despertar, la constitución de la CCI significó una renovación y un impulso importante de la izquierda comunista en su conjunto1.
Frente a una dinámica basada en la tendencia a politizar las luchas obreras, la burguesía (que se había visto sorprendida por el movimiento de mayo del 68) desarrolló inmediatamente una contraofensiva a gran escala y a largo plazo para impedir que la clase obrera diera su propia respuesta a la crisis histórica de la economía capitalista: la revolución proletaria»2
A continuación la resolución expone a grandes rasgos cómo la burguesía, la clase maquiavélica por excelencia, ha utilizado todos los medios a su alcance para bloquear esta dinámica:
- «En un primer período, ofreciendo a la clase obrera una alternativa política puramente burguesa. A finales de los años sesenta y principios de los setenta, desviando sus aspiraciones hacia la falsa perspectiva de gobiernos de izquierda capaces de humanizar el capitalismo e incluso de instaurar una sociedad socialista, y a partir de finales de los años setenta, mediante la división del trabajo entre una derecha dura en el poder que lleva a cabo los brutales recortes del nivel de vida de la clase obrera exigidos por la crisis económica, y una "izquierda en la oposición" mejor situada para absorber la amenaza que suponen las oleadas de lucha que caracterizan este periodo;
- La utilización masiva de la extrema izquierda del capital (maoístas, trotskistas, etc.) para recuperar la creciente búsqueda de respuestas políticas por parte de una importante minoría de la nueva generación;
- El uso del sindicalismo radical e incluso de formas de organización "extra sindical" manipuladas por la extrema izquierda para vencer el creciente desencanto de los trabajadores con los sindicatos y el peligro de que los trabajadores lleguen a comprender políticamente el papel de los sindicatos en la era de la decadencia;
- El uso de la ideología corporativista y nacionalista para aislar las luchas obreras importantes y, si es necesario, aplastarlas mediante la represión estatal directa (véase la huelga de los mineros en Gran Bretaña y, a una escala mucho mayor, la huelga de masas en Polonia en 1980).
- La reorganización consciente de la producción y el comercio mundiales que se puso en marcha a partir de la década de 1980: la política de "globalización", si bien estaba determinada fundamentalmente por la necesidad de responder a la crisis económica, también contenía un elemento directamente anti obrero en la medida en que pretendía romper los centros tradicionales de combatividad proletaria y socavar la identidad de clase;
- Volviendo la propia descomposición de la sociedad capitalista contra la clase obrera. Así, la al "sálvese quien pueda", amplificada en esta nueva fase, se utilizó para reforzar la atomización social y las divisiones corporativistas. Sobre todo, el colapso del "socialismo realmente existente" en el bloque del Este fue la plataforma de lanzamiento de una gigantesca campaña en torno a la muerte del comunismo, que profundizó y amplió las dificultades de la clase obrera para desarrollar su propia perspectiva revolucionaria.»
Si bien estas dificultades ya se habían incrementado en los años 80 -y estaban en el origen del impass entre las clases-, los acontecimientos de 1989 no sólo abrieron definitivamente la fase de descomposición, sino que provocaron un profundo retroceso de la clase a todos los niveles: en su combatividad, en su conciencia, en su capacidad misma de reconocerse como clase específica en la sociedad burguesa3. Además, esto aceleró todas las tendencias negativas de la descomposición social que ya habían empezado a hacer acto de presencia en el periodo anterior: el crecimiento tumoral del egoísmo, el nihilismo y la irracionalidad que son los productos naturales de un orden social que ya no puede ofrecer a la humanidad ninguna perspectiva de futuro4. La resolución del 23º congreso cabe señalar, también reafirma que, a pesar de que todos los factores negativos de la fase de descomposición pesan en la balanza, todavía hay signos de una contra tendencia proletaria. En particular, el movimiento estudiantil contra el CPE en Francia en 2006, y el movimiento de los "Indignados" en España en 2011, así como la reaparición de nuevos elementos en busca de posiciones auténticamente comunistas, proporcionan pruebas concretas de que el fenómeno de la maduración subterránea de la conciencia, el empuje del "Viejo Topo", sigue operando en la nueva fase. La búsqueda de una nueva generación de proletarios para comprender el impasse de la sociedad capitalista, el renacimiento del interés por los movimientos anteriores que habían planteado la posibilidad de una alternativa revolucionaria (1917-23, mayo del 68, etc.) confirmaron que la perspectiva de una futura politización no se había anegado en el fango de la descomposición. Pero antes de avanzar hacia una mejor comprensión de la relación de fuerzas entre las clases los últimos diez años, y especialmente tras la pandemia de Covid, es necesario profundizar en la comprensión de lo que queremos decir exactamente con el término politización.
A lo largo de su historia, la vanguardia marxista del movimiento obrero ha luchado por aclarar la interrelación entre los diferentes aspectos de la lucha de clases: económico y político, práctico y teórico, defensivo y ofensivo. La profunda conexión entre las dimensiones económica y política fue subrayada por Marx en su primera polémica con Proudhon:
«No digáis que el movimiento social excluye al movimiento político. Nunca hay un movimiento político que no sea al mismo tiempo social.
Sólo en un orden de cosas en el que ya no haya clases ni antagonismos de clase, las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas»5. Esta polémica continuó en la época de la Primera Internacional en la lucha contra las doctrinas de Bakunin. En aquella época, la necesidad de afirmar la dimensión política de la lucha de clases estaba vinculada principalmente a la lucha por las reformas y, por tanto, a la intervención en el ámbito parlamentario de la burguesía. Pero el conflicto con los anarquistas, así como la experiencia práctica de la clase obrera, también plantearon cuestiones sobre la fase ofensiva de la lucha, especialmente los acontecimientos de la Comuna de París, el primer ejemplo de poder político de la clase obrera.
Durante el período de la Segunda Internacional, especialmente en su fase de degeneración, se inició una nueva batalla: la lucha de las corrientes de izquierda contra la creciente tendencia a separar rigurosamente la dimensión económica, considerada como la especialidad de los sindicatos, y la dimensión política, cada vez más reducida a los esfuerzos del partido por ganar escaños en los parlamentos burgueses y en los municipios locales.
En los albores de la era decadente del capitalismo, la espectacular aparición de la huelga de masas en 1905 en Rusia, y el surgimiento de los soviets, reafirmaron la unidad esencial de las dimensiones económica y política, y la necesidad de órganos de clase independientes que combinen ambos aspectos. Como decía Luxemburgo en su panfleto sobre la huelga de masas, que era esencialmente una polémica contra las concepciones anticuadas de la derecha y el centro socialdemócratas:
«No hay dos luchas de clase diferentes de la clase obrera, una económica y otra política, sino una sola lucha de clase, que tiene como objetivo tanto la limitación de la explotación capitalista dentro de la sociedad burguesa como la abolición de la explotación junto con la propia sociedad burguesa»6Sin embargo, es necesario recordar que estas dos dimensiones, aunque forman parte de una unidad, no son idénticas, y su unidad a menudo no es captada por los trabajadores comprometidos en las luchas reales. Así, incluso cuando una huelga en torno a reivindicaciones económicas puede enfrentarse rápidamente a la oposición activa de los órganos del Estado burgués (gobierno, policía, sindicatos, etc.), el contexto político "objetivo" de la lucha puede ser visible sólo para una minoría combativa de los trabajadores implicados.
Además, esto subraya que en el movimiento de toma de conciencia de lo que está en juego políticamente en la lucha, hay dos dinámicas diferentes: por un lado, lo que podríamos llamar la politización de las luchas, y, por otro lado, la aparición de minorías politizadas que pueden o no estar vinculadas al ascenso inmediato de la lucha abierta.
Y de nuevo, en el primer caso, estamos ante un proceso que pasa por diferentes fases. En la decadencia, si ya no puede haber intervención proletaria en la esfera política burguesa, todavía puede haber reivindicaciones políticas defensivas y debates que no plantean todavía la cuestión del poder político o de una nueva sociedad, como, por ejemplo, cuando los proletarios discuten cómo responder a la violencia policial, como durante las huelgas de masas en Polonia en 1980 o el movimiento "anti-CPE" en 2006. Sólo en una fase muy avanzada de la lucha los trabajadores pueden contemplar la toma del poder político como un objetivo real de su movimiento. Sin embargo, lo que generalmente caracteriza a la politización de las luchas es el estallido de una cultura de debate masivo, donde el lugar de trabajo, la esquina de la calle, la plaza pública, las universidades y las escuelas son el escenario de apasionadas discusiones sobre cómo llevar adelante la lucha, sobre los enemigos de la lucha, sobre sus métodos de organización y sus objetivos generales, como describieron Trotsky y John Reed en sus libros sobre la revolución rusa de 1917, y que fueron quizás la principal "señal de alarma" para la burguesía sobre los peligros que planteaban los acontecimientos de mayo-junio de 1968 en Francia.
Para el marxismo, la minoría comunista es una emanación de la clase obrera como fuerza histórica en la sociedad burguesa; la minoría comunista no es un producto mecánico de sus luchas inmediatas. Ciertamente, la experiencia de un amargo conflicto de clase puede empujar a los trabajadores individuales a conclusiones revolucionarias, pero los comunistas también pueden ser "formados" por la reflexión sobre las condiciones generales del proletariado y del capitalismo en general, y también pueden tener sus orígenes sociológicos en capas externas al proletariado. Así lo expresa Marx en La Ideología Alemana:
- «En el desarrollo de las fuerzas productivas se produce la aparición de una clase que tiene que soportar todas las cargas de la sociedad sin ningún beneficio, que, excluida de la sociedad, se ve obligada a entrar en el más decidido antagonismo con todas las demás clases; una clase que forma la mayoría de todos los miembros de la sociedad y de la que emana la conciencia de la necesidad de una revolución fundamental, la conciencia comunista, que, naturalmente, puede surgir también entre las demás clases a través de la contemplación de la situación de esta clase».
Evidentemente, la convergencia de las dos dinámicas -la politización de las luchas y el desarrollo de la minoría revolucionaria- es esencial para que surja una situación revolucionaria; e incluso podemos decir que dicha convergencia, como se señala el principio de la resolución en relación con el Mayo del 68 en Francia, puede ser también la expresión de un cambio en el curso de la historia hacia grandes enfrentamientos de clase. Del mismo modo, los avances en la lucha general de la clase obrera y la aparición de minorías politizadas son ambos básicamente productos de la maduración subterránea de la conciencia, que puede continuar incluso cuando la lucha abierta ha desaparecido de la vista. Pero mezclar las dos dinámicas también puede llevar a conclusiones erróneas, notablemente a una sobreestimación del potencial inmediato de la lucha de clases. Como dice el refrán, "una golondrina no hace primavera".
La Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (punto 6) también nos advierte de las considerables dificultades que impiden a la clase obrera darse cuenta de que es "revolucionaria o nada". Habla de la naturaleza de la clase obrera como clase explotada sometida a todas las presiones de la ideología dominante, de modo que «la conciencia de clase no puede progresar de victoria en victoria, sino que sólo puede desarrollarse de forma desigual a través de una serie de derrotas». También señala que la clase se enfrenta a dificultades adicionales en la decadencia, por ejemplo, la no permanencia de organizaciones de masas en las que los trabajadores puedan mantener y desarrollar una cultura política; la inexistencia de un programa mínimo, lo que hace que la lucha de clases tenga que alcanzar las vertiginosas alturas del programa máximo; la utilización de las viejas herramientas de las organizaciones de la clase obrera contra la lucha de clases, que -en el caso del estalinismo en particular- han contribuido a crear una brecha entre las auténticas organizaciones comunistas y la masa de la clase obrera. En otro lugar, la resolución, haciéndose eco de nuestras Tesis sobre la Descomposición, destaca las nuevas dificultades impuestas por las condiciones particulares de la fase final de la decadencia capitalista.
Una de estas dificultades se discute ampliamente en la resolución: el peligro que suponen las luchas interclasistas como la de los Chalecos Amarillos en Francia o las revueltas populares provocadas por el creciente empobrecimiento de las masas en los países menos "desarrollados". En todos estos movimientos, en una situación en la que la clase obrera tiene un nivel muy bajo de identidad de clase, y aún está lejos de reunir sus fuerzas hasta el punto de poder dar una perspectiva a la ira y el descontento que se acumula en toda la sociedad, los proletarios participan no como una fuerza social y política independiente, sino como una masa de individuos. En algunos casos, estos movimientos no son simplemente interclasistas, mezclando las demandas proletarias con las aspiraciones de otros estratos sociales (como en el caso de los Chalecos Amarillos), sino que abrazan objetivos abiertamente burgueses, como las protestas por la democracia en Hong Kong, o la ilusión de un desarrollo sostenible o la igualdad racial dentro del capitalismo, como en el caso de las Marchas Juveniles por el Clima (YFC -Young For Climate) y las protestas del "Black Lives Matter". La resolución no es del todo clara en cuanto a la distinción que debe hacerse aquí, lo que refleja problemas más amplios en los análisis de la CCI sobre estos hechos: de ahí la necesidad de una sección específica de este informe para aclarar estas cuestiones.
«Debido a la gran dificultad que tiene actualmente la clase obrera para desarrollar sus luchas, a su incapacidad por el momento de recuperar su identidad de clase y de abrir una perspectiva para el conjunto de la sociedad, el terreno social tiende a ser ocupado por luchas interclasistas particularmente marcadas por la pequeña burguesía... Estos movimientos interclasistas son producto de la ausencia de cualquier perspectiva que afecte al conjunto de la sociedad, incluida una parte importante de la propia clase dominante... La lucha por la autonomía de clase del proletariado es crucial en esta situación impuesta por el agravamiento de la descomposición del capitalismo:
- contra las luchas interclasistas;
- contra las luchas parciales planteadas por todo tipo de categorías sociales que dan la falsa ilusión de una "comunidad protectora";
- contra las movilizaciones en el terreno podrido del nacionalismo, el pacifismo, la reforma "ecológica", etc.» (Resolución sobre la relación de fuerzas entre clases, 23º Congreso de la CCI)
Las luchas interclasistas y las luchas parciales son obstáculos para el desarrollo de la lucha obrera. Últimamente hemos visto dificultades en la CCI para dominar los matices del análisis de estas dos cuestiones:
- En el caso de los Chalecos Amarillos, al principio se consideró que el movimiento tenía elementos positivos para la lucha de clases (a través de la cuestión del rechazo a los sindicatos).
- En el movimiento juvenil en torno a la cuestión del clima, que es una lucha parcial, la movilización de los jóvenes se vio como algo positivo, olvidando el punto 12 de la plataforma.
- Sobre las movilizaciones por el asesinato de George Floyd, hubo tendencias a considerarlo como un movimiento interclasista, mientras que la indignación que provocó llevó a una movilización en un terreno directamente burgués, exigiendo un sistema policial y judicial más democrático.
La valoración de los movimientos de Oriente Medio: una cuestión a dilucidar
En la presentación sobre la lucha de clases del 23º Congreso se recordó que el análisis de los movimientos de la Primavera Árabe no se había incluido en el balance crítico que hemos emprendido desde el 21º Congreso, a pesar de la existencia de divergencias no resueltas, particularmente sobre «deslices oportunistas que hemos hecho en el pasado respecto al análisis por ejemplo de los movimientos interclasistas de la Primavera Árabe y otros»7.
Volvamos a nuestro análisis de los movimientos de 2011.
Si bien la organización, en su intervención, no utilizó el término "interclasista" para calificar estos movimientos, los describió de una manera que desarrollaba todas las características de un movimiento interclasista, mostrando así que no ignoraba totalmente su naturaleza: «La clase obrera nunca se ha presentado como una fuerza autónoma capaz de asumir la dirección de las luchas que a menudo han tomado la forma de una revuelta del conjunto de las clases no explotadoras, desde el campesinado arruinado hasta las clases medias en proceso de proletarización.»8
- La posición desarrollada - «En general, la clase obrera no ha estado a la cabeza de estas revueltas, pero ciertamente ha tenido una presencia e influencia considerables que pueden verse tanto en los métodos y formas de organización adoptadas por el movimiento como, en algunos casos, por el desarrollo específico de luchas obreras, como las huelgas en Argelia y, sobre todo, la gran oleada de huelgas en Egipto»9 - no logró situar con precisión el terreno de clase en el que se desarrollaron esos movimientos, ni identificar la dinámica del componente obrero que podía encontrarse en estos movimientos; nuestro análisis se basaba en un enfoque empírico: la comparación con Irán en 1979, aunque inspiradora, se utilizó sin encajarla en la nueva situación, sin contextualizarla con ayuda de nuestro marco de posiciones: «Al tratar de entender la naturaleza de clase de estas revueltas, debemos por tanto evitar dos errores simétricos: por un lado, una identificación general de todas las masas en lucha con el proletariado (la posición más característica de este punto de vista es la del Grupo Comunista Internacionalista), y por otro lado, un rechazo de lo que puede ser positivo en las revueltas que no son explícitamente las de la clase obrera»[ídem.]. La segunda parte de la cita hace concesiones a un enfoque que considera los aspectos "positivos" y los "negativos" sin basarse en su naturaleza de clase.
Una sobrevaloración de estos movimientos: «Todas estas experiencias son verdaderos trampolines para el desarrollo de una conciencia verdaderamente revolucionaria. Pero el camino en esta dirección es todavía largo, está sembrado de muchas ilusiones innegables y de debilidades ideológicas» [ídem.]; «El conjunto de estas revueltas constituye una formidable experiencia en el camino hacia la conciencia revolucionaria»10.
Olvidar el marco de la crítica del "eslabón más débil"
Si bien la organización tenía razón al señalar que el movimiento de los "Indignados" y los levantamientos de las clases explotadas, especialmente la clase obrera de Oriente Medio, tienen un origen común en los efectos de la crisis económica mundial, lo hizo equiparando, o metiendo en el mismo saco, a todos los movimientos, fueran de países centrales o periféricos. Es decir, sin situarlos en el marco de la Crítica de la teoría del "eslabón más débil"11, esto puede verse en un pasaje de la Resolución sobre la situación internacional del XXº Congreso)12.
La CCI ha definido el movimiento de los Indignados13 como un movimiento de la clase obrera marcado:
- Por una pérdida de identidad de clase: «Esto explica en parte que la participación del proletariado como clase no fuera dominante, sino que estuviera presente a través de la participación de individuos de la clase trabajadora (asalariados, parados, estudiantes, pensionistas...) que intentan aclararse, implicarse según su instinto, pero que carecen de la fuerza, la cohesión y la claridad que supone asumirse colectivamente como clase.»
- Por una «fuerte presencia de sectores sociales no proletarios, en particular una capa media en proceso de proletarización». «Aunque el movimiento parezca impreciso y mal definido, esto no puede poner en duda su carácter de clase, sobre todo si consideramos las cosas en su dinámica, en la perspectiva del futuro... La presencia del proletariado no es visible como fuerza dirigente del movimiento ni a través de una movilización desde los centros de trabajo. Reside en la dinámica de la búsqueda, la clarificación, la preparación del terreno social, del reconocimiento de la lucha que se prepara. Ahí radica toda su importancia, a pesar de que sólo se trata de un pequeño y extremadamente frágil paso adelante».
Nuestros textos de este periodo no distinguen entre el movimiento de los Indignados en España y las revueltas en los países árabes. Sin embargo, hay diferencias muy importantes: en España, aunque el ala proletaria no dominó el movimiento de los Indignados, luchó por su propia autonomía frente a los esfuerzos de "Democracia Real Ya" por destruirla. En los países árabes, el proletariado, en el mejor de los casos, no fue capaz de mantenerse en su propio terreno, ni de utilizar sus propios métodos de lucha para desarrollar su conciencia, dejándose movilizar detrás de las facciones nacionalistas y democráticas14.
Ausencia del marco de descomposición
Sin negar nunca su existencia ni el peso de las profundas dificultades de estos movimientos, subrayando los "aspectos positivos" de las revueltas sociales15, el análisis de estos movimientos en los países árabes no se situó en el marco de la descomposición16. Esto hizo que se debilitara la denuncia firme del veneno democrático y nacionalista tan potente en estos países, y el peligro que representaba especialmente en estas partes del mundo, pero también y sobre todo frente a la propaganda de las burguesías occidentales hacia el proletariado europeo, subrayando la necesidad de la democracia en los países árabes.
Debilidades más generales en la organización que determinan sus análisis y posiciones
La impaciencia por ver en todas partes y rápidamente una salida del repliegue post-1989 tras la reactivación de las luchas en 2003 fue una pesada carga: «La actual oleada internacional de revueltas contra la austeridad capitalista abre la puerta a una solución completamente diferente: la solidaridad de todos los explotados más allá de las divisiones religiosas o nacionales; la lucha de clases en todos los países con el objetivo final de una revolución mundial que será la negación de las fronteras y los estados nacionales. Hace uno o dos años, esta perspectiva habría parecido completamente utópica para la mayoría de la gente. Hoy en día, cada vez más personas ven la revolución mundial como una alternativa realista al orden del capital mundial que se está derrumbando»17.
La posición de la CCI estaba marcada no sólo por una sobreestimación general de la situación, sino también por una sobreestimación de la importancia de los movimientos en los países árabes para el desarrollo de una perspectiva proletaria. Asimismo, la tendencia a descuidar la importancia del debate en el medio político proletario también ha influido negativamente: si bien la contribución del NCI al análisis del movimiento piquetero en 2002-4 fue muy importante, la CCI no fue capaz de tener en cuenta las críticas que le hizo posteriormente, en 2011, Internationalist Voice.
¿Hemos cometido errores oportunistas en el análisis de los movimientos árabes?
Podemos concluir de los elementos anteriores que la CCI, sobre la cuestión del análisis de los movimientos en los países árabes en 2011, donde su carácter masivo, su simultaneidad con otros movimientos en los países occidentales, las formas adoptadas por estos movimientos (asambleas, etc), la presencia de la clase obrera (frente al carácter caótico de algunas revueltas interclasistas o dominadas por grupos izquierdistas como los piqueteros, por ejemplo) fueron examinadas sin tomar distancia y sin tener una visión lúcida de lo que realmente representaban, en un contexto en el que las partes más experimentadas del proletariado mundial no estaban en condiciones de aportar una perspectiva y una dirección. Este enfoque se ajusta al inmediatismo.
En el contexto general que favoreció la impaciencia y la precipitación que existían en la organización, imaginando que el proletariado mundial ya estaba superando masivamente el retroceso post-89, este inmediatismo fue ciertamente la antesala del oportunismo, el punto de partida para un deslizamiento hacia el oportunismo y el abandono de las posiciones de clase, como se puede ver en las diversas formas en que se manifestó este inmediatismo:
- El carácter mayormente contradictorio de nuestras posiciones sobre las revueltas en Oriente Medio;
- La ausencia de coherencia y articulación de las posiciones cardinales de la organización que sustentan nuestros análisis políticos, o incluso su olvido o abandono (por ejemplo, sustituyendo el concepto de luchas interclasistas por el de revueltas sociales, y sin explicar realmente qué entendemos por "revueltas sociales").
- El enfoque más bien empírico y superficial que tendía a quedarse en la superficie de las cosas y que tendía a sustituir a nuestro marco político;
- El papel principal que jugó nuestra visión de la indignación como factor unilateralmente positivo para el desarrollo de la conciencia proletaria (o incluso como índice del carácter positivo de un movimiento, aplicado a todo tipo de movimientos);
- La tendencia a ver elementos positivos allí donde la situación estaba dominada por los mayores peligros para la clase, lo que llevó a debilitar la denuncia de la ideología burguesa por parte de la organización.
Si todos estos elementos combinados crean las condiciones para posiciones abiertamente oportunistas -si la claridad proletaria y la defensa de las posiciones de clase por parte de la CCI no constituyen una barrera a estas tendencias deletéreas-, hay que subrayar que la CCI no adoptó posiciones que contradijeran directamente su plataforma y sus posiciones de clase. Es necesario situar estas dificultades en el nivel de lo que realmente representaron (lo que no significa relativizar su importancia y sus peligros). El análisis y la intervención de la CCI se vieron debilitados por el inmediatismo (con todo lo que ello implica en términos de ambigüedad, superficialidad, falta de rigor, olvido de la defensa de nuestro marco político y de nuestras posiciones, y una dinámica que abre la puerta al oportunismo), pero no podemos concluir que adoptara posiciones directamente oportunistas (como fue el caso ante el movimiento juvenil en torno a la ecología).
La deriva en el caso del movimiento juvenil contra la destrucción ecológica ha mostrado un olvido del punto 12 de nuestra plataforma: «La cuestión ecológica, al igual que todas las cuestiones sociales (ya sea la educación, las relaciones familiares y sexuales u otras) están llamadas a desempeñar un enorme papel en cualquier toma de conciencia en el futuro y en toda lucha comunista. El proletariado, y sólo el proletariado, tiene la capacidad de integrar estas cuestiones en su propia conciencia revolucionaria. Al hacerlo, ampliará y profundizará esta conciencia. Podrá así dirigir todas las "luchas parciales" y darles una perspectiva. La revolución proletaria tendrá que afrontar muy concretamente todos estos problemas en la lucha por el comunismo. Pero no pueden ser el punto de partida para el desarrollo de una perspectiva de clase revolucionaria. En ausencia del proletariado, son, en el peor de los casos, el punto de partida de nuevos ciclos de barbarie. La hoja y el artículo de la CCI en Bélgica son ejemplos flagrantes de oportunismo. Esta vez no se trata de oportunismo en materia de organización, sino de oportunismo en relación con las posiciones de clase recogidas en nuestra plataforma» (Camarada S. Boletín interno internacional 2019).
Podemos decir que el informe sobre la lucha de clases del 23º Congreso tenía ambigüedades en este sentido. Adoptó una posición ambigua sobre la naturaleza de estos movimientos y dejó la puerta abierta a la idea de que podían desempeñar un papel positivo en el desarrollo de la conciencia18.
Nos ha resultado difícil ver qué distingue a estos dos tipos de movimientos, con una tendencia a amalgamarlos, a ponerlos en el mismo nivel. Entonces, ¿qué distingue las luchas interclasistas de las parciales? En los movimientos interclasistas, las reivindicaciones obreras se diluyen y se mezclan con las reivindicaciones pequeñoburguesas (por ej. los Chalecos Amarillos). No es el caso de las luchas parciales, que se manifiestan esencialmente a nivel de las superestructuras, sus reivindicaciones se centran en temas que dejan de lado los fundamentos de la sociedad capitalista, aunque puedan señalar al capitalismo como responsable, como con la cuestión climática, o con la opresión de las mujeres que se achaca al patriarcado capitalista. También son factores de división de la clase trabajadora, divisiones con los trabajadores empleados en el sector de la energía en el primer caso, o reforzando las divisiones de género. Los trabajadores pueden ser arrastrados a luchas parciales, pero esto no las convierte en interclasistas. Se trata de aclarar la diferencia entre las luchas parciales y las interclasistas, y lo que pueden tener en común.
En la década de 2010, la CCI reconoció la indignación como un componente importante de la lucha de clases del proletariado y un factor de concienciación. Sin embargo, la CCI ha tendido a definir su importancia "en sí misma", de forma un tanto metafísica. Una de las raíces de nuestras dificultades radica en el uso inapropiado y unilateral del concepto de indignación como algo necesariamente positivo, una indicación del reflejo e incluso del desarrollo de la conciencia de clase, sin tener en cuenta la naturaleza de clase de su origen, o el terreno de clase en el que se expresa. A medida que la caída en la descomposición continúe, habrá muchos movimientos impulsados por la indignación, el asco, la ira en amplios sectores de la sociedad contra los fenómenos de este período.
El informe sobre la lucha de clases del 23º Congreso de la CCI trata de la extensión de la indignación social contra el carácter destructivo de la sociedad capitalista (por ejemplo, en reacción contra los asesinatos de población negra, la cuestión climática o el acoso a las mujeres). Al afirmar que estos movimientos basados en la cólera pueden recuperarse cuando el proletariado reencuentre su identidad de clase y luche en su propio terreno, se introduce una ambigüedad sobre el hecho de que el proletariado, luchando en su propio terreno, puede recuperar toda esta cólera. Esto contradice lo que se dice en el punto 12 de la plataforma: «La lucha contra los fundamentos económicos de la sociedad capitalista contiene la lucha contra sus aspectos superestructurales (forma de vida, costumbres, ideología…) pero lo recíproco es falso». Además, esas luchas parciales tienden a obstaculizar la lucha de la clase obrera, su autonomía, y por eso la burguesía sabe muy bien cómo recuperarlas para preservar el orden capitalista. En este sentido, la indignación no es en sí misma un factor de desarrollo de la conciencia de clase: todo depende del terreno en el que se exprese. Esta reacción emocional que puede provenir de diferentes clases no conduce automáticamente a una reflexión que pueda contribuir al desarrollo de la conciencia de clase.
Al afirmar que la rabia expresada por estos movimientos puede ser recuperada por el proletariado cuando éste recupere su identidad de clase y luche en su propio terreno, se introduce la falsa idea de que el proletariado podría "asumir" la dirección de tales movimientos en su forma actual. En realidad, estos movimientos tendrían que "disolverse" antes de que los elementos que participan en ellos pudieran unirse a la lucha proletaria.
La organización debe aclarar cuáles serían las condiciones, a escala histórica, para que un movimiento proletario autónomo diera una orientación y una dirección totalmente nuevas a todos los diferentes agravios y opresiones que impone la sociedad capitalista y que hoy, en ausencia de una dirección proletaria, encuentran su única salida en el terreno de las movilizaciones interclasistas o burguesas.
El impacto de la crisis capitalista en el conjunto de la sociedad plantea otra cuestión a dilucidar: cuál es la relación de la lucha del proletariado con las demás clases, capas intermedias o no explotadas, que todavía existen en el capitalismo y son capaces de desarrollar sus propias movilizaciones contra la política del Estado (como los movimientos campesinos).
Ha pasado casi una década desde el movimiento de los Indignados. Por muy importante que fuera, no supuso en absoluto una vuelta atrás respecto al retroceso de 1989. También sabemos que la burguesía -especialmente en Francia, donde el peligro de contagio era más evidente- tomó contramedidas para evitar que estallara un movimiento similar o más avanzado en la tradicional "cuna" de las revoluciones.
En muchos sentidos, el retroceso de clase se acentuó tras el colapso de los movimientos de 2011. Las ilusiones que prevalecieron en la Primavera Árabe, dada la incapacidad de la clase obrera de proporcionar un liderazgo a las diversas revueltas, fueron ahogadas por la barbarie, la guerra, el terrorismo y la feroz represión. En Europa y Estados Unidos, la marea populista, alimentada en parte por la barbarie de los acontecimientos en África y Oriente Medio que han precipitado la crisis de los refugiados y el retorno del terrorismo islámico con fuerza, ha afectado a una parte de la clase trabajadora. En el llamado "tercer mundo", el aumento de la miseria económica ha tendido a provocar revueltas populares en las que la clase obrera ha vuelto a ser incapaz de manifestarse en su propio terreno; aún más significativo es que la tendencia del descontento social a adoptar un carácter interclasista se expresó claramente en un país central como Francia, con las protestas de los Chalecos Amarillos que persistieron durante todo un año. A partir de 2016, con la llegada de Trump al poder y el voto del Brexit en el Reino Unido, el auge del populismo alcanzó niveles dramáticos, atrayendo a una parte de la clase trabajadora a sus campañas contra las "élites". Y en 2020, todo este proceso de descomposición se ha acelerado aún más dramáticamente con la pandemia. El clima de miedo generado por la pandemia, y el bloqueo resultante, aumentó aún más la atomización de la clase trabajadora y creó profundas dificultades para una respuesta de clase a las devastadoras consecuencias económicas de la crisis del Covid-19.
Y, sin embargo, poco antes de que se produjera la pandemia, estábamos asistiendo a un nuevo desarrollo de los movimientos de clase: las huelgas de los profesores y de los trabajadores de la industria automovilística de GM en Estados Unidos; las huelgas generalizadas en Irán en 2018, que plantearon la cuestión de la autoorganización, aunque, en contra de las exageraciones de algunos en el Medio político proletario, todavía estaban lejos de la formación de soviets. Estas últimas huelgas han planteado notablemente la cuestión de la solidaridad de clase frente a la represión del Estado.
Sobre todo, vimos las luchas en Francia a finales de 2019, donde los batallones clave de la clase obrera estaban en las calles en torno a las reivindicaciones de clase, dejando de lado el movimiento de los Chalecos Amarillos que se redujo a una presencia simbólica en la parte trasera de las manifestaciones.
Otras expresiones de combatividad tuvieron lugar en otros países, por ejemplo, en Finlandia. Pero la pandemia golpeó el corazón de Europa, paralizando en gran medida la posibilidad de que las luchas en Francia adquirieran una dimensión internacional. Sin embargo, en varios lugares del mundo se produjeron huelgas de trabajadores en defensa de sus condiciones laborales frente a las medidas sanitarias totalmente inadecuadas adoptadas por el Estado y los empresarios19. Estos movimientos no pudieron desarrollarse más debido a las condiciones restrictivas del primer confinamiento, aunque el papel central de la clase obrera para permitir la continuidad de la vida en la sociedad fue destacado por aquellos sectores que no tuvieron más remedio que seguir trabajando durante el confinamiento: sanidad, transporte, alimentación, etc. La clase dominante hizo grandes esfuerzos para presentar a estos trabajadores como héroes al servicio de la nación, pero la hipocresía de los gobiernos -y por tanto la base de clase de los "sacrificios" de estos trabajadores- era evidente para muchos. En Gran Bretaña, por ejemplo, los trabajadores sanitarios demostraron su cólera cuando quedó claro que su "heroísmo" no merecía un aumento de sueldo20.
Además de la pandemia, la clase obrera se enfrentó rápidamente a otros obstáculos al desarrollo de la conciencia de clase, especialmente en Estados Unidos, donde las protestas del Black Lives Matter se polarizaron en torno a una movilización fragmentaria en torno al racismo, seguida rápidamente por la enorme campaña electoral que dio un nuevo impulso a las ilusiones democráticas. Ambas campañas tuvieron una gran repercusión internacional. En Estados Unidos, en particular, el peligro de que la clase trabajadora se vea arrastrada, a través de las políticas identitarias de derecha e izquierda, a enfrentamientos violentos detrás de facciones burguesas concurrentes, sigue siendo muy real: el dramático asalto al Capitolio por parte de los partidarios de Trump demuestra que, incluso si éste ha sido apartado del gobierno, el trumpismo sigue siendo una fuerza poderosa a nivel de la calle21. Por último, los trabajadores se enfrentan ahora a una segunda oleada de la pandemia y a una nueva serie de restricciones, que no sólo renuevan la atomización de la clase por parte del Estado, sino que también han provocado estallidos de frustración contra las restricciones que han llevado a algunas partes de la clase a protestas reaccionarias alimentadas por las teorías de la conspiración y la ideología del "individuo soberano".
Por el momento, la combinación de todas estas cuestiones, pero sobre todo las condiciones impuestas por la pandemia han actuado como un importante freno a la frágil reactivación de la lucha de clases entre 2018 y 2020. Es difícil predecir cuánto tiempo persistirá esta situación y, por lo tanto, no podemos ofrecer perspectivas concretas para el desarrollo de la lucha en el próximo período. Lo que sí podemos decir es que la clase obrera se enfrentará a ataques brutales contra sus condiciones de vida. Esto ya ha comenzado en varios sectores en los que los empresarios han reducido drásticamente sus plantillas. Los gobiernos de los países centrales del capitalismo siguen mostrando cierta cautela hacia la clase, subvencionando a las empresas para que puedan mantener a sus empleados, "subvencionando el paro" a los obreros que no pueden trabajar en casa para evitar que se hundan inmediatamente en el empobrecimiento, tomando medidas para evitar los desahucios de los inquilinos que no pueden pagar sus alquileres, etc. Estas medidas son muy costosas para los gobiernos y aumentan considerablemente la carga de la deuda. Sabemos que tarde o temprano los trabajadores tendrán que pagar por ello.
La dramática evolución de la situación mundial desde el último Congreso de la CCI ha provocado inevitablemente debates tanto en el seno de la organización como entre nuestros contactos y simpatizantes. Estos debates se han centrado en la magnitud de la pandemia y la aceleración de la descomposición, pero también han planteado nuevas cuestiones sobre la relación de fuerzas entre las clases. En el Congreso de RI del verano de 2020, se criticó el informe de Lucha de Clases, en particular su evaluación del movimiento contra la reforma de las pensiones en Francia a principios de 2019. Una contribución en el boletín interno internacional (2021, Camarada M) en particular argumentó -creemos que con razón- que el informe afirmaba que el movimiento había alcanzado un cierto nivel de politización sin proporcionar pruebas suficientes; al mismo tiempo, que había una falta de claridad con respecto a la distinción entre la politización de las luchas, y la politización de las minorías -una distinción que este informe ha tratado de dilucidar. Esta contribución advierte del peligro de sobrestimar el nivel actual de la lucha de clases (un error que hemos cometido a menudo en el pasado - véase el informe del 21º Congreso):
- «La tendencia a la politización de las luchas no se manifestó en absoluto en el movimiento contra la reforma de las pensiones en Francia. No había espacio para el debate proletario, ni asambleas generales. La politización de la clase obrera en su propio terreno de clase será inseparable de su salida del profundo retroceso que ha sufrido desde 1989. El proletariado en Francia, como en todos los países, aún no ha encontrado el camino de su perspectiva revolucionaria, camino bloqueado por el colapso del bloque del Este. Con el agravamiento de la crisis y los ataques a sus condiciones de vida, es evidente que la clase obrera es cada vez más consciente de que el capitalismo no tiene ningún futuro que ofrecerle. Busca una perspectiva, pero aún no sabe que es en sus manos y en sus luchas donde se esconde y se encuentra esta perspectiva. Esta conciencia de la monstruosa realidad del mundo actual no significa una politización en su propio terreno de clase, es decir, fuera del marco de la democracia burguesa. A pesar de su enorme potencial de combatividad (que no se ha agotado con la irrupción de la pandemia), el proletariado en Francia no se plantea todavía la cuestión de la revolución proletaria. Aunque la palabra "revolución" haya vuelto a aparecer en algunas pancartas, ¿qué contenido tiene? No creo que sea una cuestión de revolución "proletaria". La clase obrera en Francia aún no ha recuperado su identidad de clase (que todavía era muy embrionaria en el movimiento contra la reforma de las pensiones). Todavía existe en su seno un rechazo o al menos una desconfianza muy profunda hacia la palabra 'comunismo'».
Además, se subraya que esta sobrevaloración de la tendencia a la politización puede abrir la puerta a una visión consejista: "La politización de las luchas sólo puede verificarse cuando la vanguardia revolucionaria empieza a tener cierta influencia en las luchas obreras (especialmente en las asambleas generales). Este no es el caso hoy en día. El informe del congreso de la RI abre pues la puerta a una visión consejista al afirmar que ya existen "los indicios de una politización de la lucha".
El peligro de una visión consejista se plantea también en las divergencias expresadas por el camarada S. durante y después del 23º Congreso, pero no desde el mismo punto de partida. Estas diferencias se han profundizado desde entonces y han dado lugar a un debate público22 que, a su vez, ha tenido cierta repercusión en algunas de nuestros contactos. En la medida en que se refieren al problema de la relación de fuerza entre las clases, estas diferencias tocan tres cuestiones esenciales:
- El potencial y los límites de las luchas económicas
- La cuestión de la maduración subterránea
- La cuestión de las "derrotas políticas". En este sentido, la publicación de la primera ronda del debate sobre las divergencias llevó a algunos de nuestros contactos a preguntarse sobre lo que ocurrió en los años ochenta.
En su respuesta a nuestra respuesta (Boletín Interno Internacional 2021), el camarada S. dice que está de acuerdo con la CCI sobre la necesidad de la lucha económica: porque los trabajadores deben defender su existencia física contra la explotación capitalista; porque los trabajadores deben luchar por "tener una vida" más allá de la jornada laboral para tener acceso a la cultura, a los debates políticos, etc.; y porque, como decía Marx, una clase que no puede luchar por sus intereses a este nivel no puede ciertamente presentarse como una fuerza capaz de transformar la sociedad. Pero al mismo tiempo, dice, en las condiciones de descomposición, especialmente debido al debilitamiento de la perspectiva de una revolución social por el impacto del colapso del bloque del Este, los vínculos históricos entre las dimensiones económica y política de la lucha se han roto hasta el punto de que esta unidad no puede ser restaurada por un desarrollo de las luchas económicas solamente. Y aquí cita a Rosa Luxemburgo en Reforma o Revolución para advertir a la CCI contra cualquier recaída en una visión consejista en la que los "propios trabajadores", sin el papel indispensable de la organización revolucionaria, puedan recuperar su perspectiva revolucionaria: «El socialismo no es en absoluto una tendencia inherente a las luchas cotidianas de la clase obrera. Sólo es inherente al agravamiento de las contradicciones objetivas de la economía capitalista, por un lado, y a la comprensión subjetiva de la necesidad de superarlas mediante una transformación socialista, por otro.»
S. concluye que el principal peligro al que se enfrenta la CCI es una desviación consejista en la que la organización deja que el resurgimiento de las luchas económicas se politice "espontáneamente", y por tanto ignora lo que debería ser su tarea principal: llevar a cabo la necesaria profundización teórica que permita a la clase recuperar la confianza en el marxismo y en la posibilidad de una sociedad comunista.
Hemos visto que no se puede descartar el peligro del consejismo a la hora de entender el proceso de politización: hemos aprendido por las malas que el peligro de entusiasmarse demasiado con las posibilidades y la profundidad de las luchas inmediatas está siempre presente. También estamos de acuerdo con Luxemburgo -y con Lenin- en que la conciencia socialista no es el producto mecánico de la lucha diaria, sino que es el producto del movimiento histórico de la clase, que ciertamente incluye la elaboración teórica y la intervención de la organización revolucionaria. Pero lo que falta en el argumento de S. es una explicación del proceso real por el que la teoría revolucionaria puede volver a "captar a las masas". En nuestra opinión, esto está relacionado con un desacuerdo sobre la cuestión de la maduración subterránea.
En su texto, el camarada dice: «La Respuesta de la organización pregunta si considero que la situación actual es peor que la de los años 30 (cuando grupos como Bilan contribuyeron a una "maduración subterránea" política y teórica de la conciencia a pesar de la derrota de la clase), mientras que niego la existencia de tal maduración en la actualidad. Sí, a nivel de maduración subterránea, la situación es efectivamente peor que en los años 30, porque hoy la tendencia entre los revolucionarios es más bien hacia la regresión política y teórica.»
Para responder a esto, es necesario volver a nuestro debate inicial sobre la cuestión de la maduración subterránea, a la lucha contra la visión consejista de que la conciencia de clase sólo se desarrolla en fases de lucha abierta.
Así, el argumento del camarada MC23 en «Sobre la maduración subterránea» (Boletín interno internacional1983) era que el rechazo de la maduración subterránea subestimaba profundamente el papel de la organización revolucionaria en el desarrollo de la conciencia de clase: «La lucha de clases del proletariado conoce altibajos, pero no es el caso de la conciencia de clase: la idea de una regresión de la conciencia con el retroceso de la lucha de clases se contradice con toda la historia del movimiento obrero, una historia en la que la elaboración y profundización de la teoría continúa en un período de retroceso. Es cierto que el campo, la extensión de su acción se está reduciendo, pero no su elaboración en profundidad».
Es evidente que S. no niega el papel de la organización revolucionaria en la elaboración de la teoría. Así, cuando habla de "regresión subterránea", quiere decir que la vanguardia política comunista (y, por tanto, la CCI) no realiza el trabajo teórico necesario para restaurar la confianza de la clase obrera en su perspectiva revolucionaria, que retrocede teórica y políticamente.
Pero recordemos que el texto de MC no limita la maduración clandestina al trabajo de la organización revolucionaria:
- «El trabajo de reflexión continúa en la cabeza de los trabajadores y se manifestará en el recrudecimiento de nuevas luchas. Hay una memoria colectiva de la clase, y esta memoria también contribuye al desarrollo de la conciencia y a su extensión en la clase". O también: "Este proceso de desarrollo de la conciencia no está reservado únicamente a los comunistas por la sencilla razón de que la organización comunista no es la única sede de la conciencia. Este proceso es también el producto de otros elementos de la clase que se mantienen firmemente en el terreno de la clase o tienden en esa dirección".
Este punto es importante porque S. parece restringir la maduración subterránea precisamente a la organización revolucionaria. Si le entendemos bien, dado que la CCI tiende a la regresión teórica y política, esto sería una prueba de la "regresión subterránea" de la que habla. Por supuesto, no estamos de acuerdo con esta valoración de la situación actual de la CCI, pero esa es otra discusión. El punto en el que hay que centrarse aquí es que la organización comunista y el medio político proletario son sólo la punta del iceberg de un proceso más profundo que se desarrolla en la clase:
En una polémica con la CWO en la Revista Internacional nº 43 sobre el problema de la maduración subterránea, definimos este proceso de la siguiente manera:
- "en el nivel más bajo de conciencia, así como en los estratos más amplios de la clase, esta (maduración subterránea) toma la forma de una contradicción creciente entre el ser histórico, las necesidades reales de la clase, y la adhesión superficial de los trabajadores a las ideas burguesas. Este choque puede permanecer en gran medida sin reconocer, enterrado o reprimido durante mucho tiempo, o puede comenzar a emerger en forma de desilusión y desvinculación con los temas principales de la ideología burguesa;
- en un sector más pequeño de la clase, entre los trabajadores que se mantienen básicamente en el terreno proletario, toma la forma de reflexión sobre las luchas pasadas; discusiones más o menos formales sobre las luchas futuras, el surgimiento de núcleos combativos en las fábricas y entre los desempleados. Recientemente, la manifestación más espectacular de este aspecto del fenómeno de la maduración clandestina la dieron las huelgas de masas en Polonia en 1980, en las que los métodos de lucha utilizados por los trabajadores demostraron que se había producido una verdadera asimilación de muchas de las lecciones de las luchas de 1956, 70 y 76 ......
- en una fracción de la clase, aún más limitada en tamaño, pero destinada a crecer con el avance de la lucha, esto toma la forma de una defensa explícita del programa comunista, y por lo tanto de un reagrupamiento en una vanguardia marxista organizada. La aparición de organizaciones comunistas, lejos de ser una refutación de la noción de maduración clandestina, es a la vez un producto y un factor activo de la misma»24.
Lo que falta en este modelo es otra capa constituida por aquellos elementos que a menudo no son productos directos de los movimientos de clase, pero que están en busca de posiciones comunistas; ellos constituyen el "pantano" (o una parte de él que es producto de un avance político, aunque confuso, y no aquellos elementos que expresan una regresión desde un nivel superior de claridad y que serían otra parte), y también aquellos que se mueven más explícitamente hacia las organizaciones revolucionarias.
La aparición de esta capa no es el único indicio de maduración subterránea, pero sin duda es el más evidente. S. sostiene que la aparición de esta capa puede explicarse simplemente por referencia a la naturaleza revolucionaria de la clase obrera. Dado que entendemos la clase no como una fuerza estática, sino como una fuerza dinámica, es más preciso ver esta capa como el producto de un movimiento hacia la conciencia dentro de la clase. Y, sin duda, es necesario estudiar el movimiento dentro del movimiento: entender si se está produciendo un proceso de maduración en esta capa, es decir, si el propio entorno de los elementos en búsqueda muestra signos de desarrollo. Y si comparamos las dos "oleadas" de minorías politizadas que han surgido desde aproximadamente 2003, hay indicios de que esa evolución se ha producido.
La primera oleada tuvo lugar a mediados de la década de 2000 y coincidió con lo que hemos llamado una nueva generación de la clase obrera, que se manifestó en el movimiento "anti-CPE" y los "Indignados". Una pequeña parte de este medio gravitó hacia la izquierda comunista e incluso se afilió a la CCI, lo que dio lugar a la esperanza de que nos encontráramos con una nueva generación de revolucionarios (véase el texto de orientación sobre la cultura del debate25). En realidad, se trataba de un "movimiento" ampliamente presente en el pantano y que resultó ser muy permeable a la influencia del anarquismo, el modernismo y el parasitismo. Uno de los rasgos distintivos de este movimiento fue, junto a la desconfianza en la organización política, una profunda resistencia al concepto de decadencia y, por tanto, a los grupos de la izquierda comunista, percibidos como sectarios y apocalípticos, especialmente la CCI. Algunos de los elementos de este brote habían participado en el ultra activismo del movimiento anticapitalista en los años 90, y aunque dieron un primer paso al ver la centralidad de la clase obrera en el derrocamiento del capitalismo, conservaron sus inclinaciones activistas, que empujaron a algunos de ellos (por ejemplo, a la mayoría del colectivo organizador de Libcom) hacia un anarcosindicalismo renaciente, hacia ideas de "organización" en el lugar de trabajo, que se alimentan de la posibilidad de ganar pequeñas victorias y se alejan de cualquier noción de que el desarrollo objetivo e histórico de la crisis es en sí mismo un factor de desarrollo de la lucha de clases.
La segunda oleada de elementos en búsqueda, de la que nos hemos dado cuenta en los últimos años, aunque tal vez de menor escala que la primera, se sitúa ciertamente en un nivel más profundo: tiende a dar por evidencia la decadencia e incluso la descomposición; a menudo pasa por alto el anarquismo, al que considera carente de las herramientas teóricas para entender el período actual, y tiene menos miedo de contactar directamente con los grupos de la izquierda comunista. A menudo muy jóvenes y sin experiencia directa de la lucha de clases, su primera preocupación es profundizar en la comprensión del mundo caótico al que se enfrentan asimilando el método marxista. En nuestra opinión, se trata de una clara concreción de la conciencia comunista resultante, en palabras de Rosa Luxemburgo, de «la agudeza de las contradicciones objetivas de la economía capitalista, por un lado, (y) la comprensión subjetiva de la indispensabilidad de su superación mediante una transformación socialista, por otro».
En lo que respecta a esta capa emergente de elementos politizados, la CCI tiene una doble responsabilidad como organización de tipo "fracción". Por un lado, por supuesto, la vital elaboración teórica necesaria para proporcionar un análisis claro de una situación mundial siempre cambiante y para enriquecer la perspectiva comunista26. Pero también se trata de un paciente trabajo de construcción de la organización: trabajo de "formación de cuadros", como decía la GCF (Izquierda Comunista de Francia, por sus siglas en francés Gauche Communiste de France) después de la Segunda Guerra Mundial, de desarrollo de nuevos militantes que mantengan el rumbo; de defensa contra las incursiones de la ideología burguesa, las calumnias del parasitismo, etc. Este trabajo de construcción organizativa no aparece en absoluto en la respuesta de S. y, sin embargo, es sin duda uno de los principales elementos de la lucha real contra el consejismo.
Además, si este proceso de maduración subterránea es real, si es la punta del iceberg de los desarrollos que tienen lugar en capas mucho más amplias de la clase, la CCI tiene razón al prever la posibilidad de una futura reconexión entre las luchas defensivas y el creciente reconocimiento de que el capitalismo no tiene ningún futuro que ofrecer a la humanidad. En otras palabras, anuncia el potencial intacto de la politización de las luchas y su convergencia con la aparición de nuevas minorías revolucionarias y el impacto creciente de la organización comunista.
La publicación de una primera ronda de debate sobre la relación de fuerzas entre las clases ha revelado diversas divergencias en nuestro entorno de simpatizantes cercanos. En el foro de la CCI, en particular en el tema "Debate interno en la CCI sobre la situación internacional | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)", en un intercambio de contribuciones con MH; Debate sobre la relación de fuerzas entre las clases (Debate on the balance of class force | International Communist Current (internationalism.org)), en nuestras reuniones de contactos, y en el propio blog de MH. El camarada MH, en particular, se ha vuelto cada vez más crítico con nuestra opinión de que fue esencialmente el colapso del bloque del Este en 1989 lo que precipitó el largo retroceso de la clase de la que aún no hemos salido. Para MH, fue en gran medida una ofensiva política/económica de la clase dominante después de 1980, dirigida por la burguesía británica en particular, la que acabó con la tercera ola de luchas (más bien: la estranguló al nacer). Desde este punto de vista, fue la derrota de la huelga de los mineros en 1985 en el Reino Unido lo que marcó la derrota de las luchas de los años 80. Esta conclusión lleva actualmente a MH a reevaluar nuestra visión de las luchas después de 1968 e incluso a cuestionar la noción de descomposición, aunque sus divergencias parecen implicar a veces que "la descomposición ha ganado", y que estamos ante la realidad de una grave derrota histórica de la clase obrera. El camarada Baboon coincide en gran medida con MH en la importancia clave de la derrota de la huelga de los mineros, pero no le ha seguido hasta el punto de cuestionar la descomposición, ni de concluir que el retroceso de la clase obrera puede haber dado un paso cualitativo hacia algún tipo de derrota histórica27.
Sin embargo, el camarada S. parece ser cada vez más explícito en este sentido. Como dijo en una carta reciente al órgano central:
- "¿Existe o no una divergencia fundamental sobre la relación de fuerzas entre las clases?
La posición de la organización es que la clase obrera está invicta. En nuestras filas también existe la posición contraria, es decir, que la clase obrera en los últimos cinco años ha sufrido una derrota política, cuyo principal síntoma es la explosión del identitarismo de todo tipo, que resulta sobre todo de la incapacidad de la clase para recuperar su propia identidad de clase. La posición de la organización es que la situación de la clase es mejor que en los años 90 bajo el shock de la "muerte del comunismo", mientras que la otra posición dice que la situación de la clase hoy es peor que en los años 90, que el proletariado mundial está hoy al borde de una derrota política de tal magnitud que puede tardar una generación en recuperarse.
Como señalamos al principio de este informe, el reconocimiento por parte de la CCI de que el concepto de curso histórico ya no se aplica en la fase de descomposición significa que se hace mucho más difícil evaluar la dinámica general de los acontecimientos y, en particular, llegar a la conclusión de que la puerta a un futuro revolucionario está definitivamente cerrada, ya que la descomposición puede sumergir al proletariado en un proceso gradual, sin que la burguesía tenga que derrotarlo directamente, en una lucha cara a cara, como lo hizo en el período de la oleada revolucionaria. Por lo tanto, es difícil saber a qué se refiere S. con una "derrota política de tal magnitud que puede tardar una generación en recuperarse". Si el proletariado aún no se ha enfrentado al enemigo de clase en una lucha política abierta, como lo hizo en 1917-23, ¿qué criterios utilizamos para juzgar que el retroceso de la lucha de clases en las últimas tres décadas ha llegado a tal punto; y además, dado que tal derrota probablemente sería seguida por una gran aceleración de la barbarie, y -según S. - una guerra mundial, o al menos un holocausto nuclear "limitado", ¿qué posibilidades de "recuperación" tendría la siguiente generación?
Un último punto: S. afirma que consideramos que la situación actual de la clase es "mejor" de lo que era después del colapso de los bloques. Esto no es correcto. Ciertamente, hemos dicho que las condiciones para los futuros enfrentamientos de clase están madurando inevitablemente y, como señaló el informe sobre la lucha de clases al Congreso de RI, esto se da en un contexto muy diferente al de la situación al comienzo de la fase de descomposición:
- Mientras que 1989 podía presentarse como la derrota del comunismo y la victoria del capitalismo, la pandemia no puede presentarse como una justificación de la superioridad del sistema actual. Por el contrario, a pesar de todas las mistificaciones que rodean los orígenes y la naturaleza de la pandemia, ésta proporciona una prueba más de que el sistema capitalista se ha convertido en un peligro para la humanidad, aunque por el momento sólo una pequeña minoría lo haya entendido claramente;
- Si bien los acontecimientos de 1989 fueron un golpe para la combatividad y la conciencia de clase, y el desarrollo de la descomposición ha tendido a agravar la pérdida de identidad de clase, la pandemia se ha producido en el contexto de un cierto renacimiento de la lucha de clases: la voluntad de la burguesía de sacrificar la salud y la vida en aras del beneficio, así como su caótica gestión de la pandemia, tiende a provocar la conciencia de que no estamos "todos juntos en esto", que la clase obrera y los pobres son las principales víctimas de la pandemia y de la negligencia criminal de la clase dominante.
Pero todos estos "pluses" se suman a 30 años de descomposición, un periodo en el que el tiempo ya no está del lado del proletariado, que sigue sufriendo las heridas acumuladas infligidas por una sociedad que se pudre. En algunos aspectos, estaríamos de acuerdo en que la situación es "peor" que en los años 80. Pero fracasaríamos en nuestra tarea como minoría revolucionaria si ignoráramos las señales que indican un renacimiento de la lucha de clases, de un movimiento proletario que contiene la posibilidad de evitar que la sociedad se hunda definitivamente en el abismo.
1 ´Ver La renovación de la Izquierda Comunista: uno de los aportes clave de Mayo 68 https://es.internationalism.org/content/4344/la-renovacion-de-la-izquierda-comunista-uno-de-los-aportes-clave-de-mayo-68 [186]
2 Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (2019) Revista Internacional nº 164 https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [159]
3 Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [169]
4 En su primer artículo en el que expone sus desacuerdos con las resoluciones del 23º Congreso sobre la situación internacional, el camarada S. sostiene que la resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases muestra que la CCI abandona su punto de vista de que la incapacidad del proletariado para desarrollar su perspectiva revolucionaria en el período 1968-89 fue una causa principal de la fase de descomposición. En nuestra respuesta ya hemos subrayado lo que repetimos en este informe: la resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases sitúa la cuestión de la politización -es decir, el desarrollo de una alternativa proletaria para el futuro de la sociedad- en el centro mismo de su comprensión del actual impasse entre las dos grandes clases. Es cierto que la resolución podría haber sido más explícita sobre el hecho de que el estancamiento es producto no sólo de la incapacidad de la burguesía para movilizar a la sociedad para la guerra mundial, sino también de la incapacidad de la clase obrera -especialmente de sus batallones centrales tras la huelga de masas polaca- para comprender y asumir los objetivos políticos de su lucha. Creemos que este punto -que es simplemente el elemento básico de nuestro análisis de la descomposición- fue aclarado en nuestra respuesta publicada a S. Ver Divergencias con la Resolución sobre la situación internacional en el 23º Congreso de la CCI https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [16]
5 Miseria de la filosofía, 1847
6 Huelga de masas, partido y sindicatos, 1906
7 Contribución (J.) en el boletín interno internacional en 2011
8 "Revueltas sociales en África del Norte y Oriente Medio, desastre nuclear en Japón, guerra en Libia: sólo la revolución proletaria puede salvar a la humanidad del desastre del capitalismo", Revista Internacional nº 145 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3089/revueltas-sociales-en-el-magreb-y-oriente-medio-catastrofe-nuclear [187] . La resolución del 21º Congreso sigue teniendo un enfoque ambiguo en cuanto a los movimientos en Oriente Medio como "marcados por el interclasismo"
9 "¿Qué está pasando en Oriente Medio?", Revista Internacional 145 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3088/que-esta-pasando-en-el-magreb-y-oriente-medio [188]
10 Ídem. Citado en nota 8
11 Ver El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/855/el-proletariado-de-europa-occidental-en-una-posicion-central-de-la- [189]
12"La metáfora de los 5 cursos:
- 1. los movimientos sociales de la juventud precaria, desempleada o todavía estudiante, empezando por la lucha contra el CPE en Francia en 2006, continuando con las revueltas juveniles en Grecia en 2008 y culminando con los movimientos de los Indignados y Occupy en 2011 ;
- 2. movimientos masivos pero muy bien supervisados por la burguesía que había preparado el terreno de antemano, como en Francia en 2007, en Francia y en Gran Bretaña en 2010, en Grecia en 2010-2012, etc;
- 3. movimientos bajo el peso del interclasismo como en Túnez y Egipto en 2011;
- 4. las semillas de huelgas masivas en Egipto en 2007, Vigo (España) en 2006, China en 2009;
- 5. la continuación de movimientos en fábricas o sectores industriales localizados pero que contienen semillas prometedoras como Lindsay en 2009, Teckel en 2010, electricistas en Gran Bretaña en 2011.
Estos 5 cursos pertenecen a la clase obrera porque a pesar de sus diferencias, cada uno expresa a su nivel el esfuerzo del proletariado por encontrarse a sí mismo a pesar de las dificultades y los obstáculos sembrados por la burguesía; cada uno a su nivel ha llevado una dinámica de investigación, de clarificación, de preparación del terreno social. A diferentes niveles, forman parte de la búsqueda de "la palabra que nos llevará al socialismo" (como escribió Rosa Luxemburgo al hablar de los consejos obreros) mediante asambleas generales. (Resolución sobre la situación internacional, 20º Congreso de la CCI, Revista Internacional 152 https://es.internationalism.org/content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [190] ).
13"Movimiento de los indignados en España, Grecia e Israel: de la indignación a la preparación de las luchas de clase", Revista Internacional 147 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [191]
14 Como indica el título del artículo de la RI 147, los movimientos en Grecia e Israel en 2011 (pero también las protestas en Turquía y Brasil en 2013) han sido analizados de forma muy similar a los Indignados en España. Por lo tanto, es necesario hacer una revisión crítica de todos nuestros artículos de este periodo
15 Una cuestión que hay que reexaminar es también la existencia de ambigüedades y confusiones sobre el impacto positivo de las revueltas del hambre en el desarrollo de la conciencia de clase (cf. Crisis alimentaria, revueltas del hambre - Sólo la lucha de clases del proletariado...; Revista International No. 134 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2340/crisis-alimentaria-revueltas-del-hambre-solo-la-lucha-de-clases-de [192] ).
16 El capítulo "Luchas contra la economía de guerra en Oriente Medio" del informe sobre la lucha de clases del 23º Congreso de la CCI (ver Informe sobre la lucha de clases: Formación, pérdida y reconquista de la identidad de clase proletaria 2019 https://es.internationalism.org/content/4452/informe-sobre-la-lucha-de-clases-formacion-perdida-y-reconquista-de-la-identidad-de [193] ) no ha sido discutido en profundidad. El informe habla de la existencia de movimientos proletarios en varios países, y es necesario reevaluar estos movimientos sobre una base más sólida y profunda, tratando de situar el análisis de estos movimientos en el marco de la crítica del eslabón más débil, así como en el contexto de la descomposición (lo que el informe no parece hacer explícitamente, adoptando el enfoque aplicado a los movimientos de 2011) para examinar la naturaleza de estos movimientos y sus fortalezas y debilidades.
17 Ver Protestas en Israel: “¡Mubarak, Assad, Netanyahu son lo mismo!” https://es.internationalism.org/cci-online/201108/3185/protestas-en-israel-mubarak-assad-netanyahu-son-lo-mismo [194] . El pasaje es citado en el artículo antes comentado de la Revista Internacional 137
18 "El hecho de que no sean movimientos específicamente proletarios los hace ciertamente vulnerables a las mistificaciones en torno a la política de identidad y al reformismo, y a la manipulación directa por parte de las facciones democráticas y de izquierda burguesas”.
19Covid-19: A pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases forja su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [173]
20 Gran Bretaña: Las protestas en el sector sanitario ponen en duda la unidad nacional https://es.internationalism.org/content/4613/gran-bretana-las-protestas-en-el-sector-sanitario-ponen-en-duda-la-unidad-nacional [195]
21 Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [167]
22 Ver Divergencias con la Resolución sobre la situación internacional en el 23º Congreso de la CCI https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [16]
23 Para la historia de nuestro camarada, antiguo miembro del Bilan y de la Gauche Communiste de France, miembro fundador de la CCI fallecido en 1990, véanse nuestros artículos "MARC: de la revolución de octubre de 1917 a la segunda guerra mundial" (https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [78] ) y "MARC: II - de la segunda guerra mundial a la época actual" (https://es.internationalism.org/content/4663/marc-parte-2-de-la-segunda-guerra-mundial-la-actualidad [162] ) en los números 65 y 66 de la Revista Internacional
24 "Respuesta a la CWO: Sobre la maduración subterránea de la conciencia de clase"; Revista Internacional nº 43
25 La cultura del debate: un arma de la lucha de clases https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [196]
26 Como se señaló en un debate en una reunión del órgano central de la CCI en 2021, no se puede acusar a la CCI de descuidar el esfuerzo por profundizar en el programa comunista. La existencia de treinta años de publicaciones sobre el comunismo demuestra que no partimos de cero...
27No entraremos aquí en estas discusiones, salvo para decir que parecen basarse en una subestimación tanto de las importantes luchas que tuvieron lugar después de 1985, donde el desafío a los sindicatos en países como Francia e Italia obligó a la clase dominante a radicalizar su aparato sindical, como, sobre todo, una subestimación del impacto del colapso del bloque del Este en la combatividad y la conciencia de clase
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Este informe se sitúa en continuidad con el informe aprobado por el 24º Congreso de la Revolución Internacional1. En este informe se tratan adecuadamente varios aspectos, especialmente las medidas adoptadas en el ámbito económico frente a la pandemia, la violenta incursión de la descomposición en la esfera económica, el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores que se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. No profundizaremos en estos elementos, sino que nos centraremos en la perspectiva: ¿hacia dónde se dirige la economía mundial tras el gran cataclismo que se ha desatado con la pandemia?
El informe sobre la crisis económica aprobado por el 23º Congreso decíamos: "Debemos considerar la posibilidad de que se produzcan importantes perturbaciones en la economía mundial para 2019-2020. Los factores negativos se acumulan: una deuda cada vez más incontrolable; la escalada de la guerra comercial; las fuertes devaluaciones de los activos financieros sobrevalorados; la economía alemana se contrajo un -0,1% en el tercer trimestre de 2018; la economía china ha caído a su ritmo más lento en una década”.
Para 2020, el Banco Mundial ha registrado un descenso global de la producción del 5,2%, un 7% para las 23 mayores economías del mundo y un 2,5% para las "economías en desarrollo". Según el Banco Mundial, el descenso de la producción es el peor desde 1945 y "por primera vez desde 1870, un número sin precedentes de países experimentará un descenso de la producción per cápita"2[2]. Un fenómeno muy importante es la caída del comercio mundial. Un indicador es el descenso del comercio marítimo mundial, que cayó un 10% en 2020. Pero, paradójicamente, "los precios de los contenedores se han cuadruplicado de media en los dos últimos meses. Desde unos 1.500 dólares hasta casi 5.000 dólares. Y en algunos casos, ha llegado incluso a los 12.000 dólares. Esto se debe a que países como China están utilizando sus barcos y contenedores para su propio uso, sacándolos del tráfico mundial”3.
Para 2021 se espera un repunte de la economía mundial, siempre que la pandemia sea derrotada antes de junio de 2021, de lo contrario las previsiones son mucho más pesimistas. Habrá aumentos febriles del crecimiento, pero más allá de eso, las previsiones más serias apuntan a una estabilización de la economía mundial a partir de 2023. La experiencia de la recuperación posterior a 2008 es que ha tardado en afianzarse (a partir de 2013), ha sido bastante anémica y en 2018 ha dado muestras de agotamiento. Como veremos a lo largo de este informe, las condiciones actuales de la economía mundial son mucho peores que las de 2008 y, más que hacer predicciones, lo importante es comprender este importante deterioro.
En primer lugar, los "expertos" dan una imagen engañosa de los efectos de la crisis pandémica en la economía. Suponen que dicha crisis no tendrá efectos irreversibles en el sistema económico y que la economía se recuperará hasta un nivel superior al del periodo anterior. Tal suposición subestima el importante y prolongado deterioro del tejido productivo, financiero y comercial, que la crisis pandémica está provocando y que es bastante profundo. Se calcula que el 30% de las empresas podrían desaparecer definitivamente en los países de la OCDE. Estamos ante más de 100 años de decadencia capitalista, con una economía distorsionada por la economía de guerra y los efectos de la destrucción del medio ambiente, profundamente alterada en sus mecanismos de reproducción por la deuda y la manipulación estatal, erosionada por las pandemias y cada vez más afectada por los efectos de la decadencia. En estas condiciones, es ilusorio pensar que la economía se recuperará sin sobresaltos.
En segundo lugar, la profunda debilidad de la proclamada "recuperación" de 2013 - 2018 ya presagiaba la situación actual. Aparte de Estados Unidos, China y, en menor medida, Alemania, la producción de todos los principales países del mundo se ha estancado o ha disminuido (según las estimaciones del Banco Mundial), algo que no ocurría desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya en el 22º Congreso4 constatamos el creciente impacto de los efectos de la descomposición en el terreno económico y, en particular, en la gestión capitalista estatal de la crisis. Fuimos conscientes de esta tendencia en el informe sobre la crisis económica adoptado por el 23º Congreso que señalaba esta irrupción de la descomposición como uno de los principales factores de la evolución de la situación económica y, finalmente, el informe sobre la crisis adoptado por el 24º Congreso de "Revolución Internacional" profundizó en este análisis de la pandemia como resultado de la descomposición y también del agravamiento de la crisis económica pero, al mismo tiempo, como un poderoso factor de aceleración de la misma.
Es importante subrayar nuestro planteamiento de la cuestión: una de las características de la decadencia es que el sistema capitalista intenta extender todas las posibilidades contenidas en sus relaciones de producción hasta sus límites extremos, incluso a riesgo de violar sus propias leyes económicas. Así, "una de las principales contradicciones del capitalismo es la que surge del conflicto entre el carácter cada vez más global de la producción y la estructura necesariamente nacional del capital. Al llevar al límite las posibilidades de "asociación" de las naciones en el plano económico, financiero y productivo, el capitalismo ha obtenido un importante "soplo de aire fresco" en su lucha contra la crisis que lo corroe, pero al mismo tiempo se ha puesto en una situación de riesgo" (Informe del 23º Congreso). Esta "situación de riesgo" ha demostrado sus graves consecuencias ligadas al impacto de la descomposición en el terreno económico, especialmente durante los últimos cinco años de la década de 2010.
La pandemia representa una aceleración de la decadencia y, al mismo tiempo, una profundización de esta. El informe sobre la crisis económica se centra en esta realidad fundamental. La resolución sobre la situación en Francia destaca este eje central: "En 2008, durante la "crisis de las subprime", la burguesía fue capaz de reaccionar de forma coordinada a escala internacional. Los famosos G7, G8, G20 simbolizan esta capacidad de los Estados para ponerse de acuerdo como mínimo para intentar responder a la "crisis de la deuda". Doce años después, la división, la "guerra de las máscaras" y luego la "guerra de las vacunas", la cacofonía en las decisiones de cierre de fronteras contra la propagación del Covid-19, la ausencia de una acción concertada a escala internacional (aparte de Europa, que se esfuerza por protegerse de sus competidores) para limitar el colapso económico, todo ello apunta al avance del "sálvese quien pueda" y a la inmersión de las más altas esferas políticas del capitalismo en una gestión cada vez más irracional del sistema. Esta tendencia es particularmente fuerte en Estados Unidos, donde una larga tendencia al declive económico se combina con una profundización sin precedentes de la descomposición de su aparato político y su tejido social.
De todas formas, sería un error pensar que esta tendencia se limita a Estados Unidos. En Europa, Alemania parece haber reaccionado, pero las tensiones en el seno de la UE son cada vez más evidentes y la conmoción del Brexit tendrá consecuencias que aún no son visibles. La "estabilidad" de China es más aparente que real.
Por lo tanto, podemos decir que los efectos de la ruptura en la esfera económica y en la gestión estatal de la economía están destinados a durar y tendrán una influencia cada vez más fuerte en la evolución económica. Es cierto que la burguesía pondrá en marcha contra tendencias (por ejemplo, los acuerdos de la UE sobre mutualización parcial de la deuda o la anulación por parte de Biden de algunas de las medidas adoptadas por Trump). Sin embargo, más allá de los frenos o retrocesos, el peso de la descomposición en la economía y en la gestión estatal de ésta aumentará con consecuencias difíciles de predecir en este momento. Más que intentar hacer predicciones, debemos seguir de cerca la evolución de los acontecimientos y sacar conclusiones dentro del marco general que hemos establecido.
Con la respuesta que el capital de la mayoría de los países se ha visto obligado a dar a la pandemia (los confinamientos que aún no han terminado), se ha producido una de las peores recesiones de la historia.
Para evitar un colapso generalizado, la burguesía se vio obligada a inyectar miles de millones. Esto le permitió "capear el temporal"5. ¿Y cómo se llevará a cabo esta complicada operación?
Podemos decir que será mucho peor que en 2008, que implicará una violenta dosis de austeridad y que la economía mundial estará en un estado mucho peor, con menos capacidad de recuperación, caos y grandes convulsiones.
Cinco factores expresan y a la vez agravan, este contexto económico mundial muy desfavorable:
- El creciente peso de la decadencia en la economía y el capitalismo de Estado;
- China ya no podrá actuar como locomotora, ofreciendo un salvavidas, como hizo en respuesta a 2008;
- La catástrofe medioambiental;
- El peso de la economía de guerra;
- El peso aplastante de la deuda.
Con la pandemia, hemos asistido a una respuesta caótica e irracional por parte de los Estados, empezando por los más grandes y poderosos. La OMS fue ignorada por todos los Estados, impidiendo una necesaria estrategia internacional basada al máximo en criterios científicos. Cada Estado trató de cerrar su economía lo más tarde posible para no perder sus ventajas competitivas e imperialistas sobre sus rivales; Las economías que se reabrieron para obtener una ventaja sobre los rivales, y los cierres provocados por el agravamiento de la pandemia, se vieron atrapados por la contradicción entre la necesidad de mantener y aumentar la producción frente a los rivales, por un lado, y la necesidad de evitar que el aparato productivo y la cohesión social se vieran afectados por nuevas oleadas de contagio, por otro.
La guerra de las mascarillas fue un espectáculo degradante6: Estados considerados "serios", como Francia o Alemania, robaban abiertamente los envíos de máscaras destinados a otros países. Lo mismo ocurría con equipos médicos, como los aparatos de respiración, el oxígeno, el equipo de protección personal, etc.
En el contexto de la actual guerra de las vacunas, su fabricación, distribución y las propias vacunas son indicadores del creciente desorden de la economía mundial.
En el campo de la investigación y la fabricación de vacunas, hemos asistido a una caótica carrera entre estados que compiten ferozmente. Gran Bretaña, China, Rusia, Estados Unidos... han corrido contra reloj para ser los primeros en tener la vacuna. No hubo coordinación internacional. Las vacunas se probaron en un tiempo récord, sin ninguna garantía real de eficacia.
La distribución es igualmente caótica. El conflicto entre la UE y la empresa británica Astra Zeneca es un ejemplo de ello. Los países más ricos han dejado desprotegidos a los más pobres. Israel ha vacunado a sus ciudadanos mientras ha descuidado a los palestinos. Rusia utiliza una propaganda engañosa para presentar su vacuna como la mejor. Esto es una prueba de que la vacuna está siendo utilizada como un instrumento de influencia imperialista. Rusia y China no lo ocultan y proclaman abiertamente que ofrecerán precios más bajos a los países que cumplan con sus exigencias económicas, políticas y militares.
Por último, la forma de vacunar a la población es realmente inquietante por su desorganización e indisciplina. En Francia, Alemania, España, Italia, por citar sólo algunos países, hay un desabastecimiento constante, retrasos en la vacunación incluso en los grupos identificados como prioritarios (personal sanitario, personas mayores de 65 años). Los planes de vacunación se han retrasado repetidamente. A menudo se administra la primera dosis y la segunda se retrasa indefinidamente, anulando la eficacia de la vacuna. Dirigentes, políticos, empresarios, militares, etc., se han saltado la lista de grupos prioritarios y se han vacunado primero.
Este espectáculo degradante en torno a las vacunas7 nos muestra una tendencia creciente del capitalismo a socavar la capacidad de "cooperación internacional" que había logrado mitigar la crisis económica en el período 1990-2008. El capitalismo se basa en la competencia a muerte -y este rasgo constitutivo del capitalismo no desapareció en el apogeo de la "globalización"-, pero lo que vemos hoy es una competencia exacerbada, que toma como campo de acción algo tan sensible como la salud y las epidemias. Si en el período ascendente del capitalismo, la competencia entre capitales y entre naciones era un factor de expansión y desarrollo del sistema, en la decadencia es, en cambio, un factor de destrucción y caos: destrucción con la barbarie de la guerra imperialista; caos (que incluye también la destrucción y las guerras) especialmente con la irrupción de los efectos de la descomposición en el campo económico y su gestión estatal. Este caos afectará cada vez más a las cadenas de producción y suministro mundiales, a la planificación de la producción y a la capacidad de combatir fenómenos "inesperados" como las pandemias u otras catástrofes.
La repatriación de la producción al país de origen por parte de las multinacionales ya estaba en marcha desde 2017, pero parece haberse acelerado con la pandemia: "Un estudio publicado esta semana por Bank of America sobre 3.000 empresas con una capitalización bursátil total de 22 billones de dólares y ubicadas en 12 grandes sectores mundiales indica que el 80% de estas compañías tienen planes de deslocalización para repatriar parte de su producción del extranjero. Este es el primer punto de inflexión en una tendencia que dura décadas. En los últimos tres años, unas 153 empresas han vuelto a Estados Unidos, mientras que 208 lo han hecho en la UE"8.
¿Son estas medidas irreversibles? ¿Estamos asistiendo al final de la fase de "globalización", es decir, de la producción mundial, altamente interconectada con una división internacional del trabajo, con cadenas de producción, transporte y logística organizadas a escala mundial?
La primera consideración es que la pandemia está durando más de lo previsto. El 28 de septiembre de 2020 se alcanzó la cifra de un millón de muertos; el 15 de enero, menos de tres meses después, se había llegado a los dos millones. Aunque la vacunación está en marcha, la directora científica de la OMS, Soumya Swaminathan, predice que habrá que esperar hasta 2022 para lograr una inmunización razonable de la población en Europa9. Es probable que las perturbaciones e interrupciones de la producción continúen a lo largo de 2021.
En segundo lugar, si nos fijamos en la experiencia histórica, podemos ver que las medidas del capitalismo de Estado que se tomaron en respuesta a la Primera Guerra Mundial no desaparecieron por completo tras el final de la guerra, y 10 años después, con la crisis de 1929, dieron un salto gigantesco, confirmando la correcta predicción del Primer Congreso de la Internacional Comunista: "Todas estas cuestiones fundamentales de la vida económica del mundo ya no están reguladas por la libre competencia, ni siquiera por combinaciones de trusts o consorcios nacionales e internacionales. Han caído bajo el yugo de la tiranía militar para servir de salvaguarda a partir de ahora. Si el sometimiento absoluto del poder político al capital financiero ha llevado a la humanidad a la carnicería imperialista, esta carnicería ha permitido al capital financiero no sólo militarizar al máximo el Estado, sino militarizarse a sí mismo, de modo que sólo puede cumplir sus funciones económicas esenciales a hierro y sangre”10.
Del mismo modo, es probable que se mantengan las medidas adoptadas en respuesta a la pandemia en el frente económico, aunque se produzcan retrocesos parciales.
Lo confirma el hecho de que, desde 2015, como se señala en el informe del 23º Congreso, China, Alemania y Estados Unidos se han movido en esta dirección. Las medidas adoptadas durante la pandemia no hacen sino acentuar una dirección que ya estaba presente en la década de 2010.
Esto queda ilustrado por el hecho de que las principales potencias aún no han coordinado sus respuestas financieras y económicas ante el peligro de quiebra. Mientras que durante la crisis de 2008 hubo muchas reuniones del G8, del G20, etc., hoy en día es evidente que esas reuniones están ausentes11.
Sin embargo, la estructura globalizada de la producción mundial ofrece grandes ventajas a las economías más poderosas, y éstas tomarán medidas para corregir las principales perturbaciones descritas anteriormente. Un ejemplo muy claro: el plan de mutualización de la deuda en la UE beneficia especialmente a Alemania, que consolidará sus exportaciones a España, Italia, etc. Estos países, presentados como "los grandes beneficiarios", serán a la postre los grandes perdedores, ya que su tejido industrial se verá debilitado por la abrumadora competencia de las exportaciones alemanas. De hecho, la mutualización de las deudas ayudará a Alemania a contrarrestar la presencia china en los países del sur de Europa, que se ha fortalecido desde 2013. No asistimos a un desmantelamiento de la globalización, sino a su creciente desarticulación -por ejemplo, a través de la tendencia a la fragmentación en zonas regionales-, a la creciente importancia de las tendencias proteccionistas, a la deslocalización de las zonas de producción, a la multiplicación de las medidas que cada país toma por su cuenta, violando los acuerdos internacionales. En resumen, hay un caos creciente en el funcionamiento de la economía mundial.
Durante el período 2009-2015, China desempeñó un papel fundamental, a través de sus compras e inversiones, en la débil recuperación de la economía mundial tras las graves turbulencias de 2008. Dada la situación actual, ¿puede China volver a desempeñar el papel de locomotora de la economía mundial?
Creemos que esta posibilidad es altamente improbable por al menos 4 razones:
1ª) La situación actual de China es mucho más frágil que entonces: el crecimiento de la producción sigue disminuyendo de forma lenta pero segura; según el FMI, China experimentará su peor crecimiento en 35 años: sólo un 1,2%. Para el PCI - Le Prolétaire "en China, la tasa de paro oficial era del 6% a finales de abril; pero un estudio de una organización china estimaba en la misma fecha que el paro real era del 20,5% (es decir, 70 millones de parados); el estudio fue retirado y la dirección de la organización castigada por las autoridades, pero los economistas occidentales presentan cifras del mismo orden". El nivel de deuda de China es enorme (300% del PIB en 2019); la situación de muchas de sus empresas es muy frágil. Por ejemplo, en China hay un 30% de empresas zombis12, que es el porcentaje más alto del mundo (en Alemania y Francia se estima que es el 10%). Además, las empresas estatales siguen teniendo una gran parte de la economía y estas empresas son las más endeudadas.
2ª) El proyecto de la Ruta de la Seda -un plan de expansión comercial, económica e imperialista en el que participan 60 países13- pretende definir una zona económica global exclusiva de China, con la consiguiente disminución del papel que puede desempeñar en el estímulo del comercio mundial. Los rivales de China, especialmente Estados Unidos, han respondido con una guerra comercial y, en Asia-Oceanía, con el Acuerdo de Asociación Transpacífico que une a 12 países de la zona. Y entre los países que han tenido que endeudarse con China como parte de su participación en el proyecto de la Ruta de la Seda, algunos se han visto más afectados por las consecuencias económicas de la pandemia del Covid-19, lo que ha puesto en peligro su solvencia.
3ª Estos "acuerdos" demuestran que la dinámica que dominará los próximos años -a menos que se produzca un cambio de tendencia, lo que es muy poco probable- no es la de la "cooperación", sino la de una gran fragmentación de la producción mundial en zonas reservadas, bajo control chino, estadounidense o alemán.
4ª La acumulación de deuda, que sirvió para "alimentar" el motor chino después de 2008, ha permitido un crecimiento de dos dígitos en China y también ha creado mercados más grandes en la propia China para muchos exportadores de Estados Unidos, Asia Oriental y Europa. Pero no se dan las condiciones para que se repita. Todos los países se han vuelto más proteccionistas. Además, la mano de obra china, que solía recibir algunos de los salarios más bajos, ha recibido sueldos más altos, lo que ha provocado grandes transferencias de puestos de trabajo de China a otros países cada vez más baratos (Sudeste Asiático, África).
El proceso de destrucción ecológica (devastación y contaminación del medio ambiente y los recursos naturales) no es nuevo. La guerra imperialista y la economía de guerra han contribuido en gran medida a este proceso. Sin embargo, la cuestión es hasta qué punto este proceso ha influido negativamente en la economía capitalista al dificultar la acumulación.
En el marco de este informe, no podemos dar una respuesta elaborada. Sin embargo, es probable que, a consecuencia de las crecientes dificultades de colaboración entre países, las maniobras nacionalistas de cada estado etc., ... la destrucción ecológica tenga un impacto cada vez más negativo en la reproducción del capital y contribuya a que los momentos de recuperación económica en el próximo período sean mucho más débiles e inestables que en el pasado.
Se calcula que la contaminación atmosférica mata a 7 millones de personas cada año y que el consumo de agua contaminada provoca 485.000 muertes al año14.
Durante el siglo XX, 260 millones de personas murieron a causa de la contaminación del aire interior en el Tercer Mundo, aproximadamente el doble del número de víctimas de todas las guerras del siglo. Esta cifra es más de 4 veces superior al número de muertes por contaminación del aire exterior15.
Los fenómenos meteorológicos extremos, la extinción masiva de especies, la disminución de los rendimientos agrícolas y el aire y el agua tóxicos ya están perjudicando a la economía mundial, y sólo la contaminación cuesta 4,6 billones de dólares al año16.
Incluso la protección de las ciudades a lo largo de la costa costará tanto, si no más, que todos los planes de rescate que hubo que adoptar para la pandemia del Covid-19. Las implicaciones económicas de este caos son reales. El impacto de este proceso autodestructivo es asombroso. Se calcula que, si el cambio climático aumenta la temperatura en 4ºC, el PIB mundial caerá un 30% respecto a los niveles de 2010, ya que la caída durante la depresión de los años 30 fue del 26,7% (la caída actual será permanente). Podrían perderse 1.200 millones de empleos. Estas cifras no tienen en cuenta el agravamiento de la crisis económica ni el impacto del COVID.
Todos estos daños se ven considerablemente agravados por la crisis de la COVID, aunque habrá que esperar para evaluar su impacto. En efecto, la crisis ilustra claramente las consecuencias económicas de la destrucción ecológica: "La colonización de los espacios naturales y el contacto del hombre con los animales reservorios de virus y agentes patógenos es el primer eslabón de la cadena que explica las pandemias. La destrucción de los hábitats forestales en los trópicos permite la transmisión a los humanos de muchos patógenos que antes estaban confinados en zonas inaccesibles. Las personas se encuentran con especies con las que antes no estaban relacionadas, lo que aumenta el riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por animales. Los mercados de animales, el transporte y la globalización los difunden"17.
Instituciones como el Banco Mundial advierten claramente de las consecuencias de la destrucción ecológica, por ejemplo, en lo que respecta a la expansión de la pobreza: "Según nuevas estimaciones, el cambio climático podría empujar a la pobreza a entre 68 y 135 millones de personas en 2030. Supone una amenaza especialmente grave para los países del África subsahariana y el sur de Asia, donde se concentra la mayor parte de los pobres del mundo. En varios países, como Nepal, Camerún, Liberia y la República Centroafricana, una gran proporción de los pobres vive en zonas afectadas por conflictos y muy propensas a las inundaciones”18.
El colapso de la cooperación internacional en torno a la pandemia del COVID es un anticipo de la actitud de sálvese quien pueda que prevalecerá ante el cambio climático. La mayor competencia entre países resultante de la COVID no puede sino acelerar esta dinámica. La capacidad del capitalismo para limitar el aumento de la temperatura global se está debilitando.
- “Juntos, una acción rápida contra el aumento de las temperaturas y un compromiso renovado con la globalización permitirían a la economía mundial alcanzar una producción de 185 billones de dólares en 2050. Si se retrasan las medidas para reducir las emisiones de carbono y se permite que se debiliten los vínculos transfronterizos, podría llegar a los 149 billones de dólares, lo que equivaldría a decir adiós a todo el PIB de Estados Unidos y China el año pasado”19.
La contradicción entre los intereses de la nación capitalista, y del sistema capitalista en su conjunto, y el futuro de la humanidad no puede ser más clara. Si se toman medidas suficientes contra el cambio climático, las tensiones imperialistas y económicas se intensificarán cualitativamente con el ascenso de China como la mayor economía del mundo. Si no se toman medidas, la economía mundial se contraerá un 30% con todas las consecuencias que ello conlleva.
Esto sólo puede aumentar exponencialmente la destrucción del medio ambiente por parte del capitalismo y preparar el terreno para nuevas pandemias a medida que se desarrollen las condiciones para ello, como muestran varias contribuciones en nuestros boletines internos internacionales20.
La economía de guerra, como nos recuerda Internationalisme (Gauche Communiste de France), es un peso muerto para la economía mundial21. A pesar de la clara posición de nuestro texto de orientación Militarismo y Descomposición22, algunos camaradas han tendido a pensar que con la descomposición el gasto en armamento tendería a reducirse y no tendría el enorme impacto que tuvo en la época de la Guerra Fría (1945-89). Esta opinión es errónea, como señala el informe aprobado por el 23º Congreso. "El gasto militar mundial experimentó -en 2019- su mayor aumento en una década. Durante 2019, el gasto militar alcanzó los 1,9 billones de dólares (1,8 billones de euros) en todo el mundo, un aumento del 3,6% en un año, el mayor desde 2010. "El gasto militar ha alcanzado su nivel más alto desde el final de la Guerra Fría", dijo Nan Tian, investigador del SIPRI"23.
La necesidad de hacer frente a la COVID no ha frenado el rearme. El presupuesto de la Bundeswehr se incrementa en un 2,85% para 2021, España aumenta su gasto militar en un 4,7%, Francia en un 4,5%, mientras que el Reino Unido lo hace en otros 18.500 millones de euros24.
En Estados Unidos, avivando la histeria anti china, el Senado aprobó un aumento astronómico del gasto militar hasta los 740.000 millones de dólares en 2021. En Japón, "el primer ministro Yoshihide Suga aprobó el lunes el noveno aumento consecutivo del presupuesto militar, estableciendo un nuevo máximo histórico de 5,34 billones de yenes (unos 51.700 millones de dólares), un aumento del 1,1% respecto al presupuesto del año anterior”25.
"Las guerras de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Siria y Pakistán han costado a los contribuyentes estadounidenses 6,4 billones de dólares desde que comenzaron en 2001. Este total es 2 billones de dólares más que todo el gasto del gobierno federal en el año fiscal que acaba de terminar”26.
No hay datos disponibles sobre China para 2021, pero el gasto militar aparentemente aumentó menos en 2020 que en 2019. Sin embargo, "el Ejército Popular de Liberación logró dos grandes hitos, al presentar su primer portaaviones 100% autóctono y su primer misil balístico intercontinental capaz de llegar a Estados Unidos. China también construyó su primera base militar en el extranjero en Yibuti en 2017. Pekín también está diseñando una nueva generación de destructores y misiles para reforzar su capacidad de disuasión frente a sus vecinos asiáticos y a la marina estadounidense"27.
Rusia ha aumentado drásticamente su gasto militar en el trienio 2018-2021, Australia "ha puesto en marcha un ambicioso programa naval en los últimos dos años para crear una armada de doce nuevos submarinos que construirá el astillero francés DCNS, nueve fragatas, dos buques logísticos y doce patrulleras; también recibirá 72 aviones de combate F-35 estadounidenses de Lockheed Martin para 2020. Las autoridades australianas prevén incluso duplicar su presupuesto en una década hasta alcanzar los 21.000 millones de dólares anuales (...) [Los países escandinavos] ven cada vez menos ficticias las amenazas rusas a su espacio aéreo y en el Ártico, y en el caso de Suecia se ha anunciado la reintroducción del servicio militar obligatorio y un aumento significativo del presupuesto de defensa"28.
Este repaso a la sangrienta jungla del gasto militar muestra que la economía de guerra y el armamento, más allá del impulso inicial que puedan dar, acabarán siendo una carga cada vez más pesada para el conjunto de la economía mundial, y es de esperar que contribuyan a la tendencia a hacer más frágil y convulsa la recuperación económica que el capitalismo busca para el periodo post-COVID29.
En 1948, el Plan Marshall supuso un total de 8.000 millones de dólares en préstamos; el Plan Brady para rescatar las economías sudamericanas en 1985 supuso 50.000 millones de dólares; el gasto para salir del atolladero de 2008 alcanzó la asombrosa cifra de 750.000 millones de dólares.
Las cifras actuales convierten en calderilla esas anteriores inyecciones en la economía. La UE ha programado préstamos por 750.000 millones de euros. En Alemania, "el gobierno está desplegando el mayor paquete de ayudas de la historia de la República Federal. Para financiar este programa, la Federación contraerá nuevos préstamos por un total de unos 156.000 millones de euros"30. Biden propuso al Congreso un paquete de apoyo y estímulo económico de 1,9 billones de dólares. Se calcula que el estímulo total que fluirá en la economía estadounidense en 2020 será de 4 billones de dólares.
La deuda mundial en el tercer trimestre de 2020 era de 229 billones de euros, o el 365% del PIB mundial (un récord histórico). Esta deuda alcanza el 382% en los países industrializados. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, esta escalada se ha acelerado desde 2016 con un incremento en los últimos 4 años de 44 billones de euros. Es en este contexto donde debemos abordar las consecuencias de la actual escalada de la deuda mundial.
La acumulación de capital (la reproducción ampliada definida por Marx) tiene como base de desarrollo los mercados extra capitalistas y las zonas aún no integradas plenamente en el capitalismo. Si ambos se reducen, la única salida para el capital, organizado por el Estado, es el endeudamiento, que consiste en arrojar sumas cada vez mayores a la economía como anticipo de la producción esperada de los años venideros.
Si este recurso al endeudamiento no provoca -hasta ahora- choques inflacionistas en las principales economías es por tres razones:
- 1ª La tendencia deflacionaria que afecta a la economía mundial desde 2008.
- 2ª La sobrevaloración de los activos de las empresas e incluso de los gobiernos se ha hecho crónica y ha degradado las cifras económicas que han dejado de ser fiables durante décadas.
- 3ª Tipos de interés cero o incluso negativos.
Uno de los factores que permitió al capital global amortiguar los efectos inflacionarios y desestabilizadores de la deuda fue la coordinación internacional de las políticas monetarias, un cierto grado de coordinación y organización de las transacciones financieras a escala mundial. Si este factor empieza a fallar y prevalece el "sálvese quien pueda", ¿qué consecuencias podríamos esperar?
El capitalismo tiene deudas equivalentes a tres años y medio de producción mundial. ¿Es una cifra insignificante que podría estirarse hasta el infinito? No, en absoluto. Esta gigantesca gangrena es el caldo de cultivo no sólo de los disparatados arrebatos especulativos que se han institucionalizado en el indescifrable laberinto de las transacciones financieras, sino también de las crisis monetarias, de las gigantescas quiebras empresariales y bancarias, e incluso de la quiebra de grandes Estados. Lógicamente, este proceso implica que el mercado interior de capitales no puede crecer infinitamente, aunque no exista un límite fijo para ello. Es en este contexto donde la crisis de sobreproducción en su fase actual de desarrollo plantea un problema de rentabilidad para el capitalismo. Se estima que alrededor del 20% de las fuerzas productivas del mundo están sin utilizar. La sobreproducción de medios de producción es especialmente visible y afecta a Europa, Estados Unidos, India, Japón, etc.31.
Desde 1985, cuando Estados Unidos abandonó su posición de acreedor y se convirtió en uno de los mayores deudores, la economía mundial sufre una situación aberrante: prácticamente todos los países están endeudados, los mayores acreedores son a su vez los mayores deudores, y todo el mundo lo sabe. Ahora, tras décadas de enormes deudas, estos recientes rescates han superado todas las intervenciones anteriores. Sin embargo, debido al actual nivel de endeudamiento de todos los grandes actores, el riesgo de "detonaciones"/avalanchas de la deuda está aumentando. La actual situación de "tipos de interés cero" sigue facilitando la política de aumento de la carga de la deuda, pero -dejando de lado todos los demás factores- si los tipos de interés suben, las consecuencias, por ejemplo, a nivel de la inflación, pueden ser graves.
El repentino cese de la producción tiene consecuencias. En primer lugar, China y Alemania, así como otros grandes países productores, se quedarán con un enorme exceso de capacidad de producción que no podrá ser compensado inmediatamente. En general, el sector de la maquinaria, la electrónica, la informática, el suministro de materias primas, el transporte, etc., se quedarán con enormes existencias y la recuperación de la demanda será lenta.
Aunque sin duda habrá momentos de recuperación de la producción (que serán aplaudidos con entusiasmo por la propaganda capitalista) y aunque habrá contra tendencias que activarán los sectores más inteligentes del capital, lo que es indiscutible es que la economía mundial se verá sacudida y debilitada durante la próxima década.
A lo largo del último medio siglo, el capitalismo ha demostrado su capacidad para "seguir adelante" frente a las numerosas convulsiones que ha sufrido (1975, 1987, 1998, 2008). Sin embargo, las condiciones globales que acabamos de analizar nos permiten argumentar que esta capacidad se ha debilitado considerablemente. No habrá -como esperan los consejistas y los bordiguistas- un Gran Colapso Final pero, al ser el núcleo de la economía mundial el que está fuertemente desestabilizado -en particular Estados Unidos y cada vez más también partes de Europa-, será más difícil coordinar una respuesta a la crisis a nivel internacional, lo que, junto con el peso aplastante de la deuda, proporciona una clara confirmación de la perspectiva esbozada por el informe del 23º Congreso sobre la crisis: "El peso desestabilizador de la deuda sin control; la saturación creciente de los mercados; las dificultades crecientes de la "gestión globalizadora" de la economía mundial provocadas por la irrupción del populismo, pero también la agudización de la competencia y el peso de las enormes inversiones que exige la carrera armamentística; por último, un factor que no hay que descuidar, los efectos cada vez más negativos de la destrucción galopante del medio ambiente y la alteración incontrolada de los equilibrios "naturales" del planeta"
Una de las políticas que los Estados pondrán en marcha para animar la economía son los llamados planes de "economía verde". Estos son impulsados por la necesidad de sustituir la antigua industria pesada y los combustibles fósiles por la electrónica, la informática, la Inteligencia Artificial, los materiales ligeros y las nuevas fuentes de energía que permiten una mayor productividad, menores costes y ahorro de mano de obra. Durante un tiempo, las grandes inversiones necesarias para esa reactivación económica -que también incluirá la producción de armas- podrán impulsar las economías de los países mejor situados en el proceso, pero el fantasma de la sobreproducción seguirá acechando permanentemente a la economía mundial.
El deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores fue muy gradual durante el periodo 1967-80.
Comenzó a acelerarse en la década de 1980, cuando se empezaron a reducir las prestaciones sociales, se produjeron despidos masivos y la precariedad laboral comenzó a imponerse.
En el periodo 1990-2008, el deterioro continuó: los despidos se hicieron regulares y sistemáticos, ningún sector se libró de ello, incluidos los más rentables. También comenzó una crisis de la vivienda. La migración masiva presionó a la baja los salarios y produjo un deterioro de las condiciones de trabajo en los países centrales. Sin embargo, el deterioro de las condiciones de vida en los países centrales siguió siendo gradual y limitado. Hubo algo perverso que enmascaró el declive de las condiciones de vida: el desarrollo del crédito masivo en los hogares de la clase trabajadora.
En el informe aprobado por el 23º Congreso, mostramos la enorme degradación del nivel de vida del proletariado en los países centrales, los grandes recortes en las pensiones, la sanidad, la educación, los servicios sociales, las prestaciones sociales, etc., el aumento del desempleo y, sobre todo, el espectacular desarrollo de la precariedad laboral. En la década de 2010 se ha producido una gran escalada en la degradación de la vida laboral en los países centrales. Los ataques graduales que presenciamos entre 1970 y 2008 comenzaron a acelerarse en la década 2010-2020.
La crisis pandémica ha intensificado los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores. En primer lugar, en todos los países, los trabajadores fueron enviados al matadero porque se les obligó a viajar al trabajo en un transporte público abarrotado y se les dejó sin equipo de protección en sus lugares de trabajo (hubo muchas protestas en fábricas, almacenes, etc. al comienzo del cierre por este motivo). No obstante, cabe señalar que los trabajadores sanitarios y los de las residencias de ancianos sufrieron un elevado número de infecciones y muertes. Los trabajadores de la industria alimentaria también se han visto muy afectados32, al igual que los trabajadores agrícolas, la mayoría de los cuales son inmigrantes33.
Los ataques a la clase trabajadora en todos los países, pero especialmente en los países centrales, están claramente en la agenda. El informe de la OIT "COVID-19 y el mundo del trabajo" no se anda con rodeos: "COVID-19 ha creado la crisis más grave jamás registrada por el mundo del trabajo desde la Gran Depresión de los años treinta".
Desempleo. El exceso de capacidad de la industria y la lenta y débil recuperación de la demanda estimularán fuertemente los despidos masivos. Durante el periodo de confinamiento estricto, los enormes subsidios estatales a los parados a tiempo parcial enmascararon la gravedad de la situación de muchos trabajadores que sufrían una drástica reducción de sus ingresos. Sin embargo, una "normalización" gradual del funcionamiento económico conducirá a un mayor deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, que en muchos casos será irreversible. Según la OIT, las estimaciones mundiales para 2021 oscilan entre una pérdida de 36 millones de puestos de trabajo en el mejor de los casos y 130 millones en el peor34.
Podemos ilustrarlo con un análisis de las sombrías perspectivas de la industria automovilística: "Un experto de la industria automovilística alemana ofreció el siguiente panorama, pronosticando que todos los principales mercados automovilísticos experimentarán una contracción porcentual de dos dígitos. Francia e Italia serán los más afectados, con un descenso del 25% cada uno, España con un 22%, y Alemania, Estados Unidos y México con un 20% cada uno. Para el mayor mercado automovilístico del mundo, China, Dudenhöffer prevé una caída de las ventas de alrededor del 15%. En las fábricas alemanas, de repente hay un exceso de capacidad de 1,3 a 1,7 millones de vehículos. La jornada reducida sólo puede abarcar períodos cortos. Ninguna empresa podría mantener su capacidad de producción ociosa durante años. Por lo tanto, 100.000 de los actuales 830.000 puestos de trabajo en los fabricantes y proveedores de automóviles en Alemania están en riesgo, "bajo supuestos optimistas", escribe Dudenhöffer"35.
Precariedad. La OIT llama a la precariedad "empleo infrautilizado" y calcula que hay 473 millones de trabajadores en todo el mundo en esta condición (2020). El trabajo informal es igualmente importante: "más de 2.000 millones de trabajadores se dedican a actividades económicas que están insuficientemente cubiertas o no están cubiertas en absoluto por las disposiciones formales de la ley o la práctica". Según la OIT, "más de 630 millones de trabajadores en todo el mundo no ganan lo suficiente para salir de la pobreza, ni ellos ni sus familias"36.
Los salarios. La OIT ha calculado que el descenso global de los salarios en todo el mundo será del 8,3% de aquí a 2020. A pesar de las medidas de apoyo de los gobiernos, en 2020 los salarios han caído (según datos de la OIT) un 56,2% en Perú, un 21,3% en Brasil, un 6,9% en Vietnam, un 4,0% en Italia, un 2,9% en el Reino Unido y un 9,3% en Estados Unidos.
El citado informe de la OIT advierte que "la crisis ha tenido efectos especialmente devastadores en muchos grupos y sectores vulnerables de todo el mundo. Los jóvenes, las mujeres, los mal pagados y los poco cualificados tienen menos posibilidades de impulsar la recuperación económica y los riesgos de estigmatización a largo plazo y desplazamiento del mercado laboral son reales para ellos".
El increíble nivel de endeudamiento nacional no puede mantenerse indefinidamente; en algún momento conducirá necesariamente a medidas drásticas de austeridad que afectarán a la educación, la sanidad, las pensiones, los subsidios, las prestaciones sociales, etc.
No se puede esperar nada de la "gestión inteligente" del capitalismo de Estado, sólo austeridad, miseria, caos y ningún futuro. El futuro de la humanidad está en manos del proletariado, su resistencia contra la brutal austeridad, y la politización de esta resistencia será la clave del próximo período.
1 https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis [158]
2 La pandémie de COVID-19 plonge l’économie planétaire dans sa pire récession depuis la Seconde Guerre [199] mondiale
4 Celebrado en 2017. Ver la Resolución sobre la situación internacional que dicho congreso adoptó https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [201]
5 Las cifras y el análisis de este enorme despliegue de inyecciones monetarias figuran en el informe sobre la crisis económica aprobado por el 24º Congreso de la RI (ver nota 1), por lo que no las repetiremos aquí
6 Ver "Guerra de las mascarillas": la burguesía es una clase de matones https://es.internationalism.org/content/4560/guerra-de-las-mascarillas-la-burguesia-es-una-clase-de-matones [202]
7 Ver Guerra de vacunas: para el capitalismo, la salud es sólo una mercancía https://es.internationalism.org/content/4651/guerra-de-vacunas-para-el-capitalismo-la-salud-es-solo-una-mercancia [203]
9 Al publicar el informe (agosto 2021) la cifra de muertos por COVID es de cuatro millones y medio (Fuente: Universidad Johns Hopkins Baltimore, EE.UU., última actualización de cifras 27 de agosto de 2021) y la OMS ha retrasado la inmunidad de grupo en los países centrales a 2023.
10 https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf [123]
11 Biden propuso celebrar una reunión del G10 no para coordinar la economía, sino para aislar a China. La reciente cumbre del G7 propuesta por Gran Bretaña ha tenido un objetivo bélico, la crisis de Afganistán.
12 Se considera una empresa zombi (muerto viviente) aquella cuyos beneficios de explotación no alcanzan a cubrir los intereses generados por sus deudas.
13 Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [168]
14 Fuente: Britannica [205]
15 Fuente : assessment paper AIR POLLUTION [206]
17 Fuente : LAVANGUARDIA [208] Rapport de l'Agence européenne pour l'environnement
18 LA BANQUE MONDIALE [209]
19 Bloomberg Businessweek [210]
20 "La conquista temeraria por parte del capital de territorios 'salvajes', como ya hemos visto con el ébola [que] tiene que ver con la sed de tierras del sistema capitalista, es decir, con la operación de la renta. La creciente urbanización, la explotación de cada centímetro cuadrado del planeta (...) conduce a una convivencia forzada entre especies. (D.). "En efecto, se tiende a subestimar la medida en que la pandemia es un producto de la dimensión ecológica, otra característica fundamental de la decadencia. La cita de El hilo rojo es interesante: cómo la tendencia a las pandemias está vinculada al intercambio metabólico con la naturaleza (Marx) - que ha alcanzado proporciones distorsionadas a través del desarrollo del capitalismo en la decadencia y la descomposición. La idea de que es casi una catástrofe natural - lleva a las raíces sociales que se han dejado de lado". (B.)
21 Ver Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [211]
22 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [178]
23 Informe del SIPRI 27-4-2020
27 Fuente : EL COMERCIO [215] (Lima)
28 Fuente: ABC Internacional [216]
29 La economía de guerra puede estimular inicialmente la economía. Pero esta estimulación es engañosa, y podemos verlo si miramos a largo plazo. Está el ejemplo de Rusia. Más recientemente, tenemos el caso de Turquía que, tras un espectacular despegue, se encuentra cada vez más debilitada por el peso asfixiante del esfuerzo bélico. Del mismo modo, las economías de Irán y Arabia Saudí, sumidas en una rivalidad extrema, están cada vez más debilitadas
30 Citado en un comunicado de nuestra sección en Alemania, aparecido en nuestro boletín interno internacional.
31 Informe sobre la crisis económica, ver nota 1
32 "La situación en la industria de la carne reveló un panorama similar al de los mataderos de Chicago de hace más de un siglo. De repente, se conocieron las altas tasas de infección entre los trabajadores de los mataderos. Se supo que se trataba de modernos talleres de explotación en Alemania, con mano de obra muy barata procedente de Europa del Este, que vivía en barracones o pisos especialmente deteriorados y hacinados, alquilados por los subcontratistas de los mataderos. Cientos de ellos se infectaron, debido a sus condiciones de trabajo y de vida hacinadas" (comunicado de prensa de Welt-D, nuestra sección en Alemania, en el boletín interno internacional del año 2020).
33 En España, en abril de 2020, los recolectores de fresas, en su mayoría trabajadores de Marruecos y África, intentaron hacer una huelga contra el terrible hacinamiento en sus barracones y el gobierno de coalición de izquierdas envió inmediatamente a la Guardia Civil.
34 Observatoire de l’OIT [217] Le COVID‑19 et le monde du travail. Septième édition
35 Ver nota 32
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Este informe está en consonancia con la resolución sobre la situación internacional adoptada por el 24º Congreso de la CCI1, y más concretamente con los siguientes puntos (subrayado nuestro):
"8. Aunque la progresión de la descomposición capitalista, junto con la agudización caótica de las rivalidades imperialistas, adopta la forma principalmente de fragmentación política y pérdida de control por parte de la clase dominante, esto no significa que la burguesía no pueda seguir recurriendo al totalitarismo estatal en sus esfuerzos por mantener unida la sociedad. (...) La elección de Biden, apoyada por una enorme movilización de los medios de comunicación, de parte del aparato político e incluso de los servicios militares y de seguridad, expresa esta verdadera contra tendencia frente al peligro de desintegración social y política muy claramente encarnada por el trumpismo. A corto plazo, estos "éxitos" pueden funcionar como un freno al creciente caos social. (...)
9. La obviedad de la descomposición política e ideológica de la primera potencia mundial no significa que los demás centros del capitalismo global sean capaces de constituir fortalezas alternativas de estabilidad. (...)
12. En este caótico panorama, no cabe duda de que el creciente enfrentamiento entre Estados Unidos y China tiende a ocupar el centro del escenario. La nueva administración ha demostrado así su compromiso con la "inclinación hacia el Este".”
En este contexto, pretendemos comprender los acontecimientos de los últimos meses para contribuir a la reflexión sobre las tres cuestiones siguientes:
1. ¿En qué punto nos encontramos con respecto al declive de la hegemonía estadounidense?
2. ¿Se ha beneficiado China de los acontecimientos de este periodo?
3. ¿Cuál es la tendencia dominante en los enfrentamientos imperialistas actuales?
"Confirmado como la única superpotencia restante, EE.UU. haría todo lo posible para evitar que cualquier otra superpotencia -de hecho, cualquier otro bloque imperialista- desafíe su "nuevo orden mundial". (Resolución sobre la situación internacional, punto 4, 15º Congreso de la CCI, 2003). La historia de los últimos 30 años se caracteriza por un declive sistemático del liderazgo de Estados Unidos, a pesar de una política persistente para mantener su posición hegemónica en el mundo.
Varias etapas caracterizan los esfuerzos de Estados Unidos por mantener su liderazgo ante la evolución de las amenazas contra su dominio. También están marcadas por las disensiones internas de la burguesía estadounidense sobre la política a seguir y las cuales se acentuarán aún más.
a) El "Nuevo Orden Mundial" bajo el liderazgo de EEUU (Bush padre y Clinton: 1990-2001)
El presidente Bush padre aprovechó la invasión de Kuwait por parte de las fuerzas iraquíes para movilizar una gran coalición militar internacional en torno a Estados Unidos para "castigar" a Saddam Hussein. La primera guerra del Golfo pretendía dar un "ejemplo": ante un mundo cada vez más sumido en el caos y el "sálvese quien pueda", se trataba de imponer un mínimo de orden y disciplina, en primer lugar a los países más importantes del antiguo bloque occidental. La única superpotencia que queda quiere imponer un "nuevo orden mundial" bajo su égida a la "comunidad internacional", porque es la única que tiene los medios para hacerlo, pero también porque es el país que más tiene que perder en el desorden mundial.
Sin embargo, sólo podrá desempeñar este papel encerrando cada vez más al mundo entero en el corsé de acero del militarismo y la barbarie bélica2, como ocurrió en la sangrienta guerra civil de la ex Yugoslavia, donde tendrá que contrarrestar los apetitos imperialistas de los países europeos (Alemania, Gran Bretaña y Francia) imponiendo la "pax americana" en la región bajo su autoridad (Acuerdo de Dayton, diciembre de 1995).
b) Estados Unidos como "sheriff mundial/policía global" (Bush hijo: 2001-2008)
Los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 llevaron al presidente Bush hijo a lanzar una "guerra contra el terror" contra Afganistán y, sobre todo, contra Irak en 2003. A pesar de todas las presiones y del uso de "fake news" para movilizar a la "comunidad internacional" detrás de Estados Unidos contra el "eje del mal", Estados Unidos no logró movilizar a los demás imperialismos contra el "estado canalla" de Saddam e invadió Irak casi en solitario con la Inglaterra de Tony Blair como único aliado significativo.
El fracaso de estas intervenciones, subrayado por la retirada de Irak (2011) y Afganistán (2021), ha puesto de manifiesto la incapacidad de Estados Unidos para hacer de "sheriff global" e imponer "su orden" en el mundo. Por el contrario, esta "guerra contra el terror" ha abierto plenamente la caja de Pandora de la descomposición en estas regiones, exacerbando la expansión del sálvese quien pueda que se ha manifestado en particular en la multiplicación sin límites de las ambiciones imperialistas de potencias como China y Rusia, por supuesto Irán, pero también Turquía, Arabia Saudí e incluso los Emiratos del Golfo o Qatar. El creciente estancamiento de la política estadounidense y la aberrante huida hacia la barbarie bélica han puesto de manifiesto el claro debilitamiento de su liderazgo mundial.
El gobierno de Obama ha tratado de reducir el impacto de la catastrófica política de Bush (la ejecución de Bin Laden en 2011 subrayó la absoluta superioridad tecnológica y militar de EEUU) y ha señalado cada vez más claramente el ascenso de China como el principal peligro para la hegemonía estadounidense, lo que ha desencadenado intensos debates en el seno de la burguesía y su aparato estatal.
c) La política "America First" (Trump, básicamente continuada por Biden: 2017)
La política "America First" a nivel imperialista, implementada por Trump a partir de 2017, es de hecho el reconocimiento oficial del fracaso de la política imperialista de EEUU en los últimos 25 años: "La oficialización por parte de la administración Trump de hacer prevalecer sobre cualquier otro principio la defensa de sus propios intereses como Estado nacional y la imposición de relaciones de poder provechosas para Estados Unidos como base principal de las relaciones con otros Estados, ratifica y dibuja las implicaciones del fracaso de la política de los últimos 25 años de lucha contra el sálvese quien pueda como policía del mundo y la defensa del orden mundial heredado de 1945" (23º Congreso de la CCI, Resolución sobre la situación internacional, Revista Internacional nº 1643).
Si ello implica una limitación máxima de las operaciones con "botas sobre el terreno" ante la falta de alistamiento de las masas trabajadoras en relación con los compromisos masivos y las consiguientes pérdidas que implicaría un despliegue masivo de militares en el mundo (cf. ya la dificultad de reclutamiento de Bush II para la guerra de Irak), va especialmente de la mano de una polarización creciente y una agresividad acentuada hacia China, que tiende a ser identificada cada vez más como el principal peligro. Si esta posición sigue siendo debatida en el seno de la administración Obama y si todavía aparecen tensiones en el seno de la administración Trump entre los partidarios de la lucha contra los "estados canallas", como Irán (Pompeo, Kushner), y los partidarios del "gran peligro de China" (servicios secretos y ejército), la polarización sobre esta última opción es sin duda el eje central de la política exterior de Biden. Se trata de una opción estratégica de Estados Unidos de concentrar sus fuerzas en la competencia militar y tecnológica con China, para mantener e incluso acentuar su supremacía, para defender su posición de "Padrino" del clan dominante frente a los clanes competidores (China y accesoriamente Rusia) que amenazan más directamente su hegemonía. Ya como policía mundial, Estados Unidos exacerbó la violencia bélica, el caos y el sálvese quien pueda; su política actual no es menos destructiva, sino todo lo contrario.
La polarización de Estados Unidos hacia China y el consiguiente redespliegue de fuerzas, iniciado por la administración Trump, ha sido asumido plenamente por la administración Biden. Este último no sólo ha mantenido las agresivas medidas económicas contra China aplicadas por Trump, sino que sobre todo ha aumentado la presión mediante una política agresiva:
en el plano político: defensa de los derechos de los uigures y de Hong Kong, acercamiento diplomático y comercial con Taiwán, acusaciones de piratería informática contra China;
a nivel militar en el Mar de China, mediante acciones bastante explícitas y espectaculares en los últimos meses: El aumento de las maniobras militares de EE.UU. y de las flotas aliadas en el Mar de China Meridional, los informes alarmistas sobre la amenaza inminente de una intervención china en Taiwán, la presencia en Taiwán de las fuerzas especiales de EE.UU. para orientar a las unidades de élite taiwanesas, la conclusión de un nuevo acuerdo de defensa, el AUKUS, entre EE.UU., Australia y Gran Bretaña, que establece una coordinación militar explícitamente dirigida contra China, la promesa de Biden de apoyar a Taiwán en caso de agresión china.
Taiwán siempre ha desempeñado un papel importante en la estrategia estadounidense hacia China. Durante la Guerra Fría fue una pieza importante en la contención del llamado bloque “comunista”, pero en los años 90 y principios de los 2000 fue el escaparate de la sociedad capitalista globalizada en la que se integró China. Ahora bien, el ascenso de China ha hecho cambiar la perspectiva y Taiwán vuelve a desempeñar un papel geoestratégico al bloquear el acceso de la marina china al Pacífico occidental. Además, a nivel estratégico, "las fábricas de la isla producen la mayor parte de los semiconductores de última generación, componentes esenciales para la economía digital global (smartphones, objetos conectados, inteligencia artificial, etc.)" (Le Monde diplomatique, octubre de 2021).
China, por su parte, ha reaccionado con furia a estas presiones políticas y militares, en particular las relativas a Taiwán: organización de masivas y amenazantes maniobras navales y aéreas en torno a la isla, publicación de estudios alarmistas que indican un riesgo de guerra "que nunca ha sido tan alto" con Taiwán o planes para un ataque sorpresa contra Taiwán, que llevaría a una derrota total de las fuerzas armadas de la isla.
Así, las advertencias, amenazas e intimidaciones se han sucedido en el Mar de China en los últimos meses. Ello subraya la creciente presión ejercida por Estados Unidos sobre China. En este contexto, Estados Unidos ha hecho todo lo posible para que le apoyen otros países asiáticos, preocupados por las ambiciones expansionistas de Pekín, por ejemplo, intentando crear una especie de OTAN asiática, el QUAD, que reúna a Estados Unidos, Japón, Australia e India y en la que participa Corea del Sur. Por otra parte, y en el mismo sentido, Biden quería reactivar la OTAN para implicar a los países europeos en su política de presión contra China. Paradójicamente, la formación de la AUKUS indica los límites de reunir a otras naciones detrás de Estados Unidos. En primer lugar, el AUKUS es una bofetada a Francia y aniquila las bonitas palabras de Biden sobre la "asociación" dentro de la OTAN. Por otro lado, también confirma la reticencia de países como India, con sus propias ambiciones imperialistas, y especialmente de Corea del Sur y Japón, atrapados entre el temor a la escalada militar de China y sus considerables vínculos industriales y comerciales con este país.
Tras el hundimiento de Irak y Siria en el caos y la barbarie sangrienta, los acontecimientos de septiembre de 2021 en Afganistán confirman plenamente las tendencias más destacadas del periodo: el declive del liderazgo estadounidense y el auge del caos y el sálvese quien pueda.
El colapso total del régimen y el ejército afganos, el avance relámpago de los talibanes, a pesar de los 20 años de intervención militar estadounidense en el país y de los cientos de miles de millones de dólares invertidos en la "construcción de la nación" y la evacuación en pánico de los ciudadanos y colaboradores estadounidenses son la confirmación contundente de que Estados Unidos ya no es capaz de cumplir el papel de "policía mundial". Más concretamente, la dramática y caótica retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán ha supuesto una derrota interna y externa para la administración Biden.
(a) En el exterior, la debacle ha socavado la fiabilidad de EE.UU. ante sus "aliados".
Hasta el punto de que incluso el secretario de la OTAN, J. Stoltenberg, tuvo que reconocer que Estados Unidos ya no podía garantizar la defensa de los aliados europeos contra sus enemigos, toda la operación de encanto de Biden hacia la OTAN y los aliados se deshizo. La total falta de consulta en el seno de la OTAN y el absoluto actuar de "llanero solitario" de Estados Unidos provocaron reacciones de indignación en Londres, Berlín y París. En cuanto a los colaboradores de los estadounidenses en Afganistán (como los kurdos en Siria, traicionados por Trump), temen con razón por sus vidas: he aquí una primera potencia mundial incapaz de garantizar la vida de sus colaboradores y el apoyo de sus aliados. Un país así, no merece "confianza" (¡como señaló sarcásticamente Xi Jinping!).
(b) a nivel nacional ha erosionado la credibilidad de la administración Biden
La resolución sobre la situación internacional del 24º Congreso de la CCI señala que "La elección de Biden, apoyada por una enorme movilización de los medios de comunicación, de partes del aparato político e incluso de los servicios militares y de seguridad, expresa esta verdadera contra tendencia al peligro de desintegración social y política encarnada muy claramente por el trumpismo. A corto plazo, estos "éxitos" pueden funcionar como un freno al creciente caos social" (punto 8)4. Sin embargo, la debacle afgana no sólo ha puesto de manifiesto la falta de fiabilidad de Estados Unidos hacia sus aliados, sino que acentúa las tensiones en el seno de la burguesía estadounidense y abre un bulevar a todas las fuerzas opositoras (republicanos y populistas) que condenan esta retirada precipitada y humillante de una administración que "deshonra a Estados Unidos en el plano internacional". Y esto en un momento en el que la política de recuperación industrial y de grandes obras, propugnada por el gobierno de Biden y que se supone que debe contener los estragos causados por el populismo, se encuentra con la férrea oposición de los republicanos del Capitolio y de Trump, y en el que, ante el estancamiento de la política de vacunación contra el Covid-19, se ha visto obligado a tomar medidas restrictivas hacia la población.
La falta de centralización del poder talibán, la miríada de corrientes y grupos con las más diversas aspiraciones que conforman el movimiento y los acuerdos alcanzados con los señores de la guerra locales para hacerse rápidamente con el control de todo el país, hacen que el caos y la imprevisibilidad caractericen la situación, como demuestran los recientes atentados contra la minoría Hazara. Esto sólo puede intensificar la voluntad de intervención de los distintos imperialismos, pero también la imprevisibilidad de la situación y, por tanto, también el caos ambiente.
Irán está vinculado a las minorías hazaras a lo largo de sus fronteras y pretende mantener su influencia en esta región. A Pakistán le preocupa que la victoria de los talibanes (a los que financia a través de sus servicios secretos) pueda provocar un movimiento independentista de las poblaciones pastunes dentro de sus propias fronteras. India, que financió en gran medida el régimen derrumbado, se enfrenta ahora a una intensificación de la guerrilla musulmana en la Cachemira india. Rusia ha reforzado sus tropas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia para contrarrestar cualquier inclinación a apoyar los movimientos yihadistas locales.
¿Y se beneficia China en particular de la retirada de Estados Unidos de Afganistán? Lo contrario es cierto. El caos en Afganistán hace que cualquier política coherente a largo plazo en el país sea incierta. Además, la presencia de los talibanes en las fronteras de China constituye un grave peligro potencial de infiltración islamista en China (los uigures), sobre todo porque los "hermanos" pakistaníes de los talibanes (el TTP, primos del ISK) están inmersos en una campaña de atentados contra las obras de la "Nueva Ruta de la Seda", que ya ha provocado la muerte de una docena de "cooperadores" chinos.
China intenta contrarrestar el peligro en Afganistán estableciéndose en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central (Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán). Pero estas repúblicas forman parte tradicionalmente de la esfera de influencia rusa, lo que aumenta el peligro de enfrentamiento con este "aliado estratégico", al que en cualquier caso se oponen fundamentalmente sus intereses a largo plazo (la "Nueva Ruta de la Seda") (véase el punto 4.2. sobre la alianza chino-rusa).
China ha experimentado un ascenso meteórico en términos económicos e imperialistas en las últimas décadas, lo que la convierte en el más importante retador de los Estados Unidos. Sin embargo, como ya ilustran los sucesos de septiembre de 2021 en Afganistán, no ha sabido aprovechar ni el continuo declive estadounidense ni la crisis de Covid-19 y sus consecuencias para reforzar sus posiciones en cuanto a las relaciones imperialistas, sino todo lo contrario. Examinamos las dificultades a las que se enfrenta la burguesía china a la hora de hacerse cargo del Covid, de la gestión de la economía, de las relaciones imperialistas y las tensiones en su seno.
China apuesta por la inmunidad colectiva antes de abrir el país, pero la estricta política de cierre que está aplicando mientras tanto en ciudades y regiones enteras cada vez que se identifican infecciones está pesando mucho en las actividades económicas y comerciales: por ejemplo, el cierre del puerto de Yantian, el tercer puerto de contenedores del mundo, en mayo provocó el bloqueo de miles de contenedores y cientos de barcos durante meses, perturbando totalmente el tráfico marítimo mundial.
Esta búsqueda de la inmunidad colectiva también está empujando a algunas provincias y ciudades chinas a imponer sanciones económicas a los rezagados. Ante las críticas generalizadas en las redes sociales chinas, el gobierno central bloqueó estas medidas que tienden a "poner en peligro la cohesión nacional".
Por último, lo más grave es, sin duda, la convergencia de datos sobre la escasa eficacia de las vacunas chinas, comunicados por varios países que las utilizan: "En general, la campaña de vacunación chilena -importante con un 62% de la población actualmente vacunada- no parece tener un impacto notable en la proporción de muertes" (H. Testard, "Covid-19: La vacunación despega en Asia, pero crecen las dudas sobre las vacunas chinas ", Asialyst, 21.07.21). Los funcionarios chinos están incluso considerando acuerdos para importar Pfizer o Moderna para compensar la ineficacia de sus propias vacunas.
Más allá de la innegable responsabilidad de China en el estallido de la pandemia, la ineficaz gestión de la crisis de Covid por parte de Pekín pesa sobre la política general del capitalismo de Estado chino.
Los cuarenta años de fuerte crecimiento de China -aunque estas cifras ya estaban disminuyendo en la última década- parecen estar llegando a su fin. Los expertos esperan que el PIB de China crezca menos del 6% en 2021, frente a una media del 7% en la última década y más del 10% en la anterior. Hay otros factores que acentúan las dificultades actuales de la economía china:
a) El peligro de que estalle la burbuja inmobiliaria china: Evergrande, la segunda empresa inmobiliaria de China está ahora aplastada por unos 300.000 millones de euros de deuda, es decir, el 2% del PIB del país, que ya no puede manejar. Otros promotores se han visto contaminados, como Fantasia Holdings y Sinic Holdings, que han estado a punto de incumplir los pagos a sus acreedores. En general, el sector inmobiliario, que representa el 25% de la economía china, ha generado una colosal deuda pública y privada que asciende a miles de miles de millones de dólares. La quiebra de Evergrande es, de hecho, sólo la primera secuencia de un colapso global de este sector que está por llegar. Hoy en día hay tantas viviendas vacías que podrían albergar a 90 millones de personas. Por supuesto, el colapso inmediato del sector se evitará en la medida en que las autoridades chinas no tienen más remedio que limitar los daños del naufragio a riesgo de un impacto muy severo en el sector financiero: "(...) no habrá un efecto de bola de nieve como en 2008 [en Estados Unidos], porque el gobierno chino puede parar la máquina", afirma Andy Xie, economista independiente y ex de Morgan Stanley en China, citado por Le Monde. “Creo que con Anbang [grupo asegurador, nota del editor] y HNA [Hainan Airlines] tenemos buenos ejemplos de lo que puede ocurrir: habrá un comité que reúna en torno a una mesa a la empresa, los acreedores y las autoridades, que decidirá qué activos vender, cuáles reestructurar y, al final, cuánto dinero queda y quién puede perder fondos. (P.-A. Donnet, La caída de Evergrande en China: el fin del dinero fácil, Asianyst, 25.09.21).
Sin embargo, si la industria inmobiliaria china basa su modelo económico en un enorme endeudamiento, muchos otros sectores están en números rojos: a finales de 2020, la deuda global de las empresas chinas representaba el 160% del PIB del país, frente al 80% aproximadamente de las empresas estadounidenses, y las inversiones "tóxicas" de los gobiernos locales representarían hoy, según los analistas de Goldman Sachs, 53 billones de yuanes solamente, una suma que representa el 52% del PIB chino. Así, el estallido de la burbuja inmobiliaria corre el riesgo no sólo de contaminar otros sectores de la economía, sino también de generar inestabilidad social (casi 3 millones de empleos directos e indirectos vinculados a Evergrande), el gran temor del PCC.
b) Cortes de electricidad: son consecuencia de la insuficiencia de suministros de carbón causada, entre otras cosas, por las inundaciones récord en la provincia de Shaanxi, que produce por sí sola el 30% del combustible del país, y también del endurecimiento de la normativa anticontaminación por parte de Xi. La escasez ya está afectando a la actividad industrial en varias regiones: los sectores del acero, el aluminio y el cemento están sufriendo la limitación del suministro eléctrico. Esto ha reducido la capacidad de producción de aluminio en alrededor de un 7% y la de cemento en un 29% (cifras de Morgan Stanley) y el papel y el vidrio podrían ser los próximos sectores en verse afectados. Estos recortes están frenando el crecimiento económico en todo el país. Pero la situación es aún más grave de lo que parece a primera vista. "La escasez de energía se está extendiendo al mercado residencial en algunas partes del noreste. La provincia de Liaoning ha extendido los cortes de electricidad del sector industrial a las redes residenciales" (P.-A. Donnet, China: cómo la grave escasez de electricidad amenaza la economía, Asialyst, 30.09.21).
c) Interrupciones en las cadenas de producción y suministro. Están relacionados con la crisis energética, pero también con los cierres provocados por las infecciones de Covid (véase el punto anterior). Afectan a la producción de las industrias de varias regiones y aumentan el riesgo de interrupción de las ya tensas cadenas de suministro nacionales y mundiales, especialmente porque algunos fabricantes se enfrentan a una aguda escasez de semiconductores.
La "Nueva Ruta de la Seda" es cada vez más difícil de realizar, debido a los problemas financieros relacionados con la crisis de Covid y las dificultades de la economía china, pero también a la reticencia de los socios:
Por un lado, el nivel de endeudamiento de los países "socios" se ha visto incrementado por la crisis de Covid y se ven incapaces de pagar los intereses de los préstamos chinos. Países como Sri Lanka, Bangladesh, Kirguistán, Pakistán, Montenegro y varios países africanos han pedido a China que reestructure, retrase o cancele los pagos de las deudas que vencen este año.
Por otro lado, existe una creciente desconfianza hacia las acciones de China por parte de muchos países (la Unión Europea, Camboya, Filipinas, Indonesia), combinada con la presión anti china de Estados Unidos (como en América Latina), y también están las consecuencias del caos producido por la descomposición, desestabilizando algunos de los países clave de la "nueva ruta", como Etiopía.
En definitiva, no es de extrañar que en 2020 se haya producido un desplome del valor financiero de las inversiones inyectadas en el proyecto de la "Nueva Ruta de la Seda" (-64%), a pesar de que China ha prestado más de 461.000 millones de dólares desde 2013.
Bajo el mandato de Deng Xiao Ping, el capitalismo de Estado chino de corte estalinista, con el pretexto de una política de "crear ricos para compartir su riqueza", estableció zonas "libres" (Hong Kong, Macao, etc.) para desarrollar un capitalismo de Estado. Con el colapso del bloque del Este y la "globalización" de la economía en los años 90, el sector capitalista privado ha crecido exponencialmente, aunque el sector público bajo control directo del Estado sigue representando el 30% de la economía. ¿Cómo gestionó la estructura rígida y represiva del Estado estalinista y el partido único esta "apertura" al capitalismo privado? A partir de los años 90, el partido se transformó integrando masivamente a los empresarios y a los líderes de la empresa privada. "A principios de la década de 2000, el entonces presidente, el Sr. Jiang Zemin, levantó la prohibición de contratar a empresarios del sector privado, que antes se consideraban enemigos de clase (...). Los empresarios así seleccionados se convierten en miembros de la élite política, lo que garantiza que sus negocios estén, al menos parcialmente, protegidos de los gestores depredadores" (¿Qué queda del comunismo en China? Le monde diplomatique n°68, julio de 2021). En la actualidad, los profesionales y directivos con estudios superiores constituyen el 50% de los miembros del PCC.
Por lo tanto, las oposiciones entre las diferentes fracciones se expresarán no sólo dentro de las estructuras del Estado, sino dentro del propio PCC. Desde hace varios años (véase ya el Informe sobre las tensiones imperialistas del 20º Congreso de la CCI, 20135), las tensiones han ido creciendo entre las diferentes fracciones de la burguesía china, en particular entre las más vinculadas a los sectores capitalistas privados, dependientes del comercio y la inversión internacional, y las vinculadas a las estructuras estatales y al control financiero a nivel regional o nacional, las que abogan por una apertura al comercio mundial y las que avanzan una política más nacionalista. En particular, el "giro a la izquierda" de la facción que respalda al presidente Xi, que significa menos pragmatismo económico y más ideología nacionalista, ha intensificado las tensiones y la inestabilidad política en los últimos años: son testigos "las continuas tensiones entre el primer ministro Li Keqiang y el presidente Xi Jinping sobre la recuperación económica, así como la "nueva posición" de China en la escena internacional". (China: en Beidaihe, la "universidad de verano" del Partido, tensiones internas a flor de piel", A. Payette, Asialyst, 06.09. 20), la "política bélica" de la diplomacia china hacia Taiwán, pero al mismo tiempo la dramática declaración de Xi de que China quiere lograr la neutralidad del carbono para su economía en 2060, las críticas explícitas a Xi que surgen regularmente (la más reciente es el ensayo de "alerta viral" publicado por un renombrado profesor de derecho constitucional de la Universidad Qinghua de Pekín que predice la desaparición de Xi), tensiones entre Xi y los generales que dirigen el Ejército Popular, intervenciones del aparato estatal contra empresarios demasiado "extravagantes" y críticos con el control del Estado (Jack Ma y Ant Financial, Alibaba). Algunas quiebras (HNA, Evergrande) también podrían estar relacionadas con las luchas entre camarillas dentro del partido, como parte de la cínica campaña para "proteger a los ciudadanos de los excesos de la 'clase capitalista'".
En resumen, lejos de beneficiarse de la situación actual, la burguesía china, al igual que otras burguesías, se enfrenta al peso de la crisis, al caos de la descomposición y a las tensiones internas, que intenta contener por todos los medios dentro de sus caducas estructuras capitalistas de Estado.
Los datos analizados en los puntos anteriores muestran ciertamente que las tensiones entre EEUU y China tienden a ocupar un lugar preponderante en la situación imperialista, sin por ello inducir una tendencia a la formación de bloques imperialistas. En efecto, más allá de algunas alianzas limitadas, como la AUKUS, la principal potencia del planeta, Estados Unidos, no sólo no consigue movilizar a las demás potencias detrás de su línea política (contra Irak o Irán antes, contra China hoy), sino que tampoco es capaz de defender a sus propios aliados ni de darse a sí mismo la postura de "líder de un bloque". Este declive del liderazgo estadounidense está provocando un aumento del caos que afecta cada vez más a las políticas de todos los imperialismos dominantes, incluida China, que tampoco es capaz de imponer su liderazgo a otros países de forma sostenible.
El hecho de que los talibanes hayan "vencido" a los estadounidenses envalentonará a todos esos pequeños tiburones que no dudarán en mover sus piezas en ausencia de alguien que "imponga reglas". Estamos entrando en una aceleración del imperio sin ley y en el mayor caos de la historia. El sálvese quien pueda se está convirtiendo en el factor central de las relaciones imperialistas y la barbarie bélica amenaza zonas enteras del planeta.
(a) Asia Central, Oriente Medio y África:
Además de la barbarie de la guerra civil en Irak, Siria, Libia o Yemen y de la sumersión de Afganistán en el horror, las tensiones son altas entre Armenia y Azerbaiyán, estimuladas por Turquía que provoca a Rusia, la guerra civil ha estallado en Etiopía (apoyada por Eritrea) contra la "provincia rebelde" de Tigray (apoyada por Sudán y Egipto); finalmente, las tensiones crecen entre Argelia y Marruecos. La "somalización" de los Estados y la zona de inestabilidad y "anarquía" (véase ya el Informe del 20º Congreso de la CCI, 2013-nota 5) han seguido ampliándose: el caos reina ahora de Kabul a Addis Abeba, de Saná a Ereván, de Damasco a Trípoli, de Bagdad a Bamako.
(b) América Central y del Sur:
El Covid está golpeando con fuerza al subcontinente (1/3 de las muertes en 2020 para 1/8 de la población mundial) y lo está sumiendo en su peor recesión en 120 años: una contracción del 7,7% del PIB y un aumento de la pobreza de casi el 10% en 2020 (Le Monde Diplomatique, octubre de 2021). El caos crece, como en Haití, sumido en un desesperado y sangriento dominio de las bandas y en una horrible miseria, y la situación es también catastrófica en Centroamérica, con cientos de miles de personas desesperadas que huyen de la miseria y el caos y amenazan con inundar la frontera sur de Estados Unidos. La región experimenta cada vez más convulsiones relacionadas con la descomposición: revueltas sociales en Colombia y Chile, confusión populista en Brasil. México intenta jugar sus propias cartas (proponiendo una nueva OEA, etc.), pero depende demasiado de Estados Unidos para hacer valer sus propias aspiraciones. EEUU no ha podido derrocar a Maduro en Venezuela, a la que los chinos y los rusos e incluso Irán siguen prestando apoyo "humanitario", al igual que con Cuba. China se ha infiltrado en la economía de la región especialmente desde 2008 y se ha convertido en uno de los principales acreedores de muchos Estados latinoamericanos, pero la contraofensiva de Estados Unidos está ejerciendo una fuerte presión sobre algunos Estados (Panamá, Ecuador, Chile) para que se distancien de la "actividad económica depredadora" de Pekín.
(c) Europa:
Las tensiones entre la OTAN y Rusia se han intensificado en los últimos meses: Tras el incidente del vuelo de Ryanair secuestrado e interceptado por Bielorrusia para detener a un disidente que se había refugiado en Lituania, se produjeron unas maniobras de la OTAN en el Mar Negro frente a las costas de Ucrania en junio, donde se produjo un enfrentamiento entre una fragata británica y barcos rusos, y, en septiembre, unas maniobras conjuntas entre los ejércitos ruso y bielorruso en las fronteras de Polonia y los Estados bálticos ante las maniobras de la OTAN en territorio ucraniano, una auténtica provocación a ojos de Putin.
El caos creciente también aumenta las tensiones en el seno de las burguesías y refuerza la imprevisibilidad de su posicionamiento imperialista: es el caso de países como Brasil, donde la catastrófica situación sanitaria y la irresponsable gestión del gobierno de Bolsonaro está llevando a una crisis política cada vez más intensa, y de otros países latinoamericanos (inestabilidad política en Ecuador, Perú, Colombia o Argentina). En Oriente Próximo y Medio, las tensiones entre los clanes y tribus que gobiernan Arabia Saudí pueden desestabilizar el país, mientras que Israel está marcado por la oposición de gran parte de las fracciones políticas, desde la derecha hasta la izquierda, contra Netanyahu y contra los partidos religiosos, pero también por los pogromos dentro del país contra los árabes "israelíes". Por último, está Turquía que busca la solución a sus dificultades políticas y económicas en una huida suicida hacia las aventuras imperialistas (desde Libia hasta Azerbaiyán).
En Europa, la debacle de Afganistán y el "asunto de los submarinos", así como el periodo post-Brexit, acentúan la desestabilización de las organizaciones emanadas del periodo de bloques, como la OTAN o la UE. Dentro de la OTAN, los países europeos dudan cada vez más de la fiabilidad de Estados Unidos. Por ejemplo, Alemania no ha cedido a las presiones de EE.UU. sobre el oleoducto del Mar Báltico con Rusia y Francia no está digiriendo la afrenta de EE.UU. sobre el acuerdo de submarinos con Australia, mientras que otros países europeos siguen viendo a EE.UU. como su principal protector. El tema de las relaciones con el Reino Unido para aplicar los acuerdos del Brexit (Irlanda del Norte y cuotas de pesca) divide a los países de la UE y las tensiones son altas entre Francia e Inglaterra. Dentro de la propia UE los flujos de refugiados siguen enfrentando a los Estados entre sí, mientras que países como Hungría y Polonia cuestionan cada vez más abiertamente los "poderes supranacionales" definidos por los tratados europeos, y la hidra del populismo amenaza a Francia en las elecciones de la primavera de 2022.
El caos y la acentuación del sálvese quien pueda también tienden a obstaculizar la continuidad de la acción de los grandes imperialismos: Estados Unidos se ve obligado a mantener la presión con bombardeos aéreos regulares sobre las milicias chiítas que acosan a sus fuerzas restantes en Irak; los rusos tienen que "hacer de bomberos" en el enfrentamiento armado entre Armenia y Azerbaiyán, instigado por el interés imperialista de Turquía; la extensión del caos en el Cuerno de África a través de la guerra civil en Etiopía, con Sudán y Egipto apoyando a la región de Tigray y Eritrea respaldando al gobierno central etíope, perturba especialmente los planes chinos de utilizar Etiopía, pregonada como polo de estabilidad y "nuevo taller del mundo", como base de su "proyecto Ruta de la Seda" en el noreste de África, y para ello han instalado una base militar en Yibuti. El impacto continuo de las medidas e incertidumbres ligadas a la pandemia es también un factor de desestabilización de la política imperialista de los diferentes Estados: estancamiento de la vacunación en los Estados Unidos después de un fuerte comienzo, nuevos confinamientos masivos de regiones enteras y evidente falta de eficacia de las vacunas en China, explosión de las contaminaciones y exceso de mortalidad (660.000), desconfianza de la población hacia las vacunas en Rusia (tasa de vacunación de poco más del 30%)
Esta inestabilidad también caracteriza a las alianzas como la de China y Rusia. Si estos países desarrollan una "cooperación estratégica" (comunicado chino-ruso del 28.06. 21) contra Estados Unidos y en relación con Oriente Medio, Irán o Corea del Norte incluso organizan ejercicios conjuntos de sus ejércitos y armadas, sus ambiciones políticas son radicalmente diferentes: el imperialismo ruso tiene como objetivo sobre todo la desestabilización de las regiones y puede apuntar poco más que a los "conflictos congelados" (Siria, Libia, Ucrania, Georgia, ...), mientras que China despliega una política económica e imperialista a largo plazo, la "nueva ruta de la seda". Además, Rusia es perfectamente consciente de que las rutas de la Ruta de la Seda por tierra y a través de la zona del Ártico se oponen directamente a sus intereses en la medida en que amenazan claramente las zonas de influencia rusas en Asia Central y Siberia y que, en términos de capacidad industrial, no es rival para la segunda economía del mundo, pues apenas alcanza un PNB igual al de Italia.
"La economía de guerra (...) no es una política económica que pueda resolver las contradicciones del capitalismo o crear las bases para una nueva etapa de desarrollo capitalista. (...). La única función de la economía de guerra es... ¡la guerra! Su razón de ser es la destrucción efectiva y sistemática de los medios de producción y de las fuerzas productivas y la producción de los medios de destrucción: la verdadera lógica de la barbarie capitalista" (De la crisis a la economía de guerra, Revista Internacional nº 11, 1977). El hecho de que la perspectiva no sea la constitución de grandes alianzas estables, de "bloques" imperialistas que se enfrenten a nivel mundial y que no se plantee actualmente una guerra mundial, no quita que la economía de guerra se acentúe en la actualidad. El sometimiento de la economía a las necesidades militares pesa sobre la economía, pero esta irracionalidad no es una elección: es el producto del estancamiento del capital que acelera la descomposición social.
La carrera armamentística engulle cantidades fenomenales de dinero, en el caso de EE.UU., que sigue teniendo una importante ventaja en este sentido, pero también en el de China, que ha aumentado considerablemente su gasto militar en las dos últimas décadas. "El aumento del 2,6% en el gasto militar mundial se produce en un año en el que el producto interior bruto (PIB) mundial ha disminuido un 4,4% (proyección del Fondo Monetario Internacional, octubre de 2020), debido principalmente a las repercusiones económicas de la pandemia de Covid-19. Como resultado, el gasto militar como porcentaje del PIB -la llamada carga militar- ha alcanzado una media mundial del 2,4% en 2020, frente al 2,2% de 2019. Se trata del mayor aumento anual de dicho gasto desde la crisis económica y financiera mundial de 2009" (Comunicado de prensa de Sipri, abril de 2021). Esta carrera no sólo tiene que ver con las armas convencionales y nucleares, sino también con una mayor militarización de los programas espaciales y con la extensión de la carrera militarista a zonas hasta ahora vírgenes, como las regiones del Ártico.
Ante la aterradora expansión del sálvese quien pueda imperialista, la carrera armamentística no se limita a los grandes imperialismos, sino que afecta a todos los Estados, especialmente en el continente asiático que experimenta un importante aumento del gasto militar: la inversión del peso respectivo de Asia y Europa entre 2000 y 2018 es espectacular: en 2000, Europa y Asia representaban el 27% y el 18%, respectivamente, del gasto mundial en defensa. En 2018, estas proporciones se invierten, ya que Asia representa el 28% y Europa el 20% (datos del Sipri).
Esta militarización también se expresa hoy en día en un impresionante desarrollo de las actividades cibernéticas de los Estados (ataques de hackers, a menudo vinculados directa o indirectamente a los Estados, como el ciberataque de Israel contra los sitios nucleares iraníes), así como la inteligencia artificial y la robótica militar (robots, drones), que desempeñan un papel cada vez más importante en las actividades de inteligencia o en las operaciones militares.
Sin embargo, "la verdadera clave de la constitución de la economía de guerra (...) [es] la sumisión física y/o ideológica del proletariado al Estado, [el] grado de control que el Estado tiene sobre la clase obrera" (Id., Revista Internacional nº 11, 1977). Pero este aspecto está lejos de ser adquirido. Esto explica por qué la aceleración de la carrera armamentística va hoy en día acompañada de una fuerte reticencia de las grandes potencias imperialistas (Estados Unidos, China, Rusia, Gran Bretaña o Francia) al compromiso masivo de soldados sobre el terreno ("boots on the ground", “botas sobre el terreno”) por temor al impacto de un retorno masivo de "bolsas de cadáveres" sobre la población y, en particular, sobre la clase obrera. Así, cabe destacar el uso de empresas militares privadas (la organización Wagner por parte de los rusos, Blackwater/Academi por parte de Estados Unidos, ...) o la contratación de milicias locales para llevar a cabo acciones: utilización de milicias suníes sirias por parte de Turquía en Libia y Azerbaiyán, de milicias kurdas por parte de Estados Unidos en Siria e Irak, de milicias chiíes de Hezbolá o Irak por parte de Irán en Siria, de milicias sudanesas por parte de Arabia Saudí en Yemen, de una fuerza regional (Chad, Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso) "entrenada" por Francia y la UE en la región de Liptako, ...
La perspectiva es, por tanto, la multiplicación de conflictos bárbaros y sangrientos:
- "10. Al mismo tiempo, también proliferan las "masacres de innumerables pequeñas guerras", mientras que el capitalismo, en su fase final, se sumerge en un imperialismo cada vez más irracional de sálvese quien pueda.
13. Esto no significa que vivamos en una época de mayor seguridad que la de la Guerra Fría, acechada por la amenaza del Armagedón nuclear. Por el contrario, si la fase de descomposición está marcada por una creciente pérdida de control por parte de la burguesía, esto también se aplica a los vastos medios de destrucción -nucleares, convencionales, biológicos y químicos- que han sido acumulados por la clase dominante, y que ahora están más ampliamente distribuidos en un número mucho mayor de Estados-nación que en el período anterior." (Resolución sobre la situación internacional del 24 Congreso Internacional de la CCI, ver nota 4)
En la medida en que sabemos que la burguesía es capaz de volver los peores efectos de la descomposición contra el proletariado, debemos ser conscientes de que este contexto de barbarie asesina no facilitará en absoluto la lucha de los trabajadores:
La aceleración de la descomposición conducirá a guerras interminables en todo el mundo, a más masacres y miseria, a millones de refugiados vagando sin rumbo, a un caos social indescriptible y a la destrucción del medio ambiente, y todo ello acentuará el sentimiento de miedo y desmoralización en las filas del proletariado.
Los distintos conflictos armados servirán para desencadenar intensas campañas en defensa de la democracia, los derechos humanos y los derechos de las mujeres, como es el caso de Afganistán, Etiopía, Siria e Irak.
En consecuencia, nuestra intervención debe denunciar la progresión de la barbarie y el carácter insidioso de la situación, debe advertir constantemente al proletariado para que no subestime los peligros que genera la situación de multiplicidad caótica de conflictos en el contexto del sálvese quien pueda como dinámica dominante:
"Abandonada a su propia lógica, a sus últimas consecuencias, [la descomposición] lleva a la humanidad al mismo resultado que la guerra mundial. Ser brutalmente aniquilado por una lluvia de bombas termonucleares en una guerra generalizada o por la contaminación, la radiactividad de las centrales nucleares, la hambruna, las epidemias y las masacres en los conflictos bélicos múltiples (en los que también se podrían utilizar armas atómicas), todo ello equivale, al final, a lo mismo. La única diferencia entre estas dos formas de aniquilación es que la primera es más rápida, mientras que la segunda es más lenta y causaría tanto más sufrimiento" (Tesis sobre la descomposición, tesis 116).
23.10.2021
1 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [17]
2 Ver nuestro texto de orientación Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [178]
3 https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [166]
4 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [17]
5 https://es.internationalism.org/content/3985/informe-sobre-tensiones-imperialistas [221]
6 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [84]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/lassale_aventurero_pdf.pdf
[2] https://www.spiegel.de/kultur/literatur/
[3] https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e23-02-91.htm
[4] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/1852-colonia.htm
[5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven
[6] https://www.marxists.org/archive/marx/works/1865/02/27.htm
[7] https://www.marxists.org/history/international/iwma/documents/1868/disso
[8] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860/herr-vogt.pdf
[9] https://www.marxists.org/archive/luxemburg/1904/03/lassalle.html
[10] http://www.gutzitiert.de/aus_meinem_leben-
[11] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
[13] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
[14] https://es.internationalism.org/tag/2/39/la-organizacion-revolucionaria
[15] https://es.internationalism.org/files/es/divergencias_con_la_resolucion_sobre_la_situacion_internacional_del_24o_congreso_de_la_cci.pdf
[16] https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de
[17] https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021
[18] https://es.internationalism.org/content/4536/informe-sobre-el-curso-historico
[19] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente
[20] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri
[21] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/congresos-de-la-cci
[22] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/debates-internos
[23] https://es.internationalism.org/tag/2/27/el-capitalismo-de-estado
[24] https://es.internationalism.org/tag/2/40/la-conciencia-de-clase
[25] https://es.internationalism.org/tag/3/47/guerra
[26] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[27] https://es.internationalism.org/content/4746/balance-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021-comprender-la-situacion-historica
[28] https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021
[29] https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y-desarrollo-de-la-descomposicion-del-24o-congreso
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[33] https://es.internationalism.org/content/4854/explicacion-de-las-enmiendas-del-companero-steinklopfer-rechazadas-por-el-congreso
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[36] https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc
[37] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
[38] https://www.marxists.org/francais/marx/works/1852/12/index.htm
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[41] https://es.internationalism.org/tag/series/lucha-contra-el-oportunismo
[42] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/defensa-de-la-organizacion
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[50] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr
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[52] https://es.internationalism.org/files/es/la_socialdemocracia_alemana_1872-1914_la_lucha_contra_el_oportunismo_organizativo_parte_i.pdf
[53] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199603/1780/cuestiones-de-organizacion-i-la-primera-internacional-y-la-lucha-c
[54] https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero
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[56] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200401/1875/el-nacimiento-del-bolchevismo-i-1903-1904
[57] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1233/vi-el-fracaso-de-la-construccion-de-la-organizacion
[58] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1871-la-comuna-de-paris
[59] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/segunda-internacional
[60] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/oportunismo
[61] https://es.internationalism.org/files/es/argentina._el_peronismo_un_arma_de_la_burguesia_contra_la_clase_obrera-_parte_i.pdf
[62] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva
[63] https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo
[64] https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad
[65] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[66] https://es.internationalism.org/tag/geografia/argentina
[67] https://es.internationalism.org/tag/series/la-trampa-del-peronismo
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[69] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/peronismo
[70] https://es.internationalism.org/files/es/gigc-ficci.pdf
[71] https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista
[72] https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso
[73] https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador
[74] https://igcl.org/Nouvelle-attaque-du-CCI-contre-le
[75] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p
[76] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/976/la-ficci-en-accion-mentiras-y-comportamiento-de-matones
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[79] https://fr.internationalism.org/ri328/Gauche_Communiste.htm
[80] https://fr.internationalism.org/content/10408/laventurier-gaizka-a-defenseurs-quil-merite-voyous-du-gigc#sdfootnote1anc
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[87] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/980/la-pretendida-solidaridad-de-la-cci-con-los-crs-como-la-ficci-intenta-ocultar-
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[89] https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-extraordinaria-de-la-cci-la-noticia-de-nuestra-desaparicion
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[92] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom
[93] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/473/a-proposito-de-la-ficci-toma-de-posicion-de-un-grupo-de-militantes-en-a
[94] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/641/noticias-de-argentina-el-nci-no-ha-roto-con-la-cci
[95] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion
[96] mailto:[email protected]
[97] mailto:[email protected]
[98] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
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