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Edición rusa de La Decadencia del capitalismo
A continuación publicamos la introducción a la edición rusa del folleto de la CCI La Decadencia del capitalismo, recientemente publicada gracias a los esfuerzos de compañeros del nuevo medio proletario emergente en Rusia. Nuestra introducción se centra en particular en la contribución del movimiento obrero en Rusia a nuestra comprensión del ocaso del capitalismo. Resulta tanto más importante porque el concepto o la definición de la decadencia del capitalismo ha sido una de las cuestiones importantes discutidas con los grupos e individuos que componen el medio ruso.
Como ya lo explicamos en varios textos, consideramos que la noción según la cual todas las formas de sociedades de clase existentes han atravesado épocas de ascendencia y de declive es algo fundamental en la concepción materialista de la historia. Como Marx lo escribió en su famoso Prefacio a la Crítica de la economía política, a cierto nivel de su desarrollo, un modo de producción entra en una época de revolución social cuando las relaciones socio-económicas pasan de un ser formas de desarrollo a convertirse en trabas para un progreso ulterior. Compartimos la conclusión sacada por la Internacional comunista y las Fracciones de izquierda italiana y alemana, para quienes la época de "desintegración interna" del capitalismo, de guerras imperialistas y de revoluciones proletarias se abre con el estallido de la Primera Guerra mundial en 1914, conclusión confirmada totalmente por la oleada revolucionaria internacional qui surgió frente a la guerra imperialista.
Es verdad que todas las corrientes de la izquierda comunista no han proseguido esta tradición. Sus herederos tanto bordiguistas como consejistas, procedentes respectivamente de le Izquierda italiana y de la germano-holandesa, han puesto en entredicho cada una de ellas a su manera el concepto de decadencia, con argumentos como que el capitalismo siempre podía seguir con un desarrollo juvenil en las antiguas regiones coloniales, o que siendo cíclicas de por sí las crisis del capitalismo, quizás podía haber una diferencia cuantitativa pero nunca cualitativa en los trastornos provocados por las crisis antes de 1914 y las catástrofes que provocaron en el período siguiente. Ya veremos que estos puntos de vista han tenido una considerable influencia sobre los nuevo grupos rusos. Argumentaremos sin embargo que estas posiciones son una regresión y que los grupos que con más fidelidad mantienen los progresos programáticos de la Izquierda comunista se fundan en el reconocimiento de que el capitalismo es un sistema en decadencia.
De forma implícita, el lazo íntimo existente entre el materialismo histórico y la teoría de la decadencia se verifica en la ofensiva ideológica contra el marxismo dirigida por el capitalismo desde el hundimiento del bloque del Este a finales de los 80. Esa ofensiva se ha basado en gran parte en la "mundialización". Según esta idea (de la que podemos convenir que es bastante ambigua y vaga), el capitalismo no habría sido un sistema verdaderamente mundial más que con el advenimiento de las políticas de "librecambio" -las "reaganomics" de los 80-, con el crecimiento rápido de las comunicaciones gracias al triunfo de la informática y sobre todo con el hundimiento del bloque del Este que supuestamente habría borrado del mapa económico del planeta a las últimas zonas "no capitalistas". Los que comparten esta idea podrán apoyar o condenar los efectos de la mundialización, pero el fondo común sigue siendo que el capitalismo habría entrado en una nueva época, una especie de ascendencia que sería un mentís a la vieja teoría marxista del sistema capitalista en declive. Esta visión es totalmente contraria a la tradición de la Izquierda comunista, la cual basó sus análisis en las teorías de Luxemburg y de Bujarin quienes, cuando la Primera Guerra mundial, defen dieron que el capitalismo había entrado en su fase de declive precisamente por que se había vuelto un sistema global, una verdadera economía mundial. También es totalmente antagónica con el análisis que hace la CCI del período abierto con el hundimiento del bloque del Este, del que afirmamos que no es ni mucho menos un nuevo período de ascendencia del capitalismo, sino la fase final y más peligrosa de su declive -su fase de descomposición-, en la que la alternativa entre socialismo o barbarie es cada día más una realidad cotidiana.
La teoría de la decadencia sufre esos ataques ideológicos generales por parte de un montón de ideólogos procedentes tanto de la derecha "neoliberal" como de los gurús más "radicales" de los movimientos de protesta "antimundialización", pero a él se une una muchedumbre de grupos que pretenden defender el comunismo, y que en realidad están en ese pantano que hay entre el ala izquierda del capital y el medio proletario, y eso cuando no pertenecen al parasitismo político. Ya advertimos este fenómeno a finales de los 80, lo que nos incitó a publicar una serie de artículos sobre el tema: "Entender la decadencia del capitalismo" (1). En ellos contestábamos en particular a las novedades y demás inventos de grupos parásitos tal come el Grupo comunista internacionalista (GCI), Perspectiva internacionalista (PI) y demás. Éstos procedían de la CCI y a pesar de haber escisionado por otras razones, es de notar que entre todas las revisiones teóricas a que se lanzaron para distanciarse políticamente de la CCI, la primera de ellas fue la decadencia. Fue abiertamente en el caso del GCI, que adoptó entonces un método semibordiguista, y más insidiosamente por parte de PI, que empezó diluyendo y mezclando la noción de decadencia con nociones muy sabias sobre la transición entre dominación formal y dominación real del capital, para acabar metiéndose con la herencia de la Izquierda comunista acusando la teoría de la decadencia de ser fundamentalmente mecanicista y "productivista". A mediados de los 90, el Círculo de París, también compuesto de elementos qui habían salido de la CCI para caer en el parasitismo, se fue por el mismo camino. Sus protagonistas empezaron poniendo en entredicho el concepto de la CCI de la descomposición ; no tardaron mucho en concluir que la verdadera cuestión teórica no era la descomposición, sino la decadencia. Y el último engendro del panteón parasito -la "Fracción interna de la CCI"-, también parece haber tomado el mismo derrotero pues ya se ha puesto a expresar abiertamente su desdén hacia el concepto de descomposición.
Esos grupos parásitos funcionan como estaciones de enlace de las campañas ideológicas de la burguesía en el medio proletario. Se puede precisamente medir el éxito de estas campañas por el número de antiguos comunistas que se ha llevado consigo la propaganda sobre las nuevas perspectivas deslumbrantes de crecimiento capitalista. Para saber que no sólo la CCI ha sufrido la presión de la ideología dominante en ese aspecto, podemos considerar el caso del BIPR que ha integrado prácticamente sin vacilar la noción de mundialización a su marco teórico, minimizando simultáneamente la importancia de la decadencia. En un texto publicado en su sitio web, "Reflexiones sobre las crisis de la CCI", el BIPR muestra una lógica similar a la de los "pensadores" ex-CCI :
"Volvamos al concepto fundador de la decadencia. Subrayemos que no tiene sentido más que si nos referimos a la capacidad de sobrevivir del modo de producción. En otros términos, no se puede hablar de decadencia más que si con ello entendemos la presunta incapacidad creciente del capitalismo para pasar de un ciclo de acumulación a otro. También se puede considerar como un fenómeno de decadencia el acortamiento de las fases ascendentes de acumulación, pero la experiencia de los últimos ciclos demuestra que la brevedad de la fase ascendente no significa necesariamente la aceleración del conjunto del ciclo de acumulación crisis, guerra, nueva acumulación. ¿ Para qué sirve entonces el concepto de decadencia en la crítica militante de la economía política, es decir en el análisis profundizado de los fenómenos y de la dinámica del capitalismo en el período que atravesamos ? Para nada. Hasta el punto de que la palabra ni aparece en los tres libros que componen El Capital."
Esta cita es la expresión más clara de una forma de pensar del BIPR que se ha ido definiendo desde hace unos años. Mucho tiempo ha pasado desde que los compañeros de la CWO argumentaban que el concepto de decadencia era la piedra angular de sus posiciones políticas. Ya tendremos ocasión de volver a criticar este pasaje y sus implicaciones.
El medio ruso y el concepto de decadencia del capitalismo
Si ya los grupos más "establecidos" de la Izquierda comunista en el Oeste están sufriendo esas presiones extremas, no es de sorprender si el concepto de decadencia plantea tantas dificultades a los grupos de medio que está emergiendo en Rusia, en donde la tradición de la Izquierda comunista fue liquidada por completo por la presencia directa de la contrarrevolución estalinista.
La CCI ya ha publicado buena parte de su correspondencia con elementos y grupos de ese medio, dedicada buena parte de ella a la cuestión de la decadencia. En la Revista internacional no 101, por ejemplo, publicamos un artículo titulado "La revolución proletaria está a la orden del día de la historia desde principios del siglo XX". Era nuestra respuesta al compañero S, de Moldavia, miembro del Grupo de revolucionarios colectivistas proletarios (GRCP). Los principios del GRCP que, si hemos entendido bien, han sido aceptados por el nuevo grupo, definen al capitalismo como un sistema decadente, pero parece ser que definen el principio de la decadencia en un momento muy avanzado del siglo XX, al afirmar que el comunismo solo se ha convertido en posibilidad material con el desarrollo global de los microprocesadores. Del mismo modo, mientras argumentan en sus principios que "la consigna de 'derecho de los pueblos a la autodeterminación' perdió su carácter progresista en la época moderna de declive y de decadencia de la sociedad capitalista" y que el "reconocimiento del carácter imperialista de todos los conflictos internacionales en la época moderna de decadencia del capitalismo", el mo mento en que los conflictos nacionales perdieron su carácter progresista sigue siendo una cuestión no clarificada (2) ; y da también la impresión de que hoy en día seguiría siendo posible el apoyo del proletariado a ciertos movimientos nacionales :
"apoyo a los movimientos de las clases pequeño burguesas y semiproletarias de las naciones oprimidas, movimientos que aparecen con la consigna de 'liberación nacional', en la medida en que estos movimientos no son controlados por clases explotadoras y que debilitan objetivamente el poder estatal de los explotadores (incluido su propio Estado nacional)".
Tales argumentos parecen demostrar la dificultad que tienen los grupos rusos en romper con la argumentación de Lenin cuando éste afirma que el apoyo a los movimientos de liberación nacional es una forma de oposición a su propia burguesía nacional (en particular cuando ésta tiene tras ella una larga historia de opresión de otros grupos nacionales, como fue el caso del imperio del zar). Esos sentimientos "leninistas" también tienen un eco en los compañeros del Buró Sur del Partido marxista del trabajo (MLP, Marxist Labour Party) quienes proclaman su no leninismo pero no vacilan en apoyarlo sobre este tema fundamental : "Habréis notado que somos muy poco leninistas. Sin embargo, pensamos que la posición de Lenin fue la mejor sobre el tema. Cada nación (¡ojo! nación, y no nacionalidad o grupo nacional, étnico, etc.) tiene totalmente derecho a disponer de sí misma en el marco de su territorio étnico-histórico, hasta la separación y la fundación de un Estado independiente". Este pasaje está citado en nuestro artículo "El papel irremplazable de las Fracciones de izquierda en la tradición marxista", publicado en la Revista internacional no104, que también contesta a varios argumentos del MLP. También son incapaces estos compañeros de ir más allá de ciertas formulaciones de Lenin que definen la revolución rusa como una revolución doble, en parte social y en parte democrática burguesa. Explican este punto de vista en un largo texto traducido en inglés, "La anatomía marxista de Octubre". La CCI escribió una respuesta a esta contribución, apoyándose esencialmente en los argumentos de Bilan quien insistía en que al ser necesario analizar el capitalismo como que sistema global e histórico, las condiciones de la revolución proletaria han de surgir necesariamente a nivel internacional en el mismo período histórico, de forma que no tiene sentido hablar de que la revolución proletaria estaría a la orden del día en ciertos paises, mientras que en otros lo estarían unas revoluciones híbridas o por qué no burguesas.
Más recientemente, hemos publicado en World Revolution no 254 la plataforma de otro nuevo grupo, la Unión comunista internacional (UCI), basado en Kirov. En nuestros comentarios que saludan la aparición de este grupo, notamos que la plataforma de la UCI nos parece ambigua sobre los temas de la decadencia y de las luchas nacionales, y su respuesta a nuestro comentario ha confirmado esta toma de posición. Como no hemos contestado públicamente a esta carta, empezaremos aquí a hacerlo, presentando como mejor podamos los argumentos de la UCI. Debido a problemas de idioma, no ha sido siempre fácil seguir la argumentación de los compañeros. Pero basándonos en su carta del 20 de febrero de 2002, pensamos que contestan a nuestros comentarios en seis puntos :
1) La teoría de la decadencia niega que haya habido un desarrollo del capitalismo en el siglo XX, cuando claramente lo ha habido.
2) Siempre ha vivido el capitalismo en la violencia y la destrucción, así que dos guerras mundiales no prueban en nada que el sistema esté en decadencia.
3) En nuestros comentarios de WR no254, escribimos que la UCI era incoherente cuando negaba la decadencia del capitalismo y a la vez insistía en su plataforma en que todas las fracciones de la burguesía son igualmente reaccionarias. Los compañeros contestan que aún siendo reaccionarias todas las fracciones de la burguesía, ello no implica que las tareas de la revolución democrática burguesa sean reaccionarias : "Por ejemplo, la burguesía rusa no fue capaz de conducir la revolución burguesa y era entonces reaccionaria en 1917. Sin embargo, las transformaciones democráticas burguesas de la Revolución rusa sí que eran progresistas". Hoy en día, dice la UCI, la burguesía no es capaz de hacer ninguna transformación burguesa sin guerra mundial, y es por eso por lo que no tiene sentido apoyar a ninguna fracción burguesa ; esto no quiere decir que no existan tareas democráticas burguesas que cumplir, sino que solo es capaz de realizarlas el proletariado.
4) La "Revolución china" es una prueba concreta de la posibilidad de revoluciones progresistas burguesas en el siglo XX…
5) Ese período de revoluciones burguesas nacionales progresistas no se acabó más que con la mundialización del capitalismo a finales del siglo XX.
6) Sin embargo, el proletariado todavía puede lograr transformar movimientos de independencia nacional en luchas por la revolución socialista.
Queremos contestar en profundidad a estos argumentos, así que volveremos en otros artículos sobre el tema. Sin embargo, parece claro que cualesquiera que sean las divergencias que puedan existir entre los grupos del medio ruso, los argumentos que avanzan son muy similares. Estimamos por lo tanto que nuestra respuesta a la UCI ha de ser considerada como una contribución dirigida al conjunto de este medio, así como para el debate internacional sobre las perspectivas del capitalismo mundial. CDW
1) Revista internacional nos 48, 49, 50, 54, 55, 56, 58, 60.
2) En el artículo que publicamos en la Revista internacional no 101, citamos este pasaje que parece confirmar que para este grupo, la decadencia del capitalismo, y por lo tanto el fin de toda función progresista de los movimientos nacionales, empieza a finales del siglo XX: "Con respecto a vuestro folleto Nación o clase, sí estamos de acuerdo con las conclusiones, sin embargo disentimos con la parte que se refiere a los motivos y al análisis histórico. Estamos de acuerdo con que hoy, a finales del siglo XX, la consigna de derecho a laautodeterminación de las naciones ya notiene nada de revolucionario. Es una consigna burguesa democrática. En cuanto se cierra la época de las revoluciones burguesas, también se cierra esta consigna para los revolucionarios proletarios. Sin embargo pensamos que la época de las revoluciones burguesas se cierra a finales del siglo XX, no a su comienzo. En 1915, Lenin tenía razón contra Luxemburgo, en 1952 Bordiga tenía razón sobre este tema contra Damen, sin embargo hoy la situación esta invertida. Y consideramos totalmente errónea vuestra posición según la cual diversos movimientos revolucionarios no proletarios del tercer mundo, que a pesar de no tener ningún contenido socialista eran objetivamente movimientos revolucionarios, no eran sino herramientas de Moscú y no eran objetivamente movimientos burgueses progresistas, como lo habéis escrito sobre Vietnam por ejemplo".