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En la primera parte de esta Serie vimos que los partidos de izquierda y extrema izquierda del capital tienen un programa que defiende el capitalismo en nombre de una “nueva sociedad” que no es otra cosa que una reproducción idealizada del propio capitalismo[1]. Peor aún, inoculan una visión de la clase obrera que la niega completamente (ver el primer artículo de la Serie titulado Una falsa visión de la clase obrera: .https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herenci... [2] ).
En este segundo artículo veremos qué modo de pensamiento y qué método de análisis se desarrolla en estos partidos, especialmente en los que se presentan como “más radicales”.
En el primer artículo denunciamos que una vez superado el programa de defensa del capital que estos embaucadores presentan, se hace necesario enfrentar otro problema: la manera de pensar, la forma de relacionarse entre camaradas, los métodos de organización, la visión moral, la concepción del debate, la visión de la militancia, que se vive en estos partidos. Despojarse de estos modos de ver las cosas es aún más difícil que desenmascarar las patrañas políticas que venden, pues condicionan nuestra actuación, envenenan nuestro comportamiento y se propagan en el funcionamiento organizativo.
Las frágiles y muy minoritarias organizaciones revolucionarias de la Izquierda Comunista, han tenido que enfrentar este problema crucial. Se logra rechazar el programa reaccionario de las organizaciones de izquierda y extrema izquierda del capital, sin embargo, lo que llamamos su “cara oculta”, esto es, su modo de pensamiento, su régimen de funcionamiento, su visión moral etc., todo eso, que es tan reaccionario como el programa, es subestimado y no es sometido a una crítica implacable y radical. Por ello, NO BASTA con denunciar el programa de los grupos de izquierda y extrema izquierda del capital; tenemos que denunciar y combatir TAMBIEN esa cara oculta organizativa y moral que comparten con los partidos de derecha y extrema derecha.
Una organización revolucionaria no se reduce únicamente al programa, es la unidad de programa, teoría y modo de pensamiento, moral y funcionamiento organizativo. Hay una coherencia entre los cuatro. “La actividad de la organización revolucionaria no puede entenderse más que como conjunto unitario cuyos componentes no están separados, sino que son interdependientes: (1) actividad teórica, cuya elaboración es un esfuerzo constante, y cuyo resultado no es algo fijado y terminado de una vez para siempre; (2) actividad de intervención en las luchas económicas y políticas de la clase. Es esta la práctica por excelencia de la organización, en la cual la teoría se vuelve arma de combate por la propaganda y la agitación; (3) actividad organizativa que obra por el desarrollo, el fortalecimiento de sus órganos, la preservación de las adquisiciones organizativas, sin el cual el desarrollo cuantitativo (adhesiones) no podría transformarse en desarrollo cualitativo”[2].
Es evidente que no se puede luchar por el comunismo con mentiras, calumnias y maniobras. Hay una coherencia entre los cuatro aspectos antes mencionados. Todos ellos anuncian el modo de vida y la organización social del comunismo y jamás pueden estar en contradicción con él. Como decimos en el texto El funcionamiento organizativo de la CCI “En las cuestiones de organización se concentran toda una serie de aspectos esenciales de lo que fundamenta la perspectiva revolucionaria del proletariado: (1) características fundamentales de la sociedad comunista y de las relaciones que se establecen entre sus miembros; (2) ser del proletariado como clase portadora del comunismo; (3) naturaleza de la conciencia de clase, características de su desarrollo, profundización y extensión en el seno de la clase; (4) papel de las organizaciones comunistas en el proceso de toma de conciencia del proletariado”[3].
Podemos considerar a los grupos de izquierda y extrema izquierda del capital como prestidigitadores de la política. Tienen que hacer pasar las posiciones políticas del capital a través de una envoltura “proletaria” y “marxista”. Tiene que hacer decir a Marx, a Engels, a Lenin y otros militantes proletarios, todo lo contrario de lo que querían decir. Tienen que retorcer, truncar, manipular, las posiciones que defendieron en una época determinada del movimiento obrero, para convertirlas en su contrario más absoluto: tomar citas de Marx, Engels o Lenin, para hacerles decir que la explotación capitalista es buena, que la Nación es el bien más preciado, que nos debemos enrolar en la guerra imperialista, que el Estado es un padre benefactor etc.
Marx, Engels, Lenin, que luchaban por la destrucción del Estado son transformados por la magia de esos grupos en defensores acérrimos del Estado. Marx, Engels, Lenin, que se batieron incondicionalmente por el internacionalismo son convertidos en paladines de la “liberación nacional” y de la Patria. Marx, Engels, Lenin, que animaban la lucha defensiva del proletariado pasan a ser campeones del productivismo y el sacrificio del obrero en el altar de las necesidades del capital.
El agente de vanguardia de esta empresa de adulteración fue el estalinismo[4]. Este realizó metódicamente esa transformación repugnante. Para ilustrarlo vamos a utilizar como punto de apoyo el libro de Ante Ciliga En el país de la gran mentira[5], que describe minuciosamente ese proceso que se produce desde mediados de los años 20: “El régimen social tan particular que se estaba desarrollando en la Rusia soviética tendía a crear su propia ideología en todas las ramas de la ciencia. Mejor dicho, trataba de fundir su propia concepción del mundo con la de la vieja ciencia, así como con la ideología tradicional del marxismo y los nuevos descubrimientos científicos” (Página 103). Para explicarlo recuerda que “Hegel había demostrado que un fenómeno puede conservar su forma a la vez que transforma completamente su contenido. ¿Acaso Lenin no había dicho que a menudo el destino de los grandes hombres es servir de iconos tras su muerte, mientras se falsifican sus ideas liberadoras para justificar una nueva opresión y una nueva esclavitud?” (Página 109).
De su paso por la “academia comunista” de Moscú constata que “Cada año se modificaban los programas, cada vez se falsificaban más insolentemente los hechos históricos y su apreciación. Esto sucedía no sólo con la historia reciente del movimiento revolucionario en Rusia, sino con acontecimientos tan lejanos como la Comuna de París, la revolución de 1848 y la primera revolución francesa. ¿Y qué decir de la historia del Komintern? Cada nueva edición daba una nueva versión, en muchos aspectos completamente contraria a las precedentes” (Página 100). “Como estas falsificaciones se introducían al mismo tiempo en todas las ramas de la enseñanza, llegué a la conclusión de que no se trataba de casos aislados, sino de un sistema que se dedicaba a transformar la historia, la economía política y el resto de ciencias según los intereses y la concepción del mundo de la burocracia (…) en Rusia, se estaba formando una nueva escuela, la escuela burocrática del marxismo” (página 101).
Siguiendo esos métodos los partidos de izquierda y extrema izquierda emplean 3 procedimientos:
- Aprovecharse de los errores cometidos por los revolucionarios;
- Defender como válidas posiciones que cuando aquellos vivieron eran justas pero que hoy se han convertido en contra-revolucionarias;
- Quitar el filo revolucionario a sus posiciones convirtiéndolas en una abstracción inofensiva
Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, no fueron infalibles. Cometieron errores.
Contrariamente a la visión mecánica del pensamiento burgués el error es en muchos casos inevitable y puede ser un paso necesario para llegar a la verdad, la cual, por otra parte, no es absoluta, sino que tiene una naturaleza histórica. Para Hegel, el error es un momento necesario y evolutivo de la verdad.
Esto es aún más claro si se considera que el proletariado es una clase explotada y revolucionaria a la vez y que, como clase explotada, sufre todo el peso de la ideología dominante. Por ello, cuando el proletariado -o, al menos partes de él- se atreven a pensar, formular hipótesis, plantearse reivindicaciones, proponerse objetivos, se están levantando contra la pasividad y el adocenamiento que impone el sentido común capitalista, pero, al mismo tiempo, pueden caer en aproximaciones equivocadas, en ideas que la propia evolución social -o, incluso, la dinámica misma de la lucha de clase- superan o dejan de lado.
Marx y Engels, creyeron que en 1848 el capitalismo estaba maduro para ser sustituido por el comunismo y propugnaron un programa “intermedio” todavía capitalista que sirviera de plataforma para el socialismo (la teoría de la “revolución permanente”).
Sin embargo, su espíritu crítico les hizo desechar esta especulación que abandonaron desde 1852. Igualmente, pensaron que había que tomar el estado capitalista y utilizarlo como palanca de la revolución, la experiencia viva de la Comuna de Paris les convenció de ese error concluyendo que el Estado capitalista debe ser destruido.
Podríamos seguir con otros muchos ejemplos, pero, lo que queremos desarrollar aquí es cómo los grupos izquierdistas utilizan esos errores para avalar su programa contra-revolucionario. Lenin era un internacionalista consecuente pero no tenía claridad suficiente sobre la liberación nacional y cometió serios errores en ese punto. Esos errores son extraídos de su contexto histórico, separados de la lucha internacionalista que libró, y, de esa forma, acaban convertidos en “leyes” válidas para siempre[6]. Sus errores son transformados en medios hipócritas de defensa del capital.
¿Cómo pueden realizar esa falsificación? Uno de los medios más importantes es destruir el espíritu crítico en los militantes. Los marxistas consecuentes comparten con lo mejor de la ciencia el espíritu crítico, es decir, la capacidad para poner en cuestión posiciones que, por diferentes causas, chocan con la realidad y las necesidades de la lucha del proletariado. El marxismo no es una colección de dogmas que habrían fabricado cerebros geniales y que no se podrían modificar, es un método combatiente, vivo, analítico, en constante desarrollo y en ello el espíritu crítico es fundamental. Liquidarlo es la principal tarea de los grupos izquierdistas siguiendo el ejemplo de sus maestros estalinistas que, como recoge Ciliga de su paso por la “Universidad Comunista” de Moscú, los alumnos, futuros cuadros del partido, “nunca se planteaban cuestiones al margen del programa oficial. Su vida espiritual estaba perfectamente mecanizada. Cuando yo me esforzaba por llevarlos más allá del estrecho horizonte del programa, de despertar su curiosidad y su sentido crítico, se quedaban mudos. Parecía que su sentido de lo social estaba embotado” (página 98)
Así pues, frente al seguidismo ciego que propugnan los grupos izquierdistas -desde los estalinistas hasta los trotskistas pasando por gran parte del anarquismo- los militantes proletarios, los grupos revolucionarios, deben batirse por mantener vivo el espíritu crítico, la capacidad de ponerse en cuestión, la voluntad permanente por estar a la escucha de los hechos para saber desde un análisis histórico replantearse posiciones que ya no son válidas.
Otra de las características del método izquierdista es utilizar posiciones justas de los revolucionarios pero que la evolución histórica ha invalidado o ha hecho contraproducentes. Por ejemplo, el apoyo de Marx y Engels a los sindicatos. El izquierdismo concluye que, si los sindicatos eran organismos del proletariado en la época de Marx y Engels, deben serlo siempre, en todas las épocas. Emplean un método abstracto e intemporal. Ocultan que, con la decadencia del capitalismo, los sindicatos se han convertido en órganos del Estado burgués contra el proletariado[7].
Hay militantes revolucionarios que rompen con las posiciones izquierdistas, pero no logran romper con su método escolástico. Así, por ejemplo, se limitan a darle la vuelta a la postura izquierdista sobre los sindicatos: si aquella dice que los sindicatos siempre han estado al servicio de la clase obrera, ahora concluyen que los sindicatos siempre han estado contra ella. Hacen de la posición sobre los sindicatos una postura intemporal, válida por los siglos de los siglos, han roto con el izquierdismo, pero siguen prisioneros de él.
Sucede lo mismo con la socialdemocracia. Los partidos socialistas de hoy hacen difícil imaginar que durante la época de 1870 a 1914 fueron partidos de la clase obrera que contribuyeron a su unidad, su conciencia y la fuerza de sus luchas. Frente a esto, los izquierdistas, especialmente el trotskismo, lo tienen muy sencillo: los partidos socialdemócratas siempre han sido partidos obreros y nunca dejarán de serlo, pese a todos sus desmanes.
Sin embargo, hay revolucionarios que dicen lo mismo, pero al revés: si los trotskistas hablan de la socialdemocracia como un partido que siempre es y será “obrero”, ellos concluyen que la socialdemocracia siempre es y ha sido capitalista. Ignoran que el oportunismo es una enfermedad que afecta al movimiento obrero y que puede llevar a sus partidos a la traición y la integración en el Estado capitalista[8]
Prisioneros de la herencia izquierdista sustituyen el método histórico y dialéctico por la escolástica. No comprender que uno de los principios de la dialéctica es la transformación de contrarios: algo puede ser una cosa y acabar en su contraria. Los partidos proletarios debido a la degeneración provocada por el peso de la ideología burguesa y pequeña burguesa pueden terminar en su contrario diametral: servidores incondicionales del capitalismo[9].
Vemos aquí otra de las consecuencias del método izquierdista: se niega una visión histórica de las posiciones de clase y de su proceso de elaboración. Se amputa con ello otro de los componentes esenciales del método proletario. Cada generación obrera se levanta sobre los hombros de la anterior, las lecciones producidos por la lucha de clases y por el esfuerzo teórico en su seno dan lugar a conclusiones que sirven de punto de partida, pero que no son la estación de llegada. La evolución del capitalismo y las propias experiencias de la lucha de clases, hacen necesario nuevos desarrollos o rectificaciones críticas de las posiciones anteriores. Se trata de una continuidad histórica crítica que el izquierdismo niega propagando una visión dogmática y ahistórica.
En los siglos XVII y XVIII, los pensadores que anunciaban la revolución burguesa desarrollaron un materialismo que en su momento fue revolucionario pues sometió a una crítica implacable el idealismo feudal. Sin embargo, una vez tomado el poder en los principales países, el pensamiento burgués se hizo conservador, dogmático y ahistórico. El proletariado, en cambio, tiene en su propio gen un pensamiento crítico e histórico, una capacidad para no quedar atado a las situaciones de una época determinada, por importantes que estas sean, y de guiarse no por el pasado ni por el presente sino por la perspectiva del porvenir revolucionario del que es portador. “La historia de la filosofía y la historia de las ciencias sociales enseñan con toda claridad que no hay nada en el marxismo que se parezca al «sectarismo», en el sentido de una doctrina encerrada en sí misma, rígida, surgida al margen del camino real del desarrollo de la civilización mundial. Al contrario, el genio de Marx estriba, precisamente, en haber dado solución a los problemas planteados antes por el pensamiento avanzado de la humanidad” [10].
Como el pensamiento burgués, la ideología izquierdista es, por un lado, dogmática e idealista, y por otro, relativista y pragmática. El izquierdista levanta su mano izquierda y proclama “principios” elevados a dogmas universales, válidos para todos los mundos y para todos los tiempos. Pero, con la mano derecha, invocando las “consideraciones tácticas”, se guarda esos principios sagrados en el bolsillo pues “no habría condiciones”, “los obreros no entienden”, “no es el momento” etc.
Dogmatismo y tacticismo no son opuestos sino complementarios. El dogma que obliga hoy a participar en las elecciones se complementa con la “táctica” de “utilizarlas” para “darse a conocer”, “cerrar el paso a la derecha” etc. La primera aparece como algo teórico, pero, en realidad, es una visión abstracta, colocada fuera de la evolución histórica. La segunda, parece “práctica” y “concreta”, sin embargo, es una visión rastrera y cretina que no parte de posiciones coherentes sino de la acción cotidiana, puramente adaptativa y oportunista, típica del pensamiento burgués.
Esto nos lleva a comprender el tercer rasgo del método de pensamiento izquierdista: tiene necesariamente que abstraer y descontextualizar las posiciones justas de los revolucionarios para, como decía Lenin, quitarles todo su filo revolucionario, hacerlas inofensivas para el capital convirtiéndolas en “principios” abstractos e inoperantes. Así, Comunismo, Dictadura del Proletariado, Consejos Obreros, Internacionalismo… se convierten en una gran retórica, una palabrería cínica que los dirigentes no creen en absoluto pero que emplean con desparpajo para manipular a sus seguidores. Ciliga en el libro antes citado señalaba “el talento de la burocracia comunista para hacer lo contrario de lo que proclamaba, para disfrazar los peores crímenes bajo la máscara de los eslóganes más progresistas y las frases más elocuentes” (página 52).
En las organizaciones izquierdistas no hay principios. Su visión es puramente pragmática y evoluciona según las circunstancias, es decir, según las necesidades políticas, económicas e ideológicas del capital nacional a quien sirven. Los principios son de geometría variable y se guardan para momentos determinados: en fiestas del partido y grandes celebraciones; como excusa para perseguir a militantes acusándoles de haber “transgredido los principios”; también se utilizan en las querellas entre facciones enfrentadas como armas arrojadizas.
Esta visión de los “principios” se contrapone radicalmente al que tiene una organización revolucionaria. Esta se basa en “la existencia de un programa válido para toda la organización. Este programa, al ser la síntesis de la experiencia del proletariado del cual la organización revolucionaria es parte, y porque es emanación de una clase que no tiene solamente una existencia presente sino sobre todo un porvenir histórico, expresa ese porvenir plasmándolo en objetivos de clase y del camino a seguir para alcanzarlos, reúne las posiciones esenciales que la organización debe defender en la clase, sirve de base de adhesión a la organización de revolucionarios”[11]
El programa revolucionario es la fuente de la actividad de la organización, su cuerpo teórico inspirador, su guía de acción. De ahí que debe ser tomado muy en serio. El militante que viene del izquierdismo y que no sabe deslindarse de éste, cree, en muchos casos inconscientemente, que el programa es una pantomima, puras palabras que se invocan en momentos solemnes, busca pues “la práctica” y llama constantemente a dejarse de “retóricas”. En otras ocasiones, cuando está enojado con algún camarada o se cree marginado por los órganos centrales, trata de “pillarlos en falta” y utiliza el programa como piedra que arroja a su cara.
Contra estas dos visiones falsas, reivindicamos la función imprescindible del programa en una organización proletaria, como arma de análisis que es compartida por todos los militantes y en la que todos están comprometidos en su desarrollo; como medio de intervención en la lucha del proletariado; como orientación y contribución activa a su porvenir revolucionario.
La sofistica pragmática e “ingeniosa” del izquierdismo hace mucho daño porque dificulta un pensamiento global capaz de pasar de lo general a lo concreto, de lo abstracto a lo inmediato, de lo teórico a lo práctico. El método izquierdista rompe el cordón umbilical que une esas dos facetas del pensamiento proletario impidiendo vivir concretamente la unidad entre lo concreto y lo general, lo inmediato y lo histórico, lo local y lo mundial. La tendencia y la presión son hacia un pensamiento unilateral. El izquierdista es localista todos los días, pero despliega un discurso “internacionalista” los días de fiesta. El izquierdista solo ve lo inmediato y lo pragmático, pero, lo adorna con alguna referencia “histórica” y se quita el sombrero ante “los principios”. El izquierdista es rastreramente “concreto” cuando hay que desarrollar un análisis abstracto y celestialmente abstracto cuando se requiere un análisis concreto.
Estos son, de forma muy sintética, algunos de los rasgos del método izquierdista de pensamiento y sus consecuencias en la postura de los militantes comunistas.
Veamos algunas de estas últimas. La Tercera Internacional empleó una fórmula que solo tiene sentido en unas determinadas condiciones históricas: “detrás de cada huelga se perfila la hidra de la revolución”.
Esta fórmula no es válida si las relaciones de fuerza entre las clases son favorables a la burguesía. Así por ejemplo Trotski la utilizó de manera esquemática estimando que las huelgas de 1936 en Francia y la valiente respuesta del proletariado de Barcelona en julio 1936 contra el golpe de estado fascista, “abrían las puertas de la revolución”. No tomó en cuenta el curso irrefrenable hacia la guerra imperialista, el aplastamiento del proletariado ruso y alemán, el alistamiento de los obreros bajo la bandera del antifascismo. Dejó de lado ese análisis histórico – mundial y únicamente aplicó la receta vacía de “detrás de cada huelga se perfila la hidra de la revolución”[12].
Otra consecuencia es un materialismo vulgar impregnado de economicismo hasta la médula. Todo estaría determinado por la economía, entendida esta además de la manera más miope. Fenómenos como la guerra son negados en su raíz imperialista, estratégica, militar, para tratar de encontrar las más fantasiosas explicaciones económicas. ISIS, una banda mafiosa, subproducto bárbaro del imperialismo, sería una empresa petrolífera.
En fin, otra consecuencia de la manipulación que hace el izquierdismo de la teoría marxista es su concepción como asunto de especialistas, de expertos, de jefes geniales. Lo que vomitan esos iluminados debería seguirse al pie de la letra por los “militantes de base” que no tendrían ningún papel en la elaboración teórica pues su misión sería repartir hojas, vender la prensa, llevar las sillas para los mítines, poner carteles… Es decir, actuar de carne de cañón de los “amados líderes”.
Esta concepción es necesaria para el izquierdismo pues su tarea es deformar el pensamiento de Marx, Engels, Lenin etc., y para ello necesitan que los militantes se crean ciegamente sus cuentos para no dormir. Sin embargo, resulta nefasta y destructiva cuando se cuela dentro de las organizaciones revolucionarias. La organización revolucionaria de hoy “es más impersonal que en el siglo XIX, dejando de aparecer como organización de jefes dirigentes de la masa de militantes. Se acabó el período de jefes ilustres y de grandes teóricos. La elaboración teórica se ha vuelto tarea verdaderamente colectiva. A imagen de millones de combatientes proletarios "anónimos", la conciencia de la organización se desarrolla con la integración y la superación de las conciencias individuales en una misma conciencia colectiva”[13]
C Mir 27-12-17
[1] A la izquierda y extrema izquierda del capital se le podría catalogar con este pasaje que el Manifiesto Comunista dedica al socialismo burgués: “Su ideal es la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan: la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles. El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema. Y al invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se forma (…) Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora”.
[2] Función de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria [3]
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org [4]
[4] Este, a su vez, se apoyó en el trabajo cínico de la socialdemocracia que en 1914 traicionó al proletariado. Rosa Luxemburgo en Nuestro programa y la situación política (discurso pronunciado en el primer congreso del KPD, diciembre 1918) denuncia “ese marxismo que mucho tiempo se atribuyó el título de marxismo oficial en la socialdemocracia alemana. Sabemos dónde está este marxismo hoy día: controlado y domesticado por los Ebert, David y consortes. Está allí donde vemos a los representantes oficiales de la doctrina que, durante decenas de años, se ha hecho pasar para el marxismo puro, verdadero. Pero este no debe estar allí pues el marxismo, no podía hacerse en compañía de Scheidemann, de la política contrarrevolucionaria. El verdadero marxismo combate también los que pretenden falsificarlo”. Ver https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/12/31.htm [5]
[5] Ante Ciliga (1898-1992), de origen croata, se unió al Partido Comunista de Yugoslavia y vivió en Rusia desde 1925 donde tomó conciencia de la degeneración contra-revolucionaria de la URSS y se unió a la Oposición de Izquierdas de Trotski. Arrestado por primera vez en 1930 fue enviado a Siberia y finalmente liberado en 1935. Desde entonces se instaló en Francia donde escribió un testimonio muy lúcido de todo lo que ocurría en la URSS, en la Tercera Internacional y en el PCUS en el libro citado. Este se puede encontrar en versión PDF en marxismo.school/files/2017/09/Ciliga.pdf. Con posterioridad se alejó cada vez más de las posiciones proletarias y evolucionó hacia la defensa de la democracia, especialmente después de la 2ª Guerra Mundial.
[6] Ver a este propósito Los comunistas y la cuestión nacional, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198401/3398/los-comunistas-y-la-cuestion-nacional-1900-1920-i-el-debate-sobre- [6]
[7] Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera y el trabajo Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [7]
[9] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201502/4077/como-se-produjo-la-quiebra-de-la-segunda-internacional [9] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana [10]
[10] Lenin, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/tres-fuentes-y-tres-partes-integrantes-del-marxismo.pdf [11]
[11] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [12]
[12] Este error de Trotski ha sido aprovechado hasta la sociedad por el trotskismo para llamar “revolución” a cualquier situación de revuelta o incluso golpes de estado guerrilleros como el que ocurrió en Cuba en 1959
[13] Ver nota 2
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La Serie que nos ocupa denuncia la parte menos visible (la cara oculta) de las organizaciones de la Izquierda y extrema izquierda del capital (socialistas, estalinistas, trotskistas, maoístas, anarquistas oficiales, “nueva” izquierda estilo Syriza, Francia Insumisa o Podemos). En el primer artículo de la Serie vimos como niegan a la clase obrera que dicen defender, en la segunda destripamos su método y modo de pensamiento. En este tercer artículo analizaremos cómo funcionan, qué régimen interno se dan esos partidos y cómo su funcionamiento niega cualquier principio del comunismo y constituye un obstáculo contra todo avance hacia él.
Fuerzas como el estalinismo, el trotskismo etc., han perpetrado una adulteración total de las posiciones proletarias en materia de organización y de comportamiento. Centralización significa en sus manos sometimiento a una burocracia todopoderosa. Disciplina es para ellos sumisión ciega al comisario de turno. La posición mayoritaria es resultado de un proceso de relaciones de fuerzas. Debate es en su mente manipuladora un arma para desalojar posiciones de pandillas rivales. Y así podríamos continuar ad nauseam.
El militante proletario que se halla dentro de una organización genuinamente comunista tiende a ver sus posiciones organizativas y de comportamiento según las gafas de sus tristes recuerdos cuando estuvo en las organizaciones izquierdistas.
Cuando se le habla de la necesaria disciplina se acuerda de la pesadilla que sufrió cuando militaba en las organizaciones burguesas de izquierdas.
Allí, “por disciplina” tenía que defender las cosas más absurdas “porque lo mandaba el partido”. Un día tenía que decir que tal partido rival era “burgués” y a la semana siguiente, según un viraje en la política de alianzas de la dirección, ese partido era el más proletario del mundo.
Si la política del “comité central” resultaba equivocada era única y exclusivamente porque los militantes “se habían equivocado” y “no habían aplicado lo que mandaba el comité central” o no lo habían comprendido bien. Como señala Trotski “Cada resolución del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista registrando nuevas derrotas, declara, por una parte, que todo estaba previsto, y, por otra parte, que son los ejecutantes los responsables de las derrotas porque no han comprendido la línea que se les había indicado desde arriba”[1]
A consecuencia de estas vivencias traumáticas, el militante que ha pasado por esos partidos experimenta frente a la disciplina un rechazo visceral, no comprendiendo que la disciplina proletaria es algo radicalmente diferente y opuesto a la disciplina burguesa.
En una organización proletaria “disciplina” quiere decir respetar lo que todos han decidido y lo que cada cual se ha comprometido a cumplir. Es, por un lado, ser responsable, y, por otro lado, la expresión práctica de la supremacía del colectivo sobre lo individual, lo que no quiere decir, sin embargo, que lo individual y lo colectivo se enfrenten, sino que expresan aspectos diferentes de una misma unidad. Por ello, la disciplina en una organización proletaria puede ser voluntaria y conscientemente asumida. La disciplina no es ciega, sino que se basa en una convicción y una perspectiva.
En cambio, en una organización burguesa la disciplina significa sometimiento a una dirección todopoderosa y renuncia a toda responsabilidad para ponerse en manos de todo lo que haga o diga dicha dirección. En una organización burguesa, la disciplina tiene como fundamento la oposición entre el “colectivo” y los individuos. El “colectivo” es el interés del Capital Nacional y su Estado que la organización defiende en su área específica y este no coincide con los intereses de los miembros. De ahí que la disciplina sea necesariamente impuesta, bien por temor a sufrir el castigo de una reprobación pública que puede llegar a una expulsión, bien, si es voluntariamente asumida, el fruto de sentimientos de culpa o de un imperativo categórico que provoca conflictos más o menos periódicos con el interés auténtico de cada uno de los individuos.
La incomprensión de la diferencia radical que existe entre la disciplina proletaria y la disciplina burguesa lleva a los militantes que tras pasar por el izquierdismo trabajan en una organización proletaria a caer en un círculo vicioso: antes seguían como mansos corderos las órdenes de sus jefes. Ahora, en las organizaciones proletarias, rechazan toda disciplina y solo admiten una orden: la que le dicta su propia individualidad. A la disciplina de cuartel oponen la disciplina de hacer lo que a cada cual le dé la gana, es decir, la disciplina anárquica individualista. Es un dar vueltas a la noria sin salirse de ella: de la disciplina feroz y violenta de los partidos de la burguesía a la indisciplina individualista (la “disciplina de hacer lo que me venga en gana”) propia de la pequeña burguesía y del anarquismo.
Otro concepto que produce urticaria en los militantes que han sufrido la lacra del izquierdismo es la centralización.
Asocian centralización con:
- una cúpula todopoderosa a la que hay que plegarse sin rechistar.
- una pirámide aplastante de burocracia y aparatos.
- una renuncia total a toda iniciativa o pensamiento propio reemplazados por la obediencia ciega y el seguidismo hacia los líderes.
- las decisiones no se toman mediante una discusión con la participación de todos sino mediante imposiciones y maniobras de la dirección.
Efectivamente, la centralización burguesa está basada en esos conceptos. Ello es así porque en la burguesía no existe más unidad que ante la guerra imperialista o frente al proletariado, en todo lo demás hay un conflicto incesante entre sus diferentes fracciones. Para poner el orden en semejante cesta de víboras hay que imponer del grado o por la fuerza la autoridad de un “órgano central”. Por ello la centralización burguesa es necesariamente burocrática y piramidal y no puede ser de otra manera.
Esta burocratización general de todos los partidos e instituciones burguesas es aún más imprescindible en los partidos “obreros” o “izquierdistas” que se presentan como los defensores de los trabajadores.
Los burgueses pueden someterse a esa disciplina de hierro del aparato político pues disfrutan de un poder omnímodo y dictatorial en sus propias empresas. Sin embargo, en una organización de izquierda o extrema izquierda existe un antagonismo cuidadosamente ocultado entre lo que se proclama oficialmente y lo que se hace realmente. Para resolver esa contradicción se necesita una burocracia y una centralización verticalista.
Para comprender los mecanismos de la centralización burguesa que se aplica en los partidos de la izquierda del Capital, el estalinismo es una escuela pionera. En su libro antes citado, La Internacional Comunista después de Lenin, Trotski hace un análisis de esos métodos de centralización burguesa aplicados a los partidos comunistas.
Recuerdo cómo, para imponer la política burguesa, el estalinismo “adoptó una organización a la carbonaria[2] con su comité central ilegal (el “septumvirato”), sus circulares, sus agentes, su código cifrado etc. El aparato del partido ha creado en su seno un orden cerrado sobre sí mismo e incontrolable, que dispone de los recursos excepcionales no solamente de este aparato sino también del Estado, que transforma un partido de masas en un instrumento encargado de camuflar todas las maniobras de los intrigantes” (página 222). Para aplastar las tentativas revolucionarias del proletariado en China y servir a los apetitos imperialistas del Estado ruso, en los años 1925-28, el Partido Comunista Chino fue totalmente instrumentalizado, una ilustración nos la da el testimonio del Comité local de Kiang-Su quien refiere como “el Comité Central lanza acusaciones y dice que el Comité Provincial no es bueno; este último, por su parte, acusa a las organizaciones de base, quienes a su vez acusan a los camaradas que trabajan sobre el terreno y estos, finalmente, se defienden diciendo que las masas no son revolucionarias” (página 352).
La centralización burocrática impone en los miembros del partido una mentalidad arribista, de sumisión a los de arriba y de desprecio y manipulación hacia “los de abajo”. Esta es una característica inequívoca de todos los partidos del capital, de izquierda o derecha, que siguen las pautas que Trotski percibió en los partidos comunistas estalinizados denunciando cómo en los años 20 “se han formado equipos enteros de jóvenes académicos de la maniobra que por flexibilidad bolchevique entienden sobre todo la elasticidad de su propia columna vertebral” (página 208), las consecuencias de estos métodos son que “Las capas que se elevaban se impregnaban al mismo tiempo de un cierto espíritu burgués, de un espíritu de estrecho egoísmo, de cálculos mezquinos. Uno notaba que tenían la firme determinación de labrarse un buen puesto sin preocuparse del prójimo, un arribismo ciego y espontáneo. Para lograrlo, todos demostraban una capacidad de adaptación sin escrúpulos, una actitud desvergonzada y adulación hacia los poderosos. Esto es lo que se veía en cada gesto, en cada rostro, en todas las miradas. Esto es lo que reflejaban todos los actos y los discursos, generalmente llenos de burda fraseología revolucionaria”[3]
Es necesario recuperar -actualizándolos de forma crítica- todos los conceptos organizativos que el movimiento obrero utilizó antes de la tremenda catástrofe que significó el paso primero de los partidos socialistas al Estado capitalista y ulteriormente la transformación de los partidos comunistas en fuerzas estalinistas del capital.
Las posiciones proletarias en materia de organización, aunque tengan la misma denominación no tienen nada que ver con su versión adulterada. El movimiento proletario no tiene por qué inventar nuevos conceptos pues esos conceptos le pertenecen y en todo caso quienes tendrían que cambiar de terminología es la Izquierda y la extrema izquierda del capital que fue quien “innovó” y abrazó posiciones organizativas y morales de la burguesía. Repasemos algunas de ellas y veamos su oposición radical al estalinismo, el izquierdismo, y, en general, a toda organización burguesa.
Centralización es la expresión de la unidad natural de intereses que existe dentro del proletariado y, consecuentemente, en los revolucionarios. Por ello, dentro de una organización proletaria la centralización es el medio más coherente de funcionar y esta es resultado de una acción voluntaria y consciente. Mientras la centralización dentro de una organización izquierdista debe imponerse mediante la maniobra y la burocracia, en la organización política proletaria al no haber intereses diferentes la unidad es expresada por la centralización. Esta es pues consciente y coherente.
Por otro lado, en una organización izquierdista, como en toda organización burguesa, existen intereses diferentes ligados a individuos o a facciones, por lo que para conciliar esos intereses contrapuestos solo se puede recurrir bien a la imposición burocrática de una fracción o de un líder, bien a una suerte de “coordinadora democrática” entre los diferentes líderes o fracciones. En todo caso, se necesitan las acciones de fuerza, las maniobras, la traición, la manipulación, la sumisión, para “engrasar” el funcionamiento de la organización pues de otra forma caería en la dislocación y el estallido. Contrariamente, en una organización proletaria “La centralización no es un principio abstracto o facultativo de la estructura de la organización. Es la plasmación de su carácter unitario, de que una sola y única organización la que toma posición y actúa en la clase. En las relaciones entre las diferentes partes de la organización y el todo, este es siempre prioritario[4].
En el izquierdismo, esto de que “una sola y única organización toma posición y actúa en la clase” es, o bien, una farsa, o bien, una imposición monolítica y burocrática del “comité central”. En una organización proletaria, es la condición misma de su existencia. Se trata de decir al proletariado lo que se entiende, tras discusión colectiva y según su experiencia histórica, qué es lo más conveniente para su lucha y no de engañarlo y de hacerle luchar por intereses que no son los suyos. Por ello, hay que hacer un esfuerzo mancomunado de toda la organización para elaborar esa posición.
En el izquierdismo, frente a las posiciones muchas veces juzgadas absurdas de la “Dirección”, los militantes de base se protegen actuando por su cuenta, decidiendo en estructuras locales o en grupos de afinidad la posición que estiman justa y esto es en ciertos casos una sana reacción proletaria frente a la política oficial. Sin embargo, este método localista y de sálvese quien pueda, es contraproducente y muy negativo en una organización proletaria. En esta “Debe proscribirse la concepción según la cual tal o cual parte de la organización puede adoptar frente a la clase o frente a la organización posiciones o actitudes que le parecen correctas en lugar de las de la organización que serían erróneas, pues: (.) si la organización va por un camino equivocado, la responsabilidad de los miembros que creen defender una posición correcta no es salvarse ellos, sino llevar a cabo una lucha dentro de la organización para que vuelva por "buen camino"; (.) esa concepción conduce a que una parte de la organización imponga arbitrariamente su propia posición a toda la organización sobre tal o cual aspecto del trabajo (local o específico)” (ídem., nota 4).
Esta actitud de contribuir desde cualquier instancia de la organización (sea una sección local o una comisión internacional) a lograr una posición justa entre todos, es la que corresponde a la unidad de intereses que existe en una organización revolucionaria entre todos sus miembros. En cambio, en una organización de izquierda no existe unidad entre la “base” y la “dirección”. La segunda tiene como misión defender el interés general de la organización que es el del Capital nacional, mientras que la primera se halla dislocada entre tres fuerzas que cada una va hacia un lado diferente: el interés del proletariado; el asumir el interés capitalista de la organización o, el más prosaico, de hacer carrera en el escalafón burocrático del partido. De resultas de ello existe una oposición y una separación entre los militantes y los órganos centrales.
Los militantes de las organizaciones revolucionarias actuales tienen mucha dificultad para clarificar todo ello. Les atormenta la sospecha de que los órganos centrales van a acabar “traicionando”, les suele ganar el prejuicio de que los órganos centrales van a eliminar burocráticamente toda disidencia. Un mecanismo mental muy extendido es que “los órganos centrales pueden equivocarse”. Esto es verdad. Todo órgano central de una organización proletaria puede equivocarse. Pero no existe ninguna fatalidad por la cual tenga que equivocarse y si se equivoca la organización tiene los medios para corregirlo.
Ilustremos esto con un ejemplo histórico. En marzo de 1917, el Comité Central del Partido bolchevique se equivocó al preconizar el apoyo crítico al gobierno provisional salido de la revolución de febrero. Lenin, de regreso a Rusia en abril planteó las famosas Tesis de Abril para lanzar un debate en el que se comprometió toda la organización para corregir el error y enderezar el rumbo del partido[5].
Lo que muestra este episodio es el abismo que hay entre la idea preconcebida y prejuiciada de “los órganos centrales pueden equivocarse” y la visión proletaria de combatir el oportunismo allí donde se manifieste (en militantes o en todo un órgano central). Toda organización proletaria está sometida a la presión de la ideología burguesa y esto afecta tanto a cualquier militante como a los órganos centrales. El combate contra esa presión es tarea de toda la organización.
La organización política proletaria se dota de los medios de debate para corregir sus errores. Veremos en otro artículo de esta Serie el papel de las tendencias y las fracciones. Lo que queremos subrayar es que si la mayoría de la organización y especialmente los órganos centrales, tienden a tomar un camino equivocado, los camaradas minoritarios poseen medios para combatir esa deriva, como hizo Lenin en abril de 1917 que le llevó hasta pedir la convocatoria de una conferencia extraordinaria del Partido. Concretamente, “una minoría de la organización puede provocar la convocatoria de un Congreso Extraordinario a partir del momento en que es significativa (por ejemplo, las 2/5 partes); como regla general, le incumbe al Congreso zanjar las cuestiones esenciales y la existencia de una fuerte minoría que exija su celebración es indicio de que hay problemas importantes en la organización” (nota 4).
Todos miramos con asco lo que es un congreso en una organización de la burguesía, sea del pelaje que sea. Es un espectáculo con azafatas y barra libre. Los líderes vienen a exhibirse lanzando discursos aplaudidos al ritmo que imponen los palmeros o las apariciones programadas ante las cámaras de televisión. Las ponencias suscitan el desinterés más absoluto, la verdadera miga del congreso es quien va a ocupar las posiciones clave de la organización y quien va a ser purgado. El 90% de las reuniones no se ocupa en discutir, aclarar, delimitar posiciones, sino en atribuir cuotas de poder a las diferentes “familias” del partido.
Una organización proletaria necesita operar de manera diametralmente opuesta. El punto de partida de la centralización de una organización proletaria es su Congreso Internacional. El Congreso reúne y expresa al conjunto de la organización y ésta, de forma soberana, decide las orientaciones y los análisis que han de guiarla. Las Resoluciones que toma el congreso definen el mandato de trabajo de los órganos centrales. Estos no pueden actuar de manera arbitraria según los designios o caprichos de sus miembros, sino que deben tomar como punto de partida de su actividad las resoluciones del Congreso.
El 2º Congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, 1903) llevó a la famosa escisión entre bolcheviques y mencheviques. Uno de los motivos de la escisión y de la fuerte controversia entre ambos sectores es que estos últimos no respetaron las decisiones del Congreso. Lenin en su libro Un paso adelante dos pasos atrás, combatió esta actitud desleal que mostraba en ella misma una postura burguesa. En efecto, se puede no estar de acuerdo con las decisiones de un congreso, sin embargo, la actitud correcta es la de presentar claramente las divergencias y llevar un debate paciente para lograr su esclarecimiento.
“El momento culminante en que se expresa con toda su amplitud la unidad de la organización es su Congreso Internacional. En él se define, enriquece o rectifica el programa de la CCI, se precisan o modifican sus modalidades de organización o funcionamiento, se adoptan análisis y orientaciones de conjunto, se hace un balance de sus actividades anteriores y se elaboran sus perspectivas de trabajo para el futuro. Por ello la organización en su conjunto debe asumir con el mayor cuidado y energía la preparación del Congreso. Las orientaciones y decisiones de los Congresos deben servir de referencia permanente para la vida de la organización” (nota 4). En un congreso proletario no se viene a realizar cenáculos donde se conspira contra los rivales, sino a discutir, comprender, adoptar posiciones de la forma más consciente posible.
En las organizaciones burguesas los pasillos son el corazón del congreso, en ellos se chismorrea, se conspira entre rivales, se tejen maniobras e intrigas, son la trastienda donde verdaderamente se decide el congreso. Como dice Ciliga en su libro antes citado “Las sesiones eran medianamente aburridas. Para los participantes las sesiones públicas eran pura palabrería. Todo se decidía entre bastidores” (página 61).
En una organización proletaria “los pasillos” deben ser proscritos como centros de decisión y reducirlos a un momento de descanso o para trabar lazos fraternos entre militantes. El corazón del Congreso debe estar única y exclusivamente en las sesiones oficiales. Allí, los delegados tienen que evaluar muy cuidadosamente los documentos sometidos al congreso, pidiendo aclaraciones y formulando enmiendas, críticas, proposiciones. Se juega el futuro de la organización pues las resoluciones del congreso no son papel mojado o retórica, sino acuerdos conscientemente tomados que deben servir de guía y orientación a la organización y ser la base de sus actividades.
Las orientaciones y decisiones del Congreso obligan a toda la organización. Sin embargo, eso no quiere decir que sean infalibles. La discusión regular internacional puede llegar a la conclusión de que hay errores que deben rectificarse o bien que la evolución de la situación histórica plantea cambios que deben ser reconocidos. Ello puede llevar hasta la convocatoria de un congreso extraordinario. Ahora bien, todo ello debe hacerse con rigor y seriedad y sobre la base de una discusión internacional amplísima y profunda. Esto no tiene nada que ver con lo que suele suceder en las organizaciones izquierdistas donde los perdedores de un congreso intentan tomarse la revancha planteando “nuevas posturas” que les sirvan de palanca para ajustar cuentas con los vencedores.
En una organización proletaria, el Congreso da unas orientaciones que definen el mandato del órgano central, el cual representa la unidad y la continuidad de la organización entre un congreso y el siguiente. En un partido burgués, el órgano central es una herramienta de poder pues debe sujetar la organización a las necesidades del Estado y del capital nacional. El órgano central es una elite separada del resto de la organización y consagrada a controlarla, vigilarla e imponerle las decisiones. En una organización proletaria el órgano central no está separado del conjunto de la organización, sino que es su expresión activa y unitaria. El órgano central no es la cumbre privilegiada y todopoderosa de la organización, sino un medio de expresarla y desarrollarla.
“Contrariamente a ciertas concepciones, sobre todo las llamadas "leninistas", el órgano central es un instrumento de la organización y no al revés. No es la cumbre de una pirámide según una visión jerárquica y militar de la organización de los revolucionarios. La organización no está formada por un órgano central más los militantes, sino que es un tejido firme y unido en cuyo seno se insertan, y viven todos sus componentes. Ante todo, hay que ver al órgano central como el núcleo de una célula que coordina el metabolismo de una entidad viva” (nota 4)
La estructura de las organizaciones izquierdistas es una jerarquía que va desde la cúpula nacional a las organizaciones regionales, la cuales a su vez se dividen en “frentes” (obrero, profesionales, intelectuales etc.), y, abajo del todo, las células. Esta forma de organización es heredada del estalinismo que en 1924 impuso la famosa “bolchevización” con la excusa de “ir a la clase obrera”.
Esta demagogia ocultaba la eliminación de la estructura clásica de las organizaciones obreras que se basa en secciones locales donde todos los militantes de una ciudad se agrupan para darse tareas globales y una visión global. En cambio, la estructura de la “bolchevización” lo que pretende es dividir a los militantes y encerrarlos en un ámbito cerrado de fábrica, corporación, profesión, sector social… Sus tareas son puramente inmediatas, corporativas, quedan encerradas en un pozo, donde solo se ven problemas inmediatos, particulares y localistas. El horizonte de los militantes se reduce sensiblemente, en lugar de una visión histórica, internacional y teórica, queda reducido a un quehacer inmediato, corporativo – localista y puramente pragmático. Esto los empobrece gravemente y permite a la cúpula directiva manipularlos a conveniencia y, de esta forma, someterlos a los intereses del capital nacional disfrazados con demagogia popular y obrerista.
Los resultados de esa famosa “bolchevización”, en realidad atomización de los militantes en guetos de empresa, los constata Ciliga “La gente que me encontré allí –colaboradores permanentes del Komintern– parecía que encarnaban las estrecheces de la propia institución y la grisalla del edificio que la albergaba. No tenían ni envergadura ni amplitud de miras, y no manifestaban ninguna independencia en su pensamiento. Esperaba gigantes, me encontré con enanos. Esperaba recoger las enseñanzas de maestros venerables y me encontré con lacayos. Bastaba con asistir a algunas reuniones del partido para darse cuenta de que las discusiones sobre las ideas no jugaban más que un papel completamente secundario en esta lucha. El papel protagonista lo tenían las amenazas, los métodos intimidatorios y el terror” (Página 30).
Para reforzar aún más el aislamiento y la ignorancia teórica de los militantes, el “comité central” suele nombrar toda una red de “comisarios políticos” sometidos estrictamente a su disciplina y encargados de hacer de correa de transmisión de las consignas de la “dirección”.
Radicalmente opuesta es la estructura que deben darse las organizaciones revolucionarias. Las secciones locales tienen como principal tarea estudiar y pronunciarse sobre los asuntos del conjunto de la organización, así como el análisis de la situación histórica y el tratamiento de los temas teóricos generales que se consideren necesarios. Naturalmente, ello no excluye, sino que da sentido y fuerza a la actividad local de intervención, prensa y discusión con compañeros o grupos interesados. Sin embargo, las secciones celebran “reuniones regulares cuyo orden del día está compuesto por las principales cuestiones debatidas en el conjunto de la organización: de ninguna manera el debate puede ser ahogado” (nota 4). Al mismo tiempo, se hace necesaria la “circulación lo más amplia posible de las diferentes contribuciones hechas en el seno de la organización utilizando los instrumentos previstos para ello”. Los boletines internacionales de discusión son el medio para canalizar el debate internacional y hacerlo fluir en todas las secciones.
C. Mir 16-01-18
[1] La Internacional Comunista después de Lenin, página 353 de la edición española, Akal Editores.
[2] Los carbonarios eran una sociedad secreta burguesa de carácter político que desarrolló sus actividades en Europa en los siglos XVIII y XIX. Los que querían entrar en ella tenían que someterse a una serie de pruebas y ritos [Nota de Trotski]
[3] Ante Ciliga, En el país de la gran mentira página 40 edición española. Sobre este libro ver el segundo artículo de la presente serie. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [15]
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [12]
[5] Para un análisis de cómo el partido bolchevique cayó en el error oportunista y cómo un debate a fondo logró enderezarlo ver Las Tesis de Abril faro de la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2787/i-1917-las-tesis-de-abril-1917-faro-de-la-revolucion-proletaria [16] Se pueden consultar los capítulos XV y XVI del primer tomo de la Historia de la Revolución Rusa de Trotski, ver https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_15.htm [17] y https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_16.htm [18]
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INTRODUCCION DE LA CCI
En la Resolución sobre la situación mundial de nuestro último congreso[1] alertamos sobre un problema importante para el proletariado: su pérdida de identidad como clase. “Después de 1989, tras hundimiento de los regímenes “socialistas”, apareció un nuevo factor cualitativo: la impresión de la imposibilidad de una sociedad moderna no basada en los principios capitalistas. En esas circunstancias, es mucho más difícil para el proletariado desarrollar no solamente su conciencia y su identidad de clase, sino incluso sus luchas económicas defensivas, pues la lógica de las necesidades de la economía capitalista pesa mucho más si ésta parece no tener alternativa alguna”.
Por ello, nos ha parecido de un gran interés el texto que publicamos a continuación y que ha escrito un compañero muy próximo a la CCI.
El texto trata de ir a la base misma y más elemental del asunto: qué son las relaciones sociales de producción, qué son las clases sociales y quién es el proletariado.
A estas preguntas responde con mucho rigor efectuando una investigación en las contribuciones del marxismo aunque, simultáneamente, combatiendo la falsificación que realiza la burguesía para quien las clases sociales o bien son negadas o bien son transformadas en un concepto de categoría sociológica dentro de una “estratificación social”, con lo cual se impone el dogma sin base científica que más repite la burguesía: la sociedad actual no está dividida en clases sino que es una suma de individuos ciudadanos. Unos, gracias a sus méritos o a la “suerte”, formarían parte de la élite de triunfadores, el resto, por su torpeza, su indolencia, su falta de ambiciones o, simplemente, su “mala suerte”, pertenecería a la vasta categoría de “los de abajo”, los fracasados, los inadaptados, los inútiles, todos aquellos cruelmente arrojados a la cuneta en la carretera de brutal competencia. Así pues, “cada cual tiene lo que se ha ganado”, pues cada uno sería un mundo aparte, autónomo y encerrado en sí mismo, y que además iría “a la suya” compitiendo a muerte con los demás.
Los únicos lazos que podrían unir a esa suma de individuos atomizados serían, por supuesto, la Nación, grande o pequeña (España versus Cataluña) o todo tipo de grupos identitarios (las mujeres, las razas, los homosexuales etc.). Con ello lo esencial de esta sociedad -la división entre dos clases antagónicas, burguesía y proletariado- quedaría totalmente negada para dar pie a lo que la burguesía necesita: una masa amorfa de ciudadanos que vota cada cuatro años, que se encierra en sus asuntos particulares y que compite ferozmente con los demás por “lo que es suyo”. El colmo de ello sería dar la vida por la Patria o por la Democracia en los conflictos imperialistas y en las tensiones centrífugas de tinte nacionalista.
Contra estas mentiras el análisis marxista científico de la división de la sociedad en dos grandes clases antagónicas -burguesía y proletariado- es imprescindible y en su desarrollo y esclarecimiento toda contribución es bienvenida, más aún si está hecha con la seriedad y profundidad que aporta el compañero.
Es evidente, que este documento es un punto de partida muy interesante. Habrá que desarrollar nuevos aportes. Por ejemplo, ¿Cuál es la piel actual del proletariado? ¿El hecho de que haya descendido el número de trabajadores de mono azul concentrados en grandes fábricas significaría que habría desaparecido la clase obrera? ¿Ha sido siempre idéntica la composición y configuración de la clase obrera o bien esta ha ido cambiando con la evolución del capitalismo? Para estas y otras muchas cuestiones, las contribuciones y los debates son absolutamente necesarios.
CONTENIDOS:
1. De la poca claridad y la mezcla de conceptos con la sociología burguesa
2. De darlo por sentado a tener que definirlo
3. La relación del desarrollo del capitalismo con el fin de las viejas organizaciones
4. ¿Qué es la sociedad y qué son las relaciones sociales?
5. La división de la sociedad en clases
6. Una definición marxista de 'clase social'
La teoría burguesa es maquiavélica por definición, sean todas sus facciones conscientes o no de ello. La confusión en los conceptos, el vaciar de contenido proletario términos emergidos de la lucha de la clase obrera es una experiencia que existe por lo menos ya desde los tiempos de El Manifiesto Comunista, en el que se evidencia la existencia de diferentes 'socialismos': el socialismo feudal, el “verdadero socialismo”, el socialismo burgués y “toda esta pretendida literatura socialista y comunista que circula por Alemania” que entre otras cosas “dio a todos sus servilismos y vilezas un hondo y oculto sentido socialista, tornándolos en lo contrario de lo que en realidad eran”; “era una especie de melifluo complemento a los feroces latigazos y a las balas de fusil con que esos gobiernos recibían los levantamientos obreros”. Respecto a una de estas modalidades de 'socialismo' es ilustrativo entender cómo en esa situación histórica “La tormenta revolucionaria de 1848 barrió a toda esta escuela apolillada y quitó a sus personajes las ganas de seguir jugando con el socialismo”. Sin embargo, a la burguesía como clase, lejos de habérsele quitado las ganas, necesita “seguir jugando con el socialismo”. Esta necesidad corresponde a la misma naturaleza de la burguesía para la que “gobernar significa poner a tus súbditos en una situación en la que no te puedan molestar o tan siquiera pensar en molestarte”; “pues un hombre que en todas partes quiera hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no lo son. Por lo cual es necesario que todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad” (Extractos de El Príncipe, de N. Maquiavelo, 1532[2]).
La referencia al «espectro del comunismo» al comienzo del Manifiesto del Partido comunista de 1848 se ha convertido en una de las expresiones más célebres de la literatura mundial. Sin embargo, no se sabe generalmente a qué hace referencia verdaderamente ese pasaje. En realidad, la atención del público de la época no se centraba tanto en el comunismo del proletariado sino sobre el comunismo falso y reaccionario de las otras capas sociales e incluso de la misma clase dominante. Lo que quería decir realmente es que la burguesía, no osando combatir abiertamente y por tanto reconocer públicamente las tendencias comunistas que estaban actuando entonces en la lucha proletaria, utilizaba esta confusión para luchar contra el desarrollo de una lucha obrera autónoma. «¿Qué partido de oposición no ha sido tildado de comunista por sus adversarios en el poder?» se pregunta el Manifiesto, «¿Qué partido de la oposición no ha lanzado la acusación oprobiosa de comunista al más oposicional que exista, lo mismo que contra sus adversarios reaccionarios?».
Ya en 1848 este «espectro del comunismo impostor estaba en el centro de la controversia pública lo cual hacía particularmente difícil al joven proletariado tomar conciencia de que el comunismo, lejos de ser una cosa separada u opuesta a la lucha de clase cotidiana, no era otra cosa que su misma naturaleza, la significación histórica y el objetivo final de la misma” (El espectro del comunismo burgués, Corriente Comunista Internacional[3]).
Los conceptos sencillos de 'clase social' o 'relaciones sociales' han sido también intencionadamente falsificados o redefinidos, normalmente de forma confusa, más allá de un posible proceso inconsciente de la evolución de un término para adaptarse a la sociedad burguesa. Un proceso enlazado a la traición de los partidos socialistas y comunistas de la II y III Internacional, y la contrarrevolución más destructiva en nombre del 'comunismo'. Esta confusión no tiene solo componentes irracionales y automáticos del peso de la ideología burguesa y la adaptación pasiva a la sociedad burguesa, sino que responde también a una estrategia manipulativa de la clase dominante. La burguesía 'sabe', en su sentido pragmático, lo que es el comunismo o al menos lo que significa su desarrollo, y sabe que lo que ella vende como comunismo no es lo mismo. Es decir, no se trata de un despiste, y mucho menos una “evolución natural del término”[4].
No es en realidad la confusión teórica (1) difundida por la burguesía por un lado y (2) fruto de la adaptación pasiva a la sociedad burguesa por otro, la única fuerza reaccionaria que se opone al desarrollo de la clase obrera y la identidad de clase. Esta confusión teórica está integrada en un proceso de despolitización de la clase, de aislamiento, división por sectores productivos, naciones, etc, de individualismo y competencia... que al romper las relaciones políticas del proletariado hacen mucho más difícil el mero hecho de pensar en términos de relaciones sociales.
Tal vez exista poca claridad si buscamos encontrar un texto en concreto que de una definición clara y precisa de lo que son las clases sociales. O un apartado concreto de un texto, resaltado en un cuadro explicativo sobre el resto. Tal vez en ningún momento se necesitó abordar esta cuestión específica tan directa, sencilla y concretamente, pero lo escrito a continuación podría llegar a verse como una colección de fragmentos históricos enlazados coherentemente. Por eso, la supuesta confusión marxista en el concepto como dice la teoría sociológica burguesa: “A pesar de la importancia del concepto de clase para el movimiento político marxista, muchos autores destacan como sorprendente que el propio Marx nunca diera una definición precisa de clase en ninguno de sus escritos, a pesar de describir muchas de sus características” [5] se basa más en una incomprensión o distorsión por la burguesía que en una verdadera ausencia de significado. La definición se desprende lógicamente del desarrollo de otros términos como es 'sociedad', que aparentemente la burguesía no tiene problema en concebir como un “sistema organizado de relaciones” y del estudio del desarrollo histórico de la misma y su división en clases, como veremos a continuación.
La explicación histórica de la pérdida de identidad de clase y su confusión teórica es al menos en parte paralela a la del desarrollo de la moral de la clase obrera, a pesar de que la cuestión sí fue desarrollada al principio por Marx y Engels. Sin embargo, ha sufrido una especie de desvanecimiento confuso.
“Si en el pasado, a pesar de las importantes citas aquí copiadas, no se desarrolló demasiado la cuestión, fue porque el movimiento del proletariado contaba con una larga y rica tradición de vida organizacional, en la que la mayoría de sus militantes observaban unas reglas para debatir, para dirigirse a sus camaradas, para convivir con ellos, para prestarles auxilio y toda su confianza y solidaridad cuando la necesidad lo requería; es decir, observaban una moral obediente a la naturaleza misma de la clase proletaria: la clase de la solidaridad, de la confianza, la portadora de las verdaderas capacidades creativas de la humanidad y de una verdadera cultura humana. Y lo más importante: esa tradición no había sido quebrantada y arrastrada por el fango como lo ha sido hoy todo lo que tiene que ver con el comunismo, no era acuciante la necesidad de recuperar algo que, para los revolucionarios, sólo empezó a perderse cuando empezó a degenerar la II Internacional” (La importancia del debate moral y organizativo, CCI[6]).
Con la identidad de clase sucede algo parecido. La clase obrera, hasta principios de siglo 20 con la entrada de la sociedad capitalista en su decadencia, había podido desarrollarse políticamente como clase en organizaciones permanentes de masas[7]. La identificación con el sistema de relaciones de una clase u otra era más sencillo en ese sentido y aunque la clase obrera no se había desarrollado hasta su punto más alto a la par que el desarrollo del capitalismo (lo cual podemos observar en la práctica en las diferencias entre las revoluciones de 1871 y 1905-1917), y precisamente por eso, sí tenía una vida política de clase más allá de su vida económica de clase dominada. Eso sí, en formas de organización muy volcadas a la participación en el capitalismo tal y como era en aquella época -una sociedad todavía capaz de un desarrollo histórico (ascendencia del capitalismo)- pero que, como tales no podían superar la sociedad burguesa y en cierta forma dependían de ella (fracción parlamentaria, sindicatos etc.)
Pero la clase obrera desde entonces, y al alcanzar el punto en que se abre su posibilidad revolucionaria, ya no podía desarrollarse políticamente 'a la par' que el desarrollo del capitalismo. La extensión del mercado a nivel mundial y por tanto la unificación social del planeta completo, y el desarrollo completo de la clase obrera (clase imprescindiblemente necesaria para el funcionamiento de la sociedad burguesa, pero dominada), a la vez que agudiza al máximo las contradicciones entre clases, por eso y en este proceso, abre la posibilidad de la revolución proletaria mundial y del surgimiento espontáneo de organizaciones que sí pueden superar, rebasar, subvertir la sociedad burguesa (la huelga de masas, consejos obreros, soviets) y generalizar las relaciones sociales internas de la clase obrera al conjunto de la sociedad. Es decir, organizaciones con la potencialidad de no solo defenderse de la vieja sociedad sino de construir una socialmente superior a partir de las condiciones construidas por la vieja. Pero por contra, no son organizaciones sociales de masas permanentes en la sociedad burguesa.
Hasta entonces, integrarse en la organización de una u otra clase era más intuitivamente apreciado, precisamente por la existencia permanente de la organización política (es decir, para sí misma) masiva de la clase obrera.
“Mientras el capitalismo cumplía una función históricamente progresista y el proletariado no estuvo suficientemente desarrollado, las luchas proletarias no podían llegar a transformarse en una revolución mundial triunfante pero sí que permitían a la clase obrera reconocerse y afirmarse como clase, a través de la lucha sindical y parlamentaria, para obtener verdaderas reformas y mejoras duraderas de sus condiciones de existencia. A partir del momento en que el sistema capitalista entra en decadencia, la revolución comunista mundial se plantea ya como posibilidad y como necesidad, en el orden del día de la historia. Esto trastorna totalmente las formas del combate proletario, incluso en el plano inmediato de las luchas reivindicativas, que no se expresan, ni en sus contenidos ni en sus formas, por los medios de lucha que se forjaron en el siglo XIX, como el sindicalismo y la representación parlamentaria de sus organizaciones políticas”[8].
Precisamente porque debido al desarrollo del capitalismo verdaderas reformas y mejoras duraderas para la clase (como clase, no como individuos o sectores separados, sino como clase en su conjunto) no son ya posibles: las formas previas de lucha parlamentaria de clase y lucha sindical de clase simplemente ya no existen. Sin embargo, la burguesía aprendió (tanto por aprovecharse de la adaptación pasiva del oportunismo y el centrismo, como por acción deliberada) a mistificarlas, a continuarlas artificialmente y en apariencia, de forma que 'se ven' como las mismas viejas formas, aunque estas sean organizaciones completamente diferentes, absorbidas directamente por el estado, o haciendo las mismas funciones que las que sí lo están. Estas formas de organización y lucha están completamente obsoletas, ya llegaron hace tiempo a sus cumbres y límites.
El propio entendimiento de la existencia de clases y de qué son estas se ha visto mezclado en la teoría y en la práctica con las apreciaciones burguesas sobre la división de su sistema social en escalones cuantitativos según el salario o según el poder económico de una nación en el monopoly internacional. Así, en las democracias occidentales habría un espectro de clases más o menos bajas a más o menos altas, pero que desde luego serían más altas que las clases medias-bajas del “segundo y tercer mundo”.
Estas teorías no pretenden ser solo una apreciación de las infinitas divisiones de la humanidad en la sociedad burguesa, sino que pretenden reforzar una infinita diferencia de identidades y, conseguido esto, relativizar lógicamente esas diferencias como una nimiedad salvable con la llamada 'movilidad social', en la escalera de la sociedad burguesa.
Y no solo eso, sino que pretenden ¡que la teoría de la clase obrera, cuando hablaba de clases sociales, se refirió siempre a estos mismos escalones que la burguesía llama 'clases'! Que la clase obrera serían los más pobres, o los trabajadores de determinados sectores como la construcción, las fábricas de automóviles, ferroviarios, mineros..., o los que cobren entre este y este otro salario, etc.
Hemos llegado aquí a otro punto importante. Según la teoría burguesa se podría clasificar a las personas individuales por clases. Juan sería 'clase obrera' pero Mónica y Eduardo serían 'clase media'...aunque a Elena y María las podríamos etiquetar de casi-burguesas porque tienen una tienda de bicicletas. Sin embargo, la burguesía como clase según lo es para el marxismo parece no existir. Existen 'burgueses', tal vez, pero no existe burguesía, y si existe...somos todos, en oposición al segundo y tercer mundo de pobres.
Contrariamente a toda esta teoría de lo que sería cada individuo abstraído del resto en la sociedad burguesa, el concepto de clase social para la teoría marxista proletaria ha expresado siempre el desarrollo social de la especie humana.
Empecemos viendo 'qué es la sociedad' para el marxismo:
“En la producción, los hombres no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades. Para producir los hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionan con la naturaleza y cómo se efectúa la producción.
Estas relaciones sociales que contraen los productores entre sí, las condiciones en que intercambian sus actividades y toman parte en el proceso conjunto de la producción variarán, naturalmente según el carácter de los medios de producción. Con la invención de un nuevo instrumento de guerra, el arma de fuego hubo de cambiar forzosamente toda la organización interna de los ejércitos. Cambiaron las relaciones dentro de las cuales formaban los individuos un ejército y podían actuar como tal, y cambió también la relación entre los distintos ejércitos.
Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa son otros tantos conjuntos de relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial de desarrollo en la historia de la humanidad” (-subrayado propio- K. Marx, Trabajo asalariado y capital, 1849[9]).
“La producción de vida, tanto de la propia en el trabajo como de nueva vida en la procreación...aparece como una doble relación: por un lado, como una relación natural, por otro lado, como una relación social. Por 'social' nosotros entendemos la cooperación de varios individuos, sin importar bajo qué condiciones, de qué manera y con qué fin. De esto se deduce que cierto modo de producción, o etapa industrial, está siempre combinado con un cierto modo de cooperación, o etapa social, y este modo de co-operación es en sí mismo una "fuerza productiva". (…)
(…) La consciencia del ser humano de la necesidad de asociarse con los individuos que le rodean es el comienzo de la consciencia de que está viviendo en sociedad en modo alguno. Este comienzo es tan animal como la vida social misma en esta etapa. Es mera consciencia de manada, y llegado este punto el ser humano solo se distingue de las ovejas por el hecho de que en él la consciencia toma el lugar del instinto o que su instinto es un instinto consciente. Esta consciencia tipo-oveja o tribal recibe su adicional desarrollo y extensión a través del incremento de la productividad, el incremento de necesidades, y, algo que es fundamental para ambas cosas, el aumento de la población. Con estas se desarrolla la división del trabajo” ( -subrayado propio- K. Marx, La Ideología Alemana[10])
Las condiciones en que enlazan e “intercambian sus actividades y toman parte en el proceso conjunto de la producción”, estos modos de cooperación “de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades” son las relaciones sociales. Es un concepto simple y concreto para entender la ecología social, el mundo social, la experiencia social de los humanos, y que aparece en este fragmento varias veces.
La sociedad está constituida por tanto por la integración de diferentes relaciones sociales formando un sistema. Comprende las formas de organización de la actividad de unos miembros de la sociedad respecto de otros, entre todos los miembros de un grupo y que podríamos imaginarlas siendo establecidas conscientemente (cómo dividir el trabajo, cómo distribuir los productos, a quiénes corresponde esto y lo otro, etc.) . Sin embargo, en el transcurso de la historia de la sociedad, solo la clase obrera está en posición de hacerlo así ya que hasta este punto se han establecido en base a la urgente necesidad de desarrollar las fuerzas productivas, y por tanto la riqueza de la sociedad, pero bajo la única posibilidad de hacerlo mediante la riqueza de unas clases dominantes en detrimento de otras dominadas. Una urgente e inconsciente motivación competitiva.
Es decir, solo el proletariado está en posición de entender y juzgar conscientemente la destrucción o desarrollo de relaciones sociales concretas.
Puede parecer una obviedad clarificar este concepto, pero no lo es en absoluto. Es un concepto que, por razones parecidas a 'clase social' aparece como “demasiado amplio como para ser entendido” en una sociedad que tiende a la descomposición de dichas relaciones.
Parece fácil concebir la relación personal entre dos amigos, aunque estos se encuentren cada uno en un extremo del mundo, ambos perciben, piensan y conocen la existencia de unos lazos, fruto de una experiencia juntos. No les hace falta tocarse para apreciar esto. La experiencia que cuenta en el caso de las relaciones sociales es una experiencia, necesidad y progreso históricos, más allá del recorrido vital de personas concretas, y en este sentido independientes de la voluntad de individuos concretos.
“En la producción social de su existencia, los humanos inevitablemente entran en relaciones concretas, las cuales son independientes de su voluntad, es decir relaciones de producción apropiadas para una etapa dada en el desarrollo de sus fuerzas materiales de producción. La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, los verdaderos cimientos, sobre los cuales se erige una supraestructura legal y política, y a la cual corresponden formas concretas de consciencia social” (K. Marx. Prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política[11]. 1859).
Estas “formas concretas de consciencia social” pueden ser en la práctica justificantes, reforzantes de aquellas relaciones sociales... o críticas, subversivas de estas. Pero de todos modos surgen de aquellas.
Tomamos aquí unos fragmentos de “El origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado” [12]para explicar este apartado:
“Pero no en todas partes se detuvieron los hombres en esta etapa. En Asia encontraron animales que se dejaron primero domesticar y después criar. Antes había que ir de caza para apoderarse de la hembra del búfalo salvaje; ahora, domesticada, esta hembra suministraba cada año una cría y, por añadidura, leche. Ciertas tribus de las más adelantadas —los arios, los semitas y quizás los turanios—, hicieron de la domesticación y después de la cría y cuidado del ganado su principal ocupación. Las tribus de pastores se destacaron del resto de la masa de los bárbaros. Ésta fue la primera gran división social del trabajo. Las tribus pastoriles, no sólo produjeron muchos más, sino también otros víveres que el resto de los bárbaros. Tenían sobre ellos la ventaja de poseer más leche, productos lácteos y carne; además, disponían de pieles, lanas, pelo de cabra, así como de hilos y tejidos, cuya cantidad aumentaba con la masa de las materias primas. Así fue posible, por primera vez, establecer un intercambio regular de productos”. (...)
“A consecuencia del desarrollo de todos los ramos de la producción —ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos—, la fuerza de trabajo del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios para su sostenimiento. También aumentó la suma de trabajo que correspondía diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la familia aislada. Era ya conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos. Dadas todas las condiciones históricas de aquel entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad del trabajo, y por consiguiente la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer consigo necesariamente la esclavitud. De la primera gran división social del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad en dos clases: señores y esclavos, explotadores y explotados. Nada sabemos hasta ahora acerca de cuándo y cómo pasaron los rebaños de propiedad común de la tribu o de las gens a ser patrimonio de los distintos cabezas de familia; pero, en lo esencial, ello debió de acontecer en este estadio (...)
(…) Con la esclavitud, que alcanzó su desarrollo máximo bajo la civilización, se realizó la primera gran escisión de la sociedad en una clase explotadora y una clase explotada. Esta escisión se ha sostenido durante todo el período civilizado. La esclavitud es la primera forma de la explotación, la forma propia del mundo antiguo; le suceden la servidumbre, en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Éstas son las tres grandes formas del avasallamiento, que caracterizan las tres grandes épocas de la civilización; ésta va siempre acompañada de la esclavitud, franca al principio, más o menos disfrazada después”.
Vemos pues que las clases son el producto de una división de la sociedad en cierto estadio de desarrollo de sus fuerzas productivas, y no de un escalonamiento gradual de una sociedad eternamente armónica. Esta división pivota sobre la relación de propiedad de toda la sociedad respecto de los medios de producción social (incluyendo entre estos las distintas formas de cooperación social entre seres humanos y ciertos productos de dicha cooperación (por ejemplo, según Wikipedia: “hay que incluir también entre las fuerzas productivas todos los procedimientos laborales, el agrupamiento de los obreros en fábricas o talleres y luego en complejos industriales, la división del trabajo y su racionalización, entre otros”) y el resto de productos sociales acumulados a lo largo de su historia. Al no estar toda la sociedad en la misma relación de propiedad respecto de estos existe una efectiva división de la misma.
Según la teoría burguesa, las sociedades o la sociedad es un 'sistema organizado de relaciones que se establecen entre este conjunto de personas'. Sin embargo, la burguesía sería una 'clase social formada por las personas acomodadas que logran tener propiedades y capital'...y a clase obrera es, ¡ “según Karl Marx” !, ‘individuos que venden su fuerza de trabajo por un salario y que no poseen los medios de producción’.
Es decir, que, para definir la sociedad, la burguesía no tiene ningún problema en verla como un sistema de relaciones sociales, pero cuando habla de clases, estas ya no serían relaciones sino simplemente individuos aislados sin relación social alguna, conglomerados en abstracto por su nivel económico, su salario, oficio, etc.
Para la burguesía, a pesar de ser ella una clase y funcionar como tal, no conviene presentar la sociedad que domina en términos de clases sociales (y por tanto sistemas de relaciones sociales antagónicas) sino modificar el significado de este término para expresar una diferencia gradual y escalonada.
Esta visión acota el conjunto de la sociedad a las relaciones sociales de su clase burguesa, de competencia. Y no es solo una 'imaginación errónea y delirante' de la burguesía, sino que ve precisamente lo que sus relaciones sociales como clase proyectan en la práctica sobre el conjunto de la sociedad, y por tanto verdaderamente existen en gran medida para el conjunto de la sociedad. Pero no existen solo estas.
En este sentido, la burguesía, aunque sabe de la existencia de otras relaciones sociales antagónicas a las suyas, tiene que negarlas en teoría para controlarlas en la práctica y que funcionen dominadas, sometidas a su dominio de clase (¡las necesita para mantener y desarrollar la producción!). Por tanto, por muy decorada que esté esta visión (ciudadanismo, democracia, etc.), la teoría burguesa no describe nada más que a individuos aislados en eterna competencia.
“La competición separa a los individuos unos de otros, no solo a la burguesía, pero aún más a los trabajadores, a pesar del hecho de que los une. Por lo tanto, pasa mucho tiempo antes de que estos individuos puedan unirse, aparte del hecho de que, para los propósitos de esta unión, si no ha de quedarse en un fenómeno local, los medios necesarios, las grandes ciudades industriales y las comunicaciones baratas y rápidas, tienen primero que ser producidas por la gran industria. Por lo tanto, cada poder organizado que se levante contra estos individuos aislados, que viven en relaciones, reproduciendo diariamente este aislamiento, solo puede superarse después de largas luchas. Exigir lo contrario equivaldría a exigir que la competencia no exista en esta época definida de la historia, o que los individuos deberían desterrar de sus mentes relaciones sobre las cuales, en su aislamiento, no tienen control” (Marx, La ideología alemana).
De la misma forma que la sociedad es un sistema de relaciones sociales, también lo son las clases. El sistema social, la sociedad, cuando dividida en clases, engloba las relaciones dentro de las clases y los antagonismos (relaciones antagónicas) entre estas.
Contra la visión individualista de la sociología burguesa que concibe las clases como una agregación de individuos sin relación, las clases no son sino el producto de la división de la sociedad, de una única sociedad. La consecuencia lógica del tipo de división que hemos visto no puede resultar más que en clases dominantes y dominadas, explotadoras y explotadas. No se trata de un “mayor o menor grado cuantitativo de explotación o dominación” lo que caracteriza a las clases antagónicas sino la dominación y la explotación como procesos sociales cualitativos en sí mismos.
Una clase social es, salvando las limitaciones de una definición y teniendo en cuenta todo lo anterior, un sistema sintético de relaciones sociales entre humanos que emerge se desarrolla irremediablemente en un antagonismo con otra/s, y desaparece en relación al desarrollo por la sociedad de las fuerzas productivas (incluido en estas el grado o modos de cooperación social) y a los cambios en las relaciones de producción. Dichas clases, en estos procesos, son las que impulsan el desarrollo o destrucción de las mencionadas fuerzas productivas y/o relaciones entre clases.
Podríamos hablar de 2 niveles del desarrollo de una clase[13]: (1) general, o económico (2) político: se forma sobre el 'general/económico' y es la organización social de una clase para sí misma, sus propios intereses y perspectivas de organización. Por ejemplo, cuando la clase obrera lucha en las guerras de la burguesía, agregado a facciones concretas de su clase antagónica, no por ello “deja de ser” la clase obrera en su funcionamiento social. No por ello cambian las relaciones de producción entre clases o dentro de las clases. No deja de ser la clase de la producción asociada combinada y despojada de los medios de producción social, la clase que necesita un régimen de propiedad común.
Sin embargo, cuando la clase obrera es alistada para la guerra imperialista sufre su máxima derrota. No solamente deja de ser una clase para sí, no solamente está completamente entregada al interés del Capital, sino que, además, y esto es lo más grave, se asesina mutuamente en una carnicería fratricida, abandona su propio ser de clase internacional que no tiene patria para sacrificarse en el altar del interés nacional de cada capital.
En circunstancias “normales”, cuando el comercio y la explotación se desarrollan de modo “pacífico”, el proletariado atomizado y dividido por la competencia, trata de ser utilizado tanto para los fines políticos como los económicos de diferentes facciones de la burguesía. Tanto para la lucha por el poder del Estado como para la competencia entre empresas, más concretamente entre capitales.
Marx escribió en 'La ideología alemana' que “Los individuos separados forman una clase solo en la medida que tienen que sostener una lucha común contra otra clase; pues de otro modo se ven enfrentados los unos a los otros como competidores”. En ese sentido, solo sería una 'clase completa' cuando funciona para sus propios intereses, y solo es una clase en cuanto que sus relaciones sociales son antagónicas a las de otra clase.
“Pero con el desarrollo de la industria, el proletariado no solo aumenta en número; se concentra en mayores masas, su fuerza crece, y crece también la consciencia de esa fuerza” (…) “los trabajadores empiezan a formar combinaciones (…) contra la burguesía; se coaligan para mantener la tasa de sus salarios; fundan asociaciones permanentes para aprovisionarse de antemano previendo revueltas ocasionales. Aquí y allá, la contienda estalla en disturbios. A veces los trabajadores salen victoriosos, pero solo por un tiempo. La verdadera victoria de sus batallas yace no en el resultado inmediato, sino en la permanente extensión de la unión de los trabajadores. Contribuyen a esta unión los mejorados métodos de comunicación, creados por la industria moderna, y que ponen en contacto a los trabajadores de diversas regiones y localidades. Era tan solo este contacto el que se necesitaba para centralizar las numerosas luchas locales, todas del mismo carácter.” (…) “El avance de la industria, cuyo promotor involuntario y automático es la burguesía, reemplaza el aislamiento de los trabajadores debido a la competición por la combinación revolucionaria debida a la asociación” (-subrayado propio-El manifiesto comunista).
El desarrollo de esta cuestión nos lleva por tanto a otra pregunta:
La clase obrera es la clase de la asociación productiva combinada, colaborativa. La clase social de la integración de las diferencias individuales en el proceso productivo.
Sin embargo, en la sociedad burguesa existe una competencia implacable para entrar en dicho proceso productivo y a su vez unas exigencias de prioridad referentes a la rentabilidad cuantitativa de extracción de plusvalía y acumulación de capital sobre el conjunto de los posibles, potenciales procesos productivos. En este sentido, las relaciones sociales capitalistas se imponen sobre la clase obrera.
Es una clase cuya relación de propiedad respecto de los medios de producción social es la de desposesión y, en consecuencia, cuya relación respecto del proceso general de producción es el de clase explotada.
Pero para entender de verdad por qué la clase obrera es lo que es y cuál es su potencial social, para entender las clases de hoy y sus líneas de desarrollo, hay que remontarse a su origen histórico. Además, entender qué es la clase obrera está sujeto a entender qué es la clase burguesa. Esta no tiene gran interés en ocultar su origen histórico, aunque, nótese la ironía, “salvando ciertas consecuencias sin demasiada importancia”, sino más bien se enorgullece de ello y lo entiende más o menos bien.
Empezamos combinando la definición de la Wikipedia española e inglesa: “La burguesía durante la Edad Media normalmente era el negociante auto-empleado con las funciones socioeconómicas del mercader, artesano, banquero, etc, es decir las de intermediario financiero entre el señor feudal y el campesino servil que trabajaba el feudo, la tierra del señor. La concentración económica debido a la aparición de organizaciones burguesas de autoprotección, los gremios, que surgieron cuando burgueses individuales entraron en conflicto con sus señores feudales en búsqueda de rentas mayores de lo acordado (o mayores de lo que convenía a la burguesía-añadido propio-), dio lugar a la progresiva des-sujeción a la jurisdicción feudal en las ciudades”.
Y ahora seguimos con un texto de la CCI: “...el papel eminentemente revolucionario desempeñado por la burguesía a lo largo de la historia. Esta clase, que aparece y se desarrolla en el seno de la sociedad feudal, vio crecer su poder respecto a la nobleza y a una monarquía cada vez más dependiente de ella tanto en lo que se refiere a sus fortunas en bienes de toda clase (telas, muebles, especias, armas) como a la financiación de sus gastos. Al agotarse las posibilidades de roturar los montes y extender las tierras cultivadas se fue secando una de las fuentes de la dinámica de las relaciones de producción feudales que, junto a la constitución de grandes reinos, el papel protector de las poblaciones -que había sido inicialmente la vocación principal de la nobleza- pierde su razón de ser, así el control de la sociedad por esta clase pierde sentido y se convierte en una traba al desarrollo de dicha sociedad. Esto se amplifica por el hecho de que ese desarrollo es cada vez más tributario del crecimiento del comercio, la banca y el artesanado de las grandes ciudades que logra un progreso considerable de las fuerzas productivas.
Así la burguesía, poniéndose a la cabeza del cuerpo social, primero en la esfera económica y después en la esfera política, libera a la sociedad de las trabas que la habían hundido en el marasmo y crea las condiciones de un crecimiento de las riquezas más formidable que la humanidad haya conocido. Y al mismo tiempo sustituye una forma de explotación, la servidumbre, por otra forma de explotación, el trabajo asalariado. Para ello, durante el período que Marx llama la acumulación primitiva, toma medidas de una barbarie tal que bien podían compararse a las impuestas a los esclavos, para que los campesinos se vieran obligados a vender su fuerza de trabajo en las ciudades (ver, a este respecto, las páginas admirables del libro Iº de El Capital). Esa barbarie es el anuncio de la barbarie que empleará el capital para explotar al proletariado (trabajo de niños pequeños, trabajo nocturno de mujeres y niños, jornadas de trabajo de hasta 18 horas, encierro a los trabajadores en las «Work-houses», etc.) hasta que las luchas de este no logren obligar a los capitalistas a atenuar la brutalidad de sus métodos”[14]
El nacimiento del proletariado en América siguió un proceso equivalente en el que “los indígenas locales demostraron ser demasiado difíciles de esclavizar en cantidades suficientes y se resistían a la invasión violenta de su tierra natal, pero afortunadamente para los aventureros mercantes de Inglaterra existía una fuente de trabajo mucho más cerca de casa; a lo largo de los siglos precedentes, el campesinado inglés había sido arrancado de sus tierras y, según la descripción de Marx, "convertido en vagabundos, y luego azotado, marcado, torturado por leyes grotescamente terroristas para aceptar la disciplina necesaria para el sistema de trabajo asalariado”.
Estas leyes terroristas se usaron para desterrar a los así-llamados "bribones persistentes" a "partes más allá de los mares", lo que significaba que decenas de miles de hombres, mujeres y niños considerados una amenaza para el orden social y que suponían un excedente para las necesidades del capital nacional simplemente fueron aglutinados y embarcados para trabajar en los campos de tabaco de Virginia, donde muchos fueron forzados a trabajar hasta la muerte o torturados si intentaban escapar (...)
Casi dos tercios de todos los inmigrantes blancos en las colonias americanas de Inglaterra - entre 350 y 375,000 personas - llegaron como sirvientes contratados, obligados a trabajar desde tres hasta once años o más a cambio de su pasaje y necesidades básicas. (...)
Incluso si sobrevivían al final de su servidumbre era mucho más probable que se unieran a las filas del proletariado que adquirieran la posesión de una pulgada cuadrada del Nuevo Mundo”[15].
“El sueño de una sociedad igualitaria, sin amos y sin explotación, que podían albergar los esclavos o los siervos, era una quimera porque el grado de desarrollo económico alcanzado por la sociedad en aquel tiempo no permitía la abolición de la explotación. En cambio, el proyecto comunista del proletariado es perfectamente realizable, no solo porque el capitalismo ha creado las premisas para tal sociedad, sino porque es el único proyecto que puede sacar a la humanidad del marasmo en el que se hunde” (ver nota 13).
La clase obrera es por tanto a la vez que todo lo dicho en el apartado anterior, en resumidas cuentas, la clase del comunismo. Vemos esto a través algunos fragmentos de “La Ideología Alemana”, que describen el enlace de lo que es la clase obrera 'en general' con su potencialidad sociohistórica:
Para que la sociedad capitalista “se convierta en un poder “intolerable”, es decir, en un poder contra el que los humanos hacen una revolución, debe necesariamente haber transformado a una gran masa mayoritaria de la humanidad en “desposeída” y producido, al mismo tiempo, la contradicción de un mundo de abundantes riquezas y cultura, lo que presupone en ambos casos un gran incremento del poder productivo, un alto grado de su desarrollo”. Esta “es también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la necesidad, y con miseria se reproduciría de nuevo la lucha por lo indispensable y todo el viejo negocio inmundo”.
El desarrollo del capitalismo ha conectado e igualado el desarrollo social del mundo mediante la expansión del mercado mundial. En ese sentido ha “formado individuos histórico-mundiales en el lugar donde antes había individuos locales” (lo cual se refiere a la existencia de individuos directamente unida a la historia mundial) y hecho “a cada nación dependiente de las revoluciones de las otras”.
En ese sentido también, la sociedad capitalista ha acabado desarrollando hasta la época de su decadencia una clase obrera mundial, lo cual es el pre-requisito básico para la revolución mundial, superando las experiencias tempranas de la clase obrera a nivel local como la Comuna de París (1871).
La clase obrera, el proletariado, es “en sí mismo la expresión de la disolución de toda clase, nacionalidad, etc. dentro de la sociedad actual”.
El proletariado expresa la necesaria disolución del régimen de propiedad existente y se dirige hacia el régimen social y necesariamente mundial de propiedad común de los medios de producción, que no es sino la generalización del potencial de sus relaciones internas al conjunto de la sociedad. Este régimen ya se expresa en la clase obrera en sus medios estrictamente políticos de producción, en sus organizaciones políticas, la propiedad común es la dirección que toma dicha organización. Es el medio de lucha de la clase obrera y así se expresa espontáneamente en el internacionalismo, el surgimiento de la huelga de masas, los soviets, etc. Es también la clase de “cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades”. “Cada uno según sus capacidades” ya se expresa en cierta medida en la sociedad burguesa si tomamos solo en cuenta, como dijimos antes, estrictamente el proceso productivo y su integración de las diferencias. La abolición de la propiedad privada con la propiedad común de los medios de producción liberaría esta primera parte del lema comunista de su dominio burgués. El fortalecimiento, desarrollo y extensión de las relaciones políticas de la clase obrera es un prerrequisito para esto, y en esta dirección, la sociedad alcanza su desarrollo provisional más progresista cuanto mayor es el desarrollo político de la clase obrera, sobre la cual recae constantemente la “responsabilidad histórica” de resolver la disyuntiva “socialismo o barbarie”, revolución comunista o descomposición de la sociedad.
Parte de esas bases sociales generales que se han desarrollado en el modo de cooperación entre los humanos, las relaciones sociales de trabajo asociado combinado de la clase obrera para el funcionamiento de la sociedad capitalista tienen la semilla, la potencialidad en su desarrollo político, de la construcción de una sociedad socialmente superior, de la abolición de las clases, la sociedad comunista. Así mismo, estas “formas concretas de consciencia social” que expresamos aquí solo han podido surgir del desarrollo actual de la sociedad. De esa 'base general' es de donde surge el desarrollo político de la clase obrera.
Teivos
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [20]
[2] Ver los siguientes artículos para un análisis histórico más detallado sobre la consciencia de la burguesía:
[4] Hay que señalar que existe en las universidades un ejército de especialistas en “marxismo”, sociólogos etc., que tanto por sus prejuicios de clase como por su voluntad de “hacer carrera” se dedican a falsificar la noción de clase o a reemplazarla por un indigesto mejunje de categorías sociológicas: clase media, estratos desfavorecidos, capas privilegiadas y otros inventos.
[5] Clase social según Karl Marx, Wikipedia en español
[6] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201704/4205/la-importancia-del-debate-moral-y-organizativo [24]
[7] Partidos de masas, sindicatos, organizaciones juveniles y de mujeres, sociedades de socorros mutuos, centros culturales, universidades obreras etc.
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200407/174/la-teoria-de-la-decadencia-en-la-medula-del-materialismo-historico- [25]
[9] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm [26] . El autor ha traducido directamente del inglés las citas por lo que no coincidirán necesariamente con la versión de marxist.org Damos la referencia por si los lectores están interesados en conocer la obra que se cita. Esta observación vale para otras notas similares.
[13] Para la siguiente terminología revisar la cita de Marx mencionada anteriormente en el texto tomada del Prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política
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El artículo que presentamos a continuación es una contribución de un simpatizante de lengua inglesa que ha sido traducido al español por un compañero próximo. La cuestión de la Nación es abordada en el terrible avispero de Oriente Medio, desgarrado por guerras interminables. Los hechos extremos y brutales que se producen en esa región constituyen una prueba concluyente de la obsolescencia histórica de la Nación y del tremendo peligro que representa en el marco imperialista para la supervivencia de la humanidad.
Las formas bárbaras que allí toma la contienda entre naciones arrojan una luz de comprensión sobre la forma, aparentemente más “civilizada” y “pacífica”, que vemos actualmente en la pugna entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español. La división del mundo en naciones y la acción misma de los Estados Nación (incluidos los aspirantes a tener su “propia estructura nacional”) es un factor de guerra y destrucción, es una ilustración muy evidente de que la Nación -sea cual sea su tamaño, influencia o justificación ideológica- es REACIONARIA Y CONSTITUYE UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD. El proletariado no tiene que elegir campo en los conflictos nacionales sino luchar contra todos los bandos en la perspectiva de la unificación de la humanidad, de la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL.
El militarismo y la guerra, manifestaciones centrales del capitalismo por cerca de un siglo hasta la fecha, se han convertido en sinónimo de la decadencia del sistema económico capitalista y de la necesidad de derrocarlo. La guerra en este período, y en el futuro, es una cuestión central para la clase obrera.
En el período ascendente del capitalismo, las guerras podían ser todavía un factor de progreso histórico, que llevaba a la creación de unidades nacionales viables y que servía para extender las relaciones de producción capitalistas a una escala global: “De la formación del ejército de ciudadanos en la Revolución Francesa al Risorgimento italiano; de la Guerra Americana de Independencia a la Guerra de Secesión, la revolución burguesa tomó la forma de luchas de liberación nacional contra las monarquías reaccionarias y los vestigios de las clases que había dejado el feudalismo […] Esas luchas tenían el principal objetivo de destruir las superestructuras políticas decadentes del feudalismo y liquidar el pensamiento parroquiano y autárquico que frenaba la marcha del capitalismo hacia su unificación.” (Folleto de la CCI, Nación o Clase[1]). Como decía Marx en su folleto sobre la Comuna de París, La guerra civil en Francia [1871][2]: “El máximo esfuerzo heroico que todavía puede llevar a cabo la vieja sociedad es la guerra nacional”.
Por el contrario, la guerra, hoy en día y durante los últimos cien años, sólo puede desempeñar un papel reaccionario y destructivo, y actualmente amenaza la existencia misma de la humanidad. La guerra se ha convertido en un modo de vida permanente de todos los Estados nacionales, sin importar cuán grandes o pequeños sean; y aunque no todos los Estados poseen los mismos medios para llevar a cabo la guerra, todos ellos están sujetos a los mismos impulsos imperialistas. El callejón sin salida en el que se encuentra el sistema económico significa la adopción forzosa, so pena de muerte, de una política de capitalismo de Estado en las naciones viejas o nuevas, y esta dinámica es implementada por los partidos de la burguesía desde la derecha extrema a la extrema izquierda. El capitalismo de Estado es la más acabada defensa del Estado nación y un ataque permanente contra la clase obrera.
En el período ascendente del capitalismo, la guerra tendía a pagarse por sí misma tanto económica como políticamente, rompiendo las barreras para el desarrollo capitalista. En la fase de su decadencia, la guerra es un absurdo peligroso, cada vez más divorciada de cualquier justificación económica. La mera observación de los últimos 25 años de las llamadas “guerras por el petróleo” en el Medio Oriente muestra que se necesitarían siglos para cualquier recuperación rentable, y eso suponiendo que mañana se detuvieran y dejaran paso a un desarrollo económico sostenido.
Dedicar un gran porcentaje de los recursos nacionales a la guerra y al militarismo hoy en día es normal para todos los Estados, y si bien esta ha sido la situación desde principios del siglo XX, en el siglo XXI y especialmente en los últimos años asistimos a un redoblamiento de los gastos militares y a la realidad que todas las naciones se han comprometido en una loca carrera armamentística. Este fenómeno está directamente ligado a la evolución histórica del capitalismo: “El imperialismo no es la creación de un Estado o un grupo de Estados. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un fenómeno internacional por naturaleza, un todo inseparable que no puede entenderse más que en el conjunto de sus relaciones recíprocas, de las cuales ningún Estado se puede sustraer”[3]. La posición que se adopte frente a la guerra imperialista determina de qué lado de la frontera de clases se está; ya sea apoyando el dominio del capital a través de la defensa de la nación y el nacionalismo (compatibles tanto con el trotskismo como con el ala izquierdista del anarquismo), o apoyando la defensa de la clase obrera y el internacionalismo contra todas las formas de nacionalismo. Las “soluciones” nacionales, las identidades nacionales, la liberación nacional, la “luchas” nacionales, la defensa nacional, todo eso sólo sirve a los intereses imperialistas y por lo tanto a los intereses capitalistas. Son diametralmente opuestas a los intereses de la clase obrera cuya guerra de clases tendrá que acabar con el imperialismo, sus fronteras y sus Estados nacionales.
En 1900, había 40 naciones independientes; en la década de 1980, había poco menos de 170. En la actualidad hay 195, la última de las cuales, Sudán del Sur, reconocida y apoyada por la “comunidad internacional”, inmediatamente se ha colapsado en la guerra, el hambre, la enfermedad, la corrupción, el control político mediante los cabecillas de la guerra [warlordism[4]] y el gansterismo: otra expresión concreta de la descomposición del capitalismo y de la obsolescencia del Estado-nación. Los nuevos Estados-nación de los siglos XX y XXI no son expresiones de un crecimiento juvenil, sino que han nacido seniles y estériles, enredándose inmediatamente en el entramado de imperialismo, con sus propios medios de represión interna —ministerios del interior, servicios secretos y ejércitos nacionales— y en el militarismo exterior, con pactos, protocolos, acuerdos de mutua defensa, la implantación de asesores y bases militares de las grandes potencias[5].
“Hoy en día el Estado-nación no es más que una tapadera que encubre los deseos imperialistas, un grito de batalla para las rivalidades imperialistas, la última medida ideológica con que las masas pueden ser persuadidas para hacer el papel de carne de cañón en las guerras imperialistas”[6]. Desde que Rosa Luxemburgo escribió estas palabras no se han producido revoluciones burguesas en los países subdesarrollados, sino únicamente disputas reaccionarias entre bandas burguesas y sus partidarios imperialistas locales y globales. El Estado militar y la guerra se convierten en el modo de supervivencia para todo el sistema mientras cada nación, cada proto-Estado, cada expresión nacionalista, y cada identidad étnica o religiosa se convierten en expresiones directas del imperialismo.
Podemos mirar un poco más de cerca el papel reaccionario del Estado nacional a través de un necesario breve resumen de la importante región del Oriente Medio durante el siglo pasado.
La nación capitalista se ha conservado, incluso cuadruplicado, en los últimos 100 años. Sin embargo, su programa democrático burgués y sus tendencias unificadoras están muertas y enterradas; y en lo sucesivo, sus “pueblos” sólo pueden ser sometidos a la represión o movilizados como carne de cañón para defender los intereses imperialistas. También “... hay que decir que las nuevas naciones surgen con un pecado original: son territorios incoherentes, formados por un amasijo caótico de retazos étnicos, religiosos, económicos y culturales; sus fronteras por lo general son artificiales e incorporan minorías de los países limítrofes. Todo esto no puede llevar sino a la disgregación y el conflicto permanentes”[7]. Un ejemplo de esto es la anarquía de nacionalismos, etnicidades y religiones que existen en el Medio Oriente. Las tres religiones principales están subdivididas en una miríada de sectas, muchas de ellas enfrentadas entre sí mismas y con las demás: chiitas, sunitas, maronitas, cristianos ortodoxos y coptos, alauitas, etcétera. Hay numerosas minorías lingüísticas y varios millones de personas sin Estado: kurdos, armenios, palestinos y, ahora, sirios.
En la Primera Guerra Mundial, lo que atrajo a las grandes potencias (principalmente Gran Bretaña y Francia) fue el inmenso botín proporcionado por el colapso del Imperio Otomano, un botín aún más apetitoso porque jugaba una posición estratégica (ubicada entre el este y el oeste, entre Europa y África, el Canal de Suez, el estrecho de los Dardanelos). Incluso antes de que se descubriera petróleo en la región, y mucho antes de conocerse la cantidad de sus reservas de petróleo, Gran Bretaña movilizó 1,5 millones de soldados en la región. Después de haber resistido a la amenaza de Alemania y Rusia, y a pesar de las rivalidades entre ellos, la mayor parte de la región fue repartida por Gran Bretaña y Francia: Siria, Irak, Líbano, Transjordania, Irán, Arabia Saudita y un "Protectorado" Palestino, todos con fronteras dibujadas por las potencias imperialistas vencedoras con la mirada desconfiada de unas a otras y hacia sus antiguos antagonistas. Estas “naciones” absurdas se convirtieron en criaderos permanentes para una mayor inestabilidad y guerra, no sólo a través de las rivalidades de las potencias más grandes, sino también a través de los propios conflictos regionales. A menudo, esto dio lugar a desplazamientos masivos de poblaciones, bajo la justificación de la necesidad de formar entidades nacionales distintas: en pocas palabras, proporcionaron el terreno para el pogromismo, la exclusión, la violencia entre las religiones y sectas que no sólo perduran actualmente, sino que se han vuelto mucho más extendidas y peligrosas: sunitas/chitas; judíos/musulmanes; cristianos/musulmanes y sectas mucho más antiguas que anteriormente se hallaban en el abandono, pero que hoy en día han sido arrastradas al torbellino imperialista. La región se ha convertido en una violenta fusión de regímenes totalitarios, religión, terrorismo y control militarista [warlordism]: un declive que indica el hecho de que no existe ninguna solución a la barbarie capitalista, a excepción de la revolución comunista. Con la Declaración de Balfour de 1917, Gran Bretaña apoyó la creación de una patria judía en Palestina que había previsto utilizar como aliada tanto a nivel local como frente a sus principales rivales. El Estado sionista nació de este marco militarista de sangrientas luchas con los gobernantes árabes[8]. Los EE.UU., principales beneficiarios de la Primera Guerra Mundial, comenzaban entonces a suplantar a la Gran Bretaña como primera potencia del mundo y esto quedó en evidencia en el Medio Oriente.
La contrarrevolución estalinista de los años 1920 y 30, apoyada e instigada por las potencias occidentales, incrementó las maniobras imperialistas sobre el Medio Oriente, incluyendo con ello la Segunda Guerra Mundial. En dicho período las facciones turcas, árabes y sionistas oscilaban entre el campo británico o alemán, eligiendo finalmente al primero. La región era importante para ambos bandos[9], pero relativamente apartada de la destrucción de los mayores campos de batalla de la guerra, emplazados principalmente en Europa y el Lejano Oriente. Finalmente, como el desenlace de la guerra lo confirmó, tanto Gran Bretaña como Alemania estaban peleando batallas perdidas aquí [en Europa] (y en otras partes) mientras toda la jerarquía imperialista recibía un revés con la aparición de la superpotencia americana. Esto se agudizó aún más con la creación del Estado sionista que era fuertemente apoyado por los EE.UU. (e inicialmente también por Rusia), en detrimento de los intereses nacionales británicos. El establecimiento del Estado-nación de Israel punteó una nueva zona de conflicto en cuyo nacimiento vio la creación de un enorme e irresoluble problema de refugiados. La existencia de Israel es probablemente uno de los ejemplos más evidentes de cómo un país formado en la decadencia del capitalismo está enmarcado por la guerra, sobrevive por la guerra y vive bajo el terror constante de la guerra.
Otro capítulo en la historia del imperialismo se abrió cuando Oriente Medio se convirtió, inevitablemente, en un factor de la Guerra Fría que se consolidó tras la Segunda Guerra Mundial entre los bloques ruso y americano, y que llevó a una serie de enfrentamientos en la región entre representantes o “subcontratados”[10] de las dos principales potencias. Así, las guerras árabe-israelíes de 1967 y 1973 fueron hasta cierto nivel “guerras subcontratadas” entre ambos bloques, y las victorias aplastantes de Israel redujeron considerablemente la capacidad de la URSS para mantener los puntos de apoyo que había establecido en la región, especialmente en Egipto. Al mismo tiempo, ya en los 70 y a principios de los 80, podíamos ver los gérmenes de los conflictos caóticos y multipolares que han caracterizado el periodo histórico abierto por la caída de la URSS y su bloque en 1989-91. Así, el derrocamiento del Shah de Irán en 1979 resultó en la formación de un régimen que tendía a escapar del control de ambos bloques. Los intentos de Rusia de sacar provecho del nuevo equilibrio de fuerzas en la región —como su intento de ocupación de Afganistán en 1980— la embrollaron en una larga guerra de desgaste que contribuyó notablemente al colapso de la URSS. Al mismo tiempo, al animar el avance de los muyahidines islamistas —incluyendo el núcleo de lo que posteriormente habría de convertirse en Al Qaeda, para liderar la oposición a la ocupación rusa —, los EEUU, Gran Bretaña y Pakistán estaban construyendo un monstruo que pronto mordería la mano de sus creadores. Mientras tanto, el imperialismo norteamericano también tuvo que retirarse tras las derrotas sufridas en el Líbano, principalmente a manos de fuerzas que actuaban bajo la influencia de Irán y Siria.
Durante este periodo podemos ver el comienzo de la pérdida de poder de EEUU, que es tanto una expresión como una contribución al ambiente de descomposición actual. Al derrumbe del bloque ruso le siguió la desintegración de la “alianza” dirigida por EEUU y la aparición de las tendencias centrífugas en cada nación. EEUU respondió enérgicamente a esta situación, intentando cohesionar a sus aliados en torno suyo al lanzar la Guerra del Golfo de 1990-91, que resultó en la muerte de aproximadamente medio millón de iraquíes (mientras que a Saddam Hussein se le permitió conservar su puesto). Pero las tendencias contra el mantenimiento de bloques eran demasiado poderosas y el liderazgo estadounidense estaba irremediablemente socavado. Tras el 11 de septiembre, los Neo-conservadores evangélicos, actuando en nombre del imperialismo estadounidense, comenzaron nuevas guerras en Afganistán e Irak que tenían la apariencia de una cruzada contra el Islam, y que atizaron aún más las llamas del fundamentalismo islámico.
En la película de 1979 Apocalypse Now, dirigida por Francis Ford Coppola, el coronel norteamericano renegado le preguntaba a su asesino, designado por la CIA, que qué pensaba de sus métodos. El asesino le respondía: “Yo no veo ningún método, señor”. No hay método en las guerras actuales en Oriente Medio más allá de un gran free-for-all [“gratis para todos”, expresión en inglés usada para describir una situación de conflicto sin restricción ni reglas algunas para los contrincantes]. No hay motivaciones económicas fundamentales —billones de dólares se han convertido en humo sólo en las guerras en Irak y Afganistán—, sino tan solo un nuevo descenso en la barbarie. A pesar de ser un personaje ficticio, el coronel Kurtz es un símbolo de la exportación de la guerra desde “el corazón de la oscuridad”, que de hecho se encuentra en los principales centros del capital, más que en los desiertos de Oriente Medio o las junglas de Vietnam y el Congo.
En Siria hay actualmente cerca de un centenar de grupos combatiéndose entre ellos y al régimen oficial, todos ellos apoyados o dirigidos en un sentido u otro por poderes locales y grandes potencias. La nueva “nación”, el Califato del ISIS, con su propio imperialismo, su carne de cañón y su brutalidad e irracionalidad, es tanto una expresión independiente de la decadencia capitalista como un reflejo de todas las grandes potencias, que de un modo u otro, la crearon. Hoy día el ISIS se está expandiendo en todas direcciones, ganando nuevos asociados en África, incluyendo a Boko Haram en Nigeria, y también compite con los talibanes en Afganistán, que a su vez amenazan la región de Helmand que durante tanto tiempo fue un mini-protectorado del ejército británico. Y si fuera eliminado el día de mañana, sería reemplazado por otros yihadistas, tales como los afiliados a Al-Qaeda de Jahbat Al-Nusra. La segunda parte de la “Guerra contra el terror”, como la primera, sólo va a acrecentar el terrorismo existente en Oriente Medio y su exportación a los países centrales del capitalismo.
Una de las características del número creciente de guerras en Oriente Medio ha sido el resurgimiento de Rusia. Durante la Guerra Fría, fue expulsada de Egipto y Oriente Medio en general, y su poder menguó. Ahora, Rusia ha resurgido, no como antes liderando un bloque —sus únicos aliados son unas pocas y débiles ex-repúblicas soviéticas— sino como una fuerza moldeada por la descomposición que debe reafirmar el imperialismo de su “identidad” nacional. La debilidad de Rusia es clara en su desesperación por aferrarse a sus bases en Siria: las más importantes fuera de la propia Rusia. Otro factor de gran influencia, incluso para Rusia, es el acercamiento entre EEUU e Irán vinculado al acuerdo nuclear de 2015. Este acuerdo también expresa una debilidad fundamental del imperialismo estadounidense y es la fuente de considerables tensiones entre EEUU y sus otros aliados regionales principales: Israel y Arabia Saudí.
Dondequiera que se mire, el embrollo imperialista en Oriente Medio se vuelve cada vez más imposible de desenredar. A considerar está la posición de Turquía, que no ha dudado en añadir aceite al fuego de la guerra; su guerra con los kurdos no tiene fin y sus acciones tienen consecuencias para EEUU, Rusia y Europa, manejando los intereses de unos contra los de otros. Sus relaciones con Rusia, en particular, están en horas bajas desde que derribaron un caza de combate ruso, mientras que ha usado descaradamente el pretexto de represaliar ataques del ISIS para atacar bases militares kurdas. También hay que considerar el involucramiento de Arabia Saudí, que aunque supuestamente es aliada de EEUU y Gran Bretaña, ha sido un partidario de primer orden de varias bandas islamistas de la región, no solo mediante la exportación de su ideología wahabí sino también mediante la de armas y dinero.
En lo que a los Estados nacionales del periodo de decadencia se refiere, Arabia Saudí debe ser una de las peores bromas históricas que se puedan encontrar. Minada por la bajada en los precios del crudo, algo que Irán ha hecho todo lo posible por provocar (mostrando el petróleo no como un factor de peso económico sino como arma del imperialismo), y temeroso ante la perspectiva de que la teocracia rival iraní se convierta en el policía de la región, el régimen saudí propinó un golpe a Irán con la ejecución del popular clérigo chií Sheikh Nimr al-Nimr, y con más decapitaciones y crucifixiones que apenas se han mencionado en los medios occidentales. Esta planeada provocación a Irán muestra una cierta debilidad y desesperación en el régimen saudí, así como un mayor peligro de que las cosas se salgan de control. Los actos del régimen saudí ponen de relieve, de nuevo, las tendencias centrífugas de cada nación, así como la debilidad de las principales potencias, particularmente de EEUU, a la hora de controlarlas. Algo seguro es que este episodio de la rivalidad iraní-saudí agravará la guerra, los pogromos y el militarismo en toda la región, con más tensiones y alianzas inciertas ganando terreno. Las tensiones similares que ya existían en Egipto —al que Arabia Saudí financió en su lucha contra los Hermanos Musulmanes— no harán sino empeorar.
El Estado nacional del Líbano ya estaba desmembrándose en los 80; estas tensiones se fortalecerán a partir de ahora y las consecuencias de la disolución de este frágil Estado serían desastrosas no sólo para Israel, cuya guerra encubierta con las facciones palestinas y con Hezbolá sigue retumbando.
Finalmente, debemos destacar el creciente papel de China, a pesar de que sus principales focos de rivalidad imperialista —con EEUU, Japón y otros— están localizados en el extremo Oriente. Tras haber surgido como aliado subordinado de la URSS a finales de los 40 y principios de los 50, China empezó a tomar un camino independiente en los 60 (tras la “ruptura Sino-soviética”) lo que a corto plazo llevó a un nuevo entendimiento con EEUU. Sin embargo, desde los 90, China se ha convertido en la segunda potencia económica mundial, y esto ha incrementado enormemente sus ambiciones imperialistas a nivel más global, sobre todo a través de sus intentos de penetrar en África. Por el momento, ha intentado operar junto al imperialismo ruso en Oriente Medio, bloqueando los intentos de EEUU de disciplinar a Siria e Irán, pero su potencial para desbaratar el equilibrio de poderes a nivel mundial —y acelerar así el hundimiento en el caos— sigue en gran medida sin explotar. Esto nos ofrece una prueba más de que el despegue económico de una antigua colonia como China no es ya un factor de progreso humano, sino que trae consigo nuevas amenazas de destrucción, tanto militar como ecológica.
Vemos clara la naturaleza reaccionaria del Estado nacional, una expresión antes progresiva que ahora se ha convertido no sólo en un grillete para el avance de la humanidad, sino también en una amenaza a su misma existencia. La práctica disolución de los países sirio e iraquí —que ha forzado a millones a huir de la guerra y a evitar luchar por ningún bando —, el nacimiento del Califato del ISIS, el proyecto nacional de Jahbat Al-Nusra, la defensa de la nación étnica kurda: todo ello es expresión de la decadencia imperialista que no ofrece a las poblaciones de estas áreas más que miseria y muerte. No hay solución a la descomposición de Oriente Medio en el marco del capitalismo. Frente a todo esto, es vital que el proletariado mantenga y desarrolle sus propios intereses contra los de los Estados nacionales. La situación de la clase obrera en los principales centros del capitalismo es clave aquí, dada la extrema debilidad del proletariado en las mismas zonas de guerra. Y aunque la burguesía está sometiendo a la clase obrera en los países centrales del capitalismo a ataques ideológicos constantes en torno a las cuestiones de los refugiados y el terrorismo, todavía no se atreve a movilizarlo directamente para la guerra. Potencialmente, la clase obrera sigue siendo la peor amenaza para el orden capitalista, pero debe comenzar a transformar este potencial en una realidad si quiere evitar el desastre al que este sistema se dirige. Entender que sus intereses son internacionales y que el Estado nacional es obsoleto como estructura viable para la vida humana, será una parte esencial de esta transformación.
Boxer, 13-1-16
[3] Rosa Luxemburg, Folleto de Junius. La crisis de la socialdemocracia, 1915. https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [36]
[4] War Lords: Señores de la Guerra. Esta expresión viene de las violentas convulsiones que sacudieron el territorio chino en la década de 1920, despedazado en territorios en cada uno de los cuales reinaba un “Señor de la Guerra”.
[5] Ver nuestra Serie Balance de 70 años de liberación nacional: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [37] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-ii-en-el-siglo [38] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201202/3316/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-iii-las-nuevas [39]
[6] Ibid.
[7] «Balance de 70 años de luchas de “liberación nacional” - III. Las nuevas naciones nacen moribundas», Revista Internacional nº 69, https://es.internationalism.org/node/3316 [40].
[8] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/163/conflictos-imperialistas-en-oriente-medio-ii-la-utilizacion-del-sio [41] .
[9] Véase la 3ª parte de los artículos anteriores en la Revista Internacional, nº 118, "Notas sobre los conflictos imperialistas en Oriente Medio (III) [42]".
[10] En inglés se utiliza el término Proxy Wars que podríamos traducir por “guerras por delegación” o “guerras subcontratadas”. Se trata de guerras, muy comunes en Medio Oriente, pero en realidad extendidas a todos los continentes, donde cada gran potencia elige un bando burgués local que aún luchando por sus propios intereses sirve en realidad a esa gran potencia. Los diferentes bandos que se enfrentan actualmente en Yemen, provocando una terrible devastación, tienen como patrocinadores potencias superiores como Arabia Saudí en un frente e Irán en el otro.
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Honduras es un pequeño país de Centroamérica, la extensión de su territorio representa poco más del 1% del que ocupa EUA; su actividad productiva se centra en el cultivo de frutos, en la extracción de minerales y en la maquila, pero su capacidad económica está tan degradada que hay una gran masa de trabajadores desempleados, analizando los datos oficiales del 2017 se puede concluir que alcanza una tasa del 18% y entre los más afectados son los jóvenes que son arrojados de forma creciente a la lumpenización, alimentando a las pandillas criminales conocidas como “maras salvatruchas”, o son empujados a la migración masiva, formando caravanas integradas incluso por niños que viajan sin familia.
Pero a pesar de ser un país pequeño, con una economía poco significativa y descuidada en su infraestructura, favoreciendo a los destrozos continuos por los huracanes, es un área de importancia militar. No es casualidad que Honduras fuera durante los años 80, el centro de las operaciones militares norteamericanas contra las fuerzas guerrilleras en El Salvador y Nicaragua. Precisamente es en 1982 cuando se construye la base militar en Palmerola, ubicada a 86 km de su capital, Tegucigalpa, donde tiene su base el Comando Sur de EUA (SouthCom), que tiene el control total de la vigilancia en la región. Todo ello hace que tradicionalmente la burguesía de ese país se discipline políticamente en torno a las orientaciones norteamericanas. En diciembre del año pasado cuando se votó en la ONU la decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, el Estado hondureño tuvo oportunidad de mostrar su incondicionalidad política. Bastó que el gobierno de Trump expusiera: “Tomaremos nota de los nombres [de los Estados que votan en contra]” para que la representación hondureña votara a favor. Es por tanto una geografía importante política y militarmente para EUA, por lo que no está dispuesto a dejar que se aleje de su control.
Justo por esa preocupación, en 2009, sectores de la burguesía hondureña apoyados por los EUA impusieron un golpe de Estado contra el gobierno de Manuel Zelaya, que buscaba romper la disciplina hacia el Tío Sam. El gobierno de Zelaya, de forma sistemática buscó el acercamiento con otras fuerzas de la burguesía colocados en la cabeza de Estados latinoamericanos, como Venezuela y Brasil, que tenían como objetivo conformar un bloque regional para debilitar el liderazgo de EUA y promover su asociación con fuerzas imperialistas europeas y asiáticas, a las que le abrían las puertas al continente por medio de proyectos económicos, políticos y militares.
El golpe de Estado de 2009 puso en evidencia la dificultad de la burguesía en Honduras para asegurar su unidad, pero también los esfuerzos de los EUA por recuperar su liderazgo en el continente. Los conflictos actuales que se viven en ese país se explican en este contexto.
El avance del capitalismo hizo de América Latina una zona de disputa, por sus recursos naturales, por el paso de mercancías legales o ilegales, o por su ubicación estratégica para la guerra. El siglo XIX, marcado por el ansia de la acumulación capitalista, llevó a que los Estados europeos ansiosos por restaurar las zonas coloniales perdidas en América, llevaran a cabo operaciones militares, sin embargo se encontraron con la respuesta amenazante de EUA, que mediante la “doctrina Monroe” (1823), que proclama: “América para los americanos”, hace explícito sus intenciones imperialistas y su decisión de no permitir ninguna convivencia con otras fuerzas opositoras en el continente americano[1]. Bajo ese postulado político los EUA deciden dar su apoyo al gobierno mexicano durante la intervención francesa en 1862-65 y el apoyo militar a Cuba cuando el intento de invasión de España en 1898. Pero ese mismo principio doctrinal es usado para dejar su mensaje intimidatorio e imponer su disciplina a los Estados latinoamericanos y que se concreta de forma directa con invasiones militares y despojos, como la llevada a cabo a México en 1846-48 y en las primeras décadas del siglo XX reafirma esa práctica con las guerras de ocupación de Cuba (1906), Nicaragua (1915-34), Haití (1934) …
La preparación de la segunda guerra mundial requería que los EUA ablandaran su política agresiva para evitar que se aprovecharan los resentimientos por las fuerzas imperialistas rivales, por tal razón implementa la política del “buen vecino” consistente en extender cierta colaboración comercial y militar, acordonando así al continente. Al finalizar los conflictos armados y la apertura de la “guerra fría”, los EUA aseguran su dominio en América colaborando de forma muy cercana con cada Estado latinoamericano y respondiendo militarmente a todo intento de cuestionamiento, como lo ejemplifican las acciones militares en contra de los movimientos guerrilleros (auspiciados fundamentalmente por la URSS, el bloque rival) o la promoción de golpes de Estado contra aquellos gobiernos que desviaran su disciplina. Cuba fue el único Estado que logra mantenerse durante toda la “guerra fría” como cabeza de playa de una fuerza imperialista opuesta a EUA, aunque su presencia, más allá de la “crisis de los cohetes” en 1962, no representó un gran peligro para el Tío Sam, en tanto mantuvo el control a partir de los acuerdos presentes durante todo el período con la URSS (además de mantener, desde finales del siglo XIX, una base militar en Guantánamo, al sureste de la isla).
Con la caída del Bloque del Este se define de forma muy clara la apertura de una nueva fase en el capitalismo, la de su descomposición, en la que encontramos una inestabilidad en las relaciones de la misma burguesía mundial. Como la CCI ha venido exponiendo “la barbarie ‘organizada’ ha dejado el sitio a una barbarie anárquica y caótica en la que predominan la tendencia a ‘cada uno por su cuenta’, la inestabilidad de las alianzas, la gangsterización de las relaciones internacionales…”[2]. En ese marco en América Latina se inicia también un proceso de cuestionamiento más abierto al liderazgo de EUA.
La implosión del Bloque del Este implicó no solo la desarticulación del núcleo imperialista de la URSS y sus Estados aliados, significó también la dislocación de las fuerzas imperialistas asociadas en el bloque opositor. Se terminaba así la razón para la articulación de alianzas y disciplinas, no había ya un enemigo común a enfrentar que justificara la existencia de la unidad en un bloque. Esta situación implicó una dispersión de las fuerzas de la burguesía, desatando un enfrentamiento de “todos contra todos”[3] y de forma especial se pone en cuestionamiento el liderazgo norteamericano. Así a partir de mediados de los 90 vemos surgir en América Latina, como nunca antes, Estados que cuestionan a los EUA, con un acercamiento muy claro con Estados de origen europeo o asiático. En ese contexto de desorden –y aprovechando la “coyuntura” de crecimiento de los precios de mercancías como el petróleo y algunos granos–, Estados como el venezolano, el brasileño y el argentino, impulsan acuerdos comerciales y políticos con fuerzas imperialistas opositoras a EUA, creando incluso instancias como la Alianza Bolivariana para América (ALBA).
En esa expansión de cuestionamiento a los EUA, también en Honduras se abren grietas que llevan a que sectores de la burguesía hondureña conciban la posibilidad de que, a través del gobierno de Manuel Zelaya (2005-2009), se fortalezcan posturas que rompen la disciplina hacia los EUA. La alianza del gobierno de Zelaya con el chavismo prometía, para algunos sectores de la burguesía un mejoramiento de sus condiciones comerciales y financieras, pero representaba un reto para los EUA. Se pone así en evidencia la dificultad de la burguesía hondureña para lograr la unidad y seguir la política con filiación norteamericana, pero también expone la dificultad que vive la burguesía norteamericana y que le impide actuar de forma rápida y unificada en su “traspatio”.
El golpe de Estado de 2009 en Honduras, es condenado en un principio por Obama –en ese entonces presidente de EUA–, no obstante el gobierno norteamericano presionó antes de la asonada militar con el bloqueo comercial a los frutos hondureños y luego promovió el diálogo y la pacificación de la zona para apoyar así al gobierno golpista, dejando ver una postura ambigua, que más allá de la hipocresía y el doble lenguaje de la burguesía, muestra la dificultad en la que se mueve el gran gendarme para definir su actuación política a su interior pero también en su política de dominio, lo cual se agrava con el arribo de Trump al gobierno. No es el espacio para abundar sobre este tema[4], solo diremos que colocar a la cabeza del gobierno de EUA a un personaje tan irresponsable, revela el avance de la descomposición y multiplica la profundidad de las fracturas que complica a la burguesía tener el control de su política al interior de su territorio y al exterior. Esto no significa que se han atrofiado totalmente sus fuerzas para seguir su agresiva “doctrina”, sin embargo, tal fractura interna favorece a que otras fuerzas imperialistas, de Europa, Asía y el Medio Oriente, cuestionen su liderazgo y se abran grietas que permiten la filtración de cuestionamientos desde América Latina.
En los últimos años de este siglo se ha notado una declinación de la fuerza de los Estados latinoamericanos que cuestionan el dominio de EUA y en ese proceso los EUA han intervenido con presiones políticas y militares, pretextando a veces la lucha contra el narcotráfico, el lavado de capitales o la corrupción, pero lo que ha influido también de forma significativa es el avance de la crisis económica que ha limitado las potencialidades de la burguesía latinoamericana. De esta manera hemos visto declinar el fortalecimiento relativo que tenían los “gobiernos de izquierda” de la burguesía de Venezuela, Brasil y Argentina, lo cual ha permitido a EUA actuar más agresivamente. En ese plano las revueltas electorales y poselectorales que se han presentado en Honduras se inscriben en las dificultades que vive la burguesía ante la descomposición social que sufre su sistema.
A partir de las elecciones del 26 de noviembre de 2017 en Honduras se han desatado enfrentamientos callejeros en los que murieron 34 manifestantes y cientos de personas fueron detenidas.
En el circo electoral se inscriben los principales partidos de la burguesía: el Partido Nacional (PN), que presentó como candidato al actual presidente Juan Orlando Martínez. El partido oponente fue la Alianza de Oposición Contra la Dictadura (AO), formado por la unidad del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y el Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (PINU-SD), colocando como su candidato al comentarista de deportes y conductor de programas de concurso en la TV, Salvador Nasralla. Ambos partidos tienen como ideario la defensa del capitalismo liberal, aunque se diferencian en que mientras el PN es repudiado por la corrupción[5] que fomenta y la radicalidad de las medidas económicas aplicadas en contra de la población trabajadora, la AO se presenta como una estructura “alternativa” y crítica del gobierno, levantando propuestas radicaloides, como lo de formar un gobierno de transición y una nueva constitución, presentándose además como herederos de la legalidad del gobierno depuesto en 2009, llevando por ello como coordinador político al ex presidente Manuel Zelaya, el cual, como decíamos arriba, se asoció durante su gobierno con Chávez.
La dificultad de la burguesía para organizar su política y lograr su unidad se expone en la mala operación del relevo de gobierno. El gobierno para asegurar la reelección de Juan Orlando Martínez se adelantó en declarar su triunfo, ante lo cual el opositor Nasralla convocó a salir a las calles por la “defensa de la democracia”, teniendo una gran convocatoria, arrastrando así a una masa confusa (y confundida) formada principalmente por estudiantes, aunque también por algunos trabajadores de las zonas rurales y obreros de la maquila en algunas áreas.
Toda esta fuerza social es arrastrada y conducida como “ciudadanos” defensores del capitalismo y su democracia. No obstante, el gobierno responde a estas manifestaciones con la represión directa acompañada del decreto del “toque de queda” (del 1 y hasta el 10 de diciembre). Es importante resaltar que la dificultad de la burguesía para llevar a cabo su política se evidencia aún más cuando sectores de la policía se niegan a aceptar la orden de disparar en contra de las manifestaciones (4-diciembre), por lo que el gobierno tiene que hacer uso del ejército para enfrentar las manifestaciones, pero, además, para anular la incipiente indisciplina policial, les promete aumento de salarios y adelanta el pago del aguinaldo.
La tensión que se creó en Honduras llevó a la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), buscando la conciliación y pidiendo la anulación del proceso electoral. No obstante, esta vez el gobierno de EUA se apresuró a reconocer el triunfo de Juan Orlando Martínez, respaldando esa decisión de forma inmediata los gobiernos de Colombia y México.
Finalmente, el 27 de enero se concretó la reelección, en un clima de enfrentamiento entre fracciones de la burguesía, pero arrastrando con ella a la clase trabajadora, que queda en una condición de mayor confusión y más controlada. Aún cuando la burguesía se encuentra en una dificultad para controlar la evolución de la situación en el plano político y su aparato económico, logra trasladar sus efectos a los explotados por el ambiente que generan, pero además en este proceso la izquierda del capital no deja de tener una participación:
- Los disturbios y los resultados han reforzado la visión de que, pese a los fraudes, las elecciones son necesarias. El mismo aparato de izquierda e izquierdista, aun cuando afirma ser crítico de la oposición electorera, se han integrado en la campaña contra los trabajadores al convocarlos a la defensa del voto y la democracia. Así lo hacen los estalinistas del Partido “Comunista” de Honduras, en su documento “Alerta a la población ante el fraude electoral montado por el partido de gobierno”, lo mismo que los trotskistas de “Socialismo o Barbarie” de Honduras. Estos últimos se muestran más “radicales”: en su posicionamiento “Honduras en lucha contra la dictadura”, se lamentan porque no hubo una incorporación de grandes masas obreras a las movilizaciones, pues afirma, “La clase trabajadora tiene motivos más que suficientes para incorporarse a la lucha” y aunque ni en Zelaya ni en Nasralla ven una postura “proletaria”, lloriquean porque estos no llamaron a la huelga. En suma, la izquierda y el izquierdismo no hacen sino completar la política de sometimiento que desde el gobierno y los partidos oficiales la burguesía lanza en contra de los trabajadores.
- La estructura sindical, aunque se ha involucrado tangencialmente en el conflicto no ha abandonado su trabajo de control. Por ejemplo, la Red de sindicatos de maquila ha expresado un llamado a que se lleve un escrutinio transparente, se dialogue y se concilie, “a fin de que el aparato productivo no colapse y quienes laboramos en empresas no quedemos sin empleo” (La Tribuna, 3-dic-2017). Lo que muestra su trabajo orientado a imponer el control de los trabajadores, resaltando el miedo y la visión de que no hay más camino que la democracia.
El nivel de conciencia de los trabajadores hondureños ha enfrentado dificultades a lo largo de la historia. Aunque a mediados del siglo XX los trabajadores de los muelles y las fincas fruteras expusieron una gran combatividad en huelgas y manifestaciones, su fuerza de clase era en gran medida limitada por el nacionalismo, motivado por el origen norteamericano de las principales empresas (como la United Fruit Company, la Cuyamel Fruit Company, la Standard Fuit Company…).
Durante los años 80, hubo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores y como resultado de ello se presentaron intentos de respuesta y, aunque esas expresiones fueron copadas por los sindicatos no dejaron de generar persecuciones en tanto se seguía la denominada “Doctrina de Seguridad Nacional”, sembrando entre los explotados el terror y el miedo.
Luego en los 90 el dominio sindical se extiende y mientras que el sindicalismo oficial impone una sumisión frente a los gobiernos (lo mismo si se encuentra en el gobierno el partido nacionalista o el liberal), la Central Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH) cubre el flanco de contención mediante el uso de consignas que suenan radicales (como el rechazo a las políticas de privatización) pero que llevan de trasfondo la inyección de veneno nacionalista.
Podemos afirmar que las dificultades que se viven por la burguesía hondureña no son expresiones que corresponden solo a pequeños Estados “bananeros”. Los problemas que vive la burguesía hondureña no son sino expresión de la descomposición capitalista que avanza y problematiza las relaciones entre la misma burguesía, pero que aún tiene la capacidad de usar los efectos en contra de los trabajadores e impulsar procesos en los que los envuelve y somete su fuerza.
Es Honduras por ello una muestra de lo que puede ser un escenario general en América Latina en 2018, en tanto que habrá elecciones en varios países de este continente y dada la falta de unidad de la burguesía, serán una arena de disputa, ante la cual los trabajadores no pueden involucrarse. Su tarea en este momento es la reflexión profunda de cuál es su verdadero terreno de combate, reconociendo que es su conciencia y organización lo que ha de permitir destruir este sistema de explotación y opresión.
RM / febrero-2018
[1] El poder que toma EUA le da oportunidad de apropiarse del gentilicio americano para designar a los habitantes de su país, excluyendo del adjetivo al resto de los habitantes del continente, aspecto que puede ser poco relevante, pero sigue alimentando el chauvinismo latinoamericanista.
[2] “La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo”, Revista Internacional n° 62, 1990. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [47]
[3] Recomendamos leer para ampliar sobre el concepto de descomposición además del artículo señalado en la anterior nota: “Tesis sobre la crisis económica y política en la URSS y en los países del Este”, Revista Internacional nº 60, 1990, ver /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [48] . “Entender la descomposición (I): las raíces marxistas de la noción de descomposición”, Revista Internacional n° 117, 2004, ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d [49]
[4] Para ampliar sobre este aspecto, convocamos a leer “Contratiempos para la burguesía que no por ello son un buen presagio para el proletariado”, en Revista Internacional 157, 2° semestre de 2016. /content/4185/brexit-trump-contratiempos-para-la-burguesia-que-en-nada-son-un-buen-presagio-para-el [50]
[5] John Kelly, Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, en octubre de 2015 afirmó que el sistema judicial y la policía hondureña estaba “totalmente destruidos por dinero del narcotráfico”.
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"Incluso según los estándares de Oriente Medio, su irracionalidad, la destrucción sin sentido, las constantes e retorcidas maquinaciones imperialistas, las guerras, el ataque dirigido por los sauditas contra Yemen a principios de esta semana alcanza nuevos niveles de absurdidad surrealista: los saudíes están liderando una coalición musulmana suní de diez naciones, incluyendo Pakistán no árabe y con armas nucleares, en un ataque a Yemen. Están implicados gánsteres locales como los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar, pero también el dictador egipcio al-Sisi y la camarilla genocida de al-Bashir sudanés. Todos estos déspotas están respaldados por los Estados Unidos y Gran Bretaña, que han ofrecido a la coalición "apoyo logístico y de inteligencia". Esto es lo que escribimos en abril de 2015 en un artículo titulado "Militarismo y descomposición en Oriente Medio", justo después del lanzamiento de lo que los saudíes llamaron con optimismo "Operación Tormenta Decisiva". Desde entonces, la guerra en Yemen se ha vuelto mucho peor, mucho más peligrosa y, después de Siria, posiblemente fundamental para los acontecimientos imperialistas en Oriente Medio, sobre todo la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita, sus respectivos "aliados" y las grandes potencias.
En uno de los países más pobres del mundo, con una población de unos 23 millones de habitantes, la "coalición" saudita (que Pakistán ha abandonado silenciosamente) ha arrojado bombas estadounidenses y británicas en lo que es esencialmente un enfrentamiento con Irán por el poder regional. Un vistazo al mapa de Oriente Medio muestra la importancia geoestratégica general de Yemen y el factor que ahora juega en las rivalidades locales y globales. Diez mil personas han resultado muertas a causa de bombardeos y ataques aéreos durante los cuales han sido atacados hospitales, escuelas, zonas residenciales y mezquitas. Tres millones de casas han sido destruidas y edificios antiguos reducidos a polvo, en lo que los romanos llamaron "Arabia bendita". Además de los bombardeos, los sauditas han impuesto un bloqueo tanto a la ayuda de emergencia como a las importaciones comerciales, que la Cruz Roja ha denominado "asedio medieval", causando decenas de miles de muertos. Catorce millones de personas no tienen acceso a sanitarios y agua potable, y los casos de cólera han llegado a un millón. La propagación de la hambruna y la malnutrición también van acompañadas de la propagación de la antigua enfermedad de la difteria, que se puede prevenir fácilmente, así como del aumento de la fiebre del dengue y el paludismo. En treinta largos meses desde su declaración de guerra, la coalición saudita, con la ayuda de los Estados Unidos y Gran Bretaña, ha destrozado la vida de un número cada vez mayor de civiles, reduciéndolos a vivir como animales y seguramente alimentando la próxima ola de refugiados que huyen de este infierno a través de la península árabe o por la ruta africana hacia Europa.
Lo que más temen los sauditas y sus comanditarios es un aumento de la influencia iraní, no sólo en Yemen, sino también mediante un movimiento de "pinza" alrededor del territorio saudita a través de la conexión terrestre entre Irán-Siria-Iraq-Líbano, a lo largo de la frontera turca y el Golfo de Aden en Yemen. Temen igualmente un incremento de la presencia iraní en África[1]. La influencia regional iraní nunca ha sido tan amplia y poderosa como hoy en día, a pesar de los recientes intentos de Estados Unidos de frustrarla. En la actualidad, Irán controla efectivamente un corredor terrestre que va de Teherán a Tartus, en Siria, en la costa mediterránea, “lo que le permite acceder a un puerto marítimo muy alejado hacia el oeste y lejos de las aguas del Golfo Pérsico, fuertemente vigiladas" (Guardian, 8.10.16). Cuanto más se ha debilitado Estados Unidos y se está debilitando en Oriente Medio, más se ha fortalecido Irán. La posición de Rusia también se ha reforzado a espaldas de ella, pero Irán no es un simple peón de Rusia.
Las fuerzas yemeníes Houti que actualmente luchan contra las milicias respaldadas por los sauditas en Yemen tomaron el poder y dominaron la ola de manifestaciones antigubernamentales y anticorrupción que surgió en Yemen como parte de la "primavera árabe" de 2011. Empezó como un oscuro movimiento renacentista chiita en la década de 1990 llamado "Believing Youth", fue radicalizado por la invasión norteamericana de Irak en 2003 y tiene un apoyo más amplio entre muchos suníes mostrando que, aunque la irracionalidad de la religión juega un papel, esto no es una simple división suní/chiita. En realidad, nunca ha habido unas divisiones religiosas o étnicas graves en Yemen, salvo las que han suscitado las grandes potencias, empezando por Gran Bretaña.
Los iraníes lo llaman el movimiento "Ansarullah" y a pesar de sus vínculos con Irán, su historia no es la de un simple peón. A finales de 2014, grandes partes del país fueron tomadas por los houtis y, a medida que la guerra ha ido avanzando, los vínculos entre Houti-Irán y Hezbolá, forjados en el conflicto, se han fortalecido. En diciembre, cuando el líder yemení y caudillo Saleh se alejó de Irán/Houtis y se dirigió hacia Arabia Saudí, fue asesinado con una crueldad que recordaba a los asesinatos de la CIA de los años 60, algo que Hezbolá también conoce.
Hay informes recientes de que Irán ha enviado armas avanzadas y asesores militares a los houtis, incluidos sus mercenarios afganos endurecidos en la batalla (New York Times, 18.9.17). Occidente probablemente los sobreestime, pero los iraníes piensan a largo plazo como lo hicieron con la edificación de Hezbolá, que ahora se ha convertido en la punta de lanza de Irán contra Israel y forma parte de su dispositivo general en todo el Oriente Medio. Los misiles balísticos dirigidos a objetivos saudíes sugieren una participación de Hezbolá. Estas son armas perfectas para los houtis que apuntan a objetivos sauditas de alto valor y aunque solamente destruyan uno de esos blancos mientras tanto siembran el terror y la incertidumbre en la población saudita, una táctica que ya emplearon los Nazis con los V2 lanzados sobre Londres desde 1940.
En cualquier caso, el dirigente houti, Abdul Malik Badreddine al Houti, dirigiéndose al dirigente de Hezbollah, Hassan Nasrullah en el verano, dijo: "Tu apuesta por los yemeníes es correcta" y continuó hablando sobre las fuerzas conjuntas contra Israel que llevan a la cuestión palestina. Estos movimientos se verán reforzados por la política exterior de Trump y su alianza con saudíes e israelíes.
Merece la pena retroceder un poco para ver cómo han cambiado las cosas en la cesta de víboras imperialista de Oriente Medio: hace poco tiempo, las fuerzas norteamericanas e iraníes estaban actuando juntos en Irak y llevaron a cabo acciones militares coordinadas y conjuntas contra Isis, pero estaba claro para todos que una vez derrotada ISIS estallarían nuevas tensiones. Una vez más, incluso en Yemen, el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (SOCOM) prefirió trabajar con los houtis en la lucha contra Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) e Isis; y los generales estadounidenses dijeron que la acción saudita en Yemen era "una mala idea" (al-Jazeera, 15.4.17) dada la participación del servicio secreto yemení (OSP) apoyado por Arabia Saudita, que está profundamente conectado con los terroristas. Mientras Washington colmaba al gobierno yemení de apoyo político y financiero, el ex presidente Saleh, aliado de los sauditas, manipulaba la actividad terrorista para obtener el apoyo de Washington en nombre de la "Guerra contra el Terrorismo".
A Washington le resulta difícil hacer frente al tremendo lodazal de Oriente Próximo y sus intentos por hacerlo sólo pueden empeorar la situación.
El asesor de seguridad nacional de Trump, H. R. McMaster, dijo en octubre: "Lo más importante para todas las naciones es enfrentar el flagelo de Hezbolá, los iraníes y la IRGC (Guardias Revolucionarios de Irán)" (Patrick Cockburn en el Independent, 9.12.17). La forma en que los norteamericanos planean hacer esto sin inflamar y desestabilizar aún más el Medio Oriente es algo que cualquiera adivina. La descertificación estadounidense del acuerdo nuclear iraní ha provocado, entre otras cosas, una seria ruptura con Europa (y no animará a los norcoreanos a "ponerse sobre la mesa"), en particular con los tres principales países activos en la región: Francia, Gran Bretaña y Alemania. El reconocimiento incendiario de Trump de Jerusalén como la capital de Israel -un movimiento totalmente estúpido e innecesario que agradará principalmente a su base evangélica- sólo puede rebotar sobre los intereses imperialistas estadounidenses. Avivará las llamas del nacionalismo palestino/árabe y, a pesar de la teatralidad de las Naciones Unidas, en particular de la turca Erdogan, suscitará más protestas globales contra Estados Unidos, tanto de las alas chiítas como de las suníes del Islam. También da a los yihadistas de Isis y al-Nusra un soplo de vida (una de las más fuertes campañas de reclutamiento de Bin Laden fue la opresión de los palestinos) y hace más difícil para Arabia Saudita y sus aliados trabajar con Israel y los Estados Unidos, al tiempo que promueve los intereses de Teherán.
La situación del régimen saudita es más frágil, desde su alianza incondicional con Trump, que fue seguido por una gran disputa con Qatar, purgas de sus enemigos similares a las de los gánsteres, incluidos los hostiles a Trump, y extrañas citaciones del presidente libanés Hariri y el líder palestino Abbas a Riad. El príncipe saudita, el gobernante efectivo del país, dijo en abril pasado, que "quería salir" de la guerra en Yemen y no tenía objeciones a que los norteamericanos intercedieran con Irán ante este embajador. Cualesquiera que sean sus deseos, o los de cualquier individuo implicado, el imperialismo, la descomposición y la irracionalidad son las fuerzas impulsoras detrás del desastre yemení y, con Irán, estas fuerzas sólo van a fortalecerse.
Boxer, 22.12.17
[1]Irán ha establecido una creciente presencia en Nigeria, Camerún y Sudán, entre otros países. Véase weekly.ahram.org.eg/News/19900.aspx. Los sauditas han respondido con un plan del príncipe heredero Mohammed bin Salman para establecer una coalición militar islámica que proporcione logística, inteligencia y formación a una fuerza renovada de "lucha contra el terrorismo" del G5 en el Sahel, tras conversaciones con Francia a mediados de diciembre (Reuters, 14.12.17).
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Publicamos aquí un artículo escrito por el grupo comunista estadounidense Workers Offensive (Ofensiva Obrera; www.workersoffensive.org [54]) que ofrece una oportuna crítica a las ''políticas de identidad'' que están ganando terreno por todo el mundo, y que, como examinamos en otro artículo sobre la cuestión, estuvieron detrás de la reciente escisión de la Anarchist Federation británica[1]. Basándose sólidamente en un punto de vista de clase y en los análisis de revolucionarios como los de Rosa Luxemburgo, el texto muestra como las ideas identitaristas sirven para canalizar un descontento real, provocado por una exacerbada opresión racial, hacia objetivos e instituciones políticas de la burguesía, y argumenta que sólo la expansión y la profundización de la lucha de clase puede superar las muchas divisiones que la sociedad y las relaciones sociales capitalistas han impuesto sobre los explotados
World Revolution, sección en Gran Bretaña de la CCI
Las políticas de identidad racial en los EEUU han asumido, históricamente, una de estas dos formas: el “integracionismo” y el nacionalismo negro. La visión de los integracionistas fue elocuentemente expuesta, en su mayoría, por Frederick Douglass[2], que buscaba eliminar las barreras raciales a la movilidad social ascendente reformando las instituciones políticas, sociales y económicas dominantes dentro del marco del capitalismo, para que fueran inclusivas de cara a los negocios negros y sus élites profesionales. La perspectiva del nacionalismo negro, cuyo exponente más famoso fue Marcus Garvey[3], era bastante más escéptica con respecto a la capacidad de Norteamérica para incluir la diversidad racial en las filas de la clase dominante. Sus partidarios defendían que los negros debían levantar sus propios enclaves económicos y políticos independientes dentro de las mismas ciudades americanas, muchos de ellos llamaban a los negros a volver a África[4].
Tanto la ideología integracionista como la nacionalista negra fueron predicadas en el marco y en términos de ''portavocía selecta'', que empujaban a los obreros negros a someterse a la tutela de ''su'' clase capitalista. Este principio está encapsulado en la política de la ''representación simbólica'', en sus distintas versiones, según la cual la igualdad entre los distintos grupos de la sociedad se mide por el grado de representación selecta que tienen en los salones del poder[5]. Es un tipo de política que también ha sido definida como ''corretaje de élites''. En este marco, los intereses diversos y a veces conflictivos de los negros, que están determinados principalmente por la clase a la que pertenecen, son puestos como subtítulo bajo el membrete de los intereses raciales homogéneos, con los capitalistas negros, como se podía predecir, de portavoces de una empíricamente inexistente “comunidad negra”[6].
En resumen, a pesar de sus diferencias superficiales, tanto la perspectiva de los integracionistas como la de los separatistas raciales (es decir los nacionalistas) dan por sentado muchas cosas que son una apología del orden social capitalista existente. Será el objetivo de este texto probar lo inservible de la política de identidad para liberar a los negros estadounidenses de la opresión racial y para aportar, en un esquema general, una guía para su emancipación y la de todos los pueblos oprimidos.
La idea del derecho de las naciones a la autodeterminación entró en el discurso público formalmente cuando el entonces presidente de los EEUU, Woodrow Wilson, publicó sus Catorce Puntos ya al final de la Primera Guerra Mundial. Mucho antes de eso, sin embargo, la ''cuestión nacional'' había sido objeto de fervientes polémicas, no sólo entre los más ardientes defensores del capitalismo, sino también en el movimiento socialista internacional. Arraigada en parte en la experiencia de la revolución americana y de la francesa, pero también en las grandes convulsiones sociales que tuvieron lugar entre mediados del siglo. XIX y principios del XX, esta teoría sostiene que una nación, o un grupo de personas que comparten una identidad cultural, tiene el derecho de separarse de un cuerpo político que le es ajeno y de decidir por sí misma la forma en la que debe ser gobernada. Naturalmente, este postulado atraía a las débiles de entre las camarillas capitalistas. Subordinados económicamente con respecto a las facciones dominantes y excluidos en la práctica del poder político, veían aquí la oportunidad de mejorar su posición en el tablero capitalista para formarse su propio aparato de Estado. No obstante, también encontró un apoyo significativo entre los socialistas, que temían que sus movimientos de masas colapsasen bajo ellos y que los obreros acudiesen a los partidos capitalistas si no se postraban ante las ilusiones de las masas. Solo unos pocos en la Internacional Socialista mantuvieron sus principios contra el oportunismo descarado de la dirección en torno a la cuestión de las nacionalidades. El ala izquierda del movimiento socialista, cuya principal representante era Rosa Luxemburgo, rechazó el derecho de las naciones a la autodeterminación como un mito burgués y reafirmó la validez del concepto, nuclear en el marxismo, de la lucha de clases.
Las naciones, según Luxemburgo, son abstracciones cuya existencia no puede probarse con medios reales. No existen como entidades políticas internamente homogéneas, debido a los intereses contradictorios y relaciones antagónicas entre las clases sociales que las componen. Por tanto, como explica Luxemburgo: ''no hay literalmente un sólo ámbito social, desde las más toscas relaciones materiales a las más sutiles relaciones morales, en el que las clases poseedoras y el proletariado consciente mantengan una misma actitud, y en el que aparezcan como una 'entidad nacional' consolidada''[7]. Pero el nacionalismo no es simplemente un sistema ideológico artificial propagado por la clase dominante para mantener a las masas explotadas bajo su yugo. Más bien, como todas las demás ideologías y teorías políticas, está arraigada en realidades socioeconómicas y procesos históricos. Para ser más específicos, el nacionalismo fue la herramienta ideológica con la cual la burguesía europea en ascendencia puso de su lado al campesinado pobre y al proletariado en su lucha para derribar (¡y sustituir!) a la nobleza feudal. Lo mismo ocurrió con la raza, una categoría sin base científica alguna, ya que el grado actual de diversidad biológica de nuestra especie es de lejos demasiado superficial como para poder hablar de diferenciación en categorías raciales distintas, pero que sirvió igualmente como justificación ad hoc del tráfico transatlántico de esclavos y el colonialismo, ambos cruciales en la acumulación primitiva del capitalismo[8].
Por tanto, la función del concepto de raza en el contexto americano es bastante comparable a la del nacionalismo en la Europa del siglo XVIII. Como explica Adolph Reed, estas ideologías ''ayudan a estabilizar un orden social legitimando sus jerarquías de riqueza, poder y privilegio, incluyendo su división social del trabajo, como si fueran el orden natural de las cosas''[9].
La institucionalización de la división racial del trabajo en los Estados Unidos, que fue realmente profunda históricamente hablando y asumió la forma del esclavismo, la segregación racial y el racismo estructural ''post-racial'', sucesivamente, hacen del contexto americano algo único en más de un rasgo significativo. Por ejemplo, mientras que en otros países ha habido segmentos de la fuerza de trabajo, racial y étnicamente diferenciados, que se han incorporado históricamente al capitalismo como un sector particularmente vulnerable de la clase obrera que puede ser sometido a formas de explotación intensificadas (es decir, a una extracción de plusvalor intensificada), los trabajadores negros de los Estados Unidos sufren un impacto desproporcionado del desempleo estructural que produce naturalmente el capitalismo. Su estatus como población excedente o sobrante – 'sobrante' sólo en el sentido de que no pueden ser empleados rentablemente por el capital – puede atribuirse en buena parte a su exclusión histórica de la economía formal, y particularmente de aquellos sectores que experimentan mayor crecimiento, que algunos han identificado como el origen de su relativo subdesarrollo[10].
En lugar de eso, la mayoría de los obreros negros viven en un estado crónico de desempleo o subempleo, y se han visto más afectados que ninguna otra subsección de la clase obrera estadounidense por la tendencia a la precariedad laboral que ha florecido bajo el neoliberalismo. Es precisamente este lúgubre estado de cosas lo que el racismo pretende racionalizar. Así, el pensamiento racialista asume una doble función en el capitalismo de nuestros días: 1) ayuda a canalizar determinados grupos de personas hacia determinadas ocupaciones y permite el mantenimiento de un ejército de trabajadores de reserva, que puede ser desplegado durante periodos de expansión capitalista elevada; y 2) siembra la división en las filas de la clase obrera y la ata ideológicamente a 'su' clase explotadora[11].
Puesto que el racismo está ligado a la subestructura económica de la sociedad, se debe entender lógicamente que su abolición no la traerá la clase explotadora ni ningún movimiento político liderado por ella. Los autoproclamados líderes de la así llamada ''comunidad negra'', que pretenden ser los mediadores entre esta colectividad idealizada y el establishment mayoritariamente blanco, están profundamente incrustados en las relaciones de producción capitalistas y son por tanto cómplices en la reproducción del racismo. Estos ''brahmanes negros'', como Manning Marable definió ya popularmente a este estrato profesional-gerencial (una capa de la sociedad que incluye al clero, políticos y profesionales de clase media), son poco más que proxenetas profesionales de la pobreza, que se montan de forma oportunista sobre la ola del descontento proletario negro para conseguir prominencia política y lucrarse[12].
La manifestación más reciente de este fenómeno es una red activista norteamericana que se autodenomina como 'Black Lives Matter' [Traducido literalmente: Las vidas negras importan], que se ha convertido en sinónimo del movimiento contra la violencia racial policíaca, un ejemplo clarísimo de cómo los capitalistas y sus lacayos pueden cooptar la resistencia genuina de los obreros negros. Esta organización, cuyos lazos con el Partido Demócrata y el lobby de las ONG son ya evidentes a esta altura, intenta domar la espontaneidad explosiva del elemento proletario que hay en este tipo de movimientos, que a menudo toma la forma de disturbios y saqueos, para llevarla a alguna forma de compromiso con el sistema capitalista y que no interfiera de ninguna manera con sus beneficios[13]. No es sorprendente, visto lo visto, que su manifiesto parezca la plataforma del DNC [Comité Nacional Demócrata], pero añadiendo peticiones de reparación histórica e inversiones en negocios regentados por negros, lo que efectivamente significa pedir redistribución de la renta para capitalistas negros, algo nada casual. Los Black Lives Matter son partidarios modernos de Garvey, sólo que han cambiado la homofobia y misoginia explícita de éste por una retórica vacía de justicia social, con la que pretenden darle un barniz de radicalismo a su política esencialmente capitalista.
Por razones en las que ya hemos indagado aquí, la clase capitalista y sus estratos aliados, los cuales tienen un interés material en la preservación del orden social existente, son incapaces de presentar una respuesta adecuada al racismo anti-negro en los Estados Unidos, mucho menos a la barbarie generalizada en nuestra sociedad. Por tanto, la solución a la profunda crisis económica, social y moral que presenta el capitalismo en esta coyuntura, se encuentra en ese amplio segmento de la humanidad que depende de la venta de su fuerza de trabajo. En el contexto norteamericano, la creación de un frente multi-género, multi-nacional y racial, etc. de la clase obrera, que una a todos los que, aún no igualmente desempoderados, comparten una misma relación fundamental con respecto a la economía, será lo preciso para abolir el capitalismo y las jerarquías que lo acompañan. Con este fin, todas las formas de política identitaria, que adoptan la colaboración entre explotadores y explotados, y por tanto comprometen el éxito de la lucha de los obreros por su emancipación, deben ser combatidas firmemente. Y sin embargo no es suficiente con oponerse a este tipo de ideas; los socialistas deben afrontar activamente las formas de opresión no-clasistas, destacando sus fundamentos capitalistas y explicando cómo podría abolirlas una sociedad socialista.
Es cierto, por ejemplo, que, en los Estados Unidos, los negros son asesinados por la policía en una proporción más de dos veces mayor al porcentaje de su población con respecto a la población general, mientras que los blancos y latinos son asesinados en una proporción que apenas es proporcional a su segmento poblacional. Sin embargo, es importante hacer notar que la mitad de todos los asesinados por la policía son blancos. Además, en estados con poblaciones negras muy pequeñas, el porcentaje de negros asesinados por la policía es muchas veces menor que la media nacional, lo que sugiere que, aunque el racismo anti-negro es un factor importante en los asesinatos policiales, claramente, no es el principal. De hecho, en términos empíricos, el factor más determinante a la hora de estudiar la probabilidad de que alguien sea abatido por la policía no es su raza, sino su clase. Más del 95% de los asesinatos policiales están concentrados en barriadas en las que la media anual de ingresos familiares no llega a los 100.000$, mientras que la media de estos ingresos en la mayoría de los barrios en los que tienen lugar ejecuciones policiales está alrededor de los 52.000$[14]. Los asesinatos policiales no son, por tanto, un mecanismo para establecer y reproducir la supremacía blanca, sino que más bien la supremacía blanca es un sistema dedicado a mantener la dominación de los capitalistas sobre los obreros, sin importar la raza de ninguno. O como lo explica sucintamente Adolph Reed: ''el patrón en esos estados con altas tasas de homicidios policiales sugiere […] que éstos son producto de un enfoque político que emerge del imperativo de contener y suprimir las bolsas de poblaciones obreras sub-empleadas y económicamente marginales, producido por el revanchismo capitalista''[15].
Los acontecimientos recientes de la lucha de clases en Estados Unidos dan motivos para un prudente optimismo, ya que revelan una voluntad de organización por parte de algunos trabajadores a la hora de presionar por sus intereses de forma colectiva, frente a los jefes, independientemente de organizaciones institucionales (Partido Demócrata) o institucionalizadas (sindicatos), que tratan o bien de disuadirles activamente de obrar de esa manera, o bien de sofocar abiertamente sus tentativas. La oleada reciente de huelgas ilegales y no-sindicales (es decir, huelgas salvajes) de los trabajadores de las industrias logísticas y de servicios, muchas de las cuales han sido multi-raciales debido al desplazamiento en las últimas décadas de un gran sector de la población obrera a puestos de trabajo no cualificados y de bajos salarios, es un signo del potencial que puede estar fermentando bajo la superficie[16]. Con cada lucha victoriosa, los trabajadores estadounidenses aprenden por sí mismos que hay más de lo que los une que de lo que los separa. Desafortunadamente, esta ola emergente de militancia se ha visto confinada a un puñado de industrias y no se ha contagiado al resto de la clase. Aunque aún en su infancia, estas experiencias tienen un mayor potencial transformador que todo el proselitismo izquierdista 'concienciador' del mundo. Los imperativos materiales de la lucha de clases se imponen a la consciencia de los actores sociales como una barrera objetiva que impide todo progreso posterior. Asi, por ejemplo, si los obreros varones blancos creen que son inherentemente superiores a los obreros negros o las mujeres, no protagonizarán ningún esfuerzo de organización común con ellos, y su resistencia será aplastada por los jefes en cada ocasión. Es la lucha de clases la que desafía las creencias más profundas que tiene la gente con respecto al mundo y a los demás, la que traza las líneas de la pugna entre obreros y capitalistas en el lugar de trabajo. En otras palabras, el proceso mismo de levantar un movimiento de solidaridad – esto es, un movimiento social que une a todos los que son explotados bajo el capitalismo – también acaba socavando las ideologías variadas que emplea el sistema para fortalecerse y estabilizarse.
E.S.
13 de octubre de 2017
[1] Ver en nuestra Web en inglés: https://en.internationalism.org/icconline/201802/14822/reflections-split-anarchist-federation [55]
[2] Escritor norteamericano del siglo XIX abolicionista y reformador social. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Frederick_Douglass [56]
[3] Jamaicano, vivió entre 1887-1940, exponente de un nacionalismo negro. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Marcus_Garvey [57]
[4]John Henryk Clarke, Marcus Garvey and the Vision of Africa (Baltimore: Black Classic Press, 2011), p. 207.
[5]Manning Marable, Beyond Black and White: Transforming African-American Politics (Brooklyn: Verso, 2009), p. 188.
[6]Adolph Reed, “Why Is There No Black Political Movement?”, en Class Notes: Posing as Politics and Other Thoughts on the American Scene, (New York City: The New Press, 2000), p. 4-5.
[7]Traducido libremente de Rosa Luxemburg, “The National Question and Autonomy,” en The National Question: Selected Writings (New York City: Monthly Review Press, 1976), p. 135-136.
[8]Karl Marx, Capital vol. 1 (London: Penguin Classics, 1990), p. 915.
[9]Adolph Reed. “Marx, Race, Neoliberalism,” New Labor Forum 22 (2013): p. 49.
[10]Manning Marable, How Capitalism Underdeveloped Black America (Boston: South End Press, 1983), p. 48-49.
[11]Marx, op. cit., 781-782.
[12]Marable, op. cit., p. 170-171.
[13]Janell Ross, “DeRay Mckesson is Running for Mayor. What Does That Mean for Black Lives Matter?”, Washington Post, 4 de febrero de 2016.
https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/02/04/black-lives-matter-runs-for-mayor/?utm_term=.a86f31b8178f [58]
[14]Aunque no sea un buen indicador de posicionamiento de clase, como lo entienden los marxistas (como la relación de una persona con respecto a la economía), podemos hacer generalizaciones significativas a partir de los datos que tienen en cuenta los ingresos
[15]Adolph Reed, “How Racial Disparity Does Not Help Make Sense of Patterns of Police Violence”, Nonsite, 16 de septiembre de 2016. https://nonsite.org/how-racial-disparity-does-not-help-make-sense-of-patterns-of-police-violence/ [59]
[16]Ver por ejemplo, la huelga de 4.000 estibadores en Newark, Nueva Jersey (https://www.nj.com/news/index.ssf/2016/01/surprise_walkout_by_ila_shuts_down_the_nj_and_ny_p.html [60]) que no fue aprobada por la International Longshoremen's Association (sindicato oficial de trabajadores portuarios), la cual publicó una petición a sus miembros para que volvieran al trabajo ese mismo día, o la protesta de camioneros en Hialeah, Florida (https://www.cbsnews.com/miami/news/truck-drivers-protest-pay-rates-by-blocking-okeechobee-road/ [61]) que bloqueó el tráfico en la carretera de Okeechobee, una de las principales arterias del transporte de personas y mercancías que entran y salen de la ciudad, hasta que fueron obligados a dispersarse, violentamente, por la policía.
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HOJA REPARTIDA EN LAS MANIFESTACIONES DE JUBILADOS
Para el 17 de marzo están convocadas en más de cien localidades españolas, manifestaciones de pensionistas, invitando expresamente a otros sectores de la clase obrera – los asalariados, los parados, los jóvenes – a que se sumen a ellas. Y necesitamos luchar todos unidos porque las pensiones actuales y futuras están en el juego.
El desencadenante de estas protestas ha sido la ridícula y humillante subida de un 0’25% de las pensiones, y sobre todo, la amenaza a partir de 2019, de la puesta en marcha del llamado “factor de sostenibilidad”, que recalcula las pensiones en función del supuesto aumento de la esperanza de “vida” (de ¿qué vida?), las pensiones van a verse recortadas el primer año un 0’5%. Los expertos calculan que, en los próximos 20 años, con estas medidas, las pensiones de jubilación perderán como mínimo un 25% de su poder adquisitivo.
Es una lucha en interés de toda la clase trabajadora. De nuestros predecesores cuyos salarios y pensiones fueron esquilmados con la excusa de asegurar un futuro a las sucesivas generaciones obreras y hoy se ven estafadas como lo prueba la liquidación del Fondo de Reserva. Pero también de las actuales y futuras generaciones del proletariado. Por los que hoy no llegan a 677 euros/mes de pensión (que son la mitad de todos los pensionistas) y que marca el límite estadístico de la exclusión social.
El hachazo a las pensiones no viene solo. Se suma a un brutal desempleo juvenil (más del 40%), a una precarización laboral que afecta a trabajadores de todas las edades (6 millones, la tercera parte de todos los activos) y a la peor caída de los salarios en 60 años: desde 2008 fueron recortados en un 26%. La situación de las nuevas generaciones es tal que, según datos del Consejo Económico y Social, en España más de 422 mil familias sobreviven gracias a los ingresos de una pensión de jubilación.
Se nos sangra más aún con la implacable degradación de la atención sanitaria (retirando la financiación de medicamentos y disminuyendo las plantillas sanitaria etc.) y de todo tipo de prestaciones sociales, etc. ¡Y aún tienen la caradura de sugerir que nos hagamos planes de pensiones privados!
Por lo tanto: Si nos están atacando a todos a la vez. ¡Todos unidos debemos responder!
En estas movilizaciones se propone como solución el “blindaje constitucional” de las pensiones para ponerlas a salvo de nuevos recortes. ¡Somos mayores para creer en semejantes cuentos de hadas! En todos los países, hasta aquellos de constituciones más “avanzadas y sociales”, como Francia o Suecia, las pensiones se han visto rebajadas, se han endurecido las condiciones para acceder a ellas (retrasando en todo el mundo la edad de jubilación). Llegado el caso, cualquier Gobierno, de cualquier color político, se salta la ley para imponer las necesidades del capital, como por ejemplo hizo Zapatero en 2011 decretando la congelación de las pensiones.
Quienes se lanzan hoy a manifestarse, trabajadores y trabajadoras de 60-80 años, han vivido en sus carnes todo el cinismo del engaño democrático. Poco después de la aprobación de la constitución en 1978 cuyo artículo 35 proclamaba el derecho al trabajo, sufrieron la cadena de reconversiones industriales de los 80 que condenó a muchos de ellos a un desempleo crónico. ¡Fueron UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO los que se destruyeron entonces!
Y recientemente sufrimos una oleada de desahucios que ha dejado a muchos sin hogar aun cuando el artículo 47 de la Constitución garantiza “una vivienda digna y adecuada”.
La actual generación de pensionistas ha sufrido a lo largo de todo este período “constitucional” más de 5 reformas de las pensiones. La primera dictada por el gobierno “socialista” de Felipe González en 1985 supuso situar en 65 años la edad de jubilación, ampliar de 8 a 15 años el periodo cotizado para poder cobrar una pensión, y calcular sobre los últimos 8 años y no los dos últimos como sucedía hasta ese momento. Esta reforma, que provocó la huelga general de junio 1985, ha abierto la puerta a sucesivos golpes a las pensiones, realizados por los gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy, refrendados en su inmensa mayoría por los sindicatos, como por ejemplo la de Zapatero en 2011 que prolongaba hasta los 67 años la edad de jubilación. O sea que los baluartes del Estado democrático, los partidos y sindicatos, han sido en realidad los agentes del empobrecimiento de trabajadores y pensionistas. La constitución democrática no nos ha protegido, sino que ha servido para imponernos más miseria.
Todos esos tajos a nuestras condiciones de vida han sido justificados siempre como sacrificios que una parte de la clase obrera tenía que asumir para mejorar las condiciones de vida futuras. La Reforma de 1985 se presentó con la coartada que ese dinero iría a mejorar la formación y la cualificación de los jóvenes trabajadores. 30 años más tarde el “problema” es que los jóvenes están demasiado “formados” para encontrar trabajo. Las más recientes – como las de Zapatero o Rajoy- se han hecho con la excusa de que el dinero que se les sustrae a los pensionistas se dedicaría a promover el empleo – por ejemplo liberando a los patronos del pago de cotizaciones sociales - y por tanto a asegurar las condiciones de vida presentes y futuras de los trabajadores, cuando se está expandiendo la epidemia de los trabajadores pobres (que ni aún con trabajo pueden conseguir una vivienda) y el futuro que sienten los más jóvenes, es que encadenando contratos precarios y desempleo, jamás lograran una pensión.
Lo que pretenden nuestros explotadores, utilizando las maniobras de sus partidos y sindicatos, es sembrar la cizaña en nuestras filas, el DIVIDE Y VENCERAS. Que los jóvenes vean a los jubilados como un lastre que impediría el crecimiento económico; que los trabajadores nativos vean a los emigrantes el enemigo que les robaría trabajo y seguridad social…. Cuando la verdad es que en este mundo no hay más que un parásito: el sistema capitalista que hace que una minoría explotadora viva a expensas de la riqueza producida por toda la clase obrera.
Las pensiones, los seguros de paro y enfermedad, fueron históricamente la creación de la clase obrera en el siglo XIX y principios del XX, conscientes de la importancia de la solidaridad de clase. Pero los sistemas llamados de “Seguridad Social” son otra cosa RADICALMENTE OPUESTA. Son el resultado de la usurpación de esos recursos y de esa solidaridad por parte del Estado capitalista. El régimen de la Seguridad Social, desarrollado principalmente en Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, ha supuesto un inmenso negocio para los Estados pues usan el dinero de los trabajadores para sus especulaciones financieras y para reflotar empresas y bancos
Además, ha servido para inculcar la idea de que todos seríamos unos “protegidos” de Papá Estado destruyendo la solidaridad y ocultando que todo sale de nuestro trabajo. También, les permite sembrar la división diciendo que los emigrantes nos quitarían esos privilegios. El problema para el futuro de la humanidad no es que haya demasiados seres humanos o que estos vivan demasiado tiempo. Lo que de verdad amenaza a la especie humana y a toda la naturaleza del planeta es la pervivencia de un sistema basado en la explotación y en la acumulación, en la apropiación por unos pocos de lo que producimos entre todos. El futuro solo puede basarse en la solidaridad y no en la competencia de unos con otros.
El hachazo a las pensiones en España añade más sufrimiento a otros hachazos en otros países, por ejemplo, el terrible en Grecia donde ha habido desde 2010 ¡13 recortes! Pensionistas de España, Francia, Italia, de todo el mundo, se hacen la pregunta angustiosa que se hacía un pensionista griego: “No me puedo morir pues ¿de que vivirán mis nietos?”. El desempleo, la precariedad, el derrumbe del sistema de pensiones son problemas mundiales nacidos de la crisis del capitalismo. Solo la lucha unida, solidaria y auto-organizada, de todos los trabajadores, en todos los países, podrá abrir un camino hacia su solución.
Corriente Comunista Internacional
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La Serie que estamos publicando sobre la diferencia radical -una diferencia de clase[1]- entre la Izquierda y la extrema izquierda del Capital, por un lado, y las pequeñas organizaciones que se reclaman de la Izquierda Comunista, por otro; tiene hasta la fecha 3 partes: Una falsa visión de la clase obrera; Un método y un modo de pensamiento al servicio del capitalismo; Un funcionamiento que niega los principios comunistas[2]. El cuarto artículo lo dedicamos a la cuestión moral y tiene como fin demostrar el abismo que separa la moral de esos partidos que dicen defender a los explotados y la moral proletaria que las organizaciones verdaderamente comunistas deben practicar.
El proletariado tiene una moral. En consonancia, sus organizaciones deben tener una moral coherente con su combate histórico y la perspectiva comunista que lleva consigo. Mientras en una organización burguesa reina el amoralismo, la ausencia de escrúpulos, el pragmatismo y el utilitarismo más rastreros, en una organización proletaria debe existir una coherencia entre el programa, el funcionamiento y la moral.
¿Cuál es la moral en un partido de la burguesía? Pues sencillamente el todo vale, las maniobras y las puñaladas por la espalda, las intrigas y las calumnias, la peor hipocresía. El colmo nos lo da el estalinismo que pide a los militantes la comisión de los actos más repugnantes en nombre de la “dictadura del proletariado”, la “defensa del socialismo” etc. Al igual que el estalinismo, los grupos trotskistas propugnan el mismo pragmatismo moral y la misma actuación ciega y sin escrúpulos, apoyándose en los errores teóricos de Trotski en su libro Su moral y la nuestra[3], que sin embargo contiene reflexiones y elementos válidos.
Por su parte, los partidos socialistas se han erigido en los campeones de los buenos sentimientos: la “solidaridad”, la “inclusión”, la “memoria histórica”, lo “políticamente correcto”, el “buenísmo” …
Esta palabrería se ve desmentida radicalmente por lo que hacen en el gobierno donde atacan sin piedad a la clase obrera, reprimen sus huelgas con una fiereza que para sí quisiera la derecha y toman medidas, por ejemplo, contra los emigrantes, que rezuman el peor racismo[4]. En cuanto a su funcionamiento interno es un muestrario de las intrigas más refinadas, los súbitos cambios de alianzas, las guerras de familias. Los partidos socialistas son expertos en las peores jugadas de infiltración, destrucción desde dentro, creación de caballos de Troya etc. Igualmente, es proverbial su sabiduría para manejar “dossiers” con los cuales hundir tanto a “amigos” que se pretende apartar del alto mando como a enemigos a quienes se intenta atar a alianzas forzadas o descabalgar de espacios de poder.
¿Cuál es el bagaje moral que se impone a los militantes que han pasado por partidos burgueses en general y más específicamente por las organizaciones de izquierda y extrema izquierda?:
Todo esto se justifica y enmascara, sin embargo, con la hipocresía propia de la ideología burguesa que defiende la peor barbarie y las más indignas tropelías en nombre de los “más elevados valores morales”: solidaridad, justicia, honradez… Es la famosa doble moral: el político, el dirigente, tienen “su” moral que consiste en enriquecerse mediante los más sórdidos tráficos, aplastar a los rivales -incluidos los “compañeros” de partido- y mantenerse en el poder a toda costa no dudando en cometer los actos más condenables. Simultáneamente, defiende “otra moral” para sus subordinados, para los afiliados, para la infantería de choque del partido, que, como hemos dicho antes, debería practicar la rectitud, el sacrificio, la obediencia etc.
Para destruir en los militantes el instinto proletario de moralidad, se insiste mucho en que toda moral es “burguesa o religiosa”, que el militante no puede tener moral sino guiarse únicamente por “consideraciones políticas”. Esta argumentación se basa en que “durante toda la historia de la sociedad de clases, la moral dominante siempre ha sido la moral de la clase dominante. Eso es tan cierto que moral y Estado, pero también moral y religión, se han hecho casi sinónimos en la opinión popular. Los sentimientos morales de la sociedad siempre han sido utilizados por los explotadores, por el Estado y la religión para santificar y perpetuar la situación existente y que las clases explotadas se sometan a la opresión. El “moralismo” mediante el cual las clases dominantes han procurado siempre romper la resistencia de las clases laboriosas, inyectando una conciencia culpable, es uno de los grandes azotes de humanidad” [6]
El moralismo nos infiltra el sentimiento de culpa. Nos hace sentir culpables por comer, por luchar por nuestras necesidades, por aspirar a la felicidad. Eso según el moralismo expresaría un sentimiento egoísta y excluyente. Nos dicen los moralistas ¿Cómo te atreves a comer con el hambre que hay en el mundo? ¿cómo osas despilfarrar el agua duchándote todos los días si el medio ambiente está cada vez más deteriorado? ¿Cómo pretendes dormir en un colchón confortable si los emigrantes duermen en colchones de gomaespuma tendidos en el duro suelo?
La moral de la burguesía, sobre todo de la burguesía decadente de los siglos XX y XXI, consiste en hacer creer a los obreros que los mínimos medios de subsistencia que tienen (vivienda, comida, vestido) o las comodidades que disfrutarían (electrodomésticos, TV e Internet, vacaciones pagadas) serían lujos insolentes, conseguidos a costa de los pobres del mundo, un “privilegio”, ocultando que no son sino los materiales imprescindibles para seguir siendo explotados.
El moralismo y sus predicadores de izquierda y extrema izquierda quieren hacernos sentir culpables de los males del mundo causados por el capitalismo haciendo del problema de un sistema social el problema de los individuos. Así por ejemplo el azote del desempleo sería la culpa individual de cada uno de los 212 millones de parados que hay en el mundo.
De forma más general, la culpa destruye la convicción y la combatividad. Esta sociedad propaga el sentimiento de culpa como modo de vida y hace de la culpabilización hacia los demás un medio de la lucha individualista de unos contra otros, pues aquel que se siente culpable en un momento dado, busca culpables en los demás en otro momento. Sentirse culpable unas veces y buscar culpables otras, no es contradictorio, forma parte de un universo moral individualista e inhumano que orbita siempre alrededor de la Culpa. El combate contra la culpa, tanto cuando viene de la propaganda capitalista y de sus partidos especializados, como cuando brota en las relaciones entre militantes como forma de individualismo, es un combate central de la moral proletaria.
El combate contra el moralismo burgués no debe conducirnos a rechazar la moral. Debemos distinguir entre moralismo y moral, “La perversión de la moral del proletariado en manos del estalinismo no es razón para abandonar el concepto de moral proletaria, del mismo modo que el proletariado no debe rechazar el concepto de comunismo so pretexto de que fue recuperado y pervertido por la contrarrevolución en la URSS. El marxismo ha mostrado que la historia moral de humanidad no es sólo la historia de la moral de la clase dominante. Las clases explotadas tienen valores éticos propios, y estos valores han tenido un papel revolucionario en el progreso de la humanidad. La moral no es idéntica a la función de la explotación, al Estado o la religión, el futuro pertenece a una moral más allá de la explotación, del Estado y de la religión”.
“La concepción de la moral en el movimiento obrero, aunque nunca estuvo, como pudiera decirse, en el centro de atención ni se desarrollara mucha teoría sobre ella, no es como la pinta el izquierdismo. La moral no es una cuestión ``idealista´´ o escolástica que sólo interesa a los imitadores de los filósofos del Imperio Bizantino, que debatían sobre el sexo de los ángeles mientras los otomanos atormentaban las murallas de Constantinopla. La moral, como todo producto social del ser humano por definición, es una de las principales características de las relaciones sociales que nos hemos dado. Una realidad que bien podría resumirse como el sentido, colectivamente calibrado, de lo adecuado, o no, de la forma y orientación que damos a las relaciones en las que estamos envueltos... ¿debe ser esto algo ajeno al proletariado, a la clase que es a la vez fruto de unas relaciones sociales determinadas y portadora de otras relaciones, de otra forma mucho más elevada de organizar nuestra existencia social? Si en el pasado no se desarrolló demasiado la cuestión, fue porque el movimiento del proletariado contaba con una larga y rica tradición de vida organizacional, en la que la mayoría de sus militantes observaban unas reglas para debatir, para dirigirse a sus camaradas, para convivir con ellos, para prestarles auxilio y toda su confianza y solidaridad cuando la necesidad lo requería; es decir, observaban una moral obediente a la naturaleza misma de la clase proletaria: la clase de la solidaridad, de la confianza, la portadora de las verdaderas capacidades creativas de la humanidad y de una verdadera cultura humana”.[7]
En realidad, el individuo burgués quiere una moral para la mayoría explotada (la moral de los esclavos que diría Nietzsche) y “otra moral” mucho más “relajada”, liberada de todo escrúpulo, para la clase dominante. Para el capital cualquier cosa -incluso el asesinato- es válido con tal de aumentar la ganancia o de conquistar el poder. Como decía Marx, el capital “nació en el lodo y en la sangre” y todos los medios fueron empleados para allanar su expansión: matanzas, trata de esclavos, alianzas sórdidas con las clases feudales, asesinatos de estado, conspiraciones… No olvidemos que uno de los ideólogos primigenios de la burguesía fue Maquiavelo y la palabra maquiavelismo se emplea para significar la bajeza moral y la ausencia escandalosa de escrúpulos[8].
La doble moral es el guante que mejor calza en la ideología y métodos del Capital. Es el espejo de la competencia feroz y el sálvese quien pueda que reinan en las relaciones de producción capitalistas. “En todo negocio de especulación se sabe que un día llegará el desastre, pero todo el mundo tiene la esperanza de que caerá sobre el vecino, después de haber recogido uno mismo la lluvia de oro y haberla puesto a salvo. “Después de mí, el diluvio”, tal es la divisa de todo capitalista y de toda nación capitalista”[9]
El proletariado rechaza firmemente la doble moral. En su lucha, los medios han de estar en coherencia con los fines, no se puede luchar por el comunismo utilizando la mentira, la calumnia, la insinuación, la murmuración, la maniobra, la duplicidad, el sentimiento de culpa, el ansia de protagonismo etc. Semejantes actitudes deben ser combatidas enérgicamente y rechazadas por radicalmente incompatibles con los principios del comunismo. Con esos “atajos morales” no se avanza ni un milímetro en el duro camino hacia el comunismo, lo que se hace es atarse de pies y manos a las conductas propias del sistema capitalista, contaminarse con sus leyes de funcionamiento, separándose pues de toda perspectiva revolucionaria.
La moral proletaria tiene para la CCI un papel central. “Nuestra visión sobre este tema tiene su concreción viva en nuestros estatutos (adoptados en 1982). Los estatutos no son una serie de reglas para definir qué es lo que está o no está admitido, sino una orientación para nuestras actitudes y nuestra conducta, incluyendo un conjunto coherente de valores morales (en particular en lo que a relaciones entre militantes y entre éstos y la organización se refiere). Por eso es por lo que se requiere un profundo acuerdo con estos valores a cualquiera que quiera ser miembro de nuestra organización. Los estatutos forman parte de nuestra plataforma”
Ahora bien, desarrollar un funcionamiento organizativo y unas relaciones entre camaradas basado en los criterios morales del proletariado no es fácil, requiere una lucha muy perseverante. Hoy el proletariado padece un serio problema de identidad y confianza en sí mismo, esto, en el contexto general histórico de lo que llamamos la Descomposición del Capitalismo[10], dificulta la vivencia práctica, cotidiana, de una moralidad proletaria no solamente en la clase obrera en su conjunto sino, igualmente, en sus organizaciones revolucionarias. Lo que la sociedad actual exuda pestilentemente por todos sus poros es la ausencia de escrúpulos, la picaresca, el desmadre, el escepticismo, el cinismo… Todo ello ataca sin descanso la moralidad proletaria.
Contrariamente a la visión que el estalinismo ha dado de los comunistas como individuos fanáticos capaces de todo para imponer “el comunismo”, estos han tenido siempre una sólida actitud moral[11] y con ello han expresado la importancia de la cuestión moral para el movimiento obrero[12].
Hay un prejuicio respecto al marxismo que dificulta entender su firme anclaje en los criterios morales. Frente al socialismo utópico, el marxismo defendió la necesidad de asentar las posiciones comunistas no sobre criterios morales sino sobre un análisis científico de la situación del capitalismo, las relaciones de fuerzas entre las clases, la perspectiva histórica etc. Sin embargo, de ahí no se desprende que el marxismo únicamente tenga que basarse sobre criterios científicos y rechace los morales, el marxismo “nunca ha negado la necesidad o la importancia de la contribución de los factores no teóricos y no científicos en el progreso de la especie humana. Al contrario, siempre ha comprendido su carácter indispensable, e incluso su relativa independencia. Por eso ha sido capaz de examinar la interconexión entre ellos en la historia, y reconocer su esencia complementaria”.
El marxismo no es una ideología fría-como dijo un autor griego en los años 60- que ve a los militantes como peones que un “Comité Central” maneja a su antojo en una partida de ajedrez con las clases dominantes. Los militantes en sus relaciones entre sí y con la organización, así como con el proletariado, se comportan con la más estricta rectitud moral.
Esto último es vital para comprender que, en nuestra época, la descomposición social hace aún más importante la moral para la lucha revolucionaria: “Hoy, frente a la tendencia de “cada uno para sí” de la descomposición capitalista, y la corrosión de todo valor moral, será imposible para las organizaciones revolucionarias –y más en general para la emergencia de nuevas generaciones de militantes– derrocar el capitalismo sin esclarecerse sobre esos asuntos morales y éticos. En el desarrollo consciente de la lucha de los revolucionarios, la lucha teórica específica por re -asimilar el trabajo del movimiento marxista sobre estas cuestiones ha llegado a convertirse en un tema de vida o muerte para la sociedad humana. Esta lucha es indispensable, no solamente para la resistencia proletaria a la descomposición y al amoralismo ambiente, sino para la reconquista proletaria de la confianza en sí mismo para el futuro de la humanidad por medio de su propio proyecto histórico”.
La dificultad que hoy tienen ante sí las generaciones revolucionarias es que, de un lado, la moral proletaria fundada en la solidaridad, la confianza, la lealtad, la cooperación consciente, la búsqueda de la verdad etc., es más necesaria que nunca y, sin embargo, las condiciones históricas de la decadencia y la descomposición capitalista, así como de las dificultades del proletariado, la hacen parecer más utópica, más impracticable, más desprovista de todo sentido.
Como dice nuestro texto sobre la ética “la barbarie y la cruel deshumanización de la decadencia capitalista no tienen precedentes en la historia de la especie humana. No es fácil, después de Auschwitz e Hiroshima, y ante los genocidios y la destrucción permanente y general, mantener la confianza en la posibilidad de un progreso moral (…) La opinión popular parece estar confirmando la sentencia de Thomas Hobbes (1588-1679) de que el hombre sería, por naturaleza, un lobo para el hombre. El hombre es visto básicamente como destructor, predador, egoísta, irremediablemente irracional, y con un comportamiento social más bajo que muchas especies animales”.
Hay, además, un elemento que añade aún más dificultad al desarrollo moral: es el desfase entre el avance de las ciencias naturales y tecnológicas y el retraso cada vez más acentuado de las ciencias sociales – humanas, observado por Pannehoek en su libro Antropogénesis: un estudio de los orígenes del hombre. “Las ciencias naturales son consideradas como el campo en el que el pensamiento humano, en una serie continua de triunfos, ha desarrollado con mayor pujanza formas conceptuales de la lógica... Al contrario, en el otro extremo permanece el gran campo de las acciones y relaciones humanas [donde] el pensamiento y la acción están determinados principalmente por la pasión y las impulsiones, por la arbitrariedad y la imprevisión, por la tradición y la creencia (...) El contraste que aparece aquí, con la perfección por un lado y la imperfección del otro, quiere decir que el hombre controla los fuerzas de la naturaleza, , pero que no controla las fuerzas de la voluntad y la pasión que le son inherentes. Donde sí ha permanecido quieto, quizás echándose incluso atrás, es en la falta manifiesta del control sobre su propia «naturaleza». Esta es, evidentemente, la razón por la que la sociedad va todavía tan lejos por detrás de la ciencia. Potencialmente el hombre posee el dominio sobre la naturaleza. Pero no posee todavía el dominio sobre su propia naturaleza.”
Esta situación de desconocimiento o incomprensión de esos aspectos profundos de la conducta humana hace más difíciles de abordar fenómenos que la descomposición social e ideológica del capitalismo exacerba cada vez más: “el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, como así lo expresaba el «no future» de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a «skinheads» y «hooligans» (…) la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio (…) la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos «científicos» (…) el «cada cual a lo suyo», la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía” (Tesis sobre la descomposición, tesis 8).
Mientras que todos los partidos burgueses -sean de derechas o de izquierdas- tienen como fin gestionar el presente para conservar el capitalismo, la organización revolucionaria es un puente entre el presente y el porvenir comunista del proletariado. Por ello cultiva las cualidades morales que antes hemos mencionado y que serán el pilar de la futura sociedad comunista mundial. Estas cualidades se ven constantemente amenazadas por el peso de la ideología dominante y de la descomposición capitalista. Por ello su cultivo requiere un esfuerzo permanente, una vigilancia y un espíritu crítico incansables, junto con una constante elaboración teórica.
Este cultivo en las organizaciones revolucionarias tiene lugar tanto hacia dentro –funcionamiento interno- como hacia fuera –intervención. No se trata de que la organización se aísle del mundo y se encierre en pequeñas comunidades autogestionadas –ese es el error reformista del anarquismo- sino de que en su seno exista un combate permanente por el desarrollo de esos principios. Como decía Lessing –un poeta alemán del siglo XVIII- “hay una cosa que amo más que la verdad: es la lucha por la verdad”. En la organización revolucionaria tan importante como los propios principios es la lucha por ellos.
La lucha por el comunismo no se reduce a una mera cuestión de propaganda: explicar cómo será la futura sociedad, presentar su papel histórico como superación de las contradicciones que hunden al capitalismo etc. Eso sería concebirlo de forma truncada y unilateral. A diferencia de los modos de producción que le han precedido, el comunismo no puede surgir de procesos alienantes y alienados, sino de la plena conciencia y del compromiso subjetivo masivo del proletariado. En la organización revolucionaria, la lucha por vivir de manera coherente con los principios del comunismo es aún más determinante. La lucha por el comunismo se hace imposible sin una vigilancia y una respuesta permanente contra los comportamientos de envidia, celos, rivalidad, calumnia, mentira, intriga, manipulación, robo, violencia hacia el semejante etc.
En uno de sus excesos polémicos, Bordiga dijo que se puede llegar al comunismo mediante una monarquía. Quería demostrar con ello que lo importante es “llegar al comunismo” mientras que “la forma de llegar” es lo de menos, cualquier medio sería bueno. Rechazamos rotundamente tal forma de pensar: para llegar hay que saber cómo llegar, los medios son coherentes con el fin comunista que nos proponemos. Contra el pragmatismo de estalinistas y trotskistas, que siguen ciegamente la máxima jesuítica de “los medios justifican el fin”, el proletariado y sus organizaciones revolucionarias deben mantener una clara coherencia entre el fin y los medios, entre la práctica y la teoría, entre la acción y los principios.
La moral dominante oscila entre dos alternativas que aparecen como opuestas pero que giran alrededor del conflicto individuo - sociedad y que no solo no permiten resolverlo. sino que, además, lo agravan.
En un polo tenemos el individualismo exacerbado donde el individuo hace “lo que da la gana” a costa de los demás. En el otro polo, tenemos la sumisión del individuo a los “intereses de la sociedad” (formula tras la que se esconde el dominio totalitario del Estado), que, básicamente, presenta dos formas: un colectivismo de individuos anónimos e impersonales (la fórmula preferida del estalinismo o de los trotskistas) o el imperativo moral kantiano que lleva a la renuncia individual y el sacrificio por los demás (en esta tendencia comulga también el moralismo cristiano).
En realidad, ambos polos morales no son opuestos sino complementarios pues reflejan dos aspectos de la dinámica del capitalismo. Por un lado, el utilitarismo moral de Bentham es una visión idealizada de la competencia feroz que es el motor del capitalismo. Que cada individuo luche por su bienestar sin tener ninguna consideración hacia los demás sería la “felicidad de todos”, es decir, la “felicidad” del buen funcionamiento del sistema capitalista quien - al contrario del feudalismo- no respeta privilegios ni posiciones adquiridas, sino que somete toda posición a una competencia extrema.
Un segundo componente del polo utilitarista y amoral es la deformación de la teoría de Darwin transformada en “darwinismo social”. Según esta visión la selección natural sería el resultado de una guerra feroz y despiadada donde el triunfo de “los mejores” y la eliminación de los “débiles” iría “perfeccionando la raza humana”. No es aquí el lugar para analizar lo que realmente defiende la teoría de la evolución[13], lo que es evidente es que esa visión moral constituye una idealización con ropajes seudocientíficos de la realidad misma del capitalismo que es efectivamente la guerra de todos contra todos, realidad que se ha exacerbado con la descomposición del sistema.
Frente a ese polo moral descaradamente bárbaro, Kant y otros teóricos vislumbraron el resultado de caos y destrucción que llevaba consigo el capitalismo. De ahí que preconizaran otro polo moral en apariencia opuesto: el famoso imperativo moral. Este constituye una especie de “autocontención en el egoísmo desmelenado” para no destruir la cohesión social. Es decir, un reconocimiento y una aceptación “crítica” de la barbarie de la competencia, pero intentando ponerle límites y regulaciones para evitar que resulte excesivamente destructiva. El capitalismo conduce a la destrucción del género humano pues lleva en su ADN la aniquilación del carácter social de la humanidad, penosamente adquirido a lo largo de muchos siglos de existencia. El freno a esa tendencia lo opone el imperativo moral kantiano que, a su vez, es una versión idealizada del papel “regulador” y garante de la mínima cohesión social que asume el Estado, papel que se ha reforzado bajo el capitalismo decadente dado el caos y la autodestrucción que sus contradicciones desatan.
El moralismo kantiano es la otra cara del utilitarismo. La tendencia que se desarrolló desde fines del siglo XIX en la socialdemocracia bajo el eslogan de la “vuelta a Kant” no solo demolía el materialismo marxista, sino que atacaba la moral proletaria que nada tiene que ver con el imperativo moral.
El estalinismo y los grupos izquierdistas han transmitido la idea de que la militancia comunista sería ese sacrificio ciego del militante al imperativo moral encarnado por los intereses superiores del “Partido” o de la “Patria del Socialismo”.
El rechazo a esta barbarie moral que conduce a la sumisión ciega y la autodestrucción de militantes ha llevado en muchos casos al otro extremo de la moral burguesa: el individualismo desmelenado de claro tinte pequeñoburgués, una de cuyas expresiones más acerbas es el anarquismo.
El proletariado lleva en su seno la superación del conflicto individuo – sociedad, como dice el Manifiesto Comunista, en el comunismo “a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos”. Bajo el capitalismo, el trabajo asociado mundial de los proletarios contiene en perspectiva esa superación: si el trabajo de conjunto lleva mucho más lejos la suma de los trabajos individuales, la aportación de cada cual es imprescindible y singular para la culminación de ese trabajo de conjunto.
Las organizaciones revolucionarias se han visto constantemente asaltadas por ese conflicto individuo – sociedad bajo la forma del individualismo. En numerosos textos hemos tratado este problema que aquí simplemente apuntamos[14].
Este individualismo que se pretende “liberado”, “rebelde” y “crítico”, es, en realidad, prisionero de todos los impulsos destructivos que se incuban en el capitalismo (competencia, egoísmo, protagonismo, manipulación, culpabilización, rivalidad y espíritu de revancha) y los hace pesar brutalmente sobre la vida organizativa. Su “rebeldía” no va más allá de una polarización ciega y cretina “contra toda autoridad” lo que lleva a ser un factor de desorganización y de tensiones entre camaradas. En fin, su “criticismo” se basa en la desconfianza y el rechazo de todo pensamiento coherente, reemplazándolo por la especulación, los prejuicios y las ocurrencias más extravagantes.
Este individualismo está en los antípodas de la solidaridad que no es solamente una de las columnas vertebrales de la lucha proletaria sino igualmente del funcionamiento de las organizaciones revolucionarias. Tampoco podemos aquí desarrollar este punto que hemos argumentado ampliamente en nuestro texto Confianza y Solidaridad[15].
C. Mir 01-03-18
[1] Para un análisis más global de esta diferencia ver ¿Cuáles son las diferencias entre la Izquierda Comunista y la IVª internacional? https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [68]; Principios revolucionarios y práctica revolucionaria https://es.internationalism.org/cci-online/200710/2062/debate-principios-revolucionarios-y-practica-revolucionaria [69]; La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo https://es.internationalism.org/booktree/156 [70]; "Las Conferencias internacionales de la Izquierda Comunista (1976-1980): Lecciones de una experiencia para el Medio Proletario [71]".
[2] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [2] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [15] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [72]
[4] Un ejemplo de esa conducta donde lo que se proclama nada tiene que ver con lo que se hace (en realidad lo encubre) nos lo da el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Fue él quien reprimió los intentos revolucionarios del proletariado en Alemania en 1918-23 causando 100 mil muertos. Fue él quien mandó asesinar a Rosa Luxemburgo y Karl Liebchenck (1919). Fue, en tiempos recientes, el gobierno socialdemócrata de Schroëder quien lanzó el terrible programa 2010 que ha hecho caer de una manera brutal las condiciones de vida obrera propiciando por ejemplo los contratos basura de 400 euros mensuales.
[5] El propio Trotski tenía una postura ambigua sobre las maniobras. Por una parte, reconocía que “para las clases dominantes, poseedoras, explotadoras, instruidas, su experiencia del mundo es tan grande, su instinto de clase está tan desarrollado, sus medios de espionaje son tan diversos, que al intentar engañarles, fingiendo ser lo que no se es, se tiende en realidad una trampa no a los enemigos sino a los amigos”, sin embargo, al mismo tiempo proclamaba “el valor auxiliar, subordinado, de las maniobras, que deben ser utilizadas estrictamente como medios en relación a los métodos fundamentales de la lucha revolucionaria” (La Internacional Comunista después de Lenin, página 209, edición española Akal). Esta teorización de la maniobra en general sin aclarar que solo puede ser utilizada contra el enemigo de clase, pero jamás frente a la clase misma ni dentro de las organizaciones revolucionarias, ha servido a las organizaciones trotskistas para justificar las maniobras de todo tipo contra el proletariado y contra los propios militantes.
[6] Texto de orientación sobre ética y marxismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i [74] . Mientras no especifiquemos lo contrario las citas pertenecen a este texto
[7] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201704/4205/la-importancia-del-debate-moral-y-organizativo [24]
[8] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201710/4239/maquiavelismo-consciencia-y-unidad-de-la-burguesia [21]
[9] Marx, El Capital, Libro Primero, sección tercera, capítulo X
[10] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]".
[11] Lo que no quiere decir que no hubiera diferencias en la concepción moral, unas más utilitarias, como en el caso de Lenin y otras mucho más coherentes como en Rosa Luxemburgo. Es un tema para profundizar.
[12] Podemos exponer dos ilustraciones de ello. En 1839-42 se producen las probablemente mayores movilizaciones del proletariado británico y estas tienen uno de los motivos principales en la indignación y el horror que producía en los sectores más acomodados del proletariado la terrible explotación que sufrían sus hermanos obreros, hombres, mujeres y niños, especialmente de las fábricas textiles. La segunda es la huelga espontánea que se dio en Holanda en 1942 contra las deportaciones de judíos realizadas por los nazis.
[13] Ver por ejemplo Darwinismo y Marxismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200905/2567/darwinismo-y-marxismo-i-anton-pannekoek [75]
[14] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [12] ; La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org [4]
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“El 28 de diciembre pasado, las primeras explosiones de un movimiento que nos traía a la memoria los de la “Primavera árabe”, comenzaban a sacudir el territorio iraní. A este movimiento, ya agotado cuando escribimos estas líneas, responden otras expresiones de cólera contra el deterioro de las condiciones de vida en otros países como se ha visto en Marruecos y sobre todo en Túnez.
Una explosión espontánea de cólera
Irán es un país con poderosas ambiciones imperialistas donde los gastos militares se han multiplicado sin medida por toda la región de Oriente Medio[1]. En el contexto de las esperanzas frustradas posteriores al tratado sobre materia nuclear, la crisis económica y la austeridad agravada por la corrupción y las sanciones internacionales han hundido a la mayor parte de la población en la precariedad y la miseria. Después de meses los jubilados, parados (28% de jóvenes), enseñantes y obreros sin cobrar el salario manifestaban su descontento. Finalmente, el alza de un 50% del precio de la gasolina y de la mayoría de los productos de primera necesidad, como por ejemplo los huevos[2] que subían el doble de su precio en el mercado, iban a avivar los rescoldos del descontento. El movimiento en un país en guerra donde la población pretendidamente “sumisa” irrumpe en Machhad (segunda ciudad del país en el Nordeste) y se propagó hasta llegar casi a Teherán extendiéndose inmediatamente cual mancha de aceite a todos los principales núcleos urbanos: al Norte hacia Rasht y hacia el Sur del país en dirección a Chabahar. Con todas las masas movilizadas la clase obrera estaba presente aunque diluida entre el conjunto de manifestantes: obreros fabriles, enseñantes, muchísimos parados, numerosos jóvenes desempleados, todos estaban presentes junto a numerosos estudiantes. Un hecho significativo es que se movilizaron muchas mujeres. Por tanto y a pesar de una presencia combativa y un gran coraje la clase obrera no ha sido capaz de dar una orientación proletaria a esta lucha, no ha podido afirmarse de manera totalmente autónoma como auténtica fuerza política[3]. A pesar de las ilusiones democráticas y las debilidades políticas, la burguesía ciertamente se inquietó y mucho por el propio hecho de esta explosión de cólera “sin líder”. Al comienzo el gran “guía supremo” Ali Jamenei se mantuvo en un silencio ensordecedor y el presidente H. Rouhaní se mostraba más prudente que firme; el gobierno anunciaba también que la subida de los carburantes sería finalmente anulada. Claro que realmente los símbolos del poder político y religioso fueron tomados rápida y violentamente e incendiados: Bancos, sedes públicas, centros religiosos y concretamente los cuarteles de Bassidji (milicias islámicas del Régimen). Los enfrentamientos violentos con la policía ocasionaron numerosos arrestos, la mayoría de los jóvenes; hubo que lamentar decenas de muertos en la parte de los manifestantes. Poco a poco la fuerza de las autoridades se endurece y con ella su respuesta. Las “violencias” los “actos ilegales” de los “cabecillas” y los “instigadores de los disturbios” serían “severamente castigados” anunciaba Rouhaní, y Jamenei acusaba directamente a los manifestantes de ser “enemigos de Irán”[4]. Contando con que se iba a pudrir la situación para preparar el terreno de la represión con la bendición de todos los grandes estados democráticos, que buscan sacar algún beneficio en este juego, el gobierno pudo aprovechar la falta de perspectiva para apoyar las contramanifestaciones en favor del régimen y su Ayatollah. En estas contramanifestaciones gritaban “muerte a EEUU, “muerte a Israel” en la cara de los “sediciosos”. Tal arrebato patriótico permitía al jefe del Estado manipular con las divisiones y el chantaje: “Nosotros o el caos”[5].
Las debilidades del proletariado en Irán
El movimiento social espontáneo que hemos podido presenciar es el más importante desde el 2009 donde el “Movimiento Verde”, amenazaba arrastrar a los proletarios tras una u otra de las bandas burguesas en competencia. En esa época escribimos: “Ante el bando corrupto y sanguinario Ahmadinedyad encontramos otros que se les parecen como dos gotas de agua; estos son también partidarios de una república islamista y de proseguir con la fabricación del arma atómica iraní. Todos estos grupos defienden sus propios y mismos intereses nacionalistas y personales.”
Hoy día, más que en 2009, el movimiento ha sido una verdadera explosión de los propios explotados y desheredados, pero sin que la clase obrera haya sido capaz de desempeñar un verdadero papel de orientación. Aunque las luchas obreras en Irán se han desarrollado e integrado en el combate del proletariado mundial desde finales de los años 1960, concretamente en los sectores clave de la industria petrolífera, los transportes, la enseñanza, etc.; estas luchas siempre han sido débiles y no han logrado ir más allá del pequeño impacto que alcanzaron en su momento álgido: 1978-79, las cuales únicamente lograron provocar la caída del Shah[6]. Esas debilidades políticas del proletariado fueron aprovechadas entonces por una horda de fanáticos religiosos y en particular por el ayatolá Jomeini, ayudados en esa ocasión por los estalinistas y el nacionalismo radical. Los combates de clase, que han acabaron siendo cada vez más escasos, fueron fuertemente reprimidos tras esta “revolución islámica”. Numerosos obreros combativos fueron entonces ejecutados por el régimen de los mulás y lo mismo ocurrió en las huelgas convocadas con posterioridad. Los proletarios serían más tarde víctimas de la terrible guerra entre Irán e Irak, (1980 a 1988), que dejó más de un millón de muertos.
Si después de todo aquello se pudieron convocar algunas huelgas –por ejemplo, la de 2007 durante la cual se unieron a los cien mil enseñantes millares de obreros fabriles en una importante muestra de solidaridad- la debilidad de la clase obrera en el conjunto de la sociedad era una muestra importante de cómo estaba la situación. Esta dificultad sólo podía ser explotada por la clase dominante echando una capa de plomo sobre un régimen donde el Estado estaba fusionado con los grupos religiosos y el poder de los mulás. Esta ausencia relativa de un proletariado consciente, contaminado por prejuicios nacionalistas e ilusiones democráticas, abría la puerta a los peores efectos de la descomposición social y del militarismo.
Perspectivas
A pesar de la fuerte combatividad y del hecho de que las reivindicaciones en Irán se hayan llevado a cabo en el terreno de las reivindicaciones económicas que propician la lucha proletaria, el combate se ha deshinchado por falta de unidad política, de afirmación de una auténtica identidad y perspectiva de clase. Es más, los obreros se han visto constantemente enfrentados a luchas entre facciones burguesas rivales donde los manipuladores constituyen un gran peligro para el proletariado que corre el riesgo de dejarse ahogar o quedar atrapado por alguna de estas bandas. No sólo estas dificultades constituían un obstáculo, sino que se unían a las condiciones objetivas ligadas al aislamiento de Irán, favoreciendo así la represión. Rodeados por países en guerra, sin posibilidad de que los obreros de esos países próximos les pudieran aportar su solidaridad. En un entorno donde el nacionalismo tiene también un peso importante, estas luchas estaban sometidas a grandes dificultades; lo que significa que las debilidades del proletariado en Irán son las mismas que las del resto del proletariado mundial. De esta manera el principal hándicap de estas últimas luchas se expresó ante todo por la incapacidad del proletariado internacional, incluso el de los países donde éste es más experimentado y está más concentrado, en Europa occidental especialmente, para concebirse como una clase capaz de ofrecer una perspectiva a todos los combates.
Lo intentado en Irán debe ser un acicate y una lección que permita apreciar el potencial que pueden alcanzar las reivindicaciones obreras en el terreno económico. Luchar contra la austeridad, batirse por la defensa de nuestras condiciones de vida es una necesidad. Esta es la primera lección esencial. La segunda es que la verdadera solidaridad es la única que puede ser aportada por el proletariado mundial a sus hermanos de clase en Irán, hasta que puedan tomar conscientemente a su cargo una resistencia y un combate contra la austeridad y contra el sistema capitalista.
WH 5 enero 2018
[1] A la vez que encajaba las sanciones impuestas por Estados Unidos, Irán se dedicaba a gastar grandes sumas de dinero en la guerra del Yemen, en el apoyo a Hezbollah, al régimen de Assad y a sus bandas armadas que operan a nivel internacional y, seguramente, en armamento contra Arabia Saudita. Todo esto, alimentando la austeridad a expensas de la población empobrecida.
[2]Hasta tal punto que se ha hablado de una “revolución de los huevos”.
[3] En esto, algunas minorías de estudiantes se han distinguido, concretamente en Teherán y otras ciudades, por su clara oposición a los eslóganes reaccionarios del tipo “Ni por Gaza ni por Líbano Yo moriré únicamente por Irán”, proponiendo un auténtico internacionalismo proletario con consignas como: “Desde Gaza a Irán ¡abajo los explotadores!”. Estos luchadores defendían igualmente el principio de los “Consejos obreros” rechazando dejarse arrastrar tras las bandas burguesas ya fueran “reformistas” o “fundamentalistas”. Ante esta peligrosa situación las autoridades arrestaron a muchos de ellos centrándose sobre todo en los estudiantes (visitad el foro “libcom”, en inglés)
[4]Tras estos manifestantes “enemigos” los EEUU y las monarquías del Golfo, en concreto Arabia Saudí, se mantenían expectantes, alertados y sobre todo activos. En las redes sociales, por ejemplo, Twitter, la mayor parte de los hashtags que animaban a manifestarse provenían de Arabia Saudí; e Incluso la Organización de los muyahidines del pueblo iraní, opuesta al régimen iraní (asentada en París y próxima a los saudíes) apoyaba a los manifestantes. Pero el movimiento estaba en su mayor parte dentro mismo de Irán. En conclusión, tanto Trump, con sus provocaciones, como las otras potencias extranjeras rivales no podían desear otra cosa que el debilitamiento de Irán. Para el régimen iraní este movimiento constituye una verdadera piedra en el zapato
[5]Evocando la tragedia que siguió a los movimientos de oposición en Siria y la situación de guerra en Irak, el jefe del Estado no tenía otra salida que amenazar a los manifestantes insinuando la idea de que su movimiento podría provocar un caos similar
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Por un lado: un sinfín de guerras, de bombardeos que arrasan regiones enteras y que causan masacres espantosas de la población. Y, por otro: alambradas y muros, flotas destinadas a la caza de los emigrantes, campos de refugiados donde se hacinan decenas de miles de personas y familias que huyen de las matanzas, de la destrucción de sus hogares, de la miseria y la hambruna.
La región siria de Guta oriental, al este de Damasco, se ha convertido nuevamente en epicentro de los conflictos mortíferos que sacuden el mundo. Como otros tantos, y especialmente en los de Oriente Medio, este conflicto lleva la marca de los intereses y los antagonismos imperialistas en los que manda el “cada uno a la suya”. Es una guerra a base de matanzas, en las que todos están implicados, y en la que participan, en mayor o menor medida, todas las grandes potencias y los principales estados de la zona con sus ambiciones expansionistas[1]. Este conflicto lleva pues la impronta del hundimiento en la barbarie guerrera, de las contradicciones irresolubles y del callejón sin salida en que se encuentra todo el sistema capitalista.
Al norte de Guta, un nuevo foco viene a sumar más caos y guerra, más masacres de civiles y los consiguientes éxodos masivos de población. Se trata de la llamada “Operación Rama de Olivo”, desencadenada el 20 de enero por el ejército turco, para bombardear y devastar el enclave de Afrin - en la región de Alepo -, donde se han acantonado combatientes de las YPG kurdas, reforzadas a su vez por milicias partidarias del presidente Assad, y que ha significado una nueva proliferación de las zonas de combate existentes ya en ese país. A las rivalidades entre bandas y fracciones locales se añaden las operaciones de las potencias imperialistas que, como un cesto de cangrejos, se pisan y se enzarzan unas con otras. El pudrimiento del mundo capitalista se traduce en más muerte y desolación, como refleja el comportamiento sanguinario de todos los actores presentes en estos conflictos, bien sean las tropas de Assad o sus aliados circunstanciales, o sus adversarios de la “oposición”; el Daesh o las grandes potencias democráticas.
También el ejército sirio ha desencadenado cerca de Alepo una nueva ofensiva - apoyado esta vez por milicias chiitas sostenidas por Irán, y además por la aviación rusa -contra una región controlada por el Daesh y otras facciones yihadistas opuestas al régimen de Assad. Esta nueva matanza ha provocado el habitual coro de lamentaciones, a cual más hipócrita; pues esta fingida indignación de los “media” occidentales, de las supuestas ONG, y de la llamada “comunidad internacional” ante ataques perpetrados con armas químicas (de las que también hace uso descaradamente la coalición internacional[2]), va pareja a la ineficacia de las resoluciones votadas por la ONU tanto contra el uso de esos gases, como en favor de la protección de la población civil, el respeto a las treguas, etc. Se pone, una vez más, de manifiesto la falta de credibilidad y la desconfianza que infunden las instituciones de la cacareada “comunidad internacional” a las que ya Lenin calificó de “cueva de ladrones”.
El empleo de armas químicas no es nada novedoso en Siria. Desde 2012 han sido sistemáticamente empleadas en los bombardeos aéreos, especialmente durante las batallas de Alepo y la de Homs, y luego en la masacre de Jan Sheijun el 4 de abril de 2017. También están siendo masivamente empleadas en los bombardeos de Guta oriental desde marzo de 2013, y especialmente en el ataque que el 21 de agosto de ese mismo año causó casi 2000 muertos. El número de víctimas se acrecienta con los bombardeos repetidos de los hospitales en los que se sospecha que se presta asistencia a los rebeldes y las destrucciones sistemáticas de las viviendas. Sólo entre 2013 y octubre de 2017 se cuentan 18 mil muertos (de los que al menos 13 mil son civiles, ¡¡¡ y de ellos casi 5 mil son niños!!!). A los que hay que sumar cerca de 50 mil heridos. Entre el 18 y el 28 de febrero, en la que hasta ahora ha sido la última ofensiva aérea, las cifras oficiales hablan de 780 muertos, entre ellos 170 niños. Y todo esto sin contar las víctimas innumerables e innombrables – puesto que apenas se les menciona – de los desabastecimientos que devastan esta arrasada región desde 2017. Y ahora el régimen de Assad lanza una nueva ofensiva terrestre en Guta, que se anuncia igualmente cruenta y mortífera.
Toda esta situación sólo puede empujar el desarrollo de otro de los fenómenos acentuados en la fase de descomposición del capitalismo: la deportación y el éxodo masivo de poblaciones que huyen de las masacres y la miseria de Oriente medio, de África o de América latina. Masas ingentes de gente pobre que afluyen hacia los estados más ricos, buscando desesperadamente una tierra de asilo sobre todo en Europa y los Estados Unidos. Pero la única solución que plantean estos estados ante la avalancha de emigrantes se reduce a tratar, cueste lo que cueste, de cerrarles el paso, de arrinconarles hacinados, de expulsarles sin miramientos aun sabiendo que se les está enviando a la muerte. La única respuesta son los muros y las alambradas. Todo ello acompañado por la inseminación del miedo al extranjero, reprimiendo severamente a todo aquel que tienda la mano al emigrante tratando de ayudarles.
El cinismo de los Estados implicados, y especialmente el de los europeos, no conoce límites. Así Turquía es incentivada con sustanciosas ayudas económicas y financieras, para que se encargue de bloquear el paso de los emigrantes a Grecia, amontonándolos por el contrario en campos de refugiados con condiciones inhumanas. Este acuerdo supone, en realidad, un verdadero mercadeo de seres humanos. Se deja pasar con cuentagotas a una ínfima minoría que consigue llegar a un país europeo, mientras la inmensa mayoría se pudre mes tras mes en dichos campos. Tampoco este cinismo resulta novedoso. Recordémonos los discursos lacrimógenos del gobierno “socialista” de Zapatero en España, que al mismo tiempo levantaba en los enclaves de Ceuta y Melilla, una triple alambrada de espinos en las que cientos de emigrantes se han malherido y desgarrado sus carnes. Y algunos de los que han tratado de eludirla se han visto ametrallados por las fuerzas del orden de esos mismos países. Recordemos como ese mismo gobierno, subcontrató al Estado marroquí para que le hiciera el trabajo sucio subiendo a los emigrantes a los autobuses de la muerte que les dejaban en medio del desierto del Sahara. Todas las burguesías occidentales (¡¡incluyendo al propio gobierno español!!) - y por tanto corresponsables como firmantes de los acuerdos de Schengen, - pusieron el grito en el cielo y multiplicaron sus apariciones en los medios de comunicación para “protestar enérgicamente” contra esa “flagrante violación de los Derechos Humanos”. Pero ¿qué vemos hoy? Pues acuerdos muy similares se han firmado con Turquía, como poco antes se hizo más discretamente también con Libia. Tales acuerdos tienen consecuencias inmediatas en las rutas de los emigrantes hacia los países europeos.
Todos los “media” se han felicitado por el descenso – en casi un 33% - del número de emigrantes ilegales que desembarcaron en las costas italianas en 2017. De hecho «la UE ha optado por frenar el flujo de emigrantes en origen, en lugar de abrir más campos de acogida en Italia y en Grecia. Esta elección nos parece moralmente más que discutible», confesaba el Courrier International en su número 1414. Lo cierto es que el “buen dato” en Italia se corresponde con un aumento significativo de las llegadas por mar a España en ese mismo 2017, lo que ha obligado entre otras cosas a acelerar la puesta en funcionamiento, como centro de retención, de una nueva prisión en Málaga.
También un reciente reportaje de la CNN que mostraba como en Libia los emigrantes eran vendidos en subasta como esclavos, originó una oleada de indignación a escala mundial, de la que la propia prensa se ha hecho eco. Pero, por lo general, esos mismos “media” no muestran la misma beligerancia ante, los acuerdos y las medidas adoptadas por la UE y Libia que han contribuido a crear esta situación. En el mencionado artículo de Courrier International puede leerse: «El 3 de febrero de 2017, los 28 acordaron una “declaración” de apoyo al acuerdo suscrito en la víspera por Italia y el gobierno libio de Fayez al-Sarraj. Las bases de este acuerdo son las mismas que las del pacto UE-Turquía de dos años atrás: Europa proporciona sobre todo dinero, y también material y entrenamiento para los guardacostas libios, que se comprometen por su parte a interceptar las embarcaciones de los emigrantes y a enviarlos a los centros de internamiento en Libia. (…) Las organizaciones de defensa de los derechos humanos y la prensa se han apresurado a denunciar las limitaciones de este plan, preguntándose sobre la capacidad del gobierno de Sarraj (que es una más de las varias fuerzas que pugnan por hacerse con el control de Libia) para llevarlo a cabo y las consecuencias que ello puede tener para los emigrantes de las que se conoce ya el trato inhumano que padecen en Libia». Las preocupaciones de estas organizaciones humanitarias son del mismo tenor que la fraseología “humanitaria” hipócritamente exhibida por el gobierno español en 2005. Estas gesticulaciones no sirven más que para enmascarar los acuerdos cínicos y represivos que han permitido ya hacinar a 700 mil emigrantes africanos en campos de internamiento en Libia.
Pero por muchos acuerdos y dispositivos que se empleen para tratar de cerrar la puerta a los emigrantes, parece claro que la acumulación de guerras regionales, masacres, hambrunas y miseria, el desgarramiento del tejido social en las cuatro esquinas del mundo, solo puede impulsar dramáticamente el fenómeno de los refugiados.[3]
En el centro de la oleada histórica de emigración a la que asistimos se sitúa, indiscutiblemente, la crisis histórica del capitalismo. Para hacer frente a la barbarie de su sistema, la burguesía no puede ofrecer otra cosa que no sean un creciente caos, más exclusiones y divisiones, etc., invocando siempre la defensa de los “intereses de la nación”, término éste destinado a camuflar el frío cálculo sanguinario y competitivo del capital.
Pero para los explotados las fronteras no tienen ningún sentido. Los proletarios no tienen patria. La clase obrera ha sido y es una clase de emigrantes, obligada siempre a desplazarse para vender su fuerza de trabajo, de una región a otras, del campo a la ciudad, de un país a otro. Clase de emigrantes y clase de explotados. Y solo puede resistir a la barbarie capitalista apoyándose en la única fuerza de la que dispone: su unidad internacional cuyos cimientos son la conciencia y la solidaridad. Frente a las campañas ideológicas que la burguesía dedica a sembrar el miedo, la angustia y la xenofobia, los proletarios de Europa y de todos los países desarrollados deben tomar conciencia de que los emigrantes son víctimas del capitalismo y de las políticas cínicas de los Estados. Son sus hermanos de clase que son bombardeados, que son masacrados en las guerras o que son arrojados a los campos de concentración a la intemperie.
La afirmación solidaria y posible de su solidaridad pasa así, primeramente y ante todo, por el desarrollo de la lucha de clase, de la resistencia a los ataques y a la barbarie del capitalismo. La cuestión de los emigrantes plantea en última instancia la perspectiva de la unidad internacional del combate revolucionario contra el sistema capitalista. Y hoy, todavía, el proletariado sigue siendo la única clase revolucionaria, la única fuerza social capaz de poner fin a las contradicciones históricas de un sistema en su etapa terminal, de echar abajo las fronteras nacionales, de abolir la explotación del hombre por el hombre, de poner en pie un mundo sin clases, sin miseria y sin guerras: el comunismo.
PA, 3 de Marzo de 2018.
[1] Abordaremos en un próximo artículo este aspecto crucial de la situación imperialista en Siria que es otra de las manifestaciones de la descomposición social actual.
[2] “En Irak y Siria, las bombas de fósforo de la coalición internacional a examen”. En francés en Le Courrier International del 15 de junio de 2017.
[3] Ver nuestra serie Emigrantes y refugiados víctimas del capitalismo partes I a IV en nuestra publicación - en francés- Révolution Internationale (2015 y 2016).,
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Una de las características de la vida de la burguesía a nivel mundial es sin duda la corrupción que carcome sus respectivos Estados e instituciones. Desde el caso Enron, pasando por los de la Fifa, Petrobras, China Commnunications Construction Company, Panama Papers, así como aquellos que involucran a presidentes y altos funcionarios, hasta llegar al actual escándalo de Odebrecht, por hablar sólo de los últimos 20 años, no hay prácticamente actividad económica, política, social, deportiva, entre otras, que escape al robo, a las coimas, a la estafa. La situación política en el Perú no se diferencia de esta realidad, sin embargo, cabe preguntarnos qué es lo que está a la base de esta situación que involucra a la burguesía mundial, qué posición debemos asumir los trabajadores al respecto? Qué método debemos seguir para construir una posición de clase que nos permita diferenciarnos de las “críticas” que desde el campo de la burguesía y la pequeña burguesía, se lanzan contra la corrupción en el sistema económico-político y romper con sus campañas ideológicas que constituyen un ataque al desarrollo de nuestra consciencia política proletaria. Ciertamente para muchos proletarios es indignante, cuando no repugnante, la descarada hipocresía con la cual las facciones o individuos del aparato político de la burguesía se acusan de corruptos unos a otros. No obstante, para el proletariado no tiene ningún sentido inscribirse en las campañas “anti corrupción”, en concentraciones o marchas contra tal o cual político corrupto; tampoco puede confiar en algo así como una regeneración ético-ciudadana, que permitiría superar la putrefacción del sistema capitalista y su aparato político.
Siguiendo el método de Marx, el materialismo histórico, vemos que ya desde la publicación del Manifiesto Comunista, se señala la naturaleza de las relaciones mercantiles capitalistas, la forma como el capital se impone a la par que la dominación política de la burguesía. El frío interés, el cruel pago al contado, el cálculo egoísta, son la base de los vínculos sociales que surgen con el sistema capitalista. Una explotación abierta, descarada, directa y brutal —se señala en el Manifiesto— convirtiendo la dignidad en un simple valor de cambio. Estas frases del Manifiesto, desnudan la naturaleza de las relaciones capitalistas, es decir, la forma como redujo las relaciones sociales, familiares, a simples relaciones de dinero, donde el fin justifica los medios. Esta situación era la que estaba realmente detrás de todos los discursos de progreso y bienestar, de la acumulación de riqueza a través del trabajo “honesto”. No obstante, en la fase de ascendencia del capitalismo, la burguesía pudo, como señala Marx, forjar un mundo a su imagen y semejanza, donde estableció una base ética y moral que moldeo su ideología, lo cual pudo introducirse efectivamente en la sociedad debido a que las relaciones capitalistas se desarrollaban triunfantes y podían proyectar una superación del estancamiento económico y de los problemas sociales que aquejaban a las sociedades.
Por otro lado, los conflictos entre grupos o facciones de la burguesía siempre fueron una constante. La necesidad de desplazar a viejas clases, como ocurrió durante la transición del modo de producción feudal al capitalista, pero también el desarrollo vertiginoso de la competencia, terminaron planteando diferentes visiones sobre la forma de gestionar el capital o de desarrollar determinados rubros o sectores de la economía, a lo que se agregan diferencias en torno a la política expansionista, el tipo de régimen político a desarrollar en determinado momento. Incluso, se menciona también en el Manifiesto, que en estos conflictos entre la burguesía y de ésta con viejas clases, “se vio forzada a apelar al proletariado, a reclamar su ayuda, arrastrándolo así al movimiento político”, lo que le permitió al proletariado ganar una experiencia en su formación como clase, además de obligar a la burguesía a reconocer algunos intereses, como por ejemplo la ley de la jornada de diez horas en Inglaterra[1]. Pero al mismo tiempo, su mismo carácter de clase dominante obliga permanentemente a la burguesía a enfrentar en bloque cualquier amenaza contra su sistema, especialmente si se trata de su enemigo de clase, el proletariado. Lo que caracterizó a la burguesía en su ascendencia fue una racionalidad basada en el crecimiento económico, en el desarrollo de las fuerzas productivas, en la expansión del sistema. Para ello fue necesario estructurar un sistema político que permitiera atenuar las diferencias y evitar la parálisis, dentro de un marco que le facilitara organizar con mayor efectividad la explotación de la fuerza de trabajo.
Pero esta expansión del sistema conoce límites, que están ligados al hecho de que “las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno”, lo que significa que los mercados existentes a los inicios del siglo XX ya no son suficientes, con lo cual la competencia económica va a tomar a partir de I guerra mundial un carácter cada vez más violento, va a abrirse una era de guerras devastadoras, donde la crisis económica y social va a tornarse permanente y a profundizar la pauperización a nivel mundial, esto es, el sistema entra en una fase de decadencia. Dentro de esta fase, va a producirse la necesidad para la burguesía de fortalecer el aparato de Estado hasta llegar a formas totalitarias, pero en general se desarrollará una tendencia a la utilización del capitalismo de Estado para enfrentar la crisis económica y la tendencia a la dislocación del cuerpo político y social[2]. En adelante, tanto los sistemas orientados por “principios liberales”, como aquellos de capitalismo de Estado al estilo de la ex Unión Soviética o China, conocerán no sólo una lucha mortal entre facciones burguesas, sino el desarrollo de verdaderas mafias, pandillas, cuyo control férreo del Estado favorecerá todo tipo de modalidades corruptas y criminales. Esta tendencia a la criminalización del aparato de Estado va a complementarse con el desarrollo de la delincuencia a nivel social, actividades como el tráfico ilegal de mercancías y personas, el narcotráfico, el secuestro y el sicariato, la estafa, las pandillas, van marcando una lumpenización social creciente. Como puede verse, la corrupción es un fenómeno ligado tanto a la naturaleza de las relaciones capitalistas, como a la dinámica de luchas entre facciones de la misma clase dominante, no se reduce a un individuo en particular, a un partido, a un país o un determinado tipo de industria.
Las diferencias que llevan a la confrontación entre facciones de la burguesía están marcadas por fenómenos que ya habían aparecido en la decadencia del capitalismo, pero que han conocido un mayor desarrollo con la entrada del sistema en una nueva fase histórica, la de la descomposición[3]. Dicha fase, la concebimos como irreversible ya que se corresponde con la agonía de la sociedad capitalista, en la cual, la burguesía ya no es capaz de ofrecer ninguna perspectiva de bienestar a la humanidad ni el proletariado ha podido poner en marcha un proceso revolucionario que termine por destruir las relaciones capitalistas. Este impase histórico, no hace más que acentuar el pudrimiento de la sociedad desde sus bases. Y es precisamente la exacerbación de la corrupción, de la criminalidad y de la delincuencia, fenómenos que como ya se ha mencionado empeoraron con la decadencia, así como la tendencia al caos social y la pérdida de control de la burguesía sobre su propio aparato político, las expresiones de la descomposición del sistema que hoy parecen no conocer límites.
En la actualidad, esta fase de descomposición está ilustrada por el caso Odebrecht, el cual ha salpicado a casi toda Latinoamérica, y que las diferentes facciones, oficialistas y de oposición, utilizan hipócritamente para tratar de defenestrar a sus contrincantes. La política, los procesos electorales, el apoyo a presidentes y partidos, se vuelve cada vez más un terreno salpicado por el crimen, la corrupción o el narcotráfico[4]. Toda esta dinámica se ve agravada por otro elemento de la descomposición, como es, la tendencia al cada uno para sí, en la cual cada quien trata de salvar su pellejo y evitar la pérdida de sus privilegios y un eventual encarcelamiento. La “lucha contra la corrupción” se ha convertido en un mecanismo de presión entre las mismas facciones de la burguesía. Esta situación de agravación de la corrupción y de toda clase de ilegalidades en el manejo de los gobiernos, está afectando a las mismas instituciones de la burguesía, agravando su situación económica y social, lo cual se traslada dramáticamente hacia el proletariado y la población en general (Venezuela es un buen ejemplo, aunque no el único) lo que se expresa también en una tendencia a la aceleración del caos, la miseria y el crimen, pero también a una tendencia totalitaria de los Estados.
La conjunción de estos elementos termina socavando la gobernabilidad de los Estados, como es el caso actual del Perú. Determinados sectores de la burguesía intentan evitar de los peligros de esta dinámica, como lo expresan las declaraciones del director del Banco Central de Reserva del Perú, al señalar que “el riesgo político puede impactar el PBI”[5]; el BCR había previsto un crecimiento alrededor del 4,2%, meta que no se logró el pasado año 2017, se espera que otro “boom minero” y mayor inversión privada, mantengan el crecimiento en el sector electricidad y servicios, sin embargo este escenario, dominado por la descomposición, hace cada vez más difícil alcanzar niveles mínimos de gobernabilidad. En este sentido, el capítulo inacabado de la vacancia presidencial, que estuvo definido en un primer momento por un acuerdo entre PPK y parte de la bancada fujimorista, para evitar la vacancia de PPK a cambio del indulto al ex presidente Fujimori, ha planteado no sólo la continuación de los intentos de dar vacancia a PPK, sino al inicio de una serie de trámites jurídicos para invalidar el indulto al ex presidente Fujimori. Esto planteó un escenario de recomposición de las fuerzas de la burguesía en el Congreso y la renuncia de algunos funcionarios del gobierno de PPK. Existe una preocupación en sectores de la burguesía peruana, la cual a pesar de experimentar algunos “triunfos”, en términos de ingresos, de captación de inversión o de control de la inflación, temen que un desarrollo de la conflictividad política pueda afectar el escenario de inversiones tanto externas como de aquellas que se hacen por la vía del Estado.
Es de hacer notar que esta confrontación entre facciones de la burguesía peruana no ha impedido que se desarrollen los ataques contra los trabajadores. Desde el año pasado hemos observado los intentos de la clase por desarrollar luchas que parten del plano reivindicativo, los maestros, médicos, por ejemplo, se manifestaron el año pasado por los bajos salarios y las condiciones de explotación a que son sometidos[6]. Este año ha comenzado con amenazas de huelga nuevamente en el sector educación y los médicos desarrollan una serie de paros o manifestaciones para mejorar sus ingresos y el servicio de salud en los hospitales. La reaparición de un proyecto de Ley bautizado popularmente como “ley de la esclavitud juvenil”, que recuerda a otros proyectos de la burguesía a nivel mundial, como la “Ley de contrato del primer empleo” (CPE) en Francia en 2006[7], según la cual el jefe podía despedir a un empleado sin tener que justificar motivo alguno, y que en el mismo Perú se ha tomado como una renovada versión de la Ley Pulpin persiguen, bajo el argumento de preparar mejor a la mano de obra, aumentar la plusvalía y maximizar la explotación de jóvenes que realizan sus estudios universitarios, preparándolos así para que soporten jornadas de más horas de trabajo por sueldos miserables, cuando no trabajar de gratis[8]. Los trabajadores no debemos caer en la trampa de tomar partido por una u otra facción, ya que todas persiguen un mismo objetivo que no es otro que hacernos soportar más horas de trabajo por menos salarios (y eso tomando en cuenta que ya en el Perú no se cumple en general con las 8 horas de trabajo reglamentarias, se trabaja 10, 12 y hasta más horas con apenas 15 minutos para comer algo), dividirnos como clase, lo que va minando nuestra identidad, unidad y capacidad de toma de conciencia política revolucionaria.
Otro aspecto fundamental lo constituye el marco de las confrontaciones inter imperialistas. Es claro que la burguesía peruana, con PPK a la cabeza, conforman en la actualidad un apoyo importante para los intereses de los USA en la región. PPK visitó personalmente a Trump en febrero 2017 y ha sido un permanente crítico al gobierno de Maduro (considerado en la actualidad el más corrupto de Latinoamérica). Otro elemento importante lo constituye el llamado “Grupo de Lima”, donde el canciller peruano Ricardo Luna (co presidente de dicho Grupo) ha sido uno de los impulsores de la intervención de la ONU en la crisis que vive actualmente Venezuela. Este grupo formado por 15 países latinoamericanos y que incluye a Canadá, así como la actuación de la OEA a través de su secretario general Almagro, han sido parte de una estrategia de las burguesías regionales y de los Estados Unidos para cerrar filas contra el “socialismo del siglo XXI”. Para Estados Unidos es muy importante acentuar su influencia en la región, sobre todo en vista de los procesos electorales que se celebraran este año 2018: Colombia, Paraguay, México, Brasil y Venezuela. En Ecuador, aunque no habrá elecciones presidenciales, el expresidente Rafael Correa intenta defenestrar a su antiguo aliado y ahora presidente Lenin Moreno, quien progresivamente se ha venido distanciando del chavismo. No hay que olvidar que las investigaciones por corrupción, sobre todo aquellos casos relacionados con la empresa Odebrecht, pero también con el blanqueo de capitales y el narcotráfico (que ciertamente significan para las mafias de la burguesía ganancias de miles de millones de dólares anualmente) están siendo usados como un mecanismo de presión política entre facciones de las diferentes burguesías latinoamericanas, pero también es parte de una línea central en el afianzamiento de los intereses de los Estados Unidos, con la salida de presidentes como Lula en Brasil o Cristina Kirchner en Argentina, pero que también involucra a Nicolás Maduro y su alta oficialidad militar, representantes de gobiernos populistas de izquierda, cuyo elemento común ha sido su actitud de contestación hacia los Estados Unidos. En abril de este año se realizará la 8va Cumbre de las Américas, teniendo como sede Lima. Este evento será importante para mostrar los avances de la política de los USA en la región, sobre todo frente a gobiernos anti norteamericanos como Venezuela, Bolivia y la influencia de Cuba. En diciembre pasado, los USA emitieron el documento “Estrategia Nacional de Seguridad” donde definen a China y Rusia como sus grandes rivales a nivel global y sobre todo rechazan la influencia de estos países en la región, debido a las relaciones comerciales en el caso de China y la venta de armas por parte de Rusia, pero fundamentalmente, por el apoyo de estos países al régimen de Nicolás Maduro. La cuestión es, ¿qué grado de influencia tiene esta dinámica geopolítica en los conflictos internos de las facciones de la burguesía peruana? En las disputas actuales no parece haber una relación directa, ya que el indulto a Fujimori y el intento de vacancia de PPK aparecen como cuestiones de estricto orden interno. Sin embargo, es obvio que existe un interés de los Estados Unidos y de otras burguesías de la región en que Perú siga siendo uno de los impulsores de una acción en bloque para evitar el contagio de los populismos tipo Chávez-Maduro y mantener una tendencia más al estilo neoliberal, sobre todo en lo que a reformas de las políticas laborales se refiere.
Un aspecto particular lo constituye la forma como la burguesía, sus partidos y medios de comunicación presentan este escenario. La descomposición que afecta al sistema en su conjunto y que se expresa en aspectos como el incremento de la corrupción al punto de corroer todos los mecanismos e instituciones del Estado burgués, es presentada como un problema de “pérdida de ética y de moral”. Los medios de comunicación exhiben a funcionarios y a sectores de la pequeña burguesía rasgándose hipócritamente las vestiduras. La incapacidad de la burguesía como clase dominante para presentar alguna perspectiva de futuro a la humanidad es lo que está realmente al fondo de toda esta escena. Cada vez la burguesía se ve más impedida de cumplir un mínimo de su propia ética, y esto es así no por un problema idealista, sino por la misma naturaleza del sistema. Ya Marx lo señalaba en el Manifiesto, es el frio cálculo egoísta, la competencia, a lo que agregaríamos esa necesidad de sobrevivir a toda costa, la ausencia de escrúpulos y la deshumanización de un sistema que se pudre desde sus raíces. Como revolucionarios debemos rechazar estas visiones de “rescate de la ética”, “de la ciudadanía”, de la “transparencia”; no es un problema fundamentalmente ético, es un problema histórico, que tiene que ver con los límites y con las contradicciones irresolubles de la sociedad dividida en clases. Es de hacer notar que esta visión de rescate de la ética y ciudadanía ha sido utilizada contra el proletariado, para “explicar” las confrontaciones entre facciones de la burguesía. Otro aspecto, lo constituye la criminalización de las protestas y las luchas, confundiendo las expresiones de indignación y las tentativas de lucha de la clase, con expresiones como las del terrorismo de grupos como Sendero Luminoso, MRTA y sus extensiones partidistas, como ocurrió en la huelga de los maestros del año pasado. A la par que se trata de meter al proletariado en una falsa consciencia ética (el cumplimiento del deber sobre todas las cosas, la vocación, entre otras mentiras), se esparce también la especie de la incapacidad del presidente y de los ministros para “solucionar” los problemas económicos y sociales. Para el proletariado, nada tiene que ver esa actitud de lloriqueo estéril e hipócrita que se da entre sectores de la burguesía y la pequeña burguesía; para el proletariado no es el rescate de la ética burguesa, sino su afirmación en su terreno de clase, su autonomía y la lucha por la construcción del comunismo a escala planetaria, ese es su norte.
Por último, es importante dejar claro que por más que las facciones de la burguesía se confronten, esto no significaría de por sí una ventaja para la lucha proletaria. No hay que subestimar la capacidad de la burguesía para generar “soluciones” y tampoco olvidar que a la hora de enfrentar a los trabajadores, estas facciones olvidan sus diferencias para enfrentar como bloque cualquier tentativa de cambio por parte del proletariado, así lo ha demostrado la historia. Lo que estamos viendo actualmente es un modus vivendi de la burguesía en la fase de descomposición, lo cual es una seria amenaza al futuro de la humanidad, ya que esta confrontación entre facciones y entre burguesías nacionales está hundiendo a la sociedad en una barbarie jamás conocida. El proletariado y sus fuerzas revolucionarias deben siempre estar claros en que sólo su lucha frontal contra este sistema de explotación es lo único que puede garantizar un futuro para la humanidad.
Internacionalismo-Perú, febrero 2018.
[1] Manifiesto Comunista, I – Burgueses y proletarios, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [84]
[2] Ver Notas sobre la conciencia de la burguesía en el capitalismo decadente, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente [22]
[3] Ver Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [85]
[4]Véase las toneladas de cocaína encontradas en almacenes de Kenji Fujimori, es solo un pequeño ejemplo
[5] PBI: Producto Bruto Interno de un país.
[6] Ver Ola de huelgas en Perú: el Estado y los sindicatos contra los trabajadores. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4241/ola-de-huelgas-en-peru-el-estado-y-los-sindicatos-contra-los-trabajado [86]
[7] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87]
[8] Ver nuestra hoja de intervención sobre la Ley 1215 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4279/peru-la-ley-1215-otra-ley-contra-la-clase-trabajadora [88]
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Hoja de intervención de nuestra sección en Perú en las luchas contra la Ley 1215 que obliga a los jóvenes a realizar un año de trabajo gratuito tras 3 años de estudios. ¡Es la reedición de la odiosa Mita que practicaron los Incas y después el imperio español!
LEY Nº 1215: OTRA LEY CONTRA LA CLASE TRABAJADORA
Después de tres años que logramos derrotar los intentos del Humala-Nadine por imponer la "Ley Pulpin" contra la juventud obrera, ahora tenemos en el gobierno PPK y el Fujimorismo, un nuevo intento de precarizar el empleo poniendo mano de obra gratuita a disposición de los tiburones dueños de los institutos y de los empresarios con el barajo del "aprendizaje". Como vemos, esta vez el ataque es contra los estudiantes de los institutos, futuros trabajadores y en ello se han confabulado todos los partidos, desde el Apra hasta los ppkausas quienes ahora han retirado sus firmas para quedar bien ante los futuros votantes.
LA ESCLAVITUD NO ES SOLO EL TRABAJO QUE NO SE PAGA:
El problema de fondo no es que sea solo el proyecto de un congresista, un partido o un gobierno sino el tipo de sociedad que hace posible esto. Y es el Capitalismo el (que divide a la población en clases opuestas: Empresarios vs trabajadores) que hace posible esta barbarie en que los dueños de los talleres y empresas emplean a los trabajadores a fin de obtener la mayor ganancia posible a costa de nuestra fuerza de trabajo. Eso es lo que debemos saber, que el Capitalismo es un orden basado en la explotación y por lo tanto, uno no es solo esclavo cuando no te pagan... Cuando ya comienzas a recibir un pago, un salario (como practicante o empleado formal) CONTINÚAS SIENDO UN ESCLAVO, porque el trabajo asalariado, el empleo no es algo que busquemos porque nos gusta, sino que nos es impuesto por la necesidad y es el capitalista, el empresario el que decide cuantas horas de trabajo y cuanto nos paga por el mismo. ¿Eso es libertad? ¿Acaso eso no es también esclavitud?
Por ello todos los trabajadores (practicantes, profesores, técnicos, contadores, enfermeras, cosmetólogas y mecánicos, obreros o médicos que ahora están en huelga) de cualquier sector, de cualquier país tenemos algo en común: SOMOS ESCLAVOS ASALARIADOS. Pero a la vez no solo somos explotados somos también una clase histórica y mundial, SOMOS PROLETARIOS y compañeros, no tengamos vergüenza de llamarnos y reconocernos como tales porque somos los que producimos la riqueza y movemos el mundo aunque por el momento sea solo como subordinados. Sin nosotros ni el Estado ni los capitalistas serian nada y la verdadera liberación humana y moral, solo vendrá cuando el Capitalismo sea abolido en todo el planeta.
EL CAPITALISMO Y EL ESTADO SIEMPRE JUEGAN A DIVIDIR A LOS TRABAJADORES:
Los explotadores le meten fuerte a separarnos unos de otros, a que nos aislemos cada uno con "sus" problemas, a la competencia, al "cada uno a la suya". A través de su prensa basura, sus canales de TV basura, de la educación oficial buscan los enfrentamientos entre nosotros: "jóvenes vs viejos", "empleados vs desempleados o practicantes" y otras falsas divisiones con tal que no se forje la UNIDAD DE LOS PROLETARIOS. Compañeros no les hagamos el juego porque tan explotado eres tu joven de 18,20 o 25 años como lo es tu padre de 50 años y lo fueron tus abuelos, hoy jubilados. Tan explotado es un empleado bancario de corbata, como un obrero de limpieza, una cosmetóloga o un mecánico automotriz.
ES TIEMPO DE TOMAR CONCIENCIA:
LOS EMPRESARIOS, EL GOBIERNO, LOS PARTIDOS Y SINDICATOS no quieren que reflexionemos sobre nuestra situación de explotados y mucho menos de cómo luchar por abolir esa explotación pues todos esos parásitos viven de la riqueza que nosotros generamos día a día. Quieren seguir metiéndonos sus idiotas ilusiones del "emprendimiento” del "pobre que se hizo rico trabajando", del "triunfador que surgió de abajo". Esas sandeces son puro engaña muchachos. Lo que se proponen con ello es ocultar que somos una clase social destinada a luchar por abolir toda explotación y a la vez, somos portadores de un proyecto histórico que busca liberar a toda la humanidad, proyecto que viene del siglo XIX, tuvo su pico más alto, hace 100 años con la revolución rusa de 1917 y que continua hoy, sin haber perdido vigencia.
Compañeros debemos recuperar nuestra identidad, unidad y capacidad de toma de conciencia política, ello implica debate y reflexión política que nos permita liberarnos de tantos Bartras, Keikos, PPKs y tanto parasito que nos engaña permanentemente, enterrando esa verdad, verdad que liberara a la humanidad entera del yugo de la esclavitud y la explotación. Ponte en contacto y escríbenos a:
[email protected] [91]
INTERNACIONALISMO PERU, MARZO 2018.
Sección de la CCI(Corriente Comunista Internacional)
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Panfleto del grupo Yeryuzu Postasi sobre el asalto turco contra Afrin.
Saludamos esta declaración de Yeryuzu Postasi, un grupo anarquista de Turquía, que está escrita sin duda en un espíritu internacionalista y de clase obrera. Si la comentamos y planteamos algunas cuestiones, o lo que es lo mismo, si planteamos debate, lo hacemos en el mismo espíritu y en ningún sentido como una especie de ''tanteo'', sino más bien porque frente a eventos tan trágicos y complejos como estos, se precisa la mayor claridad.
Nuestra forma de abordar esto es por tanto similar a la que adoptamos con respecto a la hoja de un grupo de internacionalistas surcoreanos, en relación con su declaración sobre las crecientes tensiones en esa península el pasado otoño. Estamos de acuerdo en lo esencial con lo que expresan los camaradas turcos, con su denuncia de la guerra y la necesidad de una lucha internacional de clase, pero no obstante, discutir sobre el análisis de la situación y sus raíces es también una parte significativa de la solidaridad internacionalista, y con este fin respondemos a ciertas cuestiones que creemos que necesitan clarificarse.
La hoja afirma: ''Podemos observar que los poderosos de diferentes países se están frotando las manos con gran alegría al respecto de la operación de Afrin. Se sabe que Rusia y EEUU están consolidando su plan de dividir Siria en consonancia con sus propias esferas de influencia y probablemente hayan llegado ya a un acuerdo al respecto''. ''Frotarse las manos de alegría'' no nos parece la expresión más adecuada, dado que la situación en Afrin es la cristalización de una confrontación que enfrenta a todas las potencias imperialistas comprometidas en la región: Turquía obviamente tiene la inquebrantable determinación de eliminar toda tentativa de los kurdos por establecer plazas fuertes en la zona, lo que seguirá alentando al nacionalismo kurdo a intentar establecerse en sitios similares. Para Siria, la acción de Turquía supone una amenaza de pérdida de autoridad sobre la región – Afrin y Manjib – que Assad había dejado de forma más o menos deliberada en manos de los kurdos, como una especie de tampón territorial, o lo que EEUU llamó originalmente una ''fuerza fronteriza''. Sin embargo, la verdadera amenaza que supone la acción turca para Assad es la de perder territorio frente a una ocupación en toda regla, así como para los kurdos, que pueden verse abrumados por la superioridad militar del régimen de Erdogan. Este es el motivo por el que el Consejo Militar de Afrin, miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos, que también forma parte de la así llamada revolución de Rojava[1], le ha pedido ayuda al carnicero Assad. Así, las tensiones entre Turquía y los partidarios de Assad, Rusia e Irán aumentan, al mismo tiempo que se vislumbra la posibilidad de un enfrentamiento entre Turquía y EEUU, que ha estado apoyando a las YPG[2] y a los kurdos iraquíes. EEUU y Gran Bretaña, entre otros, quieren seguir apoyando a los kurdos y usarlos como carne de cañón para justificar su presencia en el país. Afrin y sus alrededores, por tanto, se convierten en una zona donde se concentran los antagonismos de todos los tiburones imperialistas, grandes y pequeños, presentes en la región.
''Los gobiernos europeos que se enfrentan a la crisis de los refugiados están ciertamente contentos con la declaración de Erdogan, que dijo que 'establecería a 3 millones y medio de sirios en Afrin'''. Dejando a un lado por el momento los desvaríos del lunático de Erdogan, aquí los compañeros subestiman la miseria y el desplazamiento que supondrán los combates crecientes dentro y alrededor de Afrin. Como sugiere la hoja, muchos países europeos han estado apoyando a los kurdos, por lo que no sólo existen tensiones entre Turquía, Assad, Irán, Rusia y EEUU, sino también entre Turquía y Europa... además de la OTAN, siendo esta última de gran importancia. Incluso si acaban siendo una realidad, los campos de refugiados prometidos por Erdogan no sólo serían centros de miseria concentrada donde proliferarían todo tipo de abusos, sino que además servirían de centros de reclutamiento para los que buscan la jihad o tienen ansias de venganza. El texto sigue, diciendo que no habría ''una mejor oportunidad para Turquía de prevenir una huelga (planificada) de los obreros del metal''. Dado el carácter marcadamente conscripto [de reclutamiento obligatorio] de su ejército y su economía de guerra, la burguesía turca tendrá que tener en cuenta posibles reacciones por parte de la clase obrera. Sin embargo, no parece haber mucha evidencia de que la clase obrera en Turquía tenga gran disposición a seguir siendo el brazo armado de la burguesía, cuya determinación principal es aplastar las ambiciones kurdas.
''La guerra en Siria... ha animado a los capitalistas y las potencias mundiales ante la posibilidad de conseguir mayores ganancias'', y previamente, la declaración menciona el saqueo de recursos llevado a cabo por las grandes potencias, incluyendo Francia y Gran Bretaña. Mientras que el beneficio sigue siendo una motivación fundamental, en términos globales, los intereses estratégicos y militares son los que determinan las decisiones en el tablero imperialista desde la Primera Guerra Mundial. El mismo panfleto destaca el parecido de la situación actual con las dos guerras mundiales. Más que el beneficio, incluyendo el que conseguirán por un lado u otro, por ejemplo, las compañías armamentísticas o de petróleo, la espiral descendente del militarismo se dirige a un pozo sin fondo que se ha vuelto completamente irracional desde un punto de vista económico. El coste de las operaciones militares norteamericanas, de por sí solo, minimiza toda ventaja económica posible. Es muy difícil encontrar cifras fidedignas del coste de las guerras, pero Linda J. Bilmes estimó en 2016 que sólo la guerra de Afganistán le costó 5 billones de dólares a EEUU, 2 billones más que su cálculo de 2008 y aumentando cada año debido a costes médicos, compensaciones, etc. Y hay un gran interés en pagar estas sumas pues se trata de dinero prestado. No podemos calcular lo que le cuesta a Rusia la guerra en Oriente Medio, pero será un caso parecido al de cualquiera de los demás regímenes. Estamos de acuerdo con el panfleto en que la guerra no ha traído más que ''… muerte, destrucción y pobreza a los trabajadores de Siria. Y con esta operación la guerra se intensificará más y se profundizará el caos en la región. Esto significa más muerte, más pobreza y más miseria para nosotros'' y añadiríamos que para las potencias en contienda no hay ganador posible, pues la victoria hoy puede trocarse en un desastre mañana – como ya hemos podido ver. Las políticas del debilitado imperialismo americano son un ejemplo de este tipo de fiascos, pero esto también se aplica a todas las potencias involucradas.
Hay una clara denuncia por parte de YP de todas las potencias rivales, pero parece haber un punto débil en lo que respecta al nacionalismo kurdo, y creemos que es importante clarificar esto dado el apoyo que ha recibido el nacionalismo kurdo de muchos anarquistas, a través del cual se apoya a las tendencias imperialistas más poderosas de las potencias principales. Los kurdos han recibido apoyo de EEUU, Gran Bretaña y Francia, y ahora sus líderes en Afrin y Manjib están pidiendo apoyo al diablo en persona, Assad, para defender al nacionalismo kurdo, particularmente contra las ambiciones de Turquía. La red de alianzas en torno a Siria se ha enmarañado y a veces se afirma que la situación en Oriente Medio es demasiado compleja como para llegar a la raíz de todo. Pero lo que se confirma es la posición de Rosa Luxemburg en su Folleto Junius de 1915: que todos los países, y aspirantes a países, son imperialistas. El panfleto defiende lo correcto al hablar de la ausencia de moral en las maniobras imperialistas y cuando dice que ninguna de las potencias ''tiene intención de detener la guerra''. Pero no se trata de una cuestión de elección, de intenciones o de ética, porque todas las potencias, incluyendo a EEUU y Rusia, están atrapadas en la ''lógica'' irracional de verse forzadas a defender sus intereses a golpe de despliegues militares. Es toda la espiral del cáncer militarista la que dicta sus ''normas'' a los jugadores. Ninguno de ellos tiene los medios para parar la guerra porque están todos sujetos al control irracional del imperialismo. Las declaraciones de la ONU y la UE demuestran que no hay estrategia ni tropas para llevar la guerra a un final decisivo. Por ello es aún más importante tener el análisis más claro posible de la situación y denunciar a todos los bandos, grandes o pequeños.
''Creemos que luchar contra esta guerra es un deber histórico de anarquistas, comunistas y otros internacionalistas alrededor del mundo. Llamamos a todos los camaradas a oponerse a la operación en Afrin, a la opresión del AKP contra los que se resisten a la guerra, y a todos los Estados que son responsables de la situación actual en Siria''.
Llamar a ''oponerse a la operación de Afrin'' no puede sino ir acompañado de una denuncia clara del bando kurdo también, bando que se ha implicado a fondo en esta guerra. Y el drama es bastante más amplio y profundo que sólo Afrin: se prepara otra masacre en Ghouta Oriental, a tan sólo unas millas de Damasco, y eso después de lo de Alepo, Raqqa – donde las YPG kurdas recibieron apoyo de la fuerza aérea estadounidense en un asedio de 4 meses – y, probablemente el más sangriento de todos, el asedio de 9 meses de Mosul (ver nuestra prensa para más análisis de este último), y que irán seguidos probablemente de Idlib. Ha habido tanta tierra quemada, tantos campos de batalla, poblaciones asediadas, tanto desangramiento y desplazamientos, que la respuesta no puede ser ''oponerse'' a esta u otra operación circunstancial; se debe detener toda la espiral, y por ello debemos admitir que la clase obrera, localmente, no puede oponer suficiente resistencia. Los protagonistas de los combates son profesionales procedentes de Rusia, los torturadores de las tropas de Assad, jihadistas de todo pelaje del reconstituido al-Nusra, las milicias Jaish al-Islam apoyadas por Arabia Saudí, la Legión Rahman controlada por Qatar, comandos de asesinos, mercenarios modernos (algunos supuestamente de América Latina), nacionalistas sirios y kurdos, restos del Isis... todos ellos dispuestos a luchar contra quien sea o junto a quien sea. La solidaridad internacional implica lucha de clase internacional, lo cual es distinto de llamar a la acción en un momento concreto u otro.
Toda lucha contra los conflictos imperialistas exige un análisis claro y una muy clara e inequívoca denuncia de todos los bandos implicados.
CCI, 27/02/18
Liderada por el gobierno del AKP, ha comenzado una operación de invasión contra Afrin, con el consenso de todas las facciones del Estado. Organizaciones empresariales como TÜSİAD, MUSIAD y TOBB, sindicatos que defienden los intereses de los jefes contra los trabajadores y todos los partidos constitucionales, han lanzado declaraciones por la ''reconciliación nacional'' apoyando la operación. El desenfreno fue tal que algunos empresarios se atrevían a decir: ''puedo quitarle todo lo que quiera a los trabajadores de mi fábrica para las operaciones militares''. En este sentido, ha empezado una nueva fase en las fantasías imperialistas del Estado, representado por un AKP que se ha estado esforzando por reprimir a opositores e implementar políticas salvajes de negacionismo y exterminio con respecto a la cuestión kurda.
Podemos observar que los poderosos de diferentes países se están frotando las manos con gran alegría al respecto de la operación de Afrin. Se sabe que Rusia y EEUU están consolidando su plan de dividir Siria en consonancia con sus propias esferas de influencia y probablemente hayan llegado ya a un acuerdo al respecto. De las declaraciones de Gran Bretaña entendemos que están dispuestos a hacerse con una parte de las reservas de petróleo y otros recursos naturales – posiblemente, de nuevo, mediante una asociación entre Shell y Koç Holding. Francia quiere restablecer su actividad en la región. Probablemente, los gobiernos europeos que se enfrentan a la crisis de los refugiados están ciertamente contentos con la declaración de Erdogan, que dijo que ''establecería a 3 millones y medio de sirios en Afrin''. ¿Y puede haber una mejor oportunidad para Turquía de prevenir la huelga del metal en ciernes?
La guerra en Siria, que ha animado a los capitalistas y potencias mundiales ante la posibilidad de conseguir mayores ganancias, no ha traído más que guerra, destrucción y pobreza a los trabajadores de Siria. Y con esta operación, la guerra se intensificará y se profundizará el caos en la región, lo que significa más muerte, más pobreza y más miseria para nosotros.
Las potencias que han ido de la mano del movimiento nacionalista kurdo hasta ahora, han hecho declaraciones contradictorias y poco claras. De todo esto, como era de esperar, podemos comprobar de nuevo la ausencia de objetivos elevados o motivaciones éticas por parte de las clases dominantes y los países a su servicio. Como ocurrió en la Primera Guerra Mundial, las potencias imperialistas llevan adelante su competición por las esferas de influencia obligando a las gentes de Siria y Oriente Medio a luchar los unos contra los otros. Aunque hayan establecido una alianza estratégica con el movimiento kurdo, al final del día no les importa la suerte que corra el pueblo kurdo. Aunque no podamos conocer el contenido de las obscenas negociaciones diplomáticas secretas que tienen lugar entre los Estados, es obvio que éstos solo miran por sus intereses y que esta guerra está arrastrando a una situación desconocida no sólo a la región, sino a todo el mundo.
Ninguna de las clases o Estados dominantes, si es que tienen en cuenta sus propios intereses, tiene la intención de detener la guerra. Las declaraciones de la ONU y la UE dejan ver que no tienen ninguna estrategia al respecto ni tropas que puedan emplear. Las crisis estructurales del capitalismo están obligando a las potencias dominantes a tomar medidas sin sentido que arrastrarán a la humanidad a una era de barbarie. Lo mismo ocurrió en el periodo precedente a las dos guerras mundiales.
El único poder que puede parar el rumbo de los acontecimientos es la clase obrera. Por ahora, el sonido de los tambores de guerra ahoga los suspiros de los jóvenes soldados forzados a luchar en el frente y el lamento apagado de sus familias; y los gritos de los habitantes de Afrin que están siendo asesinados u obligados a abandonar su hogar. En estos momentos, la voz de los políticos de todos los partidos, de todos los payasos que se auto-denominan como expertos en televisión y de los instigadores de la guerra, en general, puede que esté eclipsando la voz de la gente que se opone a la guerra. Todos ellos se sientan en sus cómodos sillones y mientras mueren los hijos de los obreros, se reparten heroicas medallas los unos a los otros.
No obstante, también saben muy bien que esta situación tiene fecha de caducidad. Y por ello, el Estado intenta anticiparse a la reacción de la masa del pueblo que es asesinada, empobrecida y forzada a abandonar sus hogares, incrementando su opresión. La policía ataca salvajemente declaraciones de la prensa, en sitios públicos, y se esposa y arresta a la gente tan sólo por subir publicaciones contra la guerra en las redes sociales. Contra todos estos ataques, como anarquistas y comunistas de Turquía e internacionalmente, debemos mantenernos juntos y seguir levantando nuestra voz contra la guerra.
Además, los pueblos de Afrin y de Turquía, en lucha contra esta invasión, están más que nunca en necesidad de solidaridad internacional. Esta guerra internacional, en la que los únicos ganadores son los capitalistas y los únicos perdedores son los trabajadores de todas las naciones, sólo puede detenerse con la solidaridad internacional.
Creemos que luchar contra esta guerra es un deber histórico de anarquistas, comunistas y otros internacionalistas alrededor del mundo. Llamamos a todos nuestros camaradas a oponerse a la operación en Afrin, a la opresión del AKP contra los que se resisten a la guerra, y a todos los Estados que son responsables de la situación actual en Siria.
Solidaridad Internacionalista de Clase o Barbarie y Guerra Capitalista
¡Guerra a los Palacios, Paz a los Barrios!
No a la guerra entre naciones
No a la guerra salvo la guerra de clases
Yeryüzü Postasi, 18 de enero de 2018
Publicado originalmente en https://www.yeryuzupostasi.org/2018/01/26/to-the-international-struggle-against-capitalist-division-war/ [94]
[1] Ver sobre este enclave y lo que pone en juego Los anarquistas y el imperialismo kurdo, /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [95]
[2] YPG, siglas en kurdo de las Unidades de Protección Popular, brazo armado de los kurdos sirios.
[3] Agradecemos la traducción al español realizada por un compañero muy proximo
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Los acontecimientos de primavera de 1968 en Francia revistieron, tanto por sus raíces como por sus consecuencias, una dimensión internacional e histórica. Ellos habían tenido por cimiento las consecuencias sobre la clase obrera de los primeros mordiscos de la crisis económica mundial que reaparecía después de más de un decenio de prosperidad capitalista.
Después de decenios de machacamiento, de sumisión y de desorientación, en mayo de 1968 la clase obrera ingresaba por la puerta grande sobre la escena de la historia. Si la agitación estudiantil que se desarrollaba en Francia desde el comienzo de primavera y antes de ella las luchas obreras radicales que habían tenido lugar desde 1967, habían modificado el ambiente social del país, la entrada masiva de la lucha de la clase obrera (10 millones de huelguistas) transformó todo el paisaje social.
Bastante rápido, los otros sectores nacionales de la clase obrera iban a unirse a su lucha. Después de la inmensa huelga de mayo de 1968 en Francia, las luchas en Argentina (el Cordobazo 1969), “el otoño caliente” italiano, el Diciembre Polaco (1970) y otras luchas de diferentes países del mundo venían a probar que el proletariado mundial estaba saliendo del periodo de contrarrevolución. Contrariamente a la crisis de 1929, el que se estaba desarrollando no iba hacia una guerra mundial sino sobre el desarrollo de combates de clase que iban a impedir que la clase dominante diera su respuesta bárbara a las convulsiones de su economía.
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Para celebrar el aniversario de este acontecimiento considerable nosotros publicamos sobre nuestro sitio un dossier que contiene los principales artículos de la CCI escritos sobre estos acontecimientos.
El artículo en dos partes “Mayo 68 y la perspectiva revolucionaria” contiene los detalles de los acontecimientos mismos y examina su importancia histórica. Nosotros publicaremos próximamente un artículo trazando los principales desarrollos de la lucha de clases en el curso de cincuenta años que han transcurrido después de 1968 a fin de examinar si las conclusiones que nosotros hemos sacado sobre el sentido de mayo de 68 han sido verificadas por la historia.
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El 28 de febrero de 1909, en homenaje a la huelga de las obreras del textil de Nueva York y Chicago, se celebra un Día Nacional de la Mujer de Estados Unidos, 15000 trabajadores desfilan por las avenidas neoyorkinas exigiendo aumentos salariales y reducción de la jornada laboral. En 1910 la Conferencia de Mujeres Socialistas proclama el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. El Dia Internacional de 1912 protesta contra el horroroso crimen capitalista de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York donde 146 obreros (123 mujeres y 23 hombres) preecen en un incendio encerrados en los locales por los patronos. En 1913 y 1914 el Día Internacional de la Mujer lleva el combate contra el peligro de guerra mundial. En 1917, en Rusia, el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer dando lugar a huelgas, manifestaciones y revueltas que inician la Revolución en Rusia.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue entre 1911-17 un momento de lucha de TODA la clase obrera contra el capitalismo. Actualmente ya no es lo mismo, ¿Qué ha pasado?
El capitalismo decadente de los siglos XX y XXI, no se conforma con robarle la plusvalía a los obreros, también les roba sus principios de organización y teóricos, sus medios de lucha, su solidaridad. A través del estalinismo y la socialdemocracia adulteró el marxismo y los principios de centralización y organización, convirtiéndolos en apología del capitalismo de Estado y del engaño de los trabajadores. Mediante el llamado “Estado del Bienestar” expropió los seguros de desempleo, jubilación y enfermedad, para convertirlos en un negocio en manos del Estado y convertir a los obreros en “protegidos” de Papá Estado.
Pero también expropió los antiguos medios de lucha, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora[1] fue progresivamente institucionalizada por los Estados. En 1975 la ONU, esa cueva de ladrones imperialistas, proclamó el Año Internacional de la Mujer y en 2011 declaró el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer. Lo que antes fue un Día de Lucha del movimiento obrero mundial contra el capitalismo en sus tres manifestaciones: la explotación, la opresión y la guerra imperialista, hoy se ha convertido en un medio de los Estados Capitalistas para separar y oponer las mujeres contra los hombres y así crear la división en la clase obrera.
El recordatorio que acabamos de hacer nos permite comprender qué ha sido la huelga feminista del 8 de marzo en España. Ha sido convocada con unanimidad absoluta de partidos, sindicatos, organizaciones feministas, prensa, TV… Una campaña de Unión Nacional ha llenado las calles de manifestantes femeninos y los centros de trabajo de huelguistas femeninos. Hasta la Iglesia Católica cuyas atrocidades contra las mujeres son innumerables se ha sumado. El cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, dio su santa bendición a la huelga: "Lo comprendo, claro [que las mujeres hagan huelga el 8 de marzo]. Hay que defender sus derechos. Lo haría también, lo hace también de hecho, la Santísima Virgen María".
El propio gobierno del PP también aportó su grano de arena. Hizo como que se oponía y para dar más cancha a la propaganda de la huelga, las ministras dijeron que harían “huelga a la japonesa”.
Cabe preguntarse: ¿por qué tanto interés en acarrear las mujeres a la huelga?
No faltan motivos para luchar contra la situación intolerable de la mujer en el mundo actual. La discriminación salarial es evidente, la violencia contra la mujer es una infamia, el machismo es repugnante, la situación de las mujeres emigrantes que cuidan viejos o trabajan de internas en los hogares es terrible…[2]
Motivos no faltan, sin embargo, con el cinismo y la hipocresía que caracteriza el capitalismo, todo esto es manipulado para organizar una lucha únicamente de mujeres, de oposición de mujeres contra hombres, de enfrentamiento y división en las filas de los trabajadores. Ahí reside el interés del conjunto del capital para movilizar a la mujer en la huelga feminista, ahí se esconde la unanimidad de Podemos, Iglesia Católica, PP, CCOO-UGT, PSOE, feminismo…
Se trata de machacar a la clase obrera con el martillo de la división. En la sociedad actual, caracterizada por la Descomposición del Capitalismo[3], hay una tendencia creciente a la dislocación, a la fragmentación en una multitud de “categorías sociales”, cada cual encerrada en sí misma y concebida como hostil hacia el resto del género humano: mujeres contra hombres; homosexuales contra heteros; blancos contra negros; latinos contra eslavos; catalanes contra españoles o viceversa …
La sociedad, como producto del “todos contra todos”, del “cada cual a lo suyo”, del encierro en “lo nuestro”, se desparrama en una telaraña de falsas comunidades de género, raza, religión, nacionalidad… que se conciben como un mundo cerrado, exclusivo y excluyente.
Esta tendencia, fruto de la putrefacción del capitalismo, “invade por todos sus poros a la sociedad humana, expresando no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria” (Tesis sobre la Descomposición).
Esa fragmentación y atomización da un minuto de gloria a la pequeña burguesía que tiene por esencia la mezquindad de lo particular, lo peculiar y la división, pero, simultáneamente, golpea a la clase obrera, la clase que puede unificar a la humanidad, la clase que lleva consigo la superación de todas las divisiones que las sociedades de explotación han marcado a fuego: las divisiones de raza, nación, lengua, religión, género… Todo ello es manipulado con saña por los partidos, los sindicatos, los medios de comunicación, los intelectuales, para imponer la cizaña de la división y el enfrentamiento en las filas de la clase obrera.
Esta es la razón fundamental de la convocatoria de la huelga feminista y del enorme bombo mediático que le han dado.
Pero existe un motivo más profundo y que tiene para el capital el carácter de una acción preventiva.
Hoy, “la entrada masiva de mujeres en el mundo del trabajo asociado tiene dos consecuencias potencialmente revolucionarias: La primera, es que al poner fin a la división sexual del trabajo, el capitalismo ha abierto el camino hacia un mundo donde hombres y mujeres ya no se limitarán a ocupaciones sexualmente determinadas, sino que serán capaces de reconocer su talento como seres humanos completos. Esto a su vez abre la posibilidad de establecer las relaciones entre sexos sobre una base totalmente nueva; la segunda, es que las mujeres obtienen independencia económica. Una mujer asalariada ya no es dependiente de su marido para la supervivencia, y esto por primera vez abre la posibilidad a que la masa de las mujeres trabajadoras participe en la vida pública y política”[4].
Se trata de anticiparse a esa posibilidad tratando de ahogarla en la raíz. El capitalismo quiere impedir que las mujeres obreras constituyan un factor activo en la conciencia, la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores. Y esto constituye un peligro potencial para su dominación capitalista puesto que, por ejemplo, en el movimiento anti-CPE de Francia 2006 se vio que “Una de las razones de la gran madurez del movimiento, sobre todo respecto a la violencia, estriba en la fuerte participación de las alumnas de universidad y de secundaria en este movimiento. Es cierto que a esas edades las muchachas suelen ser más maduras que sus compañeros masculinos. Además, sobre el tema de la violencia, está claro que las mujeres no suelen dejarse arrastrar con tanta facilidad a ese terreno como los hombres. En los “bloqueos” a las puertas de las universidades, las estudiantes son numerosas y su actitud es significativa del sentido que el movimiento ha querido dar a esos piquetes: nada de “palo” a quienes quieren ir a clase, sino explicaciones, argumentos, persuasión. En las asambleas generales y las diferentes comisiones, aunque las estudiantes suelen levantar menos la voz y suelen estar menos comprometidas en organizaciones políticas que los chicos, son elementos de primer orden en la organización, la disciplina y la eficacia de asambleas y comisiones y en la capacidad de la reflexión colectiva.
La historia de las luchas del proletariado ha evidenciado que la profundidad de un movimiento podía medirse en parte por la proporción de obreras implicadas en él. En “tiempos normales” las mujeres proletarias, al soportar una opresión todavía más agobiante que los proletarios hombres suelen estar menos implicadas que ellos en los conflictos sociales.
Cuando los conflictos alcanzan una gran profundidad, las capas más oprimidas del proletariado, las obreras en particular se lanzan al combate y a la reflexión de clase. La importantísima gran participación de alumnas de universidad y de secundaria en el movimiento actual, el papel de primer plano que en él desempeñan, es una indicación suplementaria no solo de su naturaleza auténticamente proletaria, sino también de su profundidad”[5].
Solamente desde la unidad como clase obrera se podrá desarrollar un movimiento de lucha que desemboque en la superación de todas las divisiones, discriminaciones, opresiones particulares, que llevan consigo las sociedades de explotación. La opresión y la discriminación de la mujer solamente podrá ser superada y abolida con la formación de la Comunidad Humana Mundial, el auténtico Comunismo, que lleva en su seno la clase obrera. Solamente en la lucha unida como clase obrera -mujeres, hombres, nativos, emigrantes, precarios, fijos, jubilados, jóvenes etc.- se podrá desarrollar la unidad y la superación de las divisiones terribles que inyecta el capitalismo en la clase obrera. La huelga feminista reciente es un obstáculo en ese combate pues se dirige contra las mujeres y contra la clase obrera en su conjunto.
Smolny 270318
[1] Queremos aclarar que las formas de lucha consistentes en hacer huelga o manifestación un día simbólico ya no son válidas, a diferencia de la época histórica cuando se crearon. Ahora los métodos de lucha son los de lucha directa de masas, convocadas y auto-organizadas por los obreros mismos sin llamados previos de partidos o sindicatos. Tampoco son válidas las luchas parciales como la “lucha de mujeres” o la lucha de jóvenes, como categorías sociales separadas. Ver en nuestra Plataforma Política los puntos VI y XII. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
[2] Ver La condición de las mujeres en el siglo XXI, https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3489/la-condicion-de-las-mujeres-en-el-siglo-xxi [112]
[3] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]".
[4] Ver nota 2
[5] En 2006 en Francia se produjo un gran movimiento asambleario de los estudiantes contra la tentativa de imponer un “Contrato de Primer Empleo” (CPE) que suponía un aumento brutal de la precariedad. Ver Tesis sobre el movimiento anti-CPE, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87]
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Para quienes consideraban que la democracia era la mejor vía para solucionar las enormes contradicciones acumuladas por la sociedad burguesa durante décadas, fueron los mismos que se tragaron con mucha facilidad las promesas de que a partir del 15 de enero de 2007 se iniciaba la refundación del país, esto es, dejar atrás las lacras y penurias sociales sobre una población que no lograba comprender sus padecimientos atribuidos a los malos políticos y sus partidos perversos que únicamente les interesaba sus mezquinos intereses, es decir, la derecha. De modo que el Movimiento Alianza País junto al Partido Socialista y el Partido Comunista (estalinista), artífices de la consigna ideológica y política de la Revolución Ciudadana se hicieron del Estado con la ayuda de sindicatos de toda ralea, organizaciones sociales, la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y un conjunto abigarrado de tiendas políticas-electoreras ubicadas desde el centro a la izquierda del capital.
La burguesía ecuatoriana entraba en los mares tumultuosos de la descomposición capitalista con muchas pesadillas por la deuda externa que se incrementaba año tras año a pesar de los malabares políticos financieros que implementaba a través de los sátrapas de turno. Así, todos fueron testigos de la tormenta política que se desató en febrero de 1997 con la caída de Abdalá Bucaram, preludio de lo que vendría años después. El remezón que sufrió el capitalismo en 1997 y 1998 a nivel mundial, aceleró el desorden, el caos dentro de las fuerzas burguesas, las disputas intestinas, las zancadillas, el puñal por la espalda, todo era válido en una frenética lucha por el control total del aparato del Estado que llevó al Ecuador, entre 1997 y 2006, a tener 9 gobiernos de distintos matices burgueses y dos explosiones sociales (2000 y 2005) que puso en vilo el poder y control de la burguesía sobre el conjunto social con un escenario económico insostenible como telón de fondo. El 21 de enero del 2000, con la participación de la oficialidad de menor jerarquía del ejército, en contubernio con indígenas agrupados en la CONAIE, decidían derrocar a Jamil Mahuad y sacaban a empellones a los diputados del Parlamento, a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, y en un sainete de sublevación al supuesto orden establecido, instauraban como héroes de la nación, un gobierno de la Salvación Nacional Cívico -Indígena- Militar que duró, a penas, unas cuantas horas. La presión de las Fuerzas Armadas, obligó a los heroicos de salvación nacional a transitar por el terreno de la negociación y finalmente, era el ejército quien retomaba el orden constitucional.
El 20 de abril de 2005, tras una explosión social protagonizada con mayor agudeza en Quito, la multitud se lanzaba a las calles con el grito: “que se vayan todos”, irrumpiendo violentamente en el Parlamento, Instituciones gubernamentales, la Corte Suprema de Justicia, e incluso intentando asaltar el Palacio de Carondelet, residencia del Presidente de turno, Lucio Gutiérrez, principal figura de los acontecimientos sociales del 21 de enero del años 2000. Las imágenes transmitidas por los medias de comunicación, daban cuenta de un motín orquestado por una muchedumbre pluriclasista sin ninguna filiación política definida que arremetía con irreflexiva violencia contra todo aquello que representaba el gobierno gutierrista y a los miembros de los partidos políticos tradicionales representados en el Parlamento y en los organismos del Estado.
El Ecuador caminaba por un sendero de inestabilidad institucional crónica, aparejado con los males históricos propios de un país periférico del capitalismo sumido en la descomposición mundial, provocando los mismos males de la clase obrera internacional, como, desempleo, pobreza extrema, inseguridad social, inflación, aumento del narcotráfico que lento pero seguro extendía sus tentáculos sobre las instituciones de la democracia burguesa, de igual modo, el incremento constante de la Deuda Externa como fenómeno económico mundial y que el capitalismo en descomposición lo ha usado y lo seguirá usando contra los trabajadores, cuyas consecuencias eran y siguen siendo insoportables para el proletariado obligado a cargar la deuda burguesa con altos niveles de impuestos, salarios congelados, inflación, y una serie de medidas siempre contra la clase obrera local e internacional.
Tras la caída del Muro de Berlín (1989), y con el discurso del fin de la historia o mejor dicho, “la muerte del comunismo”, la burguesía instauraba un “nuevo orden mundial”, que no tendría nada de nuevo, sino la acumulación de las enormes contradicciones que empezarían a surgir luego de la Primera Guerra Mundial con más desorden e inestabilidad del estado burgués; de ese modo, la sociedad burguesa entraba en su fase de descomposición general[1], periodo que se caracteriza por mayores conflictos interburgueses de inestabilidad del estado, guerras, terrorismo, desplazados como producto de una clase que pugna entre sí por el control imperialista para acrecentar el poder económico, político y militar. Desde América del sur hasta Afganistán, desde Los Balcanes hasta África, desde el sudoeste asiático hasta Estados Unidos, desde medio oriente hasta Europa, no hay día que no se conozca conflictos sociales, económicos, cuya solución ya no es la democracia, sino, las armas para solucionar las desavenencias burguesas y el proletariado en la mitad como carne de cañón, bien para embaucarlo en estos actos de locura o en los actos estúpidos de la democracia que de cuando en cuando apela la burguesía para esgrimir, que aún, es civilizada. A pesar de este cuadro dantesco, la burguesía mundial, cínicamente sostiene que el crecimiento económico mundial actual (2,9%) que no supera los datos de hace 50 años (5,6%), está en vías de prosperidad, pese a su descomposición, la burguesía no desaprovecha las oportunidades que le presenta las circunstancias históricas para confundir, engañar, al conjunto de la sociedad provocando mayores confusiones.
Las ilusiones sobre la “Revolución Ciudadana” cruelmente decepcionadasEs así que, el denominado socialismo del siglo XXI, ha sido utilizado muy bien por la burguesía en algunos países de América Latina para reafirmar su dominación. La revolución ciudadana, franquicia ecuatoriana de la mezcolanza ideológica del otrora izquierdismo, le ha valido enormemente a la burguesía criolla. Desde el 2007 hasta la fecha que escribimos este artículo, la revolución ciudadana ha logrado, aún más, confundir a una sociedad en que el proletariado, como clase revolucionaria, sigue débil y diseminado en la palabra putrefacta de “pueblo” y “ciudadano”.
La revolución ciudadana sirvió eficientemente a toda la burguesía criolla. Desde el 2007 cuando empezó el gobierno de la revolución ciudadana, 50 grupos económicos obtuvieron ingresos de casi 15000,00 millones de dólares. Representando el 33% del Producto Interno Bruto (PIB), que en ese año significó 44 000 millones de dólares. Para el 2010, se registra 75 grupos económicos. Estos habían obtenido ingresos por algo más de 25000,00 millones de dólares, representando el 43,8% del PIB, que en ese año fue 58000,00 millones de dólares. Un crecimiento de 10 puntos, según los términos que usan los economistas bursátiles. En los primeros cinco años de revolución ciudadana, la economía sigue hiperconcentrada en pocos grupos burgueses, representando el 44% del PIB. A través de los programas impulsados por un Estado benefactor, lograba beneficiar de forma directa y concentrada a los grandes empresarios del Ecuador, entre los tantos, por ejemplo está el sector inmobiliario y de la construcción que ha tenido un ascenso sostenido en todo estos años. Todos los empresarios de servicios inmobiliarios, no han dejado de crecer. Los bonos de vivienda, los créditos hipotecarios otorgados por el Biess (Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), creado en éste régimen, precisamente, para estos y otros fines, como la especulación financiera que le permitiría al Estado otorgarse préstamos a sí mismo a través de compras de emisiones de bonos del Estado, como los fiduciarios, por ejemplo; estas políticas favorecieron a los grupos económicos relacionados con la construcción. Otro tanto es la agresiva construcción de carreteras e infraestructura Civil como edificios estatales, puentes, canales, etc., cuyos beneficiarios directos son los grupos Herdoíza Crespo, Hidalgo & Hidalgo y el grupo burgués Verdú. Y los megaproyectos de ingeniería, se destinaron a la famosa transnacional Odebrech (“famosa” por haber embarrado a casi todos los gobiernos de Latinoamérica con sobornos y otras trapacerías propias de una clase en descomposición).
Otro ejemplo de cómo la política de la revolución ciudadana ha permitido el crecimiento de los grupos económicos burgueses, es el sector de la salud. El gobierno, al ofertar la salud como un derecho social, no contaba con la infraestructura para la demanda, porque las políticas neoliberales la habían desmantelado. Entonces, el presupuesto para salud sobrepasaba los 10000,00 millones de dólares, desde 2006 a 2010. En este período, el 55% de empresas dedicadas a la salud, crecieron significativamente. Un sector próspero que acumularía un promedio de 12000,00 millones de dólares en poco tiempo; sólo las empresas burguesas de Difare y Fybeca, registran ingresos de 525 y 495 millones de dólares respectivamente como ganancia, en un sólo año, 2010. Como se puede ver, para estas y otras empresas burguesas, la crisis mundial, da la impresión que no les afectado, efectivamente, al ser la clase dueña del estado, ha logrado ralentizar su quiebra total, pero, sobre las espaldas del proletariado.
Se calcula que el Estado ecuatoriano administró 231 000 millones de dólares por ingresos entre 2007 hasta 2014, haciendo creer que el petróleo alimentaba esos ingresos. Mentira. El petróleo sólo ha representado el 30% de los ingresos, el 70% es el producto de las enormes cargas tributarias a la clase obrera. Es decir, por cada 100,00 dólares que gastaba la revolución ciudadana, 70,00 los sacaba de los bolsillos de los trabajadores.
En el 2007 el estado ecuatoriano tuvo ingresos tributarios de 5500,00 millones de dólares, para el 2014 eran de 15000,00 millones de dólares. De eso, el 15% provenía de tributos empresariales y el 85% lo pagaba la clase obrera. Es verdad que el IVA alcanza el 50% del conjunto de impuestos, un impuesto, que supuestamente lo pagan “todos”: empresarios y trabajadores, pero la mayoría de ecuatorianos como en cualquier país del mundo, la clase obrera es mayoría, y si a eso le sumamos, el problema del salario, se puede comprobar que con la descomposición capitalista, los trabajadores del mundo, vienen siendo triplemente explotados, como trabajadores directos, como consumidores y como endeudados del estado.
Pero uno de los mejores servicios de la revolución ciudadana a la burguesía en su conjunto, del cual es parte el actual gobierno de Lenin Moreno, ha sido el sometimiento del proletariado como clase. Con la incautación de varios medios de comunicación por haber pertenecido a los banqueros responsables del feriado bancario de 1999, se creó la ley para separar a cualquier institución financiera de la actividad comunicacional, medios de comunicación que pasarían al servicio del Estado, y con ello, al servicio de la propaganda de la revolución ciudadana para atacar la conciencia del proletariado con la democracia, el nacionalismo de la patria grande, contra los gringos, los ricos y la derecha. El marketing ideológico del show y el arrebato, estaba acompañado de leyes contra la clase obrera para suprimir los contratos colectivos, la contratación por horas, incautación de las pensiones jubilares, renuncias obligatorias de los servidores públicos.
Entre el show y el arrebato, se penalizaba las protestas sociales bajo el concepto de antiterrorismo, propio de una dictadura militar como había ocurrido con Pinochet en Chile. Entre los casos emblemáticos, está el caso de Dayuma de 2007, una comunidad que se oponía a la extracción petrolera que afectaría sus tierras que las habían habitado por cientos de años, y debido a la protesta, sufrieron una represión brutal por parte del estado. De igual modo ocurrió con los 10 de Luluncoto, (10 jóvenes estudiantes) detenidos por sospechas de terrorismo. Otros 68 estudiantes del Colegio Central Técnico de Quito, todos ellos menores de edad, fueron detenidos, por haber protestado contra la explotación minera en la provincia del Azuay. Después de 2008 se levantaron procesos judiciales contra líder y dirigentes sociales, maestros, estudiantes, trabajadores públicos, periodistas, indígenas y campesinos. Desde el 2013 hasta la presente fecha, se estima unas 200 personas involucradas en procesos judiciales por haberse opuesto a proyectos “desarrollistas” de alto impacto ambiental y social, impulsados por la revolución ciudadana. A esto hay que sumar los ataques hacia aquellos sectores que habían sido, también, responsables de la victoria electoral de la revolución ciudadana, como el sindicato de la Unión Nacional de Educadores (UNE), hasta hacerlo desaparecer. Aquellos gobiernos de la “larga noche neoliberal”, frase que no se cansaba de repetir el señor Correa, que no habían logrado en décadas controlar, la revolución ciudadana, lo resolvía en menos de lo que canta un gallo, anular, silenciar y envilecer a muchos sectores sociales, incluidos varios sectores de trabajadores. Si bien, estos sectores sociales, carecían de conciencia de clase proletaria y por tal motivo, no representaban un peligro para la sociedad capitalista, no se puede justificar la violencia con que fueron tratados por la revolución ciudadana.
La lucha por el porvenir de la humanidad continua, aunque la clase obrera, mancillada, deshonrada y desprestigiada por la clase burguesa, está débil y confundida, eso no significa que haya desparecido, sigue ahí en todos los rincones del planeta, y es la única clase a la que puede apelar la sociedad burguesa para lograr sus fines, pero también es la única clase que podría detener la locura de la descomposición capitalista y prefigurarse, aquel porvenir que ha sido denigrado tanto por la burguesía como por la contrarrevolución, el comunismo.
¡Comunismo no es estalinismo ni trotskismo, sino, revolución mundial!
Internacionalismo,
Sección de la CCI en Ecuador,
Marzo de 2018.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [85]
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¡la clase obrera no tiene nada que ver con el nacionalismo, aunque sea radical!
¡Solidaridad con el proletariado nicaragüense víctima de esta carnicería!
[1]Una generación de jóvenes nicaragüenses, que la mayor parte de sus vidas han vivido bajo la sombra de un mismo presidente, Daniel Ortega, ha encendido la llama de la lucha en Nicaragua durante el pasado mes de abril, fuego que aún no se ha extinguido hasta el día de hoy. El fenómeno se ha querido explicar exclusivamente bajo argumentos nacional-centrados, que ponen, por un lado, el “totalitarismo” del régimen sandinista que se ha calificado como “dictadura”, o de corte “fascista”, y por otro, la necesidad de la “instauración” de la “democracia” o la necesidad de tener una “Nicaragua Libre”. El análisis marxista debe poner en cuestión estos abordajes nacionalistas y comprender y explicar lo que sucede en Nicaragua con base en el arma más poderosa que tiene el proletariado en sus manos: el marxismo. Para ello, es necesario estudiar el fenómeno nicaragüense en su contexto histórico: la entrada del capitalismo en una fase de decadencia y descomposición, con una tendencia general a la instauración del Capitalismo de Estado, en sus distintas formas, y a una pérdida general de perspectiva a futuro del proletariado lo cual se expresa en sus formas organizativas.
El presente artículo no pretende ser una simple cronología de lo acontecido en Nicaragua, sino, más bien, un análisis general del fenómeno históricamente situado, con el fin de poder sacar las lecciones pertinentes para el proletariado nicaragüense y mundial. Es necesario comprender los hechos que detonaron las protestas masivas del abril “sangriento”, que contabiliza, hasta el momento, un estimado de medio centenar de muertos[2] –en su mayoría jóvenes–, en una perspectiva amplia, tanto de la historia del nacionalismo en Nicaragua, como el contexto de lucha Inter imperialista característica del periodo actual del capitalismo.
Estos asesinatos han sido efectuados por el aparato represivo del Estado entre el cual adquiere especial protagonismo la “Juventud Sandinista” (JS), que tiene la ventaja de ser “anónima” y protegida por la misma policía dejando su actuar totalmente impune[3]; lo que agrava aún más la represión y la polarización posterior. Esta forma salvaje de proceder no es una “particularidad” de los regímenes de partido único (o que tienden a él, como es el caso de Venezuela o Nicaragua), todos los Estados capitalistas, incluidos los más democráticos, no dudan en utilizar la más feroz represión contra los trabajadores, sin embargo, dan prioridad a los mecanismos de engaño democrático, de división y mistificación (sindicatos, partidos que se dicen “obreros”, elecciones, promesas de reforma etc.), aunque cuando estos fallan no vacilan en desencadenar la acción brutal de policía, ejército y bandas armadas “privadas”[4].
Según informaciones oficiales que han sido puestas en duda por medios independientes, el 3 de abril un habitante de la comunidad Siempre Viva de San Juan de Nicaragua realizó una quema para sembrar arroz en la Reserva Biológica Indio Maíz, que desató un gigantesco incendio que consumió, en varios días, un total de 5945 hectáreas de bosque[5]. A criterio de grupos ambientalistas, compuestos en su mayoría por jóvenes, el gobierno de Ortega actuó con “negligencia” e “ineficiencia” ante el problema ambiental. El gobierno nicaragüense recibió ayuda de México, El Salvador, Honduras y los EEUU, pero rechazó ayuda de Costa Rica[6], situación que provocó el descontento de los ambientalistas que convocaron a un plantón para el día 10 de abril, coordinado por medio de redes sociales, donde asistieron más de 300 personas, en su mayoría jóvenes universitarios[7]. Entre el 12 y 14 de abril, se desarrollan una serie de marchas y contramarchas –convocadas, estas últimas, por el gobierno para saludar su “grandiosa labor” ante la crisis ambiental. El día 12, se realizan marchas en distintos lugares del país; la marcha ambientalista de León es reprimida por la Juventud Sandinista (JS), mientras que se lleva a cabo en Managua es enfrentada por 400 agentes antidisturbios; también se desarrollaron mítines y marchas en Matagalpa, mientras que el plantón convocado para el 14 abril en Jinotepe es desmantelado por el gobierno con ayuda de la JS[8].
La reforma sobre las pensiones y el régimen de cuotas impulsada por el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) no inició en este convulso contexto, sino que tiene sus orígenes años atrás. El decreto 39-2013[9] publicado un 20 de diciembre de 2013 –en medio del ambiente festivo de fin año– modificó el Reglamento General a la Ley de Seguridad Social con el fin de incrementar el caudal de recaudación en el 7.53% de los asegurados bajo el Régimen de Invalidez, Vejez, Muerte y Riesgos Profesionales (que afecta a un total de 48.475 cotizantes), se modificó el mecanismo de cálculo de esta pensión – lo que provoca una disminución neta de la misma, se cambió el techo de cotización –aumentando el número de cotizaciones, y finalmente, se modificó la ley para realizar un aumento gradual de la tasa de cotización de la patronal[10]. Las protestas ante estas modificaciones que precarizan la vida de los trabajadores pensionados, y aumentan las cargas de estas sobre los trabajadores activos y en menor medida sobre la patronal no se hicieron esperar, no obstante, fueron débiles y rápidamente dejadas en el olvido.
Cuatro años después, el 19 de abril de 2018, entra en vigencia el decreto 03-2018[11] que modifica la Ley de Seguridad Social para incrementar el aporte de los asegurados en 0.75% y un aumento escalonado del aporte de la patronal para pasar de un 19% a un 22.5% en tres años, además, reduce un 5% las pensiones de los jubilados para redireccionar esos ingresos a la rama de enfermedad y maternidad. Con el fin de dimensionar estos levantamientos, pongamos atención a los principales acontecimientos que surgen en estos cincos días. Lo primero que hay notar es que el día 17 de abril, previo a la publicación del decreto, la vicepresidenta Rosario Murillo realiza una declaración pública para convocar a los sandinistas en todo el país para hacer piquetes y caminatas en apoyo a la ley de Seguridad Social, dicha declaración fue difundida por medio de los diarios oficialistas y a través de listas internas de los sandinistas, que resultó en marchas de simpatizantes y militantes del orteguismo. Ese mismo día, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) realiza un comunicado calificando la reforma como “recaudatoria” y asegurando que esta medida generará un mayor desempleo y se traduciría en menos incrementos salariales: las amenazas usuales de la burguesía -sea privada o estatal- a la clase trabajadora. Su comunicado, además, indica que esta medida gubernamental significa un rompimiento con el modelo de consenso y diálogo entre la patronal y el gobierno: un supuesto “rompimiento” entre dos distintas facciones de la burguesía que nos hace pensar en las viejas pugnas entre “liberales” y “conservadores”.
El día 18 de abril se reactivan los enfrentamientos que habían mermado el 12 de abril por el asunto de Indio Maíz. Este día se presenta una marcha en León donde asistieron jóvenes, ancianos y mujeres[12], en protesta a la reforma, mientras que, en la capital, se realizan dos manifestaciones, una en Camino de Oriente, y otra frente a la Universidad Centroamericana (UCA), donde los manifestantes se vieron obligados a resguardarse en las instalaciones de la universidad ante la llegada de la JS. El altercado terminó con heridos entre los manifestantes, y agresiones y robos a los periodistas que estaban reportando el caso. Lo que acontece este día tomaría dimensiones aún mayores en los días subsiguientes, donde las protestas se multiplicarían en muchas localidades del país.
La represión del día 18, generaría una protesta generalizada en ocho departamentos del país el día siguiente[13]. Este día se dieron 29 protestas[14] de distintos tipos, en su mayoría bajo la forma de mítines (16), marchas (7) y bloqueos (3). Los medios hablan de un levantamiento “ciudadano”, categoría que rechazamos desde una lectura marxista, por su carácter interclasista, pues esconde la realidad de una división en clases de la sociedad y, sobre todo, trata de disolver al proletariado en la masa amorfa de la “ciudadanía”. Otro elemento importante a resaltar es que el gobierno puso en ilegalidad los medios de prensa no controlados por el FSLN –sacando los canales de las distintas cableras, situación que se mantuvo durante prácticamente todos los días de mayores enfrentamientos. Estos medios se vieron obligados a transmitir por redes sociales, donde se podía constatar un nivel de violencia crítico: linchamientos colectivos, disparos con balas de goma y regulares, ataques con gases lacrimógenos, violaciones de mujeres estudiantes cuando fueron recluidas en las cárceles, agresiones a ancianos y jóvenes desarmados, hasta asesinatos a sangre fría, captados, en algunos casos, por teléfonos celulares de los manifestantes. Hay relatos de algunos jóvenes en redes sociales que denuncian torturas en las cárceles; algunos presos defendieron a los jóvenes, según indicaron ellos mismos, muchos presos terminaron siendo agredidos por la policía por su solidaridad con los estudiantes.
La indignación ante la agresión a estudiantes y jubilados generó un descontento general entre la población que reaccionó, de manera espontánea, saliendo a las calles. Es evidente que la clase obrera estaba ahí, pero oculta bajo este manto amorfo de la “ciudadanía”. También, los padres de los estudiantes se sumaron a dichas protestas. Este día, de las 29, 14 fueron reportadas como levantamientos “ciudadanos” y 13 bajo la categoría de estudiantes y familiares de estudiantes, solo se reportó una protesta de campesinos. Los estudiantes que se manifestaron respondían en su mayoría a universidades privadas (UPOLI, UNAN-León, UNA y UNI). Las protestas también cambiaron de tono ya que junto a los mítines se hicieron levantamiento de barricadas, quema de llantas y ataque a los símbolos sandinistas[15]. También, en medio de los enfrentamientos, se iniciaron saqueos de tiendas y supermercados, lo que ayudó a que el gobierno calificara a los jóvenes como “vándalos”. Se debe señalar que hay pruebas de que estos saqueos fueron organizados por el propio gobierno movilizando bandas lumpenes, lo que hizo para desacreditar el movimiento.
El día 20 sería el que más protestas registraría en estos cinco días, con un total de 56. De este total, se reportaron cinco asociados a trabajadores de distintos sectores, unos corresponden a trabajadores del Hospital Vivian Pellas –que suspenden labores, otros trabajadores de bancos como LAFISE y BAC, también suspenden labores, un grupo de maestros de San Marcos del Departamento de Carazo que se suman a una marcha, y finalmente, unos trabajadores de un edificio[16] en las inmediaciones de una de las protestas estudiantiles que se incorporaron al ver la marcha pasar. La mayoría de las manifestaciones fueron bajo la forma de mítines o plantones (26), marchas (10), actos sobre la propiedad (9) y bloqueos (8). Este día se intensificaron los enfrentamientos dando como resultado decenas de heridos y muertos.
El cuarto día de protestas reportaría un total de 16 acciones: 7 marchas, 5 mítines y 2 bloqueos de carreteras. A pesar de que se redujo el caudal de protestas su intensidad fue importante. Este día 21 se asesinan más estudiantes: en este caso, por medio de balas de la policía y linchamientos de la JS. También, es en este día cuando se asesina en Bluefields a un periodista con una bala en la cabeza que se presume vino de parte de un francotirador de la policía. Otra característica novedosa de este día es que se registran protestas en las ciudades de Miami y Houston de los EEUU[17], y ante la embajada de Costa Rica[18]. A pesar de reducirse el nivel de protestas del día anterior, estas se dan de manera generalizada en 10 de los 17 departamentos que compone el país[19]. Los principales actores en estos enfrentamientos son los estudiantes y la población indignada con la represión de los días anteriores. También, al igual de las protestas de los días precedentes, los protestantes utilizan las barricadas para enfrentar a la policía y la JS, mientras que se atacan los símbolos asociados al orteguismo: se derriban vallas donde aparecen Ortega y “La Chayo”, y los “árboles de la vida”, unos enormes árboles metálicos de colores; proyecto impulsado por la vicepresidenta y esposa de Ortega: la “Chayo”.
El día domingo 22 se mantiene la misma tónica, se presentan un total de 13 protestas, entre ellas, 4 mítines, 4 bloqueos y 3 marchas convocadas. Este día, un grupo de estudiantes y pobladores bloquean la entrada al campus universitario de UPOLI donde se realiza una vigilia por los muertos de los días anteriores, con el resultado de un muerto y varios heridos, luego de que la policía ingresara a la fuerza.
La dinámica de las protestas se puede apreciar en el siguiente gráfico donde se toma como punto de inicio de las protestas sobre Indio Maíz y que tiene como punto final, la semana que inicia el día 23 donde se realiza la marcha multitudinaria. Hay que tener claro que los enfrentamientos no terminan en esta semana, estos siguen activos hasta el día que se escribe este texto.
Patronal e Iglesia Católica toman la iniciativa para acabar con el movimiento
El día 21 la cámara de empresarios COSEP convocó a una marcha a celebrar el día 23. Hay que recordar que Ortega anuncia la derogación del decreto el día 22, con el fin de apaciguar el descontento social, sin embargo, esto no impidió que la marcha convocada por los empresarios asistiese decenas de miles de personas. Paralelo a estas protestas, los estudiantes universitarios protestaban en la UPOLI a raíz de lo acontecido la noche anterior. El asesinato de los universitarios del sábado provocó, además, protestas en distintas localidades del país[20], donde se denunciaba la represión y se exigía la renuncia de Ortega y Murillo.
Las protestas pasaron de ser reivindicaciones estrictamente económicas, por la derogación del decreto, a adquirir un tono más político, esto se logra demostrar con el ensañamiento a los símbolos del orteguismo, y el cambio de consignas hacia el final de las protestas donde se exigía la salida de Ortega, en y otros casos, se abogaba por la “Liberación” de Nicaragua. Todo el ambiente radical, se enrumba a reivindicaciones de corte nacionalista, en donde el proletariado nicaragüense tiene nada que ganar y mucho que perder.
La Iglesia Católica, con una gran influencia, toma un papel más activo de “crítico” al Gobierno. Convoca una manifestación para el 29 que resultará la más multitudinaria y donde las reivindicaciones contra el ataque a las pensiones quedan en un segundo plano para darle todo el protagonismo a la “reconciliación nacional”, la “democratización”, el “diálogo” etc.
Podemos ver que la entrada en la escena política de las “críticas” de la COSEP o de la Iglesia Católica no ha significado un refuerzo para el movimiento sino la mecánica para acabarlo. Lo que no ha logrado Ortega y su pandilla con la represión sangrienta lo han conseguido la COSEP y sobre todo la Iglesia católica con sus llamamientos “apaciguadores”. El proletariado está legítimamente indignado con los procedimientos brutales del sandinismo, sin embargo, debe indignarse igualmente con la hipocresía de la “oposición” y de la Iglesia que, con métodos “paternalistas” consiguen romper la protesta. El Tercer Congreso de la Internacional Comunista (1921) señaló que “La burguesía mantiene en la esclavitud a la clase obrera no solamente por la fuerza bruta sino también por medio de la mentira refinada. La escuela, la iglesia, el parlamento, las artes, la literatura, la prensa cotidiana son otros tantos poderosos instrumentos de que se vale la burguesía para embrutecer a las masas obreras y lograr que penetren las ideas burguesas en el proletariado”[21].
Esto se ha confirmado rotundamente en Nicaragua como en numerosas experiencias de la lucha de clases en más de un siglo. Podemos decir que el capital ha utilizado las “dos manos” para doblegar la protesta: en una estaba la mano asesina del FSLN, en la otra estaba la “mano amiga” de la Iglesia. Jóvenes y proletarios nicaragüenses que resistieron el estrangulamiento de su protesta a manos del régimen sandinista fueron neutralizados por el “abrazo del oso” de sus “amigos” de la Iglesia y la COSEP. El revolucionario alemán Franz Mehring, compañero de lucha de Rosa Luxemburgo, decía que “el proletariado solo tiene falsos amigos y enemigos declarados”. El proletariado debe estar precavido tanto frente a los enemigos declarados -el FSLN- como frente a los falsos amigos, como la Iglesia.
Los medios de prensa reportan la mayoría de estas protestas como autoconvocadas, o espontáneas, y muy probablemente estén en lo correcto. Esto muestra que obreros y estudiantes han desbordado los espacios oficiales donde se desarrollan los sindicatos y las distintas instancias gubernamentales están cooptados por el FSLN. Esto podría ser un elemento positivo en una eventual toma de consciencia de la clase trabajadora nicaragüense, que se verá obligada a crear nuevos espacios y nuevas formas de organización opuestas a las oficiales y a las de “oposición” si quiere defender seriamente sus intereses. La labor de los comunistas es, primero, transmitir la experiencia organizativa al proletariado nicaragüense, fomentando: las Asambleas abiertas, la creación de comités de centros de trabajo, así como su coordinación a escala nacional y si posible internacional; y denunciando abiertamente la utilización de espacios ya superados para la organización obrera, como los sindicatos.
Sin embargo, este escenario se opone radicalmente al nacionalismo y el interclasismo que hemos visto en ésta y en otras luchas anteriores. Este problema es de larga data. Si nos remontamos a inicios del siglo XX podemos dar cuenta de cómo el proletariado y el campesinado han sido históricamente embaucados a la derrota física y mental gracias al nacionalismo y el interclasismo. El movimiento guerrillero de Sandino aparece en escena al calor de una lucha interburguesa entre los “liberales” y “conservadores”, que termina en una guerra civil que se desarrolla entre 1926 y 1927. Sandino se incorpora al campo del Ejercito Liberal Constitucionalista, para luego internarse en la montaña, por su cuenta, en 1927, como respuesta a la ocupación militar de los EEUU, con la cual tuvo una serie de combates militares donde salió victorioso en varias ocasiones. Estos triunfos contra “el imperialismo yankee” levantó la algarabía de los movimientos nacionalistas, en tono latinoamericanista, a lo largo de toda América Latina. Una vez que el ejército norteamericano desocupó el país, la lucha de Sandino no tenía razón de ser, lo que lo llevó a participar de la contienda electoral, y luego su muerte, luego de asistir a una cena con el presidente Juan Bautista Sacasa en el año de 1934.
La trampa que nos tiende la lectura antiimperialista o antidictadura es que se asume que el régimen democrático es “mejor” que el otro, dicho de otro modo, se basa en la idea que la dictadura tradicional burguesa es “mejor” que la dictadura de los gorilas. Para el proletariado, que carece de patria y que tiene como objetivo destruir el Estado, la lucha contra la dictadura es una lucha contra cualquier tipo de dictadura burguesa, tenga esta un disfraz democrático o se deje los disfraces y aparezca abiertamente con la arrogancia del poder autocrático y el abanico de cuerpos represivos, oficiales y “voluntarios”, como es el caso de Nicaragua. Para países como éste, con una larga historia de la intervención imperialista[22] conjugado con la larga tradición de dictaduras, el problema del nacionalismo adquiere una dimensión importante.
Con la entrada de una segunda potencia mundial en la zona (la URSS), los espíritus nacionalistas se vuelven a activar: se reactivan los movimientos de Liberación Nacional inspirados por el nacionalismo militar guerrillero cubano, con la creación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Este grupo tiene una similitud con lo que sucede en la actualidad: se formó por medio de la radicalización de un pequeño grupo de estudiantes universitarios liderados por Carlos Fonseca Amador. Su reivindicación última era derrocar la dictadura de Somoza, y la instauración de otra Cuba en el istmo centroamericano. El imperialismo soviético fomentó la creación de grupos como el FSLN en toda Centroamérica a través de su satélite en Cuba con el fin de desestabilizar el patio trasero de los EEUU en el contexto de los enfrentamientos Inter imperialistas de la Guerra Fría[23]. En ese sentido, en Centroamérica se desarrolló la última carnicería producto de esta lucha Inter imperialista. La mayoría de los militantes de estas organizaciones de la izquierda del capital fueron entrenados en Cuba, su contenido nacionalista se manifestó bajo el guevarismo y castrismo, mientras que el proletariado ponía los cuerpos en esta lucha interburguesa: a diferencia de El Salvador o Guatemala, la guerrilla creció en áreas urbanas lo que podría significar que se sumaron a este proyecto bastantes trabajadores. Para el caso de Nicaragua, los sandinistas rescataron la figura mítica de Sandino, bautizando a su organización con su nombre. Hoy jóvenes embaucados en la dinámica nacionalista, vuelven a reivindicar la figura de Sandino dándole otro significado, pero siempre, bajo la bandera del nacionalismo. Por ejemplo, una estatua de Sandino en la localidad de Niquinohomo fue pintada de azul y blanco, sobre el negro y rojo de la bandera sandinista[24]. Ambos bandos se disputan el símbolo del nacionalismo nicaragüense que funciona como elemento mítico para sus carnicerías.
El proletariado nicaragüense no tiene nada que ver con el nacionalismo no importe cuan “ejemplar” haya sido sus batallas, ni cuántos muertos hayan caído por sus causas. Esto no significa que no se pueda sentir dolor o pena por el sufrimiento que sufre el proletariado nicaragüense y sus familias. El deber del proletariado internacional es denunciar a cualquier tipo de nacionalismo; hay que llamar las cosas como son, para que el proletariado nicaragüense, y de cualquier nación que pase por situaciones similares logre avanzar en su toma de consciencia, para que no caiga en las garras del nacionalismo que no tiene nada que ver con los objetivos emancipadores de la clase obrera. Al proletariado le duele las muertes de los de su clase, pero le duele, aún más, cuando estas muertes han sido generadas por honestos jóvenes y obreros, que han caído en la oscuridad de las reivindicaciones nacionalistas, luchando por objetivos ajenos, sirviendo como carne de cañón a las luchas Inter burguesas.
Los regímenes aliados del FSLN, como el de Maduro en Venezuela, o la Rusia de Putin, así como ciertos grupos políticos de la izquierda de capital e izquierdistas han llamado, primero, a la no intervención en los “asuntos internos” de Nicaragua, así como a la denuncia de la conspiración de “derecha” “manipulada” por la cámara de empresarios nicaragüenses. Por otro lado, los gobiernos de los EEUU, Francia, entre otros, así como organismos como la ONU o la CIDH, y también otras facciones de la izquierda del capital han denunciado la masacre de los estudiantes acusando al régimen de ser una dictadura y abogando por la instauración de la “democracia” en Nicaragua o su “liberación”.
Es claro que ellos no ven las tensiones Inter imperialistas propias de un capitalismo en decadencia y descomposición que intenta escapar de sus contradicciones más profundas por medio de guerras y luchas carroñeras entre los mercados alrededor del mundo. En la configuración imperial es claro que estas luchas intentan revivir, a duras penas, las épocas de los grandes bloques donde era más claro cuál era el bando de los “buenos” y el de los “malos”. El capital chino ha logrado tener un nicho en países con regímenes burgueses tan distintos como el de Costa Rica y Nicaragua: en Nicaragua ingresa por medio del financiamiento del canal interoceánico, una lucha en el terreno de la distribución de mercancías entre el océano Atlántico y Pacífico entre EEUU y China, aunque parece más una provocación que una realidad y Costa Rica a través del “regalo” de un estadio con capacidad de 35 mil espectadores[25].
Lo que pasa en Nicaragua no es provocado por un gobierno de “izquierda”, que por antonomasia es “autoritario”, contra una población civil “indefensa”, ni tampoco existe una conspiración de “derecha” que busca “desestabilizar” el gobierno “progresista” de Ortega. Estamos hablando de un tipo de gobierno burgués que enfrenta una población cansada de su vida de miseria y que reta las bases ideológicas del Estado, pero que se ha visto rápidamente atrapada en la mistificación nacionalista. El proletariado y la juventud nicaragüense carecen de la experiencia organizativa propia de la clase obrera, como el uso de las Asambleas Generales abiertas o la formación de comités de fábricas. Estas formas organizativas si han surgido de manera embrionaria en países con tradición obrera de larga data, como Francia, cuando los estudiantes en protesta contra la Ley de Contrato del Primer Empleo en el 2006, utilizaron algunas de estas formas de organización y se mantuvieron a la defensiva de los sindicatos que buscaron cooptar estos espacios de lucha[26], cosa distinta, por ejemplo, a lo que pasa hoy con la huelga de los ferroviarios en ese mismo país, donde los sindicatos tomaron control de la situación[27].
Lo que sucede en Nicaragua no es producto del régimen orteguista es una situación generalizada de ataques a la clase obrera a nivel mundial provocada, en última instancia, por la fase actual del capitalismo en decadencia y descomposición, y a causa de la debilidad del proletariado a nivel mundial para responder a estos desafíos; es presa fácil del nacionalismo, de luchas efímeras por reivindicaciones cortoplacistas de carácter económico en ambientes interclase, y por culpa de las deformaciones ideológicos de las distintas facciones de las burguesías que crean aún más confusión en el proletariado con su arsenal de mistificaciones. Los ataques a la clase obrera se están generalizando, y su respuesta ha sido, hasta el momento, cooptada y desviada por la burguesía a través de sus órganos de mistificación y encuadramiento. Este es el caso de Irán en diciembre del 2017, con nivel alto de combatividad, de Perú en los últimos meses, de España en marzo del presente año, y la Francia actual.
Las lecciones que nos deja el movimiento de jóvenes de Nicaragua es que mientras el proletariado nicaragüense no tome consciencia de clase, es decir, mientras sea débil, seguirá siendo enrumbado a luchas efímeras que seguirán reproduciendo las condiciones de su miseria. Para el caso nicaragüense, el nacionalismo actual tiene sus orígenes y fundamentos en el antiimperialismo de principios del siglo XX y la lucha armada por la “Liberación Nacional” –o, mejor dicho, la instauración del Capitalismo de Estado en Nicaragua. Los héroes nacionales pasan de un bando de la burguesía a otro. El proletariado internacional tiene la misión de transmitir sus métodos de organización a países sin tradición obrera, para que logren romper definitivamente con glorias ajenas a su clase. El proletariado no tiene patria y tampoco héroes nacionales.
¡No a la represión criminal del Estado nicaragüense!
¡La lucha contra futuros ataques a las pensiones y a las condiciones de vida obrera tiene que seguir!
¡No a la muerte de los obreros y sus hijos!
¡Solidaridad proletaria con los caídos!
¡El proletariado no tiene patria!
Ni “dictadura”, ni “democracia”: ¡el proletariado no tiene nada que ganar en esta carnicería inter-burguesa!
Andrés 15-5-18
[1] Texto escrito por un compañero muy próximo a la CCI. Saludamos y agradecemos su contribución militante.
[2]"La represión gubernamental ha dejado al menos 45 muertos, confirmados por LA PRENSA, aunque organismos tienen listas que pasan los 60 fallecidos", La Prensa, “Protestas en universidades públicas se fortalecen”, 12-05-2018; CRHoy, "Aumenta la tensión en Nicaragua donde ascienden a 49 los muertos", 11-12-2018
[3] Las Juventudes Sandinistas son una milicia del FSLN que complementa la acción policial y militar, tienen la misma naturaleza que los Círculos Bolivarianos en Venezuela o las SS del partido nazi.
[4] La historia registra numerosos ejemplos que ilustran esta forma de proceder. Por poner uno, la República alemana que en 1918 en respuesta al comienzo de la revolución proletaria, se presentó como “la más democrática del mundo”, empleó una salvaje represión contra las tentativas revolucionarias del proletariado, entre 1918 y 1923 se contabilizaron 100 mil muertos.
[5]Incendio en Indio Maíz afectó 2 de las 8 áreas protegidas de la Reserva de Biosfera Río San Juan, El Nuevo Diario, 18-04-2018
[6]Este país ofreció la ayuda de 40 bomberos, entre ellos, especialistas en incendios forestales.
[7] La preocupación por la destrucción del medioambiente está más que justificada. Una de las contradicciones que más se ha agravado con la decadencia del sistema y su descomposición es la que lo lleva a provocar una serie de trastornos en el medio natural, el clima, el nivel de los océanos, la contaminación etc., que amenaza la vida en el planeta. Ver la Serie El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental, https://es.internationalism.org/cci-online/200811/2392/el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambiental-i [118]
[8]FSLN impide plantón juvenil por incendio en la Reserva Indio Maíz en Carazo, La Prensa, domingo, 15 de abril de 2018
[9]La Gaceta (Diario Oficial), 20-12-13, https://www.inss.gob.ni/images/stories/39-2013.pdf [119]
[10]"7.5% de asegurados pagará más", El Nuevo Diario, 9-01-2014
[11]La Gaceta (Diario Oficial), 18-04-18, www.lagaceta.gob.ni/2018/04/072 [120]. Debemos señalar que en febrero 2018 hubo un ataque suplementario que no ha sido retirado: la bonificación de la factura eléctrica se redujo del 50% (hasta un límite de 300 kilovatios) al 25% (Ley 971).
[12]Hoy: Turbas reprimen a manifestantes en Managua y León (2018-04-19)
[13]Departamento de Boaco, Departamento de Carazo, Departamento de Estelí, Departamento de León, Departamento de Managua, Departamento de Masaya, Departamento de Matagalpa, Departamento de Nueva Segovia, Departamento de Rivas y Región Autónoma Atlántico Sur
[14]La reconstrucción de estas protestas se realizó gracias a la Base de Datos de Acciones Colectivas de la Universidad de Costa Rica en alianza con la UCA que registra las acciones colectivas a través de la prensa nicaragüense. Los datos que se muestran a continuación fueron generados a través de esta BBDD. Esta BBDD se puede acceder acá: https://protestas.iis.ucr.ac.cr/protestas/bd/nicaragua [121]
[15]El Nuevo Diario: Estudiantes de UNI y Upoli protestan por reformas al INSS (2018-04-19); El Nuevo Diario: Estudiantes se atrincheran en catedral de Managua y en la Upoli, en protesta por el INSS (2018-04-20); El Nuevo Diario: Protestas en la UNA por reforma al INSS frenan tráfico en la carretera norte (2018-04-19); Hoy: Estudiantes de distintas universidades protesta contra reformas al INSS (2018-04-19); La Prensa: Así te contamos el segundo día de protestas contra las reformas al INSS (2018-04-19); La Prensa: El mapa que muestra cómo se propagan las protestas en contra de las reformas al INSS (2018-04-20)
[16]Edificio Pellas, en Managua
[17]La Prensa: Así te contamos el cuarto día de protestas en contra de las reformas al INSS (2018-04-21)
[18]CRHoy: Convocan a marcha frente a embajada de Nicaragua en Costa Rica (2018-04-20)
[19]Departamento de Boaco, Departamento de Carazo, Departamento de Chinandega, Departamento de Jinotega, Departamento de Madriz, Departamento de Managua, Departamento de Masaya, Departamento de Matagalpa, Departamento de Rivas y Región Autónoma Atlántico Sur.
[20]Departamento de Chontales, Departamento de León, Departamento de Managua y Departamento de Matagalpa.
[21] “Tercer Congreso de la IC: Junio de 1921”, en Los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (Buenos Aires: Ediciones Pasado y Presente, 1973): 117.
[22]Inicialmente motivada para la protección imperial ante el peligro de que otras potencias imperialistas quieran construir un canal interoceánico que haga competencia al canal de Panamá. Es claro que Nicaragua, ni cualquier otra Nación centroamericana, es “clave” para el capitalismo mundial, su importancia se explica por razones exclusivamente geoestratégica en la dinámica interimperialista.
[23]En especial en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y en menor medida, en Costa Rica donde se formó un grupo guerrillero llamado Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) que tuvo una relación importante con el FSLN.
[24]La Prensa: Niquinohomo defiende el azul y blanco en el monumento de Sandino (2018-05-4)
[25]Reuter: Costa Rica inaugura estadio deportivo reglado por China, (2011-03-26) https://lta.reuters.com/article/idLTASIE72P0CA20110326 [122]
[26] Ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia contra el CPE https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87]
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Volante difundido por la sección de la CCI en Francia ante las luchas que se han producido
En los EHPAD, los hospitales, Air France, Carrefour, los basureros, las universidades, los ferroviarios ...los días de huelga han aumentado desde hace varias semanas. Debe decirse que el presidente Macron y su gobierno golpean duro. Ayer la "ley laboral", hoy la reforma de la SNCF, mañana un nuevo ataque generalizado contra el sistema de pensiones. En todas partes y para todos los trabajadores y sus familias: baja de salarios y de los beneficios sociales, recortes de empleos y aumento de las jornadas, flexibilidad y precariedad, pauperización de los jubilados y la cacería a los desempleados.
¡TODA LA CLASE DE OBRERA ESTÁ SIENDO ATACADA!
¿Cómo lidiar con esta nueva degradación de nuestras condiciones de vida? ¿Cómo organizarnos? ¿Cómo desarrollar nuestra unidad y nuestra solidaridad?
En los últimos 15 años, la única vez que la clase gobernante, su gobierno y su Estado democrático retrocedieron realmente, fue durante el movimiento CPE[1] en la primavera de 2006. ¿Por qué? Este movimiento social, iniciado por estudiantes conscientes de ser futuros trabajadores precarios, se desarrolló espontáneamente al colocar la solidaridad entre las generaciones de la clase trabajadora en el centro de sus movilizaciones. La juventud precarizada redescubrió la importancia vital de las Asambleas Generales (AG) soberanas y autónomas. Gracias a los animados debates, se dieron cuenta de que su pelea no era una pelea particular, sino que pertenecía a toda la clase trabajadora. Por ello los estudiantes en lucha abrieron las AG a los estudiantes de secundaria, desempleados, trabajadores y jubilados. En cada manifestación, las comitivas eran cada vez más imponentes. En cada manifestación, otros sectores de la clase trabajadora se unieron a la lucha. Los eslóganes que florecieron entonces fueron indicativos de esta búsqueda de unidad: "tocino joven, pan viejo, la misma ensalada"[2]; "Estudiantes, parados, trabajadores precarizados, del sector público y privado, la misma lucha contra el paro y la precariedad". El movimiento estudiantil contra la precariedad comenzaba a ganar trabajadores del sector privado, lo que obligó al gobierno de Villepin a retirar el CPE.
Esto es lo que asustó a la burguesía en 2006: la extensión de la lucha y la solidaridad de toda la clase trabajadora, todas las generaciones juntas. Esta dinámica de tomar el control de la lucha por los estudiantes (en su mayoría obligados a hacer trabajos ocasionales para sobrevivir y financiar sus estudios), el desarrollo de la solidaridad, las asambleas generales masivas, las consignas que proponen la unidad de toda la clase trabajadora, el desafío de los sindicatos ... esto es lo que hace la fuerza de la clase explotada.
¿Acaso el movimiento social actual estará inspirado por esta victoria de 2006, de lo que hizo nuestra fuerza, nuestra unidad en la lucha? En apariencia, queremos creerlo. Se mediatizan asambleas generales de trabajadores ferroviarios en las estaciones de ferrocarril. Los sindicatos se presentan "unidos", "combativos" e incluso "imaginativos" (¡el hallazgo de la huelga "en cadena"!). ¡Se nos promete la victoria, incluso un nuevo "Mayo 68"!
¿Es esta la realidad? ¡No! Porque detrás de la fachada de la "unidad sindical" se esconden las peores divisiones corporativas y sectoriales: las huelgas están aisladas unas de otras; cada sector presenta "sus" propuestas particulares, sus propias jornadas de acción.
Porque detrás del "ingenio sindical" de la huelga "en cadena" se esconde el veneno de la división: el objetivo de los sindicatos es hacer impopular esta huelga ferroviaria, es enfrentar a los trabajadores unos contra otros, de exasperar a la larga a quienes no pueden ir al trabajo, o volver a casa, "a causa de la huelga de los ferroviarios". Esta es una vieja táctica que conocemos bien y que solo pretende evitar cualquier expresión de solidaridad con los huelguistas que "hacen el desmadre" (como dijo muy bien el presidente Macron poco después de asumir el cargo, y que sigue defendiendo, y afirma diciendo hoy "¡Debemos dejar de tomar como rehenes a las personas!").
Porque detrás de los "fondos de solidaridad" puestos en marcha por los sindicatos se esconde un ataque contra la solidaridad real de los trabajadores: la solidaridad activa en la lucha es reemplazada por un apoyo platónico "por delegación" para una huelga "en cadena" de larga duración.
Finalmente, porque detrás de "la combatividad sindical" se oculta un movimiento impotente y agotador: completamente aislados del resto de su clase, es probable que los ferroviarios sufran una pérdida significativa de salarios y especialmente, una desmoralización ligada a la derrota.
Frente al creciente descontento social, la burguesía ha aislado una industria simbólica y clave, la de los ferroviarios, para imponerle una vez más una derrota visible por todos y así difundir su mensaje: la lucha no sirve para nada. La lucha no paga.
Esto es una trampa muchas veces utilizada para dividir a los trabajadores por sector, por corporaciones, y agotar su espíritu de lucha para conseguir hacer colar ataques y otras "reformas" del gobierno y de la patronal.
Recordemos la huelga de los trabajadores ferroviarios en 1986-87. Después de varias semanas de paralización del transporte, los trabajadores aislados y encerrados en su "sector", por los sindicatos, volvieron al trabajo sin obtener nada.
Recordemos las huelgas y manifestaciones de 2003 en el sector de la Educación Nacional. Durante muchas semanas, los maestros lucharon. Pero esta movilización, en lugar de ser una locomotora para una lucha global, permaneció completamente aislada debido a su fuerte control sindical. Una aplastante derrota se produjo, lo que permitió que el gobierno Raffarin afirmara cínicamente: “¡No es la calle la que gobierna!"
Esta misma estrategia se utilizó en 2010-2011: mientras que el sector público había sido cuidadosamente separado del sector privado, gracias al trabajo sucio de los sindicatos. Durante meses, las comitivas de los sindicatos, acompañados a veces cientos de miles de manifestantes aparecieron en las calles. Verdaderos desfiles estériles e impotentes al que el presidente Sarkozy pudo afirmar que el poder no estaba en la calle (no privándose de recordar también, que se tenía que ¡"poner fin al espíritu del 68"!).
Hoy, es la misma trampa que se ha tendido a nosotros. Lo que quiere la clase dominante es evitar que el fuerte descontento social, en contra de las "reformas" de Macron, explote. A lo que se dirige es a reprimir la ira por poder hacer pasar todas las reformas y ataques planificados, en los planes del presidente Macron.
Debe quedar claro que confiar nuestra lucha a los sindicatos solo nos puede llevar a la derrota. Tenemos que discutir y reflexionar sobre el trabajo sucio de los sindicatos, estos divisores profesionales, que se unen contra nosotros utilizando, hoy en día, la cólera legítima de los ferroviarios. Hay que denunciar sus prácticas anti obreras, su duplicidad y complicidad con el gobierno y la patronal.
La huelga “en cadena” que las grandes centrales sindicales, como la CGT, CFDT, FO, han organizado (“negociando” a las espaldas de los trabajadores, en el secreto de las oficinas ministeriales) no permite desarrollar la lucha. Por el contrario, ¡intenta sabotearlo! La huelga "prorrogable", aislada y "sin límites", defendida por SUD-Rail, es igual de dañina. Nos separa de toda solidaridad al impedir la unificación de nuestra lucha. La famosa "convergencia de luchas", del sindicalismo "radical", es solo una variante del corporativismo para mantenernos aislados unos de otros. Esta idea de “convergencia”, puesta en práctica por algunas comitivas que juntan por una simple yuxtaposición, se opone radicalmente a la necesidad de la unificación de las luchas. Unificación significa unidad de combate, más allá de los sectores, rompiendo todas las barreras erigidas por los sindicatos. Esta unificación de las luchas pasa necesariamente las Asambleas Generales masivas en las que todo el mundo puede participar, en los lugares de trabajo, en las calles, en plazas públicas, en los barrios, en las universidades.
Contrariamente a lo que quieren hacer creer los sindicatos y los burgueses, la clase obrera es perfectamente capaz de tomar sus propias luchas en la mano sin tener que confiar la política a los "especialistas". Todas las grandes experiencias del pasado son la prueba ... En mayo de 1968, los trabajadores fueron capaces de luchar masivamente, espontáneamente, oponiéndose a los sindicatos y rompiendo su carné sindical. Los estudiantes que organizaron el movimiento de masas contra el CPE en 2006 no permitieron que los sindicatos les robaran su lucha. En Polonia en agosto de 1980, los trabajadores de los astilleros de Gdansk fueron capaces de desarrollar una huelga de masas que se extendió a todo el país, sin ningún sindicato, con delegados elegidos y revocables en cualquier momento por las Juntas Generales. Solo la clase trabajadora puede defender sus propios intereses contra sus explotadores.
Hoy en día, frente a esta nueva maniobra de la burguesía y de los sindicatos para sabotear cualquier intento de lucha y cualquier reflexión sobre la experiencia del pasado, no solo en Francia, sino también en otros países, los trabajadores más combativos y conscientes deben buscar la unión. Deben discutir, reflexionar juntos sobre la situación cada vez más dramática que nos impone el capitalismo. Esto independientemente de la banda en el poder. ¿Qué futuro puede ofrecer este sistema de explotación a los trabajadores y sus hijos? Nada más que la miseria creciente y la barbarie sin fin. ¿Cómo podemos luchar no solo por nosotros mismos sino también por las generaciones futuras?
Estas son preguntas que solo pueden encontrar una respuesta práctica en la discusión colectiva y la reflexión.
El único futuro posible para la sociedad está en manos de la clase trabajadora, una clase que no tiene nada que perder que sus cadenas y un mundo que ganar.
Revolución Internacional, sección de la CCI en Francia, 19 de abril de 2018
(agradecemos la traducción al español a un compañero muy próximo a la organización)
[1]Contrato de Primer Reclutamiento (CPE por sus siglas en francés “Contrat Première Embauche”), renombrado por algunos estudiantes como "Contrato Basura de Reclutamiento". Para un conocimiento de esta experiencia de la clase obrera en 2006 ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes contra el CPE https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87]
[2]Expresión en francés que hace analogía de los ingredientes distintos de una misma ensalada para hacer referencia a la unión: “Jeunes lardons, vieux croûtons, la même salade”
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Durante casi todo 2017 y en los meses que van del 2018, la burguesía en México ha desatado una escandalosa campaña alrededor de las elecciones presidenciales. Toda esa práctica resulta comprensible en tanto las elecciones le dan oportunidad a la burguesía de fortalecer su control ideológico contra la clase obrera, al presentar al sufragio como un instrumento para la toma de decisiones y a la democracia como única salida política para la humanidad. En esta ocasión la promoción de la democracia y de sus candidatos ha logrado interesar a una numerosa masa de trabajadores como no lo había hecho en años anteriores y la razón es que la burguesía continuamente refina sus armas de control y mejora sus formas para atrapar la atención e impedir la toma de conciencia de los explotados. Esta vez ha aprovechado el hartazgo que hay en el conjunto de la población por la violencia y la miseria, para alentar esperanzas de que desde la soledad y la individualidad del voto todo se pueden cambiar. Pero aun cuando la clase en el poder ha logrado enganchar masivamente en la ilusión democrática, no ha podido llevar el trabajo en unidad, en tanto sufre una profunda división.
Desde la apertura de las campañas electorales se hizo notoria esa disputa, rompiendo a todos partidos y llevando a alianzas apresuradas que establece un poco de orden y una unidad alrededor de sus candidatos, pero al ser forzada y frágil no logra evitar se mantengan las pugnas y que incluso se escapen de los partidos para extenderse en todos los espacios que ocupa la burguesía, de manera que se involucran los grupos de empresarios, militares y del narcotráfico (en lo que va de campañas electorales, han asesinado a 114 operadores y candidatos locales)... Estamos viviendo, sin duda, un proceso electoral marcado por la descomposición que corroe a la sociedad capitalista[1] [128].
El representante de la autoridad electoral en México (INE), Lorenzo Córdoba ha afirmado que “El voto constituye el ABC de la democracia, la razón de ser de la misma y hace del voto la herramienta más importante no solo para definir quienes ocuparan los espacios de representación política sino también para castigar y premiar la actuación de los partidos políticos (…) de ahí que el sufragio <es> el derecho-poder más relevante que los ciudadanos tienen en democracia.” (5-junio-2018). Lo que se resume en ese argumento es la vieja idea que la burguesía repite en cada proceso electoral, que el voto es un instrumento mágico que tiene la virtud de “hacer cumplir la voluntad de las mayorías” y por tanto otorga un “poder” a cada individuo capaz de imponer decisiones. De esa manera fetichiza al voto, otorgándole cualidades fantásticas e irreales, para construir en torno a él, esperanzas e ilusiones.
Al ser una quimera sostenida sobre mentiras, la burguesía requiere refrescar esas ilusiones continuamente. El principal instrumento que usa para ese trabajo son sus partidos (y ahora lo complementa presentando candidatos “independientes”), con ellos cubre toda la geometría política, levantando un cerco en torno a los trabajadores, desde la derecha hasta la izquierda, con el objetivo de impedir que tomen conciencia de su condición de explotados y comprendan el verdadero papel que juega la democracia en su sometimiento. Derecha e izquierda, enlazadas por la estructura estatal que organiza las elecciones, son el medio principal para levantar la trampa que hace pasar como una alternativa al voto, pero para darle efectividad y cumplir el propósito de controlar ideológicamente a la clase obrera, requiere de la intervención de todas las fuerzas de la burguesía. Por eso hace un uso intenso de la propaganda masiva a través de sus medios de difusión, de sus encuestadores, pero también de los grupos izquierdistas.
Las agrupaciones izquierdistas, que, sin tener una participación directa en las estructuras de gobierno, están orgánicamente integrados al Estado capitalista a través de su programa y su práctica, son utilizados para cerrar el cerco de la emboscada y completar la campaña.
Para magnificar la trampa electoral, requiere de la participación no solo de los partidos, PRI, PAN, MORENA y sus “coaligados”, también cumplen su papel los grupúsculos izquierdistas, aun cuando se presenten como críticos del proceso electoral. Justamente apuntalan esta trampa los llamados que han hecho los grupos como el EZLN y diversas agrupaciones trotskistas y estalinistas, unos llamando a construir una respuesta electoral “alternativa”, otros criticando el proceso electoral porque no hay un candidato “representando a los trabajadores”, otros más, llamando (de forma velada o abierta) a apoyar “críticamente” al candidato que resulta el “mal menor”. En suma, ese pretendido discurso crítico inyecta la esperanza en que el proceso electoral podría tener una orientación diferente (no burguesa), lo que implica animar indirectamente a los explotados en hacer uso del sufragio y el parlamento, como lo hizo la clase obrera en el siglo XIX.
En el capitalismo el proletariado aparece como una clase explotada, productora de mercancías, que “…se enfrentan a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor.” (Marx, Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844). Esta circunstancia que hace del proletario un ser extraño en el sistema, pero a la vez enfrentado a este (definiendo su naturaleza revolucionaria), la burguesía busca ocultarlo imponiéndole una falsa identidad política dentro del capitalismo, trasmutando su naturaleza de clase por una condición individual de ciudadano con “derechos civiles”, derivando de ahí la ilusión del “poder de decisión” del sufragio.
Durante el siglo XIX, cuando el capitalismo se encontraba en su fase de expansión, la clase obrera desarrolló movilizaciones por el derecho al voto e hizo uso del parlamento, pero en ese período la burguesía iba imponiendo su dominio político, eliminando el poder de la antigua clase dominante, por lo que era posible ocupar (temporalmente) los instrumentos de la democracia que la burguesía construía. Interviniendo desde la Gaceta alemana de Bruselas, Engels explicaba las condiciones que hacían posible que los trabajadores pudieran utilizar del voto y el parlamento, e incluso tener acercamientos políticos con la burguesía: “¡Continuad batallando valientemente y sin descanso, adorables señores del capital! Todavía tenemos necesidad de vosotros; todavía os necesitamos aquí y allá como gobernantes. Vuestra misión es borrar a vuestro paso los vestigios de la Edad Media (…); convertir las clases más o menos poseedoras en verdaderos proletarios (…), crear con vuestras fábricas, vuestras relaciones y vuestros mercados comerciales, los medios materiales de que el proletariado necesita para la conquista de su libertad.” (Los movimientos revolucionarios de 1847)
De manera que el uso del voto y del “establo parlamentario” (como lo llamara Lenin) por parte de los trabajadores para llevar desde ahí la defensa de los intereses estaba definido por las condiciones económicas de expansión capitalista, por eso una vez que el capitalismo entró en su fase de decadencia –en los primeros lustros del siglo XX–, se modificaron las condiciones políticas, anulando toda posibilidad de usar los instrumentos de la democracia burguesa. Es importante apuntar que, si el desarrollo económico del capitalismo permitió al proletariado usar políticamente al sufragio, no obstante, éste nunca representó un verdadero terreno de clase. Marx en su balance que hace de los combates llevados en la Comuna de Paris explicaba, de forma simplificado, que el voto y la democracia no son sino instrumentos para “…decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo…” (La guerra civil en Francia, 1871).
En la comprensión de ese marco expuesto, es que afirmamos que: “En el capitalismo decadente, las elecciones son una mascarada. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger…” (Principios Básicos de la CCI). Por eso, es que podemos asegurar que es la burguesía es la única que saldrá ganando en esta y en las venideras elecciones.
Las elecciones presidenciales son un acontecimiento relevante en la vida de la burguesía, porque le permite reafirmar su poder y validarlo por los cánones de la democracia. Por esa razón busca que el proceso se presente de forma ordenada y resulte de él, un marco de unidad que refuerce la estructura del Estado. Sin embargo, el capitalismo vive un proceso de descomposición social, que se ilustra claramente en la dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político, particularmente de sus procesos electorales.
El fenómeno de descomposición generalizada expresa el pudrimiento de la sociedad capitalista como efecto del crecimiento de sus contradicciones económicas y políticas, ante las cuales la burguesía es incapaz de dar una salida duradera, pero el proletariado, en este momento, tampoco está en condiciones para dar una solución revolucionaria[2] [129]. Una de las expresiones más claras de esta fase que vive el capitalismo es la indisciplina en las filas de la burguesía, lo cual conduce a la pérdida de control de actividades como el narcotráfico y en una falta de unidad para controlar, en términos absolutos, su aparato electoral.
En México, esta vez, al abrirse la temporada del “ritual sexenal”, se reanimaron y profundizaron las tensiones al interno de todos los partidos, llevando a un relativo desorden en la designación de sus candidatos y en la preparación del cambio de presidente.
Estas grietas que afectan el tejido burgués le crean dificultades para mantener la geometría política por la que trabajó de forma amplia desde las últimas dos décadas del siglo XX. La denominada “reforma del Estado”, que la burguesía presentó como respuesta a la agudización de la crisis económica (en la década de los 80), incluía no sólo la recuperación de medidas económicas y administrativas de orden “neoliberal”, sino también una “refinación” de su estructura política, concentrando sus preocupaciones en dar credibilidad al “juego electoral”, incluyendo –en eso que llamó “proceso modernizador”– la posibilidad de la alternancia de partido en el gobierno (como sucedió en el año 2000).
En ese contexto la burguesía, desde el Estado, dibujó las líneas para consolidar su derecha (PRI y PAN) e hizo un trabajo arduo para construir su aparato de izquierda (PRD), buscando que contara con una fuerza que asegurara el control de los explotados, pero además pudiera incorporarse como partido en el gobierno.
Ese escenario, tan aparentemente ordenado, se dislocó por la misma fractura que tiene dividida a la burguesía, de manera que encontramos, al iniciar los preparativos del circo electoral del 2018, al PRI y al PAN en una condición inestable que los torna en estructuras incapaces de aglutinar al conjunto de la clase en el poder y por tanto sin condiciones para pactar y llevar sin conflictos la alternancia de gobierno. El PRD también se encuentra fracturado y a un nivel tan grave que su mermada estructura se ha diluido en la alianza con el PAN.
Para la burguesía esto representó un problema especial en tanto al deslavarse el PRD –sobre todo en el último lustro– y luego al aliarse con el PAN, dejaba una vacante en su arsenal, que requiere cubrir con MORENA. Y aunque con ese partido se completan los instrumentos necesarios para hacer atractivo el circo electoral, no logra ser reconocido por el conjunto de la burguesía como un polo de agrupación, por su discurso ambiguo.
Al terminar el gobierno de Peña Nieto se resalta una serie de actos de corrupción cometidos por personajes que representaban al “nuevo PRI”, pero también las cifras expuestas por instituciones oficiales exponen un ascenso de los crímenes que son cometidos por las mafias de la droga. La macabra contabilidad resalta que en el gobierno de Calderón los asesinados fueron 102 mil 859 pero con Peña se alcanza la cifra de 120 mil 935 (hasta octubre de 2017). En el mismo sentido, los informes de pobreza de instituciones oficiales[3] [130], que, aunque usan una metodología bizarra, permiten ver que el número de “pobres”, entre 2012-16, creció hasta 53.4 millones, es decir 68 mil más de los cuantificados en 2012 (“Evolución de la Pobreza 2010-2016” CONEVAL). Todo lo anterior expresa indudablemente el tipo de vida que ofrece el capitalismo y sin embargo la burguesía lo viene utilizando a su favor, al invocar esos argumentos para apoyar su convocatoria a las urnas y poner en boca de todos sus candidatos la promesa de revertir esa realidad.
El crecimiento de la pauperización de los trabajadores y la pérdida relativa de control de la política, producto de la crisis económica y la descomposición, no tienen solución dentro del capitalismo, sin embargo, la burguesía en su propaganda electoral crea la ilusión de que sus candidatos pueden hacerlo. Y el hecho de que en los gobiernos que han encabezado el PRI y el PAN solo han profundizado esos problemas, ha alimentado la esperanza de que llevando al gobierno a López Obrador se producirá la solución deseada.
Aun cuando la misma división de la burguesía ha impedido que de forma rápida y serena se pacte sobre a quién colocará en la presidencia, lo cierto es que, hay una gran posibilidad de colocar a López Obrador en el gobierno y aunque hay amenazas de parte de algunos empresarios, con dislocar la economía si llega este, hay también una preparación para poder establecer un gobierno de izquierda. Esta opción no asegura la unidad y disciplina de la clase en el poder, pero si le da un respiro momentáneo que le dan posibilidad de asumir acuerdos de corto plazo.
La declaración reciente de López Obrador, reconociendo la viabilidad en el proyecto para la construcción del nuevo aeropuerto internacional, acortando las diferencias con los empresarios, muestra la tendencia que dominará de confirmarse su ascenso al gobierno, es decir, de un choque continuo antes de llegar a acuerdos en la orientación de la política económica. Pero si un gobierno de izquierda puede polarizar aún más a la burguesía y dificultar todavía más la toma de decisiones para asumir ciertas prácticas, políticamente el Estado fortalece su capacidad de dominio, al presentar ese relevo en el gobierno como un triunfo de los explotados.
El ascenso de gobiernos de derecha ha mostrado por años que no representa ninguna mejora para los trabajadores, pero un gobierno de izquierda, por más promesas y juramentos que lance, tampoco modificará las condiciones de explotación y sometimiento. Los partidos de derecha e izquierda del capital tienen como objetivo la búsqueda de la perpetuación del actual sistema de explotación. Así como el sufragio y la democracia son instrumentos ajenos a los explotados, los gobiernos, sean de derecha o de izquierda son enemigos de los trabajadores.
Revolución Mundial / 8-junio-2018
[1] [131] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [47]
[2] [132] Para ampliar sobre el problema de la descomposición recomendamos aparte de nuestras Tesis, mencionadas en la nota 1, Militarismo y descomposición, Revista Internacional n° 64 (1991), https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [133] . Las raíces marxistas de la noción de descomposición, n° 117 (2004), https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [133] . Estados Unidos en el corazón del creciente desorden mundial, nº 159 (2017), /content/4271/estados-unidos-en-el-corazon-del-creciente-desorden-mundial [134] .
[3] [135] Las estadísticas estatales construyen una mañosa clasificación de los pobres, en tanto les sirven para hacer brincar a una masa de la población de una “zona de pobreza” a otra y aunque no significa una mejora efectiva de sus condiciones de vida, permite alegrar las cifras. La base de esa clasificación es el rechazo al concepto de clase social, por lo que mide solo el ingreso, de manera que usa el concepto de pobreza en un desglose tramposo: pobreza moderada, extrema, multidimensional, patrimonial, alimentaria…
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Durante dos semanas a finales de febrero y principios de marzo, los maestros de las escuelas públicas del estado de Virginia Occidental estuvieron en huelga. Esta huelga no fue una maniobra del Estado para provocar una derrota de los maestros a manos del sindicato. Por el contrario, la ira, la resistencia, la militancia y la voluntad de los maestros de resistirse a los canales institucionales establecidos para expresar sus quejas parecen haber tomado a la burguesía, tanto a nivel estatal como nacional, más bien por sorpresa. Aunque la huelga ya ha terminado y los maestros han regresado a sus puestos de trabajo después de haber ganado sólo parte de las concesiones que buscaban del estado, este episodio marca quizás el desarrollo más importante en la lucha de clases en los EE.UU. desde las movilizaciones de 2011, en particular la resistencia a la austeridad del sector público en Wisconsin y el movimiento “Occupy Wall Street”[1].
De hecho, la huelga de maestros de Virginia Occidental es en sí misma parte de un movimiento más amplio, tanto dentro de los Estados Unidos como internacionalmente, que tiene lugar en el sector de la educación y otras partes del sector público. Las movilizaciones de estudiantes estadounidenses de secundaria contra la violencia armada, las huelgas del sector público en Francia contra las "reformas del mercado laboral" del gobierno de Macron, y la movilización de profesores universitarios y personal de apoyo en el Reino Unido debido a los ataques a las pensiones son parte de lo que parece ser una respuesta internacional en desarrollo a los efectos de años de recortes presupuestarios estatales[2].
Este artículo, escrito por un simpatizante cercano en los EE.UU., intenta hacer un balance de la reciente lucha de los maestros y otros trabajadores del sector público en Virginia Occidental.
El sector educativo en particular encarna las contradicciones inherentes a la reproducción social bajo el capitalismo. Si bien está sujeto a la lógica capitalista de la productividad y la valorización como en todas las otras áreas, el sector de la educación es también, sin embargo, donde tiene lugar la función social vital de capacitar, preparar y disciplinar a la próxima generación de trabajadores (la reproducción de la fuerza de trabajo a nivel generacional). Como tal, por mucho que los salarios de los maestros y los costos de invertir en infraestructura y servicios educativos sean una carga para las arcas del Estado, la sociedad capitalista simplemente sería incapaz de reproducirse sin un sistema educativo que funcione. Además, la necesidad de que los capitales nacionales individuales sigan siendo competitivos a nivel internacional mediante el desarrollo de una mano de obra con las cualificaciones más pertinentes para el desarrollo técnico de la sociedad mitiga la reducción de las inversiones en educación por debajo de un cierto nivel funcional (al menos en las áreas y comunidades que se consideran dignas de tales inversiones). Esta es una de las principales funciones del capitalismo de estado en decadencia - proteger el interés nacional general, de las expresiones más vulgares de la lógica del capitalismo dirigiendo los recursos sociales a áreas como la educación, incluso cuando una cierta lógica de mercado dictaría lo contrario, a través de medidas "redistributivas" como los impuestos.
Sin embargo, tras la "Gran Recesión" que estalló en 2008, la resultante "crisis fiscal" de los Estados y los intentos, a menudo difíciles, de varias facciones de la burguesía de gestionar la crisis recortando el presupuesto del Estado hasta el mínimo, la contradicción entre la educación como inversión en la productividad futura y la educación como un coste importante a soportar por el Estado, a menudo se resolvió a favor de la austeridad. En los Estados Unidos, este proceso fue impulsado por la degeneración ideológica de la derecha del Partido Republicano, que, especialmente a nivel estatal, aplicó políticas cada vez más maximalistas de recortes de impuestos para ayudar a los ricos donantes de las campañas electorales y a los intereses de los empresarios, al tiempo que reducía los servicios estatales lo más cerca posible del mínimo nivel funcional, principalmente a través de ataques a los salarios, beneficios y condiciones laborales de los trabajadores del sector público, pero también tratando de eliminar los costos adicionales de varias de las políticas de "derecho al trabajo" introducidas por los sindicalistas del sector público a nivel estatal.
Si bien este proceso encontró su expresión más extrema en "estados rojos"[3] como Kansas, también tuvo lugar en estados más tradicionalmente "azules" [gobernados por los Demócratas en ese período] y "púrpura" [gobernados dos años por Republicanos y dos años por Demócratas en ese período] del cinturón industrial, como Wisconsin, Michigan y Ohio, particularmente después de la elección de la llamada ola Republicana de 2010, que vio a Halcones de la austeridad del sector público como Scott Walker llegar al poder en Wisconsin. En Michigan -un estado que votó dos veces por Obama - el gobierno estatal fue dominado por los Republicanos y muchas localidades estuvieron sujetas a los caprichos de "gerentes de emergencia" nombrados por el Gobernador Republicano, resultando en escándalos que conmocionaron la opinión pública, como la crisis del agua de Flint en 2014 y la crisis de las escuelas de Detroit.
En Wisconsin, durante la primavera de 2011, los intentos de Walker de imponer una legislación que despojara a los empleados públicos de sus derechos de negociación colectiva se encontraron con una movilización inesperada de trabajadores, estudiantes y ciudadanos afectados quienes, en el espíritu de la entonces todavía ardiente Primavera Árabe, ocuparon la casa estatal y salieron de las escuelas en un enérgico intento de impedir lo que muchos percibieron como un golpe de derecha. Sin embargo, estas movilizaciones fueron rápidamente recuperadas por el sistema mediático-estatal, que construyó una narrativa que las situó como parte de un movimiento de resistencia antirrepublicano más amplio, arrastrándolas detrás del Partido Demócrata estatal y los sindicatos. De manera muy elocuente, este movimiento terminó sin lograr concesiones tangibles por parte del Estado, disolviéndose en el fallido esfuerzo electoral intra burgués de destituir a Walker de su cargo.
Más tarde ese mismo año, el surgimiento del Movimiento “Occupy Wall Street”-realmente parte de una reacción internacional a las consecuencias económicas de la Gran Recesión que incluyó al movimiento Indignados en España- desafió formas establecidas y oficiales de protesta con el surgimiento de la asamblea general como una especie de forma embrionaria de lucha proletaria que reflejaba el deseo de ir más allá de las formas electoralistas, sindicales e izquierdistas. Sin embargo, desde el aplastamiento de los principales centros del Movimiento “Occupy” por la represión estatal y el agotamiento de sus expresiones periféricas, los últimos seis años han estado marcados por el estancamiento, si no la retirada, de la lucha de clases. La tendencia de obreros a expresar el agravamiento y el declive en sus condiciones de vida y de trabajo a través de la lente distorsionada del populismo, y a la inversa por la resistencia "democrática" al populismo, han alejado en gran medida al proletariado de su terreno de clase.
Aunque el surgimiento del populismo ha planteado nuevos y desafiantes problemas para las principales facciones de la burguesía en varios estados, sin embargo, ha tenido un propósito quizás no intencional en formar una opción política alternativa bajo la democracia burguesa que pueda recuperar la ira y el malestar proletario hacia el "Sistema". En los Estados Unidos, las campañas de Donald Trump y Bernie Sanders[4] desempeñaron una función importante en 2016 y más allá aparentando ofrecer una alternativa a las políticas del “establishment” burgués, sin embargo, estaba completamente dentro del circo electoral. Además, a raíz de la victoria de Trump, se produce un llamado movimiento de "resistencia" tanto en movimientos oficiales (la Marcha de las Mujeres de 2016) como no oficiales (Antifa, movimientos izquierdistas y de identidad, etc.), junto con el surgimiento de un perverso pánico moral rusofóbico impulsado por los medios de comunicación, parecen haber frenado el surgimiento de acciones genuinamente proletarias, basadas en la defensa de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores.
Sin embargo, si bien es claro que las condiciones de descomposición capitalista y los efectos políticos del populismo siguen haciendo difícil al proletariado encontrar su apoyo en su propio terreno de clase, la huelga de docentes de Virginia Occidental parece confirmar nuestro análisis de que la clase trabajadora, incluso en regiones dominadas por algunas de las facciones más burdas de la burguesía, aún no ha sido derrotada en el sentido histórico.
Lo primero que hay que decir sobre la huelga de los maestros de Virginia Occidental es hasta qué punto debilita una cierta narrativa de "resistencia" liberal construida por los medios de comunicación que intenta pintar el mundo de Trump como una feroz batalla entre dos Américas opuestas: una metropolitana, educada, diversa y costanera que avanza hacia adelante y otra, enojada, resentida, ingrata, racista y xenófoba, en su mayoría blanca, y retrograda. Después de haber otorgado a Trump su mayor margen de victoria de todos los Estados que ganó en las elecciones de 2016 (del 68.5 a 26.4 por ciento, sin condados a favor de Clinton)[5], Virginia Occidental ha sido pintada a menudo por los medios de comunicación como el epicentro del Trumpismo- un lugar oscuro y atemorizante, al que los liberales metropolitanos solo se aventuran cuando están en una búsqueda antropológica para comprender el funcionamiento interno de la mente de su enemigo.
Cuando los maestros de Virginia Occidental fueron a la huelga el 22 de febrero, probablemente fue un shock para los medios de comunicación del “establisment” liberal, que debe haber asumido que el estado era un bloque sólido de reacción social impenetrable. Por alguna razón, los medios de comunicación nacionales prácticamente ignoraron la huelga hasta que quedó claro que una resolución era inminente. Limitado a unas cuantas líneas desechables en la parte final del noticiero, no hubo un intento coordinado de estimular la huelga como una especie de movimiento antirrepublicano, a pesar del hecho de que los maestros se enfrentaban a un Gobernador Republicano y a una legislatura controlada por los Republicanos y dirigida por un presidente del Senado particularmente obstinado (Mitch Carmichael) mal dispuesto a un acuerdo. Claramente, algo sobre los eventos no se ajustaba a una cierta narrativa.
En primer lugar, es evidente que la huelga se produjo en contra de la tibieza de los sindicatos que temían que una huelga ilegal daría lugar a sanciones contra el sindicato y empeorar su ya de por sí débil posición en el aparato político del Estado. Sin embargo, los maestros se fueron de todos modos, arrastrando a los burócratas del sindicato detrás de ellos, en lo que muchos en medios alternativos en línea describieron como un "huelga salvaje".
Los agravios que motivaron la salida se situaron firmemente en el terreno de clase proletario de la defensa de las condiciones de vida y de trabajo. Los maestros de las escuelas públicas de Virginia Occidental ganaban menos que los maestros en casi todos los demás estados (48 de 50) y enfrentaban una grave erosión en el salario neto como resultado de un aumento planificado en sus contribuciones esperadas para los costos de atención médica. La Agencia de Seguros de Salud para Empleados Públicos de Virginia Occidental (WVPEIA, por sus siglas en inglés), que brinda cobertura de salud a los empleados estatales, enfrentaba otra crisis de financiamiento, esta vez resultando en un posible aumento en los costos de los empleados de cientos de dólares al mes. Cuando se tomó en cuenta el aumento en los costos de atención médica, los aumentos salariales propuestos por el estado-originalmente un aumento del 2% en el primer año y luego un aumento del 1 por ciento en cada uno de los próximos dos-probablemente habrían resultado en un recorte en el salario neto para la mayoría de los maestros.
Cuando la huelga se extendió rápidamente a los 55 condados del estado, comenzó a quedar claro para los miembros más astutos de la clase dominante del estado que sería necesaria cierta contrición para contener el descontento. El gobernador Jim Justice, que alguna vez fue demócrata, pero ahora es un republicano por necesidad política, se reunió con los maestros en un intento de calmar su ira. Contrariamente a los temores del sindicato, el gobernador quería usar la zanahoria más que el palo para terminar la huelga. Sin embargo, cualquier aumento salarial para los maestros tendría que ser aprobado por la legislatura estatal, donde los halcones más intransigentes del control presupuestario tenían más influencia en el Senado. El miércoles 28 de febrero, el Gobernador Justice parece haber negociado un acuerdo para otorgar a los maestros un aumento del 5 por ciento en el primer año a cambio de poner fin a la huelga.
Aunque la Cámara de Delegados aprobó el acuerdo, el Senado estatal lo rechazó, ofreciendo un aumento del 4 por ciento. Los maestros prometieron seguir luchando y continuar la huelga ilegal. Además del rechazo del aumento salarial del 4 por ciento, los maestros se enojaron porque parecía no haber solución para la falta de fondos crónicos de la WVEIA, lo que significa que la amenaza de futuros aumentos de primas y deducibles seguía siendo patente. En el recuento de uno de los participantes, los maestros estaban enfurecidos por esta falta de acción sobre el seguro de salud y corearon: "De vuelta a la mesa, de vuelta a la mesa", a los representantes sindicales[6].Enjambres de maestros, padres y estudiantes descendieron al edificio del Capitolio del Estado en Charleston en lo que parecía ser una posible repetición de las movilizaciones en Madison, Wisconsin siete años antes. A pesar de la falta de interés de los medios de comunicación nacionales, en Virginia Occidental la opinión pública parecía estar claramente del lado de los maestros.
Sin embargo, a estas alturas ya se había establecido el escenario para que diversas partes del aparato estatal se involucraran en una división política del trabajo para poner fin a la huelga. El Gobernador Justice, quien en la primera semana de la huelga un grupo de maestros le dijo que no podían prometerle que no le dispararían[7],ahora podría intentar hacerse pasar por un intermediario honesto contra los irrazonables e intransigentes halcones del presupuesto en el Senado. El sindicato hizo su parte, enviando un memorando el viernes 2 de marzo, esencialmente culpando de la continuación de la huelga a un hombre: el presidente del Senado, Mitch Carmichael. De esta manera, el sindicato convirtió una movilización general de maestros y personal de apoyo en todo el estado contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo en un intento de pedirle a un solo hombre que cambiara de opinión, una especie de súplica al Zar. Después de hacer todo un espectáculo en un programa en la radio, Carmichael aparentemente cedió y un aumento salarial del cinco por ciento para todos los empleados del estado fue promulgado como ley por el Gobernador Justice el martes 6 de marzo. El sindicato inmediatamente finalizó una huelga que no había convocado en primer lugar con un robo-call [llamada automatizada], instruyendo a los maestros a presentarse al trabajo al día siguiente.
Gran parte de los comentarios posteriores a la huelga en medios de comunicación izquierdistas y alternativos -pero también de elementos más cercanos al entorno proletario- se ha centrado en analizar el significado de esta huelga en el contexto más amplio de las relaciones laborales de Estados Unidos y en evaluar hasta qué punto debería considerarse como una victoria o una derrota. Por un lado, los maestros parecen haber ganado un beneficio material muy tangible al obligar al estado a otorgar aumentos salariales del 5 por ciento a todos los empleados públicos contra los planes iniciales del estado para ofrecer un aumento mucho más modesto. Por otra parte, la cuestión del financiamiento para el fondo de seguro de salud de los empleados del estado sigue sin resolverse, aunque por el momento no haya aumentos de las primas ni de los deducibles. La única concesión ganada en este tema fue la formación de una comisión, compuesta por varios representantes del gobierno y los sindicatos, para estudiar la cuestión de cómo la WVPEIA podría colocarse sobre una base financiera más sólida. Además, han circulado rumores de que el estado planea pagar los aumentos salariales mediante recortes a programas de bienestar público como Medicaid.
Para muchos en el medio "socialdemócrata" emergente en Estados Unidos -expresado principalmente a través de las páginas del cada vez más popular periódico Jacobino-, la huelga magisterial está siendo considerada como un acontecimiento trascendental que "tiene el potencial de cambiarlo todo". Un escritor, Eric Blanc, afirma que esta huelga fue "la victoria laboral más importante en los EE.UU. desde al menos a principios de la década de 1970"[8]. Otra escritora jacobina, Cathy Kunkel, describió la huelga como una "gran victoria" en el sentido de que "la huelga también profundizó la comprensión política de los empleados de las escuelas, ya que los líderes de base hicieron demandas no sólo sobre la financiación, sino también sobre la procedencia de esa financiación". Para Kunkel, la demanda presentada en el contexto de la huelga para financiar la WVPEIA, no a través de recortes a programas sociales para los pobres, sino a través de un "impuesto por despido" en la extracción de gas natural, fue un gran paso adelante en la sofisticación política de los trabajadores. Esta demanda fue concretada por un aliado político demócrata de la huelga, el senador estatal Ojeda, quien presentó un proyecto de ley para "perseguir" a las industrias del carbón y del gas natural que han "extraído riqueza de Virginia Occidental durante décadas"[9].
Más cerca del medio proletario, la declaración "No todas las huelgas son iguales" en anticapital0.wordpress.com,[8][10] hecha por un ex empleado público politizado de Virginia Occidental, es algo menos optimista sobre la importancia general de la huelga. Si bien la huelga evidenció "una solidaridad impecable entre empleos, lugares de trabajo, geografía y divisiones sociales" y en "hacer alarde de la ley cuando la ley se interpone en tu camino", la declaración lamenta que no sea suficiente con que haya una fuerte movilización en el sector público y que "tengamos que enfrentarnos al capital en su terreno explícito -en el terreno de la propiedad privada-". Contrastando la huelga de los maestros con la huelga simultánea en Frontier Communications (que sigue aislada), el autor sostiene que "una fuerte fracción de la clase obrera en el sector público no es un sustituto de una clase obrera débil en el sector privado".
Además, el autor sugiere que el grupo de trabajo designado para estudiar la cuestión de la financiación de la WVPEIA es probablemente una "farsa" y sólo conducirá a una mayor austeridad en forma de reducción de la cobertura y aumento de las primas, junto con una recopilación de datos más invasiva en forma de "programas de bienestar". La declaración termina con una afirmación inequívoca de que "la huelga no terminó en una victoria de los trabajadores".
La declaración publicada en el sitio web de la Tendencia Comunista Internacional (TCI) con respecto a la huelga tiene el título algo curioso de "¿La huelga de los empleados de la escuela de West Virginia se vendió?”. Esta declaración también es mucho menos festiva y señala las muchas limitaciones de esta huelga al no ir más allá de una especie de radicalismo de sindicalismo de base (salir sin la autorización del sindicato)[11], lo que habría significado la formación de asambleas y comités de huelga independientes. La declaración afirma: "Hay un marcado contraste entre la capacidad de organizar una salida de ese tamaño y, por otro lado, dar instrucciones para volver al trabajo con una promesa y una llamada robusta. (...) Si los trabajadores pueden declararse en huelga, ciertamente tienen la capacidad de formar una asamblea de trabajadores o un comité de huelga independientemente de los sindicatos y los clanes de la burguesía". En cierto sentido, la TCI ven esta huelga como una prueba de cierto nivel de combatividad en la clase, una especie de energía cruda para la lucha que estalla después de años de ataques y austeridad.
Sin embargo, para la TCI esta combatividad es en sí misma insuficiente para hacer avanzar la lucha: "Sin embargo, sin la presencia de una organización que represente a todos los trabajadores y que sirva como un polo independiente de los sindicatos, la asfixia final por parte de los sindicatos y los capitalistas es inevitable". Los compañeros del TCI argumentan en contra de ver esta huelga como una victoria, "cuando es más una pausa temporal que una ganancia real".
Sin embargo, no está claro cómo imagina el TCI que la huelga podría haber sido "vendida". ¿Quién la vendió? ¿Los sindicatos? Si los sindicatos están allí para "sofocar la lucha", ¿en qué sentido se puede decir que han vendido la huelga?
Claramente, la evaluación de esta huelga como una victoria, una derrota o algo intermedio tiene una importancia tremenda por cómo uno ve las perspectivas para el desarrollo de la lucha de clases en el período venidero, así como la naturaleza de las tareas que enfrenta la clase obrera y los revolucionarios. Por nuestra parte, estamos de acuerdo con Anticapital0.wordpress y con la TCI en que esta huelga no debe entenderse como una especie de victoria profunda a nivel material.
Además, no creemos que esta huelga signifique que esté a punto de estallar algún tipo de nueva era de lucha de clases, una que tenga lugar a través de las instituciones establecidas como los sindicatos y sus aliados en el Partido Demócrata. Contrariamente a los puntos de vista del nuevo medio socialdemócrata emergente, no creemos que el capitalismo ya sea capaz en el nivel histórico de ofrecer a la humanidad un "nuevo New Deal" que mejore el nivel de vida de la clase obrera de manera sustancial y permanente en una sociedad que sigue siendo capitalista. Por el contrario, esta huelga nos muestra que, para luchar realmente, la clase obrera encontrará cada vez más necesario ir más allá de estas formas anticuadas e impulsar demandas que el sistema capitalista es, a largo plazo, simplemente incapaz de satisfacer. De hecho, es sólo en la realización de la mayor inutilidad de lograr victorias materiales duraderas a través de las instituciones existentes que la clase obrera puede desarrollar la conciencia revolucionaria que necesita para ir más allá de este sistema fallido.
Pero volviendo a la coyuntura actual, sigue siendo el caso que globalmente -a pesar de la evidencia de una creciente voluntad de lucha- la clase obrera sigue muy desorientada por una serie de golpes a su conciencia desde la desintegración de los bloques a principios de la década de 1990. Las campañas ideológicas masivas en torno a la llamada "muerte del comunismo" (realmente una forma estalinista particular de capitalismo de estado), las ilusiones de prosperidad material creadas por las repetidas burbujas especulativas a lo largo de la década de 1990 y principios de la década de 2000, las campañas ideológicas en torno a la "guerra contra el terrorismo" después del 11 de septiembre, etc., han afectado profundamente a la clase obrera. Incluso con el resurgimiento de la crisis económica abierta después de 2008, la brutal austeridad desatada sobre el proletariado ha sido desorientadora, acompañada por las amenazas ideológicas gemelas del populismo de derecha y la llamada resistencia "democrática" al populismo.
Además, la reestructuración del mercado laboral hacia empleos cada vez más precarios y el desempleo de larga duración, junto con la inminente jubilación de la generación de trabajadores que recuerda las luchas de los años sesenta y ochenta y la dificultad de las generaciones más jóvenes para integrarse en la fuerza laboral, han intensificado el problema de la desaparición de la "identidad de la clase obrera". Todo esto ha hecho que la posibilidad de que surjan enfrentamientos de clases sea más difícil de lo que habíamos imaginado.
Sin embargo, si destacamos todas estas dificultades que enfrenta la clase trabajadora hoy, no es para arrojar agua fría sobre eventos como la huelga Magisterial de Virginia Occidental. Nuestro objetivo no es fomentar un sentido de resignación y desesperación. Por el contrario, buscamos evitar una reacción inmediatista y oportunista que comprometería nuestros principios revolucionarios celebrando aparentes "victorias" materiales, en un contexto histórico que no lo permite.
Para nosotros, el sistema capitalista ha pasado desde hace mucho tiempo a una fase histórica de decadencia en la que ya no es capaz de conceder cualquier reforma material duradera al proletariado. Como tal, simplemente no es posible que la clase obrera gane más victorias reales, tangibles, durables o materiales sobre el nivel de sus condiciones de vida y de trabajo. En un sentido, cada lucha termina en derrota. Como Rosa Luxemburgo planteaba en 1919, "debido a la contradicción en las primeras etapas del proceso revolucionario entre la tarea que se plantea agudamente y la ausencia de condiciones previas para resolverla, los combates de la revolución terminan en derrota formal. Pero la revolución es la única forma de 'guerra' - y esto es otra ley peculiar de la historia - en que la victoria final puede ser preparada sólo por una serie de 'derrotas'."[12].Mientras Luxemburgo se estaba refiriendo aquí al proceso revolucionario en marcha en Alemania en ese momento, la misma lógica es verdad para la lucha de clases en general bajo las condiciones de la decadencia.
Por supuesto no somos ciegos. Reconocemos que los profesores de Virginia Occidental ganaron un aumento de 5 por ciento para todos los empleados estatales y mantuvo a raya cualquier ataque inmediato en el nivel de sus beneficios de salud. Sin embargo, en nuestra opinión estas ganancias, al mismo tiempo reales, sólo pueden ser temporales. Bajo la lógica del capital decadente, serán rápidamente superados: ya sea por la inflación, el eventual aumento en los costos de salud, despidos, o algún otro mecanismo, los trabajadores simplemente no pueden ganar reformas duraderas de un sistema condenado por su propia lógica de crisis permanente. Ya podemos ver esta lógica en marcha en West Virginia con sugerencias de que los aumentos de sueldo de los empleados públicos se pagarán por los recortes a programas sociales. En otras palabras, los maestros sólo ganaron sus aumentos poniendo en marcha una cadena de acontecimientos que conduce al recorte de los beneficios a otros sectores del proletariado. Incluso si alguna vez se adopta la legislación "progresista" defendida por los demócratas para hacer pagar para estabilizar la WVPEIA a los operadores de carbón y gas natural, sin embargo, está en la lógica del sistema que los capitalistas intentarán recuperar este aumento en los costos de la empresa haciendo pagar la cuenta a los trabajadores de otro lugar.
Incluso si no tiene razón al decir que los profesores de West Virginia ganaron una especie de victoria material, también no es el caso de que la experiencia de la huelga fue sin ningún beneficio para el desarrollo de una respuesta proletaria a los continuos ataques del capitalismo. Contrastando los acontecimientos en Virginia Occidental con el levantamiento de 2011 en Wisconsin, está claro que parece que hubo un claro avance en cómo tuvo lugar la lucha. Primero y ante todo, los trabajadores salieron a la huelga contra los deseos de los sindicatos. En segundo lugar, los trabajadores parecen haber tomado a la clase dominante desprevenida obligándola a ceder a las demandas que inicialmente no estaba dispuesto a concederle[13].
Aunque el aumento de 5 por ciento será eventualmente fugaz, sin embargo, es importante que los maestros fuesen capaces de forzar al estado a hacer concesiones, a diferencia de Wisconsin en 2011 cuando el Estado impuso sus planes en la agenda a pesar de las protestas masivas. Si las ganancias materiales sólo serán momentáneas, el sentido del poder colectivo que tal acción y los resultados no serán tan temporales. En la decadencia, la importancia de la lucha viene de las lecciones aprendidas, los avances en la conciencia y la apreciación del poder de la solidaridad proletaria pueden tener frente al capital y el estado. Además, como otros compañeros han señalado, la lucha evidenció el poder que la lucha de la clase obrera puede tener al superar las barreras de edad, antigüedad como se demostró cuando personal de apoyo, los conductores de autobús de la escuela, etcétera, apoyaron a los profesores. Mientras que gran parte de estos beneficios menos tangibles, sin duda, parecerán desvanecerse en tanto que la lucha decae, la filtración subterránea de ideas nacidas de esta experiencia continuará y se manifestará en una forma más profunda y consciente en la próxima lucha.
En este sentido, el debate sobre si esta huelga fue una "victoria" o una "derrota" nos parece un poco perder el punto. Sobre el nivel material, ya no es posible para la clase obrera ganar reformas duraderas de un sistema capitalista decadente condenado a permanente crisis. En este sentido cada lucha que no se generaliza en una confrontación revolucionaria termina en una derrota. La pregunta real que los revolucionarios deben hacer al analizar tales acontecimientos es en qué medida una lucha particular marca un avance o un retroceso en la clase obrera al nivel de la conciencia y la combatividad. En este aspecto, manteniendo el contexto histórico general en mente, la huelga de los profesores de Virginia Occidental mostró importantes signos de un proletariado que permanece sin ser derrotado y busca maneras de luchar en su propio terreno a pesar de las turbulencias políticas y sociales del período.
Cuando se escribe este artículo, se están movilizando profesores en otros Estados. En Kentucky, muchos profesores han abandonado el trabajo en protesta contra el plan del gobernador de realizar cambios no deseados en sus pensiones. En Arizona, los profesores están exigiendo un aumento de 20 por ciento antes de las negociaciones del presupuesto estatal y amenazan con acciones de huelga si no hay un esfuerzo serio para aumentar el fondo destinado a la educación. En Oklahoma, ahora hay maestros en huelga y escenificando masivas manifestaciones en el edificio del Capitolio del estado, exigiendo mayor financiamiento a la educación, y el gobernador republicano Mary Fallin ofreció un paquete de gastos que supuestamente incluye el promedio de un aumento de sueldo adicional de $6.100 por maestro. Los profesores de Oklahoma parecen contar con el apoyo del público y muchos estudiantes, padres y ciudadanos se unen a las protestas.
Mientras que la situación todavía es fluida y aún no es posible hacer un análisis definitivo de cualquiera de estas movilizaciones aquí, es posible hacer algunas observaciones preliminares, que sugieren que la clase gobernante está intentando rápidamente cooptar el enojo entre los maestros y otros empleados públicos en un movimiento de resistencia anti republicano más amplio que se encuentra firmemente en el terreno político de la burguesía. Mientras que la huelga de profesores de Virginia Occidental parece haber tomado desprevenida a la clase dominante, incluyendo los sindicatos, las acciones en algunos de estos otros Estados parecen haber sido previstas con mucha antelación[14]. Mientras que la huelga de Virginia Occidental se encontró con una especie de apagón mediático, los principales medios de comunicación han estado cubriendo más activamente estas acciones en otros estados y, de hecho, promoviéndolas como una especie de "rebelión de los estados rojos" contra la ortodoxia ideológica republicana que ha gobernado en muchos estados rojos durante la última década, basada en la filosofía de que los recortes de impuestos siempre tienen prioridad sobre la inversión en bienes públicos. Aunque hay señales de que los maestros expresan frustración con sus sindicatos (particularmente en Oklahoma), los sindicatos en estos estados parecen tener mucho mejor control de la situación, o al menos de la narrativa.
La conclusión es que, mientras que indudablemente hay una gran frustración e ira entre los maestros y otros empleados públicos, las facciones principales de la burguesía están intentando recuperar la indignación en canales más seguros y domesticarla en una narrativa política más cómoda antes de las elecciones de mitad de mandato de 2018 y las elecciones presidenciales de 2020, en las cuales, sin duda, harán todo lo posible para derrocar a Trump o paralizarlo. Intentarán hacer que la indignación moral de los docentes y el público por la falta de financiación de la educación sea un tema en una campaña más amplia para frenar no solo el populismo trumpiano, sino también las facciones ideológicas más extremas del partido republicano, cuya línea dura ha reducido la inversión en la educación pública por debajo de lo que las facciones principales de la burguesía podrían considerar sostenible para el interés nacional[15].
Para la clase trabajadora, es importante resistirse a ser arrastrada por una campaña como esta. Deberíamos ser conscientes de que el problema de la falta de inversión en educación no se limita a los llamados "estados rojos". Solo unos pocos meses antes del estallido de esta ronda de lucha, hubo una pequeña indignación en los medios porque las escuelas públicas en Baltimore, Maryland, a menudo considerado el epítome de un "estado azul", que han cerrado debido a la falta de calefacción en los edificios escolares[16]. Además, debemos recordar que los demócratas del estado azul como Corey Booker e incluso el mismo Obama han abogado por escuelas autónomas que desvían los fondos de las escuelas públicas y otras políticas educativas que vinculan el financiamiento al "desempeño", lo que significa que las escuelas en áreas de bajos ingresos sufren recortes y “lo tendrían merecido por falta de interés”. Los alcaldes y gobernadores demócratas no son ajenos a la política de demonizar a los maestros de las escuelas públicas, pintándolos como sanguijuelas codiciosas que chupan la teta pública y que a menudo ofrecen un "producto defectuoso"[17]
Si bien es muy importante que los maestros eviten involucrarse en una especie de campaña política de "coalición" para defender la educación pública y mantenerse en el terreno de clase para defender sus condiciones de vida y de trabajo, también es evidente que existe la posibilidad de que cuestiones de educación activen una indignación moral pública más amplia en torno a los intentos cada vez más descarados de facciones del Estado de desinvertir en las futuras generaciones de la humanidad debido a preocupaciones presupuestarias o ideológicas inmediatas. Es aquí donde el movimiento actual de docentes podría cruzarse con la indignación pública por la violencia armada en las escuelas. La llamada "Marcha por la vida" en respuesta a la masacre de 17 estudiantes en Parkland High School en Florida por un individuo emocionalmente trastornado, a pesar de todos sus defectos y de toda su recuperación por los medios y la cultura de las celebridades, tocó este mismo nervio en la población, cada vez más preocupada por la descomposición de la sociedad en una espiral de violencia cada vez más atroz, para resistir las formas cada vez más bárbaras de que este proceso afecte negativamente a las generaciones más jóvenes, ya sea extinguiendo sus vidas en estallidos irracionales de violencia o negándoles la educación efectiva que necesitan para competir en el mercado laboral capitalista[18].
Sin embargo, desde el punto de vista del marxismo revolucionario es claro que estos intentos de resistir el descenso de la sociedad en la barbarie no pueden tener éxito por sí solos. Expresando un cierto instinto humano para defender la juventud de la especie y una indignación moral ante las características cada vez más inhumanas de un sistema capitalista en su período de pudrición histórica, carecen, sin embargo, de la perspectiva proletaria que necesitan para presentar una alternativa real a este sistema. Como tal, estos movimientos y marchas podrán ser recuperados por el Estado detrás de esta o aquella facción de la burguesía. Para trascender el sistema capitalista actual, que es el verdadero autor de toda esta miseria, es muy necesario que la clase trabajadora desarrolle su propia perspectiva a través de luchas en su propio terreno de clase en torno a la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. Los maestros de West Virginia nos han demostrado que todavía existe, aunque imperfecto en su inmadurez, un camino real.
-Henk
04/03/2018
[1] Sobre estas experiencias ver, como balance general internacional, De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [139] ; Oakland, el movimiento de ocupaciones busca lazos con la clase obrera, https://es.internationalism.org/cci-online/201111/3259/oakland-el-movimiento-de-ocupaciones-busca-lazos-con-la-clase-obrera [140] ; Movimiento Ocupa Wall Street, el capitalismo es el enemigo, https://es.internationalism.org/cci-online/201111/3234/movimiento-ocupa-wall-street-el-capitalismo-es-el-enemigo [141]
[2] Para más información sobre Francia, véase: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4302/francia-huelgas-en-cadena-de-los-ferroviarios-una-maniobra-de-los-sind [123] y https://libcom.org/forums/news/revolt-france-24032018 [142] . Para el Reino Unido véase: https://libcom.org/article/lecturers-and-support-staff-rebel-union-pushes-poor-pension-offer [143]
[3] Se llaman en la jerga política estadounidense “estados rojos” a aquellos gobernados por los Republicanos en las 4 últimas elecciones [NDT]
[4] Se ha dicho que la campaña de Bernie Sanders fue el verdadero sepulturero del Movimiento de Ocupación (Occupy Movement), recuperando ese arrebato de ira popular en una campaña electoral dentro del Partido Demócrata. Por supuesto, el trato bastante duro del establishment del Partido Demócrata hacia el ala de Sanders puede haber disminuido el beneficio para el estado burgués
[6]Ver: "The Strike is On, An Interview with Jay O'Neal," https://jacobin.com/2018/03/west-virginia-teachers-strike-activist-interview [145]
[9]https://www.google.com/search?q=Cathy+Kunkel+Anatomy+of+a+victory%27&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b-1 [148]
[11] Para analizar este radicalismo de la “base sindical” ver "¿Es posible un nuevo sindicalismo? [150]".
[12] Rosa Luxemburgo, El Orden reina en Berlín (1919). https://www.marxists.org/archive/luxemburg/1919/01/14.htm [151]
[13] Si bien la amplitud de la respuesta a los ataques de los Walkers (Wiscosin) puedo haber cogido a su administración con la guardia baja en 2011, está claro que se estaba preparando para una lucha, que no dudó en aprovechar la oportunidad de enjuiciar de una manera que no hizo más que consolidar su posición
[14] La huelga de Oklahoma ha sido discutida como una posibilidad por más de un mes, mientras que en Arizona la amenaza de una marcha de los maestros parece estar siendo utilizada como un peón en las negociaciones del presupuesto estatal. La marcha en Kentucky parece tener un carácter más espontáneo
[15]Véase, por ejemplo: https://www.washingtonpost.com/blogs/plum-line/wp/2018/04/02/teachers-are-walking-out-in-multiple-states-blame-gop-economics/?utm_term=.701a08a12b15 [152]
[16] Véase: www.baltimoresun.com/news/maryland/baltimore-city/bs-md-cold-schools-201... [153]. Maryland es irónicamente uno de los estados más azules en las elecciones presidenciales, pero actualmente tiene un gobernador republicano. Por supuesto, las escuelas públicas en las áreas suburbanas más ricas del estado como los condados de Montgomery y Howard no han experimentado tales privaciones
[17]Si bien está fuera del alcance de este artículo, cabe señalar que gran parte de la energía de esta línea de ataque contra los docentes se ha producido a través de un ataque a los sindicatos de docentes (por parte de muchos demócratas, así como de republicanos). Romper la espalda de los sindicatos de empleados públicos, de los cuales los sindicatos de maestros son a menudo los más grandes e importantes, fue un objetivo declarado de las maniobras de Walker en 2011. En ese momento, argumentamos que tal estrategia era probablemente poco sólida para la burguesía en su conjunto en el sentido de que amenazaba con privar a la clase dominante del amortiguador sindical entre el Estado y la ira popular de la clase obrera. Los acontecimientos en Virginia del Oeste parecen demostrar el peligro para el estado de una clase obrera que ha perdido la fe en su sindicato y en el valor -para la clase dominante- del sindicato al reafirmar el control sobre una lucha y llevarlo a su fin antes de que tenga la oportunidad de extenderse más allá de un sector en particular. Sin embargo, puede ser demasiado tarde para que la clase dominante aprenda esta lección, ya que el caso pendiente de Janus en la Corte Suprema amenaza con hacer ilegal el negocio cerrado en el sector público. Por su parte, los sindicatos han presentado escritos legales argumentando que su valor para la sociedad está en su capacidad para hacer cumplir las cláusulas y leyes de "no huelga" y defender los términos del contrato actual contra las bases que siempre quieren más. Para nuestro análisis de Wisconsin ver aquí: https://en.internationalism.org/inter/158/editorial [154]
[18] Un potencial similar podría existir en torno al aumento de la conciencia pública sobre el problema de aplastar la deuda de los préstamos estudiantiles que muchas de las generaciones más jóvenes se ven obligadas a asumir con el fin de obtener sólo el mínimo de un título universitario para competir en el mercado laboral. La administración Trump ya parece estar tomando medidas para neutralizar el potencial radicalizador de este asunto al buscar comentarios públicos con respecto a la liberalización de las reglas para saldar esta deuda en bancarrota. Por supuesto, la capacidad de un gobierno federal atormentado por la incompetencia y los conflictos de intereses para abordar eficazmente esta cuestión no está clara. Lo que está claro es que la falta de cualquier intento de abordar este problema alimentaría aún más los efectos deslegitimadores de un sistema que muchos ya están llamando "peonaje de la deuda" y "servidumbre moderna”
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Te invitamos a participar en una discusión para responder a la pregunta:
¿Qué significó mayo del 68 ?
Aquí anticipamos algunos puntos de reflexión:
- Fue el renacimiento histórico del proletariado tras 50 años de contra-revolución estalinista.
- Abrió una oleada internacional de luchas obreras: Italia, Argentina, Polonia, México, España… - - Hizo posible pensar en la revolución.
- A la luz de Mayo 68 surgieron minorías revolucionarias que se orientaron a la izquierda comunista.
Para discutir de estas y otras cuestiones te invitamos a participar.
Lugar: Valencia
Local: Espacio Llimera c/Timoneda 6
Fecha: sábado 7 de julio
Hora: 17 tarde
Estación metro más cercana: Angel Guimerá
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Este trabajo forma parte de la Serie La herencia oculta de la Izquierda del Capital, donde tratamos de poner en evidencia algo que para muchos grupos y militantes de la Izquierda Comunista resulta difícil de comprender: no solo es preciso romper con las posiciones políticas de todos los partidos del capital (populismo, fascismo, derecha, izquierda, extrema izquierda) sino que también hay que romper con sus métodos organizativos, su moralidad, su modo de pensamiento. Esta ruptura es muy necesaria, pero resulta muy difícil pues vivimos cotidianamente bajo el peso de ideologías enemigas de la liberación de la humanidad: burguesa, pequeño burguesa y lumpen.
En este quinto artículo de la Serie vamos a tratar de la cuestión vital del debate[1].
El debate es la fuente de vida del proletariado que no es una fuerza inconsciente que lucha en la ceguera más total, movido por el determinismo de las condiciones objetivas, sino, que es la clase de la conciencia, que lucha guiada por la comprensión de sus necesidades y posibilidades en el duro combate por el comunismo. Esta comprensión no surge de verdades absolutas formuladas de una vez y para siempre en el Manifiesto Comunista o en la mente privilegiada de jefes geniales, sino que es el resultado “del desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera”[2]
Las revoluciones proletarias se han levantado sobre un gigantesco debate de masas, la acción autónoma y autoorganizada de la clase obrera se apoya sobre un debate donde participan activamente miles y miles de obreros, de jóvenes, de mujeres, de jubilados. La revolución rusa de 1917 se basó sobre un debate permanente con miles de discusiones en los locales, en los circos, en las calles, en los tranvías… Aquellos días de 1917 nos dejaron dos imágenes muy ilustrativas de la importancia del debate para la clase obrera: el tranvía que se detiene porque todos sus ocupantes incluido el conductor han decidido discutir algo o la ventana donde alguien lanza un discurso y cientos de personas se agolpan a su alrededor para escuchar y discutir.
Mayo 68 fue también un debate permanente de masas. Es radical el contraste entre las discusiones de los obreros en las huelgas de mayo donde hablaban de cómo destruir el Estado, de como crear una nueva sociedad, del sabotaje sindical etc., y una “asamblea” de estudiantes en Alemania en 1967, controlada por maoístas “radicales” donde se perdieron casi 3 horas para decidir cómo tenía que hacerse una manifestación. Hablamos y nos escuchamos fue uno de los eslóganes más populares de mayo 68.
Los movimientos de 2006 y 2011 (lucha contra el CPE e Indignados[3]) se fundaban en un debate vivo con miles de trabajadores, jóvenes etc., hablando sin restricciones. En las plazas ocupadas se organizaban bibliotecas volantes, rememorando una actividad que había surgido con fuerza gigantesca en la revolución rusa de 1917, como subraya John Reed en Diez días que estremecieron al mundo: “Rusia entera aprendía a leer: leía asuntos de política, de economía, de historia, porque el pueblo tenía necesidad de saber. En cada ciudad, casi en cada aldea, en el frente, cada fracción política tenía su periódico y, a veces, muchos. Millares de organizaciones distribuían centenares de miles de folletos, inundando los ejércitos, las aldeas, las fábricas, las calles. La sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio. Sólo del Instituto Smolny salieron cada día, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya en carros, ya en vagones, iban a saturar el país. Rusia absorbía, insaciable, como la arena caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religión diluida o esa literatura barata que pervierte, sino teorías económicas y sociales, filosofía, las obras de Tolstoi, de Gogol, de Gorki”[4]
Si el debate es el nervio vital de la clase obrera, más aún lo es para sus organizaciones revolucionarias, de ahí que, “La organización de los revolucionarios no puede ser "monolítica". La existencia de divergencias en su seno es la manifestación de que es un órgano vivo que no tiene respuestas prefabricadas que aportar inmediatamente a los problemas que surgen en la clase. El marxismo no es ni un dogma ni un catecismo. Es el instrumento teórico de una clase que, a través de su experiencia y en la perspectiva de su objetivo histórico, avanza progresivamente, con altibajos, hacia una toma de conciencia que es la condición indispensable para su emancipación. Como toda reflexión humana, la que preside el desarrollo de la conciencia proletaria no es un proceso lineal y mecánico, sino contradictorio y crítico, que plantea necesariamente la discusión y la confrontación de argumentos. De hecho, el famoso "monolitismo" o la famosa "invariancia " de los bordiguistas es una engañifa, o la organización está completamente esclerotizada y ya no puede participar en la vida de la clase, o no es monolítica y sus posiciones no son invariantes”[5]
Sin embargo, los militantes que han pasado por algún partido político de la burguesía han sufrido en su propia carne que eso del “debate” es una farsa completa y una clara fuente de sufrimientos. En los partidos burgueses de todos los colores, “debate” es igual a “duelo a garrotazos”, el famoso cuadro de Goya que puede contemplarse en el museo del Prado.
Los debates electorales son más bien un “de-water” por la cantidad de insultos, trapos sucios, acusaciones, trampas etc., que en ellos se exhiben. Son un espectáculo denigrante concebido como un match de boxeo donde la claridad, la verdad, la realidad, son lo que menos importa, lo único que está en juego es ver quien gana y quien pierde, quien engaña y miente mejor, quien manipula las mentes con más cinismo[6].
En un partido burgués lo de la “libre opinión” es una tomadura de pelo. Dejan decir cosas hasta un cierto límite que no ponga en cuestión la dominación de los “dirigentes”. Cuando se cruza ese umbral, desatan una campaña de calumnias contra los que han osado pensar por sí mismos, cuando no directamente y manu militari los expulsan del partido invocando cualquier pretexto. Eso ocurre en todos los partidos y lo ejercen tanto víctimas como verdugos. Rosa Díez, una dirigente del PSOE vasco, sufrió una atroz campaña por parte de sus “compañeros” de partido. No se ajustaba a la orientación, entonces vigente, de colaboración con el nacionalismo vasco, y le hicieron la vida imposible hasta que acabó por abandonarlo. Fundó UPYD -un aspirante a ocupar la posición de “centro” que luego tomó Ciudadanos- y, cuando surgieron rivales y opositores en su cortijo les aplicó la misma medicina que ella sufrió, incluso alcanzando dosis de sadismo y cinismo que harían temblar al mismísimo Stalin.
En general, en los partidos burgueses de todos los colores se evita el debate. El estalinismo impidió el debate aprovechando un error grave del partido bolchevique en 1921: la prohibición de las fracciones impulsada por Lenin como una falsa respuesta a Kronstadt[7]. El trotskismo también aborrece el debate y practica la misma represión de este. Una muestra nos la da la tentativa de expulsión de la Oposición de Izquierdas que se dio ¡en una prisión estalinista[8]!, según testimonia el libro de Ante Ciliga[9] ya citado en anteriores textos de la Serie: “A la lucha ideológica en el “Colectivo” trotskista vino a sumarse un conflicto organizativo que durante unos meses relego la cuestión ideológica a un segundo plano. Este conflicto caracteriza la psicología y los hábitos de la oposición rusa. La derecha y el centro plantearon a los “bolcheviques militantes” el siguiente ultimátum: o se disolvían y dejaban de publicar su periódico o serían expulsados de la organización trotskista. En efecto, la mayoría pensaba que dentro de la fracción trotskista no debía haber ningún subgrupo. Este principio de la “fracción monolítica” en el fondo era el mismo en el que se inspiraba Stalin para el conjunto del partido”.
En los congresos, las ponencias no las escucha nadie, consistiendo en aburridas exposiciones donde se dice una cosa y su contraria. Se organizan conferencias sectoriales, simposios y otros muchos actos que no van más allá de operaciones de relaciones públicas.
El “debate” surge cuando se trata de derribar a la camarilla que está en el poder y reemplazarla por otra nueva. Esto puede suceder por diversas causas: intereses de facción; inadecuación respecto al interés nacional del capital; malos resultados electorales. Entonces estalla el “debate” que resulta ser un arma de lucha por el poder. En ocasiones el “debate” consiste en que una facción inventa una “tesis” farragosa y contradictoria y la opone violentamente a la de sus rivales recurriendo a críticas feroces sobre palabras, epítetos incendiarios (“oportunista”, “abandona el marxismo” etc.) y otras triquiñuelas sofísticas. El curso del “debate” es una sucesión de insultos, amenazas, trapos sucios que se destapan, acusaciones…, jalonadas de vez en cuando con actos diplomáticos de abrazos del oso para “demostrar” que se quiere la “unidad” y se “aprecia” a los rivales que serían “compañeros”[10]. Hay momentos, en fin, de equilibrio de fuerzas entre las diferentes facciones en liza por lo que el “debate” es una suma de “opiniones” que cada cual defiende como su propiedad y que no da lugar a ninguna clarificación sino más bien a una suma caótica de ideas o a textos “conciliadores” que meten en el mismo saco ideas opuestas[11].
Así pues, podemos concluir que el “debate” en una organización burguesa -sea cual sea su colocación en el espectro político, que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda- es una farsa y un medio de ataques personales incendiarios que pueden conllevar graves daños psicológicos para las víctimas y que muestran en los verdugos una crueldad, cinismo y ausencia de escrúpulos morales, realmente alucinantes. En fin, es un juego donde unas veces los mismos que antes hicieron de verdugos pueden pasar por el vía crucis de víctimas y viceversa, el amargo trato que sufrieron pueden devolverlo con creces en cuanto tienen algo de poder.
Muy diferente tiene que ser el debate proletario. El debate dentro de las organizaciones proletarias se ajusta a principios radicalmente diferentes de los que acabamos de ver en los partidos burgueses.
La conciencia de clase del proletariado -es decir, el conocimiento que se desarrolla en su seno de los fines y los medios de su lucha histórica- solo puede nacer del debate, de un debate sin límites ni cortapisas. “La conciencia no puede desarrollarse sin un debate fraterno, público e internacional”, afirmamos en La Cultura del debate, arma de la lucha de clases[12]. Las organizaciones comunistas que expresan de manera avanzada y permanente el esfuerzo de toma de conciencia que existe en la clase necesitan el debate como arma vital, “Entre las primeras exigencias que esas minorías expresaron estaba la necesidad de debatir, no como un lujo sino como requisito ineludible, la necesidad de que quienes participan tomen en serio a los demás, y aprendan a escuchar; la necesidad, también, de que en la discusión las armas sean los argumentos y no la fuerza bruta, ni apelar a la moral o a la autoridad de los "teóricos", prosigue el texto antes mencionado.
En una organización política proletaria el debate tiene que estar en los antípodas de los métodos repugnantes que antes hemos denunciado. Se trata de buscar entre todos, una verdad compartida, donde no hay ganadores ni perdedores, sino que el único triunfo es la claridad común. La discusión se basa en argumentos, análisis, hipótesis, dudas… los errores forman parte del camino para llegar a conclusiones operativas. Las acusaciones, los insultos, la personalización sobre camaradas u órganos deben proscribirse tajantemente, pues no se trata de saber quién lo dice sino qué se dice.
Los desacuerdos son momentos necesarios en la búsqueda de una posición por lo que no son un “derecho democrático” sino un deber cuando no se comparte una posición o se estima que es insuficiente o confusa. En el curso del debate se confrontan posiciones, a veces, hay posiciones minoritarias que con el tiempo se conviertan en mayoritarias. Tal fue el caso de Lenin con las Tesis de Abril que cuando las presentó al llegar a Rusia en abril 1917 eran minoritarias dentro del partido, dominado como estaba éste por la desviación oportunista que había impuesto el Comité Central. A través de una discusión intensa y altamente participativa, el partido se convenció de la validez de las posiciones de Lenin y acabó adoptándolas[13]
Las diferentes posiciones que se expresan en una organización proletaria no son posturas acabadas que pertenecerían en propiedad a quienes las defienden. En ella “las divergencias no expresan en manera alguna la defensa de intereses materiales, o de grupos de presión particulares, sino que son la traducción de un proceso vivo y dinámico de clarificación de los problemas que se le plantean a la clase y que tiendan por definición a ser superados por la profundización de la discusión y a la luz de la experiencia” (Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, antes citada).
En las organizaciones proletarias no puede haber “mentes iluminadas” a las que habría que seguir ciegamente. Está claro que puede haber camaradas con mayores capacidades o que tienen un dominio más desarrollado en determinadas materias, en fin, habrá quienes por su entrega, convicción y entusiasmo pueden gozar de una autoridad moral. Sin embargo, nada de ello puede institucionalizarlos en categorías separadas, especializadas y privilegiadas de “jefes”, “expertos” o “teóricos”. “Ni en dioses, reyes o tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”, dice una estrofa del himno de la Primera Internacional. De manera más preciso, como señala nuestro texto sobre la Estructura y el Funcionamiento, “No existen en la organización tareas "nobles" y tareas "secundarias" o menos "nobles". El trabajo de elaboración teórica y la realización de tareas prácticas, el trabajo en el seno de los órganos centrales y el trabajo específico en las secciones locales, son igual de importantes para la organización y por ello no pueden estar jerarquizados (es el capitalismo quien establece tales jerarquías)”.
En una organización comunista hay que combatir el seguidismo, vicio consistente en alinearse sin pensar detrás de la postura de un militante “preclaro” o de un órgano central. En una organización comunista todo militante debe tener criterio, no creer a pies juntillas, examinar críticamente lo que se expone, incluido lo que viene de “dirigentes”, órganos centrales o “militantes avanzados”. Esto se sitúa en los antípodas de lo que reina en los partidos de la burguesía y concretamente en sus exponentes de izquierda. En estos se practica el más extremo seguidismo respecto de los jefes, lo cual viene de lejos, en la Oposición trotskista ya existía esas tendencias: “Las cartas de Trotsky y de Rakovski, que trataban cuestiones que estaban a la orden del día, conseguían entrar en prisión y daban pie a muchos comentarios. No dejaba de sorprender el espíritu jerárquico y de sumisión ante el jefe que impregnaba a la oposición rusa. Una cita de Trotsky tenía valor probatorio. Además, tanto los trotskistas de derecha como los de izquierda daban a estas citas un sentido verdaderamente tendencioso, cada uno a su manera. La completa sumisión a Lenin y Stalin que reinaba en el partido también estaba presente en la oposición, pero con Lenin y Trotsky: todo lo demás era obra del Demonio (Ante Ciliga Op cit, página 273).
Existe una idea muy peligrosa que debe rechazarse: habría militantes “expertos” quienes tras su intervención “lo habrían dicho todo”, “mejor imposible” y la postura de los demás sería “tomar notas” y callarse.
Esta visión niega radicalmente el debate proletario que es un proceso dinámico donde se integran múltiples esfuerzos, muchos de ellos erróneos, para abordar los problemas. La mirada superficial, imbuida de la lógica mercantil de solamente ver el “producto” o resultado final sin mirar para nada todo lo que ha conducido a ello, de únicamente fijarse en el valor de cambio necesariamente abstracto e intemporal, cree que todo es producto de discursos acabados de militantes “geniales”. Marx no compartía este punto de vista, en una carta a Blos en 1877, subraya “durante la época de la Primera Internacional, en mi aversión por cualquier culto al individuo nunca permití los numerosos intentos de reconocimiento con los que siempre fui molestado desde varios países para recibir publicidad, nunca contesté siquiera a ellos, excepto hoy y una vez más rechazándolos; cuando Engels y yo nos incorporamos a la clandestina Liga Comunista, lo hicimos sólo con la condición de que debería ser expurgada de los principios y de cualquier aliento a las falsas creencias irracionales en la autoridad”[14]
En el curso de un debate se formulan hipótesis o posturas contrapuestas, se hacen aproximaciones, se cometen errores, hay intervenciones más claras, pero el resultado de conjunto no lo da “el militante más claro” sino una síntesis dinámica y viva de un conjunto de posiciones integradas en la discusión. La posición que se acaba adoptando no es la de los que “tenían razón” ni, en muchos casos, es totalmente antagónica a la de los que “se habían equivocado”, es una posición nueva y superior que ayuda colectivamente a tener las cosas más claras.
Evidentemente, el debate no es fácil dentro de una organización proletaria. Esta no vive en un mundo aparte, sino que sufre todo el peso de la ideología dominante que ya vemos cómo concibe el debate. Es inevitable que las “formas de debate” que son propias de la sociedad burguesa y que las mamamos todos los días en el espectáculo de los partidos, en la televisión y sus programas basura, en las redes sociales, en las campañas electorales etc., se infiltren en la vida de las organizaciones proletarias. Estas deben llevar una dura lucha contra esta infiltración destructiva.
“La cultura del debate sólo puede desarrollarse a contracorriente de la sociedad burguesa. Como la tendencia espontánea en el capitalismo no es, ni mucho menos, el esclarecimiento de las ideas, sino la violencia, la manipulación y la lucha por obtener una mayoría (cuyo mejor ejemplo es el circo electoral de la democracia burguesa), la infiltración de esa ideología en las organizaciones proletarias siempre lleva gérmenes de crisis y de degeneración. La historia del Partido bolchevique lo ilustra perfectamente. Mientras el partido fue la punta de lanza de la revolución, los debates más vivos y dinámicos eran una de sus fuerzas principales. En cambio, la prohibición de verdaderas fracciones (tras el aplastamiento de Cronstadt en 1921) fue señal y factor activo de su degeneración” reflexiona nuestro texto sobre la cultura del debate antes citado. Este se refiere a la herencia envenenada que ha dejado el estalinismo en las filas obreras y que pesa como una losa sobre los comunistas, muchos de los cuales han empezado su vida política en organizaciones estalinistas, maoístas o trotskistas y creen que “intercambiar argumentos es "liberalismo burgués" y que "un buen comunista" es alguien que "cierra el pico" y hace acallar su conciencia y sus emociones”. Por ello, “los camaradas que están hoy decididos a rechazar los efectos de ese producto moribundo de la contrarrevolución comprenden cada día mejor que, para ello, no solo hay que rechazar las posiciones de ese producto sino también su mentalidad”.
En efecto, hay que combatir la mentalidad falsificadora del debate que supura por todos sus poros el mundo burgués y particularmente la canalla estalinista y todos sus apéndices, especialmente, los que simulan una mayor “apertura” como los trotskistas. Hay que ser claros y tajantes, pero eso nada tiene que ver con la arrogancia y la brutalidad. Hay que ser combativos, pero eso no significa ser pendenciero y agresivo. Hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. Pero, de ahí no se deduce que habría que ser hirientes y cínicos. No hay que buscar la conciliación de argumentos o las medias tintas, pero eso no hay que confundirlo con el sectarismo y el rechazo a escuchar los argumentos de los interlocutores. En definitiva, el debate proletario tiene que abrirse paso en medio de la confusión y la desviación que propala el estalinismo y sus adláteres.
Si bien el colectivismo burocrático de los partidos de la burguesía con su monolitismo y sus imposiciones brutales constituye un obstáculo al debate, es necesario precaverse de lo que aparece como su opuesto, aunque en realidad es su complemento. Nos referimos a la visión individualista del debate.
Esta consiste en que cada cual tiene “su opinión” y esa “opinión” sería su propiedad privada. Por tanto, si se critica la posición de un camarada se le estaría atacando porque se estaría “violando” su “propiedad privada”, se le estaría quitando algo “suyo”. Criticar tal posición de tal camarada sería el equivalente a quitarle el celular o dejarle sin comida.
Esa visión es radicalmente falsa. El conocimiento no nace del “raciocinio íntimo” de cada individuo. Lo que pensamos forma parte de un esfuerzo histórico y social, ligado al trabajo y al desarrollo de las fuerzas productivas. Lo que cada cual dice solo es “original” si se inscribe críticamente en un esfuerzo colectivo de pensamiento. El pensamiento del proletariado es el producto de su lucha histórico – mundial, lucha que no se limita a sus combates económicos, sino que, como decía Engels, tiene 3 dimensiones interconectadas: lucha económica, lucha política y lucha ideológica. Cada organización política proletaria se inscribe en la continuidad histórica crítica de la larga cadena que va desde la Liga de los Comunistas (1848) a las pequeñas organizaciones actuales de la Izquierda Comunista. En ese hilo histórico se insertan las posiciones, ideas, apreciaciones, aportes, de cada militante. Si cada militante aspira al conocimiento más desarrollado no lo hace como empresa individual sino con el objetivo de llevar lo más lejos posible las posiciones y orientaciones del conjunto de la organización y del proletariado.
De ahí que la postura individualista de “cada cual su opinión” es un grave obstáculo al debate que complementa el monolitismo burocrático de los partidos burgueses. Cuando en un debate cada cual va con “su opinión” el resultado puede ser o bien una pugna con vencedores y vencidos, o bien, una suma inútil de diferentes opiniones contradictorias. El individualismo es un obstáculo a la claridad pues parte del monolitismo de “esta es mi opinión, o lo tomas o lo dejas”, es decir, NO HAY DEBATE cuando cada cual va a la discusión con su “propia opinión”.
El debate proletario tiene una naturaleza histórica, recoge lo mejor del debate científico y cultural que ha existido en la historia de la humanidad. “Fundamentalmente, la cultura del debate es una expresión del carácter social de la humanidad. Es la emanación del uso específicamente humano del lenguaje. El uso del lenguaje como medio de intercambiar informaciones es algo que la humanidad comparte con muchos animales. Lo que la distingue del resto de la naturaleza en ese plano, es su capacidad de cultivar e intercambiar una argumentación (vinculado al desarrollo de la lógica y de la ciencia) y alcanzar el conocimiento de los demás, desarrollándose la empatía, vinculada, entre otras cosas, al desarrollo del arte”
La cultura del debate hinca sus raíces en el comunismo primitivo: “Engels, por ejemplo, menciona el papel de las asambleas generales entre los griegos en la época de Homero, en las tribus germánicas o los iroqueses de Norteamérica, haciendo un elogio especial a la cultura del debate de éstos. El debate nació respondiendo a una necesidad material. En Grecia se fue desarrollando con la comparación entre las diferentes fuentes del conocimiento. Se comparan diferentes modos de pensar, diferentes modos de investigar y sus resultados, los métodos de producción, las costumbres y las tradiciones. Se descubre que se contradicen, se confirman a se completan. Se combaten o se completan o ambas cosas. A través de la comparación, las verdades absolutas se vuelven relativas.
Nuestro texto sobre la estructura y funcionamiento resume los principios fundamentales del debate proletario: “rechazo de toda medida disciplinaria o administrativa de la organización frente a miembros que han expresado desacuerdos: de igual manera que la minoría tiene que saber comportarse como minoría en el seno de la organización, la mayoría debe saber ser una mayoría y no abusar por el hecho de que su posición es la de la organización; esto llevaría a anular el debate de un modo u otro, por ejemplo, obligando a los miembros de la minoría a ser portavoces de posiciones a las cuales no se adhieren; el conjunto de la organización está interesado en que la discusión (aunque las divergencias sean de principios conducen necesariamente a una separación organizacional) sea llevada lo más lejos posible y lo más claramente posible. Tanto la minoría como la mayoría tienen que hacer lo posible (sin por ello paralizar o debilitar las tareas de la organización) para convencerse mutuamente de la validez de sus respectivos análisis o, por lo menos, permitir que se consiga una claridad mayor sobre la naturaleza y el alcance de estos desacuerdos. En la medida en que los debates en curso en la organización conciernen al conjunto del proletariado, es conveniente que ésta saque aquellos al exterior”.
El proletariado es una clase internacional, por ello el debate tiene una naturaleza internacional y centralizada. Si el debate no es una adición de opiniones individuales tampoco puede ser la suma de una serie de posiciones locales. La fuerza del proletariado es su unidad y su conciencia que buscan expresarse a escala mundial. El debate internacional, integrando aportes y experiencias de los proletariados de todos los países, es el que da una claridad y una visión global que harán fuerte la lucha proletaria.
C.Mir 11-7-18
[1] Los artículos anteriores de la Serie se pueden encontrar en: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [2] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [158] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [15] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [72]
[2] Engels: prólogo de 1890 al Manifiesto Comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [84]
[3] Ver Tesis sobre el movimiento contra el CPE en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87] y De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [139]
[5] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [12]
[6] Ver Debates electorales, lo contrario de un verdadero debate, https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2185/debates-electorales-lo-contrario-de-un-verdadero-debate [160]
[7] En 1921 se produce la sublevación de los marineros y obreros de la guarnición de Krondstadt, cercana a Petersburgo. El poder soviético reprime brutalmente este movimiento lo que significa un paso muy importante en la degeneración del bastión proletario en Rusia (ver Las enseñanzas de Krondstadt, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/940/las-ensenanzas-de-kronstadt [161], entre otros). Como falsa lección de los acontecimientos, el partido bolchevique en clara degeneración oportunista decide en su Xº Congreso prohibir temporalmente las fracciones en el partido.
[8] La del Aislador de Verkhne Uralst
[9] En el país de la gran mentira, página 260 edición española
[10] En la actual Guerra de Sucesión por el mando del PP, los 6 candidatos proclaman todos los días que son “compañeros” para, a continuación, lanzarse a todo tipo de maniobras, insinuaciones, acusaciones, conciliábulos et.
[11] Un ejemplo reciente: ¡ERC ha celebrado su último congreso donde la dirección ha impuesto una alternativa “conciliadora” con el poder central español, sin embargo, ha permitido que las bases “radicalizaran” las ponencias con todo un amasijo de enmiendas “independentistas” y de “desobediencia”. El resultado ha sido una colección de textos ilegibles donde se habla a la vez de “autonomía” dentro de España y de independencia de España.
[12] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [162]
[13] Ver Las tesis de Abril faro de la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2787/i-1917-las-tesis-de-abril-1917-faro-de-la-revolucion-proletaria [16]
[14] Citado en el libro Eleanor Marx, la vida familiar de Carlos Marx, página 205 edición española.
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De Emmanuel Macron a Daniel Cohn-Bendit, del periódico de derecha, Le Figaro al semanario de “izquierda democrática”, Marianne, de la cadena televisora BFMTV a Radio France, de la extrema derecha a la extrema izquierda, ya sea criticándolo o celebrándolo, todos a su manera conmemoran el cincuentenario de mayo del 68 cubriéndolo con un montón de mentiras.
Nadie puede negar que mayo del 68 tuvo lugar en una dinámica internacional. Pero centrar la atención en la noche del 22 de marzo en Nanterre, en la elocuencia “electrizante” de Cohn-Bendit[1] [164], en el paternalismo sofocante de De Gaulle, en el choque entre "la nueva y la vieja Francia"... esta dimensión internacional queda deliberadamente relegada a un segundo plano para hacer finalmente de Mayo 68 una "especificidad francesa". En realidad, la ola de protestas estudiantiles comenzó en 1964, en la Universidad de Berkeley en California, con demandas por el derecho de palabra, el fin de la segregación racial y el fin de la guerra en Vietnam. Esta ola se extendió a Japón a partir de 1965, Gran Bretaña a finales de 1967, Italia, España, Alemania, Brasil, Turquía y México a principios de 1968. Pero, sobre todo, Mayo 68 pertenece al movimiento obrero internacional. La ola de huelgas que comenzó en Francia en 1967 y alcanzó su clímax en Mayo 68 sacudió al mundo hasta 1974: el famoso Cordobazo argentino, el "Otoño Caliente" italiano en 1969, España y Polonia en 1971, pasando por Bélgica y Gran Bretaña en 1972, Escandinavia, Alemania...
El carácter proletario de Mayo 68 es a menudo enmascarado por el énfasis puesto en el movimiento estudiantil. La versión más sofisticada y retorcida de esta mistificación es evidentemente la que proviene de los izquierdistas y los sindicatos: "¡La fuerza de Mayo 68 es la convergencia de los estudiantes y los trabajadores!" ¡Mentiras! Si Mayo 68 dinamizó la lucha en todo el mundo, fue precisamente porque la clase obrera no siguió al movimiento, sino que, por el contrario, se convirtió en su fuerza motriz.
El movimiento estudiantil de los años 60 fue de naturaleza pequeñoburguesa, siendo uno de sus aspectos más claros su deseo de "cambiar la vida ahora mismo". En ese momento, no había una amenaza importante de precariedad al final de los estudios. El movimiento estudiantil que comenzó en 1964 se desarrolló en un período de prosperidad. Pero, a partir de 1967, la situación económica se deterioró seriamente, empujando al proletariado a la lucha. Desde principios de 1967 se produjeron importantes enfrentamientos: en Burdeos (en la fábrica de aviación de Dassault), en Besançon y en la región de Lyon (huelga y ocupación de Rhodia, fábrica de fibras sintéticas), huelga de Berliet (construcción de remolques de carga), en las minas de Lorena, en los astilleros navales de Saint Nazaire, en Caen.... Estas huelgas prefiguraron lo que iba a suceder a partir de mediados de mayo de 1968 en todo el país. No se puede decir que esta tormenta se desató bajo un cielo azul y despejado. Entre el 22 de marzo y el 13 de mayo de 1968, la feroz represión contra los estudiantes movilizó cada vez más a una clase obrera llevada por sus sentimientos instintivos de solidaridad. El 14 de mayo, en Nantes, los jóvenes trabajadores inician una huelga. Al día siguiente, el movimiento se impuso a la fábrica de Renault en Cléon, en Normandía, así como a otras dos fábricas de la región. El 16 de mayo, otras fábricas de Renault se unieron al movimiento y las banderas rojas ondearon sobre Flins, Sandouville y Le Mans. La entrada de Renault-Billancourt en la lucha fue entonces un faro: era la fábrica más grande de Francia (35,000 trabajadores) y el dicho decía "Cuando Renault estornuda, Francia se resfría”. El 17 de mayo, la ola de huelga golpeó a toda Francia. Era un movimiento totalmente espontáneo y en toda Francia eran los jóvenes trabajadores los que estaban a la vanguardia. No había ninguna exigencia precisa: era la expresión de un descontento general. El 18 de mayo, había un millón de trabajadores en huelga; el 22 de mayo, ocho millones. Fue la huelga más grande en la historia del movimiento obrero internacional. Participaron todos los sectores: industria, transporte, energía, correos y comunicaciones, enseñanza, administraciones, medios de comunicación, laboratorios de investigación, etc. Durante este período, las facultades ocupadas, algunos edificios públicos como el Teatro de Odeón en París, las calles, los lugares de trabajo, se convirtieron en espacios de debate político permanente. “Hablamos y nos escuchamos” se convirtió en un eslogan.
De manera fraudulenta al reducirse a su dimensión "estudiantil", Mayo 68 se presenta como el símbolo de la liberación sexual y de la mujer.
Los grandes movimientos de la lucha proletaria siempre han planteado la "cuestión de la mujer". En la época de la Comuna de París en 1871, en la huelga de masas de 1905 y en la revolución rusa de 1917, las trabajadoras desempeñaban un papel inestimable. Pero lo que la pequeña burguesía estudiantil de 1968 ensalzó es otra cosa: es la liberación “aquí y ahora” dentro del capitalismo, es la liberación de la humanidad a través de la liberación sexual y no como producto de una larga lucha contra el sistema de explotación capitalista. En resumen, es el abandono de cualquier forma de reflexión que pretenda realmente poner en tela de juicio las raíces del orden establecido; es la negación de todo el proceso de huelgas, autoorganización y discusión dentro de la clase obrera en Francia durante esas semanas de mayo. La importancia para la burguesía mundial de reducir Mayo 68 a la quema de sostenes es evidente.
Hoy, con la huelga de los trabajadores ferroviarios en Francia, los sindicatos y las organizaciones de izquierda pretenden que otra huelga general es posible. Al igual que en Mayo 68, los sindicatos estarían organizando la “convergencia de luchas” frente a las políticas de Macron[2] [165]. ¡Mentiras! En Mayo 68 los trabajadores retomaron su lucha espontáneamente, sin consignas ni órdenes sindicales. Estos últimos, de hecho, corrieron detrás del movimiento para sabotearlo mucho mejor. La caricatura contemporánea del humorista gráfico francés Siné al inicio de este artículo es muy explícita sobre el resentimiento de la clase obrera hacia el trabajo sucio de los sindicatos.
Los Acuerdos de Grenelle que la izquierda y los sindicatos celebraron como LA gran victoria de 68 fueron el resultado del trabajo conjunto del gobierno y los sindicatos para detener el movimiento y derrotarlo. Estos acuerdos trajeron consigo un aumento del poder adquisitivo muy inferior al de los años anteriores. Un hecho que hoy se oculta es que los trabajadores consideraron inmediatamente estos acuerdos como un insulto: al llegar a presentar a Renault Billancourt en la mañana del 27 de mayo, Séguy, Secretario General de la CGT[3] [166], se enfrentó a abucheos, silbidos y se rompieron muchos carnets sindicales. El 30 de mayo, De Gaulle anunció la disolución de la Asamblea Nacional, las elecciones a finales de junio y la apertura de negociaciones rama por rama. Los sindicatos aprovecharon esta oportunidad para enviar de vuelta al trabajo a los sectores (como EDF-GDF) en los que las propuestas patronales fueron más allá de los acuerdos del Grenelle. Reforzaron esta presión a favor de la vuelta al trabajo a través de todo tipo de maniobras, como la falsificación de votos, la mentira sobre quién había vuelto o no al trabajo y la intimidación en nombre de la lucha contra los "provocadores izquierdistas". Uno de sus mayores argumentos era que los trabajadores tenían que volver al trabajo para que las elecciones, que se suponía que “sellarían la victoria de los trabajadores”, pudieran tener lugar normalmente.
Mayo 68 se presenta como un movimiento del período de prosperidad. En otras palabras, pertenece al pasado, a otro tiempo. ¡Una vez más, nada es más falso! A partir de 1967, la situación económica mundial comenzó a deteriorarse, abriendo el período de la crisis permanente que hemos conocido desde entonces y confirmando que el capitalismo es un sistema decadente que es necesario derrocar. Mayo 68 confirmó que el proletariado era la clase revolucionaria; que tenía la fuerza para organizarse y desarrollar su conciencia a través del debate en asambleas generales autónomas; que podía oponerse al orden establecido y sacudirlo hasta sus raíces. Sobre todo, ¡Mayo 68 marcó el final de 40 años de contrarrevolución estalinista! Es la expresión más clara del retorno de la lucha proletaria a la escena mundial. La importancia de este evento no debe ser subestimada: Mayo 68 y la ola de luchas que entonces se extendió por varios países, significó que la clase obrera no estaba dispuesta a aceptar todos los sacrificios exigidos por los intereses del Capital, y menos aún a sacrificar su vida. ¡Es esto, y nada más, lo que impidió que la confrontación entre los bloques del Este y del Oeste degenerara en una Tercera Guerra Mundial! Desde entonces, el desarrollo del movimiento proletario ha tropezado con muchas dificultades. La idea de que "la revolución es posible pero no forzosamente necesaria" ha dado paso a "la revolución es absolutamente necesaria, pero se ha vuelto imposible". El proletariado ha perdido la confianza en sí mismo. Pero justamente, la realidad de la fuerza proletaria de Mayo 68 debe ser una fuente de inspiración para el futuro. ¡La burguesía lo sabe y por eso lo cubre con tantas mentiras!
Bmc, 28/abril/2018.
[1] [167] Daniel Cohn-Bendit fue uno de los líderes más famosos y el favorito de los medios en la revuelta estudiantil de Mayo 68. “Dany el Rojo” se presentó entonces como anarquista libertario y dirigía el llamado “Movimiento 22 de Marzo” en la Universidad de Paris-Nanterre, la cual fue el origen de la revuelta estudiantil que después se extendió a todas las facultades en menos de dos meses. Hoy, es decir 50 años después, con su doble nacionalidad francoalemana ocupó un puesto en la alcaldía del municipio de Frankfurt, fue eurodiputado bajo los colores del partido de los Verdes desde 1994 hasta 2014. ¡En las elecciones de 2017 fue uno de los primeros que apoyó al nuevo partido de Macron, “En marche!” y se presenta ahora como un “consejero del príncipe” en sus encuentros regulares con el presidente Macron. Proclama hoy “Olvidar Mayo 68!” y hace alarde en cada ocasión de su defensa del sistema capitalista en su modelo de política económica liberal.
[2] [168] Para una toma de posición más detallada del movimiento de huelga actual en Francia que es una trampa que permite maniobras contra los trabajadores, se puede leer nuestro artículo en francés https://fr.internationalism.org/revolution-internationale/201804/9690/gr... [169]
[3] [170] Confederación General del Trabajo, sindicato dominante de la época, satélite del PCF, el partido estalinista.
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¡Abajo la represión policial! ¡Abajo la brutalidad de las fuerzas del Estado capitalista! El gobierno no ha dudado en ejercer una brutal represión hacia los estudiantes movilizados en contra de la ley Vidal que reforma el ingreso a los estudios universitarios: Burdeos, Montpellier, Lille, Nantes, Estrasburgo, Nanterre, París, Grenoble, Metz, Nancy, Toulouse, y en otros lugares, desde principios de marzo hasta finales de abril, ha sido demasiado larga la lista de las escuelas que han sido intervenidas brutalmente por los CRS[1] [164] "con el fin de liberar el acceso a todas las instalaciones de la universidad" y "evacuar los edificios ocupados ilegalmente", con palizas, hospitalizaciones, detenciones y persecuciones legales.
La intensificación de la vigilancia, con cuadrillas de patrullas de la policía e inclusive con la presencia militar en el campus, el despliegue de la CRS y el uso de la fuerza represiva en los recintos de las universidades no es algo nuevo, lo que es inédito, en la situación actual desde 1968, es la presencia y el carácter sistemático de la intervención brutal de la policía. Insultos, amenazas y salvajismo, cualquier cosa es buena para reprimir e intimidar a fin de disuadir a los huelguistas de participar en la lucha. Esta acción representa la voluntad arrogante exhibida por el gobierno actual y los partidos del orden, para doblegar a los trabajadores y los futuros trabajadores, a todos los explotados, a las necesidades de la economía nacional y las leyes del capital. Los estudiantes en protesta, al igual que los trabajadores que defienden sus condiciones de vida o de trabajo o que luchan contra la pérdida de sus puestos de trabajo, no son, en sus cabezas (y la de la burguesía), que "hacedores del desmadre" y lo de que se trata es de disciplinar utilizando la fuerza y la brutalidad[2] [165], todo en nombre de la legalidad democrática y el "Estado de derecho" que tiene que ser restaurado "en todas partes" y "en particular, en las facultades" (G. Collomb[3] [166]).
De este modo, el gobierno, con respecto a los trabajadores y estudiantes, es digno descendiente de la burguesía francesa que nunca logró digerir mayo del 68. Si Sarkozy había soñado con poner fin con "el espíritu de mayo 68", Macron se enorgullece de lograr esto al reutilizar y rehabilitar el garrote.
El gobierno de Macron se está afirmando en el poder con mano dura, que mantiene el orden, hasta en la ZAD de Notre-Dame de Landes, un lugar donde las escenas dignas del campo de batalla sirven para esparcir el terror. A un joven le arrancaron la mano con el uso de verdaderas armas de guerra por parte del Estado y sus secuaces. La violencia y la brutalidad también se han incrementado, especialmente con el aumento de recursos como con granadas lacrimógenas explosivas GLI-F4, que son cuestionadas por su peligrosidad. El objetivo es aterrorizar y paralizar a la mayor cantidad posible y aislar a quienes pretenden oponerse a la política gubernamental de ataques en el presente y hacia futuro.
También es en todos los niveles que el Estado protege su arsenal represivo, al hacer permanente el estado de emergencia, o con la ley anti-radicalización que, lejos de tratar solo sobre el terrorismo, también apunta explícitamente a todo lo que sea susceptible para desafiar a la democracia burguesa y su Estado, en particular los movimientos de la clase trabajadora y sus minorías políticas.
Además de haber sido confrontados con el arsenal clásico de los profesionales del sabotaje (sindicatos) y la represión policial, los estudiantes que luchan contra la ley Vidal también tuvieron que lidiar con el resurgimiento de la provocación y la intimidación proveniente de la extrema derecha. A mediados de marzo, según AFP, "el colegio autogestionado en París fue el blanco de ataque de activistas que se reclaman del GUD (un sindicado de estudiantes de extrema derecha conocidos por su violencia), armados con barras de hierro que (...) agredieron dos estudiantes ". El 26 de marzo, "en Lille, una Asamblea General estudiantil fue acosada en la facultad de derecho por un pequeño grupo de extrema derecha", según Libération. El 4 de abril, "los enfrentamientos estallaron frente a Tolbiac cuando un grupo de jóvenes armados con bates de béisbol lanzaron proyectiles contra estudiantes y militantes que bloqueaban el sitio" (Europa 1). En Tours, el 17 de abril, "una niña de secundaria fue atacada con un cuchillo por tres hombres enmascarados (...) los agresores formarían parte de los jóvenes monárquicos". (Nueva República) En la situación histórica actual y el contexto de un gobierno de "mano dura", la escoria de la extrema derecha, con odio hacia cualquier forma de cuestionamiento del conservadurismo social, se siente envalentonada. Pero, sobre todo, el Estado democrático siempre ha sabido, como la historia muestra muchos ejemplos, alentar clandestinamente, manipular y utilizar, según sus necesidades, la acción de grupos que pueden formar una fuerza de apoyo, o, incluso, grupos que se especializan en la represión de los movimientos sociales[4] [173]. La evacuación de la facultad de la Universidad de Montpellier el 22 de marzo reveló esta confabulación: en efecto, fue el decano y al menos un cómplice, profesor de la Facultad de derecho, que organizó la intrusión y la intervención de matones enmascarados armados con palos, junto a los guardas de la facultad, para desarticular, con la violencia, una Asamblea General de estudiantes. "La policía que llegó rápidamente a la escena no arrestó a personas encapuchadas y armadas con palos de madera. No les pidió su identidad. Aún mejor, los acompañó amistosamente hacia afuera para que pudieran ir a casa tranquilamente. ¿Qué papel jugó realmente la policía en este caso? ¿Qué papel jugó la prefectura?"[5] [174] Luego, antes de que la verdad fuera expuesta, por la evidencia filmada publicada en las redes sociales, las autoridades recurrieron a todas las mentiras posibles para sofocar y cubrir el asunto, "la prefectura [hablando] de su lado" de enfrentamientos entre estudiantes "a lo interno de la facultad, afirmando que la policía había intervenido al exterior en el cuadro de una alteración del orden público" y “para cuidar de tres heridos” (L'Obs). Con el fin de disipar el desastroso efecto de la evidencia de la coordinación entre las autoridades y los círculos de extrema derecha, los cómplices del Estado han sido (de mala gana) sometidos a examen con la promesa ministerial de "procesos judiciales" y que "todo será esclarecido". ¡Así es como el Estado juega al “señor intachable” al confiar el trabajo subterráneo a sus subcontratistas con la complicidad de la policía benevolente y cargando la culpa a los subordinados en caso de un inconveniente!
En términos más generales, las provocaciones de la extrema derecha han sido parte integral de la estrategia represiva del estado. Para las Asambleas Generales de estudiantes, rehenes de la estrategia de división de los sindicatos y los partidos de izquierda de la "convergencia de luchas", cada vez más aislados y minoritarios, privados de la solidaridad activa del resto de la clase, cuyos ataques, al mismo tiempo, fueron utilizados para polarizarlos sobre la violencia, el "peligro fascista" y para hacer que el movimiento (especialmente en París) se reduzca, o parezca reducirse, a un enfrentamiento entre grupos de extrema izquierda y extrema derecha. La primera víctima fue la lucha misma, gradualmente desviada de su propósito original de responder contra un ataque estatal y de reflexión necesaria sobre los medios para hacerle frente. Finalmente, el gobierno logró desintegrar, desacreditar al movimiento y encontrar un pretexto para legitimar la represión legal: "En este momento, estamos asistiendo al regreso de una cierta extrema izquierda y una cierta extrema derecha, buscando enfrentarse", agregó Vidal. "El resultado son los enfrentamientos [en Tolbiac] que, afortunadamente, se calmaron con la llegada de las fuerzas policiales que intervinieron rápidamente" (Europa 1). El movimiento podría ser liquidado bajo el pretexto de "limpiar las facultades" de "alborotadores de todo tipo" haciéndose pasar por el defensor de la ley y los valores republicanos "contra los extremos".
Es en el enfrentamiento entre clases donde el estado democrático burgués revela su verdadero rostro y su naturaleza represiva. El Estado democrático es el instrumento más eficaz de la dictadura de la burguesía para imponer y defender el orden social de la opresión y la explotación. Como muestra su práctica en todos los niveles, y más aún, cuando se enfrenta el proletariado y la lucha de clases, todos los medios oficiales y ocultos son buenos y todo está permitido en contra de su enemigo de clase, la línea entre la legalidad y la ilegalidad no existe.
La clase trabajadora inevitablemente también tendrá que usar la violencia contra este enemigo de clase. Pero la naturaleza de este último será radicalmente diferente, en oposición al terror estatal como al vandalismo de los Bloques Negros. No será una venganza represiva o ciega ni favorable a la destrucción en sí misma de los bienes materiales. Será más bien una violencia liberadora, la de una fuerza social masiva y consciente, deseosa de abolir el régimen del capital para poner fin a la explotación[6] [175]. En su movimiento de liberación contra un sistema, la clase obrera no debe nutrir ninguna ilusión sobre la burguesía y su Estado. Ella es y será su enemiga más despiadada.
Scott, 25 de mayo de 2018
[1] [167] CRS: Compañías Republicanas de Seguridad, nombre que el Estado francés da a su policía antidisturbios famosa por su ferocidad.
[2] [168]Una “demostración de fuerza” de esta amplitud no pudo tener lugar que en razón de la gran debilidad del movimiento.
[3] [170] Ministro del Interior del gobierno Macron procedente del partido socialista.
[4] [176]Ver nuestros artículos que denuncia el rol jugado por los “racialistas”: El racialismo: ¿de dónde vienen y para que sirven?
[5] [177]Comunicado de la intersindical.
[6] [178]Para comprender mejor nuestras posiciones sobre lo que es la violencia obrera, leer nuestra Resolución sobre Terror, terrorismo y violencia de clase, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [179] , el texto del mismo nombre, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [180] ,así como el libro de Engels: El rol de la violencia en la historia. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1888viol.htm [181]
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A finales de mayo de este año se informó ampliamente en los medios de comunicación de una ola de huelgas y protestas de trabajadores y desempleados en Jordania contra los aumentos de impuestos, los aumentos de precios y la corrupción estatal. De hecho, el movimiento de los trabajadores peor pagados contra los aumentos del precio del gas y la electricidad comenzó varios meses antes en las provincias, y su desarrollo generó protestas masivas en la capital, Ammán, que duraron más de una semana y frente a las cuales los sindicatos mostraron algunas dificultades para controlarlas, utilizarlas y aprovecharse del movimiento. El hecho de que dicho movimiento ocurriera aproximadamente al mismo tiempo que los trabajadores en Irán estaban en huelga y protestando contra más o menos las mismas condiciones muestra que, incluso en el ardiente caldero imperialista de Oriente Medio, la clase trabajadora es capaz de levantar la cabeza que le distingue y contraatacar los ataques del estado en su propio terreno de clase. Al igual que en Irán, algunos de los ataques han sido echados atrás resultando en la anulación de las subidas de precios e impuestos, aunque esto solo pueda ser un alivio leve y temporal hasta que los ataques se renueven bajo otros atuendos, con más fuerza o una combinación de engaños ideológicos y represión física.
El líder de Jordania, el rey Abdullah, despidió a parte de su gobierno en respuesta a las protestas, y las voces del Estado culparon al Fondo Monetario Internacional (FMI) de los ataques, al igual que la izquierda del capital siempre tiene a sus hombres del saco: "banqueros codiciosos" , "la UE", "el Banco Mundial", etc., para promover su propia ideología nacionalista y "antiimperialista" (generalmente antiamericana)[1] [164]. Pero los problemas de la economía jordana son mucho más profundos que un asunto de reembolsos de los préstamos del FMI: en Jordania hay una broma curiosa que gira en torno a que "tenemos menos agua que petróleo, y no tenemos petróleo". Y sus problemas son anteriores a la afluencia masiva de refugiados que recibe: dos tercios de su población es palestina y también hay refugiados musulmanes y cristianos de toda la región, igualmente de Siria; y también anteriores a la retirada de " ayuda " por parte de los principales estados del Golfo.
El Reino jordano fue un puesto militar vital para el imperialismo británico hasta la década de 1950 cuando los estadounidenses lo tomaron y además continuaron trabajando con sus "socios juveniles" de Reino Unido. Jordania tiene una clase trabajadora cualificada, pero la economía de guerra del país está integrada en los elementos imperialistas esenciales de Oriente Medio, primero por Gran Bretaña, luego por Estados Unidos y también por Francia y Alemania. Y luego nos encontramos además con las aspiraciones imperialistas específicas del estado jordano, incluso si están subordinadas a sus amos: tomar parte en una guerra secreta en Libia, tropas en Afganistán y otras maniobras para "mantener de la paz". Su economía de guerra, la naturaleza militarizada del estado jordano da directamente lugar a la corrupción, el nepotismo y amiguismo (Wasta, en árabe), algo que el imperialismo británico y estadounidense ha utilizado para dividir y gobernar el Reino Hachemita.
A nivel imperialista, el futuro del estado jordano se hace más incierto a medida que el equipo en torno a Trump se vuelve hacia un eje saudita/EAU[2] [165]/Israel. Esto hace aún más improbable que vaya a haber, por parte de los más ricos pero aún con problemas Estados del Golfo, algún tipo de rescate efectivo de la economía jordana la cual gasta el 15,8% de su economía en asuntos militares[3] [166]. A su vez, plantea un posible giro hacia Turquía o Irán por parte de Jordania, alimentando de mayor inestabilidad la región; y aunque esto es de momento especulación, lo que sí es cierto es que la posición de Jordania se volverá más peligrosa dentro de la gresca imperialista de la región.
A nivel económico, el desempleo de los graduados universitarios está registrado como del 24,1% y el desempleo en general gira en torno al 18%, cifras ampliamente ridiculizadas por ser consideradas grandes subestimaciones. De hecho, a lo largo de todo Oriente Medio, el desempleo juvenil y el desempleo en general son un problema importante para todos los estados. Así, las protestas también despegaron otra vez en Irán hace poco más de una semana, esta vez centradas en Teherán más que en las ciudades provinciales; pero, como fue prometido después de las luchas anteriores, estas fueron reprimidas implacablemente por la Guardia Revolucionaria usando la policía antidisturbios, gases lacrimógenos y detenciones masivas de "alborotadores". Los lemas volvieron a plantearse contra las guerras de Irán y contra la economía de guerra. La participación de los trabajadores no está del todo clara aquí, aunque el gobierno iraní se reunió de inmediato con los jefes sindicales[4] [173].
El proletariado en Jordania no es ajeno a la lucha de clases, involucrándose en movimientos en 1989, 1996 y particularmente de 2009 a 2012. En 2011 casi todos los sectores de la economía jordana participaron en huelgas y protestas, incluidos trabajadores precarios expatriados[5] [174]. De esto surgieron algunos nuevos sindicatos "independientes", aunque sus acciones recientes muestran que están tan vinculados al estado jordano como las antiguas estructuras sindicales. Pero tanto para el capital como para el trabajo en Jordania, como en el resto del mundo, la crisis económica y sus consiguientes ataques se han profundizado aún más, presagiando más ataques que no solo son cíclicos sino también más depravados.
Hay signos por parte del proletariado en Jordania (y algunos de Irán) de que las luchas son más profundas que antes: no existe apenas un rol movilizador por parte de las autoridades religiosas (los 'Hermanos Musulmanes' en el caso de Jordania), en contraste con los acontecimientos en torno a la Primavera Árabe; en las protestas son escasas las banderas jordanas o cualquier tipo de banderas "de colores" que denoten un movimiento nacionalista; la presencia, el número, la diversidad y la solidaridad de la clase obrera es mucho más marcada y las luchas están mejor organizadas; los sindicatos, 33 de ellos ahora cuando eran 16 en 2011, han sido marginados y abiertamente criticados por los trabajadores, y el movimiento juvenil (mayoritariamente de los desempleados que los sindicatos intentaban separar de los trabajadores) se negaron a enredarse en inútiles confrontaciones con las fuerzas de seguridad entrenadas por el Estado Británico[6] [175], los Darak (GDG), mostrando cierta consciencia y madurez.
Dada su naturaleza periférica, su debilidad numérica y el mar de atrocidades imperialistas que las rodean, las luchas en Jordania apuntan aún más a la necesaria centralidad de la clase trabajadora allá donde el capital desarrolla sus principales actividades para realmente poder hacer retroceder los ataques en primer lugar. A pesar de las evidentes dificultades a las que se enfrenta, esta fue una clara expresión del proletariado y sus intentos por unificar su combate. Completamente contraria a la "revolución" fraudulenta del izquierdismo en Rojava[7] [183] (al norte de Siria), la cual fortalece el imperialismo, la lucha de clases en Jordania es un ejemplo de los comienzos de un golpe potencial en contra suya.
Baboon, 1.7.2018
[1] [167] Este es el tipo de ideología propagada por el Partido Socialista de los Trabajadores (Reino Unido) y el ala izquierda del Partido Laborista de Corbyn
[2] [168] EAU: Emiratos Árabes Unidos
[3] [170] Middle East Eye, 7.6.2018. Con el 15,8% de los gastos del gobierno y el 4,8% del PIB, Jordania está proporcionalmente entre los Estados que más gastos militares tienen en Oriente Medio y en el mundo
[4] [176] Las últimas protestas no son solo en Teherán sino también en las provincias con, por ejemplo, protestas contra la escasez de agua en Jorramchar en la provincia de Juzestán el 1 de julio, donde se atacaron bancos y edificios públicos y donde el lema "el enemigo está aquí" fue transmitido, lo que provocó disparos contra los manifestantes: https://www.cnbc.com/2018/07/01/videos-show-gunfire-amid-iran-protests-over-water-scarcity.html [184] .
Un punto importante que destacar aquí con respecto a Irán es que su crisis económica se ha visto muy exacerbada por el imperialismo estadounidense, y que el Consejero de Seguridad Nacional John Bolton acaba de reunirse con el grupo ex-terrorista iraní MEK (Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán), mandando una fuerte señal de "cambio de régimen". https://www.nytimes.com/2018/05/07/world/middleeast/john-bolton-regime-change-iran.html [185]
[5] [177] https://www.merip.org/mer/mer264/emergence-new-labor-movement-jordan [186]. Middle East Research, Spring 2018
[6] [178] Gran Bretaña tiene fuerzas bien establecidas y programas de "entrenamiento" en Jordania. Lleva a cabo constantemente maniobras a gran escala y Jordania es una plataforma para su participación en Siria y en el resto de Oriente Medio. Recientemente, el grupo de presión militar británico, la Asociación de Defensa del Reino Unido (UKNDA), pidió a Gran Bretaña que enviara a Jordania toda una brigada blindada con 5000 hombres y su apoyo
[7] [187] Ver /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [95]
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- Las grandes movilizaciones y huelgas de apenas unas semanas entre mayo y junio de 1968 en Francia presentan claramente tendencias y contornos del océano de fenómenos de la la huelga de masas, expresión histórica de la lucha proletaria (incluso de la misma existencia proletaria como fuerza social y política, como clase para sí) desde comienzos del siglo XX: tendencia hacia la autoorganización y protagonismo de las masas en huelgas y luchas con el consiguiente desbordamiento y confrontación con estructuras y métodos sindicales; tendencia a la extensión de las luchas y huelgas con el envío autoorganizado de delegaciones a centros de trabajo o de estudio, y hacia otros sectores populares (estudiantes, agricultores); alteración de la cotidianidad y “normalidad” del dominio de las relaciones sociales capitalistas por medio de la movilización y protagonismo permanente, y por medio de la ocupación del espacio público y la palabra a través de manifestaciones de masas y ocupaciones de centros de trabajo y estudio (o edificios institucionales, teatros, etc) en el que se discute y se rompe el aislamiento y el monopolio del dominio de las relaciones sociales y de producción capitalistas; cuestionamiento de las condiciones de existencia bajo la “normalidad” y de la organización social que las crea, con la consiguiente tendencia hacia la politización frente a un estrecho y artificial economicismo sindical obrerista
“La gente que se movilizó, los alrededor 10 millones de personas que pararon de trabajar en el 68, tenían el sentimiento de haber levantado la cabeza, el sentimiento de haber ejercido su espíritu crítico, su independencia de espíritu,... ocupando sus centros de trabajo, considerando que no todo era aceptable, reflexionando sobre un futuro diferente, sobre otras condiciones de vida, de trabajo, de barrio...” Ludivine Bantigny[1] [164]
Podemos encontrar trazos de estas tendencias, en mayor o menor grado y extensión, en las grandes luchas proletarias que tienen lugar entre el mayo francés y 1980 en lugares como Italia, Argentina, Polonia, España o Irán.
Una reaparición histórica de la lucha proletaria de masas será necesariamente portadora de lo esencial de esos rasgos históricos, a un nivel histórico superior producto del paso de 40 años de contradicciones y antagonismos capitalistas, o no será.
- Mayo del 68 y la oleada internacional que inicia abre un rico periodo de luchas del que sacar lecciones aún hoy, pero también su reflujo y canalización sienta las bases para nuevos (o semi-nuevos) elementos político-ideológicos de parte de la burguesía con los que tratar de combatir y caricaturizar la perspectiva proletaria comunista, vehiculados principalmente por la pequeña-burguesía y la izquierda del capital: la fijación por la “espectacularidad” de disturbios y choques callejeros descontextualizados como sinónimo de lucha contra las relaciones capitalistas; la mitificación de la “juventud” como sujeto político “rebelde” en sí; la trampa guetificada del “contraculturalismo” y el “marginalismo” como sujetos revolucionarios (que podemos encontrar por ejemplo hoy en forma de squatters o agroecologismo); la crítica parcial y desenfocada (y por tanto estéril y sin perspectiva global) a fenómenos concretos de la organización social capitalista (feminismo, ecologismo, antirracismo, etc).
En la categoría del ensalzamiento de la “juventud” podríamos incluir la también categoría difusa e inconcreta de los “estudiantes”. Más de 50 años después de las importantes movilizaciones de estudiantes en USA, Francia o Checoslovaquia, se puede afirmar que los movimientos de estudiantes sólo pueden encontrar una perspectiva coherente de confrontación a lo existente de dos formas: o bien (en el caso de los estudiantes proletarios o proletarizados) luchando como parte integrante de la clase proletaria poniendo como base de su movilización sus condiciones de vida (perspectiva de paro, condiciones de alojamiento y de trabajo, etc) y sus necesidades humanas en antagonismo a las necesidades del capital; o bien (en el caso de la pequeña-burguesía y otras “capas populares”) “aliándose”, y en definitiva integrando su movilización en la perspectiva proletaria comunista, única capaz de dar una coherencia y perspectiva global al combate contra todos los agravios que la sociedad burguesa decadente produce contra el género humano. Fuera de esas dos vías, al “movimiento estudiantil”, así como a otras categorías sociológicas difusas (“juventud”, “mujeres”, “amas de casa”, “consumidores”, “jubilados”, “inmigrantes”, etc), sólo le queda el callejón sin salida del interclasismo o aclasismo “popular”, del humanismo, del ciudadanismo, y en definitiva, de la canalización del malestar por la sociedad burguesa, la impotencia y la derrota.
- Mayo del 68 muestra una vez más la discordancia histórica que existe entre el terreno electoral del parlamentarismo burgués y la lucha proletaria. No sólo “el centro de gravedad de la vida política actual ha salido definitiva y completamente, del Parlamento.” (expresado en el II Congreso de la IC en 1920), sino aún más claramente, ambos fenómenos históricos tienden a repelerse mutuamente, siendo las bases sociales y políticas que hacen posible a uno incompatibles con las del otro. Uno implica la disolución del proletariado en la masa del “pueblo” como masa atomizada, pasiva, concurrente e impotente, que bajo la dominación de las relaciones sociales y de producción capitalistas ata su suerte a los resultados de las “instituciones democráticas” dominadas por sus explotadores; la otra implica la tendencia hacia la movilización permanente, la autoorganización, la politización y en definitiva la ruptura con la “normalidad” capitalista, y en fases superiores, la disolución de las bases materiales de la “democracia” burguesa.
¿Cuál fue el reflejo en el terreno electoral del probablemente movimiento proletario más importante en Europa occidental desde el final de la 2ª Guerra Mundial, cuya impronta llega hasta nuestros días? Una victoria aplastante de los partidos de derecha.
Este supuesto “misterio” se explica, aparte de por lo arriba dicho, por el hecho de que la fuerza histórica de la lucha proletaria no proviene de una legitimidad numérica democrática del “pueblo trabajador”, sino de una relación de fuerzas capaz de subvertir y romper el dominio de la relaciones sociales existentes, a través de la acción directa de masas del proletariado en la defensa de sus necesidades humanas, ganando para su causa a amplios sectores populares no explotadores, y condenando al aislamiento y la impotencia a la burguesía, su Estado y sus apoyos sociales incondicionales.
En este sentido, los acontecimientos en 1917 en Rusia son suficientemente clarificadores de esta discordancia histórica: el levantamiento de masas explotadas probablemente más grande de la historia de la humanidad tiene un reflejo en las elecciones a la Asamblea Constituyente de noviembre de apenas un 25% de votos para los partidos partidarios del paso del poder a los soviets “bolchevizados”. Más allá de las explicaciones por particularidades (retraso y manipulación de informaciones de la evolución política en los inmensos territorios del imperio ruso, no distinción habitual entre partidos diferentes por parte de masas campesinas de facto insurrectas, etc), ante este hecho, los bolcheviques de 1917 aplicaron la única medida revolucionaria digna de tal nombre: disolución de la Asamblea burguesa y asunción de la lucha de clases como una relación de fuerzas entre proyectos históricos, no una suma aritmética “democrática” legitimada o no por el número, ante una burguesía que ya preparaba la guerra civil.
- A remarcar también el hecho (invariable a nivel internacional desde que la causa revolucionaria se viera favorecida por la lucha entre Kerenskistas y Kornilovistas en la Rusia de 1917) de que las distintas facciones de la burguesía en Francia dejasen de un lado sus diferencias ante la “amenaza roja”. Vemos un reparto del trabajo coordinado entre derecha e izquierda. Por el flanco derecho vemos al “partido del orden” cerrar filas en la manifestación del 30 de mayo, en las que otras cosas se escucha “¡Cohn-Bendit a Dachau!”, y a la República amnistiar y reintegrar a los miembros de la OAS el 7 de junio[2] [165]. Por el flanco izquierdo vemos a los sindicatos y partidos de izquierda dividir a los huelguistas y trabajar para el fin del movimiento y la canalización del descontento hacia el parlamentarismo.
- Mayo del 68 y la oleada internacional que abre pone de manifiesto que es en el marco del combate práctico de masas contra la sociedad burguesa, con todos los antagonismos que se muestran de forma clara y desgarrada en él (ocultos bajo el halo de “normalidad” y “paz social” en la cotidianidad de la dictadura del capital), donde se encuentra de forma general el terreno fértil para una influencia cuantitativa importante de las posiciones que más coherentemente expliquen los fenómenos existentes. O, dicho de otro modo: sólo el desarrollo y profundización de la crisis histórica de las relaciones sociales y de producción burguesas y de un movimiento de masas que las cuestione prácticamente y dibuje una perspectiva a estas, puede crear el caldo de cultivo histórico necesario para la influencia cuantitativamente importante de las posiciones programáticas revolucionarias. Es en ese contexto en el que efectivamente “para millones de obreros, Mayo del 68 fue un despertar de su conciencia”, y son recuperadas y profundizadas las posiciones políticas revolucionarias y tiene lugar la politización de amplios sectores obreros. Un “despertar de la conciencia” que difícilmente puede tener lugar en el aire, ni bajo la “normalidad” burguesa, ni es producto sólo de la “indignación moral”, sino que se nutre decisivamente del combate práctico de masas contra el orden existente que dibuje una perspectiva e impulse la recuperación de las posiciones revolucionarias.
En este sentido, existirían varios peligros en pretender o albergar esperanzas de que las posiciones revolucionarias puedan tener una influencia cuantitativa importante fuera de esos períodos de acción directa de masas: en el mejor de los casos existe la posibilidad de caer en un voluntarismo productivista estéril, con el consiguiente riesgo de desgaste de energías militantes mal utilizadas (más necesarias para dos de las tareas revolucionarias del momento actual: la profundización y afinamiento del programa comunista, y el desarrollo de un polo de confrontación y agrupación internacional de las posiciones revolucionarias de la Izquierda Comunista); en el peor, puede llevar a un peligroso deslizamiento hacia un oportunismo “estratégico” para hacer las posiciones comunistas “aceptables” para la “opinión pública” (economicismo obrerista, “asambleísmo”, “todos unidos”, “indignacionismo”...).
Draba junio 2018
[1] [167] https://ici.radio-canada.ca/premiere/emissions/aujourd-hui-l-histoire/segments/entrevue/69025/mai-1968-paris-france-manifestations-etudiants-violence [189]
[2] [168] OAS: Organización del Ejército Secreto, grupo terrorista francés de extrema derecha inspirado por los partidarios de mantener Argelia bajo el dominio de Francia.
Los trabajadores nuevamente somos víctimas y testigos del verdadero rostro de la clase política peruana, considerada como una de las peores de la región y el mundo. Esta mafia compuesta ,entre otros, por los ladrones del Apra [1], los Fujimoristas [2], lo que queda de los PPKs [3],los del partido de la "plata como cancha" y como no, la inefable izquierda del Capital -del Frente Amplio y Nuevo Perú hasta los maoístas reciclados del Movadef [4]. Todos sin excepción son parte de la actual decadencia en su fase de Descomposición del sistema Capitalista .No sólo se han revelado sedientas de dinero con el destape de Lava jato [5] sino ahora también con los "Audios de la vergüenza", llenos de prebendas y coimas en favor de jueces y fiscales. Estos escándalos no son sino la evidencia más cruda de la Decadencia de este sistema capitalista y de la Democracia y sus instituciones. La Democracia, con sus elecciones y sus cacareos sobre los derechos ciudadanos no es otra cosa que LA DICTADURA DEL CAPITALISMO SOBRE EL PROLETARIADO, LA LEGALIZACION DE LA EXPLOTACIÒN DE LOS TRABAJADORES POR LOS CAPITALISTAS; ESE ES EL VERDADERO ROSTRO HORRIBLE DE LA DEMOCRACIA, Orden social que la prensa nos vende como el mejor de los mundos.
TODA ESTA PODREDUMBRE QUE HOY VEMOS ES PARTE DE LA DESCOMPOSICION DEL CAPITALISMO [6]. La famosa Corrupción no es una "falla", ES PARTE DE ESTE ORDEN BURGUES y esto no se "cura" ni se "limpia" con nuevas elecciones, cerrando el congreso, pidiendo "que se vayan todos" o con marchas ciudadanas que piden reforma del poder judicial, propuestas utópicas y pequeñoburguesas que nos venden los colectivos ciudadanistas, la izquierda, los sindicatos, IDL y las ONG, propuestas QUE NO VAN A LA RAIZ DEL PROBLEMA .EL verdadero problema no son unas cuantas "manzanas podridas”. Es el sistema en su conjunto el que esta apolillado y cruje con cada escándalo y destape. Sólo LA DESTRUCCION DEL CAPITALISMO POR SU ENEMIGO HISTORICO, LA CLASE OBRERA, los trabajadores CONSCIENTES Y AUTORGANIZADOS POLITICAMENTE, TRAERAN UNA SOCIEDAD DIFERENTE, sin explotados ni explotadores, donde por fin dejaran de existir la podredumbre política y llegara a su fin todos los sufrimientos a que nos somete el orden actual.
La burguesia no ha dejado escapar la ocasión para, por medio del Congreso, aprobar o mantener las leyes que tantas ganancias le han generado desde los 90, a costa de la superexplotacion, por ejemplo de los trabajadores de la pesca o la agroindustria. Pero como la economía no ha crecido lo que se esperaba Vizcarra hace pagar a los trabajadores las consecuencias de la crisis y el déficit fiscal con el aumento del ISC [7] "gasolinazo" es un ataque directo del Estado y la burguesia contra los trabajadores y sus ya paupérrimas condiciones de vida. La subida de los precios y el aumento del desempleo son las consecuencias de la crisis.
En Arequipa, Puno, Cajamarca la población ha bloqueado carreteras y paralizado los comercios. En Lima se han desarrollado varias huelgas (maestros, médicos, obreros).En este escenario de confrontación la burguesia peruana moviliza a su Estado y juega a dividirnos lanzando al ruedo todos sus instrumentos políticos y sindicales de contención del descontento de los trabajadores. Por ejemplo, mientras el gobierno reprimía a varazos y bombas lacrimógenas las marchas, las centrales sindicales se reunían en palacio con Vizcarra. Pese a ello, la lucha ha continuado sin embargo, aun no hay una respuesta profunda y eficaz de la clase obrera contra sus explotadores. Nuestra clase, sigue presa de la ideología burguesa y pequeño burguesa, atraviesa una situación de extrema debilidad y falta de organización no sólo en el Perú sino a nivel planetario. Pero esta situación no será eterna como quisieran los políticos e ideólogos del Capitalismo. El ejemplo de los trabajadores rusos y los soviets en 1917 o el resurgimiento de las luchas obreras en Mayo del 68 son ejemplos históricos que han dejado lecciones, y que frente a la espesa niebla de la Descomposición social, la gran nave de la clase obrera mundial seguirá dando luchas en el futuro.
!TRABAJADORES!, este debe ser el norte de nuestras luchas:
1) Movilizarnos contra todos los ataques a nuestras condiciones de vida, contra los paquetazos .Que nadie se quede en casa. Ganemos la calle.
2) Autorganizarnos para dirigir NOSOTROS MISMOS nuestras luchas a través de ASAMBLEAS ABIERTAS a todos (trabajadores, estudiantes, desempleados, jubilados)
3) Solidaridad con todos los trabajadores en huelga, rompamos el aislamiento y el sectorialismo.Toda lucha obrera es nuestra también.
4) No a la xenofobia contra nuestros hermanos venezolanos. Ellos también son trabajadores, proletarios, que han arribado huyendo de la pesadilla chavista y que están y estarán con nosotros en las luchas contra el Capital y su Estado.
Internacionalismo Peru, sección de la Corriente Comunista Internacional
1. APRA: Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido burgués fundado por Víctor Haya de la Torre que en su demagogia llegó a coquetear con el estalinismo. Actualmente está muy descompuesto.
2. Fujimoristas: Son miembros del partido representado por Alberto Fujimori Fujimori, partido llamado inicialmente Cambio 90, actualmente dicho partido es liderado por la hija de Alberto F. Keiko Fujimori.
3. PPK: Pedro Pablo Kuzinsky, presidente del Perú que dimitió por corrupción a principios de 2018. Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4280/ppk-fujimori-y-la-clase-politica-contra-los-trabajadores-en-peru [190]
4. Movadef: Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales, es el brazo político de Sendero Luminoso.
5. La comisión Lava Jato, es un grupo investigador dentro del congreso de la republica del Perú, que investiga actos de corrupción de funcionarios públicos vinculados a empresas Brasileñas como Odebrecht.
6. Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]".
7. ISC: Impuesto Selectivo al Consumo, es un impuesto indirecto que, a diferencia del IGV, solo grava determinados bienes (es un impuesto específico); una de sus finalidades es desincentivar el consumo de productos que generan externalidades negativas en el orden individual, social y medioambiental, como por ejemplo: las bebidas alcohólicas, cigarrillos y combustibles.
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En los últimos meses, la clase trabajadora y la población en general en el Perú viene presenciado el verdadero rostro de la clase política tan nefasta y decadente. La descomposición y corrupción de la clase Política Burguesa en el Perú, es considerada como una de las peores de la región y del mundo. Estas mafias políticas conformadas por el APRA[1] (lo que queda de ellos en el poder), el fujimorismo (incrustados en el poder legislativo y otras instancias del Estado) y el partido de gobierno de PPK[2], con Vizcarra al frente, es una muestra de la decadencia política burguesa del País, pero también una manifestación palpable del avance de la descomposición del capitalismo decadente en esta parte del planeta[3].
Hemos venido presenciado una ola de corrupción, escándalos, abuso de poder, impunidad, que involucra a las mafias políticas y sus máximos representantes en el poder legislativo, representado por el Congreso de la Republica en el gobierno actual. Los principales representantes de estas mafias políticas se encuentran vinculados a la corrupción y el narcotráfico. La principal mafia que opera en el poder es la fujimorista, ellos han cerrado filas con su comisión Lava Jato[4] evitando a toda costa que su lideresa Keiko Fujimori, se vea involucrada e investigada en casos de corrupción. El máximo argumento de la comisión con Rosa Bartra a la cabeza, miembro del partido fujimorista es que: “en el caso de Keiko Fujimori, ella es investigada por lavados de activos y la comisión no está investigando lavados de activos, nosotros estamos investigando la corrupción del Estado en la adjudicación de proyectos y la distorsión que esto ha tenido…” [5]. Esta comisión no ha logrado los resultados esperados, ya ha gastado más de 3, 4 millones de soles y va en aumento, gastos en planillas a funcionarios y gastos logísticos generados todo pagado por el Congreso de la Republica. Además de la comisión Lava Jato, existen otros ejercicios de la mafia fujimorista que abusando de su poder, crean leyes que favorecen a grandes empresas, lobbys, vinculaciones con el narcotráfico, chantajes y control de medios de comunicación (a propósito de la nueva Ley Mordaza aprobada recientemente). El gobierno ha desarrollado un clima de incertidumbre, manipulación y represión sobre la población, muy similar al vivido en los dos gobiernos de Alberto Fujimori, esto implica la satanización de las luchas sociales (llamando terroristas a todos aquellas que salen a las calles a manifestarse y protestar) reprimiendo las mismas con las fuerzas policiales y la cárcel.
No hay que olvidar que la corrupción en el entorno presidencial, involucró al mismo PPK y fue el factor principal de su renuncia. Esta corrupción imperante en las instituciones del Estado, es lo que está al fondo de la dinámica actual de pase de facturas, de pugilatos, de confrontaciones entre personas, partidos o grupúsculos, los cuales tienen en común una serie de prácticas de tipo gansteril. La salida de PPK obedece en gran parte a la necesidad de lavar el rostro un poco a esta podredumbre, tratar de oxigenar un poco la política burguesa y por supuesto hacerlo de manera que el mismo PPK y allegados comprometidos en la corrupción salven su pellejo. Sin embargo, esta corrupción que impera hoy en el Estado peruano (y en el conjunto de Estados de la región y en variables medidas en el mundo) debe verse como una manifestación de la agudización de la fase de descomposición que vive globalmente el sistema. La descomposición le imprime una cualidad diferente a los fenómenos que le son propios, haciendo que tiendan a salirse del control de los mecanismos políticos y jurídicos con los cuales históricamente la burguesía ha impuesto orden en su sistema de explotación. Son estas fuerzas centrifugas las que obligan a la burguesía a buscar formas de distracción al proletariado, para confundirlo y atomizarlo. En este caso el deporte (con el mundial) es un ejemplo, pero detrás de todo esto también está el nacionalismo. Detrás de la consigna “por un Perú unido”, lo cual busca que los proletarios acepten la explotación y los sacrificios para apoyar el “interés nacional”, para hacer crecer la producción, entre otras engañifas.
La mafias recientemente descubiertas por audios y grabaciones, que operaban en el poder judicial y en el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) demuestran los tentáculos y conexiones de la corrupción ejercidos desde los grupos políticos en el poder perfectamente representados por el Fujimorismo. Este destape de corrupción en el sistema de justicia burguesa ha generado una crisis al gobierno y un duro golpe al aparato Estatal de la burguesia que lo gestiona hoy. Los jueces y demás miembros del CNM, involucrados en este escándalo de corrupción han generado una crisis que preocupa mucho a la burguesia, porque ha quedado al descubierto toda la podredumbre y corrupción de las máximas autoridades y vestiduras que brindan y administran justicia en la sociedad y como en toda sociedad burguesa la moral siempre está sometida a la justicia, situación que ha generado muchas repercusiones a todo nivel. Por supuesto que esta no es una situación nueva, siempre la corrupción estuvo en el sistema de justicia de este País y del mundo, siempre la justicia estuvo vendida al servicio del poder del capital y de las clases dominantes.
Es muy probable que esta situación de crisis temporal pase con algunas reformas y decretos que mantendrán todo lo mismo como hasta ahora los mismos que costarán mucho dinero por hacerlos.
Según las últimas cifras han habido en un mes más 160 mil nuevos despedidos, sumado a esto se vive una sobreexplotación sobre todo en el sector servicios donde los empresarios aprovechándose de la mano de obra barata que representa la inmigración de proletarios venezolanos presionan a la baja el nivel de salarios en algunos sectores del mercado laboral. El incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) por otro lado, aplicado recientemente en el País es una muestra más de los ataques que realiza la burguesía a las condiciones de vida de la clase trabajadora de este territorio. El incremento de dicho impuesto generó un efecto directo e inflacionario en el sistema de precios, específicamente en los combustibles, incrementando el costo de la canasta básica familiar y el costo de vida, golpeando directamente una vez más los bolsillos de la clase trabajadora. Ante esta situación la respuesta de varios sectores de trabajadores no se hizo esperar sobre todo en zonas del sur del país como Arequipa, Cusco, Cajamarca, Moquegua entre otros, donde manifestantes bloquearon pistas y carreteras enfrentándose contra la policía. Los manifestantes muchos de ellos choferes y transportistas protestaron contra el alza de precios de los combustibles y el incremento del ISC. Cabe mencionar que estos trabajadores fueron respaldados por agricultores y otros sectores de la población; en las ciudades del sur, estas olas de protestas fueron apoyadas por estudiantes y profesores como el caso de la ciudad de Arequipa. Paralelo a estas manifestaciones, en la Capital se desarrollaban marchas de protesta “contra Keiko” y “el Cierre del Congreso”. El desarrollo de cierto grado de indignación y critica de la población ha sido significativo, se ha dedicado varios espacios en los medios de comunicación burgueses preocupados por este desarrollo de rechazo generado por la población contra el congreso de la republica, sus mafias, partidos políticos tradicionales y el gobierno en general.
Adicionalmente, se desarrollaron huelgas en el sector de maestros, donde una vez más fueron aplacadas por las fuerzas del sindicalismo radical de la CONARE-MOVADEF, manipulando las luchas de los maestros, llevándolos al fracaso con sus “mesas de arbitraje y negociación”.
Este clima y escenario de indignación y de cierto desarrollo de lucha social contra las medidas del gobierno, se han visto afectadas e interrumpidas por los preparativos previos al mundial de futbol Rusia 2018. Una vez más el mecanismo del Futbol fue utilizado para calmar las aguas del descontento de los trabajadores, ante un clima de elevada indignación contra la situación político y social del momento. Mientras se desarrolla el Mundial de futbol El gobierno y el Estado Burgués traman sus negocios y afirman su dominio contra la clase obrera aprobando leyes en su contra. La clase obrera no desarrolla aun una respuesta eficaz y efectiva contra la clase explotadora, mientras no desarrolle su conciencia política, es claro.
Por otro lado, la cuestión de las movilizaciones, de las protestas, es importante señalar en principio que no estamos contra las manifestaciones de indignación de distintos sectores sociales o profesionales (lo que no implica que no hagamos nuestra critica al papel de los sindicatos y al gremialismo), lo que es esencial plantear es que hasta ahora esa indignación está atrapada en el callejón sin salida de las alternativas de la burguesía y pequeña burguesía. La indignación ha jugado un papel revolucionario solo cuando logra politizarse (un ejemplo lo constituye la revolución rusa y el papel jugado por los bolcheviques). Debemos plantear que esta indignación solo puede tener una perspectiva si logra integrarse a la lucha del proletariado y este logra transformar lo que hasta ahora son acciones que pueden resultar desesperadas o desmoralizantes para los trabajadores, en una recuperación de su combatividad en su terreno de clase, con sus propias consignas y planteando claramente su objetivo histórico.
Se ha desarrollado una crítica moderada de recambio burgués por parte de la población en general específicamente en sectores de la clase trabajadora; critica que parte de una conciencia ciudadana y de la ideología democrática, pero que en algunos momentos ha mostrado cierta reflexión y profundidad en la búsqueda de otras alternativas, como se pudo escuchar en algunas charlas en las manifestación “Contra Keiko”, “Por el cierre del Congreso”. De todas formas existe aún un peso fuerte de la ideología dominante y una débil situación histórica y política del proletariado hoy en día. Esta situación no constituye un fatalismo, que no hay nada que hacer; el proletariado aún con sus debilidades no está derrotado y sólo su fuerza revolucionaria puede imprimir un cambio al caos, a las necesidades y penurias que nos impone el sistema.
“El método de análisis de la realidad social: Para reconocer y comprender la reanudación de las luchas obreras hay que apropiarse del método marxista de análisis de la realidad social. Ese método no consiste en hacer fenomenología. No se puede comprender ni explicar ningún fenómeno social a partir del fenómeno mismo, por sí mismo y para sí mismo. El fenómeno social, la lucha de clases, sólo se puede comprender si se sitúa en el desarrollo del movimiento social general. El movimiento social no es una suma de fenómenos sino un todo que los contiene a todos y a cada uno”.
“El movimiento de la lucha proletaria es a la vez internacional e histórico. Desde ésos dos puntos de vista, mundial e histórico, es como los revolucionarios pueden comprender la realidad social, la situación de la lucha de su clase”.
“Por otra parte, el trabajo teórico y de análisis de los revolucionarios no es una reflexión pasiva, un simple reflejo de la realidad social; tiene un papel activo, indispensable en el desarrollo de la lucha proletaria. No es algo exterior al mismo movimiento de la lucha de clases; forma parte integrante de la lucha del proletariado. Siendo los revolucionarios parte, muy precisa y particular, de la clase obrera, su actividad teórica y política son aspectos concretos de la lucha revolucionaria del proletariado. Los comunistas sólo pueden apropiarse del método marxista situándose como factor activo en el movimiento de la lucha de su clase, y desde un punto de vista mundial e histórico”.
“El método marxista no se contenta con comparar dos fotos tomadas con unos años de intervalo. No se contenta con quedarse en la superficie de las cosas. Para los revolucionarios consecuentes, se trata de comprender la dinámica profunda, el movimiento histórico de las luchas obreras”.
“En efecto, aunque es una condición indispensable para el desarrollo de la lucha de la clase obrera, el hundimiento del capitalismo en la crisis no basta para explicar este desarrollo. El ejemplo de la crisis de 1929 y el de los años que preceden a la Segunda guerra mundial nos lo prueban. En los años 30, los terribles ataques de la crisis económica no provocaron más que una gran desmoralización y gran desorientación en el proletariado, que acababa de sufrir la mayor derrota de su historia y tenía que aguantar el peso de las mistificaciones "antifascistas" y de "defensa de la patria socialista" cuya finalidad era amarrarlo al Estado burgués tras los partidos de izquierda y los sindicatos”.
“La situación es muy diferente hoy en día. El proletariado de hoy no está derrotado y hemos visto más arriba que lo que determina la oleada actual de luchas de la clase es su capacidad de digerir, de madurar sus derrotas parciales, de dar una respuesta a las armas ideológicas que le opone la burguesía. Las condiciones objetivas (la crisis económica, la miseria que se generaliza,...) no son las únicas; se deben añadir condiciones subjetivas favorables: la voluntad consciente de los obreros de no aceptar más sacrificios para salvaguardar la economía nacional, la no adhesión del proletariado a los proyectos burgueses (económicos y políticos), la comprensión cada vez mayor del carácter antiobrero de la izquierda y los sindicatos,...”
“Y cuanto más importante se hace el factor subjetivo en el desarrollo de las luchas obreras, más fundamental es la intervención de los revolucionarios en ellas. Por ser la expresión más elevada de la conciencia de clase, los comunistas son indispensables, no sólo por su trabajo teórico, político y su propaganda. No solamente serán indispensables mañana en el período revolucionario, sino que ya hoy son indispensables en el proceso actual de reanudación de la lucha de su clase, de maduración de la huelga de masas. Al denunciar las trampas y los callejones sin salida que utiliza el capitalismo contra el proletariado, estimulan, catalizan y aceleran el desarrollo en la clase de una conciencia clara de la naturaleza de esas trampas y del papel verdadero de la izquierda y de los sindicatos. Además, aunque no se hacen ilusiones sobre la importancia de su impacto inmediato, los revolucionarios contribuyen a que las luchas se orienten hacia una autonomía mayor de la clase obrera frente a la burguesía, hacia la extensión y coordinación de las luchas: envío de delegaciones masivas a otras fábricas, piquetes de huelga, manifestaciones,...; en fin, todo lo que refuerce la organización, por los obreros mismos en sus asambleas generales, de esa extensión y de un desarrollo más amplio de la lucha de la clase”.
“Si no se reconoce o si se subestima la reanudación actual de la lucha de la clase, si se tiene una visión mecánica del desarrollo de la lucha, si no se comprende el papel activo que tiene la conciencia de clase en el desarrollo de la lucha, se llega al rechazo -por lo menos implícito- de la necesidad de la intervención de los revolucionarios hoy y, por lo tanto, del Partido comunista mundial de mañana. No basta con proclamar la necesidad del partido (Gracias, no obstante, a quienes lo hacen) para contribuir eficazmente al proceso que conduce a su futura constitución. En las luchas actuales, desde ahora, es donde se preparan las condiciones de su edificación, se construyen las organizaciones que lo formarán, donde los comunistas dan prueba de su capacidad para comportarse como vanguardia de los combates revolucionarios venideros. Para probar esa capacidad, tienen que mostrarse capaces de defender con rigor el método marxista, cuya ignorancia y olvido desarman políticamente al proletariado y lo conducen a la impotencia y a la derrota”.[6]
En ese sentido la CCI tiene un compromiso como organización revolucionaria, como referente en ese camino que le toca recorrer en las luchas de la clase obrera mundial. La revolución rusa en octubre de 1917 y las experiencias de Mayo del 68, son dos grandes lecciones históricas que contienen y explican situaciones desarrolladas por la clase obrera que sirven de lecciones para nuestro aprendizaje en nuestras luchas futuras.
INTERNACIONALISMO PERÙ, Junio 2018
[1] APRA: Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido burgués fundado por Víctor Haya de la Torre que en su demagogia llegó a coquetear con el estalinismo. Actualmente está muy descompuesto.
[2] PPK: Pedro Pablo Kuzinsky, presidente del Perú que dimitió por corrupción a principios de 2018. Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4280/ppk-fujimori-y-la-clase-politica-contra-los-trabajadores-en-peru [190]
[3]Ver Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [47]
[4]La comisión Lava Jato, es un grupo investigador dentro del congreso de la republica del Perú, que investiga actos de corrupción de funcionarios públicos vinculados a empresas Brasileñas como Odebrecht
[5]Tomado del Periódico El Comercio del 01.03.2018
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A partir del 8 de julio, una serie de protestas espontáneas estallaron en el centro y sur de Irak involucrando a miles de manifestantes. Se extendió a través de ocho provincias del sur muy rápidamente y, quince días más tarde, a las calles de Bagdad. A estas manifestaciones siguieron importantes protestas en Jordania e Irán exactamente sobre los mismos problemas. El movimiento en Irak habría estado al tanto de estas protestas e inspirado por ellas dadas las similitudes básicas.
La clase obrera en Iraq es numérica y generalmente más débil que en los otros dos países, y aunque hay informes de manifestantes y reunión de los trabajadores del petróleo, el contenido y el contexto de esas reuniones no se conocen. Pero las fuerzas impulsoras de las protestas son temas de clase:
- Desempleo: las cifras oficiales de desempleo del 18% de los jóvenes no los cree nadie cuando más de 400 mil jóvenes se integran al mercado laboral cada año con pocas perspectivas de conseguir un empleo;
- Falta de servicios básicos: el calor de 50 grados ha aumentado aún más la miseria resultante de restricciones sobre los cortes de electricidad que sólo está disponible un corto periodo del día y a pesar de 40 mil millones de dólares asignados desde 2003 para reconstruir la red hidráulica del país.
- Salud: cánceres y otras enfermedades congénitas graves del cerebro y el cuerpo en niños y otras numerosas fallas graves de salud están aumentando en todo Iraq. Ya en 2009, la agencia Reuters informó que muchas familias estaban tomando la terrible decisión de dejar a sus hijos morir (1º de diciembre)[1]. La falta de cuidado en estos casos graves se refleja en todos los niveles de atención de salud en el país.
- Agua: similar a los manifestantes en Jordania e Irán (donde en el sur los militares desviaban grandes cantidades para alimentar sus agro-negocios), los manifestantes han exigido acceso a agua potable. La demanda de esta necesidad básica de agua potable muestra una convergencia de problemas económicos y ecológicos dentro de las protestas[2].
- Alquileres carísimos y salarios no pagados (Rudaw Media, 20 de julio, 2018).
- Corrupción y clientelismo: como en Jordania e Irán estos son elementos esenciales de la economía de guerra y los que viven en ella provocan en la indignación de las masas mientras las condiciones de vida declinan a través de todo el país. Los manifestantes también han denunciado el "fraude electoral".
El clérigo chiita más veterano de Irak, Ali al-Sistani, ha pedido al Gobierno que acepte las demandas de los manifestantes; similar "apoyo" a las protestas ha llegado del clérigo populista chiita, Muqtada al-Sadr[3] quien, conforme a un recuento, ganó las elecciones el 12 de mayo con la ayuda del Partido Comunista iraquí; el primer ministro del partido gobernante Sawa, Haider al-Abadi, prometió fondos y proyectos para responder a las protestas; y los saudíes, olfateando una oportunidad para contrarrestar la influencia iraní, han prometido «ayuda».
No sólo los edificios municipales y de gobierno han sido blanco de ataques de manifestantes sino también las instituciones chiitas desmintiendo su hipócrita "ayuda" a la ola de protestas. La delegación del populista "radical" al-Sadr para reunirse con los manifestantes fue atacada – esto fue mostrado en las imágenes de los medios sociales. Cada institución chiita importante ha sido rechazada y sus oficinas atacadas y lo que hace esto aún más importante es que los ataques han venido de sus propios electores en los territorios chiitas, con los manifestantes irónicamente usando el término Safavids para describir a sus líderes -una expresión que se refiere a anteriores dinastías chiitas, frecuentemente usada por los sunitas como término de abuso. Aviones iraníes fueron saqueados en el aeropuerto de la ciudad santa chiíta de Nayaf y el cuartel general de la milicia pro-iraní incluyendo a las unidades de movilización popular fue atacado e incendiado al igual que las oficinas de gobierno. Según Kurdistán News 24, del 14 de julio de 2018, unidades regulares del ejército iraquí se unieron a las protestas en al menos una provincia. Cuando las protestas dieron un paso adelante y golpeó Bagdad, Middle-East Eye, del 19 de julio de 2018, reporta el lema de las grandes multitudes: "¡no sunitas, no chiitas, laicos, laicos!".
El Primer ministro al-Abadi despidió un ministro y algunos funcionarios y prometió reformas, pero la respuesta abrumadora del Estado ha sido la represión, redadas, detenciones y torturas, mientras nuevas protestas han logrado la liberación de los detenidos. El gobierno declaró el "estado de emergencia" e impuso un bloqueo al internet desde el principio, y se usaron gases lacrimógenos, cañones de agua y munición real contra los manifestantes. Unidades antiterroristas fueron movilizadas contra los manifestantes en Bagdad, algo impensable sin el acuerdo favorable de los altos mandos estadounidenses y británicos que residen en la llamada "zona verde"[4]. Al menos 14 personas fueron asesinadas y 729 heridas según Human Rights Campaign, del 20 de julio de 2018. Pero las protestas desde hace unas tres semanas han continuado hasta este fin de semana cuando las fuerzas de seguridad atacaron a manifestantes fuera del consejo provincial y el campo petrolífero de Qurna, Basora.
Tanto en Irán y Jordania estos arranques de ira están dirigidos contra una economía de guerra y todo su detritus parasitario. Tanto en Irán como en Jordania la protestas de 2018 en Iraq son más extensas y más profundas que los brotes anteriores (en 2015 en el caso de Iraq) y es bastante obvio que los líderes religiosos tienen menos influencia. Las promesas del gobierno y la influencia de los líderes religiosos están perdiendo su fuerza en tanto que el proletariado y las masas luchan por sus intereses en estas escaramuzas contra el capital y su economía de guerra.
Baboon, 30 de julio, 2018.
[1] Mucho de este veneno ha sido introducido por las campañas de bombardeo de la Coalición encabezada por Estados Unidos/Gran Bretaña y especialmente a través de la propagación de uranio empobrecido. La mayor magnitud de los daños y deformidades se registra en los lugares más bombardeados: Falluyah y Basora. En Londres, el Ministerio de defensa utiliza la vieja frase, "no hay evidencias" y los políticos británicos que son rápidos para denunciar los bombardeos químicos de otros no dicen una palabra acerca de sus propias atrocidades
[2] No sólo en Medio Oriente hay falta de agua potable, según la Agencia de Protección Ambiental, más de 5 millones de estadounidenses están expuestos a agua potable que contienen toxinas por arriba de los niveles seguros (WSWS, 27 de julio, 2018). Y en un plano más amplio, si Trump ha rechazado generalmente el cambio climático, el Pentágono no lo ha hecho, y totalmente de acuerdo a los intereses del imperialismo de EEUU, ve esto, incluyendo la escasez de agua, como un peligro actual –según la referencia de Las Implicaciones de Seguridad Nacional de Riesgos Relacionados con el Clima y el Cambio Climático, 27.5.15
[3] Al-Sadr ha sido considerada por Occidente como "la nueva cara de la reforma", New York Times, 20.5.18
[4] Barrio de Bagdad lujoso y ultra protegido reservado a militares y asesores norteamericanos y otros “aliados”
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¿Acaso vivimos en una isla aislada del mercado mundial? ¡No! Los síntomas de una nueva enfermedad del capitalismo mundial aparecen: deudas gigantes de los Estados nacionales; depredación cada vez más feroz sobre la naturaleza que amenaza la propia supervivencia de la especie; condiciones cada vez más precarias de los trabajadores, sean del capital nacional o transnacional; descomposición social cada vez más acentuada, barrios obreros que se pudren en la violencia, los síntomas son claros: el capitalismo en decadencia han entrado en una nueva fase, la de descomposición.
¡La lucha de los trabajadores es una lucha en contra del capital! En el mundo aparecen huelgas contra las medidas de austeridad de los Estados, en Francia el gobierno de Macron impulsó una reformas a los trabajadores ferroviarios que desató una serie de huelgas “intermitentes”– controladas por los sindicatos, en Nicaragua la carnicería contra la clase obrera y sus familias se desató luego de que se aprobara, en abril de este año, la Ley de Seguridad Social que buscó que la crisis la pagaran los trabajos y pensionados, en Argentina el gobierno de Macri, de la misma forma que en Costa Rica, impulsa un paquete de ajuste fiscal que ha desatado el descontento social. El mundo siente crecer una nueva crisis del capitalismo mundial que busca que la crisis la pague el proletariado. ¡Es un mito que la crisis sea nacional! ¡Es el capitalismo en todo el mundo y ningún país se libra!
Luego de un largo periodo de inactividad, luego de 11 años, el proletariado costarricense ha salido a las calles a protestar por estos ataques del Capital. Sin embargo… han salido como abanderados de los sindicatos. La izquierda del Capital, el NPS, el PT, entre otros, ya insertos en estas estructuras sindicales, controlan todo, llevan a sus “líderes”, a los “especialistas” en política, a la “vanguardia”: ¡el proletariado debe de aprender a luchar por sus propios medios! La autoorganización al margen de los sindicatos, con la emergencia de una serie de comités independientes, fue uno de los puntos más altos de las luchas contra el TLC, luchas que fueron llevadas a los terrenos de la burguesía por… ¡LOS SINDICATOS!
En el capitalismo ascendente, cuando aún desarrollaba sus fuerzas productivas, los sindicatos cumplieron una función importante: la de arrancar de manera duradera mejoras reales a sus condiciones de vida. Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia los sindicatos cumplen una función vital para el Estado: están integrados en él, controlan, encuadran y frenan la lucha al ahogar cualquier impulso desde las bases por una lucha independiente.
¿Cómo luchar al margen de los “jefes” sindicalista o izquierdistas? ¡La izquierda del Capital no quiere saber nada de los Consejos Obreros! Luego de que aparecieran de manera embrionaria en la Comuna de París (1871) y de manera más desarrollada en Rusia (1905 y 1917), el proletariado mundial descubrió su forma de organización revolucionaria: los Consejos Obreros. En el caso ruso, su formación estuvo precedida de múltiples huelgas masivas dónde el proletariado, de manera creativa, creó organismos de lucha al margen del control de los sindicatos, y con mecanismos totalmente nuevos: Asambleas Generales que eligen comités revocables en todo momento, integrada por trabajadores, campesinos e estudiantes, etc. ¿Acaso se puede evolucionar a una organización de este tipo delegando – como lo hacen los “ciudadanos” cada cuatro años – el poder a los especialistas en política? ¡No!
Es necesario que el proletariado construya su propia experiencia en la lucha, que esta huelga sea un primer paso para crear condiciones para la emergencia de Consejos Obreros, la esperanza está en la creatividad de los sectores de proletariado que se podría integrar a la lucha al margen de los sindicatos. ¡Es necesario confiar en las capacidades creativas de nuestra clase! No tenemos que olvidar que el Estado utiliza con la mano izquierda a los sindicatos, y con la derecha las fuerzas represivas del estado: ¡LA POLICÍA! Ella no tiene nada que ver con el proletariado, el hecho de ser asalariados no los convierte en parte de nuestra clase: ¡son los defensores del Estado y del capital! El Estado costarricense vende la idea de su supuesto proceder “demócrata” pero no ha dudado en reprimir. Ya tenemos un muerto, y se avecinan luchas violentas en las próximas semanas que podrían agregar más. El director de policía Michael Soto ha sido claro: “tomaremos decisiones más radicales”. En estas épocas de represión masiva del Estado tiene que ser un terreno donde se forme una tradición de lucha revolucionaria. No tenemos nada que envidiar a la represión que se da en Nicaragua, ¡la policía jamás será “amiga” del proletariado!, ¡son los gendarmes del capital!
Las luchas deben de evolucionar a una mayor independencia organizativa, aunque el poder de los sindicatos costarricenses parece ahogar cualquier intento en ese sentido. Toda su agenda se basa en una “negociación” –como es de costumbre – con el Estado, aunque aún no se ha llegado a este estadio. Son “soluciones” paliativas para un sistema moribundo. Es necesario darle un sentido internacional a esta lucha, pertenecemos a una clase mundial, ¿cómo no ver lo que está pasando en el mundo y pensar que lo que pasa en nuestro país no tiene nada que ver con eso? ¡La crisis es del capitalismo en decadencia y en descomposición!
En las movilizaciones han aparecido banderas costarricenses. ¿Es que el interés de los trabajadores cabría dentro de la bandera de Costa Rica? ¿Es que el interés de los trabajadores coincide con el interés nacional? Rotundamente respondemos NO. El interés de los trabajadores, de la clase obrera, es la defensa de sus necesidades humanas (alimentarse, vestirse, vivienda, el porvenir de los hijos etc.) frente a los intereses del capital. El capital se agrupa en Estados – nación, la nación es la finca privada del conjunto de los capitalistas de un país. Hay una única manera de pagar la Deuda, de aumentar las ganancias de los capitalistas, de ser más competitivos en el mercado mundial: imponer más y más sacrificios a los trabajadores, incrementar la miseria, hacer más inhumanas las condiciones de trabajo y vida. El interés nacional es antagónico con el interés de los trabajadores. Estos solo pueden salvarse luchando contra el interés nacional del capital y buscando la solidaridad y la unidad internacional de la clase obrera.
Es necesario trabajar para ir logrando un cambio en las relaciones de fuerzas que nos enrumbe a el mayor de nuestros objetivos: ¡la caída del capitalismo! Esta es la única solución definitiva a nuestra miseria, y solo se puede hacer por nuestros propios medios, luchando, aprendiendo en los enfrentamientos, y sobre todo, impulsando medios organizativos totalmente nuevos que nos permitan una mayor autonomía, y sobre todo, una perspectiva internacionalista.
¡El ataque contra el proletariado es un ataque del capitalismo y tiene un sentido mundial!
¡Tenemos que aprender creativamente a luchar al margen de los sindicatos!
Simpatizantes de la CCI
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Ciertamente no es la primera vez que la burguesía italiana experimenta una grave crisis en su aparato político que repercute en su capacidad para formar un gobierno, como por ejemplo para integrar el gobierno de Monti en 2011 y el gobierno de Letta en 2013, que duraría sólo 10 meses. Sin embargo, la problemática gestación del gobierno de coalición de la Liga-5 Estrellas ha adquirido una dimensión política y un significado particularmente graves que podrían incluso generar una crisis constitucional, con la amenaza de una demanda de destitución por parte del Jefe de Estado del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de los Hermanos de Italia.
Tras una campaña electoral caracterizada por una confrontación muy dura entre las fuerzas políticas implicadas, en la que cada uno dijo que nunca aceptaría gobernar con los otros, donde florecieron las promesas más audaces que se hacen en nombre de la "defensa de la familia, de los precarios, de los jóvenes", el resultado electoral fue el triunfo del populismo, pero sin una clara mayoría de gobierno y una serie de vetos cruzados (la Liga contra el Partido Demócrata (DP), el DP contra la Liga, el M5S contra Berlusconi, etc.). Tras varios intentos del Presidente de la República, Sergio Mattarella, de distinguir, rechazar, retroceder y negociar con las partes interesadas, finalmente fue posible llegar a un acuerdo para formar un gobierno evitando el espectro de una vuelta inmediata a las urnas, que habría sido otro problema para la burguesía italiana, tanto porque habría prolongado la situación de gran inestabilidad con importantes repercusiones económicas, como porque el resultado de este nuevo voto ciertamente no era predecible y sólo podía posponer el problema. ¿Cómo explica esta tormenta?
Un primer problema importante es que la burguesía se enfrenta a nivel internacional con el desarrollo del populismo y su peso, así como con los efectos de la descomposición, en los partidos políticos con tendencia dominante al "cada uno por su cuenta"[1]. Como ya hemos argumentado en otros textos[2], este desarrollo es la consecuencia de la actual fase histórica. Grandes sectores de la población, especialmente el proletariado, experimentan a diario los efectos de la crisis cada vez más grave: el aumento de la inestabilidad económica, la profundización de la precariedad y la inseguridad social, cuyas causas son extremadamente difíciles de entender. Esto genera mucha rabia pero también una profunda pérdida de puntos de referencia, un sentimiento de impotencia y un miedo a todo lo que parece poner aún más en peligro su situación presente y futura. Además, los partidos "históricos", que por su experiencia política representaban para la burguesía un instrumento esencial para desviar y contener el descontento en el juego de la alternancia democrática, han sufrido una fuerte erosión de su credibilidad. En particular, los partidos socialdemócratas, considerados históricamente como los defensores de los trabajadores, han tenido que asumir por mucho tiempo todas las medidas y reformas económicas que han degradado seriamente la situación de la clase obrera, revelando así su carácter anti proletario.
Como dijimos s propósito de la victoria del Brexit, "el populismo no es otro actor en los juegos entre los partidos de izquierda y derecha; existe por el descontento generalizado que no encuentra forma de expresarse. Está enteramente en el terreno político de la burguesía, pero se basa en la oposición a las élites y el establishment, en la aversión a la inmigración, en la desconfianza hacia las promesas de la izquierda y la austeridad de la derecha que expresan una pérdida de confianza en las instituciones de la sociedad capitalista, pero no ven, por el momento, la alternativa revolucionaria de la clase obrera"[3].
Desde este punto de vista, estas fuerzas, hasta cierto punto, también pueden hacer un servicio útil a la burguesía porque canalizan la ira y la desconfianza en el campo democrático e institucional. Como ha dicho Di Maio estos días, fue el M5S el que trajo de vuelta al campo de la protesta democrática y a votar a la mayoría de los que se distanciaban de él porque estaban disgustados, desilusionados y enojados con la clase política y las instituciones. Pero a diferencia de los partidos "históricos" de la burguesía (derecha e izquierda) que, a pesar de todo, conservan todavía un cierto sentido del Estado, la visión de las fuerzas populistas se traduce en políticas concretas que a menudo van en contra de los intereses globales de la burguesía nacional, tanto en la política económica e internacional como en la defensa ideológica de la democracia, y por lo tanto constituyen un peligro para la coherencia y los intereses políticos de la misma clase dominante.
La presencia del fenómeno populista y el descrédito de los partidos históricos explican también la creciente dificultad de la burguesía internacional y, en particular en Italia, de controlar el circo electoral y predecir su resultado. Esta imprevisibilidad se vio, por ejemplo, con el Partido Demócrata, donde Renzi, sobre la base del 40.8% obtenido en las elecciones de 2014, se abofeteó a sí mismo con el referéndum sobre la Constitución de 2016, que anticipó el colapso actual de su partido político. En el pasado, el electorado mantuvo una cierta lealtad a los partidos tradicionales porque también correspondía a "ideales políticos" y programas que, al menos en palabras, sugerían opciones diferentes. La derecha y la izquierda del capital expresaron diferentes opciones para la gestión de la sociedad; el votante, aunque críticamente, se identificaba con uno u otro de estos partidos. Hoy en día, esta distinción ya no existe porque la crisis económica no permite opciones alternativas globales. Cualquier partido o coalición en el poder sólo puede llevar a cabo una política de empobrecimiento para la gran mayoría de la población, y no puede luchar contra el deterioro de las condiciones de vida en otros niveles (precariedad, inseguridad social, degradación del medio ambiente, etc.). Se vota, por tanto, a la fuerza política que, en ese momento, parece ser la "menos peor", la que tal vez, no parece hacer tantas promesas falsas o la que más responde a sus dudas. No es casualidad que el caballo de batalla electoral ganador del M5S fuera el "ingreso mínimo de ciudadanía" y la promesa de reducir el coste de la vida, especialmente en el sur de Italia, donde la pobreza, la precariedad y la falta de perspectivas pesan mucho en la vida cotidiana de la mayoría de la población. Para la Liga, sin embargo, es la seguridad, con la expulsión de inmigrantes y más policías en las calles, el derecho a la autodefensa y a un impuesto único lo que beneficia a los pequeños y medianos empresarios particularmente presentes en el Norte.
Recientemente hemos visto un fenómeno similar con las dificultades de la burguesía inglesa para manejar los efectos de Brexit, la burguesía norteamericana para contener las políticas irresponsables de Trump, la burguesía alemana para formar un gobierno de coalición que, aunque debe incluir a la CSU antieuropea, mantendría una política interna e internacional en línea con los intereses del estado alemán. Sólo en Francia, ante el peligro de una posible victoria de Marine Le Pen, la burguesía pudo encontrar la solución Macron que aseguraba la continuidad de las opciones políticas nacionales e internacionales y que, al mismo tiempo, se presentaba como una "renovación", "ni de derechas ni de izquierdas", respondiendo así a la desconfianza y al descontento crecientes.
Esto también explica por qué, en comparación con las elecciones en Italia (en la fase preelectoral y durante la crisis política), había una gran preocupación (especialmente por parte de los países europeos) y toda la presión de personalidades influyentes de la UE y del mundo empresarial, sobre el hecho de que, sea cual sea la composición del nuevo gobierno, esto no debería poner en tela de juicio los resultados obtenidos por Italia gracias a las reformas aplicadas en los últimos años, con la firme recomendación de no cambiar el rumbo hacia políticas imprudentes e irresponsables para el capital italiano que crearían inestabilidad internacional.
Veamos ahora más de cerca la situación italiana para comprender una serie de pasos importantes en la política de la burguesía nacional. Por ejemplo, ¿por qué el Presidente de la República, Mattarella, se negó a firmar el nombramiento de Savona como Ministro de Economía? ¿Por qué esta feroz lucha por un nombramiento? En realidad, Mattarella, que representa la parte más responsable de la burguesía nacional con una visión más amplia y de largo plazo de los intereses del capital nacional y los instrumentos necesarios para defenderlos, se encontró en una situación caracterizada por:
- el triunfo electoral de dos fuerzas que, aunque de manera diferente, son la expresión de un populismo caracterizado por una fuerte irresponsabilidad asociada a la ausencia de experiencia y profundidad política. El M5S nacido con el eslogan "¡Jódete!" dirigido contra "las castas parlamentarias bufones y malversadores", una vez en el parlamento tuvo que asumir un papel más moderado e institucional, pero sigue siendo una fuerza totalmente carente de experiencia en la gestión estatal y fuertemente caracterizada por una política que se basa en los estados de ánimo viscerales inmediatos del "pueblo" para ampliar su consenso y acceder a cotos de poder. Esto significa que se trata de una fuerza oscilante, en la que es difícil confiar en una situación que requiere rigor y responsabilidad mediante la adopción de medidas drásticas e impopulares. Después de todo, basta con ver la reacción infantil e irresponsable de Di Maio y Di Battista (en buena compañía con Meloni) inmediatamente después del rechazo de Mattarella a su propuesta de gobierno. Las repetidas amenazas de reprobación expresadas en varias entrevistas y en la reunión de Nápoles, así como las declaraciones de la Liga a través de la boca de Salvini, han alimentado en la web un clima de ataque contra las instituciones y en particular contra Mattarella, el más alto cargo del Estado. Por último, a pesar de las garantías actuales, el M5S siempre se ha opuesto a la interferencia de la UE en la política económica de Italia y está a favor del retorno a la moneda nacional.
La Liga, que ya ha asumido responsabilidades gubernamentales con Bossi en el pasado, se presenta como menos versátil y más coherente y (después de haber abandonado su carácter regionalista) se presenta como una fuerza nacional. Sin embargo, sigue siendo una fuerza con una fuerte connotación antieuropea ("Italia no debe ser controlada por Alemania"), rusa y xenófoba ("si yo fuera al gobierno, empezaría con un gran barrido, establecería reglas para armar y proteger las fronteras desde los Alpes hasta Sicilia")[4].
Estos dos partidos podrían poner en tela de juicio la elección de Italia de alianzas imperialistas, ambas más o menos explícitamente a favor de una "apertura" hacia Rusia;
- un programa de gobierno (el del contrato de gobierno del M5S y de la Liga) que, tras un torrente de palabras, esconde una incoherencia total en algunas opciones cruciales de la política económica, como el empleo, mientras que en otras, propone medidas como el ingreso de los ciudadanos, el impuesto único y la abolición de la reforma Fornero sobre las pensiones, abolición que no sólo no cuenta con financiación presupuestaria, sino que pone en entredicho peligrosamente los resultados pobres pero positivos desde el punto de vista de los intereses del capital italiano obtenidos por el Estado en los últimos años. Este contrato, por otra parte, estaba asociado a un Ministro de Economía, Savona, que, aunque asegura hoy que no quiere proponer una salida inmediata de la UE, es un declarado antieuropeo y sin duda podría haber aplicado su política con problemas obvios para el Estado italiano dentro de la Unión;
- un aparato político muy desacreditado (el Partido Democrático y Forza Italia de Silvio Berlusconi, esta última fracción de centroderecha que sólo ha ganado poder en el pasado como miembro de una coalición con la Liga y los Hermanos Italianos), incapaz de construir una alternativa real a las fuerzas populistas, también porque está desgarrado por enfrentamientos y divisiones internas.
Todo ello en un contexto en el que, más allá de las bellas frases sobre la "defensa de los intereses de los italianos", todo el mundo ha intentado defender sus propios intereses, mantener y reforzar el lugar obtenido en la escena política en detrimento de los demás. Por ejemplo, en el caso de la negativa del DP a aceptar al M5S, lo que probablemente le habría desacreditado aún más, o la Liga, que jugó con descaro a favor de su éxito electoral tanto en la negociación con el M5S como dentro de la coalición de centroderecha.
Teniendo en cuenta este marco y la prioridad absoluta del Estado italiano de garantizar una estabilidad relativa en su presupuesto, su capacidad de negociación en el seno de la UE y su respeto por las alianzas imperialistas actuales, está claro que la estructura de gobierno planeada causó gran preocupación a la clase dominante. De ahí el veto al nombramiento de Savona impuesto por Mattarella, que cumplió plenamente el papel conferido por la Constitución al Presidente de la República como garante de la defensa de los intereses nacionales. De hecho, Di Maio tiene razón cuando, en la reunión de Fiumicino, dijo: "En este país, puedes ser un criminal condenado, un evasor de impuestos condenado,... puedes haber cometido crímenes contra la administración pública, puedes ser una persona investigada por corrupción y convertirte en ministro. Pero si has criticado a Europa, ni siquiera puedes permitirte el lujo de ser Ministro de Economía”. De hecho, así es como funciona porque, contrariamente a lo que él, Grillo, Salvini, Meloni, Travaglio y otros quieren hacernos creer, la Constitución italiana, y la de cualquier otro Estado, no es más que un instrumento en manos de la clase dominante para controlar y gestionar su dominio sobre la sociedad de la mejor manera posible, en un marco democrático, para salvaguardar el capital nacional en el plano económico y político a escala internacional.
Sin embargo, la burguesía, ya sea en Italia, Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos, también tiene otro problema: no puede excluir de la formación del gobierno a las fuerzas populistas que ganan las elecciones porque eso demolería toda la mistificación democrática que constituye el arma más poderosa de su dominación. De ahí la tendencia extremadamente cautelosa, paciente y expectante de Mattarella en su intento de formar un gobierno lo más fiable posible, como Angela Merkel intentó hacer en Alemania. El problema adicional que plantea la situación actual en Italia es que no ha habido aquí la posibilidad de unir a Salvini y Di Maio con una tercera fuerza a desplegar. No es casualidad que el primer intento de Mattarella fuera tratar de formar todo un gobierno de centro-derecha con el M5S y por lo tanto con la presencia de Forza Italia, porque, a pesar de todo el descrédito que sufrió Berlusconi, en su experiencia de gobierno, sin embargo mostró lealtad a la OTAN y a la UE, lo que en el gobierno habría dado un poco más de garantías a la burguesía.
El gobierno de Conte, finalmente formado, conserva toda su naturaleza problemática y tendrá que ser manejado. Pero la firmeza de Mattarella sobre el Ministerio de Economía y el papel institucional del Presidente de la República al menos obligó al M5S y a la Liga a retroceder en sus anteriores actitudes irresponsables de protesta y a expresar su opinión explícita sobre la posición de Italia a nivel internacional.
Como ya hemos dicho, el programa de este nuevo gobierno no tiene nada que mejorar en una situación en la que el aumento de la pobreza y la precariedad, la falta de perspectivas y la degradación social son experimentadas dramáticamente por la abrumadora mayoría de los explotados que ya no pueden ni siquiera vender lo único que tienen, su mano de obra, o si tienen un trabajo, es sólo en condiciones de esclavitud que a menudo ni siquiera permiten la supervivencia. Las principales medidas prometidas serían el "ingreso de los ciudadanos" y el impuesto único. La primera, ya ampliamente redimensionada con respecto a las promesas preelectorales implica unas condiciones de chantaje crecientes: o aceptas cualquier tipo de trabajo con cualquier salario, o no tendrás nada más. De hecho, eso significa que tienes que vivir con 780 euros al mes, una cifra que ni siquiera cubre el coste del alquiler y un techo sobre tu cabeza. El impuesto a la vivienda, por su parte, no quita nada y no añade nada para los ingresos bajos, pero permite un montón de ahorros para los ingresos altos. Paradójicamente, favorece a varios empresarios del tipo Berlusconi, y no a los ingresos salariales. Es cierto que, a juzgar por los primeros pasos del gobierno de Conte, la consolidación de las cuentas públicas y de las políticas internacionales sólo puede hacerse a expensas de los trabajadores que son los productores de la riqueza nacional.
Sin embargo, el efecto más grande sobre el proletariado de toda esta farsa electoral y los acontecimientos recientes es a nivel ideológico.
No cabe duda de que los acontecimientos de los últimos meses han causado incredulidad y confusión, pero también han desacreditado y eliminado las ilusiones hacia una clase política dividida, vacilante en sus opciones políticas e incapaz de hacer frente a una situación trágica. Tampoco hay duda de que esto da lugar a una reflexión, a preguntas y a un intento de entender las razones de todo esto, más allá de la contingencia de la formación de este gobierno. Pero este proceso de reflexión se ve obstaculizado y desviado por toda una serie de mistificaciones utilizadas en particular por la Liga y el M5S que empujan a los proletarios a buscar la razón de su sufrimiento en tal o cual mal particular, tal o cual institución, pero nunca en el sistema económico capitalista que, basado en la explotación, la competencia, la lucha entre estados-nación, sólo puede favorecer a una pequeña minoría dominante en detrimento del resto de la humanidad. Así, los refugiados, los inmigrantes, se convierten en chivos expiatorios, en "invasores" contra los que habría que protegerse, la dependencia de Alemania asumiría la responsabilidad de unos impuestos abrumadores, la inundación de las rentas vitalicias y de los cuerpos policiacos, sería lo que provocaría la pérdida de puestos de trabajo, lo que obligaría a la gente a vivir con salarios miserables y privaría a la nueva generación de cualquier posibilidad de una vida decente.
Sin embargo, las mistificaciones más perjudiciales que han recuperado toda su fuerza en el último mes son la defensa de la democracia y el nacionalismo. El No a Savona de Mattarella desató un resonante coro del M5S, de la Liga, de los Hermanos italianos y de toda una serie de representantes de los medios de comunicación como Travaglio, según el cual la democracia sería pisoteada, queriendo impedir que gobernaran los partidos libremente elegidos por el "pueblo soberano". Por esta razón, Mattarella y sus compañeros serían títeres bajo las órdenes de otras naciones que quieren dictar su ley al "pueblo" italiano.
Esta campaña tuvo cierto eco en la población y también en el proletariado, provocando una división entre dos bandos opuestos: entre los que defendían las instituciones (representadas por Mattarella en este caso) y los que defendían la soberanía del "pueblo italiano" contra la injerencia de estados extranjeros. Esta oposición es sólo aparente, porque la idea que une las dos posiciones es la defensa del Estado democrático como expresión de los intereses de los "ciudadanos" de una nación determinada que deciden su propio destino mediante el voto.
Pero es precisamente el peso de esta mistificación lo que impide que la clase obrera tome conciencia de la naturaleza fundamental de este sistema y de sus aparatos. La democracia lleva consigo la idea de que la base de la sociedad no son las clases sino el individuo y que el individuo, como "ciudadano", sólo puede actuar delegando en un grupo más amplio (partido, sindicato o institución) la defensa de sus intereses. Esto es lo que lleva a millones de proletarios a votar, a creer que tal o cual partido puede cambiar algo, a pesar de la creciente desilusión y desprecio hacia los partidos, a pesar de la cólera por las condiciones de vida impuestas y la conciencia de que la propia dignidad del ser humano es pisoteada en esta sociedad. El nacionalismo refuerza esta idea al presentarse como la única esfera de defensa del individuo como parte de un todo nacional, donde nuestros intereses como explotados podrían encontrar un compromiso con los que nos explotan y oprimen, para salvaguardar un mínimo de seguridad contra un enemigo común que podría ponerlo en tela de juicio (ya sea la interferencia de otras potencias o la afluencia de inmigrantes). Esto refuerza aún más la dificultad del proletariado para concebirse a sí mismo como parte de una clase con intereses distintos al resto de la sociedad, una clase mundial en la que millones de trabajadores están en la misma posición y deben defenderse contra los mismos ataques del capital, ya sea en Italia, Alemania, China o Estados Unidos. Por lo tanto, los dos aspectos de esta mistificación tienden a mantener a los trabajadores vinculados al Estado y a sus instituciones pero, sobre todo, dificultan la toma de conciencia de la clase como fuerza social colectiva que no sólo puede defenderse realmente, sino también cambiar la sociedad de manera concreta y radical.
El populismo alimenta fuertemente estas mistificaciones, que son las principales armas de la dominación burguesa. Sólo redescubriendo esta identidad de clase, de una clase explotada y revolucionaria, el proletariado podrá enfrentarse a la trampa de la democracia, de la ideología populista y, sobre todo, luchar desde la raíz contra el sistema capitalista y sus consecuencias perjudiciales para la humanidad.
Tomado de Rivoluzione Internazionale, órgano de la CCI en Italia, 13 de junio de 2018
[1] Véanse nuestras Tesis sobre la descomposición, última fase de la decadencia capitalista, escritas en mayo de 1990 y reeditadas en la Revista Internacional Nº 107. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [47]
[2] Contribución sobre el problema del populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [199] y Resolución sobre la situación internacional del 22º Congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [20]
[3] Las crecientes dificultades para la burguesía y la clase obrera, Revolución Internacional No. 459
[4] Entrevista con Salvini di Fatti y Misfatti el 29 de enero de 2018
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Un malestar se viene manifestando en diferentes países del mundo y categóricamente no se debe al fenómeno migratorio. Nadie es originario de ningún lado, la humanidad, desde sus orígenes es migrante, aunque las razones por las que ha inmigrado, efectivamente son distintas en cada época y por tal motivo, lo que hoy viven miles de familias venezolanas, sirias, nicaragüenses, de medio oriente, son las repercusiones de la descomposición del sistema capitalista a nivel mundial que la burguesía en su conjunto es incapaz de detener, y por tal motivo, los estados corroídos, más bien lo usan para azuzar el odio, la prepotencia, la xenofobia, el nacionalismo[1]. Incluso hablan de democracia cuando esta forma ideológica, igual que las demás categorías burguesas, se han prostituido sin precedentes en la historia humana. El humanismo del cual, uno que otro gobierno intenta esgrimir en Colombia, Alemania, Ecuador, Francia Perú, etc., frente a los migrantes, es falso, tan falso como el discurso ideológico que sostiene la burguesía de cualquier tiente, que Venezuela o Nicaragua están como están por los efectos de una supuesta dictadura o de un supuesto “socialismo” que en esos países se lleva a cabo, en estos dos países, se ejecuta la peor forma de capitalismo de estado que no difiere del capitalismo de estado de derecha o populista en Estados Unidos, Europa o China[2].
Venezuela y Nicaragua, son las expresiones más desastrosas de la burguesía y un claro reflejo de lo que podría ocurrir en el conjunto de la humanidad si la descomposición se acelera sin que nadie la detenga. En las décadas de los 70 y de los 80 del siglo XX, la migración de argentinos, chilenos, uruguayos, colombianos y centroamericanos, fue el producto de los síntomas de la descomposición con dictaduras sanguinarias como la de Pinochet, por ejemplo o de guerras civiles como ocurrió en Colombia y Centro América, pero hoy, la inmigración de venezolanos o de Medio Oriente, se debe a tres factores escalofriantes de la descomposición: el hambre, la inseguridad y las enfermedades.
La indolencia de la burguesía cada vez con su apuesta al sálvese quien pueda, expresa claramente que el capitalismo no tiene porvenir para la humanidad y esa es la razón para no intervenir con el Estado venezolano, ni tampoco implementar ningún tipo de contingencia con la cantidad de inmigrantes que cada día salen de Venezuela, Medio Oriente o Nicaragua. Ningún Estado ha intervenido sensatamente frente a este fenómeno, más que para sacar tajadas electorales o aprovecharse de la mano de obra barata con un falso humanismo, y con una clase obrera debilitada, se está volviendo caldo de cultivo el odio, el nacionalismo, la acusación, de que los migrantes son un peligro, una amenaza para un sistema, que hemos repetido varias veces, que está en completa descomposición.
Ante este siniestro panorama, tanto los trabajadores de los países sudamericanos, europeos, norteamericanos, asiáticos, no pueden caer en la trampa del sálvese quien pueda y para ello, habremos de denunciar que todos los Estados del mundo tienen la tendencia a la descomposición, cuya crudeza, por el momento se expresa de manera significativa en Venezuela. La clase obrera mundial, es la única que podría detener la descomposición capitalista y por esa razón, el primer acto genuino, propio del proletariado, es la solidaridad, el trabajo asociado y la organización independiente. En este terreno fangoso de la descomposición, el proletariado tiene que recuperarse, y lo hará porque es la única clase antagónica de la sociedad capitalista, sin embargo, para cambiar el curso de la historia, no sólo será suficiente querer, sino estar convencida que puede cambiar el curso de la historia como el proletariado mundial de inicios del siglo XX que detuvo la Primera Guerra Mundial y sobre ella, la Revolución Rusa de 1917, pero para ello tuvo que aprender que el Estado, la democracia, el parlamentarismo, el sindicalismo, no servían para transformar la realidad burguesa de ese entonces, de igual modo, para confrontar la descomposición capitalista en todos los países, no podrá hacer uso de esas formas prostituidas de la burguesía, para ello debe debatir y organizarse como clase independiente y de ese modo, dar con su propio programa histórico: la construcción de una comunidad humana mundial, sin estados, sin clases sociales, sin explotación, sin guerras.
En cualquier parte del mundo, dos o más hermanos proletarios que se junten a discutir los problemas de su clase, es un avance significativo para las perspectivas de la humanidad.
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES UNÍOS!
Internacionalismo Perú, Venezuela, Ecuador y Núcleo de Brasil, secciones de la Corrientes Comunista Internacional.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [47]
[2] Para la CCI, siguiendo los aportes de la Izquierda Comunista, la tendencia al capitalismo de Estado es una tendencia universal que se impone en todos los países, se proclamen “comunistas” o “liberales”. Ver los puntos IV y V de nuestra Plataforma Política. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [111]
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La lucha de la clase obrera no es únicamente económica, es también, como decía Engels, política y teórica, y, podríamos añadir, cultural y organizativa. Los frutos de su lucha no son pues, únicamente económicos, mejora de las condiciones de vida, sino que son igualmente políticos, organizativos etc. La contribución a la renovación de las organizaciones políticas proletarias es un fruto muy importante de las luchas obreras.
La Izquierda Comunista fue la primera, ya desde 1919, en combatir la degeneración de la Internacional Comunista y lo hizo con determinación, conciencia crítica y fuerza teórica. A diferencia de la Oposición de Izquierdas de Trotski no se limitó a una simple resistencia a ese proceso, sino que buscó sacar lecciones en profundidad, comprender las causas de la derrota y la degeneración, ver las perspectivas que se desgajaban de la nueva época abierta tras el fin de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Hizo un trabajo de Fracción[1], lo que consistió en someter a la crítica los 4 primeros congresos de la Tercera Internacional, no dudando en rechazar posiciones erróneas u oportunistas que esta adoptó. Entre las primeras la cuestión nacional, parlamentaria o sindical; respecto de las segundas el Frente Único, los Gobiernos Obreros etc. En esto marcaba una clara diferencia de clase respecto a la Oposición de Izquierdas que aceptaba acríticamente las resoluciones de los 4 primeros congresos[2].
Sin embargo, la Izquierda Comunista estaba en una situación de gran debilidad al principio de los años 60. Uno de sus componentes, lo que se ha dado en llamar el “bordiguismo”, había caído en un sectarismo demoledor dividiéndose en numerosas sectas cada cual reclamando ser “el auténtico partido comunista internacional”, llegó a haber ¡hasta 6 partidos comunistas internacionales! Por su parte, la corriente de Battaglia Communista daba bandazos hacia un lado u otro, manifestando un oportunismo congénito. En fin, los grupos consejistas habían caído en el anarquismo, visiones obreristas, degenerando cada vez más en posiciones burguesas, como, por ejemplo, apoyando la liberación nacional[3].
Se trataba de un panorama desolador que podía significar la pérdida para el proletariado de la única corriente que había logrado mantener sus posiciones de clase. La constitución de Internacionalismo en Venezuela en 1964 fue la primera respuesta a esa amenaza. Bajo el impulso del camarada MC[4], este grupo formado por elementos muy jóvenes recuperó el legado de Bilan e Internationalisme, los exponentes más claros y avanzados de la Izquierda Comunista[5].
Internacionalismo luchó sin cuartel contra los engaños de la “liberación nacional” que entonces estaban muy de moda en todo el mundo y particularmente en Sudamérica donde proliferaban los grupos guerrilleros “guevaristas”. También desarrolló una discusión internacional participando en la Conferencia de Detroit de 1965 donde asistieron grupos consejistas alrededor de Paul Mattick y a la que sometió unas Tesis contra la liberación nacional. También mantuvo en Europa discusión “con toda una serie de grupos que se basaban en posiciones de clase tales como Fomento Obrero Revolucionario de España, el Partito Comunista Internazionalista - Battaglia Comunista- y el PCI - Programa Comunista - de Italia, y el Groupe de Liaison pour l' Action des Travailieurs (GLAT), Informations et Correspondances Ouvrieres (ICO), Pouvoir Ouvrier de Francia y también con algunos elementos de la Izquierda holandesa”[6]. En 1967 MC y otros miembros de Internacionalismo realizaron una gira por Europa discutiendo con Munís[7], con Battaglia Communista y con nuevos elementos que se preocupaban de buscar una posición revolucionaria.
Esta intensa labor de contactos y discusiones internacionales contribuyó a que lentamente se fuera formando un medio internacional interesado en las posiciones de la Izquierda Comunista, a la vez que implicado en la agitación social que iba ganando países como Francia, Alemania, el propio Estados Unidos etc.
En enero de 1968, Internacionalismo escribió “No somos profetas y no pretendemos tampoco predecir cuándo y cómo se desarrollarán los acontecimientos en el futuro. Pero lo que sí es evidente y cierto es que el proceso en el cual comienza hoy a hundirse el capitalismo no puede detenerse y conduce directamente a la crisis. Igualmente, somos conscientes de que el desarrollo de la combatividad de clase del que empezamos a ser testigos hoy conducirá el proletariado a una lucha sangrienta y directa por la destrucción del Estado burgués”.
Dio plenamente en el clavo. Por un lado, el periodo de prosperidad relativa que el capitalismo tuvo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin y el capitalismo se deslizaba hacia una crisis prolongada de la cual hoy continua sin salir. Pero, de otro lado, las nuevas generaciones de la clase obrera comenzaban a romper con el tridente de la contrarrevolución (nazismo, estalinismo, democracia) que había paralizado a sus mayores.
Pero Internacionalismo fue consecuente con su análisis. Algunos de sus miembros, entre ellos el camarada MC, se trasladaron a Francia, donde la agitación obrera y estudiantil iba creciendo hasta desembocar en la gigantesca huelga de mayo 1968[8]. Los compañeros no solamente participaron en las luchas, sino igualmente impulsaron discusiones de fondo (sobre los Consejos Obreros, la huelga de masas, la experiencia rusa, la organización de los revolucionarios etc.) que en junio de 1968 cristalizaron en la fundación de Révolution Internationale, grupo que desde el primer momento se consagró a un triple trabajo:
En Révolution Internationale se aunaban los dos componentes indispensables que debe reunir toda organización revolucionaria del proletariado:
Sin menoscabar la importancia del trabajo teórico y de intervención en las luchas de la clase, queremos destacar las tareas de reagrupamiento y de polémica, por su importancia histórica cara al objetivo de la revitalización de la Izquierda Comunista.
Ambas son, en realidad, inseparables. El reagrupamiento necesita claridad, delimitación de posiciones, combate por conquistar la configuración teórica, programática y organizativa que realmente empuje la lucha del proletariado hacia su perspectiva revolucionaria. Y esa claridad requiere polémica, una polémica intransigente, respetuosa hacia los militantes, pero tajante y clara en las posiciones, actitudes y posturas. Sin esa polémica se naufraga en la confusión, el eclecticismo, los equívocos y ambigüedades que paralizan y llevan a caer en el terreno ideológico del capitalismo.
Así, Révolution Internationale participó en la Conferencia de Bruselas de 1969 propuesta por ICO[10], también militantes de dicho grupo encabezados por MC realizaron una gira por numerosos países europeos ese año. En 1970 volvió a participar en una conferencia de ICO y “a partir del 70, establecerá lazos más estrechos con dos grupos que van consiguiendo sobrevivir a la descomposición general de la corriente consejista que siguió a mayo del 68: la Organisation Conseilliste de Clermont-Ferrand y los Cahiers du Communisme de Conseil (Cuadernos del comunismo de consejos) de Marsella, tras un intento de discusión con el GLAT[11] que demostró que este grupo se alejaba cada vez más del marxismo. La discusión con aquellos dos grupos será, en cambio, de lo más fructífera y, al cabo de una serie de encuentros en los que se examinaron sistemáticamente las posiciones de base de la Izquierda comunista, dará lugar a la unificación en 1972 de Revolution Internationale, de la Organisation Conseilliste de Clermont y de los Cahiers du Commuunisme de Conseils de Marsella en torno a una Plataforma que recoge de manera más precisa y detallada la Declaración de Principios de RI de 1968”[12]
Al mismo tiempo, la publicación Révolution Internationale era una polémica incesante. En cada número aparecían artículos de críticas concretas, con fuerza teórica y precisión histórica, de las numerosas ideas, propuestas, tendencias etc., en general enormemente confusas, disgregadoras y capitulando ante ideologías burguesas y pequeño burguesas, que agitaban a numerosos compañeros en búsqueda, pero que, al mismo tiempo, sufrían de un ambiente histórico de terrible confusión fruto del peso de la contrarrevolución y de la acción de toda clase de grupos y grupúsculos maoístas, estalinistas, trotskistas, anarquistas, guevaristas etc., con los cuales la Izquierda y la Extrema Izquierda del capital trataba de sabotear la lucha y la toma de conciencia del proletariado.
Este combate permanente y este esfuerzo de reagrupamiento perseverantes fue cristalizando gradualmente un medio de debate internacional, una tendencia internacional que discutía con interés las posiciones de la Izquierda Comunista y trataba de dar respuesta a los problemas que se iban planteando en la situación mundial y en la experiencia de las luchas obreras.
Estos debates llevaron a la celebración de conferencias y encuentros internacionales en 1973 y 1974, en las cuales se discutió la naturaleza de la revolución rusa, el periodo de transición del capitalismo al comunismo, la cuestión de la organización etc. Está dinámica llevó a una convergencia cada vez más clara de grupos de Francia, Estados Unidos, Venezuela, Gran Bretaña, Bélgica etc. En la Conferencia Internacional de enero 1975 se tomó la decisión de constituir la Corriente Comunista Internacional cuyo primer congreso tuvo lugar un año después en enero de 1976.
La CCI se forjó sobre la base de la síntesis crítica de las aportaciones de las diferentes Izquierdas Comunistas existentes desde los años 20: italiana, francesa, holandesa, alemana, rusa… Era pues la expresión, no tanto de una Izquierda Comunista local, aún constreñida, pese a sus aportes indudables, por el estrecho marco nacional, sino de la Izquierda Comunista Internacional. En tal sentido era un paso adelante respecto a las experiencias pasadas, donde los grupos, pese a su vocación y definición internacionalista, estaban muy limitados por el marco nacional.
Pero, igualmente, la CCI significa una respuesta a una de las lecciones del fracaso de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. La Internacional Comunista, el partido mundial del proletariado, se había constituido demasiado tarde, después de la revolución en Rusia y cuando el proletariado había sufrido una cruel derrota en Alemania enero 1919. Y una de las razones de la tardanza era que las Fracciones de Izquierda de la socialdemocracia (las corrientes bolcheviques, espartaquistas, tribunistas, abstencionistas etc.) habían luchado cada una en su país, con contactos y discusión internacional muy limitada y embrionaria. Este esfuerzo se había acelerado muy tardíamente, en 1915 con las conferencias de Zimmerwald y Kienthal dirigidas contra la guerra mundial imperialista.
El partido mundial solo podrá nacer con fuerza y coherencia si viene precedido de una larga y exhaustiva discusión internacional y de un trabajo organizado a escala internacional. De ahí que la CCI se constituyera como organización internacional centralizada y no como una federación de grupos nacionales. “el carácter unitario a nivel internacional es mucho más fuerte en la CCI porque, contrariamente a las primeras organizaciones nacidas en el período de decadencia (Internacional Comunista, Fracciones de Izquierda), no tiene ningún enlace orgánico con las organizaciones procedentes de la Segunda Internacional donde la estructuración por naciones estaba mucho más marcada. Por ello la CCI ha surgido desde el principio como organización internacional suscitando la aparición progresiva de secciones territoriales y no como resultado de un proceso de aproximación de organizaciones ya formadas a nivel nacional”[13]
En los artículos sucesivos: Diez años de la CCI, balance y perspectivas[14]; Construcción de la organización revolucionaria, 20 años de la CCI[15]; Treinta años de la CCI, apropiarse del pasado para construir el futuro[16]; Cuarenta años después de la fundación de la CCI, ¿qué balance y qué perspectivas para nuestra actividad?[17], hemos intentado realizar un balance crítico exhaustivo de nuestra trayectoria, a ellos nos remitimos para un análisis más detallado.
Sin embargo, quisiéramos destacar algunos de los rasgos más importantes de este balance:
Sin embargo, donde mayor ha sido el aporte de la CCI ha sido en el desarrollo teórico y práctico de la concepción marxista de la organización. Dado el peso de la ruptura orgánica con las organizaciones proletarias del pasado y de la falsificación brutal de las tradiciones y posiciones proletarias en la materia perpetrada por el estalinismo, de la nefasta influencia de las ideologías burguesas y pequeño burguesas -estimuladas por la descomposición- etc., la cuestión organizativa es más vital que en otras épocas del movimiento obrero, es sencillamente crucial. Sin esa concepción marxista de la organización es imposible una intervención en la clase, una elaboración teórica, un debate vivo, una preparación, en definitiva, de las bases del futuro partido de la revolución mundial.
Mientras que el bordiguismo ha caído en concepciones aberrantes que niegan lo más elemental del marxismo[19]; mientras los compañeros de la TCI desprecian esta cuestión considerándola puro idealismo; mientras el consejismo se abandona a una anarquismo, federalismo y afinitarismo destructivos, la CCI ha recuperado, en primer lugar, las lecciones más importantes en materia organizativa del movimiento obrero, especialmente las correspondientes al combate de la Primera Internacional contra la conspiración organizativa de Bakunin y las de los bolcheviques contra el individualismo, el espíritu de círculo y la indisciplina organizativa de los mencheviques (1903). La CCI a la luz de estas adquisiciones históricas ha sacado lecciones de sus propias crisis organizativas lo que se ha plasmado en textos que estimamos necesario sean tomados en cuenta para lograr una militancia activa y un funcionamiento organizativo centralizado, unido y solidario:
Somos conscientes de que la ruta hacia situaciones de luchas revolucionarias del proletariado es todavía muy larga, que tenemos muchas limitaciones y debilidades y que caeremos en muchos errores, sin embargo, nos guía la voluntad de defender el combate histórico del proletariado, de participar con todas nuestras fuerzas en él, y de utilizar los instrumentos teóricos inmensos que 3 siglos de lucha histórica de nuestra clase han construido.
C.Mir 21-09-18
[1] Sobre el concepto de Fracción ver La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [204]
[2] Para comprender quién es la Izquierda Comunista y qué la diferencia radicalmente del trotskismo, ver La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo, https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo [205] y ¿Cuales son las diferencias entre la Izquierda Comunista y la IVª Internacional? https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [68]
[3] Sobre estas corrientes ver El partido desfigurado: la concepción bordiguista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista [206] ; Una política de reagrupamiento sin orientación, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3615/una-politica-de-agrupamiento-sin-orientacion [207] ; Los epígonos del consejismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/2010/los-epigonos-del-consejismo-i-spartacusbond-obsesionado-por-los-fa [208] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te [209]
[4] Ver Marc: de la revolución de octubre a la Segunda Guerra Mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [210]
[5] Ver nuestro libro Historia de la Izquierda Comunista de Italia, se puede pedir a nuestra dirección mail: [email protected] [211]
[6] 10 años de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [212]
[7] Ver En memoria de Munís, militante de la clase obrera, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera [213]
[8] Ver, entre otros artículos, consagrados a este acontecimiento, Hace 50 años Mayo 68, /content/4318/hace-50-anos-mayo-68 [214] ; Contra las mentiras sobre Mayo 68, https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [215]
[9] Para lo cual ya en junio de 1968 elaboró una Declaración de Principios, que se puede encontrar en el segundo número de la publicación de RI: Révolution Internationale.
[10] ICO: Información y Correspondencia Obreras, grupo consejista. Para un análisis de la evolución de este grupo, y, en general, para ver los resultados de la conferencia de Bruselas, ver Mayo 1968 veinte años después, la evolución del medio político proletario (I), https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [215]
[11] GLAT: Groupe de Liaison pour l’Action des Travailleurs, grupo consejista que se disolvió en 1978.
[12] Artículo antes citado, 10 años de la CCI.
[13] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [12]
[14] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [212]
[15] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199504/1831/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-los-20-anos-de-la-c [216]
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200512/356/treinta-anos-de-la-cci-apropiarse-del-pasado-para-construir-el-futu [217]
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [218]
[18] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]".
[19] Ver Contra en concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef [219]
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La campaña electoral llevada a cabo durante 2017 y hasta junio de este año, ha sido tan abrumadora que logró llevar a las urnas a más de 56 millones de personas, es decir, al 63.4% del padrón electoral, lo que representa la participación más alta de la historia del país. Una vez más se ha cumplido el rito sexenal de las promesas de cambio para promover el voto, solo que ahora para hacer crecer la esperanza en el sufragio y la democracia en la población y particularmente entre los explotados, se aprovechó la dificultad presente en este período entre los trabajadores para reconocerse como clase explotada y con intereses opuestos a este sistema, aunque también las mismas dificultades de la burguesía son utilizadas para tal fin. Aun y cuando la misma burguesía ha desarrollado el proceso electoral sufriendo una gran división y una dificultad para lograr acuerdos y orientaciones (como se verifica en las fracturas del PRI y del PAN, el desmembramiento del PRD[1], el choque de posiciones entre los grupos de empresarios, y el alto número de candidatos amenazados y asesinados durante la campaña electoral), ha podido trasladar sus dificultades hacia los explotados y transformar esos mismos problemas en argumentos promotores del voto.
Por eso, aun cuando López Obrador no era el candidato inicialmente con mayor aceptación entre los grupos de poder económico y político, aprovecharon su discurso anticorrupción y patriotero para alentar la esperanza del cambio mediante el uso del voto y la aceptación, de parte de los proletarios y demás explotados, de la tramposa condición jurídica de ciudadano, con la que encubren la separación en clases sociales sobre la que se levanta el sistema capitalista.
La burguesía a través de sus candidatos, sus instituciones organizadoras de las elecciones y sus medios de divulgación, ha insistido, una y otra vez, que el voto es una vía para elegir y hacer valer la voluntad individual. Así pretenden hacer creer que un individuo en la soledad y aislamiento de su casilla de votación, armado de su “libertad ciudadana” puede transformar la sociedad, cuando de esta forma el trabajador atomizado contribuye a mantener al sistema que lo explota. Con este evento la burguesía simula que el valor del sufragio de un potentado capitalista es el mismo que el de un trabajador y por tanto el gobierno que resulta de ello, aparenta ser producto de la decisión colectiva.
Justamente por esta imagen engañosa que presenta el voto y la democracia, es que son las mejores armas de sometimiento con que cuenta la clase en el poder, por eso, con precisión Lenin definió a la república democrática como “el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera…” (Tesis e informes sobre la democracia burguesa y la dictadura proletaria, 1919[2]).
Cada discurso y cada llamado a votar ha ido acompañado de invocaciones a la “responsabilidad ciudadana” y frases alusivas a la “patria”, inyectando con este lenguaje un veneno nacionalista para buscar adormecer a los trabajadores y sumergirlos en una mayor confusión que le impida reconocerse no sólo como una clase afectada por la miseria y condenada a la explotación, sino como la clase “sepulturera del capitalismo”. Es justamente por eso que el discurso nacionalista y el uso de los “símbolos patrios” ha sido la base de las campañas electorales, desde las realizadas por Meade, Anaya y Obrador, hasta la llevada de forma marginal por el EZLN a través de su candidata Marichuy.
Ni en las elecciones del 2000 en la “alternancia de partido” que llevó al PAN al gobierno, con Vicente Fox como presidente; ni en 2012, con las movilizaciones anti-PRI, que se impulsaron por el movimiento #yosoy132[1], se había logrado tal ánimo sobre las elecciones. De manera especial, López Obrador (postulado a la presidencia por tercera ocasión, esta vez por su nuevo partido MORENA[3]) se vio beneficiado por el descontento existente entre la población por la violencia generalizada, por la precarización de las condiciones de vida, por la abierta corrupción extendida en todos los niveles del gobierno y el hartazgo por los partidos tradicionales. Pero también la ilusión en el voto y la candidatura de AMLO tuvo a su favor el debilitamiento, de parte del proletariado, de su identidad de clase y conciencia, lo cual se expresa en desesperanza y desanimo, llevando a los trabajadores a otorgar confianza y receptividad a las promesas de la burguesía, alejándolos de sus reivindicaciones y de la lucha, que es su terreno de clase.
Un escenario marcado por la descomposición capitalista[4] es en el que se han desarrollado las elecciones en México: caracterizado, por una parte, porque la burguesía presenta una pérdida de control de sus organizaciones, principalmente de sus partidos políticos, marcados por una profunda fractura en su seno y una pugna feroz que le impide asegurar su unidad; por otra parte, la clase obrera no encuentra el camino para desarrollar su combate en contra del capital.
Toda esta carga social la burguesía ha sabido utilizarla y aprovecharla en contra de los trabajadores, fortaleciendo su aparato de izquierda con el que atrapa su atención, alimentando la ilusión en las urnas y en un personaje carismático y demagogo, que a través de su discurso contra la corrupción y sus promesas de “paz social” se coloca como un aparente opositor a la política dominante.
Para convencer de su seriedad para representar a la burguesía en el gobierno, aprovechó las fracturas políticas de esta clase, avanzando posiciones y acercamientos con diversos grupos capitalistas, ganando incluso el apoyo de sectores empresariales que en las anteriores campañas electorales en las que participó, lo acusaron de ser “un peligro para México”. Algunos empresarios, agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), mantuvieron, hasta fecha recientes a las elecciones, el ataque abierto contra López Obrador, pero les resultó contraproducente en tanto la descalificación que hicieron de él, lo victimizaron y lo hicieron parecer un “defensor de los pobres”.
En la perspectiva de definir un escenario que permitiera a las diversas fracciones el capital nacional un consenso, aunque forzado y de corta duración, el candidato triunfador buscó los acuerdos de trabajo lo mismo con grupos empresariales que con agrupaciones políticas, resaltando en estos acuerdos la “lucha contra la corrupción”, la impunidad, y sobre todo la promoción de la unidad y reconciliación nacional.
D esta manera, López Obrador no sólo logra acuerdos con una amplia lista de empresarios, sino también con estructuras de control sindical como la CNTE. Es evidente que no es una solución duradera, pero permite al Estado mexicano estar mejor preparado para llevar, por ejemplo, las negociaciones del TLCAN y ante la perspectiva de una intensificación de la guerra comercial poder cargar sus efectos a los trabajadores. Así mismo, la campaña electoral y el ascenso de AMLO, permitió a la burguesía rehabilitar el terreno electoral y la ilusión en la democracia. Por todo ello la burguesía se convenció de que era innecesario y riesgoso el uso del fraude electoral; era más conveniente la aceptación de su triunfo electoral y de su nuevo partido de izquierda.
El triunfo electoral del que se presentó como el “rayito de esperanza” no cambiará ni un ápice la situación de los miles de explotados que han votado por él. La condición de explotados de los trabajadores, creadores de la riqueza social, en nada ha de modificarse y en cambio, el nuevo gobierno, invocando la defensa de la economía y la soberanía nacional, puede hacer pasar políticas que afecten las condiciones de vida, o clamando la necesidad de la “austeridad republicana”, justificar despidos o más acciones en contra de los trabajadores. De manera que lo único que ha de cambiar es el representante de la burguesía que ha de colocarse a la cabeza del Estado; el mandato que ha de defender es el mismo que ha defendido Peña Nieto y todos los gobiernos en el mundo, sean de derecha o de izquierda: mantener y proteger al sistema capitalista.
Como en todo escrutinio electoral, quien ha salido vencedor es la burguesía, pero los resultados de esta elección en particular, han permitido un impulso de los ánimos patrioteros; las banderas nacionales y los “vivas México”, presentes a lo largo de las elecciones y acentuados después de anunciado el triunfo de AMLO, expone que hay una manipulación por parte de la burguesía, de las emociones, con el fin de involucrar a los trabajadores en la defensa del capitalismo, imponiéndole la defensa de la unidad nacional.
En esta ocasión de forma peculiar, las elecciones han profundizado la confusión entre los trabajadores y la burguesía ha de aprovecharlo para afianzar su control y dominio, por eso, de frente a esta campaña, la clase obrera debe reconocer su condición de explotados y que la miseria que lo oprime no cambiará nada con el gobierno de López Obrador, en cambio puede profundizarse si mantienen su ilusión ante las promesas y demagogia.
La vida que llevan los explotados en las ciudades y el campo, marcada por la violencia operada por las mafias, los policías y militares, así como la degradación de su vida por el avance de la crisis económica, ha permitido que crezca la ilusión en López Obrador y en la idea de que el capitalismo puede ser “mejorado” con tan solo poner un nuevo gobierno.
Incluso aquellos grupos izquierdistas que se presentan como críticos o escépticos de las promesas del candidato triunfador, colaboran en el fortalecimiento de esa ilusión, porque presentan como un aspecto extraño y contradictorio el que López Obrador teniendo como lema “primero los pobres”, forme su equipo (primero para llevar su campaña y ahora para gobernar), con empresarios, que establezca alianzas con grupos “conservadores”, con personajes salidos de las más sucias coladeras del PRI y del PAN, que estreche con repulsivos capos sindicales o que se comprometa a seguir los lineamientos económicos y políticos “neoliberales”. Todas estas observaciones solo definen el pragmatismo con el que actúa y la recurrencia sistemática que hace de la mentira y la hipocresía, pero ocultan la naturaleza burguesa de MORENA y su representante AMLO. Si nos limitamos a esas observaciones, López Obrador representaría una expresión de los explotados, pero que resultó “fallida” o “traicionera”, cuando en realidad es una construcción de la misma burguesía.
MORENA y su candidato tienen su origen en la necesidad de la burguesía por crear ilusiones entre los explotados en la democracia y en hacer creer que el capitalismo cambia su esencia violenta (en lo económico y lo social) mediante el voto. No es posible dejar de lado que es el mismo Estado quien construye los partidos que van desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda, no deja por ello de financiarlos y fomentar su actuación, encerrando con su actividad el descontento y usando las urnas como instrumentos para evitar la toma de conciencia por los trabajadores, por eso, tanto en la oposición como en el gobierno AMLO y a su partido MORENA representan un engrane del Estado.
Otros “críticos” pretenden ser más radicales al enfocarse en la aseveración de Obrador de que el problema principal del sistema es la corrupción y no la explotación. Pero por qué un burgués habría de reconocer que el capitalismo se levanta sobre la explotación; por otro lado, la corrupción que es tema de promesa central no podrá erradicarse dentro el capitalismo, porque la corrupción, el fraude y la violencia son el modo de vida permanente del capitalismo y más particularmente en la fase actual de descomposición del sistema capitalista[5].
Pero la visión opositora a AMLO con mayor difusión ha sido la expuesta por el EZLN, que a mediados de julio se refería así de los resultados del proceso electoral: “podrán cambiar al capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. Con esa declaración el EZLN pretende desmarcarse de la política burguesa, pero la guerrilla misma ha sido producto y parte de ella; recordemos brevemente algunos hechos que muestran que forma parte de lo que pretende criticar: a mediados de los 90 manifestó veladamente su apoyo al entonces candidato Cuauhtémoc Cárdenas, pero también ha expuesto su “respeto” a instituciones de la calaña de la cámara de diputados (ante la que tomo la palabra en 2001), o el mismo intento por participar en las pasadas elecciones...
Cuando AMLO, hace algunos años mandaba al diablo a las instituciones, confirmaba su postura de defensa del capitalismo, porque realmente exponía que para defenderlo mejor se requiere robustecer a la democracia, a las instituciones electorales y al gobierno, porque con ello da fortaleza a los instrumentos de explotación y control. Cuando hoy habla de la defensa de la economía nacional, se muestra su deseo por perpetuar el capitalismo y para avanzar en esa labor, desempolva y actualiza los discursos y promesas que por años hiciera el PRI.
La burguesía para mantener vivo al capitalismo requiere de una estructura política formada por partidos que vayan desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, cubriendo el espacio político, completando y relevando sus fuerzas en el avance de su dominio. Esta vez, López Obrador en su discurso desde la izquierda, promete una “cuarta transformación”[6] que no es otra cosa sino ilusiones y promesas tras las que esconde el esfuerzo por sostener al sistema capitalista, ampliando la campaña de confusión en contra de los trabajadores.
Pero la confusión hoy extendida entre los trabajadores no significa que se ha eliminado su capacidad reflexiva y su combatividad, por más que los deseos de la burguesía sean que entre los trabajadores permanezcan las esperanzas democráticas y nacionalistas, sabemos que la fuerza de la crisis económica habrá de mostrar que los discursos y promesas de AMLO son falsas ilusiones, pero sobre todo habrá de empujar al combate a los trabajadores, porque mientras el capitalismo exista, no importa si establece un gobierno de derecha o de izquierda, la explotación y miseria de los proletarios se mantendrá y acentuará. En ese sentido es que, insistimos, ante el nuevo gobierno el proletariado no tiene otro camino que el de la lucha.
Revolución Mundial, sección en México de la CCI / 20-julio-2018
[1] PAN: Partido de Acción Nacional, PRI: Partido Revolucionario Institucional, PRD: Partido de la Revolución Democrática.
[2]Este documento fue redactado por Lenin y adoptado por el Primer Congreso de la Internacional Comunista (III Internacional)
[3]Morena es la abreviación de “Movimiento de Regeneración Nacional”, lo cual es significativo en tanto define su perfil nacionalista y por tanto alejado de las preocupaciones y de los intereses de los explotados
[4] Para abundar, recomendamos leer: Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [85]
[5] Para ilustrar, recordamos que la operación “manos limpias” en Italia provocó una crisis política muy aguda entre 1992-1994 y no terminó con la corrupción, sino la profundizó y generalizó. Fue también el combate a la corrupción un motivo del acceso al poder del PT de Lula y Dilma Rousseff en Brasil y sabemos que después estos mismos personajes se implicaron en una cadena de corrupción
[6] AMLO refiere llevar la “4ª transformación” en continuidad a acontecimientos que definieron el desarrollo capitalista del país: 1ª transformación, la revolución de independencia (1810-21), 2ª transformación, el movimiento de Reforma (1857-60) y la 3ª transformación, la guerra civil que consolidó al Estado moderno (1910-21)
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El 22 de septiembre una joven emigrante de 19 años moría a manos de la Marina Real marroquí cuando intentaba llegar a España. Al conocerse se produjeron protestas en su ciudad natal, Tetuán, norte de Marruecos, protagonizadas por jóvenes indignados por este nuevo asesinato.
Con ocasión de un partido de fútbol, miles de jóvenes se concentraron en los alrededores del estadio coreando gritos contra “el estado represor marroquí” y pidiendo venganza por la muerte de la joven. “Una vez dentro del estadio la cólera no cesó y, por primera vez en la historia del país, el himno nacional fue silbado por la gran mayoría de los asistentes, entre gritos de “no quiero ser marroquí”, “renuncio a mi nacionalidad” y otros parecidos”[1]. Terminado el partido, los manifestantes acudieron a la playa de Martil donde la joven fue asesinada. Después, se dirigieron a la plaza de Mechouar, centro de la ciudad, donde la policía logró finalmente dispersarlos.
Estas protestas se unen a otras que se han producido en Agadir, esta vez contra la restauración del servicio militar. Se enlazan con las manifestaciones a principios de año en Jerada (zona carbonífera del nordeste marroquí, cercana a la frontera argelina) en respuesta a la muerte de dos mineros atrapados cuando intentaban extraer carbón en una mina abandonada, las cuales comenzaron a fines de 2017 y continuaban en marzo 2018[2].
Cabe señalar que el diario El País tuvo la desfachatez de calificar de “promovidas por ultras” las protestas de Tetuán y Agadir[3], cuando el propio autor del artículo cita uno de los cánticos escuchados en las manifestaciones que reza “No queréis que estudiemos, no queréis que trabajemos y no queréis que seamos conscientes, solo nos queréis dóciles y resignados, para que os sea fácil dominarnos y gobernarnos” , lo cual poco tiene que ver con las ideologías bárbaras y reaccionarias de los ultras (populistas, extrema derecha etc.).
Con un escalofriante desempleo juvenil y una total precariedad laboral, los jóvenes se insurgen contra la explotación y la represión que soportan, mostrando un rechazo contra la nación marroquí, aunque, expresión de desorientación, en las manifestaciones de Tetuán aparecían banderas españolas, agitando la tramposa ilusión de que España sería un país de acogida para la emigración.
La clase obrera es una clase de emigrantes. En el siglo XV la acumulación primitiva de capital se levanta sobre el sudor y la sangre de millones de campesinos y artesanos arrancados de sus aldeas de origen y empujados a concentrarse en las ciudades de los países originarios del capitalismo (principalmente Gran Bretaña y Holanda). Otra fuente del primer desarrollo capitalista, que se prolonga hasta el siglo XIX, es la trata de esclavos que dio lugar a enormes desplazamientos forzados de mano de obra. Según National Geographic, entre los siglos XVI al XIX 12 millones de esclavos negros fueron trasladados del África atlántica a América. En la época de apogeo del capitalismo la emigración hacia los “nuevos continentes” (América, Oceanía) atrajo nuevas masas procedentes de los países europeos. “Durante la ola de inmigración europea al continente americano entre 1870 [225] y 1930 [226] los países que más europeos recibieron fueron Estados Unidos (27 millones), Argentina (más de seis millones), Brasil (más de cuatro millones), Canadá (cuatro millones), Cuba (610 000) y Uruguay (500 000)”[4]
Sin embargo, “a partir de los años 20 del siglo XX, con la decadencia del capitalismo, la tendencia se invierte: enormes masas humanas huyen de la pobreza, la guerra y otras calamidades, que golpean Asia, América del Sur y África, para concentrarse en las grandes metrópolis industriales de Europa y América”[5]
El capitalismo forja la fuerza de trabajo que explota a base de la emigración (primero interior y después entre países). Las grandes metrópolis industriales de Europa y Norteamérica, con una bajísima tasa de natalidad, necesitan renovar su fuerza de trabajo con la sangre nueva de los emigrantes. Una parte de ellos son imprescindibles para la continuación de la explotación asalariada. Ahora bien, estos capitalismos, golpeados por la crisis que se arrastra desde hace 50 años, necesitan tirar siempre hacia abajo los salarios y las condiciones de TODOS SUS TRABAJADORES, nativos o extranjeros, para ello un medio privilegiado es someter a los emigrantes a condiciones de ilegalidad, racismo y discriminación, lo cual les permite, por una parte, imponerles salarios mucho más bajos y condiciones de trabajo mucho peores, y, simultáneamente sembrar la división en las filas de la clase obrera, con esas monsergas reaccionarias de que “nos roban el trabajo”, “ son delincuentes”, “degradan la seguridad social” etc. Como denunciamos en la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 22º Congreso[6] “Haciendo que los inmigrantes entren ilegalmente, los criminaliza y así les obliga a trabajar por una miseria en condiciones abominables sin ningún derecho a beneficios sociales. Por otra parte, al obligar a personas a arriesgar sus vidas para entrar, el régimen de frontera se convierte en una especie de mecanismo de selección bárbara, donde sólo lo consigue el más atrevido, decidido y dinámico”.
Hoy, sin embargo, con la entrada del capitalismo en una fase más grave de su decadencia, lo que llamamos la Descomposición[7], la emigración sufre un cambio radical: cada vez más toma la forma de una huida desesperada de grandes masas humanas que tratan de zafarse de los flagelos de la guerra imperialista, las catástrofes medioambientales y climáticas, la miseria extrema, los genocidios y la violencia más salvaje. “El millón de rohinyás que el año pasado cruzaron las aguas que separan Myanmar de Bangladesh para huir del ejército birmano. Los 2,5 millones de refugiados afganos —de primera, segunda y tercera generación— que viven al otro lado de su frontera por qué no pueden volver. Los 6,1 millones de sirios que se han visto obligados a escapar con las manos vacías de su país”[8]. Lo que sucede no es emigración sino algo cualitativamente mucho más grave: EXODO. Como prosigue el artículo citado “Todas las personas que viven fuera de su país de origen suman 257 millones y representan casi el 3,5% de la población mundial. Según los datos de las Naciones Unidas, jamás la cifra de expatriados había sido tan alta como en 2017, ni en números absolutos ni el porcentaje sobre la población total”.
Para el objetivo de hundir en el abismo las condiciones de todos los trabajadores y para controlar el éxodo de personas, el capitalismo europeo y americano está recurriendo a un mecanismo brutal de control de fronteras, muros anti- emigrantes como el de Trump, campos de concentración etc. La Unión Europea que se presenta como campeona de la democracia y el humanitarismo está perpetrando un GENOCIDIO en el Mediterráneo: “A Europa no le ha hecho falta construir un muro, como prometió Donald Trump en Estados Unidos: solo dejar que la gente se ahogue en el Mediterráneo a bordo de botes hinchables, pesqueros o pateras. Es la frontera más peligrosa del mundo, y también una de las más tecnificadas: los buques anfibios y las corbetas y las fragatas y los aviones y los drones y los helicópteros y los radares siguen ahí, pero están desplegados para proteger las fronteras europeas, no para asistir a los desgraciados que intentan llegar a sus orillas”.[9]
El complemento de esta política bárbara de exterminio es otra barbarie más: la delegación de las tareas “sucias” de persecución y devolución de emigrantes a países con “moral laxa” en “derechos humanos”, como Marruecos, Turquía o Egipto y ¡no hablemos del Estado “fallido” libio donde bandas de delincuentes salidos del viejo régimen de Gaddafi (tan elogiado por los gobernantes demócratas europeos) esclavizan a los emigrantes y los someten a tratos sanguinarios!
Llegar al supuesto “paraíso” europeo se ha convertido en una terrible prueba de obstáculos: primero, la aventura de llegar a las “plataformas de acceso” a la nueva Jerusalén europea (Marruecos, Turquía, Libia, Egipto), en la que un porcentaje desconocido se pierde en el camino y muere por las penosas condiciones de la travesía. La segunda etapa es pasar por el infierno de los campos de concentración o los depósitos de esclavos libios. La tercera es aún más arriesgada: cruzar el Mediterráneo donde miles perecen en el intento. La cuarta etapa son los centros de “acogida” en los países europeos donde muchos son devueltos. La quinta etapa es la ¿vida? de clandestinidad, trabajos de fortuna, ¿viviendas? super -hacinadas; finalmente una mínima parte de ese flujo humano consigue el “premio” de un permiso legal de residencia a cambio de un trabajo retribuido miserablemente. Este “proceso de selección” nada tiene que envidiar a los campos de exterminio nazis por mucho que se disfrace con la cínica palabrería democrática del “bienvenidos” o los gestos hipócritas como los de Sánchez con el Acuarius.
El capital marroquí tiene un papel destacado en todo este montaje criminal del que saca subvenciones y prebendas para sus negocios parásitos. Esto ya fue desarrollado en tiempos del gobierno Zapatero que llegó a “acuerdos” con el Estado marroquí para esa hipócrita y canallesca “delegación” del trabajo sucio[10]
Los resultados de esta política de la Unión europea en colaboración con sus “socios” del Norte de África se pueden medir en el número de muertos oficiales que se dan cada año en el Mediterráneo: según datos de la Organización Internacional de Migraciones, en 2014, 3.283 personas desaparecieron intentando atravesar el Mediterráneo, en 2015, 3.793, 5.143 en 2016, 3139 en 2017 y en 2018 1549, hasta ahora.
Los jóvenes proletarios en Marruecos, más allá de sus ilusiones sobre “poder emigrar a España”, han comenzado a dar una tímida respuesta a esa política envuelta en hipocresía y cinismo democráticos. Sin embargo, la lucha contra la barbarie que todo el capitalismo ejerce sobre los emigrantes no puede ser asumida por un sector del proletariado, necesita que avancemos pacientemente hacia una respuesta unida de todo el proletariado mundial. Sabemos que el camino es muy largo y difícil, pero solamente si tenemos clara la meta podremos dar pasos reales hacia él.
Es preciso comprender:
1º La barbarie del capitalismo contra los emigrantes no ataca únicamente a esta masa en éxodo desesperado, ATACA A TODO EL PROLETARIADO MUNDIAL y, por ende, a toda la humanidad explotada y oprimida. Jamás hemos de perder de vista que esa barbarie tiene como repercusión la caída incesante de las condiciones de vida de obreros nativos y extranjeros en todos los países
2º La burguesía populista de los Trump, Salvini, Orban, Le Pen etc., y la burguesía democrática de los Merkel, Sánchez, Macron etc., comparten LA MISMA BARBARIE. No podemos elegir entre la peste y el cólera, los dos son peor. El proletariado tiene que luchar contra todos los bandos capitalistas. Populistas, derecha “civilizada” e izquierda “humanitaria” son EL MISMO ENEMIGO.
3º Lo que hay detrás de la gigantesca crisis migratoria que sacude el capitalismo mundial es la agravación de su descomposición, su deslizamiento gradual pero irreversible hacia una barbarie cada vez más brutal. Solo el proletariado mundial con el desarrollo de sus luchas podrá poner fin a esta deriva terrible. El punto de partida es el lema que se gritaba en una manifestación de emigrantes en España: NATIVA O EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA.
Smolni 18-10-18
[1] https://www.lavanguardia.com/internacional/20181001/452107868815/colera-en-marruecos-por-la-muerte-de-la-joven-tiroteada-por-la-marina-real.html [227]
[2] Ver Jeune Afrique, https://www.jeuneafrique.com/518049/societe/maroc-la-contestation-se-poursuit-dans-lancienne-ville-miniere-de-jerada/ [228]
[5] De nuestro artículo Para luchar contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [231]
[7] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [85]
[8] https://www.lavanguardia.com/internacional/20181007/452118270755/mapa-aises-mas-ciudadanos-extranjero-expatriados.html [232]
[9] https://www.lavanguardia.com/internacional/20180929/452052865482/costa-tunez-mediterraneo-cadaveres-muertos-universo-africa.html [233]
[10] Ver Crisis de la emigración en la frontera hispano – marroquí: la hipocresía de la burguesía democrática. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d [234]
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Los acontecimientos en torno a la visita de Trump a Europa han confirmado muy claramente las principales ideas desarrolladas en el Informe sobre las tensiones imperialistas de la CCI (junio de 2018)[1], en particular la idea de que los Estados Unidos de América ahora se han convertido en el principal propagador de la tendencia al "sálvese quien pueda" a nivel mundial, hasta el punto de empezar a destruir los instrumentos de su propio "orden mundial".
La cumbre de la OTAN de julio en Bruselas estuvo marcada por las ruidosas y amenazantes demandas del presidente estadounidense Trump de que los miembros europeos de la OTAN aumenten lo más rápida y masivamente posible sus presupuestos militares, primero al 2% e incluso al 4%, una cantidad que los Estados Unidos dicen haber estado gastando durante algún tiempo.
La queja de Trump de que el gigantesco nivel de gasto militar de Estados Unidos constituye una carga terrible para la economía norteamericana y su competitividad no es ciertamente una noticia falsa. La financiación, durante una década, de una maquinaria militar presente en todos los continentes del mundo, y el precio económico de los fiascos de Estados Unidos en Afganistán e Irak están sofocando la economía estadounidense. Este es el producto inevitable del cáncer del militarismo. Y, sin embargo, el presupuesto corriente de los Estados Unidos ha asignado de nuevo una parte mucho mayor al gasto en armamento que durante los años anteriores -y esta orientación fue impulsada tanto por el Partido Demócrata como por los Republicanos[2]. Así que, a pesar de la advertencia de que los crecientes costos del militarismo están socavando el desempeño general de la economía estadounidense, tarde o temprano el impulso militarista obliga a todos los gobiernos del mundo a sacrificar cada vez más recursos y gastos a este insaciable Moloch. El hecho de que las empresas armamentísticas obtengan de ello magníficos beneficios, no impide el debilitamiento de la economía en su conjunto. El ejemplo de Rusia en los años 70 y 80 sirve de advertencia: el peso paralizante de su sector militar, la carrera armamentística imposible de ganar con los Estados Unidos, fue un factor clave en el colapso de todo el régimen estalinista.
Al mismo tiempo, las amenazas de Trump de que si los ‘aliados’ europeos no aumentan sus presupuestos militares de acuerdo con las demandas de los EUA, este país podría ir por su cuenta, incluso abandonar la OTAN, lo llevan a un conflicto directo con aquéllos que hasta ahora han defendido los intereses imperialistas globales del capital estadounidense.
Ciertamente hay una lógica en la antipatía de Trump hacia la OTAN, que en muchos aspectos es un vestigio de la época de los bloques y cuyo papel en el mundo multipolar actual se ha vuelto cada vez más incierto. En la época de la Guerra Fría, la OTAN era el instrumento central de un bloque militar con los Estados Unidos a la cabeza, lo que le permitía imponer sus propias decisiones y una disciplina a nivel de todo el bloque. E incluso después del colapso del bloque ruso en 1989-91, la OTAN ha seguido siendo una estructura de poder dominada por Estados Unidos, un medio para preservar la hegemonía global estadounidense y oponerse a las tendencias centrífugas entre sus antiguos aliados. En particular, la OTAN se utilizó para instalar más tropas en Europa Central y Oriental, haciendo avanzar la ofensiva estadounidense contra Rusia. La OTAN sigue sirviendo de escudo contra Rusia a los ojos de varios países de Europa del Este.
Por supuesto, por debajo de todo esto, las tendencias avanzando al "sálvese quien pueda", de tensiones crecientes entre los Estados-nación, han actuado para debilitar de forma constante e irreversible la dominación estadounidense de la OTAN y de sus antiguos aliados. Pero las amenazas de Trump de retirarse de la OTAN siguen estando en conflicto directo con los intereses del ala militar estadounidense, que no quiere abandonar lo que queda de la posición de liderazgo de Estados Unidos dentro de la OTAN, y mucho menos abandonar la OTAN con él. Esta facción de la clase dominante entiende que mantener la hegemonía estadounidense es más que un problema económico. La cumbre de la OTAN y las poco sólidas amenazas de Trump revelan la realidad de los efectos del cáncer del militarismo, pero también el hecho de que la clase dominante estadounidense está profundamente dividida en cuanto a sus orientaciones militares.
Al mismo tiempo, los resultados de la cumbre de la OTAN no hicieron sino reforzar la determinación de los países miembros europeos de aumentar sus gastos militares y ganar más margen de maniobra fuera de la zona de control de los Estados Unidos. Los ultimátums de Trump fueron un buen pretexto para que aquellos aceleraran este proceso, reforzando las ambiciones europeas de desarrollar nuevas estructuras militares dentro o fuera de la UE, en particular entre Francia y Alemania, pero también con el Reino Unido (independientemente del Brexit). Así que vemos que el peso global del militarismo no se desvanece: cuando las anteriores estructuras de poder militar se erosionan, esto sólo crea nuevas tensiones y nuevas alianzas militares, aunque sean efímeras. Como con cualquier pandilla, cuando el jefe principal se debilita o se derrumba, los gangsters de segunda clase generalmente forman nuevas alianzas antes de que empiecen a enfrentarse entre sí...
Inmediatamente después de la cumbre de la OTAN, Trump realizó una breve visita al Reino Unido, cuya política, él señaló, “es algo confusa". Entonces él mismo procedió a aumentar la confusión al aparecer para socavar los esfuerzos de Theresa May para improvisar juntos un acuerdo Brexit, declarando que ésta no había hecho lo que él le había pedido y que el acuerdo con la UE que ella proponía descartaría un acuerdo comercial con Estados Unidos -después de haber elogiado previamente al alto funcionario rebelde Boris Johnson diciendo que podría ser un "gran primer ministro". Los daños causados por todo esto estaban hechos, a pesar de la furiosa ostentación en la conferencia de prensa en Chequers donde Trump permaneció lado a lado con May. Y después de definir a la UE como un "enemigo" antes de su cumbre con Putin, la actitud de este presidente “alborotador” hacia la UE -que había sido establecida como parte del bloque occidental y a la que los Estados Unidos continuaron apoyando en el orden mundial post 89- claramente es paralelo a su actitud hacia la OTAN.
Luego vino la Cumbre Trump-Putin en Helsinki. Esto demostró sobre todo que la clase dominante en los Estados Unidos tiene un presidente a la cabeza que está actuando cada vez más por su cuenta o que solamente insiste sobre intereses muy específicos, en particular con cálculos económicos a corto plazo. En lugar de ser una fuerza centralizadora para dirigir las fuerzas militares y de seguridad, actúa no sólo sin consultarlas, sino incluso expresa una mayor fe en las palabras de Putin que en las de su aparato de seguridad como lo recuerda la intromisión rusa en las elecciones de los Estados Unidos. Es obvio que Trump se ha vuelto más impredecible que nunca y que las correcciones ridículas de sus afirmaciones más extravagantes no pueden ocultar el verdadero atolladero en el que se encuentra la clase gobernante de Estados Unidos.
De la misma manera que su actitud en la cumbre de la OTAN mostró las divisiones dentro de la clase dominante, el fiasco de la reunión con Putin destaca los crecientes conflictos dentro y entre los aparatos militar y de seguridad y la Casa Blanca, dentro y entre ciertas ramas de la industria y alas importantes del Estado. La oposición a las ambiciones imperialistas rusas ha sido profundamente arraigada en la política imperialista de Estados Unidos desde 1945 y ha sido reforzada por la agresiva política exterior de Putin. La idea de que Trump, y con él ciertas fracciones de la clase dominante, podrían estar dispuestas a hacer todo tipo de acuerdos con Putin, o incluso actuar como sus secuaces, es una fuente de ansiedad considerable en las fracciones más serias de la clase dominante de Estados Unidos que no están convencidas por el argumento de que Estados Unidos podrían aliarse útilmente con Rusia contra la mayor amenaza planteada por China y como contrapeso a la Unión Europea.
Cuando Trump llegó al Reino Unido, fue "bienvenido" por decenas, incluso cientos de miles de manifestantes encolerizados por sus declaraciones racistas sobre la inmigración, su admisión abierta de abuso sexual, su alabanza para la "gente fina" de la derecha fascista. Pero estas manifestaciones estaban claramente en un terreno burgués, no sólo porque estaban animadas abiertamente por los portavoces de la clase dominante como The Guardian y The Evening Standard. Su enfoque era sobre todo Trump el hombre: su piel naranja, su peinado, sus manos y pene pequeños, el hecho revelador de que el significado de ‘trump’ es ‘cera’. El problema con todo esto es que oculta lo que realmente está en juego en la situación. Hace 10 años, los banqueros fueron responsables de una crisis económica que se encuentra enraizada en las contradicciones impersonales del capital, así, hoy Trump es culpado por el creciente caos político, económico y militar, cuando al final él es sólo el producto de este caos, que deriva de la subyacente realidad que estamos viviendo a través de la desintegración y la descomposición de todo un sistema social. Una de las pancartas de la manifestación en Londres decía: "¿podemos por favor dejar que las personas inteligentes manejen las cosas ahora?". Pero reemplazar a Trump con un político más inteligente y más responsable no detendrá el deslizamiento del capitalismo en el abismo de la barbarie. Sólo una decidida lucha contra el capital mundial, una lucha destinada a su derrocamiento, puede ofrecer esperanza a la humanidad.
DA, 24.7.18
[1] Ver https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [237]
[2] El 16 de marzo de 2017, el presidente Trump presentó su petición al Congreso de 639 mil millones de dólares para el gasto militar -54 mil millones de dólares, que representan un incremento del 10%- para el año fiscal 2018, así como 30 mil millones de dólares para el año fiscal 2017 que termina en septiembre... El Congreso aumentó el presupuesto a un total de 696 mil millones de dólares. 61 mil millones de dólares igualan o incluso sobrepasan todo el presupuesto militar de Rusia cada año. Encima, es más que lo que la administración de Trump pidió originalmente. Esto compite con dos grandes picos de gasto durante el gobierno del presidente George W. Bush, en el 2003 y 2008, que fue para financiar la guerra en Irak. "Hoy en día, recibimos el presupuesto militar más grande en la historia, revirtiendo muchos años de disminución y falta de predictibilidad de fondos" (secretariode defensa Jim Mattis, https://www.npr.org/sections/parallels/2018/03/26/596129462/ [238] how-the-Pentagon-plans-to-spend-that-extra-61-billion?t=1532333040329).
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Vox, escisión de extrema derecha del PP, está ganando terreno electoral, el CIS[1] con su “cocina” le augura un escaño en las elecciones andaluzas y otro en unas futuras elecciones generales. No podemos aquí analizar las causas de este crecimiento: resumiendo de forma rápida, estas son: a nivel mundial, la crisis del aparato político tradicional de la burguesía en los países centrales; la escalada del populismo; la agudización de la descomposición social e ideológica del capitalismo manifestada a través de fenómenos como los éxodos emigratorios, por un lado, y la xenofobia y el nacionalismo más extremo, de otro. A ello se uniría a nivel español la crisis catalana[2].
En este artículo nos vamos a ceñir únicamente, a la denuncia de una campaña que está haciendo este partido en ambientes obreros juveniles que tiene como eslogan: “Obrero y patriota, no es ser idiota”.
Contra esta consigna oponemos la frase final del Manifiesto Comunista: LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA.
La sociedad capitalista mundial está dividida en clases: en un lado de la barricada, la minoría que posee los medios de producción y amasa una riqueza cada vez mayor, la clase capitalista; y, en el otro lado, la gran mayoría, representada por el proletariado que produce la casi totalidad de las riquezas y servicios que sostienen la sociedad y, sin embargo, sufre una miseria cada vez más dura. En España, en China, en Venezuela, en USA, en Corea del Norte, en Suecia, en cualquier país del mundo, no hay ciudadanos iguales sino clases antagónicas: burguesía contra proletariado.
La Nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra sino la finca privada del conjunto de capitalistas de un país. España no pertenece a los españoles sino al Capital. Lo mismo podemos decir de las 194 naciones que hay en el mundo. La Nación se sustenta en el Estado que no es el “representante de todo el pueblo” sino el aparato de dominación del conjunto de los capitalistas de un país, como decía Engels, su “consejo de administración”.
Una de las peores mentiras con las que la burguesía mantiene su poder es proclamar que “la economía nacional es de todos”. En nombre de esa farsa pide que aceptemos la baja de salarios, la precariedad, las jornadas interminables, para “mejorar la economía nacional” y que “todos progresemos”. Según este “sentido común”, cuanto más prospere la economía española “mayor renta habrá para todos los españoles”. Esto es rotundamente desmentido por los hechos: ¿Cómo salió relativamente la economía española de la grave crisis de 2008-2011? Pues aplicando feroces recortes en sueldos, prestaciones sociales, sanidad, educación y desahucios a mansalva.
¿Cuál ha sido la consecuencia de la enorme burbuja inmobiliaria que atravesó España, entre otros países, durante el periodo 2004-2008? Pues fundamentalmente el empobrecimiento de los trabajadores, los desahucios de miles de familias obreras[3] y en contrapartida un aumento espectacular de la renta del capital y de los capitalistas. Según el Informe sobre la Desigualdad Global de 2018, el 1% de la población mundial concentra el 50% de la renta mundial, este informe proporciona un dato concluyente: los más pobres son cada vez más pobres, “El 50% de las rentas más bajas se repartían el 20% del total del ingreso nacional en EE UU en 1980; el año pasado, la porción se redujo al 13%. Esta tendencia es compartida por todas las regiones, aunque con números distintos”[4]
El crecimiento de la economía nacional y de la economía mundial no supone un aumento del nivel de vida de la inmensa mayoría sino más bien al contrario, significa su empobrecimiento. Marx lo deja bien claro en Salario, precio y ganancia: “Cuando los plebeyos romanos se pusieron en huelga contra los patricios, el patricio Agripa les contó que el estómago patricio alimentaba a los miembros plebeyos del cuerpo político. Lo que no consiguió Agripa fue demostrar que puedan alimentarse los miembros de un hombre llenando el estómago de otro. El ciudadano Weston, a su vez, se olvida de que la sopera de la que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera ni la escasez de su contenido, sino sencillamente el reducido tamaño de sus cucharas”[5]
Sacrificarse por la economía nacional es reducir aún más el tamaño de la cuchara con la que acceder a la Gran Sopera que es el producto de la economía nacional, es renunciar a defender nuestras necesidades como seres humanos, pero, igualmente renunciar a un futuro para la humanidad, pues dejamos las manos libres al capitalismo para que se hunda en sus contradicciones y arrastre todo el planeta hacia la miseria, la barbarie moral, las guerras imperialistas, la destrucción medioambiental.
El capital pide de nosotros el sacrificio económico, después el sacrificio político (elegir cada 4 años al partido que nos engaña y aplasta) y finalmente el sacrificio en la guerra imperialista: morir por la Patria contra “otras patrias”. En la guerra imperialista los obreros y explotados de todos los países en conflicto mueren o sufren las terribles consecuencias de la guerra para el interés y la ganancia de los capitalistas y de su cuerda de servidores militares y políticos[6].
Mal que le pese, Vox no tiene el monopolio del patriotismo, todos los partidos, desde el PP hasta Podemos, pasando por el PSOE, los trotskistas, los maoístas, los anarquistas oficiales, TODOS DEFIENDEN LA PATRIA ESPAÑOLA. Un ejemplo de rabiosa actualidad: el gobierno del Señor Sánchez quien en uno de sus numerosos “donde dije digo, digo Diego” llegó a defender una “España nación de naciones”, ha retomado con estruendo el “Gibraltar Español” en las negociaciones del Brexit de la UE. Recordemos que el “Gibraltar Español” fue uno de los grandes lemas de la dictadura franquista.
El contenido de sus “argumentos” varía considerablemente de unos a otros, pero todos buscan lo mismo: IMPONERNOS LOS INTERESES DEL CAPITAL ESPAÑOL.
Vox defiende un nacionalismo español basado en las “glorias” de la España eterna, “recordando su resistencia contra la invasión francesa, el final de la Reconquista y la ‘gesta’ americana que partió de Palos de la Frontera, la “mayor obra de reconciliación de la humanidad”[7]. Así en su programa electoral reclama, por ejemplo, la defensa de los toros y de la semana santa.
Los rivales de Vox pretenden practicar una defensa de España más “abierta”. Se esfuerzan, como es el caso de Podemos, en hacer atractiva a los explotados la defensa de España, presentándola como “la patria de la gente”. Así, Errejón en un tuit respecto a los fastos militares del 12 de octubre, decía “Nosotros la Patria la celebramos ayer: logrando un acuerdo para subirle el salario mínimo a los españoles, aumentar las ayudas a la dependencia o tomar medidas contra la burbuja del alquiler. No es esencia en el pasado, es voluntad de futuro. La Patria es la gente o está vacía”.[8]
Que ahora Vox retome el nacionalismo de “por el imperio hacia dios”, el añejo nacional -catolicismo de la dictadura franquista, responde a dos motivos, uno internacional y otro nacional. El internacional y que se plasma en el ascenso del populismo, es la eclosión de un nacionalismo abiertamente agresivo, descaradamente excluyente, brutalmente endogámico, “en esta época de descomposición del capitalismo, la falta de perspectivas de la sociedad, la evidencia manifiesta del carácter destructivo y reaccionario del orden social genera un formidable vacío de valores, de guías a las que atenerse, de creencias a las que agarrarse para sostener la vida de los individuos. Ello hace crecer las tendencias a agarrarse como clavo ardiendo a todo tipo de falsas comunidades como la nacional, que proporcionen una sensación ilusoria de seguridad, de «respaldo colectivo»[9]
Respecto a la situación doméstica, es necesario recordar que la nación española tuvo que afirmarse, desde el siglo XVI a partir del predominio brutal de la feudalidad con sus pretensiones imperiales, su extremismo católico y su pureza de sangre, conseguida mediante las expulsiones masivas de moriscos y judíos y el sadismo de la “Santa Inquisición”. El siglo XIX, el del apogeo del capitalismo, sometió el capital español a una sucesión inacabable de convulsiones (la pérdida de las colonias, las guerras carlistas, la inestabilidad gubernamental crónica) que le obligaron a afirmarse nacionalmente atado de pies y manos a sus sectores más reaccionarios. El desarrollo desequilibrado de la industria -principalmente en Cataluña- y la mala soldadura del mercado nacional, dio un poder desproporcionado a los militares castellanos que, con sus violentas acciones contra las luchas obreras aseguraban a los burgueses catalanes la “ley y el orden” y mantenían con puño de hierro la cohesión nacional[10]. El resultado fue un nacionalismo arrogante, excluyente, muy repulsivo para las “clases populares”, que llegó al colmo con el régimen franquista. La transición democrática de 1976 tuvo que meter en el cajón toda referencia al nacionalismo españolista dando cancha al “Estado de las autonomías” y las ilusiones de una “España para todos”, cosa que la experiencia de los últimos 40 años ha desmentido radicalmente. Ahora frente al desafío de sus rivales catalanistas, el capital español se encuentra desprovisto de un nacionalismo propio presentable y tiene que recurrir al españolismo de siempre que da alas a un partido como Vox.
Según el reportaje periodístico mencionado en la nota 6, el líder de Vox intentó hacer atractivo al nacionalismo español arguyendo que “Sólo los privilegiados, los pudientes, pueden permitirse el lujo de no tener patria. Precisamente las personas obreras, de clase media, las personas que tienen más dificultades en el día a día son los que más necesitan a la patria. El que vive podrido de dinero y al que le sobra todo y deja de creer en todo menos en el poder es el que puede permitirse el lujo de no tener una patria. Los españoles aman a España, voten a la izquierda o a la derecha. Lo raro, lo extravagante es no amar a tu propia patria”.
El capitalismo es, por definición, un sistema expansivo, que desde sus primeros pasos de acumulación primitiva se lanzó a la conquista del mundo. El desarrollo del capitalismo está históricamente ligado al descubrimiento de América, la trata de esclavos, la expansión colonial. “La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media”, subraya el Manifiesto Comunista.
La agravación de la crisis en los años 80 y la caída de los regímenes mal llamados “socialistas” a finales de dicha década, aceleró las tendencias a romper las barreras proteccionistas, a desarrollar una fuerte división internacional del trabajo (las deslocalizaciones) y a liberalizar la circulación de la fuerza de trabajo, todo lo que se ha dado en llamar “globalización”. Se han formado vastos acuerdos de cooperación económica entre naciones que han llegado muy lejos con la UE y la moneda única del euro. Las empresas se ven obligados a internacionalizarse, a invertir en el mayor número de países posible, a organizar su producción a escala internacional, aprovechando los sueldos más baratos y las facilidades fiscales o crediticias más favorables.
Todo esto ha dado la apariencia de que el capitalismo se hace “internacional” y “apátrida”. Desde hace más de 20 años, los movimientos antiglobalización[11] que se dicen “muy de izquierdas” han dado la munición que ahora aprovecha Vox situado en el campo de extrema derecha: frente al capitalismo apátrida los obreros y el pueblo deben defender la economía nacional y reclamar un “trato justo” para lo que se produce en el país. Propician que consumamos “lo español” y que hagamos boicot a los productos extranjeros en nombre de la “soberanía alimentaria”. Vox no hace sino recuperar el “nacionalismo popular” de los partidos “comunistas” y los sindicatos que venden la “solución” de reforzar y defender la economía nacional frente a la “invasión extranjera” del capital o, frente a la “dictadura de Bruselas” que estaría vendida a las “multinacionales”.
Es necesario poner los puntos sobre las íes ante tanta demagogia. La máxima unidad del capital es NACIONAL y en ese marco reina el Capitalismo de Estado que sirve a las empresas a la vez que las somete a las necesidades del Interés Nacional del Capital. El marco globalizado y multilateral es un terreno donde cada capital nacional dirigido por su Estado juega sus cartas a cara de perro contra los demás rivales intentando sacar la máxima tajada a nivel económico e imperialista. Los Consejos de Ministros de la UE son una cesta de víboras donde cada capital nacional trata de vender sus propios intereses y donde el capital dominante, el alemán, vela para obtener la mayor ventaja para sus exportaciones y sus intereses globales.
La única clase social internacional es el proletariado, solo él, como intentó en la oleada revolucionaria de 1917-23, puede desarrollar una lucha mundial unificada[12]. Sus intereses son comunes en todos los países. Lo que pretenden Vox y sus rivales compinches de izquierda y extrema izquierda es que los obreros se supediten al capital nacional lo que los enfrentará y separará de sus hermanos de clase en todo el mundo.
Para avanzar hacia una lucha internacional unificada hay un primer paso que es preciso dar: defender con uñas y dientes la autonomía política del proletariado.
¿Qué es la autonomía política del proletariado? El proletariado jamás tiene que escoger una nación a defender tiene que luchar contra todas las naciones pues todas sus enemigas y enemigas igualmente del futuro de la humanidad, ni Patria Española ni Patria Catalana pues ambas son cómplices en el ataque a las condiciones de vida de todos los trabajadores como se demostró en 2011 donde el gobierno de Mas fue pionero en los recortes que luego se generalizaron a toda España y como se pone en evidencia actualmente donde médicos, estudiantes y otros sectores protestan contra la brutal austeridad del Señor Torra
El proletariado no tiene que escoger entre democracia y dictadura pues ambas son formas del Estado capitalista. El proletariado no tiene que elegir entre demócratas y populistas pues ambos defienden el capitalismo. El proletariado es una clase de emigrantes que no tiene que aceptar la división entre nativos y extranjeros pues contra ello debe levantar la consigna de NATIVA o EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA. El proletariado tiene que rechazar a todos los bandos en conflicto en las innumerables guerras imperialistas que ensangrientan el planeta y provocan terribles éxodos de población.
Las luchas obreras contra los despidos y empeoramiento de las condiciones de vida tienen que liberarse de las cadenas de la supeditación a la economía nacional. En Navantia la lucha contra posibles despidos no pasa por apoyar “la venta de fragatas a Arabia Saudita”, así como en Alcoa no se trata de defender la economía española frente al interés “apátrida” de llevarse la producción a otros países. En la Casa de la Moneda lo que está en juego no es “la adquisición de nueva maquinaria y la modernización de las instalaciones”. Esos planteamientos que propagan los sindicatos, la izquierda y a los que ahora se suma entusiasmada la extrema derecha de Vox, llevan a más despidos, más precariedad, menos salarios, más horas de trabajo. Contra ellos la autonomía política del proletariado quiere decir luchar por sus intereses como obreros que son los de vivir, dar futuro a los hijos, pelear por un futuro para la humanidad, lo que solamente puede expresarse por reivindicaciones obreras intransigentes. El dilema es interés nacional del capital disfrazado como “interés de todos los españoles” o interés de vida como seres humanos de los obreros que encierra el interés universal y futuro de la humanidad.
Contra las múltiples divisiones a las que el Capital, sus naciones y sus partidos pretenden arrastrarlo el proletariado debe levantar la bandera del Internacionalismo, de sus intereses de clase -que son los que representan el futuro de la humanidad-, de su lucha por la perspectiva de la Revolución Mundial. Sabemos que una perspectiva revolucionaria mundial está muy lejos dadas las dificultades actuales del proletariado, sin embargo, esta perspectiva se alejará mucho más hasta hacerse imposible si el proletariado se deja arrastrar por el alistamiento nacional, si no es capaz de oponerle su autonomía de clase.
C.Mir 30-11-18
[1] CIS: Centro de Investigaciones Sociológicas. Organismo gubernamental encargado de hacer encuestas electorales.
[2] Ver los siguientes documentos como referencia de reflexión: "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]" ; Resolución sobre la situación internacional del 22º congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [20] ; Contribución sobre el populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [199] ; España, Cataluña, los proletarios no tienen patria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria [240] , ¿Hay una salida al conflicto catalán?, /content/4316/hay-una-salida-al-conflicto-catalan [241] ; Para luchar contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [231] ; Marruecos: protesta contra la barbarie capitalista con los emigrantes, https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes [242]
[3] Los desahucios SIGUEN como se ha puesto en evidencia tras el suicidio de una mujer madrileña que iba a ser desahuciada. Ver en https://15mpedia.org/wiki/Lista_de_suicidios_relacionados_con_desahucios [243] una lista de suicidios provocados por los desahucios.
[6] A fin de cuentas, ¿qué es lo que está en juego en la batalla campal a la que se han entregado españolistas y catalanistas? ¿El bienestar y el progreso de españoles o catalanes? ¡Rotundamente no! Lo único que se decide son los intereses egoístas de las distintas fracciones burguesas en contienda que utilizan a los obreros y a los “ciudadanos en general” como tontos útiles de sus designios inconfesables. Contradiciendo a los exhortos de Vox, “ser patriota” (pro- español o pro- catalán) es “ser idiota”.
[7] De un artículo titulado Así recluta Vox a sus nuevas generaciones, https://www.elindependiente.com/politica/2018/11/16/unos-350-jovenes-participan-en-un-encuentro-abierto-con-preguntas-al-lider-de-vox-santiago-abascal-en-un-acto-en-sevilla/ [246]
[8] Ver en Podemos, un poder del Estado capitalista, el apartado Para Podemos, lo primero es España, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [247]
[9] La barbarie nacionalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2116/la-barbarie-nacionalista [248]
[10] El general Espartero (líder del “Partido Progresista”) decía que había que bombardear cada 10 años Barcelona (la gran concentración obrera) para que hubiera un poco de orden.
[11] Ver El altermundialismo - una trampa ideológica para el proletariado, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1872/el-altermundialismo-una-trampa-ideologica-para-el-proletariado [249]
[12] Ver Lecciones de 1917-23 - La primera oleada revolucionaria del proletariado mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1829/lecciones-de-1917-23-la-primera-oleada-revolucionaria-del-proletar [250]
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Nuestra camarada Elizabeth falleció a los 77 años. Ha muerto a causa de una insuficiencia respiratoria que provocó un paro cardíaco, en la noche del sábado al domingo 18 de noviembre.
Elizabeth nació durante la Segunda Guerra Mundial el 19 de mayo de 1941 en Bane, un pueblecito de la región del Jura en los alrededores de Besançon. Su padre tenía un aserradero y su madre era ama de casa. Elisabeth creció en una familia de nueve hijos, en un medio rural y en una familia católica relativamente acomodada. Fue su tía, maestra, quien completó su educación primaria antes de que Elisabeth entrara en un internado dirigido por monjas, en Besançon y luego en Lyon, para continuar su educación secundaria[1]. Después fue a la universidad en Lyon y se apasionó por las ciencias del mar. En 1968, a la edad de 27 años, se traslada a Marsella, donde alquila una antigua casa con jardinillo y azotea, a un paso del mar. Elisabeth ingresó en el Instituto de Oceanografía del Centro de Investigaciones Científicas (CNRS) de Marsella, tras haber pasado un año en Canadá. Terminó su tesis doctoral en 1983, lo que le permitió ser profesora y dirigir trabajos de investigación de sus alumnos.
Elisabeth formó parte de la generación de jóvenes en busca de una perspectiva revolucionaria, tras el movimiento de mayo de 1968. Comenzó a politizarse, siendo todavía estudiante, entrando en el PSU en Lyon[2].
Fue en Marsella donde tomó conciencia de que la clase obrera era la fuerza de la sociedad capitalista capaz de transformar el mundo. Elisabeth conoció, en una manifestación, a Robert, un joven que se había politizado, antes de 1968, en el movimiento anarquista. Participa en las reuniones del grupo Informations et Correspondances Ouvrières (ICO) junto con Robert, que publicaba desde 1968 Les Cahiers du Communisme de Conseils (Cuadernos del Comunismo de Consejos). Así descubrió Elisabeth el movimiento obrero, el marxismo y la perspectiva revolucionaria del proletariado. Había recibido una educación católica, rompió con la religión y se volvió atea, manteniendo al mismo tiempo lazos muy estrechos con su familia.
En 1972, el grupo Communisme de Conseils se fusionó con el grupo que publicaba la revista Révolution Internationale (RI), conservando este título de RI el nuevo grupo; y así, 1973 Elisabeth se hizo simpatizante de RI. En 1974, se unió a este grupo, que más tarde formaría la sección de la Corriente Comunista Internacional (CCI) en Francia.
Elisabeth estuvo presente en la Conferencia Internacional de fundación de la CCI en 1975 y en el primer congreso de nuestra organización en 1976. Es pues un miembro fundador de la CCI y una militante de primera generación quien nos ha dejado de repente.
Elisabeth fue miembro del órgano central de nuestra sección en Francia, y luego miembro del órgano central de la CCI. Escribía regularmente informes sobre la lucha de clases internacional. Viajó sin cesar por toda la CCI, aprendió italiano para poder participar en el trabajo de la organización en Italia. Muy buena conocedora del inglés, hacía muchas traducciones, sin nunca concebir esta tarea como una actividad rutinaria o aburrida. Al contrario, al traducir los textos de nuestros Boletines de debate interno, Elisabeth era una de las primeras compañeras francófonas en conocer las posiciones y contribuciones de los compañeros de lengua inglesa. Y sobre todo, Elisabeth ayudó a construir el núcleo de la CCI en Marsella. Durante 45 años, y junto a otro camarada, mantuvo la presencia política de la CCI en esa ciudad.
Lo que animó su compromiso militante fue su rebelión contra la barbarie del capitalismo, su voluntad de llevar a cabo un combate contra este sistema decadente, su pasión por el comunismo y su convicción del papel fundamental de la organización revolucionaria para la emancipación del proletariado. Su actividad militante fue el centro de su vida. Elisabeth tenía un profundo apego no sólo a la organización sino también a sus compañeros de lucha.
A pesar de su estatuto social de investigadora del CNRS, Elisabeth respiraba humildad. Aceptaba la crítica política, sin tener nunca una reacción de orgullo herido, buscando constantemente "entender" y poner los intereses generales de la organización por encima de su propia persona. A pesar de sus títulos universitarios, su doctorado y su gran cultura general, no era una "académica", una "intelectual" marcada por lo que Lenin llamaba (en su libro Un paso adelante, dos pasos atrás), "el anarquismo del gran señor", característico de la pequeña burguesía.
Elisabeth nunca vivió su implicación militante en la CCI como un "yugo" o como un obstáculo para su "realización" personal. Al igual que Marx y otros militantes, Elisabeth podría haber hecho carrera en el mundo académico, publicando artículos y libros científicos en su especialidad, porque era muy competente y le apasionaba su trabajo. Decidió dedicar su vida a la causa del proletariado. Se puede añadir que ella también tenía, como todos sus camaradas de la CCI, la misma concepción de la "felicidad" que Marx: ¡la lucha![3]
Y ha sido así como, al final de su vida, Elisabeth, ni mucho menos "desgastada" o "dañada" por la militancia, mostró un dinamismo sorprendente. A pesar de su insuficiencia respiratoria y su estado de salud tan frágil (especialmente desde su fractura de cuello femoral poco después de su último cumpleaños), participó con entusiasmo muy recientemente en las Jornadas de Estudio y Discusión Internacional de la CCI. En esa reunión, intervino en el debate de manera muy clara y pertinente. Antes de dejar a sus camaradas para volver a Marsella, Elisabeth acompañó a algunos de ellos, especialmente a camaradas de otros países, a visitar el cementerio del Père Lachaise; allí, les mostró el Muro de los Federados[4]. Fue 15 días antes de su muerte.
Todos los militantes de la CCI han quedado conmocionados por la trágica noticia de su muerte súbita. Ningún camarada podría haber imaginado que nos dejaría tan rápido, así como “sin avisar”. Porque Elisabeth no tenía edad. A pesar de sus 77 años, había conservado la frescura de su juventud (tenía cantidad de amigos personales de la generación más joven).
A Elizabeth le encantaban los niños. Uno de los mayores "dramas" de su vida de mujer fue no tener hijos. Por eso, entre otras cosas, tenía tantas amistades entre los hijos de sus camaradas e hijos de éstos a quienes acogía siempre con el mayor afecto.
Elisabeth era una persona muy afectuosa y acogedora con un hondo sentido de la hospitalidad. Su antigua casa, que alquilaba desde hace 45 años, era como un lugar de paso donde los camaradas no sólo de la sección CCI de Francia, sino de otras secciones territoriales siempre eran bienvenidos con sus familias, una bienvenida siempre alegre para todos los militantes de la CCI sin excepción. Elizabeth odiaba la propiedad privada. Cuando estaba fuera de casa, siempre dejaba una llave a disposición de los compañeros (¡a veces disculpándose incluso por no haber tenido tiempo de limpiar!).
Defectos tenía, claro está. Pero eran los de sus cualidades. Tenía su genio y podía ocurrirle a veces, a ella que poseía un espíritu internacionalista hasta la médula, reñir con algunos compañeros (incluidos los que le eran más cercanos). Siempre supo, sin embargo, buscar la reconciliación pues nunca perdió de vista lo que une a todos los militantes de la CCI: una plataforma y unos principios comunes, la lucha que libran todos juntos contra el capitalismo y contra la presión de la ideología dominante. Elisabeth tenía una profunda estima política por los militantes de la CCI, incluidos aquellos cuyo "estilo" o carácter no apreciaba. En nuestros debates internos, escuchaba atentamente todas las intervenciones, todos los argumentos, tomando a menudo sus propias notas personales para profundizar su reflexión y, como ella misma decía, porque "necesito aclararme".
Elisabeth también era muy sentimental y tendía a concebir la organización de los revolucionarios como una gran familia o grupo de "amigos". Tenía la ilusión de que el grupo Revolución Internacional al que se unió (en un período muy marcado por el movimiento estudiantil de mayo del 68) podría convertirse en una especie de islote comunista. Lo que le permitió superar esa confusión fueron nuestras Jornadas de Estudio y Debate sobre el espíritu del círculo en el movimiento obrero, así como nuestros debates internos sobre las dificultades que tuvo nuestra sección en Francia para pasar de "un círculo de amigos a un grupo político "[5].
Gracias a su capacidad de reflexión, Elisabeth pudo comprender que la organización de los revolucionarios, aunque ya sea el "comienzo de la respuesta" a las relaciones sociales capitalistas, no puede ser "la respuesta" (según la expresión de nuestro camarada MC), un pequeño islote de comunismo dentro de esta sociedad. Fue su compromiso inquebrantable con la causa de la clase obrera, su entrega desinteresada a la CCI, lo que permitió a Elisabeth "mantenerse" y resistir pacientemente a todas las crisis por las que ha pasado la CCI desde su fundación. A pesar de su enfoque "sentimental" de la organización y de la angustia que sentía ante la deserción de algunos de sus amigos, Elisabeth no se dejó arrastrar fuera del CCI por lealtad hacia aquéllos. Cada vez que tuvo que encarar un "conflicto de lealtad", Elisabeth zanjó por la CCI y la lucha por el comunismo (a diferencia de otros militantes que abandonaron la organización por lealtad a sus amigos a la que se añadió la hostilidad hacia el CCI). No perdió sus convicciones. Permaneció leal y fiel a la CCI hasta el final.
Hasta su último aliento, Elizabeth siguió siendo una verdadera luchadora por la causa del proletariado, una militante que dio lo mejor de sí misma al trabajo colectivo y asociado del grupo principal de la Izquierda Comunista.
A Elizabeth le encantaba leer. Le encantaban el mar, las flores y el arte. Le encantaba la música barroca, la literatura, la pintura.... Pero sobre todo, amaba a la especie humana. Su amor por la humanidad fue la columna vertebral de su pasión por el comunismo y su compromiso militante con la CCI.
La desaparición de nuestra camarada nos ha dejado una gran ausencia. Para la CCI, cada militante es un insustituible eslabón. Por eso Elizabeth es irremplazable. La única manera de "llenar" esa ausencia, de rendir homenaje a su memoria, es que continuemos nuestra lucha, su lucha.
Elizabeth decidió entregar su cuerpo a la ciencia. Nos ha dejado sin flores ni coronas.
A su hermano Pierre y a toda su familia;
a sus amigos Sara y Fayçal que nos informaron inmediatamente de su muerte;
a sus amigos de Marsella, Chantal, Dasha, Josette, Margaux, Marie-Jo, Rémi, Sarah...., que nos ayudaron, ordenando su casa, con el mayor respeto por su actividad política y sus últimos deseos,
a todos ellos expresamos nuestra simpatía y solidaridad.
¡Hasta la vista Elizabeth! Te fuiste, en una noche de noviembre, sola en esa casa a la que nosotros también echaremos de menos. Pero no estabas sola. Para cada uno de nosotros, seguirás viva, tanto en nuestros corazones como en nuestros pensamientos y en nuestra conciencia.
En enero, la CCI organizará una reunión para rendir homenaje político a nuestra compañera. Nuestros lectores, simpatizantes y compañeros de viaje, así como los militantes de grupos de la Izquierda Comunista que conocieron a Elisabeth, pueden escribir a la CCI si desean participar en dicho homenaje que tendrá lugar en Marsella.
Revolución Internacional, sección de la CCI en Francia (24 de noviembre de 2018)
[1] El colegio de monjas, a las que en Francia llaman « buenas hermanas », dejó muy malos recuerdos a Elisabeth.
[2] Parti Socialiste Unifié, partido fundado en 1960 y disuelto en 1989 que agrupó en su fundación a miembros del Partido Socialista opuestos a la política colonialista de éste, a cristianos de izquierda y a gente procedente del trotskismo y el maoísmo, uno de cuyos principales dirigentes fue Michel Rocard, antes de que éste se uniera al Partido Socialista del que encabezó su ala derecha. En el movimiento de Mayo del 68, le PSU había tomado una posición mucho más “radical” que la del PCF, propugnando la “autogestión”.
[3] Ver, en francés [253] o inglés [254], "La “confesión” de Karl Marx" publicado par David Riazanov en 1923.
[4] Donde la burguesía francesa mandó fusilar a 147 comuneros el 28 de mayo [255] de 1871 [256] tras la caída de la Comuna de París.
[5] Esa expresión fue una contribución muy importante al debate interno de nuestro camarada MC en 1980 y el pasaje siguiente fue publicado como nota en nuestro texto "Documentos de la vida de la CCI - La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI" (Revista Internacional nº 109, 2002, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/docume... [4]).
“En la segunda mitad de los años 60 se constituyen pequeños núcleos, pequeños círculos de amigos, compuestos por elementos en su mayoría muy jóvenes, sin ninguna experiencia política y que vivían en el medio estudiantil. En el plano individual ese encuentro parece fruto de pura casualidad. En el plano objetivo – el único que puede darnos una explicación real – estos núcleos corresponden al final de la reconstrucción de la posguerra y a los primeros signos de que el capitalismo está de nuevo entrando en una fase aguda de crisis permanente que hace resurgir la lucha de clases.
Más allá de lo que pudieran pensar los individuos que componían esos núcleos, se imaginaban que lo que les unía era su afinidad objetiva, la amistad, el deseo de hacer juntos su vida cotidiana, estos núcleos solo sobrevivieron en la medida en que se politizaron, o se volvieron grupos políticos, cosa que sólo pudieron hacer cumpliendo y asumiendo conscientemente su destino. Los núcleos que no alcanzaron esa conciencia fueron engullidos y se descompusieron en el pantano izquierdista, modernista o simplemente desaparecieron del mapa. Esa es nuestra propia historia. Ese proceso de transformación de un círculo de amigos en grupo político, en el que la unidad basada en el afecto, las simpatías personales, el mismo modo de vida cotidiano debe ceder el sitio a un cohesión política y una solidaridad basada en la convicción de que se está comprometido en un mismo combate histórico: la revolución proletaria, no estuvo exento de dificultades...”
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En 6 artículos hace 170 años, fue publicado el Manifiesto del Partido Comunista: “…en el Congreso del partido en Londres, en 1847, Marx y Engels fueron encargados de asegurar la publicación de un programa teórico y práctico completo. Redactado en alemán, el manuscrito fue impreso en Londres en enero de 1848, unas semanas antes de la revolución francesa del 24 de febrero. Una traducción francesa apareció poco antes de la insurrección parisina de junio de 1848” (Prefacio de Engels a la edición de 1888).
Desde ese momento, ya no se pueden contar las publicaciones o traducciones de esta obra, una de las más célebres en el mundo. Hoy en día, con el relativo renovado interés que suscita en el seno de pequeñas minorías combativas en busca de una perspectiva revolucionaria, la propaganda oficial del Estado burgués tiene que continuar desacreditando, lo más posible, la idea del comunismo haciendo pasar al Manifiesto como la obra siniestra y trágica de una pasada revolución sangrienta[1]. Al comparar de forma fraudulenta y mentirosa la contrarrevolución estalinista a la llegada de un supuesto comunismo que habría ido a la quiebra, el Manifiesto, por tanto, encarnaría un proyecto “obsoleto”, incluso “peligroso”. Por último, como a los ojos de los peores reaccionarios del siglo XIX, el Manifiesto del Partido Comunista sigue siendo hoy “la obra del diablo”.
En la cima de la oleada revolucionaria mundial de los años 1917-1923, es decir, mucho antes de la caída del bloque del Este y la supuesta muerte del comunismo, el Manifiesto ya fue calumniado y combatido armas en mano por la clase dominante que cercó la Rusia de los Soviets. En aquella época, el Manifiesto fue para los revolucionarios, más que nunca, una verdadera brújula que les permitió guiar al proletariado con el objetivo del derrocamiento del capitalismo para su proyecto revolucionario mundial. En las conferencias realizadas en 1922 por Riazanov sobre la vida y actividad de Marx y Engels, el Manifiesto era considerado como un producto puro de la lucha de la clase obrera. Eso es lo que muestra este pasaje citando a Engels mismo: “…los trabajadores se presentaron e invitaron a Marx y Engels a su reunión; Marx y Engels declararon que ellos no entrarían a menos que adoptaran su programa; los trabajadores acordaron con ello, y organizaron la Liga de los Comunistas e, inmediatamente, encargaron a Marx y Engels escribir el Manifiesto del Partido Comunista”. Este “acuerdo” no fue resultado de un convencimiento inteligente repentino, o una débil rendición ante una ‘crisis autoritaria’ y aún menos de una especie de “golpe de fuerza” por parte de Marx y Engels. Por el contrario, fue resultado de la maduración real de la conciencia obrera y fruto de un largo debate, un producto militante relacionado con la actividad organizada de la Liga de los Comunistas: “los debates duraron varios días, y Marx se tomó grandes dolores para convencer a la mayoría de la justeza del nuevo programa. Este último fue adoptado en sus líneas fundamentales y el Congreso encargó especialmente a Marx escribir en nombre de la Liga de los Comunistas no una profesión de fe sino un manifiesto” [2]. Es muy importante destacar que el manifiesto era ante todo un mandato que Marx y Engels recibieron del Congreso en tanto militantes y no un simple producto escrito de su propia pertenencia. En relación con esto, una carta enviada por el Comité Central al Comité regional de Bruselas, de fecha 26 de marzo, sobre la base de una resolución adoptada el 24 de enero, debía, serles transmitida para llamarlos a rendir cuentas sobre sus trabajos. Marx podría incluso ser sancionado en caso de que no asumiera a tiempo su mandato: “…el Comité Central, por este medio, pide al comité regional comunicar al ciudadano Marx que si el Manifiesto del Partido Comunista cuya redacción se ha asumido en el último Congreso no ha llegado a Londres el 1º de febrero del año en curso, se tomarán medidas en consecuencia contra él. En caso de que el ciudadano Marx no cumpliera su trabajo, el Comité Central pedirá la inmediata devolución de los documentos puestos a disposición de Marx”.
Marx y Engels, lo sabemos, lograron terminar su trabajo en fecha y hora. Al mismo tiempo, no había dejado de actuar en el sentido de desarrollar la unidad del proletariado haciendo también todo un trabajo organizativo ejemplar del cual el propio Manifiesto es a la vez el producto y la herramienta que le permite proseguirlo: Los historiadores no se dieron cuenta de este trabajo de organización de Marx, al que presentaron siempre como un pensador de gabinete[3]. Así pues, no vieron el papel de Marx como organizador, no han visto una de las partes más interesantes de su fisonomía. Si no se conoce el papel que Marx jugaba hacia 1846-47 como dirigente e inspirador de todo este trabajo de organización, es imposible comprender el gran papel que desempeñaría después como organizador de 1848-1849 y en la época de la Primera Internacional.
Todo este trabajo militante, al servicio de la unidad y del combate del proletariado, se encuentra en las propias formulaciones del Manifiesto que define la posición de los comunistas como ‘vanguardia’ y parte no separada de la clase obrera: “los comunistas no forman un Partido distinto (...) no tienen ningún interés que los separe del conjunto del proletariado”[4].
Los bolcheviques también consideraban en su tiempo que el Manifiesto del Partido Comunista fue una verdadera ‘brújula’. Aquí está lo que el propio Lenin decía del Manifiesto: “este folleto vale volúmenes: inspira y anima hasta este día a todo el proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado”[5]. La fuerza teórica del Manifiesto ha sido posible, aun considerando el genio innegable de Marx, sólo por el contexto que se relaciona con un momento decisivo en la historia de la lucha de clases, el de un período donde el proletariado comenzaba a constituirse como clase independiente en la sociedad. Esta lucha permitiría al comunismo mismo superar el ideal abstracto desarrollado por los utopistas para convertirse en un movimiento social práctico basado en un método científico, dialéctico, el del materialismo histórico. La tarea esencial era entonces desarrollar la verdadera naturaleza del comunismo, de la lucha de clases, y de los medios para lograr alcanzar este objetivo que debía ser formulado en un programa. Hace veinte años, afirmamos en relación con el Manifiesto: “no existe hoy ningún documento que preocupe más profundamente a la burguesía que el Manifiesto Comunista, por dos razones. La primera porque su demostración del carácter histórico temporal del modo capitalista de producción, de la naturaleza insoluble de sus contradicciones internas que confirma la presente realidad, sigue afectando a la clase dominante. La segunda, porque el Manifiesto, ya en su tiempo, fue escrito específicamente para disipar las confusiones de la clase obrera sobre la naturaleza del comunismo”[6].
Al “avanzar sobre su tiempo”, da todas las armas necesarias para luchar contra la ideología dominante hoy. Por ejemplo, la crítica del socialismo "conservador o burgués" de la época, toda proporción guardada, se aplica absolutamente al estalinismo del siglo XX y permite comprender lo que realmente significa la abolición de la propiedad privada: “... Por la transformación de las condiciones materiales de vida, este socialismo no significa para nada la abolición de las relaciones de producción burguesa, que no puede lograrse más que por medios revolucionarios; entiende por ello únicamente reformas administrativas, que se cumplen sobre la base misma de estas relaciones de producción sin afectar, por lo tanto, las relaciones del capital y trabajo asalariado, y que, en el mejor de los casos, permite a la burguesía disminuir los costos de su dominación y aligerar el presupuesto del Estado”. Más allá de estos elementos críticos que se pueden utilizar como un arma siempre actual, el Manifiesto afirma también varios elementos esenciales que siguen siendo totalmente válidos para orientar la lucha de hoy:
- El primero es demostrar la crisis del sistema capitalista, la realidad de la “sobreproducción”, el hecho que el capitalismo y la sociedad burguesa están condenados por la historia: “La sociedad ya no puede vivir bajo la burguesía; es decir que la existencia de la burguesía y la existencia de la sociedad se han hecho incompatibles”.
- El segundo elemento esencial, mientras que la burguesía no cesa de decir falsamente que el proletariado ha “desaparecido” y sólo son válidas las reformas “democráticas” burguesas, pretendidamente “para el pueblo”, el Manifiesto desprende, al contrario, una perspectiva revolucionaria destacando claramente esto: “sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria”. Expresión de una clase universal por naturaleza a la vez explotada y revolucionaria, trabajando de manera asociada y solidaria en las relaciones capitalistas de producción, su combate se inscribe y desarrolla no sólo en relación con la necesidad sino también en la capacidad para llevar a cabo este proyecto. Una de las principales clarificaciones contenidas en el Manifiesto reside en el hecho de que afirma, mucho más claramente que antes, que la emancipación de la humanidad está ahora en las manos del proletariado. Este último debe enfrentarse inevitablemente a la burguesía sin ningún compromiso, no puede hacer causa común con ella. Un aspecto que era no tan claro hasta 1848 y que, por otra parte, no siempre lo ha sido posteriormente. Recordamos que el lema de la Liga de los Justos –“Todos los hombres son hermanos”– expresaba aún la confusión que prevalecía en el movimiento obrero. El Manifiesto afirma, al contrario, el irremediable antagonismo entre el proletariado y la burguesía. De esta manera, es de hecho, la expresión de un paso decisivo franqueado en la conciencia de clase.
- El tercero aporta sobre la naturaleza y el papel de los comunistas que deben ser “la fracción más decidida...que incluye a todas las demás: teóricamente tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de una clara comprensión de las condiciones, de la marcha y de los fines generales del movimiento proletario”.
- El último punto, aunque no menos importante, es la afirmación del carácter internacionalista del combate de clase: “los trabajadores no tienen patria” que siempre ha sido y sigue siendo más que nunca, la piedra de toque de la defensa de las posiciones de clase, totalmente lo contrario del nacionalismo del enemigo de clase. El hecho de que el Manifiesto termina con esta llamada vibrante: “¡Proletarios de todos los países uníos!”, es la expresión más fuerte que traduce la dimensión intrínsecamente internacionalista del combate proletario y de la defensa de su principio fundamental.
Todavía podríamos destacar otros aspectos importantes ya presentes en el Manifiesto, pero nos gustaría concluir este breve homenaje militante volviendo a sus primeras líneas, la de la no menos famosa fórmula, también siempre actual según nosotros: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. De hecho, afirmamos que a pesar de las dificultades que conoce y atraviesa hoy, el proletariado internacional siempre mantiene sus capacidades y la fuerza para poder derribar el orden capitalista para sustituirlo por una sociedad sin clases, sin guerra ni explotación. ¡Este “espectro”, sin ofender a los burgueses, de hecho, todavía está presente!
WH /3-junio-2018
[1] Así es deformada la revolución de 1917 cuya realidad es otra. Ver por ejemplo el Manifiesto del 22º Congreso de la CCI sobre la Revolución de 1917: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [258]
[2] Este texto se puede encontrar en https://www.nodo50.org/ciencia_popular/articulos/Riazanov.pdf [259]
[3] Para desmontar esta falsa imagen de Marx y reivindicar su acción militante y combatiente ver 100 años después de la muerte de Marx el marxismo es el porvenir, Revista Internacional nº 33, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200803/2195/cien-anos-despues-de-la-muerte-de-marx-el-marxismo-es-el-porvenir [260]
[4] La versión digital del Manifiesto Comunista se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [84]
[6] Ver 1848: el manifiesto comunista una brújula indispensable para el porvenir de la humanidad. Revista Internacional nº 93, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1201/1848-el-manifiesto-comunista-una-brujula-indispensable-para-el-por [262]
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El siguiente artículo es uno de varios a través de los cuales planeamos tratar el auge de China y sus consecuencias para las relaciones imperialistas a nivel mundial. Por razones de espacio nos centraremos en este artículo en la Nueva Ruta de la Seda. En el futuro, analizaremos con mayor detalle las ambiciones chinas en África y América Latina y examinaremos su rivalidad general con los Estados Unidos.
“Por ahora, sin embargo, China no está buscando una confrontación directa con los Estados Unidos; por el contrario, planea convertirse en la economía más poderosa del mundo para 2050 y apunta a desarrollar sus vínculos con el resto del mundo mientras trata de evitar choques directos. La política de China es a largo plazo, contrariamente a los acuerdos a corto plazo favorecidos por Trump. Busca ampliar su experiencia y poder industrial, tecnológico y, sobre todo, militar. En este último nivel, Estados Unidos todavía tiene una ventaja considerable sobre China”. (Informe de la CCI sobre las tensiones imperialistas, junio de 2018[1]).
En mayo de 2017, con la presencia de 27 jefes de Estados o gobiernos, el presidente chino, Xi Jinping, anunció el proyecto "One Belt One Road" (OBOR, “Un cinturón, un camino”), también denominado "New Silk Road" (“Nueva Ruta de la seda”). Este proyecto consta de dos elementos: el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda (SREB) y la Ruta Marítima de la Seda (MSR). Este proyecto involucra a alrededor de 65 países, representando el 60% de la población del planeta y alrededor de 1/3 del PIB del mundo. El presidente chino anunció inversiones durante los próximos 30 años (¡2050!) hasta por 1,2 billones de dólares. Este no es sólo el proyecto económico más grande de este siglo, sino también el esbozo de los proyectos imperialistas más ambiciosos que China ha hecho públicos. Detrás de esto, Xi Jinping declara el objetivo de superar a los EEUU y convertirse en la potencia mundial número uno en 2050.
Este proyecto corresponde a las ambiciones de China para reconquistar su antigua posición de liderazgo en el mundo, que ocupó hasta la penetración de las potencias capitalistas en China a principios del siglo XVIII. Con este objetivo proclamado, China apunta al cambio más grande en la constelación de poder imperialista que ha durado más de un siglo. El proyecto de la Ruta de la Seda es sólo un movimiento, aunque esencial, en las ambiciones de China. Después de haberse expandido masivamente a nivel económico, China también comenzó a colocar un "Collar de Perlas" en el Océano Índico, lo que le permite a China rodear a India a través de Birmania, Bangladesh, Sri Lanka, Pakistán y las Maldivas. Después de esta expansión marítima, el proyecto Ruta de la Seda apunta a una nueva expansión terrestre en el continente asiático.
China se ha convertido en el país más poblado del planeta: casi 1400 millones de personas viven allí (India ocupa el segundo lugar con 1320 millones). Es la segunda potencia económica del mundo y en muchas ramas ya se ha convertido en el número uno; y tiene la tercera masa terrestre más grande. Después de más de tres décadas de modernización y apertura capitalista, China se ha convertido en el mayor país: comercial en general, de comercio electrónico y de mercado de consumo. Entre 1979 y 2009, en treinta años, el PIB chino en dólares constantes de 2005 ha aumentado de unos 201,000 millones a unos 3.5 billones de dólares; las exportaciones chinas han aumentado de casi el 5% de su participación en el PIB a alrededor del 29%; importa desde alrededor del 4% al 24%. Los excedentes comerciales han llevado a un gran crecimiento en las reservas de China, lo que ha permitido al capital chino mudarse para inversiones, fusiones y adquisiciones y convertirse en una fuente importante de IED[2] en el escenario financiero mundial. Se espera que para 2030 China represente una quinta parte de la producción económica mundial. El país ha estado invirtiendo masivamente en las técnicas industriales más modernas, como la tecnología cuántica y la inteligencia artificial (IA). En cuanto a sus gastos militares, suman el total de todos los países europeos juntos. Ningún otro país podría albergar tales ambiciones, y ningún otro país podría desarrollar una visión así, de extender sus tentáculos en todo el continente asiático. Por el momento -no a través de la ocupación militar directa (a excepción de los arrecifes de coral en el Mar de China Meridional), sino a través de la construcción de una red económica con toda una política geoestratégica detrás de ella- desarrollar nuevas infraestructuras, implantar puestos de avanzada, forjar vínculos privilegiados. Las ambiciones chinas están sacudiendo a toda la constelación imperialista y no sólo en el área asiática circundante: tiene un impacto en los países del Pacífico, en el Océano Índico, en África, en América del Sur, en Europa y, por supuesto, en su relación con los Estados Unidos. En resumen, tiene las repercusiones de mayor alcance internacionales y de más largo plazo. Al mismo tiempo, sus ambiciones lo pondrán en conflicto no sólo con los Estados Unidos, sino también con otros países. La resistencia de algunos de sus vecinos más cercanos (Vietnam, India, Japón) ya se ha estado acumulando, y los planes de China también supondrán un nuevo desafío para Rusia. Este proyecto también apunta a frustrar cualquier posibilidad de estrangular a China mediante el bloqueo del transporte marítimo en el estrecho de Malacca o en el Mar de China Meridional. Al establecer conexiones ferroviarias con Irán, Pakistán, Birmania y Tailandia, China espera sortear posibles medios de estrangulación o aliviar algunos de los peores efectos[3].
El proyecto Nueva Ruta de la Seda estará conectando a China, a través de Asia Central y Rusia con Europa, y la conexión marítima le permitirá establecer nuevos vínculos con África y Europa a través del Mar de China y el Océano Índico. Se establecerán seis corredores entre China y Europa.
El primer corredor importante: la conexión ferroviaria y oleoductos que conectan China y Europa a través de Mongolia, Rusia y Kazajstán[4].
Los otros dos corredores principales: China occidental, a través de Asia Central, y Oriente Medio hacia Turquía, a través de Irán; y el corredor China-Pakistán que la une con el Océano Índico[5]. Tres de los seis corredores pasan por la parte centroasiática de Sinkiang[6].
Además, tres corredores "secundarios" estarán conectando: a) China-Mongolia-Rusia, b) Bangladesh-China-India-Myanmar (BCIM), c) China-Indochina (a través del norte de Laos, que se extiende a Tailandia, Vietnam y Malasia-Singapur, es decir, a las aguas del sudeste asiático). En Asia, una línea ferroviaria de 873 km debe establecer un enlace entre China y la costa tailandesa.
En África, China ha financiado y construido una línea de ferrocarril entre Djibouti y Addis Abeba (Estación de la Ruta de la Seda de Djibouti); financiará una línea ferroviaria de 471 km en Kenia entre la capital Nairobi y el puerto de Mombasa en el Océano Índico. El objetivo a largo plazo es establecer una red de conexiones ferroviarias entre el nuevo puerto de Lamu (Kenia), Sudán del Sur y Etiopía (LAPSSET). Después de Kenia, Etiopía, Egipto y Djibouti, Marruecos también comenzó a cooperar en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda[7].
Toda una cadena de puertos y grandes proyectos de inversión es para ofrecer la base logística para nuevas inversiones en la zona.
Además de las conexiones ferroviarias terrestres, y la construcción sobre el "Collar de Perlas", la Ruta Marítima de la Seda es el segundo pilar del mega -proyecto, que requiere la expansión y construcción de puertos a lo largo de las principales rutas marítimas uniendo China a través del Mar de China Meridional, el Estrecho de Malacca y el Océano Índico hasta las costas de África. Los planes en el Ártico de una "Ruta de la Seda de Hielo" para establecer un atajo entre el Océano Pacífico y el Atlántico a lo largo de la ruta de Siberia del Norte, así como los planes para construir un segundo canal en América Central a través de Nicaragua, forman parte de la estrategia global china.
Además, China también tiene previsto construir cables de fibra óptica, corredores con troncales internacionales, estructuras vía teléfonos celulares y enlaces de comercio electrónico a lo largo de sus corredores de la Ruta de la Seda. Si bien es cierto que esto impulsará la conectividad y el intercambio de información, puede permitir fácilmente a China llevar a cabo la vigilancia electrónica y aumentar su presencia en el ciberespacio, aumentando su capacidad de espionaje...
Por supuesto, este "plan maestro" necesitará mucho tiempo para ser implementado y se enfrenta a una serie de obstáculos. Las capacidades de resistencia de otras potencias son imposibles de evaluar de forma realista en este momento. Sin embargo, el Estado chino parece estar dispuesto a dedicarle el máximo de recursos:
- Los bancos comerciales de propiedad estatal de China están siendo presionados para que proporcionen dinero para los planes del gobierno;
- el Banco de Desarrollo de China (CDB, China Development Bank), controlado por el Estado, y el Banco de Exportación-Importación de China (EXIM, Export-Import Bank of China) ya han concedido préstamos por valor de 200,000 millones de dólares a varios de los países que participan en el proyecto;
- El CDB y EXIM han impuesto límites topes de deuda para cada país y han establecido límites a las líneas de crédito de los prestatarios;
- la mayoría de los préstamos para infraestructura se negociaron principalmente entre gobiernos con tipos de interés inferiores a los comerciales. Por ejemplo, CDB ofreció a Indonesia un préstamo en concesión a 40 años, sin exigir garantías de la deuda pública de Indonesia para financiar el 75% de los 5 millones de dólares del ferrocarril Yakarta-Bandung;
- China ha facilitado préstamos a países que tendrían dificultades para obtenerlos de los bancos comerciales occidentales;
- 47 de los 102 conglomerados de propiedad estatal de China participaron en más de 1600 proyectos viales y de carreteras;
- el Grupo de Construcción de Comunicaciones de China ha obtenido 40,000 millones de dólares en contratos.
Y así sucesivamente... Aunque esto puede considerarse una gran apuesta económica y financiera, sin duda refleja la determinación del Estado chino de fortalecer su posición a toda costa. Al mismo tiempo, el proyecto, cuya ejecución está prevista para un período de 30 años, tendrá que hacer frente a las tormentas de la escalada mundial de la crisis económica, las guerras comerciales, las turbulencias políticas y la creciente resistencia de los rivales de China, desde los Estados Unidos hasta varios otros países.
En resumen, todas las crecientes contradicciones de la crisis capitalista y los agudos antagonismos entre Estados Unidos y China hacen imposible responder a la pregunta de si el proyecto se completará alguna vez. Por no mencionar el desarrollo impredecible de la economía china y sus recursos financieros a largo plazo.
Además, la rapidez con la que China construye sus líneas ferroviarias dentro de China en los últimos años -con la movilización de todo tipo de recursos por parte del Estado y desestimando cualquier tipo de preocupación ecológica o resistencia de la población local- no se reproducirá fácilmente a nivel internacional. Varios de los proyectos atraviesan zonas atacadas por yihadistas. Y varios de los países que participan en el proyecto acumularán tantas deudas que cualquier tormenta financiera en el futuro podría significar el fin de su solvencia. Por ejemplo, la construcción del ferrocarril Kunming-Singapur a través de Laos costará al país 6000 millones de dólares, casi el 40% del PIB de Laos en 2016. La deuda externa de Pakistán ha aumentado en un 50% en los últimos tres años, alcanzando casi 100, 000 millones de dólares, de los cuales alrededor del 30% se debe a China. Turkmenistán se enfrenta a una crisis de liquidez debido a los pagos de la deuda con China. Tayikistán ha vendido el derecho a desarrollar una mina de oro a una empresa china en lugar de reembolsar los préstamos. Y muchos de los países participantes han sido afectados y se verán afectados por la inestabilidad política, los disturbios civiles y los conflictos armados.
Sin embargo, aunque las interrogantes que se ciernen sobre el proyecto son casi interminables, estos altos riesgos no han impedido que el gobierno chino prepare este plan.
El hecho de que China esté planteando abiertamente tales ambiciones se basa en la nueva posición que ocupa en la economía mundial y en la jerarquía imperialista. Como hemos desarrollado en artículos anteriores[8], China había sido una potencia líder mundial hasta principios del siglo XVIII, cuando fue desmembrada principalmente por las potencias coloniales europeas, Gran Bretaña y Francia, y cuando estuvo parcialmente ocupada por Japón hasta 1945. Cuando Mao Tse-Tung tomó el poder en 1949, el Estado chino no tenía los medios para revivir las viejas ambiciones chinas. En el contexto de un largo período de dependencia de Rusia, la República Popular China intentó desesperadamente superar su atraso. Ya a principios de la década de 1950, en la guerra de Corea, mostró su deseo de romper la dominación estadounidense en la región, y más tarde, en la década de 1960, China comenzó a enfrentarse con la India y, sobre todo, con Rusia. En relación con Rusia y los EEUU, China fue el relegado durante décadas. Ni el "Gran Salto Adelante", ni su autarquía de una década, ni la Revolución Cultural de mediados de los años sesenta le permitieron desarrollar el poder para competir con sus mayores rivales. Y la división de China entre Taiwán y China continental, el enfrentamiento permanente con EEUU sobre Corea, en Vietnam y en el Pacífico (Taiwán, Japón), el conflicto de un año con Rusia a lo largo del río Ussuri, dejaron a China rodeada y bloqueada a nivel geoestratégico y militar.
Sin embargo, tras haber sufrido una humillación militar a manos de la mucho más pequeña Vietnam en el conflicto de 1979, el ejército chino estaba decidido a modernizar sus fuerzas. Y en el contexto del colapso del régimen estalinista en Rusia y Europa Oriental, el Partido Comunista Chino decidió adaptar el país a las nuevas condiciones que han existido desde 1989. Su espectacular crecimiento económico y su determinación de reconquistar su posición en un mundo en el que EEUU ha estado en declive durante décadas significaba que China tendría que invertir su peso económico para traducirlo en triunfos geoestratégicos e imperialistas[9].
Su prodigioso desarrollo económico de las últimas décadas desató un fuerte impulso para poner de manifiesto su interés por el tablero de ajedrez imperialista, que desde finales de los años ochenta se ha caracterizado por: a) el hecho de que el antiguo bloque soviético comenzó a desmoronarse y estalló en 1991 y b) los EEUU -como única superpotencia que quedaba- han sido y están siendo socavados y desafiados en muchas áreas por la India, Irán, Turquía y muchos otros países que están avanzando en la realización de sus propias ambiciones imperialistas. En otras palabras, un mundo donde ha habido una "libertad para todos" en las tensiones imperialistas. La confrontación entre Estados Unidos y China en la región no es más que una polarización (aunque la más peligrosa a largo plazo) en medio de un campo minado cada vez más complejo de tensiones imperialistas[10].
Durante dos décadas la economía china registró cifras de crecimiento muy altas, en algunos años incluso tasas de crecimiento de dos dígitos. Ahora se han enlentecido (en 2017 al 6,5%) y es innegable que el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda es también una respuesta a estas dificultades. El capital nacional chino debe encontrar más salidas para su gigantesca sobreproducción. En particular, en las ramas que desarrollan infraestructuras, o en los sectores del hierro y el acero, el cemento y el aluminio, la sobreproducción está en su punto más alto. Entre 2011 y 2013, China produjo más cemento que Estados Unidos durante todo el siglo XX. Con una demanda insuficiente en el mercado chino, las empresas chinas deben encontrar a toda costa salidas en el extranjero.
Los proyectos de infraestructura no sólo ofrecen la logística necesaria para conquistar nuevos mercados e instalar nuevos corredores para el transporte de tropas, sino que también requieren inversiones masivas. De los 800 millones de toneladas de acero producidas en 2015 por empresas estatales chinas, 112 millones de toneladas se exportaron a precios de oferta, porque las posibilidades de venta se han reducido en el mercado interior. Así, con el nuevo proyecto de la Ruta de la Seda, el Estado chino está lanzando una de las mayores intervenciones capitalistas de Estado en la historia para impulsar una economía que empieza a debilitarse. Y el Estado chino ha planeado invertir los recursos financieros más masivos para lograrlo. Se dice que China ya ha liberado entre 1billón y 1.4 billones de dólares para la primera financiación de los proyectos de la Ruta de la Seda, pero se espera que el coste total ascienda en 2049 (el año en que se cumplen los 100 años de existencia de la República Popular China) al doble del actual PIB de China. Si comparamos la cantidad de fondos ya disponibles, convierten en pura calderilla los fondos del Plan Marshall de los EEUU de 1948, a través del cual los EEUU concedieron 5,000 millones de dólares de ayuda a 16 naciones europeas[11].
A diferencia de Rusia y los Estados Unidos, China todavía puede movilizar cantidades tan enormes. Rusia nunca dispuso de tales fondos, en gran medida debido al peso de la economía de guerra en la época de la Guerra Fría y su tradicional "atraso" vinculado a los mecanismos del dominio estalinista[12].
El capitalismo ruso bajo Putin no se ha vuelto más competitivo en el mercado mundial. La fuerte dependencia de los ingresos que genera a través de los recursos energéticos y el peso de su economía de guerra hacen que simplemente no tenga los fondos para desarrollar proyectos comparables a la Nueva Ruta de la Seda. Y los EEUU, también, entre otras razones, como resultado de sus gigantescos gastos militares, ya no pueden jugar a su "comodín financiero" como lo hacían en el pasado. En muchos sectores, la industria estadounidense se está quedando rezagada y en muchas áreas parte de su infraestructura está abandonada. Por lo tanto, China es actualmente el único país capaz de poner a disposición cantidades tan colosales, incluso si gran parte de esta cantidad se financia con créditos estatales. Pero mientras que las últimas dos décadas permitieron el vertiginoso ascenso de China, es poco probable que las condiciones futuras del desarrollo del capitalismo mundial ofrezcan el mismo marco ventajoso para China.
¿Podemos comparar la construcción de tal nueva red ferroviaria tan gigantesca en Asia y en otros continentes con el papel que desempeñó la construcción de los ferrocarriles en la fase de expansión del capitalismo en los Estados Unidos en el siglo XIX?
Como Rosa Luxemburgo desarrolló en sus escritos (La Acumulación de Capital y Una Introducción a la Economía Política), la construcción de los ferrocarriles en los EEUU y su avance hacia el Lejano Oeste fueron acompañados por la conquista de la tierra de la población nativa a través de una combinación de fuerza y la penetración de las relaciones mercantiles. Los ferrocarriles entraron en una zona dominada por la producción pre-capitalista. Los esfuerzos combinados de las empresas ferroviarias, el Estado con su aparato judicial y sus fuerzas armadas, comenzaron a eliminar cualquier resistencia local y allanaron el camino para la integración de la zona en el sistema capitalista. Con la construcción de los ferrocarriles de la Ruta de la Seda a través de Asia Central y otros lugares, es cierto que algunas zonas que hasta ahora han estado en la periferia, o incluso que existen fuera del mercado capitalista, se enfrentarán aún más a una avalancha de productos chinos. Y dado que los trabajadores chinos han participado a menudo en la construcción de infraestructuras u otros grandes proyectos, probablemente sólo una pequeña parte de la población local encontrará empleo (temporal o permanente) gracias a estos nuevos corredores de transporte. En general, es poco probable que esta construcción tenga una repercusión económica aceleradora similar a la que tuvo la extensión de los ferrocarriles estadounidenses en el siglo XIX. El escenario más probable es el de una ruina generalizada de productores locales y comerciantes aplastados por productos chinos más competitivos...
La economía de China es cerca de ocho veces mayor que la de Rusia (y su población es 10 veces más grande), pero China es extremadamente dependiente del suministro de energía exterior, y Asia Central desempeña un papel vital para el suministro de energía de China.
El Estado chino está tratando de reducir su dependencia de la energía suministrada por Rusia (recibe el 10% de su petróleo y el 3% de su gas de Rusia). Y China ahora está tratando de asegurar rutas hacia el oeste para asegurar nuevos suministros de energía, evitando los peligros que se ciernen sobre Oriente Medio y las rutas de transporte desde allí a China. El 43% del consumo de petróleo chino y el 38% del de gas, provienen de Arabia Saudita. El transporte marítimo pasa a lo largo de las costas de Hormuz, Aden y el estrecho de Malacca, todo al alcance de las flotas 5 y 7 de los Estados Unidos, estacionadas en el Océano Índico y Pacífico. En otras palabras, China está tratando de hacer que los recursos de energía de Asia Central sean más accesibles a sus necesidades.
Sin embargo, cualquier plan chino para establecer vínculos más estrechos con Asia Central y más allá, afectará profundamente su relación con Rusia. Esto se produce después de un período en el que, durante los últimos 20 años, China ya ha estado expandiendo su influencia en territorio Siberiano hacia el norte.
Desde 1991, el Lejano Oriente Ruso (LOR) ha perdido casi una cuarta parte de su población. El número de trabajadores inmigrantes chinos en el LOR ha aumentado hasta 400,000 desde enero de 2017, mientras que el Distrito Federal del Lejano Oriente Ruso ha perdido dos millones de personas desde 1991 (aproximadamente una cuarta parte de su población) como resultado de mayores tasas de mortalidad y emigración. Rusia ha estado arrendando tierras, cientos de miles de hectáreas, a empresas chinas permitiendo la extracción de madera barata. Existe la posibilidad de que la población china en algún momento supere a la población rusa y que la influencia comercial china se vuelva dominante. Para los nacionalistas rusos, esto significa que el objetivo del zar ruso al construir el Ferrocarril Siberiano -para mantener el control sobre Siberia y poder desempeñar un papel crucial en el Lejano Oriente- está siendo amenazado[13]. Y después de su expansión hacia el Lejano Oriente Ruso, con el nuevo proyecto de la Ruta de la Seda, China está lanzando otra ofensiva hacia su occidente.
Hasta hace poco, Rusia podía considerar a Asia Central como su ‘patio trasero’ pero ahora, el comercio ruso con Asia Central ha estado cayendo continuamente. En 2000, la participación comercial china con Asia Central era solo del 3%, mientras que en 2012 había aumentado al 25%, principalmente a expensas de Rusia[14]. Los medios de Moscú para evitar mayores daños resultantes de la expansión china son limitados. Incluso antes de que el presidente chino Xi Jinping anunciara oficialmente el proyecto, Rusia había intentado estabilizar su posición en Asia Central al establecer, en 2014, la EEU (Unión Económica Euroasiática), la cual excluyó a China[15].
Pero para los países de Asia Central, el proyecto de la Ruta de la Seda parece ser más atractivo, debido a la promesa de las inversiones chinas en la región y al mayor comercio libre. La EEU dominada por los rusos sólo ofrece una unión arancelaria, mientras que la propia Rusia tiene pocos fondos. Esto arroja luz sobre el retraso crónico del capital ruso. Rusia ha estado tratando de compensar su inferioridad económica a través del creciente papel de su ejército. Pero China también está actuando como un rival creciente para Rusia en el plano militar en Asia Central. Por ejemplo, China ha comenzado a entregar equipo militar a países de Asia Central. Se han iniciado maniobras comunes entre las tropas chinas y las de Asia Central. Aunque Rusia aún domina la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, CSTO) (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Rusia son parte de ella)[16], China ha estado declarando su intención de garantizar seguridad en la región, contando con sus propias fuerzas. Se iniciaron negociaciones con Turkmenistán para abrir una base militar en el país (la segunda después de Djibouti). Y China está comprometida en una alianza de seguridad con Afganistán, Pakistán y Tayikistán para combatir el terrorismo. La cooperación militar entre los países de Asia Central y China marca un punto de inflexión, porque anteriormente China se había abstenido de establecer una presencia militar y ganó simpatía entre muchos regímenes debido a su "no interferencia en los asuntos de otros países". Su política de mantener un perfil bajo o actuar de manera más agresiva, como en el Mar de China Meridional, corresponde a las tácticas de "empujar" y "jalar".
Más globalmente, el desarrollo de las relaciones ruso-chinas han sido siempre contradictorias, unas veces era Rusia quien dominaba China (en los años 40-50), después hubo fuertes enfrentamientos a partir de 1960 llegando a enfrentamientos militares en el río Usuri, a partir de 1972, China y USA establecieron una discreta alianza (la famosa “diplomacia del ping pong”), China apoyó a USA contra Rusia en Afganistán en los años 80. Desde 1989, China ha apuntado a una cooperación más estrecha con Rusia para contrarrestar a los USA cada vez que era posible y en un período inicial China también recibió la mayoría de sus armas y tecnología militar de Rusia. Esto está cambiando.
China también siempre ha usado a Rusia como fuente de energía. Después de la ocupación rusa de Crimea y la presencia oculta de Rusia en el este de Ucrania, China se benefició de las sanciones occidentales contra Rusia. En busca de un contrapeso a las sanciones, Rusia tuvo que encontrar mercados en China, pero China podría ejercer presión sobre Rusia y bajar los precios rusos de los productos energéticos y al mismo tiempo recibir concesiones por invertir en Rusia. Así, mientras Rusia obtuvo puntos al ocupar Crimea y al estar presente en el este de Ucrania, pagó un alto precio al ser chantajeada de algún modo en acuerdos de negociación con China. Esto demuestra que la economía de guerra rusa tiene un precio alto. Al mismo tiempo, Rusia, que se siente amenazada por la "invasión china a través de la puerta trasera" en el este de Asia y sus ambiciones en la Ruta de la Seda hacia el oeste, es consciente de la naturaleza asimétrica de la relación entre los dos rivales. Cuanto más China desarrolle su propia industria y tecnología de armamentos, menor será su dependencia de las exportaciones de armas rusas y las transferencias de tecnología de armas. China no pudo dar la bienvenida abiertamente a la ocupación rusa de Crimea, ya que habría desacreditado la intransigencia de China sobre la integridad territorial, indispensable para enfrentar las aspiraciones de independencia de uigures en Xinjiang. Rusia también se encuentra en un dilema con respecto a la expansión de China en el Mar del Sur de China, especialmente después de que China haya ocupado más o menos varios arrecifes de coral en el Mar del Sur de China, transformándolos en bases militares. Los lazos militares entre Rusia y Vietnam también podrían crear tensiones entre China y Rusia[17].
Sin embargo, como hemos mostrado en otro artículo (ver nota 1), Rusia y China trabajan juntos lo más posible contra Estados Unidos. Los dos países han realizado maniobras militares comunes en el Lejano Oriente, en el Mediterráneo y en el Mar Báltico. Pero el proyecto de la Ruta de la Seda es sin duda uno de los esquemas chinos que obligará a Rusia a reaccionar. Al mismo tiempo, presionará a otros países para que prueben y profundicen todos los intereses antagónicos entre China y Rusia.
Con el avance de China en Asia Central, China ha logrado beneficiarse del debilitamiento de EEUU y Rusia en la región. Poco después del colapso del imperio soviético, EEUU logró desarrollar vínculos privilegiados e incluso abrir algunas bases militares en Asia Central. Sin embargo, en el contexto del declive de los Estados Unidos en todo el mundo, EEUU también ha estado perdiendo terreno en Asia Central, siendo China el principal beneficiario[18].
Pero los países de Asia Central temen tanto a la hegemonía militar rusa como a la expansión china y pueden intentar ganar todo lo posible para sí mismos aprovechando los intereses divergentes entre Rusia y China.
Dado que Europa actualmente absorbe el 18% de las exportaciones chinas, cualquier mejora de las conexiones comerciales fortalecería la posición china en la propia Europa[19]. Por lo tanto, está especialmente interesada en acelerar el tráfico de mercancías desde el puerto recientemente adquirido de El Pireo, cerca de Atenas, a Europa Central. El proyecto de construir un tren de alta velocidad entre Atenas y Belgrado y más adelante a Budapest, refleja los intentos de China por lograr una influencia creciente en Europa Central. China usará la Ruta de la Seda como una forma de "alejarse" de Rusia (o, si es necesario, establecer una alianza con ella), para expandir su posición en Europa. Esto, al mismo tiempo, amenazaría en particular los intereses de los rivales europeos en la propia Europa Central, donde, sobre todo Alemania ha alcanzado una posición dominante. Las reacciones del capital alemán ya han señalado que -además de los esfuerzos para defenderse de los intentos chinos para lograr una mayor presencia en los sectores de alta tecnología- el capital alemán contrarrestará el proyecto de la Ruta de la Seda en diferentes frentes. Esto obligará al capital alemán u otros capitales nacionales a hacer alianzas tácticas contra la creciente influencia china en la región. Esto trae otro elemento impredecible: posibles pasos comunes de los países europeos junto con Rusia, contra China.
Turquía también ha sido un blanco importante de las inversiones chinas. Las compañías chinas están involucradas en varios de los proyectos megalómanos del presidente Erdogan. En los próximos tres años, se espera que el número de empresas chinas activas en Turquía se duplique. Al mismo tiempo, China y Turquía han tenido tensiones sobre el papel del Uighur islámico en Xinjiang. Dado que Turquía se encuentra en una posición clave en el tablero de ajedrez imperialista, donde las ambiciones rusas, europeas, estadounidenses e iraníes están chocando entre sí, cualquier movimiento chino hacia Turquía agregará más elementos explosivos a esta área profundamente conflictiva.
Como parte del proyecto “Un Cinturón-una Ruta” ("One Belt - One Road"), Irán tiene una importancia específica. Se han abierto nuevos corredores de transporte entre Irán y China, y se están construyendo nuevas instalaciones portuarias en Irán[20]. Al mismo tiempo, las nuevas sanciones de EEUU contra Irán harán posible que China adquiera más influencia en Irán, casi similar a los efectos de las sanciones occidentales contra Rusia, lo que también condujo a una mayor dependencia de Rusia hacia China y, por lo tanto, a un aumento global del peso de China.
La expansión china en el Océano Indico obliga a todos los Estados vecinos a tomar posición. Por un lado, China debe empujar su Ruta de la Seda Marítima a lo largo de las costas del Océano Indico hasta las costas iraníes. Esto crea tensiones adicionales entre Pakistán e India. En Pakistán, el Puerto de Gwadar, no muy lejano de la frontera iraní, será conectado al extremo occidental de China luego de la construcción de una carretera de conexión de 500 km. El Puerto debe dar al comercio chino un acceso más fácil al Medio Oriente que a través del Estrecho de Malaca (entre Malasia e Indonesia). India está protestando contra este proyecto de carretera, que cruza parte de Kashmir, reclamado por Nueva Delhi. Un nuevo aeropuerto internacional está por ser construido en Gwadar.
Y el Proyecto Marítimo de la Seda también empuja a India a tomar contramedidas. Por un lado, Irán no quiere depender de China; por ello busca reforzar lazos con India. India contribuyó a la construcción del nuevo puerto iraní de Chabahar, permitiendo a India evitar pasar a través de Pakistán para llegar a Afganistán. Al mismo tiempo, India misma que ha tenido relaciones especiales con Rusia por décadas, las ha intensificado, a pesar del hecho de que a nivel militar India también ha tratado de diversificar su compra de armas a expensas de Rusia, y que India es vista por EEUU como un importante contrapeso contra la expansión china. Esta ha recibido un importante respaldo por su fuerte militarización, en particular incrementando su capacidad nuclear. Y junto a Rusia, Irán y Azerbaiyán, India ha estado intentando por algún tiempo establecer un Corredor Internacional de Transporte Norte Sur (INSTC) para conectar Bombay con San Petersburgo vía Teherán y Bakú/Azerbaiyán[21].
Además, India y Japón han lanzado el Corredor de Crecimiento Asia y África (AAGC), tratando de intensificar los vínculos entre Japón, Oceanía, el Sudeste de asiático, India y África...con los planes para construir una autopista entre India-Birmania-Tailandia. En cuanto a la carrera de instalaciones portuarias en el Océano Índico, China ha firmado acuerdos para establecer nuevas instalaciones portuarias en Hambantota en Sri Lanka y ha comenzado la modernización de puertos en Bangladesh. En Pakistán y en Sri Lanka, esto conduce a una espiral de nuevas deudas. La construcción de las instalaciones portuarias en Hambantota dará a China un control de 99 años sobre el puerto.
La situación en Afganistán arroja luz sobre los principales beneficiarios de los casi 40 años de guerra en el país.
Rusia tuvo que retirar sus tropas después de su ocupación de Afganistán de 1979-1989, tras una larga guerra de desgaste de 10 años, que contribuyó a la implosión de la Unión Soviética. Las fuerzas de coalición encabezadas por EEUU en Afganistán también han experimentado un verdadero fiasco, donde después de más de 15 años de ocupación la coalición no fue capaz de estabilizar el país. Por el contrario, en medio de un terror generalizado en todo el país, sus propias tropas temen por sus vidas donde quiera que vayan. Mientras que los países occidentales vertieron miles de millones de dólares en Afganistán para librar la guerra y han colocado miles de soldados (muchos de los cuales se han traumatizado). China ha comprado las minas (por ejemplo, al precio de $ 35 000 millones de dólares por la mina de cobre en Aynak) y está construyendo una línea de ferrocarril que conecta Logar (al sur de Kabul) con Torkham (una ciudad frontera de Pakistán) aún sin ninguna movilización militar. Pero mientras que China se ha librado hasta ahora de ataques militares en Afganistán, no hay ninguna garantía de que esto continuará[22].
La creciente influencia china a lo largo de la "Collar de Perlas" en el Sudeste de Asia y el avance geo-estratégico a lo largo de la Ruta Marítima de la Seda agudizará, así, las contradicciones en esta parte de Asia.
Además de la expansión de la influencia china en el continente asiático en diferentes direcciones, China también ha comenzado a avanzar sus peones en África, donde los barcos chinos llegaron desde 1415. En aquel momento China no se estableció en África. Dejó el espacio para las potencias coloniales europeas, cuya expansión a través del mundo comenzó poco después. Ahora, 600 años más tarde, es sobre todo la influencia europea en África la que China está empujando hacia atrás. En 2018 se estima que aproximadamente 1 millón de chinos viven en el continente africano (trabajadores, dueños de tiendas y empresas). La construcción de las mencionadas líneas de ferrocarril en Etiopía y en Kenia y los planes para conexiones ferroviarias más extensas destacan sus ambiciones a largo plazo en África. Varios países (Djibouti, Egipto, Argelia, Cabo Verde, Ghana, Chad, Guinea Ecuatorial, Gabón y Angola) han comenzado a comprar tecnología militar China; Namibia y Costa de Marfil planean tener centros para facilitar los suministros para la marina de guerra China. Como se mencionó anteriormente, trataremos acerca de la expansión China en África en un próximo artículo.
Para concluir este artículo, cuando examinamos las ambiciones tras el proyecto "Un Cinturón una Ruta", no queda duda que esta gran empresa es más que un programa de "recuperación" económica. La construcción de tal infraestructura tan gigantesca está inseparablemente relacionada a las ambiciones chinas a largo plazo de convertirse en la principal potencia, con el objetivo de derrotar a Estados Unidos. Aunque nadie puede predecir en este momento si este proyecto puede implementarse teniendo en cuenta los factores impredecibles y los riesgos mencionados anteriormente, tal expansión no sólo modificarán las constelaciones imperialistas en Asia; también tendrá implicaciones posteriores en Europa y en los otros continentes.
Gordon, septiembre de 2018.
[1] https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [237]
[2] IED: Inversión Extranjera Directa
[4]Para 2018 el ferrocarril conectó China ya con alrededor de 30 estaciones de tren europeo de mercancías. La travesía de 3 semanas de viaje ferroviario es más corta pero todavía más cara que la vía marítima
[5] En Turquía, tres compañías estatales chinas han adquirido el tercer puerto del país, Kumport, cerca de Estanbul. 10 000 millones de dólares de inversiones en Bagamoyo, Tanzania, Hambantoto; en Sri Lanka, están programadas importantes inversiones en Cebú y Manila. En cuanto a parques industriales, China está construyendo un parque industrial de alta tecnología en Minsk/Bielorrusia, el más grande jamás construido en el extranjero por el gigante asiático. Un proyecto similar sale de tierra en Kuantan, Malasia para acero, aluminio y aceite de palma
[6] Esta región está poblada por una importante minoría uigur de religión musulmana y donde hay una fuerte agitación nacionalista que el poder central chino ha reprimido con una violencia inaudita. Se calcula, por ejemplo, que un millón de personas están internadas en campos de concentración. Ver https://www.elmundo.es/internacional/2018/09/10/5b9578e4268e3ed8048b4607.html [269]
[7] En menos de 20 años, China se ha convertido en el principal socio económico de África. Su comercio alcanzó 190 000 millones de dólares en 2016 y es ahora mayor que el del continente con India, Francia y Estados Unidos juntos, según las cifras publicadas en https://www.capital.fr/economie-politique/nouvelles-routes-de-la-soie-le... [270]
[8] https://en.internationalism.org/internationalreview/2012/5305/november/international-review-special-issue-imperialism-far-east-past- [271]
[9] Cita de Diplomatie p. 65, “Gépolitique de la Chine”: “En dólares corrientes, el PIB chino representaba sólo el 1.6% del PIB mundial total en 1990. Este rango se elevó al 3.6% en 2000 y al 14.8% en 2016. Estratégicamente, la relación clave entre el PIB chino y el PIB de EEUU aumentó del 6% en 1990 al 11.8% en 2000 y al 66.2% en 2017. (...) En comparación con Japón, China representaba sólo una cuarta parte de la economía japonesa en 2000, superó a Japón en 2011 antes de representar el 225% de Japón en 2016 y probablemente más del 250% en 2017)".
[10] Para comprender el desarrollo de la guerra imperialista en las nuevas condiciones impuestas por la Descomposición capitalista ver en Revista Internacional nº 64 Militarismo y Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [133]
[11] El presidente Harry Truman firmó el Plan Marshall el 3 de abril de 1948, concediendo 5,000 millones de dólares en ayuda a 16 naciones europeas. Durante los cuatro años de vigencia del plan, Estados Unidos donó 17, 000 millones de dólares (equivalentes a 193, 530 millones de dólares en 2017) en asistencia económica y técnica para ayudar a la recuperación de los países europeos que se adhirieron a la Organización para la Cooperación Económica Europea. Los 17, 000 millones de dólares se situaban en el contexto de un PIB estadounidense de 258, 000 millones de dólares en 1948, y se sumaban a los 17, 000 millones de dólares de ayuda estadounidense a Europa entre el final de la guerra y el comienzo del Plan, que se contabiliza por separado del Plan Marshall. El Plan Marshall fue reemplazado por el Plan de Seguridad Mutua a finales de 1951; ese nuevo plan donó unos 7, 000 millones de dólares anuales hasta 1961, año en que fue reemplazado por otro programa
[12] Para comprender las enormes dificultades que siempre arrastró el régimen estalinista ruso ver en Revista Internacional nº 60 las Tesis sobre la crisis política y económica de los países del Este, /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [48]
[13] https://www.scmp.com/week-asia/geopolitics/article/2154053/mahathirs-date-beijing-shows-china-cant-be-ignored-malaysia [272]
[14] Diplomatie, enero, 2018, p. 33
[16] https://www.globalsecurity.org/military/world/int/csto.htm [274] https://en.wikipedia.org/wiki/Collective_Security_Treaty_Organization [275]
[18] Después de haber confiado en la logística de los aeropuertos de Asia Central en la guerra encabezada por EEUU en Afganistán, EEUU cerraron su base militar de Manas (Kirguistán) en 2014
[19] https://classe-internationale.com/2017/12/11/les-nouvelles-routes-de-la-soie-comment-la-chine-faconne-t-elle-la-mondialisation-de-demain/ [277]
[20] El primer tren de China llegó en el momento en que Trump, el presidente de EEUU, anunció la cancelación de la participación de EEUU en el acuerdo nuclear de Irán de mayo de 2018, permitiendo así que Irán evitara parte de las sanciones de EEUU a través de las conexiones ferroviarias de China
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El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, rompió su silencio dirigiéndose a los franceses el 10 de diciembre a las 20.00 horas por todos los canales de televisión: "francesas y franceses, aquí estamos para darnos cita ante nuestro país y nuestro futuro. Los acontecimientos de las últimas semanas (...) han mezclado reivindicaciones legítimas con un estallido de violencia inaceptable. (...) No habrá indulgencia para tal violencia. Ninguna cólera justifica que se ataque a un policía, a un gendarme; que se destroce un comercio o edificios públicos. (...) Cuando estalla la violencia, cesa la libertad. Por lo tanto, ha llegado el momento de que prevalezca la calma y el orden republicano. Haremos todo lo que esté en nuestro poder para hacerlo. (...) He dado al gobierno las instrucciones más rigurosas a tal efecto.
Pero, en el origen de todo esto, yo no olvido que hay cólera, indignación. Y esta indignación, muchos de nosotros, muchos franceses podemos compartirla (...) Pero esta rabia es más profunda, la considero justa en muchos aspectos, y puede ser nuestra oportunidad (...) Lo que está emergiendo son cuarenta años de malestar.
Probablemente no hemos sido capaces de dar una respuesta rápida y firme durante el último año y medio. Asumo mi parte de responsabilidad. Sé que he herido a algunos de ustedes en el pasado con mis palabras. (...) No volveremos al curso normal de nuestras vidas, como ha ocurrido con demasiada frecuencia en el pasado durante las crisis. Estamos en un momento histórico en nuestro país. También quiero que la nación se ponga de acuerdo consigo misma en lo que es su identidad profunda, que abordemos el tema de la inmigración". No hay duda, ningún “mantenimiento del orden republicano” justifica, en efecto, que los policías disparen con pistolas lanza - pelotas a escolares menores de edad (éstos sin cascos ni escudos), y cuyos traumas son mucho más profundos que los de los policías agredidos el sábado 1º de diciembre, delante de la tumba del soldado desconocido. Ningún "mantenimiento del orden republicano" justifica que la policía bombardee con granadas de gas lacrimógeno a manifestantes que marchan pacíficamente por la avenida de los Campos Elíseos, entre los que había personas mayores (muchas de ellas mujeres). Ningún "mantenimiento del orden republicano" justifica que se ampute la mano a adolescentes por la explosión de una granada ofensiva (un arma que no se usa en otros países europeos).
Cuando la violencia policial se ceba en adolescentes, sólo puede conducir a disturbios urbanos (como en 2005), sólo puede agravar el caos social. ¡La violencia sólo puede generar violencia! Disparar a adolescentes es un crimen. Si los funcionarios de la policía del "orden republicano" matan a chavales (como casi sucedió con un estudiante de instituto gravemente herido en una localidad del departamento de Loiret), significa que ese orden republicano no tiene ningún futuro que ofrecer a la humanidad. Esas violencias policiales infanticidas son despreciables, repugnantes. Ciertamente no es con la intimidación y las amenazas con lo que volverán la "calma" y la "paz social".
El discurso del Presidente de la República se dirige sólo a "las francesas y franceses", cuando en realidad muchos trabajadores que pagan sus impuestos no son ni francesas ni franceses. Nuestros antepasados no eran "galos"[1] sino africanos (¡le guste o no a la señora Le Pen!): África es la cuna de la especie humana, como tan bien lo saben los científicos, antropólogos y primatólogos. Sólo las iglesias siguen afirmando que Dios creó al hombre. Como dijo el filósofo Spinoza: "la ignorancia no es un argumento".
Todos los indicadores económicos vuelven a estar en números rojos. Diez años después de la crisis financiera de 2008, que agravó aún más la deuda soberana, planea de nuevo la amenaza de una nueva crisis financiera con el riesgo de un nuevo crac bursátil. Y ahora es cuando el "pueblo" se subleva, pues ha sido al "pueblo" al que todos los gobiernos han hecho pagar la crisis de 2008 con planes de austeridad en todos los países. Los proletarios han tenido que aceptar sacrificios adicionales para salir de la crisis "todos juntos" (desde 2008, la pérdida media de poder adquisitivo de los trabajadores es de 440 euros por familia). El Estado tenía que "protegernos" del riesgo de una cadena de quiebras de los bancos en los que el "pueblo" dejaba sus ahorrillos para poder asegurarse la vejez. Esos sacrificios, especialmente en lo que respecta al poder adquisitivo de las familias, debían permitir, dicen, restablecer el crecimiento y proteger el empleo.
Después de diez años de sacrificios para salvar a los bancos de la bancarrota y absorber el déficit presupuestario del Estado nacional, es normal que el "pueblo" ya no pueda llegar a fin de mes y se sienta indignado al ver a los "ricos" viviendo en la opulencia, mientras que los "pobres" ya no tienen suficiente dinero para llenar la nevera o comprar juguetes para sus hijos en Navidad.
De modo que sí: el Presidente tiene toda la razón al declarar un "estado de emergencia económica y social". Y le es absolutamente necesario que aparezcan nuevos "bomberos sociales" que apaguen el "fuego" de la lucha de clases, ya que las grandes centrales sindicales se han quemado bastante en su esmerado trabajo sucio de sabotaje de las luchas obreras reivindicativas, ayudando así al gobierno y a la patronal a hacer pasar sus ataques a nuestras condiciones de vida. Los "ricos" son aquellos que explotan la fuerza de trabajo de los "pobres" para sacar ganancia, plusvalía y mantener sus privilegios. Así lo explicó Karl Marx claramente en 1848 en el Manifiesto del Partido Comunista [2].
Para salir de la crisis del poder ejecutivo y abrir el "diálogo", "nuestro" Presidente anunció las siguientes medidas: aumento del salario mínimo en 100 euros al mes, anulación del aumento del CSG[3] para los pensionistas que reciben menos de 2.000 euros al mes, exención de impuestos por horas extras. También pidió a los patronos que puedan, que paguen primas de fin de año a sus empleados (también libres de impuestos). "Nuestro Presidente de la República en Marcha"[4] ha dado, por lo tanto, "un paso adelante". La lección que habría que sacar, pues, de todo esto sería que sólo los métodos "modernos" (y no los "anticuados") de lucha de los ciudadanos con "chaleco amarillo" son eficaces y pueden hacer "retroceder" al gobierno.
Por nuestra parte, seguimos siendo "anticuados", convencidos de que las bolas de petanca y otros proyectiles para contrarrestar el bombardeo intensivo de gases lacrimógenos son totalmente ineficaces y sólo pueden contribuir a la escalada de la violencia, al caos social y al fortalecimiento del Estado policial. La lucha de clases proletaria no es una “fronde”[5]. Las principales armas del proletariado siguen siendo su organización y su conciencia. Porque "cuando la teoría se apodera de las masas, se convierte en fuerza material", como también dijo Karl Marx. A diferencia del movimiento de los "chalecos amarillos", nuestra referencia "gala" no es la Revolución Francesa de 1789 (con su guillotina, su bandera tricolor y su himno nacional "anticuado"), sino la Comuna de París[6].
Desde el "sábado negro" del 1º de diciembre, los medios de comunicación nos han ofrecido en directo un verdadero thriller en todas las pantallas de televisión y redes sociales: ¿acabará el "Presidente de los ricos", Emmanuel Macron, "retrocediendo" bajo la presión del movimiento "chalecos amarillos"? ¿Cederá a la determinación de éstos que acampan en rotondas y peajes de autopistas siguiendo las consignas de Eric Drouet, protagonista e iniciador del movimiento?
La marcha de los "chalecos amarillos" por los Campos Elíseos el sábado 1º de diciembre se convirtió en una verdadera guerrilla urbana acabando en motín con alucinantes escenas de violencia bajo el Arco del Triunfo y en las avenidas Kleber y Foch del distrito XVI.
Dos semanas antes, el 17 de noviembre, las llamadas fuerzas del orden no habían dudado ya en lanzar gases lacrimógenos y en atacar a grupos de "ciudadanos", hombres y mujeres de chaleco amarillo, caminando tranquilamente por los Campos Elíseos cantando la Marsellesa y ondeando la bandera tricolor. Estas provocaciones policiales no hicieron más que suscitar la ira de los ciudadanos "chalecos amarillos" contra el ciudadano de traje y corbata del Elíseo. Y así el llamamiento a favor del "Tercer acto" de los "chalecos amarillos" acarreó una especie de emulación entre elementos desclasados del "pueblo" francés. Bandas organizadas de saqueadores profesionales, black-blocs, matones de extrema derecha, "anarcos" y otros misteriosos "casseurs" (“rompedores”) no identificados aprovecharon la oportunidad para sembrar destrozos a mansalva por la que llaman “avenida más hermosa del mundo”.
Pero el cebo que hizo estallar la pólvora fue un error en la "estrategia" del Ministerio del Interior para mantener el orden: el establecimiento de una "zona acotada" en parte de los Campos Elíseos para proteger los barrios ricos. Tras ese "sábado negro", el Ministro del Interior, Christophe Castaner, compungido, reconoció su error: “¡Metimos la pata!” También reconocieron otro error: la falta de movilidad de CRS[7] y gendarmes, completamente abrumados por la situación (a pesar de sus lanzas de agua y los disparos incesantes de lacrimógenas), aterrorizados por la paliza dada a uno de ellos y los proyectiles que recibían. Los medios de comunicación no cesaron de transmitir por las pantallas de televisión, durante toda la semana, esa escena improbable de unos CRS, obligados a retirarse frente a grupos de "chalecos amarillos" alrededor del Arco del Triunfo. Los comentarios grabados, que rara vez fueron difundidos por los medios de comunicación: "El próximo sábado, volveremos con armas", así como la cólera de los comerciantes y residentes de los barrios ricos contra la negligencia de las fuerzas policiales, sí que fueron claramente escuchados por el gobierno y toda la clase política. El peligro de que la República Francesa se sumergiera en el caos social se ha visto reforzado por la voluntad de una parte de la población de los distritos 16º y 8º de defenderse si la policía no fuera capaz de protegerla de la espiral de violencia durante la cuarta "manifestación" de los "chalecos amarillos" prevista para el sábado 8 de diciembre (IVº Acto tras esa consigna pueril de "¡Todos al Elíseo!”).
El acontecimiento más dramático de la crisis del poder ejecutivo es la pérdida de credibilidad del "Estado protector" y de su aparato de "mantenimiento del orden". Esa grieta en el poder macroniano (y la subestimación de la profundidad del descontento que ruge en las entrañas de la sociedad) sólo podría dar alas no sólo a "chalecos amarillos" "radicales", sino también a todos aquellos impacientes de "apalear policías", y prender fuego a todo lo que arde ante la falta de futuro, especialmente entre las generaciones más jóvenes que se enfrentan al desempleo y a la precariedad. Muchos jóvenes que abandonan las universidades con títulos universitarios no encuentran trabajo y se ven obligados a realizar "trabajillos chapuza" para sobrevivir.
Ante el riesgo de perder el control de la situación y de que el gobierno se desbarate, el presidente Macron, tras acudir a comprobar los estropicios y también para “levantar la moral de la tropa” a unos CRS conmocionados por la guerrilla urbana para la que no están muy entrenados, decidió encerrarse en su búnker elíseo para "reflexionar" “mojando”, de paso, a toda la clase política y mandando “al frente” a su primer ministro, Edouard Philippe, respaldado por el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Además del ceño fruncido con el que se hizo ver el Presidente más joven de la República Francesa, apareció también como un pusilánime que "se escuda" tras su Primer Ministro, incapaz de salir de su escondrijo para "hablar a su pueblo". Los medios de comunicación difundieron incluso el rumor de que Emmanuel Macron iba a utilizar a Edouard Philippe, o también al Ministro del Interior, como "fusibles", es decir, dimitirlos y que cargaran ellos con los errores de él.
En toda la clase política, después del "sábado negro", fue el desfile contra su chivo expiatorio, Júpiter Macron[8], designado como el único responsable del caos social. El "presidente pirómano" habría encendido la hoguera con su "pecado original": la supresión del impuesto sobre el patrimonio y su actitud arrogante y provocadora. El anuncio de las últimas medidas de austeridad (subida de impuestos sobre el combustible, el gas y la electricidad) habría sido sólo la chispa que prendió fuego al polvorín. De la extrema derecha a la extrema izquierda, todas las camarillas burguesas echando pestes y tratando de quitarse responsabilidades. Todas esas camarillas del aparato político burgués que "han apoyado" el movimiento ciudadano "chalecos amarillos" han abandonado cobardemente al pequeño Presidente, conminándole a que por fin escuchara el grito de un "pueblo" que ya no puede llegar a fin de mes. Algunos han pedido un referéndum, otros la disolución de la Asamblea Nacional. Todos pidieron al Presidente que asumiera su responsabilidad. Los jefes de Estado de otros países (Trump, Erdogan, Putin...) también comenzaron a disparar fuego graneado contra el joven Presidente de la República Francesa colgándole el infamante sambenito ¡de haber reprimido con demasiada dureza a su pueblo!: o sea, ni más ni menos que lo de la paja en ojo ajeno y viga en el propio o viceversa, como diría el otro.
Ya el martes 3 de diciembre, el Primer Ministro anunció tres medidas para salir de la crisis, "apaciguar" la tensión social y evitar la escalada de la violencia: una suspensión de seis meses del impuesto sobre los carburantes, una suspensión de tres meses del aumento del gas y electricidad y una reforma de la inspección técnica de vehículos que, en nombre de la "transición ecológica", mandaba a muchos de ellos al chatarrero. Pero tal "novedad" lo único que logró fue incrementar el cabreo de los trabajadores pobres con chaleco amarillo. No engañaron a nadie: "¡Macron está tratando de jodernos!" "¡Nos toma por tontos!" No faltó ni el PCF para entonar su canción: "¡No somos palomitas a las que se les tiran migajas!" Un incendio no se puede extinguir con cuentagotas (ni con lanzas de agua).
Ante el clamor provocado por semejante "anuncio", el Primer Ministro Edouard Philippe volvió al día siguiente, con notable sangre fría, para dirigirse al "pueblo" francés y anunciar que, finalmente, las subidas de impuestos sobre los carburantes no se suspenderían, sino que simplemente se anularían. Tras el anuncio del último "paso atrás" del gobierno de la “República En Marcha” (la exención de impuestos sobre las horas extras), el, llamémosle, "chaleco verde" Benoit Hamon[9] afirmó que "¡así no salen las cuentas!” Al gobierno no le quedó otro remedio que soltar lastre para "calmar" los ánimos y evitar que la guerrilla urbana en los Campos Elíseos se intensificara aún más, sabiendo además que tal violencia no lograba desprestigiar el movimiento de los "chalecos amarillos".
Desde el "sábado negro", el gobierno ha manejado el palo y la zanahoria. Esas pequeñas concesiones “diplomáticas” han venido acompañadas de una gigantesca matraca mediática sobre el "excepcional" despliegue de la policía para encarar el "IVº Acto" de los "chalecos amarillos" el sábado 8 de diciembre. Para no deteriorar la "democracia" burguesa, el gobierno no prohibió la manifestación. Tampoco se trataba de declarar el estado de emergencia (tal como lo preveían e incluso exigían algunos sectores del sistema político).
Después de haber discutido el "problema" con todos los altos funcionarios encargados de la seguridad interior, el Ministro del Interior trató de tranquilizar a todos anunciando que se había elaborado otra estrategia de orden público en colaboración con el Ministerio de Justicia. La policía debía evitar echarse atrás tanto en la capital, como en el resto del país. No era necesario el estado de emergencia: no había "peligro inminente" para la República.
Lo que ha ocurrido en los barrios ricos de París, los saqueos en particular, se asemejan sobre todo a los disturbios por hambruna, como los de Argentina en 2001, y a los disturbios suburbanos, como los de Francia en 2005. El eslogan "¡Macron dimite!" es de la misma naturaleza que el “¡lárgate ya!”[10] de la primavera árabe de 2011 que circuló por todas las redes sociales. Por eso también hay pancartas con: “Macron dégage!”
El despliegue excepcional de fuerzas de policía no consiguió tranquilizar a nadie, hasta el punto de que el Ministro del Interior tuvo que explicar en televisión que los carros blindados de la gendarmería no son tanques, sino simplemente vehículos destinados a despejar barricadas y proteger a la policía en su misión. El objetivo de tal sistema es evitar que haya muertos ni entre los manifestantes ni entre las fuerzas policiales, lo que no quitó que hubiera cantidad de heridos y 1.723 detenciones (por no hablar de los daños materiales).
El Presidente, por tanto, ha reflexionado mucho con el apoyo de su hermética guardia de "especialistas" y "asesores" y, entre bastidores, con la de todos los "organismos intermedios" y bomberos sociales profesionales que son los sindicatos. La huelga ilimitada de camioneros convocada por la CGT fue cancelada 48 horas más tarde, ya que el Ministro de Transporte garantizó inmediatamente a los camioneros que se mantendría el aumento de las horas extras y eso incluso antes de que se declararan en huelga.
El Presidente de la República se enfrentó a un "rompecabezas". Al verse obligado a soltar lastre (¡demasiado tarde!) ante el "clamor del pueblo", ha acabado abriendo la caja de Pandora: todo el "pueblo" corría el riesgo de movilizarse, como hemos visto con las manifestaciones masivas de estudiantes de bachillerato (sin "chalecos amarillos" ni banderas tricolores) en contra de la reforma del examen de bachiller y el Parcours Sup[11]. Y si Emmanuel Macron seguía negándose a ceder, corría el riesgo de enfrentar una marea de "chalecos amarillos" exigiendo su dimisión.
¿Cómo cerrará el gobierno la caja de Pandora? El gobierno se ha enfrentado a otro dilema que ha tenido que resolver rápidamente para contener el peligro de una espiral de violencia, con muertes, durante la manifestación del 8 de diciembre. Después de los ataques a CRS obligados a retroceder ante el Arco del Triunfo, la prioridad era demostrar que "la fuerza pertenece a la ley" y restaurar la credibilidad del Estado "protector" y garante de la "unidad nacional". El gobierno de Macron no podía correr el riesgo de hacer aparecer al Estado democrático francés como una república bananera propia del "tercer mundo" que sólo se mantiene gracias a juntas militares u otros gobiernos duros en el poder.
Esa fijación en el "día D" y el problema de la violencia debía permitir al gobierno no "retroceder" en una de las cuestiones centrales: la de los aumentos salariales. Sobre todo, el "Presidente de los ricos" se mantuvo "firme ante la adversidad" sobre el asunto de la supresión del impuesto sobre el patrimonio, una supresión que se ha vivido como una gran injusticia. Ni hablar de ponerse a "deshilvanar lo que hemos hecho durante 18 meses", según sus propias palabras transmitidas por los medios de comunicación.
Esto permitió, en vísperas del día "D", que Marine Le Pen hiciera una nueva declaración para hablar una vez más de Macron, "ese hombre" cuya función "desencarnada" demuestra que está "desprovisto de toda empatía por el pueblo". Típica hipocresía de esa gente. Ningún jefe de Estado tiene "empatía por el pueblo". Si la Madame Le Pen (que aspira a convertirse un día en "jefa de Estado") tuviera tal "empatía por el pueblo", ¿por qué dijo urbi et orbi (es decir en la televisión) que no era favorable al aumento del salario mínimo para no penalizar a los pequeños empresarios de las PYME (que son una buena parte de su clientela electoral)? Todos esos partidos burgueses que apoyan a los "chalecos amarillos", centrando toda la atención en la detestable personalidad de Macron, quieren que nos creamos que el capitalismo está personificado por tal o cual individuo cuando se trata de un sistema económico mundial que debe ser destruido. Esto, evidentemente, no ocurrirá en dos días, dado el camino que queda por recorrer (no creemos en el mito del "gran día"). La renuncia de Macron y su sustitución por otro “tele títere” no cambiaría en nada la creciente miseria de los proletarios. La pobreza no hará sino empeorar en medio de las cada vez mayores sacudidas de una interminable crisis económica mundial sin salida.
Lo que tenía que pasarle obligatoriamente al movimiento interclasista "chalecos amarillos" es la fractura entre "extremistas" y "moderados". Eric Drouet, el iniciador del movimiento en las redes sociales, pensó que podría montar una obra de teatro con sus sucesivos "actos". Invitado a los platós de televisión, afirmó claramente que su llamada al "IVº Acto" del sábado 8 de diciembre tenía por objeto impulsar a los "chalecos amarillos" a acudir ante el Palacio del Elíseo a verse las caras con el "Rey" Macron. Ese pequeño aventurero megalómano tal vez imaginó que los "chalecos amarillos" podrían enfrentarse a la Guardia Republicana que protege el palacio presidencial. Como si el Elíseo fuera “la casa de Tócame Roque” o un chamizo sin portero ni código digital… El “Rey” iba a darle la réplica al líder de los “sansculottes”[12]: en vísperas de la manifestación del 8 de diciembre, se informó de que este joven camionero iba a ser objeto de una investigación judicial por "inducción a cometer un delito"… que podría costarle cinco años de cárcel. Los métodos aventureros y activistas de Eric Drouet (y sus "amigos virtuales") son típicos de la pequeña burguesía. Revelan la desesperación de las capas sociales "intermedias" (situadas entre las dos clases fundamentales de la sociedad: la burguesía y el proletariado) afectadas también por el empobrecimiento.
El gobierno también ha intentado recuperar el control de la situación mediante la creación de un colectivo de "chalecos amarillos libres" que se han distinguido de los "radicales" agrupados tras el estandarte del "mal ciudadano" Eric Drouet. Los tres principales representantes del "colectivo" de chalecos amarillos "moderados" se han desolidarizado de sus "camaradas" después del "sábado negro". ¿Quiénes son las tres nuevas estrellas en "chaleco amarillo"?
-Un maestro herrero, Christophe Chalençon, quien había pedido la dimisión del Gobierno, proponiendo que se nombrara al general De Villiers[13] Primer Ministro. Eso, después de haber anunciado en Facebook, el 28 de junio de 2015, que estaba en contra de los inmigrantes y que había pensado entrar en el Frente Nacional de los Le Pen, antes de hacerse "macronista" y acabar siendo candidato sin suerte en las últimas legislativas!
- una mujer, Jacline Mouraud, hipnoterapeuta liberal y acordeonista;
- un dinámico ejecutivo próximo a la extrema derecha, Benjamin Cauchy.
Estos "chalecos amarillos libres" se han hecho más papistas que el Papa (o más realistas que el rey siguiendo el símil). Aun cuando el gobierno no había prohibido la manifestación del 8 de diciembre en París, ese autoproclamado triunvirato pidió a los "chalecos amarillos" que no participaran en ella…¡para no seguirle el juego al poder ejecutivo! Esos tres portavoces del movimiento han sido recibidos (junto con otros cuatro) por el Primer Ministro como interlocutores privilegiados de los "chalecos amarillos libres". Enseñaron pata blanca de "buenos ciudadanos", responsables, abiertos al diálogo y dispuestos a trabajar con el gobierno para "poder intercambiar pareceres". Como dijo Jacline Mouraud tras su encuentro con Edouard Philippe en Matignon: el Primer Ministro "nos ha escuchado, ha reconocido que el gobierno cometió errores y hemos podido hablar de todo".
También vimos en la televisión, después del "sábado negro", a "chalecos amarillos" que decían querer proteger a los CRS contra los "destructores". ¡Es el mundo al revés! En las pantallas de televisión también se emitió el lamentable espectáculo de un grupo de "chalecos amarillos", ofreciendo croissants a la comisaría de Fréjus y a la gendarmería en plan arrumacos con las fuerzas del orden. El gendarme que los recibió se quedó de una pieza al escuchar a los "chalecos amarillos", como chiquillos arrepentidos, disculparse por la violencia del "sábado negro": "nos habría encantado que hubieran estado ustedes con nosotros, pero como eso no es posible, queríamos decirles (con croissants) que estamos con ustedes y que también estamos luchando por ustedes". Que en un movimiento social, los manifestantes intenten desmoralizar a las fuerzas represivas, o incluso pedirles que se cambien de lado, es de lo más legítimo, como lo confirman muchos ejemplos en la historia. ¡Pero nunca hemos visto a los reprimidos pedir disculpas a los represores! ¿Se ha disculpado la policía alguna vez por las múltiples barbaridades que ha cometido, como cuando hirió de gravedad al joven de que hablamos antes, por no recordar de la muerte de dos chavales, origen de la revuelta en los suburbios en el otoño de 2005?
Es esa brutalidad policial la que alimenta el odio al policía y el ansia de los adolescentes de acudir a "machacar policías", prendiendo fuego no sólo a la basura sino también a las escuelas. Esos disturbios de la desesperanza contienen la idea de que "no tiene sentido ir a la escuela" para poder tener un trabajo, ya que papá está desempleado y mamá tiene que hacer limpiezas para meter algo en la olla y untar un poco de mantequilla. En algunos barrios populares de París sigue desarrollándose un mercado paralelo con todo tipo de tráfico a pequeña escala, robos y ahora saqueos de tiendas. Por no hablar de unos niños migrantes que viven en la calle en el gueto de la Goutte d'Or (¡que así se llama!) del distrito 18 de París, sin familia, sin poder ir a la escuela y que son verdaderos "delincuentes" (pero, por mucho que lo afirmara el ex presidente Nicolas Sarkozy eso no es "genético").
Mientras algunos sectores de la pequeña burguesía empobrecida se lanzan a actos de violencia, otros se han puesto ahora firmes con el índice en la costura del pantalón. Al final, en las circunstancias actuales, esa capa social intermedia, inestable y oportunista, no se inclinará del lado del proletariado, como ha podido ocurrir en otros momentos de la Historia, sino del lado de la gran burguesía.
Precisamente porque el movimiento "chaleco amarillo" es interclasista, ha sido infiltrado no sólo por el veneno ideológico del nacionalismo patriotero, sino también por el hedor de la ideología populista antiinmigrante. En efecto, en medio de la lista estilo “cajón de sastre” de “42 reivindicaciones” de los "chalecos amarillos" está la de ¡la deportación de los inmigrantes ilegales a las fronteras! Por eso "nuestro" Presidente se permitió en su discurso del 10 de diciembre ofrecer un regalito a los "chalecos amarillos" miembros o simpatizantes del Rassemblement National (algo así como Concentración Nacional, el ex-FN) de Marine Le Pen planteando el tema de la inmigración (ese partido, además, ha ganado un 4% en las encuestas desde el inicio del movimiento).
Esta "revuelta popular" de todos esos "pobres" de la "Francia trabajadora" a los que le es imposible "llegar a fin de mes" no es, como tal, un movimiento proletario, por mucha composición "sociológica" que se analice. La gran mayoría de "chalecos amarillos" son, en efecto, trabajadores asalariados, explotados, precarios, algunos de los cuales ni siquiera perciben el salario mínimo (por no hablar de los pensionistas que ni siquiera tienen derecho al “mínimo de vejez”). Viven en zonas periurbanas o rurales, sin transporte público para ir a trabajar o para acompañar a sus hijos a la escuela; a esos trabajadores pobres no les queda otro remedio que el coche particular. Fueron, por lo tanto, los primeros en verse afectados por el aumento de los impuestos sobre los carburantes y la reforma de la inspección técnica de vehículos.
Esos sectores minoritarios y dispersos del proletariado en las zonas rurales y periféricas no tienen experiencia de la lucha de clases. La gran mayoría de ellos son "manifestantes primerizos" que nunca han tenido la oportunidad de participar en huelgas, asambleas generales o manifestaciones callejeras. Por eso, su primera experiencia de manifestaciones en grandes concentraciones urbanas, en particular en París, consistió en un movimiento de muchedumbre desorganizada, vagando a ciegas sin brújula y descubriendo por primera vez in vivo a las fuerzas policiales con sus granadas lacrimógenas, sus lanzas de agua, sus lanzas pelotas y sus tanques de gendarmería. También deberían haber visto a un francotirador armado con un rifle de mira telescópica apostado en un tejado el "sábado negro"… (imagen emitida por la agencia Reuters)
La explosión perfectamente legítima de cólera de los "chalecos amarillos" contra la miseria de sus condiciones de vida se ha sumido en un conglomerado interclasista de individuos-ciudadanos supuestamente libres. Su rechazo a las "élites" y a la política "en general" los hace particularmente vulnerables a la infiltración de las ideologías más reaccionarias, incluida la de la extrema derecha xenófoba. La historia del siglo XX ha demostrado ampliamente que fueron las capas sociales "intermedias" (entre la burguesía y el proletariado), especialmente la pequeña burguesía, las que le hicieron la cama a los regímenes fascista y nazi (con el apoyo de bandas de lumpen, henchidas de odio y vengativas, cegadas por prejuicios y supersticiones que se remontan a la noche de los tiempos).
Sólo en situaciones de luchas masivas y pre-revolucionarias, en las que el proletariado se afirma abiertamente en la escena social como clase autónoma e independiente, con sus propios métodos de lucha y organización, su propia cultura de clase y moral, la pequeña burguesía (e incluso algunos elementos ilustrados de la burguesía) puede abandonar su culto al individualismo y al "ciudadano", perder su carácter reaccionario al unirse tras la perspectiva del proletariado, la única clase en la sociedad capaz de ofrecer un futuro a la especie humana.
El movimiento de los "chalecos amarillos", por su naturaleza interclasista, no puede desembocar en perspectiva alguna. Sólo podía tomar la forma de una revuelta desesperada por las calles de la capital antes de quebrarse en diferentes tendencias, las de los radicales, los "amigos" de Eric Drouet, y las de los moderados del "colectivo de chalecos amarillos libres". Vestidos con el chaleco amarillo, los proletarios, al ponerse tras las consignas de la pequeña burguesía, están acabando por ser los tontos útiles de la farsa (o los cornudos de la historia, cuyo color es también el amarillo). No querían representantes que negociaran a sus espaldas con el gobierno (algo que siempre han hecho los sindicatos): el gobierno rechazó cualquier grabación de conversaciones con los "portavoces" de los "chalecos amarillos".
Ahora tienen representantes (a quienes no eligieron): en particular ese "colectivo de chalecos amarillos libres". Este movimiento informal y no organizado, iniciado por las redes sociales, comenzó a estructurarse después del 1º de diciembre. Los principales representantes autoproclamados de este movimiento supuestamente apolítico han considerado la posibilidad de presentar una lista para las elecciones europeas. ¡Ahí está la pequeña burguesía en "chaleco amarillo" que sueña con jugar en el patio de los mayores!
Incluso antes del retorno del "orden público", el propio Emmanuel Macron propuso la idea de organizar conferencias "pedagógicas" en las regiones sobre la "transición ecológica". Los ciudadanos de los "territorios" podrán aportar sus ideas a semejante debate democrático, que debería contribuir a poner la República “en marcha”, tras un período de "bloqueo" del poder ejecutivo. El tal movimiento ciudadano apolítico está plagado de sindicalistas, miembros de organizaciones políticas y de todo tipo de individuos poco claros. Cualquier persona puede usar el chaleco amarillo (incluidos los “casseurs”). La mayoría de los ciudadanos con "chaleco amarillo" son clientela electoral de Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen. Por no hablar de los trotskistas, especialmente el NPA de Olivier Besancenot y Lutte ouvrière. Estas organizaciones trotskistas siempre nos cuentan la misma fábula: "Hay que sacar el dinero de los bolsillos de los ricos". ¡El proletariado no es una clase de carteristas! El dinero en los "bolsillos de los ricos" es el resultado de la explotación del trabajo de los "pobres", es decir, de los proletarios. No se trata de "afanarles la cartera" a los ricos, sino de luchar hoy para limitar el verdadero robo que es la explotación capitalista y, al hacerlo, reunir las fuerzas para abolir la explotación del hombre por el hombre.
Durante la “Marcha por el clima” en París, el 8 de diciembre, muchos "chalecos amarillos" se mezclaron con "chalecos verdes" con la conciencia, sobre todo entre los jóvenes manifestantes, de que "el fin de mes y el fin del mundo, ambos, están relacionados". En la marcha de los "chalecos amarillos", algunos decidieron prender fuego a sus chalecos y a sus documentos electorales. Es cierto que los difíciles fines de mes y el fin del mundo están relacionados, son dos caras de la misma realidad, la de un sistema que se basa en las ganancias de una pequeña minoría y no en las necesidades de la especie humana.
¡Después del “sábado negro”, un sindicato de la policía nacional amenazó con una “huelga ilimitada” de agentes de policía que también quieren vestirse con el uniforme… amarillo! El sueldo no les llega a fin de mes y están hartos de los "ritmos infernales", del agotamiento por estrés y del miedo a que una bola de petanca les rompa la crisma. De modo que el gobierno ha tenido que sacar fondos para ofrecer un aguinaldo navideño a los CRS y demás categorías profesionales encargadas de mantener el orden. El gobierno tendrá que crear nuevos puestos de trabajo en ese sector totalmente improductivo y, por lo tanto, aumentar aún más los déficits, en un intento por mantener el orden en una sociedad en plena descomposición en la que las divisiones sociales no harán sino empeorar con el deterioro de las condiciones de vida y por lo tanto el aumento de la represión. Y todo el mundo sabe que los policías “galos” no se andan con finuras: primero reparten caña y luego "discuten".
Lo que preocupaba al gobierno y a toda la clase burguesa era el hecho de que, a pesar del estallido de violencia de los vándalos de chaleco amarillo durante el "sábado negro", el índice de popularidad del movimiento no disminuyó: tras el 1º de diciembre, las encuestas anunciaron que el 72% de la población francesa seguía apoyando a los "chalecos amarillos" (aunque el 80% condene la violencia y sólo el 34% los comprenda). Los "chalecos amarillos" se han convertido incluso en estrella mundial: en Bélgica, Alemania, Holanda, Bulgaria e incluso Irak, en Basora, algunos ya se han puesto el chaleco amarillo. El gobierno egipcio, por su parte, ha decidido restringir la venta de chalecos amarillos por miedo a la "contaminación"; para comprarse uno, hay que pedir permiso a la policía.
Esta popularidad se debe esencialmente a que toda la clase obrera, que constituye la mayoría del "pueblo", comparte la cólera, la indignación y las exigencias económicas de los "chalecos amarillos" contra el elevado coste de la vida, contra la injusticia social y fiscal. Después de haber hecho sus prácticas con el ex presidente de izquierda François Hollande, “nuestro” Presidente de la República se sacó de la manga, con esa jerga hipócrita típica de ese mundillo del poder[14], una peregrina teoría totalmente incomprensible para el "pueblo": la teoría de la “escorrentía” o de la filtración hacia abajo. Según tal "teoría", cuanto más dinero tienen los "ricos", más pueden hacer que "fluya" hacia abajo, hacia los "pobres". Parece más un argumento de dama de la caridad, esas señoronas que tienen sus pobres que acuden a beneficiarse de generosidad de ellas cuando sacan un poquitín de calderilla del bolso. Lo que se olvidan de decir los teóricos de la “escorrentía” es que la riqueza de los ricos no cae del cielo. Viene de la explotación de los proletarios.
Esa “teoría” macronista se materializó en la supresión del ISF (impuesto sobre el patrimonio): tal regalo fiscal iba a permitir a los "ricos" (de hecho, a la gran burguesía) utilizar el dinero que les devolvía para que inviertan y así, en última instancia, creen puestos de trabajo, reduzcan el desempleo y, por lo tanto, beneficien a los proletarios. Así que si se suprimió el ISF lo ha sido ¡en interés de la clase obrera! Los "pobres" en chaleco amarillo lo han entendido perfectamente, a pesar de su "analfabetismo" de "galos refractarios": lo que el macronismo pretende es "joderlos" (como dijo un jubilado “chaleco amarillo” entrevistado por televisión). En espera de que la supresión del ISF beneficie a los proletarios, hay que pedirles que se aprieten el cinturón mientras la clase capitalista sigue revolcándose en el lujo. No es de extrañar que pudiera leerse, en una pancarta, en la manifestación del 8 de diciembre: "Nosotros también queremos pagar el ISF! ¡Devuelve el dinero!"
A pesar de la cólera general de todo el "pueblo" de la "Francia trabajadora", la gran mayoría de los proletarios no quieren unirse a los "chalecos amarillos" aunque sientan simpatía por su movilización. No se reconocen en los métodos de lucha de un movimiento apoyado por Marine Le Pen y toda la derecha. No se reconocen en la violencia vandálica de los black blocks, las amenazas de muerte, la mentalidad de pogromo, los ataques verbales xenófobos y homófobos de algunos "chalecos amarillos".
La popularidad de este movimiento, incluso después de la violencia del "sábado negro", es indicativa de la inmensa cólera que está rugiendo en las entrañas de la sociedad. Pero, por el momento, la gran mayoría de los proletarios (trabajadores de la industria, del transporte o de la gran distribución, de la salud o la educación, pequeños funcionarios de las administraciones o de servicios sociales...) siguen paralizados por la dificultad de recuperar su identidad de clase, es decir, la conciencia de que pertenecen a una misma clase social que sufre la misma explotación. La gran mayoría está harta de "jornadas de acción" estériles, de manifestaciones-procesión convocadas por los sindicatos y demás huelgas “intermitentes”, como la de los ferroviarios de la primavera pasada. Mientras el proletariado no haya vuelto a encontrar el camino de su lucha y no haya afirmado su independencia como clase autónoma, mientras no haya desarrollado su conciencia, la sociedad seguirá hundiéndose en el caos. Sólo puede seguir pudriéndose en un desencadenamiento bestial de violencia.
El movimiento interclasista "chalecos amarillos" ha revelado abiertamente un peligro que también le espera al proletariado en Francia como en otros países: el ascenso del populismo de extrema derecha. Este movimiento "chalecos amarillos" no puede sino favorecer un nuevo impulso electoral, sobre todo en las próximas elecciones europeas, del partido de Marine Le Pen, principal y primer partidario del movimiento. Esa abogada defiende la causa del "proteccionismo hexagonal": las fronteras deben cerrarse a las mercancías extranjeras y especialmente a los "extranjeros" de piel oscura que huyen de la pobreza absoluta y de la barbarie bélica de sus países de origen. El partido de Marine Le Pen ya había anunciado que para aumentar el poder adquisitivo de los franceses, el gobierno debe "ahorrar" en inmigración. El partido Rassemblement national tendrá a su disposición otro “argumento” en su repulsa hacia los inmigrantes: nuestro "pueblo" que no puede llegar a fin de mes "no puede acoger a toda la miseria del mundo" (como dijo el Primer Ministro socialista Michel Rocard en 1989…)
Ataques verbales xenófobos, denuncia ante las fuerzas policiales a inmigrantes ilegales escondidos en un camión cisterna (“¡porque será una vez más con nuestros impuestos con lo que se pagará a estos cabrones!”, como finamente dijo un "chaleco amarillo"), la reivindicación de algunos "chalecos amarillos" de poner a los inmigrantes ilegales fuera de "nuestras" fronteras, ¡no debe ser minimizada! La empatía que todos sienten por este movimiento social no debe cegar al proletariado y a sus elementos más lúcidos.
Para poder recuperar su identidad de clase y el camino de su propia perspectiva revolucionaria, el proletariado en Francia, como en todas partes, no debe pisotear (o enterrar bajo la bandera tricolor) la antigua consigna “trasnochada” del movimiento obrero: "Los proletarios no tienen patria. ¡Proletarios de todos los países, uníos!".
En la atmósfera de violencia e histeria nacionalista que ha contaminado el clima social en Francia, quizás haya surgido algún destello después del "sábado negro". Ese pequeño resplandor fue el de los estudiantes pobres, obligados a realizar trabajos a salto de mata, quienes lo hicieron brillar exigiendo, en sus movilizaciones y asambleas generales, que se retire el incremento de las matrículas para sus compañeros extranjeros que no pertenecen a la Comunidad Europea. En la universidad parisina de Tolbiac, un cartel decía: "¡Solidaridad con los extranjeros!". Esta consigna, contra la marea nacionalista de los "chalecos amarillos", muestra al proletariado el camino del futuro.
Fue gracias a su "buzón de sugerencias" con lo que los estudiantes que luchaban contra el “Contrato de Primer Empleo” del gobierno de Dominique de Villepin, pudieron, en 2006, redescubrir espontáneamente los métodos del proletariado. Se organizaron para no ser atacados por los “rompedores” de los suburbios. Se negaron a dejarse atrapar en la espiral de violencia que sólo puede reforzar el orden del Terror[15].
Ante el peligro de caos social en el corazón de Europa, hoy más que nunca, el futuro pertenece a la lucha de clases de las nuevas generaciones de proletarios. Corresponde a estas nuevas generaciones recoger la antorcha de la lucha histórica de la clase explotada, la que produce toda la riqueza de la sociedad. No sólo las riquezas materiales, sino también las riquezas culturales. Como dijo Rosa Luxemburgo, la lucha del proletariado no es sólo una cuestión de "cuchillos y tenedores" para llenar los estómagos.
Los proletarios en Francia dejaron hace mucho de ser "sansculottes". Deben seguir dando ejemplo a todos sus compañeros de clase de otros países, como hicieron sus antepasados durante los días de junio de 1848, durante la Comuna de París de 1871 y en Mayo de 1968. Es la única manera de recuperar su dignidad, de seguir caminando erguidos para mirar lejos, y no a gatas como las bestias enfurecidas que nos quieren imponer la ley de la selva.
Ante el peligro de caos social causado por la "unión sagrada" de todos los explotadores y “rompedores”:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Marianne, 10 de diciembre de 2018
[1] “gaulois”: “galo” es la referencia mítica y romántica del ultranacionalismo francés (cierto es que las historietas de Asterix la han hecho más popular). Los galos, con Vercingétorix, forman parte de esos héroes anteriores a las naciones modernas o con pretensiones de serlo que sirven para justificar en las mentes de sus ciudadanos su “inmortalidad esencial” frente a toda idea de su caducidad como organización social.
[2] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [84] Véase el capítulo: “Burgueses y proletarios».
[3] Contribución Social Generalizada, un impuesto que se añadió al de la renta en los años 90 por un gobierno socialista para, decían, financiar la seguridad social. En realidad, un impuesto más, cada vez más importante y que a Macron se le ocurrió aumentar a los “inactivos” (los jubilados).
[4] El partido creado por y para Macron en 2016 se llama “La República en Marcha”
[5] Juego de palabras entre “La Fronde”, revuelta multiforme del s. XVII a causa de la presión fiscal y las hambrunas en Francia y “fronde”, “honda” para lanzar piedras.
[6] Para comprender qué fue La Comuna de París se puede consultar La Guerra Civil en Francia, documento adoptado por la Primera Internacional en 1871, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm [35] ; ver también, Lecciones de la Comuna de París, /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [282]
[7] Compañías Republicanas de Seguridad, especializadas en la represión de manifestaciones, conocidas por sus técnicas represivas y su brutalidad. A los individuos que las forman se les llama CRS.
[8] Fue el propio Macron quien dijo que iba a ser un presidente “jupiteriano”, mandando rayos y truenos desde las alturas de su Olimpo para acelerar las reformas del país, pasando por encima de los “cuerpos intermedios” que las frenan.
[9] Fue el candidato del Partido Socialista francés en las elecciones de 2017. El resultado que obtuvo rubricó la caída abisal de ese partido (no llegó al 5%). Se salió del PS y fundó un nuevo movimiento de izquierdas rosa-verde…Dicho sea de paso, su contrincante en las primarias del PS era Valls, el cual prometió que cumpliría el pacto de apoyo mutuo al ganador, Hamon. En realidad, se apuntó de inmediato a la sopa macroniana. Ahora se ve que se ha apuntado a candidato en Barcelona.
[10] Esa consigna surgió en Túnez “dégage!” (¡lárgate!), en francés y de ahí el neologismo en francés “dégagisme”
[11] Sistema informático de selección de acceso a la universidad, acusado de desfavorecer a los ya desfavorecidos por su origen y lugar.
[12] Durante estos episodios de los “chalecos” no han cesado las referencias a la Revolución Francesa con mesas redondas donde se mezclan políticos, “chalecos” e historiadores para hacer comparaciones de lo más superficial entre finales del s. XVIII y hoy, los “chalecos amarillos” haciendo de “pueblo sans culottes” (o sea los revolucionarios con pantalón y no con calzones como los aristócratas) y Macron haciendo de Luís XVI. Los “sansculottes” eran la punta de lanza de la revolución burguesa, mientras que las capas pequeñoburguesas actuales no tienen ningún porvenir.
[13] Para tipos como esos tres, esa ridícula propuesta no es absurda. Ese general era el más alto mando militar del ejército. En año pasado se quejó públicamente por los presupuestos militares. Macron lo aprovechó para fulminarlo públicamente y asentar así su imagen de mandamás. El tal De Villiers pertenece a una familia de extrema derecha.
[14] En Francia la llaman “langue de bois”, lengua de madera.
[15] Ver las Tesis sobre el movimiento de estudiantes de la primavera en Francia de 2006, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [87]
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``El Presidente Trump afirmó el viernes que ya se están preparando nuevos aranceles sobre bienes chinos por valor de 267 mil millones de dólares, y que podrían implementarse en poco tiempo, reafirmando así sus amenazas y postergando el fin previsible de la cada vez mayor disputa comercial. En su viaje a Fargo, N.D., a bordo del Air Force One, Mr. Trump aseguró que los aranceles se sumarían a los que ya ha estado preparando la administración por valor de otros 200 mil millones de dólares, afirmando que 'se aplicarían muy pronto, dependiendo del curso de los acontecimientos'´´. Wall Street Journal, 8/9/18
En esa misma página se puede ver un vídeo que especula sobre cómo podrían contraatacar los chinos[1]. La administración de Trump ha anunciado a su vez la aplicación de grandes tarifas arancelarias a las importaciones desde la Unión Europea – descrita por Trump en su reciente visita a Europa como una ''rival'' – e incluso contra sus vecinos y socios de la así llamada Asociación de Libre Comercio de Norteamérica: México y Canadá.
El espectro de una creciente guerra comercial se cierne sobre el capitalismo. Esto podría parecer difícil de entender en un periodo en el que la producción es tan global como nunca lo ha sido, y el ''libre movimiento de trabajo y capital'' ha sido casi un credo incuestionable de los economistas y líderes políticos mundiales durante décadas. Pero es precisamente esa contradicción inherente, entre el impulso del capital por conquistar el planeta y el marco limitador del Estado nacional, lo que está detrás de esta nueva ola de proteccionismo.
En los Grundrisse, Marx nos proporciona una clave para entender por qué el Estado nacional, como expresión política de las relaciones sociales capitalistas, se acaba convirtiendo en una traba al desarrollo mundial de las fuerzas productivas: ''la universalidad hacia la que (el capital) se impulsa tan irresistiblemente, encuentra barreras en su propia naturaleza, lo que en un determinado estadio de su desarrollo permitirá que se le reconozca como el mayor obstáculo a esta tendencia, y llevará así a su propia superación´´[2].En 1916, en medio de la expresión más clara de este obstáculo – la Primera guerra mundial imperialista – Trotsky pudo ser más preciso: ``El Estado nacional se ha superado a sí mismo – como marco para el desarrollo de las fuerzas productivas, como base para la lucha de clases, y específicamente como la forma estatal de la dictadura del proletariado´´ (Nashe Slovo, 4 de febrero de 1916).
La supervivencia misma del Estado nacional se había convertido en un elemento añadido a las contradicciones crecientes del capital, tanto a nivel económico como militar.
Estas contradicciones se han acentuado durante los últimos 100 años a pesar de todos los esfuerzos de la burguesía por contenerlos. En los años 30, la respuesta proteccionista de EEUU a la depresión, junto al ascenso de las economías de guerra fascista y estalinista, profundizaron la crisis mundial de sobreproducción al restringir aún más el mercado mundial. Afortunadamente para la burguesía, pero trágicamente para la humanidad, el capitalismo se enfrentaba a una clase obrera derrotada, y pudo ''resolver'' el problema mediante una gigantesca movilización militar y la subsiguiente reorganización del mercado mundial.
El orden mundial post-1945 estaba, en parte, basado en el reconocimiento de los límites que debían ser impuestos a la competencia nacional. Formalmente, esto quedó expresado en el establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, pero en realidad, la esencia de este sistema estaba en la formación de los dos bloques fundados en la regla de la subordinación de los aliados de cada bloque a un país líder. Así, al estar cada bloque enfrentado a su rival, se contenía la amenaza permanente de una guerra nuclear y un conflicto interminable en la periferia de cada bloque, asegurando al mismo tiempo una cierta disciplina en estos conflictos; al mismo tiempo, combinado con la gestión económica keynesiana y una verdadera expansión a nuevas áreas, siguiendo la estela de la desintegración de viejos imperios como el británico y el francés, hubo margen para una cierta estabilidad y desarrollo económico.
La crisis de esta fase del capitalismo de Estado se manifestó primeramente a nivel económico: ''estanflación'' [alta inflación, alto desempleo y demanda estancada] y la aparición abierta del desempleo a finales de los años 60. Los críticos de lo que llamaban ''socialismo'' o ''economía mixta'' decían que la gestión estatal directa obstruía el funcionamiento libre de las fuerzas del mercado (y había de hecho cierta verdad en esto, como apuntamos en nuestras tesis sobre la crisis del bloque del Este[3]). El nuevo enfoque del que fueron pioneros Thatcher y Reagan, entre otros, recibió el nombre de neoliberalismo porque se presentaba como una vuelta al laissez-faire del siglo XIX; en realidad, como insistimos siempre, era una nueva versión de capitalismo de Estado (el término alemán ''ordo-liberalismo'' es quizás una descripción más honesta) dirigido por un Estado central cada vez más represivo.
El rostro internacional del neoliberalismo es la ''globalización'', que empezó a ser un término común en los años 90, es decir, tras el colapso del bloque del Este. Hay una profunda falsedad en este concepto, basado en el argumento de que el capitalismo solo había pasado a una realidad global tras la desaparición de los países ''socialistas'': en realidad, los regímenes estalinistas fueron una forma particular del sistema capitalista mundial. No obstante, la desaparición del modelo autárquico del bloque del Este hizo posible una verdadera expansión económica: no tanto en los antiguos países miembros del bloque ruso como hacia áreas como la India, China, el sureste asiático, etc. Esta expansión tenía una serie de elementos subyacentes: el desarrollo tecnológico que permitió una circulación de capital mucho más rápida y una reorganización de las redes industriales globales; una dimensión económica más directa, en la que el capital era capaz de penetrar en nuevas áreas extra -capitalistas y hacer uso de fuerza de trabajo mucho más barata, mientras que al mismo tiempo podía obtener beneficios gigantescos hinchando el sector financiero; y también un elemento social, debido a la dispersión de las concentraciones industriales de los países capitalistas más ''viejos'', impulsados a la caza de nuevas fuentes de ingresos, que también tuvo el efecto de atomizar antiguos centros de militancia de clase.
Este nuevo orden mundial posGuerra Fría mantuvo su cohesión bajo la égida de los Estados Unidos, a pesar de la erosión cada vez mayor de la dominación estadounidense en el tablero imperialista, especialmente al calor de los acontecimientos en Oriente Medio. Los organismos internacionales creados en el periodo anterior (FMI, Banco Mundial, OMC) sobrevivieron y estaban todavía liderados por EEUU, que toleró la existencia de bloques comerciales rivales como la UE a fuerza de necesidad. .
Sin embargo, este nuevo orden también correspondía a una descomposición avanzada de la sociedad capitalista, creando poderosas fuerzas centrífugas que tendían a socavar el Estado y las estructuras interestatales de la clase dominante. La descomposición no solo enfrenta a las naciones en un creciente todos contra todos, sino que además acelera la desintegración de las naciones, empezando por los ''Estados fallidos'' de la periferia mundial que, no obstante, empiezan a difundirse al centro (véase la crisis catalana en España o incluso la deriva independentista escocesa en Gran Bretaña). A nivel político, estas tendencias son terreno abonado para el crecimiento del populismo, una forma de reacción contra los partidos e instituciones vinculados al orden mundial ''neoliberal'' que ha supervisado el aumento masivo de la desigualdad, la ruina de regiones enteras de producción tradicionales y una creciente incapacidad para lidiar con los problemas planteados por la crisis de los refugiados y el reflujo del terrorismo en los centros del capitalismo. Estos últimos acontecimientos han sido en gran medida los resultados indeseados de las guerras imperialistas en Oriente Medio y otros lugares – a su vez producto de los esfuerzos de EEUU por preservar su hegemonía mundial mediante la aplicación de su incuestionable superioridad militar.
A nivel económico, el crecimiento del populismo puede vincularse a la crisis financiera de 2008, que fue la primera señal importante de los límites del nuevo orden mundial económico y su cada vez mayor adicción a la especulación y la deuda. La fragilidad de la ''recuperación'' desde 2008 se puede medir por el hecho de que la mayoría de los remedios adoptados por los Estados capitalistas se han basado, básicamente, en la misma política que llevó a la crisis en primer lugar: rescates, financiados por el Estado, de los centros de especulación globales – los grandes bancos, la impresión de dinero... e incluso una recurrencia todavía mayor a la deuda. Incluso China, que se había presentado como la nueva fábrica del mundo, una región donde la producción real es la base de la economía, se encuentra ahora enfrentada a una crisis de deuda que amenaza sus grandes ambiciones económicas e imperialistas[4].
De este modo, el ascenso del populismo expresa un intento por alejarse del orden ''globalizado'' y retirarse tras las fronteras nacionales, incrementando la combinación de medidas sociales neo-keynesianas con políticas de exclusión atroces. La mayoría de estas políticas son anatema para el sentido común de los portavoces de la globalización, como vimos en la reacción de una larga lista de expertos económicos a los últimos movimientos de la guerra comercial de Trump, recordando las lecciones del fracaso absoluto de políticas similares en los años 30[5].
Ha habido verdaderos contraataques al brote populista por parte de los defensores del viejo orden (la victoria de Macron, las investigaciones contra Trump en EEUU y la respuesta unitaria de Europa a sus tarifas arancelarias, etc.), pero el brote populista continúa creciendo y teniendo cada vez más influencia en la crisis económica y los conflictos imperialistas. Trump ha tenido que retroceder una y otra vez (en lo relativo a Rusia, China, Corea del Norte, los inmigrantes...) pero sus políticas están respaldadas por una sección importante de la clase dominante, que quiere mantener las bajadas de impuestos y los favores a determinadas industrias, así como por una ''base'' que mantiene a bordo en base a sus posiciones en la guerra cultural, pero también mediante sobornos económicos (bonificaciones fiscales, programas sociales, aranceles sobre bienes extranjeros que despiertan las esperanzas de reactivar el empleo en las viejas industrias...).
El informe de junio de la CCI sobre las tensiones imperialistas[6] enfatiza la necesidad de no subestimar el método subyacente en la locura de Trump, cuyo objetivo es imponer una situación en la que EEUU estaría en el centro mismo del ''cada uno a la suya'', pero incluyendo una red de tratos y acuerdos bilaterales orientados a disolver determinadas alianzas hoy existentes. Yanis Varoufakis, el ex-economista de Syriza que ahora se dedica a emplear lo que conoce de Marx para difundir medidas con las que salvar el capitalismo, proporciona cierto respaldo a este análisis en un artículo reciente de The Guardian: ''Armado con el exorbitante privilegio que le proporciona tener el control de las imprentas del dólar, Trump echa entonces un vistazo a los flujos comerciales con el resto del G7 y llega a una conclusión inevitable: no puede, por nada del mundo, perder una guerra comercial contra países que tienen superávits tan altos con EEUU (es decir, Alemania, Italia, China), o contra países (como Canadá) que cogerán una neumonía cuando la economía americana coja un resfriado común''[7].
Además, la capacidad de Trump para sobrevivir e implantar sus métodos está dando alas a las perspectivas populistas en todas partes, sobre todo en Europa: Gran Bretaña, Hungría, República Checa, Polonia, Austria, Alemania, y ahora Italia. El nuevo régimen en Italia representa principalmente una amenaza para el euro y la Unión Europea misma. Italia puede instrumentalizar su enorme deuda para chantajear a una UE que no puede permitir el fracaso de su economía, mientras que su salida de la Unión supondría para ella un gran desastre. Al mismo tiempo, al ser el principal puerto de desembarco de los refugiados, su actitud actual ante esta cuestión amenaza con socavar cualquier respuesta unitaria a la crisis migratoria[8].
Esto no significa que las advertencias de los ''expertos'', sobre los peligros inherentes al retorno al proteccionismo, sean infundados. El populismo es, al menos en parte, un producto de la crisis económica, pero sus propias políticas no harán sino profundizarla – los beneficios que puede traer el proteccionismo a corto plazo a esta u otra economía nacional tendrán efectos destructivos a largo plazo en el plano internacional. Sin embargo, los ''globalistas'' tampoco pueden crear un verdadero orden mundial, desde el momento mismo en que el capitalismo está irrevocablemente atado a la competencia entre unidades nacionales organizadas en torno al Estado burgués. La necesidad del comunismo, de una comunidad humana mundial sin fronteras ni Estados, es subrayada continuamente por la presente crisis internacional, incluso cuando el proletariado mismo, el portador de la perspectiva comunista, parece estar muy lejos de asumir esa perspectiva.
Amos 8/9/18
[1]https://www.wsj.com/articles/trump-says-hes-preparing-tariffs-on-further-267-billion-in-chinese-imports-1536340041 [284]
[2]Cuaderno IV, capítulo sobre el Capital
[3]Revista Internacional nº 60 /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [48]
[4]Ver el artículo del Financial Times ''La amenaza de la deuda china: hora de frenar el auge de los préstamos'': https://www.ft.com/content/0c7ecae2-8cfb-11e8-bb8f-a6a2f7bca546%C2%A0 [285]
Sobre las ambiciones de China, ver nuestro nuevo artículo ''La ruta china de la seda hacia la dominaición imperialista'' https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [286]
[5]https://www.theguardian.com/us-news/2018/may/03/donald-trump-trade-economists-warning-great-depression [287]
[6]https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [237]
[7]https://www.theguardian.com/commentisfree/2018/jun/11/trump-world-order-who-will-stop-him [288] por supuesto, a Trump no le alcanza la vista muy lejos. Otro artículo del Guardian, del escritor de economía Larry Elliot, profundiza en algunos de los efectos a largo plazo de los aranceles sobre el mercado global y sobre la economía de los mismos EEUU: https://www.theguardian.com/business/2018/jul/01/trump-will-soon-find-that-winning-a-trade-war-is-not-that-easy [289]
[8]Para un análisis de las últimas elecciones italianas: https://es.internationalism.org/content/4345/elecciones-en-italia-el-populismo-es-un-problema-para-la-burguesia-un-obstaculo-para-el [290]
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La magnitud de la movilización de los "Chalecos amarillos" pone de manifiesto la inmensa cólera que se agita en las entrañas de la sociedad y particularmente dentro de la clase obrera, frente a la política de austeridad del gobierno de Macron.
Según los datos oficiales de la burguesía, el ingreso disponible anualmente en los hogares (es decir lo que les queda después de pagar impuestos y contribuciones) fue recortado en un promedio de 440 euros entre 2008 y 2016. Esto es sólo una pequeña parte de los ataques sufridos por la clase obrera. Al aumento generalizado de los impuestos de todo tipo, se suma el aumento del desempleo, la generalización de los empleos precarios, incluso en el sector público, la inflación que afecta particularmente a los precios de los productos de primera necesidad, el inasequible precio del alquiler, etc. La pauperización empeora inexorablemente y, con ello, el miedo por el futuro de nuestros hijos. Los más afectados por esta creciente miseria, son los trabajadores activos, los precarios, los jubilados que no pueden llegar al fin de mes.
Los medios de comunicación y el gobierno han dado mucha importancia a la destrucción y los actos de violencia en los Campos Elíseos para hacer creer que toda lucha contra la carestía de la vida y la degradación de las condiciones de existencia de los explotados sólo puede conducir al caos y a la anarquía. Los medios de información, a las órdenes de la burguesía, especialistas en amalgamarlo todo, quieren hacernos creer que los "Chalecos amarillos" son "extremistas" que quieren también "machacar al policía", cuando la realidad es que ¡las fuerzas de represión son las primeras en agredir y provocar! En París, el 24 de noviembre, los disparos de granadas lacrimógenas fueron incesantes, al igual que las cargas de los CRS (Compañías Republicanas de Seguridad) sobre los grupos de hombres y mujeres que caminaban tranquilamente por los Campos Elíseos.
A pesar de la ira legítima de los numerosos proletarios que no pueden “llegar a fin de mes”, este movimiento, por sí mismo, no tiene ninguna perspectiva y no puede hacer retroceder los ataques del gobierno y de la patronal. Una parte de la clase obrera se ha colocado a remolque de los pequeños empresarios y de los autónomos (camioneros, taxistas, ambulancias…) encolerizados por el aumento de los impuestos y del precio de los carburantes, con métodos de lucha que llevan a callejones sin salida (como la propuesta que se le ocurrió a Priscila Ludosky, la idea del bloqueo y la sugerencia de ocupar las rotondas preconizada por Éric Drouet). No es casualidad que entre los ocho portavoces de los "Chalecos amarillos", designados el 26 de noviembre, se encuentre una aplastante mayoría de pequeños empresarios o contratistas.
Pero, aún peor, los que lanzaron el movimiento han embarcado a los trabajadores en la nave de la ideología burguesa del nacionalismo y del "ciudadanismo"; y de entre estos, a los más pobres los han movilizado como "ciudadanos" del "pueblo de Francia", como “despreciados" y "ninguneados” por “los de arriba" y no como miembros de la clase explotada.
El movimiento de los "Chalecos amarillos", tal y como está concebido, es un movimiento interclasista y por lo tanto un movimiento en el que están mezcladas todas las clases sociales y capas intermedias y explotadas de la sociedad que no defienden los mismos intereses. Se encuentran, juntos, proletarios (trabajadores, desempleados, precarios, jubilados) y pequeñoburgueses (artesanos, profesiones liberales, pequeños empresarios, emprendedores, comerciantes, agricultores asfixiados por los impuestos). Los trabajadores más pobres se movilizan contra su creciente miseria, contra la pobreza, los ataques económicos sin freno, el paro, la precariedad del empleo; mientras que los pequeños patronos protestan únicamente contra el aumento en el precio del carburante y de los impuestos. Focalizada sobre el aumento de los impuestos, la ira de los pequeñoburgueses está motivada únicamente por el hecho de que el Gobierno Macron, favoreciendo a la gran burguesía, les ha dejado de lado, particularmente con la abolición del impuesto sobre el patrimonio. Buen número de pequeños empresarios no están interesados en que se aumenten los salarios, ¡concretamente el salario mínimo interprofesional de crecimiento -SMIC! y utilizan, de esta manera la cólera de los trabajadores, con chalecos amarillos, para ejercer presión sobre el gobierno y sacar tajada: la bajada de los impuestos que están asfixiando su negocio. Por esta razón Marine Le Pen, aunque apoya de forma escandalosa el movimiento desde que empezó, ha afirmado claramente desde los platós de televisión que está contra el aumento del salario mínimo ¡para no penalizar a las PME (pequeñas y medianas empresas)!
Este movimiento de revuelta "ciudadana" es una trampa donde la mayor parte de los partidos del aparato político de la burguesía se presentan como sus "hinchas". Desde Marine Le Pen hasta Olivier Besancenot, pasando por Mélenchon y Laurent Wauquiez (¡e incluso Brigitte Bardot!), "todo el mundo" está ahí para apoyar este movimiento interclasista y su veneno nacionalista. Los trabajadores deben rechazar la unión sagrada de todas las camarillas políticas "anti Macron" pues estos partidos burgueses manipulan la cólera de los "chalecos amarillos" para arrastrar el máximo de votos a las elecciones y defender el capital nacional llamando a los proletarios a reunirse ¡tras la bandera tricolor de sus explotadores! Si todos estos partidos utilizan a los "chalecos amarillos” para debilitar a Macron, es porque saben perfectamente que este movimiento no fortalece en nada la lucha del proletariado contra su explotación y su opresión.
En este movimiento como si dijéramos "apolítico" y "no Sindical", los métodos de lucha de la clase obrera están completamente ausentes. ¡No hay ningún llamamiento a la huelga ni a su extensión a todos los sectores! Ningún llamamiento a las asambleas generales soberanas en las empresas para que los trabajadores puedan debatir y reflexionar juntos sobre las acciones a realizar con el objetivo de desarrollar y unificar la lucha contra el deterioro de sus condiciones de vida; discutir y reflexionar sobre consignas unitarias y ¡sobre el futuro! Por tanto, ¡únicamente estos métodos de lucha de la clase obrera pueden frenar los ataques y hacer retroceder al gobierno y a la patronal!
La lucha de los obreros no es la lucha de "todos pobres" contra los “ricos”. Es la lucha de una clase explotada, que vive de la venta de su fuerza de trabajo, contra la clase burguesa que realiza sus beneficios mediante la explotación de la fuerza de trabajo de los proletarios. ¡Esta explotación es lo que está en el origen del creciente empobrecimiento de la clase obrera!
La clase obrera debe defender sus condiciones de vida en su propio terreno, como una clase autónoma, independiente de otras clases y estratos sociales como la pequeña burguesía. Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma, desarrollando una lucha masiva, atrae tras ella una parte cada vez más amplia de la sociedad que sigue sus mismos métodos de lucha, sus mismas consignas unitarias y, en definitiva, su mismo proyecto revolucionario de transformación de la sociedad.
En 1980, en Polonia, un inmenso movimiento de masas surge en los astilleros de Gdansk tras la subida de los precio de las mercancías de primera necesidad. Para enfrentar al gobierno y hacerle recular, los trabajadores se agruparon, se organizaron masivamente como clase frente a la burguesía "roja" y su estado estalinista. Las demás sectores de la población se unieron ampliamente a esta lucha masiva de la clase explotada.
Cuando el proletariado desarrolla su lucha como clase independiente, son las asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a "todo el mundo" las que están en el corazón del movimiento. No hay entonces lugar para el nacionalismo; al contrario, los corazones vibran por y para la solidaridad internacional porque "los proletarios no tienen patria", como afirma el movimiento obrero desde sus orígenes en el siglo XIX. Los trabajadores, deben pues negarse a cantar la Marsellesa y ondear la bandera tricolor, la bandera de los versalleses que ¡asesinaron a 30.000 proletarios durante la Comuna de París en 1871!
Hoy, los proletarios quieren expresar su profundo enojo pero no saben cómo luchar eficazmente para defender sus medios de subsistencia frente al aumento de los ataques de la burguesía y su gobierno. Muchos jubilados han olvidado sus propias experiencias de lucha, su capacidad de unirse y organizarse sin esperar instrucciones de los sindicatos, como lo hicieron en Mayo de 1968. Los jóvenes trabajadores no tienen aún suficiente experiencia en lucha de clases y todavía tienen dificultades para desbaratar las trampas de los defensores del sistema capitalista.
Muchos trabajadores con “chalecos amarillos” reprochan a los sindicatos su "inercia", que no "hacen su trabajo". Por eso la CGT, para competir con los "chalecos amarillos", trata de devolver el golpe llamando a una nueva "jornada de acción" para el 1º de diciembre, el mismo día de la tercera reunión de los "chalecos amarillos" en los Campos Elíseos. Ante la desconfianza hacia los sindicatos que está comenzando a resurgir en la clase obrera, podemos estar seguros de que la CGT y otros sindicatos, van ahora a "hacer su trabajo" (con la complicidad de los trotskistas de la NPA y de "Lucha Obrera"): encuadrar, desviar, dividir, sabotear y agotar la combatividad obrera para impedir todo movimiento espontáneo y unitario de los proletarios en su terreno de clase.
No olvidemos todas las maniobras sindicales para sabotear la lucha, como ya se ha visto con la larga "huelga escalonada" en la SNCF dirigida por los sindicatos. No olvidemos sus múltiples "Jornadas de acción" estériles y sus manifestaciones ahogadas en la dispersión y la división, como la movilización, contra la política del gobierno el 9 de octubre pasado, verdaderamente plana e intrascendente; seguida, a la semana siguiente, por la de los jubilados y tres días después, por la huelga en la Enseñanza pública.
El profundo descontento de muchos trabajadores hacia los sindicatos fue aprovechado por los que iniciaron el movimiento de los "chalecos amarillos", con el apoyo activo de todos los partidos políticos burgueses. El mensaje que, todos los hipócritas en "chaleco amarillo" "partidarios" de los trabajadores, nos tratan de colar, es el de que los métodos de lucha de la clase obrera (huelga, manifestaciones masivas, asambleas generales soberanas con delegados elegidos y revocables en todo momento, comités de lucha, de huelga...) no conducen a nada. Y que lo que ahora sería necesario es confiar en los pequeños patronos para encontrar otros métodos de lucha, supuestamente radicales, y reunir a "todo el mundo", a todos "los ciudadanos", a todo el "pueblo de Francia" contra el "dictador" y "presidente de los ricos", Macron.
La clase obrera no debe delegar o confiar su lucha ni a las capas sociales reaccionarias, ni a los partidos que pretenden apoyarla, ni a los sindicatos que son sus falsos amigos. Todo ese guapo mundo, cada uno con su credo, ocupa y encierra el terreno social para impedir que los trabajadores se movilicen masivamente y desarrollen una lucha autónoma, solidaria y unida contra los ataques de la burguesía; unidos tras consignas comunes a todos: contra la "vida cara", contra el desempleo y la pobreza, contra el aumento de los ritmos de trabajo, contra la disminución de los salarios y de las pensiones de las jubilaciones, etcétera.
Para poder desarrollar su lucha, para construir una relación de fuerzas capaz de detener los ataques de la burguesía y hacerla retroceder, la clase trabajadora debe confiar sólo en sí misma. Debe encontrar su identidad de clase y no disolverse en el "pueblo francés". Debe recuperar la confianza en sus propias fuerzas, comprometiéndose en la lucha en su propio terreno, más allá de todas las divisiones corporativistas, sectoriales y nacionales.
Para preparar las luchas futuras, todos los trabajadores combativos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben intentar reagruparse para discutir juntos, sacar las lecciones de los últimos movimientos sociales tomando como referente la historia del movimiento obrero. ¡No deben: ni dejar el campo libre a los sindicatos ni dejarse adormecer por los cantos de sirena de las movilizaciones “ciudadanas”, “populares”, populistas e interclasistas de la pequeña burguesía!
¡A pesar de todas las dificultades del proletariado, el futuro pertenece todavía a su lucha de clase!
Révolution Internationale, sección en Francia de la Corriente Comunista Internacional
29 de noviembre de 2018
Se cumplen 100 años de la tentativa revolucionaria de los obreros en Alemania en solidaridad con sus hermanos de Rusia y buscando la extensión y el triunfo de la REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL.
No tenemos nada que conmemorar, sin embargo, lo que si tenemos que hacer es conocer esta gran experiencia del proletariado mundial y sacar lecciones de ella que nos sirvan para la lucha actual. Estamos publicando artículos en ese sentido, pero como una contribución más queremos aportar una lista de artículos que hemos publicados y que se hallan en nuestra Web.
Esta Lista comprende:
Acción Proletaria nº 232 – 2018 /content/4320/alemania-1918-2018-la-revolucion-proletaria-mundial-es-necesaria-y-sigue-siendo-posible [294]
Revista Internacional nº 2, 2º trimestre 1975 https://es.internationalism.org/revista-internacional/197503/132/la-izquierda-comunista-de-alemania [295]
Revista Internacional nº 56 primer trimestre 1989 https://es.internationalism.org/revista-internacional/198902/2488/la-revolucion-alemana-ii-1918-1919 [296]
Documento – El aplastamiento del proletariado alemán y la ascensión del fascismo
Revista internacional n° 71 - 4e trimestre de 1992 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199301/3150/documento-el-aplastamiento-del-proletariado-aleman-y-la-ascension- [297]
I - Los revolucionarios en Alemania durante la Ia Guerra mundial y la cuestión de la organización
Revista internacional n° 81 - 2o trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1822/i-los-revolucionarios-en-alemania-durante-la-ia-guerra-mundial-y-l [298]
II - Los inicios de la revolución
Revista internacional n° 82 - 3er trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199512/1817/ii-los-inicios-de-la-revolucion [299]
III - La insurrección prematura
Revista internacional n° 83 - 4o trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1786/iii-la-insurreccion-prematura [300]
IV - ¿Fracción del S.P.D. o nuevo partido? [301]
Revista internacional n° 85 - 2o trimestre de 1996 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1773/iv-fraccion-del-spd-o-nuevo-partido [301]
VI - El fracaso de la construcción de la organización
Revista Internacional n° 88 - 1er trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1233/vi-el-fracaso-de-la-construccion-de-la-organizacion [302]
VII - La fundación del KAPD
Revista Internacional n° 89 - 2° trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2782/vii-la-fundacion-del-kapd [303]
VIII - El golpe de Kapp La extrema derecha pasa a la ofensiva, la democracia impone la derrota a la clase obrera
Revista Internacional n° 90 - 3er trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199707/1223/viii-el-golpe-de-kapp-la-extrema-derecha-pasa-a-la-ofensiva-la-dem [304]
IX - La Acción de marzo de 1921 o el peligro de la impaciencia pequeñoburguesa
Revista Internacional n° 93 - 2° trimestre de 1998 [305]
X - El reflujo de la oleada revolucionaria y la degeneración de la Internacional
Revista Internacional n° 95 - 4° trimestre de 1998 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199812/1186/x-el-reflujo-de-la-oleada-revolucionaria-y-la-degeneracion-de-la-i [307]
XI - La Izquierda comunista y el conflicto entre el Estado ruso y los intereses de la revolución
Revista Internacional n° 97 - 2° trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1171/xi-la-izquierda-comunista-y-el-conflicto-entre-el-estado-ruso-y-lo [308]
XII – 1923 – La burguesía quiere infligir una derrota a la clase obrera
Revista Internacional n° 98 - 3er trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199907/1163/xii-1923-la-burguesia-quiere-infligir-una-derrota-a-la-clase-obrer [309]
XIII – 1923 - II. Una derrota que rubrica el fin de la oleada revolucionaria mundial [310]
Revista Internacional n° 99 - 4° trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199912/1154/xiii-1923-ii-una-derrota-que-rubrica-el-fin-de-la-oleada-revolucio [310]
I - Frente a la guerra, el proletariado revolucionario reanuda con sus principios internacionalistas [311]
Revista Internacional n° 133 - 2° trimestre de 2008 /content/2279/i-frente-la-guerra-el-proletariado-revolucionario-reanuda-con-sus-principios [311]
II - 1918-19: de la guerra a la revolución [312]
Revista Internacional n° 134 - 3er trimestre 2008 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2338/ii-1918-19-de-la-guerra-a-la-revolucion [312]
III - 1918-19: La formación del partido, la ausencia de la Internacional [313]
Revista Internacional n° 135 - 4° trimestre 2008 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200810/2709/iii-1918-19-la-formacion-del-partido-la-ausencia-de-la-internacion [313]
IV - 1918-1919: la guerra civil en Alemania [314]
Revista internacional n° 136 - 1er trimestre 2009 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200904/2536/iv-1918-1919-la-guerra-civil-en-alemania [314]
V - El terror dirigido por la socialdemocracia contra la clase obrera preparó el terreno al fascismo [315]
Revista internacional n° 137 - 2° trimestre de 2009 /content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno [315]
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A continuación, publicamos el balance de un grupo de trabajadores que busca sacar las lecciones de la lucha en la SNCF en la primavera pasada; este texto es precedido por extractos de la carta que dirigimos al colectivo para apoyar este profundo y combativo proceso. Se trata de un evento muy importante, ya que es una expresión de la vida política del proletariado. Esta empresa notable es la confirmación que –a pesar de las grandes dificultades que atraviesa la clase– se está desarrollando una maduración subterránea de la conciencia animada, en particular, por las minorías de la clase trabajadora. Saludamos calurosamente la iniciativa de estos camaradas, la calidad de su reflexión, su voluntad de abrirse al debate, luchar y resistir frente a la explotación capitalista.
La CCI escribe al Colectivo de Trabajadores de NantesCamaradas,
Hemos leído el texto "Aprendamos las lecciones de la huelga en la SNCF" y queremos saludar a esta posición que compartimos en lo esencial. Este esfuerzo por reagruparse, discutir y reflexionar juntos y difundir el balance de la huelga, es para nosotros una expresión característica del proletariado, que, a nivel internacional, busca resistir la explotación capitalista, dándose los medios para fortalecer sus luchas, y que conlleva en ella una sociedad sin clases, la sociedad comunista. El trabajo que han realizado es un momento muy importante en el proceso de unidad, autoorganización y conciencia de clase.
Apoyamos las lecciones que extraen de la lucha de los trabajadores de SNCF la primavera pasada y las orientaciones que proponen para las próximas luchas. Apoyamos en particular:
- el rechazo del corporativismo y la necesidad de la extensión de la lucha;
- el rechazo de la defensa de la empresa, esté o no bajo el control del Estado nacional;
- el rechazo de orientaciones estériles, como la confrontación sistemática a las fuerzas de represión, o la llamada "solidaridad financiera", que tenía como objetivo desalentar la entrada en lucha de otros sectores;
- la necesidad de Asambleas Generales (AG) verdaderamente soberanas donde sea posible discutir y tomar decisiones;
- la condena a los sindicatos que se han esforzado constantemente por dividir la lucha, tanto los más corporativistas como los que defendieron el eslogan engañoso de la "convergencia de luchas".
Su denuncia de los sindicatos es muy concreta y muestra claramente a todos sus acciones negativas en la Asamblea General, las manifestaciones y las negociaciones con la patronal y el Estado. En cuanto a su naturaleza social, tiene toda la razón al señalar que "los sindicatos tienen un funcionamiento basado en la apariencia de homogeneidad, una estructura piramidal a la imagen del Estado". Esto se explica, en nuestra opinión, por el hecho de que todos los sindicatos se integraron en el Estado en todos los países en el periodo de la Primera Guerra Mundial, que marcó la apertura del período de decadencia del capitalismo[1]. La organización de tipo sindical ya no corresponde a las necesidades de la lucha de los trabajadores de hoy. Nos parece muy importante entender que cuando sabotean las luchas, los sindicatos hacen su trabajo, sea cual sea la sinceridad de los trabajadores que se adhieren a él. En este sentido, tendríamos que hacer una crítica cuando denuncian "la estrategia sindical" y no "los sindicatos" como tales. Quizás tengamos la oportunidad de explicitar esta posición de la CCI ante ustedes.[2]
(...) Como organización comunista, estamos interesados en participar en sus discusiones. Como ustedes lo dicen, “la urgencia es reunirse para discutir y ejercer nuestro espíritu crítico.”
Mientras esperamos su opinión sobre esta propuesta, reciban nuestros saludos fraternales.
Révolution Internationale, sección en Francia de la CCI.
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¡Saquemos las lecciones de la huelga en la SNCF!Este texto es la síntesis de las discusiones entre los trabajadores del ferrocarril en la región de Nantes sobre el movimiento de marzo a julio de 2018. Es el resultado de los intercambios entre los huelguistas, y pretende ser una contribución a las lecciones de esta lucha.
El largo período de huelga intermitente aún no ha terminado, pero el resultado está ahí. Una completa derrota frente a los planes del gobierno. Este movimiento, que se representaba a sí mismo como el último cerrojo de un sector organizado, fue derrotado ante la vista de todos los trabajadores. Incluso los funcionarios sindicales se están rascando la cabeza para encontrar conquistas asociadas a la huelga: negociaciones con el primer ministro en lugar de con la ministra; la retoma del Estado de una parte de la deuda de la SNCF, la retoma ya registrada por el informe Spinetta y que se hizo necesaria por el cambio de estatus de la empresa a una sociedad anónima (SA). En resumen: ¡no hemos ganado nada![3]
¿Para qué, entonces, un balance? Esta derrota de la lucha de los trabajadores es parte del impresionante conjunto de reveses que nos infligió la ofensiva capitalista. Con su éxito, el gobierno multiplicará sus iniciativas en todos los planos (jubilación, desempleo, etc.) aprovechando el sentimiento de que la resistencia no tiene efecto. Si queremos romper con este sentimiento, ayudar a que las luchas de los trabajadores alcancen el punto máximo de esta ofensiva desenfrenada y redescubrir las fortalezas reales del movimiento de trabajadores, necesitamos un balance general sin concesiones. Un balance tanto positivo como negativo que nos sirva para seguir luchando mientras aprendemos del pasado.
Nos podrán decir: ustedes oscurecen la mesa hablando de derrotas, solo hay que ver los números en la participación de la huelga para convencerse de lo contrario. Sí, por supuesto, la base de los huelguistas era a menudo numerosa. Pero esta realidad plantea aún más problemas. ¿Cómo, en estas condiciones de alta participación, uno llega a una salida de la lucha sin ninguna concesión, incluso la más mínima? Nada ha sido arrancado al gobierno. Creemos que la crítica y la autocrítica son vitales para sacar las lecciones de este movimiento.
Los puntos de vista desarrollados aquí reflejan una experiencia local y limitada. Por lo tanto, estamos muy interesados en explorarlos más a la luz de otras experiencias de lucha (contacto: [email protected] [319] ). Es muy posible que en otros lugares la lucha haya tomado diferentes formas. Por último, pero no menos importante, queremos abrir el debate en beneficio de toda nuestra clase social, sin limitarnos a los límites estrechos de una empresa. No hay un atajo en el camino de organizar a los trabajadores por los propios trabajadores.
El informe Spinetta se publicó el 15 de febrero. En líneas generales ya se anuncia el contenido del plan gubernamental: recuperación de la deuda, transformación de la empresa en SA, puesta en competencia, supresión del estatus, etc. El gobierno avanza abiertamente.
En el otro lado, es esperar y ver. Se tuvo que esperar hasta el 22 de marzo para ver la primera reacción organizada de los sindicatos. Esta jornada de acción en París fue anunciada como una muestra de fuerza y es el caso… pero es engañoso[4]. Varios de miles de manifestantes en la calle, que desfilan en dos procesiones paralelas: ferroviarios, por un lado, empleados del servicio público por el otro. Para hacer ruido, ¡hicimos ruido! Pero entre el humo, el sonido de los parlantes, o los petardos es difícil entenderse y discutir. Desde ese momento aparece la opción elegida por los sindicatos (CGT a la cabeza): mostrar la fuerza de la corporación organizada de arriba a abajo.
Sin embargo, las manifestaciones del servicio público tuvieron lugar el mismo día en las diferentes ciudades, en Nantes y en otros lugares. Ya vemos que esta opción da la espalda a la búsqueda de la unidad donde los trabajadores, a nivel local, podrían controlar el desarrollo.
Mientras tanto, se conoce el calendario de huelgas: dos días seguidos de huelga por tres días siguientes de trabajo. Nuestra primera impresión es negativa: ¿es realmente el alargamiento temporal del movimiento la forma que nos permitirá ganar? Con este calendario le damos la posibilidad a la SNCF para que se organice (por ejemplo, sin el trasporte de trenes de alta velocidad[5] abierto solo los días de huelga). Podríamos tranquilizarnos diciendo que diferentes medios de acción pueden complementarse y aumentar la fuerza. Sería posible ir más allá del calendario entre sindicatos después de los primeros períodos de huelga.
Se están llevando a cabo discusiones sobre las modalidades de huelga, pero la gran mayoría está a favor de la huelga intermitente. Otros están a favor con algunos matices. Algunos esperan un movimiento poderoso que vaya más allá del cuadro fijado. El principal argumento de esta mayoría es la dificultad para movilizar. Pero en general sigue siendo difícil de hacer hablar los unos con los otros para sacar las lecciones del 22 de marzo y los siguientes días. Sin embargo, había una gran necesidad de debatir la acción.
Fuerte participación en la huelga visible en la tasa de huelguistas, también en las primeras Asambleas Generales (240, el 3 de abril) pero rápidamente se instaló la desmovilización y la rutina.
La alternancia de días de huelga y días trabajados se convierte en una rutina, algunos eligen sus días según sus necesidades personales, el fin de semana, etc., La participación oscila entre 60 y 150 huelguistas en la Asamblea General, con un rebote a veces de hasta 200 personas. La monotonía se asienta y se reproduce hasta el final de este período.
Hay muchas discusiones y cuestionamientos. Pero ¿por qué el calendario de la intersindical CGT-UNSA-CFDT nunca fue desbordado?
- Es evidente que la masa de huelguistas nunca ha estado en posición de ir más allá de este marco, que se ha impuesto a cualquier otra iniciativa. Seamos directos: muchos huelguistas carecen de la determinación para moverse y construir el movimiento.
- ¿Cómo explicarlo? La pérdida de salarios no puede explicar seriamente los frenos al espíritu de combatividad. Las amenazas disciplinarias son reales, pero no generales. A veces se constata un afianzado individualismo; nos encontramos más a menudo con el sentimiento de impotencia. "¿De qué sirve luchar si Macron quiere llevar esto hasta el final?". Esta falta de determinación, de falta de vínculos activos con la huelga, pueden explicarse así: distancia del hogar al lugar de trabajo, por los colectivos de trabajo, el peso de las reestructuraciones sucesivas, etc.
- Pero las dudas sobre los métodos de los sindicatos están más que justificadas. El interés de la Asamblea General como asamblea de debate ya había sido vaciado de su sustancia por los sindicatos que organizan el movimiento. Nos sorprende leer largos comunicados de prensa sindicales ya preparados de antemano. Por otro lado, el debate sobre el terreno no existe. Solo unas pocas intervenciones más "contundentes" rompen esta monotonía, pero no reemplazan el debate real. El resultado de la asamblea es conocido previamente.
Escuchamos este asombroso argumento: los trabajadores ferroviarios serán más fuertes si se mantienen en sus propias reivindicaciones sobre la defensa de la SNCF y su estatus. ¡Nada más falso! La intersindical ha trabajado constantemente en una perspectiva corporativista al resaltar la unidad de los ferroviarios (entonces, entre ejecución, control y cuadros), por el agotamiento del movimiento en el famoso "voto-acción", etc. ¡Y se habla, al fin y al cabo, de una "lucha ejemplar"!
En abril, varios movimientos o huelgas locales (Nantes métropole, EDF, étudiant-e-s) permitían la opción de una posible extensión del movimiento. Sin embargo, las luchas o el inicio de luchas se mantuvieron aisladas entre ellas, como la jornada de acción (22 de mayo) del servicio público aplazada por la notificación de la SNCF. Los sindicatos de ENEDIS por su lado lanzaron una amplia huelga al final del movimiento ferroviario...
La manifestación del 14 de abril vio la sucesión de dos manifestaciones: la primera convocada por la intersindical, la segunda por el apoyo de la ZAD de NDDL al movimiento. Sin ser ridículo, la participación en la primera fue limitada y los cuadros del sindicato estuvieron exasperados porque la procesión fue superada por otros elementos. Incluso si la manifestación hubiera sido lo suficientemente sólida para la "segunda ronda", solo un puñado de ferroviarios permaneció en el sitio. En cualquier caso, la manifestación fue detenida por los policías y esterilizada por los choques con ellos.
Al final de la manifestación del 19 de abril, fuimos recibidos por la policía al final del puente Anne de Bretaña con un pequeño envío de gas lacrimógeno. Nos tomamos un poco de tiempo para reunirnos frente a los viejos patios de Dubigeon. Mucha gente ya se había ido debido a la espera, el gas y la tardía llegada del camión sindical para que la gente hablara. Luego de los mismos discursos largos, nos quedamos un centenar de personas. Más tarde, los policías no intervinieron más y se fueron. Para una manifestación interprofesional, ¡fue muy pequeña!
Es necesario remarcar el poco interés de la base con respecto a las otras luchas. Vemos poca curiosidad por compartir con otros sobre perspectivas comunes. Es notable que, a pesar de los muchos días de huelga, casi todas las reuniones tuvieron lugar dentro de un radio de 500 metros alrededor de la estación. Se llevaron a cabo intercambios (intervención de un representante de la CGT de la EDF, grupos de estudiantes en varias ocasiones, reencuentro con las finanzas públicas) sin llegar a ninguna movilización.
Todos permanecen frente a su lugar de trabajo en lugar de buscar la extensión del movimiento. Estas iniciativas atraen poco y realmente carecen de espíritu de lucha. Vemos claro que los eslóganes de los grupos son distintos, cada uno por su lado, no son un terreno favorable para la lucha colectiva.
La creación de un fondo de solidaridad y la publicidad que recibe en los medios de comunicación dan crédito a la idea de que los trabajadores ferroviarios servirían de escudo para otros trabajadores. Estos deberían apoyar a los ferroviarios, no por su propia acción y lucha, sino por dando dinero. La Tribune des cheminots (julio-agosto de 2018) valora esta actitud de espectador, no de actor, mediante la reproducción de los mensajes recibidos de los donantes: "gracias por luchar por usted y por nosotros", "no aflojen nada, aguanten", etc. Los actores de este fondo son conocidos: los intelectuales de izquierda que encuentran allí su razón para existir y los sindicatos. Si bien la importancia de las donaciones refleja una solidaridad sincera en la base, la estrategia sindical de huelga larga y unidad por delegación es un impase para el futuro.
Sin duda hay una pequeña y activa minoría de militantes sindicales o políticos que buscan lograr la convergencia. Pero no es su trabajo crear las condiciones que solo el movimiento obrero puede desarrollar, condiciones que todavía faltan. En la primavera de 2018, la dinámica del movimiento estudiantil era bastante importante a nivel local y podría haber sido un campo de convergencia (la excepción es la lucha en la NDDL que se refiere a otra composición social, otros objetivos y, por lo tanto, otros desarrollos). Pero el movimiento ferroviario nunca fue a una solidaridad activa, y ahí es donde los huelguistas perdieron.
Los sindicatos se mantuvieron de principio a fin en los mandos de la lucha. Muchos colegas son críticos, escépticos, no se sienten representados por los sindicatos, pero no salen del proceso de delegación. Muchos son militantes de la huelga que muestran su credencial sindical (un estimado superficial de 90% de ellos). El papel protagonista de la CGT nunca se le ha sido disputado.
El sindicato opera de acuerdo con una fachada de homogeneidad, junto a una estructura piramidal a la imagen del Estado. Las Asambleas Generales de inter -servicios están marcadas de antemano por la intersindical y las Asambleas Generales sindicales (dirigidos ellos mismos en sentido ascendente).
La SUD no desempeñó un papel más positivo: las intervenciones fueron ciertamente menos corporativistas, más combativas, pero su posición sobre la transición a una huelga reconducida se ha mantenido muy tímida. La SUD se mantuvo en solidaridad con la intersindical y no buscó transformar el movimiento en el sentido de organizar la huelga por los propios huelguistas. Por lo tanto, el desafío no es oponerse a un sindicato u otro, sino discutir una orientación de fondo.
El material sindical es abundante para difundir las consignas de acción y las explicaciones técnicas. Los sindicatos no carecen de propuestas e inventiva, como si Macron solo hubiera tomado malas decisiones y hubiera otras opciones disponibles.
Por lo tanto, no hay una explicación real de la crisis que llevó al desmantelamiento del antiguo monopolio de la SNCF. Tampoco hay contenido positivo para los trabajadores (condiciones de trabajo, trabajo nocturno y trabajo por turnos, movilidad impuesta, salarios, etc.) La CGT defiende, por el contrario, el estatus de los derechos como contraparte de los deberes del ferroviario hacia su compañía.
Hemos aprendido de estas experiencias algunas lecciones:
1- Después del final del calendario inicial (28 de junio), la CGT impulsa nuevas jornadas, nos llama a "continuar la lucha" como parte de esta "movilización sin precedentes". En lugar de pedir nuevas acciones que solo pueden reproducir el fracaso de aquellos en los que ya hemos participado, la urgencia es reagruparse para discutir y ejercer nuestro pensamiento crítico.
La clase obrera no se libra de la instrucción, desde edades tempranas, de ideas apestosas: la competencia, cada uno para sí, la necesidad de aplastar a otros para sobrevivir. Frente a toda esta contaminación en las cabezas, la conciencia de clase es nuestra primera fortaleza. Esta conciencia solo puede afirmarse tomando el tiempo para debatir, para cuestionar las consignas, especialmente cuando provienen de los sindicatos que dicen ser nuestros defensores. Otros movimientos vendrán: será necesario reagruparse desde el principio para favorecer este estado de espíritu y evitar caer detrás de los eventos.
2- la situación actual está marcada por una insatisfacción general obrera. Pero nuestra lucha no fue tomada por nuestras propias manos, no buscó desbordar el marco tradicional del sindicato y las consignas propias de la SNCF. Pero la verdadera conciencia de la situación se basa en demandas comunes a los trabajadores contra todas las divisiones de las empresas, regiones, sectores, etc., ya que todos tenemos en común ser asalariados (o privados de empleo) por el Capital,
3- Más allá de la resistencia indispensable al gobierno y a la patronal, debemos dar a nuestra lucha un contenido mucho más amplio y radical. Los obreros son la clase cuyo trabajo es la fuente de la ganancia. Es por nuestro trabajo que Vinci, SNCF, Arcelor-Mittal, E. Leclerc, LU y otros capitalistas luchan en la carrera por la ganancia. No tenemos ninguna deber ni respeto para las empresas responsables de la explotación y la jerarquía.
El progreso técnico ya no debe servir para aumentar el desempleo y la precariedad. Debería utilizarse en su lugar para reducir drásticamente el tiempo de trabajo. Se está volviendo claro que el sistema capitalista se está hundiendo en una crisis. La defensa de nuestras condiciones de vida debe, por lo tanto, conducir a una lucha contra este sistema en su conjunto. No queremos servir a la máquina del dinero, sino deshacernos de ella.
Si este texto ha sido de su interés, si desea comentarlo, criticarlo,... contáctenos a: [email protected] [320]
Un colectivo de obreros
[1] Ver, entre otros, Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [7]
[2]También podemos referirnos a nuestra prensa, especialmente a la Revista Internacional No. 160 y a la Revolución Internacional No. 471 que contiene el artículo: “Movimientos sociales en Francia. ¿Qué lecciones se sacan de las últimas luchas?”
[3]Expresión francesa: “on a gagné que dalle!”
[4]En francés: “trompe l'oeil”
[5]TGV en francés: “trains à grande vitesse”
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Las migraciones que ocurren en distintos países de Latinoamérica y otras partes del mundo en la actualidad son el resultado directo de la incapacidad de la burguesía como clase dominante para garantizar la conservación de la vida de millones de seres humanos alrededor del planeta. Hundida hasta el cuello en el lodazal de la crisis económica mundial, no puede hacer otra cosa distinta a lo que es su naturaleza como clase explotadora: hacer pagar con sufrimientos y más miseria al proletariado y resto de capas no explotadoras, el precio de mantener a flote su putrefacto sistema.
En estos momentos grupos de migrantes de Honduras marchan hacia Veracruz México y hacia las fronteras de USA, advertidos por Trump de prepararles una bienvenida con el ejercito en sus fronteras. Los miles de personas que vienen de Honduras y otros países centroamericanos siguen avanzando, escapando de la miseria y violencia de su lugar de origen, para enfrentar nuevas formas de violencia y miseria en su próximo destino. Porque nadie escapa de la miseria y violencia que ofrece el capitalismo en su fase más grave de su decadencia, lo que llamamos Descomposición.
Lo mismo viene sucediendo con los trabajadores de Nicaragua, Venezuela, Marruecos, Siria, Birmania y otros países en el mundo, que vienen desplazándose en masas desesperadas y que más que una emigración, se trata de un éxodo propiamente dicho, un fenómeno social que manifiesta la agudización de la descomposición en diversas partes del planeta[1].
Solo en 2017, 68 millones de personas alrededor del mundo fueron forzadas a huir de sus hogares, debido a guerras y conflictos políticos, un fenómeno que no se había visto desde la segunda guerra mundial, según datos del Acuerdo de la ONU sobre migración de Marrakech, el número de personas desplazadas en los últimos 10 años suma ya 260 millones, el 3,4% de la población mundial . Países como Siria y Afganistán ya alcanzan una cifra de más de 6 millones de desplazados, Sudán del Sur y Birmania, cuentan también por millones los desplazados, la guerra civil en Yemen ha dejado más de tres millones de desplazados y unos 10 mil muertos[2]. Lo que está a la raíz de esta diáspora que busca huir de la miseria, del caos y la muerte, es la barbarie sin fin que produce el sistema capitalista.
Estos procesos migratorios responden a la desestabilización de la burguesia en todos esos países donde gran parte de la población trabajadora intenta escapar de la situación de miseria y tragedia que enfrenta en sus lugares día a día. La violencia e hiperinflación en Venezuela, la violencia de las pandillas “maras” y la pobreza que abraza a los trabajadores de Honduras, son una muestra de lo que viene sucediendo a nivel social y político en esos países. La burguesia de esos países al no poder plantear su proyecto e intereses con facilidad a toda la sociedad, se ve sacudida y convulsionada en todos sus niveles, en el caos político traducido muchas veces en conflictos de intereses entre diferentes facciones de la burguesia local, la corrupción generalizada y la violencia desatada también a nivel social sumergen a la sociedad en el caos la barbarie y la desesperación. Los capitalismos en estos países golpeados por las crisis y dictaduras políticas desde hace muchos años atrás siempre necesitan hundir las condiciones de vida de los trabajadores, atacando el nivel de precios y salarios, sumado a políticas de gobiernos populistas de izquierda y derecha o el extremo dictaduras militares, generando el caldo de cultivo perfecto o la bomba de tiempo que generan entre otras manifestaciones, estos éxodos de trabajadores que venimos presenciando el día de hoy[3].
Aunque se manifiestan en otro plano -el gobierno y el aparato político de la burguesía- el arribo al poder de Bolsonaro al gobierno de Brasil, que tras varios gobiernos de izquierda, llegue este populista de derecha para llenar ese vacío que la corrupción y fracaso en los gobiernos de izquierda han dejado, la situación en Perú muestra niveles nunca antes visto de corrupción ha desestabilizado a la burguesia de ese país, situación que ha generado ataques siempre directos a la clase obrera, precarizando cada vez las condiciones de trabajo de gran parte de la población e incrementándose cada vez más los índices de violencia, en todas sus formas, el enfrentamiento violento entre migrantes de Venezuela contra autoridades y pobladores de Ecuador ha mostrado una gran incapacidad por parte de la burguesia Ecuatoriana en dar alguna solución a este problema, en esa misma línea Venezuela sigue desarrollando una súper hiperinflación que empuja a ya 4 millones de personas a escapar desesperadamente del hambre y la violencia que contiene ese país.
Ante esto los estados no tienen otra mejor solución que incrementar las restricciones de acceso, control fronterizo le llaman, sumado a esto la ideología de la xenofobia comienza a desarrollarse, como ya se empezó a ver en Ecuador y Perú. Esta ideología más o menos viene siendo avivada por visiones populistas y de derecha, proveniente de grupos ciudadanos y frentes políticos[4]. Pero, la xenofobia no está asociada a determinados partidos o tendencias políticas (no apareció con Trump o Bolsonaro por ejemplo), ella emana de una forma de alienación producida por una sociedad que vive de la explotación del trabajo humano.
Nicaragua, junto a Honduras en Centroamérica vienen atravesando la misma suerte, cientos de trabajadores junto a sus familias vienen escapando de sus lugares de origen motivados por el miedo y el hambre impuesto por los Estados de aquellos países y por la violencia de sus pares, los Maras (Mara Salvatrucha abreviados como MS, Mara, MS-13)[5], pandillas criminales que controlan las ciudades y calles de estos países y otros países del norte de Centroamérica. Esta violencia sin límites que se desarrolla por ambos frentes, sirven muy bien a ciertos grupos estabilizados de las burguesías locales de aquellos países en algunos casos, en otros han perdido el control por completo generando más hundimiento de las sociedades y obligando a la clase obrera a escapar de ese círculo virtuoso de miseria. En plena descomposición galopante en estas zonas del planeta cualquier aspecto de estas sociedades puede ser un perfecto indicador de miseria.
Mientras la descomposición social del capitalismo avanza a pasos agigantados, la clase obrera sufre la presión del miedo, el hambre y la desesperanza. Las condiciones de pobreza que históricamente han caracterizado a sectores de la clase obrera en zonas del planeta como Centroamérica, hacen que parte del proletariado pueda reaccionar desesperadamente y en desbandada. Sin embargo, este escenario no debe confundirnos, el proletariado aún en estas dificultades no ha perdido ni su combatividad ni su capacidad de desarrollar su consciencia como clase revolucionaria. Es cierto que toda esta situación en torno a la descomposición está generando un hundimiento de todas las sociedades del planeta, amenazando con arrastrar a la clase obrera y a la humanidad entera en un caos total, de muerte y destrucción. En este contexto, solo el proletariado está en la capacidad de convertirse en un referente político para el resto de las capas no explotadoras, al plantear sobre una base autónoma, unida e internacional, la superación de las relaciones capitalistas de producción. Al mismo tiempo, esta misión histórica del proletariado necesita la acción de su vanguardia, una acción que tienda a la conformación de una organización política proletaria mundial, que es componente del esfuerzo del proletariado de desarrollar su consciencia política, que actúa en todo momento en defensa de los intereses de la clase trabajadora, pero que a su vez es capaz de advertir los peligros y las dificultades por las cuales pasa el proletariado en esta lucha por reafirmarse como clase revolucionaria e internacional para actuar de forma organizada y unida, como el bombardeo ideológico permanente que hacen los servidores del capital y también el terror y el terrorismo que diversas facciones de la burguesía operan contra las tentativas de lucha de los trabajadores.
En este sentido, el proletariado no debe caer en el derrotismo de las clases medias desmoralizadas, ni en los cantos de sirena de los populismos de izquierda o derecha, ni en la trampa y la confusión que promueven algunos sectores de las burguesías regionales, principalmente la venezolana, que consiste en presentar el origen de estas migraciones y el crecimiento del hambre y la pobreza que las impulsa, como el resultado de la “aplicación de un modelo comunista”; en realidad, es el capitalismo, que en su derrumbe arrastra a la humanidad y frente a lo cual, sólo el proletariado tiene la capacidad, actuando como clase revolucionaria, unida e internacional, de plantear una real perspectiva de superación de este atolladero destruyendo este sistema de miseria, explotación y muerte.
Lo que debería entenderse es que la clase obrera emigrante bajo la manifestación de éxodo desesperado es víctima de la barbarie capitalista y que esta misma barbarie no solo ataca a los emigrantes si no también a todo el conjunto del proletariado mundial, tanto en Sudamérica, Europa, Asia, etc. Estos éxodos que venimos presenciando de Marruecos a Nicaragua, de Honduras a Venezuela, solo demuestran la barbarie a que nos arrastra el capitalismo y manifiesta abiertamente los golpes a las condiciones de vida de los obreros nativos y extranjeros en todos los países.[6]
El rechazo al migrante se repite en otros países de Latinoamérica como Brasil, Colombia, Ecuador o Perú, como resultado de una situación de crisis económica y social que despierta reacciones humanas instintivas en medio de una competencia feroz por sobrevivir, el temor a perder el empleo, el nacionalismo, dan origen a ideologías irracionales como la xenofobia, cuyas raíces están en la división de la sociedad en clases, naciones, culturas y en el hecho de que la fuerza de trabajo se convierte en la principal y única mercancía que el obrero puede vender para vivir.
En esas mismas líneas, la burguesía llámese populista de los Trump, Salvini, Orban, Le Pen o del nuevito Bolsonaro en Brasil o las del otro extremo de la burguesía democrática llámese, Merkel, Sánchez, Macron, López, Vizcarra, Moreno, ambas son burguesías y representan el mismo enemigo para el proletariado. Ambos bandos capitalistas se hagan llamar populistas, derecha “civilizada” e izquierda “humanitaria” son el mismo enemigo de la clase obrera.
La crisis masiva migratoria es una manifestación de la descomposición social del capitalismo, el hundimiento sistemático de las sociedades del planeta y la barbarie sin fin, son manifestaciones permanentes de este pútrido sistema. A pesar de que muchos han tenido que emigrar para poder sobrevivir, el proletariado no está derrotado, sigue resistiendo a los ataques a sus condiciones de vida (en Venezuela ha habido cerca de 11 mil protestas en lo que va del año), así como también lo hacen otras capas de la población, mostrando su indignación social.
Debemos seguir pensando que la única salida a esta terrible situación que tenemos frente a nosotros es la lucha decidida, unida e internacional del proletariado la que podrá guiar al resto de las capas sociales y que por su naturaleza como clase y fuerza social internacional puede afirmar por encima de todo que la CLASE OBRERA, NATIVA O EXTRANJERA, SIGUE SIENDO LA MISMA EN CUALQUIER LUGAR EN QUE SE ENCUENTRE, MARCANDO ASI LA PERSPECTIVA REAL DE SUPERACION DE SU MISERIA A ESCALA PLANETARIA.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1] https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes [242]
[2] El Comercio, 26 de agosto 2018, periódico, Perú
[3] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [47]".
[4] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [231]
[5] Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una organización internacional de pandillas criminales asociadas que se originaron en Los Ángeles [322] y se han expandido a otras regiones de Estados Unidos [323] , Canadá [324] , México [325], el norte de Centroamérica [326] (Guatemala [327], El Salvador [328], Honduras [329], ) y en el sur de Europa (en Italia [330] y España [331]).
[6] Ver Crisis de la emigración en la frontera hispano – marroquí: la hipocresía de la burguesía democrática. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d [234]
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El 10 de octubre, dos camioneros del departamento de Seine-et-Marne lanzaron el 17 de noviembre un llamamiento a una manifestación por Facebook titulada: "Bloqueo nacional contra el aumento de los precios del combustible". Su mensaje se transmitió rápidamente por todas las redes sociales, reuniendo a más de 200.000 personas "interesadas". Las iniciativas y los llamamientos se multiplican. Sin sindicatos ni partidos políticos, se programan espontáneamente toda una serie de acciones, mítines y bloqueos. Resultado: el 17 de noviembre, según el Gobierno, 287.710 personas, repartidas en 2.034 puntos, paralizan cruces, rotondas, autopistas, peajes, aparcamientos de supermercados, etc. Estas cifras oficiales (¡y de admirable precisión!), emitidas por el Ministerio del Interior, fueron subestimadas en gran medida y de forma voluntaria. Según los "chalecos amarillos" eran más del doble. Los días siguientes, se mantienen algunos bloqueos, otros son más puntuales y aleatorios, movilizando a unos pocos miles de personas cada día. Unas diez refinerías de Total se ven interrumpidas por la acción simultánea de la CGT y de los "chalecos amarillos". El 24 de noviembre se lanza una nueva gran jornada de acción, denominada "2º Acto: Toda Francia a París". El objetivo es bloquear los lugares de prestigio y de poder de la capital: la avenida de los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia, el Senado y, sobre todo, el Elíseo[1]. "Hay que dar un golpe de gracia y acudir a París por todos los medios posibles (coche compartido, tren, autobús, etc.). ¡A París, porque allí está el gobierno! ¡Esperamos a todos, camiones, autobuses, taxis, VTC, agricultores, etc. ¡A todos!", proclama Eric Drouet, camionero de Melun, co-iniciador del movimiento y protagonista de la movilización. Finalmente no habrá tal mitin unitario, ya que muchos "chalecos amarillos" prefieren manifestarse localmente, a causa, a menudo, del coste del transporte. Sobre todo, la movilización ha bajado drásticamente. Sólo 8.000 manifestantes en París, 106.301 en toda Francia y 1.600 acciones. Aunque esas cifras gubernamentales subestiman fuertemente la realidad de la movilización, la tendencia es claramente a la baja. Sin embargo, en el movimiento, muchas voces afirman que están ganando. Lo más importante para los "chalecos amarillos" son estas imágenes de los Campos Elíseos "ocupados durante todo un día", que dan testimonio de "la fuerza del pueblo contra los poderosos"[2] Así, esa misma tarde, por Facebook también, se lanza la convocatoria para un tercer día de acción, previsto para el sábado 1º de diciembre: "Tercer Acto: ¡Macron dimisión!", destacando dos reivindicaciones: "aumento del poder adquisitivo y la supresión de los impuestos sobre el carburante".
Todos los periodistas, políticos y demás "sociólogos" destacan la naturaleza sin precedentes del movimiento: espontáneo, fuera de todo marco sindical o político, proteico, organizado principalmente a través de redes sociales, relativamente masivo, globalmente disciplinado, que evita por lo general las destrucciones y los enfrentamientos, etc. Este movimiento se describe, a lo largo y ancho de columnas de periódicos y platós de televisión, como un "OVNI sociológico".
Iniciado por los camioneros, el movimiento moviliza, como escribe su iniciador Éric Drouet, "camiones, autobuses, taxis, VTCs, agricultores", pero no sólo eso. Muchos pequeños empresarios "abrumados por los impuestos" también están presentes. Trabajadores asalariados, precarios, desempleados o jubilados llevan "chaleco amarillo" forman el mayor contingente. “Los ‘chalecos amarillos’ son más bien una Francia de empleados, cajeras de supermercados, técnicos, asistentes de guardería, que quieren defender el estilo de vida que han elegido para sí mismos: vivir un poco en las afueras, en paz, con vecinos que se les parecen, en un adosado con jardín, para quienes el ‘‘tocarles’’ el coche, aumentando los impuestos sobre el gasóleo, es como cuestionar su espacio privado", como analiza Vincent Tiberi. Según este profesor de Políticas de Burdeos, los "chalecos amarillos" "no sólo representan la Francia periférica, la Francia de los olvidados. Encarnan más bien lo que el sociólogo Olivier Schwartz llama la ‘pequeña clase media’. Trabajan, pagan impuestos, ganan demasiado para ser ayudados y no lo suficiente para vivir bien"[3].
De hecho, la magnitud de esta movilización es sobre todo testimonio de la inmensa cólera que ruge en las entrañas de la sociedad, y en particular en la clase obrera, ante la política de austeridad del gobierno de Macron. Oficialmente, según el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, la renta disponible anual de los hogares (es decir, lo que queda después de impuestos y contribuciones) se redujo en una media de 440 euros entre 2008 y 2016. Esto es sólo una parte muy pequeña de los ataques contra la clase obrera. A este aumento generalizado de los impuestos de todo tipo se suma el aumento del desempleo, la sistematización del empleo precario, la administración pública incluida, la inflación que afecta especialmente a las necesidades básicas, el precio inasequible de la vivienda, etc. La pobreza está incrementándose inexorablemente y, con ella, el miedo al futuro. Pero, más importante aún, lo que alimenta esta inmensa ira según los "chalecos amarillos" es "el sentimiento de ser despreciado"[4].
Ese sentimiento dominante de sentirse "despreciados", ninguneados por los gobernantes, el deseo de ser escuchado y reconocido por "los de arriba", para usar la terminología de los "chalecos amarillos", explica el medio de acción elegido: que se les vea con chalecos amarillos fluorescentes, bloqueando las carreteras, yendo al Senado o al Elíseo bajo las ventanas de la gran burguesía, ocupando "la avenida más hermosa del mundo"[5].
Los medios de comunicación y el gobierno destacan la destrucción y la violencia para hacer creer a la gente que cualquier lucha contra el incremento del coste de vida y el deterioro de las condiciones de vida de los explotados sólo puede conducir al caos y la anarquía con actos de violencia y vandalismo indiscriminados. Los medios de comunicación a las órdenes de la burguesía, especialistas en amalgamas, quieren hacer creer que los "chalecos amarillos" son "extremistas" que además lo único que quieren es "dar caña a la policía"[6] ¡Son las fuerzas de la represión las que, sobre todo, atacan y provocan! En París, el 24 de noviembre, dispararon sin cesar lacrimógenas, como tampoco cesaron las cargas de CRS[7] contra grupos de hombres y mujeres que marchaban tranquilamente hacia los Campos Elíseos. Además, ese día hubo pocos escaparates rotos[8], a diferencia cuando se celebró la victoria de Francia en el Mundial de Fútbol, en el mismo lugar cuatro meses antes. Aunque sí había algunos excitados "chalecos amarillos" que buscaban camorra con la policía ("black-blocks" o esbirros de "ultraderecha"), la gran mayoría no quería romper ni destruir nada. No querían ser "rompedores", sino "ciudadanos" "respetados" y "escuchados". Por eso, el llamamiento al "Tercer Acto" enfatiza que "habrá que hacerlo bien. Nada de destrucciones y sí 5 millones de franceses en la calle". E incluso: "Para asegurar nuestros próximos encuentros, proponemos la creación de "chalecos rojos", que se encargarán de expulsar a los destructores de nuestras filas. Sobre todo, no debemos perder la simpatía la población. Cuidemos nuestra imagen, amigos.”
El movimiento de los "chalecos amarillos", sí que tiene algo en común y revelador con la celebración de la selección francesa de fútbol: la presencia por todas partes de la bandera tricolor y de banderas regionales, el himno nacional cantado una y otra vez, el orgullo palpable de ser "el pueblo francés". Un "pueblo francés" que, unido, sería capaz de hacer doblegarse a los poderosos. La referencia en muchas mentes es la Revolución Francesa de 1789 cuando no la Resistencia de 1939-1945[9].
Ese nacionalismo exaltado, esa referencia al "pueblo", esas súplica a los poderosos, revela la verdadera naturaleza de este movimiento. La gran mayoría de los "chalecos amarillos" son trabajadores activos o jubilados empobrecidos, pero están en ese movimiento como ciudadanos del "pueblo de Francia" y no como miembros de la clase obrera. Se trata claramente de un movimiento interclasista en el que se mezclan todas las clases y capas no explotadoras de la sociedad. Son trabajadores (trabajadores, desempleados, precarios, jubilados) y pequeñoburgueses (artesanos, profesiones liberales, pequeños empresarios, agricultores y ganaderos). Parte de la clase obrera se ha puesto a remolque de los iniciadores del movimiento (pequeños empresarios, camioneros, taxistas, conductores de ambulancias). A pesar de la legítima ira de los "chalecos amarillos", entre los cuales muchos proletarios que no alcanzan "a fin de mes", este movimiento no es un movimiento de la clase obrera. Es un movimiento iniciado por pequeños empresarios que están cabreados por el aumento de los precios de los combustibles. Como lo atestiguan estas palabras del camionero que inició el movimiento: "Os esperamos a todos, camioneros, dueños de autobuses, taxistas, VTCs, agricultores etc. "¡A todos!". "A todos" y a todo "el pueblo francés" detrás de los camioneros, taxistas, agricultores, etc. Los trabajadores se encuentran ahí, diluidos en el "pueblo", atomizados, separados unos de otros como otros tantos individuos-ciudadanos, mezclados con los pequeños patrones, muchos de los cuales forman parte del electorado del hoy llamado Rassemblement National (Reunificación Nacional, el ex Frente Nacional de los Le Pen).
El terreno podrido en el que se ha embarcado un gran número de proletarios, entre los más empobrecidos, ¡no es el de la clase obrera! En este movimiento "apolítico" y "antisindical", ¡no hay ningún llamamiento a la huelga y a su extensión a todos los sectores! Ninguna convocatoria a asambleas generales soberanas en las empresas para discutir y reflexionar juntos sobre las acciones que llevar a cabo para desarrollar y unificar la lucha contra los ataques del gobierno. Este movimiento de revuelta "ciudadana" es una trampa para ahogar a la clase obrera en el "pueblo de Francia", del que las camarillas burguesas se han hecho forofos. Desde Marine Le Pen hasta Olivier Besancenot, Mélenchon y Laurent Wauquiez[10], "todos" van de hinchada, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda del capital, para apoyar este movimiento interclasista, con su veneno nacionalista.
En efecto, es la naturaleza interclasista del movimiento de "chalecos amarillos" lo que explica por qué Marine Le Pen saluda un "movimiento legítimo" del "pueblo francés"; por qué Nicolas Dupont-Aignan, presidente de Debout La France[11], apoya este movimiento: "Debemos bloquear a toda Francia (...), la población francesa debe decirle a este gobierno: ¡basta ya!" ¿Por qué Laurent Wauquiez, presidente de Les Républicains, llama a los "chalecos amarillos" "personas dignas y decididas, que sólo quieren que se oigan las dificultades de la Francia que trabaja"?, ¿por qué el diputado Jean Lassalle, jefe de Résistons[12], es una de las figuras del movimiento con su chaleco amarillo en la Asamblea Nacional y en la calle? Pues porque la derecha y la extrema derecha reconocen claramente en los "chalecos amarillos" un movimiento que para nada pone en peligro el sistema capitalista. Sobre todo, lo ven como una forma muy eficaz de debilitar a su principal competidor en las próximas elecciones, la camarilla de Macron, cuya autoridad y capacidad para gestionar la paz social se está socavando gravemente.
En cuanto a la izquierda y la extrema izquierda, denuncian la recuperación de la derecha y la extrema derecha, rechazan a los "fachas que contaminan el movimiento", y lo apoyan más o menos abiertamente. Tras una espera prudencial, Jean-Luc Mélenchon, al frente de La France Insoumise, va ahora con su estilo palabrero saludando "el movimiento revolucionario de amarillo", un movimiento "popular" y "de masas". Hay que decir que ahí está como pez en el agua, él y su Francia insumisa, sus banderas azul-blanco-rojas, su bufanda tricolor que saca en cuanto puede, y su voluntad de "federar al pueblo contra la oligarquía" en las urnas.
El apoyo de todos los sectores del espectro político burgués,[13] y especialmente de la derecha y la extrema derecha, muestra que el movimiento de los "chalecos amarillos" no es de naturaleza proletaria y no tiene nada que ver con la lucha de clases. Si todos estos partidos del aparato político de la burguesía utilizan a los "chalecos amarillos" para debilitar a Macron, con la esperanza de cosechar los beneficios electorales, saben que este movimiento no fortalece en modo alguno la lucha del proletariado contra su explotación y opresión[14].
En este tipo de movimiento interclasista, el proletariado no tiene nada que ganar porque siempre es la pequeñoburguesía la que da el tono al movimiento (y dicho sea de paso, en Francia, el amarillo es el color… ¡de los esquiroles!). Además, entre los ocho portavoces designados el 26 de noviembre, hay una abrumadora mayoría de propietarios de pequeñas empresas o autoempresarios.
Son pues los objetivos de la pequeñaburguesía, sus consignas, sus métodos de lucha lo que se imponen a todos. En apariencia, esa capa social es muy radical. Al estar aplastada y desclasada por el Capital, su ira puede explotar violentamente, denunciando la injusticia e incluso la barbarie de la gran burguesía y su Estado. Pero en el fondo, a lo que aspira es a ser "reconocida", y no a ser "despreciada" por las élites de "arriba", o mejor dicho, para algunos de sus miembros que sueñan con elevarse hacia las capas superiores de la burguesía, y para que eso ocurra su negocio debe florecer. Eso es lo que explica sus reivindicaciones a través del movimiento de los "chalecos amarillos": un gasoil más barato y menos impuestos para que sus empresas funcionen y se desarrollen, con sus acciones de bloqueo de carreteras, unas capas vestidas de amarillo para ser vistas y honradas, concentrándolo todo en la persona de Macron ("¡Macron dimite!") todo un símbolo del deseo de ser califa en lugar del califa, y una ocupación de "la avenida más hermosa del mundo", escaparate real y simbólico del lujo capitalista.
El movimiento de los "chalecos amarillos" también está infiltrado, aunque no sea masivamente, por la ideología del populismo. Un movimiento "inédito", "proteico", que dice estar en contra de los partidos políticos, denunciando la inercia de los sindicatos y.... ¡apoyado desde el principio por Marine Le Pen! No fue una coincidencia desafortunada, o el resultado de un pequeño grupo de individuos a contracorriente del movimiento, si el 20 de noviembre, unos "chalecos amarillos", al descubrir migrantes escondidos en un camión cisterna, los denunciaron a la gendarmería. Algunos manifestantes quisieron salvar a aquellos migrantes que arriesgaban sus vidas encerrados en las cisternas, pero otros los entregaron deliberadamente. Los comentarios de algunos "chalecos amarillos" durante el arresto filmados y difundidos dan náuseas: "¿Sonríes, hijo de puta?", "¡Cuerda de hijos de puta!", "Una vez más, van a servir para sacarnos más impuestos", y así.
La magnitud de este movimiento interclasista se explica por la dificultad de la clase obrera para expresar su combatividad a causa de todas las maniobras sindicales para sabotear las luchas (como hemos visto recientemente con la larga "huelga intermitente" en la SNCF, los ferrocarriles franceses,). Por eso el descontento contra los sindicatos que existe dentro de la clase obrera está siendo recuperado por quienes iniciaron el movimiento. Lo que muchos partidarios del movimiento de los "chalecos amarillos" quieren transmitir es que los métodos de lucha de los proletarios (huelgas, asambleas generales soberanas y manifestaciones de masas, comités de huelga, etc.) no llevan a ninguna parte. O sea que, a partir de ahora, habría que confiar en los pequeños empresarios (que protestan contra los impuestos y los aumentos de impuestos) para encontrar otros métodos de lucha contra "la vida cara", reuniendo a todo el "pueblo de Francia"!
Muchos obreros en "chaleco amarillo" culpan a los sindicatos porque no "hacer su trabajo". Ahora vemos que la CGT intenta correr detrás convocando una nueva "jornada de acción" para el 1º de diciembre. Podemos estar seguros de que la CGT y los demás sindicatos seguirán "haciendo su labor", la de encuadrar la combatividad de los trabajadores para evitar cualquier movimiento espontáneo en un terreno de clase.
Muchos trabajadores se han movilizado contra la pobreza, los incesantes ataques económicos, el desempleo, la inseguridad laboral... Pero al unirse a los "chalecos amarillos", estos trabajadores han perdido temporalmente el rumbo, poniéndose a remolque de un movimiento que lleva a un callejón sin salida.
La clase obrera debe defender sus condiciones de vida en su propio terreno, como clase autónoma, contra la unión sagrada de todos los "anti-Macron" que manipulan la ira de los "chalecos amarillos" para ganar la mayor cantidad de votos en las elecciones. No debe delegar y confiar su lucha en capas sociales reaccionarias, ni en los partidos que pretenden apoyarlas, ni en los sindicatos que son sus falsos amigos. Todo "ese bonito plantel", cada uno con su propio dogma, ocupa y escruta por los cuatro costados el ámbito social para impedir que se afirme la lucha de clases autónoma de los proletarios.
Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma desarrollando una lucha masiva, en su propio terreno de clase, arrastra trás ella a una parte cada vez mayor de la sociedad, tras sus propios métodos de lucha y consignas unitarias, y finalmente su propio proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad. En 1980, en Polonia, se inició un gran movimiento de masas a partir de los astilleros de Gdansk tras el aumento del precio de los productos de primera necesidad. Para enfrentarse al gobierno y hacerlo retroceder, los obrero se agruparon, se organizaron como clase contra la burguesía "roja" y su estado estalinista[15] Las demás capas de la población se unieron ampliamente a aquella lucha masiva de la clase explotada.
Cuando el proletariado desarrolla su lucha, son las asambleas masivas, soberanas y generales abiertas a "todo el mundo" lo que están en el centro del movimiento, lugares donde los proletarios pueden organizarse juntos, reflexionar sobre consignas unitarias, sobre el futuro[16]. No hay sitio entonces para el nacionalismo, sino que, al contrario, los corazones vibran por la solidaridad internacional pues “los proletarios no tienen patria” Por eso los obreros deben negarse a cantar la Marsellesa y a ondear la bandera tricolor, la bandera de los versalleses que asesinaron a 30.000 proletarios en la Comuna de París en 1871.
Hoy, la clase explotada tiene dificultades para reconocerse a sí misma como clase, y como única fuerza en la sociedad capaz de establecer una relación de fuerzas a su favor contra la burguesía. La clase obrera es la única clase de la sociedad capaz de ofrecer un futuro a la humanidad, desarrollando sus luchas, en su propio terreno, por encima de todas las divisiones corporativistas, sectoriales y nacionales. Hoy, los proletarios hierven de rabia, pero no saben cómo luchar para defender sus condiciones de vida frente a los crecientes ataques de la burguesía. Han olvidado sus propias experiencias de lucha, su capacidad de unirse y organizarse sin esperar instrucciones de los sindicatos.
A pesar de la dificultad del proletariado para recuperar su identidad de clase, el futuro sigue perteneciendo a la lucha de clases. Todos aquellos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben tratar de agruparse, discutir, aprender las lecciones de los últimos movimientos sociales, reflexionar sobre la historia del movimiento obrero y no ceder a las sirenas aparentemente radicales de las movilizaciones "ciudadanas", "populares" e interclasistas de la pequeña burguesía!
"La autonomía del proletariado frente a las demás clases de la sociedad es la condición esencial para el desarrollo de todas sus luchas hacia su objetivo revolucionario. Todas las alianzas interclasistas y particularmente las que se proponen con fracciones concretas de la burguesía, no conducen más que a su desarme ante el enemigo, a hacerle abandonar el único terreno donde puede templar sus fuerzas: su terreno de clase."[17].
Révolution Internationale, periódico de la CCI en Francia, 25 de noviembre de 2018
[1] Palacio donde reside el presidente de la República Francesa
[2] Testimonio recogido por militantes de la CCI en los Campos Elíseos.
[3] « Les chalecos amarillos, un mouvement inédit dans l’histoire française”, Le Parisien (24 novembre 2018).
[4] Esa idea es omnipresente en las redes sociales.
[5] Es el título que se le da en Francia a los Campos Elíseos
[6] Cabe señalar que tal mensaje no se hizo pasar de manera directa, sino “subliminal” : en BFM-TV (el principal canal ‘‘todo noticias”), por ejemplo, mientras que periodistas y “especialistas” insistían en que había que distinguir entre “verdaderos chalecos amarillos” y “destructores”, en la pantalla las imágenes de destrucciones en los Campos Elíseos pasaban “en bucle” hasta la saciedad.
[7] Compañías Republicanas de Seguridad, policía especialista en el mantenimiento del orden.
[8] Los deterioros se debieron sobre todo a las barricadas hechas con mobiliario urbano y a los proyectiles disparados por la policía.
[9] En los Campos Elíseos podía oírse a algunos « chalecos amarillos » afirmar que “Con Macron hay que hacer como la Résistancia con los “boches” (despectivo por “alemán”), acosarlo día tras día hasta que se vaya”.
[10] El primero es el portavoz del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) último avatar del trotskismo (ex Liga Comunista Revolucionaria). Melanchon es el dirigente de Francia Insumisa, un partido formado por descontentos del PS (del que Melanchon fue dirigente), del PC, izquierdistas y otros. Wauquiez es el jefe de Los Republicanos, o sea la derecha (Sarkozy)
[11] O “¡Arriba Francia!”, pequeño grupo de ultraderecha próximo al RN de Le Pen.
[12] « Resistamos”. Lassalle, diputado ex centrista y un tanto folclórico.
[13] Incluidos el NPA citado y LO (Lutte Ouvrière, otro partido trotskista).
[14] Solo el mundo sindical ha criticado con fuerza a los “chalecos amarillos”, como también los “chalecos amarillos” rechazan en gran medida todo control sindical.
[15] Ver nuestro artículo en Revista Internacional nº 27 Un año de luchas obreras en Polonia, /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [333] .
[16] Una de las consignas principales de los Indignados en 2011 era: “Desde la plaza Tahrir a la Puerta del Sol”, subrayando así el sentimiento de los manifestantes en España de estar vinculados a quienes se habían movilizado semanas antes en los países árabes con peligro por sus vidas. Ver De la Plaza Tahir a la Puerta del Sol, https://es.internationalism.org/cci-online/201105/3106/de-la-plaza-tahrir-a-la-puerta-del-sol [334] ; 2011, de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [139] y Huelga del metal de Vigo, los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [335]
[17] Plataforma de la CCI adoptada en su Primer congreso (enero de 1976) : https://es.internationalism.org/print/book/export/html/3550 [336]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/la_herencia_oculta_de_la_izquierda_del_capital_ii.pdf
[2] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org
[5] https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/12/31.htm
[6] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198401/3398/los-comunistas-y-la-cuestion-nacional-1900-1920-i-el-debate-sobre-
[7] https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical
[8] https://es.internationalism.org/en/node/4115
[9] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201502/4077/como-se-produjo-la-quiebra-de-la-segunda-internacional
[10] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana
[11] https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/tres-fuentes-y-tres-partes-integrantes-del-marxismo.pdf
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria
[13] https://es.internationalism.org/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[14] https://es.internationalism.org/files/es/la_herencia_oculta_de_la_izquierda_del_capital_iii.pdf
[15] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo-
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2787/i-1917-las-tesis-de-abril-1917-faro-de-la-revolucion-proletaria
[17] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_15.htm
[18] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_16.htm
[19] https://es.internationalism.org/files/es/rev.que_son_las_clases_sociales.pdf
[20] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional
[21] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201710/4239/maquiavelismo-consciencia-y-unidad-de-la-burguesia
[22] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente
[23] https://es.internationalism.org/book/export/html/1201
[24] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201704/4205/la-importancia-del-debate-moral-y-organizativo
[25] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200407/174/la-teoria-de-la-decadencia-en-la-medula-del-materialismo-historico-
[26] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm
[27] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm
[28] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm
[29] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm
[30] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc
[31] https://en.internationalism.org/worldrevolution/201303/6529/notes-early-class-struggle-america-part-i
[32] https://es.internationalism.org/tag/21/502/quien-podra-cambiar-el-mundo
[33] https://es.internationalism.org/files/es/mo-la-obsolescencia-historica-del-e-n.pdf
[34] https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase
[35] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm
[36] https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf
[37] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte
[38] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-ii-en-el-siglo
[39] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201202/3316/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-iii-las-nuevas
[40] https://es.internationalism.org/node/3316
[41] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/163/conflictos-imperialistas-en-oriente-medio-ii-la-utilizacion-del-sio
[42] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/169/notas-sobre-los-conflictos-imperialistas-en-oriente-medio-iii
[43] https://es.internationalism.org/tag/geografia/oriente-medio
[44] https://es.internationalism.org/tag/2/33/la-cuestion-nacional
[45] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[46] https://es.internationalism.org/files/es/conflicto_hondureno.pdf
[47] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[48] https://es.internationalism.org/content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este
[49] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d
[50] https://es.internationalism.org/content/4185/brexit-trump-contratiempos-para-la-burguesia-que-en-nada-son-un-buen-presagio-para-el
[51] https://es.internationalism.org/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[52] https://es.internationalism.org/files/es/guerra_yemen.pdf
[53] https://es.internationalism.org/files/es/identitatismo_wo.pdf
[54] http://www.workersoffensive.org
[55] https://en.internationalism.org/icconline/201802/14822/reflections-split-anarchist-federation
[56] https://es.wikipedia.org/wiki/Frederick_Douglass
[57] https://es.wikipedia.org/wiki/Marcus_Garvey
[58] https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/02/04/black-lives-matter-runs-for-mayor/?utm_term=.a86f31b8178f
[59] https://nonsite.org/how-racial-disparity-does-not-help-make-sense-of-patterns-of-police-violence/
[60] https://www.nj.com/news/index.ssf/2016/01/surprise_walkout_by_ila_shuts_down_the_nj_and_ny_p.html
[61] https://www.cbsnews.com/miami/news/truck-drivers-protest-pay-rates-by-blocking-okeechobee-road/
[62] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos
[63] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/area-de-influencia-de-la-izquierda-comunista
[64] https://es.internationalism.org/files/es/el_hachazo_a_las_pensiones_ataca_el_futuro_de_todos_los_trabajadores_hoja_0.pdf
[65] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[66] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[67] https://es.internationalism.org/files/es/la_herencia_oculta_de_la_izquierda_del_capital_iv.pdf
[68] https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional
[69] https://es.internationalism.org/content/2062/debate-principios-revolucionarios-y-practica-revolucionaria
[70] https://es.internationalism.org/booktree/156
[71] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200509/119/las-conferencias-internacionales-de-la-izquierda-comunista1976-1980
[72] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q
[73] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/febrero/moral.htm
[74] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i
[75] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200905/2567/darwinismo-y-marxismo-i-anton-pannekoek
[76] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i
[77] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii
[78] https://es.internationalism.org/files/es/iran_2018.pdf
[79] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2331/iran-crisis-revueltas-y-huelgas-obreras
[80] https://es.internationalism.org/tag/geografia/asia
[81] https://es.internationalism.org/files/es/masacres_en_siria_y_emigrantes_en_el_mediterraneo.pdf
[82] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[83] https://es.internationalism.org/files/es/ppk_fujimori.pdf
[84] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[85] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[86] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4241/ola-de-huelgas-en-peru-el-estado-y-los-sindicatos-contra-los-trabajado
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[88] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4279/peru-la-ley-1215-otra-ley-contra-la-clase-trabajadora
[89] https://es.internationalism.org/tag/4/400/peru
[90] https://es.internationalism.org/files/es/volante_pulpi.pdf
[91] mailto:[email protected]
[92] https://es.internationalism.org/tag/6/713/luchas-obreras-en-peru
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[128] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6188&render=overlay#_ftn1
[129] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6188&render=overlay#_ftn2
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[148] https://www.google.com/search?q=Cathy+Kunkel+Anatomy+of+a+victory%27&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b-1
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[164] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6848&render=overlay#_ftn1
[165] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6848&render=overlay#_ftn2
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[177] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6848&render=overlay#_ftnref5
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[189] https://ici.radio-canada.ca/premiere/emissions/aujourd-hui-l-histoire/segments/entrevue/69025/mai-1968-paris-france-manifestations-etudiants-violence
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[192] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2325/metodo-para-comprender-la-reanudacion-actual-de-luchas-obreras
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[210] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial
[211] mailto:[email protected]
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[213] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera
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[284] https://www.wsj.com/articles/trump-says-hes-preparing-tariffs-on-further-267-billion-in-chinese-imports-1536340041
[285] https://www.ft.com/content/0c7ecae2-8cfb-11e8-bb8f-a6a2f7bca546
[286] https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista
[287] https://www.theguardian.com/us-news/2018/may/03/donald-trump-trade-economists-warning-great-depression
[288] https://www.theguardian.com/commentisfree/2018/jun/11/trump-world-order-who-will-stop-him
[289] https://www.theguardian.com/business/2018/jul/01/trump-will-soon-find-that-winning-a-trade-war-is-not-that-easy
[290] https://es.internationalism.org/content/4345/elecciones-en-italia-el-populismo-es-un-problema-para-la-burguesia-un-obstaculo-para-el
[291] https://es.internationalism.org/tag/2/27/el-capitalismo-de-estado
[292] https://es.internationalism.org/tag/3/46/economia
[293] https://es.internationalism.org/files/es/hoja_intervencion_sobre_chalecos_amarillos.pdf
[294] https://es.internationalism.org/content/4320/alemania-1918-2018-la-revolucion-proletaria-mundial-es-necesaria-y-sigue-siendo-posible
[295] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197503/132/la-izquierda-comunista-de-alemania
[296] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198902/2488/la-revolucion-alemana-ii-1918-1919
[297] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199301/3150/documento-el-aplastamiento-del-proletariado-aleman-y-la-ascension-
[298] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1822/i-los-revolucionarios-en-alemania-durante-la-ia-guerra-mundial-y-l
[299] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199512/1817/ii-los-inicios-de-la-revolucion
[300] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1786/iii-la-insurreccion-prematura
[301] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1773/iv-fraccion-del-spd-o-nuevo-partido
[302] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1233/vi-el-fracaso-de-la-construccion-de-la-organizacion
[303] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2782/vii-la-fundacion-del-kapd
[304] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199707/1223/viii-el-golpe-de-kapp-la-extrema-derecha-pasa-a-la-ofensiva-la-dem
[305] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1197/revista-internacional-n-93-2-trimestre-de-1998
[306] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199804/1202/ix-la-accion-de-marzo-de-1921-o-el-peligro-de-la-impaciencia-peque
[307] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199812/1186/x-el-reflujo-de-la-oleada-revolucionaria-y-la-degeneracion-de-la-i
[308] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1171/xi-la-izquierda-comunista-y-el-conflicto-entre-el-estado-ruso-y-lo
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[315] https://es.internationalism.org/content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno
[316] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1919-la-revolucion-alemana
[317] https://es.internationalism.org/tag/2/37/la-oleada-revolucionaria-de-1917-1923
[318] https://es.internationalism.org/files/es/lucha_de_los_trabajadores_de_la_sncf_-_un_colectivo_de_trabajadores_realiza_el_balance.pdf
[319] mailto:[email protected]
[320] mailto:[email protected]
[321] https://es.internationalism.org/files/es/migraciones_exodos.pdf
[322] https://es.wikipedia.org/wiki/Los_%C3%81ngeles
[323] https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Unidos
[324] https://es.wikipedia.org/wiki/Canad%C3%A1
[325] https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9xico
[326] https://es.wikipedia.org/wiki/Centroam%C3%A9rica
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[328] https://es.wikipedia.org/wiki/El_Salvador
[329] https://es.wikipedia.org/wiki/Honduras
[330] https://es.wikipedia.org/wiki/Italia
[331] https://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1a
[332] https://es.internationalism.org/files/es/chalecos.pdf
[333] https://es.internationalism.org/content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia
[334] https://es.internationalism.org/cci-online/201105/3106/de-la-plaza-tahrir-a-la-puerta-del-sol
[335] https://es.internationalism.org/content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[336] https://es.internationalism.org/print/book/export/html/3550