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A finales de diciembre de 2018 falleció el novelista israelí Amos Oz, a la edad de 79 años. Amén de ser un distinguido escritor de novelas que daban cuenta de la turbulenta historia del Estado israelí moderno, fue también un crítico consistente de sus políticas cada vez más militaristas. En 1967, en medio de la euforia por la victoria en la Guerra de los Seis Días, Oz fue uno de los pocos que llamaron la atención sobre la influencia moralmente corruptora que la ocupación podía extender a toda la sociedad israelí. Defendió el cese inmediato de la ocupación y la creación de un Estado palestino junto a Israel. Este punto de vista podía parecer radical para la época, pero no tardaría mucho en popularizarse, y de hecho acabó siendo el punto fundamental de los acuerdos de Camp David del año 2000.
No obstante, en la era del populismo desenfrenado, incluso una propuesta tan moderada como esta parece algo completamente utópico. El gobierno de derechas de Netanyahu, que ha hecho todo lo posible por frustrar cualquier avance hacia la formación de un Estado palestino, se está enfrentando a una presión cada vez mayor de su ala más derechista, que ha llegado a exigir abiertamente la creación del ''Gran Israel'' – la solución de un Estado Único, que más que seguramente acabaría suponiendo la deportación en masa de árabes palestinos. Al mismo tiempo, el movimiento nacionalista palestino está cada vez más dominado por facciones islamistas, que no se contentarán con otra cosa que no sea la destrucción militar del Estado sionista, lo que sin duda exigiría otra deportación masiva: la de los judíos israelíes.
En medio de esta atmósfera cada vez más viciada, no podemos por menos que dar la bienvenida a la aparición de un texto que es una de esas raras expresiones de posiciones genuinamente internacionalistas, que nos llegan del mismo Israel. El autor de este artículo asume la posición marxista de que todas las luchas y consignas nacionales, en la época de declive histórico del capitalismo, se han vuelto reaccionarias, y no duda en defender que la única vía de salida a la trampa tendida por el imperialismo en Israel y Palestina es la unificación de los obreros de ambos países en líneas de clase, y la lucha por la revolución proletaria contra todos los Estados burgueses.
El compañero llama correctamente a la formación de un partido revolucionario que asuma esta perspectiva. Por nuestra parte defenderíamos que esto sólo es posible como parte de un proceso de desarrollo internacional de la lucha de la clase obrera, sobre todo en los centros principales del capitalismo mundial, a través del cual el proletariado se reapropie de su proyecto histórico por el comunismo. De esta forma, es de esperar que toda unidad duradera entre obreros palestinos e israelíes sólo sea posible como parte de una reavivación de la lucha de clases a nivel internacional, como parte de un movimiento que sea capaz de hacer retroceder la oleada de nacionalismo y xenofobia que ha estado creciendo en intensidad por todas partes en los últimos años, pero que debido a la historia particular de la región goza de una fuerza añadida en Israel y Palestina.
No obstante, la aparición incluso de una pequeña minoría, que defiende una alternativa proletaria en el Medio Oriente, es un vínculo vital con este futuro revolucionario que no solo es aún posible sino más necesario que nunca.
Las elecciones generales anticipadas en Israel, convocadas para abril de 2019, estarán marcadas por la inestabilidad del Estado sionista. La decisión del Primer Ministro Benjamín Netanyahu de llamar a elecciones anticipadas representa el callejón sin salida en el que se ha metido el gobierno de Tel-Aviv. Además de la ya esperada decisión del fiscal general de Israel de acusar a Netanyahu de soborno y fraude, un factor que ha contribuido a su decisión de anticipar las elecciones, el régimen sionista se enfrenta a una terrible crisis económica y política.
En términos económicos, la clase obrera israelí ha sentido en carnes propias un amargo deterioro de sus condiciones de vida, así como de su capacidad para seguir pagando la factura de décadas de ocupación militar. Los sistemas sanitario y educativo no reciben fondos suficientes, el coste de bienes de consumo y servicios aumenta, y muchas capas de entre los obreros empobrecidos del país se ven incapaces de hacer frente a su lamentable situación económica. Así, el 20% de los israelíes viven en la pobreza, en uno de los países con más desigualdad en Occidente.
En términos políticos, Israel se enfrenta a las facciones armadas palestinas de la franja de Gaza, que resisten contra sus fuerzas de ocupación. La frontera sur es inestable debido a los continuos intentos de los militantes islámicos de Hamas por fortalecer la resistencia armada en torno al muro fronterizo; los militantes islamistas lanzan misiles contra la población israelí del sur y cavan túneles para atacar al Ejército. En la frontera norte, Israel lanza ataques continuos contra las bases de la Guardia Revolucionaria iraní en Siria. Por añadidura, las fuerzas israelíes están más cerca que nunca de otra guerra con Hezbollah. Apoyado por la administración estadounidense, Israel impulsa políticas fronterizas agresivas para derribar a los islamistas de Gaza (enclave que se enfrenta a una situación humanitaria terrible debido al bloqueo israelí) y echar a las milicias iraníes de Siria (con el temor de que puedan asistir a Hezbollah si finalmente estalla el conflicto).
Así las cosas, la situación que enfrenta el régimen israelí está marcada por la inestabilidad y las crisis continuas. Siendo un Estado de Apartheid, Israel busca mantener una situación en la que la clase obrera asuma el coste de la ocupación y de la agresividad militar del país, y que al mismo tiempo acepte el modo capitalista en el que el gobierno administra la economía. La clase dominante israelí, que lucha contra el movimiento nacionalista del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y recibe apoyo de líderes fascistas y populistas de derecha del exterior, oprime a las masas para poder mantener con vida el proyecto de ocupación sionista. Hay muchos jóvenes y trabajadores israelíes que no están dispuestos a seguir aceptando esta situación de opresión nacional y cruel explotación capitalista en Israel. Los partidos de oposición ya han conseguido movilizar a algunos de estos sectores contra el gobierno de Netanyahu, aunque estos partidos siguen sirviendo a la élite burguesa israelí.
El sistema político israelí es frágil y está fragmentado. Tradicionalmente, los partidos de derecha están organizados en torno al partido Likud, encabezado por el Primer Ministro Netanyahu. Sin embargo, incluso entre los partidos de derecha que gobiernan el país podemos encontrar escisiones y crisis. Aunque la facción política más notoria del Knesset [Parlamento israelí] es el Likud, una formación neo- liberal y ultra- chovinista establecida en 1973, existen otros partidos más pequeños cuyas posiciones son mucho más nacionalistas y chovinistas. Estos partidos promueven medidas a favor de la formación del Gran Israel, lo que conllevaría la expulsión de los palestinos. La única formación ''de centro'' que se unió a la coalición de Netanyahu está formada de ex- miembros del Likud, que no obstante también colaboraron con él y con la derecha para llevar la economía del país a los extremos del capitalismo.
Los partidos de oposición a Netanyahu no son homogéneos, en términos políticos e ideológicos. Entre ellos está el Partido Laborista, cuyas posiciones oportunistas y chovinistas generan desconfianza en la mayoría de los israelíes, y la pequeña formación social- demócrata y sionista Meretz, que cuenta con un electorado reducido. Los palestinos residentes en Israel están representados por una lista conjunta de partidos nacionalistas en la que el estalinista Partido Comunista de Israel tiene un papel central. El problema de este popurrí de centro- izquierda no es sólo que sea políticamente heterogéneo, sino que ninguno de sus miembros tiene nada que ofrecer a la clase obrera palestina e israelí. Ni la pseudo- izquierda sionista ni los partidos comunistas y árabes anti- sionistas ofrecen salida alguna a décadas de ocupación, capitalismo brutal, austeridad y continuas crisis sociales.
La situación es lamentable, aunque comprensible dada la naturaleza de Israel como un Estado de ocupación que sigue colonizando contra las masas de Palestina. La cuestión de la ocupación israelí tiene una importancia capital en la política del país. Mientras que la derecha apuesta por intensificar la ocupación y la colonización, la pseudo- izquierda sigue proponiendo la ya caduca solución de los Dos Estados en la que se establecería junto a Israel un pequeño Estado palestino a lo Bantustán [la región de las reservas tribales de Sudáfrica]. Así, aunque existe un gran deseo generalizado en las masas de poner fin a este sangriento conflicto, la derecha prospera y extiende el chovinismo radical y un venenoso nacionalismo, en aras de dividir a la clase obrera sobre líneas nacionales. La pseudo -izquierda no propone más que soluciones basadas en el orden imperialista, en las que el sistema capitalista seguiría oprimiendo y explotando a las masas. Con la ausencia de una alternativa genuina a más de 100 años de conflictos, el nacionalismo florece y el chovinismo sigue frustrando toda posibilidad de reconciliación entre los obreros israelíes y sus homólogos palestinos.
La nueva moda en algunos círculos izquierdistas es la idea de un Estado bi- nacional de Israel-Palestina, un Estado que daría la ''auto- determinación'' a las dos naciones. Es una idea que se está popularizando en los medios radicales y que expresa su desengaño de la perspectiva de crear dos Estados nacionales independientes en Palestina. Sin embargo, el lema de la ''auto- determinación'' es engañoso. En la era del imperialismo y la decadencia del capitalismo, exigir la auto- determinación significa exigir el establecimiento de un régimen burgués. Desde el punto de vista de la clase obrera, la idea de levantar un Estado burgués es un callejón sin salida en términos de lucha de clases. Aparte del hecho de que llamar a la auto- determinación en el marco del capitalismo constituye una peligrosa ilusión en el orden burgués, esta postura llevaría a una situación en la que la clase obrera sería incapaz de verse como algo separado de la burguesía nacional. Así, tendríamos una clase obrera dividida en líneas nacionales. Los revolucionarios de países en los que exista un proletariado capacitado para la acción revolucionaria no pueden quedarse en llamar a la ''auto- determinación''.
Una amplia variedad de izquierdistas llama a votar a partidos determinados – liberales, reformistas, estalinistas o trotskistas – para salvar a la democracia burguesa israelí de ser aplastada por el fascismo. Sin embargo, esta posición refleja la creencia de que, en la época del imperialismo, la democracia burguesa es un régimen democrático genuino y no una pura y simple ilusión. Las masas desean genuinamente tener una democracia, y los fascistas desean, también genuinamente, destruir lo que queda de la democracia burguesa. No obstante, la idea de que el fascismo fracasará si triunfan los partidos liberales/demócrata-burgueses en las elecciones generales no es sólo una ilusión sino una estrategia política que debilita el poder de la clase obrera como actor revolucionario. El fascismo debe ser derrotado por las masas mediante la acción revolucionaria directa e independiente, no por aquéllos que defienden o apoyan al capitalismo.
Los actuales partidos de ''izquierda'' del sistema político israelí no se diferencian de esos otros partidos europeos y norteamericanos que defienden el orden capitalista, y que difunden ilusiones sobre la posibilidad de resolver la cuestión nacional en el marco del capitalismo. Defienden un orden en decadencia, que está sufriendo ya sus estertores mortales. Estos partidos no pueden aglutinar a las masas en torno suya y el proletariado los desprecia y desconfía de sus líderes y de su programa. El proletariado necesita su propio Partido revolucionario que lleve adelante el programa comunista; sin embargo, el juego que sugieren algunos reformistas y estalinistas, es decir, el de participar en el parlamento burgués y ponerse a esperar a que la revolución caiga del cielo, es falso y engañoso. La mistificación de la democracia burguesa nace de un análisis incorrecto de aquéllos que creen firmemente en nociones como la ''ciudadanía''. De hecho, en una sociedad de clases la única democracia verdadera, es decir la dominación del proletariado, sólo puede conseguirse mediante la revolución proletaria. Esto no significa que la revolución esté a la vuelta de la esquina; ya que requiere la intervención consciente del proletariado. No obstante, los trabajadores nunca lograrán emanciparse con ilusiones sobre la participación en los parlamentos burgueses.
Este análisis no está orientado a llamar a la clase obrera de Israel y Palestina a destrozar las urnas, sino a organizarse en un partido revolucionario unificado basado en un programa comunista. La única forma de deshacerse del capitalismo, así como del nacionalismo y las guerras, pasa por la revolución. Los proletarios no tienen patria y por tanto deben unirse todos para construir la sociedad comunista del futuro.
DS
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Crisis económica, espectro de una represión mayor todavía, mayor pobreza, inseguridad a mansalva, previsión de duros ataques anti obreros, amenazas de guerra, riesgos de caos vinculados a la personalidad misma del nuevo presidente, Bolsonaro, que asumió el cargo el 1º de enero de 2019. Más allá de la persona de Bolsonaro, el cual, ya por sí solo, simboliza lo que los tiempos en que vivimos pueden producir de más siniestro y repugnante, hay una ley que podemos estar seguros de que podrá seguir comprobándose: cualquiera que sea la etiqueta política del nuevo presidente y de sus ministros, cualquiera que sea su personalidad, no dejará de hacer pagar a los explotados, incluso más que sus predecesores, por la crisis del capitalismo que se está profundizando.
Frente a todos esos peligros, sólo la clase obrera, mediante sus luchas de resistencia, es capaz de oponerse a la lógica mortífera del capitalismo y abrir otra perspectiva. A pesar de que el proletariado de Brasil tiene las mismas dificultades que el proletariado mundial para reconocerse como una clase con intereses antagónicos a los del capitalismo, será basándose en las experiencias de lucha de un pasado a veces reciente como el proletariado tendrá que replicar a unos ataques que se barruntan muy violentos, y esto, en el dificilísimo contexto social de una sociedad en descomposición[1]. Cuanto más se libere la conciencia del proletariado de todos los engaños y mistificaciones de la clase burguesa, de derechas como de izquierdas, tanto más se fortalecerá su lucha, tanto más podrá, en el futuro, reafirmar explícitamente el objetivo de la lucha, o sea, el establecimiento de otra sociedad, sin clases ni explotación.
La delincuencia y el crimen son, obviamente y sobre todo, una consecuencia de la miseria económica y moral de la sociedad, producto de la putrefacción de raíz de la sociedad capitalista. Las cotas alcanzadas hoy hacen insoportable la vida cotidiana en algunos países de América Latina, como Honduras y Venezuela; a menudo son la causa principal de la emigración masiva y precipitada. La situación en Brasil se ha deteriorado gravemente en los últimos años, impulsando al país, y a algunas de sus ciudades en particular, a un nivel muy alto en la índice mundial de la delincuencia. Las siguientes estadísticas dan una idea concreta del infierno diario al que están sometidos los sectores más desfavorecidos de la población.
"Brasil es uno de los “record mundial” del homicidio, con 60.000 al año para una población de casi 208 millones. Cada año, el 10% de las personas asesinadas en el mundo son brasileños. Cerca de 50 millones de brasileños mayores de 16 años -casi un tercio de la población adulta- conocen a alguien asesinado, según una investigación realizada para "Instinto de Vida" (...). Casi 5 millones de personas heridas por armas de fuego y cerca de 15 millones conocen a alguien que ha sido asesinado por la policía, una de las fuerzas ‘del orden’ más mortíferas del mundo". (Brazil’s biggest problem isn’t corruption — it’s murder [6]; El mayor problema de Brasil no es la corrupción, es el crimen)
"Según otro estudio, la tasa de homicidios en 2017 es de 32,4 por 100.000, con 64.357 homicidios. En 2016, Brasil alcanzó un récord: 61.819 asesinatos, o un promedio de 198 asesinatos por día, o sea una tasa de homicidios de 29,9 por cada 100.000 habitantes. Siete de las veinte ciudades más violentas del mundo son brasileñas debido al aumento de la violencia callejera". (https://pt.wikipedia.org/wiki/Violência_no_Brasil [7]).
El aumento de la delincuencia y la inseguridad están llevando a una parte cada vez mayor de la población hacia la más profunda desesperación. Es una plaga que corroe la sociedad y que no tiene solución posible bajo el capitalismo, ni siquiera la más mínima posibilidad de atenuación.[2]
En la campaña electoral de Bolsonaro, la lucha contra la violencia y la corrupción fue una prioridad entre sus promesas. Se comprometió a "combatirlas radicalmente", con medidas que llevan la marca del personaje. Detrás de sus promesas electorales de declarar la guerra al crimen, la perspectiva es, en realidad, la de un aumento de la barbarie. Haciendo un balance crítico de las políticas aplicadas hasta ahora, dijo: "la violencia no puede combatirse con políticas de paz y amor", por lo que es necesario "aumentar el rendimiento de la policía", "duplicar el número de personas matadas por la policía". Podemos imaginar la carnicería en perspectiva cuando, "entre 2009 y 2016, 21.900 personas perdieron la vida como consecuencia de acciones policiales. Casi todos son hombres de entre 12 y 29 años, de los cuales las tres cuartas partes son negros". (Guaracy Mingardi, ex especialista en seguridad y Secretario Nacional de Seguridad Pública, en una entrevista al HuffPost Brasil).
En realidad, no sólo no se reducirá la delincuencia, sino que aumentarán las víctimas de la policía. Y las primeras víctimas serán, en primer lugar, las de los barrios pobres, que ya son los primeros en sufrir la delincuencia.[3]
También hay motivos para temer que el aumento de la violencia no sólo se deba a los delincuentes o a la policía, sino también a ese apéndice siniestro y clásico de la extrema derecha, esas bandas reclutadas en el lumpen, que existen en Brasil desde hace tiempo.
En cuanto a la lucha contra la corrupción, Bolsonaro ha tomado una "medida contundente" nombrando ministro de Justicia al ex juez anticorrupción Sergio Moro, formado por la CIA para la operación “Lava Jato” (2014-2016), un juez cuyo objetivo han sido algunos personajes políticos específicos a la vez que preservaba a otros tanto o más corruptos.
La elección de Bolsonaro forma parte de la dinámica global, verificable a nivel internacional, del surgimiento de "líderes fuertes y con retórica belicosa", como lo ilustró el ejemplo caricaturesco de la elección de Duterte en Filipinas. Esto es consecuencia de la descomposición del capitalismo, enredado en sus inextricables contradicciones. El fenómeno es más palpable en Brasil, con la inseguridad y el crimen: los temores que generan sirven para el ascenso al poder de personajes como Bolsonaro.
Sin embargo, por importante que sea, ese factor no ha sido determinante en la elección de Bolsonaro. Y la prueba es que otro candidato, el mejor político al servicio del capital nacional brasileño desde la época de Getulio Vargas[4], habría salido elegido, según todas las encuestas, en la primera vuelta de las elecciones si hubiera podido presentarse, a pesar de la acusación de corrupción en su contra. Ese candidato es Lula, a quien metieron y sigue en la cárcel para evitar que se presentara y allí.
¿Cómo explicar la persistencia de una popularidad como la de Lula? Simplemente porque no parecía tan corrupto como todos los demás políticos que se presentaban a las elecciones procedentes de todos los bandos. Es incluso lo contrario, porque lo que realmente parecía más exacto, y que está en consonancia con la realidad, es que la acusación y la sanción contra él fueron particularmente severas, dadas las acusaciones presentadas y en comparación con lo que les tocó a otros políticos inmersos en escándalos y que salieron del paso sin mayores problemas, como Michel Temer del PMDB (Partido do Movimento Democrático Brasileiro), por ejemplo.
La alta cota de Lula en las encuestas no significa que su imagen no se haya erosionado con el tiempo, particularmente en la clase obrera, debido a los ataques anti obreros que llevó a cabo durante sus dos mandatos sucesivos[5]. Pero en general parecía ser un mal menor, habida cuenta de su renombre frente a todos los demás candidatos. Su popularidad era mayor que la de su propio partido, el PT (Partido dos Trabalhadores), de lo cual habrá de sufrir el candidato nombrado por ese partido una vez que Lula quedó definitivamente inhabilitado para presentarse. Lula habría derrotado sin duda a Bolsonaro en la primera vuelta; en cambio Haddad, el candidato del PT, fue ampliamente derrotado por Bolsonaro en la segunda vuelta. Esta diferencia entre Lula y el PT no es sorprendente, ya que, durante tres mandatos consecutivos, ese partido ha estado involucrado en muchos casos de corrupción, pero también ha apoyado todas las políticas de austeridad: las de los dos mandatos de Lula y las de Dilma Rousseff, durante su primero y los pocos meses de su segundo, antes de ser destituida.[6]
Es sorprendente el contraste entre las habilidades políticas de Lula, por un lado, y la notoria incapacidad que parece afligir a Bolsonaro por otro. ¿Por qué la burguesía ha asignado tal destino a uno de los suyos cuando hasta hoy parecía ser el actor principal (durante sus dos mandatos de 2002 a 2010) de la emergencia de Brasil en el escenario internacional y del segundo milagro brasileño?[7] En realidad, el derribo de Lula forma parte de una estrategia en la que Estados Unidos ha desempeñado un papel de primer plano. El objetivo era que Brasil volviera a estar bajo influencia directa de EEUU. Brasil, séptima potencia económica mundial, llevaba años, desde el primer mandato de Lula, quitándose de encima tal influencia. (Los gobiernos anteriores a Lula estaban totalmente sometidos a Estados Unidos).
Tras la disolución del bloque occidental, Brasil se fue emancipando de la tutela de Estados Unidos.
Mucho antes de que se formaran los dos bloques antagónicos rivales tras la Segunda Guerra Mundial, el estadounidense y el ruso, Latinoamérica había sido el patio trasero de Estados Unidos hasta que, tras el desmoronamiento del bloque del Este, el del Oeste desapareciera a su vez. Hasta 1990, el Tío Sam pudo defender eficazmente su coto de caza contra cualquier intento de intrusión del bloque imperialista rival. Asimismo, integró a los países del continente sudamericano en redes de acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales que han beneficiado principalmente a Estados Unidos. Para servir sus intereses, el Tío Sam hacía y deshacía gobiernos a su antojo, por ejemplo, estableciendo dictaduras de extrema derecha para luchar contra cualquier intento de establecer gobiernos de izquierda que pudieran transmitir la influencia del bloque antagonista. Así fue, en particular, con Argentina, Chile y Brasil en las décadas de 1960 y 1970. Del mismo modo, cuando tal amenaza se alejaba, Estados Unidos podía también apoyar un proceso democrático para poner fin a una dictadura. Así fue con Brasil en 1984 para conseguir que un gobierno democrático pusiera fin a la excesiva rigidez en la gestión del capital nacional por parte de un Estado dirigido por militares, haciéndolo así más apto para la penetración norteamericana.[8]
Fue de hecho esa gestión militar del Estado la que inspiraba a Bolsonaro cuando defendía la idea de que "se fusilara al presidente Fernando Henrique Cardoso por haber privatizado", y ahora resulta que ésa es una medida faro de su gobierno.
Tras la disolución del bloque occidental, Brasil, al igual que otros países de América del Sur y del mundo, aprovechó el descenso de la presión estadounidense para jugar su propia baza geopolítica. Y pudo así distanciarse económica y políticamente de Estados Unidos. En efecto, durante todo el período de la presidencia de Lula (2003-2007-2011), el país se distinguió por un desarrollo económico significativo, pero también por ciertas posiciones políticas opuestas a las de EEUU. En particular, la oposición del gobierno de Lula fue crucial para que se frustrara en 2005 el proyecto de EEUU del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), un acuerdo multilateral de libre comercio que debía abarcar a todos los países del continente americano, excepto Cuba. Esa oposición también se manifestó con la promoción de países no alineados con Estados Unidos, en Latinoamérica y otros lugares. Así, en 2010, Brasil se opuso a Estados Unidos sobre la cuestión de Irán. Al mismo tiempo, estableció relaciones económicas internacionales (BRICS) que fortalecieron su independencia respecto a Estados Unidos. Una característica significativa de ese distanciamiento de EEUU es que China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en abril de 2009, desbancando a Estados Unidos[9]. De esta manera, Brasil fue adquiriendo una posición cada vez más hegemónica en todo el continente sudamericano, gracias a su poder económico y diplomático. El resultado fue que, durante el gobierno de Lula, Brasil se convirtió en el principal competidor de Estados Unidos en la región. Competidor sí, pero no enemigo declarado. De hecho, Lula pudo establecer relaciones tanto con Estados Unidos como con China, pero favoreciendo claramente a China, tanto más por cuanto este poderoso "socio" está lejos geográficamente, a diferencia de Estados Unidos.
Algún que otro "trapicheo" que acabó siendo un "talón de Aquiles" del fulgurante ascenso de Brasil.
Como expresión y factor del crecimiento económico de Brasil, grandes empresas brasileñas, impulsadas por las inversiones de los bancos estatales[10], se hicieron un lugar en el ruedo internacional, especialmente en sectores como energía, alimentación, astilleros, armamento, servicios, etc.
Entre esas empresas, están Petrobras (producción de petróleo y derivados), BRF (producción de proteínas animales, carne y derivados), Odebrech (construcción pesada, armamento y servicios a Petrobras),.... Así, por ejemplo, gracias a una intensa financiación pública, BRF se ha convertido en el principal productor y exportador de proteínas animales en el mundo, presente en más de 30 países. La multinacional brasileña Odebrecht (12ª mayor empresa del mundo), con actividades en casi todos los países de América del Sur, en algunas antiguas colonias portuguesas en África e incluso más allá, fue sin duda un vector importante para la penetración económica de Brasil fuera de sus fronteras en América del Sur.
Además, también se estaban aplicando medidas proteccionistas para imponer la presencia de empresas brasileñas en ciertos casos: cooperación forzada con empresas brasileñas por parte de empresas extranjeras que venían a extraer petróleo en territorio brasileño; todo suministro a Brasil de bienes de equipo tenía que integrar necesariamente componentes fabricados en Brasil, en caso de que los hubiera.
También se implantó otro tipo de medida proteccionista a favor de las grandes empresas brasileñas, "ilegal" ésta, por mucho que, eso sí, se practique por el mundo entero. Odebrecht, por ejemplo, tenía un departamento especializado en sobornos en los grandes contratos en todos los países donde operaba. Esa empresa, junto con otras como AOS, montó un cártel de empresas de la construcción, pagando a ejecutivos del grupo petrolero público Petrobras y a políticos cómplices, mediante sobrefacturaciones estimadas entre el 1% y el 5% del valor de los contratos. Se puso en marcha un sistema de malversación de varios miles de millones de reais (el “real” es la moneda brasileña) para financiar partidos políticos y/o el enriquecimiento personal (“Brésil : tout comprendre à l’opération "Lava Jato’” https://www.lemonde.fr/ameriques/article/2017/03/26/affaire-petrobras-retour-sur-les-trois-annees-qui-ont-marque-le-bresil_5100932_3222.html [8], Le Monde, 26 de marzo de 2017 y actualizada el 4 de abril de 2018).
Por supuesto que ninguno de los rivales económicos de Estados Unidos puede oponerse a que la primera potencia mundial se aproveche económicamente de su posición en el mundo en detrimento de todos sus competidores, sobre todo porque su moneda es también la moneda de cambio internacional. Por otra parte, Estados Unidos está siempre muy atento a que todo país “culpable” según EEUU de incumplir las leyes de la competencia sea castigado severamente. Así, los trapicheos brasileños han servido de pretexto y de blanco para montar una vasta ofensiva con la que desmantelar toda la organización económica en la que aquellos se basaban. Las represalias fueron tanto más draconianas porque tenían por objeto no sólo de imponer sanciones económicas por infracciones a la ley de competencia, sino sobre todo perturbar todas las medidas proteccionistas de la economía brasileña (legales o no, como la atribución sistemática de sobornos), y hacer que Brasil volviese al redil de la influencia exclusiva norteamericana, neutralizando a sus fuerzas políticas más influyentes y hostiles a esta orientación. Esto se refleja en el trato a que han sometido al político más popular de Brasil, Lula, condenado a 12 años de prisión tras un procedimiento expeditivo y que carece significativamente de pruebas por un supuesto enriquecimiento personal. No es nada baladí el que haya sido la acusación más difícil de demostrar, la de enriquecimiento personal, la utilizada, sin embargo, contra Lula, porque era la mejor para desprestigiarlo ante su electorado, mientras que otras acusaciones (acreditadas por muchos testigos) relacionadas con malversaciones en beneficio del Estado brasileño parecen no haber sido tomadas en cuenta.
El nombre "Lava Jato" apareció por primera vez en marzo de 2014 y fue seguido de filtraciones relacionadas con confesiones hechas por un ex alto directivo de Petrobras con la esperanza de un indulto, sobre la existencia de un vasto sistema de sobornos pagados a ejecutivos de esa empresa, por lo tanto "comprados" para adjudicar contratos. El semanario de oposición Veja mencionó entonces los nombres de unos 40 representantes elegidos de la coalición de centro-izquierda en el poder, principalmente miembros del PMDB, PT y PSB (Partido Socialista Brasileño).
Hubo actos de corrupción que se remontan a 2008 y que hicieron que se movilizaran los órganos de control del Estado burgués. De ahí salió la operación "Lava Jato", cuyo grupo de trabajo estaba formado por agentes de la policía federal, miembros de la fiscalía y jueces. Para llevar a cabo su labor, esa task force recurrió al Tribunal de cuentas del Estado, al poder judicial, la fiscalía y la policía federal, con la creación de grupos especiales de dicha policía para "combatir" la delincuencia organizada en sus diversas formas.
Hay pruebas patentes de que esta movilización judicial se ha llevado a cabo en estrecha colaboración con los niveles más altos de Estados Unidos, o incluso como resultado de una injerencia abierta de este país. Hay así documentos divulgados por Wikileaks que dan cuenta de un cursillo de cooperación organizado en Río de Janeiro en octubre de 2009 con asistencia de miembros seleccionados de la Policía Federal, de Justicia, de los ministerios, junto con representantes de las autoridades norteamericanas[11]. De hecho, semejante reunión no es sorprendente, cuando se conoce el interés de Estados Unidos por estas cuestiones, pues se sabe que, desde los años 60, las principales figuras de la magistratura y la fiscalía del Estado brasileño han demostrado ser ardientes defensores de las instituciones norteamericanas que les imparten clases, les dan formación y conferencias y ayudas en las encuestas… Tal cooperación no la niega el Fiscal General de la República, Rodrigo Janot, figura central de "Lava Jato", cuando explica que los "resultados brasileños" se deben a "un intenso intercambio con Estados Unidos, que ha proporcionado a Brasil cursos de formación y reciclaje para investigadores brasileños, además de tecnología y técnicas de planificación de la investigación". Y el fiscal puntualizaba: "Todo esto significa que Brasil tiene una relación igualitaria con otros Estados"[12]… por si acaso a alguien se le hubiera ocurrido pensar lo contrario sobre la relación con Estados Unidos. No podemos dejar de citar aquí el título de otro artículo: "El FBI ha estado involucrado en la Operación “Lava Jato” desde el principio y se jacta de ello por todo el mundo"[13].
En el contexto de tal presión de Estados Unidos sobre Brasil, también vale la pena destacar el episodio de unas grabaciones de la NSA en 2011 de conversaciones presidenciales, de algunos ministros, un director del banco central, diplomáticos, jefes militares.[14]
No es de extrañar que los primeros resultados de "Lava Jato" en 2014 se dieran a conocer sobre la existencia de un sistema de soborno en Petrobras, pues esos resultados "llegaron en el momento oportuno" para debilitar a Dilma Rousseff y al PT en la campaña por la reelección incierta de la presidenta saliente. En efecto, durante el período a que se referían esos primeros resultados, aquélla era presidenta del consejo de administración de Petrobras, como también el PT estaba entonces implicado, por medio de algunos de sus miembros, en la gestión de la mencionada empresa estatal.
Sin embargo, ese primer estallido de revelaciones de "Lava Jato" no fue suficiente para retirar a Dilma Rousseff y al PT de la dirección del país. De hecho, la presidenta saliente fue reelegida contra un candidato del PSDB, Aécio Neves, que más tarde vio mancillada su reputación política por la misma razón. El hecho de que aquélla saliera reelegida en tal contexto atestigua la confianza que una parte significativa de la burguesía tenía todavía en ella para defender los intereses del capital nacional. De hecho, para esa consulta electoral, como para las anteriores, pudo beneficiarse de un nivel significativo de recursos financieros de grandes empresas industriales, financieras y de servicios.
Pero rápidamente se desprestigió y más profundamente a causa de las severas medidas anti obreras que tuvo que tomar en aquel entonces (renegando así de sus promesas electorales) entre las cuales las que restringían el acceso al seguro de desempleo. En los primeros meses de 2015 a Rousseff también la desafiaron en las calles, con manifestaciones a iniciativa de organizaciones derechistas evitando que éstas aparecieran como partidos políticos. En esas manifestaciones, que reunían a millones de personas, había conservadores, liberales y partidarios de que los militares tomaran el poder. Cabe señalar que estas manifestaciones servirán para promover plataformas en defensa de la candidatura del notoriamente homófobo capitán de reserva, Bolsonaro.
Los hasta entonces "aliados" de Dilma Rousseff forman entonces, sin ella y sin el PT, una nueva y aplastante mayoría parlamentaria al aliarse con los partidos de la oposición, en particular el PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) y sectores de partidos como el PMDB, el PDT (Partido Democrático Trabalhista), el PSB (Partido Socialista Brasileño), todo el DEM (DEMocratas) y otros partidos de menor entidad. Dilma Rousseff fue destituida en 2016 por el Senado tras un procedimiento controvertido.
Todos los grandes grupos políticos brasileños se han visto afectados por las revelaciones de "Lava Jato". Grandes figuras de la burguesía brasileña han sido objeto de sus investigaciones, incluso fueron humilladas (sobre todo en la cúspide de Odebrecht) por las ruidosas revelaciones de indicios, de pruebas acusatorias que la prensa recibió con fruición y reprodujo inmediatamente. Los telediarios y programas especiales se convirtieron en escenario de "deliberaciones judiciales populares" a las que se invitaba al telespectador. El poder judicial "todopoderoso" parecía ser el jefe del Estado, capaz de someter a cualquiera (ningún líder empresarial o alto ejecutivo o cacique de partido podía sentirse seguro).
Pero lejos de fortalecer la imagen de las instituciones y de la democracia, "Lava Jato" las ha desprestigiado más todavía. La corrupción y la podredumbre se pusieron en plaza pública, pero los medios utilizados para ese fin eran como mínimo tan discutibles: institucionalizar y banalizar la denuncia[15]. Además, pronto quedó claro que no todos los acusados eran iguales ante los tribunales de "Lava Jato" y que las sanciones más severas se aplicaban a quienes iban a ser destituidos del poder.
Ya solo el ejemplo de Lula resume esa situación.
La misma "iniquidad" puede comprobarse en las sanciones impuestas a las empresas brasileñas “culpables”. En este caso, el “castigador” ha sido Estados Unidos, en algunos casos, sin duda, tras aceptar "generosos" acuerdos para evitar alguna que otra "multa" colosal. Así, por ejemplo, el gobierno de EE.UU exigió que J&F (BRF) transfiriera su control operativo declarándose empresa estadounidense si quería evitar sanciones. Odebrecht, por su parte, fue fuertemente sancionada.
Durante su campaña electoral, Bolsonaro envió una señal muy fuerte a Estados Unidos y a China de que rompería con ésta si era elegido, realizando una visita oficial a Taiwán. De esa manera, expresaba claramente las orientaciones que el "candidato de Washington", apoyado por parte de la burguesía brasileña, impondría tras su elección, que se hizo segura tras haber puesto fuera de combate a Lula. Así se terminó la postura de difícil equilibrio, pero relativamente cómodo, entre Estados Unidos y China.[16]
"Lava Jato, que fue un eslabón esencial en la "recuperación" de Brasil por parte de Estados Unidos, desmanteló todas las protecciones económicas -legales e ilegales- y los subsidios estatales que favorecían a las empresas brasileñas. Las consecuencias serán muy graves para Brasil. De hecho, la eliminación de esas protecciones ya ha comenzado a exponer peligrosamente a las empresas brasileñas a la competencia de Estados Unidos. Y eso va a ponerse peor con el fortalecimiento de la "cooperación" económica entre ambos países. Además, en un contexto económico mundial cada vez más difícil, también será necesario pagar por las consecuencias devastadoras de la política de la deuda del país bajo Lula y Dilma Rousseff.
En relaciones internacionales, cual perrito faldero, Bolsonaro le sigue los pasos a Trump y su delirante diplomacia al decidir, como señal de apoyo a Israel, transferir la embajada brasileña a Jerusalén. Más recientemente, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, que había viajado a Brasil para la toma de posesión de Bolsonaro, habló con el nuevo presidente sobre la "oportunidad de trabajar juntos contra los regímenes autoritarios", aludiendo a Cuba y Venezuela, referencia encubierta a la necesidad de frenar el expansionismo chino. Brasil se vuelve así a encontrar en el torbellino imperialista mundial, como lo ilustra aún más claramente este tweet de la ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley: "Es bueno tener un nuevo líder proamericano en Sudamérica, que se sume a la lucha contra las dictaduras en Venezuela y Cuba y que vea claramente el peligro de la creciente influencia de China en la región" ("Le Brésil de Bolsonaro et les États-Unis pour une relation "transformée"". “El Brasil de Bolsonaro y Estados Unidos a favor de una relación ‘transformada’”).
Con la elección de Bolsonaro, Estados Unidos ha recuperado la dominación imperialista en su propio patio trasero, ya que Brasil, además de ocupar casi la mitad del continente sudamericano, con frontera con la mayoría de los demás países del continente, es la principal potencia militar de la región. Y ahora Brasil desempeñará un papel de liderazgo en la estrategia de Estados Unidos para tratar de acabar con el régimen de Maduro en Venezuela. Tras el reconocimiento inmediato por el gobierno de Trump del autoproclamado presidente Juan Guaidó, Bolsonaro hizo lo mismo. De esta manera, Venezuela se encuentra prácticamente confinada detrás de sus fronteras "amuralladas" por los gobiernos de derechas de Colombia y Brasil. Esta situación crea un clima de confrontación en la región con consecuencias militares impredecibles, ya que el gobierno de Maduro está dispuesto a resistir con el apoyo de Rusia, China y Cuba; pero también en lo social, pues no haría sino agravar las ya terribles condiciones en que vive la población venezolana, al provocar un nuevo éxodo de la población, fuente de inestabilidad, hacia las ciudades fronterizas de tres países, a los que añadir Guyana.
Mediante una gran operación de varios años, que ha movilizado importantes recursos propios (por no hablar de los movilizados en Brasil en "Lava Jato"), Estados Unidos ha logrado por fin alcanzar sus fines, es decir, reintegrar plenamente a Brasil bajo su influencia. Es, por tanto, un éxito de la diplomacia estadounidense y de todos los servicios que la acompañan: el poder judicial, el FBI, los de espionaje,.... El éxito, sin embargo, quizás no sea completo.
El último paso en la maniobra fue proporcionar a Brasil un candidato en las próximas elecciones que se encargaría de la nueva orientación. Se encontró el candidato, ganó las elecciones gracias a unas maniobras mencionadas. Pero lo menos que podemos decir de tal personaje es que no es precisamente muy "presentable". Es cierto que no había una verdadera opción, ya que "Lava Jato" hizo que las formaciones y fuerzas políticas tradicionales, más desprestigiadas todavía que antes, fueran inutilizables durante un tiempo, y también porque alguien como Lula, que era incomparablemente más experto y diestro político, era incompatible con la nueva orientación.
Si por un tiempo Bolsonaro puede ser capaz de seducir a un segmento de la población que votó por él en las elecciones, también puede convertirse en un punto débil del sistema si no cambia su estilo.
El personaje Bolsonaro, chulesco misógino y homófobo, es una caricatura. Tiene nostalgia de la dictadura militar que hubo en Brasil entre 1964 y 1985. Ha prometido limpiar el país de esos “rojillos marginales”. Su clan político familiar también forma parte de la escena. Uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro (diputado federal del Estado de São Paulo) camina con paso decidido tras las huellas de "papá", pero es todavía más bolsonaresco, "más excesivo": quiere que las acciones del Movimiento de los Sin Tierra sean calificadas de "terrorismo" y, para él, “¿dónde está el problema si hay que meter en la cárcel a 100 000 personas?” También quiere que se declare al comunismo como un crimen.
Con la ambición de surfear sobre el efecto del "Lava jato", Bolsonaro se había preparado para vestirse con el traje político del caballero blanco. Para ello, empezó por dejar a su ex partido, el Partido Progresista (PP), el partido más implicado en los escándalos que sacuden el país (de los 56 diputados afiliados al PP, 31 están acusados de corrupción) en 2016. Su primer paso en falso, sin embargo, no se ha hecho esperar hasta la investidura. Entre las figuras políticas que eligió para formar parte de su futuro gobierno, algunas ya estaban acusadas de corrupción. Así es como el “Don Limpio” ya ha manchado su bonito traje blanco presidencial antes de asumir el cargo. Peor aún, la ausencia total de "compostura" y "moderación" de su clan ya lo han hecho aparecer como un payaso siniestro. Cuando uno de sus hijos informó de desacuerdos en el propio bando de Bolsonaro, llegó incluso a adobar su narración con detalles de lo más sórdido. Los desacuerdos son tales, dijo, que "hay algunos que quieren que Bolsonaro se muera". Ya se trate de un farol, de la expresión de la estupidez o de la realidad, esas palabras dicen mucho sobre lo hipócritas que son los del clan bolsonaresco, sus vínculos con milicias criminales de Rio de Janeiro o también la implicación de Flàvio, otro hijo suyo, en sospechosas transacciones bancarias (caso Queiroz). Son ésas demostraciones patentes de la podredumbre que reina en ese clan que ha sido puesto a la cabeza del Estado.
No por ello, por desgracia, debemos alegrarnos por la burda estupidez de Bolsonaro y parte de su entorno creyéndonos que podría ser un mal defensor de los intereses de la burguesía. O bien será una marioneta controlada a distancia desde bastidores, o bien sus meteduras de pata, especialmente en lo que a tensiones imperialistas, se refiere, podrían tener consecuencias desastrosas para una parte de la población.
La clase obrera en Brasil se enfrenta a graves dificultades resultado de los ataques económicos ya anunciados o por anunciar. El primero, la reforma de las pensiones, es "el primer y mayor reto", tal como lo ha anunciado el ministro de Economía, Paulo Guedes, en su toma de posesión. A tal reforma los medios de comunicación la definen como "la espinosa revisión de un régimen muy costoso para el Estado, exigida con insistencia por los mercados" ("Brésil : le gouvernement Bolsonaro en place, salué par la Bourse", “Brasil: la instalación del gobierno de Bolsonaro saludada por la Bolsa”).
La actual dificultad general de la clase obrera a nivel mundial para reconocerse como una clase con intereses antagónicos a los del capitalismo afectará sin duda a su capacidad de reaccionar ante la oleada de ataques que caerá sobre ella en Brasil. Pero también gracias a la respuesta necesaria, a la crítica de sus propias debilidades, la clase no dejará de manifestarse en esta ocasión, podrá volver a dar pasos adelante hacia una lucha más unida, más masiva, más solidaria y liberada de las supercherías que pesan sobre su conciencia, y entre ellas, en particular, las más perniciosas transmitidas por la izquierda (PT,....) y la extrema izquierda del capital (trotskistas,...). Por eso debemos reapropiarnos de las experiencias pasadas. Recordemos en particular:
- la movilización masiva y espontánea de los trabajadores siderúrgicos de ABC en 1979, yendo mucho más allá de la movilización anual que hubo entonces durante la campaña salarial lanzada por los sindicatos para reajustar los salarios a la inflación.
- la forma en la que Lula reprimió a los controladores aéreos en 2007, que espontáneamente se habían declarado en huelga ante el dramático deterioro de sus condiciones de trabajo, sin instrucciones sindicales (porque no había ninguno en ese sector en el que las huelgas estaban prohibidas) y a pesar de las amenazas de encarcelamiento por parte del comando aeronáutico militar. Lula los acusó públicamente en esta ocasión de "irresponsabilidad y traición". (Leer nuestros artículos en portugués "Diante dos embates do capital, os controladores aéreos respondem com a luta [9]" y "Repressão e marginalização do movimento dos controladores aéreos [10]").
- la experiencia del movimiento de 2013 que comenzó espontáneamente tras el aumento del precio del transporte público, por iniciativa de la juventud proletarizada y movilizó a miles de personas en más de 100 ciudades, para luego extenderse a la protesta contra la reducción de subsidios sociales. Se expresó entonces un rechazo masivo a los partidos políticos, principalmente al PT, así como a las organizaciones sindicales o estudiantiles. Hubo otras expresiones del carácter de clase de ese movimiento, aunque de manera más minoritaria, con asambleas que decidían sobre las acciones a tomar. (Léase nuestro artículo en portugués "junho de 2013 no brasil: a indignação detona a mobilização espontânea de milhões [11]"[17]) Habrá nuevas dificultades que podrán surgir como resultado de la situación actual y entorpecer el camino de la lucha de clases en Brasil. Es importante estar preparado para ello.
Bolsonaro es tan repelente que podría servir para polarizar en su persona la ira causada por los ataques económicos. El peligro será entonces ver sólo a la persona y no al capitalismo en crisis que está detrás de los ataques. Existe la posibilidad de un peligro similar sobre la orientación política de Bolsonaro, de extrema derecha, que la izquierda sin duda señalará como responsable del empeoramiento de las condiciones de vida. No se puede descartar que Lula y el PT vuelvan a ser llamados, en el futuro, a asumir la función de desviar el descontento contra la derecha y la extrema derecha hacia una alternativa de izquierdas. No hay ni habrá que olvidar entonces que la responsabilidad de cualquier partido, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, que acceda a la jefatura del Estado es defender los intereses del capital nacional y eso se hace necesariamente a expensas de la clase explotada. Además, habrá que recordar que el ataque flagrante contra Lula en el "Lava Jato", mientras que muchos de sus "colegas", políticos corruptos notorios se libraron relativamente, no significa ni mucho menos que el ex metalúrgico venido de la base, pueda caracterizarse como alguien honrado y menos aún como defensor de los trabajadores.
Tampoco faltarán voces para tratar de desviar la legítima cólera de los trabajadores dirigiéndola contra el "imperialismo yanqui que oprime a Brasil" y del que habría que liberarse. Sería un trágico callejón sin salida que ya ha demostrado su eficacia. Significaría movilizar al proletariado al lado de una parte de la burguesía brasileña contra la burguesía estadounidense. El proletariado no tiene patria que defender, sólo sus intereses de clase. Frente a semejante y tan manida patraña, sólo cabe una consigna: ¡lucha de clases en todos los países contra el capitalismo!
Eso sólo puede ser una perspectiva, una meta imposible de alcanzar en lo inmediato, pero esa es la única meta, la única perspectiva que debe guiar la acción del proletariado, que debe ser concebida en la medida de lo posible como un eslabón de la cadena que conduce a la revolución proletaria mundial.
Revolução Internacional (06/02/2019)
[1] La descomposición de la sociedad concierne a todos los países, aunque sea de manera desigual, y se expresa a través de un conjunto de fenómenos diferentes que contribuyen a dificultar cada vez más la vida en sociedad, pero también dificultan la emergencia de una perspectiva para el derrocamiento y la superación del capitalismo. Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [12]".
Entre sus manifestaciones más destacadas, ya hemos hablado a menudo del desarrollo, como nunca antes, de la delincuencia, la corrupción, el terrorismo, el crimen, el consumo de drogas, las sectas, el espíritu religioso, el sálvese quien pueda.... Como consecuencia de la profundización de este fenómeno de descomposición de la sociedad, se producen también catástrofes "naturales", "accidentales", con consecuencias cada vez más devastadoras. Un ejemplo reciente de esto ha sido la tragedia causada por la rotura de una presa de la empresa Vale en Brumadinho, Brasil, que arrastró miles de metros cúbicos de residuos de la cercana mina de hierro. El resultado, aproximadamente 200 muertos o desaparecidos, es una ilustración entre muchas en el mundo de las consecuencias de la irracionalidad mortal de un capitalismo en decadencia.
[2] Según cierta propaganda de la burguesía, existe la posibilidad de reducir la criminalidad, como lo ilustra el caso de Colombia tras la eliminación de los principales cárteles de la droga. El problema es que el ejemplo de Colombia no es generalizable, sobre todo porque en la mayoría de los países donde la delincuencia alcanza cifras enormes, es esencialmente obra de una multitud de pequeñas bandas y sobre todo de individuos aislados.
[3] Por eso es por lo que los resultados de Bolsonaro en las últimas elecciones fueron bastante bajos (muy por debajo del 50%) en los barrios más pobres.
[4] Presidente de Brasil durante vários mandatos (entre 1930 a 1954), realizó una política de corte populista.
[5] Las medidas sociales para aliviar la pobreza de los estratos más pobres, un costo muy pequeño en el presupuesto del Estado y financiado gracias una mayor explotación de los trabajadores, tuvieron un impacto muy significativo en la medida en que fortalecieron el prestigio de Lula entre esas capas de la población.
[6] En cierto modo, la dureza de los ataques realizados por los gobiernos de Dilma Rousseff contribuyó a desdibujar la memoria de los "menos brutales" de los gobiernos precedentes de Lula.
[7] En referencia a lo que se conoce como el "milagro brasileño"entre 1968 y 1973: la tasa media de crecimiento de la industria se elevó a casi el 24%, el doble de la de la economía en general en Brasil. El primer "milagro" fue financiado por la deuda, por lo que a principios de los años ochenta, Brasil estaba "al borde de la bancarrota".
[8] Leer, "Entenda a influência dos EUA na crise política e econômica no Brasil [13]." "Comprender la influencia de EEUU en la crisis política y económica de Brasil".
[9] Por primera vez en la historia de Brasil, China se convirtió en su principal socio comercial en abril de 2009, desbancando a Estados Unidos. Un mes antes, ya se había convertido en el principal importador de productos brasileños. (...) Desde la década de 1930, los Estados Unidos se habían colocado firmemente en la primera posición. (...) Tal cambio de situación se debe principalmente a la contracción del comercio estadounidense con el resto del mundo, vinculada a la crisis económica. Este fenómeno también afecta a los países de la Unión Europea en sus relaciones con Brasil. Pero sobre todo, refleja un fuerte y continuo aumento de las compras a China. Las exportaciones de Brasil a China se multiplicaron por quince entre 2000 y 2008. Aumentaron un 75% entre 2007 y 2008. Este aumento permitió que Brasil generara un superávit comercial en los primeros cuatro meses de 2009 que fue el doble del registrado en el mismo período de 2008. Los tres principales socios de Brasil son ahora, por orden, China, Estados Unidos y Argentina. "(La Chine est devenue le premier partenaire commercial du Brésil [14]; Le Monde del 8 de mayo de 2009, “China es ya el primer socio comercial de Brasil”)
"De 2003 a 2018, las empresas chinas invirtieron 54.000 millones de dólares en Brasil en unos 100 proyectos (Ministerio de Planificación de Brasil). Sólo en 2017, las inversiones chinas ascendieron a casi 11.000 millones de dólares. En el primer trimestre de 2018, las exportaciones a China representaron el 26% de las exportaciones brasileñas, frente al 2% en 2000 (Ministerio de Desarrollo y Comercio Exterior de Brasil). Un bienvenido flujo masivo de capital para este país cuya economía se vio debilitada por una recesión histórica en 2015-2016 y una deuda pública que ha crecido enormemente en los últimos años". ("La Chine à la conquête du Brésil", “China a la conquista de Brasil”)
[10] Era el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento) el que distribía la financiación a las empresas beneficiarias de un régimen preferencial. Lula dirigía directamente el lobby, con algunos líderes del PT asociados a representantes empresariales.
[11] Los documentos divulgados por Wikileaks informan entre otras cosas que un equipo de formadores estadounidenses enseñó a alumnos brasileños (y también de otras nacionalidades) los secretos de "las investigaciones y sanciones en casos de lavado de dinero, incluyendo la cooperación formal e informal entre países, la confiscación de activos, métodos de recolección de pruebas, negociación de reclamaciones, el uso de la supervisión como herramienta y sugerencias sobre cómo abordar las organizaciones no gubernamentales (ONG) sospechosas de financiación ilícita". El citado informe concluye que "el sector judicial brasileño está claramente muy interesado en la lucha contra el terrorismo, pero necesita herramientas y entrenamiento para involucrar eficazmente a sus fuerzas. Wikileaks: " Wikileaks: EUA criou curso para treinar Moro e juristas [15]" (EEUU organizó cursillos para Moro y otros juristas". El artículo de Wikileaks citado es "BRAZIL: ILLICIT FINANCE CONFERENCE USES THE "T" WORD, SUCCESSFULLY [16]"..
[12] "A Lava Jato aos olhos dos americanos [17]". La operación "Lava Jato"según los norteamericanos.
[13] "FBI atua na “lava jato” desde o seu começo e se gaba da operação pelo mundo [18]" El FBI actúa en "Lava jato" desde el principio y alardea de ello por el mundo.
[14] WikiLleaks: Dilma, ministros e avião presidencial foram espionados pela NSA [19] "Dilma, ministros y avión présidencial fueron espionados por la NSA"
[15] Por ejemplo, los 77 ejecutivos de Odebrecht oídos por los tribunales denunciaron a 415 responsables políticos de 26 partidos (de 35) en 21 estados (de 26 en la Federación). Entre ellos, 5 ex presidentes de Brasil: José Sarney, Fernando Collor de Mello, Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. Temer también fue citado en muchas ocasiones, pero no podía ser acusado de actos anteriores a su mandato, según la Constitución. Durante su intervención, Marcelo Odebrecht afirmó que había pagado 100 millones de euros entre 2008 y 2015 al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), además de las contribuciones oficiales durante las campañas electorales. "Los ex presidentes Lula y Dilma Rousseff estaban al tanto de ese apoyo nuestro, aunque nunca pidieron dinero directamente", dijo. "Au Brésil, les ramifications du scandale Odebrecht [20]", Le Monde diplomatique, septiembre de 2017
[16] No se puede saber, claro está, cuánto tiempo durará este matrimonio forzado ni cuáles serán sus altibajos. Una cosa es cierta: a la primera potencia mundial le interesa no arriesgarse a una nueva distanciación de Brasil, que inevitablemente dejaría la puerta abierta una vez más a las intenciones de China de establecerse en Sudamérica, y a la posibilidad de que esto pueda suponer una amenaza directa y peligrosa para la supremacía norteamericana, económica pero sobre todo militar.
Sin embargo, no hay que olvidar que la operación "recuperar Brasil" fue gestionada esencialmente durante años por la administración de Obama. ¿Será capaz el impredecible Trump de no comprometerla? Además, aunque China ha recibido señales muy fuertes de Bolsonaro y de la administración Trump de que de que se le había acabado su relación privilegiada con Brasil, está claro que no se retirará completamente, ni mucho menos. En primer lugar, desde el punto de vista económico, eso es imposible porque tendría consecuencias dramáticas para la economía brasileña lo cual ni siquiera Estados Unidos puede desear. Además, es evidente que China no va a aceptar así como así su desalojo, como lo demuestra el hecho de que ya ha declarado candidata a adquirir empresas brasileñas que serán privatizadas por Bolsonaro.
[17] Ver igualmente, Movimientos sociales en Turquía y Brasil - La indignación en el corazón de la dinámica proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora [21]
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Después de dos meses, la cuestión de la catástrofe ecológica que amenaza nuestro planeta está en el centro de los debates en Bélgica. Con la marcha del 2 de diciembre del 2018 que había reunido a 75,000 personas en Bruselas, la movilización por el cambio climático ha alcanzado una escala sin precedentes. Ante el desprecio del gobierno y de los partidos políticos, obsesionados por maniobras patéticas que se preparan para las próximas elecciones de mayo, se han ampliado con una nueva marcha de 80,000 manifestantes en las calles de Bruselas el domingo 27 de enero.
Pero, la expresión más significativa de la indignación por la inacción de los partidos políticos es sin duda la ola de «huelgas escolares» espontaneas el jueves, iniciadas por las escuelas secundarias después del comienzo de enero de 2019 para ir a manifestarse a Bruselas. Iniciado por los alumnos de escuelas secundarias de Amberes, estas manifestaciones se han extendido rápidamente: Desde los 3000 estudiantes de la primera manifestación, ellos son más de 35,000 jóvenes el jueves 24 de enero, vienen también de Flandes y Valonia, mientras que las manifestaciones locales aún reunían a miles de estudiantes de secundaria en Amberes, Lieja o Namur.
La motivación central de estas movilizaciones de estudiantes es la falta de perspectiva que la sociedad ofrece frente a la degradación climática. Indignados por la inacción de los gobiernos, el movimiento quiere poner una «presión máxima sobre las autoridades» para que ellos tomen decisiones responsables ante a los problemas climáticos.
La indignación ante la inacción de los gobiernos está justificada, la inquietud de los jóvenes ante las perspectivas por su futuro como trabajadores también; llamar a una alternativa para esta sociedad que se enfrenta a la catástrofe es más que nunca necesaria y urgente.
Pero ¿Hay mucho que esperar de las «autoridades»? ¿No deberíamos de pensar primero en las razones más profundas sobre las causas razones que engendra el peligro que amenaza el futuro del planeta y de sus habitantes? Y ¿Qué combate deberíamos librar para evitar este peligro?
Para avanzar en los primeros elementos de respuesta a las cuestiones planteadas y para estimular la reflexión, publicamos dos artículos sobre la cuestión de la ecología. Mismos con fecha de 2009 y de 1990, siguen siendo actuales en lo que concierne al análisis sobre el fondo del problema ecológico y la perspectiva para seguir adelante.
Internationalisme, sección de la CCI en Belgique
Cumbre de Copenhague: para salvar el planeta, hay que destruir el capitalismo:
Conferencia mundial de La Haya: Sólo la revolución proletaria salvará a la especie humana
Crisis ecológica: ¿amenaza o mito?
https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2184/crisis-ecologica-amenaza-o-mito [27]
Medioambiente - El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental (I)
El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental (II) - ¿Quién es el responsable?
¿Salvar el planeta?: No, they can't! [No, no pueden]
El mito de la "Green Economy"
https://es.internationalism.org/revista-internacional/200907/2633/el-mito-de-la-green-economy [31]
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Una vez más, en la portada de los diarios aparece el miedo a nuevas crisis económicas mundiales. "Mercado bursátil: los bancos europeos muestran su peor desempeño desde 2011", "El motor descompuesto del comercio global", "Los bancos centrales poco preparados en caso de un nuevo choque", "¿Estará la caída del mercado bursátil y la crisis económica en el menú de 2019? ", etc.
Claramente, las condiciones de vida y de trabajo de millones de personas en todo el mundo van a empeorar. Oleadas de despidos, reducción del número de funcionarios, disminución de ayudas sociales, del subsidio por desempleo, deterioro de la atención médica, empobrecimiento de los jubilados, explosión de precariedad, flexibilidad y ritmos de trabajo más fuertes... este es el programa de la clase dominante para los años por venir. En definitiva, un escenario similar al de la década pasada, o peor.
La única pregunta real es: ¿qué nuevas mentiras van a inventar la burguesía y los medios de comunicación para ocultar la realidad de la bancarrota de su sistema?
En 2008, señalaron la irresponsabilidad de los bancos y la codicia de los especuladores donde los más enriquecidos sirvieron como chivos expiatorios (algunos incluso fueron encarcelados).
En 2008, utilizaron y abusaron de las alegorías para presentar la crisis económica como un cataclismo natural, fuera del control de la actividad humana: tormenta financiera, tsunami bancario ... induciendo la idea de impotencia ante la fatalidad.
En 2008, echaron pestes contra la globalización desregulada y los paraísos fiscales. Juraron con la mano en el corazón que los Estados iban a tomar en serio el control de esta "economía de casino".
En 2008, afirmaron que "vivimos más allá de nuestras posibilidades", que durante 60 años "hemos" incrementado de manera egoísta la deuda de los Estados, hipotecando así las vidas de nuestros hijos y las nuevas generaciones. Han culpado descaradamente a los empleados, a los jubilados, a los desempleados que, sin embargo, han visto, década tras década, que sus condiciones de vida se deterioran.
En 2008, prometieron que al apretar sus cinturones hoy y aceptando los "sacrificios necesarios" el futuro sería mejor. Justificaron de esta forma todos los peores ataques.
El capitalismo se basa en una relación social de producción. Las leyes económicas no caen del cielo. Las inversiones, los flujos de capital, las compras y ventas en el mercado de valores, las normas de competencia, toda la vida económica es una actividad humana.
El capitalismo es un sistema basado en la explotación de la fuerza de trabajo de los proletarios. Es la burguesía quien dicta sus leyes y sus reglas, a través de sus Estados, para su beneficio, con el único propósito de acumular capital. Es el proletariado, como clase, el que trabaja para producir riqueza y sobre el cual la clase capitalista extrae la plusvalía, es decir, un plus -trabajo robado legalmente por la burguesía.
El capitalismo es un sistema decadente. La Primera Guerra Mundial en 1914 marcó el final de su prosperidad histórica. De hecho, este sistema debe expandirse constantemente para vender cada vez más productos y evitar la sobreproducción en el mercado mundial. Pero el planeta tiene límites objetivos. En dos siglos, los siglos XVIII y XIX, el capitalismo conquistó, por colonización, todos los continentes. A principios del siglo XX, las principales potencias del capitalismo, en el corazón de la vieja Europa, terminaron de dividirse el mundo. No había ningún lugar nuevo en el mundo para conquistar. El planeta se convirtió inmediatamente en un campo de batalla entre las principales potencias para competir por las cuotas de mercado. Alemania – debido a que carecía de colonias – tuvo que embarcarse primero en la ofensiva de guerra, precisamente para apropiarse de los mercados de otros por la fuerza de las armas. Para Alemania, como para las otras potencias imperialistas, se trataba de "exportar o perecer" (según el grito de guerra de Hitler). Las dos guerras mundiales que ha vivido la humanidad fueron consecuencia de la exacerbación de estas tensiones comerciales e imperialistas.
Desde entonces, con la profundización de la crisis histórica del capitalismo, la guerra destruye el planeta a diario. Todos los Estados han concentrado en sus manos el conjunto de la vida social y económica con el fin de librarse de la competencia económica y militar más aterradora del mundo. Esto, en nombre de la "competitividad" de las mercancías. Uno de los medios utilizados es la deuda. Para respaldar sus economías nacionales, todos los Estados inyectan cada vez más cantidades astronómicas de dinero con préstamos, tasas de interés bajas, desregulación y otros montajes financieros.
Por eso, desde 2008, la deuda global ha crecido desmesuradamente. Según el FMI, a fines de 2007, ¡era de $ 184 billones!, ¡el 225% del PIB mundial! Sin tomar en cuenta todas las deudas relacionadas con activos podridos –el shadow banking– y a toda la economía subterránea que, a pesar del discurso de reforzamiento de los controles, no para de desarrollarse.
De hecho, la expansión de estas "finanzas en la sombra" es particularmente reveladora del impasse en el que el capitalismo cae inexorablemente. Todos los sucesivos G7, G8, G20 se han declarado en guerra contra estas prácticas dudosas. La falta de control estatal sobre esta parte de la economía mundial preocupa a toda la burguesía. Pero al mismo tiempo, es el producto inevitable de la política y la competencia entre los Estados: descargan dinero con tasas de crédito ultra bajas para sostener artificialmente a sus economías nacionales. Además, la economía real está saturada de mercancías no vendibles, la sobreproducción está en todas partes. Los inversores utilizan todos los medios para hacer crecer su capital, incluidos los métodos más especulativos: mercados bursátiles oficiales y los paraísos fiscales. Los propios Estados, atrapados en una implacable guerra comercial, están en el centro de estas prácticas. Las empresas nacionales más grandes se expanden con su bendición. Los Estados ignoran en gran medida el lavado de dinero proveniente de los mercados negros (prostitución, drogas, pero también, por ejemplo, en Francia, el trabajo no declarado que es el pilar de la competitividad en el sector textil) cuando no hay inversión directa.
La burguesía no tiene solución a la crisis insoluble de su sistema. Su mercado de deuda artificial no resuelve nada. Por el contrario, este prepara al capitalismo a explosiones cada vez más violentas.
Hoy en día, el crecimiento de la economía mundial real y el comercio mundial se están desacelerando. La situación en China es particularmente preocupante: el consumo y la producción industrial están a media asta, el país está experimentando la mayor burbuja inmobiliaria en su historia, las disputas comerciales con los Estados Unidos se exacerban.
La economía mundial está plagada de este tipo de campos minados, como, por ejemplo, los préstamos otorgados a estudiantes en los Estados Unidos para que estos futuros trabajadores precarios sean incapaces de pagar de vuelta, la deuda privada estadounidense (empresas y hogares) faraónica (150 % del PIB), la amenaza de un retorno de la inflación y, por lo tanto, el riesgo de ajuste monetario de los bancos centrales o las consecuencias del Brexit, o las políticas cada vez más proteccionistas de Trump, etc.
Por lo tanto, el capitalismo continuará hundiéndose inexorablemente en su crisis histórica, con agitaciones cada vez más violentas y devastadoras para la humanidad. La burguesía continuará mintiendo para ocultar que es su sistema en su conjunto el que está en bancarrota y no solo esta o aquella rama más podrida que las otras.
El futuro económico y social prometido por la burguesía es, por lo tanto, sombrío. Sin embargo, no tenemos que ver en la miseria solo miseria. El capitalismo es un sistema obsoleto, dividido en clases y naciones. Pero también ha engendrado dentro de ella una clase explotada mundial y un mercado global. Hoy en día, los proletarios, gracias al trabajo asociado, cooperan a escala mundial para producir las mercancías más pequeñas, incluso un simple lapicero. Forman una clase portadora de solidaridad y unidad internacional contra una clase burguesa que los explota en todos los países del mundo. La clase explotada lleva consigo la capacidad de organizarse mundialmente para derrotar al capitalismo y romper las cadenas de su explotación y los muros y alambres en las fronteras que dividen a toda la humanidad en naciones.
Eventualmente, el empeoramiento de la crisis económica y la miseria solo pueden empujar a millones de proletarios a luchar para defender sus condiciones de existencia. Solo cuando la clase explotada se moviliza masivamente en su propio terreno, contra el ataque del Capital, los proletarios pueden tomar conciencia de su identidad de clase y ser la única fuerza social capaz de poner fin a este sistema de explotación basado en la producción de mercancías y ganancia.
Pawel, 5 de enero de 2019.
El shadow-banking o finanzas en la sombra es “la migración de actividades a sectores no regulados” (Jean Tirole)
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La confrontación que desde años mantienen las facciones burguesas de la oposición y el chavismo en Venezuela, ha sufrido un salto cualitativo desde inicios de 2019. Se produce en un contexto de una agudización sin precedentes de la crisis económica y social, cuyo signo más evidente es el incremento de la miseria que vive gran parte de la población, pero también en un escenario donde se agudiza la rivalidad entre las grandes potencias en el cual también actúa la llamada “comunidad internacional”, unas dando su apoyo abierto al régimen de Nicolás Maduro, otras al proclamado presidente interino Juan Guaidó. Son los EEUU quienes han marcado la pauta, quienes tras reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela, han desatado una estrategia más intensa y de mayor amplitud que se propone sacar definitivamente a Nicolás Maduro del poder, cuya amenaza no excluye, tal como lo han planteado altos funcionarios y el mismo Donald Trump, una intervención militar de los EEUU, utilizando como justificación la “ayuda humanitaria”. Las reacciones de apoyo a Nicolás Maduro han venido sobre todo de países como Rusia y China, principales aliados del chavismo. No podemos excluir que la tensión actual desemboque en una guerra entre las grandes potencias, cada cual utilizando sus peones locales (Maduro y Guaidó); sin embargo, más que una confrontación militar directa entre las grandes potencias, el peligro potencial lo encierra la utilización de la población y los trabajadores como carne de cañón en una guerra entre bandidos, con el saldo de un mayor derramamiento de sangre. Los más de 40 muertos y la represión brutal sobre la población (más de 900 detenidos, solo en las dos últimas semanas de enero) son apenas una pequeña muestra.
Ante esta escalada de la confrontación entre las facciones burguesas de derecha e izquierda en Venezuela, que trasciende las fronteras de ese país, es importante y urgente llamar al proletario venezolano y mundial a comprender el peligro inminente de esta situación de una masacre en sus filas, a no cerrar filas con ninguna de las facciones internas o externas del capital, a mantenerse en su terreno de clase y a rechazar este engranaje infernal de caos y barbarie en que se hunde la región, expresión de la descomposición en que se sume el capitalismo[1].
La emergencia de Guaidó no surge de la nada; su aparición repentina ha sido preparada escrupulosamente por EEUU, con el apoyo de miembros de la oposición venezolana en ese país y países de la llamada comunidad internacional (Grupo de Lima, con la excepción de México), que apoyan la estrategia de EEUU contra el régimen de Maduro. La agresiva y decidida acción de EEUU contra Maduro se ha reforzado a nivel geopolítico ya que se apoyó en el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil (a cuyo triunfo hizo grandes aportes). No es por casualidad que la primera declaración conjunta de Mike Pompeo (secretario de Estado de EEUU en el acto de asunción de Bolsonaro) fue de luchar contra el “socialismo” y restablecer la democracia en Venezuela. De esta manera Venezuela queda bloqueada por sus fronteras más importantes, la del oeste por Colombia (principal aliado de EEUU en sur América) y del sur por Brasil. Varios países de la UE acaban de dar también su reconocimiento a Guaidó, aunque intentando desarrollar una política propia de intervención a través del llamado “Grupo de Contacto” que intenta debilitar la acción de EEUU.
Esta reacción enérgica de los EEUU y sus aliados en la región, aprovecha el telón de fondo creado por la emigración de venezolanos huyendo de la miseria y la barbarie impuesta por el régimen burgués de izquierda del chavismo-madurismo (la cual, según la ONU, ya supera los 4 millones de migrantes).La oposición venezolana se lanza a esta ofensiva contra Maduro (la misma, que debido a sus conflictos de intereses y a la descomposición en sus filas, abrió el camino para el ascenso del aventurero Chávez en 1999), aprovechando las protestas de indignación obrera y de la población, las cuales no tienen las fuerzas para enfrentar de forma cohesionada al régimen chavista y a los sectores burgueses de oposición, debido a la división creada por la confrontación política entre facciones del capital[2].
Los sectores de oposición, debilitados por los conflictos de intereses en su seno, ahora pretenden cohesionarse detrás de la figura de Guaidó, en otra aventura que consigue apoyo dentro de la población debido a la desesperación ocasionada por el hambre y la miseria. La actuación de la mayoría de la burguesía regional y mundial que ahora va contra Maduro, evidencia la hipocresía de las clases explotadoras, que ahora hablan de “respeto a la condición humana”, después de alabar al Chávez “defensor de los pobres”, que supuestamente logró “sacar de la pobreza e invisibilidad” a millones de pobres en Venezuela y repartía dádivas a la población gracias a los altos precios del petróleo, mientras consolidaba las bases para la barbarie que se vive hoy, enriqueciendo a las cúpulas militares y civiles que hoy defienden sus privilegios a sangre y fuego[3].
Por su parte, el régimen chavista se declara “socialista” y “revolucionario”, cuando en realidad lo que ha implantado en Venezuela es un régimen de capitalismo de Estado a ultranza, al estilo de los regímenes dictatoriales de Cuba, China, Corea del Norte o del llamado “socialismo árabe”[4]. El régimen se declaró en lucha contra el “neoliberalismo salvaje”, pero los efectos de su “socialismo” han sido igualmente devastadores para la población: la pobreza extrema alcanza al 61, 2% de la población y la pobreza medida por ingreso familiar al 87%, más del 10% de la población infantil sufre desnutrición severa, en 2017 murieron entre 5 y 6 niños por semana, por causas de malnutrición y enfermedades, entre 2017 y 2018 la hiperinflación superó el 1.000.000%, lo que ha pulverizado el salario, además de que el chavismo eliminó en la práctica las contrataciones colectivas, instaurando además un régimen represivo dentro de los centros laborales.
Estos modelos de gestión del capital como el régimen chavista son regímenes que nada tiene que ver con el comunismo por el que lucharon Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, quienes plantearon acabar con el Estado burgués (fuere gobernado por la derecha o la izquierda) y el fin de las leyes ciegas del modo de producción capitalista. Debemos tener presente que ni la izquierda del capital ni la derecha burguesa pueden dar salida a la crisis del capitalismo en descomposición: vemos por ejemplo cómo la derecha en Argentina, después de desplazar a los gobiernos de izquierda de los Kirchner, ahora está sumida en una crisis mucho peor que descarga sobre los trabajadores. Lo mismo sucederá con el gobierno de Bolsonaro en Brasil.
Tanto el chavismo y sus adláteres izquierdistas de la región y el mundo, así como las diferentes oposiciones de centro y derecha, han tratado denodadamente, esparciendo toda clase de mentiras y confusiones, de deformar, cuando no de querer borrar completamente, la herencia histórica y teórica del marxismo y las enseñanzas que han dejado las luchas de los trabajadores, bien cuando se autoproclaman “marxistas”, bien cuando se identifica al “socialismo siglo XXI” como “comunista”. Todas han intentado mantener su dominación de clase; ahora es el turno de la derecha y centro derecha, diciendo que hay que extirpar de Latinoamérica al “comunismo”, con el cual identifican al chavismo o al castrismo.
Como ya se ha mencionado, Guaidó ha sido promocionado por EEUU para lograr restablecer un control lo más estrecho posible sobre su patio trasero. China, con su penetración en América Latina y otros países del mundo, y ahora con el vasto programa llamado “Ruta de la Seda”, pretende no solamente una ampliación de los mercados a su alcance sino igualmente una implantación estratégica imperialista a escala mundial. Utilizando los medios económicos, China trata de lograr una red imperialista de dimensión mundial para deshacer el cerco que desde Obama EEUU había tejido a su alrededor (Japón, Corea del Sur, Filipinas, India etc.). En ese sentido las alianzas con Venezuela, Ecuador, Nicaragua etc., tienen mucha importancia para las ambiciones imperialistas de China. La “operación Guaidó” por parte de EEUU supone un contra - ataque que se suma a las posiciones ganadas en Argentina, Brasil y a la fidelidad tradicional de Colombia.
El primer paso de la operación imperialista de EEUU es el despliegue de la llamada Ayuda Humanitaria. Es el colmo del cinismo y la hipocresía que se utilice el hambre, la carestía de medicinas, la situación desesperada de millones de trabajadores y explotados en Venezuela para llevar la primera fase de su estrategia contra el régimen de Maduro. Los camiones que portan alimentos y medicinas y que se estacionan en el famoso puente de las Tienditas en la ciudad colombiana de Cúcuta son el equivalente de los misiles y los bombarderos. Con ellos, el imperialismo americano trata de poner en una posición incómoda a su rival imperialista chavista: rechazar la comida y las medicinas para la población hambrienta. Ambos, americanos y chavistas, los de Guaidó y los de Maduro, se muestran en su repugnante cinismo. Los primeros explotando el hambre de la población como arma de guerra, repitiendo una operación que en 1998-99 realizó Clinton en Serbia donde toneladas de alimentos fueron lanzados desde aviones para debilitar al régimen rival de Milosevic o una maniobra similar en Haití en 2004[5]. Los segundos, con Maduro a la cabeza, rechazando la ayuda demostrando con ello lo que es una evidencia: les importa un comino el hambre y los sufrimientos inenarrables de la población.
Maduro va a resistir lo más posible y, sin duda, China y Rusia harán lo imposible para respaldarlo. Hasta ahora el ejército y las fuerzas represivas han cerrado filas con el chavismo. Lo que ahora se pretende es ir debilitando esa adhesión “inquebrantable” del aparato militar-represivo hacia Maduro. Al llevar a cabo esta operación desestabilizadora el peligro de enfrentamientos armados se dibuja en el horizonte. Dados los envites imperialistas y el grado elevado de descomposición ideológica, política, económica y social que se desarrolla en Venezuela, existe un potencial real para acabar incluso en una guerra civil o, al menos, en una situación de sucesivas confrontaciones con repetidos baños de sangre, lo que provocará una espiral creciente hacia el caos y una multiplicación de enfrentamientos en todos los sentidos que pueden acabar colapsando el país y la región. Esta perspectiva es alimentada, además, por la información suministrada por el Observatorio Venezolano de la Violencia, en el sentido que existen en el país 8 millones de armas de fuego ilegales, además no hay datos precisos del número de armas en manos del hampa organizada, a lo que se suma la amenaza del gobierno chavista de entregar 500 mil fusiles a sus milicias.
El éxodo masivo de la población venezolana, hacia países de la región como Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Perú (con caravanas de caminantes similares a las que se producen desde Honduras a Estados Unidos) constituye también un factor de propagación del caos. Es un problema que no se puede subestimar y lo que responden las burguesías de los países más afectados lanzando campañas racistas y xenófobas concebidas como barrera contra el caos[6].
La crisis del capitalismo es indetenible, se nutre día a día de las propias contradicciones del régimen capitalista. Por ello, la salida a la crisis que viven los explotados solo será posible por la unión de los proletarios de Venezuela, la región y del mundo. En el actual período de descomposición del capitalismo, no hay país en el mundo que no esté amenazado de padecer la barbarie que se vive en Venezuela. Ni los populismos de izquierda ni de derecha, ni los defensores del neoliberalismo representan una salida.
Los trabajadores en Venezuela deben rechazar cualquier enrolamiento en las filas de las facciones en pugna, rechazando los cantos de sirena de la burguesía opositora convocando tras de su lucha a las masas explotadas; de la misma forma, no caer en las redes de los partidos, grupos y sindicatos de izquierda e izquierdistas que se oponen al régimen, como los del llamado “chavismo sin Chávez”, que pretenden implantar su versión burguesa de izquierda de un régimen de explotación similar al de Maduro.
Hemos visto que en Venezuela ha habido un gran número de protestas durante el régimen chavista. Solo en 2018 se contabilizaron más de 5,000 manifestaciones (un promedio de 30 protestas diarias), la mayoría de ellas para exigir derechos sociales como comida, agua, servicios y mejores salarios. Destacan en estos últimos años, las luchas de médicos y enfermeras, quienes se han atrevido a desafiar a las fuerzas represivas del Estado, pero también han mostrado una solidaridad muy propia de la clase, al identificarse con los pacientes que no tienen medicinas ni posibilidades de atención, llamando a la unidad con otros sectores, como los maestros y profesores. Sin embargo, estas luchas no han estado al margen de la penetración de las organizaciones sindicales y gremiales con el fin de controlarlas y sabotearlas, aunque es de destacar el hecho de que ha habido una tendencia a rechazar tanto al chavismo como a la oposición, para intentar ser más autónomos en sus luchas. Los trabajadores deben proseguir sus luchas contra el régimen de explotación burgués en su propio terreno. En su combate, los trabajadores deben intentar traer tras de sí a otras capas no explotadoras; solo el proletariado tiene la capacidad de transformar la indignación social en una verdadera propuesta política de transformación social.
Las organizaciones revolucionarias que se reivindican de la izquierda comunista, así como las minorías más politizadas de Venezuela, la región y el mundo, debemos llamar al desarrollo de un movimiento sobre bases proletarias de solidaridad y lucha con las masas explotadas que viven situaciones como la venezolana en cualquier parte del orbe. El proletariado mundial tiene la respuesta a esta perspectiva de hundimiento en la barbarie; por eso, debe defender con uñas y dientes su autonomía de clase que supone rechazar a todos los bandos en conflicto y afirmar sus propias reivindicaciones como clase; luchar por la unidad de todos los trabajadores debe edificarse en torno a la consigna: ¡Nativa o Extranjera, la Misma Clase Obrera!
Corriente Comunista Internacional 12-2-19
[1] Para comprender en profundidad y en su alcance histórico, esta noción, “descomposición del capitalismo”, ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [12]".
[2] Ver https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201709/4233/crisis-en-venezuela-el-proletariado-expuesto-a-la-miseria-al-caos-y-l [38]
[3] Ver /content/3694/un-proyecto-de-defensa-del-capital-un-gran-engano-para-las-masas-empobrecidas [39]
[4] Hemos denunciado en numerosas ocasiones la Gran Mentira del siglo XX que es el supuesto “comunismo” de países como la URSS, China, Cuba, Corea del Norte. Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2119/la-experiencia-rEEUU-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [40] , También Cinco preguntas sobre el comunismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [41] y https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200911/2684/a-20-anos-de-la-caida-del-estalinismo-la-urss-fue-capitalismo-de-esta [42]
[5] Ver Tras las grandes operaciones «humanitarias», las grandes potencias desencadenan la barbarie imperialista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201106/3145/situacion-internacional-tras-las-grandes-operaciones-humanitarias- [43] , Haití: Detrás de la “ayuda humanitaria”, hipocresía burguesa y confrontación imperialista, https://es.internationalism.org/internacionalismo/201003/2776/haiti-detras-de-la-ayuda-humanitaria-hipocresia-burguesa-y-confrontaci [44]
[6] Ver Migraciones en Latinoamérica: solo el proletariado puede parar la barbarie del capitalismo en descomposición, https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [45]
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Por cuarto año consecutivo la esperanza de vida en los Estados Unidos ha disminuido. "Esta es la primera vez que vemos una tendencia a la baja desde la gran epidemia de gripe de 1918" – según Robert Anderson, jefe de estadísticas de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas de Salud. Las causas: la plaga de sobredosis de droga que mató a cerca de 70.000 estadounidenses en el 2017, signo de un suicidio colectivo ante una sociedad sin futuro, pero también, de una pobreza devastadora; además, de una contaminación que causa la explosión de enfermedades respiratorias y del sistema nervioso central, de una dieta industrial cercana a un envenenamiento masivo, y, también, de un sistema de atención deteriorado... Los Estados Unidos no son la excepción, una gran parte de los países desarrollados están también preocupados. Todos los estudios recientes apuntan a "una disminución significativa de la esperanza de vida en doce países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)".
Se trata de un símbolo de la dinámica mortífera del capitalismo. Mientras que el conocimiento científico continúa desarrollándose, y que los recursos técnicos y tecnológicos crecen continuamente, el capitalismo impone a la humanidad una división del mundo en naciones y clases, establece relaciones sociales de producción basadas en la explotación, y realiza un confinamiento de la actividad humana en la búsqueda de beneficio por medio de la competencia de todos contra todos. Este sistema es hoy obsoleto. Pero, para perdurar, hace agonizar a toda la humanidad.
En América Central y del Sur, la miseria y la violencia son tales que miles de personas huyen y se unen para protegerse mutuamente. Solidarios, forman caravanas para caminar miles de kilómetros desde Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica... cruzando todo México hacia los Estados Unidos enfrentando miles de peligros. Los que llegan a la frontera de los Estados Unidos se enfrentan con un muro, alambre de púas, un ejército autorizado a disparar, milicias fanáticas y asesinos, para luego... ¡caer en los campos de detención![1] En diciembre, dos niños de 7 y 8 años murieron por deshidratación, en el corazón de los campos norteamericanos, ¡sobre los brazos de sus padres!
"Se cuentan hoy en día entre setenta y setenta y cinco muros construidos o anunciados para construir en todo el mundo, que se extienden a lo largo de aproximadamente 40,000 kilómetros", dice Élisabeth Vallet, politóloga canadiense de la Universidad de Quebec en Montreal. Un mundo hecho de paredes y alambre de púas es a lo que conduce esta sociedad en descomposición.
En Francia, frente al desarrollo de la pobreza, una parte de la población reaccionó gritando su ira. El movimiento de "chalecos amarillos" agrupó – detrás de una pequeña burguesía aplastada y agotada– unos pocos cientos de miles de trabajadores precarios, desempleados, jubilados, pero también artesanos y agricultores. Reuniéndose en las rotondas, los peajes de las autopistas, en algunos estacionamientos, instalaron carpas, hicieron barbacoas, etc. En los últimos días, entre Navidad y Año Nuevo, hubo una sensación palpable entre estos grupos –dispersos por un puñado de unas pocas docenas de personas – de estar juntos para calentarse, para mantenerse unidos. Hay algo en común con las caravanas de migrantes de América Central: la necesidad de agruparse en un mundo en decadencia. Sin embargo, en estas rotondas también había banderas tricolores, se cantaba la Marseillesa, se realizaban discusiones encerradas en la afirmación de la "iniciativa ciudadana del referéndum", además, existía un temor o incluso un rechazo a los "migrantes". La derogación de la ley del "matrimonio para todos", que permite a los homosexuales casarse desde 2013, es incluso uno de los reclamos más populares entre los "chalecos amarillos". De hecho, este movimiento subraya una vez más el impasse del interclasismo[2]. Si el proletariado no desarrolla su lucha de manera autónoma con sus métodos (especialmente las asambleas generales soberanas), si no establece sus propias demandas sobre el terreno económico ante el deterioro de sus condiciones de vida y de trabajo y, en fin, si no establece su perspectiva política (el derrocamiento del capitalismo y sus Estados), toda la ira de la población estará condenada a perderse en protestas estériles, o peor, estará portando los estigmas más nauseabundos de esta sociedad (nacionalismo, racismo, homofobia, violencia ciega ...).
El proletariado mundial, y más particularmente el de Europa, tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros. Debido a la inexorable agravación de la crisis económica mundial, los trastornos por venir[3] generarán cada vez más miseria e ira.
Depende del proletariado asumir la tarea histórica de organizar y dirigir la lucha de las masas, depende del proletariado derrocar al capitalismo y abrir a toda la humanidad una perspectiva distinta a la del capitalismo decadente y bárbaro: una sociedad sin clase ni nación, sin explotación ni guerra. Para ello, el proletariado debe recuperar la confianza en sus propias fuerzas. Su historia prueba que él es capaz de hacerlo. Ya ha sacudido a la burguesía muchas veces[4]. La memoria de todas estas experiencias es absolutamente vital para el futuro. ¡Porque el futuro pertenece a la lucha de clases!
Jacques, 4 de enero de 2019
[1]Leer en el sitio nuestro artículo: “Migración en América Latina: solo el proletariado puede detener la barbarie del capitalismo en descomposición.”. https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [45]
[2]Leer en el sitio nuestro artículo sobre el movimiento de los “chalecos amarillos” así como nuestro suplemento en el sitio Web. https://es.internationalism.org/content/4381/chalecos-amarillos-violencia-policial-disturbios-guerrilla-urbana-saqueos-la-verdadera [50] y https://es.internationalism.org/content/4375/movimiento-de-los-chalecos-amarillos-contra-los-ataques-de-la-burguesia-el-proletariado [51]
[3]Leer en el sitio Web en francés nuestro artículo sobre la crisis económica. https://fr.internationalism.org/content/9832/crise-economique-mondiale-pire-encore-devant-nous [52]
[4]Ver el Manifiesto de nuestro 22º Congreso sobre la revolución de octubre de 1917, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [53] ; así como, los documentos sobre el centenario de la tentativa revolucionaria del proletariado en Alemania: https://es.internationalism.org/content/4376/revolucion-en-alemania-hace-100-anos-el-proletariado-hizo-temblar-la-burguesia [54] y https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [55]
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Saludamos el esfuerzo que representa el texto que publicamos a continuación. Escrito por un joven compañero en discusión con nosotros es una contribución a que los obreros más avanzados de Chile y de otros países conozcan mejor la historia de su clase y el combate que esta lleva desde hace 3 siglos. El proletariado mundial avanza a base de luchas, experiencias y de errores, múltiples errores. Su fuerza no está en un programa perfecto, elaborado de una vez y para siempre, sino en su capacidad crítica de sacar lecciones de sus errores y derrotas. Es lo que señalaba Engels en el prólogo a la edición alemana del Manifiesto Comunista de 1890: “Marx ponía toda su confianza en el desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera”[1]. Con el consenso del compañero hemos añadido algunas notas explicativas.
Desde principios del siglo XX las luchas obreras en Chile empezaron a nacer en respuesta a las malas condiciones de vida que existían en esa época (y que actualmente siguen existiendo, pero bajo otras formas). Hay que aclarar que en esa época existía algo llamado “la cuestión social”[2], que prácticamente era una gran crisis social en donde la clase obrera en esa época vivía en condiciones extremadamente paupérrimas, existía un gran malestar, mientras la elite económica vivía con grandes lujos.
Fueron grandes movilizaciones y huelgas principalmente en los centros mineros, puertos y ciudades en donde empezó el gran estallido de acciones obreras, que poco a poco permitió que la conciencia de las masas se fuera forjando cierto nivel de conciencia política con una ideología definida, este nuevo despertar político de la conciencia se vería en su máxima expresión con la creación del partido socialista obrero chileno (luego en 1922 se llamaría partido comunista de Chile) en 1912,fundado por Luis Emilio Recabarren y otros 30 obreros salitreros.
Al comenzar el siglo XX los trabajadores chilenos no tenían ningún tipo de legislación social o laboral que los favoreciera o les brindara protección. Fueron ellos mismos, a través de las mutuales, las sociedades de resistencia y las mancomunales, quienes se organizaron para proteger a sus asociados y fomentar la solidaridad proletaria[3].
Al principio estas organizaciones obreras eran controladas por el partido demócrata, sin embargo, poco a poco fueron influenciadas por ideologías más revolucionarias que provenían del partido socialista obrero chileno.
En 1910, ya había más de 400 organizaciones mutualistas y un número creciente de sindicatos de trabajadores de la metalurgia, de empleados ferroviarios y tipógrafos, entre otros. La celebración del 1 de mayo (día mundial del trabajador) fue, año a año, creciendo en convocatoria popular, para llegar a reunir, en 1907, a más de 30 mil personas en las calles de Santiago.
Entre 1902 y 1908, hubo alrededor de doscientas huelgas y la falta de respuestas positivas por parte de las autoridades, provocó una escalada de movilizaciones sociales. La huelga portuaria de Valparaíso [57], en 1903, la huelga de la carne, en Santiago, el año 1905, y la masacre de la escuela Santa María de Iquique [58], en 1907, son ejemplos de las primeras gestas reivindicativas del movimiento social chileno. En ellas hubo participación no sólo de obreros y artesanos, sino también de sus mujeres e hijos. Sin embargo, la masacre producida en Iquique frenó esta ola de huelgas.
Esta última huelga donde participaron los mineros del salitre en 1907 fue uno de los más claros ejemplos de la tendencia a la huelga de masas de la que hablaba Rosa Luxemburgo como nueva característica de la lucha obrera en la decadencia del capitalismo[4], donde pese a que empezó siendo una huelga y movilización de los mineros a medida que se acercaban a la ciudad se fueron sumando otros sectores, como los carpinteros, los obreros de la construcción, entre otros. Siendo una de las huelgas obreras más importantes que ha existido en la historia de este país.
Otras huelgas también importantes son:
1901- Huelga de la mancomunal de Iquique.
1902- Huelga de la Sociedad de los Tranviarios en Santiago y paralización de faenas de los mineros de Lota.
1903- La represión sobre los estibadores de Valparaíso y la huelga de los obreros del carbón y de las mancomunales salitreras de Tocopilla.
1905- “Huelga de la carne” en Santiago para exigir que se quitaran los impuestos al ganado que llegaba de Argentina y, en general, para protestar por el alza del costo de la vida.
1906- Huelga de Antofagasta, en que participaron los trabajadores del ferrocarril a Bolivia, los obreros del puerto y los trabajadores de las salitreras, pidiendo aumento de jornales.
En cambio, las organizaciones laborales que se empezaron a crear en esa época son:
- Las mutuales
Eran sociedades de socorros mutuos, en la que sus integrantes se ayudaban entre sí para acceder a los beneficios económicos, sociales y educacionales que el Estado no les concedía. Eran financiadas por los propios obreros, suministraban medicamentos gratis y una pequeña ayuda monetaria.
- Las mancomunales
Fueron centros de vida social y cultural que tuvieron su origen en las minas y puertos del norte; además, iniciaron las luchas en contra del sector patronal, exigiendo reformas en las relaciones de trabajo.
- Las sociedades de resistencia y los sindicatos
Eran formas de organización popular cuyos métodos de lucha consistían en el sabotaje y la huelga y exigían mejores salarios y condiciones de trabajo.
Muchas de estas organizaciones se agruparon en la Federación Obrera de Chile (FOCH). Además, surgieron partidos políticos de izquierda que defendían los intereses y derechos de los trabajadores. Mediante manifestaciones públicas y huelgas, los trabajadores expresaban sus quejas ante el Estado.
La reacción de los distintos gobiernos frente a estas movilizaciones fue la represión y solo años más tarde se elaboraron leyes para responder a estas demandas sociales, que, aunque tuvieron escasa significación y contribuyeron muy poco en la solución de los problemas de fondo, fueron el inicio de un proceso de mejoramiento gradual de sus condiciones de vida.
Aunque el movimiento obrero chileno como tal no empezaría hasta principios del siglo XX hay varias cosas de la que debemos recalcar y que, lo más importante, nos sirve para sacar experiencias para el futuro.
Una de las cosas más importantes aquí es el hecho de la auto -organización de la clase obrera, aunque los sindicatos, mutuales, mancomunales y sociedades de resistencias al principio pertenecieron a la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida desde la entrada en decadencia del capitalismo se convirtieron en organismos completamente anti -obreros, es más, desde el principio esas organizaciones fueron controladas por los partidos demócratas y liberales de la época, los proletarios nunca pudieron desarrollar una política de autonomía de clase que los llevara, en una situación revolucionaria a la constitución de Consejos Obreros debido a que (A diferencia de la clase obrera europea) no poseía el mismo nivel de conciencia ni experiencia política, por lo cual se dejaban engañar por las organizaciones legales impuestas por el estado y los partidos políticos del régimen.
El proletariado es una clase internacional con el mismo interés en todos los países. Esta realidad histórica se ha expresado en sus filas con la POSICION INTERNACIONALISTA (los proletarios no tienen patria, contra toda guerra imperialista, por la solidaridad mundial de las luchas obreras etc.), con los intentos de coordinación y unificación internacional de sus luchas y con la solidaridad internacional entre proletarios de diferentes países.
A nivel de sus organizaciones comunistas esta naturaleza internacional se ha expresado no solamente en la posición programática del INTERNACIONALISMO sino igualmente en los esfuerzos por darse una ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL UNIDA Y CENTRALIZADA.
La Liga de los Comunistas buscó esta estructura internacional, aunque su corta duración (1847-1852) no le permitió conseguirlo. La Primera Internacional se concibió como un órgano unitario de las diferentes organizaciones obreras y se dotó de un instrumento de centralización internacional -el Consejo General- que fue combatido por el federalismo anarquista y por las intrigas y conspiraciones de Bakunin[5]
En la Segunda Internacional (1889-1914) se da una federación de partidos socialistas organizados en cada país. Este retroceso parcial era debido a que el proletariado tenía tareas en cada país de obtención de mejoras y reformas duraderas y podía apoyar el desarrollo capitalista contra la resistencia de las clases feudales. No obstante, la lucha por una organización internacional se manifestó en la constitución de la Segunda Internacional y en la formación del Buró Socialista Internacional en 1900.
La Tercera Internacional se levanta contra la capitulación nacionalista de los partidos socialistas que en su gran mayoría apoyan la barbarie de la Primera Guerra Mundial Imperialista (1914-18). Solamente la Izquierda de la Segunda Internacional formada por los grupos alrededor de Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Pannohoek etc., lleva un combate heroico e intransigente contra la guerra, por la revolución proletaria mundial y, en coherencia con ello, por el desarrollo de las posiciones programáticas y organizativas necesarias para ese combate. Lenin es el más claro en este combate y quien más lucha por la constitución de una nueva Internacional basada en los principios revolucionarios. Tropieza sin embargo con la confusión y resistencia de los internacionalistas de los otros países y también con debilidades en su propio partido, el bolchevique. Finalmente, la Tercera Internacional consigue constituirse en marzo de 1919, aunque es demasiado tarde, pues ya la tentativa revolucionaria del proletariado de Berlín en enero de 1919 ha sido aplastada y ha comenzado la revolución en Hungría.
Respecto a Chile, al principio, los obreros más combativos y conscientes se sumaron al Partido Demócrata. Este fue fundado en 1887 por disidentes del Partido Radical. Su ideología era muy ambigua pues se proponía “la emancipación social, política y económica del pueblo” (artículo 1 del Programa del Partido Demócrata, 1889). No tenía un concepto real de clase obrera. Encontró mucho apoyo en medios obreros, aunque poco a poco en éstos se desarrolló una toma de conciencia. Expresiones de ésta fueron la gran huelga de Iquique y otras que hemos hablado. Esta toma de conciencia se plasmó en tentativas de darse una organización política de clase lo que desembocó en la constitución del Partido Obrero Socialista, uno de cuyos principales animadores fue Luis Emilio Recabarren. Este Partido representa un claro avance a nivel de expresión de la conciencia de clase, pese a lo cual, mantiene ciertas confusiones, pues por ejemplo, el programa que adopta en 1912 dice: “El Partido Obrero Socialista expone que el fin de sus aspiraciones es la emancipación total de la Humanidad, aboliendo las diferencias de clases y convirtiendo a todos en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes, y la implantación de un régimen en que la producción sea un factor común y común también el goce de los productos”.
Sin embargo, el POS es uno de los pocos partidos socialistas (junto a los bolcheviques, los tribunistas holandeses y los partidos de Serbia y Bulgaria) que condenan rotundamente la guerra imperialista de 1914 y denuncian la traición de la gran mayoría de partidos socialistas. Por su parte, Recabarren, obligado a exiliarse, apoya los esfuerzos internacionalistas y participa en la formación del Partido Socialista Internacional en Argentina en 1918, el cual sostuvo de forma entusiasta la revolución de 1917 en Rusia, trató de desarrollar un programa revolucionario y fue uno de los pioneros en la orientación comunista internacionalista y revolucionaria.
En el POS se dan muchas dudas entre la orientación reformista vinculada a los partidos de la Segunda Internacional y la bandera revolucionaria internacionalista que había levantado la Tercera Internacional. Esto lleva a que su adhesión a esta última es muy tardía, en 1922, y cuando esta última ya está degenerando gangrenada por la presión del Estado ruso que se orienta cada vez más hacia la reconciliación con el orden capitalista mundial, por el oportunismo que está corroyendo al Partido Bolchevique, todo lo cual se concentra en la degeneración oportunista que sufre la Tercera Internacional y que se plasmará en las resoluciones adoptada en su 4º Congreso celebrado precisamente en 1922.
Esto hará que el Partido Comunista de Chile se constituya sobre las bases del oportunismo y sea uno de los que más empuje dentro de la Tercera Internacional en degeneración hacia la plena integración en el capitalismo como su ala izquierda.
[2] Ante el empuje de las luchas obreras en todo el mundo y, sobre todo, el esfuerzo de organización y de conciencia que desarrollaba el proletariado en numerosos países y que se plasmó entonces en la formación de partidos de masas y de sindicatos (que en esa época eran armas de la clase obrera), desde finales del siglo XIX los medios burgueses hablaron ampliamente de la “cuestión social” lo que no expresaba ninguna preocupación real sobre las condiciones de vida de los obreros (más allá de las buenas intenciones de algunos) sino una inquietud de que el proletariado pudiera acabar tomando una vía revolucionaria, como habían mostrado la Comuna de París en 1871 y la formación, primero de la Primera Internacional (1864-1876) y después de la Segunda Internacional (1889-1914). Hasta una institución tan reaccionaria y enemiga de los obreros como la Iglesia Católica simuló ponerse “a favor de los obreros” con la encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891)
[3] Estas organizaciones eran posibles en las condiciones del periodo ascendente del capitalismo y fueron un gran esfuerzo de solidaridad proletaria. En la decadencia del capitalismo, iniciada en 1914, con la creciente tendencia totalitaria de los Estados, estos lograron absorber y utilizar al servicio del capitalismo esas organizaciones creadas por los obreros, vaciándolas de todo contenido de clase y eliminando progresivamente en su seno todo vestigio de solidaridad. Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera (en papel, se puede pedir a nuestra dirección mail: espana@internationalism.org [60]) así como nuestro artículo Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [61]
[4] Ver el libro clásico de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [62] . Igualmente, Notas sobre la huelga de masas, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198110/928/notas-sobre-la-huelga-de-masas [63] , La huelga de masas de 1905 abre las puertas a la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari [64] ; El gran descontento obrero de 1910-14 (Gran Bretaña), https://es.internationalism.org/cci-online/201109/3197/huelga-de-masas-en-reino-unido-el-gran-descontento-obrero-1910-14 [65] ; Huelga de masas en Polonia: se ha abierta una nueva brecha, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha [66] ; Egipto, el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [67]
[5] Para comprender las fechorías de Bakunin ver La lucha de la Primera Internacional contra la Alianza de Bakunin, Revista Internacional nº 84, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [68]
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Ofrecemos la introducción a la discusión de 6 Reuniones Públicas que la CCI ha celebrado en Francia (París, Lille, Toulouse, Marsella, Lyon y Nantes) en respuesta al peligro que representa el movimiento interclasista reaccionario de los Chalecos Amarillos[1]. En la segunda parte, presentamos una síntesis de las principales cuestiones debatidas en dichas Reuniones Públicas.
Esta intervención de la CCI evidencia nuestro compromiso con la lucha del proletariado, el cual no consiste solamente en apoyar las luchas sino también en denunciar aquellas que por su naturaleza interclasista y reaccionaria significan un peligro para el proletariado y para el porvenir del género humano.
Introducción a la discusiónLa idea generalizada, tanto en los medios de comunicación de la burguesía como en algunos partidos políticos, es que el movimiento del "chaleco amarillo" es una nueva manifestación de la lucha de clases, algo comparable a la huelga general del 68 de mayo. En realidad, este movimiento cubre una amplia gama de demandas, desde la cancelación del impuesto sobre el combustible y las desgravaciones fiscales hasta el aumento del salario mínimo y/o de las pensiones.
Por eso, entre los "chalecos amarillos", hay tanto pequeños empresarios como trabajadores que se han ido sumando a este movimiento de cólera contra los ataques del gobierno de Macron. Por eso este movimiento es interclasista. Los proletarios se ahogan en este magma sin forma. A pesar de sus demandas proletarias contra el declive de su poder adquisitivo, no se movilizaron en un terreno de clase, como miembros de la clase obrera sino como ciudadanos franceses. Este movimiento de "chaleco amarillo", como tal, se desarrolló desde el principio en un terreno opuesto al de la clase obrera, tanto en sus métodos de lucha como a través de ciertas demandas ajenas al proletariado. Este movimiento está en el extremo opuesto de la meta histórica del movimiento proletario: la lucha por el derrocamiento del sistema capitalista que abre la perspectiva de la abolición de la explotación y la esclavitud asalariada.
El desarrollo del capitalismo no ha hecho desaparecer las capas intermedias, situadas entre las dos clases fundamentales de la sociedad: el proletariado y la burguesía. Estos estratos sociales están compuestos por pequeños artesanos, pequeños empresarios, profesiones liberales y sectores del campesinado que se han movilizado contra su empobrecimiento y el deterioro de sus condiciones de vida. El objetivo de estos estratos intermedios, y su única perspectiva, es pedir al Estado que mantenga los medios que les permitan seguir viviendo de su pequeña empresa, desarrollar un lugar mejor para sí mismos en la sociedad capitalista.
Estas capas intermedias, al no estar integradas en el trabajo social, no están interesadas en la abolición del capitalismo. No es lo mismo para el proletariado, cuya condición fundamental es vender su fuerza de trabajo a la clase burguesa, ya que esta fuerza de trabajo es la única "riqueza" que permite a los proletarios sobrevivir en un mundo dominado por la producción de bienes[2].
Para el proletariado, no se trata de mendigar nada al Estado capitalista, sino de luchar contra su explotación y por la defensa de sus condiciones de vida constantemente atacadas por el capital con el agravamiento de la crisis económica. El desarrollo de sus luchas, la generalización de su lucha, su unificación, son un verdadero trampolín para sentar las bases del derrocamiento del capitalismo y para establecer una nueva sociedad libre de explotación y de todas sus consecuencias: barbarie, guerras, descomposición y caos social. Para el proletariado, su horizonte es el futuro, no los mezquinos intereses inmediatos de la pequeña burguesía.
Las luchas del proletariado se basan en una realidad material: el trabajo asociado. Esta asociación de trabajo es el marco del cual la clase obrera saca su fuerza como clase social antagónica a la burguesía. Sus métodos de lucha son producto de esta asociación. Las asambleas generales, la organización del proletariado en comités de lucha, comités de huelga, consejos obreros son la expresión de esta asociación. La clase obrera en sus luchas está organizando y desarrollando conscientemente un proyecto social que será "una asociación de productores donde el libre desarrollo de cada individuo es la condición para el libre desarrollo de todos" como dice el Manifiesto Comunista.
El movimiento del "chaleco amarillo" está lejos de esta perspectiva porque lo que lo domina es la necesidad de ser reconocidos como buenos ciudadanos franceses. Para los pequeños empresarios con chalecos amarillos, la principal razón de su enojo es la necesidad de enfrentarse a las grandes empresas capitalistas que los están sofocando, la voluntad de luchar contra los aumentos de impuestos que están ahogando a sus pequeñas empresas. Estamos lejos de la realidad proletaria, lejos del trabajo asociado. A diferencia del proletariado, las capas sociales intermedias, especialmente la pequeña burguesía, no tienen un proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad; son fundamentalmente conservadoras e incluso reaccionarias.
Los trabajadores que se han dejado arrastrar en este movimiento, remolcados por los pequeños patrones, no luchan en su terreno de clase. Como resultado, están inevitablemente atrapados en la ideología burguesa, en ideologías reaccionarias y anti proletarias como el nacionalismo, la xenofobia, el racismo antiinmigrante, hasta tal punto que entre las 42 reivindicaciones iniciales de los "chalecos amarillos" se encuentra la demanda de expulsión de los inmigrantes ilegales, con la repugnante y populista idea de que no queremos que nuestros impuestos se utilicen para acoger a todos los inmigrantes que huyen de la pobreza absoluta y la barbarie de la guerra en su país de origen. Por lo tanto, no es casualidad que el movimiento del "chaleco amarillo" fuera apoyado desde el principio no sólo por todos los partidos de derecha, sino también por Marine Le Pen, el antiguo Frente Nacional. A diferencia del movimiento interclasista de los "chalecos amarillos", debemos recordar aquí que la clase obrera es una clase de inmigrantes y que su lema es: "Los proletarios no tienen patria". Trabajadores de todos los países, uníos".
Este movimiento interclasista se presenta en realidad como una revuelta popular, es la cólera del "pueblo francés" la que se expresa. Todos estaríamos unidos porque seríamos el pueblo francés. En las rotondas y en las demostraciones de "chalecos amarillos" se oye cantar La Marsellesa detrás de la bandera nacional. Sin embargo, debemos decir alto y claro que la bandera tricolor es la de los Versalleses, la horda que masacró la Comuna de París[3], mientras que los comuneros habían reemplazado la bandera tricolor de la Revolución de 1789 por la bandera roja, que se había convertido en el símbolo del movimiento obrero y del internacionalismo. La referencia histórica de los "chalecos amarillos" es, en efecto, la Revolución Francesa de 1789, donde la revuelta popular de los "sans culottes" contra el hambre había permitido a la burguesía, asfixiada por los impuestos, tomar el poder político y deshacerse de la nobleza que tenía el privilegio de no pagar impuestos.
A diferencia de la revolución francesa de 1789, la nueva clase explotada que apareció en las ruinas de la sociedad feudal, el proletariado, ya no puede aliarse con los estratos sociales que también son víctimas del aumento de sus impuestos. Desde el comienzo del movimiento obrero, el proletariado tuvo que afirmar su autonomía de clase para defender sus propios intereses de clase revolucionarios con sus propios métodos de lucha en relación con su proyecto histórico: el comunismo. Este proyecto revolucionario ya estaba contenido en la revuelta de Canuts en 1830, en los días de la insurrección de junio de 1848 o en la Comuna de París en 1871.
Recordemos que Marx, hace 150 años, identificó la insurrección de junio de 1848 en París como la primera manifestación de la autonomía de la clase destinada a convertirse en sepulturera del capitalismo, y esto en un momento en que el trabajo asalariado aún no se había generalizado.
A mediados del siglo XIX, la burguesía tuvo que seguir completando su revolución eliminando los viejos restos del feudalismo y estableciendo un sistema de democracia parlamentaria. Sin embargo, ante la gran crisis económica de 1847, las masas populares de las ciudades y del campo se enfrentaron al hambre, que provocó una serie de levantamientos de las masas urbanas de proletarios o semiproletarios en París, Berlín, Viena y otras ciudades. Como subrayaba el Manifiesto Comunista, el proletariado ya se había convertido en una fuerza distinta de otros estratos sociales.
En febrero de 1848, los trabajadores parisinos habían sido la principal fuerza detrás de las barricadas, en el levantamiento que derrocó la monarquía de Luis Felipe y estableció la República. Pero en los meses siguientes, el antagonismo entre el proletariado y la burguesía "republicana" se había vuelto abierto y agudo, ya que la nueva clase explotadora había dejado claro que no podía hacer nada para aliviar la miseria económica de los trabajadores. La resistencia del joven proletariado parisino se había materializado en la confusa demanda del "derecho al trabajo", cuando el gobierno decidió cerrar los Talleres Nacionales que se habían creado para proporcionar a los trabajadores un mínimo de alivio del desempleo.
Sin embargo, como Marx afirmó en 1850 en su libro La lucha de clases en Francia[4], bajo el lema del "derecho al trabajo", se expresaron los inicios de un movimiento para la supresión de la propiedad privada. La burguesía era consciente de este peligro: cuando los obreros parisinos levantaron barricadas, armas en mano, para defender los Talleres Nacionales, el levantamiento fue reprimido con la mayor ferocidad. En realidad, lo que la burguesía quería al provocar este levantamiento era quitarle las armas al proletariado. Como escribió Marx en dicho libro: " los obreros, con una valentía y una genialidad sin ejemplo, sin jefes, sin un plan común, sin medios, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al ejército, a la Guardia Móvil, a la Guardia Nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias. Y es sabido que la burguesía se vengó con una brutalidad inaudita del miedo mortal que había pasado, exterminando a más de 3.000 prisioneros".
Esta primera derrota sangrienta del proletariado demostró implacablemente el fin de una ilusión, una utopía, la ilusión de que la República burguesa podría aliviar el sufrimiento de la clase explotada. Los días de la insurrección de junio de 1848 revelaron claramente la inexorable confrontación entre dos clases sociales con intereses totalmente opuestos. También revelaron que, a diferencia de la revolución de 1789, el proletariado se separó de otras capas sociales para afirmarse como clase independiente y como la única fuerza revolucionaria de la sociedad. El Manifiesto Comunista se convirtió entonces en el programa revolucionario del proletariado, aunque en 1848, como dice Marx, las condiciones para la revolución aún no estaban maduras.
Por lo tanto, la autonomía de clase del proletariado significa su independencia de las otras clases de la sociedad. Esta autonomía constituye una CONDICIÓN INDISPENSABLE para la acción revolucionaria de la clase explotada. Por eso la referencia de los "chalecos amarillos" a la Revolución de 1789 y su nostalgia por esta revolución del "pueblo francés" con sus libros de reclamaciones, conservados en su momento por los sacerdotes de las parroquias católicas, es totalmente reaccionaria. Frente a la revuelta popular de los "chalecos amarillos", debemos recordar que la noción de "pueblo" no pertenece al vocabulario del marxismo, y esto desde los días de junio de 1848. Por el contrario, esta noción de "pueblo francés" sólo puede conducir al interclasismo, a la dilución del proletariado en todos los demás estratos y clases sociales. Por último, este concepto nacionalista del "pueblo francés" sólo puede conducir, en determinadas circunstancias históricas, a la unidad nacional, a la unión sagrada de los explotados con sus propios explotadores.
Para concluir esta presentación, queremos responder a una pregunta que algunos de nuestros lectores se han hecho: ¿puede el movimiento del "chaleco amarillo" convertirse en un trampolín para el surgimiento de una lucha autónoma de la clase obrera?
Nuestra respuesta es claramente NO. La lucha de clases del proletariado no puede surgir detrás de un movimiento tan interclasista, nacionalista y ciudadano. Aunque la gran mayoría de los proletarios tienen cierta simpatía por este movimiento contra "la vida cara", no se reconocen en los métodos de lucha de los "chalecos amarillos". No se reconocen en los bloqueos estériles y en la ocupación de las rotondas. No se reconocen en los actos de violencia indiscriminada y desesperada que sólo pueden conducir al caos social y hacer el juego a la represión y al fortalecimiento del estado policial. La gran mayoría de los proletarios tampoco se reconocen en un movimiento apoyado por la derecha y la extrema derecha.
Hoy podemos ver aún más claramente el impasse, el carácter no proletario de este movimiento de ciudadanos franceses con chalecos amarillos, a través de su exigencia de un Referéndum de Iniciativa Popular, una exigencia perfectamente reformista que pretende desviar a los proletarios detrás de la mistificación electoral y la defensa de la democracia burguesa. Para los "chalecos amarillos", se trata de mejorar la democracia parlamentaria del estado capitalista para que se escuche la "voz del pueblo". Mientras que, para el proletariado, la meta de su lucha de clases es derrocar al estado burgués y a todas las instituciones democráticas de la dictadura del capital. La RIC es apoyada por todas las camarillas burguesas, desde la extrema derecha del partido de Marine Le Pen hasta la extrema izquierda trotskista del NPA de Besancenot, pasando por el partido de Mélenchon, la Francia Insumisa.
Las cuestiones discutidas en las Reuniones PúblicasEntre las personas presentes en estas reuniones públicas, algunas venían por primera vez, otras representaron al medio político proletario (compañeros de la corriente bordigista estuvieron presentes en la reunión pública de Marsella).
Las discusiones que tuvieron lugar en varias ciudades francesas (París, Lille, Toulouse, Toulouse, Lyon, Marsella, Nantes) confirmaron la necesidad de aclarar y comprender la situación social actual y las perspectivas de la lucha proletaria.
A diferencia de otras reuniones públicas en el pasado, donde los grupos políticos priorizaban sus diferencias con la CCI, nos encontramos junto con estos camaradas para defender una voz proletaria y una posición marxista contra el interclasismo (sin borrar nuestras diferencias). Saludamos este estado de ánimo responsable en la defensa del patrimonio del marxismo y de la izquierda comunista en un momento en que otros están tirando este patrimonio por la borda y, al mismo tiempo, socavando todos los esfuerzos por aclararlo frente a las ideologías conservadoras y reaccionarias
La todavía muy limitada presencia de elementos politizados en estas reuniones públicas también tiene un significado que debemos reconocer. Esta realidad sigue estando ligada principalmente a las grandes dificultades a las que se enfrenta actualmente la clase obrera (en particular su pérdida de identidad de clase), a la intensa propaganda burguesa que genera desconfianza hacia las ideas revolucionarias. Todo esto dificulta la reflexión y lleva a los proletarios más combativos a subestimar todos los peligros que el interclasismo representa para la lucha obrera de hoy.
Todos los presentes expresaron la necesidad de clarificación política y rechazaron los discursos sobre el llamado "soplo de aire fresco" que el movimiento del "chaleco amarillo" podría haber tenido para la clase obrera y su conciencia. Esta llamada "esperanza" que la ideología dominante mantiene a sabiendas es una vez más una ilusión muy peligrosa. Queríamos, por tanto, reconocer la riqueza de los debates, este esfuerzo de reflexión y clarificación política, que va en contra del clima político imperante, que sugiere que "todo lo que se mueve" en la calle es necesariamente "revolucionario".
Sin embargo, los debates en estas reuniones públicas también expresaron las dificultades para comprender en profundidad las cuestiones cruciales planteadas por el movimiento del "chaleco amarillo":
- ¿Qué es un movimiento interclasista?
- ¿Qué representan las capas intermedias, la pequeña burguesía?
- ¿Cuál es la autonomía de clase del proletariado?
- ¿Cuál es la clase obrera como única clase revolucionaria en la sociedad?
- ¿Qué significa para el proletariado la pérdida de la identidad de clase? ¿Cuáles son sus debilidades hoy en día y cómo puede recuperar esta identidad de clase?
- ¿Cuál es el peso de la descomposición del capitalismo en la sociedad, en el proletariado y en el movimiento de los "chalecos amarillos"?
- ¿Cuál es la responsabilidad de las organizaciones revolucionarias en la transmisión de las lecciones de las luchas de clases pasadas y en la defensa de la perspectiva revolucionaria para las luchas futuras?
No podemos tratar aquí todas las cuestiones, nos limitaremos a las dos primeras.
Aunque casi todos los participantes expresaron su acuerdo con la dimensión interclasista del movimiento, la comprensión profunda de lo que representa y significa el interclasismo ha sido bastante superficial.
En Lille, por ejemplo, los simpatizantes expresaron la idea de que "había cosas positivas que salían del movimiento y que podían contribuir al desarrollo de la conciencia de clase". Uno de ellos afirmó, en particular, que "el movimiento ha permitido dejar claro que todos somos iguales".
De hecho, esto no es cierto. En este movimiento, encontramos tanto pequeños empresarios, artesanos, profesiones liberales y agricultores, como trabajadores empobrecidos. La realidad es que los intereses de cada uno no son los mismos. En las clases medias, con la pequeña burguesía a la cabeza, la competencia es suprema y cada jefecillo se preocupa por proteger sus propios intereses. En cambio la clase obrera tiene intereses comunes en todo el mundo y su lucha se basa en la unidad y la solidaridad.
Otra dificultad que surgió en los debates fue si la clase obrera estaba presente como tal en el movimiento del "chaleco amarillo". En la reunión pública de Lille, un momento importante de la discusión se dedicó a aclarar la naturaleza del movimiento, la diferencia entre la presencia de trabajadores en la revuelta del "chaleco amarillo" y un verdadero movimiento proletario. Esta es una pregunta fundamental. Este es un aspecto en el que los participantes en nuestras reuniones se han centrado a menudo, sin ver mucho más profundamente el peligro de trazar una línea de igualdad entre los dos.
A pesar de sus demandas proletarias contra el declive de su poder adquisitivo, los trabajadores presentes no se movilizaron en su terreno de clase, el del proletariado, sino como individuos y ciudadanos franceses. En las discusiones, en la calle, la palabra "pueblo" estaba en todas las bocas: "pueblo burlado", "pueblo ignorado", "pueblo trabajador", y es, de hecho, la ira del "pueblo francés" (y no de la clase explotada) la que se expresa en este movimiento. De ahí que se cantara La Marsellesa en las manifestaciones, y la bandera nacional francesa izada en las rotondas se convirtiera en el estandarte de este movimiento interclasista. Todas estas expresiones de nacionalismo NUNCA han sido cuestionadas.
Este concepto nacionalista del "pueblo francés" sólo puede llevar a la dilución del proletariado en todos los demás estratos y clases sociales. La naturaleza de clase de un movimiento social no está determinada por su composición SOCIOLÓGICA sino por su orientación POLÍTICA y sus métodos de lucha.
Algunos asistentes dijeron que "las referencias a 1789, el canto de la Marsellesa, no son conscientes, sino que son el resultado de una falta de un desconocimiento”, lo que es cierto. ¿Pero es una pregunta secundaria, un simple detalle sin importancia? A diferencia de la revolución de 1789, durante los días de la insurrección de junio de 1848, el proletariado tuvo que separarse de los otros estratos sociales para afirmarse como clase independiente y como la única fuerza revolucionaria de la sociedad. El Manifiesto Comunista se convirtió entonces en el programa revolucionario de la clase proletaria. Muchos de los participantes en estas reuniones públicas parecían desconocer este episodio fundamental de la historia del movimiento obrero, proporcionando un marco histórico y teórico para los debates.
La autonomía de clase del proletariado significa su independencia de las otras clases de la sociedad, su capacidad de dar orientación política a todas las demás capas no explotadoras. Esta independencia de clase del proletariado constituye una CONDICIÓN INDISPENSABLE por su acción revolucionaria dirigida, a largo plazo, al derrocamiento del capitalismo y a la construcción de una sociedad sin clases y, por tanto, sin la explotación del hombre por el hombre. Los objetivos de la lucha proletaria no tienen nada que ver con los objetivos del movimiento nacionalista y "ciudadano" de los "chalecos amarillos": mejorar la democracia burguesa, reformar el sistema capitalista para una mejor distribución de la riqueza de la nación francesa y una mayor "justicia fiscal". Por eso la referencia de los "chalecos amarillos" a la Revolución de 1789 y su nostalgia por esta revolución del "pueblo francés" con sus libros de reclamaciones, conservados en su momento por los sacerdotes de las parroquias católicas, es totalmente reaccionaria.
Todas estas dudas y preguntas sobre la necesaria autonomía de la clase obrera de otros estratos sociales reflejan, en realidad, una dificultad para entender lo que es la clase obrera como clase revolucionaria[5]. Estas dificultades no son nuevas y han sido la base de discusiones durante muchos años con todo un medio de elementos que se politizan y se preguntan sobre la perspectiva revolucionaria preguntándose quién o qué clase puede cambiar el mundo. Estas dificultades se ven reforzadas por el hecho de que la clase obrera ha sufrido un retroceso en la conciencia de su propia identidad, olvidando momentáneamente su experiencia pasada de gloriosas luchas contra el capitalismo[6].
A pesar del acuerdo de nuestros simpatizantes sobre el peligro del interclasismo, la mayoría de ellos expresaron la idea de que este movimiento podría representar una chispa, una especie de trampolín para los futuros movimientos proletarios. Algunos consideraban "normal que los proletarios presentes no fueran conscientes, la conciencia se desarrollaba en la lucha y, por lo tanto, corresponde a los revolucionarios mostrarles que el movimiento no satisface las necesidades de la clase y que hay que hacer otra cosa". Este análisis revela profundas ilusiones sobre las potencialidades del movimiento de los "chalecos amarillos" y la posibilidad de que pueda dar lugar a una dinámica de clase claramente proletaria. Esa ilusión oculta los peligros que encierra este movimiento interclasista, en particular la contaminación del proletariado por ideologías y métodos de lucha que le son totalmente ajenos. La idea de que este movimiento sería una especie de guía para la clase obrera o un "trampolín" para sus luchas, también revela una falta de confianza en las potencialidades del proletariado como clase históricamente revolucionaria.
Sólo el método marxista permite identificar cuáles son las fuerzas sociales en movimiento, su naturaleza profunda, más allá de las simples apariencias sociológicas. En cuanto al papel de los revolucionarios en este movimiento, es totalmente irrisorio. Dado que estos últimos están en contra de la corriente de este maremoto interclasista y nacionalista, no pueden tener ningún eco. Para la gran mayoría de los "chalecos amarillos", los revolucionarios aparecen en el mejor de los casos como "marcianos" de otro planeta, y en el peor como saboteadores de su movimiento.
En Marsella, gracias a la presencia en nuestra Reunión Pública de compañeros de la corriente bordiguistas (que publican "Le Fil Rouge"), el debate permitió profundizar la cuestión del peligro del interclasismo, recordando que en 1789 la revolución francesa contra la monarquía era un movimiento popular interclasista que permitió a la burguesía tomar el poder. Un camarada de Fil Rouge proporcionó argumentos muy profundos para apoyar nuestro análisis de la naturaleza del movimiento del "chaleco amarillo". Este camarada recordó, entre otras cosas, que una de las demandas de los pequeños comerciantes era el boicot a los hipermercados y la llamada a comprar en pequeños comercios locales. Si los trabajadores prefieren ir al supermercado, es simplemente porque las necesidades básicas son mucho más baratas allí que en las tiendas de la esquina. Por lo tanto, es evidente que los intereses de los trabajadores pobres en "chalecos amarillos" no son los mismos que los de los pequeños comerciantes asfixiados. Los intereses del proletariado sólo pueden diluirse en medio de las demandas de la pequeña burguesía y los pequeños patrones. Debemos recordar que la lucha de clases no es una lucha "popular" entre los "ricos" y los "pobres", sino una lucha de clases entre una clase explotadora y una clase explotada.
En cuanto a la cuestión de la violencia, los debates no pudieron desarrollarse realmente debido a las limitaciones de tiempo. Una vez más, será importante volver y comprender por qué la burguesía ha hecho uso de tal grado de represión (frente a un movimiento que no puede poner en peligro su dominación de clase) y por qué los enfrentamientos de los "chalecos amarillos" con la policía, bastante espectaculares, no pueden representar un objetivo en sí mismo, un medio para fortalecer la propia lucha y "doblar" al gobierno, ¡y mucho menos para obligar a Macron a dimitir!
En conclusión, quedan muchas cuestiones fundamentales por debatir. Para abordarlas, aclararlas y comprender lo que está en juego en la situación social actual, el marco político del marxismo basado en la historia del movimiento obrero sigue siendo absolutamente fundamental.
Stopio, 1 de marzo de 2019
[1] Ver entre otras tomas de posición Chalecos Amarillos: Violencia policial, disturbios, guerrilla urbana, saqueos.... ¡La verdadera causa del caos y la violencia es el capitalismo! https://es.internationalism.org/content/4381/chalecos-amarillos-violencia-policial-disturbios-guerrilla-urbana-saqueos-la-verdadera [50] y Hoja de intervención de la CCI sobre la trampa del movimiento de los chalecos amarillos https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos [72]
[2] Para indagar sobre la naturaleza de la pequeña burguesía ver Correspondencia: sobre la pequeña burguesía https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4231/correspondencia-sobre-la-pequena-burguesia [73]
[3] Hemos escrito numerosos artículos sobre esta gran experiencia del proletariado. Ver, por ejemplo, Lecciones de la Comuna de París /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [74]
[5] Para una discusión sobre por qué la clase obrera es la clase revolucionaria ver ¿Quién podrá cambiar el mundo? I - https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc [76] y II - https://es.internationalism.org/revista-internacional/199309/1949/quien-podra-cambiar-el-mundo-ii-el-proletariado-sigue-siendo-la-cl [77]
[6] Para un análisis de las causas de este retroceso del proletariado ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [78]
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Desde hace unos meses se suceden las manifestaciones de jóvenes en 270 ciudades del planeta protestando sobre el deterioro del clima y la destrucción del medio ambiente.
Los jóvenes salen a la calle a expresar su inquietud totalmente justificada por el futuro del planeta y de la propia especie humana cada vez más comprometidos por los efectos de un sistema de producción que destruye el entorno natural (a la vez que destroza la vida de millones de seres humanos por la explotación, la guerra y la miseria que provoca) y que conlleva cambios en las condiciones climáticas, atmosféricas y reproductivas del planeta de consecuencias cada vez más catastróficas.
Al mismo tiempo expresan su indignación por el cinismo y la hipocresía de los gobernantes que se llenan la boca de declaraciones expresando “su preocupación” por el “problema ambiental” y organizan innumerables foros (Kioto, París etc.) que adoptan “medidas” tan espectaculares como inoperantes, cuando, al servicio de sus designios imperialistas y económicos, no hacen otra cosa que agravar aún más el deterioro del planeta.
Compartimos totalmente la inquietud y la indignación de esos miles de jóvenes, sin embargo, es preciso preguntarse si este movimiento, en sus objetivos, planteamientos y métodos, significa una verdadera lucha por la resolución del problema, o constituye una trampa que solo conducirá al desánimo y a la amargura de verse utilizados y engañados.
La historia de los últimos 100 años rebosa de este tipo de engaños repugnantes perpetrados por gobiernos y partidos que sirven al capitalismo. En los años 30 y en los años 80 grandes manifestaciones “por la paz” fueron organizadas por gobiernos y partidos “democráticos” y la experiencia evidenció que fueron una terrible manipulación pues con esas movilizaciones “pacifistas” preparaban la guerra: la segunda guerra mundial con sus 60 millones de muertos o las innumerables guerras locales que hoy siguen cubriendo de muerte, ruina y dolor numerosos lugares del planeta.
Las manifestaciones actuales tienen como eje “pedir a las autoridades que hagan algo”, presionarles, incluso llenar sus ordenadores de mails, tuits etc., trufados de amenazas.
Sin embargo, son esas mismas autoridades quienes, en defensa de los intereses capitalistas de la máxima ganancia y de la ocupación de posiciones estratégicas en el mercado mundial, adoptan medidas que no hacen más que agravar el deterioro del clima y del medio ambiente. Semejante planteamiento de “presionar” a los gobernantes para que “se muevan” es como pedir que un hacker se encargue de la seguridad informática o que el zorro cuide a las gallinas.
Los gobernantes de los Estados no están “al servicio de los ciudadanos” ni tienen como fin “escuchar sus demandas”. El Estado no es el órgano del “pueblo” sino la máquina exclusiva y excluyente que defiende los intereses de cada capital nacional, la minoría que nos explota y que es la responsable del deterioro medio ambiental.
Los iniciadores del movimiento denuncian que "¡desde hace 40 años, partidos políticos de todos los colores han estado perdiendo la guerra contra el cambio climático! ». Estos partidos no hacen más que prometer y engañar cara a la galería, mientras en la práctica toman decisiones económicas, militares o guerreras que contribuyen a destruir el planeta. Un estudiante de secundaria ginebrino de 18 años denunciaba esta farsa: "Hay una gran desconfianza en la política institucional, pero también en organizaciones ecologistas como Greenpeace, que son percibidas como demasiado moderadas e institucionalizadas".
Las manifestaciones se enfocan a lograr “conversaciones” con ministros, parlamentarios, grupos de presión y activistas ecológicos. Esto únicamente sirve para lavar la cara del Estado democrático y perderse en el laberinto del derecho y las políticas gubernamentales. Los "intentos de "diálogo" con los portavoces políticos solo conducen a promesas grandilocuentes que nada resuelven.
El eslogan de las manifestaciones plantea un vago “Salvar el clima, cambiar el sistema", lo que se concreta en “pasar a la práctica” y entramparse en una serie de medidas de carácter local o regional que no resuelven absolutamente nada y provocan el cansancio y la decepción.
En diferentes escuelas, por ejemplo, se han creado "comités climáticos" para desarrollar "proyectos climáticos" por escuela. Bajo el lema "Cambia el mundo, empieza por ti mismo", el objetivo propuesto es reducir tu propia "huella ecológica".
Este tipo de orientación es especialmente perverso pues NOS HACE SENTIR CULPABLES DE LA CATASTROFE CLIMATICA convirtiendo un problema histórico y global causado por el capitalismo en un problema “doméstico” provocado por los individuos. La reducción de “nuestra huella ecológica” consistiría en que usáramos menos agua al lavar la vajilla, nos ducháramos solo una vez por semana y no tiráramos de la cadena del inodoro.
Este planteamiento de “responsabilizar a los individuos” es especialmente peligroso. En primer lugar, porque sirve para liberar de toda responsabilidad al Capital y a los Estados y gobiernos que les sirven.
En segundo lugar, porque convierte a esos miles de jóvenes que hoy son estudiantes pero que mañana serán trabajadores o desempleados, en “ciudadanos” que “exigen y reclaman a sus gobernantes”. Con ello se induce una falsa imagen de la sociedad en que vivimos: no está formada por “ciudadanos libres e iguales” sino por clases sociales enfrentadas por intereses antagónicos, una minoría, la clase capitalista, que posee casi todo y se hace cada vez más rica, y una inmensa mayoría, el proletariado, que no posee nada y es cada vez más pobre.
Y, en tercer lugar, y esto es lo más grave: el planteamiento individualista de “hagamos algo por el clima” lleva a la división y el enfrentamiento dentro de la propia clase obrera. Cuando se cierren factorías automovilísticas o de otras ramas industriales o logísticas en nombre de la “lucha por el clima”, las autoridades señalarán con el dedo a los obreros que resistan los despidos denunciándolos como cómplices del deterioro climático.
Con ese planteamiento, pero vuelto del revés (“dejémonos de palabrerías sobre el cambio climático y mantengamos los puestos de trabajo”), el demagogo populista Trump consiguió votos en los deprimidos estados del medio Oeste (el famoso “cinturón de la chatarra”) que le permitieron ganar las elecciones.
El Capital nos entrampa en un falso dilema –“mantener el empleo a costa del clima o perder el empleo para salvar el clima”- para salvar sus ganancias envuelto en la bandera de “salvar el clima”.
Los problemas de destrucción de la naturaleza, agotamiento de los recursos naturales, deterioro y calentamiento global sólo pueden ser resueltos a escala mundial. La burguesía no puede ni quiere hacerlo porque, en el capitalismo, el Estado-nación es la máxima forma de unidad que puede lograr. Como resultado, las naciones chocan como buitres, por muy "verdes" que sean sus gobiernos, a pesar de la existencia de conferencias internacionales y organizaciones supranacionales como la ONU o la Unión Europea.
La ONU no tienen como objetivo “resolver los problemas de la población mundial”. No existe ninguna “comunidad internacional de naciones”, al contrario, el mundo es el teatro de un brutal enfrentamiento imperialista entre todos los Estados y una competencia a muerte para sacar el máximo beneficio. La ONU o la multitud de organismos internacionales de “cooperación” son una cueva de ladrones utilizada por cada capital nacional para imponer sus propios intereses.
La única clase que puede afirmar un verdadero internacionalismo es la clase obrera, la única capaz de unirse a nivel mundial, de superar divisiones y oposiciones entre estados-nación que no tiene privilegios a defender en la sociedad explotadora actual. Sólo en el marco de una lucha revolucionaria de la clase obrera se podrán abordar los problemas medioambientales.
La clase obrera no tiene interés, como clase más explotada, en defender este sistema decadente y, en segundo lugar, debido a la forma asociada en que está organizada dentro del capitalismo, puede sembrar las semillas de otra sociedad, una sociedad que no imponga una división entre los pueblos, entre la naturaleza y los productos que de ella se derivan, entre el hombre y su entorno natural. Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma desarrollando una lucha masiva, en su propio terreno de clase, puede ganar a una parte cada vez más grande de la sociedad, tras sus propios métodos de lucha y consignas unitarias y, finalmente, su propio proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad.
El movimiento contra el calentamiento global se desarrolla en un contexto de ausencia casi total de luchas de la clase obrera, que se enfrenta a una pérdida de confianza en sí misma e incluso de su propia identidad de clase. Como resultado, la clase obrera todavía no es capaz de responder a la pregunta que algunos de los participantes en el movimiento por el clima se estarán planteando, a saber, la de una perspectiva para el futuro frente a una sociedad capitalista que se dirige al abismo.
¿Qué podemos hacer? No se trata de no hacer nada, de lo que se trata es de rechazar el pretexto de “hacer algo” para apoyar con ello a los partidos y gobiernos que sirven al capitalismo.
La indignación y la inquietud por el futuro del planeta comenzará a encontrar un marco histórico de respuesta con el desarrollo de las luchas de la clase obrera mundial contra los ataques a sus condiciones de vida, los despidos etc., pues existe una unidad entre la lucha contra los efectos de la explotación capitalista con la lucha por la abolición de ésta última. Los jóvenes que participan en el movimiento no son “futuros ciudadanos” sino que en su gran mayoría se convertirán en precarios, desempleados, explotados, que deberán unir a su lucha contra la explotación capitalista la lucha contra la guerra, la catástrofe medioambiental, la barbarie moral etc., que supura por todos sus poros este sistema de explotación.
Esto es lo que empezaron a hacer, aunque fuera muy tímidamente, el movimiento contra el Contrato de Primer Empleo en Francia en 2006 o el movimiento de indignados en España y en otros países, en 2011. Eran movimientos de jóvenes que vislumbraron que su futuro no era el de “ciudadanos libres e iguales” sino de explotados que debían luchar contra la explotación para finalmente abolirla.
Bajo el capitalismo no hay ninguna solución: ni a la destrucción del planeta, ni a las guerras, ni al desempleo, ni a la precariedad. Solo la lucha del proletariado mundial junto con todos los oprimidos y explotados del mundo puede abrir el terreno a una alternativa.
Corriente Comunista Internacional 14-3-19
Cumbre de Copenhague: para salvar el planeta, hay que destruir el capitalismo:https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201001/2757/cumbre-de-copenhague-para-salvar-el-planeta-hay-que-destruir-el-capita [25]
Conferencia mundial de La Haya: Sólo la revolución proletaria salvará a la especie humana https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/209/conferencia-mundial-de-la-haya-solo-la-revolucion-proletaria-salvar [26]
Crisis ecológica: ¿amenaza o mito? https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2184/crisis-ecologica-amenaza-o-mito [27]
Medioambiente - El mundo en vísperas de una catástrofe medioambientalhttps://es.internationalism.org/revista-internacional/200804/2710/medioambiente-el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambienta [28]
Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83]
2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [84]
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El texto que publicamos a continuación es una denuncia muy argumentada del movimiento feminista. Compartimos el análisis del compañero[1], el movimiento feminista toma cada vez más fuerza en el marco de una tendencia de la sociedad capitalista en descomposición hacia la fragmentación de los “ciudadanos” en categorías y géneros para oponerlos unos contra otros y levantar todas las barreras posibles a la única y verdadera identidad: la identidad de clase del proletariado, la única clase social que puede luchar contra toda la barbarie que exuda esta sociedad y contra las mil y una opresiones particulares que conlleva. Pues el proletariado es “una clase radicalmente esclavizada, una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa, un estado social que es la desaparición de todos los estados sociales; una esfera que obtiene de sus sufrimientos universales un carácter universal y no alega ningún derecho especial porque ella no padece una injusticia social, sino la injusticia en sí”[2]
Solamente quisiéramos hacer una observación que podría servir para llevar un fructífero debate.
El compañero afirma “La política proletaria sólo puede asentarse (…) en el del ser humano concreto y real, sus necesidades como tal, y su antagonismo con las relaciones capitalistas, y en el proceso de lucha y ruptura contra estas para afirmarse como fuerza social y política, como clase contra el dominio del capital”. Posteriormente señala que las trabajadoras de las maquilas mexicanas o de las explotaciones agrarias del sur de España “sólo podrán encontrar una vía de liberación, junto con el resto de la humanidad oprimida, no en tanto que “mujeres” u otra condición particular, sino haciendo valer sus necesidades humanas dentro del marco aglutinador y antagónico al orden existente que la ruptura proletaria contra la “normalidad” atomizada y concurrente de las relaciones sociales y de producción capitalistas requiere para poder existir como fuerza social y política, como clase”.
Esta visión parece reconocer al proletariado únicamente cuando lucha y se manifiesta como clase contra el dominio del capital. Sin embargo, el proletariado, cualquiera que sea su estado de ánimo o su relación de fuerzas con la clase burguesa, es siempre una clase histórica portadora de la destrucción del capitalismo y la creación del comunismo. Como recuerda Marx “No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado todo entero, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo con su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual”[3]. Contrariamente a las teorizaciones del modernismo que solo admite al “proletariado” si “decide luchar”, el proletariado lleva en su propio ser la lucha de resistencia contra la explotación y simultáneamente el combate por la abolición de toda explotación, por la comunidad humana mundial, sin explotación ni fronteras ni clases.
CCI 13-3-19
Notas sobre la “nueva ola feminista”Cada vez más incapaz de ofrecer aceptables condiciones de vida y trabajo, la sociedad burguesa, su aparato político e ideológico, se vuelca de forma intensiva en “ocupar la opinión pública y el espacio político” con polarización identitaria y cultural-ideológica. Es en ese contexto en el que hay que situar esta “nueva ola de feminismo”, en el que el ala izquierda del aparato político e ideológico burgués (en un reparto de papeles con el ala derecha), sometida como está a los intereses generales del capital y su Estado, incapaz de ofrecer pan, ofrece circo como cortina de humo, ya sea teñida de violeta o de verde. Partiendo de un problema real, -la real opresión particular de la mujer, heredera de sociedades de clases pre-capitalistas, y que la “respetable” sociedad burguesa no sólo ha sido incapaz de solucionar, sino que le ha añadido a nivel internacional todos los condimentos de sus propias e irresolubles taras como civilización: crisis económica de sobreproducción, desempleo masivo, pobreza, emigración, guerra imperialista, gangsterismo, discriminación étnico-social, descomposición de estructuras sociales y estatales-, el feminismo, el feminismo realmente existente (del que el feminismo “radical” es sólo un apéndice exaltado, física y espiritualmente totalmente dependiente del feminismo institucional, como vemos en esta “nueva ola” de feminismo), es incapaz de ofrecer una perspectiva de abordaje global y comprensión de este, y necesaria y naturalmente termina de lleno en los dos ejes de la política burguesa: el eje identitario (“huelgas”, “movilizaciones” y discursos identitarios y disgregadores, bien apoyados y publicitados por los medios burgueses) y el eje cultural-ideológico (en el que poco o nada se cuestionan las bases históricas y materiales fundamentales que posibilitan la opresión particular de la mujer -la ruptura de lazos de comunidad humana y apoyo mutuo bajo la atomización y concurrencia de la dictadura del capital, la pobreza, la emigración, el carácter de clase del Estado burgués sin cuya connivencia o colaboración no puede entenderse la desprotección y opresión particular de la mujer no explotadora- y sí se habla mucho de los mantras superficiales ideológico -culturales: el “hetero-patriarcado”, el “machismo”, etc. Yendo al “mundo de las ideas”, a la polarización ideológico-cultural, la propiedad burguesa y el Estado que la protege quedan tapados bajo el ruido del feminismo.
Más allá de obrerismos sociológicos estériles y de un materialismo vulgar simplista, se trata del lenguaje y la ideología comunes de la sociedad burguesa “en normalidad”; una forma idealizada y mistificada del mundo burgués eterno que la clase dominante, incapaz de confesar abiertamente su dominación, utiliza como principal “ideología por procuración” para legitimar y mantener su orden (la “democracia”, la “economía nacional”, la “soberanía nacional”, “los derechos humanos”, los “emprendedores”, “el derecho internacional”...todos esas expresiones de ideología pequeñoburguesa pertenecen al género de “ideología por procuración” de la clase dominante), alimentada por la aparente inexistencia de una alternativa a este y por la lucha cotidiana por la supervivencia bajo las relaciones burguesas, y vehiculada por distintas “capas populares”, principalmente “capas medias” y pequeño-burguesas, aunque también por capas obreras, al ser precisamente el lenguaje y la ideología común del “pueblo” (el “sentido común”) cuando no aparece una alternativa social y política a las relaciones sociales y de producción existentes.
– “El 23 de febrero era el Día Internacional de la Mujer. Los círculos socialdemócratas tenían intención de conmemorar este día de una manera general: reuniones, discursos, folletos. A nadie se le había ocurrido que podría convertirse en el primer día de la revolución. Ni una sola organización convocó huelga para ese día. Es más, incluso una organización bolchevique, y una de las más combativas -el comité del distrito de Vyborg- se oponía a la huelga. […] Sin embargo, a la mañana siguiente, a pesar de todas las directrices, las trabajadoras textiles de varias fábricas se declararon en huelga y enviaron delegadas a los obreros metalúrgicos solicitando apoyo. […] Por tanto, es un hecho que la revolución de febrero se inició desde abajo, superando la resistencia de las propias organizaciones revolucionarias, bajo la iniciativa de la parte más oprimida del proletariado: las mujeres trabajadoras del textil, entre ellas, sin duda, muchas esposas de soldados. Las crecientes colas frente a las panaderías dieron el último empujón. Alrededor de 90.000 trabajadores, hombres y mujeres, fueron a la huelga ese día.”
"Uno de los antiguos capitanes de la industria rusa, V. Auerbach, relata con indignación cómo "la revolución fue entendida por las clases inferiores como una especie de carnaval: los criados, por ejemplo, desaparecían durante días enteros, se paseaban con cintas rojas, se movían en automóvil, y volvían a casa por la mañana sólo el tiempo justo para lavarse y volver a salir". Es de destacar que al tratar de demostrar el efecto desmoralizador de una revolución, este acusador describa la conducta de los criados exactamente en los mismos términos que con la excepción, sin duda, de la cinta roja- reproducen de forma exacta la vida cotidiana de una patricia burguesa. Sí, una revolución es interpretada por los oprimidos como un día festivo - o la víspera de un día festivo - y el primer impulso de los esclavos que esta ha puesto en pie es aflojar el yugo de la esclavitud humillante, angustiosa e ineluctable del día a día."
Historia de la Revolución rusa, León Trotsky
D. marzo 2019
[1] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [88]
[2] Marx: Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm [89]
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Para el próximo 28 de abril se han vuelto a convocar nuevas elecciones generales en España. Cuando los políticos burgueses se encuentren en pleno cambalache de negociaciones para formar el gobierno tendrán lugar las elecciones autonómicas, municipales y europeas programadas para el 26 de mayo.
Estas convocatorias nos las presentan como la “gran fiesta de la democracia”, en la que, supuestamente, el pueblo decidiría su futuro. La verdad es que, como todas las elecciones, las próximas son la enésima demostración del cinismo de la clase explotadora, que prodiga las promesas que sabe que jamás cumplirá, que dice hablar en defensa de los sectores a los que luego machacará inmisericordemente esparciendo la miseria y la precariedad.
Lo que hay detrás de esta repetición de elecciones generales (¡van tres en tres años!) no es ningún ejercicio de “soberanía popular”, sino una creciente crisis del aparato político de la burguesía española, incapaz de encontrar una estabilidad, que se ve constantemente saboteada por la indisciplina de sus diferentes fracciones; por un peso creciente de los sectores más incoherentes y díscolos de la clase explotadora en el seno de los partidos políticos tradicionales del orden burgués; por la consiguiente dificultad para utilizar el mecanismo electoral para establecer la organización del aparato político que le conviene en cada momento al capital nacional.
La crisis política que subyace en la sucesión de elecciones en España no es algo específico del capital español. Es un fenómeno que, en su raíz, aunque no en todas sus manifestaciones más externas, es idéntico, al que ha llevado a la burguesía británica, la más experimentada del planeta, a un enorme lío – el brexit – del que no saben, por el momento como salir. Es la misma lógica que ha puesto a la cabeza de la principal potencia mundial, a un individuo como el presidente Trump difícilmente adaptable a los intereses de conjunto de la burguesía norteamericana. Es esa misma tendencia a la indisciplina la que amenaza la estabilidad de la “gran coalición” entre democristianos y socialdemócratas en Alemania que ven acercarse peligrosamente por el retrovisor una formación como Alternativa para Alemania; la misma que ha encumbrado al gobierno en Italia – el tercer país más rico de la Unión Europea – una coalición de gamberros y “eurófobos”. Esta crisis política de la burguesía es la que se lleva por delante, ¡en meses!, el “prestigio” de nuevas “figuras políticas” como Macron, aupadas con el consenso de los principales sectores del capital francés. Y, también, la que impulsa meteóricos ascensos de personajes tan turbios como Bolsonaro en Brasil. Esta inestabilidad política en creciente expansión, en todo el mundo, es el resultado de la descomposición de la sociedad capitalista. Como ya señalamos en el año 1990, cuando analizamos las consecuencias de la entrada del capitalismo mundial en su fase terminal de descomposición de la sociedad:
«El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la “disciplina” y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única “respuesta” histórica que la burguesía es capaz de “ofrecer”. La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza para su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda». (La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo. Revista Internacional nº 62[1]).
Como hemos venido analizando en nuestra publicación, en España se han producido sucesivas y cada vez más graves expresiones de esa crisis en el aparato político. Empezando por la crisis del PSOE en 2115-2016[2], cuando puso de manifiesto su incapacidad para jugar el papel de alternancia política con la derecha que se venía produciendo desde la transición democrática. Esa situación desembocó por un lado en una repetición de las elecciones (mayo 2016) que supuso un nuevo deterioro de su influencia electoral, y, sobre todo, con el estallido de toda suerte de querellas entre distintos sectores. La tentativa por parte de Pedro Sánchez de revertir esta situación forzando un gobierno que se apoyase en Podemos y los independentistas catalanes, desató la caja de los truenos en el seno del PSOE, cuyo Comité Federal defenestró a Sánchez y posibilitó con su abstención el gobierno de Mariano Rajoy. Este encumbramiento del PP por el PSOE permitió a Sánchez recabar el apoyo de las bases del PS hasta desalojar al anterior Comité Federal en su último Congreso[3].
El segundo factor que ha agravado las turbulencias en el seno de los partidos burgueses de la burguesía española ha sido, sin duda, la “crisis catalana” que, también hemos analizado[4], como una expresión de que los problemas históricos de soldadura entre distintos sectores del capital español se veían alimentados por el “cada uno a la suya” creciente en la descomposición de la sociedad capitalista. Que nacionalistas catalanes bastante fieles al Estado burgués español (sobre todo cuando había que aplastar la lucha obrera durante la 2ª Republica o en la transición de los años 1970), se adentraran en una sobrepuja delirante, en la que lo de menos es la viabilidad o no de la independencia, y lo que si se instala es un clima de fractura social entre posturas igualmente reaccionarias, un ambiente marcado por la búsqueda de chivos expiatorios en los que descargar todo el odio y el miedo al futuro que rezuma la sociedad actual. En ese clima, que ni la burguesía española ni la burguesía catalana han sido capaces de contener, quienes sacan más partido son los sectores más irresponsables, más apoyados en la visceralidad de unos valores caducos que reflejan una imposible vuelta a un pasado idealizado como oasis frente al derrumbe social.
Y esa es la tercera expresión de la crisis política de la burguesía en España. No sólo la persistencia de un bloqueo, de un estancamiento de la situación que cada vez se va pudriendo más y más, como corresponde a una descomposición social, sino que, en esas miasmas, pululan a sus anchas expresiones tan aberrantes como Puigdemont o VOX, hijas desde luego del capitalismo[5], cuyas taras son expresión de que hace años que este sistema solo puede engendrara monstruosidades. La creciente influencia social de estas formaciones es el resultado, no la causa, de la decrepitud del capitalismo como organización social.
Las elecciones del próximo 28 de abril resultan del fracaso de la operación “moción de censura” que como explicamos era una tentativa por parte de sectores importantes de la burguesía española de desinflamar el conflicto catalán y dividir el frente independentista[6]. Esa tentativa ha sido, en realidad, saboteada por “fuego amigo”. Por sectores históricos del PSOE que, de nuevo, se han echado al monte contra las cesiones, más aparentes que reales, de Sánchez a los independentistas catalanes. Pero también de la propia ERC que ha temido que transigir con la aprobación de los presupuestos en pleno juicio por “rebelión” contra sus líderes, pudiera ser explotado por Puigdemont o la CUP para presentarla como “vendida al españolismo”. Como puede verse, todo un compendio de navajazos por la espalda, en plena “fiesta de la democracia”.
Desde que hace un siglo el capitalismo entrara en su fase de decadencia, la democracia burguesa es un espantajo de la dictadura del capital. En ese sentido las elecciones eran el medio para presentar como “resultado de la voluntad popular” lo que se había decidido de antemano en los despachos más importantes de la clase explotadora. Mediante toda una serie de estrategias de lo que se conoce como “marketing político”, o sea manipulación, la burguesía ha conseguido mantener más o menos esa farsa que, sin embargo, requiere que cada fracción acepte, disciplinadamente, el rol y la importancia que le toquen[7]. El problema es que esa disciplina cada vez está más erosionada. Y no estamos hablando únicamente de VOX o las “fake news” que publicitan día tras otro. Estamos hablando de como un partido centenario como el Partido Nacionalista Vasco dejó, tirado de un día para otro al PP. Estamos hablando de cómo el PSOE que acusa al PP de aprovecharse de fondos públicos para financiar sus campañas electorales, está haciendo poco más o menos lo mismo promulgando en los últimos consejos de ministros, toda una serie de decretos, con verdaderas migajas de limosnas, pero que quiere vendernos como demostración de su “sensibilidad social”, tratando de rentabilizarlo electoralmente, sin pudor alguno.
¿Quién va a ganar pues, estas elecciones? La impresión que causa el juego político de la burguesía española es que va a volver a barajar y repartir las cartas para ver si en una nueva jugada alguna de las fracciones consigue una posición de ventaja que le permita meter en cintura a sus contrincantes.
Quizá el PSOE aspire a aprovechar el derrumbe de Podemos para forzar el gobierno de los “guapos” entre Sánchez y Rivera – esta parece la opción con más bendiciones entre financieros e importantes capitalistas – como ya intentó en 2015 y que fracasó por el sabotaje de Podemos. Quizás Ciudadanos aproveche su relativo fracaso para liderar la derecha por el auge de Vox para aceptar humildemente ese nuevo giro de su política (¡y van ciento!). Quizás el auge de VOX sea tan espectacular que haga pensar que es mejor tenerlos domados en el gobierno (como hasta ahora consiguen en Andalucía) que encabritados en la oposición con una fuerza creciente. Pero también puede suceder que acabe imponiendo su discurso a todas las fracciones de la derecha. Quizás se vuelva al punto de partida anterior a esta convocatoria electoral y se reedite, aunque sea en la sombra, la coalición que respaldó la moción de censura. Quizás pase todo lo contrario y se asiente la coalición que respaldó la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Quizás no pase nada y entremos en un largo período en que no haya posibilidad de formar gobierno y haya que repetir las elecciones.
Lo que sí es seguro es que esta tendencia al estancamiento, al caos y la inestabilidad va a ir en aumento. Los principales agentes de esa estabilidad desde la transición – el PSOE y el PP – se ven hoy abocados a cada vez mayores desgarros internos y a una erosión de su credibilidad ante sus mismos cofrades del aparato de Estado burgués. El PSOE que sirvió para amalgamar a las fracciones centrifugas de la burguesía, ve hoy puesta en entredicho esa capacidad de integración, por los arranques de furibundo españolismo de sectores históricos como los Felipe González, Guerra, los barones regionales, etc. EL PP, que con el arduo trabajo de todas las fracciones de la burguesía española consiguió un cierto pedigrí “democrático”, encapsulando en su seno a los sectores más añorantes del franquismo, ve como estos se han despertado y cabalgan con nuevos bríos. La pérdida de estos referentes es dramática para el capitalismo español, que mira aterrado el porvenir que se anuncia en situaciones como la italiana, donde bastiones del orden burgués desde la 2ª Guerra Mundial como la Democracia Cristiana o el PC, no han podido contener un gobierno populista.
Y ¿qué podemos hacer los trabajadores? Esta situación de estancamiento y pudrimiento de la vida política propicia la trampa de caer en una falsa alternativa: o el “voto de castigo” como expresión de hartazgo de toda esa cuerda de políticos corruptos y desilusionantes[8], o, el “voto responsable”, votar, aunque sea “con la nariz tapada” para “frenar a la Derechona” etc. Ambas reducen a los trabajadores a la impotencia de oscilar entre expresiones igualmente capitalistas y, por tanto, reaccionarias, de Guatemala a Guatepeor, renunciando a defender su autonomía de clase frente a todas las fracciones de la burguesía, atándose a una rueda que conduce por sí misma a la humanidad a una irreversible espiral de caos, barbarie y destrucción.
Es evidente que la propaganda de los llamados partidos “socialistas” o izquierdistas” aprovecha la vulnerabilidad del proletariado español a la mistificación “antifascista” por el peso de los traumatismos de la victoria del franquismo en la guerra española del 36, prolongada por una dictadura que llegó hasta los años 70. Agita ese pasado efectivamente tenebroso para hacer confiar a los trabajadores en “cualquier cosa menos la vuelta a ese infierno”. Lo que tratan con ello es que los trabajadores olvidemos que esa “cualquier cosa” es tan criminal como el fantasma que pretende exorcizar. Que, como se decía en el 15 M, violencia es no llegar a fin de mes (y hoy hay en España más de 2’5 millones de trabajadores con empleo y que no llegan a final de mes), que tan implacable son los tribunales franquistas como los que en el paraíso democrático dictan diariamente desahucios a decenas y, también en las ciudades gobernadas por mujeres tan progresistas como Carmena, Ada Colau, etc.; que el racismo de los fachas es, sin duda, denigrante, pero que el gobierno Sánchez, no ha variado -excepto un primer gesto inicial- la política de expulsiones, de encierros irregulares en los CIE’s, o en los guetos para menores, etc. que Rajoy prolongó a partir de las medidas de Zapatero.
Lo único que puede frenar el paso a esa barbarie es una erradicación del capitalismo del planeta. Y eso no puede hacerse votando en las urnas. Eso tiene que hacerse en una LUCHA. Y no es una lucha verdadera aquella que consiste en movilizarse como categorías ciudadanas del orden democrático: mujeres, negros, homosexuales, … Solo es una lucha la que se base en la oposición CLASE CONTRA CLASE, en la que la clase obrera posibilita una verdadera unidad de todos los explotados a escala internacional pues no está dividida por intereses contrapuestos, la clase que puede unir a ella a toda la humanidad pues no aspira a mantener ni a instaurar una nueva explotación.
Valerio, 20 de Marzo
[1] /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[4] Ver entre otros https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4234/el-embrollo-catalan-muestra-la-agravacion-de-la-descomposicion-capital [95]en re Cataluña
[5] Hemos mostrado por ejemplo como Vox, Puigdemont y Podemos comparten el mismo veneno antiproletario del nacionalismo, en versiones más o menos atávicas o folklóricas. Ver https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [96]
[7] Hay numerosos ejemplos de esas manipulaciones en la historia. En Francia, por ejemplo, es sabido que fue el líder socialista Mitterand el verdadero creador del Frente Nacional para dividir el voto de la derecha. En la España de la transición, el único partido verdaderamente implantado- el PCE – se auto saboteo en los primeros comicios para permitir el desarrollo de la UCD o del PSOE, más asimilables por las democracias europeas que les doparon con todo tipo de apoyos.
[8] El espectáculo asqueante de los mangoneos en los “nuevos partidos” como Ciudadanos y sobre todo en Podemos, ha aumentado sin duda el peso de esta irritación
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Con ocasión del centenario del asesinato de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht, el 14 de enero de 1919, ordenado por el Partido Socialista de Alemania (SPD), reeditamos un artículo publicado, por primera vez en Francia (1946), en L’Etincelle, periódico de la Izquierda Comunista de Francia, organización a la que está políticamente vinculada la CCI.
En 1989, con el derrumbe de los regímenes estalinistas, los partidos de derecha y los “socialistas” celebraron la “muerte del comunismo” y la “victoria definitiva” del capitalismo liberal y democrático; tratando así de desmoralizar a la clase obrera, de hacerla olvidar toda aspiración a otro tipo de sociedad, de paralizar su combatividad. Hoy, cuando el “gran vencedor” del pretendido “comunismo” revela en toda su amplitud su quiebra económica, cuando el proletariado empieza a recuperar en ciertas partes del mundo el camino de su perspectiva histórica, los partido de izquierda “socialistas”, “comunistas” e izquierdistas se aprestan de nuevo a utilizar los nombres de las “tres eles” (Lenin, Liebknecht, Luxemburg) para apartar a los proletarios del combate al que consagraron y dieron su vida estas tres grandes figuras del movimiento obrero (concretamente contra la carnicería imperialista de 1914-1918). En aquel momento exponer la verdad acerca de las “tres L” fue un medio con el que resistir a la terrible contrarrevolución que pesaba sobre el proletariado. Actualmente es un instrumento del combate de esta clase para frustrar las trampas que la burguesía no se privará de montarle en el camino de su perspectiva revolucionaria. Por tal motivo este artículo mantiene hoy toda su actualidad.
“…En vida de los grandes revolucionarios las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con las campañas más desenfrenadas de mentiras y calumnias. Después de su muerte intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo de alguna forma, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar “y “engañar” a las clases oprimidas castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario y envileciéndola” (Lenin: “El Estado y la Revolución”).
Evocar estas tres figuras, su vida, su obra, su lucha es evocar la historia y la experiencia de la lucha internacional del proletariado durante el primer cuarto del siglo XX. Jamás fueron menos privadas, menos personales las vidas de estos hombres, de las más íntegramente ligados a la causa de la emancipación revolucionaria de la clase de los oprimidos, como lo fueron las vidas de estas tres figuras, de las más nobles del movimiento obrero.
Más que ninguna otra clase social en la historia, el proletariado es rico en grandes figuras revolucionarias, en militantes entregados, en luchadores infatigables, en mártires, pensadores y hombres de acción. Dicho esto y contrariamente a las otras clases revolucionarias en la historia, que solo luchaban contra las clases reaccionarias para sustituirlas por su propia dominación y la esclavización de la sociedad a sus propios intereses egoístas de clase privilegiada; el proletariado nunca ha tenido privilegios que conquistar. Su emancipación es la emancipación de todos los oprimidos y de todas las opresiones, su misión es la de la liberación de toda la humanidad de todas las desigualdades e injusticias sociales, de toda explotación del hombre por el hombre, de todas las servidumbres: económica, política y social.
Destruyendo revolucionariamente la sociedad capitalista y su Estado, construyendo la sociedad socialista sin clases es cómo el proletariado cumplirá su misión histórica y abrirá una nueva era de la historia humana, la era de la verdadera libertad y de la expansión de todas las facultades del hombre. Así, en el periodo de declive de capitalismo únicamente el proletariado y su lucha emancipadora ofrecen un lugar histórico donde se exprese todo lo que hay de progresivo en el pensamiento, en las aspiraciones, en el ideal y en todos los campos de la actividad humana. Es en esta lucha liberadora del proletariado donde la historia ha situado la fuente vivificante de las más altas cualidades morales de la humanidad: con desinterés, abnegación, entrega absoluta a la causa colectiva, coraje,... Pero se puede afirmar, sin temor a caer en la idolatría, que hasta este momento a excepción de los fundadores del socialismo científico el proletariado no ha encontrado mejores representantes, días mayores y figuras más nobles, para simbolizar su ideal y su lucha, que las de Lenin, Luxemburgo y Liebknecht.
El proletariado no tiene ni dioses ni ídolos. La idolatría es propia de una etapa atrasada y primitiva de los humanos, un arma para la conservación de las clases reaccionarias, para el embrutecimiento de las masas. Nada le es más funesto a la lucha revolucionaria del proletariado que la directriz que intenta empujar a las masas al fetichismo y a la idolatría.
Para vencer el proletariado necesita una conciencia mucho mayor y honda de la realidad y de su futuro. No está en mística alguna, por noble que ésta sea, el fundamento del que puede extraer la fuerza para ir hacia adelante y cumplir su misión revolucionaria; únicamente lo puede hacer con una conciencia crítica extraída del estudio científico y la experiencia viva de sus luchas pasadas. La conmemoración de la muerte de Lenin, Luxemburgo y Liebknecht no puede ser jamás, para los revolucionarios, un acto religioso.
El proletariado debe proseguir su lucha y necesita estudiar permanentemente su propio pasado para poder asimilar sus experiencia, tomar conciencia de ellas, apoyarse en las adquisiciones históricas, superar los errores inevitables y corregir, también por medio de la crítica, las faltas cometidas, reforzar sus posiciones políticas con la toma de conciencia de las insuficiencias y lagunas para completar su programa y, finalmente para resolver los problemas cuya solución quedó en el pasado sin resolver.
Para los marxistas revolucionarios, a quienes repugna la idolatría y el dogmatismo religioso, conmemorar las “Tres L” es extraer de su obra, de su vida y de su experiencia, los elementos para la continuidad de la lucha y el enriquecimiento del programa revolucionario. Esta tarea se sitúa en la base de la existencia y la actividad de las fracciones de la Izquierda Comunista Internacional.
No hay ejemplo más vomitivo de deformación, de falsificación más deshonesta de la obra de un revolucionario que el que ha hecho la burguesía de la obra de Lenin. Tras haberle ido a la caza, calumniado y actuado frente a él con un odio implacable durante toda su vida, la burguesía mundial se ha fabricado a su gusto un falso Lenin con el que engañar mejor al proletariado.
Se sirve de su cadáver para transformar en inofensivas sus enseñanzas y su obra. Y utiliza al Lenin muerto para matar al Lenin vivo.
El estalinismo, el mejor agente del capitalismo mundial, se ha servido del nombre de este dirigente de la revolución de Octubre para llevar a cabo la contrarrevolución capitalista en Rusia; fue citando a Lenin como masacraron a todos sus camaradas de lucha. Para arrastrar a los obreros rusos y de todo el mundo a la masacre imperialista, presentaron un Lenin “héroe nacional ruso” partidario de la “defensa nacional”.
La acción de Lenin, que fue enemigo perseverante del capitalismo ruso y mundial y de todos los renegados que se pusieron al servicio del capitalismo, no puede relatarse en un solo artículo. Su obra halla su más alta expresión en los tres puntos siguientes situados en el comienzo, en la madurez y en el final de su vida.
- En primer lugar, la noción de partido que hizo pública, en 1902, en su obra “¿Qué hacer?”.
Sin partido político revolucionario, nos muestra, el proletariado no puede hacer la revolución ni tomar conciencia de la necesidad de la revolución. El partido es el laboratorio donde se produce la fermentación ideológica de la clase. Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Construir, cimentar el partido de la revolución será el fundamento de toda su obra. Octubre de 1917 aportará la confirmación histórica de la exactitud de este principio. Gracias a la existencia de ese partido revolucionario, que fue el partido bolchevique de Lenin, el proletariado ruso pudo salir victorioso en Octubre.
- Seguidamente la posición de clase contra la guerra imperialista en 1914.
El proletariado no solamente rechazará toda clase de defensa nacional del régimen capitalista si no que trabajará, con sus luchas de clase, por la derrota de su propia burguesía, por el derrotismo revolucionario; actuará, con la lucha de clase revolucionaria, por la confraternización de los soldados de los dos frentes imperialistas, por la transformación de la guerra imperialista en guerra civil y por la revolución socialista.
Lenin denunció a todos los falsos socialistas que traicionando al proletariado se ponían al servicio de la burguesía; denunció violentamente a quienes vociferaban que se acabase la guerra pero vacilaban a la hora de romper con los traidores y los renegados. Proclamó la necesidad de la formación de una nueva Internacional y de nuevos partidos donde los traidores y los oportunistas no tuviesen derecho a estar.
- Finalmente demostrará que la época imperialista es el último periodo del capitalismo, el periodo de las guerras imperialistas, y que solamente el proletariado puede darle fin por medio de la revolución. Esta tesis de Lenin se confirmó con el estallido de la revolución en Rusia, y seguidamente en Alemania, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Esta tesis volvió a confirmarse trágicamente cuando las derrotas de la revolución y la masacre física e ideológica del proletariado mostraron las condiciones de la reanudación de la guerra imperialista mundial, la guerra de 1939-45. En fin, Lenin demostró en la práctica, en 1917, que la transformación de la sociedad no puede hacerse por la vía pacífica de reformas sino que necesita la destrucción violenta hasta el fondo y por completo, del estado capitalista y la instauración de la dictadura del proletariado contra la clase capitalista.
La victoria de la Revolución de Octubre, la construcción de la Internacional Comunista, partido de la Revolución mundial, las Tesis fundamentales de la Internacional Comunista son la coronación de la obra de Lenin, el punto culminante, la posición más avanzada alcanzada por el proletariado en el periodo precedente.
La muerte de Lenin coincide con el reflujo de la Revolución y las derrotas del proletariado. En este periodo de retroceso la ausencia de Lenin ha pesado fuertemente en el movimiento revolucionario. Bien que la obra de Lenin, aunque muy rica no está exenta de errores y lagunas y es a los revolucionarios de hoy a quienes compete corregir y superar los errores históricos del proletariado; pero Lenin por su obra y su práctica revolucionarias logró avanzar un gigantesco y decisivo paso en el camino de la revolución y por eso mismo será recordado como un guía inmortal del proletariado.
La obra de Rosa Luxemburgo es, incluso hoy, profundamente desconocida no solo para las masas sino también para los militantes mejor informados.
La aportación de Rosa L. a la teoría marxista hace de ella la alumna y la continuadora más brillante y profunda de Karl Marx.
Su análisis de la evolución de la economía capitalista proporciona la única explicación científica de la crisis última y permanente del capitalismo. Es imposible abordar seriamente el estudio de la época del imperialismo en que vivimos, la inexorabilidad de la crisis económica y de las guerras imperialistas sin basarse en el penetrante análisis de Rosa. Dando una solución científica a los problemas de la reproducción ampliada y de la acumulación del capital que se encontraban inacabadas en Marx, Rosa ha librado el socialismo del atolladero en que estaba para situarlo en su necesidad objetiva. Sin embargo Rosa Luxemburg no fue solo una gran teórica y una economista erudita sino que fue ante todo una combatiente revolucionaria.
Líder incontestable de la Izquierda de la Socialdemocracia alemana desde muy joven denunció la degeneración oportunista de la 2ª Internacional. A la cabeza de la Izquierda, junto con su compañero de armas Karl Liebknecht, rompe con la Social-democracia, durante la Guerra de 1914-18, por su traición y puesta al servicio de la burguesía y de Guillermo II.
Los años que estuvo en prisión, por su actividad contra la Guerra, no pudieron calmar su ardor revolucionario. A la salida de prisión organiza el Spartacus Bund y se implica en la lucha por la revolución socialista en Alemania. En algunos puntos, la historia ha confirmado la exactitud de las posiciones de Rosa en oposición a las de Lenin y concretamente las referentes a la cuestión nacional y colonial ante las que Rosa denunciaba el error de la posición de la “liberación nacional” y el del “derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos” puesto que siendo ambos esencialmente burgueses e históricamente reaccionarios no podían si no desviar al proletariado de los pequeños países oprimidos de su terreno de clase y reforzar de hecho al capitalismo internacional.
Los acontecimientos en los Países Bálticos, la revolución nacional turca y toda una serie de revoluciones nacionales, la china en 1927, confirmarían experimental y trágicamente las advertencias de Rosa L.
Los nuevos partidos que el proletariado hoy necesita construir solo pueden significar un paso adelante si integran la tesis fundamental de Rosa sobre la cuestión nacional y profundizan en ella. Algunas otras críticas y ciertas advertencias de Rosa ante la revolución rusa, referentes a la libertad y la violencia en la revolución, deben servir de materiales, unido a la experiencia posterior en Rusia, del establecimiento del nuevo programa de los partidos de clase.
Karl Liebknecht es la otra gran figura de la Revolución alemana de 1919. Diputado en el Reichstag, rompe la disciplina del grupo parlamentario y pronuncia desde lo alto de la tribuna del Parlamento su requisitoria contra la guerra imperialista. “El enemigo está en nuestro propio país” proclama sin cesar Liebknecht y llama a los obreros y a los soldados a la confraternización y a la revuelta. Su ánimo ardiente galvanizará las energías revolucionarias y la Revolución de 1918 le encontrará junto a Rosa Luxemburgo a la cabeza de las masas proletarias, en la vanguardia de la batalla.
La Socialdemocracia alemana, para salvar al capitalismo de la amenaza de la revolución, desencadena la más sangrienta represión contra el proletariado; pero la masacre de decenas de miles de proletarios no le basta. Mientras Rosa y Liebknecht sigan vivos, no puede quedarse tranquila; les busca, quiere atraparles y, finalmente, lo conseguirá y hará que su policía los asesine durante el traslado de una prisión a otra.
Hitler no inventó nada; Noske, ministro socialista y perro feroz de la burguesía, le dio la primera lección y le abrió el camino, igual que Stalin le mostró la manera de transformar millones de obreros en prisioneros políticos y cómo masacrar masivamente a los revolucionarios.
El asesinato de Rosa y de Karl decapitará la revolución alemana y la revolución mundial durante muchos años. La ausencia de estos líderes fue un golpe terrible para el movimiento obrero internacional y la Internacional Comunista.
Si bien el capitalismo puede asesinar a los dirigentes de la revolución y, momentáneamente celebrar su victoria sobre el proletariado empujándole a nuevas guerras imperialistas, el sistema no puede resolver siempre las contradicciones de su régimen que le precipitan en los abismos de la destrucción generalizada.
Lenin. Karl y Rosa murieron pero sus enseñanzas continúan vivas; constituyen el símbolo de la lucha a muerte contra el capitalismo y la guerra, por la única vía a la que puede optar la humanidad: la revolución proletaria.
Siguiendo su camino, continuando su obra, inspirándose en su ejemplo y en su enseñanza es cómo el proletariado internacional hará triunfar la causa por la que ellos cayeron: la causa del proletariado y del socialismo.
L’Étincelle
Enero-febrero 1946
A finales de enero de 1939 se produjo el primer gran éxodo de población en Europa Occidental, la retirada de los españoles.
Casi medio millón de españoles, en su mayoría civiles (entre ellos mujeres, niños y ancianos), huyen hacia la frontera pirenaica. Una tragedia para una población ya martirizada por la guerra civil. Ya en 1936, una primera oleada de 15 000 refugiados se dirigió a Hendaya tras la toma del País Vasco y Asturias por las tropas insurgentes franquistas. En 1937, una segunda oleada de 120 000 civiles abandonó el territorio español al final de la campaña del Norte huyendo de matanzas y miseria. Pero el episodio final del invierno de 1939, tras la entrada franquista en Cataluña y la caída de Barcelona, provocó una salida forzada y masiva hacia un nuevo infierno. Hay muchos testimonios de los sufrimientos y la angustia que acarreó ese éxodo: "Éramos todos refugiados", cuenta Henri Melich [104], evocando los bombardeos, la larga espera en la frontera, los registros. “Hasta que llegamos, no sabíamos adónde íbamos.” "Llegamos en un carro, había tres familias en él, yo tenía 13 años, caminaba al lado de mi padre."
Al igual que Henri Melich, “los refugiados se amontonaban en la frontera para escapar de la venganza de los vencedores. A menudo llegan a pie, atravesando las sierras, a pesar del inclemente invierno. Después de esperar varios días antes a que se nos permitiera entrar en territorio francés, envían a mujeres y niños a zonas remotas de los Pirineos y los hombres menores de 50 años son llevados a campamentos improvisados en las playas del Rosellón. Se dispersa a las familias por todo el país. Una última oleada de refugiados abandonó en barcos el sureste de España a finales de marzo arribando a Argelia”.[1]
Las autoridades francesas controlaban militarmente los distintos pasos, con una brutalidad sin precedentes. Previamente la gendarmería identificaba y registraba sistemáticamente; se desarmaba a los soldados españoles del ejército "republicano". A lo largo de la frontera, se organizó de manera atropellada un aparente suministro y alguna que otra vacuna. Cansancio, hambre, frío.... ¡Y eso sólo era el principio del calvario para los refugiados! Iban a descubrir la abominación de los campos, la realidad innoble del Estado "democrático" francés, bajo el gobierno del "republicano" Daladier.
Los campos de "acogida" como los de Amélie-les-Bains, Le Boulou, etc., recibieron a los primeros refugiados demacrados, agotados, hambrientos y congelados hasta la muerte. Se les internó también en otros lugares de "alojamiento", como Rieucros (inaugurado el 21 de enero de 1939), oficialmente nombrados "campos de concentración". El ministro Albert Sarraut dijo de estos campos de "acogida": "El campo de Argelès sur Mer no será un centro penitenciario, sino un campo de concentración. No es lo mismo".[2]
Esos campos en Francia prefiguran el universo de los campos de concentración que se va a extender por toda Europa durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1939 había 90.000 refugiados en Saint-Cyprien, 50.000 en Barcarès, 77.000 en Argelès, etc. Los numerosos campos de "concentración" del Rosellón se organizaron de la siguiente manera: “tres lados erizados de alambradas, el cuarto lado abierto al mar. En cada campo, un espacio disciplinario, con un poste en el que se encadena a personas recalcitrantes; los motivos de castigo varían: desde la acusación de hacer política hasta la negativa a saludar a un guardia. Las condiciones de vida son deplorables: falta de higiene, malnutrición, promiscuidad”[3].
Los refugiados eran tratados como "indeseables", "apestados", especialmente los sospechosos de "perturbar el orden público", sobre todo los "revolucionarios". Se establecieron campos especiales para refugiados políticos, como el de Septfonds, donde instalaron a muchos exiliados que se reivindicaban comunistas. A los anarquistas los metieron en el campo de Le Vernet (incluidos los combatientes de la columna Durruti). Estos campos disciplinarios eran auténticos mundos de horror. Arthur Koestler comparaba, en algunos aspectos, el campo de Le Vernet con el campo de Dachau en Alemania. Incluso llegó a decir que "desde el punto de vista de la alimentación, la instalación y la higiene, Le Vernet era peor que un campo de concentración nazi".[4]
En las primeras semanas después de cruzar la frontera, se “aparcaba” a todos los refugiados detrás de alambradas, que a menudo se veían obligados a erigir ellos mismos. Les lanzaban el pan por encima de aquellas, pues no había lugar donde comer. A menudo no tenían nada que beber, excepto agua de mar. Sin protección, se veían obligados, como en Argelès, a cavar agujeros en la arena desde la primera noche de su llegada a territorio francés, para poder dormir y protegerse del frío. A veces su improvisada cama se convertía en su propia tumba. Muy rápidamente, sus cuerpos tan debilitados se infestaron de parásitos y enfermedades: a chinches y sarna, se añadieron la tuberculosis, neumonía, disentería, fiebre tifoidea, malaria, etc. La asistencia médica de la Cruz Roja tardó en llegar. Según el historiador B. Bennassar, entre 5.000 y 14.600 refugiados españoles murieron en los campos ya solo durante los primeros seis meses del éxodo. La promiscuidad, la falta de intimidad y la humillación eran cotidianas, al igual que las vejaciones constates y los castigos de los esbirros del Estado francés. La más mínima revuelta daba lugar a represalias infames por parte de militares, fusileros senegaleses o gendarmes. En Argelès, por ejemplo, a los refugiados recalcitrantes los encerraban desnudos impidiéndoles dormir por la noche[5]. En los campos disciplinarios, la humillación y los abusos se aderezaban con una represión feroz contra los refugiados sospechosos de ser militantes de la clase obrera. A algunos los metían en celdas insalubres y húmedas, como las del castillo de Collioure. La muerte de refugiados políticos por malos tratos y torturas no era infrecuente. Un informador de la Comisión Internacional de Socorro a los Niños Refugiados [105] describió el campo de Bois-Brûlé en el departamento de Loir-et-Cher) como "uno de los peores" que había visitado: "Unos 250 refugiados vivían en barracones sucios, en los que la temperatura rondaba los cero grados (...) El suelo estaba cubierto de orina congelada".
Carmen Lázaro, zaragozana de nacimiento, da testimonio [106] de su internamiento en ese campo: "Recuerdo que a mí con otros compatriotas, nos metieron a culatazos en vagones de ganado. A las madres se nos dijo que nos llevaban al campo de concentración de Bois-Brûlé. En el tren nos vacunaron (¡con vacunas caducadas!) y yo me puse muy enferma. Permanecimos en ese campo hasta febrero de 1940. Sufrimos del frío porque aquel invierno fue muy crudo, y de desnutrición (un pan que quedaba congelado durante el día, para siete personas y una lata de conservas con caldo caliente)”. Además, a muchos refugiados solían utilizarlos en muchos lugares como mano de obra sobreexplotada a voluntad, para las necesidades de la economía de guerra del imperialismo francés. Así fue, por ejemplo, en labores agrícolas en el sur de Francia o en las minas de carbón (las de Decazeville por ejemplo). Muchos fueron luego alistados como carne de cañón en la Resistencia y en el ejército francés (especialmente en la Legión Extranjera)[6]. Los "fugitivos del infierno español se transformaron en soldados del imperialismo francés"[7] Todos los que intentaban volver a España o eran rechazados por las autoridades francesas, se arriesgaban a vérselas ante los pelotones de ejecución franquistas! Muchos de los que permanecieron en Francia acabaron siendo deportados a los campos nazis.
La cruda realidad de los campos de refugiados españoles en Francia, silenciada e ignorada durante mucho tiempo[8], dio lugar a un discurso oficial falaz tendente a enfrentar la "humanidad" del Frente Popular, su "generosidad" contra la "dureza" de una "derecha conservadora" bajo el gobierno de Daladier (que era por su parte "radical-socialista", algo así como una “izquierda republicana”, un partido que tras formar parte del Frente Popular se alió a la derecha). Así, la tradición francesa del llamado "derecho de asilo" y de los "valores republicanos" sólo habría sido violada durante unos pocos "años oscuros". ¡Mentira! La realidad de las abominables condiciones de supervivencia de aquellas masas de refugiados contradice tal siniestra fábula. Revela la perfecta continuidad entre las medidas de represión policial y los discursos xenófobos. ¡Y eso mucho antes de que cayera el Frente Popular! La desconfianza y los prejuicios oscurantistas hacia esos "extranjeros", considerados como ganado, estaban bien arraigados en la población del "país de acogida". Sobre todo, había que atrapar a esos "indeseables" sospechosos de haber venido a Francia a "alborotar". A los militantes obreros se les consideraba y se les trataba como si fueran criminales. Como dijo el Ministro del Interior, Roger Salengro, ya en 1936: "Me han informado de que los refugiados españoles en nuestro territorio se dedican a la propaganda anarquista activa. Tengo el honor de pedirles que sigan muy de cerca esas acciones, cuyos autores deben ser objeto de una vigilancia estrecha, y hacia los cuales les ruego que adopten o me propongan medidas de alejamiento que consideren útiles (...) Quisiera señalar a este respecto que toda devolución de nacionales españoles considerados indeseables en Francia por sus acciones revolucionarias sólo podrá realizarse por el puesto fronterizo de Cerbère".[9] En esa misma línea, su sucesor Albert Sarraut (ministro del segundo gobierno de León Blum antes de su dimisión en abril de 1938), se distinguió por sus violentos discursos y diatribas xenófobas. Así describía este ministro radical-socialista, inspirado en la paranoia estatal y el odio a "comunistas" y anarquistas, a los refugiados políticos españoles: "lo sospechoso y sombrío del éxodo español", los "forajidos", "esas inmundicias de la humanidad que han perdido todo sentido moral y que serían un peligro muy grave para nosotros si los mantuviéramos en nuestro suelo". Son "basura". "Se han dado las instrucciones más severas a los prefectos, a todos los servicios de policía del territorio para que registren todos los ámbitos y estrechen al máximo las mallas de vigilancia en todos los cenáculos extranjeros. Buscamos cada día, hacemos redadas y depuramos a diario; nuestras cárceles lo saben bien”.[10]
Ese celo sañudo demuestra que ya antes de que se establecieran los campos y se persiguiera a los militantes refugiados de 1939, ya era difícil zafarse de las redes represivas. La propaganda burguesa utilizó los horrores del franquismo para tratar de minimizar y ocultar su propia responsabilidad y los crímenes del "campo democrático" antes y durante la IIª Guerra. Esa es una de las razones por las que el destino de los refugiados españoles fue ignorado durante mucho tiempo a favor de la cobertura hipermediatizada de los campos nazis. No hay diferencia de naturaleza entre esos dos regímenes políticos, entre la barbarie fascista, nazi o franquista y la de los Estados democráticos. Todos ellos son producto del mismo sistema capitalista y expresan la misma realidad de la sociedad capitalista decadente. En cualquier caso, la democracia sigue siendo el medio más sutil para dominar y justificar la guerra y la mejor manera de ocultar los propios crímenes.
Ante el trato infligido a todos los refugiados españoles, la represión y la barbarie contra los civiles, no podemos sino recordar la famosa denuncia de Rosa Luxemburgo de la guerra imperialista: “Manchada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así aparece la sociedad capitalista; así es. No es cuando, bien relamida y honrada, se viste con los oropeles de la cultura y la filosofía, de la moral y el orden, de la paz y la ley, sino cuando se asemeja a una bestia salvaje, cuando danza el Sabbat de la anarquía, cuando exhala su pestilencia sobre la civilización y la humanidad, entonces aparece en toda su descarnada desnudez, tal como realmente es”[11].
H, 28/01/2019 (Publicado por Révolution internationale)
[1] “Réfugiés espagnols : quand la France choisissait l’infamie [107]” (Refugiados españoles : cuando Francia optó por la infamia), diario Libération (9/09/2015).
[2] Geneviève Dreyfus-Armand, Émile Témime, Les Camps sur la plage, un exil espagnol. (Los Campos en la playa, un exilio español). “Campo de concentración” es pues el término administrativo usado por las propias autoridades francesas.
[3] P.-J. Deschod, F. Huguenin, La République xénophobe (2001)
[4] Citado y recogido por Arthur Koestler, Escoria de la tierra (1947).
[5] Contaba la madre de un militante de la CCI, internada durante 11 meses en Argelès, que si el médico del campo decidía hospitalizar a un niño pequeño era como sentenciarlo a muerte: las monjas que trabajaban de enfermeras en el hospital de Perpiñán no proporcionaban el menor cuidado a “esos hijos de rojos", cuyos padres eran todos considerados como perseguidores de eclesiásticos durante la guerra de España. Esta realidad fue confirmada por la propia madre de la refugiada, la cual permaneció en el hospital con su bebé a principios de 1940. Por eso podían presenciarse cerca de las alambradas escenas insoportables de madres llorando tratando de evitar que sus hijos les fueran arrebatados y repelidas a culatazos por los gendarmes.
[6] Los primeros tanques aliados que entraron en París el 24 de agosto de 1944, de la IXª compañía de la IIªDB de Leclerc, “la Nueve”, los conducían refugiados españoles.
[7] “Semailles d’un carnage impérialiste” (‘‘Siembras de una carnicería imperialista’’), Communisme n° 23 (15/02/1939).
[8]El silencio sobre estos campos en lo que a documentación se refiere lo impuso explícitamente el Estado francés después de la 2ª Guerra mundial. Hasta los años 70 era imposible consultar los archivos de las prefecturas (por ejemplo la de Perpiñán) sobre este tema, considerado como tema “sensible” que debía mantenerse como secreto de Estado. En caso de mención de esos hechos evidentes para tanta gente, se minimizaban, se justificaban y eso cuando el estado francés no se jactaba de lo bien que había recibido a los refugiados españoles. ¿Por qué sensible? Pues por la sencilla razón de que los “campos de concentración” es cosa de nazis y el hecho de que se asimilara lo practicado por la democrática Francia a la barbarie nazi era insoportable para la burguesía francesa. Por esta misma razón tampoco les interesaba hablar demasiado del tema, en aquellos años de posguerra, a los partidos políticos españoles en el exilio. Y los que sufrieron en esos campos preferían no hablar mucho de ello en su entorno porque, sencillamente, la gente de la calle “no podía dar crédito a semejante cosa”.
[9] Circular del 3/11/1936 del ministro del Interior, Roger Salengro, Archives Nationales, CHAN, F/1a/3587 en La République xénophobe.
[10] Sesiones del 10 y 14 de marzo de 1939 en la Cámara de los diputados (La République xénophobe.)
[11] La crisis de la Socialdemocracia, Rosa Luxemburg.
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En noviembre del 2018, los dos grupos principales de la izquierda comunista en Gran Bretaña, la CCI y la Communist Workers Organisation[1], organizaron varios encuentros en Londres sobre el centenario de la Revolución Alemana. En ambas reuniones era evidente que existe un acuerdo fundamental sobre los puntos clave de esta experiencia:
No obstante, hubo claros desacuerdos entre nuestras organizaciones, que emergieron en la reunión de la CWO y se debatieron más ampliamente en la reunión de la CCI de la semana siguiente, a la que asistió un miembro de la CWO[4]. Estos desacuerdos se plantean en el artículo de la CWO que acabamos de mencionar:
``Siendo, así las cosas, nos sorprendió que un miembro de la Corriente Comunista Internacional (la única otra organización presente en la discusión), y cuyos otros compañeros hicieron contribuciones positivas al debate, planteó la cuestión de que agosto de 1914 era una fecha demasiado temprana para que el grupo internacionalista se separara de la socialdemocracia alemana. Sorprendentemente, argumentó que en agosto de 1914 no se podía hablar de una traición definitiva al movimiento obrero internacional.
Continuó diciendo que tanto la CCI como la TCI provienen de la tradición de la Izquierda Comunista italiana y que, siendo así, deberíamos ver que este caso es igual que la huida al exilio de los miembros del Partido Comunista de Italia (Pcd'I) en los años 20, que vieron como el partido que habían fundado fue copado por 'centristas' como Gramsci y Togliatti, con el apoyo de la Internacional Comunista (aunque la Izquierda todavía era mayoría en el Pcd'I). Sin embargo, como no creían tener pruebas definitivas de que esto significaba la ruptura final e irrevocable de la Tercera Internacional con la revolución mundial (y dados los bruscos cambios de posición de la Comintern, este fue un periodo de gran confusión) decidieron que se agruparían en torno a una 'fracción'. El objetivo de la Fracción era: o bien persuadir a la Comintern de volver al internacionalismo proletario, o, si no se tenía éxito y la Internacional acababa demostrando definitivamente su traición a la clase obrera, formar entonces el núcleo de un nuevo partido.
En realidad, la Fracción acabó decidiendo que la Internacional se había pasado al otro lado de la barricada en 1935 (con la adopción del Frente Popular). Sin embargo, quedó dividida, entonces, entre los partidarios de Vercesi, que creían que el partido solo podía formarse en condiciones que hicieran posible su existencia como organización de masas (parecido a lo que defendía Luxemburgo), y aquellos que querían empezar a formarlo ya en los años 30. La cuestión nunca se resolvió y la Fracción colapsó en 1939.
Nosotros respondimos que Alemania en 1914 y los camaradas italianos en los años 20 eran dos casos distintos. Como muestra el análisis precedente, el voto para los créditos de guerra del SPD fue una traición clara y obvia a la causa de la clase obrera. Y no se trata aquí de un juicio en retrospectiva. Había ya socialistas en aquella época (como Lenin, pero no exclusivamente) que lo dijeron alto y claro. Se necesitaba una nueva bandera en torno a la cual pudiera organizarse la clase obrera revolucionaria. Cuanto antes se levantara esa bandera, antes podrían trabajar los revolucionarios en pos del movimiento que acabaría estallando, antes o después, contra la guerra. Y el hecho de que Alemania fuera un Estado federal saturado de localismo hizo todavía más urgente esta tarea´´.
Hemos citado ampliamente a la CWO para asegurarnos de que nuestra respuesta trata fielmente sus posiciones, aunque para ello, tendremos que empezar por tratar algunas inexactitudes en el texto de la CWO, en lo que respecta tanto a ciertos elementos históricos como a nuestra visión de los mismos.
Para empezar, es erróneo decir que para la CCI ''agosto de 1914 no supuso una traición definitiva al movimiento obrero internacional''. Por el contrario: la capitulación de la mayoría de los socialdemócratas, dentro y fuera del parlamento, fue sin duda una traición definitiva de todo lo que la socialdemocracia internacional había defendido y votado en la mayoría de sus congresos internacionales. Confirmó que el ala derecha oportunista de la socialdemocracia, que militantes como Luxemburgo habían combatido con determinación desde finales del siglo XIX, había cruzado al campo enemigo – un paso desde el que no hay vuelta atrás.
Nuestra posición, sin embargo, es que la traición de una parte sustancial de la organización no significaba todavía que todo el partido se hubiera integrado en el Estado capitalista; que precisamente – y contrariamente a lo que defienden algunos anarquistas – el hecho de que la socialdemocracia no había sido burguesa desde el principio, provocó que la traición de agosto de 1914 precediera a una gran batalla en el partido, a una marea de reacciones contra esa misma traición, muchas de las cuales eran confusas e imprecisas, ligadas a concepciones centristas y pacifistas, pero que aun así expresaban en su raíz una reacción internacionalista proletaria contra la guerra. Los más claros, los más resueltos y los más famosos de entre ellos eran los Espartaquistas. Y mientras esta batalla continuó, mientras las diversas oposiciones a la nueva línea oficial pudieron operar en el partido, la cuestión de la fracción, de una lucha interna organizada por el ''alma'' del partido – hasta que se purgara a los traidores o se expulsara a los internacionalistas – era todavía plenamente relevante[5].
En una discusión interna sobre lo que caracteriza al centrismo, que publicamos en 2015, nuestro camarada Marc Chirik dio toda una serie de ejemplos al respecto del movimiento de oposición en el SPD después de agosto de 1914, tanto dentro del parlamento como en el partido en general. La expresión más resuelta de esta reacción la hallamos en el grupo de Luxemburgo y Liebknecht, que no esperó a que la clase se movilizara masivamente, sino que desde el primer día de la guerra empezaron a organizar su resistencia en lo que más tarde se denominaría el Spartakusbund, e intentaron reagrupar las fuerzas internacionalistas del partido en torno a la consigna ''no dejéis el partido en manos de los traidores''. No mucho después, muchos diputados anunciaron su decisión de no votar a favor de más créditos de guerra; llegaban resoluciones de muchas organizaciones locales del SPD pidiendo a la dirección que abandonara la política de la Union Sacrée (Unión Sagrada); se formó un ''colectivo obrero socialdemócrata'' que constituiría el núcleo del USPD, el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania; se publicaron panfletos y manifiestos y se llamó a manifestaciones contra la guerra en solidaridad con Karl Liebknecht, por su oposición intransigente al militarismo de la clase dominante. Para Marc Chirik esto fue una confirmación de que:
''Lo que no es cierto siquiera para la vida de un individuo, se convierte en algo del todo absurdo en el ámbito de un movimiento histórico como el del proletariado. Aquí el paso de la vida a la muerte no se mide en segundos ni en minutos, sino en años. El momento en el que un partido firma su sentencia de muerte y su muerte definitiva no son la misma cosa. Esto es algo, quizá, difícil de entender para los fraseólogos radicales, pero es bastante comprensible para el marxista que no tiene el hábito de abandonar el barco como una rata cuando empieza a entrar agua. Los revolucionarios entienden el significado histórico de las organizaciones que la clase hace nacer, y mientras éstas todavía tengan un soplo de vida, luchan por salvarlas, por conservarlas para la clase[6]´´.
Tampoco es cierto que la situación de los revolucionarios alemanes en 1914 fuera esencialmente diferente a la de los camaradas de la Izquierda italiana, que decidieron formar una fracción para luchar contra la degeneración del Partido Comunista de Italia en los años 20. Al contrario: en ambos casos, tenemos un partido que empieza a estar dominado cada vez más por una facción abiertamente burguesa (social-chovinistas en el SPD, estalinistas en el PC), y una oposición dividida entre un centro vacilante y una izquierda revolucionaria. Una izquierda revolucionaria que, correctamente, decide que incluso si la balanza se está inclinando en contra de la clase, luchar mientras sea posible por las tradiciones y el auténtico programa del partido sigue siendo un deber elemental, mientras siga quedando algo de vida proletaria en su interior. A diferencia de esto, el método de la CWO al describir la situación del SPD en 1914 tiene un curioso parecido con su antigua posición (esencialmente consejista) de que los Bolcheviques y los Partidos Comunistas ya eran completamente burgueses en 1921, y que todo aquél que pensase lo contrario era básicamente un apologista de sus crímenes posteriores.
También podríamos tratar la forma extremadamente simplista en la que se ha presentado la historia de los debates de la Fracción italiana hasta 1939, pero es mejor que volvamos a esta cuestión en otro artículo, ya que la CWO ha vuelto a publicar recientemente un artículo de Battaglia Comunista[7] sobre la cuestión de la fracción y el partido, con una larga introducción de la CWO que expone muchas de sus críticas a la CCI, no sólo en torno a la cuestión de la fracción y el partido sino también en lo que respecta a nuestro análisis de la situación mundial[8]. No obstante, uno de los puntos principales que salen a flote tanto en el artículo de Battaglia como en su nueva introducción, es la idea de que una fracción es simplemente un círculo de discusión que tiene poco interés en intervenir en la lucha de clases: como ellos mismos dicen al final de su artículo sobre la reunión pública: ``No estamos en una época de fracciones ni círculos de discusión. Es hora de formar núcleos de revolucionarios en todas partes, y hacerlos converger en la creación de un partido revolucionario internacional e internacionalista, como preparación para los conflictos de clase futuros´´.
Si el grupo Espartaquista – a pesar de sus muchas debilidades – asumió esencialmente el rol de una fracción del SPD, cuya prolongada dinámica de degeneración se vio bruscamente precipitada a la ruptura final que siguió al punto de inflexión de agosto de 1914, entonces el trabajo de fracción es algo evidentemente diferente de la retirada a debates académicos separados de la realidad diaria de la guerra y la lucha de clases. Al contrario, no hay duda de que los Espartquistas ''levantaron la bandera'' de la lucha de clases contra la guerra. Dentro del SPD, el Spartakusbund tenía su estructura organizativa propia, publicaba su propio periódico, repartía panfletos y era capaz, junto a algunos de los elementos más radicales de la clase (en particular los ''delegados revolucionarios'' u Obleute de los centros industriales) de organizar manifestaciones que reagrupaban a miles de obreros. Los espartaquistas exigieron poder mantener su estructura organizativa propia como prerrequisito para ingresar en el USPD, casi 3 años después del inicio de la guerra, en abril de 1917, tras la expulsión masiva de los opositores del SPD. Esta decisión se tomó, como dijo Liebknecht, ''para poder impulsarnos hacia delante, para tener una plataforma para nuestra posición y poder llegar a miles de personas''. Como comenta Marc en su texto: ``En un momento como ese, la validez de esta estrategia es algo más que dudoso, pero una cosa está clara: si se les presentó esa cuestión a Luxemburg y Liebknecht, es porque consideraron correctamente al USPD como un movimiento centrista, y no como un partido de la burguesía´´. En resumen, el trabajo de fracción de los Espartaquistas continuó, ya dentro o fuera de otro partido más grande, como una fuerza independiente que buscaba crear las condiciones para un nuevo partido, purgado tanto de elementos burgueses como centristas – y lo mismo puede decirse de la Izquierda italiana de finales de los años 20 y principios de los 30, tras su expulsión del partido e incluso tras reconocer que los PC se habían pasado al enemigo.
Así, parte de la crítica de la CWO a los espartaquistas por haber permanecido demasiado tiempo en el viejo partido se basa en una idea equivocada del papel de una fracción, como si se tratase de un círculo de discusión cuya actividad está, en cierto sentido, en contradicción con la formación de un núcleo revolucionario que prepare el terreno para el futuro partido mundial. Al contrario: ese era precisamente el concepto de fracción que elaboró la Izquierda italiana. La diferencia está en otra parte: en el reconocimiento (compartido tanto por Luxemburgo como por la Izquierda italiana) de que la constitución de un nuevo partido mundial no puede darse sólo por fuerza de voluntad de los revolucionarios, sino que depende de un proceso mucho más amplio y profundo de maduración en la clase.
La presentación de la CWO en el encuentro y el artículo que la siguió pone mucho énfasis en la diferencia entre espartaquistas y bolcheviques:
``En Rusia, se estimaba que los bolcheviques contaban con unos 8.000-10.000 miembros a principios de 1917, pero tenían presencia en casi cada pueblo y ciudad, y lo más importante, se habían fundido con la misma clase obrera. Así, cuando surgió el movimiento revolucionario, no sólo fueron capaces de liderarlo sino de crecer en su interior. Los obreros exigieron espontáneamente el ''poder a los Soviets'' en febrero de 1917 (aún vivo el recuerdo de 1905) pero para verano de 1917 era ya evidente que sólo un partido defendía ''todo el poder para los soviets'', y ese partido, según la mayoría de las estimaciones, llegó por entonces a los 300.000 miembros´´.
Ciertamente, los bolcheviques fueron la vanguardia del movimiento revolucionario de los años 1914-19. En la cuestión de la guerra, la delegación bolchevique de Zimmerwald defendió una posición mucho más firme que la de los espartaquistas: junto a los ''radicales de izquierda'' alemanes propusieron la consigna de ''convertir la guerra imperialista en guerra civil'', mientras que la delegación espartaquista tendió a hacer concesiones al pacifismo. En su práctica concreta en una situación revolucionaria, los bolcheviques fueron capaces de analizar el equilibrio de fuerzas entre las clases con gran lucidez, y jugar así un papel clave en momentos decisivos: en julio, cuando fue necesario esquivar las provocaciones de la burguesía, que estaba intentando llevar a los obreros revolucionarios a un enfrentamiento armado prematuro; en octubre, cuando Lenin insistió en que las condiciones para la insurrección habían madurado definitivamente y que era vital dar el golpe antes de que el momento pasase[9]. Todo ello está en trágico contraste con el joven Partido Comunista Alemán, que cometió el error monumental de morder el anzuelo de la burguesía en enero de 1919 en Berlín, en buena medida debido a que el líder espartaquista, Liebknecht, rompió la disciplina de partido llamando a una insurrección armada inmediata[10].
Sin embargo, la capacidad de los bolcheviques para cumplir con su cometido no puede reducirse a que estaban ''fundidos'' con la clase. De lo que se trata aquí es del producto de una larga lucha por la claridad política y organizativa en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que permitió a los bolcheviques entender qué era lo que de verdad estaba en juego tras la insurrección de febrero, incluso si ello requería una lucha resuelta en el partido contra la fuerte tendencia a apoyar la democracia burguesa y asumir una posición ''defensista'' en la guerra – en esto consistieron los debates en torno a las Tesis de abril de Lenin[11]. El hecho de que los bolcheviques salieron fortalecidos de estos debates, y determinados a luchar por el poder de los soviets, fue el producto de dos factores esenciales: por un lado, su solidez organizativa, que hizo posible mantener la unidad del partido a pesar de las graves disensiones que surgieron en el curso del proceso revolucionario; y por otro, el hecho de que desde el principio, su programa político – incluso cuando no era tan claro como llegó a serlo tras 1917 – estuvo basado siempre en el principio de la independencia de clase frente a la burguesía, en contraste con la otra tendencia principal de la socialdemocracia rusa, los mencheviques. Pero a lo que de verdad apunta todo esto es a que en los años que separan el nacimiento del Bolchevismo con el estallido de la revolución, los bolcheviques habían asumido ellos mismos la función de una fracción revolucionaria en el seno del partido ruso y de la II Internacional.
El rigor de los bolcheviques en cuestiones organizacionales y programáticas era uno de los componentes de su capacidad para pasar de la fracción al partido; el otro fue la rápida maduración del proletariado ruso en sí. Era éste un proletariado mucho menos vulnerable a las ilusiones reformistas que sus hermanos y hermanas de clase en Alemania: tanto a nivel de sus condiciones de vida como a nivel de condiciones políticas, marcadas entonces por el régimen zarista, que hicieron que su lucha tomara un carácter necesariamente explosivo y revolucionario, que en cierto sentido, ya anunciaba las condiciones que tendría que enfrentar las clase obrera de los países más avanzados en la nueva era de la decadencia del capitalismo. El proletariado ruso, definitivamente privado de construir organizaciones defensivas de masas dentro del viejo sistema, hizo nacer en 1905 la forma de organización del soviet, y disfrutó de un impagable preámbulo de lo que significa hacer una revolución. También debe tenerse en mente que el proletariado ruso se enfrentaba a una burguesía mucho más débil, mientras que los obreros alemanes se verían catapultados a la lucha revolucionaria contra una poderosa clase dominante, que sabía que podía contar con el apoyo del SPD y los sindicatos, así como del de la burguesía mundial. Desde este punto de vista, podemos entender mejor por qué no se puede reducir la cuestión a una especie de presencia física de los revolucionarios en el seno de la clase obrera, por importante que esto sea. Los socialdemócratas alemanes, ciertamente, disfrutaban de una gran presencia en la clase obrera, en todos los aspectos de su vida – económicos, políticos y culturales. El problema era que esta influencia en la clase se estaba enfocando cada vez más a la institucionalización y, por tanto, neutralización de la lucha de clases. La diferencia clave entre el SPD y los bolcheviques fue la capacidad de estos últimos para mantener y desarrollar la autonomía de clase del proletariado.
Por último, para entender de verdad la diferencia entre bolcheviques y espartaquistas, y profundizar en las inmensas dificultades que tuvieron que afrontar las minorías comunistas durante la oleada revolucionaria que siguió a 1917, debemos integrar las situaciones particulares de cada país en una visión internacional general. La II Internacional se derrumbó en 1914: enfrentada a la traición de considerables secciones de sus miembros nacionales, simplemente dejó de existir. Esto puso sobre la mesa de forma inmediata la necesidad de una nueva Internacional, incluso si las condiciones para su formación no habían madurado aún. La formación tardía de la Internacional Comunista – y las debilidades programáticas que la acompañaron – acabaron siendo serias desventajas, no sólo para la Revolución alemana, sino también para el poder soviético ruso y toda la oleada revolucionaria. Volveremos a esto en artículos posteriores. Hemos defendido que el trabajo previo de las fracciones de izquierda es un pilar indispensable para la formación del partido sobre bases sólidas. No obstante, también hemos de reconocer que, a principios del siglo XX, cuando el peligro del oportunismo se estaba volviendo cada vez más evidente en los partidos socialdemócratas, las fracciones de izquierda que se opusieron a esta deriva hacia la integración en la política burguesa se vieron obstaculizadas por la estructura federal de la II Internacional. Se trataba de una Internacional que actuaba como una especie de centro coordinador de un conjunto de partidos nacionales. Había solidaridad y cooperación entre las diferentes corrientes de izquierda (por ejemplo, cuando Lenin y Luxemburgo elaboraron juntos la resolución de Basilea sobre la guerra para el Congreso Internacional de 1912), pero nunca hubo una fracción centralizada a nivel internacional que pudiera desarrollar una política coherente en todos los países, una respuesta unificada a todos los dramáticos cambios que estaba trayendo la entrada del capitalismo en su era de guerras y revoluciones.
Los grupos revolucionarios actuales no son fracciones en el sentido literal, al no haber sido previamente parte orgánica de un partido obrero, pero desde luego, no serán capaces de preparar el terreno para el partido futuro si no consiguen asumir lo que puede aprenderse de las contribuciones históricas de las fracciones de izquierda.
Amos
[1]La CWO es el afiliado bitánico de la Tendencia Comunista Internacional; un camarada de su organización en Alemania (la GIS), también participó en el encuentro. Aunque fue algo positivo que ambas organizaciones reconocieran la importancia histórica de la revolución en Alemania – que efectivamente puso fin a la Primera Guerra Mundial y, aunque brevemente, amenazó con extender el poder político de la clase obrera de Rusia a Europa occidental – el hecho de que se celebraran dos reuniones sobre la misma cuestión, en la misma ciudad y con una semana de diferencia, es una prueba de la desunión del movimiento revolucionario actual. La CCI propuso la celebración de un encuentro conjunto para evitar esta disonancia, pero la CWO rechazó nuestra proposición por razones que no acabamos de entender. Esto contrasta con los encuentros celebrados en 2017 sobre la revolución rusa, cuando la CWO accedió a hacer la presentación de nuestro día de discusión en Londres: https://en.internationalism.org/icconline/201712/14536/icc-day-discussion-russian-revolution [110] . Para nosotros, el hecho de que los grupos de la izquierda comunista están relativamente solos a la hora de preservar y elaborar las lecciones esenciales de la revolución en Alemania, es razón suficiente para que coordinemos nuestra respuesta a las distorsiones ideológicas de este acontecimiento, elaboradas por todas las facciones de la clase dominante (en las que también se incluye la práctica eliminación de los archivos históricos al respecto).
[2] Ver el Punto XIII de nuestra Plataforma Política 13 - La naturaleza contrarrevolucionaria de los partidos “obreros”: https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111] . En el punto se habla de los partidos “socialistas”, los partidos “comunistas” y sus apéndices “más a la izquierda”, sin embargo, estas posiciones se hacen extensivas a la pretendida “nueva izquierda” como Podemos en España, Syriza en Grecia, France Insoumise o la Democracia Socialista en USA.
[4]Este desacuerdo fue el principal punto de discusión en el encuentro de la CWO. La misma discusión volvió a protagonizar el encuentro de la CCI, aunque en este caso acompañada de otro debate propuesto por un camarada anarquista internacionalista sobre la necesidad del Partido, y sobre si la centralización responde a las necesidades organizativas de la clase obrera. Sobre esta cuestión de la centralización como una expresión de la tendencia a la unidad, el camarada afirmó más tarde que nuestros argumentos le parecieron claros y convincentes.
[5]Ver al respecto los artículos sobre la revolución alemana de la Revista Internacional 81, 85 y 86: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1822/i-los-revolucionarios-en-alemania-durante-la-ia-guerra-mundial-y-l [113] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1773/iv-fraccion-del-spd-o-nuevo-partido [114] y https://es.internationalism.org/content/4391/revolucion-alemana-5a-partedel-trabajo-de-fraccion-la-fundacion-del-kpd [115]
[6]https://es.internationalism.org/revista-internacional/201509/4115/las-corrientes-centristas-en-las-organizaciones-politicas-del-prol [116]
[7]Publicación del Partido Comunista Internacionalista, afiliado italiano de la TCI
[8]Mientras tanto, damos referencia a los camaradas de una serie de artículos que publicamos criticando las posiciones de Battaglia y la CWO sobre la cuestión de la fracción: ver las Revistas Internacionales 59, 61, 64 y 65 ( https://es.internationalism.org/tag/21/490/fraccion-y-partido [117] )
[9] Ver sobre el papel de los bolcheviques en julio y en octubre 1917, nuestros artículos: Las «Jornadas de julio»: el papel indispensable del partido https://es.internationalism.org/revista-internacional/199707/1224/ii-1917-las-jornadas-de-julio-el-papel-indispensable-del-partido [118] y La insurrección de Octubre, una victoria de las masas obreras https://es.internationalism.org/revista-internacional/199710/1216/iii-1917-la-insurreccion-de-octubre-una-victoria-de-las-masas-obre [119]
[10] Ver sobre esta trágica experiencia nuestro artículo La insurrección prematura https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1786/iii-la-insurreccion-prematura [120]
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Fecha: 30 de marzo de 2019. Hora: 15.30 hrs. Lugar: Calle Quebrada, esquina Quemada cerca parque las Américas Col. Narvarte, Ciudad de México
"La fundación de la Internacional Comunista despierta recuerdos desagradables para toda la clase capitalista y sus celosos servidores. En particular, les recuerda su miedo al final de la Primera Guerra Mundial, ante la creciente y aparentemente inevitable marea de la ola revolucionaria internacional: la victoriosa revolución proletaria en Rusia en octubre de 1917; los motines en las trincheras; la abdicación del Kaiser Guillermo y la firma apresurada de un armisticio frente a los motines y la revuelta de las masas trabajadoras en Alemania; luego la insurrección de los trabajadores alemanes; la creación, en la línea rusa, de repúblicas de consejos obreros en Baviera y Hungría; el inicio de huelgas entre las masas trabajadoras en Gran Bretaña e Italia; motines en la flota y el ejército en Francia, así como entre algunas unidades militares británicas que se niegan a intervenir en contra de la Rusia soviética ....” ('1919: fundación de la Internacional Comunista', Revista Internacional número 57).
La Internacional Comunista se formó con el fin de proporcionar una clara orientación política a este surgimiento masivo de la lucha de clases, para señalar el camino hacia la conquista mundial del poder por parte de la clase obrera. En ese momento de la historia, era una organización muy diferente de lo que más tarde se convirtió con el aislamiento, la degeneración y la derrota de la revolución en Rusia - una simple agencia para la política exterior de un Estado ruso en el proceso de integrarse en el sistema imperialista global. Por lo tanto, los revolucionarios de hoy deben reconocer que la historia de la IC es una parte vital de su propia historia. Pero también nos enfrentamos a la tarea de comprender las debilidades y fracasos de la Internacional para construir el futuro partido mundial sobre la base de los principios programáticos y organizativos más claros posibles.
La CCI planteará su enfoque sobre esta cuestión, haciendo hincapié en el desarrollo de un debate amplio y profundo entre todos los asistentes a esta Reunión Pública. La CCI se reivindica de los aportes sucesivos de la Liga de los Comunistas de Marx y Engels (1847-52), de las tres Internacionales (la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1864-72, la Internacional Socialista, 1884-1914, la Internacional Comunista, 1919-28), de las Fracciones de Izquierda que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera Internacional (la Internacional Comunista) en su proceso de degeneración, y más particularmente de las Izquierdas alemana, holandesa e italiana.[1] Por lo tanto, este centenario es una oportunidad para saludar y destacar la valiosa contribución de la IC en la historia del movimiento revolucionario, pero también para sacar lecciones de esta experiencia y evidenciar sus debilidades a fin de armar al proletariado de hoy para las luchas del futuro.
[1] Posiciones Básicas de la CCI, https://es.internationalism.org/content/posiciones-basicas [125]
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La Revolución proletaria en Alemania fue una respuesta y una continuidad del proletariado a la Revolución iniciada en Rusia en octubre de 1917. Para la discusión a llevar es necesario preguntarnos:
Estas y otras preguntas podrán armar un debate del cual sacar conclusiones para contribuir a la lucha del proletariado por su liberacion y la de toda la humanidad de la explotación capitalista que cada día que pasa es más brutal e inhumana y no ofrece ningún futuro.
Puedes consultar nuestros documentos sobre esta experiencia histórica:
https://es.internationalism.org/files/es/pdf/folleto_revolucion_en_alema... [129]
https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la... [55]
Te invitamos a participar:
Para enviar tus aportes, hacer críticas o propuestas y otras iniciativas te puedes comunicar mediante nuestro correo electrónico:
espana@internationalism.org [60]
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La ciudad de Matamoros es un municipio del estado de Tamaulipas que es considerado como una de las regiones más peligrosas del país. En ella se presentan confrontaciones continuas entre las bandas de las mafias por la disputa de sus zonas de control, sembrando el terror y la muerte. Los secuestros, la extorsión y los asesinatos son sucesos comunes que enfrentan los habitantes de esa zona, pero también lo sufren aquellos migrantes, tanto los mexicanos como los que provienen de Centroamérica, que tienen que cruzar esa zona en su búsqueda por llegar a los EUA[1]. Matamoros, a pesar de estar marcada por ese terrible ambiente, forma parte del cordón industrial fronterizo, formado a fines de los años 60, pero fortalecido y ampliado a mediados de los años 90, como efecto del TLCAN[2]; tan solo en este tramo de la frontera se han instalado cerca de 200 fábricas maquiladoras, que ya no son pequeñas y medianas unidades como sucedía en los años 70, algunas de ellas son empresas gigantes con diferentes plantas y con una plantilla laboral de hasta dos mil obreros.
Es característico que en las fábricas maquileras se laboren jornadas con ritmos intensos, desde 2002 sus jornadas se han ampliado de 40 horas semanales a 48, manteniendo desde hace 15 años los salarios casi al mismo nivel, con apenas variaciones anuales mínimas. Pero para poder mantener los rangos de productividad y las altas ganancias, se requiere mantener una vigilancia y control técnico y político al interno de la fábrica por parte de supervisores y capataces, pero fundamentalmente a través de la estructura sindical. La alta productividad y los bajos salarios (que compiten o igualan a los míseros salarios de los obreros en China) son la combinación que ha permitido que estos proyectos de inversión obtengan grandes ganancias, pero la presencia vigilante de los sindicatos es esencial para asegurar el sometimiento de los trabajadores y la continuidad de esas condiciones.
Tomando en consideración el ambiente dominante en la frontera, el feroz control político que se impone en las fábricas de Matamoros por los sindicatos y la gerencia, parecía complicado que pudiera presentarse una respuesta obrera en esa zona y además expresando una gran combatividad y una amplia capacidad para construir lazos solidarios. Todo ello pone en evidencia que la clase obrera cuenta con sus capacidades potenciales de lucha vivas, sin embargo, no logra asumir el control de su combate … el peso de la confusión y la desconfianza en sus fuerzas es un problema que marcó a las movilizaciones.
El aparato izquierdista del capital asegura que lo vivido recientemente en Matamoros fue una “rebelión obrera”, otros afirman que fue una ofensiva contra AMLO y su “cuarta transformación” e incluso hay los que dicen que se vivió una “huelga salvaje y de masas”[3]. Estas afirmaciones además de ser falsas son engañosas y un ataque directo a los trabajadores, porque tienden un velo sobre la realidad para evitar que los trabajadores puedan sacar las lecciones de sus luchas.
La consigna que unificó y movilizó durante poco más de un mes a los trabajadores fue “20-32”, con ella simplificaban su demanda: aumento salarial del 20% y el pago de un bono de 32 mil pesos (1,660 dólares). De manera que la degradación de la vida de los trabajadores fue el detonante primario que alimentó el descontento y animó la lucha, pero el control de los sindicatos atrapó la combatividad. Desde el inicio de las movilizaciones se empezaban a expresar una desconfianza hacia los sindicatos, pero en ningún momento logran comprender que los sindicatos no son ya instrumentos que puedan utilizar los trabajadores para defender sus intereses, por eso se sometieron a sus prácticas, mostrando todavía una indecisión y cierta ingenuidad, al inicio, cuando se empieza a extender el descontento obrero, suponen que es posible “presionar” al “líder sindical” y obligarlo a “defenderlos”. Luego esa indecisión se convirtió en confusión generalizada cuando consideraron que bastaba con recibir una “asesoría legal honesta” para hacer valer sus “derechos”.
Al centrar sus esperanzas en las leyes y en su abogada Susana Prieto, la movilización obrera se debilita y se extiende la confusión. Al sentirse “protegidos” por la abogada, no se plantearon ya la búsqueda del control de su lucha, haciendo notar un grave problema que enfrenta la clase obrera en la actualidad: la desconfianza en sus fuerzas y su falta de identidad de clase.
Esa dificultad llevó a que, a pesar de mostrar una desconfianza hacia la estructura sindical, se mantuvieron bajo su control y en su terreno, que es el que marcan las leyes laborales. Son estas leyes las que le otorgan poder al sindicato, en tanto son los firmantes del contrato colectivo. Al mantenerse atados a los lineamientos sindicales, entregaron el control de la lucha al mismo sindicato, permitiendo que este contuviera el descontento obrero, encadenando la combatividad, obligando al cumplimiento con las leyes burguesas, impidiendo así que lograran una verdadera unificación de las fuerzas obreras, organizándose por encima del sindicato.
Al reducir la lucha al cumplimiento de las leyes, los trabajadores, aun cuando se encuentra en las calles en unidad y realizan asambleas generales, al momento de enfrentar al patrón, al Estado y al sindicato, lo hacen separados, fábrica por fábrica y contrato por contrato, pues es así como lo estipula la legalidad burguesa, pero de esa manera se divide y aísla a los trabajadores. A fin de cuentas, las leyes están hechas para someter a los explotados.
Pero ¿es posible luchar fuera del sindicato y por encima de las leyes? La historia de la clase obrera tiene diversas experiencias que confirman que es posible hacerlo. Por ejemplo, en agosto de 1980 los obreros de Polonia desarrollaron una huelga de masas controlada verdaderamente por los propios trabajadores. Ni el estallamiento de la huelga, ni la construcción de sus órganos unitarios de combate cumplían los lineamientos legales y sin embargo fueron capaces de extender la movilización por todo el país e impusieron la negociación pública con el gobierno. La masividad de las movilizaciones y su capacidad de organización les permitieron crear una gran fuerza capaz de impedir la represión[4].
Justamente el mecanismo que el Estado polaco utilizó para dividir a los trabajadores y debilitarlos, fue el mismo que la burguesía en el mundo entero utiliza: los sindicatos. Con la creación del sindicato “Solidaridad” (dirigido por Lech Walesa), el Estado rompió la organización y la unidad de los trabajadores y solo así pudo extender la represión. Un tiempo después, el líder sindical Lech Walesa es colocado como el jefe del Estado polaco…
La huelga de masas de Polonia es el mejor ejemplo que los trabajadores y especialmente los de Matamoros deben recuperar en sus análisis porque permite ver con claridad que el sindicato es una estructura que opera en contra de los trabajadores y no basta desconfiar de él, se requiere organizarse fuera de él y fuera de su terreno.
La primera gran lección que de la lucha de los obreros de las maquilas es que el sindicato es un arma de la burguesía[5]. La actitud descarada de los sindicatos, engañando para que aceptaran un menor aumento y rechazaran el bono, expone de forma clara que estos no son ya un instrumento de los proletarios (como lo fueron en el siglo XIX). Las amenazas y las agresiones directas operadas por los sindicatos de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM) y por el Industrial de Trabajadores en Plantas Maquiladoras y Ensambladoras (SITPME), solo confirmaron abiertamente que los intereses que defienden no son los de los trabajadores. Al operar encubiertos entre las filas proletarias se presentan como armas de la burguesía… son como lobos encubiertos con la piel de oveja.
Durante el transcurso de las huelgas los sindicatos actuaron defendiendo los intereses de los patrones, por eso el grueso de los obreros expusieron en las movilizaciones su repudio a los líderes sindicales Juan Villafuerte y Jesús Mendoza, pero también los gritos de “¡fuera sindicato!” se repitieron en cada fábrica y en cada manifestación. Eso pone de relieve que había un coraje y desconfianza hacia los sindicatos, sin embargo, se quedaron detenidos en esta expresión de coraje y combatividad, no avanzaron más, porque la desconfianza que los mismos trabajadores tienen en su fuerza los llevó a que en vez de tomar el control del combate, organizándose en una estructura unificadora, que los orientara a romper de forma completa con el dominio sindical y la división sobre la que opera, reprodujeron la misma trampa: formalmente dejaron de seguir pasivamente a la dirección sindical “traidora”, para seguir pasivamente a la “nueva dirección” informal, personificada por su asesora legal, la cual uso su habilidad en el litigio[6], para someter la lucha de la clase al marco de la legalidad burguesa y siembra la esperanza en la creación de un sindicato “independiente” que dispute con las viejas estructuras sindicales el contrato colectivo.
El trabajo de confusión, sometimiento y control que los sindicatos realizan no es exclusivo de algunas regiones o de algunos sindicatos, todos ellos son armas de la burguesía. O ¿alguien puede considerar que hay diferencia entre el SNTE y la CNTE[7]? Uno usa un lenguaje tradicional, el otro recurre a frases y acciones de aparente radicalidad, pero su objetivo es el mismo: someter y controlar a los trabajadores.
No resulta nada extraño que el gobierno de AMLO, de forma muy silenciosa, está fomentando la creación de estructuras sindicales que le permitan usar el descontento de los trabajadores y dirigirlo para enfrentar a las viejas estructuras sindicales asociadas principalmente al PRI (como es el caso de la CTM, CROM y CROC[8]). López Obrador no solamente ha “rescatado” al mafioso jefe del sindicato de mineros, Napoleón Gómez Urrutia (“Napito”) del pretendido exilio que vivió lujosamente en Canadá, durante los últimos dos sexenios, para convertirlo en senador, sino fundamentalmente para que éste conforme una “nueva central sindical”. A unos meses de su retorno a México, “Napito” ha creado la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), integrando a sindicatos que se han desprendido de la CTM y la CROC, pero además ha asegurado alianzas con sindicatos de EUA y Canadá, particularmente la AFL-CIO y United Steelworkers[9].
En su discurso del 14 de febrero, AMLO afirmó que su gobierno no tendrá intervención en la vida de los sindicatos, sin embargo, añade que: “No podemos impedir que los trabajadores o dirigentes puedan, de conformidad con la ley, solicitar la conformación de un sindicato…” (La Jornada). Justamente siguiendo esa línea, están surgiendo “nuevos” sindicatos, con los que buscan restar fuerza a los viejos sindicatos que responden a intereses de fracciones burguesas diferentes a las alineadas en torno al nuevo gobierno. Así se ha visto la conformación de proyectos sindicales “alternativos” en el IMSS, PEMEX y la UNAM[10].
Los sindicatos en siglo XIX fueron un importante instrumento para la unidad y el combate de los obreros, el mismo capitalismo, al desarrollar las fuerzas productivas permitía la aplicación de reformas económicas y sociales que mejoraban la vida de los trabajadores. En la actualidad es imposible que el sistema capitalista asegure mejoras duraderas a los trabajadores. Esa situación lleva a que el sindicato pierda su naturaleza proletaria y sea asimilado por el Estado.
Por ello cada combate que llevan a cabo los trabajadores encuentran al sindicato intentando contener y sabotear la lucha, sometiendo el descontento a los lineamientos de las leyes burguesas, creando confusiones y temores para debilitar la confianza e impidiendo la unidad y extensión de la lucha.
La movilización encabezada por los obreros de las maquilas fue sin duda una jornada muy combativa, no obstante, no pudo evitar el dominio de las ilusiones hacia las leyes y hacia el propio sindicato, en tanto se extendió la esperanza confusa en que las leyes, así como los sindicatos, si son manejados “honestamente” pueden cambiar su naturaleza anti proletaria. Incluso la referencia al decreto de López Obrador (“Decreto de Estímulos Fiscales de la Región Frontera Norte”[11]) para mostrar la “legalidad” del aumento salarial en las maquilas, permitió ver que la confusión es más profunda aun, porque alimenta la esperanza en que el nuevo gobierno puede mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Pero, además el mismo gobierno de AMLO aprovechó la movilización obrera para mostrar a su socio norteamericano su disposición a cumplir los incrementos salariales en las fábricas del sector automotriz y electrónica, instaladas en México como lo exigió el gobierno encabezado por Trump en las mesas del TLCAN2.0 (o TMEC).
Para hacer un balance de las movilizaciones no basta con cuantificar el número de fábricas en las que se aceptó el pliego de demandas. Ese aspecto es importante, pero no es definitivo. Para tener una perspectiva más amplia se requiere evaluar la fuerza masiva que unificó, pero sobretodo hay que considerar el nivel de conciencia que alcanzó y que se expresa en las formas de organización que asumió. Por ejemplo, la falta de control de la movilización por los propios trabajadores y la dispersión que se tiene al finalizar la mayor parte de las huelgas rompe los lazos solidarios y permite que se tomaran represalias en contra de trabajadores. Según las cifras oficiales, hay 5 mil obreros despedidos por haber participado en la huelga.
Sintetizando, las huelgas permitieron ver una combatividad obrera motivada por la degradación de sus niveles de vida, pero pronto la burguesía somete el coraje expresado, alimentando las ilusiones en las leyes e impidiendo el desarrollo de la conciencia…
Más grave puede resultar que problemas que se desarrollaron durante la movilización se extiendan y profundicen. El entusiasmo con el que se levantaron las huelgas y la falta de reflexión ha creado el ambiente muy propicio para renovar las ilusiones en las leyes y en nuevas estructuras sindicales. La misma asesora legal ha expresado que en la “segunda fase” del “movimiento 22-30” se orientarán a la formación de un sindicato “independiente” que competirá con las viejas estructuras sindicales, pero además establecerá en Matamoros un bufete de abogados “honestos” para “defender” a los obreros… Mas ilusiones y más confusión es lo que se presagia ha de propagarse, la única salida que ante esa ofensiva tienen los trabajadores es la lucha, asegurando tomar su control y la reflexión profunda sobre la forma en que operan los sindicatos.
Tatlin
Abril-2019
[1] . En 2010 se conoció el hallazgo macabro de 79 cuerpos de migrantes centroamericanos y luego en 2011, se volvió a encontrar una fosa que contenía cerca de dos centenas de cuerpos, aunque algunas fuentes notificaban que eran cerca 500 los cadáveres. Concerniente la reciente caravana de emigrantes desde Centroamérica ver https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [45]
[2] TLCAN: Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por USA, Canadá y México entró en vigor en 1994.
[3] Estas afirmaciones son expuestas por: “Izquierda Socialista” (https://marxismo.mx/rebelion-obrera-en-matamoros-tamaulipas [131]), el MTS (www.laizquierdadiario.mx/Matamoros-donde-late-fuerte-la-lucha-proletaria... [132]) y “Nuevo Curso” (https://nuevocurso.org/dos-mexicos-dos-alternativas-universales-tlahueli... [133]), existen otras agrupaciones izquierdistas que repiten esos mismos argumentos con ciertas variaciones, pero tomamos estos como muestra para ilustrar la forma en que usan la exageración, la mentira y el engaño, ayudando a la clase en el poder a alimentar la confusión entre los trabajadores
[4] Sobre la experiencia de Polonia 1980 ver Huelga de masas en Polonia: se ha abierto una nueva brecha, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha [66] y Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [134]
[5] Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera (se puede pedir a nuestra dirección mail) y Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [61]
[6] No pretendemos detenernos en conjeturas sobre la abogada S. Prieto, el principio de su profesión la lleva a moverse en el marco de las leyes burguesas, pero el hecho de que mantenga una simpatía y apoyo (como ella misma lo ha declarado) hacia el gobierno de López Obrador, la coloca en un terreno claramente burgués
[7] SNTE: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (sindicato oficial). CNTE: Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (sindicato “disidente”)
[8] CTM: Confederación de Trabajadores de México (CTM), creada en 1936. CROM: Confederación Regional Obrera Mexicana, fundada en 1918. CROC: Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), formada en 1952
[9] La “American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations” (AFL-CIO) es la más grande de las estructuras sindicales de EUA, agrupando también sindicatos como la United Steelworkers (USW), de Canadá
[10] IMSS: Instituto Mexicano de la Seguridad Social; PEMEX: principal empresa petrolera de México y con proyección internacional. UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México, considerada una de las mejores del mundo.
[11] El 10 de diciembre de 2018, el gobierno de AMLO, presentó un programa para impulsar la inversión y el empleo en la zona fronteriza. Su objetivo es cooptar una parte de migrantes mexicanos y centroamericanos, para enlentecer los flujos de migrantes hacia EUA. En resumen, ese programa ofrece: i) Reducción del Impuesto sobre la Renta (ISR) del 30% al 20%. ii) Reducción del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 16% al 8%. iii) Igualación del precio de los combustibles con Estados Unidos. iv) Aumentó del 100% al salario mínimo fronterizo, para alcanzar por lo menos $8.8 dólares
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El 15 de abril, las espectaculares imágenes de Notre-Dame en llamas fueron vistas en todo el mundo. Una viva emoción se apoderó del planeta: esta catedral es una de las obras maestras más bellas e impresionantes de París, una joya de la arquitectura gótica cuya construcción se extendió a lo largo de no menos de dos siglos y que inspiró a muchos artistas: Víctor Hugo, por supuesto, pero también el cineasta Jean Delannoy o el cantante libertario Léo Ferré. Las llamas se llevaron la aguja de la catedral, obra de Viollet-le-Duc, y el impresionante marco de madera de roble de los siglos XII y XIII. La arquitectura sublime de Notre-Dame no tiene nada que ver con la de la Basílica del Sagrado Corazón, ese pomposo pastel construido apresuradamente en la cima de Montmartre para celebrar la represión de la Comuna de París y exorcizar "las desgracias que asolan Francia y las mayores desgracias que quizás todavía la amenazan"[1](¡las de una "odiosa" revolución proletaria! [2])
El fuego aún no se había apagado cuando los políticos, liderados por el gobierno, corrieron a la plaza frente a Notre-Dame (o a los platós de la TV), con lágrimas de cocodrilo en los ojos, para realizar, como Esmeralda, su acto de saltimbanquis frente a las cámaras. "Mañana reconstruiremos todo, piedra a piedra, viga a viga, teja a teja", dijo el ex portavoz del gobierno (y candidato al Ayuntamiento de París), Benjamin Griveaux. "Un crimen para todos nosotros. Reconstruiremos Notre-Dame", se irguió el flamante matemático (y candidato a alcalde de París), Cédric Villani. "Todos solidarios ante esta tragedia", exclamó la eurodiputada (y también candidata al Ayuntamiento de París), Rachida Dati. Al mismo tiempo, la alcaldesa de París (y candidata a su propia reelección), Anne Hidalgo, abrazó al jefe de Estado, Emmanuel Macron, que vino, con semblante sombrío, a jugar su papelito de padre de la nación: "Es la catedral de todos los franceses, incluso de los que nunca han estado aquí".
No es de extrañar que la burguesía y sus medios de comunicación se hayan lanzado a la caza de chivos expiatorios: ¿quién es el responsable? ¿Quién olvidó apagar el soldador? ¿Quién no ha comprobado esta o aquella instalación eléctrica? Otros han denunciado más claramente la flagrante falta de recursos al afirmar furtivamente que la conservación del patrimonio representa "sólo" el 3% del presupuesto de 10.000 millones de euros del Ministerio de Cultura, lo que implica que los artistas, los teatros, las salas de conciertos (el "espectáculo en directo" en lenguaje tecnocrático) son demasiado caros.
Pero detrás de las ardientes declaraciones de amor a Nuestra Señora y la búsqueda de chivos expiatorios, la fría realidad del capitalismo aún prevalece. Para mantener la competitividad del capital nacional, el Estado hace recortes presupuestarios siempre que es posible: educación, hospitales, servicios sociales, cultura.... ¡todo vale! Así, con la excepción de los monumentos más visitados (es decir, rentables y, además, víctimas de la superpoblación que causan daños evidentes), Macron et consortes no se preocupan demasiado de "piedras viejas" muy caras de mantener. Desde 2010, el ya ridículo presupuesto asignado a la conservación del patrimonio ha disminuido en un 15%[3]. Este año, el Gobierno ha previsto destinar sólo 326 millones de euros a la conservación y restauración de nada menos que 44.000 "monumentos históricos". Afortunadamente, el presidente jupiteriano confió al columnista mundano reconvertido en historiador de pacotilla, Stéphane Bern, la misión de salvar el "patrimonio de los franceses". Una lotería y alguna controversia más tarde, el presentador de televisión recaudó 19 millones de euros... una pajita en comparación con las necesidades.
El caso de Italia es aún más espantoso. El patrimonio excepcional de la península está literalmente en ruinas como resultado de los masivos recortes presupuestarios que la crisis y la creciente competencia mundial han hecho necesario: el sitio arqueológico de Pompeya se encuentra en un estado desolador, el Coliseo de Roma está empezando a mostrar serios signos de fragilidad, al igual que el Museo de los Uffizi de Florencia. Los monumentos que no están en los circuitos turísticos están completamente abandonados. El incendio en el Museo Nacional de Río de Janeiro el 2 de septiembre de 2018 fue el resultado de la misma negligencia por parte del Estado brasileño, que es directamente responsable de la pérdida de los 20 millones de objetos del edificio, incluido un fósil humano de 12.000 años de antigüedad.
Todos los especialistas que han intervenido desde el incendio de Notre-Dame, los historiadores del arte, los conservadores y los arquitectos del patrimonio han denunciado una cruel falta de recursos y un deterioro muy preocupante de los monumentos. Didier Rykner, redactor jefe de La Tribune de l'art, denunció la laxitud de las normas de seguridad en los monumentos históricos: "Ya ha habido una serie de incendios de este tipo. Los requisitos para trabajar en los monumentos históricos eran insuficientes. (...) Un arquitecto del patrimonio me dijo que esto podría haberse evitado con algunas medidas.[4] En efecto, el incendio de la catedral de Notre-Dame está lejos de ser un caso aislado: "Hace algún tiempo, visité la iglesia de la Magdalena. Tomé fotos de enchufes eléctricos en todas las direcciones... no está en absoluto a la altura de las normas. Mañana, la Madeleine puede estallar”. En 2013, el Hotel Lambert y sus decorados pintados del siglo XVII, situadas cerca de la catedral de la isla de Saint-Louis, también se habían esfumado durante las obras de renovación. Más recientemente, el 17 de marzo, un incendio asoló la iglesia de San Sulpicio en el sexto distrito de París. Ahora se abre un nuevo "gran debate": ¿es realista Macron cuando promete a los franceses que "su" catedral será reconstruida "aún más hermosa" dentro de cinco años? ¿Debe reconstruirse la estructura de forma idéntica en madera de roble o en hormigón?
Cuando se trata de hacer la guerra, a la burguesía le importa un comino el patrimonio histórico. Bombardeos, incendios, destrucción deliberada... la clase dominante no carece de imaginación para destruir los "grandes tesoros del mundo" (Trump).
Cuando Macron dice: "hemos construido ciudades, puertos, iglesias", se olvida de mencionar que también estaba en las cenizas de lo que otros "pueblos de constructores" habían construido. Por ejemplo, la capital de Vietnam, Hanoi, que estaba llena de pagodas milenarias de gran belleza, fue destruida salvajemente por el imperialismo colonial francés a finales del siglo XIX con la bendición de la Iglesia Católica: el monasterio de Bao Thien (que data del siglo XI) y la pagoda de Bao An fueron quemados deliberadamente en nombre de la evangelización de la población budista indígena. Entre 1882 y 1886, sobre las cenizas del monasterio de Bao Thien, los colonos construyeron, siguiendo el modelo de Notre-Dame, la muy fea e imponente catedral de San José, símbolo de la Francia colonial, todo financiado, irónicamente... ¡por una lotería nacional! ¡El monasterio de Bao Thien fue también ocho siglos de historia devastada por las llamas de un incendio provocado por la República Francesa que ocupó Tonkin!
Lo mismo ocurrió con la destrucción del antiguo templo y de la ciudad azteca de Tenochtitlán, arrasada por los colonizadores españoles bajo las órdenes de Hernán Cortés, quien mandó construir una iglesia que se convirtió en catedral bajo Carlos V y que no tenía nada en común con las obras maestras del arte gótico, romano o barroco.
En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados del Campo Democrático bombardearon la ciudad de Dresde, vertiendo un torrente de hierro y fuego en una de las ciudades más bellas de Alemania, "Florencia en el Elba". Dresde no tenía ningún interés militar estratégico e incluso fue apodada: la "ciudad hospital" con sus 22 hospitales: casi 1.300 aviones lanzaron bombas incendiarias que mataron a unas 35.000 personas y destruyeron por completo el casco antiguo[5]. ¡Democracia en acción contra el fascismo! Sobre todo, la burguesía victoriosa debía arrasar las grandes concentraciones de la clase obrera de Hamburgo y Dresde e inocularles un terror absoluto, para asegurarse de que no pudiera surgir ningún intento de insurrección proletaria contra la barbarie de la guerra (como ocurrió en 1918 con la revolución alemana).
Según la UNESCO, una institución a la que la cueva de ladrones imperialistas de la ONU ha confiado la protección del "patrimonio mundial": "la degradación o desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento perjudicial del patrimonio de todos los pueblos del mundo". Cuando, día tras día, los "Estados miembros" transforman Oriente Medio, de Siria a Yemen, en un verdadero campo de ruinas, cuando las grandes potencias democráticas, encabezadas por los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, bombardean el planeta todos los días, ¡es vomitiva tanta hipocresía! ¡Nadie se sorprenderá, entonces, de que Trump, presidente de la potencia imperialista líder del mundo, defienda estúpidamente el envío de "bombarderos de agua" para apagar Notre Dame![6]
"Nos corresponde a nosotros, las mujeres y hombres franceses de hoy, garantizar la gran continuidad que constituye la nación francesa", dijo Macron al día siguiente del incendio de la catedral. Para asegurar la "gran continuidad que hace a la nación francesa", el gobierno llamó, la misma noche del desastre, a "la generosidad de los franceses" y creó una "colecta nacional".
La burguesía se ha estado llenando los bolsillos durante años sin asegurar nada, sin mantener nada y no tiene reparos en chantajear al "ciudadano" y al contribuyente modesto, pidiéndole que se rasque el bolsillo en nombre de salvaguardar el símbolo de la nación francesa. Todo el "pueblo" de Francia, burgueses y proletarios deben reunirse ahora en torno a la reconstrucción de la catedral, ¡porque es "nuestro destino" (Macron)! Las grandes y ricas familias burguesas han dado ejemplo al desbordarse de "generosidad", cada una de las cuales se apresura a cruzar la puerta para estar entre las primeras en querer llenar el bote y difundir su hipócrita "filantropía".
La burguesía ha sabido utilizar la emoción para lanzar una nauseabunda campaña de unidad nacional en la que todo el pueblo francés está llamado a compartir las lágrimas de tragasantos de la Iglesia Católica, de los grandes mecenas de la burguesía, desde Sarkozy hasta Melenchon, y de todo el pueblo "elegido" de derecha e izquierda. Cuando Macron prometió reconstruir Notre-Dame, "y quiero que esté terminada en cinco años", sólo tenía un objetivo, patéticamente chovinista: terminar la obra previa a los Juegos Olímpicos de París para curar y pulir "la imagen de Francia".
La clase obrera sólo puede basar su perspectiva revolucionaria en la verdadera preservación del patrimonio cultural, artístico y científico de la humanidad, un patrimonio que el capitalismo sólo puede seguir destruyendo o dejando colapsar pieza por pieza. Para el proletariado, el arte no es un mercado jugoso ni una atracción turística, sino que aspira a construir la primera cultura universal y verdaderamente humana de la historia, una cultura en la que ningún monumento, ninguna obra maestra sea el símbolo del prestigio de una u otra nación. Porque el objetivo final de la lucha revolucionaria del proletariado contra el capitalismo es la abolición de las fronteras y los estados nacionales. En la sociedad comunista del futuro, todas las obras de arte serán consideradas "maravillas del mundo" y símbolos de la creatividad y el poder de la imaginación del género humano.
En homenaje al gran artista León Tolstoi, Trotsky escribió: "Si no simpatiza con nuestras metas revolucionarias, sabemos que es porque la historia le ha negado toda comprensión de sus caminos. No lo condenaremos por eso. Y siempre admiraremos en él no sólo al genio, que vivirá tanto tiempo como el arte mismo, sino también la indómita valentía moral que no le permitió permanecer dentro de su hipócrita Iglesia, su Sociedad y su Estado, y que lo condenó a permanecer aislado entre sus incontables admiradores".
EG, 22 de abril de 2019
[1] Palabras de Alexandre Legentil, uno de los iniciadores de la construcción del Sagrado Corazón, citado por Paul Lesourd en Montmartre (1973)
[2] Sobre la Comuna de Paris ver entre otros documentos Lecciones de la Comuna de París, /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [74]
[3] Artículo de Le Monde 19 de abril 2019
[4] France Info 16 de abril de 2019
[5] Ver "60º aniversario de la liberación de los campos de concentración...Barbarie capitalista y manipulaciones ideológicas [137]".
[6] Trump es tan estúpido que no tenía ni idea de que un lanzamiento masivo de agua sobre Notre Dame hubiera causado un choque térmico y hecho que la estructura de la catedral se derrumbara.
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En América del Sur estamos asistiendo a una ofensiva en toda regla de Estados Unidos para someter a su férula imperialista los Estados al sur de Río Grande. Frente a los intentos de China, apoyada por Rusia, de establecer en el continente posiciones económicas –e incluso militares, USA cierra filas y trata de restablecer la vieja doctrina Monroe de “América para (los norteamericanos)”.
Dos episodios son especialmente significativos de esta ofensiva: Brasil y Venezuela.
En Brasil el ascenso de Bolsanaro, la prisión de Lula, significan claramente que USA impone su ley, retoma el control de un Estado que con los gobiernos Lula y Rousseff había intentado hacer su propio juego imperialista[1] [140].
En cuanto a Venezuela, la proclamación –respaldado por el Estado americano y sus apoyos entusiastas (Colombia, Chile)- de un presidente “alternativo” (Mister Guaidó) significa un claro desafío al régimen chavista que ha buscado el padrinazgo de China y Rusia[2] [141].
Este forcejeo entre los buitres imperialistas se acompaña ideológicamente con una reivindicación de los regímenes gorilas que proliferaron en los años 60-70 en América del Sur, lo que suscita la reacción de sus rivales “demócratas” e izquierdistas que agitan el trapo del “peligro fascista”.
Como ha sucedido innumerables veces a lo largo del siglo XX y XXI (siglos de la decadencia capitalista) los sanguinarios designios imperialistas de los distintos capitales nacionales en liza adoptan ropajes rotundamente mistificadores: fascismo – antifascismo, dictadura – democracia etc. La realidad, sin embargo, es otra: el ataque a las condiciones de vida, la guerra, la represión, el crimen… son un engranaje infernal del capitalismo en el que participan TODOS los regímenes de todos los colores.
Frente a este ruido mistificador el proletariado necesita recordar qué fueron los regímenes militares de los 60-70 y, sobre todo, afirmarse en su autonomía de clase: no elegir entre un supuesto “mal menor” (la democracia, los “liberales” y los “progresistas”) y un “mal mayor” encarnado por fascistas, militares, populistas etc. Para el proletariado y para el porvenir de la humanidad TODOS SON PEOR.
En el contexto de la confrontación imperialista entre el bloque americano y el bloque ruso, los años 60-70 fueron testigos de la implantación en una mayoría de países sudamericanos de brutales dictaduras militares que se erigieron como baluartes del imperialismo americano frente a las tentativas de su rival ruso de establecer cabezas de puente que ampliaran la posición obtenida en Cuba en 1961[3] [142].
Los regímenes que se establecieron en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay etc., ejercieron una brutal dictadura basada en la tortura, la represión y el terror generalizado. En el marco de la agravación de la crisis capitalista, muy agudizada en esos países, las condiciones de trabajo se deterioraron rápidamente, el desempleo creció, y pronto las luchas obreras estallaron: las grandes huelgas en Argentina en 1969 y 1972; igualmente las luchas masivas en Brasil en 1978-79. Estas luchas formaron parte del renacimiento histórico del proletariado que surge en 1968 con el Mayo Francés y se extiende por el mundo con experiencias como el Otoño Caliente Italiano (1969) o las huelgas del Báltico en Polonia (1970)[4] [143].
En ese contexto, el capital comprendió que era prioritario enfrentar la lucha obrera y para ello la feroz represión y el terrorismo estatal de los militares no solo era insuficiente sino que podía convertirse en contraproducente al empujar a los obreros en lucha a la solidaridad y a la determinación colectiva. Se necesitaba dividir, embaucar y dispersar la lucha empleando a fondo el arma de la democracia, con sus sindicatos y sus partidos que agitan las ilusiones electorales, para debilitar la lucha obrera y poder finalmente reprimirla. En América del Sur, esta orientación fue impulsada por la presidencia Carter (1976-1980) que levantó la bandera mistificadora de los “derechos humanos” y se plasmó gradualmente en “cambios democráticos” que comenzaron a apartar los regímenes gorilas como trastos inadaptados para las nuevas condiciones. Así, la “democracia” fue restablecida en Perú en 1980, en Argentina en 1983, en Brasil en 1985 y, más tarde, en un “histórico plebiscito” el mascarón de proa de la barbarie militarista, Pinochet, caía en Chile en 1988.
Vemos pues que los regímenes militares sudamericanos no nacieron por “inclinaciones ideológicas” a la “dictadura” ni porque fueran la encarnación exclusiva del “capitalismo”, sino como instrumentos de la guerra imperialista y concretamente de la batalla a muerte entre el imperialismo americano y el imperialismo ruso. Los intereses imperialistas condenaron a los obreros y a toda la población oprimida de la región al salvajismo del terror militar.
De la misma forma, la restauración de la democracia en esos países no obedeció a ninguna buena voluntad ni a los “deseos de libertad” del “pueblo”; tampoco al paternalismo biempensante de los padrinos norteamericanos. Fueron una maniobra del capital para dotarse de herramientas más eficaces para hacer frente a las luchas obreras y poder desviarlas hacia callejones sin salida de “defensa de la democracia”, hacia la vana ilusión de que mediante el voto o la presión “popular” se podrían obtener “gobiernos de recambio” …
Cuando se hace balance hoy, 30 años después, se puede comprender que esos “cambios esperanzadores” condujeron a una gran decepción. La miseria no ha desaparecido, sino que se ha agravado considerablemente. El desempleo o el subempleo son generalizados, la vivienda es para millones de personas cuatro paredes inmundas en barrios ultra degradados, la represión es tan brutal o más que con los regímenes militares, la criminalidad campa a sus anchas y numerosas ciudades sudamericanas o mexicanas están entre las más violentas del mundo, el narcotráfico, las bandas etc., siembran el terror renovando la barbarie de los militares. Millones de personas se ven forzadas a emigrar a Europa o Estados Unidos.
Tal es ominoso balance que se puede hacer del “renacimiento democrático” en América Latina. Sin desaparecer jamás el terror de los latifundistas en el campo, los obreros y todos los explotados latinoamericanos, pasaron de la brutalidad arrogante y desvergonzada de los militares a la brutalidad hipócrita, disfrazada con consultas electorales y cínicas promesas, de los gobiernos democráticos, mientras la vida se hacía insoportable, no solamente por la explotación, el desempleo, la precariedad etc., sino por la barbarie añadida de las bandas de traficantes, de maras, de narcos etc., que, compinchados con el Estado democrático, aplican la ley del más fuerte en las barriadas más pobres de las superpobladas ciudades latinoamericanas.
Para reanimar la fe en la democracia, en la primera década del siglo XXI numerosos gobiernos de izquierda subieron al poder: Lula y su “esperanza para los pobres” en Brasil, Chávez y su “revolución bolivariana”, Morales en Bolivia, el Sandinismo en Nicaragua, Correa y su “revolución ciudadana” en Ecuador, la familia Kirchner en Argentina etc.
No podemos hacer aquí un estudio del monumental engaño y la terrible decepción que esos “gobiernos del pueblo” supusieron. Nos remitimos a diferentes artículos que hemos publicado sobre ese nuevo engaño[5] [144].
En los dos últimos años, los vientos parecen cambiar. El corrupto gobierno de “aromas antiimperialistas” de la familia Kirchner en Argentina ha sido reemplazado por el duro derechismo de Maccri; en Ecuador la “revolución ciudadana” de Correa ha dado paso al servilismo pro-USA de Lenin Moreno. Pero el cambio más brutal ha tenido lugar en Brasil con la elección de Bolsonaro.
El gobierno Bolsonaro niega que entre 1964-85 hubiera una dictadura, quiere que se revisen los análisis condenatorios del golpe militar en los libros escolares e incluso pretende que el golpe militar del 31 de marzo de 1964 se celebre como fiesta nacional. El gobierno está repleto de militares que se reivindican abiertamente de la dictadura militar y el ministerio de educación ha declarado la guerra a todo lo que huela a “rojo”.
¿A qué obedece esta “nueva política”? Como analizamos en el artículo citado en la nota 1, el gobierno Bolsonaro tiene ramalazos populistas y cuenta con fuertes apoyos en los cuarteles, sin embargo, el motor fundamental de su entronización ha sido el interés del imperialismo norteamericano de retomar el control de todo su “patio trasero” y en ello Brasil constituye una pieza fundamental pues es el país más industrializado y a la vez más extenso y poblado de Sudamérica. Brasil es una potencia imperialista de gran importancia en América del Sur.
Sin embargo, junto a este programa imperialista el gobierno Bolsonaro tiene una clara vocación de ataque a los trabajadores y en ello no resulta en nada novedoso: uno de sus principales objetivos es un pegar un sangrante hachazo a las pensiones. En ello está en clara continuidad con los gobiernos que le precedieron y hace lo mismo que otros gobiernos, cualquiera que sea su color, de Argentina, México, Chile etc. Gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda, demócratas y gorilas, populistas y “progresistas”, TODOS COINCIDEN en el recorte de las pensiones, en las medidas de precariedad y anti -emigrantes, el ataque a los salarios y todas las condiciones de vida. El nuevo campeón del “progresismo”, AMLO en México, tiene el mismo programa disfrazado con palabrería nacionalista e indigenista.
Los partidos de izquierda y de extrema izquierda, el coro de demócratas, liberales y progresistas, están tocando a rebato: el episodio Bolsonaro les ha servido de acicate para llamar a la movilización antifascista, rememorando sus viejas movilizaciones contra los dictadores de los años 70-80. Se multiplican los actos “antifascistas” en Brasil, Chile, Ecuador, Argentina, México… En Perú, un movimiento anarco punk ha puesto su granito de arena a la campaña organizando un acto sobre Fujimori.
Frente a este reverdecimiento de la histeria antifascista, el proletariado debe preservar su autonomía de clase, sacando lecciones de su experiencia histórica.
La historia desde los años 30 del siglo pasado ha mostrado claramente el peligro para el proletariado que representa la mistificación antifascista en sus dos variantes complementarias:
- formar un frente antifascista donde el proletariado tendría que unir su lucha a las fracciones supuestamente más “liberales” o “progresistas” de la burguesía contra el “peligro fascista”;
- elegir un “mal menor” que sería la democracia o las fracciones “liberales” de la burguesía frente al Mal Mayor, que serían los fascistas, los autoritarios, los dictadores etc.
Con ese veneno criminal el proletariado ha sido arrastrado a la carnicería de la Segunda Guerra Mundial, a la barbarie de la guerra civil española de 1936 o la masacre de Pinochet en 1973[6] [145].
Consagrando en un marco político esta lección histórica que el proletariado ha pagado con montañas de cadáveres, nuestra Plataforma en su punto 9 denuncia tajantemente la mentira antifascista subrayando especialmente que
- “En la decadencia capitalista, cuando sólo la revolución proletaria constituye un paso adelante en la historia, no puede existir ninguna tarea común, incluso momentánea, entre la clase revolucionaria y cualquier fracción de la clase dominante, por muy “democrática”, “progresista” o “popular” que se presente”
- “Desde la Primera Guerra mundial la “democracia” se ha revelado como una de las peores drogas contra el proletariado. En su nombre fue aplastada la oleada revolucionaria que tras el estallido de esa Guerra se extendió por muchos países de Europa. También en su nombre y contra el “fascismo” fueron movilizados decenas de millones de proletarios en la Segunda Guerra mundial. Todavía hoy, en su nombre, el Capital intenta desviar las luchas proletarias hacia alianzas “contra el fascismo”, “contra la reacción”, “contra la represión”, “contra el totalitarismo”, etc.”
- “El fascismo no detenta el monopolio de la represión. Lo comparte con todas las demás opciones burguesas. Si las fuerzas políticas democráticas o de izquierdas identifican fascismo con represión, es porque intentan ocultar que ellas mismas son quienes utilizan la represión más decididamente, hasta tal punto que a ellas incumbe lo esencial del aplastamiento de los movimientos revolucionarios de la clase obrera”.
- “La autonomía del proletariado frente a las demás clases de la sociedad es la condición esencial para el desarrollo de todas sus luchas hacia su objetivo revolucionario. Todas las alianzas interclasistas y particularmente las que se proponen con fracciones concretas de la burguesía, no conducen más que a su desarme ante el enemigo, a hacerle abandonar el único terreno donde puede templar sus fuerzas: su terreno de clase. Toda corriente política que intente apartarlo de ese terreno pertenece necesariamente al campo burgués”.
Contra todos los que pretenden desviar al proletariado hacia las falsas disyuntivas democracia – fascismo, populismo -antipopulismo etc., que lo convierten en carne de cañón de la barbarie capitalista, el proletariado en todos los países tiene la misma tarea: defender su autonomía política de clase para luchar contra la explotación capitalista con el objetivo de abolirla en todos los países
C.Mir 07-05-19
[1] [146] Ver Brasil en el huracán, https://es.internationalism.org/content/4399/brasil-en-pleno-huracan [147]
[2] [148] Ver Crisis en Venezuela: ¡Ni Guaidó ni Maduro¡ Los trabajadores no deben apoyar a ninguna de las facciones burguesas en pugna, https://es.internationalism.org/content/4389/crisis-en-venezuela-ni-guaido-ni-maduro-los-trabajadores-no-deben-apoyar-ninguna-de-las [149]. En los últimos días, la situación en Venezuela se ha agravado con las tentativas de la mafia proyanqui de ganarse a sectores del ejército en su enfrentamiento mortal con la mafia chavista
[3] [150] Hay que destacar que Fidel Castro, en un famoso discurso en Nueva York en 1960, afirmó que “no era comunista”. El imperialismo norteamericano no ofreció las prebendas esperadas, lo que empujó a los “barbudos cubanos” a los brazos de la URSS convirtiéndose en “comunistas” a toda prisa.
[4] [151] Para estudiar este renacimiento histórico del proletariado ver Hace 50 años mayo 68, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [152]
[5] [153] Ver, entre otros, Brasil: ¿Es Lula una 'esperanza' para los trabajadores?, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/307/brasil-es-lula-una-esperanza-para-los-trabajadores [154] ; Evo al desnudo, https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo [155] ;
La burguesía ecuatoriana nadando en el pozo de su descomposición, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4292/la-burguesia-ecuatoriana-nadando-en-su-pozo-de-descomposicion [156] ; El abril sangriento de Nicaragua: Sólo la lucha autónoma del proletariado puede acabar con la explotación y la barbarie represiva, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4304/el-abril-sangriento-de-nicaragua-solo-la-lucha-autonoma-del-proletaria [157]
[6] [158] Nuestra organización ha publicado numerosos documentos sobre las 3 experiencias mencionadas. Podemos recomendar: Internationalisme 1945 - Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [159] ; nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [160] y Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [161]
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El abrumador consenso de la opinión científica seria es que ya estamos entrando en una catástrofe ecológica mundial de proporciones sin precedentes. Este no es el lugar para enumerar todos los aspectos del desastre al que se enfrenta la humanidad, desde la contaminación del mar, el aire y los ríos hasta la inminente extinción de innumerables especies de plantas y animales, que culminan en las amenazas que plantea el acelerado proceso del calentamiento global. Basta decir que la combinación de todas estas tendencias, si no se controla, podría hacer que el planeta mismo sea inhabitable o al menos, como poco, no apto para sostener una existencia humana decente.
Nosotros reafirmamos, sin embargo, que no basta con examinar este problema a través de las lentes de la ecología, o de las ciencias naturales, por sí solas. Para entender las causas subyacentes de la devastación ecológica, y la posibilidad de revertirla, tenemos que entender su conexión con las relaciones sociales existentes, con el sistema económico que gobierna la tierra: el capitalismo. Y para nosotros eso significa utilizar el único enfoque realmente científico para comprender la estructura y la dinámica de la sociedad humana: el método del marxismo. Un excelente punto de partida es el ensayo de Engels de 1876: 'El papel del trabajo en la transformación del mono en humano', un ‘movimiento’ inacabado que se ha incluido dentro de una sinfonía inacabada más amplia: La dialéctica de la naturaleza.[1]
El ensayo de Engels es una aplicación del entendimiento de que sólo mirando al pasado humano desde el punto de vista de una clase trabajadora -y del trabajo asociado en particular- es posible comprender el surgimiento de la especie humana. Contrariamente a la visión mecanicista de que es el resultado del desarrollo del cerebro humano entendido de forma aislada - su crecimiento en tamaño y complejidad como simple resultado de mutaciones aleatorias - Engels argumenta en su análisis final que el ser humano se hace a sí mismo; que es la interacción dialéctica entre la mano y el cerebro en la producción colectiva de herramientas y la transformación de nuestro entorno natural lo que determina las capacidades "mecánicas" del cerebro, la destreza de la mano humana, y la evolución de una conciencia específicamente humana. Esta conciencia es aquella en la que la actividad planificada y deliberada y la transmisión cultural superan las acciones más instintivas de las especies animales anteriores.
"No hace falta decir que no se nos ocurriría disputar la capacidad de los animales para actuar de forma planificada y premeditada. Por el contrario, un modo de acción planificado existe embrionariamente allá donde existe protoplasma, albúmina viva, y reacciona, es decir, realiza movimientos definidos, aunque sean los más simples, como resultado de estímulos externos definidos. Esta reacción se produce, no digamos ya en la célula nerviosa, sino incluso cuando aún no hay célula de ninguna clase. El acto mediante el cual las plantas insectívoras se apoderan de su presa aparece también, hasta cierto punto, como un acto planeado, aunque se realice de un modo totalmente inconsciente. En los animales la capacidad de acción consciente y planificada es proporcional al desarrollo del sistema nervioso, y entre los mamíferos alcanza un nivel bastante alto... Pero toda la acción planificada de todos los animales nunca ha logrado grabar el sello de su voluntad sobre la tierra. Solo el ser humano ha podido[2].
En resumen, el animal sólo utiliza su entorno y produce cambios en él simplemente por su presencia; el humano produce cambios en la naturaleza que la hacen servir a sus fines, la domina. Esta es la distinción final y esencial entre el humano y los demás animales, y una vez más es el trabajo lo que hace posible esta distinción".
No hay duda de que la humanidad adquirió estas capacidades a través de la actividad colectiva, a través de la asociación. En particular, Engels sostiene que la evolución del lenguaje -un requisito previo para el desarrollo del pensamiento y de la transmisión cultural de una generación a la siguiente sólo puede entenderse en el contexto de una conexión social en desarrollo:
"Ya se ha explicado que nuestros antepasados simios eran gregarios; es obviamente imposible buscar la derivación del ser humano, el más social de todos los animales, desde antepasados inmediatos no gregarios. El dominio sobre la naturaleza comenzó con el desarrollo de la mano, con el trabajo, y amplió el horizonte del humano en cada nuevo avance. Descubría continuamente nuevas propiedades, hasta entonces desconocidas, en los objetos naturales. Por otra parte, el desarrollo del trabajo contribuyó necesariamente a acercar a los miembros de la sociedad al aumentar las situaciones de apoyo mutuo y de actividad conjunta, y poniendo de manifiesto la ventaja de esta actividad conjunta para cada individuo. En resumen, los humanos en desarrollo llegaron al punto en que tenían algo que decirse entre ellos. La necesidad creó el órgano; la laringe poco desarrollada del simio fue transformada lenta pero seguramente por modulaciones para producir constantemente modulaciones más desarrolladas, y los órganos de la boca aprendieron gradualmente a pronunciar un sonido articulado tras otro".
La capacidad humana de transformar la naturaleza le ha aportado enormes ventajas evolutivas e históricas, convirtiendo indudablemente a la humanidad en la especie dominante del planeta. Desde la utilización del fuego hasta la domesticación de animales y la siembra de cultivos; desde la construcción de las primeras ciudades hasta el desarrollo de vastas redes de producción y comunicación que podrían unificar todo el planeta: estas fueron las etapas necesarias para el surgimiento de una comunidad humana global basada en la realización del potencial creativo de todos sus miembros, en otras palabras, del futuro comunista que Marx y Engels predijeron y por el que lucharon.
Sin embargo, El papel del trabajo… es todo menos un himno arrogante a la superioridad humana. Siguiendo los pasos de Darwin, comienza por reconocer que todo lo que es exclusivamente humano también tiene sus raíces en las habilidades de nuestros antepasados animales. Y, sobre todo, tras señalar la distinción fundamental entre el humano y el animal, Engels emite también una advertencia que tiene una resonancia muy clara frente a la crisis ecológica actual:
"No nos dejemos, sin embargo, halagar demasiado por nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Por cada victoria, la naturaleza dirige hacia nosotros su revancha. Bien es cierto que cada victoria produce en primer lugar los resultados que esperábamos, pero en segundo y tercer lugar tiene efectos muy diferentes e imprevistos que a menudo anulan los primeros. Las personas que, en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones destruyeron los bosques para obtener tierras cultivables, nunca soñaron que, al eliminar junto con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Cuando los italianos de los Alpes agotaban los bosques de pinos en las laderas meridionales, tan cuidadosamente conservados en las laderas septentrionales, no tenían ni idea de que al hacerlo estaban destruyendo las raíces de la industria lechera en su región; menos aún de que estaban privando a sus manantiales de montaña de agua durante la mayor parte del año, haciendo posible que se vertieran torrentes aún más furiosos sobre las llanuras durante la estación de las lluvias. Quienes propagaron el cultivo de la patata en Europa no sabían que con estos tubérculos farináceos estaban propagando al mismo tiempo la escrófula. Así, a cada paso se nos recuerda que de ningún modo gobernamos sobre la naturaleza como un conquistador sobre un pueblo extranjero, como alguien que está fuera de la naturaleza, sino que nosotros, con nuestra carne, sangre y cerebro, pertenecemos a la naturaleza y existimos dentro de ella, y que todo nuestro dominio de ella consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las demás criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente".
En este pasaje, Engels nos ofrece un ejemplo concreto de la teoría marxista de la alienación, que se basa en el reconocimiento de que, en determinadas condiciones sociales, el producto del propio trabajo humano puede convertirse en un poder hostil, una fuerza ajena que elude su control y actúa contra él. Sin entrar en una discusión sobre los orígenes más remotos de esta autoenajenación humana, podemos decir con certeza que el desarrollo cualitativo de este proceso está ligado al surgimiento de la explotación de clase, en la que, por definición, los que trabajan se ven obligados a producir no para sí mismos sino para una clase que tiene el poder y la riqueza de la sociedad en sus manos. Y no es casualidad que el desarrollo de la explotación y del trabajo alienado esté relacionado con la progresiva alienación de la humanidad respecto de la naturaleza. Los ejemplos de "consecuencias imprevistas" de la producción que Engels nos ofrece en el pasaje que acabamos de citar están tomadas principalmente de formas precapitalistas de sociedades de clases, y es precisamente con estas primeras formas de civilización con las que encontramos el primer ejemplo claro de desastres ambientales provocados por el ser humano.
"Los primeros casos de destrucción ecológica extensiva coinciden con las primeras ciudades-estado; hay pruebas considerables de que el mismo proceso de deforestación que permitió a civilizaciones como la Sumeria, la Babilónica, la Cingalesa y otras desarrollar una base agrícola a gran escala también, a largo plazo, desempeñó un papel considerable en su declive y desaparición"[3].
Pero estas fueron, en términos relativos, catástrofes locales. A diferencia de los modos de producción anteriores, el capitalismo se ve obligado por su impulso interno más profundo a dominar todo el planeta. Como dice el Manifiesto Comunista,
"La necesidad de un mercado en constante expansión para sus productos persigue a la burguesía por toda la superficie del planeta. Debe anidar en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes....
La burguesía, mediante el rápido perfeccionamiento de todos los instrumentos de producción, mediante las increíblemente facilitadas redes de comunicación, arrastra a todas las naciones, incluso a las más bárbaras, a la civilización. Los precios baratos de las mercancías son la artillería pesada con la que derriba todas las murallas chinas, con la que obliga a capitular al obstinado e intenso odio de los bárbaros hacia los extranjeros. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción burgués o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a convertirse ellas mismas en burguesas. En una palabra, crea un mundo a su imagen y semejanza".
Esta necesidad de "globalizarse" a sí misma, sin embargo, también ha significado la globalización de la catástrofe ecológica. Para Marx, la relación social capitalista marcó el punto culminante de todo el proceso de alienación, porque ahora la explotación del trabajo humano ya no se orienta hacia una relación personal entre amo y siervo, como ocurría en las sociedades de clase anteriores, sino hacia la expansión y el crecimiento de un poder fundamentalmente impersonal - "Das Kapital", o el sistema de lucro. El advenimiento universal de la producción para el mercado y para el lucro significa que la tendencia a que los resultados de la producción escapen al control del productor ha llegado a su punto culminante; además, el propio explotador capitalista, aunque se beneficia de los ingresos de la explotación, también se ve impulsado por la competencia despiadada por los beneficios, y es, en última instancia, simplemente la personificación del capital. Por lo tanto, nos enfrentamos a un modo de producción que es como un monstruoso gigante que se sale de control y amenaza con aplastar tanto a los explotadores como a los explotados.
Dado que el capitalismo está impulsado por las despiadadas demandas de acumulación (lo que denomina "crecimiento económico"), nunca podrá llegar a un control racional y global del proceso productivo, orientado a los intereses a largo plazo de la humanidad. Esto es así más que nunca en un período de crisis económica, donde la presión por penetrar en las últimas regiones vírgenes del planeta y saquear sus recursos se vuelve cada vez más irresistible para todas las unidades capitalistas y nacionales en febril competencia.
El punto más extremo en la alienación del trabajador en el proceso de producción se refleja así en la más extrema alienación de la humanidad respecto de la naturaleza. De la misma manera que se mercantiliza la fuerza de trabajo de los trabajadores, siendo nuestras necesidades y sentimientos más íntimos vistos como mercados potenciales, así el capitalismo ve a la naturaleza como un vasto almacén que puede ser robado y saqueado a su antojo con el fin de alimentar el monstruo de la acumulación. Ahora estamos presenciando las últimas consecuencias de la ilusión de gobernar la naturaleza "como un conquistador sobre un pueblo extranjero": sólo puede llevar a que "la naturaleza tome su venganza..." a una escala mucho mayor que en cualquier civilización anterior, ya que esta "venganza" podría culminar en la extinción de la humanidad misma.
Volvamos al último pasaje de Engels, donde escribe que todo nuestro dominio de ella (la naturaleza) consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las demás criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente". Continúa así: "Y, de hecho, con cada día que pasa estamos adquiriendo una mejor comprensión de estas leyes y llegando a percibir tanto las consecuencias más inmediatas como las más remotas de nuestra interferencia con el curso tradicional de la naturaleza. En particular, después de los grandes avances logrados por las ciencias naturales en el presente siglo, estamos más que nunca en condiciones de comprender, y por lo tanto de controlar, también las consecuencias naturales más remotas de, al menos, nuestras actividades cotidianas de producción".
La paradoja del capital es que mientras el desarrollo de la ciencia bajo su reinado nos ha permitido comprender las leyes de la naturaleza en un grado sin precedentes, parecemos cada vez más impotentes para "aplicarlas correctamente".
Para Engels, evidentemente, la capacidad de controlar las consecuencias de nuestra producción dependía del derrocamiento del capitalismo y la apropiación de la ciencia por la clase obrera revolucionaria. Pero Engels, confiado en que la victoria de la revolución socialista no estaba muy lejos, no podía prever la tragedia de los siglos siguientes: la derrota del primer intento de revolución proletaria mundial y la prolongación del sistema capitalista que ha alcanzado tal nivel de decadencia que está socavando las bases mismas para una futura sociedad comunista. En el mundo de pesadilla que el capitalismo decadente está configurando ante nuestros ojos, el conocimiento científico de las leyes de la naturaleza, que podría y debería utilizarse en beneficio de la humanidad, se está empleando cada vez más para agravar la creciente calamidad, está siendo doblegado para la intensificación de la explotación del ser humano y de la naturaleza, o la creación de aterradoras armas de destrucción que a su vez constituyen una importante amenaza ecológica. De hecho, una medida de la decadencia del capitalismo es precisamente esta creciente brecha entre el potencial creado por el desarrollo de las fuerzas productivas -de las cuales la ciencia es una parte vital- y la forma en que este potencial es bloqueado y distorsionado por las relaciones sociales existentes.
Por sí solo, incluso el conocimiento científico más desinteresado es incapaz de hacer retroceder la marea del expolio medioambiental. De ahí que las interminables advertencias de los organismos científicos preocupados por el derretimiento de los glaciares, el envenenamiento de los océanos o la extinción de especies sean sistemáticamente ignoradas o contrarrestadas por las verdaderas políticas de los gobiernos capitalistas, cuya primera regla es siempre "expandirse o morir", independientemente de que estos gobiernos estén liderados por burdos negadores del cambio climático como Trump o por liberales serios y autoproclamados socialistas.
La solución a la crisis ecológica -que, cada vez más, no puede separarse de la irreversible crisis económica del capitalismo y de su impulso hacia la guerra imperialista- sólo puede lograrse si la humanidad "recupera el control" mediante la supresión de la acumulación de capital, con todas sus expresiones externas, notablemente el dinero, el Estado y todas las fronteras nacionales. El trabajo debe emanciparse de la explotación capitalista: todo el proceso de producción debe organizarse sobre la base de las necesidades de los productores y de su interacción a largo plazo con el resto de la naturaleza.
Esta es una condición previa para la supervivencia de nuestra especie. Pero también es mucho más que eso. En el último pasaje citado, Engels continúa: "cuanto más progrese esto, no solo sentirán más los humanos su unidad con la naturaleza, sino que también conocerán más dicha unidad, y en más imposible se convertirá la idea sin sentido y antinatural de una separación entre la mente y la materia, el ser humano y la naturaleza, el alma y el cuerpo, tal y como surgió después de la decadencia de la antigüedad clásica en Europa y obtuvo su más alta elaboración con el cristianismo".
Aquí Engels vuelve a algunas de las hipótesis más audaces del joven Marx sobre la naturaleza del comunismo. El comunismo plenamente realizado significa la emancipación del trabajo no sólo en el sentido de deshacerse de la explotación de clase: también exige la transformación del trabajo de una penitencia en un placer, el desencadenamiento de la creatividad humana. Y esto, a su vez, es la condición previa para la transformación subjetiva de la especie humana, que "sentirá y conocerá" su unidad con la naturaleza.
Tales nociones nos llevan a un futuro lejano. Pero sólo será nuestro futuro si la clase que lo encarna, el proletariado mundial, es capaz de luchar por sus intereses específicos, de redescubrir su sentido como clase y de formular una perspectiva para sus luchas. Esto significará que sus luchas defensivas inmediatas tendrán que incorporar cada vez más la lucha contra la opresión capitalista y la barbarie en todas sus formas; al mismo tiempo, sólo luchando en su propio terreno de clase puede el proletariado atraer detrás de sí a todas esas capas de la sociedad que quieren poner fin a la canibalización de la naturaleza por el capitalismo. El reconocimiento de que el capitalismo es una amenaza para toda la vida en el planeta será central para esta extensión de la lucha de clases hacia una revolución política y social.
Amos
[1] Para el primer texto ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm [165], para el segundo hay disponible en Internet la introducción: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/75dianatu.htm [166]
[2] Antropólogos, geólogos y otros científicos han acuñado el término "Antropoceno" para designar una nueva era geológica en la que el ser humano ha estampado definitivamente su voluntad sobre la atmósfera, el clima y la biología de la Tierra. Proponen diferentes momentos para marcar esta transición del Holoceno al Antropoceno, algunos viendo la invención de la agricultura como crucial, mientras que otros optan por el inicio de la revolución industrial, es decir, el inicio de la época capitalista, pero también incluyendo una fase de considerable aceleración después de 1945
[3] El capitalismo envenena la Tierra, Revista Internacional nº 63, este texto no está disponible en la Web en español.
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Las luchas en los puertos de Valparaíso comenzaron a finales del año pasado y terminaron a comienzos de este, prácticamente la huelga consistió en trabajadores no sindicalizados comenzaron a protestar y movilizarse en contra de la precarización y flexibilización laboral que sufrían ¿en qué consistía esta precarizarizacion y flexibilización laboral? Resumidamente “el trabajo eventual consiste en un contrato especial de trabajo que dura un día, es decir, los trabajadores son contactados por la empresa en la mañana cuando es necesario realizar una labor, luego se realiza un contrato de trabajo que al final de la jornada laboral se termina. Esto es: cuando la empresa decide que no necesita más mano de obra, no llama a los trabajadores, dejándolos “cesantes” hasta que se haga un nuevo contrato. Además, por la naturaleza del contrato no existe ningún tipo de protección de salud o previsional. “ (la izquierda diario Chile,2019).Debido al conflicto comercial entre USA y China las cargas en los puertos bajaron, es ahí donde comienza la huelga.
Aunque al principio los trabajadores exigieron: un bono de dos millones de pesos, mesa permanente para negociar, eliminación de listas negras (listas de trabajadores conflictivos) el empresario dueño de los puertos, Richard Von Appen, se negó a esos términos, por lo cual la lucha se extendió por más de un mes y se radicalizó con cortes de calles, barricadas y enfrentamientos contra la policía. Ante esto números trabajadores de otros puertos y estudiantes de la zona se movilizaron en apoyos a estos, hasta que a finales de diciembre la asamblea de trabajadores aceptó un trato de “ mil pesos; una giftcard de 250 mil pesos; un aguinaldo de 75 mil pesos, por parte de Ultraport. Todo con fecha de pago el lunes 24 de diciembre, y bonos de mantención (durante capacitaciones) de parte del Gobierno de 750 mil pesos a ser pagados el 8 de enero, además de otro de asistencia, que implica 400 mil pesos, pagadero el 1 de julio.” (DiarioUchile,2018).
Cabe destacar la masiva participación de trabajadores que llegaron de otros puertos, como también de estudiantes universitarios de la zona que llegaron a apoyar y auxiliar la lucha de los trabajadores del muelle.
Aunque la huelga y la movilización comenzó por una asamblea espontanea de los trabajadores “precarios” del puerto, a medida que se fue expandiendo se fueron uniendo trabajadores de otros puertos y estudiantes. Sin embargo, el Estado capitalista no se quedó de brazos cruzados ante la movilización obrera, inmediatamente envió a los sindicatos juntos con otros burócratas de izquierda, estos muy pronto se hicieron con el control de la lucha y comenzaron a dirigirla (junto con activistas de izquierda y dirigentes estudiantiles) quedando la autonomía obrera y la autoactividad de lado. Ó sea que, pese a que se expandió la lucha a otros sectores, los sindicatos de los muelles (que solo agrupan a unos cuantos trabajadores de los puertos) lograron controlarla, y cuando llegaron los estudiantes estos también fueron controlados por los dirigentes de la academia.
Los trabajadores tenemos que tomar conciencia de un hecho fundamental que marca la época histórica que vivimos (la decadencia del capitalismo): “Existe, frente a la clase obrera, una unidad y una solidaridad mucho mayores que antes entre los capitalistas, creando éstos organizaciones específicas con el fin de no seguir enfrentándose individualmente con la clase obrera. El Estado interviene directamente en los conflictos sociales ya como capitalista, ya como "mediador", es decir como elemento de control, tanto en lo político como en lo económico del enfrentamiento con el fin de mantenerlo dentro de los límites de "lo aceptable", ya sea, sencillamente, como agente de la represión”[1].
Así pues, no luchamos contra un patrón aislado (en este caso Richard Von Appen) sino que todo el Capital está unido contra nosotros y que este cuenta con el instrumento del Estado. El Estado no es el “representante de todo el pueblo” sino el órgano exclusivo del Capital. Y el Estado no solamente utiliza contra los trabajadores a la policía, sino que emplea también los sindicatos y los partidos del capital. Por ello necesitamos la completa autoorganización en asambleas generales soberanas abiertas a todo los trabajadores, para expandir la huelga a otros sectores, como también la expansión de las asambleas a los centros de trabajo, de estudios, y los barrios obreros, AUTÓNOMAS Y COMPLETAMENTE INDEPENDIENTES A LOS SINDICATOS Y PARTIDOS POLITICOS DEL CAPITAL, ya que, pese a que los trabajadores que habían iniciado la huelga votaron (luego de mas de un mes) por terminarla, también fue culpa de los dirigentes y sus partidos que poco a poco fueron llevando la lucha a un terreno legalista y burocratico,que finalmente terminó desmoralizando a los trabajadores y terminaron por ponerle fin.
Si el Capital y su Estado están unidos contra nosotros, los trabajadores tenemos el arma de nuestra UNIDAD por encima de sectores, regiones, naciones, la UNIDAD, la SOLIDARIDAD y la AUTOORGANIZACION son nuestra fuerza.
Patrix.
[1] La lucha del proletariado en el capitalismo decadente, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [168]
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El tema de las pensiones es algo que ha afectado profundamente a la clase obrera a nivel mundial, recortes a las pensiones, expansión de la edad de jubilación, precariedad laboral vienen acompañadas con otros ataques que el capital realiza contra los proletarios, como el desempleo.
Aquí en Chile el ataque a las pensiones tampoco se hizo esperar ¿Cómo funciona el sistema de pensiones en este país? El principal problema de las pensiones acá en Chile está relacionado con las administradoras de fondos de pensiones (AFP) ¿Qué son las AFP? Son un sistema de capitalización individual forzoso que entró en vigor en 1980.Las AFPs son empresas obligadas por ley a invertir los ahorros de las personas físicas en instrumentos de mercado financiero. Con la intención de que los ahorros de dichas personas generen una alta rentabilidad a largo plazo. Este servicio no es gratuito, ya que cada trabajador debe pagar unas comisiones mensuales y un monto en el momento de su jubilación para obtener dicho fondo de estas empresas, El estado obliga a ahorrar el 10% del salario mensual del trabajador. En palabras simples, son un sistema de ahorro forzoso donde al trabajador se le obliga a invertir sus ahorros en el mercado, donde al final la mayor parte de sus ahorros que recaudó durante toda su vida ira a parar a grandes transnacionales y empresas, para que finalmente los trabajadores solo reciban una pensión de hambre (mucho menos que el 50 % de su sueldo) que no les alcanza para vivir, por lo cual aun después de jubilados la gente de tercera edad acá debe seguir trabajando, más que un sistema de pensiones es un sistema de ahorro forzoso que tienen como función inyectar capital a las grandes empresas[1].
Desde que comenzó la ira y movilización de los trabajadores los izquierdistas del capital con sus sindicatos no se demoraron ni un solo segundo en poner sus garras sobre el movimiento y dirigirlo. Todos los sindicatos del sector publico y privado se unieron para fundar la coalición “no + AFP”, coalición que finalmente quedaría bajo completa influencia del Frente Amplio (organización de la izquierda “progresista” parecida a Podemos de España). Finalmente, toda la actividad obrera termino siendo carcomida por los partidos del capital, con sus sindicatos, gremios, etc.
¿Los obreros deben confiar en los sindicatos y en los partidos políticos del sistema? La respuesta es un gran ¡NO! Desde que el capitalismo entró en decadencia todos los sindicatos (inclusive hasta los mas “combativos” y de “base”) se encuentran en la defensa del estado burgués y del capital mundial en general, se encargan de vender y negociar nuestra fuerza de trabajo al patrón y por si no fuera poco dividen a los obreros en sus luchas, lo que provoca que se desmoralicen y finalmente terminen derrotados. De la misma forma todos los partidos políticos (desde la ultraizquierda a la ultraderecha) tienen como única función la reproducción del capital, encuadrándose con las leyes de la burguesía, no importa que tan “Radical” , “anticapitalista” o “de izquierdas” sea, todos los partidos políticos representan solo distintas facciones de la burguesía.
¿Entonces si los sindicatos y los partidos políticos del capital son enemigos de los proletarios, como luchamos? La respuesta a eso es la autoorganización, autoorganización en asambleas masivas (independiente a los sindicatos y poderes del estado burgués) en los centros de trabajo y en las plazas públicas[2], elección de delegados que sean revocables en todo momento y formación de un comité de huelga extendido que ayude a expandir y unir las luchas de los obreros a todas las empresas y fábricas, los obreros deben dejar de seguir a sus “dirigentes” y “jefes” y empezar a confiar en ellos mismos, en sus propias fuerzas y ellos mismos dirigir sus propias huelgas, de forma autónoma, mediante asambleas masivas y comités de acción.
Otra característica engañosa que los sindicatos, gremios, confederaciones y las distintas ramas controladoras del estado contra los trabajadores es el hecho de siempre llevar a los trabajadores por el camino de la legalidad y la burocracia, respetando siempre las leyes y las normas del estado, lo cual es un grave error que solo conlleva mas a la derrota de la clase obrera.
No hay que olvidar que las leyes están creadas para mantener y proteger las relaciones del capital que nos esclavizan, todas las instituciones están al servicio del capitalismo mundial que es la fuente de la explotación y alienación que tanto padecemos, por ende llevar nuestras luchas mediante la legalidad (como quieren los sindicatos, gremios, etc.) solo nos llevará a una amarga derrota, y la experiencia lo avala, todas las luchas sindicales que deciden respetar las leyes del capital terminan con los trabajadores exhaustos, sin energía y completamente desmoralizados donde al final lo que ganan es prácticamente nada.
En esta época de decadencia los trabajadores ya no debemos pedir reformas “que mejoren nuestra situación” sino abolir por completo las relaciones del capital a nivel mundial y tomar el poder mediante nuestros consejos y comités, superar la sociedad capitalista y construir la sociedad socialista donde conseguiremos nuestra emancipación, esa es la labor de hoy en día esos cambios radicales que los obreros necesitan para recuperar su dignidad nunca podrán ser realizados mediante las leyes o reformas en el parlamento, sino mediante su praxis revolucionaria y consciente que destruya este sistema y construya uno nuevo, las leyes solo ayudan a mantener la esclavitud asalariada (la autentica fuente de todos los problemas que sufrimos, como las pensiones por ejemplo) , nuestra lucha revolucionaria no se enmarcará dentro de sus leyes.
Para colmo, el legalismo y el respeto por las leyes es un camino tan burocrático y tedioso que hace que los obreros finalmente se cansen y dejen de luchar, es un camino estéril que daña la combatividad de los trabajadores. Uno de los factores que explican por qué los trabajadores últimamente han estado más desmovilizados es debido precisamente a eso, porque ya están cansados de la incesante burocracia y legalismo por los cuales los lleva el sindicato para sabotear sus luchas. Sus leyes están para proteger su sistema de explotación, los trabajadores no debemos porque guiarnos bajo ellas
Otra cosa que también la izquierda capitalista les ha hecho creer a los trabajadores es que mediante la “estatización” de las pensiones se logrará un mejor “nivel” de bienestar en los proletarios, o sea, la izquierda “antineoliberal” propone un nuevo sistema de pensiones en donde el estado tenga más control. Hay que preguntarse ¿consiguen algo los trabajadores con que sus pensiones dejen de estar en manos privadas y pasen a manos del estado? Absolutamente no, el capitalismo de estado que siempre ha defendido la izquierda en toda su historia no resuelve para nada los conflictos y contradicciones del capital, lo único que consigue es que los trabajadores dejen de ser explotados por los privados y su nuevo jefe sea el estado. Aun en los países en donde hay mayor intervención estatal para “proteger a la ciudadanía”, como Suecia, Francia u otros países europeos. los desempleos y los ataques a las pensiones siguen, lo que demuestra que estatizando las pensiones no logaremos nada[3]. El estado (que tanto alaba la izquierda) es solo una maquinaria que la burguesía usa contra los trabajadores, que ayuda a proteger al capitalismo, que las pensiones queden bajo control del estado no significa nada. Las estatizaciones y “nacionalizaciones” de la izquierda tienen como único objetivo fortalecer las relaciones del capital y evitar la revolución proletaria. Un ejemplo histórico era la nacionalización del cobre de los 70 durante el gobierno burgués de la Unidad Popular, reformas que solo querían estatizar la economía, proteger el capitalismo lo más posible y que el nuevo explotador ya no fuera el empresario sino el estado-nación, engañando a los proletarios de la época de que eso era “la vía chilena al socialismo”[4].
NO se trata de estatizar la producción, sino de abolir por completo las relaciones del capital (incluyendo el estado y sus instituciones) y socializarla por completo para que así los trabajadores tengan el control de los medios de producción y puedan organizar una producción destinada a la plena satisfacción de las necesidades de toda la humanidad.
La respuesta a eso no se conseguirá dentro del sistema capitalista mundial, si los trabajadores queremos tener una vida digna y un buen futuro, si queremos dejar de ser solo “animales que duermen, comen y trabajan” y queremos avanzar a ser seres humanos completamente autorrealizados debemos destruir este sistema y construir una sociedad sin fronteras, sin propiedad privada, sin explotación ni clases, la sociedad comunista, solo ahí tendremos una vida digna y nuestro sufrimiento de asalariados alienados acabará, será el inicio de una nueva historia, el reino de la abundancia. El capitalismo actualmente se encuentra en decadencia y es un sistema que amenaza la propia existencia humana, ya no se le puede pedir reformas a un sistema que se cae a pedazos y cada vez es más belicista, como también aclaramos que nada logramos con la estatización que el estado es solo un instrumento de los ricos para oprimir a los obreros y que aparte estatizar el sistema de pensiones no lo salva en absoluto de las crisis del capital, o sea, la única solución: la revolución mundial.
De la misma forma que los sindicatos se encuentran actualmente en la defensa del estado y el capitalismo, vemos actualmente en las luchas de las pensiones (junto con otras luchas obreras como contra la flexibilización y precarización laboral) que les inserta la ideología burguesa del patriotismo a los proletarios, aludiendo de que es una lucha “del pueblo chileno”. Aquí hay que aclarar dos cosas, primero no es una lucha “del pueblo chileno” sino de la clase obrera contra el capital y sus ataques que dañan nuestra vida, el “pueblo” es un termino multiclasista que abarca a clases reaccionarias como la pequeña burguesía (pequeños empresarios, artesanos,etc) , confundir “pueblo” con “clase obrera” es un error fatal multiclasista que daña el espíritu revolucionario de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía y hace que el auténtico sujeto revolucionario (el proletariado) se pierda entre lo “popular”.
Lo segundo es lo mas importante y de lo que trata este articulo: los proletarios no tenemos patria. No es solo la lucha de los trabajadores chilenos, sino de la clase obrera mundial, y no es solo contra la burguesía chilena, sino contra una burguesía mundial. El hecho de que el capitalismo se encuentre en decadencia significa que ya se ha expandido a todo el planeta, por lo cual ha hecho que a nivel mundial solo existan dos clases fundamentales: capitalistas y proletariado. La explotación y el mercado se encuentran a nivel mundial, por ende, nuestra clase también es mundial, los trabajadores no reconocemos patrias, ni fronteras, ni etnias, etc., todas esos son obstáculos creados por el capitalismo para evitar que el proletariado internacional se una en favor de la revolución comunista mundial. Debemos abandonar y dejar de lado todas las banderas nacionales de nuestras huelgas y protestas obreras, que solo generan odio entre los trabajadores, nuestra emancipación y libertad solo podrá ser obra de toda la clase obrera mundial, el comunismo no puede ser construido sino a nivel mundial, la única bandera que de verdad pertenece a los proletarios es la bandera roja, cualquier patriotismo y nacionalismo debe ser dejado de lado.
Dejado en claro todo los puntos anteriores: de que las pensiones son uno de los tantos ataques del capital mundial contra nuestra clase, de que ya no sirve pedir reformas sino de lo que se trata es de un cambio radical del sistema (pasar del sistema capitalista al socialista mundial) ,de que el legalismo solo sirve para derrotar a los obreros, de que el estatismo no sirve para nada y solo ayuda a fortalecer mas las relaciones del capital y la maquinaria estatal represora contra los trabajadores y que el patriotismo es una ideología en contra de los principios internacionalistas de los proletarios, cabe destacar ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Obviamente para que nada de lo anterior quede en el aire vagando se necesita la respuesta de los trabajadores.
Ya vimos que todas las “formas de lucha” de la izquierda burguesa que son: protestas por un par de horas, huelgas legales y paros por un día, huelgas de hambre, movilizaciones familiares no sirven en absoluto, desgastan la energía de los trabajadores, no dañan el sistema, y solo se limitan a pedirle migajas al estado burgués. La única forma de lucha revolucionaria que de verdad dañará al capital y la burguesía es: la huelga de masas, estructurada a partir de consejos obreros o comités de huelga extendido y asambleas obreras masivas. Huelga que no respeta las leyes del capital (y por eso lo daña y es la mejor forma de lucha) donde todos los obreros (del sector público o privado) junto con otros sectores no explotadores paralizan su actividad por un tiempo indefinido. Para lograr ese objetivo debemos:
-Autoorganizarnos bajo asambleas generales soberanas abiertas a todo el mundo, donde todos podamos debatir y opinar libremente.
-multiplicación y expansión de las asambleas a todas las empresas, fabricas y centros de trabajo de la ciudad donde los trabajadores (de forma autónoma y libre) puedan decidir y debatir sin sus “jefes sindicales” diciéndoles que decir-
-elección de delegados por partes de las asambleas y formación de comités de huelga extendido compuestos por los delegados, que pueden ser revocables en cualquier momento por la asamblea.
-proclamar la huelga en todas las empresas, fábricas y centros de trabajo que decidan participar en la lucha, expansión de la huelga a todos los sectores posibles
-Combatir enérgicamente el sabotaje de los sindicatos, gremios, confederaciones, partidos políticos (todos los mecanismos que el estado tiene para controlar a los obreros) a nuestras asambleas y comités de huelga. Las asambleas, sus comités y consejos solo pertenecen a los obreros, no deben ser absorbidos nunca por los sindicatos o partidos políticos.
-Proclamar la huelga por doquier, realizar manifestaciones obreras, protestas callejeras, ocupación de edificios públicos, concentraciones, etc.
Solo la autoorganización mediante asambleas obreras masivas, elección de delegados por parte de esas asambleas, formaciones de comités de huelga extendido y el llamamiento a una huelga de masas que se extiende no solo a escala de un país sino a otros países y donde puedan participar todos los obreros y sectores explotados es la única y verdadera forma de lucha de nuestra clase que de verdad pondrá en jaque al capitalismo.
Patrix
[1] Este sistema se aplica en otros países, por ejemplo, en México. También en Austria, llamado el de la “mochila por trabajador”. Este sistema liga la futura pensión a la evolución del sistema financiero. En este hemos observado en los últimos 10 años una fuerte depreciación, entre otras razones porque la enorme deuda pública que han contraído los Estados se ha financiado con préstamos de bancos centrales a un interés cero o negativo. Este interés cero o negativo sale del expolio organizado por los Estados de los precarios ahorros de los trabajadores y, especialmente, de sus pensiones. El sistema chileno de la AFP o de la mochila austriaca tiene otra ventaja para el capital: favorece el individualismo pues la futura pensión se desliga de un fondo común -el sistema clásico de la seguridad social- y se convierte en un fondo “personal” que cada trabajador se gestiona “a su aire” (incluso está permitido en alguno de los países donde se aplica que el trabajador tome un adelanto de su fondo acumulado lo que puede hacer que finalmente se quede sin pensión)
[2] Como mostraron en 2006 la huelga masiva en Vigo (España) y la lucha en Francia contra el Contrato de Primer Empleo en 2006 o el movimiento de indignados en España, en Grecia y en Israel, así como el Occupy en USA todos ellos en 2011. Ver sobre los primeros Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [170], Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83]; y sobre los segundos nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [84]
[3] En Francia se ha reformado las pensiones exigiendo 42 años de trabajo para tener derecho a pensión mientras que en España se ha retrasado a 67 años la edad de jubilación. ¡Y en ambos países las pensiones están en manos del Estado “benefactor”!
[4] Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [161]
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Los grupos de la Izquierda Comunista se reclaman del combate de la Tercera Internacional, aunque evidentemente, a diferencia de la Oposición de Izquierdas de Trotski, la primera respondió muy temprano (ya en 1919-20) contra los peligros de degeneración oportunista que la acechaban y las insuficiencias teóricas, organizativas y programáticas que la debilitaban.
La discusión buscará comprender el legado de la Tercera Internacional, sacar lecciones de su constitución y actividad, comprender las causas de su degeneración y del paso de los partidos comunistas al campo del capital. También intentará plantear qué actividad y qué política debemos llevar hoy para avanzar hacia la formación de un nuevo Partido Mundial del proletariado, instrumento imprescindible para el triunfo de la Revolución Comunista Mundial. La Internacional Comunista se fundó para luchar por la REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL con el impulso de la revolución en Rusia de 1917 y de las tentativas revolucionarias que hubo en 1917-23 (Alemania, Hungría, Italia, China etc.)
La Internacional Comunista dio un impulso muy grande al programa comunista del proletariado, al reagrupamiento de sus fuerzas revolucionarias. Sin embargo, degeneró y los partidos comunistas se transformaron en agentes del Capital y engranajes del imperialismo ruso.
Es necesario sacar lecciones de este gravísimo problema. Son precisas para orientar y dar claridad a la acción de las organizaciones verdaderamente comunistas y para contribuir a una nueva Internacional y a una nueva tentativa revolucionaria mundial del proletariado.
Algunos textos que referidos a la experiencia de la Internacional Comunista:
Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? https://es.internationalism.org/content/4422/centenario-de-la-fundacion-... [172]
1919: Fundación de la Internacional Comunista, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200904/2545/1919-fund... [173]
La plataforma de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1194/iv-la-... [174]
El combate de las Izquierdas en la Internacional comunista - La responsabilidad de los revolucionarios frente a la degeneración [175]https://es.internationalism.org/revista-internacional/199712/1218/el-com... [175]
La cuestión china y la Internacional (1920-1940) - La Izquierda comunista contra la traición de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1179/la-cue... [176]
Las lecciones de La Internacional Comunista a 88 años de su fundación https://es.internationalism.org/rm/2007/97_ic [177]
1919, La IIIª Internacional rompe con la IIª Internacional https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200907/2592/1919-la-i... [178]
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"Los manifestantes, que vinieron de todo el país, lograron uno de sus objetivos: que esta marcha por la "dignidad" entrara en la historia. Esta multitud monumental deseaba encontrarse con otros, bailar al ritmo de los demás y al son de las darbukas para denunciar, en una euforia colectiva, los excesos de un “poder asesino", como lo han estado denunciando a gritos, sin descanso desde el 22 de febrero, fecha de la primera gran movilización. (...) En el cortejo, entre los cientos de miles de hombres que inundaron las calles de Argel, estaban presentes numerosísimas mujeres de todas las edades, clases y generaciones, que fueron llegando a lo largo de las dos últimas semanas. (...) De las 11.00 a las 18.00 horas, era un concentrado de toda Argelia el que desfilaba por los bulevares que serpentean a través de Argel: hombres jóvenes, muchachas jóvenes vestidas a la última moda, hadjas (ancianos), ejecutivos, empleados, muyahidines (viejos combatientes), mujeres envueltas en jaiques (su vestido tradicional"). (Le Monde del 11 de marzo de 2019).
Desde el 22 de febrero, todos los viernes se desarrollan manifestaciones masivas en Argelia, que reúnen a cientos de miles de participantes en todas las grandes ciudades del país. Las del 8 de marzo fueron especialmente concurridas, con una participación récord de más de un millón de personas en Argel. Son millones las personas en las calles cada semana, especialmente estudiantes de instituto y estudiantes de secundaria en huelga.
Las razones de esta inmensa ira son muchas: miseria en todas sus formas, una tasa de desempleo del 11% (oficialmente) de la población activa, más del 26% entre los jóvenes de 16 a 24 años, falta de vivienda, represión y, quizás lo más importante, la corrupción generalizada, empezando por la del clan familiar de Bouteflika y sus fieles aliados: el Jefe del Estado Mayor del Ejército (Ahmed Gaîd Salah), el jefe de la patronal argelina (Ali Haddad), el secretario general del sindicato UGTA (Abdelmadjid Sidi-Saïd) y todo el aparato histórico del FLN; todos estos gánsteres se reparten la parte esencial de los beneficios del petróleo y el gas. El clientelismo es establecido por Bouteflika como el modo arbitrario de gobernar que organiza una gigantesca política de redistribución arbitraria del maná financiero, procedente de los hidrocarburos, que reparte entre todas las categorías sociales: veteranos combatientes, hogares, automovilistas, usuarios del transporte público, agricultores, deudores, inquilinos de HLM[1], jubilados, banqueros, empresarios, etc. Ni que decir tiene que a todos estos ciudadanos “bendecidos” se les pide que reelijan al presidente o a sus partidarios en cada ocasión.
El movimiento parece nacer en las redes sociales y sin ningún vínculo aparente con un partido, sindicato, grupo o individuo conocido; se autoorganiza, dirige sus propias manifestaciones y se va atrayendo progresivamente a crecientes masas de población. El movimiento también ha demostrado su valentía al desafiar sistemáticamente la prohibición de las manifestaciones, especialmente en la capital, al tiempo que se mantiene en calma y tranquilo ("pacífico", cuentan los medios de comunicación), rechazando la confrontación física con las fuerzas del orden y cualquier provocación que pudiera facilitar la represión policial.
Sin embargo, este movimiento no es de naturaleza proletaria. Podemos decir que es sobre todo interclasista: dentro de éste se agrupan también numerosos obreros (activos, precarios o desempleados), así como muchos elementos de la pequeña-burguesía (ejecutivos, notables, abogados, tenderos, líderes de pequeñas empresas....) que se agrupan en una mezcolanza. El resultado es que predominan en su seno las reivindicaciones propias de la burguesía: democracia, legalismo,... La clase obrera queda así diluida y no se pone a la cabeza de este movimiento.
La otra gran característica de este movimiento es su contenido altamente nacionalista, ilustrado por la presencia masiva y permanente de la "bandera nacional argelina" en todas las manifestaciones. En resumen, queda lejos de pensar en unirse o mostrar solidaridad con los proletarios de otros países. Pero, como ejemplo, desde diciembre los movimientos en Sudán también se han pronunciado masivamente contra el terrible plan de austeridad del gobierno sudanés, liderado por otro viejo dictador, Omar Al-Bashir, que acaba de ser "depuesto" por el ejército en un intento de "calmar" la ira en las calles.
De hecho, en lugar de apoderarse de la consigna "proletarios de todos los países, uníos", el movimiento social prefiere en ese momento unirse a todas las fuerzas "democráticas argelinas" (supuestamente "no corruptas"); con lo que, todas las reivindicaciones verdaderamente proletarias contra el desempleo masivo, el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo, etc., han quedan prácticamente disueltas o ahogadas, mientras que las demandas "ciudadanas" de la pequeña-burguesía dominan, especialmente en el medio estudiantil, donde muchos profesores se están aprovechando de las Asambleas Generales para impartir cursos sobre la Constitución, las instituciones y su funcionamiento, con vistas a construir “¡un sistema nuevo y más democrático! ". Cada vez más personas proponen incluso una salida a la "tunecina"; es decir, el establecimiento de elecciones "libres y democráticas". Este es el enfoque que aparece como el favorito para la burguesía argelina "ilustrada", para los "gobiernos amigos" de Argelia (especialmente Francia y la UE) y para todos los demás países que temen enfrentarse a nuevas oleadas de inmigrantes o a incursiones armadas en sus territorios (especialmente en los países del Sahel).
Aunque algunos medios de comunicación hablan unas veces de "nueva primavera árabe" y otras de "revolución", en realidad, el movimiento argelino se encuentra básicamente en la estela de las mayores debilidades de la protesta de 2011/2012. El movimiento argelino actual toma la forma, casi exclusivamente, de grandes manifestaciones con pocas o ninguna huelga: mientras que en Túnez y Egipto, las manifestaciones fueron acompañadas de grandes huelgas que afectaron directamente a la producción, los servicios públicos y el transporte. En 2011, la "primavera árabe" también comenzó en Argelia, e incluso con un vigor extremo: "Lo olvidamos, pero la primavera árabe comenzó en enero de 2011 en las grandes ciudades de Argelia, casi al mismo tiempo que en Túnez. Por una vez, el movimiento abarcó todo el país y no escatimó esfuerzos en ninguna región, desde Argel hasta Annaba. Del 5 al 10 de enero, los jóvenes marcharon, a menudo detrás de una bandera tunecina, por el pan y la dignidad. (...) Un habitante que presenciaba la manifestación rememoraba su sorpresa: "Nací aquí, tengo casi 50 años y nunca he visto esto". (...) Las autoridades lograron contener las manifestaciones lo mejor que pudieron multiplicando las promesas: las legumbres secas se añadieron a los doce productos alimenticios cuyos precios están regulados y/o subvencionados, los salarios se elevaron a menudo hasta en un 80% con dieciocho meses con carácter retroactivo". (“Opinión”, en el Suplemento de Le Monde Diplomatique, marzo de 2012). Por lo tanto, se puede afirmar que en ese momento, el régimen de Bouteflika había logrado sofocar el descontento.
Durante mucho tiempo, las autoridades argelinas se enfrentaron a los movimientos sociales con la conocida como arma de "el palo y la zanahoria”. La “zanahoria”: sacan algunas migajas de las arcas del Estado (obtenidas gracias a los altos precios del petróleo); el “palo”: los reprimen violentamente. Hay que recordar que la "Década Negra"-de los años 1990-2000- (una guerra civil que se cobró 200.000 muertos) se llevó a cabo después del sangriento aplastamiento de las huelgas y manifestaciones de 1988 en las que asesinaron a 500 huelguistas. Hoy en día, ya no existe la "zanahoria": la situación económica es desastrosa: con el precio-mercado del barril de petróleo cayendo bruscamente y con las arcas del Estado expoliadas por el clan mafioso del gobierno. Y… queda el "palo"...
Para todos los estratos de la sociedad ha llegado la hora de disolver el gran clan Bouteflika y de arreglarles las cuentas. Para estos últimos, lo que está en juego es muy importante, ya que se trata de una cuestión de vida o muerte para él mismo y para su familia. En efecto, el presidente no quiere sufrir, tras su dimisión, la misma suerte que sus homólogos tunecinos y egipcios, Ben Ali y Mubarak, "liberados" por la "primavera árabe" de 2011, que han conocido la cárcel (o el exilio) y la confiscación de sus bienes (decenas de miles de millones de dólares de cada uno). Es más fácil entender por qué Bouteflika se aferró al poder a toda costa apostando porque se “pudriera” el movimiento y por el apoyo del jefe del ejército, quien finalmente lo derrocó mientras trataba de salvar su cabeza. La cuestión es, por tanto, si los militares preferirán silenciar sus diferencias de clan para preservar sus "intereses comunes" reprimiendo el movimiento actual, con el riesgo de reproducir una "nueva década negra", o apoyar la carta de la democracia y de la renovación con todas las incertidumbres que ello conlleva. En ambos casos, la clase obrera saldrá perdiendo: o aplastada en un baño de sangre o aturdida por la propaganda burguesa que martillea las cabezas de unos y otros con las "virtudes" de la "democracia", para mantener mejor su sistema de explotación.
Durante la primera "Primavera Árabe" (2011), escribimos: "El proletariado occidental, por su experiencia y concentración, es quien tiene la responsabilidad de dar una verdadera perspectiva revolucionaria. Los movimientos de los Indignados en España y de las Ocupaciones en Estados Unidos y Gran Bretaña se refirieron explícitamente a la continuidad de los levantamientos en Túnez y en Egipto, su inmenso coraje y su increíble determinación. El grito de la "primavera árabe": "Ya no tenemos miedo", debe ser una fuente de inspiración para el proletariado mundial. Pero es sólo el faro de la afirmación de las asambleas obreras contra los ataques del capitalismo en crisis, en el mismo corazón del sistema, lo que puede ofrecer una alternativa que realmente permita el derrocamiento de este mundo de explotación que nos sumerge cada vez más en la pobreza y en la barbarie. La clase obrera no debe minimizar el peso real que tiene en la sociedad, por su lugar en la producción y, también y sobre todo, por lo que representa como perspectiva para toda la sociedad y para el futuro del mundo. En este sentido, para que los obreros de Egipto y Túnez no se dejen engañar por los espejismos de la ideología democrático-burguesa, es responsabilidad de sus hermanos de los países centrales mostrarles el camino. Es concretamente en Europa donde los proletarios tienen la experiencia más amplia de enfrentarse a la democracia burguesa y a las trampas más sofisticadas de las que es capaz. Por lo tanto, deben cosechar los frutos de esta experiencia histórica y acrecentar su conciencia mucho más allá de lo que es hoy en día. Al desarrollar sus propias luchas, como clase revolucionaria, romperá el aislamiento actual de las luchas desesperadas que sacuden a muchas regiones del mundo y reafirmarán la posibilidad de un nuevo mundo para toda la humanidad.
Hoy estamos ante lo mismo: un movimiento social en el que domina la ideología pequeñoburguesa y democrática es una plaga para todo el proletariado mundial e indica exactamente lo contrario del camino a seguir: el de la lucha de la clase obrera en su terreno de clase, sus huelgas, sus asambleas generales, sus consignas. El proletariado europeo tiene la tarea de ser el faro guía de los explotados del mundo.
Amina, abril de 2019
[1] Nota de la Redacción: HLM son las siglas en francés de Habitation à Loyer Moderé que significa Vivienda de alquiler moderado, es la denominación que se daba en Francia y en sus antiguos colonias a las viviendas sociales.
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Desde ya hace un mes en Chile los profesores del sector público en todo el país, aglutinados en el colegio de profesores (organización gremial) han llevado una paralización de sus actividades y empezaron una movilización que ha provocado mucho revuelo.
En primer lugar, de acuerdo con los docentes, la cartera liderada por Marcela Cubillos[1] no entregó una respuesta satisfactoria a su petición que la mención de las educadoras diferenciales sea reconocida[2].
Sumado a ello, acusaron que el Mineduc no patrocinará la titularidad de las horas de extensión.
En sus labores, muchos profesores municipales tienen un anexo horario que se considera como trabajo a contrata. De acuerdo con el diputado Tomás Hirsch la cifra bordea los 50 mil, según indicó en la Sala de la Cámara a mediados de marzo.
En la instancia estaba presente Cubillos, a quien pidió que el ministerio reconociera tales horas e incluso recordó que aquello era parte del petitorio hoy fustigado.
Por otro lado, con respecto a la deuda histórica, desde el Colegio de Profesores señalaron que, tras las conversaciones, el Mineduc aseguró que su extinción no es “jurídicamente exigible”.
Pese a ello, en noviembre de 2018, los diputados aprobaron de manera unánime tres resoluciones para reparar este compromiso.
Sin embargo, el presidente del magisterio, Mario Aguilar admitió que aquella iniciativa no puede hacerse efectiva sin apoyo del Gobierno.
En 2008 la deuda ya había sido reconocida por una comisión especial del Congreso, pero las medidas ejecutadas por el Gobierno de la época no llegaron a ningún puerto.
En base a cifras del mismo Colegio de Profesores, 14.263 docentes han muerto esperando la reparación, que se originó en 1981 cuando la dictadura de Pinochet traspasó la dependencia de colegios municipales a las municipalidades, con lo que se perdió el pago de una asignación especial no imponible que habían obtenido con anterioridad.
Además, según el gremio, el Mineduc tampoco estableció soluciones reales para terminar con la doble evaluación docente.
Hoy en día, a la hora de ser evaluado, un profesor debe completar un portafolio que el ministerio le hace llegar por internet, al cual se debe inscribir.
En concreto, consta de tres etapas. La primera es de autorreflexión, que va de la mano con el Marco para la Buena Enseñanza.
La segunda dice relación con la planificación de una unidad de tres clases más una cuarta, que es grabada. La última tiene que ver con el trabajo colaborativo al interior del recinto.
Sumado a ello, todos los profesores deben rendir una prueba de conocimientos. Lo que buscan es el perfeccionamiento de la evaluación y dejar un solo instrumento.
Bajo la etiqueta de “sin solución concreta” también quedaron las peticiones sobre condiciones laborales e igualdad de trato, el liderazgo directivo y la mejora del Sistema de Desarrollo Profesional Docente, cuya implementación debía partir en 2016 y se extenderá hasta 2026.
También fue motivo de molestia entre los profesores el hecho que el Mineduc entregara una respuesta incierta sobre la “seguridad” de los docentes en establecimientos públicos.
A través de una carta, emitida y difundida el lunes 27 de mayo, el gremio calificó la respuesta del ministerio como un “rechazo rotundo a cualquiera de las mejoras planteadas”.
A su juicio, sumado a lo anterior, es necesario terminar con la sobrecarga de trabajo administrativo, las demoras para cancelar el bono de retiro y la inestabilidad laboral.
En la misiva, además, indicaron que la modificación curricular que elimina Historia y Educación Física del plan común, para terceros y cuartos medios, también forma parte de sus motivos para paralizar funciones.
La movilización fue convocada por el colegio de profesores, una organización gremial y por ende defensora del estado y de la burguesía , ni siquiera nació por iniciativa propio de los trabajadores de la educación , es dirigida por dirigentes pertenecientes a la izquierda del capital que se oponen al gobierno actual , para finalizar ni siquiera son todos los docentes de Chile, sino solo los del sector público , una movilización estructurada por el corporativismo y gremialismo , obviamente no tienen ningún futuro bueno para los trabajadores , no hay iniciativas de llevar la huelga a otros sectores , no hay asambleas generales donde los profesores puedan debatir y decidir por ellos mismos, sin los esbirros sindicales o gremiales del capital, ni comités de huelga extendidos , ningún llamado a asambleas abiertas , no hay elección de delegados para comunicarse con otros sectores ni enviar a otras empresas, la lucha se ve obstaculizada por el legalismo y el sectarismo . Ahora mismos también los trabajadores de Wallmart y de la mina de Chuquicamata también están en huelga, pero no hay ninguna iniciativa de unir sus luchas, formar sus propias asambleas y formar comités con delegados revocables en todo momento, la lucha lamentablemente se ve afectada por la izquierda contrarrevolucionaria del capital y sus gremios y sindicatos. El movimiento irá en descenso porque los gremios irán desgastando y desmoralizado a los trabajadores, aislándolos cada vez más. Es verdad que ha habido muchos intentos de solidaridad, por ejemplo, los estudiantes y los trabajadores portuarios de Lirquen[3] se unieron a ellos, pero si los proletarios no rompen con los gremios, sindicatos y partidos del régimen, si no forman ellos mismos sus propias asambleas generales y comités de huelga, si deciden seguir a sus dirigentes izquierdistas-burgueses y no se autoorganizan de forma autónoma, esos intentos de unidad proletaria de nada servirán para doblarle la mano a los patrones y su estado. La autoorganización asamblearia autónoma respecto de los sindicatos y partidos políticos es la única solución para unir la lucha de los profesores con otras huelgas, como también para que ellos decidan y dirijan sus combates y que también sirva para expandirlos a todos los sectores, ya que la lucha por la dignidad y el respeto no es solo de los profesores, sino de toda la clase obrera. Los gremios y sindicatos nos quieren separados, pero nosotros debemos unirnos.
Evidentemente la educación es algo esencial para el ser humano, el conocimiento es algo que literalmente permite al ser humano vivir y actuar, sin embargo, el capitalismo ha hecho de la educación un mero instrumento para transmitir sus ideologías dominantes, la educación en el capitalismo está destinada a crear futuros esclavos asalariados. entonces si queremos tener una verdadera educación primero la clase obrera mundial deberá destruir de una vez por todas las relaciones del capital que tanto alienan y esclavizan a la humanidad en beneficio de unos pocos.
La izquierda del capital, que lamentablemente dirige la lucha, trata de fomentar la estatización, la izquierda burguesa lucha por un capitalismo de estado (como el de la Europa nórdica) contra el “neoliberalismo” (Capitalismo de libre mercado más radical), hay que aclarar dos cosas aquí.
La única forma de conseguir una educación de verdad , la única forma de conseguir una vida mejor nunca se conseguirá dentro del capitalismo no es sino mediante la revolución mundial que acabe con las relaciones del capital y empiece a construir la sociedad socialista donde se consiga la verdadera y autentica liberación humana , los trabajadores ya no tenemos nada que pedirle a este sistema que se cae a pedazos y que incluso amenaza nuestra vida humana , es hora de que los trabajadores ya empecemos a desarrollar nuestra conciencia política socialista de clase y no mantenernos solo en las “Reformas económicas” , la izquierda del capital con sus marchas, fiestas, funas, etc. solo buscan derrotar a los obreros , los trabajadores deben empezar a debatir y discutir sobre cómo superar de una vez por todas este sistema y tomar el poder, ya que es la única forma de acabar con nuestros sufrimientos que día a día vivimos a expensas del capital.
-Unir las luchas de los profesores con las diversas huelgas que están ocurriendo (mineros, wallmart, portuarios, etc.)
-autoorganizarse bajo asambleas generales soberanas y formar comités de huelga extendidos compuestos por delegados revocables en cualquier momento, autónomas a los gremios, sindicatos y partidos políticos. Romper con la izquierda del capital y sus dirigentes y activistas, considerándola solo otra fracción defensora del estado burgués
-radicalizar y expandir las huelgas a otras las fábricas y empresas.
-discutir y e incentivar el debate político entre los trabajadores.
Esa es la única forma de fortalecer el movimiento proletario y darle una dirección revolucionaria, es la única forma que de verdad podrán conquistar una educación y vida mejor para los trabajadores
Patrix 01-07-19
Compartimos plenamente el análisis del compañero que realiza una respuesta combativa con propuestas claras y proyectadas hacia el futuro de una Revolución Proletaria Mundial a la lucha de los profesores en Chile. Con total claridad el compañero denuncia la elección entre educación pública y educación privada. Solamente quisiéramos hacer una precisión que busca reforzar la clarificación teórica: durante muchos años al proletariado de todos los países se nos ha querido encerrar en el terreno del capital dándonos a elegir entre “estatización” o “liberalismo”, propiedad estatal o propiedad privada. En un texto importante de nuestros predecesores de INTERNATIONALISME (GCF) se denuncia con una argumentación en profundidad esta falsa y tramposa alternativa[4]. En todos los países, sean de coloración liberal o “social”, reina el capitalismo de Estado: “Durante el siglo XX con la entrada del capitalismo en su periodo histórico de decadencia el Estado ha constituido su máximo baluarte frente a la exacerbación de las contradicciones sociales, guerreras y económicas. El siglo XX y XXI se caracterizan por la tendencia universal al capitalismo de Estado. Esta tendencia opera en todos los países sea cual sea su régimen político. Básicamente existen dos vías de realización del capitalismo de Estado:
- La estatización más o menos completa de la economía: es la que existía en Rusia o existe actualmente en China, Cuba, Corea del Norte etc.
- La combinación entre la burocracia estatal y la gran burguesía privada.
En ambos casos es el Estado quien controla la economía. En el primer tipo, ostenta la propiedad de gran parte de los medios de producción y servicios. En el segundo tipo, el Estado interviene en la economía a través de una serie de mecanismos indirectos: presupuestos, fiscalidad, compras a las empresas, fijación de los tipos de interés interbancario, regulación de precios, normas contables, agencias estatales de concertación, inspección, inversión etc.
Nos repiten hasta la náusea dos mentiras gemelas: la primera identificar socialismo con estado, la segunda identificar neoliberalismo con desregulación y libre mercado. El capitalismo en su periodo histórico de decadencia (siglos XX y XXI) no puede existir sin las muletas omnipresentes del Estado. El mercado "libre" está guiado, controlado, sostenido, por la mano de hierro del Estado. Adam Smith decía que el mercado estaba regulado por una "mano invisible". ¡Esa mano es el Estado!”.[5]
[1] Ministra de Educación, en Chile se llama a dicho ministerio Mineduc.
[2] Esta Mención se trata de un bono a pagar a los trabajadores de la educación pública
[3] Ciudad portuaria cercana a Concepción que constituye la cabecera de una importante área industrial.
[4] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [40]
[5] ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo?, https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [182]
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Gaza, Líbano, Siria, Irak, Afganistán, Yemen… La espiral infernal de caos imperialista hunde Oriente Medio cada vez más en una profunda barbarie, concentrando en esta región del mundo lo más innoble del capitalismo decadente. Después de décadas de desestabilización, de invasiones, de guerras civiles, y de todo tipo de conflictos mortíferos, ahora Irán está de nuevo en el ojo del huracán. En 2015, durante el gobierno Obama en USA, Irán firmó con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania un acuerdo para controlar su programa nuclear a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas que aquejan al país desde hace décadas. Apoyado por los “halcones” americanos, el Primer Ministro israelí y la monarquía saudita, Donald Trump sin embargo, desde su llegada al gobierno, no ha dejado de denunciar «el peor acuerdo de la historia» antes de anunciar, en Mayo 2018, que USA se retiraría de él definitivamente[1].
A partir de entonces las tensiones y provocaciones de todas las partes se han multiplicado. USA ha abierto la veda restableciendo un embargo feroz. Un año después, Irán amenazaba con suspender los compromisos contraídos aumentando sus reservas de uranio enriquecido, desencadenando a su vez una nueva salva de sanciones. Algunos días antes del anuncio de Teherán invocando oscuras «indicaciones de una amenaza con visos de credibilidad», USA desplegaba en el Golfo Pérsico el portaaviones Abraham Lincoln y varios bombarderos. Según el New York Times, el Pentágono tendría previsto movilizar 120000 soldados suplementarios en Oriente Medio. El buque anfibio Arlington y el sistema de defensa antiaérea Patriot ya van camino del estrecho de Ormuz, por el que circula una parte importante de la producción de petróleo mundial.
El 13 de Junio, un mes después del sabotaje de 4 barcos en las mismas aguas, la presión ascendía de nuevo un escalón tras el ataque a dos cargueros (noruego uno y japonés el otro según se informó) que Trump atribuyó a Irán a pesar de los desmentidos de este país[2]. Una semana después Irán abatía un dron norteamericano acusado de sobrevolar territorio iraní. Lo que fue desmentido, esta vez por Trump, que envió inmediatamente sus bombarderos, antes de cambiar de opinión en el último momento. ¡Y todo esto en medio de insultos, de amenazas y de declaraciones belicosas[3]!
Obviamente está claro que Trump no se molesta en recurrir a las muletillas de rigor sobre la guerra “justa” o “humanitaria”, y emplea la estrategia de lo que él mismo ha llamado la «presión máxima», ya que el ejército USA no está interesado en abrir un nuevo frente. Pero hay que constatar que se reúnen todos los ingredientes de una pendiente hacia la guerra: una estrategia que ha mostrado su ineficacia en Corea del Norte; tropas dispuestas al combate a los dos lados de la frontera; consignas de guerra cínicas en la cumbre de la administración USA y del Estado iraní… ¡La audaz estrategia de la “presión máxima” significa sobre todo un riesgo máximo de guerra!
Aunque Trump trate de mostrar la musculatura USA con declaraciones mordaces, estas tensiones en realidad son una clara manifestación del debilitamiento histórico del liderazgo USA. En sus aventuras militares en Irak (1990 y 2003) y en Afganistán (2001), USA ha mostrado sin duda su incontestable superioridad militar; pero también ha puesto de manifiesto su creciente impotencia para mantener un mínimo de estabilidad en la región y para obligar a sus aliados del antiguo bloque occidental a cerrar filas tras sus opciones. Ese debilitamiento ha llevado últimamente a la incapacidad USA de implicar a sus fuerzas terrestres en Siria, dejando el campo libre a sus rivales regionales, empezando por Rusia, y también Irán.
Teherán ha podido así abrir un verdadero corredor militar a través de Irak y Siria hasta su aliado histórico, el Hezbollah libanés, desencadenando la ira de su principal concurrente árabe en la región: Arabia Saudí; y de Israel, que ya ha lanzado ataques aéreos contra las posiciones iranís en Siria. Igualmente, en Yemen, teatro de una guerra de las más atroces, Irán desacredita muy seriamente a Arabia Saudí, principal potencia militar de la región y pivote de la política USA en Oriente Medio.
En ese contexto, el anterior presidente USA, Obama, tuvo que resignarse a negociar un deal (trato) con Teherán: USA permitiría que el país se “reconectara” a la economía mundial, si el Estado iraní aceptaba poner freno a sus ambiciones imperialistas, particularmente abandonando su programa nuclear. Obama también tenía en mente una vieja estrategia de desestabilización, que consistía en debilitar, por medio de la apertura económica, el control de la burguesía local sobre la población, y así suscitar después revueltas para derrocar el régimen actual.
Atascada en Afganistán, y confrontada a sus aliados europeos, que cada vez más arrastran los pies cuando se trata de seguirla, USA se ve obligada a partir de ahora a buscar apoyo principalmente en sus aliados regionales para llevar adelante su política de contención de Irán. Por esa razón Trump ha multiplicado recientemente las muestras de apoyo en dirección de Israel y Arabia Saudí: suministro masivo de armas a Arabia Saudí en su guerra con Yemen, reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado Hebreo, apoyo de Trump al príncipe heredero saudita en el caso del asesinato del opositor Jamal Khashoggi… Si las decisiones contundentes y espectaculares de Trump responden a necesidades tácticas inmediatas, está claro que esa estrategia va a acelerar aún más el proceso de contestación del liderazgo USA en general y el caos en Oriente Medio en particular.
Si está claro que la burguesía USA pretenden el hundimiento del régimen de los mulás, sin embargo, está dividida sobre la manera de proceder. El entorno de Trump está constituido en parte de belicistas notables, del estilo de su consejero de Seguridad nacional, John Bolton, de cow boys sin ley de gatillo fácil. Bolton en efecto ya destacó por su ardor a favor de la invasión de Irak durante la presidencia de Bush Jr. Ahora Irán y sus ambiciones imperialistas son sus objetivos. Este responsable de la política exterior USA escribía ya en 2015 en el New York Times: «La verdad que resulta molesta es que solo la acción militar (…) puede llevar a cabo lo que es necesario (…) Estados Unidos podría hacer un trabajo minucioso de destrucción [de las instalaciones nucleares iranís], pero solo Israel puede hacer lo que es necesario. Una acción semejante tendría que acompañarse de un vigoroso apoyo de Estados Unidos a la oposición iraní, con vistas a un cambio de régimen en Teherán»[4]. ¡No se puede reprochar a Bolton que no persevere en sus ideas, ni que sea ningún hipócrita! Ni una sola palabra, ni un gramo de compasión para los que estarán bajo las bombas americanas e iranís.
Pero las ambigüedades y decisiones contradictorias de Trump, más allá de las gesticulaciones irreflexivas del personaje, también se explican porque una parte de la burguesía USA, más consciente del debilitamiento del liderazgo internacional de este país, sigue vinculada al método más hábil de Obama. Tres miembros republicanos del parlamento, entre los cuales se encuentra el jefe de filas del grupo, Kevin McCarthy, han firmado un comunicado que llama al gobierno, a coro con el partido demócrata, a reaccionar de forma más “moderada” frente a Irán. Pero la “moderación” de la que hablan estos políticos burgueses es solo evidentemente un sinónimo de “contorsiones”, ya que USA se encuentra frente a un dilema insoluble: o bien animan la ofensiva de sus rivales al permanecer sin actuar directamente, o bien alimentan aún más la contestación y el caos desplegando sus tropas. Haga lo que haga, USA, como las otras potencias imperialistas, no puede escapar de la lógica y las contradicciones del militarismo.
De las grandes potencias a los grupúsculos fanáticos, de las potencias regionales a las riquísimas Petro monarquías, ¡los buitres están sedientos de sangre! Únicamente preocupados por sus codiciosos intereses imperialistas, no se preocupan de los cadáveres que se amontonan, de los innumerables refugiados arrojados a las carreteras, de las ciudades en ruinas, de las vidas destrozadas por las bombas, la miseria y la desolación. Todos esos criminales de guerra vomitan cada día palabras hipócritas de “paz”, de “negociación” o de “estabilidad”, pero la barbarie extrema que se despliega cada día más es testimonio de la putrefacción de su sistema: el capitalismo.
EG, 1 de Julio 2019
Traducido de Revolution Internationale, órgano de la CCI en Francia
[1] Atraídos por la ganga de un nuevo mercado a explotar, los otros países firmantes del acuerdo, incluyendo a los países europeos, han intentado mantener el acuerdo con Irán. En represalia, Trump ha amenazado con sancionar a las empresas que no respetaran el nuevo embargo norteamericano, lo que ha contenido sensiblemente las veleidades europeas
[2] Cuando escribimos esto, el origen del ataque todavía es materia de investigación. Si Irán ha podido perfectamente intentar enviar un mensaje a Trump, también hay que tener en cuenta que, vista la tradición de manipulación de las grandes democracias (como atestigua por ej. la invención de “las armas de destrucción masiva” iraquís), no se puede excluir que USA o alguno de sus aliados hayan organizado un golpe para aumentar la presión.
[3] Aún ahora las tensiones no dejan de crecer. Teherán acaba de anunciar que ha superado el límite de producción de uranio enriquecido previsto en el acuerdo de 2015, e Israel ha bombardeado de nuevo las posiciones iranís en Siria.
[4] “To stop Iran’s bomb, bomb Iran”, The New York Times, (26 marzo 2015). Traducido por nosotros.
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Hace ochenta años se ponía fin a uno de los hechos más importantes del siglo XX: la guerra de España. Este acontecimiento, de gran relevancia, estuvo en el centro de la situación mundial en la década de 1930. Y se mantuvo en el centro de la actualidad política internacional durante muchos años. Constituyó una prueba decisiva para todas las tendencias políticas que se presentaban a sí mismas como proletarias y revolucionarias. Por ejemplo, fue en España donde se pudo ver al estalinismo en acción, por primera vez fuera de la URSS, en su papel de verdugo del proletariado. Fue también en torno a la cuestión española donde se produjo una decantación entre las corrientes que habían luchado contra la degeneración y la traición de los partidos comunistas en la década de 1920: por un lado, quienes se mantendrían en una posición internacionalista durante la Segunda Guerra Mundial; por otro, los que apoyaron esta carnicería, como por ejemplo la corriente trotskista[1]. Y aún hoy, los acontecimientos de 1936-1939 en España siguen estando presentes en las tomas de posición y la propaganda de las corrientes que dicen ser parte de la revolución proletaria. Es el caso, en particular, de las diferentes tendencias del anarquismo y del trotskismo que, más allá de sus diferencias, coinciden en que hubo una "revolución" en España en 1936. Una revolución que, según los anarquistas, habría ido mucho más lejos que la de 1917 en Rusia debido a la constitución de las "colectivizaciones" promovidas por la CNT, la central sindical anarcosindicalista. Un análisis que en su momento fue rechazado por las distintas corrientes de la izquierda comunista, por la izquierda italiana y también por la izquierda germano-holandesa.
La primera pregunta a la que debemos responder pues es la siguiente: ¿hubo una revolución en España en 1936?
Antes de contestar a esta pregunta tenemos, obviamente, que ponernos de acuerdo en que entendemos por "revolución". Es éste un término del que se abusa pues es utilizado tanto por la extrema izquierda (por ejemplo, Mélenchon con su "Revolución Ciudadana"), como por la extrema derecha (la "Revolución Nacional"). Hasta el mismo Macron tituló así el libro en que dio a conocer su programa. “Revolución”.
Lo cierto es que más allá de todas sus interpretaciones fantasiosas, este término "Revolución" califica en la historia un cambio violento de régimen político que expresa un trastocamiento de la relación de fuerzas entre las clases sociales que beneficia a aquellas que representan un progreso para la sociedad. Tal fueron los casos de la Revolución Inglesa de los años 1640, y de la Revolución Francesa de 1789. Ambas significaron un ataque al poder político de la aristocracia en favor de la burguesía.
A lo largo del siglo XIX, los avances políticos de la burguesía en prejuicio de la nobleza representaban un progreso para la sociedad. Y esto se debe a que en ese momento el capitalismo era un sistema en plena prosperidad, lanzado a la conquista del mundo. Pero esta situación cambió radicalmente en el siglo XX. Las potencias burguesas acabaron de repartirse el mundo. Cualquier nueva conquista, fuera colonial o comercial, debía hacerse asaltando los dominios de una potencia rival. Vimos entonces un auge del militarismo y a un estallido de tensiones imperialistas que desembocaron en la Primera Guerra Mundial. Esto fue la señal de que el capitalismo se había convertido ya en un sistema decadente y obsoleto. Las revoluciones burguesas ya no tienen vigencia. La única revolución que está al orden del día es la que debe derrocar el sistema capitalista y establecer una nueva sociedad liberada de la explotación y la guerra, el comunismo. El sujeto histórico de esta revolución es la clase de los trabajadores asalariados que produce la mayor parte de la riqueza social, el proletariado.
Hay diferencias fundamentales entre las revoluciones burguesas y la revolución proletaria. Una revolución burguesa, es decir, la toma del poder político por parte de los representantes de la clase burguesa de un país es el resultado de todo un período histórico durante el cual la burguesía ha ido adquiriendo un peso decisivo en la esfera económica mediante el desarrollo del comercio y las técnicas productivas. La revolución política, o sea la abolición de los privilegios de la nobleza, constituye un paso importante (aunque no indispensable) en el creciente control de la burguesía sobre la sociedad que le permite facilitar y acelerar este proceso de control.
La revolución proletaria no se sitúa en absoluto al final del proceso de transformación económica de la sociedad, sino por el contrario al principio. La burguesía sí pudo constituir islotes de economía burguesa en medio de la sociedad feudal, ciudades que actuaban como mercados, redes comerciales. Tales islotes se fueron expandiendo y fortaleciendo gradualmente. Pero esto no es así para el proletariado. No pueden existir islotes de comunismo en una economía mundial dominada por el capitalismo y las relaciones mercantiles. Este fue el sueño de socialistas utópicos como Fourier, Saint-Simón u Owen. Pero, pese a su buena voluntad y sus análisis frecuentemente muy sesudos de las contradicciones del capitalismo, sus sueños chocaron y se desvanecieron ante la realidad de la sociedad capitalista. Lo cierto es que la primera etapa de la revolución comunista consiste en la toma del poder político por el proletariado a escala mundial. Gracias a este poder político es como la clase revolucionaria podrá transformar gradualmente toda la economía socializándola, aboliendo la propiedad privada de los medios de producción y el intercambio de mercancías.
Y hay otras dos diferencias fundamentales entre las revoluciones burguesas y la revolución proletaria:
- Primeramente, que mientras las revoluciones burguesas han podido darse en momentos distintos dependiendo del desarrollo económico de cada país (hay, por ejemplo, más de un siglo entre las revoluciones inglesa y francesa); la revolución proletaria debe darse en un mismo momento histórico. Si queda aislada en un solo país o en un puñado de estos, se ve condenada a la derrota. Esto es lo que vimos con el ejemplo de la revolución rusa de 1917[2].
- En segundo lugar, las revoluciones burguesas, aun cuando fueran extremadamente violentas, conservaron lo esencial del aparato de Estado de la sociedad feudal (el ejército, la policía, justicia, burocracia). De hecho, las revoluciones burguesas consistieron en modernizar, perfeccionar el aparato estatal existente. Esto fue posible y necesario porque en este tipo de revolución eran dos clases explotadoras, la nobleza y la burguesía, las que se sucedían en la dominación sobre la sociedad. Nada de eso sucede en la revolución proletaria. El proletariado, la clase explotada en la sociedad capitalista, no puede en modo alguno utilizar en su beneficio un aparato de Estado concebido y organizado para garantizar esa explotación, para reprimir las luchas contra esa explotación. La primera de las tareas del proletariado en la revolución consiste en armarse para destruir de arriba abajo el aparato estatal, y a poner en marcha sus propios órganos de poder basados en sus organizaciones unitarias de masas, con delegados elegidos y revocables por las asambleas generales: los Consejos Obreros[3].
El 18 de julio de 1936, ante el golpe militar perpetrado contra el gobierno del Frente Popular, el proletariado tomó las armas. Consiguió que en la mayoría de las grandes ciudades fracasara la empresa criminal dirigida por Franco y sus acólitos. Pero ¿Aprovechó el proletariado esta situación, su posición de fuerza, para atacar al Estado burgués? Un Estado burgués que, desde el establecimiento de la República en 1931, ya se había distinguido en la sangrienta represión de la clase obrera, particularmente en Asturias en 1934 con 3.000 muertos. ¡Absolutamente no!
La respuesta de los trabajadores fue, sin duda, inicialmente, una acción de clase, que impidió que triunfase el golpe de Estado. Pero, desafortunadamente, la energía de los trabajadores fue rápidamente canalizada y recuperada ideológicamente para la defensa del Estado, gracias a la fuerza mistificadora del "antifascismo" del Frente Popular. En vez de atacar y destruir el Estado burgués como ocurrió en octubre de 1917 en Rusia, los trabajadores fueron desviados y reclutados para la defensa del Estado republicano. En esta tragedia, la CNT anarquista, la central sindical más poderosa, desempeñó un papel capital, desarmando a los trabajadores, empujándolos a abandonar el terreno de la lucha de clases para, en vez de eso, capitular y engañarlos entregándoles atados de pies y manos al Estado burgués. En lugar de atacar al Estado para destruirlo, como siempre habían prometido hacer, los anarquistas ocuparon ministerios declarando, por boca de Federica Montseny, ministra anarquista del gobierno republicano: «Hoy en día, el gobierno, como instrumento de control de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase obrera, al igual que el Estado ya no representa una organización que divide a la sociedad en clases. Ambos oprimirán aún menos al pueblo ahora que los miembros de la CNT participan en ellos». Los anarquistas, que presumían de ser los mayores "enemigos del Estado" pudieron así, empleando este tipo de retórica, arrastrar a los trabajadores españoles a la defensa pura y simple del Estado democrático. La clase obrera fue desviada de sus propios objetivos políticos para, en cambio, dedicarse a apoyar la fracción "democrática" contra la fracción "fascista" de la burguesía. Esto da la medida de la amplitud de la bancarrota política, moral, histórica, del anarquismo. Siendo la fuerza políticamente dominante en la Península Ibérica, el anarquismo mostró su total incapacidad para llevar a cabo una política de clase, de emancipación de la clase obrera. En vez de ello, empujo a ésta a la defensa de la burguesía democrática, del Estado capitalista. Pero la bancarrota del anarquismo no se detiene ahí. Cuando afirmaba que estaba llevando a cabo la revolución privilegiando las “acciones locales” como las "colectivizaciones" de 1936, en realidad estaba prestando un valioso servicio al Estado burgués:
- por un lado, permitiendo la reorganización de la economía española a favor del esfuerzo de guerra del Estado republicano, es decir, del representante de la burguesía democrática, contra la fracción "fascista" de la misma burguesía;
- por otro lado, desviando al proletariado de una acción política de conjunto, privilegiando en cambio la gestión inmediata de las unidades de producción, siempre en beneficio del Estado y, por lo tanto, de la burguesía. Obligados a ocuparse del control en el día a día de la producción, los trabajadores encuadrados en las "colectividades" se vieron obligados a abandonar cualquier actividad política global en favor de la gestión de las empresas locales, sin vínculos de unas con otras, ni con las necesidades reales de la clase obrera.
Y si el proletariado se adueñó de las calles en julio de 1936, menos de un año más tarde se encontraba ya sometido por la coalición de fuerzas políticas republicanas. El 3 de mayo de 1937 hizo un último intento de oponerse a esta sumisión. Ese día, los "guardias de Asalto", unidades policiales del Gobierno republicano del que se habían adueñado ya los estalinistas, quisieron ocupar el edificio de la Telefónica en Barcelona que se encontraba en manos de la CNT. La parte más combativa del proletariado respondió a esta provocación lanzándose a la calle, levantando barricadas y declarando una huelga que casi fue general. El proletariado estaba bien movilizado, disponía de armas, pero carecía de perspectiva. ciertamente tenía armas, pero seguía sin perspectiva. El Estado democrático había permanecido intacto. Siempre había estado presente y a la ofensiva y, contrariamente a lo que habían querido hacer creer los anarquistas, en manera alguna había renunciado a reprimir los intentos de resistencia proletaria. Y así, mientras las tropas franquistas detenían voluntariamente su ofensiva en el Frente, los estalinistas y el gobierno republicano aplastaban a esos mismos trabajadores que, en julio de 1936, habían derrotado el golpe de estado fascista. Fue en ese momento cuando Federica Montseny, la ministra anarquista más prominente, llamó a los trabajadores a detener la lucha, ¡a deponer las armas!, perpetrando una auténtica puñalada por la espalda a la clase obrera, una verdadera traición y una derrota aplastante. Esto es lo que Bilan, la publicación de la Izquierda Comunista italiana escribió en esta ocasión: «El 19 de julio de 1936 los proletarios de Barcelona, con puño desarmado, aplastaron batallones de Franco ARMADOS HASTA LOS DIENTES. El 4 de mayo de 1937, estos mismos proletarios, ARMADOS, dejan en la calle muchas más víctimas que en Julio cuando tuvieron que repeler a Franco, y es el gobierno antifascista –incluidos la CNT-FAI y del que el POUM es indirectamente solidario- quien da suelta a la gentuza de las fuerzas represivas contras los obreros».
En la represión general que siguió a la derrota del levantamiento de mayo de 1937, los estalinistas se esmeraron en proceder a la eliminación física de los "elementos perturbadores". Este fue el caso, por ejemplo, del militante anarquista italiano Camilo Berneri, que tuvo la lucidez y el coraje de hacer una crítica en toda regla de la política de la CNT y de la acción de los ministros anarquistas en una "Carta Abierta a la camarada Federica Montseny".
Decir que lo que ocurrió en España en 1936 fue una revolución de un nivel "superior" a la que tuvo lugar en Rusia en 1917 no sólo le da la espalda a la realidad, sino que constituye un importante ataque contra la conciencia del proletariado al orillar y rechazar las experiencias más preciosas de la revolución rusa: sobre todo la creación de los Consejos Obreros (Soviets); la destrucción del Estado burgués y el internacionalismo proletario, ya que esta revolución fue concebida como la primera etapa de la revolución mundial e impulsó la constitución de la Internacional Comunista. Un internacionalismo proletario que, pese a sus afirmaciones, le resulta extraño al movimiento anarquista, como veremos más adelante[4].
El primer elemento que nos permite afirmar que la Guerra de España fue sólo un preludio de la Segunda Guerra Mundial, y no una revolución social, es la propia naturaleza de la lucha entre las distintas fracciones burguesas del Estado - republicanos y fascistas -, y entre las naciones. El nacionalismo de la CNT la llevó a llamar explícitamente a una guerra mundial para salvar a la "nación española": «La España libre cumplirá con su deber. Y frente a esta actitud heroica, ¿qué harán las democracias? Es de esperar que lo inevitable no tardará en llegar. La actitud provocadora y grosera de Alemania ya se está volviendo insoportable. (...) Todo el mundo sabe que, en última instancia, las democracias tendrán que intervenir con sus escuadrones y ejércitos para cerrarle el paso de estas hordas de enloquecidos...». (Solidaridad obrera, periódico de la CNT, 6 de enero de 1937, citado por Revolución Proletaria No. 238, enero de 1937). Las dos facciones burguesas en lucha buscaron inmediatamente apoyo externo: no sólo hubo una intervención militar masiva por parte de los Estados fascistas que aportaron aviación y un ejército blindado moderno a los franquistas, pero también la URSS se involucró muy activamente en el conflicto mediante sus envíos de armamento y sus "asesores militares". Se produjo un apoyo político y mediático en todo el mundo a favor de uno u otro bando de la burguesía. ¡Todo lo contrario de lo que sucedió en la Revolución Rusa en 1917 cuando no sólo ninguna de las naciones capitalistas la apoyó, sino que todas ellas se aprestaron a aislarla y a combatirla militarmente, tratando de ahogarla en sangre![5]
Una de las ilustraciones más evidentes del papel jugado por la guerra de España en la preparación de la Segunda Guerra Mundial es la actitud que tuvieron muchos militantes anarquistas hacia ésta. Así, muchos de ellos se involucraron en la Resistencia, es decir, en la organización que representaba al campo imperialista angloamericano en el territorio francés ocupado por Alemania. Algunos incluso se alistaron en el ejército regular francés, en particular en la Legión Extranjera o en la 2ª División Blindada del general Leclerc, el mismo Leclerc que continuaría su carrera en la guerra colonial de Indochina. Por ello los primeros carros de combate que entraron en París el 24 de agosto de 1944 estaban dirigidos por tanquistas españoles y enarbolaban el retrato de Durruti, el líder anarquista que dirigió la famosa "columna Durruti", y que murió en las afueras de Madrid en noviembre de 1936.
Todos aquellos que, aun reivindicando la revolución proletaria, han tomado partido por la República, por el “bando democrático”, lo han hecho en general invocando el "mal menor" y contra el "peligro fascista". Los anarquistas han sido los promotores de esta ideología democrática en nombre de sus principios "antiautoritarios". Según ellos, aunque admiten que la "democracia" es una de las expresiones del capital, consideran que constituye un "mal menor" en comparación con el fascismo porque, obviamente, es menos autoritaria. ¡Pero eso es de una ceguera total! La democracia no es un "mal menor". ¡Al contrario! Precisamente porque es capaz de crear más ilusiones que los regímenes fascistas o autoritarios, constituye el arma predilecta de la burguesía contra el proletariado.
Además, la democracia no se queda atrás cuando se trata de reprimir a la clase obrera. Fueron los "demócratas", es más los "socialdemócratas", Ebert y Noske, quienes asesinaron a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, así como a miles de trabajadores, durante la revolución alemana de 1919, frenando así la propagación de la revolución mundial. En cuanto a la Segunda Guerra Mundial, las atrocidades cometidas por el "campo fascista" son bien conocidas y difundidas, pero las del "bando democrático” no le van a la zaga: no fue Hitler quien envió dos bombas atómicas contra la población civil, sino el "demócrata" Truman, presidente de la gran "democracia" estadounidense.
Y si echamos la vista atrás al caso de la Guerra de España, debemos recordar la acogida que dispensó la República Francesa, campeona de los "derechos humanos" y de la "Liberté-Égalité-Fraternité", a los 400 mil refugiados que huyeron de territorio español en el invierno de 1939, al final de la guerra civil. La mayor parte de ellos fueron hacinados como ganado en campo de concentración, rodeados de alambre de púas, bajo la guardia armada de los gendarmes de la democracia francesa[6].
- Contrariamente a quienes quieren enterrar al proletariado y tratan de desacreditar su lucha, a los que piensan que la tradición de la izquierda comunista es "obsoleta" o "anticuada", que sería necesario desprenderse del pasado revolucionario del proletariado, que España sería una experiencia revolucionaria "superior", que finalmente habría que ir olvidando el pasado y “experimentar otras cosas”, nosotros afirmamos que la lucha obrera sigue siendo el único camino hacia el futuro de la humanidad. Y que, por tanto, debemos defender imperativamente la memoria obrera y sus tradiciones de lucha. En particular la necesidad de su autonomía de clase, de una lucha intransigente por sus intereses propios de clase, en su terreno de clase, con su propio método de lucha, sus propios principios.
- Una revolución proletaria no tiene nada que ver con la lucha "antifascista" y los acontecimientos en España en la década de 1930. Por el contrario, debe situarse en el campo político de la lucha obrera consciente, basada en la fuerza política de los Consejos Obreros. El proletariado debe preservar su autoorganización, su independencia política de todas las fracciones de la burguesía, de todas las ideologías que le son ajenas. Esto es lo que el proletariado fue incapaz de hacer en España, ya que, por el contrario, se vio atado, y por lo tanto sometido, a las fuerzas de izquierda del capital.
- La Guerra de España también muestra que no es posible empezar a "construir una nueva sociedad" a través de iniciativas locales en el terreno de la economía, como quieren creer los anarquistas. La lucha de clases revolucionaria es, primeramente y, ante todo, un movimiento político internacional y no se limita a reformas o recetas económicas preparatorias (ni siquiera mediante "experimentos" aparentemente muy radicales). La primera tarea de la Revolución Proletaria, como nos ha mostrado la Revolución Rusa, debe ser política: la destrucción del estado burgués y la toma del poder por la clase obrera a escala internacional. Sin ello es inevitablemente el aislamiento y la derrota.
- Finalmente, la ideología democrática es la más peligrosa de todas las promovidas por el enemigo de clase. Es la más perniciosa, la que hace que el lobo capitalista parezca un cordero protector y "favorable" a los trabajadores. El antifascismo fue pues en España y en otros lugares, al arma perfecta que utilizaron los frentes populares para enviar a los trabajadores a ser masacrados en la guerra imperialista. El Estado y su "democracia", como expresión hipócrita y perniciosa del capital, sigue siendo nuestro enemigo. El mito democrático no es sólo una máscara del Estado y de la burguesía para ocultar su dictadura, su dominación social y su explotación, sino también, y ante todo, el obstáculo más poderoso y difícil de superar para el proletariado. Los acontecimientos de 1936/37 en España lo demuestran profusamente y es una de sus principales enseñanzas.
Corriente Comunista Internacional, junio de 2019
[1] Ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran al proletariado. https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [160]
[2] Ver el Manifiesto de nuestro 22º Congreso Internacional sobre la Revolución de 1917: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [53]
[3] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros?: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [186] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [187] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [188] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [189] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [190]
[4] Munis, un revolucionario de origen trotskista que, sin embargo, logró toda su vida permanecer fiel al proletariado, sustentaba esa “teoría”: no solo que hubo una “revolución” en España, sino que esta habría sido “más profunda” que la revolución de 1917 en Rusia. Hemos criticado este análisis en Crítica del libro JALONES DE DERROTA PROMESAS DE VICTORIA https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria [191] y en ¿Una revolución más profunda que la revolución rusa de 1917? https://es.internationalism.org/cci/200602/754/2-una-revolucion-mas-profunda-que-la-revolucion-rusa-de-1917 [192]
[5] Ver La burguesía contra la revolución (1ª Parte) https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201806/4309/la-burguesia-mundial-contra-la-revolucion-de-octubre-i [193]
[6] Ver Refugiados de la guerra de España de 1939: el hipócrita "asilo democrático" de los campos de internamiento https://es.internationalism.org/content/4404/refugiados-de-la-guerra-de-espana-de-1939-el-hipocrita-asilo-democratico-de-los-campos [194]
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La presente resolución, adoptada por la conferencia celebrada en enero de 2019, busca extraer las principales perspectivas sobre la situación británica para el período histórico que se avecina. Una de las principales responsabilidades de las organizaciones revolucionarias es presentar la comprensión más coherente de la perspectiva sobre la situación nacional. Esto adquiere aún más importancia cuando toda la situación social está dominada por la crisis política sin precedentes de la clase dominante en torno al Brexit, una crisis que va a seguir empeorando más y más. Sin una comprensión de las raíces y consecuencias de esta gran incertidumbre es imposible sacar las probables implicaciones de esto para el proletariado en Gran Bretaña, y mundial, para los años venideros.
El papel de la resolución no es proporcionar un análisis detallado de la dinámica en el ámbito laboral – este análisis se hizo en el informe sobre la situación nacional de esta misma conferencia-, sino establecer un marco teórico general y extraer sus implicaciones. En el último número de World Revolution publicamos una sección histórica sobre el informe a la que los lectores pueden referirse[1].
En esta introducción queremos examinar si la resolución se corrobora a la luz de los últimos de los acontecimientos.
La resolución argumenta que el Brexit es el producto de la combinación de una serie de factores: la decadencia del imperialismo británico del último siglo, las divisiones dentro de la clase dominante provocada por dicha decadencia, la profundización del impacto de la descomposición del capitalismo desde la crisis financiera de 2008 y el surgimiento del populismo. La resolución demuestra que la burguesía está atrapada en contradicciones irreconciliables. Estas no solo se ponen en evidencia con el ascenso del populismo, sino también por las divisiones internas de los principales partidos políticos europeos, que han sido empujados a un punto en el que podrían destruir el aparato político parlamentario que ha servido tan bien a la burguesía británica los últimos dos siglos.
Esto se ha visto plenamente confirmado por la parálisis de la maquinaria parlamentaria durante los últimos seis meses. Los dos principales partidos políticos se han visto desgarrados por luchas entre facciones por el asunto Brexit. El acuerdo de retirada elaborado por el Gobierno de May y la UE, destinado a impedir que Gran Bretaña se retire de la UE de forma brusca y desordenada, se ha visto socavado por la incapacidad de las principales facciones de ambos partidos para ponerse de acuerdo sobre cómo llevar a cabo este plan. May no pudo llegar a un acuerdo debido a la presión ejercida por los partidarios de la línea dura favorable al Brexit, mientras que Corbyn se vio constreñido por las divisiones en el seno del Partido Laborista, en las que importantes facciones desean una unión aduanera o un segundo referéndum. El último esfuerzo desesperado por conseguir este acuerdo fueron las conversaciones entre ambos partidos, pero éstas estaban condenadas porque era evidente que May iba a ser expulsada del poder por facciones del partido conservador que se oponían a un acuerdo con el Partido Laborista, lo que sucedió el 7 de junio cuando dio su dimisión. Esta parálisis ha producido ahora una contienda de liderazgo en el partido conservador, con las figuras más rabiosamente a favor de Brexit a la cabeza, pero cualquiera que sea el resultado, no resolverá el estancamiento.
Este vacío político ha estimulado un nuevo auge del populismo, alimentado por la ira y la frustración por la incapacidad del Parlamento para avanzar en el asunto Brexit. Farage y sus ricos partidarios burgueses han aprovechado plenamente este vacío al formar el Partido Brexit. Este nuevo partido expresa un grave peligro para los partidos más importantes. Representa una nueva cara del populismo. Desapareció la estridente retórica antiinmigración y los extraños personajes que hicieron que el UKIP fuera inaceptable para muchos. El nuevo partido es muy hábil, tiene una campaña de Internet muy sofisticada y se vende a sí mismo como un partido multicultural y apoyado por los jóvenes. Farage de repente se viste de “dignidad” con su rechazo al creciente racismo y la islamofobia del UKIP.
Esta operación es un serio esfuerzo por incursionar en los partidos más importantes, al ser el único capaz de defender el voto democrático de "el pueblo".
El ascenso del Partido de Brexit introduce un nuevo dilema. Un nuevo líder del partido conservador no querrá convocar a elecciones generales mientras el Brexit no se resuelva, porque como dijo un antiguo ayudante de Cameron, “estarán en graves problemas”. Los laboristas, también, serán reacios a ir a elecciones porque el Partido Brexit está haciendo un esfuerzo para venderse a sí mismo como el partido de los trabajadores.
Esto significa que tres años después de un referéndum que debía hacer retroceder la marea del populismo, la clase dominante se enfrenta ahora a un partido populista revitalizado y más sofisticado que echa carbón al fuego de su crisis política.
Como dice la resolución, esta crisis amenaza la integridad territorial del Estado británico. La elección de un pro-Brexit de línea dura como líder Tory y/o la llegada del partido Brexit al parlamento empeorarían las tensiones con la fracción escocesa proindependentista de la burguesía.
El impacto de esto no se limita a Gran Bretaña. Como explica la resolución, el Brexit contribuyó a reforzar el populismo en Europa y en los Estados Unidos. La UE y las principales potencias europeas han respondido con una línea muy dura hacia la burguesía británica. Esta línea ha dado algunos beneficios, porque el caos político ha producido un verdadero temor incluso entre los partidos populistas y los gobiernos europeos, que ahora han dejado de lado o suavizado la intensión de abandonar la UE. Sin embargo, la extrema derecha populista sigue siendo una grave amenaza para el futuro de la UE.
Las esperanzas de los pro-Brexits de una nueva Gran Bretaña "global" capaz de alcanzar acuerdos de libre comercio ya han empezado a chocar con la dura roca de la realidad. La guerra comercial en desarrollo entre Estados Unidos y China ha dejado claro que Estados Unidos no duda en socavar los intereses de sus antiguos aliados en su lucha cada vez más desesperada contra China. El escándalo de Huawei ha visto a China amenazar su inversión en Gran Bretaña si el gobierno británico cede a la presión de EE.UU. para prohibir a Huawei en su infraestructura.
La lucha con China por el dominio mundial, junto con su intención de socavar a sus rivales europeos, significa que Estados Unidos tiene poco interés en una Gran Bretaña debilitada fuera de la UE. Trump se alegró de animar el Brexit para perjudicar a la UE, pero, una vez que el Brexit tenga lugar, ¿qué papel puede desempeñar el Reino Unido para los Estados Unidos?
La perspectiva de la resolución sobre la profundización de la crisis política ha sido verificada por los acontecimientos. Su advertencia sobre la amenaza del populismo, en esta situación de parálisis, estaba justificada. El surgimiento del Partido Brexit es otro factor de caos e inestabilidad que pone en peligro los esfuerzos del Estado británico por garantizar un Brexit ordenado.
Las implicaciones de esta situación para la clase obrera son sombrías. Más de una década de austeridad ha tenido lugar sin casi ninguna respuesta de la clase. Esto no significa que no haya descontento, pero no se ha expresado a través de la lucha de clases debido a la profunda falta de confianza en sí misma. Esta desorientación y desmoralización se han visto exacerbadas por el Brexit y la crisis política. El apoyo al populismo y su promesa simplista de un mañana mejor entre partes del proletariado es una expresión de esta desesperación. Sin embargo, detrás del anti -populismo y de su defensa de la democracia y del Estado democrático, se está movilizando un peligro aún mayor para el proletariado. En la actualidad y en el período venidero, el proletariado tendrá que hacer todo lo que está en su mano para evitar movilizarse detrás de estas diferentes facciones burguesas.
Pero la crisis económica continuará profundizándose, y no importa qué facción burguesa domine, todos tendrán que atacar al proletariado. Sólo luchando contra estos ataques la clase obrera puede defenderse. Estas luchas tendrán la misma respuesta de los conservadores, los laboristas o los populistas, porque al final todos ellos defienden el capitalismo.
WR, 25.5.19
En realidad, la clase obrera no tiene ningún interés en el embrollo del Brexit, ningún campo para escoger entre las distintas facciones o las innumerables "soluciones". Todos los argumentos del debate del Brexit tienen que ver en última instancia con las mejores condiciones para gestionar la crisis económica capitalista, la mejor manera de competir con otros estafadores capitalistas en el mercado mundial, con el objetivo último de extraer la máxima plusvalía a la clase obrera y decidir entre la burguesía quién obtiene el mayor botín.
La inexorable caída del nivel de vida de los trabajadores -ahora hay 14 millones de pobres en Gran Bretaña, según el último informe de la ONU- comenzó mucho antes del Brexit y continuará con cualquier "solución" que se encuentre en el acertijo de la UE.
Detrás del Brexit está la cuestión del papel imperialista de Gran Bretaña en el mundo y los conflictos militares que el proletariado tendrá que pagar.
Los trabajadores no tienen ningún interés o beneficio en ninguno de estos “intereses nacionales”. Incluso si, en la fantasía de los pro-Brexit, la inmigración se detuviera, la erosión de los medios de vida de los trabajadores continuaría. Asimismo, si Gran Bretaña permaneciera en la UE, los trabajadores seguirían siendo objeto de medidas de austeridad como las impuestas, por ejemplo, al proletariado griego que han sido terribles.
De hecho, el circo mediático en curso sobre el lío del Brexit se utiliza como un medio para oscurecer las cuestiones centrales para la clase obrera y pretender que esta última no tiene intereses ni perspectivas propias.
Las diferentes facciones del Partido Laborista participan plenamente en la creación y el mantenimiento de esta cortina de humo relativa a los intereses reales de la clase obrera, y apenas se distinguen de las facciones conservadoras. Jeremy Corbyn y la "izquierda dura" sólo proporcionan una diversión subsidiaria, con la promesa de "nacionalizaciones", la pretensión de "redistribuir la riqueza" -lo que significa en realidad hacer más equitativa la pobreza- o en el escenario mundial apoyar a un grupo alternativo de gánsteres imperialistas. Los trotskistas y otros izquierdistas tienen variaciones aún más radicales sobre estas ilusiones.
Todos estos juegos políticos de los partidos burgueses ayudan a reforzar la actual desorientación de la clase obrera.
Sin embargo, tarde o temprano, el empeoramiento de la crisis económica obligará a la clase obrera a reavivar la lucha por defender sus condiciones de vida, a reconocerse una vez más como clase autónoma y a exponer más claramente el hecho de que el actual sistema social no tiene otra alternativa a la decadencia de su sistema que no sea una creciente barbarie.
Esta renovada lucha de clases se revelará como una lucha política. Pero la clase obrera no tiene nada que ganar del estado burgués o del juego parlamentario que, como muestra el Brexit, excluye los intereses proletarios y la participación del proletariado. En el futuro, la clase obrera tendrá que recrear sus propias organizaciones de masas de poder político (las Asambleas y los Consejos Obreros) y un partido político revolucionario mundial.
Como 25.5.19
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Publicamos a continuación un intercambio de correspondencia que ha dado lugar a un debate argumentado y detallado sobre qué es el comunismo, como podrá llegar el proletariado a él y qué problemas se presentan en la marcha hacia esa nueva etapa en la historia de la humanidad.
La discusión sobre estas cuestiones es muy necesaria pues el proletariado y las minorías que expresan su toma de conciencia deben tener claridad sobre esta perspectiva. Ella da fuerza a las luchas inmediatas y las orienta frente a la multitud de trampas que opone la burguesía.
Sabemos que esta perspectiva histórica del proletariado es aún muy lejana. También somos conscientes del terrible golpe que sufre debido a la identificación del estalinismo con el comunismo. Esta identificación es posiblemente la mentira más monstruosa que se ha dado en la historia de la humanidad. Los regímenes de capitalismo de estado extremo que reinaron en la antigua URSS y sus satélites y que todavía existen en China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam etc., con aspirantes tan brutales como el chavismo en Venezuela, el sandinismo en Nicaragua etc., han rendido el mejor servicio a la propaganda anticomunista del capital pues han falsificado y desnaturalizado el comunismo.
Nuestra Corriente, que se inscribe en la corriente histórica de la Izquierda Comunista, lleva denunciando desde los años 20 esta mentira, esforzándose por clarificar qué es realmente el comunismo y cómo podrá el proletariado llegar a él. En ese esfuerzo se inscriben los textos y correspondencias de compañeros (algunos ya militantes de la CCI y otros simpatizantes) de Chile, Perú y España.
La transformación radical del mundo, es decir, la destrucción de la sociedad capitalista y la construcción del comunismo a nivel mundial es un proceso muy complicado, que puede estar lleno de altas y bajas, de errores y equivocaciones etc. Sin embargo, creo que el proceso revolucionario debería poseer 3 etapas que son cruciales: La formación de los consejos obreros, la destrucción del estado capitalista y el poder a los consejos, la conquista de la producción y la transformación de la economía y las relaciones sociales.
Sin duda esta es la primera y una de las más importantes etapas en la lucha por el comunismo y la revolución, la formación del poder obrero revolucionario y el “poder dual” frente al estado: los consejos obreros, órganos que agrupen a toda la clase obrera junto con otros sectores explotados y que respondan directamente a las asambleas obreras. Sin embargo la creación de estos órganos de poder obrero no aparecen en cualquier momento, la historia nos ha mostrado que sólo en periodos de profunda movilización (más una maduración de conciencia de las masas) se han desarrollado los consejos obreros y soviets, más específicamente son en las huelgas de masas que el proletariado ha desarrollado donde se forjan estos órganos revolucionarios, es por eso, que una posterior huelga de masas es fundamental, porque la huelga de masas permite desarrollar los órganos que tomarán todo el poder político y económico (aparte de que permite desarrollar ampliamente la conciencia de los obreros y adquirir más experiencia) ,la dictadura del proletariado es la dictadura de los consejos obreros.
El segundo paso sería el tema de la insurrección de las masas y la destrucción del viejo estado burgués, puesto que el estado es un instrumento de los capitalistas que valida su poder y es en realidad una gran maquinaria que ayuda a mantener al capital y oprime a los trabajadores. La insurrección militar de los obreros y la abolición de este junto con todas sus instituciones es fundamental para la conquista del poder hacia los consejos obreros, por ende, cuanto se presente un periodo revolucionario a nivel internacional y ya hayan consejos obreros establecidos como poder dual (Como la oleada revolucionaria de 1917-23) es fundamental que creen una sección militar (como el comité militar revolucionario de los soviets) que se encargue precisamente del entrenamiento paramilitar a los trabajadores y el tema de la “insurrección”, la insurgencia y destrucción del estado es fundamental para que luego los consejos obreros tomen el poder y se conviertan en los nuevos organismo de poder político y económico.
Una vez destruido el estado burgués comenzará la conquista de la producción económica por parte del proletariado y el traspaso de todo el poder a los consejos obreros comenzará el “periodo de transición” y la dictadura del proletariado, o sea, el socialismo. Durante este periodo la jornada de trabajo se reducirá considerablemente y la producción será controlada mediante asambleas obreras. Es de suma importancia durante este periodo la área económica, ya que como dijo Marx, todas las sociedades y periodos históricos tienen su propio modo de producción, la producción es la que forja las sociedades, la construcción del comunismo (el verdadero comienzo de la humanidad) depende completamente de las transformaciones radicales económicas durante el periodo de transición, en el comunismo la desmercantilización del mundo se logrará completamente la abolición del capital, de la alienación y la enajenación, de las distintas contradicciones del capital llegarán a su fin en el comunismo, sin embargo, todo eso depende completamente de lo económico. Incluso debemos someter lo político a lo económico, como dijo Jan Appel (dirigente obrero del KAPD) « Lo que los obreros tienen que dirigir es el dominio de la política por la economía ».Ya durante el socialismo se debe reducir la jornada de trabajo y los productores (Mediante el control de la producción) deben recuperar el fruto de su trabajo, poco a poco la transformación radical económica que se hará durante el periodo de transición ira forjando nuevas relaciones sociales y se ira forjando poco a poco la nueva sociedad: la sociedad comunista.
Patrix
Estimado compañero:
Saludamos el esfuerzo que estás haciendo para sistematizar tu comprensión de las posiciones comunistas del proletariado. El texto que nos has enviado sobre las diferentes fases en la lucha por el comunismo nos parece muy positivo.
Señalas algo crucial: “la destrucción de la sociedad capitalista y la construcción del comunismo a nivel mundial es un proceso muy complicado, que puede estar lleno de altas y bajas, de errores y equivocaciones”.
El proletariado es la primera clase revolucionaria y explotada de la historia. Ello hace que el desarrollo de su lucha y de su toma de conciencia constituya un proceso muy complejo, donde sufre numerosas derrotas y contratiempos, confusiones y errores. Dos autores comunistas ponen énfasis en esta cuestión fundamental que jamás debemos olvidar:
Marx en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte[1] “Las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás”.
Rosa Luxemburgo quien en La Crisis de la Socialdemocracia[2] considera que para el proletariado “tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su Vía Doloroso hacia la libertad está jalonada no sólo de sufrimientos inenarrables, sino también de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de si éste aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado”.
Así pues, el proletariado logrará conquistar su meta comunista tras una larga y durísima lucha, donde las derrotas y las desilusiones serán muchísimas más que la victorias y satisfacciones. Los revolucionarios debemos estar preparados para un trabajo a largo plazo donde hay que evitar el inmediatismo, la precipitación y el dejarse llevar por lo superficial o por la primera apariencia.
Estamos de acuerdo en que el proceso hacia el comunismo tendría las 3 etapas que señalas: “La formación de los consejos obreros, la destrucción del estado capitalista y el poder a los consejos, la conquista de la producción y la transformación de la economía y las relaciones sociales”
Lo que queremos añadir es que las tres etapas solo podrán tener lugar a escala mundial, no pueden darse nacionalmente. El siniestro “Socialismo en un solo país” de Stalin fue en realidad el taparrabos de la plena integración del territorio ruso en el concierto imperialista mundial de las naciones capitalistas. De la misma manera el “socialismo en una sola fábrica” que proclama el consejismo es un engaño, como lo es también el “socialismo de aldea” tan querido por los anarquistas.
Contra esas deformaciones escandalosas de las posiciones del proletariado el comunismo solo puede ser mundial, la construcción del comunismo solo puede arrancar realmente a escala mundial y la revolución será mundial o no será. Es algo que subrayó Engels: “¿Es posible esta revolución en un solo país?, No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro. Además, ha nivelado en todos los países civilizados el desarrollo social a tal punto que en todos estos países la burguesía y el proletariado se han erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros días. Por consecuencia, la revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, en América, en Francia y en Alemania. Ella se desarrollará en cada uno de estos países más rápidamente o más lentamente, dependiendo del grado en que esté en cada uno de ellos más desarrollada la industria, en que se hayan acumulado más riquezas y se disponga de mayores fuerzas productivas. Por eso será más lenta y difícil en Alemania y más rápida y fácil en Inglaterra. Ejercerá igualmente una influencia considerable en los demás países del mundo, modificará de raíz y acelerará extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolución universal y tendrá, por eso, un ámbito universal”[3].
Compartimos esta afirmación tuya: “la creación de estos órganos de poder obrero no aparecen en cualquier momento, la historia nos ha mostrado que sólo en periodos de profunda movilización (más una maduración de conciencia de las masas) se han desarrollado los consejos obreros y soviets, más específicamente son en las huelgas de masas que el proletariado ha desarrollado que es en donde se forjan estos órganos revolucionarios, es por eso, que una posterior huelga de masas es fundamental, porque la huelga de masas permite desarrollar los órganos que tomarán todo el poder político y económico (aparte de que permite desarrollar ampliamente la conciencia de los obreros y adquirir más experiencia) ,la dictadura del proletariado es la dictadura de los consejos obreros”
El desarrollo de la lucha revolucionaria del proletariado se acompaña de la constitución de Consejos Obreros. Se tiene que producir un cambio significativo a escala mundial de la relación de fuerzas entre las clases en favor del proletariado. De otra forma, los revolucionarios pueden caer en aventuras que solo conducen a la dislocación y el oportunismo.
Un ejemplo histórico de ese error nos lo da Trotski: a partir de las huelgas en Francia de julio 1936 y de la respuesta de los obreros en España al golpe de Franco, proclama que “se abre una situación revolucionaria”. Este análisis es aberrante pues olvida que el proletariado en Alemania ha sufrido la derrota definitiva con la instauración del nazismo en 1933 y que Stalin está rematando un largo curso contrarrevolucionario en Rusia con los sanguinarios procesos de Moscú. Trotski tampoco tiene en cuenta que en las huelgas francesas los obreros cantan La Marsellesa, el himno nacional, ni que los obreros en España pronto serán desviados por la CNT y el POUM a la participación en la guerra imperialista bajo la bandera del antifascismo.
En España 1936, contrariamente a la imaginación desbocada de un revolucionario prisionero del trotskismo, Munís[4], no hubo Consejos Obreros, todo lo cual muestra la validez global de lo que señalas.
Dicho lo anterior, quisiéramos precisar que el proletariado, una vez los Consejos Obreros hayan derribado el Estado capitalista a escala mundial podrá emprender un largo y difícil proceso de eliminación de la ley del valor: por un lado, desarticulando los mecanismos de la acumulación capitalista; por otra parte, desmontando la estructura orientada a la producción de valores de cambio sustituyéndola por el enfoque hacia la producción de valores de uso.
El proletariado no aspira a un “poder económico”. “Poder económico” significaría que es una nueva clase explotadora. Lo que aspira el proletariado es a liberar la humanidad de las leyes de la economía, en el comunismo no será la economía quien regirá la producción social sino la acción consciente y unificada de la comunidad humana mundial.
Globalmente estamos de acuerdo con lo que dices. Disponemos en positivo de la experiencia en Rusia 1917. El proletariado evitó lanzarse a una insurrección prematura en julio de 1917 pues en ese momento, mientras los obreros de Petrogrado -la capital de entonces- estaban muy avanzados, ni los soldados y campesinos estaban dispuestos a secundarlos, ni tampoco los obreros de otras zonas de Rusia habían madurado lo suficiente en su conciencia y unidad. En tales condiciones, el gobierno de Kerenski lanzó una provocación a los obreros de la capital, pero estos, gracias a la clara percepción de los bolcheviques, evitaron la trampa.
En cambio, a partir de septiembre, reforzado el proletariado porque supo parar el golpe de Kornilov, la relación de fuerzas cambia sustancialmente. Los soldados están hartos, los campesinos se levantan en numerosas poblaciones quemando las propiedades de los terratenientes. Los Soviets de otras concentraciones industriales adoptan resoluciones pidiendo la toma del poder y proponiendo un Congreso de los Soviets de toda Rusia. Los soviets de numerosas ciudades son renovados con delegados claramente partidarios de la toma del poder. En Petrogrado, el soviet constituye un Comité Militar Revolucionario que prepara la insurrección en directa conexión con los consejos de fábrica, de barrio y de los Consejos de Soldados en los cuarteles.
Ahora bien, si todo este proceso significa que el proletariado puede lanzarse a la toma del poder, existe un factor aún más crucial: en Alemania se multiplican las huelgas y las deserciones de soldados; en varios frentes se producen episodios de insubordinación de las tropas y de fraternizaciones entre los soldados de los bandos enemigos; hay igualmente huelgas masivas en Austria, Hungría, España, Gran Bretaña etc. Lenin estima con razón que en tal contexto internacional la acción insurreccional del proletariado en Rusia puede empujar adelante la revolución mundial[5].
Estas son lecciones positivas, debemos examinar igualmente las negativas. En Alemania que es clave para que la Revolución en Rusia pueda seguir adelante -Lenin y Trotski habían insistido sin descanso en esa perspectiva- la burguesía tiende una trampa a los obreros de Berlín -los más avanzados. El resultado, a diferencia de Rusia, es que el proletariado muerde el anzuelo -pese a las advertencias de Rosa Luxemburgo- y, como consecuencia, la insurrección prematura y desorganizada es brutalmente aplastada. Ya sabemos que, a continuación, los esbirros de la Socialdemocracia asesinarán a Rosa y a Karl Liebchneck. La burguesía alemana derrotará el proletariado paquete por paquete: en abril de 1919 en Baviera donde por un mes existirá una República de Consejos; en Bremen; en el Ruhr en 1921; en Hamburgo en 1923. La unidad y la centralización del proletariado es fundamental para el éxito de la insurrección[6].
Otra lección negativa nos la da la experiencia en Italia. En 1920 las huelgas masivas en el norte son encerradas en la ocupación de fábricas. A esta trampa contribuyen tanto el partido socialista como la tendencia derechista de lo que luego sería el partido comunista encabezada por Gramsci. La tarea prioritaria y vital del proletariado es la toma del poder político y no la dispersión y disolución en una ilusoria “toma del poder económico” que dejará intacto el Estado capitalista quien, con sus agentes políticos, su policía, su ejército, su magistratura, sus sindicatos etc., podrá derrotar al proletariado fábrica a fábrica, localidad a localidad. En lugar de unirse y centralizarse en un Consejo General de Consejos Obreros, el proletariado italiano se dispersó y dividió en un mosaico de Consejos de Fábrica[7].
Estamos totalmente de acuerdo en que primero el proletariado deberá tomar el poder político a través de la dictadura de los Consejos Obreros y ello constituirá el punto de partida para el cúmulo de transformaciones económicas que deberán llevar a la abolición de la explotación, la integración de todas las capas de la población no explotadora en las filas del proletariado y, por tanto, a la construcción del comunismo.
Tu formulación es la siguiente: “Una vez destruido el estado burgués comenzará la conquista de la producción económica por parte del proletariado y el traspaso de todo el poder a los consejos obreros comenzará el “periodo de transición” y la dictadura del proletariado”. Aquí se tiene que aclarar: ¿puede emprender el proletariado “la conquista de la producción económica” a escala de un solo país, por ejemplo, en el bastión proletario arrancado al capitalismo como fue el caso de Rusia 1917?
Nosotros pensamos que no, que el proletariado solamente podrá emprender una transformación seria y sistemática de las relaciones de producción cuando haya conquistado el poder en todos los países o, al menos, en los que son determinantes para el funcionamiento de la economía mundial.
Esto fue objeto de debate entre los bolcheviques en 1918-23 enunciándose diferentes posiciones que no podemos analizar aquí. También ha llevado a debates en la Izquierda Comunista o con grupos que no son de ella, pero que tendieron a expresar posiciones proletarias, como es el caso de Munís[8].
¿Quiere eso decir que el proletariado no haría nada en el terreno económico hasta el triunfo global de la revolución a escala mundial? Rotundamente no. El proletariado debe adoptar medidas en ese plano desde el mismo día de la toma del poder por los Consejos Obreros en un bastión proletario. Tú mismo haces hincapié en una medida fundamental “Durante este periodo la jornada de trabajo se reducirá considerablemente y la producción será controlada mediante asambleas obreras”.
En efecto, el proletariado deberá reducir sustancialmente la jornada de trabajo ya desde los primeros días de la toma del poder por los Consejos. Estos se basan en la participación masiva de todos los trabajadores. Si estos se ven agobiados por agotadoras jornadas laborales su capacidad para pensar, discutir y decidir se verá sensiblemente afectada.
Bilan, sacando lecciones de los errores cometidos en la Revolución rusa (por ejemplo, Lenin preconizaba los “sábados comunistas” para aumentar la producción y Trotski cayó en un error delirante proponiendo “la militarización del trabajo”), insistió en que se debía reducir la jornada de trabajo de forma sistemática[9].
Otro error grave que se cometió respecto a la política económica del bastión proletario es la idea de una “acumulación socialista primitiva” que teorizaron tanto Bujarin como Preobrazhensky. Pese a todas las dificultades de la economía de un bastión proletario, el proletariado debe ir desmantelando gradualmente la acumulación de capital.
Mientras en el capitalismo el desarrollo de las fuerzas productivas está encadenado a la acumulación del capital, la marcha hacia el comunismo en el periodo de transición está ligada al combate del poder mundial de los Consejos Obreros para ir liberando al proletariado y a las fuerzas naturales de los imperativos de la acumulación de capital.
Mitchell en Bilan señala que “Si el programa económico elaborado se mantiene en el marco de la construcción de la economía socialista mundial, se mantiene pues conectado a la lucha de clases internacional, el Estado proletario podrá tanto más dedicarse a su tarea de desarrollar el consumo. Por el contrario, si ese programa adquiere un carácter autónomo dedicado directa o indirectamente al "socialismo nacional", una parte creciente del plus trabajo se dedicará a construir empresas que, en el futuro, no se justificarán en la división internacional del trabajo; por el contrario, esas empresas deberán inevitablemente producir medios defensivos para "la sociedad socialista" en construcción. Veremos que ése ha sido precisamente el destino que esperaba a la Rusia soviética”[10]
Así pues, el proletariado deberá desplegar una política económica en los bastiones proletarios conquistados destinada a:
En tu texto insistes mucho sobre el papel de la acción económica del proletariado. Así dices “Es de suma importancia durante este periodo el área económica, ya que como dijo Marx, todas las sociedades y periodos históricos tienen su propio modo de producción, la producción es la que forja las sociedades”. Más adelante subrayas que “la construcción del comunismo (el verdadero comienzo de la humanidad) depende completamente de las transformaciones radicales económicas durante el periodo de transición, en el comunismo la desmercantilización del mundo se lograra completamente, la abolición del capital, de la alienación y la enajenación, de las distintas contradicciones del capital llegaran a su fin en el comunismo, sin embargo, todo eso depende completamente de lo económico” y rematas con el siguiente aserto: “Incluso debemos someter lo político a lo económico, como dijo Jan Appel (dirigente obrero del KAPD) « Lo que los obreros tienen que dirigir es el dominio de la política por la economía »
En efecto, sin desmercantilización del mundo, sin abolición del capital, sin eliminación de la alienación y la enajenación, sin superación de las contradicciones del capitalismo, no se podrá construir el comunismo. Ya hemos explicado también las medidas económicas que el proletariado debe adoptar en los bastiones proletarios. Existe pues un vasto campo de acción de los Consejos Obreros en el terreno económico. Los obreros deberán dar primacía a sus reivindicaciones como clase frente a los intentos del estado del bastión proletario o del estado del periodo de transición para imponer medidas que suponen un ataque a sus condiciones de vida. Así Lenin, en 1920-21, insistió en que el proletariado no podía renunciar al derecho de huelga frente al estado “proletario”.
Ahora bien, es importante comprender que la naturaleza central de esa acción masiva del proletariado es política y no económica. ¿Qué quiere decir “economía”? Economía quiere decir sumisión a leyes ciegas que regulan la producción y que operan a espaldas de los hombres. ¿Habría una liberación comunista si el proletariado se dejara llevar por esas leyes ciegas de naturaleza económica? Una cosa es que el proletariado analice cuidadosamente las condiciones generales de la producción y tenga en cuenta la situación económica para articular su lucha y otra muy diferente es que se deja llevar por la economía. En contra de las posturas de bordiguistas, consejistas etc., no existe ningún automatismo económico que lleve al comunismo. Al contrario, comunismo es la liberación de las leyes económicas propias del capitalismo y de todas las sociedades basadas en la explotación. Esa liberación no podrá venir de “someter lo político a lo económico” sino del sometimiento de lo económico a la acción política del proletariado organizado en Consejos Obreros.
En el movimiento obrero ha existido y todavía existe una confusión sobre la relación entre economía y política. Marx señaló en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política[11] que “en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual”.
De este pasaje la socialdemocracia primero, el estalinismo después y, dentro del campo proletario, bordiguistas y consejistas, sacaron la conclusión de que la economía lo determina todo y que la acción social del proletariado debe subordinarse al mecanismo económico.
Pero este no es el pensamiento de Marx puesto que si se sigue leyendo en ese famoso pasaje insiste en que “las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana”.
Esta parte se olvida y sin embargo contiene elementos muy importantes:
1º El proletariado es la primera clase de la historia que, naciendo de una situación económica, puede tomar conciencia de la realidad social y emprender una acción política para transformarla. Conciencia no es lo mismo que ideología. Hasta la llegada del proletariado, las clases sociales que lo han precedido comprendían las cosas de forma ideológica, mistificada, siendo pues juguete de leyes económicas que escapaban a su control y que no quedaba más remedio que someterse a ellas y dejarse llevar por ellas.
2º El comunismo es la sociedad que cierra la prehistoria de la sociedad humana. La prehistoria de la sociedad humana es la del sometimiento económico a las relaciones de producción y a sus contradicciones con el desarrollo de las fuerzas productivas, mientras que la historia es el comienzo de la acción social colectiva y unificada de los hombres sobre sus necesidades y sobre la evolución natural. El comunismo es la primera sociedad donde la humanidad ya no está sometida a leyes económicas ciegas, sino que actúa conscientemente para transformarse y transformar el mundo.
Por esta razón, Marx llevó un combate a muerte contra el economicismo determinista de Proudhon que proclamaba que los obreros no debían unirse ni hacer huelga porque las leyes económicas destruirían todo lo que lograran. Abordando globalmente la postura de Proudhon, Marx denunciaba en La miseria de la filosofía[12] que “Los socialistas dicen a los obreros: No os unáis en coaliciones, porque, a fin, de cuentas, ¿qué saldríais ganando? ¿Un aumento de salarios? Los economistas os demostrarán hasta la evidencia que los pocos céntimos que podríais ganar por unos momentos en caso de éxito serían seguidos de un descenso del salario para siempre. Expertos calculadores os demostrarán que serían precisos muchos años para que el aumento de los salarios pudiese compensar, aunque sólo fuera los gastos necesarios para organizar y mantener las coaliciones. Y nosotros, como socialistas, os diremos que, independientemente de esta cuestión de dinero, con las coaliciones no dejaréis de ser obreros, y los patronos serán siempre patronos. Por tanto, nada de coaliciones, nada de política, pues organizar coaliciones ¿no significa acaso hacer política?”
Explicaba a continuación que “La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre sí. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, este interés común a todos ellos frente a su patrono los une en una idea común de resistencia: la coalición. Por tanto, la coalición persigue siempre una doble finalidad: acabar con la competencia entre los obreros para poder hacer una competencia general a los capitalistas. Si el primer fin de la resistencia se reducía a la defensa del salario, después, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos par la idea de la represión, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, y la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, acaba siendo para ellos más necesario que la defensa del salario. Hasta tal punto esto es cierto, que los economistas ingleses no salían de su asombro al ver que los obreros sacrificaban una buena parte del salario en favor de asociaciones que, a juicio de estos economistas, se habían fundado exclusivamente para luchar en pro del salario. En esta lucha —verdadera guerra civil— se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalición toma carácter político”
De este desarrollo sacaba la conclusión que “No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay jamás movimiento político que, al mismo tiempo, no sea social. Sólo en un orden de cosas en el que ya no existan clases y antagonismo de clases, las evoluciones sociales dejaran de ser revoluciones políticas. Hasta que ese momento llegue, en vísperas de toda reorganización general de la sociedad, la última palabra de la ciencia social será siempre: “Luchar o morir; la lucha sangrienta o la nada. Es el dilema inexorable”.
Por esa misma razón, ante el renacimiento de un economicismo fatalista y determinista en las filas de la socialdemocracia, Engels se veía obligado a aclarar que[13] “Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda (…), poniendo en guardia contra una vulgarización economicista de las posiciones del marxismo y reconociendo que el combate que habían tenido que llevar contra las visiones idealistas había podido dar lugar a un “exceso” de economicismo: “el que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. Pero, tan pronto como se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había posibilidad de error”.
CCI 18-3-1
A propósito de la discusión con un compañero de Chile, planteas dos cuestiones que te suscitan dudas:
- sobre la dualidad de poder
- sobre la formación de un Ejército Rojo
La revolución de 1917 planteó la cuestión. Los soviets formados en febrero llegaron a ser un poder alternativo capaz de desafiar el poder del Estado Capitalista. Es una situación que Trotski caracterizó como de “doble poder” y que es altamente inestable y no puede alargarse demasiado pues tiene que decantarse bien hacia el aplastamiento de los Soviets -como lo intentó el golpe de Kornilov en agosto de 1917- o bien hacia la insurrección proletaria y la toma de poder por los Soviets como logró con éxito el movimiento de octubre 1917.
En Alemania empezaron a formarse Consejos Obreros en noviembre de 1918, más aún que en Rusia, dada la fuerza potencial del proletariado en Alemania, esta red de Consejos Obreros amenazaba directamente el Estado burgués, sin embargo, este reaccionó rápidamente. El proletariado más avanzado, el de Berlín, fue empujado a una insurrección prematura y con ello en enero 1919 fue aplastado y Rosa Luxemburgo y Karl Liebchneck, asesinados. La posibilidad de una dualidad de poder fue rápidamente cortocircuitada por la burguesía alemana.
El proletariado debe reforzar el poder de sus Consejos Obreros, renovarlos constantemente con delegados capaces de expresar y desarrollar el impulso hacia la toma del poder y debe acometer esta en las mejores condiciones no solamente a nivel del país sino sobre todo a nivel internacional. Uno de los argumentos que Lenin empleó para señalar que la insurrección era urgente fue precisamente que la situación internacional estaba madurando y la toma del poder en Rusia podría acelerar la movilización internacional del proletariado.
La toma del poder en un país, lo que se llama el bastión proletario, desata como demuestra la experiencia de la Rusia soviética entre 1917-23, una conspiración permanente y generalizada de la burguesía para aplastar el bastión proletario. Esto no solamente se vio en Rusia sino igualmente en los momentos muy breves donde el proletariado logró tomó el poder muy frágilmente en Baviera (abril 1919, que duró apenas un mes) y Hungría entre el 19 de marzo y el primero de agosto de 1919[14].
El bastión proletario tiene necesidad de defenderse y ello le obliga a formar órganos propios del Estado, concretamente una Checa y un Ejército Rojo. El Ejército Rojo fue formado para hacer frente a la guerra civil que desde abril de 1918 desencadenan ejércitos checos, franceses, ingleses, japoneses, norteamericanos, apoyando a una jauría de ejércitos blancos que alistaba a los perdedores de la revolución en Rusia. Fue una de las guerras más crueles y devastadoras que se conocen, provocó más de 6 millones de muertos en el corto lapso de 3 años.
Formar pues un Ejército Rojo es una necesidad imprescindible que, a la vez, entraña graves peligros para el proletariado. Como señalamos en 4º artículo de la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros?[15] “Ambos órganos - la Checa y el Ejército Rojo - no son una simple herramienta que se puede usar a conveniencia, son estructuras estatales y por tanto constituyen desde el punto de vista del proletariado armas de doble filo; es obligatorio usarlos mientras la burguesía no haya sido definitivamente derrotada a nivel mundial, pero su uso entraña graves peligros pues ellos tienden a hacerse autónomos respecto al poder proletario”.
Preguntándose el artículo “¿Por qué un órgano creado para defender a los soviets se vuelve contra ellos?”, su respuesta es que “El ejército es un órgano estatal cuya existencia y funcionamiento tienen necesariamente consecuencias sociales, ya que requieren de una disciplina ciega, una jerarquía rígida en su cúpula, con un cuerpo de oficiales que sólo obedecen al mando gubernamental. Esto intentó paliarse con la creación de una red de comisarios políticos, formada por obreros de confianza, destinada a controlar a los oficiales. Pero los efectos de tal medida fueron muy limitados y hasta resultaron contraproducentes - los comisarios políticos también se transformaron en una estructura burocrática más”. El resultado fue que “Las necesidades imperiosas de la guerra y la sumisión ciega a las exigencias del Ejército Rojo llevaron al gobierno, en el verano de 1918, a formar un Comité Militar Revolucionario, que no se parecía en nada al que condujo la insurrección de octubre, pues lo primero que hizo fue nombrar Comités Revolucionarios locales que fueron imponiendo su autoridad a los soviets. Progresivamente, tanto el Ejército Rojo como la Checa, armas en principio destinadas a defender el poder de los soviets, se independizaron, se hicieron autónomos, y acabaron volviéndose contra ellos”
No podemos desarrollar aquí qué puede hacer el proletariado ante esa contradicción -necesidad del ejército rojo y a la vez el grave peligro que entraña-. Es un problema que se plantea a lo largo de todo el período de transición del capitalismo al comunismo y que globalmente se resume en que el proletariado necesita un semi estado de transición y a la vez debe protegerse contra él y debe llevar un combate incansable para extinguirlo definitivamente. De ahí que la CCI haya sacado lecciones que se condensan en los documentos que adoptó nuestro Tercer Congreso Internacional (1979)[16]. El eje central de sus análisis está en continuidad con los estudios sobre el tema de Bilan y de Internationalisme y puede sintetizarse así:
“El Estado, en la medida en que se reconstituye después de la revolución, expresa la inmadurez de las condiciones de la sociedad comunista. Es la superestructura política de una estructura económica que no es todavía socialista. Permanece como algo extraño y opuesto al socialismo. Del mismo modo que la fase transitoria es algo inevitable histórica y objetivamente y por la que tiene que pasar el proletariado, el Estado es un instrumento de violencia inevitable para el proletariado, quien lo utiliza contra las clases que ha expropiado, pero con el cual no puede identificarse (...). La experiencia rusa puso particularmente en evidencia el error teórico de la noción de estado obrero y de la identificación de la dictadura del proletariado con la utilización, por el proletariado, del instrumento de coerción que es el Estado. Internationalisme saca de la experiencia de la revolución rusa la necesidad vital para el proletariado de aprender a ejercer un control estricto y permanente sobre el aparato de Estado siempre listo para convertirse, al menor retroceso, en la fuerza principal de la contrarrevolución”.
Se trata de la presentación realizada para una discusión sobre la Transición del Capitalismo al Comunismo en la sección de la CCI INTERNACIONALISMO Perú.
La presentación se basa en los siguientes documentos:
La teoría para el proletariado es un arma de conocimiento científico de la realidad evolutiva del mundo. La teoría revolucionaria no se concibe nunca como una especulación abstracta, aunque durante mucho tiempo las reflexiones y conclusiones que saca no tengan una consecuencia práctica inmediata o un resultado tangible. Sin embargo, en determinadas situaciones donde la evolución histórica culmina una serie de tendencias largo tiempo maduradas, la teoría revolucionaria se convierte en un arma decisiva para la vida de millones de personas y para el futuro de la humanidad.
Es lo que pasó con la cuestión del Estado. En los primeros años 40 del siglo XIX, las reflexiones de Marx sobre el Estado podían parecer un asunto estrictamente filosófico de crítica a la idealización que Hegel hacía de éste. Sin embargo, en los años 70 de dicho siglo, las conclusiones que Marx y Engels sacaron sobre la necesidad de destruir el Estado burgués y la de abrir un proceso de extinción del nuevo Estado que nace como una lapa pegada a la revolución proletaria, fueron el producto de una reflexión profunda sobre una experiencia concreta vivida por el proletariado: la Comuna de París[17].
Pero estas lecciones quedaron enterradas en el olvido durante el periodo de la 2ª Internacional. ¿Por qué?
Podemos aducir varias razones:
1ª Mientras en la etapa histórica que va de 1848 a 1871 en los revolucionarios –incluso en el sector marxista que era el más lúcido- existía la idea de una especie de “revolución permanente e ininterrumpida” fundada en aprovechar las convulsiones enormes de las revoluciones burguesas y el protagonismo indudable que en ellas tuvo el proletariado para “continuar la marcha hacia el comunismo”, la derrota de la Comuna de París permite comprender que se abría un largo periodo donde lo prioritario era la organización del proletariado para la lucha por mejoras y reformas dentro de los límites de la sociedad capitalista –el programa mínimo- desde luego en la perspectiva de crear las condiciones para la revolución, el programa máximo.
En semejante contexto, las importantes y lúcidas conclusiones extraídas por Marx y Engels sobre la Comuna fueron gradualmente relegadas como algo referido a un futuro muy lejano que no cabía abordar. Aunque hubo algunos debates sobre la “futura sociedad” (la Serie sobre el Comunismo hace referencia a ellos) la tónica general fue el olvido de la cuestión del Estado.
2ª Este olvido se hizo cada vez más intenso en la medida en que se trataba de utilizar los cauces del Estado Capitalista (parlamento, elecciones, administración municipal etc.) como palancas para reforzar las posiciones del proletariado en el contexto histórico de la época de apogeo del capitalismo (1871-1914). Aunque, siempre prevaleció la idea de no asociarse al ejercicio del gobierno[18], la contaminación del movimiento obrero por ideas propias de la lógica estatal –delegación del ejercicio del poder; el Estado como órgano que estaría por encima de las clases (o podría llegar a serlo); afición a los métodos burocráticos y administrativos; desconfianza de la acción de masas etc.- se hizo cada vez más evidente a medida que el oportunismo iba carcomiendo a la socialdemocracia[19].
3ª En este olvido de las lecciones de la Comuna interviene indudablemente la presión de la ideología burguesa. Esta es fundamentalmente pragmática e inmediatista, alienta la búsqueda de resultados al precio que sea y estimula las tendencias a verlo todo en el corto plazo. El tema del Estado quedaba como una cuestión para las calendas griegas…
4ª Sin embargo, la principal consecuencia de la presión de la ideología dominante es lo que Engels estigmatizaba como “la veneración supersticiosa del Estado”. Esta veneración fue penetrando hasta la médula en los rangos de la socialdemocracia. Las sociedades de clase nos acostumbran a creer que el Estado es imprescindible, a confundir la administración de las cosas con la administración de los hombres, a identificar falsamente Estado como comunidad o con la sociedad civil misma etc.
En estas condiciones generales, a pesar de que, en la segunda década del siglo XX, en la socialdemocracia se atisbaban los nubarrones conducentes a crisis revolucionarias, la reflexión sobre la cuestión del Estado, la repesca al menos de las enseñanzas de Marx y Engels sobre la Comuna fue prácticamente inexistente con la única excepción de unas reflexiones muy generales y aproximativas de Pannekoek en 1912.
Solamente, al calor de los acontecimientos revolucionarios de 1917, empezó a abordarse la cuestión del Estado. Lenin rescató ese inmenso caudal teórico con el libro El Estado y la Revolución[20] convirtiéndolo en una cuestión candente: «Los inauditos horrores y calamidades de esta guerra interminable hacen insoportable la situación de las masas, aumentando su indignación. Va fermentando a todas luces la revolución proletaria internacional. La cuestión de la actitud de ésta hacia el Estado adquiere una importancia práctica»[21]
Pero es preciso ver las terribles limitaciones que tuvo ese esfuerzo. En primer lugar, Lenin no pudo acabar su obra. Su proyecto de actualizar las enseñanzas de la Comuna a la luz de la experiencia de los Consejos no se realizó. Su libro ¡no apareció hasta el verano de 1918 cuando se empezaban a hacer evidentes los signos negativos del cáncer estatal sobre el régimen soviético! Por último, no hubo un debate de masas sobre el tema ni tampoco la obra de Lenin suscitó un debate a escala internacional.
Una vez tomado el poder, los Consejos Obreros, los Soviets, se toparon de frente con la cuestión del Estado. El Estado burgués había sido destruido en Rusia con la insurrección de octubre, pero el nuevo Estado que surgía inevitablemente ¿qué características tenía? ¿Qué clases sociales lo respaldaban? ¿Los Soviets debían supeditarse a él e identificarse sin reservas con él? Los obreros rusos se enfrentaban sin apenas referencias teóricas generales a la cuestión del Estado, en un contexto donde el reformismo y el oportunismo socialdemócrata habían viciado largamente las conciencias con “una veneración supersticiosa del Estado”. Todo esto iba a pagarse muy caro.
En El Estado y la Revolución, Lenin formuló con toda claridad los dos ejes que los revolucionarios debían afirmar en torno a la cuestión del Estado:
1º Frente a las confusiones de la socialdemocracia que proponía tomar el poder del Estado capitalista por la vía parlamentaria, la necesidad de destruir el Estado Capitalista en todos los países
2º Frente a la “veneración supersticiosa del Estado”, dominante en la socialdemocracia, la necesidad de abrir desde “el día siguiente de la revolución” un proceso de extinción de nuevo Estado que surge inevitablemente con ella.
Sobre este segundo punto la reflexión en el movimiento obrero e incluso en las filas de la Izquierda de la socialdemocracia, estaba muy atrasada. El libro de Lenin era algo desgraciadamente aislado y no hubo apenas un debate a escala internacional. Existía un fuerte retraso, consecuencia del peso que el conservadurismo y el dejarse mecer en el sueño dorado de la “conquista pacífica del Estado” habían tenido en la gran mayoría del movimiento obrero. La guerra del 14 provocó un terrible despertar, del sueño de un progreso gradual e ininterrumpido se pasó directamente a la peor de las pesadillas. En esas condiciones el movimiento obrero sufrió un grave retraso en su conciencia, de la noche a la mañana tenía que examinar críticamente las posiciones hasta ese momento predominantes, adoptar nuevas posiciones que permitieran comprender la guerra y lo que ella comportaba: la entrada del capitalismo en el periodo de decadencia y por tanto de la necesidad imperiosa de la revolución proletaria mundial.
Era inevitable que, ante las nuevas condiciones, ante las nuevas tareas, en particular ante la tarea titánica de la revolución mundial, se cometieran errores. El proletariado padecía un importante retraso en el desarrollo de su conciencia, la dinámica objetiva se desenvolvía a una velocidad muy superior a la que seguía la conciencia subjetiva. Como dijo Rosa Luxemburgo, “la lógica del proceso histórico se imponía a la lógica subjetiva de sus protagonistas”.
Este retraso afectó sobre todo a la 2ª posición enunciada por Lenin: la extinción del Estado del periodo de transición.
La posición del proletariado ante el Estado no es abstracta sino concreta. Frente al Estado burgués su postura es destruirlo hasta que no quede de él piedra sobre piedra. Su postura sobre el Estado que surge con la Revolución es la de su extinción progresiva, proceso que camina en reciprocidad y concomitancia con el avance hacia el comunismo.
Sin embargo, en el proletariado hay una postura general e histórica: todo Estado –incluido por tanto el “estado comuna” del periodo de transición- encierra peligros graves para la lucha proletaria por el comunismo pues todo Estado está vinculado a la existencia de clases y rechazará el proceso de desaparición de las clases sociales y manifestará una virulenta resistencia conservadora frente a la marcha hacia el comunismo.
El Estado es un órgano con fecha de caducidad. Ni ha existido siempre ni existirá siempre. Su existencia está indisolublemente ligada a la sociedad dividida en clases. Surgió con el final del comunismo primitivo y el desarrollo de las clases sociales y morirá con la desaparición de las clases. «El Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni del Poder estatal. Al llegar a una determinada fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo que el Estado se convirtiese en una necesidad. Ahora nos acercamos con paso veloz a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre e igual de productores, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce» (citado por Lenin pag 307 de la edición española de sus Obras Escogidas capítulo I parágrafo 3: El estado, instrumento de explotación de la clase oprimida).
En El Estado y la Revolución, Lenin había señalado que, tras destruir el Estado burgués, se hace inevitable el surgimiento de un nuevo Estado. Pero Lenin no considera que el Estado le pertenezca sin reservas al proletariado, ni tampoco piensa que puede utilizarse sin ningún problema ni contradicción con los fines comunistas. Al contrario, Lenin fustiga “la veneración supersticiosa del Estado” que había dominado a la socialdemocracia y, siguiendo a Engels, plantea la necesidad de limitar sus efectos negativos, de acometer “desde el día siguiente de la revolución” la extinción del Estado[22].
Aquí había que recoger una preocupación justa expresada por el anarquismo más allá de las formulaciones erróneas de éste en la mayoría de sus tendencias. El anarquismo pone el énfasis en los peligros de la utilización del Estado y en que el comunismo es una sociedad sin Estado. En ambas cuestiones hay plena coincidencia entre los marxistas y los anarquistas. Como dice Lenin «Nosotros no discrepamos en modo alguno de los anarquistas en cuanto al problema de la abolición del Estado, como meta final. Lo que afirmamos es que, para alcanzar esta meta, es necesario el empleo temporal de las armas, de los medios, de los métodos del Poder del Estado contra los explotadores, como para destruir las clases es necesaria la dictadura temporal de la clase oprimida. Marx elige contra los anarquistas el planteamiento más tajante y claro del problema: después de derrocar el yugo de los capitalistas, ¿deberán los obreros "deponer las armas" o emplearlas contra los capitalistas para vencer su resistencia? Y el empleo sistemático de las armas por una clase contra otra clase, ¿qué es sino una "forma transitoria" de Estado?» (Capítulo IV: Polémica con los anarquistas, pag 344)
El proletariado es partidario de la centralización. Para él la centralización no es burocrática y jerárquica, sino que se basa en una unidad profunda y solidaria de todas sus partes. Es una unidad que integra las iniciativas, la creatividad, el tratamiento de los problemas más locales o específicos desde un prisma unitario y general y simultáneamente el tratamiento por todas las partes de los problemas generales. En el periodo de transición del capitalismo al comunismo existen dos candidatos a la centralización de las fuerzas productivas y las actividades sociales. De un lado, el semi- estado, de otro lado, la red de los Consejos Obreros.
«El análisis de los internacionalistas holandeses se aleja del marxismo, porque no pone en evidencia una verdad de base: el proletariado estará obligado a soportar la "plaga" del Estado hasta la desaparición de las clases, o sea hasta la abolición del capitalismo mundial. Pero subrayar esa necesidad histórica es admitir que las funciones estatales se confunden todavía temporalmente con la centralización, aunque ésta, gracias a la destrucción de la máquina opresiva del capitalismo, ya no se opone al desarrollo de la cultura y de la capacidad de gestión de las masas obreras»[23].
Podemos presumir que habrá una disputa por la centralización entre el Estado y los consejos. Estos deben arrebatarle funciones de centralización hasta desposeerlo de ellas. Son pasos necesarios hacia una plena unidad social que va en concomitancia con la desaparición de las diferencias de clase que todavía persisten. En primer lugar, el proletariado debe mantener y desarrollar a toda costa una centralización internacional de los consejos obreros y oponerla a la tendencia irresistiblemente nacional que tendrá el Estado de transición. En segundo lugar, a medida que se desarrolla el avance hacia el comunismo, la centralización de la producción social debe tener un carácter cada vez más internacional y esto tenderá a escapar de las manos del Estado para trasladarse a la del proletariado organizado.
Lenin recoge una cita de Engels donde se exponen las dos funciones del Estado:
«El Estado -- dice Engels, resumiendo su análisis histórico -- no es, en modo alguno, un Poder impuesto desde fuera a la sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea moral', 'la imagen y la realidad de la razón', como afirma Hegel. El Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la confesión de que esta sociedad se ha enredado consigo misma en una contradicción insoluble, se ha dividido en antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la sociedad en una lucha estéril, para eso se hizo necesario un Poder situado, aparentemente, por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y este Poder, que brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella, es el Estado» (págs. 177 y 178 de la sexta edición alemana).
El Estado es un órgano de la clase dominante, pero es a su vez un órgano encargado de evitar que los conflictos de clase destruyan la sociedad. Esas son las dos funciones que tiene el Estado. La primera significa que la clase dominante utiliza el Estado para aplastar a las clases dominadas. La segunda que esto debe hacerlo con inteligencia política, velando por que los conflictos de clase no desemboquen en la destrucción de la sociedad.
¿Cuál es la actitud del proletariado ante esas dos funciones del Estado? ¿Puede ser la misma que la de la burguesía? Ya sabemos cómo utiliza la burguesía el Estado: cómo órgano propio machaca y aplasta cualquier intento de lucha proletaria. Respecto a la segunda función procura darle un carácter democrático-representativo para evitar que los conflictos sociales se le escapen de las manos. Las dos funciones de represión y representación se combinan para hacer del Estado el órgano exclusivo de la minoría explotadora que vela por una mínima cohesión social para mantener su dominación.
Pero en el proletariado las cosas no se plantean de manera tan simple. Como dice Marx en El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, todas las revoluciones anteriores a la revolución proletaria perfeccionaron la máquina del Estado mientras que lo que ésta necesita es romperlo, destruirlo. Sin embargo, necesita mantenerlo todavía para dos funciones:
La primera función exige plenamente la utilización del Estado como órgano de opresión de una clase sobre otra. «El Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases» (pag. 301).
Es un Estado que tiene como fin «someter por la violencia a sus adversarios, es un absurdo hablar de un Estado libre del pueblo: mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir» (Engels, carta a Bebel).
El proletariado en ese periodo de transición hasta la plena entrada en el comunismo requiere del Estado para reprimir a la burguesía y para enfrentar las acciones armadas del capital mundial contra los bastiones proletarios. Esto debe hacerlo de forma enérgica sin que le tiemble la mano. «Dos de las críticas más severas que Marx hizo a la Comuna fueron que no usó esa fuerza como era necesario, deteniéndose, presos de “un temor reverencial” a las puertas del Banco de Francia, en vez de ocuparlo y utilizarlo como medio de presión contra la burguesía; y, por otro lado, que no consiguiera lanzar una ofensiva contra Versalles, cuando estos todavía carecían de los recursos necesarios para ejecutar su ataque contrarrevolucionario contra la capital» (Revista Internacional nº 77, Serie El Comunismo, 1871, "la primera dictadura del proletariado [200]").
Dicho de forma simple: el proletariado necesita un ejército, una fuerza armada, es decir, el principal de los órganos del Estado. «Tenemos derecho a hablar de destacamentos especiales de hombres armados, pues el Poder público propio de todo Estado "no coincide directamente" con la población armada, con su "organización armada espontánea"» (pag.- 302).
¿Puede el proletariado una vez tomado el poder pasar a realizar inmediatamente su “organización armada espontánea”? Así lo pensó Marx que destaca que «el primer decreto de la Comuna de París fue la abolición del ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado» (citado por Lenin).
Sin embargo, se ve claramente que en Rusia eso no pudo ser: es cierto que la insurrección fue llevada a cabo por “el proletariado en armas” expresado a través del órgano soviético del Comité Militar Revolucionario. Pero una vez tomado el poder, se produjo una enorme descompresión: el ejército se disolvió sometido a enormes fuerzas centrífugas y cayó en un avanzado estado de descomposición. Por otro lado, se produjo una desmovilización de las milicias obreras y llegó un momento –enero 1918- precisamente con las negociaciones de Brest Litovks con el ejército alemán donde Rusia estaba completamente indefensa, si el ejército alemán hubiera seguido adelante el poder soviético habría sido aplastado.
Se vio claramente que no se podía hacer frente con simples guerrillas o con milicias armadas más o menos espontáneamente a la máquina gigantesca del ejército alemán y después a los múltiples ejércitos blancos y de las distintas potencias imperialistas que desde mediados de 1918 asediaron al poder soviético. Para salir victorioso de esa terrible prueba hacía falta la organización del ejército rojo con todos los riesgos que ello conllevaba para el futuro de la propia revolución.
Así pues, el proletariado en Rusia se encontró de bruces, a partir de abril 1918, con un problema enorme, con una contradicción de gran envergadura: por un lado, necesitaba formar a toda prisa un Ejército Rojo si quería salir victorioso de la brutal guerra militar que le impuso todo el imperialismo mundial. Pero ese Ejército Rojo era el órgano estatal por excelencia y se podía volver fácilmente contra el propio poder proletario pues llevaba en su seno una tendencia difícilmente resistible de reforzamiento y autonomización del Estado. Hay un dicho que reza: “es peor el remedio que la enfermedad”. En realidad, la revolución rusa se topó con la realidad de que enfermedad y remedio se reforzaban mutuamente siempre en el sentido de la primera.
¡Y el proletariado en Rusia no podía proceder de otra manera! Este problema reflejaba la relación de fuerzas desfavorable con la burguesía mundial. Expresaba el hecho de que el resto del proletariado internacional no estaba en condiciones de realizar el proceso que había ocurrido en Rusia de manera muy avanzada de descomposición del ejército. En Alemania este fenómeno tardó en darse y solo estalló a plena luz a partir del otoño de 1918 conduciendo a la revolución de noviembre. En Gran Bretaña y Francia hubo diferentes conatos de sublevación de soldados, pero globalmente sus Estados respectivos pudieron salir del paso licenciando a las tropas de reemplazo y sustituyéndolas por fuerzas coloniales. En los ejércitos de Estados Unidos y Japón apenas hubo tímidos movimientos de protesta.
[2] https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [202]
[3] Principios del Comunismo, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [203]
[4] Ver en nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, el capítulo dedicada a la crítica del libro de Munís Jalones de derrota, promesas de victoria, https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria [191]
[5] Sobre la revolución en Rusia puedes consultar: el Manifiesto de nuestro 22º Congreso Internacional: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [53] ; el folleto que hemos escrito: https://es.internationalism.org/series/529 [204] , y también la lista de artículos que hemos publicado: https://es.internationalism.org/cci-online/200805/2245/lista-de-articulos-sobre-la-revolucion-rusa [205]
[6] Para un estudio de la experiencia alemana puedes consultar nuestro folleto sobre ella, https://es.internationalism.org/files/es/pdf/folleto_revolucion_en_alemania_1918-23_2.pdf [129] y también la lista de artículos que hemos escrito sobre la tentativa revolucionaria en Alemania de 1918-23: https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [55]
[7] Sobre la experiencia de Italia 1920 ver Revolución y contrarrevolución en Italia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i [206] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197508/2009/revolucion-y-contra-revolucion-en-italia-ii-frente-al-fascismo-el- [207]
[8] Nos parece llena de enseñanzas a este respecto la polémica con FOR sobre Rusia 1917 y España 1936, ver Las confusiones del FOR sobre Octubre 1917 y España 1936 en https://es.internationalism.org/content/4388/las-confusiones-del-sobre-octubre-1917-y-espana-1936 [208]
[9] Ver nuestro artículo Problemas del Periodo de Transición (8) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2712/x-los-problemas-del-periodo-de-transicion-8 [209]
[10] El subrayado es nuestro. Queremos precisar que nosotros no compartimos la visión que tenía Bilan de un “estado proletario”. Para nosotros el Estado es un mal inevitable del periodo de transición que la dictadura del proletariado organizada en el poder mundial de los Consejos Obreros (¡y no en el poder de un pretendido “estado proletario”!) debe ir extinguiendo hasta su desaparición definitiva.
[13] Carta a Joseph Bloch, https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm [212]
[14] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200910/2678/i-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-a-los-obreros-hungaros [213] y https://es.internationalism.org/content/4379/1919-el-ejemplo-ruso-inspira-los-obreros-hungaros-ii-el-abrazo-del-oso-de-la [214]
[15] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer#_ftnref15 [215]
[16] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197710/1075/estado-y-dictadura-del-proletariado [216]
[17] “En Marx no hay ni rastro de utopismo, pues no inventa ni saca de su fantasía una ‘nueva’ sociedad. No, Marx estudia cómo un proceso histórico-natural, como nace la nueva sociedad de la vieja, estudia las formas de transición de la segunda a la primera. Toma la experiencia real del movimiento proletario de masas y se esfuerza por sacar las enseñanzas prácticas de ella. ‘Aprende’ de la Comuna como no temieron aprender todos los grandes pensadores revolucionarios de la experiencia de los grandes movimientos de la clase oprimida...» Lenin: El Estado y la Revolución
[18] Millerand, socialista francés que aceptó un puesto en el gobierno fue condenado tajantemente.
[19]Marx y Engels se dieron cuenta del problema cuando en 1875 criticaron el Programa de Ghota adoptado por el partido socialdemócrata alemán al fusionarse con los lassallianos. En el capítulo IV, Marx critica las ideas sobre el Estado y por ende sobre el papel de éste en el periodo de transición. Hay que decir sin embargo que su crítica solo circuló privadamente y no fue publicada hasta 1891
[21] Prólogo a la primera edición, agosto 1917. Ver https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja1.htm [218]
[22] No podemos analizar aquí estas cuestiones. Ver "Estado y dictadura del proletariado [216]" en Revista Internacional nº 11.
[23] Ver Los Problemas del Periodo de Transición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2190/viii-los-problemas-del-periodo-de-transicion-6 [219]
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La multiplicación de los desastres climáticos, de las zonas contaminadas, de la destrucción de los bosques, de las mareas de lodo rojo, la contaminación atmosférica, la desaparición masiva de especies.... Todos los días, los desastres medioambientales ocupan los titulares. Cada uno de estos artículos termina invariablemente con un llamamiento a la "determinación" de los gobiernos para salvar el planeta o a la responsabilidad individual de los "ciudadanos del mundo" para que utilicen correctamente sus votos. O sea, nos piden que ¡salvemos el planeta mano a mano con el Estado burgués! Las recientes Marchas por el Clima, y las numerosas movilizaciones de jóvenes no se han apartado de esta regla: si la indignación de los jóvenes es palpable, también lo es la falta total de una solución real a los problemas ambientales[1].
Hace 170 años, Friedrich Engels ya señalaba que la industria inglesa hacía insalubre el medio ambiente para los trabajadores: "La alta tasa de mortalidad entre los hijos de los trabajadores, y en particular entre los trabajadores de las fábricas, es prueba suficiente de la insalubridad a la que están expuestos durante sus primeros años de vida. Estas causas también afectan a los niños que logran sobrevivir, pero sus efectos son, obviamente, un poco más atenuados. En el caso más benigno, conducen a una predisposición a la enfermedad o al retraso del desarrollo y, en consecuencia, a un vigor físico inferior al normal”[2].
Aun cuando permitiera el desarrollo de las fuerzas productivas, la industria generalizaba allá donde aparecía una contaminación cada vez más tóxica y peligrosa para la salud: "En estas cuencas industriales, las humaredas de carbón se convierten en una fuente importante de contaminación. (...) Muchos viajeros, investigadores sociales y novelistas describen el alcance de la contaminación causada por las chimeneas de las fábricas. Entre ellos Charles Dickens, en su célebre novela “Hard Times", que evocaba en 1854 el cielo de hollín de Coketown, una ciudad ficticia calcada de Manchester, donde todo lo que se ve son ‘monstruosas serpientes de humo’ que se arrastran sobre la ciudad"[3].
El principal responsable de una contaminación, que no ha aparecido ayer, es un sistema social que produce para acumular capital sin preocuparse por las consecuencias ni sobre el medio ambiente ni sobre las personas: el capitalismo.
El episodio de esmog que tuvo lugar en Londres en 1952[4] mostró hasta dónde podía llegar la contaminación atmosférica causada por la industria y la calefacción doméstica, pero hoy en día, todas las grandes ciudades del mundo se ven amenazadas por estos fenómenos que son cada vez más permanentes, y en primer lugar Nueva Delhi y Pekín[5]. Uno de los sectores más contaminantes es el transporte marítimo, cuya actividad y cuyos costes irrisorios son dos condiciones vitales para el funcionamiento de toda la economía mundial. La destrucción del medio ambiente, desde los bosques hasta los fondos marinos, así como las catástrofes industriales, responde a la misma lógica de rentabilidad y sobreexplotación a bajo costo.
No es un sector particular de la actividad humana, sino la sociedad capitalista en su conjunto la que contamina sin preocuparse por las consecuencias para el futuro.
Muy a pesar de los estragos ocasionados durante dos siglos por una explotación irresponsable de los recursos naturales que había de engendrar la destrucción de los entornos naturales y una creciente desaparición de especies y ecosistemas, los dictados de la economía capitalista y la ley del mercado siguen empujando al planeta a su agotamiento y a la atmósfera a plagarse de partículas nocivas convirtiéndose en irrespirable.
La contaminación del aire por sus efectos acumulativos alcanza hoy, según confiesan los propios científicos, niveles apocalípticos. Digan lo que digan los "escépticos sobre el cambio climático”, apoyados por toda la industria química y petrolera del planeta, las mediciones científicas del retroceso de los glaciares y los casquetes polares y del aumento del nivel del mar, apuntan en la misma dirección y no dejan lugar a dudas sobre la realidad del fenómeno: debido al aumento de la tasa de CO2 en la atmósfera, la temperatura promedio de la Tierra está aumentando de forma inexorable, dando lugar a una serie de fenómenos climáticos imprevisibles y cuyas consecuencias sobre las poblaciones humanas ya son dramáticas en algunas regiones.
En otras palabras: la era industrial del sistema capitalista amenaza hoy a la civilización con una lenta pero inevitable caída en la destrucción y el caos. Ya en la actualidad algunas zonas del mundo son inhabitables para comunidades humanas debido a los efectos del calentamiento global y la destrucción del medio ambiente. Según un estudio del Banco Mundial, la agravación de los efectos del cambio climático podría empujar a más de 140 millones de personas a emigrar dentro de sus propios países desde ahora hasta 2050.
Esta siniestra realidad, enmascarada en gran parte por el hecho de que se dice que el problema está ligado a una simple "falta de voluntad política" y al "egoísmo de los consumidores”, insuficientemente "concienciados", está generando una preocupación generalizada y perfectamente comprensible. A la pregunta: "¿qué mundo dejaremos a nuestros hijos?”, no hay respuesta optimista. Es lógico pues que los principales afectados (niños y jóvenes) sean los primeros en preocuparse por haber de vivir toda su existencia en un medio ambiente cada vez más degradado, con consecuencias climáticas que se vislumbran aterradoras.
En este contexto, las "marchas por el clima", organizadas con una fuerte publicidad y una amplia cobertura mediática, han tratado de responder a esta inquietud. Cuando una joven estudiante de secundaria sueca dejó su escuela para manifestarse ante el Parlamento de Estocolmo, demostró la preocupación por la falta de futuro que le invadía. Invitada a la Cumbre por el Clima, en las Naciones Unidas, para que explicase su acción, Greta Thunberg es ahora la abanderada de una generación que está tomando conciencia de que su futuro está siendo gravemente dañado por la contaminación y el cambio climático resultante.
De entrada, podríamos haber acogido con agrado una movilización internacional que se plantease cuestiones sobre el futuro que esta sociedad puede depararnos. Pero, en realidad, se trata de todo lo contrario. Observamos, en efecto, que esta movilización está impulsada y encuadrada por un amplio sector de la clase dominante: desde antiguos ministros ecologistas franceses como Cécile Duflot y Nicolas Hulot hasta L'Humanité y Lutte Ouvrière; de Greenpeace a Secours catholique[6], etc. En definitiva: en toda Europa, toda la burguesía, desde la derecha hasta la extrema izquierda, ha apoyado o llamado a participar en la "Marcha del Siglo", como ocurrió el 16 de marzo en París y casi en todas partes en otras capitales o grandes metrópolis. En Francia, el sindicato SUD ya había convocado a la Marcha del 8 de diciembre de 2018, insistiendo en la relación entre clima y empleo: "luchar por el clima es luchar por el empleo", vinculando dos preocupaciones muy reales de los jóvenes y llamando a una "huelga en las escuelas" (inspirados por Greta Thunberg) por la "emergencia climática".
Pero donde este sindicato revela su habitual juego de división es en su comunicado de prensa ("Por un clima y una primavera social"), cuando nos explica que "ante la inacción de sus mayores, los/las escolares, los/las estudiantes de secundaria y estudiantes han lanzado para el viernes 15 de marzo un llamamiento a una huelga internacional por el clima". En otras palabras, reproduce, como la mayoría de las organizaciones burguesas, la patraña de que si el planeta se está calentando es porque los "viejos" no han "hecho nada" para impedirlo. La generación más joven sería pues mucho más "responsable", porque "actúa": ¡hace huelgas por el clima!
En realidad, no se trata de una responsabilidad particular de las "generaciones precedentes”, ni comportamientos individuales "irresponsables" en materia medioambiental, ni siquiera la "falta de voluntad" de los políticos ni la influencia de los grandes “grupos de presión", los que generan la catástrofe medioambiental que vemos emerger. Es el producto del capitalismo minado por sus propias contradicciones internas. El hecho de que este sistema esté basado en una brutal competitividad, en el cada uno a la suya, y el beneficio, obsesionado por la reducción de costes sin que esta lógica se cuestione abiertamente, empuja tanto a la vieja como a la nueva generación a sufrir las implacables leyes de este mismo sistema bárbaro. En otras palabras, que la clase dominante, en todas sus edades y generaciones, trata de blanquear el podrido sistema capitalista, levantando una cortina de humo con la que enmascarar su responsabilidad directa.
El objetivo es, por tanto, empujar a la población en brazos del guardián del orden dominante, el Estado capitalista, que debería escuchar a los ciudadanos y poner en marcha una política ecológica, "responsable", e incluso "anticapitalista".
En última instancia, este ataque ideológico, aunque global, se dirige, sobre todo, contra la generación más joven, ya que el objetivo es impedir toda solidaridad entre generaciones y, sobre todo, ocultar a sus ojos la verdadera causa de las catástrofes. Oponiendo “viejos” y "jóvenes" mediante el eslogan “nos están robando nuestro futuro", la propaganda capitalista opera subrepticiamente con el “dividir para ganar”.
Pero el sindicato SUD no se detiene ahí. El propósito de esta movilización estaría, nos dicen, muy claro: "Llamados por más de 140 organizaciones, el 16 de marzo, nos manifestaremos juntos para exigir un cambio en el sistema de producción y de consumo que limite el calentamiento global a 1,5°C". Para ello, son necesarias otras políticas públicas que involucren a los trabajadores en la construcción de una sociedad justa, solidaria y ecológica que responda a las necesidades sociales y preserve los límites del planeta”. El SUD nos pide, por tanto, que exijamos "otras políticas públicas" y, por supuesto, se dirige aquí al Estado para pedirle que escuche las quejas de los jóvenes en favor de "una sociedad justa, solidaria y ecológica".
Para este sindicato, como para todos los organizadores de la "Marcha del Siglo", la solución sólo puede encontrarse en el Estado. Bastaría con que éste escuchase a los ciudadanos. El llamamiento de Generaciones Futuras es aún más elocuente: "Debemos renovar la democracia y obligar a los/las decisores/as a proteger los intereses de todos/as y no sólo de unos pocos/as. Debemos distribuir la riqueza para lograr la justicia social, a fin de garantizar una existencia digna para cada uno/a”[7]. Cuando Greta Thunberg se manifiesta ante el Parlamento de Estocolmo, en realidad está pidiendo a los representantes electos del Estado capitalista sueco que hagan "su trabajo" pensando en la juventud y en su futuro. Se apela pues, en general, a votar. Cuando se pide la "renovación de la democracia" y "otras políticas públicas", no queda más salida que elegir a los "buenos" candidatos, los que se tomasen en serio las aspiraciones de la "juventud". Esto significa olvidar que los Estados son los defensores de su capital nacional, cuya frenética búsqueda de acumulación le convierte en absolutamente indiferente a las catastróficas consecuencias que ello supone para la naturaleza. ¡Acabáramos! Resulta que lo que está tratando la burguesía internacional es de instrumentalizar la legítima preocupación generada por el cambio climático para abocar a los jóvenes al callejón sin salida electoral. Cuando se ve como crece la abstención entre las generaciones más jóvenes, como resultado del creciente descrédito de las instituciones democrático-burguesas, se comprende fácilmente que la clase dominante está buscando una manera de revertir esta tendencia. Utiliza para ello la oportunidad que le brinda el temor al cambio climático.
Si el movimiento contra el calentamiento global se dirige principalmente a los jóvenes estudiantes de secundaria y universitarios, es porque, para la burguesía, la juventud representa un objetivo particular. En todos los regímenes totalitarios, los jóvenes representan un envite fundamental, puesto que se movilizan con facilidad, porque sienten intensamente las amenazas para el futuro, porque carecen de experiencia y, por lo tanto, son más fáciles de manipular que las generaciones mayores.
La juventud representa pues una preocupación central, y por ello, en los países desarrollados trata de hacer de ella la “defensora” de los “principios democráticos". Ya sea en Estados Unidos con el movimiento "contra las armas", en Gran Bretaña con el movimiento "Extinction rebellion", o en Francia con la "Marcha del Siglo", la burguesía busca, sobre todo, movilizar a los jóvenes en torno a objetivos democráticos y separarlos de los viejos. Esta juventud que se alarma, justificadamente, por su futuro, se ve abocada así a la trampa democrática que pretende convertirlos en "ciudadanos responsables" e impedir que los jóvenes proletarios se movilicen en un terreno de clase: ¿para qué defender sus condiciones de vida y trabajo cuando lo que está amenazado es el futuro de la humanidad?
Este llamamiento a apoyar la democracia burguesa es, por supuesto, una completa mistificación. No es a través de una movilización de los "jóvenes" hacia las urnas (especialmente en beneficio de los partidos verdes o de izquierda), ni renovando el edificio del Estado u obligando a los “representantes” a hacer "su trabajo" como lograremos cambiar el futuro que se está configurando hoy.
Si bien es cierto que la burguesía misma está alarmada por el tema del calentamiento global, pero hay que tener en cuenta que su principal preocupación es siempre salvaguardar las condiciones para proseguir la explotación y no la protección del medio ambiente. La preocupación de la burguesía es, en primer lugar y ante todo, producir mercancías extrayendo plusvalía a través de la explotación de la mano de obra asalariada. Ya hemos visto el provecho que le ha sacado del gusto por la comida “bio” o el "veganismo", que contaminaría menos y preservaría mejor el medio ambiente: los precios de estos productos se elevan, y la brecha entre los ricos que comen más sano y los pobres condenados a la "comida basura" no hace más que aumentar. Y, además, se culpabiliza a quienes siguen comprando comida industrial, que es por supuesto la más barata.
Peor aún, la burguesía tiñe, cínicamente, de “verde” su estrategia industrial para justificar los ataques contra la clase obrera y reforzar la guerra económica. Dado que la contaminación atmosférica y el consiguiente calentamiento global son, en gran medida, el resultado del uso de motores de combustión interna, la burguesía europea ha planteado la cuestión de sustituir los coches que utilizan este modo de propulsión por vehículos eléctricos "no contaminantes". Se trata de una nueva estafa, porque la intención oculta tras de todo el escándalo del "diéselgate" no es ni ha sido nunca el futuro de la humanidad. De lo que se trata, más bien, es del beneficio de los fabricantes: según algunos escenarios, por ejemplo, en Alemania, la mano de obra en este sector industrial podría reducirse hasta en un 16%. Con ese capitalismo supuestamente "verde" aumenta la ganancia, aunque recurrir al litio para fabricar baterías tendrá graves consecuencias para el medio ambiente. Los riesgos de contaminación causados por las baterías, si se queman o se encuentran al final de su vida útil, no deben tomarse a la ligera.
Y lo mismo cabe decir de las “tasas ecológicas”, que suponen incrementos de impuestos en todo el mundo sirviendo a la guerra comercial entre Estados, o directamente de ataques directos contra la clase obrera. Ahí, como en otras partes, la ecología sirve para camuflar una pugna por el beneficio o como vía para hacer que los trabajadores acepten ataques en nombre de lucha contra la contaminación. Así, cuando la nueva musa joven del mundo, Greta Thunberg, se hace eco de lo que la propaganda le está machacando, a saber, que debemos abandonar nuestra "zona de confort" y por lo tanto hacer "sacrificios", ya que supuestamente la contaminación proviene de nuestro consumo excesivo, del despilfarro, en definitiva del "comportamiento irresponsable de cada uno de nosotros”, lo que está haciendo en realidad es proporcionar un arsenal suplementario a los discursos ideológicos de los Estados que preparan futuras medidas anti-obreras, fomentando no sólo un sentimiento de culpa, sino también un aislamiento de cada cual en la búsqueda de "soluciones" individuales totalmente estériles. El sistema capitalista produce como si no hubiera límite alguno a las necesidades, produce porque necesita plusvalía para acumular cada vez más capital. Es así como funciona, y pretender que funcione de otra manera es una pura ilusión. La única manera de actuar con eficacia, que también es una necesidad vital, es destruirlo para sentar las bases de una nueva sociedad en la que el trabajo en el seno de la sociedad se oriente hacia las necesidades de la humanidad sin ponerlas en contradicción con la naturaleza nuestro entorno. Esto sólo lograrlo la clase obrera a través de una revolución mundial.
HD, 20 de abril de 2019
[1] Ver nuestra hoja internacional El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [224]
[2] Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra (1844). https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/situacion/index.htm [225]
[3] François Jarrige y Thomas Le Roux, La contamination du monde (2017).
[4] El 5 de diciembre de 1952 y durante cinco días, una niebla causada por un anticiclón sumado a los humos de carbón causó 12.000 muertes.
[5] "De Londres a Delhi, cómo el esmog ha emigrado hacia el Este", Le Monde (17 de noviembre de 2017).
[6] Organización similar a la Cáritas española.
[7] También podemos citar el llamamiento de la red Por la Acción Climática en Francia: "En su llamamiento conjunto, los signatarios piden a los responsables del desarreglo climático que tomen las medidas necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5⁰ C, garantizando una justicia social.”
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En el mes pasado cientos de miles, incluso millones de habitantes de Hong Kong han invadido las calles y plazas en protesta contra una enmienda a la Ley de Extradición[1], propuesta por la Gobernadora General de Hong Kong, Carrie Lam. La enmienda permitiría extraditar a ciudadanos de Hong Kong al territorio continental de China. La mayor manifestación contra esta enmienda tuvo lugar el 16 de junio, cuando casi dos millones de personas se reunieron en una protesta callejera.
Las primeras protestas en junio fueron posibles gracias al "Frente Civil de Derechos Humanos" (una coalición de más de cincuenta organizaciones burguesas). Esta organización hizo posible que los mítines del 9 y 12 de junio se realizarán, consiguiendo las autorizaciones para marchar y reunirse. Pero la escala masiva de las movilizaciones fue posible a través de los medios sociales: la gente ha organizado sus propias iniciativas, principalmente a través de Facebook, los grupos de Telegram, y el foro en línea.
Ya el 31 de marzo se había producido una primera protesta. El 28 de abril se celebró una segunda manifestación, que atrajo a más de 100.000 manifestantes. Posteriormente, el movimiento cobró impulso, alcanzando su punto álgido durante tres marchas diferentes los días 9 y 12 y 21 de junio de 2019, cuando millones de personas salieron a la calle. El lunes 1 de julio, cuando Hong Kong conmemoraba el 22º aniversario de su traspaso de soberanía en 1997, la marcha anual a favor de la democracia todavía contaba con una participación récord de medio millón de personas[2].
Las protestas de Hong Kong no sólo estaban dirigidas a la ley de extradición sino también, detrás de esto, a los crecientes intentos del régimen estalinista chino de obtener un control más riguroso sobre esta antigua colonia británica. Para entender estos intentos del Estado chino debemos volver a ciertos aspectos del pasado y del presente de China. Porque China está pasando por una fase más peligrosa, dada la crisis económica en desarrollo en China y en otros lugares y la agudización de las tensiones imperialistas.
Al igual que cualquier otro estado en decadencia del capitalismo, el estado chino está abrumado por crecientes contradicciones. China es un ejemplo típico del capitalismo de estado que "adquiere su forma más completa donde el capitalismo está sometido a las contradicciones más brutales y donde la burguesía clásica está en su punto más débil". Un sistema político tan rígido es incompatible con cualquier oposición democrática legal.
El régimen de China no puede tolerar tales fuerzas de oposición sin ponerse en grave peligro. Los movimientos de Hong Kong del mes pasado han vuelto a enfrentar al gobierno de Pekín con el espectro de la democracia.
En 1997 Hong Kong se convirtió en una región administrativa de China. Bajo el marco de "un país, dos sistemas", el gobierno chino garantizó a Hong Kong el derecho a conservar sus propios sistemas sociales, legales y políticos durante 50 años, hasta 2047.
Pero la existencia de un territorio semindependiente, en el que cualquiera que se oponga a Beijing puede encontrar un santuario, es como un tumor en el cuerpo del estado chino. Aquí la política de "un país, dos sistemas" muestra sus límites, estando en contradicción fundamental con el régimen de partido único. El sistema "dual" es presa de una erosión constante, pero el Estado chino no puede arriesgar un segundo Tiananmen[3].
En el período de descomposición[4], como resultado de un estancamiento en la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, la tendencia del Cada Uno para si aumenta dramáticamente y las fuerzas centrífugas desgarran los estados-nación. El ejemplo más obvio fue, por supuesto, el colapso del bloque oriental y la fragmentación de la antigua Unión Soviética. Pero China tampoco se libra de esta dinámica centrífuga. La resistencia contra el control de Pekín y el llamado a la autonomía en la periferia continúa e incluso parece que se ha fortalecido en los últimos años: Tíbet, Xinjiang, Hong Kong, Macao, etc.
Después de la caída del Imperio Quing a principios del siglo XX, China se desmoronó en unidades políticas y territoriales más pequeñas. Durante algunas décadas, el país estuvo fragmentado y gobernado por señores de la guerra rivales. Cuando el Partido Comunista Chino tomó el poder en 1949, más o menos restableció la unidad nacional. Y si hay algo que el Partido Estalinista no puede tolerar es el llamado a la autonomía de las regiones periféricas.
Antes de que Xi Jinping asumiera el poder en 2012, los 56 grupos étnicos ubicados en China tenían el mismo estatus y podían practicar sus propias culturas y costumbres. Pero desde entonces, la dicotomía "nosotros contra ellos", definida por el antagonismo nacional y que apunta a los chivos expiatorios, ha ganado fuerza en China. Ni siquiera Taiwán se ha salvado. En enero de 2019, el presidente chino amenazó abiertamente a Taiwán con la anexión si este país no se unía a la República Popular.
China también tiene grandes problemas a nivel económico. Su crecimiento es oficialmente del 6,4 por ciento. Pero con el crecimiento de la población y la movilidad interna de decenas de millones de personas que cada año se trasladan del campo a las ciudades en busca de trabajo, esta cifra es más bien una señal de que la economía está estancada e incluso empeora.
La guerra comercial de Trump también está teniendo un serio efecto en la economía china. En febrero de 2019, las exportaciones de China mostraron el mayor descenso en tres años. Las exportaciones cayeron un 20,7 por ciento en comparación con el año anterior, a pesar de las enormes medidas de estímulo del gobierno. En 2018, un año dramático para las bolsas, los mayores perdedores podrían encontrarse en China. La Bolsa de Shanghái cayó un 24,9 por ciento y el Dow Jones Chino un 24,7 por ciento.
En 2013, China lanzó un proyecto geoestratégico propio que, según espera, contrarrestará el peor efecto de la crisis: la "Nueva Ruta de la Seda"[5]. Pero ahora China está empezando a tener problemas con sus aliados que se han unido a este proyecto en los últimos años. Varios de estos países (Malasia, Pakistán, Myanmar, Sri Lanka, etc.) están endeudados a niveles que ya no son sostenibles.
Dado que el Estado chino, por su propia naturaleza, es incapaz de tolerar la oposición democrática, tiene que recurrir a la represión ante cualquier descontento. Y con el crecimiento de las fuerzas centrífugas y la amenaza de disturbios sociales, esta represión sobre la sociedad no ha hecho más que aumentar. Lo que estamos presenciando es que China en este momento es una especie de terror organizado con el objetivo principal de crear un clima de miedo[6].
Pekín ha desplegado cada vez más sistemas de vigilancia masiva para reforzar el control sobre la sociedad. Recopila, a gran escala, datos biométricos que incluyen muestras de ADN y de voz con fines de vigilancia automatizada; desarrolló un sistema nacional de recompensas y castigos conocido como "sistema de crédito social"; y desarrolló y aplicó programas policiales de Big Data destinados a prevenir las voces de los disidentes.
El gobierno chino ha aplicado una represión generalizada en diferentes regiones, en particular en Xinjiang, hogar de la población musulmana uigur. Desde 2016, las autoridades chinas han multiplicado los centros de detención y las prisiones masivas en esta región. Fuera de estos centros de detención, los residentes de Xinjiang están sujetos a restricciones extremas en su vida personal: si quieren viajar desde una ciudad u otra, tienen que solicitar permiso y pasar por varios puestos de control.
Incluso Hong Kong no se queda atrás en este aspecto y aplica medidas similares para restringir la libertad civil y política. La represión estatal de los últimos cuatro años ha dado lugar a 50 juicios, en los que varios centenares de disidentes y activistas políticos han sido objeto de arrestos y enjuiciamientos seleccionados con diversas acusaciones, mientras que más de un centenar de ellos han sido enviados a la cárcel.
Desde 1997, el partido gobernante de China ha ido ejerciendo gradualmente una mayor influencia sobre Hong Kong. En los últimos veinte años ha cambiado regularmente las reglas en un sentido que responde a la necesidad de la clase dominante china de fortalecer su control sobre la política de Hong Kong. Cada decisión que toma y cada paso que da tiene como objetivo obtener un mejor control sobre esta ciudad.
La primera protesta a gran escala contra la creciente influencia del Partido Estalinista tuvo lugar en 2003. La aplicación del artículo 23 de la Ley Fundamental permitió condenar a personas por traición, actividades separatistas, subversión del poder del Estado y robo de secretos de Estado. La segunda gran protesta fue en 2014, la llamada "Revolución de los Paraguas", contra la decisión unilateral del régimen chino de seleccionar los candidatos para el gobierno de Hong Kong[7].
En 2017 el imperialismo chino subió aún más la apuesta. En vísperas del vigésimo aniversario del traspaso, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró que el Acuerdo chino-británico, que garantiza la independencia de Hong Kong en materia política, jurídica y económica hasta 2047, se ha convertido en "un documento histórico, [que] ya no tiene ningún significado práctico".
La introducción de la nueva legislación (la enmienda al proyecto de ley de extradición existente), en febrero de este año, provocó una gran preocupación y ansiedad entre los ciudadanos de Hong Kong por el aumento del riesgo de ser enviados a la China continental, donde los tribunales están bajo un riguroso control del aparato estatal estalinista
Para entender por qué la protesta adquirió proporciones tan grandes, debemos tener en cuenta que casi la mitad de la población de Hong Kong está formada por la segunda o tercera generación que huyó de China. En el momento en que el Partido Maoísta llegó al poder, en 1949, millones de chinos huyeron. Hasta 100.000 personas huían a Hong Kong cada mes. A mediados de la década de 1950, Hong Kong había aumentado su población de 500.000 a la asombrosa cifra de 2,2 millones.
Por lo tanto, la propuesta del Gobierno de Hong Kong, que pone a los habitantes de Hong Kong en riesgo de ser deportados a China para ser juzgados en un sistema judicial despótico, realmente tocó el nervio de millones de ciudadanos de Hong Kong. Saben que, bajo el gobierno del Partido Estalinista, la gente ciertamente no puede esperar el debido proceso y, por lo general, se enfrentará a falsas acusaciones. Al igual que la Unión Soviética en la década de 1930, China es conocida por sus juicios ficticios contra opositores políticos[8].
Los medios de comunicación tradicionales son rigurosamente censurados por el Estado chino. Sobre todo, desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder en 2012, China ha puesto en marcha una campaña sin precedentes contra la libertad en las redes sociales, sumergiendo a Internet en la propaganda y castigando a los periodistas que envían mensajes que van en detrimento del sistema.
Como las protestas masivas en Hong Kong podrían resonar a través de la frontera y desencadenar una reacción en cadena en el territorio continental de China, el régimen de Pekín ordenó a los censores chinos que eliminaran los mensajes y las fotos de los sitios de medios sociales. Los medios de comunicación han sido silenciados en gran medida, y como resultado no mucha gente en China sabe lo que ha estado sucediendo en Hong Kong.
No importa cuán masivas hayan sido y cuántos trabajadores participaran en ellas, las protestas callejeras actuales no son una manifestación de la lucha de la clase obrera. En Hong Kong el proletariado no está comprometido en una lucha como clase autónoma. Al contrario: los trabajadores de Hong Kong estaban completamente abrumados y ahogados en una masa de ciudadanos.
Muchos manifestantes son jóvenes de la clase obrera. Pero durante las protestas masivas una gran parte de ellos está luchando por las demandas burguesas y los derechos democráticos. Incluso si pudiéramos saludar el valor y la determinación de los participantes, las protestas masivas en Hong Kong son un gran peligro para el proletariado. Completamente situados en el terreno burgués, no pueden sino reforzar las ilusiones de la democracia. Y el hecho de que el movimiento haya obtenido una victoria momentánea -la enmienda ha sido suspendida- no ha hecho sino aumentar las ilusiones entre los manifestantes de Hong Kong y sus partidarios de todo el mundo.
Las organizaciones políticas de izquierda refuerzan estas tendencias e ilusiones fomentando la lucha por los derechos democráticos y la libertad de expresión. En el caso de las protestas en Hong Kong
Aunque los izquierdistas conectan la lucha por los derechos democráticos con la lucha del proletariado por "derribar el poder de los capitalistas" (sin explicar lo que quieren decir), para el proletariado la lucha por la democracia sigue siendo una trampa, que aprieta aún más la soga que los somete a sus explotadores capitalistas. El verdadero antagonismo dentro de la sociedad capitalista no está entre la dictadura y la democracia, sino entre la clase dominante explotadora y la clase obrera explotada. Este último no tiene nada que ganar con la participación en el movimiento por los derechos democráticos burgueses, no importa cuán masiva sea la protesta.
Rechazamos toda consigna de la izquierda capitalista en favor de la autodeterminación, de un gobierno democrático dirigido por los trabajadores, etc.
Lo mismo ocurre con la tentativa de ocupación del Legco (Consejo Legislativo) la noche del lunes 1 de julio. Después de haber forzado la entrada, cientos de manifestantes irrumpieron en el edificio del parlamento, derribando retratos de líderes legislativos y pintando con aerosol eslóganes a favor de la democracia en las paredes de la cámara principal.
No apoyamos tales acciones seudo -radicales. Al contrario: ni un solo objeto aplastado en un parlamento es suficiente para aplastar las ilusiones del sistema parlamentario. Al saquear, al saquear lugares, al quemar edificios del Estado, no destruimos las ilusiones del parlamentarismo. Las acciones motivadas por la ideología democrática sólo sirven a los intereses del estado burgués.
Esto se demostró por el hecho de que los eventos fueron inmediatamente utilizados para poner a todo el movimiento de protesta bajo una mala luz. Los medios de comunicación estatales chinos no transmitieron imágenes de la masiva protesta "pacífica", pero sí de las "graves acciones ilegales" de los "separatistas de Hong Kong", en las que dominó la "arrogancia ciega y la rabia".
La superación de las ilusiones en el parlamento y la democracia sólo puede venir a través de la acción autónoma de la clase obrera, en defensa de sus propias reivindicaciones de clase. La única manera de luchar contra el falso sistema de representación parlamentaria es celebrar asambleas de masas proletarias, animadas por una discusión seria sobre los métodos y objetivos de la lucha.
Los Estados occidentales han expresado su apoyo al pueblo de Hong Kong en su defensa de los derechos democráticos y la libertad de expresión.
El lunes 10 de junio, Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, declaró que "Estados Unidos comparte la preocupación de muchos en Hong Kong de que (...) las enmiendas propuestas puedan socavar los derechos humanos, las libertades fundamentales y los valores democráticos de Hong Kong". El lunes 1 de julio, el Ministro de Asuntos Exteriores británico, Jeremy Hunt, afirmó que "es imperativo que se respete plenamente el alto grado de autonomía de Hong Kong y los derechos y libertades del pueblo de Hong Kong".
Estados Unidos y Gran Bretaña son unos redomados hipócritas pues son cómplices de la represión del gobierno chino como muestran los 3 ejemplos siguientes:
(1) En China, las empresas occidentales confían en la represión del Estado chino para someter a los trabajadores a un sistema de explotación extrema.
Cientos de millones de trabajadores chinos deben viajar miles de kilómetros para buscar oportunidades de trabajo, a menudo durmiendo en el lugar de trabajo en un alojamiento básico y visitando a su familia una vez al año y eso por un salario que es menos de una décima parte del salario mensual promedio en Estados Unidos. "En connivencia con el gobierno, los empleadores exprimen de los trabajadores el máximo de mano de obra en el menor tiempo posible." (La era del Acuerdo Post Multifibras y el auge de China, Au Loong-Yu)
Otro factor es la política de disciplinar y reprimir a los trabajadores mediante el llamado "sistema de registro de hogares". Este sistema "actúa como una especie de apartheid social, que discrimina sistemáticamente a los trabajadores migrantes, impidiéndoles disfrutar de los servicios públicos en las ciudades. Fuera de las fábricas y dormitorios, simplemente no pueden sobrevivir en las ciudades. Es una forma efectiva de obligarlos a aceptar salarios de hambre, condiciones de trabajo espantosas y horas extras forzadas". (Idem)
(2) En su propio territorio nacional, los Estados occidentales detienen a los emigrantes en las circunstancias más horribles.
La red británica de centros de expulsión de inmigrantes es una verdadera humillación para los 25.000 inmigrantes que pasan por allí cada año: no hay rehabilitación, ni condenas penales, ni atención sanitaria adecuada, y muy a menudo no hay límite de tiempo para la pérdida de libertad y las celdas están superpobladas. Muchos de los encarcelados dicen que las condiciones son mucho peores que las de la prisión real, ya que son abusados física y verbalmente por miembros del personal, y esto incluye violencia sexual y racista.
En los Estados Unidos, el inspector de Seguridad Nacional ha encontrado "hacinamiento peligroso" y condiciones insalubres en un centro de detención en Texas, donde se alojaba a cientos de migrantes más de los que el centro estaba diseñado para albergar. El inspector dijo que las celdas "olían a lo que podrían haber sido cuerpos/olores corporales no lavados, orina, diarrea no tratada y/o ropa/detalles sucios", ("Encerrados en celdas y obligados a beber del inodoro - así es como los EE.UU. tratan a los migrantes", The Guardian, 3 de julio de 2019).
(3) Al igual que el gobierno chino, las democracias occidentales también utilizan tecnología superinteligente para espiar a los civiles.
En los Estados Unidos, la CIA, a través de sofisticadas herramientas y software de piratería informática, utiliza dispositivos cotidianos -desde el teléfono en el bolsillo hasta el televisor en el dormitorio- para recopilar información sobre los civiles. "Documentos internos de la CIA (...) indicaban que la agencia de espionaje había obtenido acceso a teléfonos inteligentes Android y Apple, televisores inteligentes Samsung y coches con conexión a Internet usando una variedad de herramientas." ("La CIA utiliza dispositivos inteligentes para espiar a los ciudadanos, WikiLeaks revela", Marissa Lang, San Francisco Chronicle, 8 de marzo de 2017)
"Al menos 100 aviones están siendo utilizados por las fuerzas de seguridad de EE.UU. para espiar a los ciudadanos. Estas aeronaves están equipadas con tecnología avanzada de imagen y video de muy alta resolución - específicamente Sting Ray, la tecnología secreta de rastreo celular masivo, y probablemente infrarrojos u otro hardware de visión nocturna. El FBI ha puesto sus ojos en los cielos de la nación para vigilar al público y espiar a los manifestantes". ("Vigilancia masiva y Totalitarismo inteligente'"; Chris Spannos, ROAR Magazine, 18 de febrero de 2017).
Las democracias occidentales son completamente indiferentes ante los derechos humanos y el bienestar de los pueblos del mundo. Lo mismo ocurre con el pueblo de Hong Kong, que una vez fue la colonia más exitosa de Gran Bretaña en el mundo. Pero cuando China se convirtió en el foco principal y más lucrativo para el Reino Unido, Hong Kong fue eliminado, con pleno conocimiento de que quedaría bajo el yugo de un régimen estalinista.
La administración de Trump y otros gobiernos occidentales se contentan con trabajar y llevar a cabo un comercio lucrativo con una multitud de odiosas dictaduras en todo el mundo, incluida China. Al mismo tiempo, están dispuestos a utilizar la defensa de los derechos democráticos y la autonomía del pueblo de Hong Kong como propaganda útil en su guerra comercial contra el mismo régimen chino.
Los manifestantes en Hong Kong, ondeando banderas americanas y británicas, muestran que la lucha contra la dictadura estalinista en el terreno burgués de la libertad democrática, sólo los lleva a abrazar la dictadura democrática. La movilización de los ciudadanos de Hong Kong está siendo utilizada, en particular por los Estados Unidos y Gran Bretaña, para sus sórdidos intereses imperialistas en la confrontación geopolítica contra China.
Para luchar contra la dictadura brutal del estalinismo en China solamente se puede hacer en el terreno de clase del proletariado, luchar en el terreno de la democracia como está pasando en Hong Kong es servir de carne de cañón a los gánsteres rivales de China y verse finalmente engañados, humillados y masacrados por unos y por otros.
Dennis
[1] Actualmente, Hong Kong sólo está obligada a extraditar a 20 países a personas sospechosas de haber cometido un delito caso por caso, en virtud de dos leyes principales: la Ordenanza sobre delincuentes fugitivos y la Ordenanza sobre asistencia judicial recíproca en asuntos penales, que excluyen expresamente "cualquier otra parte de la República Popular China". En febrero de 2019, el gobierno de Hong Kong propuso aprobar una enmienda a la ley para el traslado de personas sospechosas de haber cometido un delito, no sólo para Taiwán y Macao, sino también para la China continental.
[2]En las semanas siguientes la movilización disminuyó: El domingo 7 de julio, los manifestantes salieron a la calle en una movilización de 250.000 personas y de nuevo el 14 de julio en una manifestación de 100.000 personas. Pero se han vuelto más violentos, sobre todo tras la intervención de la tríada de gánsteres contra los manifestantes y el aumento del uso de gases lacrimógenos por parte de la policía y de las palizas sistemáticas.
[3] Brutal represión perpetrada por el régimen en 1989 en la plaza de Tiananmen en Pekín. Ver Comunicado sobre los acontecimientos en China https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1038/comunicado-sobre-los-acontecimientos-en-china [227]
[4] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [12]".
[5] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [228]
[6] En China, cualquiera que sea visto como una amenaza para el PCCh puede ser "desaparecido". Algunos son recluidos en prisiones secretas, mientras que otros son colocados en centros de detención con nombres falsos. A la familia, a los abogados e incluso a los fiscales de China se les niega el acceso
[7] Ver La “Revolución de los paraguas” mojada por la ideología democrática https://es.internationalism.org/cci-online/201502/4082/la-revolucion-de-los-paraguas-mojada-por-la-ideologia-democratica [229]
[8] Muchos críticos del gobierno de Pekín, después de ser arrestados, aparecen en las cámaras de TV, confiesan haber cometido todos los delitos habidos y por haber y son obligados a la “autocrítica” y a denunciar a los demás. Todo esto está simbolizado por la condena de 11 años de prisión impuesta al Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo por defender la democracia. Fue detenido en 2009 y condenado a 11 años de prisión
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Este es un documento que participa del esfuerzo de intervención que realiza la CCI en las luchas obreras y de denuncia de las movilizaciones burguesas que arrastran al proletariado fuera de su terreno de clase. Es un artículo que no tendrá un mero carácter descriptivo (aunque al principio parte así solo para poner en contexto al lector), en el sentido de describir las luchas de los trabajadores, sino también criticarlas y sacar lecciones para las luchas revolucionarias en el resto del mundo.
La movilización de los profesores a escala nacional es algo que remeció a la sociedad debido a que decenas de miles de docentes protestaron sin parar por semanas, dirigido por el colegio de profesores, una central gremial de los docentes.
¿Cuáles fueron sus principales demandas?
Deuda Histórica
Originada en el proceso de municipalización de la educación pública (1981), cuando miles de docentes no obtuvieron el reajuste salarial otorgado por ley a los funcionarios ya que este fue desconocido por los nuevos sostenedores. Se trata de una demanda irrenunciable del colegio de gremio docente. Cubillos[2] sigue negando la deuda histórica, bajo el pretexto de no tener recursos suficientes. Sin embargo, las cifras apuntan a lo contrario.
Pago de mención a educadoras de párvulo y diferenciales
El estado desconoce el pago de mención por especialidad a las educadoras de párvulos y educadoras diferenciales. La ministra Cubillos descartó su pago y dijo que se podría evaluar en 2020. Sin embargo, este es un sector creciente: representa el 12 por ciento de la fuerza laboral docente y 96 por ciento son mujeres. Desde el Colegio de Profesores acusan derechamente discriminación de género del gobierno.
Titularidad extensiones horarias
Consisten en horas asignadas anualmente a los profesores para complementar su jornada laboral. Estas horas solo tienen validez anual (contrata) y pueden ser renovadas o no serlo. Situación que genera inestabilidad laboral y doble contrato con el mismo empleador.
Transparencia en pruebas de carrera docente
Desde que se implementó la carrera docente, los profesores no han recibido una retroalimentación adecuada de sus resultados, tampoco se han transparentado las pautas de evaluación del portafolio, lo que arroja dudas sobre la confiabilidad del proceso.
Fin a la doble evaluación docente
Actualmente los profesores deben someterse a dos procesos de evaluación: el de la ley de evaluación docente y el del sistema de desarrollo profesional docente, hay que destacar negativamente el agobio laboral que sufren los docentes de Chile, principalmente por la gran cantidad de trabajo burocrático extra a sus horas por contrato y por la doble evaluación docente. “Muchos de los estudiantes lo que requieren es ser escuchados y nosotros no tenemos tiempo para escucharlos muchas veces porque estamos agobiados de pega”, afirmó un docente.
La ministra Cubillos, encargada del área de educación, simuló ignorar la huelga para desmoralizar a los trabajadores, aunque finalmente organizó el teatro del “diálogo” con el colegio corporativo del ramo. En los “diálogos” y “negociaciones” no están los “representantes” del Estado o de la burguesía y los “representantes” de los trabajadores sino únicamente dos ramas del Estado: la del Gobierno y la de los sindicatos.
Luego de más de 7 semanas se realiza una votación gremial y el paro se depone. Cabe señalar que la mayoría de los profesores que se movilizaron fueron del sector público, no privado
Los mineros siempre han sido el sector más movilizado de la clase trabajadora en Chile, entre ellos los trabajadores de la mina “la escondida” son los más combativos a nivel histórico. La huelga más importante, debido a que fue la huelga minera más larga de la historia, fue la huelga de los mineros de “La Escondida” de 2017.
Los trabajadores demandaban: un aumento salarial del 7,0 %, un bono de 25 millones de pesos (unos 38.460 dólares) por trabajador, que se mantengan los derechos logrados anteriormente, que los nuevos trabajadores reciban los mismos beneficios que los antiguos y que el nuevo contrato tenga una vigencia de tres años. Queremos subrayar que los trabajadores viejos se preocupen de reclamar las mismas condiciones para los nuevos lo cual expresa una visión de clase y una solidaridad, dos rasgos históricos de la lucha de la clase obrera.
Luego de más de un mes de huelga los trabajadores finalizan la huelga sin bonos ni reajustes, apenas lograron preservar sus beneficios anteriores. En esta derrota tuvieron un papel central los sindicatos.
Si los mineros representan la cara del movimiento acá en Chile los portuarios no se quedan atrás tampoco, históricamente siempre los estibadores han representado un sector muy combativo entre la clase de los trabajadores, el 2018-19 realizaron la segunda huelga más larga de la historia.
Comenzó con la movilización de los trabajadores no sindicalizados de los puertos quien se han visto afectados por los conflictos económicos entre China y USA. Estos trabajadores no tienen prácticamente ninguna clase de derechos ni protección y la flexibilidad laboral los agobia, así que espontáneamente empezaron la huelga, extendiendo por todo el puerto y recibió el apoyo del estudiantado, Aunque comenzó de forma espontánea los sindicatos y los dirigentes se hicieron rápidamente con el control de esta. Se exigía: un bono de dos millones de pesos, mesa permanente para negociar, eliminación de listas negras (listas de trabajadores conflictivos). Finalmente, luego de más de un mes de paro los trabajadores finalizaron la huelga con el pago de miseros bonos y aguinaldos.
En noviembre de 2016 los trabajadores del Homecenter Sodimac se decidieron ir a una huelga. Sus demandas fueron: reajuste salarial del 7% y bono de término de conflicto de $500 mil. Fue también una huelga histórica que duró aproximadamente más de un mes y muestra las consecuencias de la flexibilidad laboral del capital.
La huelga termino técnicamente en una derrota para los trabajadores, quienes, desmoralizados, finalmente aceptaron un 2% de reajuste y un bono de $200 mil para cada trabajador, sin embargo, estos denuncian votación ilegítima y ausencia de instancia donde se haya discutido la propuesta.
Y una de las luchas más importantes y masivas de los últimos tiempos de la clase trabajadora es definitivamente la lucha por pensiones dignas, en contra de las AFP, que, resumidamente, permite que empresas privadas y una decena de bancos se llenen los bolsillos con las cotizaciones de millones de trabajadores y trabajadoras[5].
La lucha empezó en el año 2015 o 2016 aproximadamente y fue dirigida por la coordinadora “No más AFP” compuesta por organizaciones de izquierda, gremios y sindicatos. Pese a que al principio tuvo una gran convocatoria con cientos de miles de personas e incluso millones, movilizándose por las calles, debido al carácter contrarrevolucionario y anti obrero de los sindicatos y los partidos políticos a medida que pasaba el tiempo la lucha disminuía, por ejemplo, en Concepción en la primera protesta se movilizaron más de 100.000 personas, este año solo 400 siendo todo culpa de los sindicatos y partidos políticos con su método, que veremos más adelante.
La lucha por las pensiones es algo que los trabajadores llevan a cabo en todo el mundo y es uno de los tantos ataques que el capital realiza contra los obreros[6].
Sin embargo, no todas las luchas que han ocurrido últimamente han sido luchas que se plantean en un terreno proletario precisamente, también ha habido luchas completamente pequeñoburguesas, ciudadanistas y multiclasistas, que no tienen nada que ver con el movimiento obrero y su lucha internacional, sino que, en realidad, constituyen un ataque frontal a su conciencia y a su autonomía de clase, estas son:
Partió en el año 2018 en respuesta a los diversos casos de maltrato hacia las mujeres[7] y se ha caracterizado por tomas (ocupaciones) universitarias, siendo el principal actor jóvenes universitarios que luchan dentro de la academia burguesa (universidad), desde entonces se expandió a diversos rincones del país y la prensa del capital lo tituló una “Revolución feminista”. La izquierda universitaria burguesa ha sido la protagonista de este movimiento.
¿Por qué el feminismo atenta contra la clase trabajadora? Por dos principales razones:
El feminismo es una ideología reaccionaria que nació a finales de los años 90 del siglo XIX con el objetivo burgués de que las mujeres pudieran votar, lo cual fue utilizado por la burguesía en la decadencia del capitalismo para arrastrar a las mujeres obreras al terreno electoral y parlamentario y, de manera general, fortalecer el Engaño Democrático. El feminismo se presenta como una ideología de “progreso” cuando en realidad lo que pretende es reproducir el funcionamiento de la sociedad burguesa de competencia y división. También da cauce a ideologías posmodernas que se caracterizan por reemplazar la lucha de clases por “luchas” de categorías sociales multiclasistas[8].
Todas las luchas de liberación nacional son burguesas y atentan contra el proletariado, detrás de cada lucha de liberación nacional están los intereses de la burguesía local, detrás de la lucha de liberación nacional mapuche esta la burguesía mapuche. Los obreros no tenemos patria, por ende, no debemos luchar por ninguna liberación nacional, las luchas de liberación nacional atentan contra la unidad del proletariado internacional, las luchas de liberación nacional originan guerras imperialistas que masacran a proletarios de distintos sectores del mundo, el patriotismo mapuche, el patriotismo chileno, etc. Cualquier forma de patriotismo y nacionalismo divide al proletariado, destruye su autonomía de clase y lo ata de pies y manos a “su” capital nacional convirtiéndolo en carne de cañón de las guerras imperialistas, las luchas de liberación nacional no tienen nada que ver con los intereses del proletariado[9]. Además, el campesinado (o los indígenas en este caso) que luchan por su “tierra” no les interesa la revolución obrera mundial, son clases atrasadas políticamente cuyos intereses particulares son reaccionarios y chocan con los intereses históricos del proletariado[10].
Una movilización ciudadanista que empezó hace unos años atrás, dirigida por la izquierda del capital. Prácticamente consistía en realizar una asamblea constituyente para reemplazar la actual constitución (que fue creada durante el gobierno cívico-militar de Pinochet) por una nueva constitución nacida en “Democracia”, sobre esto hay que decir varias cosas:
-la constitución es un acta donde las leyes de la burguesía están plasmadas, la constitución está hecha para proteger al estado capitalista, no importa si la constitución nace en democracia o no, está hecha para proteger al estado y por ende al capitalismo, por ende, los obreros no deben participar en ella, deben abstenerse, ya que una nueva constitución no mejorará en nada su situación.
-La democracia es una farsa, la democracia es la dictadura de los capitalistas contra los obreros, la democracia es el sistema político más perfeccionado que tiene la burguesía para mantener su dominio, por ende, el principal enemigo de los trabajadores es la democracia parlamentaria, que solo busca esconder la esclavitud asalariada y miseria de nuestra clase solo para votar cada 4 años.
-no existe la “ciudadanía”, ni tampoco existe los “pueblos”, en el capitalismo mundial solo existen dos clases: burgueses y proletarios. Los trabajadores somos una clase que niega esta sociedad de la mercancía y la alienación, no queremos mejorarla ni reformarla mediante asambleas constituyentes, por ejemplo.
El capitalismo no se puede reformar ni mejorar, sus engranajes económicos, políticos, imperialistas, ideológicos etc., llevan a la guerra imperialista generalizada, la miseria y el desempleo, la destrucción del planeta, la barbarie moral. Es un modo de producción en decadencia que plantea el dilema o REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL o DESTRUCCION DE LA HUMANIDAD. Los trabajadores deben buscar que sus luchas se orienten en ese programa para lo cual cuentan con sus organizaciones internacionalistas de la Izquierda Comunista.
Los trabajadores deben llevar sus luchas afuera y en contra de los sindicatos y partidos políticos
Los sindicatos no son aliados de los trabajadores, los sindicatos son una institución burguesa que el estado tiene en el mundo laboral para controlar a los obreros, dividir sus luchas y atomizarlos más, a través de los sindicatos el estado les contagia la ideología burguesa a los obreros , todas las luchas anteriores terminaron en derrotas , o técnicamente casi anda se ganó debido al carácter anti- obrero y contrarrevolucionario de los sindicatos , la lucha de las AFP fue disminuyendo por culpa de los sindicatos y partidos políticos. La autoorganización de la huelga se debe hacer afuera de los sindicatos , mediante asambleas generales que reúna a todos los obreros de una empresa y no solo a un puñado de ellos , pues algo que más encima caracteriza al sindicato es el hecho de que las huelgas son decididas por un aparato burocrático que lo hace siempre a espaldas de los obreros, solo las asambleas generales soberanas podrán permitir que los obreros decidan por sí mismos y luchen de verdad. Aun hasta los sindicatos más “clasistas, combativos y de base” con el dirigente más “Radical” es anti - obrero y defiende al capitalista y jamás a los obreros
De la misma forma los partidos políticos actuales son entes que tienen como único fin defender el capitalismo y proteger las leyes del patrón, los partidos políticos de izquierda y de derecha defienden lo mismo, no hay diferencia entre ellos, todos están hecho para proteger al estado burgués, el partido comunista y el partido socialista (que se presentan como los partidos de la clase obrera) son partidos meramente burgueses. Los partidos políticos llegaron con el parlamentarismo, y el parlamentarismo nación con la dominación de la burguesía al proletariado. la autonomía política de los obreros es fundamental. A diferencia de lo que todos creen, el capital y el estado no solo tiene un ala derecha para protegerla, la izquierda y extrema izquierda también defienden al capitalismo. Sindicatos, gremios, partidos de derecha, partidos de izquierda, extrema izquierda, extrema derecha, confederaciones…todos defienden el capitalismo , todos están a la defensa de la burguesía.
Eso no quiere decir que el proletariado deba rechazar el dotarse de un partido político propio, debe luchar por un PARTIDO COMUNISTA MUNDIAL, una INTERNACIONAL, que exprese y defienda su programa comunista internacionalista y contribuya activamente a la autoorganización, unificación y generalización internacional de sus luchas.
El papel decisivo de las Asambleas Generales
¿Qué son las asambleas generales? ¿Qué la diferencia de una reunión sindical? Las asambleas generales son asambleas autoorganizadas que son creadas por los propios obreros, al margen de los sindicatos, donde ellos mismos dirigen sus luchas y debaten, algo que no se hace en ninguna reunión sindical. La asamblea general abarca a todos los trabajadores de una empresa y no solo a unos cuantos, como los renegados sindicatos, además de estar abierta a todos los trabajadores, estudiantes, desempleados, jubilados, etc. Por lo cual permite la expansión de la huelga y la multiplicación de las asambleas, originándose asambleas en las calles, ciudades, empresas, fabricas, barrios, etc. Formando una inmensa red de asambleas generales que abarquen a toda la masa proletaria, obreros, estudiantes desempleados, etc. Convirtiéndose en una huelga de masas, que no tiene nada que ver con las degeneradas huelgas generales sindicales o sus ridículos paros nacionales por unos cuantos días previamente planificados, la asamblea general sobrepasa el corporativismo sindical, permite la unidad de toda la clase trabajadora y la expansión de la huelga a todo un territorio geográfico. La asamblea general también elige a delegados que son revocables y forma comités, que deben responder siempre a la asamblea
¿Qué es un comité de huelga extendido? Cuando la lucha ya se expande y la huelga necesita unirse y estructurarse las asambleas generales eligen a delegados que son revocables en cualquier momento, los delegados de las distintas asambleas se reúnen y forman un “Cuerpo de delegados” que se reúnen y permiten unir toda la huelga de un territorio, eso es un comité de huelga extendido.
La huelga de masas autoorganizada y completamente al margen de los sindicatos y partidos políticos del capital, basada en asambleas generales abiertas a “todos” y con delegados revocables en todo momento que forman comités de huelgas extendidos es la única forma de lucha que tienen los trabajadores en este periodo de decadencia del capital, no hay otra forma si quieren vencer.
Las huelgas sindicales-legales, los paros nacionales, las protestas ciudadanas, las impotentes huelgas de hambre, etc. Las distintas luchas que tanto le gustan a la izquierda capitalista son un engaño, un desgaste para los obreros y no funcionan, solo los desmoralizan y atomizan más. Asambleas generales abiertas y comités de huelga, así es como se combate correctamente. Huelga de masas autoorganizadas que se expanden por todo un territorio geográfico y abarcan a toda la clase obrera. Los trabajadores de una empresa no tienen suficiente poder para enfrentarse a la patronal y el estado, necesitan de todo el resto de la clase trabajadora para vencer, trabajadores, estudiantes, desempleados, etc. Por eso la necesidad de asambleas abiertas y de expandir la huelga a todos los sectores.
El legalismo es una trampa para los obreros
Desde sus orígenes, las sociedades divididas en clases (esclavismo, feudalismo, capitalismo) se dotaron de un Estado para defender la explotación y éste dictó leyes para proteger a la clase dominante, legitimar la explotación e imponerla por el terror y la violencia. Bajo el capitalismo las leyes no “defienden al ciudadano” sino al capitalista y a la explotación capitalista. El Estado no es “de todos” sino que es la dictadura del capital donde los sindicatos son un arma de los empresarios contra los obreros. Las luchas obreras, si los trabajadores de verdad quieren vencer, se deben hacer afuera de los sindicatos y por ende fuera de las leyes burguesas, las leyes están hechas para proteger el capitalismo y por ende sustentan la opresión a nuestra clase, si los proletarios llevan sus luchas respetando la “ley” entonces están condenados al fracaso.
Contra el ciudadananismo y el interclasismo
El “ciudadanismo” es una ideología multiclasista que amarra a los obreros con la explotación y los combina con otras clases como la pequeña burguesía, el “ciudadanismo” solo daña a nuestra clase y a nuestra conciencia. En esta sociedad solo existe clases sociales, proletarios y burgueses, los trabajadores no somos “ciudadanos de un estado” sino una clase social que niega al capital y tiende a superarlo, por eso es que no debemos llevar nuestras luchas respetando las leyes. No respetar las leyes no significa ser violentos, una huelga salvaje y autoorganizada no significa vandalismo, solo significa que los obreros están aprendiendo a dirigir sus luchas ellos mismos y que ya no obedecen a los sindicatos.
Las luchas que de verdad le ganan a los patrones y el estado son luchas que no respetan las leyes del capital
El patriotismo es una ideología del capital que divide a nuestra clase
Otra cosa que debemos evitar los obreros y de hecho debemos sacarlo de nuestra lucha es el patriotismo/nacionalismo. Los obreros son solo una clase a nivel universal, no tenemos patria, no reconocemos fronteras ni continentes, ni rasgos, ni étnicas. La patria , y con ella el estado , es solo una herramienta creada por el capitalismo para mantener su dominio y ayuda a delimitar su territorio donde extrae sus riquezas de otros estados con sus respectivas burguesías , las banderas y símbolos patrios representa el estado que nos oprime y explota , el mismo estado que luego nos reprimirá con su policía , por eso debemos sacar esas banderas patrias de nuestras luchas y reemplazarlas por banderas rojas , las banderas rojas son las únicas banderas que representan a nuestra clase universal y al movimiento obrero . Que los obreros eleven las banderas nacionales es algo tan contradictorio como defender a quien lo explota, el patriotismo y nacionalismo son ideologías malignas, ajenas a nuestra clase que dividen al proletariado internacional y hacen que se maten entre ellos en las guerras imperialistas, guerras que son creadas por las burguesías y sus naciones solo para sus propios beneficios económicos. La ideología patriota capitalista es fuertemente apoyada por los sindicatos y partidos de izquierda, lo cual demuestra una vez más que los sindicatos y la izquierda son enemigos del proletariado. ¡LOS OBREROS NO TENEMOS PATRIAS! Las huelgas obreras se deben internacionalizar más allá de las fronteras del capital, todos los trabajadores del mundo sufren debido al capital.
El estatismo (Capitalismo de estado) no es la alternativa para el proletariado.
Si hay de lo que se llena la boca los sindicatos y la izquierda burguesa, y por ende algo que los obreros deben evitar, es caer en el juego del estatismo, creyendo que capitalismo es algo contrario al estado y que si dejamos nuestras necesidades y recursos en manos del estado tendremos una mejor “calidad de vida”. Eso es una gran mentira, el capitalismo y el estado son uno solo, el capitalismo no puede existir sin el estado y viceversa. Cuando la izquierda burguesa-sindical pide “fortalecer” más el estado lo único que hace es fortalecer más una maquinaria burocrática que atenta contra la clase trabajadora. Aun en los países donde el estado es más “fuerte” y protege más a la ciudadanía del “Libre mercado” las contradicciones entre el capital y trabajo no se resuelven, los trabajadores de la Europa nórdica (por ejemplo) siguen recibiendo los maltratos que el capital les impone, lo que demuestra que el estatismo no resuelve nada, y solo agudiza las contradicciones de clase[11].
El capitalismo de estado existe en todo el mundo, en este periodo de decadencia donde hay guerras y crisis el capital se encuentra débil y necesita cada vez más del estado para salvarse, el capitalismo y el estado son uno solo. El “neoliberalismo” no existe, es un invento de la izquierda y la academia burguesa para así aumentar y fortalecer más el estado burgués que nos explota[12]. Los enemigos que tiene la clase obrera son dos: el modo de producción capitalista mundial y el estado-nación que defiende ese modo de producción, ambos deben ser abolidos por la praxis consciente de los obreros.
De la misma forma, las “nacionalizaciones”, tan apoyadas por la unidad popular (frente burgués pro -estado) y la izquierda actual tampoco traen ningún beneficio a los trabajadores, con las nacionalizaciones el control solo pasa a ser parte del estado burgués, el obrero deja de ser explotado por un patrón privado y empieza a ser explotado por el estado, nada cambia en realidad. El estatismo y el nacionalismo deben ser rechazados por los trabajadores, pues no cambia en nada su situación de esclavitud asalariada, de nada servirán que las pensiones o la educación pasen a manos del estado[13].
El estado surgió con la disolución del comunismo primitivo y la aparición de las sociedades de clases. El Estado es un órgano de la clase dominante contra la clase explotada. En la acumulación originaria del capital, el Estado de las monarquías feudales sirvió a la protección y desarrollo del capitalismo. Las mejores formas de dominación política de la burguesía son el estado-democrático de derecho, junto a la democracia parlamentaria burguesa. La democracia y el estado-democrático oprimen a los obreros y los inundan en la miseria. Solo con la revolución obrera mundial, que realice la abolición de las relaciones del capital, junto con todos los estados, la humanidad podrá conseguir su verdadera emancipación y libertad.
La huelga salvaje y autoorganizada es la mejor arma que los obreros tienen, todas las demás “formas de lucha” deben ser desechadas.
La huelga autoorganizada en asambleas y comités fuera de sindicatos y que se expande a todos los sectores de un territorio es la mejor (y única forma) que tiene el proletariado para enfrentarse a la burguesía , el resto de luchas como : huelgas de hambre , huelgas sindicales protestas legales ciudadanas o sindicales , manifestaciones por una o dos horas paros nacionales y otras tantas formas de luchas derrotistas deben ser dejadas de lado , solo traen a la derrota y atomizan y dividen más a los obreros.
Independiente de la lucha reivindicativa por la que decidan movilizarse los obreros, ya sea por la flexibilización laboral, por seguridad social , por medio ambiente , por algún contrato o bono , por alguna compensación , por pensiones , por despidos , etc . Las agresiones del capital son muchas, pero independiente de eso los trabajadores deben responder de una solo forma: huelga autoorganizada mediante asambleas generales abiertas a todo el mundo, independiente de sindicatos y partidos políticos, y la expansión de la huelga a todos los sectores de un territorio geográfico, multiplicando las asambleas. Cualquier otra forma de lucha es una derrota y un golpe a nuestra clase.
Las luchas, en un principio limitadas al terreno económico, necesitan extenderse, unificarse y autoorganizarse, no solamente a escala de un país, sino generalizarse internacionalmente. Esto puede abrir un periodo de huelga de masas donde la politización de la clase, la confianza en sí misma, la conciencia de su fuerza y el desarrollo de una comprensión de la necesidad de una perspectiva revolucionaria, la llevan a la formación de Consejos Obreros, quienes, a través de sucesivos combates, se levantan como un doble poder frente al Estado capitalista, situación ésta que necesita desembocar en la destrucción del Estado burgués y en la revolución comunista mundial.
La necesidad del debate político proletario
La clase obrera no adquiere la conciencia de clase porque un jefe genial se la inculca o porque es “encuadrada” por un partido todopoderoso. En la clase obrera existe, incluso en periodos donde no hay luchas, una maduración subterránea de la conciencia. En apariencia, los obreros aplastados por la explotación cotidiana, la alienación y el lavado de cerebro de TV, Internet etc., parecería que no piensan, sin embargo, existen intentos de reflexión y toma de conciencia que deben ser estimulados, desarrollados y extendidos por la intervención de las organizaciones comunistas internacionalistas.
El debate es un arma fundamental. Fuera de las luchas toma una forma minoritaria: reuniones públicas y permanencias, así como encuentros promovidos por las organizaciones revolucionarias; círculos de discusión, comités de lucha etc. Todo ello contribuye a la maduración subterránea de la conciencia que finalmente se cristaliza en nuevas luchas, muchas de ellas masivas.
Durante la huelga debemos usar las asambleas generales para poder debatir y cuestionarnos todo el sistema capitalista. En la huelga cuando la actividad laboral se paraliza los obreros deben usar ese tiempo para poder debatir y realizar conferencias donde puedan cuestionarse este sistema de dominación en general y como superarlo[14] . El sindicato de nuevo tiene un carácter reaccionario, porque los sindicatos y los partidos políticos tienen una “política de jefes”, eso quiere decir que es el dirigente quien dicta todo y decide todo de antemano, y la masa obrera solo debe obedecer y limitarse a votar, más de eso los trabajadores no hacen nada. Los obreros deben discutir y decidir por ellos mismos, pensar por ellos mismos, esa es la única forma de que forjen su conciencia socialista de clase. Los obreros no necesitan ni jefes ni dirigentes ni ninguna clase de líder, esa gente por esencia es reaccionaria[15], los obreros deben confiar en ellos mismos, pensar por ellos mismos y actuar por ellos mismos. Debatir es una necesidad de la lucha, es la expresión de la naturaleza consciente de la lucha obrera. La emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos.
Por último, no podemos finalizar todo este análisis y criticas si no proponemos planes concretos para que sirva a las luchas de los trabajadores, independiente de los motivos económicos por lo que los trabajadores decidan irse a huelga (flexibilización, despidos masivos, aumento de alguna tarifa, seguridad, medio -ambiente, pensiones , etc.) la única forma de que de verdad podamos vencer es:
-Autoorganizarla huelga fuera de los sindicatos y autónomas a los partidos políticos, y forjar asambleas generales abiertas a todos (obreros, estudiantes, desempleados, etc)
-multiplicar las asambleas en todos los barrios, empresas, fabricas, universidades, calles, ciudades, etc y formar comités mediante delegados revocables en cualquier momento. Expandir las huelgas a todos lados y que ningún obrero mueva un dedo por la economía del capital
-formar un comité de huelga extendido que reúna los distintos puntos en huelga de un territorio, y que esté formado por delegados elegidos directamente de las asambleas generales.
-formar distintos comités en las asambleas, comités de propaganda, de autodefensa etc.
-independencia total de cualquier sindicato y partido político. FUERA SINDICATOS Y PARTIDOS POLITICOS DEL CAPITAL DE LAS ASAMBLEAS.
Esa es la única forma de auténtica lucha proletaria, esa es la única forma de vencer al estado y al capital.
Patrix 28-9-19
[1] Ver LUCHA DE LOS PROFESORES EN CHILE Y LA NECESIDAD DE UNIDAD DE LOS PROLETARIOS https://es.internationalism.org/content/4434/lucha-de-los-profesores-en-chile-y-la-necesidad-de-unidad-de-los-proletarios [232]
[2] Ministra de educación del actual gobierno chileno
[3] Ver ¿Qué lecciones nos ofrece la lucha portuaria de Valparaíso? https://es.internationalism.org/content/4423/que-lecciones-nos-ofrece-la-lucha-portuaria-de-valparaiso [233]
[4] Ver La problemática de las pensiones en Chile y el mundo. El capitalismo mundial es el culpable https://es.internationalism.org/content/4430/la-problematica-de-las-pensiones-en-chile-y-el-mundo-el-capitalismo-mundial-es-el [234]
[5] Este sistema donde el Estado organiza con la complicidad de sindicatos y patronal que los bancos trafiquen y especulen con los fondos de pensiones no es ni mejor ni peor que el sistema donde es el Estado quien se encarga directamente de la gestión de los fondos de pensiones. Los Estados, como fue el caso de Japón, utilizan los fondos de pensiones para cubrir déficits presupuestarios, hacer frente a la deuda o para salvar bancos en quiebra. Los trabajadores no tenemos que elegir entre un sistema “privado” como el de Chile, México o USA o un sistema público de pensiones, AMBOS ESTAN CONTRA LOS TRABAJADORES.
[6] Ver El hachazo a las pensiones amenaza el futuro de todos los trabajadores https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4284/el-hachazo-a-las-pensiones-amenaza-el-futuro-de-todos-los-trabajadores [235]
[7] Nota de la CCI: queremos dejar claro que el movimiento obrero desde sus orígenes ha sido quien más ha combatido contra el machismo y el maltrato a las mujeres. Esto no lo ha hecho únicamente por el necesario sentimiento de unidad y solidaridad, sino desde un riguroso análisis teórico e histórico. Ver El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [236] y La mujer y el socialismo de Bebel https://www.marxists.org/espanol/bebel/1879/1879.htm [237]. En continuidad con este combate la CCI ha escrito igualmente El comunismo primitivo y el papel de la mujer en la emergencia de la solidaridad https://es.internationalism.org/revista-internacional/201305/3733/el-comunismo-primitivo-y-el-papel-de-la-mujer-en-la-emergencia-de- [238] y La condición de las mujeres en el siglo XXI https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3489/la-condicion-de-l... [239]
[8] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [88] y El feminismo al servicio del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4403/el-feminismo-al-servicio-del-capitalismo [240]
[9] Ver el folleto Nación o Clase https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase [241]
[10] Como dice el Manifiesto Comunista “Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia. Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado” (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [59] ). Ver igualmente Correspondencia: sobre la pequeña burguesía https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4231/correspondencia-sobre-la-pequena-burguesia [73]
[11] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [40]
[12] Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [182]
[13] Ver La Izquierda Comunista Mexicana ante las nacionalizaciones, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938 [242]
[14] Es lo que se vio por ejemplo en Mayo 68 donde los obreros se reunían en las fábricas para debatir cómo se puede destruir el Estado capitalista o también si en Rusia había comunismo. Estos debates volvieron a aparecer en el movimiento contra el CPE en Francia (2006) o en el movimiento de indignados en 2011. Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83] y 2011: De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [84]
[15] Ver Contra el concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef [243]
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Estamos asistiendo a uno de los espectáculos más bochornosos que jamás se hayan dado (¡y la verdad que se han dado muchos!): las negociaciones para formar gobierno entre dos partidos (PSOE y Podemos) que más parecen enemigos acérrimos que “socios preferentes”. Por su parte, las huestes del “Trifachito” (PP, Ciudadanos y Vox) no les han andado a la zaga en chantajes, maniobras y traiciones. Y no digamos las fuerzas independentistas catalanas que son un nido de víboras donde los odios y rivalidades mutuas son incluso superiores al odio “a lo español”.
Según los manuales de la democracia, el pueblo habría hablado dos veces (el 28 de abril y el 26 de mayo ¡en cuatro modalidades diferentes de votación!: generales, europeas, autonómicas y municipales) pero con su “palabra” los partidos han cocinado y maniobrado para hacer lo que más le convenía al Capital español y a sus intereses particulares.
Desde luego esto no pasa solo en España. Pasa en todo el mundo. Basta con ver el espectáculo diario a golpe de Twitter que ofrece Trump, el que sirve Salvini en Italia o el que promete Johnson al frente del otrora “Imperio Británico” con el Brexit entre manos. Y no debemos olvidar el espectáculo reciente de la reunión del G7 en Biarritz donde los jefes de las “mayores democracias del mundo” se han apuñalado por la espalda incapaces de llegar al más mínimo acuerdo ante el conflicto creciente entre ellos a nivel económico e imperialista.
Este comportamiento de los gobernantes del mundo y sus partidos no se explica por la corrupción o las élites, como dicen los demagogos cínicos del populismo, TIENE OTRA EXPLICACION, es la que aporta el marxismo, que es la posición avanzada de la conciencia de clase del proletariado.
Del mismo modo, HAY UNA ALTERNATIVA a esa política de gánsteres: es la lucha autónoma, la política revolucionaria del proletariado, aunque esta no puede desarrollarse inmediatamente como fuerza masiva operando sobre la situación social. Sin embargo, contribuir a ella, defenderla con uñas y dientes, denunciar el espectáculo denigrante del aparato político burgués, es una contribución a que esa fuerza masiva del proletariado acabe cuajando.
Es evidente que nadie, empezando por el PSOE, quiere un gobierno de coalición con Podemos. Los sectores dominantes del Capital español lo han desaconsejado[1]. Este rechazo no es porque duden de la lealtad al capital español de la pandilla podemita[2]. Pablo Iglesias, ha proclamado por activa, por pasiva y por perifrástica, sus ganas de servir a la Patria Española. Ya en 2015 reclamó al gobierno de Rajoy y a la oposición del PSOE que “fueran más patriotas”.
El problema no está ahí. El problema es triple:
El capital español teme que la entrada de Podemos en el gobierno provoque desorden y desorganización no tanto por su “radicalismo” (que todos saben que es puro teatro) sino por sus prisas para acaparar poder y establecer reinos de taifas propios. De ahí que sus preferencias vayan más por un gobierno monocolor del PSOE que goza de mayor confianza en la burguesía, a pesar de sus conflictos internos brutales y el peso de fuerzas centrífugas[5]. Dentro de la coalición de Podemos, IU (teledirigida por el PCE) y también los “anticapitalistas” de orientación trotskista, más conscientes del interés general del capital español, han recomendado no entrar en el gobierno[6].
El PSOE, al mismo tiempo que “negociaba” con Podemos, no se ha cansado de apelar a la “abstención patriótica” del PP y Ciudadanos para no tener que depender de los independentistas catalanes en los cambalaches parlamentarios. Pero ambos partidos, a pesar de la buena disposición de sectores del PP y del “ala liberal” de C’s, andan enzarzados en una sobrepuja delirante por demostrar quién es “más de derechas” y, sobre todo, ganar a Vox en “españolidad” y rechazo de la palabrería buenista y “políticamente correcta” que exhibe cínicamente la Izquierda. Ello ha hecho que sus “negociaciones” para formar gobiernos autonómicos o ayuntamientos no hayan desmerecido en nada el canibalismo y la perfidia que han mostrado PSOE – Podemos.
Ya en Andalucía, la formación de un gobierno PP-C’s-Vox, que finiquitara casi 40 años de monopolio “socialista” atiborrado de corrupción y amiguismo, fue todo un espectáculo. Nadie se fiaba de nadie, los “socios” se chantajeaban y se han seguido chantajeando, sobre todo Vox, ansioso por alcanzar un “peso” en la burocracia estatal.
Sin embargo, las negociaciones de Murcia y sobre todo las del gobierno autonómico de Madrid han sido el colmo. Casado, el jefecillo del PP llegó a hacer firmar un falso pacto a Vox para el ayuntamiento de Madrid, éste, enardecido por el timo, torpedeó hasta el límite la formación del gobierno de la autonomía madrileña, cuya única pretensión es conservar un feudo que la derecha mantiene desde 1995. La nueva presidenta, presentada como “sangre nueva”, comienza con serias sospechas de corrupción y con vínculos evidentes con los anteriores gerifaltes madrileños, cubiertos de lodo hasta el cuello (González, Aguirre, Cifuentes etc.).
El capitalismo, por su propia naturaleza competitiva, es el todos contra todos, el sálvese quien pueda, la única unidad posible entre los tiburones capitalistas (tanto empresarios como políticos) es contra el proletariado y en la guerra imperialista frente a los rivales. Fuera de ello, la vida política constituye una incesante sucesión de golpes bajos, de intrigas y trampas.
La “unidad” que ahora exhibe la Derecha es forzada. Vox que más que populista es un remanente del franquismo -encapsulado en los últimos 40 años dentro de las filas del PP, pero que los efectos de la descomposición han hecho que, como el genio prisionero del cuento, acabe saliendo de la botella- intenta hacerse un hueco a costa del PP[7]. Por su parte, Ciudadanos ha abandonado la palabrería social-liberal para disputarle a los “socios” del PP su espacio político. Es pues una guerra a muerte la que se perfila en las filas de la Derecha, por mucho que el ansia de poder y la representación del “españolismo” frente a los rivales catalanistas les una frágilmente.
Por otra parte, Vox ha sido indirectamente propulsado por el PSOE para dividir a la Derecha e intentar movilizar a los trabajadores con aquello de ¡que viene el lobo fascista! De hecho, es muy sospechoso que el CIS -el organismo gubernamental de encuestas en manos de un experto en “cocina” de sondeos, el socialista Tezanos- exagerara antes de las elecciones la expectativa de voto de Vox. Esta operación de promover una fuerza de extrema derecha para dividir a la derecha y acentuar sus fracturas no es nueva en la historia: en los años 80, Mitterrand promocionó el Frente Nacional de Le Pen hasta el extremo de prestar a este guardaespaldas y chófer oficial.
Sin embargo, los independentistas catalanes ganan por goleada a los anteriores. Hubo una unidad forzosa en la aventura independentista que culminó con los acontecimientos de otoño 2017. Después fue un sálvese quien pueda con el “presidente” Puigdemont huyendo vergonzosamente a Bruselas dejando a sus “amigos” abandonados a la furia revanchista de los tribunales españoles y azuzando con su “exilio” la venganza de estos contra sus “socios”.
A partir de entonces la escalada de golpes, contragolpes, traiciones, ha sido mayúscula, para gran regocijo de sus rivales españolistas.
ERC ha dado un brutal viraje hacia la componenda con el capital central español. Es un partido viejo con una larga experiencia de servicios a España en momentos importantes. Fue muy eficaz en la represión del proletariado de Cataluña en los años 30 montando grupos fascistas que se dedicaban a perseguir y torturar en las sedes del partido a obreros, especialmente cenetistas. En los años 70, cuando se tuvo que organizar la “democracia” y el “estado de las autonomías”, Tarradellas, miembro prominente de ERC y “presidente” de un fantasmagórico “gobierno catalán en el exilio” corrió a pactar con Suarez.
La maniobra de ERC ha dejado totalmente descolocados a sus “socios” de Convergencia convertida en una suicida caja de Pandora desde que perdió la mano de hierro de Pujol. La única “convergencia” que existe en el partido es el hambre de tocar poder y corromperse más allá del 3% del viejo maestro. En la “convergencia” se pueden encontrar clanes, familias y pandillas de todo pelo, cada cual con su lidercillo y su “fórmula mágica”. La gama va desde los gargarismos radicales de Torra que no asustan ni a un niño de pecho, hasta los bandazos en todas las direcciones de Puigdemont, pasando por la vieja facción proclive al pacto con “España”.
La locura del enfrentamiento cainita los ha llevado a pactos con los socialistas a traición tanto de ERC como de los convergentes únicamente guiados por la necesidad de copar presupuestos sustanciosos en ayuntamientos, diputaciones y consejos comarcales.
A esta división paranoica entre los “héroes” del independentismo ha contribuido las maniobras del PSOE que fue llamado al gobierno en 2018 precisamente para eso: crear todas las divisiones y fracturas posibles dentro del campo independentista. Como hemos explicado en numerosos artículos el contencioso catalán no tiene ninguna solución[8], la burguesía central española comprendió que el PP no hacía otra cosa que agravar el conflicto, por eso propició un golpe de mano del PSOE, la operación moción de censura, tejido en una conspiración donde participaron hasta catalanistas “responsables”, con el objetivo de contemporizar, dejar pudrir el conflicto y, sobre todo, fracturar y dividir lo más posible al bando secesionista. Esta operación, sin embargo, no ha logrado cuajar, entre otras razones, porque, “ha sido saboteada por “fuego amigo”. Por sectores históricos del PSOE que, de nuevo, se han echado al monte contra las cesiones, más aparentes que reales, de Sánchez a los independentistas catalanes. Pero también de la propia ERC que ha temido que transigir con la aprobación de los presupuestos en pleno juicio por “rebelión” contra sus líderes, pudiera ser explotado por Puigdemont o la CUP para presentarla como “vendida al españolismo”. Como puede verse, todo un compendio de navajazos por la espalda, en plena “fiesta de la democracia”[9].
Los proletarios han de sacar lecciones de esta vorágine asquerosa de cinismo, maquiavelismo y guerra de todos contra todos. Sin embargo, deben rechazar firmemente la “explicación” populista según la cual ello sería debido a la corrupción y a “las élites”.
Esas “nuevas mentiras” son otro engaño más de fulanos que aspiran a reemplazar a sus rivales, largo tiempo instalados en los engranajes del poder[10].
La corrupción es inevitable en el capitalismo. El Capital, para acumular, necesita la máxima ganancia en el menor tiempo posible y para alcanzar tal objetivo recurre a todos los medios legales e ilegales, justos e injustos, “pacíficos” o violentos[11]. Por eso, el desarrollo del capitalismo ha ido ligado a la corrupción, los escándalos, los sobornos y la prevaricación.
Un segundo estimulo de la corrupción es el papel cada vez mayor del Estado en todos los frentes, lo que está ligado a la tendencia universal e inevitable al Capitalismo de Estado que acompaña la decadencia de este sistema. El capitalismo de Estado tiene dos formas: la mal llamada “socialista” (los regímenes de estatización extrema que reinaron en la antigua URSS) y la “liberal” donde se ejerce a través de una enorme burocracia estatal infiltrada en todas las actividades: económicas, sociales, militares, propagandísticas, educación etc. Esta organización otorga una gran influencia a los políticos: todo tiene que pasar por ellos, conseguir una subvención, obtener una licencia de explotación, establecer un protocolo de producción, conseguir apoyos para la exportación, no hablemos de los gigantescos contratos de infraestructuras, viviendas etc., así como de las enormes inversiones en armamentos, ejército, guerras etc. Su papel imprescindible les hace exigir toda clase de “sobornos” para autorizar los contratos, proponer las leyes adecuadas, conceder préstamos y subvenciones, facilitar inversiones, otorgar contratos etc.
Pero si los dos factores anteriores hacen de la corrupción una necesidad inevitable en el funcionamiento del capitalismo, la fase histórica de Descomposición social, en el que este ha entrado desde hace 30 años, agudiza aún más la corrupción hasta convertirla en una lacra que perturba seriamente el funcionamiento del capital. Como decimos en las Tesis sobre la Descomposición[12]“la burguesía ha sido incapaz de organizar lo mínimo para movilizar a los diferentes componentes de la sociedad, incluso entre la clase dominante, en torno a un objetivo común, si no es el de aguantar paso a paso y sin esperanzas de lograrlo, ante los avances de la crisis (…) la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”, lo que se ve acentuado por “la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invade por todos sus poros a la sociedad humana, [expresando] no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”, desembocando en el plano político y económico, entre otras consecuencias, en “la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gansteril, o en España, en donde está en entredicho el mismísimo brazo derecho del jefe de gobierno socialista, en Bélgica, en Italia y en Francia, en donde los diputados han decidido amnistiarse a sí mismos de sus mangoneos y bajezas”. Los capitalistas y su personal político no esconden su ansía loca de acaparar riquezas y poder, “se vuelven cada vez más arrogantes, voraces y corruptos, no dudan en acaparar riquezas inmensas, mientras a su alrededor cunde la miseria y la desolación. Todo esto debe hacernos comprender que existen clases y que no somos "ciudadanos iguales"[13]
La otra mentira es que estaríamos gobernados por unas élites que actuarían en la sombra, conspirando contra los “ciudadanos” en extraños cenáculos, las famosas “teorías conspiranoicas”. Decía un poeta que la peor mentira es una verdad a medias. Es cierto que la burguesía, como todas las clases explotadoras de la historia, conspira, es maquiavélica, es maestra en el arte de la intriga y la traición. Es igualmente cierto que, dentro de la burguesía, existe un entramado de “poderes fácticos” (grandes empresarios, cúpulas políticas y sindicales, altos mandos del ejército, grandes dignatarios de la iglesia, el Estado, la magistratura etc.) que suelen “proponer” desde las estructuras del Estado las decisiones a tomar y el personal político que debe ejecutarlas.
Sin embargo, como explicamos en el artículo ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado democrático[14], eso no es el fruto de la conspiración de “las élites” sino la acción corriente del Estado burgués que tiene que concentrar en un núcleo duro todos los poderes del Estado para evitar que una sociedad en decadencia se hunda bajo el peso de sus contradicciones cada vez más graves.
La principal lección que debemos sacar de los espectáculos repugnantes que nos ofrecen los partidos es que el Estado democrático es tan dictatorial como un régimen de partido único, como se decía en el movimiento de indignados “Le llaman democracia y no lo es, es una dictadura y no se ve”.
En la democracia esta dictadura se ejerce utilizando como aval el voto popular cada cuatro años. El caudal de votos obtenido es el botín con el que los partidos realizan sus turbias negociaciones para componer en un juego siniestro el gobierno que el capital necesita en cada coyuntura.
Los partidos piden el voto en nombre de “programas” que nadie cree y que están adornados con las palabras más atractivas y las promesas más engañosas. Pero ese voto solo sirve para legitimar la política del capital: precariedad, desempleo, endurecimiento de las condiciones de trabajo, carrera de armamentos, guerras, destrucción medioambiental, la represión y el control de toda la sociedad, todo ello para favorecer la acumulación de capital, las ganancias de los capitalistas y reforzar la posición imperialista de la nación en el mundo.
En los últimos 50 años, la disciplina de los partidos y sus diferentes facciones, la relativa estabilidad que todavía permitía el nivel alcanzado por la crisis, lograba que el juego electoral, convenientemente programado, asegurara lo que el Capital nacional necesitaba en cada momento (generalmente el turno entre un partido de derechas y un partido de izquierdas, socialdemócrata, lo que se ha llamado el bipartidismo). El avance de la descomposición provoca “la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la «disciplina» y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única «respuesta» histórica que la burguesía sería capaz de «ofrecer»[15]
Esta realidad que ya señalamos hace 30 años, es la que explica el creciente desorden en el aparato político de la burguesía de los países centrales. En España, como decíamos en el artículo antes citado, esto se plasma en “una creciente crisis del aparato político de la burguesía española, incapaz de encontrar una estabilidad, que se ve constantemente saboteada por la indisciplina de sus diferentes fracciones; por un peso creciente de los sectores más incoherentes y díscolos de la clase explotadora en el seno de los partidos políticos tradicionales del orden burgués; por la consiguiente dificultad para utilizar el mecanismo electoral para establecer la organización del aparato político que le conviene en cada momento al capital nacional”.
En la misma onda, esto se ve en la irrupción en la cúpula del Estado de personajes como Trump o Salvini, así como la necesidad de repetir cada vez más frecuentemente las elecciones pues ninguno de los partidos quiere “ceder”, nadie se fía de nadie y todos son conspiraciones y maniobras oscuras. Por ejemplo, en Italia, Salvini quiso romper la coalición con Cinco Estrellas, pero el presidente de la república y el propio primer ministro, considerado una marioneta de Salvini, se la han jugado con otra maniobra desleal: componer un gobierno de coalición 5 Estrellas- Partido Democrático.
Se podría pensar que ese desorden y división en el aparato político burgués favorecería al proletariado. En el pasado la clase revolucionaria ascendente (por ejemplo, la burguesía frente a la aristocracia) podía aprovechar en su beneficio las divisiones de la vieja clase en el poder. Podía hacerlo así porque era una clase explotadora que poseía un poder económico importante que aspiraba a una nueva explotación y a continuar el dominio del Estado sobre la sociedad.
Sin embargo, el proletariado no puede proceder así. No es una clase explotadora sino explotada y no aspira a crear una nueva explotación. Tampoco pretende imponer un nuevo Estado pues su lucha es por abolir la división en clases de la sociedad unificando la humanidad en una comunidad humana mundial[16].
El proletariado necesita ser fiel siempre a su autonomía política de clase para desarrollar su lucha y jamás debe caer en elegir bando en las querellas y conflictos dentro de la clase enemiga pues se expone a verse utilizado como carne de cañón de unos y otros.
El proletariado no tiene que elegir bando entre los populistas y los demócratas. Por repugnante y descaradamente bárbaro que sea el discurso y la práctica populista, el proletariado debe reconocer claramente que sus rivales demócratas HACEN LO MISMO, aunque disfrazado con la verborrea engañosa de “lo políticamente correcto”. Eso se ve claramente en el tema de la emigración. Por ejemplo, en el asunto del Open Arms, Sánchez, el “bueno”, ha hecho lo mismo en la práctica que Salvini, el Malo.
La clase obrera no tiene que elegir en USA entre Trump o su rival demócrata la joven Ocasio; no tiene que escoger entre los Brexit y los remainder en Gran Bretaña; no tiene que “cerrar el paso” en España al “trifachito” de Vox, C’s y PP, alineándose tras los bandidos PSOE-Podemos.
El siglo XX ha confirmado claramente la catástrofe que para el proletariado y la humanidad ha significado ese elegir campo entre los bandos capitalistas. En 1914 al elegir entre el bando alemán y el bando de la Entente (Gran Bretaña, Francia) el proletariado se vio arrastrado a la maquinaria trituradora de hombres y medios de producción, 20 millones de muertos, de la Primera Guerra Mundial. En 1939, al elegir entre fascismo y democracia, fue posible la terrible carnicería de la Segunda Guerra Mundial con 60 millones de muertos. España 1936 con la falsa disyuntiva Franco – República o Chile 1973 con la elección tramposa entre Allende – Pinochet, son otras de las muchas concreciones de esta lección programática del proletariado: NO ELEGIR CAMPO ENTRE LOS BUITRES CAPITALISTAS, MANTENER SIEMPRE SU AUTONOMIA POLITICA DE CLASE.
¿Cómo puede el proletariado desarrollar una política autónoma, alternativa a la política burguesa?
La lucha histórica mundial del proletariado que tiene ya 3 siglos de trayectoria ha generado un programa político –la revolución mundial por el comunismo-, unos métodos de lucha –la huelga de masas, la autonomía de clase- y una organización –las Asambleas Generales y los Consejos Obreros, la organización política internacional de sus minorías- que configuran las bases para una política autónoma del proletariado, una política revolucionaria alternativa a la política burguesa.
Esta política solo aparece claramente cuando el proletariado es capaz de establecer una relación de fuerzas internacional contra la dominación capitalista. Fuera de esos momentos de luchas masivas, la política autónoma del proletariado no es visible, resulta algo subterráneo, solamente defendido y cultivado por sus minúsculas organizaciones comunistas. Sin embargo, existe como expresión de una clase explotada y revolucionaria a la vez, que es negada y extrañada de la sociedad por la ideología dominante. Ello hace que la lucha del proletariado aparezca de forma explosiva, como fruto de una larga maduración que durante mucho tiempo la ideología y la propaganda dominante rechazan y niegan descaradamente. Es entonces cuando “lo de arriba se hunde hacia abajo y lo de abajo se eleva a la superficie, el “orden” aparente debe transformarse en caos y el caos aparentemente “anárquico” debe transformarse en un nuevo orden”[17].
La lucha política del proletariado tiene métodos, formas y procedimientos que difieren radicalmente de los que están al uso en la política burguesa: en ésta todo se decide en cúpulas burocráticas o en oscuros cenáculos de poder; en aquella, en cambio, las decisiones son transparentes, son adoptadas por las masas obreras mismas en asambleas multitudinarias tras largas y participativas deliberaciones. “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa” (Manifiesto Comunista).
En la política burguesa se dice una cosa cuando se está en la oposición y se hace lo contrario cuando se está en el gobierno; en la política proletaria lo que se hace es lo mismo que se dice y lo que se dice es lo mismo que se hace. En la primera, los actos electorales son mítines para engañar, lavar el cerebro e insultar a los rivales; en la segunda las asambleas no son mítines de agitación sino órganos de decisión y de organización en acciones concretas de lo comúnmente decidido. En la política burguesa todo depende de líderes carismáticos acompañados de un culto a la personalidad ciego y fanático; en cambio, la política proletaria es el fruto colectivo de la acción de masas que piensan, discuten y deciden juntos.
La política burguesa está diseñada para atar aún más a los obreros y a toda la población a los designios destructores y reaccionarios del capitalismo, es una política de conservación del capitalismo y de hundimiento en su dinámica de descomposición. La política proletaria es, como decían Marx y Engels en La Ideología Alemana “Para engendrar en masa la conciencia comunista como para llevar adelante el cambio mismo, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que solo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una revolución; por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino porque únicamente mediante una revolución logrará la clase oprimida salir del cieno en el que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases»
Smolny 10-9-19
[1] Los medios financieros nacionales e internacionales han insistido en un gobierno PSOE- Ciudadanos, pero el empeño suicida de Rivera en disputar al PP el “centro -derecha” (¿) le ha llevado a rechazar todo apoyo al PSOE.
[2] Ver Podemos un poder del Estado Capitalista, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [245]
[3] La historia nos ha proporcionado ejemplos de purgas brutales en partidos o regímenes, empezando por el estalinismo. Sin embargo, lo que ha pasado en Podemos en los últimos 3 años no desmerece de esos ejemplos. Ver Guerra de jefes en Podemos, /content/4204/guerra-de-jefes-en-podemos [246]
[4][4] Un ejemplo del caos que reina en Podemos lo da su organización en La Rioja donde no se ponían de acuerdo en elegir el consejero que les correspondía en el gobierno regional y ¡ha sido el propio PSOE quien ha elegido la consejera en nombre de Podemos!
[5] Ver ¿Qué le pasa al PSOE?https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [93]
[6] Las coaliciones entre un socio grande y socios pequeños suelen letales para estos últimos. Hay dos ejemplos de manual, aparte de muchas experiencias en las autonomías españolas. El primero es la alianza de Mitterrand con el PC francés que descalabró a este último. El segundo fue la coalición entre los conservadores británicos de Cameron y el partido liberal – democrático que a las siguientes elecciones hicieron perder a este último casi dos tercios de sus votantes. Los partidos “grandes” (socialistas o de derechas) tienen mucha más experiencia de gobierno y saben maniobrar con toda clase de trucos para debilitar a los “aliados”, aparte que logran cargar sobre ellos las medidas más impopulares.
[7] Ver Contra la campaña de Vox en medios obreros: ¡Los obreros no tenemos patria!https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [96]
[8]Cataluña, España ¡Los proletarios no tienen patria!https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria [247] , Referéndum catalán: la alternativa es Nación o Lucha de Clase del proletariadohttps://es.internationalism.org/accion-proletaria/201708/4224/referendum-catalan-la-alternativa-es-nacion-o-lucha-de-clase-del-prole [248]El embrollo catalán muestra la agravación de la descomposición capitalistahttps://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4234/el-embrollo-catalan-muestra-la-agravacion-de-la-descomposicion-capital [95]
[9]Elecciones generales del 28 A El circo electoral no puede disimular la podredumbre de la sociedad capitalistahttps://es.internationalism.org/content/4406/elecciones-generales-del-28-el-circo-electoral-no-puede-disimular-la-podredumbre-de-la [249]
[10] Uno de los factores que explican el auge actual del populismo es la crisis del bipartidismo que ha reinado en Europa y USA durante más de medio siglo. En la decadencia, todos los Estados son totalitarios y tienden al Partido único. Esa tendencia se expresa en las democracias occidentales por el bipartidismo: dos partidos, uno más a la derecha y el otro más a la izquierda (la socialdemocracia) se turnan monopolísticamente en el poder. El desgaste, la indisciplina creciente, la casi desaparición, de esos dos partidos, en muchos países de Europa y USA ha sido uno de los estímulos del populismo.
[11] En El Capital, Marx muestra que en la acumulación primitiva del Capital (siglos XV a XVII) la burguesía no dudó en utilizar el terror bárbaro y sádico del feudalismo para arrancar a los campesinos y artesanos de sus antiguas posiciones y convertirlos en desposeídos, es decir, en futura mano de obra explotada. De la misma forma, la trata de esclavos y la explotación de estos fue utilizada desde el siglo XVI. Como apunta Marx “el capital nació en el lodo y en la sangre”.
[12] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [12]".
[13] "Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo - Un movimiento cargado de futuro [250]".
[14]https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [251] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [252]
[15] Ver nota 12
[16] En el periodo ascendente del capitalismo -que culmina en el siglo XIX y principios del XX- el proletariado podía apoyar puntualmente a las fracciones más progresistas de la burguesía pues el capitalismo debía superar importantes trabas feudales y aún podía otorgar mejoras y reformas duraderas al proletariado. Esto no lo hacía jugando con las divisiones del enemigo sino buscando el desarrollo de las fuerzas productivas y preservando en todo momento su independencia de clase. Sin embargo, nada de esto es posible en la decadencia del capitalismo donde el único programa realista es la lucha revolucionaria del proletariado por la abolición de este modo de producción social.
[17] Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicato, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [62]
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A cincuenta años de las movilizaciones obreras en la ciudad de Córdoba, aún se hace necesario reflexionar sobre su significado, porque son esos mismos cincuenta años los que el aparato de izquierda del capital ha utilizado para construir versiones distorsionadas sobre lo que definió su origen y las respuestas políticas que generó, evitando que la clase obrera pueda recuperar las experiencias que dejó esa jornada de lucha. El hecho de que los obreros tomaran las calles exponiendo su rechazo a la burguesía argentina que gobernaba a través de una dictadura militar, lo han usado para afirmar que iban en la búsqueda de una vida democrática para el país. Otras versiones, defendidas por organizaciones burguesas como el peronismo, desnaturalizan la protesta obrera, la presentan como algo que les “sensibilizó” y les hizo cambiar su actitud de frente al proletariado, llevándolos a incorporar consignas “clasistas” en su programa. Y no son pocas las referencias que pretenden borrar el accionar espontáneo y combativo que los obreros llevaron a cabo, rebasando el control sindical, para transformarlo en un detonante de expresiones sindicales radicales e incluso de las actividades terroristas y guerrilleras de los años setenta.
El Cordobazo, así como el Mayo francés de 1968[1], representó el fin del período de más 40 años de contrarrevolución que se instauró después de la oleada de 1917 a 1923. Para explicar este proceso nos detendremos un poco en el desarrollo histórico que enmarca a estas movilizaciones obreras de hace medio siglo.
A diferencia de la respuesta revolucionaria que la clase obrera presentó ante la Primera Guerra Mundial –al grado que la burguesía se vio obligada a detener esa carnicería–, en la Segunda Guerra Mundial el proletariado se encontraba sin capacidad para oponerse al accionar belicoso del capital, en tanto que, no solo había sido aplastado físicamente por el estalinismo y el fascismo, sino además la ideología burguesa logró atraparlo y someterlo dentro del antifascismo y en la defensa de la democracia.
Se hace preciso exponer que en el período 1917-23, enmarcado principalmente por la revolución rusa y alemana, se alcanzó la parte más elevada de una gran oleada revolucionaria que se percibió todavía en 1927 con las insurrecciones obreras de Shanghái y Cantón en China. Sin embargo, la serie de derrotas que sufrió la clase obrera en este período, abrieron las puertas a la Segunda Guerra Mundial y a la implantación de un período contrarrevolucionario terrible y profundo, que se extendió hasta 1968.
El dominio de la contrarrevolución impidió que ante los golpes de la crisis de 1929 la clase obrera pudiera responder de forma masiva y organizada, por el contrario, provocó una ampliación de la desmoralización del proletariado. Luego la confusión y desconfianza en sus fuerzas se vuelve más profunda con la preparación de la guerra de parte de las potencias imperialistas, porque los preparativos no implicaron solamente la militarización de la economía, sino, además, la realización de campañas ideológicas, en la que presentan al Estado capitalista como una entidad “benefactora” y a la patria (y su defensa), como el gran ideal. De esa manera es que logran colocar al proletariado bajo las banderas de la burguesía y lanzarlo nuevamente a una feroz carnicería.
Al finalizar la guerra hay un crecimiento relativo de la economía mundial y se abre el período de la llamada “guerra fría” entre los imperialismos de Rusia y Estados Unidos, lo cual dio oportunidad a la burguesía para continuar y profundizar su campaña, añadiendo esta vez a su discurso la afirmación de que el capitalismo es una “fortaleza económica” que otorga beneficios a todos a través de las políticas de “bienestar social”, por lo que otra vez invoca a la “unidad nacional”. Bajo esas circunstancias, sociólogos e intelectuales de izquierda y derecha, proclamaron la “asimilación de los trabajadores por la sociedad de consumo”, lo que significaba que el capitalismo había encontrado la fórmula para perpetuarse y para anular políticamente a la clase obrera.
Pero la crisis económica que los teóricos de la burguesía aseguraban había sido desterrada, reapareció hacia finales de la década de los años sesenta, por lo que la burguesía requirió incrementar los ritmos de explotación y una mayor afectación de las condiciones de la vida de los trabajadores. Por eso los diversos problemas económicos que a lo largo del planeta iban asomándose, ponían en evidencia que el capitalismo no puede escapar de la crisis, pero al mismo tiempo, al extenderse y profundizarse, sirve de estímulo a la lucha de la clase obrera, así va recuperando su identidad de clase y la confianza en sus fuerzas. Las huelgas masivas de mayo 1968 en Francia marcaron el fin del período de la contrarrevolución y el inicio de una nueva oleada de movilizaciones obreras.
Entre las expresiones obreras más relevantes y que forman esta oleada, se encuentra el Otoño Caliente italiano en 1969[2], pero también en ese mismo año se llevan a cabo las movilizaciones de los trabajadores en Israel y sin duda el levantamiento en Córdoba, Argentina. Esas expresiones combativas se continúan en Polonia en 1970, en España, Egipto y Gran Bretaña en 1972…
Luego, a mediados de los setenta las movilizaciones continúan y no dejan de estar presentes hasta fines de los ochenta. Entre las movilizaciones obreras más combativas de ese período está la huelga de masas en Polonia (1980)[3] y la huelga de los mineros de Gran Bretaña (1984-85)[4].
Todas estas manifestaciones demostraron que la combatividad de la clase obrera había renacido; la creación de asambleas generales y comités de huelga aparecían como una recuperación de la experiencia de los soviets... Pero mientras la conciencia y combatividad de los obreros se recuperaba, la burguesía mantenía su ataque en contra de los trabajadores, trampeando y saboteando mediante su aparato de izquierda y los sindicatos (tanto los oficialistas como los “independientes”). Justamente las huelgas referidas en Polonia y Gran Bretaña, son ilustrativas de cómo la burguesía enfrenta a los proletarios. Requiere indudablemente de la fuerza de sus aparatos de represión, pero sobre todo del sabotaje de la lucha a través de sus partidos y sindicatos: en Gran Bretaña, el National Union of Mineworkers tuvo una activa intervención para prolongar y aislar la huelga y en Polonia, para arrebatar el control de la lucha a las asambleas y comités obreros, se impulsó la formación del sindicato Solidarność.
De esta manera, el Cordobazo no puede ser visto como una expresión aislada que responde solo a “asuntos argentinos”, es parte de una respuesta internacional del proletariado. Tampoco es una “jornada de combate sindical”, por el contrario, es una lucha que logró desarrollar una gran combatividad a pesar de la presencia de los sindicatos y la feroz represión del Estado.
Así, la reaparición de la crisis económica a fines de los años sesenta, rompió la mistificación del crecimiento perpetuo del capitalismo, pero también al empujar al combate a los proletarios del mundo, pone fin al período de contrarrevolución.
El proceso de industrialización de Argentina se destacó por presentar un ritmo más activo que el que siguieron los demás países de Latinoamérica, ya que se presentó de forma amplia desde las últimas décadas del siglo XIX, por lo cual, la clase obrera también extendió su presencia en el escenario social. El desarrollo de la acumulación de capital requirió de fuerza de trabajo que fue cubierta ampliamente por trabajadores migrantes provenientes de Europa. Eso le permitió a la burguesía contar con una fuerza de trabajo capacitada, pero también, esa masa obrera al integrarse en la vida del colectivo de explotados argentinos transmitió su experiencia política, ayudando en algunos aspectos, a la orientación y desarrollo de la combatividad obrera[5].
Entrado el siglo XX esa dinámica del capital se mantiene e incluso se acelera en momentos de “coyuntura”, como lo fueron la Primera y Segunda Guerra Mundial. Es durante esos períodos que la industria se expande por el territorio argentino, destacándose algunas ciudades como polos industriales y con alta concentración de trabajadores[6].
Pero este proceso dinámico de la acumulación choca con su propio crecimiento. Si retrocedemos a los años de 1929, fecha en que estalló y se extendió por el mundo la crisis económica, encontramos que la economía de Argentina también se vio afectada y dominada por la crisis, pero sus efectos y secuelas se magnifican por la falta de unidad política al interno de la clase dominante. Es por eso que algunos sectores de la burguesía empujan a la realización de sucesivos golpes militares para forzar una unidad y un control social que le permitiera resistir en esos momentos críticos. Es así que, a través del golpe de Estado, se impone un gobierno militar a cargo de José Uriburu (en septiembre-1930) que se marca como tarea establecer una política de represión feroz en contra de las movilizaciones obreras que intentaban dar una respuesta a la degradación de sus condiciones de vida. Al nuevo gobierno no le bastaba la aplicación de medidas que degradaran aún más los salarios y tener paso libre para direccionar los recursos fiscales y crediticios para la protección del capital, tenía que imponer su fuerza y poder mediante la persecución y la represión… pero para evitar la respuesta obrera el reforzamiento de la estructura sindical era necesario.
Así es que en el marco de la expansión de la crisis capitalista de 1929 y del avance de la contrarrevolución por el mundo, la burguesía argentina procura fortalecer su aparato político sindical creando una “gran” central con el fin de asegurar el control de los trabajadores. Este proyecto se va a concretar el 27 de septiembre de 1930 con la formación de la Confederación General de los Trabajadores (CGT). Justamente las tareas que va a cumplir esta central son:
- hacer una campaña dentro de la clase obrera a favor del gobierno militar para otorgarle credibilidad,
- controlar el descontento proletario ante las medidas de austeridad que se imponen desde el Estado, así como la desvalorización de la fuerza de trabajo.
Por eso, desde su origen y en su actuación cotidiana, la CGT se mostrará como una estructura burguesa opuesta a los trabajadores. A lo largo de su historia van a aparecer diversas fracturas, que se dicen “opositoras y críticas” al oficialismo de la CGT, para convencer de esa actitud, usan un lenguaje radical, sin embargo, avanzan también al lado de la burguesía para cumplir fielmente su trabajo de sabotaje contra el proletariado.
Fue la dinámica industrializadora lo que hizo que la presencia de la CGT fuera de mayor importancia para el capital; no es raro que fuera a mediados de los años 40, con el gobierno de Perón –que tiene la tarea de comandar la fase de industrialización mediante la “sustitución de importaciones”–, cuando la CGT se fortalece y se convierte en la columna vertebral de las políticas del gobierno y principal difusor de la ideología peronista[7], que es la expresión misma del dominio del capital. De tal manera que la presencia de una clase obrera en crecimiento hizo que el Estado burgués se asegurara en fortalecer su brazo sindical, creando cuando lo necesita, alrededor la CGT, estructuras “alternativas”, con discursos “radicales” con las que establece una distribución de las tareas para el control de los trabajadores
En 1966, como producto nuevamente de una fractura interna de la burguesía, pero sobre todo respondiendo a la “doctrina de seguridad nacional”, impulsada por los EUA, como parte de la “guerra fría”, las fuerzas militares vuelven a operar un golpe de Estado. Aprovechando el desprestigio de los partidos, de los diputados y demás personajes del poder, los militares se presentan como una alternativa, defensores de los “valores nacionales” y la seguridad, por esa razón bautizan a ese proyecto como la “revolución argentina”, logrando en un corto tiempo la unificación de la burguesía y pequeña burguesía.
La CGT expone abiertamente su apoyo[8] al gobierno militar de Onganía, reafirmando que sus intereses están del lado de la burguesía y que su labor es la de someter de los trabajadores. La cohesión que la burguesía intentaba asegurar con la denominada “revolución argentina” se fragilizaba en la medida en que la crisis económica avanzaba. Bajo esas circunstancias el Estado va profundizando las políticas “anti recesivas”, lo que implicaba acrecentar los ataques a los trabajadores, haciéndose, por tanto, más necesarios los servicios de la CGT.
La defensa descarada que el sindicato hace del gobierno militar, lo desgasta y lo vuelve poco creíble ante los trabajadores, por ello la misma burguesía empuja a la creación de una estructura sindical “alternativa”; de esa manera es que en 1968 se forma la CGT de los Argentinos (CGT-A). Así, mientras que la CGT oficial (dirigida por Augusto Vandor), con un discurso moderado intenta someter el descontento general, la CGT-A (encabezada por Raimundo Ongaro), hace el relevo y atrapa a los sectores proletarios que buscan rebasar el dominio sindical oficialista.
Los documentos políticos de la CGT-A contienen afirmaciones redactadas con lenguaje “radical”, lo que les permite disfrazar sus acciones orientadas a la defensa del capital; por ejemplo, presenta a los intereses de la clase obrera unidos a los de la burguesía, justifica así su convocatoria a la defensa del capital nacional: “El aplastamiento de la clase obrera va acompañado de la liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos, la sumisión a los organismos financieros internacionales (…)”. En párrafos más abajo completa su postura: “Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados.” (Mensaje a los trabajadores y el pueblo. Programa del 1º de Mayo de 1968).
No resulta nada extraño que el “caudillo” Perón reconociera, desde el exilio, la importancia política de la CGT-A y la impulsara para enfrentar a la CGT de Vandor. Y no es solamente porque Vandor le disputaba a Perón la dirigencia del “justicialismo”, postulando la creación de un “peronismo sin Perón”, sino además porque sus frases adornadas de radicalidad creaban un mejor camuflaje para involucrar a los trabajadores en la defensa del capitalismo.
En la formación de esta CGT “combativa” (como también se hacían llamar la CGT-A), colaboran personajes de la “intelectualidad” radicalizada de origen pequeño burgués e incluso curas católicos del “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo” y sin duda participan también un gran número de trabajadores que se acercan con mucha honestidad (aunque con gran confusión), lo cual no cambia en nada su naturaleza burguesa; precisamente los sindicatos son armas imprescindibles para la burguesía porque es través de ellos que puede penetrar en las filas de los trabajadores, llevando un gran camuflaje para esconder que es un engrane más de la maquinaria estatal burguesa.
El ascenso del gobierno militar de Onganía, se presentó como una respuesta política de la burguesía ante la ruptura de su unidad y para enfrentar la crisis económica, por lo que centra su atención en mejorar los mecanismos de explotación y sometimiento de los trabajadores, lo que conduce a una mayor degradación su vida, a una estricta vigilancia policial de la vida social y una feroz represión en contra de las manifestaciones obreras (y de estudiantes), lo cual se vuelve una constante que avanzaba y tomaba dimensiones de mayor magnitud, dejando en cada ocasión una cantidad de detenidos, heridos y asesinados.
Pero el terror aplicado por el Estado no logró atemorizar y paralizar a los trabajadores, por el contrario, alimentó su coraje y combatividad. Aunque también, este ambiente de lucha fue aprovechado por los partidos maoístas, stalinistas, trotskistas y peronistas, para engrosar sus filas con estudiantes y jóvenes obreros. Así, a pesar de la práctica represiva del Estado, la acción sindical y de los partidos de izquierda e izquierdistas, algunos sectores del proletariado argentino lograron impulsar la discusión y reflexión sobre el significado de las medidas económicas, las políticas aplicadas por el gobierno, pero además sobre la posibilidad y la necesidad de la revolución[9].
Para finales de los años 60, Argentina contaba con ciudades muy industrializadas (como Buenos Aires, Rosario y Córdoba), en las que se concentraron amplias masas de obreros, que van exponiendo una gran combatividad en sus movilizaciones. Justamente esta combatividad obrera se define como una tendencia que va imponiéndose a partir en 1966, mostrando una respuesta a los ataques de la burguesía y su Estado.
Es sobre todo en el año de 1969 cuando los ataques se vuelven más feroces, cualquier manifestación callejera era reprimida brutalmente, por ejemplo, en las provincias de Corrientes y Rosario las movilizaciones estudiantiles, que protestaban en contra del aumento de los precios en el comedor universitario terminaron, en ambos casos, en ataques policiales, dejando un saldo de estudiantes asesinados y heridos. Estos hechos generaron consternación entre los trabajadores, pero al mismo tiempo se van convirtiendo en detonantes de coraje y de expresiones solidarias.
En Córdoba en mayo de 1969, el descontento de los trabajadores va creciendo como respuesta a las medidas económicas violentas y a los actos represivos: al inicio del mes de mayo los trabajadores del transporte llevaron a cabo una huelga por mejoras salariales. En las fábricas automotrices desde 1968 se venía despidiendo trabajadores e incrementando la intensidad laboral, pero en 1969 la patronal anunció que, para los trabajadores de los sectores metalmecánico y automotriz, se eliminaría el “sábado inglés”, lo que implicaba la ampliación de la jornada de trabajo del día sábado (4 horas extras sin pago adicional). Esa medida tenía su complemento en la reducción directa del salario (por efecto de las “quitas zonales”).
En el resto de las empresas se mantiene (como desde 1967) la congelación de los salarios... El 14 de mayo, los obreros de la metalurgia son agredidos por la policía cuando realizaban una asamblea, por lo que se desató un violento combate callejero, que va a detonar en un incremento del coraje y la combatividad obrera. Los sindicatos no esconden su preocupación por la combatividad que va en crecimiento y amenazando con desbordar su control, por lo cual las dos CGT buscan trabajar juntas.
En un intento de evitar que el descontento en ascenso entre los obreros saliera del control sindical, la CGT-A en unión con la CGT de Vandor, convocan a un paro nacional de actividades de 24 horas para el día 30 de mayo. Los sindicatos gremiales cordobeses[10], por su parte, en una especie de competencia con las estructuras burocráticas de la CGT e incluso de la CGT-A (a la que estaban asociados la mayoría de los sindicatos de Córdoba), plantean iniciar el paro el 29 de mayo a las 11 de la mañana y terminarlo 37 horas después, de esa forma buscan prestigiarse ante los obreros y al mismo tiempo mostrar a la jefatura de las dos centrales su dominio y fuerza local, con el fin de ganar presencia y canonjías dentro de la estructura sindical.
La convocatoria de la movilización estaba controlada por el sindicato. Incluso la detención del peronista Raimundo Ongaro dos días antes del paro, alimentaba el descontento que los sindicatos podían aprovechar.
Así la estructura sindical cubría diferentes flancos para asegurar el control de la combatividad obrera. Combinaba la “radicalidad” de la CGT-A con la actitud “mesurada y legalista” de la CGT, pero también cumplían su papel los sindicatos no integrados a ninguna de las CGTs y por tanto fuera de la convocatoria (como lo era el de la Fiat).
Mientras unos sindicatos pretenden impedir que los obreros participaran en el paro, los sindicatos cegetistas de las diversas industrias impulsarían la movilización, procurando que como siempre, las movilizaciones se quedaran en simples caravanas, ocupando las calles pero de forma dispersa, manteniendo (bajo la supervisión de los sindicatos) la división gremial que responde a la división del trabajo en la producción capitalista… sin embargo, en esa ocasión, no lograron detener la expresión del descontento proletario en su propio terreno de clase.
La propuesta surgida del encuentro sindical fue que desde la mañana del 29 de mayo los diferentes contingentes de obreros y estudiantes saldrían desde las puertas de las diversas fábricas para avanzar, formando contingentes dispersos, hasta llegar al local de la CGT (ubicado en Av. Vélez Sarsfield).
El primer aspecto que se destaca es la respuesta masiva de los obreros; no solo los trabajadores de las grandes plantas fabriles se movilizaron, también los de los pequeños talleres se incorporan espontáneamente e incluso muchos obreros de Fiat, en cuya fábrica el sindicato se oponía al paro, se integran a la manifestación. Los estudiantes también pararon sus actividades y se integraron masivamente en apoyo a los trabajadores, de manera que prácticamente la ciudad entera quedó parada.
La policía desde las primeras horas del 29 de mayo había cercado a la Av. Vélez Sarsfield para impedir la llegada de los grupos de obreros y en diversas calles y barrios cercanas a las zonas fabriles, el gobierno destacó escuadras de la gendarmería y de la caballería, los cuales iniciaron su tarea de intimidación desde muy temprano, intentando impedir el avance de las columnas de obreros. Pero fue en las calles del centro de la ciudad donde se presentaron los combates más fuertes.
Cuando la policía vio acercarse la manifestación al punto de reunión, arremetió primero con bombas de gas lacrimógeno, luego lanzó las escuadras de la policía montada… con esas avanzadas logró que algunos grupos de manifestantes se dispersaran, pero enseguida se agrupan y responden a la agresión con mucho coraje. Palos y piedras fueron usados por los manifestantes en contra de los cuerpos represivos. La masividad de la manifestación logró repeler la agresión, pero la policía al verse incapacitada para imponer su orden busca aprovechar su capacidad de fuego, de forma que ya no usan solamente su “armamento disuasivo”, ahora son sus fusiles y pistolas las que disparan en contra de la masa, hiriendo a varios trabajadores y asesinando a Máximo Mena[11], un joven obrero de IKA-Renault.
La muerte de su compañero en vez de causar temor anima la solidaridad y enciende el coraje. De una manera espontánea los obreros construyen barricadas y llevan a cabo asambleas en las calles y en las propias barricadas, en las que participan obreros sin distinción de la fábrica en la que laboraba, integrándose además estudiantes y los mismos habitantes de los barrios, logrando una gran unidad y expresión solidaria. El testimonio de un obrero participante en esos combates refiere: “La reacción de la gente fue notable, salía a darnos diarios (para prender las fogatas que ayudan a disminuir el efecto del gas lacrimógeno), las mujeres, las viejas, nos daban fósforos, botellas para que nos defendamos, palos…”[12]
La estructura sindical por más que intentó detener los combates, no logró hacerlo y ven con horror como la manifestación que esperaban fuera controlada por ellos, se convertía en una rebelión obrera y de masas.
Algunos “jefes sindicales”, como fue el caso de Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, que impotente ante la fuerza obrera que se levantaba de forma autónoma, declaraba a periodistas de la revista “Siete Días”: “La gente salió por las suyas, ya nadie las dirige” y asomaba su amargura al decir, “Se nos fue todo de las manos”[13]. La estructura sindical de la UOM (dirigido por el peronista “moderado” Atilio López), también se da cuenta que los trabajadores se liberaban de su control, por lo que huyen y se “deslindan”, intentando alcanzar el perdón del Estado y salvar su pelleja…
Luego de algunas horas de combatir ferozmente en las calles cordobesas, los explotados logran replegar a una gran parte de las fuerzas represivas, que se refugian en sus cuarteles, aquellos que quedan activos, mantienen el combate en algunos barrios más alejados del centro, pero sin lograr traspasar las barricadas, por eso en un acto de desesperación y venganza, la policía arremete en contra de la población que no estaba involucrada en la manifestación, pero tenían la mala suerte de cruzarse en su camino.
En el barrio de Clínicas, grupos formados principalmente por estudiantes, se colocan en los techos de las casas desde donde hacen disparos disuasivos para impedir el avance de la policía. Avanzada la noche de ese mismo día los trabajadores cortaron la luz, creando una penumbra para dificultar el movimiento de la policía y del ejército que había llegado a la ciudad por la tarde y preparaba el asalto.
Es hasta la madrugada del día 30 de mayo que las escuadras militares inician el avance lento por la ciudad, dado que aún encuentran barricadas en las que se intenta la defensa, pero la soldadesca termina imponiéndose y tomando militarmente la ciudad, lo que le permite establecer el “toque de queda” y la detención masiva de obreros y estudiantes, a los que juzgará casi inmediatamente en los tribunales militares formados ex - profeso.
Las jornadas combativas de mayo de 1969 detonaron una ola de luchas en Argentina hasta mediados de los setenta, dejando sin duda lecciones que los trabajadores deben recuperar. A diferencia de la burguesía, decía Marx, que en su lucha contra el viejo sistema, “avanzan arrolladoramente de éxito en éxito”, los trabajadores por el contrario avanzan por la historia con mayores complicaciones, en tanto critican constantemente su práctica, “para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos...”[14] Y lo hacen así porque es una clase social que no tiene ningún asidero económico en este sistema, su fuerza proviene de su conciencia y organización y ésta solo puede fortalecerse evaluando su propia práctica, recuperando las lecciones de todos sus combates y más aún de sus derrotas. En ese sentido cuando recordamos al Cordobazo no es para hacer una apología exagerada o ciega, un discurso lacrimoso y conmovedor o un apunte formal para describir una efeméride, lo recordamos luego de 50 años porque el proletariado argentino mostró la fuerza que puede crearse cuando logra romper las ataduras sindicales y de los partidos de la izquierda y derecha del capital que lo someten. Esa es una gran lección que el proletariado del mundo debe recuperar, pero al mismo tiempo se requiere de un balance crítico mostrando sus debilidades, como, por ejemplo:
- La rebelión obrera del 29 de mayo se mostró como una respuesta espontánea y consciente ante los ataques del capital, fue una expresión incipiente pero importante en contra del capitalismo, en tanto logró despertar la combatividad, animar la solidaridad y recuperar la confianza en sus fuerzas, sin embargo, la movilización no avanzó más. Uno de los aspectos que impidió a los trabajadores llevar a su conciencia a niveles más desarrollados fue la carga ideológica que durante años había inoculado el aparato sindical, la izquierda del capital y de forma particular el peronismo, que en Argentina ha actuado y continúa actuando en defensa del capital y en contra del proletariado.
De forma específica la ideología “anti-imperialista”[15] y “critica” a las expresiones monopólicas han sido argumentos con el que buscan golpear la conciencia del proletariado[16]. Esto es así porque el “anti-imperialismo” es en realidad el disfraz de un discurso nacionalista que utiliza tanto sectores de derecha como la izquierda del capital para confundir y desviar el descontento de los explotados hacia la defensa del capitalismo nacional; a ese mismo punto se llega cuando se levanta la consigna de lucha contra el capital monopólico e incluso crea mayor confusión cuando sumerge a los explotados en la ilusión de posibles políticas “alternativas”, como el proteccionismo o la estatización. Estas viejas trampas no tienen otro objetivo que impedir que los trabajadores dirijan su combate contra de los fundamentos del capitalismo.
Esa carga de confusiones apareció durante la rebelión del 29 de mayo cuando grupos de obreros y estudiantes pretendían mostrar su descontento quemando no solamente las oficinas gubernamentales, sino fundamentalmente comercios y oficinas de monopolios extranjeros (Xerox, Citroën…).
El nacionalismo es una de las cargas ideológicas más pesadas que lleva a cuestas el proletariado, por eso no es extraño que aparezcan estas expresiones aún en momentos de ascenso de la combatividad y eso es así porque la burguesía no deja pasar un día en que alimente esta campaña. En 1973 invocando al nacionalismo arrastraron a los obreros argentinos a las urnas (y luego han repetido la trampa en innumerables veces) y en 1982 se envenenó el ambiente de patriotismo para sumergirlos en el apoyo a la guerra de las Malvinas.
- Otro de los aspectos que dificultaron el desarrollo de la conciencia obrera fue el fortalecimiento que el Estado hizo de la estructura sindical. Cuando los tribunales militares detienen y culpan de la rebelión a los jefes sindicales, Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio Torres, los convierte en mártires, revistiendo de prestigio a ellos y a los sindicatos. Por eso, no pasa mucho tiempo para que la misma burguesía aproveche ese prestigio que otorgó a Atilio López y a Tosco[17], para llevar a los trabajadores a las urnas y a la defensa de la democracia mediante su participación en el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Eso significa que el avance combativo que se mostró en el Cordobazo, no tuvo continuidad y no se recogieron adecuadamente las lecciones. Al arrebatar el control de la lucha a los sindicatos se mostraba que la lucha podía llevarse sin ellos, pero abría el camino para construir organizaciones propias (consejos, comités…) que permitieran la autonomía del proletariado.
Unos años antes, cuando los trabajadores empiezan a reconocer el carácter anti-obrero de la CGT oficialista, en vez de buscar su autonomía en el combate, la burguesía le opone otro sindicato, la CGT-A, así la combatividad vuelve a ser capturada por el sindicato e impone la confusión, sin lograr avanzar en la comprensión de que los sindicatos son estructuras integradas al Estado. Este mismo problema se repitió en el “viborazo” de marzo de 1971, en donde los sindicatos Sitrac-Sitram, utilizaron su “metamorfosis”, pasando de ser conservadores a sindicatos ultra radicales, para ampliar así la fuente de confusión y esterilizar la combatividad obrera.
Es sobre este marco, que la prensa de la burguesía y el aparato de la izquierda del capital cuando hablan del Cordobazo, resaltan los enfrentamientos en las calles, pretendiendo reducir esta jornada a hechos anecdóticos, para así encubrir que fue una movilización en la que se mostró la capacidad de los obreros para tomar el control de la lucha, pasando por encima del control sindical y de la que requiere recuperar las lecciones que habrán de servir para preparar y aplicarlas en los próximos combates.
Sobre esta base, también la burguesía trata de falsificar el verdadero terreno de lucha del proletariado, `presentando como métodos de lucha “radicales” o “efectivos”, las extorsiones o el pillaje como aconteció durante las protestas contra el “corralito” de 2001-2002[18], o los bloqueos de ruta o los “métodos piqueteros” en 2004[19]. En las páginas de nuestra publicación hemos denunciado tales métodos contrarios precisamente a la verdadera autoorganización y a la verdadera unidad. Con la perspectiva de desarrollo de nuevos y brutales ataques en el futuro más inmediato, y la esperable emergencia de nuevos combates obreros, el proletariado debe recuperar las lecciones de sus mejores experiencias de lucha en Argentina y en todo el mundo.
Tatlin / Julio-2019
[1] Ver Hace 50 años, Mayo de 1968 donde puede encontrarse una lista de artículos sobre esta experiencia proletaria. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [152]
[2] Ver El “Otoño caliente” italiano de 1969 Un momento de la recuperación histórica de la lucha de clases, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2773/el-otono-caliente-italiano-de-1969-i-un-momento-de-la-recuperacion [254] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3005/el-otono-caliente-italiano-de-1969-ii-un-momento-de-la-reanudacion [255]
[3] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [134]
[4] Ver la Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases [256] de nuestro 23 Congreso
[5] La presencia de los trabajadores migrantes en Argentina fue decisiva en la formación de agrupaciones anarco-sindicales como la FORA y su participación fue muy activa en jornadas de combate, como en la “semana trágica” (1919) o en las huelgas de la “Patagonia rebelde” (1920-21). Ver en nuestra Revista Internacional el artículo dedicado a La FORA: Historia del anarcosindicalismo en Argentina. [257]
[6] Ese fue el caso de la provincia de Córdoba, que a partir de la mitad del siglo XX se vuelve una de las ciudades de mayor concentración de industrias y servicios
[7] La ideología peronista es en realidad una fachada sobre la que sectores diversos de la burguesía se agrupan, presentándose como un movimiento, pero sin lograr una unidad real. El movimiento peronismo siempre ha buscado integrar a los trabajadores como carne de cañón, por lo que intervienen en sus filas a través de sindicatos, partidos y organizaciones religiosas. El peronismo ha tenido una gran utilidad a la burguesía porque se presenta como una expresión ideológica confusa y flexible que se mueve desde la derecha hasta la “izquierda”, manteniendo en todos los casos un discurso nacionalista y al que pueden añadirle argumentos religiosos, desarrollistas, o pretendidamente “socialistas”, derivando un diverso abanico de agrupaciones que podríamos (usando sus propios términos) resumir así:
- “peronistas ortodoxos”, representado principalmente por el partido justicialista y el peronismo sindical,
- “peronistas revolucionarios”, formado por las diversas “tendencias” guerrilleras,
- “peronistas de base”, como se denomina al activista de barrio, que se reivindica del “trabajo de masas”,
- “neoperonismo”, expuesto en la práctica de los gobiernos más recientes (Menen, el matrimonio Kirchner) …
[8] Perón, que comandaba al “peronismo” desde su exilio en España, sintetiza con la frase: “desensillar hasta que aclare”, el llamado a buscar el momento adecuado para asegurar la colaboración con el gobierno golpista
[9] Algunos trabajadores expresan su postura política con la consigna: “ni golpe ni elección, revolución”, mostrando su repudio al gobierno golpista, pero también a las promesas electorales del izquierdismo y del peronismo (más específicamente), exponiendo así su reivindicación de la revolución como única salida al capitalismo. Lo cierto es que, la clase obrera argentina alcanzó una gran combatividad en las huelgas y movilizaciones desde fines de los 60 y hasta mediados de los 70, pero no logró una claridad completa que le permitiera enfrentar al ambiente burgués dominante que se impone desde el peronismo y el izquierdismo
[10] Los principales sindicatos de las industrias presentes en Córdoba eran: Sindicato de Luz y Fuerza, Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Unión Tranviarios Automotor (UTA)
[11] El obrero Mena no fue el único asesinado, testimonios de participantes en esa jornada de lucha, refieren que fueron cerca de 60, otros datos periodísticos señalan que fueron 20 los muertos, pero como en todas las rebeliones es difícil saber con exactitud el número de muertos y heridos. De lo que hay más certeza es que el número de detenidos fue de más de 2,000
[12] Testimonio recogido por Juan Carlos Cena en “El Cordobazo una rebelión popular”, Editorial La Rosa Blindada, 2003
[13] Citada en el folleto, “Mayo del 69, la llama que no ardió”, Argentina, mayo-1989, del grupo “Emancipación Obrera”. Ver “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201103/3069/propuesta-internacional-a-los-partidarios-de-la-revolucion-mundial [258] . En 2016 publicamos el testimonio sobre la experiencia de este grupo hoy ya disuelto de un antiguo militante del mismo, ver Una experiencia de la que sacar lecciones: el grupo Emancipación Obrera en Argentina https://es.internationalism.org/cci-online/201205/3413/una-experiencia-de-la-que-sacar-lecciones-el-grupo-emancipacion-obrera-en-arg [259]
[14]K. Marx. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [201]
[15] Suele asociarse a la política imperialista solamente a la que practican los EUA, cuando la política imperialista la realizan todos los estados capitalistas en mayor o menor grado
[16] En la entrevista hecha por la revista “Análisis-Confirmado” (9-febrero-1973) el dirigente sindical Tosco definía su perfil político así: “Estoy por la lucha antiimperialista hacia el socialismo. El socialismo está un poco lejos aún de la Argentina, pero está cerca de la lucha liberadora. Antimonopólica, antiimperialista...”. Esta declaración permite vislumbrar el tono del discurso ideológico que desde el sindicalismo radical se difundía
[17] Como resultado de la toma militar de Córdoba, Agustín Tosco, Elpidio Torres, Atilio López y Jorge Canelles, fueron apresados y condenados a ocho años de prisión, sin embargo, son liberados luego de 7 meses. De todos ellos, será Tosco quien va a tomar un prestigio mayor en tanto es muy perseguido y obligado vivir en la clandestinidad, lo que influye en su muerte, porque le impidió atenderse adecuadamente. De manera que no pretendemos hacer un juicio individual de Agustín Tosco, pero es necesario exponer que su actuación, al estar atada a la estructura sindical, se vuelve parte de una máquina integrada en el aparato estatal encargada de impedir el desarrollo de la conciencia obrera
[18] Ver: Revueltas 'populares' en Argentina: Sólo la afirmación del proletariado en su terreno podrá hacer retroceder a la burguesía [260]
[19] Ver, entre otros, Desde Argentina: Contribución sobre la naturaleza de clase del movimiento piquetero [261]
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Uno de los eslóganes más populares en las manifestaciones contra el cambio climático reclama: "Cambiar el sistema, no el clima".
No hay duda de que el sistema actual está llevando a la humanidad hacia una catástrofe medioambiental. Cada día se acumulan más y más pruebas materiales: olas de calor sin precedentes, incendios forestales inéditos en el Amazonas, derretimiento de los glaciares, inundaciones, extinción de especies enteras – lo que en definitiva conduce a la extinción de la propia especie humana. Y aun si no existiera el calentamiento global, el suelo, el aire, los ríos y los mares continuarán siendo envenenados y agotados para siempre.
No es de extrañar que tanta gente, y especialmente tantos jóvenes que se enfrentan a un futuro amenazante, estén profundamente preocupados por esta situación y quieran reaccionar respecto a esta situación.
La ola de protestas organizada por "Juventud por el clima", "Rebelión contra la Extinción", los Verdes y los partidos de izquierda se presentan como un camino a seguir. Pero quienes lo siguen deberían preguntarse: ¿por qué estas protestas son tan ampliamente apoyadas por los que gestionan y defienden el sistema actual? ¿Por qué se invita a Greta a dirigirse a los parlamentos, a los gobiernos, a las Naciones Unidas?
Por supuesto, gente como Trump, Bolsonaro o Farage vilipendian constantemente a Greta y a los "guerreros de la ecología". Ellos dicen que el cambio climático es un engaño y que las medidas para reducir la contaminación representan una amenaza para el crecimiento económico, especialmente en sectores como el de los automóviles y los combustibles fósiles. Son los descarados defensores de la ganancia capitalista. Pero ¿qué pasa con Merkel, Macron, Corbyn, ¿Alexandria Ocasio-Cortez y otros que elogian las protestas climáticas? ¿Es que acaso no serían también parte del sistema?
Muchos de los participantes en las protestas actuales están de acuerdo en que las raíces de la destrucción ecológica están en el sistema, en el sistema capitalista. Pero las organizaciones detrás de las protestas, y los políticos que hipócritamente dicen apoyarlas, están defendiendo políticas que ocultan la verdadera naturaleza del capitalismo.
Consideremos uno de los programas más radicales de estos políticos: el llamado "New Green Deal". Nos ofrece un conjunto de medidas a adoptar por los Estados existentes y que requieren inversiones masivas de capital para desarrollar industrias "no contaminantes" que se supone que son capaces de obtener una ganancia decente. En otras palabras: está totalmente enmarcada dentro de los límites del sistema capitalista. Al igual que el New Deal de los años 30, su objetivo es salvar al capitalismo en estos tiempos difíciles, no reemplazarlo.
El capitalismo no desaparece porque sea gestionado por burócratas estatales en vez de por patrones privados, o porque se pinte de verde.
El capital es una relación global entre clases, basada en la explotación del trabajo asalariado y la producción para la venta con el fin de obtener ganancias. La búsqueda constante de salidas para sus productos conduce a una competencia despiadada entre los Estados-nación por el dominio del mercado mundial. Y esta concurrencia exige que cada capital nacional se desarrolle o muera. Un capitalismo que no busque penetrar hasta el último rincón del planeta y a expandirse sin límites no existe. Del mismo modo, el capitalismo es totalmente incapaz de cooperar a escala mundial para responder a la crisis ecológica, como ya ha demostrado el funesto fracaso de las diversas cumbres y protocolos climáticos.
La búsqueda del beneficio, que nada tiene que ver con las necesidades humanas, ha sido la raíz del expolio de la naturaleza desde el comienzo del capitalismo. Pero el capitalismo tiene una historia, y desde hace un siglo ha dejado de ser un factor de progreso y se ha adentrado en una profunda crisis histórica. Es una civilización en decadencia, porque su base económica, forzada a crecer sin límites, genera crisis de sobreproducción que tienden a convertirse en permanentes. Y, como han demostrado las guerras mundiales y la "Guerra Fría" del siglo XX, este proceso de declive solo puede acelerar la carrera del capital hacia la destrucción. Incluso antes de que la masacre global de la naturaleza se hiciera evidente, el capitalismo ya amenazaba con aniquilar a la humanidad con sus incesantes enfrentamientos imperialistas y sus guerras, que continúan hoy en día en gran parte del mundo, desde el norte de África y el Medio Oriente hasta Pakistán y la India. Estos conflictos solo pueden verse exacerbados por la crisis ecológica, pues los Estados-nación compiten por recursos cada vez más escasos, al mismo tiempo que la carrera por la producción -y especialmente por la utilización- de armas cada vez más terroríficas solo puede conducir a una mayor contaminación del planeta. Esta escandalosa combinación de devastaciones capitalistas ya está haciendo inhabitables partes del planeta y obliga a millones de personas a convertirse en refugiados.
Este sistema no puede superar la crisis económica, la crisis ecológica o la carrera hacia la guerra.
Por lo tanto, es un engaño exigir que los gobiernos de todo el mundo "se unan" y hagan algo para salvar el planeta – una petición que hacen todos los grupos que organizan las marchas y manifestaciones actuales. La única esperanza de la humanidad reside en la destrucción del sistema actual y en la creación de una nueva forma de sociedad. Esto es lo que llamamos comunismo: una comunidad humana global sin Estados-nación, sin explotación del trabajo, sin mercados y sin dinero, donde toda la producción se planifique a escala global con el único objetivo de satisfacer las necesidades humanas. No hace falta decir que esta sociedad no tiene nada que ver con la forma de capitalismo de Estado que vemos en países como China, Corea del Norte o Cuba, o anteriormente la Unión Soviética.
El comunismo auténtico es la única base para establecer una nueva relación entre la humanidad y el resto de la naturaleza. Y esto no es una utopía. Esto es posible porque el capitalismo ha creado sus bases materiales: el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que pueden ser liberadas de su distorsión en este sistema; así como la interdependencia global de todas las actividades productivas, que puede ser liberadas de la competencia capitalista y de los antagonismos nacionales.
Pero esto es especialmente posible porque el capitalismo se basa en la existencia de una clase que no tiene nada más que perder que sus cadenas, una clase cuyo interés es el de resistir la explotación y suprimirla: la clase obrera internacional, el proletariado de todos los países. Es una clase que incluye no solo a los que son explotados en el trabajo, sino también a los que estudian para encontrar un lugar en el mercado laboral y a los que el capital arroja al desempleo y la marginalidad.
Y es aquí en particular donde la ideología que subyace a las marchas por el clima sirve para impedir que nos demos cuenta de cuáles son los medios para luchar contra este sistema. Nos dicen, por ejemplo, que el mundo tiene problemas porque la "vieja generación" se ha acostumbrado a consumir demasiado. Pero al hablar de generaciones "en general" se oculta el hecho de que, ayer y hoy, el problema radica en la división de la sociedad en dos clases principales, una, la capitalista o burguesa, que tiene todo el poder, y una clase mucho más numerosa, explotada y privada de todo poder de decisión, incluso en los países más "democráticos". Son los mecanismos impersonales del capital los que nos han metido en el lío actual, no el comportamiento personal de los individuos o la codicia de una generación anterior.
Lo mismo puede decirse de todos los discursos sobre el "pueblo" o los "ciudadanos" que serían la fuerza que puede salvar el mundo. Se trata de categorías absurdas que enmascaran intereses antagónicos de clase. La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra solo puede lograrse relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más fundamentales de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo que llevan a cabo todos los gobiernos y capitalistas en respuesta a la crisis económica, ataques que cada vez más se ejecutan invocando la necesidad de proteger el medio ambiente. Este es el único camino para que la clase obrera pueda desarrollar el sentido de su propia existencia contra todas las mentiras que nos dicen que es una "especie extinguida". Y esta es la única manera de que la lucha de clases fusione las dimensiones económica y política – vinculando la crisis económica, la guerra y los desastres ecológicos-, y reconociendo que solo una revolución mundial puede superarlos.
En el período previo a la Primera Guerra Mundial, cientos de miles de personas participaron en manifestaciones pacíficas. Las clases dominantes "democráticas" los alentaban porque difundían la ilusión de que podía haber un capitalismo pacífico. Hoy, la ilusión de un capitalismo verde se está extendiendo más y más. El pacifismo, además, con su llamamiento a todas las personas de buena voluntad, ocultaba el hecho de que solo la lucha de clases puede oponerse realmente a la guerra, como se demostró en 1917-18 cuando el estallido de las revoluciones rusa y alemana obligó a los líderes mundiales a poner fin, rápidamente, a la guerra. El pacifismo nunca ha detenido las guerras, y las actuales campañas ecológicas, al vender falsas soluciones a los desastres climáticos, deben ser entendidas como un obstáculo para la solución real.
Corriente Comunista Internacional (27/08/2019).
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En las últimas semanas hemos asistido, a propósito de los incendios en la Amazonia, a un nuevo ejemplo de la cobertura mediática capitalista de un desastre medioambiental: bombardeo de cifras y estadísticas, proliferación de apariciones de dirigentes compungidos y llamamientos abstractos al “algo hay que hacer”; y al mismo tiempo una auténtica cortina de humo – desgraciadamente nunca mejor dicho – sobre las verdaderas causas, - el sistema capitalista como tal -, o la única salida – la liberación de la humanidad y del planeta de este sistema cada vez más incompatible con la vida, con cualquier vida – a tamaña catástrofe.
Por justa que sea la sincera indignación que provoca la extinción a mansalva de los recursos del planeta, por lógica que sea la preocupación que suscita el futuro para la Naturaleza – entre la que se incluye la propia especie humana -, lo que debemos afirmar categóricamente es que sin enfocar el verdadero origen del creciente desastre medioambiental, sin dirigir nuestra lucha a suprimir el yugo capitalista que pesa sobre el planeta, sin establecer una nueva organización social, una comunidad humana liberada de las leyes de la explotación y de la mercancía, estos anhelos, por justos que sean, se desvanecerán como cenizas.
En dicha campaña los incendios del Amazonas han sido presentados como algo circunstancial. En su versión más burda – la de Bolsonaro y también, conviene recordarlo, el mismísimo Evo Morales – los incendios son presentados como algo “tradicional”. En la versión más “sofisticada” de esa campaña, los incendios se explican como la obra de oscuros intereses de “lobbys” agropecuarios.
Todo eso es rigurosamente cierto, pero completamente parcial. Y no hay peor mentira que una media verdad. En realidad, el capitalismo actual es un sistema que abrasa los bosques. Sólo en el año 2018 desparecieron de la faz de la tierra 12 millones de Hectáreas de dosel arbóreo, de las que 3,6 millones lo eran de selva tropical. El sistema tradicional de “quema” del bosque para obtener terreno para cultivos de subsistencia y autoconsumo de las comunidades rurales, ha dejado paso a una deforestación e incendios a escala industrial, como los que vimos en 2015 en las selvas de Borneo y Sumatra para generalizar las plantaciones de palma con el que obtener su aceite para biodiesel. Eso mismo lo vemos hoy en Brasil y toda Sudamérica para facilitar la penetración de las explotaciones mineras y madereras, para la obtención de pastos con los que alimentar una ganadería extensiva a bajo coste, y para una producción masiva de soja y palma, destinados esencialmente para la exportación para las explotaciones ganaderas de Europa y Norteamérica o la producción de biocombustibles. Los remilgados dirigentes mundiales que sueltan lágrimas de cocodrilo cuando ven arder la Amazonia, defienden a cara de perro la competitividad de su propia industria alimentaria. Ello explica que el compungido Macron (sobre el que volveremos luego) se haya quedado solo con su amenaza de frenar los acuerdos UE-Mercosur[1], que incluyen desde luego la importación de soja, maíz y algodón de Brasil, al menor coste posible.
La prueba de que no es algo circunstancial, ni característico” del estilo populista de Bolsonaro es que esa política de deforestación a lo bestia, fue practicada igualmente bajo los gobiernos de Lula, Roussef y Temer, y está siendo seguida en Paraguay, Perú y por el bolivariano Morales, que no cesará en sus invocaciones a la “pachamama”, o se disfrazará de aimara, pero lo cierto es que igualmente ha rebajado los controles medioambientales y ha perdonado multas a empresas deforestadoras. En consecuencia, en lo que va de año, 400 mil hectáreas de zonas arbóreas han desaparecido en Bolivia en zonas como la Chiquitanía (20 mil incendios) y el Pantanal también en Paraguay. El régimen de Maduro tampoco se queda atrás. La destrucción de la Amazonia venezolana ha tomado forma a través del llamado "Arco Minero", con lo cual esta extensa zona sufre una explotación descontrolada resultado no solo de la desidia del Estado, sino que él mismo promueve la extracción de oro y otros minerales que luego son vendidos principalmente a Turquía, lo que les permite a las cúpulas cívico-militares chavistas obtener algunos ingresos para permanecer en el poder. Desde los tiempos de Chávez, este Arco Minero, fue puesto bajo el control de una corporación militar. También en esa zona actúa la guerrilla colombiana del ELN en la explotación de los recursos mineros, con lo cual la dupla Chávez-Maduro ha venido otorgando en la práctica el control de amplios segmentos de esta zona a verdaderas mafias que son controladas por militares y civiles que ocupan altos cargos en su gobierno y que se benefician también de la minería ilegal (cuyas actividades abarcan mucho más territorio que en Brasil, Ecuador o Perú) la cual se ocupa de la explotación de oro, diamantes y coltán, lo que ha ocasionado una verdadera devastación vegetal y una alta contaminación de los ríos.
Y lo mismo sucede en África (en la Angola gobernada por el MPLA se han producido ya este año 130 mil incendios, casi el doble de los que han tenido lugar en Brasil). Y en Alaska y la zona ártica. O en la mismísima Siberia, donde también Putin adoptó medidas para dejar que los bosques ardieran excepto que, desde un punto de vista de rentabilidad económica, tuviera sentido apagarlos- En consecuencia, en un año han ardido 1’3 millones de Hectáreas y ciudades como Novosibirsk o Krasnoiarsk han visto como nubes de humo llevaban a las urgencias de los hospitales a miles de personas. Antes de que Putin decidiera que ya no era rentable dejar quemarse el bosque, el coste de los incendios en Siberia ascendía a 100 millones de euros, ¡cinco veces el importe de la ayuda de la UE al gobierno brasilero para acotar los incendios de la Amazonia!
Lo que sucede con esta marea de incendios es que en última instancia viene facilitada también por el calentamiento global del planeta. Un factor que tampoco es en absoluto “natural, ni resultado de un dominio de la “especie equivocada” como afirman los “anti especistas”[2]. Es el resultado de una forma de organización social de esa especie que antepone el beneficio de una minoría social a la supervivencia del conjunto de la humanidad. Por ello, la oleada de fuego que sacude hoy el planeta es, como decimos, consecuencia y factor de agravación desde desastre medioambiental. El humo de los incendios es ya hoy el responsable de un 30% de las emisiones de gases responsables del conocido “efecto invernadero” · La industria agroalimentaria es hoy más contaminante que las compañías petrolíferas. Y quién sufre en primer lugar las consecuencias de esa degradación medioambiental, no es ya la biodiversidad, sino la propia especie humana. Y dentro de estas no sólo un puñado de comunidades indígenas en las selvas, sino sobre todo las masas de trabajadores y de población empobrecida que se hacina en las grandes ciudades. La contaminación del aire (como la que vio en Siberia o la que hizo que en Sao Paulo se oscureciera el cielo a las 3 de la tarde tras los incendios) es una de las principales causas de muertes prematuras. Un reciente estudio de la ONU cifra en 8’8 millones de personas las víctimas anuales de esta contaminación, y comparativamente ese índice es mayor en los países más “desarrollados”. Se trata de un círculo malditamente vicioso: el calentamiento favorece los incendios, facilitando la deforestación, que a su vez permite la extensión de los fuegos, que liberan más carbono, lo que aumenta el calentamiento, en una espiral infernal. El nudo gordiano para quebrar esta espiral es acabar con el capitalismo, en todas sus variantes, en todas sus formas, en todo el orbe.
Para los explotadores se trata de negar que es el sistema que mantiene sus privilegios lo que amenaza la supervivencia de la humanidad. Como ya denunciara la Internacional Comunista en 1919, si los dirigentes mundiales querían descubrir de verdad quien era el causante de la carnicería de la Primera Guerra mundial no tenían más que mirarse al espejo. Por el contrario, se dedicaron a cargar las culpas sobre tal o cual expresión de su barbarie (el militarismo prusiano o la barbarie eslava según el bando), con objeto de esconder que la guerra imperialista es el resultado de la evolución del capitalismo. Otro tanto hemos visto con los estragos de una crisis que ha llevado a la miseria a miles de millones de seres humanos, y a acentuar la concurrencia entre capitales nacionales para mantenerse a flote en el mercado mundial, aunque para ello deban agredir más los recursos naturales (sea China, o sea Brasil[3]). También fueron achacados a un puñado de capitalistas avariciosos (que sea Lehman Brothers o que sea la Merkel) que anteponían su egoísmo a las necesidades de la humanidad, cuando la realidad es que la causa de las crisis son las contradicciones inherentes al sistema capitalista, y que cuanto más perviva éste, más duras y devastadoras serán los episodios de recesión y sus supuestas “recuperaciones”. Y lo mismo vemos ahora en cuanto a la crisis medioambiental. Los “media”, los gobernantes “responsables” señalan con el dedo a un puñado de “irresponsables”, “lunáticos”, o “populistas” por causar las catástrofes que van arrasando el planeta. Tan gordo es el dedo acusador de algunos que merece la pena detenerse en examinar su comportamiento para darse cuenta del tamaño real de su cinismo.
Tomemos por ejemplo a Evo Morales que como ya señalamos practica las mismas medidas que Bolsonaro solo que en vez de fotografiarse con los latifundistas, fue corriendo a hacerse una foto portando una manguera, como si quisiera apagar el fuego, el muy hipócrita. Tomemos el ejemplo del representante de esa nueva forma de gobernar “para el pueblo” que es Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con un discurso en las antípodas ideológicas de Bolsonaro, pero que en defensa de la competitividad del capital nacional mexicano se prepara para perpetrar nuevos atentados sociales y “ecoicidas” (como el Tren Maya que degrada la llamada Amazonia mesoamericana, o la refinería de Dos Bocas, inscritas ambas en el plan rimbombantemente llamado la Cuarta Transformación). Tomemos el caso de Macron, elevado en la reciente cumbre de Biarritz, a portaestandarte del capitalismo “eco-friendly”, pero que no vaciló en responder con una represión brutal las protestas contra la edificación de un aeropuerto en la región de las Landas en 2018. Conviene recordar que Francia es un país amazónico (la Guyana francesa), es de hecho el titular del único bosque tropical de “propiedad” europea. Y ¿cuál es su política? Pues facilitar la implantación de explotaciones mineras de multinacionales francesas, rusas, holandesas, y canadienses (¡caramba con Trudeau!) para una explotación salvaje de lo que se conoce como la Montaña de Oro, que ocasionará un enorme gasto energético (más que toda la capital de la Guayana francesa) e ingentes cantidades – 300 millones de toneladas - de residuos tóxicos (arsénico, cianuro, etc.).
No podemos elegir entre la brutalidad y la crudeza de Bolsonaro o Trump y los negacionistas del cambio climático que califican éste de “complot marxista” y al ecologismo de estorbo para el desarrollo económico del país; y, por otro lado, el cinismo de los gobernantes que dicen estar preocupados por el calentamiento y el clima, que se fotografían sonrientes con las nuevas “starlettes” del movimiento ecologista que culpan a una parte de la humanidad (los mayores, los occidentales) del desastre medioambiental, pero que están dispuestos a aplastarnos cuando luchamos contra las bases mismas del sistema que lo ocasiona. Ambos acaban provocando arcadas de asco y de angustia por el futuro.
Quienes quieren que veamos en personajes como Bolsonaro los únicos responsables de las catástrofes tales como los incendios en el Amazonas, les acusan de que priman los beneficios particulares sobre cualquier otra consideración humanitaria o medioambiental. Pero ¡esa es la lógica de base del sistema capitalista. ¡Es la misma lógica criminal que subyace detras de otros tantos crímenes como las guerras, la miseria o los miles de muertos en los naufragios de migrantes en el Mediterráneo, por ejemplo! Nos están tratando de colar una venenosa patraña: que sería posible un sistema basado en la explotación por parte de una minoría de una inmensa mayoría, fundamentado en la división de la humanidad en clases, rota en una concurrencia a muerte entre naciones hasta llegar a la guerra, cuyo motor es la transformación de recursos naturales y de los seres humanos en mercancías con los que acumular capital,… en un sistema en que, por ejemplo, la Amazonia no fuera vista como un negocio sino como una “reserva medioambiental” del planeta. Lo dicho. O ceguera cómplice o cinismo criminal.
Es cierto que el desastre medioambiental es demasiado grande para dejarlo a merced de “naciones soberanas”, que el planeta entero debe dejar de estar prisionero de la dictadura de las leyes del beneficio y la acumulación que caracterizan el capitalismo, que la naturaleza debe ser emancipada de su condición de mercancía. Pero eso solo puede hacerse liberando a la vez la humanidad y el planeta del capitalismo. Y eso es posible únicamente instaurando un nuevo orden en todo el planeta: el comunismo resultante de la revolución internacional de la clase obrera.
Como señalamos en la hoja que estamos repartiendo en las movilizaciones por el planeta que tienen lugar en estas semanas: «La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra sólo puede tener lugar relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más elementales de los trabajadores, contra los ataques a sus condiciones de vida y trabajo que descargan contra ellos todos los gobiernos y todos los patrones en respuesta a la crisis económica. Ataques que cada vez más se ejecutan invocando la defensa del medio ambiente. Este es el único medio para que la clase obrera desarrolle el sentido de su propia existencia, contrarrestando todas las mentiras que quieren hacernos creer que se trata de una “especie extinguida”. Y es el único medio para que la lucha de clases fusione las dimensiones económica y política, estableciendo el vínculo existente entre la crisis económica, la guerra y las catástrofes ecológicas, y reconociendo que solo una revolución proletaria puede superarlas.»
Este artículo ha sido el fruto de la colaboración de las secciones de la CCI en Perú, Ecuador, Brasil y España.
[1] El Mercado Común del Sur conformado inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, posteriormente se incorporaron Venezuela -ahora suspendida- y Bolivia, ésta última en proceso de adhesión).
[2] Esta corriente política define a la especie humana – sin distinguir entre las clases sociales en que está dividida, o la evolución de los diferentes modos de producción que el género humano ha atravesado – como la causa de la destrucción de la Naturaleza.
[3] La evolución reciente de la deforestación en el Amazonas sigue un curso paralelo a la degradación de la posición del capital brasileño en el mercado mundial. Si se contuvo entre 2004 y 2012 fue en parte porque Brasil soñó en ese momento en convertirse en una especie de nuevo “dragón” de la economía mundial (¡recordemos cuando se hablaba de los BRIC como oasis frente a la recesión, siendo Brasil la B!). Ese sueño se desvaneció y a partir de 2014, Brasil, incluso con Dilma Rousseff en el gobierno, bajo los pies a tierra y se volvió a centrar en la economía extractiva, y particularmente la ganadería y la soja. En consecuencia, la deforestación y los incendios volvieron a aumentar.
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Tras un largo período de manifestaciones en serie y de constante incremento de presión callejera, la Presidenta del Ejecutivo de Hong Kong, auténtica burócrata y títere de Pekín, acabó cediendo el 4 de septiembre con la anulación del controvertido proyecto de ley sobre extradiciones (de pretendidos criminales) a China.
Desde la retrocesión británica de Hong Kong a China, el control de ésta sobre aquél se ha ido estrechado paulatinamente. Los acontecimientos de los últimos meses son una de las crisis políticas más graves que hayan zarandeado ese centro financiero, donde viven siete millones de personas. En 2014, la llamada “revolución de los paraguas” ya había movilizado a la pro- democracia, topándose de lleno con la intransigencia del predecesor de la actual “dama de hierro”, Carrie Lam. Desde junio, sin embargo, se han producido movilizaciones similares que esta vez parecen haber desembocado en lo que Pekín considera una humillación: la retirada de la ley de extradición a China. ¿Cómo explicar tal cosa, aun cuando el poder chino se ha mantenido firme hasta ahora, y ya tantas veces ha demostrado que no se para en barras cuando se trata de reprimir a lo bestia todo tipo de contestación? (para muestra baste recordar lo ocurrido en la plaza de Tiananmén en 1989[1]). Y, por otra parte, la presencia apremiante del Estado chino y su caterva de torturadores a las puertas del "islote" honkongués es una expresión patente de la intención de reprimir con dureza a los manifestantes. La represión ya ha golpeado a los líderes más destacados y a todos cuantos el Estado chino tilda sin más ni más de “terroristas”[2].
Las movilizaciones de millones de personas, cada vez más decididas (y que consideran que el gesto de Carrie Lam "es demasiado poco y demasiado tarde"), no explican plenamente el retroceso de Pekín, y tanto menos por cuanto la autonomía relativa de Hong Kong, en teoría hasta 2047, se mantiene en un nivel intolerable para el estalinista partido único, por otro nombre PCCh. Lo que está cambiando fundamentalmente en la situación es la relación de fuerzas entre las principales potencias y la realidad de una agudización de las tensiones imperialistas, sobre todo entre Estados Unidos y China[3]. Frente a las ambiciones imperialistas chinas y la realidad de su poderío ascendente que están trastornando todos los equilibrios, especialmente gracias a su gigantesco proyecto de las "Rutas de la Seda"[4], Estados Unidos se ha visto obligado a replicar con una verdadera ofensiva cuyo objetivo es, en gran parte, contener al nuevo adversario, cada vez más molesto y peligroso. Además de la agudización de las tensiones comerciales este verano y de la presión militar estadounidense en el Golfo Pérsico[5], las manifestaciones de Hong Kong son un arma desestabilizadora suplementaria contra China. Pekín no se equivoca en eso cuando acusa abiertamente a los manifestantes de "colusión con Occidente" y afirma que "nos oponemos con firmeza a cualquier fuerza externa implicada en los asuntos legislativos de Hong Kong"[6].
El asunto de las "filtraciones" de unos comentarios privados de Carrie Lam de que quería "dimitir" de su cargo parece atestiguar esa "colusión" que China denuncia contra los "occidentales". Por supuesto, si los "occidentales" tan incriminados por Pekín se "indignaron" con tanta celeridad por la famosa ley de extradición a China (Trump en primera fila), no es porque tal ley sea "contraria a los derechos humanos" y porque sirva para torturar o encarcelar a todos aquellos que se oponen al orden establecido por Pekín, ya sean periodistas, ONG y, por supuesto, militantes de todo tipo. No, todo eso no es más que oportunismo puramente político, por razones exclusivamente imperialistas. En realidad, a EEUU, u otros Estados "occidentales" incriminados, les importa un bledo lo que pueda ocurrirles a extraditados, presos o torturados por los esbirros del Estado chino. Recordemos que esos Estados no dudan en usar los mismos métodos cuando se tercia (como las prácticas bárbaras de los soldados del ejército estadounidense en Irak o Afganistán, en una época en la que los líderes occidentales eran incluso un poco más "presentables" que Trump)[7]. Si la oposición de Hong Kong goza de tanta simpatía y apoyo (al menos ideológico, si no material) de las grandes potencias occidentales y sus líderes, no es sólo por razones imperialistas, sino también porque tal movimiento es totalmente inofensivo para el sistema capitalista permitiendo incluso su preservación.
Los manifestantes de Hong Kong no son ni mucho menos expresión de un movimiento de clase revolucionario que atente contra el capitalismo; “No importa cuántos sean y cuántos trabajadores hayan participado en ese movimiento, las protestas callejeras no son una manifestación de la lucha de la clase obrera. En Hong Kong, el proletariado ni está ni ha estado nunca presente en la lucha como clase autónoma. Muy al contrario, los trabajadores de Hong Kong se han visto totalmente anegados, ahogados en la masa de habitantes”[8]. Por ello, tal movimiento es un gran peligro para la clase obrera al fortalecer la ideología dominante, al reactivar el mito democrático contra la lucha y la autonomía de clase del proletariado.
Cuando el imperialismo sopla en las brasas de la ideología democrática para ocultar sus sórdidos intereses capitalistas, independientemente del resultado de los futuros acontecimientos, eso sólo puede llevar a una mayor confusión en las mentes de los trabajadores. Lo único que todo eso anuncia es más barbarie, lo único que promueve es más explotación, más tensiones, guerras y caos.
WH, 6 de septiembre de 2019
[1] Ver sobre este acontecimiento Comunicado sobre los acontecimientos en China https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1038/comunicado-sobre-los-acontecimientos-en-china [227]
[2] Más de 1.100 detenciones, uso masivo de gases lacrimógenos y lanzas de agua con, dicho sea de paso, precinto de garantía "democracia francesa".
[3] Los portavoces del movimiento sospechan que el gobierno se ha visto obligado a reaccionar ante el inicio de mandato del Senado de EE.UU., que debe reconsiderar la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, que, de aprobarse, podría poner en tela de juicio la situación fiscal y comercial especial de Hong Kong respecto a Estados Unidos.
[4] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [228]
[5] Las amenazas de represalias contra Irán han permitido así un control más estricto del Estrecho de Ormuz por parte de Estados Unidos a expensas de las ambiciones de China en esta región geoestratégica vital. Ver Tensiones Irán-USA: ¡El capitalismo es el caos y la barbarie! https://es.internationalism.org/content/4439/tensiones-iran-usa-el-capitalismo-es-el-caos-y-la-barbarie [268]
[6] “Cinq questions sur la crise à Hong Kong”, France Info (emisora pública francesa,10 de junio 2019)
[7] Valga el ejemplo del "waterboarding", que consiste en simular un ahogamiento. Las fotos del Pentágono mostraban "pirámides de detenidos desnudos, atados con correas, amenazados por perros u obligados a masturbarse" ("Estados Unidos: el Pentágono publica fotos de abusos contra prisioneros en Irak y Afganistán", France/24, 6 de febrero de 2016).
[8] "Manifestaciones masivas por las calles de Hong Kong: las ilusiones democráticas son una trampa peligrosa para el proletariado", en el sitio web del CCI: https://es.internationalism.org/content/4453/protestas-masivas-callejeras-en-hong-kong-las-ilusiones-democraticas-son-una-trampa [269]
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La barbarie del capitalismo no desaparece porque éste sea gestionado por burócratas estatales en vez de por patrones privados, o porque se pinte de verde.
La ola de protestas organizada por "Juventud por el clima", los Verdes y los partidos de izquierda se presentan como un camino a seguir. Pero quienes lo siguen deberían preguntarse: ¿por qué estas protestas son tan ampliamente apoyadas por los que gestionan y defienden el sistema actual? ¿Por qué se invita a Greta a dirigirse a los parlamentos, a los gobiernos, a las Naciones Unidas?
La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra solo puede lograrse relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más fundamentales de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo que llevan a cabo todos los gobiernos y capitalistas en respuesta a la crisis económica, ataques que cada vez más se ejecutan invocando la necesidad de proteger el medio ambiente
La campaña actual de "movilizaciones" tiene como fin desviar la indignación que causan los incendios, la contaminación, las inundaciones, etc. al callejón sin salida que significan las peticiones a los representantes del Estado capitalista para que sean, ¡¡ellos mismos!!, los que frenen la degradación medioambiental.. Y, sobre todo, a arrastrar al proletariado a un terreno de lucha totalmente dañino para sus intereses inmediatos e históricos: la movilización ciudadana e interclasista donde el proletariado se diluye en la masa amorfa del “pueblo” y donde su autonomía política de clase es radicalmente negada y atacada.
Para contacto escribir a: espana@internationalism.org [60]
Puedes participar físicamente acudiendo al local de reunión, pero puedes participar vía Internet. En este último caso envíanos tu dirección mail para darte el enlace de conexión al chat.
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REUNION PÚBLICA
SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA
Ante las movilizaciones tramposas para "defender el planeta" impulsadas por Juventud por el Clima y otras organizaciones con el claro beneplácito de la ONU, los gobiernos y los partidos que PARTICIPAN EN LA DESTRUCCION DEL PLANETA, hemos de denunciar ese espectáculo como un medio de salvar el capitalismo y hundir al proletariado en el lodazal del interclasismo, el ciudadanismo y la defensa de una "verdadera democracia". Animamos a difundir nuestra HOJA INTERNACIONAL (https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cc... [271] ) y a participar, físicamente o vía Internet, en nuestra Reunión Pública
La cita es este 19 de octubre en la Ciudad de México a la 10 am
Lugar de la Reunión Pública: Segundo Local (cortina de metal) sobre La Quebrada, casi esquina con La Quemada, Colonia Narvarte. A una cuadra de la Plaza de las Naciones Unidas (también llamado Parque las Américas) que está sobre Diagonal San Antonio entre Dr. Vértiz (a dos grandes cuadras desde el viaducto) y Zempoala (a tres cuadras desde el Eje Central). Una forma de llegar a pie es desde el metro Etiopia sobre Diagonal de San Antonio (aproximadamente 10 cuadras pequeñas). Ver en el archivo adjunto mapa explicativo.
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De noviembre de 2018 a junio de 2019, el espacio mediático fue ocupado en gran medida por el movimiento social de los "chalecos amarillos". La forma "sin precedentes" de su protesta sería, según los expertos, un nuevo modelo de lucha. Para algunos, incluso se adaptaría mejor a la evolución de la sociedad. Frente a la crisis de la "representatividad" de los partidos y sindicatos tradicionales, frente a los excesos de la globalización y del liberalismo, el "pueblo" habría encontrado aquí una manera de expresarse y hacerse oír, de influir en las grandes orientaciones políticas nacionales, de decir no a la creciente injusticia, precariedad y pobreza. En resumen, la forma original de este movimiento debería dejar su huella en el futuro. Los sindicatos también reclaman una futura convergencia de las luchas entre el mundo del trabajo y el de esta nueva protesta social, prometiendo un nuevo "Frente Popular". Algunas organizaciones de izquierda y de extrema izquierda incluso saludan la creatividad de los manifestantes vestidos con chalecos. ¿Es finalmente una nueva y efectiva forma de control obrero? En realidad, los "chalecos amarillos" no expresan en modo alguno una lucha proletaria. Son un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases. Diluyen a los trabajadores en la población en general, de manera indiferenciada, sin ninguna consideración de clase social, diluidos en un llamado pueblo. Los "chalecos amarillos" destilan así el veneno de la ideología de la pequeña burguesía, fuertemente impregnada de nacionalismo y xenofobia, llena de sueños de libertad empresarial...... Este movimiento, una especie de onda paradójicamente sujeta al marco institucional, alimenta las peores ilusiones democráticas. Es como si un capitalismo más "justo" y "humano" pudiera ser posible si se mejoraran las instituciones republicanas. De hecho, todo demuestra que este movimiento debilita la capacidad de los proletarios para luchar como una clase unida y organizada.
El 27 de enero de 2018, en Périgueux, Dordogne, 250 personas marcharon para exigir la retirada del nuevo límite de velocidad en las carreteras a 80 km/h. Algunos llevan "chalecos amarillos" con eslóganes escritos en la espalda contra el alto coste de la vida, el aumento del CSG y los impuestos relacionados con el automóvil (peajes, gasolina....). También bloquean el tráfico en las rotondas. Esta acción, llamada "Anger", lanzada en las redes sociales el 12 de enero por un albañil, Leandro Antonio Nogueira, recibió inmediatamente el apoyo de Jean Lassalle y de la familia de Marine Le Pen. Si la lucha contra los límites de velocidad se está desplazando rápidamente hacia la cuestión más amplia de los impuestos, es porque se considera que 80 km/h es un pretexto para aumentar las multas y así robar dinero de los bolsillos de los automovilistas. Según el diario Libération, "este problema de 80 km/h era mucho más que un problema de seguridad vial, (...) el punto de partida de una potencial rapiña fiscal". Aquí aparecen los inicios del movimiento de los "chalecos amarillos". Como dice Nogueira: "No quise insistir demasiado que empezó con Colère[1]. Pero si observamos los "chalecos amarillos", a menudo se trata de ex-“encolerizados”. En algunos departamentos, como el de Dordoña o el de Corrèze, todos los "chalecos amarillos" son antiguos miembros de Colère".
El 29 de marzo de 2018, el nombre "Chalecos amarillos" apareció por primera vez en los medios de comunicación, durante una manifestación contra la línea de alta velocidad París-Rennes.
El 29 de mayo de 2018, una auto-empresaria, Priscillia Ludosky, lanzó una petición en línea pidiendo precios más bajos del combustible en las gasolineras. El éxito es deslumbrante. Más tarde se convirtió en una de las representantes oficiales del movimiento.
El 10 de octubre de 2018, el camionero Éric Drouet también pidió por Facebook que se manifestara para el 17 de noviembre: "Bloqueo nacional contra la subida de los precios del combustible". Su mensaje se transmite en todas las redes sociales. El 17 de noviembre, según el gobierno, 287 710 personas, repartidas en 2 034 puntos, paralizan cruces de carreteras, rotondas, autopistas, peajes y aparcamientos de supermercados. Se lanza definitivamente el movimiento de los "chalecos amarillos". Una nueva gran jornada de acción está prevista para el 24 de noviembre, apodada "Acto 2: Toda Francia en París". El objetivo es bloquear los lugares emblemáticos de la capital: Avenue des Champs-Élysées, Place de la Concorde, el Senado y, sobre todo, el Elíseo. "Hay que dar un golpe de gracia y llegar a París por todos los medios posibles (coche compartido, tren, autobús, etc.). París, porque aquí es donde está el Gobierno. Estamos esperando a todo el mundo, camión, autobús, taxi, VTC, granjero, etc. ¡Todo el mundo!", proclama Éric Drouet. Esa misma noche, a través de Facebook, se lanza la convocatoria para una tercera jornada de acción, prevista para el sábado 1 de diciembre: "Acto 3: ¡Macron dimisión! ", en la que se destacan dos reivindicaciones: "Aumentar el poder adquisitivo y cancelar los impuestos sobre los carburantes".
¿Cómo explicar el éxito de estos llamamientos a través de Internet? La magnitud de esta movilización atestigua sobre todo la inmensa cólera que ruge en las entrañas de la sociedad. Aumentos generalizados de impuestos de todo tipo, aumento del desempleo, empleo precario sistemático, incluso en la administración pública, inflación que afecta especialmente a las necesidades básicas, precios de la vivienda inasequibles.... las razones de la ira son muchas. Dicho esto, debemos medir el alcance real de la movilización de los trabajadores dentro de este movimiento que, incluso al más alto nivel, sólo ha reunido a unos pocos cientos de miles de personas como máximo. Los grandes batallones de trabajadores nunca estuvieron realmente involucrados, ni en las rotondas ni en los Campos Elíseos, más allá de una simpatía platónica. Lo que está claro, sin embargo, es que quien está a la iniciativa de este movimiento son representantes de la pequeña burguesía y sus aspiraciones. No es casualidad que, entre los ocho portavoces de los "chalecos amarillos" designados el 26 de noviembre, haya una abrumadora mayoría de pequeños empresarios o empresarios autónomos. No es casualidad que el líder Éric Drouet llame primero a "camiones, autobuses, taxis, VTCs, agricultores". Los "chalecos amarillos" forman un movimiento interclasista: todas las clases y capas explotadas e intermedias de la sociedad entremezcladas; y por lo tanto el lugar idóneo para la ideología de la pequeña burguesía.
La lista de 42 reivindicaciones de los "chalecos amarillos" elaborada el 29 de noviembre de 2018 revela esta naturaleza interclasista y el peso dominante de la ideología pequeñoburguesa. Así, por ejemplo, hay una mezcla de demandas de los trabajadores sobre salarios y pensiones, pero también demandas nacionalistas, localistas o de comerciantes sobre la economía empresarial y los impuestos, e incluso reclamaciones xenófobas y nauseabundas sobre la inmigración. He aquí algunos extractos de esta lista en forma de popurrí:
“ - Cero SDF: URGENTE[2].
- SMIC a 1300 euros netos.
- Favorecer a las pequeñas tiendas en pueblos y centros urbanos.
- Que los GRANDES (Macdo, Google, Amazon, Carrefour...) paguen MUCHO y los pequeños (artesanos, VSE, PYMES) paguen poco.
- El mismo sistema de seguridad social para todos (incluidos los artesanos y los empresarios autónomos).
- El sistema de pensiones debe ser solidario y, por lo tanto, socializado (pensión sin puntos).
- No aumento de los impuestos a los combustibles.
- Ninguna jubilación inferior a 1.200 euros.
- Proteger la industria francesa: prohibir las deslocalizaciones. Proteger nuestra industria significa proteger nuestros conocimientos técnicos y nuestros puestos de trabajo.
- Los solicitantes de asilo rechazados deben ser devueltos a su país de origen.
- Aplicación de una verdadera política de integración. Vivir en Francia significa convertirse en francés (cursos de lengua francesa, cursos de historia francesa y cursos de educación cívica con un certificado al final del curso).
- medios adecuados para la justicia, la policía, la gendarmería y el ejército".
Sí, con el movimiento "chaleco amarillo", miles de trabajadores, desempleados y jubilados lanzaron un grito legítimo de rabia ante la pobreza. Pero esta cólera generalizada ha sido monopolizada muy fácilmente, desde los primeros días, por los pequeños empresarios que iniciaron estas manifestaciones y las principales consignas, con el fin de presionar al gobierno y obtener ganancias: bajar los impuestos que están sofocando a su empresa. Todo lo demás, sus demandas de apoyar la economía francesa, reforzar el control de los inmigrantes, etc., es el telón de fondo de su ideología pequeñoburguesa[3].
Originalmente, el principal modo de acción de los "chalecos amarillos" consistía en activar enlaces virtuales en las redes sociales y ocupar diariamente las rotondas, poniendo obstáculos para filtrar el tráfico. En pocas semanas, estos lugares de reunión se convierten en lugares de vida, islas de resistencia con campamentos y barbacoas. Hay campesinos, artesanos, pequeños patrones insatisfechos, con el agua al cuello, y sobre todo trabajadores precarios. El sentimiento dominante es el deseo de "ser visible" y de mostrarse, de estar juntos. Llevar el chaleco amarillo es, por tanto, un punto de encuentro para "intentar existir". Los "chalecos amarillos" son apóstrofes de los automovilistas que, para muchos, los apoyan saludándolos y/o tocando la bocina. En cada punto de bloqueo se izan banderas tricolores, se canta con mucha frecuencia La Marsellesa. Pero la esterilidad de este método de lucha no tardó en aparecer claramente a los ojos de muchos, de ahí la decisión, a partir de finales de noviembre, de ocupar todos los sábados los lugares simbólicos de las grandes ciudades francesas, especialmente los Campos Elíseos de París. Lo que alimenta principalmente la inmensa ira de los "chalecos amarillos" es "el sentimiento de desprecio", ignorado por los gobernantes, el deseo de ser escuchado y reconocido por "los de arriba", lo que explica este deseo de ir a los Campos Elíseos, "la avenida más bella del mundo", para ser "visto" y "oído".
Estos días de finales de noviembre y principios de diciembre de 2018 están marcados por un enfrentamiento extremadamente violento con las fuerzas represivas del Estado.
El sábado 1 de diciembre, en Puy-en-Velay (Haute-Loire), los enfrentamientos con la policía se intensificaron después de que algunos manifestantes sufrieran los efectos de los gases lacrimógenos; la prefectura fue incendiada. Pero es sobre todo en París donde los enfrentamientos son más espectaculares. El Arco del Triunfo fue invadido y vandalizado, los coches fueron incendiados y algunas tiendas saqueadas. Estas imágenes viajan por el mundo. El poder gobernante parece estar puntualmente abrumado, incapaz de mantener el orden en la capital. La inmensa mayoría de los partidos políticos burgueses se aprovechan de la situación para tratar de debilitar al presidente Macron ; lo critican por su incompetencia para mantener la seguridad o por su indiferencia ante el sufrimiento del "pueblo". Existe el peligro real de que se encuentre demasiado aislado en la escena política y de que su imagen internacional como jefe de Estado se degrade. Sobre todo porque el partido La République en marche aún no está suficientemente establecido en el Moloch del estado y basa su estabilidad, precisamente, en gran medida, en su líder, "el hombre providencial y jupiteriano", Macron. Por lo tanto, el gobierno en el poder reaccionará con fuerza y responderá en ambos niveles, blandiendo zanahorias y palos, o más precisamente una zanahoria muy pequeña y un palo enorme. El sábado 8 de diciembre, 264 personas resultaron heridas de gravedad (pérdida de ojos o manos), principalmente por el uso de balas rápidas y el desembarco de granadas de desacople, un resultado muy concreto del cambio de estrategia del Ministro del Interior y su orden a la policía de ir al cuerpo con los manifestantes. A continuación, el 10 de diciembre de 2018, el presidente Macron pronunció un discurso televisado en el que anunció varias medidas para demostrar que había "oído" "el sufrimiento del pueblo". Sin embargo, a pesar de los 10.000 millones de anuncios, los manifestantes son conscientes de que las condiciones de vida seguirán deteriorándose. La ira no se desvanece y el movimiento continúa. El 15 de diciembre, 69 000 miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en el territorio (una proporción de 1 miembro de las fuerzas de seguridad por cada manifestante), incluyendo 8 000 en Paris ; 179 personas fueron arrestadas y 144 puestas bajo custodia policial. Las imágenes que se transmiten en todos los canales de televisión del mundo son muy diferentes a las del sábado 1 de diciembre. Esta vez, los Campos Elíseos están ocupados por tanques y cordones policiales de "robocops". El Estado, con Macron a la cabeza, está haciendo una verdadera demostración de fuerza y muestra claramente lo que los pocos coches quemados y las ventanas rotas de la semana anterior son para el sistema capitalista: una picadura de insecto en la piel de un elefante. El Orden reina en París.
Poco a poco, una exigencia irá sustituyendo a todas las demás: el referéndum de iniciativa ciudadana (RIC). Se trata de un mecanismo de "democracia directa". Con la RIC, los ciudadanos con una serie de firmas establecidas por ley pueden someter la cuestión a referéndum entre la población sin el consentimiento del Parlamento o del Presidente de la República. Los "chalecos amarillos" quieren cuatro modalidades para la RIC: votar un proyecto de ley, derogar una ley aprobada por el Parlamento o un tratado, enmendar la Constitución (referéndum constitucional) y destituir a un funcionario electo.
A partir de enero de 2019, estas tres letras, RIC, irán apareciendo progresivamente en casi todas las espaldas de los "chalecos amarillos". Sin embargo, esta esperanza en un capitalismo más democrático no es una simple ilusión, es sobre todo un verdadero veneno para la clase obrera.
Como ya decíamos en 1978: "Para los ideólogos burgueses, el Estado es la emanación de la soberanía popular. La democracia es la forma suprema del Estado, la culminación y la perfección de su ser. Sin embargo, el marxismo lo ve como algo completamente diferente. Al revelar la división de la sociedad en clases, muestra que no puede haber una comunidad de intereses entre explotados y explotados. En consecuencia, el Estado, lejos de gestionar un supuesto bien común, nunca es más que una erección en manos de la clase explotadora. Esto sigue siendo cierto incluso si la democracia extiende su hipócrita velo sobre las relaciones de clase y sólo permite que aparezcan "ciudadanos iguales y libres". Detrás de la libertad formal y la igualdad se esconde la sombra del palo que la clase opresora utiliza para subyugar a la clase oprimida. (...) Las luchas proletarias encuentran entonces en su camino el espejismo democrático y parlamentario, con la intención de engañarlas, suavizar o desestimar los asaltos que llevan al estado burgués, frenar o desbaratar su impulso, llevarlas lejos sin fuerza y lejos de su objetivo. Porque si "el aparato ejecutivo, militar y político del estado burgués organiza la acción directa contra la revolución proletaria, la democracia representa para ella un medio de defensa indirecta al difundir entre las masas la ilusión de que pueden lograr su emancipación mediante un proceso pacífico" (tesis de la izquierda italiana, 1920). Desde este medio indirecto de defensa, ningún estado de la clase dominante puede prescindir de calentar los antagonismos sociales.
La democracia es la organización política más sofisticada y efectiva de la dominación de la clase burguesa sobre toda la sociedad, especialmente la clase que explota, el proletariado. Tal o cual detalle del funcionamiento democrático, como la RIC, sólo puede incluirse en este marco. Además, este tipo de referéndum ya existe en más de cuarenta países, entre ellos Suiza, Italia, Eslovenia, Uruguay e incluso Alemania y Estados Unidos, todos los rincones del mundo donde la explotación capitalista y la dominación económica y política de la burguesía están tan presentes como en Francia. La democracia es el arma más afilada del capitalismo, y con su RIC, el movimiento "chaleco amarillo" permite que el gobierno en el poder la agudice aún más. Es por eso que Macron y su gobierno están aprovechando esta oportunidad para lanzar un "Gran Debate Nacional" el 15 de enero de 2019. Durante tres meses (enero, febrero y marzo), un debate particularmente podrido ocupará los titulares y la atención de todos: participar en el "Gran Debate" u organizar sus propias discusiones entre "chalecos amarillos". En realidad, estas discusiones, ya sean orquestadas por el gobierno o por los "chalecos amarillos" (en los ayuntamientos prestados... por los alcaldes), son dos caras de la misma moneda: aparentemente opuestas pero que en realidad forman un todo. Todos estos grandes y pequeños debates, sean cuales sean, se basan en el deseo de una "verdadera democracia", es decir, de una mayor escucha, de una mejor consideración de la voz del "pueblo" por parte de las instituciones democráticas. Sin embargo, repitámoslo, este sistema democrático es sólo una mistificación que oculta el hecho de que todos los gobiernos son los administradores de sus respectivos capitales nacionales, los representantes de una clase minoritaria que explota a la mayoría: los proletarios.
Algunos de los "chalecos amarillos" son conscientes de lo vacuo de esta palabrería y quieren imponer sus reivindicaciones por la fuerza. El mismo día después del final del "Gran Debate Nacional", el sábado 16 de marzo, estalló la ira. Algunos centenares de Black blocs y “chalecos amarillos” alborotadores intentaron, sin éxito, asaltar el Arco del Triunfo, como el 1 de diciembre, y luego saquearon la avenida de los Campos Elíseos y las calles circundantes, principalmente quemando quioscos y rompiendo ventanas para atacar los "símbolos del capitalismo". Las imágenes del prestigioso restaurante Le Fouquet's quemadas en este "acto XVIII" se ven en todo el mundo. Según Le Monde: "Cada vez más manifestantes consideran que el allanamiento es la única manera de hacer oír su voz y de hacer que el gobierno se doblegue". Esta revuelta de desesperación está cada vez más infestada por el nihilismo de los Black blocs, que defienden en todas partes: "Francia es un escaparate, yo soy un adoquín ". Cada vez más, un lema vuelve a verse en las paredes: "La gente aplaude a los que destrozan". El "pueblo" puede aplaudir, pero estos actos de destrucción no socavan los cimientos del sistema. Peor aún, permiten que la burguesía y su gobierno legitimen el refuerzo legal y policial de su arsenal represivo, a imagen de la ley anti-crackers adoptada por el parlamento. Si el Gobierno y su Ministro del Interior hubieran querido proteger la avenida más bella del mundo, podrían haber desplegado perfectamente sus autobuses de policía, los cordones de CRS e incluso los vehículos blindados de la gendarmería para bloquear todo acceso, como hicieron durante su demostración de fuerza el 15 de diciembre de 2018. Es particularmente ingenuo imaginar que el gobierno se ha visto completamente abrumado por una situación inesperada. Además, según la propia admisión del Secretario General del sindicato UNSA de la policía, las fuerzas policiales "podían intervenir" pero no estaban "autorizadas a hacerlo". Si Macron y su camarilla de gobierno permitieron que esto ocurriera el sábado 16 de marzo, lo primero y más importante fue forzar a otros partidos electorales en competencia y a la "opinión pública" a cerrar filas en torno a la defensa del estado republicano "amenazado por el caos" y los actos de destrucción de los disyuntores disfrazados de "chalecos amarillos" o de trajes negros: la ley anti-infracción ya no debería ser cuestionada. Macron dijo que "nadie puede tolerar que la República sea atacada en nombre del derecho a manifestarse". Era necesario lograr la "unidad nacional", contra el vandalismo con "la mayor firmeza", y hacer que todo el "pueblo de Francia" aceptara las medidas para fortalecer el estado policial contra todos aquellos que se manifiestan "ilegalmente" y quieren poner "la República en peligro".
Así, el 20 de marzo, Benjamin Griveaux, portavoz del gobierno, anunció en voz baja la movilización del sistema Sentinel, es decir, la intervención del ejército. Como consecuencia directa de este aumento de la represión estatal y de las duras declaraciones del gobierno, el 23 de marzo en Niza, Geneviève Legay, una militante de Attac de 74 años de edad, "chaleco amarillo", resultó gravemente herida durante una carga policial. Se convierte en el símbolo de las víctimas de la incesante violencia policial. En las redes sociales se multiplican las imágenes de manifestantes con los ojos enrojecidos o con las manos rasgadas.
El odio contra los policías aumentó aún más entre los más radicales "chalecos amarillos" y el 20 de abril, durante la manifestación llamada "Ultimátum", algunos manifestantes gritaron: "¡Suicidaos vosotros!
¿Qué lecciones podemos sacar de estos meses de movilización en marzo y en abril? El gobierno ha utilizado la violencia policial de forma continuada echando aceite al fuego. De hecho, esa era su meta, mantener la ira y hacer durar el movimiento de los "chalecos amarillos", que le estaba haciendo tantos servicios para mistificar al proletariado:
- ocupación del espacio mediático y de todas las preocupaciones sociales, permitiendo que la multitud de pequeñas huelgas aisladas sean completamente ignoradas a través de toda Francia
- focalización de la reflexión sobre cómo hacer más democrática la República Francesa (con el Gran Debate Macron o con el RIC de los "chalecos amarillos")
- poner por delante la destrucción de mobiliario urbano por una minoría de "chalecos amarillos" y Black blocs para presentar cualquier lucha antidemocrática como un "acto criminal", una violencia ciega y así legitimar el fortalecimiento del arsenal represivo para hacerle frente
- y, por fin, para hacer pasar la lucha de los trabajadores un poco más como una antigualla en beneficio de la innovadora protesta del "pueblo francés", ondeaban banderas tricolores y se cantaba la marsellesa.
El movimiento "chaleco amarillo" no sólo se ha desarrollado fuera de las estructuras sindicales, sino que también se ha posicionado en gran medida en su contra. La magnitud de este movimiento interclasista se explica por la dificultad de la clase obrera para expresar su combatividad debido a todas las maniobras sindicales para sabotear las luchas (como hemos visto recientemente con la larga huelga escalonada en la SNCF). Esta insatisfacción con los sindicatos que existe dentro de la clase obrera ha sido recuperada por los que iniciaron el movimiento. Lo que muchos partidarios del movimiento "chaleco amarillo" quieren transmitir es que los métodos de lucha de los asalariados (huelgas, asambleas generales soberanas y manifestaciones de masas, comités de huelga, etc.) no están funcionando. Por lo tanto, ahora debemos confiar en los pequeños empresarios (que protestan contra las tasas y los aumentos de impuestos) para encontrar "otros métodos de lucha" contra el elevado coste de la vida, mejorar las instituciones democráticas y la representatividad, y reunir a todo el "pueblo de Francia".
Dicho esto, los sindicatos aprovecharon la oportunidad para intentar limitar su descrédito. Ciertamente no defendiendo los métodos de lucha de la clase obrera, ya que pasan su tiempo rompiendo cualquier posibilidad de una asamblea general obrera, soberana y autónoma. No, lo hacen en parte tratando de atenerse a la idea del "pueblo" rebelde. Este es el sentido de los sucesivos llamamientos a la "convergencia" entre el movimiento "chaleco amarillo" y las movilizaciones sindicales. Los chalecos de todos los colores se han multiplicado, para cada sector o corporación. A los asistentes de guardería: el "chaleco rosa", a los cegétistas: el "chaleco rojo", a los trabajadores autónomos de obras públicas: el "chaleco naranja", a los profesores (más originales): ¡el "bolígrafo rojo"! No sólo los sindicatos han acentuado las divisiones en luchas ya muy fragmentadas, fragmentadas por sector y empresa, como lo han hecho sistemáticamente durante un siglo, sino que, además, los trabajadores atomizados han sido llamados a diluirse en el "pueblo" con chalecos y a desaparecer como clase. Los sindicatos, dirigidos por la CGT, organizaron grandes carnavales multicolores desde febrero hasta el 1 de mayo. Estas manifestaciones dieron lugar, en París, a verdaderas cacofonías donde La Marsellesa y la bandera tricolor de los "chalecos amarillos" hacían eco de la Internacional y de las banderas rojas o negras de los trotskistas (NPA y LO) y anarquistas (CNT).
La presencia, el 1 de mayo, a la cabeza de la procesión, de miles de "chalecos amarillos" y algunos cientos de Black blocs con la bendición de los sindicatos, rubricó esta atomización de los trabajadores y la dilución de los pocos trabajadores presentes en el interclasismo.
Este movimiento del "chaleco amarillo" no es, en el mejor de los casos, más que la manifestación más visible y espectacular de la enorme rabia que está rugiendo entre la población y, en particular, entre toda la clase explotada por el costo de vida y las medidas de austeridad del gobierno de Macron. En el mejor de los casos, no es más que un signo anunciador de futuros combates de clase del proletariado. Muchos trabajadores se movilizaron contra la pobreza, los incesantes ataques económicos, el desempleo, la inseguridad laboral... Pero al unirse a los "chalecos amarillos", estos trabajadores perdieron temporalmente el rumbo y empezaron a seguir un movimiento que conducía a un callejón sin salida. Es este callejón sin salida el que permite ahora al gobierno de Macron redoblar su arrogancia al seguir llevando a cabo nuevos ataques.
La clase obrera atraviesa un período difícil. Desde 1989, con las campañas sobre el colapso del estalinismo identificadas con la supuesta bancarrota del comunismo, el proletariado no ha podido recuperar su identidad de clase y reconocerse como clase y sujeto revolucionario. Incapaz de dibujar los contornos de una sociedad sin explotación, la clase explotada, que carece de confianza en sus puntos fuertes, sigue siendo muy vulnerable y se siente impotente en el campo de la lucha. La clase obrera ni siquiera es consciente de su existencia como una clase antagónica a la clase burguesa y distinta de los estratos sociales intermedios (especialmente la pequeña burguesía). Ha perdido la memoria de su propio pasado, y ni siquiera puede referirse a su inmensa experiencia histórica, de la que incluso se avergüenza, ya que la burguesía asimila constantemente la palabra trabajador a una especie extinta y la palabra comunismo a la barbarie del estalinismo.
Sin embargo, a pesar de estas importantes dificultades, el proletariado no está derrotado. Dado el descontento general y los ataques que se avecinan, es muy posible que las grandes masas proletarias salgan de este letargo en el próximo período. Ciertamente, el proletariado ha perdido temporalmente su identidad de clase, está aislado de su historia y experiencia. Pero sigue ahí, muy vivo. Sigue siendo el sepulturero del capitalismo. En el fondo, la reflexión sobre la falta de perspectiva de la sociedad capitalista continúa, especialmente entre los elementos más conscientes y combativos. Impulsado por el empeoramiento de la crisis económica, al principio sin ser consciente de su fuerza, sin creer en su posible unidad y autoorganización, el proletariado se verá necesariamente obligado a luchar por defender sus condiciones de vida. Es necesario recordar lo que escribió Marx: "No se trata de saber qué objetivo se representa momentáneamente tal o cual proletario, o incluso todo el proletariado. Se trata de saber lo qué es el proletariado y lo que estará obligado históricamente a hacer, de acuerdo con su ser" (La Sagrada Familia). Los días insurreccionales de junio de 1848 y la Comuna de París en 1871, las luchas de los años 1890 en Bélgica, las luchas revolucionarias en Rusia de 1905 y 1917 en Europa del Este, la revolución alemana de 1918-1919, el nuevo surgimiento del movimiento proletario de mayo de 1968 en Francia y en el mundo después de un largo período de contrarrevolución, la huelga de masas en Polonia de 1980, etc..., no tienen nada en común con el movimiento popular interclasista, falsamente radical e incluso con los "chalecos amarillos". Cuando el proletariado desarrolle su lucha, serán las asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a todos las que estarán en el centro del movimiento, lugares donde los proletarios podrán organizarse juntos, para reflexionar sobre consignas unitarias, en el futuro. No habrá lugar para el nacionalismo pero, por el contrario, los corazones vibrarán por la solidaridad internacional y unitaria propia de la huelga de masas porque "los proletarios no tienen patria". Los obreros deben negarse a cantar la Marsellesa y a ondear la bandera tricolor, la bandera del pueblo de Versalles que asesinó a 30 000 proletarios durante la Comuna de París en 1871 !
Para prepararse para este futuro, todos aquellos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben tratar de reagruparse, discutir, aprender de los últimos movimientos sociales, mirar de nuevo la historia del movimiento obrero y no ceder a los cantos de sirenas aparentemente radicales de las movilizaciones ciudadanas, populares e interclasistas de la pequeña burguesía
"La autonomía del proletariado de todas las demás clases y estratos de la sociedad es la primera condición para el florecimiento de su lucha hacia la meta revolucionaria. Todas las alianzas, especialmente aquellas con fracciones de la burguesía, sólo pueden conducir a su desarme frente a su enemigo haciéndole abandonar el único terreno en el que puede empapar sus fuerzas: su terreno de clase" (Plataforma de la CCI).
¡El futuro todavía pertenece a la lucha de clase!
Revolución Internacional, 14 de agosto de 2019
[1] Grupo de protesta también llamada “Francia en Cólera”
[2] SDF: Sans Domicile Fixe, Sin Domicilio Fijo. Se trata del creciente número de gentes sin techo.
[3] Es esta naturaleza interclasista del movimiento "chaleco amarillo" la que explica por qué Marine Le Pen saludó desde el principio a un "movimiento legítimo" del "pueblo francés"; por qué Nicolas Dupont-Aignan, presidente de Debout la France, apoyó este movimiento: "Debemos bloquear a toda Francia...", la población francesa debe decir a este gobierno: ¡ya basta! ". Por qué Laurent Wauquiez, entonces presidente de Les Républicains, llamó a los "chalecos amarillos" "gente digna, decidida y que sólo quiere que escuchemos las dificultades de la Francia laboriosa"; por qué el diputado Jean Lassalle, a la cabeza de los Resistons, era una de las figuras del movimiento y llevaba su chaleco amarillo en la Asamblea Nacional y en la calle. Cualquier movimiento proletario, por otro lado, siempre está sujeto a un poderoso reflejo de rechazo y calumnia por parte de la clase dominante
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Las olas de manifestaciones que han sacudido a Chile y que fue originada por los estudiantes que evadieron el pasaje del metro debido a su aumento, ha impactado y movilizado a una parte importante de la sociedad, principalmente al proletariado, manifestaciones, cacerolazos, acciones callejeras. Es una revuelta que ha sacudido al país, ante lo cual el gobierno ha sacado el ejército a la calle, lo cual no ocurría desde el gobierno militar.
Estas luchas surgen ante el proceso de crisis y decadencia del capitalismo mundial, como hemos visto en Ecuador, Argentina, Brasil..., se anuncian nuevas tempestades económicas y ante ellas el capital solo tiene una política en todos los países: descargar los peores efectos de la crisis sobre los trabajadores.
Al ser el modo de producción capitalista un modo de producción mundial, las crisis de este afectan a todos los trabajadores del mundo de la misma forma, por eso los obreros deben romper con el patriotismo y los símbolos y banderas patrias y entender que las luchas de todos los trabajadores es UNA, nuestros sufrimientos son los mismos que el de un obrero norteamericano, chino, africano,etc. Los trabajadores de todo el mundo tienen la misma lucha que la de aquí en Chile.
Es el capitalismo y el estado-nación los principales responsables del daño y malestar a la clase obrera, los aumentos de tarifa, recortes, desempleos, malas pensiones, etc. ¡¡EL CAPITALISMO EN DECADENCIA Y EL ESTADO SON LOS RESPONSABLES DE TANTA MISERIA A LOS OBREROS!!
La clase obrera tiene que responder con su lucha, pero ¿es válida la respuesta basada en la Revuelta Popular? ¿responder como “pueblo”, como “ciudadanos indignados” nos lleva a alguna parte? ¿Tienen fuerza y significan un paso cara al futuro las revueltas populares multiclasistas, dirigidos por pequeñoburgueses y no por los obreros, donde los trabajadores pelean como “ciudadanos” y no como miembros de una clase revolucionaria que niega la explotación y el capital?
La única forma eficaz de enfrentarse al estado y al capital es mediante huelgas autoorganizadas fuera de los sindicatos y partidos del capital, mediante asambleas de trabajadores abiertas a todo el mundo y que se expanden a todas las empresas, fábricas y barrios obreros.
Solamente un planteamiento que rompa con la “revuelta popular ciudadana”, que se oriente hacia la lucha autónoma de la clase obrera, por sus propias reivindicaciones, en su terreno de clase, permitirá una respuesta eficaz contra este y contra nuevos ataques que el Capital y su gobierno preparan, no solo ahora sino cara al futuro.
La democracia y el estado de derecho son la mejor herramienta de explotación de los capitalistas contra los obreros, detrás de la democracia parlamentaria no hay más que represión y miseria capitalista, el hecho de que el gobierno democrático chileno haya llenado las calles de policías y militares para pelear contra los trabajadores nos demuestra que no es más que una farsa.
A diferencia de lo que dice la izquierda burguesa, la antigua dictadura militar de Pinochet y los gobiernos democráticos que se suceden en los últimos 20 años, tienen el mismo objetivo: la defensa de la minoría explotadora, el Capital. No debemos olvidar como el régimen democrático ahogó en sangre la Revolución Alemana en 1919 asesinando a militantes como Rosa Luxemburgo y Karl Liechbneck.
También es nuestro deber desenmascarar a los sindicatos y los partidos de izquierda y extrema izquierda, los sindicatos y los partidos del parlamento son quienes mejor defienden la sociedad burguesa y los principales enemigos del proletariado, la autoorganización y autonomía obrera son la principal herramienta que deben usar los trabajadores en contra de los sindicatos y partidos parlamentarios. La izquierda (representada por el PC y PS) junto a los sindicatos son parte del estado y por ende del capitalismo salvaje y anti- humano. El gobierno de turno forma parte del engranaje de gobiernos que van desde los últimos de Pinochet hasta los de la Concertación Democrática que, han adoptado sin descanso medidas de deterioro de nuestras condiciones de vida.
De acuerdo con las experiencias de lucha a lo largo del siglo XX y XXI se hace necesario la formación de asambleas abiertas para estructurar las luchas , porque , pese a que los trabajadores y otros sectores no explotadores salieron a las calles no tienen ninguna base ni una estructura para coordinarse , por eso , es que deben autoorganizar asambleas abiertas y formar comités de acción mediante delegados revocables en cualquier momento , la autoorganización del proletariado en asambleas es fundamental para enfrentarse al estado , al capital , a los sindicatos , a los partidos y al capitalismo en general ¡¡ASAMBLEAS DONDE LOS TRABAJADORES SE HAGAN CARGO DE SUS LUCHAS COMBATIENDO EL CONTROL DE LOS SINDICATOS!!
También, como trabajadores, debemos denunciar con todas nuestras energías los saqueos y vandalismo sin sentido que el hampón, infiltrado en nuestras luchas, ha hecho. Estos actos de destrucción no pertenecen al movimiento obrero, sino a clases lúmpenes sirvientes del capital, y que solo le brindan material para que la prensa reaccionaria ensucie nuestras luchas, justificar la represión e intimidarnos para salir a la calle. La clase trabajadora tiene una violencia revolucionaria de masas, pero no tiene nada que ver con saqueos ni vandalismos.
Desde hace más de un siglo, el capitalismo es un modo de producción en decadencia, sacudido por crisis periódicas, guerras imperialistas devastadoras, destrucción medioambiental… Esta realidad que las promesas electorales, los partidos “renovadores”, intentan ocultar, se muestra claramente cuando los gobiernos como el de Ecuador y ahora el de Chile lanzan ataques brutales contra los trabajadores.
Solo la lucha internacional del proletariado puede abrir una vía de solución. Esta solo puede desarrollarse rechazando los saqueos, la violencia minoritaria, la revuelta multiclasista, que son como un pozo donde se pierden la fuerza y las ganas de lucha de los trabajadores y, contra todo ello, defendiendo los métodos propios del proletariado: la huelga masiva, las asambleas generales, la extensión de las luchas.
No podemos hacernos la ilusión de que esta lucha surgirá fácilmente y que fácilmente y de forma rápida podremos dar una respuesta a los ataques que llueven sobre nosotros. Es necesario comprender que para llegar a una respuesta unida del proletariado harán falta muchas luchas, muchas derrotas, muchas lecciones a sacar, Las organizaciones revolucionarias junto con los obreros más comprometidos con la lucha de su clase deben preparar paciente y conscientemente esta perspectiva.
Corriente Comunista Internacional
Para todo contacto, llevar una discusión o colaboración etc., escribir a espana@internationalism.org [60]. Nuestra Web: https://es.internationalism.org/ [82]
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Una de las tareas más importantes de los revolucionarios es la de desenmascarar movimientos y organizaciones que se presentan como muy “radicales” y “antisistema” y, sin embargo, cuando se les analiza más de cerca, viendo no solo lo que dicen ser sino lo que hacen, se comprueba que constituyen un arma más de la burguesía contra el proletariado. Tal es el caso del llamado “movimiento Anarcopunk”.
Empezaremos preguntándonos ¿Qué es el anarco punk? El Anarco punk es la fusión del Movimiento Anarquista con el Movimiento Punk. Cuando se unen ambos le da al punk una ideología política. El punk viene de los estratos empobrecidos de capas medias, pequeño burguesas e incluso lumpen que se niegan a ser proletarios, estos jóvenes punk surgen del desempleo generado por la vuelta de la crisis capitalista desde finales de los años 60 del siglo pasado. La crisis y ahora la descomposición son un buen caldo de cultivo para el desencanto y los punks expresan así una reacción a la realidad del sistema capitalista. Podemos decir que este movimiento, formado a fines de los años 70s es un subproducto del capitalismo y sus subculturas “underground”.
La CCI quiere alertar de este peligro contra la clase obrera porque este se presenta como un movimiento internacional con una ideología anarquista y que promulgan la revolución social, utilizan conceptos de cambio social basados en la cultura de la burguesía (llámese contracultura, en este periodo de descomposición los jóvenes sin perspectiva política, sin posiciones políticas de clase, ni menos un futuro para la vida) toman la ideología anarquista y la contestación grafica o lirica con esta actitud llamada PUNK es así que nace el llamado movimiento Anarcopunk ( “punks políticos”) . Este movimiento es otra manifestación ideológica de la burguesía que alienta y difunde el individualismo, luchas parciales[1] y otras trampas y venenos para la clase obrera.
Con la descomposición[2] los movimientos anarquistas y el Anarcopunk toman un impulso porque el ambiente es de individualismo, nihilismo, ausencia total de responsabilidad, cada cual a la suya, atomización y fragmentación en falsas comunidades supuestamente “autogestionadas”.
El anarquismo es un movimiento con una ideología política que rechaza el poder estatal y privado y que dice defender la libertad del individuo por encima de cualquier autoridad. Aunque tuvo ya expresiones a finales del siglo XVIII (William Godwin) el anarquismo se expandió en la segunda mitad del siglo XIX por las condiciones y características del capitalismo en ese periodo. Cuando en los sectores rurales, los pequeños propietarios de la tierra se vieron en dificultades, producto del desarrollo que empezó a mostrar el capitalismo, muchos de esos propietarios y demás miembros de la pequeña burguesía radicalizada comenzaron a expresar su rechazo ante su ruina, abrazando y desarrollando cada vez más el anarquismo, como una ideología que respondería a sus intereses más particulares y mezquinos.
El crecimiento del anarquismo en la segunda mitad del siglo XIX fue el producto de la resistencia de las capas pequeño burguesas –artesanos, intelectuales, tenderos, pequeños campesinos– a la marcha triunfal del capital, una resistencia al proceso de proletarización que los privaba de su «independencia» social original. Fue más fuerte en aquellos países donde el capital industrial llegó tarde, en los países de la periferia en el Este y el Sur de Europa, y expresaba, tanto la rebelión de estas capas contra el capitalismo, como su incapacidad para ver más allá, al futuro comunista; en lugar de eso, el anarquismo se hizo portavoz de su anhelo por un pasado semi mítico de comunidades locales libres y productores estrictamente independientes, sin el estorbo de la opresión del capital industrial ni de la centralización del Estado burgués[3].
El anarquismo rechaza la propiedad privada y el estado a las que considera entidades abstractas desligadas de la evolución histórica y, sobre todo, de la lucha de clases, con ello las ve como “peligros” para “el individuo en general” y no como instrumentos de explotación y opresión de una clase sobre otra. El anarquismo niega siempre la lucha de clases y la reemplaza por la lucha de individuos o de pequeñas comunidades aisladas. De aquí se desprende y entiende su negación de las clases sociales, su individualismo, el no tomar posición, ni considerarse parte de una clase social explotada, el no entender que la sociedad está dividida en la burguesía y el proletariado.
Los anarquistas no conciben la idea del poder que debe ejercer el proletariado (dictadura del proletariado) porque piensan que el “poder”, visto en sí mismo como un ente diferenciado de las clases y de la evolución histórica, sería el Mal Absoluto peor incluso que la dominación burguesa, por eso se limitan a ser vagamente “anti -poder”. Hay que mencionar que el anarquismo desarrolla a partir de esta falsa visión un moralismo puritano duro e implacable, comparable al de la santa inquisición en tiempos del virreinato, por ejemplo. El anarquismo considera con ilusión e ingenuidad que a través de bombas y federaciones abolirán el Estado, conciben esto último como una situación inmediata y violenta, generada por un puñado de elementos llamados a hacer una revolución social, llegando así a la sociedad sin Estado, su meta final conocida como la “Anarquía”. Un proyecto social donde se deja intacta la ley del valor contraponiendo la autogestión generalizada para gestionar la sociedad.
El hundimiento de los regímenes Estalinistas a finales de los años 80s, abre una campaña sucia contra el comunismo, mezclando a Marx, Lenin, y Stalin como si fueran parte de lo mismo. Esto provoca un impulso en el Anarquismo, en tanto que esta ideología ha planteado desde siempre que el marxismo es autoritario. Esta situación puede dar a comprender con mayor claridad la clásica disputa que sostienen los anarquistas entre Marx y Bakunin, señalando al primero como un dictador y al segundo como un redentor. Debemos recordar sin embargo que fue Marx y Engels los que denunciaron la conspiración anti- organizativa de Bakunin en 1872 en el Congreso de la Haya y desarrollando un combate en defensa de la organización[4].
El papel nefasto de un ala del anarquismo libertario en los hechos de España en 1936 es un ejemplo de las contradicciones traicioneras de muchos anarquistas que vociferan ser enemigos de todas las formas de Estado y bogan por la acción directa. Un hecho conocido fue su participación directa en el Gobierno de la Generalitat de Cataluña, colocando ministros que llamaban a deponer las armas a los obreros y fraternizar con sus verdugos de la policía controlada por los Estalinistas[5]. En este intento de generar más confusión en sus prácticas, muchos anarquistas, pretendiendo desmarcarse de relaciones protervas, como los grupos nacidos de la CNT española y sus vertientes, empezaron a emparejarse mordazmente al marxismo con las posturas anarquistas, llamándoles Marxismo libertario. Apañando una crítica malintencionada y totalmente desbocada, de la izquierda germano -holandesa en los labios de Rülhe, en primer momento, y Pannekoek después. Se les ocurrió sostener que la revolución de 1917 fue burguesa, liderada por un partido burgués, de los bolcheviques y controlado por un Jacobino burgués, llamado Lenin.
Es así, como el Anarco punk se conforma como un movimiento ideológico y político dentro del punk. Este niega el marxismo revolucionario, porque no tiene exigencia teórica, ni un método para comprender una realidad cada vez más cambiante (¡El capitalismo de la mitad del siglo XIX, no es igual al de hoy!) No observan al capitalismo decadente en su fase de descomposición, para ellos el capitalismo sigue siendo el mismo como se lo presentaron en un panfleto, son contrarios a la cultura del debate y de la teoría, muchos de ellos consideran que teorizar es solo para intelectuales y que es preferible pasar de una vez por todas a la acción directa. Como todos los movimientos izquierdistas que llevan en su seno ideas de la pequeña y gran burguesía, siempre son inmediatistas y activistas. Niegan la historia del movimiento obrero, aunque muchos de ellos se reclamen parte de él.
El Anarcopunk dice luchar contra el capitalismo, habla de “revolución”, de “rebelión” y muchas otras fraseologías que suenan “fuerte”. Pero ¿qué hacen concretamente? ¿Cuál es su lucha?
Según el programa básico de la Internacional Anarcopunk (IAP) en un encuentro celebrado en Costa Rica “PUNK ES ACCIÓN DIRECTA, LA ANARQUÍA ES LA IDEA QUE NOS DA FUERZA PARA CONSTRUIR CAMINOS DE LIBERTAD EN FRATERNIDAD, APOYO MUTUO, SOLIDARIDAD, HAGAMOS DEL PUNK UNA AMENAZA, HAZLO TU MISM@”.
Aquí vemos el “método de lucha” del Anarcopunk: “hazlo tu mismo”, es decir, “acción de cada individuo” y no de una clase social, basarse en la anarquía y lo que se pretende es “amenazar” (¿a quién?). Nada se dice, es decir, radicalismo vago y vacío.
La “acción directa” del anarco punk. cae en el saco de los movimientos que reivindican las luchas parciales de la liberación animal, veganismo, vegetarianismo, liberación palestina, ecologismo radical, antimilitarista, feminismo /Genero, anti-multinacionales, Anti-fascismo, Anti-racismo, anti-sexistas, contra la homofobia, apoyo a los zapatistas, contra la represión policial y un largo etc.
¡Reflexionemos! El Anarcopunk no propone una acción contra las raíces de la explotación y de la barbarie capitalista, sino que propone perderse en toda la multitud de manifestaciones, símbolos, efectos, categorías etc., de la dominación capitalista.
Veamos unos ejemplos. El primero es que diversos Espacios Anarcopunk (luego hablaremos de ellos) lanzaron un boicot a McDonald como “símbolo” del capitalismo. Esta es una trampa alevosa, porque el capitalismo no se limita a McDonald (solo en el terreno de las cadenas de comida basura hay competidores de McDonald que agradecerán el boicot de estos “radicales” de pacotilla: Burger King, Kentucky etc.). El capitalismo y su Estado están muy felices que los obreros peleen contra expresiones particulares de su dominación porque está “lucha” deja al capitalismo en su conjunto completamente libre de sospecha.
El segundo es la defensa del veganismo y de la liberación animal. Está claro que la comida bajo el capitalismo es cada vez más comida basura y, en particular, las carnes que nos dan a comer están tan podridas como el propio sistema. Es igualmente cierto que la industria alimentaria y ganadera trata de manera salvaje y sádica a los animales (vacas, pollos, cerdos etc.). Pero ¿es una solución el veganismo? ¿Podemos hablar de “liberación animal”? Perderse en estas parcialidades es fijarse en detalles de la barbarie capitalista dejando de lado su barbarie global que va contra el proletariado, contra el futuro de la humanidad y contra todo el entorno natural. Con ello no se lucha contra el capitalismo, sino que se contribuye a reproducirlo en su explotación, dominación y barbarie.
El tercero es un cartel de un Espacio Anarcopunk que dice “La contracultura existe y resiste”. ¿Qué es la contracultura? Es la tentativa de utilizar la música, la literatura etc., para desarrollar una “contestación” de la cultura oficial, la que desarrollan los grandes medios de comunicación, la televisión, la universidad etc. Elementos mucho más serios que los zafios componentes del Anarcopunk intentaron esta vía, como fue el caso de la Internacional Situacionista que “no nació como verdadero movimiento político, sino como movimiento cultural que reunía a unos cuantos «artistas» (pintores, arquitectos, etc.) procedentes de diferentes tendencias (Internacional Letrista, Movimiento para un Bauhaus imaginista, Comité psicogeográfico de Londres, etc.) y que se proponían hacer una crítica «revolucionaria» del arte tal y como existe en la sociedad actual”[6]. ¿Cuáles fueron los resultados? Pese a su buena voluntad, pese a que al calor de la maduración de lo que fue el Mayo 68 se radicalizó y llegó a implicarse en esta lucha, este grupo fue extraordinariamente confuso y nunca rompió con las cadenas del anarquismo y del izquierdismo. Eso le llevó a un apoyo apenas velado de la LIBERACION NACIONAL: “Saludamos en la emancipación de los pueblos colonizados y subdesarrollados, realizada por ellos mismos, la posibilidad de ahorrarse los estadios intermedios que se han recorrido en otras partes, tanto en la industrialización como en la cultura, y la posibilidad de disfrutar de una vida liberada por completo» («La caída de París», IS nº 4)”. Y en 1977, a propósito de las luchas imperialistas de Palestina o Vietnam, caía en la misma cantinela: “Está claro que hoy resulta imposible buscar una solución revolucionaria en la guerra del Vietnam. Se trata ante todo de acabar con la agresión norteamericana, para dejar que se desarrolle, de manera natural, la verdadera lucha social de Vietnam, es decir permitir que los obreros vietnamitas se enfrenten con sus enemigos del interior, la burocracia del Norte y todas las capas pudientes y dirigentes del Sur (...) Solo un movimiento revolucionario árabe resueltamente internacionalista y antiestatalista, podrá a la vez disolver al Estado de Israel y tener a su lado a la masa de sus explotados. Solo así, con este mismo proceso, podrá disolver todos los Estados árabes existentes y crear la unificación árabe mediante el poder de los consejos» («Dos guerras locales», IS nº 11).
En definitiva, el Anarcopunk copia los métodos propios de los partidos capitalistas, especialmente los de Izquierda y extrema izquierda: PERDERSE EN LA LUCHA CONTRA LOS EFECTOS DEL CAPITALISMO SIN ABORDAR LAS CAUSAS, ENFRENTARSE CONTRA LOS SÍMBOLOS DEL CAPITALISMO SIN COMBATIR LA BASE MISMA DE LA EXPLOTACIÓN. No es de extrañar que dentro de los grupos que forman la IAP (Internacional Anarcopunk) haya quien apoya (o apoyó en el pasado) el zapatismo[7].
Su actividad en estas luchas ideológicas parciales los lleva a hacer el trabajo de la burguesía sembrando confusión, individualismo, divisiones y demás venenos contra la clase obrera. Además, su participación es estos espacios de “lucha” siempre termina agotándolos y odiando cada vez más la teoría, desarrollando un activismo o una actividad por la actividad, sin desarrollar ninguna reflexión para la toma de conciencia.
Es así que el Anarco punk, por su contenido político e ideológico alimenta la mentira antifascista, como denunciamos en el punto 9 de nuestra Plataforma: “En la decadencia capitalista, cuando sólo la revolución proletaria constituye un paso adelante en la historia, no puede existir ninguna tarea común, incluso momentánea, entre la clase revolucionaria y cualquier fracción de la clase dominante, por muy “democrática”, “progresista” o “popular” que se presente (…)”[8]
El otro elemento de los “métodos de lucha” del Anarcopunk es su planteamiento de “desobediencia” y “rebelión”. Los grupos Anarcopunk se mueven por el rechazo a lo establecido actuando y consumiendo lo contrario como una protesta, pero que en el proletariado no tiene sentido, pues el proletariado no es una clase de protesta o de rebelión, sino de lucha contra la explotación capitalista por su abolición definitiva. La lucha del proletariado no se basa en la “Desobediencia Civil” sino en la perspectiva de crear una nueva sociedad que destruya y supere al capitalismo. La protesta, la contestación, la contracultura, la desobediencia etc., constituyen formas pasivas y nihilistas de reacción ante la explotación capitalista. Por consiguiente, NO LA PONEN EN CUESTION, SINO QUE LA REFUERZAN. El Estado Capitalista democrática tolera esas “protestas”, a menudo muy violentas como la de los Black Block, que le sirven para meter miedo y desacreditar toda lucha real contra el capitalismo.
El medio Anarcopunk está extendido a América del Sur y Europa. Se organiza en una “federación internacional” que es, como hemos dicho, la Internacional Anarcopunk (IAP).
La IAP se propone “Difusión del ideal libertario, y de sus diferentes luchas, en el punk y a través de él, en todo el mundo; para incentivar el compromiso político en el movimiento anarco punk y en la población en general (-) Funcionar como medio de proyección y coordinación de campañas, boikots, etc. simultaneas en todo el mundo. (-) Mantener un apoyo social y económico a proyectos, edición de materiales, a compañeros con problemas políticos o frente a cualquier situación que requiera de solidaridad, etc. y a los múltiples colectivos e individualidades integrantes de la organización (-) Buscar con esta organización el fortalecimiento y la unión del movimiento anarco punk mundial tanto cuantitativamente como cualitativamente respetando las diferentes realidades y esperando que sirva para encontrar nuevas perspectivas de lucha y resistencia”
En cada país existen Espacios Anarcopunk que son concebidos como un lugar de “lucha”, de organización actividades contraculturales, protestas, ferias de “productos y música alternativos” etc.
Se trata de una organización federal que aglutina múltiples colectivos e individualidades. Es decir, cada cual hace lo que le da su gana según impulsos individualistas o de afinidad. La “solidaridad” es exclusivista: solamente está reservada a los “compañero Anarcopunk”, lo que choca frontalmente con la concepción universal e histórica de la solidaridad proletaria[9]. No hay cultura del debate ni esfuerzo de comprender lo que pasa en el mundo pues todo está organizado para “liberarse” en “conciertos de ruido” y en un activismo desaforado de campañas, boicots, desobediencias etc. para la Difusión del ideal libertario e incentivar el compromiso político en el movimiento anarco punk y en la población en general.
Vemos pues que, en la ideología, en los métodos de lucha y en el modo de organización, el movimiento Anarcopunk ataca frontalmente al proletariado y a su lucha organizada. Puede haber compañeros que, atrapados en ese medio picando el anzuelo de su “radicalismo”, quieran sinceramente luchar contra el capitalismo.
A estos compañeros les decimos que el compromiso militante va de la mano con el desarrollo de la teoría revolucionaria, el marxismo ha sido capaz de señalar a la única clase de llevar el papel histórico de transformación social: el proletariado como clase histórica, no como suma de individuos obreros; la teoría revolucionaria nos permite comprender a través del estudio crítico de diferentes disciplinas y ciencias el análisis objetivo del capital que no es otra cosa que el significado de la muerte de este modo de producción. “El marxismo ha establecido que la clase obrera es la clase revolucionaria de esta época, tanto porque es la productora de todo el valor social como por el proyecto de una nueva sociedad que lleva dentro”[10]
Por lo tanto, la única militancia capaz de desarrollar una actividad revolucionaria en el sentido de fracción con miras a la constitución del partido mundial será la que garantice un porvenir a la clase obrera y a la humanidad en su conjunto. La organización revolucionaria, la CCI es fuente de futuro para la clase obrera y su lucha por la revolución proletaria, es la única capaz de detener la barbarie a la que nos empuja el capitalismo decadente en su fase de descomposición actual.
En este sentido, la CCI, como organización revolucionaria, ha defendido siempre la posición de que solo puede haber un futuro posible para la humanidad si la clase obrera es capaz de desarrollar un movimiento de lucha revolucionaria que sea capaz de detener la barbarie a la que nos empuja el capitalismo decadente en descomposición.
Corriente Comunista Internacional 14 octubre 2019
[1] Llamamos luchas parciales a movimientos que van a los efectos de la dominación capitalista o a aspectos parciales y aislados de la misma: feminismo, ecologismo, antirracismo, veganismo etc. Ver el punto XII de nuestra Plataforma política https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
[2] Ver Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[3]Ver ¿Anarquismo o Comunismo? https://es.internationalism.org/revista-internacional/199501/1837/x-anarquismo-o-comunismo [276]
[4] Ver La lucha de la Iª internacional contra la «Alianza» de Bakunin https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [68]
[5] Ver Historia del movimiento obrero - La CNT ante la guerra y la revolución (1914-1919) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200705/1903/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-ante-la-guerra-y-la-revoluci [277] y Respuesta tardía a una anarquista revolucionaria: Emma Goldman y la Revolución Rusa https://es.internationalism.org/content/4333/respuesta-tardia-una-anarquista-revolucionaria-emma-goldman-y-la-revolucion-rusa [278]
[6] Ver Guy Debord - La segunda muerte de la Internacional situacionista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1830/guy-debord-la-segunda-muerte-de-la-internacional-situacionista [279]
[7] Para una denuncia del zapatismo se puede consultar Correspondencia: una reflexión marxista en torno a la sexta declaración del EZLN https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo [280] ;
[8] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
[9] Ver nuestro Texto de Orientación sobre la Confianza y la Solidaridad, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i [281] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii [282]
[10] No future for… the punk (No hay porvenir para … el punk), Marc M. / Internacionalismo n° 20 de abril de 1978.
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La historia del mundo es cada vez más una historia única y es muy difícil comprender la evolución de un país si no se sitúa en el contexto de la situación internacional.
Nuestra organización ha señalado repetidamente la existencia de un fenómeno de dimensión global, el populismo[1], que no sólo es una trampa para el proletariado, sino también un problema para la propia burguesía en diferentes países, hasta el punto de que a veces se requiere la contribución de la llamada “comunidad internacional” para abordarlo:
"Ya sea que las corrientes populistas estén en el gobierno o simplemente trastornando el juego político clásico, no corresponden a una opción racional para la gestión del capital nacional o, por lo tanto, a una carta deliberada jugada por los sectores dominantes de la clase burguesa que, particularmente a través de sus medios de comunicación, denuncian constantemente estas corrientes. (...) El ascenso del populismo es una expresión, en las circunstancias actuales, de la creciente pérdida de control de la burguesía sobre el funcionamiento de la sociedad como resultado, fundamentalmente, de lo que se encuentra en el centro de su descomposición: la incapacidad de las dos clases fundamentales de la sociedad para dar una respuesta a la crisis insoluble en la que se está hundiendo la economía capitalista.”[2]
Sólo por recordar los ejemplos más sobresalientes, citemos el de Donald Trump, un individuo inconstante y caprichoso, presidente del Estado más poderoso del mundo, Estados Unidos, que se dedica a tomar decisiones que dejan con el paso cambiado a la llamada “comunidad internacional”: denuncia y retira al país de una serie de acuerdos sobre medio ambiente, pone en sordina a instituciones como la Alianza Atlántica, proclama que los acuerdos bilaterales prevalecen sobre los multilaterales e instaura una política proteccionista imponiendo aranceles no sólo a China, sino a Europa. A lo que hay que añadir todos los aspectos de la política más específicamente imperialista, con la que pretende recuperar el empañado prestigio de la superpotencia norteamericana mediante iniciativas de incierto futuro, como la de un posible ataque a Irán y otras aventuras imprudentes.
Un segundo caso bien conocido por los medios de comunicación es la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, sancionada por referéndum popular en junio de 2016, el llamado Brexit. También en este caso, y quizás más todavía, las consecuencias de aquel acto estúpido, montado por fuerzas populistas e irresponsables para los intereses de la propia burguesía, se hicieron sentir de inmediato. Los gobiernos que han intentado dirigir el Brexit salen escaldados uno tras otro, sin encontrar solución a una situación en la que la burguesía británica aparece totalmente impotente[3].
Y, evidentemente, en este rápido resumen de tales ejemplos, no podía faltar Italia con el ex gobierno populista de Salvini y Di Maio y el títere Conte de primer ministro:
"El año de vida del gobierno de Conte confirma todas sus dificultades para gestionar la situación italiana, con importantes repercusiones también a nivel europeo. Las divisiones en la mayoría del gobierno están al orden del día, con la Liga y el M5S arrimando cada uno la ascua a su sardina para intentar realizar las promesas a sus votantes. Este gobierno se basa esencialmente en el continuo regateo entre el M5S y la Liga: te dejo que cierres los puertos a los inmigrantes si aceptas mi “renta ciudadana”, tu impuesto fijo contra mi salario mínimo, todo ello amenizado con enfrentamientos que Conte acaba resolviendo con la amenaza de su propia dimisión. Ante el estancamiento económico, la amenaza de cierre de grandes empresas (ILVA, Alitalia, Almaviva, Whirlpool...) y muchas otras empresas más pequeñas que ya ni siquiera son noticia, el gobierno muestra una incoherencia desconcertante a nivel económico, especialmente en lo que se refiere a las medidas a tomar para evitar que la deuda pública se dispare y evitar el aumento del IVA, mientras que en lo que se refiere a la UE, hay un balanceo entre los "puñetazos en la mesa sobre los inmigrantes" y el "no es Europa la que decide por los italianos" de Salvini por un lado, y, por otro, los intentos del ministro Tria y del primer ministro Conte de llegar a un acuerdo con la Comisión Europea para evitar el procedimiento por infracción incoado por la UE y las sanciones correspondientes, sin que, sin embargo, se retroceda del todo sobre la cuestión de la renta de ciudadanía y la de los impuestos fijos para no poner en aprietos a los dos vicepresidentes del Consejo de Ministros.”[4]
Ese es el marco en el que puede entenderse la caída del gobierno y los factores que lo han causado.
El desarrollo de esas fracciones populistas irresponsables expresa cierta pérdida de control por parte de la burguesía sobre su acción política, - y en especial para orientar el "voto popular", pero eso no significa, ni mucho menos, que haya agotado todos sus recursos. La burguesía no se queda de brazos cruzados e intenta, en la medida de lo posible, oponerse y/o domesticar a los partidos populistas. Y para ello intenta utilizar todos los recursos posibles, incluyendo, entre otros, el desarrollo del movimiento ecologista, el "descubrimiento" de tramas internacionales en las que participan los distintos líderes populistas, hasta el uso de procedimientos penales contra ellos porque se habría “descubierto” tal o cual tráfico de capitales.
La primera medida de alcance internacional ha sido la promoción de una muchacha de 16 años llamada Greta como líder del movimiento ecologista. Después de décadas de protestas inútiles, pero también de informes muy preocupantes por parte de respetados equipos de investigadores en ese ámbito, ahora la burguesía se descubre verde y ecologista, recibiendo a Greta en todas las más altas instituciones del mundo (UE, ONU, el Papa, etc.) y eso que la muchacha, regañona, los pone a caldo diciéndoles “¿cómo se atreven a hablar de economía?”, "¡ustedes nos han robado el futuro"), a lo que los presentes, condescendientes, responden con fuertes aplausos. ¿Cómo es esto posible? Una buena razón puede ser que la burguesía necesite desplazar la atención de la población hacia otros temas, como el medio ambiente, el cual es, por un casual, una de las bestias negras del populismo (ver las posiciones de Trump, Bolsonaro y compañía). No es casualidad si en las recientes elecciones europeas ha habido un aumento significativo de la popularidad de los Verdes y un crecimiento por debajo de las expectativas de los populistas. Entre otras cosas, esto permite gestionar un problema real de sufrimiento de la población mediante un movimiento totalmente dirigido por la burguesía[5].
A esa primera maniobra se añaden operaciones que podríamos definir ad personam. En el caso de Trump, desde su elección, los sectores más responsables de la burguesía norteamericana han tratado de contener el activismo descabellado del presidente populista mediante la espada de Damocles del impeachment, juicio político que se basaría en sospechas de influencias extranjeras en los asuntos internos de Estados Unidos. Del caso de Boris Johnson, actual Primer Ministro inglés partidario de un Brexit sin negociación con la UE lo que equivale a una acción de fuerza, se ha ocupado el Tribunal Supremo del Reino Unido. Este tribunal rechazó como ilegal, con un juicio político muy duro, la medida de suspensión durante cinco semanas de la actividad legislativa del parlamento, cuyo fin era rematar el Brexit sin molestias. En Austria, hemos sido testigos del escándalo de las negociaciones secretas en Ibiza entre Strache - líder político del populismo austríaco, el FPÖ, y vicecanciller austríaco- y una falsa hija de magnate ruso, que se ofreció a invertir unos 250 millones de euros en acciones de la prensa austríaca con dinero negro de origen desconocido. En realidad, todo era mentira, la joven servía de anzuelo seductor y Strache se tragó anzuelo, sedal y caña: una cámara oculta lo grabó cuando le aconsejaba a la atractiva rubia que comprara un periódico austriaco enemigo suyo y lo convirtiera en órgano oficial de su partido. A cambio, prometió darle todos los contratos que se otorgaban a la empresa constructora Strabag, cuyo propietario es enemigo del FPOE. El vídeo se grabó en julio de 2017, pero sólo en mayo de 2019 recaló en el Spiegel y el Suddeutsche Zeitung, justo a tiempo para desencadenar la crisis gubernamental en Viena en vísperas de las elecciones europeas. El epílogo de esta historia es que Strache ha decidido dejar la política desde el 1º de octubre de 2019.
En el caso de Italia podemos decir que la fracción más responsable de la burguesía ha intentado domar a Salvini. En un plano judicial, con investigaciones sobre los 49 millones de euros de la Liga que desaparecieron por arte de magia; y también, en lo judicial pero con posibles consecuencias para las relaciones internacionales, con las revelaciones en la prensa de la implicación de Savoini, brazo derecho de Salvini, en una negociación de compra, por parte de ENI, de una gran partida de petróleo vendido por Rusia con un fuerte descuento de 65 millones de dólares que habría entrado, en negro, en los bolsillos de la Liga[6] a nivel de su acción como Ministro del Interior, tratando de ponerlo en dificultad en su lucha contra los inmigrantes[7].
Pero al final no fue necesario recurrir a ninguna de esas soluciones -que quedan como bazas de reserva para el futuro- porque lo que determinó la caída de Salvini fue la acción vigilante del partido más responsable de la burguesía italiana, al que podemos identificar con todo el aparato de la presidencia de la República Italiana, que simplemente se aprovechó del primer error sin posible vuelta atrás de Salvini, su torpe decisión de derribar el gobierno. Veamos los diferentes episodios de cómo se consumó la tragedia leguista
Fortalecido por el consenso obtenido con sus campañas mediáticas y convencido de que podía transformar en votos su fuerte incremento de popularidad que se había concretado ya en las elecciones europeas, en las que logró darle la vuelta a la relación de fuerzas con su aliado de gobierno M5S, Salvini decidió a mediados de verano romper la baraja y pedir la dimisión del jefe de gobierno Conte, un gobierno del que aquél y otros ministros de la Liga formaban parte, sin por ello presentar su propia dimisión. Sin embargo, Salvini, cuya ingenuidad equivale a su engreimiento, no tuvo en cuenta el juego político que permite aplicar la aritmética y considerar la posibilidad de componer mayorías diferentes. Así, con la santa bendición de la presidencia de la república, surgió un nuevo gobierno compuesto por M5S, PD, LEU. En vano Salvini intentó primero volver atrás, incluso ofreciendo la Presidencia del Consejo a Di Maio, para después acabar acusando a sus ex aliados de haber establecido acuerdos bajo mano para repartirse los ministerios. En realidad, Salvini es el único responsable de lo ocurrido, y la burguesía italiana e internacional ha suspirado aliviada por el resultado de los acontecimientos. Por otra parte, si se observa la evolución de la prima de riesgo en agosto, se ve claramente que cuanto más se desmoronaba el gobierno de Salvini-Di Maio, más se reducía la diferencia lo que mostraba claramente la expectativa de los mercados de que el gobierno anterior estaba llegando a su fin.
De modo que Salvini, que se había convertido, de hecho, en quien dictaba la línea al gobierno, saliendo siempre él en los medios de comunicación y granjeándose más y más popularidad, acabó quedando en el rincón, con “maneras” eso sí. Hay que reconocer la gran experiencia y capacidad de maniobra de los más altos poderes de la burguesía italiana, que, aunque no haya sido de manera visible, han ido tejiendo el lienzo del nuevo gobierno.
En este punto surge la pregunta: ¿qué podemos esperar de este nuevo gobierno? ¿Cuál será su duración y estabilidad? ¿Cuál será la política hacia el proletariado? Mientras tanto, podemos decir que la acogida en la “comunidad internacional” ha sido de lo más favorable. Que Salvini no era sólo un problema para Italia, sino para toda la llamada comunidad internacional, lo demuestra todo lo ocurrido tras la formación del gobierno de Conte-bis. La satisfacción de la UE con el nuevo gobierno y la promesa de ayudarle lo confirman. El cambio de actitud hacia la UE ha obtenido resultados inmediatos, con la distribución de los migrantes desembarcados entre los diferentes países europeos. De hecho, la política de "puertos cerrados" era más un eslogan propagandístico de Salvini que una política real capaz de abordar el problema de la llegada de inmigrantes: de hecho, los puertos estaban cerrados sólo a las ONG, cuando el número de inmigrantes recuperados por ellas era sólo el 10% del total de los desembarcados en Italia.
También a nivel económico la burguesía italiana podrá contar con la ayuda de la burguesía europea, que podrá otorgarle mayor flexibilidad para incrementar el déficit, algo de lo que Europa había culpado al gobierno de Salvini-Di Maio.
Trump también saludó esta conclusión, lo cual puede parecer extraño, pero dada la posibilidad de que la Liga exprese cada vez más abiertamente una orientación prorrusa, para EE.UU es mejor tener una Italia vinculada a la UE que una Italia leal a la Rusia de Putin. Y, tras el increíble cambio de Conte, pasando de títere en manos de Salvini y Di Maio a figura política de primer plano, es posible que haya habido asesoramiento y apoyo por parte de los gobiernos europeos. Esta conclusión anti -populista de la crisis política en Italia se suma a la baza de Macron, utilizado en Francia contra la amenaza de una presidencia populista de Le Pen y todas las demás políticas ya mencionadas.
La fuerza de este gobierno radica en que ha recuperado la participación del PD, un partido histórico con gran experiencia política, con gran responsabilidad y lealtad al estado burgués, que también influirá en el M5S, una formación con fuertes rasgos populistas, pero de una naturaleza muy distinta al populismo de derecha. La colaboración con el PD limitará tales rasgos populistas y ya estas primeras semanas de gobierno lo están demostrando.
Dicho lo cual, las perspectivas de este Gobierno no son tan halagüeñas. Todo lo contrario. Los problemas son, por una parte, el de su cohesión política y, por otra, el de las medidas económicas que se verá obligado a tomar. De hecho, pocos días después de su formación, se produjo la separación de Renzi del PD y la formación de "Italia viva". Con la formación de este grupo, que se encuentra en una posición central, entre el PD y Forza Italia, Renzi expresa la ambición de desvalijar a este partido ahora a la deriva, además de arramblar con todos los moderados del PD, siguiendo ambiciones totalmente personales e irresponsables. A pesar de las reiteradas declaraciones de apoyo al gobierno del Conte y de no beligerancia hacia el PD, es evidente que la formación de un partido personal de Renzi responde a la idea de actuar como fiel de la balanza y dedicarse a chantajear al gobierno de Conte. Por otro lado, el M5S es incapaz de quitarse de encima la inconstancia antojadiza populista del “pensamiento-Grillo”, por lo cual sigue estando sometido a constante observación.
Pero el problema mayor que enfrenta este gobierno será quizás lo que está obligado a hacer en lo económico. Italia debe tomar decisiones importantes para revitalizar la economía ahora con un crecimiento cero y con fábricas que cierran un tras otra, como Whirlpool entre otras, y ciertamente no será fácil resolver esos problemas ante una recesión que se perfila en el horizonte y que dejará aún menos margen de maniobra que la de hoy. Al mismo tiempo, las difíciles condiciones económicas y las dificultades a las que se enfrentará este gobierno pueden constituir una base para la reanudación de la acción populista, con el apoyo a Salvini por parte de Fratelli d'Italia de Meloni.
Cualquiera que sea el resultado de esta historia, lo cierto es que los trabajadores, los jóvenes, los pensionistas, los desempleados, los inmigrantes y los proletarios en general no tendrán paz y no podrán contar con un futuro mejor, eso si no toman su destino en sus propias manos.
Ezequiel 10 de octubre de 2019
[3] Ver Brexit: La burguesía británica está perdiendo el control de su juego político https://es.internationalism.org/content/4450/brexit-la-burguesia-britanica-esta-perdiendo-el-control-de-su-juego-politico [287]
[4] L’Italia nel quadro delle elezioni europee: difficoltà per la borghesia e trappole per i proletari [288] in Rivoluzione Internazionale n°183 (publicación en italiano de la CCI)
[5] Ver Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [271]
[6] Este episodio, que fracasó, arroja una nueva luz sobre las orientaciones en política exterior de la Liga. En la propaganda contra "la Europa de la austeridad", "la Europa de los burócratas", se revela una actitud sustancialmente antieuropea, llegando incluso a la amenaza de abandonar el euro. Por otro lado, está la exaltación de la Rusia de Putin, al que consideran como "uno de los mejores líderes de la historia". Entre otras cosas, el poder judicial está llevando a cabo un proceso penal por una posible subvención rusa a la Liga.
[7] La ovación que Carola Rackete recibió el 3 de octubre ante la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (Libe) del Parlamento Europeo es muy significativa. Rackete era la capitana de Sea Watch 3 que permaneció con su tripulación y 53 inmigrantes rescatados del mar durante más de dos semanas en Lampedusa. Una vez más, otra alabanza a quienes acusan a los poderosos "¿Dónde estaban ustedes cuando pedimos ayuda por todos los medios de comunicación y canales diplomáticos para poder atracar?" parece ser sobre todo un aguijón contra todo el populismo.
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Las medidas adoptadas por el gobierno de Moreno al eliminar los subsidios a los combustibles afectarán directamente a la clase obrera con el aumento inmediato de los pasajes y de todos los productos de primera necesidad que requiere cualquier familia para sobrevivir. A todo ello, el congelamiento de salarios, despidos masivos, un día gratis a favor del Estado y reducción de vacaciones, anuncian un deterioro y una inseguridad de las condiciones de vida de los trabajadores, a un nivel peor que el de los esclavos. Ante esta situación, es legítimo el rechazo y la indignación contra estas y otras medidas que el gobierno capitalista de Moreno ha impuesto a los trabajadores para favorecer a banqueros, exportadores e importadores que serán los usufructoadores de estas medidas.
Las reacciones inmediatas ante las medidas de Moreno, no se han hecho esperar, los gremios de trasportistas han paralizado sus actividades, el movimiento indígena se ha adherido a la movilización y una serie de diversos movimientos sociales bien conocidos en el país. Sin embargo, estos sectores de la sociedad no luchan realmente contra la carestía de la vida, la inseguridad laboral, el desempleo, que estás medidas acarrean contra los trabajadores, muy posiblemente levantarán la medida de hecho ni bien lleguen acuerdos con el gobierno nacional.
Con ello todo el peso de la crisis recaerá sobre las espaldas de los trabajadores.
Además, las protestas de empresarios del transporte y de otros sectores de pequeños propietarios se plantean en un terreno difuso, de “ciudadanos” y, sobre todo nacionalista. En muchas de las protestas ondea la bandera de Ecuador, esta como las banderas de todas las naciones, es la bandera de la explotación, de la guerra, de los intereses del Capital.
Por tal motivo, las insipientes manifestaciones de trabajadores que han salido a rechazar las medidas en el sur de Quito, en Tulcán y en la provincia de Bolívar, deben servir de reflexión y de acicate para enfrentar una terrible crisis política y económica que se avecina. Por el momento nuestra clase atraviesa por enormes dificultades de unidad y de organización, sólo sabemos que las medidas nos afectarán directamente y no sabemos cómo reaccionar, a todo ello, no podemos confiar en los sindicatos que siempre terminan negociando los intereses del proletariado con la clase dominante. Así como tampoco representan los intereses de los trabajadores aquellos grupos de pequeñoburgueses de conspiradores y nacionalistas que procuran el aislamiento de los trabajadores y hasta tienen la desfachatez de representar eslóganes alusivos a nuestra clase como si fueran nuestra vanguardia. No lo son. Por tanto, la clase obrera necesita:
Se prevé una nueva crisis mundial, por tal motivo las luchas en Argentina, Irak, Ecuador son respuestas ante el deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera y los sectores no explotadores de la sociedad.
La crisis no tiene solución bajo el capitalismo, solamente la extensión y generalización internacional de la lucha obrera en todo el mundo podrá arrojar las bases para una salida: la REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL.
Internacionalismo Ecuador,
Sección de la Corriente Comunista Internacional
Octubre de 2019.
Contacto: ecuador@internationalism.org [291]
Nuestra Web: es.internationalism.org
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El 6 de abril de 2019 se celebró en Marsella una reunión pública con motivo del centenario de la fundación de la Internacional Comunista IC). Además de la presencia de simpatizantes de la CCI, a esta reunión también asistieron un camarada del PCInt-Le Proletaire y un camarada de Fil Rouge.
La presencia de compañeros de la corriente bordiguista en una reunión pública sobre uno de los acontecimientos más importantes de la historia del movimiento obrero fue una ocasión para confrontar nuestras posiciones porque "para poder construir el futuro partido mundial del proletariado, sin el cual el derrocamiento del capitalismo será imposible, las minorías revolucionarias deben agruparse, hoy como en el pasado. Deben aclarar sus diferencias a través del debate, la confrontación de ideas y posiciones, la reflexión colectiva y la discusión más amplia posible. Deben ser capaces de aprender del pasado para comprender la situación histórica actual y permitir que las nuevas generaciones abran las puertas al futuro”[1]
Fueron los participantes en esta reunión pública quienes instaron a las organizaciones presentes a entablar un debate abierto en el medio político proletario, porque, como dijo una camarada: "no hay que esperar a que haya grandes movimientos proletarios para hacerlo. Hoy estamos en una situación de debilidad de la clase, nos está aplastando la ideología burguesa con su individualismo; un debate expresaría la voluntad de librarse de tal presión". Para otro camarada: "También sería un imán para las minorías en búsqueda, especialmente para los jóvenes. Esperar a que haya grandes movimientos del proletariado conlleva el riesgo de reproducir el mismo error que la IC, es decir, que ésta se constituyó cuando ya había muchos puntos que aclarar, sobre la cuestión sindical, el papel del partido... y una de las lecciones que la fundación de la IC pone de relieve es que todas estas cuestiones deben ser discutidas ahora ya". Todos los participantes estuvieron especialmente interesados en conocer las posiciones de la Izquierda Comunista, y en aclarar dónde hay puntos de acuerdo y dónde diferencias. Tal debate, en su dimensión internacional, rompería con la atomización de las organizaciones proletarias y estimularía la reflexión entre elementos o grupos interesados por la política revolucionaria.
Por supuesto, la CCI ha apoyado regularmente esos llamamientos y los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista también deben oírlos. La CCI siempre ha defendido el debate en el medio revolucionario, pero, por desgracia, tal voluntad siempre ha acabado hasta ahora en fracaso, en especial las Conferencias iniciadas por Battaglia Comunista (Partito Comunista Internazionalista) a finales de la década de 1970. ¿Por qué tal fracaso?: "El bloqueo y, en definitiva, el sabotaje de las conferencias se debió sobre todo a la incapacidad del medio como un todo para superar la intolerancia. Desde el principio, la CCI insistió en que las conferencias no debían quedarse “mudas”, sino emitir, en la medida de lo posible, un mínimo de declaraciones conjuntas, con el fin de aclarar al resto del movimiento los puntos de acuerdo y desacuerdo a los que se había llegado, pero también ante los grandes acontecimientos internacionales (como el movimiento de clases en Polonia o la invasión rusa de Afganistán), debían hacerse declaraciones públicas conjuntas sobre cuestiones que ya eran criterios esenciales para las conferencias, como la oposición a una guerra imperialista".[2]
Lo que vimos en esta reunión pública de la CCI fue que camaradas del PCI y de Fil Rouge respondieron a ese requerimiento entablando una verdadera confrontación de posiciones políticas. Es evidente que los grupos revolucionarios presentes están plenamente de acuerdo en la creación de un partido revolucionario mundial. Una de las primeras lecciones que sacó la reunión es que no debe volver a cometerse el error de la IC, o sea la unión tardía de las fuerzas militantes del proletariado cuando ya la ola internacional de luchas revolucionarias estaba sufriendo sus primeros fracasos graves, en Alemania, sobre todo, en 1919, agudizándose así el aislamiento de la revolución en Rusia. Sin embargo, el PCI y Fil Rouge no sacan las mismas lecciones que la CCI, lo cual dio lugar a un debate muy fecundo.
Como se dijo en la discusión, las condiciones en las que se haya de crear la futura internacional obrera serán diferentes de las que prevalecieron en la fundación de la Tercera Internacional, por lo que sería interesante que el debate pudiera desarrollarse sobre cuáles son esas condiciones diferentes, como dicen los camaradas. Si hay una convergencia entre los camaradas bordiguistas y la CCI sobre la necesidad de reunir y unir fuerzas revolucionarias a escala internacional, se trata pues de aclarar sobre qué base. Los compañeros bordiguistas rechazan cualquier política que pretenda fusionar a los diferentes grupos, lo cual no es, ni mucho menos, la idea de la CCI. Sin embargo, es en esa pregunta (¿con qué proceso debería hacerse ese agrupamiento?) en cuya respuesta sí que aparecen diferencias reales. Para la CCI, tal proceso sólo puede lograrse mediante la confrontación de las posiciones de cada grupo, ya que la IC dejó toda una serie de cuestiones políticas pendientes de clarificación. Y para que se produzca esa confrontación, es necesario luchar contra el peso del sectarismo que ha prevalecido en el pasado y sigue pesando en el medio político proletario, como escribimos en nuestra prensa. La CCI recordó que durante la guerra imperialista en Kosovo en 1999, llamó a los grupos políticos proletarios a reaccionar ante la barbarie burguesa con la consigna: "el proletariado no tiene patria, proletarios de todos los países, uníos", un llamamiento que quedó en papel mojado[3]. Y, sin embargo, fue precisamente ésa una de las lecciones que nos legó el movimiento obrero con la Conferencia de Zimmerwald: aunque hubiera muchas diferencias entre los participantes, Zimmerwald fue una luz en el horizonte para el proletariado mundial que estaba sufriendo la barbarie del capitalismo en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Aquella Conferencia fue el preludio de la creación de una nueva internacional, cuando ya la Segunda Internacional había dejado patente su quiebra en agosto de 1914 al votar los créditos de guerra, arrastrando al proletariado a la primera matanza imperialista. No se trataba de borrar las diferencias políticas, sino de defender, frente a las guerras imperialistas, uno de los principios proletarios fundamentales: el internacionalismo.
Sin embargo, el camarada del Fil Rouge expresó muchas reservas sobre las intervenciones de nuestros simpatizantes y de la CCI, requiriéndole que aclarase las diferencias mediante la comparación de las posiciones de cada grupo. Para él, las diferentes organizaciones ya han sacado lecciones y, por lo tanto, de nada sirve un nuevo proceso de esclarecimiento. De ahí que el camarada insistiera en su rechazo de toda "fusión" de las organizaciones proletarias, afirmando que no son necesarios ni debates ni confrontación de posiciones. Los dos camaradas bordiguistas afirmaron las lecciones que su corriente ha sacado: el papel del partido, la dictadura del proletariado, lo que caracterizó a Rusia en donde debía realizarse una revolución doble (que es, como lo recordaba el camarada de Fil Rouge, la teoría de la "Revolución Permanente" de Marx en 1848), lo que llevó al camarada del PCI a decir que hay especificidades en cada país que deben tenerse en cuenta, y que así fue el caso de la revolución rusa. Para los camaradas bordiguistas, la CCI ha sacado otras lecciones que se asemejan a las posiciones consejistas, en especial las que se refieren al partido y la dictadura del proletariado. Refutamos semejante idea pues es algo patente que la CCI defiende la necesidad del partido y de la dictadura del proletariado[4].
Lo que pasa es que precisamente son todas esas cuestiones (a las que se puede añadir el problema de la emergencia de los Consejos Obreros como órganos de poder de la clase obrera, como dijo Lenin, o la cuestión sindical) las que conforman el terreno en el que desarrollar una clarificación. Para la CCI, aún no se ha ido hasta el fondo de todas las lecciones de la IC, en particular sobre el cambio en el período histórico del capitalismo, el de la decadencia, tal como Rosa Luxemburg y Lenin lo pusieron de relieve. De hecho, todavía queda mucho trabajo por hacer para comprender las implicaciones del período de decadencia para la intervención de los revolucionarios en las luchas obreras. Nosotros consideramos que la contribución de las diferentes expresiones de la Izquierda Comunista que lucharon contra la degeneración de la IC también debería ser examinada con mayor profundidad.
Aun cuando las distintas organizaciones de la Izquierda Comunista ya deberían haber entablado un debate abierto y fraterno en ese sentido, el medio de la Izquierda Comunista sigue estando, lamentablemente, demasiado fragmentado.
Según decía el compañero de Fil Rouge, "la situación de la clase obrera es catastrófica". Tal observación requiere, a nuestro parecer, discutir largo y tendido. Nosotros pensamos que tal afirmación debe debatirse y matizarse a fondo a la luz de la evolución de las luchas y de la conciencia de clase a un nivel más histórico. Cierto es que las dificultades para la clase obrera son innegables, pero no podemos ponerlas al mismo nivel que las que vivió la clase obrera durante el período de la contrarrevolución de los años 30. Hay que ir más allá, entender por qué la clase obrera se encuentra en una situación a la que más bien definiríamos nosotros de "gran debilidad". Todo esto requiere argumentos y un debate contradictorio que nos permita situarnos en un marco general para enfocar y captar dinámicamente una perspectiva para nuestra clase. Por ejemplo, necesitamos ver cómo las lecciones de la IC y de los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista, como Bilan, nos pueden ayudar a orientarnos en la compleja situación actual. Tal debate, vital para el movimiento obrero y las organizaciones revolucionarias, requiere por lo tanto que los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista se coordinen para organizar confrontaciones fraternales, mediante polémicas en la prensa y discusiones, organizando reuniones públicas ante la clase obrera. Todo ello para crear un foro de debate abierto contra la propaganda de la clase dominante. Esto es posible y necesario, como lo demuestra la reunión pública de Marsella sobre la creación de la IC. En este sentido, la presencia del medio bordiguista en las reuniones públicas de la CCI, que debemos saludar, demuestra que la fragmentación de las organizaciones de la Izquierda Comunista puede y debe ser superada. La CCI echará todas sus fuerzas en la batalla para crear todas las condiciones para la clarificación política en el campo revolucionario.
André, 15 de agosto de 2019
[1] “Centenaire de la fondation de l’IC : l’Internationale de l’action révolutionnaire ouvrière”, Révolution internationale n° 476, bimestral de la CCI en Francia (mayo-junio 2019). Versión en español : https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera [294]
[2] Ver en el sitio web de la CCI: "Hace 50 años, Mayo del 68: La difícil evolución del medio político proletario" https://es.internationalism.org/content/4411/hace-cincuenta-anos-de-mayo-68-la-dificil-evolucion-del-medio-politico-proletario-i [295] ; se puede consultar igualmente El sectarismo, una herencia de la contrarrevolución que hay que superar https://es.internationalism.org/revista-internacional/201003/2829/el-sectarismo-una-herencia-de-la-contrarrevolucion-que-hay-que-sup [296]
[3] Ver Acerca del llamamiento de la CCI sobre la guerra en Serbia - La ofensiva guerrera exige una réplica unida de los revolucionarios https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1164/acerca-del-llamamiento-de-la-cci-sobre-la-guerra-en-serbia-la-ofen [297]
[4] Se puede ver los puntos XV y XVI de nuestra Plataforma Política https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [298]
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Todos hemos visto la campaña a escala mundial que se ha organizado sobre el cambio climático. En apariencia viene “de los jóvenes” y “parte de la base”. Greta Thunberg, una joven de 16 años que con su acción “heroica” es el referente del movimiento, es recibida en la ONU y es proclamada por la revista Time “líder de la nueva generación”. Parecería pues que, los gobernantes del mundo (a excepción de los malos de la película, Trump y Bolsonaro) serían “muy sensibles al alarmante mensaje de Greta.
Este enorme ruido debe denunciarse como una campaña montada de arriba abajo por las instituciones de los Estados Capitalistas y es necesario ver qué hay detrás.
Ver qué se esconde no tiene nada que ver con teorías “conspiranaoicas” y demás sandeces, es simplemente realizar un análisis basado en el marxismo que siempre ha defendido la necesidad de no partir “de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan”, sino partir “del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida”[1] y lo que podemos ver en esos gobernantes es una hipocresía escandalosa pues mientras reciben mansamente los latigazos de Greta en su acción cotidiana de gobierno siguen obrando por la destrucción del medio ambiente en todo el mundo.
Hemos denunciado esta campaña con una Hoja Internacional[2] y hemos organizado reuniones públicas sobre el tema. En la Reunión Pública de Valencia hubo una contribución escrita de un simpatizante muy próximo que no pudo asistir y que publicamos a continuación.
Saludo el esfuerzo de los compañeros por organizar un debate sobre una de las cuestiones más acuciantes para el futuro de la humanidad y que, de forma honesta (aunque lamentablemente aún envuelta en expresiones políticas estériles) se siente como tal en amplios sectores de la clase obrera.
Aun no pudiendo asistir por cuestiones personales quería mandar una toma de posición y mi modesta contribución al debate, que espero sea provechoso. Sin duda, una de las cuestiones que más polémica y atención pública genera es la pregunta existencial de si, dadas las circunstancias y la montaña de hechos científicos publicados y observados al respecto, podemos decir que nuestra especie tiene un futuro inmediato asegurado como tal... o no.
Por mi parte, creo ver que las principales actitudes al respecto, tanto a pie de calle como por parte de los voceros de todos los Estados, se divide en tres principales bloques:
La respuesta de nuestra clase, por descontado, no puede tener nada que ver con ninguna de las anteriormente mencionadas. Esa respuesta pasa por recuperar al Marx que escribió los Manuscritos Económicos y Filosóficos y describió de forma tan vital y apasionada la relación total, sensitiva y productiva, del ser humano con el medio natural del que forma parte como componente orgánico directo. Pasa por recuperar el esfuerzo de las fracciones de izquierda de las tres Internacionales del proletariado, las de Marx y Engels, las de Lenin, Trotsky, Liebknecht y Rosa Luxemburgo y las de Bordiga, Pannekoek, Gorter y Miasnikov, lo que es lo mismo que decir que pasa por recuperar su propia fuerza y consciencia como elemento activo de la historia, que tiene una propia perspectiva de sociedad humana que defender frente a la creciente desintegración caótica de la sociedad burguesa y la amenaza que supone a la supervivencia física inmediata de la especie humana.
El compañero ve necesario que el proletariado y sus elementos más avanzados recuperen las contribuciones del movimiento obrero desde los tiempos de Marx. Tiene toda la razón y es una tarea que animamos a emprender y a la que hemos contribuido con nuestras modestas fuerzas[3].
Podemos encontrar algunas contribuciones de interés en científicos, sin embargo, el marxismo planteó ya en el siglo XIX el peligro que el capitalismo entrañaba de destrucción medio ambiental insistiendo en los graves problemas que provocaban la concentración de la población en enormes metrópolis y la industrialización. En particular, insistía sobre el antagonismo entre campo y ciudad que el capitalismo lleva a los últimos extremos. Todo esto en una época donde los aduladores del sistema negaban esos peligros y solo hablaban de las “maravillas” del “Progreso”.
En el periodo ascendente del capitalismo, que globalmente se cierra en 1914, los peligros para el medio ambiente se pudieron compensar y atenuar por toda una serie de progresos reales, por ejemplo, en la higiene y en la sanidad. Esto cambia radicalmente en la decadencia del capitalismo y más aún en su fase de descomposición. Nuestras Tesis sobre la Descomposición[4] denunciaron hace 30 años “la degradación del medio ambiente que está alcanzando cotas impresionantes (agua corriente asquerosa, ríos muertos, océanos basura, aire irrespirable de las ciudades, decenas de kilómetros cuadrados contaminadas por la radioactividad en Ucrania y Bielorrusia), que está amenazando el equilibrio del planeta entero con la desaparición de las selvas ecuatoriales, como la amazónica, los «pulmones de la Tierra», con el llamado efecto invernadero, con la destrucción de la capa de ozono” y la verdad es que hoy la situación es infinitamente peor. En el periodo de descomposición de la decadencia capitalista “la civilización humana está perdiendo cierta cantidad de lo adquirido (el dominio de la naturaleza, por ejemplo); pero no por eso va a volver a recuperar la capacidad de progreso y de conquista, características, en especial, del capitalismo ascendente. El discurrir de la historia es irreversible: la descomposición lleva, como su nombre tan bien lo indica, al desmembramiento y a la putrefacción de la sociedad, a la nada” (ídem.)
La Reunión Pública se preguntó: ¿Cuál es la razón del actual alarmismo de los gobernantes del mundo? ¿Por qué lanzan esta campaña?
La burguesía de los países centrales ha visto que los movimientos de lucha más significativos de la pasada década fueron protagonizados por las jóvenes generaciones de la clase obrera, especialmente la lucha contra la CPE en Francia y el movimiento de Indignados en España, USA etc.[5]. Estas jóvenes generaciones, a la vez que tenían una dificultad para verse como parte de la clase obrera, manifestaron una tendencia positiva a reflexionar sobre los problemas generales del mundo. Esta preocupación inquieta a la burguesía. Por ello, desarrolla campañas que destruyan esas pequeñas simientes para imponer un terreno democrático, individualista, ciudadano y de negación total de la clase obrera.
La campaña climática pone por delante una categoría falsa y sociológica que sería la juventud y plantea el problema climático como un problema en sí, como una más de las muchas categorías de problemas que afectan el mundo: la opresión de la mujer, la corrupción, la pobreza etc.
Para la ideología burguesa no existen clases sino “ciudadanos”. Los sociólogos niegan el concepto de clase y lo sustituyen por nociones como categorías sociales. Una de ellas es “la juventud”. La juventud es una situación temporal de los individuos, pero para la sociología es un cajón de sastre donde se meten burgueses, proletarios, pequeños burgueses, lumpenes… que llaman “movimiento de la juventud”. Como resultado se niega la lucha de las nuevas generaciones de los proletarios que no tiene nada que ver con las “tendencias” sociológicas de los hípsters, los milenial y demás palabras de moda.
“Los jóvenes que participan en el movimiento no son “futuros ciudadanos” sino que en su gran mayoría se convertirán en precarios, desempleados, explotados, que deberán unir a su lucha contra la explotación capitalista la lucha contra la guerra, la catástrofe medioambiental, la barbarie moral etc., que supura por todos sus poros este sistema de explotación”[6].
Es el futuro como parte de la clase obrera lo que debe determinar la orientación y el combate de la inmensa mayoría de los “jóvenes” y no esa situación pasajera, puramente sociológica. Al hablar de juventud y no de las jóvenes generaciones de la clase obrera, la burguesía ataca la identidad de clase y propone uno de los muchos “movimientos sociales” con los que se fragmenta el malestar social y se lo convierte en inofensivo pues aparece como una “reforma” más de la vida cotidiana.
Los grupos izquierdistas de la burguesía, especialmente verdes, trotskistas y anarquistas, nos hablan del “movimiento revolucionario” de la “juventud”, del “movimiento revolucionario” de las “mujeres”, del “movimiento revolucionario” de “los indígenas”, del “movimiento revolucionario” Ecologista, por todas partes se sacan de la manga “movimientos revolucionarios” para unos negar el único movimiento revolucionario real, el de la clase obrera, u otros proponer una “alianza” del movimiento “obrero” con todo ese batiburrillo de “movimientos sociales”.
Con estos “movimientos” que no van a ninguna parte, tratan de oponer a los obreros jóvenes contra los obreros “viejos”. Resultaría que estos últimos, debido a su “consumismo” contribuirían seriamente al desastre climático. Según los ideólogos y los políticos burgueses cada individuo produce una “huella ecológica”: consume alimentos envasados en plásticos, se ducha todos los días, tira todas las veces de la cadena del WC, va al trabajo en su automóvil, usa la lavadora y el lavavajillas, se va en avión a pasar una semana de vacaciones etc. Esa supuesta “vida privilegiada y opulenta” de los “mayores” provocaría una suma astronómica de “huellas ecológicas” contaminantes. Los jóvenes, como hace Greta, deberían recriminar a sus padres y abuelos esa “irresponsabilidad” frente al futuro del planeta.
Todo esto es de un cinismo alucinante. El trabajo asalariado y el sistema mercantil imponen un modo de consumo, un modo de vida, una organización de las vacaciones, los desplazamientos, del cual no hay manera de zafarse. Quizá los pequeños burgueses más acomodados pueden consumir alimentos sin envase de plástico que cuestan mucho más o pueden ir de vacaciones en un velero supuestamente “no contaminante”, pero la inmensa mayoría de los trabajadores no pueden elegir más que lo que les viene predeterminado por la organización general de la sociedad.
Hay otra arma que utiliza la burguesía para dividir al proletariado entre “jóvenes” y “viejos”. Los obreros de las industrias automovilistas u de otras basadas en los combustibles fósiles van a ser despedidos a millares en Europa, USA etc. La burguesía cuando intenten luchar en defensa de sus condiciones de vida los acusará de “privilegiados” que defienden “su posición egoísta en la industria” y con ello “atacan el planeta”. Les lanzarán a los jóvenes que ya no tendrían que luchar contra el capitalismo sino contra esos “obreros con mentalidad capitalista” que se niegan a defender el planeta.
El planteamiento de la “emergencia climática” es igualmente engañoso. Se plantea la destrucción medioambiental como un problema particular desligado del modo de producción capitalista, de la guerra imperialista, de cómo está organizada la sociedad concentrada en grandes urbes, altamente contaminantes. El proceso de catástrofe medioambiental no es uno más del abanico de problemas “sociales” sino una expresión especialmente grave del hundimiento del capitalismo en la Barbarie, como decimos en las Tesis sobre la Descomposición, antes mencionadas, en la época actual, el sistema capitalista amenaza con arrastrar “a la humanidad a los mismos resultados que la guerra mundial. Ser aniquilado bestialmente por un chaparrón de bombas termonucleares en una guerra generalizada o serlo por la contaminación, la radioactividad de las centrales nucleares, las hambres, las epidemias y las matanzas en conflictos guerreros, en los que, además, se utilizarían las armas atómicas, todo ello es, a fin de cuentas, lo mismo. La única diferencia entre ambas formas de destrucción es que aquélla es más rápida mientras que ésta va más lenta y, por ende, con muchos más sufrimientos si cabe”.
Las luchas parciales y categoriales “constituyen un auténtico instrumento de la contrarrevolución que los gobiernos burgueses han aprendido a utilizar eficazmente para preservar el orden social” (Plataforma Política de la CCI[7])
La burguesía está encantada con promover las luchas parciales, lo demostramos de forma fehaciente cuando denunciamos la “huelga feminista” de marzo 2018[8]. Esta política de exagerar tal o cual aspecto parcial de la dominación capitalista para esconder la barbarie de la explotación capitalista en su conjunto ya fue denunciada por el Manifiesto Comunista en 1848: “Una parte de la burguesía desea mitigar las injusticias sociales, para de este modo garantizar la perduración de la sociedad burguesa”[9]. Así el Movimiento Juventud por el Clima que parece tan espontaneo y el “fruto” de las acciones “heroicas” de Greta Thunberg, fue promovido y patrocinado por el United Nations Framework Convention on Climate Change, un organismo de la ONU.
¡No es para menos! Puesto que las luchas parciales en general y el “movimiento por el clima” en particular:
Solamente la lucha autónoma del proletariado en su terreno económico y político de clase puede abrir una vía de respuesta a toda la problemática que contienen las luchas parciales, porque va a la raíz del problema que es el combate contra la explotación capitalista por su abolición definitiva. “La lucha contra los fundamentos económicos de la sociedad capitalista contiene la lucha contra sus aspectos superestructurales (forma de vida, costumbres, ideología…) pero lo recíproco es falso” (idem.). “La clase obrera, por su lugar específico en el proceso de producción capitalista, por su naturaleza de productor colectivo de lo esencial de la riqueza social, privada sin embargo de toda propiedad sobre los medios de producción que ella misma pone en funcionamiento y, por tanto, sin ningún interés que la ate al mantenimiento de la sociedad capitalista es la única clase que puede, objetiva y subjetivamente instaurar el nuevo modo de producción que debe sustituir al capitalismo, el comunismo” (ídem.)
C. Mir 31-10-19
[1] "Feuerbach Oposición entre las concepciones materialista e idealista (Primer Capitulo de La Ideología Alemana) [300]".
[2] Ver nuestra Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [271]
[3] Ver una lista de algunos artículos publicados en El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [224]
[4] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [12]"
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de los particular de la clase obrera estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83] y 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [84]
[6] https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [224]
[7] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
[8] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [88]
[9] Manifiesto Comunista, capitulo IV El socialismo burgués o conservador, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [59]
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Desde todo el abanico del espectro político, se nos llama a defender la democracia.
La "alianza rebelde" de los políticos opuestos al no-acuerdo Brexit, denuncia a Boris Johnson como culpable de realizar un "golpe de estado" contra el parlamento. Dicha alianza organiza marchas y concentraciones contra la suspensión de cinco semanas del parlamento en el período previo al 31 de octubre, y une sus fuerzas para obligar a Boris a respetar las sagradas costumbres y procedimientos parlamentarios.
Los duros pro-Brexit, desde Farage a la revista Spiked, responden que son los "Remainers"[1] los que insultan a la democracia porque se niegan a respetar la "voluntad del pueblo" encarnada en el referéndum de junio de 2016. También afirman ser los defensores de la democracia británica contra la burocracia entrometida de la UE.
Pero vivimos en una sociedad que hace que los propios términos "democracia" y "pueblo" carezcan de sentido. Vivimos en una sociedad capitalista basada en la explotación de una clase por otra. La clase explotadora tiene la mayor parte de la riqueza en sus manos, y el Estado, el poder político, está ahí para garantizar sus privilegios, al igual que los medios de dominación ideológica como la prensa, la televisión y las redes sociales. En una sociedad así, "el pueblo" es un término utilizado para ocultar estas divisiones de clase y "democracia" sirve para enmascarar el monopolio del poder de la clase dominante.
La clase explotada, por otro lado, aunque generalmente comprende a la mayoría de la población, no puede expresar sus propias necesidades reales. Sus esfuerzos para organizarse contra la explotación son reprimidos por la fuerza o domesticados e incorporados al Estado: esa es la historia de los sindicatos y los partidos "obreros" (como el Partido Laborista) en los últimos 100 años o más.
Por supuesto, en contraste a los primeros años del capitalismo, a los trabajadores no solo se les permite sino que se les exhorta positivamente a votar en las elecciones y referendos locales y nacionales. Pero solo pueden hacerlo como "ciudadanos" atomizados, como una masa de individuos aislados; y el propio acto de votar en las elecciones burguesas se ha convertido en una expresión de impotencia, de ausencia de la clase obrera como clase.
Además, los temas en torno a los cuales se organizan las elecciones, los referendos y los debates parlamentarios demuestran claramente que vivimos bajo un monopolio ideológico. ¿A favor o en contra del Brexit? Para entrar en este debate hay que asumir que los intereses de la nación, de "Gran Bretaña", son nuestros intereses. Pero los obreros no tienen patria, y la nación, como el pueblo, es una falsa comunidad que oculta divisiones de clase irreconciliables. Y más aún: ninguna de las dos opciones del conflicto de Brexit protegerá a los trabajadores de los crecientes ataques a su nivel de vida exigidos por la crisis económica mundial. Si el Brexit pasa, sin duda, que habrá ataques salvajes contra los trabajadores inmigrantes, ya sean ilegales o legales, como las recientes normas que insisten en que los residentes de la UE resuelvan su "estatuto de asentados" antes del 31 de octubre: casi una garantía de futuros escándalos "Windrush"[2]. Pero la UE, que supuestamente defiende los derechos de los trabajadores, ya ha demostrado su voluntad de imponer una austeridad draconiana a diferentes sectores de la clase obrera: el caso de Grecia es el más elocuente aquí (y fue el gobierno de "ala izquierda" de Syriza[3] el que aplicó las medidas de austeridad exigidas por la UE).
La democracia y la nación se han convertido hoy en lo que era la religión en los días en que Karl Marx acuñó por primera vez el término "opio del pueblo". La democracia y el interés nacional son el "aroma espiritual" de la sociedad burguesa, "su sanción moral, su solemne complemento, su consuelo y justificación universal"[4]. En otras palabras, no se puede argumentar fuera de los supuestos de la democracia y la nación, que son las verdades últimas de esta sociedad, la justificación de todos los sacrificios exigidos en el trabajo y en la guerra.
Pero este "aroma" se ha convertido en una peste muy mala porque el parlamento, al igual que la propia sociedad capitalista, es una institución profundamente decadente. En los tiempos de Marx y Engels, cuando el capitalismo era todavía un sistema ascendente, tenía sentido que los partidos obreros tuvieran presencia en los parlamentos burgueses porque eran el escenario de conflictos reales entre los sectores progresistas y reaccionarios de la clase dominante, y todavía había espacio para luchar por reformas duraderas en nombre de los trabajadores. Pero tales actividades siempre contenían el riesgo de la corrupción de los delegados obreros, que se convirtieron en los principales vehículos del "cretinismo parlamentario", la creencia de que el capitalismo podía superarse simplemente acumulando votos para los partidos obreros en las elecciones burguesas.
En el capitalismo decadente, todas las facciones de la clase dominante son igualmente reaccionarias, y no hay margen para una mejora duradera de los niveles de vida[5]. Y la profunda impotencia de los procedimientos parlamentarios ante el crecimiento del Estado totalitario en su conjunto se ha hecho cada vez más evidente, sobre todo en la pantomima actual del Brexit.
El callejón sin salida del parlamento y el ascenso del populismo, con sus falsas críticas a la "élite", ha llevado a muchos a la conclusión de que sería mejor tener una "democracia antiliberal", una cohorte de "hombres fuertes" que pueden hacer las cosas. Pero esta es otra falsa opción para la clase obrera.
El movimiento histórico de la clase obrera ha mostrado otro camino. La Comuna de París de 1871 ya superó los límites del parlamentarismo, de modo que "en vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante habían de «representar» al pueblo en el parlamento"[6], la clase obrera comenzó a organizarse en asambleas vecinales cuyos delegados no solo eran elegidos y mandatados, sino que podían ser depuestos en cualquier momento. Los soviets o consejos obreros que surgieron en Rusia en 1905 y 1917 llevaron estos principios un paso más allá, ya que se basaban en asambleas de trabajadores en las fábricas y otros lugares de trabajo, haciendo que los contornos del poder proletario fueran aún más claros que en 1871.
Durante la ola mundial de movimientos revolucionarios de 1917-21, los consejos obreros surgieron en oposición directa a las instituciones parlamentarias (y sindicales); y la burguesía lo entendió muy bien, porque —sobre todo en Alemania, donde se iba a decidir el destino de la revolución mundial— hizo todo lo posible para anexionar los consejos, para convertirlos en un apéndice impotente del parlamento y del Estado local, y luego para aplastar violentamente cualquier intento de restaurar su poder real, como en Berlín en 1919[7].
La democracia capitalista ha demostrado ser el enemigo mortal de la revolución proletaria, de la emancipación de los explotados. Y el objetivo de esta revolución es crear una sociedad en la que no haya clases. Entonces, por primera vez, tendría sentido hablar de "el pueblo", o mejor dicho, de una humanidad unificada. Y una verdadera comunidad humana no tendrá necesidad de lo que los griegos llamaron "kratos", de cualquier tipo de Estado o poder político. Amós 7.9.19
[1]Quienes rechazan el resultado del referéndum de la UE de 2016 sobre la membresía del Reino Unido en la Unión Europea.
[2]El escándalo de Windrush es un escándalo político británico de 2018 sobre personas que fueron detenidas por error, se les negaron derechos legales, amenazaron con la deportación y, en al menos 83 casos, fueron deportadas del Reino Unido por el Ministerio del Interior.
[3] Ver El nacionalismo feroz de Syriza /content/4084/el-nacionalismo-feroz-de-syriza [302]
[4]Karl Marx, “Introducción para la Critica de ‘La filosofía del derecho’ de Hegel”, Marxists Internet Archive, 1844, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm [89].
[5] Ver el punto VI (La lucha del proletariado en el capitalismo decadente) y el Punto VIII (La mistificación parlamentaria y electoral) de nuestra Plataforma Política https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
[6]Karl Marx, “La guerra civil en Francia”, Marxists Internet Archive, 1871, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm#s3 [303].
[7] Sobre esta experiencia ver Lista de artículos sobre la tentativa revolucionaria en Alemania 1918-23 https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [55]
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Desde 2011, año en que las potencias de la OTAN (Francia, Reino Unido y Estados Unidos) liquidaron a su difunto "caudillo", Gaddafi, Libia ha estado en primera plana de los medios de comunicación. "Esta desafortunada Libia, que la guerra franco-británica de 2011 transformó en paraíso para los terroristas de Daech y Al-Qaeda, hereda ahora una guerra civil. Los traficantes de armas, drogas y migrantes proliferan y rara vez entran en conflicto con los yihadistas. Lógico, pues, a menudo, van de la mano en los negocios..."[1] Las potencias occidentales declararon la guerra al líder libio en nombre de la "protección de la población civil", tras haber pasado también por Libia la "primavera árabe", brutalmente reprimida por el coronel dictador. Después de aplastar a la población bajo las bombas y matar a Gaddafi, dejaron el país en manos de múltiples bandas sanguinarias que siguen luchando por el control del moribundo Estado libio.
"Resuenan otra vez los combates a las puertas de Trípoli, con sus "padrinos" regionales echando más leña al fuego entre los beligerantes, en medio de un torrente de odio propagandístico. Desde el 4 de abril, día del ataque a Trípoli por parte de las tropas del mariscal Haftar, la guerra ha vuelto a prender sus llamas en Libia. Ocho años después de la insurrección contra Gaddafi (apoyada por bombardeos de la OTAN) y cinco años después de la guerra civil de 2014, el gigante norteafricano, convaleciente, ha vuelto a sumirse en el caos, la inestabilidad y el riesgo extremista. (...) Ha vuelto a la casilla de salida.[2]
Hoy, entre las diez milicias implicadas, las dos facciones más importantes afirman ser los interlocutores de las principales potencias y de Naciones Unidas: se trata del "Gobierno de Acuerdo Nacional" (GAN) dirigido por Fayez el Sarraj, respaldado por Naciones Unidas, con el apoyo de Turquía y Qatar, y, en la región cirenaica, del "Ejército Nacional Libio" (ENL) dirigido por Jalifa Haftar, que cuenta con el apoyo de Egipto, Arabia, Emiratos Árabes Unidos y, entre bastidores, Francia, Rusia y Estados Unidos; y, por su parte, el gobierno de la antigua potencia colonial, Italia, apoya a una o la otra facción de las "autoridades" existentes, como hizo recientemente en octubre, renovando, por ejemplo, un infame acuerdo para formar guardacostas libios cazadores de migrantes.
En realidad, lo que predomina en este conflicto es la hipocresía y el sálvese quien pueda. Es un espectáculo criminal que revela la actitud perfectamente falsa y abyecta de las grandes potencias y su doble juego, como la del gobierno francés, y sus cínicas mentiras cuando niega descaradamente los misiles entregados por sus servicios secretos al mariscal Haftar, al tiempo que afirma que "Francia está en Libia para luchar contra el terrorismo".
En cuanto a los dos jefes de guerra libios, sus objetivos también son repugnantes: "Así, uno frente al otro, los dos campos no se atreverán nunca a admitir el verdadero motivo de su enfrentamiento. El uso enfático de la retórica de la justificación externa ("revolución" o "antiterrorismo") oculta mal la brutalidad de una rivalidad por la apropiación de recursos, que adquiere un significado muy particular en el antiguo el Dorado petrolero que es Libia. A pesar de las perturbaciones causadas por el caos posterior a 2011, el petróleo libio sigue generando 70 millones de dólares (62,5 millones de euros) en ingresos diarios. De modo que el control de los canales de distribución de ese petróleo abre muchos apetitos"[3]. De ese aspecto del conflicto nadie dice nada en los discursos oficiales de los líderes del mundo capitalista. Esa carrera por el "botín" petrolero, abierta por el caos generado después de 2011, enfrenta a un gran número de pequeños y grandes gánsteres locales e internacionales en suelo libio.
Más aún, para los grandes buitres capitalistas, Libia representa otro interés ineludible: la existencia, por iniciativa de aquéllos, de monstruosos "campos de acogida" para los migrantes rechazados o que hacen escala en espera de un hipotético y mortal embarque hacia Europa.
Además del sangriento caos causado por las grandes potencias imperialistas, Libia se ha convertido en mercado y cementerio de migrantes, situación de la que el principal responsable es la UE. El 14 de noviembre de 2017, CNN trasmite imágenes del mercado de esclavos en Libia, donde puede verse a seres humanos subastados como ganado. Se trata de migrantes, cuyo número oscila entre 700.000 y 1 millón, que han caído en las redes delictivas de traficantes de los que son cómplices activos los Estados europeos y africanos. "Lo que está ocurriendo en Libia, un país sin dirigentes y sometido a las milicias armadas, es una tragedia ante la que la Unión Europea hace la vista gorda. Los líderes africanos, que han optado por la hipocresía, siguen a Europa como pollitos tras la gallina. (...) El reportaje de CNN no cambiará mucho la situación en Trípoli, Misrata, Bengasi o Tobruk. En un país diezmado por la guerra civil, donde la inflación va por las nubes, la economía está en ruinas, en el que se llevan a cabo ejecuciones masivas de prisioneros, cada cual se las amaña ya sea en el negocio del contrabando o colaborando con los pasafronteras, ya sea en la lucha contra el contrabando y los pasafronteras. Ese reportaje muestra un caso de servidumbre por deudas, en realidad hay una gran cantidad de migrantes subastados en Libia están detenidos por tráfico relacionado con rescates. Con el cierre de la ruta libia hacia Italia, los migrantes subsaharianos a menudo se encuentran atrapados y no pueden permitirse el lujo de regresar a sus hogares. Los contrabandistas los venden al mejor postor (por ejemplo, una milicia). Los compradores obligan a los migrantes a ponerse en contacto con sus familias y les piden un rescate de entre 2.000 y 3.000 dinares (de 1.200 a 1.800 euros) por persona.[4] Según un informe publicado por UNICEF: "Los centros de detención dirigidos por milicias no son más que campos de trabajos forzados, prisiones donde, a punta de pistola y culatazos, roban a la gente todo lo que lleva. Para miles de mujeres y niños, la vida en esas cárceles es una vida de violación, violencia, explotación sexual, hambre y abusos repetidos.”
Todo esto ilustra el alcance de una barbarie que implica directamente a las grandes potencias imperialistas, las cuales, con sus políticas, echan a los inmigrantes en brazos de esclavistas de otros tiempos. La UE exige una política activa antinmigración a unos Estados, los vecinos de Libia, totalmente en ruinas y corruptos hasta el cuello (Níger, Nigeria, etc.), subvencionándolos para construir muros y campos mortíferos. La UE también participa en el desarrollo de prácticas mafiosas y en el regateo entre bandidos, proporcionando fondos y equipos a la guardia costera libia, que es la responsable de interceptar los barcos de inmigrantes y llevar a estos a unos "centros de detención" espantosos.
Hoy, los migrantes siguen en la misma situación de miseria y angustia, en medio de peligros que los arrastran por miles a la muerte al intentar cruzar el Mediterráneo, como lo muestra este relato: "En la playa de Aghir, en la isla de Yerba, al norte de Túnez, hay más cadáveres que bañistas, a principios de este mes. El lunes 1 de julio, una patera se hundió en la costa, que había zarpado al amanecer de la ciudad libia de Zuara, a 120 kilómetros al oeste de Trípoli, con 86 personas a bordo. Tres fueron recuperadas vivas. El mar va arrojando a las demás, una por una.
"Ya no puedo más. Esto es demasiado." Chemseddin Marzog, el pescador que, desde hace años, ofrece un último lugar de descanso a los cuerpos que el mar abandona en las playas, expresa su hastío. "He enterrado a casi 400 cadáveres y, llegarán docenas más en los próximos días. No es posible, es inhumano y no podemos arreglárnoslas solos", dice, desesperado, el guarda del cementerio de migrantes de Zarzis, ciudad del sudeste de Túnez, cerca de la frontera con Libia. [5]
Mientras tanto, las "democracias occidentales" miran para otro lado, tapándose las narices ante una barbarie tan cruel, a la vez que siguen su lucha por la "seguridad" (es decir, el cierre) de sus fronteras contra los "ilegales" y proclaman a voz en grito su "humanismo universalista" cuando en realidad son ellos quienes organizan tal barbarie activamente, son ellos quienes definen esa infame política.[6]
Amina, noviembre de 2019
[1] Le Canard enchaîné (24/04/2019)
[2] Le Monde, (12-13/05/2019).
[3] Le Monde (3/05/2019).
[4] Courrier international, (7-13/12/2017)
[5] Le Monde (10/07/2019).
[6] A este respecto, cabe añadir que no sólo los países de la UE ejecutan una política brutal hacia los inmigrantes. Pueden contar con la ayuda de su "gran amigo" y cliente saudí. En efecto, Arabia Saudí apalea, encarcela y expulsa a migrantes "indeseables" en su territorio. Según The Guardian: "10.000 etíopes han sido expulsados cada mes de Arabia Saudí desde 2017, cuando las autoridades del país intensificaron su despiadada campaña para repatriar a los inmigrantes indocumentados. Unas de 300.000 personas han regresado desde marzo de ese año, según las últimas cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y semanalmente llegan al aeropuerto de Addis Abeba vuelos especiales cargados de deportados. (...) Cientos de miles de etíopes fueron deportados durante una ola anterior de represión caótica entre 2013 y 2014.” Estas prácticas del carnicero régimen saudí hacia aquellos que intentan huir de la miseria y la muerte en sus propios países son un siniestro ejemplo de cómo participan todos los Estados con el mismo cinismo para garantizar la perpetuación de un sistema deshumanizado.
Lo acontecido en Chile se desprende de la crisis económica internacional que se demuestra en el déficit fiscal que arrastra el Estado chileno desde hace varios años. Organismos multilaterales como el Banco Mundial, el FMI, la CEPAL, señalan una reducción gradual del crecimiento en los últimos 3-4 años. Pese a los esfuerzos para diversificar la economía, Chile depende esencialmente del cobre y, como expresión de la agudización de la crisis, este ha caído fuertemente en su cotización. Las medidas de alza en tarifas del metro intentan responder a la situación deficitaria del Estado chileno. A nivel mundial los primeros pasos de una importante convulsión económica se están dando y, como en otros episodios de la crisis capitalista, son los países más débiles los primeros en verse afectados: Brasil, Turquía, Argentina, Ecuador y ahora Chile.
La idea de que Chile es una “excepción” en América del Sur por su situación económica, el supuesto “bienestar” de su clase obrera etc., sufre un claro desmentido, Piñera ha tenido que tragarse sus proclamaciones triunfalistas de que Chile es “un oasis de paz y prosperidad en Sudamérica”.
Lo que aparece tras esa cortina de humo son los sueldos de 368 €, la precariedad generalizada, el coste desproporcionado de alimentos y servicios, las fuertes falencias en educación y salud, el sistema de pensiones que condena a la pobreza a los jubilados. Una realidad que muestra el deterioro cada vez mayor de las condiciones de vida de la clase obrera y de toda la población.
El gobierno Piñera subestimó el grado de malestar social. Un ataque, en apariencia pequeño, la subida de la tarifa del metro en Santiago desató la cólera general. Sin embargo, la respuesta no surgió en el terreno de clase del proletariado sino en otro desfavorable y peligroso para él: la revuelta popular y, a continuación, favorecido posiblemente por el Estado, la violencia minoritaria y lumpen[1].
Aprovechando esa debilidad de la respuesta social, el gobierno lanzó una brutal represión que, según cifras oficiales, ha causado 19 muertos. Se ha decretado durante más de una semana el estado de sitio y el “orden” ha sido encomendado a los militares. Las torturas han vuelto a darse como en los peores tiempos de Pinochet, demostrando que democracia y dictadura son dos formas del Estado Capitalista.
La irrupción del lumpen con su vandalismo, los saqueos, los incendios, la violencia irracional y minoritaria, propia de la descomposición capitalista[2], ha sido utilizada por el Estado para justificar la represión, meter miedo en la población e intimidar al proletariado, desviando sus intentos de lucha hacia el terreno de una violencia nihilista sin ninguna perspectiva[3].
Sin embargo, la burguesía chilena ha comprendido que no basta con la brutalidad represiva para calmar el descontento. Por ello, el gobierno Piñera ha entonado el meo culpa, el arrogante presidente ha adoptado una pose “humilde”, ha dicho “entender” el “mensaje del pueblo”, ha retirado “provisionalmente” las medidas y ha abierto la puerta a la “concertación social”. Traduzcamos: los ataques se impondrán por la vía de la “negociación”, de la mesa de “diálogo” donde se sienten los partidos de oposición, los sindicatos, la patronal, todos juntos “representando a la nación”.
¿Por qué este cambio de escenario? Porque la represión no es eficaz si no viene acompañada por el engaño democrático, la trampa de la unidad nacional y la disolución del proletariado en la masa amorfa del “pueblo”. El ataque económico requerido por la crisis necesita de la ofensiva represiva, pero sobre todo de la ofensiva política.
El proletariado, aunque pase por una situación de importante debilidad en Chile y en el mundo, sigue siendo la amenaza histórica a la explotación y la barbarie capitalista, por ende, el de Chile es uno de los más concentrados de América del Sur y con una cierta experiencia política, pues, por ejemplo, participó de la tendencia a la huelga de masas en 1907 (Iquique)[4] y sufrió el terrible mazazo del engaño de Allende (1970-73) que preparó el terreno a la brutal dictadura de Pinochet (1973-90).
La ofensiva política de la burguesía ha tenido una primera etapa con las movilizaciones sindicales llamando a una “huelga general” más de una semana después. ¡Qué cinismo! Cuando el gobierno adoptó la subida del Metro, los sindicatos no llamaron a nada. Cuando el gobierno desplegó el ejército en las calles, guardaron un silencio cómplice. Cuando se conocieron las tropelías del ejército y los carabineros, no movieron un dedo. Y ahora llaman a la “movilización”.
Cuando los trabajadores necesitan luchar, los sindicatos los paralizan. Cuando los trabajadores se lanzan a la lucha, los sindicatos los bloquean. Y cuando los trabajadores ya no tienen fuerzas o están desorientados, entonces los sindicatos llaman a “la lucha”. Los sindicatos actúan siempre contra los trabajadores. Tanto cuando se oponen a una huelga espontánea como cuando llaman a luchar en momentos donde los trabajadores están débiles, confusos o divididos. Los sindicatos desmovilizan la movilización obrera y movilizan para lograr la desmovilización obrera.
Los grupos izquierdistas de obediencia trotskista, estalinista o maoísta rematan la trampa con su propuesta de “seguir la huelga general hasta el final”, su parodia de “autoorganización obrera” donde en lugar de asambleas y comités elegidos y revocables hay una “coordinadora” de sindicalistas y grupos izquierdistas. Su “alternativa política” es “echar a Piñera”. ¿Para qué? ¿para reemplazarlo por Bachelet que en sus dos mandatos ha hecho lo mismo o peor? ¿Para elegir una “asamblea constituyente”? Con radicalismos de vía estrecha, con apelaciones a la “clase obrera”, los izquierdistas defienden el capitalismo pues encajonan a los obreros en el terreno de la democracia y en los métodos sindicales de “lucha”.
La segunda etapa de la ofensiva ha sido la entrada en escena de los partidos de oposición (la Nueva Mayoría, el PC y el Frente Amplio) que han pedido “negociación” y “consenso” y han saludado como una “victoria” las miserables migajas que ha concedido Piñera. En conjunción con el gobierno y con el ejército[5], la burguesía chilena ha dado un marco político adecuado donde golpear ideológicamente al proletariado, disolver toda tendencia a actuar como clase, atarlo al carro de la Nación, engancharlo a ideologías enemigas, en particular, la democracia. Se han organizado importantes movilizaciones el fin de semana 25-27 octubre con los siguientes ejes:
Denunciamos esta maniobra política de la burguesía que tiene como marco la Democracia. La Democracia es la forma más perversa y retorcida de la dominación capitalista. En nombre de la democracia se han perpetrado las peores masacres contra los trabajadores. Por limitarse al caso de Chile hay que recordar que en la huelga masiva de Iquique en 1907 200 obreros fueron asesinados solamente en la matanza de la Escuela de Santa María. El “campeón de la democracia”, Salvador Allende reprimió brutalmente las luchas de los mineros contra el aumento de ritmos y la caída de los salarios “En mayo-junio de 1972, los mineros volvieron a movilizarse: 20 000 se pusieron en huelga en las minas de El Teniente y Chuquicamata. Los mineros de El Teniente reivindicaron una subida de salarios de 40 %. Allende puso las provincias de O’Higgins y de Santiago bajo control militar, pues la parálisis de El Teniente “estaba amenazando seriamente la economía”. Los ejecutivos “marxistas” de la Unión popular expulsaron a los trabajadores y en su lugar pusieron a esquiroles. Quinientos carabineros atacaron a los obreros con gases lacrimógenos e hidro cañones. Cuatro mil mineros hicieron una marcha a Santiago para manifestarse el 11 de junio, la policía se les echó encima sin contemplaciones. El gobierno trató a los mineros de “agentes del fascismo”. El PC organizó desfiles en Santiago contra los mineros, llamando al gobierno a dar prueba de firmeza”[6]
Todas las fracciones de la burguesía y especialmente la Izquierda cerraron filas en defensa del Estado capitalista “democrático”. “En noviembre de 1970 vino Fidel Castro a Chile para reforzar las medidas anti obreras de Allende. Castro recriminó a los mineros, tratándolos de agitadores y “demagogos”; en la mina de Chuquicamata, declaró que “cien toneladas de menos por día significa una pérdida de 36 millones de $ por año” (ídem.) .
Allende envió al ejército a reprimir a los obreros, pero, peor aún, en una concentración delante del palacio de La Moneda, en junio de 1972, hizo aplaudir a Pinochet presentándolo como “un militar leal a la constitución”.
La restauración de la democracia desde 1990 no trajo ninguna mejora a las condiciones de vida obrera. Los diferentes presidentes (desde Alwyn a Bachelet, pasando por Lagos o el primer mandato de Piñera) conservaron y reforzaron la política económica promovida por la Escuela de Chicago que impuso la dictadura de Pinochet. No tocaron para nada el sistema de pensiones que condena a un retiro inferior al salario mínimo y que obliga a trabajos precarios hasta los 75 años o más. Un sistema que niega toda futura pensión a los numerosos jóvenes condenados a trabajos precarios. Chile es hoy uno de los países con mayor desigualdad del mundo y la desigualdad se ha agravado con la democracia “Cuando recuperamos la democracia el gobierno militar, que había sido también malo en economía, dejó un índice de pobreza del 4.7%. Hoy, nuestro PBI más que se duplicó, somos varias veces más ricos que entonces. Pero el porcentaje de pobres trepa al 35%”[7]
La izquierda haciendo de vocero privilegiado de la burguesía nos llama a apoyar la democracia y ver la dictadura como el mal supremo: esta tendría el monopolio de represión y expoliaría a los trabajadores, su lema es “Dictadura no, Democracia parlamentaria sí”. Todo eso le hace mucho daño a la clase obrera, pues le hace creer que “es libre”, que “puede elegir”, que con el voto “tendría el poder” y, sobre todo, atomiza e individualiza a los trabajadores, trata de borrar en ellos la solidaridad y la unidad enlodándolos en un engranaje de competencia, de “a ver quién puede más”, de “quítate tú para ponerme yo”.
Los trabajadores y sus minorías más conscientes deben rechazar esta trampa que le tiende la burguesía y preparar metódicamente el terreno para el surgimiento de auténticas luchas obreras. Esta perspectiva es aún muy lejana y no nacerá de una suma de procesos en cada país sino de una dinámica internacional donde el papel de las grandes concentraciones obreras de Europa Occidental será fundamental[8].
La clase obrera en Chile y en todo el mundo, debe reapropiarse los auténticos métodos de la lucha obrera que han mostrado numerosas luchas a lo largo de la historia (mayo 68 en Francia, Polonia 1980, el movimiento anti-CPE en Francia 2006, el movimiento de indignados en España 2011). Se trata de métodos de lucha y de organización radicalmente opuestos a los propios del sindicalismo:
Se imponen unas claras conclusiones:
Sabemos que esta perspectiva de lucha va a costar mucho. Serán necesarias muchas luchas, muchas derrotas, muchas lecciones dolorosas. Sin embargo, contamos con las lecciones de TRES SIGLOS DE LUCHAS OBRERAS que, elaboradas por la teoría marxista, nos dan los medios teóricos, organizativos, políticos, para contribuir al combate. El órgano que defiende esta continuidad histórica del proletariado es la ORGANIZACION COMUNISTA INTERNACIONAL. Sus principios programáticos, políticos, organizativos y morales son la síntesis crítica global de esa experiencia histórico- mundial de 3 siglos de lucha de clases. Construir la organización, defenderla, reforzarla, es la mejor contribución al combate del proletariado, hoy a contracorriente de toda la campaña de Unión Nacional en torno a la Democracia y mañana a favor del renacimiento de la lucha de clase del proletariado.
Corriente Comunista Internacional 01-11-19
[1] Ver nuestra hoja Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [306]
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[3] El proletariado necesita la violencia, su violencia de clase, pero esta no tiene nada que ver y es antagónica al terror de la burguesía, el terrorismo de la pequeña burguesía y el vandalismo salvaje del lumpen. Ver Terror, Terrorismo y Violencia de clase, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12] y la Resolución sobre ello: https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [307]
[4] Ver El movimiento obrero en Chile a principios del siglo XX https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx [308]
[5] El jefe de la Defensa Nacional, el militar Iturriaga del Campo, desmintió al jefe del Estado que había dicho que estaba “en guerra” afirmando que “soy un hombre feliz, la verdad es que no estoy en guerra con nadie” (https://www.eldesconcierto.cl/2019/10/21/iturriaga-busca-limpiar-imagen-del-ejercito-y-contradice-a-pinera-soy-un-hombre-feliz-no-estoy-en-guerra-con-nadie/ [309] )
[6] Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista
[8] Ver Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (2019) de nuestro 23º Congreso Internacional https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [256]
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El 27 de octubre, los trabajadores ferroviarios escribieron en un comunicado de prensa: "Nosotros huelguistas del centro técnico de Châtillon, en la red atlántica de TGV, hemos dejado de trabajar masivamente desde la noche del lunes 21 de octubre, sin consultar a los sindicatos ni ser encuadrados por ellos (...) Nuestra ira es real y profunda, estamos decididos a luchar hasta el final de nuestras reivindicaciones, por respeto y dignidad. Ya no podemos aceptar trabajar con salarios cercanos al salario mínimo y congelados durante 5 años, sin personal suficiente y con agentes que renuncian cada vez más. Nos avergüenza ver cómo la SNCF juega con la seguridad o la comodidad de los pasajeros, por razones de flexibilidad y rentabilidad. (...) Los pasajeros (...) pagan cada vez más por los trenes, con cada vez menos servicio, asientos anticuados, vagones a veces con váteres clausurados, puertas bloqueadas, o incluso aire acondicionado fuera de servicio durante las olas de calor. (...) ¡Estamos hartos de las reorganizaciones, los bajos salarios, los recortes de empleo y la falta de personal! Pedimos a todos los trabajadores ferroviarios que levanten la cabeza con nosotros, porque la situación actual en Châtillon es de hecho un reflejo de una política nacional. (...) Hemos dejado que esto ocurriera durante demasiado tiempo sin decir nada, pero hoy en el TATL decimos que hay que poner fin a esta política de la empresa. ¡No venderemos nuestra dignidad, nuestra seguridad o nuestra salud!"
Las mismas condiciones de trabajo degradadas e insostenibles son la realidad cotidiana de todos los trabajadores, de todas las empresas, de todos los sectores, privados y públicos. Hace un año, los empleados de la EPAHD gritaban su angustia ante el abuso de los ancianos a su cargo y las presiones a las que están sometidos para que sean cada vez más rápidos y rentables. Hace unos meses, los trabajadores de urgencias denunciaron la falta de personal, los ritmos infernales, la imposibilidad de tratar a los heridos con dignidad. El mes de septiembre de 2019 estuvo marcado por el suicidio de una directora de escuela y su conmovedora carta, símbolos del sufrimiento en el trabajo de todos los maestros, abrumados por el número cada vez mayor de tareas. Ninguna parte de la clase obrera se salva. En todas partes, los empleados deben ser cada vez más dúctiles, flexibles, adaptables, precarios....
Y las reformas en curso anuncian un futuro aún más difícil. La caza de los desempleados y la liquidación de sus escasos beneficios está abierta. Los futuros jubilados serán mayores y más pobres. La reducción del número de funcionarios y la introducción sistemática de contratos de duración determinada en el sector público se reflejan en las oleadas de despidos y la explosión de la precariedad en el sector privado.
Al igual que en la SNCF, la ira va en aumento y las huelgas crecen. Se han producido huelgas en los pilotos de Transavia el 1 de septiembre; los funcionarios de las finanzas públicas el 16 de septiembre; EDF el 19 de octubre; los laboratorios de biología médica el 1 de octubre en Bretaña, las escuelas el 8 de octubre en la región de París, Michelin en La Roche-sur-Yon al día siguiente, los basureros en el norte, el personal del EPAHD en Indre-et-Loire, etc. En realidad, no pasa un solo día sin que los trabajadores se declaren en huelga.
Sin embargo, todas estas luchas, a menudo bien escondidas por los medios de “comunicación”, permanecen aisladas unas de otras, encerradas a nivel local y en sus corporaciones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con la movilización de los trabajadores de urgencias separados de sus colegas de otros departamentos del mismo hospital? Hoy, los proletarios no logran luchar como clase; lo hacen como ferroviarios, trabajadores de emergencias, electricistas, maestros, pilotos, técnicos de laboratorio, etc. Todos afectados por las mismas condiciones de vida y de trabajo inaceptables, cada grupo lucha sin embargo por reivindicaciones que considera específicas de su empresa, de su sector, de su profesión. La razón principal de esta fragmentación es que los trabajadores ya no sienten que pertenecen a una clase, una clase que, unida en la lucha, representa la mayor fuerza social de la sociedad. La burguesía logró hacerles creer que la clase obrera ya no existía, que no eran trabajadores, sino ferroviarios, empleados de emergencias, electricistas, maestros, pilotos, trabajadores de laboratorio. ¡Eran “ciudadanos”!
DIVIDE Y VENCERÁS es una vieja divisa de todas las clases explotadoras. El gobierno lo aplica al pie de la letra. Se dice que los empleados de la RATP son egoístas y "ganan más de 3.000 euros en el momento de la jubilación", mientras que los funcionarios públicos son "privilegiados", para los que se tienen en cuenta los últimos seis meses de su carrera profesional a la hora de calcular su jubilación. Los marineros y enfermeras rechazarían la solidaridad queriendo mantener su régimen "autónomo"..... Las mentiras y los pretextos para enfrentar a los trabajadores entre sí son interminables. Toda esta propaganda sólo existe para justificar, en nombre de la "equidad" y la "justicia", un ataque generalizado contra los trabajadores.
Este discurso de los medios de comunicación y del gobierno se acompaña sobre el terreno por una separación sistemática de las luchas por parte de los sindicatos. En septiembre y octubre se programaron toda una serie de jornadas de acción de forma dispersa: la RATP, el Tesoro Público, el Departamento de Educación Nacional, el Ministerio de Justicia, EDF, el cuerpo de bomberos, etc. Cada sector tuvo su día, sus consignas y su lucha.
Un ejemplo simboliza el trabajo permanente de los sindicatos para socavar la unidad de los trabajadores: mientras que el 13 de septiembre organizaron un gran día de acción en la RATP para defender su régimen especial, el 16 de septiembre los sindicatos sacaron a enfermeras, profesiones liberales, marineros y abogados a la calle, poniendo a estos trabajadores en contra de todos los demás: "Los abogados y las profesiones liberales en su conjunto se benefician de lo que se denomina un régimen autónomo, que no debe confundirse con los regímenes especiales"; "No nos oponemos en absoluto a la reforma de las pensiones. (...) Un plan universal (...) puede ser aceptable. (...) Sin embargo exigimos nuestro régimen complementario"; "¡No le pedimos a la hormiga que dé a la cigarra!
Sin embargo, esta división de los sindicatos era demasiado caricaturesca. Se arriesgaron a que la ira se desbordara y, sobre todo, a que desacreditarse demasiado. En octubre, por lo tanto, anunciaron un día de huelga importante que reunía a todos los empleados para.... ¡el 5 de diciembre! ¿Por qué una cita tan tarde? ¿Por qué no golpeas la plancha mientras está caliente? Dejar que se enfríe, eso es todo. El propio Secretario de Estado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, se pronunció el jueves 31 de octubre, según el diario Ouest-France: "Está hirviendo en las filas de la SNCF y la huelga contra la reforma de las pensiones se vislumbra en el horizonte... En este contexto, el ejecutivo "dispone de un mes para reducir las tensiones, responder a las angustias a menudo legítimas y trazar el camino de la convergencia de estos regímenes especiales". (...) "Nos hemos comprometido, tanto en la RATP como en la SNCF, a estudiar todas las opciones, incluidas las de los sindicatos" (...), refiriéndose a la "ley del abuelo" según la cual la reforma sólo afectaría a los nuevos contratados". Para calmar la situación, el gobierno sigue confiando en la acción sindical y.... en la división, esta vez entre las generaciones de trabajadores.
Las huelgas espontáneas de los trabajadores ferroviarios a finales de octubre muestran en parte el camino a seguir. En Châtillon, tras el anuncio de un plan de reorganización del trabajo que condujo, entre otras cosas, a la eliminación de doce días de licencia, los agentes del centro interrumpieron inmediatamente el trabajo y declararon una huelga, sin esperar instrucciones sindicales. El plan fue retirado 24 horas después. Unos días antes, el 16 de octubre, tras una colisión con un convoy especial en Champagne-Ardenne, que puso de relieve el peligro de tener sólo un agente (el conductor) en un tren, los trabajadores ferroviarios de la línea también se habían negado espontáneamente a mantener el transporte en estas condiciones. El conflicto se extendió rápidamente a las líneas de Île-de-France al día siguiente. En la noche del 17, los sindicatos recuperaron el control de la situación, proclamando el derecho de retiro a nivel nacional para los días 18 y 19.
No es una coincidencia que sean los trabajadores ferroviarios los primeros en indicar cómo los trabajadores pueden hacerse cargo de su lucha. Esta es la consecuencia de la experiencia histórica y de la combatividad de este sector de la clase obrera en Francia, pero también de la reflexión que madura en su interior desde hace un año después de la amarga derrota del largo movimiento dirigido en 2018 por.... los sindicatos. Entonces habían encerrado a los trabajadores ferroviarios en una lucha, solos, aislados, hasta que sus fuerzas se agotaron[1].
Pero todavía hay muchas dificultades y debilidades para lograr desarrollar una lucha masiva y unida. Por ejemplo, estos trabajadores ferroviarios en huelga quedaron confinados en la SNCF. No ha habido asambleas generales autónomas que decidan enviar delegaciones masivas, o incluso toda la asamblea, a los centros de trabajo más cercanos (un hospital, una fábrica, una administración, etc.) para dirigirlos a la lucha, para extender el movimiento geográficamente, para cultivar la idea de que todos los trabajadores tienen los mismos intereses, que están dirigiendo la misma lucha, que ha de ser unida y solidaria para ser todos fuertes como clase obrera.
Este paso es difícil. Este es un verdadero hito. Implica reconocer que ya no se es ferroviario, enfermero, docente o informático, sino que se es trabajador. Para superarlo, los trabajadores más conscientes deben difundir la idea de que es posible, que la historia y la experiencia del movimiento obrero lo demuestran, que en 1968 los trabajadores de Francia o en 1980 los de Polonia lo hicieron, que el proletariado es la principal fuerza social de la sociedad cuando está unido, solidario y organizado. Estos trabajadores deben reunir, discutir, reapropiarse de las lecciones del pasado, para preparar el futuro de la lucha de clases. Estos trabajadores, por muy pocos que sean hoy, tienen la gran responsabilidad de mantener vivo el recuerdo de la inmensa experiencia de lucha de la clase obrera.
[1] Ver Lucha de los trabajadores de la SNCF: un colectivo de trabajadores realiza el balance https://es.internationalism.org/content/4382/lucha-de-los-trabajadores-de-la-sncf-un-colectivo-de-trabajadores-realiza-el-balance [312]
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Al capitalismo se le dificulta cada vez más enfrentar su crisis económica y esto repercute en todos los sectores de la economía mundial: el endeudamiento es cada vez mayor, el trabajo temporal es cada vez más masivo, aumenta el traslado de fábricas a países con menos costos de producción, etc., y, sin embargo, la crisis obliga a la burguesía a tomar nuevas medidas de restructuración de la producción en las que siempre los trabajadores son las víctimas principales.
De esta manera, la reestructuración y la huelga de General Motors (GM), sólo pueden ser entendidas en el marco de análisis de la crisis mundial e histórica del capitalismo. Es así como el 15 de septiembre de este año, tras dos meses de negociaciones entre el sindicato y la empresa sin ningún resultado, 850 trabajadores del área de mantenimiento de 5 plantas de GM en Estados Unidos se pusieron en huelga espontáneamente[1]. Ante esta situación que amenazaba salirse de su control, y la presión del resto de sus afiliados, el sindicato United Auto Workers (UAW) declaró la huelga de cerca de 50 mil trabajadores el 16 de septiembre.
Si bien desde el 2007 GM no había tenido una huelga tan masiva, los ataques a las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores de esta empresa no se dieron de improviso y se extendieron a otros países. Anteriormente, GM tuvo que cerrar una planta de motores en México, otra de ensamblaje en Canadá[2] y una más en Ohio, en estas dos últimas se despidieron “temporalmente” (lo que llaman licencia obligatoria) a unos 3,200 y 500 trabajadores respectivamente a finales de septiembre de 2018 y también había ofrecido despidos voluntarios a unos 18,000 trabajadores en octubre. Además, el 26 de noviembre de 2018 GM anunció como parte de una “gran reestructuración” que incluye el despido de 14,000 trabajadores, el cierre de tres plantas en EEUU en 2019, de la de Oshawa en Canadá, y de la de Gunsan en Corea del Sur[3] para finales de este año y principios de 2020, despidiendo a más de 6000 trabajadores.
Las reivindicaciones de los trabajadores de GM se situaban claramente en el terreno proletario: seguridad laboral, evitar la baja de salarios, mejora en la cobertura médica y en el reparto de utilidades. Hay que destacar la existencia de reivindicaciones que muestran la solidaridad y el espíritu de unidad de los trabajadores: reclamaron contratos fijos para trabajadores temporales, la reapertura de las plantas inactivas y evitar más cierres de plantas con la consiguiente pérdida de empleos. Sin embargo, el sindicato no se centró en la defensa de estas demandas.
Según los medios de información, el gobierno y la patronal, “los defensores de los intereses de los trabajadores son los sindicatos”. Sin embargo, los propios trabajadores en su experiencia diaria han comprobado que la realidad NO ES ASÍ, y la hemos visto una vez más en la huelga de GM. Esta realidad está presente desde hace más de un siglo:
“El sindicalismo surgió en el siglo XIX. Su planteamiento no es destruir el capitalismo sino obtener, dentro de sus relaciones de producción, las mejores condiciones posibles para los trabajadores.
En la época en que el capitalismo aún no se había implantado en todos los países y en todas las esferas económicas –siglo XIX y principios del XX–, el sindicalismo podía jugar un papel favorable a los trabajadores. Pero con la entrada del capitalismo en su decadencia, el sindicato sólo puede obtener migajas muy puntuales y cae en las redes del Estado y la defensa del capitalismo.
El sindicalismo no puede poner en cuestión las estructuras de reproducción de la economía capitalista que son la empresa, el sector y la nación. Al contrario -en consonancia con los partidos de la izquierda del capital- se erige entre sus defensores más consecuentes. Según los sindicatos, el desarrollo de la nación sería el marco donde habría una tarta más grande que beneficiaría a todos. Marx en Salario, Precio y Ganancia, combatió estas fantasías de los sindicalistas de las Trade Unions inglesas poniendo el ejemplo de una sopera: los sindicalistas decían que si la sopera fuese más grande habría más sopa a repartir, Marx les rebatía con que el problema no era el tamaño de la sopera sino el de la cuchara con la que comían los obreros y que ésta tendía, históricamente, a hacerse más y más pequeña”[4].
En GM esta realidad se concretó con el sabotaje sindical especialmente mediante 3 acciones:
El sindicato llevó a cabo las negociaciones con la empresa a puerta cerrada[5]. Esto es una necesidad para los sindicatos ya que en este tipo de negociaciones discuten con la empresa cómo defender sus ganancias a costa de empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, dejando atrás sus demandas más importantes, midiendo la capacidad de respuesta y fuerza que oponen estos, acordando cómo desgastarlos y cómo convencerlos de que al final ganaron al menos algo por lo que han luchado, fortaleciendo, así, el mito sindical.
El interés por el futuro de la empresa en detrimento del futuro de los trabajadores es compartido al 100% por los sindicatos. “Los dirigentes del sindicato UAW alegan falta de interés de la parte patronal por la suerte de sus trabajadores, pese a que el año pasado la empresa ganó más de ocho mil millones de dólares”[6]. Es decir, según los sindicatos si la empresa tiene ganancias tendría que soltar migajas para los trabajadores, pero ¿qué pasa si la empresa no tiene ganancias? Para los sindicatos los trabajadores tienen que sacrificarse, renunciar a las necesidades de sus familias para salvar a la empresa como sucedió en la crisis de hace doce años en la que todos los sindicatos de la GM de los distintos países pidieron el apoyo incondicional de los trabajadores para salvar a la empresa: “El UAW ha denunciado que los trabajadores, luego de años de ayudar a la General Motors a alcanzar ganancias millonarias, no han recibido ni una mísera parte para sus familias. El vicepresidente del UAW, Terry Dittes, puso en primer plano el fondo del asunto: hace una década, durante la crisis financiera, la dirigencia sindical aceptó una reducción de beneficios sociales y congelamiento de salarios…Defendimos a la GM cuando más nos necesitaba, ahora nos levantamos juntos con solidaridad y unidad por nuestros miembros, sus familias y las comunidades en las que trabajamos y vivimos”[7]. La hipocresía del sindicato se reveló nuevamente en los actuales acuerdos que firmó con la empresa ya que las reivindicaciones de los trabajadores fueron abandonadas.
Del mismo modo, el sindicato cambia las reivindicaciones de los trabajadores por otras que afectan a una parte de estos: “El sindicato reclama aumentos salariales por hora trabajada a lo que no accede la compañía. Además, exigen garantía de nuevos modelos asignados a las plantas estadounidenses”[8].
¿La exigencia de “nuevos modelos asignados a las plantas estadounidenses” es una reivindicación de la clase trabajadora?, ¡NO! Ese planteamiento es EL MISMO que el America First de Trump. De hecho, Trump, como parte de su guerra comercial, había pedido a la presidenta de GM, Mary Barra, la transferencia de producción de México y China a Detroit. Los sindicatos, fieles sirvientes de la burguesía nacional quieren matar la solidaridad entre los trabajadores de diferentes países inoculándoles el veneno nacionalista al reclamar producción solamente para los norteamericanos; quieren que los trabajadores se vean como ciudadanos estadounidenses y no como parte de la clase obrera internacional sembrando la división, obligándoles a desligarse de lo que les ocurre a sus hermanos de Canadá, China, Corea del Sur, México que se ven afectados por los mismos despidos y condiciones. La única solidaridad y unidad que promueven los sindicatos es con la EMPRESA y la NACIÓN.
Algunos huelguistas habían dicho que estaban dispuestos a llegar hasta el final. Consideraban que era el momento oportuno para lograr sus demandas. Sin embargo, una de las maniobras de los sindicatos que impiden el triunfo de las movilizaciones, es el alargamiento de la huelga manteniéndola encerrada en sí misma, en el sector, para que la huelga no cobre más fuerza y los trabajadores se agoten económica, física y moralmente y cedan fácilmente. Así, por ejemplo, Jason Watson, líder de la UAW dijo: "Tengo unas 500 personas jóvenes, de bajo rango, que están muy, muy asustadas"[9]. Teniendo como objetivo NO la extensión de lucha sino la extensión de una huelga aislada alargada hasta navidad: "En lo que a mí respecta, la empresa ha retrocedido en su oferta y yo y mis miembros estamos dispuestos a permanecer aquí todo el tiempo que sea necesario" (ídem.) [10]
Encerrados en ese aislamiento total, los trabajadores fueron presionados moralmente por la burguesía y los sindicatos haciéndolos responsables de todo cuanto fue posible: por la defensa de sus “privilegios”, el retraso de la salida del Corvette 2020, las pérdidas millonarias de los “pobres empresarios” (casi dos mil millones de dólares, el 25% de sus jugosas ganancias, mientras los trabajadores dejaron de percibir durante la huelga hasta el 75% del equivalente de su salario), el cierre de plantas en otros sectores y países, la continuación de la contaminación por evitar la reestructuración hacia la producción de coches eléctricos, el empeoramiento de la economía en Michigan, ¡hasta la aceleración hacia la recesión en el país!: “No está claro qué tanto de los esfuerzos de Detroit se verían obstaculizados por una recesión, pero claramente habría algún impacto. En la situación actual, los problemas podrían multiplicarse porque el estado de Michigan, que es autosuficiente, sigue siendo más dependiente de la fabricación de vehículos automotores que cualquier otro estado…si la huelga continúa dentro de seis semanas, creo que el daño acumulado podría ser suficiente para tenernos en recesión”[11].
Se trataba de una sucia culpabilización y desmoralización, porque estas visiones les hace creer que son “ciudadanos de la nación”, ocultando lo que son en realidad: una clase social histórica que luchando por sus intereses está luchando por el porvenir de la humanidad. Cuando los obreros luchan por mejorar sus salarios o evitar los despidos esa lucha debe llevarlos a la conclusión de que puede existir una sociedad distinta a la actual. En ésta lo que priman son las ganancias, la acumulación del capital, la guerra imperialista; mientras que a lo que se debe aspirar es a una sociedad donde lo primero sea la satisfacción de las necesidades de toda la humanidad.
“¿Por qué los obreros van a la huelga si es evidente la ineficacia de la medida? Pues, sencillamente, porque deben protestar contra la reducción de salarios e incluso contra la necesidad de la reducción, porque deben explicar que ellos, como hombres, no tienen que plegarse a las circunstancias, sino que muy al contrario, las circunstancias deben plegarse a ellos, que son seres humanos; porque su silencio equivaldría a una aceptación de esas condiciones de vida, una aceptación del derecho de la burguesía a explotarlos durante los períodos económicos favorables, y a dejarlos morir de hambre en los períodos malos”[12].
Las maniobras del sindicato no paran en el trastocar las demandas de los trabajadores y desgastarlos. Su preocupación más grande es aislar a los trabajadores y en sembrar la división en sus filas: por empresa, por sector, por región y por naciones.
Así, por ejemplo, cuando en la planta en Villa de Reyes -San Luis Potosí, México- se canceló permanentemente uno de los tres turnos de producción, un líder sindical canadiense declaró “eso es una buena noticia para nosotros, porque no seremos los que perdamos ese turno… puesto que las ventas estaban empezando a bajar”[13]. Es decir, para los sindicatos debe existir la competencia entre los trabajadores y no la solidaridad.
Otro ejemplo significativo de cómo el sindicato evita la solidaridad es el siguiente: “Doce trabajadores mexicanos de la planta de General Motors en Silao, Guanajuato, emitieron un comunicado solidarizándose con la huelga de sus pares del otro lado de la frontera… Estos 12 trabajadores fueron despedidos con los trucos más malvados, uno de ellos fue acusado de ser drogadicto, aunque una prueba dio negativo… Ese fue el primero de los 12, toda gente con mucha antigüedad que lideraron la protesta contra el sindicato mexicano y en apoyo solidario a los trabajadores de UAW".[14]
De igual manera, los sindicatos norteamericanos se quejaron de que “las pláticas para reactivar los trabajos estarían trabadas por la preocupación de los trabajadores por la creciente producción de GM en México”[15]. En Estados Unidos y en Canadá, el mensaje era “los trabajadores de México nos quitan el trabajo porque cobran mucho menos y aceptan peores condiciones de trabajo”. En México, el mensaje era el inverso: “los trabajadores de EEUU, para mantener sus privilegios, hacen huelga y con ello nos perjudican”. Es decir, sindicatos de uno y otro lado de la frontera de Río Bravo coincidieron en DIVIDIR Y ENFRENTAR A LOS TRABAJADORES.
Esta división y enfrentamiento se extendió a los trabajadores que fabrican las piezas de la industria automotriz. Los sindicatos de GM se olvidaron de esos compañeros sin cuyo trabajo la producción en las fábricas de la multinacional no sería posible. Y los sindicatos de las empresas de la fabricación auxiliar les dicen a los trabajadores que, por culpa de la huelga, ellos cobran menos y por eso sufren paros técnicos y podrían perder su empleo. Esto fue un vil engaño: desde 2007 no ha habido huelgas y, sin embargo, GM en México decretó numerosos paros técnicos debidos a la baja de pedidos, cierre de modelos antiguos, reestructuración para modelos nuevos etc. El responsable de los paros técnicos no son los trabajadores sino el Capital.
Estas maniobras del sindicato apuntaban a que la huelga sería derrotada, y así fue. El 25 de octubre el sindicato ratificó el nuevo convenio colectivo de trabajo por 4 años con poco más del 50% de los votos de sus afilados y casi 10 días después de que fuera firmado, ya que tampoco 850 trabajadores de Aramark lo querían aceptar. La empresa concedió un miserable aumento del 3 y 4 por ciento para los próximos 4 años, un bono que a duras penas cubre lo que perdieron los trabajadores de 33 centros de producción y 22 de distribución de GM en Estados Unidos y nada para miles de trabajadores en Canadá, México y otros países, en 40 y hasta 50 días de huelga en que fueron desgastados, engañados, divididos y desmoralizados. Además, no hubo mejoras a nivel del sistema de salud, y se cerrarán tres plantas en EEUU: la de montaje de Lordstown, Ohio y dos fábricas de Michigan y Maryland. Lo que significa la baja inmediata de más de 2000 trabajadores presionados a jubilarse o a renunciar. Por otra parte, “El vicepresidente de UAW, agradeció a los empleados de GM su "sacrificio" durante los 50 días de huelga, que supuso para los trabajadores centenares de millones de dólares de pérdidas en salarios no percibidos”[16]. Además, indicó: “Hubo muchas áreas que se quedaron cortas, como la atención médica, los salarios, los empleados temporales, los trabajos calificados y la seguridad laboral, por nombrar algunos”[17]. ¡En realidad todas las demandas de los trabajadores! Además, “100 empresas que suministran a GM pararon sus operaciones, dejando sin sueldo a unas 12.000 personas. En total unos 75.000 trabajadores ajenos a GM fueron afectados por la huelga según los cálculos de los economistas”[18]. Los analistas burgueses, por su parte desprecian la afectación a los trabajadores: “El acuerdo final no es terrible para los trabajadores, pero no es una victoria. "Nadie va a volver corriendo al trabajo emocionado por lo que tienen. Pero es algo con lo que puedes vivir". La huelga surgió después de una década de frustración de los empleados con la compañía, que recortó severamente las prestaciones y los salarios de los trabajadores durante la Gran Recesión. Los empleados se sintieron abandonados una vez que el fabricante de automóviles comenzó a tener altas ganancias. El nuevo acuerdo hace poco para cambiar esa dinámica, pero sí hace algunos progresos”[19].
Si bien la huelga de GM fue derrotada, hay muchas lecciones que sacar de esta, y eso es lo más importante. La huelga en GM es un ejemplo reciente de los terribles golpes que está asestando la burguesía en todo el mundo y tiene importancia por diferentes razones:
- fue la más amplia de la industria automotriz en 50 años y la primera que se da desde hace 12 años en EEUU[20], tras un periodo en que la clase trabajadora casi no se movilizaba a nivel internacional.
- muestra claramente, contra los clamores de la burguesía, que la clase proletaria existe y está dispuesta a responder en su terreno de clase, aún en una situación general de mucha debilidad y confusión, que es aprovechada por las empresas y los sindicatos.
- muestra nuevamente cómo los sindicatos forman parte del Estado capitalista con la función de controlar a los trabajadores y evitar su verdadera lucha autónoma.
- muestra cómo cada vez más los golpes a las condiciones de vida y de trabajo cobran un carácter internacional y cómo esto aumentan las razones para la extensión de la lucha a otros sectores e a diferentes países.
Los trabajadores de GM comentaban que la compañía no les da capacitación, y ya no pueden aprender de los viejos trabajadores porque han sido jubilados o despedidos. Todos los trabajadores debemos recordar que los ‘viejos trabajadores’ no sólo tienen experiencia en el trabajo, sino también en la lucha contra la explotación capitalista. En 1965-67 hubo en la GM y otras empresas automotrices de Detroit grandes huelgas, surgidas muchas de ellas fuera de los sindicatos, donde los trabajadores lucharon unidos rompiendo las barreras de las empresas. En aquella ocasión la empresa cedió a los pocos días, a diferencia de esta, la más larga del sector automotriz en 50 años. Esta experiencia, como la que ahora están brindando los trabajadores de GM medio siglo después, es atesorada por la clase trabajadora a través de sus organizaciones revolucionarias y es de gran utilidad para entender lo que realmente sucedió en la huelga de los trabajadores de GM y para saber qué hacer en las luchas futuras, que seguramente la clase trabajadora acabará protagonizando. En ese sentido los trabajadores deben retomar las lecciones para evitar derrotas como esta. Por ejemplo, hay que hacer notar que el sindicato UAW planeó golpear a los trabajadores de la industria automovilística en partes para evitar su unión en la lucha: “El sindicato anunció que ahora se concentrará en alcanzar un nuevo acuerdo laboral para los trabajadores de Ford. El sindicato había puesto las negociaciones con Ford (F) y Fiat Chrysler (FCAU) en un segundo plano mientras buscaba el acuerdo con GM…El sindicato usará el acuerdo de GM como base para las negociaciones con los otros fabricantes de automóviles de Detroit”[21].
Dos lecciones fundamentales que deja esta huelga, y que vienen ya desde las grandes luchas de 1905 en Rusia y otros países[22], son que:
1) La lucha ha de ser impulsada, organizada y extendida por LOS TRABAJADORES MISMOS, fuera del control sindical, mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables, y
2) La lucha está perdida si queda encerrada en la empresa, el sector o la nación, y que por el contrario debe EXTENDERSE rompiendo todas las barreras que el capital impone y que la atan al éste.
21 de noviembre de 2019.
[3] https://www.informador.mx/economia/Huelga-en-General-Motors-como-el-paro-de-obreros-en-EE.UU.-esta-golpeando-a-Mexico-y-Canada-20191003-0100.html [316]
[4] Lucha aislada lucha perdida. https://es.internationalism.org/cci-online/201302/3622/lucha-aislada-lucha-perdida#_ftn6 [317]
[5] Jason Watson, presidente del local 2164 de la UAW, dijo, jactándose que sus miembros están cada vez más ansiosos por saber hacia dónde se dirigen las negociaciones: "Como alguien que ha estado negociando durante 15 de mis 25 años, sé que parte de las negociaciones es como jugar una partida de póquer, y un jugador de póquer no deja ver sus cartas. Nuestros miembros sienten curiosidad por los detalles, pero entienden por qué se están ocultando los detalles". Frente a la negociación secreta donde dos o tres partes del Capital y su Estado conspiran contra los trabajadores (Gobierno, Patronal y Sindicatos), lo primero que hizo la huelga masiva de Polonia en 1980 llevada por asambleas generales fue exigir que todas las negociaciones entre los representantes obreros y el gobierno fueran grabadas y dadas públicamente a conocer a las Asambleas. Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [134]
[6] Conoce los motivos de fondo de la huelga en General Motors https://www.telesurtv.net/news/eeuu-huelga-general-motors-motivos-fondo-... [318]
[7] Ídem.
[10] “En Warren, Michigan, los empleados de GM habían estado recolectando alimentos, pañales y leche maternizada para ayudar a los trabajadores en huelga a sobrevivir”. https://www.vox.com/identities/2019/10/25/20930350/gm-workers-vote-end-strike [321] . “… muchos están teniendo que buscar otros empleos…o se están viendo obligados a vender sus casas”. efe.com/efe/america/economia/general-motors-y-sus-trabajadores-se-desangran-tras-un-mes-de-huelga-en-ee-uu/20000011-4085943.
[11] https://www.freep.com/story/money/business/john-gallagher/2019/10/04/gm-strike-update-uaw-recession/3854135002/?utm_source=oembed&utm_medium=onsite&utm_campaign=storylines&utm_content=news&utm_term=2339272001 [322]
[12] Engels: La situación de la clase obrera en Inglaterra, https://www.google.es/search?source=hp&ei=IoGlXfKSNJKtUoX0vhg&q=la+situaci%C3%B3n+de+la+clase+obrera+en+inglaterra&oq=La+situaci%C3%B3n+d&gs_l=psy-ab.1.0.0l10.2007.4471..7001...0.0..0.79.936.14......0....1..gws-wiz.......0i131j0i10.4R9KeeEc19k [323]
[13] Mike Van Boekel, directivo de la sección del sindicato automotriz Unifor en la planta CAMI de Ingersoll, Canadá.
[14] Humberto Juárez, https://noticiaslatam.lat/sociedad/201910171089017090-la-huelga-de-general-motors-en-eeuu-expuso-la-carencia-del-sector-automotriz-mexicano/ [324]
[15] https://vanguardia.com.mx/coahuila/produccion-de-gm-en-mexico-traba-negociaciones-de-huelga-en-eu-golpea-a-la-industria-en-coahuila-EUVG3486435 [325]
[18] efe.com/efe/america/economia/general-motors-y-sus-trabajadores-se-desangran-tras-un-mes-de-huelga-en-ee-uu/20000011-4085943.
[20] https://www.elsoldemexico.com.mx/finanzas/mas-salario-pero-cerrara-3-plantas-la-oferta-de-gm-a-empleados-4332675.html [328]
[22] 1905: la huelga de masas abre la puerta a la revolución proletaria https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari [64]
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Los acontecimientos que comenzaron en el Ecuador el 3 de octubre de 2019 contra las medidas del gobierno capitalista de Moreno agarraron un ritmo político de confusión propio de una época de descomposición capitalista a nivel mundial. Las facciones burguesas tanto de izquierda como de derecha, durante 11 días han medido sus fuerzas, por una parte la gran burguesía de derecha apertrechada en el Estado tuvo que recurrir a todo tipo de violencia con su gendarmería como si estuviera yendo a una guerra, apelaron al estado de excepción y al toque de queda, a la represión más brutal provocando miedo y confusión en las masas proletarias; por otra parte los sectores como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el frente popular y el sindicalismo, conformaron el otro bando de izquierda que ante un proletariado debilitado a nivel nacional e internacional, especialmente la CONAIE aprovechó la ocasión para enarbolar la reivindicación de la derogatoria del decreto gubernamental 883 que apuntaba a eliminar los subsidios de los combustibles y medidas contra los trabajadores. ¿Pero qué esconden estas pugnas Inter burguesas que, ante el proletariado, aparecen como los buenos y los malos, los corruptos y los honestos, si al fin y al cabo, durante los últimos 15 años han compartido el poder del Estado casi por igual? Por tal motivo, no es sorpresa que después de tanta euforia patriotera de un lado y del otro, después de los muertos, heridos y desparecidos, saludaron por igual con respeto la bandera nacional, cantaron el himno y se sentaron a negociar lo que ante el proletariado parecían dos propuestas diferentes. Sin embargo, no es verdad, por tal motivo, es el objetivo de esta reflexión para que la clase obrera, en su camino largo y tortuoso de recomposición política, después de décadas de confusión, de ataques inmisericordes, de democracia, de dispersión, de explotación, asimile su papel histórico de transformar la sociedad capitalista a nivel mundial. Para la clase obrera y los revolucionarios, aquello que decía Rosa Luxemburgo, sigue siendo válido en momentos en que nuestra clase pareciera que estuviera perpleja, débil, pero no derrotada:
“Ningún otro partido, ninguna otra clase de la sociedad burguesa puede mostrar sus propias faltas a la faz del mundo, presentar sus propias debilidades en el espejo claro de la crítica, pues este espejo le haría ver al mismo tiempo los límites históricos que se levantan ante ella y, tras de ella, su destino. La clase obrera sí puede osar mirar atrevidamente la realidad de frente, incluso si esta verdad constituye para ella la acusación más dura, pues su debilidad es sólo temporal, y la ley imperiosa de la historia le devuelve la fuerza, le garantiza su victoria final”[1].
Antes que nada, el proletariado a diferencia de otros sectores no explotadores de la sociedad, se trata de una clase de la que depende, su clase antagónica, la burguesía que sólo puede existir exclusivamente explotando a la clase obrera, una condición que es igual en todos los países del mundo, por tal razón, su identidad revolucionaria, no depende de la raza, del sexo, de la nación, sino de su condición de clase explotada y esa identidad es fulgor político de su conciencia, y es precisamente esta identidad internacionalista y revolucionaria que los corifeos del capitalismo salvaje o del capitalismo de rostro humano intentan por todos los medios obnubilar.
Lo que acaba de ocurrir en el Ecuador, así como los sucesos de explosión social en Chile[2], el descontento en Bolivia, la crisis cada vez más aguda en Argentina, los desastres ambientales en la Amazonía, los descontentos estudiantiles en Costa Rica, el caos y la putrefacción en Venezuela, las agitaciones multitudinarias en Irak, demuestran que la descomposición del capitalismo mundial no tiene síntomas de detenerse, al contrario, cada vez avanza amenazadoramente y en este marco mundial, es evidente que también detrás de estos acontecimientos sociales está de manera solapada y en otros casos directamente las pugnas de las potencias imperialistas, moviendo los hilos para pescar a río revuelto. Los estados nacionales y la burguesía se han visto rebozados por la acumulación de los descontentos sociales contra la sociedad capitalista que es incapaz de prometer un porvenir a la humanidad, y con lo único que han respondido, ha sido con la brutalidad más descarada de la violencia, la persecución, la amenaza y la acusación, mientras, la burguesía cínicamente enarbola la democracia, aplicando la ley del más fuerte, con lo cual quieren imponer a la clase obrera mundial que cargue con todo el peso de la crisis capitalista. Por otra parte, recuperar el orden geopolítico que en los últimos años venía en disputa, es otra prioridad que intentan definir las burguesías en América Latina, aquella iniciativa de la unión de naciones sudamericanas (UNASUR) constituida como frente imperialista que se había alineado a las potencias imperialistas de China, Rusia, Turquía e Irán, y tras su debilitamiento con el fracaso del socialismo del siglo XXI, la potencia imperialista de EEUU, ante la crisis mundial, luchando, apunta a recuperar su “patio trasero” en el marco de las confrontaciones Inter burguesas.
En el artículo sobre La Geopolítica en América Latina de 2006[3], nuestra Corriente sostenía que “El resquebrajamiento del sistema de bloques, se expresa en la tendencia cada vez más abierta a romper la disciplina y el dominio que ejercía EEUU como cabeza de bloque y como potencia imperialista. Desde el siglo XIX EEUU ha considerado a los países de AL como su “patio trasero”. En ese sentido, ha sido el país que mayor influencia ha tenido en el siglo XX en la implementación del modo de producción capitalista en la región para hacer un uso más eficiente de esos mercados y explotar las materias primas en la región. A lo largo del siglo XX, con mayor énfasis después de la II Guerra Mundial, desarrolló una estrategia geopolítica para contrarrestar la influencia de las otras potencias imperialistas, principalmente las del imperialismo ruso. “América para los americanos”, rezaba el lema del imperialismo americano,…”, sin embargo, ésta influencia se debilitó a inicios del siglo XXI, con la presencia de las facciones burgueses, que en el terreno electoral, llegaron al poder con la prefiguración de implantar estados “progresistas” con las tesis del socialismo del siglo XXI, como ocurrió en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina, Brasil, Nicaragua que finalmente, han terminado debilitados, precisamente porque no representan ninguna alternativa ante el capitalismo, por lo tanto, son parte de la misma descomposición, como hoy se puede comprobar sus efectos más desastrosos en Venezuela[4].
Para comprender, el entreteje de las confrontaciones Inter burguesas en América Latina, hay que echar un vistazo retrospectivo. Aquellos grupos provenientes de las luchas de liberación nacional de filiación estalinista, como guerrilleros, partidos socialistas, partidos comunistas y sindicatos, que durante las décadas de los 70 y 80 (S. XX), inspirados en el debilitado bloque imperialista de la URSS y en la leyenda de Cuba, por aquel entonces, enarbolaban por igual el falso argumento que hay un poder imperialista a vencer para que los países dependientes se puedan desarrollar. Para nosotros, comunistas e internacionalistas, la fase imperialista se refiere a la lucha de cada país capitalista, poderoso o débil, por arrebatar mercados a otros países capitalistas. Con esta amalgama de distorsión cualquier grupo se autodenominaba “revolucionario”, “comunista” o “socialista”. Evidentemente desde la primera Guerra Mundial, el proletariado y la humanidad en su conjunto ha soportado el peso del capitalismo en todas sus formas, crisis políticas, económicas y guerras. Desde la guerra civil española a la monstruosa II Guerra Mundial, y luego, vendría la guerra de Corea, Vietnam, masacres en África, invasiones en Centro América, el conflicto en los Balcanes, la interminable guerra de Medio Oriente, Líbano, Libia, Siria, Irak, Yugoslavia, Chechenia, Afganistán, Palestina, dictaduras militares, dictaduras civiles, sendero luminoso en el Perú, FARC y paramilitares en Colombia, talibanes, estado islámico, mercenarios, narcotráfico, desplazados, migraciones, xenofobia, terrorismo y populismo. Después de la Caída del Muro de Berlín, el capitalismo mundial, ha entrado en su última fase de descomposición, por tal motivo, desde Ecuador a China, dese Inglaterra a Sudáfrica, desde Uruguay a los Balcanes, sus efectos cada vez son monstruosos[5]. Es así que, con la caída del Muro de Berlín en 1989, aquellos grupos que eran la viva expresión de la contrarrevolución proletaria, cambiaron de escena política a partir de la década de los 90.
A inicios de los noventa, en varios países de América Lanita, irrumpe el movimiento indígena en Ecuador, Perú, Bolivia, México y Centro América con una consigna regional de “500 años de lucha y resistencia”, denunciaban la pobreza, la exclusión social y sus propuestas económicas se relacionaban al acceso a la tierras, agua, oportunidades en el mercado para sus productos, y en el campo político independencia de sus comunidades y participación en la administración del Estado. De igual modo, aparecen movimientos campesinos en Brasil como los denominados los “sin tierra”, y la coalición denominada “vía campesina” con 148 organizaciones afiliadas alrededor de 69 países que defiende la agricultura familiar sostenible y la soberanía alimentaria como derecho de los pueblos en el marco del Estado. Entretanto, la burguesía a nivel mundial para atenuar la crisis que se manifestaba ante el agotamiento de las recetas keynesianas en los años 90, el capitalismo emprende las recetas liberales, es decir, el llamado neoliberalismo. Sea el nombre que use la burguesía, el mundo capitalista se balancea entre medidas del gasto público y su contención. En otras palabras, la “redistribución de la riqueza”, no es otra cosa que la administración de la miseria. Ante ello, los movimientos sociales, indígenas, campesinos, sindicatos, mujeres, partidos, fueron conformando la resistencia en el mismo terreno capitalista de adaptación desde un discurso de izquierda. El discurso ideológico y político de las izquierdas y el izquierdismo, se remitía a anteponer la división entre pobres y ricos, privilegiados y excluidos, imperialismo yanqui y latinoamericanismo, FMI y economía sustentable, transgénicos y soberanía alimentaria. En la descomposición capitalista, aquellos partidos más “radicales” de origen estalinista, maoísta, trotskista, etc., cambiaron sus planteamientos ideológicos sobre la “liberación nacional” y se han vuelto más reaccionarios, y de ese modo es cómo surge el fundamentalismo bolivariano, indigenismo, etc., por tanto propuestas que no tienen nada de revolucionario y ajenas a los intereses históricos del proletariado mundial.
Desde mediados de los noventa del siglo anterior, en América Latina los acontecimientos sociales y políticos han estado mediados por la confrontación entre los diferente bandos provenientes de la misma burguesía, entre izquierda y derecha, entre neoliberalismo y capitalismo de rostro humano como el que enarboló en 1998 Hugo Chávez en Venezuela con la “revolución bolivariana” y el “socialismo del siglo XXI” que calzó a la perfección en aquellos grupos de izquierda e izquierdistas que tras la caída del muro de Berlín, habían quedado pululando sin referentes más que Cuba aislada en las Antillas. En el caso del Ecuador, la CONAIE y su brazo político Pachakutik, movimientos sociales, sindicatos y toda ralea de izquierdistas en la figura de estalinistas y trotskistas, acuñaron aquellos ideales y con la crisis capitalista de endeudamiento del año 2000, el feriado bancario y la dolarización, y con una gran burguesía que se declaraba incompetente para controlar el Estado y resolver la crisis económica, ésta amalgama política de izquierda se encargó de promover la candidatura de Rafael Correa tras la caída del gobierno de Gutiérrez, que por cierto, Gutiérrez fue otro experimento fracasado de la CONAIE que finalmente terminó traicionándolos. Al igual que Evo Morales en Bolivia, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa en el Ecuador, los zapatistas en México, los indígenas en la figura de campesinos, zafreros, jornaleros, pequeños y medianos empresarios, con el beneplácito de sus dirigentes han sido usados para finalmente, imponer los intereses de un significativo sector de la burguesía que durante años había sido desplazada por la burguesía neoliberal. Desde 1990 que aparece el movimiento indígena en el Ecuador con su propuesta de Estado Plurinacional, sus tesis políticas, siempre se relacionaron con el control territorial y acceso político en la administración del Estado, cosa que efectivamente, se puede comprobar el control que ejercen en sus territorios con sus “leyes indígenas”, el 80% de las juntas parroquiales en más de 10 provincias ecuatorianas con presencia indígena, están bajo control de la CONAIE y la COFENAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas Evangélicos), además, cuentan con 5 gobiernos provinciales y 20 alcaldías,[6] sin contar las alianzas electorales con otros partidos provenientes del mismo movimiento indígena y del correismo. Con esto, lo que queremos demostrar, es que el movimiento indígena representado en la CONAIE no es un simple movimiento político de indígenas pobres que luchas por sobrevivir, sino que, desde los años 90, ha ganado terreno hasta convertirse en un movimiento político con intereses capitalistas, una pequeña burguesía interesada en los asuntos electorales por precautelar sus intereses en el marco del Estado. Estos intereses, ya se vieron confrontados con los intereses de la burguesía que representaba Rafael Correa, y por tal razón, fueron excluidos de aquel gobierno.
En este marco, la intervención y movilización de más de 25 mil indígenas en octubre de 2019 para contrarrestar las medidas del gobierno de Moreno con la propuesta de derogatoria del decreto 883 que eliminaba los subsidios a los combustibles y medidas contra los trabajadores, subyacen los intereses políticos y económicos del movimiento indígena representado en la CONAIE, por lo tanto, es inadmisible que esta confrontación Inter burguesa, se la pueda catalogar como una “lucha de clases”, como “insurrección proletaria”, que al calor de los acontecimientos, individuos seudo -anarquistas, izquierdistas e intelectuales, han esgrimido dentro y fuera del Ecuador. Esto no significa desconocer el descontento generalizado de un proletariado diseminado, desarticulado y desorganizado en estas manifestaciones que estuvieron como individuos, pero como clase, el proletariado tiene por delante un largo camino por recorrer y asimilar a nivel nacional e internacional su papel histórico, un arduo trabajo que también es responsabilidad de los revolucionarios por impulsar, por mínimo que sea, la autonomía de nuestra clase y la prefiguración de una sociedad, verdaderamente comunista como única alternativa a nivel mundial, contra la descomposición capitalista.
Por otra parte, la mayoría de población indígena que frecuentemente ha sido utilizada por sus propios dirigentes y partidos políticos en el campo electoral y como carne de cañón en las confrontaciones Inter burguesas, ciertamente sus condiciones materiales, por décadas, ha sido de miseria y explotación, obligados a una doble función en la economía capitalista como jornaleros parciales en la producción agrícola de exportación como flores, espárragos, etc., o, en el campo de la construcción, luego de ello, están obligados a retornar a las comunidades para continuar las labores en sus pequeñas parcelas. Un círculo en que se entrevera la experiencia de explotación como asalariados y otra como pequeños productores libres con la ilusión de acceder a mejores tierras y no depender buena parte del año de un salario. Éste sector de obreros y campesinos, a pesar del peso ideológico de sus propias contradicciones culturales de identidad, podrá superar su real situación de miseria, si consigue despojarse de las falsas ilusiones de propiedad de la tierra, del peso tradicional de ser indígena y si finalmente logra identificar al proletariado como clase revolucionaria con un carácter universal, en ese sentido, dado que se trata de un sector importante de la sociedad, el proletariado que en un futuro no muy lejano deberá organizarse autónomamente, también deberá impulsar la cultura del debate con este sector que por ahora, está bajo la férula de organizaciones netamente indígenas.
Con la crisis capitalista de finales de los 90 y principios del 2000, primero Chávez en Venezuela, luego Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua, lo primero que promovieron fue, las reformas al Estado, un marco jurídico para contrarrestar aquello que los neoliberales habían intentado en las décadas anteriores. Entonces, con el discurso de la “patria grande” y la “revolución bolivariana” por delante, también fue una rebelión y un ajuste de cuentas contra la burguesía importadora, exportadora y bancaria que durante décadas había usufructuado a su favor la renta capitalista. En el caso de Venezuela, parte de aquella “burguesía importadora” fue sustituida por la “boliburguesía” un sector lumpenizado de la pequeña burguesía del campo y la ciudad, y en el caso del Ecuador, algo parecido ocurrió. Es así que con el correismo, emergieron dos frentes burgueses con los mismos intereses políticos, aunque con intereses económicos dispares, por una parte una tendencia burocrática que siempre había soñado en conducir al Estado y por otro lado, una burguesía antineoliberal que apelaba a las mismas orientaciones que antaño habían intentado introducir con la “sustitución de importaciones”, es decir, en términos económicos, exportar más e importar menos y, en términos políticos patriotera y antiimperialista yanqui. En primera instancia, Rafael Correa logró contentar a ambos bandos, instaurando una asamblea nacional constituyente de participación ciudadana, promocionando al Ecuador a nivel internacional como un paraíso único en la tierra y rompiendo relaciones con el FMI y cualquier injerencia del imperialismo norteamericano. A todo ello, desde 2005 a 2012, con la tendencia a la alza del precio del petróleo, que alcanzó su máximo pico en 2008 en $ 147 el barril,[7] le permitió al gobierno de la “revolución ciudadana”, mejorar la infraestructura vial, la construcción de represas eléctricas, canales de riego, aeropuertos, refinería petrolera que quedó a medias, el metro de Quito, etc., contratando megaempresas de capitales anónimos como Odebrecht, o capitales mixtos como Hidalgo e Hidalgo, Holcim, entre otras. En el capitalismo en descomposición los esfuerzos de la burguesía por mejorar aspectos de la infraestructura de cara a la competencia por los mercados, tienen poca o ninguna incidencia en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Y en último caso, lo que se logra, sobre todo en el campo del control ideológico, es postergar los efectos perniciosos de la crisis haciendo creer un falso progreso.
Desde 2006 al 2012, el correismo que en su campaña electoral se había comprometido en recuperar el desfalco bancario del año 2000 a más de 3 millones de cuentahorristas, cobrar a las empresas capitalistas que adeudaban al fisco, nunca ocurrió, al contrario, para el 2010 los bancos eran los primeros que se habían recuperado y las empresas con mayor registro de ganancias, precisamente eran aquellas empresas capitalistas tildadas de morosas y las nuevas empresas que emergían bajo la revolución ciudadana, como farmacéuticas, universidades privadas, empresas turísticas, importadores, etc. Demostrando que con el correismo, aquella burguesía que en el año 2000 se había declarado incompetente para resolver la crisis, se había beneficiado con la bonanza del petróleo. Por otro lado, se incrementó una burocracia que por fuera de los trabajadores públicos, llegaba a la exorbitante cantidad de 700 mil, un sector consumidor que benefició, contradictoriamente, a las importadoras de autos y maquinaria pesada. Entretanto, el sector social representado en la CONAIE que habían promovido la candidatura de Correa, pronto entró en confrontación por el goteo que recibían producto de la bonanza del petróleo, y por tanto, luego de un forcejeo en el terreno diplomático con amenazas de lado y lado, finalmente fueron apartados de aquel gobierno. Con aquella ruptura en el marco de los diferentes intereses burgueses, el correismo comenzó un proceso de desprestigio, desarticulación y persecución de aquellos partidos y organizaciones mao-estalinistas como el movimiento popular democrático, la unión nacional de educadores, la federación de estudiantes universitarios, aunque el partido socialista y el partido comunista que son simples membrete en el Ecuador pero útiles al Estado para la confusión, continuaron apoyando aquel régimen. Por tanto, el gobierno de Correa fue quien se encargó de criminalizar las protestas sociales y Moreno no ha hecho otra cosa que continuar por ese abominable camino.
Entretanto las alianzas con las potencias imperialistas de China, Rusia, Cuba, Turquía, Irán, cada vez fueron agarrando forma en un plano económico. Desde el 2012 que comienza el descenso del precio del petróleo en el mercado mundial, el gobierno de Correa inicia un proceso de endeudamiento con China, Rusia e Irán, pero sobre todo con China, que a cambio de aquellos préstamos otorgados por el capital chino para cubrir el déficit fiscal de 2012 a 2015, el Estado tuvo que dar en concesión la explotación minera en las provincias orientales y buena parte de explotación petrolera a empresas capitalistas chinas, con una sobreexplotación de la mano de obra que más de una vez lo denunciaron los trabajadores, es decir, en un mundo capitalista en sus últimos estertores no es posible ninguna independencia nacional, salir de la férula de los “yanquis” para caer en la china. Las escaramuzas verbales contra el imperialismo norteamericano, pese a la aparente beligerancia, Correa nunca rompió cien por ciento con EEUU, por tal motivo, la relación con China se concretizó en un marco económico con ciertas restricciones políticas, como si hubiera conocido que más pronto que tarde tendría que dar la cara a su archienemigo del FMI. Es así que, cuando Moreno asume el gobierno el 24 de mayo de 2017 promovido por el propio Correa y su partido, a los tres meses de haber quedado con la “mesa servida” como presumía Correa, Moreno tomaba distancia al denunciarlo públicamente que no le había dejado ninguna “mesa servida”, sino, todo lo contrario, que Correa dejaba endeudado al Estado con más de 43 mil millones de dólares y desde aquel entonces, el gobierno de Moreno ya anunciaba los ataques a los trabajadores y direccionaba su gobierno hacia el FMI, una maniobra meticulosamente preparada por la gran burguesía hasta lanzar el zarpazo el 1 de octubre de 2019.
Estos episodios políticos y económicos, del estire y afloje entre las diferentes facciones de la burguesía, se han vuelto recurrentes en los países del tercer mundo al igual que en los países centrales, por tanto, son la expresión de la crisis capitalista de la desaceleración de la economía mundial que ha comenzado a manifestarse, tal como lo señala la resolución sobre la Situación Internacional adoptada en el 23 congreso de la CCI[8]: “En el frente económico, desde principios de 2018, la situación del capitalismo ha estado marcada por una fuerte desaceleración del crecimiento mundial (del 4% en 2017 al 3,3% en 2019), que la burguesía predice que será estable y empeorará en 2019-20. Esta desaceleración resultó ser más rápida de lo previsto en 2018, ya que el FMI tuvo que reducir sus previsiones para los próximos dos años y está afectando simultáneamente a prácticamente todos los sectores del capitalismo: China, Estados Unidos y la zona euro. En 2019, el 70% de la economía mundial se ralentiza, sobre todo en los países "avanzados" (Alemania, Reino Unido). Algunos de los países emergentes ya se encuentran en recesión (Brasil, Argentina, Turquía), mientras que China, que viene desacelerando desde 2017 y se espera que crezca un 6,2% en 2019, está experimentando sus cifras de crecimiento más bajas en 30 años”.
En este marco mundial, se puede explicar la recomposición de una burguesía de extrema derecha entorno a Moreno a favor del endeudamiento con el FMI y acorde con el imperialismo norteamericano como tabla de salvación ante las reducciones de las exportaciones a partir de 2017. Según la plataforma virtual de datos comerciales internacionales del “observatorio de la complejidad económica”[9] señala que el Ecuador en 2017 exportó 19,3 mil millones de dólares e importó, 37,7 mil millones, con un resultado negativo de 18,4 millones de dólares. Para el 2018 y 2019, la tendencia comercial cada vez ha disminuido, demostrando los efectos de la desaceleración de la economía mundial. Por otro lado, el descontento de otros sectores como la CONAIE, pequeños y medianos empresarios, las recetas del FMI y la injerencia de EEUU, tienen efectos políticos y económicos directos, además de arruinar su producción agrícola y otros rubros de producción artesanal, también se prefiguran recortes presupuestarios en los gobiernos locales y provinciales. Entre las recetas del FMI, también están las privatizaciones de empresas estatales como la empresa eléctrica y de petróleos, con lo cual, las tarifas de energía eléctrica y los combustibles afectarían a esta producción de manera significativa. Por tal razón, en las manifestaciones de octubre, la consigna más sonada fue: “fuera FMI”. Por esa razón ratificamos, que estos sectores de la sociedad no lucharán contra los efectos que tendrán que cargar los trabajadores, sino que lucharán por precautelar sus intereses como ya quedó demostrado en la mesas de negociaciones entre la CONAIE y el gobierno de Moreno. Dicho lo cual, los ataques contra los trabajadores serán más virulentos y no habrá quien más que esta misma clase, que de manera autónoma, independiente del Estado y de sindicatos, extendiendo solidariamente sus luchas dentro y fuera del Ecuador, podrán detener la brutalidad de la descomposición capitalista a nivel mundial.
Por tanto, es necesario preguntarnos, ¿Qué alcances políticos y económicos tendrán las pugnas imperialistas, si tomamos en cuenta la feroz guerra comercial que ha empezado entre EEUU y China? ¿Cómo estas guerras comerciales está afectando al proletariado de América Latina y del mundo?
Internacionalismo,
Sección de la Corriente Comunista Internacional en Ecuador
26 de octubre de 2019.
[1] La crisis de la socialdemocracia, https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [202]
[2] Ver nuestra toma de posición Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [333]
[3] https://es.internationalism.org/internacionalismo/200610/1094/la-geopolitica-en-america-latina [334]
[4] Ver Crisis en Venezuela: ¡Ni Guaidó ni Maduro¡ Los trabajadores no deben apoyar a ninguna de las facciones burguesas en pugna https://es.internationalism.org/content/4389/crisis-en-venezuela-ni-guaido-ni-maduro-los-trabajadores-no-deben-apoyar-ninguna-de-las [149]
[5] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[8] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [286]
[9] https://oec.world/es/ [337]
[10] Ver Medidas del gobierno ecuatoriano: la victima de la crisis capitalista es siempre la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4475/medidas-del-gobierno-ecuatoriano-la-victima-de-la-crisis-capitalista-es-siempre-la [338]
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En los años 30 la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 es rematada con el ascenso de Hitler al poder y el desencadenamiento de su barbarie fascista y con la consolidación del régimen estalinista en Rusia. Los proletarios que aún expresan una combatividad son desviados hacia la mistificación antifascista. Especialmente trágica es la guerra de España donde la respuesta inicial de los obreros contra el golpe de Franco es rápidamente desviada, con la colaboración decisiva de la CNT y el POUM, hacia una guerra entre fracciones de la burguesía (la República en un bando y el fascismo en el otro) que es a su vez un terreno de confrontación imperialista entre el bando de los potencias democráticas y el de las fascistas, lo cual preparará la enorme carnicería de la Segunda Guerra Mundial con sus 60 millones de muertos.
Comprender las lecciones de este periodo terrible para el proletariado – Víctor Serge habló de “medianoche en el siglo”- es fundamental para sacar lecciones que armen a nuestra clase contra los dilemas criminales -fascismo /antifascismo, populismo /democracia etc.- que permiten convertir a los proletarios en carne de cañón de la barbarie capitalista
Lugar:
Se puede participar físicamente asistiendo a la reunión, se puede participar igualmente vía Internet, sobre esta última modalidad los interesados que nos envíen su correo a espana@internationalism.org [60] para que les proveamos del enlace para participar en la discusión
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Desde que el pasado 14 de octubre se hiciera pública la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba por un delito de sedición a algunos de los principales independentistas catalanes, un reguero de concentraciones y manifestaciones frecuentemente concluidos con episodios de violencia urbana se sucedieron durante cerca de 10 días, con sus noches, sobre todo en Barcelona[1]. A consecuencia de tales acciones se contabilizaron más de 600 heridos y de 200 detenidos. Decenas de esos heridos sufrirán secuelas de por vida. Muchos de los detenidos sufrieron torturas durante su estancia en los calabozos.
Ese estallido de violencia, de cargas indiscriminadas de la policía contra manifestantes, pero también de pillajes e incendios descontrolados y en contra mismo de los vecinos que asistían aterrados a las sucesivas noches de “movilizaciones” han escandalizado a numerosos comunicadores y políticos, en un alarde de su proverbial cinismo. Estas acciones violentas son todo menos “espontáneas”. Desde meses antes de la publicación de la sentencia de marras ésta era conocida en sus principales extremos por todos los actores políticos. Desde meses antes de ese “incendio”, las plataformas – como por ejemplo el llamado Tsunami Democratic -que se iban a encargar de convocar y manipular a su antojo las distintas “acciones” de protesta contra la sentencia- actuaban a plena luz del día. Semanas antes de ese 14 de octubre era sabido, por ejemplo, que una de las principales acciones iba a consistir en el bloqueo del aeropuerto de Barcelona. Se publicitaron, incluso, conversaciones entre “Tsunami democrátic” y los organizadores de las movilizaciones de Hong Kong, “inventores” de este tipo de acciones de protesta. Si en octubre de 2017 el ejemplo paradigmático de la improvisación con que actuó el gobierno Rajoy fue la de alojar a los antidisturbios enviados para la ocasión en el “Piolín”[2], en esta ocasión Marlaska, el ministro de Interior “socialista” había previsto hasta el mínimo detalle del despliegue policial, no sólo para que estos se sintieran cómodos, sino plenamente respaldados incluso por la propia policía de la Generalitat catalana, los Mossos de Esquadra.
Entonces, si se veían venir ¿Por qué no se hizo nada para impedir ese estallido de caos y violencia? Cruda y simplemente: pues por que todas las fracciones de la burguesía tenían interés en que se produjeran. Lo de octubre 2019 en Barcelona no tiene nada de lucha contra la represión, ni siquiera puede asimilarse mínimamente a un estallido de rabia que expresa de forma ciega o inconsciente el hartazgo de la población ante la degradación de sus condiciones de vida o la exclusión social como hemos visto en otras partes del mundo[3]. Para nada. Las “barricadas” de Barcelona, llevan la marca de las confrontaciones entre fracciones de la clase explotadora en que la población pone pura y llanamente la carne de cañón.
Esa marca se ve claramente en la propia manipulación de los manifestantes, convocados a toque de corneta – en este caso de tweet de las redes sociales - por ANC o Tsunami, Arran o los CDR, que no dejan de ser los cabos chusqueros del teniente Torra o del coronel Puigdemont. Las “barricadas” de Barcelona cesaron no cuando se liberaron a los represaliados o se depuraron a los antidisturbios que actuaron brutalmente, sino cuando a los líderes independentistas les pareció que había que dar otro perfil sobre todo de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre. Sin querer herir la sensibilidad de quienes, insistimos, han puesto sobre todo las víctimas, si podemos afirmar que quienes les han convocado les han tratado como la jota baturra: “En mi burra mando yo, cuando quiero digo arre, cuando quiero digo so”. Han llegado al cinismo de promover en el Parlament de Catalunya una comisión de investigación sobre los “excesos” de una policía que obedecía las órdenes de un Conseller de Interior nombrado ¡¡¡ por el propio gobierno independentista!!!, respaldado por la CUP y los CDR que a su vez piden la “dimisión” del carnicero de Vía Layetana[4].
Y lo mismo cabe decir de la acción del PSOE, que desde el gobierno español gestionó una auténtica escalada de provocaciones policiales[5] para promover los choques a fin de favorecer una identificación de los “independentistas” con los “violentos” que ahora tiene que “matizar” visto el fracaso que le han supuesto los resultados de las elecciones del 10 de noviembre, como analizamos en el artículo que hemos dedicado recientemente al “imbroglio” de la burguesía española[6]. En ese artículo planteamos: «Las quince noches de choques violentos de la policía contra radicales, no conducen a un debilitamiento del peso electoral de las fracciones más díscolas (de hecho, los que más han crecido en las últimas elecciones, aparte de Vox, han sido Bildu, la CUP/CDR, los “puigdemónicos”, etc), sino que debilitan a los más proclives a la negociación (ERC). Si con esa maniobra el PSOE buscaba identificar al independentismo con los violentos, para ganar apoyo internacional y ablandar a más sectores del independentismo, hay que decir que ha cosechado un relativo fracaso. Los tribunales europeos siguen haciéndose los “longuis”, mientras figuras internacionales firman un manifiesto por una salida “negociada” al “conflicto catalán”. Y el eje de las movilizaciones en Cataluña se desplaza del independentismo a la antirrepresion, por lo que, a diferencia de lo que ocurriera por ejemplo en octubre 2017 ha habido manifestaciones de solidaridad con los violentos de Cataluña en las principales ciudades españolas.». Hoy es un hecho reconocido más o menos explícitamente por políticos y analistas, que las movilizaciones del Tsunami democratic organizadas por el universo de las CUP-CDR son meras operaciones instrumentales de Puigdemont- Torra para sabotear el acercamiento de ERC al PSOE.
Y ese compendio de manipulaciones y trampas entre distintas fracciones de los explotadores es lo que la Izquierda del capital quiere que avalemos como si fuese una lucha contra el fascismo y la represión. Secundan así la doctrina fundamental del independentismo catalán que trata de disfrazar su política supremacista[7] con el disfraz de una causa aparentemente tan digna como es la lucha contra el “creciente fascismo español”. Tratan de llevar a un callejón sin salida la preocupación que existe entre la población ante el reforzamiento del arsenal represivo del Estado[8].
La lucha contra la represión debe considerar como punto de partida que, en el ejercicio de ésta, el Estado democrático, los gobiernos de “izquierdas” no representan ningún tipo de “mal menor” respecto a la acción de los gobiernos de derechas o los Estados autoritarios. La represión más o menos inteligente de la puesta en cuestión de la explotación capitalista no es patrimonio de una fracción de la clase dominante como exponemos por ejemplo en nuestro más reciente artículo de denuncia sobre Vox[9]. Pero debe también partir de que, a diferencia de lo que postulan por ejemplo muchos izquierdistas más radicales y anarquistas, el simple hecho de enfrentarse a la policía no es expresión de un choque con el Estado capitalista o de un carácter revolucionario. Entre la violencia revolucionaria de la clase obrera y el terror sobre el que se asienta la dominación de la clase explotadora, o la ira a menudo descontrolada de una pequeña burguesía que en su desesperación expresa frecuentemente su ausencia de futuro hay tajantes fronteras de clase que se expresan no sólo en la forma que toma esa violencia sino en cómo se organiza, quien la ejerce, contra quién[10] .La violencia del proletariado en su lucha contra la explotación es una defensa organizada por los propios trabajadores mediante sus organismos de lucha y no algo convocado desde oscuras redes sociales; algo que obedece a decisiones conscientes y masivas o no al vaivén de la opción oportunista del momento; que trata de defender precisamente en primer lugar ese cerebro de las luchas que son las asambleas, o las manifestaciones a las que incorporar a otros trabajadores y no se ceba en cambio contra otros trabajadores para lo que se les tilda de “traidores”, como así ha sucedido en los barrios de Barcelona o en el bloqueo de autopistas.
La sociedad capitalista no se encamina hacia un futuro de paz y armonía social, sino que se desangra en una espiral de caos y descomposición que rezuma violencia por todos sus poros. Sólo el proletariado, a través del desarrollo de su superación revolucionaria del capitalismo, puede barrer a ese sistema de la faz de la tierra y con él todas las divisiones que engendra entre los seres humanos (entre clases, entre naciones,).
Valerio 19-12-19
En 2005 escribimos el artículo ¡El nacionalismo (español o catalán) es el pasado! ¡La lucha de clases es el futuro! (https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200511/252/el-nacionalismo-espanol-o-catalan-es-el-pasado-la-lucha-de-clases-es-el [342] ) que anunciaba con bastante precisión lo que iba a pasar una decena de años después. A partir de 2012 y especialmente con lo más brutal de la crisis hemos escrito los siguientes documentos:
[1] Posteriormente se han producido otro tipo de acciones “disruptivas” como se llaman ahora tales como el cierre durante casi 72 de la autopista de la frontera hispanofrancesa, o el cerco al enésimo partido de fútbol del siglo entre Barcelona y Real Madrid.
[2] Un “crucero” decorado con los personajes de Walt Disney
[3] Ver en particular nuestro artículo sobre las revueltas populares: Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria, las "revueltas populares" representan un callejón sin salida https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares [347]
[4] Del mismo partido, eso sí, que Felip Puig que no dudó en apalear a los manifestantes del movimiento de los Indignados. No hay peor ciego que el que NO QUIERE VER.
[5] Es evidente que la Policía nacional podía exhibir descaradamente su brutalidad porque sabía que, a diferencia, de lo que sucedió en la jornada del referéndum del 1 de octubre de 2017, esta vez tenía las espaldas cubiertas por los Mossos de Esquadra. En los enfrentamientos de Octubre 2019 sucedía frecuentemente que cuando los manifestantes chocaban de frente con la Policía española, eran atacados por los flancos o por la retaguardia, y no menos bestialmente, por los Mossos. Y viceversa, …
[6] A este respecto ver nuestro reciente artículo. “el 18 de Brumario de Pedro Sánchez” https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez [348]
[7] Que a veces asoma la “patita” como por ejemplo las recientes declaraciones del Defensor del Pueblo catalán que atribuye la crisis de la sanidad en Cataluña que sufren sobre todo los trabajadores de esa región a los “recursos” destinados a atender a los de “fuera”
[8] Preocupación más que justificada cuando se observa por ejemplo que en su nueva “interpretación” por el Tribunal Supremo, una multiplicación de manifestaciones contra desahucios puede ser calificada de “sedición” (de 9 a 13 años de prisión), o que por una decisión meramente administrativa el Gobierno puede cerrar páginas web. Todo ello es una aplicación de la llamada Ley Mordaza que aprobó el gobierno Rajoy con los votos del actual partido de Puigdemont y el PNV, y que la coalición PSOE-Podemos se propone derogar cuando las ranas tengan pelo, …
[9] Ver Vox, francamente capitalista [349]
[10] A este respecto dedicamos ya en los años 80 dos artículos destinados a exponer una visión marxista de las diferencias entre “Terror terrorismo y violencia de clase”. Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [350] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [307]
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(Hoja distribuida en Francia desde el 5 de diciembre)
Según Emmanuel Macron y sus ministros, la huelga del 5 de diciembre es "una movilización contra la anulación de los regímenes especiales [de jubilación y de pensión]", o sea, según el gobierno, sería una huelga contra la "equidad y la justicia social". En resumen que los ferroviarios y otros trabajadores con "régimen especial" serían unos irresponsables y egoístas que luchan por mantener sus pretendidos "privilegios". ¡Puros embustes! Lo que el gobierno hace es tratar de enfrentarnos a unos con otros, para dividirnos y volvernos impotentes.
Por todas partes, en fábricas y administraciones, en todas las corporaciones, en todos los sectores, en el sector público como en el privado, la burguesía impone las mismas condiciones de trabajo insostenibles. En todas partes hay cada vez menos trabajadores para una carga de trabajo cada vez mayor. En todas partes, el empobrecimiento amenaza a trabajadores, desempleados, pensionistas y jóvenes. En todas partes, lo que las nuevas "reformas" anuncian es un futuro aún más difícil. Los golpes del gobierno de Macron son violentísimos. Su objetivo es hacer que la economía francesa sea lo más competitiva posible en el ruedo internacional, ahora que con el empeoramiento de la crisis económica mundial la competencia entre naciones es cada vez más feroz. Para aumentar la productividad, la burguesía francesa, su presidente, su gobierno y su patronal aceleran los ritmos de trabajo y reducen plantillas, aumentando la flexibilidad, desmantelando la administración pública, reduciendo los subsidios a desempleados y las pensiones de los jubilados, reduciendo drásticamente los presupuestos para educación y asistencia social (reforma de la enseñanza secundaria, supresión de los subsidios de alojamiento –APL-). Y siguen dando palos y más palos como posesos, en nombre de la "necesaria" rentabilidad, la "obligatoria" competitividad, el "inevitable" equilibrio presupuestario, a la vez que los ingresos de los capitalistas aumentan indecentemente.
No pasa un solo día sin que haya trabajadores al borde del agotamiento que se declaren en huelga. En las últimas semanas han sido los ferroviarios, los trabajadores de hospitales y los estudiantes precarios quienes han levantado la cabeza. Y no han sido los únicos. Desde hace meses, se han producido innumerables paros. En septiembre, hicieron huelga, por orden cronológico: sanitarios de urgencias, bomberos, repartidores de Deliveroo, pilotos de Transavia, conductores de autobuses de Metz y Caen, carteros de Alpes Marítimos y de Pirineos Orientales, agentes de la RATP[1], funcionarios de Hacienda, enfermeras, navegantes fluviales, todos los funcionarios, carteros de Saint-Quentin, empleados de EDF[2], conductores de autobús de Orleans, otras vez los funcionarios, conductores de autobús de Lorient, técnicos de laboratorio, funcionarios de nuevo, conductores de Nancy, etc., etc. ¡Algunos de esos movimientos duran ya desde primavera! El fenómeno se incrementó en octubre y noviembre, afectando, por ejemplo, a las grandes superficies. Sí, hay muchas huelgas. Sí, la rabia social es enorme. ¡Sí, no se aguanta más! Pero todas estas luchas permanecen aisladas entre sí, compartimentadas, separadas por demandas específicas y corporativistas. Sin embargo, frente a la burguesía, organizada detrás de su Estado y gobierno, la división es mortal. Para resistir, para construir una relación de fuerza frente a los mismos ataques que afectan a todos los sectores, los trabajadores deben luchar juntos, unidos y solidarios.
¿Será acaso este 5 de diciembre finalmente el comienzo de esta unidad? Esa es la promesa de los sindicatos: una huelga general, intersectorial, nacional e ilimitada.
Durante todo el mes de septiembre, los sindicatos dispersaron el movimiento de protesta social en varias jornadas de acción corporativistas (RATP, Hacienda Pública, Educación Nacional, Ministerio de Justicia, EDF, bomberos). A principios de octubre, acabaron prometiendo una gran jornada de movilización que reuniera a todos los asalariados para.... el mes de diciembre. ¿Y qué han estado haciendo en los últimos dos meses? Dividiéndonos, como hacen siempre. Han mantenido en su aislamiento a los trabajadores que ya estaban luchando, cada uno en huelga en su empresa, con su consigna específica, y eso que todos sufrimos los mismos ataques, el mismo deterioro de nuestras condiciones de vida y de trabajo.
La caricatura de esa labor de zapa ha sido el llamamiento de los colectivos “Inter-urgencias” e “Inter-hospitales” (dirigidos en su totalidad por las centrales sindicales) a no sumarse a la huelga del 5 de diciembre, en nombre de lo "específico" de las reivindicaciones hospitalarias, sustituida por una jornada de acción el 30 de noviembre. La misma estrategia de aislamiento para la Intersindical de Internos, que ha lanzado una huelga ilimitada a partir del.... ¡10 de diciembre! Y eso que en la asamblea general de los trabajadores hospitalarios celebrada el 14 de noviembre en París, después de una jornada de acción de todo el sector, que reunió a 10.000 manifestantes, tuvo lugar una feroz batalla entre los participantes en la Asamblea General y los sindicatos sobre la cuestión de la unidad. Muchos trabajadores hospitalarios insistieron en la necesidad de librar una única y misma batalla, por encima de los sectores, mientras que los sindicatos defendían que "somos un colectivo que debe hablar del hospital", defendiendo con uñas y dientes "una fecha específica para los hospitales". Pudo escucharse en France-Info[3] a enfermeras que salían de la asamblea general diciendo: "No pudimos terminar porque estamos divididos. Los sindicatos han infiltrado totalmente la reunión" o: "Hay demasiada discordia. El 5 de diciembre va a ser una huelga general y eso nos concierne. Además de nuestros problemas en el hospital, también están nuestras pensiones y seremos futuros jubilados. No veo qué problema plantea el ir a manifestarse el día 5. Pero los sindicatos decidieron lo contrario”. El sector hospitalario, que ha estado en huelga durante nueve meses, sacudido por una ira inmensa ante unas condiciones de trabajo cada vez más insoportables, es convocado por los sindicatos a continuar su movimiento solo, aislado e impotente. Y lo mismo ocurre con los ferroviarios.
Los sindicatos cacarean ahora con radicalismos amenazantes de huelga prorrogable, pero son siempre esas huelgas corporativas, aisladas unas de otras y condenadas a la impotencia, las que ellos prorrogan hasta agotar a los sectores más combativos. Y ese es el “porvenir” que los sindicatos desearían para los agentes más decididos de la SNCF[4] tras el 5 de diciembre y de los hospitalarios después del 10: que acaben luchando solos durante las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Y no seamos ingenuos: ¿por qué los sindicatos pospusieron esas grandes movilizaciones para el 5 y 10 de diciembre, poco antes de las fiestas? Es evidente que cuentan con la "tregua de los confiteros"[5] para enterrar el movimiento en caso de que continúe después de estos días de acción.
Bajo el lema "Todos juntos", lo que en verdad organizan los sindicatos es la dispersión. En esas jornadas de "unidad sindical", en ningún momento luchan juntos los trabajadores. En el mejor de los casos, van uno detrás de otro, pateando las calles, cortados en rodajas por sector y gremio, separados unos de otros por banderolas, globos y equipos de sonido diferentes según si se es ferroviario, profesor, puericultora, secretaria, agente fiscal, obrero de Renault, de Peugeot, otro de Conforama, estudiante, jubilado, desempleado.... Cada cual en su casilla.
Las huelgas espontáneas de los ferroviarios a finales de octubre muestran en parte el camino a seguir. En Châtillon, tras el anuncio de un plan de reorganización del trabajo que llevaba, entre otras cosas, a la supresión de doce días de asueto, los agentes del centro cesaron inmediatamente el trabajo y se declararon en huelga, sin esperar instrucciones sindicales. El plan fue retirado 24 horas después[6].
Unos días antes, el 16 de octubre, tras un choque con un convoy excepcional en Champagne-Ardenne, que puso de manifiesto el peligro de que haya un único agente (el conductor) en el tren, los ferroviarios de la línea se negaron también espontáneamente a asegurar la circulación en esas condiciones. El conflicto se extendió rápidamente a las líneas de la región parisina (Île-de-France) al día siguiente. No es casualidad si son los ferroviarios los primeros en indicar cómo pueden apoderarse de su lucha los trabajadores. Es consecuencia de la experiencia histórica y de la combatividad de este sector de la clase obrera en Francia, pero también de la reflexión que ha ido madurando en su seno desde hace un año, después de la amarga derrota del largo movimiento dirigido en 2018 por.... los sindicatos. Con su manida "huelga intermitente", habían encerrado a los ferroviarios en una lucha en la que quedaron aislados hasta que se les agotaron las fuerzas[7].
Y, hoy, esos ferroviarios en huelga no han sabido extender el movimiento fuera de su empresa, permaneciendo encerrados en la SNCF. No hubo asamblea general autónoma que decidiera enviar delegaciones masivas, o incluso toda la asamblea, a los centros de trabajo más cercanos (un hospital, una fábrica, una administración...) para animarlos a la lucha, con el fin de extender geográficamente el movimiento. Es vital insistir en que todos los trabajadores tienen los mismos intereses, que deben realizar la misma lucha, unida y solidaria, por encima de sectores y corporaciones, que la clase obrera es fuerte. Esta etapa es difícil, pues la necesaria unidad en la lucha implica reconocerse no ya como ferroviario, enfermero, cajero, profesor o informático, sino como trabajadores explotados.
Recordemos: primavera de 2006, el gobierno tuvo que retirar su proyecto de “Primer Contrato de Trabajo” ente el surgimiento de la solidaridad entre generaciones obreras. Los estudiantes precarios organizaron asambleas generales (AG) masivas en las universidades, abiertas a trabajadores, desempleados y pensionistas, proponiendo una consigna unificadora: la lucha contra la precariedad y el desempleo. Estas AG fueron los pulmones del movimiento, en ellas se celebraban los debates, en ellas se tomaban las decisiones. El resultado fue que cada fin de semana, las manifestaciones aunaban a más y más sectores. Asalariados y jubilados se unieron a los estudiantes bajo el lema "Jeunes lardons, vieux croûtons, tous la même salade"[8]. La burguesía francesa y su gobierno, ante una extensión y una tendencia a la unificación del movimiento iniciado por estudiantes precarios, no tuvieron más remedio que retirar su CPE[9]. De ahí que hoy, Macron y sus ministros haya lanzado un repugnante debate sobre la "cláusula del abuelo" (las nuevas medidas no afectarían a todos los trabajadores, sino sólo a los jóvenes que se incorporan al mercado laboral): lo que quieren es abrir una brecha entre generaciones obreras.
En 1968, cuando la crisis económica mundial empezaba a golpear de nuevo y, con ella, el retorno del desempleo y el empobrecimiento de los trabajadores, el proletariado en Francia se unió en la lucha. Tras las enormes manifestaciones del 13 de mayo para protestar contra la represión policial sufrida por los estudiantes, los paros y las asambleas generales se extendieron cual reguero de pólvora por fábricas y demás lugares de trabajo hasta culminar, con sus 9 millones de huelguistas, en la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional. Esa dinámica de extensión y unidad se concretó en múltiples ocasiones fuera del ámbito sindical. Muchos obreros hicieron trizas de sus carnés sindicales después de los acuerdos de Grenelle del 27 de mayo de 1968 entre sindicatos y patronal, acuerdos que enterraron el movimiento.
Hoy, a asalariados, desempleados, pensionistas, estudiantes precarios, les falta confianza en sí mismos, en su fuerza colectiva, para atreverse a apoderarse de su lucha. Pero no hay otro camino. Todas las "acciones" propuestas por los sindicatos conducen a la división, la derrota y la desmoralización. Sólo la unión en asambleas generales abiertas y masivas, autónomas, que realmente decidan sobre la dirección del movimiento, puede constituir la base de una lucha unida, conducida por la solidaridad entre todos los sectores, todas las generaciones. Asambleas Generales que permitan la participación en el movimiento de enfermeras, servicios de urgencias, desempleados, trabajadores de cualquier sector, así como de todos a quienes les es imposible cesar el trabajo. Asambleas Generales que planteen reivindicaciones que a todos nos conciernen: contra la precariedad, contra la disminución de plantillas, contra el incremento en los ritmos laborales, contra la pauperización.... Asambleas Generales en las que nos sintamos unidos y confiados en nuestra fuerza colectiva.
El capitalismo, tanto en Francia como en el resto del mundo, seguirá sumiendo a la humanidad en una miseria cada vez más espantosa. Sólo la clase obrera representa una fuerza social capaz de frenar esos ataques. Los trabajadores más combativos y decididos deben agruparse, discutir, recuperar las lecciones del pasado, y prepararse así para la lucha autónoma de toda la clase obrera. Sólo el proletariado puede, a largo plazo, abrir las puertas del porvenir a las generaciones futuras frente a este sistema capitalista decadente que engendra cada vez más miseria, explotación y barbarie, que lleva en sí la guerra y las masacres como los nubarrones la tormenta. Un sistema que destruye el medio ambiente en el que vive la especie humana y amenaza su supervivencia.
Sólo la lucha masiva y unida de todos los sectores de la clase explotada puede detener y repeler los ataques actuales de la burguesía.
Sólo el desarrollo de esa lucha puede abrir el camino al combate fundamental e histórico de la clase obrera por la abolición de la explotación y el capitalismo.
Corriente Comunista Internacional
(1 de diciembre de 2019)
[1] Transportes públicos parisinos (Metro y buses)
[2] Electricidad de Francia, hasta hace poco monopolio estatal
[3] Radiotelevisión “todo noticias”
[4] Ferrocarriles franceses
[5] “trêve des confiseurs’’ » metáfora en francés de las fiestas de Navidad durante las cuales, como se sabe, todo debe ser “paz, amor y dulces”
[6] Ver sobre este experiencia Francia: Solo la solidaridad y la unidad en la lucha pueden rechazar los ataques a las condiciones de vida obreras https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad-y-la-unidad-en-la-lucha-pueden-rechazar-los-ataques-las [355]
[7] De esta huelga que los sindicatos sabotearon un Colectivo de trabajadores sacó lecciones. Ver Lucha de los trabajadores de la SNCF: un colectivo de trabajadores realiza el balance https://es.internationalism.org/content/4382/lucha-de-los-trabajadores-de-la-sncf-un-colectivo-de-trabajadores-realiza-el-balance [312]
[8] Juegos de palabras culinarias para decir: “Jóvenes y viejos, todos a una”
[9] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83]
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BRUMARIO es el nombre del segundo mes del calendario republicano francés, el segundo también de la estación otoñal, que dura desde el 22, 23 o 24 de octubre hasta el 20, 21 o 22 de noviembre. El 18 Brumario de 1799 se produjo el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte que se considera como el final de la revolución francesa. Desde entonces, el 18 Brumario se ha identificado con el golpe de estado. En 1851 Marx escribió «el 18 Brumario de Luis Bonaparte» en referencia al golpe de Estado del sobrino de Napoleón, que declinaba en forma de comedia la tragedia del tío, dándose su momentito de gloria sin ofrecer ninguna alternativa a la situación política. Pedro Sánchez no ha dado un golpe de Estado, pero la moción de censura que le llevó al gobierno provisional en el que aún estamos significó su asalto al gobierno sin que por el momento haya sido capaz de gobernar. También las últimas elecciones han sido en Brumario (10 de noviembre)
El imbroglio de la situación política española antes y después de las últimas elecciones del 10 de noviembre no es una excepción, sino la regla en el panorama de los Estados más importantes. Empezando por la primera potencia mundial, USA, donde el gobierno Trump dispara las tensiones de Republicanos y demócratas entre ellos y de los unos con los otros. Pero también en Europa, donde la burguesía británica, de las más experimentadas en el juego político, se ve arrastrada al Brexit por el impulso de los populistas; o en Italia, donde apenas la República acaba de deshacerse de un gobierno de coalición de dos partidos populistas de signo contrario (La Liga de Salvini y el Movimiento 5 stelle –M5S-) para formar un gobierno inestable de coalición entre el Partido Democrático y el M5S. Y también en Alemania, donde Merkel –auténtica dirigente de la UE los últimos años- se ve obligada a abandonar el gobierno sin haber podido contener el desarrollo del populismo; o en Francia, donde La República en Marcha de Macron no tiene ninguna alternativa de recambio fiable en el caso de que fracase su pulso contra Le Pen.
Ese aumento cuantitativo de crisis políticas configura en realidad un aspecto cualitativo típico del periodo histórico actual: la tendencia a la pérdida de control de la burguesía de su aparato político. Nosotros ya lo habíamos anunciado desde el año 1990 en las Tesis sobre la descomposición[1], como recuerda el punto 4 de la resolución sobre la situación internacional de nuestro último (23º) congreso[2]:
«Entre las principales características de la descomposición de la sociedad capitalista, es necesario destacar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación a nivel político» (Punto 9). Un fenómeno claramente señalado en el informe del 22º Congreso:«"Lo que hay que destacar en la situación actual, es la confirmación plena de este aspecto que identificamos hace 25 años: la tendencia a una creciente pérdida de control de la clase dominante sobre su aparato político»
Y como no tienen más remedio que reconocer, a su modo, algunos elementos de la burguesía, como en España Cebrián o Felipe González:
«No estamos ante una crisis de gobierno, sino de Estado, y esta a su vez se enmarca en una nueva era cuyos emblemas son la globalización tecnológica y financiera; la desaparición del mundo bipolar que emergió tras las guerras del pasado siglo; la corrupción de muchos gobiernos; la multiplicación de las desigualdades y la ausencia de esperanza en el futuro para las nuevas generaciones. Felipe González ha descrito el fenómeno como la crisis de gobernanza de la democracia representativa en el Estado nación. Se trata de eso, pero no solo. Estamos ante el derrumbamiento del orden establecido en medio de un caos que no ha hecho sino comenzar y que nos acompañará por algún tiempo…» (EL PAÍS, 25 de Noviembre; Opinión)
Pero esta pérdida de control de la burguesía de su aparato político es claramente distinta de las diversas crisis políticas que la burguesía ha conocido en los años 60 y 80. Antes de los años 90, las crisis políticas de la burguesía estaban ligadas, o bien a la necesidad de confrontar la lucha obrera, o bien a las tensiones imperialistas (la crisis de Suez en GB y Francia, o la de Argelia en Francia, o el tratado de Maastricht en Francia y Holanda…); y se gestionaban en el seno del propio aparato político de la burguesía. En la crisis actual, el proletariado no está por el momento en el centro de la escena social. La crisis actual concierne a la pérdida de control de la burguesía de su aparato político. Los movimientos populistas se forman sobre temas recurrentes como los refugiados, la seguridad frente al terrorismo, el resentimiento de los arruinados por la crisis..; pero también se nutren de las tensiones específicas en el seno de las burguesías nacionales: desorientación de la burguesía USA ante el debilitamiento de su liderazgo mundial, ambigüedad de la burguesía británica frente a la UE, divisiones entre fracciones regionalistas y nacionalistas en el seno de la burguesía española o belga, etc.
La explicación del impasse actual de la burguesía española para formar gobierno se entiende en ese marco de referencia histórico e internacional y en cómo se ha concretado en el juego político del Estado nacional.
No podemos repetir aquí un desarrollo en detalle de los análisis que venimos haciendo de los diferentes episodios de la expresión de la crisis del aparato político del Estado español; aunque tampoco es posible hablar de la situación actual sin tenerlos presentes.
La burguesía española se había dado con la Constitución de 1978 un terreno de juego consensuado para sus tensiones políticas. Algunos de los resultados más notables de ello fueron que el PSOE se convirtiera en el principal partido del Estado burgués, dirigiendo la transformación democrática y la reestructuración industrial; que se formara una derecha democrática escondiendo bajo la alfombra los residuos del franquismo; o que las tensiones nacionalistas con Cataluña y el País Vasco se encauzaran en una pugna por prebendas y trasferencias[4]. Pero eso solo fue posible por la unidad de todos para confrontar la lucha del proletariado y por la disciplina de bloque imperialista USA, que a través de Alemania y Francia “tutorizó” la transición democrática. Ninguno de los dos factores está hoy presente, y con la agravación de la crisis, la nave hace aguas por todas partes.
El bipartidismo y la alternancia PP-PSOE expresan en España una tendencia general al partido único, propia del totalitarismo estatal que caracteriza la decadencia del capitalismo y que en los países democráticos toma la forma del bipartidismo: dos partidos -uno más a la derecha y otro más a la izquierda- se reparten el poder de forma prácticamente monopolista. En USA el turno Demócratas – Republicanos, en Alemania la alternancia CDU – SPD, en Gran Bretaña conservadores – laboristas. en España el dúo PP-PSOE. El desgaste de esta fórmula, debido a los golpes de la crisis económica que se arrastra durante casi medio siglo y a la descomposición, como hemos explicado arriba, se ha manifestado en el caso español en que en el PP apenas quedaba algún alto cargo sin imputar en casos de corrupción; mientras el PSOE se convertía en un reino de taifas al mando de los “barones” y la “vieja guardia”, donde la única posibilidad de hacerse un hueco venía de los advenedizos “outsiders” como Zapatero o el mismo Sánchez. Lo que culminó en la crisis del PSOE en 2016 y en un equilibrio inestable y una lucha sin cuartel entre apparátchiki y advenedizos que hoy es la marca de la casa. Al PP por su parte, le crecieron los enanos de VOX, que él mismo había estado amamantando[5].
La tentativa de una alternativa al bipartidismo ha sido la “crónica de una muerte anunciada”. Como ya decíamos en 2016:
«El PSOE, un partido gubernamental por antonomasia, no puede aliarse con la derecha “moderna” y “renovadora” que se suponía debía ser Ciudadanos. Este partido es visceralmente españolista- más aún que el PP- y no puede ser un canal de diálogo con las derechas nacionalistas. Aparte de su demagogia anti-corrupción no ofrece ningún atractivo de “centro” que pueda seducir a un electorado más “moderno”. Empezando por su líder, la inmensa mayoría de sus cuadros huelen a un pijerío aún más apestoso que el del PP. Por mucho que gesticule el señor Rivera, Ciudadanos no puede ir más allá de una muleta coja del PP. Ciudadanos no tiene nada ver con partidos bisagra que existen en Alemania (liberales, verdes) y que pueden dar credibilidad a una posición firme de los partidos centrales (DC y SPD) frente al populismo.»[6]
Y por otra parte:
«...a nivel de gobierno central, la coalición “frente populista” es peligrosa para el interés del capital español. En primer lugar, Podemos es un conglomerado caótico de tendencias variopintas donde juega un papel nada desdeñable un grupúsculo trotskista -Izquierda Anticapitalista- que por grandes que sean las ambiciones de sus jefes y por mucho que se “moderen” son claramente inaptos para gestiones gubernamentales. En Podemos también pesan nacionalismos periféricos que le empujan a la demagogia arriesgada del “derecho a decidir”, cosa que la mayoría de barones socialistas no toleran. En fin, los partidos nacionalistas periféricos no son de fiar dada la mala soldadura nacional del capital español y suscitan mucha desconfianza en el aparato socialista. A todo ello se debe añadir el descrédito que conllevaría un “gobierno de progreso” no solamente para el propio PSOE, junto con Podemos, sino para toda la llamada “clase política”»[7]
Precisamente la sobrepuja de los nacionalismos[8] es el otro importante factor de caos en la situación actual. Las promesas de Zapatero de “profundizar” el Estatut, junto con la ineptitud del PP, son el desencadenante de los acontecimientos recientes; el telón de fondo es una escalada de radicalismo entre ERC y la antigua CiU (hoy JxCat) con fines electorales[9]; aunque la causa es global como venimos desarrollando.
La negativa del PP en 2012 a cumplir la promesa de profundizar el Estatut y a igualar la oferta de trasferencias catalanas con las del País vasco, hicieron declarar a Mas, entonces President de la Generalitat, que “Cataluña entraba en territorio desconocido”. Un territorio de hecho en el que se hacían fuertes las fracciones más radicales e irresponsables del nacionalismo, como la CUP/CDR y se iniciaba la vía unilateral al independentismo que tuvo su momento de gloria con el referéndum de Octubre 2017 y la proclamación de la República[10].
La estrategia de la llamada entonces “revolución de las sonrisas” fue desde el inicio presentar al Estado español como lastrado por los restos del franquismo y contrario a la democracia. La ineptitud del PP hizo que cayera de lleno en la trampa en Octubre 2017, difundiéndose imágenes de la policía cargando indiscriminadamente contra la población, incluidas familias con niños y ancianos, que provocaron movilizaciones masivas el día siguiente y una campaña internacional en contra. Profundizando aún más en su mal paso, el PP judicializó el conflicto llevando a los líderes catalanistas a los tribunales y metiéndolos preventivamente en la cárcel[11].
A esa situación respondieron los sectores más responsables de la burguesía con la moción de censura que desalojó a Rajoy y recuperó al PSOE para que fuera el pivote de la política burguesa, tras una etapa en que había el riesgo de que quedara en el ostracismo (como por ejemplo cuando apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña sin ni siquiera ser necesario este apoyo). Esa moción de censura urdida incluso por Podemos, contó rápidamente con la colaboración del PNV y de ERC (que fue la primera formación en hablar abiertamente de fin de la vía unilateral de independencia). Esa operación fue bendecida por la mayor parte de la burguesía que dio al PSOE un importante espaldarazo en las elecciones del 27 de Abril pasado. ¿Por qué ERC y en menor medida Podemos torpedearon esa mayoría votando en contra de los presupuestos y abocando a esas elecciones? ¿Por qué el PSOE que contó con mejores números para gobernar fue incapaz de investir a Pedro Sánchez tras esas elecciones y ha tenido que convocar las recientes del 10 de noviembre? Es difícil dar una respuesta, pero da la impresión de que los planes de los sectores más responsables son saboteados rápidamente por los sectores más díscolos. Algunos ejemplos:
- quien sabotea la mayoría de la moción de censura es esencialmente la fracción Puigdemont con sus reuniones de Pedralbes con el Gobierno del PSOE en Noviembre de 2018, que consigue presentar casi como una claudicación (puesto que el Estado habría aceptado negociar “entre gobiernos”), lo que resta margen de maniobra a ERC y al propio PSOE
- quien sabotea el gobierno PSOE en julio es sobre todo la fracción Iglesias dentro de Podemos, que ve en el gobierno de coalición la única forma de sobrevivir al enconamiento de peleas internas dentro de la propia formación. Pero también un sector muy importante del PSOE al que repugna una alianza con Podemos.
- cuando la sentencia del “proces” era conocida meses antes por todos los políticos, las reacciones que suscita sobre todo en forma de movilizaciones y de choques de radicales con la policía durante 15 noches seguidas dejan “fuera de juego” a los principales actores políticos. Las quince noches de choques violentos de la policía contra radicales, no conducen a un debilitamiento del peso electoral de las fracciones más díscolas (de hecho los que más han crecido en las últimas elecciones, aparte de Vox, han sido Bildu, la CUP/CDR, los “puigdemónicos”, etc), sino que debilitan a los más proclives a la negociación (ERC). Si con esa maniobra el PSOE buscaba identificar al independentismo con los violentos, para ganar apoyo internacional y ablandar a mas sectores del independentismo, hay que decir que ha cosechado un relativo fracaso. Los tribunales europeos siguen haciéndose los “longuis”, mientras figuras internacionales firman un manifiesto por una salida “negociada” al “conflicto catalán”. Y el eje de las movilizaciones en Cataluña se desplaza del independentismo a la anti -represión, por lo que, a diferencia de lo que ocurriera por ejemplo en Octubre 2017 ha habido manifestaciones de solidaridad con los violentos de Cataluña en las principales ciudades españolas.
Las elecciones del 10 de Noviembre no han resuelto nada y plantean las cuestiones en los mismos términos. El aparente acuerdo de coalición con Podemos solo satisface a su fracción dirigente (que se deshace en abrazos ante la perspectiva de “ocupar puestos”); pero deja las cosas exactamente como estaban respecto a la oposición dentro y fuera del PSOE y a la cuestión catalana.
La confluencia y transmutación del independentismo en campaña democrática es una carga de profundidad contra la reflexión del proletariado español, que es particularmente sensible a verse involucrado en el engaño democrático, que en los años 70 constituyó una baza fundamental de la burguesía contra la oleada de luchas obreras.
La transición a la democracia para licenciar al régimen franquista desarrolló dos grandes pilares:
-Frente al proletariado el espejismo de los “sindicatos obreros”, las “libertades democráticas”, los partidos de izquierda, la Democracia;
-Frente al crónico problema de la soldadura nacional del capital español la potenciación de los nacionalismos periféricos (especialmente el catalán y el vasco) que desembocaron en el “Estado de las autonomías”.
Para reintroducir el veneno de la “defensa de la nación” en las filas proletarias, el rancio nacionalismo “gran español” del franquismo con sus ridículas pretensiones imperiales y su nacionalcatolicismo condensados en el slogan “por el imperio hacia dios”, ya no servía y resultaba contraproducente. La burguesía tuvo que recurrir a potenciar los pequeños nacionalismos, perseguidos por el franquismo. Así, especialmente la izquierda y muy particularmente el PSUC en Cataluña llevó a cabo una intensa campaña democrático – nacionalista con el famoso “Llibertat, amnistía y Estatut d’autonomía”.
Sin embargo, lo que más daño político ha hecho históricamente al proletariado ha sido el antifascismo y la defensa de la democracia. Esa fue la lección fundamental del periodo de la República y la guerra del 36 donde la CNT perdió todo lo que le quedaba de vinculación a la clase obrera por su adhesión incondicional a la mistificación antifascista[12] y la respuesta inicial de los obreros en su terreno de clase al golpe de Estado militar de julio 1936 fue desviado por el Frente Popular, apoyado por CNT-POUM al terreno de guerra imperialista de “la defensa de la República contra el fascismo”. Las últimas resistencias del proletariado fueron aplastadas por el P”C”E en mayo de 1937 con la ayuda de ERC y de la CNT, su ministra Montseny llamando desde la radio a los obreros masacrados a “dar besos a los Guardias de Asalto”[13].
Hoy la CUP/CDR y demás “izquierdo-nacionalistas” son como si dijéramos los despojos de los despojos del PSUC y otras camarillas izquierdistas.
La clase obrera en las principales concentraciones de Cataluña forma parte de los batallones centrales del proletariado en España, con una tradición notable de luchas, como en el Bajo Llobregat, SEAT, etc. y de aportaciones a la Memoria histórica del proletariado. Y aunque es cierto que no se ha dejado arrastrar al terreno independentista, el ambiente de polarización brutal entre el nacionalismo españolista y el independentismo catalanista crea una barrera de difícil superación al necesario esfuerzo que tiene que realizar para encontrar su propio terreno de clase autónomo e internacional contra los ataques cada vez más graves del capitalismo en crisis y contra la deriva de éste hacia la barbarie de la guerra, la miseria y la destrucción medioambiental.
Hic Rodas/Pinto 20-12-19
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[2] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [286]
[3] Así llaman algunos medios a la perspectiva de un gobierno basado en hasta 8 alianzas. También ha sido llamado gobierno Frankestein
[4] Donde no ha faltado sin embargo la violencia de los atentados (ETA o Terra Lliure, Hipercor, etc.)
[5] Ver Vox francamente capitalista https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista [349]
[7] Idem
[8] Aunque la voz cantante la asume hoy el nacionalismo en Cataluña, eso no quita para que
el nacionalismo vasco, escarmentado por el fracaso del plan Ibarretxe, calle y espere prudentemente mientras se hace indispensable para la gobernabilidad y mueve sus fichas en la sombra alentando una mayor autonomía/autodeterminación
[9] Tras la muerte de Franco y el retorno de Tarradellas (ERC, antiguo conseller de Interior de la Generalitat, organizador con el PCUS y demás de la represión de Mayo de 1937), quien, en realidad, ocupó en terreno central del catalanismo fue el partido creado por Pujol en 1974, con un “proyecto político de sectores de la burguesía, pequeña burguesía y clase media de renta alta, así como de componentes importantes de la Iglesia en Cataluña, que intenta movilizar a amplios sectores de la sociedad catalana…” como dice un historiador, un partido con dos vertientes una “centrista” dispuesto a aliarse con los partidos de “Madrit” y otra de corte ya populista en torno a la figura central de Pujol.
Este partido (CDC) empezó a perder peso a partir de la retirada de Pujol y los escándalos por corrupción de su clan familiar y a partir de entonces ha aparecido la vertiente ultranacionalista que se ha hecho con el partido, deshaciendo la coalición (CiU) con los regionalistas marginales de UDC y de la parte menos catalanista de CDC y cayendo en manos de unos personajes estilo aventurero como Puigdemont, o iluminados como Torra por no mencionar a otros de su entorno. Hoy este partido es la expresión misma de la simbiosis del populismo y el nacionalismo, refrendada por los sucesivos cambios de “membrete”: PDCat, ahora JxCat. Este partido del “seny” burgués ha acabado en manos de una gente que se ha aliado o que controla a los nacional-izquierdistas de la CUP, de los CDR y otros Tsunamis democráticos, que se han formado con los despojos de grupos izquierdistas del paisaje político catalán (trotskistas de todo pelaje, anticapitalistas, incluso anarquistas). Estos esbirros de la contrarrevolución que durante décadas no cesaron de apoyar a toda clase de nacionalismos más o menos exóticos, han podido por fin poner en práctica sus políticas en su propio país. Así es la nueva coalición del partido de centro-derecha de Cataluña con ese magma nacional-izquierdista.
A ERC, que en Cataluña ha jugado a ser la bisagra de la derecha y la izquierda en la Generalitat, le ha caído encima el papel de partido “racional” que sabe perfectamente lo que todos saben: que lo de la independencia es una quimera. El problema es que la situación se ha enconado tanto que ERC se encuentra, por un lado, entre el martillo de JxCat y los, llamémosles, “nous escamots” practicantes de escraches, por ahora menos militarizados que los antiguos, que tratan de traidores a los de ERC, como le ocurrió al ex bocazas de Rufián en Barcelona donde se encontró con la horma de su zapato y, por otro lado, la necesidad de apoyar al gobierno central para intentar salir del atolladero.
[10] Una proclamación de mentirijillas como los “valientes” líderes independentistas han reconocido
[11] Es preciso señalar que la judicialización del conflicto catalán vino también por la propia presión de los jueces, una corporación fuertemente españolista y hostil al nacionalismo, especialmente el catalán. Este poder del Estado ha tomado cierta autonomía en el contencioso catalán y ha dificultado la aplicación de “soluciones políticas” forzando a los gobiernos españoles a asumir una vía abiertamente represiva con duras condenas de cárcel, que les ha colocado en una situación incómoda respecto a sus “socios” europeos.
[12] Ver El antifascismo, el camino a la traición de la CNT (1934-36) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai [357]
[13] Ver nuestro libro Franco y la Republica masacran al proletariado https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [160]
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En octubre de 2019, Extinction Rebellion (XR) celebró una "rebelión internacional" durante dos semanas –en otoño– con acciones en 60 ciudades de todo el mundo. En el Reino Unido, esto implicó manifestaciones, bloqueos de cruces de carreteras, toma de trenes, la construcción de una estructura en Oxford Circus, arrestos y, en general, hacer el espectáculo para dar publicidad al terrible estado de la ecología del mundo. Su “lado teórico” está plasmado en el folleto Common Sense for the 21st Century / Only Nonviolent Rebellion Can Now Stop Climate Breakdown and Social Collapse de Roger Hallam –uno de los líderes de la RX. Este documento proporciona la base para la actividad de la RX, la cual está muy en consonancia con el escrito.
Las respuestas a la actividad de RX han sido variadas. En la prensa se puede ver que están de acuerdo en que están llamando la atención sobre asuntos importantes, pero desaprueban lo que hacen para obtener publicidad. También están los famosos y los izquierdistas que dan apoyo acrítico a la RX. Típicamente, el SWP[1] elogia "a la gente que se enfrenta a arrestos y ataques de los medios de comunicación con brillantes muestras de creatividad y resistencia". "XR se ha enfrentado a una serie de ataques esta semana — contra los medios de comunicación, la policía y los políticos de derechas. A pesar de ello, los rebeldes están construyendo un movimiento que ha logrado hacer frente a las repetidas presiones del Estado —y se divierten mientras lo hacen. Están planteando demandas para una transformación radical de la sociedad, y creando un espacio para luchar para ello". Los trotskistas más radicales de wsws.org[2] siguen siendo ampliamente elogiosos "XR está tratando de concientizar a la opinión pública sobre el calentamiento global, mientras que exige cambios de política a los gobiernos del mundo... Los trabajadores deben oponerse enérgicamente a los arrestos masivos de manifestantes cuyo único crimen es buscar una salida a la terrible calamidad ambiental que amenaza a la humanidad".
Mientras tanto, están las tradicionales reacciones conservadoras a las protestas, caracterizando los eventos de RX como una molestia, como las acciones de “hippies” y “vándalos”. Junto a esto están los “contrarios” de Spiked que están en contra de la “guerra de Extinction Rebellion contra la clase obrera. Estos eco-acomodados están llenos de odio por los pobres". Cuando un manifestante de XR fue arrastrado desde lo alto de un tren de metro y atacado por los viajeros, Spiked declaró que "los enfrentamientos de hoy en el metro entre las clases trabajadoras que viajan al trabajo y los temerarios burgueses, con su culto a la XR, son una ilustración maravillosa de la naturaleza elitista de la ecopolítica y de la creciente furia pública con la eco-agenda".
Para una crítica seria a RX es necesario utilizar las herramientas que provee marxismo, entendiendo los fenómenos sociales en el contexto de la sociedad capitalista, en el choque de intereses entre la clase capitalista dominante y la clase obrera –una clase que es explotada, pero que tiene la capacidad de derrocar al capitalismo. El trabajo de Hallam no es solo una base teórica para diferentes medios de protesta: muestra de qué lado está la RX en la lucha de clases.
El Common Sense se opone a los “reformistas”: "Ofrecen soluciones gradualistas que, según ellos, funcionarán. Es hora de admitir que esto es falso, y es una mentira. Por lo tanto, desvían la opinión popular y la atención y la energía del público de la tarea que nos ocupa: una acción colectiva radical contra el régimen político que está planeando nuestro suicidio colectivo". Y, sin embargo, toda la política de XR es reformista. Todas las demás cuestiones sociales deben suspenderse hasta que el capitalismo se comprometa a abordar la "emergencia climática". Esto se refleja en la afirmación del periódico The Guardian de que "la emergencia climática es el tema que define nuestro tiempo". La preocupación central de la XR es el medio ambiente, y la posibilidad de que el estado capitalista pueda, a través de medidas como impuestos y aranceles y el desmantelamiento de tecnología dañina, prevenir el eco-genocidio. En teoría y práctica quieren desviar la atención hacia la ecología como un tema separado y alejarla del capitalismo como un sistema global que da lugar a la guerra imperialista y a la depredación ecológica.
El enfoque de XR hacia el aparato represivo del Estado es particularmente esclarecedor. Common Sense dice: "Un enfoque proactivo de la policía es una manera efectiva de permitir la desobediencia civil masiva en el contexto actual. Esto significa reunirse con la policía tan pronto como llegan a la escena del crimen y decir dos cosas claramente: ‘esta es una acción pacífica no violenta’ y ‘respetamos que usted tenga que hacer su trabajo aquí’. Tenemos pruebas repetidas de que esto calma a los agentes de policía, abriendo así el camino a posteriores interacciones civiles. Las acciones de Extinction Rebellion han tratado consistentemente a la policía de manera cortés cuando nos arrestan y en las estaciones de policía". XR se enorgullece de ser razonable y cooperativo "A menudo, una reunión cara a cara con la policía es efectiva, ya que son capaces de entender que la gente con la que están tratando es razonable y comunicativa". XR no ve ningún problema en que la policía gestione eventos de la RX "Es mejor que la policía gestione un episodio ordenado y de bajo coste que sea compatible con nuestro interés en que un gran número de personas participen en un acto altamente simbólico y dramático" Desde el punto de vista de la clase dominante, RX no se ven como una amenaza para los que están en el poder, sino como una molestia ocasional para el tráfico.
Ciertamente, los líderes de XR no ven a la policía como una amenaza; por el contrario, son vistos como un instrumento para ayudar en el impacto de XR al hacer múltiples arrestos. Como otros críticos han dicho, "los líderes de XR son más que respetuosos con la policía. Les ayudan activamente a realizar detenciones y a los tribunales a conseguir condenas"[3]. Este artículo del colectivo Out of the Woods[4] también informa que "Hallam afirma que la Policía Metropolitana ‘es probablemente una de las fuerzas más civilizadas del mundo'". En contra de la visión de XR, la experiencia histórica de los explotados y oprimidos ha sido que la policía, junto con los tribunales, las prisiones, los servicios de seguridad y el ejército, son parte integral del aparato de represión del estado capitalista. Solo existen para defender las instituciones de la clase dominante, en interés de la burguesía explotadora. Cualquier cosa que amenace el orden capitalista será resuelta por la fuerza del Estado, en particular por la policía.
Las RX dicen ser partidarias de algún tipo de “revolución”, pero piensan que "una búsqueda dogmática de modelos revolucionarios desacreditados puede ser socialmente ruinosa". Hallam está tan seguro de que la planificación de RX es la clave que, sin ella, "nos quedamos con levantamientos sin dirección y espontáneos.... que las investigaciones muestran que normalmente conducen a resultados autoritarios y a una guerra civil". Common Sense se pregunta por qué "los episodios revolucionarios han fracasado miserablemente en los últimos 30 años", diciendo que la respuesta está en "la cuestión más fundamental de la política -‘¿quién decide?’” No es obvio lo que han sido estos recientes “episodios revolucionarios”. Podríamos preguntarnos qué "episodios revolucionarios" han tenido lugar en los últimos 30 años. Hallam se refiere a Egipto y Ucrania, y a los "Gilets Jaunes" en Francia. En realidad, ninguno de estos movimientos fue revolucionario: los acontecimientos de la Plaza de la Independencia en Ucrania de 2014 estuvieron totalmente envueltos en el nacionalismo[5], los "Gilets Jaunes" son un movimiento interclasista dominado por el populismo[6]. Los acontecimientos en Egipto en 2011 fueron diferentes porque hubo una influencia definida de la lucha de clases, pero estuvo muy lejos de plantear la cuestión del derrocamiento del sistema capitalista[7]. Por lo tanto, Hallam hace aquí un truco familiar: rebajar el concepto de revolución para que signifique cualquier tipo de malestar social o golpe político, y oscurecer lo que la revolución significa y cómo puede llegar a suceder. Para los marxistas, la única fuerza revolucionaria en la sociedad capitalista es la clase obrera, y una revolución proletaria es el único proceso que puede derrocar al estado capitalista. Common Sense tiene una visión muy diferente del mundo.
Para empezar, hay una serie de elementos diferentes que conforman la concepción de la RX de "rebelión". Hallam presenta el caso como si fuera el resultado de un estudio científico serio "La evidencia histórica muestra que los ‘episodios’ de resistencia civil exitosa duran entre tres y seis meses" o "El acto más efectivo de desobediencia civil masiva es tener un número significativo de personas (al menos entre 5.000 y 10.000 inicialmente) ocupando espacios públicos en una ciudad capital de varios días a varias semanas". Todo esto va de la mano con el entendimiento de que "el 1% de la población en general liderará las manifestaciones". Uno de los 10 principios básicos de la RX se centra en "movilizar al 3,5% de la población para lograr un cambio en el sistema". Este parece ser un ejemplo clásico de elitismo. En respuesta a las preguntas "quién decide", la respuesta es: una pequeña minoría, movilizada por XR, que de alguna manera obligará al Estado a negociar: "Cuando las autoridades pierden la capacidad de detener la movilización masiva, el régimen se ve obligado a negociar".
La sociedad capitalista ha llevado a la humanidad a un callejón sin salida, y no hay otra salida que la movilización masiva y radical de la clase explotada y el cambio de conciencia más gigantesco de la historia de la humanidad. Contar solo con una pequeña minoría para llevar esto a cabo es una burla al enorme desafío al que se enfrentan la clase obrera y la humanidad.
XR se siente muy cómodo con las instituciones del dominio burgués. Hallam y algunos otros activistas de XR se presentaron a las elecciones europeas de 2019. Por supuesto, afirmaban no ser un partido político, pero estaban contentos de estar al lado de todos los demás políticos burgueses que vendían sus mercancías ideológicas, la propaganda sobre el clima encajaba con el nacionalismo, el populismo, el racismo, el estalinismo y todas las demás campañas a favor de los cambios dentro del capitalismo. En diferentes momentos, Common Sense propone varios organismos diferentes que podrían estar involucrados en el "cambio social". Por ejemplo, existe la idea de una "Asamblea Nacional de Ciudadanos seleccionados aleatoriamente por su trabajo en elaborar el programa de medidas para hacer frente a la crisis. Este tipo de elección se basa en una muestra aleatoria que formará los miembros de la Asamblea con base en el total de la población usando cuotas para asegurar que sea representativo a la composición demográfica del país". Esto es algo que el Gobierno conservador favorece. Se enviaron cartas a 30.000 hogares de todo el Reino Unido invitando a la gente a unirse a una asamblea de ciudadanos sobre el cambio climático. "Los invitados a la Asamblea del Clima del Reino Unido han sido seleccionados al azar de todo el país. De los que respondan, 110 personas serán elegidas como muestra representativa de la población" (Guardian 2/11/19). Esto no es una base para el "cambio social", ya que encaja perfectamente en las otras instituciones de la democracia burguesa. Estas asambleas inofensivas contrastan marcadamente con las diversas asambleas o consejos creados por la clase obrera en sus intentos de defender sus intereses, y que, en última instancia, tienen la capacidad de derrocar al capitalismo.
Para tomar decisiones responsables no necesitamos que los delegados sean elegidos al azar entre la población en general. Los proletarios que luchan contra este sistema necesitan delegados que tengan ideas claras, una convicción y una orientación sobre cómo abordar las raíces de los mecanismos de destrucción capitalista. No podemos poner nuestro destino en manos de una selección de delegados aleatorios: debemos poder confiar de que los que son elegidos, realmente representen y defiendan nuestros intereses. Además, dado que tales delegados solo pueden operar como expresión de una clase en movimiento, los verdaderos consejos obreros pueden crear una "relación de fuerza" que puede hacer retroceder a la clase dominante y preparar el terreno para su derrocamiento.
Entre otras propuestas de Hallam se encuentran las Asambleas Populares que discutirán cuestiones ecológicas. A diferencia de la autoorganización de la clase obrera y la discusión dentro de una clase asociada, en las asambleas de Hallam "Expertos de todo el mundo pueden ayudar a capacitar a los facilitadores y producir agendas". Aquí tenemos órganos dirigidos por “expertos” para capacitar “facilitadores'” y fijar agendas, sin intención de amenazar el orden existente de las cosas.
Aunque XR se ve a sí mismo como un movimiento del "pueblo" en general, reconoce la necesidad de reclutar personas de la clase obrera para sus campañas. Existe una preocupación por "construir un movimiento de masas y así sacar al movimiento ambiental fuera de la burbuja de clase media que lo ha controlado durante décadas". En este sentido, XR señala que "la clase trabajadora está casi totalmente ausente de los movimientos ecologistas del Reino Unido". Pero el problema con la RX no es su falta de diversidad. El problema es que las verdaderas preocupaciones sobre el cambio climático se están canalizando hacia una especie de reformismo con unas pocas acciones espectaculares añadidas.
Mientras que XR afirma que quiere cambiar la sociedad, en realidad todo su proyecto permanece dentro de los límites de este sistema. No quiere revocar el aparato de la democracia capitalista. "El Parlamento permanecería, pero en un papel de asesor de esta asamblea de gente común, seleccionada al azar de todo el país, que deliberará sobre la cuestión central de nuestra vida nacional contemporánea: ¿cómo evitar la extinción?” También ve un rol para los consejos locales y las ONG como Greenpeace y Friends of the Earth. Fundamentalmente, la agenda de las demandas ecológicas que RX considera posible dentro de un país y dentro del sistema social actual. A pesar de la “corrupción” del sistema político, la “clase política” puede ser obligada a negociar, a desmantelar todo lo que es perjudicial para el medio ambiente.
En Common Sense hay muchos consejos sobre cómo acercarse a los medios de comunicación, cómo hablar, qué decir, cómo evitar lenguaje complicado. Implícitamente, a lo largo del folleto surge un sentido de valores. Dice que "Palabras como honor, deber, tradición, nación y legado deben ser usadas en cada oportunidad". Desde su fundación en abril de 2018, XR se ha extendido desde el Reino Unido a otros países, como Estados Unidos, Australia, Alemania y otras partes de Europa. Aunque tiene presencia internacional, su perspectiva está ligada al Estado-nación, al marco capitalista, y no ve problemas con el "orgullo nacional". Por el contrario, parece estar totalmente a favor de revivir valores como el orgullo nacional, que es parte integral de todas las formas de ideología burguesa.
Aunque pueda parecer que tiene un enfoque "radical" para protestar, en realidad XR es bastante cauteloso en cuanto a la acción económica. "La acción directa, como forma de crear un cambio político, ha sido objeto de un análisis simplista que ve el ganar y el perder en términos materiales estrechos. Existe un fuerte argumento a favor de este enfoque, ya que la confrontación, las huelgas, los bloqueos, los piquetes, los paros, las amenazas económicas y los trastornos pueden sin duda poner a los oponentes sobre la mesa, como lo demuestra el éxito a largo plazo de muchas huelgas laborales en todo el mundo". Sin insistir en el "éxito a largo plazo de muchas huelgas laborales" (no se presentan pruebas), a Hallam le preocupa que "el aumento de los costes económicos para un adversario es altamente polarizador". Él piensa que la batalla por “corazones y mentes” es más importante que una lucha económica. Para la clase obrera, la "lucha económica" es parte de la defensa de sus intereses de clase. En la batalla de ideas hay una oposición entre las protestas de RX sobre la emergencia climática que hace entrar en razón al estado burgués, y la idea central del marxismo: la capacidad revolucionaria de la clase obrera para derrocar al capitalismo, que solo puede surgir como resultado de la defensa de sus intereses materiales.
Aparentemente, es una de las inspiraciones de la obra de Hallam/XR es Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict por Erica Chenoweth y Maria Stephan. Esta última autora es planificadora estratégica del Departamento de Estado de los Estados Unidos y ha trabajado con la oficina de política europea/OTAN del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y en la sede de la OTAN en Bruselas. No es probable que las ideas, saliendo de esta fuente, desafíen al estado capitalista u otras instituciones del dominio burgués.
Ciertamente hay una preocupación muy extendida con el estado del planeta, un deseo de reaccionar contra el futuro del capitalismo que nos espera, pero la RX proporciona una ideología y un calendario de protestas para recuperar esas preocupaciones y energías militantes y canalizarlas hacia el apoyo al sistema capitalista que está en la raíz de la decadencia ambiental. Al igual que con la propaganda de todos los partidos verdes en los últimos 40 años, o la campaña más reciente en torno a Greta Thunberg, es una ilusión peligrosa afirmar que el capitalismo puede corregir el estado actual del medio ambiente.
Todas las pruebas muestran que, lejos de reformarse, el capitalismo está mostrando cada vez más signos de ser capaz de arrastrar a toda la humanidad con él. Los intereses de la clase obrera son antagónicos al capital y no pueden ser satisfechos en esta sociedad. El estado del planeta Tierra solo puede mejorarse mediante el derrocamiento del capitalismo por parte de la clase obrera. Esto no debe ser logrado por una minoría, no importa cuán determinada sea. Requiere una conciencia de algo más que el estado del medio ambiente. El tiempo no está del lado de la clase obrera, sino que las acciones de campañas como las de RX prolongan activamente la vida del sistema capitalista.
Una respuesta común de los ecologistas radicales a quienes insisten en que solo la revolución mundial puede superar los problemas que plantea el capitalismo es: no tenemos tiempo para eso. Pero como la ideología de RX y otros “radicales” similares están actuando como una forma de canalizar las preocupaciones sobre el medio ambiente hacia callejones sin salida de la burguesía, es nada menos que un freno al desarrollo de la conciencia de clase y, por lo tanto, al potencial de una auténtica revolución.
Barrow, noviembre de 2019
[1] SWP: Socialist Workers Parti, grupo trotskista inglés.
[2] WSWS: World Socialist Web Site, publicación en Internet del Comité por la IVª Internacional, igualmente trotskista
[4]Un colectivo libertario que tiene un blog en libcom sobre temas ambientales. Recientemente han producido la segunda parte de su crítica a RX, centrándose en la realidad jerárquica detrás de su afirmación de ser una "holocracia" sin líderes. https://libcom.org/blog/xr-pt-2-31102019 [360]
[6] Ver entre otros trabajos: https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [362]
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Durante estas fiestas navideñas, la burguesía no cesa de acusar a los huelguistas[1], especialmente a los trabajadores ferroviarios, de tener la "indecencia" de "estropear la magia de la Navidad". Sin embargo, ella y su sistema han estado pudriendo la vida de los proletarios durante años, empujándolos a condiciones de vida, trabajo y jubilación cada vez más precarias y miserables... ¡no sólo a fin de año sino todo el año! ¡Esa es la verdadera "indecencia"!
Por ello, volvemos a publicar, más de un siglo después de su aparición el siguiente artículo de Rosa Luxemburgo, que no ha perdido nada de su trágica actualidad, cuando, hace poco, al menos 43 trabajadores de Nueva Delhi perecieron en las llamas del incendio que asoló su fábrica. La fábrica también les servía de dormitorio, ya que sus irrisorios salarios no les permitían encontrar alojamiento en otro lugar.
Rosa Luxemburgo cuenta un dramático suceso que sacudió Berlín a finales del año 1907: varias decenas de habitantes de un albergue nocturno fueron asesinados por comida descompuesta y ella denunció con virulencia el horror de esta masacre. Demostró que los miserables que sucumbieron al arenque podrido y al alcohol adulterado eran sobre todo proletarios víctimas del sistema capitalista, como tantos otros antes y después de ellos.
Un siglo después, los "Lázaros del proletariado" siguen pudriéndose en las calles y asilos, pudriéndose en viviendas insalubres o inapropiadas, mientras que las crecientes masas de la población se empobrecen cada día más bajo los golpes de la crisis. Por ello este conmovedor texto de Rosa Luxemburgo aún pone de manifiesto el cinismo de la burguesía frente a los males de su sistema de explotación. Esta poderosa denuncia debe hacernos reflexionar y recordarnos sobre todo que, frente a la miseria en la que el capitalismo nos sumerge inexorablemente, sólo el levantamiento de los proletarios proclama una vez más: "¡Abajo el infame régimen social que genera tales horrores! "Sólo el desarrollo de la lucha de clases, masiva y solidaria, puede traernos un futuro.
Revolución Internacional, 24 de diciembre de 2019
Un acontecimiento acaba de turbar cruelmente la atmósfera de fiesta de nuestra capital. Las almas piadosas venían justamente de entonar el bello canto tradicional: "Navidad de alegría, Navidad de misericordia" cuando se esparció bruscamente la noticia de que un envenenamiento en masa acababa de producirse en el asilo municipal. Las víctimas eran de diversas edades: Joseph Geihe, empleado, 21 años, Karl Melchior, obrero, de 47 años, Lucien Scieptarorski, 65 años, etc. Cada día traían nuevas listas de hombres sin albergue, victimas del envenenamiento: La muerte los finiquitaba por todas partes: en el asilo, en la prisión, en el "chaufoir" público o simplemente en la calle, acurrucados En cualquier rincón. Antes que el año nuevo naciera, al son de las campanas, 150 se retorcían presas de los espantos de la agonía y 70 estaban ya muertos.
Durante muchos días, el modesto edificio de la calle de Froebel, que todo el mundo rehúye en tiempo ordinario, concentra hoy sobre él, la atención general. ¿Cuál era, pues, la causa de este envenenamiento en masa? ¿Se trataba de una epidemia o de un envenenamiento provocado por el consumo de alimentos en descomposición? La policía se dio prisa en restablecer la tranquilidad de la población: No se trataba de una enfermedad contagiosa. Mejor dicho, el hecho no presentaba ningún peligro para la población decente, para las gentes distinguidas de la ciudad. La muerte no tocaba más que a los "habituales" del asilo de noche, los cuales, con ocasión de la fiesta de Navidad habían ingerido, arenques podridos o aguardiente infectado, "baratos”. Pero aquellas gentes ¿dónde habían conseguido esos arenques podridos? ¿Los habían comprado a un vendedor ambulante de pescado? ¿o los habían recogido de los montones de basura en el mercado? Esta última hipótesis fue inmediatamente descartada por la perfecta razón de que los desechos de los mercados no constituyen, como podrían imaginarlo las gentes superficiales ignorantes de las sanas medidas de la economía política, un bien sin dueño, del cual el primer vagabundo que llega se puede apropiar. Estos desechos son reunidos y vendidos a grandes empresas que les utilizan para el engorde de puercos. Se les desinfecta y muele cuidadosamente. Así sirven de alimento a ese rebaño. Vigilantes de la policía de mercados velan para evitar que los vagabundos vengan a tomar sin autorización el alimento de los puercos, para comerlo así sin desinfectar y sin moler. Era, pues, imposible que, como algunos lo imaginan fácilmente, los sin albergue hubieran recogido su festín de Navidad entre los montones de basura de los mercados. Es por esto por lo que la policía buscaba al vendedor ambulante o al pulpero que ha vendido el aguardiente infectado, que determinó el envenenamiento.
En el trascurso de toda su existencia Joseph Gehie, Karl Melchior, Lucien Sciptoriopski, no habían nunca atraído la atención, tanto como hoy. Pensad, pues, ¡qué gran felicidad! Verdaderas juntas médicas secretas investigan prolijamente entre los intestinos de las recientes víctimas. El contenido de sus estómagos, por los que el mundo había hasta entonces manifestado tanta indiferencia, es ahora examinado minuciosamente y es objeto de apasionadas discusiones en toda la prensa. Los periódicos anuncian que diez de "esos" señores se ocupan en preparar líquidos para el cultivo del bacilo, causa del envenenamiento. Por otro lado, se quiere saber de una manera precisa dónde cayó enfermo cada uno de esos miserables; ¿en el "Tenil" donde la policía encontró muerto a alguno de ellos o en el asilo donde otros habían pasado la noche? Lucien Sciptierovski, se ha convertido de repente en una importante personalidad y si él no fuera en este momento cadáver de olor nauseabundo sobre la mesa de disección, seguramente tendría para inflarse de vanidad.
Sí, el emperador mismo – ¡que gracias a Dios está a salvo de peores males, gracias al aumento acordado de tres millones de marcos en la pensión civil que recibe en calidad de rey de Prusia para compensarle por la carestía de la vida¡– sí, el emperador mismo, pide insistentemente noticias de los envenenados en tratamiento en el hospital municipal. Y su alta esposa, femenina y enternecidamente, hace llegar por intermedio del chambelán von Winterfeld, sus condolencias a M. Kirschner, burgomaestre de la ciudad. En verdad, el burgomaestre Kirschner, no ha comido arenque a pesar de su baratura y se encuentra él con su familia de excelente salud. No es tampoco que nosotros lo sepamos parientes o relacionado de Joseph Gehie o de Lucien Sciptierovski. Pero después de todo ¿a quién el señor chambelán Von Winterfeld, debía expresar las condolencias de la emperatriz? No podía evidentemente trasmitir las salutaciones de su majestad a los pedazos de cadáveres que yacían sobre la mesa de disección. En cuanto a los miembros de sus familias ¿hay alguien que los conocía? ¿Quién podría encontrarlos en los cabarés, los hospicios, los barrios de prostitución, y también en las fábricas y las minas donde ellos trabajan? Por esto el burgomaestre M. Kirschner acepta en nombre de ellos la condolencia de la emperatriz, lo que le da fuerzas para hacer suyo y soportar estoicamente el dolor de los parientes de Scipterovski.
Ante la catástrofe, en el Consejo Municipal igualmente, se dio pruebas de viril sangre fría. Se hicieron investigaciones. Se redactaron comunicados cubriendo de tinta innumerables hojas de papel. Pero a pesar de todo, se tuvo siempre la cabeza en alto y contra los espantos de la agonía en los cuales otros hombres se debatían, se permaneció con valor también, con el estoicismo de los héroes antiguos delante de su propia muerte.
Y, sin embargo, todo este suceso ha puesto una nota discordante en la vida pública. Ordinariamente nuestra sociedad conserva cierto carácter de decencia exterior. Ella observa la honorabilidad, el orden y buenas costumbres. Aunque es cierto que hay lagunas o imperfecciones en la estructura y en la vida del Estado.
¿Pero después de todo, el Sol no tiene también manchas? ¿Y existe aquí, abajo, alguna cosa perfecta? Los obreros mismos, yo entiendo los mejor pagados, los que están organizados, creen de buena voluntad que la existencia y la lucha del proletariado se prosiguen dentro de límites de honorabilidad y compostura. ¿La gris teoría del pauperismo no ha sido refutada ya desde hace tiempo? Todos saben bien que existen asilos de noche, mendigos, prostitutas, "soplones", criminales y otros elementos de perturbación. Pero se piensa ordinariamente en esto, como en algo lejano, existente en alguna parte, fuera de la sociedad propiamente dicha.
Entre la clase obrera pudiente y sus parias, hay un muro y se piensa raramente en los miserables que se arrastran en el fango, al otro lado del muro. Pero, bruscamente algo sucede, algo que hace el mismo efecto que si en un círculo de gentes bien educadas, amables y distinguidas, alguien descubriera por casualidad en medio de los muebles raros y preciosos, las huellas de un crimen abominable o de innobles corrupciones. Bruscamente un horrible espectro arranca a nuestra sociedad su máscara de compostura y enseña a todos que su honorabilidad no es más que el atavío de una prostituta. Bruscamente aparece que la superficie brillante de la civilización cubre un abismo de miseria, de sufrimiento y de barbarie. Verdaderos cuadros del infierno surgen, en los que se ven criaturas humanas hurgando en los montones de basura. Buscan los desechos, retorciéndose en los espantos de la agonía. Se les ve así, agonizando, enviar a lo alto su aliento pestilente.
Y el muro que nos separa de este siniestro reinado de sombras aparece bruscamente como un simple decorado de papel pintado
¿Quiénes son, pues, estos habituales del asilo de noche envenenados por el arenque podrido o el aguardiente infecto? Un dependiente de almacén, un albañil, un tornero, un herrero, obreros, obreros, nada más que obreros. ¿Y quiénes son, pues, los sin nombre que no han podido ser identificados por la policía? Obreros, siempre; nada más que obreros, en todo caso que lo eran todavía no hace mucho tiempo.
Y, en verdad, ningún obrero está garantizado contra el asilo, o el arenque podrido. Ahora, vigoroso todavía, honesto, trabajador, ¿qué devendrá mañana si ya no es aceptado en su trabajo porque habrá alcanzado el fatal límite de edad o porque su patrón lo declara inutilizable? ¿Qué será de esta vida si mañana cae víctima de un accidente que hará de él un inválido, un mendigo? Se dice: las gentes fracasadas en el asilo no son en su mayor parte más que débiles y malos elementos. Viejos con el espíritu débil, jóvenes criminales, irresponsables etc. Es posible, pero los malos elementos de las clases superiores no caen nunca en el asilo sino son enviados a los sanatorios o al servicio de las colonias donde puedan satisfacer con toda libertad sus perversos instintos en las personas de los negros y de las negras. Ancianas reinas y grandes duquesas que se han vuelto idiotas pasan el resto de sus días en palacios suntuosos rodeadas de una muchedumbre de respetuosos servidores. Para el viejo sultán Abdul Amid, ese monstruo abyecto que tiene sobre su conciencia millares y millares de víctimas y al que sus crímenes innumerables y sus excesos sexuales han entorpecido sus sentidos, la sociedad le tiene preparado como último refugio una espléndida villa con magníficos jardines, cocineros de primer orden y un harén de florecientes mujeres, de doce años para arriba. Para el joven criminal Prosper Eherenberg, una prisión confortable, bien provista de champagne, de ostras y una gozosa compañía. Para los príncipes de instintos pervertidos, la indulgencia de los tribunales, la abnegación de esposas heroicas y la dulce consolación de una buena y añeja cara. Para Madame d'Kbestein, C- una mujer que tiene sobre su conciencia un asesinato y un suicidio, una confortable existencia burguesa, "toilettes" de seda y la simpatía discreta de la sociedad.
Pero los viejos proletarios en los que la edad y el trabajo y las privaciones, han debilitado el espíritu, revientan como los perros de Constantinopla, en las calles, contra las paredes, en los asilos, el arroyo y al lado de ellos se encuentra por todo rastro una cola de arenque podrido. La división de clases se prosigue duramente, cruelmente, hasta en la locura, hasta en el crimen, hasta en la muerte. Para la canalla aristocrática, la indulgencia de la sociedad y los goces hasta el último sorbo. Para el Lázaro proletario, el hambre y el bacilo de la muerte en los montones de basura.
Es así como se acaba la existencia reservada al proletario en la sociedad capitalista. Apenas sale de la infancia, comienza como un obrero trabajador y honesto en el infierno del servicio paciente y cotidiano en provecho del capital. Por millones y decenas de millones la cosecha de oro se aumenta en las granjas de los capitalistas. Una ola de riquezas cada vez mayor se vierte en los Bancos y las Bolsas de valores. En tanto, los obreros en masas grises y silenciosas atraviesan cada tarde las puertas de las fábricas y de las construcciones, como las pasaron por la mañana, miserables, vagabundos, comerciantes eternos que llevan al mercado el único bien que poseen: su propia piel.
De tiempo en tiempo un accidente, una tempestad los barre por docenas y por centenas de la superficie de la tierra. Una pequeña interlínea en el periódico, una cifra redonda, hacen conocer brevemente el accidente. Al cabo de algunos días se les ha olvidado y su último suspiro es apagado por el jadeo y las palpitaciones de la carrera por las ganancias. Al cabo de algunos días, nuevas decenas y centenas, ocupan sus plazas bajo el yugo del capital,
De tiempo en tiempo sobreviene una crisis, semanas y semanas de paro, de lucha desesperada con el hambre. Siempre el obrero consigue prenderse a cierta capa infernal, feliz de poder tender de nuevo sus músculos y sus nervios al servicio del capital.
Sin embargo, las fuerzas disminuyen poco a poco. Un prolongado "desempleo", un accidente, la vejez que se aproxima y he aquí, al obrero obligado a aceptar la primera ocupación que encuentra. Pierde su profesión y cae cada vez más bajo irremediablemente. El azar domina bien pronto su existencia, la desgracia lo persigue. El encarecimiento de la vida lo golpea cada vez más duramente. La energía constantemente desplegada en la lucha por el pan se relaja al fin; su amor propio desaparece y he aquí que bien pronto se encuentra ante la puerta del asilo de noche y en otros casos ante la de la prisión.
Todos los años, millares de existencias proletarias, se desplazan así, fuera de las condiciones de existencia normal de la clase obrera, hacia los bajos fondos de la miseria. Se desplazan insensiblemente como un sedimento, sobre el suelo de la sociedad, igual que las sustancias inútiles, de los que el capital no puede sacar ya ningún provecho: igual que un montón de basura humana que la sociedad barre despiadadamente con su escoba de hierro. El brazo de la ley, el hambre y el frío proceden aquí a su entera comodidad. Y en fin de cuentas, la sociedad burguesa tiende a sus parias la copa de veneno que hace desaparecer.
"El sistema de asistencia pública, dice Carlos Marx en "El capital", está representado por la capa de los inválidos, los obreros ocupados y el peso muerto de los "sin trabajo". En la sociedad capitalista el trabajo está indisolublemente ligado al paro. El uno y el otro son igualmente necesarios; el uno y el otro son una condición indispensable de la producción capitalista. Más considerables son la riqueza social, el capital explotador, las dimensiones y velocidad de su crecimiento y por consecuencia la plenitud absoluta del proletariado y del rendimiento de su trabajo y más considerable es la capa de sus desocupados. Pues, mientras más considerable es esta capa de desocupados en relación con la masa de obreros ocupados, es más considerable también la capa de obreros en excedente, reducidos a la miseria. Es esta una ley ineluctable de la producción capitalista".
Lucien Scipterovski que muere en la calle envenenado por un arenque podrido pertenece al proletariado, tanto como el obrero calificado que recibe buen salario, compra cartas postales de nuevo año y una dorada cadena de reloj. El asilo de noche y el "violón" son los dos pivotes de la sociedad actual, así como el palacio del canciller del Reich y la Banca de Alemania. Y el festín de arenque podrido y de aguardiente envenenado en el asilo de noche es la otra cara del caviar y del champagne en la mesa del millonario. Esos señores de los consejos médicos secretos pueden seguir buscando mucho tiempo al microscopio el germen de muerte en los intestinos de los envenenados y preparar líquidos de cultivo. El verdadero bacilo del que han muerto las gentes del asilo municipal es la sociedad capitalista con sus cultivos.
Cada día los sin albergue mueren de hambre y de frío. Nadie se ocupa de ellos, a no ser el parte cotidiano de la policía. La emoción provocada esta vez por este fenómeno banal se explica únicamente por su carácter de masa. Pues no es más que cuando su miseria adquiere un carácter de masa que el proletario puede obligar a la sociedad e interesarse por él. Hasta el mismo sin albergue en su aspecto de masa simplemente tomada como un montón de cadáveres adquiere una verdadera importancia pública.
En tiempo ordinario, un cadáver es una cosa muda, sin la menor importancia. Pero hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas e iluminan más que las antorchas. Después del combate de barricadas del 18 de marzo de 1848, los obreros de Berlín, levantando en sus brazos los cadáveres de sus hermanos caídos en el curso de la lucha, las condujeran delante del palacio real y obligaron al despotismo a rendir honores a sus víctimas. Ahora se trata de levantar los cadáveres de los "sin techo" de Berlín envenenados, que son la carne de nuestra carne, y la sangre de nuestra sangre, sobre nuestros brazos, nuestros millones de brazos proletarios y de conducirlos en la nueva jornada de lucha que se abre ante nosotros, a los gritos mil veces repetidos: "¡Abajo el orden social infame que engendra tales horrores!"
[1] Ver Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones [365]
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Los pasados 5 y 10 de diciembre: cientos de miles de manifestantes de todos los sectores, de todas las generaciones se echaron juntos a las calles contra la "reforma" de las pensiones. La rabia y la combatividad eran evidentes en las manifestaciones. Desde las luchas de 2003 y 2010 contra la reforma de las pensiones, no habíamos visto en Francia tal ambiente social, tal entusiasmo por ser tantos en movilizarse juntos contra este ataque que afecta a toda la clase de los explotados: asalariados del sector público y el privado, activos y jubilados, desempleados, precarios, estudiantes. La solidaridad en la lucha se manifiesta hoy una vez más en la voluntad de luchar no sólo para nosotros mismos, sino también para las generaciones futuras y para otros sectores. Hoy, martes 17 de diciembre, después del repelente discurso de Édouard Philippe con sus medidas que anuncian un alargamiento de los años de trabajo y una mayor pobreza para todos los pensionistas, nos hemos vuelto a movilizar y a gran escala. Debemos aprovechar este día para discutir y reflexionar juntos en las manifestaciones.
El Primer Ministro Édouard Philippe y su gobierno pueden cubrir sus discursos con toda clase de pedantes mentiras, su objetivo es claro: su "reforma" de las pensiones es para que el Estado ahorre más reduciendo aún más las pensiones. Nadie se deja engañar, su "justicia social" es la disminución de nuestros ingresos, es el empobrecimiento de todos.
El gobierno, esconde (mal) su verdadero objetivo: debido a los despidos o al deterioro profesional, los trabajadores acabarán retirándose sin todas sus anualidades (o todos sus puntos) y deberán conformarse con pensiones laminadas. Muchos ni siquiera podrán ganar el ya miserable mínimo prometido de 1.000 euros porque sólo se aplica a carreras completas.
Para ocultar tal deterioro generalizado de las condiciones de vida, para dividir a los trabajadores y su lucha, el gobierno utiliza todo tipo de estratagemas. Señala con el dedo a los ferroviarios de la SNCF y de la RATP a los que califica de “egoístas privilegiados” y hasta de criminales que “toman los usuarios de rehenes”. Mediante una gran propaganda en televisión y en prensa, el gobierno hace promesas a un sector u otro, negocia ramo por ramo, corporación por corporación. A los profesores: unas migajas en primas. A los ferroviarios: algún que otro arreglo de calendario. Aparenta querer preservar a los trabajadores nacidos antes de 1975 para así dividir a jóvenes y viejos. Afirma que quiere favorecer a las mujeres cuando en realidad las trabajadoras serán como todos los demás, más pobres cuando lleguen a la edad de jubilación.
Esta "reforma" es sólo uno de los muchos ataques violentos. Por todas partes, en las fábricas y administraciones, en todas las corporaciones, en todos los sectores, en el público como en el privado, la burguesía impone las mismas condiciones de trabajo insostenibles. Por todas partes amenaza la precariedad. Por todas partes, las nuevas "reformas" anuncian un futuro aún más difícil. El objetivo del gobierno es hacer que la economía francesa sea lo más competitiva posible en el ruedo internacional, mientras que, con el empeoramiento de la crisis económica mundial, la competencia entre las naciones es cada vez más feroz. Sigue machacando y machacando, en nombre de la rentabilidad "necesaria", la competitividad "obligatoria", el equilibrio presupuestario "inevitable", mientras que los ingresos y los privilegios de los capitalistas aumentan indecentemente.
Durante la manifestación del 10 de diciembre en París, un ferroviario de la SNCF nos dijo estas palabras: "Dicen que luchamos por nuestros privilegios. Tengo más de 50 años. La reforma no me afectará. Pero llevo 15 días en huelga y asistiendo a la Asamblea General. No estoy luchando para mí mismo. Es para los más jóvenes. Y no sólo de la SNCF. Para todos los demás, de todas las profesiones. Tenemos todos que estar unidos. No debemos aceptar que nos desprecien de esta manera".
Y no es ése un testimonio aislado. Todo lo contrario. Esta solidaridad entre generaciones y entre sectores, este sentimiento de pertenencia al campo de los explotados, de tener que luchar juntos está presente en la mente de todos. Es ésa la particularidad del movimiento actual: tras años y años de atonía y repliegue, los trabajadores están empezando a redescubrir su capacidad para unirse, apoyarse mutuamente y luchar juntos y solidarios.
Los sindicatos han percibido esa dinámica emergente y por eso ahora se presentan sin el menor reparo como promotores de la solidaridad, cuando en realidad nunca han dejado de dividir a los trabajadores.
Édouard Philippe cerró su discurso del 11 de diciembre diciendo hipócritamente: "Mi mano la tiendo y nuestra puerta queda abierta". ¿Pero abierta a quién? A los "interlocutores sociales", es decir, a los sindicatos que no representan en absoluto los intereses de los trabajadores.
En efecto, desde esa fecha se han celebrado toda una serie de negociaciones con esos "interlocutores sociales", en particular sobre la cuestión de la “edad de equilibrio”[1] fijada a los 64 años, que permite a la CFDT[2] “engancharse a los vagones de la huelga” para darse una imagen más combativa. Aquí ya se atisba una primera trampa: en un futuro próximo, el gobierno podría aparentar que da marcha atrás, temporalmente, en ese aspecto particular de su reforma en el que los medios de comunicación están centrando toda la atención para despistar al personal. Los sindicatos catalogados como "reformistas" pueden entonces cacarear que han obtenido satisfacción. ¡Y así podrá comenzar la consabida labor sindical de división!
Otra trampa es previsible: mientras que ya en septiembre la combatividad era fuerte en muchos sectores, los sindicatos decidieron lanzar el movimiento… ¡el 5 de diciembre! ¿Por qué tal espera de más de tres meses? Simplemente porque las fiestas de Navidad y Año Nuevo caen a finales de diciembre. En Francia, “la tregua de los confiteros” es el peor momento, con las vacaciones, para el desarrollo de un movimiento de todos los trabajadores. Esta es una maniobra clásica del sindicato. Es muy probable que, durante esas dos semanas, jaleados por la CGT y SUD, los ferroviarios de la SNCF y de la RATP continúen la lucha casi solos. El objetivo de los sindicatos es desmigajar el movimiento, agotar su espíritu de lucha y aislar a los trabajadores del transporte, permitiendo al mismo tiempo a los medios de comunicación impulsar una intensa campaña contra los llamados "secuestradores que impiden a los trabajadores viajar y disfrutar de sus merecidas vacaciones".
De nuevo en su discurso del 11 de diciembre, Édouard Philippe afirmó con orgullo: "Hay toda una serie de puntos en los que podemos mejorar la reforma, en particular sobre los trabajos duros y penosos". Esta es la tercera trampa: el gobierno negocia ramo por ramo para dividirnos. Pero ¿con quién está llevando a cabo las negociaciones? ¡Una y otra vez con... los sindicatos! A la vez que afirman alto y fuerte que esta reforma es un ataque contra todos los trabajadores los "interlocutores sociales" se sientan en torno a la mesa de negociaciones con el gobierno (a nuestras espaldas, como siempre), para "estudiar juntos" cómo los trabajadores de la educación, el transporte, los hospitales (u otros trabajos penosos) podrían salvarse en parte y temporalmente de un aspecto u otro de la reforma. En resumen, el gobierno y los sindicatos están jugando juntos, mano a mano, ¡el juego de la división corporativista!
Recordemos que, durante años, los sindicatos han estado multiplicando las jornadas de acción corporativistas, encerrando a los asalariados en lucha en el aislamiento siempre que podían, cada uno en su empresa y con sus propias consignas y sus reivindicaciones específicas. Y cuanto más aislada está la lucha, más la hacen durar los sindicatos, hasta que los huelguistas se agotan por completo.
La caricatura de esa labor de zapa fue el llamamiento de los "colectivos" de los servicios de urgencias y los interhospitalarios a no unirse a la huelga del 5 de diciembre, en nombre de lo "específico de las reivindicaciones hospitalarias" y a no "diluirse en un movimiento ‘cajón de sastre’". Y fue así como esos "colectivos" (captados por sindicatos y grupos trotskistas) llamaron a los trabajadores sanitarios a movilizarse para una jornada de acción específica el 30 de noviembre.
Pero la reflexión de los trabajadores sobre la necesidad de luchar en unidad y solidaridad logró contrarrestar la maniobra de división corporativista orquestada por esos "colectivos": ¡Muchas enfermeras, sanitarios de urgencias e internos no siguieron finalmente las órdenes sindicales y se manifestaron los días 5 y 10 de diciembre!
No seamos ingenuos, hoy los sindicatos fanfarronean con su recuperada unidad y radicalidad anunciando que no habrá "tregua de confiteros", para hacer "impopular" la huelga de la RATP y la SNCF. Esta maniobra sólo tiene un propósito: ¡dividirnos para acabar en derrota y desmoralización!
Todos los explotados tienen los mismos intereses que defender. Llevan a cabo la misma lucha. Sólo mediante la unidad y la solidaridad, por encima de sectores y corporaciones, podemos ser fuertes. Esta necesaria unidad en la lucha implica reconocernos no ya como ferroviarios, enfermeras, cajeros, maestros o especialistas en informática, sino como trabajadores explotados. ¡Eso es lo que demuestran una vez más las masivas manifestaciones de diciembre! ¡Eso es lo que preocupa a la burguesía francesa hoy!
Pero si seguimos confiando nuestra lucha a los sindicatos, estos bomberos sociales sabotearán el desarrollo de nuestra combatividad y solidaridad. En nombre de la unidad, nos dividirán. En nombre del radicalismo, nos agotarán. Sólo podemos confiar en nosotros mismos. Para llevar nuestras luchas más lejos, tendremos que aprender a organizarnos, convocando asambleas generales masivas, abiertas a todos, y enviando delegaciones a las empresas más cercanas a nuestro lugar de trabajo. Es posible, ya lo hemos hecho. Recordemos:
En 1968, cuando la crisis económica mundial estaba empezando a golpear de nuevo y con ella el retorno del desempleo, los trabajadores de Francia se unieron en la lucha. Tras las enormes manifestaciones del 13 de mayo para protestar contra la represión policial de los estudiantes, los paros y las asambleas generales se extendieron como un reguero de pólvora por fábricas y todos los lugares de trabajo, culminando, con 9 millones de huelguistas, en la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional. Muy a menudo, esta dinámica de extensión y unidad se hizo fuera del ámbito sindical y muchos trabajadores hicieron trizas de su carné sindical después de los acuerdos del Grenelle del 27 de mayo entre los sindicatos y la patronal, acuerdos que enterraron el movimiento[3].
En la primavera de 2006, el gobierno tuvo que retirar su "Contrato Primer Empleo" ante el desarrollo de la solidaridad entre generaciones obreras. Los estudiantes precarios habían organizado asambleas generales masivas en las universidades, abiertas a los trabajadores, los desempleados y los pensionistas. Habían propuesto una consigna unificadora: la lucha contra la precariedad y el desempleo. Estas Asambleas Generales fueron el pulmón del movimiento, en ellas se celebraban debates, en ellas se tomaban decisiones, especialmente sobre los medios para ampliar la lucha. Resultado: cada fin de semana, las manifestaciones reunían a más y más sectores. Empleados y pensionistas se unieron a los estudiantes bajo el lema "“Jeunes lardons, vieux croûtons, tous la même salade”[4]. La burguesía francesa, la patronal y el gobierno de Villepin, ante esta extensión y tendencia a la unificación del movimiento iniciado por los estudiantes, no tuvieron más remedio que retirar el CPE[5].
Hoy, los trabajadores asalariados, los desempleados, los pensionistas y los estudiantes no tienen todavía confianza en sí mismos, en su fuerza colectiva, para atreverse a apoderarse de su propia lucha. Pero no hay otro camino. Todas las "acciones" propuestas por los sindicatos conducen a la división, la derrota y la desmoralización. Sólo la reunión en asambleas generales abiertas, masivas y autónomas, que decidan realmente el rumbo del movimiento, puede ser la base de una lucha unida y solidaria, de todos los sectores, de todas las generaciones. Asambleas generales (AG) que permitan a todos participar en el movimiento. AGs que planteen exigencias comunes a todos. AGs en las que nos sintamos unidos y confiados en nuestra fuerza colectiva. AGs que nos permiten frustrar las maniobras de los sindicatos y tomar nosotros mismos la dirección de nuestra propia lucha.
Cuando este movimiento se detenga, porque terminará inexorablemente, los trabajadores más combativos y decididos tendrán que agruparse. Estos trabajadores deben juntarse para formar "comités de lucha" para discutir juntos, aprender las lecciones de este movimiento social, reapropiarse de las de los movimientos pasados y prepararse para futuras luchas.
A la larga, solo el proletariado podrá abrir las puertas del futuro para las futuras generaciones ante este sistema capitalista decadente que lleva en sí más y más miseria, explotación y barbarie, que lleva la guerra y las masacres como las nubes la tormenta. Un sistema que está destruyendo el medio ambiente y amenazando la supervivencia de la humanidad.
Sólo la lucha masiva, unida y autoorganizada de la clase explotada puede frenar y repeler los ataques actuales de la burguesía.
Sólo el desarrollo de esta lucha puede allanar el camino para la lucha fundamental e histórica de la clase obrera por la abolición de la explotación y el capitalismo.
Corriente Comunista Internacional, 15 de diciembre de 2019
[1] Según esa novedad terminológica puede uno jubilarse a los 62 años como ahora, pero tendrá una penalización. Si uno quiere la pensión completa deberá ir hasta los 64. lo que quiere decir ese lenguaje es que la jubilación será a los 64. En realidad, ya hoy la edad promedia de jubilación es casi de 64. En cierto modo, eso de la “edad de equilibrio” es relativamente poca cosa en una ley de “pensiones por puntos” que cambia las normas de contabilización a todos los niveles para rebajar drásticamente las pensiones.
Cuando la semana pasada, el primer ministro Philippe, al final de su exposición sobre la nueva ley de jubilación, se sacó de la manga lo de la “edad de equilibrio” (también llamada “pivote”) dejó a todos los comentaristas (periodistas, políticos incluidos los de la mayoría) un tanto estupefactos: ¿cómo se le ocurre sacar eso ahora, sabiendo que para los sindicatos “reformistas” es una “línea roja”, un “casus belli”?, ¿No es suficiente por ahora con lo de la jubilación universal ‘de puntos’?, “Parece una provocación”. ¿O no será por el carácter mismo del macronismo tecnocrático, insensible, deshumanizado, incapaz de comprender los entresijos de la sociedad? Sólo, algunos decían que quizás era un regalo a una buena parte de los sindicatos “reformistas” para, como dice esta hoja de nuestros camaradas de Revolution Internationale volverlos a meter en la cancha de juego. Pero estas cosas no se dicen en voz alta, y el tono, en estos últimos días no se habla más que de la batalla contra la “edad-pivote”. El miércoles 17, Philippe convocó a todos los sindicatos, uno por uno, para volver a explicarles la reforma y no “cedió en nada”. Eso sí, ahora corren rumores de que Macron insinúa que habrá que ceder en algo…
[2] Esta Confederación sindical, hoy mayoritaria en Francia. Junto con otro sindicato minoritario pero dominante en los transportes parisinos RATP (el UNSA) forman el ala sindical a la que llaman “reformista”, o sea que discute y redacta con los gobiernos las leyes sociales. Del otro lado están los sindicatos “radicales”, la CGT, antes dominante, y SUD una antigua escisión de la CFDT. Esa división del trabajo en un país con una clase obrera de gran tradición combativa podría aparecer caricaturesca sino fuera tan peligrosa.
[3] En https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [152] publicamos una recopilación de artículos sobre esta gran experiencia de la clase obrera.
[4] Juego de palabras muy popular en el hexágono francés que significa Tocino joven, picatostes viejos, la misma ensalada, es decir, unidad de jóvenes y viejas generaciones obreras.
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [83]
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En las redes sociales, en los partidos de izquierda e izquierdistas, en los medios llamados de “comunicación” se nos asustan con el ¡qué viene el lobo fascista de Vox! Está claro que el fascismo es una de las expresiones más brutales de la barbarie capitalista[1], está claro igualmente que Vox es un partido repugnante, que despliega una conducta provocadora y agresiva, alienta la xenofobia contra los emigrantes, defiende el más rancio nacionalismo español.
Sin embargo, es una trampa muy peligrosa para el proletariado el presentar Vox como el Mal Absoluto frente al cual sus rivales de la izquierda (PSOE, Podemos) o de la derecha (PP, Ciudadanos) serían un Mal Menor al cual habría que agarrarse como clavo ardiendo. La historia nos demuestra que esta trampa de elegir plato en el menú envenenado de las fracciones capitalistas ha provocado terribles baños de sangre: la carnicería de la Segunda Guerra Mundial (elegir entre el bando nazi y el bando democrático), la Guerra de España de 1936 (elegir entre Franco y la República) o el golpe de Pinochet (elegir entre la “unidad popular” de Allende y los militares).
El proletariado necesita combatir al capitalismo y a su Estado como un todo y no elegir el “mal menor” frente al “mal mayor”. Bajo el capitalismo, el proletariado solo tiene FALSOS AMIGOS Y ENEMIGOS DECLARADOS. Entre los partidos capitalistas no hay “mejores” o “peores” sino que TODOS SON PEOR. Como dijo Blanqui, un revolucionario del siglo XIX “los proletarios que se dejan engañar por desfiles ridículos en las calles, por plantaciones de árboles de la libertad, por las frases sonoras de los abogados, recibirán primero el agua bendita, las injurias a continuación, la metralla después, la miseria siempre”.
En el aparato político del Capital hay un variopinto espectro que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda pasando por todo género de nacionalismos, regionalismos y hasta candidaturas ciudadanas del estilo “Teruel Existe” (en la actual legislatura parlamentaria española hay ¡19 grupos diferentes!). Entre ellos hay divergencias, matices, y sobre todo, intereses contrapuestos de fracción, de camarilla o puramente regionalistas o localistas, sin embargo, más allá de sus conflictos de intereses, de las querellas interminables a las que se libran, TODOS están unidos por:
- la defensa del capital como modo de producción basado en la explotación del proletariado
- la defensa de la nación (sea esta española o catalana)
- la defensa del Estado
- La voluntad de controlar, dividir y aplastar al proletariado.
Esto constituye una realidad que se aplica a todos los países del mundo y que, para limitarse al caso de España, se puede comprobar si analizamos la historia de la Segunda República (1931-39) y de la restauración de la democracia (desde 1975).
El primer gobierno (la conjunción republicano – socialista, 1931-33) asesinó a 1500 obreros en la brutal represión de las huelgas y las protestas de jornaleros en el campo, destacando la matanza de Casas Viejas donde el demócrata Azaña dio la orden de disparar a la barriga.
El siguiente gobierno presidido por la derecha (la CEDA) masacró la insurrección obrera de Asturias (1934) a lo que siguió el encarcelamiento de millares de obreros y las torturas más sádicas. En la represión colaboró Esquerra Republicana de Cataluña con su cuerpo de Escamots que se encargaban de torturar a obreros combativos, especialmente cenetistas.
En 1937, el partido “comunista” fue el principal artífice de la represión salvaje de la insurrección obrera de Barcelona, con otra montaña de cadáveres y un reguero de torturas y encarcelamientos[2].
Franco con su régimen de terror (1939-75) remató la faena comenzada por sus colegas a izquierda y derecha.
El bautismo de fuego fue la represión de la huelga de Vitoria (marzo 1976, 5 muertos)[3]. La UCD (1977-1981) impone con el acuerdo de todos los partidos (desde la derecha de Alianza Popular hasta la izquierda del PCE) los pactos de la Moncloa que supondrán los primeros pasos en la caída de las condiciones de vida de los trabajadores. El gobierno PSOE (1982-1996) destruye UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO y se mancha las manos de sangre con la muerte de 3 obreros en la represión de las huelgas (Gijón, Bilbao y Reinosa). El gobierno PP (1996-2004) emprende ataques de gran envergadura que generalizan la precariedad y hacen imposible acceder a una vivienda. El gobierno PSOE (2004-2011) abre la vía a brutales recortes en prestaciones sociales, sanidad etc., que después generalizará el gobierno PP (2011-2018) con la complicidad del gobierno regional del señor Mas que tomará a los trabajadores catalanes como conejillos de indias de un plan de recortes que se extenderá a toda España.
Vox no ha tenido ocasión de ejercer el poder -apenas ha hecho algunos pinitos en coaliciones para gobiernos autonómicos-, pero su práctica y en todo lo fundamental (defensa de España, del capital y del Estado) coincide plenamente con sus rivales del dúo PP-PSOE. Vox es otro enemigo de los trabajadores.
Para entender por qué surge Vox tenemos que partir de dos hechos. Uno, de índole español, situado en la llamada “transición a la democracia” en los años 70 del siglo pasado; el otro ligado a lo que llamamos la Descomposición Capitalista, de carácter mundial e histórico.
Uno de los acuerdos más importantes de la transición española fue el de encargar a Fraga y su partido, primero llamado Alianza Popular y después rebautizado como Partido Popular, el encapsulamiento en su interior del importante sector franquista de la burguesía. Este mecanismo hizo del PP “el gran partido de la derecha” que abarcaba desde la extrema derecha hasta facciones liberales o incluso con toques socialdemócratas. Con este tinglado pudieron neutralizar durante casi cuatro décadas a sectores procedentes del antiguo régimen que se había vuelto inadaptado para afrontar las nuevas necesidades del capital español y especialmente frente al proletariado que, primero con las grandes huelgas de Asturias en 1962 y después con las importantes luchas del periodo 1971-76 se incorporó plenamente al renacimiento general del proletariado mundial cuyo arranque fue el Mayo de 1968.
Sin embargo, el proceso de descomposición capitalista, un fenómeno mundial que hemos identificado, vino a trastocar este artefacto bien engrasado. En las Tesis sobre la Descomposición (tesis 9) señalamos: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la "disciplina" y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todos las energía para la guerra mundial, única "respuesta" histórica que la burguesía sea capaz de "ofrecer". La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda[4]
Esta tendencia a la indisciplina de los distintos sectores de la burguesía que no quieren ser “los primeros en sacrificarse” y los últimos en “participar del botín”, que ponen por delante toda clase de intereses particulares, localistas, regionales etc., ha llevado a que el sector franquista que durante años se había mantenido en silencio acabara “saliendo de la botella”.
Fundado en 2013, en los primeros años Vox ha sido un partido residual, sin embargo, el contencioso catalán le ha dado un fuerte impulso. El desafío irracional y suicida de la fracción independentista catalana ha dado alas al nacionalismo español más extremista. Por causas históricas, el capitalismo español nunca ha podido apoyarse en un nacionalismo “democrático”, capaz de aunar todas sus fracciones, en especial, las regionalistas. Al contrario, “la nación española tuvo que afirmarse, desde el siglo XVI a partir del predominio brutal de la feudalidad con sus pretensiones imperiales, su extremismo católico y su pureza de sangre, conseguida mediante las expulsiones masivas de moriscos y judíos y el sadismo de la “Santa Inquisición”. El siglo XIX, el del apogeo del capitalismo, sometió el capital español a una sucesión inacabable de convulsiones (la pérdida de las colonias, las guerras carlistas, la inestabilidad gubernamental crónica) que le obligaron a afirmarse nacionalmente atado de pies y manos a sus sectores más reaccionarios. El desarrollo desequilibrado de la industria -principalmente en Cataluña- y la mala soldadura del mercado nacional, dio un poder desproporcionado a los militares castellanos que, con sus violentas acciones contra las luchas obreras aseguraban a los burgueses catalanes la “ley y el orden” y mantenían con puño de hierro la cohesión nacional. El resultado fue un nacionalismo arrogante, excluyente, muy repulsivo para las “clases populares”, que llegó al colmo con el régimen franquista. La transición democrática de 1975 tuvo que meter en el cajón toda referencia al nacionalismo españolista dando cancha al “Estado de las autonomías” y las ilusiones de una “España para todos”, cosa que la experiencia de los últimos 40 años ha desmentido radicalmente. Ahora frente al desafío de sus rivales catalanistas, el capital español se encuentra desprovisto de un nacionalismo propio presentable y tiene que recurrir al españolismo de siempre que da alas a un partido como Vox”[5].
Pero Vox tiene un segundo componente, no menos importante que el primero y que lo aproxima a los partidos populistas que hoy proliferan en los países centrales (los Trump, Salvini, Le Pen u Orban). Su fondo de comercio emana igualmente de la descomposición y específicamente de la descomposición ideológica del capitalismo. La tesis 8 de las Tesis sobre la Descomposición antes mencionadas, recuerdan las “manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”. Esto provoca tendencias muy destructivas: “el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana (…) el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, del odio y de la xenofobia; la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, la invasión en esos mismos media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas; el "cada cual a lo suyo", la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado”.
De estos materiales podridos, Vox saca sus mantras. Uno de ellos es la nostalgia irracional de un “pasado glorioso”, que en realidad nunca ha existido, como decía un comentarista periodístico “La nostalgia franquista de Vox no aleja a este partido del radicalismo antieuropeo británico: ambos movimientos expresan la añoranza de un paisaje humano sin inmigrantes, uniforme (y jerarquizado). La añoranza de un tiempo pasado en el que sus países imperaban de manera real (imperio británico) o soñada (“la unidad de destino en lo universal” de la España franquista)”[6].
Si esta insistencia puede parecer ridícula, hay otros “temas” que son siniestros y contribuyen a sembrar la división en las filas obreras. Uno de ellos es su ODIO a los emigrantes, a los que culpa de la precariedad, el desastre de los servicios de salud, el desempleo, haciendo de ellos un chivo expiatorio a los que cargar todos los males habidos y por haber. En la misma onda, está su negacionismo reaccionario del machismo contra la mujer, del desastre climático etc.
En un primer momento, el PSOE infló a Vox con dos objetivos: por un lado, dividir el voto de la derecha, y, por otra parte, suscitar un voto ciego, de “mal menor” para “cerrar el paso al fascismo”. Esta jugada le salió relativamente bien en las elecciones de abril. Para las de noviembre quiso seguir el mismo juego y acabó con el sainete del traslado de los restos de Franco para seguir mendigando votos por la izquierda y alentar en lo posible el “miedo a Vox”.
Pero esta vez el truco no funcionó. Los incidentes violentos en Barcelona, alentados por manos oscuras tanto catalanistas como españolistas, propulsaron a Vox de forma espectacular. Por otro lado, los dos partidos de la derecha “civilizada” (¿?), PP y Ciudadanos, pagaron caro su estrategia de ganarle la mano a Vox en la sobrepuja de españolismo y “ley y orden”. El resultado ha sido, el hundimiento de Ciudadanos.
Globalmente, los dos partidos fundamentales del Estado español (PP, PSOE) han salido muy debilitados. El PSOE ha perdido votos respecto a abril y la ganancia del PP ha sido pobre. La presencia importante de Vox, que entre todos se han encargado de alimentar, ha alterado profundamente el juego político haciéndolo muy difícil de gestionar. El PP no puede avalar al PSOE en un gobierno de “gran coalición” o simplemente absteniéndose como hizo el PSOE en octubre 2016, pues ello supondría reforzar aún más a Vox. Y el PSOE necesita “mirar a su izquierda” si no quiere arruinar una de las armas ideológicas más importantes de la burguesía española contra la clase obrera: el antifascismo.
Tanto el ascenso de Vox, como la irresponsabilidad y las contradicciones de los “grandes partidos”, evidencian claramente lo que decíamos al principio: la creciente pérdida de control por parte de la burguesía de su juego político y especialmente de su mecanismo electoral con el cual hace pasar como “decisión popular” sus opciones políticas de gobierno. Vox representa un factor de agudización de esa crisis, no tanto por la “inteligencia” de sus “jefes políticos”, sino esencialmente por la desestabilización y contradicciones crecientes del aparato político en los países más importantes.
Como hemos dicho al inicio, la burguesía ha infringido al proletariado las peores derrotas y arrastrado a la humanidad a la guerra imperialista, haciéndole elegir entre fracciones de la burguesía, fascismo – antifascismo, democracia – dictadura etc. Con ello, el proletariado ha perdido su identidad de clase y su autonomía política y se ha convertido en carne de cañón de los intereses del Capital, de sus planes de miseria, desempleo y guerra.
Guiado por esa experiencia histórica, el proletariado debe rechazar los dos polos que a través de una aparente oposición refuerzan y consolidan la dominación capitalista:
Frente a esas elecciones que lo atan de pies y manos a la vorágine del capitalismo hacia la miseria, la destrucción, la guerra y la barbarie, el proletariado debe defender que:
Smolny 16-12-19
[1] Ver Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [369]
[2] Ver nuestro libro Franco y la República masacran al proletariado, https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [160]
[3]Ver Hace 40 años la naciente democracia española se estrenó con los asesinatos de obreros en Vitoria /content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros [370]
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [12]
[5]Contra la campaña de Vox en medios obreros: ¡Los obreros no tenemos patria! https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [96]
[6] https://www.lavanguardia.com/opinion/20191202/471997488421/abandonarse-a-la-caida.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=claves-del-dia&utm_term=20191202&utm_content=el-mundo-afronta-la-hora-de-la-verdad-en-la-cumbre-del-clima-de-madrid-lee-aqui-esta-y-las-principales-noticias-de-la-manana [371]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/traduccion_israel.pdf
[2] https://es.internationalism.org/tag/geografia/israel
[3] https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[4] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/fascismo
[5] https://es.internationalism.org/files/es/brasil_en_pleno_huracan.pdf
[6] https://theconversation.com/brazils-biggest-problem-isnt-corruption-its-murder-78014
[7] https://pt.wikipedia.org/wiki/Violência_no_Brasil
[8] https://es.internationalism.org/Le%20Brésil%20dans%20la%20tourmente%203-fr-es.docx
[9] https://pt.internationalism.org/ICCOnline/2007/Brasil_luta_controladores_aereos
[10] https://pt.internationalism.org/icconline/2007/controladores-aereos
[11] https://pt.internationalism.org/ICColine/2013/Junho_de_2013_no_Brasil%3A_A_indignacao_detona_a_mobilizacao_espontanea_de_milhoes
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[13] https://www.cartacapital.com.br/mundo/entenda-porque-a-crise-politica-e-economica-nao-se-limita-ao-brasil/
[14] https://www.lemonde.fr/economie/article/2009/05/08/la-chine-est-devenue-le-premier-partenaire-commercial-du-bresil_1190539_3234.html
[15] https://www.esquerdadiario.com.br/Wikileaks-EUA-criou-curso-para-treinar-Moro-e-juristas
[16] https://wikileaks.org/plusd/cables/09BRASILIA1282_a.html
[17] https://www.jusbrasil.com.br/noticias/a-lava-jato-aos-olhos-dos-americanos/484328314
[18] https://www.diariodocentrodomundo.com.br/fbi-atua-na-lava-jato-desde-o-seu-comeco-e-se-gaba-da-operacao-pelo-mundo-por-marcos-de-vasconcellos/
[19] https://noticias.uol.com.br/internacional/ultimas-noticias/2015/07/04/wikileaks-dilma-ministros-e-aviao-presidencial-foram-espionados-pela-nsa.htm
[20] https://www.monde-diplomatique.fr/2017/09/VIGNA/57836
[21] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora
[22] https://es.internationalism.org/tag/4/401/brasil
[23] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[24] https://es.internationalism.org/files/es/manifestaciones_belgica.pdf
[25] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201001/2757/cumbre-de-copenhague-para-salvar-el-planeta-hay-que-destruir-el-capita
[26] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/209/conferencia-mundial-de-la-haya-solo-la-revolucion-proletaria-salvar
[27] https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2184/crisis-ecologica-amenaza-o-mito
[28] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200804/2710/medioambiente-el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambienta
[29] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200901/2679/el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambiental-ii-quien-es-
[30] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201001/2764/salvar-el-planeta-no-they-cant-no-no-pueden
[31] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200907/2633/el-mito-de-la-green-economy
[32] https://es.internationalism.org/tag/geografia/belgica
[33] https://es.internationalism.org/tag/3/50/medio-ambiente
[34] https://es.internationalism.org/files/es/04_crisis_economica_mundial_lo_peor_esta_aun_delante_de_nosotros.pdf
[35] https://es.internationalism.org/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[36] https://es.internationalism.org/tag/3/46/economia
[37] https://es.internationalism.org/files/es/articulo_venezuela.pdf
[38] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201709/4233/crisis-en-venezuela-el-proletariado-expuesto-a-la-miseria-al-caos-y-l
[39] https://es.internationalism.org/content/3694/un-proyecto-de-defensa-del-capital-un-gran-engano-para-las-masas-empobrecidas
[40] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva
[41] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo
[42] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200911/2684/a-20-anos-de-la-caida-del-estalinismo-la-urss-fue-capitalismo-de-esta
[43] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201106/3145/situacion-internacional-tras-las-grandes-operaciones-humanitarias-
[44] https://es.internationalism.org/internacionalismo/201003/2776/haiti-detras-de-la-ayuda-humanitaria-hipocresia-burguesa-y-confrontaci
[45] https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del
[46] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses-0
[47] https://es.internationalism.org/tag/geografia/venezuela
[48] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[49] https://es.internationalism.org/files/es/el_capitalismo_lleva_a_la_humanidad_a_la_muerte.pdf
[50] https://es.internationalism.org/content/4381/chalecos-amarillos-violencia-policial-disturbios-guerrilla-urbana-saqueos-la-verdadera
[51] https://es.internationalism.org/content/4375/movimiento-de-los-chalecos-amarillos-contra-los-ataques-de-la-burguesia-el-proletariado
[52] https://fr.internationalism.org/content/9832/crise-economique-mondiale-pire-encore-devant-nous
[53] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion
[54] https://es.internationalism.org/content/4376/revolucion-en-alemania-hace-100-anos-el-proletariado-hizo-temblar-la-burguesia
[55] https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23
[56] https://es.internationalism.org/files/es/historia_movimiento_obrero_chile.pdf
[57] https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-7670.html
[58] https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3604.html
[59] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[60] mailto:espana@internationalism.org
[61] https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical
[62] https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf
[63] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198110/928/notas-sobre-la-huelga-de-masas
[64] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari
[65] https://es.internationalism.org/cci-online/201109/3197/huelga-de-masas-en-reino-unido-el-gran-descontento-obrero-1910-14
[66] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha
[67] https://es.internationalism.org/content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas
[68] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr
[69] https://es.internationalism.org/tag/4/403/chile
[70] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[71] https://es.internationalism.org/files/es/rp_sobre_chalecos_amarillos.pdf
[72] https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos
[73] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4231/correspondencia-sobre-la-pequena-burguesia
[74] https://es.internationalism.org/content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris
[75] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/index.htm
[76] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc
[77] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199309/1949/quien-podra-cambiar-el-mundo-ii-el-proletariado-sigue-siendo-la-cl
[78] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole
[79] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[80] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[81] https://es.internationalism.org/files/es/sobre_clima_hoja.pdf
[82] https://es.internationalism.org/
[83] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[84] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[85] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/intervenciones
[86] https://es.internationalism.org/tag/2/35/las-luchas-parciales
[87] https://es.internationalism.org/files/es/el_feminismo_al_servicio_del_capitalismo_notas_sobre_la.pdf
[88] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera
[89] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
[90] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/sagfamilia/04.htm
[91] https://es.internationalism.org/tag/3/41/alienacion
[92] https://es.internationalism.org/files/es/burguesia_en_espana.pdf
[93] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe
[94] https://es.internationalism.org/content/4214/primarias-y-congreso-del-psoe-el-engano-democratico-de-las-bases-deciden
[95] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4234/el-embrollo-catalan-muestra-la-agravacion-de-la-descomposicion-capital
[96] https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria
[97] https://es.internationalism.org/content/4315/gobierno-psoe-que-hay-detras-de-la-mocion-de-censura
[98] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/espana
[99] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[100] https://es.internationalism.org/files/es/feb_15-2019_lenin-luxemburg-liebknenecht.pdf
[101] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[102] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1919-la-revolucion-alemana
[103] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/izquierda-comunista-francesa
[104] https://www.midilibre.fr/2015/10/12/a-rivesaltes-la-lutte-des-refugies-espagnols-contre-la-vermine-et-la-faim,1225991.php
[105] http://retirada37.com/
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[107] https://www.liberation.fr/france/2015/09/09/refugies-espagnols-quand-la-france-choisissait-l-infamie_1379072
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[289] https://es.internationalism.org/tag/geografia/italia
[290] https://es.internationalism.org/files/es/volante_ecuador.pdf
[291] mailto:ecuador@internationalism.org
[292] https://es.internationalism.org/tag/geografia/ecuador
[293] https://es.internationalism.org/files/es/reunion_publica_en_marsella.pdf
[294] https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera
[295] https://es.internationalism.org/content/4411/hace-cincuenta-anos-de-mayo-68-la-dificil-evolucion-del-medio-politico-proletario-i
[296] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201003/2829/el-sectarismo-una-herencia-de-la-contrarrevolucion-que-hay-que-sup
[297] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1164/acerca-del-llamamiento-de-la-cci-sobre-la-guerra-en-serbia-la-ofen
[298] https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional
[299] https://es.internationalism.org/files/es/debate_publico_cambio_climatico.pdf
[300] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/feuerbach/1.htm
[301] https://es.internationalism.org/files/es/con_acuerdo_o_sin_el_la_democracia_capitalista_es_un_fraude.pdf
[302] https://es.internationalism.org/content/4084/el-nacionalismo-feroz-de-syriza
[303] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm#s3
[304] https://es.internationalism.org/files/es/caos_en_libia.pdf
[305] https://es.internationalism.org/tag/geografia/africa
[306] https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la
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[308] https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx
[309] https://www.eldesconcierto.cl/2019/10/21/iturriaga-busca-limpiar-imagen-del-ejercito-y-contradice-a-pinera-soy-un-hombre-feliz-no-estoy-en-guerra-con-nadie/
[310] https://www.clarin.com/mundo/crisis-chile-desigualdad-estupido_0_Hpgcy6pw.html
[311] https://es.internationalism.org/files/es/huelgas_en_francia.pdf
[312] https://es.internationalism.org/content/4382/lucha-de-los-trabajadores-de-la-sncf-un-colectivo-de-trabajadores-realiza-el-balance
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[314] https://www.reuters.com?edition-redirect=es
[315] http://www.ansalatina.com/americalatina/noticia/estados_unidos/2019/09/15/huelga-en-gm-por-contratos-la-primera-en-12-anos_4733c8a0-0d94-4e37-ae10-d1043a98bdd2.html
[316] https://www.informador.mx/economia/Huelga-en-General-Motors-como-el-paro-de-obreros-en-EE.UU.-esta-golpeando-a-Mexico-y-Canada-20191003-0100.html
[317] https://es.internationalism.org/cci-online/201302/3622/lucha-aislada-lucha-perdida#_ftn6
[318] https://www.telesurtv.net/news/eeuu-huelga-general-motors-motivos-fondo-20190919-0006.html
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[320] https://www.freep.com/story/money/cars/general-motors/2019/10/07/uaw-gm-strike-update-new-offer/3897924002/
[321] https://www.vox.com/identities/2019/10/25/20930350/gm-workers-vote-end-strike
[322] https://www.freep.com/story/money/business/john-gallagher/2019/10/04/gm-strike-update-uaw-recession/3854135002/?utm_source=oembed&utm_medium=onsite&utm_campaign=storylines&utm_content=news&utm_term=2339272001
[323] https://www.google.es/search?source=hp&ei=IoGlXfKSNJKtUoX0vhg&q=la+situaci%C3%B3n+de+la+clase+obrera+en+inglaterra&oq=La+situaci%C3%B3n+d&gs_l=psy-ab.1.0.0l10.2007.4471..7001...0.0..0.79.936.14......0....1..gws-wiz.......0i131j0i10.4R9KeeEc19k
[324] https://noticiaslatam.lat/sociedad/201910171089017090-la-huelga-de-general-motors-en-eeuu-expuso-la-carencia-del-sector-automotriz-mexicano/
[325] https://vanguardia.com.mx/coahuila/produccion-de-gm-en-mexico-traba-negociaciones-de-huelga-en-eu-golpea-a-la-industria-en-coahuila-EUVG3486435
[326] https://www.milenio.com/negocios/gm-logra-acuerdo-con-trabajadores-termina-huelga
[327] https://www.bbc.com/mundo/noticias-49927320
[328] https://www.elsoldemexico.com.mx/finanzas/mas-salario-pero-cerrara-3-plantas-la-oferta-de-gm-a-empleados-4332675.html
[329] https://edition.cnn.com/2019/10/25/business/gm-strike-uaw-vote/index.html
[330] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos
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[332] https://es.internationalism.org/files/es/articulo_los_efectos_de_la_descomposicion.pdf
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[336] https://www.preciopetroleo.net/precio-petroleo-2016.html
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[342] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200511/252/el-nacionalismo-espanol-o-catalan-es-el-pasado-la-lucha-de-clases-es-el
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[344] https://es.internationalism.org/content/4316/hay-una-salida-al-conflicto-catalan
[345] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4240/enfrentamientos-en-cataluna-el-pasado-reaccionario-esta-en-la-democrac
[346] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201711/4251/lo-que-oculta-el-ruido-sobre-cataluna
[347] https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares
[348] https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez
[349] https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista
[350] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase
[351] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/conflictos-nacionalistas
[352] https://es.internationalism.org/tag/2/33/la-cuestion-nacional
[353] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/terrorismo
[354] https://es.internationalism.org/files/es/hoja-francia-esp.pdf
[355] https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad-y-la-unidad-en-la-lucha-pueden-rechazar-los-ataques-las
[356] https://es.internationalism.org/files/es/el_imbroglio_de_la_situacion_politica_espanola.pdf
[357] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai
[358] https://es.internationalism.org/files/es/_extinction_rebellion_reformismo_burgues_camuflado_0.pdf
[359] https://libcom.org/article/extinction-rebellion-not-struggle-we-need-pt-1
[360] https://libcom.org/blog/xr-pt-2-31102019
[361] https://es.internationalism.org/cci-online/201404/4014/ucrania
[362] https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un
[363] https://es.internationalism.org/cci-online/201102/3047/egipto-tunez-argelia-el-espectro-visible-de-los-combates-de-clase
[364] https://es.internationalism.org/files/es/un_noche_en_el_asilo.pdf
[365] https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones
[366] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/segunda-internacional
[367] https://es.internationalism.org/files/es/hoja-francia2_0.pdf
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[369] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo
[370] https://es.internationalism.org/content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros
[371] https://www.lavanguardia.com/opinion/20191202/471997488421/abandonarse-a-la-caida.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=claves-del-dia&utm_term=20191202&utm_content=el-mundo-afronta-la-hora-de-la-verdad-en-la-cumbre-del-clima-de-madrid-lee-aqui-esta-y-las-principales-noticias-de-la-manana