Informe de noviembre de 2021 sobre los conflictos imperialistas

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Este informe está en consonancia con la resolución sobre la situación internacional adoptada por el 24º Congreso de la CCI1, y más concretamente con los siguientes puntos (subrayado nuestro):

"8. Aunque la progresión de la descomposición capitalista, junto con la agudización caótica de las rivalidades imperialistas, adopta la forma principalmente de fragmentación política y pérdida de control por parte de la clase dominante, esto no significa que la burguesía no pueda seguir recurriendo al totalitarismo estatal en sus esfuerzos por mantener unida la sociedad. (...) La elección de Biden, apoyada por una enorme movilización de los medios de comunicación, de parte del aparato político e incluso de los servicios militares y de seguridad, expresa esta verdadera contra tendencia frente al peligro de desintegración social y política muy claramente encarnada por el trumpismo. A corto plazo, estos "éxitos" pueden funcionar como un freno al creciente caos social. (...)

9. La obviedad de la descomposición política e ideológica de la primera potencia mundial no significa que los demás centros del capitalismo global sean capaces de constituir fortalezas alternativas de estabilidad. (...)

12. En este caótico panorama, no cabe duda de que el creciente enfrentamiento entre Estados Unidos y China tiende a ocupar el centro del escenario. La nueva administración ha demostrado así su compromiso con la "inclinación hacia el Este".”

En este contexto, pretendemos comprender los acontecimientos de los últimos meses para contribuir a la reflexión sobre las tres cuestiones siguientes:

1. ¿En qué punto nos encontramos con respecto al declive de la hegemonía estadounidense?

2. ¿Se ha beneficiado China de los acontecimientos de este periodo?

3. ¿Cuál es la tendencia dominante en los enfrentamientos imperialistas actuales?

1. Declive de la hegemonía estadounidense y polarización de las tensiones entre Estados Unidos y China

"Confirmado como la única superpotencia restante, EE.UU. haría todo lo posible para evitar que cualquier otra superpotencia -de hecho, cualquier otro bloque imperialista- desafíe su "nuevo orden mundial". (Resolución sobre la situación internacional, punto 4, 15º Congreso de la CCI, 2003). La historia de los últimos 30 años se caracteriza por un declive sistemático del liderazgo de Estados Unidos, a pesar de una política persistente para mantener su posición hegemónica en el mundo.

1.1. Breve resumen del declive de la hegemonía estadounidense

Varias etapas caracterizan los esfuerzos de Estados Unidos por mantener su liderazgo ante la evolución de las amenazas contra su dominio. También están marcadas por las disensiones internas de la burguesía estadounidense sobre la política a seguir y las cuales se acentuarán aún más.

a) El "Nuevo Orden Mundial" bajo el liderazgo de EEUU (Bush padre y Clinton: 1990-2001)

El presidente Bush padre aprovechó la invasión de Kuwait por parte de las fuerzas iraquíes para movilizar una gran coalición militar internacional en torno a Estados Unidos para "castigar" a Saddam Hussein. La primera guerra del Golfo pretendía dar un "ejemplo": ante un mundo cada vez más sumido en el caos y el "sálvese quien pueda", se trataba de imponer un mínimo de orden y disciplina, en primer lugar a los países más importantes del antiguo bloque occidental. La única superpotencia que queda quiere imponer un "nuevo orden mundial" bajo su égida a la "comunidad internacional", porque es la única que tiene los medios para hacerlo, pero también porque es el país que más tiene que perder en el desorden mundial.

Sin embargo, sólo podrá desempeñar este papel encerrando cada vez más al mundo entero en el corsé de acero del militarismo y la barbarie bélica2, como ocurrió en la sangrienta guerra civil de la ex Yugoslavia, donde tendrá que contrarrestar los apetitos imperialistas de los países europeos (Alemania, Gran Bretaña y Francia) imponiendo la "pax americana" en la región bajo su autoridad (Acuerdo de Dayton, diciembre de 1995).

b) Estados Unidos como "sheriff mundial/policía global" (Bush hijo: 2001-2008)

Los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 llevaron al presidente Bush hijo a lanzar una "guerra contra el terror" contra Afganistán y, sobre todo, contra Irak en 2003. A pesar de todas las presiones y del uso de "fake news" para movilizar a la "comunidad internacional" detrás de Estados Unidos contra el "eje del mal", Estados Unidos no logró movilizar a los demás imperialismos contra el "estado canalla" de Saddam e invadió Irak casi en solitario con la Inglaterra de Tony Blair como único aliado significativo.

El fracaso de estas intervenciones, subrayado por la retirada de Irak (2011) y Afganistán (2021), ha puesto de manifiesto la incapacidad de Estados Unidos para hacer de "sheriff global" e imponer "su orden" en el mundo. Por el contrario, esta "guerra contra el terror" ha abierto plenamente la caja de Pandora de la descomposición en estas regiones, exacerbando la expansión del sálvese quien pueda que se ha manifestado en particular en la multiplicación sin límites de las ambiciones imperialistas de potencias como China y Rusia, por supuesto Irán, pero también Turquía, Arabia Saudí e incluso los Emiratos del Golfo o Qatar. El creciente estancamiento de la política estadounidense y la aberrante huida hacia la barbarie bélica han puesto de manifiesto el claro debilitamiento de su liderazgo mundial.

El gobierno de Obama ha tratado de reducir el impacto de la catastrófica política de Bush (la ejecución de Bin Laden en 2011 subrayó la absoluta superioridad tecnológica y militar de EEUU) y ha señalado cada vez más claramente el ascenso de China como el principal peligro para la hegemonía estadounidense, lo que ha desencadenado intensos debates en el seno de la burguesía y su aparato estatal.

c) La política "America First" (Trump, básicamente continuada por Biden: 2017)

La política "America First" a nivel imperialista, implementada por Trump a partir de 2017, es de hecho el reconocimiento oficial del fracaso de la política imperialista de EEUU en los últimos 25 años: "La oficialización por parte de la administración Trump de hacer prevalecer sobre cualquier otro principio la defensa de sus propios intereses como Estado nacional y la imposición de relaciones de poder provechosas para Estados Unidos como base principal de las relaciones con otros Estados, ratifica y dibuja las implicaciones del fracaso de la política de los últimos 25 años de lucha contra el sálvese quien pueda como policía del mundo y la defensa del orden mundial heredado de 1945" (23º Congreso de la CCI, Resolución sobre la situación internacional, Revista Internacional nº 1643).

Si ello implica una limitación máxima de las operaciones con "botas sobre el terreno" ante la falta de alistamiento de las masas trabajadoras en relación con los compromisos masivos y las consiguientes pérdidas que implicaría un despliegue masivo de militares en el mundo (cf. ya la dificultad de reclutamiento de Bush II para la guerra de Irak), va especialmente de la mano de una polarización creciente y una agresividad acentuada hacia China, que tiende a ser identificada cada vez más como el principal peligro. Si esta posición sigue siendo debatida en el seno de la administración Obama y si todavía aparecen tensiones en el seno de la administración Trump entre los partidarios de la lucha contra los "estados canallas", como Irán (Pompeo, Kushner), y los partidarios del "gran peligro de China" (servicios secretos y ejército), la polarización sobre esta última opción es sin duda el eje central de la política exterior de Biden. Se trata de una opción estratégica de Estados Unidos de concentrar sus fuerzas en la competencia militar y tecnológica con China, para mantener e incluso acentuar su supremacía, para defender su posición de "Padrino" del clan dominante frente a los clanes competidores (China y accesoriamente Rusia) que amenazan más directamente su hegemonía. Ya como policía mundial, Estados Unidos exacerbó la violencia bélica, el caos y el sálvese quien pueda; su política actual no es menos destructiva, sino todo lo contrario.

1.2. Polarización de las tensiones en el Mar de China

La polarización de Estados Unidos hacia China y el consiguiente redespliegue de fuerzas, iniciado por la administración Trump, ha sido asumido plenamente por la administración Biden. Este último no sólo ha mantenido las agresivas medidas económicas contra China aplicadas por Trump, sino que sobre todo ha aumentado la presión mediante una política agresiva:

 

    • en el plano político: defensa de los derechos de los uigures y de Hong Kong, acercamiento diplomático y comercial con Taiwán, acusaciones de piratería informática contra China;

    • a nivel militar en el Mar de China, mediante acciones bastante explícitas y espectaculares en los últimos meses: El aumento de las maniobras militares de EE.UU. y de las flotas aliadas en el Mar de China Meridional, los informes alarmistas sobre la amenaza inminente de una intervención china en Taiwán, la presencia en Taiwán de las fuerzas especiales de EE.UU. para orientar a las unidades de élite taiwanesas, la conclusión de un nuevo acuerdo de defensa, el AUKUS, entre EE.UU., Australia y Gran Bretaña, que establece una coordinación militar explícitamente dirigida contra China, la promesa de Biden de apoyar a Taiwán en caso de agresión china.

Taiwán siempre ha desempeñado un papel importante en la estrategia estadounidense hacia China. Durante la Guerra Fría fue una pieza importante en la contención del llamado bloque “comunista”, pero en los años 90 y principios de los 2000 fue el escaparate de la sociedad capitalista globalizada en la que se integró China. Ahora bien, el ascenso de China ha hecho cambiar la perspectiva y Taiwán vuelve a desempeñar un papel geoestratégico al bloquear el acceso de la marina china al Pacífico occidental. Además, a nivel estratégico, "las fábricas de la isla producen la mayor parte de los semiconductores de última generación, componentes esenciales para la economía digital global (smartphones, objetos conectados, inteligencia artificial, etc.)" (Le Monde diplomatique, octubre de 2021).

China, por su parte, ha reaccionado con furia a estas presiones políticas y militares, en particular las relativas a Taiwán: organización de masivas y amenazantes maniobras navales y aéreas en torno a la isla, publicación de estudios alarmistas que indican un riesgo de guerra "que nunca ha sido tan alto" con Taiwán o planes para un ataque sorpresa contra Taiwán, que llevaría a una derrota total de las fuerzas armadas de la isla.

Así, las advertencias, amenazas e intimidaciones se han sucedido en el Mar de China en los últimos meses. Ello subraya la creciente presión ejercida por Estados Unidos sobre China. En este contexto, Estados Unidos ha hecho todo lo posible para que le apoyen otros países asiáticos, preocupados por las ambiciones expansionistas de Pekín, por ejemplo, intentando crear una especie de OTAN asiática, el QUAD, que reúna a Estados Unidos, Japón, Australia e India y en la que participa Corea del Sur. Por otra parte, y en el mismo sentido, Biden quería reactivar la OTAN para implicar a los países europeos en su política de presión contra China. Paradójicamente, la formación de la AUKUS indica los límites de reunir a otras naciones detrás de Estados Unidos. En primer lugar, el AUKUS es una bofetada a Francia y aniquila las bonitas palabras de Biden sobre la "asociación" dentro de la OTAN. Por otro lado, también confirma la reticencia de países como India, con sus propias ambiciones imperialistas, y especialmente de Corea del Sur y Japón, atrapados entre el temor a la escalada militar de China y sus considerables vínculos industriales y comerciales con este país.

2. Importancia y repercusión de la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán

Tras el hundimiento de Irak y Siria en el caos y la barbarie sangrienta, los acontecimientos de septiembre de 2021 en Afganistán confirman plenamente las tendencias más destacadas del periodo: el declive del liderazgo estadounidense y el auge del caos y el sálvese quien pueda.

2.1. La debacle de Estados Unidos en Afganistán

El colapso total del régimen y el ejército afganos, el avance relámpago de los talibanes, a pesar de los 20 años de intervención militar estadounidense en el país y de los cientos de miles de millones de dólares invertidos en la "construcción de la nación" y la evacuación en pánico de los ciudadanos y colaboradores estadounidenses son la confirmación contundente de que Estados Unidos ya no es capaz de cumplir el papel de "policía mundial". Más concretamente, la dramática y caótica retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán ha supuesto una derrota interna y externa para la administración Biden.

(a) En el exterior, la debacle ha socavado la fiabilidad de EE.UU. ante sus "aliados".

Hasta el punto de que incluso el secretario de la OTAN, J. Stoltenberg, tuvo que reconocer que Estados Unidos ya no podía garantizar la defensa de los aliados europeos contra sus enemigos, toda la operación de encanto de Biden hacia la OTAN y los aliados se deshizo. La total falta de consulta en el seno de la OTAN y el absoluto actuar de "llanero solitario" de Estados Unidos provocaron reacciones de indignación en Londres, Berlín y París. En cuanto a los colaboradores de los estadounidenses en Afganistán (como los kurdos en Siria, traicionados por Trump), temen con razón por sus vidas: he aquí una primera potencia mundial incapaz de garantizar la vida de sus colaboradores y el apoyo de sus aliados. Un país así, no merece "confianza" (¡como señaló sarcásticamente Xi Jinping!).

(b) a nivel nacional ha erosionado la credibilidad de la administración Biden

La resolución sobre la situación internacional del 24º Congreso de la CCI señala que "La elección de Biden, apoyada por una enorme movilización de los medios de comunicación, de partes del aparato político e incluso de los servicios militares y de seguridad, expresa esta verdadera contra tendencia al peligro de desintegración social y política encarnada muy claramente por el trumpismo. A corto plazo, estos "éxitos" pueden funcionar como un freno al creciente caos social" (punto 8)4. Sin embargo, la debacle afgana no sólo ha puesto de manifiesto la falta de fiabilidad de Estados Unidos hacia sus aliados, sino que acentúa las tensiones en el seno de la burguesía estadounidense y abre un bulevar a todas las fuerzas opositoras (republicanos y populistas) que condenan esta retirada precipitada y humillante de una administración que "deshonra a Estados Unidos en el plano internacional". Y esto en un momento en el que la política de recuperación industrial y de grandes obras, propugnada por el gobierno de Biden y que se supone que debe contener los estragos causados por el populismo, se encuentra con la férrea oposición de los republicanos del Capitolio y de Trump, y en el que, ante el estancamiento de la política de vacunación contra el Covid-19, se ha visto obligado a tomar medidas restrictivas hacia la población.

2.2 Imprevisibilidad de la situación para otros imperialismos

La falta de centralización del poder talibán, la miríada de corrientes y grupos con las más diversas aspiraciones que conforman el movimiento y los acuerdos alcanzados con los señores de la guerra locales para hacerse rápidamente con el control de todo el país, hacen que el caos y la imprevisibilidad caractericen la situación, como demuestran los recientes atentados contra la minoría Hazara. Esto sólo puede intensificar la voluntad de intervención de los distintos imperialismos, pero también la imprevisibilidad de la situación y, por tanto, también el caos ambiente.

    • Irán está vinculado a las minorías hazaras a lo largo de sus fronteras y pretende mantener su influencia en esta región. A Pakistán le preocupa que la victoria de los talibanes (a los que financia a través de sus servicios secretos) pueda provocar un movimiento independentista de las poblaciones pastunes dentro de sus propias fronteras. India, que financió en gran medida el régimen derrumbado, se enfrenta ahora a una intensificación de la guerrilla musulmana en la Cachemira india. Rusia ha reforzado sus tropas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia para contrarrestar cualquier inclinación a apoyar los movimientos yihadistas locales.

    • ¿Y se beneficia China en particular de la retirada de Estados Unidos de Afganistán? Lo contrario es cierto. El caos en Afganistán hace que cualquier política coherente a largo plazo en el país sea incierta. Además, la presencia de los talibanes en las fronteras de China constituye un grave peligro potencial de infiltración islamista en China (los uigures), sobre todo porque los "hermanos" pakistaníes de los talibanes (el TTP, primos del ISK) están inmersos en una campaña de atentados contra las obras de la "Nueva Ruta de la Seda", que ya ha provocado la muerte de una docena de "cooperadores" chinos.

China intenta contrarrestar el peligro en Afganistán estableciéndose en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central (Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán). Pero estas repúblicas forman parte tradicionalmente de la esfera de influencia rusa, lo que aumenta el peligro de enfrentamiento con este "aliado estratégico", al que en cualquier caso se oponen fundamentalmente sus intereses a largo plazo (la "Nueva Ruta de la Seda") (véase el punto 4.2. sobre la alianza chino-rusa).

3. La posición de China en el tablero imperialista

China ha experimentado un ascenso meteórico en términos económicos e imperialistas en las últimas décadas, lo que la convierte en el más importante retador de los Estados Unidos. Sin embargo, como ya ilustran los sucesos de septiembre de 2021 en Afganistán, no ha sabido aprovechar ni el continuo declive estadounidense ni la crisis de Covid-19 y sus consecuencias para reforzar sus posiciones en cuanto a las relaciones imperialistas, sino todo lo contrario. Examinamos las dificultades a las que se enfrenta la burguesía china a la hora de hacerse cargo del Covid, de la gestión de la economía, de las relaciones imperialistas y las tensiones en su seno.

3.1. Dificultades en la gestión de la crisis Covid

China apuesta por la inmunidad colectiva antes de abrir el país, pero la estricta política de cierre que está aplicando mientras tanto en ciudades y regiones enteras cada vez que se identifican infecciones está pesando mucho en las actividades económicas y comerciales: por ejemplo, el cierre del puerto de Yantian, el tercer puerto de contenedores del mundo, en mayo provocó el bloqueo de miles de contenedores y cientos de barcos durante meses, perturbando totalmente el tráfico marítimo mundial.

Esta búsqueda de la inmunidad colectiva también está empujando a algunas provincias y ciudades chinas a imponer sanciones económicas a los rezagados. Ante las críticas generalizadas en las redes sociales chinas, el gobierno central bloqueó estas medidas que tienden a "poner en peligro la cohesión nacional".

Por último, lo más grave es, sin duda, la convergencia de datos sobre la escasa eficacia de las vacunas chinas, comunicados por varios países que las utilizan: "En general, la campaña de vacunación chilena -importante con un 62% de la población actualmente vacunada- no parece tener un impacto notable en la proporción de muertes" (H. Testard, "Covid-19: La vacunación despega en Asia, pero crecen las dudas sobre las vacunas chinas ", Asialyst, 21.07.21). Los funcionarios chinos están incluso considerando acuerdos para importar Pfizer o Moderna para compensar la ineficacia de sus propias vacunas.

Más allá de la innegable responsabilidad de China en el estallido de la pandemia, la ineficaz gestión de la crisis de Covid por parte de Pekín pesa sobre la política general del capitalismo de Estado chino.

3.2. Acumulación de problemas para la economía china:

Los cuarenta años de fuerte crecimiento de China -aunque estas cifras ya estaban disminuyendo en la última década- parecen estar llegando a su fin. Los expertos esperan que el PIB de China crezca menos del 6% en 2021, frente a una media del 7% en la última década y más del 10% en la anterior. Hay otros factores que acentúan las dificultades actuales de la economía china:

a) El peligro de que estalle la burbuja inmobiliaria china: Evergrande, la segunda empresa inmobiliaria de China está ahora aplastada por unos 300.000 millones de euros de deuda, es decir, el 2% del PIB del país, que ya no puede manejar. Otros promotores se han visto contaminados, como Fantasia Holdings y Sinic Holdings, que han estado a punto de incumplir los pagos a sus acreedores. En general, el sector inmobiliario, que representa el 25% de la economía china, ha generado una colosal deuda pública y privada que asciende a miles de miles de millones de dólares. La quiebra de Evergrande es, de hecho, sólo la primera secuencia de un colapso global de este sector que está por llegar. Hoy en día hay tantas viviendas vacías que podrían albergar a 90 millones de personas. Por supuesto, el colapso inmediato del sector se evitará en la medida en que las autoridades chinas no tienen más remedio que limitar los daños del naufragio a riesgo de un impacto muy severo en el sector financiero: "(...) no habrá un efecto de bola de nieve como en 2008 [en Estados Unidos], porque el gobierno chino puede parar la máquina", afirma Andy Xie, economista independiente y ex de Morgan Stanley en China, citado por Le Monde. “Creo que con Anbang [grupo asegurador, nota del editor] y HNA [Hainan Airlines] tenemos buenos ejemplos de lo que puede ocurrir: habrá un comité que reúna en torno a una mesa a la empresa, los acreedores y las autoridades, que decidirá qué activos vender, cuáles reestructurar y, al final, cuánto dinero queda y quién puede perder fondos. (P.-A. Donnet, La caída de Evergrande en China: el fin del dinero fácil, Asianyst, 25.09.21).

Sin embargo, si la industria inmobiliaria china basa su modelo económico en un enorme endeudamiento, muchos otros sectores están en números rojos: a finales de 2020, la deuda global de las empresas chinas representaba el 160% del PIB del país, frente al 80% aproximadamente de las empresas estadounidenses, y las inversiones "tóxicas" de los gobiernos locales representarían hoy, según los analistas de Goldman Sachs, 53 billones de yuanes solamente, una suma que representa el 52% del PIB chino. Así, el estallido de la burbuja inmobiliaria corre el riesgo no sólo de contaminar otros sectores de la economía, sino también de generar inestabilidad social (casi 3 millones de empleos directos e indirectos vinculados a Evergrande), el gran temor del PCC.

b) Cortes de electricidad: son consecuencia de la insuficiencia de suministros de carbón causada, entre otras cosas, por las inundaciones récord en la provincia de Shaanxi, que produce por sí sola el 30% del combustible del país, y también del endurecimiento de la normativa anticontaminación por parte de Xi. La escasez ya está afectando a la actividad industrial en varias regiones: los sectores del acero, el aluminio y el cemento están sufriendo la limitación del suministro eléctrico. Esto ha reducido la capacidad de producción de aluminio en alrededor de un 7% y la de cemento en un 29% (cifras de Morgan Stanley) y el papel y el vidrio podrían ser los próximos sectores en verse afectados. Estos recortes están frenando el crecimiento económico en todo el país. Pero la situación es aún más grave de lo que parece a primera vista. "La escasez de energía se está extendiendo al mercado residencial en algunas partes del noreste. La provincia de Liaoning ha extendido los cortes de electricidad del sector industrial a las redes residenciales" (P.-A. Donnet, China: cómo la grave escasez de electricidad amenaza la economía, Asialyst, 30.09.21).

c) Interrupciones en las cadenas de producción y suministro. Están relacionados con la crisis energética, pero también con los cierres provocados por las infecciones de Covid (véase el punto anterior). Afectan a la producción de las industrias de varias regiones y aumentan el riesgo de interrupción de las ya tensas cadenas de suministro nacionales y mundiales, especialmente porque algunos fabricantes se enfrentan a una aguda escasez de semiconductores.

3.3 El proyecto de la "Nueva Ruta de la Seda" tiende a agotarse

La "Nueva Ruta de la Seda" es cada vez más difícil de realizar, debido a los problemas financieros relacionados con la crisis de Covid y las dificultades de la economía china, pero también a la reticencia de los socios:

    • Por un lado, el nivel de endeudamiento de los países "socios" se ha visto incrementado por la crisis de Covid y se ven incapaces de pagar los intereses de los préstamos chinos. Países como Sri Lanka, Bangladesh, Kirguistán, Pakistán, Montenegro y varios países africanos han pedido a China que reestructure, retrase o cancele los pagos de las deudas que vencen este año.

    • Por otro lado, existe una creciente desconfianza hacia las acciones de China por parte de muchos países (la Unión Europea, Camboya, Filipinas, Indonesia), combinada con la presión anti china de Estados Unidos (como en América Latina), y también están las consecuencias del caos producido por la descomposición, desestabilizando algunos de los países clave de la "nueva ruta", como Etiopía.

En definitiva, no es de extrañar que en 2020 se haya producido un desplome del valor financiero de las inversiones inyectadas en el proyecto de la "Nueva Ruta de la Seda" (-64%), a pesar de que China ha prestado más de 461.000 millones de dólares desde 2013.

3.4. Antagonismos crecientes en el seno de la burguesía china

Bajo el mandato de Deng Xiao Ping, el capitalismo de Estado chino de corte estalinista, con el pretexto de una política de "crear ricos para compartir su riqueza", estableció zonas "libres" (Hong Kong, Macao, etc.) para desarrollar un capitalismo de Estado. Con el colapso del bloque del Este y la "globalización" de la economía en los años 90, el sector capitalista privado ha crecido exponencialmente, aunque el sector público bajo control directo del Estado sigue representando el 30% de la economía. ¿Cómo gestionó la estructura rígida y represiva del Estado estalinista y el partido único esta "apertura" al capitalismo privado? A partir de los años 90, el partido se transformó integrando masivamente a los empresarios y a los líderes de la empresa privada. "A principios de la década de 2000, el entonces presidente, el Sr. Jiang Zemin, levantó la prohibición de contratar a empresarios del sector privado, que antes se consideraban enemigos de clase (...). Los empresarios así seleccionados se convierten en miembros de la élite política, lo que garantiza que sus negocios estén, al menos parcialmente, protegidos de los gestores depredadores" (¿Qué queda del comunismo en China? Le monde diplomatique n°68, julio de 2021). En la actualidad, los profesionales y directivos con estudios superiores constituyen el 50% de los miembros del PCC.

Por lo tanto, las oposiciones entre las diferentes fracciones se expresarán no sólo dentro de las estructuras del Estado, sino dentro del propio PCC. Desde hace varios años (véase ya el Informe sobre las tensiones imperialistas del 20º Congreso de la CCI, 20135), las tensiones han ido creciendo entre las diferentes fracciones de la burguesía china, en particular entre las más vinculadas a los sectores capitalistas privados, dependientes del comercio y la inversión internacional, y las vinculadas a las estructuras estatales y al control financiero a nivel regional o nacional, las que abogan por una apertura al comercio mundial y las que avanzan una política más nacionalista. En particular, el "giro a la izquierda" de la facción que respalda al presidente Xi, que significa menos pragmatismo económico y más ideología nacionalista, ha intensificado las tensiones y la inestabilidad política en los últimos años: son testigos "las continuas tensiones entre el primer ministro Li Keqiang y el presidente Xi Jinping sobre la recuperación económica, así como la "nueva posición" de China en la escena internacional". (China: en Beidaihe, la "universidad de verano" del Partido, tensiones internas a flor de piel", A. Payette, Asialyst, 06.09. 20), la "política bélica" de la diplomacia china hacia Taiwán, pero al mismo tiempo la dramática declaración de Xi de que China quiere lograr la neutralidad del carbono para su economía en 2060, las críticas explícitas a Xi que surgen regularmente (la más reciente es el ensayo de "alerta viral" publicado por un renombrado profesor de derecho constitucional de la Universidad Qinghua de Pekín que predice la desaparición de Xi), tensiones entre Xi y los generales que dirigen el Ejército Popular, intervenciones del aparato estatal contra empresarios demasiado "extravagantes" y críticos con el control del Estado (Jack Ma y Ant Financial, Alibaba). Algunas quiebras (HNA, Evergrande) también podrían estar relacionadas con las luchas entre camarillas dentro del partido, como parte de la cínica campaña para "proteger a los ciudadanos de los excesos de la 'clase capitalista'".

En resumen, lejos de beneficiarse de la situación actual, la burguesía china, al igual que otras burguesías, se enfrenta al peso de la crisis, al caos de la descomposición y a las tensiones internas, que intenta contener por todos los medios dentro de sus caducas estructuras capitalistas de Estado.

4. La propagación del caos, la inestabilidad y la barbarie bélica

Los datos analizados en los puntos anteriores muestran ciertamente que las tensiones entre EEUU y China tienden a ocupar un lugar preponderante en la situación imperialista, sin por ello inducir una tendencia a la formación de bloques imperialistas. En efecto, más allá de algunas alianzas limitadas, como la AUKUS, la principal potencia del planeta, Estados Unidos, no sólo no consigue movilizar a las demás potencias detrás de su línea política (contra Irak o Irán antes, contra China hoy), sino que tampoco es capaz de defender a sus propios aliados ni de darse a sí mismo la postura de "líder de un bloque". Este declive del liderazgo estadounidense está provocando un aumento del caos que afecta cada vez más a las políticas de todos los imperialismos dominantes, incluida China, que tampoco es capaz de imponer su liderazgo a otros países de forma sostenible.

4.1. Caos y guerra

El hecho de que los talibanes hayan "vencido" a los estadounidenses envalentonará a todos esos pequeños tiburones que no dudarán en mover sus piezas en ausencia de alguien que "imponga reglas". Estamos entrando en una aceleración del imperio sin ley y en el mayor caos de la historia. El sálvese quien pueda se está convirtiendo en el factor central de las relaciones imperialistas y la barbarie bélica amenaza zonas enteras del planeta.

(a) Asia Central, Oriente Medio y África:

Además de la barbarie de la guerra civil en Irak, Siria, Libia o Yemen y de la sumersión de Afganistán en el horror, las tensiones son altas entre Armenia y Azerbaiyán, estimuladas por Turquía que provoca a Rusia, la guerra civil ha estallado en Etiopía (apoyada por Eritrea) contra la "provincia rebelde" de Tigray (apoyada por Sudán y Egipto); finalmente, las tensiones crecen entre Argelia y Marruecos. La "somalización" de los Estados y la zona de inestabilidad y "anarquía" (véase ya el Informe del 20º Congreso de la CCI, 2013-nota 5) han seguido ampliándose: el caos reina ahora de Kabul a Addis Abeba, de Saná a Ereván, de Damasco a Trípoli, de Bagdad a Bamako.

(b) América Central y del Sur:

El Covid está golpeando con fuerza al subcontinente (1/3 de las muertes en 2020 para 1/8 de la población mundial) y lo está sumiendo en su peor recesión en 120 años: una contracción del 7,7% del PIB y un aumento de la pobreza de casi el 10% en 2020 (Le Monde Diplomatique, octubre de 2021). El caos crece, como en Haití, sumido en un desesperado y sangriento dominio de las bandas y en una horrible miseria, y la situación es también catastrófica en Centroamérica, con cientos de miles de personas desesperadas que huyen de la miseria y el caos y amenazan con inundar la frontera sur de Estados Unidos. La región experimenta cada vez más convulsiones relacionadas con la descomposición: revueltas sociales en Colombia y Chile, confusión populista en Brasil. México intenta jugar sus propias cartas (proponiendo una nueva OEA, etc.), pero depende demasiado de Estados Unidos para hacer valer sus propias aspiraciones. EEUU no ha podido derrocar a Maduro en Venezuela, a la que los chinos y los rusos e incluso Irán siguen prestando apoyo "humanitario", al igual que con Cuba. China se ha infiltrado en la economía de la región especialmente desde 2008 y se ha convertido en uno de los principales acreedores de muchos Estados latinoamericanos, pero la contraofensiva de Estados Unidos está ejerciendo una fuerte presión sobre algunos Estados (Panamá, Ecuador, Chile) para que se distancien de la "actividad económica depredadora" de Pekín.

(c) Europa:

Las tensiones entre la OTAN y Rusia se han intensificado en los últimos meses: Tras el incidente del vuelo de Ryanair secuestrado e interceptado por Bielorrusia para detener a un disidente que se había refugiado en Lituania, se produjeron unas maniobras de la OTAN en el Mar Negro frente a las costas de Ucrania en junio, donde se produjo un enfrentamiento entre una fragata británica y barcos rusos, y, en septiembre, unas maniobras conjuntas entre los ejércitos ruso y bielorruso en las fronteras de Polonia y los Estados bálticos ante las maniobras de la OTAN en territorio ucraniano, una auténtica provocación a ojos de Putin.

4.2 Creciente inestabilidad

El caos creciente también aumenta las tensiones en el seno de las burguesías y refuerza la imprevisibilidad de su posicionamiento imperialista: es el caso de países como Brasil, donde la catastrófica situación sanitaria y la irresponsable gestión del gobierno de Bolsonaro está llevando a una crisis política cada vez más intensa, y de otros países latinoamericanos (inestabilidad política en Ecuador, Perú, Colombia o Argentina). En Oriente Próximo y Medio, las tensiones entre los clanes y tribus que gobiernan Arabia Saudí pueden desestabilizar el país, mientras que Israel está marcado por la oposición de gran parte de las fracciones políticas, desde la derecha hasta la izquierda, contra Netanyahu y contra los partidos religiosos, pero también por los pogromos dentro del país contra los árabes "israelíes". Por último, está Turquía que busca la solución a sus dificultades políticas y económicas en una huida suicida hacia las aventuras imperialistas (desde Libia hasta Azerbaiyán).

En Europa, la debacle de Afganistán y el "asunto de los submarinos", así como el periodo post-Brexit, acentúan la desestabilización de las organizaciones emanadas del periodo de bloques, como la OTAN o la UE. Dentro de la OTAN, los países europeos dudan cada vez más de la fiabilidad de Estados Unidos. Por ejemplo, Alemania no ha cedido a las presiones de EE.UU. sobre el oleoducto del Mar Báltico con Rusia y Francia no está digiriendo la afrenta de EE.UU. sobre el acuerdo de submarinos con Australia, mientras que otros países europeos siguen viendo a EE.UU. como su principal protector. El tema de las relaciones con el Reino Unido para aplicar los acuerdos del Brexit (Irlanda del Norte y cuotas de pesca) divide a los países de la UE y las tensiones son altas entre Francia e Inglaterra. Dentro de la propia UE los flujos de refugiados siguen enfrentando a los Estados entre sí, mientras que países como Hungría y Polonia cuestionan cada vez más abiertamente los "poderes supranacionales" definidos por los tratados europeos, y la hidra del populismo amenaza a Francia en las elecciones de la primavera de 2022.

El caos y la acentuación del sálvese quien pueda también tienden a obstaculizar la continuidad de la acción de los grandes imperialismos: Estados Unidos se ve obligado a mantener la presión con bombardeos aéreos regulares sobre las milicias chiítas que acosan a sus fuerzas restantes en Irak; los rusos tienen que "hacer de bomberos" en el enfrentamiento armado entre Armenia y Azerbaiyán, instigado por el interés imperialista de Turquía; la extensión del caos en el Cuerno de África a través de la guerra civil en Etiopía, con Sudán y Egipto apoyando a la región de Tigray y Eritrea respaldando al gobierno central etíope, perturba especialmente los planes chinos de utilizar Etiopía, pregonada como polo de estabilidad y "nuevo taller del mundo", como base de su "proyecto Ruta de la Seda" en el noreste de África, y para ello han instalado una base militar en Yibuti. El impacto continuo de las medidas e incertidumbres ligadas a la pandemia es también un factor de desestabilización de la política imperialista de los diferentes Estados: estancamiento de la vacunación en los Estados Unidos después de un fuerte comienzo, nuevos confinamientos masivos de regiones enteras y evidente falta de eficacia de las vacunas en China, explosión de las contaminaciones y exceso de mortalidad (660.000), desconfianza de la población hacia las vacunas en Rusia (tasa de vacunación de poco más del 30%)

Esta inestabilidad también caracteriza a las alianzas como la de China y Rusia. Si estos países desarrollan una "cooperación estratégica" (comunicado chino-ruso del 28.06. 21) contra Estados Unidos y en relación con Oriente Medio, Irán o Corea del Norte incluso organizan ejercicios conjuntos de sus ejércitos y armadas, sus ambiciones políticas son radicalmente diferentes: el imperialismo ruso tiene como objetivo sobre todo la desestabilización de las regiones y puede apuntar poco más que a los "conflictos congelados" (Siria, Libia, Ucrania, Georgia, ...), mientras que China despliega una política económica e imperialista a largo plazo, la "nueva ruta de la seda". Además, Rusia es perfectamente consciente de que las rutas de la Ruta de la Seda por tierra y a través de la zona del Ártico se oponen directamente a sus intereses en la medida en que amenazan claramente las zonas de influencia rusas en Asia Central y Siberia y que, en términos de capacidad industrial, no es rival para la segunda economía del mundo, pues apenas alcanza un PNB igual al de Italia.

4.3. Desarrollo de la economía de guerra

"La economía de guerra (...) no es una política económica que pueda resolver las contradicciones del capitalismo o crear las bases para una nueva etapa de desarrollo capitalista. (...). La única función de la economía de guerra es... ¡la guerra! Su razón de ser es la destrucción efectiva y sistemática de los medios de producción y de las fuerzas productivas y la producción de los medios de destrucción: la verdadera lógica de la barbarie capitalista" (De la crisis a la economía de guerra, Revista Internacional nº 11, 1977). El hecho de que la perspectiva no sea la constitución de grandes alianzas estables, de "bloques" imperialistas que se enfrenten a nivel mundial y que no se plantee actualmente una guerra mundial, no quita que la economía de guerra se acentúe en la actualidad. El sometimiento de la economía a las necesidades militares pesa sobre la economía, pero esta irracionalidad no es una elección: es el producto del estancamiento del capital que acelera la descomposición social.

La carrera armamentística engulle cantidades fenomenales de dinero, en el caso de EE.UU., que sigue teniendo una importante ventaja en este sentido, pero también en el de China, que ha aumentado considerablemente su gasto militar en las dos últimas décadas. "El aumento del 2,6% en el gasto militar mundial se produce en un año en el que el producto interior bruto (PIB) mundial ha disminuido un 4,4% (proyección del Fondo Monetario Internacional, octubre de 2020), debido principalmente a las repercusiones económicas de la pandemia de Covid-19. Como resultado, el gasto militar como porcentaje del PIB -la llamada carga militar- ha alcanzado una media mundial del 2,4% en 2020, frente al 2,2% de 2019. Se trata del mayor aumento anual de dicho gasto desde la crisis económica y financiera mundial de 2009" (Comunicado de prensa de Sipri, abril de 2021). Esta carrera no sólo tiene que ver con las armas convencionales y nucleares, sino también con una mayor militarización de los programas espaciales y con la extensión de la carrera militarista a zonas hasta ahora vírgenes, como las regiones del Ártico.

Ante la aterradora expansión del sálvese quien pueda imperialista, la carrera armamentística no se limita a los grandes imperialismos, sino que afecta a todos los Estados, especialmente en el continente asiático que experimenta un importante aumento del gasto militar: la inversión del peso respectivo de Asia y Europa entre 2000 y 2018 es espectacular: en 2000, Europa y Asia representaban el 27% y el 18%, respectivamente, del gasto mundial en defensa. En 2018, estas proporciones se invierten, ya que Asia representa el 28% y Europa el 20% (datos del Sipri).

Esta militarización también se expresa hoy en día en un impresionante desarrollo de las actividades cibernéticas de los Estados (ataques de hackers, a menudo vinculados directa o indirectamente a los Estados, como el ciberataque de Israel contra los sitios nucleares iraníes), así como la inteligencia artificial y la robótica militar (robots, drones), que desempeñan un papel cada vez más importante en las actividades de inteligencia o en las operaciones militares.

Sin embargo, "la verdadera clave de la constitución de la economía de guerra (...) [es] la sumisión física y/o ideológica del proletariado al Estado, [el] grado de control que el Estado tiene sobre la clase obrera" (Id., Revista Internacional nº 11, 1977). Pero este aspecto está lejos de ser adquirido. Esto explica por qué la aceleración de la carrera armamentística va hoy en día acompañada de una fuerte reticencia de las grandes potencias imperialistas (Estados Unidos, China, Rusia, Gran Bretaña o Francia) al compromiso masivo de soldados sobre el terreno ("boots on the ground", “botas sobre el terreno”) por temor al impacto de un retorno masivo de "bolsas de cadáveres" sobre la población y, en particular, sobre la clase obrera. Así, cabe destacar el uso de empresas militares privadas (la organización Wagner por parte de los rusos, Blackwater/Academi por parte de Estados Unidos, ...) o la contratación de milicias locales para llevar a cabo acciones: utilización de milicias suníes sirias por parte de Turquía en Libia y Azerbaiyán, de milicias kurdas por parte de Estados Unidos en Siria e Irak, de milicias chiíes de Hezbolá o Irak por parte de Irán en Siria, de milicias sudanesas por parte de Arabia Saudí en Yemen, de una fuerza regional (Chad, Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso) "entrenada" por Francia y la UE en la región de Liptako, ...

5. Impacto en el proletariado y su lucha

La perspectiva es, por tanto, la multiplicación de conflictos bárbaros y sangrientos:

- "10. Al mismo tiempo, también proliferan las "masacres de innumerables pequeñas guerras", mientras que el capitalismo, en su fase final, se sumerge en un imperialismo cada vez más irracional de sálvese quien pueda.

13. Esto no significa que vivamos en una época de mayor seguridad que la de la Guerra Fría, acechada por la amenaza del Armagedón nuclear. Por el contrario, si la fase de descomposición está marcada por una creciente pérdida de control por parte de la burguesía, esto también se aplica a los vastos medios de destrucción -nucleares, convencionales, biológicos y químicos- que han sido acumulados por la clase dominante, y que ahora están más ampliamente distribuidos en un número mucho mayor de Estados-nación que en el período anterior." (Resolución sobre la situación internacional del 24 Congreso Internacional de la CCI, ver nota 4)

En la medida en que sabemos que la burguesía es capaz de volver los peores efectos de la descomposición contra el proletariado, debemos ser conscientes de que este contexto de barbarie asesina no facilitará en absoluto la lucha de los trabajadores:

 

    • La aceleración de la descomposición conducirá a guerras interminables en todo el mundo, a más masacres y miseria, a millones de refugiados vagando sin rumbo, a un caos social indescriptible y a la destrucción del medio ambiente, y todo ello acentuará el sentimiento de miedo y desmoralización en las filas del proletariado.

    • Los distintos conflictos armados servirán para desencadenar intensas campañas en defensa de la democracia, los derechos humanos y los derechos de las mujeres, como es el caso de Afganistán, Etiopía, Siria e Irak.

En consecuencia, nuestra intervención debe denunciar la progresión de la barbarie y el carácter insidioso de la situación, debe advertir constantemente al proletariado para que no subestime los peligros que genera la situación de multiplicidad caótica de conflictos en el contexto del sálvese quien pueda como dinámica dominante:

"Abandonada a su propia lógica, a sus últimas consecuencias, [la descomposición] lleva a la humanidad al mismo resultado que la guerra mundial. Ser brutalmente aniquilado por una lluvia de bombas termonucleares en una guerra generalizada o por la contaminación, la radiactividad de las centrales nucleares, la hambruna, las epidemias y las masacres en los conflictos bélicos múltiples (en los que también se podrían utilizar armas atómicas), todo ello equivale, al final, a lo mismo. La única diferencia entre estas dos formas de aniquilación es que la primera es más rápida, mientras que la segunda es más lenta y causaría tanto más sufrimiento" (Tesis sobre la descomposición, tesis 116).

23.10.2021

1 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021

2 Ver nuestro texto de orientación Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion

3 https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida

4 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021

5 https://es.internationalism.org/content/3985/informe-sobre-tensiones-imperialistas

6 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

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