Acción Proletaria - 2000s

  

Acción Proletaria 2002

   

Acción Proletaria nº 166, 15 Septiembre -15 Noviembre 2002

Para luchar contra la Reforma del desempleo, no podemos confiar en las movilizaciones sindicales

El 20 J los sindicatos, IU y los grupos "a su izquierda", e indirectamente el PSOE, nos convocan a una huelga general contra el decretazo sobre la reforma del desempleo. La Iglesia declara por boca del arzobispo de Sevilla, que "hay razones fundadas para hacer la huelga". La patronal dice que se podría aprovechar esta huelga para "imponer la reforma laboral que se necesita de verdad" (sic) (CEOE). Y hasta el mismo gobierno y el PP "admiten el error de haber calentado el clima social con duras réplicas". De hecho, los medios de comunicación a sus órdenes, que tantas veces han sido criticados por la oposición por escatimar las intervenciones de la izquierda, han puesto en nómina a Fidalgo y a Méndez, que salen más que Aznar. Con todo esto, más el malestar que hay de sobra en todos los sectores de trabajadores, los ministros pueden decir con toda tranquilidad: "Desde luego lo que está claro es que hace un mes no existía este ambiente y todos pensábamos que la huelga iba a ser un fracaso. Ahora sólo está en duda si se convertirá en un gran éxito para los sindicatos, pero ya sabemos que no será un fracaso". Pero un éxito ¿para quién? ¿Qué es esto de una huelga que todos quieren que hagamos? ¿Va a servir esta huelga para defender nuestras condiciones de vida?

¿Sirve esta huelga para defendernos contra la reforma del desempleo?

Nos dicen que la Reforma del desempleo es el no va más, el colmo del talante autoritario de Aznar y del PP en general, que lo hacen "para jorobar" (Méndez), y para presumir en las cumbres europeas de que cumplen los objetivos presupuestarios, anteponiéndolos a la sensibilidad social; que el INEM tiene superávit y que no hay ninguna razón, excepto la chulería "absolutista" de Aznar, para este ataque. Según esto el decretazo sería simplemente un antojo del gobierno de Aznar que podría combatirse dando nuestra confianza a la oposición, y demostrando prácticamente que aunque el PP tenga mayoría absoluta, la presión en la calle también cuenta, y como dice el Sr. Caldera, la oposición de izquierda reúne conjuntamente más votos nominales. Una huelga general masiva serviría para mostrar todo eso, y haría que el PP tuviera que negociar. Pero esta Reforma del desempleo no es simplemente un plus para terminar el curso con matrícula de honor en estadística económica o antiobrerismo. Por supuesto que la derecha representa lo más rancia y descaradamente los intereses de los empresarios y los grandes negocios públicos y privados, y que no le tiembla el pulso ni tiene que disfrazar los ataques a la clase obrera (a pesar de que el PP, por circunstancias históricas del capitalismo español, ha llegado al gobierno envuelto en oropeles "democráticos" y de "modernidad" para distanciarse del franquismo, y ha sido sostenido en todo eso por los sindicatos y la izquierda, incluyendo la mismísima IU con la famosa "pinza"; o sea, por los mismos que ahora le acusan de facha); pero la experiencia ha demostrado que las medidas antiobreras no son patrimonio exclusivo de la derecha. En realidad todo el discurso sobre el autoritarismo del PP sirve para ocultar que son la única respuesta de la burguesía, de derechas o izquierdas, a la agravación de la crisis. Para afrontar la agravación de la competencia en un mercado mundial que cada vez se reduce más, la burguesía necesita disminuir costes, y eso significa facilitar los despidos y disminuir los gastos sociales del Estado para dirigir sus recursos a apoyar a las empresas punta y a reforzar la maquinaria de guerra que en último extremo es un factor determinante de primer orden del peso de cada capital nacional en la arena mundial. Aunque el goteo de despidos no ha parado, disfrazándose de "reestructuraciones", "no renovación" de contratos temporales, o prejubilaciones, se anuncia una nueva escalada. España es el furgón de cola de la UE y la reciente desaceleración de la economía mundial está teniendo un impacto en los negocios del capital español, que ve las barbas afeitadas de Argentina y pone las suyas a remojar. De hecho, la banca es uno de los sectores afectados por la crisis allá, que prevé prejubilar a los empleados mayores de 52 as de edad (1500 el BBVA; 1300 el SCH; 200 el banco popular). Otro sector, emblemático de la "nueva economía", donde se anuncian despidos que confirman que aquella no es ninguna solución a la crisis y que, al contrario, ha envejecido prematuramente, son las telecomunicaciones (4905 despidos en total, 1300 por ej en Alcatel, 855 en Ericsson, etc). En el sector del automóvil se prevén expedientes temporales de regulación de empleo que van a afectar a 13.200 trabajadores.... Cuando se ve este panorama se comprende que las medidas del decretazo, facilitan los despidos masivos, preparan el terreno a nuevos despidos, y significan un ataque al conjunto de la clase obrera. La eliminación de los salarios de tramitación y la fiscalización de las indemnizaciones van a hacer que los despidos sean más baratos para el empresario y que los obreros cobremos menos de finiquito. En cuanto a los recortes drásticos de las prestaciones por desempleo, significan de entrada, que 200 mil parados van a dejar de cobrar, y que todos los implicados en regulaciones temporales, o en contratos temporales, que redondeaban un sueldo decente con los subsidios, van a ver como disminuyen sus salarios. Por no hablar de los jornaleros andaluces, que perderán el derecho al PER. Pero desde luego, estas medidas no son exclusivas de los gobiernos de derecha. No sólo Berlusconi, además de Aznar, toma medidas antiobreras, también el amigo Blaiiir a fuer de recortes del gasto social, ha desmantelado prácticamente la sanidad pública. De hecho, las actuales medidas antiobreras son en cierta medida consecuencia de la aplicación de los acuerdos de la reciente cumbre de Barcelona de la UE "sobre el empleo", donde "la izquierda" tiene la mayoría. En cuanto a la historia más reciente de España, recordemos que fue el PSOE quien llevó a cabo las reconversiones industriales con su lastre de despidos masivos, recortó las pensiones dificultando el acceso a ellas en 1985, introdujo los "contratos de inserción" en 1988 y hasta impuso en 1992 un decretazo contra los desempleados que significó reducir los parados con derecho a subsidio al 40%. Y se despidió del gobierno con una reforma laboral que ampliaba las causas de despido objetivo y reducía las indemnizaciones. Como consecuencia de esa política, además de los 3 millones largos de parados oficiales, el Estado y la patronal cuentan con una batería de leyes que justifican y facilitan los despidos y que permiten todo tipo de modalidades de contratos parciales, temporales, etc con unas condiciones laborales y salariales miserables. Por todo esto, la huelga general del 20J no puede servir para que, dando la confianza a la izquierda como alternativa, o presión al PP, se retire la Reforma del desempleo. Sencillamente la oposición ha hecho lo mismo cuando estaba en el gobierno. Pero ¿Y los sindicatos? Esos sí que, a pesar de que el PSOE estaba en el gobierno, le organizaron 4 huelgas generales...

¿Sirven los sindicatos para luchar contra el decretazo y defender nuestras condiciones de vida?

Durante 6 años de gobierno del PP, los sindicatos han mantenido la "paz social", negociando y haciendo la vista gorda ante las sucesivas reformas del mercado laboral de 1997 y 2001, lo que ha sido una cobertura del talante "democrático" y "dialogante" del PP hasta ahora. ¿Porqué cambian radicalmente de actitud, recuperando un lenguaje "obrero" y declarando que "la paz social" ha terminado, y que el gobierno "las va a pasar mal" (Fidalgo)? Dicen que "porque no van a consentir que se liquiden los logros históricos del movimiento obrero" ni van a consentir que se faciliten los despidos; pero desde "la transición democrática" presentan todo un historial en sentido contrario. En 1981 con el gobierno Calvo Sotelo, UGT consintió la Ley Básica de Empleo, que establecía un periodo mínimo de cotizaciones para cobrar el paro e instauraba un periodo máximo de cobro de dos años entonces. Después en 1982 firmaron el Acuerdo Nacional sobre el Empleo (ANE), que obligaba a los parados a aceptar contratos en pésimas condiciones. Luego en 1988, tras el 14-D que tiraba por la puerta el Plan de Empleo Juvenil, lo repescaron junto con el gobierno por la ventana aceptando los contratos de inserción. Más recientemente han negociado la reforma laboral del PSOE y las dos del PP, etc, etc etc. Dicen que porque no hay ninguna justificación para los ataques actuales excepto la voracidad del PP y su talante autoritario. Aparte de lo que esto supone en cuanto a que habría ataques a nuestras condiciones de vida que "estarían justificados" por la situación de la economía nacional (lo que significa sacrificar nuestros intereses por el bien del capital nacional -que es un principio muy sindical-), además están ocultando que los datos de superávit del INEM y de aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social que nos presentan, y de "mejora" del empleo (según el gobierno), son en realidad el producto, aparte de las manipulaciones estadísticas, que son muy sufridas, de los sacrificios obreros, de los contratos parciales y temporales, de las condiciones laborales lamentables que nos imponen, y que lo que pone de manifiesto la situación actual es que los sacrificios sólo traen más sacrificios. Es cierto que los sindicatos convocaron 4 huelgas generales al gobierno del PSOE, pero como cobertura para acabar aceptando sus ataques antiobreros. Así por ej. frente al decretazo contra los parados del PSOE en 1992, convocaron la huelga del 28M, y esto es lo que escribíamos entonces: "el mismo 28M, Gutierrez y Redondo ya no pedían la retirada del decretazo sino una negociación 'responsable' para aplicarlo, y para colmo, el 24 de Junio aceptan conversaciones 'serias' con González cuyo punto de partida es no tocar el decretazo" . Y lo mismo el 27E de 1994 tras la huelga general contra la Reforma laboral del PSOE, cuando un mes después de la huelga, no sólo se imponía la reforma laboral, sino que los sindicatos estaban dispuestos a aplicarla fábrica a fábrica, "subordinando los aumentos salariales a la defensa del empleo en las empresas, atendiendo a sus situaciones concretas" . La respuesta es no. Los sindicatos no sirven para defendernos contra la Reforma del desempleo. Y vista la experiencia, hay razones de sobra para desconfiar de que la convocatoria de la huelga sirva en realidad al propósito, no de rechazar el decretazo, sino de imponerlo.

¿A quien sirve la Huelga general?

La verdadera razón del cambio de actitud de los sindicatos y la izquierda, de moderados a "luchadores", y que supone una inflexión en los últimos 6 años, está en ese sujeto histórico que todos quieren dar por muerto, que nadie se atreve siquiera a mentar, pero que la burguesía tiene bien presente en sus decisiones y sus estrategias: la clase obrera. A pesar de todos los ríos de tinta que ha hecho correr sobre la desintegración de la clase obrera, sabe bien que el gigante no está derrotado, ni ha dicho aún su última palabra. Y hasta tal punto cuenta con eso, que teme que con la agravación de la crisis, se acabe acumulando un potencial de luchas que le hagan consciente de su fuerza y de que el capitalismo no tiene ninguna salida. A veces son las medidas que toma el enemigo lo que ayuda a darse una idea de la propia fuerza. Y ¿quién mejor que los sindicatos para captar el ambiente en el medio obrero, para palpar cual es el grado de reflexión de los obreros, de malestar, de combatividad, y anticiparse? Las huelgas generales de los años 80, a pesar de que coincidieron con los momentos de menos luchas, se convocaron en un ambiente de combatividad, para tratar de que los sindicatos se hicieran con el control de la situación y llevaran a los obreros a callejones sin salida y al desgaste. Se comprende que, ante un ambiente de movilización obrera, los sindicatos no tuvieran más remedio que echar un órdago si querían ponerse a la cabeza y tomar el control del movimiento. Pero en los años 90, impactada por el hundimiento del estalinismo, la clase obrera apenas tenía fuerzas para desarrollar pequeños focos de combatividad. Y sin embargo se convocaron igualmente huelgas generales en 1992 y en 1994. La razón fue en primer lugar la gravedad de los ataques, que afectaban esencialmente a la cuestión del empleo, igual que hoy. Esta cuestión es fundamental, porque afecta a toda la clase obrera, a todos los sectores, industriales o jornaleros, a los parados y a los que aún tienen un trabajo, a los eventuales y a los que aún son fijos, a los prejubilados y a los temporales, a los jóvenes y a los mayores. Tiene pues un potencial de unificación de la reflexión y de la discusión, de generar un sentimiento de clase. En segundo lugar, afecta a la reflexión sobre la crisis, sobre las perspectivas que puede ofrecernos el capitalismo, y al fin y al cabo, sobre el capitalismo mismo. Estas cuestiones, junto con un malestar evidente por la degradación de las condiciones de vida obrera, ponen las bases para un punto de partida de luchas en un terreno de clase, para que la clase obrera tome confianza en sus propias fuerzas, en su papel histórico. A todo ese potencial, la convocatoria de una huelga general como las pasadas, o esta del 20J, le opone un terreno corporativo, de división por ramos etc, irreflexivo, donde la cuestión es la tozudez de Aznar, etc, que entrega la dirección y el control de la lucha a los sindicatos, y que confía en el terreno electoral y democrático de la derecha y la izquierda. Un terreno que oculta y escatima el conflicto de clases. Y ese es el sentido de la convocatoria de esta huelga, que sirve para marcar el terreno del sindicalismo y arrastrar a los obreros a la confusión y al desgaste de sus fuerzas. Tras el 14D de 1988, o el 27E de 1994los obreros no reforzaron su unidad ni su conciencia, no reforzaron su combate de clase, sino que lo debilitaron, y por eso los ataques acabaron imponiéndose. Los más veteranos lo sabéis bien, aunque ahora podáis pensar que en la situación actual de desmovilización, la huelga puede ayudar a luchar. ¡No! Aunque el 20J en sí mismo no decide nada, dejarse arrastrar a todo lo que significa de explicación de la Reforma del desempleo, de la crisis, de apoyo a los sindicatos y a la izquierda, es entregarse a los pies de los caballos, a los planes de la burguesía sin resistencia. Y sobre todo es dejar a los más jóvenes sin experiencia, sin transmitirles la tradición de combate y de reflexión que les pertenece. Para los que es su primera huelga general, les aparece como la única respuesta posible. Si los dejamos así, sin armas para enfrentarse a la maniobra de la burguesía, se alejarán las posibilidades de una respuesta de clase, y la burguesía irá imponiendo sus ataques. Porque la respuesta de clase está fuera del terreno sindical, en la huelga de masas. Todas las luchas importantes de la clase obrera desde hace un siglo, y en todas partes, se han desarrollado en ese terreno: 1905 y 1917 en Rusia, 1919 en Alemania, Julio 1936 en España, Mayo 68 en Francia, 1969 en Italia, 1980 Polonia... Y la experiencia más reciente en España lo confirma: Vitoria 1976, y la mayoría de las luchas de los años 70, las marchas a Madrid en los años 80, etc No somos ilusos. Sabemos que hoy la clase obrera no tiene la fuerza para plantear sus propios medios de lucha, su propia organización, su propia búsqueda de la unificación de todos sus sectores. Pero eso no nos debe empujar ni a agarrarnos al clavo ardiendo de la convocatoria sindical, ni a la pasividad. Al denunciar todo el montaje que significa el 20J, estamos llamando a los obreros a que comprendan que otra forma de lucha es posible, diferente y opuesta a las convocatorias sindicales. Es la lucha organizada por los propios trabajadores en asambleas generales, que rompe las trampas corporativistas y nacionalistas, que extiende y unifica la lucha, tal y como muestran las experiencias de luchas en el siglo XX.

Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional)10.06.02 Suplemento de Acción Proletaria nº 164

 

 

Situación nacional: 

País vasco ¿Qué hay detrás de la ilegalización de Batasuna?

No pretenden acabar con el terrorismo sino meter en cintura al PNV

El Frente Nacional Español que forman con disciplina de hierro el PP y el PSOE presentan la nueva Ley de Partidos Políticos y la subsiguiente ilegalización de Batasuna como un medio para "acabar con la lacra del terrorismo". Sin embargo, como ha sucedido en otras muchas ocasiones con la política de la burguesía, existe un abismo entre el objetivo que se proclama cara a la galería y lo que verdaderamente se persigue.

En Acción Proletaria nº 156 dijimos que "el verdadero conflicto en el País Vasco es la pugna, durante muchos años soterrada y bajo mano, entre el PNV y el poder central español". En ese mismo artículo señalamos que "ETA-HB representan una fracción minoritaria dentro del conjunto de la burguesía. No gozan de los medios que tienen sus rivales más poderosos ya cómodamente instalados. Por ello, su estrategia de atentados y de terrorismo callejero está indefectible condenada a ser manipulada e instrumentalizada por padrinos de mayor rango". ETA-HB están cada vez más debilitadas por diferentes razones: los golpes policiales; la actitud francesa cada vez menos permisiva; la ofensiva del PNV-EA para arrancarle crecientes porciones de su clientela tradicional ... Por ello no tienen capacidad para actuar con una política propia y los distintos bandos en liza (españolistas, PNV, imperialismos extranjeros) se disputan el control de lo único que saber: la presión gangsteril a través de atentados y gamberrismo callejero. Completamente acorralados y en el marco de una situación general del capitalismo que hemos caracterizado por la tendencia a la descomposición que impulsa fracciones minoritarias de la burguesía a adoptar actitudes cada vez más irresponsables y suicidas, hoy ETA-HB dirigen el grueso de sus golpes contra sus aliados naturales del PNV. ETA rompió la tregua como presión al PNV, el zarpazo que éste le dio con las elecciones del 2001 quitándole la mitad del electorado, enconó todavía más su ofensiva. En los últimos días, los parlamentarios de HB en la cámara vasca frustraron la tentativa de PNV-EA-IU de presentar un recurso contra la Ley de Partidos y, por otra parte, mientras HB no opuso ninguna resistencia al cierre de sus sedes en Navarra a manos de la Guardia Civil, armó las mayores trifulcas posibles contra los cierres en el País Vasco que corrían a cargo de la Ertzaina, la policía que el PNV considera "su propiedad privada".

PP-PSOE dan una prueba más de la hipocresía que caracteriza a todas las fracciones burguesas, al presentar como "lucha contra el terrorismo" lo que es en realidad un nuevo ataque en toda la regla contra el PNV. Es puro cinismo utilizar el sentimiento de repudio y rabia que suscita la barbarie terrorista para emplear esos réditos político-ideológicos en una empresa que pretende en realidad responder al gol que se apuntó el PNV con su resistencia victoriosa en los comicios del 2001 contra la tentativa del Frente Españolista PP-PSOE por echarle del poder. Porque lo que hemos asistido desde hace 5 años es a un toma y daca continuo, a una espiral cada vez más violenta e irracional de golpes y contragolpes de unos y de otros. En 1997, PP-PSOE utilizaron las manifestaciones por el asesinato de Miguel Ángel Blanco para meter en cintura al PNV. Este respondió un año después con el Pacto de Lizarra y su famosa tregua. El bando españolista no paró hasta conseguir echarlo por tierra moviendo todos los resortes para que ETA matara y rompiera la tregua. El PNV respondió radicalizándose en su deriva "soberanista" a lo que el poder central español respondió con el famoso Pacto anti-terrorista con el objetivo declarado de desalojar al PNV del gobierno vasco en las elecciones del 2001. El éxito del PNV en estas le envalentonó en sus continuos desafíos al poder central. Este finalmente ha dado un nuevo puñetazo sobre la mesa con las dos medidas encadenadas de la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna realizada desde todos los frentes: el político y el judicial con la presencia del inevitable Garzón que se apunta a todo lo que le pueda colocar en primera fila.

El encargado de hacer cumplir las medidas de ilegalización (cierre de sedes, represión de manifestaciones abertzales etc.) es precisamente el gobierno vasco pues ¡para eso se le han dado generosas transferencias en cuanto a orden público y policía!. De esta manera se le mete en una ratonera de difícil salida: si cumplen las obligaciones legales tienen que enfrentarse violentamente con los sectores abertzales que aspira, siguiendo la estrategia de las elecciones del 2001, a llevárselos a su redil. Si, por el contrario, quieren evitar el choque con sus aliados naturales (lo que Ibarreche llama eufemísticamente "evitar que los vascos se partan la cara entre ellos") tienen que lanzar un desafío frontal al Estado español, que es precisamente lo que éste espera para tomar las medidas más severas contra ellos.

Para salir del paso intentan un equilibrio en la cuerda floja. Sabotean todo lo posible el cumplimiento del aluvión de providencias del juez Garzón, hacen como que reprimen y pactan al final con los manifestantes batasunos, tras unos cuantos cierres de sedes dejan poco a poco las cosas como estaban, defienden indirectamente a los cargos electos batasunos ...

Pero con esta política de medias tintas lo único que hacen es echarse encima a tirios y troyanos. Por un lado, el PP -y con más "moderación" el PSOE- no se cansa de denunciarlos como "cómplices de los violentos" o, como vocifera Iturgaiz, "abogados de ETA". Pero, desde la trinchera opuesta, las hordas batasunas están cada vez más polarizadas contra el PNV y, en éste mismo, surgen voces discrepantes como la muy peligrosa del sindicato ELA-STV que ha lanzado una violenta requisitoria contra el gobierno Ibarretche por haber reprimido la manifestación abertzale de Bilbao.

El contragolpe del PNV no se hará esperar

Lo que se perfila no es una aminoración progresiva de las tensiones sino justo lo contrario: una nueva agravación que hará que el interminable contencioso alcance un nuevo nivel de enfrentamiento mucho más peligroso. Si hemos visto que la situación desde hace más de 5 años se ha caracterizado por una espiral creciente de golpes y contragolpes, si a una andanada del bando españolista ha sucedido un cañonazo de sus rivales, todas las condiciones están dadas para que el PNV lance su contraofensiva.

Ninguno de los dos contendientes puede retroceder. Cualquier retroceso sería fatal para sus intereses pues no haría sino enardecer al contrario. No pueden retroceder en primer lugar por el contexto de aceleración de la crisis económica que hace que haya cada vez menos pastel que repartir y los rivales traten de agrandar su parte a costa de los otros. En segundo lugar, porque la descomposición que preside hoy la evolución imperialista, política e ideológica del capitalismo, hace que fracciones como el PNV se lancen a un juego cada vez más peligroso.

El PNV, al hundir sus raíces en arcaísmos forales de signo feudal, ha tenido siempre una política esquizofrénica de "doble personalidad" jugando simultáneamente la carta "autonomista" de "convivencia en el marco del Estado español" y la carta "soberanista" de "romper la baraja e ir hacia la independencia". Esta esquizofrenia no puede sino agravarse catapultándole a un juego tan irracional como peligroso de constantes amagos de "soberanismo", "superar el Estatuto", "convocar un referéndum" etc. Y justamente las tarascadas que le lanzan sus rivales españolistas- combinadas con la presión desde el otro lado de HB y ETA- le obligan a no quedarse en sus habituales amenazas e intentar hacerlas realidad lo que no puede sino tensar más y más la cuerda hasta acabar rompiéndola. A esa deriva de un enfrentamiento fuera de control contribuyen -y no poco- los imperialismos alemán y americano que de forma unas veces descarada y otras más discreta no han ocultado jamás su apoyo al PNV. Para ellos es muy importante utilizar los peligrosos malabarismos del PNV como un instrumento de presión sobre el capital español.

Evidentemente, éste último no puede ceder lo más mínimo y tiene que intentar todas las maniobras para acabar con el absceso vasco. En un mundo donde se agudizan tanto la concurrencia económica como las rivalidades y tensiones imperialistas, cualquier signo de debilidad puede ser fatal para los intereses de un capital nacional. El capital español no goza precisamente de una posición particularmente aventajada y últimamente hemos podido ver como se multiplican las provocaciones de sus rivales. Así vemos el frente abierto con Marruecos -descaradamente alentado por el Gran Padrino americano- que dio lugar a la grotesca exhibición de la isla del Perejil. Estados Unidos, Alemania, Francia, son cada vez más exigentes y hasta el vecino portugués ha tenido el atrevimiento de criticar la "invasión económica del capital español". Al mismo tiempo, en el frente interior, pese a no tener las mismas aspiraciones que sus colegas vascos, los hombres de Pujol siempre andan con su escopeta cargada. El margen de maniobra es cada vez más estrecho y por ello solo hay una respuesta posible que es la mano de hierro contra el PNV.

El proletariado debe rechazar tanto la lucha contra el "fascismo español" como la "defensa de la España de las autonomías"

De todas las clases e instituciones de la presente sociedad únicamente el proletariado tiene la capacidad histórica de resolver la situación destruyendo el capitalismo e instaurando una sociedad, donde al abolir Estados y las clases, se cree progresivamente la humanidad unificada, una comunidad de hombres libres e iguales.

Si es evidente que esa perspectiva es hoy todavía lejana también es cierto que hemos de dar todos los pasos que la vayan acercando rechazando aquellos que la alejan o que pueden acabar destruyéndola definitivamente. La autonomía política del proletariado negándose a escoger plato en este menú envenenado es la orientación que permite a éste avanzar en su propia perspectiva histórica. Concretamente hay que rechazar con toda firmeza el nacionalismo gran español encabezado por el dúo PP-PSOE, el nacionalismo vasco del PNV y el vasco-radicalismo de ETA y sus cachorros. Todos son peor, todos son enemigos del proletariado y de toda la humanidad.

Actualmente, el gobierno PP y todo el capital español han dado un paso que puede tener importantes consecuencias con la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna. Las puertas están abiertas para lanzar la represión contra grupos que "justifiquen la violencia" incluyendo ahí rivales considerados peligrosos y, a término, a los propios grupos revolucionarios. Por ello, en el País Vasco pero también en el resto de España, se han levantado voces que piden una movilización contra el "fascismo español" supuestamente encarnado en el PP a través de sus medidas contra Batasuna o, las más recientes contra los emigrantes o los pequeños delincuentes.

Hay que dejar claro que calificar como "fascismo" esas medidas supone ocultar que son el producto del conjunto del capitalismo. Es este sistema social y, en primer lugar, su representante -el Estado llamado "democrático"- el responsable de la represión y la xenofobia. Atribuir el problema al "fascismo" supone lavarle la cara al capitalismo y al Estado "democrático", supone crear un espantapájaros para desviar sobre él las iras y las preocupaciones del proletariado y de la gran mayoría de la población.

En primer lugar conviene recordar que la tendencia a un aumento de la represión y de la brutalidad contra los emigrantes, las minorías raciales etc., se ha acelerado a partir del Estado oficialmente considerado como "el más democrático del mundo", Estados Unidos con su "guerra contra el terrorismo" . En segundo lugar, tanto la Ley de Partidos Políticos como las medidas contra la "inseguridad ciudadana" han sido decididamente impulsados por el PSOE que ha sido el primero en plantear estas acciones, superando incluso las reticencias y vacilaciones del PP. No podía ser de otra manera pues el PSOE, como partido de izquierda capitalista que es, tiene una visión más global de lo que necesita el Capital Español en cada momento y es menos propenso que la derecha a dejarse llevar por intereses particulares centrífugos.

En realidad no solo hay una perfecta concordancia entre la Derechona con "proclividad fascista" de Aznar y la "Izquierda" de las "buenas maneras" del supuestamente melifluo Zapatero, sino que más bien éste último lleva una política de "lanzar la piedra y esconder la mano". En un primer momento, empuja todo lo posible al PP a adoptar las medidas más duras para después, una vez llevadas a cabo por éste, "lamentarse" y "echarse las manos a la cabeza" por los aspectos demasiado exagerados o poco presentables de su aplicación.

La más clara conciencia tiene que desarrollarse en las filas proletarias sobre la realidad de que no se puede elegir entre los dos indigestos platos ideológicos que le sirven para desviarlo del camino de la lucha de clases: de un lado, abertzales, izquierdistas y de forma más "moderada" PNV e IU agitan el fantasma del "fascismo español". Desde la otra acera, PP, PSOE, apoyados por intelectuales orgánicos como el nefasto Savater, presentan la defensa de la "democracia" que sería "inexistente" en Euskadi y del Estado de las autonomías como el objetivo frente al cual hay que renunciar a "intereses egoístas".

Smolni 17-09-2002

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: 

Acción Proletaria 2003

   

Acción Proletaria nº 168, 15 Enero - 15 Marzo 2003

Brasil: Es Lula una 'esperanza' para los trabajadores?

La elección del “obrero” Lula, exlíder sindicalista y jefe de la primera formación de izquierda de Brasil, el Partido de los Trabajadores(PT), para la presidencia del país el 27 de octubre con más del 60% de los votos (después de tres intentos consecutivos en 1989, 1994 y 1998) se nos ha presentado como una verdadera «victoria trabalhista, Lula anuncia el inicio de una nueva era para Brasil» (El Mundo del 28 de octubre de 2.002) en una América Latina en plena debacle económica. También como la de un verdadero salvador lleno de buenas intenciones: «Lula anuncia un pacto nacional contra la pobreza, la inflación y la corrupción» (El País del 29de octubre de 2002).

Esta elección no es sin embargo portadora de las promesas esperadas por los proletarios a pesar de las explosiones de alegría, los carnavales espontáneos en las calles en todas las grandes ciudades, como en Sao Paulo, que han acogido la consagración de Lula y sus promesas de campaña sobre el “hambre cero” y la reducción de las desigualdades sociales.

Brasil está ya en una situación catastrófica a pesar de su rango de undécima potencia económica del mundo, cerca de un tercio de sus 170 millones de habitantes (o sea 56 millones) viven en la miseria. El paro tiene un nivel récord (12 millones según las cifras oficiales) y la deuda pública está en constante aumento. Ha pasado del 28% del PIB en 1.994 al 62% en julio del 2002. El riesgo de hundimiento de la economía más importante del subcontinente americano es hasta tal punto posible que el FMI se apresuró a otorgar, en el transcurso del mes de agosto, una ayuda considerable de 30 mil millones de dólares. Hay que resaltar que detrás del intento de evitar el hundimiento económico de Brasil está toda la burguesía a nivel mundial, que ha utilizado los organismos financieros internacionales que tanto “odian” por cierto los antiglobalizadores, para otorgar el mayor crédito de la historia, mientras dejan hundirse a otros países como Argentina. Estodemuestra el intento de hacer una gestión política de la crisis económica internacional seleccionando a aquellos países a los que mantener mientras se dejan a zonas enteras del planeta abandonadas a su suerte como ocurre con la mayor parte de África.

No es una .brisa de esperanza. lo que sopla sobre Brasil sino un viento mistificador para la clase obrera a escala internacional. La elección de Lula ha sido la ocasión para la burguesía de relanzar la ilusión del “poder de la papeleta del voto”, según la cual los proletarios mediante las votaciones pueden tener su destino en sus propias manos y “cambiar el mundo”...bien entendido que dentro de los límites del capitalismo.

El PT, contrariamente a lo que nos quieren hacer ver, jamás ha sido un partido proletario. Desde sus orígenes ha demostrado que pertenece al aparato político burgués. La dictadura militar, instaurada en 1964, había hecho desaparecer los sindicatos y partidos de oposición; la burguesía sintió la necesidad de tales órganos de encuadramiento de la clase obrera para mejor hacer frente a las luchas del joven proletariado brasileño, en particular en 1978-79 en la siderurgia, contra la degradación de sus condiciones de vida. Con este fin, la burguesía segrega un nuevo partido de oposición de izquierda en febrero de 1980: el PT, y, tres años después, el sindicato que tiene apadrinado, la Central Única de Trabajadores (CUT). Lula, que estuvo desde el primer momento formado como líder sindicalista en la ilegalidad se encontró naturalmente a la cabeza de tales iniciativas.

El PT solía desarrollar su función antiobrera desviando sitemáticamente las luchas del proletariado al terreno burgués de las reivindicaciones democráticas tales como “el sindicalismo libre e independiente” o “el sufragio universal para las presidenciales”... Tras el fin del régimen militar en 1985, prosigue su tarea consistente en encerrar a los obreros dentro de la falsa alternativa “dictadura o democracia”, es decir ni más ni menos que elegir entre la peste y el cólera.

El PT, que después se convirtió en la principal formación de oposición, muy repetidamente ha dado pruebas de sabotear la conciencia de la clase obrera sobre todo gracias a uno de sus temas favoritos, la antimundialización, la vieja sopa reformista puesta al sabor del día (1). En efecto, el PT controla después de 1988 la ciudad faro del movimiento antimundialista, donde tuvo lugar el primer Foro social mundial en 2001: Porto Alegre. Es en esta ciudad, así como en otros 497 municipios de Rio Grande do Sul, que el PT ha puesto en práctica su “otro mundo”: la democracia participativa, donde el principio base es la gestión directa por la población de la administración del municipio (20% de esta últimaen cualquier caso). Dicho de otra forma, no se trata en nada de la puesta en cuestión del capitalismo, sino solamente de la participación de la población en la gestión de la miseria y la penuria que este sistema engendra. ¡Bonito hallazgo para alejar a los proletarios de su única perspectiva: la lucha por la defensa de sus interesesde clase!

Vemos así que el PT siempre ha sido fiel a sus orígenes burgueses, y el hecho de que su líder sea un antiguo obrero no cambia nada. Los media se extienden ampliamente sobre los orígenes sociales de Luiz Inacio Lula da Silva, este tornero mecánico convertido en “el primer presidente de izquierda de Brasil” y es que se ha encontrado según los media .la verdadera revolución de Brasil., .un obrero cualificado presidente... Pero el hecho de ser obrero no impide convertirse en enemigo de la clase obrera. La historia nos ofrece numerosos ejemplos de este sórdido destino. A la imagen del tristemente célebre Gustav Noske, exleñador y socialdemócrata de derechas alemán, que a la cabeza de las tropas de represión (los cuerpos francos), ahogó en un baño de sangre la insurrección del proletariado berlinés en enero de 1919 y asesinó a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, la flor de la vanguardia revolucionaria.

«Si tengo que ser un perro sangriento, yo no retrocederé ante esta responsabilidad», esta fue la reacción del “obrero Noske” frente a la revolución alemana. Podemos también evocar el caso del exminero Maurice Thorez este “hijo del pueblo” que fue el principal maestro de obras de la contrarrevolución estalinista en Francia o el del electricista de los astilleros de Gdansk, Walesa y su sindicato Solidaridad que hicieron el sabotaje de la huelga de masas de 1980 en Polonia. No podemos pasar por alto el que Lula sea llamado el ¡.Lech Walesa brasileño.!

Ciertos sectores de la burguesía brasileña pueden siempre jugar delante de los obreros el virginal espantajo del “ogro petero” cuando sin embargo es clara la opción que han tomado de ponerlo en el gobierno. El apoyo, a través de la publicación de un manifiesto de numerosos industriales, a la campaña electoral de Lula, es desde este punto de vista, todo un hecho significativo:

«expresando nuestro apoyo a Lula, queremos acabar con un mito según el cual el patrón no vota por él, dice el empresario José Carlos Almeida. La petición circuló por todo el país justo antes de las elecciones. Nuestra intención es reunir un máximo de empresarios, sea cual sea sutendencia política» (Libération del 6 de agosto de 2002) (2). Algunos de entre ellos son miembros del PT como el fabricante de juguetes Oded Grajew “petero de primera hora”.

¿Por qué el PT al poder? Porque el PT tiene su influencia sobre la CUT y sobre todo el hecho de su capacidad para mistificar a la clase obrera, es siempre la mejor de las bazas para orquestar, en el actual contexto de agravación de la crisis económica, la serie de ataques que inevitablemente se van a dirigir sobre el proletariado. El PT al poder y Lula presidente, no se debe a ningún “milagro” como ha declarado el nuevo presidente: «...la dura transformación que el país afronta exige la austeridad...»

Esta es otra razón que explica la elección de la burguesía brasileña de llevar a Lula al poder. Su partido ha resistido siempre mejor los efectos de la descomposición (corrupción, cada uno a la suya...) y por eso mismo tiene que tomar a cargo la gestión del capital nacional. Y no solamente posee una tal ventaja en relación con los partidos de la derecha a los ojos de la burguesía, sino también respecto a la otra “vieja” formación de izquierda socialdemócrata, el PSDB. Además la burguesía aprovecha maquiavélicamente el haber colocado al frente del gobierno brasileño al partido estandarte de la antiglobalización para desarrollar un ataque ideológico contra la clase trabajadora, presentando a nivel mediático que hay una posibilidad de un “capitalismo de rostro humano”, resaltando a bombo y platillo las medidas del nuevo gobierno como conceder el título de propiedad de sus chabolas a los habitantes de los inhumanos barrios de favelas, haciendo pasar por una medida progresista lo que no es sino la legalización de la brutalidad y la barbarie del capitalismo en descomposición. Estas medidas difundidas mediante una intensa campaña mediática nos muestran la verdadera realidad del movimiento antiglobalización: proseguir la fiel labor de la izquierda del capital durante todo el siglo XX al servicio de la burguesía paraengañar y masacrar al proletariado como ocurrió en Alemania en 1.919 o en España en 1937.

Para la clase obrera, transformar el mundo para la edificación del comunismo es una necesidad. Sin embargo, no podrá asumir jamás esta tarea pasando por las urnas de la democracia burguesa. No es votando por el partido que sea, sino solamente a través del enfrentamiento de clase como el proletariado tomará a cargo su propio destino.

Adaptado de Revolution Internationale nº 330 (publicación de la CCI en Francia)

Notas:

(1) Mistificación a la cual colaboran estrechamente otras formaciones burguesas como la LCR en Francia donde el candidato a las última elecciones presidenciales, Olivier Besancenot declaró: «El ala izquierda del PT, es en la que sin sorpresa yo me reconozco».

(2) Esto no hace más que señalar el carácter mentiroso y mistificador de ciertas declaraciones hechas en las presidenciales de 1.989. Así, el presidente de la Federación de industrias del estado de Sao Paulo (Fiesp), Mario Amato, declaró: .Si Lula es elegido, 800.000 jefes de empresa deberán abandonar el país..

 

Geografía: 

El terrorismo, un arma de guerra del capitalismo

Desde el final de los años 80, el terrorismo ocupa regularmente las primeras páginas de actualidad de la situación internacional. Para la burguesía de las grandes potencias, se ha convertido en el .enemigo público nº 1.. Por ello, no es ninguna casualidad que en nombre de la lucha contra la barbarie del terrorismo las dos principales potencias que lideraron los bloques del Este y del Oeste, Rusia y los Estados Unidos, hayan desencadenado la guerra en Afganistán y Chechénia.

El terrorismo no es un método de lucha de la clase obrera

De manera general, el terrorismo se define como la acción violenta de pequeñas minorías en revuelta contra la dominación asfixiante del orden social existente y de su Estado. Este hecho, no representa ningún fenómeno nuevo en la historia. A finales del siglo XIX, los populistas rusos hicieron del terrorismo un instrumento de primer orden contra la dominación del zarismo. Poco después, en países como Francia y España por ejemplo, fue retomado por ciertos sectores del anarquismo. A lo largo del siglo XX, el terrorismo ha continuado desarrollándose y, con frecuencia, ha acompañado a los movimientos de independencia nacional, como se ha podido ver con el IRA irlandés, ETA en el Pais Vasco, el FLN durante la guerra de Argelia, la OLP palestina, etc. Fue utilizado, igualmente, por ciertos sectores del movimiento sionista tras la Segunda Guerra Mundial para la constitución del Estado de Israel (Menahen Begin, uno de los más celebres primeros ministros de Israel.y signatario de los acuerdos de Camp David en 1.979. fue en su juventud uno de los fundadores del Irgoun, grupo terrorista judío que centró su actividad en los atentados contra los intereses ingleses).

Así, el terrorismo, se ha presentado (sobre todo a finales del siglo XIX y comienzos del XX) no sólo como un medio de lucha de los oprimidos contra la dominación del Estado, además ha constituido (principalmente en el siglo XX) un instrumento de primer orden para la construcción de nuevos Estados a ciertos movimientos nacionalistas. Es evidente que no hay nada en común entre estas formas de terrorismo y la lucha del proletariado ya que ésta, que es por esencia internacionalista, no tiene ninguna vocación de ser un instrumento para la creación de esas instituciones burguesas que son los Estados nacionales.

¿ Qué sucede, sin embargo, con la utilización de actos de terrorismo llevados a cabo en nombre del combate contra el Estado burgués?. Esta cuestión se ha planteado históricamente, ya que ciertos movimientos anarquistas que afirmaban luchar por la emancipación de la clase obrera, y más recientemente, grupos que se han reclamado partidarios de la revolución comunista, han reivindicado el terrorismo como un arma de combate de la clase obrera, han podido, y han atrapado en sus filas a ciertos militantes obreros. Tal fue, en especial, el caso de las Brigadas Rojas en los años 70 en Italia.

Este terreno de violencia y de lucha armada minoritaria, jamás ha sido una forma de lucha de la clase obrera. Es el terreno privilegiado de las acciones de la pequeña burguesía desesperada, es decir de una clase sin porvenir histórico que no podrá jamás protagonizar acciones de masas conscientes y unitarias, y que esencialmente es la emanación de voluntades individuales, algo que esta en las antípodas de la acción generalizada de una clase revolucionaria. En este sentido, el terrorismo jamás puede salirdel terreno de la acción individualista,

«....Su acción no está dirigida contra la sociedad capitalista y sus instituciones, sino que únicamente contra las individualidades (o los símbolos, tales como las Torres Gemelas, símbolos de la potencia económica de los Estados Unidos) representativas de esta sociedad. Toma inevitablemente el aspecto de un arreglo de cuentas, de una venganza, de una vendetta, de asuntos de persona a persona, y nunca el de un enfrentamiento revolucionario directo de clase contra clase. El terrorismo es lo más opuesto a la revolución en la medida en que esta no puede ser más que la obra consciente de una clase determinada, que implica a grandes masas en una lucha abierta y frontal contra el orden existente en vistas de su transformación social...» (Revista Internacional nº 15, .Terrorismo, Terror y violencia de clase.).

El proletariado no puede ni podrá jamás desarrollar su lucha contra el capitalismo a través de los metodos individualistas y conspirativos propios del terrorismo. El terrorismo, como práctica, refleja perfectamente su contenido: cuando no es un instrumento de ciertos sectores de la burguesía, es la emanación de capas pequeño-burguesas. Es la práctica estéril de capas socialesimpotentes y sin porvenir.

El terrorismo: instrumento de manipulación del Estado burgués

La clase dominante ha utilizado siempre el terrorismo como un instrumento de manipulación, tanto contra la clase como para arreglar sus propios asuntos internos. El hecho de que el terrorismo sea una acción que se prepara en las sombras de una conspiración, ofrece ....un terreno privilegiado para la acción y maniobras de los agentes de la policía y del Estado y en general a todo tipo de manipulaciones e intrigas de lo más sórdidas e insólitas.... (Revista Internacional nº 15, idem).

Ya en el siglo pasado, las acciones terroristas de los anarquistas fueron utilizadas por la burguesía para reforzar el terror de su Estado contra la clase obrera. Podemos citar, por ejemplo, las “leyes especiales” votadas por la burguesía francesa tras el atentado terrorista del anarquista Augusto Vaillant que, el 9 de Diciembre de 1893, lanzó una bomba en el hemiciclo de la Cámara de los Diputados, provocando cuarenta heridos. Este atentado, como se demostró posteriormente, fue manipulado por el Estado directamente. De hecho, Vaillant fue contactado por un agente del Ministerio del Interior que, haciéndose pasar por anarquista, le prestó el dinero y le explicócomo fabricar una bomba artesanal (con una marmita y trozos de metralla) de poca potencia y no muy mortífera (1). En la medida en que el ala izquierda de la burguesía (en particular los radicales) espoleadospor el grupo socialista, representadoen el Parlamento y dirigido por Jaurés, se opondría inevitablemente a las restricciones del derecho de asociación, los sectores más reaccionarios de la burguesía utilizaron todos los medios a su alcance para poder adoptar medidas contra la clase obrera. El atentado de Augusto Vaillant sirvió de pretexto a la clase dominate para hacer votar inmediatamente las medidas de excepción contra los socialistas reprimiendo automáticamente la libertad de asociación y prensa.

Del mismo modo, en los años 1.970, las gigantescas campañas anti-terroristas orquestadas por la burguesía tras los atentados contra Schleyer en Alemania y Aldo Moro en Italia sirvieron de pretexto al Estado para reforzar su aparato de control y de represión contra la clase obrera. Poco tiempo después se demostró que, tanto la banda de la Baader-Meinhof como las Brigadas Rojas, fueron infiltradas respectivamente por los servicios secretos de la Alemania del Este, la Stasi, y por los servicios secretos del Estado Italiano. Estos grupúsculos terroristas, en realidad no eran más que instrumentos al servicio de las rivalidades entre diferentes bandas burguesas.

El secuestro de Aldo Moro por un comando de probada eficacia militar y su asesinato el 9 de Mayo de 1978 (tras la negativa del Gobierno italiano de negociar su liberación) no fueron obra de algunos terroristas iluminados. Tras las acciones de las Brigadas Rojas, habían decisiones políticas que implicaban al Gobierno italiano y también a las principales potencias imperialistas. De hecho, Aldo Moro representaba a una fracción de la burguesía italiana favorable a la entrada del Partido Comunista en la mayoría gubernamental, opción a la que se oponía frontalmente Estados Unidos. Las Brigadas Rojas compartían también el rechazo al “compromiso histórico” entre la Democracia Cristianay el Partido Comunista que defendía Aldo Moro, haciendo con ello abiertamente el juego a los intereses del Estado americano. Por otra parte, el hecho de que las Brigadas Rojas estuvieran directamente infiltradas por la red Gladio (una creación de la OTAN que tenía por misión construir redes de resistencia en el caso en el que la URSS invadiera Europa occidental) es revelador del hecho de que, desde finales de los años 70, el terrorismo comenzó a convertirse en un instrumento de manipulación en los conflictos imperialistas.

El terrorismo: un arma de la guerra imperialista

A lo largo de los años 80, la multiplicación de atentados terroristas (como por ejemplo los de 1986 en París) ejecutados por grupúsculos de fanáticos, en este caso teledirigidos por Irán, han hecho aparecer un fenómeno nuevo en la historia. Ya no se trata, como a comienzos del siglo XX, de acciones armadas desarrolladas por grupos minoritarios, que buscan la constitución o la independencia de un Estado, sino de la acciones de los Estados que toman a cargo y utilizan el terrorismo como arma de guerra contra otros Estados.

El hecho de que el terrorismo se haya convertido en un instrumento del Estado con el objeto de desarrollar acciones de guerra marca un cambio cualitativo en la evolución del imperialismo.

En el último período, hemos podido constatar que son dos grandes potencias, Estados Unidos y Rusia, los que utilizan el terrorismo como medio de manipulación para justificar sus intervenciones militares. Así, han sido los propios medios de comunicación de la burguesía los que han revelado que los atentados de Moscú en el verano de 1999 fueron perpetrados con explosivos fabricados por los militares y que el primer ministro Putin, en aquella época jefe del servicio secreto FSB (ex KGB), fue probablemente quién los encargó y ejecutó. Estos atentados sirvieron de pretexto para justificar la invasión de Chechenia por parte de las tropas rusas.

Del mismo modo, y como hemos analizado ampliamente en nuestra prensa, los atentados del 11 de Septiembre contra las Torres Gemelas en Nueva York, han servido de pretexto a la burguesía americana para lanzar sus bombas sobre Afganistán en nombre de la lucha contra el terrorismo y contra los Estados del .Eje del Mal.. Suponiendo que el Estado americano no organizara este atentado, es inconcebible imaginar que los servicios secretos de la primera potencia mundial fueran sorprendidos, como si fueran una república bananera del Tercer Mundo. Es absolutamente evidente que el Estado americano “ha dejado hacer”, consintiendo el sacrificio de las Torres Gemelas y de cerca de 3000 vidas humanas. Tal es el precio que el Estado americano ha estado dispuesto a pagar para poder reafirmar su liderazgo mundial con el desencadenamiento de la operación “Libertad Duradera” en Afganistan. Esta política deliberada de la burguesía americana consistente en dejar hacer para justificar su acción militar no es nueva en la historia.

Esta misma táctica fue ya utilizada en Diciembre de 1941 durante los ataques japoneses a Pearl Harbour (2) para justificar la participación de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y, más recientemente, durante la invasión de Kuwait por las tropas de Saddam Husein en Agosto de 1990 (3) para desencadenar la guerra del Golfo Pérsico bajo la batuta del Tío Sam. Pero, esta política de “dejar hacer” ya no es, como en 1941 ó en 1990, la de dejar atacar primero al enemigo según las leyes clásicas utilizadas por los Estados. Ya no es la guerra entre Estados rivales, con sus propias reglas, sus banderas, sus preparativos, sus tropas, sus campos de batalla y sus armamentos, que sirven de pretexto a la intervención masiva de las grandes potencias.

Son ataques terroristas ciegos, perpetrados por comandos terroristas fanatizados, que afectan directamente a la población civil que son utilizados por las grandes potencias para justificar el desencadenamiento de la barbarie imperialista.

La utilización y la manipulación del terrorismo ya no constituyen el terreno privilegiado de la acción de pequeños Estados, tales como Libia, Irán u otros de Oriente Medio. Barriendo de la escena de la historia las reglas clásicas de la guerra, convirtiendo el terrorismo en instrumento privilegiado de la guerra entre los grandes y pequeños Estados, éste se ha convertido en una de las manifestaciones más evidentes y brutales de la descomposición de la sociedad capitalista.

El terrorismo: una expresión de la descomposición del capitalismo

Hoy en día, el terrorismo es inseparable del imperialismo. La forma que toma hoy la guerra imperialista es el resultado directo del desarrollo del caos mundial en el que ha entrado el capitalismo tras el hundimiento del bloque del Este y la dislocación del bloque occidental. Este acontecimiento, como tantas veces hemos puesto en evidencia, ha marcado de forma espectacular la entrada del capitalismo en la última fase de su decadencia, es decir, la de su descomposición (4).

Desde mitad de los años 80, en que ya comenzamos a analizar el fenómeno (5), no ha dejado de amplificarse. Es esto, y no otra cosa, lo que traduce el desarrollo y la utilización, sin precedentes en la historia, del terrorismo a escala planetaria. El hecho mismo de el .arma del pobre. que es el terrorismo sea utilizado por las grandes potencias imperialistas en la defensa de sus intereses a escala mundial, es particularmente significativo del hecho histórico de la descomposición del sistema social capitalista. Hasta ahora, la burguesía había conseguido mantener en la periferia del capitalismo las manifestaciones más caricaturáles y extremas de su crisis histórica. Tal es así respecto de las manifestaciones más brutales de la crisis económica que han afectado sobre todo a los países de la periferia. Pero actualmente, al mismo tiempo que vuelve con fuerza la crisis económica, afectando directamente a las principales potencias mundiales, las formas más bárbaras y extremas de la guerra imperialista se manifiestan en las grandes metrópolis tales como Nueva York y Moscú.

Por otra parte, esta nueva expresión de la guerra imperialista revela la dinámica suicida de la sociedad burguesa en plena putrefacción. De hecho, la utilización del terrorismo como arma de guerra se acompaña de la aceptación de sacrificios. Esto es así, no sólo para los suicidas que han sacrificado su vida a imagen de un mundo que se suicida, lo es igualmente para la clase dominante de los Estados atacados por los ataques terroristas, tales como la burguesía americana. La difusión en todas las pantallas del mundo de las alucinantes imágenes del hundimiento de las Torres Gemelas, cual castillo de naipes, ¿no es la visión de un mundo en plena Apocalípsis?. “Dejando hacer” los atentados del 11 de Septiembre, la primera potencia mundial ha decidido deliberadamente sacrificar las Torres Gemelas, símbolo de su supremacía económica. Ha sacrificado deliberadamente a cerca de 3000 ciudadanos americanos en su propio territorio. En este sentido, los muertos de Nueva York han sido masacrados no sólo por la barbarie de Al Quaeda, sino con la fría y cínica complicidad del mismísimo Estado Americano. Más allá del sacrificio de vidas humanas, de las que el capitalismo se burla constantemente, es en el plano económico en el que podemos ver hasta qué punto esta dispuesto el imperialismo americano a sacrificarse para justificar su gigantesca demostración de fuerza en Afganistán. Para ello, el Tio Sam, está dispuesto a pagar (y sobre todo se organiza para hacerlo pagar a la clase obrera) el precio de la reconstrucción del World Trade Center y de toda la profunda desorganización social y económica ocasionada por el hundimiento de las Torres Gemelas.

La utilización del terrorismo como arma de la guerra imperialista, en el período histórico actual de la descomposición del capitalismo, pone en evidencia que todos los Estados son “Estados criminales” dirigidos por gansters imperialistas. La única diferencia que existe entre los grandes jefes, tales como el padrino americano, y los pequeños bandidos que colocan las bombas, reside en los medios de destrucción que poseen para desencadenar la guerra.

En Nueva York y en Moscú, en Afganistán, en Irak, en Oriente Medio o en Bali, es siempre la población civil la que sufre la amenaza y las consecuencias del terrorismo en la locura asesina del capitalismo. Esta situación ha de constituir un llamamiento a la responsabilidad del proletariado mundial. Este es la única fuerza de la sociedad capaz, por medio de su lucha revolucionaria para acabar con el capitalismo, de poner fin a la guerra, a las masacres y al terror capitalista en todas sus formas.

Louise

Artículo traducido de Revolution Internationale nº 329(Diciembre 2002),

publicación en Francia de la CCI.

Notas:

(1) Ver el libro de Bernard Thomas, “Las provocaciones policiales” (capítulo IV), Ediciones Fayard, 1.972.

(2) Ver la Revista Internacional nº 108 .Pearl Harbour 1.941, las Torres Gemelas 2.001: el maquiavelismo de la burguesía.

(3) Ver nuestro folleto sobre .La Guerra del Golfo.

(4) Ver nuestro folleto sobre ”El hundimiento del estalinismo”

(5) Ver la Revista Internacional nº 57 .La descomposición del capitalismo. y la nº 107 .La descomposición, última fase de la decadencia del capitalismo

 

Noticias y actualidad: 

Cuestiones teóricas: 

Los métodos policiales de la FICCI

El agrupamiento parásito autoproclamado “Fracción interna de la CCI”, que se constituyó en torno del individuo Jonás, excluido de la CCI por sus comportamientos indignos de un militante comunista (ver comunicado en Acción Proletaria nº 163) desvela hoy abiertamente su verdadera naturaleza.

Los métodos de los soplones

Acaban de publicarse 2 textos en la web de la FICCI que muestran el comportamiento destructor de esta pretendida “fracción”. El primer texto es la carta que la sección de la CCI en México dirigió el 15 de noviembre a los cuatro miembros de la pretendida“fracción” que viven en ese país. La publicación del contenido de esta carta no nos plantea evidentemente ningún problema. En cambio donde sí vemos un problema (y debería verlo igualmente el conjunto de grupos de la corriente de la Izquierda comunista) es en que la FICCI haya hecho pública con antelación la fecha de una reunión interna de la CCI (La Conferencia territorial de nuestra sección mexicana). En esta carta, la sección de la CCI en México ha dado en efecto la fecha de esta Conferencia a los miembros de la “fracción” para permitir que se defendieran y apelaran ante ésta (cosa que se han negado a hacer).

Publicando completa esta carta en su web, la camarilla de los amigos de Jonás ha puesto deliberadamente a disposición de todas las policías del mundo la fecha en la que iba a tener lugar nuestra Conferencia en México con presencia de militantes de otros países (ya que nuestra prensa siempre ha señalado que en este tipo de conferencias participan delegaciones internacionales). Esto significa que los órganos de la policía concernidos podían reforzar y afinar sus controles y su vigilancia en los aeropuertos y fronteras. Este acto repugnante de la FICCI de facilitar el trabajo de las fuerzas de represión del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es si cabe más innoble puesto que los miembros de la FICCI sabían pertinentemente que ciertos camaradas nuestros ya han sido antes directamente víctimas de la represión y que algunos se han visto obligados a huir de su país de origen (1).

Pero los métodos policiales de este agrupamiento parásito no se detienen ahí. En efecto, en el Boletín Interno nº 14 de la FICCI, publicado en su web, nuestros lectores podrán encontrar igualmente un texto titulado “Una última precisión” que tiene la pretensión (y sobre todo la hipocresía) de querer defender al PCI (“Le Proletaire“) contra el .ataque incalificable. De la CCI del que esta organización sería víctima. En realidad nuestros lectores podrán constatar por ellos mismos que este texto no es para nada un artículo de defensa del PCI, como lo prueba la ausencia total de argumentación para refutar los elementos que habíamos puesto en evidencia en nuestrarespuesta a “Le Proletaire” (2).

Este texto de la FICCI se consagra esencialmente a verter las peores calumnias sobre dos de nuestros camaradas (y sobre el conjunto de camaradas de la CCI acusados de estar bajo el yugo “del que dirige la CCI” y de su compañera, sobre la que Jonás había hecho correr en la CCI el rumor de que era un policía), y al mismo tiempo revela de nuevo los métodos abyectos de los amigos de Jonás.

Las verdaderas «divergenciaspolíticas» de los amigos de Jonás

En su “Ultima precisión”, la FICCI comienza por afirmar: «siempre nos hemos mantenido en un terreno estrictamente político». Nuestros lectores pueden juzgar ellos mismos a la luz de toda la argumentación “política” de la FICCI que pone claramente en evidencia sus “divergencias de fondo” con la CCI que habrían justificado la constitución de una “fracción interna” que tiene la pretensión de situarse en la continuidad de todas las fracciones de izquierda del movimiento obrero, de la Liga Spartacus a la fracción de la Izquierda italiana.

No citaremos aquí mas que un pequeño extracto de esta argumentación que prueba que esta FICCI siempre se ha mantenido “en un terreno estrictamente político” ¡Juzguemos si no!

«Este texto es de puño y letra de CG, alias Peter, como lo prueba el estilo y sobre todo la referencia (más bien fantasiosa) a una lamentable operación de recuperación llevada a cabo bajo su dirección. Este mismo Peter es quien dirige la CCI y, después de haber excluido o animado a irse a la mayor parte de miembros fundadores de la CCI, se pretende el único heredero de MC. Pero hay que saber también que si Peter lanza esta cábala odiosa contra nuestro camarada Jonás, es por la razón bien simple de que Louise (alias Avril), la militante a propósito de quien Jonás ha osado expresar claramente sus dudas, es nada menos que la compañera del jefe» (3).

De hecho, este texto de la FICCI habría tenido que titularse, como el periodicucho que publica P. Hempel El Proletariado universal, “Consejería (4) universal”. Bajo el pretexto falacioso de querer tomar a cargo la defensa del PCI, la camarilla de Jonás desvela hoy su negocio y las verdaderas “divergencias de fondo” que se sitúan “en un terreno estrictamente político” que estaban en el origen de la fundación de esta pretendida ”fracción”: la CCI está dirigida por un “pequeño Stalin” (el “jefe”), manipulada por “la compañera del jefe” que es un elemento dudoso (un policía según los términos de Jonás).

Como dijimos en nuestro artículo de Acción Proletaria nº 163 (“El combate de las organizaciones revolucionarias contra la provocación y la calumnia”), el movimiento obrero ha puesto en evidencia que esos métodos que consisten en introducir la sospecha en el seno de las organizaciones para destruir la confianza entre los militantes son precisamente los que utilizaron en el pasado los agentes provocadores (particularmente la GPU en el movimiento trotskista en los años 30).

Hoy, a través de esta “Ultima precisión”, la camarilla de los amigos de Jonás prosigue al exterior de la CCI el mismo trabajo sucio que hacía al interior, para sembrar la duda y la sospecha en todo el medio político proletario. Está claro que, ya que no han podido convencer a los militantes de la CCI de la necesidad de excluir al “jefe” y a “la compañera del jefe”, este grupúsculo parásito se plantea hoy como objetivo embarcar tras sus calumnias a los otros grupos de la Izquierda comunista para establecer un cordón sanitario alrededor de la CCI y desacreditarla (como ya se puede constatar leyendo la prensa del PCI).

Los métodos de los chantajistas

Pero donde la FICCI desvela más abiertamente la naturaleza policial de sus actuaciones es en la insistencia con la que esta “Ultima precisión” expone públicamente las iniciales del que llaman “el jefe” (“este texto es de puño y letra de CG, alias Peter”). ¿Qué interés pueden tener Jonás y su banda, que “siempre se han mantenido en un terreno político” en dar a conocer públicamente las iniciales de un militante? Aparte de que se hace, también aquí , un trabajo de soplón (de la misma naturaleza del que consiste en dar a todas las policías del mundo la fecha de nuestra Conferencia territorial en México), también nos confrontamos ahora a los métodos de chantajista que tratan de intimidar a los militantes.

Dando públicamente en internet las verdaderas iniciales de uno de nuestros camaradas(¿para cuando el nombre completo y la dirección?), Jonás y sus amigos tratan en realidad de lanzar el siguiente mensaje: el que ose apoyar a la CCI será denunciado a los servicios de policía. Es especialmente por eso que, varios meses antes de constituirse la FICCI, robaron a la CCI los ficheros con las direcciones de los militantes y los abonados: además de que este robo permite abastecer de denigraciones indecentes contra la CCI a nuestros camaradas y abonados, también permite ejercer sobre ellos una intimidación permanente. ¿Cómo explicar sino que ahora que sus boletines se encuentran en internet, la FICCI continúe aún enviándolos por correo, incluso a los que le han pedido explícitamente que deje de mandarlos? (5).

Además, ¿Qué interés político encuentra la FICCI en pregonar a gritos “ese texto es de puño y letra de CG, alias Peter, como prueba el estilo”? Desde el punto de vista del método proletario, lo que interesa al lector serio es en principio ante todo el contenido político de nuestros artículos y no qué individuo está tras tal firma o tal “estilo”. En cambio es cierto que gracias al análisis del “estilo”, las fuerzas de represión del Estado burgués pueden efectivamente buscar identificar los redactores de la prensa revolucionaria (aunque, como pasa en la CCI, los artículos publicados en nuestra prensa sean discutidos y corregidos colectivamente). Eso permite a la burguesía, en los periodos de represión, tratar de paralizar la publicación de la prensa revolucionaria arrestando y encarcelando a los militantes cuyo “estilo” creen haber reconocido.

Con esos métodos, que consisten en hacer el trabajo de los soplones de la policía, esta “Ultima precisión” es en realidad una última amenaza: si la CCI continúa alertando al medio político proletario contra las maniobras de Jonás y sus amigos (como en el artículo de respuesta al PCI), la FICCI va a publicar al exterior los famosos “documentos” que prueban que “la compañera del jefe” es un elemento dudoso con el fin de convencer al medio político proletario. Así podemos leer en el texto de la FICCI: «el camarada Jonás no era el único (ni de lejos) que tenía razones para dudar de esta militante; esto también lo prueban numerosos documentos escritos de la CCI que tenemos en nuestro poder».

Esta amenaza ya nos la sabemos de sobra. Ahora la FICCI hace, fuera de la CCI, el mismo chantaje que ha practicado durante casi un año al interior de nuestra organización para tratar de obligarla a aceptar la violación permanente de nuestros estatutosy la conducta de granujas de los miembros de la .fracción. (robo de documentos y dinero a la CCI, amenaza, chantaje, calumnias contra los militantes difundidas a través de la correspondencia y de reuniones secretas, etc.)

Este método que consiste en utilizar el chantaje y la insinuación, en difundir la calumnia contra dos de nuestros camaradas y afirmar voz en grito .Una vez más, tenemos documentos que prueban lo que decimos., no es nuevo en absoluto para la FICCI. Cuando sus miembros aún estaban en la CCI, tuvieron durante meses el mismo comportamiento a propósito de un documento titulado “Historia del SI” (Secretariado Internacional, comisión permanente del órgano central de la CCI) que hacían circular selectivamente y presentaban como la prueba de las acusaciones contra ciertos camaradas, particularmente Louise y Peter. A pesar de la importancia que atribuían a ese documento (que calificaban de .histórico.), siempre se habían negado a entregarlo a la organización, incluyendo a la Comisión de Investigación que se había nombrado en el 14º Congreso de la CCI para tratar de aclarar este tipo de problemas. Finalmente, este documento se ha publicado en el Boletín nº 10 de la FICCI, después de que sus miembros se situaran deliberadamente fuera de la organización. Todos nuestros camaradas que comprenden la lengua francesa han leido este documento, a petición expresa del órgano central de la CCI. Todas las secciones y todos los camaradas se han indignado y han sentido nauseas ante la avalancha de mentiras y de interpretaciones indecentes que contiene este documento, igual que por la exposición que hace de la vida privada de los militantes. ¡Ese es el tipo de documento que la FICCI amenaza hacer público!

Las organizaciones del movimiento obrero se han confrontado a menudo a ese tipo de chantaje: “¡Tenemos documentos que prueban nuestras acusaciones!” Frente a esos métodos, su actitud ha sido siempre exigir la publicación de esos famosos documentos para que puedan rebatirse públicamente. Respecto a los que la FICCI evoca frenéticamente, está claro que la CCI es perfectamente capaz de rebatirlos igualmente. Sin embargo, esos documentos tratan de detalles de funcionamiento de nuestra organización y de la vida privada de sus militantes, y su publicación sería pan bendito para la policía. Dicho esto, la CCI está dispuesta a que se pongan en conocimiento de una comisión formada por militantes de confianza de las organizaciones de la Izquierda comunista y que se discutan en ese cuadro.

La CCI no tiene nada que temer de la verdad, porque la verdad muestra:

- que nuestra organización se mantiene fiel, tanto en sus posiciones como en sus principios de funcionamiento, a su experiencia pasada y a la de la Izquierda comunista,

- el carácter conscientemente destructor y antiproletario de los actos de Jonás y sus acólitos, como lo prueba una vez más la publicación del Boletín 14 de la FICCI y particularmente su texto “Una últimaprecisión”.

Corriente Comunista Internacional

Notas:

(1) A menudo escuchamos o leemos que a los cuerpos especiales del Estado burgués no les interesan las actividades de una pequeña organización como la nuestra, en la medida en que la clase dominante hoy no tiene conciencia del papel que está llamada a jugar la Izquierda comunista en un futuro movimiento revolucionario. Esto prueba una enorme ingenuidad, como han mostrado por ejemplo las campañas “antirevisionistas”, que trataban de meter en el mismo saco los grupos de esta corriente que denunciaban el antifascismo y la extrema derecha antisemita. Toda la historia del movimiento obrero atestigua que los servicios especiales del Estado burgués no subestiman jamás el peligro potencial que representan los grupos revolucionarios por reducidos que sean en un momento dado su tamaño y su influencia en la clase obrera. Además, a pesar de que por el momento el Estado “democrático” no ejerce en general la represión abierta contra los grupos de la Izquierda comunista, estos últimos ya han sufrido la represión (como las pesquisas al Partido Comunista Internacional en los años 70). La CCI tampoco se ha librado, puesto que ciertos de nuestros militantes, incluso en los países “democráticos”, han sido objeto de pesquisas, de vigilancia, de interrogatorios prolongados en los puestos fronterizos, de seguimientos policiales ostensibles para intimidar, de acciones comando de elementos armados, probablemente en connivencia con el Estado. Todo esto lo sabían perfectamente los miembros de la .FICCI..

(2) En francés, ver Revolution Internationale nº 328 y 329; próximamente una versión en castellano

(3) MC es nuestro camarada Marc Chirik, que murió en 1990. El vivió directamente la revolución de 1917 en su ciudad natal, Kichinev, en Moldavia. Miembro desde los 13 años del partido comunista de palestina, excluido del PCF en 1928, prosiguió el combate por la defensa de las posiciones revolucionarias en diferentes organizaciones de la Izquierda comunista, particularmente la Fracción italiana, en la que entró en 1938, y la Izquierda comunista de Francia a partir de 1945. A partir de 1964 en Venezuela y de 1968 en Francia, MC jugó un papel decisivo en la formación de los primeros grupos que iban a estar en el origen de la CCI, a los que aportó la experiencia política y organizacional que había adquirido en las diferentes organizaciones comunistas de las que fue miembro. Se pueden encontrar más elementos sobre la biografía política de nuestro camarada en nuestro folleto .La Izquierda comunista de Francia. y en el artículo que le dedicó nuestra Revista Internacional (nº65 y 66) cuando murió. En cuanto a la afirmación ridícula de que Peter .se pretende el único heredero de MC. (que se completa por una nota que exclama “esta es, dicho sea de paso, la concepción que se hace de la organización revolucionaria”), los miembros de la FICCI se las verán bien negras para probarla; no hace sino probar la imaginación enferma y la rabia estúpida de los miembros de la FICCI, aparte de su propia concepción errónea de la organización.

(4) La Conserjería es una antigua prisión de París

(5) En su Boletín nº 11, la FICCI publica una respuesta a un correo que habíamos dirigido a cada uno de sus miembros pidiéndole que restituyera los documentos internos en su posesión. En esta respuesta escribe: «En cuanto al duplicado de las direcciones del fichero de los abonados, es por lo menos chocante que reivindiquéis, como un tendero celoso de sus clientes, una .propiedad. sobre las personas (...) Pero puede que vuestro interés sea la seguridad de estos documentos, que podrían caer en manos “indelicadas” (...) Podemos aseguraros que están a resguardo y seguros... y que sería difícil, por no decir imposible, que gente .indelicada. les pusiera la mano encima». Hoy, después de ver los soplos de la FICCI ala policía, podemos hacernos una idea de la confianza que podemos tenerle

 

Corrientes políticas y referencias: 

Preparativos de guerra en Irak, hipocresia de las grandes potencias

Estados Unidos muestra claramente su determinación de desencadenar la guerra contra Irak. Cada palabra y cada acto de los miembros de la administración americana van resueltamente en ese sentido. USA no deja ninguna ambigüedad sobre su voluntad de intervenir militarmente en ese país. Esa intervención se convierte en el símbolo de la capacidad americana para imponer su liderazgo sobre el resto del mundo. Esta nueva cruzada contra Sadam, tras las intervenciones americanas en Bosnia, Kosovo y Afganistán, es su oportunidad para asegurarse una presencia directa y ejercer el control sobre sus objetivos estratégicos. Elegir Irak como objetivo le permite rematar sus maniobras de cerco a Europa al tiempo que meter mano a una parte importante de las reservas petrolíferas de los europeos.

Desde Enero 2002, con la denuncia del eje del mal hecha por Bush, Bagdag está en el punto de mira y se convierte en la excusa perfecta para justificar una nueva demostración de fuerza americana. Hace once años la invasión de Kuwait por parte de Irak sirvió para justificar la intervención masiva de la gran potencia americana y la masacre de cientos de miles de vidas humanas en nombre de “defender a la población kuwaití”. Hoy USA empuja a una guerra “preventiva”, sin apoyarse si quiera en una amenaza inmediata, esgrimiendo como argumento el “peligro hipotético”. que representa Irak. Estados Unidos se apresta a exorcizar por las armas a un Irak convertidoen la quintaesencia de todos los males de la tierra “para que el mundo seaun lugar más seguro”. Incluso se advierte a la población de que si Irak no se desarma “pacíficamente” será desarmado “militarmente”.

Hoy podemos ver como avanza el cerco a Irak, al igual que cuando la guerra del Golfo en 1990-91. 70.000 hombres de los tres ejércitos principales, superentrenados y equipados con lo último de la tecnología americana, rodean el país: por el Norte en Turquía, por el Sur en Kuwait, Bharein, Qatar, Oman, Emiratos Arabes Unidos, Arabia Saudí y Yibuti. La formación de este ejército, cuyos efectivos deben alcanzar a lo largo del mes de Enero los 150.000 hombres, es un autentico cordón militar frente al cual Bagdag no tiene ninguna posibilidad;pero además permite un control férreo de todo el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, y una parte importante del cuerno de Africa, a la burguesía americana y británica. Ya desde antes de anunciar esta guerra, USA e Inglaterra multiplicaron las incursiones aéreas en el sur del país. Basora es un objetivo estratégico privilegiado por su petróleo, lo que no impide que lluevan bombas sobre los obreros que trabajan en ella, eso sí ¡por su seguridad! y para “salvar” a los irakís de su dictador. En nombre de esas mismas patrañas endurecen brutalmente las condiciones de los acuerdos sobre “petróleo por comida”, prohiben los antídotos de los gases tóxicos y nerviosos o los antibióticos que podrían limitar los estragos de un eventual ataque con ántrax, por ejemplo. Esos mismos perdonavidas del terrorismo son los que han perfeccionado las armas más destructoras dirigidas a destrozar, aplastar y aterrorizar a la población irakí con la excusa de llevarles las ”libertadesdemocráticas”. Para colmo del cinismo el ejercito americano ha fabricado “minibombas” nucleares que pueden penetrar dentro de los bunkers y cuyas emanaciones radioactivas serían fácilmente achacables, en un futuro, a Sadam Hussein.

Todo esto lo aprovechan los rivales de Estados Unidos para presentar al Tío Sam como el hacedor de la guerra. Con el pretexto de una oposición moral o de “principios” a la política hegemónica de los Estados Unidos, o con la excusa del estricto respeto al papel soberano de la ONU, Francia, Alemania y Rusia a la cabeza de otros muchos países, no desaprovechan ninguna oportunidad .tanto en el Consejo de Seguridad como en cualquier otro foro para mostrar sus deseos de que las aspiraciones militares de USA sobre Irak fracasen. Un ejemplo, que ilustra el antagonismo entre estos gansters imperialistas lo tenemos en las reacciones frente a declaración de Irak sobre el armamento que posee, que ha dado lugar a un rifirrafe entre USA, que acusa a Irak de mentir descaradamente y califica sus omisiones de “violación flagrante” que justifica el empleode la fuerza, y el resto de potencias que minimizan su importancia y descartan que sea una razón para desencadenar las hostilidades.

Pero la razón por la que, tanto los grandes imperialismos como los pequeños, se oponen a esta guerra no es, como quieren hacernoscreer, que están por la paz. Francia a la cabeza del concierto internacional de hipócritas y mentirosos, al tiempo que cara a la galería critica a Sadam Hussein para salir en la foto de los cruzados antiterroristas, se frota las manos por los avances hacia una solución “diplomática”, al calor de la resolución 1441 de la ONU, pues es una plataforma perfecta para relanzar todo tipo de campañas antiamericanas; campañas que tras el 11 de Septiembre había tenido que dejar en sordina. Si Francia, Alemania, Rusia, etc se oponen a la solución militar es porque, tal y como está planteada, favorece a los intereses de USA y no a sus propios intereses imperialistas, en caso contrario ninguno de ellos tendría, como lo han hecho en el pasado, el menor reparo en prender la mecha de la guerra.

En cuanto a sus pretendidas razones “humanitarias”, evitar la masacre de la población en Irak, es una gigantesca mentira. Por ejemplo al imperialismo francés no le tembló lo más mínimo la mano a la hora de echar leña al fuego en Ruanda durante la guerra del 1994, para defender sus intereses en el Africa negra, que costó la vida a más de medio millón de personas la mayoría muertas a machetazos. Por lo que respecta a Rusia mientras rechaza el “uso de la fuerza” americana en Irak, se emplea a fondo y con una ferocidad inusitada para defender sus intereses imperialistas en Chechenia a costa de un interminable baño de sangre, y demuestra su respeto a la vida humana no dudando en masacrar gaseados a los rehenes del teatro de Moscú (eso sí, para salvarlos de perecer a manos de los rebeldes Chechenos que los habían secuestrado). El imperialismo alemán no sale mejor librado de un recordatorio de sus hazañas bélicas, sin remontarse a su papel de primer orden en el desencadenamiento de las dos guerras mundiales que bañaron en sangre Europa, basta recordar su responsabilidad en el estallido de la guerra en la antigua Yugoeslavia alentando la independencia de las antiguas repúblicas para garantizarse, con su apadrinamiento de los nuevos estados, su ansiada salida al mar. Colmo de los colmos del cinismo, responsable en gran parte del incendio de Kosovo se apresta e enviar sus tropas “en misión de paz” para, aparentando sofocarlo, no quedarse fuera de la carrera por la ocupación militar del territorio. ¡Buena hoja de servicios para quien dice estar “contra el propio principio de la guerra”! según declaraciones de Donald Rumsfeld, y que cuenta con un .pacifista. al frente del Ministerio de la Guerra.

Lo que guía la acción de estos gansters imperialistas no es la paz mundial sino la defensa de sus intereses imperialistas, tanto los que juegan hoy el papel de halcones belicistas, como USA, Inglaterra y a su remolque España, como los que se presentan como palomas pacifistas. La conquista de la paz no es lo que mueve a los países que se oponen a la intervención militar americana en Irak sino su voluntad de cuestionar el liderazgo mundial americano y oponerse decididamente a él.

Por lo que concierne al proletariado mundial esta nueva guerra que se perfila en el horizonte es una manifestación de la barbarie y la destrucción a la que, el mantenimiento,del sistema capitalista conduce a la humanidad; y la respuesta verdadera a los vientos guerreros, a los atentados terroristas, a las masacres, al hambre, no esta en el coro de lamentaciones de las plañideras pacifistas, sino en la erradicación de las causas de la guerra, que son las mismas que las de la miseria y la explotación: la pervivencia de un sistema basado en la obtención de beneficio y no en la satisfacción de las necesidades humanas.

La única forma de acabar con la guerra es acabar con el capitalismo. La única forma de acabar con el capitalismo es la revolución proletaria mundial.

 Articulo adaptado de Revolution Internationale nº 330

Noticias y actualidad: 

Prestige: El capitalismo envenena el planeta

Los hechos son de sobra conocidos. El 13 de Noviembre, un petrolero (el “Prestige”) sobrecargado con 77 mil toneladas de un combustible altamente tóxico (1), naufraga frente a las costas de Galicia, produciendo una marea negra (lo que en el argot de los marineros de la zona se conoce como “chapapote”) de gran magnitud, afectando a miles de kilómetros de litoral atlántico en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y afectando también las costas francesas,... ocasionando lo que ya se reconoce como la mayor catástrofe ecológica de la historia de la Unión Europea (el vertido es ya tres veces superior al que ocasionó el petrolero Erika en las costas bretonas de Francia en diciembre de 1999), con un coste económico superior a los 1500 millones de euros.

Desde el día siguiente al naufragio, las imágenes de la contaminación de las playas, de miles de personas tratando de retirar toneladas de una incesante masa viscosa de las rías, de las playas, con redes, palas y muchas veces con sus propias manos, han dado la vuelta al mundo y las radios, periódicos y televisiones le han dedicado páginas y horas especiales de programación... A la marea negra del chapapote, los medios de comunicación de la burguesía han añadido una auténtica marea amarilla de falsificaciones o de medias verdades, de mentiras descaradas o de cortinas de humo.

Los media afines al gobierno han cumplido su papel de voz de su amo dando por buenas las sucesivas patrañas (mandar el buque al oleaje de alta mar atenuaría el riesgo de vertido, el fuel se solidificaría hundiéndolo a más de 3500 metros de profundidad, lo que sale del buque son “unos hilillos,...

como de plastilina...” -sic-), tratando de minimizar el alcance de la catástrofe y la incompetencia de la Administración. La prensa, la radio y las televisiones de la Oposición además de desmentir al Gobierno -tarea nada difícil, por otro lado- y de dedicar sus esfuerzos de investigación a esclarecer datos tan irrelevantes como qué cazaba Fraga (el presidente del gobierno regional de Galicia) o la ruta senderista de Cascos (el ministro de infraestructuras) en los días posteriores al naufragio, ha cumplido fielmente el papel que el capitalismo asigna a la prensa independiente: dirigir el foco sobre los actores secundarios de las catástrofes (en este caso la irresponsabilidad del armador del buque, o la patente desidia de las autoridades regionales, nacionales, de la UE, etc.), para ocultar la verdadera causa de las catástrofes ecológicas: la supervivencia del modo de producción capitalista, que en su agonía, en su fase terminal de descomposición muestra cada vez más palpablemente la amenaza que representa para la supervivencia de la especie humana y del planeta mismo. Esas medias verdades son tan criminales como la mentira más flagrante. No sólo porque nos impiden tomar conciencia de la verdadera raíz de los problemas y por tanto de cual es la única solución para que “nunca más” (2) se produzcan tales catástrofes, sino que siembran las ilusiones más criminales “¡ay si las autoridades capitalistas persiguieran a los desaprensivos armadores!”, “si tuviéramos otros gobernantes, que no abandonaran a la población”,...

Con el avance de la descomposición capitalista, las catástrofesecológicas sólo pueden ir a más

En realidad las mareas negras son una manifestación más del cúmulo de atentados contra el planeta (junto a la contaminación de los ríos y el aire, la deforestación y la creciente desertificación de zonas enteras del mundo, el efecto invernadero,...), y contra la especie humana (la proliferación de las guerras imperialistas, las hambrunas como las que sacuden Africa pero también Argentina, el hacinamiento de millones de seres humanos en villas miseria, los accidentes en los transportes, las destrucciones por catástrofes “naturales” perfectamente previsible, la adulteración de la alimentación, el avance imparable de epidemias, etc.). No hay nada de “natural”, o de “accidental” en esas catástrofes, sino el resultado predecible de la dominación de las leyes del capitalismo - el beneficio, la competencia,...- sobre la naturaleza y las relaciones sociales.

Hubo un momento de la historia (el período ascendente de este sistema en el siglo XIX), en que las relaciones de producción capitalistas constituían el marco apropiado para el desarrollo de las fuerzas productivas, y su extensión a todo el planeta se confundía con el progreso histórico no sólo del propio sistema sino de la humanidad entera: el capitalismo desarrolla entonces los medios materiales, de conocimientos y de técnicas que permiten el dominio de la naturaleza (y no la dependencia del hombre de ésta como sucedía con anterioridad), superar enfermedades, desarrollar las capacidades productivas para satisfacer plenamente las necesidades del género humano,... Pero como afirmaba Marx, todos los modos de producción que en un momento histórico fueron necesarios para el avance de la sociedad, llegan a convertirse luego en una auténtica traba para el desarrollo de esas mismas fuerzas productivas. Eso es lo que le sucede al capitalismo desde hace casi un siglo, cuando entró en superíodo de decadencia (Ver nuestro folleto “La decadencia del capitalismo”). A lo que asistimos hoy, en todo el mundo, es precisamente a la acumulación desde hace casi 100 años de esas contradicciones hasta tal extremo que no se trata únicamente de un aumento cuantitativo de la cantidad de desastres y devastaciones, sino que en los últimos 20 años, en la etapa histórica de decadencia avanzada de este sistema, que nosotros hemos analizado como la fase de descomposición de la sociedad capitalista, (ver en la Revista Internacional nº 62: “La descomposición fase última de la descomposición capitalista”) sufrimos una auténtica aceleración cualitativa de las catástrofes medioambientales. Baste ver por ejemplo el avance de la desertificación ocasionada por una tala desaforada de los bosques que se ha duplicado desde 1979, o el “efecto invernadero” ocasionado por las crecientes emisiones de dióxido de carbono y CFC.

Lo que define perfectamente el carácter decadente de este sistema es que esas calamidades se dan cuando la sociedad dispone sobradamente de los medios materiales para eliminarlas definitivamente (en el caso de las fuentes de energía la utilización del gas natural o de energías eólicas, por ejemplo). Lo que sucede es que, como decíamos en nuestro artículo: “Es el capitalismo quien envenena la tierra” (Revista Internacional nº 63): “azuzado por la competencia, por la anárquica rivalidad entre unidades capitalistas que luchan entre sí por el control de los mercados (...) el capitalismo no puede hacer un alto para tomar en consideración la salud y el bienestar de sus productores, ni las consecuencias ecológicas de lo que produce o como lo produce”. Y no es sólo que esa producción capitalista sea cada vez más “irresponsable“ respecto a sus repercusiones medioambientales, es que la persistencia de esa irracionalidad (desde el punto de vista de las necesidades de la humanidad, no desde luego desde el criterio de las sacrosantas leyes de la acumulación capitalista), lleva a un extremo en que la civilización humana llega a perder parte de lo adquirido como resultado de siglos de evolución. Todo ello se ilustra en la catástrofe del “Prestige”.

Conseguir un transporte marítimo seguro fue una de las más importantes conquistas de la técnica (la sustitución de los cascos de madera por los de acero) y de la organización capitalistas (planificación de las rutas comerciales, legislación internacional,...) que constituyó una de las principales bases de la extensión del sistema a todo el planeta. Y, sin embargo, ¿qué nos encontramos hoy?. Que el transporte marítimo se realiza cada vez más con medios más precarios. La crisis de la construcción naval que se mantiene desde los años 80 (los pedidos de los que viven la mayoría de los astilleros provienen casi únicamente de sus marinas de guerra), ha conducido a una flota cada vez más obsoleta. De 7894 petroleros que surcan los mares del planeta, la mayoría de ellos no cumple los stándards de calidad exigible, y casi la mitad de ellos tienen más de 20 años (el “Prestige” tenía 26). Y no estamos hablando de los buques de unos cuantos armadores desaprensivos.

El Estado español ha tenido que reconsiderar su propuesta de prohibir la navegación de petroleros monocascos al comprobar que los 5 petroleros con los que cuenta la CLH (sucesora de CAMPSA en la distribución de crudos)para el transporte de derivados del petroleo entre puertos españoles ¡son todos ellos monocascos! y con más de 15 años de edad. Lo cierto es que en el transporte marítimo actual la mayoría de las cargas de mayor peligrosidad se realizan a través de barcos como el “Prestige”.

Es esa competencia enfebrecida la que lleva a los armadores a emplear buques obsoletos, a saltarse las revisiones de conservación, a contratar tripulaciones mal pagadas e inexpertas, a navegar en la cercanía de las costas para impedir que el oleaje de alta mar arruine el porte, etc., respetando aparentemente la “legalidad” mediante el empleo de las “banderas de conveniencia” .. Pero esta forma de trampear las “normativas” de seguridad no es patrimonio de unos cuantos capitalistas estafadores... Los propios Estados capitalistas que se llenan la boca de proclamas en pro del control de las mercancías peligrosas, recurren cada vez más a esas triquiñuelas. Así, por ejemplo, en la flota naviera española, hay 123 buques con pabellón extranjero, y el 30% de los petroleros españoles navega bajo las banderas de Panamá, Madeira, Chipre,... En esas condiciones la proliferación de “mareas negras” como la del Prestige es algo inevitable. No en vano, en la última década, hemos salido a una media de una marea negra por año (en Galicia son 5 en 25 años), en las costas de los países de la Unión Europea.

La irresponsabilidad de los políticos burgueses es la expresión de la incapacidad del capitalismo de salir de su atolladero histórico

Es evidente la sucesión de incompetencias, descoordinaciones y torpezas cometidas por las distintas autoridades nacionales y regionales del PP en la crisis del Prestige, tomando una serie de decisiones equivocadas para tratar de minimizar la magnitud de la catástrofe y que nada empañara su conocido eslógan del “España va bien”, echándole la culpa al mal tiempo, al armador, incluso a Gibraltar, a la oposición,...

Pero esta desresponsabilización de los gobernantes respecto al caos del sistema que gestionan no es algo característico de los gobiernos de derechas. Otro tanto sucedió cuando gobernaba Felipe González y se produjeron las contaminaciones del Casson, el Urquiola y el Mar Egeo, en Francia con el gobierno Jospin cuando la catástrofe del Erika, o en Gran Bretaña donde los sucesivos gobiernos de Thatcher, Major y ahora Blair también se desentendieron de la quiebra de las infraestructuras ferroviarias que han causado centenares de muertos.

Esa desresponsabilización de los gobernantes es un fenómeno, como la corrupción o el auge de fuerzas políticas difíciles de integrar en la gestión del capital nacional (el Frente Nacional en Francia, como analizamos en AP nº 165) que se está desarrollando cualitativamente en la etapa de descomposición capitalista. En efecto, en el mencionado artículo “La descomposición: fase última de la decadencia capitalista”, señalábamos que: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huída ciega y permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la “disciplina” y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única “respuesta” histórica que la burguesía es capaz de ofrecer. La falta de la menor perspectiva (sino es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es aún una amenaza para su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”.

Esa tendencia a la irresponsabilidad de los gobernantes que hace años veíamos en los Estados de los países del Tercer Mundo, y luego en las naciones falsamente llamadas “socialistas” (en realidad expresiones caricaturales de la tendencia al capitalismo de Estado que se da en todos los países), empieza a cobrar cuerpo, de manera más frecuente en los Estados capitalistas más “avanzados” y “democráticos”, lo que indica que el caos y la descomposición en la que están sumidos más de tres cuartas partesdel planeta no son específicos de los países subdesarrollados, o de los antiguos regímenes stalinistas, sino un proceso imparable que rebota hacia el corazón mismo del capitalismo. Por ello, echar la culpa de las catástrofes ecológicas a la “anorexia del Estado”, o como dice Llamazares (secretario de Izquierda Unida), a “una crisis de representación democrática” constituye una criminal ilusión.

En primer lugar no es verdad que se esté dando un “adelgazamiento” del Estado capitalista, sino todo lo contrario: una auténtica hipertrofia del aparato estatal, que es fenómeno que se ha venido intensificando a lo largo de todo el período de la decadencia capitalista, y que alcanza niveles paroxísticos en la etapa de descomposición. Esa tendencia al reforzamiento del Estado, a que el Estado acabe absorbiendo más y más ámbitos de la sociedad civil es la respuesta de la burguesía a la acumulación de sus contradicciones. Pero respuesta no quiere decir solución. Por ello, con el avance de la descomposición, esa hipertrofia del Estado se produce al mismo tiempo que se recortan año tras año los presupuestos de los servicios públicos en sanidad, en educación, en pensiones o en protección civil. Todo esto se ha puesto claramente de manifiesto en la catástrofe del Prestige, en la que han intervenidos decenas de instituciones estatales (desde las directivas y los comités comunitarios de la UE, hasta las cofradías de pescadores, pasando por cinco ministerios del gobierno español, otras tantas consejerías del gobierno regional, autoridades marítimas, portuarias, etc.,...), al mismo tiempo que faltaban los medios más elementales para combatir la marea negra, empezando por los propios medios de salvamento marítimo que fueron prácticamente privatizados y “adelgazados” en la etapa de los gobiernos “socialistas” (apenas hay una decena de remolcadores en la costa cantábrica capaces de guíar petroleros como el Prestige),... Hay decenas de comités de expertos, miles de reuniones de coordinación, pero faltan aspiradores de fuel, contenedores, palas,...

Esa es la imagen del atolladero sin solución en el que cada vez más se adentra el capitalismo mundial, y precisamente por ello, la acción del Estado burgués que consiste en la defensa del orden capitalista en contra de las necesidades humanas, en vez de constituir un freno al caos se convierte en realidad en un factor añadido de éste. La ilusión de que ese Estado “democrático” serviría a los intereses de la ciudadanía, o serviría de instrumento para protegernos de la tendencia creciente a la destrucción que genera el propio sistema capitalista, se revela así como una criminal falsedad, que nos encadena aún más a los intereses de los explotadores.

La única solidaridad posible es la lucha contra el capitalismo

Uno de los aspectos más repetidos en la campaña .mediática. desatada con ocasióndel chapapote ha sido la “marea de solidaridad” que esta catástrofe ha suscitado entre la población: las imágenes de cientos de personas embarcándose en autobuses para dedicar sus vacaciones a limpiar las playas, o la de los voluntarios “autoorganizándose” para paliar los efectos del desastre habida cuenta de la desidia de las autoridades, y en muchos casos de los obstáculos que estas mismas han puesto, han aparecido una y otra vez en los medios de comunicación como lo “único positivo” de esta tragedia, como la demostración de que “cuando el Estado dimite de sus responsabilidades, la sociedad civil toma el relevo” ... Los medios de comunicación han hablado incluso de una “revolución en Galicia”..

Digamos de entrada que ante la magnitud de la catástrofe (la pérdida por muchos años de un ecosistema de un valor incalculable, la mayor reserva de mariscos de Europa), y de la tragedia a la que se ven abocados miles de personas (casi un cuarto de millón de personas viven directa o indirectamente de los recursos de esa zona), es perfectamente comprensible que haya una reacción «primaria» de solidaridad. Pero no es menos cierto que el propio Estado capitalista es capaz de desvirtuar esa solidaridad “humana” trasformándola en un ataque ideológico contra los trabajadores:

*en primer lugar porque la plantea en un terreno interclasista, en el que se confunden los intereses de explotadores y explotados. Precisamente porque los desastres ecológicos afectan al conjunto de la población, la lucha por la “defensa del medio ambiente” es proclive a esa mezcolanza entre capitalistas y trabajadores en una aparente “causa común”, pero en absoluto pueden identificarse los intereses de las grandes compañías conserveras que explotan mano de obra barata (con una inmensa mayoría de contratos temporales, discontinuos, utilizando mayoritariamente a trabajadoras para pagarles un salario inferior, etc.) que los trabajadores de esas mismas industrias. Incluso en las indemnizaciones otorgadas por la administración siguen habiendo clases: los patronos de barco cobran 60 euros días, mientras los trabajadores de la industria auxiliar recibirán la mitad.

* en segundo lugar porque utilizan esa solidaridad “ecológica” para sacarles las castañas del fuego al propio Estado capitalista. Los casi 5000 voluntarios que trabajan en la limpieza de las costas constituyen una mano de obra gratuita que el Estado emplea para ahorrarse los salarios que tendría que pagar para reparar las consecuencias de un desastre que él mismo ha causado. Así no es de extrañar que hayan habido choques entre los voluntarios y los empleados de la empresa Tragsa, subcontratada por la Xunta de Galicia para las labores de limpieza, porque estos finalizaban su trabajo a las 5 de la tarde. Esa manipulación de la solidaridad se ve también en el acuerdo de la Administración con las empresas constructoras a las que se les van a pagar las tareas de la reparación del litoral, pero que, al menos en los primeros momentos van a utilizar a los voluntarios como fuerza de trabajo. Y el culmen ya de esa explotación capitalista de la solidaridad ha sido la propuesta de empresarios y sindicatos de pagar ”a escote” un fondo de solidaridad con Galicia con los impuestos que trabajadores y empresarios pagan a la Seguridad social (3).

* finalmente porque desvía a prácticas “autogestionarias”, la toma de concienciade muchos trabajadores del papel nefasto del Estado capitalista. Como hemos vistoen Argentina en la que la organización de mercadillos de trueque no ha supuesto ningún cuestionamiento del Estado capitalista sino una auténtica bombona de oxígeno a las autoridades de ese país, del mismo modo la .autogestión. (es decir la autoexplotación) de los trabajos de limpieza de las costas, amén de justificar un aumento de las jornadas, unos ritmos extenuantes de trabajo, dejan intacto al Estado.

En el artículo “Es el capitalismo quien envenena la tierra” (Revista Internacional nº 63), escrito ya en 1990, señalábamos que «cuanto más dura el capitalismo, mayor es la catástrofe ecológica de dimensión planetaria”, y también que “En la fase actual de descomposición avanzada, la clase dominante pierde cada vez más el control de su sistema social. La humanidad ya no puede permitirse por más tiempo dejar el planeta en sus manos”. La “crisis ecológica” es una prueba más de que el capitalismo debe ser destruido antes de que arrastre al abismo al mundo entero......

El capitalismo destruye el entorno sin preocuparse por ello pues su objetivo es crecer por crecer. La única respuesta es suprimir el principio mismo de la acumulación capitalista; producir, no para incrementar el beneficio, sino para satisfacer las necesidades humanas. El capital destroza los recursos del mundo porque está dividido en unidades nacionales en permanente competencia, porque es fundamentalmente anárquico y no produce pensando en el futuro. La respuesta del proletariado a eso solo puede ser: la abolición del Estado nacional, la utilización común de todos los recursos naturales y humanos de la tierra y la instauración de lo que Bordiga llamaba «un plan de vida para la especie humana». En resumen, el problema sólo puede ser resuelto por una clase obrera consciente dela necesidad de revolucionar las bases mismas de la vida social y que posee los instrumentos políticos para asegurar la transición consciente yorganizada a la sociedad comunista».

Acción Proletaria (29 de Diciembre de 2002).

Notas:

1.-El fuel tipo .bunker. vertido por el .Prestige. contiene tres veces más azufre que los que se utilizanhabitualmente en Europa, produciendo ezcemas e inflamaciones en la piel, además de intoxicaciones en las vías respiratorias. Quienes trabajan en la limpieza de las playas señalan que su respiración suena como la de los silicóticos y que las mucosidades están ennegrecidas. No se han podido descartar sus efectos cancerígenos a medio plazo.

2.- La Plataforma “Nunca más” es la que ha llevado la voz cantante en las movilizaciones contra el vertido. Curiosamente ese fue ya el eslógan de las manifestaciones de protesta contra el vertido del “Mar Egeo” hace 12 años.

3.- Si los sindicatos han vociferado tanto contra la .obsesión por el déficit 0. de los políticos neoliberales de la Derecha, ¿porque proponen ahora no tocar las arcas del Estado y sí los bolsillos de los trabajadores, para hacer frente a la catástrofe en Galicia? Tal ofrecimiento ha puesto en bandeja de plata al propio Gobierno del PP un baño de .sensibilidad social. agradeciendo el regalo aunque rechazándolo ¡momentáneamente!. El precedente que sienta esta oferta sindical es una amenaza más contra nuestros salarios.

 

Situación nacional: 

Cuestiones teóricas: 

Venezuela: Los proletarios no tienen que elegir entre dos bandos burgueses

Estos últimos meses en Venezuela, las diferentes fracciones de la burguesía se enfrentan para intentar derribar al Gobierno, implicando en este asunto a ciertos sectores de la clase obrera. Los peligros que contiene esta situación para el proletariado, se pusieron de manifiesto con el fracasado golpe de Estado del pasado 11 de Abril contra Chávez, fecha en la que la Oposición envío literalmente a la masacre a 200000 manifestantes (52 muertos y 400 heridos), manifestación que fue recibida en las proximidades del palacio gubernamental por el plomo y la metralla de las bandas armadas del Gobierno, organizadas en los Círculos Bolivarianos.

Desde entonces, el caos y los enfrentamientos no han hecho más que empeorar cada día.

La impotencia de la burguesía para salir del caos

La impopularidad creciente de sus predecesoresllevó a Chávez al poder, sobre la base de un programa que prometía a los más desfavorecidos la mejora de sus condiciones de vida y, a todos, el fin de la corrupción generalizada que afectaba a todas las instituciones del Estado. Las promesas de este antiguo militar y su programa con un marcado tinte populista, se colocaban más a la izquierda que la de todos los otros partidos institucionales, y crearon la ilusión de que no volverían a repetirse los asuntos y corrupciones del pasado. Sin embargo, con el paso del tiempo, este campeón de la lucha contra la corrupción se ha convertido en el campeón de la corrupción. Por otra parte, en la medida en que la defensa del capital nacional obliga a adoptar ataques contra la clase obrera e implica igualmente llevar a la ruina a sectores cada vez mayores de la pequeña burguesía, ha hecho que Chávez haya ido perdiendo aceleradamente el apoyo de “su base social”, hasta el punto de que su popularidad en las fechas previas al golpe del 11 de Abril era del 44%, cuando llegó a disfrutar en sus mejores tiempos del 80% en todas las encuestas. En consecuencia, aquel en el que la población había creído encontrar un salvador se ha convertido en un factor de desestabilización enorme.

Hasta tal punto llega esa situación, que las fracciones que le habían otorgado su confianza están decididas y determinadas a obtener su marcha. A este coro de críticos, se han unido los Estados Unidos que consideran inoportuna y nada deseable la desestabilización de un país que es su tercer proveedor de petróleo. Además, la política extranjera de Chávez y su apoyo descarado a los intereses de la guerrilla colombiana, chocan frontalmente con los intereses de USA en la zona.

Sin embargo, el golpe de Estado y su fracaso han ilustrado a la vez dos hechos inseparables. De un lado la importancia enorme del descontento frente a Chávez, que ha cristalizado en un número cada vez mayor de fracciones de la burguesía decididas a derrocarlo. Y, al mismo tiempo se ha visto en la práctica la incoherencia, la falta de cohesión y de perspectivas de la Oposición, hasta el punto de que Chávez, apoyándose en ciertos sectores del Ejército y en los Círculos Bolivarianos, ha retomado la situación ante las envestidas de los golpistas.

Al fracasado golpe de Estado, ha seguido una tregua muy relativa en la tensión, que se ha visto sucedida por una nueva sacudida de la tensión con la convocatoria de la Huelga General Indefinida, que no indica para nada la perspectiva de una solución a los problemas en los que está sumida la burguesía venezolana, problemas que expresan la situación de descomposición en la que se hunde el capitalismo.

¿Por qué aumentan las tensiones?

El aumento exhorbitante de los productos de primera necesidad (del orden del 50% como media anual ), la multitud de promesas electorales no cumplidas y la situación de caos creada por las acciones desesperadas del Gobierno Chávez han conducido una nueva caída de su popularidad (sólo el 37% de la población le apoyaba en Agosto contra el 44% de Abril). Los sectores de la burguesía opuestos a Chávez, apoyados porlos Estados Unidos a través de la OEA (Organización de Estados Americanos), han utilizado a fondo esta degradación para reforzar su denuncia del Gobierno.

El Gobierno, por su parte, ha intentado contener a la Oposición a través de acciones de fuerza que han rebelado toda su debilidad: se han declarado zonas de seguridad para las manifestaciones de la Oposición que no son respetadas; se han denunciado intentos de golpes de Estado que luego se ha demostrado que no existían y eran inventadas; los militares disidentes han sido obligados a cumplir arrestos domiciliarios que han sido saboteados por la población. En suma, hemos asistido a un salto cualitativo en las acciones desesperadas del Gobierno para crear, especialmente, en Caracas, un ambiente de caos que si no es controlado, puede terminar en la confrontación abierta entre los sectores más radicales del Gobierno y la Oposición:

- Represión abierta de las manifestaciones.

- Subordinación de las policias locales de Caracas, favorables a la Oposición, al mando de militares afines al Gobierno.

- Actos violentos de los Círculos Bolivarianos contra las manifestaciones de la Oposición, que ya han dejado sobre las calles varios muertos y cientos de heridos.

- Atentados cometidos por esos mismos Círculos Bolivarianos (algunos de ellos con granadas y bombas incendiarias) en diferentes lugares del país: Iglesias, Sindicatos, estaciones de tren y autobuses.

En cuanto a la Oposición, ha reforzado sus posiciones desarrollando una estrategia a varios niveles: en primer lugar se ha reagrupado y organizado con más cohesión en la llamada Coordinación Democrática que concentra a partidos, sindicatos, grupos patronales, ONGs y personalidades diversas; ha organizado manifestaciones como la del 10 de Octubre pasado que ha reagrupado a más de un millón de personas. Militares de alto rango han ocupado un lugar importante al Este de Caracas yse han declarado en rebeldía.

La fuerza adquirida por la Oposición se expresa en el hecho de que la Coordinación Democrática ha sido reconocida internacionalmente en tanto que formación política, promovida, dirigida y organizada por el Secretario de la OEA. Esta participación de la OEA a tal nivel en el conflicto es expresión de la presión que ejercen los Estados Unidos sobre el asunto venezolano. Los sectores mayoritarios de la Oposición, con el apoyo de la OEA, están haciendo esfuerzos muy serios para que la salida al conflicto termine en una consulta electoral que ponga fin a la crisis. Una petición de más de dos millones de signatarios ha sido organizada por la Coordinación Democrática que reclama la convocatoria de un referéndum sobre la continuidad o el fin del mandato de Chávez.

El chavismo utiliza todos los medios a su alcance, sean del tipo que sean, para mantenerse en el poder, incluyendo el fomentar el caos y la violación permanente de la constitución que ellos mismos habían proclamado en 1999. De un lado, el Gobierno se sienta en la mesa de .negociaciones. Y, por otra parte hace uso de sus grupos de choque y de los militares afines para mantenerse en el poder. Chávez y los altos dirigentes de su Gobierno son conscientes de que les es imposible ganar las elecciones como resultado de su calamitosa gestión y del declive de su popularidad. Pero, también saben que abandonando el poder se arriesgan a verse enfrentados a graves acusaciones de corrupción y fraude electoral. Así, la evolución de la situación inmediata no está en absoluto clara. Es posible una salida constitucional a la crisis, e igualmente es posible que ésta se desarrolle en un escenario de enfrentamientos armados.

La burguesía de ambos bandos dispone de recursos para implicar a fracciones de la clase obrera en los posibles enfrentamientos. Los sindicatos como buenos órganos del capital, han estado en primera línea dando su apoyo a uno y otro bando de la burguesía. En la medida en que se agudizan los enfrentamientos, los sindicatos oficialistas se han unido a las fuerzas de represión y a los Círculos Bolivarianos para reprimir a los trabajadores del bando contrario, lo que ha sucedido en el sector del petróleo, el metro y entre los empleados del sector público. Por otra parte, los sindicatos de la oposición han jugado unpapel estelar para llevar a los trabajadores a apoyar acciones de las fracciones de la Oposición, lo que ha acentuado la división de los trabajadores y el riesgo de ser utilizados como fuerza de choque contra las fuerzas del chavismo. Se ha derramado sangre obrera y de seguro se derramará más, mientras siga canalizada por la acción de estos sanguinarios.

Los Círculos Bolivarianos, por su parte, tienen una notable influencia sobre las masas más pobres de la población, los parados y el lumpen proletariado que utilizan para enfrentar a los obreros con trabajo estable y a la pequeña burguesía. Tal influencia puede extenderse, de forma significativa, a los obreros más desfavorecidos que comparten con estas capas más miserables los lugares en donde viven.

No hay nada en los objetivos políticos de cualquiera de los dos bandos en discordia, que justifique que la clase obrera preste su apoyo, si quiera condicional y puntual. Esto no haría más que acrecentar las dificultades que sufre actualmente la clase obrera para afirmarse en su terreno de clase antela agravación de los ataques que sufre. Estees el sentido del llamamiento internacionalista que los revolucionarios lanzamos a nuestra clase.

Artículo retomado deInternacionalismo -Noviembre 2002- (publicación en Venezuela de la CCI).

 

Situación nacional: 

Corrientes políticas y referencias: 

Acción Proletaria nº 169, 15 Marzo - 15 Mayo

El capitalismo es la guerra ¡Guerra al Capitalismo!

La inminente guerra en Irak es un paso más del capitalismo en su pendiente siniestra hacia la destrucción y la barbarie. Miles o cientos de miles de trabajadores, campesinos, mujeres, niños…, van a ser fríamente masacrados por nuevos ingenios de la muerte: e-bombas, bombas casi nucleares, minas en racimo etc. Es probable también que soldados de la coalición alrededor de Estados Unidos mueran en el campo de batalla. No se puede descartar que se repita un desastre ecológico como el de la guerra del 91 donde el ejército iraquí en retirada prendió fuego a numerosos pozos de petróleo. Sobre la región de Oriente Medio planea el espectro de una desestabilización de incalculables consecuencias. La lacra de la guerra, ya de por sí muy extendida por el planeta, ampliará sus efectos devastadores pues el pulso feroz que libran en el terreno diplomático el eje franco-alemán contra el eje de Estados Unidos y sus “colaboradores” tendrá más pronto o más tarde su concreción en sangre en nuevos países. Se habla de Irán, de Siria, de Libia, de Corea del Norte etc., como futuros frentes de fuego.

No sabemos cuanto tiempo durará la masacre en Irak pero lo que si sabemos es que no acabará con el terrorismo sino que extenderá el terrorismo por el planeta. No acabará con las armas de destrucción masiva sino que pondrá en práctica y ampliará a una escala más devastadora sus efectos mortíferos. No pondrá orden y paz en el mundo sino que agravará el caos y el desorden en todas las esferas de las relaciones internacionales. Testigo de ello son las graves sacudidas que la actual crisis imperialista ha provocado en instituciones multilaterales como la ONU, la OTAN y la UE   

Pero los efectos devastadores de la guerra imperialista no se limitan ni al campo de batalla ni al terreno de la estabilidad mundial. La guerra exige un enorme esfuerzo económico cuya factura es pagada por los trabajadores de todos los países bajo la forma de más explotación, más desempleo, más sacrificios, más austeridad, más privaciones. Si es verdad que la guerra puede beneficiar a tal o cual grupo de capitalistas, la guerra supone para el capitalismo en su conjunto un enorme despilfarro de recursos, una carga cada vez más pesada que agrava la crisis –hoy de por si ya muy grave- de su régimen de producción. Y frente a esa agudización de la crisis todos los capitales nacionales solo tienen dos respuestas que se combinan y refuerzan entre si: el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores y la huida ciega en nuevas guerras.

¿Se puede luchar eficazmente contra la guerra siguiendo las banderolas del pacifismo? En las actuales manifestaciones pacifistas que inundan de gentes angustiadas e inquietas las calles de las principales ciudades del mundo vemos a los partidos socialistas, a las ONG e incluso a la Iglesia Católica ponerse a la cabeza de un movimiento “por la paz”. Debemos decirlo claramente: ni esas fuerzas que capitalizan el movimiento ni los objetivos que este se dan constituyen un obstáculo contra la guerra sino que son en realidad un obstáculo a la lucha contra la guerra.

Los partidos socialistas, así como sus cofrades ex”comunistas”- tienen las manos manchadas de la sangre de las guerras que han dirigido, apoyado o participado. En cuanto a la Iglesia Católica baste recordar su apoyo apenas disimulado a la 2ª Guerra Mundial secundando al bando nazi o su implicación directa en la “Cruzada” de 1936. Estas fuerzas que hoy visten los ropajes del pacifismo son lobos disfrazados de corderos. Su belicismo nada tiene que envidiar al del trío formado por el dios Bush y sus ángeles exterminadores Bush y Aznar. Están en contra de esta guerra pero están a favor de muchas guerras del pasado y de otras muchas del futuro.

En cuanto a los objetivos piden que se confíe en la ONU y que se respete el “derecho internacional”. Pero la ONU no es un instrumento de paz sino una cueva de ladrones donde se dirimen los duelos diplomáticos y las intrigas de pasillo que preparan las guerras. Una guerra aunque tenga la bendición del Consejo de Seguridad sigue siendo una guerra imperialista. El llamado “derecho internacional” no detiene las guerras sino que las legitima, no establece un arbitraje justo y pacífico sino que sirve de bandera de conveniencia en las peleas que libran los distintos Estados Capitalistas.

La guerra imperialista no es el producto ni de malas políticas ni malos políticos, ni de violaciones de derechos humanos o de leyes internacionales, sino que surge de la crisis histórica del capitalismo, es la expresión de su decadencia y descomposición irremediable. A lo largo del siglo XX se ha convertido en su modo de vida, en la ley misma de su supervivencia. ¡Nunca en la historia ha habido tantos muertos como en el siglo XX, época de decadencia del capitalismo!.  

PARA ACABAR CON LAS GUERRAS HAY QUE ACABAR CON EL CAPITALISMO. Pero sólo hay una clase social que puede acabar con las guerras y el capitalismo: el proletariado mundial. Así lo demostró en 1917 con la Revolución en Rusia y la oleada revolucionaria internacional que le siguió que paró la horrible carnicería de la Primera Guerra Mundial. Solo el proletariado tiene las condiciones de unidad, solidaridad, fuerza colectiva, necesarias para enfrentarse al capitalismo e instaurar un nuevo sistema social, el comunismo, que resuelva y supere las contradicciones en las que atenaza el capitalismo a la humanidad.

Con la guerra, la crisis económica va a agravarse inexorablemente y con ella ataques aún más feroces a las condiciones de vida de todos los obreros del mundo empezando por los del país que más se va a ver afectado: Estados Unidos. Los obreros deben luchar colectivamente, extendiendo su combate a las capas más amplias del proletariado, contra estos atentados a su existencia y su porvenir. En esta lucha tienen que tomar conciencia de que no basta limitarse a una resistencia contra el avance inmisericorde de la explotación. Deben unir la lucha contra la explotación a la lucha contra la guerra. Deben comprender en el curso de los combates que explotación y guerra tienen la misma raíz: el capitalismo. PARA ABOLIR LA EXPLOTACION Y LA GUERRA HAY QUE ABOLIR EL CAPITALISMO.

Acción Proletaria 13-03-03

Cuestiones teóricas: 

¿Por qué Aznar sigue a Bush?

¿Qué mosca le ha picado a Aznar para seguir a pies juntillas las andazas de Bush en la actual crisis en torno a Irak? ¿Esta opción viene por que Aznar es de derechas y porque es arrogante y poco demócrata? O bien ¿obedece a una opción necesaria para interés imperialista del capital español?

¿Por qué el PSOE, que no tuvo ningún escrúpulo en llamar al si en el famoso referéndum de la OTAN de 1986 y en participar sin reservas en guerras tan infames como la que hoy se prepara –primera guerra del Golfo de 1991, guerras balcánicas-, enarbola el pacifismo más radicalizado?

El capital español es tan imperialista como Estados Unidos, Alemania o Irak pues «la política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un todo inseparable que no se puede comprender más que en sus relaciones recíprocas y al cual ningún Estado puede sustraerse» (Rosa Luxemburgo: La crisis de la socialdemocracia). Las tensiones imperialistas que dominan el mundo imponen al Capital español una política, unas alianzas, unas orientaciones. Estas están marcadas en primer lugar, por situación general del capitalismo mundial que hemos caracterizado como la época de descomposición, fase terminal de su decadencia[1]. En ese campo de juego intervienen además la posición económica, militar y estratégica del capital nacional, sus tradiciones históricas, y simultáneamente la intervención e injerencia de Estados más poderosos.

Esto es lo que queremos abordar con este artículo que no pretende dar una posición acabada sino plantear unas orientaciones para la reflexión y la acción. Vamos a recordar algunos elementos históricos y después abordaremos cómo se posiciona el capital español en la presente crisis, qué factores influyen en ella y qué perspectivas se abren.

 

Algunos elementos históricos

España dejó de ser un imperio hegemónico a finales del siglo XVI. La catástrofe de la Armada Invencible marcó el principio del fin de un imperio feudal derrotado por Gran Bretaña que emergía como núcleo central del desarrollo del capitalismo.

Agobiada por la enorme superioridad inglesa, la monarquía hispana selló en el siglo XVIII una alianza con Francia que resultó desastrosa agravando aún más su decadencia, socavando y llenando de contradicciones las posibilidades de desarrollo del capitalismo. Dice un proverbio chino que “nunca hay que aliarse con un vecino demasiado poderoso”. España cometió ese error en una tentativa desesperada de contrapesar la enorme superioridad marítima de Gran Bretaña que ponía en jaque sus inmensas posesiones coloniales.

En el siglo XIX se impone por fin la revolución burguesa lastrada sin embargo por importantes ataduras feudales y por la fuerte dependencia de las inversiones de capitalistas británicos y franceses (ferrocarriles, minería)[2]. En 1898 pierde los últimos restos coloniales (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) a manos de la nueva potencia emergente, Estados Unidos.

Con la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia[3], el “destino” del Capital español en el tablero imperialista quedará marcado por 3 ejes:

  • Hace ya tiempo que no es una potencia con aspiraciones mundiales y debe limitarse a ambiciones regionales;

  • Su territorio mismo, debido a su posición estratégica –entrada del Mediterráneo- y a la debilidad del capital nacional, se convierte en teatro del enfrentamiento directo entre las grandes potencias (en aquella época Alemania, Gran Bretaña y Francia);

  • Debilidad del Ejército, atrasado, mal equipado y pletórico de mandos, que se atasca una y otra vez en los conflictos (por ejemplo, entre 1906 y 1926 se arrastrará la enorme sangría de la guerra de Marruecos).

Estas realidades obligarán al capital español a adoptar una política de neutralidad en la primera guerra mundial. Si ciertamente esta posición permitirá un efímero desarrollo económico; a nivel imperialista, la posición del capital español se debilitará de forma creciente. La opción neutral adoptada por la burguesía española en la primera guerra mundial fue más bien el producto de las fuertes presiones de los diferentes aliados que una opción adoptada de forma independiente por el Capital nacional. La prueba es que se creó una fuerte división entre germanófilos y francófilos y que todo ello contribuyó a agravar la inestabilidad del estado, amenazado además por el empuje del proletariado que, animado por el ejemplo ruso, arreciaba en sus huelgas (el famoso “Trienio Bolchevique” entre 1917-20).

En la crisis que conducirá a la 2ª Guerra Mundial, la guerra del 36 hará de España el teatro de la confrontación militar y los preparativos de ambos bandos. Las divisiones dentro de la burguesía española, ya expresadas durante la primera guerra mundial, se agravan considerablemente hasta el extremo de dirimirse directamente en el terreno de las armas[4].

Sin embargo, el triunfo de Franco no significará necesariamente una implicación con el bando alemán, su principal postor durante la guerra civil. Pese a la existencia de una fracción pro-alemana muy fuerte dentro del régimen y al peso de las afinidades ideológicas, el capital español tomará distancias cada vez mayores respecto al régimen nazi. Las razones están en que:

  • Alemania ocupa Francia y se convierte en un vecino demasiado poderoso para aliarse con él, máxime teniendo en cuenta la ruina económica con la que sale el capital español de la guerra del 36  ;

  • La posición estratégica de España es un bocado muy apetitoso que se debe utilizar como mecanismo de defensa y como medio de obtener ventajas frente a los diferentes contendientes.

 Tras la segunda guerra mundial y con la época de la guerra fría, el Capital español se vinculará directamente con USA pues para estos las 3 penínsulas del mediterráneo (España, Italia y Turquía) jugaron un papel clave como piezas maestras en la empresa de cerrarle al bloque ruso todas las salidas marítimas.

Con la llegada de la “transición democrática” esta orientación no se modificará sustancialmente. El P”C”E se alejará de Rusia y por todo un tiempo prevalecerá el llamado “consenso en política exterior”. Este busca superar el relativo aislamiento político que sufrió España bajo el franquismo mediante la:

  • Integración en el Mercado Común: necesaria para asegurarse una mínima supervivencia económica y obligatoria para no caer en un aislamiento político que le relegaría a niveles “tercermundistas”

  • Integración en la OTAN, opción impuesta por USA y necesaria igualmente para intentar modernizar un ejército obsoleto e ineficaz.

 

La política imperialista del Capital español desde 1989

Los cambios de la configuración imperialista mundial que significa el hundimiento del antiguo bloque ruso repercuten necesariamente sobre la política exterior del capital español. Este participa plenamente de las tendencias que hemos visto como características de la descomposición:

  • El cada uno para si de cada Estado

  • La contestación más o menos abierta hacia el gigante americano

  • La tendencia a unas alianzas cada vez más frágiles, inestables y volubles[5].

Así, observamos en el Capital español un juego bastante complicado que, en líneas generales se caracteriza por:

  • La afirmación de sus intereses como potencia “mediterránea” buscando relaciones de “amistad” con los países árabes. Esto le hace, en general, apoyar a Francia;

  • La tentativa de erigirse como “interlocutor privilegiado” entre los países de Sudamérica y los grandes países europeos.

Pero, al mismo tiempo, tiene que jugar en el terreno político y económico de la UE donde se encuentra en una situación bastante contradictoria pues, por un lado, la UE es un marco necesario para que un capital tan débil como el español pueda tener un cierto peso político, diplomático y económico en el mundo. Pero al mismo tiempo, acarrea problemas crecientes tanto en el terreno económico como en el plano político que le hacen muy vulnerable a los designios de Alemania y Francia.

Ello ha determinado una oscilación del capital español entre etapas de arrebatado “europeismo” y otras donde su insistencia se vuelca en el “reforzamiento del vínculo trasatlántico” con Estados Unidos. De manera general, el capital español se hace más europeísta cuando Francia y Alemania tienden a distanciarse. Eso le permite apoyar unas veces a Francia y otras a Alemania aunque sus preferencias son mayores hacia el Gallo francés debido a las coincidencias en la política mediterránea y hacia los países árabes.

Sin embargo, cuando en situaciones como la actual, Francia y Alemania andan cogidas de la mano, el Capital español busca en el apoyo a Estados Unidos un contrapeso que frene las veleidades excesivamente preponderantes de sus vecinos del Norte. Las buenas relaciones entre París y Berlín privan al capital español del margen de maniobra que le da el hacerse un hueco explotando las tensiones y los intereses encontrados entre ellos.

Pero, como hemos dicho antes, la defensa de los intereses de España se ve condicionada por el peso de influencias de potencias más poderosas que influyen a través de diferentes mecanismos de presión. A lo largo de la década de los 90 hemos visto una serie de flancos vulnerables del capitalismo español:

  • El terrorismo de ETA, tradicionalmente apadrinado por Francia que lo ha utilizado como un importante medio de chantaje

  • El nacionalismo vasco del PNV que anda en la órbita de Estados Unidos.

 

Las causas de la política actual

A la luz de los análisis anteriores podemos entender por qué el capital español ha elegido ante la crisis iraquí el alineamiento incondicional con la política USA:

  • El eje franco-alemán ha hecho valer sus pretensiones de dominación sobre la UE de forma ruidosa (en particular, en la famosa cumbre franco-alemana de enero de 2003). Semejante exhibición ha alarmado al capital español, así como al italiano y a toda la serie de Estados del Este europeo, que ven sus intereses directamente amenazados;

  • La propuesta de ampliación de la UE reduce considerablemente el peso de España además de suponer un importante revés económico al perder buena parte de los fondos estructurales.

Tomar distancias respecto a los dos gallitos es una necesidad vital. España se aproxima a Gran Bretaña (el famoso idilio Aznar-Blair) intentando limitar al máximo las influencias de los dos vecinos del norte, lo que lleva necesariamente al alineamiento con la política USA en esta crisis.

Ahora bien, la opción española ha sido igualmente determinada por la evolución de las presiones externas de los diferentes imperialismos y particularmente de USA:

  • La influencia de Francia en ETA ha disminuido en los últimos tiempos lo que reduce los peajes a pagar al vecino del norte;

  • En cambio, Estados Unidos ha reforzado sus resortes dentro del nacionalismo vasco patrocinando sus pretensiones “soberanistas” lo que le proporciona eficaces bazas de presión sobre el Estado español;

  • Del mismo modo, el episodio de la tensión con Marruecos (invasión de la isla del Perejil) ha dado a Estados Unidos una doble ganancia: por un lado, le ha permitido chantajear a España y, por otra parte, ha provocado su distanciamiento con Francia que tomó postura por Marruecos en el asunto del Perejil

No es el capital español quien juega con los americanos frente a alemanes y franceses sino que es Estados Unidos quien utiliza las necesidades del capital español como ariete para segar la hierba bajo los pies de Alemania y Francia. Con la carta de los 8 –y después con la de los 10- hemos visto como aliados tradicionales de Alemania (Croacia, Hungría, Chequia) han tomado distancias arrimándose a Estados Unidos, lo que ha permitido a estos causar estragos en el patio trasero de Alemania, cerrándole provisionalmente sus vías de expansión imperialista hacia el Este (el eje de su “espacio vital”), a la vez que socava su espacio de influencia política y económica (la UE de los 15). Aznar ha encendido la mecha de la discordia en el seno de la UE. La famosa “política común de defensa y exterior” ha saltado por los aires con el activo concurso de España y Gran Bretaña.

 

¿Por qué en el asunto de Irak se ha roto el famoso consenso en política exterior?

Si en los últimos 25 años los principales partidos del arco parlamentario (y sobre todo PP y PSOE) han coincidido plenamente en cuestiones de política exterior ¿por qué esta vez se ha roto el consenso?

No es desde luego porque el PSOE –cuyo ardor guerrero nada tiene que envidiar al PP- se haya vuelto de repente “pacifista convencido” bajo la égida del “hombre de los pactos”, “Zapactero”. Tampoco podemos dar crédito al repentino “pacifismo” de la Iglesia Católica que entre otras cosas patrocinó matanzas bélicas como la “cruzada” de 1936. Nada se puede confiar tampoco del “pacifismo” de Pujol, el PNV o de la mismísima IU cuyo principal partido, el P”C”E, sigue reivindicándose de la “Gran Guerra Patriótica” de la URSS frente a Alemania durante la II Guerra Mundial o de la guerra “antifascista” de 1936.

El pacifismo que hoy exhiben todas las fuerzas políticas de oposición, los sindicatos, la Iglesia etc., tiene diversas causas. Hay en el caso del PSOE e IU la necesidad de sabotear cualquier tendencia a la toma de conciencia en las filas del proletariado. El estruendo de su oposición al belicismo de Aznar pretende hacer olvidar la realidad de que todos los partidos del Capital nacional, sean de derechas o de izquierdas, comparten un compromiso común en el imperialismo y la guerra. Del mismo modo, sus invocaciones de la ONU y el “derecho internacional” pretenden sembrar la ilusión desmovilizadora de que esas instituciones del orden burgués no son ninguna garantía de paz sino un mecanismo más del engranaje guerrero en el que se mueve el conjunto del capitalismo mundial. Finalmente, sus falsas explicaciones de la guerra (el petróleo, la maldad de Bush convertido para la ocasión en el nuevo Hitler etc.) buscan ocultar que la guerra imperialista está en la evolución misma del capitalismo actual, que es una expresión del impasse mortal que lleva a la humanidad.

Pero existen también factores relacionados con la política del capital español. En primer lugar, el PSOE es mucho más “europeísta” que el PP (aunque no por ello deje de haber influencias pro-americanas en su seno). Lo mismo sucede con los catalanistas de CIU. Hay, sin embargo, un problema más profundo. La opción tomada por Aznar en la crisis actual encierra peligros importantes para los intereses futuros del capital español. Un sector muy influyente de éste comprende los riesgos que entraña socavar las estructuras de la UE como terreno de juego político e imperialista. El Capital español tiene en la UE un terreno de influencia y de prestigio en el mundo, le permiten jugar un papel, que en el aislamiento jamás podría jugar.

Los portavoces más sutiles de este sector no critican el que se apoye a Bush como “aviso” a Alemania y Francia. Lo que critican es que Aznar esté yendo demasiado lejos en esa alianza pues ven que eso puede llevar a un peligroso aislamiento de España en el escenario mundial. USA adula a Aznar con promesas etéreas de darle un puesto en el G-8 e incluso en el Consejo de Seguridad de forma permanente (en este caso con el evidente propósito de contrapesar a Francia). Estas ínfulas de grandeza constituyen un traje demasiado ancho para el Capital español que sigue teniendo un ejército desarbolado (pese a los esfuerzos que se hacen para modernizarlo) y que carece de los medios políticos, económicos y diplomáticos necesarios para estar a la altura de tales posiciones en el escenario mundial. En las condiciones actuales del capitalismo español, con su débil posición a nivel económico, militar e imperialista, semejantes prebendas se convertirían en un regalo envenenado pues, o bien le obligarían a un esfuerzo de armamentismo que está completamente alejado de sus posibilidades o bien le conducirían a un peligroso aislamiento que dañaría las frágiles adquisiciones conseguidas con un esfuerzo de años dentro de la UE, frente a los países árabes y frente a los estados sudamericanos.

Por este conjunto de razones hay una poderosa corriente de oposición a la política del gobierno Aznar. Piensan que puede llevar a España a un terreno de nadie, de aislamiento político e imperialista, que le hagan mucho más vulnerable a las presiones de unos y de otros y que, a término, acaben debilitando su posición imperialista en el concierto mundial.

Esta división que hoy se manifiesta en el seno de la burguesía española expresa las fracturas clásicas que la han atacado a lo largo del siglo XX como expresión de la debilidad de su posición imperialista y de la eficacia que tienen las presiones e injerencias de potencias mucho más poderosas. A los problemas crónicos que en los últimos años han amenazado la cohesión del capital nacional (la cuestión vasca, los nacionalismos periféricos, las dificultades de la derecha) se une ahora un nuevo factor de convulsiones que es el de la opción imperialista. Este factor, lejos de ser circunstancial, tendrá un peso crecientemente desestabilizador en la vida política de la burguesía española.

Acción Proletaria 13-3-03

[1] Ver las Tesis sobre la Descomposición en Revista Internacional nº 62

[2] Ver el libro de Marx y Engels Revolución en España

[3] Para los revolucionarios (ver las contribuciones de Rosa Luxemburgo y Lenin y las tesis del Primer Congreso de la Internacional Comunista en 1919) el capitalismo entra en decadencia con el estallido en 1914 de la Primera Guerra Mundial.

[4] No podemos entrar aquí –en el marco de este rápido comunicado- en el análisis de cómo 1936 significó el alistamiento del proletariado para la guerra “antifascista”. Ver el libro que hemos publicado recopilando los textos de Bilan.

[5] Ver un análisis general de la época abierta en 1989 a nivel de las relaciones imperialistas en el artículo Militarismo y Descomposición en la Revista Internacional nº 64.

Situación nacional: 

Noticias y actualidad: 

Acción Proletaria nº 170, 15 Mayo - 15 de Julio 2003

Del «¡No a la guerra!», al «¡Aznar dimisión!»

 En el número pasado de nuestra publicación, Acción Proletaria 169, decíamos a propósito de la marea de movilizaciones pacifistas que desde el 15 de Febrero recorría las principales ciudades de España y del mundo: "Lo primero que hay que decir es que las manifestaciones actuales, por muy masivas que sean, no van a decidir el curso de los acontecimientos ni a impedir una guerra... (“Para luchar contra la guerra hay que combatir el capitalismo). Efectivamente ni los gritos de “¡No a la guerra!” han impedido que esta comenzase, ni los de “¡Paremos la guerra!” han hecho que las fase “militar” de la guerra de Irak haya concluido, sino la consecución por parte de Estados Unidos de sus objetivos estratégico militares (la toma del país y del desalojo del poder del régimen de Sadam Hussein). Y añadíamos a continuación:“ La principal función de las “movilizaciones” pacifistas es enmascarar las causas reales de la guerra, impidiendo que la población en general y sobre todo la clase obrera, comprenda verdaderamente la cuestión crucial: que la responsabilidad de la guerra no incumbe a tal o cual país o coalición de países, sino que es el auténtico modo de vida permanente del sistema capitalista en su conjunto en su etapa de decadencia” (Idem). Muchas han sido las patrañas con las que la clase dominante nos ha bombardeado ideológicamente para enmascarar y ocultar esas verdaderas causas de la guerra: que la guerra sería por el petróleo, acuñando así la consigna de ¡”No más sangre por petróleo”! tan repetida en las manifestaciones; que sería porque Bush es un chulo belicista y Azmar un lameculos belicista., de ahí que una de las consignas más repetidas en las manifestaciones, en especial en las de Marzo y Abril, haya sido ¡Aznar dimisión! o ¡Aznar dimite, el pueblo no te admite!. Esa misma consigna la hemos visto repetida hasta la saciedad en las imágenes televisivas en boca de los dirigentes de Izquierda Unida (con Llamazares a la cabeza) o del PSOE (a cargo de Calderero o del propio Zapatero). De esta forma la solución, no a la guerra en si, (que, además, es independiente de la participación española en ella) sino a la implicación de España en la cruzada contra Irak, está en echar a Aznar y su gobierno “belicista”. Esta identificación entre ¡No a la guerra! y ¡Aznar, dimisión! cumple una doble función de engaño ideológico:
  • Que la guerra sería el resultado de la ambición desmedida de unos cuantos politicastros sedientos de sangre entre los que se encontraría Aznar, y que, en oposición a ellos estarían los amantes de una política de “paz” y respeto a la “legalidad internacional”, los Zapatero, Llamazares, etc. O lo que es lo mismo: que la derecha, en este caso el PP, sería “belicista” por naturaleza mientras que la izquierda, PSOE e IU, sería “pacifista”.
  • Que ya que las movilizaciones no han servido para parar la guerra que al menos sirvan para pararle los pies a Aznar como castigo por no hacer caso al clamor popular.

A estas dos cuestiones queremos responder, brevemente, en este artículo.

 

¿Para que piden la cabeza de Aznar?.

No vamos a entrar en este artículo en analizar la actual posición imperialista del capital Español ni las divisiones que ésta ha generado entre las fuerzas políticas de la burguesía española (remitimos al lector al artículo publicado en el número 169 de nuestra publicación), ni tampoco en si la burguesía española se está planteando o no un relevo del gobierno o un voto de castigo al PP (que trataremos en posteriores publicaciones). Independientemente de ello pedir la cabeza de Aznar en las manifestaciones pacifistas le sirve a la burguesía española para dos fines muy precisos.

El primero de ellos es evitar que algunos de aquellos que han participado en las movilizaciones pacifistas empiecen ha hacerse la siguiente reflexión: “¿para que ha servido el 15 de Febrero y el 15 de Marzo?”, “¿para que han servido las cadenas humanas, las manifestaciones todos los sábados, las caceroladas?”. Y ante la evidencia de que no han servido para hacer frente a la guerra cabe entonces preguntarse ¿por qué?, ¿no será que ese no es el camino para acabar con la guerra?. Es decir se trata de ocupar el terreno de forma que se obstaculice hacerse ese tipo de preguntas. Así las movilizaciones si que habrían servido para algo, para pedir la dimisión de Aznar, y tendrían la posibilidad de continuarse en otro terreno, el electoral, el democrático. Y ese es precisamente el segundo de los fines, capitalizar y rentabilizar esa “gigantesca participación ciudadana” en el terreno del reforzamiento de la democracia y la supuesta “voluntad del pueblo”. De las misma forma que la burguesía española ha utilizado el antiterrorismo para lanzar grandes campañas de prestigiamiento de la democracia, hoy esta aprovechando el pacifismo y las movilizaciones pacifistas para el mismo fin.

 

¿Acaso son más pacifistas los partidos de la izquierda del capital y más belicistas los de derechas?

La hoja de servicios de los llamados partidos “socialistas” y “comunistas” a favor de la defensa de los intereses del capital (1) incluido la implicación en la guerra imperialista es bien real y bien amplia, aunque hoy se nos presenten vestidos de palomas de la paz. Basta recordar que fue precisamente el voto favorable a los créditos de guerra lo que sancionó el paso de la social democracia a las filas de la burguesía. La traición de la hasta entonces proletaria (aunque ya corroída años de oportunismo) social democracia abrió la puerta a la primera guerra mundial y llevó a miles de obreros a matarse los unos a los otros. El capitalismo había llevado la guerra al nivel más alto alcanzado hasta entonces por la humanidad.

Los tan pacifistas hoy ,PSOE, PC, o los anarquistas actuales nietos de los de la CNT, fueron los principales responsables de la masacre de obreros en la guerra de España de 1936 en nombre de la defensa del gobierno republicano, tan burgués y anti proletario como el franquista (ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran a los trabajadores”).

Por lo que respecta a segunda guerra mundial la contribución bélica de los partidos de la actualmente tan pacifista izquierda del capital fue abrumadora. Los partidos llamados comunistas y socialistas son directamente responsables de la masacre de miles de obreros enrolados en el Frente Popular, bajo la bandera nacional o en defensa de la supuestamente socialista madre Rusia.

Lo que hoy incomoda a Zapatero y al PSOE, a Llamazares e IU, y sus acólitos más a la “izquierda” no es la guerra en si, sino si participar en la campaña contra Irak es la mejor forma o no de defender los intereses imperialistas y nacionales del capital español. Las lágrimas de cocodrilo que hoy vierten sobre los cadáveres de los civiles Irakis no las vertieron, en particular el PSOE, cuando en el 91 el Gobierno de Felipe Gonzalez sumaba a España a la coalición de países liderados por Bush padre que desencadenó los horrores de la guerra bajo los eufemismos de “tormenta del desierto” y similares. Eso si, entonces el plomo y el fuego se lanzaba en nombre de “una causa justa”: liberar Kuwait. Hace 12 años nos llamaban a tomar posición por un bando imperialista, el de la coalición internacional de países democráticos, y hoy nos llaman a tomar partido por el imperialismo más débil, el irakí.

En cuanto a la guerra que desmembró la antigua Yugoslavia, otra guerra “humanitaria”, para liberar al pueblo del dictador de turno, el PSOE en el gobierno fue quien encabezó la cruzada bélica y el envío de tropas vestidas de cascos azules. Hoy nos dicen que “no a la guerra” porque la población civil irakí no tiene porque sufrir la guerra contra Sadam, pero entonces no dudaron ni un momento en participar en la masacre de hombres, mujeres, niños y ancianos para dar caza Karadzic.

Cuando hoy “Zapatitos” y “Calderilla” se desgañitan gritando que no se deje repostar a los aviones USA en el cielo español o que se impida que despeguen desde las bases de Rota o Morón de la Frontera, corren un tupido velo sobre el hecho de que fue precisamente el PSOE quién llamó a votar SI a la entrada de España en la OTAN.

De la misma forma que, desde la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia irreversible, todos los países –grandes o pequeños, de primer o de ultima fila, potentes o enanos militares, ricos o pobres- son imperialistas (2), todas las fracciones de la burguesía prestan su servicio en defensa de los intereses del capital nacional incluido su interés imperialista. El hecho de que en ciertos momentos, corresponde a ciertos partidos o grupos políticos adoptar un discurso belicista y en otros pacifista no es porque su naturaleza sea diferente sino porque cumplen una función determinada, bien repartiendose los papeles respecto a los posibles alianzas imperialistas o, sobre todo, para engañar y mistificar a la clase obrera.

 

¿Cuál es la verdadera respuesta a la guerra?

La forma de luchar contra esta guerra, o contra las que le van a seguir, no está en las manifestaciones pacifistas como la del 15 de Febrero o el 15 de Marzo, no está en llenar los balcones con pancartas ni en las caceroladas. La forma de luchar contra la guerra no está en votar a la izquierda porque sería menos belicista que la derecha. La forma de luchar contra la guerra no es gritar ¡Aznar, vete! para que en su lugar venga otro servidor del capitalismo como Zapatero, Llamazares, etc.

La verdadera forma de luchar contra la guerra pasa primero por reflexionar, por ver cuales son las causas reales de la guerra imperialista, por deshacerse de las montañas de mentiras con las que nos bombardea la clase dominante. La verdadera forma de luchar contra la guerra pasa por comprender que es el capitalismo quien al igual que engendrar la explotación y la miseria engendra la guerra. La verdadera forma de luchar contra la guerra es luchar contra el sistema que la genera: el capitalismo.

La verdadera forma de luchar contra la guerra es comprender que sólo hay una fuerza en la sociedad capaz de hacerle frente y ésta es el proletariado. Solo la lucha obrera contra la explotación cotidiana, contra la austeridad que la crisis capitalista exige, y contra la austeridad y el incremento de la explotación que las necesidades imperialista y guerreras de todas las burguesía implica, es lo que puede permitir a la clase obrera recuperar la confianza en sus propias fuerzas y en su misión histórica. Misión que ya formuló claramente el Manifiesto Comunista: ser el enterrador del capitalismo, y con él enterrar definitivamente la explotación del hombre por el hombre.

Alba, 21/04/03.

 

Situación nacional: 

Guerra en Irak:La confrontación entre las grandes potencias agudiza el caos y la barbarie capitalista

 Apenas tres semanas después del inicio de la ofensiva de la “Coalición”, las tropas norteamericanas entraban en Bagdad, y el régimen de Sadam Hussein se desmoronaba dejando a una población de 27 millones de personas sumida en el caos, el desabastecimiento, el pillaje y los choques interétnicos,... Esta nueva guerra ha sido “breve” (más corta que los 45 días de la Tormenta del Desierto de 1991, que los dos meses de la Kosovo en 1999, e incluso que la campaña de Afganistán en 2001), como no podía ser de otra forma habida cuenta la abismal diferencia de potencial militar existente entre las tropas anglo-norteamericanas y un ejército irakí que ya estaba diezmado por la guerra de 1991 y por más de 10 años de embargo. Sin embargo, esa brevedad no nos debe engañar:

  • Primero porque esta guerra ha elevado a un nivel mucho mayor la barbarie y el caos de las guerras de la etapa actual del capitalismo que hemos caracterizado como su época de descomposición.
  • Segundo porque tras la guerra se abre, por un lado, la agudización de las tendencias a la desestabilización de una zona clave para la situación mundial como es Oriente Medio; y, por otra parte, los enfrentamientos que ha planteado con Alemania y Francia, al interior de la UE o entre los países del Este de Europa y Alemania etc., arrojan nuevas dosis de combustible a las tensiones imperialistas.

 

Las guerras no son un ataque a la “civilización” sino la mismísima expresión de la civilización burguesa

El propio curso de los acontecimientos ha desmentido categóricamente las patrañas propagandísticas de la burguesía, y ha confirmado, a su vez los análisis de los revolucionarios.

Los “humanistas” y “democráticos” objetivos enunciados por los beligerantes han sido estrepitosamente rebatidos por los bombardeos masivos, la campaña bautizada como “Conmoción y Pavor” (sólo en los primeros días se descargaron sobre las ciudades iraquíes el equivalente de fuego de los 43 días de la operación Tormenta del Desierto de 1991), los “daños colaterales” en mercados, hospitales, barrios obreros, el uso de bombas-racimo[1], la pérfida estrategia de asedio para tratar de rendir las ciudades por hambre, sed y epidemias,... Para colmo, las tropas ocupantes han recurrido a la propia policía del régimen para tratar de contener la oleada de saqueos que se ha adueñado de las ciudades tras su “liberación”.

También quedan en entredicho los objetivos que según los propios opositores a la guerra fundamentaban las ansias belicistas de Bush y cía: el negocio de la reconstrucción, los lucrativos beneficios del petróleo, etc.,... Como hemos señalado en anteriores artículos de nuestras publicaciones[2], la guerra, aunque pueda beneficiar a algunos empresarios particulares, supone una ruina para la economía capitalista en su conjunto. Las hipotéticas rentabilidades de la reconstrucción en Irak son, de existir, muy inferiores al propio coste de la operación militar.

En cuanto al “negocio” del petróleo, se trata de un objetivo secundario y de carácter más estratégico (chantaje a Alemania y Japón muy dependientes del petróleo iraquí) que lucrativo a corto plazo. Ahora se desvela que USA y especialmente la llamada “petrocracia” (es decir los Exxon, Chevron, BP...) controlaba ya en 1991 el 80% del petróleo del sur de Irak y el 30% del producido en el norte del país, que entre Enero y Marzo de 2003, las importaciones norteamericanas de petróleo irakí se habían triplicado para paliar la caída de las exportaciones venezolanas...

La verdadera causa de la guerra de Irak no hay que buscarla en el belicismo de unos cuantos dirigentes, o en la avidez de ganancias de unos pocos explotadores, sino en la lógica cada vez más devastadora en la que se adentra el capitalismo mundial en su conjunto en su etapa terminal de descomposición. Como se señala en la hoja difundida por la CCI contra la guerra de Irak: “Los Estados Unidos no esconden su estrategia imperialista global. Desde el hundimiento del bloque ruso en 1989 se han propuesto utilizar su aplastante superioridad militar para impedir el ascenso de cualquier otra potencia o coalición que pueda rivalizar con ellos. Ahí reside el objetivo principal de todas las grandes acciones militares que han conducido desde 1991: la guerra del 91, la de Kosovo del 99 y la de Afganistán del 2001. Pero no han tenido éxito. Cada una de esas acciones no ha hecho más que empujar a las otras potencias, pequeñas o grandes, a contestar cada vez más su autoridad. En respuesta, los USA han proseguido esa estrategia a una escala cada vez mayor. Ahora pretenden hacerse con el control directo de Oriente Medio y Asia Centra y extenderlo hasta el Extremo Oriente. Enfrentados a la indisciplina de sus principales rivales – Francia y Alemania en particular- lo que buscan es cercar a Europa,...”.

Pero tratando de imponer un orden en las relaciones internacionales, un “orden” lógicamente a la medida de sus intereses particulares, la acción de los Estados Unidos, lo que propaga en realidad es un mayor caos a todos los niveles.

El caos en Irak amenaza extenderse al conjunto de la región.

Las escenas de saqueos y destrucciones masivas, de asaltos a hospitales, de desvalijamiento de los tesoros culturales del Museo Arqueológico o de la Biblioteca de Bagdad[3], de las masacres étnicas entre chiítas y sunitas, entre kurdos y árabes, en las principales ciudades de Irak, ponen de manifiesto que lejos de traer el orden y la estabilidad, las guerras de la descomposición son una potente gasolina que aviva aún más el fuego de toda clase de conflictos.

La preponderancia de los objetivos estratégicos que antes mencionábamos dicta no sólo la táctica militar[4], sino también la manera de gestionar la “paz”. El propio jefe del pentágono Rumsfeld, ha declarado que “los saqueos forman parte de la transición”. Al margen de que la existencia de desórdenes es la mejor excusa que pueden encontrar los norteamericanos para justificar la prolongación de su presencia en la zona, lo bien cierto es que su principal preocupación no es instaurar un oasis de estabilidad y “democracia”, ni ganarse el apoyo de la población, sino asegurarse un control estratégico del país, para poder proseguir su dominio sobre el conjunto de Oriente Medio.

La estrategia seguida en Irak, es la reproducción apenas corregida y sí muy ampliada de la seguida en Afganistán dos años antes, cuando los 10 mil soldados desplegados se limitan a garantizar un control sobre Kabul, sirviendo además de guardia pretoriana de su “elegido” (Karzai), mientras el resto del país se desangra en un pelea entre “señores de la guerra”, financiada por el tráfico de drogas (el cultivo de opio se ha multiplicado por diez desde 2001), y en el que la “liberación de la mujer” o la ayuda humanitaria (en el último año la ayuda “humanitaria” proporcionada por USA equivale al coste de 6 horas de actividad en el Pentágono), han quedado como lo que siempre fueron: puras patrañas para justificar la operación militar.

La situación que se vive hoy en Irak rememora, como decíamos, el caos que se ha instalado en Afganistán. Las diferentes fracciones en la que está dividida la burguesía irakí se están enzarzando en una pelea de todos contra todos: chiítas apadrinados por USA, Chalabi, contra chiítas protegidos por Irán, otro tanto sucede entre los sunitas –de obediencia saudí o de inspiración anglonortemericana- , los kurdos andan igualmente divididos entre una fracción más “paciente” – la UPK de Talibani- y otra fracción –el PDK- que postula abiertamente una “limpieza étnica” en el Kurdistán irakí,...

Pero si ya la intervención militar en Afganistán supuso una desestabilización de toda la zona (y tiene desde luego mucho que ver con la sobrepuja de tensiones entre India y Pakistán), la operación “Libertad para el pueblo irakí”, amenaza con encender aún más el polvorín de Oriente Medio:

  • En primer lugar por el desmembramiento del Estado unitario irakí ( la “federalización” desencadenaría las aspiraciones de Irán así como los temores de Turquía o Siria de verse arrastradas por el ascenso de los kurdos);

  • En segundo lugar porque la ocupación militar de Irak por USA es entendida como una verdadera amenaza para Irán (que está haciendo enormes esfuerzos por rearmarse, incluso con armamento nuclear);

  • Igualmente representa una amenaza para Siria (el anuncio sorpresivo de este país en la lista de posibles objetivos de USA supone un intento de rebajar su belicosidad hacia el plan de “paz” de los americanos para Palestina, y sobre todo una amenaza para el país más inclinado hacia Francia de toda la zona);

  • Significa un reforzamiento considerable de la posición de Israel que no perderá la oportunidad para imponer sus veleidades de construcción de un “Gran Israel” con el consiguiente debilitamiento para la burguesía palestina y la prosecución de las matanzas en la zona;

  • Supone en fin una auténtica bofetada para la mayoría de Estados árabes que se ven debilitados de forma importante con los riesgos que ello supone de desestabilización interior.

La creciente sobrepuja de las tensiones entre las principales potencias capitalistas

Pero si los riesgos son graves en Oriente Medio, región clave para todo el equilibrio mundial tanto por su posición estratégica como por sus enormes reservas petroleras, el episodio iraquí ha cebado aún más la bomba de los conflictos imperialistas que hoy dividen a las grandes potencias.

Ya hemos señalado que los auténticos destinatarios del golpe de fuerza ejecutado en Irak eran las potencias europeas: Francia, Rusia y sobre todo Alemania. Esta última ha sido especialmente golpeada en tres planos:

  • Ocupando Irak, USA cierra el último eslabón de la cadena de expansión imperialista de Alemania hacia los mares de oriente que históricamente ha seguido el eje que a través de Europa Central y oriental desemboca en Bagdad pasando por Turquía

  • Provocando la rebelión de España e Italia contra el eje franco-alemán crea una división significativa en la plataforma de influencia que es para Alemania la Unión Europea

  • Arrastrando al alineamiento pro-americano de Polonia, Chequia, Hungría …, es decir, de los países del este de Europa, crea una formidable tenaza alrededor del “espacio vital” de expansión del imperialismo alemán.

Las tensiones que estos osados pasos estratégicos van a crear se irán concretando paulatinamente en la situación internacional. El mundo se irá sumiendo en una sobrepuja de acciones y reacciones, de creación de nuevos focos de conflicto, de actos terroristas, de maniobras diplomáticas, de golpes desestabilizadores, cuyas consecuencias son difíciles de concretar hoy en sus diferentes episodios: Oriente Medio, Extremo Oriente, los Balcanes, la ONU, la UE…

Sin embargo, lo que está fuera de toda duda es la agravación general de las tensiones imperialistas entre USA y sus rivales que sembrará por todo el planeta nuevas expresiones de guerra, barbarie y caos. Esto, unido a la agravación de la crisis económica –la cual no va a ser paliada por el asunto iraquí- llevará a nuevos sufrimientos y ataques contra el proletariado y contra toda la humanidad.

Como hemos analizado en numerosos documentos de nuestra Corriente, la situación imperialista mundial está caracterizada por una dinámica en la cual Estados Unidos se encuentra abocado a un dilema insoluble: si tolera la contestación de todos los demás países, empezando por los gallitos como Alemania o Francia, permite que estos lo debiliten cada vez más. Pero si recurre a su superpotencia militar para pararles los pies entonces aunque momentáneamente les amedrenta cuando se agotan los efectos aquellos vuelven a las andadas de la contestación…

Esto provoca una espiral de acciones y reacciones, de conflictos que ensangrientan el planeta, a los que USA responde con puñetazos sobre la mesa que si bien suponen una calma momentánea, acaban agravando el caos y las guerras.

USA ha dado un nuevo puñetazo sobre la mesa con la ocupación de Irak. Sus rivales han encajado un golpe severo. Pero no pueden echar marcha atrás pues ello supondría su ruina. Desde los países árabes hasta Irán ya vemos que se encrespan contra el gigante americano. Pero sobretodo, vemos hoy a Francia, Alemania y Rusia boicotear las tentativas de USA de legitimar en el ONU su operación en Irak, aunque eso suponga retrasar o dificultar la ayuda humanitaria[5], así como la intensificación de los esfuerzos del eje franco-alemán por superar su debilidad militar y armamentística, a través de la cumbre sobre euro-defensa a celebrar a finales de Abril a la que cierran la puerta a España a la vez que coquetean con Gran Bretaña.

Los trabajadores han sentido una justificada inquietud por los acontecimientos bélicos que han sacudido el mundo. Las movilizaciones pacifistas han intentado boicotear esa inquietud desviándola hacia objetivos y “explicaciones” tales como una “guerra por el petróleo” o una guerra “causada por Bush y cuatro belicistas” que lo que hacen es minimizar la terrible gravedad de la situación mundial. Los trabajadores contra esas mentiras deben tomar conciencia de que la guerra en Irak no es sino un eslabón más de la cadena infernal que conduce a la destrucción de la humanidad a través de una proliferación de guerras, epidemias y hambrunas. Eso es lo único que puede ofrecer este sistema. Por ello, la única esperanza de supervivencia del género humano reside en la destrucción del capitalismo. Y esa responsabilidad le incumbe a la clase explotada, llamada a ser el sepulturero histórico de la explotación, las naciones y la guerra.

«El resultado final de los procedimientos capitalistas de producción es el caos y ese caos solo puede ser vencido por la mayor clase productora, la clase obrera. Ella es la que debe instituir el orden verdadero, el orden comunista. Debe quebrar la dominación del capital, imposibilitar las guerras, borrar las fronteras entre los estados, transformar el mundo en una vasta comunidad que trabaja para sí misma, realizar los principios de la solidaridad fraternal y la liberación de los pueblos»

Plataforma de la Internacional Comunista aprobada en el Primer Congreso, marzo 1919.

Acción Proletaria, 21 de abril de 2003.

 

 

1 El empleo de estas mortíferas trampas está desde luego, “prohibido” por las convenciones internacionales sobre armamentos, lo que no impidió por ejemplo que en la guerra “legal” contra Irak en 1991 se utilizaran 50 millones de ellas

2 Ver en particular los artículos dedicados a la guerra de Irak en AP nº 168 y 169, así como los textos consagrados a la agravación de las tensiones imperialistas desde el 11-S en la Revista Internacional desde el número 107

3 Aunque ahora lloren como plañideras ante la pérdida de ese patrimonio cultural, lo bien cierto es ésta es la consecuencia de la irracionalidad (desde el punto de vista de los intereses de la humanidad) de la pervivencia del capitalismo y la guerra. Como ya denunciara Rosa Luxemburgo ante las devastaciones de la 1ª Guerra Mundial, éstas “suponen un atentado no contra la cultura burguesa del pasado, sino contra la civilización socialista del porvenir, un golpe mortal asestado a esta fuerza que lleva en sí el porvenir de la humanidad, y que sólo ella puede transmitir los valiosos tesoros del pasado a una sociedad mejor. Aquí el capitalismo ha descubierto su calavera, aquí ha desvelado que se terminó su derecho a su existencia histórica, que el mantenimiento de su dominación ha dejado de ser compatible con el progreso de la humanidad” (Folleto de Junius, 1915)

4 El empleo de la aplastante superioridad aérea junto con el empleo de fuerzas de tierra muy limitadas (125 mil soldados a diferencia de los casi 300 mil que se utilizaron en 1991) viene dictada no sólo por la necesidad de ahorrar bajas y atenuar en lo posible el descontento de la población USA, sino también por una estrategia diseñada para alcanzar rápidamente los centros neurálgicos del adversario aunque deje a sus espaldas inmensos territorios sin controlar. El maestro de estrategia militar de Bush y Rumsfeld es el mismísimo Hitler y su “guerra relámpago”. La diferencia es que mientras que en la Alemania de 1939 esa “temeridad” era el resultado de su debilidad económica y militar, en el caso de la primera potencia económica y militar de nuestros días es el resultado de la carrera hacia el abismo en que se ha metido (necesidad de administrar las tropas en vistas a nuevas intervenciones futuras en todo el planeta)

5 La reciente guerra de Irak ha puesto claramente de manifiesto, que la ayuda humanitaria, es un arma de guerra más que se administra en función de las necesidades tácticas militares

Noticias y actualidad: 

«El Militante»: Cómo inocular el nacionalismo con argumentos "radicales"

 De la misma forma que Dalila le quitó la fuerza a Sansón cortándole los cabellos, la burguesía le quita la fuerza a la clase obrera confundiendo su conciencia y destruyendo su unidad. Uno de los engaños que mejor resultado le ha dado a la clase dominante durante el siglo XX ha sido conseguir que la clase obrera identifique sus intereses con la “liberación nacional de los pueblos”y la defensa de los “verdaderos intereses nacionales”. Tal mistificación ha servido para justificar las innumerables carnicerías guerreras que han llenado de sangre el planeta. Ahora bien, hay muchas formas de defender este engaño. Conocemos muy bien la forma descarada que emplea la Derecha: Bush y sus halcones hablando del “interés nacional americano” o Aznar con su “patriotismo constitucional”. La Izquierda de los Zapatero, Llamazares y compañía es más sutil: en lugar de Nación o Patria utilizan el término “pueblo” como nuevo disfraz del interés nacional pues resulta que en ese concepto caben la gran mayoría de capitalistas “demócratas”, la pequeña burguesía, los trabajadores, en fin, TODA LA NACION, excepto cuatro oligarcas “vendepatrias”. Más rebuscada y cínica es la defensa del interés nacional que hacen los grupos izquierdistas (trotskistas, anarquistas, neo-estalinistas etc.) que llegan a hablar de “internacionalismo” y de “acabar con el capitalismo”. Este es el caso del grupo El Militante, perteneciente a la corriente trotskista[1] e inspirador del Sindicato de Estudiantes.

El único interés nacional posible es el de la explotación y la guerra

En las movilizaciones contra la guerra, El Militante ha exhibido un lenguaje muy “radical”: desenmascara a la ONU señalando que “existen almas simples que aún creen en algo llamado “ley internacional”. Estas personas bienintencionadas todavía, increíblemente, apelan a la ONU para evitar la guerra (...) Hace mucho tiempo, Lenin criticó contundentemente a aquellos que apelaban a la Liga de Naciones para “detener la guerra”. Lenin describió este organismo como una “cocina de ladrones”. Pero la ONU no es mucho mejor que la Liga de Naciones”[2]. Del mismo modo, denuncia a los “reformistas” (la Izquierda del Capital) pues “están exigiendo que cualquier medida de fuerza contra Saddam Hussein debe contar con la aprobación del Consejo de Seguridad. No dicen “no a la guerra”, sino “no a la guerra sin el apoyo de la ONU”. Pone al desnudo el juego de Francia diciendo que es “otra potencia imperialista decadente que pretende contrarrestar el dominio acaparador de los Estados Unidos”[3].

Estos argumentos que son justos si se toman en sí mismos sirven de gancho para introducir la misma mercancía nacionalista que defienden tanto la Derecha como la Izquierda que acaba de criticar. El Militante proclama: “la derecha acusa a los marxistas de querer dejar a la nación indefensa. Esto es completamente falso. No somos pacifistas y aceptamos la necesidad de un ejército, pero el tipo de ejército necesario para defender los intereses de los trabajadores, no el monstruoso ejército permanente de las naciones más modernas”.

¡Qué se tranquilicen la Derecha, el PSOE y los capitalistas en general! Los gritos radicales de El Militante son pura fachada: ellos quieren un ejército porque no quieren dejar a la nación indefensa. Ellos “no son pacifistas” lo que quiere decir que también apoyarían guerras “justas” aunque se opongan a la guerra de Irak. Estos “partidarios de derrocar el capitalismo” están por la Nación y el Ejército[4] instituciones básicas e imprescindibles del Estado Capitalista.

Para que no queden dudas, El Militante se define claramente por la defensa del interés de la Nación, solo que utiliza un hábil truco: se inventan un interés nacional “malo” - el de los “gobiernos imperialistas” para los cuales “el interés de la nación son los grandes bancos y empresas que poseen y controlan cada nación”- para oponerle “otro interés nacional” favorable a los trabajadores, que, en palabras de El Militante, serviría para fabricar mantequilla en lugar de armas, un interés nacional por el “bienestar del pueblo”.

Este interés nacional no existe en ninguna parte, es otra utopía reaccionaria. La Nación es un pilar básico del capitalismo, su único interés posible es el del conjunto de los capitalistas. A través de la nación y su Estado estos defienden la plusvalía y la posición que tienen en el mercado mundial frente a la concurrencia de las demás naciones. Esa defensa requiere aumentar sin descanso la explotación de los trabajadores y los sacrificios del conjunto de la población. Interés Nacional e interés de los trabajadores (y con ellos del futuro de la humanidad) son radicalmente incompatibles y antagónicos.

La idea de que existiría un interés nacional “favorable a los trabajadores” es la trampa que siempre han utilizado “socialistas”, estalinistas y sindicatos para atar a los obreros al interés nacional. Estos organismos “obreros” y “populares”siempre han basado su demagogia en ser más nacionalistas que la Derecha y que los capitalistas al inventarse un “Interés Nacional al servicio de la mayoría” que es absolutamente imposible. La historia del siglo XX nos demuestra que con el señuelo de un “interés nacional al servicio de la mayoría” la Izquierda del Capital ha conseguido llevar a la clase obrera al terreno del enemigo convirtiendo ese sueño utópico en la pesadilla de guerras y represiones brutales. El Militante participa en ese coro nacionalista aportando sus notas radicales.

La liberación nacional de los pueblos oprimidos no es un obstáculo a la guerra imperialista sino un instrumento de la misma

En 1917-23, Lenin y Trotski y con ellos la mayoría de la Internacional Comunista pensaron que la independencia nacional de los países coloniales de Asía, África etc., serviría de palanca para debilitar la dominación imperialista y con ello facilitaría el triunfo final de la revolución proletaria. Se equivocaron totalmente pues la historia ha demostrado que la “liberación nacional” debilitó tanto al proletariado de los nuevos países como al de los antiguos y solo sirvió para acrecentar las tensiones imperialistas entre las grandes potencias.

La historia ha demostrado la validez del análisis de Rosa Luxemburgo frente al de Lenin y Trotski. Esta puso en evidencia que «la política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un todo inseparable que no puede comprenderse más que en sus relaciones recíprocas y del cual ningún Estado puede sustraerse»[5]. Desde principios del siglo XX el capitalismo ha entrado en su época de decadencia y ello significa que el único modo de vida posible de todos sus Estados es el imperialismo y la guerra. En cada conflicto imperialista sólo hay unos perdedores: el proletariado y la población de los dos bandos beligerantes que ponen los muertos, el sufrimiento, el hambre y la explotación. Y el perdedor, desde el punto histórico, es el futuro de la humanidad, cada vez más comprometido y amenazado.

El Militante retoma los errores de un militante revolucionario como Trotski y los convierte en posiciones contrarrevolucionarias como el resto de grupos trotskistas: reivindica contra la guerra de Irak la “liberación nacional de los pueblos árabes y musulmanes”: kurdos, chiítas, iraní, palestino etc. Ante el caso kurdo, El Militante se da cuenta que está “metiendo la pata” pues hoy los peshmergas están haciendo de soldaditos de plomo del ejército americano. Por eso, se cura en salud afirmando que “En ninguna parte los imperialistas son amigos del pueblo. Algunas veces utilizan las aspiraciones nacionales de pueblos como los kurdos y chiítas iraquíes para sus propios objetivos, pero estos pueblos no pueden confiar nunca en la buena voluntad de los imperialistas, que son completamente indiferentes a sus sufrimientos e intereses”.

Es cierto que a los jerifaltes de Washington les importa un bledo los sufrimientos y los intereses de la población kurda. Pero lo que El Militante oculta cuidadosamente es que esos sufrimientos e intereses les importan igualmente un bledo a los burgueses kurdos que dirigen y organizan esos “movimientos de liberación nacional del pueblo kurdo”.

Los campesinos y obreros kurdos están obligados a soportar el éxodo, la miseria, la opresión, de unos y de otros: de los 5 Estados que se reparten su “nacionalidad” (Irak, Turquía, Irán, Armenia y Siria) y de sus propios “protectores”, los movimientos de “liberación” kurdos que andan divididos en varios clanes enfrentados. Estos movimientos han ido dando tumbos detrás de uno u otro Gran Padrino imperialista: americanos, rusos, alemanes etc.

El caso del partido Baaz y Saddam Hussein es muy revelador de la gran estafa que significa la “liberación nacional”. Hasta hace 25 años ambos estaban en el bando “políticamente correcto” y eran adulados como “anti-imperialistas” y “progresistas” por estalinistas y trotskistas. Después, cuando Saddam cambió al bando americano haciéndole el trabajo sucio en la guerra contra Irán (1980-88), la buena estrella de estos “liberadores” empezó a apagarse. Peor lo tuvieron cuando, desde principios de los 90, Estados Unidos utilizó a Saddam como cabeza de turco para escarmentar a los imperialismos rivales de Francia, Alemania, Rusia etc.

En esta historia vemos que Irak ha jugado diferentes papeles en el sistema imperialista mundial aunque haya sido el papel de peón. Ese juego siniestro ha significado para los obreros, los campesinos, la población explotada, sufrimiento, tortura, epidemias, matanzas y guerras...

Veamos otro “héroe” de la “liberación nacional”, Arafat, que, a diferencia de Saddam, goza de mejor cartel. Arafat y su movimiento de “liberación” formó primero en el bando ruso, después se alineó con el bando americano y hoy es más o menos sostenido por Francia y Alemania aunque partes importantes de la burguesía palestina no descartan un acuerdo con USA. ¿Qué consecuencias ha traído a los obreros y campesinos que Arafat y la OLP dicen “representar y liberar”? Pues han sido enviados al éxodo, masacrados por el ejército israelí y también por el ejército “hermano” de Jordania, sometidos a una brutal represión por las hordas policiales de Arafat, alistados en milicias del suicidio por los canallas de Hamás, explotados por burgueses israelíes, palestinos, kuwaitíes, egipcios ...

El sistema imperialista mundial es como una partida de ajedrez, cada bando tiene su Rey, su Reina, sus Torres... pero también tiene sus peones. Los países “nuevos” o los frentes de liberación nacional aspirantes a un Estado (como Arafat o los kurdos) solo pueden aspirar al papel de peones. Pero eso no les hace ajenos a la partida sangrienta que domina el mundo. Ellos son protagonistas y cómplices del juego aunque sea en un papel secundario y “perdedor”. El imperialismo es una terrible cadena que oprime a la humanidad entera y en la cual todos los eslabones –aunque sean los más débiles- participan en esa opresión.

Para acabar con las guerras hay que acabar con el capitalismo

El Militante proclama que para conseguir la paz hay que acabar con el capitalismo. Sin embargo, el “capitalismo” que describe El Militante se reduce a Bush y su camarilla “en estrecha relación con las grandes corporaciones petroleras”. El capitalismo consistiría en una oligarquía minoritaria formado por 4 multinacionales respaldadas por políticos “gamberros, estafadores y ladrones corporativos que han forjado sus valores morales a partir del mundo empresarial”.

¡Es evidente que las multinacionales no tienen más divisa que engordar sin descanso su cuenta de beneficios! Es igualmente evidente que la catadura moral de los políticos de todos los Estados del mundo es cada vez más repugnante.

Pero el capitalismo no se reduce a una capa de individuos privilegiados. Es un sistema de relaciones de producción dividido en Estados nacionales armados hasta los dientes que luchan a muerte por el reparto del pastel de la explotación. Y como ese sistema está en crisis desde principios del siglo XX, esa lucha a muerte ha tomado la forma de una sucesión inacabable de guerras imperialistas que han hecho del siglo XX el siglo más bárbaro de la historia de la humanidad y que amenaza con convertir el siglo XXI en la tumba de la humanidad si el proletariado no se levanta contra su dinámica de guerra, caos y barbarie.

Al reducir el “capitalismo” a 4 multinacionales y 4 políticos canallas, El Militante oculta lo que es de verdad el capitalismo y cual es su situación real de crisis y descomposición. Con ello siembra la ilusión de que sería posible un capitalismo “pacífico” y “progresista”, donde se podría encontrar un “bienestar” y vivir en “democracia”.

Solo hay una fuerza social capaz de acabar con el capitalismo: el proletariado mundial. Pero para ello debe desprenderse de las ilusiones que lo atan a un capitalismo “racional”, “progresista” o “pacífico” a través de la mistificación de un mundo dividido entre naciones “democráticas” y naciones “imperialistas”, entre “movimientos de liberación nacional” y “oligarquías imperialistas”. Los jóvenes obreros o estudiantes a los que se dirige El Militante deben comprender que este grupo con sus gesticulaciones radicales sólo pretende impedirles esa toma de conciencia.

Adalen 20-4-03

1 Hay que distinguir entre Trotski y la corriente trotskista. Trotski fue siempre un militante revolucionario fiel a la clase obrera pese a los serios errores que cometió sobre todo en los años 30, en cambio los que se dicen sus sucesores –las organizaciones trotskistas- le han traicionado totalmente y utilizan sus errores más graves como tapadera para defender una política capitalista: apoyaron la II Guerra Mundial, han apoyado siempre al bando imperialista URSS contra el bando americano; defienden la liberación nacional, el sindicalismo, el parlamentarismo etc. Ver nuestro folleto sobre Trotski y el trotskismo aparecido en francés, así como artículos sobre la cuestión en Revista Internacional números 96 y 103.

2 Manifiesto contra la guerra imperialista, aparecido en el sitio Web de El Militante: www.elmilitante.org. Las citas han sido tomadas de este documento y de No a la guerra imperialista en Irak, hoja repartida en Valencia; ¡Aznar es tan responsable como Bush y Blair de la masacre del pueblo iraquí! y ¡Fuera las tropas imperialistas de Irak!, documentos todos ellos tomados de la Web antes citada.

3 Es, sin embargo, sorprendente que no haya ninguna mención a Alemania que, a fin de cuentas, es quien más se ha opuesto a los planes americanos y es el Estado que ha empujado a Francia y Rusia en su enfrentamiento con USA. ¿Será porque allí hay una coalición rojiverde al frente del gobierno?

4 ¿Un “ejército al servicio de los trabajadores”? ¿Dónde existe esa utopía reaccionaria? En ningún sitio. Para justificar su apoyo a los ejércitos realmente existentes que no pueden ser que enemigos de los trabajadores, El Militante se saca de la manga esa demagogia de un “ejército favorable a los trabajadores”.

5 De su libro La crisis de la socialdemocracia

Corrientes políticas y referencias: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 171, 15 Julio - 15 Septiembre 2003

Corriente Roja: gato por liebre

El futuro cada vez más negro que nos ofrece el capitalismo - guerras y tensiones imperialistas; aceleración de la crisis económica con despidos masivos y ataque a las pensiones; barbarie e inseguridad por todas partes- provoca una inquietud creciente en amplias capas de la clase obrera. Como expresión avanzada de ese proceso, minorías de jóvenes tratan de encontrar una alternativa revolucionaria frente a este sistema de explotación.

La burguesía es consciente de ello y responde segregando en su aparato político anticuerpos destinados a desviar y destruir esos esfuerzos de toma de conciencia. El anticuerpo más importante es el llamado “movimiento anti-globalización” [1], un conglomerado de grupos, foros, centros sociales etc., controlado y articulado por un increíble arco iris de fuerzas políticas y sindicales: PSOE, IU, ONG’s, sindicatos, Iglesia, anarquistas, nacionalistas radicales etc.  

 

Lo que promete la Corriente Roja

En apariencia, el movimiento “anti-globalización” nace de “la base”, es “plural, asambleario y democrático”, en realidad, quien mueve los hilos y lo lleva adonde el Capital quiere, es el propio Estado Capitalista, a través de sus fuerzas de izquierda. El PSOE, tan denostado por muchos jóvenes por sus evidentes vínculos con el orden establecido, es, sin embargo, uno de sus promotores, a través de diferentes “Foros Sociales” que defienden “una globalización alternativa al neoliberalismo”

Sin embargo, el mayor protagonismo lo tiene IU. Esta plataforma “plural” (tras la que se esconde el viejo partido estalinista, el PCE), tiene dos caras: una “institucional”, con su cohorte de diputados, alcaldes y concejales, que participa en no pocas parcelas de la gestión del Estado burgués; y, otra, “alternativa” y “radical”, que aglutina toda una serie de foros, corrientes, movimientos sociales etc., que tiene un peso muy importante en el movimiento anti-globalización.

En esta otra cara de IU, se mueven grupos que pretenden representar una posición revolucionaria contra el capitalismo. Es el caso de Corriente Roja que en su Declaración de Principios[2] se propone “la construcción de un bloque político capaz de generar una alternativa global al sistema capitalista” (pag. 1), se reclama del “marco ideológico antiimperialista que inauguraron Lenin, Rosa Luxemburgo y otros marxistas revolucionarios” (ídem.) y denuncia el “reformismo hegemónico en la izquierda, que esteriliza tantas luchas y tanto esfuerzo con la inalcanzable finalidad de suavizar el neoliberalismo” (ídem.) frente a lo cual defiende cómo única alternativa a “la barbarie imperialista mundial”, “la destrucción del orden capitalista internacional y la construcción del socialismo a escala mundial” (pag. 5).

Estas frases resultan, a primera vista, muy atractivas. Se denuncia la barbarie del capitalismo, se plantea la construcción del socialismo a escala mundial, se pretende rescatar a Lenin y Rosa Luxemburgo… Es necesario, sin embargo, analizar de forma concreta el programa de esta Corriente, para juzgar sí nos está dando gato por liebre. En el programa y en el comportamiento político de una organización se puede ver la verdad de sus proclamaciones y promesas, se puede determinar si defiende realmente el proletariado y la lucha por el comunismo, o, por el contrario, es un defensor del sistema capitalista embozado en ropajes radicales.

La cuestión de la guerra

La posición de una organización sobre la guerra imperialista es clave para saber a qué clase pertenece, sí al capital o al proletariado. La Socialdemocracia cruzó el Rubicón cuando en 1914 apoyó la guerra en los diferentes Estados beligerantes con pretextos como la “lucha por la democracia” o la “defensa de la civilización amenazada”. En cambio, los internacionalistas revolucionarios, como Lenin o Rosa Luxemburgo, defendieron la lucha directa por el comunismo contra la guerra imperialista, denunciaron toda defensa del Estado nacional, propugnaron la unidad internacional del proletariado, llamándole a detener la masacre y trazaron la perspectiva de la guerra mundial de clases contra la guerra imperialista.

Corriente Roja denuncia que “el imperialismo ha hecho desembocar a la humanidad en un estado de guerra permanente, y de forma simultánea pretende militarizar al conjunto de la sociedad” (pag. 4), añade que “la lucha contra la guerra no se puede disociar de la lucha contra el capitalismo” (pag. 5). También denuncia que “apostar por el fortalecimiento militar de la UE para constituir un hipotético contrapeso al imperialismo de EE.UU., es colaborar en la construcción de un nuevo imperialismo, cuyas primeras víctimas serán la clase trabajadora y la ciudadanía europea” (ídem.).

La primera impresión sigue siendo muy seductora, pero hilando más fino constatamos que Corriente Roja no plantea la lucha de clase del proletariado como único medio de alcanzar esos objetivos sino que confía para ello en las manifestaciones pacifistas entre febrero y abril de 2003 “contra la guerra”[3] , considerándolas como una “poderosa reacción antibelicista que se ha despertado entre la ciudadanía con motivo de la invasión y ocupación de Irak” (pag. 5). ¡Unas manifestaciones interclasistas donde “todos los ciudadanos” son arrastrados a un movimiento de “unidad nacional y democrática” son consideradas instrumentos de “lucha revolucionaria”!.

Corriente Roja grita ruidosamente contra el imperialismo de USA y de Europa Occidental pero considera “el derecho de autodeterminación de los pueblos parte central de la lucha social. Hoy (…) es incluso más importante que en el pasado. El legítimo derecho de cualquier pueblo a decidir colectivamente su propio futuro, y dentro de este, su organización social y su estructura política, es el reverso de las pretensiones de dominación violenta del imperialismo” (pag. 3).

Aquí tenemos otra de las “contradicciones” habituales de estos grupos: están contra las grandes potencias imperialistas pero están a favor de un instrumento del imperialismo que es el “derecho de autodeterminación”, el cual, sí se le quita la palabrería democrática que lo adorna, se reduce simplemente al derecho de cualquier burguesía nacional a tener su propio cortijo donde explotar obreros y organizar sus propias operaciones imperialistas. El “democrático” derecho de autodeterminación es la bandera de conveniencia que emplean los grandes imperialismos –tan denostados por Corriente Roja- para tener peones de brega contra las posiciones de sus adversarios.

Es de una caradura tremenda que Corriente Roja se reclame de Rosa Luxemburgo cuando esta denunció toda forma de lucha nacional estigmatizándola como un baluarte contra la lucha revolucionaria por el socialismo[4]. La contradicción entre el radicalismo verbal de los “fines” (por el socialismo mundial) y el carácter pro-capitalista de los “medios” (la “movilización ciudadana” y el “derecho de autodeterminación”) nos da una de las claves para comprender lo que hacen estos grupos: su misión es capturar a compañeros con eslóganes radicales para entramparlos y desviarlos hacia métodos que apuntalan y defienden el capitalismo.

Las elecciones y la defensa de la democracia

Corriente Roja afirma: “No nos mueve la finalidad de hundir la democracia, sino la de construir una verdadera democracia. Para ello entendemos que son elementos esenciales la democracia directa –capacidad de decisión del colectivo sobre temas concretos- y el derecho de revocación de dirigentes y cargos públicos” (pag. 2).

¡Y dice reclamarse de Lenin que denunció taxativamente la democracia como hoja de parra de la dictadura del capital[5]! El Estado Capitalista que es una dictadura de la burguesía y que controla de forma totalitaria hasta los aspectos más íntimos de la vida de sus súbditos, se enmascara detrás de la Democracia. Travestido tras este bello concepto (“el poder del pueblo”) deja de ser la dictadura de una minoría para convertirse en “un sistema integrador de todos los ciudadanos”; deja de ser una máquina de opresión y corrupción, para aparecer como “un medio de convivencia”; deja de ser el Consejo de Administración del conjunto de los capitalistas responsable de guerras, despidos y precariedad, para surgir bondadoso como el “árbitro de la justicia y el defensor de los más desfavorecidos”.

¡Y Corriente Roja “no quiere hundir la democracia”!, lo que significa sencillamente que no quiere hundir el Estado Capitalista, que quiere defenderlo con todas sus fuerzas.

Y como esa mística Democracia presenta crecientes fisuras a través de las cuales se puede entrever la dictadura del Capital, Corriente Roja saca el señuelo de luchar “por la verdadera democracia”, grita que “la llaman democracia pero todos sabemos que no lo es” para tenernos encerrados dentro de la cárcel del Estado Capitalista dando vueltas en el tiovivo de “alcanzar la Verdadera Democracia”.

Las elecciones son una farsa donde, a través de diferentes mecanismos de propaganda y manipulación, se decide lo que el Estado capitalista necesita. Lo único que contribuye a la lucha por el comunismo es denunciarlas poniendo en evidencia los objetivos políticos e ideológicos que cada una de ellas encierra. Corriente Roja, llama a participar en ellas. Así, en el 25-M, unas elecciones para hacernos olvidar el fracaso evidente de las movilizaciones pacifistas agitando el señuelo de “todos a por Aznar”[6], Corriente Roja participa de ese objetivo proclamando que “hay que decirle al PP en las urnas lo que le hemos repetido en la calle: ¡QUE SE VAYAN!”. Para guardar su pedigrí vocifera: “ningún voto de izquierdas para el PSOE” reconociendo que “el PSOE ocupa desde Ayuntamientos y Comunidades un espacio de primer orden en el cogobierno del país”, pide el voto para IU porque “en términos generales va a expresar el repudio al gobierno y es el voto más a la izquierda posible” aunque matiza que “este voto no puede representar confianza o apoyo incondicional a la política o a la dirección de IU” pues “IU apuesta por poner todo el rédito electoral al servicio del PSOE”.

Sí estas contorsiones no fueran suficientes, Corriente Roja hace la contorsión suprema: “para nosotros/as el camino de las transformaciones sociales imprescindibles solo puede venir de la mano de la movilización obrera y popular. De ahí que para nosotros/as cualquier cargo electo no es un fin en si mismo y solo tiene verdadera utilidad si se convierte en un tribuno de los trabajadores y la juventud y su cargo está al servicio de alentar la movilización social”.

El sentido de estos malabarismos es devolver al redil electoral a los jóvenes que desconfían de esa farsa empleando los argumentos radicales: “apoyo crítico” y “utilización de las elecciones como auxiliar a la lucha social”, o sea, utilizar la gasolina como “ayuda” para apagar el fuego.

El sujeto revolucionario

El comunismo no surgirá de un “movimiento de hombres de buena voluntad” sino de la lucha masiva y consciente del proletariado. Solo este puede liberar a la humanidad del yugo aniquilador del capitalismo. Los compañeros que quieren luchar por una nueva sociedad no pueden apoyarse sobre las arenas movedizas de un “movimiento anti-capitalista” sino que deben integrarse en la lucha de la clase proletaria, única capaz de derribar el capitalismo.

Una vez más, Corriente Roja empieza con bonitos piropos a la clase obrera: “para nosotros, la clase obrera, aun cuando hoy pueda ser sustancialmente más compleja y fragmentada, abarcadora de grupos sociales más variopintos y con vivencias y grados de conciencia muy diferentes, no solo sigue existiendo como clase social, sino que conforma el sujeto revolucionario central” (pag. 3).

¡Pero tras la zanahoria viene el palo!: resulta que “el movimiento antiglobalización y el movimiento obrero se necesitan hasta el punto de que si el primero se queda en un perfil vago, sin contenido de clase, corre el riesgo de diluirse o incluso ser absorbido a pedazos por le sistema; y si el movimiento obrero no aborda el carácter anticapitalista e internacionalista de la lucha antiglobalización, puede terminar por enquistarse y divorciarse de su propia base social de manera permanente” (pag. 4).

Esto significa que Corriente Roja le pide a la clase obrera que deje de ser clase para diluirse en el interclasismo del movimiento “antiglobalización”, que no es una clase social sino una amalgama, un cajón de sastre, de Foros, redes de Internet, grupos violentos, sindicatos etc.. El proclamado sujeto revolucionario se transforma en objeto amorfo de una expresión del Estado Capitalista, organizado para luchar contra él, que es el “movimiento antiglobalización”.

Pero hay una sorpresa aún más mayúscula: resulta que el “carácter anticapitalista e internacionalista” no estarían en la lucha obrera sino en ese magma indefinido que es el “movimiento antiglobalización”. La clase obrera, creadora del internacionalismo (LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA) y la única irreductiblemente anti-capitalista, es desposeída de esos principios para atribuirlos al “movimiento anti-globalización”. ¡La clase obrera con “amigos” como Corriente Roja no necesita enemigos como Aznar o Zapatero!

En el aparato político de la burguesía hay una división del trabajo: por un lado, están la Derecha o la Izquierda “moderada”, cuya función es emplear el palo, con o sin guante de terciopelo. Pero tienen a la extrema izquierda cuya misión es agitar la zanahoria de las “posiciones proletarias” para llevar al mismo sitio: hacernos tragar el palo capitalista. Corriente Roja pertenece a este segundo escalón.

Adalen  16-7-03

Footnote

[1] Ver artículos en Revista Internacional nº 86 y en Acción Proletaria nº 159

[2] Fechada el 11-5-2003, ver www.corrienteroja.org

[3] Ver Revista Internacional nº 113 y Acción Proletaria números 168 a 170

[4] Ver, entre otros, el libro La crisis de la Socialdemocracia. Es cierto, que Lenin defendió la posición errónea del “derecho de autodeterminación”. Pese a ello se mantuvo siempre dentro del internacionalismo aunque ese error fue aprovechado por el estalinismo para justificar su apoyo a “luchas de liberación nacional” en beneficio del imperialismo ruso.

[5] Ver las Tesis sobre la Democracia del Primer Congreso de la Internacional Comunista que hemos publicado en Revista Internacional nº 100

[6] Ver artículo en Acción Proletaria nº 170

 

Situación nacional: 

Corrientes políticas y referencias: 

ERE enTelefónica: ¡Contra los despidos masivos!

A finales de Junio, la compañía Telefónica ha anunciado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de 15 mil trabajadores (el 37% de la plantilla actual) en los próximos cinco años: el mayor plan de despidos masivos en una compañía “privada” (1) de la historia de España, que dejará la plantilla de Telefónica en poco más de 26 mil trabajadores, cuando en 1995 eran 75 mil.

Un hachazo tan descomunal, así como el hecho de que las compañías de telecomunicaciones hayan sido las abanderadas de la “nueva economía”, las principales beneficiarias de la “globalización”, etc., han hecho que la atención de muchos trabajadores se haya dirigido hacia este plan de despidos, y a la suerte que vayan a correr  los compañeros de Telefónica.

La causa de los despidos no está en las circunstancias particulares de Telefónica, sino en la crisis capitalista que afecta a todos los sectores obreros.

Para aislar a los trabajadores de Telefónica, las distintas facciones de la burguesía falsean la raíz de los despidos.

- El Gobierno, en boca de su ministro de Industria y Tecnología, Josep Piqué, explica el ERE de Telefónica “por la evolución de las tecnologías y los efectos de la liberalización, (...) algo muy usual en todo el continente europeo y Telefónica es probablemente la última gran operadora europea que ha hecho un planteamiento de estas características” (diario El País, del 26 de Junio). Lo que en plata quiere decir: todas las patrañas de la “nueva economía”, el “pleno empleo”,... han sido y son la tapadera de despidos masivos, aumento de la explotación para los que se quedan, liquidación de pensiones,... Efectivamente las “telecos” son un sector  “punta”... de los recortes de personal: France Telecom ha despedido a 22 mil trabajadores en los últimos 3 años; Deutsche Telekom 30 mil, Portugal Telecom acaba de anunciar 16500 despidos.

- la Patronal culpa al Gobierno por “haber propiciado con una legislación demasiado exigente, una situación de desventaja competitiva respecto a las nuevas compañías”. (El País, ídem). Pero lo cierto es que esas “nuevas compañías” se han lanzado igualmente a una auténtica cascada de despidos: 750 en Auna, 450 en ONO, 530 en Vodafone, 2000 en Avanzit,...

- por su parte los Sindicatos, a cuyo coro se unen la Izquierda (PSOE, IU), también atribuyen las causas de los despidos a la “mala gestión” de la dirección de la compañía (inversiones multimillonarias fallidas en Lycos, Endemol, Antena 3),  o a la avidez de los directivos que se “forraron” con salarios escandalosos, “stock options” etc. Con ello quieren hacernos creer que con una  “buena gestión”, “al servicio de los ciudadanos”, no se habría acabado poniendo en la calle a más de un tercio de la plantilla.

Pero ¿dónde está la “mala gestión” de los directivos de RENFE –y de los sindicatos, en este caso- que han acordado la reducción de la plantilla de los trabajadores de ferrocarriles en 1500 empleos, prosiguiendo un plan de ajuste pactado en 1992, con el gobierno “socialista”, para “adelgazar” la plantilla de 42 mil a 29 mil obreros?.

¿Cuáles han sido las “aventuras bursátiles” de los directivos de las empresas automovilísticas que anuncian suspensiones temporales de empleo, que preludian recortes definitivos de las plantillas: suspensión temporal para 9 mil trabajadores de la SEAT, 420 en FORD – Valencia- cierre de la NISSAN en Madrid (550 trabajadores), “plan de viabilidad” de FIAT (probable cierre de las plantas de IVECO en Madrid – la histórica Pegaso-, y de Magnetti Marelli en Barcelona), cierre de la factoría de Valeo cerca de Barcelona?

¿ Son los salarios de los directivos la causa de las “prejubilaciones” de 3.168 empleados de Iberdrola, de los 1500 del Banco de Santander, o los 1200 del BBVA, de los recortes de plantillas en el sector azulejero, o de las decenas de miles de despidos que se anuncian para los dos próximos años en el sector textil –2-?.

Justificar los despidos por causas particulares de tal o cual sector o empresa sólo conduce a que sus trabajadores se vean solos y separados del resto de la clase obrera. La realidad es que la causa de los despidos en España, es exactamente la misma que los millones de trabajadores que han perdido su empleo en USA, Francia, Alemania (ver artículo en este mismo AP): la imparable crisis de la economía capitalista, que se hunde cada vez más en un abismo de paro, miseria, liquidación de prestaciones sociales, guerra y barbarie,...

Contradiciendo abiertamente los grotescos mensajes triunfalistas sobre la salud de la economía española que nos lanzan los políticos de la Derecha y la Izquierda (aunque a estos les parezca “injusta”), la realidad es que los explotadores españoles se están preparando para una verdadera catarata de despidos masivos. Como reconocía el diario El País del 13 de Julio: “Las empresas han pasado del primer ajuste de plantilla basado en los contratos temporales de los dos últimos años, a una auténtica oleada de despidos colectivos, bajas incentivadas y prejubilaciones”.

 

Patronal y Sindicatos se compinchan para aplicar los despidos.

Aprovechando los recursos legales que le otorga la “democracia” o sea la Dictadura de los intereses del Capital, la empresa ha planteado los despidos a través de un Expediente de Regulación de Empleo, que fomenta la pasividad de los trabajadores (se da un plazo de 1 mes para que los “representantes” sindicales negocien) y la división en las filas obreras, separando a los despedidos ¡hasta en 23 categorías! según la edad de los trabajadores, de si estos se pueden “acoger” a la prejubilación o a las bajas incentivadas,... Con esta estrategia, además, se induce un espíritu de competencia entre los propios trabajadores, de “sálvese quien pueda”,... No en vano Patronal y Sindicatos han dado al recorte de plantilla el "muy democrático” carácter “voluntario y universal”, es decir que depende de la voluntad individual de los trabajadores mayores de 52 años aceptarlo o no, amenazando eso sí a quienes no lo acepten con condiciones más draconianas en el futuro. Con semejante barniz “democrático” lo que Patronal y Sindicatos pretenden es aislar a los compañeros que se oponen frontalmente a los despidos, o al convenio entre los explotadores y sus compinches sindicales.

Efectivamente, en apenas quince días, CCOO y UGT han sellado, por enésima vez, un acuerdo bajapantalones. Con algunas concesiones cara a la galería  (pasar del 30 al 34% el porcentaje de su salario que percibirán los prejubilados entre 61 y 65 años; incremento anual de estos salarios en un 2%) han avalado lo que pretendía la Patronal:

- los obreros de más de 52 años pierden directamente un 30% de sus ingresos, hasta los 61 años. A partir de esa edad percibirán la tercera parte de su salario actual, completada con la pensión de la Seguridad Social, una pensión eso sí penalizada en función del acuerdo sobre pensiones de Patronal y CCOO del año 2000.

- los trabajadores no “afectados”, van a verse sometidos a un brutal deterioro de sus condiciones laborales: aumento de ritmos (el ERE tiene el objetivo de que el número de líneas telefónicas por trabajador pase de 460 a 700), traslados forzosos,...

Pero si los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT (esos que hace apenas un año montaron la pantomima del 20-J para proclamar su “oposición” a las agresiones a los derechos obreros), han podido aparecer descaradamente como lameculos de la Patronal, es porque tienen las espaldas bien cubiertas por la cohorte de sindicatos “radicales”. En un pérfido reparto de faenas, mientras unos sellan la claudicación de los trabajadores a las exigencias de los explotadores arrastrando a los compañeros más vacilantes, otros desvían el descontento de los compañeros más combativos hacia un callejón sin salida de acciones aisladas y estériles, que refuerzan la sensación de impotencia de los trabajadores. Es el caso por ejemplo de la CGT, que convocó una “Huelga de 4 horas”, 48 horas después del anuncio del ERE, aprovechando una convocatoria planteada con anterioridad. El seguimiento de esta huelga fue de apenas un 13% de la plantilla. Otro tanto cabría decir, de sindicatos como COBAS recién creados para ofrecer un sindicalismo “alternativo” al de las grandes centrales, pero que con un lenguaje más radical, siguen defendiendo el orden capitalista. No en vano en la página web de este sindicato puede leerse la intervención del Presidente del Comité de Empresa de Madrid (de la “cuerda” de estos sindicalistas “radicales”), que tras amonestar a la Junta de Accionistas de la empresa por ser “malos gestores”, proclama que “los trabajadores estamos por devolver a esta empresa el respeto y los beneficios de los que han gozado siempre”. Pues eso, para defender la sacrosanta ley del beneficio, las empresas despiden, recortan salarios, liquidan prestaciones sociales,...

 

¿Qué podemos hacer?

No podemos claudicar pasivamente ante la avalancha de ataques. Los sacrificios sólo conducen a más y mayores sacrificios. Recordemos el ERE de 1999 cuando   Telefónica se comprometió a no reducir más la plantilla y hoy presentan 15 mil despidos más.

No podemos confiar en los sindicatos, cuyas “negociaciones” y también sus “movilizaciones” conducen a la derrota.

La avalancha de ataques a nuestras condiciones de vida y de trabajo obliga a los trabajadores a luchar. Lo estamos viendo en Alemania. Austria, Francia,... (ver artículos en este mismo número de AP). Pero también vemos como la burguesía siembra de trampas ese camino: la división por sectores y categorías, la pasividad de los obreros a la espera de las “movilizaciones” que planteen los sindicatos, etc., con objeto de debilitar la respuesta de los trabajadores, de llevarnos a la desmoralización, a la desconfianza en nuestra propia clase. Para enfrentar esas trampas, para ganar fuerza, los obreros tenemos medios:

- no dividirse entre categorías, sino poner por delante las reivindicaciones que nos unen a todos. Todos los trabajadores de Telefónica han de luchar juntos contra los despidos.

- no dejarse aislar del resto de los trabajadores que están sufriendo (véase la lista de despidos que hemos señalado en este artículo) los mismos ataques. No convocar manifestaciones en el aislamiento, para “sensibilizar a la opinión pública”, sino para sumar a los trabajadores de otros sectores.

- no dejarse arrebatar el arma de las asambleas por los sindicatos, que las convierten en “monólogos informativos” estériles, sino defenderlas como lugar de reagrupamiento (los trabajadores de Telefónica están dispersos en muchos centros de trabajo), de discusión colectiva, de organización de las movilizaciones,...

No nos hacemos ilusiones. Sabemos que estas orientaciones, que son lecciones de las grandes luchas obreras del pasado, les parecen hoy a muchos trabajadores necesarias pero imposibles de materializar. Por ello llamamos a los trabajadores más combativos y decididos, a que se agrupen para defender estas propuestas en las asambleas, con hojas que se difundan en los puestos de trabajo.

Será sin duda un proceso largo y muy difícil, en el que los trabajadores sufriremos sin duda derrotas y se acabarán aplicando los ataques que quiere imponernos la clase enemiga. Pero a través de esas batallas el proletariado irá redescubriendo sus verdaderas armas de lucha, las que fortalecen su unidad, las que incrementan su conciencia de que sólo la lucha de clases puede abrir un futuro de esperanza frente al futuro de miseria y barbarie al que nos conduce el capitalismo.

Acción Proletaria. 14 de julio de 2003.

1) El Gobierno quiere aparecer al margen del ataque a los trabajadores de Telefónica arguyendo que se trata de una compañía “privada”, pero lo cierto es que el Gobierno “sugiere” el nombre del Director General, controla su accionariado (a través de la “acción de oro”), y autoriza las “tarifas de interconexión” (el precio que cobra Telefónica a otras operadoras por utilizar su red).

2)  Un reciente informe del Observatorio de este sector compuesto por empresarios y sindicatos calcula que la aplicación en los 2 próximos años de las nuevas directivas de la UE va a suponer un recorte de plantillas de este sector de  72000 trabajadores (el 27% del total). De hecho ya hay despidos planteados en Puigneró, Toar, Belcor, Textil Lorca, Paduana,...

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 172, 15 de Septiembre - 15 de Noviembre

Puertollano: Fijos, subcontratados, eventuales. ¡Todos tenemos un mismo interés de clase!

El 14 de Agosto, uno de los tanques de la refinería de REPSOL en Puertollano salta por los aires. Un accidente laboral más que añadir a la negra lista que no deja de crecer  (1) (esa misma factoría ha sufrido 4 en los últimos 10 años). En este caso el balance es de 8 obreros muertos, hasta ahora, y dos trabajadores en estado muy grave.

Al día siguiente la empresa permanece cerrada ya que no han terminado los trabajos de extinción del incendio provocado por la explosión. En señal de duelo, Autoridades, Patronal y Sindicatos decretan tres días de luto durante los cuales la factoría también permanecerá cerrada. Eso, más una concentración de protesta contra los accidente laborales a cargo de los dos principales sindicatos, CCOO y UGT, en la que sus lideres leerán un comunicado conjunto bajo el título de “Accidentes de trabajo: Ni uno mas”,  debería bastar para que los trabajadores se traguen su dolor, sus lagrimas y su rabia, y vuelvan dócilmente al trabajo.  Al fin y al cabo se trata de un “simple” accidente. Esa idea se encarga de recalcarla el Secretario General de UGT, Cándido Méndez, saliendo en defensa de la empresa, al declarar que no ha habido fallos en la seguridad.

 Pero, en lugar de dar por concluida la historia y volver sumisamente al trabajo, unos 2000 obreros que trabajan en la refinería para subcontratas de REPSOL (2) desoyen el llamamiento sindical de entrar a trabajar y permanecen concentrados a las puertas de la refinería. El mismo día 18 esos  trabajadores deciden, de forma espontánea,  no volver al trabajo hasta que se corrijan los fallos en la seguridad que dieron lugar al accidente. La existencia de esos “fallos” que denunciaban los trabajadores fue corroborada posteriormente  por los bomberos que sofocaban el incendio. En ese momento se producen los primeros enfrentamientos verbales entre los concentrados y los trabajadores de la plantilla de REPSOL que en su mayoría entran a trabajar.

 Por la tarde  en la concentración que se realiza en Puertollano, los trabajadores de las contratas abuchean a los representantes sindicales, impiden que pronuncien el discurso que tenían preparado y hacen que los Secretarios Generales de CCOO y UGT tengan que salir precipitadamente del lugar.

El día 19 esos mismos trabajadores de las contratas eligen una Plataforma de representantes (dos por cada subcontrata) para defender sus reivindicaciones que van desde las condiciones de seguridad (instalación de un pequeños hospital en la propia refinería), pasando por las condiciones de trabajo (precariedad en el empleo, jornada de trabajo, stajanovismo) hasta cuestiones salariales (igualación del salario con los trabajadores de plantilla de REPSOL).

La división entre los trabajadores, las debilidades que arrastran y el fuego cruzado al que les someten los sindicatos (esperar a que la Comisión de Investigación del accidente aporte sus conclusiones, acusación a los huelguistas de “hacer el juego a sus patronos contra Repsol”) hacen que el día 21 de Agosto los trabajadores vuelvan al tajo sin haber conseguido sus reivindicaciones.

Este incidente protagonizado por los trabajadores en plena canícula veraniega, que rápidamente ha sido enterrado en el olvido por los telediarios y periódicos con otras noticias, es una ilustración de que dentro de las filas obreras va madurando el descontento y la combatividad, pero, al mismo tiempo,  muestra las fuertes dificultades y los obstáculos con los que se encuentra. Por eso queremos abordar en este artículo algunas cuestiones que esta lucha ha planteado.

¿Los trabajadores de “plantilla” y los trabajadores “de contrata” tienen intereses diferentes?

Detrás de esta pregunta aparentemente tan simple y a la que muchos, desde un punto de vista simplón y superficial (cuando no interesado, en función de los intereses de la clase capitalista a la que sirven, como los sindicatos), responderían: “¡pues claro!, ¿qué acaso no le veis?, de ahí los enfrentamientos verbales entre los trabajadores de las contratas y los de REPSOL en Puertollano”, se esconde toda la esencia de lo que define a la clase obrera.

 Para la clase obrera, desde los orígenes de incipiente desarrollo capitalista en el siglo XVIII hasta su decadencia en el siglo XX y su fase terminal de descomposición que se prolonga en el XXI, hay una verdad general que puso en relieve el Manifiesto Comunista en su apartado “Burgueses y proletarios”:  “... El obrero obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto a los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado...Son todos, hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más diferencia que la del coste”.

Es decir, lo que caracteriza a los obreros, lo que les hace pertenecer a una misma clase social –y por tanto tener los mismos intereses- es ser el sujeto de la explotación capitalista, ser el sujeto del que la clase capitalista mediante la explotación obtiene su plusvalía, mientras que ella –la clase obrera– produce la riqueza de la que se apropia la clase capitalista.

En cuanto a las diferencias, reales, que existen dentro de las condiciones de explotación entre diferentes sectores de producción, entre diferentes formas contractuales de relación laboral (plantilla, contrata, fijos, eventuales, fijos discontinuos, trabajadores por horas, etc.)  y que hacen decir a algunos que implican “diferencias de intereses entre unos trabajadores y otros” hay que precisar una serie de cuestiones:

-           esas diferencias no son una novedad para la clase obrera, la han acompañado a lo largo de los más de dos siglos de su existencia y no han constituido un impedimento para su lucha y para su unidad porque constituyen solo diferencias en el nivel coyuntural  de  explotación de tal o cual parte de la clase obrera respecto a tal o cual otra parte de ella pero que no suponen ninguna diferencia de fondo o de naturaleza de esa explotación.  A eso es a lo que se refiere Marx cuando dice que “no hay más diferencia que la del coste”.

-          es más, dentro del capitalismo la tendencia general es a que el capital imponga al resto de los trabajadores no las condiciones más ventajosas que aún puedan quedar en tal o cual sector o grupo de obreros sino, todo lo contrario, que tienda a imponer las condiciones de explotación “a la baja” para el conjunto de los trabajadores. Esto tampoco en ninguna novedad para la clase obrera, Marx ya analizó ampliamente como el paro (3), el llamado “ejercito de reserva”, cuando aumentaba constituía un potente factor de presión a la baja de los salarios de los trabajadores en activo y del conjunto de la clase obrera.

El hecho de que, hoy en día, esas diferencias tiendan a aparecer como la razón que explica que, en Puertollano, sean los trabajadores de las contratas los que quieran seguir la lucha y los de REPSOL los que vuelven al trabajo, obedece no a la realidad de lo que diferencia las condiciones de trabajo de unos y otros, sino a la debilidad que aun pesa sobre la clase obrera a un nivel más general y que hemos analizado ampliamente en nuestras publicaciones (4). Debilidad que, entre otras cosas, se concreta en una fuerte heterogeneidad de la combatividad dentro de las filas obreras.

Porque si bien es cierto que los trabajadores de las subcontratas tienen otro patrón que los de la empresa principal, ambos patronos son igualmente capitalistas y despiadadamente explotadores. Es cierto que los trabajadores eventuales cobran menos que los fijos (sean de contrata o no) pero también es cierto que los trabajadores fijos han sido y son –por convenio- igualmente víctimas de la congelación salarial, de la pérdida de poder adquisitivo, cuando no de la baja de salarios pura y dura. Es cierto que los trabajadores de las contratas (así como los eventuales) no gozan de contratos de trabajo fijos, que son por tiempo determinado, por obra o servicio, etc. (por cierto modalidad de contrato que creó el PSOE, cuando estaba en el gobierno, con la complicidad de los sindicatos) y que una vez cumplidos sus contratos se van al “puto paro”; pero ¿acaso es mejor el destino que el capital tiene reservado a los trabajadores que aún conservan la etiqueta de fijos?: esta parte de la clase obrera está sometida a un chantaje permanente e igualmente pernicioso que el que sufren sus compañeros eventuales, discontinuos, subcontratas, etc.: el despido con una miseria de indemnización (gracias de nuevo a los recortes legislados por el Gobierno con la complicidad sindical vía Estatuto de los Trabajadores y sus sucesivas reformas) o la prejubilación que -como señalábamos en el artículo sobre Telefónica del número anterior de nuestra publicación- no es ningún “privilegio”: “Los obreros de más de 52 años pierden directamente un 30% de sus ingresos hasta los 61 años. A partir de esa edad percibirán la tercera parte de su salario actual, completada con la pensión de la Seguridad Social, una pensión eso sí penalizada en función del acuerdo sobre pensiones de la Patronal y CCOO”.

Poner por delante esas diferencias constituye un suicidio para la clase obrera, pues en el plano político fomenta la división entre los trabajadores, y en el plano reivindicativo hace imposible crear la fuerza capaz de imponer a los patronos las reivindicaciones.

Los sindicatos cómplices del Estado y la Patronal.

La protesta de los subcontratados de Puertollano es, indudablemente, una reacción espontánea de los trabajadores contra la degradación manifiesta y creciente de sus condiciones de vida y trabajo, catalizada por el dramatismo de la explosión en la refinería y la muerte de los compañeros.

Esos trabajadores han desoído y desobedecido los llamamientos sindicales a volver al trabajo. Han abucheado a los representantes sindicales. Han impedido leer su comunicado a los Secretarios Generales de CCOO y UGT y les han hecho abandonar apresuradamente la concentración. Han sabido ver que los sindicatos son tan responsables del accidente y la muerte de sus compañeros como la Patronal REPSOL.

Efectivamente, los sindicatos han  actuado en connivencia con la patronal y el estado, forman parte de los Comités de Seguridad de las fábricas y empresas, y son directamente responsables del accidente. De la misma forma que los trabajadores de SINTEL que en la manifestación del 1 de Mayo en Madrid zarandearon al Secretario General de CCOO en respuesta a la negativa de CCOO a facilitar la colocación de los trabajadores en nuevas empresas.

En ambos casos esa contestación a los sindicatos parte del hecho de que estos aparecer abiertamente, a los ojos de los trabajadores, como agentes directos de las medidas antiobreras. En el caso de Puertollano las declaraciones de Cándido Méndez, o de las secciones sindicales de la empresa, en defensa del cumplimiento del plan de seguridad en REPSOL y exonerando de responsabilidad a la empresa resultan realmente desvergonzadas, hasta tal punto que días después tiene que “justificar” sus palabras diciendo que fueron para “tranquilizar a la población en unos momentos de fuerte carga emocional (...) Si hubiera hecho una declaración alarmista, las críticas me habrían llovido desde otro ángulo”.

Los sindicatos no sólo son cómplices de la explotación capitalista y de la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores, también son el instrumento más afinado con que cuenta el Estado burgués para dividir a los trabajadores, para sabotear sus luchas y para boicotear su toma de conciencia (5).

En Puertollano se han dedicado a fomentar al máximo la división entre los trabajadores de plantilla y los de las contratas. Así llaman abiertamente a los trabajadores de la plantilla de REPSOL a no secundar el paro que están haciendo sus compañeros de las contratas entre el día 18 y el 21 con el “argumento” de que como sólo concierne a esos trabajadores y sus respectivos patronos, que se apañen entre ellos. Es más, los sindicatos llegan a insinuar que los trabajadores de las contratas están actuando en connivencia con sus patronos para renegociar las condiciones de los contratos entre estas y aquella. El cinismo y la desvergüenza que destilan esos carroñeros es ciertamente indignante y supone, ni más ni menos que trasladar a los trabajadores lo que es propio a su enemigo de clase: la concurrencia. Para el capitalismo la concurrencia (ya sea entre capitalistas, entre empresas, entre Estados,...) es su forma natural de relación porque se basa en la propiedad privada de los medios de producción; en cambio para el proletariado (separado de cualquier propiedad de esos medios de producción) que “es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado” (Marx) la concurrencia y la división le es ajena, le viene impuesta desde fuera por las leyes capitalistas.

Sin embargo, la lucha de los obreros de las contratas, reducida al aislamiento, separada del resto de sus compañeros, ha sido derrotada. Pero esta derrota no está exenta de enseñanzas: ella muestra que en sectores –todavía minoritarios- de la clase empiezan a aparecer ciertos signos de malestar hacia los sindicatos, de cuestionamiento de su papel (en especial cuando aparecen abiertamente como cómplices de la patronal o del Estado). Pero el camino a recorrer es todavía muy largo: por una parte, esta toma de conciencia tiene que extender a capas más amplias de trabajadores; por otro lado,  en el fragor de las luchas hay que ir pasando del mosqueo frente a ciertas acciones de los sindicatos al cuestionamiento abierto de su papel antiobrero, del mero desoír los llamamientos a la vuelta al trabajo a llevar las luchas fuera y contra el control de los sindicatos.

La respuesta de los trabajadores de las subcontratas frente al accidente de la Refinería de Puertollano es un episodio dentro del proceso de desarrollo difícil, contradictorio y heterogéneo de la combatividad del conjunto de la clase obrera. Es un incidente que pone de manifiesto de un lado el aumento de la tensión y el descontento entre los trabajadores ante la continua degradación de sus condiciones de vida y trabajo, que a veces estalla como un fogonazo, pero que al mismo tiempo, por las condiciones actuales de heterogeneidad en el desarrollo de la combatividad dentro de la clase obrera, el peso de la desconfianza en sus propias fuerzas, la dificultad para verse como parte de una sola y misma clase, que padece una misma explotación por parte del capitalismo, por encima de las divisiones (fijos/eventuales, plantilla/contratas, etc) a las que éste le somete, y por la acción enérgica y coordinada de las distintas fuerzas de la clase enemiga (especialmente los sindicatos), está condenado –en el terreno inmediato- a la derrota. Al mismo tiempo es la escuela inevitable por la que tiene que pasar la actual generación de proletarios para retomar las lecciones de dos siglos de luchas obreras, para recuperar su confianza en la perspectiva histórica de la que es portadora –la de la revolución proletaria que abra las puertas al comunismo- y el camino que a ella puede conducirle.

Alba, 14/09/03.

Notas:

(1).- Lista negra que continua creciendo. A las pocas semanas de Puertollano, un accidente minero se lleva por delante la vida de dos trabajadores mientras reparaban un ascensor. Las cifras son escalofriantes, sólo en el País Vasco, entre Enero y Junio, 91 trabajadores murieron como consecuencia de accidentes laborales. En la Comunidad Valenciana, sólo en los meses de verano han sido 22 los muertos por la misma causa. La causa principal en la mayoría de esos accidentes es el aumento de los ritmos de trabajo así como la eliminación, en la práctica, de las medidas de seguridad. Por ejemplo, los 30 obreros que quedaron atrapados durante horas en el túnel en construcción del AVE Madrid-Valladolid viajaban en unos vehículos de transporte que ¡ni siquiera se habían probado!

(2).- En REPSOL, como en la inmensa mayoría de empresas, públicas o privadas, de cualquier sector, conviven trabajadores de plantilla (cuyo contrato de trabajo es directamente con la empresa en cuestión) tanto fijos como eventuales, y trabajadores que trabajan para otras empresas que han sido subcontratadas para la realización de ciertas de las actividades de la empresa principal.

(3).- El paro que en el periodo ascendente del capitalismo constituía el “ejército de reserva”, que aumentaba o disminuía en función de los vaivenes del desarrollo capitalista, se ha convertido en la decadencia del capitalismo en un fenómeno crónico e irreversible que pone de manifiesto la incapacidad del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas y la espiral de destrucción de ellas en las que se ha envuelto.

(4).- Ver en la Revista Internacional nº 113 la “Resolución sobre la Situación Internacional del XVº Congreso de la CCI” y en la nº 114 el artículo “Movimientos sociales en Francia: Frente a los ataques masivos del capital es necesaria una respuesta masiva de la clase obrera”.

(5).- Ver nuestro folleto “Los sindicatos contra la clase obrera”.

Situación nacional: 

Tribuna del Lector: la teoría de la aristocracia obrera un medio de dividir y enfrentar a la clase obrera

Publicamos a continuación una carta del grupo Comunistas Revolucionarios que plantea cuestiones que preocupan a todos los elementos avanzados de la clase obrera. Incluimos a continuación la primera parte de Nuestra Respuesta (la segunda la daremos a conocer en el siguiente número de Acción Proletaria).

CARTA DEL GRUPO COMUNISTAS REVOLUCIONÁRI@S A LA C.C.I. :

LAS LUCHAS EN LOS ASTILLEROS DE LA RIA DE FERROL.

Saúdos companheir@s.

Atenderemos de modo resumido a vuestra carta en la que nos solicitáis información sobre el conflicto laboral en IZAR, pues en realidad nosotros tenemos pendiente una valoración mucho más minuciosa del asunto. Si os parece adecuado, podéis publicar esta carta en Acción Proletaria (esperamos que lo hagáis). Creemos que el tema, además, dará incluso para que tratéis la cuestión de fondo más ampliamente a la luz de vuestras experiencias concretas.

EL CONFLICTO ACTUAL: LA NEGOCIACIÓN DEL CONVENIO EN IZAR.

El actual conflicto en el sector naval de Ferrol no es más que otra falsificación sindical típica de la lucha de clases. Y esto en múltiples sentidos.

En primer lugar, el conflicto actual está circunscrito a los obreros de IZAR, el astillero público que ahora engloba a los dos astilleros de la ría de Ferrol, los antiguos Astano y Bazán. Sin embargo, en una situación holgada de carga de trabajo -pues los astilleros están continuamente sometidos a un volumen de producción variable y limitado, a causa de las políticas de reestructuración-, los obreros de las empresas auxiliares, que trabajan tanto en el área de reparaciones como de obra nueva de ambos astilleros son como menos una parte muy importante de la plantilla -en la antigua Astano son la amplia mayoría-.

Los sindicatos, que actuaron y actúan descaradamente como los agentes del capital estatal, llevan años maniobrando en las luchas de negociación de los convenios de empresa de Izar-Fene (Astano) e Izar-Ferrol (Bazan) convirtiendo lo que ya eran luchas "acomodadas" de la aristocracia obrera en puros mamoneos totalmente vacíos de contenido.

Así, el actual conflicto no es más que una sucesión de paros parciales y alternos, de varias horas al día, combinados con procesiones de masas por la ciudad, lo que, en el marco de una plantilla relativamente amplia en relación con el volumen de trabajo (en Izar-Ferrol, pues en Astano no hay ahora mismo apenas actividad productiva), se traduce en un claro chalaneo sindical: las horas perdidas aparecerán en el próximo convenio como incremento salarial.

La demostración más grave del corporativismo sindical y aristocrático de este sector de trabajadores, cuyas condiciones laborales y sociales están ampliamente por encima de la mayoría de los asalariados, y que para nada intentan, ni siquiera minoritariamente, oponerse al menos a sus dirigentes sindicales (que los llevan años vendiendo, dicho sea de paso), puede verse en las connivencias con la patronal. Se han atrevido incluso a cambiar un día de "paro" para evitar la demora en las nuevas fragatas que están construyendo en la factoría de Ferrol, con objeto de no "perjudicar a la competitividad de la empresa".

En el astillero de Fene la lucha por el nuevo convenio de empresa ha estado marcada por la falta de carga de trabajo, reivindicando "carga de trabajo sin limitaciones" (nuevos contratos de construcción y acceso a la construcción de todo tipo de buques) y la retirada de las sanciones de empleo y sueldo a los trabajadores que se habían negado -en ejecución de una decisión colectiva en asamblea general- a ser movidos al astillero de Ferrol, medida justificada por la empresa por la caída de la carga de trabajo en Fene. Pero sus métodos de lucha no han sido precisamente "de clase" (por no hablar del auténtico significado práctico de la "carga de trabajo sin limitaciones": justificar el empleo y salario de sus obreros sindicalizados, ya se sabe que no serán ellos quienes tendrán que afrontar realmente el peso de la explotación salvaje "sin limitaciones").

Puesto que en IZAR-Fene carecen casi totalmente de carga de trabajo en el área de obra nueva, no se les ha ocurrido a sus dirigentes sindicales otra cosa que venir a parar el trabajo en el área de reparaciones (donde los  trabajadores de la principal son escasamente unos pocos técnicos y obreros cualificados, menos de un 10% de la plantilla efectiva). No llamarnos a unirnos a su lucha ni hacernos participes de nada, sino parar unilateralmente el trabajo impidiendo la entrada con un piquete, y justo cuando la mayoría de los obreros de auxiliares se iba a ir a la calle esa semana o la siguiente por falta de volumen de trabajo a causa de su conflicto (varios barcos que venían a realizar reparaciones dieron vuelta, y probablemente fuese la misma empresa IZAR quien prefirió "cerrar" el área de reparaciones para socavar las posiciones sindicales).

Todo esto lo sabemos de primera mano: si de las maniobras sindicales en Izar-Ferrol tenemos fuentes directas, las maniobras en Izar-Fene las hemos vivido. Esta actitud antidemocrática y antiproletaria, sabiendo que las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares están determinadas por la más absoluta precariedad y dictadura patronal, tiene su explicación en las luchas de las empresas auxiliares de los últimos años 2001 y 2002.

LAS LUCHAS UNITARIAS DE LOS OBREROS DE LAS EMPRESAS AUXILIARES

Es significativo que sobre estas luchas apenas se hable. Los sindicatos prefieren callar, porque saben que no representan a los obreros de las auxiliares. Tanto en Izar-Fene como en Izar-Ferrol han sido contestados como vendidos durante las huelgas salvajes del naval: huelgas organizadas y convocadas al margen y contra las posiciones colaboracionistas de los sindicatos, orientadas no hacia las negociaciones institucionales, sino a la lucha contra los fundamentos de la subcontratación, esto es, la sobreexplotación mediante la extensión de la jornada laboral.

Estas luchas merecerían un análisis pormenorizado de sus aportaciones y sus errores, de sus debilidades y de su potencial, pero esta es para nosotros una tarea todavía por realizar, y seria además extensa en exceso para esta carta.

El combate contra la sobreexplotación, no obstante, ha adoptado la forma del incremento amplio de los salarios, como forma de retraer a los obreros de ceder ante las presiones de los jefes para realizar horas extraordinarias sin límites. La reivindicación del cumplimiento legal de la jornada ha estado presente, cada vez más claramente, pero, sin embargo, no ha habido una visión de como efectivar su aplicación más allá del apelo al compromiso individual y de mantener la cohesión colectiva frente a las presiones. Así, todas estas huelgas han salido derrotadas en parte en su objetivo más ansiado: la reducción de la jornada real (que actualmente se sitúa habitualmente en las 11-12 horas para la mayoría de las empresas), sin perdidas salariales, reintegrando el valor de las horas extras dentro del salario convencional. Pero todas las luchas han servido para lograr incrementos salariales relevantes, que sirven objetivamente para contener la extensión de la jornada.

Hay que tener en cuenta, además, que la elevada flexibilidad de la carga de trabajo en los astilleros públicos, acentuada por las políticas capitalistas orientadas a su privatización (inicialmente mediante la sustitución progresiva de las plantillas fijas por la subcontratación en precario), multiplica la temporalidad y las oscilaciones del trabajo subcontratado, lo cual favorece la aceptación obrera de la extensión de jornada para compensar no sólo el descenso del valor efectivo de los salarios, algo que está generalizado entre la clase, sino también los más que seguros periodos en paro, tratando de evitar así la emigración.

Las luchas obreras de auxiliares no han tomado conciencia de que la lucha contra la sobreexplotación no puede realizarse sin crear formas de poder proletario y sin crear núcleos militantes organizados capaces de dar orientación firme a las luchas. No se entiende que la cuestión de las horas extras es la clave del modelo de acumulación capitalista, y que las fortunas de los empresarios de las empresas auxiliares, creadas al calor de la reestructuración planificada por el Estado, son el resultado natural del capitalismo, son lo que hace rentable el negocio de la subcontratación para ambos los patronos de auxiliares y para IZAR. Pues aunque los beneficios sean amplios, su crecimiento y gran parte de su volumen (en resumidas cuentas, la tasa de beneficio rentable) depende directamente de la sobreexplotación del tiempo de trabajo (principalmente horaria, pero también importante en lo que respecta a los ritmos, las condiciones materiales y técnicas, etc.).

Estas debilidades son la causa fundamental de que, pese a la separación y oposición clara a los sindicatos, en un clima de desconfianza generalizada por años de reconversiones y traiciones, finalmente las luchas hayan sucumbido a las presiones capitalistas y se hayan apoyado parcialmente en los sindicatos para favorecer y ratificar acuerdos laborales.

Son estas las condiciones que han impulsado a los sindicatos de IZAR -aún más corporativos y reformistas si cabe que sus filiales locales-, a pasar literalmente de los obreros de auxiliares. En la factoría de Ferrol no se ha llamado ni siquiera a la solidaridad a los obreros de auxiliares, concentrados en el área de reparaciones. En la factoría de Fene, como dijimos, se nos impidió trabajar dos días, también sin buscar unidad alguna. Saben que, después de sus traiciones durante todas las luchas, los comités de empresa de ambas factorías son despreciados profundamente por la mayoría aplastante de los obreros precarios, son vistos como lo que son: como parásitos sobre la clase y como representantes de los intereses de la empresa principal que los amamanta con cariño. Saben además que, aunque pudiesen manipular a los obreros de auxiliares y adherirnos a sus luchas, rápidamente darían pie a que planteásemos nuestras propias reivindicaciones, a que iniciásemos nuestra propia lucha continuando las anteriores. Y ellos también han sacado sus lecciones: saben perfectamente que nuestra precariedad y sobreexplotación es la base de su función de servidores del capital, y la base de su posición dirigente gracias al acomodamiento del estrato de clase que representan. Saben, sobre todo, que el control sindical de las luchas de auxiliares es muy limitado y que no pueden dirigirlas.

CONCLUSIÓN: CONTRA EL SINDICALISMO, POR LA VERDADERA UNIDAD Y LUCHA DE CLASE.

Y así llegamos a la situación actual. En este contexto de estratificación de la clase en un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales, las luchas obreras en IZAR son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada. Y al contrario, las luchas obreras de auxiliares del naval son esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual, acentuados si cabe por las particularidades nacionales de Galiza (bajos salarios, elevada tasa de paro, pequeñas empresas, etc.).

Y aquí se ve, de forma candente, como la perpetuación del sindicalismo como ideología entre la clase y de las estructuras sindicales tiene su base en los sectores aristocráticos del trabajo, y no es una cuestión abstracta sobre formas de organización, diferencias de concepción de la lucha de clases, reformismo, etc.

Las luchas proletarias solamente pueden progresar construyendo su unidad y su programa en una oposición revolucionaria al sindicalismo y a los sectores privilegiados que lo apoyan por sus intereses especiales. Esto no es más que la verificación de que el sindicalismo se ha transformado desde hace mucho tiempo en un movimiento reaccionario, cuya ideología, forma de organización y métodos de lucha sólo son considerados conscientemente como "de clase" por sectores minoritarios y corporativos cuyos intereses poco tienen que ver con la situación general de la clase: precarización, flexibilización y sobreexplotación; ausencia de derechos laborales y degradación continua de las condiciones de vida.

La unidad de clase con los sectores aristocráticos que tienen un peso importante en la correlación de fuerzas tiene que empezar por su solidaridad práctica y real con las luchas de los obrer@s precarizad@s, pero esta sólo puede ser verdadera fuera de los sindicatos y de luchas corporativas, encuadradas en el sistema. En el caso del sector naval de Ferrol-Fene, mientras que los obreros de auxiliares apoyaron tradicionalmente y durante mucho las luchas de los de la principal, lo recíproco no ha sido así, demostrando que la solidaridad inconsciente y la unidad sin principios no llevan a ninguna parte.

Es una característica muy relevante que las luchas más "populares" sean en muchos casos las de los sectores relativamente más favorecidos de la clase o cuya posición económica es estratégica, etc., y cuyas luchas son puramente reformistas. Mientras, se silencia la resistencia sorda de los obreros frente a la dictadura del capital y se silencian las luchas que se atreven a desafiarla en sus fundamentos.

Con esta carta pretendemos lanzar una advertencia a tod@s l@s compañer@s comprometid@s de un modo u otro con el desarrollo real de la lucha de clase: compañer@s, no es oro todo lo que reluce. Las luchas que realmente sacuden los cimientos del sistema, que transforman de un salto la pasividad y las actitudes pequeño burguesas dentro de la clase obrera, que impulsan el desarrollo de la conciencia de clase y la formación de un nuevo movimiento obrero, no son las que promueven los sindicatos y las que publicitan ampliamente los medios del sistema. Es en las luchas que responden a la situación general de la clase, que tienden a salirse de los encuadramientos sindicales y legales, donde el potencial revolucionario de la clase tiene verdadera vida como tal, donde la necesidad del comunismo se expresa como movimiento real, en la acción proletaria.

¡Adelante las huelgas salvajes contra el capitalismo totalitario!

¡Por la organización del poder proletario y la destrucción de los sindicatos!

¡Revolución proletaria o hundimiento en la barbarie!

Comunistas Revolucionári@s (Autonomia Obreira)  15.07.2003

NUESTRA RESPUESTA

Es vital que haya un debate vivo sobre todas las cuestiones que afectan a la lucha, la conciencia y las perspectivas históricas de la clase obrera. Vuestra contribución sobre el conflicto de los astilleros de Izar (Ferrol) se inscribe en ese esfuerzo de discusión y clarificación. Con ella pretendéis “lanzar una advertencia a tod@s l@s compañer@s comprometid@s de un modo u otro con el desarrollo real de la lucha de clase: compañer@s no es oro todo lo que reluce. Las luchas que realmente sacuden los cimientos del sistema, que transforman de un salto la pasividad y las actitudes pequeñoburguesas dentro de la clase obrera, que impulsan el desarrollo de la conciencia de clase y la formación de un nuevo movimiento obrero, no son las que promueven los sindicatos y las que publicitan ampliamente los medios del sistema. Es en las luchas que responden a la situación general de la clase, que tienden a salirse de los encuadramientos sindicales y legales, donde el potencial revolucionario de la clase tiene verdadera vida como tal, donde la necesidad del comunismo se expresa como movimiento real, en la acción proletaria”.

Nosotros apoyamos vuestra denuncia de los sindicatos, vuestro llamamiento a la lucha obrera que “tiende a salirse de los encuadramientos sindicales y legales”, vuestra comprensión del potencial revolucionario que encierra.

Ahora bien, no basta con un enunciado general, hace falta que los análisis y las orientaciones prácticas sean coherentes con él. Y es ahí donde vuestro análisis del conflicto de Izar nos plantea problemas que vamos a exponer con la mayor claridad posible.

En primer lugar, dais a entender que la clase obrera está dividida entre “un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales”, de lo que se desprende que existirían dos luchas: “las luchas obreras en Izar son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada. Y al contrario, las luchas obreras de auxiliares del naval son esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual”.

En segundo lugar, afirmáis que “la perpetuación del sindicalismo como ideología entre la clase y de las estructuras sindicales tiene su base en los sectores aristocráticos del trabajo y no en una cuestión abstracta sobre formas de organización, diferencias de concepción de la lucha de clases, reformismo etc.”, por lo que “las luchas proletarias solamente pueden progresar construyendo su unidad y su programa en una oposición revolucionaria al sindicalismo y a los sectores privilegiados que lo apoyan por sus intereses especiales”.

No sabemos el alcance que dais a estas afirmaciones. ¿Las limitáis a un problema local, sectorial, de un determinado tipo de empresas, o las veis, por el contrario, como un problema general de toda la clase obrera internacional? ¿Se trata de constataciones válidas únicamente para una situación coyuntural del proletariado o, son, en cambio, una característica que va a acompañar su lucha histórica? En espera de vuestras aclaraciones, matizaciones o eventuales rectificaciones, es legítimo que saquemos de vuestros análisis estas dos conclusiones:

1º Que la clase obrera está dividida entre sectores “aristocráticos” con privilegios que mantener y sectores precarios que serían los auténticos depositarios de su combate revolucionario

2º Que los sindicatos defienden el capitalismo no tanto porque se hayan integrado en su estructura estatal sino porque serían los representantes de los intereses especiales de esa capa de aristocracia obrera.

En esta primera carta abordaremos la primera cuestión dejando la segunda por una siguiente carta.

Las divisiones que golpean a la clase obrera

A lo largo de la historia, el proletariado siempre se ha visto afectado por todo tipo de divisiones. En el siglo XIX, que los sociólogos y los sindicalistas consideran como la “edad de oro” de la clase obrera[1], esta se vio dividida entre obreros industriales y agrícolas, entre artesanos y simples peones, entre obreros cualificados bien pagados y obreros sin calificación pésimamente remunerados; nacionales y emigrantes etc. En Inglaterra fue muy dañina la división entre obreros de origen inglés y obreros irlandeses.

Esta situación persiste en la actualidad: trabajadores de “cuello blanco” y trabajadores de “mono azul”, contratados y subcontratados, fijos y eventuales, funcionarios y sector privado; dentro de cada país por sectores, regiones, sexo, razas, oriundos y emigrantes, parados y activos, jubilados y jóvenes y, en los países más atrasados, se añaden diferencias religiosas y tribales. Por último, a escala mundial, las diferencias son evidentes entre los obreros de los países centrales y los de los países periféricos.

La burguesía y sus agentes echan toda la sal posible en esas heridas: la extrema derecha de energúmenos como Le Pen o Haider agita hasta la nausea la división entre obreros nacionales y obreros emigrantes; la Derecha “democrática” y la Izquierda “moderada” le dan la vuelta a ese argumento defendiendo el paternalismo de que los obreros nacionales deben renunciar a sus reivindicaciones porque, por un lado, son unos “privilegiados” respecto a los emigrantes y obreros del Tercer Mundo y, por otra parte, deben ser “solidarios” con ellos; en fin, los grupos izquierdistas (trotskistas, maoístas, estalinistas reconvertidos etc.) dividen al proletariado mundial entre obreros privilegiados de las metrópolis y los pueblos[2] del Tercer Mundo que serían los auténticos “revolucionarios”.

Pero los máximos especialistas en la división de la clase obrera son los sindicatos: como hemos visto en Puertollano provocan el enfrentamiento entre obreros de contratas y obreros “de plantilla” llamando abiertamente a estos últimos a no apoyar a sus compañeros[3]. Cuando los obreros de una empresa o de un sector se ven afectados por planes de despidos siempre los plantean como un problema local, empresarial o sectorial protestando encerrando a los obreros afectados en la dinámica del agravio comparativo frente a los demás. Las luchas de los trabajadores del sector público las plantean como un problema de “funcionarios” diciendo que los demás trabajadores “no los comprenden” porque son unos “privilegiados con el puesto garantizado” y llamándoles a reivindicar la “mejora de los servicios públicos” para hacerse perdonar ese “privilegio”. En definitiva, los sindicatos oponen a fijos con eventuales; a los de un sector con los demás sectores; a los de una categoría con el resto de la empresa; a los más combativos con los más atrasados; a los parados con los activos etc.[4]

La unidad de la clase obrera

Marx, Engels y todos los revolucionarios jamás han negado estas divisiones. Su método ha sido siempre ver que su raíz era el sistema mismo de explotación capitalista, el cual encierra simultáneamente su causa y las condiciones para superarlas:

«Mientras que la burguesía de cada nación sigue manteniendo sus intereses nacionales aparte, la gran industria ha creado una clase que en todas las naciones se mueve por el mismo interés y en la que ha quedado ya destruida toda nacionalidad (…) Huelga decir que la gran industria no alcanza el mismo nivel de desarrollo en todas y cada una de las localidades de un país. Sin embargo, esto no detiene el movimiento de clase del proletariado, ya que los proletarios engendrados por la gran industria se ponen a la cabeza de este movimiento y arrastran consigo a toda la masa, y puesto que los obreros eliminados por la gran industria se ven empujados por esta a una situación de vida aún peor que la de los obreros de la gran industria misma. Y, del mismo modo, los países en los que se ha desarrollado una gran industria influyen sobre los países plus ou moins[5] no industriales, en la medida en la que estos se ven impulsados por el intercambio mundial a la lucha universal por la competencia» (Ideología Alemana, página 69 edición española).

Marx y Engels comprenden que a diferencia de la burguesía –dividida de forma insuperable a nivel nacional- el proletariado tiene en todas sus secciones –nacionales o sectoriales- el mismo interés, pero ¿deducen de ello que los obreros están siempre unidos como un solo hombre, es decir, que su unidad sería algo mecánico que brota espontáneamente?

¡En absoluto!, «la competencia –prosiguen- aísla a los individuos, no solo a los burgueses, sino más aún a los proletarios, enfrentándolos a unos contra otros, a pesar de que los aglutine», y por ello la construcción de la unidad de la clase implica la lucha de clase: «Solo es posible vencer tras largas luchas a cualquier poder organizado que se enfrente a estos individuos aislados y que viven en condiciones que reproducen diariamente su aislamiento. Pedir lo contrario sería tanto como pedir que la competencia no existiera en esta determinada época histórica o que los individuos se quitaran de la cabeza aquellas relaciones sobre las que, como individuos aislados, no tienen el menor control» (ídem.)

La teoría de la aristocracia obrera

En resumen, Marx y Engels no niegan las divisiones existentes dentro de la clase obrera, las reconocen, comprenden su causa –la competencia- y, por eso mismo, ven que la clase obrera las pueden superar en la lucha para actuar de acuerdo con sus intereses.

Sin embargo, hay grupos izquierdistas (trotskistas y maoístas) o grupos que se sitúan en un terreno “intermedio” de pantano (intentan aproximarse a las posiciones revolucionarias) que sustentan una teoría opuesta: esas divisiones configuran en su seno una minoría privilegiada -la “aristocracia obrera”- la cual, gracias a las migajas que le arroja el capitalismo, estaría aliada con él y lo apoyaría en oposición a la gran masa proletarizada[6].

Esta teorización tiene dos vertientes: 1ª a nivel sectorial, la clase obrera estaría dividida entre secciones privilegiadas (aristocracia obrera) y secciones parias (el “verdadero” proletariado revolucionario); 2ª a escala mundial la clase obrera estaría dividida entre el proletariado de los países ricos (globalmente “aburguesado” y “vendido” al imperialismo) y el de los países pobres (el auténticamente “revolucionario”)[7]

Esta teoría toma en su apoyo algunos pasajes de Marx, Engels y Lenin que, en determinados momentos, hablaron vagamente de “aristocracia obrera”. Este término era erróneo e inapropiado pero aún así jamás le dieron el significado de una división irreconciliable dentro de la clase obrera. Así, Engels en un texto clásico –La situación de la clase obrera en Inglaterra- afirma: “mientras duró el monopolio industrial de Inglaterra, la clase obrera inglesa participó hasta cierto punto en los beneficios de dicho monopolio. Estos beneficios se distribuían dentro de la misma clase obrera de una manera muy desigual: la mayor parte correspondía a su minoría privilegiada, aunque también a la gran masa le tocaba algo de vez en cuando. Por eso, desde la muerte del owenismo no ha habido socialismo en Inglaterra. Cuando se derrumbe el monopolio, la clase obrera inglesa perderá su situación privilegiada. Y llegará un día en que toda ella, sin exceptuar la minoría privilegiada y dirigente, se encuentre en el mismo nivel que los obreros de los demás países. Por eso, volverá a haber socialismo en Inglaterra” (ídem.)

Es decir, reconoce esa situación privilegiada como algo temporal y pasajero destinado a ser perdido. Por eso, en contra de las especulaciones de los teóricos de la aristocracia obrera, el Manifiesto Comunista afirma con rotundidad que «de todas las clases que hoy se enfrentan a la burguesía, solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más genuino». Esto lo escribieron en 1847 Marx y Engels y en los numerosos prólogos que hicieron donde corrigieron elementos del Manifiesto que consideraban erróneos o anticuados, jamás se les ocurrió señalar que el “producto” de la “gran industria” era “la división del proletariado entre una aristocracia obrera y una gran masa proletarizada”.

La teoría de la aristocracia obrera no parte del ser histórico de la clase obrera, de lo que esta es capaz de realizar conforme a su posición en las relaciones capitalistas de producción, sino de una visión estática, puramente sociológica y democratista. Concibe a los obreros como una categoría sociológica y no como una clase social. Como categoría sociológica forman una suma de individuos cada cual con su estatus social, su carrera profesional, su formación, su puesto etc. Esta masa abigarrada de individuos es la que se manifiesta en los momentos de “normalidad” capitalista cuando la clase no consigue unirse y afirmarse como tal, cuando –como dicen Marx y Engels- son “individuos aislados” que “no tienen el menor control sobre su situación”.

Los sindicatos propagan una visión democratista de los obreros, cada uno de ellos sería un ciudadano autónomo y soberano que iría a la huelga o sería solidario con otros compañeros de la misma manera que depositaría su voto en las urnas: en virtud de una decisión individual “libre e independiente”. Los teóricos de la “aristocracia obrera” retoman esa visión sindical del obrero “ciudadano” lo que les lleva a una profunda decepción: comprueban que bajo el agobiante peso de la “normalidad capitalista”, es decir, fuera del marco unitario y colectivo de la lucha y la conciencia de clase, los obreros son víctimas de la explotación, la opresión y la manipulación ideológica de la burguesía, están dominados por la concurrencia y aparecen como individuos aislados que cada cual va a su bola.

Pero la clase obrera no tiene nada que ver con ese concepto sociológico y democrático de una suma de ciudadanos asalariados, es una clase histórica que, en el combate y en la toma de conciencia revolucionaria, es capaz de superar esas mil fuentes de división que la destrozan en la vida cotidiana. Los partidarios de la “teoría” de la “aristocracia obrera” solo ven una “realidad” en los obreros: cuando son una suma de individuos aislados separados por la competencia. Pero su ceguera les impide ver dos “realidades” mucho más importantes y decisivas: por una parte, la maduración de su toma de conciencia que les hace comprender a través de un proceso largo y doloroso la necesidad y la verdad profunda de su unidad de clase, por un lado, y, por otra parte, la lucha masiva y unitaria que les hace ver la fuerza social que representan y les da confianza en su propia identidad de clase.

Con el desarrollo y agravación de la crisis del capitalismo se produce una igualación por debajo de las condiciones de vida de todos los sectores de la clase obrera (fijos y precarios, con empleo o desempleados, públicos o privados). Poco a poco, la crisis con sus golpes enseña que el “puesto fijo para toda la vida”, las “prestaciones sanitarias decentes”, el “trabajo cómodo”, la “jubilación en buenas condiciones” etc., son “privilegios” cada vez más minoritarios. La escuela dolorosa de la crisis muestra que lo temporal y transitorio son los “privilegios”, las “migajas”, las ventajas corporativas, es decir, todo lo que divide a la clase obrera y constituye el “fundamento” de la teoría de la aristocracia obrera. En cambio, ¿qué es lo que se convierte en permanente, en estructural, en duradero? Pues la inseguridad en el puesto de trabajo, los despidos en masa, la liquidación de prestaciones sociales, la amenaza de no poder disfrutar siquiera de una jubilación decente, es decir, todo lo que une en un mismo lazo a todos los sectores de la clase obrera, todo lo que les obliga a reconocer su unidad por encima de las ilusiones individualistas que puedan tener o de las divisiones que sindicatos, partidos, empresas, instituciones, les marcan al rojo vivo.

La “teoría” de la aristocracia obrera está golpeada por la miopía congénita del inmediatismo: sólo ve a los obreros en el “día a día”, como “ciudadanos aislados dominados por la competencia”. Por ello, no le entra en la cabeza que a lo largo de su historia, el proletariado, pese a las divisiones y contra ellas, ha sido capaz de unirse, de afirmarse como una clase unitaria y colectiva: en la Comuna de Paris peleaban como un solo hombre panaderos, impresores, jornaleros, artesanos …; en la gran huelga de masas de 1905 no existían obreros polacos, fineses o rusos sino una misma y única clase obrera; en 1917, los obreros de Rusia tomaron el poder comprendiendo que eran el primer eslabón de la revolución mundial; en 1968 en Francia, 10 millones de obreros, de fábricas como Renault o de pequeños talleres, de las regiones más industriales y de las más agrarias, se fundieron en una gran huelga; en Vitoria 1976 los obreros de Forjas Alavesas se negaron a volver al trabajo pese a que les habían concedido todas las reivindicaciones mientras no se satisficieran los de todos los compañeros de las demás empresas en huelga; en Polonia 1980 12 millones de obreros se unieron en una gigantesca huelga de masas.

¿Qué consecuencias tiene la sedicente teoría de la aristocracia obrera?

Actualmente, el proletariado sigue sufriendo los efectos del enorme retroceso de su combatividad y su conciencia resultante de los acontecimientos de 1989 (hundimiento del supuesto bloque “comunista” que permitió a toda la burguesía mundial lanzar una gigantesca campaña sobre el fin del comunismo y de la lucha de clases[8]). Sus luchas se desarrollan de manera lenta y difícil aunque con los combates que recientemente se han producido en Francia o Austria ha habido una cierta maduración[9]. Sin embargo la combatividad en la clase es todavía muy heterogénea. Hay sectores muy combativos y decididos y, en cambio, hay otros más pasivos, desmoralizados o desorientados. Tal es lo que, a nuestro juicio, se desprende de vuestra informe sobre Izar: los compañeros de las contratas, golpeados de una forma más inmediata y brutal, están más dispuestos al combate que compañeros fijos que atomizados y desmovilizados se agarran como un clavo ardiendo a la quimera de unos “privilegios” que poco a poco van perdiendo con la complicidad de los sindicatos[10].

Los sectores obreros más combativos deben poner su combatividad al servicio del despertar y la incorporación a la lucha del resto de trabajadores más atrasados. ¡Esa es la mejor perspectiva para la defensa de sus propios intereses y los del conjunto de la clase! En cambio, ¿qué hacen los sindicatos, tanto los “moderados” como los “radicales”? ¡Pues empujarlos a luchas largas en el aislamiento que los conducen a un callejón sin salida, a acciones violentas minoritarias! Es decir, los encierran en una lucha sin futuro que tiene como fin sangrar su combatividad, debilitarlos paquete por paquete. La “teoría” de la “aristocracia obrera” al racionalizar la idea de que ellos son “los radicales” y el resto “los aburguesados” no hace sino echar más leña al fuego a esa estrategia de división.

Pero, además, la sociedad capitalista actual sufre una profunda descomposición ideológica y social[11] que empuja a la división, al enfrentamiento, a la atomización y la fragmentación social. La teoría de la aristocracia obrera al oponer radicalmente obreros “privilegiados” y obreros “parias”, al dar a los segundos la etiqueta de revolucionarios y a los primeros la de “reaccionarios” favorece el enfrentamiento y la división dentro de la clase. Pero puede llevar más lejos: puede favorecer el mobbing, el pogromismo, el odio y la violencia dentro de la clase. Es por tanto muy peligrosa.

Y, por último, dentro de la clase obrera, como expresión del proceso global de toma de conciencia, aparecen minorías que buscan una alternativa revolucionaria –como es, por ejemplo, vuestro caso. Estas minorías toman conciencia de la crisis del capitalismo, de la falta de perspectivas que ofrece. Pero al mismo tiempo les es muy difícil ver al proletariado como el portador de la alternativa revolucionaria. La teoría de la aristocracia obrera les obstaculiza todavía más esa comprensión crucial. Esta teoría, con la misma fuerza que los aleja de la comprensión de la clase obrera como clase revolucionaria, los empuja hacia el interclasismo del “movimiento anti-globalización”: el sujeto “revolucionario” sería un magma amorfo de obreros combativos (como individuos), estudiantes, ecologistas, pueblos “revolucionarios” etc.

Por todas las razones que acabamos de exponer es importante que llevemos un debate a fondo sobre las auténticas causas de las divisiones existentes dentro de la clase obrera. El rechazo crítico y argumentado de la sedicente teoría de la “aristocracia obrera” es, en ello, un paso vital.

Acción Proletaria – Corriente Comunista Internacional

 

 

[1] Hemos oído muchas veces a sociólogos, sindicalistas, teóricos, decirnos: en el siglo XIX si que existía la clase obrera, una clase que trabajaba 18 horas etc. Y entonces si que estaba unida y era revolucionaria; pero hoy no, hoy la clase obrera no existe porque cada obrero es un privilegiado que solo piensa en su coche, en su chalet, en sus vacaciones veraniegas etc.

[2] Observemos el cuidadoso matiz de los grupos izquierdistas: hablan de “pueblos” como entidad revolucionaria, es decir, meten en el mismo saco interclasista campesinos, obreros, marginados etc., a los que oponen los obreros “reaccionarios”, “vendidos” etc., de las metrópolis. Con esta sutileza a quien atacan es a toda la clase obrera que la culpabilizan como reaccionaria.

[3] Ver artículo en Acción Proletaria nº 172

[4] De  vez en cuando los sindicatos organizan un simulacro de “unidad de toda la clase obrera”: huelgas generales de un día como la del 20 de junio del 2002 donde, como denunciamos en Acción Proletaria nº , lo que se hacía en realidad era una maniobra conjunta de toda la burguesía para dar prestigio a los sindicatos.

[5] En francés en el original

[6] Ver en la Revista Internacional nº 25 el artículo La Aristocracia Obrera, si no lo tenéis, os lo podemos enviar. También, la serie Respuesta a las dudas sobre la clase obrera en Acción Proletaria números 145 a 152

[7] Desgraciadamente, esta teoría ha hecho mella en grupos de la Izquierda Comunista, particularmente, entre los bordiguistas que defienden abiertamente su segunda vertiente, ver nuestro artículo en Acción Proletaria nº 149

[8] En la Revista Internacional nº 60 cuando dicho fenómeno histórico (hundimiento de la URSS y sus satélites) apenas estaba comenzando lo analizamos y previmos sus consecuencias particularmente respecto a la lucha de clases. Os podemos enviar este número y otros documentos que publicamos entonces.

[9] Ver Acción Proletaria nº 171 y sobre todo la editorial de la Revista Internacional nº 114 que acabamos de sacar.

[10] Hay que dejar claro que los “privilegios” no son tales, son simplemente el producto, por un lado, de largas luchas anteriores de toda la clase obrera y, por otra parte, de las condiciones específicas de la organización de la explotación capitalista. No olvidemos que, según establece Marx en obras como Trabajo Asalariado y Capital, el salario viene a cubrir como media el conjunto de necesidades básicas para la reproducción de los obreros. Por otra parte, los obreros fijos de las grandes empresas industriales como Izar están amenazados por la espada de Damocles de las sucesivas oleadas de despidos, de tal forma que su destino es la prejubilación –en condiciones cada vez más desfavorables-, el desempleo, o-como ha pasado en bastantes ocasiones- convertirse en obreros de contratas.

[11] Ver en Revista Internacional nº 62 nuestras Tesis sobre la Descomposición

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 173, 15 Noviembre - 15 Enero

Conflicto vasco: contra la barbarie de las luchas nacionales la alternativa es la lucha de clases

El conflicto vasco ha entrado en una nueva fase más virulenta con la presentación por parte del ejecutivo autónomo del “Plan Ibarretxe” que plantea una apenas disimulada puesta en cuestión de la Constitución (la soberanía recaería sobre el “pueblo vasco”), “revisando las relaciones entre Euskadi y España” (el primero pasaría a ser un “estado libre asociado” a la segunda),... Este nuevo paso de la confrontación entre una fracción de la burguesía vasca agrupada en torno al PNV y el resto de la burguesía española supone una confirmación patente de nuestros análisis (1). En el último artículo que dedicamos al conflicto vasco (AP nº 158: “Un conflicto sin solución bajo el capitalismo”) señalábamos que el revés sufrido por la burguesía españolista (el Frente Nacional Español que integran PP y PSOE uncidos por su Pacto Antiterrorista) en las elecciones autonómicas de Mayo de 2001, no iba a rebajar la tensión sino todo lo contrario: la burguesía española iba a acentuar la presión contra el PNV, y éste iba a responder, para salvaguardar su propia existencia, lanzando el órdago soberanista,.... como así ha sucedido.

Esta sobrepuja irracional y sin salida en la que ninguna de las fracciones capitalistas puede imponerse efectivamente a sus rivales, es una expresión más de la tendencia irracional al puro caos, y a la barbarie sin solución que caracterizan las peleas ínter burguesas en la fase terminal del capitalismo. Pero ese terreno podrido de reyerta gangsteril entre diferentes fracciones de la clase explotadora, que aparece machaconamente en periódicos, radios y TV como el “principal obstáculo a la convivencia pacífica entre los ciudadanos”, representa también un peligrosísimo veneno para la clase explotada, a través de cuál se cuelan el interclasismo, la “defensa de la democracia”, que actúan en contra de la perspectiva emancipadora del proletariado (la lucha clase contra clase, el internacionalismo,...), única posibilidad de que la humanidad se libere precisamente de ese futuro de caos y barbarie que es lo que único que puede ofrecer el sistema capitalista.

Un conflicto sin solución bajo el capitalismo

Los sesudos analistas de los medios de comunicación ofrecen argumentos de lo más peregrino para tratar de explicar ese creciente enconamiento del conflicto vasco. Para los más alineados con los postulados del PP y del PSOE (incluyendo los muy “izquierdistas” de Unificación “Comunista”), el PNV se habría “quitado la careta” (después de más de cien años ¿?) y mostraría hoy su auténtica faz “independentista” (2). Para los contrarios al discurso del PP (lo que abarca Izquierda Unida, la gran mayoría de grupos izquierdistas y lógicamente otras burguesías nacionalistas como la catalana, etc.), la causa del aumento de la crispación entre el Estado y el PNV sería la vuelta a sus rancias raíces centralistas del carpetovetónico Aznar. Pero de ser así ¿cómo explicar que el PSOE, o el gobierno francés (en su día encabezado por el muy “socialista” Jospin), compartan, en lo sustancial, esa estrategia de “acoso y derribo” al PNV? (3).

Sólo un análisis marxista, como el que hemos ido desarrollando, puede explicar el curso del llamado “conflicto vasco”:

“- tal y como han venido analizando los marxistas (desde Marx a la Izquierda Comunista italiana – Bilan-), el trasfondo de dicho conflicto es un problema histórico de soldadura nacional del capital español (ver AP nº 145: “Ni nacionalismo vasco, ni nacionalismo español: ¡Autonomía política del proletariado!”).

-ese problema histórico que la burguesía española fue incapaz de resolver en el período ascendente del capitalismo –época de la construcción de las naciones capitalistas viables- queda ya irresoluble en su etapa de decadencia histórica. Es más, en la etapa terminal de su decadencia, lo que nosotros hemos calificado como su etapa de descomposición, estos problemas tienden a agravarse ya que se desarrolla el caos tanto en el concierto imperialista mundial como al interior de los diferentes Estados nacionales, agudizándose en estos el ‘cada uno a la suya’, de las distintas fracciones burguesas, las tendencias a la dislocación y la disgregación” (AP nº 150: “Gresca entre nacionalistas vascos y españolistas.: Con la excusa de la “paz” quieren embarcarnos en sus peleas de gángsteres”).

La pelea entre el sector de la burguesía vasca en torno al PNV, y la burguesía “españolista” se entiende precisamente según las leyes que rigen las peleas ínter burguesas en el período de la descomposición capitalista:

1.- expresa la tendencia al cisma y la disgregación característicos de la etapa de decadencia capitalista, de una forma aún más irracional, sin perspectiva alguna de solución. Como vemos en Oriente Medio, Colombia, etc, los conflictos que enfrentan a fracciones de la clase dominante lejos de atenuarse o “solucionarse” tienden, por el contrario, a enconarse cada vez más. En el caso del País Vasco ni el PNV puede lograr constituir Euskadi como nación viable, ni la burguesía españolista puede lograr el sometimiento del PNV a sus dictados. Sin embargo esa falta de perspectivas no logra contener la pugna, sino que la agudiza. La política actual del “bloque españolista”, ya no es la de contener al PNV como fue el caso de los pactos PNV-PSOE o los gobiernos Andanza, sino descaradamente la de desalojar al PNV de su principal resorte de poder: la administración de la autonomía vasca. Por su parte, la fracción burguesa en torno al PNV ya no se limita a obtener mayores prebendas económicas, fiscales, o una mayor parte del aparato de Estado (policía, competencias en educación, trabajo,...) sino que abre la puerta del cuestionamiento del “Estado de las autonomías”, alentando los ánimos de otras burguesías regionales (en particular sectores de la burguesía catalana,...).

2.- La llamada “comunidad internacional”, es decir el resto de potencias capitalistas, en vez de influir en pro de un apaciguamiento, tratan de aprovecharse de esas peleas para obtener elementos de presión sobre la burguesía española. En el caso vasco ya hemos mostrado como tanto la burguesía francesa (en el pasado principal beneficiario del terrorismo etarra para presionar a sus cofrades españoles, hoy principal correligionario de Aznar para evitar la extensión del conflicto vasco en sus departamentos pirenaicos), la burguesía alemana ( a través de la influencia de la Iglesia ), o la norteamericana, tratan de jugar sus bazas en el “conflicto vasco”.  Si la división del mundo en bloques pudo jugar en el pasado un papel de contención en las pugnas ínter burguesas, hoy el caos imperialista mundial (4) es, por el contrario, un poderoso estimulante.

3.- Son las fracciones capitalistas más poderosas  quienes más azuzan los conflictos. Si en el escenario imperialista mundial, USA es quien actúa más impulsivamente como un auténtico “bombero pirómano”, en Afganistán, Irak,... para tratar de frenar cualquier cuestionamiento de su papel como única potencia mundial, en el caso de la burguesía española, es el propio gobierno español (respaldado, insistimos, por el principal partido de la “oposición”) quien tiene una estrategia más decididamente de hostigamiento a los “nacionalistas” porque es incapaz de admitir cuestionamiento alguno de su “orden” (la raya trazada por la Constitución de 1978 y los estatutos de Autonomía concedidos a continuación). Por ello la burguesía española:

* ha forzado una ruptura con el PNV de sectores claves de la burguesía vasca (los máximos representantes de la banca, o de los empresarios vascos han mostrado una beligerancia manifiesta al Plan Ibarretxe).

* se plantea abiertamente desde el año 2000 desalojar al PNV del gobierno (lo que supondría privarle de su principal resorte de poder). Tras el fracaso de la “coalición antiterrorista” en 2001, la burguesía españolista se ha acantonado en su dominio de Alava (las juntas forales de esta provincia han sido las primeras en recurrir ante los juzgados el Plan Ibarretxe), y ha creado hoy una Plataforma – en la que se incluyen también ONG, sindicatos – para un gobierno “no nacionalista” de Euskadi.

* intentó enfrentar a los sectores nacionalistas vascos, forzando a través de la llamada “ley de partidos políticos” del verano pasado a que fuera la propia policía vasca la que ejecutara las detenciones de los dirigentes de Batasuna (rama política de ETA).

* ha dejado entrever que en caso de que el PNV persista en su desobediencia a los dictámenes de los tribunales españoles, podría llegar a suspender la “autonomía vasca”, lo que supondría un auténtico varapalo para los nacionalistas (redespliegue de las fuerzas policiales españolas, fin de los conciertos fiscales,....).

4.-  Como sucede también, en la arena imperialista mundial, los “challengers”, es decir las fracciones de la burguesía en posición de neta inferioridad, son quienes más abogan por el “diálogo”, quienes se presentan como “víctimas” de las actuaciones desmesuradas de la superpotencia. Esto es así porque son perfectamente conscientes de que a corto plazo no tienen medios efectivos para impedir los puñetazos en la mesa de la fracción más poderosa, y también porque entienden que a medio y largo plazo, el propio pudrimiento del conflicto y las demostraciones de fuerza estériles acaben socavando aún más la dominación del gángster principal (5). Así, el PNV:

* reclutó el voto de todos los sectores nacionalistas para impedir el triunfo del “bloque españolista” en las elecciones del 2001. Tanto es así, que tras esas elecciones, el plan Ibarretxe ha sido consagrado incluso por los sectores más radicales (ETA, o los adictos a la “kale borroka”) como la alternativa “realista” a la dominación “española”, y prácticamente desde entonces haya desaparecido los atentados y los disturbios callejeros..

* acató la ley de partidos, pero ha puesto mil y una trabas a su ejecución práctica, desobedeciendo por ejemplo las sentencias del Tribunal Supremo para eliminar el grupo parlamentario de los antiguos “batasunos”.

* ha planteado el Plan Ibarretxe como un auténtico laberinto jurídico de tal manera que aún cuando se respeten formalmente las normas del llamado “estado de derecho”, puedan seguir impulsando iniciativas para seguir su ejecución (convertir el Plan Ibarretxe en decreto-ley del Parlamento Vasco, disolución del Parlamento y nuevas elecciones autonómicas si prosperan los recursos del gobierno central, referéndum en el País vasco si las Cortes españolas lo desaprobaran, etc.), revestido todo ello con continuos llamamientos al “diálogo”, la “negociación”, etc.

Las luchas nacionales: un veneno para la conciencia revolucionaria de la clase obrera.

Estamos pues ante una pelea entre fracciones de la clase explotadora que expresa todo el pudrimiento, toda la tendencia al caos y al retroceso en la barbarie que existe en la sociedad capitalista actual, y debemos alertar al proletariado del riesgo de dejarse arrastrar, de tomar partido por alguno de los bandos de esa pugna.

Ya a lo largo de todo el siglo pasado los revolucionarios hemos advertido de la trampa que han representado las llamadas luchas nacionales (6), en las que el papel de la población ha sido el de servir de “carne de cañón” de las luchas entre gángsteres capitalistas. El hecho de que en los países centrales esas pugnas no se planteen hoy como guerras abiertas sino como “conflictos” entre fracciones aparentemente “civilizadas”, o que exista una disparidad real de fuerzas entre los bandos enfrentados, no disminuye, sino que al contrario acentúa, la nefasta influencia que puedan tener estas mistificaciones en sectores de la clase obrera, de manera que frente a las barbaridades de uno de los bandos, el rival aparezca como “mal menor”, “fracción menos reaccionaria” etc. Así sucede por ejemplo cuando ante los atentados de ETA o las atrocidades etnicistas del Sr. Arzallus, la burguesía nacionalista española aparece como más “pacífica”, “democrática”, cuando en realidad son directamente responsables del terror de la explotación capitalista (decenas de muertos en accidentes de trabajo, precariedad, paro, desmantelamiento de prestaciones sociales,...), de las guerras (desde el Golfo en 1991, a la reciente de Irak,...). Lo mismo sucede en el bando de los “nacionalistas vascos” que se presentan como víctimas del furor centralista del Gobierno Aznar, cuando su programa y su actuación son tan reaccionarios como los del otro padrino. Recordemos cuál ha sido el futuro de la población en los Estados “socialistas” fruto de la “liberación nacional” de los años 70 por ejemplo (Vietnam, Camboya, Nicaragua,...), y recordemos también cómo los métodos de estos gángsteres de “segunda” son, a escala si cabe más chapucera, una reproducción de los “métodos” de chantaje, terror y barbarie de sus cofrades mayores.

Hoy no existen las condiciones para que el proletariado se deje arrastrar alegremente a una guerra abierta entre fracciones de la burguesía. A pesar de sus evidentes debilidades, la clase obrera no está derrotada, pero las simpatías, las ilusiones en alguno de los bandos de las confrontaciones ínter burguesas no atenúan esas debilidades, sino que las acentúan. Es una ilusión pensar que la “combatividad” de los radicales vascos por ejemplo puede contagiar una combatividad contra el capitalismo en sectores de la clase obrera vasca, precisamente porque lo que hace es desviar la rabia y el descontento que surgen de la explotación o de la marginación de los jóvenes a un terreno podrido de lucha entre sectores de la burguesía, y a no a su verdadero terreno de lucha clase explotadora contra todas las fracciones de la clase explotadora. Del mismo modo supone una criminal ilusión pensar que las movilizaciones contra el “terrorismo” puedan inducir cualquier toma de conciencia para luchar contra el terror capitalistas de las guerras, precisamente porque en esas movilizaciones se hace creer que el terror es únicamente patrimonio de fracciones particulares de la burguesía, y no el modo de vida del sistema capitalista entero (7).

Las debilidades que hoy frenan el desarrollo de la lucha de clases son precisamente la pérdida de la identidad de clase, y la pérdida momentánea de la perspectiva emancipadora que contiene la lucha de clases: una sociedad verdaderamente humana, sin banderas, Estados o naciones: la sociedad comunista. En este sentido cualquier concesión a cualquiera de los bandos burgueses en conflicto no hace más que ahondar la herida: en lugar de la recuperación de la identidad de clase, es decir la comprensión de que todos los explotados del mundo tenemos los mismos intereses que nos oponen a todas las fracciones de la clase explotadora, la lucha “nacionalista” plantea en cambio el interclasismo, la disolución de la clase obrera en el magma de intereses contrapuestos que se llama “pueblo español” o “pueblo vasco”, y en definitiva la sumisión de los trabajadores de cada región o país a su propia burguesía, y por lo tanto la oposición a los trabajadores de la “región” o el país rival. Del mismo modo la lucha nacionalista no sólo no constituye un terreno en el que la clase obrera pueda ir desarrollando las armas de su lucha contra el capitalismo que son en esencia las bases de la sociedad comunista: la autoorganización consciente, la solidaridad, el internacionalismo, la confianza en la perspectiva de un mundo sin explotación, ni guerras, sino que al contrario se basa en el terreno opuesto: las movilizaciones al dictado de los explotadores, la defensa de los particularismos, la justificación del terror, la resignación ante la barbarie tratando de sacar la mejor tajada de ella,...

Por todo ello, la única perspectiva para que la sociedad deje de desangrarse a través de la multiplicación de conflictos que van a extenderse como resultado de su hundimiento en la descomposición, es la reafirmación de la única lucha que puede emanciparla de todos ellos: la lucha de clases.

Etsoem: 15 de Noviembre de 2003.

Notas:

(1)   En los números más recientes de nuestra publicación hemos dedicado artículos al conflicto vasco en AP nº 141, 143, 150, 152, 154, 155, 158. Animamos a los lectores interesados en nuestros análisis a que nos los soliciten escribiéndonos a nuestro apartado de correos o dirección de correo electrónico.

(2)   Del PNV siempre se ha dicho que contenía un “doble alma” soberanista y autonomista. Lo cierto es que a lo largo de su existencia, e incluso en los discursos de su fundador Sabino Arana se han alternado fases de “verborrea independentista” sobre todo para consumo de bases, con políticas “realistas” de autonomismo, y llegado el caso incluso de sometimiento abierto al Estado español (especialmente frente a momentos ascendentes de luchas obreras).

(3)   Para ver las motivaciones y los “matices” de esta Alianza Nacional ver nuestro articulo sobre el Pacto Antiterrorista en AP nº 156.

(4)   Ver Revista Internacional nº 114: “El nuevo orden mundial significa siempre más caos”.

(5)   Ídem.

(6)   Ver nuestro folleto “Nación o Clase”.

(7)   Ver nuestro suplemento dedicado a las movilizaciones antiterroristas: “La alternativa no es ‘democracia o terrorismo’, sino comunismo o barbarie”, así como el articulo “El terrorismo arma de guerra del capitalismo”, en AP nº 168.

Situación nacional: 

Defensa de las organizaciones revolucionarias: Comunicado Círculo Barcelona a los internacionalistas

A continuación publicamos un Comunicado que los compañeros de un Círculo de discusión en Barcelona han enviado a los grupos del medio político proletario llamando a reaccionar de forma firme contra los comportamientos de soplones tales como los que han protagonizado los elementos de la llamada FICCI[1].

Saludamos la contribución de estos compañeros porque defienden de forma consecuente reglas elementales de “higiene política” que históricamente siempre ha defendido el movimiento obrero en su seno. Invitamos a todos los lectores, simpatizantes y grupos a pronunciarse también sobre este problema vital.

Compañeros:

A través de la prensa internacional de la CCI, de sus publicaciones territoriales y en conversaciones personales con algunos de sus militantes, hemos seguido el asunto de la llamada Fracción Interna de la CCI (FICCI), sin que en ningún momento haya sido expresamente objeto de un debate en el seno del Círculo al que, por entonces convenía más abordar discusiones relativas a la guerra imperialista, crisis económica, sindicalismo, parlamentarismo, cuestiones de organización, etc., en el marco de la decadencia del capitalismo.

Era una cuestión indudablemente grave y de máximo interés para todos los internacionalistas, pero el Círculo de Barcelona nunca se planteó, como tal, un pronunciamiento sobre las cuestiones de la FICCI.

Tampoco, por ahora, los compañeros que componemos el Círculo, vamos a efectuar ninguna reflexión ni toma de postura sobre el fondo de la trama, pues ésta ha sido bastante examinada y aireada por la prensa de la CCI y en sus reuniones públicas.

Pero hay algo sobre lo que no podemos callarnos y como internacionalistas que buscan la claridad política, tenemos el deber, para con nuestra clase y con nosotros mismos, de denunciar en voz alta de ser cierto.

Además de en las publicaciones, algunos militantes de la sección en España de la CCI en las reuniones públicas nos han informado de que se ha producido por parte de la FICCI actos de revelación o chivatazo relativo a fechas y lugares donde debían celebrarse reuniones con anterioridad a éstas, así como señalar las iniciales verdaderas de un militante de la CCI; en aras de la brevedad nos atenemos al relato que de los hechos se hacen en la publicación en España “ACCIÓN PROLETARIA” nº 168 (Enero/Marzo 2003) en el artículo que se titula “Los métodos policiales de la FICCI”.

Pues bien de ser ciertos, repetimos de ser ciertos, los hechos en resumen aludidos, este Círculo entiende que sería una ignominia no denunciar a los cuatro vientos semejantes conductas, impropias y aborrecibles de quienes se dicen de las tradiciones de la Izquierda Comunista y, eso sí, típica de gente turbia y provocadores natos. Tal vez algunos piensen que tratamos este asunto con exageración, que no es para tanto, etc.; nosotros no lo vemos así, por el contrario, y lo decimos una vez más, de ser ciertos los hechos mencionados, se trataría, a juicio de este Círculo no solo de conductas políticamente repulsivas, sino además extrañas a las mejores tradiciones organizativas del proletariado y más bien de naturaleza parasitaria.

Por lo que este Círculo sabe, la CCI no efectuó ningún tipo de expulsión colectiva o selectiva de elementos críticos, sino la de un tal Jonás, por su conducta política y personal de artimañas al margen y en secreto respecto a la organización, y los demás militantes, siguiendo a aquél abandonaron la organización.

Tales manejos comportaban una política desleal y su objetivo, por la información que disponemos, era inyectar la desconfianza en el interior de una organización del proletariado, arma ésta (la desconfianza) mucho más peligrosa y mortífera que la misma represión de los Tribunales Capitalistas y su policía.

Antes de señalar los acuerdos adoptados queremos rematar esta previa explicación con una cita del texto de Víctor Serge, titulado “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión” (Ediciones Era 1972, pag 93): “Resumiendo: el estudio del mecanismo de la Ojrana (policía política rusa en el época zarista) nos revela que el fin inmediato de la policía es más conocer que reprimir. Conocer para poder reprimir a la hora señalada, en la medida deseada, si no totalmente”.

Dicho lo anterior, el Círculo de Barcelona acuerda lo siguientes extremos:

1º) Mostrar nuestro apoyo y solidaridad con la CCI y a los compañeros afectados en lo relativo a los procedimientos delatores empleados contra su organización en México y a la identificación de uno de sus militantes, por parte de la llamada FICCI.

2º) Instar a las organizaciones que se denominan de la Izquierda Comunista (lo que la CCI llama medio político proletario) a que rompan el silencio y se pronuncien con franqueza y públicamente acera del comportamiento de la llamada FICCI.

3º)Formular un llamamiento a la responsabilidad del medio, con el fin de no dejarse encandilar frente a una circunstancial crisis interna de una organización del proletariado, pues con ello quien, en definitiva, sale perdiendo es éste y la perspectiva de la revolución comunista que ya de por si se enfrente a dificultades gigantescas.

4º) Remitir el presente comunicado, rogando su publicación, a toda la prensa internacionalista.

Barcelona, 11 de Octubre de 2003.

[1] Ver Acción Proletaria nº172

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Tribuna del Lector: ¿Por qué los sindicatos venden siempre a los obreros?

Muchos trabajadores se preguntan por qué los sindicatos siempre les traicionan. ¿Por qué en Puertollano se hicieron cómplices de la política de la empresa que provocó 8 muertos por accidente laboral[1]? ¿Por qué siempre apoyan abierta o solapadamente los planes de despidos? ¿Por qué pactan con el gobierno las políticas de precariedad laboral, recorte de los subsidios de paro o de hachazo a las indemnizaciones sociales? ¿Por qué convocan simulacros como el 20-J y, sin embargo, sabotean la lucha cuando los obreros tienen un mínimo de fuerza?

Para dar respuesta a ese interrogante se desarrollan en los medios obreros y politizados las más diversas explicaciones. Hay quienes hablan de “burocratización” de los sindicatos. Otros dicen que la culpa reside en que los sindicatos están instrumentalizados por los partidos políticos. Otra explicación habla de los “malos dirigentes” que andarían siempre vendiendo a la base. En fin, una teoría muy en boga es la que dice que “los obreros tienen los sindicatos que se merecen”, que sí éstos son reaccionarios es porque aquellos estarían aburguesados.

Este texto no tiene como objetivo responder a esas explicaciones. En nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA y en numerosos artículos –entre los que destacamos “Sindicatos: 70 al servicio del capital”, aparecido en Acción Proletaria nº 55- las hemos rebatido detalladamente dando argumentos apoyados en la experiencia histórica del proletariado. Nuestro objetivo es más limitado: queremos continuar el debate que en el número anterior de Acción Proletaria mantuvimos con los compañeros del grupo Comunistas Revolucionarios de Ferrol cuya contribución publicamos en dicho número[2].

Los compañeros hacen denuncias muy justas de los sindicatos: dicen que “actuaron y actúan como agentes del capital estatal”.  Consideran que realizan “maniobras y chalaneos anti-proletarios”. Denuncian igualmente a los Comités de Empresa, esas instituciones del sindicalismo que muchas veces “se distancian” de los jerarcas sindicales para mejor hacer pasar los planes del capital. Los compañeros llaman a “la organización del poder proletario y la destrucción de los sindicatos” intuyendo que la revolución proletaria conllevará el enfrentamiento y la destrucción de los sindicatos, guardianes últimos del Estado Capitalista.

Todos estos elementos son muy positivos y animamos a los compañeros –así como a todos los que compartan esas posturas- a profundizar en ellos, a darles una base sólida y científica apoyándose en la comprensión de la experiencia histórica y mundial de la clase obrera y de sus posiciones programáticas.

Precisamente con ese objetivo queremos polemizar con ciertas afirmaciones del texto de los compañeros.

¿La base de los sindicatos sería la aristocracia obrera?

Del texto de los compañeros que publicamos en Acción Proletaria nº 172 parece desprenderse que sí los sindicatos son así es porque serían la expresión de una minoría de trabajadores fijos, privilegiados, una “aristocracia obrera”. Veamos algunas citas significativas:

“La demostración más grave del corporativismo sindical y aristocrático de este sector de trabajadores, cuyas condiciones laborales y sociales están ampliamente por encima de la mayoría de los asalariados, y que para nada intentan, ni siquiera minoritariamente, oponerse al menos a sus dirigentes sindicales (que los llevan años vendiendo, dicho sea de paso), puede verse en las connivencias con la patronal. Se han atrevido incluso a cambiar un día de "paro" para evitar la demora en las nuevas fragatas que están construyendo en la factoría de Ferrol, con objeto de no "perjudicar a la competitividad de la empresa”.

Refiriéndose a la actitud de los sindicatos, los compañeros afirman “Y ellos también han sacado sus lecciones: saben perfectamente que nuestra precariedad y sobreexplotación es la base de su función de servidores del capital, y la base de su posición dirigente gracias al acomodamiento del estrato de clase que representan (…)En este contexto de estratificación de la clase en un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales, las luchas obreras en IZAR son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada”, en oposición a las luchas de los compañeros precarios que serían “esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual”.

No vamos a entrar a rebatir la falsedad de la teoría de la “aristocracia obrera” pues ya lo hicimos en la primera parte de nuestra respuesta aparecida en Acción Proletaria nº 172. Lo que aquí vamos a abordar es la tesis según la cual los sindicatos representan a una minoría de trabajadores privilegiados, la llamada “aristocracia obrera”.

Que esta posición no es exclusiva de los compañeros, lo demuestra el que muchos jóvenes precarios dicen francamente que los sindicatos no les representan para añadir a continuación que ello es debido a que “sólo defienden a los fijos”. Del mismo modo, se ha repetido hasta la nausea que los parados son despreciados por los sindicatos que solo se ocuparían de los funcionarios o los empleados fijos.

Los sindicatos no son expresión de ningún estrato de la clase obrera

Vivimos bajo el peso de la ideología democrática. Esta ideología le sirve a la burguesía para justificar todas las tropelías que comete contra los obreros y la humanidad entera. Sí el gobierno español envía tropas a Irak o lleva una política económica que perjudica a la mayoría sería por culpa de todos los “ciudadanos” (incluidos los obreros) que le habrían votado. De todas las formas de Estado que han existido en la historia la más cínica y retorcida es la democrática. El Estado democrático defiende los intereses de la clase capitalista y en su nombre adopta medidas de despido, miseria y guerra, pero todo lo justifica con el argumento universal de que “representa” a la “mayoría”, de que expresa la “voluntad” de los ciudadanos.

Esa ideología democrática nos dice que toda capa de la población tiene también una “representación particular” que en el caso de los obreros estaría constituida por los Sindicatos. Así pues, sí los sindicatos firman Pactos y Convenios que van contra los intereses de los trabajadores, sí se cargan huelgas, sí avalan medidas que provocan mortales accidentes laborales, sería “por culpa de los obreros” que les habrían dado su representación.

Hay compañeros que reaccionan contra los sindicatos pero siguiendo todavía bajo el influjo de la ideología democrática se empeñan en encontrarles a toda costa una representatividad. ¿Y donde la encuentran? Pues, según ellos,  los sindicatos son traidores porque representan a una capa especial de obreros –la aristocracia obrera- que habría traicionado a su clase por las migajas del privilegio de tener un “puesto fijo”[3].

La trampa está en pensar que el Estado democrático es “representativo” y que los sindicatos son “representativos”, es decir, aceptar aunque sea a regañadientes, la mistificación más peligrosa con la cual el capitalismo justifica su dominación. Contra ello, el marxismo demuestra[4] que el Estado representa únicamente al Capital, únicamente vela por el interés nacional del Capital, sirve exclusivamente a la minoría constituida por la clase capitalista en su conjunto.

En consonancia con lo anterior, los sindicatos no representan a ninguna categoría de obreros, sino que representan al Estado Capitalista, son expresión del interés del Capital Nacional, su papel es imponer en los centros de trabajo lo que los capitalistas como clase necesitan.

El Estado democrático del capital pretende integrar en su seno a todos los sectores de la sociedad como supuesto órgano neutral “situado por encima de las clases”. En realidad, lo que hace es justamente lo contrario: prolongar sus tentáculos en todos los sectores sociales –y muy particularmente en la clase obrera- de tal forma que estén convenientemente controlados. Lo que la ideología democrática llama “integración” y “representación” es en realidad control opresivo y subordinación al servicio de la explotación.

Dentro de esos tentáculos, los sindicatos cumplen un papel particular: controlar a la clase obrera, dividirla, destrozar sus luchas, hacerle tragar los planes de despido y liquidación de costes sociales que el Interés Nacional del Capital exige como un dios déspota e insaciable.

¿Es que acaso la división de la clase obrera entre precarios y fijos ha nacido de la “voluntad” de los fijos que pretenderían “conservar sus privilegios”? Esta “explicación” niega la historia de la clase obrera en los últimos 80 años que muestra a los sindicatos como enemigos de todas las categorías de obreros: fijos, precarios, jornaleros o emigrantes etc. Por limitarse a los últimos 30 años: en 1968 en Francia cuando apenas existía el empleo precario se dedicaron a sabotear la huelga de 10 millones de obreros. Lo mismo pasó en Gran Bretaña, en Italia, en Argentina etc. En España, se dedicaron a atacar las huelgas de 1971-76 (cuando ni siquiera estaban reconocidos por el franquismo) y después apoyaron los Pactos de la Moncloa, los Acuerdos de Reconversión, la reforma de la Seguridad Social. Frente a las huelgas de 1983-87 contra las reconversiones –que supusieron cerca de UN MILLON de despidos- hicieron a los fijos la peor de las faenas: contribuir a que fueran a la calle.

¿Cómo ha surgido el trabajo precario? ¿Es que acaso resultó ser la expresión de un “anhelo social” en el que convergería el interés de los empresarios y de los aristocráticos trabajadores fijos? Semejante “explicación” es una más de las que nos machaca todos los días la ideología democrática. La precarización fue impuesta por las necesidades del Capital frente a la agravación incontenible de la crisis. En España, las primeras medidas en ese sentido fueron introducidas por el Gobierno “socialista”[5] en 1984 desarrollando el cauce legal que dos años antes, CCOO y UGT y el gobierno de Calvo Sotelo habían creado con el ANE (“Acuerdo Nacional sobre el Empleo”). En 1992 (gobierno PSOE) y después en 1997 (gobierno PP) con el aval de los dos sindicatos se impusieron medidas que facilitaban todavía más la eventualidad y los contratos basura.

El medio más importante que el Capital tiene para responder a la crisis que le golpea es abaratar los costes de la fuerza de trabajo. Para ello, por una parte, elimina las llamadas “prestaciones sociales”: sanidad, pensiones, subsidio de paro, indemnizaciones por despido etc.; y, por otro lado, adopta medidas que hacen el empleo cada vez más precario. Pero mientras los hachazos a las “prestaciones sociales” suponen un ataque a todos los trabajadores (precarios, fijos, parados, emigrantes), las medidas de precarización dan al Capital una enorme ventaja política pues le sirven para sembrar la cizaña dentro de la clase obrera, atizando la concurrencia en sus filas.

Los sindicatos se han dedicado en cuerpo y alma a ahondar en esa cizaña que ellos han contribuido a crear. Ellos tienen dos discursos: a los fijos les dicen que los eventuales, los de contratas, los jóvenes con contrato basura, son sus rivales cuya íntima aspiración es “quitarles lo que tienen”. Pero con los precarios sueltan otro discurso completamente opuesto: los fijos serían unos vagos insolidarios y privilegiados, una “aristocracia del trabajo”, con los que no hay que contar a la hora de hacer una huelga.

En la situación actual donde está madurando penosamente la combatividad y la conciencia obrera, el mayor triunfo de los sindicatos (de todas las gamas y colores) es lanzar a los obreros unos contra otros. Por el momento, la combatividad no es homogénea en el conjunto de la clase, hay sectores mucho más combativos que el resto. Esta dificultad es aprovechada por los sindicatos para impedir que los más combativos contagien su espíritu de lucha al resto de la clase. Su labor “sanitaria” para detener la epidemia es encerrarlos en una lucha aislada y dirigida no tanto contra el capital o el Estado sino contra el resto de la clase obrera.

En Puertollano ha sido claro. En agosto cuando los obreros de las contratas se lanzaron a la huelga los sindicatos hicieron lo imposible para mantener a los fijos pasivos orquestando una asquerosa campaña de calumnias contra los compañeros de las contratas. Pero resulta que en octubre han hecho al revés: han llamado a una huelga exclusivamente de los subcontratados y a estos les han dicho que los fijos “no quieren luchar”, que “no se mueven”, que “tienen problemas distintos”. Ahora, la campaña de calumnias se ha dirigido contra los fijos.

Actualmente existen dos grandes generaciones de obreros. Por un lado, están los que tienen entre 45-55 años que vivieron las grandes luchas autónomas de los 70 y los combates contra las reconversiones del gobierno “socialista” durante los 80. Estos compañeros tienen experiencia sobre lo que son los sindicatos y lo que es la lucha obrera directa fuera de los cauces castradores que despliega el Estado capitalista pero, al mismo tiempo, sufren los males del escepticismo, la desorientación y son reticentes en muchos casos a luchar por miedo a sufrir otro palo más. Por otra parte, están los jóvenes, en su inmensa mayoría precarizados, sufriendo unas condiciones de trabajo extremadamente duras, con grandes interrogantes sobre el porvenir que les ofrece esta sociedad. Muchos de ellos tienen ganas de luchar pero apenas tienen experiencia y guardan ilusiones sobre los sindicatos. Lo que la clase obrera necesita es la unidad entre las dos generaciones, el debate y la lucha común, para unir experiencias y combatividad, y poder forjar su conciencia y de esta forma avanzar juntos hacia la lucha revolucionaria. Pero el interés de la burguesía –y por tanto de sus Sindicatos- es justo el contrario: se trata de crear un Muro de Berlín entre una y otra generación, oponerlas, separarlas, lanzar una contra otra. De ahí los dos discursos que cínicamente despliegan estos servidores del Estado burgués.

¿Por qué los sindicatos se han integrado en el Estado Capitalista?

En el siglo XIX los sindicatos nacieron de la clase obrera, de sus combates, de sus esfuerzos de organización y de unidad. En aquella época, el capitalismo, al ser un sistema en desarrollo, podía conceder a los trabajadores auténticas mejoras y reformas que hacían progresar sus condiciones de vida. Así, la jornada laboral pasó de unas 16-18 horas a principios de siglo a unas 10 horas a finales y a 8 horas en algunos países antes de la guerra de 1914.

En esta época, el proletariado podía dotarse de organizaciones de masas de tipo sindical con dos características esenciales: organización permanente que aspiraba a tener un reconocimiento legal por parte del Estado burgués y que tenía como meta la mejora progresiva de las condiciones de vida de los obreros.

Pero esas dos características no son posibles en el período histórico actual que es el de la decadencia del capitalismo. A principios del siglo XX el capitalismo conquista el mercado mundial, con ello sus contradicciones se hacen cada vez más agudas hasta el extremo de transformarse en un sistema que provoca destrucciones cada vez más brutales y somete a la humanidad a la amenaza de su aniquilación definitiva. Con esto, “el margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, queda reducido a la nada. La guerra despiadada que sostienen entre sí los distintos capitales nacionales se traduce en una guerra interna del Capital contra toda mejora de las condiciones de la clase productora” (de nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA página 24.). Por otro lado, en cada Estado nacional “los sectores más potentes del capital nacional se imponen al resto de su clase, concentrando progresivamente todo el poder en manos del Ejecutivo del Estado (gobierno), transformándose el parlamento en una simple correa de transmisión del gobierno que sólo mantiene en vida por razones de mistificación política” (ídem, página 25). De esta forma, el proletariado tiene enfrente no tanto a patronos individuales dispersos sino a todo el Estado burgués que actúa de forma coordinada y centralizada en su contra, un Estado que “no puede ofrecerle más que una explotación cada vez más implacable y alistarle como carne de cañón en los conflictos ínter imperialistas” (ídem.).

Estos dos rasgos esenciales de la sociedad del capitalismo decadente, que hemos podido comprobar a lo largo de todo el siglo XX en todos los Estados –desde los democráticos hasta los dictatoriales, desde los más “avanzados” hasta los más “atrasados”- hacen imposible la existencia de los sindicatos como organizaciones obreras.

En primer lugar, el balance de las condiciones de vida de la gran mayoría del proletariado y de la población mundial durante los últimos 100 años es realmente sobrecogedor: dos guerras mundiales con más de 60 millones de muertos, innumerables guerras “regionales” con cerca de 50 millones de asesinados, la miseria permanente en la mayoría de países del mundo mientras que en los países más industrializados tras el corto lapso de relativo bienestar durante los años 60-70 asistimos en los últimos 20 años a una caída en picado de sus condiciones de existencia que amenaza con retrotraerlos a una situación peor que a principios del siglo XIX. El primer fundamento que hacía de los sindicatos una organización obrera –el fundamento económico- ha sido radicalmente eliminado por la evolución del capitalismo.

En segundo lugar, el Estado ya no puede tolerar una organización de masas permanente que esté bajo el control de su enemigo proletario: tiene que integrarla completamente en sus engranajes bien a través del sometimiento directo y por decreto –regímenes fascistas o estalinistas- , bien por los medios sutiles e indirectos, pero mucho más eficaces, de los regímenes democráticos. “En estas condiciones, toda organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente una presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tiene que imponer por lo tanto a los trabajadores. En el totalitarismo del capitalismo decadente los engranajes del Estado poseen un poder de integración que cuya potencia no puede ser combatida más que por la acción revolucionaria directa contra el Estado mismo. Al no asentar su actividad en ese terreno los sindicatos no tienen ninguna fuerza para resistirlo” (ídem, página 29). Así, pues, queda igualmente abolido el segundo fundamento (el fundamento político) que hacía de los sindicatos un organismo obrero.

La decadencia del capitalismo “pone violentamente al proletariado frente a la alternativa: GUERRA O REVOLUCION, COMUNISMO O BARBARIE. O el proletariado se compromete en un combate revolucionario de masas abandonando los viejos métodos de lucha parlamentaria y sindical, o se somete a la barbarie capitalista” (ídem., página 25). La prueba de que el proletariado comprendió ese envite planteado por la historia lo muestra el que, desde 1905, sus luchas tendieran hacia la lucha revolucionaria: la acción directa de masas (frente a los viejos métodos de lucha sindicalistas y parlamentarios) y la organización general en Asambleas y Consejos Obreros (frente a las viejas estructuras sindicales). Contra estas formas de lucha, estos contenidos y esta organización, los sindicatos se oponen con todas sus fuerzas, por ello desde hace casi un siglo no hacen otra cosa que servir al Capital: en 1914 se dedicaron a reclutar a los obreros para la guerra en nombre de la “defensa de la nación” prohibiendo las huelgas. Después, cuando desde 1917 surgen por todas partes los intentos revolucionarios del proletariado, los sindicatos se ponen del lado del capital constituyendo en Alemania el último recurso del Estado frente a las insurrecciones obreras. Desde entonces, el historial de los sindicatos se une indisolublemente al Capital: 1936 con la CNT en España, en la segunda guerra mundial, su reacción de oposición a las huelgas en 1968, su sabotaje de la huelga de masas en Polonia en 1980 etc.

Acción Proletaria / Corriente Comunista Internacional

 

[1] Ver Acción Proletaria nº 172

[2] Ver igualmente en Acción Proletaria nº 172 el debate sobre la teoría de la “aristocracia obrera”.

[3] Hay compañeros que rechazan la “democracia”y la ideología democrática pero que quieren dar una “explicación materialista” a la traición de los sindicatos y la creen encontrar en que representarían los intereses económicos mezquinos de “la aristocracia obrera”. Esta visión economicista y sociológica que se presenta como “materialista”  es en realidad materialista vulgar y tributaria de la ideología democrática que ve las instituciones del Estado (y entre ellas los sindicatos) como representantes de categorías sociológicas. La ideología democrática no rechaza el que las diferentes capas sociales tengan intereses económicos “legítimos” es decir compatibles con el interés general del Capital nacional.

[4] Ver las Tesis sobre la Democracia burguesa del Primer Congreso de la Internacional Comunista (1919)

[5] El entonces ministro de Trabajo, Joaquín Almunia –que en las elecciones del 2000 se convirtió en candidato de un “radical” frente de izquierdas junto con IU- declaró la guerra a los trabajadores diciendo que “había que acabar con la propiedad privada del puesto de trabajo”.

 

 

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria 2004

   

Acción Proletaria nº 174, 15 Enero - 15 Marzo

25 años de constitución, 25 años de engaño democrático

En el año 2003 se ha cumplido el 25 aniversario de la Constitución española. En un ambiente de precampaña electoral, y con el referéndum sobre el plan Ibarretxe pendiente, se ha desencadenado una ofensiva ideológica que pretende implicar a la clase obrera en la defensa de la constitución como garantía de “la unidad de España” y de la “convivencia democrática”.

El capitalismo se hunde en una crisis sin salida, y frente a la preocupación que se desarrolla en las filas obreras sobre el futuro que nos depara, sobre la degradación de la cohesión social, sobre el paro, sobre las pensiones, etc, nos llaman a que reflexionemos, discutamos y nos pronunciemos sobre si sería conveniente o no modificar la Constitución para mantener sus “valores” y “conquistas”; a que comprobemos si se cumplen o no los “derechos” y las “garantías” de “los ciudadanos”.

Pero contra la disminución de los salarios y las pensiones, contra el paro, la Constitución no es un arma de la clase obrera para defenderse de la degradación de sus condiciones de vida que le impone el capital en crisis, ni para plantear una alternativa. La única vía es su lucha histórica y su conciencia. Y la Constitución impone frente a la lucha de clase del proletariado, la unida nacional, el sometimiento a los intereses globales del capital nacional, y por tanto, la explotación y los sacrificios en nombre de la economía nacional. La única unidad que garantiza la constitución es la unidad de la burguesía contra el proletariado.

Frente al nacionalismo y la xenofobia, la alternativa para el proletariado no es ni la “unidad patria” ni el federalismo, sino el internacionalismo.

La constitución y el Estado democrático son la hoja de parra tras la que se esconde la dominación de clase de la burguesía, la dictadura del capital, y por eso tampoco pueden garantizar la conciencia del proletariado, sino su división y su confusión tras los cantos de sirena de las “libertades” y las “conquistas”.

Como ya denunciamos en el periodo de los años 70, apoyándose en las ilusiones democráticas del proletariado en España, la burguesía opuso al desarrollo de las luchas el engaño de las “reivindicaciones  democráticas”. La constitución del 78, como planteamos entonces, no se implantó como una “conquista” del desarrollo de las luchas obreras, sino contra ellas. Junto con los Pactos de la Moncloa, el Estatuto de los trabajadores, y todo el marco de legislación “democrática” constituyó el esqueleto de la contraofensiva de la burguesía en España contra el proletariado.

25 años después nos sirven, con diferente salsa (pues esta vez es la derecha la que defiende con uñas y dientes la salvaguarda de la constitución; mientras que la izquierda propone reformarla) el mismo plato envenenado.

Publicamos a continuación una hoja que editamos en Octubre de 1978, para denunciar esa patraña y que 25 años después, en lo substancial, ha mostrado su validez.

¿PARA QUE NOS SIRVE LA CONSTITUCION?

Televisión, prensa, partidos, sindicatos, ministros, no hablan de otra cosa: el día 6 de Diciembre vamos a votar la Constitución. Una gigantesca campaña de propaganda quiere convencernos de que, a cambio del voto, tendremos libertades y leyes justas.

Ante tanta propaganda, los trabajadores debemos preguntarnos: ¿Porqué tienen tanto interés en que votemos? ¿Nos ayudará la Constitución a resolver el paro, la inflación y los mil problemas de la vida diaria que estamos sufriendo?

Queremos contribuir a la toma de conciencia de los trabajadores sobre qué es la Constitución y a quien sirve.

Derechos muchos, hechos ninguno

El artículo 15 de la Constitución nos promete: «Todos tienen derecho a la vida». Pero la realidad es que, según estadísticas oficiales, un obrero muere cada 4 horas por accidente laboral. Y no hablemos de los muertos y heridos causados por la policía antes y después de la democracia contra las luchas obreras.

El artículo 21 reconoce «el derecho de reunión pacífica y sin armas». Pero los obreros de los cientos de asambleas y manifestaciones disueltas por la policía saben perfectamente que ese artículo no es mas que palabrería. Solo se reconoce el «derecho» a mítines sindicales y a manifestaciones-procesión que no sirven para nada a la lucha obrera.

El artículo 35 promete: «todos los españoles tienen el derecho y el deber al trabajo». MILLON Y MEDIO de parados y cientos de miles de compañeros que están con los dos pies en la calle saben muy bien que eso son cuentos chinos.

El artículo 41 proclama: «Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo». ¡Que se lo pregunten a los parados cuyo subsidio medio es de 16-20 mil pesetas mes y que solo el 39,9% lo cobran! En cuanto a la asistencia médica del Seguro ¡Mejor no hablar!

El artículo 47 dice: «Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y adecuada». Pero MEDIO MILLON de familias viven en chabolas y el 62,5% de las viviendas tienen menos de 60 metros cuadrados, o sea, que más que viviendas son latas de sardinas.

Podríamos seguir artículo por artículo y llegaríamos siempre a lo mismo: derechos muchos,  hechos ninguno. Y ¿Por qué este abismo entre las promesas y las realidades?

La historia demuestra que la clase capitalista nos ha llenado siempre de derechos y libertades pero, al mismo tiempo, nos ha explotado salvajemente y nos ha condenado a guerras, miseria, represión... Nuestra situación no se arreglará jamás con leyes o Constituciones, porque nuestros males están en el régimen de producción capitalista: este se basa en nuestra explotación, la burguesía vive de nuestro trabajo y cuanto más nos explota más ganancia saca. Sus negocios se levantan sobre nuestra miseria. Cada vez que el capitalismo, por sus propias leyes de funcionamiento, entra en crisis, los que pagamos el pato somos siempre los trabajadores.

Desde principios de este siglo, el capitalismo se ha metido en una CRISIS MORTAL, lo cual ha significado para los obreros mil calamidades: paro, planes de austeridad, guerras imperialistas... Esos males no los arregla ni los arreglará jamás el Estado burgués con toda su cantinela de derechos, Constituciones y programas sociales. Todo eso no es más que falsas promesas para ocultarnos que vivimos en una sociedad hundida cada vez más en la barbarie y hacernos olvidar que solo nuestra lucha de clase es el único camino posible para defender nuestros intereses.

Por eso, a la vez que denunciamos a los partidos del SÍ (Alianza Popular, UCD, PC, PSOE, ORT, PT), que quieren hacernos creer que con esta Constitución todo se arreglará, denunciamos a los del NO y la abstención, que nos dicen que sería precisa otra Constitución con «más derechos» o «más popular y democrática». Estas ideas, que propugnan MC, LCR, etc., quieren crearnos ilusiones sobre las posibilidades del Estado para darnos una mejor situación y hacernos olvidar la verdadera raíz de nuestros problemas. Denunciamos igualmente la demagogia de Fuerza Nueva que dice que «con Franco vivíamos mejor». Bajo Franco y bajo la «democracia» hemos sufrido igualmente la explotación capitalista, con sus calamidades de crisis, miseria, terror, etc.

Ningún gobierno burgués, sea azul o «rojo», ningún derecho democrático, ninguna Constitución, podrá arreglar unos problemas que tienen su raíz en la explotación a que nos somete el capitalismo. En Francia, Estados Unidos o Rusia, tienen Constituciones, a cual más «democrática» o más «favorable al trabajador», pero la situación de la clase obrera es igual que aquí: el paro no para de crecer, la inflación devora los salarios, despidos y cárceles castigan toda protesta... La historia habla de la misma manera; en 1931 la burguesía española estableció una Constitución que en su primer artículo decía: «España es una República de trabajadores». La tal «República de trabajadores» asesinó a cientos de obreros en Casas Viejas, Sevilla, Alto Llobregat, Asturias, y encarceló a miles de ellos por defender sus condiciones de vida.

Una falsa solución para nuestros problemas

¿Por qué nos regalan tantos derechos y libertades? ¿Por qué tienen tanto interés en que votemos?

-         Porqué la Constitución está ahí para hacernos creer que tenemos en el Estado partidos «obreros» (PC, PSOE) que nos representan, sindicatos que nos defienden, autoridades que nos escuchan y cauces legales a nuestro favor. Y todo eso no es sino un falso camino que solo sirve para dividirnos y desmoralizarnos. Mil veces hemos podido ver que las peticiones a parlamentarios, las manifestaciones-procesión, los paros simbólicos, los trámites legales, etc. Sólo sirven para cansarnos y hacer nos desistir de nuestras reivindicaciones.

-         Porqué la Constitución sirve para hacernos creer que todos somos iguales, que todos tenemos un interés nacional común y hacernos olvidar el antagonismo irreconciliable que existe entre nosotros y el capital. Busca disolver nuestra unidad de clase y hacernos fraternizar con patronos, policías, etc., cuyos intereses son contrarios a los nuestros. Busca hacernos confiar en empresarios, políticos, autoridades... para hacernos bajar la guardia y así pegarnos la puñalada cuando quieran. Busca hacernos olvidar un viejo principio del movimiento obrero: EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA, EL PROLETARIADO NO TIENE MAS QUE FALSOS AMIGOS Y ENEMIGOS DECLARADOS.

Y es que la burguesía, para defender la explotación y aplastar nuestras luchas, tiene dos armas: LA REPRESIÓN Y EL ENGAÑO. Las mentiras, las promesas, las ilusiones, o sea: EL ENGAÑO, le sirven para desunirnos y desarmarnos, y así entregarnos como fruta madura a la represión. La Constitución, los partidos «obreros» y los sindicatos, están ahí para reforzar la represión y formar con ella la barricada que la burguesía nos opone.

¡Solo la lucha nos da fuerza!

El capital está en crisis, no sólo en España, sino en todo el mundo. No va hacia «un futuro mejor» sino hacia una catástrofe de paro, austeridad y guerras. Quienes vamos a pagar los platos rotos somos y seremos los trabajadores.

Defendernos y luchar es para nosotros cuestión de vida o muerte. Para ello no sirven ni la Constitución ni los diputados «obreros». Eso son engaños que el capital pone para impedirnos nuestro único camino: la LUCHA DE CLASES (la huelga, la autoorganización en asambleas y delegados, la unidad de clase, la resistencia a muerte contra todas las agresiones del capital, no aceptar los pactos y planes de austeridad...)

Dicen que la LUCHA DE CLASES es una utopía. Pero no es verdad: en 1976 miles de huelgas obreras recorrieron España haciendo temblar al capital. A pesar de sus fallos nos defendieron, aunque por poco tiempo, contra la inflación y otros males. Pero no solo es España: desde 1960 las luchas obreras se han extendido a todos los países, lo cual nos demuestra que es posible la UNIDAD MUNDIAL DEL PROLETARIADO, la cual le dará una fuerza invencible. Ahora mismo hay fuertes huelgas en Inglaterra, Italia, Francia, Irán, Perú, etc., que demuestran que la RESISTENCIA OBRERA sigue viva. Es la misma crisis general del capitalismo, que amenaza sumir a la humanidad en un mar de calamidades, la que nos obliga a luchar, a defendernos y avanzar hacia la REVOLUCION COMUNISTA que salve la humanidad de la barbarie capitalista.

Alternativas

La clase obrera no puede caer en el juego del Sí, el No, o la abstención a la Constitución. El referéndum está trucado pues nos pide el voto para ALGO QUE YA HA SIDO DECIDIDO DE ANTEMANO POR TODAS LAS FUERZAS DE LA BURGUESIA. No es en el terreno del voto donde defenderemos nuestros intereses, sino en el terreno de la LUCHA DE CLASES ¡Ese es nuestro único camino y debemos perfeccionarlo día a día, lucha a lucha, hasta la victoria final.

¡LA EMNANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES!

Corriente Comunista Internacional, Suplemento de Acción Proletaria.

Octubre 1978

 

 

 

 

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Balance del Círculo Obrero de Barcelona

Presentamos a continuación el balance de su actividad que nos ha hecho llegar el círculo obrero de Barcelona. La lectura de dicho balance muestra de forma elocuente el trabajo de discusión y clarificación sobre los problemas fundamentales del movimiento obrero y la humanidad que han realizado los compañeros de una forma seria y exhaustiva.

El proceso de toma de conciencia del proletariado es un proceso mundial e histórico que tiene una serie de canales relacionados entre si y que se influyen mutuamente: las organizaciones comunistas constituyen el medio más sistemático, coherente y avanzado. Pero ellas no constituyen el único lugar del proceso de toma de conciencia. Las luchas aportan valiosas experiencias que permiten la clarificación de las posiciones comunistas y contribuyen a su extensión en el seno de la clase. También, elementos de la clase se reúnen en círculos de discusión donde clarifican los problemas más importantes y se van delimitando contra las posiciones de la burguesía y en dirección hacia las del proletariado. Esa es la labor que han realizado los compañeros, que han sido capaces de llegar a conclusiones militantes: plantean la necesidad de continuar la intervención en las luchas y los esfuerzos de conciencia de la clase, y por tanto, se proponen claramente continuar con su propio desarrollo político.

Pero al mismo tiempo los compañeros son capaces de ver los límites de los círculos de discusión: estos son un medio temporal para alcanzar el fin de la clarificación y la intervención sistemática y organizada sobre una base histórica y mundial. Y esto no se puede realizar desde los círculos de discusión que cumplen un papel transitorio, por eso los compañeros han sido capaces de darle un fin al círculo y de sacar la conclusión más consecuente: « hay que profundizar más en la perspectiva de una mayor implicación en las posiciones de clase pero ya en el marco de las organizaciones revolucionarias en la perspectiva de la militancia», como ellos mismo señalan. Únicamente las organizaciones políticas pertenecientes a la corriente histórica de la Izquierda Comunista pueden ofrecer el marco adecuado y fructífero para contribuir a las luchas de la clase, al desarrollo de su conciencia y al avance hacia la formación del partido mundial del proletariado. La Izquierda Comunista es la corriente que supo luchar contra la degeneración de la Internacional Comunista y el paso de los partidos comunistas al campo del capital, que sacó lecciones de la derrota de la revolución de Octubre y la terrible contrarrevolución capitalista que se abatió contra el proletariado en los años 20 y 30, y que mantuvo viva la continuidad histórica de las posiciones de clase comprendiendo los procesos que se han venido operando desde entonces en el capitalismo y en la clase obrera.

El esfuerzo de las generaciones actuales de minorías revolucionarias que hoy está segregando la clase obrera no puede hacerse partiendo de cero, creyendo que se está descubriendo por primera vez el mundo y pretendiendo elaborar desde las experiencias particulares del momento actual un conjunto de posiciones. Eso llevaría al despilfarro de esas energías revolucionarias, a su disgregación y esterilización, con las consecuencias nefastas que tendría para la lucha de la clase obrera y para el futuro de la humanidad cada vez más amenazado por la barbarie creciente del capitalismo. Es necesario integrar ese esfuerzo de toma de conciencia en el marco sólido de la continuidad histórica de las posiciones de clase del proletariado que defienden las organizaciones de la Izquierda Comunista. El proletariado no es una clase inmediata que reacciona como el perro de Pavlov ante los impulsos que le provocan las convulsiones del capitalismo, el proletariado es una clase histórica y mundial capaz de integrar las experiencias de cada época en el marco de su continuidad histórica y mundial. Y ello es lo único que puede darle la claridad y la fuerza para comprender sus derrotas, sus dificultades, sus errores, de tal forma que generen la conciencia, la unidad y la voluntad capaz de enfrentarse con el capitalismo y destruirlo.

Por eso sostenemos el llamamiento que realizan los compañeros: «Animamos a las nuevas generaciones de obreros a la constitución de círculos como este. Estamos dispuestos a trabajar con ellos lo mismo que seguiremos trabajando al lado de las organizaciones revolucionarias». Formar círculos de discusión con el método y la orientación que han desgajado los compañeros de Barcelona, ES NECESARIO Y POSIBLE.

Por último, queremos denunciar a la llamada FICCI que en el número 22 de su boletín dedican unos comentarios insultantes al Círculo de Barcelona. Estos señores que se dedican a hacer de soplones y provocadores (Ver APs nº 168 y 172), continúan su labor atacando y provocando a elementos obreros que hacen un esfuerzo de clarificación. Así del Círculo de Barcelona dicen: «es sintomático que este ‘círculo de discusión’ familiar se haga conocer internacionalmente justamente sobre ese sujeto[1]. ¡Y con qué arrogancia! Pero sin duda no tienen nada que decir sobre las cuestiones políticas generales».

El Balance que publicamos a continuación desmiente rotundamente las insinuaciones de la FICCI. Los compañeros han hecho un estudio exhaustivo sobre “las cuestiones políticas generales”. Por otra parte, los lectores pueden ver el comunicado de Acción Proletaria nº 173 para comprobar la prudencia y la seriedad de la toma de posición del círculo lo que desmiente la “arrogancia” que les atribuye la FICCI. ¡La FICCI solo existe para destruir, atacar, provocar, denunciar, todos los esfuerzos que hace la clase obrera!.

BALANCE DEL CIRCULO OBRERO DE BARCELONA

A lo largo de los últimos 4 años nos hemos estado reuniendo con regularidad casi mensual en Barcelona un grupo de trabajadores a raíz de nuestra participación en unas jornadas sobre la guerra de Bosnia convocadas por la CCI, y en cierta manera impulsados por la mayor claridad política de esta organización, decidimos formar un grupo de discusión que permitiera seguir profundizando las posiciones históricas del movimiento obrero y entre ellas las de la Izquierda Comunista. El grupo, como decidimos desde el principio, ha estado abierto a todos aquellos que estuviesen dispuestos a discutir cuestiones que atañen al marxismo, la lucha de clases, la historia del movimiento obrero, la perspectiva comunista… El grupo que llegó a contar hasta 8 compañeros y quedó reducido al final a 4, contó siempre con la presencia de la CCI que colaboró con nosotros en la preparación de los temas y en la discusión.

Desde luego ha sido fundamental la regularidad, el rigor, la seriedad de las discusiones y la responsabilidad de los compañeros para prepararlas. Durante todo este tiempo hemos venido analizando tanto la historia del movimiento obrero (periodo ascendente del capitalismo) como las luchas actuales de nuestra clase en el actual periodo histórico (decadencia y descomposición).

Hemos tratado lo más profundamente posible temas y cuestiones tan fundamentales de conocer y comprender para la clase obrera como:

¿Qué significa el marxismo para la clase obrera? El método marxista de análisis: teoría y práctica

El Estado (incluida la cuestión del Estado en el Periodo de Transición), el parlamentarismo, la cuestión sindical, la cuestión nacional y el imperialismo

Revolución proletaria en Rusia. La Tercera Internacional. Derrota del proletariado en Alemania. Derrota de la Revolución de Octubre. La degeneración de la Internacional Comunista

El Estalinismo. Las Izquierdas Comunistas

Lucha reivindicativa y lucha política.

La organización política de la clase obrera. La cuestión del Partido: la relación partido –clase. La cuestión organizativa en el Segundo Congreso del POSDR. El Uno paso adelante, dos atrás de Lenin.

Los periodos históricos del capitalismo

Las dificultades que tiene hoy la clase obrera para constituirse en clase para si y retomar su programa histórico y formar el partido mundial del proletariado; y las mistificaciones pequeño burguesas a que se ve sometido el proletariado en este periodo. A lo cual cooperan toda clase de movimientos interclasistas con la difusión de ideologías como la antiglobalización, el ecologismo… apoyados de todo tipo de fracciones y grupos de la Izquierda del Capital que como ellos intentan desviar al proletariado y las minorías revolucionarias o los elementos en búsqueda de las posiciones de clase del proletariado.

Estos encuentros, a quienes hemos trabajado en ellos, nos han ido formando no sólo en el conocimiento y comprensión de la historia de la clase obrera, con sus avances, sus derrotas y su toma de conciencia de clase histórica explotada y revolucionaria; sino también a conocer la necesidad de luchar contra el Estado burgués y sus aliados: sindicatos, partidos de la Izquierda del Capital, y las ideologías que destilan: nacionalismo, reformismo, sindicalismo, parlamentarismo, pacifismo, estalinismo = comunismo… Hemos llegado a la conclusión después de varios años de discusión que sólo la clase obrera puede acabar con el sistema capitalista, que el objetivo final de sus combates no es obtener victorias parciales, mejoras salariales inmediatas… sino que sin dejar de luchar por estas, el objetivo final de sus combates es la destrucción del capitalismo por medio de la insurrección proletaria y la revolución mundial que abra la perspectiva, a través de un periodo de transición, de la sociedad comunista.

Los compañeros del círculo hemos llegado a la conclusión de que el círculo se nos queda corto para seguir el desarrollo político, que hay que profundizar más en la perspectiva de una mayor implicación en las posiciones de clase pero ya en el marco de las organizaciones revolucionarias en la perspectiva de la militancia.

El círculo ha cumplido la función que nos dimos para la formación colectiva hasta un cierto nivel. Sabíamos desde que lo formamos que tendría una vida. Hoy hemos decidido darle fin.

Animamos a las nuevas generaciones de obreros a la constitución de círculos como este. Estamos dispuestos a trabajar con ellos lo mismo que seguiremos trabajando al lado de las organizaciones revolucionarias.

Barcelona 7.11.2003

[1] Se refiere al comunicado que el círculo de Barcelona emitió – y que publicamos en Acción Proletaria nº 173- sobre el comportamiento intolerable de soplones y provocadores de los señores de la FICCI.

 

 

 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Foro Social Europeo: La anti-globalización es una ideología de la burguesía

Tras Porto Alegre en enero de 2001, Florencia en noviembre de 2002 y Larzac el pasado verano; otro espectáculo “antiglobalizador”, un nuevo show del “otro mundo es posible” ha vuelto a agotar las localidades. Esta vez ha sido en las ciudades francesas de París, Ivry, Bobigny y Sant-Denis los días12 a 15 de noviembre de 2003 con ocasión de la segunda edición del Foro Social Europeo (FSE). Cerca de 50 mil personas, venidas de todos los rincones de Europa, han pasado por los centenares de “debates” programados para esos días. La traca final del Forum la puso el 15 de Noviembre una manifestación que reunió 80.000 personas. Con semejante balance se podría decir que el movimiento antiglobalización (o “altermundialismo”, como se dice ahora) va viento en popa. Y esto no incomoda a la burguesía, sino todo lo contrario. Al fin y al cabo ella es quien patrocina el espectáculo.

Desde sus orígenes en el Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre, la clase dominante ha aparecido como el principal “sponsor” de la antiglobalización. Al diario Le Monde Diplomatique y a la asociación ATTAC, emblemas de este movimiento, les fueron concedidos en enero de 2002 por el ministerio francés de Asuntos Exteriores 80.000 euros para contribuir a la organización del 2º FSM  Foro Social Mundial en Brasil. Igualmente, en Larzac, hace unos meses, el Consejo regional de Midi-Pyrénées contribuyó con la generosa cifra de 50.000 euros a esa causa. Respecto al FSE de noviembre en París lo menos que se puede decir es que la burguesía francesa no ha escatimado medios. Matignon ha bendecido la cita altermundialista” con medio millón de euros. Los Consejos Generales de Seine-Saint-Denis, de Val de Marne y de la Essonne han “aflojado” más de 600.000 euros. Por último el ayuntamiento de París ha puesto sobre la mesa un millón de euros y el de Saint-Denis, 570.000 euros. Y todo eso sin contar la enormidad de medios  logísticos puestos graciosamente a disposición de la organización: salas  municipales, teatros, bibliotecas, gimnasios e incluso ¡locales de la Prefectura! “El esfuerzo financiero y logístico asumido por el Consejo de París, las alcaldías de distrito y los servicios municipales (disponibilidad de un lugar para la organización de este evento, subvención para el acondicionamiento de la zona de la Villette, apertura de espacios de reunión y de albergue…) ilustra, creo yo, una voluntad que está a la altura de las exigencias de esta reunión” (Bertrand Delanöe).

La implicación de la burguesía en el movimiento antiglobalización es tan escandalosamente patente que  los alcaldes de las ciudades de acogida, sean del PCF o del PS ( París), han tenido el honor de pronunciar  los discursos de apertura del FSE el 12 de Noviembre, mostrando que ellos llevaban la voz cantante. No resulta sorprendente pues la importante presencia de fuerzas burguesas de encuadramiento de la clase obrera, tales como sindicatos, partidos de izquierda y de extrema izquierda del capital, en el seno de este Foro. Efectivamente, numerosos sindicatos como la CGT, FO, CFDT, CFTC, el G10Solidarios - del que forma parte el SUD -, la FSU…, así como el IGMetall alemán, la CUT brasileña, etc., todos ellos reputados maestros del sabotaje de la lucha de clases y de las técnicas de mistificación de la clase obrera, no sólo figuraban como los principales animadores de muchos debates, sino que algunos de ellos eran  incluso co-organizadores del Forum SE. ¡Qué más puede decirse!

Lo mismo puede decirse de los partidos burgueses a los que hipócritamente les estaba vetada la participación, pero que estuvieron presentes e intervinieron cuanto quisieron, agazapados tras las  asociaciones, fundaciones o periódicos que están bajo su control. Por ejemplo, el PS aprovechó el Movimiento de Jóvenes Socialistas, la Federación nacional Léo Legrange o la Fundación Jean Jaurès como portavoces. El mismo PCF estuvo particularmente presente en los debates por medio de su periódico L´Humanité y su fundación Espace Karl Marx. La LCR tenía también cabida en el Forum por medio de su semanario Rouge (que mientras duró el FSE se convirtió en diario y se distribuyó gratuitamente), y sus Juventudes Comunistas Revolucionarias.

Esta es la verdadera cara de los animadores y los organizadores de la antiglobalización. He aquí lo que se oculta en esa pretendida “escena política renovada”, esas “nuevas alternativas”: toda la vieja quincalla burguesa de los sindicatos y la social-democracia, pasando por el trotskismo y otros componentes del izquierdismo.

La globalización: una mistificación para enmascarar la crisis del capitalismo

Pero ¿por qué la burguesía gasta tanto dinero y despliega tal cantidad de medios y energías para animar un movimiento que repite de mil maneras que otro (incluso otros) mundo es posible y necesario porque éste no anda bien? ¿Acaso se le han cruzado los cables a la clase dominante? ¡Seguro que no! Si no cabe duda de que ha sido ella quien creó y quien financia, organiza y da gran publicidad a este movimiento antiglobalización, es por que ese ambiente verbenero de “cambio radical” esconde en realidad una poderosa arma de mistificación contra la clase obrera.

El fracaso del capitalismo no sólo se evidencia en el desarrollo de la barbarie guerrera en los cuatro puntos cardinales del globo, sino también en la irresoluble crisis económica que se agrava cada vez más y de la que derivan violentos ataques contra el proletariado. Los recientes hachazos a las pensiones y a las prestaciones sanitarias en Francia, Alemania, USA,... así lo atestigua. Todo ello hace surgir inevitablemente una inquietud por el futuro que nos puede deparar el capitalismo. Por eso la clase dominante necesita imperativamente cortar cuanto antes esa reflexión. Y es justamente para eso para lo que les sirve la antiglobalización. La propia “disposición” del FSE (cuatro sedes diferentes para que los desplazamientos de uno a otro sean un auténtico quebradero de cabeza, dispersión de las salas de reunión de una punta a otra de las ciudades convertidas en un auténtico laberinto) estaba especialmente “diseñada” para poner trabas al encuentro y a la discusión al margen de los “debates” oficiales. “Debates” que, dicho sea de paso, estuvieron completamente “prefabricados” para reservar las intervenciones orales a los “expertos” (filósofos, periodistas, sindicalistas…) que se alternaban como “moderadores” u “oradores”, mientras al público se le relegaba a ser mero espectador destinatario del lavado de cerebro.

“Otro mundo es posible”… “Si. Pero ¿qué mundo?” Esta es la cuestión común y convenida que se formula a la antiglobalización, y que se repetía una y otra vez, en los periódicos, los “platós” de televisión, etc., pues eso permite que los “líderes” de este movimiento como Bernard Cassen de ATTAC,  o José Bové de la Confederación Campesina, expliquen y justifiquen por qué la antiglobalización no postula ninguna perspectiva precisa. “Nos lo estamos pensando” vienen a decir estos personajes. Y por ello el cometido de encuentros como el FSE sería el de obrar como un gigantesco “laboratorio de ideas” en el que definir los contornos de ese “otro mundo” o, más ambiguamente aún, “esos posibles mundos”.

Pero si la antiglobalización se mantiene en ese limbo y reivindica además tal indefinición es porque no conlleva ninguna alternativa al capitalismo y sí, en cambio, un verdadero callejón sin salida para la clase obrera.

“¡Contra la globalización liberal, hay que actuar AQUÍ y AHORA por una nueva lógica económica y social!” (panfleto del Movimiento Republicano y Ciudadano). He ahí el arquetipo de las propuestas “altermundialistas” que nos han estado machacando por todos lados a lo largo del FSE. Si el mundo va mal, buena gente, es debido a esas malditas multinacionales sin escrúpulos, esencia del “neoliberalismo”, y ávidas de beneficios. O sea el clásico y rancio discurso izquierdista consistente en clamar contra los malos patronos “que organizan el sistema para su propio beneficio”, pero que en realidad salva la cara del sistema capitalista, ya que no sería necesario barrer el capitalismo de la faz de la tierra, sino simplemente trocar su “lógica neoliberal” por una lógica más “humana”.

¡Claro! ¿Cómo no lo habremos pensado antes de todas esas crisis y todas esas guerras que han asolado y asolan aun hoy la especie humana? Las desvergonzadas mentiras de la burguesía rozan a veces el ridículo.

El proceso de producción capitalista está determinado por el beneficio. Para el capitalista, la producción sólo tiene finalidad y razón de ser cuando obtiene de ella, un año tras otro, un beneficio neto’…Pero la ley fundamental de la producción capitalista, la que la distingue de las demás formas económicas basadas en la explotación, no es solamente la obtención de ganancias tangibles en oro constante y sonante, sino la obtención de ganancias en una ‘progresión cada vez mayor’”. (Rosa Luxemburgo, “La acumulación del Capital. El problema en cuestión”. Cuadernos de P y P nº 51).

El crecimiento del capital en sí mismo aparece como principio y fin, como finalidad en sí mismo y sentido de toda la producción…La producción por el beneficio y no por los hombres se convierte en ley para todo el planeta; y el subconsumo, la inseguridad de poder consumir, y por momentos, el no-consumo de la inmensa mayoría de la humanidad, se convierta en la regla”. (Rosa Luxemburgo, “Introducción a la Economía Política. Las tendencias de la economía capitalista”. Cuadernos de P y P nº 35.

Es esta ley de bronce, esta implacable lógica fundamento de la naturaleza del capitalismo, es la pretenden escamotearnos los antiglobalizadores para justificar su ideología reformista o sea la ilusión de un capitalismo con rostro humano.

La burguesía tiene suficiente experiencia en materia de mistificación para saber que en las viejas ollas es donde se cuecen los mejores guisos. Y el potaje antiglobalizador que le ofrece hoy al proletariado, pese a apariencia “novedosa”, tiene el regusto de ese viejo puchero que es el reformismo.

Querernos hacer creer que sería posible una gestión “diferente” y “humana” del capitalismo es la mayor estafa de las perpetradas por este movimiento que se califica a sí mismo como “lleno de esperanza”, pero que en realidad no persigue otro objetivo que impedir que la clase obrera llegue la conclusión de que el capitalismo se halla en una situación de bancarrota histórica irreversible, que sólo puede “ofrecer” miseria y barbarie, ya desde su entrada en su periodo de decadencia a comienzos del siglo XX.

La contribución de los anarquistas al engaño de la globalización

A la clase dominante se le plantea sin embargo un problema: ¿Qué hacer con quienes no se dejan seducir, o los que se muestran insatisfechos con un FSE tan netamente reformista? ¿Qué hacer con los que se muestran reticentes a esta descomunal mascarada de inspiración estalinista en la que todos los “debates” estaban previamente preprogramados? No pasa nada. Los “altermundialistas” lo tenían todo previsto, incluso la organización de un “contra-foro”, el llamado Foro Social Libertario (FSL) que celebró al mismo tiempo en Saint-Ouen.

Los libertarios proponen reivindicaciones inmediatas de ruptura con el capitalismo”. Reclaman, “no una reforma de la economía capitalista sino su abolición”, contrariamente al FSE que “no pone en cuestión la economía de mercado” (página Internet de presentación del FSL).

Así pues el FSL, animado por las organizaciones oficiales del anarquismo (CNT, Alternativa Libertaria, Federación Anarquista, OCL,..), se presentaba y se promocionaba utilizando un vocabulario copiado del de los revolucionarios. Pero dejémoslo claro, no se trata más que de un escaparate para atraer a los elementos a los elementos más reticentes o que buscan una perspectiva de ruptura, y acabar encarrilándolos al regazo reformista de la antiglobalización. Como prueba de ello veamos los asuntos discutidos y las propuestas realizadas por el FSL “para intentar construir alternativas”: “el acceso de todos a la cultura”,  “una educación igualitaria para todos” o “un mejor reparto de las riquezas”, o sea temas calcados de los programados por el FSE y que son expresión de puro y simple reformismo.

Y ello sin hablar de la ideología autogestionaria a la que tan apegados están los anarquistas y que ha sido retomada por la antiglobalización en su conjunto con la famosa consigna de la “democracia participativa”. Una peligrosa ideología que incita a los obreros a organizar su propia explotación en las fábricas o que lleva a las poblaciones a gestionar directamente la miseria sin que jamás puedan solucionarla, como en el caso de Porto Alegre.

No sorprende pues que los libertarios se sumaran al cortejo de la manifestación del 15 de noviembre, o que Alternativa Libertaria animara un debate en el seno de la FSE sobre la “actualidad de la autogestión”, ni que el Foro de Saint-Ouen estuviese previsto en el mismo marco que el FSE. En efecto, en la página  web del FSE y en su rúbrica “En torno al FSE”, se encontraban todas las informaciones concernientes al “contra-foro anarquista”. El anarquismo oficial es pues una componente cien por cien de la antiglobalización. Un eslabón de la cadena en la que tiene una función clave: hacer de enganche para llevar a los elementos más críticos y más rebotados ante la barbarie del mundo capitalista a la trampa reformista de los “altermundialistas”.

La revolución proletaria es la única solución a la crisis del capitalismo

“Otro mundo es posible…pero, sobre todo, que no sea el comunismo”. He ahí el “leit motiv” del  movimiento antiglobalización: ponerle trabas a la clase obrera en su difícil esfuerzo de reapropiación de su conciencia de clase. En la ideología antiglobalización no hay lugar para la clase obrera, sino para “multitudes”…de ciudadanos, evidentemente. ¡Nada de lucha de clases!, sino movilizaciones ciudadanas a cuál más interclasista: desde la lucha por los derechos de los homosexuales o de  las mujeres, hasta el combate por un “mundo sin pesticidas” o por “la protección de los animales de laboratorio”. ¡Ni hablar de revolución proletaria!, más bien perfeccionamiento de la democracia burguesa, que es la forma más refinada de la dictadura de la burguesía contra los explotados.

Frente a la ofensiva antiglobalización contra el proletariado enfilada a obnubilar la conciencia de clase de éste, los revolucionarios no pueden quedarse con los brazos cruzados. Tienen por el contrario la responsabilidad de reafirmar que únicamente la sociedad comunista puede representar un porvenir para la humanidad y que sólo la clase obrera es portadora de ese nuevo mundo. “Dado que la abolición de la explotación equivale, en lo fundamental, a la abolición del salariado, sólo la clase que sufre esta forma específica de explotación, es decir el proletariado, puede ser portador de un proyecto revolucionario.”…”El proyecto comunista del proletariado... es perfectamente realizable, no sólo porque el capitalismo ha creado las premisas para tal sociedad sino porque es el único proyecto que puede sacar a la humanidad del marasmo en que se hunde” (De la serie “Quién puede cambiar el mundo” Revista Internacional nº 73).

Ese fue el sentido de la intervención de la CCI: venta de su prensa (en seis idiomas) y la difusión de una octavilla en la web del FSE y en la manifestación del 15 de noviembre, así como intervenciones orales en los debates del FSL. Todo ello ilustra la decidida voluntad de la CCI de defender las posiciones marxistas y de demostrar por qué la antiglobalización (desde ATTAC a los anarquistas del FSL) es una trampa montada contra el proletariado.

Sólo si la clase obrera es capaz de desarrollar sus luchas en su propio terreno reivindicativo contra el sistema capitalista, el proletariado podrá señalar la perspectiva de que no hay otro mundo posible que el comunismo.

 

Azel (26 noviembre 2003).

Traducido de Revolution Internationale (órgano de la CCI en Francia) nº 341.

Corrientes políticas y referencias: 

Noticias y actualidad: 

Llamamiento de un simpatizante a los grupos de la Izquierda Comunista

Presentamos a continuación amplios extractos del llamamiento que dirige un lector, simpatizante de la CCI y de toda la Izquierda Comunista, a la unidad y el trabajo en común de los grupos de la Izquierda Comunista.

Nosotros apoyamos en lo esencial este llamamiento, particularmente la indignación que expresa frente a la incapacidad de los grupos de la Izquierda Comunista de superar el sectarismo para plantear una respuesta de clase unida frente a la guerra;  aunque hay formulaciones concretas y análisis que, como nuestros lectores conocen por nuestras publicaciones, planteamos en otros términos. El lector tiene toda la razón cuando dice que todos los grupos de la Izquierda Comunista estamos unidos por el internacionalismo y que ello traza una frontera de clase respecto a los grupos de la burguesía. Hay organizaciones dentro del aparato político de la burguesía que dicen reclamarse del “cambio de sociedad” y la “liberación de la humanidad” pero que en realidad sirven al interés nacional del capital, a la guerra y a la explotación, es decir, a todo lo contrario de lo que proclaman: actúan por la conservación de esta sociedad de explotación y por la opresión de la humanidad. Son los grupos estalinistas, maoístas o los que dicen reclamarse de Trotski pero también el movimiento “anti-globalización” o “alter-mundialización”, que proclama vagamente que “otro mundo es posible” para convencernos de que “otro capitalismo es posible”. Por eso es muy importante que los grupos de la Izquierda Comunista sepan trazar la línea roja que los separa de todos esos falsificadores y embaucadores, a pesar de que el anquilosamiento en un comportamiento sectario ha hecho imposible que puedan plantearse (como pide nuestro lector) Conferencias Internacionales hoy, y de que, por otra parte, la formación de un Partido Comunista Internacional (que también menciona) no sea una perspectiva a corto plazo.

Es cierto que los grupos de la Izquierda Comunista tienen entre sí muchas diferencias pero esas diferencias se ubican dentro de un marco común que es el programa que les une de lucha contra el capitalismo, contra la guerra, contra el interés nacional del capital. Es sectario e irresponsable enarbolar las diferencias para ocultar lo que nos une y evitar un debate franco y sistemático sobre ellas para lograr su clarificación.

Es una irresponsabilidad tremenda como denuncia justamente el lector el no trabajar en común invocando esas diferencias, que en realidad se ponen como pretexto, olvidando y dejando de lado los puntos de unión. Es una irresponsabilidad terrible frente a las guerras imperialistas que se suceden y que amenazan ser cada vez más destructivas, es una irresponsabilidad suicida frente a la agravación de la crisis del capitalismo, es una irresponsabilidad ciega ante la realidad que madura en el proletariado de luchas y de desarrollo de nuevas minorías que buscan una perspectiva revolucionaria. Es algo por lo que elementos revolucionarios como este lector o grupos nuevos que surgen en el proletariado internacional pedirán cuentas, pues la situación histórica se va agravando y, como señala el lector, está en juego la disyuntiva Revolución Comunista Mundial o Destrucción de la Humanidad.

De manera serena y tenaz, hemos de luchar por conseguir que los grupos de la Izquierda Comunista se doten de un marco donde poder colaborar frente al enemigo común y poder debatir y clarificar las divergencias. Este combate es una de las orientaciones centrales de la actividad de la CCI[1].

LLAMAMIENTO DE UN LECTOR A LOS GRUPOS DEL MEDIO POLITICO PROLETARIO

España / País Vasco / 12 noviembre 2003

Estimados camaradas:

Después de mirar con frialdad la guerra de EE.UU. en Irak veo con pena la labor que ha hecho la Izquierda Comunista. Me parece increíble la falta de unión que han demostrado las diferentes organizaciones revolucionarias en esta guerra contra Irak. Todas las organizaciones cada cual en su rincón sin buscar una unión con las otras y unir las pocas fuerzas militantes que tenemos. Creo que se podría haber hecho una hoja conjunta entre todas las organizaciones de la Izquierda Comunista. Pero ha podido más el orgullo herido y la soberbia, el temor a que nos puedan quitar algún militante, el tener a cada cual encerrado en su capilla, el evitar que los militantes se relacionen con las otras organizaciones revolucionarias.

Es una pena que cada grupo fuera con su hoja a las manifestaciones contra la guerra cuando se podría haber repartido una hoja común que habría dado más fuerza y solidaridad. Pero cada grupo se cree el ombligo del mundo y que los demás no son nada.

¿Por qué tanta discordia, unos grupos criticando a otros, sin saber lo que realmente dijeron, sino simplemente zinzaneando unos contra otros? ¡Así no se consigue nada! Hay varios grupos que se consideran el único partido y que los demás no son nada. ¡Al menos podrían unirse ellos, esclarecer lo que los junta y lo que los separa y formar un Partido Comunista Internacional de verdad!

El PCI, el BIPR, la CCI, podrían debatir en torno a una mesa qué les separa y qué les une. Una vez hecho esto se podría discutir lo que les separa para ver las posibilidades de limar las diferencias.

Con la guerra de Irak se ha visto que todos los grupos son internacionalistas y que eso es lo más importante frente a los grupos de la burguesía. ¿Por qué no organizar Conferencias Internacionales de la Izquierda Comunista?

Hay que reaccionar pues la siguiente guerra nos va a hacer más daño y además la burguesía está preparando ataques muy fuertes contra la clase obrera de todo el mundo. Sí las minorías revolucionarias de la clase obrera no se van unificando iremos de guerra en guerra y eso nos va a quemar, nos irán destruyendo ideológicamente y luego nos destruirán físicamente. Por eso os pido que os unáis. ¡Esa unidad que tanto necesita el proletariado para desarrollar su conciencia!

Yo, como simpatizante de todas las organizaciones de la Izquierda Comunista, os ruego que hagáis Conferencias Internacionales. Hay que hacer un frente común contra la burguesía imperialista y destruir de una vez el capitalismo, sediento de sangre obrera y queriendo destruir la humanidad. ¡Por eso tenemos que destruir el capitalismo para que no destruya a la humanidad!

Se que hay muchas dificultades para unirse pero se podría hacer un esfuerzo, porque hay que partir de lo que más nos une que es el Internacionalismo que nos diferencia de los trotskistas, los maoístas y los estalinistas, porque esos grupos defienden el nacionalismo de la misma forma que los grupos terroristas de toda calaña.

Se que os pido mucho pero debemos debatir las cuestiones que nos unen y las que nos separan pues hoy el capitalismo está moribundo y nos destruirá porque solo busca el Beneficio y sacar la máxima plusvalía a la clase obrera pero eso tropieza con que cada vez hay más sobreproducción y más destrucción de la humanidad.

Solo la clase obrera y sus minorías revolucionarias pueden enfrentarse contra la burguesía y su capitalismo de Estado. Los órganos de la burguesía son sus partidos, los sindicatos –que se meten dentro de la clase obrera-, su policía y su ejército. Todos colaboran para destruir el proletariado. El poder de la burguesía se defiende mediante los medios de comunicación que alienan la mente de la clase obrera. Y, sin embargo, sus minorías revolucionarias dispersas y desmoralizadas, cada una en su rincón, sin contacto con las demás. ¿Cómo pueden así contribuir a la única solución que es la Revolución Proletaria Mundial que destruya el capitalismo desde arriba hasta abajo y una la clase obrera mundial, la única que puede hacerlo, en Consejos Obreros en todo el planeta?

Hoy el planeta Tierra tiene que defenderse de la amenaza de su destrucción. Puede que las futuras generaciones se encuentren con la destrucción de la Tierra sin ningún signo de supervivencia. Por una parte, cada Estado masacra al proletariado pero, por otro lado, cada Estado se enfrenta con los demás en una guerra imperialista. Ahora bien, si la clase obrera se niega a la guerra y se levanta por sus propios intereses entonces todos los Estados son capaces de unirse contra el proletariado porque éste es la única clase revolucionaria.

Todos los proletarios tienen que unirse en su propio país y en el mundo entero. Proletarios de todos los países ¡uníos! Revolucionarios de todos los países ¡uníos! Porque no hay otra solución que Revolución Comunista Mundial o Destrucción de la Humanidad.

Saludos comunistas a todos los grupos de la Izquierda Comunista

Salud camaradas

SOC

[1] Ver nuestras propuestas cara a la guerra de Irak y las respuestas recibidas en la REVISTA INTERNACIONAL nº 113

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 175, 15 Marzo - 15 Mayo

Atentados de Madrid

Hasta este momento van ya 202 muertos y más de 1500 heridos, 4 trenes reventados, cuerpos tan destrozados que sólo podrán ser identificados por el ADN,... este es el sangriento balance del atentado terrorista, bautizado con el nombre de “trenes de la muerte”, que ha sacudido desde muy pronto la mañana del 11 de Marzo en Madrid.

Al igual que cuando el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S del 2001 hoy estamos ante un acto de guerra. Sus víctimas, una vez más, se cuentan entre la población civil indefensa y más particularmente entre los trabajadores: obreros que como todos los días, como en todas partes, se embuten en los trenes de cercanías para ir desde la periferia de las grandes ciudades hasta su trabajo; hijos de obreros que, como todos los días, cogen esos mismos trenes en los suburbios para ir al instituto o a la universidad. Precisamente el hecho de vivir hacinados en barrios obreros, viajar en unos transportes públicos masificados, les ha convertido en víctimas fáciles del terror que ha podido así alcanzar una mayor y más macabra amplitud.

El 11 de Marzo, como el 11 de Septiembre, marca un hito en las masacres terroristas. No solo es la mayor masacre vivida por la población en España desde la guerra civil de 1936, sino que además es el mayor atentado terrorista –en cuanto a  víctimas- que se ha producido en Europa desde el final de la segunda guerra mundial.

La burguesía derrama hoy cínicamente sus lágrimas de cocodrilo sobre las víctimas, tres días de luto nacional, informativos especiales las 24 horas del día, minutos y más minutos de silencio, convocatoria de manifestaciones contra el terrorismo, etc. Por nuestra parte, como hicimos cuando el 11 de Septiembre, negamos todo derecho a la burguesía y a la prensa a su servicio a lloriquear por los obreros asesinados, porque “la clase dominante es responsable ya de demasiadas matanzas: la espantosa carnicería de la primera guerra mundial; la todavía más atroz de la segunda, en la que por primera vez, los civiles fueron sus blancos principales. Recordemos de qué ha sido capaz la burguesía: bombardeos de Londres, de Dresde y Hamburgo, de Hiroshima y Nagasaky, millones de muertos en campos de concentración nazis y en los gulags estalinistas... Recordemos el infierno de los bombardeos sobre las poblaciones civiles y del ejercito iraquí huyendo durante la Guerra del Golfo en 1991 y sus cientos de muertos. Recordemos las matanzas cotidianas, de hoy de ayer y de mañana, en Chechenia, perpetradas por la burguesía rusa con la complicidad plena de los Estados democráticos de Occidente. Recordemos que la población afgana, ha sufrido 20 años de guerra ininterrumpida... Esos son sólo alguno ejemplos de los desmanes de un capitalismo hundido en una decadencia irremediable, un capitalismo en el atolladero”. Esa barbarie que describíamos en nuestra Revista Internacional nº 107 en el año 2001, lejos de aminorarse se ha ido acrecentado, añadiendo a la siniestra lista nuevos jalones de horror como la segunda guerra de Irak, la masacre incesante en Oriente Medio, la reciente matanza en Haití, o los atentados de Bali, Casablanca, Moscú... y ahora el de Atocha.

Los atentados del 11 de Marzo no son un ataque “contra la civilización” sino que son la expresión misma de lo que realmente es la “civilización” burguesa: un sistema de explotación que supura miseria, guerra y destrucción por todos sus poros. Que no tiene más perspectiva que ofrecer a la humanidad que la barbarie y la aniquilación. El terrorismo no es un subproducto, un hijo bastardo del capitalismo al que éste quisiera perder de vista, todo lo contrario es un producto orgánico del capitalismo, su hijo legítimo, como lo es la guerra imperialista,  y a medida que el capitalismo se hunde en la fase ultima de su decadencia que es la de su descomposición, el terrorismo se torna cada vez más salvaje e irracional.

La escalada irracional del terrorismo es expresión de la pendiente hacia la barbarie del sistema capitalista.

Una de las características que impone la decadencia del capitalismo es que la guerra imperialista se convierte en el modo de vida permanente de ese sistema, por ello “esas clases [ pequeño burguesas] han perdido por completo su independencia y sólo sirven de masa de maniobra y apoyo en los enfrentamientos entre diferentes fracciones de la clase dominante tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales(Revista Internacional nº 14 “Terror, terrorismo y violencia de clase”, 1978). La evolución del terrorismo desde los años 60 hasta hoy día confirma plenamente su carácter de instrumento aprovechado por tal o cual fracción de la burguesía nacional, o por tal o cual imperialismo, para batirse contra sus rivales internos o en la arena imperialista. Por eso el terrorismo es un hijo muy querido del capitalismo, cuidadosamente amamantado con sangre por unos u otros. Efectivamente terrorismo y pugnas imperialistas han sido, son y van a ser cada vez más sinónimos sangrientos. En los años 60 y 70 la burguesía no dudó en utilizar el asesinato “selectivo” de tal o cual dirigente político para arreglar sus “asuntos internos”. Recordemos que el bombazo que catapultó a Carrero Blanco (Primer Ministro español del régimen de Franco) a los cielos y a ETA al estrellato terrorista sirvió para acelerar el proceso de cambio de régimen político en España. Tampoco dudó a la hora de emplear el terrorismo como medio para desestabilizar la situación imperialista en Oriente Medio asesinando a al Presidente Egipcio Sadat  en 1981 o  al israelí Isaac Rabin en 1995. La burguesía, cuando se trata de defender sus intereses contra fracciones nacionales rivales, o contra estados imperialistas rivales, no se para en mientes, y acude directamente a masacres indiscriminadas sobre la población civil si eso conviene a sus intereses. Por poner solo un ejemplo, ese fue el caso del atentado contra la estación de Bolonia, Italia, en  Agosto de 1980, que causó 80 muertos,  achacado durante mucho tiempo a las Brigadas Rojas pero en realidad hecho por los servicios secretos italianos y la red Gladio instalada por USA en toda Europa para contrarrestar  la influencia del imperialismo rival ruso. En todo este periodo el terrorismo está cada vez más al servicio de las peleas imperialistas que se dirimen en el marco de la confrontación entre los dos grandes bloques.

Desde finales de los años 80, en que el capitalismo entra en su fase de descomposición (1), la tendencia al caos preside la confrontación imperialista. El marco de los bloques imperialistas constituidos tras la segunda guerra mundial deja paso al reino creciente del “cada uno a la suya” (2). En ese contexto, el terrorismo se convierte cada vez más en un arma de guerra, al tiempo en las guerras los ejércitos emplean cada vez más los métodos terroristas en sus hazañas bélicas, basta ver los bombardeos contra hospitales y colegios en la reciente guerra de Irak. La descomposición del capitalismo va marcando progresivamente su impronta en los atentados terroristas: las bombas buscan cada vez menos “objetivos militares o políticos” y apuntan directamente contra la población civil indefensa. Esta trágica cadena se inauguró con  los muertos por las explosiones de bombas indiscriminadas en las calles de París en Septiembre de 1987, llegó al paroxismo al estrellar dos aviones llenos de personas contra las torres gemelas a su vez repletas de gente, continua con los muertos por las bombas de Bali y Casablanca, en Moscú... y se ceba ahora en los trabajadores que viajaban en los trenes de cercanías hacía la estación de Atocha. Pero no hay que hacerse ninguna ilusión: esta barbarie no se detendrá aquí. Mientras la clase obrera –que es la única fuerza de la sociedad capaz ofrecer una alternativa a la barbarie capitalista- no acabe de una vez por todas con este sistema bárbaro de explotación la humanidad vive bajo la amenaza constante de nuevos atentados cada vez más salvajes, y de nuevas guerras cada vez más destructivas, en cualquier parte del planeta.

A medida que la descomposición capitalista avanza, proliferan como setas las fracciones más irresponsables, más irracionales, subproductos de la descomposición de la sociedad, que son el actual vivero del que se nutren todo tipo de bandas terroristas, señores de la guerra, gángsteres locales, etc., que disponen de un lado de unos medios de destrucción inusitados y de otro lado de gran cantidad de “padrinos” a quienes pueden beneficiar sus crímenes. Como analizamos cuando las Torres Gemelas “No podemos afirmar hoy con certeza que haya sido Osama Ben Laden el responsable del ataque a las Torres Gemelas, como lo acusa el Estado norteamericano. Si esta hipótesis se confirmara, se trataría de un señor de la guerra vuelto incontrolable por sus antiguos amos(Revista Internacional º 107). Efectivamente, y esta es la cuestión crucial en la evolución hacia la barbarie, independientemente de que tal o cual potencia imperialista, tal o cual fracción de la burguesía, saque y sigan sacando  provecho de las acciones terroristas, el fenómeno del terrorismo tiende a escapar cada vez más al los planes trazados por aquellos que lo han engendrado. Como en el aprendiz de brujo, la “criatura” es cada vez más ingobernable.

En el momento en que escribimos este artículo, a falta de elementos verdaderamente concretos y con la poca confianza que podemos conceder a los medios de la burguesía (3), solo nos cabe aplicar nuestro cuadro de análisis y nuestra experiencia histórica, y preguntarnos...

¿A quien beneficia este nuevo crimen?

Como hemos analizado antes, terrorismo y confrontación imperialista son sinónimos sangrientos. No se pueden separar el uno de la otra. Los atentados contra las Torres Gemelas del 11 de Septiembre fueron ampliamente aprovechados por el imperialismo americano para imponer a sus antiguos aliados, convertidos en rivales tras el hundimiento del bloque ruso (como Francia y Alemania) que le apoyasen plenamente en su campaña militar para ocupar Afganistán. El clima emocional provocado por el 11 de Septiembre permitió también que la Administración Bush hiciera acepar a la mayoría de la población americana una segunda guerra del Golfo en el 2003. Por eso es totalmente legítimo preguntarse si la increíble “falta de previsión” de los servicios secretos americanos antes del 11 de Septiembre no es producto, pura y simplemente, de su voluntad de “dejar hacer” a Al Queda(3) . Por lo que concierne a los atentados del 11 de Marzo, está claro que en absoluto benefician a los americanos. Es justo lo contrario. A Aznar, que había dado su apoyo incondicional a la política americana (formando parte del “Trío de la Azores” –USA, Inglaterra y España- miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que se habían aliado para lanzar la segunda Guerra del Golfo), le sucede Zapatero vencedor de las elecciones del 14 de Marzo, cuya victoria se debe en gran parte a los atentados de Atocha, quien anuncia la retirada de las tropas española de Irak. Esto supone un escarmiento para la administración americana, y una victoria incontestable para el tandem franco alemán que, actualmente, está a la cabeza de la oposición a la diplomacia USA.

Dicho eso, este fracaso de la política americana no constituye, en modo alguno, una victoria para la clase obrera, como algunos intentan que creamos. El PSOE, que estuvo en el Gobierno de España entre 1982 y 1996, ha dado ya suficientes pruebas de ser un ferviente defensor de los intereses del capitalismo. Su retorno no aliviará en nada los ataques de la burguesía contra el proletariado. Igualmente, el actual éxito diplomático de Chirac y Schoeder, a su vez leales defensores de los intereses del capitalismo, nada aportará a la clase obrera. Lo que es aún peor: los sucesos que acabamos de vivir han permitido un gran éxito ideológico a la burguesía como un todo, que ha logrado reforzar la mentira de que el antídoto contra el terrorismo es la “democracia”, que las elecciones son el medio eficaz para acabar con las políticas anti-obreras y belicistas de la burguesía, y que las movilizaciones pacifistas suponen una barrera real a la guerra.

La clase obrera no solo ha sufrido un ataque en sus propias carnes con los muertos y heridos del 11 de marzo, ha sufrido también un ataque político de primera magnitud.

El crimen, una vez más, ha beneficiado a la burguesía. Por todo esto, frente a la barbarie terrorista, expresión de la guerra imperialista y de la explotación solo hay  un camino:

¡Acabar con el capitalismo! 

Con los muertos aún por enterrar, con decenas de cadáveres sin ni siquiera identificar, con decenas de inmigrantes ilegales (29 muertos y más de 200 heridos son inmigrantes) que no se atrevían a buscar a sus familiares en los hospitales o en las morgues improvisadas por temor a ser expulsados del país... la burguesía se libra a la vorágine de impedir que los proletarios puedan reflexionar, ni siquiera mínimamente, sobre lo sucedido, sobre sus causas y sus consecuencias. En los primeros momentos de la tragedia, cuando los mecanismos del Estado aún no han llegado, son las propias víctimas, los trabajadores y los hijos de la clase obrera que viajaban en esos mismos trenes, o en otros que se cruzaban con ellos en las estaciones siniestradas, los obreros que viven en los barrios de Santa Eugenia o el Pozo...los que acuden a socorrer y solidarizarse con los heridos, a tapar con mantas los cadáveres esparcidos entre las vías. La solidaridad es el sentimiento que los impulsa. Es esa la solidaridad que, de forma embrionaria, han expresado miles y miles de personas que han dado sangre, que han corrido a los hospitales, los bomberos, trabajadores sociales y de la sanidad que además de su jornada de trabajo han hecho voluntariamente todas las horas posibles, a pesar de la dramática falta de medios resultado de los recortes de gasto en materia sanitaria o de protección civil. Los revolucionarios, y el conjunto del proletariado mundial debemos proclamar, alto y fuerte, nuestra solidaridad con las víctimas.. Solamente el desarrollo de la solidaridad de la que es portador el proletariado como clase revolucionaria que se expresa en particular en su combate contra el capitalismo, podrá crear las bases de una sociedad donde estos crímenes, esta explotación, esa barbarie abominable puedan ser definitivamente superadas y abolidas para siempre.

La justa indignación de la clase obrera por el abominable atentado, su solidaridad natural con las víctimas, es explotada y manipulada por el capital para desviarla hacia la defensa de sus intereses y objetivos. Como respuesta al crimen ellos nos llamaron, el viernes 12, a manifestarnos “contra el terrorismo, y por la Constitución”, nos pidieron que cerrásemos filas como ciudadanos españoles al grito de “España unida jamás será vencida”, nos llamaron a votar masivamente el domingo 14 como el mejor medio para que “nunca se repitan estas salvajadas”.

Las dosis de patrioterismo destiladas tanto por la derecha –Aznar declara “han muerto por ser españoles”- como por la izquierda del capital –“si España no hubiera entrado en la guerra de Irak esto no habría pasado”- solo busca que los trabajadores pensemos que el interés de la nación es también nuestro interés. ¡Es mentira!, una cínica y descarada mentira. Esa mentira sirve para engordar el pacifismo, que como hemos defendido en nuestra prensa, no solo no sirve para luchar contra la guerra sino que es un medio ideal para impedir una lucha real contra las causas de todas las guerras: el capitalismo.

El capitalismo no tiene otro futuro que ofrecer a la humanidad más que su destrucción a través de guerras, atentados, hambre, miseria... La consigna con la que la Internacional Comunista resumió, a principios del siglo XX, el reto que la entrada del capitalismo en su fase de decadencia suponía para la sociedad: “la era de las guerras o la revolución” en la que la alternativa histórica se decidirá entre “Socialismo o barbarie”; sigue siendo plenamente válida y es más actual que nunca.

Para que la humanidad pueda vivir, el capitalismo debe morir, y sólo hay una clase social capaz de jugar el papel de enterrador del capitalismo: el proletariado. Si la clase obrera mundial no logra afirmar su propia independencia de clase en la lucha por la defensa de sus propios intereses primero, y por el derrocamiento de esta sociedad putrefacta después; lo único que ante nosotros habría sería la multiplicación de enfrentamientos entre pandillas burguesas y entre los Estados burgueses en los que se emplean todos los medios, incluidos los más bestiales, y entre ellos el uso cotidiano del arma terrorista.

Corriente Comunista Internacional, 19/03/04

Notas:

(1).- Ver en la Revista Internacional nº 62 “Tesis sobre la descomposición”.

(2).- Ver en la Revista Internacional nº 113 “Resolución sobre la Situación Internacional del XVº Congreso de la CCI” .

(3).-  Ver en la Revista Internacional nº 108 “Pearl Harbour 1941, las Torres Gemelas 2001, el maquiavelismo de la burguesía”.

 

 

Situación nacional: 

Cuestiones teóricas: 

Foro Social de Bombay

El Foro Social Mundial (FSM) que se venía celebrando anualmente en Porto Alegre (Brasil), ha sido montado este año en Bombay (India) entre el 16 y el 21 de enero. El FSM de Bombay no ha sido diferente a otros encuentros del mismo tipo, es decir, tenía todos los atributos de una inmensa feria (de hecho ha tenido lugar en el Parque Nacional de Exposiciones -donde suelen hacerse habitualmente las Ferias comerciales) con pronunciados aromas “étnicos” y “tribales”. El espectáculo fue innegablemente gigantesco con cerca de 80.000 personas venidas de 132 países que participaron en los 1200 foros organizados en torno al FSM. Incluso un número aún mayor se sumó a la manifestación anti-americana organizada el  último día del Foro, el 21 de enero 

El FSM tenía todo el aspecto de una gran fiesta social y política aunque ningún partido u organización política estuviese presente con sus siglas o sus banderas. Parecía estar hecha para todos los gustos. Había numerosos seminarios y talleres sobre todo tipo de temas y gran cantidad de programas y espectáculos culturales que se desarrollaron simultáneamente en las diferentes sedes del circuito del Foro Social. Todo el recinto del Foro estaba ocupado por una enorme muchedumbre agitada, ruidosa, inquieta, ocupada en una u otra actividad.

Entre los participantes había también numerosos jóvenes que parecían encantados, como si su participación en este foro fuese para ellos la etapa más importante etapa del camino para lograr otro mundo sin imperialismo, sin ninguna clase de capitalismo, ni de guerra, de polución, explotación, represión, dominación o de discriminación. Había gran cantidad de carteles, pósteres y pancartas dedicadas al tema estrella: “Otro mundo es posible”. La mundialización fue denunciada como el mayor de los monstruos y la causa de todos los males sociales, políticos y económicos del mundo entero. El imperialismo –eso sí, únicamente el imperialismo norteamericano- fue presentado como la cosa más diabólica del mundo actual. Había carteles que insistían en el derecho a la nacionalidad y a la independencia nacional. Himnos a la democracia y al control democrático fueron ensalzados en consignas y carteles. También los había que reivindicaban los derechos humanos, los derechos de los refugiados y los de protección del ambiente. Se podían ver y oír igualmente consignas contra la ocupación de Irak, reivindicando el final de esta ocupación y la libertad de la población iraquí para elegir su propio régimen político y social. Otros  eslóganes iban dirigidos también contra la ocupación de Afganistán. En fin, todo ello daba la imagen de un calidoscopio político abigarrado y cegador. Reivindicaciones por los derechos y la emancipación de las mujeres se difundían en abundancia. Consignas contra la segregación así como contra los ataques a los Dalit (“Intocables” –miembros de la casta inferior), y a favor de la armonía comunitaria y por los derechos y la emancipación de los Dalit eran abundantemente difundidas, con el objetivo de aportarle un “toque indio” a este gran “show internacional”. No obstante, el más atrayente de todos los mensajes fue la llamativa fórmula: “Otro mundo es posible”. 

La burguesía mima al FSM 

Hemos mostrado en diferentes ocasiones cómo la burguesía mundial, desde que se hundió la burguesía estalinista en la ex-URSS, ha hecho todo lo posible para aniquilar la conciencia de la clase obrera. Ha intentado abatir cualquier idea que vaya en el sentido de la necesidad de destruir el sistema capitalista. Los ideólogos del capital han martillado día tras día que “No hay alternativa a la economía de mercado”. Esta propaganda engañosa ha impactado ciertamente en la clase obrera. Sin embargo, con la profundización de la crisis, que extiende cada vez más la miseria y las guerras genocidas por el planeta entero, se ha manifestado patentemente el cinismo y la hipocresía de esta mentirosa propaganda. La clase obrera ha vuelto a encontrar el camino de sus combates de clase y ha iniciado un proceso en el que comienza a hacerse preguntas, a poner en cuestión el sistema capitalista. Además, esa misma situación ha provocado en el seno de la población en general y por todo el mundo, una cólera legítima  contra los causantes  de las guerras, los bandidos imperialistas.

La burguesía ha detectado este fermento que va surgiendo en el seno del proletariado y se ha visto obligada a buscar nuevos instrumentos de mistificación para contener ese proceso emergente. El FSM, con sus simulacros “alternativos”, se ha revelado como un importante instrumento de la burguesía no únicamente para contener a la clase obrera, sino además como instrumento añadido de las rivalidades imperialistas. Los medios de difusión burgueses de todo el mundo han echado el resto para ayudar a la burguesía con el FSM.

Bastante antes del inicio del FSM 2004, estos medios -televisión, prensa, radio- burgueses en India, siguiendo fielmente los pasos de sus socios occidentales, hacían propaganda de las virtudes del Foro. La televisión y la prensa indias han cubierto el evento con interés y “buen hacer”. El mundo indio del comercio y de la industria le han concedido “el respeto que se merece” como expresión legítima de la oposición. También se han volcado con ellos el partido Congreso Nacional Indio (CNI) - en su día partido dominante en India y que gobierna hoy en Bombay- así como el partido burgués Dalit (republicano) socio del CNI en el gobierno de coalición de Bombay. Estos últimos han aportado un toque “étnico” al FSM. La mayoría de los foros estuvieron presididos por políticos indios de alto rango conocidos por sus relaciones con las “castas inferiores” como V. P. Singh (ex-primer ministro indio célebre por haber provocado enfrentamientos entre castas para reforzar el Estado indio) y R. K. Naryanan, ex-presidente indio. Ambos han sido, en un momento u otro, pilares del partido CNI.

Pero los principales organizadores del FSM en India han sido los partidos estalinistas –el PC Indio-M (M,..¡de “marxista”!) y el PCI, que han movilizado ampliamente a sus aparatos. De hecho el Buró del FSM en Bombay asentó sus reales en un inmueble del partido estalinista (el “Estalingrado Plaza”), y las organizaciones juveniles de los estalinistas han proporcionado el “voluntariado” para el FSM. Los intelectuales estalinistas ornaron con su presencia los estrados de numerosos foros del FSM,...

Como en otras partes del mundo, los estalinistas indios así como los maoístas han hecho un esfuerzo por adaptarse a ese cuestionamiento del capitalismo que se está  desarrollando en el seno de la clase explotada; pero como leales servidores del capital que son, esos estalinistas de todo pelaje lo hacen para desviar este proceso de puesta en entredicho del sistema por el proletariado.

También estuvieron presentes en el FSM de Bombay numerosas de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que dan cobertura ideológica a los ataques llevados a cabo por los Estados contra el salario social. Y no faltaron a la cita las omnipresentes personalidades de la “orbita” de Le Monde Diplomatique, ni el líder de los agricultores franceses José Bové. Tampoco los parlamentarios laboristas británicos: Clare Short, Jeremy Corbin; ni W. Mandela y otros tantos consortes.

Según diferentes fuentes la burguesía ha soltado una enorme cantidad de dinero para hacer posible el FSM de Bombay (29,7 millones de dólares, según una de ellas). Una proporción considerable de este montante ha sido provista por fundaciones: la Oxfam, la Fundación Ford,… El Estado capitalista y el imperialismo indio han tendido igualmente su mano caritativa para asegurar el éxito de este Forum “¡Antiimperialista y anticapitalista!”. De hecho, diversas fracciones tanto de derechas como de izquierdas de la burguesía mundial - a través de diferentes ONG, de donaciones y contribuciones de fundaciones y de “trustes” completamente capitalistas, o de partidos y de organizaciones de masa de izquierda -, han sufragado la enorme carga financiera que representa la organización de tan vasto espectáculo, con un objetivo político bien definido y deliberado: reforzar la defensa del sistema capitalista mundial decadente.

El FSM de Bombay ha hecho suyas todas las consignas y eslóganes conocidos y por conocer. Ha habido foros sobre “comercio justo”, sobre democracia ciudadana, sobre autogestión y sobre otros muchos temas del mismo género. El toque de color indio al gusto de las necesidades de los estalinistas del país y de la burguesía Dalit (casta inferior) ha consistido en las consignas del anticomunalismo y la “emancipación Dalit”.

Sin embargo, el tema estrella del show del FSM de Bombay ha sido el imperialismo; lo que la terminología maoísta denomina la “mundialización imperialista”. El antiimperialismo del FSM no ha sido otra cosa que antiamericanismo. Con el recinto lleno de eslóganes del tipo “Estados Unidos fuera de Irak”, “Bush fuera de Afganistán”, el FSM se sumaba al coro de los rivales imperialistas de Norteamérica. No se ha oído denuncia alguna de otros gángsteres imperialistas tales como Francia, Alemania, Rusia o China, por no mencionar al propio bandido imperialista local, el Estado indio. Así las cosas cualquier esfuerzo para comprender las raíces del imperialismo, quedaba anegado. 

Los Foros “alternativos” al servicio de la misma causa burguesa que el FSM  

Si el FSM de Bombay ha constituido, sin lugar a dudas, la pieza más importante del espectáculo, dos espectáculos paralelos – imitando lo que sucediera en el FSE de París (ver artículo en el número anterior de AP) - fueron organizados al mismo tiempo por grupos maoístas rivales y ambos bajo el mismo tema: el antiimperialismo y el antiamericanismo.

Así el Foro “Mumbay (Bombay) Resistencia 2004”, el más numeroso de estos dos, se desarrolló en los locales de la Escuela de Veterinaria, frente a la sede del FSM, a iniciativa de la ILPS (Liga Internacional de las Luchas del Pueblo), red internacional de grupos maoístas y de sus partidarios de otros países, europeos (incluidos, por ejemplo, Turquía, Italia, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Grecia, etc.). Los organizadores indios eran en realidad tapaderas de grupos maoístas como el Grupo de la Guerra del Pueblo (MPWG), que intentó recientemente asesinar al ministro del Estado de Andhra al sur de India. El MR-2004 se concebía no como oposición al FSM, sino como un movimiento paralelo a éste, como se pudo comprobar en las numerosas personalidades, sobre todo indias (por ejemplo Arunditi Roy, Nandita Ras, Vandana Shiva y otros), que intervinieron tanto en las reuniones del FSM como en las del MR-2004. Gran número de participantes se desplazaban de un Foro a otro.

El principal tema del MR-2004 era también el mismo que el del FSM: el imperialismo, la mundialización imperialista, aunque con tonos más “radicales” en la denuncia del imperialismo norteamericano, pero se guardaba un cómplice silencio sobre los apetitos imperialistas de los rivales de Estados Unidos, entre los cuales India no está entre los menores. Una cobertura radical al antiamericanismo del FSM, eso es todo lo que la retórica maoísta se ha limitado a aportar.

Aunque estas dos manifestaciones hayan servido ambas para canalizar el descontento de la población hacia el terreno del capital y del nacionalismo, había una cierta diferencia entre las audiencias de los dos Foros. La del FSM era marcadamente internacional con predominio urbano pequeño-burgués y entre ella se movía un tropel de grupos “étnicos” y “tribales” proponiendo espectáculos folclóricos. Al MR-2004, donde también había una importante participación internacional, asistía sobre todo la pequeña-burguesía radical y los campesinos.

Un tercer foro se celebró simultáneamente en Bombay: la “Convención contra la mundialización imperialista”. Fue más reducida y duró solo tres días. Tuvo lugar no lejos de los lugares de encuentro de los otros dos Foros y fue organizada por otro de los numerosos grupos maoístas (Nueva Democracia). Dejando a un lado las oscuras diferencias entre el FSM y esta tercera convención, esta demostración, puramente local, contó con un único extranjero, un alemán que incorporaba el toque  “blanco” al evento 

La intervención de la CCI 

La CCI intervino en los tres Foros. Como en el FSE de París en noviembre de 2003, el objetivo de la CCI no fue el de intervenir en las conferencias, etc. Nuestros camaradas, llegados de distintos lugares de India intervinieron con hojas, folletos, publicaciones periódicas,... Durante esas intervenciones mantuvimos cientos de discusiones sobre este acontecimiento. Las cuestiones que surgían una y otra vez en las discusiones fueron:

- la idea del comercio justo, la mundialización y la antimundialización;

- ¿Qué otro mundo es posible?;

- ¿Es Estados Unidos la única potencia imperialista?;

- la naturaleza de las alternativas maoístas (Democracia del Pueblo, Nueva Democracia).

No puede haber nada equitativo en el comercio, ya sea libre o esté protegido. El mercado ha sido y será siempre favorable a los capitalistas más fuertes o a los Estados capitalistas más potentes. La CCI ha defendido siempre que el carácter mundial del capitalismo no es una novedad. El capitalismo ha sido un sistema mundial desde su creación y abarca todo el planeta desde finales del siglo XIX. Ya en 1848, en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels demostraron la naturaleza internacional del sistema capitalista. Manifestaron entonces que la destrucción del sistema capitalista por el proletariado no podía llevarse a cabo si no era por medio de una revolución mundial. Hoy, en el periodo de decadencia y de descomposición del capitalismo, el proletariado no ha de defender las particularidades nacionales contra la naturaleza internacional del sistema capitalista. Al contrario, su tarea es destruir este sistema a escala mundial al mismo tiempo que destruye el marco de los Estados nacionales y sustituirlo por la comunidad comunista universal. Todos los discursos sobre el comercio justo o equitativo, la antimundialización o sobre “otro mundo es posible”, sin poner por delante la perspectiva comunista, suponen un fortalecimiento de la mistificación reformista y tienen por objetivo parar el naciente proceso de toma de conciencia que se está operando en el seno de la clase obrera.

A propósito del imperialismo la CCI ha insistido en que no es algo característico de tal o cual nación, o de tal o cual facción de la burguesía. Hoy, el capitalismo como un todo es imperialista, de lo que se deriva que todas las naciones, grandes o pequeñas son imperialistas. Éstas se mueven por los mismos apetitos imperialistas y sólo las diferencia su capacidad para satisfacerlos. Que la burguesía inglesa parezca comportarse como el “perrillo faldero” de los USA, que naciones como Francia, Alemania y Rusia reciban los puntapiés de los norteamericanos, o que Pakistán, Irak o India  sean habitualmente maltratados por el Tío Sam, no quiere decir que estas naciones no sean imperialistas. En un mundo gobernado por la ley del más fuerte, todos estos países no son algo distinto que gángsteres de menor envergadura obligados a satisfacer sus apetitos imperialistas dentro de los límites impuestos violentamente por el “padrino” americano. La tarea de la clase obrera, en contra de lo que propugnan el FSM, MR-2004 y los otros, no es seguir el juego de los pequeños imperialismos contra los Estados Unidos.

Estas discusiones nos han llevado frecuentemente a tener que enfrentar las “alternativas” de los maoístas –su patriotismo, la demagogia de Democracia del Pueblo, o de Nueva Democracia. La política de los maoístas, insistimos, es opuesta a la que ha defendido siempre el proletariado: el internacionalismo. En el apogeo del capitalismo, en 1871, cuando según su punto de vista el nacionalismo alemán era aun progresista, Marx y Engels adoptaron una posición internacionalista frente a la guerra Franco-Prusiana. Los socialistas alemanes fueron encarcelados por haberse negado a secundar la defensa de la patria alemana. Durante la 1ª Guerra mundial los comunistas defendieron el internacionalismo. Lenin lo primero que hizo fue mantener un duro y despiadado combate contra la traición patriótica de Kautsky y consortes. Contrariamente a los marxistas, quienes han hecho siempre del internacionalismo la piedra clave de su política, los maoístas y los estalinistas proclaman alto y fuerte su patriotismo. Esto concuerda perfectamente con su naturaleza de clase pues son los defensores más firmes del capital nacional, del Estado nacional. La teoría de la “India hipotecada” (o del mismo género la “Turquía, Irán, Siria, África del Sur,… hipotecada”, según los maoístas de los respectivos países) mantiene a la clase obrera bajo el yugo del capital nacional.

El maoísmo le dice a la clase obrera de los países del Tercer Mundo: “no luchéis por la destrucción del sistema capitalista y de sus aparatos nacionales. Mejor, donad vuestra vida al Estado nacional que está hipotecado”. Contra todos esos discursos nosotros hemos puesto por delante que la tarea de la clase obrera es, sobre todo, luchar por la destrucción del capitalismo y del imperialismo de su propia burguesía, y trabajar por la construcción de una sociedad sin clases, sin dinero y basada sobre la eliminación de los Estados nacionales. 

Communist Internationalist, sección de la CCI en India (31 enero 2004).

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Acción Proletaria nº 176, 15 Mayo - 15 Julio

DESDE ARGENTINA: Huelga de los hospitales municipales de Buenos Aires

Los  trabajadores  estatales argentinos que  trabajan  en  el estado nacional, provincial,  municipal,  entes antárticos, descentralizados, o  empresas estatales  se hallan divididos, no sólo  como consecuencia de  la artificial separación que la constitución  del estado burgués  de  1853  y sus sucesivas   reformas, sino también, que dicha  división  abarca  también a los trabajadores producto  del accionar de un aparato  estatal al servicio del capital que  son los sindicatos.

Es así,  que  los estatales se  hallan  afiliados  a  un ramillete  de organizaciones   sindicales,  y es  a través de  dicha división  artificial  generada por el estado burgués  y  el aparato  de  dominación burguesa como son los sindicatos,   y que está consagrada  por la legislación  capitalista, como es  la ley de asociaciones  profesionales,  estatutos, etc.

Los sucesivos  gobiernos capitalistas han podido  aplicar un feroz ajuste  a  los trabajadores del estado,  antes a través de las llamadas “Reformas del estado” y   políticas de privatización, que   implicó  el despido abierto de  miles y miles de trabajadores  o en forma encubierto  a  través del mecanismo   llamado “retiro voluntario”. La inauguración de  las políticas  denominadas de reformas del estado  significó también a partir de  1991 que se congelaran  los salarios de la totalidad de los  trabajadores estatales  en el ámbito nacional, provincial, municipal, y de los distintos  entes estatales.

Cabe destacar que  la inflación no se  mantuvo  inalterable,  ya que incluso en el periodo de  la llamada  convertibilidad    hasta el año 2001   los trabajadores   sufrieron aumentos en los precios  de los productos básicos  de  alrededor  del  60%, y a partir  del  descalabro de la política  económica  inaugurada por  Menem, el poder de compra de los trabajadores  se redujo  entre un  30% a  50% según se tratare en dólares o en pesos.

Es así, que todo este  período  de casi  14 años los trabajadores estatales  salvo excepciones  en las provincias  o en algunos municipios, que  se movilizaban por falta del pago de los salarios y bajo la atenta mirada de  los sindicatos,  protestaban  poco y nada, constituyendo  los municipales  parte integrante  de  aquella  porción  que  no  luchaba, y todo ello  con  salarios  de  hambre.

La lucha

Pero producto  de  la más brutal caída  de salario de  los trabajadores  estatales y aislados  de todo aumento  de emergencia  que el  gobierno  otorgó - $250- a los  privados, y ante el silencio sindical, los trabajadores rompieron amarras   con el  sindicalismo  y comenzaron  bajo la mirada  desesperada  de los sindicatos a reunirse en forma espontánea  en asambleas  generales  de trabajadores, en donde  se planteaban que debía participar todos los  trabajadores sin distinción de sindicatos, sin importar si están o no afiliados a institución alguna, o si eran  de planta permanente o no contratados  o no,   y allí comenzaron  a debatir  la problemática salarial, y la necesidad de luchar   hasta arrancar los $250- .

Ante esta situación  la actitud de los  mayores sindicatos estatales de la Ciudad de Buenos Aires, fueron dos,  pero si bien  con distintos métodos, los mismos se encontraban   unidos en el objetivo central, que era  agotar las energías  obreras, desviar,   y destruir  la lucha de los trabajadores. Una de las tácticas adoptadas, en este caso por  SUTECBA1, era amenazar  a  los trabajadores con la pérdida de horas extras,  beneficios, e incluso  con la pérdida del  trabajo. La otra  de ATE2, era  intentar subirse a la lucha  planteando planes de lucha meramente testimoniales, como abrazos,  marchas   y  paros de actividades por  24, 48  y 72 horas., pero aislando  a  los trabajadores  de sus compañeros de clase  de otros establecimientos, por cierto una  vieja táctica de los sindicatos. Pero la  persistencia  de la lucha  y de la acción de los trabajadores motivó que  este último sindicato abandonara   el “plan de lucha”sin  llegar  ni tan siquiera a cumplirlo.

Es  por  eso  y a sabiendas   que  los sindicatos  están contra la clase obrera  que los trabajadores de los  hospitales  comenzaron no solo a reunirse en  sus lugares de trabajo, sino a  intentar generalizar  las  medidas de lucha  hacia otros hospitales  y a fomentar  la celebración  de asambleas generales unificadas  de todos los hospitales, bajo la consigna de aumento salarial  ya!!!, o ,SIN ATE  NI SUTECBA!!!

Algunos hospitales  plantearon  la necesidad  de  luchar por el aumento salarial  por fuera de los  sindicatos, no aceptando  ni sus bravuconadas amenazadoras,  ni sus  falsas consignas ”combativas” llegando incluso  a impedir la  palabra   a los dirigentes sindicales que  intentaban sea  boicotear la lucha, sea desviarlas en  actos simbólicos. Pero solos  no significaba aislados   en su lugar de trabajo, sino unificando a todos los trabajadores y  generalizando  la lucha  a todos los estatales, en la  medida de sus posibilidades.

Prueba de ello lo constituyó que  las asambleas  que espontáneamente  surgían  como hongos en  todos lo lugares, sectores etc.,  iban día a día aumentando la cantidad de  trabajadores que participaban,  planteándose desde el aumento salarial,  el rechazo a los ajustes  del gobierno,  y que bajo el capitalismo no hay solución. Ello sucedió  en  diversos hospitales  y  ha marcado un hito entre los trabajadores municipales,  históricamente alejados de las luchas  obreras, por considerarse como parte  de  una “aristocracia obrera”, hoy ese falso mito se ha roto  por siempre,  algo ha cambiado,  y las lucha por venir será testigo de ello-

Estas asambleas  mandataban  a  los  delegados cuando estos  iban a   las asambleas o a las  reuniones  inter- hospitalarias, que  no tenían carácter  cerrado  sino que era  abierta y  participaban    todos  los  compañeros  con voz y voto, y pese  a la presión de diversas  corrientes político-sindicales, decidieron  que  ningún   representante o delegado podía  negociar en nombre de los trabajadores y  todo acuerdo debía ser  aprobado por  el conjunto de los  trabajadores.

Viendo  el cariz que tomaba la lucha  de los  municipales de la rama salud de la capital  federal,  y ante el riesgo  de que pudiera  extenderse no solo  a los trabajadores municipales, sino  a  los provinciales,   nacionales,   etc., los sindicatos especialmente ATE suspendió las medidas de fuerza, y el SUTECBA utilizó  todo su arsenal  para  amedrentar  a los trabajadores,  y  engañarlos  con  supuestos  aumentos  salariales que el  80% de los municipales no han cobrado, para así  poder  frenar la lucha que  había surgido.

Esta  táctica, aunada  a las  presiones de sanciones disciplinarias y económicas  facilitó que la  lucha  de los trabajadores de la salud  se  detuviera.

Conclusiones

Los trabajadores deben tener en claro que fue un paso plantear:

-          “SIN ATE  NI SUTECBA, LAS DECISIONES LA TOMAN LA ASAMBLEA”,

-          “LOS SINDICATO SON NUESTROS ENEMIGOS”

-          “UNIDAD DE LOS TRABAJADORES SIN DISTINCIÓN ENTRE PERMANENTES  Y CONTRATADOS”.

Si bien  no hemos logrado  el objetivo del aumento salarial, hemos  empezado una nueva  gimnasia  política  en la lucha,  ya sea  planteando la unidad de la clase,  sea intentando generalizar la  lucha,  sea que nos dimos herramientas de lucha, como fueron las asambleas.

No  fuimos  ciento de miles de trabajadores  en  lucha, sino unos  pocos  de miles, pero  lo  importante  es que pudimos  experimentar, que  la clase obrera es una sola,  no hay diferencias  entre los trabajadores  que están presos a la  afiliación a un sindicato, y los que no lo   están,  no hay diferencias entre contratados y  permanentes,    todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común  el estado  burgués  y los sindicatos.

Pero lo mas importante  junto  a la unidad y a los organismos de lucha, etc., no hemos  caído  la mayoría de  los trabajadores en los cantos  de  sirena  de  los izquierdistas con  la construcción de  listas  o agrupaciones clasistas,  o de  nuevos sellos  sindicales, sino  que  nuestra  experiencia practicada  dada  por  la lucha de clases nos ha demostrado  que cualesquiera la forma  que adopte  el sindicato, sea  bajo la “burocracia”, sea  bajo   el “clasismo” estos  son irrecuperables para  las luchas obreras, y estos   últimos  por más buena fe que  pudieran tener,  acabaran   siendo  absorbidos  por el estado capitalista y ser un  aparato al servicio de este sistema en descomposición.

Es así  que esta lucha de carácter  inédita entre  los  trabajadores   hospitalarios, y que  muchos no le dan  la  importancia  que se merece,  ha marcado  un momento  muy especial, y es fundamentalmente  la generalización de las asambleas de base como herramienta y la constitución de un cuerpo de  delegados con mandato y rotativos que  actuaron.

Así todas las luchas cuando son  lideradas  por los sindicatos todas sin excepción acaban  en  derrotas catastróficas  para los trabajadores, es por ello  que frente a acciones de la  clase  obrera por fuera  de los aparatos sindicales,  con decisiones tomadas en asambleas de  base  y ampliando las luchas lo más posible al conjunto de la clase obrera, provoca  entre la burguesía  y  los sindicatos ocasionan que las patronales,  privadas  o estatales  se  agiten y recurran a o todos los medios posibles a su alcance  para derrotar al movimiento

Por ello  los trabajadores  debemos  auto-organizarnos  al margen de los sindicatos, crear  nuestras propias herramienta de lucha  y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino  lo  iniciamos,  no pudimos concretarlo,  pero las ricas lecciones de esta lucha  serán  una gran experiencia en las nuevas luchas  de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en  las fuerzas  de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos  y falsos amigos.-

M./N.C.I.

Notas:

(1) SUTECBA SINDICATO UNICO  DE  TRABAJADORES Y EMPELADOS  DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES- AFILIADA A LA  CONFEDERACIÓN GENERAL DEL  TRABAJO-

(2) ATE. ASOCIACIÓN  DE TRABAJADORES DEL  ESTADO-  AFILIADA A LA CENTRAL TE TRABABAJADORES ARGENTINOS- CTA

Comentario

Este texto ha sido producido por los compañeros del Núcleo Comunista Internacional de Argentina que han elaborado unas Pautas Programáticas muy próximas a las posiciones de la CCI y desarrollan actualmente discusiones con nuestra organización y con el conjunto de la Izquierda Comunista en una perspectiva militante e internacionalista.

El valor del texto es doble: por un lado da testimonio de una lucha combativa y rica en experiencias de los trabajadores de los hospitales municipales de Buenos Aires. Por otro lado, es una toma de posición que defiende la unidad de la clase obrera («la clase obrera es una sola,  no hay diferencias  entre los trabajadores  que están presos a la  afiliación a un sindicato, y los que no lo   están,  no hay diferencias entre contratados y  permanentes,    todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común  el estado  burgués  y los sindicatos»), apoya sus métodos de lucha y denuncia claramente a los sindicatos. El final del texto es elocuente: «los trabajadores  debemos  auto-organizarnos  al margen de los sindicatos, crear  nuestras propias herramienta de lucha  y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino  lo  iniciamos,  no pudimos concretarlo,  pero las ricas lecciones de esta lucha  serán  una gran experiencia en las nuevas luchas  de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en  las fuerzas  de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos  y falsos amigos».

Hemos combatido –y los compañeros del NCI han participado activamente en este combate- el engaño de ver en las revueltas que hubo en Argentina durante diciembre de 2001 un “movimiento obrero” cuando claramente se trató de una revuelta interclasista sin perspectivas[1]. Hemos recibido por ello numerosas críticas de otros grupos revolucionarios que nos pintaban como “derrotistas” y gente que “despreciaba las luchas obreras reales”. Frente a ello argumentamos que es absurdo agarrarse a una quimera y ver gigantes donde solo hay molinos de viento y señalamos que confiábamos plenamente en las capacidades del proletariado argentino. Hoy, esta pequeña experiencia de la lucha de los hospitales viene a confirmar este planteamiento. No tanto porque sea una lucha espectacular y decisiva sino porque manifiesta cómo el proletariado en Argentina participa de las mismas tendencias que hoy maduran de forma muy lenta y contradictoria dentro de todo el proletariado mundial.

Precisamente desde esa perspectiva queremos precisar un aspecto del texto de los compañeros. En algunos pasajes dicen que « los trabajadores rompieron amarras   con el  sindicalismo » y que eran sabedores de que los sindicatos están en contra de la clase obrera y que «la mayoría de  los trabajadores no confían  en los cantos  de  sirena  de  los izquierdistas con  la construcción de  listas  o agrupaciones clasistas,  o de  nuevos sellos  sindicales». Efectivamente, existe una tendencia dentro de la clase obrera internacional a desconfiar en los sindicatos y a enfrentarse con sus maniobras, sin embargo, no creemos que se haya generalizado al conjunto del proletariado mundial o de sus hermanos en Argentina. El proletariado tiene que recorrer todavía un largo y difícil camino para recuperar la confianza en si mismo, su propia identidad de clase y la comprensión de que los sindicatos son sus enemigos y que las múltiples variantes del sindicalismo forman parte igualmente del Estado burgués.

Tenemos que hacer un esfuerzo para comprender la relación de fuerzas global e histórica dentro de la que se inscribe cada batalla parcial que libra el proletariado. Una cosa es que una pequeña minoría de trabajadores empiecen a comprender las cuestiones antes enunciadas, otra muy distinta es que dicha conciencia se generalice de forma irreversible a amplios sectores obreros.

Para nosotros, en función de un análisis dinámico de la situación actual de la lucha de clases[2], es  muy importante que una minoría de compañeros haya sacado esas lecciones y las haya hecho públicas para que puedan inscribirse en las esfuerzos de lucha y toma de conciencia que de forma todavía muy contradictoria, difícil y minoritaria, están madurando en el proletariado mundial. Eso es lo que ayudará a que se vaya modificando la relación de fuerzas con la burguesía a favor del proletariado.

[1] Ver REVISTA INTERNACIONAL nº 109

[2] Ver artículo en este mismo AP y en la REVISTA INTERNACIONAL nº 117

 

 

 

 

Situación nacional: 

Debate sobre el problema de la vivienda

Hace 130 años, Engels escribió la “Contribución al problema de la vivienda”, adonde se denunciaba la escasez de viviendas para alojar a las familias obreras, el estado anticuado e insalubre de la mayoría de ellas, el hacinamiento terrible que sufrían, la ausencia de servicios básicos en las barriadas obreras (agua, alcantarillado, pavimento etc.)

En los años 50 se padeció en la Europa de posguerra una tremenda escasez de viviendas. Muchos obreros que hoy tienen 50-60 años nacieron en casas donde sus padres vivían realquilados o se hacinaban varios matrimonios pertenecientes a una misma familia.

Hoy, en Europa o en USA (¡no hablemos de países como Japón donde las viviendas de 50-60 metros cuadrados constituyen un lujo!) los hijos de esa generación vuelven a padecer el problema de la vivienda: sus altos precios, los empleos precarios, los salarios indignos, les obligan a permanecer en casa de los padres. Vuelve a repetirse el que varias familias tengan que hacinarse en pisos de 3-4 habitaciones. A todo ello se añade el número creciente de personas sin techo (lo que en inglés se llama homeless) fenómeno que que afecta cada vez más a obreros (emigrantes o no) cuyo sueldo es tan mísero y el empleo tan inestable que no pueden pagar una vivienda[1].

El problema alcanza cotas de espanto en el resto del mundo: en numerosos países con grandes concentraciones obreras (como China, Rusia, Brasil, México, Argentina.) el “techo” de la inmensa mayoría de familias obreras (así como de otras capas no explotadoras de la población) se reduce a chabolas realizadas con materiales precarios hacinadas en gigantescas villas miseria que carecen de las más mínimas condiciones de higiene, urbanismo y servicios. ¡No hablemos de la situación dramática en África, numerosos países de Asia o de América Latina!

130 años después de la aparición del libro de Federico Engels el  capitalismo no solo no ha resuelto el problema de la vivienda sino que lo ha agravado hasta extremos de pesadilla. Como dice Engels «para acabar con esta penuria de la vivienda no hay más que un medio: abolir la explotación y la opresión de las clases laboriosas por la clase dominante (…) La cuestión de la vivienda no podrá resolverse hasta que la sociedad esté lo suficientemente transformada para emprender la supresión de la oposición entre la ciudad y el campo, oposición que ha llegado al extremo en la sociedad capitalista. Lejos por remediar esta oposición la sociedad capitalista tiende a aumentarla cada día más» (Obras Escogidas de Marx y Engels Tomo 2º edición española páginas 324 y 353).

Las causas del problema de la vivienda

Bajo el capitalismo –y particularmente en su situación histórica actual que calificamos de periodo de descomposición- se extreman y se hacen irresolubles una cantidad creciente de problemas que agobian a la humanidad causando sufrimientos interminables. Dejando de lado la lacra horrorosa de la guerra –presente cotidianamente en la existencia de millones de seres humanos- podemos hablar de la degradación del medio ambiente que alcanza cotas increíbles, de la proliferación de enfermedades cada vez más letales, de la creciente inseguridad de la vida cotidiana. Todo eso sin referirnos a la escandalosa degradación moral que vemos en la TV basura, la conducta de los políticos, la adicción a la droga etc. Este magma caótico de problemas no se puede resolver bajo el capitalismo. Pero tampoco se puede siquiera mitigar mediante luchas parciales concentradas monográficamente en cada uno de ellos.

 Las luchas parciales:

-          atacan los efectos pero no las causas y al dejar estas intactas aquellos se reproducen una y otra vez cada vez con mayor amplitud y virulencia.

-          se basan en el interclasismo: no constituyen una lucha de clase contra clase sino una movilización de “ciudadanos” (es decir, obreros, pequeño burgueses, políticos, curas etc.) todos juntos y revueltos “contra” un “enemigo” indeterminado y vago (oligarquías, multinacionales, especuladores etc., presentados como chivos expiatorios de los males de la sociedad).

-          son propiciadas por las organizaciones “más radicales” de la burguesía (Izquierda y Extrema Izquierda, sindicatos, ONG’s) que procuran darle un aspecto de “movimiento de base”. Sin embargo, políticamente no tienen nada de independientes ni de espontáneas sino que vienen muy bien a la defensa de la dominación burguesa y gozan del apoyo discreto de los sectores más inteligentes del Capital.

-          no sirven para resolver los problemas que agobian al proletariado y a la humanidad sino que, por el contrario, los agravan dramáticamente y constituyen un obstáculo a la recuperación de la lucha unida, masiva y consciente del proletariado..

El problema de la vivienda es igualmente un efecto y no una causa de la explotación capitalista: «La penuria de la vivienda para los obreros y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas no es más que uno de los innumerables males menores y secundarios originados por el actual modo de producción capitalista. No es una consecuencia directa de la explotación del obrero como tal obrero por el capitalista» (Engels, op. Cit., página 325).  El problema de la vivienda no puede ser abordado de forma positiva a través de una lucha parcial la cual solo conduce a disolver el proletariado en el pantano del interclasismo.

Este punto estuvo en el centro del debate. Había compañeros que defendían las acciones específicas sobre el problema como contribución al desarrollo de la lucha y la conciencia obreras. Frente a ello defendimos –apoyados por una minoría de los asistentes- que semejante terreno solo servía para fomentar en nuestra clase actitudes individualistas, disolvía a los obreros en categorías interclasistas como “los vecinos” o “los ocupantes de viviendas” y los apartaban de una auténtica lucha de clase. Por tanto, retrasaba y alejaba el despertar de la lucha obrera que la mayoría de asistentes sinceramente buscaba.

El método de lucha de las “okupaciones”

El otro punto crucial de discusión fue el de las okupaciones de  viviendas. Había compañeros que decían que tal método constituía una solución al problema de la vivienda: como hay muchos pisos vacíos (en España hay más de 2 millones) lo que debe hacerse es ocuparlos “sin permiso de la autoridad” mediante acciones colectivas de grupos de jóvenes. Frente al legalismo y el reformismo de sindicatos y partidos de izquierda (exigir a las autoridades la construcción de viviendas sociales, organizar cooperativas de viviendas) que, efectivamente, no sirven para nada, estos métodos de acción directa serían más radicales y combativos.¿No aspira el proletariado a expropiar a la burguesía? Pues empecemos de una vez haciendo expropiaciones de vivienda. Este punto de vista era apoyado por un asistente que decía que las ocupaciones no resolvían nada pero podían servir para que los obreros se unan y empiecen a tomar conciencia de clase.

Nuestra respuesta –que apoyó una minoría de asistentes- se centró en los puntos siguientes:

Las okupaciones sólo se diferencian de los métodos propugnados por sindicatos y partidos de izquierda en el “radicalismo” superficial de su carácter ilegal pero su planteamiento es idéntico: el reformismo de atacar los efectos sin abordar las causas. Si la okupación tiene éxito, el Estado burgués la legalizará como ha sucedido con la ocupaciones masivas en las ciudades de Brasil que Lula les ha dado escritura y las ha vinculado a hipotecas[2].

Las okupaciones se basan en el individualismo más extremo lo cual es la negación del carácter colectivo y social de la lucha del proletariado, germen de la liberación comunista de la humanidad. Ese individualismo de raíz no se remedia con el “expediente” de las “acciones colectivas”. Por muy “colectivas” que sean las acciones, la meta de la okupación es que cada individuo obrero se convierta en “propietario” (legal o ilegal) de una vivienda. Se trata de una “expropiación” pero totalmente individualista y de cada cual a la suya. La expropiación que el proletariado ejecutará sobre el Capital nada tiene que ver como semejantes métodos: es una expropiación colectiva, es decir, se toma el poder sobre los medios de producción como clase y no a través de una suma de propiedades de individuo o de grupo; es una expropiación social pues se trata de resolver los problemas de la sociedad y no los de un grupo más o menos grande de individuos; es una expropiación de la clase enemiga y no de propiedades particulares de individuos o entidades.

Una asistente respondió a estos argumentos diciendo que “tomar una vivienda”, “robar en un supermercado por parte de un ama de casa obrera” o que los obreros se lleven materiales de la empresa a su casa era un acto “liberador” y “revolucionario”.

Nosotros y otros asistentes combatimos estas ideas. Nada tiene de “liberador” y menos aún de “revolucionario” actos que forman parte de las costumbres y la moralidad degenerada que impera en la sociedad capitalista. El capitalismo se basa en la concurrencia y el todos contra todos, eso quiere decir que cada cual debe expropiar al otro sin ningún escrúpulo. Individualmente, los capitalistas se “expropian” entre si los unos a los otros, si pueden con métodos legales y si eso no es posible saltándose la ley. El capitalismo se basa históricamente en la expropiación individual de millones de campesinos y artesanos que despojados –legal o ilegalmente- de sus medios de producción y vida se transformaron en proletarios. Todos los días, a todas horas, el capitalismo roba a la gran mayoría de la población: «el reparto de la plusvalía producida por los obreros y que se les arranca sin retribución, se efectúa entre las clases ociosas en medio de las más edificantes disputas y engaños recíprocos. Como este reparto se hace por medio de la compra y de la venta, uno de sus principales resortes es el engaño del comprador por el vendedor, engaño que, en el comercio al por menor, y principalmente en las ciudades grandes, se ha convertido en una necesidad vital para el vendedor. Pero cuando el obrero es engañado por el panadero o su tendero en el precio o la calidad de la mercancía, esto no le ocurre en su calidad específica de obrero» (Engels, op cit, página 325).

Nada hay de “revolucionario” ni de “liberador” en que individuos obreros –aislada o incluso colectivamente- realicen actos de venganza oponiendo a la expropiación histórica y social sufrida por su clase una expropiación individual y particular que únicamente tiene como resultado meterles en el engranaje de las costumbres sociales del capitalismo del todos contra todos, el engaño mutuo, el robar todo lo que se pueda a amigos o enemigos.  Si semejantes políticas se popularizaran en la clase obrera ésta se vería atrapada en el ambiente de corrupción, degradación moral y caos, que impera en la actual fase de descomposición de la sociedad capitalista. De tal forma, la clase obrera no sería capaz de plantear una alternativa revolucionaria al desorden capitalista sino que se vería arrastrado por él.

El reclamo que tienen estas ideas –de tipo netamente anarquista- entre compañeros que buscan honradamente participar en la lucha revolucionaria viene de la identificación de lo ilegal y lo violento con lo revolucionario[3].

La revolución proletaria es el acto más ilegal del mundo, su “ilegalidad” viene de que colectiva y masivamente los obreros en lucha levantan un poder alternativo al poder legal de la clase dominante –el poder internacional de los Consejos Obreros- y desde esa base de fuerza acaban por derrocar el Estado en todos los países. La “ilegalidad” de la lucha del proletariado está en que niega toda legitimidad social e histórica al Estado Capitalista, a sus leyes, a su moral, a sus instituciones y levanta contra ellas la legitimidad de una nueva organización social basada en la abolición del Estado, las fronteras nacionales, la dominación de una clase sobre otra.

En cambio, la ilegalidad de actos de “expropiación” o de rebeldía individuales (o de grupos de individuos[4]) participa –pese a las buenas intenciones que se tengan que nadie niega- plenamente del sinfín de ilegalidades grandes o pequeñas que forman parte del funcionamiento de la sociedad capitalista. Como antes señalaba Engels, la compra venta de mercancías lleva incluida el timo y el robo de tal forma que las grandes superficies y los grandes almacenes aumentan los precios en función de un porcentaje de los robos que sufren. En toda sociedad dividida en clases, la ley incluye la ilegalidad, las normas morales su violación, de la misma forma que la riqueza necesita la pobreza como condición misma de su existencia.

Una lucha efectiva contra el capitalismo y contra la cantidad infinita de “daños colaterales” que genera en todos los órdenes de la vida humana y social (entre ellos el cada vez más acuciante problema de la vivienda) solo puede ser eficaz si se concentra en desarrollar la lucha unitaria, autónoma y revolucionaria de la clase obrera. Esta lucha –en contra del tópico imperante y que un asistente nos reprochó- no es únicamente económica. Engels defendió que la lucha del proletariado tiene 3 dimensiones inseparables: lucha económica, lucha ideológica y lucha política, las 3 forman un todo unida que es la lucha histórica del proletariado por emancipar a la humanidad del yugo destructor del capitalismo.  Es esa lucha en 3 dimensiones a la que hay que contribuir con un esfuerzo de actividad, reflexión, organización, por parte de jóvenes y veteranos de nuestra clase.

Smolni 14-5-04

[1] En 1989 escribíamos en nuestra Revista Internacional nº 57: «En Estados Unidos hay ahora millones de trabajadores (el 15% de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza), en su mayor parte asalariados de jornada completa, que se han transformado en vagabundos sin hogar, obligados a dormir en las aceras, en los cines pornográficos o en los coches, por la imposibilidad de pagar un alquiler» (artículo La Descomposición del Capitalismo). Este fenómeno no ha cesado de agravarse y extenderse desde entonces.

[2] Estos “éxitos” son más bien la excepción. El destino de la mayor parte de ocupaciones es el fracaso y el desalojo. Con ello se queman muchas energías revolucionarias como apuntó claramente un asistente en su intervención muy crítica contra tales acciones

[3] No abordamos aquí por qué la lucha del proletariado es violenta y por qué sin embargo está violencia –colectiva y consciente- nada tiene que ver con el terror y el terrorismo. Ver a este propósito “Violencia de clase, terror y terrorismo” en REVISTA INTERNACIONAL números 14 y 15.

[4] Que es lo que los anarquistas bienintencionados llaman lucha colectiva.

 

 

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Lenin un combatiente del proletariado y no el iniciador del estalinismo

Antes de darse a conocer por el establecimiento de un terror policial sin precedentes en la historia, el estalinismo empezó su carrera como defensor de la teoría de «la construcción del socialismo en un solo país». Desde 1925 Stalin fue el portavoz de esta concepción, absolutamente contraria a lo que el movimiento obrero había defendido previamente. El movimiento de la clase obrera presentó desde sus comienzos su vocación internacionalista. Como escribió Engels en 1847: «...la revolución comunista no será una revolución meramente nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países civilizados en forma simultánea (...) Asimismo ejercerá una considerable influencia sobre los restantes países del mundo, modificando por completo su modo de desarrollo de hasta ese momento y acelerándolo en gran medida. Es una revolución universal y por ello se desarrollará también en un terreno universal.» («Principios del comunismo», Obras de Marx y Engels, Grijalbo, Barcelona 1978, Pág. 115).

Lenin: defensor ejemplar del internacionalismo proletario

Por esta razón, la tesis del «socialismo en un solo país» fue una verdadera traición a los principios básicos de la revolución comunista. Esta teoría, que Stalin presentó como uno de los «principios del leninismo», constituía exactamente lo opuesto de la posición de Lenin: «La revolución rusa es sólo un destacamento del ejército socialista mundial, y el éxito y el triunfo de la revolución que hemos llevado a cabo depende de la acción de ese ejército. Este es un hecho que ninguno de nosotros debería olvidar (...). El proletariado ruso es consciente de su aislamiento revolucionario y ve claramente que su victoria es absolutamente condicional y depende fundamentalmente de la intervención unida de los obreros de todo el mundo» (Informe presentado en la Conferencia de Comités de Empresa de Moscú, 23 de Julio 1918).

El internacionalismo intransigente de Lenin fue una constante a lo largo de su vida. Pero se expresó particularmente en 1907, durante el Congreso de Stuttgart de la Internacional Socialista, cuando junto con Rosa Luxemburgo, Lenin encabezó la lucha por que los delegados aceptaran una tajante enmienda a la resolución contra la guerra imperialista. Igualmente, Lenin participó activamente en el combate de la Izquierda de la Internacional para asegurar que el Congreso extraordinario de Basilea en 1912, hiciera una clamorosa declaración contra la amenaza de guerra. Pero fue durante la Iª guerra mundial, cuando el internacionalismo de Lenin dio su verdadera medida. Su denuncia de los «social chovinistas», pero también de los “centristas” que sólo se oponían a la carnicería imperialista con peroratas pacifistas, fue una de las páginas más luminosas de la historia del movimiento obrero. En particular en Zimmerwald, en septiembre de 1915, Lenin fue el animador de la izquierda de la conferencia, reagrupando los delegados de las diferentes corrientes socialistas que se oponían a la guerra. Su posición se distinguía de la del Manifiesto que adoptó la Conferencia, afirmando claramente que «la lucha por la paz sin acción revolucionaria, es una frase vacía y fraudulenta», y también llamando a «transformar la guerra imperialista en guerra civil», que fue la consigna concreta que recogieron las resoluciones de Stuttgart y Basilea.

El internacionalismo de Lenin no dejó de brillar con la victoria de la revolución en 1917, a la que, al contrario, consideró como el primer paso de la revolución mundial. Por eso jugó un papel determinante, junto a Trotsky, en la formación de la Internacional Comunista, en Marzo 1919. Correspondió a Lenin redactar uno de los textos fundamentales del Congreso de fundación: las «Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado».

En ese momento la IC no tenía nada que ver con lo que llegaría a ser después bajo el control de Stalin: un instrumento de la diplomacia del Estado capitalista ruso, y la punta de lanza de la contrarrevolución a escala mundial.

Pero la vida militante de Lenin no se limita a su inflexible internacionalismo. Prácticamente sobre cada cuestión importante que se planteó a la clase obrera, la posición de Lenin figuró entre las más claras y las más intransigentes.

El combate de Lenin por la revolución

Desde el comienzo de su actividad militante a finales del siglo XIX, Lenin se distinguió en el movimiento socialista en Rusia por la profundidad de su lucha contra el “populismo” y el “socialismo agrario”. Durante años esta corriente había argumentado que sería la acción de pequeñas minorías de insurgentes intelectuales, adeptos a las acciones terroristas, lo que provocaría la eliminación del yugo del zarismo, y había idealizado a los campesinos como agentes de la regeneración de la sociedad rusa. En 1917-18 los descendientes de esta corriente estaban con los “Socialistas Revolucionarios” del lado de la burguesía. Contra esto, Lenin planteó la visión marxista, que afirmaba que el proletariado era la única clase, no sólo capaz de conducir el derrocamiento del zarismo, sino también de plantear una alternativa al capitalismo, la revolución socialista. Durante este mismo periodo, Lenin estuvo también a la vanguardia de la lucha contra el “marxismo legal”, que con el pretexto de la necesidad  del desarrollo capitalista en Rusia como condición de la formación de un proletariado fuerte, se arrojó en brazos de la burguesía liberal.

A principios del nuevo siglo, Lenin continuó este combate, cuando se opuso (en particular en el «¿Qué hacer?») al oportunismo de los “Economicistas”. Esta era una corriente de la socialdemocracia rusa que fomentaba las ilusiones reformistas que pesaban en los obreros. Frente a esto Lenin defendió la necesidad vital de una lucha política por el desarrollo en el proletariado la conciencia de sus objetivos revolucionarios a largo plazo. Encontramos esa misma determinación en el IIº Congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en 1903, en la defensa que hicieron Lenin y los Bolcheviques del partido revolucionario como un órgano de combate compuesto de militantes convencidos y determinados. En estas circunstancias, Lenin se opuso a los Mencheviques, que defendían una concepción confusa y oportunista, una forma de ideología pequeño burguesa característica de elementos intelectuales, para quienes la acción revolucionaria se ve como una especie de “hobby”. Este combate contra los Mencheviques continuó durante la revolución de 1905 en Rusia. Estos, considerando que las condiciones para la revolución proletaria no estaban aún maduras en este país, no tenían otras propuestas para los obreros que apoyar a la burguesía “democrática”. Es cierto que Lenin y los Bolcheviques no fueron muy claros sobre la naturaleza de la revolución de 1905 – la vieron como una revolución democrático burguesa contra el zarismo más que como un “ensayo” de la revolución proletaria -, pero tuvieron el mérito de postular la necesidad de que el proletariado preservara y defendiera firmemente su independencia y sus intereses de clase. Más aún, en el curso de esta revolución, Lenin fue uno de los primeros (junto a Trotsky) que entendió, en contra de la mayoría de los Bolcheviques (particularmente Stalin), que los Soviets, los Consejos obreros que la misma clase obrera había hecho surgir en su lucha, constituían los órganos de la toma del poder, «la forma al fin encontrada de la dictadura del proletariado».

Tras el aplastamiento de la revolución, cuando la desmoralización y el desarraigo pesaban como una losa en la clase obrera y su vanguardia, y en el partido se desarrollaba una corriente de “liquidadores” que tendía a renunciar a la necesidad de la organización política para el proletariado, Lenin se encontró de nuevo a la cabeza del combate por la defensa de la organización. Así, como en 1903, su lucha por la construcción de una organización militante, complementaba la lucha por la independencia de clase del proletariado.

Como ya hemos visto, encontramos esta lucha permanente de Lenin durante la guerra mundial, que analizó como una manifestación de la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia, que ponía al orden del día la revolución proletaria internacional. Esta lucha se intensificó obviamente de nuevo cuando estalló Febrero 1917 en Rusia.

Tan pronto como Lenin pudo volver al país, emprendió el combate por la preparación de la revolución comunista. En particular sus “Tesis de Abril” constituyeron el verdadero programa de la revolución: ningún apoyo, ni siquiera “crítico”, a la guerra imperialista ni al Gobierno provisional burgués que se implantó tras la revolución de Febrero; sólo el derrocamiento del capitalismo podía poner fin a la guerra; contra la república parlamentaria; todo el poder a los Soviets; necesidad de una propaganda paciente del partido entre las masas obreras para convencerlas de estas necesidades; por la creación de una Internacional revolucionaria contra los social chovinistas y el “centro”. Lenin tenía que llevar primero este combate en el seno del partido Bolchevique que, bajo la dirección de Kamenev y Stalin, se había alineado con los Social Revolucionarios y los Mencheviques en apoyo del Gobierno provisional. Apoyándose en la base obrera del partido, consiguió ganarlo a sus posiciones y armarlo políticamente para la revolución. Después de esto, todas las acciones de Lenin consistieron en preparar las condiciones para una insurrección victoriosa, incluyendo su oposición a una insurrección prematura en Julio. Pero cuando la situación estuvo madura, emprendió de nuevo una lucha determinada por la inmediata toma del poder por los Soviets. Al mismo tiempo redactó su obra fundamental, «El Estado y la Revolución», en la que reestablece la concepción marxista del Estado, que había sido completamente falsificada por los oportunistas. Lenin insistió en que la clase obrera no podía usar el Estado burgués para sus propios fines; que tenía que destruirlo de arriba abajo e implantar la dictadura del proletariado organizado en Consejos obreros. Esta dictadura de clase tiene que ejercerse sobre el Estado del periodo de transición. Este “semi-Estado”, utilizando el término que acuñara Engels, tiene que estar dedicado, no a reforzarse, sino a extinguirse a medida que la revolución se acerca a su victoria final. El proletariado, organizado de manera autónoma, vigilaría que los funcionarios elegidos estuvieran permanentemente controlados, para que pudieran ser inmediatamente revocados si se apartaran del mandato recibido. El proletariado no puede tolerar jamás ningún privilegio en el seno de este Estado. Esto es lo opuesto del Estado policial, del terror sobre las masas explotadas, de los privilegios de los burócratas, que fueron característicos del estalinismo. De hecho, la diferencia entre el leninismo y el estalinismo fue la diferencia entre la revolución y la contrarrevolución.

Más aún, tras la toma del poder por los Soviets en Octubre de 1917, Lenin emprendió la lucha contra las primeras manifestaciones de lo que iba a ser el estalinismo.

El combate de Lenin contra el ascenso del estalinismo

La guerra civil desencadenada por los “ejércitos blancos” con el apoyo de la burguesía mundial, el colapso económico y el hambre resultante, el trágico aislamiento en que la derrota del proletariado mundial sumió a la revolución en Rusia, sólo podían llevar a un callejón sin salida. El Estado que surgió tras la revolución escapaba cada vez más del control de una clase obrera extenuada por la guerra civil y la catástrofe económica; y tendía progresivamente a absorber a un partido bolchevique en el que cada vez tenía mayor peso la burocracia. Stalin era realmente el representante más eminente de esta capa de burócratas cuyo poder y privilegios nacientes estaban en oposición a la revolución a escala mundial. Por esa razón se hizo el “muñidor” del «socialismo en un solo país»: ya no se trataba de hacer de Rusia una palanca de la revolución internacional, sino de desandar el camino, dirigiéndose hacia el reforzamiento de la economía nacional y el Estado nacional. Y en un mundo dominado por el capitalismo, ambos tenían que desarrollarse necesariamente en el terreno capitalista. La derrota internacional del proletariado sólo podía llevar a la contrarrevolución burguesa en Rusia. Stalin y su banda se convirtieron en agentes de esta contrarrevolución. Y en Rusia, ésta tomó la forma más bárbara que pueda imaginarse: terror policial, deportaciones masivas, los “Procesos de Moscú” contra los viejos líderes del Partido, la exterminación de toda la generación de 1917... la verdadera motivación de todo esto era la necesidad de borrar completamente hasta la mínima traza que pudiera recordar el espíritu y la grandeza de Octubre.

Antes de su muerte en 1924 (de hecho estaba inválido desde 1923), Lenin no podía haber imaginado lo que llegaría a ser el estalinismo. Sin embargo, era consciente de un cierto número de peligros que empezaban a surgir. Así, desde 1920, en el debate en el Partido Bolchevique sobre los sindicatos, Lenin afirmaba que «Tal y como es hoy nuestro Estado, el proletariado tiene que defenderse, y debemos usar estas organizaciones obreras (los sindicatos), para defender a los trabajadores de su Estado...» (Los sindicatos, la situación presente y los errores de Trotsky, 30.12.1920). Cerca del fin de su vida, Lenin advirtió del peligro de la gangrena burocrática, aunque fuera incapaz de proponer una respuesta efectiva a este ineluctable fenómeno. De manera similar, los últimos días de su vida activa intentó (particularmente en su “Testamento” del 4 de Enero de 1923) expulsar a Stalin de su puesto de Secretario General, donde estaba acumulando un poder enorme del que abusaba de forma brutal. Pero este intento fue en vano: Stalin ya controlaba la situación, aunque aún no era el sangriento tirano en que se convertiría después.

Hoy la mayoría de plumíferos de la burguesía – estableciendo una identidad entre el estalinismo y el comunismo- meten a Stalin, Lenin y Marx en el mismo saco. Como todos los revolucionarios, como el mismo Marx, Lenin cometió errores. Pero igual que sólo podemos criticar los errores de Marx situándolos en el marco del Marxismo, sólo podemos criticar los errores de Lenin partiendo de la considerable contribución que hizo al movimiento obrero, tanto a nivel teórico como práctico. Igual que ante el conjunto del marxismo, el proletariado tendrá que apropiarse de esta contribución de nuevo para poner fin a la barbarie capitalista y progresar hacia una sociedad comunista.

FM

Historia del Movimiento obrero: 

Acción Proletaria nº 177, 15 Julio - 15 Septiembre

15 años después del hundimiento del bloque del Este

El hundimiento del estalinismo debía significar, supuestamente, el fin de la barbarie. La evolución sangrienta de la realidad demostró muy rápidamente lo contrario. Desde comienzo de los años 1990 la barbarie se instaló como realidad permanente en la vida de la sociedad, generalizándose al conjunto del planeta, golpeando de manera cada vez más ciega y extendiéndose progresivamente a las grandes metrópolis capitalistas. Esta realidad nos situó en la entrada del capitalismo en la fase última de su decadencia: la de su descomposición acelerada. En lugar de un enfrentamiento imperialista encerrado en el corsé de hierro de los bloques imperialistas soviético y americano, se comenzó a instalar una lógica guerrera radicalmente diferente, una lógica donde cada país capitalista defendía sus propios intereses al margen de cualquier alianza estable con un Estado imperialista dominante. Caos, pérdida de control, anarquía en aumento y aceleración de la descomposición son su dramática concretización.

El capitalismo confrontado a su fase de descomposición

En 1991 la guerra del Golfo concretizó por vez primera vez la apertura a lo grande de las puertas del nuevo desorden mundial, aunque este conflicto permitió momentáneamente a los Estados Unidos reafirmar su papel de primera potencia. Entonces fue el propio gobierno americano quién provocó esta guerra, cuando su embajadora April Glaspie hizo creer a Saddam Hussein que un eventual conflicto entre Irak y Kuwait sería considerado un problema “interno del mundo árabe”, fingiendo que los USA se desentenderían de la cuestión. Induciendo a Saddam Hussein a que invadiera militarmente Kuwait, los Estados Unidos obtenían el pretexto para una intervención militar masiva. Para el imperialismo americano, esta guerra fue el instrumento de la reafirmación brutal de su autoridad sobre las principales potencias rivales como Alemania, Francia y Japón que, después de 1989 y del hundimiento del bloque soviético, tendían cada vez más claramente a defender sus intereses imperialistas desarrollando una política creciente de contestación del liderazgo americano. Es indudable que en esta época la potencia americana consiguió una victoria de dimensión mundial. Se permitieron el lujo de dejar a Saddam Hussein como señor de Bagdad con el fin de que Irak no cayera en un caos total como ocurre en la actualidad. Pero esta victoria no podía ser más que de corta duración. Lo mismo que ningún apaciguamiento duradero puede darse en el plano de la competencia económica, las tendencias centrífugas del “cada uno para sí” de cada potencia imperialista ganan en amplitud, obligando de nuevo inexorablemente a los Estados Unidos a utilizar su supremacía militar, con el fin de tratar de frenar la contestación creciente a su autoridad. Así anuciamos en 1991: “... sobre el plano político y militar o sobre el plano económico, la perspectiva no es la paz y el orden sino la guerra y el caos entre naciones...” (Revista Internacional nº 66, artículo “El caos”). Esta tendencia a la descomposición del capitalismo y al debilitamiento del liderazgo americano han proseguido y se han confirmado a lo largo de los años 1990. Sólo algunos meses después de la primera guerra del Golfo, se desencadeno de nuevo la barbarie que llevaría en 1992 al incendio total de la región de los Balcanes. Fué Alemania la que, animando a Eslovenia y Croacia a proclamar su independencia frente a la antigua confederación yugoslava, hizo saltar por los aires a este país y jugó un papel primordial en el desencadenamiento de la guerra en 1991. Frente al empuje del imperialismo alemán, las cuatro grandes potencias (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia) sostuvieron y alentaron al gobierno de Belgrado a llevar una contraofensiva particularmente mortífera. Sin embargo, el debilitamiento histórico de Estados Unidos ya en marcha en 1991 le condujo a cambios de alianzas sucesivos traduciéndose por su apoyo a Serbia en 1991, a Bosnia en 1992 y a Croacia en 1994. Los Balcanes se transformaron entonces irremediablemente, como Afganistán algún tiempo más tarde, en un verdadero lodazal hecho a base de guerras civiles permanentes. Actualmente en Afganistán, ninguna autoridad local o americana, puede ejercer fuera de la capital Kabul. Los años 1990 conocieron una generalización progresiva del caos, expresión de la evolución de la descomposición de la sociedad capitalista, descomposición que conoció una violenta aceleración a comienzos de los años 2000.

Un mundo que se hunde en la anarquía y la barbarie

Es imposible describir la situación actual de Irak. El semanario francés Courrier International del 14 de Junio titula: “Irak: la violencia constante”. La jornada del jueves 24 de Junio es un ejemplo dramático del estado de guerra civil en el cual se encuentra enfangado Irak. Este día, hubo más de siete atentados únicamente en la ciudad de Mosul, ocasionando oficialmente al menos 100 muertos. Al mismo tiempo, los enfrentamientos armados proseguían en numerosas ciudades iraquíes como Bakuba o Nayaf. Tras transferir el poder al nuevo gobierno iraquí, el país sigue hundido en un caos total, una anarquía generalizada donde las fuerzas políticas y militares no pueden más que controlar zonas geográficamente limitadas. El primer ministro iraquí Ayad Alaui se esfuerza en anunciar, con un gran esfuerzo publicitario, que tomará personalmente en su mano la lucha contra la violencia, y esto después del aumento de los enfrentamientos militares, atentados y otros sabotajes de oleoductos, pasando por las capturas de rehenes finalizando muy a menudo con los asesinatos sangrientos. La decapitación de los prisioneros, filmadas y proyectadas en todas las pantallas del mundo, se han convertido actualmente en una práctica corriente. Tortura y terrorismo han formado siempre parte de los conflictos armados de la historia, pero quedaban como fenómenos secundarios. Esta degradación de las reglas de los enfrentamientos es sin ninguna duda una de las expresiones mayores de la aceleración de la descomposición del sistema capitalista.

La perspectiva en este país no puede ser más que una desestabilización creciente. El debilitamiento, y la pérdida de control de Estados Unidos son patentes. El New York Times declara: “...Las fuerzas de la coalición no solamente no pueden asegurar la seguridad de la población iraquí, sino igualmente realizar otro objetivo designado como prioritario por la administración provisional: el restablecimiento total de la electricidad antes del comienzo de los calores del verano...”. En Irak actualmente, falta de todo, hasta el agua potable, a una población enfrentada a unas condiciones de supervivencia espantosas. Cada vez con mayor claridad, kurdos, chiitas, sunnitas expresan sus intereses propios y divergentes. Además, un fenómeno nuevo está generalizándose: la aparición de bandas armadas, fanatizadas, pasando a la ofensiva armada contra los intereses de Estados Unidos fuera de todo control asumido por las organizaciones étnicas o religiosas nacionales. Antes mismo de que esté en marcha, el gobierno provisional aparece totalmente impotente y desacreditado.

El Washington Post afirma: “...Aunque la administración Bus ha prometido muchas veces que los iraquíes recuperarían su soberanía completa, está claro que son los oficiales americanos los que se reservan el dominio completo sobre la cuestión esencial de la seguridad”. La perspectiva es la de un hundimiento creciente de la potencia americana en el lodazal iraquí, su incapacidad para dominar militarmente la situación en Irak es manifiesta. Este debilitamiento acelerado se ha evidenciado por la obligación para los Estados Unidos de pasar por la ONU, un proyecto de resolución americano-británico propuesto a fines de mayo al Consejo de Seguridad proponiendo, entre otras cosas, el envío de fuerzas multinacionales bajo mando americano. Este recurso obligado a la ONU por la administración americana es la manifestación directa de su incapacidad para asegurar el dominio por las armas de un país tan débil como Irak. Detrás de las primeras declaraciones de fachada se percibe el apetito de las otras grandes potencias que quieren aprovechar rápidamente cada retroceso de Estados Unidos para defender sus propios interéses imperialistas. El 27 de mayo, China difundió un documento apoyado por Rusia, Francia y Alemania declarando objeciones y proponiendo cambios importantes a esta resolución. Sobre todo que el gobierno interino debía gozar de la “plena soberanía sobre las cuestiones económicas, de seguridad, de justicia y diplomáticas”. También, estas potencias han propuesto que el mandato de la fuerza multinacional en Irak se acabe a finales de enero de 2005 y que el gobierno provisional sea consultado para las operaciones militares con la exclusión de las medidas de autodefensa. De hecho, este documento, directamente dirigido contra Estados Unidos, demuestra que la única preocupación de las grandes potencias es hundir y debilitar tanto como sea posible a la primera potencia mundial sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias que tal enfrentamiento puede traer para la población iraquí y para toda la región.

Asistimos actualmente a una desestabilización del conjunto de Asia del Sudoeste. En Arabia Saudita, los atentados atribuidos a Al-Qaeda se multiplican, manifiestan el enorme aumento de las tensiones entre el régimen de Ryad y los elementos Wahabitas cada vez más numerosos y fanatizados. La virulencia de los dirigentes chiitas iraquíes pueden tener repercusiones en la estabilidad de Irán. En cuanto a Turquía, la tensión es particularmente fuerte. A principios de junio, el PKK (partido de los trabajadores kurdos) ha anunciado que pone unilateralmente fin al “cese del fuego” en la guerra contra el estado turco. La Neue Zueriche Zeitung del 3 de junio informa que “círculos del ejército turco piensan que centenares de rebeldes armados del PKK se han infiltrado en Turquía desde el norte de Irak”. El mismo diario señala que “un nuevo desencadenamiento de la guerra puede ser devastador para el conjunto de la región”.

Por otro lado, después de la llegada de la administración Sharon al poder en Israel, la situación en Oriente Medio no ha hecho más que hundirse en una guerra permanente y aumentar las masacres de la población. Detrás del proyecto de un gran Oriente Medio, de una hipotética retirada de los israelíes de la banda de Gaza y de una ocupación militar creciente de Cisjordania, se materializa al igual que ocurre con Estados Unidos una política de huida hacia delante por parte del gobierno israelí. Es patente que la lógica guerrera toma de forma absoluta la iniciativa a otras modalidades de defensa de los intereses nacionales israelíes. Esta política, suicida en el tiempo, provoca un aumento de las tensiones entre Israel y Egipto, el único aliado, después del estado hebreo, que queda a Estados Unidos en la región. De hecho, la administración americana influye cada vez menos en la orientación de la política guerrera israelí. Esto traduce la incapacidad actual de Estados Unidos para jugar su antiguo papel de gendarme mundial. Esta realidad no hace más que expresar al más alto nivel la pérdida de control de todas las otras grandes potencias en las zonas que tratan de mantener bajo su influencia.

Las incursiones militares desencadenadas en Ingushetia en la noche del 21 al 22 de Junio que han causado al menos 48 muertos, entre ellos el ministro Kostoiev, nos indica que el conjunto de repúblicas del sur de la URSS, y no sólamente Chechenia, tienden a hundirse en la anarquía y la guerra civil. En cuanto a Francia, y esto después de su participación activa hace diez años en las masacres de más de un millón de personas en Ruanda, tiene que constatar actualmente su propia impotencia. Los Tutsis están en esta mitad de junio de nuevo en el centro de un conflicto que golpea de lleno a la república del Congo. Le Soir (diario belga) del 4 de junio afirma: “Los incidentes al este del país hacen pensar lo peor a numerosos observadores: el resurgimiento de la guerra en una región martirizada por los conflictos fronterizos, políticos y étnicos sangrientos”.

La descomposición del capitalismo: una realidad en plena aceleración

Los atentados terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York habían llevado a Estados Unidos a afirmar que perseguirían el terrorismo hasta en los últimos rincones del planeta, llevando la democracia y la paz. El resultado actualmente se inscribe con letras de sangre por todo el mundo. La anarquía total que vemos en Irak y que se extiende progresivamente a todo el Sudoeste de Asia manifiesta la pérdida de control en aumento por las grandes potencias de este mundo de la marcha general de la sociedad. La dinámica de la guerra en Irak no es más que un ejemplo dramático y bárbaro de lo que espera a toda la humanidad si la clase obrera deja al capitalismo realizar su única perspectiva. El engranaje al que están encadenadas todas las potencias capitalistas, incluso las más fuertes, no puede más que producir cada vez más dramáticamente guerras como la que se está desarrollando en Irak. Esta barbarie en plena evolución ha alcanzado al corazón de Europa, con los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid donde el objetivo era la mayor masacre posible de la población obrera. Es importante que el proletariado comprenda que, contrariamente a lo que tantas veces nos hace creer la burguesía, esta evolución guerrera, totalmente irracional y bárbara, no es debida a la locura de algunos dirigentes del mundo. Es por ejemplo de notoriedad pública que J.Kerry, el candidato demócrata a las próximas elecciones presidenciales americanas, no tiene ninguna alternativa que proponer a la actual orientación en política exterior de la administración Bush. Cualquiera que sea el resultado de estas elecciones, el fondo de la lógica imperialista americana no será modificado en nada. La huida hacia adelante militar por parte de Estados Unidos para rechazar su debilitamiento histórico y su pérdida de control sobre el mundo es un hecho totalmente irreversible. El desorden mundial actual no es debido, como afirma la propaganda de la burguesía a un fanático religioso llamado Bin Laden o a una administración americana compuesta de otros fanáticos de la guerra a ultranza como Rumsfeld o Wolfowitz. Bien al contrario, es la quiebra en curso del capitalismo mundial, la que lo pone en una lógica de guerra totalmente irracional, la que determina la evolución de los hábitos de la burguesía y los equipos gobernantes de los Estados. En este sentido, el capitalismo tendrá cada vez más en el porvenir que llevar al poder a las fracciones de la burguesía más fanatizadas, incluso dentro de las grandes potencias de este mundo. Como los marxistas han afirmado siempre, sólo el proletariado porta con él la fuerza capaz de destruir el capitalismo y de impedir que el mundo se hunda en la peor de las barbaries. La clase obrera debe guardar en su memoria que la revolución proletaria en Rusia en octubre de 1917 fue la que puso fin a la primera carnicería mundial.

Tino

Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

A propósito de algunas discusiones sobre el 11-M

En ese esfuerzo por comprender estos terribles acontecimientos, tanto en las Reuniones Públicas en la que hemos abordado este asunto, como en algunas de la cartas que hemos recibido, algunos compañeros nos han expresado sus matices o desacuerdos con los artículos que hemos publicado recientemente. En particular, algunos compañeros han insistido en la necesidad de precisar que queremos decir cuando denunciamos el terrorismo y la brutal explosión de violencia que vivimos, ya que la burguesía aprovecha estos acontecimiento para “rechazar” todo tipo de violencia, venga de donde venga, por lo que la denuncia del terrorismo podría hacernos parecer cómplices de las campañas antiterroristas organizadas por el Estado. Ante todo queremos saludar esas contribuciones y animar a otros compañeros a que participen en esta discusión. Por nuestra parte, queremos seguir aportando otros elementos para comprender históricamente estos problemas y por ello, queremos precisar más concretamente el marco en el que los situamos para comprenderlos desde la perspectiva de la clase obrera.

La mentira de la violencia genérica y la realidad del terror capitalista, el terrorismo y la violencia de clase del proletariado

Desde hace décadas nuestra Corriente ha desarrollado un esfuerzo teórico y político para restablecer la visión marxista sobre el problema de la violencia en el enfrentamiento entre las clases a lo largo de la historia y concretamente en el capitalismo ya que “...las relaciones sociales entre las clases lo son obligatoriamente de oposición y antagónicas, o sea de lucha...”. De hecho, en Octubre de 1.978, adoptamos una Resolución sobre Terror, Terrorismo y Violencia de Clase que se planteaba como objetivo “...establecer un marco, una visión de conjunto que permita abordar estos problemas desde un punto de vista proletario y no por medio de afirmaciones simplistas como que la ´violencia es violencia` , ´la violencia es el terror`, ´decir que la violencia no es terror es pacifismo`, etc...o sea las afirmaciones de la casuística de que ´el fin justifica los medios`...” (Revista Internacional nº 15, pag.19). Y tanto ayer, como hoy la primera cuestión a señalar para responder a las trampas de la ideología burguesa sobre los fenómenos de violencia entre clases en la sociedad es señalar que “..hablar de violencia en general, en términos generales sin hacer referencia a las condiciones concretas, a los períodos históricos, a las clases que los ejercen, significa no entender absolutamente nada de su contenido real, de lo que la transforma en cualidad diferente y específica en las sociedades de explotación y el porque hay una diferencia cualitativa entre violencia y terror....” (Revista Internacional nº 14,pag 8). Por esta razón, nosotros siempre hemos denunciado las campañas ideológicas de la burguesía sobre el terrorismo-antiterrorismo y hemos diferenciado siempre la naturaleza de la violencia de clase del proletariado del terror del Estado burgués y del terrorismo de la pequeña burguesía en sus diferentes expresiones. Hablar de violencia en general, de violencia en sí misma y no distinguir radicalmente que clase la ejerce, con que medios y con que objetivos históricos supone “....ocultar todo lo que distingue y opone a ambas clases, no en las nubes especulativas, sino en la mismísima realidad de sus prácticas respectivas. A fuerza de identificarlas en sus prácticas, acaba por imponerse de hecho una identidad de los sujetos mismos, entre la burguesía y el proletariado para llevarnos a la aberrante conclusión de que por un lado nos encontramos ante dos clases cuya esencia es diametralmente opuesta y sostener, por otro lado que esas dos clases tienen en realidad una práctica idéntica....” (id, op. cit). En ese sentido siempre hemos afirmado y afirmaremos que “...el terror no es tal o cual acto de violencia episódico y circunstancial. El terror es un modo particular de la violencia, inherente a las clases explotadoras. Es una violencia concentrada, organizada, permanente y especializada, mantenida en constante desarrollo y perfeccionamiento para así perpetuar la explotación....es la violencia de una clase minoritaria contra la gran mayoría de la sociedad,.....violencia que se perpetua y perfecciona hasta el punto de encontrar su razón de ser en si misma y,....necesita un cuerpo cada vez más especializado, más separado de la sociedad y encerrado en si mismo, para imponer con la mayor brutalidad posible su férula sobre el conjunto de la sociedad....”. Tal es la realidad y la práctica que se esconde tras los ropajes del llamado “Estado democrático” que permanentemente nos invitan a defender, y al que los obreros tendríamos que confiar nuestra seguridad como “ciudadanos libres”. Y ante la realidad y la práctica del Terror del Estado siempre hemos defendido que “...la fuerza invencible de la clase obrera no residirá tanto en la fuerza física y militar, y menos aún en la represión. Su capacidad para movilizar a las más amplias masas, para asociar a la mayoría de las capas y clases trabajadoras no proletarias a la lucha contra la barbarie capitalista. Su fuerza reside en su toma de conciencia y en su capacidad para organizarse de manera autónoma y unitaria, en la firmeza de sus convicciones y en el vigor de sus decisiones. Estas son las armas fundamentales de la práctica y de la violencia de clase....” (id, op. Cit.).

Pero en la sociedad existen más manifestaciones del enfrentamiento entre clases porque “...el proletariado ya no es la única clase que soporta los rigores del terror del Estado sobre la sociedad. El terror se ejerce igualmente sobre todas las clases y capas pequeño burguesas.....Esas capas y clases al no ofrecer alternativa histórica alguna al capitalismo, excitadas y exasperadas por la barbarie del sistema y de su terror, lo único que pueden oponerle son actos desesperados: el terrorismo. Aunque puede ser usado por ciertos sectores de la burguesía el terrorismo es esencialmente el modo de acción político, la práctica de capas y clases desesperadas y sin porvenir. De ahí que esa práctica que se pretende “heroica y ejemplar” no es más que una acción suicida. No ofrece ninguna salida y no tiene ningún efecto positivo sobre la lucha de clases y sólo sirve para entorpecer la lucha....”· (id, op. Cit). Por ello siempre hemos afirmado que “.. el terrorismo como práctica es perfecto reflejo de su contenido: las clases pequeño burguesas de las que emana. Es la práctica estéril de clases impotentes y sin porvenir...” . Esta práctica del terrorismo tiene una historia que conviene no olvidar :

  • En el siglo XIX expresaba fundamentalmente la impaciencia de sectores de la pequeña burguesía inadaptada a la evolución capitalista, por ejemplo, los narodnikis en Rusia o los anarquistas, que atentaban contra los simbolos del sistema y no masivamente contra la población.

  • A partir de la 2ª Guerra Mundial, el terrorismo va cobrando amplitud a partir de la tentativa de combatir militarmente con “movimientos de resistencia” organizados por la burguesía “democrática” contra la ocuapación nazi en Francia, Grecia o Yugoslavia. El fenómeno de la utilización de la lucha armada de minorías en los enfrentamientos imperialistas se desarrolla vigorosamente. Tras el fin de la citada guerra, continua desarrollandose a través de los llamados “movimientos de liberación nacional”, encabezados generalmente por terroristas que, con el triunfo a nivel regional de uno u otro bloque imperialista pasan de ser “apestados” a convertirse en “respetables hombres de Estado”. Tal es el caso de la OLP, el Irgún israelí, ETA, IRA. Más recientemente debemos recordar que los propios USA financiaron a Bin Laden para combatir la ocupación rusa de Afganistan. El fenómeno del terrorismo, en esa época, se inscribe en la lógica criminal de los enfrentamientos imperialistas que son los que los financian, apoyan y en ciertos casos los organizan.

  • Los atentados de 1986 en París, ponen de manifiesto el empleo directo por parte de un Estado, en este caso Irán, de atentados indiscriminados contra la población civil. Tras esto hay la tentativa de defender sus propios intereses contra la presión de las grandes potencias, como vimos más tarde en el caso de Siria o Libia. Ese fenómeno se acentúa a partir del hundimiento del bloque del Esta y la tendencia del “cada uno para si” que caracteriza la vida del capitalismo en la época de la descomposición, y lo podemos ver con la proliferación de grupos terroristas armados alimentados por el desarrollo de la descomposición. Cada vez más difícil distinguir entre guerras convencionales y terrorismo; los ejércitos regulares atacan cada vez más objetivos civiles sin valor militar, con el objeto de aterrorizar a la población (ver los bombardeos de la 2ª Guerra Mundial, o los “efectos colaterales” de los bombardeos en los Balcanes o en Irak); al mismo tiempo asistimos a un uso creciente de armas de destrucción masiva por los grupos terroristas , y a atentados que son verdaderas masacres.

En definitiva, nuestro rechazo a hablar de la violencia en general, de aceptar siquiera ese terreno vago y ambiguo de “violencia si, violencia no” que no nos permite comprender el problema en términos de clase, de práctica, de proyecto histórico nos ha permitido afirmar siempre que “...La lucha del proletariado, como cualquier lucha social, es necesariamente violenta pero la práctica de su violencia es tan diferente de la violencia de las demás clases como diferentes son sus proyectos y sus metas. Su práctica incluida la de la violencia, es acción de amplias masas y no de minorías; es liberadora, es el parto de una sociedad nueva y armoniosa, y no la perpetuación de un estado de guerra permanente e uno contra todos y todos contra uno. Su práctica no intenta perfeccionar y perpetuar la violencia, sino proscribir de la sociedad los actos criminales de la clase capitalista. Es por esto por lo que la violencia revolucionaria del proletariado no podrá tener jamás la monstruosa forma del terror típica de la dominación capitalista, o la forma del terrorismo impotente de la pequeña burguesía.....” (id. Op. Cit). En este contexto general e histórico debemos situar la reflexión sobre el significado de los recientes atentados del 11 M en España, para comprender lo que realmente representa esta nueva y brutal etapa que vivimos de “normalización del horror” .

¿Que representa el auge actual del terrorismo?

La siniestra “normalidad” con la que los ataques terroristas están convirtiéndose en moneda corriente en los últimos años y, la brutal expresión que están tomando en los últimos meses nos obliga a comprender que estamos ante la realidad de una nueva forma de guerra jamás vista hasta ahora.

“...Con la entrada del capitalismo en su fase de descomposición, hemos identificado varias tendencias que hoy aparecen enredadas en los atentados terroristas:

  • El aumento del terrorismo, de las capturas de los rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las ´leyes` que el capitalismo se había dado en el pasado para ´reglamentar` los conflictos entre fracciones de la clase dirigente.

  • El aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza....

  • ...la profusión de sectas y el resurgir del espíritu religioso, incluso en algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido....

Estas tesis que fueron publicadas en 1990, se han visto modificadas por la aparición de un fenómeno nuevo que emerge con el terrorismo llamado “islamista”: la disgregación de los propios Estados, la aparición de “señores de la guerra” que utilizan a jóvenes kamikazes, cuya única perspectiva es la muerte, para avanzar sus intereses en el tablero internacional....Ya no estamos aquí en presencia de una guerra imperialista “clásica” sino de una disgregación general de la sociedad en bandas armadas....La descomposición capitalista cobra aspectos mucho más terribles que en el pasado.” (Atentados en Madrid: el capitalismo siembra la muerte, Revista Internacional 117).

El fenómeno del terrorismo en el marco del cada uno para si que preside la descomposición del capitalismo, ha tomado una nueva y brutal forma: la de los atentados terroristas indiscriminados que amenazan permanentemente al conjunto de la población mundial y que se acerca de forma ineluctable hacia las principales concentraciones obreras del plantea. Los atentados de Madrid han sido el primer, y no el último capitulo, de esa permanentización del horror. “ ...Contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, el Estado capitalista se va a blindar cada vez más frente a las tendencias bélicas exteriores y las tendencias centrífugas interiores, y las potencias imperialistas- sean de primer, segundo o cualquier orden – no vacilarán nunca en usar en beneficio propio a los señores de la guerra o las bandas armadas terroristas...En realidad los principales responsables de todos estos acontecimientos son las principales potencias capitalistas...” (Idem, Revista Internacional 117).

Cuando desde nuestras publicaciones denunciamos sin tregua el terrorismo y todas sus nuevas manifestaciones, lo que queremos dejar bien claro son dos cosas. De un lado, la falsedad criminal que nos ofrecen los Estados como “alternativa” al desarrollo de la barbarie, es decir, abandonar la lucha como clase ante la barbarie capitalista, es decir, abandonar la lucha por acabar con la raíz de los problemas, el capitalismo en descomposición. Y, por otro lado, no dejar la menor ambigüedad acerca de que si la clase obrera no logra desarrollar su lucha histórica por la abolición del sistema, el fenómeno de este nuevo terrorismo, de esta nueva forma de la guerra del todos contra todos de los Estados capitalistas se desarrollará de forma dramática y brutal.

La clase obrera debe comprender que en sus manos, en su proyecto histórico, en la lucha por su futuro esta la única solución a la barbarie capitalista y que para ello debe avanzar en su lucha revolucionaria, incluyendo y desarrollando su violencia de clase, para ir a la raíz de los problemas de la violencia de clases que desgarra a esta sociedad.

Vyborg

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

DESDE ARGENTINA: Contribución sobre la naturaleza de clase del movimiento piquetero (I)

Luego de lo acontecido en Argentina el 19 y 20 de diciembre ([1] [2]), ha ocurrido un fenómeno que podemos denominarlo de “moda”, que ha sido impuesto por los medios masivos de comunicación, sea radio TV, diarios, etc., con relación a los piqueteros, o sea a los trabajadores desocupados.

Este hecho tampoco pasó desapercibido para las corrientes izquierdistas, sean de corte estalinista, trotskista, guevarista, etc., tanto en el plano nacional e internacional, como tampoco para grupos o tendencias del Medio Político Proletario, como los camaradas del Buró Internacional para un Partido Revolucionario (BIPR).

Los primeros se dedicaron a engañar al proletariado con falsas expectativas haciéndole creer que los objetivos y los métodos de lucha del movimiento “piquetero” contribuyen a hacerle avanzar en su lucha. Los segundos, como consecuencia de un análisis basado en premisas equivocadas, llegan a conclusiones equivocadas con relación a la naturaleza de los movimientos piqueteros en la Argentina.

La burguesía, agradecida, pues entre los disparates que se han proferido, algunos han llegado al absurdo de anunciar el nacimiento de un nuevo sujeto revolucionario: “el piquetero”, y los burgueses felices, ya que con dichos disparates desvían y desvirtúan las luchas obreras, y la consiguiente unidad de la clase obrera a nivel internacional, al descalificar a la clase obrera como UNICO SUJETO REVOLUCIONARIO, o al intentar colocar a la Argentina, o a los países periféricos como centro de irradiación de la revolución mundial en desmedro de la clase obrera de las naciones industrializadas.

Es por ello que la presente nota tiene por objetivo desmitificar el fenómeno piquetero, buceando en el interior o en “la cocina” de dichas corrientes, ver sus lados oscuros, sus miserias, que la mayoría de las corrientes de izquierda y algunas del Medio Político Proletario ocultan, con la excepción de la Corriente Comunista Internacional.

DESDE LAS MANZANERAS DE CHICHE DUHALDE HASTA LAS ASAMBLEAS PIQUETERAS:

Podría pensarse que estas corrientes de desocupados se han iniciado en estos últimos 5 ó 6 años, cuando la miseria, la desocupación y el hambre arreciaban en las grandes barriadas del Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, etc. Ello no es así: las corrientes piqueteras por más que éstas se nieguen a reconocerlo o intenten re-escribir la historia, tienen un origen diferente, y son las llamadas “Manzaneras”que comandaba la esposa del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, en la década de los 90.

Las llamadas manzaneras cumplían una doble función, una similar a los llamados comités de “defensa de la revolución” que impuso en Cuba el régimen capitalista de estado de Fidel Castro, a los efectos de un control social y político y tejer la capacidad de movilización de las amplias capas desesperadas a favor de la fracción burguesa que representaba Duhalde; y, por otro lado las encargadas del reparto de los alimentos a los desocupados (un huevo y medio litro de leche diaria), ya que por ese entonces no existían planes de desempleo, subsidios, etc.

Pero a medida que los índices de desocupación aumentaban geométricamente, y los esfuerzos del gobierno nacional para apagar los “incendios”se hacían cada vez más complicados, debido a las masivas protestas de los desocupados, las manzaneras de Chiche Duhalde – la esposa del gobernador -, comienzan a desparecer de la escena, cosa no muy difícil de hacer ya que estas carecían de estructura orgánica y solamente respondían a las órdenes directas que emitía aquella. Poco a poco fueron reemplazadas por un ramillete de organizaciones que decían representar a los trabajadores desocupados, siendo la mayoría de éstos manejados, sea por la Iglesia Católica, las corrientes políticas izquierdistas, etc.

Cuando estallaron las primeras luchas de los desocupados, la mayoría de ellos antiguos obreros petroleros de las provincias patagónicas (Neuquen) y del norte argentino (Salta), una pequeña corriente dependiente del maoísta Partido Comunista Revolucionario, la llamada Corriente Clasista y Combativa, comienza a introducir en la agenda política el tema de los desocupados y, a pesar de su comienzo tímido, poco a poco comenzó a abrirse paso, y la brecha que abrió fue lo suficientemente grande para que tendencias antagónicas entre sí, como el trotskista Partido Obrero, pudiera conformar su propio aparato de desocupados - el Polo Obrero - y sucesivamente las demás corrientes.

Estas primeras organizaciones hicieron su bautismo de fuego en Buenos Aires, a nivel masivo, con los cortes de ruta sobre la estratégica ruta 3, que une Buenos Aires con el extremo Sur de la Patagonia, lejos quedaban pequeños cortes de rutas que eran rápidamente reprimidos por las fuerzas de seguridad.

Es así que los “planes trabajar” ([3]), y los distintos subsidios que otorga el gobierno a los desocupados, y que son administrados u otorgados, sea por los consejos consultivos de las municipalidades, sea “arrancados” en las movilizaciones de desocupados controladas por organizaciones piqueteras, permitieron a la burguesía ejercer un control social y político de los desempleados a través de ellas, sean éstas de corte peronista, trotskista, guevarista, estalinista o sindical a través de la C.T.A.([4]).

Estas corrientes comenzaron a esparcirse a través de las barriadas obreras duramente castigadas por la desocupación, el hambre y la marginación, y fueron aquellas las que comenzaron sea a través de encuestas de desocupados, o cuando aquellos se acercaban al local del movimiento de desocupados, sea por la existencia de un comedor, o de un merendero infantil, como las más diversas organizaciones comenzaron a tejer su estructura, y todo ello con el dinero del estado burgués.

A los adherentes, para poder recibir el subsidio y los bolsones de comida (5 Kg), se les exigía: movilizarse tras las banderas de la organización, participar en sus actos políticos si ésta poseía una estructura política, levantar la mano votando favorablemente las proposiciones de aquel grupo al cual “pertenecía” y, además, participar en las marchas, actos etc., organizados por la corriente correspondiente. El cumplimiento de estas obligaciones queda consignado en libretas y el que falla o emite opiniones de disconformidad corre el peligro de perder los míseros $150 pesos, o 50 dólares. Además, las organizaciones extraían de los desocupados un porcentaje o una suma fija de dinero en concepto de “cotización”, este dinero es para pagar rentados([5]) de las corrientes, pagar locales en donde funcionan tanto la corriente de desocupados como el grupo político de quien depende la primera, etc. La entrega de esta cotización es de carácter obligatorio, y para tales fines, los llamados “referentes” de cada local barrial de los diversos movimientos de desocupados acompañaban a los desempleados al mismísimo banco en donde luego de cobrar, éstos últimos debían entregar el dinero.

LA NATURALEZA BURGUESA DEL MOVIMIENTO PIQUETERO

El año 2001 es el año de la mistificación piquetera y corrientes del medio político proletario como el BIPR([6]) contagiadas de la propaganda izquierdista creyeron ver un nuevo sujeto revolucionario - el piquetero -, y a las asambleas que realizaban como embriones de soviets o de consejos obreros. Nada más lejano a la realidad, la posición de dicha corriente – BIPR - en nada se diferencia con las del trotskista Partido Obrero y su Polo Obrero, a pesar de las enormes diferencias que existen entre los camaradas del BIPR y los de las otras corrientes políticas.

En dicho año, previo a las jornadas interclasistas del 19 y 20 de diciembre, la llamada “asamblea piquetero” estaba dominada por el Polo Obrero, la maoísta Corriente Clasista y Combativa, y la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat. Hoy la primera da un apoyo crítico al gobierno burgués de Kirchner, y la segunda es de absoluta su genuflexión ante la burguesía.

Las posiciones sustentadas en dichas asambleas, y las siguientes por venir, demostraron claramente la naturaleza de los diversos movimientos piqueteros, como aparatos al servicio del estado burgués. Dicha naturaleza no ha desaparecido posteriormente cuando se produjo la ruptura de la asamblea piquetera de La Matanza, entre el Polo Obrero y las otras dos corrientes, ocasionando la conformación del Bloque Piquetero.

Es necesario realizar una crítica a las posiciones adoptadas por algunas corrientes políticas con respecto al llamado “fenómeno piquetero”, el cual algunas puede estar cruzadas por posiciones oportunistas, como es el caso del BIPR, y otras por posiciones típicas del izquierdismo, como es el PO, y otras por posturas “ semi-anarquistas” como es el caso del GCI. Es cierto que hay muchas más posiciones que es necesario analizar, pero consideramos éstas como las más importantes.

Las caracterizaciones que se le dan a los desocupados, o al “SUJETO PIQUETERO” como gusta decir el Partido Obrero, es de una inmensidad tal que ya en la publicación semanal del Partido Obrero, Prensa Obrera, en su editorial firmada por su “líder máximo” –Jorge Altamira – se afirma que: “El movimiento piquetero es la expresión histórica más profunda que ha producido el movimiento obrero argentino, por lo menos desde el Cordobazo..”([7]) y, continúa expresando dicha nota: “...El movimiento piquetero es una fuerza de vanguardia, más si tenemos en cuenta en ella solamente a sus agrupamientos independientes de la burguesía, como el Bloque Piquetero nacional y la asamblea nacional de trabajadores” ([8]).

Pero el editorial del Partido Obrero, demuestra lo correcto de la posición de la CCI como la que entonces defendimos, cuando calificaba los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una revuelta interclasista, cuando expresa en la misma nota de Prensa Obrera que el objetivo del movimiento piquetero es convertirse en un movimiento de masas, entendido esto como de la masa de desocupados, de obreros activos y de todos los sectores medios que son empujados a la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, y siguiendo el razonamiento dado por el P.O., la clase obrera debe insertarse en un amplio frente interclasista, y debe luchar no en su propio terreno sino en un campo que le es totalmente ajeno.

Así también en el XIIIº Congreso del Partido Obrero, en un párrafo sin desperdicio, da a entender cual es su posición, la cual para todos aquellos que piensen que hay diferencias entre el izquierdismo, o las corrientes piqueteras más mediatizadas y el estado burgués, podrán constatar claramente lo falso de dicha premisa, cuando se dice: “El que controla la comida de las masas controla a las masas...” ([9]), o sea que a pesar de las declamaciones del P.O. por impedir que la burguesía controle a las masas al controlar los alimentos, plantea en realidad la misma actitud que la burguesía, es decir controlar los planes sociales, controlar los bolsones de comida, para poder así controlar a los desocupados. Esta actitud no es privativa del P.O., sino del conjunto y de la totalidad de las corrientes, grupos y /o agrupaciones piqueteras.

Pero también en el informe del XIIIº Congreso del PO, se denuncia algo que sirve para desmitificar a los movimientos de desocupados, cuando dicen: “El Movimiento Teresa Rodríguez acaba de aceptar un préstamo del Banco Mundial (...) una de las fracciones del Bloque piquetero acepta préstamos de entidades privadas para construir carpinterías, comedores...”([10]). Ello no es novedad alguna. Todas las corrientes aceptan préstamos bancarios, donaciones de la burguesía, como es el caso reciente del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista Argentino, que ha aceptado un millonario crédito del Banco Ciudad para la construcción de “viviendas populares”.

Estos pequeños ejemplos sirven para demostrar que los movimientos de desocupados que han ocupado los medios masivos de comunicación, sea en el plano nacional como internacional, y que llevó al imaginario de la pequeña burguesía radicalizada a pensar en el inicio de “una revolución”, de la existencia de “consejos obreros”, etc., es una falacia absoluta.

Prueba de ello son las resoluciones políticas que emanan de las llamadas Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados, Desocupados, Jubilados, que aglutina al Bloque Piquetero ( Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBa, etc.) en las distintas Asambleas Nacionales de Trabajadores (ANT), y especialmente la VIª, en donde se plantea la necesidad de un frente único que abarque a los trabajadores ocupados, desocupados, pequeña burguesía, etc., todo ello en consonancia con los constantes actos públicos que dichas organizaciones realizan con federaciones patronales, y como surge asimismo de las citas transcriptas más arriba.

Pero volviendo atrás es un despropósito las manifestaciones vertidas por el P.O. al considerar que el movimiento piquetero es el hecho más significativo del movimiento obrero desde el Cordobazo, ya que éste último así como también las luchas de carácter netamente obreras que tuvieron lugar en aquellos días no fue una rebelión popular o de neto corte o tinte interclasista, todo lo contrario, fueron combates obreros que desarrollaron comités obreros, que tuvieron a su cargo las más diversas funciones, como comités de defensa, solidaridad, etc.

LOS ERRORES DEL BIPR ANTE EL MOVIMIENTO PIQUETERO

Existe asimismo una analogía en las posiciones de las corrientes piqueteras con el BIPR, producto esencialmente de las erróneas tesis elaboradas por esta fuerza del Medio Político Proletario, que plantea un carácter más revolucionario a las naciones periféricas en detrimento de las más desarrolladas cuando expresan que: “...que la opresión y represión política..., lleva a una potencial radicalización de la conciencia en los países periféricos”([11]). Dicha posición llevó al BIPR a considerar erróneamente los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una lucha proletaria y no como en realidad ha sido un levantamiento interclasista.

Pero la analogía no concluye aquí, la VIª ANT hace un llamamiento a la “unidad socialista de América latina”, y un grupo integrante del BIPR, el Círculo Comunista Internacionalista ([12]), plantea en una nota: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas” ([13]).

El planteo indicado en los dos últimos párrafos tiene una simetría, a pesar de la diferencia existente entre el P.O. y sus socios izquierdistas del Bloque piquetero, y dicha analogía hay que buscarla en la subestimación que ambas organizaciones realizan al proletariado de los países avanzados.

La consigna lanzada en la VIª Asamblea Nacional de Trabajadores en el año 2004 en Argentina, al igual que los camaradas del Buró Internacional por un Partido Revolucionario en sus tesis, emiten declaraciones de neto tinte nacionalista, ya que no existe diferencia alguna entre el apartado intitulado “La ruta de la insurrección boliviana y el proceso de rebelión de los pueblos latinoamericanos” que plantea: “… por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, ni ALCA ni MERCOSUR, por la unidad socialista revolucionaria de América latina…”([14]), y la emitida por el Círculo Comunista Internacionalista cuando expresa, en consonancia y en forma homogénea con las posiciones políticas del BIPR: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas.”

Estas declaraciones generan una división artificial entre los trabajadores del mundo. No existe diferencia alguna entre los trabajadores de América Latina y de los países periféricos, con los de las naciones capitalistas más avanzadas, todos somos uno, todos tenemos el mismo enemigo - el capitalismo -, y para que la revolución proletaria triunfe ésta, indefectiblemente, debe tener un carácter mundial, no existen ni las excepciones nacionales ni regionales, el sólo hecho de plantear dicha consiga significa pura y llanamente una división artificial de la clase productora, en beneficio de los explotadores del trabajo obrero.

Pero las similitudes no acaban solamente con respecto a este punto. Todo lo contrario, leer las declaraciones del Bloque Piquetero y sus resoluciones en la VIª ANT, es como leer asimismo las posiciones que expresan lamentablemente los camaradas del BIPR. Veamos las mismas:

El Buró Internacional por un Partido Revolucionario plantea: “... La Argentina se ha revelado como uno de los eslabones más débiles de la cadena del capitalismo internacional, demostrando de manera elocuente el fracaso de las recetas monetaristas llevadas a cabo adelante ante todo por el imperialismo USA y su brazo armado el FMI. La furibunda explotación de la clase trabajadora argentina, la rapiña de los ahorros de tantos trabajadores y pequeño burgueses”([15]).

Esta declaración publicada en enero de 2002 en el sitio web del BIPR, pudo haber sido fácilmente adoptada por la VIª ANT dominada por los partidos izquierdistas, que son si utilizamos el lenguaje de los camaradas del BIPR el “brazo izquierdo de la burguesía”, pero lo expresado en las resoluciones y en la convocatoria a la VIª ANT no se alejan en nada del espíritu de lo dicho en el párrafo precedente, lo cual puede ser un motivo de “satisfacción” para el BIPR, cuando dicen: “…llamamos a romper con el FMI, fijando la estrategia del gobierno de los trabajadores y nos pronunciamos por la independencia y la lucha frente a la burguesía y su gobierno”. Continúa manifestando: “... establecimos una agenda de lucha real fundada en un pliego de reclamos. Este pliego planteó el aumento general de salarios del 50%, un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, la extensión de los planes de empleo a todos los desocupados,… la creación de puestos de trabajo mediante la anulación de la flexibilidad laboral, la reducción de la jornada horaria y planes masivos de viviendas populares y obras públicas (…), ruptura con el FMI, desconocimiento de la deuda externa, nacionalización de la banca y expropiación de las empresas vaciadas, sin pago…”([16]).

Estas manifestaciones están motivadas por dos hechos totalmente diferentes, los camaradas del BIRP no toman en consideración que la sobreproducción mundial que acompaña la crisis del capitalismo, particularmente en su época de decadencia, lanza a una parte creciente de la clase trabajadora fuera del proceso productivo. Es por lo tanto fundamental para una organización revolucionaria que busca intervenir en la clase trabajadora, el clarificar y comprender todo el problema del desempleo dentro de la lucha de clases ([17]).

Asimismo, las identidades que intentan establecer tanto el BIPR y las declaraciones políticas del ANT acerca de la pequeña burguesía, como capas sociales “agredidas” por el imperialismo, y que por ende son aliados del proletariado implica necesariamente desconocer las diferencias sociológicas de la pequeña burguesía, es decir su procedencia y su objetivo, así también, esta capa social lleva consigo la ideología de la burguesía con lo cual se intenta infectar al proletariado.

Cabe destacar que no se ha tomado en consideración, con excepción de la CCI, que el capitalismo mundial se halla en una fase de descomposición, y Argentina no constituye ninguna excepción, por lo que es correcto lo planteado que: “…el hecho de que partes significativas del proletariado hayan sido arrastradas en estas revueltas es de gran importancia, porque marca una pérdida profunda de la autonomía de clase. En vez de verse como proletarios con sus propios intereses obreros en Bolivia y Argentina, se ven a sí mismos como ciudadanos compartiendo intereses comunes con la pequeña burguesía y las capas no explotadoras”([18]). Pero también cabe afirmar que este hecho se produce fundamentalmente tal como rezan las Tesis sobre la Descomposición del capitalismo ([19]), dado que ideologías extrañas al proletariado han sido inyectadas en las venas de los trabajadores desocupados: como nacionalismo, la “patria grande latinoamericana” y una dosis de socialismo, eso sí todo bajo el paraguas de un gobierno obrero y popular, que no es más que una reedición remozada del burgués PT de Lula.

Un censor podrá criticarnos diciéndonos que está bien, que esa es la posición de las direcciones de los movimientos y organizaciones piqueteras, pero que lo que importa es la dinámica del proceso o del fenómeno piquetero, sus luchas, sus movilizaciones, sus iniciativas. La respuesta es sencilla. A quienes nos censuren de esta manera debemos responderles al igual que lo hicimos con el BIPR con relación a la crítica que en Revolución Comunista nº 2 ([20]), se realizó con relación a sus posiciones relativas al “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre: que las posturas que aquella corriente adoptó son simples deseos de carácter idealista. Las organizaciones piqueteras son sus líderes, sus jefes, nada más. El resto, los piqueteros con rostros cubiertos quemando neumáticos, son prisioneros de los $150 mensuales y de 5 Kg. de alimentos que el Estado burgués les otorga vía las organizaciones.

Y, como se dijo más arriba, todo ello debe ser realizado so pena de perder dichos “beneficios”. En síntesis: las corrientes piqueteras no significan en absoluto desarrollo de la conciencia, todo lo contrario es retaso en la conciencia obrera, ya que aquellos imprimen una ideología ajena a la clase obrera. Asimismo lo expresado por el P.O. de que quien maneja la comida maneja la conciencia, hace mención a una posición de la burguesía, a su lógica perversa que solamente puede llevar a la derrota de la clase obrera y de los desocupados, ya que la función del izquierdismo es eso: DERROTA DE LA CLASE OBRERA, Y LA PERDIDA DE LA AUTONOMIA DE CLASE, por más consignas “revolucionarias” que puedan adoptar.

Continuará

 

 

2Se refiere a las revueltas interclasistas que tuvieron lugar en esas fechas del año 2001. Ver Revista Internacional nº 109 el artículo “Revueltas populares en Argentina” y también en el número 117 “Revueltas populares en América Latina”

3Planes Trabajar: “Ayudas a desocupados” disfrazadas de planes de empleo organizadas por el Estado argentino.

4Central de los Trabajadores Argentinos

5Liberados, es decir, burócratas que trabajan para la organización

6 BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización proletaria. Para ver sus posiciones se puede consultar: www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm.

7Prensa Obrera nº 832, 7-1-04. “Piqueteros: de vanguardia de la lucha a movimiento de masas”

8ídem anterior

9Informe XIIIº Congreso del Partido Obrero

10ídem anterior

11“Tesis de la táctica comunista en los países periféricos” (ver sitio web www.ibrp.org)

13“El proletariado Argentino se ha erguido” (sito web www.ibrp.org)

14ANT: ver sitio web PO – www.po.org.ar

15idem Nº6

16Resolución Política VIª ANT

17Revista Internacional nº 14: “Desempleo y Lucha de clases”.

18Revista Internacional nº 117

19Ver Revista Internacional nº62

Situación nacional: 

El desmantelamiento de la Seguridad Social muestra la quiebra del capitalismo

Con su nuevo plan de «salvamento de la Seguridad social», el gobierno Raffarin se apresta de nuevo a reducir los costes del salario social. Esta vez le toca a la sanidad asumir las consecuencias de este plan de austeridad, tras los significativos ataques de la primavera pasada contra las pensiones de jubilación, y los de Enero contra las indemnizaciones por desempleo. Lejos de ser una especificidad nacional, estos ataques se desarrollan y se generalizan en el conjunto de países capitalistas que habían desarrollado el llamado «Estado del bienestar» a finales de la IIª guerra mundial para reconstruir su economía devastada, y que por eso necesitaban una mano de obra saludable. El ataque actual al sistema de asistencia médica en Francia, como el de hace unos meses en Alemania, significa el fin del «Estado del bienestar» y hace volar en pedazos el mito de los «logros sociales». Este ataque desvela que, frente a la profundización de la crisis económica, al desarrollo del paro masivo, la burguesía no puede seguir manteniendo una gran cantidad de fuerza de trabajo. La supervivencia del capitalismo pasa por una intensificación de la productividad del trabajo, la búsqueda de mano de obra lo más barata posible, reduciendo además sus gastos de mantenimiento. Para muchos proletarios esto significa la precariedad y la miseria, e incluso la exclusión definitiva del sistema de producción o la muerte, como se pudo constatar durante la ola de calor del verano pasado respecto a los más desvalidos (ancianos, discapacitados, «sin techo»).

Este ataque masivo a la asistencia sanitaria necesita una respuesta masiva y unitaria del conjunto de la clase obrera (empleados, desempleados y jubilados); pero los sindicatos y sus cómplices trotskistas y «altermundialistas» desvían la reflexión obrera sobre la quiebra del capitalismo hacia medidas ilusorias para «salvar la seguridad social». Este ataque frontal a la cobertura social significa que desaparece un nuevo sector del «Estado del bienestar» bajo los golpes de la crisis económica; pero nuestros defensores de la Seguridad social lanzan una y otra vez la misma mentira: «La Seguridad social es una conquista de la lucha obrera, ganada a finales de la IIª guerra mundial en continuidad con los logros sociales del Frente Popular de 1936». Frente a esta nueva falsificación de la historia que llevan a cabo el conjunto de fuerzas de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, es necesario restablecer la verdad, apoyándose en una breve apreciación histórica del establecimiento de la asistencia social, y después del significado de la creación de la Seguridad social en 1945, desde el punto de vista de las necesidades del capitalismo. Esta reafirmación del análisis marxista, permite comprender que lo que pretende la burguesía blandiendo los oropeles de la Seguridad social, es ocultar al proletariado la quiebra histórica del «Estado del bienestar»..

De la solidaridad política del proletariado a su encuadramiento ideológico por el Estado capitalista

Durante la segunda mitad del s XIX, en la fase de desarrollo del capitalismo, el proletariado desarrolló sus propios «fondos de huelga» o «de socorro», sus mutuas para los casos de enfermedad o despido, al principio para poder mantener la lucha por sus reivindicaciones (reducción de la jornada laboral, prohibición de la explotación de los niños y del trabajo de noche para las mujeres, etc.). Los sindicatos obreros, a menudo, gestionaban la práctica de esa solidaridad económica en el seno de la clase obrera. Pero esa solidaridad tenía un sentido político, ya que en el curso de las luchas por arrancar una mejora de sus condiciones de vida y reformas políticas, el proletariado se constituye en clase y plantea la perspectiva, cuando maduren las condiciones económicas, de la toma del poder político y la construcción de la sociedad comunista.

Con el desarrollo de la masacre de la Iª guerra mundial el capitalismo sella el fin de su expansión económica y su entrada en una fase de decadencia, que se caracteriza por una absorción de la sociedad civil por el Estadol. La burguesía tiene que imponer su dominación de clase sobre el conjunto de la vida económica, social y política, y el Estado va a encargarse de eso.

Frente a este cambio de periodo, los sindicatos van a convertirse en una fuerza de encuadramiento de la clase obrera, al servicio del capital.

«El Estado mantiene las formas de organización de los obreros (sindicatos) para encuadrarlos y mistificarlos mejor. El sindicato se convierte en un engranaje del Estado, y como tal, se interesa por desarrollar la productividad, es decir, por aumentar la explotación del trabajo. El sindicato fue el órgano de defensa de los obreros mientras la lucha económica tuvo un sentido histórico. Vaciado de su contenido antiguo, el sindicato se convierte, sin cambiar de forma, en un instrumento de represión ideológica del capitalismo de Estado y de control sobre la fuerza de trabajo.» («Sobre el capitalismo de Estado», Internacionalismo 1952, retomado en la Revista Internacional nº 21, 2º trimestre 1980)

Así el Estado se apropia directamente, o por medio de su policía sindical, de los diferentes fondos de socorro y mutuas obreras y vacía de su contenido político la noción misma de solidaridad obrera.

“ La burguesía retiró la solidaridad política de manos del proletariado para transferirla como solidaridad económica en manos del Estado. Al dividir el salario en una retribución directa por parte del patrón y una indirecta por parte del Estado, la burguesía ha consolidado la mistificación que consiste en presentar al Estado como órgano por encima de las clases, garante del interés común y de la seguridad social de la clase obrera. La burguesía había logrado vincular material e ideológicamente a la clase obrera al Estado...” ( Revista Internacional 115, pag 12).

No solamente la burguesía hace aparecer el Estado como defensor de las clases trabajadoras, sino que la tentativa de organizar los primeros seguros sociales también tiene por objetivo encuadrar al proletariado.

En la década de 1920-30, lo que impulsa el proyecto de asistencia social es la voluntad de instaurar la paz social a través de la participación de los obreros en la gestión nacional, como señala el informe Cerinda:

«En los consejos de administración de los seguros sociales se verán realizados el acercamiento y la colaboración fraternal de clases; asalariados y empresarios no defenderán intereses antagónicos; estarán unidos por un mismo pensamiento: combatir los dos grandes azotes de los trabajadores, la enfermedad y la miseria. Este contacto permanente preparará la asociación cada vez más estrecha del capital y del trabajo.» (Cita pag. 86 del libro de Bruno Palier, Gobernar la Seguridad social, ediciones PUF).

A pesar de esta voluntad política del Estado, de la patronal y los sindicatos, de poner en práctica este proyecto de seguros sociales obligatorios, hasta la IIª guerra mundial el Consejo Nacional de la Resistencia no tendrá a punto la organización del régimen general de la Seguridad social.

1945: la creación de la Seguridad social, una mistificación al servicio de la reconstrucción nacional

En el curso de la segunda carnicería mundial, la burguesía, consciente de los millones de víctimas que va a provocar el conflicto militar, y de las destrucciones y daños para la economía mundial, se aplica a dar una justificación moral a su propia barbarie.

«En un mensaje solemne al congreso pronunciado el 6 de Enero de 1941, el presidente Roosvelt fue el primero en dar una justificación moral al conflicto, asignándole esencialmente el objetivo de “liberar de la necesidad” a las masas. Ese movimiento culmina en mayo de 1944 con la declaración de Filadelfia de la Organización Internacional del Trabajo, por la que los países miembros hacen de la realización de una verdadera seguridad social un objetivo prioritario de la posguerra. En consecuencia, la seguridad social ocupa un lugar importante en los fines de guerra definidos por los Aliados.» (Historia de la Seguridad social, 1945-1967, pag. 30, Bruno Valat, Ed. Económica)

Desde 1941, Inglaterra pone en marcha el desarrollo de subsidios familiares y el “plan Beveridge” en 1942; en plena guerra, crea una cobertura social estatal para sostener el esfuerzo de guerra y la moral de las tropas. En Bélgica, es en 1944 cuando se crea un sistema obligatorio de seguridad colectiva bajo control del Estado. De igual manera, a lo largo de los años 50 el “Generalisimo” Franco puso en marcha en España el desarrollo de un raquítico Estado “social”.

En Francia, mientras una parte de la burguesía está en el gobierno de Vichy(1), la otra parte, en el exilio, con el general de Gaulle a su frente, retoma esta preocupación y declara en Abril de 1942 en un mensaje solemne a la resistencia: «La seguridad nacional y la seguridad social son para nosotros objetivos imperativos y conjugados» (Bruno Valat, Idem). Tampoco es sorprendente que el programa de marzo de 1944 del Consejo Nacional de la Resistencia, donde son mayoritarios los estalinistas del PCF, reclame un plan completo de Seguridad social, que asegure los medios de subsistencia a todos los ciudadanos.

Así, lejos de ser una victoria obrera, lo que explica el origen de la generalización de los sistemas de protección social es sobre todo la capacidad de la burguesía internacional para preveer el encuadramiento del proletariado al final de la guerra con vistas al esfuerzo de reconstrucción. Los años de posguerra son terribles para las condiciones de vida del proletariado. Los salarios están bloqueados desde la guerra y la inflación es galopante, dopada por un mercado negro floreciente; las cartillas de racionamiento, que existen desde la ocupación, se mantienen hasta 1950, incluyendo la electricidad y la gasolina. La ración de pan, que es de 200 grs en el verano de 1947, sólo llega a 250 grs. en Junio de 1948. El producto nacional ese año (1948) aún es un 4% inferior al de 1938. A los bajos salarios y la penuria alimentaria se unen unas condiciones sanitarias deplorables y una demografía catastrófica. La mortalidad infantil en 1946 es de más del 84% y la población adolescente sufre raquitismo. Frente a esta situación, la burguesía sabe que no podrá reconstruir el capital nacional con una clase obrera tan debilitada, tanto más si se tienen en cuenta las pérdidas de vidas humanas de la guerra, que hacen que la mano de obra escasee. La creación de la Seguridad social y la asistencia médico-sanitaria es pues el medio de suministrar una fuerza de trabajo y mantenerla, conforme a las exigencias de la reconstrucción. A cambio de una sobreexplotación (la duración del trabajo semanal es de 44 h. en 1946 y 45 en 1947), el proletariado va a tener acceso a una cobertura social que le permita reconstruir su fuerza de trabajo. Pierre Laroque, alto funcionario encargado de poner en marcha la Seguridad social con la ordenanza del 4 de Octubre de 1945, es explícito respecto a sus objetivos, aunque envuelva la mercancía en un celofán humanista:

«El objetivo era garantizar a la masa de trabajadores, empezando por los asalariados, una seguridad en el porvenir. Esto iba parejo con una transformación social e incluso económica: el esfuerzo que se les pedía para poner en marcha la economía había de tener una contrapartida».

Como comenta Bruno Palier: «En 1945 se precisa también una inversión política inmediata, que ha de permitir obtener la participación de los asalariados en los trabajos de reconstrucción (...) Esta dimensión del plan francés de Seguridad social, contrapartida a los esfuerzos de reconstrucción (y a la moderación de los aumentos de los salarios directos), que aparece como una especie de contrato social de la Liberación» (id.)

Frente a las críticas de ciertos parlamentarios, que estiman demasiado importante el costo financiero de la Seguridad social, el socialista Daniel Mayer, ministro de trabajo en 1949, responde: «Todo industrial considera como normal y necesario consignar en sus gastos las sumas indispensables para el mantenimiento de su material. La Seguridad social, en gran medida, representa el mantenimiento del capital humano del país, que es tan necesario para los empresarios como las máquinas. En la medida en que la Seguridad social contribuye a conservar el capital humano, a desarrollar ese capital, aporta una ayuda a la economía que no habría que subestimar.» (Bruno Valat, Idem)

Por eso en un primer momento, la Seguridad social se reservará para los trabajadores asalariados, puesto que la burguesía cuenta con ellos para reenderezar el país, y se demorará para después la aplicación del régimen a la población no asalariada. Podemos calibrar pues la mentira de los sindicatos de que la creación del “Seguro” es una conquista obrera; cuando esta “concesión” se hace en realidad al precio de una sobreexplotación sin medida de la fuerza de trabajo. Así, en 1950, la industria francesa casi ha igualado el nivel de producción de 1929. Como en 1936, los estalinistas (PCF), gracias a su implicación en el seno de la resistencia, van a jugar un papel determinante en el enrolamiento del proletariado para la reconstrucción. Varios ministros comunistas van a estar presentes en el gobierno del general de Gaulle, llamando al proletariado por boca de su líder Thorez, a “arremangarse” para reconstruir el país y denunciando la huelga como “el arma de los monopolios”; igualmente, la CGT tendrá el monopolio de la presidencia de las cajas de seguro social hasta 1947 (ver nuestro folleto, en francés: Cómo el PCF pasó al servicio del capital). Después los otros sindicatos sucederán a la CGT.

El fin del Estado del bienestar

Si en los años que siguieron a la guerra, la Seguridad social va a ampliarse al conjunto de la población, desde el comienzo de los años 70, los primeros signos de la crisis económica hacen doblar las campanas por esas políticas sociales. La Seguridad social en sí no podía funcionar mas que en la medida en que el capitalismo podía garantizar el pleno empleo. El desarrollo del desempleo hace que los gastos sociales aumenten más rápido que el Producto interior Bruto (PIB). Frente a esta situación, la burguesía responde por medidas Keynesianas de relanzamiento del consumo, particularmente aumentando y creando nuevas prestaciones para familias sin recursos. Desde el punto de vista de la gestión del capitalismo, esas medidas van a aumentar de manera considerable los déficits públicos. De ahí en adelante, de 1975 hasta hoy, la burguesía no va a cesar de correr tras los déficits, destacando particularmente el famoso “agujero del Seguro”, que parece un pozo sin fondo, a pesar de los aumentos permanentes de las cotizaciones sociales y de las repetidas disminuciones de las prestaciones sociales. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los gobiernos sucesivos de derecha e izquierda van a hacer gala de un ingenio sin límites para inventar todo tipo de impuestos (alcohol, tabaco, gasolina), y crear nuevas cotizaciones (CSG), que se acompañan de múltiples recortes sucesivos, tanto de las prestaciones sanitarias, como de las pensiones y los subsidios de desempleo. ¡El balance es inapelable! No sólo la clase obrera que aún tiene trabajo ve recortada una parte cada vez más importante de su salario para financiar los déficits y para pagar mutuas complementarias, sino que además el sistema de prestaciones se degrada, tomando en cuenta las reducciones de efectivos en el sector de la sanidad y los repetidos planes de austeridad. Para el resto de la clase obrera y de la población, la perspectiva es más pauperización y exclusión social.

Así, lejos de ser una conquista obrera, la Seguridad social es, al contrario, un órgano de encuadramiento estatal real. Como los sindicatos participan en la gestión de los seguros de enfermedad junto a los patronos, y también en la de las pensiones y los subsidios de desempleo, esa gestión paritaria genera la ilusión de que se puede hacer una política que va en el sentido de los intereses de los trabajadores (2).

Más que nunca, los nuevos ataques a las prestaciones sanitarias significan la quiebra del capitalismo, el fin del Estado del bienestar y del mito de una cobertura social “de la cuna a la tumba”. Si los revolucionarios somos solidarios con nuestra clase frente a los ataques, tanto al salario directo como al salario social, al mismo tiempo denunciamos con virulencia el mito de una Seguridad social producto del Estado que estaría por encima de las clases sociales y velaría por el bienestar de los obreros. La preocupación del capitalismo en 1945 era tener una mano de obra con buena salud, para llevar a cabo la reconstrucción. En 2004, ante una reserva sin fin de mano de obra, el capitalismo tiene que sacrificar una parte creciente de proletarios para mantener a bajo coste el precio de la fuerza de trabajo, aunque sea a costa de dejar morir a los demás.

«No es necesario señalar que, si la sociedad socialista defiende al individuo contra la enfermedad o los riesgos de la existencia, sus objetivos no son los de la Seguridad social capitalista. Esta sólo tiene sentido en el cuadro de la explotación del trabajo humano y en función de ese cuadro; no es mas que un apéndice del sistema.» (Internationalisme 1952, Op cit, retomado en la Revista Internacional nº 21)

Donald (20 de Junio)

Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.

(1)El discurso de presentar el gobierno de unión nacional de 1945 de la “Liberación” en ruptura política con el régimen de Vichy, es pura mentira. No sólo los partidos de la resistencia, reagrupados alrededor del general de Gaulle, van a retomar lo que a nivel social existía con Petain (tomado del modelo alemán de Bismark) y ampliarlo, particularmente la creación de una pensión para los trabajadores viejos y los subsidios familiares (medidas adoptadas al final de la 3ª República), sino que son los mismos altos funcionarios y la misma administración de Vichy los que pondrán en marcha la Seguridad social. Cualquiera que sea el régimen, la continuidad del Estado capitalista está siempre preservada (ver respecto a esto el libro de Robert O. Paxton, La France de Vichy, 1940-44, éditions du Seuil, pag. 309)

(2)No sólo los sindicatos son un engranaje del Estado; además viven de forma parásita a expensas de la clase obrera. De hecho una de las razones por las que los sindicatos se aplican tanto a preservar su participación en la gestión de las prestaciones sociales, es que el Estado les entrega las subvenciones consecuentes para eso, gracias a las múltiples cotizaciones que pagan los obreros. «El maná del seguro de enfermedad también toma una forma contante y sonante. El conjunto de los participantes recibe créditos a título de gastos para la formación de administradores y de secretaría técnica, y además los sindicatos cobran fondos para la formación en cuestiones de Seguridad social. En 1994, según cifras del tesoro nacional, la CGT ha recibido 10 millones de francos, FO 9,9 millones, la CFDT 9,3 millones, la CGC 6,2 millones y la CFTC 5,6 millones (con cerca de 3 millones para la patronal). En total, de 1991 a 1994, la CNAM ha derivado 181,7 millones a los agentes sociales, sin gran control sobre su utilización...» (Les Echos, 28 Junio 1995)

Geografía: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Masacre en Paraguay

El uno de Agosto de 2004 Paraguay ha sufrido, según todos los medios de comunicación, “la mayor tragedia civil de su historia”. Oficialmente han muerto más de 440 personas ( entre ellos, 45 niños), 139 permanecen desaparecidas y 451 están heridas a causa del incendio de unos grandes almacenes, los Ycuá Bolaños (BBC Mundo 02/08/2004). La decisión de cerrar a cal y canto las puertas para “evitar robos y saqueos”, convirtió todo el edificio en un enorme horno crematorio para víctimas sorprendidas e indefensas.

Este terrible y trágico episodio, lejos de ser un  “accidente de verano” más, es un ASESINATO DELIBERADO, consecuencia directa de la lógica del beneficio capitalista que, como “ley suprema”, condiciona y determina la vida y la muerte en esta sociedad.

Por encima y por debajo de la versión “definitiva” que nos de la burguesía, sus medios de comunicación o su “justicia” , lo bien cierto es que, UNA VEZ MAS, cientos de trabajadores ó sus familias pierden brutal e inesperadamente la vida. Tal es así que varias personas se han suicidado porque no podían soportar haber perdido a todos sus seres queridos en apenas unos minutos de “un placido domingo”. Borrón y cuenta nueva, nos sugerirán. Sufrimiento y resignación, nos recomendarán. Pero, la clase obrera no puede aceptar, sin más, esta brutal agresión contra hermanos de clase sin reflexionar. Nuestros muertos merecen nuestra solidaridad de clase, nuestra solidaridad de lucha. Denunciamos esta barbarie capitalista y queremos mostrar nuestra solidaridad con las víctimas y sus familias denunciando las mentiras y medias verdades de la burguesía.

 

El cinismo y la hipocresía sin límites de la clase capitalista

 

La fiscal encargada de “investigar” las causas del incendio ha llegado tras “sesudas investigaciones” a la conclusión de que “...dos de las tres puertas de ingreso y salida del centro comercial Ycuá Bolaños estuvieron cerradas pero no con candados...”  (Nuevo Mundo 20/08/2004). Es más, como el individuo que dio la orden de cerrar las puertas murió abrasado en el incendio( y claro esta, no puede declarar), la “justicia” no ve indicios de “delito deliberado” de los propietarios en este asunto.

Sin embargo, esta “seria opinión de la justicia” que intenta justificar la criminal actuación de los responsables directos de la matanza pasa, deliberadamente, por encima de algunos hechos que demuestran todo lo contrario. En primer lugar “...según la policía, el incendio se originó por la combinación de gases concentrados en los conductos de la cocina o de la panadería del local, que se encontraban obstruidos por falta de mantenimiento... la policía de Asunción asegura que el local no contaba con salidas de emergencia...” ( El País, 02/08/2004). Es decir, el local no estaba construido siguiendo las normas de seguridad que “exige la ley”, no estaba mantenido para poder tener abierta sus instalaciones al público. En segundo lugar, como declaró el Presidente del III Cuerpo de bomberos de Paraguay, Rafael Valdez, “...al carecer casi por completo de ventanas el local se convirtió en un horno y dada la falta de capacitación en temas de emergencia del personal, estos fueron (junto al cierre de las puertas que ratifica en sus declaraciones, ndr), los principales locales que contribuyeron a la magnitud de la tragedia...” ( El País, 03/08/2004). No solo el local no reunía las condiciones de mínima seguridad para albergar a cientos de personas, además era una ratonera que no contaba ni con personal capacitado, ni recursos en ante un incendio. Pero, a pesar de todo ello los “honorables empresarios dueños del local” disponían de todos los permisos municipales para tener abierto. La brutalidad de la matanza ha obligado a crear una comisión de “investigación” del senado que no ha tenido más remedio que reconocer que “...creemos que una gran responsabilidad del incendio la tiene el municipio de Asunción por haber permitido el funcionamiento de un local no habilitado....” (CNN en español.com, 18/08/2004). Para completar el círculo de la mentira y el cinismo, varios medios de comunicación en España han informado que el local estaba asegurado “contra incendios” por la muy reputada y “seria” compañía española MAPFRE.

Los hechos demuestran que estaban reunidas todas las condiciones de inseguridad, irresponsabilidad, falta de mantenimiento y de medios, eso “supervisadas legalmente por las autoridades competentes”, para que la voracidad sin limites de los dueños del Ycuá Bolaños, encendiera la chispa que ha provocado este terrible y pavoroso asesinato.

Todos son responsables de reducir hasta lo indecible los medios de seguridad y protección en los que se desenvuelve nuestra vida cotidiana. Todos, y en primer lugar el estado capitalista, son responsables de reducir cada vez más los presupuestos de sanidad, educación, protección y, por ello, estas “catástrofes” se producen más y más a lo largo y ancho del planeta. Nada tiene que ver que Paraguay sea un país poco desarrollado para explicar el asesinato en clave local o particular.

El 15 de Julio en pleno centro de Madrid el incendio de una subestación eléctrica creo el caos. Más de 40.000 viviendas sin luz, edificios destruidos, gases contaminantes, etc... Y como siempre la explicación oficial nos dice que “.....en esta ocasión el sistema antiincendios no funcionó por causas que se desconocen...” (El País, 16/07/2004), mientras que los que lo sufren día a día declaran que “...esto se veía venir porque en el último año hemos denunciado 12 veces vibraciones procedentes de la subestación..” (Antonio Lobo, presidente de una asociación de vecinos próxima a El País, idem). ¿Fallos de mantenimiento, imprevisión, empresarios avaros,...?. En todos los casos, como el incendio de una escuela en India en Julio, o las inundaciones que azotan Europa cada año, la canícula que mató el verano pasado a miles de personas, como en los atentados terroristas de todo tipo, vemos por doquier el desprecio que tiene la burguesía por las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera.

 

¡ No nos dejemos engañar por las falsas “soluciones” que nos da la clase enemiga!

 

Sin embargo esta realidad, histórica y mundial, que nos afecta a todos los obreros del mundo en mayor o menor grado, antes o después es deformada con “explicaciones” que nos llevan a callejones sin salida. Ahora resulta que el único problema es la “avaricia” (real y repugnante) de los individuos propietarios del centro comercial. Ahora resulta que el único objetivo que deben perseguir las víctimas y sus familias es evitar que “...Juan Pavía y su hijo Daniel tengan una celda en la que haya alfombra, aire acondicionado y televisión....”. Todo esto no es más que una repugnante y vil treta que nos impide ver que es el capitalismo que se descompone , las condiciones de vida en las que nos obliga a vivir en su decadencia y, los Estados e instituciones que nos lo imponen los culpables de éste y otros muchos hechos.

Nuestra lucha, la de toda la clase obrera, es por defender nuestras condiciones de trabajo y vida a ultranza. Defender nuestros intereses en contra de la lógica del beneficio y la ganancia del capital. Nuestro combate es el luchar como clase unida y solidaria  contra las CAUSAS que producen masacres como la de Asunción. La única y la más eficaz ayuda que podemos prestar a la memoria de nuestros muertos y de sus familias es reforzar nuestra solidaridad y nuestra voluntad de luchar contra el capitalismo. Nuestra rabia y nuestra indignación debe convertirse en conciencia y organización, en ganas de luchar. 

 

Vyborg, 25/08/2004

 

 

Geografía: 

TRIBUNA DEL LECTOR: contra las calumnias de la FICCI

Con asombro leo en el número 174 de Acción Proletaria, en un artículo cuyo titular reza “Balance de un Círculo de Discusión”, una cita sacada de un boletín de la FICCI, acerca del comunicado elaborado por el Círculo de Discusión de Barcelona, cuyo texto completo fue remitido a varias organizaciones de la Izquierda Comunista, entre ellas Acción Proletaria, cuya redacción lo insertó en el nº 173; que literalmente reproducido (se refiere a la cita de la FICCI, NdeR) dice: “es sintomático que este ‘círculo de discusión’ familiar se haga conocer internacionalmente justamente sobre este sujeto ¡y con qué arrogancia! Pero sin duda no tienen nada que decir sobre las cuestiones políticas generales”. Ni a la más candorosa de las conciencias se les escapa la intención del texto citado de inyectar la cizaña (al más puro estilo de la metodología periodística burguesa, cuestión que, por lo publicado, ustedes en eso de crear taimadamente discordias son unos avezados profesionales) entre los compañeros que habíamos participado en las discusiones del Círculo; no tratando la FICCI el fondo de lo que planteábamos sino disipando su respuesta en pura frivolidad. (Por cierto ¡hay que felicitar a la redacción de AP al publicar la parte quizás más escabrosa del texto de la FICCI y no callárselo! Aunque desconozco la totalidad del mismo a pesar de que el Círculo hizo un esfuerzo y facilitó un apartado de correos).

Lo anterior y lo que continúa lo manifiesto a título personal; si bien participé en casi todas las sesiones del Círculo las opiniones aquí vertidas sólo expresan mi propio punto de vista.

En la cita hablan ustedes, con sarcasmo y sin la menor justificación, de un “círculo de discusión familiar” sin tener presente el fondo de nuestras manifestaciones y sobre todo el balance conciso que hicimos de las diferentes cuestiones políticas abordadas, y relacionadas en el mismo texto de AP nº 174.

Tratan al Círculo de Barcelona sin ningún tipo de rigor político y, lo que aún es más grave, sin respeto por las minorías de la clase obrera que se acercan al ámbito de la Izquierda Comunista, cuando nos tildan de “arrogantes” por darnos a conocer internacionalmente sobre este sujeto, es decir la FICCI. Pero lo cierto es que nosotros no publicamos el comunicado y la relación de las cuestiones tratadas para darnos a conocer a nadie, sino exponiendo como Círculo y pronunciándonos frente al medio político, respecto a un asunto que ha sido esencial en el Movimiento Obrero y pidiéndoles explicaciones que hasta ahora se han sorteado sólo con evasivas.

Porque como bien deben saber, y olvidar no deben, las cuestiones de organización son cosas del máximo interés para la clase obrera, para el aprendizaje de sus minorías, para no caer y estar advertidos en los tiempos que corren, por donde circulan y que hacen las minorías revolucionarias. No quiero hacer más largo este breve comentario, porque la cita que se critica no da para más, pero no puedo concluirlo sin decirles que si tienen la profunda convicción que nos hemos querido dar a conocer internacionalmente tratando sobre una cuestión como la de la FICCI y además con arrogancia, aplíquense la misma vara de medir y reflexionen, mientras no contesten a nuestros interrogantes; ¿en base a qué se han dado ustedes a conocer internacionalmente? ¿o no fue el detonante de su salida a la escena internacional, las denuncias que formularon contra la FICCI sus antiguos camaradas de la CCI y de las que todavía ciertas minorías, con las que me identifico, esperamos que se dignen contestar de forma clara y razonada?.

RQ (30 de Abril de 2004).

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Tras el fin de la era Aznar: ¿podemos sentirnos aliviados?

 El nuevo gobierno “socialista” no ha hecho gran cosa al margen de algunos gestos más “cara a la galería” que verdaderamente efectivos, pero al menos, nos dicen, se averigua un “nuevo talante” más “abierto y sensible” a las necesidades sociales, bla, bla, bla,... Para la clase obrera, sin embargo, este clima de “alivio”y expectativas ante lo que puede hacer el gobierno de ZP resulta criminal pues traba su reflexión y su toma de conciencia sobre la gravedad de la situación social, sobre el terrible abismo de terror, barbarie y miseria al que encamina a la humanidad el sistema capitalista; y le oculta su enorme responsabilidad al ser el proletariado mundial la única clase capaz de plantear una alternativa revolucionaria a la descomposición de esta sociedad.

¿Y el terrorismo?, ¿y la guerra?

Seguramente los defensores acérrimos de la Izquierda del capital (el PSOE e IU, ERC que le apoyan descaradamente; así como los más izquierdistas que lo hacen más “críticamente”) pero también muchos trabajadores honrados que se dejan llevar por el “encantamiento” generado por la burguesía, nos espetarán: “¡Ya están aquí los aguafiestas! ¿Es que no veis que ZP nos ha sacado de la guerra de Irak? ¿No os dais cuenta que gracias a ZP se ha puesto en marcha una Comisión de Investigación parlamentaria para averiguar que pasó el 11-M”?”.

En realidad la guerra y el auge del terrorismo están inscritos de pleno en el mundo actual como demostramos en el artículo de cabecera del número 117 de nuestra Revista Internacional, y en el artículo de este mismo AP (“Quince años después del hundimiento del Este”). Ningún capital nacional, ningún gobierno puede abstraerse de esa vorágine belicista que se extiende por el planeta. En todo caso pueden aspirar a posicionar lo mejor posible los intereses del capital nacional – ¡los del capital, nunca los del proletariado mundia!” – en las pugnas imperialistas. Basándonos en este análisis demostramos en el editorial del número anterior de AP que la retirada de las tropas españolas de Irak constituía un verdadero acto de guerra, de la guerra imperialista que enfrenta solapadamente a USA y a sus principales rivales imperialistas que aspiran a desafiar el liderazgo mundial de los norteamericanos (Alemania y Francia, fundamentalmente).

Basta seguir la situación actual en Irak para comprobar que la retirada del contingente español no ha tenido ningún efecto pacificador sobre la región sino que se acentúa un trágico “crescendo” de atentados, bombardeos, torturas, el secuestro generalizado de la indefensa población civil en la guerra de gángsteres – grandes o pequeños, desde USA a Al Sadr – que se disputan su hegemonía sobre la descompuesta sociedad irakí. La campaña ideológica con que la burguesía ha acompañado la retirada de las tropas españolas ha rezumado un aislacionismo y nacionalismo indecentes (“allí se seguirán masacrando pero al menos no hay tropas españolas que sufran o que ejecuten las matanzas”) y ha instilado, sobre todo, el peor veneno democrático al acreditar la idea de que se puede “votar contra la guerra”. Esto constituye un verdadero triunfo para la burguesía, pues no sólo logra desviar la inquietud de los trabajadores ante la proliferación de las guerras que asolan el planeta al terreno falsario del pacifismo burgués, sino que consigue un “aval democrático” para nuevas aventuras guerreras. No en vano tras la retirada de las tropas de Irak, el gobierno “socialista” se ha lanzado a recuperar “prestigio internacional”, es decir status de potencia imperialista aunque sea de 3ª división, reforzando el contingente de tropas desplegado en Afganistán y enviando más de 200 guardias civiles a Haití, con la excusa de que éstas sí serían guerras “legales” (con su autorización de la ONU y todo) o “intervenciones humanitarias”. El “ardor guerrero” del capital español continúa con idéntico vigor, antes con las chuscas formas de Trillo, ahora con las, sólo un poco menos chuscas, del ministro Bono.

Otro tanto cabe decir en cuanto a la respuesta a la amenaza terrorista. Tal y como analizamos en la editorial de la Revista Internacional nº 117 (“Atentados de Madrid: El capitalismo siembra la muerte”), el 11-M pone de manifiesto el avance imparable del terrorismo en el período de la descomposición capitalista, el período de la normalización del horror; así como su impacto cada vez más directo sobre los trabajadores de cualquier parte del mundo. Frente a esta amenaza que pone de manifiesto el callejón sin salida en el que se encuentra el capitalismo mundial, la clase explotadora se esfuerza por impedir una reflexión y una reacción de los trabajadores en su terreno de clase, ofreciendo en cambio la solución tramposa del reforzamiento del Estado democrático: “A los gritos de ‘España unida jamás será vencida’, toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, ha utilizado la emoción provocada por los atentados para llevara a los obreros a unas urnas que muchos de ellos hubieran desdeñado en otras circunstancias. Independientemente de los resultados, la alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar al cuidado del Estado burgués su protección contra el terrorismo, y, para ello, tenían que defender la unión democrática de la nación española”1.

Esa campaña ideológica que trata de impedir que los trabajadores tomen conciencia de que sólo acabando con el capitalismo puede ponerse fin a la guerra y el terror, formulando en cambio la mentira de “contra el terrorismo: democracia”, y que fue la base sobre la que se asentaron las movilizaciones “antiterroristas” de los días siguientes al 11-M, así como de la extraordinaria participación electoral del 14-M, trata ahora de prolongarse con la “hipermediatizada” Comisión de Investigación parlamentaria sobre los atentados. Tal comisión es un auténtico paripé, puesto que lejos de hacer la luz sobre las verdaderas causas del terror que asola el planeta, se limita a repetir obviedades (la torpeza manifiesta del ejecutivo anterior por tratar de aprovechar electoralmente la supuesta autoría de ETA), con objeto, como decimos, de machacar una y otra vez ante la población el mensaje de que el Estado democrático constituiría la única defensa frente al avance del terror, cuando en realidad las grandes potencias “democráticas” han sido (recordemos las dos guerras mundiales imperialistas) y son (guerras del Golfo, la exYugoslavia, Chechenia, Ruanda, Afganistán,...) las principales instigadoras del terror. Los nuevos “agentes terroristas”no hacen más que aprovechar “aventajadamente” las lecciones que les han dado los grandes padrinos terroristas, es decir los Estados democráticos. (ver la mencionada editorial de Revista Internacional nº 117).

¿Y la miseria? ¿y los despidos?

Frente a la constante degradación de las condiciones de vida obreras que hemos experimentado durante el “reinado” de Aznar (precariedad laboral, mengua de capacidad adquisitiva de los salarios sobre todo por el coste de las viviendas, etc.), el nuevo gobierno “socialista” se presenta como una alternativa que “siempre mirará más por los obreros” que la Derechona. El gobierno ZP ha tratado de apuntalar esa imagen “beatífica” del nuevo ejecutivo, con gestos como una subida irrisoria del “salario mínimo” (que es tan mínimo que son relativamente pocos los trabajadores que lo cobran), y sobre todo el anuncio de una gran “concordia social” entre Gobierno, Patronal y Sindicatos.

Dejémonos de “encantes” y de campañas de imagen y veamos la situación tal y como nos enseña la experiencia histórica y actual, en España y en todo el mundo, de la política antiobrera de todos los gobiernos: “La política del partido o partidos que están en el gobierno no viene determinada por su voluntad o por su ideología, sino por las necesidades generales del Capital nacional que, a su vez, vienen fuertemente condicionadas por la evolución de la crisis de la economía capitalista, las tensiones imperialistas y la lucha de clases. Para comprender la política que va a aplicar un gobierno no hay que partir de lo que dice, promete o propugna como ‘ideario’, sino de las condiciones históricas generales de la evolución del capitalismo y de las necesidades de cada capital nacional en medio de esa coyuntura” (AP nº 175: “¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE?”).

Así las cosas, y sin poder barruntar aún en que medidas concretas se va a plasmar el nuevo pacto social que preparan el gobierno y los agentes sociales, sí podemos saber que va a representar para las condiciones de vida de los trabajadores: un nuevo y más terrible hachazo.

De entrada, en la Declaración de Intenciones con las que el pasado 8 de Julio inauguraron las negociaciones, todos ellos se deshicieron en elogios sobre la política de pactos sociales de los gobiernos anteriores, incluidos los dos firmados por los sindicatos durante los gobiernos del PP, y que han supuesto entre otras cosas el abaratamiento del despido, la penalización de las pensiones, etc. En cuanto a las materias objeto de la “negociación”, el propio diario “El País” (de nuevo Boletín Extraoficial del Estado) en su edición del 9 de Julio señala que: “El compromiso firmado ayer es mucho más amplio que el de 1997, aunque todavía menos concreto, pero ya recoge todas las aspiraciones del Gobierno, la patronal y los sindicatos. Deja la puerta abierta a la rebaja de las cotizaciones sociales y a la revisión del despido (como pide la CEOE), a atajar la contratación temporal (¡fomentada por los gobiernos del propio PSOE desde 1984!), a mejorar la protección social y a revisar las subcontratas (como quieren los sindicatos) y a impulsar la productividad y la competitividad (principal objetivo del Gobierno)”.

Esa batalla por la “competitividad” es la que hemos visto por ejemplo en los recientes convenios de Nissan, SEAT, donde se ha impuesto a los trabajadores la ampliación de la jornada laboral y los sacrificios salariales. Esos criterios de “productividad” son los causantes de los miles de despidos que se avecinan en astilleros, minería, textil,... Son esos mismos criterios, es decir la necesidad de concentrarse en los sectores capitalistas que aún resultan competitivos en la guerra a muerte que libran los distintos capitales nacionales para sobrevivir en la imparable crisis económica mundial, los que llevan al gobierno de Berlusconi a anunciar un drástico recorte del gasto público, a Chirac en Francia (cuna de esa Europa que nos presentan como más “social” y defensora de los “derechos ciudadanos”) a desmantelar las prestaciones sociales (ver en este mismo AP: “El desmantelamiento de la Seguridad social muestra la quiebra del capitalismo”). Son esas mismas necesidades capitalistas las que hacen que Herr Schroeder (otro “paladín de la paz”) condene a los parados de larga duración a un subsidio de hambre (345 euros al mes en el Oeste, 331 en el Este).

A los defensores de la explotación capitalista les interesa, lógicamente, torpedear cualquier atisbo de toma de conciencia por parte de la clase explotada y revolucionaria de que ese futuro de miseria, barbarie y guerras, es lo único que el capitalismo puede ofrecer a la humanidad. Prefieren, en cambio, un proletariado embrutecido que caiga una y otra vez en la “ilusión” de que líderes como Zapatero, con su cara de “no haber roto nunca un plato”2, gobiernen en beneficio de los trabajadores. Pero como señalamos en el mencionado artículo de AP nº 175: “El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los ‘logros’ de los gobiernos González y de las dos legislaturas PP. El engaño de elegir el ‘mal menor’ o de ‘impedir el mal mayor’ es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos, de un gobierno malo a otro peor, es decir nos ata de pies y manos al terreno del capitalismo: el terreno de la explotación, la miseria y la guerra. Frente a ello, los proletarios debemos desarrollar nuestra propia lucha autónoma de clase, porque la solución no es cambiar de gobierno, sino la perspectiva de la Revolución Proletaria Mundial”.

AP/ 10 de julio de 2004.

(1)No podemos extendernos en este editorial en un análisis pormenorizado del significado de la guerra en Afganistán, desde los “bombardeos para liberar a la población del yugo talibán” de 2001 hasta el caos actual de pugnas indisimuladas entre diferentes “señores de la guerra” apoyados por la bendita “comunidad internacional” (remitimos a nuestros lectores al número 108 de nuestra Revista Internacional: “La guerra ‘antiterrorista’ siembra el terror y la barbarie”), ni sobre el significado de las “intervenciones humanitarias” causantes, entre otras, de los primeros bombardeos de la población europea desde la 2ª Guerra mundial en la exYugoslavia en 1999 (ver Revista Internacional nº 97: “La guerra en Europa: el capitalismo enseña su verdadero rostro”).

(2)Desconocemos las costumbres domésticas del Sr. Zapatero, pero lo que es seguro es que su partido, ese PSOE que ahora se presenta renovado y “virginal” metió a España en la OTAN, participó en las guerras del Golfo en 1991 (medio millón de muertos) y Yugoslavia, creo los GAL, echó a la calle a más de un millón de trabajadores con las reconversiones, fomentó los contratos basura,...

Situación nacional: 

Acción Proletaria nº 178, 15 Septiembre - 15 Noviembre

Amenaza de despidos en Astilleros: el capitalismo es el sufrimiento y la miseria sin fin

¿Cómo explicar la nueva amenaza que se cierne contra el empleo y las condiciones de vida de los obreros de Astilleros? ¿Por la mala gestión del anterior Gobierno? ¿Por debilidad en la defensa del sector público?

Rotundamente no. En Alemania el gobierno “socialista” plantea el peor recorte de prestaciones sociales desde la 2ª Guerra Mundial y bajo su égida los empresarios chantajean a los obreros con el dilema de “o aceptáis trabajar MAS HORARIO CON MENOS SALARIO o Deslocalizamos la empresa”. En Francia, Bélgica, Gran Bretaña etc., Gobiernos y Patronos hacen lo mismo. El problema de astilleros no tiene nada de nacional ni de sectorial, forma parte del problema mundial y global de la crisis histórica del capitalismo. Este sistema que funciona para obtener el máximo beneficio y no para satisfacer necesidades humanas, está hundiendo a los trabajadores y la humanidad en una espiral interminable de miseria y guerras.

Los sacrificios son la fuente de nuevos y peores sacrificios

Desde que el gobierno “socialista” de González emprendiera en 1984 la primera reconversión del sector naval con miles de despidos, cada gobierno, cada patronal, decían “esta reconversión será la última”. Aún está caliente en nuestras memorias la última crisis del sector naval que se remonta a marzo 2004 con el anterior Gobierno y que se presentó como la “solución definitiva”.

GOBIERNOS, PATRONALES Y SINDICATOS NOS ENGAÑAN CON LA CANTINELA DE “ESTE ES EL ULTIMO SACRIFICIO”.  La realidad es que los sacrificios solo acarrean nuevos y peores sacrificios, los despidos de ayer son la base de los despidos de mañana. Sí aceptamos que nos reduzcan el salario hoy lo único que garantizaremos es nuevas reducciones para mañana.

Ante la crisis que desde hace 30 años afecta a sus diferentes sectores productivos, el capitalismo siempre tiene la misma receta: “aceptad sacrificios y así garantizaréis un futuro mejor”. Debemos hacer balance y sacar la única conclusión razonable: eso es mentira. En el sector naval, en el sector minero, pero también en sectores punta como informática o telecomunicaciones, los trabajadores hemos sido sometidos a una sucesión de despidos que sólo han traído nuevos despidos, de la misma forma que los recortes en las prestaciones de la Seguridad Social han acarreado nuevos y peores recortes.

La economía capitalista está en una crisis sin salida y las medidas que el Capital propone para salvarla y garantizarnos un supuesto “futuro mejor” lo único que hacen es agravarla y empeorarla.

Sí la supuesta “guerra contra el terrorismo” sólo ha traído más terrorismo, sí las medidas de reforzamiento del Estado “contra la inseguridad” solo han traído más inseguridad y caos, sí la guerra “contra las armas de destrucción masiva” solo ha acarreado más destrucciones masivas, los despidos solo provocan mayores despidos, las rebajas de salarios peores rebajas de los mismos, la precariedad más precariedad...

El Gobierno ZP en la misma senda que el Gobierno Aznar

Tras ganar las elecciones, los “socialistas” de ZP prometieron una política “más social”, con “más diálogo”, por todas partes se promovió en los trabajadores y la población “un alivio”. ¡Ya no estaríamos tan mal como con Aznar!.

El ataque al sector naval desmiente estos cuentos de hadas y no es sino el anuncio de ataques en todos los frentes que irán lanzando progresivamente. Todo Gobierno es un servidor incondicional del Capital Nacional y no hay ningún terreno en los que puedan coincidir los intereses de los obreros con los intereses del capital nacional. La crisis del capitalismo exige del Gobierno “de la nación” medidas de ataque a todos los aspectos de las condiciones de vida de la clase obrera: desde los puestos de trabajo a la jornada laboral pasando por la vivienda o la precariedad. No hay ningún “alivio” posible a los sufrimientos de los trabajadores y la gran mayoría de la población. La solución no es cambiar de gobierno sino destruir el capitalismo.

Divide y vencerás

El capitalismo no solo ataca las condiciones de vida de los obreros sino que ataca su unidad, su solidaridad, su capacidad de organización, su conciencia, es decir, ataca las armas que estos tienen para luchar y resistir.

Los cínicos “socialistas” han planteado que el sector naval militar será garantizado pero que el sector naval civil será “reestructurado” y se pedirá “la colaboración privada”. Es decir, que será abandonado a una agonía de despidos hasta su total desaparición. Este planteamiento está hecho expresamente para DIVIDIR Y ENFRENTAR A LOS TRABAJADORES ENTRE SI.

Pero la cizaña de la división también la siembran los sindicatos. Ellos dicen que el sector civil se podría salvar, que bastaría con hacer frente a la competencia de Corea para tener “carga de trabajo”. Es cierto que hay competencia entre los capitalistas europeos y el capital coreano a propósito de los barcos, pero es una competencia propia de las leyes ciegas del capitalismo que lleva a los despidos y la miseria. ES UNA COMPETENCIA QUE SIEMBRA LA DESOLACION EN TODOS LOS PAISES. Los trabajadores tenemos que aspirar a abolir la competencia entre nosotros, forjar nuestra unidad y establecer así las bases para una COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL donde la competencia quede abolida y la producción se planifique y se reparta de forma armoniosa.

Los métodos de lucha que están propiciando sindicatos y sindicalistas “radicales” de cortar autopistas y accesos para enfrentarse violentamente a la policía encierran también el germen de la división. Aislados, en pequeños grupos, por mucho tirachinas que se eche, no vencemos al capital, que nos tiene entretenidos en choques estériles y, peor aún, nos enfrenta con otros trabajadores que acaban por no comprender que la lucha contra los despidos es su propia lucha y reaccionan más bien con irritación frente a sus compañeros. Es lo que el capital necesita para llevarnos a la derrota

La solidaridad y unidad obreras son nuestra fuerza

Las amenazas que penden sobre nuestras cabezas son muy graves y afectan a todos los órdenes de nuestra vida. No podemos luchar cada cual en su rincón pues eso significa la derrota de todos y cada uno. Activos y parados, fijos y precarios, nacidos aquí y emigrantes, todos tenemos una amenaza común y por tanto necesitamos una lucha común. La solidaridad es nuestra primera fuerza. Solidaridad es sentir cada lucha como propia cualquiera que sea la forma del problema contra la que quiere responder.

En las huelgas obreras en España en 1976, la consigna más gritada era SOMOS OBREROS UNETE. Esa debe ser de nuevo nuestra consigna. La primera preocupación de todo sector obrero en lucha es extenderla a los demás obreros. La primera preocupación de estos es sentirse implicados, ver sus problemas y su lucha como propios.

Pero la solidaridad y la unidad solo se forjan a través de la organización de la lucha mediante ASAMBLEAS SOBERANAS en las que todos los trabajadores piensen, discutan y decidan por si mismos, deshaciendo en un duro combate las trampas y maniobras de las jerarquías sindicales.

El capitalismo no se puede reformar ni mejorar. En una manifestación de los obreros del sector naval de Sestao una pancarta decía SI NO HAY SOLUCION ¡REVOLUCION!. Efectivamente, la única solución es la Revolución Proletaria Mundial. Pero esto va a costar una lucha muy larga, dura y difícil. Todas las luchas pequeñas y grandes deben concentrarse en esa dirección, la unidad, la solidaridad y la capacidad de organización de los obreros, bases de la futura sociedad, son las que deberán crecer y desarrollarse en ellas.

CORRIENTE COMUNISTA INTERNACIONAL 15-9-04

Situación nacional: 

BIPR : debate entre revolucionarios en Berlin

Un portavoz de Battaglia Comunista 1 hizo la presentación explicando los fundamentos de la guerra en Irak y la política actual de Estados Unidos. El compañero desarrolló el análisis del BIPR, según el cual “la cruzada americana contra el terrorismo” tenía, principalmente, motivaciones económicas: reforzar el control norteamericano sobre las reservas de petróleo en el mundo para consolidar así la hegemonía del dólar sobre la economía mundial y recuperar un beneficio suplementario de la “renta petrolera”, ya que el debilitamiento de la competitividad de la economía USA forzaría a éstos a recurrir a una especie de apropiación parasitaria de la plusvalía producida en el mundo entero, para mantener su economía a flote. Se dijo que también estaban en juego consideraciones estratégicas en cuanto al control de las reservas petrolíferas, oponer a Rusia y China y mantener a ambas alejadas de los principales yacimientos, así como conseguir que la Unión Europea quede débil y dividida. Este análisis suscitó diferentes reacciones por parte de los participantes a la reunión pública. Un compañero del grupo “Amigos de una Sociedad Sin Clases” (FKG) – que anteriormente fundase el grupo “Aufbrechen”- saludó la capacidad del BIPR de identificar las causas económicas concretas de la guerra, mientras el portavoz del grupo GIS (“Grupo Socialista Internacional”) expresó dudas sobre este análisis, al señalar que la búsqueda de liquidez financiera internacional por parte de Estados Unidos es, sobre todo, expresión y continuación de una política clásica de endeudamiento. Este compañero se reafirmó en lo que ya había expresado en la precedente reunión pública del BIPR, a saber, que el esfuerzo por dominar los recursos petroleros tiene más motivaciones militares que económicas. Por su parte, un miembro del grupo “Comunistas Internacionalistas” señaló que no sólo los Estados Unidos, sino también las otras grandes potencias imperialistas, y en primer lugar los estados europeos,  se baten actualmente por dominar el  mundo. Expuso la tesis según la cual, ya que Estados Unidos pone sobre todo su potencia militar en la balanza, los bancos europeos ponen principalmente su poder económico.

 La crítica de la CCI al análisis del BIPR

 En su primera contribución a la discusión, la CCI abordó la argumentación presentada por el BIPR, según la cual USA desencadena la guerra en todos los confines del mundo para tratar de compensar los efectos - déficit gigantescos de la balanza comercial y por cuenta corriente, deuda pública creciente - del debilitamiento de su competitividad en el mercado mundial, lo que trata de contrarrestar a través de la guerra consiguiendo así atraer capital, controlar el petróleo e imponer la hegemonía del dólar.

Desde el punto de vista de la CCI, este análisis es muy peligroso políticamente porque examina las causas de la guerra imperialista a partir de la situación de un estado determinado en lugar de hacerlo a partir de la situación del desarrollo y agudización de las contradicciones del sistema capitalista en su conjunto. No es de extrañar que ese análisis del BIPR sea muy similar, a grandes líneas, con el que postulan los grupos “antimundialización” europeos, o los socialdemócratas de izquierda alemanes como Oskar Lafontaine que explican la agudización de las tensiones imperialistas por el carácter particularmente parasitario de la economía norteamericana.

Este análisis es, además, incapaz de responder a las dos preguntas siguientes. Primera: ¿Por qué la economía de Estados Unidos – que sigue siendo aún el capitalismo más poderoso del mundo, con las mayores empresas, con una cultura nacional muy adaptada a las necesidades del modo de producción capitalista - se enfrenta a tamaños problemas en la concurrencia internacional? Y en segundo lugar: ¿Por qué la burguesía americana no hace frente a este problema a través de mecanismos más fáciles y lógicos como serían inversiones masivas en su aparato productivo para reconquistar su margen de competitividad, y, en vez de ello, reacciona, según afirma Battaglia, extendiendo la guerra por todo el planeta? En realidad el Buró Internacional confunde aquí causa y efecto. USA no se rearma hasta los dientes porque haya perdido su competitividad.  Al contrario. Lo que sucede más bien es que pierde efectivamente posiciones en la concurrencia económica debido, en gran medida, a los recursos que debe dedicar a la carrera de armamentos. Esto no es algo ni mucho menos específico del imperialismo norteamericano. Recordemos que quién durante muchos años fue el principal rival de Norteamérica, la URSS, se vino abajo esencialmente por pretender armarse hasta la muerte. La verdad es que el aumento del gasto militar  a expensas del desarrollo de las fuerzas productivas, y el sometimiento progresivo de la economía al militarismo son características esenciales del capitalismo en su decadencia.

En tercer lugar, si bien es cierto que en el capitalismo crisis y guerra son inseparables, esta relación no tiene nada que ver con la tesis simplista de la guerra por el petróleo o por la hegemonía del dólar. La relación entre ambos factores puede verse, por ejemplo, en las circunstancias que condujeron a la Primera Guerra Mundial. No hubo entonces una depresión económica comparable a la que estalló posteriormente en 1929. La crisis de 1913 tuvo aún características de las crisis cíclicas y resultó bastante leve. No existieron tampoco crisis comerciales, ni en el presupuesto o la balanza de las cuentas públicas de Gran Bretaña, Alemania o de los otros principales protagonistas, comparables en manera alguna a las escalofriantes cifras que se dan hoy. No aparecieron tampoco turbulencias monetarias particulares (en esta época el patrón oro era universalmente reconocido). Y, sin embargo, estalló la primera conflagración imperialista. ¿Por qué? ¿Cuáles son las leyes generales del imperialismo que explican la guerra moderna?

Cuanto más desarrollado está un estado capitalista y mayor pujanza tiene la concentración de su capital, mayor es su dependencia frente al mercado mundial, de los recursos del planeta y de su dominio sobre él. Por ello en la época del imperialismo cada estado se ve obligado a tratar de establecer una zona de influencia en torno a él. Pero para las grandes potencias esa zona de influencia es, necesariamente, el  mundo entero, y no se pueden conformar con menos para asegurarse su existencia. Cuanto más se endurece la crisis económica también se agudiza la batalla por el mercado mundial, y esta necesidad se hace cada vez más imperiosa. Alemania declaró la guerra a Gran Bretaña en 1.914 no por una apurada situación económica en términos inmediatos, sino porque dada la pujanza de su economía su suerte dependía cada vez más de la economía mundial, y no podía resignarse a que su acceso a los mercados mundiales dependiera de la buena voluntad de Gran Bretaña, la potencia dominante sobre los océanos y sobre una gran parte de las colonias. La burguesía alemana no necesitó esperar a que en 1929, como resultado de la depresión mundial, quedase prácticamente excluida del mercado mundial por las antiguas potencias coloniales, sino que intentando revertir esa situación provocó la guerra mundial antes de que estallara la crisis económica mundial.

El hecho que las potencias capitalistas choquen cada vez más brutalmente unas con otras significa que las guerras imperialistas llevan de forma creciente a la ruina mutua de los estados que participan en estos conflictos. Rosa Luxemburgo ya había señalado esto en 1.916 en su “Folleto de Junius”. Pero también se ve confirmado en la reciente guerra en Irak. Irak representó en su momento, en la periferia del capitalismo, una de las principales fuentes de grandes y lucrativos contratos para la industria europea y norteamericana. Hoy no sólo la crisis económica del capitalismo, sino sobre todo sus guerras contra Irán y USA, han dejado a Irak completamente arruinado. Pero es que incluso la propia economía norteamericana se está viendo seriamente perjudicada por los elevados costes derivados de sus campañas en Irak. Con la idea de que la guerra ha sido desencadenada para desarrollar operaciones de especulación monetaria o en busca de una pretendida “renta petrolera”, se da a entender que la guerra sigue siendo lucrativa y que el capitalismo es todavía un sistema en expansión. No sólo la política de Estados Unidos sino también el terrorismo de los Ben Laden y Cía ha sido interpretado en este sentido por el portavoz de Battaglia que presentó a este último como expresión de una tentativa de las “200 familias de Arabia Saudita” de conseguir una parte más grande de los beneficios de su propia producción de petróleo.

 El peligro del empirismo burgués

 Después que el BIPR y la CCI hubieran presentado sus propios puntos de vista sobre las causas de la guerra, tuvo lugar un vivo e interesante debate, donde se pudo constatar que los participantes en la reunión estaban muy interesados en conocer mejor las posiciones de las organizaciones presentes de la Izquierda Comunista, insistiendo en que ambos grupos se respondieran el uno al otro. Los compañeros no se limitaron a hacer las preguntas sino que expresaron ellos mismos sus objeciones y de hecho sus críticas. Por ejemplo, un compañero del FKG acusó a la CCI de “polémica barata” por haber comparado el análisis del BIPR con el del movimiento antimundialización. Señaló que resaltar el actual rol agresor de Estados Unidos no tiene nada que ver con la minimización del rol del imperialismo europeo como habitúan a hacer los simpatizantes burgueses de éste. Insistió correctamente en que, en el pasado también los internacionalistas proletarios se dedicaron a analizar el papel que habían jugado determinados estados en el desencadenamiento de las guerras imperialistas, sin que por ello pudiera acusárseles de haber hecho concesiones a los rivales de dichos Estados.

Pero la CCI no había criticado en absoluto que se viera en los EEUU al principal agente desencadenante hoy de las guerras, sino que se vieran las causas de estas guerras no en la situación general del imperialismo en su conjunto sino, de manera reduccionista, en la situación específica de Estados Unidos. El portavoz de Battaglia, por su parte, no negó del todo la semejanza entre el análisis hecho por su organización y el de las diferentes corrientes burguesas. Argumentó, sin embargo, que este análisis cuando era realizado por el BIPR, se fundamenta en una visión del mundo completamente diferente a la de los burgueses. ¡Esto es así todavía, afortunadamente! Pero nosotros mantuvimos que tal análisis sólo puede debilitar la eficacia de nuestro combate contra la ideología de la clase enemiga, y sobre todo socavar la firmeza de nuestro propio punto de vista proletario. A nuestro parecer, la semejanza del análisis del BIPR y el extendido punto de vista de la burguesía es el resultado del hecho que los compañeros han adoptado un método de análisis burgués. Este método es el del empirismo, una de las formas esenciales del pensamiento burgués que consiste en dejarse llevar por ciertos hechos especialmente noticiosos, en lugar de analizar a través de un método teórico más profundo la verdadera conexión entre los distintos acontecimientos. Un ejemplo de cómo el BIPR cae en el empirismo se vio durante la discusión cuando estos compañeros explicaron que el hecho de que la economía norteamericana se derrumbaría si no afluyeran a ella capitales extranjeros, es la prueba de que la guerra de Irak sirve para obligar a las otras burguesía a prestar dinero a USA. Para responder tuvimos que recordar que por supuesto sin tales prestamos e inversiones la economía de los Estados Unidos se vendría abajo, lo cual ya supone bastante coacción para que capitalistas europeos y japoneses continúen comprando acciones y bonos norteamericanos, puesto que ellos mismos no sobrevivirían a un colapso de los Estados Unidos2.

 

En la segunda parte de este artículo abordaremos más explícitamente la cuestión de la relación existente entre la crisis económica y la guerra imperialista a la luz de la crítica marxista de los fundamentos mismos de la economía capitalista. En particular criticaremos la idea defendida por el BIPR de que  “una destrucción generalizada abriría el camino a una nueva fase de acumulación”, o dicho de otra manera a una nueva fase de prosperidad capitalista.

 

WELT REVOLUTION

Publicación de la CCI en Alemania

 

 

 

Notas

1) Organización fundadora, junto a la CWO, del BIPR.

2.- Es necesario añadir que por mucha rivalidad que tengan con Estados Unidos, sus rivales seguirán colocando sus capitales en la economía más estable que existe, ya que este país, en el futuro previsible,  seguirá siendo militar y económicamente, el país más fuerte del mundo.

Geografía: 

Corrientes políticas y referencias: 

La única solución, la revolución comunista

La barbarie brutal de la matanza de Beslan en Rusia nos ha estremecido a todos. Ante ella no podemos permanecer impasibles. No podemos acostumbrarnos a la barbarie como propician los medios de “comunicación” que con sus espectáculos morbosos reproduciendo las escenas más brutales quieren que acabemos aceptando como “normal” la violencia ciega de las guerras como la de Irak, Israel, Afganistán etc., y la de los atentados, secuestros o masacres terroristas como los que vienen produciéndose en una cadena sin fin en Turquía, Arabia, Indonesia, Rusia...

Tenemos que manifestar nuestra indignación y concretarla en lucha de clase contra el verdadero responsable: el CAPITALISMO, el capitalismo asesino.

Decimos CAPITALISMO porque el gobierno de Putin y sus rivales terroristas (chechenios y fundamentalistas islámicos) son expresiones del capitalismo, son fracciones de la burguesía que persiguen sus sucios designios utilizando como carne de chantaje o de cañón a las poblaciones de uno y otro bando. Los secuestradores no dudaron en obligar a niños indefensos a beberse su propia orina, pero sus antagonistas de la Madre Rusia no fueron menos crueles al provocar descaradamente la masacre.

Decimos CAPITALISMO porque, sumido en una crisis de decadencia, toda su evolución durante el siglo XX ha ido hundiendo a la humanidad en una cadena agobiante de guerras, hambrunas, convulsiones económicas... En ese engranaje mortal participan todos los Gobiernos, sea cual sea su ideología, todos los partidos del Capital, sea cual su coloración “derechista” o “izquierdista”, todos los Estados, sea cual su ropaje “democrático” o dictatorial, todas las Naciones, sean del primer mundo o del tercero, sean del Este o del Oeste.

Decimos CAPITALISMO porque tanto la guerra como el terrorismo forman parte de una misma madeja criminal: la de la concurrencia imperialista a la que se libran todos los Estados, empezando por el Gendarme del Mundo, USA, acabando con los Señores de la Guerra islámicos y pasando por los “virtuosos pacifistas” de Alemania, Francia y el Gobierno Zapatero que han sostenido unánimemente a Putin en la matanza de Beslán. En el pugilato asesino que libran las víctimas las pone el proletariado y la inmensa mayoría de la población mundial.

Solo el proletariado con su lucha de clase masiva y unida puede acabar con la pesadilla del capitalismo.

Este sistema no se puede reformar. ¿Qué se puede cambiar en él cuando el imperialismo en sus dos formas -la guerra y el terrorismo- no hace sino crecer de una forma aterradora? ¿Qué se puede cambiar en él si para “salvar los sectores productivos” provoca despidos masivos que solo traen NUEVOS DESPIDOS MASIVOS como estamos comprobando en los astilleros? ¿Qué se puede cambiar en él si en los países más desarrollados como Alemania y Francia el Gobierno pega un hachazo brutal a prestaciones sociales, pensiones, subsidios a desempleados etc.? ¿Qué se puede cambiar en él si la tendencia que se impone en todas partes es TRABAJAR MÁS HORAS Y COBRAR MENOS SALARIO con el alargamiento de la jornada de trabajo o el retraso de la edad de jubilación? ¿Qué se puede cambiar en él si en los países “más desarrollados” la vivienda se convierte en un lujo inaccesible para la mayoría? ¿Qué se puede cambiar en él cuando provoca catástrofes ecológicas cada vez más graves?

El proletariado tiene que orientar sus luchas más inmediatas, sus debates, sus reflexiones, sus manifestaciones, toda su actividad, en una sola dirección: la REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL. En la manifestación de los obreros de astilleros de Sestao había una pequeña pancarta que decía “Sí no hay solución, la Revolución”. La única solución es la Revolución. Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir.

Acción Proletaria 10-9-04

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Masacre en Beslan: Contra el terror de Estado y el terrorismo nacionalista

La carnicería de más de 400 personas, la mayoría de ellas niños, en la escuela número uno en la ciudad de Beslán, en Osetia del norte, produce indignación y repulsión. Como los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en NYC, esta matanza es un crimen de guerra en el que, como siempre, las principales víctimas son los miembros más indefensos de la población civil. En Beslán, los rehenes sufrieron intimidación, hambre, sed, y ejecuciones sumarias, y a los que sobrevivieron a las explosiones iniciales en el gimnasio donde estaban retenidos, los secuestradores les dispararon por la espalda cuando trataban de escapar.

Los días siguientes a la matanza, los líderes mundiales se han apresurado a expresar “su solidaridad con el pueblo ruso y con su firme líder, el Sr. Putin”. En la convención republicana de NYC, Bush no dudó en incluir la guerra del Estado ruso contra el separatismo checheno en la “guerra global contra el terrorismo” encabezada por USA. En Moscú, decenas de miles de personas participaron en una manifetación oficial antiterrorista bajo pancartas en las que podía leerse: “Putin, estamos contigo”.

Pero una cosa es la solidaridad con las víctimas de Beslán y otra es el apoyo al Estado ruso; porque el Estado ruso es tan culpable de esta pesadilla como los terroristas que tomaron la escuela.

Para empezar, porque gran número de muertos y heridos, lo fueron debido a las operaciones de las tropas rusas que rodeaban la escuela, que usaron fuego de ametralladoras, lanzallamas y morteros indiscriminadamente. Estos métodos recuerdan la forma en que terminó el asedio al teatro Dubrovka de Moscú en Octubre 2002, del que aún no hemos escuchado ningún cuestionamiento por parte de Putin sobre la actuación del ejército entonces. Pero más importante que esto es el hecho de que, igual que la “guerra antiterrorista” de USA ha convertido a Irak y Afganistán en tierra de cultivo ideal para bandas terroristas locales e internacionales, el terrorismo checheno es el subproducto de la devastadora guerra del imperialismo ruso en el Caúcaso.

El terror de Estado ruso en Chechenia

Confrontada a las demandas de independencia de Chechenia tras el colapso de la URSS, Rusia reaccionó con una ofensiva asesina en la que al menos murieron 1000000 personas. En 1999, tras una tregua en el conflicto, Putin lo elevó a niveles aún más bestiales de barbarie, arrasando prácticamente Grozni, la capital de Chechenia. El pretexto que se dio para esta nueva ofensiva fue la voladura de dos bloques de apartamentos en Moscú y Volgodonsk, en la que murieron 300 personas. Aunque entonces se acusó a los terroristas chechenos, hay fuertes bases para creer que en realidad fue obra de los servicios secretos rusos. Desde entonces, Rusia se ha mantenido absolutamente intransigente en su rechazo de cualquier demanda de independencia para Chechenia.Y esto es así porque la pérdida de Chechenia sería un golpe importante para los intereses imperialistas de Rusia. Por un lado, debido a la posición estratégica de Chechenia para la explotación de los pozos petrolíferos y el trazado de los oleoductos; pero aún más porque la secesión de Chechenia de la Federación rusa, abriría las puertas de su desmembramiento, y Rusia perdería así cualquier pretensión de jugar un papel en la arena imperialista mundial.

No ha habido ningún límite a los crímenes del ejército ruso en el Caúcaso. Están documentados en cualquier informe de las “organizaciones de derechos humanos”. “Human Rights Watch por ejemplo, habla del “fiasco de Putin para reponder con credibilidad de los crímenes cometidos por los soldados rusos y las fuerzas  de policía; desapariciones fozadas, ejecuciones sumarias y torturas, han minado gravemente la credibilidad de las instituciones rusas entre los chechenos” (citado en “The Guardian”, 2 de septiembre 2004)

Las «democracias occidentales» apoyan los crímenes de guerra del Estado ruso

Estos estragos son similares a cualquiera de los perpetrados por tiranos “oficiales” como Saddam o Milosevic. Y aún así, durante todos estos años de miseria en el Caúcaso, los líderes de las “democracias occidentales”, los abogados de la “Intervención humanitaria” en Kosovo o Irak, han apoyado a Putin incondicionalmente. T. Blair incluso le invitó a tomar el te con la reina. Porque en realidad, detrás de toda su retórica “moral”, Bush, Blair y el resto, sólo están interesados en las necesiades imperialistas de los Estados capitalistas que representan respectivamente. Hoy, esos intereses exigen que Rusia, aunque en muchos aspectos es un rival como ha demostrado su oposición a la guerra de Irak, tiene que preservarse como una unidad nacional sin dejar que se colapse en el caos. Rusia es un enorme almacén de armamento nuclear, y un gigante de energía global.La consecuencia del desmembramiento de la Federación rusa, como ocurrió con la URSS, son demasiado peligrosas para la burguesía occidental. Esto no significa que, mañana (o en algunos casos ya mismo) las grandes potencias no intenten sacar provecho de las dificultades internas de Rusia para avanzar sus propios peones en la región. Pero por ahora todas ellas, incluyendo los principales rivales de USA, Alemania y Francia, han abordado la cuestión rusa con extrema precaución. El presidente francés Chirac, y el canciller alemán Shröder visitaron recientemente a Putin, expresándole su pleno apoyo a la política que lleva en Chechenia, y respaldando la faudulenta elección del nuevo presidente pro-ruso de Chechenia, Alu Aljárov, que sucede a su predecesor asesinado, Kadyrov.

También se ha podido ver a USA y Rusia proclamar que ambos están librando “una guerra antiterrorista”. A cambio de hacer la vista gorda ante la brutal ocupación militar rusa de Chechenia y su apoyo a los pequeños señores de la guerra en el Caúcaso, Washington obtiene la aquiescencia rusa para su política en Oriente Medio y en otras partes.

Contra el terrorismo y el nacionalismo, la revolución proletaria mundial

Puesto que la barbarie del Estado ruso en Chechenia ha producido la barbarie de las bandas terroristas, hay algunos que, desde la crítica de los excesos del Estado ruso, nos piden que “comprendamos” las acciones de los terroristas, de la misma forma que nos piden que “comprendamos” a los “mártires suicidas” que alientan Hamas u otros grupos en Palestina, o que “comprendamos” los ataques de Al Quaeda el 11 de septiembre. Y, sí, “comprendemos” que aquellos cuyas familias han sido asesinadas y violadas por las tropas rusas, o bombardeadas por los aviones y tanques israelís o americanos, se vean abocados a una venganza violenta y empujados a acciones suicidas o a la desesperación. Pero también “comprendemos” que los aterrorizados reclutas rusos en Chechenia, se dejen llevar a actos de insana brutalidad contra la población civil. Esta comprensión no nos lleva a apoyar el ejército ruso, y tampoco nos hace apoyar a los líderes espirituales fundamentalistas o nacionalistas, que explotan la desesperación de los pobres y los oprimidos para empujarlos a llevar a cabo ataques terroristas contra los pobres y oprimidos de otras naciones. Confrontados con la disyuntiva de elegir entre el terror del Estado ruso y el terrorismo checheno, entre el ejército israelí de ocupación y Hamas, o entre el imperialismo USA y Al Quaeda, decimos: ¡Basta de falsas opciones! No caeremos en la trampa de apoyar una fracción del capitalismo contra otra, de buscar el “mal menor” en cualquiera de las guerras imperialistas que hoy arrasan el planeta.

Comprendemos las raices del odio nacional y racial, y por eso precisamente nos oponemos a todas sus posibles expresiones. El nacionalismo fanático de los secuestradores de Beslán les llevó a considerar a sus víctimas como menos que seres humanos; y ahora un pujante sentimiento de venganza contra sus actos inhumanos se extiende no sólo pos Osetia, sino por toda Rusia. El Estado ruso utilizará esos sentimientos para justificar nuevos actos de agresión en Chechenia y en otras partes: sus jefes militares ya han anunciado “ataques preventivos” en cualquier parte del mundo. Esto dará lugar a nuevos ataques terroristas y así a una espiral sin fin de muerte que continuará como ahora en Israel o Irak.

Contra las divisiones nacionales y religiosas de toda clase, nosotros estamos por la solidaridad de los explotados sin distinción de raza, nacionalidad o religión. Contra todos los llamamientos a la solidaridad con “nuestro” Estado, o “nuestros” líderes nacionales, estamos por la solidaridad de clase del proletariado en todos los países.

Esta solidaridad, esta unidadde todos los explotados, sólo puede forjarse en la lucha contra la explotación. No tiene nada en común con los llamamientos a la caridad, con la ilusión de que la solidaridad puede reducirse a enviar dinero o mantas a las víctimas de la guerra y el terror. Las guerras y masacres que se extienden por el mundo son producto de la decadencia terminal de la sociedad capitalista; sólo podemos oponernos a ellas , sólo podemos acabar con ellas, por medio de una lucha común por una nueva sociedad, donde la solidaridad humana sea la única ley.

Uno de los abatidos padres de los niños de Beslán dijo que la inhumanidad del secuestro le hacía pensar que esto era “el principio del fin del mundo”. El hundimiento de toda la decencia humana, de los lazos sociales más básicos, ejemplificado por la matanza de niños, muestra realmente que el mundo capitalista está llegando a su fin, de una u otra forma. Una es la forma capitalista, que lleva al exterminio de la humanidad; la otra es la forma proletaria, que lleva a la destrucción revolucionaria del capitalismo y la construcción de una sociedad comunista sin clases ni explotación, sin Estados ni fronteras nacionales, ni guerras.

CCI, 10 de Septiembre

Geografía: 

Cuestiones teóricas: 

Mercedes; solidaridad obrera

A mediados de julio, Daimler lanzó un ultimátum a sus empleados de Sindelfingen-Stuttgart (Baden-Würtemberg) : o aceptáis sacrificar algunas de vuestras “ventajas” 1 lo cual permitirá abaratar los costes de producción, o la fabricación del nuevo Mercedes clase C se trasladará a Bremen y a East London (Sudáfrica). Como réplica, el sindicato metalúrgico IG Metall convocó el 15 de julio huelgas y manifestaciones de protesta de los asalariados de Daimler. El sindicato justificó su «actitud combativa» porque la empresa había obtenido 5.700 millones de euros de ganancias el año pasado. 60.000 obreros de Daimler, sobre todo los relevos de la mañana, se pusieron en huelga, manifestándose por toda Alemania2, recibiendo el apoyo de la población. La participación obrera en Bremen, a pesar de que era aquí donde iban “destinados” 6000 de los empleos que se iban a suprimir en Stuttgart, fue tan numerosa y combativa como en otras partes. Esa jornada de acción demostró no sólo la enorme rabia en las filas obreras, sino también unos auténticos sentimientos de solidaridad. En las manifestaciones, los obreros denunciaron que ese mismo tipo de chantaje se estaba fraguando en otras empresas y los intentos para imponer más horas de trabajo sin compensación de salario. Para los obreros se trataba de quebrar la lógica patronal cuyo mejor ejemplo es el acuerdo al que se llegó en las factorías de Bocholt y Kamp-Lindfor de Siemens, acuerdo que imponía la vuelta a las 40 horas «a cambio» de no trasladar la producción a Hungría.

Durante esa jornada de acción, el gobierno y los políticos empezaron a presionar a Daimler para que la dirección lograra un acuerdo cuanto antes, haciendo un gesto de buena voluntad consistente en que los directivos aceptaran una reducción de 10 %. La protesta prosiguió con 12 000 obreros en huelga el 17 de julio en Sindelfingen y manifestaciones en la región de Stuttgart nada más empezar la semana siguiente. Obreros de otras fábricas de Stuttgart, incluso los portavoces de una “Iniciativa de obreros y empleados precarios” participaron al parecer en esas manifestaciones (aunque suponemos que habrán sido, en su mayoría, delegados sindicales). Se abrieron negociaciones el jueves 24, con las “amenazas” de IG Metall de convocar a la huelga a los 160 000 empleados de Daimler si no se llegaba a un acuerdo. Se firmó éste el viernes, satisfaciéndose todas las exigencias de la dirección a cambio de la «garantía del empleo» hasta finales de 2011.

Ni que decir tiene que los medios, la patronal y los sindicatos han saludado ese acuerdo como una victoria de la razón y un modelo para salvar el empleo en Alemania. En cambio, la reacción de los obreros fue muy diferente, en la que predominaba la mayor irritación. Hubo enérgicas protestas obreras contra la firma de semejante acuerdo en nombre de los obreros por parte del sindicato y del comité de empresa, los cuales no tenían ningún mandato para hacerlo. Evidentemente, esas protestas no salieron en el telediario.

Está claro que los obreros han sufrido una derrota. Y saben perfectamente que los sindicatos han colaborado en ella. Durante el movimiento, parece que no hubo ninguna puesta en entredicho de los sindicatos. En cambio, después de esta derrota, empieza a abrirse camino la reflexión sobre el papel de los sindicatos en una bastión sindical como Daimler en donde el 90 % de los obreros están afiliados a IG Metall.

Nuestra sección en Alemania intervino en estas luchas con una hoja de la que reproducimos lo esencial bajo estas líneas.

Hoja de la CCI en Alemania

La respuesta a la crisis capitalista: la solidaridad obrera

La patronal parece haber obtenido lo que pretendía. Se han ido de vacaciones millones de asalariados con la noticia de que la mayor compañía industrial europea, en las factorías de Mercedes en Stuttgart-Sindelfingen, está realizando unos ahorros en los costes de producción que alcanzan medio millón de euros a costa de sus empleados. Quieren que nos hagamos a la idea de que, incluso donde las empresas han obtenido ganancias, los obreros no pueden hacer nada contra la amenaza del desempleo, contra la deslocalización de la producción, bajo la amenaza de despidos masivos. Durante este período de vacaciones, se nos supone resignados ante la exigencia de trabajar más por salarios más bajos. En este tiempo veraniego en que las fuerzas obreras están dispersas, durante el cual, aislados, el sentimiento de impotencia es mayor todavía, quieren hacernos creer que se ha abierto una brecha. Una brecha en medio de las filas obreras que no sólo concierne a los obreros de Daimler-Chrysler, sino a todos los esclavos asalariados.

La economía de mercado solo ofrece pauperización, inseguridad y miseria sin fin

Solo unas cuantas semanas después de que el personal de las factorías Siemens de Bocholt y Kamp-Linfort cediera al chantaje, forzándosele a aceptar una vuelta a la semana de 40 horas sin compensación salarial alguna; tras la decisión tomada en Baviera de incrementar la jornada laboral sin compensación salarial, incluido el sector público, la patronal empezó a exigir -según los casos- el incremento de la semana laboral a 40, 42, incluso 50 horas. En Karstadt, por ejemplo (en un sector comercial), se les dijo a los empleados: o trabajan 42 horas, o se suprimen 4000 empleos. Ya sea en la construcción, en Man o en Bosch, por todas partes se ha planteado la misma exigencia.

La experiencia de las semanas anteriores confirma así lo que cada vez más trabajadores empiezan a sufrir en carne propia: la economía de mercado (adobada o no con discurso «social») solo puede ofrecer pauperización, inseguridad y miseria sin fin.

El espectro de la solidaridad obrera

Además del reconocimiento amargo pero necesario de esa realidad, hay que sacar y asimilar otras lecciones de los conflictos de estas últimas semanas.

Tras las luchas en Daimler-Chrysler, la clase dominante quiere que acabemos pensando que de nada sirve resistir, que la lógica de la competición capitalista se acabará imponiendo de todas todas y que por ello es preferible someterse a la idea de que, al fin y al cabo, explotadores y explotados estarían embarcados en la misma nave, para así “mantener el empleo en Alemania”. La clase obrera, desde su punto de vista de clase, debe sacar otras conclusiones muy diferentes. Más de 60 000 obreros de Daimler-Chrysler han participado en las últimas semanas en huelgas y actos de protesta. En las manifestaciones de Sindelfingen han participado obreros de Siemens, Porsche, Bosch y Alcatel. Esos hechos muestran que los obreros han empezado a reemprender el camino de la lucha. Ante la perspectiva de agravación de los sufrimientos y de la miseria para la clase obrera del mundo entero en los años venideros, lo más importante no ha sido que, una vez más, los capitalistas se hayan organizado para imponer su voluntad. Lo que esta vez importa es que los ataques no han sido aceptados sumisa y pasivamente.

Daimler-Chrysler ha jugado conscientemente la baza de la división entre los obreros de las diferentes fábricas, amenazando con suprimir empleos en las factorías de Sidelfingen, Untertürkheim y Mannheim en provecho de la de Bremen mediante el traslado a ésta, a partir de 2007, de la producción de los nuevos modelos de clase-S. El que los asalariados de Bremen hayan participado en las manifestaciones de protesta contra las reducciones de salario, contra el aumento de la jornada laboral y la eliminación de factorías en Baden-Würtemberg ha sido, sin duda alguna, el elemento clave de las luchas. Al hacer fracasar en parte la estrategia de la patronal, los obreros, con su acción, pusieron en evidencia que la única respuesta obrera a la crisis del capitalismo empieza con la solidaridad obrera. Es esta solidaridad la que hace posible la lucha, la que le da su pleno significado.

La clase dominante quiere hacernos creer que la lucha en Mercedes no la ha impresionado ni mucho menos. Pero cuando se examinan atentamente los acontecimientos de los últimos días, se observa que la clase dominante ha estado, en realidad, muy pendiente de la expresión de resistencia de la clase obrera. Lo que más teme, en efecto, es que los explotados tomen conciencia de que la solidaridad no solo es el arma más eficaz para sus propios intereses, sino que además lleva en sí el principio de base de un orden social antagónico a la sociedad actual.

Una «acción concertada» de la clase capitalista

No fue casualidad que justo después de la vuelta a las 40 horas semanales en Siemens (región del Ruhr), se lanzase otro reto enorme y público a los trabajadores de Daimler-Chrysler. Siemens sirvió de advertencia a los obreros: en cualquier sitio donde se les amenace de cierre de fábricas, tendrán que aceptar la agravación de las condiciones de trabajo y de salario y el incremento del horario laboral. En la Mercedes de Stuttgart, no se trataba -por ahora- de cerrar la fábrica, al seguir siendo considerada eficaz y rentable. Se escogió a Daimler-Chrysler para lanzar un segundo mensaje: la agravación sin límites de la explotación se aplicará no sólo allí donde la empresa o la factoría están contra las cuerdas. Todas las empresas están concernidas. Daimler-Chrysler es precisamente el escaparate de la industria alemana: la mayor concentración de la clase obrera en Alemania, en el corazón de la región Baden-Würtemberg con sus cientos de miles de obreros industriales. El mensaje fuerte y claro de los capitalistas significa claramente lo siguiente: si la fracción más fuerte de la clase obrera, conocida por su experiencia de lucha y su combatividad, es incapaz de oponerse a semejantes medidas, tampoco lo podrá entonces ninguna otra parte de la clase obrera en Alemania.

No es una casualidad si la patronal ha unido sus fuerzas en lo que han llamado sindicatos de empleadores. Estos le permiten coordinar sus esfuerzos contra la clase obrera. Esos organismos están además integrados en el aparato de Estado. O sea, que la estrategia patronal está ligada a una estrategia global dirigida por el gobierno a escala nacional y regional, o sea, por la socialdemocracia en el poder. En esta estrategia hay una especie de división del trabajo entre el gobierno y las empresas. La mayoría de las reformas decididas por el gobierno federal y aplicadas directamente por el Estado se programaron durante la primera mitad del mandato, de modo que ha sido en estos dos últimos años cuando se han ido haciendo realidad unos ataques descomunales contra el nivel de vida de los obreros: la «reforma de la salud», la legislación «Hartz» contra el desempleo, «la modulación» de las leyes sobre la protección de los desempleados, etc. Ahora, en el período que lleva a las próximas elecciones generales, al SPD no le desagrada dejar a los patronos la iniciativa de los ataques, con la esperanza de que la población se siga identificando con el Estado, vaya a votar y no pierda totalmente confianza en la socialdemocracia.

No hay pues que dejarse entrampar en las declaraciones del SPD sobre sus simpatías con los obreros de Daimler-Chrysler. En realidad los ataques actuales proceden directamente de las “reformas” del gobierno federal. No fue una coincidencia si el envío, muy mediatizado, de un nuevo cuestionario a los desempleados (destinado a identificar y utilizar los recursos financieros propios de los parados y los de sus familias para así disminuir los subsidios) salió a la luz justo cuando se empezaban a desplegar los ataques en Daimler. La fusión de los subsidios de desempleo de larga duración con la Ayuda social mínima, así como también la mayor vigilancia y control de los desempleados, sirven apara “aliviar” el presupuesto del Estado de la carga de los más pobres entre los pobres. Pero también sirve para hacer más eficaces todos los medios posibles de chantaje contra quienes todavía tienen un empleo. Para éstos debe quedar claro que si levantan la voz, si no aceptan lo que se les exige, entonces acabarán ellos también precipitándose en la miseria.

El nerviosismo de la clase dominante ante la solidaridad obrera

Los ataques del capital no se han aceptado sin lucha. Esto quedó patente no sólo en las movilizaciones en Daimler, sino también por la manera misma con la que reaccionó la burguesía. Para los políticos, los sindicatos, el consejo sindical de fábrica, para la patronal también, se hizo pronto evidente que el conflicto en Daimler tenía que resolverse lo más rápidamente posible. La estrategia capitalista consistió, al principio, en enfrentar a los obreros de Sttutgart con los de Bremen. Se preveía una resistencia de los obreros del Sureste de Alemania, inmediatamente atacados, pero más seguros de sí. Lo que, en cambio, sorprendió fue el entusiasmo con el que participaban en el movimiento los obreros de Bremen. El espectro de la solidaridad obrera, dada por muerta y enterrada durante largo tiempo, amenazaba con volver. Frente a esto, los representantes del capitalismo empezaron a ponerse nerviosos.

Así, los portavoces de los partidos políticos representados en el parlamento -incluidos los liberales del FDP, que se considera a sí mismo como partido de los ricos- empezaron a instar a la dirección de Daimler-Chrysler a que aceptara una disminución de sus nóminas. Semejante medida, claro está, no era más que una cortina de humo. La dirección decide sobre sus salarios, ya encontraría medios para compensar esas “disminuciones”. Además, no es eso lo que va a ayudar a los obreros a pagar la educación de sus hijos o el alquiler de su casa.

¿Por qué instaron los dirigentes políticos a la dirección patronal a que hiciera esos “gestos”? Con ello tratan de propagar la ideología de la colaboración social, que podría salir malparada por un conflicto social.

Por eso mismo los políticos arreciaron con sus críticas contra la arrogancia de los patronos. El problema de la situación actual, con una patronal que asume sola los ataques mientras el Estado se disfraza de “neutral”, intentando quedar en la sombra, es cuando ese tinglado acaba siendo visible. Patronos como Schremp o Hubbert no poseen la sutileza de la socialdemocracia cuando se trata de infligir una derrota ejemplar a la clase obrera, evitando provocarla demasiado. Lo que más teme la clase dominante es que los obreros empiecen a pensar demasiado en su propia lucha y en las perspectivas de sus vidas en el capitalismo. En ese contexto, las críticas hechas por el canciller Schröder son significativas: «Mi opinión es que hay que dejar esos problemas en el seno de las empresas y hablar de ellos lo menos posible» (subrayado nuestro)

Desde que se desmoronó el estalinismo -forma de capitalismo de Estado particularmente ineficaz, rígida y ultra reglamentista- se ha repetido hasta las náuseas que para el socialismo ya no hay la menor perspectiva, que la lucha de clases y la propia clase obrera ya no existen. Pero ninguna prueba mejor que las grandes luchas de la clase obrera para demostrar al mundo que ni la clase obrera, ni la lucha de clases son trastos del pasado.

La política de división de los sindicatos y de los medios de comunicación

No queremos sobrevalorar las luchas en Daimler. No han sido suficientes para impedir que el capitalismo haya abierto una nueva “brecha” en las condiciones de vida de los obreros. Primero porque el conflicto se limitó a los obreros de Daimler. La historia demuestra que únicamente la extensión a otras fracciones de la clase obrera podrá, aunque sea temporalmente, hacer retroceder a la burguesía. Además, esta lucha no logró, en ningún momento, poner en entredicho el control sindical. IG Metall y el consejo local de fábrica se mostraron, una vez más, expertos en el arte de centrar el problema en lo que “distingue” la situación de los obreros de Mercedes de la de los demás: la rentabilidad de unos vista como su “propio” problema, las reservas en los libros de pedidos como un asunto de cada fábrica, o la mayor eficacia de los obreros de Baden-Würtemberg. Todo eso permitió atajar una solidaridad más activa, más fuerte. Los medios de “comunicación”, por su parte, echaron mano del mismo tema, insistiendo en la envidia que se les tendría a los obreros de Daimler, presentados como especialmente privilegiados. Llamaba la atención, por ejemplo, que los medios dieran cuenta, a diario, de la situación en Sindelfingen (en donde no se olvidaban de mencionar los pasos de peatones de mármol), mientras que la situación en Bremen (en donde las expresiones de solidaridad eran explícitas) se mantenía en riguroso silencio.

Mucho antes de que se hicieran públicas las exigencias de la dirección de ahorrar 500 millones € por año, el consejo de fábrica ya había propuesto una austeridad de unos 180 millones anuales. Y en cuanto la dirección aceptó la puesta en escena de la “participación en los sacrificios”, IG Metall y el consejo de fábrica dieron su “acuerdo global” a un plan que satisfacía plenamente las exigencias de la dirección, y que presentaron como una victoria para los obreros, ya que supuestamente permitía una “garantía de empleo” para todos.

Los sindicatos dividen a los obreros y defienden los intereses de las empresas en perjuicio de los explotados, pero no porque serían la encarnación de no se sabe qué espíritu maligno, sino porque forman parte del capitalismo desde hace ya muchos años y participan plenamente de la lógica de éste. Esto implica que sólo los propios obreros pueden realizar la solidaridad obrera, la extensión de las luchas. Y esto exige asambleas soberanas de masas, un modo de lucha que se abra a la participación directa de los diferentes sectores de obreros activos y de los desempleados. Y todo eso no podrá llevarse a cabo sino es fuera y en contra de los sindicatos.

Un combate que debe plantear interrogantes a la clase obrera

Estamos lejos todavía de la práctica de una lucha autónoma basada en la solidaridad activa. Sin embargo ya hoy se perciben los gérmenes de esos combates futuros. Los obreros de Daimler ya han sido plenamente conscientes de que no peleaban por sí mismos sino por los intereses de todos los obreros. También ha sido indiscutible que su lucha -a pesar de las odiosas campañas sobre los privilegios acordados en Sindelfingen- ha recibido la simpatía de la clase obrera en su conjunto, algo que no se había visto desde la huelga en Krupp Rheinhausen de 1987.

En aquel entonces, los obreros de Krupp empezaron a plantearse la cuestión de la extensión activa de la lucha hacia otros sectores y a cuestionar el control sindical. El que hoy no se hayan planteado realmente esas cuestiones deja patente el terreno que la clase obrera ha perdido en los últimos quince años, tanto en Alemania como en el mundo entero. Sin embargo, los combates de Krupp, o los de los mineros británicos, fueron la señal del fin de una etapa de huelgas obreras que se extendieron entre 1968 y 1989, a la que siguió un largo período de reflujo Las luchas actuales, al contrario, ya sean las del sector público en Francia y Austria del año pasado o ahora las de Daimler, son el principio de una nueva serie de luchas sociales importantes. Se desarrollarán éstas de una manera más difícil y lenta que en el pasado. Hoy la crisis del capitalismo es mucho más profunda, la barbarie general del sistema mucho más visible, la calamidad amenazante del desempleo mucho más omnipresente.

Hoy, mucho más que cuando la huelga de Krupp-Rheinhausen, la gran oleada de simpatía hacia los obreros en lucha que surgió en la población se debe, sobre todo, a la comprensión, que se profundiza cada día, de la gravedad de la situación. La clase dominante y sus sindicatos lo hacen todo por presentar la imposición de aumento de la jornada laboral como algo temporal para conservar empleos hasta que “vuelva la competitividad”. Pero los obreros empiezan a comprender que lo que está pasando es mucho más fundamental que todo eso, pues de lo que se trata es de que desaparezca todo lo adquirido no solo en las últimas décadas, sino en los dos siglos de luchas obreras. Lo que está ocurriendo es que la jornada laboral, como al principio del capitalismo, aumenta cada día más y eso en las condiciones de trabajo del capitalismo moderno y sus cadencias infernales. Lo que está ocurriendo, cada día más, es que la fuerza de trabajo humana, como fuente de riquezas de la sociedad que es, se está desvalorizando y acabará, a largo plazo, por no valer casi nada. Todo eso no es signo del nacimiento doloroso de un nuevo sistema, sino que es, al contrario, la expresión de un capitalismo moribundo que se ha convertido en obstáculo para el progreso de la humanidad. A largo plazo, los esfuerzos inseguros de hoy por afirmar una resistencia obrera, para que la solidaridad vuelva a ser realidad, vienen acompañados de una reflexión profunda sobre la situación. Todo esto podrá y deberá desembocar en la puesta en entredicho de este sistema bestial, con la perspectiva de un sistema superior, socialista.

Welt Revolution (sección de la CCI en Alemania) (22 julio)

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Piqueteros; contra las mentiras del GCI (II)

El GCI miente sobre la naturaleza del movimiento piquetero para estafar al proletariado, identificando a los desocupados con el lumpen

Los análisis que deben realizarse y debatirse sobre la lucha de clases que eventualmente pudo haber existido en un momento determinado y que el proletariado desarrolló, deben efectuarse basados pura y exclusivamente en los hechos concretos, a los efectos de que la clase obrera mundial pueda extraer de los mismos las lecciones y las enseñanzas para los futuros combates. La posición contraria, las inexactitudes, las medias verdades y las mistificaciones no ayudan al proletariado mundial, todo lo contrario, profundizan más los errores y las limitaciones de las nuevas luchas por venir.

La actitud mencionada en el párrafo precedente es la observada en el GCI, y en los artículos que escribieron en su revista -Comunismo- nº 49,50 y 51, ya que comienzan a explayarse diciendo que: «es la primera vez en la historia de Argentina en que la violencia revolucionaria del proletariado logra derribar el gobierno..»1, y continúa relatando: «reparto de mercancías expropiadas entre los proletarios y comidas ‘populares’ surtidas con el producto de las recuperaciones (...) Enfrentamientos con la policía y con otros cuerpos de choque del estado, como las patotas mercenarias peronistas, especialmente el día de la asunción de la presidencia del gobierno de Duhalde».2 El comienzo del artículo de Comunismo es incorrecto confundiendo a la clase obrera mundial e impidiéndole extraer las necesarias lecciones de los sucesos en Argentina del año 2001. En primer lugar no fue una “violencia revolucionaria” lo que derribó al gobierno de De La Rúa, todo lo contrario, este gobierno burgués cayó como producto de los conflictos y de las luchas interburguesas. Asimismo tampoco se trató de una violencia revolucionaria, ni hubo reparto de las “mercaderías expropiadas”, ya que durante el saqueo, cada una de las personas que iban a saquear los supermercados tenía la actitud de “cada uno para sí”, y por ende no hubo reparto.

Los saqueos no fueron tal como pretende el GCI “un ataque generalizado de la propiedad privada y el estado”, más bien se trató de personas desesperadas, hambrientas, y jamás se pusieron a pensar ni tan siquiera tangencialmente en atacar a la propiedad privada, sino calmar el hambre por un par de días. Asimismo las falsificaciones de los hechos continúan cuando comentan los acontecimientos que sucedieron el día de la proclamación de Duhalde, como una lucha entre el “movimiento” del proletariado contra las patotas peronistas. Es mentira, los enfrentamientos que tuvieron lugar ese día opusieron a aparatos del estado burgués: por un lado el peronismo, y por el otro el izquierdismo del MST, PCA, y otros grupos menores trotskistas y guevaristas, pero la clase obrera estuvo ausente ese día.

Pero por un momento se puede pensar en que tal vez dichos errores se deban a un exceso de entusiasmo revolucionario, a la buena fe, pero al continuar con la lectura de dicha revista, se ve que se miente a la clase obrera mundial, alimentando la mistificación piquetera cuando se dice que: «La afirmación proletaria en Argentina no hubiese sido posible sin el desarrollo del movimiento piquetero, puntal del asociacionismo proletario durante el último lustro»3, y que «En Argentina, el desarrollo de esta fuerza de clase se muestra, en unos meses, tan potente que los proletarios que todavía tienen un trabajo se asocian a la misma (...) Durante los últimos años toda gran lucha se coordina y articula en torno a los piquetes, a las asambleas y estructuras de coordinación de los piqueteros»4 Estas afirmaciones son de nuevo una enorme mentira.

El movimiento piquetero, ya se dijo más arriba5, con las excepciones de la Patagonia y del norte de Salta, en la provincia de Buenos Aires, sigue el esquema y es el heredero de las famosas manzaneras de Chiche Duhalde. El supuesto asociacionismo que generarían los piquetes, no es más que la obligación que posee cada uno de los beneficiarios del “plan trabajar”, o de cualquiera de los subsidios para no perder dichas migajas que el estado burgués le otorga. No existe solidaridad entre sí; sino el todos contra todos: buscar y obtener un beneficio en perjuicio y a costa del hambre del otro, sin mencionar que cada uno de los participantes del piquete en el barrio debe aceptar la posición oficial del grupo, sea apéndice de un partido, “autónomo” o “independiente”.

Es por ello, que no puede livianamente calificarse como el hecho más significativo de la clase obrera al piquete, ni mucho menos, no se puede mentir descaradamente acerca de la “coordinación” de los obreros ocupados con los piquetes.

Pero el GCI considera falsamente que «el asociacionismo generalizado del proletariado en Argentina es sin dudas una afirmación incipiente de esa autonomización del proletariado.(...) La acción directa, la organización en fuerza contra la legalidad burguesa, la acción sin mediaciones e intermediarios (...)el ataque a la propiedad privada (...) son extraordinarias afirmaciones de esa tendencia del proletariado a constituirse en fuerza destructora de todo el orden establecido»6

Estas afirmaciones son sin lugar a dudas un intento abierto de estafa a la clase obrera mundial. Es en definitiva un gran servicio que el GCI presta a la burguesía. No puede estafarse a la clase obrera intentado dibujar y cambiar el sentido de los hechos, de las acciones y de las consignas. El “que se vayan todos…” no es una afirmación revolucionaria, sino más bien, es la búsqueda de un “gobierno burgués honesto”.

Cabe preguntarse a que se refiere el GCI con proletario. La respuesta a este interrogante viene dada porque para este grupo los proletarios no se definen según el papel que juegan en la producción capitalista, es decir si son los dueños de los medios de producción o si venden su fuerza de trabajo. No, para el GCI, proletario es una categoría que alcanza a los desocupados -son parte de la clase obrera en realidad-, los lúmpenes, y demás capas o estratos sociales no explotadores. Ello se puede encontrar en su publicación Comunismo nº 50.

Antes de desarrollar su posicionamiento, el GCI realiza un artero ataque a la CCI, con relación a la posición que le cupo a dicha corriente comunista con relación a los acontecimientos del 2001, acusándola de «una clara manipulación ideológica burguesa»7 . Consideramos firmemente que la posición que adoptó la CCI en los sucesos de Argentina fue la única que extrajo correctamente las enseñanzas y las lecciones de dicha revuelta popular, mientras que la GCI, adoptó una posición de carácter pequeño burguesa, no proletaria y de neto tinte anarquista.

Ello así, ya que el GCI para fundar su posición sobre las dos clases antagónicas, rechaza en primer lugar el rol que juega cada uno en la producción,... más bien acepta que toda revolución tiene ideologías burguesas, y por último crítica la supuesta idealización de la clase obrera que realiza la CCI, sin lúmpenes, sin obreros de países periféricos, sin saqueadores8.

La posición del GCI considerando al lumpen dentro de la categoría proletario, no es ni más ni menos que un intento de plantear en forma encubierta que se ha constituido un nuevo sujeto social revolucionario, ello es así ya que en todo el artículo de Comunismo nº 50 se plantean las críticas a la clase obrera ocupada, como asimismo los intentos de separar a los desocupados de su pertenencia a la clase obrera.

Es así que por más que lo nieguen o renieguen el GCI tiene en muchos aspectos posiciones similares a las adoptadas por el izquierdismo argentino, como es el caso del Partido Obrero, cuando crea por el “accionar iluminado” de su líder máximo, una sub- categoría, de obreros, los “obreros piqueteros”, análogamente el GCI, aunque utilizando un lenguaje lleno de términos revolucionarios habla de un sujeto proletario, que en sí mismo abarcaría no sólo a capas sociales no explotadoras, sino también a pequeños burgueses y burgueses arruinados.

Asimismo, y como prueba de su posicionamiento semi- anarquista y pro guerrillerista, comienza a andar una senda en la que intenta explicar en cierta medida su visión sobre ese sujeto proletario particular de la GCI, que nada tiene que ver con el Marxismo. Y, en tal sentido comienza a justificar sus posiciones con relaciones a los lúmpenes, y dice que acerca de ellos que son «los elementos más decididos a contraponerse a la propiedad privada»9, y ello así por ser los elementos más desesperados, según lo expresa la misma nota.

Que despropósito es asimilar a la rebelión interclasista argentina y las capas que intervinieron en ella con la revolución rusa de 1917, ¿qué tiene de común denominador las expresiones de Kerensky con los análisis acerca del levantamiento del 2001?. La respuesta es NADA.

Pero ello, no se debe a errores o análisis apresurados o a visiones idealistas, todo lo contrario, ello es producto pura y simplemente de su opción ideológica que se aleja de la dialéctica materialista y del materialismo histórico, y abrazan posiciones anarquistas, en una mezcla difícil de digerir, o sea utilizando términos llanos adoptan la ideología pequeña burguesa de las capas medias desesperadas y sin futuro.

Pero la pregunta a formularse es la siguiente ¿el lumpen proletariado es una capa social distinta al proletariado? Para el GCI no lo es, más bien es el sector más golpeado del proletariado. Aquí evidentemente el GCI asimila desocupados con lúmpenes, y ello no es así, y como se verá en el siguiente punto los desocupados forman parte de la clase obrera, y ello fue expresamente manifestado en la Revista Internacional Nº 14 por la CCI, la cual adoptamos tal postura y la abrazamos como propia.

Ello no implica en lo absoluto que la burguesía con la desocupación procura que dichos destacamentos obreros sin trabajo se desmoralicen producto de su aislamiento y que procuren asimismo lumpenizarlos, para que pierdan su conciencia de clase. Pero de ello a la posición sustentada por el GCI hay una gran diferencia, ya que pensar tan siquiera tangencialmente que el lumpen es el sector más desesperado del proletariado, y que dicha desesperación conlleva a “no respetar la propiedad privada”, es falso. Los lumpenes son alguien plenamente integrado a la actual sociedad capitalista, del sálvese quien pueda, cada uno por sí mismo, y de la no unidad de la clase obrera, y también su “no respeto a la propiedad privada” es la desesperación de esta capa social por no hallarse plenamente integrados a la sociedad burguesa y de no poder extraer plusvalía al proletariado.

Más arriba se hablo de la visión proguerillerista o terrorista de este grupo, y ello se da de la mano con su defensa de la pequeña burguesía, tan querido por los anarquistas que niegan la sociedad dividida en clases antagónicas, es así que dicen: «se le atribuyó a los movimientos guerrilleros el ser un producto de la pequeña burguesía, cuando en muchas ocasiones fueron intentos proletarios de lucha....Más todavía , la mayoría de los partidos “comunistas”...teorizaron que .. el terrorismo contra los propietarios privados es un producto de la impaciencia de la pequeña burguesía»10

La posición favorable de la guerrilla o del terrorismo, no es una afirmación revolucionaria como mal pretende el GCI, sino más bien una deformación de la lucha de clases. Quede claro que no rechazamos la violencia terrorista por cuestiones morales. El planteo a favor del terrorismo que efectúa la GCI es un absurdo, ya que proviene de la capas pequeñas burguesas radicalizadas que pretenden sacar del adormecimiento a la clase obrera a través del terror. La clase obrera debe rechazar el terrorismo, ya que éste está en el campo de la burguesía11.

Cabe destacar que no somos pacifistas, lucha de clases significa violencia, pero ésta y la necesidad de la violencia el proletariado las saca de sus propias experiencias , de sus luchas , de sus enfrentamientos con la clase dominante. Esta es la violencia de la clase, que por contenido, naturaleza y forma se distingue del terrorismo pequeño burgués que propugna el GCI.

Cabe afirmar que es el propio GCI que proclama en forma solapada el fin del proletariado haciéndose eco de las ideologías y teorías propagandizadas por la burguesía en la década del 90, al proclamar que dichas capas sociales sin futuro son parte del proletariado, y al negar a la clase obrera su carácter de la única clase social revolucionaria en nuestra época y la única clase que tiene una perspectiva comunista y de destrucción del sistema de explotación que impone el capitalismo.

Por ello consideramos falso y absurdo el carácter proletario y revolucionario de la revuelta del 2001, consideramos falso que el proletariado haya desafiado a la propiedad privada, consideramos falso las estructuras asociativas de la clase asumiendo problemas generales, los que conciernen a toda la comunidad, al decir del GCI, ya que ello no sucedió, estas estructuras son parte integrantes del aparato estatal, para dividir , y desunir a la clase obrera, ya que los grupos piqueteros cualquiera que fuera su estructura jamás pensó ni se planteó en destruir la propiedad privada ni propuso una perspectiva comunista.

Las posiciones de la FICCI

Capitulo aparte merece debatir las posiciones de la FICCI, este grupo a pesar de sus expresiones de ser la “ verdadera CCI”, de ser la “única continuadora del programa revolucionaria de la CCI”, demuestra cabalmente su carácter de seguidista al BIPR, y sus análisis equivocados con respecto a la Argentina, lamentablemente no poseemos en español las posiciones de la FICCI con respecto de la Argentina, pero es indudable que de la lectura de la respuesta que dicho grupo realizó a un nota efectuada en Revolución Comunista, respecto de Bolivia, da una cabal idea de las posiciones de dicha grupo..

«Plantemos la cuestión, porque es con este “análisis” que la CCI actual, contrariamente al resto de todas las fuerzas comunistas, ha rechazado la realidad de las luchas obreras en Argentina. Precisemos enseguida: no se trata para nosotros de hacer una “polémica de detalles” con la nueva CCI, sino de plantear los puntos de desacuerdo políticos lo más claramente posible para superarlos. Según el análisis que se haga sobre la “naturaleza” de clase de estos movimientos, la intervención de los revolucionarios difiere. A este nivel y con la poca información de que disponemos, no pensamos que las dos situaciones presentaran la misma dinámica ni las mismas potencialidades, desde el punto de vista de la clase obrera. Pensamos que los movimientos en Argentina fueron un movimiento de lucha obrera…»

«Limitando esta carta a la situación del proletariado, una visión esquemática puede comprender que el proletariado de los países de la periferia no tengan otra cosa que hacer más que esperar a que el proletariado de los países centrales abra la perspectiva de la revolución. Evidentemente, tal visión tiene implicaciones, consecuencias, en las orientaciones e incluso en la actitud militante hacia las lucha Ya en los años 70 en la CCI, esta incomprensión incorrecta y vulgar, mecánica, había tendido a expresarse incluso en la prensa. Hoy, pensamos que esta visión vuelve con fuerza en las posiciones de la CCI actual bajo una visión absoluta, y por tanto idealista, de la descomposición, lo que ha conducido a que “nuestra” organización adoptara una posición indiferentista, derrotista, e incluso de denuncia, de las luchas obreras argentinas (ver su prensa de ese tiempo) en 2001-2002»12.

Estas dos largas citas de la publicación de la FICCI, demuestra cabalmente los mismos errores cometidos por el BIPR, al cual aquella le hace seguidismo en forma no principista, y del GCI, los puntos de contacto es en considerar en forma absurda que la revuelta popular en la Argentina se trató de una lucha obrera, nada más falso.

Es cierto que la posición de la CCI , y de este pequeño grupo difieren con relación a l resto de las corriente comunistas, especialmente el BIPR, y la misma no se refiere como mal pretenden la FICCI de una posición derrotista, todo lo contrario, no nos cansamos en reiterar hasta el hartazgo que es necesario extraer de las luchas todas las lecciones y experiencias a fin de cometer errores o caer en impresionismo, como parece que estas fuerzas han sufrido con la experiencia piquetero. No implica decir que en Argentina 2001, 19 de diciembre no hubo lucha obrera ,ser un desertor de la lucha de clases como expresa la FICCI, esta posición es típica de pequeños burgueses desesperados en busca de ver luchas obreras cuando en realidad no las hay.

Las naciones más industrializadas se hallan en condiciones más favorables para las luchas obreras revolucionarias, ya sea por su número, concentración en comparación con las naciones periféricas. Pero las condiciones para una revolución proletaria , entendida como una ruptura con la clase dominante, serán más favorables en aquellos países donde la burguesía es más fuerte y las fuerzas productivas han alcanzado un alto grado de desarrollo, por ende la clase obrera en dichos países se halla en condiciones inmejorables para llevar a cabo la revolución proletaria.

La FICCI, solamente ha llevado a cabo un política de calumnias e injurias contra la CCI, al igual que el GCI, y dicho accionar los ha llevado a negar lo innegable a aceptar lo inaceptable, en primer lugar que la lucha en Argentina en el 2001 fue obrera, y a mistificar como órganos de la clase a los movimientos de desocupados, piquetes etc., cuando la practica concreta de la lucha de clases ha demostrado lo contrario.

Por una perspectiva revolucionaria

Previo a todo, y tal como lo expresa la CCI: «la situación de desempleo es un aspecto necesario de la condición de la clase trabajadora. Esta es una clase de trabajadores “libres” , libres de toda atadura a los medios de producción , de los cuales están separados y con los cuales, en tanto que capital los trabajadores se enfrentan»13 Continúa manifestando la nota en cuestión que el desempleo es un aspecto de la condición de la clase obrera, LOS DESOCUPADOS FORMAN PARTE DE LA CLASE OBRERA.

Así también, la clase obrera forma un todo, no hay distinciones entre los trabajadores de diferentes naciones ni entre proletarios de países avanzados o periféricos, todos ellos constituyen una sola clase, con los mismos intereses, y con los mismos enemigos: la burguesía. Es así que es deplorable las posiciones , sean de camaradas del medio político proletario como el BIPR, que establecen distinciones artificiales entre los trabajadores, otorgándole “mayor capacidad revolucionaria” a los trabajadores de la naciones subdesarrolladas, o como el Partido Obrero, y el conjunto de las fuerzas izquierdistas , sea que conformen o no el Bloque piquetero, que otorgan o conceden un rol de vanguardia a los desocupados en detrimento de los ocupados, o que crean divisiones tales como “obreros piqueteros”, “Desocupados piqueteros”, etc., frente al conjunto de la clase obrera.

El desocupado no es un sector social de la clase obrera, ya que la distinción , la única que existe, es la división de clases, conforme el rol que ocupa cada clase social en la producción.

La desocupación, juega un papel fundamental de desmoralización, de pérdida de conciencia de clase debido al aislamiento que sufre el trabajador que ha perdido su empleo, y es por ello que la burguesía utiliza dicha factor para obtener objetivos contrarrevolucionarios, y ello lo puede realizar por múltiples medios, uno de ellos es utilizar el sistema paternalista y clientelista de las diversas organizaciones piqueteras, por más que ellas utilicen un lenguaje “revolucionario”, su objetivo al igual que le objetivo de la burguesía, es dividir, dispersar la unidad de la clase obrera, creando divisiones artificiales, fomentando la lumpenización, etc..

Pero si bien es imprescindible la incorporación de los desocupados en la lucha de clases, es importante evitar fenómenos de división que pudieran existir entre los trabajadores, ,sean que estén dentro o fuera de la producción. Es así, que como lo expresa la nota antes citada que: «el capital ,con todos sus partidos y órganos sindicales, hábilmente asistidos por los izquierdistas , busca medios para encuadrarlos creando instituciones especiales que los encierren en una clase particular de desclasados». En Argentina la burguesía asistida por los partidos del capital, trotskistas, estalinistas, guevaristas, maoistas, etc., han creado aparatos en donde encuadrar a los trabajadores desocupados, mediante una disciplina militar, y extorsionados por $150 y 5kg de mercaderías, o pasar hambre y frío, es así, que la burguesía logra su objetivo de crear una casta de parias y evitar la necesaria unidad de la clase obrera.

Las corrientes piqueteras que en su conjunto manejan alrededor de 200.000 trabajadores desempleados, si bien no son sindicatos en el término exacto de la palabra, tiene aspectos de sindicatos -pago cuota, adhesión ciega a la corriente que gestionó el plan, o le hace entrega de la bolsa de mercaderías etc., y fundamentalmente su carácter permanente. No importa que sean manejados por partidos izquierdistas o por la CTA en el caso del FTV, es así que de las primitivas luchas de los desocupados allá por 1996 1997 en la Patagonia en donde los desocupados se organizaron a través de comités , asambleas, etc., los partidos izquierdistas han logrado infiltrarse, como órganos del capital y han esterilizado la lucha de los trabajadores ocupados y desocupados.

Pero algún censor puede decir: ¿ no pueden estas corrientes por acción de las bases regenerarse?,¿ deben los desocupados abandonar la lucha? La respuesta a estas preguntas es simplemente NO.

Las organizaciones piqueteras, sean apéndices de un partido de izquierda, “independientes” , o brazo de una central obrera, como es el caso de la CTA con el FTV que lidera el oficialista D´Elia, son irrecuperables, son aparatos de la burguesía, con el objetivo de dividir y dispersar las luchas, y esterilizarlas hasta transformar a los desocupados como parte integrante del paisaje urbano, sin perspectiva revolucionaria, y aislados de su clase.

Asimismo, no se plantea que los trabajadores desocupados deban abandonar la lucha, todo lo contrario deben redoblarla, pero es necesario dejar constancia que los trabajadores desempleados deben luchar codo a codo con los ocupados contra este sistema, pero para ello es necesario romper con el aislamiento, no solo con respecto a los ocupados sino entre los desocupados entre sí, que hábilmente la burguesía a través de los partidos izquierdistas y corrientes piqueteras han establecido entre las mismas agrupaciones o con agrupaciones distintas, ya que han introducido la división entre los desempleados generando el pensamiento que el vecino o el compañero de barrio desocupado es un potencial adversario y enemigo que puede quitarle el subsidio y los alimentos.

Es necesario que los desocupados rompan el aislamiento que el capital le ha impuesto, cohesionándose con el conjunto de la clase, la cual ellos son parte, pero es necesario producir una gran transformación en la manera de organizarse, no a través de órganos permanentes, sino siguiendo los ejemplos de los trabajadores de la Patagonia en 1997, o del norte de Salta, en donde se dio la unidad entre la clase y los organismos de lucha fueron los comités , las asambleas generales con mandato revocable, pero estas luchas lamentablemente se dio lo que se dijo más arriba, fueron encuadrados por los partidos izquierdistas.

Pero igualmente, estas experiencias de lucha son válidas, ya que el desocupado debe luchar contra los subsidios miserables que les dan, contra el aumento de la tarifas públicas ,etc., que es en cierta manera la misma lucha que lleva a cabo los ocupados por el salario, deben participar como apoyo en las luchas de clases y transformar su luchas como parte integrante de un lucha general contra el capital.

Si bien, la desocupación , les quita un arma que es la huelga, eso no implica que o pueda desarrollar otros medios de lucha, tal vez el censor nos plantee, si es cierto, pero esos medios de lucha, como ocupación de edificios públicos, marchas etc. se desarrollan y llevan a cabo a través de las organizaciones piqueteras. La respuesta es si eso ocurre, pero estas demostraciones, marchas tiene por objetivo agotar las energías de los trabajadores, con luchas de carácter testimonial para “sensibilizar” a la burguesía, o para ofrecerles mano de obra barata y casi esclava a los capitalistas.

Las luchas o planes de luchas que llevan a cabo las organizaciones piqueteras se limitan solamente a cronogramas preestablecidos decididos en las oficinas de las más diversas fracciones de la burguesía, y fuera del terreno propio de la clase obrera.

Los trabajadores para luchar se agrupan, los desocupados tienen un arma importante para ello, y es el tiempo, esta ventaja debe ser aprovechada al máximo, sea para politizarse, sea para discutir , debiendo constituir núcleos, comités o el nombre que se le otorgue que no tendrá carácter permanente como un sindicato, y su forma obedece a las asambleas generales de los trabajadores ocupados, pero evidentemente ello estará bajo la amenaza sindical o de los izquierdistas.

Es así que las corrientes piqueteras han creado el término piquetero para establecer no solo una diferenciación con los ocupados, sino también con los desocupados que no se hallan encuadrados en sus organizaciones. Las corrientes de desempleados a establecer categorías sociales o nuevos sujetos sociales como obrero piquetero desocupado piquetero, intenta dividir y excluir a millones de trabajadores ocupados y desocupados, siendo esta situación beneficiosa a la clase dominante.

El agrupamiento de los trabajadores desocupados en comités en sus barrios, zonas de vivienda, etc., utilizando la metodología de las asambleas generales de fabricas y las constitución de comités o consejos centralizados, no existen hoy. Pero ello no impide a los revolucionarios estar atentos a que cuando los mismos surjan se integren en la lucha de clases, rompiendo las trampas que a cada paso impone el capital.

Los piqueteros , al igual que en un momento dado los zapatistas fueron y son herramientas al servicio del capital, la “moda” de los pasamontañas, los neumáticos ardiendo en el medio de una autopista, es solamente un “marketing” del capitalismo, para decir a la clase en su conjunto dos cosas, que existe millones de desocupados prestos a ocupar por menores salarios el puesto de trabajo del obrero ocupado, y así paralizar el desarrollo de la lucha de clases.

Es así la necesidad de los trabajadores desocupados de romper la trampa de la burguesía, y ello se lograra rompiendo las organizaciones piqueteras abandonándolas, ya que estas al igual que los sindicatos y los partidos de izquierda son parte integrante del capital.

Los trabajadores ocupados y desocupados en su conjunto deben tender a la unida de la clase, ya que ambos sectores pertenecen a la misma clase social: OBRERA, y que ninguna solución provendrá en este sistema, ya que el mismo se halla en bancarrota, que solamente la revolución proletaria que destruya este sistema podrá acabar con la miseria, el hambre, la marginación. Esta es la tarea.

Buenos Aires junio 16 de 2004.-

1 Comunismo Nº 49, pág. 6

2 ídem anterior

3 Comunismo Nº 49 , pág12

4 ídem anterior

5 se refiere a la parte del trabajo que publicamos en nuestro número anterior de Acción Proletaria

6 Comunismo Nº 49, pág.18

7 Comunismo Nº 50, pag.2. La posición de la CCI sobre los acontecimientos de Argentina se puede ver en la Revista Internacional nº 109

8 Comunismo 50 , pag.3

9 Comunismo Nº 50, pág 9

10 Comunismo Nº 50, pág 12

11 [Nota de la CCI]: Aconsejamos la lectura de los artículos sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase de la REVISTA INTERNACIONAL 14 y 15 que muestran cómo el primero pertenece sin paliativos a la burguesía, el segundo es compartido por esta clase con la pequeña burguesía, mientras que la tercera se opone frontalmente tanto al terror como al terrorismo

12 Boletín Comunista Nº 22, FICCI

13 Revista Internacional Nº 14.Desempleo y Lucha de clases

Situación nacional: 

Corrientes políticas y referencias: 

Reunión Pública en Argentina

Varios asistentes expresaron su agradable sorpresa por la discusión viva y animada, con participación activa de los presentes, que tuvo lugar. Lo veían en los antípodas de las reuniones de grupos de izquierda o extrema izquierda del capital, adonde un orador (o varios turnándose) sueltan discursos interminables que cansan a la gente que acaba yéndose a su casa desmoralizada. En contra de todo eso, se demostró palpablemente que la Reunión Pública de la CCI es un lugar donde se puede discutir, se pueden contraponer argumentos, todo ello en vistas a la clarificación, la claridad es un arma de la clase obrera, del fuego del debate nace la luz de la claridad.

La decadencia del capitalismo amenaza la supervivencia de la humanidad

La presentación planteó: ¿cómo explicar dos guerras mundiales, interminables guerras regionales y las guerras caóticas actuales acompañadas de un terrorismo ciego y bárbaro? ¿Cómo explicar la degradación imparable de las condiciones de vida de todos los trabajadores del mundo incluidos los “privilegiados” de Alemania, Francia, USA etc.? ¿Cómo explicar el hambre galopante en el mundo, las epidemias y las enfermedades más espantosas? ¿Cómo explicar la creciente dislocación de las relaciones sociales que lleva consigo la inseguridad, la degradación moral, las drogas, el irracionalismo, la más abyecta barbarie? ¿Cómo explicar la amenaza cada vez mayor de enormes catástrofes ecológicas?

La burguesía, en todas sus variantes nos ofrece toda clase de falsas explicaciones: habría una crisis de reestructuración del capitalismo, un capitalismo “reformado” con una intervención del Estado para corregir sus tendencias más negativas haría que otro mundo sería posible etc.

Frente a ello, la explicación de la CCI es que el capitalismo es un sistema social decadente que desde la primera guerra mundial se ha convertido en una traba para el desarrollo de la humanidad y que la continuación de su supervivencia conlleva la amenaza de destrucción del género humano. Como dijo la Internacional Comunista en su primer congreso (marzo1919): «el período actual es el de la descomposición y el hundimiento de todo el sistema capitalista mundial y será el del hundimiento de la civilización europea en general si no se destruye el capitalismo con sus contradicciones insolubles».1

La clase obrera es la única clase social que puede destruir el capitalismo

Esta presentación que se ciñó a 20 minutos para dar el mayor tiempo posible a la discusión no fue puesta en cuestión abiertamente por ninguno de los presentes. La discusión se centró en 2 cuestiones:

•¿Quién puede destruir el capitalismo?

•¿Qué son verdaderamente la revolución proletaria y el comunismo?

De forma general, los asistentes estaban de acuerdo en que el proletariado es la clase revolucionaria que tiene en sus manos la lucha por la destrucción del capitalismo. Sin embargo, se plantearon algunas dudas que la propia discusión clarificó:

•¿No sería el proletariado actual completamente diferente del proletariado de finales del siglo XIX y principios del XX y por tanto no tendría ni la posibilidad ni la necesidad -dado su supuesto mayor acomodamiento en la sociedad - de destruir el capitalismo?

•¿Al haberse cerrado tantas fábricas, al caer en el desempleo muchos obreros, no habría perdido el proletariado sus armas clásicas de lucha entre ellas la huelga?

Aunque no podemos extendernos demasiado en las respuestas que la propia reunión dio a estas cuestiones, quedó claro que el proletariado seguía siendo el productor colectivo de las principales riquezas de la sociedad capitalista, que esta no podía existir sin la explotación del proletariado, y que este tenía como principales armas su unidad, su conciencia y su capacidad para organizarse masivamente, al servicio de las cuales se supeditaba el arma de la huelga2.

El comunismo nada tiene que ver con el capitalismo de Estado de la antigua URSS, Cuba, China etc.

Dos asistentes defendieron como “análisis marxista” el supuesto carácter “socialista” o “como paso al socialismo” de regímenes como los de la antigua URSS, Corea del Norte, Cuba etc. Dijeron que allí había habido “revoluciones socialistas”. Otros asistentes les respondieron de forma contundente:

• El “socialismo en un solo país” es una traición al proletariado. Su revolución será mundial o no será. El comunismo solo podrá empezar a construirse a partir de la destrucción del capitalismo en todos los países.

• En Rusia, China, Cuba, Corea del Norte etc., lo que reina es una forma particular del capitalismo de Estado, tendencia general que domina todo el capitalismo mundial y que se impone bajo diversas formas en todos los países: en USA por ejemplo el capitalismo de Estado toma la forma “liberal” de una combinación entre la burguesía privada clásica y la intervención muy fuerte del Estado en todos los campos de vida económica, social, militar etc.

• La única revolución proletaria que ha existido en el siglo XX es la revolución rusa y la oleada revolucionaria que le siguió y que llegó hasta la Argentina (la Semana Trágica). Fue la derrota del proletariado en los demás países –principalmente en Alemania- lo que llevó al bastión proletario en Rusia a un trágico aislamiento y a una degeneración que desembocó en la contrarrevolución estalinista.

• Esta contrarrevolución se hizo en nombre del “comunismo”, de la “dictadura del proletariado” y del partido bolchevique que había estado en la vanguardia de la revolución. La mentira del “comunismo” en Rusia ha hecho mucho daño a las generaciones proletarias posteriores que han caído en una desconfianza en sus propias fuerzas y en una duda sobre su perspectiva comunista.

La reunión tuvo que acabar por limitaciones de tiempo y varios asistentes manifestaron la necesidad de proseguir el debate. En particular, uno de ellos propuso discutir qué es la dictadura del proletariado y cómo luchar hoy por ella. Se convino igualmente en que una síntesis de la reunión se publicaría en Internet para poder continuar la discusión por este medio.

Corriente Comunista Internacional

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

UHP: la criminal identificación del caos y las matanzas con la lucha de clases

La situación en Irak constituye una especie de concentrado trágico de la profundización del caos, la barbarie y las matanzas que se extienden cada día más en la etapa actual de descomposición del capitalismo. Al terror y los bombardeos indiscriminados, las “razzias” y las torturas, obra de las tropas de una Coalición internacional que dice actuar en nombre de la “salvaguarda de la civilización y la democracia”, se suma la acción de un sinfín de bandas y facciones que con motivaciones no menos reaccionarias (el fanatismo religioso, el panarabismo y la xenofobia) o puramente gangsteriles (extorsiones, control del mercado negro,...), rivalizan en crueldad y sadismo con los invasores: los coches bomba criminalmente calculados para causar el mayor número de víctimas tratando así de intimidar a la población, la captura de rehenes y su decapitación “filmada” para ser difundida a través de Internet, las represalias contra trabajadores emigrantes (como hemos visto recientemente con camioneros turcos o empleados nepalíes) para presionar a las empresas que colaboran en la “ocupación” para que se marchen del país, etc. El fracaso de la intervención norteamericana en Irak ha dibujado un escenario verdaderamente infernal en el que las distintas hordas de la clase explotadora se pelean todas contra todas, sin que ninguna de ellas consiga imponerse, y condenando a la población a sobrevivir aterrorizados por una penuria creciente, por el temor a ser objetivo de un bombardeo o un coche-bomba, de que cualesquiera de las criminales fracciones en conflicto lancen una expedición de castigo, auténticos “progroms”, en el barrio donde vives porque consideren que tal zona es “leal” a cualquier otra fracción (lo que hemos visto hacer a los norteamericanos en Nayaf o Faluya, y es también la práctica habitual de los kurdos en Mosul, de los suníes contra peregrinaciones religiosas de los chiítas, etc),...

Lo que sucede en Irak no es un “accidente” de la historia, un “tropezón” en un mundo encaminado hacia la paz. Todo lo contrario. Como señalamos en el artículo “15 años después del hundimiento del bloque del Este: una era de guerra y caos” del anterior número de Acción Proletaria: “La dinámica de la guerra de Irak no es más que el ejemplo dramático y bárbaro de lo que espera a toda la humanidad, si la clase obrera deja al capitalismo realizar su única perspectiva”. Para los revolucionarios, para la clase obrera en su conjunto, es vital comprender esta cuestión: el futuro que puede depararnos la pervivencia del capitalismo es la proliferación de caos y matanzas, de un desgarramiento social en el que la población y los propios trabajadores se ven arrastrados en confrontaciones irracionales sin ninguna perspectiva más que la de ahondar aún más la miseria y el terror. Ese futuro empieza a ser ya hoy realidad en cada vez más zonas del planeta (Afganistán, Chechenia y otras exrepúblicas soviéticas, en una gran parte de Africa pero también -aunque en un grado aún menor- en zonas de los Balcanes y de América Latina,...) y corresponde a la agonía de un sistema social que morirá matando al género humano y al planeta entero, si la clase revolucionaria, el proletariado mundial, no es capaz de oponer a esta criminal perspectiva, su propia alternativa. Por ello supone una criminal mistificación identificar, como hace el grupo “Uníos Hermanos Proletarios”1 a través de su publicación “Arde”, el caos, el terror y la barbarie creciente que se vive en Irak con la lucha de clases del proletariado, llegando incluso, como veremos más adelante, a ponerlo como ejemplo que deberían seguir los aletargados trabajadores de las grandes concentraciones industriales. Con ello, quiéralo o no, está contribuyendo a propagar los efectos de la descomposición capitalista al corazón mismo de la clase llamada históricamente a acabar con ella.

De cómo el culto a la violencia lleva a ver todo lo violento como revolucionario

Dejemos de lado el peregrino método de análisis que lleva a estos señores a justificar la existencia de una hipotética lucha de clases en el proletariado irakí basándose en la cantidad de tropas militares desplegadas en la zona2. Dejemos también de lado el fantasioso escenario de «un Estado capitalista mundial (...) que prefiguran todas las fuerzas capitalistas en Irak» (“Arde” nº 6: “Sobre la lucha de clases en Irak”) para atacar al proletariado, como si la situación de Irak no fuera en realidad la expresión de una exacerbación de la indisciplina de cualquier ridícula fracción burguesa que ni siquiera puede aspirar a formar su propio Estado respecto a potencias burguesas más poderosas, de la multiplicación de conflictos en el seno mismo de los explotadores, en los que los trabajadores y la población representan simplemente la carne de cañon,... Dejemos todo eso para otra ocasión y centrémonos ahora en lo que consideramos más peligroso de la posición de UHP, a saber: ¿dónde ven ellos esa “supuesta” lucha del proletariado?. Las pruebas tangibles, de lo que estos señores presentan como lucha de clases son, sencillamente, aterradoras:

«Destrucción de símbolos, quema y saqueo de edificios públicos, de industrias, de bancos, asaltos a sedes del partido Baaz, linchamiento y ajusticiamiento de conocidos dirigentes del partido, asalto a mansiones burguesas,...la rabia del proletariado contenida a golpe de fusil bajo el régimen de Saddam salía a chorros por todo Irak... Luego llegaron los saqueos, desde las mer-cancías de primera necesidad a lujosas mercancías de los ministerios y patrimonios históricos. A pesar de los llamados de toda clase de dirigentes a la calma y a devolver las mercancías, la gran mayoría decidía continuar la fiesta. Tras una semana en las que la ruptura con las relaciones capitalistas por parte del proletariado era clara, la coalición decide que es momento de intervenir,... para reconstruir el Estado capitalista en Irak» (“Arde” nº 6: ídem).

El pillaje, la venganza (por supuesto justificada y jaleada desde los propios medios de comunicación de las potencias democráticas), la aniquilación de fuerzas productivas (desde edificios a oleoductos) resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes, el expolio y la destrucción de patrimonios de la historia de la humanidad (imaginamos que se referirán por ejemplo al Museo con los tesoros babilónicos),... todo eso presentado como “fiesta” (¡que macabro!) como culmen del proyecto proletario, como “ruptura con las relaciones capitalistas”, “desaparición del Estado capitalista”...¡Indignante!

Nada, absolutamente nada, de eso tiene que ver con el proyecto revolucionario del proletariado. A lo que aspira el proletariado es a poner a disposición del conjunto de la sociedad los bienes resultado del trabajo humano. Y eso no tiene nada que ver con el pillaje: el robo no es una alternativa a la propiedad privada, sino un simple “cambio de manos” de dicha propiedad 3. El proyecto del proletariado no es arrasar las fuerzas productivas que hoy están aprisionadas por las leyes capitalistas, sino liberarlas de esas leyes para que el fruto, insistimos, del trabajo de generaciones pasadas y presentes de trabajadores pueda ser disfrutado por la humanidad liberada. El futuro comunista por el que históricamente lucha la clase obrera no significa en absoluto retrotraer a la humanidad en la historia, sino hacerla avanzar (de hecho pasar de la prehistoria a la verdadera historia del género humano liberado como decían Marx y Engels), por lo que tiene todo el interés en conservar precisamente los signos de esa evolución de la especie, etc, etc.

Lo que plantea en cambio el mencionado artículo de UHP como “expresiones de la lucha de clases”, es la propia lógica reaccionaria del terror estéril de la descomposición capitalista que lleva a la aniquilación del planeta y del género humano para preservar su sistema de explotación que hace un siglo que ha dejado de tener sentido para la humanidad. En el caso de UHP, como en el de tantos otros grupos que propugnan la violencia desesperada, el terror, la revuelta estéril como única alternativa al capitalismo, se ve el reflejo, invertido desde luego, pero al fin y al cabo simétrico, de ese mismo “razonamiento”: “antes de que lo aproveche el capitalismo lo quemamos nosotros”4:

«Los sabotajes e incendios contra oleoductos y pozos petrolíferos que se producen de forma alarmante por todos lados,(...) están echando al traste el negocio más importante de la burguesía en suelo iraquí (...) La generalización masiva de los sabotajes a los medios de producción, tal y como pasa en Irak ponen en peligro el funcionamiento del entramado de este sistema de mierda» (“Arde” nº6, ídem). ¡Otra indignante estupidez! Si UHP considera la destrucción de fuerzas productivas, (que mientras perviva el capitalismo serán siempre fuente de negocios para tal o cual capital y “entramados de este sistema de mierda”) atentados al orden capitalista, ¿qué piensan entonces de las destrucciones masivas ocasionadas por ejemplo por las guerras imperialistas mundiales? ¿se sienten acaso fascinados por los “números 1” en arrasamientos de fábricas, ciudades, edificios como Stalin, Hitler, Churchill, Roosvelt? ¿O es que les indigna es que no sea el proletariado y sí la clase explotadora quién ejecute los más brutales atentados contra los recursos materiales, humanos o históricos de la humanidad?

Ciegos de fascinación por el caos, el horror y la barbarie, los señores de UHP, que se llenan de boca de proclamas aparentemente “internacionalistas” en las que llaman a no tomar partido por ninguna de las fracciones burguesas, caen en la misma lógica inhumana de las pugnas entre explotadores: tomar a la población como rehén de las peleas entre diferentes gánsteres. Así por ejemplo cuando “enriquecen” el cuadro de expresiones de “lucha de clases” mencionan:

«El 26 de Junio de 2003 en Al-Amarah (...) se ajusticiaron unos cuantos policías y los soldados ingleses que no lograron escapar» (Arde, idem) ¿Tiene esto algo que ver con la lucha de clases internacionalista en, por ejemplo, la 1ª Guerra Mundial, cuando los revolucionarios llamaban a la fraternización de los obreros vestidos en uniforme y a dirigir sus fusiles contra los oficiales de uno y otro bando?

Otra más: «El 7 de Agosto, milicos estadounidenses disuelven un grupo de manifestantes que protestaban contra la embajada de Jordania en Irak. Horas después revienta una bomba contra dicha embajada (...) Lógicamente a la camarilla burguesa de Irak no le molestaba tanto como al proletariado, la labor de adiestramiento que tenía encomendada Jordania a numerosos cuerpos de represión precisamente para actuar en Irak». Y los trabajadores de dicha embajada ¿deben ser ajusticiados por complicidad con el papel imperialista de su país? ¿es también lucha de clases degollar trabajadores nepalíes que ven en los trabajos en Irak la única forma de escapar a la miseria? ¿Y qué decir de los trabajadores que reventaron el 19 de Agosto del 2004 en la explosión de un camión bomba en la sede de la ONU? A juicio de UHP que también reivindica tal atentado como expresión de la lucha de clases: «A pesar de todo el camuflaje pacifista y conciliador, la ONU es tomada claramente como objetivo».(“Arde” nº 6. Idem). El objetivo es la ONU, las víctimas los trabajadores. La misma lógica que la de cualquier matón capitalista.

La revolución proletaria sólo será posible si la clase obrera supera los efectos de la descomposición capitalista, no si se deja arrastrar por ellos

Pero UHP no se conforma con hacer pasar como expresiones de la lucha de clases, lo que son en realidad manifestaciones del pudrimiento de la sociedad capitalista. Es que además llega al extremo de presentarlos casi como el paradigma de la lucha proletaria, como el ejemplo a seguir por los proletarios de los países más avanzados. Su defensa de la “lucha de clases en Irak” le lleva precisamente a “culpabilizar” a los trabajadores de las principales metrópolis que con “su pasividad” han permitido la guerra, la presencia de las tropas de la coalición y las atrocidades que sufre la población en Irak. Por ello señala que la responsabilidad del proletariado de las principales concentraciones industriales es «luchar por la derrota de ‘nuestro’ campo imperialista, de ‘nuestro’ ejército, de ‘nuestro’ Estado, significa simple y llanamente traer la guerra a casa, la guerra de clases entre explotadores y explotados,...»

Otra vez aquí, con un envoltorio aparentemente muy radical e internacionalista, se nos cuela mercancía fraudulenta. Amén de fraseología rimbombante y confusa 5, y de auténticas perogrulladas (mientras el proletariado no lleve a cabo la destrucción del capitalismo se le podrá “culpabilizar” de todas las atrocidades causadas por este sistema), lo peligroso es precisamente el llamamiento a que el “proletariado de los países más importantes, traiga la guerra de clases a casa” Conociendo lo que entiende UHP por “guerra de clases”la clase obrera debe rechazar tajantemente ese llamamiento porque equivale precisamente a hacer suyos métodos de lucha y objetivos que le son radicalmente ajenos, que significan su disolución en una masa interclasista, que implica abandonar cualquier confianza en poder levantar una sociedad verdadera humana y dejarse arrastrar en cambio a la revuelta desesperada, la venganza contra otros sectores de trabajadores considerados los “chivos expiatorios” de todos los males que aquejan a la población. Si las principales concentraciones obreras se dejan arrastrar al terreno del pillaje, el “progrom”, el degollamiento de otros obreros de otras nacionalidades, si crecen en su seno las ideologías más irracionales, si sirve de carne de cañón en la pelea entre fracciones burguesas por ridículas que sean,... entonces el proyecto proletario, la esperanza de supervivencia del género humano, la posibilidad de liberar a la humanidad del futuro de terror y barbarie, se habrán disipado definitivamente. El capitalismo habrá ejecutado entonces, aunque ya no tenga mundo sobre el que reinar, su sentencia definitiva de muerte sobre la vida en el planeta.

Si denunciamos la identificación criminal que hace UHP del terror y la lucha de clases no es por ningun tipo de complejo pacifista o por una especie de pudor virginal ante la violencia. Los revolucionarios hemos defendido siempre la violencia de clase del proletariado como algo consustancial a la lucha de clases. Pero como hemos mostramos en el artículo del anterior número de AP (“Terror, terrorismo y violencia de clase”) inspirado en sendos artículos que con el mismo nombre publicamos en la Revista Internacional nº 14 y 15, la violencia de clase del proletariado es radicalmente diferente en medios, organización y fines al terror de la clase explotadora. Si el proletariado pierde el terreno de clase de su violencia y se deja arrastrar a los métodos característicos de otras clases sociales estará en camino también de perder la autonomía de clase de sus objetivos.

Acción Proletaria (12 de Septiembre).

1.- En Internet: «www.crimental.org

2.- «Tras la victoria militar de las tropas de EEUU e Inglaterra, sobre las tropas de Saddam, Irak se convirtió en un nido de milicos (sic) de España, Polonia, Ucrania, Rumania (...) Y sin olvidarnos de la enorme cantidad de mercenarios armados (...) Todos ellos se agrupaban bajo la bandera de EEUU, dejando en un segundo plano cualquier diferencia, para enfrentarse como un solo bloque, a... ¿a quién? ¿porqué tal monstruosidad de coalición de tropas cuando precisamente se ha acabado la guerra? Si el grueso del ejército iraquí ha caído ¿qué peligro amenaza? Las versiones burguesas son múltiples, unas han perdido fuerza, otras han conseguido imponerse ante la patética opinión pública; que si los residuos de Saddam, que si la famosa en increíble al-Queda, o en “Triángulo sunita”, que si los chiitas,... Todo para ocultar la realidad, para borrar la evidencia total que la guerra es contra el proletariado, contra sus intereses, su proyecto y su lucha» (“Arde” nº 6: “Sobre la lucha de clases en Irak”). Si el contingente militar desplegado fuese indicativo del nivel de la amenaza proletaria, el desembarco de Normandía en 1944, debió coincidir con una insurgencia generalizada del proletariado europeo. La historia muestra precisamente todo lo contrario: el desarrollo de la lucha de clases es el único freno a la pelea de fracciones burguesas. Lo que no sucede desde luego en Irak, excepto que se consideren únicamente fracciones burguesas a las tropas de la coalición y proletarias o semiproletarias a las milicias chiítas,sunitas, kurdas,...lo que se desdice en las propias páginas de esta publicación.

3.- Como tampoco el pillaje supone una alteración del mundo de la mercancía, cuando se sabe por ejemplo que gran parte de los bienes “expoliados” han sido vendidos a precio de mercado (negro) a la población. Ver a este respecto la denuncia que hacen los compañeros del NCI argentino en el artículo que publicamos en este mismo número de AP, sobre la interpretación fradulenta que hizo el GCI de la oleada de saqueos en Argentina.

4,.- Ese ha sido siempre el punto de partida de las revueltas de sectores sin ningún porvenir histórico en su resistencia al capitalismo; lo que desde luego no es el caso del proletariado. Ver en este sentido los artículos de las Revistas Internacionales nº 14 y 15 sobre “Terror, terrorismo y violencia de clase”.

5.- En su esperpéntico análisis, UHP “demuestra” la existencia de una lucha de clases en euqe “todas las fracciones burguesas se han visto atacadas”

Corrientes políticas y referencias: 

Noticias y actualidad: 

Acción Proletaria nº 179, 15 Noviembre - 15 Enero

Frente al terror, la miseria y la guerra: No tenemos más elección que la lucha



1.- La matanza del 11 de Marzo en Madrid, la mayor carnicería cometida en un país de Europa Occidental desde el final de la 2ª Guerra Mundial (192 muertos, más de 1500 heridos y más de 30 mil personas que aún 6 meses después arrastran traumas psicológicos,...), supone un hito del avance de la descomposición del sistema capitalista hacia una etapa que podríamos definir como la de la "normalización del horror", caracterizada por la incesante proliferación de masacres cada vez más sangrientas y en cada vez más rincones del planeta -desde Irak a Haití, de Sudán a Pakistán, de Costa de Marfil a Chechenia, de Nueva York a Madrid- y por el hecho mismo de que el objetivo de tales matanzas es, pura y simplemente, un exterminio en masa, un «golpe directo contra la población civil, como si fuera partícipe de la guerra» (Atentados de Madrid: El capitalismo siembra la muerte; Revista Internacional nº 117). Efectivamente matanzas como la sufrida por los trabajadores en Madrid el 11-M constituyen auténticos actos de guerra a los que cada vez más están expuestas las poblaciones incluso las de los países más desarrollados.

2.- Como señalamos en el mencionado artículo sobre el significado histórico de los atentados del 11-M: «Hemos dicho que el atentado de Atocha, al igual que el ataque contra las Torres Gemelas, ha sido un acto de guerra. Pero ¿de qué guerra? En el primer período de la decadencia del capitalismo, las guerras imperialistas aparecían claramente: las grandes carnicerías imperialistas de 1914 y 1939 enfrentaron a Estados de grandes potencias, con todo su arsenal nacional, militar, diplomático, ideológico. En el período de los bloques imperialistas (1945-1989) los bloques rivales se enfrentaban por peones interpuestos, y ya era más difícil entonces identificar a los verdaderos comandatarios de unas guerras que a menudo se presentaban como ‘movimientos de liberación nacional’. Con la entrada del capitalismo en su fase de descomposición, hemos identificado varias tendencias que hoy aparecen enredadas en los atentados terroristas:

- el aumento del terrorismo, de las capturas de rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las “leyes” que el capitalismo se había dado en el pasado para ‘reglamentar’ los conflictos entre las fracciones de la clase dirigente;

- el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, (...), del odio y de la xenofobia (...);

- la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso (...) el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente,...’

Estas tesis (se refiere al texto “La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo” que publi-camos en la Revista Internacional nº62) fueron publicadas en 1990 cuando la utilización de los atentados se debía sobre todo a países del tercer o cuarto orden: el terrorismo era, por decirlo así, “la bomba atómica de los pobres”. Casi 15 años más tarde, veíamos en el terrorismo llamado ‘islamista’ la aparición de un fenómeno nuevo: la disgregación de los propios Estados, la aparición de “señores de la guerra” que utilizaban a jóvenes kamikazes, cuya única perspectiva en la vida es la muerte».

La propaganda interesada de la clase explotadora pretende hacernos creer que esta proliferación del terror y de las matanzas es obra de unos actores “particulares” (los “fanáticos” religiosos, los “violentos”,...) que atentarían contra la paz mundial y contra la “civilización”,etc. La realidad es muy otra: es la propia “civilización” capitalista la que conduce al género humano a la destrucción y la barbarie. Los “terroristas” no hacen más que imitar los métodos de terror y destrucciones masivas que sus hermanos mayores, las grandes democracias del mundo, llevan décadas aplicando.

Por otro lado la profusión de todo tipo de grupúsculos cuyas acciones pueden condicionar incluso la política de poderosos Estados, expresa esa creciente tendencia a una disgregación general de la sociedad en bandas armadas, un fenómeno que se aprecia nítidamente en Afganistán o Irak, reflejando sin embargo en realidad lo que acontece a escala planetaria, donde asistimos también a una acentuación de la pelea de todos contra todos, en la que los Estados Unidos tratan de mantener su supremacía mundial y frenar cualquier posible avance de otras potencias que tratan de desafiarlo (Alemania, Francia,...) aunque sea multiplicando las guerras y los conflictos en todo el orbe. Por su parte, los “aspirantes” a desafiar tal hegemonía, tratan de sabotear en la medida de lo posible esa supremacía absoluta del antaño “aliado”.

3.- Por ello resulta aún más repugnante si cabe el cinismo de los líderes de las grandes democracias - con su “espanto” ante los atentados terroristas o su “solidaridad” con las víctimas -, cuando en realidad el sistema capitalista que ellos gobiernan es el responsable último de tales atrocidades, cuando ellos mismos no vacilan en emplear la guerra, el terror y la barbarie en defensa de sus intereses imperialistas. Esa criminal hipocresía de la clase dominante, representa además un peligrosísimo veneno contra la lucha y la conciencia del proletariado, la única clase capaz de derribar este orden de explotación y guerra, por cuanto impulsa a los trabajadores a defender precisamente el Estado capitalista, y a hacerles creer que tomando partido por una u otra banda de la clase dominante puede solucionarse la grave crisis terminal de este sistema. En el artículo citado de la Revista Internacional nº 117, ya denunciamos: «La burguesía española no ha sido directamente responsable de los atentados de Atocha. En cambio sí que se ha echado sobre los cadáveres de los proletarios cual banda de zopilotes. Incluso en la muerte, los obreros han servido a la clase dominante para alimentar su maquinaria de propaganda por la nación y la democracia. A los gritos de ‘España unida jamás será vencida’, toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, ha utilizado la emoción provocada por los atentados para llevar a los obreros a unas urnas que muchos de ellos habrían desdeñado en otras circunstancias. Independientemente de los resultados, la alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar al cuidado del Estado burgués su protección contra el terrorismo, y, para ello, tenían que defender la unión democrática de la nación española.

Más grave todavía, y más allá de la unidad nacional en torno a la defensa de la democracia, las diferentes fracciones de la burguesía española han querido usar los atentados para granjearse el apoyo de la población, y de la clase obrera, a sus opciones estratégicas e imperialistas. Al acusar, contra lo que pronto pareció inverosímil, al separatismo vasco de ser el responsable, el gobierno de Aznar intentaba asociar al proletariado al fortalecimiento policíaco del Estado español. Al denunciar la responsabilidad del alistamiento de Aznar junto a Bush, y la presencia de tropas españolas en Irak, los socialistas han querido imponer otra opción estratégica, la de la alianza con el dúo franco-alemán.»

Por mucho que la gran mayoría de los medios de propaganda de la burguesía nos presenten el ascenso del “socialista” Zapatero a la presidencia del gobierno (catapultado por un atentado en el que se ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del capital español), como un alivio frente a las torpezas y la crispación del gobierno anterior, que “alejaría” la amenaza de atentados terroristas, que “atemperaría” las tensiones entre las diferentes fracciones de la burguesía española, que “atajaría” la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores de este país,... lo cierto es que ZP es apenas un exiguo “paño caliente” ante las turbulencias que cada vez con mayor gravedad van a sacudir el mundo y con mayor fuerza aún a los capitalismos más débiles como es el caso de España.

4.- El debilitamiento de las posiciones imperialistas del capital español que ya se constató con el excesivo entreguismo al gendarme mundial USA durante los gobiernos de Aznar, se continúa manifestando hoy en el vasallaje al eje Berlín-Paris.

Bush aprovechó las ridículas ansias de “grandeza” de Aznar (completamente fuera de la realidad por cuanto el potencial del capital español tanto económico como militar y diplomático no pueden respaldar una política imperialista de alcance mundial), para, a cambio de un poco de adulación como “valiente líder mundial de la lucha antiterrorista”, encontrar una imagen de respaldo “internacional” a la invasión de Irak, y para introducir un verdadero “caballo de Troya” en la construcción europea, el terreno privilegiado de la acción de sus rivales alemanes y franceses.

Pero las intenciones de los “nuevos padrinos” no quedan muy lejos. También a cambio de otro poquito de “jabón” esta vez como “estandarte de la paz y el derecho internacional”, Schroeder y Chirac empujan a ZP para que juegue ese mismo papel de “tonto útil”, pero ahora desacreditando la “coalición internacional” en Irak, o enardeciéndole para que destaque en sus críticas y gestos de “desafío” a la política norteamericana, precisamente porque ni Alemania ni Francia, ni juntas ni por separado, son capaces de desafiar abiertamente a la superpotencia estadounidense.

Ese nuevo papel del capital español no frena en absoluto la guerra ya que como hemos denunciado, la retirada de las tropas españolas de Irak debía de entenderse dentro de este análisis de la pugna imperialista entre las grandes potencias y constituía por ello, a pesar de su apariencia “pacifista”, como una verdadera acción de guerra en un conflicto, que con presencia de tropas españolas o sin ellas, no ha dejado de agravarse. Ni tampoco pone a salvo al capital español de la amenaza de nuevos atentados terroristas, como ha podido verse recientemente con los planes para atentar contra la Audiencia Nacional. Y, sin embargo, coloca al capital español en el centro de las iras del peligroso gangster norteamericano, por lo que no han sido pocas las voces (entre otras la del propio Felipe González, anterior presidente de gobiernos “socialistas”) que han advertido a ZP de la necesidad de templar su contestación a USA, ya que los mecanismos de presión de estos son demasiado poderosos y demasiado “cercanos” a los intereses del capital español, por ejemplo en América latina, y sobre todo en el Magreb que ha representado históricamente un quebradero de cabeza para la burguesía española y donde hoy se juntan, por un lado el origen de una fuerte emigración donde se ocultan y reclutan mártires e “iluminados” para la “guerra santa”; pero también por otro lado las ambiciones imperialistas de países como Argelia y sobre todo Marruecos, a quién USA han nombrado “aliado privilegiado” en un claro signo de amenaza al capital español.

5.- Esa tendencia al cisma, al “cada uno a la suya”, que en la etapa de descomposición capitalista alcanza su punto culminante, afecta también a las relaciones entre las distintas fracciones del capital nacional. Que en los países más desarrollados esa tendencia no alcance el grado de cuasi guerra civil que vemos en Oriente Medio u otras zonas, no significa que sean inmunes a esa presión de la descomposición social que se manifiesta en la proliferación de tendencias centrífugas en cada capital nacional, en una creciente irresponsabilidad de sectores del aparato político de la burguesía, etc. Esta presión de la descomposición afecta más, como es lógico, a capitales nacionales como es el caso del capitalismo en España, donde ya históricamente ha habido problemas de mala soldadura nacional.

Frente a esas tendencias centrífugas el gobierno PSOE intenta trocar la estrategia del anterior gobierno consistente en acentuar las tensiones del “españolismo” contra el “separatismo”, y que en realidad alimentaba a éste, pero la realidad es que el famoso talante ZP no ha conseguido rebajar las pretensiones soberanistas del nacionalismo vasco, todo lo contrario, pues Ibarreche se ha ratificado en su órdago al gobierno español. Otro tanto cabe decir de la situación en Cataluña donde la tentativa de controlar a los sectores más radicales de ERC a través del gobierno tripartito encabezado por Maragall está desembocando en que Maragall aparezca (de grado o a la fuerza es difícil de saber) como un rehén del ultra nacionalista Carod Rovira.

Los problemas de cohesión del capital español tienden a agravarse, por cuanto la política de “gestos” de ZP sin contentar a nacionalistas vascos y catalanes (que califican su propuesta de reforma constitucional de estafa), está sirviendo más bien para estimular en otros nacionalismos periféricos ese mismo sentimiento de “irredentismo”, “de agravios comparativos”, etc., lo que a su vez lleva a destapar la caja de truenos del nacionalismo español que no se circunscribe únicamente al PP, sino que cuenta con ramas importantes dentro del propio PSOE (Bono, Ibarra, etc.). Los problemas históricos de mala soldadura del Estado nacional que no han podido ser solucionados a lo largo de la etapa de decadencia del capitalismo, tienden en la fase terminal de ésta - cuando se recargan más aún las tendencias al cada uno a la suya- no sólo a enquistarse sino a agravarse.

6.- Y otro tanto cabe decir del problema de la debilidad crónica de la derecha española. A lo largo de toda la historia del capitalismo en España, sus fracciones de derecha se han caracterizado por una fuerte tendencia al fraccionamiento en auténticos reinos de taifas (desde el caciquismo del siglo XIX, al estallido por ejemplo de la UCD a principios de la década de los años 80). Esta tendencia a la dispersión ha tratado de ser compensada por una tendencia, aparentemente contradictoria aunque en realidad complementaria, a una uniformidad más formal que real en un partido único monolítico galvanizado en torno a la defensa de la “unidad de la patria”, etc. El Partido Popular, que es fruto de un importante esfuerzo de todas las fracciones de la clase dominante en España desde la Transición, por dotarse de un partido de derechas con marchamo democrático para poder manejar la alternancia electoral y fortalecer la propia mistificación democrática, arrastra sin embargo esos vicios congénitos de la derecha de los países más atrasados, y esa debilidad crónica se agudiza aún más ante el empuje de la descomposición, de modo que tras la salida del gobierno asistimos a una multiplicación de las querellas internas dentro del PP que ponen de manifiesto que la “cohesión” que se había logrado obedecía sobre todo a las ubres del poder. Por otro lado las tentativas de Rajoy o de Gallardón por intentar desligar progresivamente al PP de las torpezas del gobierno Aznar (entre ellas las que le costaron la debacle electoral del 14-M) es sistemáticamente saboteada por la propia fracción Aznar, que ante el riesgo de una dislocación del partido reacciona con mayores dosis de monolitismo, con más nacionalismo español “ultramontano”, con más obcecación en los errores,... lo que abre la puerta bien a una cascada de escisiones (habida cuenta de la rigidez del “partido único” de la derecha española), o bien a una deslegitimación del PP como partido democrático capaz de gobernar con modales adaptados a la mistificación democrática. Esta hipótesis alarma al conjunto de la burguesía española, ya que obligaría a que en todo momento y condición fuera el partido “socialista” quien se viera obligado a ejecutar las necesidades del capital tanto en cuanto a la implicación en las guerras como consecuencia de la agravación del caos imperialista, como en el ataque a muerte a las condiciones de vida de los trabajadores como consecuencia de la imparable agravación de la crisis económica mundial.

7.- Y no es que la clase capitalista tenga motivos para dudar que al PSOE no le temblará la mano al enviar tropas a los conflictos (ya lo hizo en la primera guerra del Golfo en 1991, y posteriormente en los Balcanes), ni de promover auténticas oleadas de despidos (recordemos las reconversiones siderúrgica, naval,... de los años 80), de eventualidad (el Plan de Empleo Juvenil padre putativo de ese 33% de temporalidad que sufren hoy los trabajadores españoles), o de recortes de subsidio de desempleo (el decretazo de 1995) de prestaciones sanitarias (los primeros medicamentazos,...). Cuando nos dicen que la situación de hoy no puede compararse con la que heredó F. González en 1982, tienen toda la razón: la situación es peor, la crisis económica se ha prolongado veinte años más, y todas las artimañas con las que el capitalismo mundial ha tratado de ir capeando su crisis mortal, no han hecho sino agravar el problema, al mismo tiempo que recortaban aún más el margen de maniobra de los distintos capitales nacionales, y en mayor medida de los capitalismos más débiles como el español.

Pero en la carrera que se ha desatado entre los distintos capitales nacionales por ver quien ataca más fieramente a la clase obrera (véanse por ejemplo los recortes sociales en Alemania, Francia y Holanda; el chantaje de las deslocalizaciones para hacer que los obreros trabajen más horas por menos salarios), el capital español está acumulando ya bastante retraso. ¿Por qué? ¿Será por la supuesta posición “aventajada” de la economía española, con “tasas de crecimiento superiores” a las europeas? En absoluto. El retraso en la aplicación de las medidas necesarias para frenar la caída en picado de la competitividad de la economía española no es un signo de “fortaleza” de ésta, sino más bien de su debilidad.

En primer lugar, la pertenencia a la Unión Europea que ha representado desde luego una tabla de salvación para protegerse mejor de los efectos más brutales de la crisis, supone al mismo tiempo una camisa de fuerza que debilita aún más su margen de maniobra. Tomemos el ejemplo de los nutridos “fondos de cohesión europeos” que las administraciones españolas han venido recibiendo desde 1986, a cambio, eso sí, de abrir puertas y ventanas a los grandes competidores alemanes y franceses que han arrinconado a sus “colegas” españoles. Estos fondos han permitido al capital español disimular el deterioro de su tejido productivo, pero con la agudización de la crisis y la ampliación a 25 miembros de la UE, este “maná” va a ir desapareciendo.

En segundo lugar, la economía española se está colocando en cuanto a competitividad se refiere, en un “terreno de nadie”. En los años 80, precisamente a cambio de su inclusión en el “club europeo”, se desmanteló la industria básica donde el capital español tiene poco que vender. En cuanto a las industrias de bienes de consumo de tecnología media y baja, en la que la economía española se ha ido “especializando” desde mediados de los años 60 (mueble, textil, calzado,...) también se haya muy debilitado por la competencia de China, Corea, y otros países de bajos salarios.

En tercer lugar el peso de la eventualidad de la fuerza de trabajo es descomunal (más del 30% de los asalariados, y ese porcentaje es mayor aún en el sector público). A base de “contratos basura”, el capital español ha ido “engañando” la eclosión de un desempleo masivo, pero comprometiendo al mismo tiempo la productividad que no cesa de bajar año tras año.

En cuarto lugar la economía se ha mantenido en pie sobre todo mediante la droga de la especulación. Si en los 90 asistimos a la llamada “cultura del pelotazo”, desde hace unos años ha aparecido una desbocada “burbuja” inmobiliaria que ha puesto por las nubes el precio de la vivienda (desde 1997 ha crecido un 130%), haciendo imposible su adquisición para la mayoría de jóvenes trabajadores y provocando un endeudamiento fuera de control (en 1996 las familias españolas estaban empeñadas en 200 mil millones de euros; en 2003 la cifra alcanzó los 506 mil millones). Esta deuda y este “crecimiento” podrido y drogado se han convertido en una pesada carga de la cual no puede librarse el capital español pues, al mismo tiempo, es la única vía para mantener a flote su economía. Por eso las promesas del gobierno ZP de “resolver el problema de la vivienda” se han evaporado rápidamente, y la ministra del ramo se ha convertido en la “metepatas” de turno.

Todo esto configura un panorama muy complicado para el capital español que corre el riesgo de convertirse en “el enfermo de Europa”, y que además le obliga a lanzar ataques de gran envergadura contra el proletariado. Estos ataques pueden ser aún más bestiales y profundos que los que están empezando a sentirse en Austria, Holanda, Francia, Alemania, y pueden reducir las condiciones de vida de los trabajadores a niveles que se asemejarán a los que actualmente sufren sus hermanos del Tercer Mundo.

Por ello, ante un proletariado que no está derrotado y que no está por ello dispuesto a sacrificarse de forma extrema por “la salvación de la economía nacional”, el gobierno ZP trata de proceder con tiento, preparando políticamente el terreno para tratar de impedir que tales ataques susciten una respuesta masiva de los trabajadores. En los principales países capitalistas europeos, han sido los gobiernos de izquierda los que han llevado a cabo esa estratagema, justificando por ejemplo los recortes en pensiones en la necesidad de garantizar el futuro de estas, los hachazos a los subsidios de desempleo como medidas para estimularlo, o apareciendo “neutrales” en las propuestas que han hecho los empresarios de despidos, aumentos de las jornadas, bloqueos salariales,...

El “talante” ZP es sin duda una adaptación de la burguesía española a ese lenguaje que vemos en el resto de los gobiernos de “izquierda”. Por las propias condiciones en que el PSOE se ha visto aupado al poder como consecuencia del 11-M, el Gobierno no podía descargar en los primeros meses los ataques que le exige la gravedad de la situación de la economía española, y sí debía en cambio instaurar un clima de “anestesia” general, de ridícula esperanza en que ZP “no nos va a fallar”,...

Esa anestesia por potente que sea su efecto inmediato, que se apoya además en el shock que supusieron los atentados, y sus secuelas de miedo a luchar, y por el contrario a buscar refugio en ese Estado que ahora tiene más credibilidad con el talante “humano” y cordial del ZP que con la acritud de Aznar, esa anestesia decimos será de corta duración, y más pronto que tarde, el gobierno ZP mostrará como lo que es: digno servidor de los criminales intereses de la burguesía. Los trabajadores de Astilleros, a pesar del juego de “amagues” con el que el gobierno acompaña el plan de despidos, ya han empezado a ver las orejas del lobo tras la risa de cordero de Zapatero, la misma cínica sonrisa de González cuando prometió los 800 mil puestos de trabajo.

8.- La situación de la lucha de clases en España participa plenamente en el viraje internacional de la lucha de clases que hemos constatado (ver “Resolución sobre la lucha de clases” en Revista Internacional nº 114). Las diferentes luchas, desde Puertollano el año pasado a las luchas de los trabajadores de Astilleros, pasando por las movilizaciones contra los cierres de empresas en Cataluña a principios de 2.004, han mostrado un lento y difícil desarrollo de la combatividad y han visto nacer esfuerzos de toma de conciencia todavía muy tímidos y minoritarios. Hemos visto manifestaciones de solidaridad con los trabajadores, aunque todavía la izquierda y los sindicatos conducen ese sano sentimiento de solidaridad hacia el terreno engañoso y burgués de la defensa de la supervivencia de tal o cual localidad, del sector, la región, etc. Pero lentamente también en muchos elementos jóvenes se empieza a manifestar preocupación e interés por el significado de estas luchas. Basta recorrer los foros de Internet para ver como muchos de estos jóvenes, educados en la “propaganda” oficial de la desaparición de la lucha de clases, se preguntan como ayudar a las luchas obreras, cuales son sus enemigos,... Esta repercusión de las luchas que aunque aisladas y controladas por los sindicatos, encuentran eco en otros trabajadores y otros sectores sociales, es una expresión aún muy tímida y minoritaria de la tendencia a que la lucha de clases, la lucha de defensa de los intereses obreros contra los del capital vaya ganando cada vez mayor peso en la vida social, lo que sin duda redundará en una recuperación de la confianza de la clase obrera en sí misma, en una preparación, a través de ese esfuerzo, de los próximos combates.

Sin embargo sería erróneo esperar un desarrollo sin trabas de la combatividad y la conciencia en la clase obrera. Al contrario, la burguesía está preparada y ha desplegado un importante arsenal de armas de combate:

· Los sindicatos no pierden el control de la situación pese a que progresivamente se irán viendo cada vez más expuestos. Si en el 20-J de 2002 los sindicatos aparecían como los adalides de la “lucha obrera” contra los planes del Gobierno, en Puertollano o en Astilleros han empezado a emerger expresiones de denuncia de su compadreo con la degradación de las condiciones de vida, los despidos, etc.

· Para cubrirles el frente y frustrar las tentativas de los obreros más combativos, el sindicalismo de base está desplegando sus armas con fuerte intensidad, reproduciendo los mismos mensajes reaccionarios que sus cofrades “mayoritarios” (especialmente el encadenamiento de los trabajadores a la defensa de “su” empresa, sector o región), aunque con formas de “lucha” más radicales, que aparentemente, sólo aparentemente, les “diferencian” de los mangoneos de CCOO y UGT.

· Los movimientos anti-globalización y el anarquismo se movilizan también para sabotear los esfuerzos de toma de conciencia de los elementos más combativos de la clase, sobre todo de aquellos que se cuestionan abiertamente el orden capitalista y se empiezan siquiera a preguntar si hay una alternativa a este sistema de explotación, guerras y barbarie.

9.- Precisamente esa es la tarea central de los revolucionarios en la situación actual: contribuir a que los trabajadores comprendan la gravedad de la situación histórica actual, y la inmensa responsabilidad que incumbe a la clase obrera mundial portadora de la única alternativa al pudrimiento social que es el único futuro que puede deparar el capitalismo. Como señalamos en la parte final del artículo de la Revista Internacional que dedicamos a analizar los atentados del 11-M en Madrid: «Comprender la situación que genera la descomposición capitalista es pues algo de lo más necesario para el proletariado, si quiere volver a encontrar y defender su independencia de clase política frente a la propaganda burguesa que quiere transformar a los proletarios en simples ‘ciudadanos’ tributarios del Estado democrático (...) Frente a la barbarie de la guerra y la descomposición capitalista, la clase obrera mundial puede y debe ponerse a la altura de los peligros que la amenazan, no sólo en el plano de su resistencia inmediata a los ataques económicos, sino sobre todo en la comprensión general y política de la amenaza mortal que el capitalismo hace planear sobre toda la especie humana».

Acción Proletaria (01.11.2004).

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Irak, Oriente Medio: La barbarie sin fin del capitalismo

En efecto, como ha revelado el Financial Times: “Es preferible confiar las operaciones militares a las fuerzas iraquíes a fin de minimizar las consecuencias políticas” y así se puso ya en práctica en la toma de Samarra (ciudad a 100 Km al norte de Bagdad). En esta operación tuvieron lugar encarnizados combates casa por casa y calle por calle, y en la que mujeres y niños perecieron asesinados aunque, sin estadística fiable alguna, no puede darse una apreciación exacta del calibre de la masacre. Pero Samarra no fue más que el aldabonazo de la ofensiva sobre Falluja. En esta ciudad más de diez días de bombardeos artilleros y aéreos, con los tanques disparando contra hospitales, arrasando barrios enteros,... se han producido, una vez más según estadísticas “oficiales”, más de 500 muertos y más de 200 mil “desplazados”, en lo que ha constituido la matanza más sangrienta desde que, en Mayo del pasado año, se diera por “concluida” la guerra de Irak. Desde entonces en este país dominado por la anarquía se han producido, como mínimo, 2300 ataques contra las fuerzas de la coalición, la policía iraquí y la población civil, en una vasta zona geográfica que va desde Mosul en el norte, pasando por el Kurdistán y el “triángulo sunnita” (Tikrit, Samarra, Bacuba, Ramadi, Falluja y Bagdad), hasta Basora al sur.

El lodazal iraquí es de tal magnitud que países que tienen allí tropas desplegadas se están planteando cada vez con menos tapujos el seguir manteniéndolas. Así el ministro polaco de defensa, Jerzy Somajdzinski, ha anunciado en una entrevista en Gazeta Wybotez, una posible retirada de las tropas a principios de 2.005. Por su parte el ministro italiano de defensa declaraba hace poco al diario La Stampa: “Una vuelta anticipada de nuestras tropas respondería a la demanda del primer ministro iraquí Allaui”(citado por Courrier International del 19 de octubre). Ni uno sólo de los estados imperialistas embarcados hoy en la guerra de Irak al lado de las fuerzas angloamericanas, esta a salvo del callejón sin salida en que se ha metido el imperialismo norteamericano.

Esta nueva ofensiva militar no va a frenar en absoluto la pérdida de control de la situación por parte de Estados Unidos. Es más: el estallido de la futura entidad iraquí aparece como una perspectiva cada vez más probable. De hecho, la ofensiva sobre Falluja ha supuesto el abandono del gobierno provisional por parte del partido sunnita, y la exacerbación de los llamamientos a la “guerra santa" por parte de clérigos de esa confesión. En Mosul, la situación también se deteriora muy rápidamente e insurgentes sunnitas se están dedicando a atacar sedes de partidos kurdos. Al norte de Irak, la ciudad de Kirkuk es actualmente reivindicada, de manera cada vez más agresiva y belicosa por árabes, kurdos y turcomanos. Pero lo que resulta aún más significativo es que tres provincias del Sur amenazan permanentemente con la secesión. “Los miembros del consejo municipal de Basora, segunda ciudad de Irak, de mayoría chiíta, habrían entablado negociaciones con sus homólogos de las ciudades vecinas, Maysan y Dhicuar, con el fin de considerar la creación de una región federal en el sur” (Courrier International del 9 de octubre). Aunque en Irak no se haya materializado aún ese estallido, lo bien cierto es que en todos aquellos sitios donde la guerra imperialista hace sus estragos, estamos asistiendo cada vez más a un desmantelamiento de las entidades nacionales burguesas. Si el control del petróleo, como arma estratégica y militar, es importante, hay que darse cuenta de lo que representan las veleidades “autonomistas” de estas regiones del sur donde se hayan precisamente el 80% de las reservas petroleras de Irak. Y en esta zona los chiítas están bajo la influencia de Irán. La evolución real del caos en esta región del mundo lleva a dudar de la capacidad del imperialismo americano de acabar controlando las zonas petrolíferas iraquíes.

Las elecciones en Irak no resolverán nada

Pero la actual ofensiva guerrera de Estados Unidos tiene un objetivo prioritario e inmediato. La burguesía americana tiene una débil esperanza de que las elecciones previstas para el 31 de enero próximo estabilicen momentáneamente la situación, y en ello empeña todos los medios a su alcance. Sin embargo incluso la celebración misma de esas elecciones se ve hoy comprometida. Las propias autoridades iraquíes y los representantes de Naciones Unidas, que se esfuerzan en organizarlas, creen que será muy difícil que puedan hacerse. Un miembro del comité organizador declaró recientemente: “Los Balcanes en comparación a esto parecen Noruega”. La Casa Blanca se conformaría incluso con que se celebraran tales elecciones sólo en las zonas seguras. Ante el desprestigio de los comicios, las autoridades iraquíes se han visto inmediatamente obligadas a reaccionar asegurando, como ha hecho el ministro iraquí Iyad Alaui, que no serán en ningún caso elecciones parciales. Pero este deseo tropieza con la realidad de una creciente pérdida de control de cada vez más zonas del país por parte de Estados Unidos. Para limitar los estragos, además de la ofensiva militar, Estados Unidos se ha visto obligado a inyectar discretamente 100 millones de dólares en “la educación de los electores” (Courrier International). Además, el Estado americano ha pedido más ayuda a Gran Bretaña: “Para ir en ayuda de los americanos las tropas británicas han sido desplazadas a una de las zonas más violentas de Irak... 650 soldados del batallón Black Watch han debido tomar posición en la ciudad de Iskandariya situada al sur de Bagdad, donde los extranjeros y las fuerzas oficiales iraquíes son regularmente el blanco de los rebeldes”. (The Independant).

Los sondeos muestran que solamente el 2% de los iraquíes consideran al ejército americano como los liberadores. Actualmente los chiítas están a la expectativa, puesto que al ser mayoritarios en Irak esperan aprovecharse de este proceso electoral. El odio que, en Irak y en el mundo árabe en general, existe contra Estados Unidos se debe a la política imperialista que éstos han desarrollado en esta parte del mundo. Hasta 1.967 y la Guerra de los Seis Días, era más el imperialismo francés el que concentraba las iras de la población habida cuenta de sus matanzas en Argelia, su participación en la agresión militar a Egipto, y al hecho de ser entonces el principal proveedor de armas del estado hebreo. Las alianzas imperialistas hoy han cambiado sin duda. El debilitamiento del liderazgo americano alcanza hoy tal punto que, sea cual sea el grado de control o de “credibilidad” de las elecciones de enero próximo en Irak, no es que no vaya a cambiar nada; es que todo irá a peor.

Ningún gobierno iraquí podrá durar mucho tiempo después de la salida de las tropas americanas si antes no hadado pruebas de oponerse a la ocupación”. (John V.Whisbeck en el diario Asharq al-Awsat).

El proletariado, la única fuerza capaz de oponerse a la barbarie capitalista

Los atentados terroristas que acaban de tener lugar en el Sinaí en Egipto marcan una agravación clara del caos en Oriente Medio. Esta región balnearia de Egipto se había convertido en el último lugar donde árabes y judíos podían convivir sin riesgos de violencia o atentados. Estos últimos atentados, cualesquiera quienes sean sus autores, manifiestan abiertamente que no hay ningún santuario protegido de la barbarie y del horror capitalista. Para los israelíes Egipto es un “aliado” cada vez menos fiable: aparecía como un aliado cada vez menos fiable:“No necesitábamos haber sufrido la grosería, la indolencia, la indiferencia rayana en hostilidad que han indignantemente han demostrado las autoridades egipcias la noche de los atentados, para darnos cuenta que la seguridad de Israel y de los israelíes no figura entre las prioridades de los egipcios”. (Martin Sherman en el Yediut Aharunut). Egipto que desde hace años aparecía como uno de los países más cercanos a las tesis norteamericanas, que ha sido también durante muchos años interlocutor privilegiado de Israel en el mundo árabe, y que sin embargo es el refugio de organizaciones terroristas como la Hamás palestina, vuelve a estar hoy en el centro de los enfrentamientos, haciendo de todo Oriente Próximo un hervidero de conflictos. La continuación de la ofensiva militar israelí en la banda de Gaza y en Cisjordania con su cortejo de masacres cotidianas, muestra igualmente la vorágine belicista en que se adentra, imparablemente, el capitalismo en plena quiebra, así como la total irracionalidad de este sistema nauseabundo.

La muerte de Arafat, un servidor incondicional de los intereses de la burguesía palestina, peón de todos los conflictos imperialistas de la zona desde los años 50, responsable directo del alistamiento de la población palestina como carne de canon en estas peleas de gángsteres imperialistas, va a suponer además un factor añadido de conflictos entre las diferentes fracciones palestinas lo que, sin duda, intentarán aprovechar por su parte otras burguesías de la zona y también las principales potencias imperialistas del mundo.

Para empeorar más si cabe la situación, el país que se ha convertido indiscutiblemente en la bestia negra de Tel Aviv, Irán, va a poder aprovecharse de las consecuencias de los enfrentamientos de mayor o menor calado que, desde hace diez años, sacuden esta región. La caída de los talibanes en Afganistán y el hundimiento del régimen de Saddam Hussein, le han despejado el camino de concurrentes religiosos y militares. En un momento de ascenso del caos y el “cada uno a la suya”, cuando ninguna potencia puede imponer su ley de forma duradera a otros Estados imperialistas, Irán esta buscando a cualquier precio hacerse con un arsenal nuclear, armamento del que ya disponen países vecinos y rivales como son Israel y Pakistán. “Los responsables de los servicios de seguridad israelíes se enfrentan pues a una situación paradójica: por un lado se sienten satisfechos de la desaparición de un enemigo jurado gracias a la invasión americana de Irak, pero se muestran cada vez más inquietos por las oportunidades que esto proporciona al otro enemigo. Están viendo bascular Oriente Medio de un estado de rivalidades convencionales a otro, infinitamente más peligroso, de rivalidades nucleares”. (Stevens Erlanger, The New York Times). Esto explica las declaraciones cada vez más beligerantes de altos funcionarios israelíes que no debemos tomar como unas declaraciones altisonantes más de políticos burgueses, sino como una amenaza más de barbarie y descomposición capitalista. Por su propia dinámica esta perspectiva es tan inevitable como la del riesgo de una guerra nuclear entre India y Pakistán.

El proletariado no puede “acostumbrarse” al horror y la barbarie capitalistas que una y otra vez aparecen en las pantallas de televisión del mundo. Es necesario que reaccione con indignación frente a esta oleada de masacres, atentados y otros enfrentamientos guerreros imperialistas. La aceleración del debilitamiento del liderazgo americano es un estímulo para que sus principales rivales pongan todos los medios de que dispongan al servicio de la defensa de sus propios intereses imperialistas. Esto aguijonea aún más a cada Estado, e incluso a cada señor de la guerra, hacia cada vez más violencia. La clase obrera, la única clase que puede unirse y organizarse a escala mundial, es la única fuerza que puede ofrecer otra perspectiva a la humanidad. Para ello debe tomar conciencia de la naturaleza capitalista de los enfrentamientos imperialistas en curso, en Irak y en todo Oriente Medio. El proletariado debe oponer la revolución comunista a la barbarie capitalista.

Adaptado de Révolution Internationale (órgano de la CCI en Francia). nº 351,

Noticias y actualidad: 

Movilizaciones ciudadanas para 'salvar la industria' en Elche

¿Qué pasa en Elche? ¿Esta lucha es la nuestra? ¿La amplia presencia de asistentes a las manifestaciones es una expresión de la extensión de la lucha obrera? ¿Es una expresión de solidaridad obrera?

El descontento no es igual a la combatividad

El fondo de los acontecimientos es una degradación continua y profunda de las condiciones laborales en el sector del calzado en toda esta región de Elche y Elda. Desde hace tiempo, el trabajo precario está ampliamente generalizado en la mayoría de las empresas, y muchos obreros trabajan clandestinamente, en pequeños talleres, o a domicilio, sin cotizar a la seguridad social, y sin ningún derecho a cobrar nada en caso de despido, ni a subsidio de desempleo. Según los datos oficiales, más del 60% del sector funciona así, y precisamente esta penuria de las condiciones de los trabajadores ha sido hasta ahora la clave de la competitividad de las empresas de la región.

Pero con la agudización de la crisis económica y por consiguiente de la lucha por el mercado, el desembarco de las empresas asiáticas ha puesto muy alto el listón. “Los chinos”, no solamente trabajan clandestinamente, sino que muchos son inmigrantes ilegales, y se ven obligados a trabajar jornadas de más de 12 horas cobrando salarios ridículos comparados con los de los obreros españoles; por no hablar del coste de los zapatos que se importan de China, y que se producen allí con precios de mano de obra mucho más bajos todavía.

Evidentemente las fábricas de calzado de Elche no pueden competir con los precios “chinos”, a menos que consigan imponer a sus trabajadores peores condiciones laborales aún, condiciones casi “tercermundistas”. Y no pueden hacer eso sin despidos masivos, cierres de talleres y ataques brutales a los salarios, es decir empeorando cualitativamente y significativamente las condiciones de vida obreras. Por eso las grandes empresas plantean la perspectiva de “deslocalizar”, y los pequeños talleres la de la quiebra y el cierre, y ambos chantajean con esto a sus trabajadores para que acepten reducciones de salario y más precariedad, para «salvar las empresas».

Toda esta situación genera una inquietud y un creciente descontento en los trabajadores, que ven perfilarse la perspectiva del desempleo, sin cobrar subsidio, sin jubilaciones, y con pocas perspectivas de encontrar otro trabajo. Pero ese malestar aún no ha generado una combatividad, una voluntad de luchar como clase, un sentimiento de que en esa lucha el enemigo es el propio patrón, y no la competencia de otros trabajadores. Este sector de la clase obrera, está muy marcado por la dispersión en pequeñas empresas de muy pocos trabajadores, a veces familiares, y una tremenda inseguridad de las condiciones laborales, y aún no ha encontrado la seguridad en sí mismo y la fuerza para lanzarse a un combate en el que se juega mucho.

No han sido los obreros, sino los pequeños empresarios desesperados e impotentes para defenderse de la competencia de “los chinos”, los que han desencadenado los disturbios el día 16 de septiembre. Las grandes empresas pueden cerrar y marcharse incluso a China; pero los pequeños empresarios no pueden hacer otra cosa que pedir al gobierno regional y central que les apoye, que «salve sus empresas», y desencadenar su rabia contra los almacenes chinos. Bien es cierto que la combinación de malestar, inquietud y falta de confianza en las propias fuerzas, ha permitido que los trabajadores se dejen arrastrar a este terreno, pero está claro que esta no es nuestra lucha, ni son nuestras reivindicaciones. «salvar el calzado de Elche», «salvar la región», o «salvar el tejido industrial de la Comunidad» sólo puede significar empeorar nuestras condiciones de vida, bajar los salarios y trabajar más horas y más precario.

Luego del día 16, se genera un movimiento ciudadano interclasista, manipulado por diferentes fuerzas políticas, que contribuyen notablemente a impulsarlo. No estamos en presencia de una lucha obrera, sino de una tensión social, a partir de la cual, se estructura ese «movimiento para salvar el tejido industrial de Elche», que se plantea directamente en el terreno de la burguesía, de la «defensa de la competencia de las empresas regionales y nacionales», de la «lucha contra la competencia desleal» y «contra la falta de protección del Estado a las empresas regionales», por mucho que algunos de sus organizadores quieran presentarlo como una lucha obrera autónoma.

En el momento en que los empresarios se retiran del primer plano, emitiendo un comunicado de condena de los sucesos del 16 y dejando a los obreros a su suerte, bajo las acusaciones de “racismo”, aparece el MUP, que reconduce el malestar de los trabajadores arrastrados fuera de su terreno de clase, desde la “xenofobia” directamente al asamblearismo radical y “autónomo”, pero guardándose bien de conservar las consignas de «defensa de la industria regional» y de la «competitividad».

«Y es que el pasado jueves 23 (de septiembre –NdR) los militantes y simpatizantes del MUP fueron los únicos, de entre la izquierda organizada, que acudieron a la protesta convocada, de manera informal y confusa, por desconocidos» (del periódico Revolución edición digital). Muy bien. ¿Y qué dice el MUP en su primera aparición en escena? Distribuye un comunicado en la misma manifestación, donde se puede leer: «Aunque sabemos que, en esta lucha, los trabajadores podemos coincidir con los pequeños empresarios en la defensa de la industria ilicitana, y de hecho llamamos a la movilización unitaria para defenderla, tenemos bien presente que los trabajadores tenemos unos intereses concretos y diferenciados por los que debemos luchar».

No podemos pasar por alto que, desde el mismo día 23, el MUP llama a una movilización interclasista, conjuntamente con los empresarios, eso sí, «los pequeños»; pero bueno, también dicen que los trabajadores tenemos unos intereses «concretos y diferenciados»; así que veamos cuales son. Tras la manifestación del 23, el MUP distribuye una convocatoria para una nueva manifestación el día 30, donde podemos informarnos de que «la manifestación del día 30 se convoca “en defensa del tejido industrial de Elche”»...¡Más de los mismo!

Fuera de su terreno de clase, los obreros son llevados de Herodes a Pilatos, del “asalto a los chinos” a las “protestas contra los sindicatos mayoritarios”, pero siempre sin salirse del guión de la «lucha contra la competencia desleal», y la «defensa de la economía nacional» (¡Vaya!, esto ya no son los pequeños empresarios). Y es que, francamente, las consignas del MUP, como por ej, la de «No a la constitución europea que condena nuestra independencia económica», no tienen mucho que envidiar al nacionalismo de la extrema derecha.

La alternativa no es: lucha radical y asamblearia, o cauces democráticos, para «salvar la industria regional»; sino solidaridad obrera contra competencia capitalista

¿Qué lecciones tenemos que sacar de los acontecimientos de Elche?

Los sindicatos mayoritarios, que no tienen prácticamente representatividad en el sector de precarios, parados y jóvenes, han tratado con el desprecio más absoluto la gravedad de la situación vital que se plantea a los obreros del calzado en estas empresas, considerándolos como «insolidarios» y «egoístas», que nunca han acudido antes a las convocatorias en contra de la ilegalidad de las condiciones de trabajo en este sector (fundamentalmente para no poner en juego sus medios de vida), y que ahora pedirían su mediación sindical.

Con el mayor cinismo, CCOO y UGT, culpan a los obreros de sus penurias, despreciándolos, y por eso apoyan la versión de que esos «miserables» serían capaces de venderse por cualquier cosa, y de participar en actos xenófobos.

Desde el terreno sindical pues, hay un ataque a la unidad de la clase obrera, oponiendo a los fijos y los subempleados y desempleados; hay un ataque igualmente a la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas, y a la identidad de la clase obrera. La participación de estos sindicatos en la convocatoria de las manifestaciones más numerosas no es para lavar su imagen, sino para amplificar esos ataques.

Ante esa actitud de los grandes sindicatos, y la pasividad del gobierno, las instituciones regionales y los partidos parlamentarios, el MUP propugna una lucha radical, que se aferra a las formas asamblearias, pero con un contenido interclasista, donde «los intereses de los trabajadores» sólo aparecen como un latiguillo en las proclamas, para tratar de dar un contenido “obrero” a la defensa de los intereses burgueses y la economía nacional. Esta vía, no sólo lleva a que se impongan la precariedad y la “tercermundialización” de las condiciones obreras que exige la defensa de la competencia; sino que es también un ataque a la confianza del proletariado en sus fuerzas, sembrando la desmoralización, puesto que se implica a los obreros en una lucha en contra de sus propios intereses; y más aún, un ataque a sus tradiciones de lucha, a las asambleas y los delegados, que son verdaderas armas de la lucha obrera.

Por eso, la respuesta obrera al terreno que plantea el MUP no puede ser una sobrepuja de radicalismo formal, reivindicando “más autonomía” o “más autoorganización”, sino la toma a cargo de la lucha por el proletariado, planteando sus verdaderas reivindicaciones y buscando la solidaridad con el conjunto de la clase obrera.

La aparente confrontación entre el MUP y los sindicatos y partidos mayoritarios, que finalmente se ha saldado con la unidad en las manifestaciones más masivas, podría dejar desprender que la lección de los acontecimientos de Elche es la necesidad de que los trabajadores elijamos entre “los cauces democráticos” o el “asamblearismo y la lucha autónoma” para «defender el tejido industrial de Elche»; pero la verdadera cuestión para la clase obrera no es esa, sino romper con el terreno de la «defensa de la competencia», de la «defensa de las necesidades de la economía», para plantear la defensa de nuestras necesidades, la defensa de la solidaridad.

Queda finalmente una cuestión por dilucidar. A diferencia del naval, donde las diferentes fuerzas políticas de la burguesía aplicaban una estrategia para hacer colar los despidos y el cierre de empresas frente a la resistencia obrera, en Elche no había, ni un ataque concreto que llevar a cabo (más bien un deterioro general), ni una resistencia obrera claramente planteada en un terreno de clase que hubiera que vencer. ¿Para qué hacer jugar pues toda esta estrategia política del MUP y los sindicatos y grupos políticos mayoritarios?

Como hemos demostrado, en ambos casos hay un ataque político a la clase obrera, utilizando un sector debilitado. Y tenemos que reflexionar más sobre el sentido de ese ataque.

La dimensión que se da a los acontecimientos, una maniobra contra la clase obrera

La progresiva amplificación del movimiento, de manifestaciones de 500 personas, a más de 6000 (sin que sepamos aún de la asistencia a la macromanifestación prevista en Valencia), la cada vez mayor implicación de los sindicatos, partidos e instituciones burguesas, hasta el extremo de que la Generalitat misma respalde las convocatorias, es evidente que no expresa ninguna búsqueda de la solidaridad del movimiento obrero, ni tampoco la tentativa de apagar un incendio social. Si el MUP, y con su apoyo, CCOO, UGT, el Ayuntamiento de Elche, etc no hubiera tomado a cargo este episodio de tensión social, probablemente se habría agotado con el estallido mismo del día 16, como los petardos de las fiestas valencianas. ¿Qué interés puede tener la burguesía en organizar este movimiento y elevarlo a la primera plana de la actualidad?

Fundamentalmente plantear un “modelo” de respuesta social ante el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y la población. Frente al ejemplo de lucha obrera (aún incipiente y con todas las dificultades) del naval, la burguesía opone «la movilización ciudadana» de Elche. En sí mismo esto ya es un ataque a la reflexión (a partir de la lucha de Izar), en muchos elementos de la clase, sobre los problemas que plantea desarrollar una lucha obrera, como hemos demostrado; pero sobre todo es una estrategia con vistas a la perspectiva de vacas flacas y degradación económica que barrunta la burguesía en España para la economía nacional.

Efectivamente, el problema que se ha planteado a los empresarios del calzado en Elche, es el mismo, a escala muy reducida, que se plantea al conjunto del capital nacional. Por mucho discurso europeista que nos vendan, debido a la agravación de la crisis y la desindustrialización, el capital español es incapaz de competir con las grandes potencias, y desde el otro lado, las mercancías de las economías del llamado “tercer mundo”, que han conseguido atraer capitales por los precios ridículos de la fuerza de trabajo y la sobreexplotación están ganándole terreno. La verdadera competencia para los productos españoles no viene de Francia, Alemania, o USA, sino de China, Corea, etc.

Y eso le plantea que, para sobrevivir en el mercado mundial, la economía nacional tiene que llevar a cabo ataques de envergadura a las condiciones de vida obrera, y de la población en general. Ataques que van a suponer una verdadera degradación de su situación. Salvando las distancias, porque la burguesía en España no puede plantearse instaurar de golpe condiciones similares a las de los países de la periferia del capitalismo, ya denunciamos como en Argentina 2001, o Bolivia, frente a ataques masivos y un deterioro evidente de las condiciones de vida del conjunto de la población, el proletariado no ha sido capaz de ponerse a la cabeza de un movimiento de luchas, y ha sido arrastrado a movilizaciones interclasistas, que a pesar de la radicalidad, no han planteado una alternativa de clase al gobierno de la burguesía. Frente a la necesidad de desencadenar ataques masivos del capital español, a la burguesía le interesa sobremanera fomentar ese falso terreno de respuesta y embaucar en él al proletariado.

En los años 80, la desindustrialización del naval, la siderurgia, y la minería, se hizo bajo la cobertura de la “modernización” del capital español, y las ilusiones democráticas en “el gobierno socialista”. Hoy en día no quedan ilusiones ni mejoras económicas que vender; la dura confrontación es inevitable; pero la burguesía intenta preparar un terreno ideológico entrampado, en el que la clase obrera se vea arrastrada al interclasismo del «movimiento ciudadano», como en Elche.

Hic Rhodas, 13.11.2004

1 “Moviment per l’Unitat del Poble”, escisión de Izquierda Unida sobre rencillas cortesanas de política municipal

Situación nacional: 

Reunion Publica del BIPR en París: el BIPR rehén de unos hampones

Es precisamente esa singularidad lo que justifica que antes de dar cuenta del debate y de los argumentos intercambiados entre el BIPR[1] y la CCI sobre el análisis de la guerra en Irak, dediquemos la primera parte de este artículo a la cuestión del "trabajo común" entre el BIPR y la FICCI, anunciado en el Bulletin nº 27 de la FICCI (ver "Compte-rendu d'une discusión entre le BIPR et la fraction")

Esta cuestión nos parece tanto más importante de tratar que en el cartel anunciador, colgado en su sitio Internet, la FICCI presentaba así esta reunión pública:

"Desde el inicio de la crisis que actualmente soporta la CCI, que ha sido la causa de nuestra formación como "fracción interna" de esa organización, no hemos cesado de subrayar una penosa realidad –el grave debilitamiento de un polo político proletario importante, lo cual se ha plasmado, en particular en la región parisina, en que sus reuniones públicas pretendidamente "abiertas" al público están desiertas o prohibidas a algunos y, sobre todo, ya no son lugares para el debate y la confrontación entre puntos de vista en el seno de la clase.

También hemos subrayado que, ante los retos abiertos por la situación actual, el reforzamiento y agrupamiento necesarios de las fuerzas revolucionarias del campo proletario solo podían hacerse en torno al único polo serio existente, el BIPR (…)

Por sugerencia nuestra y con nuestro apoyo político y material, el BIPR va a organizar una Reunión Pública en París (RP que, esperemos, no será la última) a la que llamamos a todos nuestros lectores a participar" (subrayados nuestros)

Puede constatarse, en ese cartel publicitario, que a la FICCI no le pareció útil escribir ni una sola frase de análisis de denuncia de la guerra en Irak (contrariamente a la hoja publicada por el BIPR). En cambio, eso sí, ese llamamiento está exclusivamente dedicado a un tema: cómo reconstruir en la capital francesa un polo de agrupamiento de revolucionarios tras el hundimiento de la CCI, hundimiento comprobado (según la FECCI) en que nuestras reuniones públicas estarían "desiertas" y ya no serían un lugar de debate. Todo eso no son más que mentiras. Todos los simpatizantes de la CCI que acuden regularmente a nuestras reuniones públicas, y entre ellos la decena que acudió a la del BIPR, pueden confirmarlo.

El BIPR: ¿único "polo serio" del medio político proletario?

En esta reunión pública estaban presentes, además de la delegación del BIPR y cuatro miembros de la FICCI (solo el individuo Jonás estaba ausente):

-         dos seguidores de la FICCI (uno de ellos es antiguo miembro de ella)

-         un viejo nómada del medio consejista antipartido, al que conocemos desde hace más de treinta años.

Otras tres personas se dieron un garbeo por allí, abandonando la sala sin participar en el debate.

Así, esta reunión pública, que debería ser la prueba, según la FICCI, de que el BIPR es hoy el "único polo serio" de discusiones y de referencia de la izquierda comunista habría sido un fiasco total si a ella no hubiera acudido la CCI y ésta no hubiera invitado a sus contactos a participar en ella. Estaban presentes, efectivamente, una importante delegación de militantes de la CCI y unos diez simpatizantes de nuestra organización.

O sea que, a pesar de la ruidosa publicidad que hizo de la reunión pública, lo que la FICCI logró demostrar es el vacío que ha hecho en torno suyo. La CCI y sus simpatizantes eran las dos terceras partes de los presentes, lo cual permitió que se llenara la sala. Esto era tan evidente que:

-         antes de la exposición, un militante del BIPR se acercó a uno de nuestros camaradas para preguntarle: "¿Por qué habéis venido tantos?"[2]

-         al final de la reunión, la presidencia se vio obligada a preguntar: "en fin de cuentas, ¿qué camaradas no son de la CCI?" Aparte de nuestros simpatizantes y los miembros de la FECCI… ¡sólo se alzaron tres manos!

La audiencia de esta reunión pública fue la prueba de que la FICCI (¿quizás también el BIPR?) se toma sus deseos por la realidad: la CCI no está ni muerta ni enterrada como "polo serio" del campo proletario. Y es precisamente porque sí que estarían desiertas por lo que la FECCI no organiza sus propias reuniones públicas y no le queda otra política que la de andar parasitando las de los grupos de la Izquierda Comunista.

Más importante todavía: ¿por qué, a pesar de la estridente publicidad hecha por la FICCI, esta reunión pública, anunciada como un scoop, fue boicoteada por los lectores del Boletín de la FECCI y por nuestros suscriptores?

Pues precisamente porque estos se enteraron de que tal reunión se había organizado tras la "sugestión" y con el "apoyo político y material" de un grupúsculo parásito cuya actividad principal consiste en volcar las peores calumnias sobre la CCI. Así, uno de nuestros contactos nos dijo que no asistiría a esa reunión pública con el argumento de que no quería "pisar la mierda".

Los únicos elementos que la FICCI podía atraer eran sus propios secuaces y la experiencia demostró que no eran muchos.

Si la FICCI no hubiera cacareado que el BIPR organizaba la reunión pública "con su apoyo político y material", puede que otros elementos en búsqueda (de entre los cuales bastantes no están de acuerdo con nuestras posiciones) habrían acudido a participar en el debate.

Una lección que el BIPR deberá sacar de esta grotesca experiencia: nunca está uno mejor servido que por sí mismo. Su alianza con la FICCI, que ha volcado toneladas de calumnias sobre la CCI, que se ha portado abiertamente como una banda de soplones, que le ha robado material y dinero a la CCI, todo eso ha provocado, sin lugar a dudas, una reacción de repulsa en los elementos cercanos a la Izquierda Comunista.

El exceso de celo por parte de la FICCI (y también la coba zalamera que le ha dado) no han servido más que para ridiculizar al BIPR.

Lo que la FICCI quería poner en evidencia en su cartel publicitario es que, sin ella, aquella organización de la Izquierda Comunista que existe a escala internacional y es conocida desde hace décadas, ¡habría sido incapaz de tomar la iniciativa y organizar la reunión pública!

Es lamentable que el BIPR no se diera cuenta de la burla que le hacía la FICCI en su Bulletin nº 27 donde esa pretendida "fracción" afirmaba que para la construcción del partido…"la fracción defiende posiciones más categóricas que el BIPR" ("Compte-rendu d'une discussion entre le BIPR et la fraction") Lo cual significa hablando claramente que la FICCI, con la pretensión de defender posiciones mucho más "radicales", se presenta a sí misma como grupo a la izquierda del BIPR.

En realidad, ese grupúsculo parásito ha utilizado al BIPR de testaferro para su propia publicidad (obteniendo así el certificado de "respetable"), a la vez que le hacía aparecer como el apéndice trasero de la FICCI. Si el BIPR hubiese tomado en serio a la CCI no habría necesitado esta experiencia para comprender que, como dice la fábula de La Fontaine, "todo adulador vive a expensas de quien le escucha".

¿Cómo cayó el BIPR en la trampa de la FICCI?

Al dar su "apoyo político y material" al BIPR para organizar la reunión pública, la FICCI lo que buscaba claramente es que se la reconozca como grupo perteneciente al medio político proletario. Por desgracia, la consecuencia del casamiento entre la FICCI y el BIPR no solo la sido la de cubrir de ridículo al BIPR. También ha contribuido a desprestigiar a una organización de la Izquierda comunista que, hasta ahora, no había pisoteado nunca un principio elemental del movimiento obrero: el de rechazar todo tipo de comportamiento que incluya el robo de material de las demás organizaciones comunistas.

Así, durante la reunión pública, la CCI pidió la palabra para dar lectura a una carta que uno de nuestros suscriptores dirigió al BIPR y que nos pidió que hiciéramos pública. Este camarada, y no es el único, recibió a su nombre y señas personales la hoja del BIPR de llamamiento a la reunión pública. Nos comunicó su extrañeza (como la de otros contactos de la CCI que recibieron por correo ese documento del BIPR): ¿cómo se hizo el BIPR con su dirección si solo la había dado a la CCI? Antes esta pregunta hecha por varios suscriptores nuestros, la CCI decidió, en vísperas de la reunión pública del BIPR, dirigir una carta de protesta al BIPR a la que esperamos que esta vez nos dé una respuesta y no como ha ocurrido en otras ocasiones.

En cuanto abordamos la cuestión del robo de nuestro fichero de direcciones, la presidencia intentó en un primer momento cortarnos la palabra con el argumento de que el BIPR "no quería tomar partido" entre la CCI y la FICCI, pues se trataba de un asunto "interno" de la CCI. Luego, ante nuestras protestas, la presidencia nos aseveró que el BIPR no poseía el fichero de direcciones de los abonados de RI, añadiendo: "Si nos lo hubieran propuesto, lo habríamos rechazado". "¿Significa eso que condenáis el robo de ese fichero de direcciones?", les preguntamos entonces a los camaradas del BIPR A esta pregunta, la presidencia se negó a contestar a pesar de nuestra insistencia, declarando: "Esclareceremos este asunto nosotros con la FICCI después de la reunión pública"

Este incidente exige varias aclaraciones:

1.      El BIPR nos toma por tontos cuando tiene la cara de afirmar que no quiere "tomar partido" en un asunto "interno" de la CCI. Cuando resulta que esta primera reunión pública del BIPR en París fue organizada con el "apoyo material y político" de la FICCI, cuando nos enteramos (por el Bulletin nº 27 de la FICCI) que el BIPR y la FICCI han empezado a "poner las bases para una labor en común", y mientras que el BIPR se ha negado desde hace siete años a cualquier trabajo en común con la CCI (con el pretexto falaz de que nuestras divergencias serían demasiado importantes), habría que ser sordo y ciego para no darse cuenta de que el BIPR se ha puesto del lado de la FICCI.

2.       En cuanto al robo del fichero de direcciones perteneciente a la CCI, el BIPR sabe perfectamente que eso no es algo "interno" de nuestra organización: ¡hace ya más de dos años que lo denunciamos en nuestra prensa y que hicimos público el asunto!

3.      Cuando el BIPR afirma que incluso si la FICCI le hubiera propuesto nuestro fichero de direcciones, "lo habría rechazado de todas maneras", eso significa sencillamente que reconoce y condena ese robo de material perteneciente a la CCI. Así que si el BIPR quiere ser coherente, debe sacar las conclusiones que se imponen: ha puesto las bases de un trabajo común con unos hampones.

4.      El BIPR declaró que iba a "esclarecer" este asunto con la FICCI después de la reunión. A nosotros nos parece que ese esclarecimiento no debe quedar como "un asunto interno" del BIPR, sino que debe hacerse público, pues:

-         Se ha visto involucrado en el robo de un material que pertenece a la CCI, pues ese material ha sido utilizado para el envío de la hoja del BIPR de llamamiento a su reunión pública;

-         Debe rendir cuentas a nuestros suscriptores que le hicieron la pregunta: ¿cómo llegó la hoja del BIPR a sus buzones?

Por parte nuestra, tomamos nota de la declaración según la cual el BIPR no habría aceptado nunca que la FICCI pusiera en la lista de regalos de su boda el "tesoro de guerra" robado a la CCI.

Parece claro (y creemos la palabra de los camaradas del BIPR cuando nos aseguran que no poseen nuestro fichero de direcciones), que los miembros de la FICCI le han asestado una puñalada trapera al BIPR, del mismo modo que nunca cesaron de hacerlo cuando eran todavía miembros de nuestra organización y hacían reuniones secretas para intentar "desestabilizarnos".[3]

Esperemos que el BIPR sea capaz de sacar las lecciones de esta lamentable experiencia que nosotros habíamos intentado evitarle con múltiples avisos. Cuando alguien se acuesta con prostitutas[4] no debe extrañarse si agarra una blenorragia.

El comercio entre el BIPR y la FICCI es, de manera patente, una estafa. Al haber  aceptado los servicios de esa pretendida "fracción", al haber cedido a sus halagos, por haber tomado por verdades sus burdas mentiras, el BIPR se expuso no solo a  perder su credibilidad sino su honor de grupo de la Izquierda comunista.

Invitamos al BIPR a tomar posición sobre nuestras "Tesis sobre el parasitismo" (publicadas en nuestra Revista Internacional nº 94) en las que poníamos de relieve que la principal actividad de los grupos parásitos es desprestigiar a las organizaciones comunistas. Usando unas veces la calumnia, otras el halago, esas ladillas solo pueden vivir a expensas y chupando la sangre de los grupos del campo proletario. Parece evidente que la función de parásito de la FICCI va más allá de la CCI. Utilizando al BIPR de testaferro (como lo hizo con Le Prolétaire en 2002)[5], desprestigiando hoy al BIPR, esa pretendida "fracción" no solo es un parásito de la CCI, sino de toda la Izquierda Comunista.

El BIPR podrá seguir su trabajo común con la FICCI si quiere seguir siendo el tonto de la feria, no vamos a poder impedírselo naturalmente. Lo que en cambio la CCI no puede tolerar es que utilice (aunque sea de manera indirecta, gracias a sus trapicheos con la FICCI) el robo y la calumnia contra nuestra organización y nuestros militantes para hacer su política de agrupamiento.

¿Adónde lleva el oportunismo del BIPR?

La CCI siempre ha criticado el oportunismo del BIPR, un oportunismo que le ha llevado desde su fundación a llevar a cabo una política de agrupamiento sin principios. En varias ocasiones le prevenimos contra el peligro de enredarse con elementos y grupos de la extrema izquierda del capital (como el SUCM iraní) o que habían realizado una ruptura incompleta con el izquierdismo (como el grupo Los Angeles Workers' Voice) La actual colaboración oportunista del BIPR con la FICCI revela el peligro que amenaza a aquella organización de la Izquierda comunista. Cuando, por oportunismo, se acaban utilizando los métodos de reclutamiento de los grupos izquierdistas (que se basan no en la clarificación abierta y leal de las divergencias políticas, sino en la pesca con anzuelo), el BIPR podrá acabar alejándose por completo de los métodos y la tradición de la Izquierda Comunista para acabar acercándose a los del trotskismo[6]. El BIPR creía que iba a servirse de la FICCI para atrapar en sus redes una buena pesca en la reunión pública. Y no solo volvió de vacío de una pesca que creía que iba a ser milagrosa, sino que además se le rompieron en ella muchas redes.

Y más grave todavía es que la deriva oportunista del BIPR lo ha llevado hoy a avalar una práctica, totalmente ajena al proletariado, basada en el robo y la calumnia. Esos métodos son corrientes en los grupos burgueses, pero siempre fueron rechazados y condenados por las organizaciones del campo proletario.

El oportunismo es "la ausencia de todo principio" (Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución). Por haberse aliado con individuos que usan métodos de la burguesía (robo de material perteneciente a la CCI), el BIPR ha perdido totalmente de vista un principio que fue todavía capaz de defender cuando, tras la estafa de la que fue víctima por parte de un grupo ficticio de Ucrania (cuyo objetivo era la extorsión de fondos), escribía: "Cuando están separados los medios y los fines (…) la vía de la contrarrevolución queda abierta" (Declaración del BIPR sobre los "Comunistas radicales de Ucrania", 9 de septiembre de 2003)

En efecto, en su combate por el derrocamiento del capitalismo, los revolucionarios siempre han rechazado la moral burguesa jesuítica según la cual "el fin justifica los medios", oponiéndole una ética proletaria conforme a la esencia de la clase portadora del comunismo, como Trotski, entre otros, lo puso de relieve en su libro Su moral y la nuestra. Por eso las organizaciones revolucionarias deben rechazar firmemente toda política de agrupamiento que utilice el robo de material perteneciente a las demás organizaciones comunistas.

Este lamentable lance ha demostrado que el BIPR ha sido rehén de una banda de hampones, y puede uno preguntarse cómo va a poder librarse el BIPR de las mallas de la FICCI. Esperemos que acabe al menos obligándola a quitarse los lentes oscuros para enterarse al fin de lo que es esa pretendida "fracción"[7].

Lo que determina el carácter proletario de un grupo político no es solo el programa que defiende o que pretende defender. Es también su comportamiento político, o sea, su práctica basada en principios. Esta visión nuestra no tiene nada que ver con la "psicología" (como pretende la FICCI). Y eso, porque, como decía Marx en sus Tesis sobre Feuerbach, "es en la práctica donde debe probar el hombre la verdad, o sea la realidad y la potencia de su pensamiento".

Ante la deriva peligrosa del BIPR, es deber de los militantes comunistas llamar a los camaradas de esa organización a sus responsabilidades. Deben tomar la medida de lo que implica, para el porvenir de las organizaciones revolucionarias,  cualquier colaboración oportunista con grupos parásitos, con aventureros, hampones, y hasta grupos fantasma que solo existen en un sitio de Internet.

Aunque la CCI, en defensa de sus principios, seguirá prohibiendo la entrada a sus reuniones públicas a unos parásitos desaforados que se han portado como soplones, no cree, en cambio, que sea el único polo de referencia de la Izquierda Comunista. Por eso nuestras reuniones públicas siguen abiertas al BIPR y lo invitamos calurosamente a participar en ellas.

NOTAS:

[1] Es el Buró Internacional para el Partido revolucionario, que agrupa a dos organizaciones de la Izquierda Comunista, Battaglia Comunista (BC) de Italia y la Communist Workers' Organisation de Gran Bretaña.

[2] Además, como veremos en la segunda parte de este artículo, no sería en torno a los análisis del BIPR, sino los de la CCI que sirvieron de base al debate sobre la cuestión de la guerra.

[3] Palabras textuales de un miembro de la FICCI, Olivier, en una de esas reuniones secretas (cuyas notas descubrimos por casualidad)

[4] En realidad comparar a las prostitutas con la FICCI es una ofensa para aquéllas.

[5] Ver nuestro artículo "A propósito de un artículo publicado en Le Prolétaire  nº 463, el Partido Comunista Internacional a remolque de la "fracción" interna de la CCI", en Révolution Internationale nº 328.

[6] Como ya lo dijimos hace cuatro años en nuestro artículo "La visión marxista y la visión oportunista en la construcción del partido", publicado en nuestra rRevista Internacional nº 103.

[7] Los métodos de la FICCI, típicos del hampa, aparecen todavía más claramente en el vocabulario que ahora está tomando del lumpen (ver el artículo publicado en su sitio Internet "L'ignomignie n'a pas de limite !"y que es un verdadera llamada al pogromo contra nuestras pretendidas "cabronadas" y contra nuestros militantes calificados hoy de…"cabrones"). Se le han caído las caretas y la pretendida "fracción" muestra su verdadero rostro.

 

 

Corrientes políticas y referencias: 

Reunión pública del BIPR en París: El vacío político y la ausencia de método del BIPR

Siempre hemos defendido la absoluta necesidad de desarrollar un debate público (en especial en la prensa) por parte de las organizaciones que se reclaman de la Izquierda Comunista. Del mismo modo, siempre hemos apoyado la necesidad de confrontar posiciones con objeto de que los elementos en búsqueda de nuestra clase puedan hacerse una idea clara y precisa de las diferentes posiciones que existen en el seno del Medio Político Proletario.

¿Un análisis de geometría variable?

Si bien es cierto que el BIPR (así como las organizaciones que lo han constituido, el Pcint y la CWO) siempre han defendido el internacionalismo proletario ante los peores horrores nacionalistas desencadenados por la burguesía, su análisis de las causas de los diferentes conflictos guerreros a lo largo de los últimos veinte años, ha pasado muy lejos de lo esencial.

Así respecto de la actual guerra en Irak el BIPR, en su introducción de la presentación de la reunión pública, reiteró su análisis indicando que esta nueva guerra tendría una racionalidad económica (la renta petrolera y la voluntad de los Estados Unidos por controlar las fuentes del “oro negro”).

Este mismo análisis fue defendido en el pasado por el BIPR, en particular a propósito de la guerra de Afganistán en 2002: «… Estados Unidos tiene la necesidad de que el dólar siga siendo la moneda de referencia en el comercio mundial si quieren seguir manteniendo su posición de superpotencia mundial. Así, por encima de todo, los Estados Unidos buscan desesperadamente asegurarse de que la continuidad del negocio mundial del petróleo se haga en su moneda. Esto quiere decir que luchan por tener una influencia determinante en el itinerario de los convoyes de petróleo y gas antes incluso que la implicación comercial americana en la extracción de sus fuentes. Esto es así porque incluso las decisiones comerciales más insignificantes están siendo determinadas por el interés dominante del capitalismo americano en su conjunto y, como se puede observar, el Estado americano se impone política y militarmente en el interés de objetivos más vastos, objetivos que muy a menudo se oponen a los intereses de otros Estados y, en especial de los de sus aliados europeos. Con otras palabras, este es el centro de la concurrencia capitalista en el siglo XXI…»(Revista Internacional nº 108, 1er Trimestre de 2002, en una polémica con el BIPR a propósito de las guerras).

Un análisis similar fue el que defendió el BIPR durante la primera guerra del Golfo en 1.991: «… la crisis del Golfo se ha producido verdaderamente por el petróleo y por la lucha entre los que lo quieren controlar. Sin petróleo a buen precio los beneficios caerían. Los beneficios del capitalismo occidental están siendo amenazados y por esa razón, y por ninguna otra, por lo que los Estados Unidos preparan un baño de sangre en Oriente Medio… ) (Ver Revista Internacional nº 64).

Ante la terca evolución de la realidad, el BIPR se ha visto obligado a evolucionar un poco en su análisis. Así, en la presentación de su reunión pública el BIPR planteó tres razones esenciales que permitirían explicar el desencadenamiento de esta nueva guerra en Irak:

1) Razones geoestrategicas.

2) La defensa del dólar como moneda dominante para la renta petrolera.

3) El control de zonas de producción petrolera para dentro de veinte años.

Tras la presentación, la CCI intervino para poner en evidencia que, esencialmente, la ofensiva americana en Irak ha sido motivada por razones estratégicas. Si la cuestión del petróleo juega un papel importante no es por razones económicas, sino fundamentalmente por razones estratégicas y militares. En este sentido, recordamos que la importancia estratégica del petróleo no data de hoy en día, ni tampoco de los años 60, sino que viene de antes de la Primera Guerra Mundial, justo tras la mecanización de las armas de guerra.

En nuestras intervenciones, destacamos que la presentación del BIPR representaba un pequeño avance ya que reconocían explícitamente como primera causa de la ofensiva americana en Irak la existencia de razones “geoestrategicas”. A pesar de su visión mecanicísta y reduccionista de la relación entre la crisis económica y la guerra (que revela el peso del materialismo vulgar), el BIPR no puede volver la cara ante la evidencia de los hechos: tras diez años de guerra las zonas de influencia petrolífera no han sido aseguradas con la guerra, sino todo lo contrario, han sido en gran parte destruidas.

Desgraciadamente, hemos subestimado un tanto optimistas al afirmar que el BIPR había realizado un pequeño avance en sus análisis. El camarada del BIPR que hizo la presentación “corrigió” nuestra intervención afirmando que habíamos mal comprendido (o mal interpretado) el contenido de su presentación puesto que… las “causas estratégicas” de la ofensiva americana en Irak son, para el BIPR, totalmente “secundarias” y esto sería así porque tales motivos fueron situados (en la presentación) en ¡tercer lugar!. Es más, el camarada insistió en que deberían habernos entregado su presentación por escrito para evitar cualquier tipo de “malentendido” por nuestra parte. Días después el BIPR publicó sobre su página Internet en francés esta exposición por escrito. Cualquier lector que quiera consultar la citada página podrá observar que el primer factor puesto de relieve en la presentación fue precisamente el que nosotros habíamos entendido y destacado: «….Si bien es cierto que el oro negro figura en los cálculos iraquíes de Washington, es más como recurso estratégico que económico. Con esta guerra, se trata ante todo de perpetuar la hegemonía americana – y esto en el sentido de conseguir posiciones de garantía para el futuro – y no tanto de hinchar de golpe los beneficios de la Exxon…». No se puede ser más claro en el análisis (y nosotros estamos totalmente de acuerdo con este análisis).

Podrá verse que esta pequeña contorsión consistente en afirmar que la CCI habría “comprendido mal”, o “malentendido”, ha permitido al BIPR, a lo largo de la discusión en la reunión pública, silenciar totalmente una posible discusión sobre las “causas estratégicas” de la guerra en Irak. No encontramos más que dos razones para tal actitud: o bien los análisis del BIPR son de naturaleza variable, o bien, que algunos de los camaradas del BIPR no están totalmente de acuerdo con los análisis “oficiales” de su propia organización.

Los argumentos de la CCI

En nuestras intervenciones insistimos sobre el hecho de que, con la entrada del capitalismo en su período de decadencia a principios del siglo XX, la guerra ha perdido toda racionalidad económica para el capital considerado como un todo, e incluso, para cada capital nacional en sí mismo. Recordamos que el concepto de decadencia del capitalismo no es una invención de la CCI, puesto que fue la Internacional Comunista, la que en 1.919, adoptó este análisis. En el mismo sentido, el análisis de la irracionalidad de la guerra en este período de decadencia, tampoco es una idea fantasiosa nacida de la cabeza calenturienta de los “idealistas” de la CCI. Fue la Izquierda Comunista de Francia (GCF) de la que la CCI siempre se ha considerado heredera la que desarrollo este análisis afirmando que «….la producción está centrada esencialmente sobre la producción de medios de destrucción, es decir, en vista de la guerra. La decadencia de la sociedad capitalista encuentra su expresión más evidente en el hecho de que las guerras en vistas del desarrollo económico (periodo ascendente) se hayan limitado esencialmente, en el periodo actual, a actividades en vistas de la guerra (periodo decadente)…» ( Informe a la Conferencia de Julio de 1.945, de la Izquierda Comunista de Francia, citado en nuestra REVISTA INTERNACIONAL nº 18, artículo sobre “El Curso Histórico”) (2).

Con la misma preocupación pusimos en evidencia que el rechazo del carácter irracional de la guerra, en el plano económico, de las guerras en el periodo de decadencia (y en particular en el de la descomposición del capitalismo) lleva al BIPR a no hacer ninguna distinción entre la función de las guerras coloniales y de construcción de Estados nacionales a lo largo del siglo XIX y las guerras que se desencadenan después de 1.914. Por ello, recordamos nuestro análisis sobre la “rentabilidad” de las guerras en el siglo XIX. Tenían una racionalidad económica (puesto que entre otros factores permitieron la expansión del capitalismo a escala planetaria), mientras que en el siglo XX estas guerras han tomado un carácter cada vez más irracional. Y este hecho, es más evidente hoy en día: con la entrada del capitalismo en su período de descomposición (abierto tras la dislocación de los bloques imperialistas surgidos tras la Segunda Guerra Mundial), esta irracionalidad en el plano económico alcanza un nivel superior, como hemos podido observar, por ejemplo, en las guerras en los Balcanes o en Chechenia.

Así, el orden mundial instituido por la Conferencia de Yalta en 1.945 ha cedido la plaza hoy día a una era de desorden mundial marcado por el desencadenamiento del “cada uno para sí” sobre la escena imperialista mundial.

La miopía del BIPR le lleva a no percibir que la lógica imperialista del capitalismo en el periodo de decadencia tiende cada vez más a obedecer a una única lógica: la de la huida hacia delante, sin limites y desenfrenada, en la guerra y la barbarie creciente.

En la discusión nuestra Corriente intento poner en evidencia las implicaciones del análisis del BIPR, según el cual, la guerra de los Estados Unidos contra Irak tendría aún alguna racionalidad económica (en particular el famoso argumento de la “renta petrolera”). Esta visión conduce al BIPR, en realidad, a subestimar la extrema gravedad de la situación histórica actual (marcada por el desarrollo de un caos sangrante) y, por tanto, a subestimar la gravedad de las disyuntivas que se plantean a la clase obrera y al porvenir de la humanidad. Por ello, en la reunión pública del BIPR recordamos el cuadro de análisis en el que situábamos las causas de la guerra en Irak: «….en el contexto de la crisis histórica del capitalismo y en la fase de la descomposición de la sociedad burguesa, la realidad nos muestra que la única política posible para cada gran potencia es la de intentar colocar a los rivales en dificultades para intentar imponerse ella misma. Es la ley del capitalismo. Así, esta inestabilidad, esta anarquía creciente y este caos que se extiende no son la especificidad de tal o cual zona exótica y atrasada, sino el producto del capitalismo en su fase actual e irreversible de descomposición. Y como el capitalismo domina el planeta, es el planeta entero, el que cada vez más se sume en el caos…» (Ver Revista Internacional n º 118).

La falta de seriedad de los argumentos del BIPR

El BIPR no fue capaz de rebatir nuestros argumentos con un mínimo de rigor y seriedad. Así, respecto a nuestro análisis sobre la descomposición del capitalismo el único “argumento político” que escuchamos fue, una vez más, el estigmatizar, con sarcasmo innecesario, el supuesto “idealismo” de la CCI: «...con vuestro análisis de la descomposición, todo esta relacionado con todo, el caos, Dios, los ángeles,... (sic) ¡!!!!!...».

Pero no acaba aquí el esperpento. Al escuchar otros “argumentos” nos quedamos asombrados con “argumentos” que harían revolverse a Marx y Engels en sus tumbas:

1) Cuándo planteamos la cuestión “ .... ¿ el BIPR defiende aún el análisis según él cual si la tercera guerra mundial no ha estallado con el hundimiento del bloque del Este es a causa de la existencia de la bomba atómica y del ´equilibrio del terror`?.....”, ningún militante del BIPR ha querido, en un primer momento, responder a esta concreta pregunta. Sólo cuando lo hemos planteado por tercera vez, uno de ellos se decidió a responder de forma sucinta (y sin ninguna argumentación) lo siguiente: el equilibrio del terror es “UNO de los factores” que explica que la burguesía no haya podido desencadenar una tercera guerra mundial. En suma, el análisis clásico de sectores de la burguesía dominantes que, durante decenios, han vendido a los proletarios la necesidad de una brutal carrera de armamentos en nombre de la “preservación de la paz”, ....! Sin comentarios ¡. El hecho de que el BIPR se dedique, a su manera, a retomar y repetir argumentos falaces que utiliza la burguesía, ha hecho que todos los elementos en búsqueda presentes en esta reunión pública se quedaran “hambrientos” puesto que, salieron de la reunión sin conocer cuales eran los “otros factores” (y sobre todo cual sería el factor determinante) que, según, el BIPR constituiría un obstáculo central al desarrollo de la tercera guerra mundial. Muy al contrario, estos mismos elementos, pudieron escuchar claramente que para la CCI el factor esencial reside en el hecho de que, tras el fin de los años 1.960, se abrió un nuevo Curso Histórico (hacia los enfrentamientos de clase decisivos), hecho que marcó el fin del largo período de contrarrevolución que sufrió el proletariado mundial tras la derrota de la oleada revolucionaria de 1.917-23. Si no ha estallado una tercera guerra mundial no ha sido a causa de la existencia del arma atómica y del “equilibrio del terror”, sino porque la clase obrera mundial no está dispuesta a verter su sangre tras las banderas nacionales.

2) Sobre el análisis marxista de la decadencia del capitalismo, hemos escuchado a un portavoz del BIPR respondernos en los siguientes términos: «....estoy cansado de discutir con la CCI desde hace 25 años....». Parece ser que la CCI es tan “corta” en su comprensión del ABC del marxismo, ya que este nos enseña (en palabras del portavoz del BIPR) que «.... En el capitalismo hay que distinguir dos cosas: la formación social y el modo de producción. Podemos considerar que hay una decadencia de la formación social (aceptando entre comillas el término decadencia que no me gusta), pero el modo de producción no es por ello decadente. Si no interviene una revolución social, tendremos los dos fenómenos, y la realidad del hundimiento de la sociedad en la barbarie....». Tomando todas las precauciones oportunas en la interpretación de tales palabras (y estando de acuerdo conque si no interviene una revolución, la perspectiva es un hundimiento en la barbarie), el BIPR afirma tranquilamente que el capitalismo puede entrar en decadencia en tanto que “sistema social” a nivel de su superestructura (ideologías dominantes, cultura, valores morales,...) pero no necesariamente como “sistema económico”, es decir, en el plano de sus infraestructuras (a nivel de su modo de producción y de la manera en la que los hombres se organizan para producir los medios de su existencia). Y, como no podía ser de otro modo, esta parrafada de “dialéctica” se nos presenta por parte del BIPR como una verdadera lección de “marxismo y materialismo” opuesto cien por cien a la visión “idealista” de la CCI. Por nuestra parte, preferimos que sea el propio Marx quien se ocupe de rebatir una ineptitud tan escandalosa: «....Resulta que un modo de producción o un estadio industrial determinado esta siempre ligado a un modo determinado de cooperación ó a un estadio social bien definido y este modo de cooperación es, en sí mismo, una fuerza productiva...», «...la producción de sus ideas, de las representaciones, de la conciencia está ante todo directamente ligado a la actividad y al comercio material entre los hombres, y este es el lenguaje de la vida real....» (la Ideología Alemana, Marx y Engels). Es evidente que, “el lenguaje de la vida real” es ignorado por el BIPR. Pero, como decía Spinoza ¡ “ la ignorancia no es un argumento “ ¡. Para el marxismo la decadencia, tanto como la ascendencia, de un modo de producción afecta a todos los aspectos de la sociedad, ya que la infraestructura (la economía) es la que determina las superestructuras (la vida social) incluso si la evolución o la involución de una civilización no se desarrolla de manera homogénea en todos sus aspectos. Afirmar lo contrario, como hace el BIPR, no es ni materialista, ni marxista. Es caer de bruces en el idealismo más estúpido.

3) A lo largo de la discusión, uno de nuestros simpatizantes planteó lo siguiente al BIPR «....si seguimos vuestro análisis del ciclo ´ crisis /expansión/nueva crisis/, etc... ¿cual es vuestra posición sobre las luchas de liberación nacional?. ¿están aún a la orden del día?, ¿significa también que los sindicatos aún tienen una naturaleza obrera?...». Ante esta pregunta, el BIPR no ha aportado ninguna respuesta precisa a la cuestión de las luchas de liberación nacional. Sobre la cuestión del trabajo en los sindicatos, un camarada de la presidencia de la mesa en nombre del BIPR ha afirmado que esta organización no esta por el trabajo en los sindicatos porque «... la experiencia ha demostrado que no hay nada que hacer y la razón no es porque el capitalismo está en decadencia....». En ese momento, nuestra Corriente ha intervenido para pedir al BIPR si rechazaban explícitamente la posición defendida por el PCInt en 1.947, recogido y citada claramente en sus «Tesis sobre los sindicatos de hoy día y la acción comunista» (adoptadas en el IV º Congreso del PCint) que señalan: «....En la actual fase de decadencia de la sociedad capitalista, el sindicato está llamado a ser un instrumento esencial de la política conservadora y en consecuencia a asumir una función precisa de organismo del Estado...» (el subrayado es nuestro). El compañero de la presidencia, que había respondido a la cuestión sindical, se quedo muy sorprendido al conocer que el BIPR o el PCInt defendiera teóricamente tal análisis. Evidentemente parecía haber descubierto, en ese momento, una posición programatica de su propia organización ( ¡qué puede, incluso, encontrarse en la página WEB del BIPR¡).

Evidentemente, la puesta en cuestión del análisis de la decadencia del capitalismo elaborada por la Internacional Comunista, conduce al BIPR a “revisar” ciertas posiciones de su propia Plataforma Política.

La falta de seriedad en el debate

A parte de nuestras contribuciones al debate y, también de las cuestiones planteadas por nuestros simpatizantes (a los que el BIPR o bien no ha respondido o, si lo ha hecho, ha sido de forma confusa), queremos señalar la intervención de un elemento del medio consejista (que conocemos desde hace tiempo) que intentó criticar nuestro análisis de la decadencia del capitalismo (basado en la teoría de la saturación de los mercados desarrollada por Rosa Luxemburgo en La Acumulación del Capital). De nuevo tuvimos que soportar una “lección de marxismo” cuando este interviniente defendió la idea de que el capitalismo global está todavía hoy día en plena fase de acumulación ampliada como lo testimoniaría ¡ el formidable desarrollo económico de China!.

Este análisis (hoy día muy extendido entre los “expertos” de la clase dominante) no ha dado lugar a la menor crítica por parte del BIPR en su reunión pública. Visto lo visto, la CCI ha intervenido para demostrar que la pretendida ”expansión económica” de China es un castillo de naipes (ver en nuestra WEB en francés un artículo sobre el particular en Revolutión Internationale n º 350).

Otra de las intervenciones que se hubieron de soportar fue una larga, incomprensible e incoherente perorata de uno de los seguidores de la FICCI, intentando “demostrar” que el análisis de la CCI (y por extensión el de la Internacional Comunista) sobre la decadencia del capitalismo es una absurdidad y que se sitúa fuera del marxismo. Igualmente, fue muy significativa la rapidez con la que dos “jefecillos” de la FICCI se lanzaron al debate, no para tomar posición sobre el análisis del BIPR expresado por la presidencia, sino para intentar “demoler” los análisis de la CCI (3).

La ausencia completa de seriedad de la FICCI quedó más claramente de relieve por el comportamiento adoptado por dos de sus miembros (e igualmente la de sus seguidores) que, en lugar de tomar la palabra para desarrollar una argumentación política, se limitaron a adoptar una actitud irreverente, llena de sarcasmo (hasta el punto de dedicarse a aplaudir las críticas a los análisis de la CCI, como sí de un partido de fútbol se tratase). Esta falta de seriedad chocó profundamente a los elementos en búsqueda de una clarificación política que estaban presentes. Uno de ellos tomo la palabra para señalar explícitamente que actitudes de ese tipo “...no le animaban a participar en la discusión..”.

Es evidente que si la CCI no hubiera participado en la discusión y no hubiera aportado los elementos que planteó al debate, hubiéramos asistido a un “debate” contradictorio y carente de confrontación entre diferentes posiciones. La FICCI (que se presenta como la “verdadera defensora de la Plataforma de la CCI”) se guardo muy mucho de presentar la más mínima divergencia o crítica a los análisis del BIPR.

Sobre el concepto de decadencia del capitalismo (que el BIPR pretende “redefinír”, y de hecho lo que hace es rechazar) los miembros de la FICCI no dijeron ni palabra. Del mismo modo de evitaron cualquier confrontación con el BIPR sobre la cuestión ¿por qué la burguesía no ha estado en condiciones de desencadenar una tercera guerra mundial antes del hundimiento del bloque del Este?.

Así, la pretendida apertura a un debate público, por la “clarificación” y la “confrontación” de los diferentes puntos de vista existentes en el seno del medio proletario, algo de lo que tanto se reivindica la FICCI no es más que un montaje vacío condimentado con altas dosis de hipocresía. En realidad, con tal de construir a cualquier precio un “frente único anti-CCI” el BIPR y la FICCI prefieren ocultar sus desacuerdos y discutirlos en ¡ sus reuniones “privadas”!.

Por nuestra parte, si coherentemente con nuestras posiciones hemos rechazado mantener el más mínimo “debate” con los elementos de la FICCI (y ello a pesar de sus intervenciones provocadoras), es porque la CCI ha ido a una reunión pública del BIPR y no estaba dispuesta a consentir a estos individuos sabotear el debate. En ese sentido hemos intervenido en todo momento para rebatir los argumentos del BIPR y no los de esta supuesta “fracción” que en realidad es una banda de bribones.

Precisamente porque no tenemos ningún temor a la confrontación pública de nuestras divergencias con el BIPR, hemos participado en su reunión. En ese sentido, una vez más, no compartimos la posición del BIPR (repetida al final de esta reunión pública) que dice que el debate entre la CCI y el BIPR “...no sirve para nada...”. Nuestra posición sobre el debate público entre organizaciones de la Izquierda Comunista no tiene nada que ver con la visión de un “choque” entre grupos para saber quien es él “más fuerte” o quien va a “conseguir conquistar a más elementos”. Estamos interesados en la discusión pública de las divergencias, porque entendemos que es vital para que los elementos en búsqueda de una clarificación política puedan conocer las posiciones de la CCI y la del resto de grupos del medio proletario. Sólo con esta actitud podremos conseguir una clarificación de estos elementos y evitaremos que se equivoquen de puerta si quieren convertirse en militantes comunistas.

Ante los elementos en búsqueda de una perspectiva de clase, incumbe a las organizaciones revolucionarias aportar una respuesta a todas las cuestiones que planteen, convencerlos con el máximo de claridad, de rigor y de seriedad en la argumentación. Del mismo modo que les incumbe defender, en las reuniones públicas, la seriedad del debate político rechazando enérgicamente cualquier tipo de actitud parásita que pretenda contaminar el debate con sarcasmos, risotadas o algarabías.

CCI (18/ Octubre / 2004)

(1) Por razones de espacio y de equilibrio en nuestra publicación, no publicamos en este número de Ación Proletaria la primera parte de este artículo titulada “El BIPR rehén de unos bandidos” (artículo que se puede localizar en nuestra pagina en Internet). En caso de que alguno de nuestros lectores no pueda consultar este medio, nos lo puede solicitar para enviárselo en texto escrito. Nos ocuparemos de enviar una copia gratuitamente de tal documento. Aprovechamos para invitar a nuestros lectores a leer la respuesta del BIPR a nuestro documento (que igualmente se puede localizar en su pagina en Internet) titulado “Respuesta a una organización en vía de desintegración”.

(2) Un miembro de la FICCI realizó una intervención que tenía por objeto “ridiculizar” nuestra visión sobre la irracionalidad de la guerra acusándonos de “revisionistas” y llegando a afirmar que éramos unos “Kautsky” cualquiera. En realidad son los tenores de esta pretendida “fracción” los verdaderos “revisionistas” ya que han abandonado completamente el análisis desarrollado por la Izquierda Comunista de Francia (GCF) y que la CCI jamás ha dejado de reivindicar. Estos renegados que pretenden ser los “ verdaderos defensores de las posiciones programaticas de la CCI” rechazan hoy día (con el objeto de acariciar al BIPR en el sentido del pelo) esta posición elemental de nuestra Plataforma sobre la cual esta fundado nuestro cuadro de análisis sobre la decadencia del capitalismo.

(3) Y para combatir los análisis “kautskistas” y “revisionistas” de la CCI hemos podido oír de la boca de los que el BIPR define como los “antiguos dirigentes de la vieja guardia de la CCI” (¡sic¡) algunos “argumentos” que rozan el cretinismo. Hemos podido escuchar (entre otras “joyas” de la CCI) que:

· «...La guerra en Irak representa una ganancia económica enormemente importante para los Estados Unidos...»

· En el lodazal iraquí «....el Ejército americano se refuerza...».

· «...Antes que comprender la cuestión de la guerra, el proletariado debe sufrirla en sus propias carnes...». SIN COMENTARIOS.

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Comunicado sobre la campaña de calumnias contra la CCI

Esta campaña está orquestada a escala internacional no solo por un grupo parásito (la FICCI), sino también por el BIPR y por un grupo argentino que se dice llamar “Circulo de Comunistas Internacionalistas” y que se pretende sucesor del Núcleo de Comunistas Internacionalistas de Argentina (grupo del que hemos publicado en nuestra prensa diversas contribuciones). De hecho, los camaradas pueden ver:

- en la web de la FICCI, dos declaraciones de ese “Circulo” que son una sarta de mentiras y calumnias contra la CCI.

- En la web del “Circulo” (http:/1www.geocities.com;’ cci_1917.) tres textos de denuncia de la CCI en los que se retoma los temas clásicos de la FICCI: denunciar a la CCI como una organización estalinistas.

- En la web del BIPR (http:’iwww.ibrp.org) la declaración del 12 de Octubre de ese “Circulo” en la que se denuncia el “mauseabundo método de la CI”.

Además el BIPR acaba de publicar, en su web, una respuesta a nuestro artículo, “El BIPR rehén de unos hampones”, titulada “Las estúpidas acusaciones de una organización en vía de desintegración” que (al igual que el textos calumnioso del “Circulo”) constituye una auténtica declaración de guerra de guerra contra la CCI. En esa respuesta a la CCI, el BIPR afirma que sus relaciones con la FICCI “existen y resisten”. Este texto no solo toma partido por la FICCI sino que, además, cauciona el robo del fichero de direcciones de nuestros abonados que perpetró esa supuesta “fracción” justificándolo. El BIPR afirma claramente que no tiene que dar cuenta de sus acciones ni a la CCI ni a nadie. De hecho rechaza responder a lo que le habíamos planteado en nuestra carta (carta que difundimos en su RP del2 de Octubre y que hemos publicado en nuestra web): “¿Cómo ha llegado la hoja de convocatoria de esa RP a la dirección de algunos de nuestros contactos cuando éstos sólo habían confiado su dirección a la CCI?”.

Nuestros antiguos abonados han recibido en sus buzones esos textos nauseabundos del supuesto “Circulo” enviados por la FICCI aprovechando, para su campaña de calumnias, el fichero de direcciones que nos robaron. Hoy esa campaña de calumnias contra la CCI, en la que sedan la mano el BIPR, la FICCI y ese “Circulo”, nos fuerza a emprender un nuevo combate contra prácticas ajenas al proletariado como el robo, la delación y la calumnia.

Por ello queremos afirmas aquí, como hemos hecho en nuestra web que:

1.- Las tres declaraciones del “Circulo” de Argentina son una sarta de mentiras vergonzosas.

2.- Ese “Circulo” no es el sucesor del NCI. Ese “Circulo” ha salido de la nada y en ningún momento ha dado el más mínimo argumento para explicar porqué el NCI habría cambiado de nombre y de posiciones. Tampoco ha hado ningún argumento para explicar su “giro de 180º” sobre la Toma de posición del NCI en la que denunciaba el comportamiento destructivo de la FICCI (toma de posición que hemos publicado en nuestra prensa). A día de hoy no podemos dar más información sobre este “Circulo”, tomaremos posición públicamente cuando hayamos esclarecido totalmente ese misterioso “grupo”. Lo que si podemos decir ya es que ese “Circulo”, que se solidariza con la FICCI y el BIPR, tiene relaciones establecidas en su web con todo tipo de grupos estalinistas e izquierdistas. Invitamos a los camaradas a que visiten su web donde podrán comprobar, por si mismos, lo que decimos. Este “Circulo” estaría en continuidad con “autores maristas” que van de Marx a ... Stalin, pasando por Mao o el Che Guevara. La CCI reafirma que jamás ha tenido relación con ese “Circulo”, al contrario lo hemos denunciado desde su aparición.

3.- El oportunismo del BIPR (que es una organización de la Izquierda Comunista) es lo que hace que hoy se alíe a las campañas que la FICCI viene lanzando desde hace más de dos años contra la CCI. El oportunismo del BIPR es lo que le lleva hoy a forjar una alianza con los grupos parásitos (como la FICCI).

En ese sentido debemos hacer una distinción entre la naturaleza oportunista del BIPR de un lado y la naturaleza parásita de la FICCI de otro.

La CCI, pese a las calumnias que se lanza a su alrededor, no se deja intimidar por toda ese jaleo internacional. No es un fenómeno nuevo. De echo la historia del movimiento obrero está plagada de episodios en que militantes (como Marx, Lenin, Trotsky) y organizaciones revolucionarias han sido víctimas de calumnias. Eso forma parte del combate no solo contra el capitalismo sino contra la infiltración de métodos burgueses dentro de organizaciones del campo proletario (como hoy es el caso del BIPR). La CCI librará sin concesiones, con paciencia y tenacidad, el combate por la defensa de las principios proletarios. Nuestra responsabilidad es llevar ese combate , no solo para defendernos de ese tipo de ataques sino también para tratar de salvar al BIPR (aunque sin hacernos muchas ilusiones ya que no podemos obligar al BIPR a tomar otro camino) a través de la crítica y el método marxista.

A los camaradas que están, hace tiempo, a nuestro lado los animamos a seguir teniendo confianza en la CCI y a que nos apoyen en este combate como siempre han hecho.

También invitamos a los nuevos lectores a que escriban expresando sus dudas o sus desacuerdos. Le responderemos y podrán comprobar que la CCI no es una organización “estalinista” y que, por el contrario, se puede discutir con nosotros.

CCI (21 de Octubre 2004)

Corrientes políticas y referencias: 

Comunicado del Núcleo Comunista Internacional del 07.11.04

El NCI desmiente rotundamente las declaraciones que la ficci ha publicado el 2 de octubre del 2004 y otras en fechas posteriores en relacion al NCI, que son venenosas y peligrosas para nuestra clase el proletariado mundial.

1.-NCI no ha roto con la CCI en ningun punto de vista y sigue a paso firme y confortablemente.

2.-El NCI politicamente no ha roto con la CCI al contrario sigue manteniendo sus relaciones mas firme en la discusion con la CCI.

3.- En el mes de agosto el NCI no presento desacuerdo con la CCI sino todo lo contrario. Esta en acercamiento muy importante discutiendo con la CCI.

4.-El NCI desmiente que la CCI empujara al NCI a una integracion precipitada. Era el individuo B. el que queria ya una integracion y los otros camaradas del NCI pensaban que habia que ir a paso mas lento pero firme, idea en la cual la CCI estubo de acuerdo.

5.-El NCI sigue existiendo y lejos de desaparecer sigue comprometido en la discusion con la CCI y reprueba los comportamientos indignos de B y "su circulo" que los miembros del NCI no conocen.

NCI 7-11-04

Vida de la CCI: 

'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): Una nueva... y extraña aparición

En nuestro artículo titulado “Circulo de comunistas internacionalistas: una extraña aparición” (1) publicado en nuestra página Web el sábado 16 de Octubre llamábamos la atención de nuestros lectores sobre que:

-         ese “Circulo”, que se presenta públicamente como “sucesor” del NCI de Argentina, ha aparecido súbitamente, de la nada, con una curiosa “Declaración” de apoyo a los elementos de la llamada “Fracción interna de la CCI” (Declaración fechada el 2 de Octubre que la FICCI difundió, en forma de hoja, ese mismo día durante la Reunión Pública del BIPR en París);

-         ese “Declaración” solo ha aparecido, hasta el presente, en la Web de la FICCI. Si dimos la Web de ese “Círculo” argentino (http/www.geocities.com/cci_1917/), es precisamente para que nuestros lectores puedan constatar, por ellos mismos, que dos semanas después de que la FICCI pusiera en circulación esa “Declaración” no aparecía en la Web del “Círculo”. Por eso es completamente legítimo, por nuestra parte, preguntar “¿A quién quiere ocultar ese violento ataque contra la CCI el autor de esos escritos más recientes? ¿Debemos pensar que quiere ocultarlo a aquellos de los que dice ser portavoz?”.

El lunes 18 de Octubre dos días después de la publicación de nuestro artículo, el autor de ese “Declaración” se decide finalmente a publicarla en la Web del “Círculo” (colgada hacia las 18 horas GTM), es decir, dos semanas después de que la FICCI la hiciera pública. Podemos deducir fácilmente que ese misterioso Web master (que se proclama “Círculo de comunistas internacionalistas”) al verse puesto en evidencia se apresura a colgar esa “Declaración” del 2 de Octubre en su Web.

Al  mismo tiempo que el “Circulo” publica la declaración del 2 de Octubre publica otra “Declaración”, del 12 de Octubre (que llevaba ya algunos días colgada en la Web de la FICCI y también del BIPR). Por nuestra parte, afirmamos que esta segunda “Declaración” es una sarta de mentiras y calumnias, de la misma caradura que la repugnante prosa de la FICCI.

Aquí nos vamos a limitar a señalar solo algunas pequeñas cosas sobre ella:

1).- Esta nueva “Declaración” que denuncia el método “nauseabundo” de la CCI emplea los mismos calificativos que el texto publicado por la FICCI en su Web (“La ignominia no tiene límites”) donde se dice “Eso da nauseas”. Las analogías entre los dos textos podemos verlas, entre otros ejemplos, en:

-         “voluntad de destrucción de los que se le oponen, hacer una política de tierra quemada a su alrededor” (“FICCI”); “Todo aquel que no está de acuerdo conmigo debe ser destruido. Esa es la sentencia pronunciada por la actual CCI contra todos aquellos que no están de acuerdo con sus orientaciones políticas fundamentales (...) [la CCI emplea] la táctica estalinista de `tierra quemada” (“Círculo”);

-         “ante todo se trata de desacreditar, romper, destruir, cualquier dinámica de discusión y de reagrupamiento” (“FICCI”); “la CCI trata de sabotear cualquier tentativa de reagrupamiento revolucionario” (“Círculo”).

2).- Esta “Declaración” se apoya en los hechos siguientes: varios militantes de ese “Circulo” habían “recibido llamadas telefónicas por parte de la CCI. Sin embrago, esas llamadas no se han hecho con una intención inocente, sino con la intención de destruir ese pequeño núcleo”.

Cualquier lector puede darse cuenta (¡a menos que esté “convencido” de antemano de la “culpabilidad” de la CCI!) de que la burda trama que cuenta ese “pequeño núcleo” no es más que una historia que se cae por su propio peso. Si esos militantes, que han recibido nuestras llamadas telefónicas, hubieran roto con la CCI (como afirma, entre otros, la FICCI en el texto antes mencionado) ¿porqué no, simple y sencillamente,... no nos han colgado el teléfono?

Además, lo más “extraño” de esa nueva “Declaración” es que para demostrar el carácter “nauseabundo” del método de la CCI no dicen ni una sola palabra sobre el contenido de esas llamadas telefónicas.

¿Cabe pensar que esos “nauseabundos” hechos solo existen en la mente de su redactor? Si no es así ¿por qué oculta el contenido de esas llamadas? ¿Quizá porque ese “pequeño núcleo” va a sacar ahora una... tercera “Declaración” en la que, finalmente, nos desvele la verdad (2)?

Lo que se dice en esa “Declaración” es tan absurdo que quien se lo trague no es que tenga el cerebro del tamaño de “una pequeña nuez” sino de una gran caja de serrín.

Más adelante volveremos sobre esa “nauseabunda declaración”, así como sobre el (ridículo!) escándalo “internacional” que quiere provocar.

CCI (19/10/2004).

(1)   El mismo día en nuestra Web en castellano “A propósito de la FICCI: El Núcleo Comunista Internacional condena la llamada FICCI”.

(2)   O que dará lugar, como es la práctica habitual de la FICCI, a toneladas de jabón hacia el BIPR que ha publicado su llamamiento.

Corrientes políticas y referencias: 

'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple?

  ¿Impostura o realidad?

Cuando aparece un nuevo grupo (o cuando realiza un cambio importante de posiciones) es necesario analizar de donde viene, con qué ha roto y hacia donde se propone ir. Es una mínima cuestión de responsabilidad pues no podemos dar cancha a cualquier recién llegado. Este rigor es aún más imprescindible ante un grupo cuyos primeros pasos consisten en atacar brutalmente a la CCI a través de 2 declaraciones[1]: una repartida por la FICCI el 2 de octubre en la Reunión Pública del BIPR en París y otra, cuya fecha es el 12-10-04, que ha sido publicitada en las Web de la FICCI y del BIPR[2].

Conforme a un viejo principio del marxismo –enunciado ya en La Ideología Alemana- no vamos a partir de lo que este Círculo dice ser sino de lo que es realmente, conforme a sus posiciones y, sobre todo, a sus actos.

Hacia fines de septiembre, el Círculo apareció como de la nada lanzando una nueva publicación –REVOLUCION COMUNISTA nº 1 (Segunda Época) y un documento de “Perspectivas del proletariado en Argentina y en las naciones periféricas para el presente periodo” -. Esta actitud choca frontalmente con lo que ha sido siempre la tradición del movimiento obrero, lo que pusimos de relieve en el primero de los documentos antes citados: « Hoy un grupo, aparentemente nacido de la nada, que no explica en ningún momento su relación con el NCI, se proclama como el “NCI segunda época” rechazando las posiciones del NCI que a continuación publicamos. Tal fenómeno consideremos que requiere cuanto menos una profunda explicación política por parte de ese nuevo “Circulo” (se presenta en Internet como “Circulo de comunistas internacionalista”) cosa que hasta el presente no ha hecho».

¡Sorprendentemente un día después de hacer esta denuncia, en la Web del “Círculo” aparecía una breve declaración titulada «¿Quiénes somos?», llena de errores gramaticales y redaccionales que denotan su realización apresurada, donde se afirma: « El Círculo de Comunistas Internacionalistas es un grupo de militantes revolucionarios provenientes de Argentina, que se constituye luego de un largo proceso de debate y de decantación primeramente como Núcleo Comunista Internacional, y luego en Círculo de Comunistas internacionalistas, este cambio de nombre se debió porque comenzó en el interior de este grupo una nueva fase de su desarrollo que estaba basada en la perspectiva de la construcción a través del reagrupamiento revolucionario del PARTIDO COMUNISTA MUNDIAL, y de reapropiación absoluta del programa comunista »[3].

Estas frases tan ampulosas como evasivas siguen sin aclarar nada sobre los orígenes del Círculo, aunque parecen indicar que procedería del Núcleo Comunista Internacional. Se impone pues ver si entre uno y otro hay algún vínculo de continuidad. Dicho de otra forma: ¿el nuevo “Círculo” supone realmente una “nueva fase de desarrollo” del NCI o, por el contrario, supone una ruptura con este grupo y un ataque a todo lo que ha aportado?

La verdad del “Círculo” se demuestra en su práctica

El programa de las organizaciones comunistas no se limita a un conjunto de posiciones políticas sobre la guerra, los sindicatos, la crisis etc. Incluye también y de forma preponderante, una conducta basada en los principios de la moral proletaria[4] y un funcionamiento acorde con los principios de unidad, solidaridad y confianza que no solo permiten la actividad organizada de los militantes comunistas sino que constituyen las bases de la futura sociedad.

Un examen de algunos de los actos iniciales del “Círculo” pone en evidencia una conducta que fácilmente se puede encuadrar en las “metodologías nauseabundas” que dicho “Círculo” quiere atribuir a la CCI.

El “Círculo” ha surgido en el escenario internacional de la Izquierda Comunista bajo el manto protector de la FICCI que lo introdujo en sociedad repartiendo la ya mencionada declaración del 2 de octubre donde aquel se retracta de la condena que el NCI había hecho de la FICCI y se dedica a llenar de calumnias a la CCI.

Este bautismo constituye un testimonio elocuente de la catadura moral del recién nacido que da sus primeros pasos de la mano de un grupúsculo cuya base de fundación es la delación, el robo y la calumnia[5].

Esta catadura podemos comprobarla en la “metodología” con la que dicho “pequeño grupo” –por emplear una de sus frases preferidas - justifica un cambio tan grave como es el de blanquear la conducta de un grupo al que unos meses antes,  con “conocimiento a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI” , consideraba con una conducta “extraña a la clase obrera y a la Izquierda Comunista”, para tratarlo ahora de “camaradas” y lanzarse a una colaboración entusiasta con él[6]. Esta actitud revela una desenvoltura que nada bueno puede augurar a los militantes proletarios que saben pertinentemente que sólo puede construirse algo positivo desde la lealtad, la sinceridad y la transparencia más plenas.

Las propias relaciones del “Círculo” con la FICCI plantean dudas inquietantes. Obra en nuestras manos un mail procedente del Círculo en el cual se dirige a la FICCI afirmando lo siguiente: « ESTIMADOS CDAS: Ante la información que dimos cuenta a uds en un mail anterior, y consultados los camaradas se decidió y se consignó que uno de ellos redactara un repudio no solo a la declaración de mayo de 2004 del NCI, sino también que se procediera hacer una DECLARACION solidarizándonos con la FICCI, tiene fecha del 2-10-04, porque supuestamente será ubicada en el sitio web de la CCi en estos días, no sabemos la razón porque nos informaron esto aun. ASIMISMO AUTORIZAMOS SU DIFUSION SI LO CONSDIERAN CONVENIENTE O UTIL A TODO EL MPP Y MILITANTES COMUNISTAS ».

De este mail se deduce la existencia de contactos precedentes entre el “Círculo” y la FICCI antes del 2 de octubre, fecha de esa declaración de “repudio”. Esto pone de relieve el dudoso comportamiento de alguien que había participado en la condena a la FICCI como grupo “ajeno al proletariado y la Izquierda Comunista” y, sin embargo, colabora con ella como si tal cosa.

El autor de las declaraciones tiene un olfato de geometría variable. Cree percibir “metodologías nauseabundas” en la CCI y sin embargo no huele nada en las mentiras nauseabundas de la presentación que hace la FICCI de su Declaración del 2-10-04:

1º: «La más reciente (a finales de septiembre) de sus extravagancias [se refiere a la CCI] es la publicación, en su prensa y su sitio Web, de una toma de posición donde se nos denuncia, fechada 22 de mayo pasado, que manifiestamente le han sonsacado, mediante la artimaña y el chantaje, a los militantes del NCI de Argentina»

Salvo que sufra una amnesia selectiva, el impulsor del “Círculo” sabrá muy bien que no hubo ninguna artimaña o chantaje por nuestra parte.

2º: «es conveniente subrayar que fue verdaderamente "en la precipitación" -según los propios términos de los camaradas del Círculo- que el NCI adoptó aquél texto. Es decir, bajo la presión e incluso el dictado -como lo prueba la redacción- de la delegación de la "CCI" enviada ante los camaradas argentinos».

En este pasaje hay casi tantas mentiras como palabras. ¿Precipitación? El NCI conocía a la FICCI desde finales de 2003 y para informarse sobre sus “argumentos” contra la CCI le bastaba con pedirle sus boletines (la FICCI los envía por todas partes, incluido a aquellos que no quieren recibirlos). Por otro lado, el 22 de mayo no había ninguna delegación de la CCI en Argentina. Finalmente, nadie dictó nada a los miembros del NCI. Esta mentira encierra además una ofensa a la capacidad e independencia de criterio de estos compañeros.

3º: « En fin, la voluntad de indecente manipulación y de chantaje hacia los camaradas argentinos se muestra claramente en el último punto del texto, el punto 14, que se les ha hecho votar: "Autorizar a la CCI, si lo estima conveniente, la publicación del presente texto, con el fin que considere pertinente" ¿No es esto un cheque en blanco, un vale pagadero a futuro, con miras a arrinconar a los camaradas para siempre?»

Ese punto 14 fue introducido voluntariamente por el NCI sin que mediara ninguna petición ni explícita ni implícita por nuestra parte.

Esta colección de mentiras muestra al NCI como grupo poco responsable que se deja influir y engañar fácilmente. Sí fuera cierta la pretensión del “Círculo” de constituir un “nuevo desarrollo” del NCI denunciaría con indignación estos embustes. Mucho nos tememos que su respuesta será un embarazoso silencio o quizá una nueva de lluvia de ataques contra la CCI, dotados de “toda una policromía de adjetivos calificativos” (por emplear una de sus plásticas expresiones).

El bluff del “Círculo”

En nuestro documento Círculo de Comunistas Internacionalista, de nuevo otra extraña aparición preguntábamos: « ¿Quizá porque ese “pequeño núcleo” va a sacar ahora una... tercera “Declaración” en la que, finalmente, nos desvele la verdad? O –añadíamos en una nota- dará lugar, como es la práctica habitual de la FICCI, a toneladas de jabón hacia el BIPR que ha publicado su llamamiento»

Las dos previsiones que aquí apuntamos se están cumpliendo. Veremos después como el “Círculo” rivaliza con la FICCI en los esfuerzos por darle jabón al BIPR. Sin embargo, una pequeña parte de la verdad sobre el “Círculo” empieza a revelarse. Desde luego no toda pues en nuestro documento la verdad que esperábamos era que nos explicara el contenido “delictivo” de las llamadas telefónicas que hicimos a miembros del NCI («Además, lo más ‘extraño’ de esa nueva “Declaración” es que para demostrar el carácter “nauseabundo” del método de la CCI no dicen ni una sola palabra sobre el contenido de esas llamadas telefónicas.»). Sobre esto el autor de la Declaración del 21-10-04 continua guardando silencio pese a que ello hubiera sido el único medio de probar el carácter “nauseabundo” de los métodos de la CCI. Este silencio puede deberse a que si nuestro Webmaster hubiera revelado su contenido no habría podido pretender con un mínimo de credibilidad que “dichos  telefonemas no tenían ninguna intención inocente, sino la artera  intencionalidad  de  destruir a este  pequeño núcleo, o caso contrario a sus militantes en  forma individual , generando  desconfianzas  mutuas o sembrando  las semillas de la división entre las filas de  este  pequeño grupo”. Cabe sin embargo otra hipótesis, nuestro indignado Webmaster no conoce el contenido de dichas llamadas telefónicas. No obstante, para su imaginación enferma estas llamadas no pueden tener otro sentido que destruir “el pequeño grupo basado en Argentina”. Sí es así, estaríamos ante un caso de paranoia.

La parte de la verdad que aparece es sobre qué es realmente el “Círculo”. Cuando se sigue la Web del “Círculo” se observa un activismo desenfrenado. Un tráfico de textos y declaraciones que aparecen y desaparecen nos muestran una notable agitación. Esta impresión es plásticamente reforzada por una proliferación de hoces y martillos centelleantes que recuerdan las luces de los árboles de Navidad[7]. Una “Biblioteca de Autores Comunistas” con 4 o 5 textos colgados se presenta como un atractivo seductor. Sin embargo, junto al enlace de la Biblioteca aparece la “sorpresa”: otro enlace, disimulado en una etiqueta “New” que lleva como tal varios días[8] nos conduce a una página llamada “Argentina Roja” donde aparece la “Escuela Nacional de Cuadros del Partido Comunista de Argentina”, fotos del Ché Guevara y podemos encontrar textos de Mao, Stalin etc. y, en medio de estas edificantes compañías, se encuentra el “Círculo” que se ha hecho un hueco en ese medio estalinista con el pretexto de ser una «Pagina la cual contiene un Archivo de Autores Comunistas» (sic)[9].

¿Con qué objetivo se ha realizado este comadreo diplomático con el estalinismo, uno de los más feroces enemigos del proletariado[10]? Es difícil saberlo, quizá en una de sus prolíficas declaraciones, el Webmaster del “círculo” aporte una explicación. Sin embargo, podemos apuntar una: se quiere aparentar una vida inexistente.

En el mismo sentido, las diferentes declaraciones pretenden dar a entender que los compañeros del antiguo NCI apoyarían sin reservas los nuevos aires del “pequeño círculo”. Se insiste hasta la nausea en que todas las decisiones se toman “colectivamente”. Esta obsesión enfermiza por demostrar el carácter “colectivo” del “Círculo” lleva a su autor a cómicas redundancias. Veamos algunas perlas.

«Es así,  que estando  alertados  de dicha metodología nauseabunda por  parte de la actual dirección de la CCI, los militantes del Círculo de Comunistas Internacionalistas  denunciamos a la CCI por decisión  unánime de cada  uno de  los militantes que  integran  este pequeño núcleo»

¡Los militantes denuncian a la CCI por decisión unánime de los militantes!  Es evidente que cada militante es unánime consigo mismo y cada militante decide por decisión unánime de cada militante. ¿No será que tal proliferación de “militantes unánimes” solo existe en la “unánime” imaginación del autor?

Unos párrafos más adelante nos enteramos que « Es por ello  que  unánimente (sic) a instancias de los camaradas  que fueron  llamados  telefónicamente   por la CCI para que fueran el  germen de la desconfianza  y la destrucción de  este pequeño  grupo   proponen al conjunto de  los miembros del CIRCULO DE COMUNISTAS INTERNACIONALISTAS  el  total  rechazo a   la metodología  política de la CCI».

¿Cómo es que ahora “unánimemente”, o sea, el conjunto de camaradas, propone al conjunto de camaradas el rechazo de la metodología de la CCI? ¿No se había decidido unánimemente por unánime decisión de los unánimes militantes denunciar “la metodología nauseabunda” de la CCI? De dos cosas una: o en el “Círculo” existe un barullo de decisiones unánimes de considerables proporciones o el calenturiento autor se ha embarullado en su imaginación.

Dicha imaginación es bastante fértil pues resulta que el “Círculo” además de militantes “unánimes” cuenta con “estrechos contactos”: «Por  mal que le  pese  a  la CCI, las declaraciones del  2/10/04, y del  12/04/04   no fueron  un producto  individual, sino  colectivo,  incluso más  luego de la  primera  declaración  consultada la misma  con  nuestros más  estrechos contactos, podemos decir que los  mismos manifestaron   un repudio a la actitud y accionar de la CCI en la  Reunión  Pública de París»

La avaricia rompe el saco. En su afán de “demostrar” lo “colectivo” que es el “Círculo” nuestro autor se ha puesto sencillamente en ridículo: además de tener “militantes unánimes”, el “Círculo” contaría con “estrechos contactos” a los que la “consulta” de una Declaración cuyo contenido es repudiar la condena del NCI a la FICCI, llevaría a “repudiar la actitud y el accionar de la CCI” ¡en la Reunión Pública de París sobre la que no se habla para nada en la declaración entre otras cosas por que se escribió antes de dicha reunión!

El refrán dice «Dime de qué presumes y te diré de qué careces». Tanto empeño en mostrar el carácter “colectivo” y “unánime” del “círculo” esconde con toda probabilidad la cruda realidad de que el “Círculo” es un bluff, detrás de él no hay nada más que la imaginación desbocada y el desbocado activismo del autor y Webmaster[11].

Que este individuo se obstine en engañar al mundo –e incluso en engañarse a sí mismo- sobre la “unánime colectividad” del “círculo”, no nos haría perder el tiempo pues hay muchos locos que se creen Napoleón y no vamos a convencerlos de su error. Ahora bien, el problema está en que sus febriles agitaciones tienen como objetivo llenarnos de calumnias y, por otra parte, se basan en una impostura: arrogarse la “continuidad” del NCI cuya aportación al proletariado argentino e internacional no puede perderse.

El ataque del “Círculo” a la contribución del NCI

En una reciente carta al NCI hacíamos balance de su contribución subrayando como aportes: «- rechazar, junto con la CCI, la peligrosa mistificación de las revueltas interclasistas defendiendo la lucha genuina del proletariado, poniendo en evidencia la inconsistencia y el peligro de los análisis del BIPR sobre dicha cuestión;

- defender el papel decisivo del proletariado de los países centrales del capitalismo contra las mistificaciones anti-“eurocentristas” del GCI;

- poner al desnudo la mistificación del “movimiento piquetero”;

- condenar con energía el sucio trabajo de la pretendida FICCI que existe únicamente para desacreditar a la organización más coherente de la Izquierda Comunista, en beneficio de la clase dominante».

Junto a esas aportaciones debemos destacar la defensa de análisis como la decadencia y la descomposición del capitalismo, la irracionalidad de la guerra imperialista etc.

¿Qué nos ofrece el “Círculo”, supuesto continuador del NCI?

Analizando el barullo de textos aparecidos en la Web se pueden percibir dos líneas contradictorias que coexisten tranquilamente.

Por un lado, posiblemente como guiño a los nuevos aliados de la Web estalinista “Argentina Roja”, en la declaración ¿Quiénes somos? encontramos posiciones de una peligrosa ambigüedad política: nos habla de “capitalismo monopolista” una fase ya muy remota del capitalismo que constituye el análisis preferido de los autores estalinistas. Propone la vaguedad de « la socialización de la industria, los servicios y la planificación de base de la producción y de la riqueza colectiva», frase deliberadamente ambigua que puede abrir la puerta a cualquier política o programa de capitalismo de Estado (el cual es ignorado como cuestión central al igual que la denuncia de los regímenes estalinistas). Los partidos estalinistas, trotskistas «no son más que órganos de dominación que intenta mantener la lucha de clases dentro de los ámbitos institucionales». El término “ámbitos institucionales” es lo suficientemente elástico para indicar cualquier cosa pero lo significativo es lo que oculta semejante análisis: donde esos organismos son más eficaces es precisamente en plantear objetivos capitalistas mediante luchas y movimientos “radicales fuera de los ámbitos institucionales”.

Junto a esta línea de flirteo con el estalinismo, se abre la puerta a posiciones que caben dentro del campo político proletario pero que constituyen una regresión respecto a las posiciones defendidas por el NCI.

Ni en REVOLUCION COMUNISTA 1 (Segunda Época) ni en un documento titulado «Perspectivas para el proletariado en Argentina y en las naciones periféricas para el presente periodo» se citan dos análisis capitales que habían sido el punto fuerte del NCI: la denuncia de las revueltas de diciembre 2001 y del movimiento piquetero. ¿Qué “perspectivas” se pueden ofrecer al proletariado argentino ocultando estos dos análisis?

Del mismo modo, se echa un tupido velo sobre dos posiciones plenamente coherentes con el marxismo y que el NCI había defendido con convicción, particularmente en polémicas con otros grupos del medio revolucionario: la decadencia y la descomposición del capitalismo. Este marco de análisis es reemplazado por otro muy peligroso que es el de ¡la globalización del capitalismo!, un análisis muy de moda en los medios burgueses tanto en los oficiales como en los “radicales” de la altermundialización[12].

Los “desacuerdos políticos” del “Círculo”

Todos estos cambios de posición han aparecido de repente sin ningún debate ni desacuerdo político expresado previamente. Por eso no deja de extrañarnos que el “pequeño grupo radicado en Argentina” nos acuse en su segunda Declaración que «todo aquel que no acuerde en sus líneas políticas fundamentales, o que resuelva romper con dicho grupo por desacuerdos políticos, o no se avienen a aceptar las calificaciones absurdas contra otros grupos y/o camaradas de la izquierda comunista, merece ser destruido y no existir jamás»

No vamos a gastar teclado para rebatir esa calumnia. Los que conocen nuestra actitud y nuestra trayectoria pueden desmentirla fácilmente. Pero en el caso del “Círculo” hay algo que falla: para que este nuevo David enfrentado al Goliat CCI, tuviera el honor de ser perseguido «por una Corriente reconocida internacionalmente que ataca a un pequeño grupo», ¡debería comenzar por plantearle de forma clara y valiente sus desacuerdos! Sin embargo, la realidad es que:

·      El NCI enviaba regularmente artículos a nuestra prensa que publicábamos con gran alegría apreciando la validez de sus contribuciones, mientras que el “nuevo” REVOLUCION COMUNISTA Segunda Época nos ha sido cuidadosamente ocultado de tal forma que nos hemos enterado de su existencia al descubrir en los enlaces del BIPR un “Colectivo Comunista Internacionalista” que ha resultado ser el famoso y “pequeño” círculo.

·      Del mismo modo, la Declaración del 2 de octubre se ha autorizado «SU DIFUSION SI LO CONSDIERAN CONVENIENTE O UTIL A TODO EL MPP Y MILITANTES COMUNISTAS»,… ¡excepto la CCI a la que jamás se ha enviado!

·      Lo mismo cabe decir de la Declaración fechada el 12-10

 El “pequeño círculo” pone la venda antes de la herida. Primero nos acusa de “perseguir a aquellos que se atreven a expresarnos desacuerdos políticos”… pero se le olvida tener el “atrevimiento” de expresarnos claramente sus desacuerdos políticos.

En su tercera declaración, el “Círculo” desarrolla una acusación complementaria: otro de nuestros terroríficos pecados sería el de intentar destruir el reagrupamiento internacional de los revolucionarios y particularmente los esfuerzos del BIPR: «los recientes ataques llevados a cabo por parte de la CCI contra el Buró  Internacional por un Partido  Revolucionario, motivada por la Reunión  Pública que desarrollo   en  París el  2 de octubre de  2004, y en el  cual  tomó activa  participación, en dicha  reunión,  la Fracción Interna de la CCI». Acusa a la CCI de utilizar “toda clase de ardides” contra la Reunión Pública en París del BIPR.

Hemos consultado la Web del BIPR para encontrar información sobre esos repudiables ardides y lo que dice una breve reseña publicada en italiano es que hubo una presencia masiva de militantes y simpatizantes de la CCI que protagonizaron “numerosas intervenciones”[13].

¿Acudir ampliamente a una Reunión Pública de un grupo proletario es un “ardid”? ¿Realizar numerosas intervenciones constituye un “ataque”? ¿Animar a nuestros simpatizantes a que acudan sería una “maniobra”? Es posible que para el calenturiento autor de las Declaraciones, tratar de aportar claridad sea una “agresión” y una “maniobra”. Lo decimos por la llamativa reacción que ha tenido ante la publicación de artículos del NCI en nuestra prensa: «La CCI  ha realizado  una sistemática campaña contra este  pequeño grupo, sea  comenzando  a  editar  viejos artículos  en su  prensas  territoriales, como el  caso de  World  Revolution de G.B sobre las  luchas de los hospitales  municipales, o  por parte  de Acción Proletaria, y  Revolución  Internacional de Francia, con los  recientes  suplementos editados, y que se hallan en su sitio  Web».

¡De modo que dar a conocer al proletariado internacional contribuciones producidas dentro de su fracción en Argentina (denuncia del movimiento piquetero, huelga de hospitales de Buenos Aires, denuncia de la FICCI, denuncia del engaño de la seguridad ciudadana etc.) formarían parte de una “sistemática campaña”!

En la Web del antiguo NCI ha habido toda una serie de extrañas desapariciones. ¡Dos enlaces, uno sobre la decadencia y otro mostrando el carácter interclasista de las revueltas de diciembre 2001, han sido borrados y no conducen a ninguna parte! Los enlaces vacíos en Internet recuerdan los huecos de las fotos correspondientes a los viejos bolcheviques eliminados por Stalin.

Esta nueva maniobra nos permite entender mejor el enfado por la publicación de artículos del NCI. Nuestro Webmaster debe considerar el NCI como su “propiedad privada” lo que le otorgaría bula para quitar todo lo que le venga en gana y le llevaría a protestar por que otros publiquen sin su copyright.

Existe un motivo suplementario para las iras de nuestro autor. Los textos del NCI contradicen radicalmente las nuevas posiciones que ahora defiende el “Círculo” que se pretende “desarrollo superior” del NCI. Resulta muy embarazoso para nuestro Webmaster que le recuerden lo que defendía hace unos pocos meses.

Las actitudes de este individuo denotan un universo mental podrido y ajeno al proletariado: las posiciones y análisis políticos no las ve como una expresión del proletariado sino como su propiedad privada; los cambios de posición no los adopta en función de una convicción sino según un cálculo de conveniencias.

Ya hemos visto antes que el cambio de posiciones políticas tiene dos direcciones incoherentes entre si: uno de seducción hacia el estalinismo, otro de seducción hacia el BIPR. ¡Ya se aclarará el Webmaster con qué carta se queda o si prefiere “unánimemente” mantener las dos!

En lo que se refiere a la aproximación hacia el BIPR,  esta imita servilmente la “metodología” de la FICCI de echar toneladas de vaselina sobre la piel del BIPR. El Webmaster extiende una pomada balsámica sobre las heridas causadas por los espantosos ardides de la CCI en el cuerpo del BIPR perpetrados en la Reunión Pública de París, unas heridas que, como hemos visto antes, el propio BIPR desconoce…

Debemos precisar que, en contra de la falsa acusación del Webmaster, para nosotros “no merece ser destruido” el compañero o grupo de compañeros que, por convicción y sobre la base de una argumentación más o menos desarrollada, se acerca a las posiciones del BIPR. Sí esta evolución se produce con ese método nos parece que se puede desarrollar un debate que lleve a la clarificación.

Totalmente diferente es un cambio de posición arbitrario ajeno totalmente a la convicción que se acompaña con maniobras de aproximación a los estalinistas, la alianza con la FICCI, una rociada de insultos a la CCI y la pretensión de destruir la contribución del NCI. Esa “metodología” es ajena y antagónica al método proletario.

Nuestro autor y Webmaster proclama en su tercera declaración que «la esencia del NCI permanece inalterable». Vamos a dejarle el frasco de las esencias “inalterables” y “unánimes”, lo va necesitar para paliar un poco el olor fétido que despiden sus “metodologías”. Nosotros nos dedicamos a defender las adquisiciones positivas del NCI y a discutir con todos los compañeros interesados en avanzar hacia la clarificación.

Corriente Comunista Internacional 27-10-04

[1] Hay una tercera declaración a la que haremos referencia en este documento titulada Respuesta al Suplemento Revolución Internacional de Francia fechado el 21-10-04.

[2] En sendos documentos que aparecen en nuestra Web (tanto en francés como en español) hemos desenmascarado las calumnias y falsedades de ambas declaraciones. Ver Círculo de Comunistas Internacionalistas: una extraña aparición (en español dentro de la Toma de Posición de militantes de Argentina contra la FICCI) y Círculo de Comunistas Internacionalista, de nuevo otra extraña aparición

[3] El autor del tercer documento del “Círculo” pretende “demostrar” que este no surge de la nada pues el documento ¿Quiénes somos? lo “probaría”.  Este individuo quiere reírse del mundo: el texto ¿Quiénes somos? se colgó en la Web al día siguiente de nuestra denuncia. El mismo procedimiento de “apariciones milagrosas” cual nueva Virgen de Fátima se repite frente a otra denuncia nuestra: a fecha 16-10-04 las 2 declaraciones del “Círculo” ¡no aparecían en su propia Web! Dos días después fueron apresuradamente colgadas. En su tercera declaración, el “Círculo” aduce que la CCI: «Asimismo  intenta falsamente endilgar  o sembrar  dudas que  se busca  “ocultar” las declaraciones  de repudio. Pues  bien la respuesta esta a las  claras,  esta incluidas en el sitio  web del Círculo en la sección declaraciones».  ¡Lo que se ve “a las claras” es la desfachatez del autor que pretende que algo colgado dos días después de nuestra denuncia estaba allí desde el principio de los siglos!

[4] La importancia  que el movimiento obrero ha acordado siempre a las cuestiones morales la podemos ver por ejemplo en el combativo libro de Trotski Su moral y la nuestra.

[5] En su tercera declaración, el “Círculo” pretende que la FECCI, el GCI y la FICCI «poseen el común denominador de mantener diferencias políticas con la CCI». Responderemos con lo que decía el NCI hace 4 meses sobre las pretendidas “diferencias políticas” de la FICCI: ««la  fracción interna a pesar  de sus malabarismos  de   “crear” diferencias  con la CCI, es solamente  un conjunto de  personas agrupadas con un solo  objetivo fundamental,  destruir  a dicha organización con una serie de  argumentaciones  que  no ha podido   ni comprobar, ni  demostrar en modo  alguno».

[6] Remitimos al lector al análisis que hacemos de dichas justificaciones en “Círculo Comunista Internacionalista: una extraña aparición” en francés y en español.

[7] Es posible que estos “efectos especiales” impresionen a aquellos que creen en Papá Noel o en los Reyes Magos. Los militantes de la CCI ha tiempo que dejamos de creer en estos mitos.

[8] Es revelador del carácter retorcido y manipulador de nuestro Webmaster la forma en que ha establecido el enlace con Argentina Roja: no ha puesto claramente y sin tapujos el enlace a esta Web estalinista sino que la ha disimulado detrás de una anodina etiqueta”New”. Esto nos recuerda los palacios de los nobles donde el acceso a las mazmorras estaba disimulado tras un cuadro o la estantería de una biblioteca. ¡En este extraño “Círculo” todo resulta tenebroso!

[9] El enlace en la Web del “Círculo” apuntando a “Argentina Roja” y el enlace en esta Web apuntando al “Círculo” estaban presentes a fecha 27-10-04. Por si el astuto Webmaster del “Círculo” se le ocurre borrar esos enlaces hemos hecho copias fidedignas para recordárselo.

[10] El autor de las Declaraciones nos obsequia con numerosos calificativos de “estalinistas”, “émulos de Stalin” etc., sin embargo, con tal de dar la apariencia de un círculo hiperactivo no duda en mantener oscuros tratos con estalinistas de verdad.

[11] La voluntad de mostrar que el nuevo grupo que habría sucedido al NCI no está compuesto de un solo miembro sino que reagruparía al conjunto de miembros del NCI aparece en el mismo nombre que se ha dado, puesto que éste sugiere (contrariamente al término “Núcleo” que puede designar una sola persona) que está compuesto de VARIOS “comunistas internacionalistas”. Sin embargo, dado que el autor de las declaraciones se ha destacado por su duplicidad (pretendía estar de acuerdo con la CCI al mismo tiempo que había establecido un contacto amistoso con la FICCI) podríamos suponer que está afectado por un desdoblamiento de personalidad: Webmaster nº 1 y Webmaster nº 2. Cuando el primero decide redactar y publicar una declaración la somete al segundo y la discute con él y de forma “unánime” W1 y W2 adoptan el documento. 

[12] ¡En su entusiasmo de converso el Círculo llega hasta mostrar a Lenin como un pionero del análisis de la globalización!

[13] En su primera Declaración (2-10-04), el Webmaster, para explicar por qué se realizó la declaración de repudio a la FICCI nos dice que el NCI «ha actuado con una gran dosis de impresionismo” debido a que “este pequeño núcleo [está] situado en un lugar muy aislado, y sin información de ninguna características sobre las vicisitudes por la que atravesaba el MPP». Hoy vemos que el “pequeño núcleo” ha mejorado notablemente sus fuentes de información hasta el extremo de conocer mejor que el propio BIPR lo que ha pasado… ¡en una reunión del BIPR! Por otra parte, cabe destacar que una semana después de la aparición de la tercera declaración del “Círculo” (realizada el 21-10-04) esta no aparece ni en la Web del BIPR ni en la de la FICCI (esta última suele darse mucha prisa en reproducir y traducir textos que atacan a la CCI). ¿Cuál es la razón de esta tardanza? ¿Habría que creer que el exceso de celo del Webmaster agitado (para darle jabón a la FICCI y al BIPR y en enlaces con los estalinistas) comienza a inquietar a sus amigos europeos que prefieren guardar silencio ante sus últimas hazañas? 

 

 

Corrientes políticas y referencias: 

A propósito de la FICCI: Toma de posición de un grupo de militantes en Argentina

Esta toma de posición se refiere a las acciones de la autodenominada “Fracción interna de la CCI”, un grupúsculo parásito compuesto por antiguos miembros de la CCI excluidos de nuestra organización por sus comportamientos de soplones (y no por desacuerdos políticos que habríamos querido acallar, como ellos pretenden). Los últimos episodios de la ofensiva de la FICCI dirigidos no solo contra nuestra organización sino que comprometen al conjunto de la Izquierda Comunista nos mueven hoy a publicar esa toma de posición del NCI. La FICCI en el número 27 de su publicación en Internet (por demás enviado a las direcciones de abonados de RI cuyo fichero robó un miembro de esa pretendida “fracción”) publica un documento titulado “Información de una reunión entre el BIPR y la fracción” donde puede leerse, entre otras cosas, que “Esta reunión es una concretización suplementaria y significativa de los lazos que nuestra fracción trata de establecer con el BIPR, y más ampliamente con las organizaciones y elementos del campo proletario” (...) “Esta reunión ha permitido, en su parte final, poner las bases para un trabajo común en el que el debate debe ocupar un lugar destacado”.

En realidad lo que menos le preocupa a la FICCI es el desarrollo del medio proletario y de los debates en su seno. Lo que mueve a este grupúsculo (como puede constatarse mes tras mes en su publicación) es dañar lo más posible a la CCI (ya que no pudieron destruirla tal y como intentaron sus miembros cuando aún estaban dentro de nuestras filas). Para ello sus miembros precisan procurarse de otros grupos de la Izquierda Comunista un certificado de respetabilidad para blanquear su comportamiento de golfos y soplones. A tal efecto la FICCI no duda en emplear cualquier medio para granjearse las simpatías de esos grupos, especialmente del BIPR: “Se impone una constatación política para nuestra fracción: solo hay hoy un polo de reagrupamiento entre los grupos que se reivindican de la izquierda (...) La única organización que tiene capacidad de jugar ese papel de polo de referencia y reagrupamiento, armada de una experiencia en la que apoyarse, es el BIPR (...) Aún contando con fuerzas poco numerosas, el BIPR es la única organización capaz de defender en la clase, de forma práctica a través de la intervención en las luchas, las posiciones comunistas, internacionalistas contra la propaganda burguesa y que, al mismo tiempo, es capaz de ser un polo de reagrupamiento (...) Esta organización es activa tanto en el plano de su capacidad para impulsar el debate y empujar hacia una autentica clarificación política en el seno de lo que llamamos campo proletario, el medio internacionalista, como respecto a lo que tienen una voluntad de inscribirse en la dinámica de construcción del partido”.

Para no cansar al lector, solo reproducimos una mínima parte de las toneladas de vaselina que la FICCI extiende sobre la piel del BIPR. Perece que el BIPR no conoce la famosa fábula de La Fontaine en la que el lobo adula al cuervo para arrebatarle su queso. Por eso el BIPR cede a la FICCI su...queso, el certificado de buena conducta que tanto anhela, sin ser capaz de comprender el autentico juego de ese grupúsculo.

 Esa es justamente la trampa en la que no han caído los compañeros del NCI. Tal y como afirman, expresan las opiniones que a continuación reproducimos tras haber examinado atentamente los documentos publicados tanto por la FICCI como por la CCI (y no por haber creído a ciegas en nuestra palabra).

Hoy un grupo, aparentemente nacido de la nada, que no explica en ningún momento su relación con el NCI, se proclama como el “NCI segunda época” rechazando las posiciones del NCI que a continuación publicamos. Tal fenómeno consideremos que requiere cuanto menos una profunda explicación política por parte de ese nuevo “Circulo” (se presenta en Internet como “Circulo de comunistas internacionalista”) cosa que hasta el presente no ha hecho.

Publicamos la Resolución adoptada por el Nucleo Comunista Internacional el 22-5-04 y a continuación el texto de reflexión en la que se basa dicha Resolución

 RESOLUCION

 

En virtud  de lo señalado precedentemente,  el grupo  con asiento en  Argentina Revolución  Mundial ha decidido   y en forma  unánime   ha resuelto  lo  siguiente:

1) Rechazar  las acusaciones  lanzadas  por la  Fracción Interna  de la CCI contra la Corriente Comunista  Internacional.

2) Rechazar enfáticamente   las sombras  y sospechas que maliciosamente  la FICCI  ha sembrado contra una serie de camaradas de la CCI, solidarizándonos con  éstos plenamente.

3) Considerar métodos  dignos del estalinismo las acusaciones  sin fundamentos realizadas por la  CCI.

4) Considerar  que  dichas acusaciones  estuvieron motivadas  por un espíritu  de secta o de clan  por  parte de la fracción  producto de lealtades personales, y no programáticas.

5) Repudiar  el  robo de  dinero, y  materiales de la  organización por parte de la  FICCI.

6) Considerar  a  la FICCI una organización  fuera de la clase obrera, la cual propugnamos por su exclusión y expulsión del proletariado, por  conductas  de carácter  burgués.

7) Consideramos  a la FICCI  una organización  influida  cien por ciento por la ideología  burguesa.

8) Rechazar  los métodos utilizados  por la FICCI  para evitar el debate  político en el XV Congreso de la CCI,  repudiando la actitud  liquidadora  y destructiva de aquella.

9) Considerar  a la conducta  asumida por la  FICCI  como  extraña a la clase obrera,  y  a la izquierda  comunista, siendo cercana   a la mostrada por Stalin en  sus campañas difamatorias  contra  militantes  bolcheviques.

10) Considerar  por unanimidad que la FICCI es una organización provocadora al  servicio del  estado burgués

11) Considerar  que la FICCI no es heredera de  los principios  programáticos fundacionales de la CCI, al contrario  es su  antagónico.

12) Considerar  a la CCI  como una organización  que a pesar  de las dificultades , que no oculta, lleva a cabo los  principios fundamentales del programa  y del  manifiesto de la CCI como  asimismo de las otras adquisiciones  teóricas  que  surgieron a la luz de la lucha de clases.

13) Rechazar  la  falsa acusación formulada  por la FICCI de que la  CCI  ha abandonado la lucha de clases y haya perdido  confianza   en  la revolución comunista.

14) Autorizar  a la  CCI si estima correspondiente  la  publicación de la  presente, a los efectos  que considere  pertinente.-

Buenos Aires mayo 22 de 2004.-

TOMA DE POSICIÓN CON RELACION A LA FRACCION  INTERNA  DE LA  CORRIENTE COMUNISTA  INTERNACIONAL.

Desde  la conformación de  este pequeño  núcleo con base en la  Argentina – Núcleo Comunista Internacional,  hoy Revolución Mundial-  hemos tomado conocimiento a través de la  lectura de las  publicaciones, tanto de la Corriente  Comunista Internacional , como  de la Fracción  Interna  de la CCI,  de un conflicto  el cual, conforme  lo expone  la fracción  podemos  resumirlo  esquemáticamente en los siguientes puntos:

a) abandono por parte de la  CCI  de  las concepciones fundamentales   previstas en  sus pautas programáticas y  en el  manifiesto  fundacional.

b) un degeneramiento de  carácter  estalinista, lo cual impide  a sus militantes, de  la fracción,  expresar libremente  sus discrepancias y   discutir  libremente  sus  diferencias.

c) En los  últimos  ejemplares de Boletín Comunista  es dable a observar también  una crítica cerrada a las tesis sobre la descomposición del capitalismo publicada en la Revista Internacional Nº 107.

Pero  la realidad  ha demostrado una situación  totalmente  diferente, a lo que se pretende  mostrar, por parte de la FICCI. Ello así,  ya que  lo podemos denominar  la  prehistoria  de  la  fracción interna  comienza con la renuncia de un miembro destacado  de la organización – CCI- hasta ese momento, por   razones de salud, según  sus manifestaciones.  Pero asimismo  éste  realizó – y realiza-  una serie de  ataques   de una extrema dureza  y gravedad  sobre otros miembros de la organización,  lo cual  implicaba  necesariamente  una  investigación y  lógicamente  el derecho de defensa   de  parte del acusado o los acusados.

La acusación realizada  es a nuestro entender  una simple pantalla para  realizar  una tarea de ruptura  y de destrucción de la organización,  ¿cómo? Fácilmente  creando  la desconfianza entre los distintos camaradas  entre sí,  o sea  quebrantando  uno de los  pilares  básicos  de   toda  organización  revolucionaria.

La  actitud adoptada  por dicho  miembro, y  los futuros miembros de la   llamada  fracción interna  de la  CCI fue adquiriendo  a lo largo del tiempo  características  cada  vez  más peligrosas,  es así,   que pasó de la denuncia  sin fundamento alguno contra camaradas, por el  simple hecho de  no acordar  con estos,  a  quebrantar  la disciplina revolucionaria que debe tener toda  organización centralizada, pasando  a negarse a debatir  abiertamente  las diferencias  con la CCI , o defender sus posturas  de cara al conjunto de la  organización, concluyendo,  a  denunciar  o publicitar   nombres de  miembros de la  CCI  para que pudieran  ser identificados más fácilmente por   las fuerzas represivas.

Pero  resulta indispensable  aquí  proceder  a  analizar alguno conceptos   que no es  invento de la CCI,  sino que  nos es legado  por la experiencia histórica  de  las organizaciones  y militantes  que nos han precedidos,  y es el estatuto.

Consideramos al  estatuto de  una organización revolucionaria, no  como un cuerpo o un  conjunto  de cláusulas formales, o un plexo  normativo  muerto, todo lo contrario  un estatuto es un cuerpo vivo,  que  junto a las  pautas  programáticas conforman  un todo  único,  que es   fruto de la experiencia  histórica  de la clase  obrera.

Uno de los grandes aportes de Lenin a las organizaciones  revolucionarias,  fue la dura  lucha que  sostuvo  contra  la  fracción menchevique con relación  al partido, cuando en  su  obra  Un paso adelanta  dos pasos atrás,  realiza  no solamente  críticas   a sus oponentes  por su conducta  de círculo,  o de amiguismo, sino también, que  deja sentado   las bases  sobre las cuales deben asentarse toda organización  revolucionaria: centralización, organización y disciplina. Pero  esta disciplina no es algo ciego  o inconsciente, todo  lo contrario  la disciplina de toda organización revolucionaria debe  ser consciente, por ser proletaria, cuyo objetivo final  es  el comunismo,  a diferencia de la  disciplina burguesa que es ciega, oprobiosa  y basada  fundamentalmente  a través  de la coerción física  y/o  moral  que le da  sustento  a la  misma. A la  disciplina inconsciente   de la  burguesía el proletariado le opone la  disciplina consciente  y voluntaria,  único método  de unidad  y de organización.

La  organización revolucionaria  se halla en lucha constante contra el enemigo de clase,  o sea  el capitalismo,   y es por ello  que  la lucha  política  que se  libra,  hace  indispensable  la existencia de reglas  claras – el estatuto- , éste  no  es un  cuerpo  de normas  destinadas a defender  o mantener el privilegio de tal  o cual individuo,  todo lo contrario,  el estatuto es el arma  defensiva que  posee  las organizaciones  revolucionarias, contra el oportunismo en materia  organizativa,  y asimismo,  es el medio adecuado que regirá  la vida  militante, y  que significará  también  que esta  no este en contradicción con su vida personal. Pero también significa  fundamentalmente  los derechos  y deberes  que poseen  cada  uno de los  integrantes  de  una organización revolucionaria.

La  fracción interna  no constituye una fracción,  en el sentido estricto del término y tal como  nos ha sido legado   por la experiencia  de Bilan, ello así, ya que  la misma, a pesar de intentar   incorporar  en  un  plexo  único  una serie de  diferencias o de discrepancias  de  índole  político, no es  más que un  círculo,  o  una camarilla de personas  que  han  “perdido” sus  “posiciones”, lo  que implica asimismo  una  adaptación  a  la ideología burguesa.

Ello así, ya que si bien las divergencias en el  seno de toda  organización revolucionaria  es síntoma de salud, o sea  que posee vitalidad,  estas divergencias  nunca podrán ser  resueltas vía sanciones  disciplinarias,  o  exclusiones  de  sus miembros, pero  ello  no implica en absoluto  el abandono de la disciplina   y el no respeto  de las reglas establecidas  por el estatuto de la  organización.    

Incumplimiento de  los estatutos  y no aportes económicos  son puntales de la destrucción de una organización política,  si  la FICCI no lo cree así, que manifieste  que es entonces dicha actitud.

Los estatutos de la CCI plantean  claramente  la cuestión de las  fracciones,  las divergencias  que puedan  surgir  en el seno de una  organización política es  síntoma  de salud política,  pero  ello  implica  necesariamente  un debate  franco abierto  de las divergencias  que existan  entre diversas posiciones. Pero  la FICCI no  lo vio así,  ya  que  abandono  y se rehusó defender sus posiciones  en  la instancia  superior de  toda organización: el  Congreso,  y la actitud de la CCI fue la correcta siguiendo  el ejemplo  de Bilan  con  relación  a  la organización que se  desprendió de ella en  1936 con relación a la  guerra civil española.

Las divergencias  que  eventualmente  puedan existir en el  interior de una  organización , no implica calumniar a militantes,  tal cual  la FICCI  lo  ha realizado,  y que no fue objeto  de rectificación, esta actitud tendiente a minar la  confianza  y a sembrar  la sospecha, debe traducirse simplemente  como  una actitud  útil  para el estado  burgués, lo que implica  el carácter contrarrevolucionario  de la FICCI.

Falsa son las manifestaciones de la  FICCI, que expresan  “defender los  principios de la CCI”, cuando ellos mismos violentan   las   reglas establecidas  en el estatuto.

Falsa son los dichos  de la FICCI, que  dicen  que la CCI esta degenerada por  una tendencia  estalinista, cuando son ello  mismos,  que   utilizan dichos métodos, como la delación,  y las sospechas infundadas.

Falsa resulta su dichos reintentar “recuperar a la CCI”,cuando  no se apersonan al Congreso a defender sus posiciones, e intentar  “convencer” o  “rescatar” a la  organización que esta presa de una secta  estalinista  y  liquidadora.

Ello  lleva  concluir   que  la  fracción interna a pesar  de sus malabarismos  de   “crear” diferencias  con la CCI, es solamente  un conjunto de  personas agrupadas con un solo  objetivo fundamental,  destruir  a dicha organización con una serie de  argumentaciones  que  no ha podido   ni comprobar, ni  demostrar en modo  alguno  desviación  de la CCI  de sus  principios  consagrados en  la  plataforma programática ni en  el manifiesto fundacional de  dicha organización.

La  política de demolición  que  llevo a cabo  la llamada  FICCI, es similar   en cierta manera  la que Bakunim  llevó a cabo en la AIT,  con  calumnias , sospechas,  mentiras, etc., lo  que provocó a  que Engels  planteara acabar  con toda  dicha situación excluyendo  a  Bakunin.

Las calumnias  y  los ataques a la CCI, destinados  a  la destrucción de la  organización,  es  típica de la propaganda de la  burguesía,  la cual manifiesta  que  ninguna  organización obrera puede pervivir, ya   que los principios comunistas, de solidaridad, confianza mutua  entran en conflicto con la  “naturaleza humana “ de egoísmo,  desconfianza, etc.

Las organizaciones revolucionarias, son débiles es cierto,  y muchas veces sufren la influencia directa de  la sociedad burguesa  dominante, es  por ello  que toda  organización  en su construcción y defensa es una tarea   constante y de combate permanente contra   las influencias  del sistema dominante  que intenta corromper a las organizaciones   obreras.

Y, ello es lo que se extrae  de la conducta  de la FICCI,  excluidos  del SI,  se sintieron  que “perdieron  prestigios”, “poder”, “influencia”, por ende si la organización  le quitaba  dichos   “fueros”, su “orgullo  herido” decía que debían  destruir a la  organización.  

Sus pretendidos reclamos  de “libertad de critica”, de  no “cumplir  con sus obligaciones de militantes” es  algo que  ya  Lenin, lo  refutó   con su obra “Un paso adelante dos atrás”,  en  su  voraz  y didáctica  critica que realizó a las  pretensiones mencheviques en contra del partido  centralizado  , disciplinado   y de combate.

Para  la fracción  centralización y disciplina se contraponen  con la posibilidad de debatir  las divergencias. Es evidente  que se hallan plenamente  influenciados  por la ideología burguesa, han abandona del campo  proletario.

Como sus posiciones  no han  logrado convencer al conjunto  de la necesidad de derrocar a los “liquidacionistas”  y como son  miopes para ver las bondades de la FICCI, entonces merecen ser destruidos.

Esta fracción  ha demostrado con su accionar  concreto   que se hallan  objetivamente al servicio  del estado burgués, jugando el rol de  provocador con todo lo que este termino significa.

Falso  nos resulta a  este  pequeño núcleo las  divergencias  que se planteaban con relación a la  descomposición del capitalismo ( tesis que  RM-A- aprueba), ya  que  los miembros de  la FICCI  cuando  se comenzó a debatir  este tema  mostraron su aprobación,  y  nunca  jamás  plantearon  disconformidad alguna. Pero  consideramos  que la fracción como un conjunto de individuos  unidos  bajo  ningún principio, sino solamente por  la ambición personal, y con el  deseo de destruir a la CCI  han utilizado dicha bandera para poder engañar a las  futuras camadas de militantes revolucionarias que vayan asomando.

La Fracción Interna en contradicción con la experiencia de la Izquierda Comunista italiana y de Internationalisme

Volviendo  a las  experiencias históricas, debemos  mencionar  que  las  fracciones que  existieron , ya sea en el  seno  de la Tercera  Internacional Comunista,  o frente a la  degeneración de  la  misma,  tarea  que tomó en su manos, entre otros,  la Fracción Comunista  italiana, la fracción  jugaba en  ambos caso  y se conformaba ante situaciones  de extrema  gravedad o de suma importancia  para la clase  obrera.

La  fracción  es un  término que es  utilizado  para definir  o caracterizar  como  bien  lo podemos  observar en Bilan cuando  establece  que  cuando  una organización  revolucionaria  se halla en un proceso de  degeneración, es  indispensable  sacar  las lecciones  y las enseñanzas  de dicho proceso, es decir,  a los efectos de un  esclarecimiento  político.  Es decir que  a diferencia del revolucionario  ruso León Trotsky  que planteaba  la fracción interna como paso  previo a la conformación  de  un nuevo partido,  la experiencia de Bilan,  y de la izquierda comunista  italiana, era que  la fracción  tenía  una naturaleza de reflexión , esclarecimiento  político y profundización. Es por ello, que  la actividad  que  lleve a cabo la  fracción debe  estar íntimamente ligada  a la  relación de fuerzas, y a la  lucha de clases, ya  que el proceso degenerativo de un partido demuestra  la debilidad de la clase.

Es  útil  consignar aquí  la  propuesta  de Jacobs,  y que fue publicada en Bilan Nº 17, que dice: “  Es evidente   que la necesidad  de  la  fracción  es también la  expresión  de la debilidad de un proletariado  que ha sido desarticulado, o gangrenado por el oportunismo, mientras  que , por el contrario,  la creación del partido es la plasmación  de un curso con etapas ascendentes, en las que el proletariado, una y otra vez , se vuelve a encontrar  a sí mismo,  se va concentrando. Y mediante las luchas  parciales y globales  va abriendo  brechas  para acabar  derribando la estructura del capitalismo…”

¿La  CCI impidió el debate? ¿La CCI es una corriente liquidadora del los principios fundamentales?

Frente  a las acusaciones que  consideramos  falsas  por parte de la  FICCI,  que  la CCI  impidió  el debate  en ciernes, cabe  manifestar  que   si  dicho debate  no se dio  en  toda la extensión  que  desearía  la  fracción se debió pura  y exclusivamente  por su responsabilidad (FICCI). Ello  así,  ya que  no tenían  la menor  intención de debatir  con el colectivo  dichas diferencias, sino  todo lo contrario  el  objetivo central era  la  destrucción de la CCI, o sea  si  los “preclaros”  no son  comprendidos o aceptadas  sus posiciones, la CCI merece  morir.

Es así,  que  realizaron  toda  clase de tropelías, que  en  definitiva están   todas  y cada una de  ellas, incluidas  en  un libro  escrito hace  80  años  de Victor Serge acerca de la represión, delaciones, crear confusión,  desconfianza, etc.,  pero si bien   no actúan  a  nombre  de un servicio del estado burgués,  su conducta  es objetivamente  provocadora,  y al  servicio de la  burguesía.

La  FICCI,  en su accionar  liquidador  y destructor, es, salvando las  distancias   y las diferencias,  una actitud  similar  a lo sucedido en las  experiencias históricas,  tanto de la AIT- Alianza,  como  la escisión  en  1903 del POSDR, además  de utilizar  metodologías típicamente  estalinistas  como sembrar dudas, sospechas sobre  militantes de una organización, de igual manera  cuando Stalin acusó a León Trotsky  de  agente imperialista  cuando este  último  era  oposición a la degeneración estalinista y al socialismo  en un solo país  propugnado por el  primero.

El espíritu de secta,  basados en  el  amiguismo,  las conformaciones  de  tendencias o fracciones de carácter secreto, el quebrantamiento  de la disciplina revolucionaria  que toda organización centralizada y única  posee, es producto de la influencia  de ideologías  extrañas  a la clase  obrera, es decir ideas pequeñas burguesas y burguesas.

Es así, que  las acusaciones , falsas  por cierto,  lanzadas  por  miembros de la FICCI,  hacia  camaradas  de  la CCI,  su rechazo a  debatir  las diferencias  políticas  que  pueden  poseer, hacen recordar a la actitud asumida  por Mencheviques y Martov en  el congreso  del POSDR ruso, el cual  Lenin  lo acusó de  llevar a  cabo una política liquidadora de  la  organización revolucionaria.

Es así  que  cuando  en dicho congreso  se resolvió  modificar  el cuerpo editorial de Iksra,  Martov,  fiel  al espíritu  de secta o de circulo,  rechazó  el mismo planteando  la  posición antimarxista  de que  harían  tales miembros desalojados de la editorial en el partido. Conducta  similar adopta la FICCI,  ya  que   fuera de los órganos de centrales  de la CCI, por parte de  miembros de la FICCI, la  pregunta es ¿qué  deben hacer esto? La  respuesta  la  hallaron  fácilmente, destruir  la CCI, igual  que los mencheviques en  1904.-

Los miembros de  la FICCI plenamente  influidos por parte de la  ideología  ajena de la clase obrera,  al ser removidos de los órganos centrales de la CCI, actuaron  de  la misma  manera, casi una copia exacta  como lo describe Lenin en  un paso adelante dos pasos atrás  acerca de la  crisis del POSDR, ya que  los integrantes  “removidos”  plantearon  que si  son sacados de los órganos centrales,  la CCI debe  ser destruida, ello así,  ya que entienden   la llegada a un órgano central, como haber alcanzado  el máximo escalón de poder y de prestigio,  conducta típicamente de la  pequeña burguesía,  y para  lograr ello, y mantenerse  en la “cima” no escatiman de medio alguno,  injuriar camaradas, visualizados como “enemigos”, denunciar  camaradas a la burguesía,  sea  publicitando  sus  verdaderos nombres,  denunciar  la  realización de reuniones, etc.

Es por todas las  circunstancias  señaladas que provocan  que  este  pequeño núcleo  basado en la argentina  repudie la política de la FICCI, considerándola  contraria  a la disciplina revolucionaria  y al servicio  del estado burgués.

Ello  se debe fundamentalmente  a lo siguiente, cuando éste  pequeño núcleo se pregunto:

¿Qué son los Estatutos de una organización revolucionaria?

Consideramos  que es imprescindible, para comprender  mejor  la situación  suscitada entre la CCI y la FICCI,   evaluar  no sólo  lo que es el estatuto,  sino  también,  conocer  que plantea   el estatuto de la  CCI, sea cuando  hay diferencias políticas, saber  si es permitido  la  formación de fracciones o no  sea  cuando  conductas de carácter  que atente no contra la  incolumidad de la  organización, sino  en  sus  cimientos  básicos, entendido  esto como seguridad, etc.

En primer  lugar, consideramos al  estatuto de  una organización revolucionaria, no  como un cuerpo o un  con junto  de cláusulas formales, o un plexo  normativo  muerto, todo lo contrario  un estatuto es un cuerpo vivo,  que  junto a las  pautas  programáticas conforman  un todo  único,  que es   fruto de la experiencia  histórica  de la clase  obrera.

Uno de los grandes aportes de Lenin  a las organizaciones  revolucionarias,  fue su dura  lucha que  sostuvo  contra  la  fracción menchevique con relación  al partido, cuando en  su  obra  Un paso adelanta  dos pasos atrás,  realiza  no solamente  críticas   a sus oponentes  por su conducta  de círculo,  o de amiguismo, sino también, que  deja sentado   las bases  sobre las cuales deben asentarse toda organización  revolucionaria: centralización, organización y disciplina. Pero  esta disciplina no es algo ciego  o inconsciente, todo  lo contrario  la disciplina de toda organización revolucionaria debe  ser consciente, por ser proletaria, cuyo objetivo final  es  el comunismo,  a diferencia de la  disciplina burguesa que es ciega, oprobiosa  y basada  fundamentalmente  a través  de la coerción física  y/o  moral  que le da  sustento  a la  misma. A la  disciplina inconsciente   de la  burguesía el proletariado le opone la  disciplina consciente  y voluntaria,  único modo método  de unidad  y de organización.

La  organización revolucionaria  se halla en lucha constante  contra el enemigo de clase,  o sea  el capitalismo,   y es por ello  que  la lucha  política  que se  libra,  hace  indispensable  la existencia de reglas  claras – el estatuto- , éste  no  es un  cuerpo  de normas  destinadas a defender  o mantener el privilegio de tal  o cual individuo,  todo lo contrario,  el estatuto es el arma  defensiva que  posee  las organizaciones  revolucionarias, contra el oportunismo en materia  organizativa,  y asimismo,  es el medio adecuado que regirá  la vida  militante, y  que significará  también  que esta  no este en contradicción con su vida personal. Pero también significa  fundamentalmente  los derechos  y deberes  que poseen  cada  uno de los  integrantes  de  una organización revolucionaria.

De la lectura  y estudio  de los  estatutos de la CCI,  podemos manifestar  sin hesitación  alguna,  que los  mismos es una clara traducción metodológica  del programa  de la CCI, es decir,  existe un  paralelo  entre estatuto y programa,  y que  en el  mismo existen capítulos enteros  destinados  a  que los  camaradas  que poseen  disconformidad   con tal o cual punto  o consideración  programática  tenga  todas  las garantías para debatirlas  y hacerlas conocer  al  conjunto de la  organización. La FICCI no  utilizó   dichos derechos,  solamente se  limitan  a  expresar su disconformidad  y lanzar  epítetos  y calumnias del  “estalinismo” de la CCI, pero  la  pregunta que nos manifestamos  a  continuación es  la fracción quebrantó  los estatutos de la  CCI

¿La FICCI ha quebrantado los Estatutos de la CCI?

De  la  lectura   de  los antecedentes  que este núcleo  posee,   hemos  podido   observar  y constatar  en los mismos,  que  ha   existido una acusación de carácter   muy grave  contra  integrantes   de la  CCI,   puede  suceder  que  frente a los  embates del  estado burgués,  y de sus  aparatos coactivos exista  entre los   integrantes de una fuerza de  sospechas  que  uno de ellos  pueda tener sobre otro,  pero  es  imprescindible  actuar  debidamente ante los órganos  correspondientes, como   le compete a toda  organización revolucionaria,  a los  meros efectos, no solo  de no calumniar al militante  sospechado, sino  también evitar  transformar dicha situación  en  un “circo” a  pedir de boca  de la  burguesía.

La  historia  ha enseñado  y  no has dado muchas lecciones  de la manera en como actúa el  estado  burgués sembrando la  desconfianza, minando  la solidaridad, la confianza  mutua  que debe existir  en una organización,  e incluso empujando  a  que readopten postura  democratistas típicas  de la burguesía.

Lenin   decía  que:”…los conceptos de democracia en  general y dictadura en general , sin plantear la  cuestión de qué clase… es una  mofa….  Porque en ningún  país capitalista civilizado existe la democracia en general,  porque lo que existe en ellos es  únicamente la  democracia burguesa.”

En los  párrafos precedentes  hemos dado  cuenta, de las  diversas actitudes que han adoptado  los  miembros de la  CCI, desde la separación de  un  miembro  de  la misma que tendía  no precisamente  a plantear diferencias,  a enriquecer el debate,  todo lo  contrario,  la misma  estaba destinada a  destruir  a la  organización,  ya  sea creando dudas, desconfianzas, etc.,  a través  de  métodos  dignos del capitalismo,  como  la calumnia la injuria, etc.

Ello se debe a que  la  ideología del  enemigo de clase  ha  inficcionado  profundamente en los  ex militantes de la CCI, llamados ahora  FICCI, ya que  incurrieron  en   conductas  típicamente estalinistas,   como la calumnia, en  espíritu de  clan,  o de circulo de amigo,  y  vizualizaron a una organización revolucionaria como medio de ascenso,  de poder , etc. Dificultades   estas que  la  CCI  había observado  y había alertado al respecto desde  mucho  tiempo atrás, tal como dan cuenta  los documentos  y artículos  de  los diversos medios de propaganda  de la  CCI.

Conciencia, Solidaridad y Confianza mutua

Toda  organización revolucionaria  debe basarse en estas  tres piedras angulares para  su  propia subsistencia. Un  grupo, corriente,  y/u organización revolucionaria, se halla bajo el fuego cruzado  de  la  influencia de la ideología  burguesa, que intenta  a  cada  paso   destruir  ello.

Es  así, que  las usinas  propagandísticas de la  burguesía,  enemigo de clase del  proletariado,  intenta a cada  paso  propagandizar  que el “fracaso” de las  organizaciones   comunistas se  deben  que  no atienden  a la  “naturaleza  humana”, es decir,  egoísmo, individualismo, etc. Todas estas lacras que  le son propias  al capitalismo,  la  burguesía  intenta  generalizarlas.

La clase  obrera, es la  única  clase  que posee  una visión   histórica consciente,  lo  mismo que la revolución proletaria  se diferencia  de las  otras producidas en el pasado por ser plenamente consciente.  La  clase  obrera  es  el sujeto de la  revolución, y  la  diferencia  de los  otros sujetos del pasado, es que  aquella no es explotadora  y esta  interesada en  acabar la explotación del  hombre por el  hombre.

Pero  el sujeto revolucionaria, entendido como clase revolucionaria  debe basar  su  fuerza en la confianza  no solo de sus  experiencias  actuales, sino también  de las experiencias  del  pasado, de las lecciones  dadas  por la  lucha de clases,  y es a través  de la misma  que  el  proletariado, como sujeto revolucionario, que   podrá  aprender de experiencias  para así  lograr  la destrucción de  la sociedad capitalista.

La clase  obrera  por ser clase  explotada debe desarrollar  y tomar conciencias  de  la necesidad de la lucha colectiva contra este sistema   y para  tales efectos  es indispensable que posea  confianza en si  misma  y en la tarea histórica  que le ha sido encomendada,  dicha  confianza  es sobre el conjunto de la clase sobre  la  totalidad de la misma  y no sobre un  parte integrante de la  misma,  tal como sucedió con la burguesía y  otras clases  explotadoras cuando en  un pasado fueron clases revolucionarias.

Pero la confianza  de la  clase no es algo estable , tiene  altibajos y fluctuaciones,  lo  mismo  sucede con las  organizaciones  revolucionarias que en épocas  de  derrotas solo  conservan  la confianza  en la clase  pequeñas minorías.

El pasado,  las experiencias  históricas dan  un  gran contribución a la confianza,   porque  ella enseña  a las nuevas  generaciones obreras  de las  luchas del pasado  y de los  logros de la clase obrera,  es así que la  burguesía  ataca  los  hitos fundamentales de  la clase como la revolución rusa,  con  el objetivo claro  de  hacer  perder al  proletariado  confianza en sí mismos. La clase obrera  puede  lograr la  victoria definitiva luego de  una serie de derrotas,  las cuales extraídas las  enseñanzas  correspondientes de  los  errores  pasados antes de la  victoria  final.

Pero  junto a la  lucha de clases  la  teoría  juega  un rol de vital  importancia  en la confianza  del proletariado, ya  que  la revolución es un acto consciente,  y la victoria de la  revolución  proletaria solo será posible  en cuanto  sea conquistada la mayoría de la  clase  obrera.

Es así, que  lucha  practica  y  teoría  revolucionaria  son factores fundamentales  para  la  confianza del  proletariado, o sea no  hay  practica revolucionaria sin teoría revolucionaria, y  no hay   teoría revolucionaria  sin practica.

Las piedras basamentales en  la construcción de  una organización revolucionaria, son  la  claridad  programática, que constituye  la  personificación de la confianza de las  tareas históricas  que le compete a la clase obrera  mundial.

Ninguna organización  revolucionaria  puede  jamás  construirse sin confianza,  o sea,  confianza en el programa  que defiende, confianza en la  misión histórica de la  clase obrera,  en el  método  científico del marxismo, en el funcionamiento de los militantes, confianza en  las distintas  partes de la organización,  pero  asimismo,  es  necesario  que la confianza  en dichas partes , se traduzca  también en confianza en la unidad  de los  objetivos a lograr  y los medios  para alcanzarlos.

La  confianza , la solidaridad,  constituye  una unidad dialéctica,   el quebrantamiento de  uno de ellos ira  en desmedro de  la unidad  de la organización  revolucionaria  en contra del espíritu del partido, lo  que implica poner entredicho  la existencia misma de la  organización.

Pero este espíritu  del partido  no es  una adquisición  permanente, debe ser recreado constantemente en  forma permanente ,  hay ejemplos históricos,  el partido  bolchevique, la  izquierda italiana  que en un momento  encarnaron   las mejores  tradiciones  revolucionarias  desde el punto de vista  programático   degeneraron.

Es por ello, que  para conservar  este espíritu de partido  es  necesario  no solo  una estrecha vigilancia  de carácter revolucionario  del colectivo, sino también  es fundamental la responsabilidad que le  compete  a cada un de los  militantes  individualmente, caso contrario  una organización revolucionaria puede traicionar  programaticamente  e incluso desaparecer.

Los acontecimientos del XIV Congreso,  entre  la  fracción y  la CCI, demuestra claramente  además de lo expresado en  los párrafos  y acápites  precedentes, un espíritu de clan, o  de secta por parte de  un grupo  - la fracción-  que de hecho  habían perdido la confianza  y la solidaridad  con la  organización,  y sus actitudes pequeña  burguesas, al negarse a  debatir claramente  sus diferencias, lo llevo a  degenerar  rápidamente  hasta llegar a transformarse en un  apéndice del estado burgués,  al denunciar  nombres en  la prensa, originado  la inseguridad de los  camaradas mencionados, a calumniar  gratuitamente a camaradas, algo típico de Stalin, en su lucha  contra Trotsky, e incluso a agruparse  sin principios alguno,  con el  objetivo central de destruir  a la  CCI, ejemplo de ello es  observado en su  boletín, donde se destila  mentiras  e injurias,  siendo  totalmente falso sus manifestaciones de  “salvar” a la  CCI de la “degeneración”, ya  que nadie  puede creer ello  cuando fueron ellos mismo quienes por  voluntad propia abandonaron el congreso.

No deseamos  reiterar  conceptos  expresados en  párrafos  precedentes,  pero  de  la lectura  atenta de los materiales que poseemos  podemos  manifestar  sin hesitación alguna,  que la FICCI a pesar  de  gozar de  todas las garantías estatutarias,  han decidido  por voluntad  propia abandonar el debate  y pasarse   con armas y bagajes al  campo del enemigo.

Prueba  de ello  esta  determinada por sus  conductas  antes y durante el congreso, como asimismo actualmente. La actitud asumida por la  FICCI es  análoga a la  postura que adoptó la  fracción menchevique  durante el  congreso del POSDR y que  Lenin  maravillosamente  la  retrató en “un paso adelante  dos  pasos atrás”.

Es así , que la  actitud de este pequeño núcleo es de solidaridad  política  con la CCI,  de confianza  programática  con la  CCI, y de rechazo  y  repudio  con relación a la FICCI.

NCI.
 

EL RECHAZO Y SUS RAZONES

Las posiciones defendidas por el NCI en los textos que el lector acaba de leer, así como sus argumentos, no dejan ninguna duda en cuanto a la condena de los comportamientos ajenos al proletariado y la denuncia de quienes los practican: Como dicen los compañeros del NCI después de haber tomado “conocimiento a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI”  decide  “repudiar el robo de dinero, y materiales de la organización por parte de la FICCI (...), considerar la conducta asumida por la FICCI como extraña a la clase obrera y a la Izquierda Comunista (...), considerar a la FICCI como una organización fuera de la clase obrera”.  Esta apreciación del NCI que data de Mayo 2004, se refrenda en Junio 2004, en su contribución sobre el movimiento piquetero (publicada en Acción proletaria nº 177 y 178) cuando afirma que: La  FICCI, solamente  ha  llevado a cabo  un política de calumnias  e injurias contra  la CCI”.

Hoy ha hecho su acto de presencia, en la Reunión Publica del BIPR del 2 de Octubre  un  “Circulo de Comunistas Internacionalistas” que, sin aclarar su relación con el NCI, manifiesta mediante una declaración distribuida como panfleto por la FICCI que “los integrantes de este pequeño núcleo no coincidimos con las mismas”  y decide “rechaza el tenor del documento [del NCI] de mayo del 2004 publicado por la CCI”.  Declaración que, solo tras la RP del BIPR, aparece publicada ¡exclusivamente en la pagina Web de la FICCI! Declaración en la que se dice que va a ser enviada a los grupos del medio político (entre los cuales la propia Declaración incluye a la CCI) pero que nunca hemos recibido, ni antes ni después de su distribución por parte de la FICCI. 

Un giro de tal amplitud, de 180 grados, y tan súbito, ante cuestiones de una importancia tan vital para el movimiento obrero como es la condena de comportamientos de chivato y ladrón, no merece para “este pequeño núcleo” la más mínima explicación política, solo en guisa de “justificación”, en contradicción abierta con la posición que había defendido el NCI, desliza la idea de que el NCI la habría adoptado “sin información de ninguna característica sobre las vicisitudes que atravesaba el MPP y más específicamente la CCI a partir de la expulsión de miembros fundadores de aquella corriente, y que hoy conforman la FICCI”, insinuando que la CCI le habría dado una información interesada y unilateral. [1]¡El que no se contenta es porque no quiere!, dice el refrán. Cualquier lector puede comprobar fácilmente que en Mayo del 2004 la FICCI había publicado profusamente en Internet la mayoría de sus boletines. Y nos consta que la FICCI no duda en enviárselos a todo aquel que se lo solicita (es más sigue mandándolos a quienes les han dicho reiteradamente que no desean recibirlos). Frente a tamaña tergiversación nos limitaremos a recordar lo que afirmaba el NCI respecto a sobre qué bases había tomado posición: “a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI”.

Es más a tenor de lo que se dice en esa “nueva Declaración” es su autor quien está realmente mal informado ya que, como pueden comprobar nuestros lectores a través de nuestra prensa territorial, Revista Internacional y nuestra página Web, la CCI jamás ha afirmado que los miembros de la FICCI son “policías” ni “agentes del Estado burgués”  a diferencia de lo que afirma ese “Círculo”. Llamamos a todo  lector interesado a comprobar tal extremo tanto en la Advertencia publicada sobre la exclusión del elemento llamado “Jonás” como en los artículos posteriores sobre la FICCI. Este nuevo “Círculo” esquiva interesadamente pronunciarse sobre lo que si se pronunció el NCI, es decir, que el comportamiento de delación y robo son ajenos e incompatibles con el proletariado y su Medio Político. De hecho, observamos que hasta la fecha (15 de octubre), 2 semanas después de la puesta en circulación por parte de la FICCI de la declaración del « Círculo », esta declaración sigue sin aparecer en la Web de este último. ¿Qué podemos pensar de semejante « discreción »? ¿Quizá que el redactor de este violento ataque a la CCI quiere esconder sus escritos más recientes? ¿Quizá que quiere esconderlo a los ojos de los que se presenta como su portavoz?

 Por último no deja de ser “curioso” que el motivo de esa “Declaración” sea “la publicación en la prensa territorial de la Corriente Comunista Internacional, y en su sitio Web de una declaración efectuada por el entonces NCI en el mes de Mayo del 2004”, cuando el NCI había manifestado expresamente “Autorizar a la CCI si estima correspondiente la publicación de la presente, a los efectos que considere pertinente”  y en ningún momento había manifestado ningún cambio de posición o reserva a ese respecto.

CCI.

 

[1] Hay que hacer notar que la FICCI, en sus comentarios acompañando la publicación de la « Declaración » del « Círculo » afirma que la toma de posición de mayo 2004 condenando la FICCI, fue «sonsacada mediante la artimaña y el chantaje a los militantes de NCI» que habría adoptado este texto « bajo la presión e incluso el dictado de la delegación de la CCI enviada ante los camaradas argentinos » . Parece claro que la FICCI aporta algo de su propia cosecha, demostrando con ello el profundo desprecio que tiene hacia los miembros de la FICCI que, según ella, no serían más que marionetas « escribiendo bajo los dictados de la CCI ». Además, el 22 de mayo de 2004, no había ninguna delegación de la CCI en Argentina. ¡Otra invención de la FICCI!. Por otra parte, podemos observar otra mentira flagrante de la FICCI que acusa a la CCI en los términos siguientes: "la CCI publica ese texto [la toma de posicion del mayo 2004] sin mencionar que el exNCI lo rechaza, rechazo del que sin embargo tiene conocimiento. Otra marrullería y 'omisión' que equivale a una mentira deshonesta.". Los datos hablan por si mismos: la Toma de Posición del NCI de mayo 2004 fue publicada por Revolución Internacional en el Sitio Web en francés de la CCI el 27 de septiembre, cuando el texto del „Círculo“ rechazando esta toma de posición data del 2 de octubr. Por otra parte, la CCI jamás ha tenido conocimiento de un rechazo de la Toma de Posición del 22 de mayo por parte de alguien del NCI. Las mentiras desvergonzadas son la gran especialidad de la FICCI que tiene mucha tendencia a atribuir a los demás sus propias canalladas.

 

Vida de la CCI: 

Correspondencia con el BIPR

La CCI al BIPR

París, 30 octubre 2004

Camaradas,

El 22 y 26 Octubre, enviamos a la dirección mail de todas vuestra secciones dos correos pidiendo que publicarais en vuestra web la posición de la CCI sobre la « Declaración del Circulo de Comunistas Internacionalistas (Argentina) contra el método nauseabundo de la Corriente Comunista Internacional » fechada el 12 Octubre que vosotros publicasteis en vuestra web. Hasta este momento no habéis hecho caso  a nuestra solicitud, ni siquiera os habéis dignado responder a nuestros correos. Al contrario, mientras que hasta ahora esa mentirosa declaración solo aparecía en inglés y francés en vuestra web, tras nuestro primer correo aparece también en castellano.

Ante vuestro silencio y ante vuestra actitud que parece indicar una negativa a publicar en vuestra web nuestra toma de posición; no tenemos más remedio que publicar, en nuestra web, el correo que os enviamos con anterioridad.

Compañeros, una vez más queremos llamar vuestra atención sobre que vuestro silencio solo puede interpretarse como apoyo a las infames calumnias que lanza contra nuestra organización el llamado «circulo ».

Saludos comunistas,

La CCI

 

La CCI al BIPR

París,  26 octubre 2004

Camaradas,

Hace ya 4 días que os mandamos una carta, el 22 de Octubre, cuya parte principal reproducimos a continuación:

Desde hace más de una semana aparece publicada en la web, en francés e inglés, del BIPR una « Declaración del Círculo de Comunistas Internacionalistas (Argentina)" fechada el 12 octubre con el título de "Contra el método nauseabundo de la Corriente comunista internacional". Tal título resume en sí mismo la cantidad de calumnias que ese « Circulo » lanza contra nuestra organización, sobre las que no vamos a volver aquí. Como hemos dicho en nuestra toma de posición titulada "El Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina) Una nueva y... extraña aparición: "Respecto a esta última declaración (del 12 de Octubre, la CCI afirma que es una sarta de mentiras y embustes". Hasta ahora este tipo de calumnias y ataques, como los que nos lanza el « Circulo », eran obra de la « FICCI » (o esta se hacía eco en su página web), es decir por un grupo cuya única razón de existir es desacreditar a la CCI, lo que evidentemente no atenúa el alcance de sus ataques. Que hoy en día ese tipo de ataques provenga del BIPR (además de la FICCI) y  sin estar acompañados por el menor comentario que exprese al menos un distanciamiento de lo que ahí se dice (lo que solo puede interpretarse como que el BIPR lo avala) es, evidentemente,  mucho más grave. Sois libres de tomar como moneda corriente, sin verificarlas, las calumnias vertidas por el « Circulo ». Por nuestra parte y a titulo de « derecho de réplica » queremos que se publique en vuestra página web, tras la declaración de « Circulo » y en su lengua correspondiente, la siguiente toma de posición:

«La CCI declara que las acusaciones contenidas en la declaración del « Circulo de Comunistas Internacionalistas » del 12 de Octubre, en las que se atribuye a la CCI « el empleo de prácticas que no corresponden a la herencia legada por la Izquierda Comunista, sino más bien propias a los métodos de la izquierda de la burguesía y al estalinismo », para « destruir a nuestro pequeño núcleo [salido del NCI], o a sus militantes individualmente » son una completa mentira. La CCI recomienda a los lectores que consulten la página web (https://world.internationalism.org) para obtener más información al respecto. La CCI llama a una encuesta independiente a realizar por una comisión formada por elementos pertenecientes a las  organizaciones de la Izquierda Comunista, o próximos a ella, para que se puedan esclarecer totalmente las acusaciones que pesan sobre nosotros. A tal fin, la CCI ha empezado a tomar contacto con personas y organizaciones que serían susceptibles de participar en esa encuesta ».

Pedimos que esta toma de posición se publique lo antes posible.

A fecha de hoy no hemos visto publicada esta toma de posición en ninguna de las páginas del BIPR ¿es por problemas técnicos o porque rechazáis publicar nuestro corto texto?

Si obedece a un retraso técnico os instamos a solucionarlo para que nuestra toma de posición aparezca lo antes posible: cada día que pasa nuevas personas que visitan vuestra web se topan con esa declaración plagada de mentiras del « Circulo » sin ni siquiera poder saber que la CCI rechaza las acusaciones que contiene.

Si el motivo es que rechazáis publicarla, se trata de algo mucho más grave y os invitamos a que penséis sobre lo que tal actitud significa: no solo participáis en la difusión de infames calumnias contra una organización del campo proletario, además la hacéis con plena conciencia.

En todo caso, sea cual sea la razón por la que no habéis publicado nuestra toma de posición, esperamos que nos la comuniquéis rápidamente.

Respecto a las demás cuestiones planteadas en nuestra carta del 22 de Octubre igualmente esperamos una respuesta aunque comprendemos que necesitéis un tiempo para pensarla.

Saludos comunistas,

La CCI

 

Vida de la CCI: 

Declaración de la Conferencia Territorial de Acción Proletaria

La Conferencia Territorial de Acción Proletaria, sección en España de la Corriente Comunista Internacional, ha tomado conocimiento de la campaña de calumnias abominables contra la nuestra organización perpetrada por el llamado “Círculo de Comunistas Internacionalistas”.

Tras una discusión a fondo, la Conferencia considera que:

1.- Dichas declaraciones son “un tejido de mentiras y calumnias” como dice la respuesta de nuestra organización

2.- Apoya sin reservas las respuestas adoptadas por ella

3.- Condena los procedimientos del llamado “Círculo” por ser ajenos y antagónicos a la actividad y las relaciones entre grupos proletarios

4.- Denuncia la activa participación en estos manejos de la banda de hampones llamada FICCI

5.- Protesta de forma indignada ante el hecho de que un grupo proletario como el BIPR haya dado cobijo a todos estos ataques que independientemente de a quién vayan dirigidos son incompatibles con el medio de la Izquierda Comunista

6.- Llama a los contactos y simpatizantes de nuestra organización a discutir estos documentos y a adoptar de forma consciente tomas de posición ante ellos

7.- El medio de la Izquierda Comunista necesita unas relaciones sanas y leales donde las calumnias, las mentiras y otros procedimientos incompatibles con el proletariado, sean claramente condenados y proscritos.

Acción Proletaria 31-10-04

Vida de la CCI: 

Respuesta a un correo anónimo

Este correo condensa en apenas unas líneas la cobardía del anonimato, la denigración y el insulto como únicos argumentos, y para colmo contiene una amenaza intimidatoria justificando, de antemano, los ataques que puedan sufrir los militantes de nuestra organización.

En resumidas cuentas: estamos antes los “usos” habituales entre los gángsteres, los Estados burgueses, los partidos de la burguesía… Es decir, prácticas absolutamente ajenas y antagónicas a las que deben reinar en el proletariado y entre revolucionarios.

Eso es precisamente contra lo que lucha la CCI, y eso nos vale, lógicamente, el ataque de los que basan su existencia en la maniobra y la patraña (este es el caso del mencionado “círculo”), los que han sido expulsados de nuestra organización por su comportamiento de ladrones y soplones (por mucho que ellos quieran aparecer como una “escisión”, como es el caso de la denominada FICCI). A este ataque frontal y descarado, se une por lo visto el ataque sórdido, desde las alcantarillas de la cobardía, de los ataques “anónimos” y “secretos”. El remitente del este correo sabrá qué o a quién trata de encubrir. Nosotros lo que tenemos que decir lo podemos decir bien alto y a la cara.

Somos conscientes que la defensa de los principios proletarios que han de regir la vida de las organizaciones revolucionarias no resultan fáciles de comprender, precisamente porque la ideología dominante, en este terreno de los principios de funcionamiento de las organizaciones revolucionarias, es también la ideología de la clase dominante, y nuestro deber es justamente el de luchar contra la influencia de esta ideología extraña a la clase obrera. Por ello, si existen dudas o críticas sobre el comportamiento seguido por nuestra organización, estamos no sólo dispuestos sino muy interesados en discutirlo de manera franca y abierta, como siempre han hecho los revolucionarios. Eso es lo que la CCI ha planteado una u otra vez en sus publicaciones. Lo “otro”, el anónimo, el chantaje, el insulto, la amenaza, etc., son precisamente reflejos del mundo que el proletariado pretende abolir.

Corriente Comunista Internacional

Corrientes políticas y referencias: 

Reunión Pública de la CCI en Argentina

Los trabajadores tenemos que discutir la situación y el futuro de nuestra lucha

Se trataba de responder a las siguientes preguntas ¿Dónde estamos en el desarrollo de la lucha de clases? ¿Hacia donde evoluciona la relación de fuerzas entre las clases a escala mundial? En la presentación insistimos en algunas características del actual momento histórico: aceleración de los ataques a las condiciones de vida de la clase obrera en todos los países del mundo incluidos los más desarrollados y, al mismo tiempo, acentuación de la barbarie guerrera. Estos dos hechos son expresión de la decadencia capitalista y de la descomposición de este sistema que vivimos hoy. Frente a ellos el proletariado retoma el camino de la lucha, un camino plagado desde luego de dificultades.

¿Cuales son las potencialidades de esta reanudación de la combatividad obrera? Es muy importante tener una perspectiva histórica para poder comprender lo que está sucediendo actualmente, pero también para preparar, a través de las luchas actuales, la única solución histórica que puede acabar con la barbarie capitalista: su destrucción mediante la revolución proletaria mundial. Acordémonos que la clase obrera ha manifestado abiertamente todas sus potencialidades sólo en momentos muy precisos: las revoluciones de 1848 en Europa, la Comuna de París en 1871, la Huelga de Masas en Rusia en 1905, la Revolución Rusa de 1917 a la que sucedió la terrible contrarrevolución estalinista, las luchas de 1968-69 que pusieron de manifiesto la finalización de este período de contrarrevolución y la irrupción de nuevo de la lucha de clases. Para comprender la importancia de lo que hoy se está poniendo nuevamente en marcha debemos recordar igualmente que la dinámica que se abrió en 1968 sufrió posteriormente un parón y un retroceso en la conciencia en la clase obrera como consecuencia del hundimiento del bloque del Este. La burguesía utilizó el hundimiento del estalinismo para intensificar sus campañas ideológicas que, fraudulentamente, identificaban estalinismo con marxismo y comunismo. La reanudación actual de la lucha de clases significa precisamente que los efectos de estas campañas se van difuminando. Esta reemergencia de la lucha de clases se ve concretamente a través de las movilizaciones en Francia y Austria contra la “reforma” de las pensiones, jubilaciones, en las movilizaciones de los conductores de tranvías en Italia, de los trabajadores de Correos y los bomberos en Inglaterra durante el invierno pasado, y después en las luchas de los obreros de la Fiat en Melfi (sur de Italia); en los combates de los proletarios alemanes de la Siemens, Porsche, Bosch, Alcatel y también en mercedes-daimler-chrysler; se ve igualmente en las luchas de los trabajadores de los astilleros españoles en Ferrol (Galicia), en la bahía de Cádiz, en Sestao (cerca de Bilbao), pero también en las manifestaciones del 2 de Octubre en Berlín (45 mil personas) y de ese mismo día en Amsterdam, donde una gigantesca manifestación con 200 mil participantes se opuso a los proyectos gubernamentales. Después, el 14 de Octubre, ha estallado la huelga de los 9400 trabajadores de la factoría Opel en Bochum (Alemania) contra los planes de despidos.

Una de las características más importantes de estos movimientos, como se ha visto sobre todo en el de Daimler-Benz, es el surgimiento de una solidaridad obrera entre trabajadores de empresas o de regiones que la Patronal intentaba enfrentar unos con otros. Al calor de ese esfuerzo aparece también una reflexión política en profundidad originada sobre todo por una creciente pérdida de ilusiones en lo que el capitalismo puede ofrecer como perspectiva a los trabajadores. En estos movimientos se va tomando poco a poco conciencia de que todos los sectores obreros, en todos los países, se están viendo atacados, y empieza a balbucear una búsqueda, aún muy confusa desde luego, de otra sociedad diferente a la basada en la explotación capitalista. Lo que empieza a desarrollarse de nuevo es pues la conciencia de pertenecer a una misma clase que está siendo atacada, y por tanto el sentimiento de la necesidad de una solidaridad que es indispensable para el avance de la lucha de clases.

La burguesía responde, desde luego, mediante los sindicatos que intentan precisamente dividir e impedir, precisamente, el desarrollo de esa solidaridad. Y al mismo tiempo, frente a la reflexión sobre el futuro, desarrolla el cortafuegos del «altermundialismo» que se ajusta a ese papel de ofrecer falsas respuestas al incipiente cuestionamiento del capitalismo. Las organizaciones revolucionarias, así como trabajadores más conscientes tienen pues la importante responsabilidad de intervenir en este movimiento y hacerlo madurar. Para ello, las minorías más avanzadas del proletariado deben encontrarse, reunirse, para debatir, discutir y avanzar en la comprensión de lo que está en juego, para poder así intervenir ante el conjunto de la clase y acelerar la necesaria toma de conciencia y la no menos imprescindible unidad de los trabajadores. Las potencialidades de lo que está madurando en el seno de la clase obrera son muy importantes.

Los participantes en esta Reunión Pública – los miembros del Núcleo Comunista Internacional (NCI), así como otros elementos – agradecieron la información que se les daba sobre las luchas obreras en Europa, puesto que eso les permitía comprender que las luchas que se están dando también en Argentina – se mencionó la de una cooperativa de la industria cárnica, pero hay más – toman todo su significado al inscribirlas dentro de esta dinámica internacional. Ellos mismos señalaron que hay muchas luchas sobre las que los medios de “comunicación” no informan absolutamente nada. Uno de los asistentes sostuvo que desde mediados de los años 90 se habían desarrollando en Argentina, frente a ataques muy duros a las condiciones de vida, multitud de luchas “populares” que habrían llegado incluso a poner en cuestión el propio Estado. Los compañeros del NCI no comparten este punto de vista. La CCI, por su parte, intervino para destacar que sólo la clase obrera puede poner en cuestión verdaderamente el Estado capitalista mediante una lucha masiva, unida y consciente de lo que se está jugando, e insistió en los peligros de las luchas interclasistas en las que el proletariado se encuentra difuminado entre el resto de capas de la población y donde, por tanto, pierde su fuerza de clase. La única vía para que la clase obrera pueda desarrollar una relación de fuerzas que le favorezca frente a la burguesía y su Estado, es a través del desarrollo de su autonomía y su unidad de clase. En el año 2001 asistimos efectivamente a una multiplicación de revueltas interclasistas en las que los trabajadores se diluyeron entre otros sectores sociales, y por ello en esas revueltas no se quebrantó en manera alguna el Estado burgués. Debemos decir que el asistente que había planteado esta visión siguió atentamente nuestra argumentación puesto que le animaba una sincera preocupación por desarrollar la fuerza del proletariado.

La otra cuestión que también ocupó una parte importante de la discusión fue: ¿Cómo luchar contra la dispersión de las luchas obreras y desarrollar la unidad en el proletariado? Sobre este sujeto, todos los asistentes a la Reunión Pública estuvimos de acuerdo en que los enemigos de esa unidad son los sindicatos. La CCI puso el ejemplo de las luchas en Polonia en 1980 para mostrar que si esta lucha pudo desarrollarse hasta alcanzar todo el país, fue precisamente porque los trabajadores percibían a los sindicatos (entonces los sindicatos del régimen estalinista) como representantes descarados del Estado. Fue entonces necesario que los sindicatos de los países occidentales, más arteros en disimular esta identidad, acudieran en auxilio del Estado polaco y pusieran en práctica todas sus “habilidades”, para conseguir confundir a los trabajadores y hacerles parar el combate haciéndoles creer que la solución era precisamente la construcción de nuevos sindicatos democráticos. Walesa resultó el héroe de esta maniobra y la burguesía le está desde luego muy reconocida. Se expuso también que la perspectiva debe ser el desarrollo de la solidaridad de clase a escala internacional ya que el capitalismo debe ser destruido a escala mundial y porque la base misma de la lucha de clases es el internacionalismo.

Uno de los asistentes pidió a la CCI que explicáramos como creíamos que debían organizarse las luchas. Nosotros recordamos el debate que tuvo lugar en el movimiento obrero de comienzos del siglo XXº, tras la Huelga de Masas en Rusia en 1905, y las lecciones que de esta experiencia se sacaron. Una lección central de estos movimientos del período en el que el capitalismo entraba en su fase de decadencia es que las luchas ya no podían quedar circunscritas a la empresa sino que debían extenderse, y que la propia lucha hacía surgir la organización que necesitaba: las Asambleas generales que elegían comités revocables. Los sindicatos de la época que ya se opusieron enérgicamente incluso al debate mismo, rechazaron desde luego esta lección y acabaron traicionando al proletariado y absorbidos por el Estado. Desde entonces son los propios sindicatos quienes luchan contra esta organización autónoma de la clase que desaparece con la lucha cuando ésta cesa. Es esta organización la que permite a la clase obrera controlar verdaderamente su lucha y la que hace posible su auténtica extensión a otros trabajadores.

Al final del debate se suscitó también, igualmente por parte del asistente que había planteado lo anterior, la cuestión del carácter de clase del movimiento de los “piqueteros”. Este asistente pensaba que se trataba de una lucha auténtica de los desempleados, y por tanto de una verdadera lucha obrera, puesto que los parados forman parte de la clase obrera. La CCI, así como los compañeros del NCI, respondieron que si bien es cierto que los desempleados forman parte de la clase trabajadora, y si desde luego hay muchos parados encuadrados en el movimiento “piquetero”, eso no basta para atribuir a este movimiento un carácter proletario. También hay muchos trabajadores afiliados en los sindicatos y sin embargo estos no son una organización de la clase obrera. El movimiento de los “piqueteros” divide al proletariado entre activos y parados, y a los propios parados puesto que no hay una sino varias organizaciones de “piqueteros”. Por otra parte, los trabajadores atrapados en estos movimientos carecen de autonomía y no deciden absolutamente nada, puesto que son una simple masa de maniobra totalmente manipulada. Por todo ello, los 150 pesos que reciben mensualmente del Estado no son el resultado, en contra de lo que pensaba este compañero, de una relación de fuerzas que se le ha impuesto al Estado, sino el precio de unos servicios prestados, aunque los propios trabajadores no sean conscientes de ello. Este movimiento es una forma sindical de “lucha”, que en vez de desarrollar la unidad de la clase y su toma de conciencia, fomenta en realidad su división y ofrece una falsa imagen de lo que es de verdad la radicalidad de la lucha obrera (su enfrentamiento a las necesidades de la economía nacional) confundiéndola con operaciones espectaculares como acciones de comando, cortes de carreteras, etc. Este compañero disintió de lo que señalamos aunque añadió que seguiría reflexionando y que está dispuesto a seguir discutiendo sobre esta cuestión. La CCI quiso saludar expresamente esta actitud del compañero.

Las conclusiones presentadas por la CCI sobre el curso del debate señalaron los puntos de acuerdo sobre el aspecto internacional de la lucha de clases, sobre la necesidad de desarrollar las luchas, el rechazo de los sindicatos, la necesidad de un combate para desarrollar la unidad de la clase obrera y su toma de conciencia de lo que históricamente se juega el proletariado. Pero también mencionamos el desacuerdo de uno de los asistentes en la discusión sobre el movimiento “piquetero”, así como su voluntad de continuar discutiendo sobre este sujeto. Este compañero agradeció que las conclusiones mencionaran explícitamente los puntos de acuerdo y de desacuerdo e igualmente solicitó a la CCI si podía conseguirle los libros de Rosa Luxemburgo: “Introducción a la economía política” y “La acumulación del capital”. La CCI va a intentar responder a esta petición.

Durante todas las discusiones los compañeros del NCI intervinieron mucho más que en la anterior Reunión Pública. Sus intervenciones por ejemplo en la discusión sobre el tema de los “piqueteros” se situaban en plena continuidad con sus precedentes tomas de posición (ver AP nº 177 y 178) Señalaron igualmente su reconocimiento a la CCI por las clarificaciones históricas que aporta.

Es igualmente reseñable que los asistentes contribuyeron económicamente al pago del alquiler de la sala de reunión.

Esta reunión ha significado un verdadero debate en el seno de la clase obrera, un debate sumamente útil puesto que la confrontación de posiciones se desarrolla con objeto de una clarificación política que es necesaria para luchar.

CCI. 11 de Noviembre de 2004.

Vida de la CCI: 

Noticias y actualidad: 

FAQ sobre la lucha de astilleros

Preguntas y Respuestas sobre la lucha de Astilleros

¿La crisis actual de los astilleros es un resultado de la política del anterior gobierno PP?

Un participante en el Foro atribuye la responsabilidad de la actual crisis a « ese tipo siniestro, prototipo de numerario del Opus Dei, que cuando era presidente del gobierno, llamaba a las familias a tener más hijos: Aznar».

Aznar y sus ministros eran servidores del Capital y como tales atacaban a muerte a los trabajadores pues el Capital no tiene otra política posible. Zapatero está haciendo lo mismo. Pero ¡no olvidemos! ¿Quién inició la política de reconversiones y despidos en el sector naval y en otros muchos sectores? Pues el Gobierno de Felipe González ilustre predecesor de ZP. Las reconversiones y otras “políticas industriales” del gobierno “socialista” entre 1982 y 1996 SUPUSIERON LA PERDIDA DE UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO.

El siniestro señor del bigote no hizo otra cosa que continuar la senda del dicharachero González pero el angelical Zapatero está demostrando que va a dejar corto a sus dos predecesores.

El Gobierno es el seguro servidor del Capital. Su política no es producto de una ideología sino de las necesidades del capital. Es el capital quien “orientando” el voto de los “ciudadanos” elige el gobierno más apropiado para sus necesidades en cada fase de la evolución de su crisis histórica.

¿Es ley de vida que cuando una empresa o un sector estén en crisis los trabajadores debamos aceptarlo e irnos a buscarnos la vida en otra parte?

 

Esto es lo que plantea un participante en el Foro: « las empresas, como todo, nacen, crecen, y mueren. La defensa a ultranza del puesto de trabajo va en contra de esa ley de vida y no creo que siempre esté relacionado con las contradicciones del sistema capitalista».

Como le responde otro compañero eso no es “ley de vida” sino la ley de la jungla del capitalismo. El ser humano no es competitivo y depredador por naturaleza. Durante la época más larga de la historia de la humanidad esta vivió en lo que se llamó el comunismo primitivo: pequeñas tribus donde los individuos cooperaban solidariamente entre ellos para su reproducción. Se calcula que este régimen social sobrevivió más de 50.000 años. Es evidente que se disolvió y que ello era inevitable dando lugar a las sociedades de clase: esclavismo, feudalismo y capitalismo, aproximadamente unos 8.000 años en la historia de la humanidad. Sin embargo, con el capitalismo la humanidad ha llegado a una contradicción que solo puede ser resuelta con la instauración de la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el auténtico comunismo. Con el capitalismo se está produciendo algo que en épocas anteriores de la historia de la humanidad habría parecido absurdo: la gente muere de hambre, se va al paro, padece miseria etc., no por SUBPRODUCCION, es decir, por penuria de medios de vida y producción, sino A CAUSA DE LA SOBREPRODUCCION, es decir, por exceso de medios de vida y producción. La lucha del proletariado, aboliendo la competencia en su seno y desarrollando la solidaridad y la unidad, es la que permitirá llegar a esa nueva sociedad.

¿Los trabajadores de astilleros luchan por defender unas condiciones de privilegio: trabajadores estatales, mantenidos con el déficit estatal pagado por todos…?

La respuesta es negativa. Los obreros de astilleros se defienden contra el despido y el ataque a sus condiciones de vida. Por tanto, están defendiendo los intereses de toda la clase obrera. Si les echan a la calle o si les bajan los salarios (o las dos cosas a la vez) el resultado se hará sentir sobre todos los trabajadores de forma directa o indirecta, más pronto o más tarde. Cuando en un sector obrero se imponen los despidos, las bajas de salarios o los aumento de horario o ritmos, eso tiene una repercusión general en toda la economía bajo la forma de más precariedad, peores salarios, más despidos…, es decir, el empeoramiento general de las condiciones de vida de toda la clase obrera.

Cada obrero no elige la empresa que le va a explotar sino que son las leyes ciegas que mueven el capitalismo las que hacen que tal obrero sea de astilleros y otro repartidor de pizzas precario, parado etc. Los obreros son explotados por el capitalismo en su conjunto. Ser funcionario o ser empleado público no es un privilegio sino una forma determinada de explotación.

¿De donde ha nacido la precariedad? ¿De la mala voluntad de los obreros del sector público? ¡En absoluto! Ha nacido de las leyes y necesidades del Capital. Está de moda la ideología según la cual los obreros precarios o los de pequeñas empresas culpan de sus males a sus compañeros “privilegiados” de empresas públicas, funcionarios etc. La raíz del mal está en la crisis del capitalismo y en la política correspondiente que realizan su Estado. Hemos de dirigir nuestra indignación contra esa clase social y no contra los que son nuestros hermanos con los que debemos construir nuestra UNIDAD DE CLASE para que todos tengamos fuerza.

¿Son los mineros, los siderúrgicos o los obreros de astilleros “jubilados o prejubilados de lujo”?

La crisis ha ido agravándose durante los últimos 30 años. En los años 80 ello obligó al capital y su estado a cerrar numerosas empresas. Ante las luchas obreras, el Estado, con la complicidad clara de los sindicatos, desarrolló una “medida social y no traumática”: prejubilar o jubilar a los obreros mayores de 50 años e incluso menos. La realidad ha demostrado que eso no era tan privilegiado como lo pintan: en la práctica los “privilegiados” que tienen esa situación apenas tienen unos 600 € mensuales y la pensión puede ser incluso peor.

Pero el problema es más grave y profundo: como consecuencia de los despidos que enmascaraban esas jubilaciones o prejubilaciones no traumáticas (¿) el resultado es que globalmente el empleo ha disminuido o bien se ha precarizado. Por tanto, para la clase obrera en su conjunto eso ha significado un deterioro de sus condiciones de vida. Por ejemplo, los hijos de esos jubilados o prejubilados “de lujo” tienen que vivir en casa de sus padres pues la vivienda es inaccesible y si tienen trabajo es precario.

Las jubilaciones y la prejubilaciones son una medida cínica de Estado y Sindicatos para imponer el hundimiento en la crisis del capital a los trabajadores. Como dice muy bien un compañero en el Foro: «no me parece que las prejubilaciones sean precisamente una defensa del puesto de trabajo, sino una compra de la paz social como bien has dicho, que significan pan para hoy y hambre para mañana, porque se asegura el futuro del trabajador que accede a ellas pero significa dejar en un hilo el futuro de l@s hij@s (condenad@s a un trabajo de mierda) y un retroceso para el movimiento obrero (…)La filosofía de "el/la que venga atrás, que arree". Si permitimos cosas como esa, adiós definitivamente al movimiento obrero».

Ahora esa supuesta bicoca ya no la ofrecen o la ofrecen en condiciones mucho peores que antes. ¡No caigamos en esas trampas!

Como decía un compañero en el Foro: «Los trabajadores lo que quieren no es ser prejubilados, sino mantener sus empleos. Las prejubilaciones son estrategias de los sindicatos oficiales y del Estado para llegar a la consecución de sus fines: cerrar determinado tipo de empresas, privatizar otras».

Jubilados, prejubilados, activos fijos, activos precarios, desempleados, emigrantes: TODOS SOMOS CLASE OBRERA. No nos veamos unos a otros como “privilegiados”. ¡Rompamos con las divisiones que no nacen de nuestro ser de clase sino de las maniobras de división del Capital, el Estado y los Sindicatos!

¿El cierre de los astilleros es debido a la competencia desleal de los coreanos?

Es un factor a tener en cuenta. En el capitalismo hay una concurrencia feroz entre capitales nacionales y entre los diferentes capitalistas individuales.

Ahora bien, la solución no es que los obreros nos sometamos a las leyes de la competencia capitalista sino que luchemos contra ellas. El primer paso es abolir la competencia en nuestras propias filas. Hemos de construir nuestra unidad y solidaridad rompiendo las barreras de la empresa, la región, la nacionalidad (catalana, vasca etc.) y la nación (española, coreana, USA).

Sí planteamos las cosas en términos de salvar la empresa, salvar el sector, salvar la región, salvar la nación, entonces nos sometemos a los intereses de los capitalistas y somos esclavos de ellos y, en consecuencia, somos juguetes de la competencia feroz que libran entre ellos.

¿Cómo se puede hacer viable la empresa, el sector, la región o la nación? Pues solo existe un medio bajo el capitalismo: MEDIANTE EL SACRIFICIO DE LOS TRABAJADORES. Bajarse el salario para hacer más competitiva la empresa, admitir despidos para hacer más competitiva la empresa, trabajar más horas para hacer más competitiva la empresa.

Como muy bien dice un compañero en el Foro: «¿defender la "viabilidad de la empresa", su "competitividad", su "buena gestión", protestar por la "competencia desleal" forma parte de las reivindicaciones obreras o de las patronales????».

Debemos rechazar este planteamiento que nos hace solidarios con los que nos explotan e insolidarios con los demás trabajadores. Nuestra lucha debe ser por defender nuestros intereses de clase: nuestras condiciones de vida, ningún despido, ninguna rebaja de salarios, ningún aumento de ritmos…

La competencia, esa ley de la selva del capitalismo, está hundiendo a la humanidad en guerras, crisis, despidos, desempleo, precariedad. Pero la competencia no resuelve nada sino que agrava la crisis del capitalismo y, por tanto, agrava los sufrimientos, la miseria y la sobreexplotación.

Como dice otro compañero: « La crisis de los Astilleros españoles es un producto necesario del sistema capitalista. Cuando se produce una crisis, los capitalistas siempre intentan que los que paguen los platos rotos, sufran la reconversión y soporten el peso de esa crisis seamos los trabajadores, ya sea en nuestra faceta de consumidores o de productores (precios y salarios). Y nos piden "moderación" y llaman a sus "brazos largos", sindicalistas profesionales y políticos, a que capeen el temporal y les hagan el trabajo sucio. En último extremo, mano dura, y si tiene que morir algún currito o quedarse sin un ojo, que sea por bien del país».

La solución para el proletariado y la humanidad es abolir el capitalismo y por tanto abolir sus abortos siniestros: la competencia y la guerra. En su lugar establecer la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL de los hombres libres e iguales que trabajan de manera consciente y colectiva para si mismos y para el progreso de la humanidad.

¿Se podría solucionar lo de astilleros renunciando los capitalistas a una parte de sus beneficios de tal forma que se repartieran de forma solidaria los efectos de la crisis entre capitalistas y obreros?

Esto es lo que plantea un compañero en el Foro con muy buena voluntad: « ¿Que el sector naval español no es productivo? ¿Que el Estado sufre mucho para amortiguar sus pérdidas? ¿Que hay que hacer muchos ajustes para que sea competitivo? ¡De acuerdo! Pero que a los trabajadores no nos hagan pagar el pato. Es su problema ¡que lo solucionen ellos y que sean ellos los que se aprieten el cinturón! De los "intereses comunes" entre capitalistas y currelas solo se acuerdan este hatajo de criminales cuando de socializar pérdidas se trata, nunca cuando llega el reparto de beneficios»

El problema es que ESO NO ES POSIBLE. ES UNA UTOPIA. El capitalismo está hecho para el beneficio de los capitalistas individual o colectivamente. En el capitalismo jamás será posible un reparto justo de las cargas de la crisis. En épocas de vacas gordas el capitalismo suelta algunas migajas a los obreros y en muchas ocasiones no las suelta voluntariamente sino como resultado de fuertes luchas. Cuando el capital entra en la crisis, como la época actual que dura más de 30 años, entonces sólo tiene una solución posible: atacar a muerte las condiciones de vida de los obreros y de toda la población laboriosa. NO HAY OTRA SOLUCION BAJO EL CAPITALISMO. Lo contrario sería pedirle que dejara de ser capitalismo y fuera otra cosa.

Hay que orientar las luchas obreras en la defensa intransigente de sus intereses de clase y aprender de sus derrotas y fallos para orientarse hacia la UNICA SOLUCION POSIBLE que es DESTRUIR EL CAPITALISMO Y LEVANTAR DE FORMA UNIDA Y SOLIDARIA LA COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, EL COMUNISMO.

¿Se ha vuelto el capital apátrida y se ha impuesto al Estado – nación y con ello deslocaliza y lleva las industrias adonde le da la gana dejando a obreros como los de astilleros en la calle porque aquí cuesta mucho más producir un barco que en Corea?

Tal es la cuestión que plantea un compañero cuando dice: « El Capital ha proclamado su autonomía sobre el Estado-Nación, y sus decisiones sobre la oferta y la demanda, mano de obra barata etc etc escapan sobre los gobiernos y su soberanía: no tienen competencia para favorecer a la competitividad de las empresas, para su promoción. De esta manera si en Corea del Sur se fabrican barcos más baratos, las cargas de trabajo se harán allí y no en Sestao o en Puerto Real».

La máxima unidad a la que puede llegar el capital es la NACION. La nación es la finca privada del conjunto de los capitalistas. El Estado nacional gestiona los intereses del capital en su conjunto.

Todo eso que hablan de multinacionales, trasnacionales, especuladores internacionales etc., es un cuento. Las grandes empresas dependen de su Estado nacional que es quien les asegura a menudo hasta el 50% de sus ventas y quien a través de gestiones diplomáticas etc., les aseguran sus intereses en el extranjero. El capitalismo en el siglo XX ha tendido al capitalismo de Estado que puede tener dos formas: capitalismo fuertemente estatizado (los regímenes mal llamados “comunistas” o “socialistas”) o combinación entre la burguesía privada clásica y la burocracia estatal que es lo que predomina en los llamados países “democráticos” o “neoliberales”.

El capital deslocaliza ciertas partes de sus procesos de producción buscando la reducción de costes apretado por el peso de la crisis. La deslocalización no es el producto de un capital “apátrida” que se opondría al Estado nación sino una política consciente del capital nacional y de su Estado para aligerar costes.

Los obreros y la población laboriosa no podemos caer en la trampa de elegir entre el Estado Nación y el capital “apátrida” pues entonces caeremos en manos del Capital a través del supuesto manto protector del Estado nacional democrático. La nación y el estado como emanaciones que son del capitalismo son nuestros peores enemigos.

¿Tenemos fuerza contra el capital encerrando la lucha en cortes de carretera, barricadas para enfrentarnos con la policía, cortando vías férreas etc.?

Un compañero del Foro pone en duda la eficacia de tales métodos de lucha: «Que no por mucho fuego y espectáculo la lucha es más radical. Sin principios, y dejándose manejar por los traidores de siempre, el fuego vale para calentarle los pies al capital y que pase mejor el invierno».

Pensamos que tiene toda la razón y un debate debe ser abierto sobre la validez de tales métodos de lucha.

Radical quiere decir ir a las raíces no organizar un ruido o un escándalo muy grande. Los obreros debemos buscar en la lucha la forma de establecer una relación de fuerzas que nos sea favorable contra el capital.

La fuerza de los obreros es forjar su unidad de clase. Extender la lucha, hacer que otros sectores obreros se incorporen a la lucha. En astilleros hay que ganar a los compañeros de subcontratas, los precarios, los de las empresas auxiliares y a todos los trabajadores sin distinción de sector, de raza, de origen, de ciudad, de región…. Si afirmamos la unidad y la solidaridad de clase entonces el capital tiembla pues ve como los hombres y mujeres que hacen funcionar la máquina de su explotación se rebelan, se unen, piensan, se organizan, son solidarios… En esas condiciones su dominación empieza a estar amenazada.

Pero que se quemen cuatro neumáticos en una autopista o se levanten cuatro traviesas en una vía de tren no hace ningún daño al capital. Los obreros están aislados, son cercados por la policía, están lejos totalmente del resto de la clase. No se afirma la solidaridad y la unidad sino un enfrentamiento desesperado y condenado a la derrota.

Cada uno en su casa y el Capital en la de todos (a través del Estado y sus omnipresentes medios de ¿comunicación?, sus sindicatos etc.). Eso es lo que hay que romper buscando y logrando la UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD OBRERAS.

¿Solidaridad obrera o solidaridad ciudadana?

Un compañero pide como arma de lucha algo muy importante: LA SOLIDARIDAD OBRERA.

Pero ¿cómo deforman y desvirtúan los Sindicatos la búsqueda de la solidaridad? Ellos proponen la Solidaridad Ciudadana. Eso es una estafa pues consiste en pedir apoyo a alcaldes, autoridades, empresarios, Gremios de comerciantes etc. Es decir, pedir ayuda a los que viven y medran a costa de nuestros sufrimientos, de nuestra explotación… HACER QUE LA VICTIMA PIDA AYUDA AL VERDUGO. (O, al menos, a los cómplices de los verdugos).

Con la historia de la “solidaridad ciudadana” los obreros son disueltos en una masa interclasista, dejan de ser obreros para convertirse en “ciudadanos”… ¡futuros parados!

Solidaridad obrera quiere decir otra cosa: es buscar el apoyo de los desempleados, de los obreros de otros centros de trabajo, de la población trabajadora. Es ir en delegaciones o en manifestaciones a recorrer polígonos industriales, barriadas obreras, centros de trabajo, institutos de enseñanza etc., gritando como se decía en las grandes huelgas de 1976: SOMOS OBREROS ¡UNETE!

Solidaridad obrera es hacer valer nuestra fuerza de clase unida, colectiva, productora asociada de la mayoría de las riquezas sociales. Pero solidaridad obrera es igualmente afirmar un principio de solidaridad humana y social, base de una futura sociedad frente a esta sociedad basada en la competencia, él todos contra todos y la insolidaridad más brutal (escondida con las hipocresías de la “solidaridad ciudadana” o la “solidaridad humanitaria”).

Como decía un compañero en un Foro  «Con los obreros de Astilleros ¡Solidaridad de clase! ¿Que es eso de "solidaridad ciudadana"? Manifestarse con los politicastros, los obispos,... como en Ferrol?».

Corriente Comunista Internacional. 12-10-04

Situación nacional: 

¿Kerry o Bush?: A la postre siempre es la burguesía quién gana las elecciones

Los tres debates televisados entre los dos candidatos George Bush Jr. y John Kerry, fueron luego íntegramente retransmitidos y transcritos por todas partes, también en Europa. Grandiosos conciertos de rock fueron organizados en todos los rincones del país para canalizar la multitud de jóvenes favorables al candidato Kerry. El gran circo que se monta cada cuatro años para las elecciones estadounidenses alcanzaba esta vez el paroxismo.

Bush o Kerry: Los mismos objetivos imperialistas, los mismos proyectos militaristas

La indeterminación de los sondeos y las alertas ante “posibles irregularidades” permiten mantener el “suspense”, como la incertidumbre que rodeo las anteriores elecciones entre Bush y Gore cuando aún tres semanas después de las votaciones no se sabía quien iba a gobernar, teniéndose incluso que recontar uno a uno los votos en algunos estados. Rara vez se había visto un duelo electoral en los Estados Unidos tan áspero. Da la impresión que el elector pudiese, de verdad, elegir entre un “candidato de derechas” y un “candidato de izquierdas”. Sin embargo, las diferencias entre Bush y Kerry son mínimas y residen sobre todo en el “estilo”. Los desacuerdos más significativos se  refieren a temas como el aborto, la homosexualidad, el medio ambiente o la bioética, es decir cuestiones a las que se les puede poner sin mayor problema la etiqueta “conservador” o el logotipo “progresista” sin mayor problema. En lo esencial, sin embargo, comparten los  mismos objetivos y anuncian que proseguirán con la misma política belicista con el objetivo de defender, cueste lo que cueste, la nación americana. Es más, encontramos en Kerry los mismos tonos histéricos ultra patriotas que en su competidor Bush: “La bandera americana –dice-es para nosotros el símbolo que mejor representa lo que somos, aquello en lo que nosotros creemos. Representa nuestra fuerza, nuestra diversidad, nuestro amor al país. Todo lo que América hace es grande y bueno. Esta bandera no pertenece a un presidente, a una ideología, a un partido. Pertenece al pueblo americano.” (Discurso de Kerry citado en Internationalism nº 131, set-oct 2004).

Uno y otro intentan mantener con la misma determinación e idéntica obstinación la  amenazada hegemonía del imperialismo americano sobre el mundo, frente a las grandes potencias rivales. La crítica de Kerry a la intervención guerrera de Bush en Irak se refiere únicamente a tres puntos: En primer lugar le recrimina el haber recurrido a una propaganda falsaria (la“fórmula de choque” del candidato demócrata era acusar a Bush de “una campaña de  trapacerías masivas”) sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak. En segundo lugar le censura haber intervenido en la guerra de Irak sin implicar previamente a todas las potencias europeas (hay que señalar que esta crítica no es exclusiva del “campo de los demócratas” sino que salió hace meses de una parte de mismísimo “clan republicano”). Reprocha, por último, a Bush que careciera de un plan sólido para lograr el control y la ocupación efectiva de Irak. En resumen, lo que distingue a Kerry de Bush es el “cómo” realizar la guerra y no el fondo de la cuestión.  Conviene recordar que Kerry, como senador, no solamente votó sin reserva alguna los créditos de guerra y apoyó totalmente la invasión de Irak, sino que no tiene otra política que proponer que la de continuar e intensificar el esfuerzo de guerra en Irak; o sea que no sólo defiende los mismos objetivos que Bush sino que no le queda otra elección que la de proseguir la estrategia de ocupación en Irak e intensificar la huida adelante de los Estados Unidos en sus aventuras guerreras para defender los intereses imperialistas de la burguesía norteamericana. Ya en el propio discurso de investidura en la Convención Demócrata, el candidato Kerry lanzaba a otros Estados y a la ONU un desafío calcado al de Bush: “No dudaré en emplear la fuerza si es necesario. Frente a todo ataque el nivel de respuesta será el más adecuado. No concederé jamás a ninguna nación u organismo internacional derecho de veto sobre cuestiones que afectan a nuestra seguridad nacional”. En relación con la matraca y la cruzada antiterrorista de Bush no duda en superarla en demagogia añadiendo de su cosecha que está decidido a “acabar hasta con el último de los terroristas”. Si ambos hacen las mismas declaraciones es porque están metidos en el mismo barco, en la misma política belicista. Hasta tal punto es así que es Kerry quien declara querer construir y formar un ejército americano más fuerte y quien preconiza aumentar sus efectivos en 40.000 hombres, doblando la cifra de fuerzas especiales, para conducir las operaciones antiterroristas; dotar al país de nuevas armas y favorecer el desarrollo de la más moderna tecnología militar. ¡No está mal para un candidato apoyado por los movimientos “antibelicistas”! En lo referente a intensificar la  militarización de la sociedad estadounidense ambos defienden proyectos encaminados a reforzar el arsenal represivo: Bush mediante la Patriot Act; Kerry mediante su proyectada aplicación inmediata de las recomendaciones de la “Comisión del 11 de Setiembre” que propugnan mejorar los servicios de información y, con objeto de  “reforzar la seguridad de las fronteras” dar prioridad a los medios dedicados al espionaje y a la vigilancia de las personas, en nombre de la defensa de la seguridad de los ciudadanos.

 Dos candidatos pero un mismo programa anti-obrero

En cuanto a “lo social”, aunque a Kerry le gusta remarcar que Bush es el primer presidente en setenta y dos años que carga en su mandato con la pérdida de 1,6 millones de empleos, y que en un segundo mandato de su rival las pensiones podrían verse recortadas en un 45%; lo bien cierto es que no tiene ninguna perspectiva de mejora que proponer. Cuando declara que Bush es el presidente responsable de los déficits económicos más voluminosos de la historia americana, y que él, en cambio, se propone reducir inmediatamente el tremebundo endeudamiento del país, lo que intenta es enmascarar que eso sólo puede hacerse recortando, más aún, los presupuestos sociales, tal y como hacen todos gobiernos del planeta. Kerry ataca la política fiscal de Bush, porque “favorece a los más ricos”, pero las modificaciones fiscales que él preconiza ni redundarán jamás en beneficio de los más pobres ni mejorarán en absoluto la suerte de la clase obrera. Es verdad que se ha producido un brutal hundimiento en la miseria de cada vez mayor número de norteamericanos: sólo en 2003 cerca 1’5 millones de americanos han caído por debajo del umbral de la pobreza, lo que eleva el número total de pobres “oficiales” a 36,3 millones de personas viviendo (el 12 % de la población), entre ellos 12,9 millones de niños o adolescentes menores de 18 años (un 18% de la población infantil); y hay 45 millones de personas que carecen de cualquier clase de cobertura social. Hay algo que Kerry oculta celosamente, y es que estas cifras no han dejado de aumentar desde los tiempos de Reagan, tanto con predidentes “republicanos” como con “demócratas”, y que fue el demócrata Clinton quien redujo salvajemente la cobertura social de los programas “Medicare” y “Medicaid” (para los ancianos, y para los pobres respectivamente).

La fiereza de esta campaña electoral sirve para enmascarar que ningún candidato puede ofrecer a la población algo positivo para el porvenir. No hay ninguna mejora posible de la situación ni en lo que se refiere a la crisis económica ni en lo que concierne al campo de los conflictos imperialistas. Ninguno de los dos contendientes tiene otro “recurso” que inspirar en los potenciales electores el temor a que el otro candidato sea el elegido.

Poco importa quien venza en las elecciones. Los obreros no tienen absolutamente nada que ganar dejándose atrapar en el voto; puesto que, sea quien sea el elegido, éste no renunciará nunca a empujar a los hijos de los proletarios a dejarse agujerear la piel en los campos de batalla repartidos por todo el mundo, para defender la política imperialista de la burguesía nacional. Ni uno ni otro pueden sino agravar y hacer más feroces las condiciones de explotación, ellos no pueden más que hacer pagar a la clase obrera la agravación de la crisis económica mundial. Y esos ataques seguirán socavando el nivel de vida y hundiendo en la miseria a una parte creciente de la clase obrera americana.

 

Wim 20/10/2004

Geografía: 

Acción Proletaria 2005

   

Acción Proletaria nº 180, 15 Enero - 15 Marzo

Maremoto en el Sudeste Asiático, ¡La verdadera Catástrofe social es el capitalismo!

El año 2004 ha acabado con una inmensa tragedia humana en Asia del Sur. Un terremoto de violencia excepcional ha provocado un maremoto en el Océano Indico que ha devastado, al menos, una decena de países ribereños. En pocas horas, los tsunamis han provocado más de 160.000 muertos, decenas de miles de desaparecidos, centenas de miles de heridos y cinco millones de desplazados. Este terrible balance es desgraciadamente provisional ya que en numerosos países, en particular Indonesia, Tailandia y Sri Lanka, muchas zonas no son accesibles al estar totalmente destruidas las redes de transporte.

En estas regiones costeras, ciudades enteras han sido arrasadas, centenares de barcos de pesca se han hundido y, las aguas y el fango han arrasado casi todo, dejando a más de cinco millones de personas sin hogar, comida o agua potable, lo que va a provocar un número aún mucho mayor de víctimas. De hecho las organizaciones humanitarias ya han hablado de las nuevas miles de víctimas que va a provocar el estallido de las epidemias mortales. Una vez más son las capas más pobres de la población, y entre ellas el proletariado que trabaja en la industria del turismo, las principales víctimas de esta tragedia.

El capitalismo es el único responsable de la catástrofe humana

Como sucede ante cada catástrofe de este tipo, se invoca ante todo la impotencia de los hombres ante los “designios de la madre naturaleza”, la mala suerte o la fatalidad, e incluso la pobreza de los países siniestrados que no podrían adquirir los medios técnicos para prevenir tales cataclismos. ¡ Engaños y mentiras!.

¿ Porqué y como un fenómeno natural y bien conocido como son los maremotos ha podido en tan pocas horas transformarse en una catástrofe social de tal envergadura?.

Evidentemente no se puede acusar al capitalismo de ser el responsable del terremoto que ha provocado el terrible maremoto. Sin embargo, si que se puede y debe responsabilizarse a los gobiernos de estos países y a sus homólogos occidentales de la total negligencia e irresponsabilidad que han conducido a esta inmensa catástrofe humana. Todos sabían que esta región del globo esta especialmente expuesta a los movimientos sísmicos.

... Los expertos locales, sin embargo, sabían que podría ocurrir un drama. A mediados de Diciembre, en el contexto de una reunión de físicos en Yakarta, sismólogos indonesios plantearon tal eventualidad a un experto francés porque eran perfectamente conscientes del peligro de maremotos ya que se estaban produciendo permanentemente terremotos en la región...” (Liberación, 31/12/04). 

No sólo los expertos estaban al corriente, además, el ex director del centro Internacional de Información sobre Maremotos en Hawai, George Pararas-Carayannis, dijo claramente que un gran terremoto se había producido 2 días antes de la catástrofe del 26 de Diciembre. “...El Océano Indico dispone de infraestructuras de base para las mediciones sísmicas y las comunicaciones. Nadie debería sorprenderse, ya que hubo un terremoto de magnitud 8,1 el día 24 de Diciembre. Esto debería haber alertado a las autoridades. Pero ante todo ha faltado, de entrada la falta de voluntad política en los países concernidos y una coordinación internacional a escala de la que está construida en el Pacífico....” (Liberación, 28/12/04).

¡ Nadie debía sorprenderse y sin embargo lo más terrible ha ocurrido. Pero la negligencia de las clases dominantes no se detiene aquí!.

Así, cuando el centro americano de meteorología de Hawai anunció rápidamente a 26 países, quince minutos después del seismo, la posibilidad de maremotos cerca del epicentro, la agencia de meteorología de Japón no envío la información a sus vecinos, porque el boletín americano era bastante tranquilizador ante posibles efectos en Japón.

En India, el Cuartel General de la Armada recibió la información, pero esta quedó paralizada en una maraña  muy jerárquica y burocrática. El fax de alerta se perdió por el camino ya que el departamento de meteorología no recibió el fax del Ministerio de la Ciencia: ¡con las nuevas elecciones de Mayo de 2004 se había cambiado de responsables y nadie quería hacerse cargo de la “mala noticia”!. “...El mismo escenario se produce en Tailandia en donde el departamento de meteorología no se decidió a lanzar la alerta nacional por miedo a provocar un inútil miedo generalizado. Sabían, por tanto, que un terremoto de gran amplitud se había producido a las 8h10m a.m., mucho antes de que el maremoto golpeara con furia las costas de Phuket...” (Liberación, 31/12/04).

La simple prudencia (sin contar con el principio de precaución) recomendaba alertar a las poblaciones. Incluso sin disponer de los medios técnicos de Estados Unidos o Japón, había suficiente información disponible sobre la catástrofe en curso para actuar y intentar evitar esta salvaje masacre.

¡ No estamos pues ante una negligencia, sino ante una política criminal que revela el profundo desprecio de las clases dominantes por la población y el proletariado que son las principales víctimas de la política burguesa que desarrollan todos los gobiernos locales!. De hecho hoy ya se reconoce de forma oficial, aunque a regañadientes, que no se lanzó la alerta oficial para no.....inquietar al sector turístico. Con otras palabras, para defender unos sórdidos intereses económicos y financieros han sido sacrificados decenas de miles de personas.

Esta irresponsabilidad de los Gobiernos es una nueva ilustración del modo de vida de esta clase de bandidos que gestiona la vida y la actividad productiva de la sociedad. Los Estados burgueses están dispuestos a sacrificar las vidas humanas que haga falta, si ello es necesario para preservar la explotación y los beneficios capitalistas.

Siempre son los intereses capitalistas los que dictan la política de la clase dominante y, en el capitalismo, la prevención no es una actividad rentable como reconocen hoy día todos los medios de comunicación: “....Los países de la región han hecho hasta ahora oídos sordos sobre la necesidad de poner en pie un sistema de alerta por los altos costes financieros que ello supondría. Según los expertos, un dispositivo de alerta costaría decenas de millones de dólares, pero permitiría salvar decenas de miles de vidas humanas...” (Les Echos, 30/12/2004).

Cuando vemos en los largos reportajes televisados, estas decenas de miles de muertos, las familias diezmadas, los niños huérfanos, no podemos evitar sentirnos indignados al escuchar las declaraciones de los responsables de estas masacres anunciar, con un cinismo sin limites, que desde ahora quieren hacer todo lo posible para dotar al continente asiático de un sistema de detección de terremotos y maremotos como los que tienen los Estados Unidos y Japón.

El drama humano que acaba de vivirse en Asia del Sur es una nueva manifestación de la barbarie horrorosa de un sistema que conduce a la humanidad a su perdida. Sin duda es este sistema decadente el verdadero responsable de las catástrofes que se producen a repetición a lo largo y ancho del planeta. El año pasado un terremoto en Irán provocó decenas de miles de muertos, y poco antes lo mismo había ocurrido en Turquía, Armenia, ....Se obliga a vivir a las poblaciones en zonas sísmicas en construcciones precarias, mientras que existen de sobras y desde hace mucho tiempo medios técnicos para evitar que estos fenómenos naturales provoquen catástrofes sociales.

Si el maremoto del Océano Indico ha provocado también innumerables víctimas entre los turistas ha sido por que el capitalismo ha desarrollado complejos turísticos de forma totalmente anárquica, en particular, destruyendo las barreras naturales que constituían una protección capaz de atenuar la fuerza de las olas y los proyectiles de objetos que estas pudieran lanzar.

Esta misma realidad aberrante la encontramos en los países industrializados cuando observamos como se construyen edificaciones en zonas potencialmente inundables y por tanto potencialmente peligros para la población.

Más que nunca, el capitalismo porque esta basado en la búsqueda desenfrenada del beneficio y la rentabilidad y no por la satisfacción de las necesidades humanas, no puede engendrar más que nuevas y más mortíferas catástrofes. Mientas que en época de desarrollo del capitalismo hubo el florecimiento de un formidable potencial tecnológico e industrial que tendía ha poder proporcionar un cierto control de la naturaleza, en la fase de decadencia del sistema en la que vivimos, este no es capaz de hacer avanzar a la humanidad, de hacerla progresar. Al contrario, es la naturaleza la que parece volver a “reclamar sus derechos” mientas que el desarrollo de la tecnología permitiría vivir a la humanidad en armonía con la naturaleza.

El capitalismo es actualmente un sistema social en descomposición. Se ha convertido en un obstáculo y en una amenaza para la supervivencia de la especie humana. A las explicaciones parciales, pero sobre todo falsas y malintencionadas y cínicas de la clase dominante, los revolucionarios queremos contraponer un análisis marxista de estos acontecimientos.

“....A medida que el capitalismo se desarrolla más se descomponen sus bases, prostituye cada vez más esta técnica que podría ser liberadora pero que esta sujeta y regida por las necesidades de la explotación, de dominación y de pillaje imperialista, hasta el punto de llegar a transmitir toda su podredumbre y volverla contra la especie humana (...) En todas las esferas de la vida social y cotidiana en las fases ‘pacificas’ que nos quiere consentir entre dos masacres imperialistas o dos operaciones de represión, el capital aguijoneado sin tregua por la búsqueda incesante de una mayor tasa de beneficio, paraliza, envenena, asfixia y mutila, a los individuos por medio de una técnica prostituida (...) El capitalismo no es inocente de las catástrofes llamadas ‘naturales’. Sin ignoran que existen fuerzas en la naturaleza que escapan a la acción e influencia humanas, el marxismo ha demostrado que las catástrofes han sido provocadas y agravadas por causas sociales (...) No sólo la civilización burguesa puede provocar directamente estas catástrofes por su deseo insaciable de beneficio y por la influencia dominante de este sobre la maquinaria administrativa (...) , lo más grave es que se demuestra incapaz de organizar una protección eficaz en la medida en que la prevención no es una actividad rentable....” (Amadeo Bordiga, Especie humana y corteza terrestre).

La hipocresía y el cinismo de la burguesía mundial

Ante la gravedad de la catástrofe han hecho falta varios días para que la burguesía internacional se movilizara y enviara ayuda a los países necesitados por la tragedia. A menudo sucede que estos medios no pueden utilizarse rápidamente: así, un hospital de campaña enviado por Francia a Indonesia está dos semanas sin utilizarse ya que no hay helicópteros de transporte capaces de llevarlo a su destino con el material médico.

Cuando se trata de defender sus intereses imperialistas, en las guerras supuestamente  “humanitarias” todos los Estados hacen gala de una  rapidez extrema para enviar sus tropas, materiales e ingenios de hacer muerte cada vez más sofisticados, artilugios que matan a la población civil y siembran la muerte a lo largo y ancho del planeta. Es más, todos los bandidos capitalistas han demostrado no tener el menor prejuicio en invertir sumas fabulosas de dinero en la producción de armamento capaz de destruir países enteros.

Sin embargo, la ayuda financiera aportada en un primer momento por los gobiernos de todos los países, y sobre todo por los desarrollados, ha sido tan ridícula que el secretario adjunto de la ONU, Jan England ha tratado de tacaña a la “comunidad internacional”.

Ante la amplitud del desastre, los diferentes Estados capitalistas se han comportado como verdaderos buitres carroñeros, haciendo pujas para ver cual de ellos aparecía como el más “generoso” frente a todos sus rivales.

Así, los Estados Unidos han propuesto 350 millones de dólares en lugar de los 35 inicialmente anunciados (mientras que gastan hoy día 1 millones de dólares por semana en la guerra en Irak un, la misma cantidad al mes en la guerra de Afganistán!!!), Japón aporta 500 millones y la Unión Europea 436 millones. Francia creyó en un momento dado, con sus 50 millones, haberse colocado a la cabeza de los países donantes (mientras que sus intervenciones militares le cuestan 1000 millones de dólares por año ); después vino la carrera por el récord entre Australia, Inglaterra, Alemania, etc...

Cada vez, como en si de una subasta se tratara, tal o tal Estado propone ofrecer una suma mayor de dinero que sus rivales.

Esta sobrepuja verbal es absolutamente vergonzosa y no es más que una mascarada ya que las promesas de ahora son seguidas, demasiado a menudo, por ningún efecto real. Así, queremos recordar que esta “comunidad internacional” de bandidos capitalistas prometió 115 millones de dólares de ayuda tras el terremoto que asoló Irán en Diciembre de 2003 y Teherán ha recibido a día de hoy tan solo 17 millones de dólares. Lo mismo ha ocurrido en Liberia: 1000 millones prometidos y 70 realmente entregados.

Los ejemplos pueden ser muchos más sin contar con los conflictos que están asolando países y regiones enteras, como es el caso de Darfour o el Congo, con dramas humanos verdaderamente terribles, pero sin ni siquiera “derecho a promesas de ayuda humanitaria”.

En cuanto a otra de las promesas, la moratoria de la deuda externa de los países afectados, no es más que un globo que se deshinchará rápidamente porque se trata simplemente de retrasar las fechas del pago de los intereses de la deuda y no la condonación de las mismas. Por otra parte, los cinco países más endeudados de entre los afectados por el maremoto deberán devolver más de 32000 millones de dólares solo el año próximo, es decir, 6 veces más de lo que podrán recibir en concepto de “ayuda humanitaria” (en realidad recibirán menos como hemos visto en los ejemplos citados más arriba). Evidentemente estos países so gozan , por el momento, del “privilegio” de estar ocupados por las tropas de los Estados Unidos, de ser así, se les hubiera anulado pura y simplemente la deuda.

La burguesía miente sobre su “ayuda humanitaria” para esconder los verdaderos objetivos de esta sobrepuja de “buena voluntad y ayuda” entre los bandidos capitalistas. La “ayuda humanitaria” de los Gobiernos no es en realidad más que un pretexto para esconder sus apetitos imperialistas.Tras la cortina de humo ideológica de la propaganda humanitaria, es significativo ver como cada Estado se ha lanzado también a una alocada carrera para ver que diplomáticos llegaban antes que los otros, en competencia descarada, cuando en realidad ante un desastre así necesita de la coordinación internacional de las ayudas. En realidad, cada potencia imperialista, cada burguesía nacional, defienden sus propios intereses en una región que representa un enclave estratégico y militar muy importante.

Las profundas divergencias de intereses entre los diferentes Estados imperialistas manifestadas a propósito de Afganistán o Irak, se han vuelto a manifestar. Así, Francia envía a su Ministro de Asuntos Exteriores con un avión lleno de medicamentos y anunciando que Chirac, con el apoyo de Alemania, propone crear una “fuerza humanitaria de reacción rápida”, fuerza que sería controlada por los estados europeos, pero al “servicio” de la ONU.La réplica americana no se ha hecho esperar: no solamente los Estados Unidos han enviado barcos, aviones y tropas militares al Océano Indico, han anunciado al mismo tiempo su propuesta de creación de una “coalición internacional humanitaria” ( con Australia, Japón y India) para “coordinar las ayudas”.

Como en la guerra de Irak, la política americana consiste en mostrar a las otras potencias rivales que los Estados Unidos son el patrón y que, también en estas circunstancias, van a defender su liderazgo. El secretario de Estado, Colin Powell, y el hermano del presidente Bush han sido enviados al lugar de la tragedia para exaltar  la eficacia de “los valores americanos en acción”. Colin Powell que fue el comandante en jefe de las tropas americanas en la primera guerra del Golfo y que, no dudó en masacrar a los soldados iraquíes heridos en al primera línea de fuego, ha tenido al cara dura de dejar caer unas lagrimas de cocodrilo cuando sobrevolaba en helicóptero la región de Banda Aceh, declarando lo siguiente: “ he estado en la guerra, he sufrido huracanes y tornados en otras operaciones de ayuda. Pero jamás había visto nada así...” (Liberación, 06/01/2005).

Todas estas divergencias entre las grandes potencias imperialistas, pugnas en las que cada Estado intenta sacar la máxima ventaja en su favor, dice mucho sobre la realidad de la preocupación “humanitaria” de estos buitres capitalistas. Como subrayaba un responsable americano: “...es una tragedia, pero también una oportunidad que debemos intentar aprovechar. Una ayuda rápida y generosa de los Estados Unidos podría ayudar a mejorar las relaciones con los países asiáticos...”.

Teniendo en cuenta la importancia estratégica de Indonesia en el océano Indico, es evidente que los Estados Unidos intentarán aprovechar la catástrofe para poder implantarse militarmente (  los militares indonesios rechazaron a Washintong ya que USA les reprochaba la injerencia y los excesos cometidos por el Ejercito indonesio en Timor oriental). Por otra parte, su “ayuda humanitaria” en Sri Lanka ha tomado la forma de un “desembarco” de carros anfibios evidentemente “pacíficos” ( y no armados, según un oficial) que tendrían por misión “no destruir” sino “ayudar a la población”.

Por su parte, los Estados europeos, también han intentado estar militar y diplomáticamente presentes en la región. China, intenta hacer valer sus ambiciones de gendarme del continente asiático y se enfrenta abiertamente a las ambiciones de Japón. Y si el Estado indio ha rechazado cualquier tipo de ayuda extranjera, dejando morir como ratas a muchas personas, es porque pretende consolidarse como potencia regional a tomar en cuenta .

He aquí lo que se esconde tras la cacofonía de discursos “humanitarios” de la burguesía mundial: la defensa de sórdidos intereses imperialistas ¡ La indecencia y la hipocresía sin limite de la clase burguesa que dirige el mundo es verdaderamente nauseabunda!.

Una vez más, debemos destacar que es el capitalismo y su supervivencia una verdadera catástrofe para la humanidad, con su ley del valor y su clase dominante, capaz de contabilizar muertos al tiempo que prepara nuevos episodios de barbarie. Al mismo tiempo que las olas gigantes devoraban a miles de personas, se exacerba el caos en Afganistán, crecen sin limite el número de atentados en Irak o Palestina, y se extiende el hambre en Darfour y las masacres en el Congo.

Esta espiral sangrante nos indica que el capitalismo solo puede ofrecer a la humanidad  como perspectiva su destrucción a través de catástrofes cada vez más mortíferas, de guerra cada vez más barbaras, de miseria, hambre y epidemias. Una destrucción del planeta pedazo a pedazo es lo único cierto que nos ofrece esta sistema podrido.

¿Que solidaridad con las víctimas de la catástrofe?

Ante una tragedia humana de tales dimensiones, los revolucionarios y el conjunto del proletariado mundial deben manifestar, alto y fuerte, su solidaridad de clase con las víctimas.

No pueden más que saludar el impulso de solidaridad humana que a nivel planetario se ha manifestado inmediatamente. Sin esperar ayuda, los supervivientes se han ayudado mutuamente, tanto las poblaciones asiáticas hacia los turistas, como los turistas hacia la población local. Espontáneamente, millones de personas y sobre todos los proletarios de todos los países, han propuesto enviar alimentos, ropa y donaciones financieras.

Pero esta solidaridad natural, que esta en la base misma de la existencia social y de la preservación de la especie humana, ha sido inmediatamente recuperada por la clase dominante y sus ONGs.

El rodillo compresor de la información mediática y las espeluznantes escenas mil veces repetidas, tiene como función evitar la reflexión sobre las causas de esta catástrofe social.

Ya que somos “impotentes” ante tales acontecimientos, la única cosa que podemos hacer, nos dice la burguesía a través de sus medios de propaganda y sus “especialistas en ayuda humanitaria”, es efectuar donaciones a tal o cual ONG y asegurarnos de que el dinero llega efectivamente a las poblaciones siniestradas.

Estas organizaciones “no gubernamentales” han dado pruebas una vez más de estar siempre al servicio de sus Gobiernos respectivos. Es suficiente con observar el lío que tienen montado en el lugar mismo del drama: cada televisión nacional hace la promoción de tal o cual ONG, en función de su país de origen, ya que estas están encargadas de defender los intereses contrapuestos de tal o cual Gobierno, en detrimento o contra otras ONGs. Así, la solidaridad en boca de la burguesía, se convierte en detestable chovinismo.

La indignación de la clase obrera ante este drama, su solidaridad espontanea con las víctimas ha sido manipulada y desviada por la clase dominante hacia una innoble campaña de intoxicación “humanitaria”. Gracias a sus ONGs, la burguesía la burguesía transforma esta voluntad real de solidaridad y generosidad en una miserable campaña de caridad. A través de las peticiones de ayuda financiera para apoyar a los países siniestrados, los Estados burgueses han organizado un verdadera operación de secuestro, destilando en el seno de la población mundial, y en especial entre la clase obrera, el sentimiento de darse “una buena conciencia” aportando una pequeña contribución a la “ayuda humanitaria” de los gobiernos.

Esta campaña alimentada permanentemente por las emisiones diarias de televisión, es una verdadera matraca ideológica que intenta confundir las conciencias, e impedir reflexionar a los proletarios sobre las causas reales de la catástrofe. Y, intentado impedir que los proletarios comprendan que el capitalismo es el único responsable, intentan desnaturalizar su solidaridad de clase y desviarla a un callejón sin salida.

La solidaridad de la clase obrera no puede limitarse como nos quieren hacer creer las ONGs, a una simple acción caritativa. Por una parte, las donaciones financieras no son más que una gota de agua en el océano vista la amplitud del desastre. Y, por otra parte, las sumas recolectadas no pueden en modo alguno compensar las perdidas y la desesperación de todos estos hombres, mujeres y niños que han perdido a sus seres queridos, que jamás podrán ser recuperados, puesto que han sido enterrados a toda prisa en fosas comunes, sin derecho a una sepultura.

El dinero no puede reparar lo irreparable: ¡no ha sido nunca un remedio contra el sufrimiento moral!.

En fin, estos gestos de solidaridad financiera no pueden resolver el problema en su raíz: no pueden impedir en modo alguno la repetición de nuevas catástrofes en otras regiones del mundo.

Por eso la solidaridad de clase del proletariado no puede ser la de los curas, del “Apoyo católico”, ni de las ONGs.

La solidaridad de los proletarios no tiene como objetivo obtener “buena conciencia” o salvar su alma cediendo al sentimiento de culpabilidad que nos quiere inculcar la clase dominante.

La solidaridad de la clase obrera solo puede desarrollarse a partir de la denuncia del único culpable de esta cataclismo: ¡la clase burguesa que dirige el sistema capitalista! .

Los proletarios del mundo entero deben comprender que, desarrollando su combate contra la burguesía, acabando con este sistema criminal, son los únicos que pueden rendir un verdadero homenaje a los muertos de esta y tantas masacres, a todas las vidas humanas sacrificadas sobre el altar capitalista, en el nombre de la ley del beneficio y la rentabilidad. Deben desarrollar sus luchas y su propia solidaridad contra todos los Estados, contra todos los Gobiernos que no solo explotan y atacan todas nuestras condiciones de vida, además tienen la cara dura de pedirnos que “nos rasquemos el bolsillo” para poder pagar los desastres provocados por el capitalismo.

Solo con la lucha cotidiana contra este sistema, hasta su destrucción, la clase obrera podrá manifestar su verdadera solidaridad hacia los proletarios y las poblaciones masacradas por este maremoto.

Si bien es cierto que esta solidaridad no tiene efectos inmediatos, no es un brindis al sol, contrariamente a lo que preconizan la burguesía y sus ONGs.

En pocos meses, para la clase burguesas y sus organizaciones caritativas, esta catástrofe será “archivada” en la papelera de la historia.

Para los obreros del mundo entero, esta tragedia no debe ser jamás una asunto “a olvidar”. Debe quedar muy presente en la memoria y ser un aguijón para reforzar la determinación en el desarrollo de las luchas y en la unidad de clase contra la barbarie capitalista.

La clase obrera es la única fuerza en la sociedad actual que puede efectuar un verdadero apoyo a todas las víctimas de la clase burguesa acabando con el capitalismo y construyendo una nueva sociedad, basada no en el beneficio sino en la satisfacción de las necesidades humanas. Es la única clase que puede, por su perspectiva revolucionaria, ofrecer una perspectiva a la especie humana.

Por eso la solidaridad del proletariado debe ir mucho más allá de la simple solidaridad emocional. No debe estar basada en sentimientos de impotencia o culpabilidad, sino sobre y ante todo, de su conciencia de clase.

Solo el desarrollo de su propia solidaridad de clase, una solidaridad basada en la conciencia de la quiebra del capitalismo, podrá poner las bases de una sociedad en la que los crímenes que la burguesía nos presenta como catástrofes “naturales” no podrán ser nunca más cometidas, en donde esta barbarie pueda ser definitivamente superada y abolida.

“...El capitalismo agonizante quiere acostumbrarnos al horro, a considerar como algo ‘normal’ la barbarie de la que él es responsable. Los proletarios deben reaccionar expresando su indignación ante ese cinismo, expresando su solidaridad con las víctimas de esos conflictos sin fin, de esas matanzas perpetradas por todas las bandas capitalistas ( a las que se suman las víctimas de las “catástrofes naturales”). El asco y el rechazo hacia lo que hace vivir a la sociedad el capitalismo en su descomposición, la solidaridad entre miembros de una clase con intereses comunes, son factores esenciales de la toma de conciencia de que es posible otra perspectiva y que la clase obrera unida posee la fuerza para imponerla...” (Revista Internacional 119, artículo Editorial, pag. 3).

Los obreros del mundo entero deben testimoniar su solidaridad con las víctimas haciendo vivir sus luchas contra la explotación, la miseria y la barbarie capitalista, sintiendo y defendiendo estas consignas:

 

¡ Abajo todos los Gobiernos!, ¡Abajo el capitalismo!.

¡ Proletarios de todos los países, Unios!.

 

CCI. Enero 2005.

 

 

 

Cuestiones teóricas: 

El plan Ibarretxe aviva la sobrepuja entre fracciones del aparato político de la burguesía

En numerosos artículos[1] hemos expuesto el análisis marxista de lo que se ha venido a llamar el “conflicto vasco”, que resumidamente podemos definir como un problema histórico de soldadura que el capital nacional español fue incapaz de solucionar en el período ascendente del capitalismo, que se ha arrastrado a lo largo de la etapa de decadencia de este sistema social, y que se ve hoy agravado en la fase final de este período decadente: su etapa terminal de descomposición social. En efecto: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político (...). El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huída ciega en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos estos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la ‘disciplina’ y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única ‘respuesta’ histórica que la burguesía es capaz de ofrecer. La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual puede movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es aún capaz una amenaza para su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a la indisciplina cada vez mayor, y al sálvese quien pueda” (“La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo”. Revista Internacional de la C.C.I nº 62, 3º Trimestre de 1990).

Esa tendencia a la indisciplina y al “cada uno a la suya” no afecta únicamente a las fracciones más periféricas del capitalismo mundial, sino que impacta cada vez a las burguesías de los países centrales, y no sólo a las relaciones entre ellas, convirtiendo las “relaciones internacionales” en un auténtico caos imperialista (ver por ejemplo el artículo que dedicamos en este mismo número de AP a la situación en Irak), sino también en las relaciones en el interior de estos Estados “democráticos” avanzados.  Como pusimos de manifiesto en la Resolución sobre la Situación en España de la Conferencia de la sección de la C.C.I. en España – ver Editorial de AP nº 179-), esa tendencia, sobre todo en el caso de capitales nacionales que arrastran problemas históricos de soldadura nacional, como es el caso del capital español, se plasma en una creciente sobrepuja entre las fracciones nacionalistas y la burguesía central.

La historia del llamado “conflicto vasco” en los últimos años, marcados por la descomposición capitalista, es la de una creciente espiral de desafíos cada vez más descarados, que tienden a callejones sin salida más y más insalvables por el capital español. Si en 1997, aprovechando la sensibilización social sobre la muerte anunciada del concejal Miguel Angel Blanco secuestrado por ETA, la burguesía españolista desarrolló una brutal ofensiva ideológica basada en “movilizaciones populares contra el terrorismo” con objeto de aislar al nacionalismo vasco; dos años después el PNV y sus acólitos devolvieron el golpe con la presunta “tregua” de ETA y el famoso Pacto de Lizarra que aglutinó al llamado “nacionalismo democrático” con los “violentos” abertzales. A continuación, conscientes del fracaso de su tentativa, los sectores españolistas volvieron a la carga a través del Pacto Antiterrorista de PP-PSOE, presentándose casi en coalición en las elecciones autonómicas del País Vasco en 2001, resentan en una quasi-coalición electoral en 2001, para tratar de desalojar al PNV de sus posiciones de poder en el Gobierno Vasco, tentativa esta que fracasó (el PNV consiguió mantener el Gobierno Vasco gracias al apoyo de EA y de ¡Izquierda Unida!) envalentonando aún más a los nacionalistas vascos que en 2002 lanzaron un nuevo órdago: el Plan Ibarretxe[2]. A este desafío respondió el Gobierno Aznar con una ofensiva contra el nacionalismo vasco (ilegalización de Batasuna, ley de “partidos políticos”,...), con la aquiescencia general del PSOE, aunque se dibujaran diferencias entre los dos principales partidos de la burguesía españolista, sobre la estrategia a seguir: “el PP, a través de una reedición casi calcada del ‘España: Una, Grande y Libre’, pone a todas las fracciones nacionalistas en el mismo saco, oponiendo  un nacionalismo gran español que éstas ven como una auténtica amenaza. El riesgo que entraña por ello esta posición es que en lugar de frenar la contaminación del ‘conflicto vasco’ le sirve más bien de caldo de cultivo y extensión” (AP nº174: “¿Qué se juega la burguesía en las elecciones de Marzo?”). Por su parte “la posición del PSOE, aún compartiendo con el PP la necesidad de enfrentarse frontalmente con el PNV (...) trata de atajar el ‘contagio’ vasco a través de la táctica del ‘café para todos’ que ya empleara con éxito en 1978 (...) mediante algunas concesiones más formales que reales, que retrasen o diluyan en lo posible la contestación de otros sectores nacionalistas, particularmente en la burguesía catalana, para poder reforzar el aislamiento del PNV” (ídem).

Así las cosas, la victoria del PSOE en las pasadas elecciones del 11-M, supuso más un cambio cosmético de “talante” que una imposible solución real al crecimiento del enconamiento nacionalista: “la realidad es que el famoso talante ZP no ha conseguido rebajar las pretensiones soberanistas del nacionalismo vasco, todo lo contrario, pues Ibarretxe se ha ratificado en su órdago al nacionalismo español. Otro tanto cabe decir de la la situación en Cataluña, donde la tentativa de controlar a los sectores más radicales de ERC a través del gobierno tripartito encabezado por Maragall está desembocando en que Maragall aparezca (de grado o a la fuerza es difícil de saber) como un rehén del ultra nacionalista Carod Rovira. Los problemas de cohesión del capital español tienden a agravarse, por cuanto la política de ‘gestos’ de ZP, sin contentar a nacionalistas vascos y catalanes (que califican su propuesta de reforma constitucional de estafa), está sirviendo más bien para estimular en otros nacionalismos periféricos ese mismo sentimiento de “irredentismo”, de “agravio comparativo”, etc., lo que a su vez lleva a destapar la caja de los truenos del nacionalismo español que no se circunscribe únicamente al PP, sino que cuenta con ramas importantes dentro del propio PSOE” (Resolución sobre la Situación en España. Editorial de AP nº 179).

Esta perspectiva se ha confirmado palmariamente en los últimos acontecimientos. La estrategia del “frente españolista” se basaba en que su progresivo asfixiamiento de los abertzales restaría apoyo social a los planes soberanistas del nacionalismo vasco, pero ha sucedido todo lo contrario, ya que por pura supervivencia, estos sectores no han visto más salida para seguir jugando un cierto papel que olvidarse de sus “coherencias” y respaldar la aprobación del Plan Ibarretxe[3]. Si el cálculo de PP-PSOE era que la “responsabilidad” del PNV les llevará a rechazar los votos de los “violentos”, tal no ha sucedido, y el PNV, incluso muy probablemente, sin pretenderlo inicialmente, se ve obligado a “ejecutar” la decisión aprobada en el Parlamento vasco. Si éste presuponía que el PSOE, escarmentado de los resultados de las elecciones de 2001, se mantendría alejado del PP, lo que ha sucedido en realidad es que ha fortificado, a través de un nuevo Pacto de Lealtad, la alianza de los sectores españolistas. Esta sucesión de “errores de cálculo” pone en realidad de manifiesto, que todos los sectores de la burguesía se ven arrastrados en una dinámica cada vez más irracional que les supera, y les empuja a posiciones cada vez más radicales, en la que, precisamente por ello, los sectores más radicales (desde el abertzalismo al nacionalismo español más ultramontano) en vez de perder relevancia, recuperan en realidad más protagonismo. La situación creada con la presentación del Plan Ibarretxe conduce a un formidable enrevesamiento del aparato político de la burguesía en España:

- El PSOE se ve obligado a reasumir la estrategia de Mayor Oreja, es decir tratar de derrotar electoralmente al PNV en las próximas elecciones autonómicas vascas en Mayo.

- El PP se ve de nuevo en la posición de cancerbero de las reformas constitucionales y estatutarias, pero en una posición muy inestable, ya que cualquier tentativa del PSOE de desmarcarse del lenguaje carpetovetónico tan al uso en el partido de Aznar, dejaría muy comprometida la posición “dialogante” que trata de encarnar Rajoy, y “cargaría de razón” a los talibanes de la Derecha que exponen abiertamente su desconfianza en que la “tibieza” del PSOE pueda mantener la unidad de España.

- En cuanto al PNV, el contraataque españolista le empuja a tratar de afianzar su posición en el Gobierno vasco recurriendo a los votos abertzales, por lo que se ve forzado a radicalizar su discurso, de tal manera que el famoso “péndulo patriótico”, o sea la histórica oscilación del nacionalismo vasco entre posiciones “autonomistas” y posiciones “soberanistas”, se ve cada vez más anclado en este último extremo y en el discurso victimista de que “es imposible cualquier arreglo con España”.

- Y ello por no hablar de los efectos sísmicos de esta nueva sacudida por ejemplo en el nacionalismo catalán poniendo en entredicho la confianza de sectores del ERC en las promesas reformistas del PSOE, y empujando a sectores antaño moderados como CiU a un lenguaje cada vez más desafiante (es el propio Mas quien pide a ERC que rompa con el centralista PSOE), o en una fuerza tan importante para la burguesía, sobre todo desde el punto de vista de la mistificación del proletariado, como es IU sacudida por un aquelarre de divergencias e incoherencias (los del País Vasco apoyan a Ibarretxe, los de Cataluña se abstienen, y el resto votarán en contra cuando se someta al Parlamento español).

El proletariado debe preguntarse: ¿Qué significa toda esta proliferación de conflictos? ¿Es que como nos transmite la propaganda oficial, se trataría de que algunos revoltosos alterarían la convivencia pacífica de los ciudadanos? En realidad esa convivencia pacífica es una pura patraña. La pervivencia de un capitalismo agonizante, en su etapa terminal de descomposición, supone un afloramiento incesdante de tensiones y peleas entre sectores de la propia clase dominante que amenazan no ya la convivencia sino la propia supervivencia del género humano. El aliento pútrido que aviva las llamas de las guerras imperialista, de los cada vez más frecuentes choques étnicos, tribales, religiosos, etc., en todos los continentes, alienta también, a otra escala por supuesto, estos conflictos en el seno de las burguesías democráticas. Son los estertores de un régimen social caduco que en su agonía arrastra a la humanidad a una insensata espiral de barbarie.

 

Etsoem. 15-1-2005.

 

[1] Ver AP nº 141, 143, 150, 154, 155 y 158.

[2] Para los lectores que lo desconozcan se trata de un nuevo “marco jurídico” de las relaciones con España del País Vasco en el que este aparece como “Estado libre asociado”, rompiendo así el anterior compromiso alcanzado en 1978 con la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Guernika.

[3] A pesar de todas sus declaraciones anteriores, la “coherencia” de Batasuna ha consistido en dividir sus votos (3 a favor, 3 en contra) dándole al PNV el respaldo parlamentario necesario para aprobar por mayoria absoluta en el parlamento vasco el Plan Ibarretxe. 

Situación nacional: 

Geografía: 

Irak, la barbarie sin fin


Atentado tras atentado, los medios de comunicación nos desgranan la enumeración de las víctimas, siniestro registro cotidiano de la barbarie que aparece entre la rubrica de sucesos y la de los ecos de sociedad como cualquier crónica de actualidad. Esta banalización del horror, presentada como una fatalidad, un fenómeno “natural”, combinada con las mentiras y las campañas ideológicas de la clase dominante sobre sus causas, trata de hacer aceptar al proletariado la barbarie generada por el capitalismo en descomposición y de esterilizar la indignación que suscita. Este acostumbrarse a la barbarie, verdadero veneno para la conciencia del proletariado, inoculado en permanencia, tiene que combatirse puesto que es uno de los medios por los que la burguesía mantiene la pasividad de la clase obrera y asegura su dominación de clase sobre la sociedad.

La extensión de la barbarie constituye una de las manifestaciones más monstruosas de la quiebra del sistema capitalista en putrefacción. El capitalismo, que somete partes cada vez más importantes del planeta al azote de la guerra, representa una amenaza para la civilización y la supervivencia de la humanidad.

Un nuevo salto en el caos

La mayor operación de las tropas americanas desde la caída de Saddam Hussein: la toma de Faluya, así como la continuación de las ofensivas militares «en las próximas semanas y meses» que incluso pueden «intensificarse ante la proximidad de las elecciones iraquís» (D. Rumsfeld), como la que se ha llevado a cabo desde Noviembre con 5000 soldados en el “triángulo de la muerte” de la provincia de Babilonia, no ofrecen ninguna estabilización. Al contrario, la reacción de los USA a la pérdida de control sobre el país que hoy por hoy está sumido en la completa anarquía, y su presión, que intenta crear las condiciones para que puedan celebrarse las elecciones generales que den credibilidad a su presencia en Irak, sólo impulsan la implosión del Estado iraquí en la guerra civil generalizada y las convulsiones entre las diferentes bandas presentes. Los sangrientos atentados y las escaramuzas con víctimas se multiplican por todo el territorio, sin que se salve ninguna parte.

En Bagdad mismo, los ataques se producen ya directamente contra la “zona verde”, el sector supuestamente ultraseguro del centro. La ruta del aeropuerto, cerrada tras el disparo de mísiles contra los aviones americanos, está fuera de control USA. Los combates a plena luz del día en la capital han precisado el despliegue de carros blindados y el cerco de barrios enteros. Ramadi ha pasado a ser controlada por la guerrilla. En el Norte hay combates en Balad, Baji y Baquba. Mosul, la capital kurda, ha sido tomada y conservada durante tres días por los insurgentes huidos de Faluya. Los peshmergas kurdos, que formaban el grueso de la guardia nacional iraquí en Faluya, y en la toma de Mosul, están cada vez más implicados en los enfrentamientos.

La toma de Faluya (ciudad que suministró buen número de oficiales del ejército y los servicios de seguridad de Saddam Hussein que participaron en la represión de los chiítas, y refugio de esos cuadros del antiguo régimen tras la primera batalla de Faluya), se ha llevado a cabo con la aprobación tácita de las autoridades chiítas, lo que ha contribuido a atizar las tensiones entre estos y los sunitas. Así, Hilla, ciudad chiíta, y Latifiya, ciudad sunnita, han comenzado a librar una guerra larvada a golpes de asesinatos, emboscadas y secuestros. Ya se  ha creado una milicia chiíta antisunnita. Además, la división de unos y otros frente al escrutinio augura sangrientos arreglos de cuentas entre fracciones rivales. Los chiítas, que representan el 60% de la población en Irak y que Saddam ha mantenido alejados del poder, dirigidos por el Ayatolá Al-Sistani, son los más firmes partidarios de que se celebren las elecciones, de las que esperan sacar buen partido. Sin embargo, la fracción chiíta del Moqtada Al-Sadr, que ha comandado dos insurrecciones antiamericanas este año, se niega a participar, debido a las persecuciones contra sus partidarios.

Enemigas de siempre, las principales organizaciones kurdas: UPK y UDK, se unen para la ocasión. Entre los sunitas, el frente de rechazo de los comicios se ha fisurado: si la principal organización, el Comité de Ulemas, mantiene la consigna del boycott, muchas organizaciones sunnitas han decidido jugar su propia baza, particularmente el Partido islámico, surgido de los Hermanos musulmanes. Ya podemos ver cómo se multiplican asesinatos políticos y atentados contra diferentes personalidades en esta cesta de víboras.

En el seno de la misma burguesía USA se alzan voces que plantean claramente la única perspectiva que pueden plantear estas elecciones: «Brent Scowcroft, que fue consejero de Seguridad Nacional con Bush padre..., afirmó en un reciente debate en la New America Foundation que las elecciones iraquíes tienen "un gran potencial de ahondar el conflicto". Según él, hay que esperar un aumento de la tensión entre chiítas y sunítas y una "incipiente guerra civil"» (citado en La Vanguardia, 08.01.05)Sin embargo, la burguesía USA no tiene más opción que llevar adelante las elecciones. Si no tuvieran lugar, perdería credibilidad todo el discurso ideológico frente a la población sobre «la lucha por la democracia y la libertad» como la causa por la que se hace la guerra y mueren los soldados; pero sobre todo, aparecería como un signo de debilidad frente a sus “protegidos” en el país y allende, y sería un mensaje que captarían inmediatamente sus rivales imperialistas. Para resaltar el declive histórico del imperialismo USA baste comparar los procesos de “democratización” auspiciados por la Casa Blanca en los años 70 y 80 con la “liberación de la tiranía” a la que según nos dicen asistimos hoy en Irak. Mientras en aquel entonces las elecciones zanjaban una estabilización de los países democratizados y un dominio incontestable de USA sobre ellos, las próximas elecciones en Irak se celebran en un clima de una incontestable inestabilidad (al menos en 4 provincias no podrán prácticamente realizarse los comicios), y “benefician” a fracciones imperialistas rivales, empezando por el propio Irán padrino descarado de un buen número de fracciones chiítas iraquíes. El aumento de los atentados terroristas ante la proximidad de las elecciones no se alimenta únicamente de rivalidades locales: es el arma de guerra que utilizan bajo mano los imperialistas rivales de USA para socavar la posición americana.

Las rivalidades imperialistas alimentan la barbarie

A pesar de su debilitamiento en la arena imperialista mundial, y de su incómoda posición en Irak, donde se anuncian nuevas retiradas de tropas aliadas (Hungría las ha retirado a finales de Diciembre y Holanda y Portugal lo harán en breve), USA devuelve golpe por golpe, como ha mostrado la Conferencia de Sharm el Sheijk del 25 de Noviembre. Allí de entrada se ha sancionado una vuelta de los USA al marco de la ONU, lo que les permite presentar sus exacciones imperialistas bajo la cobertura de la legitimidad del “derecho internacional” amparado en la resolución 1546, que sirve de base a la declaración adoptada. Esta adhesión de Estados Unidos al multilateralismo le permite imponerse momentáneamente frente a sus rivales, particularmente Francia. USA ha conseguido bajar los humos de Francia, dejando sus tentativas de aumentar su influencia en Irak como vanas gesticulaciones. Francia, «que había sido la primera, junto a Rusia, en reclamar la celebración de una conferencia internacional sobre Irak, ha tenido que revisar sus ambiciones a la baja. En lugar del calendario de retirada de las tropas de la coalición que demandaba, tendrá que contentarse con un vago recordatorio del carácter temporal de su presencia en Irak» (citado en el periódico Libération). Se ha rechazado igualmente su propuesta de abrir la conferencia, no sólo a los protegidos de los USA que están en el poder en Bagdad, sino a todas las fuerzas políticas iraquíes, «incluyendo un cierto número de grupos o elementos que actualmente han tomado la opción de la resistencia armada» (M. Barnier, ministro de exteriores francés). Todo esto muestra, a los ojos de todos los que esperan el apoyo de Francia, que este gobierno no dispone de los medios para llevar a cabo sus pretensiones.

Otro éxito suplementario de Estados Unidos ha sido imponer una disminución de la deuda iraquí del 80% a Francia que, con el apoyo de Moscú y Berlín, los principales acreedores de Irak, se negaba a conceder más del 50% en provecho de una facción en el poder que está bajo la égida USA.

Irak es el punto neurálgico de los enfrentamientos entre grandes potencias que rivalizan por defender su rango imperialista mundial. La huida adelante de Estados Unidos con la escalada en el uso de la fuerza militar (prevé aumentar su dispositivo militar de 142000 a 150000 soldados a finales de Enero), y la sobrepuja que implica en la respuesta de sus rivales, no solamente aceleran la desintegración de Irak, sino que extienden su onda de choque a todos los países de alrededor y refuerzan las tendencias centrífugas al estallido de tensiones. De Palestina a Pakistán, de Arabia Saudita al Cáucaso, la desestabilización de la zona estratégica más importante del mundo capitalista, tiene y tendrá consecuencias mayores en la situación mundial. Esta expansión de la inestabilidad hacia zonas cada vez más centrales y más directamente sensibles para los intereses de las grandes potencias imperialistas se pone en evidencia en la desestabilización de Ucrania, como analizamos en el artículo: “Elecciones en Ucrania: las grandes potencias atizan el caos” en Révolution Internationale nº 353 (en francés).

El hundimiento en el caos de toda la región ilustra dramáticamente que en la fase de descomposición del capitalismo las rivalidades imperialistas y el uso repetido de la fuerza militar (que extiende los conflictos y los hace más incontrolables) constituyen el factor esencial de desarrollo sin precedentes de la barbarie.

 

Scott, 15 Dic 2005, Adaptado de Révolution Internationale nº 353

 

Noticias y actualidad: 

La agravación de la crisis económica

Endeudamiento, bajada del dólar, alza del petróleo...

La agravación de la crisis económica

A pesar de la bajada del dólar y del alza del petróleo, los especialistas en previsiones económicas intentan tranquilizarnos aduciendo las positivas tasas de crecimiento en 2.004 (4,7% para USA, 3% en Japón, 1,6% para la zona euro, 9,1% en los tres primeros trimestres de 2.004 en China,...). ¿Cómo interpretar estos resultados? ¿Es verdad que la economía mundial iría mejor? ¿Es que los Estados Unidos, y sobre todo China, ese nuevo Eldorado del que habla la burguesía, podrían ser las locomotoras que relanzaran la economía mundial, incluyendo la europea?

Para responder a esta pregunta, es necesario antes que nada analizar la situación de la primera potencia mundial, para comprender que lo que persigue en realidad la propaganda burguesa es ocultar, sobre todo al proletariado, la creciente quiebra de su economía.

El endeudamiento colosal de la economía americana no puede seguir creciendo

Si hay una cosa en la que coincide el conjunto de especialistas de la economía mundial es en la gravedad del endeudamiento de la primera potencia mundial. Para dar la apariencia de bonanza económica de los últimos años, la administración norteamericana ha tenido que dejar crecer desaforadamente tanto el déficit público como el comercial. Con ello ha financiado de forma artificial el consumo de los hogares que representa más de las dos terceras partes del PIB americano y que tiene una influencia determinante sobre la actividad económica, a través de las sucesivas rebajas de impuestos que han tenido lugar tras la recesión de 2.001 (desde 1994 la recaudación fiscal se ha mermado en 1’9 billones de dólares) y de un abaratamiento de los tipos de interés de los préstamos bancarios que están en su nivel más bajo desde  1945 (la FED, el banco central americano, ha bajado los tipos de préstamo al 1%, por debajo incluso de la inflación). Y, sin embargo, el crecimiento económico ha caído al 3,5% frente al 5% de hace algunos meses, y la confianza de los consumidores incluso ha bajado en octubre de 2.004 a su nivel más bajo de los últimos 7 meses.

Y todo ello a costa de un tremebundo crecimiento de los déficits. La propia administración norteamericana, para calificar su alcance casi catastrófico, habla incluso de “twin déficits”, es decir déficits gemelos, en un macabro pero muy significativo juego de palabras con las “twin towers” (las Torres Gemelas). El déficit presupuestario se elevara en 2004 a 413 mil millones de dólares (frente a los 377 mil millones de 2003), y los expertos creen que de aquí a 2011 deberán añadirse 3 billones de dólares más de deudas suplementarias. La situación es tal que: “El gobierno debe pedir prestado actualmente 1100 millones de dólares diarios, y se gasta aún más en pagar los intereses de la deuda (159 mil millones) que corresponde a los presupuestos acumulados de educación, seguridad interior, justicia, policía, ex combatientes, exploración espacial y ayuda internacional” (Le Monde del 4 de noviembre). En cuanto al déficit comercial, éste rebasa ya los 650 mil millones de dólares, es decir el 5,7% del PIB. La situación no es mucho mejor para los otros estados capitalistas. La escalada del precio del petróleo y la revalorización del euro frenarán las tasas de crecimiento en Europa a cotas en torno al 2%, en un contexto marcado además por un aumento de las deudas públicas hasta el extremo de que casi ningún estado europeo puede cumplir el tope del 3% de déficit presupuestario fijado en el tratado de Maastricht. En Francia se alcanza el 4,1%, en Alemania el 3,9%, en Gran Bretaña el 3’2% (el doble que el pasado año), en Italia más del 4%, etc.

La bajada del dólar: una manifestación de la agravación de la crisis

Las reuniones del G-7 se suceden, y en ellas abundan los discursos plagados de llamamientos a mantener políticas comunes. Pero en realidad lo que se produce cada vez más es todo lo contrario. La agravación de la crisis y sobre todo del endeudamiento norteamericano con los riesgos inflacionistas que ellos supone, empujan más bien a incrementar la concurrencia sobre la basa el propio sistema capitalista. Cuando la administración norteamericana mantiene bajos sus tipos de interés, propicia con ello un descenso de la cotización del dólar frente al euro, la principal moneda concurrente, para poder así ganar partes del mercado para la exportación y hacer bajar el nivel de su deuda financiera. Esta política de “devaluación competitiva” ya fue utilizada por Estados Unidos en los años 1.980 y en 1.995, pero el contexto es hoy muy diferente pues tiene lugar en un momento de endeudamiento sin precedentes de su economía. Por ello, a pesar de la presión que esa devaluación representa sobre sus economías rivales, las exportaciones americanas no representan actualmente más que el 75% de sus importaciones, lo que hace todavía más clamorosa la insolvencia de la deuda americana. En esta guerra económica que causa estragos y aunque el dólar ha perdido el 25% de su valor, el déficit exterior USA está a punto de alcanzar valores del 6% de su PIB. “Rebajarlo en torno del 3,5% del PIB, que parece ser el objetivo, necesita sin duda una depreciación suplementaria del dólar del 35% contra las demás monedas. La bajada del billete verde es la tentativa de reconducir a la economía americana hacia una mejora de los equilibrios. El euro debería subir hasta valer 1,70 dólares, penalizando fuertemente las exportaciones europeas” (Les Echos del 6 de noviembre). Frente a esta perspectiva de una bajada sin precedentes del dólar, los principales países europeos y Japón (donde la discreta recuperación económica se basa en un relanzamiento de sus  exportaciones) amenazan abiertamente a Estados Unidos con una intervención directa de sus bancos centrales con objeto de subir la cotización de la divisa americana. La gravedad de la situación actual no reside tanto en la concurrencia entre los países industrializados, que es la esencia misma del capitalismo, sino en la tendencia a que esta concurrencia en el corazón mismo del capitalismo (Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón) tiende a poner en entredicho el mínimo de entendimiento que existía hasta ahora entre las grandes potencias para rechazar los efectos de la crisis sobre el resto del mundo.

El alza del petróleo, un factor agravante de la crisis

En este contexto de endeudamiento monstruoso de los principales países desarrollados y de bajada del dólar, la subida del precio de las materias primas, y sobre todo del petróleo, está reactivando el fantasma de la inflación, un fenómeno que hizo grandes estragos en la economía mundial en los años 70. Esta perspectiva alerta al propio FMI que advierte que: “Esperar demasiado sin reaccionar ante los primeros signos de la inflación podría costar caro, restando a los bancos centrales una parte de la credibilidad que tanto les costó conseguir en los  años 1.980 y 1.990” (Le Monde 1 de octubre de 2.004). Y sin embargo, los “especialistas” de la burguesía quieren hacernos creer que las causas del aumento del precio del petróleo no hay que buscarlas más allá del tirón de la “demanda” (sobre todo por parte de China y Estados Unidos), o una cierta inestabilidad, pasajera por supuesto, del aprovisionamiento.

El método marxista, por el contrario, sitúa este fenómeno del alza del precio del petróleo en un análisis  más global. A diferencia de lo que sucedió en las subidas precedentes (las de 1973, 1979, 1997 o incluso la más reciente del año 2000) que fueron básicamente empleadas por Estados Unidos en la guerra comercial contra los otros estados capitalistas, sobre todo Europa y Japón (Ver “La subida del precio del petróleo: una consecuencia y no la causa de la crisis” en nuestra Revista Internacional nº 19), la actual subida del precio del petróleo está penalizando fuertemente a la economía en general y sobre todo al  consumo de las familias americanas, ya que hoy, a diferencia de lo que sucediera en el pasado, los Estados Unidos deben importar una parte muy importante del petróleo que consumen. Por eso, hoy, el elevado precio del petróleo repercute inmediatamente en una agravación del déficit presupuestario americano. Además y dado que gran parte del comercio de esta materia prima se paga en dólares, la  devaluación de la divisa norteamericana, lo hace comparativamente más costoso para los propios USA que para sus rivales europeos, que pagan el barril con una moneda, el dólar, más barata que el euro. Así el alza del petróleo muestra no sólo la gravedad de la crisis económica sino también su relación con las guerras actuales. Aún considerando el paso que en el alza del precio del petróleo puedan tener factores especulativos (los expertos estiman que puede estar entre 4 y 8 dólares), gran parte del incremento del precio de esta materia prima esencial se debe al aumento del caos y la barbarie a escala mundial, sobre todo a la incapacidad de Estados Unidos para poner en marcha la producción iraquí, al propio hecho del lodazal militar en el que se encuentran hundidos allí, al riesgo de atentados contra las instalaciones del primer productor mundial que es Arabia Saudita, a las turbulencias sociales en Venezuela y en Nigeria, etc. Esta situación demuestra que no es posible deslindar los aspectos económicos de los aspectos militares o imperialistas, sino al contrario una interpenetración cada vez más grande del conjunto de estos factores que se alimentan los unos a los otros para llevar a una situación cada vez menos controlable por la burguesía. La inestabilidad y el desorden crecientes del mundo capitalista alimentan la inestabilidad económica que, a su vez, no puede producir más que más inestabilidad militar.

El aumento de los presupuestos militares

En este contexto de endeudamiento astronómico de la economía mundial y en especial de la primera potencia, es necesario denunciar el aumento de los gastos militares que constituyen un factor suplementario de agravación de los déficits presupuestarios, devorando cada vez más y más porciones de los presupuestos “asistenciales” para la población. Todos los Estados se ven obligados a reforzar sus presupuestos militares ante la escalada de conflictos y barbarie que se extiende sobre el planeta.

Así por ejemplo, desde que se desencadenara la guerra de Irak hasta la ocupación actual del país, los Estados Unidos se han gastado 140 mil millones de dólares, y eso no basta ya que “el Pentágono reclamó a principios de noviembre un fondo adicional de 70 mil millones de dólares para financiar las operaciones militares durante 2.005” (Le Monde del 9 de noviembre). El presupuesto del Pentágono sobrepasará en el 2005, y sin contar el coste de las guerras de Irak y Afganistán, los 400 mil millones de dólares, es decir casi la mitad (el 45% exactamente) de todos los gastos militares mundiales.

Si lo comparamos con las guerras precedentes nos daremos cuenta del coste exorbitante de los gastos actuales. Mientras que la Primera Guerra Mundial costó 190 mil millones de dólares, y la Segunda alcanzó un monto aproximado de 2’9 billones para la economía norteamericana, sólo la primera guerra del Golfo en 1991, una operación que apenas duró unos meses, supuso un gasto para USA de 76 mil millones de dólares. (fuentes: “Problèmes économiques” del 1 de septiembre de 2.004).

Pero es que los demás Estados, incluso los que se presentan como “abanderados de la paz mundial” no se quedan de brazos cruzados. Si tomamos como indicativo el caso de Francia vemos que a pesar de que el presupuesto del ejército francés ha crecido notablemente, el gobierno ha decidido concederle “550 millones de euros suplementarios para financiar la operación abierta en Costa de Marfil y 100 millones más para otras operaciones exteriores. Estos gastos se detraerán del presupuesto de ministerios civiles” (Les Echos del 10 de noviembre).

Desde finales de los años 1990, el conjunto de los gastos militares va al alza en todo el mundo. Y contrariamente a lo que nos cuenta la burguesía, el dinero que se inyecta en la esfera militar no va destinado a la reproducción del capital productivo sino que supone destrucción pura y simple del capital invertido. Esto significa que el desarrollo del militarismo y el aumento de los gastos que comporta son cargas suplementarias que no hacen sino acentuar el marasmo económico. Detrás de las cifras del llamado crecimiento capitalista para 2.004 se esconde en realidad una nueva etapa dramática de la agravación de la crisis que ilustra la quiebra del modo de producción capitalista.

Donald (12 de Diciembre)

 
Traducido de Révolution Internationale nº353, publicación de la CCI en Francia.

Noticias y actualidad: 

Respuesta a UHP-Arde: Mas vale zoquete honesto que pillo tramposo

Una aclaración inicial: ¿Por qué eluden el debate con insultos y amenazas?

En la pagina web del grupo U.H.P. (¡Unión hermanos proletarios¡)[1] se ha publicado “Ciencia y arte del zoquete”, una respuesta a nuestro artículo de Acción Proletaria nº 178 donde denunciábamos la identificación como “lucha de clases” de la bárbara confrontación imperialista que actualmente tiene lugar en Irak.

Como vamos a ver, esta respuesta no responde prácticamente a nada, no ofrece nuevos datos que avalen su valoración de la situación en Irak, ni más argumentación que engordar caprichosamente el repertorio de manipulaciones, insultos y amenazas. Resulta muy significativo que, de entrada, pretendan descalificar la crítica que les hacemos arguyendo que ésta obedecería al despecho de una “relación” no correspondida: «no nos cabe duda que estos “buenos revolucionarios” han tenido como principal motivación para dedicarnos tan lindas palabras nuestro rechazo, frontal y rotundo, a mantener ningún tipo de relación con ellos» (Ciencia y Arte,...).

Para evitar cualquier confusión  ponemos a disposición de cualquier lector interesado la correspondencia intercambiada, que consiste en una primera carta nuestra el 3-3-04, una respuesta de “UHP-Asturies”[2] el 24-3-04 y una tercera respuesta nuestra fechada el 11-4. En nuestra primera carta decíamos: «Hemos leído con atención diversos textos vuestros publicados en folletos contra la guerra que nos han hecho llegar diversos grupos (Otra guerra es posible, Guerra a la Guerra) y hemos podido constatar con simpatía una coincidencia con lo que nosotros también defendemos», precisando, sin embargo, que «No sabemos las posiciones de las que os reclamáis aunque nos parece muy alentador que os hayáis dado el nombre de una experiencia del proletariado –Uníos Hermanos Proletarios-. De todas formas, pensamos que aunque las tradiciones políticas en las cuales asentemos nuestra actividad no sean coincidentes ello no debe impedir el poder discutir, conocerse mejor y actuar en común contra los problemas que, en cantidad y calidad cada vez más grandes, provoca el sistema social capitalista: guerras imperialistas, desempleo y miseria crecientes, destrucción sistemática del planeta, barbarie, degradación moral».

Sí intentamos una toma de contacto fue por que los documentos firmados “UHP”[3] denunciaban claramente la guerra imperialista de Irak (marzo 2003), denunciaban sin paliativos a los dos bandos (el pro-americano y el germano-francés de “oposición”), combatía igualmente el pacifismo y señalaba que la única alternativa a la masacre imperialista era la lucha por la revolución proletaria mundial. En ese sentido esos textos tendían a converger con la posición que siempre ha defendido la CCI y era de lo más natural que intentáramos tomar contacto.

Esta apertura a la discusión - lógicamente cauta, pues hay muchos grupos que dicen una cosa pero luego son y hacen otra completamente opuesta- venía reforzada por haber recibido en nuestro mail un llamamiento firmado por UHP a la “coordinación y acción común de los revolucionarios” que nos envió una persona que, luego lo aclaró, no estaba relacionada directamente con dicho grupo.

La respuesta que “UHP-Asturies” nos dirigió el 24-3-04 fue un brutal portazo en las narices: «Señores: no les hemos hecho llegar ningún llamamiento y nos extraña muy mucho que alguien con dos dedos de frente lo haya hecho. En cualquier caso, y si hablamos de lo mismo, ese "llamamiento" no está dirigido a ustedes; sin duda no les disgustará en exceso esto que les aclaramos, pues ya cuentan con su alucinado "medio político proletario" para pasar el rato»

De esta respuesta se pueden decir muchas cosas pero hay una que destaca sobre todas: el escaso respeto que manifiesta “UHP-Asturies” hacia un compañero que se tomó en serio su manifiesto y nos lo envió: el pobre “no tendría dos dedos de frente”[4]. Por eso nuestra respuesta del 11-4-04 aclaraba que «En cuanto a lo de atribuir poca inteligencia a quien nos lo ha remitido, pensamos sinceramente que se trata de una más de las descalificaciones gratuitas que aparecen en vuestro correo del 24/03. A nosotros en cambio, la actitud de quién nos reenvía un documento que plantea un posible marco común de discusiones, debates, críticas entre aquellos que se reivindican de la revolución proletaria mundial como única alternativa posible a la perspectiva de miseria, guerras y barbarie que supone el capitalismo actual, nos parece una expresión de conciencia de la necesidad de un debate y clarificación del proletariado y de sus minorías más conscientes».

También pusimos de relieve una contradicción entre un Llamamiento, en teoría “abierto” a todos los que se sentían revolucionarios, y que en realidad excluía a la CCI y al “alucinado” medio político proletario: « Si tomamos la iniciativa de escribiros un correo para tomar contacto, fue porque tras una lectura atenta de la “Propuesta” vimos que encajaba en lo que es la CCI y el medio político proletario. Por ejemplo, de toda discusión o relación se debe excluir “a nuestros naturales enemigos, los socialdemócratas, estalinistas e izquierdistas de todos los colores”. Lo que tiene en común el actual Medio Político Proletario es precisamente que se reivindica del combate y la denuncia de los partidos “socialistas” (desde 1914), de los PC´s y del trotskysmo desde que franquearan la frontera de clase al llamar al proletariado a participar en la IIª Guerra Mundial. Tampoco veíamos en los “siete discriminantes prácticos” que se enuncian en dicha “Propuesta” razón alguna para impedir una discusión a fondo, incluso para precisar mejor los propios “discriminantes” necesidad ésta que se reconoce en la propia “Propuesta”. Entonces ¿por qué se excluye a la CCI? ¿Existe acaso un 8º discriminante no escrito y que por tanto es desconocido por nosotros y por cualquiera que lea la “Propuesta” para eliminar de las discusiones a ciertas organizaciones?».

Volvamos ahora a la “ciencia y arte del zoquete”, respuesta a « la más importantísima organización interestelar del alucinógeno ‘medio político proletario’, la repugnante cci». Estas ironías iniciales no son sino un pequeño aperitivo de la ristra de insultos, descalificaciones y provocaciones que salpican en resto del texto. No perderemos el tiempo con ellos, nos concentraremos en responder con argumentos a lo poco que tiene de argumentado.

Sin embargo, el texto contiene un llamamiento apenas velado que no queremos pasar por alto. Empieza por insinuar que seríamos unos “zoquetes”, después da a entender, sin decirlo abiertamente, que estaríamos defendiendo la política de la burguesía[5], más adelante se nos acusa abiertamente de “racistas” recurriendo a hábiles sofismas, después somos calificados de “tontos del culo”, llegándose a la conclusión de que « la cci se compone, además de imbéciles, de manipuladores experimentados» y todo ello se remata con el siguiente llamamiento final: «CONTRA LAS CAMPAÑAS BURGUESAS DE FALSIFICACIÓN Y REPRESIÓN DE NUESTRAS LUCHAS! MUERTE A LOS IMBÉCILES».

El autor, a través de una cadena de silogismos deja caer un llamamiento a la “muerte de los imbéciles”, o sea, de los militantes de la CCI. Hemos entendido su mensaje “oculto” y denunciamos antes que nada su retorcimiento y cobardía. ¿Por qué no llama abiertamente a nuestro asesinato? ¿Por qué se molesta en hacerlo a través de la insinuación y la hipocresía?

Tiene desde luego un maestro en el llamado G”CI” (Grupo “Comunista Internacionalista”) una banda que en 1996 lanzó un llamamiento al asesinato de nuestros militantes en México[6].

Queremos decirle que no vamos a adoptar la actitud cristiana de poner la otra mejilla. Como no somos pacifistas tomaremos las medidas necesarias para defender a nuestros militantes[7]. Entretanto pedimos –como hicimos cuando la amenaza a nuestros camaradas en México- la solidaridad de todos los compañeros que quieren erradicar de las filas del proletariado los métodos propios de gángsteres consistentes en llamar al asesinato. Es posible que haya elementos que se reclamen de UHP quienes, aunque tengan serios desacuerdos con nuestras posiciones y se planteen contra nosotros críticas muy severas, no compartan sin embargo esos métodos. Les animamos a que expresen claramente su rechazo contra tales procedimientos y a que nos dirijan sin tapujos sus críticas.

¿Dónde está la lucha de clases en Irak?

El redactor o redactores se empeñan con una tozudez digna de mejores empresas, en que «la batalla principal que se desarrolla en Irak desde el principio de la guerra no es contra ‘la resistencia pro-Saddam’, ni la de los ‘chiítas’, ni la de los ‘sunnitas’, la batalla principal es mayoritariamente enfrentamiento entre dos clases: el proletariado y la burguesía (...) Hoy el proletariado iraquí, con todo en contra, con Irak convertido en el campo de batalla de las rivalidades imperialistas, con los locales de las organizaciones obreras asaltados, y los ‘dirigentes’ encarcelados, torturados, asesinados, está pese a todo resistiendo al encuadramiento, luchando a la vez contra el imperialismo extranjero y la burguesía local (islámica o laica, de cualquier color)...» (Arde nº 6: “Irak: contra la guerra de los ricos, guerra a los ricos”).

En su “Ciencia y Arte del zoquete” vuelven a emperrarse en lo mismo, aunque ya no les queda más remedio que constatar que lo que salta a la vista de la situación de Irak es el lodazal de peleas imperialistas entre fracciones  de la clase explotadora (religiosas, nacionales, tribales, las fuerzas de ocupación, etc):  «Nosotros, que rechazamos como reaccionarias las luchas raciales, religiosas, nacionalistas, hemos tratado de poner de relieve algunos elementos que indican que lo que hoy está teniendo lugar en Irak no puede reducirse a lo que los mass media nos venden sino que, por el contrario, el proletariado está actuando como clase. Podemos no conocer exactamente el grado de autonomía desarrollado por el proletariado, podemos desconocer el potencial de encuadramiento real desarrollada en Irak por el islamismo... pero lo que afirmamos sustancialmente es que en Irak está en marcha una guerra de clases entre explotados y explotadores, lo dijimos, lo decimos, y lo seguiremos diciendo mientras que consideremos que esto es así. Huelgas y manifestaciones de parados lo prueban. Y nos ceñimos a estas expresiones del conflicto clasista porque estas son las únicas que los “verdaderos revolucionarios” de la cci consideran “lucha de clases” (…) Lo demás, los sabotajes, los ataques armados contra personas y estructuras del poder capitalista, los saqueos, la destrucción de edificios estatales y símbolos del poder, para esta buena gente, no pueden ser sino obra del lúmpen o de “cualquier ridícula fracción burguesa que ni siquiera puede aspirar a formar su propio Estado”; y esto, por supuesto, no podemos compartirlo. Podemos admitir que parte de las acciones llevadas a cabo sean obra de alguna de las facciones burguesas en conflicto, pero afirmar que la totalidad de ellas llevan el sello burgués es una estupidez que no se sostiene».

De estas largas citas podemos deducir en qué consiste la “verdadera ciencia” con la que estos espabilados quieren fustigar la “ciencia del zoquete”: en primer lugar, afirmaciones de autoridad que hay que tragarse por artículo de fe (“en Irak está en marcha una guerra de clases entre explotados y explotadores, lo dijimos, lo decimos, y lo seguiremos diciendo mientras consideremos que esto es así” ), y, en segundo lugar, un juego de sofismas destinado a darle apariencia de realidad a lo que no es más que una invención (1ª premisa: Los medios de comunicación mienten y ocultan la lucha de clases. 2ª premisa: Los media dicen que lo que hay en Irak es una pelea de todos contra todos. Conclusión: Lo que existe en Irak no es tal pelea sino una lucha de clases).

Para evitar equívocos malintencionados queremos dejar claro que la CCI no ha negado jamás la existencia de expresiones de auténtica lucha de clases en Irak. Lo que decimos, ¡y salta a la vista!, es que lo que domina en Irak no es la lucha de clases sino de manera abrumadora la confrontación imperialista caótica entre las fuerzas de ocupación y las multiformes fracciones de la llamada “resistencia”, apoyadas cada cual por diversos rivales imperialistas de USA.

Ante ese alud de barbarie imperialista lo que defendemos los revolucionarios frente al proletariado de Irak y el del mundo entero es la necesidad de preservar su autonomía de clase contra ambos bandos en conflicto negándose a convertirse en carne de cañón de su sanguinario enfrentamiento.

Esa posición de autonomía de clase es la que defendían los primeros textos de UHP y lo que motivó nuestra toma de contacto. Lo que denunciamos en Acción Proletaria nº 178 es la traición de esa posición y su transformación en toma de partido por uno de los dos bandos en conflicto a través del expediente de convertir en “lucha de clases” el combinado de acciones de la resistencia, movimientos de masas dominados claramente por el chiísmo y otras fuerzas burguesas, todo ello embellecido con algunas luchas producto genuino de la resistencia de los explotados.

El redactor de “Ciencia del zoquete” tiene que reconocer en la práctica que muy pocos argumentos avalan su tesis de “la lucha de clases en Irak” pues “no conoce exactamente el grado de autonomía desarrollado por el proletariado”, tampoco sabe “el potencial de encuadramiento real desarrollado en Irak por el islamismo”. De hecho cuando trata de justificarse diciendo que “parte de las acciones llevadas a cabo sean obra de alguna de las facciones burguesas en conflicto”, elude expresamente referirse, en concreto, a cuáles de las que presentó como lucha de clases en el Arde nº 6, o de las que han sucedido desde entonces, no tienen nada que ver con la lucha de la clase obrera.

Una toma de partido por uno de los bandos imperialistas disfrazada como “lucha de clases”

2005 va a ser el año de Don Quijote, si nuestro hidalgo del siglo XXI, campando alegremente por el territorio iraquí en lugar de hacerlo por La Mancha, se empeña en transformar los molinos de viento burgueses en gigantes proletarios, poco podemos hacer para impedírselo. Lo que sí le vamos a impedir mediante el combate político es que trate de colar como “apoyo a la lucha de clases en Irak” lo que en realidad es una toma de partido apenas disimulada por el campo imperialista de la “insurgencia”.

La estratagema para hacer pasar el frente imperialista como “frente de la lucha de clases” consiste en dar el apelativo de “proletario” a movimientos controlados y dirigidos por fuerzas de la burguesía tales como el chiísmo, el islamismo, los post-sadamistas reconvertidos etc.  ¿Cómo se justifica esta acrobacia? Se empieza por un dogma apriorístico: habría que «reconocer la acción del proletariado –por muy instintiva, débil o mistificada que pueda ser- ante los ataques del capital» (Arde nº 6)[8]. En una palabra, las acciones, masivas o militares, de la insurgencia iraquí y demás movimientos “contra el ocupante”, serían “proletarias” pese a que «en tal o cual acción pueda estar detrás una dirección burguesa».

No podemos sino darle la razón a nuestro autor cuando afirma “rotundamente” «las fuerzas ideológicas que, especialmente diseñadas para enredar y embaucar al proletariado presentándose como obreras y revolucionarias, conocemos como extrema izquierda realizan esta labor con particular eficacia». ¿Y cómo ejecuta con “eficacia” la “extrema izquierda” esa labor? Pues presentando tal o cual guerra en un país –en Palestina, antes en Vietnam y algunos trotskistas respecto a Irak- como un “movimiento de masas” proletario que lamentablemente tendría una “dirección burguesa”. ¡El mismo método para “enredar y embaucar” que emplea nuestro autor!

¿Cómo se ha justificado a lo largo del siglo XX, especialmente por parte de la “extrema izquierda”, el apoyo a guerras imperialistas? Pues presentándolas como “movimientos de masas” o resultado de la presión de “movimientos de masas” que lucharían “contra el fascismo”, “por la democracia”, “por la liberación nacional”. Desde luego esos “movimientos de masas” tendrían siempre el mismo “defecto”: estarían encuadrados por “direcciones burguesas”.

Desde luego a los autores de Arde no ha debido “arderles” demasiado la cabeza para descubrir su innovadora teoría de la “lucha de clases en Irak”. Toda la extrema izquierda (desde el trotskismo hasta el anarquismo oficial) es una consumada especialista en vender como “movimiento de masas” con “dirección burguesa” las causas imperialistas de la burguesía.  Pero, Arde tiene otro maestro experto en esa “arte y ciencia”, no del zoquete sino del enredo y el embaucamiento: el llamado G”CI”. Su especialidad, aparte de llamar al asesinato de militantes comunistas, es «apoyar mediante hábiles subterfugios al Bloque Popular Revolucionario de El Salvador, el Zapatismo en México o Sendero Luminoso en Perú. Estos subterfugios han consistido en presentar las acciones encuadradas por esas fuerzas burguesas como “movimientos de proletarios en armas” (en el caso de Sendero Luminoso como “defensa de proletarios prisioneros”) haciendo creer que serían ellos quienes llevarían la iniciativa independientemente de la “dirección formal” que sería, por supuesto, “burguesa” y que el G”CI” “no apoyaría en absoluto”»[9]

Arde argumenta de la misma forma: en Irak esa «dirección burguesa [de los movimientos proletarios] no es más que la actuación de la burguesía para dirigir hacia su dirección la lucha y derrotarla» (Arde nº 6). ¡Nada nuevo arde bajo el sol! La única aportación de estos expertos en la sofística es una perogrullada de difícil digestión: ¡una “dirección burguesa” que no sería más que la “actuación de la burguesía” para “dirigir hacia su dirección”!

El “arte” de los autores de la “Ciencia del zoquete” es la prestidigitación: se hace desaparecer aparentemente la posición izquierdista clásica de toma de partido por uno de los bandos imperialistas en conflicto, se escriben incluso encendidas soflamas contra aquella para embaucar al público, para hacerla reaparecer al final disfrazada como “lucha de clases”, es decir, “movimiento de masas con dirección burguesa”. Eso más que arte son “malas artes”.

La violencia, el saqueo y la venganza no forman parte del programa del proletariado

Lo que distingue a Arde del izquierdismo clásico es que mientras éste justifica su apoyo a las causas imperialistas con tópicos como el “mal menor”, la “independencia nacional”, la “lucha por la democracia”, Arde utiliza el argumento de que estas luchas serían verdaderamente revolucionarias por el simple hecho de ser violentas, o por atacar a la propiedad privada, o, como en el caso de los sabotajes, porque les fastidiarían el negocio a los capitalistas.

La sociedad capitalista supura violencia y destrucción por todos sus poros. El abanico de formas de violencia que cotidianamente surge de sus entrañas en terriblemente variado: el terror del Estado burgués, la guerra imperialista, el terrorismo de bandas armadas del capital de los más variados pelajes (nacionalistas de “liberación”, nacionalistas xenófobos, nacionalistas fascistas etc.).

Junto a esas formas de violencia que son expresión de la clase dominante, existe la violencia de las clases explotadas y oprimidas. Pero esta violencia toma a su vez diferentes formas: la violencia de la pequeña burguesía, la del lumpen, la del campesinado y la violencia de clase del proletariado que es la única que es liberadora y representa el porvenir.

Nosotros siempre hemos defendido la necesidad de no hacer una amalgama entre este maremagno de violencias estableciendo distinciones claras entre ellas:

·        La violencia de la burguesía consistente en la guerra, el terror del Estado (democrático o dictatorial) junto con la mayoría de acciones terroristas

·        La violencia de la pequeña burguesía que en ciertos sectores de la misma toma formas de terrorismo

·        La violencia del lumpen que toma formas caóticas de saqueo y destrucción nihilista

·        La violencia de clase del proletariado basada en formas específicas de establecimiento de relaciones de fuerza contra el capital y su Estado: huelgas, manifestaciones, defensa de sus medios de lucha, la insurrección para la toma del poder y la defensa armada de la dictadura mundial de los Consejos Obreros.

Nosotros condenamos y denunciamos la violencia de la burguesía: el terror, el terrorismo (en la enorme mayoría de sus expresiones) y la guerra. La violencia de la pequeña burguesía y del lumpen la vemos ajena al proletariado[10], pero no la ponemos en el mismo saco que la violencia de la burguesía. Lo que condenamos con la máxima firmeza es la tentativa de presentar esa violencia desesperada, impotente y caótica, como arma del proletariado o, peor aún, como es el caso de UHP-Arde, como expresión de su lucha de clase.

La posición política de UHP-Arde consiste justamente en defender como expresión y arma del proletariado la violencia lumpen: “Pero la cci, expresión de un revolucionarismo bienpensante propio de ciertos “estratos acomodados” de la clase explotada y de la socialdemocracia, no puede sino indignarse por el “pillaje” (tomar lo que es nuestro), la “venganza” (el linchamiento y ejecución de exponentes de la clase enemiga), la “destrucción de fuerzas productivas” (edificios estatales, por ejemplo, u oleoductos y refinerías, estropeando el negocio de los ocupantes). Y se indigna porque definamos la cólera desatada del proletariado, su obra de destrucción, como “fiesta”. ¡Qué macabro!, se horrorizan. Naturalmente la insatisfacción de las necesidades, tras años de guerras, embargo, represión, que lleva al saqueo, no les parece tan macabro. Tampoco son macabros los edificios ministeriales desde los que se administraba, y se administra, la explotación, la represión y la muerte…lo macabro es destruirlo; son cosas del cristianismo marxista”.

Es decir, para UHP hay que reivindicarse del pillaje, de la venganza, de la destrucción de fuerzas productivas, todo eso sería una “fiesta”. Su campo es pues el lumpen. Eso no hace de UHP-Arde una fuerza burguesa, sin embargo, lo hace portador de una peligrosa amalgama: confundir el terreno del lumpen con el terreno del proletariado.

Y para defender ese terreno el redactor de la respuesta actúa con mala fe:

- nos acusa de revolucionarismo bienpensante, expresión de “estratos acomodados” de la clase explotada[11] y de la socialdemocracia.

- nos acusa de “cristianismo marxista”

No vamos a molestarnos en rebatir tan ingeniosas amalgamas. Un análisis somero de nuestras posiciones y nuestra práctica podrán convencer a cualquiera que no nos haya condenado de antemano o que no sea un “zoquete” (por emplear el término tan repetido por nuestro autor) de su ausencia de fundamento. Queremos ir a lo fundamental: no toda forma de violencia es coherente con la lucha del proletariado y, particularmente, la violencia lumpen que defiende nuestro autor es especialmente negativa y aniquiladora para su combate de clase.

¿El saqueo como forma de lucha? Pillaje ha habido en todas la épocas de la historia. Ha sido la práctica preferida de los ejércitos vencedores, también ha constituido la acción cobarde del lumpen en momentos de crisis social en el que la autoridad del Estado se debilita de forma más o menos momentánea. Cuando el proletariado tomó el poder en Rusia reprimió con energía los actos de pillaje y bandolerismo pues nada de eso sirve a los intereses de liberación de la humanidad.

De lo que se trata es de cambiar las relaciones sociales de producción y no de tomarse cada cual unas cuantas mercancías para su propio consumo. La visión lumpen del autor le impide comprender que el proletariado no aspira a repartirse las riquezas sociales de la misma forma que una cofradía de piratas se reparten el cargamento del barco saqueado, su objetivo es abolir la propiedad privada de los medios de producción como primer paso para garantizar la plena satisfacción de las necesidades de toda la humanidad. Tras el gritito radicaloide de “tomar lo que es nuestro” y el aspaviento no menos radical de “atacar la propiedad privada” lo que subyace es sustituir una propiedad privada por otra. Que esa propiedad privada se conquiste de forma ilegal y sin títulos oficiales no cambia un ápice su naturaleza totalmente reaccionaria. ¡No ha salido ni un centímetro del perímetro cerrado de la propiedad privada!

Nuestro redactor reclama el valor “revolucionario” de la venganza. Sí seguimos su razonamiento encontraremos que nadie más “revolucionario” que las clases dominantes que practican abundantemente la virtud de la venganza. Se vengaron con bárbaro salvajismo de la Comuna de París hasta el extremo de levantar el mastodóntico monumento de Monmartre como recordatorio permanente de dicha venganza. Se vengaron con el Nazismo contra el atrevimiento revolucionario del proletariado alemán, se vengaron con el sadismo del GULAG en Rusia contra una revolución momentáneamente triunfante. La justicia burguesa, como antes lo fue la justicia feudal, está basada en la venganza más atroz contra el proletario o el oprimido. Nuestro redactor, en su ofuscación, cree que el antídoto a la venganza es el pacifismo, la mansedumbre, el cristiano poner la otra mejilla. No entiende que sigue dando vueltas a la noria de la ideología burguesa que no admite más que esos dos polos aparentemente opuestos pero en realidad simétricamente complementarios. Es cierto que la explotación y la opresión producen sufrimientos sin límite pero ante esos sufrimientos un estrato social sin futuro solo sueña con la furia estéril de la venganza mientras que el proletariado, que representa el porvenir de la humanidad, a lo que aspira no es a vengar sus sufrimientos sino a abolirlos para todo el género humano. ¿Será capaz nuestro redactor de superar su ceguera para comprender esta diferencia?

El que nosotros alertemos al proletariado contra una peligrosa espiral de destrucción de fuerzas productivas engendrada por las contradicciones insostenibles del propio capitalismo, indigna a nuestro autor: «Es llamativo que la cci llegue al colmo de la indignación cuando constata que se destruye el “resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes”. Bien, señores de la cci: todo lo que hoy vemos bajo el sol es el resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes, luego todo debe ser respetado, nada destruido. Respetémoslo todo, alabemos y ensalcemos el resultado de siglos de acumulación capitalista. Al fin y al cabo, la revolución será un simple cambio de manos; tomaremos las centrales nucleares, las fábricas de misiles y cazabombarderos, las minas de diamantes, y las gestionaremos en beneficio de todos. Ese debe ser, entonces, el “proyecto revolucionario” de la cci».

Es posible que los cortos horizontes en los que se mueve el autor le impidan comprender de qué estamos hablando y se sienta obligado a hacer ironías a nuestra costa (pretenderíamos que la revolución mantendrá centrales nucleares etc.). Sencillamente, el problema que hoy se plantea al proletariado y al conjunto de la humanidad es el peligro de que el capitalismo nos hunda en una espiral de destrucción por la guerra, por la anarquía medioambiental, por la descomposición general del tejido social, de tal forma, que desemboque en una destrucción de las bases materiales del comunismo. El comunismo se basa en la abundancia, en partir del carácter social y mundial de la producción, legado histórico del capitalismo, del fantástico desarrollo de las fuerzas productivas que ello permite, para acabar con el carácter privado y nacional de su forma de explotación: trabajo asalariado y mercancía. El comunismo no es ni el reparto ni tampoco la destrucción de las riquezas existentes.

¡El capitalismo no necesita emuladores en el arte del terror y la violencia irracional, en la práctica del saqueo y la expropiación de la población mundial y el planeta entero, en la sed insaciable de venganza! Todo eso que nuestro redactor presenta como “radical” y “revolucionario” es en realidad la práctica cotidiana del capitalismo en descomposición!

Que los trabajadores se dejen influenciar por esa pulsión hacia la destrucción, que faltos de confianza en las posibilidades revolucionarias de la clase obrera se dejen llevar a una especie de aquelarre de violencia individualista y antisocial, es una tendencia que, además, en el actual período de descomposición capitalista, puede tomar un mayor peso sobre todo en sectores obreros que por su inexperiencia o por su situación desesperada, sufren más el peso de la pérdida de confianza en la clase obrera. Por ello el papel de los verdaderos revolucionarios es combatir esas tendencias y no, en cambio, alentarlas, dándole además la criminal apariencia de “liberación”.

Todo eso exige someter a discusión las experiencias pasadas y presentes de la lucha de clases, nos llama a entender en profundidad el período histórico actual, el de la descomposición terminal de este sistema. Esa claridad no puede ser sustituida con “frasecillas” ingeniosas, con silogismos chapuceros y malintencionados, con insultos y amenazas, sino con un debate franco. Nosotros, por nuestra parte, vamos a seguir contribuyendo a este proceso respondiendo a dos cuestiones que “Ciencia y arte del zoquete” embarulla con sus deformaciones:

* ¿Que significa la actual etapa de descomposición del capitalismo para la lucha del proletariado y el futuro de la humanidad[12]?

* ¿Cual es la verdadera lucha obrera, tal y como se ha manifestado históricamente[13]?

Acción Proletaria (CCI)).

[1] www.crimental.org

[2] ¿Por qué de Asturies? ¿Habla en nombre de todos los grupos que se reclaman de las siglas UHP?

[3] En la respuesta del 27-3-04 se nos decía respecto a esos textos que « si bien han sido redactados y difundidos por compañeros nuestros y los asumimos en general, no son nuestros».

[4] Puede apreciarse la fruición con la que los redactores de estos documentos se dedican, cual mal profesor, a ponerle orejas de burro a todo aquel que no está a la altura de su “arte y ciencia”. Si alguien cree de buena fe su llamamiento a la discusión y se lo remite a la CCI es que “no tiene dos dedos de frente”, la CCI sería una caterva de “zoquetes”,... Según el diccionario, zoquete en sentido figurado es una persona “torpe, de pocas luces”. No vemos que eso sea un insulto, pues cada uno da lo mejor de si mismo y si ha nacido con “pocas luces” o la vida no le ha permitido alcanzarlas no es su falta. Desde ese punto de vista no entendemos por qué para el redactor o los redactores de la “Ciencia y Arte del zoquete” semejante vocablo tendría un sentido peyorativo. ¿O es que acaso consideran que existe una “raza inferior”, la de los zoquetes, que, al dictado de su macabra consigna: ¡“Muerte a los imbéciles”!, merecería desaparecer?

[5] Sí su convicción es que nuestro grupo defiende la burguesía que lo diga abiertamente y que lo demuestre.

[6] Ver Acción Proletaria nº 131 “Los parásitos del GCI llaman al asesinato de nuestros camaradas en México”. Allí mostrábamos el método igualmente retorcido y manipulador de los individuos del llamado G”CI”. Veamos con qué “método” llamaban al asesinato de nuestros camaradas: empezaba por decir que porque habíamos denunciado a Sendero Luminoso nos habríamos hecho cómplices de la masacre de prisioneros proletarios. De ahí hacía la siguiente deducción “lógica”: «para la CCI, como para el Estado y la policía peruana, situarse del lado de los oprimidos es sostener a Sendero Luminoso». El siguiente silogismo decía: «en el campo obrero, se ha considerado como policía o soplón aquel contribuye a ese tipo de amalgama policial». Un nuevo eslabón en la cadena de silogismos es recordar que «son los mismos argumentos socialdemócratas que utilizaron los Domingo Arango y Abad de Santillán frente a las acciones violentas de los militantes revolucionarios». ¿Y cual es la conclusión de ese entramado de sofismas? «Y por este tipo de calumnia, cuya utilidad para el Estado es bien real, Domingo Arango recibió una bala en la cabeza y no podemos más que deplorar que Abad de Santillán no haya sufrido la misma suerte» (del nº 43 de Communisme, órgano del G”CI”)

[7] Ni el GCI ni el redactor (o redactores) que hablan en nombre de UHP son los primeros en lanzarnos tales amenazas. Nos reclamamos de una corriente política –la Izquierda Comunista- que en una de sus expresiones, el grupo BILAN, años 30, era perseguido por fascistas, demócratas y estalinistas y se veía obligado a ir a repartir sus hojas a las puertas de las fábricas con la pistola al cinto.

[8] El redactor recurre a la demagogia más rastrera: «En el mismo número de AP en el que estos necios tienen a bien “criticarnos”, reseñan un ejemplo, para ellos, de “reacción obrera” en Alemania. ¿En qué consiste esta “reacción”? En una huelga, convocada y controlada absolutamente por el sindicato-empresa IGMetall (…) si la lucha de los proletarios iraquíes está parcialmente controlada por el islamismo, el panarabismo o la extrema izquierda, no hay siquiera “revuelta interclasista” sino descomposición capitalista. Ciertamente, un razonamiento exquisitamente…racista». Cuando la clase obrera lucha, la burguesía no le deja el terreno libre, despliega inmediatamente sus sindicatos, sus partidos de “izquierda” y “extrema izquierda”. Ahora bien, el terreno de la lucha es, al menos en su arranque, el terreno de la defensa de las reivindicaciones de clase. En cambio, el terreno que prevalece en Irak no es un terreno de clase sino un terreno imperialista de luchas por intereses burgueses (nacionalismo, étnicos, religiosos…). Como en otras muchas partes de su texto, nuestro autor reduce su “ciencia y arte” a la sofística: 1º) “Las luchas obreras están mistificadas”; 2º) “Los obreros están mistificados por fuerzas burguesas en Irak”; Conclusión: “Lo que pasa en Irak es lucha de clases”…

[9] Artículo antes citado de Acción Proletaria nº 131

[10] Para impedir que Arde juegue con su arte y ciencia de las amalgamas queremos aclarar que nosotros no condenamos las revueltas sociales ni en Argentina ni en ningún otro punto del planeta, como tampoco adoptamos la misma actitud ante la violencia de la burguesía que frente a las expresiones de rabia desesperada que muestran sectores y capas sociales no explotadoras. Lo que si denunciamos es que grupos como Arde o el G “C”I quieran presentar las revueltas interclasistas o esa violencia sin futuro como expresión, e incluso la expresión más avanzada, de la lucha de la clase revolucionaria, el proletariado mundial.

[11] ¿A los que habría que “eliminar”?

[12] Esto lo haremos en respuesta a las torpes ironías que el redactor de la “ciencia y arte del zoquete” se permite sobre la teoría de la descomposición del capitalismo, supuesta “invención” de la CCI.

[13] Aquí responderemos al ataque sucio y calumnioso que el autor de Arde lanza contra el proletariado mundial.

 

 

 

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Carta 17 noviembre de 2004

LA CCI AL BIPR:

Mediante esta carta queremos responder a vuestra carta del 24 de Octubre (enviada el 31 de Octubre). En la medida en que ciertas ideas de esa carta están contenidas en vuestro artículo titulado “Respuesta a una organización en vías de desintegración” no vamos a responder aquí a los argumentos que ya aparecen en un  artículo que estamos preparando en respuesta al vuestro.

Tomamos acta de que rechazáis participar en un tribunal de honor para examinar las calumnias vertidas por la FICCI contra nuestra organización y contra nuestros camaradas. Incluso si vuestra actitud, como hemos insistido, da la espalda a la tradición del movimiento obrero, estáis en vuestro derecho de pensar que no tenéis porqué perder el tiempo en nuestros asuntos “internos” sobre los que estimáis “no tener nada que decir”.

Dicho esto, vosotros afirmáis que la CCI acusa a la FICCI de un robo que ¡para vosotros “nunca existió”!. Lo queráis o no, eso os implica directamente en las “querellas internas” de la CCI y por tanto en las calumnias vertidas por los elementos de la FICCI. Al afirmar públicamente que vuestros contactos con la FICCI  “existen y resisten”, es decir dando vuestro apoyo a la FICCI y a sus calumnias contra nuestra organización, habéis lanzado una declaración de guerra a la CCI. Eso mismo lo atestigua el que desde hace más de un mes aparece en vuestra Web, en tres idiomas, la calumniosa “Declaración” de un individuo que se hace pasar por “Circulo de Comunistas Internacionalistas” (“Declaración” cuyo contenido no tiene nada que ver con el análisis de la situación internacional, mientras que en vuestra carta del 24 de Octubre afirmáis que eso es lo único que os interesa y lo único digno de la “seriedad de una organización que se pretende revolucionaria”).

Mientras que el NCI envía, por correo postal, a todas vuestras secciones su Declaración del 27 de Octubre (en la que se afirma que la Declaración del “Circulo” es una sarta de “mentiras y calumnias vergonzosas contra la CCI”), constatamos que aún no habéis retirado de vuestra Web el texto de ese supuesto “Circulo”.

Además, ya que decís que no os gusta la hipocresía (como afirmáis en vuestro artículo “Respuesta a las estúpidas acusaciones de una organización en vías de desintegración”) nos parece que lo mínimo que debéis decirnos, clara y francamente, es cual es vuestra posición frente a lo que afirma la FICCI en su Boletín nº 28:

“Afirmamos clara y públicamente, ante todo el campo proletario y el proletariado internacional: (...) [los métodos empleados por la CCI] son dignos de operaciones de infiltración ideológica en el plano político, y provocadores y policiales en el plano militante, de agencias ligadas al Estado burgués: francmasoneria, ciertos grupos trotskistas adeptos sistemáticos del entrismo (como los Lambertistas en Francia), infiltración de aventureros y provocadores. La deriva actual de nuestra organización y los métodos que emplea recuerdan a lo que sufrió la oposición trotskista en los años 1930 (evidentemente menos violenta hasta ahora) gangrenada dado sus debilidades políticas por aventureros y elementos turbios, cuando no abiertamente de la policía secreta de Stalin, la GPU”. Todo esto apesta. Apesta a provocación y destrucción”.

¿Creéis, como insiste la FICCI, que la CCI está tomada por agentes del Estado capitalista (la policía o la francmasonería)?

Por nuestro lado pensamos que las relaciones entre los grupos de la Izquierda Comunista deben estar presididas por un mínimo de reglas principiales que proscriban la calumnia y la mentira.

Por eso os instamos a:

1).- publicar inmediatamente (es decir a la recepción de este correo), en vuestra Web, la Declaración del NCI del 27 de Octubre que podéis encontrar en nuestra Web en todos los idiomas correspondientes;

2).- comunicarnos (aunque sea brevemente) vuestra posición sobre las acusaciones antes citadas del Boletín nº 28 de la FICCI (dado que insistís en que vuestras relaciones con la FICCI “existen y resisten”).

A la espera de una respuesta rápida por vuestra parte,

Saludos comunistas.

La CCI.

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Correspondencia con el BIPR: 21-11-04

Carta 21 noviembre de 2004

CARTA DE LA CCI AL BIPR:

Camaradas,

Hace cuatro días os mandamos una carta en la que solicitábamos que:

1).- publicar inmediatamente (es decir a la recepción de este correo), en vuestra Web, la Declaración del NCI del 27 de Octubre que podéis encontrar en nuestra Web en todos los idiomas correspondientes;

2).- comunicarnos (aunque sea brevemente) vuestra posición sobre las acusaciones antes citadas del Boletín nº 28 de la FICCI (dado que insistís en que vuestras relaciones con la FICCI “existen y resisten”).

A fecha de hoy no hemos visto la más mínima reacción por vuestra parte (ni en vuestra Web ni en nuestro correo electrónico) a nuestra petición.

Entendemos que necesitéis cierto tiempo para redactar (o elaborar) una toma de posición que exprese vuestro punto de vista sobre las calumnias repugnantes  vertidas por la FICCI contra la CCI. Pero  la primera de nuestras peticiones la podéis atender en escasas horas, incluso en pocos minutos. Por eso os informamos que publicaremos inmediatamente en nuestra Web la carta que os mandamos el 17 de Noviembre así como un artículo de respuesta a vuestro texto “Respuesta a las estúpidas acusaciones de una organización en vía de desintegración” (que aparece en vuestra Web en varios idiomas) tomando en cuenta, evidentemente, que seguís dando cobertura a la campaña de calumnias lanzada contra nuestra organización por el “Circulo” y la FICCI.

Dicho esto, mantenemos las dos peticiones de nuestra carta del 17 de Noviembre. En especial respeto a la segunda, creemos que sea cual sea el tiempo que os cueste es vuestra responsabilidad poneros manos a la obra: lo que caracteriza a los revolucionarios no son los “silencios diplomáticos”, o sea la diplomacia secreta, sino hablar alto y claro y tener el coraje de decir lo que se piensa.

Saludos comunistas.

La CCI.

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Respuesta al BIPR: la calumnia y la mentira no son métodos de la clase obrera

En su “Respuesta a las acusaciones estúpidas de una organización en vías de desintegración”, el BIPR[1] acaba de franquear un paso suplementario en la grave deriva oportunista que ya pusimos en evidencia en nuestro artículo “El BIPR rehén de unos hampones” ( ver nuestra página Web): ¡hoy justifica la conducta antiproletaria de un grupo parásito, la autodenominada “Fracción interna de la CCI”!.

Esta “Respuesta” del BIPR empieza criticando la “vulgaridad extrema” del tono de nuestro artículo, en el que denunciamos a ese supuesta “Fracción interna de la CCI” (FICCI) como una banda de “golfos”

En realidad sí el BIPR, adopta una pose de virgen escandalizada[2] no es porque, él haga gala de modales  “exquisitos” de “caballero”, sino porque con esta actitud pretende ocultar que ha asumido como propios los métodos de la FICCI. Y, es precisamente por eso, por lo que el BIPR no ha dicho ni una sola palabra sobre el estilo vulgar del texto de la FICCI titulado “La ignominia no tiene límite” en el que estos gamberros llaman a realizar acciones de progromo contra nosotros por nuestra supuestas “marranadas” y contra nuestros militantes a los que califican de “canallas”[3].

Así, esta “Respuesta” del BIPR a las “estúpidas acusaciones” de la CCI busca, en primer lugar, correr un tupido velo sobre el robo de nuestro fichero de direcciones por un miembro de la FICCI con los siguientes argumentos  “…si  camaradas dirigentes de la CCI – que como tales disponían del fichero de direcciones de su organización rompen con la organización, declarando querer ganar a sus camaradas a la `justa vía`, guardando el fichero de direcciones, entonces no se trata de un robo. El falso moralismo de la CCI apesta a hipocresía cuando lanza acusaciones de todo tipo a quienes la abandonan…”.

LA COMPLICIDAD DEL  BIPR EN EL ROBO DE MATERIAL A LA CCI

Esta tentativa de “justificación” de unos hábitos propios de gángsteres de los miembros de la FICCI nos lleva ha hacer varias precisiones:

1)      Nuestro fichero de direcciones, del mismo modo que el dinero y cualquier otro tipo de material político,  pertenece a la organización como un todo y no a los individuos que la componen. Este es un principio elemental de funcionamiento de todas las organizaciones revolucionarias. ¡ Y el BIPR lo sabe de sobra ¡ Por eso se ha negado a responder a nuestra carta de fecha 1/10/2004 (publicada en nuestra página WEB) en la que entre otras cuestiones le planteábamos lo siguiente:

·         ¿Cómo ha llegado la carta de convocatoria de la reunión pública del 2 de Octubre del BIPR en París a la dirección postal de nuestros abonados cuando estos sólo han confiado su dirección a la CCI?.

·         “¿Cómo habría reaccionado el BIPR si la CCI  hubiera hecho lo mismo, si hubiéramos sido cómplices y apoyado el robo del fichero de direcciones del BIPR por alguno de sus antiguos miembros” aceptando que se utilice para “invitar a sus suscriptores a una de nuestras reuniones públicas?” (“Carta de la CCI al BIPR” publicada en nuestra Web).

2)      En el caso de que el BIPR no esté de acuerdo con el principio según el cual este material pertenece a la organización y no a los individuos, quiere esto decir que, el camarada encargado de la tesorería puede largarse tranquilamente con la caja de la organización bajo el pretexto de continuar un trabajo político si es excluido o si rompe con la organización. Esta visión es la de algunos anarquistas y el lumpen, pero no la de las organizaciones del proletariado.

Le recordamos al BIPR que la banda de hampones de la FICCI no se ha contentado con robar nuestro archivo de direcciones. Además han robado dinero a la CCI. Han malversado fondos de la organización negándose a devolvernos el coste de unos billetes de avión que se compraron para que viajaran  a París dos delegados de nuestra sección mexicana: que fueron secuestrados en el aeropuerto de Roissy por los golfos de la FICCI para impedir que participaran en nuestra Conferencia Internacional Extraordinaria de Abril de 2002 (ver artículo en nuestra prensa).

Tras leer los argumentos utilizados por el BIPR para justificar el robo de nuestro material político, tenemos derecho a plantear la siguiente cuestión ¿es también con el dinero robado por la FICCI con lo que el BIPR ha podido alquilar la sala donde celebrar su reunión pública del 2 de Octubre en París? (ya que esa reunión la organizó el BIPR con el apoyo político y material de la FICCI).

3)      La idea del BIPR que justifica que camaradas “dirigentes” se lleven todo el material que les ha sido confiado ya que no  habrían podido convencer a los militantes de la validez de sus posiciones, es totalmente ajena a la tradición histórica del movimiento obrero. Esta política tiene un nombre: es la política destructora de la “tierra quemada”. Como no se ha conseguido imponer sus posiciones, se desvalija a la organización y se echa el guante a su material político para sabotear su actividad[4] .

La CCI ya denunció públicamente ese comportamiento de truhanes en 1981 a propósito del “caso Chenier”. En aquella época  las dos organizaciones que acabarían constituyendo el BIPR (Battaglia Comunista y la Communist Worker`s Organisation) tenían aún un mínimo de dignidad y no corrieron a dar apoyo al ciudadano Chenier y a su grupo parásito, el CBG. En aquella época no pusieron “el grito en el cielo” ante la vulgaridad de la CCI cuando esta denunció en los términos que siguen a continuación a esos golfos: “…estos camaradas (los de la ex sección de la CCI en Aberdeen) han tenido conocimiento de las maniobras de Chenier durante meses y han justificado el robo una vez este se ha producido como `normal en caso de escisión`. Nuestra condena de estas práctica ha sido calificada de `reacción de pequeños burgueses propietarios` (…) En los primeros números de “The Bulletin” se reivindican de tal comportamiento escondiendo tras estúpidas y falsas historias a cual más vil contra la CCI (…) ¿Cuando hay una escisión se puede robar todo lo que se quiera pero una vez convertido en nuevo grupo, cuando se es el amo del cotarro,...el acceso a la propiedad privada hace que los pequeños golfos sienten la cabeza(…), ¿Cuales son las posiciones del CBG?. He aquí otro grupo con una existencia parásita. ¿Que representa ante la clase obrera? Una versión provinciana de la Plataforma de la CCI con la coherencia de menos y el robo de más….” (REVISTA INTERNACIONAL n º 36 “Respuesta a las respuestas”). Lo que claramente afirmábamos hace 20 años sobre los métodos gangsteriles del CBG igualmente se aplica hoy a la FICCI.

Debe quedar claro que la CCI no ha renunciado a recuperar de una forma o de otra el dinero robado por la FICCI[5]. Nuestra organización adoptará, en su momento, la misma política que puso en práctica, hace más de veinte años, durante la recuperación del material que le fue robado por la tendencia Chenier, especialmente por los que constituyeron el CBG[6].

4)      Precisamente porque se trata de una regla elemental del funcionamiento de cualquier organización del proletariado, los Estatutos de la CCI afirman explícitamente que todo militante que abandone la organización (ya sea por propia voluntad o por que se le excluya) esta obligado a devolver a la CCI todo el material que le haya sido confiado para el cumplimiento de sus tareas militantes: “el militante no hace una inversión personal en la organización de la que esperar dividendos o que se pueda retirar cuando uno quiere irse. Por tanto se proscribe como ajena al proletariado cualquier práctica de retirada de material o fondos de la organización incluso si se va a formar otro grupo político” (“Informe sobre la estructura y el funcionamiento de la organización de revolucionarios”. Los miembros de la FICCI  saben perfectamente que apropiándose del fichero de direcciones (y robando el dinero de la organización) están empleando prácticas “totalmente ajenas al proletariado”. Se han mofado de nuestros estatutos y han roto con la CCI, ellos mismos se pusieron fuera de la organización antes de que los excluyésemos.

Por eso, entre otras cosas, se niegan, pese a  nuestras reiteradas demandas, a pedir un Tribunal de Honor mientras que sostienen que son falsas las acusaciones que hemos hecho contra sus comportamientos (ver nuestro artículo en Internet “El Tribunal de Honor, un arma de defensa de los militantes y las organizaciones comunistas”[7]).

5)      El BIPR da aún un argumento más para justificar este robo: ya que los miembros de la FICCI eran “camaradas dirigentes”,  “como tales”, podían atribuirse el derecho de llevarse cuando se fueron el material perteneciente a la organización. Así, los “dirigentes” tendrían derechos y privilegios que no tendrían los “militantes de base”. ¡ Esta concepción elitista y burocrática la encontramos en las organizaciones burguesas (en particular las estalinistas) pero no en las de la clase obrera  ¡

Queremos señalar, de paso, que la CCI no tiene la visión piramidal del BIPR de miembros “dirigentes” sino de miembros de “órganos centrales”. La CCI no había confiado “como miembro dirigente” su archivo de direcciones al actual miembro de la FICCI sino que le confió ese fichero como militante encargado de realizar los envíos de las publicaciones a los abonados de la CCI. Si le confiamos a ésta, a quien el BIPR llama “camarada dirigente” (¡lo que nos hace reír a carcajadas!) la responsabilidad, muy importante, de esta tarea es únicamente porque la hacia muy bien[8].

A través de los argumentos contenidos en esta “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones”, hemos podido descubrir en realidad la complicidad del BIPR con este robo. Nos dice que en efecto la FICCI tiene derecho de guardar el fichero de direcciones con el fin de poder “llevar a los camaradas al buen camino”[9]. Este argumento no solo intenta “blanquear” los comportamientos indignos e innobles de la FICCI. Intenta ante todo y sobre todo justificar las tentativas de sabotaje y  desestabilización de la CCI desarrolladas por los “dirigentes” del BIPR, a nuestras espaldas, durante más de dos años.

En el Boletín n º 9 de la FICCI nuestros lectores podrán descubrir las maniobras del BIPR que consisten  en animar a esta banda de hampones a continuar  sus ataques contra nuestros órganos centrales y contra nuestros militantes con el fin de llevar al máximo de camaradas “al buen camino”. Por ello animamos a nuestros lectores a leer el “Resumen de la reunión del 17/03/2003 entre la fracción y el BIPR” publicado en el citado número del Boletín (y disponible también en la página Internet de la FICCI). En él encontrarán los “argumentos” que justifican el robo de nuestro fichero de direcciones: para la FICCI se trata de mandar a los militantes de la CCI su prosa repugnante (con la  bendición del BIPR) con el fin de “abrirles los ojos a los militantes de la CCI ya que, en lo inmediato, están metidos en una creciente dinámica de seguir a los OD (“Organos Decisorios”) de la CCI sin cuestionarse nada de lo que estos dicen (...). El BIPR  ha aprobado esta “orientación” en los siguientes términos: “Debéis proseguir vuestro combate contra las derivas actuales por restaurar las adquisiciones organizativas y políticas de la CCI”.

Así vemos que el BIPR no solo ha alentado a la FICI en su sucio trabajo (atiborrar los buzones de nuestros camaradas y de nuestros simpatizantes con sus trapos sucios infames) sino que además apoya y alienta el combate por.... “¡la restauración de las adquisiciones organizativas y políticas de la CCI!”. Nuestros lectores pueden darse una idea de la duplicidad y del increíble (¡pero cierto!) doble lenguaje del BIPR: de un lado se muestra (hipócritamente) interesado en defender las “adquisiciones organizativas y políticas” de la CCI y de otro afirma (en su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones”) querer “convencer” a la FICCI de que la “debilidad intrínseca” de la CCI está en “las cuestiones metodológicas de base que desde siempre nos separan (al BIPR) de la CCI”.

La hipocresía llega al colmo cuando al mismo tiempo que apoyaba a la FICCI en su combate contra “la dirección liquidacionista” de la CCI (según la frase habitual de la FICCI), el BIPR escribía “no nos incumbe dar la razón o quitarla en las querellas organizativo /disciplinarias dentro de la CCI” (ver el texto del BIPR, publicado en varias lenguas en su sitio Internet, fechado febrero 2002, “Elementos de reflexión sobre las crisis de la CCI”).

Eso nos permite entender mejor porqué el BIPR no ha condenado el robo de nuestro fichero de direcciones. Su interés era, lisa y llanamente, utilizar las direcciones de la FICCI (y sus crapulosos métodos) no solo para reclutar en su propio beneficio sino para sembrar cizaña dentro de la CCI.

¡Esta claro que lo que “apesta a hipocresía” no es “la falsa moral de la CCI” sino la ausencia de toda moral del BIPR!

Lo repetiremos una vez más a riesgo de afectar el pudor de primera comunión del BIPR: cuando uno se acuesta con mujeres de mala fama no cabe hacerse el sorprendido por haberse contagiado de blenorragia.

En el punto 2 de su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones” el BIPR afirma, respecto al robo de nuestro fichero a partir del cual se ha enviado la convocatoria a su reunión pública del 2 de Octubre, que “No tenemos que dar cuentas ni a la CCI ni a nadie sobre nuestra forma política de actuar” y estigmatiza la “pretensión de la CCI de relanzar supuestas tradiciones de la Izquierda comunista”, lo que considera “patético”.

Lo verdaderamente “patético” es constatar que el BIPR se convierte en cómplice de la FICCI vendiendo su derecho de primogenitura por un plato de lentejas. ¡Por eso echa por la borda, no solo la tradición de la Izquierda Comunista sino  también, los principios más elementales del movimiento obrero para adoptar la ley de la selva!

Frente a la pregunta de nuestros suscriptores: “¿Cómo ha obtenido el BIPR nuestras direcciones?”, la respuesta ha sido: ir a quejaros a otra parte, ¡el BIPR no da cuentas a nadie sobre “lo que hace en política”!.

¿Los “dirigentes” del BIPR creen que no tienen ninguna cuenta que dar a los militantes de su propia organización (que no participaron en esa reunión pública y que se han quedado a cuadros al saber que se había mandado la convocatoria a gente de la que no se conocía su dirección)?. Salvo que esa “forma de hacer política” sea acorde a los estatutos del BIPR o que sus militantes “sigan” ciegamente la política (¡totalmente irresponsable!) de sus “dirigentes”... “¿sin preguntarse nada?”.

EL BIPR Y LA FICCI  JUNTOS EN LO MEJOR Y ¡SOBRE TODO EN LO PEOR!.

El BIPR en el primer punto de su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones” empieza diciendo que sus relaciones con la FICCI “existen y resisten” y lo explica con el siguiente argumento: “queremos impedir que la enésima escisión de la CCI, con la salida de dirigentes de la vieja guardia de lugar al nacimiento de un nuevo grupo disidente de la CCI que reivindique su ortodoxia”.

Muy buena la intención del BIPR (¡estamos realmente conmovidos ante tal desvelo!), pero el infierno está empedrado de buenas intenciones.  El BIPR quiere convencernos de que trata de convencer a la FICCI de que abandone las posiciones programáticas de la CCI para evitar que surja un nuevo grupo parásito (aunque se niegue a admitirlo, ¡hay que llamar a las cosas por su nombre!)[10]. La verdad es que el BIPR discute con los miembros de la FICCI para reclutarlos.

¡A que tantas contorsiones para demostrar su “buena fe”!. Es patente que el BIPR no tiene la más mínima dignidad: se limita a ... ¡hurgar en el cubo de la basura de la CCI!

Por nuestra parte queremos tranquilizar al BIPR: nuestro objetivo no es sabotear sus tentativas de “reagrupamiento” (como clama a los cuatro vientos la FICCI y su hermano gemelo, el “Circulo” de Argentina). Si defendiéramos un punto de vista “de tendero” no nos molestaría que el BIPR integrase en sus filas a los miembros de la FICCI. Al contrario, nos harían un favor al quitarnos de encima ese grupúsculo parásito que no cesa de manchar el nombre de la CCI al reivindicarse de nuestra plataforma.

La única y exclusiva razón por la que advertimos al BIPR de las maniobras de seducción de la FICCI es que queremos evitar que una organización de la Izquierda comunista ridiculice (aunque ya es demasiado tarde) los principios proletarios  avalando los métodos de una banda de golfos.

Si el BIPR quiere desacreditarse reagrupándose con tales elementos, nadie puede impedírselo. Como dice el refrán ¡no se puede dar de beber a un burro que no tiene sed! Cuánto antes “convenza” el BIPR a la FICCI de que nos deje en paz ¡Tanto mejor! 

El BIPR desgraciadamente al negarse a considerar nuestros análisis sobre el fenómeno del parasitismo (que retoma lo que Marx puso en evidencia frente a la Alianza de Bakunin en la AIT) se priva de un arma que le podría evitar dejarse el pellejo en esta sórdida aventura. Sigue corriendo tras la FICCI con la esperanza de coger la zanahoria que ésta le tiende: ¡la perspectiva de una futura sección del BIPR en París y México!

La FICCI, evidentemente, no tiene el más mínimo interés en dejarse “convencer” por el BIPR y mucho menos en engrosar sus filas. Por ello esos parásitos no dejan de repetir, con una obsesión enfermiza, que “no  han roto con la CCI”. La FICCI, en su último Boletín (nº 28) insiste en un desacuerdo con el BIPR: contrariamente a lo que éste afirma en su respuesta a las “estúpidas acusaciones” de la CCI, la FICCI juzga necesario hacer “una precisión respecto a lo que dice el BIPR: nosotros no hemos roto (con la CCI), nos han excluido”. Estamos verdaderamente desolados por el BIPR y esperamos que se reponga de esa enorme decepción. Por nuestra parte solo nos cabe animarle a que no se haga ilusiones: los miembros de la FICI no pueden sumarse a las filas del BIPR porque, como afirman en su Boletín nº 28, “¡la fracción ES la CCI!”: “Nosotros, la fracción, somos la CCI”.

No podemos pedir al BIPR que convenza a un loco que se cree Napoleón de que no los es, ya que solo vive para eso. Lo que si podemos es escandalizarnos de que el BIPR, gangrenado por el oportunismo, no sea capaz de ver el carácter absolutamente delirante del universo mental de esa supuesta “fracción”.

A propósito de nuestras “Tesis sobre el parasitismo”  el BIPR añade: “mientras que pasan tantas cosas en el mundo, la CCI no encuentra nada mejor que hacer que escribir unas “Tesis” sobre sus querellas internas”.

Cualquier lector mínimamente serio puede comparar los informes sobre la reunión publica del 2 de Octubre hechos por la CCI y por el BIPR (ver la Web de Battaglia Comunista). Así podrá comprobar que el BIPR ¡es incapaz de responder a las cuestiones planteadas en su propia reunión pública sobre el análisis de las raíces de la guerra de Irak, como tampoco es capaz de refutar los argumentos expuestos por la CCI (ver en Acción Proletaria nº 179: “El vacío político y la ausencia de método del BIPR”). De hecho, ante el estallido de la barbarie guerrera y del caos sangriento en Irak, Oriente Medio, Africa, etc., el BIPR no tiene cosa mejor que hacer que poner en cuestión el análisis sobre la decadencia del capitalismo (elaborado por la Internacional Comunista). No tiene cosa mejor que hacer que complementar la propaganda de los economistas burgueses para consolar a la clase obrera (y mistificarla) haciéndole creer que el modo de producción capitalista tendría aún por delante ¡días radiantes!

En cuanto a la critica a nuestra “Tesis” sobre nuestras “querellas internas”, el BIPR debería empezar entonces por criticar a Marx: mientras que en el mundo acontecía un evento tan importante como la Comuna de París de 1871 Marx “no tenia nada mejor que hacer” ¡que convocar una Conferencia en Londres consagrada esencialmente a examinar el caso Bakunin y su grupo parásito de la Alianza de la Democracia Socialista! Para más INRI el único congreso de la AIT en el que Marx estuvo presente, el de La Haya en 1872, se consagró bajo el impulso de Marx y Engels al análisis de las cuestiones organizativas y de funcionamiento. Más aún, el año siguiente, Marx, Engels y Lafargue consagraron un tiempo y una energía considerables a redactar un libro sobre las maniobras ocultas del ciudadano Bakunin y sus cómplices (titulado “La Alianza de la Democracia Socialista y la Asociación Internacional de los trabajadores”). ¿Y que decir de Lenin que tras el segundo congreso del POSDR “no encontró nada mejor que hacer” que escribir, no unas cuantas tesis sino un libro entero (“Un paso a delante, dos pasos atrás”) sobre las “querellas internas” del POSDR?

El BIPR no ha entendido nunca (por su incapacidad para reapropiarse de esa experiencia del movimiento obrero) que el comportamiento político de los militantes comunistas es una cuestión de principios. Por ello, es él (y no la CCI) quien está amenazado de desintegración[11]. Al hacer causa común con elementos cuya más importante actividad consiste en escribir cientos de páginas de calumnias contra la CCI y sus militantes (puede verse entre otros la novela policíaca de la FICCI titulada “Historial del SI”), el BIPR se ve conducido a apropiarse de una “manera política de actuar” totalmente ajena al proletariado, fundada no solo sobre el robo, sino también sobre la mentira y la calumnia.

EL BIPR EMPLEA LA MENTIRA Y LA CALUMNIA.

El BIPR en el punto 5 de su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones” afirma que nunca ha osado “especular” sobre las acusaciones de estalinismo que nos hace la FICCI: “rechazamos por ridículas las advertencias de una organización (...) cada vez que se le acusa de oportunismo y estalinismo, sobre las cuales nosotros jamás hemos especulado”.

Esta afirmación es una burda mentira. Nuestros lectores pueden encontrar en el Boletín nº 9 de la FICCI la afirmación del BIPR, acreditando la “tesis” de la FICCI según la cual la CCI habría entrado en un proceso de “degeneración estalinista”: “Para nosotros (el BIPR) es evidente que ha habido un proceso de eliminación de militantes. Una eliminación de la vieja guardia de la que el único que queda es Peter (...), el camino será corto, se ha desencadenado de forma irreversible la tendencia a excluir”[12].

No solo el BIPR está pillado en falta al pretender hoy con la mano en el corazón no haber “especulado nunca sobre las acusaciones de estalinismo” contra la CCI, sino que además se convierte en portavoz de calumnias apenas veladas contra uno de nuestros camaradas, el “liquidador en jefe” (como le gusta llamarle a los de la FICCI) que, como Stalin, ¡habría “eliminado a la vieja guardia”!

Nuevamente esa “metodología nauseabunda” basada en la mentira y la calumnia lleva al BIPR a publicar en su Web (y ¡en 3 idiomas!) el texto calumnioso del “Circulo de Comunistas Internacionalistas" de Argentina (que como hemos demostrado es en realidad una gigantesca impostura[13]).

A pesar de que hemos publicado la Declaración del NCI del 27 de Octubre (ver nuestra Web) el BIPR sigue alimentando la mentira de que el NCI, como la FICCI, “ha roto con la CCI” (ver la Web de Battaglia Comunista). El BIPR una vez más toma sus deseos por la realidad[14].

Aunque el NCI ha mandado a al BIPR esa Declaración (en la que afirma que los textos del “Circulo” son “mentiras y calumnias vergonzosas vertidas contra la CCI”) éste no ha juzgado necesario retirar de su Web el texto en el que el  “Circulo” denuncia los supuestos “métodos nauseabundos” de la CCI. Lo que significa que mantiene y rubrica el empleo de la mentira y la calumnia.

La razón de tal política de naturaleza burguesa se encuentra en el Boletín nº 9 de la FICCI. Si lo leen, nuestros lectores verán que en Marzo de 2002, el BIPR y la FICCI habían empezado a elaborar de forma concertada una estrategia política cuyo objetivo es destruir a la CCI.

Así es como nos enteramos de que el BIPR dice que “tenemos que concluir que la CCI se ha convertido en una organización no válida y por tanto haremos todo lo posible para que desaparezca. (el subrayado es nuestro).

¡He aquí porque, y con que proyecto político, los contactos entre el BIPR y la FICCI “existen y resisten”!

Con ese objetivo claramente enunciado de “hacer todo lo posible para su desaparición” (la desaparición de la CCI) el BIPR, así como la FICCI, entra al trapo del texto calumniador de un impostor (el supuesto “Circulo de comunistas internacionalistas”) como un toro ante el capote rojo.

El BIPR está realmente mal situado para darnos lecciones de “verdadera moralidad”. Su crítica a nuestro “falso moralismo” no puede ocultar la triste realidad: el BIPR adopta la “moral” antiproletaria de los jesuitas de que ¡el fin justifica los medios”.

El BIPR para destruir a la CCI, y ejecutar la sentencia que ha dictado contra nuestra organización (¡y a nuestras espaldas!) está dispuesto (cosa que ya ha hecho) a utilizar los sórdidos métodos de la propaganda burguesa.

Para lograr su meta no sólo se alía con los hampones de la FICCI y con un mitómano manipulador del “Circulo” argentino, sino que cada vez más ¡tiende a adoptar los nauseabundos comportamientos de esa ralea!

Un consejo queremos darle al BIPR, que barra primero su casa: mientras que pasan “tantas cosas en el mundo” desde el 11 de Septiembre 2001, el BIPR no tiene nada mejor que hacer que rumorear con la FICCI sobre que la CCI elimina a la “vieja guardia”. No tiene nada mejor que devanarse los cascos para saber si “la CCI está moribunda” (Carta del BIPR a la Fracción, publicada en el Boletín nº 9 de la FICCI). ¡No tiene nada mejor que hacer que leer las novelas policíacas de la FICCI perladas de pequeños detalles “picantes” sobre el “estilo” o la vida personal de tal o cual militante de la CCI!

Hoy, cuando siguen pasando “tantas cosas en el mundo” ¿qué se le ocurre hacer a ese grupo que tiene la pretensión ¡y la santa barra! de presentarse al mundo entero como... el único “polo serio” de la Izquierda Comunista? No tiene nada mejor que hacer que poner a “discusión” en su Web, y en tres idiomas, las elucubraciones de un psicópata (donde las mentiras son tan imponentes como la falta de escrúpulos). Todo ello para dilucidar si....nuestra llamadas telefónicas a militantes del NCI en Argentina (¡de las que el BIPR ni siquiera conoce su contenido!) son una ¡confirmación de la “degeneración estalinista” de la CCI!

El BIPR, al conchabarse con la FICCI, ha puesto una bomba en su propia casa. Solo nos queda agradecer a la FICCI haber dejado claro, en sus “Boletines”, las intenciones del BIPR de “hacer todo lo posible por empujar a la  desaparición” de nuestra organización. ¡Por una vez el chivatazo ha rendido servicio a la CCI!

Ya es hora de que el BIPR, si no quiere hundir su propio barco, deje sus “reflexiones (¡y estúpidas especulaciones!) sobre las crisis de la CCI” para reflexionar sobre las causas de sus propios sinsabores organizativos y su actual deriva.

Es el único método que puede (¿quizá?) hacer que escape a la suerte a la que le condena su oportunismo congénito.

Ya es hora de que el BIPR reconozca que, pese a su alianza diplomática y “táctica” con la FICCI, no tiene los medios para cumplir su ambición de “empujar a la desaparición de la CCI” para ser el “único polo de reagrupamiento” de la Izquierda Comunista. Cuanto más croa el BIPR con esa banda de golfos (y su pequeño clon degenerado de Argentina), cuanto más encamina sus pasos hacia “una lenta y segura agregación de las fuerzas revolucionarias”  (como afirma en su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones”) más rápido avanza hacia el fin trágico y grotesco del ... sapo que quiso ¡ser más grande que un buey!.

CCI (18/11/04)

[1] Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización que se reivindica de la tradición de la Izquierda Comunista de Italia, y que está formada principalmente por la Comunist Workrs´Organisation (CWO) en Inglaterra y Battaglia Comunista en Italia

[2] En las primeras líneas de su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones” el BIPR se cubre de ridículo: se rasga las vestiduras por que la CCI haya podido emplear (en el artículo “El BIPR rehén de una hampones”) palabras tan vulgares como “hampones”, “canastilla de boda”, “mujeres de poca virtud”, o incluso ¡“blenorragia”!. Visiblemente el redactor de esa “Respuesta” a  la CCI no conoce a fondo la lengua francesa ya que ninguno de esos términos se considera vulgar. El traductor se habría podido ahorra ridiculizar un texto oficial del BIPR, traducido a varias lenguas, en el cual el término “canastilla de boda” se mete en la rubrica de ¡palabras vulgares!.

[3] Ver el texto, publicado en el Web de la FICCI, “La ignominia no tiene límite” que introduce la Declaración del “Circulo” del 2 de Octubre. Curiosamente la versión francesa ha desaparecido de la Web de la FICCI (a fecha de hoy solo está en Ingles y Castellano). Afortunadamente hemos guardado copias y se las podemos mandar a los lectores que nos lo pidan. Además hay que constatar que los llamamientos al progromo lanzados por esos hampones empiezan a tener un cierto eco como lo corrobora un anónimo amenazador recibido a principios de noviembre en nuestra dirección e-mail en España. Nuestros lectores podrán ver el correo (¡tan vulgar como nauseabundo!) de ese buitre acompañado de nuestra respuesta en nuestra Web en Español

[4] La FICCI considera que la CCI es de su propiedad cuando afirma en su Boletin nº28 que la CCI es “NUESTRA organización”. Es la misma visión que llevó al ex - militante Michel a afirmar durante una reunión secreta de la que descubrimos sus actas: “Tenemos que recuperar los medios de funcionamiento”. Hay que señalar que Michel ha preferido jubilarse a juntarse con la “fracción”, y es porque comprendió (como dijo claramente a una delegación de la CCI) que “¡lo que hemos hecho (a espaldas de la organización) es miserable!”. Contrariamente a sus amigos de la FICCI ha preferido una salida un poco más “honrosa” devolviendo la totalidad de su deuda con la CCI.

[5] ¡No tenemos ningún inconveniente en que el BIPR se “solidarice” con la FICCI abriendo una suscripción para ayudarle a devolver el dinero a la CCI!

[6] Con esa misma intransigencia y determinación la CCI consiguió, en la primavera del 2002, recuperar  los archivos depositados en la “segunda residencia” de un miembro de la FICCI cuando este rufián se aprestaba a mudarlos. Queremos señalar que  recuperamos nuestro archivos con la más total normalidad: el ciudadano Olivier, miembro “dirigente” de la FICCI nos los devolvió si rechistar ni oponer resistencia

[7] Ver la Web de Révolution Internationale 351

[8] Al menos hasta el 14º Congreso de la CCI. Después, ante el creciente repudio de sus comportamientos en la organización, empieza a sabotear el trabajo, por lo que tomamos la decisión de apartarla de tal responsabilidad. Sin embargo, guardó a nuestras espaldas (y premeditadamente) una copia del fichero de suscriptores, todo eso mucho antes de que se constituyera la supuesta “fracción”

[9] Hay que decir, que los miembros de la  FICCI en ningún momento hicieron el más mínimo esfuerzo para convencer al resto de la CCI. Todo lo contrario: su actitud abiertamente destructiva y de “tierra quemada”, la mentira y el chantaje sistemático, sus dobleces y maniobras sórdidas... los aislaron de casi todos los militantes de la CCI, incluso de aquellos que al principio habían sido sensibles a sus argumentos.  Mientras que la CCI les conminaba a que expusieran abiertamente sus desacuerdos en nuestras reuniones internas y publicándolos en nuestros boletines internos, preferían  filtrar a sus “iniciados” los documentos que no daban al resto de la organización y hacer reuniones secretas complotando para “desestabilizar” (según los propios términos de esos virtuosos caballeros) a la organización. También rechazaron nuestro ofrecimiento de publicar en la Revista Internacional una respuesta por su parte al artículo publicado en la 108 sobre la noción de fracción, artículo que rechazaban, a fin de que expusieran en base a la experiencia histórica del pasado  las concepciones sobre las cuales se había fundado la “FICCI”.

[10] Hay que notar que en su “Respuesta” a nuestras “estúpidas acusaciones”, el BIPR empieza a dar un pequeño esbozo de análisis sobre el fenómeno del parasitismo. Así afirma con toda razón, que la constitución de “un nuevo grupo disidente de la CCI” significaría que “un intelectual” cualquiera rodeado de algunos simpatizantes, se siente con derecho a hacer su pequeño grupo, sisando de aquí o allá ideas y posiciones, con una manifiesta incapacidad para mantener unidos a los camaradas”. Los elementos de la FICCI traicionando nuestros principios organizativos, propagando mentiras repugnantes contra nuestros órganos centrales y nuestros militantes,  han roto con la CCI  (¡en esto estamos totalmente de acuerdo con el BIPR!): y han mostrado su “propia incapacidad para mantener unidos a los camaradas”. “Sisando” dinero y material a la CCI, “sisando aquí o allá (a la CCI y al BIPR) algunas ideas y posiciones” , estos timados no tienen ningún “derecho” a reclamarse de la Izquierda Comunista. No nos queda más que  alentar al BIPR para que vaya un poco más lejos en su reflexión: ese grupúsculo autodenominado “Fracción interna de la CC” no es una emanación histórica del proletariado. ¡Carece de toda legitimidad y solo es un grupo parásito!. En cuanto a la caricatura que hace el BIPR de nuestro análisis del parasitismo tratando de ridiculizar las “estúpidas”  acusaciones de la CCI que grita “¡complot de la burguesía!”, solo pone de manifiesto una cosa: su ignorancia de lo que Marx denunciaba contra sus detractores a propósito de la Alianza de Bakunin al afirmar (en prueba de su “estupidez”) que el combate del Consejo General de la AIT contra Bakunin era “un complot del sol contra la sombra”

[11] En Junio de 1897 el escritor americano Mark Twain escribió, ante los rumores sobre su muerte: “la noticia de mi muerte se ha exagerado ampliamente”. Podemos decirle lo mismo al BIPR: la noticia de nuestra “desintegración” ha sido “ampliamente exagerada”. Es hora de que de una vez por todas, los militantes del BIPR dejen de creer las historias de terror (lo mismo que los cuentos de hadas) que le cuenta la FICCI. Ya no tienen edad

[12] Aclaremos sobre esta afirmación una serie de puntos para restablecer la verdad:

a).- La idea que vehiculiza el BIPR de que solo queda en el CCI un “miembro fundador” es radicalmente falsa. Aconsejamos al BIPR que verifique la veracidad de las informaciones que suministra la FICCI ya que, como decía Lenin, “el que cree a pie juntillas es un idiota redomado”.

b).- Ser miembro fundador no implica, en nada, estar inmunizado contra la traición. ¿Hay que recordarle al BIPR entre los 6 miembros fundadores de Iskra (¡cuya talla es muy diferente de esa banda de golfos!) 4 traicionaron y se pasaron al campo de la burguesía durante la primera guerra mundial. Lenin fue el único miembro de Iskra que se mantuvo fiel a la causa revolucionaria hasta el final.

Queremos restablecer otra verdad: los miembros de la FICCI no son “dirigentes de la vieja guardia” como pretende el BIPR. A diferencia de lo que van diciendo por ahí, con increíble presunción “para darse jabón”, ninguno de ellos ha sido “fundador de Revolution Internationale” (antecesor de la CCI junto con nuestra sección en Venezuela). Ni siquiera el más viejo de ellos, el hombre invisible (y “padre fundador” de la FICCI) el ciudadano Jonás lo es pues abandonó la organización justo después del final del movimiento del Mayo 68 y no volvió a ella hasta años después, mediados los años 70.

Los miembros de la FICCI, para evitar que se esclarezca su trayectoria dentro de la CCI se oponen a un Tribunal de Honor. Esos héroes de tira cómica, que se tienen por Superman o por Wonderwoman, prefieren dedicarse a embaucar a todos aquellos que, como el BIPR, se tragan sus cuentos. Haber militado durante años y haber formado parte de los órganos centrales no les convierte en “dirigentes de la vieja guardia”.

De hecho, la FICCI y el BIPR se echan flores mutuamente: el BIPR presentando a los miembros de la FICCI como “dirigentes” de la “vieja guardia de la CCI”  y la FICCI se las devuelve diciendo que el BIPR es “el único polo de reagrupamiento de la Izquierda Comunista”. ¡A esto se resume el trato diplomático entre el BIPR y la FICCI!

[13] Ver “Círculo de Comunistas Internacionalistas: ¿Impostura o realidad?” en Acción Proletaria nº 179

[14] Ver la Declaración del NCI en Acción Proletaria nº 179 y también “Noticias de Argentina: El NCI no ha roto con la CCI” en Suplemento de Acción Proletaria nº 180

 

 

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Noticias de Argentina: ¡El NCI no ha roto con la CCI!

Recientemente, la CCI ha enviado una delegación a Argentina. Esta ha sido acogida muy calurosamente por los miembros del NCI quienes nos han afirmado que sólo tenían un temor: que la CCI cambiara de opinión y los abandonara renunciando al viaje.

Durante nuestra estancia, los camaradas del NCI han tomado la decisión de enviar por correo postal su Declaración del 27 de octubre[1] a todas las secciones del BIPR y a otros grupos de la Izquierda Comunista con el fin de restablecer la verdad: contrariamente a las falsas informaciones propagadas por el BIPR (particularmente en su prensa en italiano), el NCI no ha roto con la CCI.

Los miembros del NCI han pedido dos veces por teléfono al individuo B. que viniera a explicarse ante el NCI y la delegación de la CCI. El Señor B. se ha negado a cualquier encuentro y cualquier discusión y ha colgado el teléfono. Este comportamiento revela la cobardía de este individuo: descubierto con las manos en la masa[2] prefiere esconderse bajo tierra como un conejo en su madriguera.

Los camaradas del NCI nos han aportado elementos suplementarios sobre el comportamiento de este pequeño aventurero de provincias. El señor B tenía un profundo desprecio hacia los otros miembros del NCI. Estos últimos son obreros que viven en la miseria mientras que B ejerce una profesión liberal y se enorgullecía de ser el único miembro del NCI que “podía pagarse un viaje a Europa”. Los camaradas del NCI nos han desvelado igualmente los métodos de B: dividía a los militantes del NCI de tal forma que nunca se podían reunir todos juntos. Los abordaba individualmente o en pequeños grupos para llevar discusiones personales con cada cual. No quería que los miembros del NCI profundizaran en las cuestiones políticas y pasaba constantemente de un tema a otro a toda velocidad. Esta ha sido la razón por la que los camaradas del NCI habían estimado que no estaban dispuestos a adherir a la CCI cuando B había pujado en agosto pasado para que el NCI se integrara en nuestra organización de forma prematura. Finalmente, los compañeros del NCI nos han manifestado que tenían hasta ahora muchas dificultades para criticar los métodos de este jefecillo estaliniano debido sin duda al peso de su pasaje por las organizaciones izquierdistas.

Este individuo había intentado sembrar la cizaña dentro de la propia CCI. A principios de septiembre nos envió un correo en el cual acusaba a uno de nuestros camaradas (que formaba parte de la delegación que le había visitado en Argentina en el mes de agosto) de haber provocado con su comportamiento a que un miembro del NCI tuviera que cambiar de casa. En nuestro último viaje este militante nos ha certificado que todo eso no era más que una mentira pura y dura: si tuvo que cambiarse de casa era sencillamente porque no podía pagar el alquiler. Hemos guardado la traza escrita de esta mentira repugnante del Señor B

Pese al choque que han recibido al descubrir las mentiras y maniobras realizadas en su nombre y a sus espaldas por ese siniestro personaje, los camaradas del NCI han expresado su voluntad de proseguir una actividad política a la medida de sus fuerzas limitadas. Gracias a su acogida fraternal y a su implicación política, la CCI ha podido celebrar una segunda reunión pública en Buenos Aires el 5 de noviembre sobre un tema elegido por los camaradas del NCI[3]

Durante toda su estancia en Buenos Aires, la delegación de la CCI ha sido alojada en casa de los camaradas del NCI que han ofrecido generosamente su hospitalidad pese a sus condiciones de vida espantosas. La mayoría está en el paro y no cobra ningún subsidio del Estado. Uno de ellos –cuya compañera ha sido despedida- acaba de perder su vivienda.

Pese a las terribles dificultades materiales que encuentran cotidianamente, los miembros del NCI han insistido ante nuestra delegación que quieren implicarse en una actividad militante y particularmente proseguir la discusión con la CCI. Los que están en el paro quieren encontrar a toda costa un trabajo no solo para poder sobrevivir y alimentar a sus niños sino también para salir del subdesarrollo político en el que el Señor B les mantenía (particularmente han expresado la voluntad de contribuir a la compra de un ordenador).

Al romper con el ciudadano B y sus métodos burgueses, los camaradas del NCI se han comportado como verdaderos militantes de la clase obrera. Han podido trazar perspectivas de trabajo con la delegación de la CCI. Han decidido prioritariamente formarse en la utilización del equipo informático con objeto de servirse de Internet y poder dotarse de una dirección mail[4].

En el momento de la partida de nuestra delegación, los camaradas del NCI han agradecido muy calurosamente nuestra visita. Nos han dicho que en su recorrido político pasado jamás encontraron una organización como la CCI que manifestaba tal respeto por los militantes. Han insistido varias veces que la CCI les llame regularmente por teléfono. Uno de ellos ha lamentado ante uno de nuestros camaradas que no le hubiera llamado por teléfono en el último periodo.

La CCI no piensa abandonar al NCI. No va a permitir que el Señor B y su minúsculo “círculo” vicioso, ejerza el más mínimo chantaje o la más mínima presión sobre este “pequeño núcleo” en un país aislado. Por ello, a petición unánime de todos los militantes del NCI, la CCI continuará utilizando su “metodología” (calificada de “nauseabunda” por el Señor B y sus cómplices de la FICCI) consistente en realizar regularmente llamadas telefónicas a los compañeros[5].

CCI 17-11-04

[1] Ver Acción Proletaria nº 179

[2] Ver en Acción Proletaria nº 179: “Círculo de Comunistas Internacionalistas: ¿Impostura o realidad?”

[3] Ver también Acción Proletaria nº 179

[4] Para toda correspondencia o para apoyo financiero escribir a la dirección de Acción Proletaria

[5] Este mitómano manipulador ha empleado estos términos en su declaración del 12 de octubre donde ha desplegado abundantemente sus mentiras nauseabundas atribuyendo a la CCI sus propias maldades (como sus aliados de la FICCI que le han deseado la “bienvenida” en su boletín nº 28): “Hacemos esta declaración como consecuencia de una serie de denuncias efectuadas por militantes del Círculo de Comunistas Internacionalistas y a su petición que dan cuenta que han sido objeto de llamadas telefónicas por parte de la CCI. Sin embargo, estos llamados telefónicas no eran inocentes. Tenían la taimada intención de destruir nuestro pequeño núcleo (…) Bajo su petición unánime, los camaradas llamados por la CCI para sembrar los gérmenes de la desconfianza y la destrucción de nuestro pequeño grupo, proponen al conjunto de militantes del Círculo de Comunistas Internacionalistas el rechazo total de este método político de la CCI que consideran como típicamente estalinista”

 

 

Corrientes políticas y referencias: 

FAQ sobre la precariedad

Con ocasión de la próxima celebración en Barcelona de unas Jornadas de Debate sobre el problema de la Precariedad Laboral, queremos contribuir con algunas respuestas a las cuestiones más frecuentes que se plantean los trabajadores sobre este tema:

 

1ª) ¿A qué se debe la escalada del empleo precario?

Desde finales de los años 60, el capitalismo mundial vive una crisis permanente una de cuyas manifestaciones más flagrantes es un desempleo masivo, con oleadas sucesivas de despidos  y con una total incapacidad para integrar a las nuevas generaciones obreras al proceso productivo. Para enmascarar ese descomunal desempleo y evitar que alcance proporciones explosivas haciendo ver la quiebra del capitalismo, los explotadores cubren un puesto de trabajo con cinco, diez o veinte contratos precarios de diversa índole. Sólo en el mes de Octubre y en España se han registrado en las oficinas de empleo cerca de ¡un millón y medio de contratos!, y aún así el número de parados ha subido en 30 mil trabajadores más.

2ª) La precariedad ¿es característica únicamente de algunos países o de ciertos gobiernos?

La respuesta es NO. Por mucho que los partidos de “izquierda” o los movimientos “antiglobalización” quieran inculcarnos que la culpa de la precariedad la tiene el gobierno del PP, o el “neoliberalismo”, lo cierto es que en países de tan afamada “sensibilidad social” como Francia o Alemania también se ha ido extendiendo con nombres tan rimbombantes como “contratos de inserción”, “contratos de sustitución”, etc.... En España, el iniciador de la precariedad fue el gobierno “socialista” de González con toda una serie de medidas que empezaron en 1984. El campeón de la precariedad en España es el propio sector público. Comunidades y Ayuntamientos gobernadas por la “Izquierda” la practican a mansalva.

3ª) ¿Es el trabajador precario el “nuevo proletariado”?

Desde sindicalistas a sesudos sociólogos quieren trasmitirnos la idea de que en realidad “la clase obrera ya no es lo que era” pues existiría una escisión entre, por una parte, los obreros “privilegiados” con contrato “fijo”, indemnizaciones por despido, salarios más elevados; y por otro lado los trabajadores con contrato precario sin ningún tipo de “garantía”. El objetivo de toda esta ideología de la “nueva composición” del proletariado es sembrar la división y el enfrentamiento en sus filas para gran regocijo de los capitalistas.

La proliferación de “contratos precarios” es una expresión, más aguda si se quiere, de la precariedad que es la quintaesencia del trabajo asalariado. Si por precariedad entendemos inseguridad sobre su propia existencia y porvenir, entonces el proletariado es la clase de la precariedad. Los obreros están totalmente separados de los medios de vida y de producción. Sí quieren comer deben pasar por las horcas caudinas del trabajo asalariado. Pero obtener un puesto de trabajo no depende de su voluntad, ni siquiera de la voluntad individual del capitalista, sino de las leyes del mercado. Sí este se expande, más trabajadores tendrán el “privilegio” de comer a cambio de una explotación creciente, pero sí se reduce, como ocurre desde hace más de 30 años, la explotación seguirá aumentando pero menos trabajadores podrán ganarse la vida o lo harán de forma cada vez más precaria.

A diferencia de las clases explotadas de anteriores modos de producción como el esclavo o el siervo que tenían, por miserable que fuera, su existencia asegurada al pertenecer personalmente al amo o al señor feudal, el proletariado no pertenece a ningún patrón particular sino a la clase capitalista en su conjunto. Los obreros tienen “libertad de trabajo”, es decir, ningún capitalista individual tiene el compromiso de garantizarles la existencia de por vida. Esa supuesta libertad, tan cacareada por la propaganda de la burguesía, es, por el contrario, la peor esclavitud, pues supone la más terrible inseguridad y precariedad.

4ª) ¿Entonces la precariedad no es algo reciente, producto de no se sabe qué “nuevo” capitalismo?

Desde luego que no. La precariedad ha acompañado siempre la existencia de los trabajadores. La existencia de una capa importante de la población falta de ocupación y por tanto de medios de procurarse su existencia (lo que Marx y Engels llamaron el “ejército industrial de reserva”), no es sólo una consecuencia sino sobre todo una necesidad, una precondición, de la propia economía capitalista. La precariedad masiva actual no es la expresión de una “nueva vía” encontrada por el capitalismo para “renovarse” y tener cuerda para rato, sino, muy por el contrario, la manifestación más patente de su crisis sin salida.

5ª) ¿Pero habría sectores obreros a resguardo de la precariedad?

En absoluto. El trabajo fijo lleva camino de convertirse en un objeto de museo. En Japón y Alemania el mito del “trabajo de por vida” se desmorona. En China –que antaño presentaron como “revolución proletaria” y hoy venden como “milagro capitalista”- no sólo el desempleo no para de aumentar sino que las condiciones de trabajo de los “afortunados” con un puesto en la “nueva industria” son espantosas. ¡No hablemos de los países del Tercer Mundo donde el trabajo fijo nunca llegó a ser una realidad masiva! Ni los trabajadores de las industrias de “tecnología punta”, ni los de los sectores más tradicionales,  ningún trabajador tiene garantizado su medio de subsistencia.

Se argumenta muy frecuentemente para oponer la situación de los “precarios” a la de los trabajadores con empleo “fijo” que éstos, al menos, cuentan con la salvaguarda de las indemnizaciones por despido o de los subsidios de paro. La verdad es que tales subsidios tienden a reducirse progresivamente como ha ocurrido recientemente en Alemania con las medidas contra los parados adoptadas por el gobierno “progresista” de socialdemócratas y verdes. En cuanto a las indemnizaciones por despido o las prejubilaciones, no son más que un salario diferido para que el trabajador agote en unas condiciones miserables el resto de su existencia. Conviene además recordar que esos trabajadores prejubilados o jubilados tienen que mantener, o al menos ayudar, a hijos o nietos a los que el capitalismo condena al desempleo, la precariedad y niega el acceso a la vivienda.

En la historia del proletariado sólo puede hablarse de un breve lapso de tiempo (desde 1945 hasta finales de los años 70) en que efectivamente pareció verdad eso del “empleo asegurado”. Ese paréntesis, debido en realidad a la reconstrucción económica que siguió a la 2ª Carnicería Imperialista Mundial, es una excepción en la existencia de las sucesivas generaciones obreras.

 6ª) ¿Tienen entonces el mismo interés de clase los fijos y los precarios?

Por supuesto que SI. Ser “de plantilla”, subcontratado o precario; estar en activo o jubilado, trabajar en las grandes fábricas de las metrópolis capitalistas o en talleres inmundos en los arrabales del tercer mundo, son todas ellas condiciones que la explotación capitalista impone a los trabajadores. Por ello activos, parados, jubilados, precarizados, emigrantes, proletarios de los países más adelantados o de los más subdesarrollados, todos somos una misma clase obrera.

Los explotadores y sus ideólogos tratan de quebrar esa identidad de clase creando todo tipo de enfrentamientos y contradicciones entre unos trabajadores y otros. A los obreros con contratos precarios se les dice que su condición es provocada por los “privilegios” de los obreros con contrato “fijo”. A estos, en cambio, se les presenta a los precarios como unos “competidores” que abaratarían las condiciones laborales y presionarían a la baja sus propios salarios. Como quiera además que los contratos “precarios” abundan más entre los trabajadores más jóvenes, la propaganda capitalista recurre a sus manidas consideraciones “sociológicas” para crear una fractura generacional,  un enfrentamiento entre obreros jóvenes y obreros veteranos.¡No hablemos del enfrentamiento que se quiere crear entre los obreros de un país y sus hermanos que vienen de la emigración!

Toda la clase obrera sufre la misma esclavitud e inseguridad llamada trabajo asalariado, toda la clase obrera es la productora colectiva de la inmensa mayoría de la riqueza social de la que sin embargo se apropian los capitalistas, nuestro verdadero enemigo común. Ningún sector de trabajadores vive a costa de otro.

7ª) ¿No es cierto que los sindicatos “pasan” de los precarios porque solo defienden a los fijos?

Ese es otro gran embuste con el que tratan de crear nuevamente divisiones entre los trabajadores, al mismo tiempo que le lavan la cara a los sindicatos que “al menos” defenderían a un sector de los trabajadores. Desde hace décadas, desde que el capitalismo es incapaz de otorgar mejoras y reformas a los trabajadores, los sindicatos se han convertido en un instrumento del Estado burgués destinado a cogestionar la explotación y a sabotear las luchas obreras: por un lado, son cómplices con Patronos y Estado en la firma de toda clase de acuerdos que destrozan nuestras condiciones de vida y trabajo; por otro lado, sus “convocatorias de lucha” y sus “acciones” sean pacíficas o “radicales”, tienen como fin sabotear la unidad y la combatividad de los obreros. Las dos caras de la acción sindical las hemos podido comprobar una vez más en Astilleros.

Sólo las verdaderas luchas obreras pueden defender los intereses de los trabajadores, fijos o precarios. Reclamar que los sindicatos se ocupen de los precarios es llamar al lobo para que guarde el gallinero. Un “Sindicato de Precarios” acabaría integrado en el mismo engranaje que los demás, y ahondaría aún más la oposición con los fijos. Los sindicatos han avalado las medidas contra los fijos y el desarrollo de la precariedad. Cuando vierten lágrimas de cocodrilo sobre la “alta tasa de temporalidad” están haciendo demostración del cinismo característico de la clase a la que sirven: la burguesía.

8ª) ¿Cómo luchar entonces contra los estragos de la precariedad?

Parece que a sindicalistas, políticos, y hasta a los propios capitalistas les “preocupa” la precariedad. En Cataluña hay negociaciones entre sindicatos, Gobierno tripartito y Patronal para alcanzar un pacto en el que a cambio de “estabilidad” en el empleo, los sindicatos han ofrecido “flexibilidad laboral”. Tampoco es que se trate de una invención “made in Cataluña”, puesto que eso mismo recoge el reciente convenio de la Volkswagen alemana y, además, esa política de “estabilidad a cambio de flexibilidad” está actualmente muy de moda en el capitalismo alemán o francés.

En realidad la propia burguesía sabe que la precariedad, al provocar la sustitución de trabajadores expertos por precarios que están entrando y saliendo continuamente del proceso productivo, acaba dañando a la productividad. Por eso los sectores más inteligentes de la burguesía comprenden que hay que dar una nueva vuelta de tuerca a la explotación: imponer más horario con menos salario. Para hacernos tragar esa cruel medida, ofrecen el regalo engañoso de la “estabilidad en el empleo”.

¡Sólo hay una forma de acabar con el desempleo, la precariedad o la guerra! ¡Acabar con el capitalismo!

9ª) ¿Pero como acabar con el capitalismo?.

Lo que permite sobrevivir al capitalismo, un sistema social condenado por la historia y que no cesa de provocar sufrimientos sin límite a toda la humanidad, es la división, la confusión y la desorganización de la clase obrera. Esta tiene que librar una dura lucha para superar esos factores que la mantienen atada de pies y manos a la explotación.

Para luchar contra la división de la clase obrera hay que romper un planteamiento de las luchas que impulsan siempre los sindicatos: luchar por “salvar la empresa”, “salvar el sector”, “salvar la economía nacional”. La Empresa, el Sector, la Nación, son el marco a través del cual las distintas fracciones de la burguesía compiten a muerte por el reparto del mundo. Defender esas entidades es aceptar los sacrificios que requieren sus intereses y convertirse en juguete de la competencia capitalista que tantos estragos provoca en la humanidad. El primer objetivo de la lucha debe ser ganar la máxima solidaridad y unidad de la clase obrera enfrentando las divisiones de sector, nación, nacionalidad, raza, precariedad etc. Solo así todos tendremos fuerza.

Para luchar contra la confusión hay que desenmascarar los falsos amigos y las falsas alternativas. El Gobierno tripartito de Cataluña y el Gobierno de Zapatero son tan enemigos de los trabajadores como el PP. La cuestión no es presionarles para que “cumplan lo que prometen” o para que “asuman la defensa de los trabajadores” sino imponerles una relación de fuerzas como agentes que son del sistema capitalista. La solución no es cambiar de gobierno sino luchar de forma intransigente contra la explotación capitalista para lograr acabar con ella.

Para luchar contra la desorganización de los obreros estos tienen que tomar las luchas en sus propias manos rompiendo con los sindicatos y el sindicalismo. Sólo a través de Asambleas Generales y de Comités elegidos y revocables que respondan ante el colectivo de los obreros, éstos podrán desarrollar la unidad y la fuerza necesarias para combatir con éxito la explotación y acabar con ella.

1/12/2004.

Corriente Comunista Internacional (www.internationalism.org/spanish)

Podéis escribirnos a [email protected] o Apartado de Correos 258 Valencia 46080

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 181, 15 Marzo - 15 Mayo

Aniversario 11M. No estaremos a salvo hasta que destruyamos el capitalismo

En los días inmediatos al 11-M ya denunciamos que “la burguesía española no ha sido directamente responsable de los atentados de Atocha. En cambio si que se ha echado sobre los cadáveres de los proletarios cual banda de buitres. Incluso en la muerte, los obreros han servido a la clase dominante para alimentar su maquinaria de propaganda por la nación y la democracia”, (Revista Internacional de la CCI nº 117: “Atentados en Madrid: El capitalismo siembra la muerte”). Y, un año después, han vuelto a poner toda su maquinaria de guerra (horas y horas de programación televisiva, especiales de los periódicos), al servicio de tan nauseabundo fin. Han llegado incluso a convocar una Conferencia de expertos y líderes mundiales en Madrid para “analizar las causas” del terrorismo y para formular “recomendaciones para combatirlo”. Al ver las imágenes de los dirigentes del mundo capitalista reunidos en la ciudad que ha sufrido la mayor carnicería cometida en un país de Europa Occidental desde la 2ª Guerra Imperialista, se nos viene a la memoria la frase pronunciada por nuestros antecesores de la Internacional Comunista ante las conferencias que tras la guerra mundial de 1914-1918 querían establecer las causas y las responsabilidades de tamaño horror: “Una mirada en el espejo hubiera sido suficiente para que se vieran todos ellos como responsables”.

Como hemos denunciado en numerosas ocasiones, el “antiterrorismo” es una vulgar coartada, atribuyendo el terror a mentes enfermas retorcidas por el integrismo religioso o nacionalista, para impedir que los trabajadores tomemos conciencia que es el conjunto del sistema capitalista, y en primer lugar, las naciones más “civilizadas” y democráticas, el causante de una espiral creciente de violencia, guerras y matanzas: “Por ello resulta aún más repugnante si cabe el cinismo de los líderes de las grandes democracias – con su ‘espanto’ ante los atentados terroristas, o su ‘solidaridad’ con las víctimas -, cuando en realidad el sistema capitalista que ellos gobiernan es el responsable último de tales atrocidades, cuando ellos mismos no vacilan en emplear la guerra, el terror y la barbarie, en defensa de sus intereses imperialistas. Esa criminal hipocresía de la clase dominante, representa además un peligrosísimo veneno contra la lucha y la conciencia del proletariado, la única clase capaz de derribar este ‘orden’ social de explotación y guerra, por cuanto impulsa a los trabajadores a defender precisamente el Estado capitalista, y a hacerles creer que tomando partido por una u otra banda d la clase dominante puede solucionarse la grave crisis terminal de este sistema” (AP nº 179: “Frente la terror, la miseria y la guerra. No tenemos más elección que la lucha).

Un año después del 11-M, la propaganda de la burguesía vende las “bondades” del manto protector del Estado democrático sobre la población traumatizada por los 191 muertos, los miles de heridos, las decenas de miles de seres humanos que siguen padeciendo trastornos psicológicos, y asegura que a pesar de las “heridas abiertas”, los pasajeros actuales de esos mismos trenes de la muerte, viajan hoy, bajo el imperio de la “normalidad capitalista”. En efecto, igualmente apretujados como ganado, deben seguir viajando los trabajadores de las barriadas obreras que “disfrutan” de la vida normal en el capitalismo, es decir de la progresiva pérdida del poder adquisitivo de los salarios, de la eventualidad, de los despidos, de la angustia de un progresivo endeudamiento; viajan también esos jóvenes estudiantes a los que la “normalidad” capitalista condena a un progresivo deterioro de su educación y de su integración social[1] como tétrico avance de una sociedad sin futuro. Se apiñan también numerosos emigrantes (una cuarta parte de las víctimas del 11-M), sometidos, “normalmente”, al chantaje de los “papeles”, a aceptar el subempleo con salarios de miseria,...[2] En esos mismos trenes se apretujan como ganado miles de seres humanos que padecen, el “normal” desmantelamiento del Estado del bienestar (ver artículo en este mismo número de AP), de la degradación de la asistencia sanitaria, de la atención a los enfermos,... Hasta las propias víctimas directas del 11-M han tenido que denunciar que el enorme número de heridos ha engordado directamente las listas de espera de los hospitales, que el programa de atención psicológica que se les prometió se acabó a finales de 2004, y que cerca de la mitad de las personas que sufren traumas psíquicos (ansiedad, pánico, depresión,...) tras el 11-M deben costearse ellos mismos su tratamiento.

En el año transcurrido desde aquel 11-M los políticos españoles y sus medios de comunicación afines se han dedicado a acusarse unos a otros de “manipulación electoralista” de los atentados. De nuevo el árbol con el que quieren impedirnos ver el bosque. La verdad es que todos ellos, todos los defensores del Estado democrático, de la “unidad de los españoles” contra el terror, han hecho de la manipulación de la conciencia y de los sentimientos de la población su principal artimaña:

- la manipulación del propio estupor causada por la gravedad de la matanza para impedir que los trabajadores, ante la magnitud de la matanza, tomáramos conciencia de que incluso las poblaciones de los países más desarrollados estamos cada vez más amenazadas por actos de guerra. Desviaron la preocupación por el horror y la inseguridad hacia el “alivio” por la retirada de las tropas españolas en Irak, como sí tal hecho hubiera significado la más mínima atenuación de la barbarie que se acentúa día tras día en aquel conflicto (ver artículo en este mismo número de AP), o como si los “mariposeos” retóricos de ZP ( la “Alianza d las civilizaciones”, etc.) no fueran más que el contrapunto “amable” de la tragedia de la proliferación de caos (en el año transcurrido la barbarie capitalista sigue superando récords como el de cerca de 2 millones de afectados por el maremoto en Asia), terror y guerras en todo el planeta.

- la utilización indecente de la indignación que causó en la población el brutal atentado, para reforzar el impacto dela mistificación democrática: “Toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, han utilizado la emoción provocada por los atentados para llevar va los obreros a unas urnas que muchos de ellos habrían desdeñado en otras circunstancias. L a alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar en manos del Estado burgués su protección contra el terrorismo” (Revista Internacional nº 117, artículo citado).

- la perversión de los sentimientos de solidaridad de millones de seres humanos hacia las víctimas de todos los atentados, hacia los trabajadores de Madrid, adulterada como “unión nacional” de explotados y explotadores, de víctimas y verdugos, el inhumano yugo de interés nacional. Ese interés común de los españoles es la trampa con la que la clase dominante pretende que aceptemos la degradación imparable de nuestras condiciones de trabajo (los despidos, los salarios de miseria, la prolongación de la jornada laboral,... justificada con la “lucha por la productividad de la economía española”) y de vida (por ejemplo la degradación de la seguridad en la construcción que se pone de manifiesto en la multiplicación de “accidentes” como los del Carmel – ver artículo en este mismo AP); es también la excusa para justificar el fortalecimiento del aparato represivo (esa es la recomendación de las comisiones de estudio sobre el terrorismo que todos los gobiernos aplican con fruición), y de la multiplicación de envíos de tropas, que este Gobierno, con la excusa eso sí de la intervención humanitaria[3], ha multiplicado (Bosnia, Afganistán, Haití, Indonesia,...) en defensa de los intereses imperialistas de la nación española.

 

La machacona propaganda de la burguesía en torno al aniversario del 11-M ha insistido en “no olvidar” el atentado, las víctimas,... pero ha volcado toda su capacidad de mentir en borrar precisamente las verdaderas lecciones del 11-M: que el sistema capitalista se adentra cada vez más en una descomposición generalizada en la que se extienden y se ahondan los rasgos de la barbarie ( el terror, la miseria, la degradación moral, el sentimiento de falta de perspectivas para la sociedad), y que la única alternativa en que la humanidad puede depositar una esperanza de futuro, es precisamente la superación de este “orden” social capitalista, por una sociedad sin clases ni fronteras, el comunismo, en la que los sentimientos de fraternidad y solidaridad, de confianza en el futuro, puedan tener verdaderamente sentido.

 

Etsoem. 11-3-2005.

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1En las últimas semanas se ha visto como estudiantes de Institutos valencianos debían acudir con mantas a clase porque simplemente no existe la calefacción, y han aparecido datos de que en la Comunidad Valenciana 70 mil alumnos reciben “enseñanza” en barracones prefabricados. Por otra parte un Informe oficial reciente sobre la situación de la juventud en España ha señalado que la edad de inicio en el consumo de alcohol y otras drogas se ha “adelantado” a los 13-14 años.

2A pocos metros de la estación de Atocha, sigue siendo “normal” ver a primera hora de la mañana la subasta, a la baja por supuesto, de la mano de obra emigrante, para contratarla por una jornada, en la construcción.

3Ver por ejemplo en el artículo que publicamos en el AP nº 180, el trasfondo imperialista de la intervención de las grandes potencias en la catástrofe del tsunami del Sudeste asiático.

Situación nacional: 

El Carmel... Un atentado contra las condiciones de vida obreras

El 27 de Enero, durante las obras de construcción de la línea 5 del Metro de Barcelona en el barrio de El Carmel , se produce un socavón de 35 metros de profundidad, y 30 de diámetro. Tres edificios de viviendas se hunden y 84 se ven amenazados indirectamente, entre ellos dos colegios y 500 viviendas; más de mil personas tienen que abandonar sus casas. Cinco días después, la empresa responsable de las obras entrega a los vecinos un certificado, con el aval del Colegio de Arquitectos y Aparejadores, que asegura que no existen riesgos de nuevos desprendimientos y que los vecinos pueden volver a sus casas. A los dos días el suelo se hunde otra vez y con el miedo en el cuerpo, se tienen que volver a desalojar los pisos.

 

Un atentado contra la clase obrera

 

El Carmel es un barrio obrero. Se construyó a correprisas, con una urbanización caótica, sin apenas servicios ni infraestructuras, para hacinar la mano de obra que emigraba a Barcelona en los años 50;como lo prueba que las casas están hechas con materiales de saldo, y muchos de sus edificios están afectados de aluminosis. Después, el subsuelo de todo su entorno ha sido agujereado como un queso gruyère por túneles, vías de tren, conducciones de gas, etc, de tal modo que lo sucedido hace casi dos meses sea poco más o menos la “crónica de un socavón anunciado”. En este sentido el hundimiento de El Carmel significa un verdadero atentado contra las condiciones de vida de la clase obrera y la población no explotadora que convive con ella. Es puro azar que no haya que lamentar ninguna víctima mortal; pero los “responsables” del tripartito (el gobierno autonómico catalán compuesto por “socialistas”, “comunistas-ecologistas” y republicanos), así como de las empresas constructoras, y los “técnicos competentes”, han mostrado un desprecio olímpico por las vidas obreras.

Con sus casas además, muchos trabajadores han perdido los ahorros de toda una vida de sacrificios, que ahora quieren pagarles a precio de baratija. El capitalismo, no sólo quita la vida a los obreros con la explotación y el trabajo asalariado[1], sino que en la fase de descomposición de este sistema es cada vez más incapaz de garantizar la reproducción misma de la fuerza de trabajo. La vida de los obreros y sus familias está amenazada por el desempleo masivo permanente y la exclusión social, por la posibilidad de ser tomado como rehén de atentados terroristas o conflictos imperialistas, en los que además, según las circunstancias, pueden ser movilizados; por las catástrofes “naturales” (como el Tsunami) desencadenadas por la falta de rentabilidad de la previsión, o por la falta de mantenimiento de las infraestructuras (accidentes ferroviarios y del metro en Gran Bretaña...); o por la especulación inmobiliaria...

Porque en última instancia, el hundimiento en El Carmel se explica por la búsqueda desenfrenada de beneficios, que es una marca del capital, y que espoleada por la agravación de la crisis económica, no repara en riesgos de vidas humanas. El sector de la construcción es actualmente en España, la fuente de una enorme burbuja especulativa que es la base principal del crecimiento económico de la economía nacional; naturalmente esto no concierne sólo a la compraventa de inmuebles, sino a toda la industria alrededor del sector de la construcción, incluyendo las obras públicas.

De hecho éstas constituyen un gran negocio en la ciudad de Barcelona, sede de las Olimpiadas y el Fórum, con una gran proyección turística y con una impresionante red de comunicaciones.Por eso, aunque los socavones de El Carmel, no son la consecuencia directa de la construcción de un campo de golf, de un hotel o apartamentos de lujo, sino de una línea de Metro que había sido reivindicada por la asociación de vecinos, participan igual de esa dinámica de especulación y búsqueda desenfrenada de beneficios. Para “ajustar los presupuestos”, en las obras del metro los obreros trabajaban ¡11h al día y 72h semanales! Y para no “encarecer gastos”, se contrata mano de obra sin la necesaria cualificación, se realizaban perforaciones que no estaban presupuestada ni previstas, y sin las mínimas condiciones de seguridad, como habían denunciado los mismos obreros lo padecen en primera persona. Así, por ejemplo , las obras del AVE han constituído una verdadero matadero de trabajadores, al igual que las llevadas a cabo para ampliar el metro en Barcelona o en Madrid donde recientemente han muerto tres trabajadores que ni siquiera concocían el idioma en que se les daban las órdenes de trabajo.

 

¿Quién es el responsable? El verdadero responsable es el capitalismo

 

Se ha desencadenado una tormenta de acusaciones de unos a otros, oponiendo la gestión pública a la privada, la Generalitat del tripartito a la de CiU, y hasta el franquismo (por su modelo urbanístico) a la democracia, de tales proporciones, que el mismo Pujol, desde la autoridad que le concede la jubilación, ha tenido que llamar a “no hacer el burro”; y poco más o menos en el mismo sentido ha intervenido el aparato del PSOE frente al PSC.

Aunque el objetivo fuera escurrir el bulto y hacer cargar al de al lado la responsabilidad, lo que ha quedado claro sin embargo, es la implicación de todas las fuerzas políticas de la administración de Cataluña, del gobierno y la oposición, en estos negocios.

Esto no es ninguna novedad, sino una manifestación concreta de la tendencia del capitalismo en su decadencia, al capitalismo de Estado:

«Todas las piezas de este sistema, organizado en una amplia escala (carteles, Bancos, empresas de Estado), son objeto de un progreso incesante de integración capitalista. La “cartelización” y la formación de empresas combinadas crean en seguida una comunidad de intereses entre los Bancos que las financian. Por su parte, los Bancos están interesados en ver cesar la concurrencia entre las empresas que ellos financian. Al mismo tiempo, toda la entente de Bancos facilita la aglomeración de los grupos industriales. En cuanto a las empresas del Estado, resultan cada vez más dependientes de las grandes agrupaciones industriales y financieras, y viceversa. De este modo, las diferentes esferas del proceso de concentración y organización se estimulan recíprocamente y originan una fuerte tendencia a la transformación de toda la economía nacional en una gigantesca empresa combinada bajo la égida de los magnates de la finanza y del Estado capitalista» (Bujarin: «La economía mundial y el imperialismo»)

Esta organización, que planteaba Bujarin reflexionando sobre las transformaciones de la economía en la época del imperialismo en vísperas de la Iª Guerra mundial, se puede ver igualmente en el entramado de las obras públicas en Cataluña:

«El cliente de la obra no es la Generalitat, sino la empresa pública GISA, creada por CiU para eludir los límites presupuestarios legales (GISA puede endeudarse sin que se contabilice como deuda pública). Pero GISA no hace más que encargar y pagar. El proyecto y control de la obra, lo llevan a cabo dos ingenierías (Tec-Cuatro y Geocontrol), las obras se contratan a una unión temporal de empresas: FCC (la de Esther Koplowitz y amigos, la empresa que desde siempre ha tenido una gran participación en la obra y la gestión de servicios públicos barceloneses), Comsa (de la familia Miarnau, con importante presencia ferroviaria y con periódicas apariciones en prensa por “affaires diversos”) y Copisa (otra importante empresa local que ha experimentado diversos cambios accionariales hasta pasar a manos de la familia Cornado). Pero el control de todo este entramado no lo realiza GISA sino que lo tiene subcontratado de forma habitual a otra consultora (Payma)»[2]

En la decadencia del capitalismo, la economía funciona a través del Estado, sea el Estado nacional o sus sucursales. Esa tendencia, que ha tomado su forma extrema en los países de régimen estalinista, con la nacionalización de toda la economía, se desarrolla igualmente en otros países, donde existe una antigua burguesía industrial y financiera, y donde se produce una imbricación progresiva de los sectores “privados” y los “estatalizados”.

«El capitalismo de Estado es un fenómeno que muestra, sobre todo, las condiciones de supervivencia del modo de producción capitalista en el periodo de decadencia; frente a la amenaza de dislocación de una economía y un cuerpo social sometido a unas contradicciones frecuentes, frente a la exacerbación de las rivalidades comerciales e imperialistas que provoca la saturación general de los mercados, sólo el reforzamiento permanente del peso Estado en la sociedad permite mantener un mínimmo de cohesión en su seno y asumir su crecimiento militar»[3]

Maragall, el presidente catalán, ha planteado en el Parlament, el cobro de comisiones de las obras públicas (el famoso 3%) como causa de su deterioro e indirectamente de “accidentes” como el de El Carmel ; pero las comisiones y la corrupción, no son la causa, sino el efecto del funcionamiento del capitalismo en la decadencia. Las comisiones son el “peaje” que las empresas pagan por acceder al juego económico, y a su vez e inversamente,un medio de control del Estado, como mostró por ejemplo la experiencia del New Deal de Roosvelt, que empleó estos “pagos” como una forma de integrar a la mafia en EEUU al aparato de Estado.

Con la agravación de la crisis, y el desarrollo de la descomposición, los márgenes de ganancia se estrechan, en la misma medida que aumenta la voracidad del capital y la ambición de los responsables políticos y eso da lugar a conductas y decisiones cada vez más irresponsables, donde la vida de los obreros y la población trabajadora se toma como moneda de cambio de beneficios y prebendas.

 

¿Qué respuesta? Sólo la lucha de la clase obrera puede plantear una alternativa al capitalismo

 

Además de la indignación por los hechos ocurridos (a la que nos sumamos), la respuesta de los vecinos de El Carmel una vez pasada la primera impresión, ha sido negarse a aceptar las condiciones que plantea la administración: «o aceptas una limosna, o te callas»

Frente a la renuncia a la lucha de la Asociación de Vecinos, que declaraba: «El movimiento vecinal tiene muy claro que cuando se tiene que protestar se protesta. Pero si la Administración ofrece todo lo que se ha pedido, no tiene sentido montar una manifestación contra ellos» (Joan Garcia, secretario de la Federación de asociaciones de vecinos de Barcelona – FAVB -, en Diagonal, del 3 al 10 de Marzo, tomado de Internet), a finales de Febrero se produjo una manifestación al margen de la Asociación de Vecinos, cuyo presidente estaba convocado ese mismo día a una reunión con el President Maragall.

La manifestación partió del centro de jóvenes Boca Nord, y reagrupó a varios centenares de personas y fue convocada con panfletos que se repartieron por el barrio. Algunas de las consignas fueron: «Nuestra vida y nuestro miedo no se paga con dinero» y «Antes de volver, todo solucionado: Seguridad. Que arreglen nuestras calles y viviendas. Garantías e indemnizaciones».

No cabe duda de que, independientemente de quien convocara la manifestación y de quien esté tratando de arrimar el ascua de las movilizaciones a sus planteamientos (que no tenemos elementos para saberlo), la asistencia masiva de los vecinos expresa una respuesta espontánea de lucha frente al desprecio de la administración por su situación y al compadreo de la asociacion de vecinos con ella. Y nosotros saludamos y apoyamos esa respuesta.

Pero el terreno en el que marcha esa lucha son arenas movedizas. Sin una definición de clase, y haciendo gala de un apoliticismo visceral bajo una apariencia de “radicalidad”, que recuerda al «que se vayan todos» de Argentina 2002, lo que hay de combativo en la respuesta de los vecinos está amenazado por un terreno de “democratismo radical” de corte antiglobalizador.

Porque aunque se trate de un barrio obrero, «La penuria de la vivienda para los obreros y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas...no es una consecuencia directa de la explotación del obrero como tal obrero por el capitalista» (Engels, contribución al problema de la vivienda); es decir, no moviliza directamente a los obreros en un terreno de lucha que pone en cuestión la explotación capitalista y puede plantear una perspectiva revolucionaria, sino en un terreno interclasista altamente sensible a la reforma del capitalismo.

Es verdad que, en el contexto de la huelga de masas, las luchas en los barrios, donde participan las familias de los obreros, y también otras capas sociales, pueden ser una continuidad de las huelgas y las luchas obreras. En su folleto, «huelga de masas, partido y sindicatos», Rosa Luxemburg da muchos ejemplos de esto que se produjeron en Rusia, de 1902 a 1905. Podemos citar también el movimiento de luchas de los años 70 en España, donde por ej en las luchas de Vitoria en 1976, se produjeron asambleas de barrios, donde los obreros continuaban discutiendo y tomando decisiones sobre las luchas. Pero en la situación actual no hay por el momento un movimiento masivo de luchas obreras que permita a la lucha de los vecinos de El Carmel inscribirse en esa dinámica.

Más bien hacia donde están tratando de arrastrarlos es a un terreno, aparentemente “radical” y “de base”, que pone en cuestión la integración de la FAVB en el Estado; pero que es incapaz de plantear ninguna alternativa frente a él, limitándose a poner las bases de una nueva integración. Una especie de “movimiento ciudadano alternativo”, que reanime “la participación de las bases”, que defienda que «los grandes proyectos que tienen importantes efectos para la ciudadanía, sean debatidos públicamente de verdad. Y para ello se requieren cauces reales de participación y técnicos competentes que puedan aportar puntos de vista relevantes» , que «genere un nuevo impulso democrático», y la guinda, «que implique los discursos más globales, en los contextos locales» [4]

La garantía que nos dan de que todo ese “movimiento” no es más que lo mismo que la FAVB, es que está en contra de todos los políticos, que pide «que se vayan todos». Pero esto no es ninguna garantía. En Argentina se pudo comprobar que, el movimiento de base, asambleario, de los barrios, que presumía de confrontarse y poner en cuestión al Estado a través de su rechazo de los políticos y la política, en realidad hacía gala de un nacionalismo desaforado que lo ponía en primera línea de... la defensa del Estado burgués. De la misma forma, detrás del movimiento piquetero, como han mostrado los compañeros del NCI, se escondían las redes sindicales del Estado; de la misma forma que en Cataluña hoy, detrás de ciertas iniciativas antiglobalizadoras se esconde el mismísimo PSC.

Sólo la lucha de la clase obrera puede plantear una perspectiva revolucionaria al capitalismo ejecutando la destrucción del Estado burgués, como se demostró en Rusia en 1917. Pero para eso la clase obrera necesita la crítica y la orientación política. Necesita destruir el Estado burgués no “pasar de él” o complementarlo “allí donde el Estado ignora a la población”. Claro que el proletariado denuncia y combate la política de la burguesía y sus partidos; pero necesita sus propias organizaciones: su partido revolucionario de vanguardia y sus organizaciones unitarias, los Consejos Obreros (las asambleas del momento de la revolución). La revolución rusa no hubiera sido posible sin el partido bolchevique y sin los Soviets, y no podrá haber ninguna perspectiva revolucionaria sin partido revolucionario de la clase obrera que actúa precisamente impulsando la toma de conciencia política, de su propia política de clase, de los trabajadores.

El apoliticismo genérico de estos señores desarma a los obreros para su lucha y no es más que una consigna que acaba beneficiando al propio Estado burgués.

 

Hic Rhodas, 12,03.05

 

 

 

(1) En el trabajo asalariado «el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla su libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo» (Marx: “Manuscritos económicos y filosóficos”).

(2) Tomado del artículo: “El Carmel: política y economía de la irresponsabilidad” de Ara (Mientras tanto); publicado en Internet en Kaos en la red. Aunque no coincidimos en absoluto con los planteamientos que propone (ver después), este artículo da elementos interesantes de información.

(3) Revista Internacional nº 36-37; “Europa del Este: las armas de la burguesía contra el proletariado”

(4) Artículo mencionado de Ara (Mientras Tanto).

Situación nacional: 

Libia, Siria, Irán.., Hacia la apertura de nuevas zonas de enfrentamiento imperialista

La barbarie capitalista, que vemos desarrollarse a nivel mundial y muy especialmente en Oriente Medio y Próximo, crece día a día con ajustes de cuentas sangrientos y una imparable espiral de atentados que golpean a la población civil, demostrándonos que todos los discursos de paz que nos ofrece la burguesía, de los grandes o pequeños países, no son más que mentiras descaradas, expresión de su cinismo sin límites. Las múltiples camarillas terroristas que siembran la muerte por doquier están siendo cada vez más manipuladas y utilizadas por diferentes burguesías nacionales para sembrar de muerte no sólo Iraq o Africa, por cuenta de los Estados Unidos o Francia. Se convierten así en fuerzas de choque al servicio de los miserables intereses imperialistas de éstas.

Oriente Medio, un objetivo permanente de las grandes potencias

El coche bomba que se llevó por delante a Rafic Harari constituye un claro desmentido a la supuesta “era de paz” que llegaría a la región con la elección, en Enero de 2.005, de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Este atentado permite a Francia y Estados Unidos (promotores del voto en Septiembre de 2.004 de la resolución 1559 de la ONU que exigía la retirada del Ejército sirio del Líbano), entrar de lleno en la vida política libanesa, inculpando directamente a Siria del asesinato. Evidentemente esta “movilización en pos de la libertad del pueblo libanés” no significa en absoluto que los bandidos imperialistas se preocupen por el bienestar de la población civil. Para el presidente francés Chirac reivindicar su “amistad profunda” con Harari significa en realidad pugnar por conseguir el retorno político y militar de Francia a un país del que fue expulsada progresivamente desde los años 80 y de forma definitiva en 1.991(tras la expulsión de su aliado en la zona, el general Aoun). Para Estados Unidos este episodio constituye un paso más de su estrategia militar en Oriente Próximo consistente en presionar aún más a Siria, país éste que desde la primavera pasada ha sido señalado directamente por la administración Bush como cobijo de terroristas de Al-Qaeda y del antiguo régimen iraquí. Washington ha advertido claramente varias veces, y de forma cada vez más amenazante, a Siria de que es posible que emprenda acciones militares contra ese país.

El entendimiento que parece presidir actualmente las relaciones entre Estados Unidos y Francia a propósito de Líbano y Siria, es una expresión de que están dispuestos a implicarse a fondo en la defensa de sus intereses imperialistas en la zona. El futuro que eso supone es la de un aumento de todas las rivalidades presentes, probablemente mediante el empleo de bandas terroristas concurrentes, y el consecuente aumento del caos en la región.

Las dificultades de la burguesía americana

En las últimas semanas la diplomacia norteamericana ha cortejado de forma muy intensa a Europa. Al viaje de la Secretaria de Estado, Condolezza Rice, le ha sucedido la visita de Donald Rumsfeld a la 41ª Conferencia sobre seguridad en Munich, que a su vez precedió al desembarco en persona del mismísimo “jefe”, Bush, que participó en las cumbres de la OTAN y de la Unión Europea, multiplicando como nunca sus encuentros con jefes de Estado europeos y en particular con todos aquellos que se opusieron a la intervención militar en Irak como Chirac, Schröeder o Putin. ¿Por qué tanta efervescencia diplomática? ¿Qué se cuece entre bastidores tras esa apariencia de cordialidad entre los bandidos rivales? ¿ Que significan realmente esos discursos sobre el liderazgo del “desarrollo de la libertad” en el mundo?.

El cambio de discurso de la potencia americana no significa en modo alguno que ésta haya renunciado al uso de su potencia militar para defender sus intereses económicos, políticos y militares en el mundo. Si hay en cambio una adaptación de su estrategia y de su discurso ideológico, teniendo en cuenta las dificultades con las que se han encontrado, sobre todo en ese callejón sin salida en que se ha convertido Irak. La política desarrollada en Irak por parte de Estados Unidos ha hecho crecer por todo el mundo la hostilidad y aversión a este país y encierra el riesgo de un posible aislamiento a escala internacional. Sin poder volver atrás en el camino andado en Irak, ya que corre el riesgo de sufrir un debilitamiento aún más importante, los USA deben adentrarse en una situación llena de contradicciones cada vez más difíciles de gestionar. Además de un pozo sin fondo en lo financiero, Irak es el punto de crítica permanente de sus principales rivales imperialistas. Además las recientes elecciones en Irak han supuesto la victoria de la lista unificada de los partidos chiítas, muy próximos al Gobierno iraní, y la derrota de su aliado, el primer ministro interino Iyad Aloui, por lo que «el próximo Gobierno tendrá excelentes relaciones con Irán,... en términos geopolíticos regionales, no ha sido un resultado que esperaran y beneficie a los Estados Unidos» (Courrier Internationale nº 746). Al debilitamiento de su influencia en el juego de los partidos políticos iraquíes cabe además añadir el creciente clima de terror que se vive en el país, con cada vez más atentados que asolan y siembran el terror entre la población civil. La resistencia armada va a seguir sin duda intensificándose. El presunto triunfo de la democracia en Irak con la celebración de las elecciones no ha solucionado los profundos antagonismos y rivalidades entre las comunidades religiosas y étnicas, sino que, por el contrario, contribuye a atizarlas.

Por ello la ofensiva diplomática de USA, su inisitado interés por aparecer en la “misma longitud de onda” que los europeos, tiene en realidad como objetivo convencer a estos últimos de las ventajas de participar en el proceso de democratización en el mundo, y en particular en el Próximo y Medio Oriente. La segunda administración Bush mantiene los mismos objetivos militares que tuvo en su primer mandato tras el 11 de Septiembre. Lo único que ha hecho es retocar el envoltorio en función de las necesidades que le plantea la situación. Con un discurso en el que se admite, aparentemente, que en lo sucesivo USA no harán nada sin consultar con sus “socios” europeos, lo cierto es que tras esta mascarada formal, los Estados Unidos buscan privilegiar a ciertos países, como puede ser el caso de Francia, prometiéndoles un papel privilegiado en la resolución del conflicto en Irak, siempre que se impliquen más, del lado de los USA, claro está.

Pero las divergencias no sólo se mantienen sino que se acrecientan. Como señaló recientemente un alto responsable de la OTAN «el viejo Rumsfeld ha representado un guión, igual que hizo la semana pasada Condolezza Rice» (Le Monde, 15 de Febrero 2005). Si hasta ahora el equipo de Bush practicaba una política de “mano de hierro”, ahora pretende envolver ese puño de acero en “guante de terciopelo”. Rumsfeld afirma con claridad meridiana que para los USA «la misión (en el sentido militar del término) determina la coalición». Dicho de otro modo: USA no apelará a la OTAN más que cuando esto sirva a sus intereses estratégicos. Por su parte los europeos y especialmente Alemania con el apoyo de Francia, plantean abiertamente la necesidad de reformar la OTAN. En “petit comité” Alemania afirma claramente que «en el marco europeo, se siente corresponsable de la estabilidad y el orden internacional...» y que, en ese sentido, reivindican un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ante la negativa tajante por parte de Estados Unidos a tal reforma de la OTAN, Alemania se permite elevar el tono y a través de su ministro de Asunto Exteriores, Joscka Fischer declarar: «Deberíamos saber si los Estados Unidos se sitúan dentro o fuera del sistema de Naciones Unidas».

Esta tensión a propósito del papel de la OTAN se ha traducido en la negativa de numerosos países europeos a contribuir en el programa de formación de las fuerzas militares y policiales en Irak, o en una colaboración bastante rácana a este propósito. En lo referente a Afganistán, si bien las potencias europeas han aceptado reforzar los efectivos de la fuerza internacional (FIAS) de la OTAN, ha sido más bien debido a que ésta se encuentra a las órdenes de general francés y está compuesta sobre todo por efectivos franceses y alemanes. Sin embargo, estos mismos países se niegan a que sus tropas acaban más adelante subordinadas a un comandante de la operación “Enduring Freedom”, es decir bajo el control del Ejército americano.

Pero no es la cuestión de la OTAN la única fuente de discordia entre los “amigos” americanos y europeos. Tras habernos machacado durante años con la sinfonía de los “Derechos Humanos” a propósito de la represión en 1989 del movimiento estudiantil en la plaza Tien An Men de China, los europeos, ¡el negocio es el negocio!, están dispuestos a levantar el embargo de venta de armas a este país. Ni norteamericanos ni japoneses están de acuerdo con esta decisión, pero no por nada que tenga que ver con los “Derechos Humanos”, sino como un nuevo factor de discordia en un escenario cada vez más tensionado, cuando se sabe, oficialmente, que Corea del Norte ya posee armas nucleares.

Por todo ello podemos decir que la visita del padrino americano a Europa no inaugura en modo alguno una nueva era de unidad, ni refuerza las relaciones trasatlánticas. Todo lo contrario: las divergencias se acumulan y las posiciones son cada vez más irreconciliables. Las estrategias y los intereses de unos y otros son diferentes y divergentes ya que cada uno de ellos defiende su interés nacional. Y no es que haya malos, los norteamericanos, y buenos, los europeos. TODOS son bandidos imperialistas y la política del “cada uno para si” que se trasluce tras las “relaciones cordiales” actuales, va a llevar inevitablemente a un crecimiento de las convulsiones, a desgarros crecientes y, para acabar, a nuevas operaciones militares, en las que Irán o Siria podrían ser los próximos objetivos. De hecho, la principal divergencia entre las grandes potencias – y la que puede tener mayores consecuencias para esta región del mundo- afecta a la política respecto de Irán. Las grandes potencias europeas, incluida Inglaterra, están en general a favor de desarrollar negociaciones con este país, con objeto de impedir – según ellos – que no desarrolle un programa militar nuclear. Sin embargo en Moscú, que es el principal apoyo con el que cuenta Irán para el desarrollo de su programa nuclear, nada hace indicar que vaya a cambiar de política.

Estados Unidos, teniendo en cuenta el peso que tiene Irán como potencia regional, reforzada por la reciente victoria electoral de los chiítas en Irak, va a seguir reforzando su presión sobre los europeos y Putin, para hacer prevalecer su opinión respecto la política a seguir con Irán. La camarilla de Bush ya ha amenazado con implicar al Consejo de Seguridad de la ONU en el asunto, con la amenaza velada de una nueva escalada militar a medio plazo, lo que sin duda conduciría a extender aún más el caos y la barbarie en la región.

La política de los cañonazos, la única posible para los Estados Unidos

Como hemos desarrollado regular y sistemáticamente en nuestra prensa, el caos y los conflictos militares que se desarrollan a escala planetaria desde hace años y de los que no se libra ningún continente, son el producto directo de un nuevo periodo abierto en 1.989 con el hundimiento del bloque del Este y la consiguiente disgregación de su rival occidental. En vez del “nuevo orden de paz mundial” que prometió Bush padre, hemos visto desarrollarse la realidad de un mundo que se hunde en un desorden bélico de caos creciente en el que el gendarme americano intenta mantener un mínimo de orden utilizando cada vez más masiva y brutalmente su potencia militar1.

Desde la guerra del Golfo en 1.991, pasando por las de Yugoslavia, Ruanda, Chechenia, Somalia, Timor Oriental, los atentados contra las Torres Gemelas y los del 11 de Marzo de 2004 en Madrid,... por no citar más que algunas de las convulsiones más sonadas y violentas de la fase de descomposición del capitalismo2, los enfrentamientos bélicos entre los Estados, pequeños o grandes, se hayan como causa última de tales masacres. Para Estados Unidos, cuyos intereses nacionales se identifican con el mantenimiento de un orden mundial constituido en su propio beneficio, esta agravación del caos en los conflictos imperialistas hace que sea cada vez más difícil mantener su liderazgo mundial. La amenaza rusa ya no existe, sus antiguos aliados -sobre todo los europeos, con Francia y Alemania a la cabeza-, no cejan en su empeño de defender cada vez más abiertamente sus propios intereses imperialistas. El avance de la crisis económica agudiza aún más los apetitos imperialistas de todos los Estados y obliga a la potencia americana a lanzarse a movimientos de conquista, a la desestabilización de sus rivales y sobre todo a la utilización reiterada de su potencia militar, lo que da como resultado la agravación del caos y la barbarie en las regiones donde tienen lugar esas aventuras militares. Así las cosas, la estrategia desarrollada por la Administración Bush tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, la llamada “guerra global al terrorismo”, es en realidad un intento de respuesta al progresivo debilitamiento de su liderazgo. Ante la creciente contestación del resto de potencias imperialistas, la burguesía norteamericana utiliza el pretexto de los atentados y la necesidad de luchar contra la nebulosa de Al-Qaeda y Bin Laden para desarrollar una ofensiva militar sin precedentes a escala planetaria. Esta campaña militar de larga duración ha señalado a ciertos países como los componentes del llamado “Eje del Mal”, a los que habría que erradicar militarmente. Tal fue el caso primero de Afganistán y luego Irak. Ahora la amenaza yanki se centra sobre Corea del Norte e Irán. De hecho los Estados Unidos tienen objetivos estratégicos cada vez más globales y vastos que incluyen la necesidad de una presencia decisiva en Asia Central, con objeto de asegurarse el control directo de esta región, pero también sobre Oriente medio y el continente indio. El objetivo estratégico a largo plazo, es el conseguir construir un cerco en torno a Europa y Rusia. En ese contexto, USA tiene una preocupación particular por hacerse con el control incontestable sobre las principales fuentes de aprovisionamiento de recursos energéticos, con el fin de poder privar de estas sobre todo a sus rivales imperialistas europeos, rusos, chinos y japoneses, en la perspectiva de próximas crisis imperialistas. Desde 2.001, los Estados Unidos han intentado poner en práctica y desarrollar esta política y, hoy día es evidente que han tenido serias dificultades para aplicarla y conseguir sus objetivos. A ello han respondido sus rivales que menos potentes que el gigante militar norteamericano, están igualmente dispuestos a defender con la mayor determinación sus intereses imperialistas. Por todo ello vivimos hoy, y esta tendencia tenderá a agravarese en el futuro, el caos más grande conocido en la Historia.

Artículo traducido de Revolution Internationale nº 355 (Marzo 2005), publicación en Francia de la Corriente Comunista Internacional.

Notas:

(1) Ver “ Militarismo y descomposición” en la Revista Internacional n º 64.

(2) Ver nuestras Tesis sobre “ La descomposición, última fase de la descomposición capitalista” , en la Revista Internacional números 62 y 107.

Geografía: 

Cuestiones teóricas: 

Con el cebo de la "autonomía obrera" nos cuelan el mensaje del "fin del proletariado"

El pasado mes de febrero intervinimos en unas “Jornadas en torno a la autonomía obrera y la acción directa en los años 70” celebradas en Barcelona. En el año 2000 hubo en Barcelona otras Jornadas sobre el mismo tema que también incluían en la convocatoria un debate sobre las luchas obreras de los años 70[1].

¿Por qué se convocan con una cierta frecuencia Jornadas, actos, foros,... sobre la Autonomía obrera y las luchas obreras de los años 70? ¿Se trata de celebraciones para  "nostálgicos" que quieren consolarse con aquellas luchas? La realidad no va por ahí pues vemos que a estas actividades acuden muchos jovenes que en aquellas fechas ni siquieran habían nacido. Nosotros pensamos que ese interés expresa algo que hemos puesto de manifiesto en la "Resolución sobre la lucha de clases" publicada en la Revista Internacional nº 119 (https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/183/resoluc... ): actualmente estamos asistiendo a los primeros pasos de una nueva generación proletaria que poco a poco, en medios de grandes dificultades, se está lanzando a la lucha. Es natural que estos compañeros quieran saber qué pasó en los años 70 con luchas como Victoria 1976, las huelgas generalizadas en toda Barcelona en 1974 y 1975, así como otros combates tales como Vigo, Elche, Ferrol etc[2].

Este interés por el pasado del proletariado responde a que es una clase histórica, cuya fuerza está en la continuidad de la lucha, las experiencias y las posiciones de sus generaciones sucesivas. Toda generación obrera será fuerte y podrá luchar con eficacia contra la explotación y la barbarie capitalista si es capaz de integrar sus combates en la continuidad histórica y mundial de su clase. Hoy vemos como el capitalismo causa sufrimientos inenarrables al proletariado y a la gran mayoría de la humanidad, comprobamos como pesan terribles amenazas sobre el futuro mismo del género humano. Frente a ello, las generaciones obreras actuales serán capaces de levantar una alternativa revolucionaria si logran luchar juntas y concebir sus combates como un eslabón en la larga cadena formada por más de dos siglos de luchas proletarias.

Con el señuelo de la “autonomía” y las “luchas de los 70” quieren colar el mensaje desmovilizador del “fin del proletariado”

Nosotros vamos a esos actos con ánimo de sacar lecciones de las luchas de los años 70. No se trata de glorificarlas convirtiéndolas en un modelo infalible. Al contrario, de lo que se trata es de comprender en qué dinámica histórica se inscriben y ver en ese marco tanto sus puntos débiles como sus lados fuertes. Es esta reflexión crítica y abierta la que puede ayudar a las generaciones actuales[3].

Sin embargo, como ya pasó en las Jornadas del 2000, los asistentes encuentran un mensaje completamente opuesto: se les insiste en todos los tonos que la clase obrera ya no existe, que está aburguesada, que aquellos movimientos de los años 70 fueron sus “últimos coletazos”, que ahora hay que buscar “otras alternativas”...

La “autonomía” y las “luchas de los años 70” no son sino la excusa para atraer a los jóvenes y de forma tramposa machacarles que el proletariado ha desaparecido para siempre jamás. ¿Por qué no dicen claramente en la convocatoria que el objeto de discusión es que “la clase obrera ha desaparecido"? ¿No sería más honesto dar como título a las Jornadas “La Desaparición de la Clase Obrera” en lugar de los cantos de sirena de la “Autonomía Obrera” y la “acción directa de los 70”?

Evidentemente este engaño no puede sino sembrar en los jóvenes que acuden un sentimiento de frustración y desmoralización. Actualmente la clase obrera apenas empieza a salir de un largo periodo de retroceso de su conciencia y su combatividad que ha durado desde 1989[4], las jóvenes generaciones actuales emprenden un difícil y doloroso camino de luchas[5]. Estas convocatorias tienen el efecto de una ducha fría pues lo que se les repite hasta la náusea es que sus esfuerzos y energías no deben dirigirse al desarrollo de la lucha de la clase obrera sino que deben buscar con lupa otros “sujetos revolucionarios” o peor aún, se proclama descaradamente que no hay “alternativa revolucionaria”, que es “el fin de la historia”.

En las Jornadas de las que estamos hablando nos encontramos con un representante de esas tesis –el Señor Amorós- perteneciente a una movida que gravita en torno a l’Encyclopédie des Nuissances (Enciclopedia de las Nocividades, EdN) cuya mayor originalidad no es la descripción de todas las catástrofes y nocividades que provoca el capitalismo (basta con encender la tele para constatarlo) sino la proclamación dogmática y obsesiva de la desaparición del proletariado y la ausencia definitiva de cualquier posible sujeto revolucionario.

No vamos a responder nosotros (que somos tildados por estos “modernos” de “fósiles” y de “marxistas polvorientos”) sino que vamos a utilizar argumentos de otros elementos que sin compartir nuestras posiciones, analizan con un mínimo de seriedad y lucidez la situación actual y la posición real del proletariado.

El folleto “Del situacionismo al abismo” ataca con claridad e ingenio esa tesis dogmática desprovista de toda base científica. No podemos hacer un estudio detallado del folleto[6], nos limitaremos a resumir su crítica principal a los señores de la EdN: «nos ofrece la imagen de una sumisión total e irreversible, de una humanidad cosificada e idiotizada, de un mundo en el que la creciente proletarización de las clases medias y de la pequeña burguesía, el surgimiento de guetos de miseria y barbarie en los suburbios, la lumpenproletarización del trabajador en el capitalismo periférico, así como la disminución cuantitativa y el deterioro cualitativo de las condiciones de trabajo en el sector industrial, se plantean como el fin de la historia del viejo movimiento obrero por la victoria absoluta del capitalismo, que ha ganado por rendición incondicional del adversario (...) En vano buscará el lector el estudio estadístico o la bibliografía que ha permitido a los enciclopedistas llegar a realizar afirmaciones teóricas de tal calibre (...) Sólo en textos de ideólogos defensores del sistema capitalista, como Jeremy Rifkin, hallamos las explicaciones, estadísticas y razonamientos que coinciden con las tesis del fin del proletariado». El autor pone en evidencia el derrotismo absoluto que proclaman los “nuevos enciclopedistas”: «En la EdN el proletariado, tras muchos años bajo sospecha, ya ha desaparecido por completo desde mediados de los 90 (...) No sólo han decretado el fin del proletariado y del marxismo, no sólo han constatado la caducidad del anarquismo y del movimiento obrero, sino que además se han apoderado de las llaves de la “teoría crítica” de nuestra época, para venderla del 84 al 92 en cómodos fascículos de una enciclopedia que no pasó de la letra A (...) ¿Pero para qué quiere la EdN ese monopolio? Pues para proclamar la derrota de cualquier práctica revolucionaria, para cantar y loar el triunfo definitivo y eterno de la victoriosa catástrofe “industrialista” (capitalista). No son sólo derrotistas, confusionistas y desmovilizadores, sino que anticipan y certifican la derrota SIN CONDICIONES de cualquier intento de oposición revolucionaria. No hay futuro revolucionario, porque no hay futuro».

Otro autor, animador de la publicación Balance[7] critica de forma contundente a estos “teóricos de la nada”: «la afirmación de que HOY ya no existe la clase obrera (...) La clase obrera no sólo fue derrotada por el fascismo y estuvo aplastada por éste durante cuarenta años de una férrea dictadura, sino que según los postsituacionistas “ha desaparecido”, “ya no existe”. O sea que los herederos del situacionismo han sido más efectivos que el fascismo, y han conseguido lo que éste no consiguió: el fin del proletariado. No los “situs”, ¡claro!, sino el análisis postsituacionista del capitalismo actual, según el cual los avances tecnológicos, los cambios sociológicos y estructurales de la organización del trabajo y la generalización de la condición asalariada han hecho desaparecer al proletariado como clase social. No existe pues continuidad ni tradición alguna de la lucha de clases que el proletariado de los años treinta pueda transmitir al proletariado actual, porque sencillamente NO HAY PROLETARIADO. Nos queda pues algo así como una arqueología del proletariado. Pero por el camino nos hemos quedado sin historia y sin futuro »[8]

Los autores burgueses, acompañados por toda clase de tránsfugas de supuestos “movimientos revolucionarios” tienen como principal obsesión hacer desaparecer al proletariado de la circulación. Expresan con ello el deseo íntimo de la burguesía: ya que no puede hacer desaparecer físicamente al proletariado pues es imposible la existencia del capitalismo sin la explotación de la clase obrera, buscan cómo convencerla de que no existe, de que carece de toda identidad, de que no es más que una masa aborregada de fracasados sin pasado ni porvenir.

En los años 50 y 60, proliferaron autores como Marcuse o los sesudos señores de la Escuela de Frankfurt, que proclamaban a los cuatro vientos el “aburguesamiento del proletariado” y su sustitución definitiva por otros sujetos revolucionarios que buscaron en los “pueblos de color” y los “colectivos marginales”. Las luchas masivas de 1968-76 les pusieron en un ridículo y tan geniales teóricos cayeron en un piadoso olvido. Pero con las dificultades del proletariado desde 1989, nuevos predicadores les han tomado el relevo. Podemos destacar entre otros a Negri, “héroe” idolatrado de la autonomía “proletaria” de los años 70, que se dedica con gran satisfacción de la burguesía a proclamar sus “novísimas” teorías sobre el “fin de los sujetos revolucionarios”, las “multitudes negativas” y otras zarandajas donde las palabrería rebuscada y abstrusa esconde una indigencia teórica superlativa.

Así pues, los “nuevos enciclopedistas” beben vinos muy rancios. La evolución histórica –a la que vamos a contribuir con todas nuestras fuerzas junto con otros elementos de nuestra clase- se encargará de demostrar que “los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud”, como dice el personaje de una sátira de Don Juan Tenorio.

¿Por qué confiamos en el proletariado?

Si estos autores tienen una audiencia es porque el proletariado atraviesa una larga etapa de dificultades que se remonta, como ya hemos dicho, a 1989. Sin embargo, como también hemos puesto en evidencia, esa situación está cambiando y se trata de contribuir a que lo que hoy actualmente no son sino unos primeros pasos, vacilantes y a menudo confusos, se vaya consolidando. ¡Y ahí es donde estos predicadores del escepticismo y el derrotismo realizan su mella negativa!.

No es objeto de este artículo fundamentar por qué está cambiando la situación. Remitimos para ello a los artículos de la REVISTA INTERNACIONAL números 114, 117 y 119 que aportan toda la argumentación necesaria. Tampoco queremos abordar aquí la dudas que sobre la clase obrera, su lucha, sus capacidades, se plantean honestamente toda una serie de compañeros. A aclarar esas cuestiones hemos dedicado una serie de artículos titulada Respuesta a las dudas sobre la clase obrera aparecida en los números 145 a 152 de Acción Proletaria. Lo que queremos argumentar es muy sencillamente por qué confiamos en la capacidad de la clase obrera, cuales son los fundamentos científicos de esa convicción.

En el periodo de 1968-76 nadie dudaba de la clase obrera, de su existencia y de sus capacidades revolucionarias. La presencia en las calles de enormes masas obreras, sus asambleas generales, sus choques no solo con las fuerzas policiales sino con la policía sindical, disipaban empíricamente las dudas. Los actuales adeptos de la EdN en aquella época “creían en el proletariado”. De hecho se imaginaban que estaba en disposición de “hacer inmediatamente la revolución”. Como señala el autor de “Del situacionismo al abismo” «Y además, como el proletariado no ha hecho la revolución (de la que el grupo predijo su inicio mundial en el Portugal de 1974), que según ellos debería haber hecho ya, se decide su disolución». Basaban su “fe en el proletariado” en que éste cumpliera las quimeras absurdas que ellos habían trazado (¡nada menos que una revuelta ejecutada por militares –la “revolución de los claveles” portuguesa- la veían como el inicio de la “revolución”!). Como sus especulaciones fueron desmentidas por la realidad en lugar de criticar sinceramente esas especulaciones prefirieron “condenar” al fuego eterno el “sujeto revolucionario” que se habían buscado para la ocasión.

El “método” de estos elementos, tanto entonces como ahora, es verdaderamente caricaturesco. No obstante, evidencian un problema de análisis de la realidad que padecen toda una serie de elementos: la tendencia a verla según una concepción inmediatista (si el proletariado no hace en breve plazo la revolución es que está aburguesado, no existe, o ha desaparecido debido a unos misteriosos “cambios tecnológicos”) y empirista (sí el proletariado “se mueve” y “aparece por las calles” entonces se puede esperar la revolución para mañana mismo, pero si durante un tiempo está ausente entonces no hay revolución que valga).

La seriedad de este “método de análisis” se puede ilustrar con un símil: ¿qué pensaríamos de un meteorólogo que cree en la lluvia cuando llueve pero que niega su existencia tras algunos años de sequía?

Los elementos afectados por la visión empirista e inmediatista son como los malos meteorólogos. En los años 70, las luchas proletarias que iniciaban un largo proceso de enfrentamiento con el capitalismo, hicieron que en su cabeza se disparara la imaginación más exacerbada y la especulación más desbocada y vieran la revolución a la vuelta de la esquina. Como la realidad no respondió a su impaciencia y falta de perspectiva concluyeron como el pequeño burgués que no hay proletariado y se quedaron tan tranquilos.

Durante casi 15 años el proletariado apenas ha estado presente en la escena social, sus luchas han sido muy tímidas y limitadas. Esa ausencia alimenta las dudas, la dificultad de convicción, la falta de confianza de los propios proletarios en su fuerza enorme como clase.

Frente a ello hemos de comprender cuales son los fundamentos históricos, globales, de la confianza en la capacidad revolucionaria del proletariado. No basarla en una época determinada sino en una visión histórica y mundial.

El marxismo no basa su confianza en el proletariado en lo que hizo o dejó de hacer unas luchas determinadas, o en la audacia y expresión revolucionaria de una generación concreta... Sí así hubiera sido, si los fundamentos de la confianza de Marx y Engels en el proletariado hubieran sido las arenas movedizas de la evidencia inmediata jamás hubieran creído en él. En aquella época, los obreros eran una ínfima minoría de la sociedad, una gran mayoría de ellos, recién sacados del campo o del artesanado, completamente desarraigados, abrumados por una explotación de 16 y 18 horas de trabajo, caían en el aguardiente y sufrían una fuerte degradación humana, la experiencia de lucha era limitada y caía en numerosos errores: destrucción de máquinas, corporativismo, utopismo ... De la fotografía estática de esa masa desorientada y todavía amorfa, era imposible deducir la existencia de una clase revolucionaria, pero Marx y Engels no concibieron el proletariado según ese “método” empirista e inmediatista sino que supieron comprender la perspectiva que encerraba, el porvenir revolucionario que estaba en sus entrañas. En el libro La Sagrada Familia, Marx aclara que «no se trata de saber qué es lo que tal proletario, ni aún el proletariado entero, se propone momentáneamente como meta. De lo que se trata es de saber qué es el proletariado y qué misión histórica se le impone por imperio de su propio ser; su meta y su acción histórica están visible e irrevocablemente determinados por la propia situación de su vida y por toda la organización de la sociedad burguesa actual».

El proletariado es el productor colectivo de las principales riquezas de la sociedad. Sin su trabajo asociado el capitalismo no puede funcionar y reproducirse. Pero hay algo más importante: la sociedad capitalista está dominada por una contradicción que solo puede ser resuelta por la lucha del proletariado. La economía es cada vez más socializada –en el sentido del carácter colectivo y unificado de la producción- mientras que sus relaciones sociales van en el sentido opuesto: la división en naciones, la concurrencia feroz, el individualismo más extremo. El proletariado que es una clase unitaria, con intereses comunes en todos los países, tiene en sus manos la capacidad para imponer una producción colectiva y en beneficio de toda la humanidad aboliendo las relaciones capitalistas de producción.

El capitalismo no produce para satisfacer necesidades humanas sino para compradores solventes. Esa es precisamente la contradicción que le ahoga: como dijo Marx, «la tendencia del capitalismo a producir siempre más allá de todo límite tropieza con la capacidad limitada de consumo de las masas», restringida precisamente por el sistema de trabajo asalariado.

El proletariado lucha –y eso está contenido de forma embrionaria en sus propias luchas reivindicativas- por una sociedad adonde la producción no tenga como destino la extracción de plusvalía sino la plena satisfacción de las necesidades humanas. Mientras que lo que rige la producción capitalista es sacrificar la vida para el mercado, la guerra y la nación, la sociedad que el proletariado aspira a desarrollar, el comunismo, tiene como fundamento poner la producción enteramente al servicio de la vida humana.

Sin embargo, lo que caracteriza al proletariado y es una contradicción que forma parte de su propio ser, es que es una clase revolucionaria y explotada a la vez. Esta contradicción significa que como clase explotada sufre la presión permanente de la ideología burguesa y por otro lado está sometido a los rigores de la concurrencia y la división. Por otro lado, sobre todo en el periodo histórico de la decadencia del capitalismo, el Estado burgués se organiza permanentemente, con todo un abanico de fuerzas (sindicatos, izquierda, extrema izquierda etc., por un lado, represión y ejército por otro) para dividir, desorganizar y amordazar al proletariado.

Lo anterior hace que su lucha se desarrolle muy difícilmente, que pase inevitablemente por momentos de derrota y desorientación, que su movimiento no siga una línea recta de avance constante. ¡Todo lo contrario! Las luchas directamente revolucionarias solo se dan en momentos muy determinados de la historia (1871, 1905, 1917) y lo que predomina en la historia del proletariado son largos periodos grises de apatía, repliegue y sufrimiento, donde aparentemente “nadie se mueve” y “nunca pasa nada”.

Comparando cómo hizo la burguesía su revolución y cómo hará el proletariado la suya, Marx, en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte, describe magistralmente las características de la lucha proletaria: ««Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan enseguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su periodo impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias, como las del siglo XIX, se critican constantemente a si mismas, se interrumpen constantemente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que solo derriban al adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodas, hic salta».

Ese Hic Rhodas, hic salta, se está preparando, madurando lenta y penosamente, en las entrañas de las generaciones proletarias actuales. A los jóvenes generaciones, como a las anteriores, se les plantea un largo y penoso combate, donde abundarán las dificultades, los obstáculos, las derrotas, los errores... Rosa Luxemburgo dice que en el proletariado internacional «tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su vía dolorosa hacia la libertad está jalonada no solo de sufrimientos inenarrables sino de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de si este aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado. La catástrofe a la que el mundo ha arrojado al proletariado socialista es una desgracia sin precedentes para la humanidad. Pero el socialismo está perdido únicamente si el proletariado es incapaz de medir la envergadura de la catástrofe y se niega a comprender sus lecciones» (La Crisis de la Socialdemocracia).

Smolmi 10-3-05

 

 

1 Ver nuestra valoración de esas jornadas en “Jornadas sobre la autonomía obrera: una vulgar estafa” (Acción Proletaria nº 153). Este artículo fue también publicado y traducido al portugués por los compañeros del grupo Autonomía de Brasil.

2 De la misma forma, regularmente en Barcelona se celebran actos o reuniones sobre lo que pasó en 1936 con la guerra de España. Ver nuestro libro 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA APLASTAN A LOS TRABAJADORES.

3 En este artículo no podemos desarrollar esa tarea. Remitimos a otros artículos que hemos escrito, entre otros Vitoria: la alternativa proletaria en Acción Proletaria nº 8

4 Nosotros jamás hemos tenido reparo en reconocer claramente ante nuestra clase los momentos de dificultad o de derrota. En 1989 con la caída del bloque ruso falsamente presentado como “comunista” y toda la campaña del conjunto de la burguesía mundial (incluidos los antiguos burócratas estalinistas de la URSS) sobre la “muerte del comunismo” y el “fin del marxismo y la lucha de clases” anunciamos que la clase obrera iba a entrar en un largo periodo de retroceso. Ver en Revista Internacional nº 60 Dificultades crecientes para la clase obrera.

5 En compañía, no lo olvidemos, de los veteranos de los años 70 que tienen que hacer frente a continuas oleadas de despidos disfrazadas de “deslocalizaciones” o “prejubiliaciones” y demás engaños.

6 Recibimos de forma anónima el documento en nuestro apartado postal así como un fichero en disquete. Podemos remitírselo a todo lector que esté interesado.

7 Esta publicación desarrolla análisis históricos interesantes sobre la guerra de España de 1936, la contribución de Bordiga, militante de la Izquierda Comunista que lucha desde los años 20 contra la degeneración de 3ª Internacional etc. Ver https://es.geocities.com/hbalance2000 [email protected]

8Polémica con Amorós y Abel Ruiz “Ni revolución traicionada ni ética pacifista”. Ver /www.red-libertaria.net

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Solidaridad con nuestros militantes amenazados

En los últimos meses, militantes o secciones de la CCI han recibido amenazas intimidatorias o llamamientos apenas disimulados a su asesinato.

En Diciembre UHP-ARDE [1] publicó en su página web un texto titulado “Ciencia y arte del zoquete” [2] que contiene un llamamiento al asesinato de nuestros militantes realizado a través de una macabra cadena de silogismos: empieza por acusarnos abiertamente de “racistas” y veladamente de defender la política de la burguesía; continua estableciendo una jerarquía de calificativos que empieza por “zoquetes”, pasa por “tontos del culo” y acaba en “imbéciles”. Tras haber asentado esas premisas, saca la siguiente conclusión: “CONTRA LAS CAMPAÑAS BURGUESAS DE FALSIFICACION Y REPRESION DE NUESTRAS LUCHAS ¡MUERTE A LOS IMBÉCILES!” [3].

Un mes antes, en la dirección de correo electrónico de nuestra sección en España se había recibido un correo anónimo que terminaba con la siguiente amenaza: “...Sois una pandilla de hijos de puta y alguno tendrá lo que anda sembrando, profesorcillos de mierda. Firmado: uno del lumpen...”.

Recientemente, en Enero 2005, un miembro de la llamada FICCI [4] amenazaba a un camarada nuestro de la sección en Francia con «cortarle el cuello» [5].

Ante esta sucesión de amenazas propias de gángsteres, totalmente ajenas al comportamiento proletario, ¿cuál debe ser la actitud de los revolucionarios y de los elementos proletarios? ¿ no darles importancia pensando que son fanfarronadas o el producto de una excitación momentánea?. Caer en tal apreciación constituiría un grave error.

En primer lugar, porque semejante actitud significa echar en saco roto la experiencia histórica del movimiento obrero. Esta demuestra que el asesinato de militantes obreros ha sido precedido –y en gran medida preparado- por una sucesión de actos aparentemente inicuos: imputaciones calumniosas, amenazas, intimidaciones, llamamientos primero velados y después abiertos, es decir, una serie de “pequeños eslabones” que juntos han desembocado en una gran cadena. Así, el asesinato de Rosa Luxemburgo en Enero de 1919 perpetrado por fuerzas a las órdenes de los verdugos socialdemócratas tuvo una larga maduración: desde 1905 se sucedieron denigraciones graves, amenazas y desafíos, contra esta militante proletaria. Ninguno de esos actos parecía inquietante pero el crimen de 1919 puso de manifiesto la lógica infernal que los entrelazaba uno tras otro. De la misma forma, el asesinato de Trotsky, ejecutado por el infame Mercader, vino a ser la culminación de una serie de pasos orquestados por la canalla estalinista: primero se acusó a Trotsky de agente de la GESTAPO, después empezaron las campañas que pedían abiertamente su cabeza. Luego vino la presión sobre uno de sus hijos (Lyova) que desembocó en lo que tiene todos los visos de ser un asesinato “médico” [6]. Más tarde arreciaron las amenazas directas de muerte realizadas por los sicarios mexicanos del estalinismo. Todos sabemos cual fue el trágico desenlace. La historia demuestra pues que existe un nexo más o menos directo entre las amenazas y llamamientos del hoy y los asesinatos del mañana. Estos vienen a ser la culminación de un tejido de calumnias, amenazas y campañas de odio.

En segundo lugar, no podemos obviar el contexto en el que tienen lugar las 3 amenazas que hemos recibido. Asistimos en los últimos meses al recrudecimiento y multiplicación de las campañas de la FICCI. Como muestra, el boletín número 28 nos trata de “cabrones” lo cual, unido a sus innumerables insultos, amenazas y calumnias, no hace sino propiciar un clima donde todo ataque físico contra la CCI estaría legitimado.

No es ninguna causalidad que estas amenazas ocurran en el contexto que acabamos de exponer. Sus autores han elegido claramente su campo de acción. A los insultos, las campañas de odio, al tejido de calumnias y mentiras, han querido sumar las palabras mayores del llamamiento al asesinato.

No es la primera vez que se produce esta “intervención”. En 1995-96, en el contexto de una campaña igualmente repugnante contra la CCI, con otros protagonistas desde luego [7], el llamado GCI –un grupo que figura en la página de enlaces de UHP /ARDE- quiso aportar su contribución contra la CCI llamando mediante el método del “silogismo” al asesinato de nuestros camaradas en México. Primera premisa: al haber denunciado al grupo estalinista maoísta Sendero Luminoso de Perú nos habríamos hecho cómplices de la masacre de prisioneros proletarios. De ahí hacía la siguiente deducción “lógica”: «para la CCI, como para el Estado y la policía peruana, situarse del lado de los oprimidos es sostener a Sendero Luminoso”. El siguiente silogismo decía: «en el campo obrero, se ha considerado como policía o soplón aquel que contribuye a ese tipo de amalgama policial”. A continuación aportaba un nuevo sofisma: «son los mismos argumentos socialdemócratas que utilizaron los Domingo Arango y Abad de Santillán frente a las acciones violentas de los militantes revolucionarios». ¿Y cual es la conclusión del entramado? «Y por este tipo de calumnia, cuya utilidad para el Estado es bien real, Domingo Arango recibió una bala en la cabeza y no podemos más que deplorar que Abad de Santillán no haya sufrido la misma suerte» (Communisme, nº 43 órgano del G”CI”) [8].

Somos conscientes del proceso en el que estas amenazas se insertan. No nos vamos a dejar intimidar y ante ellas respondemos lo mismo que hicimos en 1996: “Nada de esto nos va ha hacer retroceder. Vamos a profundizar nuestra lucha y toda la CCI se moviliza en defensa de nuestra sección en México empleando un arma que solo posee el proletariado: el internacionalismo. La unidad internacional de la CCI le confiere particularidades intolerables desde el punto de vista de la burguesía, en la medida que toda tentativa de destrucción de una de sus partes tropieza inmediatamente con la movilización y la solidaridad activa del conjunto” [9].

 

La solidaridad proletaria es la principal arma contra este tipo de ataques

 

Hemos de rechazar con firmeza y combatir sin cuartel la infiltración de estos comportamientos en las filas revolucionarias pues sólo así podemos cortar la cadena que une, a través de una serie de eslabones, los turbios llamamientos actuales a la “muerte a los imbéciles” con el asesinato de militantes comunistas del mañana.

Cada clase social tiene sus métodos. Ya sabemos cuales son los de la burguesía: por un lado, las armas “políticas” de la calumnia, la amenaza, la intimidación y el chantaje, y, por otra parte, las armas “más expeditivas” del crimen, el terror y el sadismo más oprobioso [10].

Naturalmente, esas armas no forman parte del arsenal de combate del proletariado y sus grupos genuinamente revolucionarios. Nosotros tenemos otras armas, mucho más eficaces para el combate contra el capitalismo. Una de ellas, la más importante, es la solidaridad.

La fuerza del proletariado es la solidaridad. Solidaridad como expresión de su unidad. Solidaridad como capacidad para defender a todos sus componentes. Solidaridad para hacer ver a sus enemigos que cualquier ataque a una de sus partes encuentra inmediatamente la respuesta del conjunto.

Por ello la CCI, de forma unánime, manifiesta su solidaridad con los camaradas y secciones amenazadas y adopta todas las disposiciones necesarias para su defensa. De igual modo, solicitamos a nuestros simpatizantes que expresen activamente su solidaridad. Lo pedimos igualmente a todos los que comparten la lucha revolucionaria contra el capitalismo y que aún manteniendo desacuerdos con las posiciones de la CCI consideran necesario hacer frente a ese tipo de ataques inmundos.

La solidaridad con los camaradas amenazados no sólo es su mejor defensa, es también la mejor defensa de todos los militantes y compañeros que luchan contra el capitalismo. Es igualmente la mejor contribución que podemos hacer para asegurar la defensa de los militantes comunistas del mañana.

Las prácticas de la calumnia, la mentira, la amenaza y la intimidación, son radicalmente incompatibles con el objetivo de la comunidad humana mundial que el proletariado aspira a instaurar tras la destrucción del Estado capitalista. Hay que erradicar la infiltración de esas costumbres que no hacen sino expresar y reproducir la sociedad capitalista putrefacta que queremos abolir.

La clarificación de las posiciones revolucionarias, el combate común contra el capitalismo y su barbarie, no pueden ser perturbados por las turbias maniobras de esas pandillas de farsantes que, embozados tras “posiciones revolucionarias” de opereta aprovechan para lanzar toda clase de dardos, a traición y por la espalda, contra los que de verdad luchan por la causa del proletariado.

 

¡Solidaridad con nuestros militantes y secciones amenazados!

 

Corriente Comunista Internacional 15-2-05

 

Notas:

 

(1) U.H.P : son las siglas correspondientes a Unios Hermanos Proletarios. ARDE es una publicación que parece ser el portavoz de los distintos grupos que se llaman UHP.

(2) Ver la respuesta de nuestra sección en España en Acción Proletaria nº 180 « Respuesta a UHP-ARDE : más vale zoquete honesto que pillo tramposo »

(3) Cabe destacar la forma cobarde y retorcida con la que estos individuos llaman al asesinato de nuestros militantes. Con asquerosa hipocresía, no dicen las cosas abiertamente, las dejan caer: primero dicen que la CCI se compone de “imbéciles” para acabar con el “muerte a los imbéciles”.

(4) Grupúsculo de hampones que se hace llamar « Fracción Interna de la CCI » y cuya una única actividad consiste en verter toneladas de calumnias contra la CCI y llamamientos furiosos contra nosotros.

(5) Ver artículo de denuncia de este episodio en Révolution Internationale nº 354, publicación de la CCI en Francia.

(6) Ver los testimonios sobre el extraño internamiento del hijo de Trotsky en una clínica rusa de París : Deutscher, Biografía de Trotsky y Vereeken : La GPU en el movimiento trotskista.

(7) En aquellos tiempos fueron grupos extraños como el Communist Bulletin Group, inglés, o Hilo Rojo, español, junto con otros «círculos» los que protagonizaron estas campañas. De ellos nunca más se supo.

(8) Vemos pues que los redactores de UHP-ARDE no han inventado nada en cuanto al llamamiento cobarde y retorcido a nuestro asesinato. Han debido inspirarse en los métodos de los señores del GCI.

(9) Artículo de denuncia del GCI y en solidaridad con nuestra sección en México publicado en toda nuestra prensa territorial. Ver Acción Proletaria nº 131.

(10) Hay que señalar que el lumpen tiene mucha atracción por estos métodos de la burguesía y por ello en momentos de revolución suele nutrir los cuerpos francos y otras milicias de choque de la burguesía como ocurrió por ejemplo en Alemania en 1919.

 

 

 

Corrientes políticas y referencias: 

La revolución de 1905 en Rusia

Hace 100 años, el proletariado desarrolla en Rusia el primer movimiento revolucionario del siglo XX, conocido con el nombre de Revolución Rusa de 1905. Por no haber salido victorioso como sí ocurriría 12 años más tarde con la revolución de Octubre, aquel movimiento ha caído prácticamente en el olvido. Por eso no ha sido objeto de las campañas de denigración y de calumnias como sí lo fue la Revolución Rusa de 1917, especialmente tras el hundimiento del muro de Berlín, en el otoño de 1989. Sin embargo, la Revolución de 1905 aportó toda una serie de lecciones, clarificó y dio respuesta a las cuestiones que se planteaban al movimiento obrero en aquel entonces y sin las cuales la Revolución de 1917 no hubiera podido, sin duda, salir triunfante. Y aunque esos acontecimientos hayan ocurrido hace un siglo, 1905 está mucho más cerca de nosotros políticamente que lo que podría pensarse. Es necesario, para las generaciones de revolucionarios de hoy y de mañana volver a hacer suyas las enseñanzas fundamentales de aquella primera revolución en Rusia (….) Muchos elementos de lo que iban a ser las posiciones decisivas del movimiento obrero en la fase de decadencia del capitalismo estaban ya presentes en 1905.

La Revolución de 1905 fue objeto de numerosos escritos en el movimiento obrero de entonces. Las cuestiones planteadas fueron debatidas a fondo. Nos vamos a concentrar, en una corta serie de tres artículos, en algunas lecciones que nos parecen hoy centrales para el movimiento obrero y que siguen siendo actuales: la naturaleza revolucionaria de la clase obrera y su capacidad histórica intrínseca para enfrentarse al capitalismo y dar una nueva perspectiva a la sociedad; la naturaleza de los soviets, “la forma por fin encontrada de la dictadura del proletariado” como los definió Lenin y, la capacidad de la clase obrera para aprender de sus experiencias, para sacar lecciones de sus derrotas, la continuidad de su combate histórico y la maduración de las condiciones de la Revolución (…).

la revolucion rusa de 1905 fue una ilustración de lo más esclarecedora de lo que el marxismo entiende por carácter fundamentalmente revolucionario de la clase obrera. La capacidad del proletariado ruso para pasar de una situación en la que está ideológicamente dominado por los valores de la sociedad a una posición en la que, por medio de un movimiento masivo de luchas, va tomando confianza en sí mismo, desarrolla su solidaridad, va descubriendo su fuerza histórica hasta crear los órganos que le permitan apropiarse de su porvenir, es un ejemplo vivo de la fuerza material que es la conciencia de clase del proletariado cuando se pone en movimiento (...) No obstante, los acontecimientos de 1905 no surgen de la nada, sino que son el producto de una acumulación de experiencias sucesivas que agitaron a Rusia desde finales del siglo xix. Como dice Rosa Luxemburg : “… esta huelga de Enero en San Petersburgo fue la consecuencia inmediata de la gigantesca huelga general que había estallado antes, en Diciembre de 1904, en el Cáucaso, en Bakú y que mantuvo a toda Rusia pendiente de ella. Y lo ocurrido en Diciembre en Bakú no fue sino el último y poderoso eco de las grandes huelgas que, entre 1903 y 1904, como terremotos periódicos, habían sacudido todo el sur de Rusia, y cuyo prólogo había sido la huelga de Batúm en el Cáucaso en Marzo de 1902. En realidad, esta primera serie de huelgas, inscrita en la cadena continua de erupciones revolucionarias actuales, solo dista cinco o seis años de la huelga general de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896 y 1897”1.

El 9 (22) de Enero de 1905 conocido como el “domingo sangriento”, marcó el inicio de una serie de acontecimientos en la vieja Rusia zarista que se desarrollaron durante todo el año 1905 y que terminaron con la represión sangrienta de la insurrección de Moscú en Diciembre. La actividad de la clase fue constante durante todo un año, aunque las formas de lucha no fueran siempre las mismas y no tuvieran todas la misma intensidad (….) Estos acontecimientos tuvieron un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda la dinámica de la revolución sigue estrictamente la lógica de la clase proletaria. Aún cuando el movimiento obrero internacional esperaba una revolución burguesa en Rusia, estimando que la tarea central de la clase obrera –como así había ocurrido en las revoluciones de 1789 y 1848– era participar en el derrocamiento del Estado feudal y estimular a la instauración de las libertades burguesas, no solo es la huelga de masas de la clase obrera la que vivifica todo el año 1905, sino que además es su dinámica la que lleva a la creación de los órganos del poder obrero. Lenin mismo lo deja claro cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués” debido a su “contenido social”: “...La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no solo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos” 2.

Pero cuando Lenin habla de huelga, no debemos imaginarnos acciones de 4, 8 o 24 horas como las que hoy proponen los sindicatos en todos los países del mundo. En realidad, en 1905, se desarrolla lo que luego habrá de llamarse huelga de masas, ese “océano de fenómenos” – como la definió Rosa Luxemburg – o sea la extensión y la autoorganización espontáneas de la lucha del proletariado que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX (....) : “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso del absolutismo, sino como una forma universal de la lucha de la clase proletaria, determinada por la fase actual del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...) la revolución rusa actual ha estallado en un momento de la evolución histórica que ya está en la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista” 3 (...) La huelga de masas no es un simple movimiento de las masas, una especie de revuelta popular que engloba a “todos los oprimidos” y que sería, por esencia, algo positivo como las ideologías izquierdistas y anarquistas de hoy quieren hacer creer. En 1905, Pannekoek escribía: “...Si se considera la masa en su sentido general, el conjunto del pueblo, lo que aparece es que, al neutralizarse mutuamente las ideas y las voluntades divergentes de unos y de otros, no emerge aparentemente otra cosa sino una masa sin voluntad, antojadiza, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando de acá para allá según los impulsos, entre movimientos incontrolados e indeferencia apática –resumiendo, como ya sabemos, el retrato del pueblo que tanto gusta pintar a los escritores liberales (...) Ellos no conocen las clases. En el extremo opuesto, ha sido la fuerza de la doctrina socialista la que ha dado un principio de orden y un sistema de interpretación de la infinita variedad de individualidades humanas, al haber introducido el principio de la división de la sociedad en clases (...) En cuanto se identifican las diferentes clases en los movimientos de masas históricos, inmediatamente surge de la espesa niebla la imagen clara del combate entre las clases, con sus fases sucesivas de ataque, de retirada, de defensa, de victoria y de derrota” 4, (....) Como concluyó Rosa Luxemburgo: ”...En una palabra: la huelga de masas cuyo modelo nos ofrece la revolución rusa no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria sino que es el movimiento mismo de las masas proletarias, la expresión de la lucha proletaria en la revolución”, (.....) “los obreros bruscamente electrizados por la acción política reaccionan inmediatamente en el dominio que les es más próximo: se rebelan contra su condición de esclavitud económica. El gesto de revuelta que la lucha política es les hace sentir con una intensidad insospechada el peso de sus cadenas económi­cas”5.

(.....) Un aspecto muy importante en el proceso revolucionario en la Rusia de 1905, fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgen, se desarrollan y se refuerzan, haciendo surgir nuevos instrumentos de lucha como la huelga de masas y los soviets, sin que los partidos revolucionarios de entonces consigan enterarse de qué va la cosa, ni siquiera comprender enteramente, en aquel momento, las implicaciones de lo que está sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento, en el terreno de sus propios intereses de clase, es asombrosa y posee en sí misma una creatividad inimaginable. Lenin mismo lo reconocería un año después al hacer balance de la Revolución de 1905: “.....De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De las barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y a las batallas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esa es la gran adquisición de la Revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre 1905 y realizada, como las anteriores, a costa de sacrificios enormes. De la huelga política general, el movimiento se alzó a un nivel superior. Forzó a la reacción a ir hasta el final de su resistencia: y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución, ella también, irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, de las casas, de la muchedumbre. La Revolución, en cambio, puede ir más allá de los grupos de combate de Moscú, tiene campo abierto y ¡qué campo en extensión y profundidad! (…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha que imponía la necesidad de pasar de la huelga a la insurrección, fue percibido por el proletariado mucho antes que por sus dirigentes. La práctica, como siempre, se adelantó a la teoría” 6 .

Este pasaje de Lenin es especialmente importante hoy, pues muchas dudas en los elementos politizados y, hasta cierto punto, también en las organizaciones proletarias, se arraigan en la idea de que al proletariado no logrará jamás salir de la apatía en la que a veces parece haber caído. Lo ocurrido en 1905 es el desmentido más patente de todo eso. La fuerte impresión que produce comprobar ese carácter espontáneo de la lucha de la clase se debe, a veces, a la subestimación de los procesos que se desarrollan en lo profundo de nuestra clase, de esa maduración subterránea de la conciencia de la que ya hablaba Marx, cuando la comparaba al “viejo topo”. La confianza en la clase obrera, en su capacidad para dar una respuesta política a los problemas que afectan a la sociedad, es algo de la primera importancia hoy en día. Después del desmoronamiento del muro de Berlín y la campaña de la burguesía que vino después sobre la quiebra del comunismo y su falaz identificación con el infame régimen estalinista, la clase obrera ha encontrado muchas dificultades para reconocerse como tal clase y, por consiguiente, reconocerse en un proyecto, en una perspectiva, en un ideal por el que combatir. La falta de perspectiva produce automáticamente una caída de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas (.....), Pero sobre todo, es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando : “en unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Las pocas centenas de socialdemócratas revolucionarios fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario, en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos, lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas” 7 .

(.....) Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especia de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria, a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta: “...Antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada sí sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio sino ejerciendo su voluntad consciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado par sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos...” 8 .

Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas.(.....)La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “...la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. ‘Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petersburgo el 7 enero– la factoría se paró de inmediato, por unanimidad total....’” 9 .

(....) Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía consciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia, 1905 fue un magnífico acontecimiento del movimiento obrero, surgido de las entrañas revolucionarias del proletariado, que demostró la potencia creadora de la clase revolucionaria. Hoy, a pesar de todos los golpes que la burguesía agonizante le ha asestado, el proletariado sigue conservando, intactas, sus capacidades. Les incumbe a los revolucionarios hacer que su clase pueda volver a apropiarse de las grandes experiencias de su historia pasada y preparar sin descanso el terreno teórico y político del desarrollo de la lucha y de la conciencia de clase hoy y mañana (....).

Ezechiele (5/12/04)

Notas :

(1) R.osa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos, 1906.

(2) Lenin: Informe sobre la Revolución de 1.905.

(3) Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos.

(4)“Marxismo y teleología”, publicado en Neue Zeit en 1905, citado en “Acción de masas y revolución” (1912).

(5) Rosa Luxemburg, Huelga de masas, Partido y sindicatos.

(6) Lenin.:Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, 1906.

(7) Lenin, Informe sobre la Revolución de 1905.

(8) Rosa Luxemburg, Huelga de masad, partido y sindicatos.

(9) Lenin : Huelga económica y huelga política.

Historia del Movimiento obrero: 

Solidaridad con los trabajadores de Miniwatt

Los despidos se han convertido en una cruel realidad cotidiana. En Cataluña, en España, en Alemania (donde en enero 2005 se ha alcanzado la cifra record de 5 millones de parados), en todo el mundo, incluido el país que ahora nos venden como nuevo “milagro capitalista”: China, donde en 2004 se destruyeron más de 10 millones de puestos de trabajo en las empresas estatales.

En el colmo del cinismo, los capitalistas nos chantajean con la deslocalización: “si queréis evitar los despidos lo que tenéis que hacer es aceptar bajaros los salarios y trabajar más horas”. En empresas alemanas como Siemens o Wolkswagen la aceptación por los obreros de reducciones salariales del 15% y pasar de 38 a 45 horas semanales les ha sido presentada como la única forma de “evitar los despidos”.

¡Eso es un vil engaño! Esos sacrificios no evitan los despidos sino que los preparan. El capitalismo, a escala mundial, está sumido en una profunda crisis de la que solo ha logrado sobrevivir hasta ahora a través de una montaña de deudas. Pero la escalada de la crisis y el peso aplastante de las deudas, le conducen a comportarse como un dios insaciable que exige sin cesar nuevos sacrificios los cuales lejos de aplacarlo le llevan a exigir otros nuevos. En Miniwatt hace 30 años había 1500 obreros en plantilla ¡hoy solo quedan 362!. No es un ejemplo aislado. En astilleros, donde la primera reconversión realizada por el gobierno “socialista” en 1984 invocando la “defensa del empleo”, se ha pasado de 60.000 empleos en 1981 a los menos de 10.000 actuales. En la minería asturiana de 30.000 en 1975 hemos pasado a poco más de 7.000.

Es un terrible vía crucis el que hemos sufrido las diferentes generaciones obreras desde finales de los años 70: empezaron por la contención salarial establecida por los famosos Pactos de la Moncloa de 1978, siguieron con la Ley Básica de Empleo de 1980, continuaron con los despidos de los años 80 –más de un millón-, dieron una vuelta de tuerca con las primeras medidas de implantación del trabajo temporal, desarrolladas desde 1984 por los sucesivos gobiernos “socialistas” y luego amplificadas por sus compinches del PP; desde 1985 con la primera reforma de la Seguridad social organizaron una interminable cadena de hachazos a todo género de prestaciones laborales. Y desde los años 90 todos los ataques se han juntado: despidos, precariedad, reducción salarial, recorte de prestaciones sociales... Hoy, el capital acuciado por su crisis insalvable ya no respeta nada: se lanza a nuestra yugular bajando abiertamente los salarios y aumentando la jornada de trabajo .

¡Sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas!

Para defendernos no podemos confiar ni en el tripartito catalán ni en el gobierno central de ZP. Todo gobierno no es otra cosa que el consejo de administración del conjunto de los capitalistas. Los gobiernos son los primeros en organizar e impulsar las medidas de ataque a nuestras condiciones de vida. ¿Quién fue el responsable de los más de 4000 despidos de astilleros sino el flamante gobierno del “talante”?

No podemos contar tampoco con los sindicatos que son cómplices activos de gobierno y capitalistas. Ante los despidos de Miniwatt proponen es una proposición no de ley que inste al gobierno catalán a rechazar un eventual Expediente de Regulación de Empleo. Es decir,  tienen la desfachatez de pedirnos que confiemos nuestra suerte a quien ya ha dictado la sentencia de muerte contra nosotros. Un delegado de UGT pide que “el trauma sea mínimo para los trabajadores”, es decir, que acepta abiertamente los despidos y nos llama al conformismo de hacerlos un poco más suaves (¿Con más talante quizá?).

Solo podemos contar con nosotros mismos. Sin embargo, los trabajadores se ven abrumados por los chantajes, la intimidación, la incertidumbre, ante una situación que no cesa de empeorar. Luchar en las condiciones actuales es mucho más difícil que en el pasado pues requiere un coraje, una claridad, una confianza, que no es fácil adquirirlas de la noche a la mañana, máxime cuando tanto nuestros enemigos declarados –la Patronal, la Derecha- como nuestros falsos amigos-la Izquierda, los sindicatos- maniobran por todos los medios para debilitarlas.

Por eso es muy importante, pelear una y otra vez para que la lucha sea tomada a cargo por todos los trabajadores. Para que de verdad sea la Asamblea General quien decida y controle los pasos a dar y la forma de darlos. Si dejamos la lucha en manos de los sindicatos veremos como somos divididos, desmovilizados y desmoralizados hasta hacernos tirar la toalla.

La fuerza de los trabajadores es la solidaridad

Para adquirir la confianza, la unidad, el coraje colectivos que dan vida a nuestra lucha es necesario comprender que nuestra fuerza está en conquistar la solidaridad de todos los trabajadores. Los obreros estamos unidos por una misma condición y un mismo interés: somos los productores colectivos de las principales riquezas sociales. Eso nos da la fuerza de la unidad y la solidaridad de clase.

Los despidos de Miniwatt nos conciernen a todos. Detrás de los despidos en un sector de la clase obrera se encierra por una parte el drama para los obreros afectados y sus familias, pero, por otro lado, se plantea algo más grave: los puestos de trabajo se pierden para siempre con lo que las nuevas generaciones se encuentran con menos trabajo disponible o en condiciones de precariedad.

Por eso, la única respuesta posible a los despidos en una empresa o sector es la movilización lo más amplia y masiva posible de los obreros no sólo de esa empresa sino de las demás empresas o sectores. Hay que ver el ataque a un sector de la clase obrera como un ataque a toda la clase obrera.

¿Son útiles medidas de boicot al consumo de productos de los dueños de Miniwatt, el conglomerado Phillips-LG? Sinceramente no. Aparte de que tales medidas no se pueden ejecutar mediante la acción masiva y unida de los trabajadores sino a través de una acción dispersa de “ciudadano-consumidor”, eso no ejerce ninguna presión sobre el Capital y su Estado. En el marco de una competencia feroz entre empresas capitalistas el boicot a una firma es inevitablemente recuperado por una ampliación de las ventas de sus rivales. Es el mercado en su conjunto quien es culpable de nuestra situación y no tal o cual competidor del mismo. Son todos los capitalistas y su Estado quienes nos atacan conjuntamente y no tal o cual empresa particular. Incluso si una empresa individual actúa por libre tiene siempre detrás de ella respaldándola el Estado y toda la Patronal.

Solo podemos establecer una relación de fuerzas a nuestro favor realizando afirmando nuestra unidad y solidaridad de clase. Uno de los medios para forjar la SOLIDARIDAD DE CLASE es realizar manifestaciones masivas donde podemos unirnos, discutir, medir nuestra fuerza, tanto los obreros afectados y sus familiares, como obreros de otros sectores, fijos, emigrantes, precarios... todos juntos formando la FUERZA UNITARIA de la clase obrera.

Nuestra lucha solo puede tener como objetivo combatir la explotación para acabar con ella

Tenemos que defendernos contra los despidos y contra el aumento intolerable de la explotación pero tenemos que comprender que la raíz de los problemas que nos agobian está en el propio sistema capitalista. Un régimen de producción cuya lógica infernal provoca por un lado, desempleo y miseria y, de otra parte, guerras cada vez más destructivas y destrucciones ambientales cada vez más devastadoras.

Acabar con este sistema de explotación y barbarie exige de nosotros una lucha muy larga y difícil, forjada a través de muchos combates. Cada uno de estos tomado por separado puede parecer pequeño y sin sentido, pero es la unidad y la coherencia entre todos ellos lo que nos permitirá acabar tejiendo nuestra fuerza como clase.

Corriente Comunista Internacional 19-2-05

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Lucha de los institutos de Valencia

Condiciones insoportables en los Institutos:

Se han dado diferentes explicaciones de esta situación. Los gobiernos privilegian a la enseñanza privada y dejan abandonada a la pública; hay una corrupción galopante que lleva a gastar enormes fondos en la especulación urbanística en detrimento de los servicios básicos ...

Estas explicaciones dan cuenta de una parte de la verdad pero no explican el problema de fondo: la raíz del problema está en la situación actual del capitalismo. El capitalismo está en una crisis cada vez más aguda que lleva a todos los Estados en todos los países a hacer recortes cada vez mayores en lo que llaman el “Estado del bienestar”: la parte del dinero que extraen a los trabajadores bajo la forma de impuestos y cotizaciones y que supuestamente debería dedicarse a educación, sanidad, servicios sociales etc., la reducen cada vez más y como consecuencia de ello los centros de enseñanza están abandonados deteriorándose a la carrera sus infraestructuras incluidas las más elementales como la calefacción o el mantenimiento de edificios etc.. Pero pasa lo mismo en la sanidad con colas interminables, con enfermos en los pasillos, con listas de espera de más de un año... Tres cuartos de lo mismo en los barrios, en los servicios sociales, en las prestaciones a los jubilados, a los desempleados, a los jóvenes...

No es un problema particular de la enseñanza. No es un problema específico de la Comunidad Valenciana, se ve igualmente en otras comunidades como Cataluña con el escándalo del Carmelo que tiene gobierno “de progreso” a diferencia del gobierno PP de aquí. En realidad tampoco es un problema limitado a España. El deterioro de la enseñanza se generaliza en todos los países “desarrollados”. En Francia han habido movilizaciones masivas de estudiantes de los Liceos (equivalente a los institutos de aquí) contra leyes que suponen un deterioro igualmente grave. En Inglaterra, en Alemania, en USA, la calidad de la enseñanza y el estado de las instalaciones públicas está por los suelos...

No hacemos frente a un problema local, sectorial o particular que requeriría una lucha limitada, parcial, de simple presión; estamos sufriendo un problema general, histórico, mundial, que es el hundimiento progresivo de todo el capitalismo mundial en una crisis sin remedio que genera guerras, miseria, desempleo y que conlleva igualmente un deterioro de enormes proporciones de todos los servicios sociales cuya financiación no es ningún regalo sino que sale de los bolsillos de los trabajadores.

La degradación intolerable de las condiciones de estudio, de la situación de los centros, debe ligarse a una degradación no menos intolerable de las condiciones de trabajo marcadas por la precariedad, el desempleo, los accidentes laborales, la baja de los salarios, el aumento siempre más agudo de la explotación. Hoy se estudia sin luz y calefacción pero eso es el anuncio de cómo será el trabajo mañana: precario, con la espada de Damocles del desempleo permanente, amenazados por los accidentes laborales...

Apoyamos la lucha emprendida y nos solidarizamos con ella. NO HAY MAS RESPUESTA QUE LA LUCHA.

Pero ¿cómo luchar? ¿por qué objetivos? ¿quiénes son nuestros amigos y quienes nuestros enemigos?

Los estudiantes forman un estrato social provisional y heterogéneo, sin embargo, la mayoría (sobre todo en Institutos y universidades públicas) serán trabajadores: afectados por el desempleo, la precariedad, los accidentes, el deterioro general de las condiciones de vida... Hemos de asumir conscientemente que vamos a ser clase obrera, que hay que concebir la lucha como una contribución al desarrollo de la lucha obrera. Hay que conocer las experiencias de las luchas obreras.

Luchar aislados, limitados a tal o cual sector, es verse abocados a la derrota y la desmoralización. El problema es general y afecta a todos: estudiantes de instituto, trabajadores de la enseñanza, trabajadores de todos los sectores, empleados o desempleados (que tienen hijos estudiando en muchos casos). HAY QUE LUCHAR DE TAL FORMA QUE SE CREE LA UNIDAD CON TODOS LOS TRABAJADORES.

¡La lucha tendrá valor, se inscribirá en una dinámica de desarrollo de la lucha obrera, irá en el sentido del combate contra el capitalismo si es una lucha abierta a la que puedan unirse trabajadores de todos los sectores, trabajadores de la enseñanza, otros estudiantes!

En la lucha nadie puede decidir en nuestro nombre. Han de ser las Asambleas Generales las que deben decidir y controlar todo lo que se hace y acuerda. Las Asambleas deben elegir Comités revocables en cualquier momento que coordinen a los centros en lucha. Ningún comité autoproclamado puede decidir en nombre de todos.

¿Se puede luchar por objetivos de reforma del capitalismo como por ejemplo nuevas leyes que favorecieran a la pública? ¿En los programas de los partidos hay de verdad respuestas a nuestros problemas? Rotundamente no. La única lucha eficaz es aquella que se inscribe, aunque tenga por el momento objetivos reivindicativos limitados, en una dinámica de lucha por la abolición del capitalismo en todos los países.

Está claro que los señoritos del PP son nuestros enemigos pero ¿ el PSOE y otros órganos de la llamada “izquierda” son amigos nuestros? Hay una continuidad y una complicidad entre los gobiernos de “izquierda” y los gobiernos de Derecha que está por encima de sus peleas de familia. Están unidos en la DEFENSA DEL CAPITALISMO Y DE SU ESTADO. ¿Es que acaso el gobierno central de ZP no está deteriorando la educación u organizando despidos como en los Astilleros donde trabajadores de Gijón y Sevilla vuelven a la lucha tras habernos engañado con que se había “resuelto” el problema del sector naval? ¿Es que el gobierno de Maragall, aparentemente tan distinto del gobierno de Camps, no está atacando a los trabajadores en todos los sectores incluida la educación o la vivienda?

En la sociedad capitalista, los trabajadores y todos los explotados solo tenemos ENEMIGOS DECLARADOS (la Derecha o la Patronal) o FALSOS AMIGOS (la llamada “izquierda” o los sindicatos). Sólo podemos contar con la lucha, la conciencia, la solidaridad, de TODOS LOS TRABAJADORES Y EXPLOTADOS.

Sería ilusorio creer que la lucha va a ser rápida y todo se va a solucionar con unas cuantas acciones de presión. Se trata de una lucha larga y difícil, donde deben unirse las diferentes generaciones obreras. Es necesario discutir para tener claro cómo luchar, cómo organizarse, con qué objetivos. La lucha ciega, activista, un carrusel de actos de protesta... acaba no sirviendo y desmoraliza. Una lucha consciente, donde sepamos qué queremos y qué medios hay para conseguirlo es la que nos refuerza y nos ayuda a volver a la carga una y otra vez.

Por eso proponemos un FORO DE DISCUSION para discutir sobre la lucha actual así como sus perspectivas y el contexto global donde se inscribe. Todos los que estén interesados pueden enviar su mail a [email protected] para organizarlo e impulsarlo. También a Apartado de Correos 258 Valencia 46080.

Corriente Comunista Internacional 8-3-2005

Nuestro sitio Web es: www.internationalism.org/spanish

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 182, 15 Mayo-15 Julio 2005

Carta - Solidaridad con nuestros militantes amenazados

A continuación publicamos una carta que nos ha dirigido un simpatizante de nuestra organización en la que expresa su indignación frente a las amenazas de muerte proferidas por ciertos elementos de UHP-Arde contra militantes de la CCI, así como su solidaridad con nuestros militantes y su compromiso en la defensa de nuestra organización contra todo este tipo de ataques.

Más allá del profundo agradecimiento político que queremos expresar a este compañero, queremos poner de manifiesto la importancia de que la defensa intransigente de los comportamientos proletarios y el rechazo firme e indignado ante los comportamientos gansteriles ajenos a la clase obrera, sea cada vez más objeto de reflexión, de clarificación política y de toma de posición por parte de los trabajadores, aunque aún sea de forma minoritaria.

 

TOMA DE POSICION ACERCA DE LAS ACUSACIONES Y AMENAZAS DE MUERTE HECHAS CONTRA MILITANTES DE LA CCI EN ESPAÑA POR ALGUNOS ELEMENTOS DE U.H.P.

Ya en su contestación a través de la prensa (Acción Proletaria Nº 178) como en el dossier recibido, donde se reproduce fielmente la totalidad de la discusión entre ciertos elementos que se presentan como UHP-Arde y la CCI, esta última organización ha desmontado y desenmascarado políticamente los argumentos de quienes hablan en nombre de U.H.P-Arde. Por cierto, al ser un lector ocasional de la revista “Comunismo” órgano del llamado Grupo Comunista Internacionalista, pude constatar una sincronía tanto en las pautas del razonamiento (que no de la reflexión) como en el estilo literario que llevan el sello inconfundible del “anarco-marxista” GCI. Como las cuestiones de fondo y también de método que diferencia a la CCI de lo que dicen esos señores que hablan en UHP-Arde están muy claras en lo publicado, no se trata ahora de entrar en la naturaleza de la discusión cuando, además, esta toma de posición es en respuesta al llamamiento de solidaridad hecho por la CCI relativo a las amenazas contra sus militantes por parte de UHP-Arde, Acción Proletaria Nº 181,marzo - mayo 2005 (también en relación con el debate lo he seguido con los números 177 y 178 de AP y el dossier compilatorio de la discusión con los documentos de ambas partes).

 

Dicho esto creo que las refutaciones de la CCI si de algo adolece, tal vez sea de no caricaturizar lo suficiente las majaderías políticas de los redactores de los textos de UHP-Arde, siempre oteando el mundo para meter en el saco de la “revolución” y de la “lucha de clases” cualquier conflicto imperialista o lo que es lo mismo, hoy habría en el mundo tantas “revoluciones” como conflictos entre bandas imperialistas donde no se escaparía Chechenia, Afganistán, Timor, Irak, Cachemira etc. y mañana puede ser que se le añadan países que están en el punto de mira de los diversos intereses imperialistas como pueden ser Siria o Irán, para que ciertas gentes de UHP-Arde decreten, junto al GCI, nuevos esplendores “revolucionarios”; en este sentido es bastante revelador, como ejemplo, el extenso articulo destinado al conflicto argelino en la revista Comunismo, órgano del GCI, Nº 48 correspondiente al mes de febrero de 2002, en el que se glorifica la “lucha de clases” cuando la partida que se estaba jugando, de forma soterrada, era entre las camarillas argelinas instrumentadas por los intereses geoestratégicos de las grandes potencias; hecho que se explica inequívocamente para todos los demás conflictos por la implosión de los países del Este que, a su vez, significó también la dispersión del bloque llamado occidental, aplicando la política del “cada uno a la suya”, hechos históricos de los que el GCI y sus acólitos pasan o lo abordan tibia y confusamente.

Todo puede ser discutible sin concesiones y con honradez entre los revolucionarios, incluso es una obligación hacerlo, pero hay una cuestión que no se puede soslayar ni por los revolucionarios comprometidos, ni por los simpatizantes como tampoco por los obreros mas conscientes del proletariado y sobre lo que hay que posicionarse sin titubeos y con rotundidad: Se trata de las amenazas de muerte hechas de manera oblicua contra militantes de la CCI por elementos concretos de UHP-Arde. Pues bien, sobre este especifico asunto quiero expresar mi solidaridad activa e invitar a otros compañeros a que también lo hagan – aún no siendo militante de la CCI como es mi caso pero conociendo su plataforma y también algunos de sus militantes - con esta organización proletaria y que estriba, primero, en el más absoluto rechazo de las amenazas de muerte contra sus militantes por ser un método totalmente ajeno a las mejores tradiciones del proletariado, segundo, dicha solidaridad por lo que a mi personalmente se refiere no es abstracta sino muy concreta y estriba en participar –a lo que también invito a otros compañeros simpatizantes – tanto en la defensa de las reuniones públicas de la CCI en general y a los militantes de esta organización en particular, lo que llanamente significa que si UHP atentara o agrediera a algún militante de esta organización, practica propia de matones y gansters, no solo los militantes de esta organización, como dice la CCI, saldrían en su defensa, sino que también sus simpatizantes o contactos entre los que me encuentro.

Sin más por ahora, os envío mi solidaridad mas fraterna

Barcelona, 20/4/05 R.Q.

Corrientes políticas y referencias: 

China-Japón: Tensiones imperialistas en el Sudeste Asiático

La barbarie capitalista continúa avanzando dramáticamente. En las últimas semanas, Asia se ha convertido en un nuevo epicentro de la aceleración de las tensiones interimperialistas.

El 14 de marzo, Formosa (Taiwan) pasó a ser objeto de la inquietud internacional. No es para menos ya que ese mismo día Pekín aprobó, por primera vez, una ley “anti-secesión” facultándole el empleo de medios militares contra Taiwan en caso de que las autoridades de la isla declaren la independencia. Esto venia precedido de unas contundentes declaraciones del presidente chino Hu Jintao, con uniforme militar, en las que llamaba públicamente a sus oficiales a “prepararse para un conflicto armado”. El mensaje es claro: la burguesía china no va a consentir la separación de Taiwan y para ello no se detendrá ante nada, ni siquiera ante una guerra. Por su parte las recientes elecciones celebradas en Taiwan han vuelto a dar la mayoría al partido más inclinada a las tesis independentistas.


Asia, un foco de tensiones guerreras


La tensión está creciendo rápidamente en todo el Sudeste asiático, y también entre China y Japón. Las belicistas proclamas de China han tenido un impacto inmediato en Japón, cuyo gobierno declaró que la citada ley anti-secesión va a tener un efecto muy negativo en la paz y estabilidad de la región, al mismo tiempo que anunciaba que sus tropas habían tomado el control de un faro en el archipiélago de Senkaku (archipiélago tradicionalmente reivindicado por Pekín, que allí se conoce por Diayou). Inmediatamente China replicó calificando ese acto militar como “grave provocación totalmente inaceptable”.

La tensión se aceleró al fomentar el Estado chino en las últimas semanas una serie de manifestaciones anti-japonesas, con la excusa de que Tokio ha publicado un manual de historia que minimiza las atrocidades perpetradas por el ejercito japonés durante la colonización de una parte de China en los años 30. En respuesta, Japón se ha referido por vez primera a China como “amenaza potencial”. Para hacernos una idea de la gravedad que está alcanzando la situación, recordemos que es la primera vez también que Japón abandona su tradicional política de neutralidad respecto al espinoso asunto de Taiwan.

Este arrebato belicista de China no ha despertado únicamente la reacción de Japón. Los Estados Unidos se han apresurado a dejar claro que, si bien desde 1972 Washington solo reconoce una China de la que formaría parte Taiwan, no se quedaría de brazos cruzados en caso de una agresión militar de China sobre Taiwan. Así el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClean, ha declarado que “Esa ley anti-secesión es desafortunada”. Por su parte Condoleeza Rice, en su visita a Pekín el 21 de Marzo, le dejó claro al presidente chino Hu Jintao que “nos oponemos a cualquier modificación unilateral del statu quo”.

Ante la exacerbación de los apetitos imperialistas de China, ha quedado claro que USA y Japón hacen en este momento causa común en esa parte del mundo. Tal es el sentido del acuerdo firmado entre Washington y Tokio que tiene “como objetivo estratégico común” lograr una “solución pacífica” de las cuestiones concernientes a Taiwan.


La presión imperialista de China


Ya el hundimiento de la URSS en 1989, y la afirmación de USA como única gran potencia mundial, conllevó una alteración de la política imperialista china. Cuando se produjo la formación de la República Popular China en 1949, o cuando en 1972 China y USA pasaron a ser aliadas contra URSS, el desarrollo de las tensiones imperialistas se veía constreñido por el corsé de la disciplina de bloque, que hasta cierto punto las limitaba. Pero desde 1989 con el hundimiento del capitalismo en la descomposición, la situación empieza a cambiar.

La base de la alianza chino-americana que era la existencia de un enemigo común, la URSS, desaparece con ésta. Por ello desde mediados de los años 90 empezamos a ver manifestaciones bastante evidentes de tensión entre China y USA, como la que se produjo el 7 de Marzo de 1999, cuando aviones americanos bombardearon “por error” (¿?) la embajada china en Belgrado, curiosamente apenas un mes después de que en un viaje a Washington de un alto responsable de la diplomacia china, las autoridades norteamericanas le advirtieran su oposición a que China decidiera “cabalgar en solitario” en el escenario imperialista.

Desde entonces, y a pesar de esas advertencias, los apetitos imperialistas de China no han cesado de crecer así como su voluntad de hacer patente su poderío militar que las demás potencias, en especial USA, deben tomar en cuenta. No es casualidad que el presupuesto militar chino no haya dejado de crecer, con porcentajes de dos dígitos en los últimos quince años (11’6% en 2004, tras un 17% en 2002, lo que representa aproximadamente un 35% del presupuesto nacional). Signo de los tiempos y de las necesidades imperialistas chinas es la proporción de esos gastos que se destina a la modernización de la aviación y la armada, así como la importante participación china en el proyecto europeo de contar con un sistema de navegación – el Galileo – alternativo al GPS norteamericano.

Pekín no pierde ocasión de aprovecharse de las dificultades que encuentra la primera potencia mundial para imponerse en el planeta. Una prueba de ello es la interferencia de China en el proceso de discusión del asunto de la capacidad nuclear de Irán, ya que como expuso el ministro chino de Asuntos Exteriores (Li Zhaoxing) en un viaje a Teherán, China se opondrá a cualquier intento de sanción de la ONU a Irán por esta cuestión. Esa misma política imperialista le lleva a apoyar al régimen islámico sudanés. En ese mismo sentido va su política hacia Corea del Norte lo que deja bien a las claras la intención de las autoridades chinas de avanzar sus peones en esa zona natural de influencia para ella, en detrimento de la política americana. Al mismo tiempo, la burguesía china se ha esforzado en los últimos tiempos en consolidar su influencia en Laos, Camboya, Birmania, Tailandia, Malasia e Indonesia, todo ello contrariando los intereses de USA.

Y si bien el desarrollo de las tensiones imperialistas a propósito de Taiwan es una grave amenaza para el mundo, no es sin embargo el único punto caliente de enfrentamientos larvados en esa región del mundo. En la frontera entte China y Pakistán se sitúan dos territorios (Aksai-Chin y Arunachal-Pradesh) que son reivindicados con más fuerza por ambos estados, lo que constituye una fuente potencial de enfrentamiento entre estas dos potencias nucleares. El momentáneo apaciguamiento de la tensión entre India y Paquistán por un lado, y entre China e India por otro, no presagia sin embargo un futuro estable en esa región. Cuando el primer ministro indio, Mammhan Singh declara que “India y China comparten la aspiración común de obrar por un orden político y económico internacional justo, equitativo y democrático” es precisamente porque los principales tiburones imperialistas de Asia (China, India y Paquistán) deben poner en sordina, de momento, sus querellas, para concentrarse en tratar de contener los estragos que está causando la ofensiva norteamericana en esa zona. Un escenario así suscita necesariamente la atención de las demás potencias imperialistas del mundo, especialmente Francia, Alemania y Rusia, que no van a quedarse de brazos cruzados y que van a tratar van a acudir a defender sus propios intereses imperialistas en esta región del mundo y sobre todo a hacer sombra a USA que se enfrenta a un debilitamiento acelerado de su liderazgo mundial.

Las recientes visitas de Chirac y Raffarin a China no han tenido como objeto únicamente reforzar las relaciones económicas entre París y Pekín, sino sobre todo manifestar el apoyo de Francia, de acuerdo con Alemania, al levantamiento del embargo a la venta de armas chinas y de la venta de tecnología avanzada a China. Una China más fuerte y agresiva frente a USA hace el juego a Alemania y Francia. En efecto la estrategia americana de implantación de bases militares en Kirghizstan, Tadjikistan, Afganistán y Uzbekistan tiene por objetivo cercar a Europa y Rusia, pero también le sirve para tamponar la influencia expansionista de China hacia Occidente, contribuyendo con ello a aislar a sus principales concurrentes imperialistas entre sí.


La huida hacia delante del capitalismo
solo lleva a un caos cada vez más profundo


Ante el desarrollo de las tensiones imperialistas en Asia sería un error creer que la barbarie capitalista no va seguir acelerándose en otras regiones del mundo. Todo lo contrario. Es evidente que la burguesía norteamericana va a seguir atascada en el lodazal iraquí pese a sus intenciones declaradas de proceder a una retirada parcial de sus tropas en el 2006. En Oriente medio está además al acecho de Siria e Irán, y también en el Extremo Oriente con Corea del Norte. Para continuar ejerciendo de gendarme mundial tiene que seguir huyendo hacia delante en el terreno militar. La multiplicación de los puntos calientes en Extremo Oriente, el empuje del imperialismo chino, son una fuente de preocupación creciente que conduce a la Casa Blanca a reforzar sus bases militares en la zona, así como sus lazos con Indonesia, Filipinas, Malasia, Tailandia, incluso Sri Lanka, aprovechando cínicamente además la cobertura de la ayuda humanitaria a las víctimas del “tsunami”.

La evolución de la situación en el Sudeste Asiático muestra, una vez más, a la clase obrera que todos los discursos de paz de la burguesía preparan nuevos momentos de enfrentamiento guerrero, y que el sistema capitalista solo puede ofrecer cada vez mayores grados de barbarie. La escalada de amenazas guerreras en Asia es una nueva expresión de lo que nos depara el futuro. Los apetitos y pretensiones de los principales rivales del imperialismo americano, entre los que se encuentra abiertamente China, van a continuar agudizándose. La crisis del liderazgo americano, su ofensiva actual y las reacciones que ello produce, van hundiendo al mundo en un caos creciente.


Tino. 22/04/05.


Adaptado de Révolution Internationale (órgano de la CCI en Francia)
n. 357 (mayo 2005).


Geografía: 

Foro de discusión sobre la «autonomía obrera»: ¿Quien puede acabar con el capitalismo?

Publicamos a continuación un artículo de intervención en un foro sobre la autonomía del proletariado que se ha publicado en www.alasbarricadas.org

El Foro que se ha originado a partir de la publicación por un compañero que no conocemos de un artículo nuestro realizado como balance de una intervención en un Encuentro sobre la Autonomía Obrera celebrado en Barcelona, ha suscitado un debate apasionante, profundo y sincero1.

Todos los participantes compartimos la voluntad de acabar con el sistema social capitalista que tantos sufrimientos de todo orden –económico, psíquico, moral, ecológico- está causando a la gran mayoría de la humanidad. El debate se sitúa sin embargo sobre la pregunta: ¿quién puede ser el motor de esa gigantesca transformación social? De forma sintética dos alternativas se han postulado: la clase obrera, el proletariado, o, como defienden PITI2 y otros compañeros, una comunidad de individuos rebeldes, a la llaman “proletariado”.

Nosotros defendemos resueltamente la primera alternativa. En polémica razonada con la otra posición vamos a exponer los argumentos que la sostienen.

La lucha de clases es el motor de la historia

Tras la progresiva disolución del comunismo primitivo tribal, la sociedad humana se ha dividido en clases y el motor de su evolución es la lucha de clases.

Esta guerra social tiene lugar en un contexto histórico de sucesivos modos de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo) que ha constituido el marco general donde aquella ha tenido lugar y el desarrollo de las fuerzas productivas humanas ha ido recorriendo su camino de forma contradictoria.

Esta es la explicación más coherente de la historia humana y el medio que pueden darse las generaciones actuales para hacerla progresar ante los dilemas que nos plantea la situación actual del capitalismo que lleva, bien a la destrucción de la humanidad, bien a su liberación y al inicio de una nueva etapa histórica basada en la abolición de las clases sociales, de los Estados y las fronteras nacionales, la unificación de todos los seres humanos en una comunidad humana mundial que vive y actúa para si misma.

A esta explicación, cuyo exponente más coherente es el marxismo3, se le han opuesto numerosas teorías que tienen como común denominador no tanto la negación de la existencia de clases sociales –evidencia que solo los más obtusos pueden atreverse a soslayar- sino la negación de que el motor de la historia es la lucha de clases.

Se han presentado como motores alternativos Dios, el Espíritu Universal, los príncipes y otros individuos investidos de poderes especiales, una coalición de individuos de buena voluntad, una minoría de conspiradores, una minoría de iluminados, predicadores de toda clase de sistemas sociales y filosóficos para dar cuenta de los males del mundo etc.

La lucha de clases a lo largo de la historia ha enfrentado una clase revolucionaria portadora de una nueva organización de la vida social y una clase reaccionaria apalancada en la defensa de los privilegios e intereses ligados al viejo orden. Si, de manera general, el desenlace de estos conflictos ha sido el triunfo de la nueva clase revolucionaria y la desaparición más o menos gradual de la vieja clase, esto no ha sido el producto de un determinismo irrevocable. En diferentes momentos de la historia se han producido fenómenos de bloqueo de la evolución social, donde las dos clases principales de la sociedad se desangraban en conflictos estériles sin hallar ninguna salida a la situación. Por eso el Manifiesto Comunista concibe la lucha de clases como una guerra social “que siempre acababa en transformación revolucionaria de la sociedad entera o en destrucción de ambas clases en lucha”.

Ninguna clase social es el vehículo ciego de un destino histórico preestablecido, no es el ejecutor forzoso de una necesidad determinada por la evolución de la sociedad. Para liberar a la sociedad de las trabas que le imponen el orden antiguo, las clases revolucionarias necesitan de un cierto grado de conciencia y voluntad. Si estos faltan, la necesidad objetiva, que existe sólo como potencial histórico, no podrá realizarse y la evolución social se estancará degenerando en un pudrimiento caótico y destructivo.

En el tránsito entre la vieja sociedad esclavista y el orden feudal que le sucedió, el factor determinante fue la evolución objetiva mientras que la conciencia y la acción subjetivas jugaron un papel muy limitado. En la destrucción del feudalismo y el advenimiento del capitalismo, las fuerzas objetivas constituyeron el factor central aunque la conciencia –esencialmente ideológica- desempeñó un papel importante, sobre todo en la última etapa: la toma del poder político por parte de la burguesía tras haberse asegurado la dominación económica de la sociedad.

Sin embargo, en la revolución mundial que acabará con el capitalismo el papel decisivo lo tendrá la conciencia, el entusiasmo, la solidaridad, el heroísmo y la combatividad, de grandes masas proletarias. Sin esa fuerza subjetiva, sin ese compromiso de un gran número de individuos conscientes, la revolución no será posible. PITI ha insistido sobre la necesidad de la conciencia (él la llama la necesidad de “individuos autoconscientes”), de la solidaridad y la confianza mutua (que denomina “comunidad de rebeldes”)... Compartimos esta preocupación y vemos como una de las tareas cruciales del momento presente el que las generaciones actuales de la clase obrera cultiven y desarrollen, en la lucha, por la lucha y para la lucha, la conciencia, la solidaridad, el criterio propio. Sin el desarrollo masivo de esas fuerzas espirituales la revolución mundial no será posible.

PITI piensa sin embargo que la clase obrera ya no es la clase revolucionaria. No niega que haya desaparecido la lucha de clases, tampoco niega que pudo haber sido en otras etapas del capitalismo el motor del cambio histórico, pero su premisa es concluyente: «Lo que denomino el "primer asalto a la sociedad de clases", me refiero a primeros de siglo XX y sus revoluciones (Rusia, Kronstad, Alemania por ejemplo), y el "segundo asalto a la sociedad de clases", mayo del 68, revueltas autónomas en Alemania, autonomía operaia en Italia, las huelgas obreras en Polonia, el movimiento asambleario español. Estos movimientos son derrotados, la autonomía obrera es derrotada.»

Es verdad que la oleada revolucionaria mundial fue derrotada y se abrió la más terrible contra-revolución de toda la historia humana. Es igualmente verdad que el impulso inicial de las luchas abiertas en 1968 se fue diluyendo hasta que en 1989 se produjo un fuerte retroceso de la conciencia y la combatividad obreras4.

Ahora bien, ¿por qué de esos dos fracasos deduce PITI el fin del carácter revolucionario de la clase obrera? Aporta como explicación dos factores: por una parte, el capitalismo ha sufrido un cambio de tal naturaleza que estaríamos ante un nuevo “paradigma económico” y, este nuevo paradigma económico significaría tales cambios sociales que habrían sellado el fin de la clase obrera como clase revolucionaria. «Aquí es cuando comienzan los cambios, en los años ochenta. Los sindicatos, como instrumentos de integración de la clase obrera, actúan directamente al servicio de sus intereses negociando con la patronal y el Estado, aceptando a rajatabla las políticas de recortes sociales, plantillas. Esto rompe a una generación rebelde, una comunidad de rebeldes heredada de la etapa anterior, su conciencia. La clase obrera es estratificada de las fabricas, se producen reconversiones industriales, la terciarización de la economía (cambio de paradigma económico), y la deslocalización de empresas en busca de mano de obra barata y esclava (...) La tecnología juega un papel fundamental, se produce una revolución tecnológica que produce que muchos obreros tengan que pasar por cursos de formación. Hay una mundialización de la economía gracias a la tecnología, que favorece también a la automatización. Sin embargo, estas nuevas condiciones permiten elevar el nivel de bienestar material de una minoría de trabajadores. Aparecen cuadros técnicos, obreros-propietarios, pequeños empresarios etc. (...) La actual época es única y no hay vuelta atrás en el sistema productivo, donde volvamos a la identidad fabrica ».

¿Un nuevo paradigma económico?

A lo largo de su historia, el capitalismo ha sufrido numerosos cambios tecnológicos, organizativos, sociológicos... El capitalismo es un modo de producción dinámico que se ve forzado a cambiar continuamente la organización, los métodos y las herramientas de producción... El Manifiesto Comunista reconoce que « la burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social.  Al contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente.  La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes ».

Pero ¿ese dinamismo significa un cambio de naturaleza del capitalismo, una modificación de los fundamentos mismos de su sistema de explotación?

El capitalismo ha pasado por numerosas etapas: manufacturas, maquinismo, gran industria, capital monopolista, imperialismo, capitalismo de Estado etc. El régimen de propiedad capitalista se ha modificado de manera incesante (mercaderes, propiedad individual de los capitanes de la industria; propiedad colectiva a través de las sociedades por acciones; propiedad estatal bien sea completa –como en los mal llamados países “socialistas”- o mixta; propiedad multinacional...); las tecnologías han sufrido cambios espectaculares (maquinismo, ferrocarriles, barcos de vapor, aviación, telecomunicación, informática, energía petrolífera o nuclear etc.); la organización del trabajo ha pasado por muy diferentes estadios (trabajo extensivo, trabajo intensivo, organización científica del trabajo y taylorismo, industrias gigantes, descentralización, deslocalización, subcontratación etc.); el régimen de trabajo tiene muchas formas (trabajo domiciliario, trabajo de mujeres y niños, trabajo fijo, trabajo forzado, jornaleros, precariedad, trabajo a destajo, por piezas etc.). Sin embargo, un hilo conductor, un telón de fondo, atraviesa como núcleo de hierro esa multiplicidad siempre cambiante:

1º Expropiación de los productores de tal forma que campesinos o artesanos son separados de sus medios de producción y vida, convertidos en obreros y obligados a pasar por las horcas caudinas del trabajo asalariado para obtener su sustento;

2º Explotación de la fuerza de trabajo del obrero cuyo salario tiende a cubrir su reproducción individual y la de su familia, produciendo una plusvalía que sirve a la acumulación de capital;

3º Acumulación de capital. El fin de la producción no es tanto satisfacer el consumo de la clase dominante sino la reinversión de la plusvalía constituyendo un nuevo capital.

Cuando PITI invoca la mundialización como gran cambio fundamental que se produce a lo largo de los años 80 debemos decirle que ha descubierto algo que se produjo más o menos un siglo antes: « La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita (...)  Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común.  Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal (...) La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas.  Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza». Este pasaje no procede de ningún mundialista iluminado, sino del Manifiesto Comunista ¡escrito en 1848!5.

¿Revolución tecnológica? Es cierto que se han desarrollado las telecomunicaciones, la informática y las redes telemáticas, que se habla de biotecnología o de células madre; es verdad que vastas tierras agrícolas sucumben a los encantos de la especulación inmobiliaria concretada en imponentes rascacielos, en edificios inteligentes y toda una mansalva interminable de viviendas ...vacías. Pero esos cambios “fascinantes” no suponen ningún verdadero desarrollo sino que más bien se asemejan a los estertores de una sociedad enferma6. Por otro lado, ninguno de esos cambios, puede compararse a las transformaciones radicales que se produjeron en la época ascendente del capitalismo: « En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por ensalmo... ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?» (Manifiesto Comunista).

El modo de producción capitalista no se define esencialmente por las tecnologías, las formas de organización empresarial o la organización del trabajo... Estas pueden dar vueltas como un tiovivo, pero no son sino la epidermis que recubre un mecanismo cuya base son las relaciones de producción basadas en el trabajo asalariado y la extracción de plusvalía. Esos mecanismos básicos no han cambiado en absoluto. Siguen siendo los pilares que sostienen todo su edificio. PITI, que tanto critica la sociedad del espectáculo, está siendo víctima de un efecto óptico típico del capitalismo: frente al rígido inmovilismo de las sociedades que le precedieron, el capitalismo se presenta como un espectáculo incesante de cambios que sin embargo dejan intactos sus fundamentos.

Por otro lado, esas formas tampoco determinan la dinámica real del capitalismo. Este busca desesperadamente una masa más grande de plusvalía y un mercado más amplio a la medida de sus necesidades de acumulación. Cuando el capitalismo forma el mercado mundial a principios del siglo XX esta dinámica inexorable le hace entrar en la época histórica de decadencia y degeneración que se prolonga hasta la actualidad adonde vemos la sociedad consumirse en guerras, barbarie sin fin, crisis y convulsiones económicas, descomposición ideológica, pudrimiento moral, totalitarismo estatal etc. Se habla mucho del espejismo de unos cambios superficiales (tecnología, finanzas, sector servicios) pero se olvida totalmente ese “cambio” mil veces más significativo y determinante para las vidas cotidianas de enormes masas humanas. Ese cambio entre el periodo ascendente del capitalismo y su etapa decadente que se arrastra a lo largo del siglo XX nos permite comprender el terrible sufrimiento, el profundo desamparo, que sufren millones de seres humanos, nos ayuda a ver la realidad de una sociedad en agonía, nos da fuerzas y conciencia para luchar por la nueva sociedad. En cambio, la otra visión, la de los cambios ficticios, nos ciega con una “modernidad” y un “progreso” que esconden el terrible infierno sobre el que reposa la vida de la gran mayoría de la humanidad.

Los muertos que vos matáis gozan de buena salud

PITI no es el primero ni será el último en negar el pan y la sal a la clase obrera. La lucha de la clase obrera jamás ha seguido un curso regular, progresivo, franqueando escalones sucesivos. Al contrario, su lucha procede por saltos bruscos y repentinos, pasa por los largos periodos de apatía y desesperante inactividad. Comparando la línea de evolución que siguen las revoluciones burguesas y las revoluciones proletarias, Marx describe magistralmente la dinámica de la lucha obrera: «Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan enseguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su periodo impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias, como las del siglo XIX, se critican constantemente a si mismas, se interrumpen constantemente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que solo derriban al adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodas, hic salta».

La lucha obrera es así porque corresponde al movimiento de una clase que es explotada y revolucionaria a la vez. Esto determina una contradicción que marca su forma de luchar. Por un lado, está sometida al peso agobiante de la ideología burguesa y sufre en sus carnes los rigores de la competencia y la división. En tiempos “normales” los obreros están atomizados y los instintos de solidaridad, compañerismo y acción independiente se ven reprimidos por instintos anti-sociales de pasividad, individualismo, ilusiones de promoción profesional... Ese conflicto, esa división, que agobia el alma de los obreros, solo se resuelve tras una larga y difícil maduración de la conciencia y la solidaridad–en la que intervienen los grupos revolucionarios- que acaba cristalizando, no sin enormes dificultades, en luchas más o menos amplias. «Un periodo revolucionario resuelve esta dificultad, en apariencia insoluble, desencadenando en la masa una suma de idealismo que la vuelve insensible a los sufrimientos más agudos (...) En la tempestad revolucionaria, el proletario, el padre de familia prudente, se transforma en un “revolucionario romántico” para el cual el bien supremo mismo –la vida- y con mayor razón el bienestar material tienen poco valor en comparación con el ideal de lucha» (Rosa Luxemburgo, Huelga de masas, partido y sindicatos).

La mayor parte del tiempo, los obreros aparecen como “padres de familia prudentes”, solo en periodos donde su combate madura en luchas masivas se muestran como “revolucionarios románticos”. No podemos ver la lucha de la clase obrera como se mira un álbum de fotos. En la mayoría de las fotos aparecerá con el rictus triste del desánimo o con el rostro inexpresivo de la pasividad o la desorientación. Solo en unas pocas se nos mostrará con la sonrisa radiante de la convicción revolucionaria.

Hablando de la lucha de astilleros, PITI pregunta: « ¿El ejemplo de Astilleros..acaso supuso formas autoorganizativas de construir nuevas formas de poder, de cuestionamiento de la mundialización, del trabajo asalariado, por ejemplo, o si una lucha puramente interés sectorial, cuyo objetivo era sobre todo unas prejubilaciones millonarias?».

Es un vulgar prejuicio acusar a los obreros de astilleros de “luchar por prejubilaciones millonarias”7. Es también un error confundir la lucha reivindicativa de la clase obrera con el planteamiento sindical destinado a ahogarla. Pero dejemos de lado esas cuestiones. Lo que nos interesa es comprender el método con el que PITI enjuicia las luchas obreras. Les exige superar un listón que no lo pasa ni el más afamado saltador olímpico: pide a cada lucha que ponga en cuestión el sistema, la mundialización, el trabajo asalariado, las formas de vida y de consumo... Es evidente que ninguna lucha obrera del pasado, del presente y del porvenir, cumplirá tales requisitos. Lo esencial en la lucha del proletariado no reside en cada uno de sus múltiples escaramuzas contra la explotación capitalista sino en la dinámica y la dirección del conjunto de sus combates.

Las luchas obreras avanzan muy lentamente y sufren continuas marchas atrás, son muy modestas en sus objetivos inmediatos de tal forma que su coherencia revolucionaria solo aparece en su dinámica de conjunto. PITI argumenta que la clase obrera ha sufrido dos fracasos históricos (1917 y 1968) y que eso la incapacita irrevocablemente como sujeto revolucionario. Mientras la lucha revolucionaria de la burguesía se caracteriza por una sucesión de éxitos y victorias hasta culminar con el desalojo más o menos completo de la antigua clase feudal, la lucha del proletariado se caracteriza por una sucesión de intentos que, en su mayoría, se saldan con derrotas y fracasos amargos. Para el proletariado «tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su Vía Dolorosa hacia la libertad está jalonada no sólo de sufrimientos inenarrables sino también de incontables errores» (Rosa Luxemburgo: La Crisis de la Socialdemocracia).

PITI cree ver 3 razones objetivas que saldarían el fin de la clase obrera como sujeto revolucionario:

«La clase obrera esta estratificada, ya no hay la comunidad fabrica (...) la nueva organización del trabajo se les aislado, segmentado, y no se puede volver atrás, volver al antiguo sistema productivo que aglutinaba a los asalariados en fabrica»

«La clase obrera como la clase burguesa dominante se pirra por los objetos de consumo de ultima hora, por tener 2 coches o un 2ª lugar de residencia (...)Burgueses y obreros desean el bienestarismo mercantil y un estatus y posición en la jerarquía social (...)La nueva época nos ha sometido a un hedonismo mercantil que superas las clases»

«El sistema ha institucionalizado el conflicto obrero y lo reordena (en esto tiene gran protagonismo las burocracias sindicales). Esto es una realidad, y el que no lo quiera entender sujetándose a ciertos dogmas ideológicos, no hace más que prevalecer su ideología sobre lo que debe ser un análisis coherente, crítico de la realidad social»

Empecemos por la primera: la desaparición del “obrero-fábrica”. Es cierto que con el desarrollo de la crisis capitalista y el consiguiente aumento del desempleo muchas fábricas gigantescas han desaparecido. Es cierto, que este aglutinamiento de los trabajadores en grandes centros de producción facilitaba la identificación de sus intereses de clase y la confianza en su fuerza como clase. Es innegable que muchas luchas de los años 70 partieron de fábricas-faro que irradiaban sobre el resto de la clase: en España están los casos de SEAT en Barcelona, la Standard en Madrid o la Naval en Bilbao... Es verdad que la producción se ha fragmentado, deslocalizado, subcontratado. Los procesos de producción engloban una multitud de unidades dispersas que convergen en un punto central. La vieja fábrica de automóviles que concentraba en una unidad productiva gigante todos los procesos productivos ha sido reemplazada por una multitud de talleres que suministran a una fábrica núcleo muy reducida y altamente automatizada. A menudo, en esa fábrica núcleo trabajan obreros pertenecientes a una multitud de pequeñas empresas a las que se ha subcontratados operaciones concretas. Piezas, motores etc., se fabrican en factorías situadas en China, Chequia, Hungría...

Sin embargo, nada de eso ha cambiado la identidad de la clase obrera pues esta no está ligada a la unidad de producción sino a las relaciones de producción, es decir, al régimen de trabajo asalariado y al trabajo cooperativo que la hace productora colectiva de las principales riquezas sociales. Todo eso no ha cambiado e incluso se ha reforzado pues la división del trabajo, la cooperación por encima de la empresa se han acentuado con la mayor integración del proceso productivo. La relación social que determina el ser de la clase obrera no cambia con los diferentes estatus del obrero: a lo largo de su vida el obrero puede ser aprendiz o estudiante, empleado de un gran fábrica, desempleado, emigrante, subcontratado, incluso autónomo... Pero no por eso deja de ser obrero aunque en fases determinadas de su vida –o incluso en toda su vida- no tenga conciencia de ello.

Veamos ahora la segunda razón, el consumismo. Poseer una vivienda, tener un coche y hacerse con una segunda residencia sería para PITI algo que produciría tal bienestar y placer hasta el extremo de “superar las clases” (¡!).Es difícil saber cómo se puede encontrar “hedonismo” en una jaula de 70-90 metros cuadrados (gracias a la “socialista” Trujillo quieren reducir el espacio vital a 30 metros2) situada en un barrio del extrarradio de la gran ciudad, máxime cuando todos los meses pende sobre la cuenta bancaria de la familia los plazos a pagar de la hipoteca. Es más un tormento que un placer8.

Poseer un coche sería un lujo maravilloso. Dejemos de lado el pago de los plazos y de las numerosas reparaciones que conlleva. El capitalismo actual impone una determinada organización del transporte al trabajo y de muchas actividades de la vida cotidiana que hacen imposible prescindir del coche por lo que este no es ningún lujo sino una necesidad imperiosa. Y, una vez más, el placer que proporciona es sólo apto para masoquistas: todos los días los automovilistas se ven atrapados en descomunales atascos para ir a su trabajo alargando en más de un hora la ya de por sí larga jornada de trabajo. ¡Y cuando tienes puente o vacaciones lo que te espera son atascos no menos monumentales!9

Lo de la segunda residencia, una lata de sardinas en una playa sobresaturada o un chalet en el quinto pino, resulta sencillamente patético. En el mejor de los casos es una suerte de escapatoria efímera de la vida alineada y la atmósfera irrespirable de la gran ciudad. Algo así como tomar una bocanada de aire fresco para aceptar mejor el aire asfixiante de todos los días.

La raíz del capitalismo no está en el consumo sino en las relaciones sociales de producción. El consumo es consecuencia de ellas. Marx decía que no es la misma hambre la que se sacia comiendo con los dedos que con cuchara y tenedor. Las diferentes formas de consumo corresponden a grandes rasgos a diferentes modos de producción y dentro del capitalismo a la historia, la posición, las tradiciones, de los distintos países. Esos fabulosos bienes que constituirían la base del consumismo no constituyen ningún regalo ni ningún lujo sino que son los elementos imprescindibles para la reproducción de los obreros en función de una explotación intensiva y alienante de su fuerza de trabajo.

PITI insiste en la necesidad de superar esquemas anquilosados y reconocer la realidad tal cual es. Pues la amarga realidad para una creciente mayoría de obreros no es el aumento de su capacidad de consumo sino una constante y amenazante disminución. ¡Y esa es una tendencia claramente definida desde los años 80! Recorte en las pensiones, recorte en las prestaciones sanitarias y educativas, caída de los salarios, aumento de los precios, desempleo y precariedad... Esas realidades que golpean a la clase obrera de carne y hueso configuran un “consumismo” que consiste para la inmensa mayoría en apañarse año tras año con-su-mismo pantalón, con-su-mismo vestido, con-su-mismo coche... PITI es víctima de la sociedad del espectáculo. Probablemente se ha creído que lo que refleja la “nueva realidad” son esos anuncios publicitarios adonde cualquiera consigue un coche veloz y último modelo y una chica de ensueño en el mismo paquete...

Abordemos en fin, la tercera razón, la “institucionalización del conflicto obrero” a través de los sindicatos. Aquí PITI confunde a los verdugos con las víctimas. Los sindicatos son órganos del capital encargados de dividir, desmovilizar, atomizar, derrotar, las tentativas obreras de lucha. El Estado capitalista del siglo XX cuenta para enfrentar las luchas obreras con dos policías. Por un lado, la policía uniformada armada con porras y mangueras de agua –y en la recámara balas de verdad-, por otro lado, una policía sin uniforme, disfrazada con el mono de trabajo y que es tanto más eficaz por cuanto en sus orígenes fue una creación de la clase obrera. Que los grandes sindicatos sean un órgano institucionalizado10 no quiere decir ni mucho menos que la lucha obrera se haya institucionalizado e integrado. Hasta la primera guerra mundial, los sindicatos y la clase obrera formaban una unidad, pero desde entonces, al apoyar los sindicatos la defensa de la Patria y por tanto la matanza en la guerra imperialista, cada uno milita en campos opuestos: los sindicatos han sido absorbidos por los engranajes del Estado capitalista11.

Un viaje atrás por el túnel del tiempo

Hemos podido demostrar que los argumentos que PITI sostiene carecen de la más mínima consistencia. Pero analicemos ahora si la alternativa que ofrece en positivo lleva a algún sitio.

¿Quién es el nuevo sujeto revolucionario? «El individuo es el sujeto revolucionario y en la lucha es necesario juntarse para la formación de una nueva comunidad de rebeldes: el proletariado. Esto desmiente las acusaciones de radical-burgueses y o anarquistas-stirnerianos, porque no somos individuos egoístas y menos aun intelectuales auto-ilustrados, sino revolucionarios que creemos comprender la nueva época (...) Nos queda el individuo para formar una nueva comunidad de rebeldes, que haga frente al mundo del mercado. No propugnamos el fin de la revuelta, sino que la reinventamos».

PITI insiste mucho en que no hay que quedarse anclados en el pasado, en que el “sistema de luchas” basado en la “centralidad obrera” está desfasado y alucina cuando gente como nosotros sigue apoyándose en ese trasnochado sistema de lucha. ¿Y qué grandísima novedad nos propone? ¡Pues nada menos que la vuelta al individuo!. Es revolucionario y pasa a formar parte del “proletariado” todo individuo que decide incorporarse a la “comunidad de rebeldes” que preconiza PITI: « No planteamos la subjetividad única contra el mundo (existencialismo), ni la unión de egoístas, sino la comunidad de rebeldes, sin que esto suponga cercenar la libertad individual de cada individuo "único e irrepetible"».

Cualquiera puede pertenecer a ella, sea obrero, estudiante, burgués o intelectual.¿Deformamos su pensamiento? «El proletariado es el conjunto de individuos que independientemente de su estatus social-clase obrera, clase media, inmigrante, obrero social, estudiante etc hace frente a sus condiciones, a su existencia (...) Para mi proletario es el individuo explotado que lo sabe y lo hace frente, independientemente que tenga un status burgués familiar (por ejemplo) o sea obrero fabrica», nos dice.

PITI vuelve a las viejas tesis que oponen la unión de los individuos frente a las clases. De hecho, PITI repite varias veces que está por “la superación de la luchas de clases” y “la lucha contra las clases y todo tipo de poder jerárquico”. Por mucho que proteste PITI esto es interclasismo puro y duro. Bajo el concepto de “proletariado”, PITI vuelve a reproducir el viejo interclasismo de siempre, aderezado con dos exigencias: para pertenecer a la comunidad de rebeldes, pide que se sea “autoconsciente” y se pertenezca a la categoría del « individuo desposeído de su espacio-tiempo social por las nuevas formas de las relaciones capitalistas». Esta fórmula situacionista es lo suficientemente ambigua para que en ella quepa todo el mundo. ¡Hasta el burgués más existoso padece el mal de estar desposeído de su espacio-tiempo!

¿Qué nuevo sistema de luchas nos propone PITI que insiste en la necesidad de “reinventar” la revuelta y -¡como no!- en abandonar viejos esquemas?

«Planteamos la insumisión cotidiana individual, la transformación individual; pero también la lucha siempre necesaria con otros». ¡Es lamentable que se nos presente como novedad novísima de la nueva época lo que propugnan los predicadores cristianos así como numerosos pensadores cívicos que nos dicen que si la gente no utilizara el coche, limpiara las cacas de los perros y gastara menos agua en la ducha se resolvería el problema del medio ambiente!.

Tomando como modelo la “experiencia argentina” «Los clubes de trueque, las asambleas, la economía social, las huertas colectivas, el trabajo libre y autogestionado, comedores populares, casas de cultura popular y libertaria, el don gratuito y la libertad creativa cultural han sido recuperados». ¡El trueque corresponde a los primitivos estadios del comercio capitalista! ¡Es lo propio de economía de pequeños colonos y artesanos que intercambian los productos mutuamente producidos! PITI nos propone como alternativa volver siglos atrás la rueda de la historia. En cuanto a la autogestión de fábricas, la economía social, el cooperativismo, son medios que suponen que los obreros organizan su propia explotación, es decir, se autoexplotan, se organizan ellos mismos para competir en el mercado mundial y con ello crean las condiciones para que en su propio seno emerja inevitable e inexorablemente una nueva casta de aspirantes a burócratas capitalistas12.

Se trata pues de las mistificaciones más viejas, con más de un siglo de consecuencias catastróficas para los obreros y para toda la población oprimida. Sus resultados han sido división, enfrentamiento, amargura, desmoralización... Han sido la fórmula “radical” y “alternativa” que ha preparado el terreno a la explotación y la deshumanizado capitalista de siempre. Este “reiventar la revuelta” se parece a la moda en esa sociedad del espectáculo que tanto critica PITI: los vestidos que nos presentan cada año como algo nunca visto no son sino el remiendo de vestidos que hace 20 años habían presentado como el último grito de la innovación.

Acción Proletaria 16-5-05

1 Ver en Acción Proletaria nº 181 Hablan de la autonomía obrera para colar mejor el mensaje del fin del proletariado

2 Uno de los compañeros que ha intervenido defendiendo una posición que él mismo la define como “neosituacionista”

3 Conviene precisar que –como el mismo Marx reconoce en una famosa carta a Wendermeyer- el marxismo no ha descubierto la lucha de clases. Mucho antes que Marx ya los materialistas burgueses del siglo XVIII la habían puesto en evidencia.

4 Es necesario precisar sin embargo que los dos movimientos no son comparables. 1917-23 fue una oleada revolucionaria mundial. El proletariado tomó momentáneamente el poder en Rusia y lo intentó en otros varios países (Alemania, Hungría, Austria, China, Bulgaria etc.). En cambio, en 1968, pese a las imponente huelgas masivas que sacudieron numerosos países, jamás se planteó la cuestión de la ofensiva revolucionaria y menos aún de la toma del poder.

5 Esta tendencia “mundializadora” ya se apuntaba claramente con la expansión del capitalismo en el siglo XIX. Por ello, Marx y Engels la evidencia claramente en el Manifiesto Comunista. Su culminación tiene lugar a fines del siglo XIX con la formación plena del mercado mundial. Los actuales partidarios y detractores de la “mundialización” descubren con un siglo de retraso lo que los revolucionarios veían con toda claridad hace 150 años. Sin embargo, ese “descubrimiento” lo utilizan para ocultar que el capitalismo está en total decadencia desde hace un siglo y dar a entender en cambio que sería un sistema en plena expansión. Por otro lado, su concepto de “mundialización” es meramente superficial basándose en constataciones sobre la eliminación de trabas aduaneras, privatizaciones o mecanismos financieros, cuya existencia o inexistencia no altera para nada la naturaleza mundial del mercado. Por otra parte, su mensaje más importante y más engañoso es la idea de que la mundialización surge a partir de 1989. El capitalismo se habría vuelto mundial porque sería el único sistema económico vigente sobre la tierra. Esta idea es totalmente mistificadora pues da a entender que antes habría dos sistemas sociales diferentes: el “comunista” de la URSS y demás satélites y el capitalista de Occidente. En realidad, lo que había en Rusia y demás, como hemos demostrado ampliamente, era capitalismo puro y duro. La propiedad estatal de los medios de producción no significa en forma alguna “socialismo” sino una forma particular de la tendencia general al capitalismo de Estado que predomina durante el siglo XX en todos los países, incluidos los llamados de “economía liberal”. Ver nuestros documentos aparecidos en REVISTA INTERNACIONAL números 60 y 61 sobre la naturaleza de los países del Este europeo y sobre las características de la propiedad estatal.

6 A los que se dejan deslumbrar por los “fabulosos” ingenios de la sociedad actual conviene recordarles que los cambios tecnológicos más espectaculares –aunque no necesariamente efectivos- y los monumentos más apabullantes del imperio romano se produjeron en su época de decadencia y agonía. Lo mismo puede decirse de la sociedad faraónica egipcia adonde las pirámides y otros monumentos espectaculares se produjeron, por regla general, en su etapa de decadencia.

7 Aclaremos que esas “prejubilaciones” no son ningún regalo sino que permiten, en el mejor de los casos, ingresos de 700-900 € mensuales. Además, los prejubiliados que tienen hijos en el paro o en la precariedad tienen que mantenerlos con unos ingresos inferiores a los que tenían cuando estaban trabajando

8 ¡No hablemos de las jóvenes generaciones obreras actuales para las cuales conseguir una vivienda se ha convertido en un lujo inaccesible viéndose obligadas a hacinarse junto con sus padres!. Ver nuestro artículo sobre el problema de la vivienda en Acción Proletaria nº 176.

9 Se podría argumentar que la solución estaría en ir andando al trabajo o en no utilizar en coche para vacaciones etc. Es lo que implícitamente reclama PITI al predicar la “revolución de la vida cotidiana”. Abordaremos este punto más adelante.

10 Los pequeños sindicatos o los sindicatos radicales de base no están tan institucionalizados y sin embargo sabotean la lucha obrera con tanto o más eficacia que sus rivales mayores.

11 Ver nuestro folleto Los Sindicatos contra la clase obrera.

12 Ver en nuestro libro ESPAÑA 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES el capítulo sobre las colectividades anarquistas.

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Un continuo empeoramiento de nuestras condiciones de vida

Edito AP 182.

 

No pueden remediarlo. Los explotadores necesitan recurrir a las mentiras más esperpénticas con tal de dar una imagen de fortaleza de su sistema de explotación y de bienestar de la población sojuzgada por éste. Si hace unos años Aznar acuñó el ridículo “España va bien”, ahora resulta, según lo dicho por Rubalcaba (portavoz parlamentario del PSOE), en el reciente debate sobre el Estado de la Nación que “estamos plus-cua-satisfechos”. Lo dicho: mienten más que hablan y ¡mira que hablan! Hablan y no paran de la “solvencia” de la economía española, “de las más fiables de Europa” en palabras del propio presidente Zapatero, cuando en realidad está perdiendo competitividad a marchas forzadas. Hablan de los “avances sociales”, que el gobierno ZP habría procurado a los trabajadores en materias como las pensiones, el salario mínimo, la regularización de emigrantes,...cuando en realidad lo que crece es la miseria, la eventualidad del empleo, el deterioro de la enseñanza, la sanidad,...

¿Satisfechos? La burguesía española puede desde luego estar “satisfecha” por la lealtad que demuestra el gobierno “socialista” en la defensa de sus intereses de clase explotadora. No es casualidad que en ese reciente debate sobre el Estado de la Nación, apenas hayan aparecido críticas, ni desde la derecha ni desde la izquierda, a la gestión económica del capital nacional, o sea al mantenimiento de una explotación cada vez más insoportable de los asalariados, que hace el gobierno “socialista”. Y es que como señalamos apenas se supo que ZP sustituía a Aznar al frente del capital español, y se extendía en la población la peligrosa ilusión de que éste tendría más “sensibilidad social que aquel”, que “miraría más por los desfavorecidos”, etc: “Las diferencias que existen entre ellos sirven en última instancia para mantener viva la ilusión de que siempre habrá alguno menos malo que el otro. La realidad es que todos son peor, que todos son enemigos de los trabajadores y de toda liberación social (...) El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los “logros” de los gobiernos González y de las dos legislaturas del PP. El engaño de elegir el “mal menor” o de “impedir el mal mayor” es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos” (AP nº 175: “Elecciones del 14 de Marzo. ¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE?”).

 

Unas condiciones de vida y trabajo cada vez más insoportables para los trabajadores.

Pero si la derecha y la patronal se muestran satisfechos, ¿podemos decir lo mismo los trabajadores? ¿será verdad lo que dice la propaganda democrática de que el gobierno puede contentar a capitalistas y trabajadores, a explotadores y explotados? Pues... va a ser que NO. La realidad es que los asalariados comprobamos día tras día como se deterioran cada vez más nuestras condiciones de vida y de trabajo.

La realidad es que no sólo para el proletariado sino incluso para la gran mayoría de la población, llegar a fin de mes empieza a ser una auténtica misión imposible. Recientemente, al comentar la práctica desaparición del ahorro familiar en España que lleva cayendo en picado desde 1996, el Instituto Nacional de Estadística ha explicado que la causa de ese descenso del ahorro es que “la renta disponible aumenta menos que los gastos”. Sin tener los estudios de esos sesudos expertos, eso es algo que los trabajadores aprenden, en sus propias carnes, mes tras mes: los salarios han perdido la carrera a los precios., como puede verse comparando, basándonos incluso en las propias y maquilladas estadísticas del Estado burgués, el aumento salarial medio del pasado año (2’9%) con la inflación “oficial” (en Abril del 2005 la tasa interanual era del 3’5% de media estatal, del 4% en Cataluña, etc). Hemos de decir que este hachazo a los salarios viene “bendecido” por los pactos firmados año tras año por Patronal y Sindicatos a nivel nacional así como en los convenios colectivos regionales, sectoriales,... como el reciente de los trabajadores de banca a los que un aumento de 2’85% para este año, y aún menor para 2006, eso sí para que se sientan “orgullosos” de que la banca española es “competitiva”, con los demás usureros del mundo.

Recorte salarial tras recorte salarial, los trabajadores se ven obligados pues, para frenar la pérdida del poder adquisitivo de sus ingresos, a comerse los ahorros gestados con años de sacrificios. O eso o endeudándonos: la deuda de las familias se ha triplicado desde 1997, y alcanza ya casi 600 mil millones de euros, es decir el equivalente a tres cuartas partes del Producto Interior Bruto. Es cierto que una gran parte de este endeudamiento está hipotecado en la compra de una vivienda, y que la especulación inmobiliaria es uno de los destinos de un capital que no encuentra rentabilidad alguna en la inversión productiva, pero de ahí no se puede colegir la idea de un proletariado “aburguesado” que se endeuda para enriquecerse, sino un peaje forzoso, sobre todo para muchos jóvenes trabajadores, habida cuenta del precio prohibitivo de los alquileres (cuyo precio ha subido aún más que la compra de la vivienda), y del hecho de que la promesa electoral de construcción de 180 mil viviendas “sociales” por parte de ZP, ha quedado en eso.... en promesas.

El endeudamiento, las “letras”, los “plazos”, la hipoteca por años de una parte de nuestros salarios ha sido algo a lo que han debido recurrir muchas generaciones obreras, pero al menos había entonces una cierta “seguridad” de tener regularmente unos ingresos. Hoy, en cambio, lo que está al orden del día son:

* los despidos y el cierre de empresas. Sólo en el sector textil, y desde 2002, se ha echado a la calle a 35 mil trabajadores. El cierre de tres factorías de la antigua Tabacalera supone la eliminación de casi 600 empleos. En industria auxiliar del automóvil se suceden los anuncios de recortes de plantillas como en Gearbox - 300 trabajadores – o en la Lear de la Rioja – 350 obreros-. Estos se suman a los miles de despidos en el sector naval, etc.

* la precariedad en el empleo que sigue azotando a más del 33% de los trabajadores. Esta tasa se va a ver notablemente incrementada con la “regularización” de cerca de 700 mil trabajadores inmigrantes, que en palabras del propio ministro de Trabajo, “van a tener ahora derechos laborales”. Efectivamente, “derecho” a un contrato precario, “derecho” a un sueldo inferior a la media del sector, que la gran mayoría de estos compañeros se ha visto obligado a aceptar para tener “papeles” y evitar ser deportados como amenaza el Gobierno. Es asqueante ver el ensayado gesto compungido del Sr. Zapatero cuando en el reciente debate sobre el Estado de la Nación trató el tema de la precariedad laboral y dijo que lo que peor le sabía de este su primer año de gobierno era no haber enfrentado este problema. ¡Cómo si se tratara de algo heredado del gobierno Aznar, y el partido que sustenta al Sr. Zapatero no tuviera nada que ver con los “contratos basura”, los “planes de empleo juvenil”, etc!

Por mucho que ZP diga que lo que debe presidir las relaciones entre explotadores y explotados es el “diálogo”, la realidad es que a lo que los trabajadores estamos sometidos es al chantaje. Para “conservar” el puesto de trabajo hay que aceptar congelaciones salariales y aumentos de la jornada laboral (recientemente la Nissan de Barcelona ha anunciado que gracias al último convenio que consagraba precisamente estos ataques a las condiciones de vida y trabajo de sus obreros, ha alcanzado en un tiempo récord el plan de contención de costes), para tener un salario con el que malvivir hay que aceptar el aumento creciente de la explotación (en los trabajadores sanitarios por ejemplo una parte cada vez más importante de sus sueldos está en función de la “productividad”), la precariedad, la subcontratación,... Con ocasión del reciente crimen laboral en el Ferrol – ver artículo en este mismo AP – se ha desvelado que si la Bazán tenía 21 empresas subcontratadas, la recientemente creada Navantia tiene ¡100! Para que luego los sindicatos reivindiquen la “permanencia de la empresa en el sector público”,...

 

Las cosas sólo pueden ir a peor

Y no es que ZP o Solbes lo “hagan” ni mejor ni peor. La causa de esa degradación de las condiciones de vida de la clase obrera no es la gestión, o el signo político de tal cúal gobierno sino la crisis irresoluble del sistema capitalista mundial, que vive como señalamos en el artículo de nuestra Revista Internacional nº 121. “El descenso a los infiernos”. De hecho todos los capitales nacionales se han lanzado a una carrera de ataques contra los trabajadores, y los primeros los capitales más “poderosos” como Alemania, Francia, Gran Bretaña donde se suceden los topes salariales, los recortes de pensiones y subsidios, el desmantelamiento de prestaciones sociales, la prolongación de la jornada y de la vida laboral de sus trabajadores,... para tratar de mantenerse a flote en una guerra despiadada por conservar sus mercados o arrebatárselos a sus rivales,...

Lo que sucede es que el capital español está especialmente mal colocado en esa pelea a muerte con sus cofrades de otros países. Digamos que no es ni carne ni pescado. Ni tiene la productividad de Alemania (la economía española que es la 5ª de Europa por PIB es el cambio la antepenúltima del ranking de la UE15 en productividad), ni los sueldos de China. Si como señalamos en el mencionado artículo de la Revista Internacional nº 121, con el transcurrir de la crisis económica mundial desde finales de los años 60, lo que ha sucedido en el conjunto del sistema capitalista es que la “ganancia” de productividad se ha realizado sobre todo a expensas del abaratamiento de los costes salariales, en esa tendencia capitales más débiles como el español están un paso por delante,... hacia el abismo1, y está sufriendo una caída en picado de su competitividad.

Por ello no es de extrañar que Gobierno, Patronal y Sindicatos hagan de la “batalla por la competitividad” la consigna de la cruzada que preparan contra las condiciones de vida de los trabajadores. Zapatero ya ha dicho que “el diálogo social es un tesoro de este país”. Desde luego lo es para los dueños del país, pues pacto social tras pacto se han fomentado la contratación eventual, el abaratamiento del despido, el alargamiento del tiempo de cotización necesario para alcanzar la pensión, por mencionar únicamente los más recientes. Por muchas paparruchadas que digan los ministros, los patronos o los sindicalistas, esa “cruzada nacional” contra la competitividad no va a basarse en la “innovación tecnológica” ya que el diferencial es tan abismal que requeriría durante años una inversión inimaginable ni para los capitalistas individuales (que obtienen sin duda más beneficios con la especulación), ni por supuesto para las arcas públicas (amenazadas además con la desaparición de los fondos de cohesión europeos que representan un 1% del PIB). Todo eso son cantos de sirena para enmascarar que la batalla por frenar la pérdida de la competitividad de la economía española va a asestarse contra los costes laborales, es decir contra las castigadas espaldas de los trabajadores. Así recientemente hemos oído que “los trabajadores deben contratar planes de pensiones privados (...), ya que la Seguridad Social no será capaz de garantizar el actual nivel de renta de sustitución es decir la diferencia entre el último salario recibido y la primera pensión”. Quién así habla no es un avispado comercial de cualquier entidad bancaria, sino Octavio Granado, jerifalte del Ministerio de Trabajo en declaraciones al diario El País, del 12-5. Ese diario, verdadero oráculo del gobierno “socialista” editorializaba recientemente, a propósito de la “lucha por la estabilidad en el empleo”: “La consecución de ese propósito de conseguir una mayor estabilidad en el empleo exigirá que esas decisiones vayan acompañadas de reformas adicionales del mercado de trabajo en la dirección de una mayor flexibilidad. En la cesación de las relaciones laborales, suavizando la cuantía de las indemnizaciones por despido, con el fin de facilitar la inserción laboral de determinados colectivos.”

O sea que para “rebajar” la precariedad, de lo que se trata es de generalizar en los trabajadores las condiciones laborales y de vida de los precarios: aceptando un nuevo hachazo a las indemnizaciones por despido, destinando una parte de nuestros esquilmados salarios a completar pensiones cada vez más ridículas, etc. Lo dicho: Zapatero profundizará los ataques de Aznar, como éste ahondó los de F.González,... porque las exigencias de supervivencia del capital nacional en un sistema capitalista mundial en crisis así lo exigen. En lo que sin embargo los “socialistas” sí aventajan al PP es en su capacidad para adornar esos ataques a las condiciones de vida del proletariado con bellas y vacuas frases sobre la “solidaridad”. Ya vemos como el recorte de las indemnizaciones por despido se presenta como acto de solidaridad con “los colectivos más desfavorecidos”, o como el gobierno “super-izquierdista” de Cataluña planteaba el copago de las consultas médicas o la degradación de las condiciones laborales de los trabajadores de los hospitales por... “solidaridad con los enfermos”.

 

Solidaridad con los trabajadores y no con el capital.

El capitalismo, un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre, en la conversión de la actividad humana y del trabajador mismo en una mercancía, se presenta sin embargo como campeón de la “solidaridad”. Es más reprocha a los trabajadores que no sean verdaderamente solidarios, culpabilizando a los obreros fijos de la situación de los precarios, a los empleados públicos de las miseria de los del sector privado, a los obreros del primer mundo de las atrocidades que sufren sus hermanos de los países de la periferia capitalista. Ese discurso aparentemente tan bienintencionado no sólo tiene como objeto erosionar la unidad de los trabajadores enconando a unos contra otros, sino también el de chantajearnos para hacernos tragar más y más sacrificios que no sólo no alivian la situación de otros hermanos proletarios sino que sólo traen más miseria y más barbarie para toda la especie humana. Nos presentan como “interés común” lo que en realidad son las necesidades de los explotadores. Pero son precisamente esas necesidades del capital las que van llevando a la humanidad, y al planeta entero hacia su desaparición en un holocausto de guerras, hambrunas, miseria, desgarramiento de las relaciones sociales,...

Para hacer frente a esa perspectiva, los explotados necesitamos la verdadera solidaridad, necesitamos oponernos a la falsa solidaridad de la defensa de los intereses de la empresa, del sector, de la región, que en realidad nos ata a los intereses del capital nacional. Necesitamos defender nuestras reivindicaciones contra los despidos, los hachazos a los salarios, los aumentos de las jornadas, porque así oponemos nuestras necesidades como seres humanos a la lógica antihumana de la “rentabilidad” capitalista. Necesitamos comprender que sólo acabando con este sistema basado en la división de la sociedad en clases, en naciones, puede instaurarse una verdadera comunidad humana.

Etsoem. 14 de Mayo de 2005.

1 La “deslocalización” industrial no supone ninguna inyección revitalizante para el capitalismo mundial sino más bien “pan para hoy y hambre para mañana”, puesto que el problema básico del capitalismo es la creciente reducción de mercados solventes, y la pauperización de la población tanto en los países adelantados (donde se cierran empresas) como en los países más atrasados (donde se instalan sólo a condición de que los salarios sigan siendo miserables) acaba agravando el problema.

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuatro trabajadores muertos en Ferrol: ¡Expresemos nuestra indignación y nuestra solidaridad!

El miércoles 11 de mayo 4 trabajadores de los astilleros morían en Ferrol por accidente laboral. La noche anterior moría en el hospital otro compañero accidentado 2 días antes.
Según el diario La Voz de Galicia «los expertos creen que el fallecimiento de los cuatro trabajadores podía haberse evitado». Eso mismo dijeron cuando el pavoroso accidente de UNL donde murieron 18 trabajadores, cuando 10 obreros perdieron la vida en Burgos a principios de 2005 o cuando hace 2 días un obrero moría aplastado en Orihuela por una montaña de basura.
Tantos hechos desgraciados no son culpa de la fatalidad, la causa está en el capitalismo. Son las condiciones de trabajo que su evolución impone, impulsada por el Estado, las que provocan estas muertes:
-Agobiados por la presión de la crisis, todos los capitalistas, todos los estados, ahorran costes en protección y seguridad en el trabajo. Así, los obreros muertos no tenían algo tan elemental como el detector de oxígeno.
-Los despidos del invierno pasado han hecho que el trabajo en los astilleros sea más acelerado. En Ferrol hay 1500 trabajadores menos y sin embargo la carga de trabajo cuando hay pedidos es muy fuerte. Además los pedidos se firman en el último minuto con plazos de entrega muy forzados, todo lo cual constituye el  terreno abonado para los accidentes.
-La precariedad: en numerosos sectores una parte importante de los trabajadores pertenece a empresas subcontratadas las cuales contratan por 3 meses o incluso periodos más cortos. Los 4 trabajadores fallecidos pertenecían a empresas de contratas. La precariedad acrecienta fuertemente la siniestralidad laboral.
Hemos de denunciar un factor adicional de riesgo. Tras la imposición de los despidos, los sindicatos han chantajeado a los obreros con la historia de: “si queréis conservar el puesto de trabajo tenéis que estar callados y tragar con todo”.  Además, Navantia (la antigua Bazán) es una empresa pública. Nos dicen que allí se trabaja “mejor que en la privada” y que es un “ejemplo”. Nos dicen igualmente que desde que está en manos del PSOE, está gestionada con “sensibilidad social”. Todo esto es una mentira monumental. Los ritmos se han endurecido. Los contratos eventuales y la subcontratación se han multiplicado. Los propios sindicatos reconocen que «Bazán tenía que dar ejemplo en cuanto a reducción de la temporalidad pero ha hecho todo lo contrario».
La empresa, sea pública o sea privada, responde a las necesidades del capital. Estas vienen dadas por una competencia feroz aguijoneada por la crisis lo que les lleva a sacrificar los trabajadores en el altar del mercado. En el capitalismo la vida es sacrificada a la producción cuando en una sociedad verdaderamente humana la producción tiene que estar al servicio de la vida.
El término “accidente” no es exacto, debemos llamarle crimen. Crimen porque juegan con la vida de los trabajadores a sabiendas de los riesgos cada vez mayores que corren. Crimen porque no tiene más lógica que la supervivencia de la empresa, de sus negocios, de sus beneficios, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Los trabajadores debemos manifestar nuestra indignación contra este sistema criminal y contra el cinismo del gobernante del talante, Zapatero, responsable de los despidos recientes del astillero, que tiene sin embargo el rostro de expresar su “condolencia” a las familias de los trabajadores fallecidos. En el debate sobre el Estado de la Nación Zapatero proclama que lo de Ferrol es “una lástima” pero que se ha adoptado un “Plan de Prevención” que estaría “mejorando la situación”... Para colmo del cinismo su ministro Motilla insinúa que la culpa es de los trabajadores al insistir en que les falta formación ...
Todo esto es indignante como es indignante la falsa solidaridad de Zapatero, de Fraga, de las “fuerzas vivas” de Ferrol... Hemos de rechazar esa “solidaridad” pues es propia de una clase social, la burguesía, que encima de provocar la muerte y el dolor entre los trabajadores finge “estar con ellos”. ¡El verdugo es “solidario” con la víctima!.
La auténtica solidaridad solo la podemos mostrar y vivir los trabajadores. Hay que decir que 3 de los cuatro muertos lo fueron por solidaridad. Cuando vio la situación angustiosa de la primera compañera, otro compañero acudió urgentemente y después al ver los problemas de estos, otros dos arriesgaron su vida para ayudarles pereciendo en el intento.
La solidaridad no puede venir de las convocatorias sindicales que envían a los obreros a sus casas para que se carcoman de dolor e inquietud, solos y atomizados. Los sindicatos son cómplices de la falta de seguridad, de los despidos y de la eventualidad generalizada. Su gran reclamación es “una comisión de investigación”. ¿Qué puede concluir tal comisión tras meses de papeleos? ¡Lo que los expertos ya dijeron el mismo 11 por la noche! ¡Qué las muertes se podían haber evitado!.
La auténtica solidaridad es que todos los trabajadores de todos los sectores, sintamos como propias estas muertes de Ferrol. La auténtica solidaridad es que impulsemos luchas en nuestros centros de trabajo contra estos crímenes y contra las condiciones de trabajo cada vez más inhumanas que reinan por doquier y que son la simiente de nuevas muertes. Solidaridad es buscar la unidad, el compañerismo, la fraternidad, de todos los trabajadores, sin distinción de empresa, ramo, región, para luchar contra unas condiciones que son cada vez más de muerte y cada vez menos de vida.
Acción Proletaria 12-5-05 Corriente Comunista Internacional www.internationalism.org/spanish correo: [email protected]
Apartado de correos 258 Valencia 46080

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 183, 15 Julio - 15 Septiembre 2005

Balance del XVIº Congreso de la CCI: prepararse para la lucha de clases y la emergencia de nuevas fuerzas comunistas

Durante la primavera pasada la CCI ha celebrado su XVI Congreso. En nuestros estatutos se recoge que "El congreso internacional es el órgano soberano de la CCI". Por ello tenemos la responsabilidad de exponer ante la clase obrera, y así lo hacemos siempre tras este tipo de actos, en que han consistido sus trabajos y cuales son las orientaciones que de ellos se derivan1

Este Congreso ha situado en el centro de sus preocupaciones el análisis de la reanudación de los combates de la clase obrera y de las responsabilidades que esta recuperación implica para nuestra organización, sobre todo ante el desarrollo de una nueva generación de elementos que se orientan hacia una perspectiva política revolucionaria. Por otra parte hay que decir que evidentemente la barbarie guerrera continua desatándose en un mundo capitalista que se enfrenta a una crisis económica insuperable, tal y como se recoge en los informes específicos que se presentaron sobre los conflictos imperialistas y la crisis y que tras ser discutidos fueron adoptados por el Congreso. Lo esencial de estos informes fue retomado en la resolución sobre la situación internacional.

Como se señala en dicha resolución, la CCI analiza el período histórico actual como la fase última de la decadencia del capitalismo, la fase de descomposición de la sociedad burguesa, la de su pudrimiento profundo. Tal y como hemos expuestos en numerosas ocasiones, esta descomposición proviene del hecho que ante el hundimiento histórico irremediable de la economía capitalista, ninguna de las dos clases antagónicas de la sociedad, burguesía y proletariado, consiguen imponer su respuesta propia: la guerra mundial para la primera, la revolución comunista en el caso de la segunda. Estas condiciones históricas determinan las características esenciales de la vida de la sociedad burguesa actual. Este marco de análisis de la descomposición es el que nos permite comprender, en particular, la permanente agravación de una serie de calamidades que hoy azotan a la humanidad, sobre todo la barbarie guerrera, pero también fenómenos tales como la imparable destrucción del medio ambiente, o las consecuencias terroríficas de “catástrofes naturales" como el tsunami del pasado invierno. Estas condiciones históricas de la descomposición afectan también, y mucho, tanto al proletariado como a las organizaciones rfevolucionarias, y constituyen una de las principales causas de las dificultades que ha vivido nuestra clase y también nuestra organización desde principios de los años 90, tal y como hemos expuesto en artículos anteriores (Ver Revista Internacional nº 62).

 

La reanudación de los combates de clase

 

El XV congreso constató que la CCI había superado su crisis de 2001, sobre todo porque había sido capaz de entenderla como una manifestación, en nuestro propio seno, de los efectos deletéreos de la descomposición. Al mismo tiempo, reconocía las dificultades que seguía encontrando la clase obrera en sus luchas contra los ataques capitalistas, y sobre todo su falta de confianza en ella misma.

Sin embargo tras ese congreso celebrado a comienzos de la primavera de 2003, y como posteriormente señalase la reunión plenaria del órgano central de la CCI en el otoño de ese mismo año: "Las movilizaciones a gran escala de la primavera de 2003 en Francia y Austria representan un giro en la lucha de clases después de 1989. Constituyen un significativo primer paso en la recuperación de la combatividad obrera, tras el período más prolongado de reflujo desde 1968" (Revista Internacional nº 119).

Tal giro en la lucha de clases no fue una sorpresa para la CCI ya que su XV congreso anunciaba esa perspectiva. La resolución sobre la situación internacional aprobada en el XVI congreso precisa a su vez que: "Las luchas de 2003-2005 han presentado las siguientes características:

- han implicado sectores significativos de la clase obrera en países del centro del capitalismo mundial (como Francia en 2003);

- manifiestan una preocupación por cuestiones más explícitamente políticas;

- en ellas reaparece Alemania como referencia central de las luchas obreras, por primera vez desde la oleada revolucionaria;

- la cuestión de la solidaridad de clase se ha planteado de forma más amplia y más explícita que en cualquier otro momento de las luchas de los años ochenta. Esto ha aparecido en particular en los últimos movimientos en Alemania".

La resolución adoptada por el XVI congreso constata que las diferentes manifestaciones del giro que se ha producido en la relación de fuerzas entre las clases "se ve acompañado por el surgimiento de una nueva generación de elementos en búsqueda de claridad política. Esta nueva generación se manifiesta a la vez en un nuevo flujo de elementos politizados y también en nuevas capas de obreros que entran en lucha por primera vez. Como se ha puesto de manifiesto con ocasión de varias importantes manifestaciones, se están forjando las bases para la unión de la nueva generación y la "generación del 68", contituída tanto por la minoría política que reconstruyó el movimiento comunista en los años 60 y 70 como por capas más amplias de obreros que vivieron la rica experiencia de luchas de clase entre el 68 y el 89".

 

La responsabilidad de la CCI frente al surgimiento de las nuevas fuerzas revolucionarias

 

La otra preocupación esencial del XVI congreso ha sido situar a nuestra organización a la altura de su responsabilidad ante el surgimiento de estos nuevos elementos que se orientan hacia las posiciones de clase de la Izquierda Comunista. Esto queda de manifiesto sobre todo en la resolución de actividades aprobada por el congreso:

"El combate para ganar a la nueva generación para las posiciones de clase y para la militancia, se sitúa hoy en el centro de todas nuestras actividades. Esto no se aplica únicamente a nuestra intervención sino al conjunto de nuestra reflexión política, de nuestras discusiones y de nuestras preocupaciones militantes (...)"

Este trabajo de reagrupamiento de nuevas fuerzas militantes exige ante todo defenderlas contra todas las tentativas por destruirlas o de llevarlas a verdaderos callejones sin salida. Y esta defensa no puede llevarse a cabo sólo si la CCI sabe defenderse, ella misma, contra los ataques de que es objeto. El precedente congreso ya puso de manifiesto que nuestra organización había sido capaz de rechazar los inícuos ataques de la FICCI2, impidiéndoles conseguir su objetivo declarado que no era otro que destruir la CCI, o al menos el mayor número posible de sus secciones. En octubre de 2004, la FICCI desencadenó una nueva ofensiva contra nuestra organización apoyándose en las calumniosas tomas de posición de un "Círculo de Comunistas Internacionalistas" radicado en Argentina que se autoproclamaba continuador del "Núcleo Comunista Internacional" (NCI) con el que la CCI había desarrollado discusiones y contactos desde finales de 2003. Lamentablemente, el BIPR ha aportado su contribución a esta ignominiosa maniobra publicando en distintos idiomas y conservando durante varios meses en su web de Internet, una de las más falsas e histéricas de estas declaraciones contra nuestra organización. Ante ello reaccionamos rápidamente publicando documentos en nuestra web, con lo que conseguimos hacer frente a este ataque y reducir a nuestros agresores al silencio. El "Círculo" quedó desenmascarado como lo que era: una ficción inventada por el ciudadano B., un aventurero de poca monta del hemisferio austral. Y este combate contra la ofensiva de la "triple alianza" del aventurerismo (B.), del parasitismo (FICCI) y del oportunismo (BIPR) ha sido también un combate en defensa del NCI, el resultado del esfuerzo de un pequeño núcleo de camaradas que tratan de desarrollar una comprensión de las posiciones de la Izquierda Comunista en contacto con la CCI3.

(...) Para acometer este trabajo con los elementos en búsqueda, la CCI debe poner en práctica una decidida. Pero debe también poner el máximo cuidado en la profundidad de la argumentación que se aporta a las discusiones así como a la cuestión del comportamiento político. Además el surgimiento de nuevas fuerzas comunistas debe constituir un poderoso estímulo de la reflexión y la entrega, no sólo de los militantes sino también de muchos elementos que se vieron afectados por el retroceso de la clase obrera a partir de 1989: "Los efectos del actual desarrollo histórico van a repolitizar a una parte de la generación de 1968, que resultó entonces desviada y emponzoñada por el izquierdismo. De hecho ya han comenzado a reactivarse antiguos militantes, no sólo de la CCI, sino también de otras organizaciones proletarias. Cada una de estas expresiones de esta fermentación representa un valiosísimo potencial de reapropiación de la identidad de clase, de la experiencia de lucha, y de la perspectiva histórica del proletariado. Pero estos potenciales diferentes potenciales sólo pueden materializarse si son agrupados por una organización que representa la conciencia histórica, el método marxista y la experiencia organizativa, que, actualmente, sólo la CCI puede ofrecer. Esto hace que el desarrollo continuo y a largo plazo de las capacidades teóricas, la comprensión militante y la centralización de la organización, resulten cruciales para la perspectiva histórica".

El congreso ha señalado la enorme importancia del trabajo teórico en la situación presente: "La organización no puede cumplir sus responsabilidades ni hacia las minorías revolucionarias ni hacia la clase en su conjunto, sino es capaz de comprender el proceso de preparación del partido en el contexto más amplio de la evolución general de la lucha de clases. La capacidad de la CCI para analizar los cambios en la relación de fuerzas entre las clases, y para intervenir en las luchas y en la reflexión política que se da en el seno de la clase obrera, tiene una gran importancia a largo plazo en la evolución de la lucha de clases. Pero incluso ahora, es decir a corto plazo, resulta crucial para jugar nuestro papel dirigente frente a la nueva generación politizada. La organización debe continuar esta reflexión teórica, sacando un máximo de lecciones concretas de su intervención, abandonando los esquemas del pasado".

 

En fin, el congreso ha dedicado una muy particular atención a la cuestión que figura al final de la plataforma de nuestra organización: "Las relaciones que se establecen entre las diferentes partes y militantes de la organización llevan necesariamente los estigmas de la sociedad capitalista y no pueden, pues, constituir un islote de relaciones comunistas dentro de ella. Sin embargo no pueden estar en contradicción flagrante con los objetivos perseguidos por los revolucionarios, por lo que se apoyan necesariamente en una solidaridad y confianza mútuas, que son signos de pertenencia de la organización a la clase portadora del comunismo".

Esta exigencia, como todas a las que debe hacer frente una organización marxista, requiere una reflexión teórica:

"En la medida que las cuestiones de organización y de comportamiento se sitúan hoy en el centro de los debates tanto en el interior como en el exterior de la organización, un eje central de nuestro trabajo teórico en los dos próximos años será la discusión de los diferentes textos de orientación (que abordan estos sujetos). Estas cuestiones nos llevan a las raíces de las recientes crisis de la organización, afectando a las bases fundamentales de nuestro compromiso militante, y son cuestiones centrales para la revolución en la época de la descomposición. Estas cuestiones están llamadas a desempeñar un papel crucial en la renovación de la convicción militante y en el redescubrimiento del gusto por la teoría y por el método marxista que aborda cada cuestión desde un planteamiento histórico y teórico".

 

Perspectivas entusiasmantes

 

Los congresos de la CCI son siempre momentos de entusiasmo para el conjunto de sus miembros. No podía ser de otra forma cuando militantes venidos de tres continentes y de trece países, animados por las mismas convicciones, se reeencuentran para discutir juntos las perspectivas del movimiento histórico del proletariado. Pero el XVI congreso resultó aún más entusiasmante que la mayoría de los que le precedieron.

Durante casi la mitad de sus treinta años de vida, la CCI ha existido mientras el proletariado sufría un retroceso de su conciencia, una asfixia de sus luchas y un agotamiento de la emergencia de nuevas fuerzas militantes. Durante más de una década una de las consignas centrales de nuestra organización ha sido "resistir". Ha sido una prueba difícil y algunos de los "viejos" militantes no han podido aguantarla (sobre todo los que constituyeron la FICCI y los que abandonaron el combate en los momentos de crisis que hemos conocido en este período).

Hoy, cuando la perspectiva empieza a aclararse, podemos decir que la CCI, en su conjunto, ha superado esta prueba. Actualmente, que la perspectiva empieza a aclararse, podemos decir que la CCI, como un todo, ha superado esta prueba. Y sale reforzada. Un reforzamiento político, como pueden juzgar los lectores de nuestra prensa (donde recibimos un número creciente de cartas de apoyo). Pero también un reforzamiento numérico ya que, en el momento actual, las nuevas adhesiones son más numerosas que las dimisiones que conocimos en la crisis de 2001. Y lo que es más destacable, es que un número significativo de estas adhesiones son elementos jóvenes, que no han sufrido ni han tenido que superar las deformaciones provocadas por la militancia en organizaciones izquierdistas. Elementos jóvenes que con su dinamismo y entusiasmo reemplazan y superan cien veces las "fuerzas militantes" fatigadas y gastadas que nos han abandonado.

El entusiasmo que se ha vivido durante el XVI congreso ha sido lúcido. No tiene nada que ver con la euforia ilusoria que se vivió en otros congresos de nuestra organización (euforia que a menudo ha sido más particularmente de los que nos han dejado después). La CCI, después de 30 años de existencia, ha aprendido4, a veces dolorosamente, que el camino que conduce a la revolución no es ninguna autopista, que es sinuoso, y está sembrado de trampas que la clase dominante tiende a su enemigo mortal, la clase obrera, para desviarla de su objetivo histórico. Los miembros de nuestra organización saben bien actualmente que la militancia no es fácil; que hace falta no sólamente una sólida convicción, sino además abnegación, tenacidad y paciencia.

 

La conciencia de la dificultad de nuestra tarea no es para desanimarnos. Al contrario, es un factor suplementario de nuestro entusiasmo

Actualmente, el número de participantes a nuestra reuniones públicas ha aumentado sensiblemente, y nos llegan cada vez más correos de Grecia, Rusia, Moldavia, Brasil, Argentina, Argelia..., para solicitar directamente su candidatura a nuestra organización, para proponer y desarrollar discusiones o simplemente pedir las publicaciones, pero siempre con una perspectiva militante. Todos estos elementos nos permiten confiar en el desarrollo de la presencia de posiciones comunistas en los países donde la CCI no tiene todavía sección, incluso la creación de nuevas secciones en estos países. Saludamos a estos camaradas que vienen hacia las posiciones comunistas y hacia nuestra organización. Nosotros les decimos: "Habéis hecho una buena elección, la única elección posible si tenéis la perspectiva de integraros en el combate por la revolución proletaria. Pero no habéis elegido lo más fácil: no vais a ver éxitos rápidos, habréis de tener paciencia y tenacidad y no desmoralizaros cuando los resultados no estén a la altura de vuestras esperanzas. Pero no estaréis solos: los militantes actuales de la CCI estarán a vuestro lado y son conscientes de la responsabilidad que el paso que habéis dado representa para ellos. Su voluntad, tal y cómo se expresa en el XVI congreso, es la de estar a la altura de esa responsabilidad".

Corriente Comunista Internacional

 

 

 

 

 

 

 

1Un balance más exhaustivo de los trabajos de este congreso será publicado en la Revista Internacional nº 122.

 

2Pretendida "Fracción interna de la CCI" compuesta por militantes veteranos de nuestra organización que empezaron comportándose como fanáticos histéricos tratando de encontrar chivos expiatorios, posteriormente como ladrones y finalmente como chivatos.

 

3Ver sobre esto nuestro artículo "El Núcleo Comunista Internacional: Un esfuerzo de toma de conciencia del proletariado en Argentina" en Revista Internacional nº 120.

 

4En realidad habría que decir reaprender puesto que de esto eran muy conscientes las organizaciones comunistas del pasado y, particularmente, la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista, de la que se reclama la CCI.

 

 

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

Crisis de la Unión Europea: una manifestación de la descomposición del capitalismo

Con la campaña sobre el referéndum, la burguesía francesa a través de sus sectores más de izquierdas (el ala izquierda del PS y la extrema izquierda) ha conseguido movilizar a una gran parte de la clase obrera al terreno electoral y democrático. La burguesía no puede dejar de sentirse satisfecha de esta victoria momentánea sobre el proletariado. Y sin embargo tanto la burguesía francesa como la los principales países europeos habían puesto todo su empeño en que se aceptase la Constitución, ya que era muy importante sobre todo para las burguesías de Francia y Alemania.

Si no lo han conseguido ha sido sobre todo por culpa del entorno de Chirac y del propio presidente de la República Francesa. Ya hace mucho tiempo que el “gaullismo”, nacido de la Segunda Guerra Mundial, ha demostrado su ineptitud para la defensa de los intereses del capital francés. La descomposición de la sociedad capitalista acentúa además este proceso, puesto que empuja a cada fracción de la burguesía a defender antes sus propios intereses que el interés de conjunto nacional. Teniendo en cuenta el amplio rechazo que suscitaba la política de austeridad del Gobierno Raffarin, de la irritación y el descontento que se extendían por todas partes,…; y por mucho empeño que le pusieran los partidos gubernamentales franceses (desde la derecha hasta la dirección del partido “socialista”), respaldados además por los políticos europeos más importantes, el triunfo del “No” estaba más que cantado. Con ello se ha abierto una crisis sin precedentes (al menos en la historia de la Vª República) no sólo en el aparato político francés sino además en el terreno de la construcción de la Comunidad Europea.


La crisis de la burguesía francesa


Pocos días después del referéndum ya se nos ha agraciado con la formación de un nuevo gobierno diseñado por el mismísimo Chirac. Los trabajadores podemos darnos por satisfechos, se comentó esos días, puesto que tienen derecho a dos primeros ministros al precio de uno sólo. Apenas formado este gobierno ha demostrado ser, tal como se preveía, un campo de batalla donde, sin apenas disimulo, se dirimen las peleas entre los diferentes líderes y clanes de una derecha en un caos total. Pero lo que hasta ahora no había sucedido en Francia es que también el propio Partido “socialista” se ve atrapado por los efectos de la descomposición. Laurent Fabius, hasta hace poco reputado “hombre de Estado”, se ha dedicado con ocasión del Referéndum a anteponer su propio provecho personal a cualquier otra consideración, sin preocuparse en absoluto de la defensa de los intereses del capital francés.

Pero es que, a excepción de Fabius, el PS y sobre todo su dirección, se había mostrado como el más ferviente defensor del “Si”. Por eso mismo el terremoto causado por el rechazo a la Constitución ha sido de considerables proporciones. Si se miran las cosas en términos puramente electorales resulta que lo que fue la minoría que defendió el “No” se ha convertido en mayoritaria, mientras que la dirección del PS se encuentra precisamente en la posición contraria. La política de la dirección “socialista” (la de los Hollande, Strauss Khan, Lang, etc.), que aspiraba precisamente a dar un nuevo impulso en temas europeos, ha quedado evidentemente desautorizada, mientras que Fabius, hoy expulsado de esa dirección, se ha legitimado electoralmente mediante su defensa del “No”, lo que le lleva a reclamar a través de sus partidarios: «¿Y por qué no un cambio de estrategia, e incluso de dirección a dos años de las elecciones presidenciales de 2007?». Como señalaba el diario Le Monde el 30 de Mayo: «En el año de su centenario, el PS se encuentra pues en crisis. François Hollande debilitado y desprestigiado. Lionel Jospin en su retiro (¿hasta cuando?), y Laurent Fabius fortalecido pero repudiado en el partido».

El propio Strauss Khan daba la nota al afirmar: «No estoy seguro de que Fabius quiera continuar con nosotros». Y en cuanto al ala izquierda “socialista” y aunque eviten echar leña al fuego no pueden por menos que reclamar, como hacía Mélanchon en la cadena LCI, que «El candidato del PS a las próximas elecciones presidenciales de 2007 no podrá ser un hombre o una mujer que hayan apoyado el “Sí” al referéndum». La guerra entre mandamases del PS es inevitable. Pero la crisis de este partido no se limita a estas pugnas entre sus principales líderes, sino que se amplifica dada la relación entre las premisas ideológicas y políticas que ha defendido la dirección del PS y el rechazo masivo de estas por parte no sólo de sus votantes tradicionales sino por la gran mayoría del electorado.

La crisis de la burguesía francesa alcanza hoy tal nivel que puede decirse que ninguna fracción, ni de derechas ni de izquierdas, tiene hoy credibilidad gubernamental ni en el ámbito nacional ni en el internacional. Es el propio Estado francés, el Estado de la clase dominante, garante y defensor de los intereses de la burguesía, el que actualmente se encuentra debilitado. Sin embargo sería un engaño muy peligroso para el proletariado, confiarse en la crisis presente de las fuerzas políticas burguesas, ya que estas van a reaccionar sin duda, sobre todo por parte del PS, para intentar reconstruir una unidad gubernamental en torno a un proyecto político con cierta credibilidad. Por difícil y costoso que esto les resulte, esto es una imperiosa necesidad para la burguesía francesa. Por otro lado, la clase capitalista ha demostrado su capacidad, a través de sus fracciones más izquierdistas unidas por el “No”, de aprovechar incluso sus debilidades para atacar ideológicamente al proletariado. (Ver en este mismo número de AP, el artículo “¡No a la papeleta de voto! ¡Sí a la lucha de clase!”).


La crisis de la Unión Europea: tensiones imperialistas en aumento en el corazón del capitalismo mundial


La publicación Courrier Internacional comentaba el pasado 16 de Junio la situación actual de Europa en los siguientes términos: «La Unión Europea está en crisis, y la cumbre de jefes de Estado y de gobierno se espera que sea particularmente delicada». Por su parte el periódico español ABC aún lo veía más sombrío: «Bajo la doble amenaza de una crisis política y económica, los líderes de los 25 países intentan en Bruselas salvar la Unión Europea de una de sus situaciones más complejas de las últimas décadas». Y La Libre Belgique señalaba: «La atmósfera que se palpa entre las potencias europeas es irrespirable».

Es importante que los trabajadores comprendamos que es eso que tanto alarma a los “medios” y a los periodistas burgueses, y que es lo que hoy está pasando, de verdad, en la situación europea.

Al contrario del escenario que nos pinta la burguesía, Europa no es ese remanso de paz que se dedicaría a trabajar por la paz mundial. Basta una somera ojeada a su historia para darse cuenta de ello. La formación de la Comunidad Europea tiene sus orígenes en fechas inmediatamente posteriores a la IIª Guerra Mundial. En aquellos años lo que sucedió es que los Estados Unidos financiaron y respaldaron políticamente a Europa como medio para hacer frente al peligro que representaba el bloque soviético que se acababa de conformar.

Aunque esta primera construcción europea se basase inicialmente en acuerdos económicos (creación de la Comunidad Económica Europea – CEE – en 1957), han sido fundamentalmente las rivalidades imperialistas a escala mundial lo que ha marcado las diferentes peripecias de su evolución. No hay que olvidar que Francia vetó en dos ocasiones, en 1963 y 1967, la entrada de Gran Bretaña en la CEE, porque este país se veía como la punta de lanza de la política norteamericana en Europa. Debido precisamente a las rivalidades imperialistas que implicaban a todos y cada uno de los Estados europeos y a grandes potencias mundiales como los USA, Europa no podía ser más que un espacio esencialmente económico, una zona de libre comercio que posteriormente se dotará de una moneda común, el euro. Esto sin duda ha permitido que los países europeos defiendan más eficazmente sus economías en un contexto de una descarnada concurrencia mundial. Pero eso de la posibilidad de construir unos Estados Unidos de Europa ha sido siempre un mito. Jamás el capitalismo ha podido ni podrá superar el cuadro de las naciones europeas para construir una especie de “Super-Nación- Europea” (ver en nuestra Revista Internacional nº 112, el artículo “La ampliación de Europa”).

A partir del hundimiento del bloque del Este cambia también fundamentalmente el contexto imperialista. El estallido del bloque USA, en pleno período de descomposición de la sociedad capitalista, supone un enconamiento de las tensiones donde cada Estado va a tratar de defender sus propios intereses, dejando de lado cualquier alianza estable o duradera. Ni siquiera la “tradicional” relación entre Gran Bretaña y los Estados Unidos está al margen de esta dinámica. La ampliación de Europa hacia el Este, careciendo casi por completo de relevancia económica, pone en cambio de manifiesto la creciente importancia geoestratégica de este continente para las rivalidades imperialistas, como ya pudimos ver en las guerras de los Balcanes. En cuanto a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una organización creada en 1949 para estructurar la lucha del bloque americano contra el soviético, ha vivido en el año 2002 una ampliación de una gran importancia política. De 19 países miembros que había hasta entonces se ha pasado a 26 al integrarse nada más y nada menos que 7 países (tras Polonia y Hungría que ya se habían adscrito en 1999, Bulgaria, Estonia, Lituania, Letonia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia), antaño integrantes del bloque soviético. Esta ampliación no tiene desde luego sentido alguno en una organización dedicada inicialmente a combatir un bloque que ya no existe. Pero es que el papel de la OTAN ha evolucionado. Siempre bajo el control de los USA, la OTAN actual forma parte hoy del arsenal de la política imperialista norteamericana en Europa contra Francia y Alemania.

Cuando esos mismos países se integraron en la Unión Europea, poco después de hacerlo en la OTAN el periódico Herald Tribune no podía por menos que reconocer: «Washington es el gran triunfador de la ampliación de la Unión Europea (…) Según un alto cargo alemán, la entrada en la Unión Europea de estos países fundamentalmente pro americanos de la Europa Central y Oriental, significa el fin de todas las tentativas de la Unión por definirse a si misma y a sus políticas exterior y de seguridad, como algo alineado contra los Estados Unidos». Por esas mismas razones el Estado norteamericano presiona para acelerar la integración de Turquía, dado que este país es, por el momento, una base avanzada norteamericana en Oriente Próximo.

Por su parte Alemania no puede quedarse de brazos cruzados ante esta ofensiva en países a los que históricamente ha considerado integrantes de su zona de influencia. Hace ya tiempo que Alemania se empeña en acercarse a Turquía así como a varios países de la Europa Central. De hecho la Constitución Europea defendida a capa y espada por Alemania, Francia y España, aunque incluye desde luego preocupaciones de tipo económico, es en primer lugar un instrumento para reafirmar el poder del eje franco-alemán en esta Europa ampliada.

Es cierto que esto le permitía sobre todo a Alemania afirmarse en Europa del Este, algo que irritaba considerablemente a Francia que no puede aspirar ni de lejos a conquistar una influencia comparable a la de su compinche, y que además, por eso mismo, le debilita respecto a su potente aliado. En esta zona del mundo en la que las tensiones ínter imperialistas se expresan en su versión más concentrada, el fracaso de la Constitución Europea espoleará sin duda con más fuerza un período de crisis grave y de aceleración de esas mismas tensiones.


El fiasco de la cumbre de Bruselas: la crisis de la Unión Europea
se acrecienta


Según el Financial Times : «Llegó la hora de la confrontación». El presidente en ejercicio de la Unión Europea, el luxemburgués Junker, declaraba amargamente el 18 de Junio, al final de la cumbre que se había celebrado en Bruselas: «Europa está en una grave crisis». El presupuesto comunitario ha quedado atascado. Como analizó Courrier Internacional el 16 de Junio: «Finalmente el Reino Unido ha estimado que la declaración que proponía la presidencia no daba las garantías necesarias». Más adelante, citaba a Tony Blair que replicaba a los ataques franceses y alemanes en temas presupuestarios: «Debemos adaptar nuestra velocidad al mundo en que vivimos (…) Es un momento de renovación.

Pero de renovación nada de nada. Lo que sí es verdaderamente “novedoso” es que la burguesía en Europa empiece a deshacer lo que tanto le ha costado construir: el espacio económico europeo, la Unión Europea.

Más que renovación, a lo que asistimos hoy es a una auténtica sobrepuja irracional de reivindicaciones nacionales en perjuicio de la coherencia que imperaba hasta ahora. Lo señala el propio Financial Times: «Empezando por Alemania que no quiere ser la ubre de la UE, como si aceptara en la cumbre de Berlín en 1999; esta vez los países que se han mostrado más intransigentes en el debate sobre el presupuesto europeo han sido los que pagan las cuentas y no los más pobres. Junto a Alemania, Austria y el Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Suecia han solicitado una reducción de dicho presupuesto que podría alcanzar como mínimo los 800 mil millones de € en el período 2007-2013» (citado en Courrier Internacional del 16 de Junio 2005).

Cada una de las principales potencias económicas de Europa se niega a financiar lo que entiende que interesa a otros países de la UE. Desde hace diez años se acentúa la competencia entre varios de estos países. La incapacidad para lograr un acuerdo sobre como gobernar Europa, por la presión de la descomposición, del “cada uno a la suya”, y de los antagonismos económicos y políticos entre todas las naciones, es lo que marca el devenir y la amplitud de la crisis actual, de la que el fracaso del referéndum ha sido un formidable acelerador. Contrariamente a lo que trata de de inculcarnos la burguesía, la crisis actual no se debe a la cerrazón de Blair para aceptar un presupuesto, como tampoco a que los trabajadores hayan votado “No” en el referéndum (ver artículo “No a la papeleta,…” en este mismo número de AP).


Esta crisis en Europa se debe a la incapacidad de la burguesía para hacer frente a la profundización de la descomposición, a la quiebra histórica de su propio sistema. Al tener que ceder a los imperativos económicos, inmediatos y egoístas, lo que se debilita es el espacio económico europeo, es decir la capacidad de dotarse de reglas comunes de funcionamiento que les permitan organizarse frente a la concurrencia económica proveniente de América o de Asia. En el terreno económico, todos los países europeos saldrán perdiendo en mayor o menor medida. En el plano imperialista, la crisis en Europa y el debilitamiento del “duetto” franco-alemán sólo puede beneficiar a Estados Unidos y a Inglaterra. La clase obrera debe prepararse para hacer frente a una perspectiva de desarrollo de tensiones imperialistas y a una aceleración a mayor ritmo todavía de la crisis económica. La crisis en Europa es un paso más en el caos y la descomposición, en el desarrollo de la creciente irracionalidad del capitalismo.


Tino.

Traducido de Révolution Internationale, órgano de la CCI en Francia, nº 359 (Julio-Agosto 2005).

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Cuestiones teóricas: 

Elecciones en Alemania: estrategia electoral contra la clase obrera

Tras la amarga derrota sufrida por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en las elecciones regional del 21 de Mayo pasado en Renania del Norte, “bastión de la socialdemocracia”, el canciller alemán Schröder y el presidente del partido Müntefering han anunciado que las próximas elecciones generales tendrán lugar en el otoño de 2.005, es decir, un año antes de lo previsto. Los partidos de la oposición cristiano-demócrata y liberal han saludado unánimemente la decisión de Schröeder, declarando que “…cada día menos que gobierne la coalición de los rojos-verdes es un buen día para Alemania…”. Las federaciones patronales y los sindicatos han mostrado su “alivio” al comprobar que los “alemanes” por si mismos hayan expresado, en la urnas, su apoyo o rechazo a las “…dolorosas pero, muy necesarias, reformas económicas que hay que poner en marcha…”. La Bolsa de Frankfurt ha anunciado la posibilidad de encontrar un “nuevo optimismo” tras las próximas elecciones, independientemente de la salida política que vayan a tener.

¿Como explicar este entusiasmo unánime de toda la clase dominante ante la convocatoria de nuevas elecciones?, ¿Tan mal ha gestionado los intereses del capital nacional la coalición entre el SPD y los Verdes que no es posible esperar un año para hacerlos abandonar el Gobierno?, ¿El cambio del gobierno actual, que parece probable, conducirá a un cambio, por ejemplo, de la política económica y social, como anuncia a bombo y platillo la oposición actual?.

No es muy difícil comprender porque el canciller actual quiere convocar nuevas elecciones. El ejercicio del poder no esta determinado únicamente por los resultados en las elecciones generales, también afecta a la capacidad de gobernar los resultados de ciertas elecciones regionales y municipales. El SPD ha perdido el poder en Renania del Norte, una provincia en la que había gobernado ininterrumpidamente durante los últimos 39 años. Esta ha sido su novena derrota electoral consecutiva. Ante un declive tal de la social-democracia, sin parangón en la historia alemana reciente, la convocatoria de nuevas elecciones son el último recurso en manos del canciller actual para evitar la aparición de luchas de poder abiertas en el seno de su partido. De hecho Schröder contempla estas elecciones como la única posibilidad de mantenerse en liza. Si los cristiano-demócratas de la CDU ganaran las próximas elecciones provinciales de Renania-Palatinado, podrían bloquear la mayor parte de las iniciativas legislativas del Gobierno federal.

Además, Schöder es lo bastante realista para saber que sus posibilidades de reelección esta vez son escasas y, por tanto, esta muy preocupado por preparar la forma en la que dejar el Gobierno. Hay que recordar que, a lo largo de los años 80, ante la agravación del desempleo masivo y el crecimiento de un fuerte descontento en la clase obrera, el SPD juzgo necesario volver a la oposición y, entonces, fue el ala izquierda del partido la encargada de preparar el terreno para poder imponer los ataques anti-obreros. La forma en la que el canciller social-demócrata de la época, Helmut Schmidt, fue expulsado del buró político por sus propios “camaradas”, es recordada en la historia como una verdadera desgracia. Schröder preferiría, como su predecesor Kohl, ser democrática y “honorablemente” desaprobado por los votos.

La perspectiva de unas elecciones anticipadas que se anuncian particularmente favorables para los cristiano-demócratas y liberales, hacen muy fácil comprender el gran interés que tiene la oposición en que se materialice tal perspectiva. Por una parte, la impopularidad del Gobierno de izquierda – incluso entre el electorado tradicionalmente social-demócrata – le da muchas razones para ser optimistas. Además, este optimismo esta fundado en la constatación de que, en los últimos meses, importantes fracciones de la burguesía alemana han apostado por la salida de la izquierda del Gobierno. Así, estas fracciones se han asegurado de que el partido ecologista, los Verdes y, su principal figura política, el ministro de asuntos exteriores Fischer, se hayan desacreditado notablemente. Gracias al “escándalo de los visados” se ha podido atacar al ministro Fischer por su política de permisividad demasiado “liberal” en la concesión de visados, entregados sobre todo a ciudadanos de Ucrania, política que habría abierto las fronteras de Alemania a una “oleada de criminales”.

Sin embargo, actualmente, la política imperialista no es el factor determinante en la decisión de avanzar hacia las nuevas elecciones generales, ni del Gobierno que saldrá de las mismas. Esta muy claro que el “escándalo de los visados” tiene sobre todo una dimensión electoral. Por ejemplo, esta campaña ha permitido a los cristiano-demócratas presentarse como los “vigilantes de una política contra los criminales extranjeros” para tomar así votos de la clientela de la extrema derecha. Pero, sobre todo, ha puesto muy difícil la posibilidad de seguir manteniendo la coalición entre los rojos-verdes, dando a Schöder la justificación necesaria para llamar a la convocatoria de nuevas elecciones generales.


El retorno de la cuestión social


Como hemos señalado al principio de este artículo, es chocante que en estos momentos no sólo todos los partidos políticos directamente implicados, sino todas las fuerzas políticas de la burguesía alemana hayan saludado calurosamente la convocatoria de elecciones generales anticipadas. Si bien es cierto que, el comportamiento de los políticos y sus partidos se explica esencialmente por sus intereses en llegar o mantenerse en el poder, esto no es tan evidente para los jefes de las industrias, los capos sindicales, la Iglesia, ó los dirigentes bursátiles. En realidad, el poder de estas elites en el seno del Estado (sin citar a los jefes militares o de los servicios secretos que no expresan sus opiniones en público) no depende de la existencia de un Gobierno de izquierda o de derecha en Berlín. Es por tanto evidente que, la organización de las nuevas elecciones generales, se ha convertido en un asunto vital para las fracciones centrales de la burguesía alemanas en su conjunto, que no se puede explicar únicamente por los cálculos políticos de los partidos.

La nueva situación política esta ligada a la situación económica, es decir, a la agravación de la crisis capitalista. Lo que está parcialmente en juego es, el mantenimiento o la recuperación de la confianza de los inversores. La burguesía alemana quiere demostrar a todo el mundo que las “reformas económicas” (es decir, los ataques masivos contra la clase obrera) van a continuar aplicándose sin descanso, e incluso se van a acelerar. No habrá, por tanto, “un año perdido” ni un “bloqueo mutuo” de las fuerzas políticas hasta el 2.006.

El simple hecho de que no se haya manifestado ninguna duda sobre que se va a mantener el “camino de las reformas económicas” – independientemente de la salida electoral que resulte – demuestra que lo que esta en juego no es el cambio de la política económica. Si la coalición de los rojos-verdes acaba siendo colocada fuera del Gobierno no será porque la burguesía este descontenta con su política económica, ni porque la oposición tenga una alternativa mejor que ofrecer. Lo que los cristiano-demócratas y liberales han propuesto es la continuidad de lo que el Gobierno Schröder-Fischer han hecho durante los últimos siete años, es decir, la misma política que desarrollan todos los gobiernos del mundo hoy en día: atacar sin tregua a la clase obrera.

¿Entonces, a que viene esta agitación y esta repentina precipitación de acontecimientos?. La burguesía alemana reacciona actualmente ante un factor nuevo y significativo de la situación social. Este nuevo factor no es la crisis económica en si misma. Esta crisis mundial crónica, y su desarrollo incesante, que es imposible de solucionar en el marco del capitalismo, se extiende y profundiza desde hace décadas.

Lo que es nuevo, es la cuestión social, el problema de las consecuencias de la crisis para los trabajadores, para la clase productiva y explotada, ha vuelto al centro de la vida de la sociedad. Esta cuestión social ha quedado de lado con los acontecimiento de 1.989, cuando el hundimiento del estalinismo sirvió para dar crédito a la mentira de que el capitalismo habría ganado la “victoria final”, que habría “conseguido” enterrar definitivamente a la clase obrera. La aparición de las ilusiones de los años 1.990 – la nueva economía, los exorbitantes éxitos bursátiles, la revolución informática – contribuyeron a extender esta farsa y las ilusiones que le acompañaron. Pero el sufrimiento creciente de la clase obrera, en particular a través del desarrollo brutal del desempleo masivo, han ido quitando fuerza y peso a estas ilusiones.

Hoy día, no sólo en la periferia del capitalismo, sino en el corazón mismo del sistema, en los supuestos bastiones del Estado “del bienestar” tales como Alemania, Francia o Italia, amplias capas amplias capas de la población obrera se sienten directa e inmediatamente amenazadas por el desempleo y la pauperización. En Alemania, el desempleo oficial ha superado la barrera de los 5 millones de parados. Esta multitud de desempleados despierta en las memorias la crisis económica de 1.929. En este proceso, las capas de la población que hasta ahora se podían considerar como “bien pagadas” y altamente cualificadas están cada vez más inquietas. Así, en las pasadas semanas, los médicos de hospitales de Alemania han desfilado manifestándose por las calles y el personal de AGFA ha descubierto que la compañía se ha colocado en situación de bancarrota de la noche a la mañana. A los ojos del mundo, la cuestión social vuelve a estar en el centro de la escena. Esto obliga, sin duda, a reaccionar a la clase dominante.


El significado del desempleo masivo


En un país como Alemania, donde se está produciendo un aumento particularmente brutal del desempleo masivo, la clase dominante debe intentar hacer frente a las impresiones aún muy embrionarias entre los trabajadores de que no hay solución a este problema en el marco del capitalismo. Tiene que hacer todo lo posible para crear el sentimiento contrario. Debe hacernos creer que existen mejores soluciones para superar y acabar con el problema.

Las nuevas elecciones constituyen una de las respuestas que va a utilizar la burguesía ante el peligro de que la clase obrera reconozca, o siquiera suponga, la bancarrota del sistema capitalista. Ahí se encuentra la esencia del trabajo asalariado – que lo distingue radicalmente de formas precedentes de explotación: los explotados pueden adquirir bienes para vivir en tanto que puedan ser explotados con beneficio. Los trabajadores asalariados no son obligados a trabajar por medio del uso de la violencia, sino que deben buscar por si mismos los explotadores a los que vender su fuerza de trabajo para vivir. Es cierto que la burguesía ha desarrollado a lo largo del siglo XX, ante el desarrollo del desempleo masivo cada vez más permanente, sistemas de seguros dirigidos por el Estado, con el objetivo de evitar el desarrollo de una toma de conciencia creciente entre la clase obrera. Pero hoy día, bajo la presión de la crisis, la burguesía se ve obligada a reducir radicalmente estos sistemas de seguros precisamente en el momento en el que el desempleo se ha vuelto un fenómeno más masivo y permanente. El desarrollo de la crisis empuja, cada vez más, a los explotados a abrir los ojos ante la realidad de la sociedad de clases.

Sin embargo, no se puede negar el hecho de que, a través de las maniobras electorales, los explotadores intentan ganar un tiempo precioso para poder atacar esta conciencia naciente en el proletariado. Si, contra toda previsión, los rojos-verdes son reelegidos, les será al menos posible reivindicar que la mayoría de la población, por “si misma” “admitirá” la necesidad de las “reformas”. Si cambia el Gobierno, la burguesía podrá dar cancha a unas “reformas más consecuentes” con un nuevo Gobierno. Y si esto sucediera, al mismo tiempo, la social-democracia (el SPD y los sindicatos) – de forma más creíble de cómo lo pueden hacer hoy día en tanto que fuerza gubernamental – podrían volver a desarrollar el “debate sobre el capitalismo” lanzado por el actual jefe del partido Franz Müntefering, avivando las ilusiones sobre la posibilidad de limitar el desempleo gracias a la acción del Estado contra la llamada “globalización de la economía” ( es decir, el desarrollo de una política autárquica comparable a la que se desarrolló en el período de la preparación de la Segunda Guerra Mundial). Al mismo tiempo, se puede contar con que el ex – patrón del SPD, Oskar Lafontaine, que ha abandonado el Partido con el objetivo de crear una nueva alianza electoral de izquierdas con el PDS (el antiguo partido gobernante en la Alemania del Este adaptado a los nuevos tiempos) sobre la base de una posición “anti-globalización”.

Esta iniciativa parece estar destinada , de hecho, a reducir aún más si cabe las esperanzas de una posible reelección de Schröder.


La democracia, principal arma del capital


Las nuevas elecciones van a significar además, la puesta en práctica de la ideología democrática contra el desarrollo de la conciencia, la combatividad y de la confianza en si mismo del proletariado. La burguesía sabe que el descontento crece y se extiende entre los obreros, empleados y parados. Es igualmente consciente de que los obreros tienen, por el momento, dificultades importantes para entrar en lucha debido a que falta un sentimiento claro de pertenecer a una sola clase, de falta de confianza en sus propias fuerzas, de un sentimiento de vulnerabilidad ante el aumento del desempleo.

En ese contexto, la burguesía intenta hacer de estas elecciones un momento y un medio aparentemente más eficaz que la lucha para que los explotados puedan expresar su indignación y su insatisfacción. En lugar de desarrollar asambleas masivas, de ir a la calle en manifestación, o de desarrollar huelgas y luchas, se nos propondrá votar para “cambiar” el Gobierno. Es así como la democracia trabaja.

El Gobierno, o un partido determinado, agitan la amenaza que puede desencadenar la cólera entre la población. Permitiendo poder “golpearlo” con el voto, se evita el desarrollo de una lucha obrera independiente. Para que la solidaridad y la indignación ante los ataques se puedan desarrollar entre la clase obrera, la burguesía intenta transformar estos sentimientos en una reacción de venganza ciega que debería poder satisfacerse “haciendo pagar al culpable”. Para evitar que el proletariado sienta su propia fuerza de clase, la burguesía empuja a los obreros al aislamiento más atroz, convirtiéndolos en ciudadanos al servicio del Estado.

La burguesía va a querer hacernos creer que va a ser útil para los intereses obreros “castigar” al SPD o al Gobierno rojo-verde. Pero las reglas de la alternancia democrática de los partidos en el poder hace que este “castigo” no afecte en lo más mínimo a los intereses del Estado. Así, la política del Gobierno actual será, sin ningún tipo de duda, continuada y desarrollada por sus sucesores, sean estos cuales sean.

Para la clase obrera, la disyuntiva no se sitúa entre “elegir” o “castigar” tal o cual fracción o tal o cual hombre político de la burguesía. Su objetivo es el de acabar con las raíces de la explotación, erradicar las causas de los sufrimientos y de la falta de perspectivas para el conjunto de la humanidad. Lo que es necesario para el proletariado es no luchar contra molinos de viento, contra simples representantes o síntomas de las enfermedades del sistema, sino desarrollar un combate consciente y masivo para acabar con el capitalismo a nivel mundial.


Artículo traducido de WELT REVOLUTION nº 130, publicación de la Corriente Comunista Internacional en Alemania y Suiza.








Geografía: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

En memoria del camarada Mauro

Publicamos a continuación extractos de la carta de solidaridad que nuestra organización dirigió inmediatamente a los militantes del BIPR, tras conocer la muerte, tras una larga enfermedad, de Mauro Stéfanini, uno de los militantes más veteranos y comprometidos de Battaglia Comunista, hijo a su vez de un antiguo militante de la Izquierda Italiana. Incluímos también extractos de la respuesta que, como agradecimiento, nos remitió un militante del BIPR en nombre de su organización.


CARTA DE LA CCI.

Camaradas:

La noticia de la muerte del camarada Mauro nos ha llenado de tristeza (...) Los militantes de nuestra organización que lo conocieron personalmente van a echar en falta su vivacidad y su actitud afectuosa.

Pero hay, además, dos razones más por las cuales su muerte nos afecta especialmente.

En primer lugar, sentimos la desaparición de Mauro como una pérdida para la clase obrera. Sus cualidades personales, especialmente sus dotes de orador y redactor, eran desde luego muy reseñables, pero para nosotros lo más importante era su compromiso y su implicación militante. Un compromiso y una implicación que mantuvo aún cuando la enfermedad le iba ganando el combate.

En segundo lugar, no podemos olvidar que Mauro era hijo de Luciano, un miembro de la Fracción Italiana a quien nuestro camarada MC tenía en gran estima, y no sólo por su compromiso militante, sino también por su lucidez, ya que fue uno de los primeros militantes de la Fracción que comprendió plenamente las implicaciones del período histórico abierto por la Primera Guerra Mundial, sobre la cuestión fundamental de la naturaleza de los sindicatos.

Una de las consecuencias de la terrible contrarevolución que se abatió sobre la clase obrera tras la derrota de la revolución mundial, ha sido la práctica desaparición de una tradición muy viva en el movimiento obrero del pasado que hacía que muchos hijos (como los de Marx, Wilhem Liebknecht, y otros muchos más), recogían el testigo de sus padres, manteniendo la continuidad entre generaciones en el combate del proletariado. Mauro ha sido uno de los muy escasos ejemplos de continuación de esa tradición en nuestra época, y eso hace aumentar nuestras simpatías hacia él. (...).

Por eso, camaradas del BIPR, podéis estar seguros de la absoluta sinceridad de nuestra solidaridad y de nuestros saludos comunistas.


RESPUESTA DEL BIPR


Camaradas,

En nombre del BIPR quiero agradecer vuestra solidaridad ante la gravísima perdida del camarada Mauro. Como bien decís significa, para nosotros, una perdida muy dolorosa. Por sus cualidades humanas, por su pasión y entrega a la causa del proletariado, Mauro era de ese tipo de camaradas que no se da todos los días. Su ser comunista estaba, si puede decirse así, “inscrito” en sus genes: no solo por provenir de una familia que tanto ha dado a la causa del comunismo, sino, sobre todo, porque su espíritu se rebelaba instintivamente ante la más mínima manifestación de opresión e injusticia. No será fácil llenar el vacío político que deja y, desde luego, será imposible llenar el vacío humano (...).

Reiterando nuestro agradecimiento os enviamos nuestros saludos comunistas.


Corrientes políticas y referencias: 

Referendum en Francia: ¡No a la papeleta de voto! ¡Sí a la lucha de clase

Nada ha ganado la clase obrera en Francia participando en el circo electoral del referéndum del 20 de mayo de 2005. Ha sido más bien la burguesía, su enemigo de clase, quien ha conseguido encarrilar a la mayoría de obreros hacia las cabinas de los colegios electorales. Es verdad que este voto no conseguirá frenar por mucho tiempo ni la cólera ni la combatividad obreras frente a los redoblados ataques de nuestros explotadores. Sin embargo, la mistificación electoral y toda la sarta de ilusiones democráticas que ésta introduce en las filas obreras dificulta, y mucho, el proceso de reflexión y de desarrollo de la conciencia que ha surgido en el proletariado sobre la verdadera naturaleza del capitalismo en nuestros días.

La burguesía ha logrado dar crédito a la idea de que la clase obrera podría utilizar el voto como medio de expresión de su descontento, de su cólera, de su indignación, de sentirse verdaderamente hartos,... Pero en realidad es todo lo contrario. Tales ilusiones sólo pueden inhibir en la clase obrera el desarrollo de su combate cuando en su seno aún predominan los sentimientos de duda, de desconfianza, de temor e incluso angustia ante el futuro ante una falta de perspectivas claras.


La trampa electoral y democrática


Mediante la victoria del “No” la burguesía ha conseguido inocular insidiosamente la ilusión de que los trabajadores podemos “sacar algo” yendo a votar, utilizando las elecciones democráticas para, al menos, hacernos oir. Las fracciones de izquierdas defensoras del “No” (desde la izquierda del PS a los trotskistas pasando por los estalinistas) han sido quienes más han imbuido a los trabajadores la idea de que se “han vengado” de Chirac y su gobierno. El Sr. Besancenot se ufanaba la tarde del 29 de Mayo de “la bofetada que el pueblo le ha dado a Chirac”. Si el dimitido primer ministró Raffarin acuñó, cuando las manifestaciones de la primavera de 2003 contra la “reforma” del plan de pensiones, la fórmula: “la calle no gobierna”, ahora son las fracciones de izquierda las que cultivan el sentimiento de que ha sido precisamente el “voto popular” lo que ha hecho saltar a Raffarin. Por lo visto de lo que ahora se trata es de “nominar” a tal o cual político, a esta o aquella fracción de la burguesía, para concentrar sobre ella la “venganza popular”; para que, cual pararrayos, atraiga sobre ella la ira y sirva para “descargar” el descontento de los trabajadores.

Repitiendo eso de “la derecha no respeta la voluntad del pueblo”, la izquierda propaga machaconamente en realidad la criminal ilusión de que, gracias a las urnas, “el pueblo sí puede gobernar”. Con ello intentan que los trabajadores se dejen llevar por la ideología anti-liberal tan en boga, y para ello le dan el máximo de publicidad a esa “otra izquierda que sí escucha al pueblo”, tan altermundialista y ciudadana ella. Esa “tercera izquierda”, tan falsaria como las anteriores, ya ha avanzado que su alternativa consiste en: “trasladar a las urnas del 2007 la victoria del No en el referéndum del 2005”. La burguesía trata de aprovechar pues este trampolín para las próximas campañas electorales, y todo ello con un único objetivo: mistificar a la clase obrera, enturbiar y oscurecer su comprensión del mundo tratando de privarle de una visión global de lo que verdaderamente es hoy la sociedad capitalista. Lo que pretenden es sobre todo cegarle cualquier perspectiva e impedirle que tome conciencia de que sí hay un futuro posible si acabamos con esta sociedad de explotación, y que además la clase obrera es precisamente la única fuerza social que puede hacer posible ese porvenir.

La burguesía ha empleado en Alemania esa misma receta contra el proletariado. Las elecciones en la región de mayor concentración industrial, Renania del Norte-Westfalia, fueron ganadas por el partido demócrata cristiano (CDU) a expensas de la candidatura socialdemócrata, aunque el partido de derechas postulaba un programa de austeridad más riguroso incluso que el defendido por el SPD. Esto ha sido sesgadamente analizado por los medios de comunicación para avalar la idea de que “la población comprende que los sacrificios son necesarios”. Pero un sondeo de opinión ha desmentido categóricamente esa “interpretación”: los obreros sabían a ciencia cierta que con la derecha no iba a irles; pero su voto al CDU era el resultado de su animosidad, de sus ganas de “hacerle la puñeta”, de “castigar” al SPD por su política antiobrera. Pero este “voto de castigo” no le sirve de nada a los trabajadores, ni les abre perspectiva alguna.

Mientras los obreros se queden encerrados en los “instrumentos” que les propone la burguesía para expresarse, seguirán atenazados y se hundirán progresivamente en el infierno de una explotación cada vez más insoportable, ya que esto es lo único que el capitalismo puede ofrecerles.


El capitalismo está metido en un callejón sin salida


Cuando ya han transcurrido varias semanas desde el triunfo del “No” en los referéndum en Francia y Holanda, ¿qué es lo que ha cambiado en cuanto a las condiciones de explotación de la clase obrera? Nada. Los ataques antiobreros no sólo no conocen tregua sino que empeoran día tras día, y tanto en los países que han rechazado la Constitución, como en aquellos, caso de Alemania por ejemplo, en que sus gobiernos la han aprobado. Razón de más para pensar que el referéndum sobre Europa es un asunto de la burguesía y en absoluto del proletariado. Pero es que además esos ataques son ejecutados tanto por la izquierda (el gobierno “socialista”-“ecologista” alemán), como por la derecha. El recién estrenado ministerio Villepin-Sarkozy en Francia apenas ha tardado en dejar claro que nada bueno pueden esperar los trabajadores del cambio de gobierno. Tras prometer solemnemente dedicarse en cuerpo y alma al problema prioritario del paro y la situación social, “acometiendo una batalla por el empleo”; sus primeras medidas constituyen de hecho un ataque en toda regla contra toda la clase obrera, acompañado además de un discurso en un tono insultante que no deja lugar a dudas sobre lo que les espera a los trabajadores. El atildado y “pacifista” Villepin se ha dirigido a los trabajadores condenados al desempleo del siguiente modo: “es inaceptable que haya gente que rechace el empleo que se le propone”. Así que ha puesto en marcha una “reforma” (en realidad preparada desde hace meses), para coordinar mejor las oficinas de empleo y las cajas de pago de los subsidios de paro, con lo que espera tener un control cuasi-policial de los trabajadores y privar de prestaciones a quienes rechacen una oferta de empleo. Eso permitirá desde luego al gobierno proclamar triunfalmente, dentro de unos meses, un descenso significativo del número de parados… A eso le llama la burguesía: “tratamiento social del desempleo”. No es de extrañar ya que no tiene ninguna solución al problema del paro que es, al fin y al cabo, una manifestación de la quiebra misma del capitalismo. En cuanto a los “contratos de nueva creación” que se implementan, suponen, pura y simplemente, un bestial acelerón a la precariedad del empleo, ya que prolongan los periodos de prácticas de tres meses a dos años; lo que, de entrada, va a permitir a las pequeñas y medianas empresas (es decir, la mayoría de de los empleadores) poner en la calle, de hoy a mañana, a decenas de miles de asalariados con contratos indefinidos. Para más “inri” acaban de adoptarse otras medidas, sobre todo beneficios físcales, para incentivar que los patronos se deshagan de trabajadores de más de 50 años,... La burguesía tira a la calle y precipita en la miseria a todos aquellos a los que no puede explotar al menor coste posible. Paralelamente a esto, el gobierno ha anunciado una “política de emigración acorde a las necesidades del mercado”. Esta lógica implacable del capitalismo conduce a “seleccionar” la cantidad de trabajadores emigrantes admitidos en base a cuotas preestablecidas y a duplicar, por tanto, el número de “clandestinos” puestos de “patitas” en la frontera. Y mientras, invocando la “seguridad ciudadana”, el aparato represivo del Estado muestra cada vez más claramente su verdadero rostro, blindándose y reforzándose, frente a la amenaza que atemoriza a la burguesía de que puedan surgir explosiones de verdadera cólera obrera, esta vez no desvíada o “encauzada” al terreno electoral y democrático, sino demostrativas de una fuerza de clase colectiva a través de la movilización y el desarrollo de luchas masivas en un terreno de clase.

En este sentido la promesa de Sarkozy de hacer una “limpieza a fondo” de ciudades y suburbios debe entenderse no únicamente como la única respuesta del Estado burgués a manifestaciones de la descomposición de la sociedad capitalista, sino también como una especie de advertencia al proletariado para intimidarle y disuadirle de entrar en lucha. La clase obrera debe sacar las verdaderas conclusiones: Nada puede esperarse del Estado burgués.

Lo que pretende sobre todo la burguesía es enmascarar a los ojos de la clase obrera la quiebra declarada del capitalismo. Para eso despliega una auténtica cortina de humo ideológico que impida que los trabajadores vean que los ataques a sus condiciones de vida y trabajo no son el resultado de tal o cual tipo de política, de esta o aquella fracción de la burguesía nacional, sino de la supervivencia de un modo de producción que desde hace un siglo se encuentra en plena decadencia.

La clase obrera no puede tener la más mínima ilusión en que el sistema sea capaz de mejorar su situación. Todo aquello a lo que la burguesía llama “reformas” (sean de la sanidad, de las pensiones, del seguro de desempleo,...) constituyen, más bien, instrumentos para llevar a cabo hachazos cada vez más brutales y masivos que acarrean una pauperización absoluta de los proletarios, y que muestran la cada vez más evidente incapacidad de la burguesía para asegurar las condiciones mínimas de supervivencia de sus explotados.

Todo esto demuestra la crisis irreversible del capitalismo mundial, un sistema cuyas contradicciones suponen no sólo un obstáculo cada vez mayor para el desarrollo de las fuerzas productivas, sino que empuja a la humanidad entera a un callejón sin salida.


La verdadera disyuntiva de la situación: Revolución proletaria
o destrucción de la humanidad


La situación actual del capitalismo refleja la descomposición de un modo de producción agonizante que engendra autodestrucción, permanente mutilación de vidas humanas, de recursos productivos, de la naturaleza,... y que precipita al planeta entero en un océano de miseria, caos y barbarie.

Desde la Segunda Guerra Mundial asistimos a una marcha hacia el abismo de la más espantosa de las barbaries, sintomática de la amenaza de aniquilación del género humano que representa la pervivencia de este modo de producción. Es ese mismo sistema decadente quien arroja a la calle a millones de proletarios a los que es incapaz de integrar en el proceso productivo ni en los países del corazón del sistema ni en los de su periferia. Es ese sistema el que en los países subdesarrollados masacra a las poblaciones civiles en interminables conflictos, como los que vemos diariamente en Irak, en Oriente Medio, en todo el continente africano, y por todo el perímetro de Asia central, antaño bajo el dominio del imperio estalinista.

La clase obrera podrá afirmarse en su propio terreno de clase y resistir así a la degradación de sus condiciones de vida, si comprende que es ella quien debe combatir contra la raíz de sus males, la explotación capitalista, frente a una crisis económica mundial sin salida y a sus devastadores efectos. Para ello no puede dejarse adormecer por los “arrullos” de la propaganda ideológica de la burguesía, cuyos discursos sobre las bondades de la democracia y el civismo son otras tantas cadenas que atan a los proletarios a una explotación capitalista cada vez más insoportable. La clase obrera debe entender que la evolución del capitalismo no deja más alternativa que la revolución proletaria o el hundimiento en la barbarie.

El proletariado no tiene otro camino que tomar conciencia de que el desarrollo de su lucha de clase es la única alternativa a la miseria y a la guerra engendradas por el capitalismo, y de que el futuro de la humanidad está en sus manos. La clase obrera tiene en el desarrollo de sus luchas el medio para acabar con el capitalismo antes de que el capitalismo destruya la humanidad. Inversamente, la lógica de la decadencia de este sistema sólo puede conducir a la destrucción y a la aniquilación del planeta, si la clase obrera carece de la fuerza suficiente y de la conciencia necesaria para oponerse a ello.


Wim (24 junio).

Traducido de Révolution Internationale, órgano de la CCI en Francia, número 359.

Geografía: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 184, 15 septiembre-15 Noviembre 2005

Ante la agravación de los sufrimientos de la humanidad, solo hay una solución, ¡Acabar con el capitalismo!

Basta ver cualquier telediario o abrir cualquier periódico para recibir la bofetada de una interminable sucesión de desgracias a cual más mortífera e inhumana. Ni siquiera el período estival, convencionalmente publicitado como una especie de paréntesis en el que “desconectar” de la terrible cotidianidad del sinfín de problemas que padecemos, concede tregua alguna, y en el de este año hemos visto amontonarse las escalofriantes imágenes de los atentados de Londres, de las matanzas en masa en Irak, de la devastación de regiones enteras por las inundaciones en Europa Central, los incendios en la Península Ibérica, la sucesión de accidentes aéreos con cientos de víctimas y, como terrible remate, la catástrofe del Katrina,… A la “vuelta” a la normalidad, los trabajadores se encuentran con amenazas cada vez más palpables de degradación de sus ya deterioradas condiciones de vida: en Alemania gane quien gane las elecciones los planes de austeridad y de recortes de prestaciones van a continuar; en Estados Unidos se suceden las quiebras (Delta Airlines), y las reducciones de plantillas; en España las tres principales factorías automovilísticas (SEAT, Ford y Opel), anuncian despidos en el caso de que los trabajadores no acepten recortes de salarios, sometimiento a las necesidades de la empresa en cuanto a jornada laboral, vacaciones etc.

¿Qué está pasando? No podemos caer en “explicaciones” simplistas y circunstanciales que atribuyen cada una de estas desgracias a la torpeza del político de turno. La causa última, la raíz común que conecta la proliferación de guerras y de terror; el aumento de la miseria no sólo en el Tercer Mundo sino también en los países más adelantados; el creciente desastre medioambiental y la sucesión de catástrofes “naturales” convertidas en auténticas catástrofes sociales, etc., es la agravación de la crisis histórica de este sistema de explotación, cuyas leyes (la concurrencia entre capitales nacionales, la necesidad de la acumulación de capital, la explotación de la fuerza de trabajo como base de la existencia del sistema,…) lo hacen cada vez más incompatible con la supervivencia de la humanidad y del planeta mismo.

¿Dónde vamos a ir a parar? Tal sucesión de desgracias muestra una aceleración de esa agravación de la crisis histórica del capitalismo, que se manifiesta, sobre todo, en la extensión al corazón mismo del mundo capitalista de las matanzas y los actos de guerra (tras el 11-S, y el 11-M, ahora el 7-J en Londres); de la miseria, los campos de refugiados y las oleadas de desplazados (como se ha visto recientemente en Nueva Orleans), de las catástrofes ecológicas bien repentinas (terremotos, tifones, incendios,…) o de una permanente degradación (sequías, calentamiento de los mares, cambios climáticos,…). Por mucho que sus políticos se llenen la boca de discursos hipócritas y promesas demagógicas, lo cierto es que el capitalismo no puede ofrecer más futuro que la destrucción de la humanidad.

Esclavo de sus propias leyes y de sus propias contradicciones, el sistema capitalista está forzosamente abocado a sacrificar cada vez más víctimas en la guerra imperialista en que diferentes fracciones de la clase explotadora pugnan por mantener sus intereses en el escenario internacional o meramente local. Presos de una irrefrenable carrera por el mantenimiento de sus posiciones en el mercado mundial, los sucesivos planes de “salvación” de las empresas plantean miles de despidos o el chantaje de evitarlos a costa de salarios de pobreza o prolongaciones de la jornada laboral cada vez más extenuantes. Obligados a mantener la cabeza por encima del marasmo económico mundial, todos los capitales nacionales se han convertido al “fanatismo religioso” de la reducción de costes, sacrificando por un lado el llamado Estado del bienestar (recortes de pensiones y subsidios, disminución de los gastos sanitarios,…), y por otro disminuyendo las dotaciones presupuestarias destinadas al mantenimiento de las infraestructuras, como se ha visto este mismo verano en los medios destinados a combatir los incendios en Portugal y España, las inundaciones no ya en Rumanía sino en Austria o Suiza, o las consecuencias de los huracanes, no ya en el Sudeste Asiático, sino en el país más poderoso de la Tierra.

¿Qué podemos hacer? Esta tendencia irrefrenable a la destrucción de las bases mismas de la supervivencia de la humanidad no nace de tal o cual fracción de la clase explotadora, sino de las necesidades mismas de supervivencia del sistema de explotación. Nada se arregla por tanto cambiando al equipo gobernante, como tampoco podemos ilusionarnos en que “presionando” a las autoridades; haciéndoles ver que la “opinión pública” está en contra de ellos; etc., el Estado capitalista va a dejar de servir a su función de mantener este sistema en pie a toda costa. No hay más solución que acabar con el capitalismo.

Sólo la lucha del proletariado mundial puede llevar a cabo esta titánica misión que constituye sin embargo la única esperanza para el género humano. A través del desarrollo de sus luchas contra la explotación donde se oponen irreconciliablemente las necesidades humanas contra las necesidades del sistema capitalista. Mediante el desarrollo de su solidaridad y la unión por encima de divisiones de categorías o sectores como se ha visto recientemente en las luchas de Heathrow y Argentina, pero también en la reacción contra el desastre social del Katrina donde se ha visto que sí es posible anteponer a el sentimiento de comunidad humana al “sálvese quién pueda” que promulga, y practica, la clase dominante. Desarrollando, por último, su conciencia de que sí es posible una alternativa revolucionaria al mundo, una sociedad diferente en que los recursos de la humanidad estén a su servcio y no a los de una minoría explotadora.


Etsoem. 18/09/2005.


Herencia de la Izquierda Comunista: 

El terrorismo es un arma de guerra

Durante tres semanas del mes de Julio, el mundo ha temblado ante la oleada de atentados que, con una intensidad sin precedentes, ha sacudido el mundo desde Londres a Egipto, o Turquía. A este horror, debemos añadir la brutalidad de las bombas que a diario estallan en Irak, Afganistán, Líbano o Bangladesh. Los Estados y sus Gobiernos quieren hacernos creer que combaten el terrorismo y que son capaces de proteger a la población civil de los atentados. ¡Que cinismo y que gran mentira!

El terrorismo es una expresión de la barbarie guerrera del capitalismo

Los Estados no combaten el terrorismo. Son ellos los que lo generan y lo hacen prosperar. Cada vez es más evidente que todos los Estados, grandes o pequeños, encargan, infiltran, manipulan y utilizan a todas las fracciones, grupos y nebulosas terroristas en todo el mundo para hacer valer sus sórdidos intereses. El terrorismo se ha convertido hoy en un arma, cada vez más utilizada, en la guerra abierta o larvada que se libra entre las burguesías del mundo entero. Debemos recordar que Bin Laden y el grupo Al Qaeda fueron formados por la CIA a lo largo de los años 90 para organizar la resistencia contra la ocupación de las tropas rusas en Afganistán. Numerosos dirigentes políticos tratados hoy como muy “respetables señores”, de Begin a Arafat pasando por Gerry Adams, fueron antiguos jefes terroristas.

Este fenómeno constituye un puro producto del capitalismo en putrefacción, una de las manifestaciones más clamorosas de la barbarie de la sociedad capitalista. El Estado burgués aprovecha el sentimiento de inseguridad permanente, de miedo e impotencia suscitados por esos actos de barbarie en la población para presentarse como la única defensa posible contra el aumento del terrorismo. ¡Nada es más falso!

La clase obrera debe sentirse indignada e interpelada por estos atentados porque muy a menudo, como en Nueva York en 2001, a Madrid en 2004 o en Londres este año, han sido obreros que se dirigían al trabajo las principales víctimas de estos actos de barbarie. Pero la solidaridad con las víctimas de estos atentados por parte de sus hermanos de clase ante la brutalidad del terrorismo no pasa, en modo alguno, por la unión nacional con la burguesía. Al contrario, es ante todo el rechazo categórico de esta unión sagrada.

El Estado nos pide que nos impliquemos cada vez más en su defensa con la excusa de defender la democracia al mismo nivel que la defensa de la unión nacional. Pero la realidad demuestra, cada vez más, que no podemos tener la más mínima confianza en este discurso para protegernos de la barbarie terrorista. Son los Gobiernos, en tanto que factores activos del desarrollo de la guerra, los responsables últimos del desencadenamiento de estos horrores que cada vez les son más impotentes de detener.

Cuantas más declaraciones hacen los Estados contra el terrorismo, cuanto más le declaran la guerra abierta, este más se desarrolla, más se multiplican los atentados y, más y más se hunden las grandes potencias imperialistas en la sangre y el lodo que precipitan a la población a un engranaje de violencia sin límite, de guerra y de represalias. Las únicas medidas concretas que pueden adoptar los Gobiernos en nombre del anti-terrorismo, es la adopción y puesta en práctica de diferentes planes “anti-terroristas”, destinados a hacer aceptar un brutal reforzamiento del aparato represivo que permite ante todo y , sobre todo, la multiplicación de los medios de control y vigilancia de la población.






¿Para que sirven las campañas anti-terroristas de la burguesía?


Las campañas anti-terroristas actuales han permitido justificar ante todo un reforzamiento sin precedentes del aparato represivo. La situación en Gran Bretaña constituye una ilustración muy evidente. El ejemplo más flagrante ha sido el asesinato de un joven brasileño en el metro londinense con la cobertura para la policía de disparar a matar a todo aquel que parezca sospechoso. La burguesía inglesa ha comprendido rápidamente que la clase obrera no está dispuesta a dejarse llevar tras los intereses del Estado burgués en nombre del “anti-terrorismo”. Se ha cuidado muy mucho de llamar a esas manifestaciones monstruo, como las que organizo en Abril del 2004 contra el terrorismo en las calles de Madrid y en toda España tras los atentados de la estación de Atocha. Es muy probable que haya sido ella misma la que haya organizado una segunda “serie fallida” de atentados, que ha tenido un claro carácter de simulacro, precisamente con el objetivo de relanzar el mensaje de la necesaria movilización nacional y para hacer pasar mejor ante los ojos de la clase obrera todos esos métodos de encuadramiento y control policial.

A pesar de ello, la clase obrera ha demostrado que no está dispuesta a dejarse intimidar. La huelga de un millar de obreros en el aeropuerto de Heatrow en Gran Bretaña en solidaridad con 670 de sus hermanos de clase brutalmente atacados y amenazados de despido, luchando al lado de ellos, es una prueba irrefutable. A pesar de la presión policial existente, esta lucha ha demostrado claramente que lo que esta en juego para la clase obrera no es el mantenimiento del orden burgués y su terror, sino la defensa de sus intereses de clase ante los ataques que sin cesar sufre. Y es justamente el desarrollo de estas luchas lo que esta a la orden del día. Este desarrollo de las luchas en el momento en el que se está desarrollando la aplicación de las medidas policiales muestra precisamente cual es el verdadero objetivo de todo el desarrollo de los planes represivos.

La preocupación esencial de la burguesía no es, de ningún modo, la caza de los terroristas. Sabe muy bien que con la agravación de la crisis económica mundial, va a debe imponer una serie de ataques cada vez más feroces al proletariado y que deberá hacer frente a un desarrollo, a escala internacional, de las luchas de resistencia de la clase obrera ante tales ataques.


La lucha de clases es el único medio para combatir el terror capitalista


No existe ninguna solución milagro inmediata, que permita de un día al otro impedir los atentados terroristas, ni tampoco la guerra imperialista que se desarrolla a lo largo y ancho del planeta. Sólo una clase tiene puede oponerse a largo plazo al aumento del terrorismo, de la guerra y la barbarie, y es el proletariado a través del desarrollo de sus luchas de resistencia ante los ataques de la burguesía en su terreno de clase. El verdadero dilema que amenaza al orden burgués, es que a través del desarrollo de la lucha de clases, la clase obrera puede llegar a tomar conciencia de la relación que existe entre la guerra y el terrorismo y, por tanto, puede llevarla a comprender la necesidad de poner en cuestión el sistema capitalista y plantearse la necesidad de su destrucción.

Únicamente a través de la destrucción del sistema capitalista y de sus relaciones de explotación la clase obrera podrá conseguir sus objetivos. Los métodos y los medios de acción del proletariado que se basan en su conciencia y en su solidaridad de clase, sobre el carácter colectivo, unitario e internacionalista de sus luchas son radicalmente opuestos y antagónicos a los del terrorismo.

La clase obrera en Gran Bretaña ha demostrado la capacidad de la clase obrera, de los proletarios, para afirmar su respuesta al chantaje de la burguesía a través de su solidaridad en un terreno de clase ante los despidos y los ataques del capitalismo. Es un ejemplo en el que todos los proletarios deben inspirarse. Desarrollando su combate de clase, sobre un terreno de resistencia y solidaridad ante los ataques económicos que sufre, los obreros podrán oponer una alternativa y una perspectiva al estancamiento y la barbarie guerrera del mundo capitalista que amenaza la supervivencia de toda la humanidad.


¡No a la unión nacional, si a la solidaridad de clase!


Artículo traducido de Revolution Internationale nº 360, publicación en Francia de la Corriente Comunista Internacional.

Cuestiones teóricas: 

Huelgas en el aeropuerto de Heathrow: la solidaridad de clase es nuestra única defensa

La solidaridad que han mostrado los trabajadores de British Airways (BA) y Gate Gourmet es un ejemplo para la clase obrera. El artículo que publicamos a continuación, escrito por la CCI poco después de la huelga de los trabajadores de BA, saca las principales lecciones de esta lucha. Estas merecen ser estudiadas y comprendidas por todos los que realmente quieren defender a la clase obrera. Las semanas que han transcurrido desde entonces aportan otra lección de otro tipo, pero igualmente importante y merecedora de estudio. Es un ejemplo de cómo la clase dominante obra conjuntamente contra la clase obrera.

Los patronos de Gate Gourmet han jugado la baza del realismo financiero, es decir sus pérdidas de los años recientes y las que se prevén este año (casi 25 millones de libras) para argumentar que sin recortes de empleos y cambios en las condiciones laborales, la compañía iría a la quiebra. También se han lanzado a una ofensiva contra los «hábitos de trabajo desfasados e ineficientes» (Gate Gourmet website) que hacen que se les pague a los obreros «un día completo por medio día de trabajo» (ídem). Han tratado de cargar contra los obreros más combativos, y han utilizado la vía judicial para impedir la acción de los piquetes en sus instalaciones. Han montado una campaña contra los trabajadores acusándoles de de “importar” prácticas norteamericanas, cuando lo cierto es que fue la propia BA quien, a finales de los años 90, originó toda la situación al subcontratar el cattering, para tratar de reducir gastos. De hecho, los ataques no tienen nada que ver con la nacionalidad y mucho con la situación económica. Como mostramos en nuestro artículo, la realidad es que todas las empresas están bajo una presión intensa e insostenible cada vez mayor a medida que empeora la crisis económica. Sólo pueden sobrevivir hundiendo al contrario, y sobre todo aumentando la explotación de la clase obrera, recortando salarios y empeorando las condiciones de trabajo. En esta situación, llegar a un acuerdo con los patronos casi siempre significa aceptar algo un poco peor que antes. Puesto que el papel del sindicato es llegar a estos acuerdos, inevitablemente acaban del mismo lado que los patronos, hombro con hombro. Esto se puede ver claramente en las acciones del TGWU (Transports and General Workers Union).

Antes de que surgieran las acciones al margen de las convocatorias de este sindicato, la TCWU llevaba mucho tiempo negociando con la patronal : «se han mantenido conversaciones con Gate Gourmet durante muchos meses para mejorar la situación de la empresa. Durante este tiempo, el T&G ha jugado un papel activo ciñéndose a las necesidades de la empresa» (TGWU website). Tras el estallido de la huelga descubrieron “de repente”, que «Gate Gourmet llevaba tiempo planeándolo» (ídem.). Cuando los obreros entraron en lucha para defenderse ellos mismos, cuando sus compañeros de BA mostraron una verdadera solidaridad, práctica, el sindicato, denunció su «deslealtad», y, en palabras del cabecilla de la TGWU Tony Woodley, adoptó «las medidas pertinentes» para acabar con la huelga, según se menciona en la carta del TGWU a BA que se reprodujo en el diario The Guardian del 19.08.05, aunque curiosamente esta carta no aparece por ningún lado en la web del sindicato. Tras la vuelta al trabajo de los compañeros de BA, y el despido de los de Gate Gourmet, el sindicato se puso “combativo” amenazando a los patronos de Gate Gourmet y BA con emprender nuevas acciones si se abusaba de los trabajadores. Al mismo tiempo, el sindicato declaraba su «empeño en llegar a un acuerdo» (id.), aunque Gate Gourmet ya había manifestado su intención irrevocable de despedir a 600 trabajadores o incluso más. Ahora los trabajadores se han visto privados de la verdadera solidaridad, y afrontan un amenazante desenlace cuando el eco de su lucha se ha ido apagando. Ahora toma el relevo la falsa solidaridad de los líderes sindicales, la de los pomposos y vacios discursos, la de las proclamas tan encendidas como vanas. El mismísimo Tony Woodley se ha lanzado incluso a una cínica campaña para conseguir la legalización de la solidaridad, «en el marco de la ley… sujeta a las regulaciones sobre las votaciones y las notificaciones que regulan otros conflictos laborales», aunque por supuesto, «Esto no debe servir para justificar el tipo de acción ‘salvaje’ que tuvo lugar el jueves pasado» (“La solidaridad tendrá que legalizarse”, por Tony Woodley en el Guardian, del 16.08.05)

Tras la empresa y los líderes sindicales está el gobierno y el Estado. El gobierno aparentemente se ha limitado a lamentar los “trastornos” ocasionados a los usuarios, aunque ha dejado saber que está actuando para lograr un acuerdo. En cuanto a la justicia ha repartido sus declaraciones tanto a favor de la protección de la empresa como del “derecho” a protestar. Esta pretensión de imparcialidad y preocupación por la ley y el orden, oculta el hecho de que son la “ley” y el “orden” de la clase dominante. A lo largo de su historia, la clase obrera sólo ha progresado realmente cuando ha desafiado la dominación de la clase gobernante. Su verdadera lucha siempre ha estado fuera de la ley, y sus combatientes siempre han sido estigmatizados como delincuentes y matones. Los parlamentarios laboristas que ahora se “solidarizan”, lo hacen con la tranquilidad que les da saber que el verdadero potencial de la lucha obrera ha sido derrotado.

Los patronos, los sindicatos y el Estado han colaborado para derrotar a los obreros. Quieren que la clase obrera aprenda la lección de que la lucha de clase iniciada y controlada por la clase obrera es inútil, y que sólo los sindicatos pueden defender a los trabajadores. La clase obrera, al contrario, tiene que sacar una lección completamente diferente. Esa lección es simple: Conoce a tu enemigo.


North 31.08.05



Declaración de la CCI del 15.08.05


Los medios de comunicación – la voz pública del Estado y la clase dirigente - han desencadenado toda su ira contra los huelguistas de Heathrow. ¿Cómo se atreven los trabajadores a anteponer la solidaridad de clase a los beneficios de la empresa? ¿Es que no han comprendido que eso de la solidaridad obrera y la lucha de clases está desfasado, que dejó de estar de moda en los años 70? Un ejecutivo de una de las compañías rivales de BA, declaraba al diario Sunday Times del 13 de agosto que: «En cierto sentido, la aviación es la última industria que queda por reformar… Es como los puertos, las minas o la industria del automóvil en los años 70». ¿Porqué estos obreros “jurásicos” no habrán caído en la cuenta de que el principio de la sociedad actual es “cada uno a la suya”, y no “¡proletarios del mundo uníos!”?

Es extraño sin embargo, que esa “nueva” filosofía de la libertad de cada cúal, no impida a los patronos exigir absoluta obediencia de parte de los esclavos asalariados. Algunas opiniones en ciertos medios de comunicación han sido algo más críticas con los despiadados métodos empleados por la Gate Gourmet: cuando los trabajadores de alimentación celebraban una reunión para discutir cómo responder a los planes de la patronal contra sus empleos, la asamblea fue clausurada por pistoleros de seguridad, y 600 obreros –incluso los que estaban enfermos o de vacaciones- fueron despedidos en el acto por tomar parte en una acción no convocada legalmente. Incluso a algunos de ellos se les comunicó por megafonía. Esta actitud que quizá parezca exageradamente arrogante, es en realidad una expresión de unas prácticas patronales cada vez más extendidas. Así a los trabajadores de Tesco les han dicho que les van a retirar la paga por enfermedad los tres primeros días que falten al trabajo, y otras empresas muestran abiertamente su interés en esta nueva “reforma”. Los trabajadores de grandes almacenes están siendo identificados electrónicamente para que no pierdan ni en segundo en su jornada laboral. El actual clima político – en el que se nos pide que aceptemos un mayor acoso policial en nombre del “antiterrorismo” - no hará sino aumentar la arrogancia patronal.

Estos ataques no son obra de tal o cual tipo de patronos, especialmente “codiciosos” o proclives al “estilo americano” de las relaciones laborales. La brutalidad creciente de los ataques a las condiciones de vida y trabajo obreras es la única forma en que la clase capitalista puede responder a la crisis económica mundial: bajar los salarios, aumentar la productividad, rebanar las pensiones, esquilmar los subsidios de desempleo,... etc., porque cada empresa y cada país está implicado en una lucha desesperada para desbancar a sus rivales en un mercado mundial saturado.


Y frente a estos ataques, la solidaridad obrera es nuestra única defensa.


Tanto los empleados de equipajes como otros que trabajaban en Heathrow, que pararon cuando se enteraron de los despidos masivos, demostraron comprender esto perfectamente. Ellos mismos habían estado sometidos al mismo tipo de ataques y comprometidos en luchas similares. La efectividad de su huelga reveló inmediatamente el poder de los trabajadores cuando llevan a cabo acciones unidas y determinadas. Es la única forma de obligar a los patronos a readmitir a los despedidos, y hará vacilar a los directivos del aeropuerto antes de lanzar ataques similares en el futuro. Aislados en su categoría, los trabajadores son presa fácil para la clase dominante. En el momento en que la lucha empieza a extenderse a otros obreros, el panorama cambia.


Solidaridad de clase: la verdadera esperanza para la humanidad


Pero hay un significado aún más importante de la solidaridad obrera.

En una sociedad que se está desintegrando a nuestro alrrededor, donde el “cada uno a la suya” toma la forma de bombas terroristas, ataques racistas, gangsterismo y violencia indiscriminada de todo tipo; la solidaridad de los obreros por encima de cualquier división por ramo, religión, sexo o nación, representa el único antídoto a este sistema, el único punto de arranque para la creación de una sociedad diferente, basada en las necesidades humanas y no en la búsqueda desenfrenada de beneficios. Frente a un sistema que se hunde en la guerra generalizada y la autodestrucción, no es ninguna exageración decir que la solidaridad de clase es la única esperanza para la supervivencia de la raza humana.

Esta esperanza no es en absoluto vana pues cuando se mira más allá de las fronteras de Gran Bretaña. Tras años de desorientación, hemos asistido en los dos últimos años a una creciente recuperación de las luchas obreras tras años de desorientación. En las más importantes – las luchas de los obreros franceses contra los ataques a las pensiones en 2003, la de los obreros alemanes del automóvil contra los despidos -, la solidaridad ha sido algo fundamental. Estos movimientos confirman que la clase obrera internacional no ha desaparecido y no está derrotada.

Naturalmente los “media” han intentado ocultar el significado de las acciones de solidaridad en Heathrow. Comenzaron hablando de los lazos familiares entre los trabajadores de la alimentación y los de equipajes, y otros de la plantilla del aeropuerto. Es cierto que existen vínculos de ese tipo, pero mientras que la mayoría de los trabajadores de alimentación son de origen hindú, la mayoría de los de equipajes son “blancos”. En pocas palabras, se trataba de una auténtica solidaridad por encima de las divisiones étnicas.

Los informativos también trataron de socavar la simpatía que otros trabajadores pudieran sentir por los empleados del aeropuerto, focalizando la atención sobre los sufrimientos de los pasajeros cuyos vuelos fueron trastocados por la huelga. Es cierto que cuando pasas la mayor parte del año sudando la gota gorda en el trabajo, no es ninguna broma encontrarte con que tus planes de vacaciones se van al traste. Explicar sus iniciativas a otros obreros y a la población en general, es una tarea que todos los obreros tienen que tomar a cargo cuando entran en lucha. Pero también tienen que resistir el chantaje hipócrita de los media que los presenta precisamente como los malos de la película.


El verdadero papel de los sindicatos


Pero si la clase dominante se empeña en desfigurar y ocultar la solidaridad de clase cuando se manifiesta, tampoco ceja en difuminar otra verdad no menos importante: que solidaridad obrera y sindicalismo no tienen nada que ver lo uno con lo otro.el son la misma cosa.

Los métodos usados en esta lucha desafiaron abiertamente el guión diseñado por los sindicatos:

  • los obreros de Gate Gourmet decidieron celebrar una asamblea general en sus comedores para discutir la última maniobra patronal. Era una asamblea “no autorizada” en pleno horario de trabajo. La idea misma de celebrar asambleas donde se discute y se toman decisiones va en contra de todas las prácticas sindicales oficiales;

  • los otros trabajadores de la plantilla del aeropuerto ignoraron igualmente esas directrices oficiales al declararse en huelga sin tener que recorrer los trámites oficiales de la votación. Desafiaron también las normas sindicales al implicarse en acciones “secundarias”(es decir que no afectaban directamente a su convenio particular).

Esta clase de acciones son peligrosas para la clase dominante porque a través de ellas los obreros pueden desbordar el control de los sindicatos, que se han convertido en estos tiempos en los órganos “oficiales” – es decir, reconocidos por el Estado- para mantener bajo control la lucha obrera. En el periodo reciente ha habido un aumento regular de acciones “salvajes” de este tipo: el último conflicto importante en Heathrow; numerosas huelgas en el correo. En el mismo momento en que se desarrollaba la lucha en Heathrow, habían también huelgas “extraoficiales” de los conductores de autobús de Edimburgo y de la fundición de Ford en Leamington Spa.

En el caso de Heathrow, el TGWU consiguió controlar la situación. Oficialmente tuvo que repudiar los paros no reglados y achuchar a los obreros para que volvieran al trabajo. Pero con la ayuda de grupos “revolucionarios”, como el SWP (Socialist Workers Party), el T&G se las arregló para presentar la lucha como si ésta estuviera motivada en realidad por la “defensa del sindicato”, presentando las represalias contra los compañeros más combativos – que ciertamente era uno de los objetivos de Gate Gourmet- como si fuera un ataque al sindicato. Esto facilitó que los representantes del sindicalismo de base –la mayoría de los cuales creen genuinamente que actúan en nombre de sus compañeros- encerraran la lucha en el marco sindical.

Pero lo que madura bajo esas apariencias no es una lucha “para defender los sindicatos”, sino movimientos cada vez más masivos en los que los obreros se confrontarán, como primer obstáculo, con el propio aparato sindicalista. Para construir una solidaridad de clase lo más amplia posible en y durante la lucha, los trabajadores necesitarán desarrollar sus propias asambleas generales, abiertas a todos los obreros, y de elegir comités de huelga responsables sólo ante las asambleas. Los obreros más combativos que comprenden ya esta perspectiva, no deben quedar aislados sino reunirse para discutir y preparar las batallas del futuro.


WR 15.08.05



Geografía: 

Huracán Katrina: los culpables no son la especie humana ni la población americana; el único responsable es el capitalismo

La magnitud de la devastación provocada por el huracán Katrina a su paso por las costas de la primera potencia económica e imperialista del mundo, las imágenes de auténticos campos de concentración de los pobres refugiados en el Superdome, del la policía y el ejército con órdenes de “disparar a matar” para preservar las propiedades privadas del “asalto” de gente desarmada que trataba de obtener agua, alimentos, ropas o medicinas,... todo esto ha causado una sincera indignación y preocupación por entender las causas de tamaño desastre social. Prueba de ella es la avalancha de comentarios que se han volcado en foros de debate en Internet[1], donde con mil formas y matices se plantean una y otra vez las mismas preguntas: ¿quién es el auténtico responsable de todo esto?, ¿qué podemos hacer frente a la perspectiva de desastres que amenaza a la humanidad?.

Nosotros compartimos plenamente esa necesidad de reflexionar, y animamos a todos los trabajadores, a todos aquellos que se preguntan si hay otro futuro diferente al “no future” que nos ofrece el capitalismo, a debatir sobre todo esto. Nosotros queremos contribuir a esa reflexión que está surgiendo y para ello invitamos a quien esté interesado en discutir sobre ello a que asista a las Reuniones Públicas que hemos convocado[2], y también queremos a través de este mismo artículo plantear aunque sea someramente nuestra respuesta a algunas de esas inquietudes.

 

Víctimas o verdugos. ¿Es culpable la especie humana de catástrofes como la del Katrina?

 

Lo primero que destaca de una lectura de los cientos de comentarios insertados en los foros, es que excepto unos pocos que decían algo así como que “catástrofes como estas han sucedido siempre en la historia”, la gran mayoria de quienes han intervenido han señalado que estamos asistiendo a una acumulación de cataclismos “naturales” y a una agravación de sus efectos sobre la población. Esta primera constatación, aunque sea meramente intuitiva o empirista, es ya muy importante, pues sirve para oponerse a las mentiras de los gobernantes de que este tipo de catástrofes serían obra del azar (o sea que cuando tocan, pues ajo y agua), e indica un principio de toma de conciencia sobre el futuro que puede depararnos esta sociedad.

Pero este principio de toma de conciencia se ve lastrado cuando se imputa esta degradación de las condiciones de existencia de la humanidad, al propio género humano. Así por ejemplo uno de los comentarios insertados en Indymedia (comentario que por otra parte plantea algunas reflexiones interesantes), señala que: «La orgullosa e hipertecnificada civilización occidental, dominante en el mundo entero, ha sido atacada frontalmente por las fuerzas de la Naturaleza. Siglos de industrialización, tecnificación y explotación irracional de los recursos ambientales, provocados por el Capitalismo para obtener el máximo beneficio económico han provocado uno de los mayores desastres que se han conocido.(...). Tanto petróleo, tanta contaminación, tanto "dominio" científico de la naturaleza, tanta urbanización incontrolada, tantas ciudades, tanta civilización... La Naturaleza, a causa de las agresiones que se cometen a diario, actúa de forma sabia. La especie humana es peligrosa para su existencia, de una forma u otra eliminará esa aberración que representa actualmente nuestra especie. Hoy ha sido un Huracán, como hace unos años Centroamérica fue arrasada por el huracán Mitch o actualmente la desertización, la capa de ozono o otras manifestaciones de nuestro ecosistema. El planeta sólo nos devuelve el producto de nuestros actos...».

Esta afirmación tan aparentemente radical, refleja sin embargo el peso de ideología de la clase explotadora, que para justificar el sistema social que les proporciona sus privilegios, confunden intencionadamente las atrocidades que este sistema de explotación inflinge al género humano con la propia “naturaleza” del ser humano, a los verdugos y a las víctimas. disfrazando por tanto a los verdugos de víctimas.

En el comentario se dice que «La especie humana es peligrosa para la existencia de la naturaleza». Tal afirmación no sólo encierra un contrasentido puesto que el hombre es parte de la naturaleza, y fruto de su evolución, por lo que habría que concluir que ya que la evolución de la naturaleza conduce a su destrucción, el hombre no estaría más que ejecutando tal ley de la evolución. Pero más alla de sofismas, este tipo de planteamientos olvida cúal es la historia de la relación del hombre con su “ser natural” como denomina el marxismo[3] a la naturaleza. Esta relación ha estado determinada por la evolución de los diferentes modos de producción que ha conocido la historia. En el comunismo primitivo el hombre era prácticamente esclavo de las leyes ciegas de la naturaleza. La superación de ese estadío de penuria de las fuerzas productivas a través de las sucesivas sociedades de clase (esclavismo, feudalismo, capitalismo), ha permitido a la especie humana sobre todo en el capitalismo, la última de las sociedades de clase de la humanidad, un dominio “objetivo” de la naturaleza, pero ese dominio no es “natural” ni “humano”, sino que está pervertido por las leyes de la mercancía y de la acumulación capitalistas. Será necesario por tanto liberar a la humanidad de esas leyes de la explotación, para acabar por fín con la oposición entre el género humano y el resto de la naturaleza[4]. Es a eso a lo que inspira la sociedad comunista resultante del triunfo de la revolución proletaria. Por primera vez, en la historia del planeta, ni el hombre estará sojuzgado por la naturaleza, ni el ser humano tendrá interés alguno en arruinar el entorno natural en el que debe vivir.

Tampoco es cierto que el “progreso” o el “avance tecnológico” en sí sea el culpable de los males de la humanidad y del planeta. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels explicaban el avance que representaba para la historia de la humanidad, el paso del feudalismo al capitalismo: «En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las generaciones justas. Basta pensar en el sojuzgamiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación a vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes entero, en los ríos abiertos a la navegación, en los pueblos que brotan de la tierra como por ensalmo... ¿Quién, en los siglos pasados, pudo sospechar siquiera que en regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?» Pero también señala que ese modo de producción necesario para el desarrollo de las fuerzas productivas en una etapa histórica determinada, acabará convirtiéndose en una traba. Esa perspectiva se cumple con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia[5] a principios del pasado siglo XX. El primer congreso de la Internacional Comunista tomó acta de ese cambio en la situación del capitalismo comprendiendo que lo que se abría ante la humanidad era la disyuntiva de socialismo o barbarie; es decir o bien que el proletariado lleva hasta el final su misión histórica de derrocar al capitalismo y abrir una nueva etapa en el desarrollo de la humanidad liberándola del yudo de la explotación y haciéndola pasar de la prehistoria a la historia; o bien el capitalismo lleva a la humanidad al estadio de la barbarie y de la aniquilación de todo rastro de civilización.

Lo peligroso de estas ideas[6] que imputan a los hombres, o al progreso, los males que inflinge el modo de producción que les esclaviza al servicio de los privilegios de una minoría de la humanidad, es que, aún sin pretenderlo, acaba justificando las medidas de austeridad con que pretenden atacarnos todos los gobiernos. No es de extrañar que en el citado foro de Indymedia apareciera la contribución de una afamado ecologista – Jeremy Rifkin – que se despacha: «Nosotros creamos la tormenta monstruosa. Hace casi una generación que estamos enterados del posible impacto del calentamiento global. Pero seguimos acelerando, como si no nos importara. ¿Qué esperábamos?(...) Presidente Bush: (...) Pídanos a todos que pensemos en cambiar nuestra forma de vivir derrochando energía, ínstenos a conservar nuestras reservas de combustible fósil y a hacer sacrificios en lo relativo al futuro uso de la energía. Brindenos un plan para que EEUU. Pueda abandonar los combustibles fósiles en aras de una nueva energía sostenible que se base en fuentes renovables y en hidrógeno. Estamos esperando». Así le ponemos “a huevo” la elevación de los precios de la gasolina y con ella todo lo demás. ¿Qué hizo, sino, la burguesía mundial en la crisis de 1973 aprovechando la mentira del “agotamiento” de las reservas de petróleo?. No hay nada peor que regalar la soga para ser ahorcados.

 

El culpable es el pueblo americano por haber votado a Bush

 

Junto con verdaderas y emotivas manifestaciones de solidaridad con quienes están siendo las víctimas del Katrina, en los foros de Internet han aparecido también comentarios culpabilizadores de esa misma población por mantener a Bush en el poder, por su estilo de vida “opulento” (en ¿Nueva Orleáns?) que sería el paradigma de ese “neoliberalismo” tan nefasto para el mundo,etc. Hemos podido leer comentarios como «Decididamente Bush está loco. No puede creerse que su cerebro sintonice con la mayoría estadounidense que le votó. Sería demasiado arriesgado opinar que quien está loca es esa mayoría,... aunque todo podría ser» Aquí lo que ofende, como reza el dicho, es la propia duda. También aparecen comentarios del tipo: «Por una vez y sin que sirva de precedente, los americanos sufren sus consecuencias de su amor al consumo, al petróleo, al dióxido de carbono». Y también «Los americanos se lo merecen: la naturaleza les pasa factura».

Tras el fiasco de la guerra en Irak, la catástrofe del Katrina ha puesto de moda fustigasr a Bush haciendo de su incompetencia, su prepotencia y su irresponsabilidad el origen de todas las adversidades que sufre la población en EEUU. y en todo el planeta. Es cierto que Bush es, como mandatario, de la primera potencia capitalista, responsable directo de todas ellas. Pero no el único responsable. Disparar al monigote puede ser hasta divertido y un medio de compensar las fustraciones, pero no es menos cierto que este mecanismo de “venganza personal”, tan característico de clases sin ningún porvenir histórico como la pequeña burguesía[7], sirve en realidad a los explotadores para difuminar su responsabilidad como clase dominante. Como señalamos en el artículo dedicado al Katrina, y que publicamos en este mismo número de AP: «la administración de Bush no es una aberración, sino mas bien un reflejo de la cruda realidad de que USA es una superpotencia en declive que gobierna un “orden mundial” que se hunde en el caos. La guerra, el hambre y los desastres ecológicos son el futuro que nos reserva el capitalismo». Apuntando a Bush se pierde del punto de mira a los demócratas, tan responsables (desde Clinton que comenzó los recortes presupuestarios –ver citado artículo en este AP – hasta el alcalde mismo de Nueva Orleáns) como el mismo Bush. El capitalismo norteamericano se sentirá sin duda aliviado si toda la lección que saca la población del desastre del Katrina, es que en la próxima ocasión debe votar a otro.

Otros que se sentirán aliviados serán los capitalistas del resto del mundo, y especialmente los de los rivales imperialistas europeos de EE.UU. que alientan precisamente esa idea de la causa de las desgracias padecidas por las gentes de Luisiana o Missisipi, están en el propio “estilo de vida americano”, y que esas cosas no pasarían en Europa, donde el Estado se preocupa por sus ciudadanos. Reflejando el peso de ese “antiamericanismo” tan en boga, el autor del comentario que antes citábamos (el que “no tenía claro” si Bush sintonizaba o no con la mayoria de la población americana), plantea también: «A ver si Europa sabe sacar consecuencias, aunque sólo sea por eso de que “cuando las barbas de tu vecino neoliberal veas pelar... El Estado es odioso, como sus leyes, pero más odioso y un millón de veces peor es estar sólo en manos de unos cuantos opulentos en la sombra que nos manejen criminalmente a su capricho. Todavía en el Estado está nuestra esperanza» Este mito de que en Europa el Estado es más “social”, no sólo falsea la realidad (en París, con un alcalde “socialista” miles de personas malviven en edificios ruinosos como se ha visto en el oleada de incendios de este verano; en la Alemania los hachazos al Estado del bienestar están a la orden del día,...); sino sobre todo, como se expresa abiertamente en el citado comentario, se llama a los trabajadores sojuzgados por el Estado a... defenderlo.

Pero si graves son esas concesiones a la ideología democrática, a las ilusiones en las elecciones y en el papel del Estado burgués, mucho más lo son las afirmaciones que hablan (como ya hicieron algunos grupos izquierdistas en el 11-S) del “merecido castigo” que deberían aceptar los explotados norteamericanos por los crímenes de sus explotadores.

Aquí no sólo nos encontramos con una venenosa defensa del valor de la ideología democrática que congratularía al propio Bush, sino que se le saltarían las lágrimas al ver cómo “rojillos” y “antiyankis” le acaban dando la razón: Sí señor, el pueblo iraki debía pagar las culpas por haber mantenido en el poder (con un 99’9% de apoyo además) a Saddam Hussein. Esa culpabilización de los gobernados de las atrocidades de los gobernantes es, recordémoslo, la justifición última de la guerra imperialista.

 

Ante el desastre del Katrina, como ante el tsunami del Diciembre pasado es necesaria una reacción de indignación ante la catástrofe social que es el capitalismo, y de solidaridad con las víctimas, y no de indignación con las víctimas y de apoyo a tal o cual fraccion de la criminal clase capitalista.

 

ALBA/ETSOEM.

20/09/2005.

 

 

[1]Nosotros hemos seguido y hemos participado en (www.indymedia.org) , y en (www.alasbarricadas.org).

[2]Ver en nuestra web (www.internationalism.org) las fechas y lugares de nuestras Reuniones Públicas.

[3]Una de las patrañas más difundidas contra el marxismo es que sería “antropocentrista”, es decir que no habría prestado interés alguno a lo que no fuera la restringida historia de la especie humana, la lucha de clases, etc. Basta leer por ejemplo “La Dialéctica de la Naturaleza” o “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, ambos de Engles, o los “Manuscritos Económicos y Filosóficos” de Marx para comprender la falsedad de tal patraña.

[4]Tampoco compartimos la afirmación contenida en el comentario de que estaríamos asistiendo a una especie de “venganza de la sabia naturaleza, que acabará con la especie humana que tantos sufrimientos la inflinge”. No se trata de negar la evidencia de que el deterioro de las condiciones medioambientales repercute en la degradación de la existencia de una especie más de la naturaleza. Pero atribuir los sufrimientos del hombre a la acción de una especie de “conciencia cósmica” que le castiga con sus desmanes, no sólo le abre la puerta precisamente al cinismo de la burguesía que niega toda responsabilidad en las catástrofes naturales, sino que conduce al peor de los fatalismos, “cargando” con ello de razón a los gobernantes burgueses que ante catástrofes como la del Katrina se lavan las manos y nos dicen: “no se puede hacer nada”. Si el proletariado no erradica el capitalismo de la faz de la tierra, este sistema social destruirá a la especie humana y a la tierra entera.

[5] Ver en particular la serie de artículos que estamos publicando en nuestra Revista Internacional desde el número 117.

[6]Estos planteamientos que a menudo parten de una descripción minuciosa de todos los males de la sociedad actual, propugnan como “alternativa” una mera vuelta atrás en la historia. En la Revista Internacional nº 63 (“Quién envenena la tierra es el capitalismo”) y nº 104 (“Sólo la revolución proletaria salvará a la especie humana”) hemos criticado esa ideología “primitivista”.

[7]No es de extrañar la adhesión de artistas, intelectuales, profesionales a esta “cruzada anti-Bush”.

 

Cuestiones teóricas: 

Huracán Katrina: una crisis provocada por el capitalismo

Todo el mundo ha visto las imágenes de la catástrofe. Cuerpos hinchados flotando en las fétidas aguas de la inundación en Nueva Orleans. Un anciano sentado en una silla de camping, acurrucado, sufriendo sed, calor, hambre, mientras otros supervivientes languidecían a su alrededor. Madres atrapadas con sus hijos pequeños sin nada que comer o beber durante tres días. Caos en los propios centros de refugiados donde las autoridades habían dicho a las víctimas que fueran para ponerse a salvo. Esta tragedia de la que a duras penas se encuentran precedentes, no se ha producido en ningún rincón del tercer mundo azotado por la miseria, sino en el corazón de la primera potencia capitalista e imperialista mundial.

Cuando el tsunami afectó al continente asiático en Diciembre, la burguesía de los países desarrollados echó la culpa de la catástrofe a la incompetencia política de los países pobres por negarse a tomar en cuenta las señales de alarma. Esta vez no sirve la misma excusa. Hoy el contraste no es entre países ricos y pobres, sino entre gente rica y pobre. Cuando se ordenó evacuar Nueva Orleans y el resto de la costa del Golfo, imperó el que cada familia, cada uno, fuese a la suya. Quienes tenían coche y pudieron conseguir gasolina (su precio se elevó siguiendo también la norma moral capitalista de aprovechar las oportunidades de “negocio”), se dirigieron al norte y al oeste para resguardarse, buscando refugio en hoteles, moteles y en casa de familiares y amigos. Pero la mayoría de los pobres, los ancianos, los enfermos, quedaron a merced del huracán, incapaces de escapar. En Nueva Orleans, las autoridades locales abrieron el Superdome y el Centro de convenciones como refugios frente a la tormenta, pero no proveyeron ningún tipo de servicio, ni agua, ni alimentos, ni asistencia. Cuando miles de personas, la mayoría de raza negra, ocuparon estas instalaciones, fueron abandonados a su suerte. Para los ricos que se quedaron en Nueva Orleans, la situación fue totalmente distinta. Los turistas y los VIPS que se alojaban en hoteles de cinco estrellas adyacentes al Superdome , nadaban en la abundancia y estaban protegidos por oficiales de policía armados, que mantenían a la “chusma” del Superdome a raya.

En vez de organizar la distribución de agua y alimentos guardados en los depósitos y almacenes de la ciudad, la policía se cruzó de brazos y la gente empezó a asaltarlos para distribuir productos de primera necesidad. Indudablemente que elementos lumpen se aprovecharon de la situación y comenzaron a robar aparatos electrónicos, dinero y armas, pero los “saqueos”, desde luego, empezaron como tentativa de sobrevivir a las condiciones más inhumanas. En esos momentos oficiales de policía con armas de fuego protegían a los empleados enviados por un hotel de lujo a una farmacia de la vecindad a rebuscar agua, medicamentos y alimentos para el confort de sus distinguidos huéspedes. Un oficial de policía explicaba que esto no eran saqueos, sino “incautación” de mercancías por la policía, que está autorizada para eso en caso de emergencia. La diferencia entre “saqueos” e “incautaciones” es la diferencia entre ser pobre o rico en América hoy día.


La culpa es del sistema


La incapacidad del capitalismo para responder a esta crisis siquiera con una mínima apariencia de solidaridad humana, demuestra que la clase capitalista no merece seguir gobernando, que su modo de producción se hunde en un proceso de descomposición social, de pudrimiento de raíz, que sólo ofrece a la humanidad un futuro de muerte y destrucción. El caos que ha consumido países enteros uno tras otro en Africa y en Asia estos años atrás es una muestra del futuro que el capitalismo reserva incluso a los países industrializados, y hoy Nueva Orleans proporciona un fugaz anticipo de ese futuro desolador.

Como siempre, la burguesía se ha dado prisa en plantear todo tipo de coartadas para excusar sus crímenes y sus fracasos. Hemos soportado un coro de lloriqueos diciendo que han hecho todo lo que han podido; que estamos ante un desastre natural, y no provocado por el hombre, que nadie podía haberse esperado el peor desastre natural de la historia de la nación, que nadie podía prever que los diques fueran a romperse. Las críticas a la administración, tanto en USA como en el extranjero, culpan a la incompetencia del régimen de Bush de haber convertido un desastre natural en una calamidad social. Ninguno de estos papagayos burgueses da en el clavo. Lo que buscan es desviar la atención de la realidad de que el responsable es el sistema capitalista.

«Hacemos todo lo que podemos» se está convirtiendo en el latiguillo más repetido de la propaganda burguesa. Hacen «todo lo que pueden» para terminar la guerra de Irak, para mejorar la economía, para mejorar la educación, para acabar con la criminalidad, para mejorar la seguridad de la lanzadera espacial, para terminar con las drogas, etc., etc,... «No se puede hacer más»; tendríamos que tener claro que el gobierno nunca puede tomar decisiones políticas, nunca tiene la posibilidad de intentar otras medidas alternativas ¡Pamplinas! En realidad siguen la política que han decidido conscientemente y que claramente tiene consecuencias desastrosas para la sociedad.

Respecto a si se trata de una catástrofe natural, o producto de la intervención humana, está claro que el huracán Katrina ha sido producto de la naturaleza, pero la escala del desastre natural y social no era inevitable. Se mire como se mire, ha sido el capitalismo, y el Estado que lo representa, quien ha permitido la catástrofe. La nocividad creciente de los desastres naturales que hoy vivimos en todo el mundo es consecuencia de políticas económicas y ambientales temerarias del capitalismo en busca de incesantes beneficios, sea por “ahorrarse” la tecnología disponible para alertar de la posibilidad de tsunamis y poder avisar a tiempo a la población amenazada, o por arrasar los bosques en los países del tercer mundo, lo que exacerba el potencial devastador de las inundaciones provocadas por las mareas, o por la polución irresponsable de la atmósfera, con la emisión de gases que provocan el efecto invernadero y empeoran el calentamiento global, contribuyendo al cambio climático. En este sentido hay probadas evidencias de que el calentamiento global produce incrementos en la temperatura de los océanos y con ello al desarrollo de depresiones tropicales, tormentas y huracanes que hemos visto los últimos años. Cuando Katrina llegó a Florida, era solo un huracán de fuerza 1, pero planeó una semana sobre las aguas del Golfo de Mexico, a casi 50º C y se elevó a la categoría de fuerza 5, con vientos de 270 kilómetros por hora antes de alcanzar la costa del Golfo.

Los izquierdistas ya han empezado a citar las mentiras de Bush y a la industria energética y su oposición al protocolo de Kyoto, como responsables del desastre del Katrina, pero esta crítica acepta las premisas del debate de la clase capitalista, como si llevar a la práctica los acuerdos de Kyoto pudiera realmente revertir los efectos del calentamiento global, o como si la burguesía de los países que están a favor de dichos protocolos estuviera de verdad interesada en someter la producción capitalista a la preservación de la ecología. Peor aún, olvida que fue la administración Clinton la primera que, llenándose eso sí la boca de declaraciones en defensa del medio ambiente, rechazó los acuerdos de Kyoto. Rehuir el problema del calentamiento global es la posición de la burguesía americana y no simplemente de la administración Bush.

Además Nueva Orleáns, que tiene casi 600000 habitantes (muchos más contando los suburbios), es una ciudad cuya mayor parte está construida bajo el nivel del mar, lo que la hace vulnerable a las inundaciones cuando se desborda el río Mississipi, o el lago Pontchartrain, o sube la marea del Golfo de Mexico. Desde 1927, el cuerpo de ingenieros del ejército USA desarrolló y puso a punto un sistema de diques para prevenir las inundaciones anuales del río Mississipi, lo que permitió a la industria y la agricultura florecer junto al río haciendo que creciera la ciudad de Nueva Orleáns; pero con ello impedían también que las aguas fluviales llevaran el sedimento y el barro que normalmente contienen los pantanos y las marjales del delta del Mississipi río abajo, hasta el Golfo de Mexico. Debido a esto, las zonas pantanosas que proporcionaban una protección natural a Nueva Orleáns, como un empapador, frente a la crecida de la marea, quedaron peligrosamente erosionadas, y la ciudad fue más vulnerable a las inundaciones marítimas. Esto no fue algo “natural” sino producto de la acción humana.

Tampoco fue la fuerza de la naturaleza quien mermó los efectivos de la guardia nacional de Lousiana. Un gran contigente de ésta había sido movilizado para la guerra de Irak, dejando sólo 250 Guardias Nacionales disponibles para apoyar los esfuerzos de rescate de los departamentos de policía y bomberos los tres primeros días tras la rotura de los diques. Un porcentaje aún mayor de la guardia del Mississipi había sido desplegado igualmente en Irak.

El argumento de que este desastre no podía preverse es igualmente un sinsentido. Durante casi 100 años, los científicos, los ingenieros y los políticos, han discutido cómo abordar la vulnerabilidad de Nueva Orleáns ante los huracanes y las inundaciones. A mediados de la década de 1990, diferentes grupos de científicos e ingenieros presentaron distintos proyectos, lo que finalmente llevó en 1998 (durante la administración Clinton) a una propuesta llamada Coast 2050. Este plan proponía reforzar y rediseñar los diques construyendo un sistema de compuertas, y excavar nuevos canales que aportaran agua con sedimentos fluviales para restaurar el tampón que suponen las zonas pantanosas del delta. El coste de este proyecto era de 14 billones de dólares que tendrían que invertirse en un periodo de 10 años. Washington sin embargo no lo aprobó (bajo el mandato de Clinton, no de Bush). El año pasado, el ejército pidió 105 millones de dólares para programas contra huracanes e inundaciones en Nueva Orleáns, pero el gobierno sólo aprobó 42 millones. Al mismo tiempo, el Congreso aprobaba 231 millones de dólares para la construcción de un puente en una pequeña isla deshabitada de Alaska.

Otra refutación de la excusa de que «nadie podía haberlo previsto» es que la víspera de la llegada del huracán, el director de la FEMA (Administración Federal para las emergencias) Michel D. Brown, alardeaba en entrevistas en televisión, de que había dado órdenes para la puesta en marcha de un plan de emergencia en caso de que se produjese el peor de los escenarios en Nueva Orleáns, tomando en cuenta lo que ocurrió con el tsunami en el Sudeste Asiático, y de que la FEMA confiaba en que podría hacerse cargo de cualquier eventualidad. Informes de Nueva Orleáns indican que este plan de la FEMA incluía la decisión de rechazar camiones con donaciones de agua embotellada y de cerca de 5000 litros de diesel transportados en los guardacostas, así como el corte de las líneas de comunicación de emergencia que usan las autoridades de la policía local en los suburbios de Nueva Orleáns. Brown tuvo incluso la cara dura de excusar la inoperancia en el rescate de las 25000 personas del Centro de Convenciones diciendo que las autoridades federales no fueron conscientes de que esas personas estaban ahí hasta bien entrada la semana; a pesar de que los informativos habían informado de la situación por televisión desde hacía 3 o 4 días.

Y por mucho que el alcalde Ray Nagin, un demócrata, haya cubierto de vituperios la pasividad de las autoridades federales, fue su administración local la que no hizo absolutamente ningún esfuerzo para garantizar la evacuación de los pobres y los ancianos, ni tomó ninguna responsabilidad en la distribución de agua y comida, ni proporcionó suministros de primera necesidad, ni garantizó la seguridad en los centros de evacuación, abandonando la ciudad al caos y la violencia.


Sólo la clase obrera puede ofrecer una alternativa


El sufrimiento en la costa del Golfo ha conmovido a millones de trabajadores, que al mismo tiempo se sienten furiosos por la falta de sensibilidad de la respuesta oficial al desastre. Especialmente en las filas de la clase obrera hay un sentimiento de genuina solidaridad humana hacia las víctimas de esta calamidad. Mientras que la burguesía parcela su compasión, dependiendo de criterios económicos o de raza, entre ricos y pobres, blancos o negros, para la mayoría de trabajadores americanos no existen tales distinciones. Aunque la burguesía emplea a menudo la carta del racismo para dividir y oponer a los obreros negros y blancos, y a pesar de que varios líderes del movimiento “negro” están poniéndose al servicio del capitalismo de esa forma, insistiendo en que la crisis de Nueva Orleáns es en realidad un problema de racismo, el sufrimiento de los pobres y los desclasados en Nueva Orleáns repugna a toda la clase obrera. La administración Bush es indudablemente un pobre equipo de gobierno para la clase capitalista, propensa a la ineptitud, a los gestos vacíos, y con una capacidad de respuesta lenta frente a la crisis actual, que añadirá leña al fuego de su creciente impopularidad. Pero la administración de Bush no es una aberración, sino mas bien un reflejo de la cruda realidad de que USA es una superpotencia en declive que gobierna un “orden mundial” que se hunde en el caos. La guerra, el hambre y los desastres ecológicos son el futuro que nos reserva el capitalismo. Si hay alguna esperanza para el futuro de la humanidad, es que la clase obrera desarrolle la conciencia y la comprensión de la verdadera naturaleza de la sociedad de clases, y asuma su responsabilidad histórica de acabar con este anacronismo, de destruir el sistema capitalista y reemplazarlo por una sociedad revolucionaria, controlada por la clase obrera, en la que la genuina solidaridad humana, y la satisfacción de las necesidades humanas sean el principio rector.


Internationalism , 4 Septiembre 2005


Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: 

Más de treinta años de agravación de la crisis económica

Después del fin del período de reconstrucción posterior a la Segunda Guerra Mundial, el mundo capitalista ha continuado hundiéndose lentamente aunque inexorablemente en su crisis económica.

En la primera parte de este artículo nosotros vamos a mostrar la realidad de esta evolución hasta finales del siglo XX.

La segunda parte se dedicará más particularmente a poner en evidencia que el capitalismo está entrando en una nueva fase de recesión económica, sin comparación en cuanto a su gravedad con las que le han precedido.

La burguesía tiene una mentira preparada. En el momento que la crisis económica va a tener de nuevo una brusca aceleración, ella trata de encerrar a los obreros en un falso terreno: el de la lucha contra la economía liberal y la economía de mercado. Esto oculta conscientemente a los obreros que el gran ordenador de la economía capitalista y los ataques contra la clase obrera es el mismo estado capitalista. En "las líneas directrices del empleo" dentro de la constitución europea, nosotros podemos leer que los estados deben reformar "las condiciones demasiado restrictivas de la legislación en materia de empleo que afectan a la dinámica del mercado de trabajo" y promover la "diversidad de modalidades de contratos de trabajo, sobre todo en materia de tiempo de trabajo". El rechazo de la constitución no modificará ni una tilde esta política. El proletariado es así llamado a olvidar las última recesiones pero también el hundimiento de la bolsa de 2.001-2.002, y con esto todos los ataques masivos, el deterioro de sus condiciones de vida que no han cesado de desarrollarse después de la reaparición abierta de la crisis económica mundial a finales de los años sesenta y que son particularmente acentuadas a comienzos de los años 2.000. La clase obrera paga un alto tributo al capitalismo en quiebra, sin hablar del ataque masivo a las jubilaciones y el desmantelamiento en curso de la seguridad social. La burguesía, cínicamente, trata también de nuevo convencer al proletariado que si el acepta hacer sacrificios suplementarios, ¡mejorará el futuro, el nivel de vida remontará, el paro retrocederá! Todas estas mentiras no tienen más que un solo objeto, conseguir que la clase obrera acepte pagar con un aumento de su miseria y su explotación, el hundimiento catastrófico del capitalismo en su propia crisis económica.


La crisis de un sistema


Las recesiones de 1.967, 1.970-71, 1.974-75, 1.991-93 y 2.001-2.002 fueron tendencialmente más largas y profundas y esto en un contexto de declive constante de la tasa de crecimiento medio de la economía mundial. El crecimiento del PIB mundial también ha seguido la misma tendencia a la baja, pasando de más del 4% en los años cincuenta a menos del 1% a comienzos de los años 2.000. Después del hundimiento de la economía que golpeó el mundo capitalista a finales de 1920 y a comienzos de los años 1930 con su acompañamiento de explosiones de la miseria y del paro obrero, el capitalismo ha sacado un máximo de lecciones. Desde aquel momento, y después de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo consiguió organizarse para tratar de impedir un hundimiento brusco de su economía. Hemos asistido desde entonces a un reforzamiento del papel del control del estado sobre el conjunto de la economía nacional. El desarrollo por todo el mundo del capitalismo de estado, que además de la función económica que se le asignó, tiene también un papel en la militarización de la sociedad y el encuadramiento de la clase obrera. Pero como esto no era suficiente para asegurarse, la burguesía se dotó de organismos internacionales como el COMECOM para el antiguo bloque del Este y el FMI para el bloque occidental, encargados de velar de que no hubiese sacudidas muy violentas de la economía. En el mismo sentido, y contrariamente al período anterior a la Segunda Guerra Mundial, la burguesía reforzó el papel de los bancos centrales. Estos fueron dirigidos a jugar un papel directo en la política económica a través de su acción sobre las tasas de interés y la masa monetaria.


Las recuperaciones cada vez menos vigorosas


A pesar de todo esto, y contrariamente a lo que nos cuenta la burguesía, la evolución económica se inscribe lentamente pero con seguridad hacia un declive. El capitalismo de estado puede ciertamente frenar estos procesos, pero no puede impedir su irremediable desarrollo. Es así, que después de 1960, las recuperaciones económicas fueron siempre muy limitadas y los períodos de recesión muy profundos. El mundo capitalista se hundió en su crisis. Mucho más allá de sus particularidades, África, América Central, el antiguo bloque soviético y la mayor parte de países de Asia, se han hundido en un enorme caos económico. Posteriormente, son Estados Unidos, Japón y Europa los que conocen directamente los efectos de la crisis. En Estados Unidos la tasa de crecimiento por décadas entre 1950-1960 y 1.990-99 pasó de 4,11% al 3% y, para el mismo período, de 4,72% a 1,74% en Europa (fuente OCDE). El crecimiento del PIB mundial por habitante de 1961 a 2003 ha pasado de prácticamente el 4% amenos del 1%. Después del período de reconstrucción posterior a la Segunda Guerra Mundial, que ha sido llamado por la burguesía "los treinta gloriosos", la producción mundial ha retomado progresiva e inexorablemente el camino de la recesión. Si ésta ha podido ser frenada en su desarrollo e interrumpida con períodos de recuperación cada vez más cortos, es simplemente porque la burguesía mundial ha recurrido a un endeudamiento creciente y a la utilización de un déficit presupuestario cada vez más importante. La primera potencia mundial constituye, sin ninguna duda, el mejor ejemplo. Ella ha pasado de un presupuesto público excedentario del 2% en 1.950 a un déficit presupuestario cercano actualmente al 4%. De esta manera la deuda total de Estados Unidos, que aumentó lentamente desde los años 1950 a comienzos de los años 1980, ha conocido en el curso de los últimos veinte años una verdadera explosión. Claramente se ha doblado pasando de 15 billones de dólares a más de 30 billones. Estados Unidos ha pasado de ser el principal acreedor del planeta a ser el país más endeudado. Pero sería totalmente erróneo pensar que, a pesar de las especificidades propias de la primera potencia mundial, esta tendencia no corresponde a la evolución global de la economía capitalista. A finales de los años 1990, África llegó a más de 200.000 millones de deuda, el Medio Oriente igual, la Europa del Este más de 400.000 millones de dólares, Asia y la región del Pacífico (incluida China) tiene más de 600.000 millones de dólares como igualmente América Latina (fuente Etat du monde 1998).

Si tomamos la producción industrial, la realidad de la ralentización del crecimiento económico mundial después del fin del período de reconstrucción, es todavía más marcada.

De 1.938 a 1.973, o sea en 35 años, la producción industrial de los países desarrollados aumentó el 288%. Durante los 22 años siguientes el crecimiento ha sido sólo del 30% (fuente OCDE).

La ralentización del desarrollo de la producción industrial mundial aparece así muy claramente. La clase obrera debe necesariamente pagar esta realidad. Tomando simplemente los cinco países más desarrollado económicamente del mundo nosotros tenemos una evolución del paro particularmente clara. Ha pasado de una media del 3,2% de 1948-52 al 4,9% en 1979-81, para llegar en 1995 al 7,4% (fuente OCDE). Estas cifras son las que nos da la burguesía, pues en este capítulo ella subestima la realidad para la clase obrera. Además, después de 1995, el paro no ha hecho más que continuar su desarrollo sobre el conjunto del planeta.

Con el fin de ralentizar su hundimiento en la crisis, la burguesía no se puede contentar sólo con dotarse de instituciones nuevas a nivel internacional, ni de recurrir a un endeudamiento faraónico como hemos visto, con el fin de mantener artificialmente con vida un mercado solvente que en la realidad está totalmente saturado. Además es necesario frenar la caída progresiva de la tasa de ganancia. Los capitalistas no invierten jamás si no obtienen un beneficio siempre más grande en relación con el capital invertido. Es lo que determina la famosa tasa de ganancia. De 1960 a 1980 ésta bajó, pasando del 20% al 14% igualmente para Europa, para remontar como por magia al 20% en Estados Unidos y a más del 22% en Europa a finales de los años 1990. ¿Tendría siempre la clase obrera que creer en los milagros? Dos factores podrían explicar esta alza: el crecimiento de la productividad del trabajo o la creciente austeridad aplicada a los obreros. Si la productividad del trabajo ha sufrido una erosión de la mitad de su crecimiento en este período, es entonces el ataque a las condiciones de vida de la clase obrera como la burguesía ha podido por el momento restaurar su tasa de ganancia. La evolución de la parte salarial, en porcentaje del PIB (producto interior bruto) en Europa ilustra perfectamente esta realidad. En los años 1970-1980, se elevaba a más del 76% en Europa y a más del 79% en Francia, para caer a menos del 66% en la una como en la otra. Esto explica la agravación de la explotación y el desarrollo de la miseria en la clase obrera que son las principales causas de la restauración momentánea de la tasa de ganancia en los años 1990.

En una segunda parte ilustraremos el descenso a los infiernos de la fase actual de agravación de la crisis económica mundial.


Traducido de Révolution Internationale nº 359, publicación de la CCI en Francia.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: 

Oleada de luchas en Argentina: el proletariado se manifiesta en su terreno de clase

Todo lo que habla el gobierno del ciudadano K1 sobre la “fantástica recuperación” de la economía argentina tras la debacle del 2001 son milongas. La realidad que padecen los trabajadores y la inmensa mayoría de la población es cada vez más angustiosa. Algunas cifras lo ilustran: la población con ingresos por debajo del umbral de pobreza que era el 5% en 1976 pasó en 2004 al 50%; 11 millones de personas tan solo tienen para vivir 150 $ mensuales cuando la línea de indigencia está establecida en 389$2. El hambre, al principio limitada a provincias norteñas como Tucumán o Salta (adonde el 80% de los niños padecen malnutrición crónica) empieza a afectar a las zonas más pobres del terrible cinturón de villas miseria del sur de Buenos Aires.

Contra esta situación insoportable se han rebelado los obreros. Entre junio y agosto hemos asistido a la mayor oleada de huelgas desde hace 15 años3. Han destacado las luchas de los hospitales de Quilmes y Moreno, de empresas como Supermercados Coto, Parmalat, Tango Meat o Lapsa, el Subte de Buenos Aires (metro), los trabajadores municipales de Avellaneda, Rosario y de las localidades más importantes de la provincia sureña de Santa Cruz, marineros y pescadores a escala nacional, empleados judiciales en todo el país, los maestros de 5 provincias, los médicos de la municipalidad de Buenos Aires, los docentes de las Universidades de Buenos Aires y Córdoba... Entre estas luchas ha sobresalido la del hospital de pediatría Garrahan (Buenos Aires) por la combatividad y el espíritu unitario y solidario que ha mostrado. En Córdoba, uno de los principales centros industriales del país, se vivió en el mes de junio una multiplicación de luchas que no se veía desde hace dos décadas: industria automotriz, gas, docentes, empleados públicos…

En el momento en que escribimos este artículo, la oleada de luchas parece refluir. Como veremos más adelante, el primer plano de la actualidad social en Argentina ya no lo ocupan las huelgas obreras, sino un ruidoso e hipermediatizado enfrentamiento entre las organizaciones piqueteras y el Gobierno, así como el espectáculo habitual de los políticos ante las próximas elecciones legislativas. Las luchas han podido obtener aquí y allá algunas mejoras salariales efímeras–especialmente en el sector público-, sin embargo, ante un capitalismo cada vez más hundido en una crisis sin salida, la principal conquista de las luchas no está en el terreno económico sino fundamentalmente en el político: las lecciones que se sacan de ellas y que sirven para la preparación de nuevas luchas que son inevitables; la solidaridad, el espíritu de unidad, que maduran entre los obreros; la comprensión de quienes son los amigos y quienes los enemigos…

La principal lección de la oleada de luchas: el proletariado se afirma como clase en lucha

En 2001 se produjo en Argentina una espectacular revuelta social que fue saludada en los medios altermundialistas y por un grupo del campo proletario (el BIPR) como una situación “revolucionaria”. Sin embargo, esa movilización se situó en un terreno claramente interclasista, con planteamientos nacionalistas y de “reforma” de la sociedad argentina que no podían significar otra cosa que el reforzamiento del poder capitalista. En un artículo que publicamos en la Revista Internacional nº 109 pusimos de relieve que «el proletariado en Argentina se ha visto sumergido y diluido en un movimiento de revuelta interclasista. Este movimiento de protesta popular no ha expresado la fuerza del proletariado sino su debilidad. Este no ha podido afirmar ni si autonomía política ni su auto-organización».

Esta crítica no la hacíamos con un espíritu de puntilloso purismo sino en defensa de una auténtica lucha proletaria. Así, afirmábamos que «el proletariado no tiene necesidad de consolarse ni de agarrarse a quimeras ilusorias. Lo que necesita es recuperar el camino de su propia perspectiva revolucionaria, afirmarse sobre la escena social como la única clase capaz de ofrecer un porvenir a la humanidad y de aglutinar tras ella a las otras capas sociales no explotadoras». Decíamos que «el proletariado en Argentina está muy lejos de haber agotado sus capacidades de lucha» y que estas volverán a desarrollarse si de los acontecimientos de 2001 «saca una clara lección: la revuelta interclasista no debilita el poder de la burguesía, a quien debilita principalmente es al propio proletariado».

Hoy, 4 años después, la oleada de huelgas en Argentina ha mostrado un proletariado combativo que se manifiesta en su propio terreno de clase, que empieza a reconocerse, aunque sea tímidamente todavía, como una clase con identidad propia. No somos nosotros los únicos en decirlo, la publicación “Lucha de Clases: Revista Marxista de Teoría y Política” de Julio de 2005, escrita por intelectuales de izquierda, reconoce que «Uno de los hechos mas destacados en este último año ha sido la vuelta a la acción de los trabajadores ocupados al centro de la escena política argentina después de años de retrocesos. Estamos ante un extendido ciclo de luchas reivindicativas donde los trabajadores pelean por la recomposición de su salario y las degradadas condiciones de trabajo, buscando reapropiarse de las conquistas perdidas en décadas pasadas», añadiendo que «Mientras los trabajadores de la industria y los servicios han empezado a hacer oír su voz, otras voces se llamaron al silencio: las de aquellos que habían decretado el “adiós al proletariado».

¿Este surgimiento combativo del proletariado es un fenómeno local ligado a las peculiaridades de la situación argentina? Sin negar la influencia de factores específicos –en particular, el descenso rápido y brutal del nivel de vida de grandes masas de la población como consecuencia de una degradación económica que se aceleró con el batacazo del 2001- esta oleada forma parte del proceso internacional de recuperación de la lucha de clases que hemos señalado desde 2003 y participa plenamente de sus características y tendencias.

En un texto recientemente publicado4 hemos evidenciado las características generales de esa recuperación: es lenta y difícil, no ha cristalizado todavía en luchas espectaculares, va avanzando no tanto a través de una sucesión de luchas victoriosas, sino de derrotas de las que los obreros empiezan a sacar lecciones que darán vida a próximas luchas más fuertes, el hilo conductor que las preside y va lentamente contribuyendo a su maduración es «el sentimiento muy confuso todavía, pero que acabará emergiendo cada día más en los tiempos venideros, de que no hay solución alguna a las contradicciones que hoy minan al capitalismo, ya sea en el plano económico como en otros aspectos de su crisis histórica: la permanencia de enfrentamientos bélicos, el auge del caos y de la barbarie cuyo carácter imparable queda patente cada día que pasa»5.

De la misma forma que en otras luchas en otros países (Heathrow en Gran Bretaña, Mercedes y Opel en Alemania), en esta oleada ha estado presente un arma fundamental para el avance futuro de la lucha proletaria: las tentativas de búsqueda de la solidaridad.

En el Subte (metro de Buenos Aires) toda la plantilla paró espontáneamente ante la muerte de dos obreros de mantenimiento producida por la falta absoluta de medidas de protección frente a accidentes laborales. Los trabajadores de Hospitales Posadas, Italiano y Francés de la Capital Federal han realizado diversas acciones de solidaridad con sus compañeros de Garrahan. En el Sur, en la provincia de Santa Cruz, la huelga de los trabajadores municipales de las principales ciudades ha suscitado una viva simpatía en amplias capas de la población. Ello ha cristalizado en la asistencia masiva a sus manifestaciones en el centro de la ciudad. En Caleta Olivia, trabajadores petroleros, judiciales, docentes, desempleados, se unieron a una manifestación de sus compañeros municipales. Los trabajadores de los yacimientos petroleros se pusieron en huelga reclamando que fueran concedidas las reivindicaciones de los municipales y planteando las suyas propias. Lo mismo hicieron los trabajadores de la empresa Barillari, del sector pesquero. En Neuquén, los trabajadores sanitarios se unieron de forma espontánea a la manifestación que los maestros en huelga encaminaban hacia el gobierno provincial. Atacados violentamente por efectivos policiales, los manifestantes lograron reagruparse y vieron como gente de la calle se sumaba a la manifestación increpando duramente a los policías que se retiraron a una prudente distancia. Un paro en todas las escuelas del país fue convocado en apoyo a los docentes neuquinos.

También, es importante señalar el planteamiento unitario que ha presidido la reivindicación salarial de los trabajadores de Garrahan: en lugar de reclamar aumentos porcentuales que profundizan las diferencias entre las distintas categorías y alientan la división y la competencia entre los propios trabajadores, han luchado por un aumento igual para todos que va en el sentido de disminuir esas diferencias y favorecer a los sectores peor pagados.

Durante los últimos 15 años, la actualidad ha estado dominada de forma agobiante por las manifestaciones más terribles de la degeneración del capitalismo: guerras, convulsiones económicas, catástrofes de todo tipo, terrorismo, asesinatos, la peor barbarie… Lo único que parecía alzarse contra esta perspectiva eran, o bien, actos de protesta montados por organizaciones del capital que adoptan disfraces ”anti-capitalistas” como los altermundialistas, cuyo “programa” hemos podido verlo en la práctica con el “colega” Lula en Brasil, o bien revueltas interclasistas desesperadas e impotentes. Ahora el panorama está empezando a cambiar. Lenta y penosamente el proletariado desarrolla su propio terreno de clase y con ello comienza a izar una autentica bandera de lucha contra la barbarie capitalista a la cual pueden unirse todos los explotados y oprimidos del mundo.

La respuesta de la burguesía

Pero sería estúpido creer que la burguesía va a quedarse de brazos cruzados ante ese resurgimiento de su enemigo mortal. Responde rápidamente desplegando no solo el arma de la represión brutal sino la mucha más venenosa de la maniobra y la mistificación política y sindical.

Esto lo hemos visto concretamente en Argentina. El gobierno federal y los gobiernos provinciales han empleado la fuerza policial contra los huelguistas; detenciones, condenas judiciales, sanciones administrativas han caído sobre numerosos trabajadores. Sin embargo, el grueso de la respuesta de la burguesía se ha concentrado en una maniobra política destinada a aislar los sectores más combativos, llevar los diferentes focos al impasse y la desmoralización y sellar en todas las cabezas que “la lucha no es rentable”, que de la movilización no se obtiene nada, que quien quiera mejorar las cosas debe elegir entre dos alternativas:

  • Los movimientos “por abajo”: los actos de presión minoritaria y violenta de piqueteros, por una parte; y la acción de paliar la miseria realizada por “organizaciones de base”: empresas autogestionadas, redes de trueque, comedores populares etc.

  • La acción “por arriba”: las gestiones de los sindicatos o los buenos oficios de los políticos.

Es decir, ¡debe moverse como una peonza dentro de alternativas que están controladas y encuadradas por el Estado capitalista y sirven al mantenimiento de su dominación!

Para ello ha tomado la lucha de Garrahan –que hemos señalado su papel destacado en la oleada actual- como cabeza de turco.

En primer lugar, ha desatado una tremenda campaña tratando a los obreros de “terroristas” y presentándolos como desaprensivos que antepondrían sus “intereses particulares” a la salud de los niños internados en el hospital. Con un asqueroso cinismo, los gobernantes, que dejan morir de hambre a miles de niños, han exhibido de repente una “frenética preocupación” por la infancia “amenazada” por esos “inhumanos”. El gobierno del ciudadano K, apoyado sin fisuras por los grandes sindicatos (CGT y CTA, la gremial de este último, ATE, se oponía rotundamente a la huelga) ha desplegado la intransigencia más brutal. Así, los trabajadores de Garrahan han sido deliberadamente excluidos de las negociaciones salariales de empleados estatales y, más aún, los agentes gubernamentales han aceptado recibir a representantes de otros colectivos en huelga (por ejemplo, los docentes de la Universidad) pero se han negado sistemáticamente a cualquier contacto con los de Garrahan.

Todo esto significaba una clara provocación destinada a aislar a los trabajadores de Garrahan, lo que ha sido completado con la absurda acusación de que estarían siendo manipulados por una pretendida conspiración “anti-progresista” constituida por Menem, Duhalde y Maccri6.

Pero lo que más ha debitado la lucha de los trabajadores de Garrahan ha sido la “ayuda” prestada por las organizaciones piqueteras7. Estas se han pegado como lapas a la lucha de Garrahan (lo mismo han hecho frente a la de los obreros de Tango Meat) en nombre de la “solidaridad”. De esta forma, los obreros de Garrahan se han visto asociados –y el gobierno y los medios de “comunicación” lo han publicitado al máximo- con los métodos de “lucha” de las organizaciones piqueteras basados en acciones comando minoritarias que en lugar de golpear realmente al Capital y al Estado a quien causan más problemas es a los demás trabajadores. Así, las organizaciones piqueteras han cortado el estratégico Puente Pueyrredón en horas punta provocando atascos que afectaban a numerosos trabajadores del conurbano sur de Buenos Aires. O bien, como sucedió en Cañadón Seco (en el Sur) unas 45 personas cortaron los accesos a la refinería de Repsol-YPF sin consultar previamente a los trabajadores de la planta.

Progresivamente, la atención social se ha desviado desde la lucha de Garrahan y la agitación obrera hacia el enésimo e hipermediatizado enfrentamiento entre las organizaciones piqueteras y el gobierno con un espectacular despliegue de fuerzas policiales en torno al Puente Pueyrredón.

Pero lo que ha constituido la puntilla ha sido la organización de una falsa solidaridad con los obreros de Garrahan. Estos se han visto invadidos por un alud de organizaciones sindicales de base, de organismos piqueteros, de grupos de extrema izquierda, de todo tipo de organizaciones sociales, que representados por sus dirigentes soltaban bellos discursos de “apoyo” y arengaban con vacuos llamamientos. Esto provocaba un ilusorio sentimiento de solidaridad cuando en realidad lo que significa era un cerco a su alrededor aislándolos cada vez más que llevaba a su completa desmoralización.

Esto ha sido posible porque la lucha de Garrahan, pese a su combatividad y espíritu unitario, ha sido férreamente controlada desde el principio por una lista Roja dentro del sindicato del ramo, ATE, opositora a la Lista Verde que es la que dirige el sindicato. Ante la desafección que los trabajadores empiezan a sentir por los sindicatos, estas listas “rojas” toman rápidamente el relevo, sobre todo en momentos de lucha, para mantener a los obreros bajo el control sindical. Esto se concreta en organizar esa falsa solidaridad a través de “coordinaciones con otras organizaciones de base”. Como decía Gustavo Lerer, dirigente de la Lista Roja en Garrahan, «Hoy no se puede decir que ATE luche verdaderamente, los que paramos somos las bases. La idea es coordinar con todos los que podamos: tratar de hacer nosotros desde abajo lo que no hacen los dirigentes desde arriba (…)las organizaciones de desocupados, los piqueteros -que son nuestros pacientes- se solidarizan con nosotros ». La solidaridad es reducida a “apoyo de organizaciones” y circunscrita a los “pacientes”, es decir, que no sería un asunto de lucha general de clase sino un negocio privado de trabajadores y pacientes.

La auténtica solidaridad solo puede desarrollarse fuera y en contra de la argolla sindical, consiste en la lucha común: incorporarse a la lucha nuevos sectores de trabajadores, envío de delegaciones, manifestaciones y asambleas conjuntas donde los obreros de manera directa conviven, luchan, piensan y sienten juntos, y a ellos pueden sumarse otros oprimidos y explotados. En ese movimiento, las divisiones que atomizan a los obreros empiezan a resquebrajarse y estos pueden comprobar de forma viva que pertenecen a una misma clase, percibiendo su fuerza y su unidad.

Esa solidaridad directa, activa y masiva, la única que da fuerza y hace avanzar la lucha proletaria, ha sido reemplazada por la “solidaridad” mediante intermediarios (las organizaciones “sociales” con sus dirigentes a la cabeza), pasiva y minoritaria, que produce la euforia de “estar apoyado por las masas que hay detrás de esas organizaciones” cuando la realidad, que se comprueba con amargura a continuación, es que se está más aislado y dividido que nunca.

«Lo peor para la clase obrera no es la derrota clara, sino el sentimiento de victoria tras una derrota ocultada peor real: fue ese sentimiento de “victoria” (contra el fascismo y por la defensa de la “patria socialista”) el veneno más eficaz para hundir y mantener el proletariado en la contrarrevolución durante cuatro décadas en medio del siglo XX».

CCI 16-09-05

1 Kirschner, presidente de Argentina, conocido coloquialmente como el Señor K

2 Datos del diario Clarín 30-8-5

3«El pasado mes de junio fue el de mayor conflictividad laboral en el último año, con 127 protestas, que afectaron en un 80% al sector público, el 13 % en el área de servicios y el 7 % restante en las diversas ramas de la industria. Ese mes superó en cantidad de conflictos a los registrados en todos los meses de junio desde. 1980. El análisis de la conflictividad laboral que ha tenido lugar en el mes de junio en los últimos 26 años, desde 1980 incluido, muestra que la de 2005 es la mayor desde entonces» (Del Colectivo Nuevo Proyecto Histórico, grupo surgido en Argentina, en su texto Sindicato y necesidades radicales)

4 Ver en la Revista Internacional nº 119 la Resolución sobre la evolución de la lucha de clases.

5 Del texto anteriormente citado

6 Los dos primeros antiguos presidentes de nefasta memoria

7 Ver el artículo sobre el movimiento piquetero publicado en Acción Proletaria números 177 y 178, escrito por el grupo proletario Núcleo Comunista Internacional, procedente de Argentina (para más información sobre este grupo ver Revista Internacional nº 120)

Geografía: 

Acción Proletaria nº 185, 15 Noviembre 2005 - 15 Enero 2006

5 preguntas sobre el comunismo

Estimados compañeros:

Se ha animado un debate sobre el supuesto “comunismo” de los Sres. Chávez y Castro. Se han hecho varias contribuciones al Foro. Es una discusión importante que aborda el siguiente sujeto: ¿Todos los que se proclaman “comunistas” y “socialistas” lo son efectivamente o, por el contrario, no han sido el “comunismo” de Rusia y el “socialismo” de los partidos socialdemócratas las grandes mentiras del siglo XX?

Cada vez más compañeros se dan cuenta de que el capitalismo se hace insoportable: guerras, miseria, hambre, catástrofes medioambientales, degeneración moral, etc. La pregunta que se plantean es: ¿Existe una alternativa a este sistema social?

Una de las causas que impide una clara respuesta es que haya países que se presentan como “comunistas” o “en transición al comunismo” donde sus “venturosos ciudadanos” padecen una miseria, una opresión y una barbarie intolerables. Tales son los casos de los “comunismos” de Corea del Norte, de China o de Cuba, o anteriormente en Rusia o Albania. Ante eso muchos compañeros dicen, ¡Si esa es la alternativa al capitalismo, prefiero quedarme con lo que hay!

Por eso es vital aclarar entre todos que eso del “comunismo” en Rusia, Cuba, China, etc. es una GRAN MENTIRA, que allí hay capitalismo puro y duro.

En una serie de artículos aparecidos en nuestra Revista Internacional titulada El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material desarrollamos detalladamente qué entendemos por el comunismo partiendo de cómo lo ha entendido realmente el movimiento revolucionario del proletariado. Nos hemos inspirado en esa serie y especialmente en los artículos “El comunismo una sociedad sin estado” (Revista Internacional nº 77 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1852/viii-1...) y “El comunismo contra el socialismo de Estado” (nº 78 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199412/1845/ix-comunismo-contra-socialismo-de-estado ) para realizar una contribución a la discusión en el Foro respondiendo a 5 preguntas:

1ª ¿Se puede llamar “socialismo” o “comunismo” a la propiedad estatal de los medios de producción, o, por el contrario, el comunismo supone la abolición del Estado?

2ª ¿Puede desarrollarse el comunismo conservando y utilizando el Estado –esa vieja máquina de opresión vinculada a la sociedad de clases-o para hacerlo es necesario destruir el Estado?

3ª ¿Fueron comunistas los regímenes estalinistas en la URSS y los países del Este? ¿Son comunistas los gobiernos de China, Cuba o Venezuela?

4ª ¿Se puede implantar el comunismo y el socialismo a través de gobernantes “bienintencionados” que, “como la mayoría del pueblo no cree en el comunismo” hacen lo que “buenamente pueden”? ¿O, por el contrario, el comunismo sólo puede nacer de la lucha directa y autoorganizada de todos los trabajadores?

5ª ¿Puede desarrollarse el comunismo en un solo país? o, por el contrario, ¿el comunismo será mundial o no será?

1ª ¿Se puede llamar “socialismo” o “comunismo” a la propiedad estatal de los medios de producción, o, por el contrario, el comunismo supone la abolición del Estado?

En el foro, un mensaje de los compañeros de la revista “La protesta”, de filiación anarquista, plantea que «El comunismo es un sistema capitalista, la razón de que el comunismo persigue la abolición de la propiedad privada, es porque toda propiedad debe pertenecer al estado y eso es capitalismo», atribuye esa posición a Marx y Engels: «La teoría de Marx sostenía que todo el capital debería pertenecer al Estado» y la confronta con la posición de Bakunin, que «sostenía la teoría del socialismo sin Estado».

Es absolutamente falso que Marx y Engels identificaran el comunismo con el capitalismo de Estado (o más genéricamente con una sociedad en la que todo está bajo control del Estado). Ninguna apreciación de su trayectoria política y sus escritos, o la de sus corrientes continuadoras, apoya esa afirmación, que en realidad es el producto del impacto de las campañas de la burguesía para calumniar el comunismo.

Desde antes incluso de la elaboración del Manifiesto Comunista en 1848, Marx y Engels ya habían llegado a la convicción de que la sociedad comunista sería una sociedad sin clases y sin Estado. En otro mensaje de “La Protesta” en el foro, se cita el libro de la Ideología alemana para apoyar la denuncia del “comunismo” de Chávez y Castro; podemos tomar precisamente ese trabajo escrito en 1846, en el que hay un esfuerzo de elaboración del método del materialismo histórico, para ver que ya en ese momento Marx y Engels habían señalado la perspectiva revolucionaria de una sociedad en la que se producirá una apropiación social universal de los medios producción como superación de la propiedad privada[1] capitalista: «Todas las anteriores apropiaciones revolucionarias habían tenido un carácter limitado; individuos cuya propia actividad se veía restringida por un instrumento de producción y un intercambio limitados, se apropiaban este instrumento limitado de producción y, con ello, no hacían por tanto, más que limitarlo nuevamente. Su instrumento de producción pasaba a ser propiedad suya, pero ellos mismos se veían absorbidos por la división del trabajo y por su propio instrumento de producción; en cambio, en la apropiación por los proletarios es una masa de instrumentos de producción la que tiene necesariamente que verse absorbida por cada individuo y la propiedad sobre ellos, por todos. El moderno intercambio universal sólo puede verse absorbido entre los individuos siempre y cuando se vea absorbido por todos. La apropiación se halla, además, condicionada por el modo como tiene que llevarse a cabo. En efecto, sólo puede llevarse a cabo mediante una asociación, que, dado el carácter del proletariado mismo, no puede ser tampoco más que una asociación universal, y por obra de una revolución en la que, de una parte, se derroque el poder del modo de producción y de intercambio anterior y la organización social correspondiente y en la que, de otra parte, se desarrollen el carácter universal y la energía de la que el proletariado necesita para llevar a cabo la apropiación, a la par que el mismo proletariado, por su parte, se despoja de cuanto pueda quedar en él de la posición que ocupaba en la anterior sociedad» (parte sobre Feuerbach) (Grijalbo 1970, pags. 79-80)

En esa sociedad comunista, no habrá necesidad de ningún Estado: «Que, hasta ahora, las revoluciones, dentro del régimen de la división del trabajo, tenían necesariamente que conducir a nuevas instituciones políticas se desprende de lo dicho más arriba en contra de Feuerbach; que la revolución comunista, al acabar con la división del trabajo, elimina por último las instituciones políticas, se desprende también de ello;» (parte sobre Stirner) (Id. Pag. 452)

Hay que tener en cuenta que Marx y Engels no escribieron la Ideología alemana con la intención de que se publicara, sino para clarificar sus propias ideas; por eso, y por la misma naturaleza embrollada del pensamiento y la literatura de la “crítica-crítica” contra la que argumentaban, algunos pasajes resultan “difíciles”. Pero algunos años más tarde (todavía antes del Manifiesto, en 1847), en su crítica a Proudhon, Marx formula las mismas ideas en un terreno más político: «...En el transcurso de su desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad civil por una asociación que excluya las clases y su antagonismo; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de las clases dentro de la sociedad civil» (Tomado de El Estado y la revolución, Lenin, Ed Progreso, Obras escogidas, T 2, pag. 307)

En el programa comunista elaborado en El Manifiesto, se asocia igualmente la presencia de una institución estatal a la división de la sociedad en clases, y ésta a la persistencia de relaciones de producción (y por ende de propiedad) capitalistas; pero se dice muy claramente que en la sociedad comunista el proletariado ha suprimido las relaciones de producción capitalistas y la necesidad del Estado: «Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de clase, y se haya concentrado toda la producción en manos de los individuos asociados, el poder público perderá su carácter político. El poder político, hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para la opresión de otra. Si en la lucha contra la burguesía el proletariado se constituye indefectiblemente en clase; si mediante la revolución se convierte en clase dominante y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las viejas relaciones de producción, suprime al mismo tiempo que estas relaciones de producción las condiciones para la existencia del antagonismo de clase y de las clases en general, y por tanto, su propia dominación como clase» (Obras de Marx y Engels, Ed Grijalbo 1978, pag. 43).

Podríamos seguir poniendo más citas que muestran que la posición que tenían Marx y Engels sobre la naturaleza del Estado era de INCOMPATIBILIDAD ENTRE ESTADO Y COMUNISMO: «Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni de su poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del Estado una necesidad. Ahora nos aproximamos con rapidez a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y el hacha de bronce» (“El Origen de la familia la propiedad privada y el Estado”, Engels, citado en El Estado y la Revolución, Lenin, op cit, pag. 301)

Si la burguesía hoy, a pesar de su campaña sobre “el fin del comunismo”, continúa difamando y tergiversando el marxismo, es porque sabe bien que el comunismo no ha muerto, que es “el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual” (La Ideología alemana), que una nueva generación se plantea una perspectiva revolucionaria, y el marxismo es el programa político de ese combate.

2ª ¿Puede desarrollarse el comunismo conservando y utilizando el Estado –esa vieja máquina de opresión vinculada a la sociedad de clases-o para hacerlo es necesario destruir el Estado?

 Los compañeros de “La Protesta” plantean que la diferencia entre Marx y Bakunin es que éste «sostenía la teoría del socialismo sin Estado». Hemos mostrado que es una MENTIRA de la burguesía que el marxismo defienda que comunismo = propiedad estatal. Pero alguien tan poco sospechoso de anarquismo como Lenin, que tuvo que desarrollar un trabajo mucho más exhaustivo para restablecer la teoría marxista sobre la revolución y la destrucción del Estado había llegado a esta conclusión: «Marx coincide con Proudhon en que ambos propugnan la “destrucción” de la máquina moderna del Estado. Esta coincidencia del marxismo con el anarquismo (tanto con Proudhon como con Bakunin) no quieren verla ni los oportunistas ni los kautslianos, pues unos y otros han desertado del marxismo en este punto.» (El Estado y la Revolución, op cit pag. 331)

Desde antes de la experiencia de la Comuna, Marx y la fracción más avanzada del movimiento obrero, los comunistas, habían expresado: 1) la necesidad de una revolución proletaria que arrebatara el poder político a la burguesía; 2) la necesidad de que la clase obrera impusiera por la fuerza la disolución de las relaciones de producción capitalistas, de que ejerciera su dictadura de clase. No existía sin embargo ninguna experiencia de lucha proletaria en la que apoyar y desarrollar esa convicción. De ahí que en el Manifiesto se plantee que el proletariado ejercería el poder político por la conquista del Estado burgués; premisa que figura igualmente en el Manifiesto inaugural de la AIT, a pesar de que ya antes, Marx había llegado a la convicción de la necesidad de que la revolución proletaria destruyera el Estado burgués: «... Si te fijas en el último capítulo de mi Dieciocho Brumario (escrito en 1852 -NdR), verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrática y militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino “romperla” (subrayado por Marx; en el original: zerbrechen), y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente...» (Carta de Marx a Kugelman, el 12 de abril de 1871, citado por Lenin, op cit. Pag 319)

La comuna de París, la primera revolución proletaria de la historia mostró en los hechos que «la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios fines» (prefacio de 1872 de Marx y Engels al Manifiesto Comunista). El alzamiento revolucionario en París no dio como resultado la ocupación del Estado burgués por el proletariado, sino el surgimiento de la Comuna, “la forma al fin encontrada” de organización de la sociedad bajo la dictadura del proletariado.

La Comuna no era propiamente un Estado, sino un semi -estado, la expresión de la persistencia de la división de la sociedad en clases, pero al mismo tiempo de la dominación del proletariado y su combate contra ese estado de cosas. En ese sentido, disolvió el ejército e instauró la milicia popular, y avanzó medidas «contra la transformación del Estado y de los órganos del Estado, de servidores de la sociedad en señores de ella, transformación inevitable en todos los Estados anteriores: empleó la Comuna dos remedios infalibles. En primer lugar, cubrió todos los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza por elección, mediante sufragio universal, concediendo a los electores el derecho a revocar en todo momento a sus elegidos. En segundo lugar, todos los funcionarios, altos y bajos, estaban retribuidos como los demás trabajadores» (Marx, La Guerra Civil en Francia. Citado en: “El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad material (VIII):1871, la primera revolución proletaria, Revista Internacional nº 77, pag. 26)

“Pero ¿Cómo? ¿Realmente no es esto un Estado? ¿No es este el famoso Estado que el marxismo siempre habría querido imponer?”, nos objetarán nuestros críticos. Al contrario, de hecho es la concreción de lo que siempre ha defendido el marxismo, de una sociedad dirigida por el proletariado, hacia la extinción de las clases, y por tanto, del Estado: « “La Comuna no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra”: ésa es la afirmación más importante de Engels desde el punto de vista teórico... La Comuna iba dejando de ser un Estado, por cuanto tenía que reprimir no a la mayoría de la población, sino a la minoría (a los explotadores); había roto la máquina del Estado burgués; en vez de una fuerza especial para la represión, entró en escena la población misma. Todo esto significa apartarse del Estado en su sentido estricto. Y si la Comuna se hubiera consolidado, habrían ido “extinguiéndose” en ella por sí mismas las huellas del Estado, no habría sido necesario “suprimir” sus instituciones: éstas habrían dejado de funcionar a medida que no tuviesen nada que hacer» (Lenin, op cit, pag 342).

La polémica con los anarquistas fue el primer frente en el que el marxismo tuvo que batirse para defender las lecciones de la Comuna: «¿Por qué los antiautoritarios no se limitan a clamar contra la autoridad política, contra el Estado? Todos los socialistas están de acuerdo en que el Estado político, y con él la autoridad política, desaparecerán como consecuencia de la próxima revolución social, es decir, que las funciones públicas perderán su carácter político, trocándose en simples funciones administrativas, llamadas a velar por los verdaderos intereses sociales. Pero los antiautoritarios exigen que el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aún antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto mediante el cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios. ¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día? ¿De no haber empleado esta autoridad del pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos por el contrario el no haberse servido lo bastante de ella?[2]. Así pues, una de dos: o los antiautoritarios no saben lo que dicen, y en este caso no hacen más que sembrar la confusión; o lo saben, y en este caso traicionan al movimiento del proletariado. En uno y otro caso sirven a la reacción.» (Lenin, op cit pag. 330).

Pero no fue el único. De otro lado, el marxismo combatió contra las tendencias oportunistas en el seno del movimiento mismo, que, olvidando la lección de la necesidad de destruir el Estado burgués, tendían al contrario a conciliar con él los intereses revolucionarios. Estas corrientes, volviendo la espalda a La Comuna, defendían el reforzamiento del control social del Estado democrático burgués, las reformas, como la vía al socialismo. El combate contra el “socialismo de Estado” Lasallano y el reformismo de Bernstein son los dos momentos álgidos de la defensa del marxismo.

En su programa de Gotha (1875), el partido Socialdemócrata alemán, influenciado por Lasalle y por el peso del Estado en Alemania, se había dejado arrastrar al llamado “socialismo de Estado”, que defendía que “la organización socialista del trabajo” surgiría de la organización de cooperativas con ayuda estatal bajo control democrático del pueblo. Marx reaccionó sin contemplaciones contra esta concepción de la instauración del socialismo en su “crítica del programa de Gotha”: «La “organización socialista de todo el trabajo” ahora resulta que “surge” no de los procesos de transformación revolucionaria de la sociedad, sino de la “ayuda estatal” proporcionada por el Estado a cooperativas de producción, “organizadas” por él, no por los trabajadores. Esto es verdaderamente digno de la imaginación de Lasalle, para quien, con los créditos estatales, lo mismo se podría construir la nueva sociedad como una nueva vía férrea».

Este mismo combate tuvo que librar el ala revolucionaria de la Socialdemocracia, encabezada por Rosa Luxemburgo, contra la corriente reformista de Bernstein, que defendía que el socialismo podía realizarse sin necesidad de una revolución, a través de la conquista del Estado y la apropiación del capital privado: «La teoría de la implantación gradual del socialismo tiende hacia una reforma progresiva, en sentido socialista, de la propiedad y del Estado capitalista. Sin embargo, ambos desenvuélvanse, en la sociedad actual, por la fuerza objetiva de los hechos, en una dirección completamente opuesta. El proceso de producción se socializa más y más, y la intervención, el control del Estado sobre el proceso de producción, toma proporciones mayores. Pero la propiedad privada va adquiriendo, al propio tiempo, la forma más cruda de explotación del trabajo extraño, y el control del Estado se ve infiltrado, cada vez más, por intereses cerrados, absolutos, de clase. De esta forma el Estado –es decir la organización política- y las relaciones de propiedad –es decir la organización jurídica del capitalismo- se convierten en más capitalistas cada vez por la fuerza misma del movimiento, pero no en más socialistas» (Reforma o revolución).

Lenin denunció igualmente la corriente centrista, liderada por Kautsky, que indirectamente justificaba y apoyaba al oportunismo. Así, en su obra Premisas del socialismo, Bernstein tergiversaba las posiciones de Marx en la guerra civil en Francia, haciéndole decir lo contrario de lo que había escrito, interpretando el llamamiento a que la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión del Estado burgués para dirigir la transformación socialista, sino que tiene que destruirlo, como “una advertencia contra un revolucionarismo excesivo” (¡¡!!). Supuestamente en polémica contra esto, Kautsky «adujo el pasaje, citado más arriba, de la Introducción de Engels a La guerra civil de Marx, diciendo que, según este último, la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está, pero que en general sí puede tomar posesión de ella» (Lenin, op cit pag 374).

También en este punto pues, ha sido clara la posición del marxismo sobre la necesidad de destruir el Estado burgués y el surgimiento de un semi -estado en la sociedad de transición[3].

3ª ¿Fueron comunistas los regímenes estalinistas en la URSS y los países del Este? ¿Son comunistas los gobiernos de China, Cuba o Venezuela?

 Hoy no es preciso insistir mucho en poner de manifiesto el grado brutal de explotación y militarismo, la miseria en la que ha vivido el proletariado en los países llamados “comunistas”, comparable en todo punto, a la situación de la clase obrera en el resto de los países capitalistas. Su hundimiento económico a partir del 89, con el desmembramiento primero del Pacto de Varsovia y después de la misma URSS, ha mostrado su naturaleza de representantes más débiles del capitalismo mundial, semejante a la de otros países de la periferia del capitalismo.

La burguesía no ha escatimado medios para mostrar y documentar toda esa miseria; pero se ha ocupado bien de presentarla como el producto del “comunismo”. Sin embargo, no es “el comunismo” lo que ha muerto; sino su peor enemigo, el estalinismo.

La característica fundamental de estos países, sobre la que reposa además el mito de su naturaleza “comunista”, es precisamente el grado extremo, prácticamente total en algunos casos, de la estatización de su economía. El capitalismo de Estado es la forma a la que tienden los diferentes capitales nacionales para sobrevivir en la decadencia del capitalismo, y no es por tanto algo particular de los regímenes estalinistas. El haber llevado hasta el extremo esa tendencia, organizando la explotación capitalista en base a la propiedad estatal de los medios de producción es una consecuencia de las condiciones en las que se produjo la revolución y la contra- revolución en Rusia, y de la expansión de su hegemonía imperialista.

«El Estado capitalista en la URSS se reconstituye sobre los escombros de la revolución proletaria. La débil burguesía de la época zarista ha sido completamente eliminada por la revolución de 1917 (además es precisamente su debilidad lo que explica el hecho de que Rusia sea el único país en que el proletariado ha llegado a tomar el poder durante la oleada revolucionaria tras la 1ª guerra mundial) y por el fracaso del ejército blanco. Por tanto, ni ella, ni sus partidos tradicionales, pueden tomar a cargo en Rusia la contra- revolución inevitable producto de la derrota de la oleada revolucionaria mundial. Esta tarea corresponde al Estado que ha surgido tras la revolución, que ha absorbido rápidamente al partido bolchevique (que había cometido el doble error de sustituir a la clase obrera y de atribuirse responsabilidades estatales[4]. Por eso, la clase burguesa se ha reconstituido, no a partir de la antigua burguesía (excepto en algún caso excepcional e individual) ni a partir de una propiedad individual de los medios de producción, sino a partir de la burocracia del partido-Estado y de la propiedad estatal de los medios de producción...En la URSS, un cúmulo de factores: atraso del país, desbandada de la burguesía clásica, aplastamiento físico de la clase obrera (la contrarrevolución y el terror que sufrió estuvieron a la altura de su avance revolucionario), han llevado la tendencia universal del capitalismo de Estado a sus formas más extremas: la estatización prácticamente completa de la economía, la dictadura totalitaria del partido único» (Revista Internacional nº 34: “Europa del Este: las armas de la burguesía contra el proletariado”).

La fracción estalinista, agente en el partido-Estado de esa transformación, masacró y prácticamente exterminó a la vanguardia de la revolución de Octubre, expulsó a las fracciones de Izquierda del partido, y finalmente a la Oposición trotskista, declaró la muerte de la IC proclamando “la construcción del socialismo en un solo país”, convirtiendo aquella en el instrumento de los intereses del Estado ruso, y reorganizando la economía sobre la base del militarismo y la economía de guerra, llevando a cabo una explotación feroz de los obreros, con el stajanovismo y los “sábados rojos”, que culminó en la participación de la URSS en la 2ª guerra mundial, de la que salió vencedora como “cabeza de un nuevo bloque imperialista”.

«Al final de la 2ª guerra mundial. Cuando la URSS extiende su imperio hacia Europa central, y particularmente hacia China, exporta su modelo económico y político...La razón por la que la URSS instala en estos países satélites regímenes como el suyo, está fundamentalmente en su debilidad como cabeza de bloque imperialista, debilidad que se expresa de entrada, en el plano económico. Mientras que USA impuso su supremacía sobre Europa Occidental gracias a los dólares del plan Marshall, la URSS no tiene otro medio de garantizar su control sobre las zonas que ocupa militarmente más que llevar al poder a partidos que le están volcados en cuerpo y alma: los partidos comunistas.» (Id)

La extensión del “comunismo” a los países del Este, se hizo por la ocupación militar; ocupación que defendió igualmente “por las armas” cuando la ocasión lo requirió (Hungría 1956 o Checoslovaquia 1968). Fuera de Europa, el desarrollo del “comunismo” se ha vinculado a la confrontación imperialista entre los dos bloques imperialistas USA y URSS, a través de peones interpuestos, y en nombre de “la liberación nacional” y la “lucha contra el imperialismo”, como en Vietnam, China, Corea, etc.[5]

El caso de Cuba se inscribe claramente en el grupo anterior, y su supervivencia como régimen estalinista responde de un lado, a las lecciones de la “transformación a la economía de mercado” de los países del Este (un caos económico y político), a la supervivencia de la pandilla dirigente de la revuelta de 1959 y su apoyo en las potencias europeas contra los intereses de USA (no olvidemos que realidad, lo que decantó el movimiento nacionalista de los “barbudos” hacia el “comunismo” fueron sus desacuerdos con USA, a la que se había ofrecido en primera instancia “la revolución”), y a los intereses de engaño al proletariado (Castro se presenta como “el último mohicano” del “comunismo”).

En el mismo sentido que el Castrismo, el Chavismo es un movimiento nacionalista y populista. Surgido de una fracción golpista del ejército, aboga por un reforzamiento extremo del capitalismo de Estado y trapichea con su posición de cabeza de puente en el patio trasero del imperialismo USA para ofrecer sus servicios igualmente a las potencias europeas.

Ni el Castrismo ni el Chavismo tienen nada que ver con el comunismo.

La burguesía hoy desarrolla una “pinza” para ningunear y desprestigiar el comunismo frente a las nuevas generaciones proletarias. De un lado presenta con el hundimiento de los regímenes estalinistas el “fin del comunismo”, rememorando toda la campaña ideológica del 89-91; y frente a los que desconfían de sus mentiras sobre la historia, presenta el esperpento de Castro y Chaves como el comunismo actual.

Pero Castro y Chaves no representan la continuidad de la tentativa revolucionaria mundial del proletariado en 1917-23, sino la de sus verdugos estalinistas; no representan al proletariado; sino a la burguesía.

La verdadera continuidad de la revolución y la Internacional comunista han sido los grupos de la Izquierda comunista, que combatieron contra la contra- revolución estalinista y sacaron las lecciones de la derrota de la revolución mundial, a partir de las cuales tendrá que plantearse el programa comunista de la próxima revolución que hoy empieza a madurar en el seno de la clase obrera. La Corriente Comunista Internacional se reclama de la continuidad de esas corrientes políticas.

4ª ¿Se puede implantar el comunismo y el socialismo a través de gobernantes “bienintencionados” que hacen lo que “buenamente pueden”? ¿O, por el contrario, el comunismo sólo puede salir de la lucha directa y autoorganizada de todos los trabajadores?

 La compañera Z.Zicarelli responde así a nuestra primera denuncia del pretendido “comunismo” de los Señores Castro y Chavez: “no soy comunista, ni leninista, ni marxista pero tengo un poco de sentido común para darme cuenta que ustedes que dicen ser comunistas y que luchan por la igualdad quedaron ahí, quedaron con esa utopía de creer que es el único camino existente hacia el comunismo es el teóricamente establecido, pero estamos viviendo en un mundo donde el 90% de la gente apoya el capitalismo, y no le podéis pedir a Chávez entonces que sea un comunista nato, yo no confundo lo rojo con comunismo, eso es una etiqueta que vos pensáis que existe, pero te aseguro que Chávez y castro están haciendo algo en contra del capitalismo, aunque no sea a través del comunismo”.

Esta contribución ha sido respondida por los compañeros Elcura666 (que citaremos posteriormente) y por Kharma81 que escribe: « (ni) Castro ni Chaves (son) comunistas, son capitalistas disfrazados de comunistas para confundir a la gente y así tener en el futuro un concepto de Leviathan comunista, Y (que) LA GENTE LLEGUE A ABORRECER».

Elcura666, responde a Z.Zicarelli sobre que mantener una coherencia y un rigor en la lucha por el comunismo sería una “utopía”, e igualmente rebate el comentario de que “el 90% de la gente apoyaría el capitalismo”, dando elementos sobre la degradación de las condiciones de vida en todo el mundo para mostrar lo que ofrece realmente al capitalismo a la humanidad. No podemos por menos que apoyar esa respuesta, aunque sólo reproducimos aquí la primera parte: «La teoría proletaria no es, como se ha acusado desde el siglo XIX, invención de unos cuantos ideólogos pequeñoburgueses, paranoicos adictos a las conspiraciones, sino el producto de la experiencia de generaciones de obreros que se han dado a la tarea de enfrentar al enemigo de clase, dejándonos a las generaciones actuales y a las sucesivas sus enseñanzas y avances».

Z. Zicarelli dice que no es comunista ni marxista, sino que habla por “sentido común”. La compañera lucha sinceramente por la mejora de las condiciones de vida de la población mundial pero el “sentido común” no puede ser tomado como una guía de análisis de la realidad social. En realidad, el llamado “sentido común” suele ser la reproducción de la ideología burguesa que, como dijeron Marx y Engels, es la ideología dominante en la mayoría de la sociedad. ¿Y qué dice la ideología burguesa sobre le comunismo?: que el comunismo (“puro”) es una utopía; aunque es posible un “anticapitalismo”. ¿No es esta la premisa básica de todos los movimientos antiglobalizadores y “antisistema” actuales, que son interclasistas, y que más que constituir una amenaza a la burguesía son una trampa para desviar y desgastar a los jóvenes que se plantean cuestiones sobre la perspectiva que ofrece el capitalismo?

La compañera dice que Castro y Chavez, «...están haciendo algo en contra del capitalismo, aunque no sea a través del comunismo (lo que muestra que ella misma tiene dudas sobre esto)». No vamos a entrar en la denuncia de lo que Castro y Chavez están haciendo realmente, no contra el capitalismo, sino contra los obreros y la población no explotadora en general de Cuba y Venezuela. El cura666 ya da ejemplos de  cómo se despide en Cuba, y de la actitud de Chávez en contra de los obreros.

Pero de manera más general, lo que dice la compañera plantea la cuestión, que ya hemos abordado parcialmente antes, de si se puede avanzar hacia el comunismo desde el Estado, a través de reformas y de una “ampliación del control social”.

Ya hemos citado anteriormente las críticas muy severas que hicieron tanto Marx como Rosa Luxemburgo a los sectores de la socialdemocracia que propugnaban una vía estatal al socialismo y, más concretamente, una “vía gubernamental y parlamentaria al socialismo”.

Tengamos en cuenta que, tanto la crítica de Marx al socialismo de Estado, como la de Rosa al reformismo, se hacen en el periodo ascendente del capitalismo, cuando existe una posibilidad real de luchar por mejoras y reformas duraderas, a diferencia del periodo actual, donde las mínimas mejoras aparentes de las condiciones de vida obreras, son barridas inmediatamente por el desarrollo de la inflación o la agravación de la explotación, etc. También hay que considerar que se trata de un combate contra los Lasallianos y berstenianos, que eran corrientes oportunistas (por muy deformada que estuviera su visión revolucionaria) en el seno del movimiento obrero. Tanto menos podemos esperar de los Sres. Castro y Chávez, auténticos gánsteres a la cabeza del Estado burgués.

Pero hay una cuestión más importante aún. En los primeros pasos del movimiento obrero, cuando la clase proletaria apenas existía y no había desarrollado una mínima experiencia de lucha, surgieron posiciones que defendían que el comunismo se debería implantar a través de una minoría de iluminados, bien fueran toda una serie de personas bienintencionadas (la posición de Saint Simon o de Owen), bien fuera a través de una minoría que da un golpe de Estado, se hace con el poder de la sociedad y lleva a los obreros a la tierra prometida del socialismo mediante una dictadura sobre el proletariado (la posición de Blanqui).

Marx y Engels combatieron severamente esas tesis. Bástenos recordar este pasaje del Manifiesto Comunista: “Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento propio de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría” (subrayado nuestro).

El primer artículo de los Estatutos de la AIT (1864) decía que «La emancipación de los trabajadores sólo puede ser obra de ellos mismos». La Revolución rusa concretó prácticamente esta consigna: fue la obra de grandes masas obreras que se dieron una forma directa, flexible, autocontrolada, de organización: los Consejos Obreros. Para Lenin, los consejos obreros eran “la forma al fin encontrada de la dictadura del proletariado”. Los Consejos Obreros (o Soviets) no fueron un fenómeno ruso, se extendieron por todos los continentes durante la oleada revolucionaria mundial de 1917-23[6].

“Ni en dioses, reyes, ni tribunos, está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”. Así reza una estrofa del himno de la AIT. El comunismo jamás será la obra de gobernantes bienintencionados que hacen “lo que pueden” frente a un pueblo “hostil al comunismo”. Es el “pueblo” trabajador quien liberándose mediante la lucha y la toma de conciencia se lanza a la batalla por la destrucción del capitalismo y el desarrollo del comunismo. El comunismo solo puede implantarse por la lucha del proletariado, por la insurrección para derrocar el Estado burgués y por la toma del poder político por aquel mediante la dictadura mundial de los Consejos Obreros. No sólo porque la burguesía se resistirá hasta la última gota de sangre a abandonar el poder, sino porque, para que sea posible el comunismo no sólo es necesario destruir las relaciones sociales capitalistas que impiden el desarrollo de las fuerzas productivas sino que, simultáneamente, los obreros se deben cambiar a sí mismos en una gigantesca transformación moral, ideológica, social: “La revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en el que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases” (La Ideología Alemana, Marx y Engels, página 82 edición española, Grijalbo).

5ª ¿Puede desarrollarse el comunismo en un solo país? o, por el contrario, ¿el comunismo será mundial o no será?

Supongamos por un momento que los señores Castro y Chavez fueran unos “comunistas sinceros” y no lo que son en realidad: unos tiranos de la misma calaña que su rival Bush o sus “amigos” Zapatero o Chirac. En ese utópico caso sus “buenas intenciones” serían tragadas por el Estado nacional. No se puede construir el socialismo en un solo país. La peor traición a la causa del comunismo fue perpetrada por Stalin que proclamó la “doctrina” del “socialismo en un solo país”[7]. Esta “doctrina” es radicalmente ajena al movimiento obrero como puede comprobarse recordando este pasaje de Los Principios del Comunismo, escritos por Engels en 1847: « ¿Podrá producirse esta revolución en un solo país? No. Ya por el mero hecho de haber creado el mercado mundial, la gran industria ha establecido una vinculación mutua tal entre todos los pueblos de la tierra, y en especial entre los civilizados, que cada pueblo individual depende de cuanto curra en el otro. Además, ha equiparado a tal punto el desarrollo social en todos los países civilizados, que en todos eso a países la burguesía y el proletariado se han convertido en las dos clases decisivas de la sociedad, que la lucha entre ambas se ha convertido en la lucha principal del momento. Por ello la revolución comunista no será una revolución meramente nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países civilizados en forma simultánea, es decir, cuando menos, en Inglaterra, Norteamérica, Francia y Alemania... Es una revolución Universal y por ello se desarrollará también en un terreno universal»

Para el movimiento obrero siempre ha estado claro que el comunismo sólo podía implantarse a escala mundial, como lo prueba esta cita de Engels para un borrador del Manifiesto Comunista. Desde entonces, los elementos que señala Engels para plantear la necesidad de una revolución mundial, no han hecho más que extremarse (interrelación de los diferentes países, consolidación del mercado mundial, etc.).

De hecho, la primera revolución victoriosa del proletariado, la revolución rusa de 1917, no se concibió nunca como una revolución “nacional”. Los bolcheviques plantearon la revolución en Rusia como el primer asalto de la revolución mundial, y desde el principio estuvieron a la vanguardia de Zimmerwald por la formación de la Internacional Comunista. Lenin impulsó con todas sus fuerzas el apoyo a la revolución en Alemania, Hungría, Austria etc.

En realidad, la teoría “el socialismo en un solo país”, a pesar de que fue presentada por Stalin como la continuación y el desarrollo de la teoría del derecho a la autodeterminación de Lenin (que efectivamente contenía serios errores), no tiene nada que ver con la actitud que éste siempre tomó de poner la revolución en Rusia al servicio de la revolución mundial; al contrario, la teoría de Stalin significaba de hecho la muerte de la Internacional comunista, que se ponía, al contrario, al servicio de los intereses del Estado ruso. En ese sentido es una expresión del curso contrarrevolucionario mundial. En el plano interno, “la construcción del socialismo en Rusia” justificó un desarrollo de la acumulación de capital basado en la explotación brutal de la clase obrera y en el militarismo, que a término condujeron a la 2ª guerra mundial.

No, el comunismo no puede construirse en un solo país; significa la destrucción del marco nacional; será internacional o no será.

CCI 20.10.2005

 

[1] Este término se emplea en el texto de forma genérica; no se refiere exclusivamente a la propiedad de un particular, sino a la relación entre el capital y el trabajo; puede incluir pues, la apropiación privada realizada por una suma de particulares (los accionistas de una empresa), o la ejercida por una empresa estatal... Marx y Engels oponen a la apropiación privada capitalista, la apropiación social colectiva en el comunismo que no es ejercida por el estado sino por la comunidad humana mundial unificada.

[2] Engels se refiere probablemente a las dos críticas más importantes que hizo Marx en la «guerra civil en Francia» a La Comuna: de una parte, el haberse detenido a las puertas del Banco de Francia, no atreviéndose a tomar posesión de sus pertenencias, y no haber lanzado una ofensiva contra Versalles, cuando allí no se tenían los medios para reprimir la revolución

[3] Para una ampliación de estas lecciones al balance de la revolución rusa, ver una recopilación de artículos en español en El Estado en el periodo de transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/series/488

[4] Ver en la Revista internacional nº 3, La degeneración de la revolución rusa (https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/998/la-degeneracion-de-la-revolucion-rusa ); Las enseñanzas de Krondstadt (https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/940/las-ensenanzas-de-kronstadt ), en la nº 8: La izquierda comunista en Rusia (https://es.internationalism.org/revista-internacional/197701/1996/la-izquierda-comunista-en-rusia-i y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197705/1880/la-izquierda-comunista-en-rusia-ii-la-izquierda-comunista-y-la-con ), en la nº 99,100 y 101, serie sobre “La comprensión de la derrota de la revolución rusa” (https://es.internationalism.org/revista-internacional/199912/1153/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1-1918-la- , https://es.internationalism.org/revista-internacional/200007/3479/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-2-1921-el- y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200010/985/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1922-23-las ).

Corrientes políticas y referencias: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

Cuestiones teóricas: 

Crisis de la emigración en la frontera hispano-marroquí: La hipocresía de la burguesía democrática

En las últimas dos semanas hemos asistido a una sucesión de escenas sobrecogedoras en la frontera Sur de la Unión Europea. Primero fueron los asaltos masivos a las alambradas puestas por el gobierno español en las que miles de emigrantes lograron cruzar no sin dejarse en el camino jirones de ropa y sangre. Después vinieron las ráfagas de balas que segaron la vida de 5 emigrantes disparadas con toda la probabilidad, pese a las maniobras de tergiversación informativa, por las fuerzas del “muy democrático” y “muy pacifista” gobierno del Señor Zapatero que gusta presentarse con la imagen de un Bambi, un inofensivo cervatillo. A continuación llegó el despliegue masivo de tropas de la Legión y la Guardia Civil con la consigna de repeler “de forma humana” (sic) a los emigrantes. El 6 de octubre, tras oscuras negociaciones entre los gobiernos español y marroquí, los acontecimientos dan un giro: 6 emigrantes mueren ametrallados en territorio marroquí. Estas muertes constituyen el desencadenante de una serie de actos a cual más brutal: emigrantes abandonados en el desierto al Sur de Uxda el 7 de octubre, redadas masivas en las ciudades marroquíes donde se concentran los emigrantes; vuelos de repatriación hacia Mali y Senegal con los hombres y mujeres amontonados y esposados y la noticia de un nuevo abandono masivo de emigrantes, en autobuses de la muerte, en el desierto del Sahara.

A partir del 6 de octubre, el gobierno Zapatero recupera el papel de “campeón del talante”. “Protesta” ruidosamente ante Marruecos por el trato “inhumano” que dispensa a los emigrantes y presenta con gran despliegue mediático su proyecto de una alambrada “ultra-moderna” (en realidad 3 alambradas superpuestas) que impediría toda penetración “sin causar el más mínimo rasguño” a los emigrantes. Sus colegas de la Unión Europea se unen presurosos al coro de la “protesta democrática” frente a los desmanes marroquíes, “exigen” un “trato respetuoso a los emigrantes”  y lanzan sus habituales chácharas sobre la Unión Europea “tierra de acogida” y sobre la necesidad del “desarrollo” de los países africanos. El ministro español de Exteriores, un experto en sonrisas beatíficas, saca los colmillos y anuncia muy serio que “España no va tolerar ninguna emigración ilegal aunque eso es compatible con el respeto a los emigrantes” (sic).

En esta crisis estamos viendo las dos caras con las que se nos presentan los Estados democráticos. Desde el 6 de octubre, el Gobierno Zapatero, con la guerra sucia contra los emigrantes, hábilmente subcontratada a Marruecos, exhibe su máscara habitual de angelical promotor de la “paz”, los “derechos humanos” y el “respeto a las personas”. Es la cara del cinismo, la mentira y la maniobra, el manto habitual con el que se rodean las “grandes democracias”, el de la hipocresía más repugnante.

Porque en los días anteriores, el Gobierno Zapatero, apareció con la otra cara: la del ametrallamiento masivo, la del guardia civil ensañándose con un emigrante, la de las alambradas y los helicópteros sobrevolando, la de las deportaciones a los países africanos… Una cara que rasga el velo hipócrita de los discursos sobre los “derechos” y las “libertades” y deja entrever la realidad pura y dura: el “socialista” Zapatero hace, frente a los emigrantes, exactamente lo mismo que el tan denostado Sharon con su muro en Cisjordania y Gaza o que los estalinistas este alemanes Ulbrich y Honnecker que levantaron el muro de Berlín.

Las dos caras, la de la hipocresía democrática y la del perro sangriento, no son en realidad opuestas sino complementarias. Forman una unidad imprescindible en el método de dominación del capitalismo, un sistema social que sustenta una clase minoritaria y explotadora, la burguesía, cuya supervivencia choca cada vez más frontalmente con los intereses y las necesidades del proletariado y de la gran mayoría de la población.

En el problema trágico de la emigración vemos cómo el capitalismo, abocado a una crisis cada vez más aguda –y que toma la forma más extrema en continentes como África- ya no es capaz de asegurar un mínimo de supervivencia a masas cada vez más ingentes de seres humanos que huyen del infierno del hambre, las guerras, las epidemias más mortíferas.

En su huida, son apaleados y robados por las policías y las mafias de los países que atraviesan, que cuentan siempre con el beneplácito interesado de sus Estados respectivos, y cuando llegan a la ansiada meta se topan con un nuevo muro de la vergüenza, con las alambradas, las balas, las deportaciones… Sometidos a una crisis cada vez más severa, los países de la Unión Europea son cada vez menos ese “refugio de paz y prosperidad” con el que pretenden deslumbrarnos. Sus economías solo pueden absorber pequeñas gotas de esa inmensa marea humana y en unas condiciones de explotación cada vez más infamantes que progresivamente se van asemejando a las de los países de los que huyen.

Esa situación se acompaña de un contexto creciente de tensiones imperialistas entre los diferentes Estados cada cual tratando de buscar cómo golpear al rival o tener armas para chantajearlo. Eso hace de los emigrantes una apetitosa masa de maniobra utilizada por los diferentes gobiernos. Marruecos trata de chantajear a España dando toda clase de facilidades a las mafias especializadas en la trata de emigrantes para realizar sus “saltos” al otro lado. Pero a su vez, España, por su condición de puerta de entrada desde el Sur en la Unión Europea trata de cobrar al más alto precio sus servicios de cancerbero sangriento.

Este juego sangriento de farsantes y timadores se hace a costa de las vidas de cientos de miles de seres humanos condenados a una trágica odisea. Los Estados más fuertes se presentan ante el mundo como “los más humanos y solidarios” sencillamente porque en la trastienda  han logrado que sus colegas más débiles se encarguen de las tareas sucias. Marruecos aparece como el malo de la película (la tradición de brutalidad más salvaje de sus fuerzas policiales y militares le permiten interpretar a la perfección ese papel) mientras que España y los “socios” de la UE, sus descarados arrendadores[1], tienen la desfachatez de darle lecciones de “democracia” y “derechos humanos”.

Sin embargo, las crecientes contradicciones del capitalismo, la profundización de su crisis histórica, el proceso de descomposición que paulatinamente lo corroe, la agudización progresiva de la lucha de clases, hacen que esos grandes Estados, virtuosos consumados del concierto democrático, aparezcan cada vez más directamente bajo el rostro de perros sangrientos. Hace 3 meses vimos como la policía británica, la “más democrática del mundo”, asesinaba a sangre fría a un joven brasileño[2], hace menos de un mes vimos como el ejército y la policía norteamericanos repartía palos en lugar de alimentos y auxilios a las víctimas del huracán Katrina, hoy vemos al Gobierno Zapatero asesinar emigrantes, desplegar tropas y levantar un muro de la vergüenza.

No es posible un capitalismo de rostro humano. Los intereses de la humanidad son incompatibles con las necesidades de este sistema. Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir. Destruir el Estado capitalista en todos los países, abolir las fronteras y la explotación del hombre por el hombre, tal es la orientación que el proletariado debe dar a su lucha para que la humanidad pueda, sencillamente, empezar a vivir.

Corriente Comunista Internacional 11-10-05


[1] En los últimos días, las autoridades de la Unión Europea han recordado abiertamente a sus cofrades marroquíes los cuantiosos créditos que se les había concedido para que hicieran su papel de gendarmes, cosa que habían eludido hasta la fecha.

[2] Ver artículo en nuestra Web: “Asesinato a sangre fría del joven brasileño: la burguesía democrática prepara sus escuadrones de la muerte”.

Situación nacional: 

Geografía: 

Cuestiones teóricas: 

Más de 30 años de agravación de la crisis económica (II): Una recesión más profunda que las anteriores

En la primera parte de este artículo, aparecido en el número precedente de Acción Proletaria, hemos mostrado la evolución de la crisis económica del capitalismo desde el fin de los años 1960. En esta segunda parte, vamos a tratar de demostrar que el mundo capitalista se hunde desde ahora en una nueva recesión mundial, que la burguesía se verá obligada a hacer pagar siempre con más fuerza a la clase obrera.

El capitalismo mundial se enfrenta a una nueva aceleración de la crisis

Frente a esta degradación de la economía capitalista, la burguesía, a comienzos de los años 2000, ha querido de nuevo hacernos creer en una nueva fase de expansión económica, sobre todo en Estados Unidos pero igualmente en China e India (ver en nuestra página web, internationalism.org, artículos en francés e inglés que tratan sobre la situación económica de estos
dos últimos).

Por lo que concierne a Estados Unidos, primera potencia económica del mundo, no es difícil mostrar la vacuidad de las mentiras burguesas en la materia. Sin un déficit público cuya amplitud y rapidez de aumento da miedo a la misma burguesía, la economía americana conocería sin ninguna duda la recesión. ¿Pero cuáles son los otros factores que presiden esta “famosa recuperación” americana?

La primera razón es el sostén masivo desarrollado por la administración americana al consumo de los hogares. Esta política es debida a una espectacular bajada de impuestos a las clases acomodadas y medias, al precio de una aceleración de la degradación del presupuesto federal.

En segundo lugar, la bajada de los tipos de interés pasando del 6,5% a comienzos de 2001 al 1% a principios de 2004, ha impulsado igualmente un aumento del endeudamiento de los hogares.

Una disminución brutal del ahorro, que se funde como la nieve bajo el sol, pasando de más de un 12% en 1980 a un exíguo 2% a comienzos del 2000.

La bajada espectacular de los tipos de interés y la extraordinaria disminución del ahorro se traducen en una tendencia a la quiebra generalizada en los hogares de Estados Unidos.

El estado americano ha sostenido artificialmente, sobre todo, el mercado inmobiliario y el del automóvil. La burguesía americana ha empujado a las familias, algunas veces incluso con préstamos a tipos de interés cero, a comprar casas, lo que está en la base de esos niveles de endeudamientos descomunales. Desde 1.977 el endeudamiento hipotecario americano ha aumentado el 94% para alcanzar 7,4 billones de dólares. Desde el mismo período, los créditos bancarios destinados a la adquisición de inmuebles se han incrementado un 200%. Desde 1988 los precios de los inmuebles han aumentado más del doble. En Estados Unidos la media de la deuda hipotecaria que corresponde a una familia de 4 personas asciende a unos 120.000 dólares. El aumento acelerado del precio de los inmuebles se traduce igualmente por una especulación desenfrenada en este sector. En tanto que los tipos de interés han tendido a la baja, próximos a cero, el endeudamiento de los hogares podía ser soportable. Pero con el alza de los tipos de interés que se inicia y la elevación de la deuda que ocasionará, supondrá la ruina pura y simple de una gran cantidad de hogares americanos.

Para finalizar, los Estados Unidos, gracias a esta política de tasas de interés extremadamente bajas, desarrollan sin vergüenza de ningún tipo una política de devaluación competitiva del dólar que les permite traspasar al resto del mundo los peores efectos de la agravación de la crisis económica. Ante la gravedad actual de la misma, cada burguesía se ve obligada a lanzarse a una guerra comercial sin piedad y sin cuartel.

El proletariado europeo tambien sufre en sus propias carnes las consecuencias de esta situación. El desarrollo de los planes de despidos masivos y el desmantelamiento del “Estado del bienestar” (medicamentazos, endurecimiento de las jubilaciones...), son la punta del iceberg de este profundo deterioro de las condciones de vida de la clase obrera en todo el mundo. Pero lo que es todavía más significativo, es que, a pesar de la amplitud sin precedentes de las medidas adoptadas, esta recuperación económica ha sido extremadamente breve y superficial. Tanto es así que, la nueva recesión abierta y la reaparición de la inflación no deja ni un momento de respiro a la burguesía. Por ejemplo, el Grupo Financiero Banque TD presenta esta realidad con las siguientes palabaras : “El PIB mundial real pasará probablemente del 4,8% en 2004 al 4,2% en 2005 y al 3,9% en 2006...De hecho el crecimiento americano se ralentizará del 4,4% en 2004 al 3,8% en 2005, y al 3,2% en 2006, en tanto que en China se prevé que la tasa de crecimiento oscilará entre el 8% y el 8,5%.... en relación a más del 9% en 2004”. Sin embargo estas previsiones parecen, por parte de expertos de la burguesía, subestimar la realidad, sin que esto impida prever días sombríos para la economía capitalista, contradiciendo así abiertamente las campañas ideológicas de la burguesía.

El último 22 de Febrero, aparecieron nuevas turbulencias sobre los mercados financieros, mostrando, una vez más, las desastrosas condiciones en las que se encuentra el sistema financiero internacional. El 24 de Febrero el editorial del New York Times decía: “El cambio del dólar del martes no ha provocado un hundimiento. Pero sin ninguna duda ha sido un aperitivo (...) El episodio del martes tiene sus orígenes en los desequilibrios estructurales americanos...” . En cuanto al Washington Post, a lo largo del mismo mes, escribe: “El reloj continua avanzando y nos acerca al desastre. Una superestructura financiera arruinada es seguida por una nueva crisis de la energía, la agitación del dólar y de las finanzas americanas fuera de control”. Todavía es poca cosa, el dólar se cambió a 1,32 por 1 euro. Esta perspectiva de bajada del dólar parece imponerse. No obstante, la crisis sacude actualmente el espacio económico europeo rechazando momentáneamente el envite. El 3 de Junio último el euro alcanzó su nivel más bajo después de ocho meses, en relación con una brusca avalancha sobre el dólar.

La burguesía se encuentra confrontada a turbulencias monetarias cada vez más graves, que le impiden toda previsión a medio plazo. A esto hay que añadir, que a lo largo de los últimos años, el dólar ha sido sostenido principalmente por Japón, Arabia Saudí y China. Es sabido que, desde hace dos años, los saudíes transfieren sus inversiones desde Estados Unidos hacia otras regiones del mundo. Actualmente, China muestra que ha llegado igualmente en estos momentos a un punto insoportable para su economía. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores Ain Gang declaró el mes de Abril en Pekín: “Si un país es incapaz de sostener sus déficits con el ahorro interno, no puede pretender depender del ahorro de otro país”. En términos claros, China, no está en condiciones de financiar por más tiempo el enorme déficit americano. Los bancos centrales asiáticos, japoneses y chinos inundados de valores en dólares, con los bancos al borde de la quiebra no pueden absorber más. Los mayores poseedores de deuda del estado americano son los bancos centrales de Asia y de la región del Pacífico. Sólo Japón y China poseen obligaciones del estado americano cifradas en más de 1 billón de dólares. China destina una gran parte de su producción al mercado interior americano. Esta es pagada en dólares, que utilizará en parte para comprar los bonos del tesoro americano, financiando así el déficit colosal de Estados Unidos. Esta política permite a su vez a Pekín abrir cada día nuevas fábricas de bienes exportables con el aval de Estados Unidos, hacia el mercado americano. Sin embargo la economía china es subvencionada por el déficit presupuestario y el déficit del estado. Esto hace que se convierta como Estados Unidos en una zona de alta turbulencia. El déficit pasó de 100 mil millones de yuanes en 1987, y actualmente es de más de 500 mil millones. Déficit que es financiado esencialmente por el sistema bancario chino que se encuentra así ahogado de créditos más que dudosos. La inestabilidad creciente del dólar actualmente hace correr un riesgo mayor al sistema financiero internacional.

Para la mayoría de países, poseedores de dólares, esta situación no tiene otro sentido más que en la medida que se trata de la principal moneda del comercio mundial. Y, es esta función la que es puesta en peligro actualmente. A pesar de la recuperación actual del dólar frente al debilitamiento del euro, el nivel faraónico del endeudamiento de la economía americana no puede más que situarlo, en el próximo período, de nuevo a la baja. Frente a esta realidad, el peligro viene de la necesidad para numerosos países de diversificar sus reservas en divisas fuertes. El aumento actual del de las materias primas, a partir del 8 de Marzo según el índice CRB (Commodity research bureau) que cubre 17 de las más importantes materias primas ha llegado a su más alto nivel en los últimos 24 años. Por ejemplo, el petróleo ha pasado de valer 10 dólares el barril hace 6 años a los 55 actuales.

Para completar este terrible panorama hay que tomar tambien en consideración que, la especulación ha desarrollado una burbuja inmobiliaria que puede reventar en cualquier momento y que, el estado catastrófico del sistema monetario internacional han llevado al oro a un nivel histórico de 440 dólares la onza. Dos días más tarde el antiguo primer ministro australiano, Paul Keating, declaró: “Se está preparando un hundimiento catastrófico del dólar y una explosión de pánico”.

A pesar de la presión a la baja sobre los precios basada en una política de regresión salarial, todo este endeudamiento generalizado hace resurgir conjuntamente con la recesión, el espectro de la inflación. La presión excesivamente fuerte a la baja sobre la masa salarial, induce una tendencia a la baja de los precios, pero no es más que una medida de frenar de forma duradera y segura las tendencias inflacionistas. Todos los países industrializados de Europa, de Asia y de América conocen nuevas tensiones inflacionistas. La reducción de la masa monetaria que se desarrolla ineluctablemente será un factor activo suplementario en la recesión que se perfila en el horizonte. La burguesía se ve obligada a tomar medidas que ralentizarán la economía, por lo el espectro de la recesión es muy real y presente. Con una deuda equivalente al 58% del PIB y una tasa de 60% de crecimiento atribuible a los gastos militares en 2.003, la recesión americana que se aproxima marcará las tendencias para el conjunto de la economía mundial. El debilitamiento de la cohesión económica que se desarrolla en la Unión Europea, sobre todo en materia monetaria, se traducirá en este contexto internacional por una desarrollo todavía más fuerte en la recesión. Las turbulencias que va a conocer el sistema financiero internacional no tendrá consecuencias todavía difícilmente mensurables sobre la degradación de la economía capitalista.

Una recesión más profunda que las precedentes

Mientras que la muy corta recuperación económica de comienzos de los años 2.000 se tradujo por una aceleración masiva del paro y de la pauperización de la clase obrera, nos podemos imaginar la amplitud del ataque que el capitalismo tratará de infligir al proletariado. Uno de los símbolos de esta famosa recuperación se acaba de terminar y puede ser la quiebra virtual de los dos mayores fabricantes mundiales de automóviles: General Motors y Ford. Ante tal deterioro de la economía capitalista, tal desarrollo de la explotación obrera, más que nunca el proletariado no se debe dejar engañar por el enemigo. La causa de la crisis no es el liberalismo o la libre competencia, o la patronal, o lo que llaman mundialización. Es el capitalismo actualmente en quiebra, la clase burguesa y su estado los que son los verdaderos enemigos de la clase obrera y de la humanidad entera. Actualmente podemos afirmar que la nueva recesión será mucho más profunda que todas las que han existido desde el fin del período de reconstrucción. Pero el proletariado no debe desmoralizarse ante esta perspectiva. Si la crisis económica se acelera y con ella los ataques contra la clase obrera, esto ocurre en el momento en el que el proletariado a través de la recuperación de la confianza en sí mismo, reencuentra el camino de las luchas y del desarrollo de su solidaridad y de su conciencia de clase. Esta situación es rica y plena de potencialidades para la lucha de clases.

Traducción de Révolution Internationale nº 360, publicación de la CCI en Francia.



Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: 

Revueltas en la periferia de ciudades francesas: ante la desesperación, sólo la lucha de clases puede ofrecer un porvenir

Más de 6.000 vehículos quemados: coches particulares, autobuses, camiones, coches de bomberos; decenas de edificios incendiados: tiendas, almacenes, fábricas, gimnasios, escuelas, guarderías infantiles; miles de detenciones y más de una centena de penas de prisión en firme; decenas de heridos (manifestantes, policías, bomberos, sanitarios,…). Cada noche, desde el 27 de Octubre, centenares de comunidades de todo el país están siendo afectadas por estos sucesos. Comunidades y barrios, de entre los más pobres, donde se hacinan en siniestros pisos, millones de obreros y sus familias, en gran parte originarios del Magreb o del África negra.


Una violencia desesperada


Lo más chocante de esta situación, más allá de la amplitud de los destrozos y de la brutal violencia, es su total sin sentido. Se puede comprender sin dificultad alguna que los jóvenes inmigrantes de los barrios más pobres tengan muchas ganas de enfrentarse a la policía. De manera cotidiana son sometidos, sin ningún tipo de miramiento y con brutal grosería, a controles de identidad y cacheos indiscriminados y, en ese sentido, es totalmente lógico que sientan a la policía como sus perseguidores sistemáticos. Pero la realidad es que, las principales víctimas de esta violencia son las propias familias o los allegados de los jóvenes que la protagonizan: los hermanos o hermanas que no podrán ir a sus escuelas habituales, parientes que han perdido sus vehículos que en caso de ser pagados por los seguros, lo serán a precios de saldo ó, la obligación imperiosa de realizar sus compras lejos de sus domicilios ya que las tiendas han sido arrasadas por las llamas. Los barrios de los explotadores siguen estando en perfecto estado mientras que los barrios miserables, de ahora en adelante, serán más lúgubres y miserables como consecuencia de la violencia desencadenada por los jóvenes inmersos en esta espiral de violencia sin sentido. En el mismo sentido, la violencia desplegada contra los bomberos (trabajo que tiene por función esencial ayudar a las personas en peligro) es en cualquier caso reprobable. Igualmente lo son las heridas producidas a los viajeros de los autobuses, o la muerte de un hombre de sesenta años a golpes de jóvenes a los que aparentemente intentaba convencer de que no tenía sentido cometer actos violentos.

Por ello, los actos de violencia y las pérdidas ocasionadas noche tras noche en los barrios pobres no tienen absolutamente nada que ver, ni de cerca ni de lejos, con las luchas de la clase obrera. Esta, en su lucha contra el capitalismo se ve obligada a utilizar la violencia. El derrocamiento del capitalismo será, necesariamente, un acto violento ya que la clase dominante, utilizando todos los medios de represión a su alcance, defenderá con dientes y uñas su poder y sus privilegios. La historia nos ha enseñado, especialmente desde la Comuna de París de 1.871 entre otros muchos ejemplos, hasta que punto la burguesía es capaz de olvidar de un plumazo sus grandes “principios” de “democracia” y de “libertad-igualdad-fraternidad” cuando se siente amenazada: en una semana (la famosa “semana sangrienta”) 30.000 obreros parisinos fueron masacrados por haber tenido la osadía de querer tomar el poder en sus manos. También cuando los trabajadores lucha por la defensa de sus intereses inmediatos, en luchas que en modo alguno de manera inmediata amenazan el poder de la burguesía, se ven a menudo confrontados a la represión del Estado burgués o a la de las milicias patronales, represión a la que deben oponer su propia violencia de clase.

Sin lugar a dudas, lo que sucede actualmente en Francia, nada tiene que ver con la violencia proletaria contra la clase explotadora: las principales víctimas de la violencia ciega están siendo los obreros. Más allá de aquellos que sufren de manera inmediata las consecuencias de los desastres provocados, es el conjunto de la clase obrera del país la que se ve directa y brutalmente afectada: el ruido mediático que provocan los acontecimientos actuales oculta todos los ataques que la burguesía lanza en estos momentos contra todos los proletarios, del mismo modo que silencia las luchas que se están desarrollando actualmente para hacerles frente.


La respuesta de la burguesía


Todos los capitalistas y los dirigentes del Estado, tranquilamente instalados en sus barrios perfectamente protegidos, aprovechan la violencia actual para justificar un nuevo reforzamiento de los medios de represión. Tanto es así que la principal medida que ha tomado el Gobierno francés, para hacer frente a la situación, ha sido la de decretar, el 8 de Noviembre, el estado de emergencia nacional, una medida que fue aplicada por última vez hace 43 años y que se apoya en una ley adoptada hace más de cincuenta años durante la guerra de Argelia. Como elemento central de esta ley se encuentra, el toque de queda, es decir, la prohibición de circular por las calles a partir de una cierta hora, como ocurría en los tiempos de la ocupación alemana de Francia entre 1.940 y 1.944 o como en el momento del estado de guerra en Polonia en 1.981. Pero este decreto también permite otras opciones a la “democracia” clásica (registros domiciliarios diurnos y nocturnos, control de las publicaciones de todo tipo y el recurso a los tribunales militares). Los políticos que han decidido la aplicación de esta medida y todos los que la apoyan (como por ejemplo el partido socialista), “aseguran” que no se cometerán abusos al aplicar estas medidas de excepción, pero en realidad lo que esta ocurriendo se convierte en un precedente que han hecho aceptar a la población, en particular a los obreros, y que a buen seguro, en el futuro ante las luchas obreras que van a desencadenar los ataques capitalistas esta medida será aplicada dentro del arsenal de represión que hoy pone a punto la burguesía.

Ni los jóvenes que queman vehículos, ni los obreros pueden sacar nada de positivo en la situación actual. Sólo la burguesía, puede, de cierto modo sacar una cierta ventaja de cara al futuro.

Esto no significa, en modo alguno, que haya sido la burguesía la que ha provocado deliberadamente estos violentos estallidos.

Cierto es que ciertos sectores políticos, como la extrema derecha del “Frente Nacional”, podrá sacar ciertos réditos electorales. También es cierto que personajes como Sarkozy, que sueña con recoger todos los votos de la extrema derecha de cara a las próximas elecciones presidenciales, ha lanzado gasolina al fuego diciendo que en pocas semanas “limpiaría con una máquina de agua a presión” los barrios sensibles y tiraría a la basura a la “escoria” que ha promovido la violencia y a todos los jóvenes que han participado. Pero más allá de estos aspectos, lo bien cierto es que los principales sectores de la clase dominante, comenzando por el Gobierno, e incluso todos los partidos de izquierda que, en general están al frente de estas comunidades, se sienten francamente incómodos ante esta situación. Tanto es así que el presidente de la patronal francesa, Laurence Parisot, ha declarado a la emisora de radio Europe 1, el 7 de Noviembre, que “…la situación es grave, incluso diría que muy grave…” y que “…las consecuencias son y serán muy serias para la economía…”.

Pero sobre todo es en el plano político en el que la burguesía se siente más incomoda e inquieta: la dificultad que esta encontrando para “restablecer el orden” supone un golpe a la credibilidad de las instituciones con las que gobierna. Incluso ahora que la clase obrera no pueda sacar ningún provecho de la situación actual, su enemigo de clase, la burguesía, da muestras de una dificultad creciente para poder mantener “el orden republicano” que necesita imperiosamente mantener para justificar su posición al frente de la sociedad.

Esta inquietud no afecta solo a la burguesía francesa. En otros países, en Europa pero también al otro lado del mundo, como en China, la situación en Francia ocupa la primera plana de todos los periódicos. Incluso en los Estados Unidos, un país que en general hace caso omiso de todo lo que sucede en Francia, se repiten sin cesar las imágenes de televisión que relatan las escenas de coches y edificios en llamas.

Para la burguesía americana, la puesta en evidencia de la crisis que golpea actualmente a los barrios pobres de las ciudades francesas, es una ocasión de oro para ajustar cuentas con sus “aliados” franceses: los medios de comunicación y los políticos franceses organizaron un gran escándalo cuando llego el huracán Katrina: hoy día, se pueden encontrar expresiones de jubilo en la prensa y en ciertos sectores de la burguesía norteamericana ya que esta situación les permite burlarse sin tapujos de la “arrogancia habitual de Francia” ante algunas situaciones. Este intercambio de “piropos” es expresión de la guerra que se libra entre estos dos países de forma permanente en el terreno diplomático, en particular a propósito de la situación en Iraq. Dicho esto, la tonalidad de la prensa europea, que en ocasiones expresa una cierta ironía contra el “modelo social francés” que vende sin cesar Chirac oponiéndolo al “modelo liberal anglosajón”, expresa una real y profunda inquietud. Así, el 5 de Noviembre, se pudo leer en el periódico español La Vanguardia “…que nadie se frote las manos, las borrascas del otoño francés, pueden ser el preludio de un crudo invierno europeo…”. Lo mismo viene a decirse por parte de los dirigentes políticos: “…Las imágenes que vienen de París son una seria advertencia para todas las democracias para que consideren que todos los esfuerzos de integración social no pueden darse nunca por acabados, siempre ha de habar una perspectiva de mejora (…). La situación no es comparable, pero lo que si que esta claro es que una de las tareas esenciales del futuro Gobierno será el de acelerar la integración…” (Thomas Steg, uno de los portavoces del Gobierno alemán. Lunes 7 de Noviembre).

“….Sería un grave error pensar que somos diferentes a París, es solamente una cuestión de tiempo…” (Romano Prodi, líder del centro-izquierda en Italia, y antiguo presidente de la Comisión Europea).

“….Todo el mundo esta inquieto con lo que está pasando…” (Tony Blair, Primer Ministro de Gran Bretaña).

Esta inquietud revela que la clase dominante tiene una cierta conciencia de su propia quiebra. Incluso en los países dotados de “políticas sociales” para hacer frente a todos los problemas ligados a la inmigración, la burguesía se encuentra ante problemas y dificultades que no puede resolver ya que son, en última instancia, consecuencia de la crisis económica mundial sin salida a la que se enfrenta desde hace más de treinta años.

Hoy día, las “almas caritativas” de la burguesía, e incluso el Gobierno que ha utilizado hasta ahora sobre todo el bastón y nunca la zanahoria ante los problemas en los barrios pobres, se plantean la necesidad de “hacer alguna cosa” para salvar a las comunidades más desprotegidas. Anuncian una “renovación” de las lúgubres barriadas en las que viven los jóvenes que se han revelado. Preconizan la necesidad de más trabajadores sociales, más centros culturales, de deportes o de ocio donde los jóvenes puedan encontrar mejor ocupación que quemar vehículos. Todos los políticos están de acuerdo en reconocer que una de las causas centrales del malestar actual de la juventud proviene del desempleo (más del 50% en algunos barrios). Los partidos de derecha reivindican la necesidad de dar facilidades a las empresas para instalarse en estos sectores de la sociedad (sobre todo promoviendo una reducción en los impuestos). Los de izquierda reclaman más profesores y educadores, mejores escuelas y servicios. Pero ni lo uno, ni lo otro, podrán resolver los problemas que tiene planteados la sociedad.



Las causas profundas de la revuelta


El desempleo no va a descender al colocar una serie de fábrica aquí o allá. Las necesidades en materia de educadores y otro tipo de trabajadores sociales que deberían hacerse cargo de los cientos de miles de jóvenes desesperados son tales que el Estado no puede hacer frente a ellas, con presupuestos que año tras año están siendo recortados en prestaciones “sociales” (sanidad, educación, pensiones, etc.…) para permitir a las empresas nacionales ganar en competitividad en un mercado mundial cada vez más saturado. Incluso si pudieran dotarse de más “trabajadores sociales”esta en medida, en modo alguno, podría resolver las contradicciones fundamentales que corroen los cimientos de la sociedad capitalista en su conjunto y, que están en el origen del malestar creciente que sufre la juventud.

Los jóvenes de los barrios de la periferia se revelan con medios totalmente absurdos porque están sumidos en una desesperación muy profunda. En Abril de 1.981, los jóvenes de Brixton, barrio desheredado de Londres con una enorme comunidad de inmigrantes, se revelaron de forma muy similar a la actual en Francia. Sobre los muros escribieron repetidamente el lema de: “No futuro”. Este “no futuro” o el “ningún futuro” es el que sienten centenas de miles de jóvenes en Francia actualmente, tanto como en otros muchos países. En sus carnes y día tras día, como consecuencia de desempleo, por el hecho de la terrible y brutal discriminación, los jóvenes “gamberros” de los barrios populares sientes esta total ausencia de perspectiva. Pero están lejos de ser los únicos en tener tal sentimiento. En muchas partes del mundo la situación es aún peor y la actitud de los jóvenes toma formas aún más absurdas y brutales: en los territorios de Palestina el “sueño” de muchos niños es el de convertirse en “kamikazes” y, uno de los juegos favoritos de los niños de 10 años es el de rodear su cuerpo con una supuesta carga de explosivos.

Sin embargo, estos ejemplos extremos no son en realidad más que la parte visible del iceberg. No son sólo los jóvenes más pobres y desfavorecidos, los que están embargados por la desesperación. Su desesperación y sus absurdos actos son una expresión, ciertamente reveladora, de una ausencia total de perspectiva, no únicamente para ellos, sino para toda la sociedad, a nivel mundial. Una sociedad que, de forma creciente, se hunde progresivamente en una crisis económica insuperable provocada por las contradicciones insolubles del sistema de producción capitalista. Una sociedad que sufre, cada día más y más, los destrozos de las guerras, la plaga del hambre, un deterioro creciente del entorno, catástrofes naturales que se convierten en inmensos dramas humanos, como el maremoto del invierno pasado o las inundaciones en Nueva-Orleáns a finales del verano.

En los años 1.930, el capitalismo mundial sufrió una crisis similar a la que vive hoy día. La única respuesta, la única “solución” que fue capaz de aportar fue la de la guerra mundial. Fue una respuesta brutal pero permitió a la burguesía movilizar a toda la sociedad y a todo el estado de ánimo de esa época en esa dirección.

Actualmente la única respuesta que puede dar la clase dominante al impasse de su economía sigue siendo la guerra; por eso los conflictos guerreros no tienen fin e implican de forma creciente a los países más desarrollados y a todos aquellos que no se habían visto implicados desde hacia mucho tiempo en ellos (tales como Estados Unidos o algunos países de Europa en la guerra en la ex Yugoslavia a lo largo de los años 90). Sin embargo la burguesía no puede ir hasta el final en el camino hacia la guerra mundial. En primer lugar, porque cuando los primeros efectos de la crisis económica se hicieron sentir, a finales de los años 1.960, la clase obrera mundial, y en especial en los países más industrializados, reaccionó con tal vigor (huelga general del Mayo del 68 francés, otoño caliente en Italia en 1.969, huelga en Polonia de 1.970-71) que mostró que no esta dispuesta a servir como carne de cañón a los planes e intereses imperialistas de la burguesía. En segundo lugar, porque con la desaparición de los dos grandes bloques imperialistas, tras el hundimiento del bloque del Este en 1.989, las condiciones militares y diplomáticas no están reunidas para desencadenar una nueva guerra mundial, lo que no impide que las guerras más locales se perpetúen y se multipliquen.


La única perspectiva: la lucha del proletariado


El capitalismo no tiene ninguna perspectiva que ofrecer a la humanidad, sino es la de guerras cada vez más bárbaras y brutales, de catástrofes a cada cual más trágica y, de una miseria creciente para la mayor parte de la población mundial. La única posibilidad que tiene la sociedad para salir de esa espiral de barbarie del mundo actual es el derrocamiento del sistema capitalista. Y la única fuerza capaz de hacer frente a esa titánica tarea es la clase obrera. Pero el no haber sido capaz, hasta el momento, de afirmar y desarrollar su propia perspectiva con el desarrollo, reforzamiento y extensión de sus luchas, ha supuesto que millares de sus hijos se hayan visto envueltos en la desesperación, expresando su revuelta contra el sistema capitalista de forma absurda o, refugiándose en las quimeras de la religión que prometen el paraíso para después de la muerte. La única y verdadera solución a la “crisis de los barrios desheredados” es el desarrollo de las luchas del proletariado en la perspectiva de la revolución que permitirá dar un sentido y una perspectiva a todos los sentimientos de revuelta de las jóvenes generaciones obreras.


CCI (8/11/2005)

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Cuestiones teóricas: 

SEAT: Salvar la empresa significa despidos y contratos basura. La respuesta es la lucha obrera

Llevamos 20 años donde no hay más que despidos, contratos basura, recortes de prestaciones, bajas de salario, aumento de ritmos y de horarios etc. Las condiciones de vida y de trabajo no hacen más que empeorar más y más. Lo último ha sido el expediente de SEAT con 1346 nuevos despidos y el trágico accidente laboral de Almuñecar que ha costado la vida a 6 obreros.

Muchos compañeros se preguntan: ¿hasta cuando va durar esta continua pendiente siempre hacia abajo? ¿Cuál va ser la salida a esta interminable sucesión de ataques?

¿Qué futuro nos depara el capitalismo?

El trinomio Gobierno – Patronal – Sindicatos siempre repiten lo mismo: estas medidas son un sacrificio necesario para poder “sanear la economía” y abrir una dinámica de prosperidad. Sin embargo, la prosperidad NUNCA LLEGA y lo que se queda es la miseria, la precariedad y el empeoramiento de las condiciones de trabajo.

Los despidos no sanean las empresas sino que conducen a nuevos despidos. Los contratos precarios provocan más precariedad y peores contratos. Los accidentes laborales no cesan de crecer, hace 20 años la media era 3 diarios mientras que ahora son de 5 diarios.

Siempre hablan de “reformas”. ¡Qué “reformas” más extrañas! En el siglo XIX y principios del siglo XX toda reforma significaba una mejora en las condiciones de los trabajadores. Las “reformas” del siglo XXI consisten en empeorar aún más esas condiciones.

Cada vez que anuncian despidos y recortes sociales nos dicen que eso es un “Plan de Futuro”. ¡Menudo futuro! Con esos planes de futuro redujeron la plantilla de la minería del carbón de 50000 a 8000 trabajadores en el lapso de 25 años; la de SEAT de 30000 a menos de 16000; la de astilleros de 45000 a menos de 10000; la de RENFE de 75000 a poco menos de 30000 etc.

Y esto no sucede únicamente en España. Lo vemos en Francia, en Alemania, en Japón, en USA, en cualquier país del mundo. No existe actualmente ningún lugar donde exista esa “prosperidad” que el padre del actual presidente USA prometió en 1989 cuando cayó el muro de Berlín.

El Ministro de Industria nos dice que “la crisis de SEAT es puramente coyuntural”. ¡Una “crisis coyuntural” que dura 30 años y que se manifiesta en la gran mayoría de sectores y de países! El comité de empresa de SEAT dice que “los despidos son el resultado de la mala política comercial de la compañía”. Se conoce que Ford, Opel, Wolswagen, Fiat etc., tienen también una “mala política comercial” pues todos despiden a mansalva. En el sector de la informática todos tienen una “mala política comercial” pues HP, IBM etc., no paran de despedir gente. Lo mismo sucede en el textil, en las telecomunicaciones…

La “mala política comercial” de las empresas y de las naciones es consecuencia de la crisis cada vez más fuerte del capitalismo. El mercado mundial está cada vez más saturado y ante ello toda empresa, todo capital nacional, solo pueden sobrevivir atacando a muerte a los trabajadores. Hay que ser competitivos, dicen, pero “ser competitivos” significa despidos, recortes salariales, recorte de prestaciones sociales… ¡Bajo el capitalismo no existe ninguna otra forma de “ser competitivos”!

El capitalismo mundial está en crisis. No tiene ningún “plan de futuro” que ofrecernos. Sus “planes de futuro” son despidos, miseria, guerras, destrucción medioambiental, barbarie… Ese es su futuro.

Otro futuro es posible: el de la lucha obrera

La amenaza de un expediente de regulación de empleo en SEAT ha despertado la combatividad de los trabajadores que se niegan a aceptar este enésimo recorte de la plantilla o a ceder al chantaje de sacrificar un 10% de su salario a cambio de la “promesa” de eludir los despidos. En Wolswagen de Alemania la dirección y los sindicatos plantearon en 2003 el recorte de los salarios como medio de evitar los despidos. Hoy ¡lanzan 7000 despidos!

La voluntad de lucha de los compañeros de SEAT no es algo aislado ni en España ni a nivel mundial. Hemos visto la combatividad de los mineros del carbón. Hace un par de meses los trabajadores del aeropuerto de Heathrow en Gran Bretaña hicieron una huelga salvaje en solidaridad con 600 compañeros de una empresa de catering amenazados de despidos. También ha habido recientemente una gran huelga en Boeing en Estados Unidos contra el recorte de las pensiones y los seguros médicos presentado como “necesario para mantener el empleo”. Argentina ha vivido durante los últimos meses la mayor oleada de huelgas en 20 años. En China los conflictos laborales se han multiplicado por 6 respecto al año anterior.

Los explotados ya no aceptan mansamente los “planes de futuro” y las “reformas” que les ofrecen el triángulo Gobierno – Patronal – Sindicatos. Poco a poco se deshacen del peso de pasadas derrotas, de la desorientación y la desconfianza en sus propias fuerzas que les hizo resignarse ante ataques pasados y se lanzan, de nuevo, a la lucha.

Sin embargo, la lucha no es fácil. Está llena de obstáculos. Es preciso comprenderlos y ver quienes son sus portadores.

El interés de la empresa y de la economía nacional es el que lleva a los despidos y a la miseria

Lo primero que debemos comprender para poder luchar con un mínimo de fuerza es que el Interés de la Empresa, el Interés del Sector, el Interés Nacional, constituyen la causa de los despidos, de los contratos basura, de la baja de los salarios. En contra de lo que nos repiten al unísono consellers de treball, presidentes de empresa, sindicatos, etc., esos intereses chocan frontalmente con el interés de los trabajadores y de la humanidad.

Sacrificarnos por el interés de la empresa o de la economía nacional es renunciar a defender nuestro interés humano de vivir, de comer, de dar un futuro a nuestros hijos. Pero es también sembrar la cizaña de la división en nuestras propias filas. El interés de la empresa y el interés de la nación causan nuestra miseria y nuestra división. No tenemos ni Empresa ni Nación que defender.

Para que la lucha obrera tenga fuerza ha de definir sus propios intereses, su propio terreno de clase contra el interés nacional, el interés del sector y el interés de la empresa.

Las autoridades locales o autonómicas están siempre del lado del Capital

La realidad desmiente una y otra vez estos engaños. Hace menos de un año en Phillips vimos como la intervención de la Generalitat catalana no impidió los despidos. Lo mismo ha sucedido con los conflictos de Papelera o de Unidad Hermética. Entre “presión” y “petición”, los obreros somos paseados y engañados, pues quieren que confiemos nuestra suerte a quienes son nuestros verdugos, a los maestros de las buenas palabras y la puñalada trapera. El Estado no es el representante del pueblo sino el defensor incondicional de los intereses del capital nacional. Todas las autoridades –desde el presidente del gobierno hasta el último alcalde- están ahí para velar por su defensa.

La fuerza de los obreros está en tomar el destino en sus propias manos, luchando fuera y en contra del Estado y de todas sus estructuras e instituciones.

La fuerza de los trabajadores es la solidaridad

Los medios de comunicación han dado mucho bombo a la lucha de los pescadores o de los camioneros. Se ha querido dar la impresión de que el bloqueo de los puertos o el corte de las autopistas, acciones espectaculares que “salen en la tele”, han obligado a retroceder al Estado. Parecería que nuestra fuerza reside en armar el mayor escándalo posible para llamar la atención.

Estas acciones no ejercen una verdadera presión sobre el Capital y su Estado. En una economía que naufraga en una enorme sobreproducción los desabastecimientos puntuales suelen ser aprovechados para limpiar stocks. Por otra parte, no son los capitalistas o sus gobernantes las principales víctimas de ellos sino más bien los trabajadores y el conjunto de la población. Estas acciones provocan pasividad en los demás trabajadores. Al principio pueden ser miradas al principio con simpatía pero su prolongación da paso a una creciente hostilidad. Provocan el aislamiento de sus protagonistas al hacerles perder su principal baza: el apoyo activo de los demás trabajadores.

La lucha obrera se fortalece si se extiende, si gana a otros trabajadores, sí a través de explicarla ante amplias capas de la población, conquista su apoyo. Los trabajadores no reivindican un beneficio particular sino que sus intereses expresan los de la mayoría de la población. El interés del Capital es sacrificar la vida humana en el altar del beneficio. El interés de los trabajadores es una producción consagrada a la satisfacción plena de las necesidades humanas. En interés del capital es la vida para la producción, el interés de los trabajadores es la producción para la vida.

Toda lucha obrera que se queda aislada es una lucha perdida por mucha acción espectacular que se haga. El aislamiento respecto a los demás trabajadores, el aislamiento político ante el estado, constituyen la peor de las derrotas.

En la plantilla de SEAT, como en el resto de centros de trabajo, conviven obreros veteranos con una nueva generación que en unas condiciones de fuerte precariedad se incorpora a la clase productora de toda la riqueza social y a su lucha contra la explotación. Los salarios, el tipo de contrato, el régimen contractual etc., de unos y otros pueden parecer muy diferentes, sin embargo, todos están unidos por lo esencial: no disponen para ganarse su sustento más que de su fuerza de trabajo y a todos ellos les amenaza por igual los planes de ataque de los capitalistas.

El dilema con el que SEAT ha planteado el ataque: o despidos o baja de salarios, está destinado a sembrar la división y el enfrentamiento entre los trabajadores. Es un planteamiento envenenado que busca que veamos a los otros compañeros como competidores y rivales, que les achaquemos la causa de nuestras desgracias, quebrando así la unidad de clase, la necesaria solidaridad entre los obreros de cualquier edad, sexo, nacionalidad que es la fuerza con que la clase obrera puede oponerse a los ataques de los capitalistas. Si se rompe esa unidad de clase, el capital podrá golpearnos con más fuerza a todos: veteranos y jóvenes.

Nuestra fuerza es unirnos en cada centro de trabajo para buscar la solidaridad de los demás trabajadores sin distinción de sector, de región, de nacionalidad de origen. Solidaridad no es dar un simple apoyo, solidaridad es unirse a la lucha y hacer el frente de combate contra el capital lo más grande posible, pues sólo así podemos tener fuerza. Cuando los trabajadores luchan juntos todos ganan. LUCHANDO JUNTOS GANAMOS TODOS.

Corriente Comunista Internacional 8-11-05

Para todo contacto, crítica, comentario, discusión sobre cómo luchar escribir a: [email protected] o Apartado de Correos 258 Valencia 46008. Consultar nuestro sitio Web: es.internationalism.org

REUNION PUBLICA BARCELONA sobre tema LA LUCHA OBRERA ES EL FUTURO, EL NACIONALISMO (ESPAÑOL O CATALAN) ES EL PASADO: Sábado 26 de noviembre 2005 a las 17 horas en el Centro Social Garcilaso c/Garcilaso s/n frente a Mercado Felipe II Metro Línea 1 Estación Sagrera

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

¡El nacionalismo (español o catalán) es el pasado! ¡La lucha de clases es el futuro!

En 1978, cuando se acordaron los Estatutos de Autonomía vigentes, la burguesía consiguió presentarlos ante la clase obrera como un producto de una lucha «por la democracia y las libertades». La estrategia política organizada por la burguesía en España, con el apoyo de sus cofrades del bloque occidental (Alemania, Francia y USA en particular), para confrontar la enorme combatividad obrera que se desarrollaba desde los años 60 en España -y en todo el mundo-, ofreciendo «libertades democráticas» a cambio de disminución de salarios (Pactos de la Moncloa), «sindicatos libres» por despidos (reconversiones, etc.), «partidos políticos» por austeridad (2 millones de parados),... en definitiva gato por liebre, llevó a muchos obreros a pensar que la «transición democrática» era el objetivo de sus luchas, cuando en realidad era el arma de la burguesía para combatirlas. Los sindicatos y partidos de izquierda recién estrenados imponían, en las manifestaciones que convocaban, consignas como la de «Llibertat, Amnistía y Estatut d’Autonomía».

Hoy con casi 30 años de perspectiva, en los que se ha podido ver el papel que han jugado los diferentes gobiernos regionales y locales en el desmantelamiento del tejido industrial, de la minería, de la siderurgia, etc., y en el sabotaje de las luchas obreras, poniendo por delante consignas regionalistas interclasistas como “salvar Asturias”, o “salvar Sagunto”, etc., por no hablar del reforzamiento del control estatal y de la represión que significa la creación de los Mossos d’Esquadra, o la Ertzaina, y del aumento desmesurado de la burocracia,... Por todo ello no es de extrañar que el debate sobre el “Estatut” de Cataluña y la reforma constitucional del Senado, no haya calado ni movilice a los obreros. Como se quejan amargamente los de Esquerra Unida i Alternativa: «no hay amplias masas en la calle reivindicando un nuevo Estatut», y más explícitamente los de El Militante: «Cuando en 1976 las luchas obreras reclamaban “Llibertat, Amnistía, Estatut d’Autonomía”, vinculaban la lucha contra el búnker franquista instalado en el poder a los derechos democráticos políticos y nacionales y, para muchos, a la transformación socialista de la sociedad. Hoy el debate sobre la reforma del Estatut aparece ligado al tema de la financiación, y los primeros que aparecen muy interesados en el tema son los principales empresarios y banqueros catalanes. La burguesía catalana pretende obtener una parte mayor del pastel, con lo que el “más para Catalunya” no se va a convertir en ninguna “conquista” de la que se vayan a beneficiar los trabajadores» (El Militante nº 186. Edición digital, Septiembre 2005: El Estatut Catalán, ¿Más derechos sociales para los trabajadores?).

Y es que es completamente cierto que la polémica y las intrigas del Estatut de Cataluña son un asunto en el que se dirimen las pugnas entre las diferentes fracciones de la burguesía; pero eso no significa que no tenga ningún interés para el proletariado. En primer lugar porque la política de la burguesía, su estrategia, sus conflictos, el estudio del enemigo y sus maniobras, es un arma de la guerra de clases, y un elemento de la toma de conciencia del proletariado. Muchas de las obras clásicas del marxismo se han dedicado a este análisis, como por ej. El 18 Brumario de Luis Bonaparte de Marx, o los propios escritos sobre España de Marx y Engels. En segundo lugar porque precisamente grupos como El Militante, o los sindicatos radicales, se van a encargar de presentar el Estatut como una reivindicación obrera, para intentar desviar así las luchas obreras de su terreno, en una reedición de la vieja estrategia de los 70, como ya se está haciendo en SEAT.

Un conflicto entre fracciones de la burguesía...

El debate sobre el Estatut es en realidad un ajuste de cuentas entre fracciones de la burguesía; pero no únicamente ni principalmente entre la burguesía catalana y el
Estado español.

Desde bastante antes de la llegada del PSOE al gobierno en 2004, la burguesía en España - como producto de la agravación de la crisis, y de las tendencias al “sálvese quien pueda” que se agravan, tanto en la escena internacional, como al interior de cada país-, viene confrontándose a una escalada de las tendencias centrífugas de sus diferentes fracciones nacionalistas-regionalistas, que tienden a poner en cuestión el status quo al que se había llegado con la aprobación y actualización de los diferentes Estatutos de Autonomía.

Contrariamente a lo que dicen muchos grupos izquierdistas radicales, incluyendo algunos elementos y grupos anarquistas, el Estado español no es «una cárcel de pueblos», y de hecho ninguna fracción nacionalista de peso de la burguesía en España ha planteado así las cosas, ni siquiera el siglo XIX cuando aún era posible la formación de nuevas entidades nacionales;
si no que se han limitado a reivindicar sus particularismos y sus prebendas heredadas históricamente de las condiciones de desarrollo del capital español:

«... Así la vida local de España, la independencia de sus regiones y municipios, la diversidad del Estado de la sociedad, fenómenos basados originariamente en la configuración física del país y desarrollados históricamente por la diversidad de los modos cómo las distintas regiones se emanciparon de la dominación mora para formar pequeñas entidades independientes, todo eso se vio finalmente reforzado y confirmado por la revolución económica que agostó las fuentes de la actividad nacional. Y así la monarquía absoluta encontró ya en España una base material que por su propia naturaleza repelía la centralización... Como Turquía, España siguió siendo un conglomerado de repúblicas mal regidas con un soberano nominal al frente. El despotismo presentaba caracteres diversos en las distintas regiones a causa de la arbitraria interpretación de la ley general por virreyes y gobernadores; pero a pesar de ser despótico, el gobierno no impidió que subsistieran en las regiones los varios derechos y costumbres, monedas, estandartes o colores militares, ni siquiera sus respectivos sistemas fiscales...» (Marx, Engels, Revolución en España, Ed. Ariel, Barcelona 1970, Pág. 75).

El punto más álgido de esa dinámica fue la tentativa federalista de 1873-1875, el «Viva Cartagena» cantonalista que acabó en un desastre. Como ya hemos argumentado antes muchas veces (Ver AP nº 138,140, 141, 143, 145, 150, 152, 154, 173 y 180), el problema del Estado español es el de una mala soldadura de las diferentes partes del capital nacional, problema
que se ha agravado y no tiene solución con la decadencia del capitalismo, y menos aún en su fase
de descomposición.

En la decadencia del capitalismo es imposible la formación de nuevos marcos nacionales viables que expresen el desarrollo de las fuerzas productivas. Los Estados que se han constituido desde la 1ª Guerra Mundial son un producto de la confrontación imperialista, del reparto de zonas de influencia entre las diferentes potencias, en la época por ejemplo de la guerra fría, o bien del desmoronamiento de los bloques imperialistas como consecuencia de la entrada del capitalismo en su fase terminal de descomposición. Por eso, en nuestra época, la reivindicación de la autodeterminación sólo expresa, o bien la sobrepuja cada vez más irracional a la que conduce la agravación de la descomposición social, o simplemente un engaño para confundir y dividir a la clase obrera.

Hasta la derrota del plan Ibarretxe en las Cortes españolas el invierno pasado, el primer plano de estas querellas lo ocupaba el llamado «conflicto vasco»; los últimos meses sin embargo, ha sido el Estatut lo que ha saltado a primera plana. ¿Significa eso que efectivamente, el nacionalismo vasco se bate en retirada? Más bien al contrario; la gravedad de los envites planteados por el «plan Ibarretxe», con su propuesta de «Estado libre asociado», que es una verdadera OPA hostil contra la soberanía del Estado español en Euskadi, es lo que ha empujado al gobierno de ZP a lanzarse a la aventura de la reforma del Estatut de Cataluña.

De una forma alambicada y extremadamente difícil, lo que el Gobierno pretende con la reforma actual del Estatut es una reedición de la fórmula de «café para todos» de 1978, que permita encajar las diferentes reivindicaciones nacionalistas-regionalistas en una reforma constitucional pactada que ratifique la soberanía del Estado español. En otras palabras, el proyecto de Estatut es una tentativa de dar una vía «constitucional» a las tendencias centrífugas nacionalistas-regionalistas, de dejar aislado al PNV, mostrando que hay una vía alternativa al «plan Ibarretxe» para defender los particularismos, y acabar obligando así finalmente a aquel, a integrarse en esta «reforma».

Si en un primer momento con ocasión de la admisión del proyecto de Estatut en el Parlamento, el gobierno ha tenido que cargar las tintas en el compromiso de ZP de dar el máximo de garantías a que se respetarán los contenidos, y ZP ha coqueteado incluso con la terminología de “identidad nacional” para Cataluña en el preámbulo del Estatut; en el debate sobre la reforma del Senado han aparecido más claramente los términos de su propuesta: «El Gobierno y el PSOE han querido, en suma, aprovechar este debate para decir a la sociedad española que en materia territorial no hay bandazos ni aventuras, ni el comienzo de un nuevo periodo constituyente, sino cumplimiento y desarrollo de los pactos que permitieron alumbrar la Constitución y organizar a partir de ella un nuevo marco de convivencia» (La Vanguardia, 10.11.05), lo que ha hecho que Artur Mas declarara que: «Quizás sí que ha calmado los ánimos pero no como nosotros queríamos (...) Esa es la versión del café para todos» (ídem, 08.11.05).

Esos bandazos no son sin embargo una expresión de la finura del control de la situación por parte del Gobierno, sino más bien al revés, expresan su dificultad para nadar y guardar la ropa. Y es que las condiciones para repetir una jugada como la del 78 son absolutamente diferentes de las de entonces.

No sólo hay un aumento de las tensiones centrífugas y una disminución del margen de maniobra debido a la agravación de la crisis económica (que se está poniendo de manifiesto en torno a la negociación de la financiación y la recaudación fiscal); si no que fundamentalmente no hay, ni el apoyo internacional, ni el consenso en el seno del aparato de Estado con el que contaba la burguesía entonces.

Desde el punto de vista imperialista, como ya hemos apuntado otras veces, la situación en Euskadi ha sido un coladero de presiones al capitalismo español por parte de sus antiguos mentores, sea a través de la disponibilidad de su territorio como base de operaciones y santuario del terrorismo de ETA, como en el caso de Francia, o a través de la Iglesia y sus resortes en el País Vasco y el PNV, por lo que concierne a Alemania, o por medio de “poner a disposición” del Estado español la experiencia de “pacificación” del Ulster (vía por la que la fundación Carter, desencadenó las presiones USA cuando Lizarra). No cabe duda que la fragilidad del aparato político español es pan bendito para las tentativas de las diferentes potencias imperialistas de ganar influencia o de vengar agravios.

Y en este tema de tomar venganza, es sin duda USA quien más tiene que decir, puesto que la salida del PP del gobierno en las pasadas elecciones del 14 de Marzo ha coincidido con una corrección del rumbo de la política de apoyos imperialistas del capital español; el PSOE ha redireccionado el pro americanismo a ultranza de Aznar para priorizar la vocación «europea» (y principalmente pro alemana), y USA se ha convertido en el refugio de la dirección del PP en la sombra. Desde Nueva York el Sr. Aznar, entre clase y clase, refuerza el núcleo duro Acebes-Zaplana de su partido, y lanza todo tipo de improperios sobre el fantasma de una “balcanización” para desprestigiar la política territorial del gobierno ZP.

Esas «brasas» (en los dos sentidos) del ex-presidente del Gobierno, avivan un fuego que también prende por las condiciones en las que el PP abandonó el gobierno y que últimamente también «calientan» a una parte del aparato de Estado que está descontenta con los resultados del viraje imperialista llevado a cabo por el Gobierno. Como resultado de todo esto, en lugar de un consenso como en 1978, hay tensiones importantes entre los dos principales partidos de la burguesía en el seno del aparato del Estado.

...con graves riesgos para la estabilidad del aparato político del Estado

Toda esta operación política de la reforma del Estatut implica graves riesgos de tensiones en el aparato de Estado.

En primer lugar, respecto al nacionalismo vasco, el PNV, que es bien consciente de haber abierto la caja de los truenos («nosotros empezamos esta dinámica» ha declarado Ibarretxe en entrevista en el diario El País), va a continuar su órdago sea cual sea el resultado de la reforma. Si el Estatut se queda en «café para todos», le sabrá a descafeinado y es más que probable que aumenten las presiones del sector más radical Arzalluz-Egibar; y si significa realmente una progresión de las concesiones del Estado a las fracciones nacionalistas, tensará aún más la cuerda exigiendo nuevos planes Ibarretxe.

En Cataluña mismo, sectores de CiU (el partido de Pujol que ha ido apuntalando sucesivos gobiernos “socialistas” y “populares”) y de ERC (el partido de Companys que salvó la República Española de la amenaza obrera en Julio de 1936) se ven empujados a contentar a sus radicalizadas bases con crecientes proclamas independentistas.

En segundo lugar, la fractura entre el PP y el PSOE sobre las decisiones de Estado es gravísima teniendo en cuenta los antecedentes históricos en España, en los que la profundización de esa fractura siempre ha llevado a conflictos de envergadura. Por eso el mismísimo Sr. González ha intervenido para señalar la necesidad de no permitir que el PP quede totalmente aislado políticamente.
A la burguesía en España le ha costado muchos años y esfuerzos estructurar una derecha «democrática» moderna, y sólo ha podido conseguirlo con un gran partido que cubre todo el espectro de la derecha, desde la extrema derecha hasta los liberales y demócrata-cristianos. Ese partido ha mostrado que es capaz de funcionar con disciplina y coherencia en el gobierno, y con una dirección «caudillista». Pero el empecinamiento del PP en el discurso del nacionalismo español, de la “patria puesta en peligro por la tibieza del Gobierno con los separatistas”, que es el cemento que mantiene cohesionadas las filas “populares” tras la pérdida de las prebendas del poder, puede hipotecar la posibilidad de un recambio del PSOE del gobierno, como ya ocurrió en el pasado en las últimas legislaturas del PSOE durante los años 80, comprometiendo el juego político de la burguesía y sobre todo en su frente «de izquierdas» para el engaño y el control ideológico de la clase obrera.

Un tercer riesgo que plantea la situación es el rebrote de tensiones al interior del PSOE entre los barones. Ibarra, Bono, y el mismo presidente del partido, Chaves, que no son precisamente entusiastas de la política del gobierno con el Estatut, y en algunos casos, como los dos primeros, suscribirían incluso partes enteras del discurso del PP; hasta el extremo de que Rajoy ha podido permitirse farolear con que «le llaman» desde el PSOE.

En cuarto lugar, existe el riesgo de un contagio «independentista radical», que haga que sectores nacionalistas-regionalistas de la burguesía, que estaban relativamente encauzados en su participación en el Estado, vean la ocasión de sacar tajada de este río revuelto. Este riesgo se ilustra en la «cláusula Camps» de la reforma del Estatuto valenciano, que viene a reivindicar para todas las autonomías el techo más alto de competencias que se alcance para cualquiera; esto significa en la práctica un llamamiento a la indisciplina generalizada.

La burguesía vuelve los efectos de la descomposición
contra el proletariado

El proletariado no puede esperar ningún avance de sus luchas de esta situación de dificultad de la burguesía. Al contrario, esta agravación de las tensiones políticas en el aparato de Estado producto de la descomposición, se vuelven en su contra:

– Directamente, a través de la propaganda y la intervención de los sindicatos radicales y los izquierdistas, que tratan de implicar al proletariado llamándolo a tomar partido por el Estatut y la «autodeterminación». Así por ejemplo, la «Xarxa contra els tancaments y la precarietat» de Cataluña, que es una especie de sindicato radical de base, llama a identificar la lucha contra los despidos en SEAT, y contra la reducción de salarios y las deslocalizaciones, con la lucha por un Estatut mejor : «...defendemos un Estatut que pueda dar satisfacción a las necesidades que tienen los trabajadores de Cataluña...». Igualmente El Militante defiende un Estatut, «que sea una herramienta útil para la clase obrera» y llama a la «lucha por la autodeterminación» como «un paso al socialismo». Estos llamamientos son criminales, porque identifican los intereses obreros a los intereses nacionalistas, a la defensa de un Estatut (por más radical que se quiera) y llevan en la práctica a confiar a la burguesía la defensa de nuestras condiciones de vida. Si en la práctica, la lucha contra las deslocalizaciones, o por viviendas accesibles a los jóvenes, o por un salario digno, se plantea como la defensa de los intereses nacionalistas, estamos poniendo las luchas al servicio del reforzamiento de los empresarios y del Estado (aunque sean los representantes de las fracciones catalanistas y la porción catalana del Estado), que son precisamente los responsables de los ataques a nuestras condiciones de vida; y estamos sembrando la división y la insolidaridad en nuestras filas. Las fracciones nacionalistas de la burguesía, incluidas las catalanas, no son portadoras de un nuevo desarrollo de la economía que permita absorber el paro y aumentar los salarios; sólo reivindican su trozo de tarta de la explotación de los trabajadores. No es por los obreros de Cataluña por lo que luchan, sino por salvar sus pellejos de empresarios, burócratas o intelectuales del tres al cuarto a sueldo del Estado

– Indirectamente, a través del impacto de las campañas xenófobas que vehicula la pequeña burguesía, pero que impactan en elementos del proletariado: así ocurre con los sentimientos de agravios comparativos, que hacen ver que el consumo de agua de Aragón arruina la agricultura de Valencia, o de Murcia, o que las subvenciones sanitarias a Cataluña impiden una sanidad digna al usuario de Castilla, etc.

La lucha de la clase obrera no tiene nada que ver con los intereses nacionalistas. El proletariado no defiende la creación de nuevas fronteras, sino su abolición; no defiende los privilegios de un territorio frente a los demás, sino la solidaridad y la unidad de clase frente a todas las divisiones; no pretende una distribución más equitativa de los beneficios, sino la abolición de la ley del valor, la subordinación de la producción a las necesidades humanas: «De cada cual según su capacidad; a cada cual según su necesidad»

Hic Rhodas. 13/11/2005.




Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

¿Cuales son las verdaderas razones de la guerra en Irak?

La clase obrera sabe que la guerra no vale ni el dinero, ni las vidas que cuesta. Además de los más de 2.000 soldados muertos en ese conflicto hasta el momento, miles y miles de irakies han sido asesinados, mutilados o se han quedado sin hogar. Todas las explicaciones oficiales dadas por el Gobierno para justificar la guerra en Irak son mentiras : no existían armas de destrucción masiva, no se ha podido demostrar ninguna relación entre los atentados de Septiembre de 2001 y los supuestos terroristas irakies; Saddam Hussein y su Gobierno no constituían una amenaza real para ninguna otra nación de la región. A medida que van pasando los meses, la Administración Bush va perdiendo credibilidad y ve debilitarse notablemente su autoridad política a nivel mundial.

Todos los activistas anti-guerra nos ofrecen una cantidad enorme de explicaciones, lemas y consignas sobre las causas de la guerra. En las manifestaciones contra la guerra que se realizan por todo el país, mitin tras mitin se nos dice que:


* es una guerra para lograr el control del petróleo. La habrían desencadenado los intereses de las grandes multinacionales. ¡No más sangre por petróleo!, vociferan los izquierdistas.

* es un error político, una gravísima equivocación.

* es la guerra de los republicanos de Bush y compañía.

* es el resultado de una política irracional desarrollada por una fracción reaccionaria de la clase dirigente.

* es el fruto de la torpeza y la estupidez del inepto George W. Bush, incapaz de reconocer que ha cometido un error.


Más allá de la parte de realidad o verdad que puede existir en cada una de estas “explicaciones”, lo bien cierto es que todas ellas intentan ocultar el hecho de que la guerra en Irak es la consecuencia inevitable del desarrollo progresivo de la descomposición de la sociedad capitalista y de lo que ello implica: un debilitamiento creciente de imperialismo USA y unas dificultades, cada vez más importantes, para mantener su hegemonía ante el desarrollo del caos mundial.

En 1.989, cuando se desmoronó la antigua URSS y finalizo la época de la llamada Guerra Fría, todos los políticos y medios de comunicación de la burguesía nos prometieron un nuevo orden mundial, un futuro de paz y prosperidad, en fin, el triunfo definitivo del capitalismo y la democracia. Nos prometieron que billones de dólares que debían haberse invertido en armas, iban a ser transferidos a nuevos programas sociales para hacer realidad esas promesas de paz y estabilidad. Quince años más tarde, podemos comprobar en que se han convertido todas esas promesas y buenas intenciones, en la trágica realidad del incremento del caos a nivel mundial. Ni paz ni prosperidad, al contrario, el desarrollo de la represión estatal y de la dictadura del capital no deja de aumentar.

La época de la Guerra Fría, la férrea disciplina de bloques liderada por los USA y la URSS respectivamente, con las potencias de segundo y tercer orden bailando al son de sus amos correspondientes, es profundamente añorada por la clase capitalista que recuerda con pena como se alejan aquellos “gloriosos años pasados”. La realidad histórica empieza a mostrar, con mucha claridad, que el colapso del imperialismo ruso ha resultado una victoria pírrica para el imperialismo norteamericano y un verdadero triunfo del desarrollo de la descomposición capitalista. Con el colapso de los antiguos bloques imperialistas, el cemento que unía la relación de fuerzas entre todos los países capitalistas desapareció y cada país, pequeño o grande, defiende sus propios intereses en la escena mundial lo que supone el desarrollo del “cada uno (país) para sí”, azuzando y agravando un caos creciente en las relaciones internacionales.

En 1.992, el imperialismo USA adoptó oficialmente la estrategia de prevenir el riesgo de que cualquier potencia rival, ya fuera europea, asiática o cualquier otra pudiera arrebatarle la hegemonía mundial. Desde entonces, ese objetivo central ha guiado e inspirado la política exterior de todos los Gobiernos, demócratas o republicanos, que han llegado a la Casa Blanca. Guiado por esta estrategia el imperialismo USA ha incrementado notablemente el número de intervenciones militares por todo el mundo, para demostrar a todos (antiguos aliados incluidos) que sólo ellos son la única superpotencia mundial.

La invasión por parte de los Estados Unidos de Irak fué, en modo alguno, para incrementar los beneficios de las grandes corporaciones petroleras del país ya que, por mucho que puedan conseguir un peso en ese terreno, jamás podrán compensar los astronómicos gastos que esta suponiendo la ocupación militar. Tampoco ha sido un error político, ni el resultado de la torpeza de las Administración republicana ni del “estúpido carácter” personal de Bush, ya que la invasión a sido una decisión consciente apoyada por todas las fracciones de la burguesía USA, excepto de las minoritarias fracciones aislacionistas. De hecho, la invasión de Irak, ha sido un elemento central de la geoestrategia USA orientada a impedir que ninguna potencia europea, en especial Alemania, puedan conseguir una influencia real en Oriente Medio. Ligada a la ocupación de Afganistán, y a las nuevas alianzas establecidas con las antiguas repúblicas de Asia Central y el Caucaso, la invasión de Irak puede permitir a los USA controlar una de las áreas estratégicas más importantes del mundo.

Para la burguesía USA, el verdadero problema que plantea la guerra de Irak es que la máquinaria militar más poderosa del mundo y de la historia está sumida en una pesadilla de la que no puede escapar y, cada vez es más incapaz de desarrollar las operaciones militares que necesita en otros escenarios imperialistas. Esto hubiera ocurrido igual, fuera quien fuera el presidente, porque es una caracteristica central del capitalismo en descomposición el hecho de que, cada acción que emprende el imperialismo USA para mejorar su situación acaba exacerbando aún más sus problemas a escala mundial. Sin embargo, si que es cierto que las burdas mentiras utilizadas por la Administración Bush a nivel propagandístico e ideológico para justificar la guerra (los Demócratas hubieran preferido utilizar el tema de la defensa de los derechos humanos) y, la mala administración del sentimiento patriótico que generaron los atentados del 11 de Septiembre de 2.001, junto a la desastrosa táctica utilizada para la invasión han acelerado notablemente las dificultades que históricamente tiene planteadas la mayor potencia burguesía mundial. El deterioro de la situación militar y la creciente impopularidad de la guerra suponen un serio problema para la burguesía ya que esta obligada a desarrollar nuevas aventuras guerreras, a enviar más tropas y, a exigir un apoyo creciente a la población, puesto que de ello dependen la defensa de sus intereses imperialistas en todo el mundo.

Las guerras actuales, las guerras que en el futuro vamos a ver desarrollarse por doquier para que la burguesía pueda seguir perpetuando su modo de terror y explotación, no van a cambiar ni a detenerse cambiando de presidente o de política. Todos los Estados, todos los Gobiernos y todos los partidos o dirigentes al mando tienen un único y mismo interés: defender los intereses nacionales cueste lo que cueste.

La clase obrera solo puede hacer frente a esta lógica y a esta carrera bélica sin freno, si es capaz de comprender que en sus manos, en su lucha, en el desarrollo de su conciencia y unidad para acabar con el capitalismo a nivel mundial, reside la única posibilidad de que la humanidad no sucumba ante la barbarie guerrera del capital. La única posibilidad de acabar con esta sombría perspectiva reside en cambiar esta sociedad por una sociedad basada en las necesidades humanas y por tanto, en la construcción de la comunidad humana mundial. Y ello solo puede ser el resultado de la revolución comunista mundial.


Internationalism (sección en USA de la CCI), 24 / Septiembre / 2.005



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Acción Proletaria 2006

   

Acción Proletaria nº 187, 15 Enero - 15 de Marzo

Para construir el porvenir hay que acabar con el capitalismo

El año 2005 comenzó bajo los peores auspicios: con el horror por los destrozos del tsunami en el Sudeste asiático que provocó más de 300 mil muertos. Y se acaba con una doble amenaza de probables peores consecuencias: la contaminación de las aguas a causa de la explosión de una fábrica química que expone la vida de más de 5 millones de personas en China y en Rusia y el riesgo de propagación de una nueva plaga - la gripe aviar -, sobre cualquier parte del mundo, con el flujo migratorio de las aves en la próxima primavera.

Durante el año pasado hemos asistido igualmente impotentes a los destrozos del ciclón Katrina que borró prácticamente del mapa la ciudad de Nueva Orleáns y sus alrededores, y a continuación a una oleada sin precedentes de huracanes devastadores en el golfo de México, al terremoto en la Cachemira paquistaní y otros cataclismos similares. Estas imágenes apocalípticas no son producto de una fatalidad, ni simples catástrofes naturales. Son las leyes del capitalismo las que las han transformado en espantosas y dramáticas catástrofes sociales; es la incuria de este sistema lo que las agrava incapaz como se manifiesta de prevenir los efectos de estas catástrofes en las poblaciones ni para socorrerlas eficazmente cuando ya se han desencadenado.

Por otra parte, la concurrencia comercial a ultranza, la búsqueda de la explotación máxima y de la rentabilidad inmediata, la trasgresión permanente de las normas de seguridad más elementales, el mayor de los desprecios por la vida humana, provocan cada vez más catástrofes mortíferas, como los repetidos accidentes de aviación, o la progresión escalofriante de accidentes laborales como los sucedidos en China, pero también en los países “avanzados” como España.

Pero la locura y la barbarie del capitalismo se manifiestan todavía más claramente en el carácter cada vez más irracional de las guerras y los conflictos sangrientos que destruyen el planeta, alimentados por los apetitos imperialistas de todos los estados, y que engendran cada vez más caos y destrucción. Al avivamiento de los odios interétnicos y de las guerras tribales endémicas como las de África, se suman las masacres cotidianas en Irak, Líbano. Oriente Medio, en el Cáucaso,… y estas a su vez se “proyectan” sobre todo el planeta a través del recurso sistemático a los atentados “kamikaze” y su multiplicación como arma de la guerra imperialista. Tras el 11 de septiembre de 2001, las cruzadas antiterroristas no han hecho más que exacerbarlos y darles otra dimensión, pues se mostrado capaces de golpear ciegamente cualquier rincón del globo terrestre como hemos visto con la serie de atentados de Londres durante el verano, pero también en Indonesia, en Egipto y en la India.

Esta extensión de la barbarie sobre gran parte del planeta converge además con una aceleración sin precedentes de los ataques contra la clase obrera en los países centrales del capitalismo que sufre los hachazos resultantes de la agravación de la crisis económica. Todos los gobiernos, sean de derechas o de izquierdas, toman las mismas: someter a los proletarios a condiciones de explotación cada vez más insoportables, a una creciente pauperización creciente: la agravación del paro, la intensificación de los planes de despido en todos los sectores y la precarización laboral se añaden al aumento de los ritmos de explotación y de las jornadas laborales, al desmantelamiento de la protección social, a la caída del poder adquisitivo de los salarios, a la degradación de sus condiciones de vivienda,… El capitalismo no sólo echa a la calle a cada vez más obreros sino que se muestra cada vez más incapaz de proporcionarles los medios de vida más elementales. La amplitud y la profundidad de los ataques de la burguesía contra la clase obrera revelan el hundimiento inexorable del capitalismo en las convulsiones de su crisis mundial. Se pone de manifiesto que la burguesía no tiene más “solución” que ofrecer que atacar cada vez con mayor brutalidad las condiciones de existencia más vitales de aquellos a los que explota. El capitalismo se ve obligado a desvelar así su bancarrota histórica como forma de organización de la sociedad humana. La aceleración dramática de esta situación en todo el planeta demuestra con rotundidad no sólo que este sistema de explotación es incapaz de asegurar un futuro mejor para la humanidad, sino que amenaza directamente con anegar el planeta en un abismo de miseria y barbarie.

Ante la gravedad de lo que está en juego no existe más que una sola salida: el derrocamiento de este sistema por la única clase que sólo puede perder las cadenas de su explotación, el proletariado. La clase obrera tiene la llave del porvenir.

Únicamente ella tiene los medios para sacar a la humanidad de este atolladero mediante el desarrollo de sus luchas. Sólo ella es capaz de oponerse a la perpetuación de este sistema de explotación. Ella es la única clase de la historia portadora de otra sociedad donde el motor no será jamás el beneficio y la explotación, sino la satisfacción de las necesidades humanas.


Traducido de Révolution Internationale nº 364, publicación de la CCI en Francia.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Lecciones de la huelga de SEAT: No a las «movilizaciones» sindicales, Sí a la lucha obrera

El 23 de Diciembre, tras 4 meses de expectativas y negociaciones de la Plataforma Unitaria (CCOO, UGT y CGT) con la patronal y la Generalitat, y de convocatorias sindicales, los obreros de SEAT desencadenan espontáneamente un paro contra los despidos, que es una expresión de indignación y de solidaridad ante la forma cobarde como se anuncian y ante la traición de CCOO y UGT que los han firmado, y la pasividad de los demás sindicatos para plantear una alternativa de lucha. CGT, a la que otras formaciones sindicales “radicales” y “de base” (CNT, la Xarxa...) dan su apoyo, y que el mismo día (16 de Diciembre) de la firma de los despidos emplaza a los trabajadores... ¡para Enero!, se sube en marcha al carro de la respuesta obrera, primero para frenarla, llamando el mismo día 23 a limitar el paro a 3 horas; luego, cuando comprueba tras las Navidades que no hay una continuidad de la dinámica de lucha, para presentarse como sindicalismo “combativo”, con un programa de “movilizaciones”. ¿Qué lecciones tenemos que sacar de todo esto?

Algunos (como Corriente Roja, o el sector crítico de COO, etc) dicen que frente al pactismo y la traición de CCOO y UGT, hay que construir un sindicalismo “combativo” y “de clase”; lo que prueban sin embargo las luchas obreras durante la mayor parte del s. XX hasta la huelga actual de SEAT, es que en el periodo actual, la forma sindical de lucha no sirve para defender nuestros intereses; sólo la lucha de masas, que la burguesía llama “salvaje”, organizada por nosotros mismos en asambleas y comités elegidos y revocables, que busca la extensión sumando a la lucha a otros obreros, que se plantea como una misma lucha de clase, puede crear una relación de fuerzas que defienda nuestras reivindicaciones.

 

Las convocatorias y “movilizaciones sindicales” organizan la desmovilización de los obreros

 

Desde que, a principios de Septiembre, la empresa planteara el chantaje de elegir entre 1400 despidos, o una reducción salarial del 10% para toda la plantilla, planteando así un terreno trampeado de división entre los trabajadores y de consideraciones sobre la «rentabilidad» y la «competitividad», etc, los sindicatos se han ceñido a pies juntillas a ese guión, entrando al trapo de desviar la reflexión de los obreros sobre lo que se les venía encima, manteniéndolos ocupados en valoraciones sobre los beneficios de la empresa y los planes de productividad, más propios de contables, y totalmente a la expectativa de los despidos, sin que se expusiera claramente el ataque que se desencadenaba contra ellos.

El 5 de Noviembre, la dirección de SEAT plantea un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 1346 trabajadores, haciendo pública y directa así, la amenaza de despidos. Se constituye una Plataforma Unitaria (PU), formada por CCOO,UGT y CGT, a la que apoyan “críticamente” los sindicatos más “radicales” (CNT, Xarxa, Revolta Global). La PU dice desde el principio que los despidos son «inaceptables»; pero hace lo contrario: «la Plataforma Unitaria integrada por CCOO, UGT y CGT, no planteó el rechazo frontal del ERE desde el primer momento exigiendo el mantenimiento de todos los puestos de trabajo. Se aceptó el marco general de la reducción de plantilla y de derechos» (¡Y esto lo dice alguien que en el mismo texto apoya a la CGT !, Angeles Maestro, Corriente Roja)1.

A pesar de que se ha hecho todo lo posible por que los trabajadores no estén en condiciones de responder al ataque, y de su propia dificultad para desarrollar la combatividad, el mismo día que se anuncia el ERE, los obreros desbordan la convocatoria sindical de un paro parcial, haciendo manifestaciones en Zona Franca y en Martorell, que cortan las carreteras. Desde el momento mismo pues, en que se descubre a las claras el ataque, se puede ver quien está por aceptar los despidos y quien está por luchar. A partir de aquí, la acción sindical (incluyendo la más “radical”, e independientemente de lo que piensen y de la voluntad de muchos militantes sindicalistas), no busca reforzar la lucha obrera, sino hacer aceptar el ERE...aunque sea «el menos malo posible».

Así es como hay que valorar la convocatoria de un nuevo paro, esta vez de un día, para el 10 de Noviembre, y una manifestación...para presionar a la Generalitat. De esta forma, bajo la apariencia de una continuación del brote de combatividad que había surgido el día 5, aún muy debilitado por la falta de confianza de los obreros en sus propias fuerzas, por las dudas de entrar en lucha de los mayores, por la falta de experiencia de los jóvenes, se hacía que los obreros pusieran esa confianza que les faltaba en sí mismos, en la Generalitat, que había aceptado de entrada tramitar el ERE. Los obreros acuden masivamente a la manifestación, y se palpa una inquietud, pero no se toma la iniciativa, se está a la espera de “ver qué pasa”. Y lo que pasa es que, al dejar la iniciativa en manos de las negociaciones entre la PU, la empresa y la Generalitat, los trabajadores quedan desmovilizados.

Como si la cosa ya no fuera con los obreros de SEAT, no hay ninguna convocatoria de movilización ¡Hasta 3 semanas después! El día 1 de Diciembre. Esto deja absolutamente pasivos a los trabajadores, a merced del resultado de las negociaciones. La consecuencia es que el día 16 de Diciembre, por sorpresa y a escondidas, a traición, CCOO y UGT (CGT se descuelga dos días antes) firman un acuerdo con la patronal aceptando 660 despidos puros y duros, que tienen el cinismo de presentar como una «victoria», porque la patronal habría «cedido» rebajando el número de despedidos; pero no dicen que a esos despedidos hay que añadir 296 bajas voluntarias, lo que suma prácticamente cerca de mil despedidos.

 

23 de Diciembre: la respuesta obrera, indignación y solidaridad

 

El día 22 de Diciembre por la noche, y a la entrada el día 23, el último día de trabajo antes de los 9 días que la fábrica estará cerrada en Navidad, se va citando uno a uno a “los que están en la lista” a las oficinas, y se les entrega la carta de despido. Ninguno de los afectados lo sabía de antemano. La indignación por la forma cobarde y canalla como se presentan los despidos va creciendo. Los despedidos reaccionan y rechazan irse a casa. Piden la solidaridad de los demás compañeros. De forma espontánea, la huelga estalla en los talleres de pintura y se extiende como un reguero de pólvora. Los obreros abandonan los talleres y se reúnen en una asamblea espontánea. La factoría está totalmente parada. Los dirigentes de CCOO y UGT desaparecen del mapa. Sus sedes en la empresa están fuertemente custodiadas por guardias de seguridad. El turno de la tarde y la noche, tras hablar con los compañeros, se suma a la huelga, que se extiende igualmente a la fábrica de la Zona Franca y Landaben (Navarra).

Frente a la desmovilización sindical desde el verano, la respuesta del día 23 de Diciembre es el comienzo de una respuesta de clase. A la aceptación de los despidos y las promesas de “recolocación” que ofrecen los sindicatos, los obreros oponen la lucha en solidaridad con los despedidos; en vez de «paros parciales», la extensión rápida; frente a las convocatorias sindicales, unión y discusión a través de las asambleas, comunicación directa entre los obreros, tomar la lucha a cargo. Se ve igualmente, una indignación, no sólo con la patronal, sino también con UGT y CCOO, que expresa una cierta toma de conciencia del papel de sabotaje de la lucha que han jugado, de que no se puede confiar la lucha a los sindicatos.

Algunos medios han dicho que la huelga del día 23 fue convocada y dirigida por CGT2, pero su actuación se limitó a tratar de coger el tren de la lucha en marcha para no quedarse fuera de juego, e incluso a tratar de frenar las iniciativas obreras. El mismo 16 de Diciembre que se firmaron los despidos, CGT convocó una concentración de rechazo, bien lejos de la fábrica, a la otra punta de Barcelona, que reunió a 200 personas y pasó sin pena ni gloria; aunque sí sirviera para «acentuar» que CGT, a pesar de que había participado desde el verano en toda la estrategia de desmovilización, no firmaba los despidos, es decir, para “caer de pie”. Lejos de preparar o convocar ninguna acción de lucha que se opusiera a los despidos, emplazó a los obreros... ¡a Enero! Lo que muestra que el día 23 (y toda la semana anterior), CGT no estaba pensando precisamente en ninguna huelga:

«CGT informaremos la próxima semana de la convocatoria que realizaremos a primeros de Enero para coordinar a los/as afectados ante la problemática que se les viene encima» (comunicado CGT, 16 de Diciembre)

El mismo día 23, este sindicato anarquista y «radical», llamó durante el turno de la mañana, a limitar el paro a unas horas porque no era legal. Como se sabe, los obreros pasaron olímpicamente, igual que de esperarse a Enero, mostrando por segunda vez quien estaba por la lucha y quien no.

Pero pese a todo, la respuesta obrera espontánea del día 23 no es el producto de un desarrollo de la lucha, de un aumento de la confianza de los obreros en sus fuerzas, sino que aparece más como un fogonazo de indignación y de voluntad de luchar. Por eso, y por las condiciones difíciles para mantener en el momento actual una continuidad de la discusión y la lucha durante las vacaciones3, se presentaba bien difícil retomar la lucha sobre las bases del día 23 a la vuelta en Enero. Por eso, y por la actuación de la CGT.

 

CGT a la vanguardia... ¡del entierro de la lucha!

 

A partir de la vuelta al trabajo el 2 de Enero, CGT se presenta como la alternativa sindical frente a la traición de CCOO y UGT, con el apoyo indirecto de CNT, y otros sindicatos “de base”. Pero ¿Qué aporta a la lucha obrera ese “otro sindicalismo”? Más de lo mismo.

Desde el punto de vista de la lucha contra los despidos, las posiciones de CGT no rompen con el cuadro de aceptación de los despidos y el ERE planteado por la PU. Así, en su comunicado del 12 de Enero, la sección sindical de CGT en SEAT, dice de los despidos que «carecen de criterios objetivos»; que «no han seguido criterios de polivalencia y profesionalidad» y que «no se ha reducido suficientemente el número de despedidos forzosos». ¿Cuáles son los “criterios objetivos” para despedir?¿Se quiere decir que se merecen el despido los que tienen menos capacidades en el trabajo? ¿Hasta cuánto habría que “reducir los despidos forzosos” para aceptarlos?. La actitud de CGT frente a esta cuestión también se pone de manifiesto en las alternativas que ha planteado a los despedidos desde el día 3, que básicamente consisten en acogerse a lo que se ha firmado. La excepción que confirma la regla son los despidos de embarazadas, de delegados sindicales en activo o discapacitados, que son abiertamente ilegales, y que la empresa ha tenido que echar atrás. En el colmo del cinismo, se nos quieren presentar estos casos de readmisiones como producto de la lucha y la solidaridad.

Por otra parte CGT, basándose en que 145 de los despedidos son militantes de su sindicato, trata de presentar el ataque a los trabajadores como un ajuste de cuentas disciplinario de la empresa contra CGT, poniéndose como víctima y haciendo en ocasiones de la lucha contra los despidos, una lucha electoral, hasta tal punto que hasta sus propios militantes en los foros de internet, tienen que reconocer que les “chirría” tanto autobombo4.

Pero donde CGT hace su “contribución” a la lucha, donde se demuestra realmente que sería una alternativa “radical” al sindicalismo oficial, es en su apoyo al desarrollo de un programa de acciones de lucha, de convocatorias. ¿No es cierto que ha convocado una asamblea de despedidos el día 3, y otra el 12? ¿No ha llamado a acciones en los concesionarios? ¿No ha convocado una manifestación (de CGT) del sector del automóvil? ¿No ha impulsado la formación de un comité de solidaridad para el 18? Efectivamente no se puede negar que ha lanzado un verdadero bombardeo de actividades; pero la cuestión es ¿Sirven para ampliar y profundizar la dinámica de lucha del día 23 de Diciembre, o surgen precisamente del agotamiento de esa dinámica, y sólo sirven para “torear” a los despedidos, y para evitar que se saquen las lecciones del sabotaje sindical de las luchas? Para responder esta pregunta hay que ir a ver qué pasó el día 3 de Enero.

La asamblea que había convocado CGT en el “Casinet de Hostafranchs” era un momento importante, donde tras la vuelta de Navidades podían encontrarse los despedidos y con los demás obreros de SEAT (y otros) y discutir como continuar la lucha; sin embargo CGT no sólo había convocado en un local notablemente pequeño, sino que además, la noche anterior, había planteado que sólo podrían entrar los despedidos, ni siquiera otros obreros de la SEAT, ni afiliados a CGT..., por no hablar ya de otros obreros, o grupos políticos. La afluencia sin embargo desbordó las previsiones y se tuvo que ceder a la presencia de otros obreros que venían a expresar su solidaridad con los despedidos.

Pero a pesar de todas las ganas de luchar y del malestar que había, la asamblea fue decepcionante y mostró que ya no estaba presente la dinámica del día 23, de la respuesta obrera. Los abogados hicieron sus recomendaciones a los despedidos, y en medio de la rabia de los compañeros, que se iban desengañados, la CGT comenzó a lanzar propuestas de acción a diestro y siniestro y organizó una manifestación al final, que presentó como expresión de la reanudación de la lucha, cuando en realidad era más bien el séquito de su entierro.

Algunos “post” de Kaos en la red, pueden servir para mostrar cual era el ambiente:

- «Soy trabajadora de SEAT, de las que por el momento han tenido suerte. Desde que salieron las listas de los/as despedidos en esta web no me pierdo ni un día de leer el foro. Cada día estoy más confusa, y me siento engañada por todos los sindicatos y lo digo con causa porque mi compañero de piso estuvo como delegado en uno independiente y se venden igual que todos y no podéis llegar a imaginar los chanchullos que hay entre ellos y la empresa. Al final todos a comer con la empresa y no se libra ninguno. LO SIENTO PERO ESA ES LA CONCLUSION FINAL QUE SACO, ME SIENTO ENGAÑADA....»

- «Hace casi un mes que se anunciaron los despedidos y aún no hay una campaña importante para que se reincorporen los despedidos. Parece que la CGT no se dio cuenta (no hay peor ciego que el que no quiere ver) que la patronal declaró la guerra a los trabajadores. Aún no se editó una octavilla, ni un cartel. Sólo organizó 2 asambleas con 2 pobres manifestaciones a Pza España ¿Esto es lo único que pudimos hacer desde el 22/12 cuando se dijo quienes iban a ser los despedidos?»

Se puede ver pues, en qué condiciones despliega CGT su “activismo”. Cuando el día 23 los trabajadores se ponen en huelga espontáneamente, luchando unidos, expresando la fuerza de su lucha, CGT era todo timidez y prudencia; sin embargo después del 3 de Enero, cuando no hay una dinámica de lucha, enseña su rostro más “radical” y “combativo”. ¿Para qué? Para defender ante los trabajadores que los sindicatos “luchan”, que son “órganos de clase”, lavándose la conciencia y ocultando ante los trabajadores que han colaborado a su derrota, a imponer los despidos. En realidad el sindicalismo de CGT, “combativo” y “de clase” (apoyado por otras formaciones sindicales “de base”, y hasta por su “contrario” CNT), no es una “alternativa” al sindicalismo de UGT y CCOO, sino un complemento.

Hemos de mirar cara a cara la realidad: la batalla parcial que se ha librado en SEAT se ha saldado con una derrota. Urge sacar lecciones de ella porque va a haber nuevos despidos en otras muchas empresas y en la propia SEAT, más pronto o más tarde. Y ataques en todos los frentes como la “reforma laboral” que anuncian el trío infernal Gobierno – Patronal – Sindicatos. ¡La necesidad de luchar está planteada en SEAT y en todas partes!

 

¿«Lucha» sindical o lucha obrera?

 

Algunos, como la misma CGT, o Corriente Roja, o CNT, etc, dicen que la alternativa a las múltiples traiciones de los grandes sindicatos, es “otro” sindicalismo “combativo” y “de clase”, que defienda la lucha de los trabajadores. Pero como muestra la misma experiencia de SEAT, en realidad la actitud de ese “otro” sindicalismo sirve de complemento, para acabar llevando a los obreros a aceptar las condiciones de la patronal y el Estado. El problema no es tal o cual sindicato, sino la forma sindical de lucha y de organización.

La lucha sindical nos separa por sectores, empresas, categorías y sindicatos, cada uno con tablas salariales, incentivos y legislación diferentes; pero lo que necesitamos es una lucha unida, como clase obrera, a la que se sumen cuanto más obreros mejor; reivindicaciones comunes, que nos unan, en vez de separarnos en mil cláusulas distintas. En las luchas de los años 70 en España, se pedían aumentos lineales iguales para todos y «readmisión de todos los despedidos» y se gritaba «¡Compañero únete!», parando, de fábrica en fábrica, los polígonos. En Vitoria 1976 5, donde los obreros de toda la ciudad confluyeron en una asamblea unida, se decidió que ninguna fábrica volviera al trabajo hasta que no se readmitiera a todos los despedidos. Sólo una lucha que se plantee como un enfrentamiento de clases puede crear una correlación de fuerzas con la patronal y el Estado burgués.

En la lucha sindical se entrega el control de la lucha, la capacidad para tomar decisiones, a los (normalmente burócratas) que negocian y que no rinden cuentas ni reciben ningún mandato de la asamblea, que no puede tampoco destituirlos inmediatamente caso de que no cumplan con lo acordado; se está a expensas de las convocatorias sindicales, en una posición de pasividad, de espera, que nos deja indefensos y no nos permite reaccionar frente a las maniobras de la burguesía. Lo que necesitamos son asambleas que agrupen a todos los obreros y permitan una discusión y tomar decisiones (como las que se produjeron espontáneamente el día 23 en la SEAT). Necesitamos nombrar comités de huelga que surjan de las asambleas y que respondan ante ellas, que sean revocables en todo momento, porque esa es la única forma de controlar la negociación. En 1980, en Gdansk (Polonia), los MKS (comités elegidos por las asambleas), negociaban con el gobierno mientras la asamblea permanente escuchaba directamente por megafonía y podía intervenir. El gobierno no pudo separar al comité negociador de la asamblea y llevarlo a su terreno sino al cabo de algunos días; cuando finalmente lo consiguió, se “estropeó” la megafonía precisamente el día que se firmaron los «acuerdos de Gdansk» que eran una traición a los obreros. También necesitamos una comunicación directa entre los obreros, tomar la iniciativa, decidir cuando hay que parar y cuando salir en manifestación, etc

La lucha sindical se inscribe en el marco de la legalidad del Estado burgués y de las necesidades de la economía nacional, ciñendo las reivindicaciones a lo que el capital considera posible y necesario. Por eso se aceptan reducciones de plantilla y de salarios en nombre de la «competitividad» y la «rentabilidad»; la lucha obrera parte de lo que necesitamos (aumentos salariales reales, readmisión despedidos), confrontándose con las exigencias de la explotación, y se da los medios necesarios (manifestaciones, paros, asambleas, piquetes de extensión, etc) para crear una relación de fuerzas con la patronal y el Estado burgués.

La respuesta obrera de SEAT del día 23 de Diciembre expresa la lucha que necesitamos; aunque sólo sea un anuncio, una muestra, y no haya podido crear una dinámica de lucha con una continuidad, desbordando la lucha sindical, por las dificultades que aún existen en la clase obrera para desarrollar una combatividad y por la intervención del sindicalismo; pero junto a otras explosiones similares, como la que se produjo en Heathrow en Gran Bretaña, o en el transporte en Suecia, o en NYC (poner nota), expresan que el desarrollo de la combatividad va abriéndose camino y que la clase obrera busca darse los medios para llevar a cabo su lucha. En ese viaje, la clase obrera sólo puede contar con las lecciones de sus experiencias y la intervención de los revolucionarios6.

 

Hic Rodas

1La Haine-Kaos en la red, 09.01.2006, https://www.lahaine.org/index.php?p=11851&more=1&c=1
 

2«Los paros, no convocados legalmente, fueron promovidos por la CGT» (Kaos. Laboral y Solidaridad -recopilación de prensa-). CGT, que sepamos, no se ha atrevido a tanto, y en sus comunicados habla de que «los delegados de CGT estuvimos presentes en esos paros» (comunicado de la sección sindical de CGT de SEAT, 12 de Enero), y de «canalizar el descontento que la plantilla demostró el pasado 23 de diciembre»

3Cosa que sí se hacía durante las luchas de los años 70, cuando había una tradición de lucha asentada, y una combatividad plenamente desarrollada; los obreros se reunían en asociaciones de vecinos, o clubs de barrio, etc durante el tiempo que las fábricas permanecían cerradas, para preparar las luchas a la vuelta.

4Ver en “alasbarricadas”foro sobre «¿Es posible un nuevo sindicalismo»?

5Ver artículo en Acción Proletaria nº 8: «Vitoria, la alternativa proletaria»; republicado el 25 aniversario en Acción Proletaria nº 157

6Ver en este mismo número de Acción Proletaria el artículo: «Balance de nuestra intervención en SEAT»

Situación nacional: 

Balance de nuestra intervención en SEAT

Publicamos a continuación un balance de nuestra intervención en la lucha de los trabajadores de SEAT contra los despidos. Esta intervención ha tenido como eje principal apoyar el comienzo de una lucha obrera auténtica y denunciar el sabotaje sindical de esa manifestación de combatividad y solidaridad obreras. Si publicamos una reseña de lo que nuestra organización ha defendido a las puertas de las fábricas, en las asambleas, en las manifestaciones de estos compañeros, es precisamente para demostrar que la disyuntiva: acatar lo que organicen los sindicatos o quedarse rumiando la impotencia y la desmoralización, es totalmente falsa. También es falsa la idea de que la actividad de una organización revolucionaria sea una especie de club de debates estériles y distantes. Nuestra intervención en la lucha de SEAT demuestra que nuestras posiciones políticas, lecciones de más de 200 años de lucha obrera contra la explotación, pueden y deben concretarse en propuestas y orientaciones para fortalecer la lucha de los trabajadores de hoy y de mañana y para advertirles contra las trampas de sus enemigos. Algunos nos han recriminado que hayamos aparecido ante los trabajadores de SEAT como “oportunistas” o “buitres” tratando de sacar tajada del río revuelto. Nuestra intervención demuestra que no hemos ido a las manifestaciones y asambleas, a los corrillos de los trabajadores para “disputar” ninguna representación, ni para captar adeptos desengañados. Hemos ido a decirles a los trabajadores: “Haced asambleas para dirigir vosotros mismos la lucha” “No dejéis que os dividan” “No dejéis que trunquen vuestra combatividad con movilizaciones que os debilitan y aíslan, y que vuelven a haceros confiar en quién os ha vendido”, …

Hemos dicho, pues, en voz alta, lo que un buen número de trabajadores, de SEAT o de cualquier otro sector o país, piensan para sus adentros, sin atreverse a expresarlo abiertamente. Y lo seguiremos haciendo porque esas son las bases de la verdadera lucha obrera, la del día 23 en SEAT y las de las luchas en las empresas del automóvil en Alemania en 2004, las de Argentina el pasado año,… Son la única forma que la clase explotada tiene de ganar solidaridad, fuerza y confianza en si misma para oponerse al capitalismo.

Eso es lo que hemos defendido desde el primer momento de nuestra intervención como se refleja en el primer comunicado que hicimos en los primeros días de Enero, del que, a continuación reproducimos algunos extractos.

 

 

Intervención de la CCI en Solidaridad con los trabajadores de SEAT

 

Con nuestras fuerzas limitadas nos hemos movilizado para apoyar a los trabajadores de SEAT y aportar nuestra contribución. El lunes 2 de enero a las 5,30 de la mañana, el primer día tras el paréntesis vacacional, hemos acudido a las puertas de SEAT a repartir nuestra hoja «PARA LUCHAR HAY QUE ENFRENTAR EL SABOTAJE SINDICAL» (ver ccionline/solidaridad.htm).

Con esta acción hemos continuado nuestra presencia activa en la lucha de SEAT: primero a las puertas de la fábrica desde octubre, después en las manifestaciones realizadas (ver nuestra hoja: «SEAT: Salvar la empresa significa despidos y contratos basura. ¡La respuesta es la lucha obrera!» en https://es.internationalism.org/AP/185_SEAT.htm) y el propio día 23 de diciembre cuando se produjo la huelga espontánea de los compañeros.

A las puertas de la factoría había un grupo de despedidos de SEAT. Es una iniciativa muy buena, de no quedarse en casa, de luchar, de dirigirse a los compañeros que más pronto o más tarde también serán víctimas de los despidos. Gritaban “No a los despidos”, “Hoy somos nosotros mañana podéis ser vosotros”, denunciaban a los sindicatos firmantes del pacto de los 660 despidos. Es muy importante que no se produzca la separación entre compañeros despedidos y compañeros que se quedan. Es necesaria la unidad y esta acción va en el sentido de defenderla. Los despedidos no pueden quedarse aislados, hay que rechazar medidas de aislamiento, de cada uno a la suya, como las de ir a los tribunales a reclamar el despido individualmente, caso por caso.

Apoyamos a los compañeros: READMISION DE LOS DESPEDIDOS. NINGUN DESPIDO. Una idea que podría ser útil: organizar delegaciones a otras fábricas, a barrios, a otros centros de trabajo, a plantear el problema de los despidos en SEAT pidiendo la verdadera solidaridad: hoy por mi mañana por ti, luchar para impedir hoy los despidos en SEAT es desarrollar fuerzas para luchar contra futuros despidos en otras empresas o en otros sectores. Muchos trabajadores están pendientes de lo que hagan los compañeros de SEAT y se sienten estimulados por su lucha.

  • Otros compañeros se suman a nuestra intervención

Hemos recibido correos de apoyo de compañeros que han mostrado su disposición para ayudarnos en nuestra intervención solidaria. Hay compañeros que van a colaborar en nuestros repartos de hojas en fábricas y en barrios. Un compañero ha enviado la siguiente toma de posición:

Queridos compañeros: Hoy mismo, día 28, recibo vuestro correo con la hoja de intervención adjunta sobre el tema de SEAT, lo que paso a responder brevemente:

La hoja de intervención recoge, a mi juicio, de forma profunda los acontecimientos de SEAT siendo el análisis completamente justo, sobre todo la importancia cualitativa del intento de los trabajadores por emprender su lucha autónoma y romper con las bridas de los sindicatos y el resto del aparato estatal y patronal que están detrás de ellos. Por tanto saludo la intervención, me solidarizo con su contenido y con los trabajadores que, a pesar de la policía sindical, se han declarado en huelga espontánea, esto último es lo verdaderamente significativo. La CGT no creo que salga tan fortalecida como algunos piensan de este envite, porque los trabajadores se están desengañando no solo de los sindicatos sino del sindicalismo. Estar afiliado a un sindicato ya no sirve ni como garantía para que no te incluyan en un ERE. Habrá una reflexión en los trabajadores sobre esto. Hay que denunciar especialmente el sindicalismo radical, incluso proponiendo entre los trabajadores que los delegados dimitan de los comité de empresa, de las mesas negociadoras, etc.”, Firmado: Germán”.

Esta movilización de compañeros nos llena de alegría y nos da fuerzas para continuar el combate. La agradecemos profundamente.

A la “Carta” que los despedidos y despedidas de SEAT han dirigido al presidente de la empresa hemos enviado la siguiente respuesta:

Compañeros:

Primero que nada expresaros nuestra más total SOLIDARIDAD. Sumar nuestra voz para que el grito READMISION DE LOS DESPIDOS. NINGUN DESPIDO MAS, se haga oír lo más fuerte posible.

En segundo lugar, proponer una sugerencia: ¿Por qué no se hace una CARTA A TODOS LOS TRABAJADORES? Esto lo solían hacer los despedidos en las luchas de los años 70 y sería una tradición que podríamos recuperar. Una carta señalando que los despidos de SEAT son el remate de muchos despidos que ha habido antes: por ejemplo en Gearbox, en Unidad Hermética, en Papelera etc., y el anuncio de muchos más en otras empresas y en LA PROPIA SEAT como el Presidente anunció con toda la cara dura una vez firmado el acuerdo de la vergüenza el pasado 15 de diciembre. Una carta para decir que hoy sois vosotros pero mañana pueden ser otros muchos. Una carta para pedir la SOLIDARIDAD de todos los trabajadores en el sentido que tiene la verdadera solidaridad: hoy por ti mañana por mí, hoy por los compañeros de SEAT para que mañana se tengan fuerzas ante nuevos despidos. Esta solidaridad se podría concretar en la convocatoria de una manifestación en el centro de Barcelona adonde puedan acudir trabajadores de todas las empresas sin distinción de empresa, sector, sexo o nacionalidad. Una manifestación unitaria para decirle claramente a la Patronal, al Gobierno y a los sindicatos mayoritarios que los trabajadores están hartos y ya no se van a dejar atropellar, una manifestación para poder sentir en la práctica la fuerza de los trabajadores.

En vuestra carta se da la siguiente idea: “y deje que SEAT sea lo que fue siempre, una empresa ESPAÑOLA, realmente COMPETITIVA, con sus problemas pero SIN DESPIDOS”. Vivimos en una sociedad donde la competencia es la ley. Las naciones compiten a muerte entre ellas por el reparto del mercado mundial haciendo suyo el eslogan de Hitler de “Exportar o morir”. Del mismo modo, las empresas compiten ferozmente por el sector. En esa competencia unos Estado ganan y otros pierden, unas empresas se imponen en detrimento de otras. Sin embargo, tanto en los perdedores como en los ganadores hay unos que SIEMPRE PIERDEN: los trabajadores y la gran mayoría de la humanidad. En los ganadores porque para ser competitivos necesitan despedir, extender la precariedad, rebajar sueldos, imponer horarios infernales recurriendo a trucos como las “bolsas de horas”. En los perdedores porque cierran fábricas, despiden gente para mantenerse a flote. La competitividad es la causa de los despidos, de la precariedad, del ataque a nuestras condiciones de vida. Los trabajadores, como la gran mayoría de seres humanos, tenemos unas necesidades de comer, vestir, una vivienda digna, un futuro para los hijos, que no podemos supeditar a que España o la empresa sean competitivas. El capitalismo es un sistema donde la vida se sacrifica a la producción mientras que la sociedad a la que aspiramos los trabajadores se basa en que la producción esté al servicio de la vida. A SU COMPETITIVIDAD DEBEMOS OPONER NUESTRA SOLIDARIDAD.

Saludos compañeros, ¡Solidaridad y lucha!”

 

Como mostramos en el artículo de este mismo AP: «Lecciones de la lucha de SEAT,...», los sindicatos que habían estado retrasando y escamoteando la verdadera lucha ¡desde Septiembre!, contaban con la desmovilización por las vacaciones navideñas para que la indignación y la combatividad del día 23 de Diciembre se fuera diluyendo. La CGT que había asumido el “padrinazgo” de los despedidos, relegó toda reunión de trabajadores de SEAT, hasta el día 3 de Enero (¡10 días más tarde!) a una reunión alejada de la factoría, y en la que sólo podrían tomar parte los despedidos. Aún así acudimos también a difundir nuestras hojas y a discutir con quienes acudieron a esa asamblea, y produjimos a continuación un segundo comunicado sobre nuestra intervención que resumimos a continuación

 

 

Continuación de la Intervención de la CCI sobre los despidos de SEAT

 

Este pequeño texto no tiene la pretensión de hacer un análisis sino de informar sobre cómo hemos continuado la intervención ante la situación de despidos creada en SEAT.

El día 3 estaba convocado una Asamblea de Despedidos/as de SEAT. Esta Asamblea había sido organizada por CGT y se planteó de la siguiente forma: «La CGT nos informó ayer que a la reunión asistirán los compañeros/as despedidos/as y serán ellos los que decidan que tipo de acciones realizar. Los demás compañeros/as de CGT o de otros sindicatos y organizaciones anticapitalistas entendemos debemos estar presentes en el exterior del recinto como forma de apoyo a esos compañeros y como muestra que si bien la lucha la deberán dar ellos no están solos. La mayoría de compañeros consultados piensan que una vez estos decidan que acciones realizar el resto de personas podremos mostrar nuestra solidaridad » (Kaosenlared 2-1-06). En el Foro Alasbarricadas una persona que firmaba “Cegetero” señalaba: «Ojo: la asamblea de SEAT no está clara la convocatoria. El cartel EN CABEZA Y EN TORNO AL DIBUJO pone: contra los despidos de SEAT ¡no faltes! Pero en la cabecera de la noticia del Rojo y negro dice: ASAMBLEA DE DESPEDIDAS/OS DE SEAT. Luego según esto no es ni tan siquiera de toda la plantilla de SEAT, sino de las personas despedidas. Después más abajo, pone que no se permitirá la entrada de afiliado/as de CGT que no sean de SEAT».

Los trabajadores deben decidir por sí mismos. Pero eso no quiere decir en absoluto que no puedan contar con la participación, la contribución y el apoyo activo de compañeros de otros sectores, la aportación de militantes organizados etc. La presencia de otros sectores de la clase obrera, da ánimos, permite atreverse a emprender acciones para las que solos y aislados sentimos que no tenemos fuerza. Además, los asuntos de un sector de la clase obrera son asunto de toda la clase obrera pues son problemas que no son ajenos: despidos, precariedad, bajos salarios etc.

Aquí ¡no se permite la entrada a trabajadores de la propia SEAT que no estén despedidos! ¿Qué unidad puede desarrollarse con ellos en tales condiciones? Por otro lado, ni siquiera a afiliados/as de otros sectores y empresas tienen autorizada la entrada.

El argumento parece muy “democrático”: que decidan únicamente los afectados. Pero ¿es que acaso los trabajadores no tienen el suficiente criterio para discernir qué propuestas les convienen y cuales no? ¿Por qué habría que “protegerlos” de “influencias externas”?

Todo esto lo que trae es el encierro y el aislamiento de los despedidos, su separación del resto de la clase obrera y de sus propios compañeros de SEAT. Esto no puede sino llevarles a la impotencia, a un sentimiento de abandono y soledad, a la idea tan corriente en esta sociedad de individualismo y competencia de “¡qué cada cual se las apañe como pueda!”, a la desconfianza hacia “el resto del mundo” que “no debería inmiscuirse”.

En las puertas de la sala y en los distintos lugares donde se reunían compañeros, nuestros militantes repartieron nuestra hoja y defendieron que la única posibilidad que había de desarrollar una lucha era que todos los despedidos, juntos y en bloque, fueran a las puertas de la fábrica y plantearan al resto de compañeros (que mañana también pueden sufrir el despido) la necesidad de una lucha común alrededor del objetivo READMISION DE LOS DESPEDIDOS. NINGUN DESPIDO. Ese había sido el punto de partida de la huelga del 23 y ese era el único planteamiento válido para poder continuar la lucha.

¿Qué planteamientos se hicieron a la Asamblea? « En la segunda parte se ha realizado una exposición jurídica de la situación y de cómo se debería afrontar desde el punto de vista legal la lucha en defensa de los puestos de trabajo» (texto de relato de la Asamblea aparecido en Kaosenlared 3-1-06). ¿Qué quiere decir esto? Pues lo dice muy bien un compañero que firma “Treballador de SEAT” en un comentario colgado en respuesta al documento anterior: «Pero ahora, CGT hace una asamblea, lleva una abogada (que va a cobrar como todos y es justo porque también comen los abogados), acepta las condiciones de lo pactado por ugt y ccoo (aunque son muy malas) y recomiendan apuntarse a un reingreso que, según CGT, no existe. Aquí alguien o es muy incoherente o quiere hacer pasar gato por liebre. La única opción es la movilización permanente» (Kaosenlared 3-1-06).

El planteamiento que se llevó a la Asamblea no era pues de lucha común sino de ¡sálvese quien pueda!, por eso otro comentario firmado por Yolanda dice muy claramente: «(Así con mayúsculas) QUE VERGUENZA!!!!! TODO ESTO ES UNA MANIPULACION, COMO ESPOSA DE UNO DE LOS DESPEDIDOS, TAN SOLO DECIR QUE ES UNA VERGUENZA POR PARTE DE TODOS LOS SINDICATOS UGT, CCOO Y CGT, MI MARIDO ESTABA AFILIADO A ESTE ULTIMO, Y ESTA EN LA CALLE POR SER DE CGT, ME GUSTARIA VER MAS MOVIMIENTO POR PARTE DE ESTE SINDICATO, YA QUE LA REUNION DE AYER ME PARECIO UNA MENTIRA MAS, LO CIERTO ES QUE HAY 660 PERSONAS EN LA CALLE, LOS DEMAS ESTAN DENTRO, Y ES MUY FACIL HABLAR DESDE DENTRO, Y ES MUY TRISTE QUE TE ECHEN POR FALTA DE POLIVALENCIA..!MENTIRA!!!Y AHORA LLAMANDO A GENTE DE LA CALLE PARA ENTREVISTAS Y ENTRAR EN SEAT, ¡quien lo entienda me lo explique!, DEJAR YA DE APROVECHAROS DE LOS DESPEDIDOS NO OS HAGAIS TANTA PUBLICIDAD, Y LUCHAR DE VERDAD POR TODA ESTA GENTE QUE ESTA EN LA CALLE» (Kaosenlared 3-1-06).

La compañera tiene toda la razón y lo dice muy alto y claro. Por que, ¿aparte de las reclamaciones legales qué movilizaciones se propusieron? Pues el texto citado anteriormente señala que «La tercera parte ha consistido en la preparación de movilizaciones el debate ha sido amplio y se ha decido continuar con el día 12 de enero en el mismo lugar. Las propuestas han sido de lo más variado, sugerentes y decididas. Estás se harán públicas en el momento adecuado» (Kaosenlared 3-1-06). Es decir, absolutamente nada de nada. Esperemos al día 12. Y, sí aún nos quedan ganas: « se ha decidido participar en la manifestación y jornada de lucha de los trabajadores del sector de la automoción europeo que se realizará en Zaragoza el día 20 de enero».

Nos dicen que hay que impulsar una alternativa al sindicalismo traidor de CCOO y UGT. ¿Pero es esto realmente una “alternativa”? ¿No es más de lo mismo?

Los trabajadores debemos sacar una clara lección de todo esto: ningún tipo de sindicato nos va a defender, ni el amarillo de CCOO-UGT ni el rosáceo de CGT, ni ningún otro, la alternativa es organizar la lucha por nosotros mismos a través de Asambleas y Comités elegidos y revocables o ver como te llevan a la desmovilización y la derrota dejando las cosas en manos de esos “especialistas”.

Nuestra intervención que, recordémoslo, aportaba propuestas concretas de lucha, pareció molestar a un pequeño círculo de sindicalistas que se dirigieron a un compañero nuestro y le tiraron las hojas y le llamaron “vendido a la patronal”, después, ante la serenidad del compañero que no entró en sus provocaciones se dirigieron a una compañera. Esta tampoco entró al trapo del forcejeo y les pidió que dieran argumentos que demostraron en qué nuestras hojas o nuestras propuestas mostraban que estuviéramos vendidos a la patronal. Finalmente, optaron por retirarse.

Declaramos nuestra solidaridad total con nuestros compañeros y denunciamos estos actos de chulería y provocación. No nos vamos a amedrentar. Estamos abiertos a la discusión con compañeros que no comparten nuestras posiciones pero responderemos con firmeza a toda tentativa de insulto, calumnia o hacernos callar1.

 

Con la “asamblea” del día 3, se ha dado un golpe mortal a la lucha, se ha expoliado a los despedidos de su verdadera fuerza, es decir la movilización unitaria de todos los trabajadores contra los despidos, y en cambio se ata a estos compañeros a una rueda de “acciones” más aparentes que efectivas, que van a permitir a la CGT y cofrades representar el papel de campeones de la lucha cuando en realidad se han dedicado a sabotearla. Por ello ante la asamblea convocada el 12 de Enero, una auténtica “liquidación” definitiva de la lucha, nuestra organización ha decidido no intervenir por las razones que hemos explicado en un tercer comunicado

 

 

¿Por qué no hemos ido a intervenir en la Asamblea de Despedidos del día 12 de Enero?

 

Estuvimos en las manifestaciones de Noviembre, estuvimos con vosotros el día 23 cuando os comunicaron los 660 despidos y parasteis espontáneamente (¡nadie os convocó, ni lo “organizó”) en solidaridad con ellos y en protesta contra el acuerdo de UGT, CCOO y la Patronal. Estuvimos a primera hora del día 2 para ver si era posible continuar esa dinámica de lucha. También hemos estado en la Asamblea del día 3 en el Casinet de Hostafranchs. Esta misma semana hemos estado a las puertas de Zona Franca y Martorell para seguir mostrándoos nuestra solidaridad ante un ataque a las condiciones de vida que a todos nos afecta, y para explicar las que son, a nuestro juicio, las razones que han hecho posible ese hachazo a los trabajadores. Hemos estado en todas aquellas concentraciones, reuniones, en las que podía haber un mínimo, por mínimo que fuera, de dinámica de lucha colectiva de los trabajadores, con objeto de intentar impulsarla como puede verse en nuestros comunicados anteriores. Sin embargo no queremos ser cómplices de una reunión adonde se pretende reforzar la derrota y el entierro que se impusieron el día 3 de Enero.

El sindicalismo actúa de forma que cuando hay fuerza y combatividad de los trabajadores todo son excusas con objeto de retrasar la lucha, de diluir la combatividad, de debilitarla en definitiva. En cambio, cuando la lucha se acaba, cuando los trabajadores están abatidos y sienten la realidad de la derrota, el sindicalismo se pone “radical” y lanza propuestas “ultracombativas” tendentes en realidad a aumentar la desmoralización y la humillación de los trabajadores.

El 23 de Diciembre hubo una explosión de solidaridad y combatividad de los trabajadores contra los 660 despidos. ¿Qué hicieron los sindicatos? No digamos UGT y CCOO que se limitaron a esconderse. La propia CGT que dice “comprometerse” en luchar contra los despidos veía pegas por todas partes: que si los paros eran ilegales, que si nada se podía hacer hasta el día 3 de Enero,...

El día 2 de Enero todavía pende en el aire la incógnita de sí los trabajadores van a continuar lo que dejaron el día 23, o si por el contrario la desmovilización navideña organizada con la complicidad de los sindicatos, que no convocan acto alguno en esos días va a pesar más. ¿Qué se encuentran los trabajadores de SEAT? Una convocatoria de CGT no a las puertas de la fábrica, sino en un local en Barcelona. Los sindicatos dicen que son necesarios para nuestra lucha porque tienen “poder de convocatoria”, porque disponen de locales y medios organizativos para los obreros. En la lucha de SEAT se ha demostrado, una vez más, que ese aparato sindical no está al servicio de la lucha de los trabajadores, sino más bien para impedir una verdadera lucha.

La asamblea del día 3 es un mazazo brutal. Los despedidos deben pasar por las oficinas de la compañía para firmar el enterado de los despidos y a esperar a una nueva convocatoria, ¡otros diez días más tarde!, el 12 de Enero… ¿Y, mientras tanto? LA NADA. Y todo esto es presentado por la CGT, con total cinismo, como «un gran ambiente de lucha».

Del 3 al 12 de Enero se recorre el camino entre la nada y la miseria. El día 12, prácticamente un mes después del acuerdo por el que 660 compañeros se van a la calle como resultado del pacto firmado por la Patronal, los sindicatos CCOO y UGT, y el Gobierno Tripartito de Cataluña, con la aquiescencia de la inmensa mayoría de organizaciones izquierdistas que le respaldan, la gran propuesta de solidaridad que se les hace a los despedidos es la creación de un Comité de Solidaridad con los despedidos de SEAT «unitario, abierto a las redes, plataformas, organizaciones, movimientos y entidades sociales, sindicales, políticas y ciudadanas, con el objeto de organizar la solidaridad con los despedidos/as de SEAT, movilizarse por su readmisión, y oponerse a la ofensiva de la patronal que busca precarizar todavía más el empleo y abaratar los despidos»(publicado en KaosenlaRed). A esto se suman propuestas tan peregrinas y estériles como “acciones” contra los concesionarios de la marca,…

En resumidas cuentas sofocar por todos los medios lo que pudiera quedar de verdadera respuesta masiva y unitaria de los trabajadores, y echar fango para tratar de enterrar las verdaderas lecciones de la lucha de SEAT. Si los obreros pudieron comprobar con las 660 cartas de despido del día 23 que de nada sirvieron las “movilizaciones” para sensibilizar a la opinión pública como las manifestaciones de Noviembre, la propuesta que ahora se les hace es sencillamente más de lo mismo. Si el 23 de Diciembre, o el 2 de Enero, los trabajadores aprendieron en sus propias carnes que están solos, que sólo pueden confiar en su lucha de clase, en su solidaridad de clase; ahora se les vuelve a vender la moto de que la intercesión de la ciudadanía, de los organismos políticos y sindicales, pueden conseguir la readmisión de los despedidos. Y pretenden hacerlo además arrogándose la continuación de la lucha de los obreros de SEAT contra los despidos.

Entre la lucha obrera del día 23 y la pantomima del Comité ciudadano de Solidaridad media un abismo como el que separa el día de la noche. Lo primero es una tentativa sincera y solidaria de los trabajadores de solidarizarse con sus compañeros despedidos, lo segundo es una burla cínica de la solidaridad de clase.

Por eso no hemos querido participar en ese simulacro de solidaridad. Por ello defendemos que la verdadera solidaridad con los despedidos de SEAT consiste en que los trabajadores saquemos las verdaderas lecciones de su derrota. Estas lecciones nos van a servir para preparar nuevas luchas pues nadie puede llamarse a engaño: los despidos van a llover en el textil, en el automóvil y en la propia SEAT; la precariedad se va a reforzar con la nueva “reforma” laboral. Necesitamos luchar con fuerza combatiendo el sabotaje sindical.

 

CCI (14 de Enero de 2006).

 

 

 

 

1 Agradecemos por lo que representan manifestaciones de solidaridad, como la que ha dado a conocer “Germán” y que trascribimos a continuación:

«SOLIDARIDAD ACTIVA CON LOS MILITANTES Y SIMPATIZANTES DE LA “CORRIENTE COMUNISTA INTERNACIONAL” (CCI) Y CONTRA LAS PROVOCACIONES Y AMENAZAS DE LA “PIOVRA” SINDICALERA.

Hoy mismo recibo la información, vía Internet, de las provocaciones sufridas por unos militantes de la CCI por parte de elementos sindicalistas, intentando reprimir por la fuerza la difusión de una hoja sobre el conflicto en SEAT, que conozco y con la que estoy de acuerdo, ya que pone las cosas en su sitio y, además, boicoteando la intervención oral de los compañeros.

Es una vergüenza que las “fuerzas especiales” del sindicalismo tengan que recurrir a estos métodos viles para enmudecer a unos militantes obreros que querían solidarizarse con los compañeros despedidos y discutir con ellos como luchar contra esos despidos, para contribuir a la necesaria claridad que consiste en que los trabajadores tomemos conciencia de que no podemos luchar por representación ni por apoderados de unas elecciones sindicales convocadas y reglamentadas por el estado capitalista, sino que solo y exclusivamente podemos confiar en nuestras propias fuerzas, en la autoorganización, en la extensión de la lucha, ya que su aislamiento supone siempre la derrota y el triunfo de la patronal y sus fieles servidores los sindicatos por muy ultra revolucionarios que se digan. ¿Qué se han creído estos caballeretes? ¿Qué tienen el monopolio y la exclusiva de la movilización? ¡de eso nada¡ todo lo contrario son los especialistas consumados en anestesiar las luchas encerrándolas en los legalismos impuestos por los capitalistas y su estado totalitario con el principal objetivo de crear entre los obreros un sentimiento de impotencia y, al mismo tiempo, de dependencia de los sindicatos. No tengo ninguna evidencia de que los provocadores sean dirigentes de CGT u otro sindicato, pero creo que entre los trabajadores en general, incluidos los que están sindicados, empieza a cundir la impresión de que el sindicalismo ya no es un arma de los obreros sino de la patronal, por esa profunda razón la jet sindical se ponen muy nerviosas cuando algunos compañeros que no evitan la discusión sino al contrario, que la promueven, porque la discusión abierta es un arma de la clase obrera, ya que temen como el mismo sistema la reflexión de los obreros. ¿Por qué los jefes sindicales tienen miedo de hablar públicamente del sindicalismo? Desde ahora y a raíz de la lucha de SEAT propongo un debate en todos los foros sobre la naturaleza de los sindicatos hoy, es decir, ¿son órganos de la clase obrera o del estado y el capital?

Disculpad la brevedad de mi intervención producto de una rápida toma de postura y de mi enojo por los comportamientos de los jefes sindicales con los militantes objeto de la provocación (por cierto, a ver si los vemos emplear esta “valentía” en defensa de los trabajadores ante la patronal).

Envío mi solidaridad más cálida con todos los compañeros de SEAT despedidos y con los militantes y simpatizantes de la CCI provocados y/o amenazados.

Barcelona, 5/1/2006. German.»

 

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Huelgas en Suecia y en la ciudad de Nueva York: Una confirmación del desarrollo de la combatividad

Desde la primavera de 2.003, con las huelgas y manifestaciones masivas contra la reforma de las pensiones desarrolladas en Francia, numerosos países han visto como poco a poco se han producido nuevos combates obreros contra la austeridad capitalista. Los momentos más significativos de estas luchas se han vivido con las huelgas en las industrias del automóvil en Alemania en 2.004 y, en las huelgas salvajes, durante el verano de 2.005 en el aeropuerto londinense de Heatrow. En todos estos combates, la voluntad de luchar como clase, la necesidad de desarrollar la solidaridad obrera y, la preocupación por el futuro que depara el capitalismo a las actuales y futuras generaciones obreras, han estado muy presentes. Dos nuevos episodios significativos de ese desarrollo de las luchas obreras a nivel internacional han tenido lugar en Suecia y Nueva York (EEUU), a finales de 2.005, confirmando el “giro” en la situación de la lucha de clases que hemos analizado en nuestras publicaciones.



Suecia: un “modelo de paz social” comienza a tambalearse


La burguesía sueca ha alardeado durante mucho tiempo de ser un modelo de “paz social”, de ser el país de Europa con el nivel más bajo de conflictividad laboral desde 1.995. Pero las cosas han cambiado en 2.005. En los hospitales de Malmö y Umea, desde finales de Septiembre hasta finales de año, un total de 70.000 trabajadores del sector sanitario han desarrollado diferentes movimientos y huelgas en demanda de mejoras salariales y contra del empeoramiento de sus condiciones de trabajo. En el mismo periodo, los obreros que construyen la refinería Pret en Lysekil han desencadenado una huelga salvaje contra de sus brutales condiciones de trabajo. Doscientos de ellos, obreros tailandeses, han sido especialmente presionados por la dirección y los sindicatos que con un discurso de supuesta “solidaridad” apelaban a los huelguistas a atenerse a los «acuerdos de trabajo suecos y la legislación del país» para poder conseguir las reivindicaciones solicitadas. Tras diez días de conflicto la huelga concluyó con la promesa de la dirección de aumentos salariales, pero tras organizar el silencio más absoluto en torno al conflicto, los obreros tailandeses han sido expulsados del país, sustituidos por obreros filipinos y del aumento de salario,… nunca más se supo, pues la huelga, según patronos y sindicatos, había sido promovida por la influencia “exterior”.

Pero, sin duda, el conflicto más significativo en todo este período ha sido el protagonizado por los trabajadores de la mayor empresa de transportes de viajeros de Suecia, Connex SL. Su lucha contra los hachazos a las condiciones de jubilación y las pensiones vuelve a plantear, como en Francia 2.0003, la enorme preocupación obrera sobre este asunto que, como veremos más adelante, ha sido planteado igualmente en la lucha de los obreros del metro en Nueva York.

La empresa Connex se ha desdicho de acuerdos anteriores sobre las condiciones de jubilación, pasando la edad mínima de 63 a 65 años, exigiendo flexibilidad en los horarios de trabajo que alargan las jornadas hasta 10 horas en uno de los empleos más peligroso y estresantes del país. Los obreros hartos ya de los chantajes y errores permanentes en sus nóminas no han soportado más provocaciones y han desarrollado una huelga que ha paralizado la ciudad de Estocolmo durante varios días.

Si bien es cierto que estas luchas han podido ser fácilmente controladas y dirigidas por los sindicatos y, en especial en Connex, por los sindicalistas radicales, lo que queremos desatacar es que en un contexto general de desarrollo de la lucha de clases, lento y difícil pero real, los trabajadores suecos se suman progresivamente a ese combate, lo que es una confirmación más de la realidad innegable de esta situación.



Nueva York: un nuevo paso para recuperar la identidad, la confianza y la solidaridad de clase


Una táctica común en los ataques capitalistas contra las pensiones y las prestaciones sanitarias es la tentativa de crear sistemas de “multi-servicios”, en los que los nuevos trabajadores reciben muchas menos prestaciones y pensiones inferiores, al tiempo que se les exige aumentar sus contribuciones al sistema de pensiones bajo la amenaza de no recibir más que unas migajas llegado el momento de la jubilación. Al mismo tiempo a los obreros más antiguos se les asegura que a ellos no les afectarán tales recortes, aunque tampoco se les asegura nada en firme para el futuro. Tradicionalmente los sindicatos ayudan activamente a que tales propuestas estatales sean aceptadas por los trabajadores, presentando todos esos recortes como supuestas “victorias” obreras. Está táctica divide a los obreros y los enfrenta entre sí, ya que, oponiendo los intereses de los obreros más antiguos a los de los más jóvenes - un veneno contra la unidad de la clase obrera – se permite que la patronal divida y pueda vencer.

Ha sido precisamente esa tentativa de dividir a los trabajadores lo que ha estado en el centro de la reciente lucha de los transportes de Nueva York. La Autoridad del Transporte Metropolitano (MTA, en inglés), controlada por el Gobernador del estado y en menor medida por la alcaldía, ha intentado retrasar la edad de jubilación de los nuevos empleados de los actuales 55 a los 62 años, exigiendo al mismo tiempo un aumento del 6% en las cotizaciones de los salarios de los jóvenes empleados a los fondos de pensiones de la compañía. Desde hace mucho tiempo la edad de jubilación estuvo fijada en 55 años (tras 25 años de servicio), como reconocimiento de las condiciones de trabajo extremadamente duras en las que desarrollan su trabajo los obreros en metros que tienen más de cien años de antigüedad, con el aire totalmente viciado de humos, infestado de ratas y con una falta evidente y atroz de medidas sanitarias básicas. La propuesta del Gobernador no afectaba, en cambio, a los obreros más veteranos.

Pero los obreros de metro y autobús no estaban en absoluto dispuestos a dejarse dividir por esta maniobra. En nombre de una clase que ha sufrido repetidamente duros ataques contra las pensiones, los trabajadores de los transportes han trazado una línea roja y han rechazado aceptar el más mínimo cambio en sus jubilaciones. Se han declarado en huelga para proteger las pensiones de obreros que aún no están trabajando en sus puestos, lo que ellos llaman los “aún no nacidos”, sus futuros colegas, aún desconocidos. Por si misma esta lucha se ha convertido en la concreción más clara de la reafirmación de la identidad de clase de la clase obrera y de la solidaridad, a día de hoy. Este combate ha tenido un impacto muy profundo en los trabajadores que han participado y también en otros sectores de la clase obrera. Los obreros del metro se han declarado en huelga por solidaridad de clase con la futura generación. Su consigna: «¡No toquéis nuestras pensiones!» ha resonado con fuerza entre muchos obreros de diferentes sectores.



La significación de la lucha de metro y autobuses


La huelga de los 33.700 obreros del metro que paralizó la ciudad de Nueva York durante tres días la semana antes de Navidad de 2.005 ha sido la lucha más significativa en los últimos quince años en los Estados Unidos. Y ha sido importante por la convergencia de varias razones:

1ª.- El contexto internacional en el que se han desarrollado.

2ª.- El desarrollo de la conciencia de clase entre los huelguistas.

3ª.- El impacto potencial de la huelga sobre otros sectores obreros.

La significación de esta huelga no debe ser exagerada. No puede ser comparada con las que, en los años 80, pusieron en cuestión la autoridad del aparato sindical destinado ha hacer fracasar cualquier lucha obrera que se hubiera planteado la extensión de las luchas a otros sectores obreros. Sin embargo, considerando el contexto de las condiciones difíciles en las que la clase obrera lucha hoy en día, esta significación debe ser claramente comprendida.

A pesar de ser una lucha controlada por una dirección sindical local dominada por izquierdistas y sindicalistas de base, la huelga del metro refleja no sólo la combatividad creciente de la clase obrera sino también avances significativos e importantes en el desarrollo de un sentimiento reencontrado de identidad de clase, confianza y desarrollo de la solidaridad por encima de fronteras generacionales y de lugares de trabajo. Los obreros de los transportes públicos han declarado la huelga sabiendo perfectamente que violaban la “Ley Taylor” de Nueva York que prohíbe las huelgas en el sector público y penaliza a los huelguistas con dos días de salario por cada día de huelga, lo que realmente significa perder tres días de salario por cada uno de huelga (uno no trabajado más los dos de penalización). Las autoridades de la ciudad habían amenazado con presentar una demanda penal de 25.000 dólares por día contra cada obrero que se uniera a la huelga y amenazó con doblarla con el paso de los días: 25.000 dólares el primer día, 50.000 el segundo, 100.000 el tercero,…En ese contexto y ante tales amenazas la decisión de hacer huelga no ha sido tomada a la ligera por los obreros, muy al contrario, ha representado un acto muy valiente de resistencia militante.



El contexto internacional de la lucha


La huelga del metro de Nueva York se desarrolla en un contexto internacional de creciente combatividad del proletariado en defensa de sus intereses de clase, tras un retroceso que ha durado quince años, y que comenzó tras el fin de los bloques imperialistas surgidos de la Segunda Guerra Mundial. En 1.989, el hundimiento del bloque estalinista dirigido por la URSS, que fue seguido por el hundimiento de su rival occidental dirigido por los USA, así como los acontecimientos caóticos que se agravaron a nivel mundial, abrió un período de profunda desorientación para la clase obrera internacional. El cambio provocado por esas nuevas condiciones históricas, la ofensiva ideológica de la burguesía y sus medias proclamando el “fin del comunismo, el triunfo de la democracia y el fin de las clases”, tuvieron un efecto nefasto en el proletariado. El proceso de clarificación que se había desarrollado desde los años 1.960 se rompió y los avances en la conciencia de clase conocieron un importante retroceso. Esto se manifestó sobre todo en lo concerniente al papel de los sindicatos, en el pasado organizaciones obreras pero integradas en el Estado en la época del capitalismo decadente, y actores del sabotaje de las luchas obreras. También afectó al desarrollo de formas de lucha que permitan a los obreros controlarlas por si mismos. Tan profundo ha sido el retroceso en la lucha de clases y tan sistemático el ataque ideológico de la clase dominante, que el proletariado ha mostrado signos muy importantes de pérdida de confianza en si mismo y una dificultad para reconocer su propia identidad de clase.

Sin embargo, la gravedad de la crisis económica y la creciente escalada de los ataques de la clase dominante al nivel de la vida obrera implicaba que, inevitablemente, tal periodo de desorientación del proletariado no podía durar eternamente. En 2003 hemos visto comenzar un giro en la evolución de la lucha de clases internacional, que no se ha caracterizado por el desarrollo de espectaculares combates, sino por la acumulación de luchas que intentan, de forma difícil y vacilante, volver a encontrar su lugar en la escena histórica. La primera cuestión planteada por estas luchas que se desarrollan de forma incipiente a escala internacional no es la extensión de las luchas más allá de las fronteras geográficas o de sector, sino la reapropiación de lo más elemental de su conciencia de clase, es decir, la identidad de clase y la solidaridad.

Este proceso ha recorrido su camino también en los Estados Unidos, como lo demuestran las luchas de los empleados de las fábricas de salazones en California, las luchas de Boeing y Nortwest Airlines, la huelga de transportes en Filadelfia, y la lucha de profesores auxiliares en la Universidad de Nueva York. Lo que hace que la huelga de los transportes en Nueva York sea más significativa en este proceso, no es tanto su impacto por haber paralizado la mayor ciudad de los Estados Unidos durante tres días, sino, sobre todo, por lo que ha aportado al desarrollo de la conciencia de clase.

Como hemos señalado, la principal cuestión planteada en la huelga ha sido la defensa de las pensiones de jubilación, que están siendo atacadas en todo el mundo y muy especialmente en los Estados Unidos. En este país, las ayudas gubernamentales de la Seguridad Social son mínimas y los obreros han de contar con sus empresas o con los fondos de pensiones ligados a su trabajo para intentar mantener su nivel de vida tras la jubilación. Estos dos tipos de pensiones están en peligro en el momento actual, el primero por los esfuerzos de la administración Bush para “reformar” la Seguridad Social y, el segundo por la situación de falta de fondos en las empresas y la presión de las mismas para reducir el pago de las pensiones. Tras la famosa quiebra de la Enron Corporation con la que se hundieron los empleos y las pensiones de miles de trabajadores, multitud de empresas norteamericanas han revisado a la baja sus cotizaciones a las pensiones. Ante la situación de bancarrota de los fondos de pensiones, hemos visto recientemente que empresas muy importantes del sector aeronáutico incumplían sus compromisos con los mismos. La agencia gubernamental federal que asume la responsabilidad de los fondos de pensiones corporativos fallidos, no puede garantizar más que el 50% de lo que los obreros afectados deberían cobrar por derecho. Tal es la cantidad de fondos que están en bancarrota, que esta agencia opera con un déficit anticipado de 24 mil millones de dólares. La industria del automóvil, con la amenaza de bancarrota para la General Motors y la Ford, está poniendo igualmente tales fondos en peligro.



El desarrollo de la conciencia de clase entre los huelguistas


En numerosos hechos de esta huelga de los transportes se ha podido ver la reafirmación de la capacidad de la clase obrera para sentirse y concebirse en tanto que clase. De entrada el motivo central de la huelga – la defensa de las pensiones de los futuros obreros – pone en evidencia este aspecto. Pero también hemos asistido a demostraciones aún más explícitas. Por ejemplo, en un piquete de huelga en una base de autobuses en Brooklyn, docenas de obreros e reunieron en pequeños grupos para discutir sobre la marcha de la huelga. Uno de ellos planteó que no estaba de acuerdo en luchar por defender las pensiones de los futuros trabajadores, de gente que no conocía. Sus compañeros le contestaron señalando, con mucho acierto, que muy posiblemente los futuros obreros que se verían obligados a aceptar recortes tan brutales en las pensiones «podrían ser nuestros hijos». Otro obrero señalaba, en el mismo sentido, que es muy importante mantener la unidad de las diferentes generaciones de la fuerza de trabajo. Y argumentaba diciendo que muy probablemente futuros gobiernos intentarían disminuir las ayudas médicas o el pago de las pensiones y que entonces «será importante para nosotros, cuando estemos jubilados que los jóvenes que estén trabajando recuerden que nosotros luchamos por ellos, y que ellos puedan luchar por nosotros y les impidan rebajar nuestras pensiones». Discusiones similares se han desarrollado en toda la ciudad, reflejando clara y concretamente la tendencia de los obreros a concebirse como clase, a solidarizarse unos con otros más allá de las barreras generacionales que el capitalismo intenta utilizar para dividir a los obreros.

Otros obreros pasaban por delante de los obreros en huelga haciendo sonar el claxon de sus vehículos o gritando mensajes de apoyo. En Brooklyn un grupo de trabajadores de la enseñanza de una escuela elemental expresaron su solidaridad con la huelga debatiendo con sus alumnos en clase e invitando a los niños de 9 a 12 años a hacer una visita a alguno de los piquetes. Los niños llevaron sus felicitaciones navideñas a los huelguistas con mensajes, como este: «Os apoyamos, por que vuestra lucha es por el respeto». Los niños también entrevistaron a los obreros y les pidieron más explicaciones sobre los motivos de la huelga.

Al día siguiente de finalizar la huelga, uno de nuestros camaradas tomo un autobús y tuvo una conversación con el conductor, que revela el avance que ha supuesto esta lucha. Tras haber pagado su billete, le dijo al conductor, un trabajador latino de unos 35 años:

  • «Habéis hecho lo que se tenía que hacer».

El chofer respondió:

  • «Pero no hemos ganado. Hemos vuelto al trabajo sin el convenio».

  • «Pero lo más importante es lo que habéis hecho. Habéis dicho que no aceptabais que se tocaran vuestras pensiones. Los obreros tienen necesidad de estar unidos, pase lo que pase. Es, sin duda, un ejemplo importante para muchos otros trabajadores», dijo nuestro camarada.

A esto el chofer respondió:

- «Si, es cierto. Ha sido muy importante que lucháramos por la clase obrera».



El impacto de la lucha en otros trabajadores


La huelga en los transportes ha sido un punto de referencia para obreros de otros sectores. Además de las manifestaciones de apoyo y solidaridad mencionadas anteriormente hay muchos más ejemplos. Uno de ellos: un grupo de profesores auxiliares de la Universidad de Nueva York en huelga que realizó una visita a los huelguistas para discutir de la huelga y de su estrategia con los otros obreros. En otros muchos lugares de la ciudad obreros de otros sectores debatieron la importancia de la solidaridad basándose en el ejemplo de esta lucha por la defensa de las pensiones. Entre los obreros municipales, de los que la mayor parte están desde hace tres o cuatro años sin contrato, caló hondo la consigna de los huelguistas: «No hay convenio, no hay trabajo», lo que muestra la importancia de esta lucha.

La simpatía hacia los huelguistas fue tan fuerte que el primer día de huelga el presidente del sindicato de transportes, Roger Toussaint tenía, según los sondeos de los media capitalistas, un índice de popularidad más alto que el alcalde o el gobernador. Que se supiera además que la Autoridad Metropolitana de Transportes tenía un excedente financiero de más de 1 millón de dólares, hizo que la dureza de la empresa apareciera como particularmente severa e injustificada ante los obreros.

El segundo día de huelga, la burguesía intentó apoyarse en una campaña que pretendía demonizar a los huelguistas. Los periódicos “Post” y “Daily News”, trataron a los huelguistas de “ratas” y “cobardes”. Incluso el muy liberal “New York Times” denunció la huelga como “irresponsable” e “ilegal”.

El tema de la “ilegalidad” de la huelga fue retomado sistemáticamente por el alcalde Michael Bloomberg y el Gobernador George Pataki. Este declaró que la huelga era criminal y que no habría ningún tipo de negociación hasta que los huelguistas no retornaran al trabajo. Bloomberg se hizo eco de esta posición, tratando a los huelguistas de “bandidos” y “criminales”. El alcalde multimillonario se convirtió de la noche a la mañana en el campeón de la causa de los pobres obreros incomodados por los huelguistas, supuestamente tomados como rehenes por los huelguistas de los transportes a los que presentó como “unos privilegiados”. En el mismo sentido, el presidente del sindicato de transportes se presentó como el mejor defensor de los obreros contra los insultos de las autoridades.

Los reportajes de televisión se centraron deliberadamente en mostrar las dificultades ocasionadas por la huelga al conjunto de la población obligada a compartir vehículo para ir o volver del trabajo, o a caminar a lo largo de los puentes del East River o Manhattan. Pero, a pesar de esta intensa campaña, las autoridades de la ciudad sabían que la solidaridad con los huelguistas era intensa. Un juez local amenazó con penas de prisión a los dirigentes sindicales y de apercibir individualmente a los huelguistas por haber desobedecido la orden de parar la huelga y volver al trabajo, pero el alcalde Bloomberg recomendó, y consiguió, que el tribunal aumentara las amenazas individuales contra los huelguistas pero no detuviera a los dirigentes sindicales ya que, se corría el riesgo de hacer de Toussaint “un mártir”, y provocar huelgas de solidaridad de otros empleados del sector público.

La “ilegalidad” de la huelga ha desencadenado discusiones importantes en el seno de la clase obrera tanto en Nueva York como en todo el país. ¿Cómo puede ser ilegal que los obreros protesten ausentándose de sus puestos de trabajo?, se preguntaban muchos obreros. Como dijo un obrero durante una discusión en una escuela de Manhattan «es como si sólo pudiéramos hacer huelga cuando esta no tenga ningún efecto».



El papel de los sindicatos en el sabotaje de la lucha


Muchos obreros habían comprobado en sus propias carnes que la actual dirección sindical que ahora parecía “muy combativa”, había cedido en un convenio anterior con aumentos salariales de un 0% el primer año, y un 3% el segundo y tercer año. Por tanto los sindicatos estaban ahora sujetos a una presión importante motivada por la cólera y la combatividad obreras. Por ello mientras el sindicato local de los obreros del transporte, en manos de izquierdistas y sindicalistas “de base”, controlaba claramente la dinámica de la huelga, empleando una retórica combativa plagada de discursos de solidaridad, etc. el sindicato de transportes ha jugado su papel de minar la lucha y minimizar el impacto de una lucha importante. Casi desde el principio los sindicalistas dejaron caer la reivindicación de un aumento salarial del 8% para tres años, y se focalizaron en el tema de las pensiones. El mitin sindical que votó la huelga no permitió ninguna discusión o debate y fue de hecho conducido como un desfile sindical, con una vedette a la cabeza, el reverendo Jesse Jackson.

La estrecha colaboración entre el sindicato de transportes y la dirección de la empresa fue puesta al descubierto por un reportaje que, al finalizar la huelga, publicó el “New York Times”, y en el que se podía comprobar que las supuestas tensiones e insultos entre los sindicatos y los responsables estatales o municipales era una completa farsa. Así, mientras el alcalde y el gobernador salían a todas horas diciendo que hasta que no se acabara la huelga no empezarían las negociaciones, lo cierto es que esas negociaciones estaban teniendo lugar, secretamente, en el Hotel Helmsley. En esos tejemanejes el alcalde aceptaba, a escondidas, una proposición de Toussaint consistente en obtener de la dirección de la empresa la retirada del ataque contra las pensiones a cambio de aumentar las cotizaciones de los obreros al seguro por enfermedad, para así compensar al Gobierno del coste que representaría el mantenimiento de las pensiones para los futuros empleados.

Este final de huelga orquestado por sindicatos y Gobierno no puede pillarnos por sorpresa. Es, simplemente, una confirmación más de la naturaleza antiobrera de todo el aparato sindical. Pero eso no invalida en absoluto los avances en la conciencia de clase de este sector de la clase obrera. Al contrario sirve para recordarnos que para llevar adelante nuestras luchas debemos deshacernos del control sindical y luchar por conseguir y mantener el control de las luchas en sus propias manos.


Artículos traducidos de Internationell Revolution, publicación de la CCI en Suecia y de Internationalism, publicación de la CCI en los Estados Unidos.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

¿Es posible un nuevo sindicalismo?

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Muchos compañeros están hartos de CCOO y UGT, de su participación descarada, mano a mano con Patronal y Gobierno, en la interminable cadena de despidos, contratos precarios, recortes en pensiones etc. Frente a ese cuestionamiento, están proliferando grupos, tendencias, organizaciones, que se presentan como otro sindicalismo, que sería distinto y alternativo a los sindicatos mayoritarios. Los hemos visto intervenir en la lucha de SEAT e igualmente se ha celebrado recientemente en Granada una “Conferencia de sindicatos de clase”. Parafraseando a los movimientos altermundialistas el eslogan de estos grupos es “Otro sindicalismo es posible”.

¿Es verdad que ese sindicalismo es realmente alternativo? ¿Es posible otro sindicalismo diferente del de CCOO y UGT? De forma más general y profunda, ¿Cuál es la naturaleza del sindicalismo? ¿Se acomoda de verdad a la defensa de los intereses de la clase obrera?[1]

¡Con crisis o sin crisis hemos de luchar contra los despidos!

Uno de esos organismos, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT, afirma: « Es mentira que estemos ante una crisis. Lo que hay es una "crisis" fabricada por la empresa que sólo busca reducir costes laborales. En SEAT no hay pérdidas sino grandes beneficios (que enmascaran como "gastos" por el uso de patentes y que van a parar a la casa matriz en Alemania). Por lo tanto, no hay motivos para que ningún compañero pierda su puesto de trabajo».

No podemos entrar aquí en una debate sobre sí hay o no hay una crisis económica mundial[2]. Lo que llama la atención es la justificación que da para rechazar los despidos: el que la empresa no estaría en crisis. ¡Es decir: sí la empresa estuviera en crisis habría que tragar con los despidos!

Los despidos son inaceptables haya o no haya crisis, tenga el empresario grandes beneficios o grandes pérdidas. Perder el puesto de trabajo es perder el medio de vida y sí la empresa o la economía nacional van mal nosotros tenemos que seguir viviendo, mantener a nuestros hijos, asegurarnos una vejez aceptable. ¿Es que acaso nuestra vida y nuestros intereses tienen que depender de cómo le vaya al Capital? ¡Eso es hacernos esclavos del Capital! La elección es o nosotros o la empresa. No hay conciliación posible.

Los grandes sindicatos plantean siempre lo mismo: sí el capital va bien entonces hay que pedir algunas migajas pero sí va mal hay que sacrificarse, aceptar despidos, precariedad y lo que haga falta para “salvar la empresa y la economía nacional”. Con ello se acomodan como un reloj a las necesidades del capital: sí hay vacas gordas nos dan una miseria, sí hay vacas flacas nos hunden en la miseria. Semejante planteamiento significa renunciar a nuestra lucha reivindicativa que se basa, sencillamente, en oponer nuestras necesidades a las exigencias inhumanas de la reproducción del capital. Esta lucha reivindicativa contiene la perspectiva de una sociedad alternativa al capitalismo: el interés del Capital es sacrificar la vida humana en el altar de la producción. El interés de los trabajadores es una producción consagrada a la satisfacción plena de las necesidades humanas. El interés del capital es la vida para la producción, el interés de los trabajadores es la producción para la vida.

En esta cuestión crucial estas organizaciones no rompen con los grandes sindicatos. Ofrecen el mismo sindicalismo de siempre.

El capitalismo no tiene ningún plan de futuro

Revolta Global de SEAT se lamenta de que «No hay un verdadero Plan industrial con nuevos modelos que cubran el conjunto de la gama para fabricar en SEAT, saturar su capacidad productiva y mantener el empleo», la antes mencionada XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama « UN PLAN SOLVENTE QUE GARANTICE EL FUTURO DE LA MARCA», la XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide «un plan solvente que garantice la continuidad de la marca y de la plantilla».

La filosofía de los Planes de Industria, instituidos en los años 30, es la conciliación de clases, la suposición falsa de que Capital y Trabajo tienen un mismo interés en “desarrollar la economía” bajo la tutela del Estado que haría de agente “neutral”. Esto lo que supone en realidad es la sumisión completa de los trabajadores a los intereses del capital nacional. Por eso pudo ser fácilmente adoptada por los fascistas, entre ellos su “teórico” español, José Antonio, hijo del dictador Primo de Rivera, que acuñó la frase tan repetida de “obreros y patronos van en el mismo barco”. Por eso mismo, el lenguaje de los Planes es el lenguaje común de Gobierno, Patronal y Sindicatos. En los últimos 25 años, los grandes sindicatos han utilizado esos “Planes” para cargarse innumerables luchas obreras y hacer tragar los peores sacrificios. Los Planes de Reconversión de los años 80, impuestos por los gobiernos “socialistas” de González, supusieron el despido de UN MILLON DE TRABAJADORES.

Nos piden que nos preocupemos del “futuro de la marca SEAT” y nos dicen que eso evitará los despidos. Es falso. Para que una marca sea competitiva debe despedir trabajadores. Para que una empresa tenga “futuro” ha de despedir, deslocalizar, bajar salarios. Para que una empresa sea “solvente” ha de reducir costes y el principal coste es la fuerza de trabajo. ¡Bajo el capitalismo realmente existente no hay otra forma de hacer las cosas!. Cuando los trabajadores se colocan en ese terreno de la marca, el futuro de la empresa o la solvencia del negocio, se colocan en el terreno del Capital y por tanto este puede maniobrar a placer pues está jugando en su propio campo.

El Interés del Capital (bien sea de la empresa, bien sea de la economía nacional) es diametralmente antagónico con el interés del proletariado y de la gran mayoría de la humanidad. ¿Cuál es la realidad de los últimos 30 años? A través de una cadena interminable de “Planes de Futuro”, “Acuerdos de Fomento del Empleo”, “Reformas del Mercado Laboral”, “Pactos para garantizar las pensiones” etc., nos van hundiendo en una mayor miseria y en un futuro cada vez más incierto. La generación que hoy tiene 70-80 años pudo comprarse un piso e incluso una segunda residencia; la generación de 50-60 años apenas ha podido pagar un piso; la generación de 25-30 años tiene muy incierta la posibilidad de comprarlo. La generación de 70-80 años tuvo trabajo fijo gran parte de su vida; la generación de 50-60 años ha perdido en muchos casos el empleo y está prejubilada o dando tumbos en toda clases de trabajos inseguros; la generación de 25-30 años solo conoce el trabajo precario. La generación de 70-80 años tiene pensiones aceptables; la de 50-60 años tendrá pensiones de miseria; la de 25-30 años no tendrá pensiones.

¡Esos son los frutos amargos de cientos de Planes de “futuro”, “solvencia”, “viabilidad” etc., que han firmado los grandes sindicatos! EL CAPITALISMO NO TIENE NINGUN PLAN DE FUTURO. Su “futuro” se resume en paro, miseria y guerra. En este terreno los “alternativos” tampoco ofrecen la más mínima alternativa.

Los “alternativos” ponen a los trabajadores a la cola de los grandes sindicatos…

Ante la lucha de SEAT, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT dice « Hay que exigir a los sindicatos que se dejen de medias tintas y convoquen un plan de lucha de verdad, decidido y votado por todos los trabajadores en asamblea», ante las negociaciones en Madrid sobre la Reforma Laboral, la conferencia de Sindicatos de Clase de Granada “exige” «a las direcciones de UGT y CCOO que se retiren de las negociaciones y luchen»

CCOO y UGT llevan 25 años firmando acuerdos vendeobreros, saboteando las luchas obreras. ¿Cómo van a cambiar y van a hacer lo que nunca han hecho ni harán?

Los obreros tenemos que desarrollar nuestra propia lucha, al margen y en contra de los sindicatos. Tenemos que levantar nuestras propias Asambleas, que elijan sus propios Comités responsables únicamente ante ellas. Son las Asambleas quienes deben decidir qué se negocia, quién negocia y hasta donde se negocia.

Todo esto significa que los obreros aprendan a confiar en sí mismos, en la fuerza de su acción directa como clase, en su unidad, en su responsabilidad colectiva, en su solidaridad y acción común.

Pero ¿qué plantean estos “alternativos”? Pues pedir a los grandes sindicatos que sean quienes tomen el mando de la lucha. Los sindicatos no tienen que “convocar ningún plan de lucha”, han de ser las propias asambleas las que piensen, discutan y decidan su propio plan de lucha. De lo contrario, se convierte a los trabajadores en simple “fuerza de presión” que, como mucho y en el colmo del “atrevimiento” “exige a las direcciones” que “hagan algo”.

Los “alternativos” piden a los trabajadores que confíen en los grandes sindicatos que tanto critican de boquilla, que renuncien a actuar como fuerza autónoma, que no confíen en sus propias fuerzas y que siempre estén a la espera de lo que hagan, digan o dejen de hacer o de decir los sindicatos “mayoritarios”. Una vez más no estamos ante “otro sindicalismo” sino ante un mero apéndice de los grandes sindicatos.

… y también les ponen a la cola de los gobernantes de turno

La XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama: «Hay que exigir a Maragall y al Tripartito que se pongan del lado de los trabajadores y rechacen el expediente de la multinacional». La XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide a la Generalitat que «rechace el expediente de SEAT». Respecto a la Reforma Laboral, la Conferencia de Sindicatos de Clase exige « AL GOBIERNO ZAPATERO LA RETIRADA DE SU PROPUESTA DE REFORMA LABORAL: porque recoge las principales pretensiones de la patronal (lo mismo ocurre con su propuesta de reforma de las pensiones públicas) y porque, de llevarse a cabo, representaría un nuevo y gravísimo atropello contra la clase trabajadora». Esta misma Conferencia dirige una carta al Señor Zapatero donde se lamenta de que si la reforma laboral fuera aprobada «constituiría un retroceso inmenso para la clase obrera del conjunto de los pueblos del Estado español y aquella afirmación de las Elecciones Generales pasadas de que gobernaría escuchando al pueblo, al ciudadano, se habría convertido otra vez en que se desoyó y defraudó al pueblo por otro Presidente que se llama socialista, pero que al final obedeció sólo a los que viven y se aprovechan de él. Nos gustaría con sinceridad que no volviera a ser así».

Los sindicatos “mayoritarios” concentran todos sus esfuerzos en reducir a los obreros a una masa de “ciudadanos” que esperan la “buena voluntad” de los gobernantes a los que han dado el voto. Organizan procesiones para pedir la intercesión del “Presidente” de turno para que haga “entrar en razón” al empresario desaprensivo o a la multinacional de marras. ¡Pero sí son precisamente esos “gobernantes elegidos” los que han dado el visto bueno a las medidas anti-obreras! Por eso, como estos señores se ríen de esas peticiones, los sindicatos “suben el tono” y acaban “exigiendo” que “adopten una decisión“, incluso que “intervengan la empresa”.

Se trata de una mascarada con el fin de desmovilizar a los obreros, de acreditar ante ellos la mentira de la “democracia”, el engaño de unos gobernantes “elegidos por el pueblo” y que “están a su servicio” con objeto de tenerlos atados de pies y manos al Estado Capitalista y de quitarles toda capacidad de lucha contra este.

Los “alternativos” no se salen ni un milímetro de ese guión. Piden que Maragall y sus colegas del Tripartito se pongan del lado de los trabajadores cuando siempre han estado, están y estarán en el otro lado de la barricada. Piden que el Señor Zapatero “obedezca” al pueblo, cuando lo que hace–como antes hiciera González o mucho antes hiciera Largo Caballero (¡consejero de Estado del dictador Primo de Rivera!) - es obedecer a las necesidades del Capital Nacional.

Los obreros necesitan comprender que el Estado Capitalista –aunque se legitime periódicamente con la comedia del “voto democrático”- es su enemigo, que todo el conglomerado de partidos del Capital con sus múltiples “ideologías”- desde la extrema derecha a la “extrema izquierda”, desde el nacionalismo pequeño catalán del ridículo Carod Rovira al nacionalismo gran español del patético Bono- son servidores incondicionales del Capital Nacional y su Estado. Necesitan asumir una lucha autónoma como clase, independiente del Estado y de todos los partidos que le sirven. Y esa comprensión es atacada por los malabarismos de los grandes sindicatos con su juego de “peticiones” y “exigencias”, el cual es secundado sin fisuras por los “alternativos”.

El sindicalismo está atado de pies y manos al Capital

Hay que mirar cara a cara a la realidad y comprender que no es posible “otro sindicalismo”, que todo sindicalismo está atado de pies y manos a la defensa del Capital.

«En el siglo XIX en el periodo de mayor prosperidad capitalista, el proletariado se dio, al precio de luchas encarnizadas y sangrientas, organizaciones permanentes y profesionales destinadas a asegurar la defensa de sus intereses económicos: los sindicatos. Estos órganos asumieron un papel fundamental en la lucha por mejoras y reformas sustanciales de las condiciones de vida de los trabajadores, que el sistema podía otorgar. Constituían igualmente lugares de agrupamiento de la clase y de desarrollo de su solidaridad y de su conciencia, en los cuales los revolucionarios intervenían activamente para convertirlos en escuelas del comunismo. En consecuencia, aunque la existencia de sindicatos haya estado siempre indisolublemente ligada al salariado y aunque, en el periodo ascendente, se habían burocratizado de forma importante, constituían no obstante, auténticos órganos de la clase, en la medida en que la abolición del salariado no estaba todavía a la orden del día» (Plataforma de la CCI, punto VII).

¿Pero qué ocurre cuando desde principios del siglo XX el capitalismo pierde definitivamente su carácter progresista y prisionero de contradicciones irresolubles precipita a la humanidad en guerras criminales, en crisis sucesivas, en una barbarie sin parangón en la historia? «El capitalismo pierde toda capacidad para acordar mejoras y reformas a favor de la clase obrera. Habiendo perdido toda posibilidad de ejercer su función inicial de defensores eficaces de los intereses proletarios y confrontados a una situación histórica donde solamente está a la orden del día la abolición del salariado, y por tanto su propia desaparición, los sindicatos se han transformado, como condición de su propia supervivencia, en auténticos defensores del capitalismo, en agentes del estado burgués en el medio obrero evolución que ha sido fuertemente favorecida por la tendencia inexorable del estado en la periodo decadente a absorber todas las estructuras de la sociedad» (ídem.).

Esa realidad implacable ha hecho que los sindicatos dejaran de ser organizaciones capaces de defender los intereses de la clase obrera. Con la primera guerra mundial en 1914, los grandes sindicatos –como la CGT francesa, la confederación sindical alemana o las Trade Unions inglesas- se convirtieron en sargentos reclutadores de los obreros para el frente y en capataces para hacer trabajar hasta el agotamiento a los que se quedaban en la retaguardia. Desde entonces, todas las tentativas de fundar nuevos sindicatos se han visto abocadas al fracaso.

Pero por eso mismo también, de la clase obrera ha surgido históricamente una alternativa al sindicalismo. La tendencia latente en los obreros es, desde entonces, a romper con los sindicatos, a chocar con ellos, a organizarse fuera y en contra de ellos. Sí en el siglo XIX los obreros se organizaban masivamente en sindicatos, en el siglo XX cuando los obreros alcanzan un mínimo de fuerza se organizan en Asambleas Generales, eligen Comités Revocables en todo momento, ponen las comisiones encargadas de negociaciones bajo el estricto control de la Asamblea. Y en una situación revolucionaria estas estructuras se transforman en los Consejos Obreros, órganos para la destrucción del Estado Capitalista y para el ejercicio directo del poder por las masas obreras.

La cuestión no es “otro sindicalismo es posible”. La cuestión es OTRA ORGANIZACIÓN ES POSIBLE, DISTINTA Y OPUESTA AL SINDICALISMO: la de las Asambleas y los Consejos Obreros.

Corriente Comunista Internacional 20-12-05

 

1. Para no hacer excesivamente largo el presente texto no planteamos una pregunta muy necesaria: ¿Cuál la experiencia histórica de la clase obrera sobre los sindicatos en los últimos 100 años? Es evidente que es una cuestión de la mayor importancia pues los trabajadores no deben andar repitiendo siempre las mismas experiencias sino que las lecciones del pasado les deben servir como arma para la lucha del presente y del porvenir. Como contribución a la respuesta de esa cuestión hemos publicado un folleto y numerosos artículos. Se pueden pedir a nuestra dirección mail: [email protected]

2. Salta a la vista que con despidos en todas las empresas, en todos los sectores y en todos los países (incluida China) alguna crisis económica mundial debe haber.

 

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Accion Proletaria nº 188, 15 Marzo - 15 Mayo

Tres años después de la guerra de Irak: en vez de paz y democracia, guerra y barbarie

Se cumplen 3 años de la invasión de Irak. Se demostró que las justificaciones invocadas para tal barbarie eran todas mentiras. Pero igualmente se ha puesto en evidencia el incumplimiento de las radiantes promesas que hicieron. Iban a acabar con un tirano y han instaurado una tiranía aún peor. Iban a dar un golpe al terrorismo y este no ha hecho sino multiplicar su barbarie. Iban a estabilizar Oriente Medio y lo han desestabilizado mucho más. Iban a desarrollar la democracia y lo que han hecho es reforzar a regímenes como los Ayatolás iraníes, India o Pakistán o a fracciones abiertamente dictatoriales como los chiitas o Hamas.

La situación en Irak y en toda la zona de Oriente Medio y Asia Central muestra que le futuro que el capitalismo depara a la humanidad es cada vez más amenazante.

¿Camina el mundo hacia la paz? Se acumulan hechos y elementos que apuntan a todo lo contrario: el mundo no camina hacia la paz sino hacia guerras imperialistas más devastadoras. En Irak, el enfrentamiento armado entre las distintas fracciones burguesas (chiitas, sunitas, kurdos) es inevitable, los últimos acontecimientos con la llamada “guerra de las mezquitas” acercan aún más esa perspectiva.

Pero el problema no está circunscrito a Irak, lo que allí se produce anuncia una tendencia hacia el estallido de guerras caóticas en los diferentes estados de la zona amenazados por una violenta desestabilización. Esto se ve claro en países como Líbano, Siria, Yemen, Arabia Saudita o Pakistán.

Empantanado en las arenas movedizas de Irak, Estados Unidos ven su autoridad como gendarme mundial cada vez más debilitada. Eso hace que gángsteres de barrio como el régimen de los ayatolás se le suban a las barbas y le lancen un ambicioso desafío con la cuestión nuclear y con la utilización de las famosas caricaturas de Mahoma para atizar los odios religiosos y las tensiones nacionalistas en su propio beneficio.

La respuesta de Estados Unidos con su alianza nuclear con India es la semilla de violentas tensiones con China, Pakistán etc. Una vasta región del planeta puede verse sumergida en tremendos choques militares.

El eterno conflicto Israel – Palestina amenaza con agudizarse mucho más con la subida al poder de Hamas y los intentos de los rivales de USA de apadrinarlo.

En definitiva, toda la zona de Oriente Medio y Asia Central que constituye el corazón estratégico del mundo tanto por sus reservas de combustible como por su posición militar de encrucijada de continentes, puede convertirse en una gigantesca hoguera de choques imperialistas e ínter burgueses.

El proletariado no puede considerar estos acontecimientos como algo lejano que no le incumbe. A la humana indignación contra los sufrimientos intolerables que las burguesías en liza están causando a las poblaciones de la zona debe unirse la preocupación por el futuro de toda la humanidad.

La progresión de los choques imperialistas acarrea consecuencias en los países centrales del capitalismo (Europa, Estados Unidos, Japón) que significan un ataque en todos los planos a los trabajadores y al conjunto de la población de estas metrópolis cada vez menos “privilegiadas”.

En primer lugar, significa más hombres movilizados para ser enviados a los teatros de guerra y todo ello lleva consigue innumerables tragedias humanas: son más de 2200 soldados americanos muertos y más de 20.000 heridos, con el consiguiente sufrimiento para ellos y sus familias.

En segundo lugar, el incontrolable gasto de guerra lleva consigo la necesidad de atacar los salarios, reducir las ya de por si recortadas prestaciones sociales: pensiones, servicios de enseñanza, sanidad etc.; hace imprescindible generalizar la precariedad y los contratos basura como vemos actualmente en Francia.

En tercer lugar significa un reforzamiento de la represión y del control totalitario del Estado sobre la población como se ve claramente con la Ley Patriótica en USA, las diferentes medidas adoptadas en Gran Bretaña o las recientemente tomadas en Francia –que han llegado al Estado de Sitio aprovechando las revueltas en las barriadas periféricas.

Otra consecuencia es que la guerra vuelve como un boomerang al corazón mismo de los países centrales del capitalismo bajo la forma de atentados terroristas masivos como las Torres Gemelas en 2001; Madrid 2004 y Londres 2005. La desestabilización en las relaciones internacionales, el caos general imperialista, hace que el terrorismo se convierta en una forma más de guerra. Toda guerra es una confrontación entre Estados que se realiza tomando como rehenes a las poblaciones de los bandos contendientes. La barbarie imperialista actual tiene en los atentados terroristas masivos una forma de golpear a los Estados tomando como carne de cañón a sus “ciudadanos”. Como se vio en los trenes de Atocha o en el metro londinense es la clase obrera quien con su sangre paga la cuenta de este choque entre bandidos.

Esta perspectiva solo puede ser detenida y finalmente erradicada por la lucha consciente del proletariado. Este ha pasado por un largo periodo de dificultades, pero hoy su estado de ánimo empieza a cambiar como ha podido verse con luchas, todavía limitadas, pero que muestran el comienzo de una respuesta: SEAT en España, el metro en Nueva York, Heathrow en Gran Bretaña, Argentina… En estos días, los estudiantes universitarios y de enseñanza media francesa junto con jóvenes obreros muestran masivamente su protesta y su inquietud ante la situación cada vez más deteriorada.

Frente a la guerra, frente a la miseria, frente al deterioro de la situación que provoca la crisis del capitalismo, ES NECESARIO LUCHAR. NO TENEMOS OTRO CAMINO QUE LA LUCHA.

Acción Proletaria 10-3-06

 

Noticias y actualidad: 

Movilizaciones contra el «CPE» en Francia: Estudiantes, obreros activos o parados: ¡UN MISMO COMBATE CONTRA EL CAPITALISMO!

node/780

Geografía: 

Correo sobre la lucha de SEAT: ¿Sirve el sindicalismo para defender las reivindicaciones obreras?

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Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Karl Marx: ¿Demócrata o revolucionario?

El archimediático ex consejero de F. Mitterrand en el Elíseo, Jaques Attali, nos ha obsequiado recientemente con un libro sobre la vida de Marx, titulado Karl Marx o el espíritu del mundo. La aparición de este libro, más de quince años después de que la burguesía pusiese en escena sus campañas sobre la muerte del comunismo, y justamente cuando la clase obrera comienza a levantar cabeza, no es fruto de la casualidad. Frente a un creciente cuestionamiento del capitalismo, y a un desarrollo de las luchas del proletariado, la burguesía sabe que su mejor arma es desviar a su enemigo al terreno nefasto de la defensa de la democracia. Esa es la razón, sin duda, para que uno de sus intelectuales más significados se haya propuesto hacer de Marx un icono inofensivo, situándolo en las antípodas del comunismo, endosándole encima la etiqueta de ser uno de los “padres fundadores de nuestras modernas democracias”.

En su recién impresa obra, el costalero del Sr. Mitterrand se pavonea de haber escrito una biografía “de referencia”, “objetiva” y lo “más completa posible” (es verdad: se mencionan todas y cada de las crisis de furunculosis que padeció el viejo Marx, lo que desde luego atestigua la seriedad de la obra). Evidentemente, de “objetiva” nada de nada, salvo el punto de vista de un burgués y de su clase, que no pueden sino denigrar a uno de los más grandes combatientes de la clase obrera.

Attali ya no describe a Marx como un demonio de “ideas sanguinarias”, tal y como siempre le ha gustado presentarlo a la burguesía (véase si no el libro de Françoise Giroud en su libro Jenny Marx o la mujer del diablo). No. Para Attali, Marx es el “espíritu del mundo”, pero un espíritu, eso sí,  totalmente democrático: “Periodista ante todo, la libertad de pensamiento le parece el más sagrado de los derechos; para él la democracia parlamentaria debe ser protegida, pase lo que pase” (pág. 203). Utilizando esta clase de recursos, al margen de todo contexto, nuestro biógrafo desarrolla un virulento ataque contra Marx: «Este libro permite (…) reinterpretar un siglo XIX del que todos somos herederos y comprender como algunos de sus sucesores (de Marx) han creado nuestras democracias; mientras que otros han usurpado y distorsionado sus ideas, convirtiéndolas en el fundamento de las dos principales barbaries de la historia.” (pág. 4 de las solapas).

 

Karl Marx fue un auténtico militante revolucionario

 

Con el elogio,… el oprobio. Así se nos presenta a Marx como padre espiritual de la democracia burguesa y cuyo verdadero legado lo constituiría el reformismo pequeño burgués que floreció en el seno de la Segunda Internacional en torno a revisionistas de la calaña de Bernstein.

O sea que Marx no habría sido nunca marxista. Es más: el marxismo (es decir la concepción revolucionaria del mundo) sería exactamente lo contrario del pensamiento de Marx: “lo que acabaría siendo después de Marx, contra Marx, el marxismo”. Si hay alguien que se supere a sí mismo en insolencia ese es Monsieur Attali. Para que la salsa de un Marx “campeón del parlamentarismo burgués” ligue, hay que añadirle además un ingrediente que le dé consistencia. Attali se sirve de una entrevista concedida por Marx al periódico americano New York World  en julio de 1871, en relación con el movimiento obrero en Inglaterra: “cuando el periodista le interroga sobre las formas democráticas o violentas que debe tomar la conquista del poder, él responde que la revolución es inútil en una  situación democrática porque (y sigue la respuesta de Marx): “En Inglaterra, por ejemplo, la vía obrera que lleva al poder político está abierta para la clase obrera. Una insurrección sería una locura allí donde la agitación pacífica puede lograrlo todo con prontitud y seguridad.” (pág. 351).

Lo que se le escapa a Attali es que Marx no era un “cerebro infalible”. Por otra parte el marxismo no es la teoría de la verdad acabada y caída directamente del cielo, sino un método vivo de pensamiento que se nutre constantemente de la experiencia histórica para criticarse a sí mismo, volver sobre sus errores e incomprensiones y finalmente superarlos. Por eso, el pensamiento de Marx no está exento de errores[1] que él mismo, o el movimiento obrero corrigieron después. La extrapolación abusiva de las posibilidades abiertas por el desarrollo del movimiento obrero en Inglaterra constituye un ejemplo típico de estos errores.

Marx pasó la mitad de su vida en Londres, rodeado del proletariado más desarrollado engendrado por la primera potencia industrial del siglo XIX, y también del más organizado a través de sus “trade-unions” (los primeros sindicatos). Es lógico que muchos revolucionarios, y también Marx, pusiesen sus esperanzas en esta vanguardia del proletariado mundial. Sin embargo tal esperanza se vio frustrada. Precisamente el peso de las “trade-unions” y de la lucha por la defensa de los intereses económicos en las condiciones legales de la democracia, acabaron minando desde dentro el desarrollo político del movimiento obrero en Inglaterra. Mientras que Marx veía en la 1ª Internacional fundada en 1864 la expresión de la unificación del proletariado mundial, base necesaria para la revolución futura, los jefes tradeunionistas no la concebían más que como medio de asegurar el éxito de las huelgas al impedir la entrada de esquiroles en Inglaterra.

En todo caso, por muy decepcionante que resultara el desarrollo del movimiento obrero inglés, y a pesar de su error de generalizar una particularidad de éste, Marx jamás de afirmar que la lucha de clases es el motor de la historia. Tres años después de la muerte de su viejo amigo y camarada de combate, Engels escribió en el Prefacio a la traducción inglesa de El Capital que: «Ciertamente, debe escucharse… la voz de un hombre para quien la teoría es el resultado de una vida consagrada al estudio de las condiciones económicas de Inglaterra; este estudio le lleva a concluir que, al menos en Europa, Inglaterra es el único país en el cual la inevitable revolución podría efectuarse por medios legales y pacíficos. Sin embargo a él (se refiere a Marx. N de la R.) no se le olvidó nunca  añadir que en absoluto esperaba que las clases dominantes de Inglaterra se sometiesen, sin “rebelión esclavista”, a esta revolución ‘pacífica y legal’»

Attali se dedica pues a la clásica argucia de sacar de contexto tal o cual cita de Marx. Es verdad que, desde su etapa en la Liga de los Comunistas de 1848, Marx combatió enérgicamente el abstencionismo, y el boicot a las elecciones que erigieron en principio primero los blanquistas y luego los bakuninistas, partidarios de “tomémoslo todo, ya mismo. Pero eso no significa que Marx fuera un apóstol del parlamentarismo. Se trata , en realidad de una de las primeras lecciones del socialismo científico: la revolución proletaria no es posible sin que la economía capitalista, a través del desarrollo de su producción industrial, asiente las condiciones materiales de una nueva sociedad, capaz de liberar a la humanidad de sus cadenas. Para Marx la participación en las elecciones en el siglo XIX en apoyo de las fracciones más progresistas de la burguesía, no tenía otro sentido que el de acelerar el movimiento de la historia, derribar los obstáculos del absolutismo, favorecer en todas partes el desarrollo del capitalismo y de la clase obrera y acercarse, así, al momento en que la revolución comunista mundial pudiera estar verdaderamente a la orden del día. Marx tenía claro que ésta no contaría con el consentimiento democrático de la burguesía. Por eso, pese al error cometido respecto a Inglaterra (como respecto a EEUU y Holanda) añadirá mas tarde: «Debemos igualmente reconocer que en la mayor parte de los países del continente la fuerza ha de ser la palanca de nuestras revoluciones. Habrá que recurrir, durante un tiempo, a la  fuerza, para imponer el reinado del trabajo  durante un tiempo con el fin de imponer el reino del trabajo». (Discurso pronunciado en Ámsterdam en setiembre de 1872). Podríamos poner multitud de citas que demuestran que ese era el sentido profundo del progenitor más ilustre del socialismo científico. Nos conformaremos con dos:

- «Si el proletariado en su lucha contra la burguesía se constituye, como debe ser, en clase; si se erige por la fuerza de una revolución en clase dominante; destruye por la violencia el antiguo régimen de producción; destruye  al mismo tiempo que ese régimen las condiciones del antagonismo de clase, (…)» (Manifiesto Comunista).

- «En la Edad Media existía en Alemania un tribunal secreto, la “Santa Vehma” que escarmentaba todas las fechorías cometidas por los poderosos. Cuando se veía una cruz roja pintada en una casa se sabía que su propietario se las iba a ver con la Santa Vehma. Hoy la misteriosa cruz roja marca todas las casas de Europa (dicho de otra manera, las naciones europeas. N de la R.). La propia historia hará justicia y el proletariado ejecutará la sentencia.” (Discurso de Marx pronunciado en una fiesta de los Cartistas de Londres el 14 de abril de 1856).

 

El movimiento comunista, único heredero de las aportaciones de Karl Marx

 

Presentar a Marx como “parlamentario y padre fundador de la democracia moderna” es ya una indignante calumnia. Pero Jacques Attali no se para en barras, y viene a decirnos que si no vemos a ese “Marx demócrata”, al que evidentemente él “conoce bien” desde lo alto de su erudición burguesa, es porque el “gran pensador de la democracia” fue traicionado por su más fiel camarada, Federico Engels, quien en su Anti-Dühring, (siempre según Attali): «inicia la perversión de la filosofía de la libertad que Marx elaboró en sus propios textos». (pág. 390). J. Attali apunta, ¡y dispara!, a Engels cuando dice que «las ideas (de Marx), que serán un día, y quizá el lo presentía, usurpadas y tergiversadas por los demonios» (pág. 286). ¡Ya nos extrañaba que tardara en salir el “demonio marxista”!.

Attali no se conforma con inventar y sacarse de la chistera un “Marx demócrata” sino que quiere hacer de él un esquizofrénico. Lo  verdaderamente cierto es que la mayoría de las obras de Marx y de Engels vieron la luz gracias a una estrecha colaboración entre ambos. Así pasó con La Ideología alemana,  el Manifiesto del partido comunista, El Capital,… hasta el Anti Dühring. Aunque la humildad de Engels le llevó a presentarse siempre como «un segundo violón», la verdad es que se trataba de un trabajo concertado. He aquí lo que Engels describe en el Prefacio de su Anti Dühring de septiembre de 1885: «Un comentario de pasada: las bases y el desarrollo de las concepciones de este libro se deben en su mayor parte a Marx, y a mí aunque en menor medida. Dimos por hecho que no escribiría mi exposición sin que él la conociera. Yo le leí todo el manuscrito antes de la impresión y fue él quien redactó el segundo capítulo de la parte sobre la economía»

Así pues, acusando a Engels de traición, Attali llega a la absurda conclusión de que Marx se traicionó a sí mismo.

Aunque su saña contra Engels es indecente, no nos cabe ninguna duda de que si Attali hubiera podido, habría presentado también a un Engels que no tuviera traza alguna de militante revolucionario. Ya otros lo procuraron  antes y se dejaron los dientes en el intento. La corriente revisionista de la   socialdemocracia alemana intentó travestir a Engels en reformista, adulterando su Prefacio al texto de Marx sobre La lucha de clases en Francia. Rosa Luxemburgo en su Discurso sobre el programa, se sublevó contra ese mangoneo: «Engels no pudo vivir lo suficiente para ver los resultados, las consecuencias prácticas de la utilización que han hecho de su Prefacio (…) Pero yo estoy segura de una cosa: cuando se conocen las obras de Marx y de Engels, cuando se conoce el espíritu revolucionario vivo, auténtico, íntegro que se desprende de sus escritos, de todas sus enseñanzas, te convences de que Engels habría sido el primero en protestar contra los excesos resultantes del puro y simple parlamentarismo (…) Engels e incluso  Marx, si hubiesen vivido, habrían sido los primeros en sublevarse violentamente contra eso, para impedir, para frenar tajantemente al vehículo y que no acabase en el fango». Rosa no sabía en ese momento que ya Engels había protestado vivamente contra esas infames manipulaciones. El 1 de abril de 1895 escribió a K. Kautsky para expresar su indignación al ver en el periódico del partido, el Vorwarts, un extracto manipulado de su Prefacio que le hacía “aparecer como partidario, a toda costa, de la legalidad». Igualmente se quejó a Lafargue de que : «[Wilhelm] Liebknecht me acaba de hacer una buena jugada. Ha tomado de mi Introducción a los artículos de Marx sobre Francia desde 1848 a 1858, todo lo que pueda respaldar la táctica pacífica y nunca violenta que le gusta predicar desde hace ya tiempo».

Es cierto que, a diferencia de Engels, Marx no vivió lo suficiente como para defenderse él mismo. Solo los comunistas, sus auténticos herederos, pueden defender su memoria. Es lo que hizo naturalmente Engels en el discurso que pronunció en los funerales de Marx: «…Fue, por encima de todo, un revolucionario. Su misión en la vida ha sido contribuir, de una manera o de otra, a derribar la sociedad capitalista y las instituciones del Estado que ésta ha creado, a liberar al proletariado moderno, de quien fue el primero en definir las condiciones de su emancipación. En el combate se encontraba en su elemento.  Luchaba con una pasión, una tenacidad y un éxito sin parangón (…) Marx fue el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Gobiernos  absolutistas y republicanos le deportaron.  Burgueses, conservadores o demócratas, se han unido contra él. De todo eso él nunca se ocupó salvo en caso de extrema necesidad. Murió adorado, reverenciado y llorado por millones de camaradas revolucionarios desde las minas de Liberia a California, en Europa y en América». Contrariamente a lo que pretenden las obscenas falsificaciones de Attali, para quien el marxismo nació enterrando a Marx, éste ha sido uno de los grandes militantes revolucionarios y de ninguna manera el padre del reformismo pequeñoburgués. 

«Decididamente la vía de la revolución es inútil, piensa Marx» (pág. 315). ¿No debería decir, más bien, “piensa Monsieur Attali” puesto que es de eso de lo que se trata? ¿Cómo tomarse ni por un instante en serio a un señor consejero del Elíseo que pretende inmiscuirse en el espíritu de Marx atribuyéndole estupideces que sólo tienen sentido en la boca de un “Señor Consejero”?

El Manifiesto comunista de 1848, redactado por Marx y Engels, muestra muy claramente cual era el objetivo que, sin ningún equívoco, perseguían: «Los comunistas no se rebajan a disimular sus opiniones y sus proyectos. Proclaman abiertamente que sus objetivos no pueden alcanzarse de otra manera que con la destrucción violenta de todo el antiguo orden social. ¡Tiemblen las clases dirigentes ante la idea de una revolución comunista! Los proletarios no tienen nada más que perder que sus cadenas. Tienen, en cambio, todo un mundo por ganar».

 

Azel (1 de febrero de 2006)

 


[1] Especialmente en 1848 y en 1864 cuando pensó que ya había condiciones materiales para la revolución estaban presentes. Así, por ejemplo, le escribió a Engels en 1857: «Trabajo como un loco para acabar mi libro sobre la economía política porque sino el sistema se va a venir abajo antes de que haya podido acabar mi libro».

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Un nuevo engaño recorre el mundo: el «socialismo del siglo XXI» de Chávez

Publicamos a continuación el contenido de nuestra intervención en el Foro Alasbarricadas (www.alasbarricadas.org) donde se discutía sobre Chávez y su “revolución bolivariana”. El Foro titulado «Anarquismo, antiimperialismo, Cuba y Venezuela», plantea qué posición a tomar frente a Chávez y su “revolución bolivariana” en Venezuela. Chávez se ha convertido en el nuevo mito con el cual hacernos creer que dentro del capitalismo, dentro de su Estado opresor, dentro de la defensa de la nación, se podría conseguir algún “avance” hacia la “liberación de los pueblos”.

Publicamos a continuación el contenido de nuestra intervención en el Foro Alasbarricadas (www.alasbarricadas.org) donde se discutía sobre Chávez y su “revolución bolivariana”.

El Foro titulado «Anarquismo, antiimperialismo, Cuba y Venezuela», plantea qué posición a tomar frente a Chávez y su “revolución bolivariana” en Venezuela.

Chávez se ha convertido en el nuevo mito con el cual hacernos creer que dentro del capitalismo, dentro de su Estado opresor, dentro de la defensa de la nación, se podría conseguir algún “avance” hacia la “liberación de los pueblos”.

Para mantenernos atados de pies y manos a la lógica del capital, la burguesía de izquierdas se dedica a vendernos falsos modelos de “liberación social”. En los años 30 el gran mito fue la “Patria Socialista” de Rusia –apoyándose en las cenizas de la revolución proletaria aplastada desde dentro por el partido bolchevique degenerado–. Ante el desgaste considerable de este mito, en los años 60-70, la “extrema izquierda” del Capital (estalinistas “críticos”, trotskistas, maoístas, anarquistas oficiales) levantaron nuevos ídolos: Che Guevara, la “revolución” cubana, Vietnam, la China de Mao… Esos engaños tuvieron corta vida. Se comprobó que esos nuevos ídolos tenían los pies… de barro capitalista. Aparecieron “nuevas esperanzas”: los Sandinistas, los Zapatistas, el PT brasileño… ¡a los que también se les ha visto el plumero… capitalista!

Queremos decir que compartimos y apoyamos los argumentos de compañeros anarquistas y no anarquistas que rebaten a los que desde las filas anarquistas piden el apoyo “crítico” (como haría cualquier trotskista que se precie) al Sargento Chávez. No deja de ser paradójico que elementos que se reclaman del anarquismo propongan apoyar de manera “crítica” un “proceso” como el venezolano que se basa en el reforzamiento absolutista del Estado, en la preponderancia del Ejército y del más brutal militarismo, en un feroz capitalismo de Estado y en el culto a la personalidad del “gran líder bolivariano” el radiofónico Chávez. Sin embargo, nos vamos a ceñir al contenido del Foro aportando 3 argumentos para desmitificar el engaño Chávez:

  1. Su supuesto anti-imperialismo
  2. Las pretendida conquistas sociales del pueblo
  3. La llamada “organización del pueblo”.

Los imperialismos disfrazados de “anti-imperialismo”

Rosa Luxemburg en su denuncia de la carnicería de la primera guerra mundial señalaba que «la política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un todo inseparable que no se puede comprender más que en sus relaciones recíprocas y al cual ningún estado puede sustraerse».

Todo Estado es necesariamente imperialista. El capitalismo es un sistema mundial y todo capital nacional se integra dentro de él. Cada Estado nacional practica una política imperialista adecuada a su posición económica, su papel estratégico, sus capacidades militares etc. Estados Unidos tiene aspiraciones de gendarme mundial. En cambio, las ambiciones de Venezuela son más limitadas – el Caribe y América Latina - pero no por ello menos voraces.  La burguesía venezolana anda dividida sobre qué opción tomar: ¿la tradicional alianza con el gran vecino del Norte defendida por los partidos clásicos, la Democracia Cristiana y los “socialistas” de Mister Pérez? ¿O el “desafío bolivariano” que propugna el sargento Chávez? Todo indica que esta última es apoyada por un sector importante del Capital venezolano pues conviene a sus necesidades de expansión y conquista de áreas de influencia. Por ejemplo, ha tejido una alianza ventajosa con el régimen castrista dándole el balón de oxígeno de sustituir el petróleo ruso por el de Maracaibo.

P.Moras, uno de los participantes en el Foro que se reclama del anarquismo, dice «la participación del movimiento anarquista en los procesos de lucha antiimperialista se advierte indispensable». La ideología “anti-imperialista” se basa en reducir el imperialismo a un pequeño grupo de Estados y considerar a los demás como “víctimas”. Este reduccionismo suele llegar al extremo de ver a Estados Unidos como el único imperialismo o como “el imperialismo número uno”. A partir de esta jugarreta “dialéctica” se nos hace apoyar a los Estados que se oponen al tío Sam ocultando que participan del mismo sistema que Estados Unidos y tienen las manos igualmente manchadas de sangre. Además, la matraca sobre “Estados Unidos imperialismo número uno” echa un tupido velo sobre las cínicas ambiciones de sus rivales como Francia o Alemania (o de servidores de estos últimos como el Gobierno Zapatero).

La ideología “anti-imperialista” de Chávez es tan imperialista como la “lucha anti-terrorista” de Mister Bush. Ambas cumplen la misma función: servir de banderín de enganche para que obreros y explotados den su vida por la causa capitalista. Frente a ello reivindicamos la lucha contra todos los bandos imperialistas en vistas a preparar las condiciones para la Revolución Social Mundial que acabe con todos ellos.

La miseria encubierta como “conquistas sociales del pueblo”

La burguesía es la clase más hipócrita que ha existido en la historia. Siempre encuentra un “argumento” para justificar su explotación, sus guerras y su barbarie. ZP – como antes hiciera el adusto Aznar - justifica nuevos contratos basura en nombre de la “creación de empleo”. En Venezuela, Chávez justifica la agravación de la miseria y el hambre en nombre de la ayuda a las masas empobrecidas mediante las “Misiones” con las cuales «se informalizan las condiciones de trabajo, lo que “flexibiliza” (es decir, hace precaria) la fuerza de trabajo a través de las cooperativas, donde los trabajadores perciben salarios de hambre menores que el salario mínimo sin ningún tipo de cobertura social; por otra parte, por cada área de servicio o producción que se cubre a través de las misiones, se desmejoran las condiciones salariales y sociales de los trabajadores formales que hasta ahora laboran en esas áreas, ya que son violadas las contrataciones colectivas y son chantajeados con el despido» (Internacionalismo. Publicación de la CCI en Venezuela).

Respecto a las pretendidas “conquistas sociales” que habría aportado el chavismo, el post de El Libertario, un grupo anarquista venezolano con posiciones sin embargo bastante claras sobre Chávez, denuncia el mito de “la sanidad y la educación” que es la misma milonga que nos cuentan para pedir el apoyo al régimen cubano. Los “progresos en educación y sanidad” sirven para encubrir el avance vertiginoso de la miseria y la explotación en estos últimos 8 años. Los compañeros del grupo argentino Nuevo Proyecto Histórico en su interesante texto “La guerra social por otros medios” aportan datos claros: «Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el INDEC venezolano, en el año 1999 la pobreza extrema alcanzaba al 19,9 por ciento y en cambio ahora todo empeoró, ya que afecta al 28,1% de la población. La pobreza era en 1999 del orden del 43% y en el 2005 aumentó hasta llegar al 54%. El 22 por ciento de los venezolanos está desnutrido y el 47% vive con dos dólares por día».

El engaño de la “democracia participativa”

Los barrios pobres de las ciudades, las más remotas estancias campesinas, se han llenado de “Círculos bolivarianos”, “milicias”, “órganos de cogestión” etc. Esta telaraña de “organismos participativos”, la mayoría tutelados por miembros del Ejército,  nos la pintan como la alternativa de la “democracia participativa” frente a la vieja “democracia representativa” liberal.

Algunas intervenciones en el Foro se emocionan sobre las “experiencias de autogestión” que estarían en curso en Venezuela. No vamos a entrar aquí sobre la naturaleza de la autogestión, simplemente queremos apoyar la respuesta contundente que hace El Libertario a esas especulaciones: «Por ejemplo, se refiere a obreros y campesinos en lucha, aparentemente aludiendo a los imaginativos cuentos que la propaganda chavista difunde en el exterior sobre las tomas de fabricas y haciendas, situación que solo ha ocurrido en términos muy limitados y bajo control del aparato gubernamental, que ha estatizado empresas agrícolas e industriales en bancarrota o con graves problemas judiciales, operándolas bajo régimen de capitalismo estatal y sin ninguna intención de dejarlas en manos de sus trabajadores».

El Estado venezolano se dota de instrumentos “participativos” cuya misión es controlar a los trabajadores y a la población, someterlos a una férrea vigilancia, chantajearlos (“si no participas en la revolución no tienes derecho a las ayudas sociales”), reprimirlos si hace falta en caso de huelgas o manifestaciones obreras. ¿Qué diferencia hay realmente entre esos organismos de encuadramiento estatal y las “milicias populares” de los regímenes estalinistas o las SA del nazismo? La diferencia está únicamente en la justificación ideológica.

El Estado burgués es una dictadura totalitaria de la clase explotadora sobre la inmensa mayoría de la población. Para enmascararla adopta los más variados disfraces. El más utilizado es la Democracia. En Venezuela, ante el evidente desprestigio de la vieja democracia liberal representada por los partidos tradicionales, los creativos publicitarios de Chávez han encontrado nuevos envoltorios.

El “anti-imperialismo” de Chávez, su “democracia representativa”, sus “conquistas sociales”, constituyen otros tantos reclamos para que lo elijamos –aunque sea “críticamente”– como nuevo “libertador”. Y si rechazamos tales patrañas se nos chantajea atribuyendo « a todo el que tenga una posición principista de independencia de clase que no quiere “mancharse las manos". ¿Esto que quiere decir? Que lo correcto es "mancharnos las manos" o "embarrarnos los pies"», como muy bien denuncia P Mattick, otro participante en el mencionado Foro que se reivindica de una posición consejista. 

A esos chantajistas les respondemos muy sencillamente: lo que es práctico para la burguesía no lo es para el proletariado. Para la burguesía resulta muy práctico que los obreros elijamos campo entre los diferentes gángsteres que la componen. Que aceptemos la explotación, la guerra y la miseria en nombre de la “lucha anti-imperialista”.

¡Pero eso no es práctico para el proletariado y para la inmensa mayoría de la humanidad! Lo práctico para el proletariado es defender su autonomía de clase, mantener su independencia en reivindicaciones, organización y métodos de lucha.  El arma más perniciosa de la burguesía es obligarle a elegir plato en el menú podrido del capitalismo: entre Chávez y Bush, entre ZP y Aznar, entre altermundialistas y globalizadores, entre demócratas y fascistas, entre militares y civiles… El proletariado debe reconocerlos como servidores incondicionales del Estado Capitalista y luchar de forma autónoma contra todos ellos. Recordemos la letra de “La Internacional”: «Ni en dioses, reyes ni tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor».

 
Acción Proletaria.

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Acción Proletaria nº 189, 15 Mayo - 15 Julio

¿De dónde puede surgir una alternativa al capitalismo?

Aunque los organismos económicos internacionales no reconocen estadísticamente una recesión económica en la mayoría de los países centrales ni cuanto menos un estancamiento, la vida cotidiana se hace cada vez más imposible para millones de jóvenes desempleados sin posibilidad de acceder a su primer empleo, o contratados en precario en condiciones miserables; o para los jubilados con pensiones que apenas permiten sobrevivir dignamente; obreros amenazados de despidos o chantajeados con la exigencia de trabajar más y cobrar menos para evitar las deslocalizaciones o los cierres de empresas… Así se suceden los llamados eufemísticamente “planes de empleo juveniles” (en Francia con el CPE querían instaurar el despido libre los dos primeros años de contrato), o “reformas del mercado de trabajo” (España: abaratamiento del despido), los “acuerdos de salvamento económico” (Alemania: la burguesía tenía “in mente” algo parecido a lo de Francia, más atrasar la jubilación a los 67 años; más aumento 3% IVA), o los recortes del “Estado del bienestar” en todas partes (en Gran Bretaña se anuncia igualmente  en el sector público la obligación de trabajar hasta los 65 años); o los anuncios directos o indirectos de despidos, como en el automóvil en España, o el sector público en Alemania…  Mientras muchos seres humanos se las arreglan para sobrevivir como pueden en medio de una miseria y una barbarie crecientes, no sólo en los países de la periferia, sino en el corazón mismo de las principales metrópolis capitalistas, como París (como han mostrado las revueltas de Otoño 2005 en la periferia de las ciudades francesas) o Nueva Orleáns.

Tampoco resultan tranquilizadores que digamos el «nuevo orden mundial», ni la «libertad duradera»[1], ni los «planes de Paz» en Oriente Medio…, al contrario, el fantasma de una guerra civil se perfila en Irak, y un aumento de las tensiones guerreras entre Israel y los países árabes. El fiasco de la invasión de Irak, ha desencadenado la barbarie más absoluta en el país, con centenares de muertos cada día en atentados y enfrentamientos armados, a los que hay que sumar los enfermos, ancianos y niños carentes de las mínimas condiciones higiénico-sanitarias. El esfuerzo bélico USA para imponer sus dictados en la región (no sólo a Saddam y las fracciones árabes radicales; sino fundamentalmente frente a los intereses de las potencias europeas), que comienza a despertar las protestas contra la guerra de la población americana recordando el «síndrome de Vietnam», está llevando en realidad a un reforzamiento de la fracción chiita[2] apoyada por Irán; el imperialismo iraní, que resulta el beneficiario momentáneo de esta situación de caos en la región, amenaza con su rearme nuclear y su candidatura a potencia regional.

De hecho, bajo la cobertura mediática de una aparente “normalidad”, se está produciendo una verdadera agravación de la crisis, los ataques a nuestras condiciones de vida y las tensiones imperialistas.

Sobrevivir en el capitalismo se hace cada vez más duro para la mayoría de la población mundial no explotadora. A la miseria del desempleo, la pobreza, la guerra y los atentados indiscriminados que amenazan a los obreros de cualquier ciudad del mundo, desde Tel-Aviv a Londres, Moscú o Madrid, se suma el impacto de la degradación social, la violencia, la delincuencia[3]… El capitalismo no ofrece ninguna perspectiva a la humanidad; al contrario, su subsistencia significa cada vez más miseria, barbarie y caos en todo el mundo.

Frente a ello se puede constatar un desarrollo de la combatividad de la clase obrera en todo el mundo, y de la reflexión sobre la perspectiva, sobre si existe una alternativa al capitalismo. Las movilizaciones contra el CPE en Francia, de las que ha sido protagonista una nueva generación de la clase obrera, son un impulso y una confirmación de esta dinámica, por su determinación, pero también por su búsqueda de la solidaridad, su organización en asambleas masivas, y el desarrollo de una conciencia sobre el futuro que el capitalismo ofrece a la clase obrera y a toda la humanidad. Aunque aún estamos lejos de ver un “crescendo” de luchas masivas en todas partes, estos combates no son un trueno en un cielo sereno, sino que expresan un cambio de espíritu en la clase obrera, particularmente en los jóvenes, que no han sufrido el impacto de las campañas sobre la muerte del comunismo. Son una confirmación del giro en la lucha de clases que se viene produciendo desde 2003, y cuyas características habíamos planteado:

«– implican a sectores muy significativos de la clase obrera de los países del centro del capitalismo (por ejemplo en Francia en 2003);

– manifiestan una mayor preocupación por problemas más explícitamente políticos. En particular los ataques a las pensiones de jubilación plantean la cuestión del futuro que la sociedad capitalista puede depararnos a todos;

– la cuestión de la solidaridad de clase se plantea de una forma mucho más amplia y más explícita de lo que se planteó en los años 1980, como hemos visto, sobre todo, en los movimientos más recientes en Alemania;

– se ven acompañadas del surgimiento de una nueva generación de elementos que tratan de encontrar claridad política. Esta nueva generación se expresa tanto en una nueva afluencia de elementos netamente politizados, como en nuevas capas de trabajadores que, por vez primera, se incorporan a las luchas. Como se ha podido comprobar en algunas de las manifestaciones más importantes, se están forjando las bases de una unidad entre esta nueva generación y la llamada “generación de 1968” en la que se incluyen tanto la minoría política que reconstruyó el movimiento comunista en los años 1960 y 1970, como sectores más amplios de trabajadores que vivieron la rica experiencia de luchas de la clase obrera entre 1968 y 1989.» (Resolución sobre la situación internacional del 16º Congreso de la CCI, Revista Internacional nº 122).

Además del movimiento de la primavera francesa, se han desarrollado luchas en el metal de Vigo, donde los obreros han buscado la solidaridad de otros compañeros, y han convocado “asambleas públicas” en la calle, donde pudieran intervenir otros obreros; en el sector postal de Irlanda del Norte, donde se han unido católicos y protestantes, organizando manifestaciones conjuntas en ambas zonas de Belfast; en la administración pública en Gran Bretaña y Alemania, contra las medidas de atraso de la jubilación; en Delhi, India, donde los obreros de Honda han recibido la solidaridad de las fábricas vecinas y de la población, etc. Desde 2003, diferentes luchas obreras han jalonado puntualmente esta dinámica, que lentamente se va a acelerando y consolidando (como la huelga de transportes en Nueva York, en defensa de las pensiones, donde los obreros han luchado para defender las condiciones laborales de sus compañeros más jóvenes; SEAT en España; hospital Garrahan en Argentina; Mercedes Benz en Alemania…)[4].

Al famoso Mayo del 68 francés, siguió rápidamente, como un reguero de pólvora, del “Otoño caliente” italiano en 1969, las luchas de Polonia en 1970, o España en 1976… La clase obrera, que apenas había levantado la voz tras la guerra, emprendía una dinámica de lucha y de búsqueda de una alternativa al capitalismo muy marcada por el entusiasmo y las ilusiones inmediatistas (“la revolución está a la vuelta de la esquina”), y por la dificultad para desarrollar una politización, que no ha llegado a desembocar, como muchos pensaban, en un enfrentamiento revolucionario directo con el Estado burgués; aunque tampoco ha sufrido una derrota que aleje por siempre esa perspectiva, como la burguesía ha pretendido con su campaña sobre “el fin de la lucha de clases”.

Hoy la incorporación de una nueva generación al combate de la clase obrera es la señal para el desencadenamiento de una nueva dinámica de huelga de masas, que no parte de donde se había quedado la dinámica del 68, aunque poco a poco va integrando sus lecciones; que une diferentes generaciones obreras; que se ve obligada a ir al fondo de las cuestiones sobre la perspectiva del capitalismo y la lucha, desarrollando por eso una politización; que avanza más lentamente y no es espectacular, pero va ganando al conjunto de la clase a la lucha y a la reflexión; que se ve obligada a tomar conciencia de su escala internacional y su naturaleza de clase (acallando todas las especulaciones sobre la “recomposición de la clase obrera” y “los nuevos sujetos revolucionarios”).

La burguesía siente la amenaza que este movimiento implica para su dominación de clase, y desde hace años intenta contrarrestarlo. Primero desarrolló el movimiento antiglobalización (donde se refundieron gran parte de los restos de grupos izquierdistas y ex estalinistas con anarquistas y pacifistas) en respuesta al anticapitalismo que iba extendiéndose entre los jóvenes, para mostrar que “otro mundo es posible”…. ¡en el capitalismo! Un capitalismo “solidario” y “de rostro humano”, al estilo del Sr. Presidente Lula, ex sindicalista que no ha tenido ningún reparo, acostumbrado a imponer la austeridad a los obreros con su política sindical, en impulsar las medidas de “contención salarial” y despidos que exige el “saneamiento de la economía nacional”.

Hoy que la dinámica de luchas va desarrollándose y madurando, ganando el terreno de la lucha obrera contra la precariedad, los despidos y el desempleo, y los recortes salariales, la burguesía de entrada niega la mayor, ocultando deliberadamente esa dinámica, como se ha podido ver en  la casi clandestinidad con que los medias han tratado la lucha contra el CPE en Francia, comparándola por ej. con el lujo de detalles con que nos obsequiaron el Otoño de 2005 sobre los altercados en la “banlieue”. Después encargando a sus plumíferos universitarios e intelectuales, sus “expertos analistas”, verdaderas campañas de calumnias para tratar de presentar estas luchas como “fenómenos aislados”, “casos particulares”, o “movimientos estudiantiles retardatarios” (como en el caso de Francia), cuando no como “protestas de privilegiados” (refiriéndose a la defensa de las condiciones de vida obreras y tratando de oponer a fijos y eventuales, jóvenes y mayores)[5].

Pero al mismo tiempo busca a toda prisa, revolviendo en su basura, un “modelo alternativo” al capitalismo para ofrecer a los elementos de este movimiento que se plantean alternativas políticas. De estos lodos del viejo mundo nos quieren vender ahora la alternativa de futuro, el «socialismo del s XXI» del Sr Chávez, que recién estrenado ya huele a bien podrido. ¿Y cómo podía ser de otro modo, si ahora pretenden convencernos de que la perspectiva está en un movimiento “bolivariano” populista, interclasista, que saca su antiimperialismo…USA, del apoyo que le prestan las potencias europeas rivales de éste; que se pone un disfraz “comunista” con las barbas de Fidel, cuya dictadura vitalicia es la caricatura de que el estalinismo tiene algo que ver con el comunismo?

Estos personajes que nos presentan ahora como el núcleo duro del «socialismo del futuro» han sido al contrario en el pasado, el hazmerreír de la campaña anticomunista y “democrática” de la burguesía: un viejo carcamal que ha hecho del «socialismo cubano» la bandera de la explotación salvaje de la población y al mismo tiempo su seguro de vida (después de ver el destino de los antiguos dirigentes del aparato estalinista en diferentes países); y un militar golpista con delirios de grandeza “panamericanos”, que defiende los intereses del capital venezolano a punta de pistola, repartiendo la miseria entre la población; y que saca su “resistencia” frente al imperialismo de las divisas del petróleo que vende a los USA. ¡Tan pocos recursos tiene el capitalismo a la hora de ofrecernos un futuro!

Eso sí, para dar un matiz “étnico” y de “modernidad” a este estalinismo populista trasnochado, la burguesía recurre a la guerrilla zapatista y al gobierno indigenista del Sr. Morales. Pero lo bien cierto es que son más de lo mismo. El “comandante Marcos” y los dirigentes zapatistas han mostrado con creces en las regiones del Estado de Chiapas donde han ejercido su gestión y su gobierno, que no tienen nada que envidiar a cualquier otro gobierno burgués por lo que concierne a la imposición de la austeridad a la población y la defensa de las necesidades de la economía capitalista, que nunca han puesto en cuestión[6]. Por otra parte, en su salto a la política nacional en la campaña electoral, el «delegado “0”» (Marcos) ha dejado bien clara su lealtad al capital nacional, con la que trata de compaginar los intereses de los pequeños propietarios[7].

El Sr. Morales (otro sindicalista promocionado a jefe de Estado), ha llegado al gobierno con un programa puro y duro de defensa del capital nacional, basado en la nacionalización de los hidrocarburos (que además ha sido un arma de engaño contra las luchas obreras que se desencadenaron hace dos años y que han sido enterradas en el movimiento “indigenista”), que no tiene nada que ver con la defensa de los obreros ni con no se qué «socialismo». Pero además (para que pueda verse el lado mediático de la propaganda de la burguesía sobre estos «revolucionarios»), sus recientes nacionalizaciones son de chicha y nabo, pactadas con el capital extranjero que explota la extracción del gas boliviano (por ej el capital español) y fundamentalmente al servicio de la mistificación de la población.

El verdadero movimiento revolucionario del s XXI son las luchas de la clase obrera; es el movimiento de huelga de masas que avanza lentamente; que va a estallar (como en Francia) en movilizaciones masivas en diferentes países, pero que también puede manifestarse en luchas puntuales que expresan las preocupaciones de la clase, y también madura en profundidad, en la reflexión de los elementos de la clase que buscan posiciones revolucionarias, en la intervención y el trabajo de los grupos revolucionarios. Ese movimiento que la burguesía quiere ocultar y difamar a toda costa,

 

15.05.2006

 

 

 


[1] Tras el hundimiento del estalinismo y el bloque del Este en 1989, y la primera del Golfo, desencadenada por USA para afirmar su liderazgo mundial en solitario frente a las otras potencias (principalmente europeas), Bush padre anunció un «nuevo orden mundial» de «paz y prosperidad» que sucedería a la «guerra fría»; ya hemos visto en qué ha quedado este pronóstico, con un aumento de las tensiones imperialistas en todo el mundo y del cada uno a la suya. Por otra parte, «libertad duradera» es el nombre de la operación militar de invasión de Irak, de la 2ª guerra del Golfo desencadenada por Bush hijo.

[2] «Será una pesadilla si nuestro país acaba siendo la guardia pretoriana de los chiies en Irak», ha dicho Anthony Lake, exconsejero de seguridad con Clinton

[3] En el Estado de Sao Paulo (Brasil) por ej., la amenaza de traslado de algunos “capos” mafiosos a otras cárceles, ha desencadenado una auténtica guerra en la que la población se toma como rehén y que ya lleva 82 muertos y muchos más heridos

 

[4] Ver Acción Proletaria noº 187, 184, y 178

[5] Ver en este mismo AP nuestra denuncia de una de estas “contribuciones” del Sr. Amorós: «La Primavera francesa explicada a los ibéricos»

[6] Ver Revolución Mundial, publicación de la CCI en Mexico, nº 87,88 y 89

[7] Ver «correo del lector» en Revolución mundial nº 92

Situación nacional: 

Corrientes políticas y referencias: 

Noticias y actualidad: 

Movilizaciones contra el CPE en Francia: una rica experiencia para las luchas futuras


El movimiento de los estudiantes  en Francia contra el “CPE” (Contrato Primer Empleo) ha hecho retroceder a la burguesía, obligándola a retirarlo el día 10 de abril pasado. Pero si el gobierno ha tenido que dar marcha atrás se ha debido también, y sobre todo, a que los trabajadores se han movilizado en solidaridad con los hijos más jóvenes de la clase obrera. Lo hemos visto en las manifestaciones del 18 de marzo, del 28 de marzo y del 4 de abril.

 

A pesar de la “estrategia de pudrimiento” del movimiento decidida por el Gobierno para poder clavar el CPE (“Contrato Para dejarse Estafar”) a la fuerza, los estudiantes no se han dejado impresionar por la orden de intimidación capitalista acompañada de sus policías, sus chivatos y sus “pelotilleros”.

Los universitarios en lucha (y los estudiantes de institutos más maduros y conscientes) han conseguido, con su determinación, su coraje ejemplar, su profundo sentido de la solidaridad y su confianza en la clase obrera, convencer a los trabajadores y sacarlos a la calle con ellos. De  hecho en las manifestaciones se notaba la presencia de numerosos asalariados de todos los sectores, tanto del público como del privado.

Este movimiento de solidaridad de toda la clase obrera ha alarmado a la burguesía mundial. Por eso los medios de “informativos” se han dedicado a deformar sistemáticamente la realidad, al mismo tiempo que, por ejemplo, la burguesía alemana retiraba preventivamente la aplicación de un plan gemelo al CPE francés. En ese sentido puede decirse que uno de los principales logros de este movimiento ha sido precisamente su repercusión internacional.

Los mediocres “junta letras” al servicio del orden capitalista (como los de “Libération” que en sus páginas de “crónica social” se burlaban de que la «gran noche» de «los hijos de la clase media», iba a acabar en simple «madrugón») pueden seguir, si así les place, cantando misa o La Marsellesa, para aliviar la “depresión” que les produce que el movimiento contra el CPE no haya sido una “fronda de guillotinadotes” dirigida por modernos jacobinos, ni una “revolución naranja” orquestada por fans de la “música yé-yé”.

Y aunque, debido a su falta de experiencia, a su ingenuidad y a su ignorancia de la historia del movimiento obrero, la gran mayoría de los estudiantes en lucha no tienen aún una conciencia clara del alcance histórico de su combate, lo cierto es que han abierto las puertas del porvenir. Han retomado el testigo de generaciones pasadas, la de quienes pusieron fin a la a la guerra de 1914-18 desarrollando la solidaridad internacional de la clase obrera en los campos de batalla,  la de quienes continuaron defendiendo, en la clandestinidad, los principios del internacionalismo proletario durante el Segundo Holocausto Mundial, y la de quienes a partir de Mayo del 1968 pusieron fin al largo periodo de contrarrevolución estalinista (ver artículos sobre Mayo 68, el “Cordobazo” argentino, el Otoño italiano de 1969, Polonia,… en nuestras publicaciones) impidiendo así el desencadenamiento de una Tercera Guerra Mundial..

 

Los sindicatos al rescate del gobierno… y a la recíproca

 

Si la burguesía ha retrocedido ha sido también para salvarles el tipo a sus sindicatos. La clase dominante (que se ha beneficiado de la “solidaridad” de toda la clase capitalista de las grandes potencias europeas y americana) ha acabado comprendiendo que es mejor quedar desacreditada un tiempo antes que lastrar a su aparato de encuadramiento sindical. Para salvar los muebles, la capitoste de los patronos, Laurence Parisot (que dada las circunstancias ha desempeñado brillantemente su papel de “mediadora” y de “partenaire” de la paz social), no tuvo más remedio que ir a “negociar” con la Intersindical.

Si el gobierno ha acabado cediendo a las presiones de la calle es porque en la mayor parte de las empresas, los obreros han empezado a cuestionarse sobre porqué los sindicatos no estaban haciendo absolutamente nada para favorecer las expresiones de solidaridad de los trabajadores con los estudiantes. Todo lo contrario. En la gran mayoría de empresas públicas – y en las privadas -, no apareció ninguna hoja sindical llamando a la manifestación del 18 de marzo. También los preavisos de huelga para la “jornadas de acción y movilización” del 28 de marzo y del 4 de abril, fueron depositados por las direcciones sindicales en el último minuto y en la más completa confusión. Los sindicatos hicieron todo lo posible por evitar la realización de asambleas generales soberanas en las fábricas, justificándolo con el argumento de que los asalariados no tienen «los mismos métodos de lucha que los estudiantes» (declaraciones de Bernard Thibault, en el programa de RTL: “Le grand jury” – “el gran jurado”-, del 26 de marzo). En cuanto a su amenaza de desencadenar un “huelga general prorrogable”, al final del movimiento, le pareció a un gran número de trabajadores como la fanfarronada de un cantamañanas.

Sólo en el sector de los transportes se empeñaron los sindicatos en llamar a los trabajadores a la huelga en las jornadas de lucha del 28 de marzo y del 4 de abril. Pero esos llamamientos tenían más bien la intención de sabotear el movimiento de solidaridad de toda la clase obrera contra el CPE. En efecto, el bloqueo total de los transportes es una maniobra clásica de los sindicatos (y en especial de la CGT) para hacer impopular la huelga y enfrentar unos trabajadores con otros. Precisamente el escaso seguimiento que tuvieron esos llamamientos sindicales a bloquear el transporte es lo que permitió que gran número de trabajadores acudiese a las manifestaciones. Es igualmente revelador de la pérdida de credibilidad de los sindicatos dentro de las empresas, el hecho de que en las manifestaciones un número muy alto de asalariados se reagrupasen en las aceras, lo más lejos posible de las pancartas sindicales.

El hecho de que trabajadores del sector privado (por ejemplo los de la SNECMA y los de Citroën en la región de París) comenzaran a movilizarse en solidaridad con los estudiantes, forzando a los sindicatos “a sumarse” para no perder el control, persuadió definitivamente a la propia patronal de que debía presionar al gobierno para que éste diese marcha atrás, antes de que en empresas importantes del sector privado empezasen a estallar huelgas espontáneas.

Para evitar que los sindicatos no quedasen completamente desacreditados y desbordados por un movimiento incontrolable de los asalariados, a la burguesía francesa no le quedaba más salida que echarles una mano retirando el CPE lo más rápidamente posible tras la manifestación del 4 de abril. Los analistas más inteligentes de la burguesía empezaban a comprobar la veracidad de las negras previsiones que ellos mismos habían anunciado a principios de Marzo: «Hay polvorines por todas partes» (declaraciones en la TV, el 4 de Marzo, de Nicolas Domenach).

En este sentido las declaraciones de Monsieur Villepin ante sus cofrades de la Asamblea Nacional tras las “jornada de acción”, contienen algo de verdad, cuando dijo que su principal preocupación no era la defensa de su orgullo personal, sino el  «interés general» (es decir, el del capital nacional).

Frente a esta situación los sectores menos estúpidos de la clase dominante hicieron saltar las alarmas y promovieron una “salida rápida” de la crisis, tras de que en la jornada de lucha del 4 de abril, varios millones de manifestantes (muchos del sector privado) salieron a la calle.

Pero esta conmovedora demostración de “solidaridad” del Estado capitalista con sus sindicatos, no evita que estos se hayan dejado muchos pelos en la gatera para poder mistificar a la clase obrera con sus discursos “radicales”. Por eso, para poder controlar el terreno social, la burguesía ha vuelto a recurrir al final del movimiento, a la consabida “división sindical” – o sea al reparto de papeles -  entre las viejas centrales sindicales (CGT, CFDT, FO, CGT, UNEF) y por los sindicatos “radicales” SUD y la CNT.

Y respecto a la “Coordinadora Nacional” de los estudiantes, también hemos visto con claridad en el final del movimiento, que su objetivo primordial era el de agotar y desmoralizar a los estudiantes, e incluso a ridiculizarlos ante las cámaras de la TV. Así por ejemplo, el fin de semana del 8-9 de Abril en Lyon, delegados de universidades de toda Francia se han pasado, ¡dos días!, votando….¡sobre lo que había o no que votar!.

 

La contribución de los izquierdistas a la “estrategia del pudrimiento”

 

Ante el descrédito creciente de los sindicatos, tuvo que llamarse a escena a esos “meritorios” del espectáculo de esta comedia francesa: los “colegas” y las “colegas” de Arlette Laguiller que estrenaron un fingido tono incordiante en la manifestación del 11 de Abril, cuando en la del 18 de Marzo, los militantes de “Lutte Ouvriére” se dedicaban a inflar globitos en las aceras y a empapelar con pegatinas “LO” a quien se acercaba a ellos.

El 11 de Abril, cuando el día anterior ya se había retirado el CPE y el gobierno y sus “aliados sociales” negociaban una salida “honorable” a la crisis, LO adoptó la más radical de sus poses para lo que, en realidad, era una manifestación-entierro de la lucha. Para ella se había convocado a los estudiantes dispuestos a ir más lejos, para que salieran a la calle a “radicalizar” el movimiento, tras las banderas rojas de LO junto al paño azul y blanco de SUD y el textil rojinegro de la CNT. Muy multicolor. De hecho ese día toda la diversidad de la fauna izquierdista y anarcoide se habían citado para recorrer juntos las calles las calles, coreando juntos la misma consigna: “¡Retirada del CPE, del CNE y de la ley de “igualdad de oportunidades”! e incluso: “¡Villepin, dimisión!”.

Los obreros más experimentados conocen bien el objetivo de tamaña algarabía. Se trata de engañar a los estudiantes en búsqueda de una perspectiva política, disimulando con radicalismos de fachada el carácter profundamente capitalista de su política. Otro tanto sucede con el “sindicalismo de base” o “radical” que se disfraza de “revolucionario” (cuando en realidad son reputados saboteadores de la lucha) para tratar de rematar la “estrategia del   pudrimiento” de la lucha. A estos izquierdistas y anarcos más excitados les hemos visto, en Rennes, Nantes, Aix y en Toulouse, empujar a los estudiantes más radicalizados a que se enfrentasen, grupo por grupo, a sus camaradas que comenzaban a votar a favor del levantamiento del bloqueo en las facultades. Sacar a la palestra al sindicalismo “de base” o “radical”, es una pura maniobra bien organizada por ciertas fracciones del Estado, encaminada a llevar a los estudiantes y los trabajadores más combativos a encadenarse a la ideología reformista.

El terreno de la reflexión tropieza hoy con el encuadramiento que ejercen estos saboteadores profesionales de LO, de SUD (nacido de una escisión de la CFDT en el sector de correos en 1988) y sobre todo por la LCR que siempre ha considerado las universidades como “su coto de caza” y que no ha dejado nunca de avalar a los sindicatos llamando a los estudiantes a que “presionaran” a las direcciones sindicales para que éstas convocaran a los trabajadores a las luchas. Todas estas fracciones “radicales” del aparato de encuadramiento de la clase obrera no han cejado en su empeño de “colgarse” del movimiento estudiantil para desnaturalizarlo o recuperarlo, desviándolo hacia el terreno electoral, el circo actual de los “candidatables”, es decir la defensa de la “legalidad” y de la “democracia” burguesa.

Por otro lado, precisamente por que el CPE simboliza claramente el fracaso histórico del modo de producción capitalista, toda la izquierda “radical” (rosa caramelo, rojo y verde) se camufla ahora detrás de ese escaparate camaleónico que es ATTAC, para hacernos creer que puede edificarse ese “otro mundo mejor” en el seno de un sistema basado en las aberrantes leyes del capitalismo: la explotación y la búsqueda de beneficios.

Cuando los trabajadores han comenzado a manifestar su solidaridad con los estudiantes se ha visto como los sindicatos, los partidos de izquierda y a los izquierdistas de todo pelaje, trataban de ocupar todo el terreno para intentar arrastrar a los estudiantes al regazo de la ideología interclasista de la pequeña burguesía bienpensante. El gran hipermercado reformista ha sido abierto en los foros de discusión, para que cada uno pudiera elegir entre las diferentes mercancías fraudulentas de una variada oferta que va desde José Bové a Chávez (coronel, presidente de Venezuela e ídolo especialmente de la LCR), pasando por Bernard Kouchner y otros “médicos sin fronteras” que regresan regularmente para chantajear y culpabilizar a los proletarios haciéndoles creer que si fueran menos egoístas y aportaran más ayuda “humanitaria”,… ¡podrían resolverse las hambres y las epidemias en África!.

Y a los trabajadores asalariados que se movilizaron contra la CPE, ahora les llaman a que confíen en los sindicatos que son quienes detentan el monopolio de la huelga (y sobre todo de la negociación secreta con el gobierno, la patronal y el ministerio del Interior).

 

Tras la retirada del CPE ¿Cuáles son las perspectivas?

 

En las asambleas celebradas a la vuelta de vacaciones, los estudiantes han demostrado tener una gran madurez votando mayoritariamente por el levantamiento del bloqueo y el reinicio del curso y manifestando su voluntad de mantenerse unidos para continuar reflexionando sobre el formidable movimiento de solidaridad que han vivido. Es cierto que muchos de los que querían mantener el bloqueo de las universidades están frustrados porque el gobierno no ha dado más que un pequeño paso atrás, reformulado solamente un artículo de su ley de “igualdad de oportunidades”.  Pero el principal éxito de la lucha se sitúa en el plano político puesto que los estudiantes han logrado llevar a los trabajadores a un amplio movimiento de solidaridad entre todas las generaciones.

También es verdad que numerosos estudiantes, favorables a la continuación del bloqueo, tienen nostalgia de la movilización en la que “estábamos todos juntos, unidos y solidarios en la acción”. Pero la unidad y la solidaridad en la lucha pueden construirse también en la reflexión colectiva ya que en todas las universidades y en las empresas se han establecido lazos de unión entre los estudiantes, entre los trabajadores. Los estudiantes y los trabajadores más conscientes saben muy bien que “si nos quedamos solos, mañana se nos comerán crudos”, y eso sea cual sea el color del futuro gobierno. ¿No fue acaso el ministro “socialista” Allègre, el primero que habló de la necesidad de adelgazar el mastodonte de la Educación Nacional?.

Precisamente por esto, los estudiantes y toda la clase obrera, deben entender la necesidad de sacar un balance del combate que acaban de librar contra el CPE, sobre todo sobre las siguientes cuestiones: ¿Dónde ha residido la fuerza del movimiento? ¿Cuáles ha sido las trampas que debíamos evitar? ¿Por qué los sindicatos han frenado el movimiento y cómo han conseguido recuperarlo? ¿Qué papel ha jugado la Coordinadora?

Para llevar a cabo esa reflexión y preparar los futuros combates, los estudiantes y los trabajadores deben reagruparse para reflexionar colectivamente, rechazando cualquier intento de dejarse arrastrar por quienes quieren aprovecharse de su lucha para instalarse en el palacio Matignon o en el Elíseo el año 2007 (o simplemente apuntarse un éxito en esas elecciones). No deben olvidar que aquellos que hoy se presentan como sus defensores, intentaron antes sabotear la solidaridad de la clase obrera, “arreglando” a sus espaldas la famosa “estrategia de pudrimiento” mediante la violencia (¿No fue acaso la Intersindical quien condujo repetidas veces a los manifestantes a la Sorbona permitiendo así a las bandas de “provocadores” manipulados atacar a los estudiantes?).

El movimiento anti-CPE ha puesto de manifiesto la necesidad de politización de las jóvenes generaciones de la clase obrera para hacer frente al cinismo de la burguesía y su ley sobre la “igualdad de oportunidades”. No hay que estudiarse El Capital de Karl Marx para darse cuenta de que la “igualdad”, en la sociedad capitalista, es un engañabobos. Hace falta estar completamente atontado para creerse ni por un solo instante que los hijos de los obreros en paro que viven en los barrios marginales pueden seguir estudios superiores en la ENA o en la Facultad de Ciencias Políticas. En cuanto a la “igualdad de oportunidades” la clase obrera sabe de sobra que sólo existe en la lotería y en  las quinielas. Por eso esta canallesca es una  tremenda “cornada” de la clase dominante, y no podía ser percibida por la juventud más que como una provocación pura y dura del gobierno.

La dinámica de politización de las nuevas generaciones proletarias no podrá desarrollarse plenamente sin una visión más global, histórica e internacional de los ataques de la burguesía. Para poder acabar con el capitalismo, para construir una nueva sociedad las nuevas generaciones de la clase obrera deberán enfrentarse necesariamente a todas las trampas que los perros guardianes del capital, tanto en la universidad como en las empresas, les ponen constantemente para sabotear su toma de conciencia sobre la quiebra del capitalismo.

Ha llegado el momento de cerrar el catálogo de movilizaciones-trampa de sindicatos, izquierdistas y anarcos, para reabrir los “buzones de ideas” en los que la clase obrera pueda reflexionar y discutir colectivamente sobre el futuro que el capitalismo puede ofrecer a las nuevas generaciones. Únicamente esta reflexión permitirá a las nuevas generaciones retomar mañana, el camino de la lucha con más fuerza y más unidos, frente a los incesante ataques de la burguesía.

Corriente Comunista Internacional.

(23 abril 2006)

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Tregua de ETA: para eliminar el terror, la clase obrera debe erradicar el capitalismo

Cuando el pasado 22 de Marzo, ETA anunció un “alto el fuego permanente”, se desató una abrumadora campaña propagandística de intoxicación, en la que participaron desde los sindicatos ¡hasta los equipos de fútbol!, y especialmente los medios de comunicación que realizaron un espectacular despliegue (ahí está el Estado capitalista para sufragar los gastos) de “especiales informativos”, “dossier” escritos, programas monográficos en radios y TV, etc., todo ello para transmitir a la población que «se abre una puerta a la esperanza» de «una sociedad sin violencia», de «una convivencia pacífica». En definitiva que se abre una oportunidad para la paz[1]. Pero la historia demuestra que,…

 

La paz es imposible en el capitalismo

 

La burguesía es la clase más cínica de la Historia. Si, en su etapa revolucionaria, sus pensadores fueron capaces de desmontar el mito del “mandato divino” como explicación de la organización social, lo hicieron para reemplazar el viejo sistema de explotación por el suyo propio al que justifican con otras tantas patrañas, aún más hipócritas: ¿la explotación?... “se trata en realidad de un favor de los patronos a los obreros para crear riqueza y que estos puedan ganarse la vida”; ¿la guerra?... “una cruzada de la civilización contra la barbarie, y poco importa que cada uno de los bandos se atribuya a si mismo el papel de ‘civilización’”; ¿la destrucción del planeta?... “es el resultado del carácter depredador de la especie humana y de su irrefrenable consumismo”; ¿el hambre, las epidemias,…?... “fruto del egoísmo y la insolidaridad del hombre”, etc., etc. Como se ve toda una serie de cortinas de humo para ocultar a la población en general, y en particular a la única clase que puede poner en cuestión el vigente orden social – el proletariado –, que la causa de verdadera de la miseria, las masacres, la devastación de la naturaleza, es el orden social capitalista.

Este cinismo alcanza cotas verdaderamente repugnantes cuando se habla de la paz. Todos los gobernantes capitalistas se llenan la boca de “paz”, de “propuestas para la paz”, de “masacres para acabar consiguiendo la paz”,… Pero la realidad es que el capitalismo que, como decía Marx, «nació en la sangre y en el lodo», ha elevado la violencia a su potencia más elevada, el  terror[2], haciendo de éste, en sus distintas variantes (la intimidación y el chantaje, la represión y la guerra), su auténtico modo de vida. El capitalismo no puede acabar con el terror, porque ambos son sinónimos, porque éste es la base misma de la dominación de los intereses del capital contra el interés del género humano.

Por la amenaza de morirte de una condena a muerte por hambre el capital consigue sus esclavos asalariados. Coaccionándonos con la pérdida de ese medio de subsistencia que es el alienante trabajo asalariado, los explotadores nos hacen tragar las peores canalladas y humillaciones. La brutal dictadura de sus leyes económicas del beneficio hacen que cuando ese trabajo no sirva para acumular capital, los obreros se vean arrojados al «desierto del desempleo» como nos escribía hace poco el familiar de un despedido de SEAT, y como nos lo podrían decir los de ONO, RTVE,... ¿De qué respeto a la vida pueden hablar la Patronal, el Gobierno “socialista” y los Sindicatos cuando imponen el abaratamiento del despido y la precariedad, la subcontratación (y su criminal consecuencia de miles de accidentes laborales)?

Y cuando el proletariado se lanza a defender sus condiciones de vida contra los dictados de los capitalistas, la respuesta de estos que se llenan la boca de “convivencia pacífica”, es enviar a su violencia legalizada, y brear a palos a los trabajadores como hemos visto hace poco en Francia o en Vigo, con el objetivo de intimidar para que abandonen la lucha, y para que otros trabajadores no se sumen a ella.

El terror no es un instrumento particular de tal o cual fracción del capital. Es la esencia del sistema mismo. Por ello no se aplica únicamente contra los explotados. Es también el “modus operandi” entre las diferentes fracciones de la clase explotadora. A diferencia de los explotados - los productores sociales de la mayoría de las riquezas -, que compartimos un interés común; los explotadores, - es decir los que se apropian de esas riquezas -, tienen intereses contradictorios entre ellos mismos, que se solventan por la intimidación, la fuerza, y, llegado el caso, la matanza. Baste ver las dos guerras imperialistas mundiales o los conflictos que han proliferado desde el final de la IIª Guerra Mundial, y sobre todo en la etapa actual de caos imperialista tras el hundimiento del bloque del Este (una etapa que la burguesía predijo que sería de “paz”), para ver como la guerra y la barbarie no cesan de extenderse por todo el planeta, anunciando que, si la clase obrera no derriba antes al capitalismo, este terminará con la humanidad, en un escenario de guerras, atentados, degradación del planeta,… ¿Dónde está “la esperanza de paz”?

 

La amenaza de atentados terroristas no desaparece sino que se acrecienta

 

Ahora nos dicen que esa esperanza se cifra en que ETA podría abandonar los atentados. No vamos a discutir aquí si eso puede o no ser viable. Pero aunque el terrorismo etarra (que los trabajadores hemos sufrido en carne propia: Hipercor, trabajadores de la Marina en Vallecas) desapareciera, eso no significaría ni el fin de la violencia en general, por lo que antes hemos explicado, ni siquiera un respiro en cuanto a la amenaza de nuevos y más brutales atentados. El tipo de terrorismo sufrido por  la población de los países más desarrollados desde los años 60 hasta el final del siglo, se ha ido agotando como puede verse con el fin de los atentados del IRA, y ahora el “alto el fuego” de ETA. Pero a esa manifestación del terror capitalista[3], le sucede un nuevo terrorismo aún más brutal y sanguinario que se va extendiendo desde el Tercer Mundo (es el día a día que sufre la población iraquí en estos momentos) hasta las principales metrópolis capitalistas: 11-S en Nueva York, 11-M en Madrid, o el 7-J del pasado año contra los trabajadores ingleses, a los que también se les había dicho que el final del terrorismo del IRA les abría las puertas para vivir en paz.

Si fuese cierto el cese de la actividad terrorista de ETA, estaríamos hablando en todo caso del fin de una banda muy debilitada desde los años 90, que está más o menos bajo control (a distancia o desde dentro, eso quizás lo sepamos algún día) por los propios servicios de inteligencia del Estado español, que desde hace más de dos años no comete atentados con víctimas, y que desde pocos meses después del triunfo electoral del PSOE, mantiene discretas negociaciones con este partido. En cambio, el terrorismo que “viene” está más fuera de todo control y supone, como decíamos, un paso más en la espiral de irracionalidad y de brutalidad sanguinaria de la violencia capitalista. Engendrado esencialmente por la guerra imperialista, al igual que ésta va saltando progresivamente los mecanismos de contención con que la propia burguesía trató “reglar” sus conflictos. Si el terrorismo de finales del siglo pasado se basaba en organizaciones de carácter político, y por lo tanto atentas a obtener rentabilidad política de sus atentados, lo que hasta cierto punto les hacía previsibles, el terrorismo de este siglo XXI, de esta etapa final de descomposición del capitalismo,  obedece en muchos casos al dictado de “señores de la guerra” totalmente fuera de control, y su “justificación” es cada vez más irracional (fundamentalmente religiosa). ¿Dónde está, entonces, ese fin del terrorismo que nos anuncian?

 

El trasunto político de la tregua de ETA

 

Al Gobierno Zapatero le interesa presentar la declaración de “alto el fuego” de ETA como una demostración de que el “talante”, el “diálogo”, la “búsqueda de la concordia” pueden servir para eliminar los conflictos. Eso también es pura propaganda. Precisamente lo que hay detrás de la mencionada tregua es una puñalada trapera del PSOE al PNV, para impedir que éste aprovechara la anunciada “tregua” de ETA (hacía meses que los dirigentes más políticos de la banda la venían reclamando, y que los medios de comunicación de la burguesía española lo venían anticipando),  para formar un nuevo frente de Lizarra (como el que se constituyó tras la tregua etarra de 1999), con el que reforzar aún más su sobrepuja soberanista. Desde hace años, la propia burguesía española es consciente que el principal peligro para la cohesión territorial no es ETA, sino el sector de la burguesía vasca nucleado en torno al PNV, y ha sido a este sector contra el que han dirigido sus principales actuaciones: desde el Pacto Antiterrorista (que esencialmente trataba de hacer que el Gobierno Vasco se encargará de aplicar la legislación española contra Batasuna), hasta la componenda de dejar presentarse a un sucedáneo de Batasuna (el fantasmagórico Partido Comunista de las Tierras Vascas) a las elecciones autonómicas del año pasado para impedir que el tripartito gobernante en el País Vasco (PNV, EA, IU) refrendase electoralmente el Plan Ibarretxe.

En este juego de pillos que es la vida política de la democracia española, lo que prima sobre todo es el engaño, la añagaza, la trampa y la maniobra, para tratar de hacer frente a las tendencias centrífugas que la descomposición capitalista acentúa en todas las burguesías del mundo, y sobre todo en aquellas que arrastran problemas de mala cohesión nacional como es el caso de España. Lo que sucede es que, puesto que la burguesía es hoy incapaz de hacer frente de manera efectiva a esas tendencias dislocadoras dada su incapacidad de ofrecer una perspectiva a la sociedad, sus maniobras y sus trampas deben ser cada vez más arriesgadas. Si la apuesta inmovilista de Aznar (y también de una buena parte del PSOE) entrañaba ya el riesgo de reforzar el soberanismo en el PNV, como así sucedió, la apuesta de Zapatero de poner en juego a Batasuna para atenazar al PNV, supone igualmente una huída hacia delante. Su esperanza de éxito reside precisamente en la “responsabilidad” de Batasuna, y en que esta desoiga los cantos de sirena que le va a lanzar un PNV, probablemente aún más radicalizado en sus pretensiones, para forzar al PSOE a desenmascararse, por ejemplo en la pretendida Mesa de Partidos que debe negociar el “nuevo marco político” para el País Vasco, tras “el final de la violencia”.

La monumental chapuza en que ha acabado todo el politiqueo en torno al nuevo Estatuto de autonomía en Cataluña, es una demostración palpable de como las “mentiras arriesgadas” de Zapatero pueden hacer que les “salga el tiro por la culata”. Concebido inicialmente como un medio de limitar las tendencias soberanistas del PNV ofreciendo el cuadro de máximos que estaba dispuesto a ceder el Estado español, el nuevo “Estatut” ha tenido que ser finalmente pactado con la oposición al gobierno de la Generalitat de Cataluña (en este caso Convergencia y Unión), mediante, esencialmente, una generosa entrega de recursos fiscales[4]. Semejante esperpento no sólo no ha ayudado a calmar las ansias de “mayor autogobierno” de sectores nacionalistas más radicales como Esquerra Republicana de Catalunya sino que en realidad las alienta y les fortalece, al mismo tiempo que desacredita a partidos responsables como el propio PSOE e incluso Izquierda Unida, que quedan, tanto frente a “españolistas” como frente a “nacionalistas”, como un manojo de contradicciones, querellas internas, incoherencias y ridículos.

 

El mundo que anuncia el proletariado es un mundo sin patrias ni fronteras, sin clases y sin guerras

 

La clase explotadora no puede ofrecer otra cosa que ese avispero de querellas y conflictos, y no tiene otra forma de enfrentarlos que el chantaje, la violencia y el terror. El proletariado no puede caer en la trampa de secundar a una u otra fracción de la clase explotadora - a los centralistas contra los nacionalistas, a los vascos o a los catalanes contra los españoles -, porque todas ellas son hijas - putativas - del mundo de miseria, terror y barbarie que representa el capitalismo.

Para eliminar el terror, la clase obrera debe erradicar el capitalismo que lo fundamenta. Para eliminar las guerras debe abolir las naciones. Para edificar una verdadera sociedad humana debe acabar con la división de la sociedad en clases. No hay otro camino. Cualquier ilusión, incluso bienintencionada, en conseguir la paz o la verdadera armonía de los seres humanos en esta sociedad, es una criminal falsedad.

 

Etsoem. 14/05/2006.


[1] En lo sustancial de esa campaña han participado tanto los partidos politicos, sindicatos y medios de comunicación que dan credibilidad al mensaje etarra como los que creen que le están tomando el pelo a Zapatero y que ETA volverá a las armas como sucedió en 2001. Estos últimos también nos quieren hacer creer que la paz es posible, aunque la vía que defiendan sea la del hostigamiento a quien no se rinda ante la “rojigualda” que propugnaba el anterior presidente del Gobierno. 

[2] Ver en nuestra Revista Internacional nº 15: “Resolución sobre el Terror, el Terrorismo y la Violencia de Clase.

[3] Hemos demostrado la naturaleza capitalista de ese terrorismo de ETA en numerosos artículos (ver p. ej. nuestro  suplemento “La alternativa no es democracia o terrorismo, sino comunismo o barbarie”, que editamos en 1997), no sólo por su programa político, que por muy socialista que se diga aspira a construir un nuevo Estado, sino por su forma de actuación terrorista, es decir típicamente capitalista: tomar a la población de rehén en sus conflictos con otra fracción burguesa, en este caso el Estado español.

[4] Tal botín ha suscitado lógicamente el interés de otras autonomías, que en sus reformas de sus Estatutos, no quieren ser menos que Cataluña, aunque para eso tengan que descubrir, como en el caso de Andalucía, que ellos también son una nación.

Situación nacional: 

El profesor Amorós «da clase»: La primavera francesa explicada por ideologías otoñales

Un cadáver con muchas ganas de vivir

En “La primavera francesa explicada para ibéricos”, Miquel Amorós da su explicación del movimiento vivido en marzo-abril 2006 en las tierras galas. Como es habitual en sus textos, comienza proclamando la muerte, por los siglos de los siglos, de la clase obrera: «Los trabajadores hace mucho que dejaron de existir como clase, como sujeto activo, aunque no como esclavos (…) No existe entre ellos el sentimiento de unidad o de fraternidad, ni la conciencia de pertenecer a una comunidad de explotados. Están desunidos, desarmados y sin perspectiva común de lucha (…) El proletariado no tiene forma de proletariado. El capitalismo ha evolucionado hasta volver esta situación irreversible. Ha deslocalizado no sólo la industria, sino la misma clase obrera».

No resulta nada original este entierro ritual de la clase obrera. Muchos lo han intentado desde los años 50. Primero fueron los ideólogos de la Escuela de Frankfurt, después en los años 60, un tal Marcuse tuvo un éxito efímero predicando esa doctrina. Después, en los años 90, il Signore Negri hizo de tal cantinela su imagen de marca. Cada vez que la clase obrera pasa por dificultades aparecen como hongos los intelectuales que la dan por muerta y enterrada[1]. No obstante, quisiéramos dedicar unos pocos párrafos a una de sus frases, la que proclama que «no existe entre ellos (los obreros) el sentimiento de unidad o de fraternidad, ni la conciencia de pertenecer a una comunidad de explotados».

El propio movimiento de Francia es desmentido rotundo a tales afirmaciones. Los estudiantes, en su inmensa mayoría futuros precarios o parados, se han concebido como pertenecientes a “una comunidad de explotados” y lo primero que han buscado ha sido dirigirse al conjunto de la clase obrera (a quien llamaban “los asalariados”). En ésta se ha desarrollado un sentimiento de solidaridad que se ha expresado en la asistencia cada vez más masiva a las manifestaciones convocadas por los estudiantes y, tras la jornada de 4 de abril, con el comienzo de huelgas espontáneas de apoyo (Snecma, Citroen). Han sido precisamente estos hechos los que han  forzado a la burguesía francesa a retirar precipitadamente el CPE para evitar lo que todos temían: un nuevo Mayo 68, es decir, la repetición de la huelga masiva durante casi 2 meses de más de 9 millones de obreros como aconteció entonces.

Pero esos intentos de solidaridad no son una “excepción francesa”. En realidad,  la Primavera gala no es una tempestad en un cielo azul, sino que forma parte del proceso de desarrollo de una oleada internacional de luchas de la clase obrera. Le han precedido una serie de luchas: Alemania octubre 2004: ante un plan de despidos que afecta a diferentes factorías de la empresa OPEL en Alemania, los obreros de la fábrica de Bremen –los únicos no afectados por despidos y supuestos beneficiados de la “reestructuración”- se ponen en huelga en solidaridad con sus compañeros. Argentina agosto de 2005: en el Sur se producen huelgas y manifestaciones masivas en solidaridad con los obreros del petróleo y, del mismo modo, con la lucha de los trabajadores del hospital Garrahan de la capital. España diciembre 2005: toda la plantilla de SEAT para espontáneamente el 23 de diciembre en lucha contra los 660 despidos en contra de los sindicatos[2]. Estados Unidos, diciembre 2005, los trabajadores del metro de Nueva York se declaran en huelga por la preservación de las pensiones no sólo para ellos sino para los futuros trabajadores que vayan a ser contratados. Gran Bretaña, febrero 2006: los obreros del correo de Belfast en Irlanda del Norte luchan juntos, católicos y protestantes, y llevan sus manifestaciones tanto a la principal calle del barrio católico como a la principal del barrio protestante. En ese mismo momento, en la Central Eléctrica de Cottam, este de Inglaterra, los obreros emigrados húngaros que luchan por aumento de sueldo –cobran la mitad que sus compañeros ingleses- reciben la solidaridad activa de estos últimos.

Pero, al mismo tiempo que se producía el movimiento en Francia un buen número de luchas tenían lugar en otros países[3]: Suiza marzo 2006: huelga en Swissmetal contra 120 despidos que despierta una fuerte solidaridad de trabajadores no afectados. Gran Bretaña, 28-03-06: millón y medio de trabajadores van a la huelga contra el recorte de las pensiones. Estados Unidos, desde mediados de abril: numerosas manifestaciones de trabajadores emigrantes contra la nueva Ley que impulsa el Estado americano, en las que no están solos, se les unen trabajadores blancos, negros, amarillos…Vietnam, abril 2006: huelga de 40000 obreras y obreros del ramo textil; Irak, abril 2006: en Kirkuk (norte) miles de trabajadores junto con sus familias realizan una manifestación contra la carestía de la vida; Irán, abril 2006: fuerte oleada de huelgas en diferentes sectores: conductores de autobús, trabajadores textiles, mineros y obreros de una factoría de automóviles[4].

Se trata todavía de ejemplos modestos, de luchas aún limitadas, pero que manifiestan claramente dinámicas de solidaridad, de unidad, de búsqueda de su identidad de clase, que tienen que abrirse un difícil camino en medio de una fuerte presión de la ideología que destila por todos sus poros la sociedad burguesa –individualismo, “cada uno a la suya”- y de la labor de sabotaje de todos los organismos del Estado burgués (Gobierno, Oposición, Patronal, Sindicatos). Para comprenderlas y contribuir a su desarrollo se requiere desprenderse de ideologías otoñales que, como las que defiende Miquel Amorós, se emperran dogmáticamente en liquidar a la clase obrera diciendo por ejemplo que « el trabajo tiene poco que ver con la producción, por eso los lugares de trabajo han dejado de ser los espacios privilegiados del combate social»[5]. Para sorpresa de escépticos el cadáver tantas veces enterrado tiene muchas ganas de vivir.

Francia no es diferente

El movimiento de Francia no se podía ocultar dada su gran amplitud. Por eso, los llamados “medios de comunicación” han informado con profusión de lo que allí pasaba pero, como corresponde a los métodos democráticos de manipulación, lo han presentado como un movimiento sindical salpicado de acciones violentas de estudiantes “radicales” y, sobre todo, han insistido hasta la náusea en que “Francia es diferente”, que lo que allí pasaba no puede repetirse ni por asomo en ningún otro país. A los alemanes les dicen que “la juventud jamás protagonizará una lucha como la francesa”; a los ingleses les proclaman que “Gran Bretaña es una tierra de oportunidades para los jóvenes de todos los continentes y que éstos están muy contentos”; en España, nos hemos hartado de oír el tópico machacón de  “en Francia hay movilización en España hay botellón”[6], que Amorós también repite por su cuenta.

¿Por qué tan masivo interés en repetir que “Francia is different”? Es fácil comprenderlo: la burguesía quiere establecer un nuevo Muro de Berlín alrededor de la juventud obrera francesa pues trata de impedir que sus hermanos de los demás países sigan su “mal ejemplo”. Y este cordón sanitario es tanto más necesario por cuanto, como hemos visto antes, la combatividad y el esfuerzo de toma de conciencia también maduran en los demás países.

Miquel Amorós sigue la misma tónica buscando todo tipo de particularidades franco-francesas.«Para comprender la revuelta de marzo y abril hay que prestar atención a las condiciones especiales francesas, principalmente a dos, el estatismo y la frustración juvenil», proclama de entrada, para desarrollar a continuación que Francia, no solo se caracteriza por el croissant, el foie-gras y los quesos malolientes sino que también tendría como singularidad que «la burocracia administrativa tiene un peso y una tradición mucho mayores en Francia que en ninguna otra parte, por lo que la desregulación del mercado del trabajo ha debido realizarse a través del Estado», «En Francia, en cambio, el desmantelamiento del estado de bienestar tropezó con los intereses de la burocracia administrativa y sindical. De ahí la resistencia a la reforma del sistema de pensiones, el excesivo déficit presupuestario y la salida de tono del No a la constitución europea, reacciones ante una modernización de la economía demasiado rápida».

Estas “explicaciones para ibéricos” no son más que una repetición, aderezada con frases “radicales”, de la “tesis” que nos han repetidos hasta la náusea “expertos” y tertulianos para “explicar” el movimiento francés: los franceses, demasiado apegados a las ubres del Estado se resistirían a la “modernización globalizadora”. ¡Sin embargo, esa es la misma “explicación” que se expone aquí en España cuando el Gobierno de Zapatero lanzó los despidos contra los trabajadores de Astilleros (“serían privilegiados que viven de las subvenciones estatales”) o cuando el ministro Sevilla quiere reducir el salario de los funcionarios pretextando que son unos mantas que se escaquean del trabajo y viven de los fondos públicos! ¡Y es la misma “explicación” que han lanzado los medios de “comunicación” contra los trabajadores del sector público en lucha recientemente en Alemania! ¡Y es la misma cantinela que han propagado en Gran Bretaña cuando Mister Blair ha intentado lanzar el hachazo a las pensiones!

Frente a estos tópicos estúpidos debemos aclarar que el famoso “Estado del Bienestar” no es ningún “privilegio” que crearía unos trabajadores con conducta de “estómagos agradecidos” al Papá Estado. El “Estado del Bienestar” no es un regalo sino una parte del salario que en lugar de entregarse en metálico se proporciona mediante un conjunto de prestaciones sanitarias, educacionales etc., así como de subsidios de desempleo, pensiones etc. Esta porción del salario está siendo reducida, en todos los países, mediante una política de recortes sistemáticos que lleva a los trabajadores a un nivel de indigencia[7].

La ficción estatal, sindical y mediática nos habla de una lucha de los “conservadores apalancados en los privilegios estatales” contra la “modernización liberal”. La realidad es muy diferente: consiste en un combate creciente de la clase obrera contra el ataque en todos los planos a sus condiciones de existencia de un capitalismo agonizante.

La otra “gran diferencia” que apostilla Miquel Amorós sería la “frustración juvenil”. Según él, «La universidad española es bastante cara, y aunque mucho menos que antes, el diploma, ayudado con doctorados y másters, marca la diferencia. En Francia el acceso a la universidad es más fácil, muchos estudiantes trabajan para pagarse los estudios, cosa rara en España, y la desvalorización de los títulos es mayor». ¡La realidad es justo la contraria: España es el país donde un diploma, aunque se adorne de masters y doctorados, menos garantiza un empleo!

Dice también que «Aunque los universitarios crean en la sociedad francesa, ésta no contempla en ellos a sus futuros cuadros como pasaba en 1968, sino a una reserva de mano de obra diplomada, provocando una sensación de abandono y una vaga conciencia de la miseria inexistente en la península»[8]. Habla también de un precio de la vivienda más económico en Francia (reconoce que excepto en París ¡donde viven un sexto de los franceses!) que en España[9]

Pero la “diferencia” más extravagante que encuentra Amorós consistiría en que «En España el paro, la precariedad laboral (un 35%, casi el triple de la francesa) y sobre todo el precio prohibitivo de la vivienda (el endeudamiento familiar se acerca al 80% del PIB) han bloqueado la proletarización de la juventud, que permanece en un estado de adolescencia prolongado, hedonista e indiferente»

¡Es indignante que se califique de “adolescentes prolongados” a jóvenes obligados a continuar en casa de sus padres forzados por la precariedad o que tengan que hacinarse en “pisos de estudiantes” durante muchos años como alquilados o realquilados!.

Según la visión mecánica aquí en España con casi un 35% de precariedad laboral “la juventud tendría que haber estallado mucho antes que la francesa”. Como no lo hace inmediatamente hay que caer en todo tipo de especulaciones “sociológicas”. Sin embargo, el camino hacia la lucha masiva y la unificación del proletariado de los diferentes países es todavía muy largo. Pero lo que es evidente –y al principio de esta respuesta hemos expuesto una serie de argumentos- es que lo que ha pasado en Francia anuncia lo que pasará, antes o después, bajo diferentes formas, en los demás países, incluida España. Lo que debemos hacer no es culpabilizar a los jóvenes en España por no haber imitado inmediatamente el ejemplo francés sino extender las lecciones, las experiencias, de sus hermanos franceses para fertilizar sus luchas futuras.

¿Qué tiene que hacer una lucha para ser aprobada como “revolucionaria”?

En el fondo, Amorós no está únicamente decepcionado con la juventud de más acá de los Pirineos, lo está también con la de más allá: « Dicho esto, los trazos de ambas se asemejan: el gusto por convertir las manifestaciones en guateques, el pacifismo patológico y el amor por los artefactos electrónicos son los mismos a un lado y al otro de los Pirineos[10] (…) La radicalización estudiantil es dudosa; casi todos se han batido por un trabajo y un estilo de vida que son la base de esta sociedad frustrante e indigna»[11].

Nuestro catedrático en “explicaciones para ibéricos” le ha propinado un rotundo suspenso al movimiento de los estudiantes en Francia aduciendo dos razones: por una parte, su “pacifismo patológico”, por otro lado, que “se haya quedado limitado a la reivindicación del CPE”.

Examinemos la primera de ellas: la cuestión de la violencia. La lucha de clase del proletariado lleva necesariamente al enfrentamiento violento con el Estado burgués, la revolución proletaria exige el derrocamiento violento del Estado burgués. De este principio elemental de la lucha de clases se saca una conclusión abusiva y falsificadora según la cual todo movimiento ha de librar choques sangrientos con la policía, asaltos a comercios y escaparates, barricadas, piquetes que imponen por la fuerza la incorporación al movimiento etc. Se establece una tautología absurda: revolucionario y radical es forzosamente igual a desórdenes y choques violentos. Hablando de la gigantesca de huelga de masas de 1905 en Rusia, Rosa Luxemburgo señala con razón que «a diferencia de la policía que entiende por revolución simplemente la batalla callejera y la pelea, es decir, el “desorden”, el socialismo científico ve en la revolución antes que nada una transformación profunda de las relaciones de clase»[12].

La mayor violencia que el proletariado puede ejercer sobre el Estado burgués es un movimiento cada vez más amplio y masivo, que se controla a sí mismo, que sabe lo que quiere y que mide cada paso que quiere dar. Esto puede parecer “pacífico” a quienes no comprenden la naturaleza de la violencia que el proletariado ha de ejercer contra el Estado burgués que se basa fundamentalmente en establecer contra él la relación de fuerzas más favorable. «Contrariamente a las clases explotadoras, la clase portadora del comunismo no lleva en sí la violencia, y aunque no podrá evitar utilizarla, nunca se identificará con ella. La violencia que deberá usar para echar abajo el capitalismo y que deberá usar con determinación, es necesariamente una violencia consciente y organizada y deberá por lo tanto estar precedida por todo un desarrollo de su conciencia y de su organización a través de las diferentes luchas contra la explotación» (ver nuestras Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia, ver: ccionline/2006_tesis ).

Lo que Amorós ve como un “pacifismo patológico” es en realidad una prueba de la fuerza y la madurez del movimiento de los estudiantes que « se expresa en su capacidad para no caer en la trampa de la violencia que la burguesía le ha tendido en varias ocasiones, incluido el uso de “reventadores”: ocupación policíaca de la Sorbona, ratonera al final de la manifestación del 16 de marzo, cargas policiales al final de la del 18 de marzo, violencias de los “reventadores” contra los manifestantes del 23 de marzo. Aunque una pequeña minoría de estudiantes, sobre todo los influidos por ideologías anarquizantes, se dejaron llevar a enfrentamientos con la policía, la gran mayoría lo hizo todo por evitar que se pudriera el movimiento en enfrentamientos repetitivos con las fuerzas represivas » (Tesis). Por eso, «Hoy, incluso cuando se plantea la cuestión de las perspectivas generales del movimiento, y por lo tanto, la necesidad de la revolución, los estudiantes son muy conscientes de que no son los enfrentamientos con las fuerzas de policía lo que da fuerza al movimiento. De hecho, aunque quede mucho trecho antes de plantearse la revolución, y por lo tanto de reflexionar sobre el problema de la violencia de clase del proletariado en su lucha por echar abajo el capitalismo, el movimiento ha encarado implícitamente ese problema y ha sabido darle una respuesta en el sentido de la lucha y del ser mismo del proletariado».

El otro reproche que Amorós dirige al movimiento es una supuesta pusilanimidad en las reivindicaciones y en lugar de “ir hasta el final”, se habría echado para atrás una vez retirado el CPE: «Los estudiantes han vuelto a clase, que es como volver a la inconsciencia, sin preocuparse por las reivindicaciones que acompañaban al rechazo del CPE. De hecho el CNE no se ha tocado, ni tampoco el resto de la ley de oportunidades, particularmente lo concerniente al trabajo nocturno de menores. Además, quedaron unas docenas de procesados, algunos ya condenados».

Todos los críticos “radicales” de la clase obrera le hacen siempre ese reproche: la modestia de sus reivindicaciones inmediatas. Sin embargo, «Lo más importante en las luchas que lleva a cabo la clase en su terreno no estriba tanto en los objetivos contingentes que pueda proponerse en un momento dado y que quedarán superados en las etapas posteriores del movimiento, sino en su capacidad para controlar plenamente esas luchas y, por lo tanto, en los métodos con que se dota para ejercer ese control. Son esos métodos y medios de lucha la mejor garantía de la dinámica y de la capacidad de la clase para avanzar hacia el futuro» (Tesis).

Por otra parte, en las condiciones del capitalismo decadente actual no hay posibilidad para la clase obrera de establecer una especie de cadena de conquistas en el terreno económico y legal del sistema. En Francia es un esquema puramente arbitrario pensar que el movimiento tenía que seguir una serie de escalones: primero el CPE, luego haber seguido por la retirada integral de la Ley de Oportunidades y después con la retirada de otros contratos establecidos legalmente como los CDI o el CNE. Este planteamiento es totalmente reformista pues parte de la ilusión reaccionaria de que bajo el capitalismo actual cabría una mejora gradual de la condición obrera.

En contra de lo que cree Amorós, el carácter prometedor y la dinámica germinal que encierra el movimiento hacia una perspectiva revolucionaria no reside tanto en toda una serie de signos superficiales y externos (violencia en los choques con la policía, sobrepuja en las reivindicaciones) sino en su capacidad para contribuir a la afirmación del proletariado como clase, en la afirmación de su terreno autónomo, en el desarrollo de la solidaridad, la unidad y la experiencia de autoorganización: «La profundidad del movimiento de los estudiantes no se plasma en la “radicalidad” de sus objetivos ni en las discusiones. La profundidad se debe a las cuestiones fundamentales que platea implícitamente la reivindicación de la anulación del CPE: el futuro de precariedad y desempleo que el capitalismo en crisis prepara para las jóvenes generaciones, signo de su quiebra histórica» (Tesis).

El movimiento de estudiantes en Francia anuncia el futuro

Para Miquel Amorós, «la situación continuará pudriéndose desde la mayoría actual o “desde la izquierda”, hasta que la cólera de los oprimidos pase por encima del sindicalismo, de la política, de la asistencia o de la precariedad, al encuentro de su verdad y su auténtica causa».

Tiene toda la razón en la primera parte de su afirmación, la situación continuará pudriéndose. El capitalismo no puede ofrecer otro porvenir que un pudrimiento creciente de todas las relaciones sociales sin que se desgaje la más mínima salida[13].

Para Amorós la “cólera de los oprimidos” se concretaría en desarrollar no tanto el movimiento de los estudiantes de marzo de 2006 sino la revuelta de los suburbios de noviembre 2005: «A esas alturas había centenares de detenidos y se temía una chispa que incendiase nuevamente el extrarradio. Esa chispa hubiera dado una dimensión más real, con más contenido, al movimiento, y posiblemente hubiera proporcionado un sujeto al nivel de la cólera requerida por la Historia».

Sí es verdad que la revuelta de los suburbios de noviembre 2005 y el movimiento de marzo 2006 comparten «una causa común: la crisis insalvable del modo de producción capitalista, el futuro de desempleo y precariedad que ofrece a los hijos de la clase obrera», las diferencias son sin embargo abismales[14].

Francamente: ¿qué impacto puede tener sobre el Estado una violencia consistente en quemar el coche al vecino tan explotado como tú? ¿qué futuro pueden ofrecer esas acciones de violencia ciega y autodestructiva? ¿No es todo esto sino una reproducción desesperada del mundo de de destrucción de los lazos sociales, de nihilismo, que impone la propia sociedad capitalista en descomposición?

Contrariamente a lo que piensa Miquel Amorós la revuelta de los suburbios en Francia no es futuro pero los jóvenes que participaron en ellas sí que pueden tener un futuro sí se unen a la lucha de la clase obrera. Por eso, Asambleas de diferentes lugares (París Censier, Toulouse, Lyon etc.) decidieron enviar Delegaciones de estudiantes a contactos con los jóvenes de los suburbios, a plantearse unirse a la lucha, a explicarle que su combate era también el suya.

Cuando la realidad se mira con los cristales ahumados de ideologías otoñales todo aparece patas arriba: el pasado se toma como futuro y el futuro es visto como una reliquia del pasado.

Acción Proletaria – Corriente Comunista Internacional 8-5-06


[1] En Acción Proletaria nº 181, en el artículo “El timo de autonomía obrera” (reproducido en un Foro de alasbarricadas por un compañero a quien no conocemos) señalábamos: «En las Jornadas de las que estamos hablando nos encontramos con un representante de esas tesis –el Señor Amorós- perteneciente a una movida que gravita en torno a l’Encyclopédie des Nuissances (Enciclopedia de las Nocividades, EdN) cuya mayor originalidad no es la descripción de todas las catástrofes y nocividades que provoca el capitalismo (basta con encender la tele para constatarlo) sino la proclamación dogmática y obsesiva de la desaparición del proletariado y la ausencia definitiva de cualquier posible sujeto revolucionario» y añadíamos que «No vamos a responder nosotros (que somos tildados por estos “modernos” de “fósiles” y de “marxistas polvorientos”) sino que vamos a utilizar argumentos de otros elementos que sin compartir nuestras posiciones, analizan con un mínimo de seriedad y lucidez la situación actual y la posición real del proletariado» y nos basábamos en el folleto “Del situacionismo al abismo” que atacaba con claridad e ingenio esa tesis dogmática desprovista de toda base científica

[2] Miquel Amorós se empeña con un tesón digno de mejor causa en colocar en el mismo campo clase obrera y sindicatos cuando son dos entidades sociales que militan en campos enemigos. Así habla de « una espectral clase obrera representada por un sindicalismo infame». Este experto en “explicaciones para ibéricos” debería informarse de los constantes conflictos entre obreros (por ejemplo en SEAT) y sus supuestos “representantes”.

[3] Ahora mismo, en España, en mayo 2006, en Vigo los obreros de los astilleros –que tienen convenio propio- se ponen en huelga en solidaridad con los trabajadores del metal en lucha desde hace 3 días contra un convenio que refuerza la precariedad.

[4] De estos dos últimos países recogemos la información del grupo turco que defiende posiciones internacionalistas: Enternasyonalist Kömunist Sol: [email protected]

[5] Por muchos “novedades” que se aleguen (deslocalización, automatización, informatización) las mercancías no se crean solas, siguen siendo fruto del  trabajo asociado de millones y millones de obreros. En segundo lugar, y esto es lo más importante, los lugares de trabajo nunca han sido espacios privilegiados del combate social. Las verdaderas luchas obreras no se encierran en el “lugar de trabajo” sino que ganan la calle, se extienden a los demás trabajadores, desarrollan asambleas abiertas etc.

[6] Ver en ccionline/2006/botellon.htm el artículo “¿En Francia movilización y en España botellón?” que responde a esta cantinela.

[7] En realidad, el desmantelamiento de ese sistema de prestaciones llamado “Estado del Bienestar” debilita profundamente el funcionamiento de la economía capitalista y no constituye en manera alguna una forma de “modernizarla” como nos repiten falazmente. Pero precisamente que el capitalismo se vea obligado a privarse de un mecanismo de mantenimiento de la fuerza de trabajo es testimonio del grado de crisis y descomposición en el que se halla.

[8]La multitud de jóvenes “mileuristas” que, cargados de títulos, masters y erasmus, malviven con sueldos que no llegan a 1000 € podrían aclarar a Amorós sus dificultades para “explicar” las realidades ibéricas

[9] La carestía de la vivienda se ha generalizado en todos los países europeos. En Gran Bretaña, por ejemplo, está cada vez más extendido el fenómeno de jóvenes obreros con buenos sueldos que se ven obligados a vivir realquilados en habitaciones en las que apenas cabe una cama.

[10] El tema del “pacifismo patológico” lo trataremos después. Lo del “amor por los artefactos electrónicos” no sabemos qué puede tener de “contrarrevolucionarios”. Respecto a lo de “convertir las manifestaciones en guateques”, Amorós tendría que aclarar qué entiende por “guateque”. Nosotros por nuestra parte, nos quedamos con las manifestaciones de los estudiantes en Francia adonde el ambiente dominante era de solidaridad, fraternidad, espíritu de debate, una atmósfera de alegría y confianza muy estimulantes.

[11] Esta frasecita no va más allá de una pedantería radicaloide. Cuando los obreros, o en este caso los estudiantes –futuros obreros, se pelean contra un ataque a sus condiciones de vida (el CPE por ejemplo) están luchando contra la explotación en la perspectiva de abolirla.

[12] Huelga de masas, partido y sindicatos, página 343 edición española.

[13] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición en rint/2001/107_descomposicion.htm

[14] Ver nuestro análisis de las revueltas francesas en  ccionline/2005/debatefrancia.htm y en ccionline/2005/debaterevueltas.htm

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Luchas contra el CPE en Francia: El G«CI» ataca las asambleas y defiende propuestas sindicales

En la web del GCI, en la rúbrica de «novedades», con fecha de Marzo 2006 (firmado el día 21), puede encontrarse en francés e inglés, una hoja sobre el movimiento de luchas en Francia contra el CPE[1]. En esta hoja, el GCI, que habitualmente presume de desarrollar un análisis detallado de las fuerzas sobre el terreno…. ¡En Irak, o Bolivia, etc.! no solamente no suelta prenda sobre el desarrollo de los acontecimientos, sino que MIENTE canallescamente sobre las luchas, y ATACA y DENUNCIA lo que ha sido la fuerza del movimiento: la organización en asambleas masivas. Todo ello envuelto en un lenguaje super-radical de denuncia del CPE y de los sindicatos; sin embargo, cuando se ven sus propuestas para desarrollar las luchas, no son otra cosa que la «huelga general» y las «acciones violentas para bloquear la circulación de mercancías» (o sea, los bloqueos de carreteras, vías de tren, etc.)… ¡Métodos sindicalistas donde los haya! A la dinámica de huelga de masas que ha impulsado la lucha contra el CPE, el GCI opone la dinámica sindical de lucha ¡Y aún tiene la cara dura de (faltando a la verdad) criticar a los estudiantes por «desfilar tras los sindicatos»!

 

El GCI trata de culpabilizar a los estudiantes y obreros en lucha contra el CPE

 

Para empezar, la hoja confunde deliberadamente las tentativas de la burguesía para confrontar las luchas, con las iniciativas de los combatientes, y así atribuye a los estudiantes las convocatorias sindicales, o la confianza en las promesas electorales, y hasta el haberse dejado entrampar en enfrentamientos estériles con la policía: «¿Cómo se ha reaccionado? (contra el ataque del CPE –NdR-)… Desfilando como corderos tras los que rompen nuestras luchas, negocian nuestra miseria con nuestros explotadores y nos envían de nuevo al trabajo o a la escuela : ¡LOS SINDICATOS!... Acreditando las promesas de los políticos de todo pelaje que nos revenden el milagro de la alternancia para enterrar nuestras luchas en las urnas… Dejándose entrampar en enfrentamientos estériles en los que las fuerzas del orden burgués nos están esperando y por tanto son más fuertes» (Hoja del GCI).

Este movimiento de luchas ha pillado a contrapie a la burguesía francesa. El gobierno del Sr. Villepin, no había previsto el impacto que podía tener en las nuevas generaciones de proletarios el ataque del CPE, y por tanto, no se había tomado el tiempo de prepararlo políticamente, organizando una estrategia sindical y “de izquierdas” de acompañamiento[2]. Por esta razón, las diferentes fuerzas del Estado burgués, sindicatos a la cabeza, han tenido que reaccionar sobre la marcha, lo que ha dejado un margen de maniobra a la iniciativa de los estudiantes. De esta forma, de entrada hay que decir que no son los estudiantes los que han desfilado tras los sindicatos, sino éstos los que han tenido que acudir para tratar de encabalgar y encuadrar la lucha.

Prácticamente hasta las manifestaciones del día 18, los sindicatos no consiguen hacerse presentes en el movimiento imponiendo sus convocatorias. El día 7 de Marzo en París, cuando los estudiantes de la Facultad de Censier se concentran para acudir a una manifestación masiva, la CGT[3] trata de encabezar el cortejo son sus huestes y pancartas; la reacción de los estudiantes, que no quieren permitir que el sindicato tome la cabeza de la manifestación, es adelantarse por diferentes medios para desalojarlo, tomando la dirección de la manifestación e imponiendo consignas unitarias. El día siguiente, el líder de la CGT. Bernard Thibault, declaraba en TV : «nos enfrentamos a hechos desconocidos», y diferentes periodistas de los medios burgueses “analizan” que «la CGT ha sido humillada». Así pues, no son los estudiantes los que desfilan tras los sindicatos, sino literalmente éstos últimos los que se ven obligados a desfilar tras los primeros. Aún una semana después, el día 14, la principal manifestación en París es espontánea y no sigue ninguna convocatoria sindical.

Pero no es únicamente en la convocatoria de las manifestaciones donde se ha expresado una confrontación con los sindicatos. En primer lugar, en las propias facultades, se ha desarrollado un combate por asumir el control de las asambleas y la dirección del movimiento. El sindicato estudiante, UNEF, junto a los militantes de las organizaciones izquierdistas (principalmente trotskistas), han tratado de copar el presidium de las asambleas y las comisiones que surgían de ellas; no obstante en la mayoría de facultades ha acabado imponiéndose una mesa elegida cada día, en la que los estudiantes han desalojado a los sindicalistas.

También en el combate por la extensión de la lucha se ha producido una confrontación con los sindicatos. Las asambleas de las facultades enviaron delegaciones a los polígonos obreros, pero los sindicatos de los diferentes centros de trabajo evitaron cualquier contacto directo entre estas delegaciones y los trabajadores, ocupándose ellos mismos de recibir a los estudiantes y tratar de “torearlos”. Dándose cuenta de la maniobra, al menos las asambleas de las facultades más combativas, no renunciaron a la discusión directa con los obreros y enviaron sus piquetes a las estaciones de Metro y las paradas de autobuses donde los trabajadores acuden para ir al trabajo.

Otro tanto puede decirse de la afirmación del GCI de que el movimiento de luchas confía en las promesas de los políticos y se ha canalizado por la vía electoral. De hecho, la lucha misma es ya en sí un desmentido de que haya confianza en las promesas de la burguesía, puesto que el CPE forma parte de la llamada “Ley de igualdad de oportunidades”, que la misma burguesía ha presentado ante los estudiantes como una iniciativa para “mejorar el empleo”. No ha sido votando como los jóvenes han impuesto la retirada del CPE, sino luchando. Pero además, en todo el curso del movimiento de luchas, hasta que claramente se ha impuesto la retirada del CPE, ninguna fuerza política de la burguesía ha podido abanderar el movimiento, que ha permanecido autónomo en un terreno de clase. Únicamente con la desmovilización la burguesía se plantea recuperar el terreno perdido, lanzando una campaña ideológica que intente evitar que se saquen las lecciones de que sólo la lucha autónoma paga, desplegando en su contra el terreno electoral y democrático, tratando de llevar a los jóvenes individualmente a votar a la Izquierda del capital. Y es desde luego posible que, uno a uno, muchos jóvenes se dejen arrastrar a ese terreno, y que la burguesía francesa consiga canalizar el voto una parte de ellos hacia sus tentativas de recambio de la derecha en el gobierno. Pero lo fundamental, lo que tiene un calado histórico, lo que quedará de estos combates, son las lecciones de cómo luchar, cómo organizar las asambleas y manifestaciones, cómo discutir, cómo buscar la solidaridad, etc que ha ganado la nueva generación obrera. En ese sentido, la experiencia de estas luchas es comparable de todo punto a la incorporación de una nueva generación a la lucha que significaron las luchas de Mayo 68 en Francia, o 69 en Italia, o los años 70 en España[4].

Pero lo que ya resulta el colmo del cinismo es que sea el GCI quien achaque a las luchas «haberse dejado entrampar en enfrentamientos estériles con las fuerzas del orden»; precisamente este grupo, que no cesa de deslumbrarse con “enfrentamientos estériles” en Bolivia, Argentina o Irak, en los que la clase obrera es arrastrada a movimientos interclasistas o, en el peor de los casos, a enfrentamientos imperialistas[5]. Efectivamente los medias han estado insistiendo desde principios de Marzo en la violencia de las manifestaciones y sirviendo imágenes de choques con la policía, heridos, etc. El objetivo de esta verdadera campaña ha sido tratar de desmotivar a los indecisos para que no acudieran a las manifestaciones ni a las discusiones en las facultades.

Desde el principio del movimiento, el terreno de la violencia ha sido el terreno de la burguesía. Fue la burguesía quien organizó la provocación (con elementos ajenos al movimiento que entraron en la facultad y rompieron mobiliario, libros, etc) y el asalto a la Sorbona , ha sido ella, por medio de los sindicatos (que han retirado a tiempo sus servicios de orden) la que ha organizado los enfrentamientos al final de las manifestaciones, y también ha organizado y permitido que se desencadenaran los ataques de los banlieusards[6] contra los estudiantes. Pero es falso que los estudiantes se hayan dejado llevar a este terreno. Al contrario, una de las cuestiones que mejor expresa la conciencia del movimiento, su voluntad de unificación, su madurez, y su naturaleza obrera, es cómo se ha confrontado a esta maniobra de la burguesía y cómo ha abordado la cuestión de la violencia.

La noche del 10 al 11 de Marzo, durante el asalto a la Sorbona, los estudiantes más a la vanguardia en París, a pesar de que acudieron a llevar comida y solidaridad a sus compañeros encerrados en la Sorbona, denunciaron que se estaba gestando una trampa, y por eso se dirigieron a los CRS y trataron por todos los medios de impedir la represión y en enfrentamiento estéril; cosa que consiguieron sólo en parte, hasta la actuación de los provocadores, que fue la señal para el asalto a la Sorbona.

También el movimiento ha dado una respuesta a los enfrentamientos azuzados por la policía con los banlieusards. En muchos lugares, las asambleas de las facultades enviaron delegaciones a discutir a los barrios para plantear que la lucha era igualmente por la defensa de las condiciones de vida de los habitantes de los suburbios hundidos en el desempleo masivo y la exclusión.

«…De hecho, aunque quede mucho trecho antes de plantearse la revolución, y por lo tanto de reflexionar sobre el problema de la violencia de clase del proletariado en su lucha por echar abajo el capitalismo, el movimiento ha encarado implícitamente ese problema y ha sabido darle una respuesta en el sentido de la lucha y del ser mismo del proletariado. Este está enfrentado desde el principio a la violencia extrema de la clase explotadora, a la represión cuando intenta defender sus intereses, a la guerra imperialista y a la violencia cotidiana de la explotación. Contrariamente a las clases explotadoras, la clase portadora del comunismo no lleva en sí la violencia, y aunque no podrá evitar utilizarla, nunca se identificará con ella. La violencia que deberá usar para echar abajo el capitalismo y que deberá usar con determinación, es necesariamente una violencia consciente y organizada y deberá por lo tanto estar precedida por todo un desarrollo de su conciencia y de su organización a través de las diferentes luchas contra la explotación. La movilización actual de los estudiantes, especialmente por ser capaces de organizarse y abordar de manera reflexiva los problemas que se le plantean, incluida la violencia, está, por eso mismo, más cerca de la revolución, del derrocamiento violento del orden burgués, que pudieron estarlo las barricadas de Mayo del 68.»[7]

 

El GCI ataca las asambleas generales, el pulmón del movimiento

 

Pero donde la intervención del GCI resulta más canallesca es en su ataque a las asambleas. De una manera absolutamente injustificada y sin ninguna argumentación, su hoja dice: «ROMPAMOS el democretinismo de las AG (asambleas generales, NdR) “soberanas y masivas”, escupamos a los “delegados elegidos y revocables en permanencia”».

Sin embargo, precisamente han sido las asambleas generales (AG) las que confirman la naturaleza de clase de este movimiento, su apertura al conjunto de la clase obrera, su búsqueda de la extensión, su desarrollo de la discusión y la toma de conciencia. Son las AG lo que prueba que este movimiento de luchas se inscribe en el desarrollo de la huelga de masas que conducirá a enfrentamientos decisivos entre la burguesía y el proletariado.

En las AG, que no tienen nada que ver con las parodias de asambleas que convocan los sindicatos (aunque en algunas facultades o ciudades y al principio del movimiento puntualmente pudiera ser así), el movimiento ha tomado la lucha a cargo, responsabilizándose de las decisiones y las movilizaciones que decidía y discutiendo sobre todas las cuestiones. En las AG se ha confirmado en la práctica la búsqueda de la unidad de la clase obrera, unificándose en una sola asamblea las reuniones que al principio eran separadas del personal de servicios de las facultades (limpieza, administración, cocina), los profesores y los estudiantes. Y no solamente esto, sino que se han abierto igualmente a la intervención de padres de alumnos que han transmitido la experiencia de las luchas en las que habían participado en los años 60-70. Incluso jubilados han participado en las AG de los estudiantes, mostrando así en la práctica la unidad de diferentes generaciones de la clase obrera y la transmisión de experiencias.

En las AG se ha tomado conciencia de la naturaleza obrera del movimiento, llegando incluso a formar comisiones en las que se ha planteado discutir sobre la historia del movimiento obrero, y pidiendo igualmente a los mayores que contaran su experiencia para organizar las luchas.

En las AG se ha organizado la búsqueda de la extensión del movimiento, organizando manifestaciones y delegaciones a los polígonos y los barrios obreros.

Pero fundamentalmente las AG han permitido la participación y la implicación de todos y cada uno en el movimiento de luchas, interviniendo en las discusiones y haciendo proposiciones, participando en piquetes y delegaciones… Las AG son una experiencia política enorme para toda una nueva generación de proletarios que entra por primera vez en lucha de cómo tomar las iniciativas a cargo, de cómo centralizar el movimiento.

Y frente a todo esto, el GCI apunta como todo argumento que «La AG de Dijon se reunió 17 HORAS para decidir dos días de movilización».

No sabemos exactamente qué ocurrió en esta AG de Dijon, que en cualquier caso no puede considerarse el epicentro del movimiento; pero aún así y todo, la duración de una AG no resulta ningún argumento en su contra, de hecho mientras dura un movimiento de luchas, la única forma de tomarlo a cargo es mantener una AG permanente a través de la cual todos los obreros puedan responsabilizarse de la lucha. Por otra parte tampoco resulta ninguna crítica fulminante que se decidieran dos, tres o ningún día de movilización.

Así que la pregunta queda en el aire: ¿Qué tiene el GCI contra las AG?

Ya sabíamos por sus tomas de posición anteriores, que este grupo “prefiere” organizaciones minoritarias que preparen las luchas, como… ¡las Madres de Mayo! En Argentina, «verdaderas expresiones de asociacionismo obrero» según dicen[8]. Pero ahora en su hoja vemos una oposición frontal a las AG, y sus delegados elegidos y revocables como expresión de la lucha obrera.

Sin embargo, la lucha obrera en el s XX siempre se ha desarrollado por medio de AG y delegados elegidos y revocables, comenzando por las huelgas de masas de 1902, 1903, o 1905 y 1917 en Rusia. De hecho los Consejos obreros no son otra cosa que la unificación y la politización de las AG en un periodo revolucionario. E igualmente en nuestra época, ¿Cómo se organizaron las luchas en Polonia en 1976 o 1980, o en España –Vitoria 76-, etc? La huelga de masas, las AG y sus delegados elegidos y revocables es la forma que toma la lucha obrera en el periodo de decadencia del capitalismo, es la forma que garantiza la participación directa masiva y unificada de la clase obrera en sus luchas.

¿Qué alternativa plantea el GCI frente al rechazo de la huelga de masas, de las AG, de la participación directa de las masas en el curso histórico?

 

La alternativa sindical del GCI

 

Después de toda esa sarta de ataques y calumnias contra el movimiento de luchas en Francia, se apuntan tres propuestas “en positivo” para, como dice la hoja, «salir a la calle “de otra forma” (comillas nuestras) para conseguir la victoria»:

-          «estrangular la dictadura de la economía como en Bolivia, Argelia, Argentina, Irak, etc»;

-          «huelga general fuera y contra la mascarada sindical»;

-          «organizar piquetes volantes para bloquear la circulación de mercancías en supermercados, estaciones, aeropuertos…».

Vamos a dejar de lado la alternativa de «estrangular la dictadura de la economía como en Bolivia, Argelia, Argentina o Irak…», sobre la que ya hemos expresado nuestra posición recientemente[9].

Si consideramos las otras dos propuestas, lo primero que hay que decir es que, efectivamente, como dice la hoja del GCI, significan salir a la calle “de otra forma” a cómo se ha desarrollado la lucha contra el CPE en Francia[10]. ¿De qué forma?

Mientras que la lucha contra el CPE en Francia ha surgido espontáneamente y ha ido creciendo y afirmándose a medida que se extendía y se ampliaba la participación directa de los estudiantes y obreros, a medida que tomaba conciencia de sí mismo y de sus objetivos, contando con la intervención de obreros de diferentes generaciones y de los revolucionarios, la huelga general se convoca para un día determinado y no requiere la implicación y el compromiso y la conciencia de los trabajadores sino como masa de maniobra a las órdenes de la convocatoria de una dirección política, de una minoría. Mientras en las luchas en Francia las minorías forman parte del movimiento, en el que confluyen con el conjunto de trabajadores como parte de una unidad, en la “huelga general” las minorías están separadas de la clase.

Mientras las delegaciones y los piquetes en la lucha contra el CPE emanaban de las AG y eran responsables ante ellas, y por tanto estaban respaldados y expresaban la fuerza de todo el movimiento, los piquetes para bloquear carreteras y estaciones que propone la hoja del GCI, o son minorías actuando cada una por su cuenta, o son, como en el caso anterior, decisiones impuestas por una minoría.

En pocas palabras, “la forma” de la lucha contra el CPE en Francia es la dinámica de la huelga de masas, mientras que “la forma” que propone el GCI es la lucha sindical.

Cualquiera que repase la experiencia de la lucha obrera los últimos 20-30 años, sin necesidad de ir más lejos, puede comprobar que las diferentes huelgas generales que por ej se han convocado en España (14D,20J, etc.), o los bloqueos de carreteras en el Naval o antes en la siderurgia son métodos de lucha sindicales.

Justamente la importancia del movimiento de luchas en Francia es que permite a la nueva generación de proletarios hacer una experiencia sobre cómo organizar y tomar las luchas a cargo, sobre cómo es la lucha del proletariado en el periodo actual.
Y eso es precisamente lo que ataca el GCI.

 


[1] GCI: «Grupo Comunista Internacionalista». Hemos tomado posición recientemente sobre su naturaleza parasitaria en la Revista Internacional nº 124: ¿Para qué sirve el GCI? (Rint124/GCI.htm); puedes encontrar su hoja: « CPE-CNE, CDI-CDD, RMI-RMA… Derrière ces sigles la même et innoble réalité capitalista: des conditions Pires d’exploitation!» (NdR: CPE-CNE, CDI-CDD, etc son las siglas de distintas formas de contratos y subsidios de precariedad) en: www.geocities.com/icgcikg/leaflets/cpe_tract.htm; desconocemos si, además de su publicación en Internet, esta hoja se ha distribuido en las manifestaciones o las asambleas en Francia; por nuestra parte no hemos visto ningún ejemplar en las diferentes ciudades y movilizaciones en las que hemos intervenido, ni hemos tenido ningún “feed-back” de ningún posible lector ¡Y no nos extraña! A la vista de las calumnias de su hoja, y su desprecio por las luchas, es muy posible que hayan barruntado que no tendría muy buena acogida entre los estudiantes, lo que no ha impedido sin embargo que hagan un llamamiento a que otros la reproduzcan y la distribuyan,

[2] Ver nuestro artículo: Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia de abril de 2006 (ccionline/2006_tesis)

[3] Sindicato estalinista

[5] No vamos a argumentar aquí sobre las posiciones del GCI a este respecto. Ver nuestro artículo reciente: «¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista?» (Rint124/GCI.htm)

[6] Habitantes de los suburbios, que en Otoño de 2005 protagonizaron el movimiento que se hizo famoso por la quema de los coches

[7] Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia de abril de 2006, pto 14. (ccionline/2006_tesis)

 

[8] «¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista?» (Rint124/GCI.htm)

 

[9] «¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista?» (Rint124/GCI.htm)

 

 

[10] No estamos de acuerdo sin embargo en que “de esta otra forma” que propone el GCI se consiga ninguna victoria, sobre todo teniendo en cuenta que las luchas en Francia han conseguido una victoria, con la retirada del CPE y la experiencia de lucha para la nueva generación.

Corrientes políticas y referencias: 

Acción Proletaria nº 190, 15 Julio - 15 Septiembre

La situación económica en España: crisis económica y empobrecimiento creciente

 

Se cumplen más o menos dos años de legislatura “socialista”», y las turbulencias que se cernían sobre el capital español (ver AP nº 178), no sólo no se han despejado sino que se han visto considerablemente agravadas. Por mucho que el aparato de propaganda pro-gubernamental siga emitiendo – poco importa el color del gobierno -, cual disco rayado, que «España va bien», lo cierto es que el capitalismo español se adentra cada vez más en un período de convulsiones económica y políticas de alcance histórico.

 

En el terreno económico, el autobombo del Gobierno por haber alcanzado el 8º puesto del ranking mundial, no puede disimular que en la guerra a muerte que libran todas las burguesías nacionales por sobrevivir en la crisis económica del capitalismo  mundial, el capital español pierde posiciones a una velocidad de vértigo. Hace sólo 8 años España presentaba un discreto déficit en su balanza exterior (2600 millones de euros). Cuando Zapatero sustituyó a Aznar ese déficit rozaba los 40 mil millones. Con el gobierno “socialista”, la cosa ha ido a peor, y el déficit comercial español ha ido aumentado - ¡a un ritmo de más del 30% anual! -  hasta colocarse en la cabeza de los países desarrollados con más déficit comercial (un 7’5% del PIB, más incluso que EE.UU). Si la imparable agravación de la crisis económica mundial, obliga a cada capital nacional a defender con uñas y dientes los mercados solventes en los que vender sus mercancías, el capitalismo español no sólo está perdiendo mercados en el exterior, sino que está perdiendo posiciones en el propio mercado interno.

 

Como señalamos en el mencionado AP, el capital español está en una especie de tierra de nadie, ya que no cuenta con la tecnología y la productividad de las principales potencias capitalistas, ni con los salarios de los países del Tercer Mundo. Así las cosas prácticamente todos los sectores de la economía productiva española están abocados a una crisis, desde los sectores industriales (en el automóvil, los astilleros, los electrodomésticos, el textil,... se suceden los despidos y los cierres de empresas etc.) hasta las producciones agrícolas, incluso en sectores, como la vid, donde el capital español aún podía competir y que ahora se ve amenazada por las presiones de sus concurrentes. Los ingresos del sector agrícola dependen cada vez más de las subvenciones por dejar de producir que de la propia producción. Las producciones más boyantes del campo en España, son las casas de turismo rural,... ¡o la construcción de campos de golf!, apuntándose a burbuja especulativa inmobiliaria que corroe los cimientos de la economía española, pero a la que éste no puede escapar, como mostramos en el artículo sobre la vivienda de este mismo número de AP.

 

Y aún tienen nuestros gobernantes la cara dura de decirnos que ese aumento de las importaciones es el resultado de la “bonanza” de la economía de la que “disfrutaríamos” los trabajadores españoles. Todo lo contrario. El FMI, la OCDE, y hasta el mismísimo Banco de España, no cesan de advertir, que lo que está financiando el consumo de los hogares españoles es, pura y simplemente, una bestial escalada del endeudamiento de las empresas y las familias que, en pocos años, ha liquidado el ahorro interno. Si hace dos años la deuda de los hogares representaba el 90% de la renta disponible de estos, hoy es ya del 110%, cuando por ejemplo en Francia sólo alcanza el 35%. Esa tendencia al endeudamiento no es el fruto de la “frivolidad” de los hogares españoles, sino que constituye la única salida, aparentemente “segura” que ofrece el sistema financiero, como ha puesto de manifiesto la reciente quiebra de los fondos de inversiones y de pensiones Fórum Filatélico y Afinsa, que han volatilizado el equivalente al 0’5% del PIB español, y los ahorros de 300 mil familias. Estos “corralitos”, ponen de manifiesto la fragilidad del sistema financiero español, encenagado en la especulación inmobiliaria, y cuyo único “salvavidas” es el respaldo de los, hasta ahora bajos, tipos de interés de la UE. Con el avance de la crisis económica del capitalismo mundial, la tendencia que se va a imponer es la del blindaje de los capitales nacionales más fuertes, sacrificando para ello a los más débiles, recortando las subvenciones (a partir de 2008 al capital español se le acaba una parte importante de los “fondos de cohesión), o exigiendo una austeridad más draconiana, como se ha puesto de manifiesto recientemente cuando ante la petición de Zapatero al Banco Central europeo para que éste no siguiera la escalada de los tipos de interés, la entidad financiera de la UE le respondió pidiéndole que acotara la burbuja especulativa responsable, en gran parte, del aumento de la inflación. En resumidas cuentas ante la agravación de la crisis económica, el capital español está no solamente en una posición mucho más débil, sino también, mucho más subsidiaria de lo que quieran hacer sus competidores. El estallido de una crisis económica flagrante del capital español está servido. Y con ello nuevas y más masivas oleadas de despidos, creciente mengua de los salarios, incremento de la explotación y de la jornada laboral, mayor liquidación del llamado “Estado del bienestar”,...

 

No estamos hablando de un futuro hipotético, sino de una más grave acentuación de lo que ya se está viviendo en muchas familias obreras:

 

<!--[if !supportLists]-->·        <!--[endif]-->Azotadas por los despidos: cierre de la Braun en Cataluña, privatización de los astilleros, recorte de más de 4000 empleos en RTVE,...

 

<!--[if !supportLists]-->·        <!--[endif]-->Llegando con cada vez más dificultades a final de mes, pues por segundo año consecutivo los salarios reales han crecido por debajo de la inflación, cuando además los aumentos de los tipos de interés hacen que haya que pagar más por los prestamos con los que se ha “disimulado” esa pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios. Con la generación de los jubilados teniendo que rehipotecar sus viviendas (la llamada “hipoteca inversa”) para hacerse con un complemento de sus pensiones de miseria. Con la generación de los jóvenes obreros sometida a la precariedad o a contratos indefinidos, a cambio, eso sí de salarios rayanos en la pobreza,...

 

<!--[if !supportLists]-->·        <!--[endif]-->Teniendo que hacer frente a jornadas de trabajo agotadoras que fomentan los accidentes y las enfermedades laborales, como han señalado recientemente los maestros en Cataluña condenados a incrementar su jornada laboral en 1 hora más.

 

<!--[if !supportLists]-->·        <!--[endif]-->Soportando una creciente degradación de las condiciones de vida desde los transportes (como se ha visto en el reciente accidente del metro de Valencia), a la  llamada “seguridad” ciudadana, desde un imparable deterioro medioambiental (los atentados urbanísticos que los ayuntamientos de todos los colores políticos están perpetrando cada vez más en las ciudades y también en las zonas de ocio) al deterioro de la sanidad y la educación.

 

Como señalábamos hace dos años, cuando Zapatero fue encumbrado a gestor de los intereses del capital nacional español, el gobierno “socialista” ha ido perpetrando sucesivos hachazos a las condiciones de vida obreras. Lo que le distingue de Aznar no es el carácter despiadadamente antiobrero de su acción de gobierno, sino el lenguaje con el que pretende embaucarnos para que lo aceptemos. Del “autoritarismo” de Aznar hemos pasado al “talante” y al “consenso” con Patronal y Sindicatos (otros defensores, no menos acérrimos, del interés del capital) de modo y manera que los ataques antiobreros, se presentan ahora como “medidas de sensibilidad social”. Si el gobierno “socialista” ha generalizado la reducción a 33 días por año trabajado de la indemnización por despido, si va a pagar los incentivos a los empresarios para que estos realicen contratos “indefinidos” con cargo a los fondos de la Seguridad Social (es decir a la plusvalía robada directamente a los trabajadores), lo hace con el paripé de la lucha contra la precariedad laboral. Si los trabajadores públicos van a ver amenazados sus salarios haciendo depender una parte de ellos de criterios de “productividad”, (¿cómo se mide la productividad de los trabajadores de la Sanidad o de la educación que tienen que hacer frente a más enfermos o a más alumnos con menos medios materiales y de personal?), y de traslados forzosos, etc.,... se hace con el caramelo de las “prejubilaciones” (perdiendo cuantía de sus pensiones lógicamente) o de la conversión de una parte de empleos precarios (el Estado es el mayor usuario de los contratos temporales) en “fijos”.

 

El gobierno “socialista” no puede ofrecer otra cosa, porque el sistema social al que sirve, - el capitalismo – no tiene otro futuro que brindarnos que la miseria y la barbarie. Nada distinto podemos esperar de ellos. Sólo otro sistema social, con otras bases (la satisfacción de las necesidades humanas y no el beneficio y la acumulación), con otras perspectivas (la comunidad humana mundial y no la explotación de unos hombres por otros, y el desgarramiento del mundo en la pelea de intereses de cada capital contra sus competidores), puede abrir una esperanza de futuro. La base para la construcción de esa “otra” sociedad es la lucha de los trabajadores contra la explotación. Una lucha que se empieza a desarrollar. Ahí tenemos los ejemplos de Francia o del metal de Vigo en la pasada primavera (ver nº anterior de AP) o las más recientes en la India. En todas partes el proletariado empieza a decir basta frente a unas condiciones de vida cada vez más insoportables. La agravación de la crisis capitalista lo hará cada vez más patente. Eso jugará a favor del desarrollo no sólo de las luchas contra esa degradación de las condiciones de vida, sino también la toma de conciencia de que todos los obreros del mundo tenemos los mismos intereses y el mismo futuro por el que luchar: Derribar el “viejo” orden social que condena a muerte a la humanidad.

 

 

Etsoem . 8 de Julio de 2006.

 

 

Situación nacional: 

Oriente Medio, abismo sin fin de la barbarie guerrera

 

Una vez más Oriente Medio asiste a una escalada guerrera que sólo puede significar un mayor hundimiento en la barbarie. La ofensiva desatada por el ejército israelí en la franja de Gaza desde el pasado 28 de junio, en represalia por el secuestro de un soldado israelí, es el comienzo de una sobrepuja en el que la población, tanto la palestina como la israelí, se ve atrapada como rehén. Actualmente 5.000 soldados del Tsahal y decenas de blindados se han desplegado en las fronteras de la franja de Gaza frente a las bandas armadas palestinas, atrapando como decíamos a la población civil en una trampa mortal.

 

La situación actual en Oriente Medio, ese barril de pólvora cada vez más explosivo que se va cebando desde la IIª Guerra Mundial, demuestra como cada uno de los «pasos hacia la paz», sirve en realidad para relanzar la guerra. Así, por ejemplo, el 22 de Junio el primer ministro israelí Olmert y el presidente palestino Abbas se habían reunido para «relanzar el proceso de paz». Olmert incluso había declarado «estar dispuesto a todo por un solo objetivo: llegar a la paz, conseguir compromisos, organizar las retiradas de ciertos territorios». Hoy, en cambio, amenaza a la población palestina con utilizar «las medidas más extremas», y bombardea la central eléctrica más importante de Gaza, dejando sin suministro a la mayor parte del territorio durante al menos seis meses. La población huye despavorida de las zonas de combate en el norte y el sur de esa ratonera en que se ha convertido la franja de Gaza, donde ya en momentos de “calma” la población vive angustiada por las frecuentes incursiones militares o disparos de granadas, por lo que padece insomnio, traumatismos psíquicos y otros trastornos nerviosos. Estamos hablando de una población de 1’2 millones de seres humanos que sufre atormentada la falta de agua potable, de víveres, de medicamentos, etc. y cuyo único destino parece ser la miseria más absoluta, la locura y la muerte, con el consentimiento de la llamada “Comunidad Internacional” que no duda en suprimir la ayuda humanitaria a los palestinos (una vez más la población es rehén de las peleas entre explotadores) como castigo al éxito electoral de Hamás, un grupo islamista que no reconoce a Israel.

 

 

El hundimiento en el infierno

 

 

Sea cual sea el grupo que ha secuestrado al joven soldado israelí, la burguesía israelí ha puesto a Hamás, y sobre todo a su rama más radical, en la diana. Así el 29 de Junio, tropas israelíes arrestaban a 90 altos cargos del gobierno palestino en Cisjordania (entre ellos una decena de ministros y una veintena de diputados), con lo que Tel Aviv quiere demostrar su firmeza. Que lejos queda ahora el “acercamiento” entre Mammoud Abbas y Ehud Olmert que tuvo lugar en Jordania semanas atrás cuando incluso se veía posible la convocatoria de un referéndum entre la población palestina para ratificar los pasos dados por Hamás para reconocer a Israel y entablar negociaciones con su gobierno.

 

Hoy la única perspectiva es la de una agravación de las tensiones de todos contra todos. Por mucho que los ministros de asuntos  exteriores del G-8 reunidos en Moscú exhorten a Israel «a la máxima moderación», a pesar de la voluntad de EE.UU. de utilizar su influencia para, tras haber aprobado la ofensiva militar, convencer a Israel para que «en cuanto pueda, vuelva al espíritu del proceso de paz», los acontecimientos actuales auguran nuevas masacres, ya que la actitud del gobierno israelí, al igual que el de su predecesor Sharon, sigue siendo la de una total irracionalidad, un hundimiento ciego e irreversible en la barbarie. Lo que domina la actuación de las dos partes en conflicto es la escalada militar. Por parte de Hamás y de las fracciones cercanas a Al Fatah, que hace poco se tiroteaban mutuamente en las calles de Gaza, han decidido aparcar sus diferencias, para preparar conjuntamente una defensa “a toda costa” de los territorios palestinos contra la invasión israelí. El ejército israelí, por su parte, se propone sitiar la franja de Gaza, con todo lo que ello implica, al  mismo tiempo que prosigue la fragmentación de los territorios palestinos de Cisjordania.

 

Pero además de la situación en los territorios ocupados, este reforzamiento de la posición israelí significa también una presión añadida sobre el Líbano y, en particular, sobre Siria que es quién apoya a los grupos islamistas radicales de Hamás y la Jihad Islámica, aunque este apoyo deba hacerse bajo mano pues aún debe disimular su agresividad sobre todo tras el revés sufrido – y aún no digerido - hace año y medio cuando la presión de las grandes potencias, sobre todo de EEUU y Francia, le obligaron a desalojar el Líbano.

 

 

Irak/Irán: el debilitamiento de Estados Unidos y la acentuación de las tensiones

 

 

Este contexto de agravación de las tensiones entre Israel y Palestina está particularmente marcado por el fracaso norteamericano para imponer la famosa “hoja de ruta” propuesta por Bush en 2004, y por el fiasco de toda su política en Oriente Medio. Irak es hoy un país que chorrea sangre y fuego por sus cuatro costados; en el que se suceden imparablemente atentados cada vez más terroríficos, y donde las acciones de la guerrilla antiamericana y las luchas entre las facciones chiítas, sunnitas y kurdas, se  exacerban día tras día ante la impotencia evidente de Estados Unidos. Tras de España, ahora son Italia, Rumania y Japón quienes “abandonan la nave” a la deriva. El gobierno norteamericano, que debe hacer frente a una opinión pública cada vez más levantisca por los más de 2500 muertos, se ve cada vez más presionado para retirarse dejando tras de sí no una “próspera democracia” como prometió en 2003, sino un solar devastado por el terror y las masacres, con las diferentes bandas esperando como buitres la salida de las tropas norteamericanas para lanzarse a una carnicería de unas contra otras. La liquidación de Al Qaeda, pretexto de las operaciones militares en Afganistán e Irak, no sólo no se ha producido, sino que este grupo terrorista está conociendo en realidad una significativa expansión aumentando su osadía como pone de manifiesto la ejecución filmada y difundida por Internet de cuatro diplomáticos rusos el 25 de Junio pasado, o los ataques cada vez más frecuentes a la coalición internacional en Afganistán, como los que recientemente han costado la vida a un soldado español.

 

Pero aún así, el verdadero quebradero de cabeza del coloso americano, es sobre todo Irán que se ha convertido en el principal factor de la agravación de las tensiones guerreras. La negativa descarada y desafiante de Teherán a abandonar su programa nuclear, pese a las exigencias norteamericanas ha acentuado el debilitamiento de Washington y ha fortalecido a Irán en sus pretensiones de llevar la voz cantante en lo relativo a Oriente Medio. El fortalecimiento del poder de las fracciones chiítas en Irak juega a favor de esas intenciones de Irán. Como también alimenta la agresividad iraní, la creciente complicidad de una Rusia que cada vez muestra más abiertamente su pretensión de volver a jugar sus propias bazas, reapareciendo en la escena internacional como opositor a una Norteamérica en declive, como en los “buenos tiempos pasados” de los bloques imperialistas.

 

Lo que caracteriza toda la situación actual, es la ausencia total de futuro, el pudrimiento de todas las situaciones de conflicto, las destrucciones cada vez más atroces e inútiles. Cada día que pasa supone un paso más hacia la nada y pone más en evidencia, si cabe, el atolladero que representa para la humanidad la supervivencia del sistema capitalista en plena descomposición.

 

 

Adaptado de Révolution Internationale (publicación de la CCI en Francia) nº 370.

 

Noticias y actualidad: 

17º Congreso de RI: La organización revolucionaria ante la lucha de clases

El 17º Congreso de la sección de la CCI en Francia  (Révolution Internationale) se ha celebrado justo cuando se desarrollaba el movimiento de lucha de las nuevas generaciones obreras contra la generalización de la precariedad. El movimiento de los estudiantes contra el CPE expresa el punto más alto hasta ahora de la reanudación internacional de las luchas obreras, que se ha confirmado recientemente con la lucha de Vigo, en España.

La lucha de clases ha entrado en un nuevo periodo. Ante esto, nuestra organización tenía que darse como prioridad centrar los trabajos del Congreso en los análisis y las exigencias que plantea una situación tan importante. La CCI tenía que comprender la dimensión histórica e internacional de los acontecimientos.

Los trabajos de este Congreso se han orientado pues, claramente, a la comprensión de todas las implicaciones que esta lucha podía tener en nuestra actividad, y en particular respecto a nuestra intervención. En esta situación, consciente de sus responsabilidades, el congreso ha cumplido plenamente sus responsabilidades.

La presencia en este Congreso, aceptando nuestra invitación, de una organización revolucionaria venida de Brasil, toma así toda su significación política. Es innegable que el medio político proletario está entrando en una nueva fase de desarrollo tras la que vimos a finales de los 60 y principios de los 70. Este es un hecho esencial del nuevo periodo histórico. Y a fin de estar a la altura de las necesidades de esta nueva situación, nuestra organización ha invitado al grupo de Brasil Oposición Obrera[1] (OPOP) a participar en todas las sesiones del Congreso.

 

 

 

El 17º Congreso de RI saca las lecciones de la lucha de las nuevas generaciones

 

 

 

Desde el año 2003 hemos señalado que se estaba produciendo un “giro” en la lucha de clases internacional. Como decíamos entonces: «Las movilizaciones a gran escala en la primavera de 2003 en Francia y Austria han significado un giro en la lucha de clases desde 1989. Son el primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el período más largo de reflujo desde 1968.» (Revista Internacional nº 119: “Resolución sobre el giro en la lucha de clases”). Esta reanudación de la lucha de clases se barruntaba difícil, pero con el movimiento de los estudiantes en Francia ha vivido un avance político muy importante. Tras largas y enriquecedoras discusiones, el Congreso ha señalado la importancia de este primer combate de las nuevas generaciones de la clase obrera en un texto que reúne el conjunto de características y de lecciones de este movimiento: las “Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia” que fueron adoptadas por este 17º Congreso de RI. En ellas se plantea que «ésta `[la burguesía] no podrá suprimir toda la experiencia acumulada durante semanas por miles de futuros trabajadores, su iniciación a la política y su toma de conciencia. Es ése un verdadero tesoro para las luchas futuras del proletariado, un elemento de la mayor importancia en la capacidad de esas luchas para continuar su camino hacia la revolución comunista.» (Revista Internacional nº 125, “Tesis…” pto.18). La dimensión internacional de ese movimiento se puso de manifiesto claramente en los debates del Congreso, lo mismo que las lecciones que deja. OPOP, durante el Congreso, se ha situado completamente en ese cuadro: «…[la] preocupación [del] internacionalismo proletario ha sido explícita en todas las discusiones, y la lucha de clases se ha abordado, por la mayoría de las intervenciones, con un prisma internacionalista, incluso cuando se trataba de la situación en Francia» (toma de posición de OPOP sobre los trabajos del Congreso de RI).

 

 

 

Solidaridad y cultura de debate: la CCI desarrolla la experiencia de la Izquierda Comunista

 

 

 

Esta capacidad para comprender profundamente la significación histórica e internacional de la lucha de las nuevas generaciones en Francia también se ha concretado en el refuerzo de la cohesión interna de la CCI. Este Congreso ha manifestado una voluntad profunda de clarificación de parte de todas las delegaciones de la CCI y de todos los militantes. Pero esa clarificación no es posible sin una visión y una vida proletaria interna cada vez más sólida, marcada por un espíritu profundo de camaradería en los debates.

La solidaridad, la confianza de los camaradas entre sí y en la organización son indispensables para una verdadera cultura proletaria de los debates. Esta cultura de debate, la voluntad de confrontar los argumentos, ha sido particularmente saludada por la delegación de OPOP, que, gracias a un clima fraternal en las discusiones, ha podido inscribirse con naturalidad en los debates: «Pensamos que, después de los debates entre nuestras dos organizaciones, tanto en Brasil como en Francia, hay elementos que permiten una actividad común, o por lo menos trabajos en común, cada vez que sea posible y se inscriba en el desarrollo de nuestras dos organizaciones con vistas al desarrollo de la conciencia y la organización de los trabajadores del mundo entero».

Semejante capacidad de inscribirse claramente en la actividad del medio político proletario, tal y como hemos visto en el Congreso, ha sido acogida con entusiasmo por nuestra organización. Efectivamente, a pesar de los desacuerdos entre organizaciones que puedan persistir, es necesario que todo grupo del medio político proletario participe activamente en la clarificación y la elaboración teórica frente a los problemas centrales que se plantean al proletariado. Como es igualmente indispensable que, frente a situaciones cruciales para el proletariado, se desarrolle una intervención común. Contra cualquier manifestación de sectarismo, inmovilismo, u oportunismo, junto a la CCI, OPOP ha manifestado una comprensión rica en promesas de futuro: «A pesar de algunas diferencias que hemos percibido, y sobre las que hemos tratado y profundizado en las discusiones y encuentros apropiados, tenemos que poner en evidencia los puntos en común; somos dos organizaciones que pertenecen al campo del proletariado, que no buscan disputar el espacio político burgués, que no se hacen ilusiones sobre las organizaciones sindicales que están encadenadas al Estado capitalista, sino que las combaten.». La actitud política que manifiesta OPOP en este pasaje de su toma de posición sobre los trabajos del Congreso no deja lugar a equívocos. Es la misma actitud que hemos impulsado desde la fundación de la CCI. Es la misma actitud que, a imagen de OPOP, va a atravesar los nuevos grupos proletarios, contrariamente a la actitud que ha gangrenado el medio surgido de la Izquierda Comunista desde la reanudación histórica de la lucha de clases a finales de los años 60.

 

 

 

El Congreso frente a las responsabilidades de los revolucionarios

 

 

 

Sobre la base de estos debates, nuestra organización, aún siendo parte activa del movimiento de los jóvenes contra el CPE, no ha dejado de trazar perspectivas para el futuro. El Congreso ha afirmado claramente que es la intervención lo que ha de orientar la actividad de la CCI en el periodo de reanudación de la lucha de clases a nivel internacional. Pero precisamente en este terreno, el presente no se opone al futuro. La movilización intensiva de la organización para intervenir en las asambleas generales y las manifestaciones de los estudiantes ha sido un elemento determinante para inscribir nuestras perspectivas de actividad en las necesidades históricas de la lucha del proletariado. Como muestra concretamente la lucha en las universidades y los institutos, las nuevas generaciones, al mismo tiempo que luchan contra la degradación de las condiciones de vida de toda la clase obrera, han planteado inmediatamente y simultáneamente cuestiones políticas más amplias: ¿Qué perspectivas ofrece el capitalismo a la humanidad? ¿Por qué se hunde el mundo en la miseria y la guerra? Responder a este cuestionamiento que se desarrolla en el seno de los jóvenes debe ser una de las prioridades de la actividad de los revolucionarios. El Congreso se ha inscrito firmemente en esta orientación de la actividad. Estas orientaciones y discusiones sobre la lucha de clases internacional del proletariado, y lo que exigen de los revolucionarios, tanto de manera inmediata como a más largo plazo, han sido particularmente destacadas por OPOP: «… agradecemos que se nos haya dado la oportunidad de participar en una reunión en la que las preocupaciones y las discusiones están determinadas por la lucha de clases a nivel internacional, en la que se verifica el hecho de que, desde hace un cierto tiempo, estamos viviendo un periodo histórico de reanudación del desarrollo de la conciencia de la clase obrera a escala mundial, en la que se ha puesto en evidencia la importancia del papel de las nuevas generaciones que se ven afectadas por las debilidades y los condicionamientos políticos de las precedentes, en las luchas futuras de los trabajadores del mundo entero. OPOP comparte la visión de que existe una dinámica de reanudación de la conciencia, engendrada por la agravación de la crisis del capitalismo y por la necesidad de reaccionar frente a la precariedad engendrada por el sistema y que se aplica por medio de diferentes reformas promulgadas por el Estado en los 4 puntos del planeta. Somos precavidos sin embargo, frente a una visión demasiado optimista a corto plazo, que puede haber existido en el seno de un Congreso que se desarrolla al calor de la lucha de los estudiantes y trabajadores en Francia».

 

 

Está absolutamente claro que OPOP comparte con la CCI la comprensión de la reanudación internacional de la lucha de clase esbozada desde el 2003, así como la creciente importancia de las nuevas generaciones de la clase obrera en esa dinámica. Pero queremos señalar aquí que nuestra organización no comparte la idea de que la CCI habría sido demasiado “optimista” en este Congreso. En el marco de este artículo no podemos desarrollar una respuesta al punto que suscita OPOP. Invitamos a los camaradas a leer atentamente nuestras tesis, que argumentan ampliamente sobre la importancia histórica e internacional de este movimiento a largo plazo. Sin embargo, desde ahora mismo querríamos llamar la atención sobre el significado político del miedo que ha sentido la burguesía frente a la posibilidad de la extensión del movimiento al conjunto de la clase obrera durante abril. Contra ese peligro, y el ejemplo que podía representar para el proletariado de otros países, la burguesía ha desarrollado su contraofensiva política. En Francia se ha visto obligada a retirar el CPE tras la gran manifestación del 4 de Abril. En otros países de Europa, como Alemania, la clase dominante ha tenido que dejar de lado, al menos por un tiempo, proyectos de leyes equivalentes al CPE. Esta realidad demuestra el contenido proletario de este movimiento y su importancia inmediata, pero más aún su importancia para las luchas futuras.

 

 

 

La lucha de la clase obrera tiene que reapropiarse de la moral proletaria

 

 

 

En este Congreso se ha desarrollado una discusión particular sobre la evolución en la organización de un debate interno que comenzó a escala internacional en junio de 2004, sobre las cuestiones de la ética y la moral proletaria. Esta discusión es crucial para el combate del conjunto de la clase obrera, pero igualmente para el reforzamiento de la vida de sus minorías revolucionarias.

Desde su fundación, nuestra organización se ha preocupado de estas cuestiones; pero de una manera más intuitiva que conscientemente asumida. Hemos tenido que confrontarnos a los comportamientos de “gángsteres” y soplones de una pequeña asociación de malhechores autoproclamada de forma mentirosa como “Fracción Interna de la CCI” para comprender la necesidad de abordar teóricamente la cuestión de la ética en relación al comportamiento político de los revolucionarios.

La degeneración del comportamiento en la sociedad capitalista, el auge del cada uno a la suya y la descomposición del tejido social, han provocado un desarrollo innegable del pesimismo sobre las cualidades humanas, un rechazo, incluso una negación, de la importancia de los valores morales que distinguen a la especie humana del mundo animal. El Hombre habría sido siempre y continuará siéndolo, un lobo para el Hombre, según la célebre fórmula de Hobbes. A esta visión nihilista de la burguesía de la “naturaleza humana”, los revolucionarios hemos de oponer la del proletariado. A la visión de la negación de cualquier moral por parte del capitalismo decadente hay que oponer la moral proletaria. Por eso desde hace ahora dos años, nuestra organización desarrolla un debate y una reflexión teórica sobre este asunto. Para el marxismo, el origen de la moral reside en la naturaleza completamente social y colectiva de la humanidad, Conocer los orígenes de la moral, su evolución a través de la historia, es indispensable para la capacidad del proletariado de desarrollar la moral proletaria en todos sus aspectos. En este sentido, es igualmente necesario reapropiarse de la lucha del marxismo contra la “moral” burguesa.

El Congreso ha trabajado sobre la base del avance en la profundización teórica que ya ha hecho la organización sobre estas cuestiones. Ha decidido proseguir el debate, a fin de que el fruto de esta elaboración teórica colectiva pueda ser repercutido en nuestra prensa y transmitido al conjunto de la clase obrera.

La importancia de la cuestión de la ética y la moral proletaria para el combate de clase no ha pasado desapercibida para OPOP. Esta organización ha manifestado durante el Congreso, por medio de su delegación, el deseo de participar concretamente en estas discusiones. Por nuestra parte hemos acogido con el mayor interés esta iniciativa de OPOP: «Otro aspecto a destacar es la discusión sobre la ética. Es saludable que una organización del proletariado se preocupe y se implique en la formación de sus militantes, formación política general, pero igualmente la que concierne al comportamiento militante. Aunque no hayamos asistido mas que a las discusiones relativas a las conclusiones parciales de una discusión que (como se nos ha dicho) se desarrolla desde hace dos años, hemos podido percibir una tentativa de profundización del tema, que se ha expuesto sin embargo a riesgo de una cierta fragmentación (dicho esto, no conocemos todas las discusiones en curso)». OPOP expresa en su toma de posición una comprensión profunda de la importancia política de esta cuestión. Señala, con razón, que hubo una dispersión en el debate sobre la ética del Congreso. Pero lo que puede haber dado la impresión de fragmentación en esta discusión, es de hecho reflejo de la inmensidad de la tarea teórica que hay que llevar a cabo. Las cuestiones de la ética y de la moral proletaria, las de la “naturaleza humana”, necesitan investigar el campo de las ciencias para retener lo que puede enriquecer la visión marxista. Siempre ha sido una preocupación del marxismo estar al corriente y asimilar los avances científicos y técnicos de la civilización humana. El trabajo de Engels «Dialéctica de la naturaleza» es, entre otros, una clara ilustración de esto. Ese mismo tipo de trabajo teórico es el que nuestra organización se ha comprometido a proseguir hoy sobre la cuestión de la moral proletaria[2].

Los nuevos grupos proletarios que surjan en este periodo de reanudación de las luchas obreras, exigen de la CCI que asuma sus responsabilidades de organización de la Izquierda Comunista. La organización proletaria Oposición Obrera, que surgió en los años 80, se conduce, por su dinámica, su apertura al debate y la confrontación seria y fraternal, como en la intervención común de los revolucionarios, por la dinámica profunda de este nuevo medio. Ante la emergencia de este nuevo medio proletario, la CCI continuará asumiendo sus responsabilidades en el mismo estado de espíritu con que lo ha hecho en este Congreso y que OPOP ha saludado: «Hemos tenido el gran honor de participar, en primavera de este año, en el Congreso de la sección de la CCI en Francia. Hemos asistido, como grupo invitado, al desarrollo de los trabajos del congreso, que hemos seguido atentamente, con la posibilidad de intervenir cada vez que nos ha parecido necesario».

La CCI tiene que ser un polo de clarificación y de reagrupamiento para las fuerzas revolucionarias. LA experiencia acumulada por la CCI sobre la concepción y el funcionamiento de la organización es un elemento indispensable para las nuevas organizaciones proletarias. Un Congreso es un momento esencial de la vida de una organización revolucionaria en el que se manifiesta concretamente su concepción organizacional: «En el orden del día del Congreso de la CCI figuraba un balance de la actividad de la organización, discusión gracias a la cual hemos podido descubrir ampliamente el funcionamiento de esta organización, con la posibilidad de sacar lecciones para nuestra propia vida política, como la forma en que se trata de la prensa revolucionaria, la importancia y la utilidad de Internet, un instrumento suplementario al servicio de la propaganda y de una intervención realmente proletaria» (OPOP). Nuestro Congreso se ha esforzado por transmitir esta experiencia de nuestra vida interna a OPOP.

Tras más de diez años de tendencia al aislamiento de los grupos surgidos de la corriente de la Izquierda Comunista, el desarrollo actual de la oleada internacional de luchas obreras abre la perspectiva de un nuevo polo de reagrupamiento a escala internacional. La presencia de OPOP en el 17º Congreso de RI, su participación fraternal en los debates, su voluntad de proseguir la discusión con la CCI, constituye una clara ilustración de la dinámica de reanudación de la lucha y de la conciencia de clase a escala internacional.

CCI

 

 

 

[1] Este grupo, con el que la CCI desarrolla una relación de discusión y colaboración política, pertenece claramente al campo del proletariado, por su implicación en el combate internacionalista por la victoria del comunismo. Además demuestra una claridad significativa sobre la naturaleza de los sindicatos y la mistificación democrática y electoralista. Para consultar su sitio web: http//:opo.sites.uol.com.br/

 

 

[2] El informe que podemos hacer aquí de estos dos años de debate, sobre el cual el Congreso se ha pronunciado, no puede evidentemente desarrollarse en este artículo. La CCI publicará en breve un texto recogiendo los primeros avances de sus debates sobre esta cuestión.

Vida de la CCI: 

Dubai, Bangla Desh: la clase obrera se rebela contra la explotación capitalista

 

Dubai, uno de los siete estados de los Emiratos Árabes Unidos, se ha convertido en un inmenso terreno de edificación tanto de inmuebles para oficinas como de fábricas.

 

En esta fiebre de faraónica e irracional arquitectura capitalista destaca sobre todo la construcción del mayor rascacielos del mundo, la Durj Dubai Tower, levantado eso sí sobre unas condiciones de explotación y miseria terribles de los trabajadores - en su totalidad inmigrantes y en su mayoría procedentes de India y Paquistán – que participan en su construcción. Mal pagados (70 euros los meses “buenos”) y eso cuando les pagan. Maltratados por los empresarios, sin días de descanso ni vacaciones, se multiplican los accidentes de trabajo y la tasa de suicidios es aterradora. Por ello, a pesar de la represión policial y de la prohibición de hacer huelgas, los trabajadores, hartos ya, empezaron a rebelarse. Desde finales del otoño del año pasado han estallado, esporádicamente, huelgas, que hace dos meses han desembocado a una explosión de combatividad obrera: los 2.500 trabajadores del rascacielos se han enfrentado durante dos días a los patrones y a la policía, asolando las oficinas y las máquinas de las obras. Al día siguiente, en un movimiento espontáneo, miles de obreros del aeropuerto internacional de Dubai, se ponían en huelga en solidaridad con los trabajadores inmigrantes víctimas de la represión.

 

Del 20 de mayo al 6 de junio esta oleada de huelgas ha afectado repetidamente a diferentes centros industriales, teniendo los trabajadores que defenderse violentamente de la represión que contra ellos, y con una ferocidad inusitada, ha lanzado el Estado bengalí: tres trabajadores han sido asesinados, más de tres mil han sido heridos de  bala, y varios miles encarcelados. Decenas de miles de obreros se han lanzado a una huelga, que comenzó en una fábrica de Sripur en las afueras de la capital y acabó extendiéndose, como un reguero de pólvora, contra los salarios de miseria (15 euros mensuales) y las terribles condiciones laborales (sin vacaciones, ausencia de higiene, violaciones de trabajadoras, etc.), a centenares de empresas de Dhaka, que tuvieron que cerrar. Para reprimir a los trabajadores, la policía, los militares y los paramilitares, trataron de encerrar a los obreros en algunas fábricas ¡a las que habían cortado el agua potable! La violencia de los enfrentamientos entre los obreros y las fuerzas del “orden” ha sido de tal magnitud que 14 fábricas han sido quemadas y centenares de ellas saqueadas.

 

Las autoridades rechazaron conceder las reivindicaciones de los trabajadores y por ello, aunque han tratado de jugar la carta sindical, se han visto obligados a recurrir a una despiadada represión aún más salvaje para que los obreros volvieran al trabajo.
Lo que caracteriza este movimiento, como el de Dubai, es la gran combatividad de los obreros y su voluntad de unirse, de sumar al mayor número de compañeros para hacer frente a la represión y la explotación, para fortalecer su determinación de rechazar la bárbara esclavitud del capitalismo.

 

Estos combates, a pesar de sus lógicas limitaciones debidas a la falta de experiencia del proletariado en los países periféricos, anuncian otras luchas puesto que con la agravación de la crisis económica mundial, la burguesía debe acentuar la sobreexplotación de los obreros de estos países hundiéndolos en una miseria cada vez más grande. Alarmados precisamente por esa perspectiva, las autoridades y los patronos de Bangla Desh que normalmente prohíben la presencia de sindicatos en las empresas textiles, los llaman ahora en su auxilio para “organizar”, o sea sabotear, el movimiento de luchas. Esa misma política de la clase dominante se ha puesto en marcha en Dubai, donde igualmente un gobierno tan reaccionario domo el de los Emiratos Árabes Unidos ha propuesto un proyecto de ley para autorizar la formación de sindicatos en las empresas, para que puedan servir de cortafuegos en los inevitables y venideros combates obreros.

 

La represión feroz y trágica de las luchas obreras en los países de la periferia del capitalismo supone un llamamiento a la responsabilidad de los batallones más concentrados y experimentados del proletariado mundial, los de los países centrales de Europa Occidental. Los proletarios de estos países deben, en primer lugar, solidarizarse con sus hermanos de clase aplastados por la soldadesca del estado capitalista. Y esta solidaridad ha de consistir, ante todo, en el desarrollo de sus propias luchas masivas contra los incesantes ataques que sufren por parte de “su propia” burguesía nacional y su estado “democrático”. No deben olvidar como ese estado “democrático”, occidental  y “civilizado”, no ha vacilado en enviar a sus propios policías, sus CRS y sus milicias, contra los hijos de la clase obrera movilizados en Francia contra el paro y la precariedad, en el mismo momento que sus hermanos de clase luchaban en Dubai y Bangla Desh. El desarrollo masivo de esta solidaridad de clase en los países más industrializados es la única fuerza que puede abrir una perspectiva de futuro para toda la clase obrera mundial. Y esta perspectiva para derrocar el capitalismo no puede afirmarse claramente sin que la clase obrera de los países “democráticos” sea capaz de romper las murallas del capital que son los aparatos sindicales y sus apéndices izquierdistas.

 

 

Mulan (30 de Junio)

 

 

Redactado a partir de los artículos editados en nuestra publicación en India, Communist Internationalist, y que pueden consultarse en inglés en www.en.internationalism.org.

 

 

Noticias y actualidad: 

Crónica de un debate en un Centro social «okupado»

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Los días 3 y 4 de Junio, el CSO “L’Horta” en Valencia organizó unas Jornadas Libertarias en las que nos invitó a dar una charla sobre las recientes movilizaciones de los estudiantes en Francia (ver nuestras «Tesis» en https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-s... ).

Hicimos una breve presentación insistiendo en tres aspectos:

1.- Los ataques, como el que se ha lanzado contra los jóvenes en Francia (el CPE), no son un hecho aislado o particular de tal o cual país, sino que revelan que el único futuro que puede depararnos el capitalismo es una miseria y una barbarie cada vez más insoportables. La inquietud que genera ese futuro es el caldo de cultivo en el que crece la combatividad, sobre todo en los sectores más jóvenes de la clase obrera. La lucha de los compañeros en Francia es la evidencia de que los obreros no se resignan frente a esa condena sino que retoman el camino de las luchas.

2.- Lo que le ha dado fuerza al movimiento de la “primavera francesa” ha sido sobre todo la lucha por la solidaridad y por la unidad (con estudiantes de otras universidades, pero también con profesores, administrativos, limpiadores de las facultades, etc.; con los asalariados de las fábricas pero también con los parados o los sectores excluidos en las barriadas francesas; con los estudiantes de enseñanza media pero también con los trabajadores de la generación de sus padres y abuelos). Si la búsqueda de la solidaridad ha sido la principal motivación de las acciones de los estudiantes (desde poner buzones de sugerencias para que se pudieran hacer propuestas a la lucha; hasta la convocatoria de manifestaciones multitudinarias, etc.), las Asambleas han sido el pulmón de la lucha, lo que ha materializado ese sentimiento de fuerza basado en la discusión y la decisión colectivas, la forma de abrir la lucha a las aportaciones de otros sectores obreros, etc.

3.- Esa fuerza colectiva ha permitido a estudiantes ir enfrentando el sabotaje que ha intentado el Estado: el corporativismo, la tentativa de encuadrar la lucha mediante los sindicatos, finalmente la estrategia de “pudrimiento” tratando de llevar la lucha al terreno de las confrontaciones violentas y minoritarias, etc.,...

A partir de esta presentación se planteó un debate en el que no sólo pudimos entrar a desarrollar más algunos aspectos de la “primavera francesa”, sino que abordamos también cuestiones más generales sobre la situación actual de la sociedad y la forma y los medios de lucha con los que enfrentarnos al capitalismo. Resumimos a continuación las cuestiones que se debatieron:

Los llamados medios de comunicación son en realidad medios de incomunicación y manipulación

Lo primero que se constató fue “la conspiración de silencio” organizada por la burguesía sobre estas luchas, cuyos elementos más esenciales han sido escrupulosamente ocultados, o bien intencionadamente manipulados (como “centrar” los reportajes televisivos únicamente en los enfrentamientos minoritarios con la policía). Cuando se lucha contra los intereses capitalistas, los medios de “comunicación”, la “prensa libre”, juegan su papel al servicio de los explotadores, tratando de generar una “opinión pública” ajena, indiferente u hostil a la lucha. Pero no hay que resignarse ante este “sabotaje” informativo. La propia lucha debe asumir el darse a conocer en otros sectores de la clase obrera, como hicieron los estudiantes en Francia que enviaron delegaciones a las fábricas, a los supermercados, a las barriadas; como han hecho recientemente los obreros del metal en Vigo (ver ccionline/2006/vigo.htm ). Por nuestra parte, hacemos todo lo posible por dar a conocer las verdaderas lecciones de esta lucha. De ahí, como dijimos, nuestra propia presencia en esta charla.

El movimiento de los estudiantes una perspectiva para los jóvenes de las barriadas francesas

Se planteó la relación entre estas movilizaciones de la primavera francesa y las revueltas que tuvieron lugar en Noviembre del año pasado en las barriadas periféricas de las ciudades de ese país. Partimos de que el origen de ambas es común: las condiciones de vida cada vez más insoportables que el capitalismo nos hace sufrir. Pero sí la causa es común, la respuesta ha sido completamente distinta. Mientras que en Noviembre lo que primaba era la rabia desesperada, la pérdida de confianza en poder cambiar ese destino, o descargar ciegamente esa furia incluso contra otros compañeros (los bomberos que acudían a apagar los fuegos, los coches de los vecinos que viven en las mismas barriadas, los colegios o las instalaciones que son el fruto de años de plusvalía robada a los trabajadores,...), en las movilizaciones de la primavera francesa lo que importaba era precisamente sumar fuerzas de otros sectores para echar abajo los ataques capitalistas, reflexionar sobre los verdaderos culpables de la miseria y la degradación general de nuestras condiciones de vida, etc.

En relación con lo anterior surgió una discusión sobre la violencia, no tanto en cuanto a la lógica necesidad de autodefensa de las reuniones o manifestaciones obreras, sino en cuanto a cómo evitar la trampa urdida por el Estado para, mediante provocaciones, desviar la combatividad obrera hacia enfrentamientos minoritarios, en las que llevamos todas las de perder porque intimidan a otros trabajadores y porque en la “guerrilla urbana”, la policía tiene todas las de ganar. A esa trampa, las propias luchas de Francia, como la reciente huelga del metal en Vigo han mostrado cómo responder: evitando quedarse en el encierro de la Sorbona en el primer caso, o convocando una concentración masiva ante el Palacio de Justicia para sacar a los detenidos en el caso de la segunda.

La crisis de sobreproducción del capitalismo

 Como decíamos antes, el debate no se centró, únicamente en las lecciones de la “primavera francesa” sino que nos adentramos en aspectos más generales sobre la situación actual. Surgió una discusión sobre si el capitalismo estaba o no en crisis. Se planteó que cuando no paran de crecer las ganancias de las multinacionales, de los especuladores, cuando “sobran” viviendas, alimentos,... parece difícil hablar de “crisis capitalista”. A esta cuestión aportamos 2 argumentos:

1º En los periodos de crisis se acentúa la diferencia entre una minoría cada vez más rica y una inmensa mayoría cada vez más pobre. En particular, el capital, para evitar la caída de su tasa de ganancia incrementa la explotación de los trabajadores hasta límites insospechados;

2º A diferencia de las crisis de modos de producción anteriores como el feudalismo o el esclavismo, la crisis histórica del capitalismo es una crisis de sobreproducción. Mientras los sistemas sociales que precedieron al capitalismo entraban en crisis por escasez y penuria de la producción, éste entra en crisis por todo lo contrario: por exceso de producción. Precisamente por ello puede mostrar ese aspecto contradictorio entre una apariencia de “exceso” de mercancías (la técnica y la producción social permiten hoy satisfacer objetivamente las necesidades de la humanidad) y una penuria creciente de las condiciones de vida de una parte cada vez mayor de la humanidad, debido precisamente a la apropiación privada de esa producción. Liberar la satisfacción de las necesidades humanas de las leyes de la mercancía y la acumulación capitalista, es la única alternativa para la supervivencia de la humanidad y del planeta mismo.

Se debatió también como “frenar” esas tendencias criminales del capitalismo y si estas eran propias únicamente de determinados sectores de los explotadores (los especuladores, las multinacionales, etc.) que sometían al Estado democrático a sus intereses. Nosotros planteamos que esas tendencias eran intrínsecas del modo de producción capitalista, y que cualquier ilusión en que el Estado “defendiera” los intereses sociales frente a los capitalistas más poderosos es una vana ilusión. Primero porque en la sociedad actual el Estado es el gestor colectivo de los intereses del capital nacional. Por otra parte la “leyenda” de que, en Europa, el Estado frena a los capitalistas, a diferencia de lo que se supone que pasa por ejemplo en Estados Unidos, es pura patraña. Precisamente la burguesía francesa ha sido la que más se ha significado en la defensa de esa supuesta diferencia entre la “vieja Europa” y el “capitalismo salvaje” norteamericano, y ya vemos como ataca salvajemente a los trabajadores.

¿Por qué los sindicatos venden a los trabajadores?

 Pudimos entrar también a debatir el papel de los sindicatos. Todos los asistentes mostramos una coincidencia en que estos no defienden los intereses de los trabajadores. La discusión se situó, en cambio, en si actuaban así porque defendían sus propios intereses y sus privilegios (las prebendas de las que disfrutan los delegados sindicales) o sí en realidad, como dijimos, desde hace casi un siglo los sindicatos defienden, en todas partes, los intereses del Estado capitalista en el que están integrados. Planteamos que había que sacar lecciones del sinfín de experiencias de sindicatos que habían incluso renunciado a esos privilegios particulares y que se presentaban como “democráticos”, “asamblearios”, etc. pero cuya acción en la práctica no son diferentes de la de todos los sindicatos: someter las necesidades obreras a los intereses del capital nacional, y cuando estalla la combatividad obrera sabotearla llevando las luchas al aislamiento, la derrota y la desmoralización.

¿Cómo luchar?

Entonces ¿cómo luchar contra el sistema? Lo primero que tratamos de clarificar es que esa lucha era posible. Que hay que combatir la desmovilización que trata de propagar la burguesía que presenta lo de Francia como un episodio aislado o circunstancial de ese país, y que «mientras los jóvenes franceses están de movilización, aquí estamos de “botellón”». Ya hemos respondido a esa idea patrocinada, al igual que el propio “botellón”, por la burguesía (ver ¿En Francia movilización y en España botellón? en ccionline/2006/botellon.htm), y en esta charla insistimos en que a diferencia de esa imagen de conformismo con la que los explotadores quieren que nos veamos, lo cierto es que la “primavera francesa” es un momento muy importante de una movimiento de luchas que se ha manifestado desde Gran Bretaña a la India, desde el metro de Nueva York a SEAT o el metal de Vigo, contra la degradación de las pensiones de jubilación y también contra la precariedad laboral, porque todos los sectores de la clase obrera se están viendo atacados en todos los planos (ver la Editorial de nuestra Revista Internacional nº 125: rint/2006/125_nueper ). En este resurgir de las luchas tiene un especial protagonismo la joven generación proletaria que se está incorporando al trabajo y también a la lucha, y que en muchos casos está “tirando” de los obreros más veteranos. El hecho de que pueda plantearse la solidaridad y la unión de las dos generaciones obreras en la lucha es vital para reconocer que somos todos una misma clase obrera, y que todos compartimos un mismo interés contra la explotación y una misma perspectiva revolucionaria para la humanidad.

¿En quién podemos confiar nuestra lucha? Se planteó si cabría esperar algo de los movimientos aparentemente “revolucionarios” que se están dando en América Latina, con el “socialismo” de Chávez y Castro o la “defensa de los pobres” de Morales. Explicamos que ese engaño de presentarse como alternativa al “gran mal” que sería el imperialismo USA, o las multinacionales petroleras es ya muy viejo (recordamos por ejemplo el “socialismo” chino, los sandinistas, etc.,...). Por mucho que los medios de comunicación traten de vendernos nuevos “salvadores del pueblo”, lo cierto es que estos son tan perros guardianes del orden burgués como los demás explotadores como se puede ver en Venezuela, o como recientemente ha demostrado el propio Morales (ver “Evo al desnudo” ccionline/2006_evo ). La clase obrera sólo puede contar consigo misma, con la fuerza que le proporciona su unidad y su conciencia, como armas para oponer al capital.

Ya hacia el final del debate surgieron otras muchas cuestiones, como por ejemplo si no sería preferible una alternativa individual o “gradualista” de pequeños pasos para tratar de escapar de este sistema explotador. Es lógico que puedan aparecer este tipo de planteamientos, no tanto porque haya una confianza real en que el sistema te “deje” vivir otro tipo de trabajo, de relaciones humanas, etc., sino porque la inmensidad de la tarea de acabar con el capitalismo la hace parecer utópica. Sin embargo es la única posibilidad para la humanidad. También la impaciencia de sectores más jóvenes que no han visto, aún, manifestaciones concretas de la fuerza que es capaz de demostrar un movimiento de masas del proletariado puede inducir este tipo de sentimientos de impotencia. No sabemos, dijimos, cuando llegarán esos movimientos, lo que sí es seguro es que están madurando en las entrañas de la sociedad, y que afloran cada vez más abiertamente en luchas como las de la “primavera francesa”. El papel de los compañeros que se rebelan contra esta sociedad no es el de organizar artificialmente tales movimientos, sino el de prepararlos políticamente sacando las lecciones de las luchas anteriores, que constituirán un auténtico tesoro en las luchas de mañana.

Una experiencia muy estimulante

La opinión de todos los asistentes era que había sido muy interesante, que durante casi dos horas habíamos podido mantener un debate franco y abierto, sobre preocupaciones que como clase obrera (asalariado, precarios, hijos de familias obreras,...) tenemos todos.

Por nuestra parte queremos agradecer el respeto, la atención y la participación de muchos de los más de 20 asistentes, a pesar de indudables diferencias ideológicas (el hecho mismo de que estuviera convocada en el marco de unas “Jornadas libertarias”, cuando nosotros nos reclamamos del marxismo), de la falta de información que había respecto al movimiento de Marzo- Abril o de su aparente falta de “actualidad”. El hecho de que trabajadores de distintas generaciones, o de diferentes “ambientes” (nosotros una organización revolucionaria, ellos un Centro Ocupado) podamos discutir, exponer y escuchar argumentos, pero también dudas, desacuerdos, nos reafirma en que es a través de ese debate como se puede ir desarrollando la clarificación y la conciencia en el seno del proletariado, de ahí que reiteramos nuestra disposición a acudir cuantas veces nos llamaran para este tipo de debates, y no únicamente circunscritos a cuestiones relacionadas con movilizaciones obreras. Habíamos previsto por ejemplo quedarnos a la charla posterior sobre “Antipsiquiatría” que lamentable no pudo tener lugar.

Finalmente les invitamos a seguir reflexionando, por ejemplo a través de nuestras publicaciones, de las que donamos algunos ejemplares para la biblioteca del centro o para que las distribuyeran si así lo creían conveniente.

Una vez más queremos saludar esta iniciativa, y animar a que cunda el ejemplo, para el que podéis contar, desde luego, con nuestra colaboración más entusiasta.

Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional).

Situación nacional: 

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 191, 15 Septiembre - 15 Noviembre

La solidaridad, la autorganización y la conciencia obreras son armas esenciales de la lucha contra el capitalismo.

Cada día que pasa, la inmensa mayoría de la humanidad sufre mayores padecimientos (guerras, epidemias y hambruna, desastres “naturales”, pero también despidos paro y precariedad, desmantelamiento del llamado Estado del “bienestar”, imposibilidad de conseguir una vivienda,...) que no tienen más “justificación” que la pervivencia del sistema de explotación capitalista. La única esperanza de liberarse de ese “futuro” de miseria y barbarie, que es el único que puede ofrecer el capitalismo, reside en el desarrollo de la lucha de la clase llamada a desterrarlo de la faz de la tierra.

 

 

 

Y esa lucha resurge hoy en todos los rincones del planeta, desde Bangla Desh (ver AP nº 190) a Gran Bretaña, de los trabajadores del Metro de Nueva York a los jóvenes destinados a ser futuros trabajadores que se movilizaron masivamente en Francia en la primavera pasada contra una condena a perpetuidad a la precariedad (ver AP nº 188 y 189), de los obreros de Dubai, a los trabajadores del metal de Vigo (AP nº 189). Esas movilizaciones obreras tienen un significado muy importante. Ya hemos analizado que evidencian que el retroceso de las luchas de los años 90 ha tocado fondo y que suponen, también la incorporación al combate de una nueva generación de jóvenes trabajadores (ver por ejemplo nuestros documentos «Un nuevo período de confrontación entre clases» y «Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera del 2006 en Francia» en Revista Internacional nº 125). Son además, y por “intrascendentes” que puedan parecer en lo inmediato, las fraguas donde se van forjando, con victorias pero también con derrotas, las armas de la lucha emancipadora de la clase obrera: su solidaridad, su autorganización, su conciencia de clase.

 

La solidaridad es el fundamento indispensable de la unidad de los trabajadores, de su sentimiento de pertenencia a una clase no dividida por intereses particulares, sino que, independientemente de la edad, el sexo, la condición (activo, parado, jubilado o precario,..), la empresa, la nacionalidad, etc., tiene un mismo objetivo común de lucha contra la explotación. Ya vimos hace dos años como los trabajadores de la Mercedes de Bremen en Alemania paraban en solidaridad con sus compañeros de Sttutgart, aunque aquellos eran los “beneficiarios” del traslado de la producción (ver AP n1 178). El verano siguiente vimos a los trabajadores de Heathrow paralizar el aeropuerto en solidaridad con los despedidos de una empresa de “catering”, y poco después a los trabajadores del Metro de Nueva York ponerse en lucha para impedir un plan de pensiones que no les afectaba directamente a ellos sino a quienes, en el futuro, les sucedieran en el puesto de trabajo (ver AP nº 187). Más recientemente hemos visto a los obreros de Dubai (ver AP nº 190) solidarizarse con la lucha de compañeros procedentes de otros países, o la huelga masiva de más de 2 millones de trabajadores en Bangla Desh, radicalizados, en muchos casos, por el trato vejatorio que reciben las trabajadoras de las empresas textiles. También esa misma generosa solidaridad la vimos en SEAT cuando los obreros no despedidos pararon la fábrica al ver a sus compañeros que acababan de recibir la carta de despido, o los trabajadores de los astilleros de Vigo se sumaron a los trabajadores del metal de la provincia que luchaban por un convenio colectivo que frenara la precariedad del empleo, aún cuando aquellos no están afectados por dicho convenio. Y lo hemos visto, sobre todo, en los estudiantes franceses que renunciaron conscientemente a cualquier reivindicación corporativa, para en cambio, enviar delegaciones a las fábricas, a las oficinas de desempleo, a los barrios periféricos para explicar que la lucha contra la precariedad es una lucha de toda la clase obrera. La solidaridad obrera se busca y se recibe. Por ello los estudiantes franceses recibieron una formidable solidaridad que se palpó en las manifestaciones masivas y también en aparentes “anécdotas” (como la de los enfermos que pidieron al personal de los hospitales que preferían que acudieran a las manifestaciones a que se quedaran a cuidarles), pero que ponen de manifiesto ese sentimiento de implicación en la lucha que sentimos como nuestra, aunque no seamos los destinatarios directos e inmediatos de las medidas que contra tal o cual condición obrera.

 

Pero si la lucha obrera necesita ese corazón solidario, necesita igualmente un pulmón que lo oxigene y lo nutra, con discusiones para clarificar el curso de la lucha, con la toma colectiva de decisiones sobre iniciativas y propuestas que implican a todos los trabajadores en lucha. Ese pulmón son las ASAMBLEAS: la única autorganización masiva de la clase obrera, y que constituyen no sólo el medio para impedir que los sindicatos se apoderen de la lucha y la conduzcan a la derrota, sino también como el medio vivo para palpar con todos los sentidos la fuerza o la debilidad, para trasmitir coraje a los indecisos, para ganar nuevas fuerzas, o, también, para constatar que no las tenemos y decidir colectiva y conscientemente para el combate. Por eso los obreros del metal de Vigo impulsaron asambleas generales en la plaza principal de esa ciudad a las que podía asistir quién quisiera aportar algo a la lucha. Por eso cuando los sindicatos les propusieron que cada trabajador votara en su centro de trabajo el preacuerdo alcanzado con la Patronal, los obreros se opusieron y convocaron una nueva asamblea general para decidir juntos, como juntos habían luchado, si había fuerzas para luchar por algo más de lo que concedía la Patronal. En ese sentido la lucha de los jóvenes franceses ha sido también modélica pues no sólo han querido, en muchos casos, abrir sus asambleas a cualquier trabajador (activo, parado o jubilado) que quisiera aportar ideas o propuestas para fortalecer la lucha, sino que, también en muchos casos, han hecho de ellas el crisol de un auténtico esfuerzo de reflexión sobre cuestiones que iban más allá de lo inmediato de su lucha, desde el verdadero porqué de la precariedad a ¿qué son los Consejos Obreros?.

 

Y es que las luchas obreras son un momento y un lugar privilegiado para el desarrollo de la conciencia de clase. En primer lugar de su identidad de clase, pues frente a la imagen que da la ideología burguesa de la sociedad como una suma de individuos con intereses enfrentados unos con otros, o de falsas identidades (la nación grande o chica, la empresa, etc.); la lucha común de los trabajadores nos hace comprender y sentir que todos los asalariados compartimos un interés común que nos opone precisamente al interés de los explotadores, de la empresa, de la región, o del capital nacional. En segundo lugar, las luchas constituyen también una formidable escuela de aprendizaje y de desarrollo de experiencias sobre lo que son los métodos proletarios de luchas (las Asambleas soberanas, las delegaciones para explicar las luchas a otros sectores, las manifestaciones para recabar la solidaridad,...) y sobre las trampas que plantea precisamente la burguesía para aislar y debilitar las luchas, como vimos en Francia, o en Vigo, donde los obreros fueron capaces de captar y evitar la trampa urdida por la burguesía para «pudrir» la lucha con enfrentamientos violentos. Las luchas son, por todo ello, un hogar fundamental para el desarrollo de la confianza del proletariado en sus propias fuerzas, en que sólo la lucha del proletariado representa una alternativa al progresivo hundimiento social en la miseria y la barbarie.

 

El contraataque de los explotadores contra estas armas del proletariado

 

 

No había pasado ni una semana desde la formidable lucha masiva en Vigo cuando los trabajadores de ese mismo sector en Sevilla se pusieron en huelga. Pero esta vez los sindicatos, con la lección bien aprendida, no dejaron que la situación «se les fuera de las manos», y en vez de asambleas masivas donde recabar la solidaridad activa y participativa de otros trabajadores como sucediera en Vigo, dispersaron a los trabajadores en múltiples cortes de carreteras. Esas acciones, aparentemente “radicales”, sirven más bien para entorpecer la solidaridad de otros trabajadores. Una de las artimañas con las que los sindicatos franceses intentaron precisamente de torpedear la solidaridad con los estudiantes la pasada primavera fue tratar de paralizar los transportes y generar un caos circulatorio durante las “jornadas de acción” que convocaron. Afortunadamente, los trabajadores en Francia no siguieron sus consignas y cientos de miles de obreros pudieron acercarse a las manifestaciones de las principales ciudades. Las luchas deben ganar la solidaridad y la participación activa de otros sectores obreros, y eso sólo se puede hacer a través de una movilización para hacerles comprender que la lucha es también su lucha. Como hicieron los estudiantes franceses con los jóvenes de los suburbios, con los parados o con los asalariados de los cinturones industriales de las grandes ciudades, mediante el envío de delegaciones, la apertura de las asambleas a la participación de otros obreros, mediante manifestaciones verdaderamente masivas. Estos son los auténticos métodos proletarios de lucha y de búsqueda de la solidaridad. Y, en lugar de esto, ¿cual es el menú de «acciones imaginativas» que proponen los sindicatos? : las consabidas acciones espectaculares para «llegar a la opinión pública». Hemos visto por ejemplo este verano como los trabajadores de Astilleros, también en Sevilla, se tiraban al río Guadalquivir impidiendo el paso de las embarcaciones, o como empleados del Centro Logístico de Mercadona en Barcelona se “crucificaban” en las puertas de los supermercados de esa cadena. Los sindicatos proponen estas acciones tan “imaginativas” precisamente para impedir que busquemos las formas propias del movimiento obrero para concitar la solidaridad del resto de trabajadores.

 

Lo de “salir en los medios” para dar a conocer la lucha, ya hemos visto a qué ha conducido, por ejemplo en la lucha de los trabajadores del aeropuerto del Prat en Barcelona (ver la toma de posición que publicamos en nuestra web) donde se han significado especialmente en el linchamiento moral de la lucha, haciendo incluso de portavoz de quienes exaltadamente reclamaban que «la Guardia Civil se liara a palos» o «ir ellos mismos a por los huelguistas». Lo más venenoso, sin embargo, de la campaña de los medios contra esta lucha ha sido machacar, una y otra vez la idea de que las luchas obreras son insolidarias con el resto de los trabajadores, que los intereses de unos se oponen a los de otros obreros o a los del conjunto de la población. Y para campanada final: que sólo el Estado democrático podría conciliar tan irreconciliables intereses. Esa patraña se ha repetido hasta la nausea con ocasión de la oleada de incendios que ha arrasado 80 mil hectáreas de Galicia este mes de Agosto. Aquí, los medios de comunicación, incluso los que se autoproclaman “progresistas”, no han dejado de acusar implícitamente a los trabajadores de las contratas de extinción, de ser cómplices de la quema de los bosques, y han aplaudido los llamamientos de las autoridades a la delación de quienes por acción o por “omisión del deber” pudieran cargar con las culpas, de lo que en última instancia es una manifestación más de la degradación medioambiental que en todo el mundo impone el capitalismo, y particularmente del desmantelamiento de las infraestructuras necesarias para frenarlo (p. ej. subcontratando el cuidado de los bosques a empresas donde prima el empleo precario de mano de obra barata y a menudo escasamente preparada, como pudo verse en el accidente que, en 2006, mató a 12 trabajadores de estas contratas en Guadalajara).

 

Pero si los explotadores tratan de desacreditar la idea misma de solidaridad obrera, no menos feroz es su campaña contra la autorganización de las luchas. Así se ha podido comprobar, una vez más, en la reciente “reconversión” de RTVE. Cuando ésta se anunció, los sindicatos prometieron “duras movilizaciones”,  cuando, en realidad lo que han organizado ha sido la desmovilización y la apatía, con las consabidas pantomimas (las “rogativas” a las autoridades autonómicas para que protestaran por el cierre de los centros territoriales), y, sobre todo, desvirtuando las Asambleas, convirtiéndolas en meros auditorios pasivos donde se informaba, con mil tecnicismos, del curso de unas lejanas negociaciones en Madrid entre las cúpulas sindicales y RTVE. Todo ello para lograr que los trabajadores se mantuvieran aislados unos de otros en los diferentes centros de trabajo, y sobre todo en una situación de expectativa pasiva y resignada. Al final, como ya hicieran en SEAT en vísperas de Navidad, anunciaron unos días antes de las vacaciones de Agosto, un acuerdo que supone que más de  4000 compañeros se quedan en la calle. Esta vez, para cubrirse las espaldas y que no se repitiera los de SEAT (ver AP nº 186 y 187), postergaron la aplicación de dicho acuerdo a un referéndum tras las vacaciones, en el que los trabajadores votaron de manera individualizada, dispersos por centros de trabajo o por categorías. Es decir lo que los trabajadores no les habían dejado hacer en Vigo.

 

Lo de menos es el propio resultado de la “consulta democrática” (el acuerdo se ha aprobado con los votos de poco más de la mitad de la plantilla real), sino comprender como los sindicatos han organizado la atomización de los trabajadores. Podemos atestiguar que el ambiente en los centros de trabajo durante este interminable Agosto, no ha sido el de reunirse para ver, unidos y juntos, si se podía echar abajo el recorte de la plantilla, sino que cada trabajador se buscase la mejor salida personal (¿aceptar o no la prejubilación?, ¿aspirar a ser “recontratado” aunque sea en peores condiciones laborales?), mirando con recelo a los compañeros como competidores por el puesto de trabajo, reforzando la sumisión a los Sindicatos que deben poner “cara y ojos” a los que deben irse y a los que se quedan, etc.

 

 

 

Para la clase dominante de este sistema de miseria, destrucción y barbarie, los ejemplos de verdadera solidaridad obrera, de autorganización de la lucha del proletariado, son “malos ejemplos” que les interesa sobremanera contrarrestar para impedir que vayan madurando y expandiéndose. No tanto porque representen una amenaza inmediata que ponga en riesgo a corto plazo su dominación, sino porque sabe que si no impide su desarrollo, tales armas se convertirán en los instrumentos con que los explotados puedan enviarla definitivamente al basurero de la historia.

 

La revolución proletaria constituye la única esperanza de liberación de la humanidad de los sufrimientos acarreados por la pervivencia de este decrépito capitalismo. Por ello sus armas de lucha contra la explotación: la solidaridad, la organización colectiva, la toma de conciencia,... constituyen al mismo tiempo las premisas de la nueva sociedad comunista que aspira a instaurar.

 

 

 

Etsoem 18 de Septiembre de 2006.

Noticias y actualidad: 

Guerra en Oriente Medio: ¿Es posible acabar con la barbarie capitalista?

Indignación es lo que suscitan los nuevos y repetidos episodios de barbarie guerrera en Oriente Medio: Siete mil incursiones aéreas en territorio libanés, más de 1200 muertos en Líbano e Israel (300 de ellos niños menores de 12 años), cerca de 5000 heridos, un millón de civiles que huyen de los bombardeos y de las zonas de combate. Otros muchos, demasiado pobres para huir de las zonas de combate, tratan de subsistir aterrorizados. Barrios y poblados arrasados, reducidos a escombros, Hospitales saturados a punto de colapsarse, … Ese es el balance provisional un mes después del comienzo de una nueva guerra en el Líbano, desencadenada ésta vez por la contraofensiva del ejército israelí contra la creciente influencia de Hizbolá, y la multiplicación de ataques mortíferos de las milicias islamistas contra ciudades hebreas. Sólo los daños materiales, sin contar el coste de la propia operación militar, alcanza los 6000 millones de euros. Y, a fin de cuentas, esta operación militar se salda con un fracaso del ejército israelí, que tira por tierra el mito de que sería «invencible e invulnerable», y supone también un nuevo retroceso para Estados Unidos que continúa asistiendo al declive inexorable de su liderazgo declina inexorablemente. Por el contrario, Hizbolá sale reforzado de este conflicto logrando, con su resistencia, una nueva legitimidad a ojos de todo el mundo árabe.

Esta guerra supone una nueva etapa hacia la extensión del fuego y la sangre por todo Oriente Medio, hacia su hundimiento en un caos más y más incontrolable al que contribuyen todas las potencias imperialistas en nombre de la pretendida «comunidad internacional». Pero ¿Cual es la causa de tales masacres? ¿Qué azuza la llama de esos mortíferos combates?

 

Todos ellos son culpables de la guerra.

La llegada al poder de los “terroristas” de Hamás en los territorios palestinos (a lo indudablemente contribuyó la intransigencia del gobierno israelí que radicalizó a una mayoría de la población palestina), ha supuesto un bloqueo aún más enquistado. Las peleas abiertas entre fracciones de la burguesía palestina (Hamás y Al Fatah) impidieron cualquier salida negociada. La retirada israelí de Gaza, con el único objetivo de concentrarse en el cerco de Cisjordania, no ha servido para gran cosa. A Israel no la cabía más solución que volver la vista hacia el otro lado y tratar de contrarrestar la creciente influencia de Hizbolá en el sur del Líbano, para lo que esta milicia cuenta con la ayuda y financiación de su padrino iraní. El pretexto israelí para la guerra era la liberación de 2 soldados prisioneros de Hizbolá, que, dos meses después, siguen estando en poder de las milicias chiítas, y ahora empiezan en la ONU los primeros escarceos de la negociación para su liberación. En cuanto a la otra coartada esgrimida por Israel: «neutralizar y desarmar a Hizbolá, para impedir que sus ataques e incursiones en suelo israelí desde el sur de Líbano sean una amenaza para la seguridad del Estado hebreo», la realidad muestra que no es más que un intento de matar moscas a cañonazos, y que el verdadero objetivo ha sido aplicar la salvaje y sanguinaria política de tierra quemada contra la población civil de los poblados del sur de Líbano, cazada como conejos en sus barrios, en sus casas, obligadas a sufrir el hambre, sin agua potable, expuestas a todo tipo de epidemias. Por ello los incesantes bombardeos han concentrado en los puentes (90 de ellos completamente arrasados), las vías de comunicación (carreteras, autopistas…), las centrales eléctricas (3 hechas añicos), la inutilización del aeropuerto de Beirut y la destrucción de miles y miles de edificios. El gobierno y el ejército israelí se ufanan en proclamar que «ellos no pretenden atacar a la población civil», y que matanzas como la de Canna han sido sólo «lamentables accidentes» (al más cínico estilo de los famosos “daños colaterales” en las guerra del Golfo y los Balcanes). Pero resulta que ha sido precisamente entre la población civil donde se ha producido el mayor número de víctimas, el 90% de las muertes para ser exactos.

Esta guerra se ha iniciado con el  visto bueno de Estados Unidos. Enfangados hasta las orejas en los lodazales de las guerras de  Irak y Afganistán, y fracasado su “plan de paz” para arreglar la “cuestión palestina”, constatan el patente descalabro de su táctica de cerco a Europa en la que una pieza clave estratégica era precisamente Oriente Medio. Su presencia en Irak, tres años después, solo ha dado lugar a un sangriento caos y a una frenética guerra civil entre fracciones rivales, donde los atentados que golpean sin piedad a la población civil son el pan nuestro de cada día a un ritmo de entre 80 y 100 muertos por jornada. Tales fracasos, tal impotencia, evidencian el declive histórico de la burguesía americana en esa región y acentúan, por ende, la puesta en solfa de su liderazgo por parte de sus rivales en todo el mundo, y la acentuación de nuevas y mayores aspiraciones imperialistas de otros países que se empeñan en reafirmarlas como es el caso de Irán.

En esas condiciones Estados Unidos elude intervenir directamente en solitario, y centra su objetivo en  denunciar a esos países como Irán por su apoyo a Hizbolá, o a Siria, como «terroristas», «encarnación del eje del mal», etc. La ofensiva israelí que constituye una seria advertencia a esos Estados, muestra la perfecta convergencia de intereses entre la Casa Blanca y la burguesía israelí. No es casualidad que USA haya cubierto las espaldas de la operación militar hebrea, saboteando durante semanas, las tentativas de que la ONU aprobase un “alto el fuego”, hasta que el ejército israelí asentara sus bases operativas lo más dentro posible de territorio libanés, hasta llegar al famoso río Litani.

Al margen de que Israel no pretendía instalarse de forma duradera en el sur del Líbano, lo cierto es que tanto para ellos como para Estados Unidos, la táctica empleada y los problemas a los que se enfrenta están regidos por la misma dinámica irracional: la necesidad imperiosa de lanzarse a aventuras militares con las que defender sus intereses imperialistas y su “status”, aunque tales operaciones les empantanen en situaciones cada vez más caóticas, que ellos mismos agravan con sus intervenciones, abriendo un sin fin de incontrolables cajas de Pandora.

En el seno de la burguesía israelí, civiles y militares se culpan mutuamente de una guerra mal preparada, ante un enemigo que ya no es el ejército oficial de un Estado constituido, sino una milicia emboscada entre la población. Hizbolá (como Hamás) fue en sus inicios una más de las incontables milicias islamistas enfrentadas a Israel, que se dio a conocer durante la ofensiva hebrea contra el sur del Líbano en 1982. Su componente chiíta le valió pronto el apoyo y copiosos fondos financieros del régimen de los clérigos iraníes. También Siria, que se vio obligada a abandonar Líbano el año pasado, le ha proporcionado una importante ayuda logística en la retaguardia. Esta banda de sanguinarios asesinos ha sabido poner en marcha un poderoso aparato de reclutamiento entre la población civil mediante la dispensación de ayudas médicas, sanitarias y sociales a la población, pagadas todas ellas con el “maná” petrolero iraní, hasta el extremo de que es Hizbolá, y no el propio Estado libanés, quién está sufragando la reconstrucción de las viviendas destruidos por los bombardeos israelíes, a cambio, eso sí de poder disponer de ellos, como carne de cañón para la guerra. Se puede ver, en diversos reportajes, que ese “ejercito en la sombra” está compuesto en muchos casos por niños de 10 a 15 años, dispuestos a la autoinmolación y al “martirio” en los ajustes de cuentas de sus amos contra sus rivales.

Siria e Irán forman, momentáneamente, el bloque más homogéneo en trono a Hamás y Hizbolá. Irán afirma abiertamente su proyecto de convertirse en la principal potencia imperialista de la zona, logrando incluso disponer del arma atómica. Por eso, desde hace meses, Irán no cesa de mofarse de USA  y prosigue su programa nuclear, multiplicando con arrogancia además sus provocaciones belicistas que incluyen afirmar abiertamente su intención de acabar con el Estado de Israel.

 

El cinismo y la hipocresía de las grandes potencias.

La hipocresía y el cinismo de la ONU no tienen límites. Durante el mes largo que ha durado la guerra del Líbano no ha cesado de proclamar sus “deseos de paz” pero añadiendo que… «se ve impotente para lograrlos». Esto ha quedado patente en un episodio de los últimos días de la guerra, cuando un convoy formado sobre todo por mujeres y niños libaneses que trataba de huir de su pueblo convertido en frente de guerra fue tiroteado por el ejército israelí. Cuando trataron de refugiarse en un cercano campamento de la ONU se les rechaza por que ¡carecen de mandato para acogerles! La mayoría de los civiles (al menos 58) murieron por las balas israelíes, mientras las fuerzas de la FINUL se lavaban las manos, según testimonió en una entrevista televisada una madre de familia rescatada de ese convoy.

No es de extrañar. La ONU, como su predecesora Sociedad de Naciones, es una auténtica «cueva de ladrones», la charca en la que se pelean los mayores cocodrilos del planeta. Los 5 miembros permanentes de su Consejo de Seguridad son, sin duda, los mayores depredadores del mundo.

Los Estados Unidos, cuya hegemonía se basa en poseer el ejército más poderoso del mundo, no ha cesado de promover todo tipo de conflictos guerreros desde que “papá” Bush afirmara, en 1990, que «entramos en una nueva era de paz y prosperidad»: dos guerras del Golfo, los Balcanes, la ocupación de Irak, Afganistán… hablan por si solas.

Inglaterra secunda, hasta el momento, las principales expediciones punitivas emprendidas por USA, porque así defiende mejor sus propios intereses imperialistas, por ejemplo tratando de reconquistar la influencia que antaño tuvo en ese su antiguo “protectorado” (en especial Irak e Irán), y mantiene una fuerte presencia en la zona a la espera de sacar provecho en el futuro.

Rusia, responsable de las peores atrocidades durante las dos guerras en Chechenia, que aún no ha digerido la desaparición de la antigua Unión Soviética, rumia su venganza, y aprovecha el debilitamiento de USA para renovar sus aspiraciones imperialistas. Por ello juega la baza de apoyar a Irán y, más veladamente, a Hizbolá.

China, gracias a su creciente influencia económica, sueña con obtener nuevas zonas de influencia más allá del Sudeste asiático y hace guiños –entre otros- a Irán para lograr sus fines.

Francia, cuyas manos están tan manchadas de sangre como el resto de sus cofrades, añora también los tiempos en que, junto a Gran Bretaña, se repartía influencias en Oriente Medio, trata de recuperarla al máximo de lo que le permitan sus posibilidades. Para eso su estrategia va desde adular a Irán, al que trata de «gran país», hasta respaldar la política americana en Líbano (Resolución 1201 de la ONU) para vengarse de Siria, antaño aliado tradicional de Francia, pero a la que no perdona el asesinato, en 2005, del primer ministro libanés, “gran amigo” de Chirac y peón fundamental de Francia en la zona.

Todos y cada uno de los principales espadas de esa “comunidad internacional” supuestamente garante de la paz, no ha desaprovechado ocasión para sabotear unas resoluciones de la ONU que, al fin y al cabo, ellas mismas promovían.

Y ¿Qué pinta la burguesía española en esta sangrienta carrera? El “bambi” Zapatero que hace dos años se presentó como paladín de la paz, retirando las tropas españolas de Irak, muestra su verdadero rostro, tan asesino y belicoso como el de Aznar, enviando cerca de 1000 soldados para formar parte de las tropas de la FINUL cuya “humanitaria misión” es ayudar al minúsculo ejército libanés a desarmar a Hizbolá.

A la burguesía española, como a sus cofrades imperialistas de cualquier otro país, le importa un rábano la vida de los civiles de la zona, ni la de los soldados. Si quieren estar directamente presentes en el avispero mortal del Líbano, es para “pintar algo”, es decir para fortalecer su posición en el “des”-concierto imperialista mundial, aunque sea como comparsas porque no tienen poderío para más. La misma sórdida motivación que llevó a Aznar a las Azores y a desplegar tropas en Irak, es la que mueve hoy a ZP a «contribuir significativamente» a las fuerzas de la FINUL, contando con la complicidad y el acuerdo de todas los partidos políticos (desde el PP hasta ERC y Labordeta) y de las “fuerzas vivas” de la izquierda y la extrema izquierda que, en esta ocasión, no han dicho ni “mú”.

El fracaso de Israel y Estados Unidos supone un nuevo e importante paso de la pérdida de hegemonía americana. Pero eso no va a atenuar las tensiones guerreras sino a acrecentarlas espoleando las pretensiones imperialistas de los demás, lo que anuncia una mayor inestabilidad y crecimiento del caos.

Oriente Medio concentra hoy todo el carácter irracional de la guerra en la que se enfangan todos los imperialismos en defensa de sus intereses particulares, al precio de extender y hacer aún más sanguinarios los distintos conflictos e implicando a un número cada vez mayor de países. Irán y Siria están hoy en pie de guerra, lo que obliga a Estados Unidos e Israel a preparar una respuesta aún más terrorífica y mortal a la altura del desafío que les plantean. El Ministerio de Defensa israelí lo ha dejado claro: el “alto el fuego” es sólo una tregua para reorganizar sus fuerzas y lanzar un segundo asalto para liquidar – definitivamente – a Hizbolá.

La extensión de los enfrentamientos armados a todo el planeta pone de manifiesto el carácter ineluctable de la barbarie guerrera del capitalismo. El militarismo y la guerra se han convertido en el modo de vida permanente de un capitalismo decadente en plena descomposición. Esa es precisamente una de las características esencial de todo sistema cuando llega al trágico callejón sin salida en el que ya no tiene nada que ofrecer a la humanidad más allá de sembrar la muerte por doquier.

 

¿Cómo oponerse a la barbarie guerrera?

En Israel crecen las manifestaciones contra la guerra. El año pasado se vieron amplias manifestaciones en Tel-Aviv y Haifa protestando contra la carestía de la vida y denunciando la política gubernamental de crecimiento desmesurado de los presupuestos militares en detrimento de los gastos sociales, lo que ocasiona una exorbitante escalada de la inflación. El actual fracaso de la guerra puede favorecer la expresión cada vez más abierta de ese descontento social.

En los territorios palestinos los funcionarios, por ejemplo, protestan cada vez más abiertamente contra el impago de sus salarios (los créditos de la Unión Europea están bloqueados desde la subida de Hamás al poder).

Sin embargo millones de personas, ya sean proletarios o población civil judía, palestina, chiíta, suní, drusa o kurda, maronita o cristiana, permanece rehén de un insufrible terror cotidiano.

¿Cómo podemos solidarizarnos con esas víctimas del horror bélico? Para los burgueses “bienintencionados”, por ejemplo para los del seminario Marianne del 12 de Agosto, la solidaridad se resumiría en el eslogan: «Todos somos sionistas, nacionalistas palestinos y patriotas libaneses». En cambio, los revolucionarios proclamamos alto y fuerte la consigna histórica del proletariado: «Los obreros no tienen patria». La clase obrera no tiene ningún interés nacional, ni campo imperialista alguno que defender. El interés nacional es el interés de la burguesía que nos explota. Para oponerse a la guerra hay que oponerse a todos los bandos imperialistas, sean cuales sean. Sólo acabando con el capitalismo podemos poner fin a la barbarie guerrera. La única solidaridad real hacia nuestros hermanos de clase víctimas directas de las más terribles masacres, es la solidaridad proletaria: movilizarse en defensa de nuestros propios intereses y en nuestro propio terreno de clase contra nuestros explotadores.

La solidaridad es batirnos y desarrollar nuestras luchas, en un terreno social, contra nuestra propia burguesía nacional. Tal y como han hecho los trabajadores en huelga que paralizaron el aeropuerto de Londres o los transportes en Nueva York el año pasado, o los obreros de la SEAT en Barcelona; como se movilizaron los futuros proletarios contra el CPE en Francia este mismo año o los trabajadores del metal en Vigo… Estas luchas afirman el desarrollo de nuevos combates de la clase obrera a escala internacional, desarrollo que es la única esperanza para la humanidad de un futuro diferente del que nos ofrece la barbarie capitalista.

 

Wim (28 de Agosto)

 

Adaptado de Révolution Internacional (publicación de la CCI en Francia) nº 371.

 

Noticias y actualidad: 

Los Estados democráticos levantan un velo contra la emigración clandestina

El pasado otoño vimos las desgarradoras y abominables imágenes de lo que sucedía en varias fronteras del Sur de Europa, en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, al norte de Marruecos: centenares de emigrantes se lanzaban en oleadas sucesivas a una desenfrenada carrera para escalar las inmensas alambradas que custodiaban dichas fronteras. Aún se vienen a la memoria las terribles imágenes de estos seres humanos enganchados y literalmente colgados de las alambradas, atacados por las balas de las policías española y marroquí o abandonados a su suerte en el desierto como perros sarnosos[1].

Hoy día el escenario ha cambiado. Ahora son las “paradisíacas” playas de las Islas Canarias, en el Océano Atlántico, donde se acumulan miles de emigrantes que intentan entrar en España para huir de la miseria y la barbarie de los conflictos guerreros de sus países de origen.

Desde Enero de 2.006, ya han llegado a las Canarias más de 10.000 personas en embarcaciones de (desde luego mala) fortuna. Sólo en Mayo llegaron casi 5000 personas. Y eso sin contar el desgraciadamente innumerable número de seres humanos “desaparecidos” en la travesía, o que finalmente son localizados muertos en medio del océano muertos víctimas de la deshidratación, la desnutrición y las enfermedades.

A principios de Junio, fue localizada una embarcación a la deriva en Barbados, en medio del Caribe a más de 5.000 kilómetros de las costas africanas, con 11 cadáveres momificados. Una cincuentena de senegaleses se embarcó en las islas de Cabo Verde sobre una barcaza fletada por un mafioso local. Tras haber cobrado, o mejor dicho robado pura y simplemente, 1.500 Euros a cada uno de los viajeros los abandonó a su triste suerte. En el barco a la deriva, un pasajero envió un mensaje de socorro con un teléfono móvil, pero el único “socorro” que recibieron fue la visita de un barco enviado por el propio mafiosos que les había estafado y que tenía la orden expresa de llevarlos mar adentro.

A lo largo de más de 2.000 kilómetros de costas, entre el sur de Marruecos, Mauritania y Senegal, decenas de miles de personas esperan que un “transportador” les proponga el viaje hacia el “paraíso de Occidente”. Pero aún cuando consiguen llegar a su anhelado destino, lo que les espera, si son localizados por las autoridades es pudrirse durante días hacinados en verdaderos campos de concentración con condiciones insalubres[2], a la espera de una repatriación forzosa que les devuelve a la miseria, e ¡incluso las cárceles!, de los países de “acogida”.

 

La única respuesta de la burguesía: ¡la represión¡  

La Unión Europea a petición de un Gobierno español “desbordado” por el aflujo de emigrantes, organizó una Conferencia, con los países de África concernidos por la emigración. Durante las reuniones preparatorias se decidió hacer patrullar a las fuerzas de la armada española, apoyadas por otros países europeos, ante las costas de África para impedir la salida de embarcaciones hacia Canarias. Los Estados africanos, por su parte, exigieron a cambio de implicarse, que Europa «financiase centros de acogida en Mauritania y Senegal». Para decirlo en plata: los Estados africanos serán subvencionados por las magnánimas democracias europeas para “retener” a los inmigrantes antes de devolverlos, manu militari, a sus respectivos países de origen. El discurso europeo no puede ser más simple: «hay que tomar ejemplo de la política desarrollada por Marruecos en el último año». La consigna, clara y concreta es, intimidar, encerrar, detener a los inmigrantes y, si es necesario, matarlos o lanzarlos al fondo del océano,… ¡cualquier medio vale para deshacerse de ellos!

El documento preparatorio de esta Conferencia euro-africana señalaba sin lugar a dudas que: “se deben adoptar medidas drásticas contra la inmigración clandestina” (Le Monde, 13 de Junio 2006). El resto no es más que pura retórica para ocultar esta política. De hecho, hasta la prensa burguesa señala que: “ las otras medidas pueden aparecer como un catalogo antiguo de buenas intenciones: mejorar la cooperación económica, desarrollar el comercio, prevenir los conflictos,…” (Ídem).

Ante la enorme intensidad actual de estos movimientos migratorios, oímos por doquier ese mismo discurso que sirve, únicamente, para tratar de ocultar nuevas leyes y medidas represivas más duras que las precedentes. Con frases huecas del estilo «hay que ayudar a los países de los que procede la inmigración», la burguesía europea nos quiere hacer creer que quiere “ayudar” al desarrollo de los países africanos para que sus pobladores no tengan que jugarse la vida para llegar a Europa. ¡Puro cinismo! Hace más de 40 años que la propaganda burguesa nos repite esas mismas mentiras. En el capitalismo decadente, la mayor parte de los países del llamado Tercer Mundo, y en particular los del continente africano, se hunde cada día más en el subdesarrollo, en un caos sangriento con su corolario de muertes y epidemias, que quieren que creamos que son debidas a catástrofes naturales (la pertinaz sequía), a déficit de educación, o al hecho de sufrir a unos gobernantes especialmente corruptos por supuesto alejados de los “modelos” occidentales,… Lo bien cierto, sin embargo, es que en las relaciones entre los Estados no hay ni “ayuda”, ni “amistad”, ni “solidaridad” para salvar a las poblaciones. Sus relaciones están dictadas y marcadas por los intereses imperialistas de los Estados, sean estos grandes o pequeños.

Cada vez que la clase dominante anuncia que quiere solucionar los problemas «yendo a la raíz de los mismos», es para ocultar a los explotados que la verdadera raíz de ese “mal” es el propio sistema capitalista, su pervivencia en plena fase terminal de descomposición. En cuanto a las “soluciones” que nos proponen, pasan todas ellas por la “culpabilización” de la población, y de los trabajadores en particular, que deberíamos redimirnos aceptando la degradación de nuestras “privilegiadas” condiciones de vida. Este es el lenguaje común de todos los partidos de la burguesía, de Derechas y de Izquierdas, y también, y muy especialmente, de toda la cohorte de asociaciones de ayuda al Tercer Mundo, antiglobalización, anti-“consumismo”, etc.

Todos estos bellos discursos no pueden ocultar la realidad: para la burguesía de los países desarrollados, ha llegado la hora de cerrar a cal y canto sus fronteras. En cuanto a los emigrantes, “ilegales” o “regularizados” que puedan llegar, tras terribles sufrimientos, a Europa o a los Estados Unidos[3], les espera, si lo encuentran un trabajo precario y una sobreexplotación sin límites como mano de obra hiper-barata para hacer presión a la baja sobre los salarios de los trabajadores autóctonos.

Como afirmamos en nuestro artículo: “La clase obrera es una clase de inmigrantes”: «lo que la clase dominante trata de ocultar hoy en día, es su incapacidad para ofrecer la más mínima perspectiva de presente y de futuro al conjunto de la clase obrera. La exclusión de los trabajadores inmigrantes que el capitalismo condena a morir de hambre ´ en los países subdesarrollados`, es ya el futuro que prepara este sistema moribundo a millones de proletarios autóctonos que ha lanzado y hundido definitivamente a la condena de desempleo.»”.

Adaptado de Révolution Internationale (publicación de la CCI en Francia) nº 370.

 

 

 

 

[1] Ver el artículo “Ceuta y Melilla: La hipocresía criminal de la burguesía democrática” en AP nº 185)

[2] No en vano el gobierno autónomo de Canarias ha calificado la situación de los emigrantes allí concentrados de «la mayor catástrofe humanitaria vivida en España desde la posguerra»  

[3] Sobre la cuestión de la inmigración en los Estados Unidos ver en nuestra web el artículo “Manifestaciones de los sin papeles en los Estados Unidos: Si a la unidad de la clase obrera, no a la unidad con los explotadores”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Noticias y actualidad: 

Expulsión de «Sin Papeles» en Francia: La inestimable ayuda de la Izquierda a la mano dura de la Derecha.

 

Las leyes anti-inmigrantes de Sarkozy son tan fáciles de entender como la consigna que, el pasado Febrero, dio el Ministro del Interior a sus prefectos: «Hay que incrementar el número de expulsados a la frontera».

Se abrió pues la cacería de los trabajadores clandestinos y sus familias, y este verano ya hemos visto las primeras consecuencias. Así en Julio, con el fin del año escolar, comenzó la  expulsión de los estudiantes de secundaria sin papeles, mientras que el mes de Agosto se terminó con el desalojo de 500 “ocupas”, de origen africano, del edificio F de la ciudad universitaria de Cachan (Val-de-Marne), de los que la mitad se encontraban en situación irregular. Los 900 policías movilizados para ello realizaron un registro a fondo hasta dar con 66 clandestinos que fueron inmediatamente escoltados a los centros de retención  de la región parisina.

 

Lógicamente ante ese siniestro espectáculo, las asociaciones, los sindicatos, y los partidos de Izquierda se alzaron como un solo hombre, y clamaron al unísono su indignación contra esta «indecencia política». Es más, dejándose llevar únicamente por su “buen corazón” y su “coraje”, muchos militantes y cargos electos, entre los que figuraban el portavoz de la LCR - Olivier Besancenot -, y el presidente del PCF del consejo general de Val-de-Marne - Christian Favier -, se movilizaron, y según el relato ofrecido por el diario Libération: «intentaron interponerse entre las fuerzas del orden y las familias», durante la evacuación del campamento que 200 de los desalojados habían improvisado en plena calle.

El carnaval humanista y mediático de esa izquierda “social”, disfrazada para la ocasión con sus mejores hábitos de “feroces defensores” de los inmigrantes sin papeles, nos muestra el grandioso espectáculo,… de su hipocresía. ¡Esta gentuza se cree que tenemos la misma memoria que los peces de colores! Es de sobra sabido que, hace diez años,  la Izquierda “plural” (PS, PC, Verdes) prometió derogar las leyes Pasqua/Debré, con lo que suscitaron la esperanza de numerosos “clandestinos” que se aprestaron a presentar numerosas demandas de regularización. Pero ya en el gobierno, Jospin declaró, según los términos de la época que: «No hay posibilidad de papeles para todos», por lo que más de 100 mil expedientes fueron rechazados y, por tanto, otros tantos clandestinos quedaron  simplemente fichados por la policía. La trampa era fácil y la izquierda la ejecutó a la perfección.

 

El tal Besancenot puede burlarse hoy de esa «izquierda que está incómoda», pero la llamada “Izquierda de la Izquierda” que reivindica hace exactamente lo mismo que aquella: servirse de su imagen de “protector” de los clandestinos y de la confianza que éstos depositan en ellos, para hacerles salir de la clandestinidad.

 

Las leyes promulgadas por Sarkozy llevan el apropiado título de “la emigración que queremos”. Se trata, en efecto, de que la burguesía deje entrar obreros de otros países de tal o cual sector, en función de las necesidades de la economía, y de devolverlos a “su tierra” una vez haya terminado el trabajo. Se trata, también, de mantenerlos siempre en un “status” de clandestino que fuerce a estos trabajadores a aceptar las peores condiciones de explotación. Esto requiere, claro está, un sistema de control policial  digno del mismísimo “Gran Hermano” de George Orwell. Por ello desde finales de Agosto, se ha puesto en marcha un nuevo fichero llamado ELOI destinado a censar a los «extranjeros en situación irregular en vía de expulsión», donde constan su foto, nacionalidad, situación profesional, así como informaciones sobre «la  necesidad de una vigilancia particular en lo referente al orden público», etc. Pero ¿cómo puede la policía obtener tal cantidad de informaciones y de documentos sobre unas personas que, forzosamente, tratan de pasar desapercibidos? Es muy sencillo: que sean éstos mismos quienes se los entreguen.

 

Para ello una circular ministerial del 13 de Junio, abría un plazo hasta el 13 de agosto, para que los «sin papeles» que tuvieran hijos escolarizados solicitaran una demanda de regularización. Nuestra “benefactora” izquierda no tardó en incitar a una gran parte de estas familias, habitualmente reacias - ¡y con razón! - a rehuir cualquier trato con la policía, a presentar, debidamente cumplimentado, este expediente.

 

La asociación RESF (Red Educación sin Fronteras) cuyos miembros no son otros que ATTAC, DAL, MRAP, CNT, FSU, SUD, CGT, Alternative Libertaire, LCR, PC, Verdes..., ha logrado que finalmente se presentaran en la Prefectura de Policía más de 30 mil solicitudes, de las que 24 mil han visto como se rechazaba la regularización, aunque sus datos se han incorporado, convenientemente, al fichero ELOI. ¡Qué estupenda cosecha! Tan es así que el mediador del Ministerio del Interior, Arno Klarsfeld, se sinceró el 21 de Agosto en la televisión: «Las asociaciones, como RESF  tienen una responsabilidad ante las familias a las que han animado a que fueran a declarar a la Prefectura  aunque sabían que no cumplían las normas de la circular. Entonces, estas personas que han sido controladas por los servicios de la policía, serán ahora detenidas y expulsados». Dejarlo así de claro le ha valido desde luego a este abogado parisino las iras de la prensa izquierdista. En efecto Klarsfeld es un novato en política, muy torpe, que aún no se ha aprendido la vieja lección de la socialdemocracia: «Estas cosas se hacen pero no se dicen nunca».

 

De esta manera tan repugnantemente hipócrita, las asociaciones de izquierda, los sindicatos y los trotsquistas se han aprovechado de la angustia de los clandestinos por su situación, y con el señuelo del “derecho a la regularización”, les han conducido directamente a las garras de la policía. Sarkozy, el «ministro de las expulsiones», ha encontrado en esa izquierda tan “social” y tan “humana”, a los más fieles auxiliares en su política antiobrera.

 

Azel (31 de Agosto de 2006).

 

 

 

Traducido de Révolution Internationale (publicación de la CCI en Francia) nº 371.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Geografía: 

Correo del lector: continuación del debate sobre el problema de la vivienda

En España, en Estados Unidos, en Francia, en Gran Bretaña, la vivienda – una necesidad básica - es cada vez más inaccesible para la gran mayoría, dados los precios astronómicos que está alcanzado. ¡Y esto se produce no porque haya escasez de viviendas – al contrario sólo en España se calculan más de 2 millones de pisos vacíos -,  sino porque existe una sobreproducción resultado de una especulación desbocada!

Es natural que este indicador del absurdo de este sistema social cada vez más enzarzado en contradicciones insolubles provoque debates apasionados sobre todo entre los jóvenes que se preguntan en qué sociedad estamos viviendo y qué futuro nos puede deparar. Hemos intervenido activamente en esta discusión: en 2004 participamos en un debate celebrado en Madrid (ver AP nº 176) y recientemente intervinimos en las tentativas de movilización sobre el problema que hubo en mayo-junio (ver AP nº 190).

Frente a esta última intervención un compañero ha enviado una réplica pidiendo que fuera publicada cosa que hacemos a continuación. Nosotros siempre hemos estimulado una cultura del debate y lo hemos hecho porque eso corresponde a la tradición del movimiento obrero pues para él es una de sus mejores armas. La conciencia de la clase obrera no se forja por la simple declaración de una doctrina ante la cual todos tendrían que postrarse sino a través de un debate, una confrontación de posiciones, en el fuego del cual se va desarrollando una claridad que va dando más fuerza, más solidaridad y convicción a los trabajadores.

Texto de réplica a nuestro artículo:

 

La lucha por la vivienda también es la lucha contra el sistema capitalista

Ante la pregunta que encabeza el artículo que sirve de objeto de la contrarréplica que me dispongo a hacer y que no es otra que:¿Qué lucha llevar ante el problema de la vivienda? contestaré que la lucha contra el capitalismo que nos oprime y explota como supongo y deduzco que piensa el autor.

Ahora bien: todos los revolucionarios sabemos que en la actual fase del capitalismo debemos luchar por reformas parciales ya que el proletariado no tiene mayor capacidad de cambio que el luchar por esto (al menos en el Estado español que es lo que nos ocupa). De ahí las sabias palabras de Rosa Luxemburgo cuando en su libro Reforma o revolución dice que «La reforma y la revolución no son, por tanto, distintos métodos de progreso histórico que puedan elegirse libremente en el mostrador de la historia, como cuando se eligen salchichas calientes o frías, sino que son momentos distintos en el desarrollo de la sociedad de clases, que se condicionan y complementan entre sí y al mismo tiempo se excluyen mutuamente, como el Polo Norte y el Polo Sur o la burguesía y el proletariado». Con esto igual piensan que me estoy desviando del propósito principal de este artículo que era el tema de la vivienda, pero no. La lucha por la vivienda es una de estas luchas parciales y la Asamblea contra la Precariedad y por una Vivienda digna es una parte de este movimiento de reivindicación social.

Como en toda reivindicación en época no revolucionaria, el movimiento pro- vivienda se compone de personas con sus diversas ideologías, por lo que como se puede deducir de esto habrá diversas interpretaciones de la realidad: desde personas que no paran de reivindicar la Constitución española del 78 como solución a este problema hasta los que pensamos en la lucha por la vivienda como parte de un problema que es de raíz y que no se puede solucionar sin destruir el sistema capitalista, pasando por aquellos que piensan que sí hay solución dentro del capitalismo. Extensivamente, la Asamblea contra la Precariedad y por una Vivienda digna es parte de esta realidad como lo son todos los movimientos sociales que buscan reformas parciales en épocas no revolucionarias.

Por lo tanto hay que ver la situación desde otro punto de vista a como la plantea el autor: la Asamblea contra la Precariedad y por una Vivienda digna es una asamblea donde hay diversas ideologías y se debe luchar dentro de ella para cambiarla ya que en las luchas parciales o reformas (en el buen y aunque no revolucionario sentido de la palabra) hay muchos reformistas (en el sentido peyorativo de la palabra). Este es un debate que lleva un tiempo desarrollándose dentro del movimiento revolucionario mundial y es si salir de los movimientos sociales cuando se dan atisbos de reformismo o acaparamiento por parte de aquellos que son parte del sistema o no hacerlo. Mi forma de pensar es que hay que dar batalla allí donde haya una causa justa y volviendo al ejemplo que nos ocupa diré que creo que en el movimiento de la vivienda también se debe hacer así. El hacer lo contrario sería alejarnos de las masas, perder oportunidades clave, desacreditarnos y desgastarnos a la vez que lo hacen los trabajadores y estudiantes. Si dejamos que se apoderen los reformistas de la asamblea lo que van a pedir va a ser como mucho que se hagan más viviendas de protección oficial o que se den más subvenciones, sin plantearse que el problema es el sistema capitalista y la mercantilización a la que somete a todas las cosas. Y todos los jóvenes que se han acercado a la política gracias a este movimiento quedarán sin referencias anticapitalistas y volverán a la desmovilización.

Ahora intentaré matizar algunas de las aseveraciones que se hacen en el texto: Como movimiento espontáneo se han creado asambleas, con mayor o menor rapidez, en  distintos puntos de la geografía estatal. También como movimiento autónomo, las asambleas son soberanas y están delimitadas geográficamente, de ahí que cada una tenga distintas definiciones ideológicas o incluso distintas formas de actuación o trabajo. Me quiero referir con esto a que el texto de la asamblea objeto de crítica es exclusivamente de la asamblea de Madrid y no de las del resto del estado o incluso del resto del movimiento de la vivienda como se asegura en el texto, por lo que este no tiene que ser asumido por ellos.

Ahora entrando en la asamblea de Madrid querría aclarar que es un espacio en el que conviven distintas ideologías y necesita articularse de una línea más o menos clara. Para ello se necesita de tiempo para hacerlo y de cesiones por parte de todos, de ahí que el texto sea poco clasista. Entiendo que los textos que han salido hasta ahora son muy de mínimos pero aun así son pasos grandes con respecto a la situación en las primeras asambleas y espero que en el futuro esta situación avance. Por ello las críticas me parecen desproporcionadas ya que hay muchos compañeros que están o estamos luchando porque se le dote a la asamblea de un carácter mínimamente de clase y anticapitalista, aunque esto no se hace de la noche a la mañana. Pensar eso es de utopistas infantiles. Por otra parte, salirnos y hacer una asamblea paralela que tenga un claro carácter de clase sería fácil pero fatal ya que nos haría caer en el sectarismo más extremo y alejado de las masas.

El autor del texto hace una crítica bastante tergiversada cuando dice que el asegurar que “Queremos que la vivienda deje de ser un negocio” es una utopía reaccionaria. Entonces supongo que ningún marxista (o incluso anarquista) se salva de reaccionario cuando pide el fin de las guerras imperialistas o la liberación de las mujeres ya que esto es imposible mientras exista el capitalismo. Tampoco es lógico hablar en un panfleto (porque es tan corto que sólo ocupa medio folio) de mil cosas que no tienen que ver con el tema de la vivienda para que la gente vea que somos los más revolucionarios. Y tampoco es lógico poner que esta frase “Tendremos enfrente a los más poderosos de este país: a los banqueros, a los constructores, a los especuladores, y a los políticos y periodistas que tengan por amos a ese atajo de buitres. Todos quieren seguir aumentando sus cuentas de beneficios a costa de la necesidad y el sufrimiento de millones de personas” excluya que el resto de capitalistas que no tienen que ver con la construcción o el negocio urbanístico no sean unos buitres. Si estás hablando de la vivienda no veo por qué hay que (y vuelvo a lo de antes) pretender aparentar ser el más revolucionario hablando de cosas que no tienen casi que ver con el tema de la vivienda. No hace falta repetir a todas horas las mismas consignas como loros, la gente se puede cansar. Y no quiero decir con esto el renunciar a la ideología, que quede claro. En definitiva, creo que el artículo que se pretende analizar en este contra-artículo peca sobretodo de desconocimiento de la realidad del movimiento social criticado ya que realiza la crítica exclusivamente a partir de un panfleto, realizado además con la premura que el movimiento pro-vivienda demandaba en esos tiempos.

Invito a que estas y cualquier otras ideas sean expresadas en el lugar idóneo para
ello como son las asambleas. ¡Juntos derrotaremos a los reformistas y a los capitalistas!

 

J. P. (miembro de la “Asamblea contra la precariedad y por una vivienda digna”)

 

Nuestra respuesta  

Compartimos con el compañero, del que hemos mencionado únicamente sus iniciales,  su llamamiento final a luchar juntos para derrotar “a los reformistas y las capitalistas”, también apreciamos su invitación a que defendamos nuestras ideas en la Asamblea a la que pertenece, pero lo que compartimos más profundamente es su voluntad de discusión. Nuestra respuesta se concibe como una aportación a la continuación del debate.

¿Es posible hoy una lucha por reformar el capitalismo?

Actualmente, el proletariado está todavía lejos de una situación revolucionaria. De esta situación el compañero deduce que sólo es posible una lucha por reformas parciales: «todos los revolucionarios sabemos que en la actual fase del capitalismo debemos luchar por reformas parciales ya que el proletariado no tiene mayor capacidad de cambio que el luchar por esto (al menos en el Estado español que es lo que nos ocupa)». Sin embargo, la viabilidad o no viabilidad de la lucha por reformas no depende de la capacidad subjetiva del proletariado sino de la situación objetiva del capitalismo mundial.

El compañero cita a Rosa Luxemburgo en su libro Reforma o Revolución escrito en 1899. En ese momento, el capitalismo se hallaba en su apogeo y todavía era posible una lucha por reformas como parte de la preparación de la condiciones para una lucha revolucionaria cuando el sistema entrara en su fase de declive histórico, situación que se estaba acercando como se mostró con la Primera Guerra Mundial (1914-18). Desde entonces, las guerras imperialistas, las hambrunas, los crímenes en masa perpetrados por toda clase de Estados, la destrucción medioambiental, las convulsiones económicas, se han profundizado hasta límites insospechados, haciendo del siglo XX la centuria más bárbara de la historia humana y planteando un siglo XXI –con las guerras de Irak, Oriente Medio etc.- como mucho peor aún. Tales condiciones, tal contexto histórico y social, hacen imposible la lucha por reformas, la única lucha consecuente para la liberación del proletariado y de toda la humanidad, es la lucha revolucionaria por la destrucción del régimen capitalista.

Esta afirmación no tiene nada de “abstracta” o “ideológica”, la podemos comprobar comparando la vida de 3 generaciones obreras: los trabajadores jubilados que hoy tienen 70-80 años cobran una pensión más o menos aceptable (no todos) mientras que los de 50-60 cobrarán una miseria y los de 25-30 años no la tendrán en absoluto; los trabajadores de 70-80 años tuvieron trabajo fijo, los de 50-60 lo tuvieron pero lo perdieron en las innumerables reconversiones y planes de “futuro” mientras que los jóvenes de 25-30 años solo conocerán el trabajo precario; por último, los de 70-80 años no tuvieron vivienda propia más que en la última época de su vida pasando muchos años como realquilados o incluso como chabolistas; los de 50-60 tienen una vivienda más o menos ajustada aunque muchos todavía están pagando su hipoteca, mientras que los de 25-30 años vuelven a la situación de sus abuelos: realquilados, vivir en casa de los padres… Francamente ¿qué podemos deducir de esta evolución que podríamos extender a otros muchos aspectos de la vida social, económica, política etc.? ¿Qué las reformas son posibles? ¿O, por el contrario, que son cada vez más utópicas y reaccionarias porque el capitalismo camina por una pendiente hacia el abismo?.

¿Cómo luchar? 

Sí la lucha por reformas no es posible ¿qué hacer entonces? ¿Cruzarse de brazos a la espera de que lleguen las circunstancias para una lucha revolucionaria y entretanto limitarse a una mera labor de propaganda?

Esta es una cuestión que preocupa a muchos compañeros de la que nuestro comunicante se hace eco al insistir sobre el peligro de « caer en el sectarismo más extremo y alejado de las masas».

Es una disyuntiva falsa elegir entre la simple propaganda revolucionaria abstracta (lo que el compañero califica como « repetir a todas horas las mismas consignas como loros») o caer en una lucha por reformas. Las dos alternativas son erróneas y en realidad se complementan una a la otra atrapando a los compañeros en un círculo vicioso. Este sólo puede romperse practicando una política revolucionaria que participa activamente en las luchas inmediatas de nuestra clase, hace en ellas propuestas de marcha realizables, denuncia concretamente a las fuerzas burguesas que tratan de sabotearla (sindicatos, partidos de izquierda y de extrema izquierda), pone al desnudo las políticas del gobierno de turno, muestra de forma viva la quiebra del sistema capitalista y contribuye a que los obreros saquen lecciones de sus luchas. Invitamos al compañero – así como a otros compañeros - a examinar nuestras intervenciones en luchas como SEAT, Vigo, el movimiento de los estudiantes en Francia etc., para ver que con sus errores y aciertos forma parte de una política de participación en la lucha de la clase alejada totalmente tanto del planteamiento reformista como del simple revolucionarismo abstracto.

El planteamiento de “lucha por reformas parciales” no es un medio para acercarse progresivamente a una lucha revolucionaria sino la mejor manera de alejarse de ella definitivamente. El compañero reconoce «Ahora entrando en la asamblea de Madrid querría aclarar que es un espacio en el que conviven distintas ideologías y necesita articularse de una línea más o menos clara. Para ello se necesita de tiempo para hacerlo y de cesiones por parte de todos, de ahí que el texto sea poco clasista». 

No negamos que en esos organismos haya « compañeros que están o estamos luchando porque se le dote a la asamblea de un carácter mínimamente de clase y anticapitalista» pero, precisamente, hacer “cesiones” a los que «no paran de reivindicar la Constitución española del 78 como solución», los convierte en rehenes de estos, los obliga a convertirse en el aval “anticapitalista” de una política cuya fin es desmovilizar y confundir a la clase obrera.

El compañero se queja de que el comunicado de la Asamblea es “poco clasista”. La consigna de la Asamblea ««sin derecho a la vivienda no hay ciudadanía», no es “poco clasista” sino claramente interclasista y el interclasismo beneficia únicamente a la burguesía pues propugna que “todos somos iguales”, tanto los ciudadanos pertenecientes a la mayoría explotada como los adscritos a la minoría explotadora. Sí los obreros nos sentimos ciudadanos de la falsa comunidad nacional ¿con que fuerza podremos oponernos a los despidos que los justifican precisamente “por el bien de la economía nacional”?. Sentirnos ciudadanos es vernos como hermanos de sangre de los capitalistas que nos explotan, de los políticos que nos engañan, de los especuladores cuyo juego financiero  nos cierra el acceso a la vivienda. ¡Con ese planteamiento no se avanza ni un milímetro hacia una lucha “más clasista” sino que se retrocede atrapado dentro de las trampas democráticas e interclasistas!

Ante nuestra crítica a la consigna “Queremos que la vivienda deje de ser un negocio”, el compañero responde que «Entonces supongo que ningún marxista (o incluso anarquista) se salva de reaccionario cuando pide el fin de las guerras imperialistas o la liberación de las mujeres ya que esto es imposible mientras exista el capitalismo».

La cuestión no es querer el fin de la guerra imperialista, desear la liberación de la mujer o propugnar una vivienda digna, eso todo dios “lo quiere”, desde el PSOE hasta el Papa, la cuestión está en saber cómo se lucha por esas metas. Ante la guerra imperialista, las “buenas almas” del PSOE o de la Iglesia nos dicen que la medicina es la paz y que los protagonistas de esa lucha son “todos los hombres de buena voluntad”. Es decir, un engaño cínico, pues la única forma de acabar con la guerra imperialista es destruyendo el sistema capitalista mediante la lucha de clase independiente del proletariado. De la misma forma, ante el problema de la vivienda, la solución no es la reforma imposible de que deje de ser un negocio- ¡en una sociedad donde el principal negocio y el que permite al capital mantenerse a flote es la especulación urbanística!- sino que como decíamos en el artículo, al que replica este compañero: «Los jóvenes que no pueden encontrar una vivienda o las parejas agobiadas por la hipoteca solamente podrán desarrollar una fuerza social que se levante contra el capitalismo sí se reconocen como parte del proletariado y luchan como proletarios. No es cómo ciudadanos en pos de una vivienda “digna” sino como clase obrera que trata de resistir el incremento de la explotación y de desarrollar la solidaridad y la unidad, como se podrá avanzar en la lucha por la defensa de sus necesidades como seres humanos, una de las cuales es una vivienda donde, sencillamente, se pueda vivir».

La lucha defensiva de la clase obrera contra el continuo deterioro de sus condiciones de vida no tiene nada que ver con la lucha por reformas. Es una lucha que expresa el antagonismo fundamental que existe entre el Capital y los trabajadores, entre el interés nacional y las necesidades como seres humanos que los trabajadores tienen. En esa lucha, la principal adquisición no es tanto lo ganado en un momento dado, que se esfuma rápidamente ante los continuos ataques del capital, sino la experiencia progresiva de solidaridad, de capacidad de organización autónoma, de comprensión de qué futuro ofrece el capitalismo y de cómo luchar contra él. En el marco de una agravación constante de la crisis del capitalismo, de agudización de su barbarie guerrera, el desarrollo de luchas masivas de la clase obrera, unido a la intervención de las revolucionarios, va creando las condiciones para la lucha revolucionaria por la destrucción del capitalismo en todos los países. Esta no es una perspectiva “abstracta”, sino que es la que lentamente y no sin dificultades se va fraguando en luchas como la de los estudiantes –futuros precarios- de Francia o la de los obreros de Vigo (ver AP nº 189, así como la Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Francia que publicamos en la Revista Internacional nº 125. Ambos disponibles en nuestra web.

El compañero plantea el problema de “alejarse de las masas”. Tiene razón en plantear el problema. Ahora bien, ¿Cuál es la respuesta? ¿Estar en “movimientos sociales” como el “anti-globalización” u otros que en el fondo son minoritarios   y adonde, como reconoce el propio compañero, andan revueltas diversas ideologías? Múltiples experiencias decepcionantes muestran que en esa “convivencia” los únicos que pierden son los compañeros sinceramente revolucionarios pues se quedan aprisionados en un molde que sólo favorece a la burguesía, aislándose con ello de la verdadera lucha de masas de la clase obrera.

 

Acción Proletaria (CCI) Septiembre de 2006.

Vida de la CCI: 

Cincuenta años después de la revuelta que sacudió Hungría en 1956

 

El texto que sigue a continuación fue redactado hace treinta años. Hoy, cincuenta años después del levantamiento de Hungría, mantiene aun su actualidad.

Veinte años después de la revuelta obrera que sacudió Hungría en 1956, los buitres de la burguesía “celebran” este aniversario con su habitual estilo. La prensa burguesa tradicional vierte una lágrima nostálgica sobre la «heroica resistencia del pueblo húngaro contra los horrores del comunismo»,   mientras, en el lado opuesto del espectro de la burguesía, los trotskistas rememoran también con añoranza la insurrección que ellos califican de «revolución política por la independencia nacional y los derechos democráticos» (New Line, octubre 1976). Todos estos recordatorios no describen más que la apariencia de la revuelta y escamotean, por tanto, su significado real. La revuelta de 1956 en Hungría, como las huelgas que estallaron el mismo año y más recientemente, en 1970 y 1976 en Polonia, no expresan la voluntad de los “pueblos” de Europa oriental de transformar el “comunismo” o de transformar los “Estados obreros degenerados”. Son, al contrario, el resultado directo de las contradicciones irresolubles del capitalismo en Europa del Este y en el mundo entero.

La crisis en el bloque del Este de 1948 a 1956

 

El establecimiento de regímenes estalinistas en Europa del Este, tras la Segunda Guerra Mundial,  fue la respuesta del capital ruso a la intensificación de las rivalidades imperialistas a escala mundial. El bloqueo de Berlín, la guerra de Corea,  la «Guerra fría»,… fueron muestras de la incesante tensión entre los dos gigantes imperialistas: Rusia y Estados Unidos; una tensión que dominó el mundo de la posguerra. Rusia, siempre a la defensiva a causa de la superioridad económica americana, se vio obligada a transformar los países de Europa del Este en un reducto económico y militar contra Occidente. Y asegurar el dominio del capital ruso sobre estas economías implicaba asimismo imponer el rígido aparato político típico del estalinismo. La estatización total de estos regímenes se aceleró por la debilidad de su economía, tras la guerra, y el régimen estalinista se impuso en países que, como Checoslovaquia, habían “disfrutado”, antes de la guerra, de las ventajas de la democracia. El carácter estalinista de estos regímenes quedaba inseparablemente ligado al dominio económico de Rusia: desafiar a uno significaba desafiar al otro. Los sucesos de 1956, como los de Checoslovaquia de 1968, muestran los estrechos límites de la “liberalización” que el Kremlin tolera a sus «satélites».

Entre 1948 y 1953, la presión de la competencia interimperialista empujó al bloque ruso a implicarse en una nueva y frenética fase de acumulación, desarrollando la industria pesada y la producción militar a expensas de los bienes de consumo y de las condiciones de vida de la clase obrera. Rusia exigía, además, un enorme tributo a sus clientes mediante cambios desiguales, creación de firmas de propiedad rusa, etc. El COMECON (Consejo de Asistencia Económica Mutua) y el Pacto de Varsovia fueron la expresión, económica y militar, de esta “asociación” a la fuerza. Este período de “economía de asedio” se acompañó, en el plano político, de una represión masiva no sólo de los trabajadores, sino también de los viejos partidos burgueses, e incluso la purga de sectores disidentes de la propia  burocracia (Slansky en Checoslovaquia, Rajk en Hungría, …). Tamaña brutalidad estaba destinada a erradicar en las burguesías nacionales de Europa del Este cualquier tendencia al “titismo”. Lo del “titismo” era, en realidad, la excusa para laminar cualquier veleidad centrífuga, cualquier aspiración de un mínimo de autonomía, por parte de las burguesías de estos países.

La debilidad económica del bloque ruso respecto al bloque occidental explica por qué la clase obrera del Este no pudo siquiera llevarse las migajas de la reconstrucción de posguerra, antes de que ésta se acabara. Con la consigna de «alcanzar a Estados Unidos» en el nivel militar (único plano en el que Rusia podría rivalizar con Estados Unidos), la burguesía del bloque ruso tuvo que desarrollar a la carrera su industria pesada, manteniendo los salarios en mínimos. En el periodo de 1948-53 las condiciones de vida de los obreros en todo el bloque del Este se mantuvieron por debajo del nivel de preguerra y, sin embargo, Rusia salió de este periodo con su bomba H y sus «Sputniks» bajo el brazo.

Las profundas tensiones económicas existentes en el bloque ruso empezaron a emerger en el momento en que los mercados del COMECON alcanzan su punto de saturación  y cuando la clase obrera comienza a reaccionar contra la creciente degradación de sus condiciones de vida. Para hacer frente al cerco que le asfixiaba se requería un cierto “lifting” y que Rusia se abriese al mercado mundial. También el resto de Europa del Este necesitaba esa relajación pero ello obligaba al abandono parcial del  control ruso sobre las economías de sus satélites.

La muerte de Stalin en 1953 coincidió, oportunamente, con ese momento en que el capitalismo del bloque ruso necesitaba esa “relajación” tanto política como económica. Los conflictos sociales que habían venido larvándose y envenenándose, estallaron abiertamente, y empezó a emerger una fracción “liberal” de la burocracia, partidaria del abandono, al menos parcial, del despotismo económico y político y de la reorientación de la política exterior, cómo único medio para restaurar el beneficio y de poder mantener el control sobre el proletariado. Esta última exigencia se vio resaltada por el estallido de revueltas obreras masivas en Alemania del Este, en Checoslovaquia e incluso en Rusia (en el enorme campo de trabajo de Vorkuta).

Tras la muerte de Stalin; Rusia asistió a una intensa lucha entre fracciones que concluyó con la victoria de la “camarilla revisionista” de N. S. Kruschev en el XX Congreso del PCUS en 1956. En éste fueron denunciados, ante un mundo atónito, los crímenes y los excesos de la era estalinista. La nueva línea anunciada por Kruschev prometía una vuelta a la democracia proletaria, acompañada de una política exterior de “coexistencia pacífica”, en la que Rusia se limitaría a competir económica e ideológicamente con el “occidente capitalista”. En los países de Europa del Este, esa tendencia “liberal” de la burocracia reclamaba, inevitablemente, una mayor independencia económica respecto a Rusia. Para los “liberales” el principal problema era, sin embargo, saber hasta donde podían llevar, sin riesgos, sus impulsos nacionalistas.

Los rusos parecían, en un primer momento, proclives a animar programas de reformas prudentes en sus países satélites. En Hungría, en 1953, Malenkov le pidió al estalinista Rákosi que cediera su puesto al reformista Imre Nagy. Este reclamaba una ralentización del desarrollo de la industria pesada y que se pusiera más énfasis en la producción de bienes de consumo, la suspensión de las campañas de colectivización en el campo y una relajación del control sobre la “cultura”. Durante algunos años la burocracia húngara estuvo desgarrada por el conflicto entre los “conservadores” (apalancados sobre todo en la Policía y la jerarquía del Partido) y los “reformadores” (asentados en los escalones inferiores de la burocracia; los directores de las fábricas,...). Al mismo tiempo, la “liberalización” del arte dio lugar a un movimiento nacional de artistas y de intelectuales cuyas aspiraciones de independencia nacional y de “democracia” sobrepasaban considerablemente el programa defendido por la fracción Nagy de la burocracia.

Pese a la prudencia de la “NEP” de Nagy, la burocracia rusa decidió pronto que iba demasiado rápida; por lo que, en 1955, Nagy fue descabalgado del poder y reemplazado por el impopular Rákosi. Pero los rusos y sus lacayos habían puesto ya en marcha algo difícil de controlar: el movimiento de protesta de los artistas, de los intelectuales y de los estudiantes, que continuó inflamándose. En abril de 1956 estudiantes de los «Jóvenes Comunistas» constituyeron el llamado «Círculo Petöfi» que, aunque oficialmente era un grupo de discusión cultural, se convirtió pronto en una especie de “Parlamento” donde se agrupaba todo el movimiento de oposición. La censura por las autoridades de este movimiento contribuyó a darle un mayor impulso.

En junio de 1956 los obreros de Poznan, en Polonia, desencadenan una huelga de masas que toma rápidamente el cariz de una insurrección local. Aunque rápida y brutalmente reprimida, la revuelta desembocó en el triunfo de los “reformistas” dirigidos por V. Gomulka. Este “izquierdista”, como le ocurrirá a su sucesor en 1970 (Gierek), ascendió al poder como único personaje capaz de mantener el control sobre la clase obrera.

Las convulsiones en Polonia aceleraron acontecimientos en Hungría. La insurrección del 23 de octubre en Budapest vino precisamente precedida de una manifestación masiva, organizada en principio por los estudiantes, «en solidaridad con el pueblo de Polonia». La respuesta intransigente de las autoridades que tachó a los estudiantes de “fascistas” y de “contrarrevolucionarios”, la sangrienta represión llevada a cabo por la AVO (policía secreta) y, sobre todo, el hecho de que a la manifestación “estudiantil” se sumasen miles y miles de obreros, transformó esa protesta pacífica  que exigía reformas democráticas y el retorno de Nagy, en una insurrección armada.

 

El carácter de clase de la insurrección húngara

 

No podemos entrar aquí a analizar todos los detalles de lo ocurrido en Hungría desde la insurrección del 23 de octubre hasta la intervención final de Rusia que costó la vida a miles de personas, la mayoría de ellas jóvenes obreros. Abordaremos únicamente aspectos generales de la revuelta para despejar las numerosas confusiones que la envuelven.

Como hemos visto, la oposición a la “vieja guardia” estalinista se expresaba de dos maneras. La primera provenía de la propia burguesía; era llevada acabo por los burócratas liberales y estaba apoyada por los estudiantes, los intelectuales y los artistas más radicales. Defendían una forma más democrática y útil de capitalismo de Estado en Hungría. La “otra oposición” era la resistencia espontánea de la clase obrera a la explotación monstruosa que se le imponía. Y como se ha podido ver claramente en Alemania del Este y en Polonia, esta resistencia era una amenaza potencial no solo para una u otra fracción de la clase dominante, sino para la supervivencia del capitalismo mismo. En Hungría, esos dos movimientos “se juntaron” en la insurrección. Pero fue la intervención de la clase obrera lo que transformó un movimiento de protesta en insurrección. Y fue la contaminación de la insurrección obrera por toda la ideología nacionalista y democrática de los intelectuales, lo que debilitó y confundió al movimiento proletario.

Los obreros se “juntaron” al movimiento de protesta por el odio instintivo que sentían hacia el régimen estalinista y a causa de las condiciones intolerables en las que les forzaban a vivir y a trabajar. Cuando los trabajadores empezaron a tener un mayor peso en el movimiento éste tomó un  carácter violento e intransigente que nadie había previsto. Aunque es verdad que otros elementos  (estudiantes, soldados, campesinos, etc.) participaron en el combate, lo cierto es fueron esencialmente jóvenes trabajadores quienes, en los primeros días de la insurrección, destruyeron  el primer contingente de carros enviados por Rusia a Budapest para restaurar el orden. Fue sobre todo la clase obrera quien desmanteló la policía y el ejército húngaros, y quien tomó las armas para combatir a la policía secreta y al ejército ruso. Cuando llegó la segunda oleada de carros rusos para masacrar la insurrección, éstos se dirigieron directamente a los barrios obreros para convertirlos en ruinas, sabedores de que eran los principales centros de resistencia. Incluso tras la «restauración del orden» con el gobierno de J. Kádár, y la masacre de miles de obreros, el proletariado húngaro prosiguió su resistencia llevando adelante numerosas y duras luchas.

La expresión más clara del carácter proletario de la revuelta fue la aparición de verdaderos Consejos Obreros en todo el país. Elegidos desde las fábricas, llegaron a coordinarse a escala de ciudades e incluso de regiones industriales enteras, y fueron sin duda el centro organizativo de toda la insurrección. Se hicieron cargo de la organización de la distribución de las armas, del abastecimiento, de la dirección de la huelga general y también de la de la lucha armada. En algunas ciudades detentaron total e incontestablemente el mando. La aparición de estos Soviets aterró a los capitalistas “soviéticos”, y la “simpatía” por la revuelta que mostraron las democracias occidentales se nubló por el carácter excesivamente “violento” de este movimiento.

Pero alabar simplemente las luchas de los obreros húngaros sin analizar sus enormes debilidades y sus confusiones, sería traicionar nuestra tarea como revolucionarios que no consiste en aplaudir pasivamente las luchas del proletariado, sino en criticar sus límites y señalar los objetivos generales del movimiento de la clase. Pese a que los obreros tuvieron  de facto el poder en grandes zonas de Hungría durante el periodo insurreccional, la rebelión de 1956 no fue una tentativa consciente del proletariado de tomar el poder político ni de construir una nueva sociedad. Fue una revuelta espontánea que fracasó, que no llegó a revolución, porque a la clase obrera le faltó una  comprensión política clara de los objetivos históricos de su lucha.

En lo inmediato, el obstáculo principal con que tropezaron los obreros húngaros para desarrollar una conciencia revolucionaria, fue la enorme presión que las ideologías nacionalistas y democráticas ejercían sobre ellos desde todos los lados. Quienes más se significaron en la propagación de estas ideologías fueron los estudiantes y los intelectuales, pero los propios obreros se veían también inevitablemente atrapados en estas ilusiones. Así pues, en lugar de afirmar los intereses autónomos del proletariado contra el Estado capitalista y las demás clases, los consejos  tendían a identificar la lucha de los obreros con la lucha “popular” para reformar la máquina estatal en la perspectiva de la «independencia nacional».

La independencia nacional es una utopía reaccionaria en la época de la decadencia capitalista y del imperialismo. En lugar de llamar - como hicieron los Soviets en Rusia en 1917- a la destrucción del Estado burgués y a la extensión internacional de la revolución, los consejos de Hungría en el 56 se limitaron a reivindicar: la retirada de las tropas rusas, una «Hungría socialista independiente» dirigida por Imre Nagy, la libertad de expresión, la autogestión de las fábricas, etc. Los métodos de lucha utilizados por los consejos eran implícitamente revolucionarios, expresaban la naturaleza intrínsecamente revolucionaria del proletariado, pero los objetivos que adoptaron quedaron todos en el marco político y económico del capitalismo. La contradicción en la que se encontraron los consejos está resumida en la reivindicación siguiente, emitida por el consejo obrero de Miskolc: «El gobierno debe proponer la formación de un consejo nacional revolucionario basado en los consejos obreros de los diferentes Departamentos y de Budapest, y compuesto por delegados elegidos democráticamente por estos. Al mismo tiempo el antiguo Parlamento debe ser disuelto». (Citado en Burocracia y Revolución en Europa del Este, de Chris Harman, p. 161).

El consejo de Miskolc expresa aquí su hostilidad al sistema parlamentario burgués y, como otros consejos, su protesta contra la reaparición de los antiguos partidos burgueses. Tales posiciones muestran que la clase obrera, organizada en consejos, se dirigía a tientas hacia el poder político. Sin embargo puede apreciarse, al mismo tiempo, el terrible peso de la mistificación de ver al Estado estalinista como algo que, de una forma u otra, «burocráticamente degenerado» o no, seguiría perteneciendo al proletariado. Esta ilusión impidió a los Consejos dar el paso realmente crucial que habría hecho de la revuelta una revolución proletaria: la destrucción de toda la máquina estalinista del Estado burgués, tanto su ala “conservadora” como la “liberal”. En lugar de dar este paso, los consejos dirigieron sus reivindicaciones (disolución del parlamento, organización de un consejo central de los obreros) al gobierno de Imre Nagy, o sea ¡a la misma fuerza que ellos debían haber eliminado! Tales ilusiones no podían sino conducir al aplastamiento de los consejos o a su integración en el Estado burgués. Hay que decir, en su honor, que la mayoría de los consejos obreros  perecieron luchando o se disolvieron cuando vieron que no había ya esperanzas de desarrollo de la lucha y que estaban condenados a convertirse en órganos de amortiguación social para el gobierno de J. Kádár.

Esa incapacidad de los obreros húngaros para desarrollar una comprensión revolucionaria de su situación, se plasma también en el hecho de, por lo que sabemos, las enormes convulsiones que se vivieron no dieron lugar a ninguna agrupación política revolucionaria en Hungría. Como escribió Bilan - la publicación de la Izquierda italiana en los años treinta  - a propósito de España, el fracaso del proletariado español para crear un partido de clase, pese a la naturaleza radical de su lucha, fue fundamentalmente expresión del pozo en que estaba metido el movimiento proletario internacional en ese momento. La situación en 1956 era, desde todos los puntos de vista, aún peor: la última de las fracciones comunistas de izquierda había desaparecido, no solamente en Hungría sino en todo el mundo; el proletariado se encontraba sin casi ninguna expresión política propia; las pocas voces revolucionarias que existían resultaban fácilmente ahogadas por el clamor de las fueras de la contrarrevolución, cuyo papel era hablar en “nombre” de la clase obrera. Los estalinistas de todos los países mostraron su naturaleza brutalmente reaccionaria calumniando a la sublevación obrera, tratándola de «conspiración» montada por Horthy o la CIA. En esa época muchas personas abandonaron asqueadas los PC, pero estos como partido respaldaron la represión despiadada de los trabajadores húngaros. Uno de los que más se significó, fue el dirigido por «el Gran Timonel », el Presidente Mao, que desde Pekín criticó a Krushev por ¡no haber reprimido con suficiente severidad la revuelta! En cuanto a los trotskistas, su “apoyo” a la sublevación parecería acercarles a los trabajadores; sin embargo, al caracterizar la revuelta como una «revolución política» en pro de la “democracia obrera” y la “independencia nacional”, contribuyeron a reforzar la insidiosa mistificación según la cual el Estado en Hungría ya tenía un carácter obrero y bastaba únicamente con depurarlo de sus deformaciones burocráticas para que estuviera totalmente en las manos del proletariado. Vale la pena recordar también que los llamados Socialistas Internacionales que, al parecer, definen a Rusia como un país dominado por el capitalismo de Estado, consideran, sin embargo que debe ser apoyado, al menos como «mal menor» ante cualquier situación de confrontación interimperialista con los Estados Unidos. Abundan los ejemplo de ese apoyo de los “SI” a las luchas de “liberación nacional” teledirigidas por Rusia. Uno de los últimos es su respaldo al MPLA en Angola. Por tanto su “apoyo” a la sublevación obrera de Hungría de 1956 no es más que una hábil mezcla de moralismo pequeño burgués y de total estafa.

Hasta que punto los trotskistas se esforzaban por que la lucha de los trabajadores se mantuviera dentro del marco del Estado burgués y que los obreros húngaros actuaran pura y simplemente como carne de cañón al servicio de los burócratas “liberales” de los regímenes estalinistas, queda expresado, de manera clara y concisa, en la toma de posición que, en 1956, publicara Ernest Mandel, gran prior de la IV Internacional, con motivo de la victoria de la camarilla Gomulka en Polonia: «La democracia socialista deberá ganar aún muchas batallas en Polonia, (pero) la batalla principal, la que ha permitido a millones de obreros identificarse nuevamente con el estado obrero, esta ya está ganada» (Citado por Harman, p.108).

Después de 1956 se han publicado análisis muy “radicales” de los acontecimientos de Hungría, pero pocos rompen con el esquema trotskista. Por ejemplo, los libertarios de Solidarity, en su folleto Hungría 56, veían la reivindicación de la autogestión obrera (¡promovida por los propios sindicatos húngaros!) como el verdadero núcleo revolucionario de la sublevación. Pero esta reivindicación, así como el llamamiento a la independencia nacional y a la democracia, no son más que formas suplementarias de distraer a los obreros de su tarea principal: la destrucción del estado capitalista, la toma por los consejos no simplemente de la producción sino del poder político.

La ausencia de cualquier tendencia comunista clara en los años cincuenta reflejaba la razón histórica esencial del callejón sin salida al que se vio abocada la sublevación húngara. En este periodo el sistema capitalista mundial atravesaba el gran boom de la reconstrucción posterior a la guerra, y la clase obrera no se había recuperado aún de las sangrientas derrotas que había sufrido en los años 20, 30 y 40. Muchas fracciones de la burguesía recuerdan hoy con nostalgia los años 50 porque fue un periodo en el que la ideología burguesa parecía haber conquistado el control absoluto de la clase obrera, y donde las contradicciones económicas del sistema parecían pesadillas del pasado. La crisis económica y la lucha proletaria que se manifestaban en los años 50 tras el «telón de acero» quedaban limitadas a esos países, por lo que sus trabajadores se veían aislados y sometidos a las ilusiones derivadas de una situación aparentemente “particular”. Como el capitalismo occidental aparecía próspero y libre, no era difícil que los obreros del bloque del Este vieran su enemigo o en Rusia o en el estalinismo, y no en el capitalismo mundial. Esto explica las terribles ilusiones que con frecuencia tenían los insurrectos sobre los regímenes “democráticos”. Muchos esperaban que el Oeste «les vendría a ayudar contra los rusos». Pero Occidente había reconocido ya, en Yalta, el “derecho” de Rusia a explotar y oprimir a los trabajadores de los países del Este y no tenía ningún interés en ayudar a algo tan incontrolable como una sublevación masiva de obreros. Es más, las “democracias” le echaron un oportuno capote moral al Kremlin para aplastar  la insurrección, atacando el Canal de Suez en el preciso momento en que los rusos preparaban su entrada en Budapest. Solos y aislados, los obreros húngaros se batieron como leones pero su lucha estaba condenada a la derrota.

 

Ayer, hoy y mañana

 

El mundo capitalista ya no es el de los años 50. Desde finales de los 60, el capitalismo en su conjunto se ha hundido, cada vez más profundamente, en una crisis insoluble, expresión de la decadencia histórica del capitalismo. En respuesta a esta crisis, una nueva generación de trabajadores consolidada en el periodo de reconstrucción, ha abierto un nuevo periodo en la lucha de clases a escala internacional. Hoy, la crisis y la lucha de clases recorren tanto el Este como el Oeste. En el Este, la vanguardia de este movimiento la han asumido los obreros polacos cuyas huelgas en 1970 y 1976 fueron una advertencia a las burocracias estalinistas en todo el mundo. Si se comparan las huelgas de Polonia con la sublevación en Hungría, se puede ver que muchas de las ilusiones de los años cincuenta han comenzado a perder su influencia. Los obreros de Polonia no han sido derrotados como “polacos” sino como obreros, y su enemigo inmediato no han sido los “rusos” sino su propia burguesía. Su objetivo inmediato no ha sido la defensa de “su” país sino la defensa de su nivel de vida. Esta reaparición del proletariado internacional, en su terreno de clase, es lo que ha puesto la revolución comunista mundial a la orden del día de la historia. Pero aún cuando la sublevación húngara de 1956 pertenece a un momento ya superado hoy por la clase obrera, sí contiene numerosas enseñanzas que el proletariado debe asimilar para adquirir la conciencia de su misión revolucionaria. Con sus errores y confusiones, la sublevación húngara muestra muchas y cruciales lecciones cruciales sobre los enemigos de la clase obrera: el nacionalismo, la autogestión, el estalinismo bajo todas sus formas, la “democracia” occidental, etc., etc. Al mismo tiempo, al hacer reaparecer el espectro de los Consejos Obreros armados, que tanto aterrorizó a la burguesía tanto del Este como del Oeste, la insurrección de 1956 fue un heroico signo anunciador del futuro que le aguarda al proletariado en todo el mundo.

 

C.D. Ward, diciembre 1976.

 

 

 

 

 

 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 192, 15 Noviembre 2006 - 15 Enero 2007

Acerca de los acontecimientos en Oaxaca



Publicamos a continuación una hoja difundida por nuestros camaradas en México.

La represión que el Estado ha lanzado en contra de la población de Oaxaca deja al descubierto el verdadero rostro feroz y sanguinario de la democracia. La ciudad de Oaxaca se encuentra desde hace más de 5 meses como un polvorín donde la presencia de cuerpos policíacos y paramilitares han sido el brazo principal para extender el terror estatal. La invasión de domicilios, el secuestro y la tortura son los mecanismos que el Estado utiliza en Oaxaca para restablecer el “orden y la paz”. El resultado de la incursión policíaca de principios de Noviembre no tuvo un “saldo blanco”, como lo dice el gobierno, en realidad ha habido decenas de “desaparecidos”, diversos presos y por lo menos 3 muertos (sin contar las cerca de 20 personas que fueron abatidas por las guardias blancas de Mayo a Octubre de este año).

La clase dominante hace 6 años, divulgó que, con la llegada del gobierno de Fox se entraba a un “período de cambio”, pero la realidad puso al desnudo que el capitalismo por más cambios que haga de personajes o partidos en su gobierno no puede ofrecer ninguna mejora... como nunca ha quedado confirmado que lo único que puede ofrecer este sistema es mayor explotación, miseria y represión. Por eso ante los acontecimientos que se vienen sucediendo en Oaxaca, el conjunto de la clase obrera debe hacer una reflexión profunda, reconociendo que la actuación brutal y represiva que se ejerce no es propia de un gobierno o de un funcionario, sino es la naturaleza del capitalismo y su democracia, tanto de izquierda como de derecha. Al mismo tiempo se precisa reconocer las debilidades y dificultades en que los trabajadores se encuentran metidos. Se requiere hacer un balance general sobre el significado de estas movilizaciones, de manera que las preocupaciones de los trabajadores oaxaqueños se integren en las preocupaciones de todos los explotados, por ello es que se necesita hacer un seguimiento profundo que ayude a la reflexión de los trabajadores de esa región, pero fundamentalmente que ayude a que el conjunto del proletariado a sacar las lecciones de estas movilizaciones y que le permita preparar adecuadamente los próximos combates. En ese afán, presentamos una serie de elementos que ayuden a tal reflexión.

1. La incursión de las fuerzas militares y policíacas en Oaxaca no tiene como objetivo principal el exterminio de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), sino fundamentalmente extender el terror como mecanismo de advertencia y amenaza para el conjunto de los trabajadores. El terror de Estado se ha desatado mediante la combinación de fuerzas represivas del gobierno federal y estatal, poniendo en evidencia que aún cuando hay pugnas entre las diferentes pandillas de la burguesía, logran establecer acuerdos para llevar a cabo su tarea represiva. De esa manera, suponer que es posible “dialogar” con un sector del gobierno es alimentar la falsa esperanza de que existan sectores de la burguesía “progresistas” o “abiertos”. Por eso, mantener como objetivo principal de las movilizaciones la salida de Ulises Ruíz del gobierno de Oaxaca, es ampliar la esperanza en que el sistema capitalista al democratizarse o cambiar de personajes puede mejorar. Desviar la reflexión y el descontento social hacia la impugnación de Ulises Ruíz no ayuda al desarrollo de la conciencia, por el contrario, extiende la confusión y alienta la confianza en la posibilidad de que los explotados puedan beneficiarse con un “mejor gobierno”.

2. Es evidente que los revolucionarios saludamos las expresiones de combatividad y de protesta de los trabajadores emprenden contra la explotación y la ignominia en que nos hunde el capitalismo. En ese sentido, en Oaxaca los profesores sintetizan el descontento existente, descontento que refleja una degradación de sus condiciones de vida. Esta lucha que empezó por mejoras salariales atrajo inmediatamente a otros sectores de la clase como lo son los desempleados, jornaleros y vendedores ambulantes, pero también levantó simpatías en estratos no explotadores pero marginados por igual por el capitalismo: campesinos pobres expulsados por la miseria de sus comunidades. Esa fuerza social que se ha expresado en Oaxaca muestra un coraje real y una disposición a la lucha, no obstante, esa potencia ha sido esterilizada porque los objetivos, los métodos y la conducción de las acciones no se mantuvieron en manos de la clase obrera, única clase que puede ofrecer una alternativa histórica a la decadencia del capitalismo.

3. Es un hecho que las pugnas que se desarrollan al interior de la burguesía han logrado copar el movimiento y lo han conducido hacia un callejón sin salida, es decir, hacia el falso dilema de apoyar a uno u otro bando: o a los viejos caciques o a fracciones “democratizadoras”. Por ejemplo, pedir la destitución del gobernador Ulises Ruiz es un apoyo explícito al bando burgués que pretende relevarlo en el poder. En ambos casos la clase trabajadora sale perdiendo y su independencia de clase queda reducida a furgón de cola de uno u otro bando. La burguesía desde antes de las manifestaciones de mayo, buscaba usar a las masas de explotados como “grupo de presión” para afectar a alguna de las fracciones burguesas en pugna. La intervención abierta de Esther Gordillo, de Murat, del mismo Ulises Ruíz, y otros, a través del sindicato de maestros (SNTE-CNTE, incluyendo los sectores “críticos” como el CCL) devela que las pugnas e intereses de la burguesía, sobre todo la de los caciques de la región sureña, son los que han dominado y aprovechado el descontento. De una lucha que empezó cuestionando la explotación capitalista se terminó en el falso razonamiento que atribuye la miseria a la “mala gestión” del bandido en turno.

4. La demostración más clara de cómo el combate ha perdido la claridad de sus objetivos y se desvía hacia el apoyo indirecto de alguna fracción de la clase dominante, es la colocación en segundo plano al problema del aumento salarial, dejando en primer lugar la renuncia del gobernador. Esto permitió que el sindicato y el gobierno federal presentaran el problema del aumento salarial como un asunto técnico, de simple dotación adecuada de recursos a una región mediante la planificación de las finanzas públicas. Lo que representaba una bandera para el conjunto de la clase obrera (aumento salarial y mejora en las condiciones de vida) se convirtió en un asunto “local”.

De la misma forma, empezaron a presentarnos como formas de lucha proletaria las desgastadas acciones del izquierdismo: plantones donde los trabajadores esperan pasivamente, marchas agotadoras, bloqueos y enfrentamientos desesperados. Estas acciones sólo aíslan y dividen a los trabajadores. Su esencia no se intenta buscar la solidaridad con otros trabajadores sino separarlos.

A pesar de la amplia simpatía que esta lucha despertó entre los trabajadores, la clase dominante se ha encargado de evitar que esa simpatía se transforme en solidaridad activa, eso lo obtiene cuando impone consignas limitadas y localistas, evitando que los trabajadores se encuentren en la reflexión abierta y colectiva.

5. La composición social de la APPO (más de 79 “organizaciones sociales”, 5 sindicatos y representantes de escuelas y padres de familia) en la que dominan sectores no asalariados, pero sobre todo, por ceder la discusión y la reflexión al dominio de sindicatos y grupos del aparato de izquierda del capital (enlazados de manera directa o indirecta a los intereses de fracciones de la burguesía), podemos afirmar que su naturaleza no es proletaria. Eso hace que la fuerza potencial de los trabajadores que participan en ella se diluya. Esta fuerza se esteriliza en una estructura en donde a pesar de presentar la forma de una organización basada en “asambleas abiertas”, hay, en la práctica, la manifestación de su verdadera esencia, es decir, el de un frente interclasista que se conduce bajo las consignas del izquierdismo y el cual aprovecha el aislamiento de los trabajadores y la desesperación de capas marginadas de la población. Este hecho queda demostrado con el llamado que ha hecho la APPO para transformarse en una estructura permanente (Asamblea Estatal de los Pueblos de Oaxaca), es decir, en otro partido político, eso sí, más radical. Así, en su convocatoria (9-Nov-06) define a la Constitución creada por la burguesía mexicana en 1917 como un “documento histórico que refrenda la tradición emancipadora de nuestro pueblo...” por lo que llama a su defensa, así como a la del “... territorio y los recursos naturales...” Es decir, su “radicalismo” se reduce a la defensa del la estrecha ideología nacionalista que es verdadero veneno contra los trabajadores. Más aún, en una falsificación del internacionalismo proletario, definen en su convocatoria, la necesidad de “Establecer lazos de cooperación, solidaridad y fraternidad con todos los pueblos de la tierra para la construcción de una sociedad justa, libre y democrática; una sociedad verdaderamente humana...”, y para tal fin indican que pugnarán por “la democratización de la ONU...”.

6. La constitución de la APPO no significó un avance para el movimiento de los trabajadores, su creación está ligada al sometimiento del descontento genuino de los trabajadores. La APPO es la camisa de fuerza en la que se metió la combatividad obrera. Copada por partidos políticos, trotskistas, maoístas, “marxistas-leninistas” y los sindicatos (principalmente el sindicato de maestros) desnaturalizaron e impusieron una orientación y una actuación alejada a los intereses de los trabajadores y del resto de explotados. Las comparaciones que hacen de la APPO con estructuras como el Soviet o un supuesto “embrión de estado obrero” constituyen un ataque artero contra las verdaderas tradiciones del movimiento obrero.

La organización proletaria se distingue porque los objetivos que defiende están en referencia directa a sus intereses y sus necesidades como clase, es decir en la defensa de sus condiciones de vida. No persigue una defensa de la “economía nacional”, de empresas estatales, ni mucho menos de la democratización del sistema que lo explota; busca ante todo mantener una independencia política que le permita asumir el combate contra el capitalismo mundial y su taparrabos: la democracia.

Por eso las luchas reivindicativas de los trabajadores representan la preparación de la crítica radical de la explotación, en tanto se presentan como una resistencia a las leyes económicas capitalistas. Sólo la radicalización de la lucha reivindicativa conduce a la lucha revolucionaria. Son momentos que forman parte de la preparación de los combates revolucionarios que habrá de enfrentar el proletariado, eso las hace ser el germen de la lucha revolucionaria.

7. Los trabajadores, como una clase internacional e internacionalista requiere hacer suyas las experiencias de sus combates pasados, por eso es fundamental, para impulsar el desarrollo de la conciencia, recobrar las lecciones de las movilizaciones desarrolladas por los estudiantes y trabajadores de Francia en contra del Contrato de Primer Empleo (CPE) en la primavera del 2006. Lo fundamental de estas movilizaciones es su capacidad de organización que logra mantener un control tal que impide que sindicatos e izquierdistas desvíen su objetivo central contra el CPE. En el mismo sentido se encuentran las movilizaciones de los trabajadores de Vigo en España (mayo-2006) que logran enfrentar el sabotaje sindical, defendiendo su reivindicación salarial a través del control de sus asambleas y la extensión de su lucha.

La defensa de sus condiciones de vida, la independencia organizativa y la reflexión masiva que estos movimientos lograron, son lecciones que pertenecer al conjunto del proletariado y que debe de hacer valer en sus combates.


10-noviembre-2006


¡Proletarios de todos los países, uníos!


Situación nacional: 

El "Grupo Comunista Internacionalista" escupe sobre el internacionalismo proletario

Corrientes políticas y referencias: 

El fracaso de la burguesía USA en Irak, no es una "victoria de los pueblos", ni un debilitamiento del imperialismo

«El balance es demoledor : 3.000 soldados muertos desde el comienzo de la guerra en Irak hace 3 años (de ellos 2800 pertenecientes a las tropas americanas), 655.000 iraquíes muertos mientras los atentados mortales y los enfrentamientos entre fracciones chiítas y sunitas no hacen más que intensificarse.

Los más de 160.000 soldados de ocupación presentes en el suelo iraquí se muestran incapaces de asegurar su misión de “mantenimiento del orden” en un país que se encuentra al borde de la guerra civil» (Revista Internacional nº 127).

 

El desastre iraquí

Ya nadie puede negar el rotundo fracaso de la aventura USA en Irak. Las recientes elecciones del 6 de noviembre han sido orquestadas por la burguesía norteamericana para salvar la cara:

  • por una parte, desviar hacia el terreno electoral el creciente descontento del proletariado y de una gran parte de la población ante la guerra;

  • por otro lado, consensuar una “nueva política” entre sus fracciones dominantes (demócratas y republicanos) para intentar paliar las consecuencias del desastre.

Bush ha comparado Irak con Vietnam. Tal paralelo es «una engañosa subestimación. Entonces la retirada de las tropas americanas de Vietnam permitió una reorientación estratégica beneficiosa de sus alianzas llevando a China a su propio campo contra la antigua URSS. Hoy, la retirada de tropas americanas sería una pura capitulación sin contrapartida alguna conllevando un descrédito completo de la potencia americana. Llevaría consigo simultáneamente el estallido de Irak provocando un agravación considerable del caos en la región» (Revista Internacional nº 127)

¿Cómo es posible que el ejército más poderoso de la Tierra haya hecho el ridículo en las tierras mesopotámicas?

No puede decirse que tal fiasco haya sido debido a la “resistencia popular”. En Irak no hay una guerra “contra el invasor”, como pudo serlo la guerra de independencia española de 1808 contra Napoleón, sino una guerra caótica dentro de la propia clase dominante iraquí dividida en innumerables facciones. Estados Unidos ha destapado la caja de Pandora y la principal víctima ha sido la propia población iraquí. Día tras día son torturados y asesinados por escuadrones de la muerte trabajadores, profesores, médicos, mujeres, desempleados…, en una orgía asesina sin freno ni perspectiva. Todos los días los atentados sangrientos llevan la tragedia a miles de familias.

Tampoco podemos atribuirlo a la incompetencia del actual equipo dirigente de la Casa Blanca. Es cierto que Bush es un estúpido[1] y que la pandilla que le rodea es una mezcla de pícaros como Cheeney - el siniestro e invisible vicepresidente - y de iluminados “neocon”. Sin embargo, la estrategia que puso en marcha en 2001 respondía plenamente a las necesidades y objetivos del capital americano y ya había sido prevista y preparada por la administración Clinton. «En estas guerras se ha ido viendo cada vez más claro cuál es la estrategia global y precisa que persiguen los Estados Unidos: conseguir un completo dominio de Oriente Medio y Asia Central para así cercar militarmente a sus principales rivales (Europa y Rusia), cerrándoles las salidas, y tener en su mano poder cortarles el acceso a las fuentes de energía» (Resolución sobre la Situación Internacional del 16º Congreso de la CCI, publicada en Revista Internacional nº 122). Las operaciones en Afganistán e Irak, el hostigamiento a Irán y Siria, el intento de “solucionar” el eterno conflicto Israel – Palestina, obedecen a la necesidad americana de instalarse mediante la fuerza militar en esa zona estratégica vital para, desde ella, pararle los pies a todos sus grandes rivales: Alemania – cuya expansión siempre ha tenido como meta Bagdad -, Francia y Gran Bretaña que ansían volver a los dorados años 20 en que eran los dueños de Oriente Medio, Rusia que aspira a una salida a los “mares cálidos”, China, deseosa de tener cabezas de puente en Irán y Pakistán.

Para explicar el fracaso de Estados Unidos en Irak hay que comprender la evolución histórica del capitalismo en las 2 últimas décadas. Con la implosión de la antigua URSS el capitalismo mundial entraba en su época de descomposición[2], y se veía cada vez más dominado por el choque caótico de intereses entre los múltiples bandidos imperialistas puesto que todo Estado – por pequeño que sea - es imperialista, y su objetivo natural es expandirse a costa de sus vecinos, rivales o “aliados”. La crisis histórica del capitalismo llevó a la desaparición de los antiguos bloques y a partir de ese momento, todos los Estados pudieron dar rienda suelta a sus propios y contradictorios intereses nacionales.

La primera confirmación de esa perspectiva vino con la primera guerra del Golfo en 1990 frente a la cual señalamos que « frente a la tendencia al caos generalizado propia de la fase de descomposición, y a la que el hundimiento del bloque del Este ha dado un considerable acelerón, no le queda otra salida al capitalismo, en su intento por mantener en su sitio a las diferentes partes de un cuerpo con tendencia a desmembrarse, que la de imponer la mano de hierro de la fuerza de las armas. Y los medios mismos que está utilizando para contener un caos cada vez más sangriento son un factor de agravación considerable de la barbarie guerrera en la que se ha hundido (…) El mundo aparece como una inmensa timba en la que cada quien va a jugar por su cuenta y para sí, en la que las alianzas entre Estados no tendrán ni mucho menos, el carácter de estabilidad de los bloques, sino que estarán dictadas por las necesidades del momento. Un mundo de desorden asesino, de caos sanguinario en el que el gendarme americano intentará hacer reinar un mínimo de orden con el empleo cada vez más masivo y brutal de su potencial militar» (“Militarismo y descomposición”, Revista internacional nº 64, 1er trimestre de 1991).

Este intento de ejercer como gendarme mundial atrapa a la potencia norteamericana en una contradicción insuperable: «sí renuncia a aplicar o hacer alarde de su superioridad militar, eso no puede sino animar a los países que discuten su autoridad a ir todavía más lejos (pero) cuando utiliza la fuerza bruta, incluso, y sobre todo, cuando con ese medio consigue momentáneamente hacer tragar sus veleidades a los adversarios, ello lo único que hace es empujarlos a aprovechar la menor ocasión para tomarse el desquite e intentar quitarse de encima la tutela americana» (Resolución sobre la situación internacional del 12º Congreso de la CCI, Revista Internacional nº 90).

 

La fronda generalizada contra Estados Unidos

Esta contradicción que va pegada como una lapa a la trayectoria reciente del imperialismo americano es la que ha propiciado una degradación de su posición en el mundo que con el desastre iraquí alcanza el peor nivel de toda su historia[3].

Por ello no es de extrañar que hoy le planten cara Estados de 5ª categoría o incluso bandas terroristas desconocidas. Corea del Norte, un Estado de opereta conducido por un megalómano proxeneta donde la inmensa mayoría de sus habitantes mueren de hambre, se permite el lujo de poseer armas nucleares sin que el Gran Gendarme pueda hacer otra cosa que “abrir negociaciones”. En América del Sur, el payaso Chávez no hace sino reunir aliados contra el “Gran Satán”. Irán se suma igualmente al carro nuclear lanzando continuos desafíos al Gigante sin que éste consiga pararle los pies. Rusia aprovecha todas las ocasiones para ponerle piedras en el zapato (Georgia, apoyo a Irán etc.)…

En el bando de los “aliados tradicionales” Alemania y Francia se oponen a sus iniciativas y en España el gobierno Zapatero retiró las tropas de Irak y hoy tiene el atrevimiento de proponer un “Plan de Paz” para Oriente Medio (asociado a Chirac).

Sin embargo, lo más significativo es la actitud que están tomando los dos Estados que le han mantenido una mayor fidelidad –dentro de lo que se puede pedir entre gángsteres-: Israel y Gran Bretaña.

Desde la eliminación de Rabín en 1995, la burguesía israelí ha ido afirmando sus propias veleidades imponiendo en muchos casos su política como un hecho consumado a Washington. Ha saboteado de forma descarada los intentos de llegar a un arreglo con la burguesía palestina. Estados Unidos no ha podido hacer otra cosa que ir a rastras de sus designios a pesar de que la prolongación indefinida del contencioso palestino debilita su autoridad y le impide ganar implantación en el mundo árabe. Israel tenderá a jugar sus propias bazas pues se ve cada vez más amenazado tanto por la pérdida de autoridad de USA como por el creciente ascenso de Irán.

Por su parte, Gran Bretaña intenta tomar distancias. La más reciente propuesta de Blair – celebrar una Conferencia Internacional para dar una “solución global” a Irak, Afganistán y Palestina con presencia destacada de Irán y Siria - constituye una piedra muy difícil de tragar para Estados Unidos ya que le supondría, de aceptarla, el negociar de igual a igual con los dos paladines del famoso “eje del mal”.

 

La escalada del caos imperialista

Esta dificultad generalizada de Estados Unidos no abre ninguna perspectiva de “liberación” para los pueblos o de “paz” para el mundo. Muy al contrario: acelera la dinámica ya en curso hacia el hundimiento de partes crecientes del planeta en un caos guerrero sin solución.

Los grupos “izquierdistas” (trotskistas, estalinistas, algunos anarquistas) babean de gusto ante los fracasos norteamericanos. Su identificación del imperialismo con Estados Unidos[4] les lleva a vender la ilusión de que “el debilitamiento de USA es el debilitamiento del imperialismo y por ende del capitalismo”. Eso es una falsificación escandalosa. El capitalismo es un sistema mundial que desde principios del siglo XX ha entrado en su fase imperialista y como dice muy bien el grupo proletario turco Enternasyonalist Komunist Sol[5]«el imperialismo es la política natural que practica todo Estado Nacional o toda organización que funciona como un estado nacional». No es verdad que muerto el perro se acabó la rabia. En primer lugar, el perro rabioso USA seguirá con sus demostraciones de fuerza militar causando miles de víctimas y sembrando el caos allí donde vaya pues esa es la única respuesta posible que tiene frente al caos galopante y al creciente desafío a su autoridad. Sí en 2008 los demócratas ascienden al trono imperial se verán obligados – más allá de unos cuantos toques de maquillaje “multilateral”- a la misma política de huida hacia delante del gabinete Bush.

En segundo lugar, la pérdida de autoridad de USA da alas a toda clase de Estados de cuarta categoría que desarrollan sus fechorías con la misma o peor brutalidad que sus cofrades mayores sembrando por todos los lados un caos indescriptible. Esta realidad se ve ilustrada por dos hechos recientes:

- la posesión del arma nuclear por parte de Corea del Norte ha desencadenado una carrera armamentística de consecuencias imprevisibles: China se refuerza en el terreno nuclear y Japón está iniciando un proceso de rearme. Todo esto no puede sino avivar las tensiones en el Extremo Oriente;

- el reforzamiento de Hezbollah tras la guerra del Líbano coloca a este país al borde la guerra civil entre las sus múltiples fracciones. El área que va de Oriente Medio hasta el Asia Central se encamina gradualmente hacia un estallido de guerras a la vez internas y entre Estados: el ascenso de Irán, la escalada militarista de Israel, las tensiones que pueden volver más pronto o más tarde entre Pakistán e India –potencias nucleares- etc., son los ingredientes de este temible cóctel explosivo.

 

Solo el proletariado tiene la alternativa

Durante el siglo XX y lo que va del XXI, la humanidad ha sufrido innumerables desgracias y catástrofes: epidemias, hambrunas, crisis económicas, destrucción medio ambiental, degeneración moral…, pero la peor de todas si cabe ha sido la barbarie de la guerra imperialista.

La guerra imperialista ha tomado diferentes formas: dos Guerras Mundiales (1914-18 y 1930-45); la situación de guerras localizadas durante la Guerra Fría (1945-1989) y a partir de 1989 una nueva forma: las guerras caóticas que han afectado a 4 continentes (Europa –los Balcanes y la antigua URSS-, Asia, África y América Latina –Colombia, Haití)[6]. Estas distintas formas han manifestado el callejón sin salida sangriento en el que se haya atorado el capitalismo.

Contra la guerra la única alternativa es la lucha internacionalista del proletariado. La lucha contra TODOS los Estados (o bandas aspirantes al dominio estatal como los clérigos sanguinarios de Hezbollah) y contra todos los bandos en conflicto. Este pasaje del grupo proletario turco que antes citábamos (Enternasyonalist Komunist Sol) ilustra la política que debe seguir el proletariado para lograr la fuerza necesaria para abatir el capitalismo y con él la guerra imperialista:

«En Turquía como en el resto del mundo, la mayor parte de los izquierdistas han aportado su apoyo total a la OLP y a Hamas. En el conflicto del Líbano se han expresado con una sola voz para decir que ‘todos estamos con Hezbollah’. Siguiendo esta lógica consistente en decir ‘el enemigo de mi enemigo es mi amigo’ han apoyado plenamente esta organización violenta que ha empujado a la clase obrera a una desastrosa guerra nacionalista. Este apoyo de los izquierdistas al nacionalismo no difiere gran cosa de lo que dice el MPH[7]. La guerra entre Hezbollah e Israel así como la guerra de Palestina son guerras interimperialistas y todos los campos utilizan sin excepción el nacionalismo para encadenar a la clase obrera a sus designios guerreros. Cuanto más sean los obreros aspirados por el nacionalismo más perderán toda capacidad para actuar como clase. Por ello ni Israel, ni Hezbollah, ni la OLP, ni Hamas, deben ser sostenidos bajo ninguna circunstancia».

 

Smolny 18-11-06

1]El escritor Norman Mailer lo ha calificado como «el peor presidente de la historia de Estados Unidos: ignorante, arrogante y estúpido»

2Ver en la Revista Internacional nº 62 nuestras Tesis sobre la Descomposición

3 Tras superar 2 difíciles momentos (la invasión inglesa de 1812-14 y la guerra de Secesión de 1861-65), Estados Unidos no ha hecho más que acumular éxito tras éxito –incluso el fracaso en Vietnam fue, como hemos dicho antes, ampliamente compensado por el paso de China a su órbita-. Sólo a partir de 1990 con el fracaso en Yugoslavia y Kosovo y ahora en Irak y Afganistán se ha invertido la tendencia.

4 Ver ¿Qué es el imperialismo? en nuestra web: www.internationalism.org.

5 Ver en Révolution Internationale nº 372 «Internacionalistas contra la guerra del Líbano», en francés.

6 A estas expresiones de enfrentamiento abierto hay que añadir la nueva forma que ha tomado el terrorismo con los atentados masivos iniciados en 2001 que deben ser considerados como una variante particular de la guerra imperialista

7 MPH: Partido del Movimiento Nacional. Se trata del grupo fascista turco llamado Los Lobos Grises

Noticias y actualidad: 

En España como en todo el mundo… el futuro pertenece a la lucha de la clase obrera.


Publicamos a continuación una Resolución sobre la situación en España, con el que la sección de la CCI en este país toma posición ante la situación actual y las perspectivas de la lucha de clases en España.


1.- La lucha de clases entre el proletariado español y la burguesía se encuadra en el mismo marco internacional que se abrió con el viraje social de la primavera francesa en 2003, pero que tuvo una dimensión internacional con las mayores movilizaciones en Austria desde 1945, y las luchas del metal en Alemania. Estos movimientos vinieron a poner fin al retroceso en la combatividad y la conciencia que padeció nuestra clase a raíz del hundimiento del bloque soviético y del estalinismo. Las luchas y movilizaciones masivas frente a los ataques del capitalismo que se concretaban en el endurecimiento y deterioro del sistema de jubilaciones, unían a todas las generaciones obreras, significativamente a la generación del 68 que fue capaz de acabar con la contrarrevolución y a las nuevas generaciones proletarias. Este viraje social cristalizó en España en las luchas del verano del 2003 en la refinería de Repsol en Puertollano y en las huelgas de los obreros de los astilleros del otoño de 2004, aunque todavía en estas luchas no se aprecie esa unión entre las dos generaciones obreras y los sindicatos tuvieran margen de maniobra para aislarlas y derrotarlas. En la lucha de SEAT de finales de 2005 sí vemos la primera tentativa de unión entre las dos generaciones obreras y la necesidad de luchar confrontándose a los sindicatos, aunque la burguesía supo maniobrar para aislar la lucha utilizando la desmovilización de las vacaciones de Navidad y las maniobras rastreras del sindicalismo “radical” encarnado en este caso en la CGT. La lucha de SEAT, como antes la de Astilleros, no logró echar atrás los despidos, y terminó con una derrota en el terreno económico, pero su principal contribución está en la experiencia de lucha que en ella se desarrolló contribuyendo a la maduración de la reflexión, la unidad, la fuerza y la confianza en sí mismos de los trabajadores.

En la primavera de 2006 asistimos a un cambio cualitativo en la dinámica de la lucha de clases internacional con las movilizaciones de los estudiantes franceses contra el ataque por parte del gobierno que intentó implantar el CPE: «La nueva movilización de las jóvenes generaciones de proletarios en Francia contra el CPE en las facultades, en los institutos, en las manifestaciones y en la solidaridad de todas las generaciones en torno a esta lucha, confirma la apertura de un nuevo período de confrontación entre las clases. La capacidad de las asambleas de tomar realmente en mano la lucha, la combatividad y también la reflexión, la madurez manifestada en ellas, y especialmente la capacidad para zafarse de la mayor parte de las trampas que la burguesía ha tendido al movimiento, todo esto muestra la eclosión de una profunda dinámica de desarrollo de la lucha de clases. Esta dinámica tendrá un impacto en las futuras luchas obreras» (Revista Internacional nº 125). Asistimos verdaderamente al germen de la huelga de masas, que es la forma en que se manifiesta la lucha del proletariado en la decadencia del capitalismo.

La huelga del metal de Vigo en mayo de 2006 viene a confirmar el punto de inflexión de la primavera francesa. En esta lucha los trabajadores expresaron, aunque a una escala más reducida, las mismas tendencias de las movilizaciones en Francia, sin que ello fuese producto de una transmisión mecánica, pues seguramente los trabajadores de Vigo no conocían todas las enseñanzas de las luchas en Francia (que primero fue silenciada por la burguesía más allá de las fronteras francesas, y luego sistemáticamente deformada por los medios de desinformación), sino como resultado del cambio en las condiciones generales de la lucha del proletariado internacional. Desde el principio los trabajadores de Vigo se dotaron de asambleas para organizar y dirigir la lucha, asambleas públicas en plena calle, abiertas no sólo a los trabajadores del metal sino también a los demás obreros. Los obreros se plantean ganar la solidaridad de los demás trabajadores, principalmente de las grandes empresas metalúrgicas a las que envían delegaciones masivas. Frente a las provocaciones policiales de la burguesía los trabajadores saben evitar la trampa y la provocación. La lucha de los trabajadores de Vigo surgió contra la precariedad y consiguió plantear y conquistar una reivindicación profundamente unificadora: el aumento de salario lineal igual para todos.

2.- La burguesía como es lógico no se ha quedado cruzada de brazos y ha contraatacado con todo su arsenal y aparato mediático. En la huelga del metal de Sevilla, pocos días después de la de Vigo, los sindicatos no permitieron que la situación “se les fuera de las manos”, y dispersaron a los obreros en múltiples cortes de carreteras que en vez de ganar la solidaridad del resto de trabajadores la entorpecía. Frente a los auténticos métodos proletarios de lucha y búsqueda de la solidaridad, los sindicatos aíslan las luchas con unas supuestas acciones “espectaculares”: durante este verano hemos visto como los trabajadores de astilleros de Sevilla se tiraban al río Guadalquivir impidiendo el paso de embarcaciones, o como empleados de Mercadona en Barcelona se “crucificaban” en las puertas de los supermercados de esta cadena. Esta ofensiva antiobrera se intensificó con la provocación y encerrona a los trabajadores del aeropuerto del Prat de Barcelona, donde se desarrolló un auténtico linchamiento moral de la lucha a través de los medios de “comunicación”, que insistían venenosamente en la idea de que las luchas obreras son insolidarias con el resto de los trabajadores. Por último la reconversión de TVE se saldó con más de 4000 despidos, consiguiendo los sindicatos imponer la desmovilización con las consabidas pantomimas, desvirtuando las asambleas, etc., y aislando a los trabajadores aprovechando las vacaciones para aprobar el plan de reconversión.

3.- A pesar de todas estas dificultades, lo que empieza a dominar la situación social a nivel internacional es la tendencia a una mayor afirmación de la presencia del proletariado en la escena social. La combinación del desarrollo de luchas cada vez más abiertas, tendiendo cada vez a ser más masivas, en las que la clase obrera pondrá en juego progresivamente lo que caracteriza el proceso hacia la huelga de masas, con la continuación y profundización de la maduración de la conciencia y la reflexión en sectores cada vez más amplios de ella, la unión en el combate de la dos generaciones proletarias actuales,…todo lo que se ha expresado en germen en las lucha actuales es lo que necesariamente va a pugnar por desarrollarse en el futuro.

Evidentemente, eso no quiere decir que ya desde hoy el camino hacia la huelga de masas esté expedito. Todo lo contrario, ya hemos visto en el punto anterior cómo la burguesía reacciona en España, lo que forma parte de la reacción internacional de la burguesía contra un proletariado que está superando quince años de retroceso. Por ello no veremos inmediatamente una proliferación de luchas. A diferencia de otras etapas de la lucha de clases, hoy las luchas obreras son muy difíciles puesto que el chantaje del paro hace que no sea fácil entrar en huelga. Del mismo modo, las deslocalizaciones son utilizadas como armas de intimidación permanente contra los obreros. La precariedad y la consiguiente inestabilidad laboral que ocasiona no hacen fácil las expresiones clásicas de lucha. Finalmente, el flujo constante de emigrantes que necesitan un periodo más o menos largo para reconocerse como parte de la clase obrera hace igualmente difícil la manifestación de luchas. Sin embargo, estos factores, que en una primera etapa pueden retrasar la aparición de luchas abiertas, tendrán posteriormente un efecto inverso: estimulantes de la unificación de los obreros, de una superación más firme de las divisiones por sector, región, corporativas, de generación etc.

4.- ¿Qué futuro nos ofrece el capitalismo y la burguesía en el período de descomposición?: «inseguridad, guerra, hambre y, de guinda, la promesa de una degradación irreversible del medio ambiente cuyas consecuencias empiezan ya a manifestarse con unos desajustes climáticos, y que en el futuro serán sin duda mucho más catastróficas que las de hoy (tempestades, huracanes, inundaciones mortíferas, etc.). Y una de las cosas más indignantes es que todos los sectores de la clase dominante tienen la cara dura de presentarnos los atropellos y los crímenes de los que son responsables como si fueran acciones inspiradas por la voluntad de llevar a la práctica unos grandes principios humanos: la prosperidad, la libertad, la seguridad, la solidaridad...» (Revista Internacional nº 126).

A pesar de la absurda propaganda de la burguesía española que ha pasado del “España va bien” del gobierno Aznar al “España va pluscuamperfectamente bien” de Zapatero, lo cierto es que el capitalismo español se adentra cada vez más en un período de convulsiones económicas y políticas de alcance histórico. En el terreno económico, el auto-bombo del gobierno por haber alcanzado el 8º puesto del ranking mundial, no puede disimular que, en la guerra a muerte que libran todas las burguesías nacionales por sobrevivir en la crisis económica del capitalismo mundial, el capitalismo español pierde posiciones a una velocidad de vértigo. Cuando Zapatero sustituyó a Aznar el déficit exterior rondaba los 40 mil millones de euros, pero estos dos últimos años ha crecido a un ritmo superior al 30% anual hasta alcanzar los casi 69 mil millones, lo que equivale al 7.6% del PIB, porcentaje incuso superior al 6,5% de EE.UU.

El capital español está en una especie de tierra de nadie ya que no cuenta con la tecnología y la productividad de las principales potencias capitalistas, ni con el nivel salarial de los países del Tercer Mundo. Prácticamente todos los sectores de la economía productiva española están abocados a una crisis, desde los sectores industriales (en el automóvil, los astilleros, los electrodomésticos, el textil..., se suceden los despidos y los cierres de empresas) hasta las producciones agrícolas. Los ingresos del sector agrícola dependen casi más de las subvenciones para dejar de producir que de la propia producción.

Las producciones más boyantes del campo en España son las casas de turismo rural y la construcción de urbanizaciones con campos de golf incluidos, apuntándose a la burbuja especulativa inmobiliaria que corroe los cimientos de la economía española pero de la que no puede escapar. Hoy el 14% de las empresas españolas se dedica a la construcción que representa más del 22% del PIB español. En 2005 se construyeron en España 900.000 viviendas, más que entre Alemania, Francia y Reino Unido.

El crecimiento del PIB, que fue del 3.4% en 2005, está basado en una huida ciega en el endeudamiento. El FMI, la OCDE, y hasta el mismísimo Banco de España, no cesan de advertir que lo que está financiando el consumo de los hogares españoles es pura y simplemente una bestial escalada en el endeudamiento de las familias y las empresas que, en pocos años, ha liquidado el ahorro interno. Si hace dos años la deuda de los hogares representaba el 90% de la renta disponible de éstos, hoy es ya del 115%, cuando en Francia sólo alcanza el 35%. La quiebra de los fondos de inversiones y de pensiones Forum Filatélico y Afinsa, que han volatilizado el equivalente al 0,5% del PIB español y los ahorros de 300.000 familias, pone de manifiesto la fragilidad del sistema financiero español, encenagado en la especulación inmobiliaria, cuando el “salvavidas” que eran los bajos tipos de interés, empieza a deshincharse.

El avance de la crisis económica del capitalismo mundial, tenderá a imponer a los capitales nacionales más fuertes la necesidad de blindarse, sacrificando para ello a los más débiles, recortando las subvenciones (a partir de 2.008 al capital español se le acaba una parte importante de los “fondos de cohesión”), o exigiendo una austeridad más draconiana. El capital español no solamente está en una posición mucho más débil, sino también mucho más dependiente de lo que quieran hacer sus competidores. Eso le hace más vulnerable a nuevos embates de la crisis económica mundial, cuyos hachazos se verán agravados por el pinchazo más o menos abrupto de la burbuja especulativa inmobiliaria.

5.- Igualmente inexorable resulta la degradación de la posición imperialista del capital español en el contexto del “cada uno a la suya” que preside las relaciones internacionales en el período de descomposición capitalista. El desprestigio y debilitamiento a raíz de la guerra de Irak y su posterior retirada, así como la vulnerabilidad mostrada el 11-M, se ha visto continuada con una progresiva pérdida de posiciones en América Latina (tanto en los regímenes “bolivarianos” como en los pronorteamericanos las inversiones de las empresas españolas se ven sometidas a todo tipo de chanchullos y maniobras) y en el Magreb (una zona donde interviene el imperialismo USA a través de Marruecos - verdadero rompecabezas para la diplomacia española y que está lejos de haber mejorado, como dice el gobierno, sus relaciones con España - y donde los intereses e influencia del imperialismo francés son también muy grandes). El Magreb sigue siendo, como a lo largo del siglo XXº, la zona más caliente y sensible de las relaciones exteriores del capitalismo español, por lo que éste tiene que implicarse a fondo para defender sus intereses: defensa de Canarias, Ceuta y Melilla, y ahora el grave problema de la inmigración ilegal proveniente de África.

Si las ambiciones imperialistas de Aznar rozaban el ridículo (que llegó al paroxismo con la invasión militar de la isla de Perejil), el viraje del PSOE, la “vuelta al corazón de Europa”, ha llevado a lo astracanesco. Zapatero se hizo el primer abanderando del “sí” a una constitución europea que fue más tarde rechazada en los países centrales de la Unión Europea. Además, ante el creciente caos mundial que tiene su principal epicentro en Oriente Medio, anda recetando esa pócima vacua llamada “alianza de las civilizaciones”. Toda la política exterior española carece de coherencia y no puede disfrazar su pérdida de influencia política y económica en Europa. Para tratar de reaccionar contra esa degradación de su status, el capital español trata de “figurar” en todos los conflictos, enviando tropas a Afganistán, Haití, África Central y últimamente al Líbano, lo que ha hecho del gobierno Zapatero, el gobierno español con más tropas desplegadas en el extranjero.

6.- En nuestra época, el período de descomposición del capitalismo, la clase dominante, incluso la de los países centrales, se ve afectada “por el cada uno a la suya” y el deterioro de su aparato político. Esto no debe ilusionarnos pues ya hemos visto que la burguesía es capaz de utilizar los efectos de la descomposición en campañas ideológicas en contra del proletariado. La burguesía española ha sido capaz por ejemplo de desatar asfixiantes campañas ideológicas con el antiterrorismo y ahora con el “pacifismo”, con el famoso “proceso de paz” y la tregua de ETA.

El 14 de marzo de 2004, la burguesía española tuvo que improvisar la constitución del gobierno Zapatero del PSOE. La forma forzada en que la derecha (una de las debilidades del aparato político español es que el Partido Popular se ve obligado a englobar desde el centro hasta la extrema derecha) tuvo que pasar a la oposición, ha erosionado todo el esfuerzo de más de veinte años para reconducir a esta fracción de la burguesía española dentro de las formas democráticas. Se concretó el peor escenario puesto que el PP se escora cada vez más a la derecha (rápidamente ha desandado el famoso “viaje al centro” de los años 90) y es prisionero de sus fracciones más extremas. Eso puede llevar a inutilizarle como “recambio” en la alternancia democrática al PSOE.

La izquierda del capital – que como demostró en los 15 años de gobierno de Felipe González es la fracción más coherente del aparato político de la burguesía - tampoco se encuentra a la altura de las circunstancias y de las necesidades del capital español. A pesar de las loas al “talante” de ZP, lo cierto es que este gobierno ha demostrado una gran incompetencia e impotencia ante el debilitamiento del capital español en todos los extremos: debilitamiento económico, imperialista y mala cohesión del estado nacional. Su estrategia en contra de los nacionalismos periféricos, principalmente contra el vasco, pero también contra el catalán, ha consistido en reinventar el famoso “café para todos” del año 1978 (cesión de competencias a las autonomías para “diluir” las reivindicaciones de los nacionalismos vasco y catalán). El estatuto de Cataluña debía servir de piedra de toque para esta operación. Pero el nacionalismo catalán ha tratado de zafarse de esta operación cosmética tratando de conseguir más competencias, lo que ha abierto una auténtica caja de Pandora de reclamaciones centrífugas, recordando la época de las repúblicas cantonales del siglo XIX. Así hoy vemos a Andalucía declararse “entidad nacional”, al mismo tiempo que en otros estatutos como el valenciano se incluyen cláusulas para reivindicar posteriormente el techo de competencias que logren otras “nacionalidades históricas”. Lo que debía ser el principio de la solución lo que ha hecho en realidad es agravar el problema.

Otro tanto podemos decir de la estrategia gubernamental ante el “alto el fuego permanente de ETA”: esta negociación entre gobierno y ETA-Batasuna tiene como objetivo final desalojar al PNV del gobierno vasco. Hay que decir que es una operación política sumamente arriesgada, donde nadie se puede fiar de nadie, y donde la llave la acaban teniendo precisamente los sectores más difíciles de disciplinar por el interés de conjunto del capital nacional. Todo esto confirma nuestro análisis de que la mala cohesión del estado nacional español que la burguesía no fue capaz de solucionar en el período ascendente, se agravó en la decadencia, y tiende a agudizarse aún más en el período de la descomposición.

7.- La burguesía española tiene otro grave problema en su aparato político y es que hoy por hoy, las fracciones que, como Izquierda Unida, están llamadas a jugar un papel clave en la mistificación del proletariado, se encuentran en cambio atrapadas por un descarado apoyo al gobierno ZP. Por otra parte la burguesía española no cuenta con un aparato izquierdista “potente” como puede ser el caso de Lutte Ouvriére en Francia o la premeditada alianza de la izquierda socialdemócrata y el estalinismo en Alemania. Ante esa escasa presencia del izquierdismo, la CNT sería la organización de la izquierda del capital más preparada tanto por su hoja de servicios a la burguesía (1936 y 1977) como por ser expresión del llamado “sindicalismo revolucionario”, aunque arrastra un problema con el lastre de desclasados y lumpen que alberga en su seno.

Estos problemas no ponen sin embargo en cuestión la capacidad de la burguesía española, en lo inmediato, para desplegar su estrategia antiobrera. Además la burguesía española tiene una amplia experiencia histórica de confrontar a la clase obrera. El gobierno Aznar desarrolló en sus ataques con el mismo discurso y la misma estrategia que los gobiernos de izquierda de la época, (presentando los ataques como reformas de mejora). El PSOE, aún más preparado que la Derecha, no ha cometido los errores del gobierno francés y a la vista de las movilizaciones contra el CPE, el gobierno español y la burguesía han maniobrado con campañas mediáticas como la del “botellón”, la provocación a los trabajadores del aeropuerto del Prat y la posterior campaña, la dispersión de los ataques y una reforma laboral tratando de resguardar a todo el aparato sindical. Los Sindicatos a pesar de su desgaste han permanecido en un perfil bajo, y la burguesía los está resguardando para las luchas futuras.

8.- El capital español también se ve confrontado a otro fenómeno de la descomposición como es la inmigración proveniente de los países del Tercer Mundo. Es cierto que, como otros fenómenos de la descomposición, lo utiliza frente al proletariado, a nivel económico para tratar de bajar el salario real, y a nivel ideológico desatando campañas xenófobas y fomentando la insolidaridad en las filas obreras. Pero al capital español le resulta sumamente difícil guardar el equilibrio entre sus necesidades, y la exigencia que le imponen los países centrales de la Unión Europea: que sea el implacable guardián (ya lo vimos en la verjas de Ceuta y Melilla) de las fronteras de los países europeos contra la marea humana que trata de sobrevivir huyendo de la miseria, la guerra y la barbarie que asola cada vez más regiones del planeta.

9.- Por último, nuestra intervención en la lucha de clases y en el combate por ganar a las nuevas generaciones, ratifica nuestro convencimiento de que el curso histórico hacia los enfrentamientos de clase decisivos entre la burguesía y el proletariado está abierto. El desarrollo de la lucha de clases a nivel internacional también nos confirma que, en los próximos dos años, el proletariado español va a proseguir sus combates en defensa de sus condiciones de vida y trabajo contra los crecientes ataques de la clase enemiga, combates que irán unidos a un desarrollo de la toma de conciencia de que los sufrimientos que hace padecer a la humanidad el capitalismo en descomposición, sólo podrán resolverse destruyendo este modo de producción condenado por la historia desde hace un siglo.


AP (CCI).

Octubre de 2006.



Situación nacional: 

Jornadas sobre la autonomía obrera: una experiencia de debate abierto y fraternal

Los días 2, 3 y 4 de noviembre de 2006 tuvieron lugar unas Jornadas sobre la Autonomía Obrera en las cuales hemos participado[1].

 

La importancia de las posiciones comunes

 

  • Voluntad de lucha contra el capitalismo, preocupación e inquietud por lo que puede deparar a la humanidad su evolución actual;

  •   Rechazo de las vías parlamentarias y sindicalistas que nos “ofrece” el sistema para “poder influir en la sociedad”;

  • Rechazo de los sindicatos y de los partidos del Capital (en su amplio abanico que va desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda);

  • Defensa del proletariado como la clase revolucionaria de esta sociedad;

  • Defensa de la necesidad de una lucha autónoma como clase.

Cara a las continuas campañas ideológicas de la burguesía que nos venden toda clase de falsas alternativas y de falsas luchas, estas posiciones constituyen un punto de partida para buscar y desarrollar la claridad necesaria para luchar con fuerza contra el Capital.

 

 

La cultura del debate

En este marco, en una atmósfera de debate sincero y abierto, todos aportaron argumentos, defendieron distintas apreciaciones, expusieron diferentes enfoques ante los problemas. Los asistentes salieron satisfechos de las Jornadas con el sentimiento de haber llevado una discusión honesta y de haber podido conocer posturas que desconocían o que conocían de oídas o deformadas por terceros.

Las 3 fuerzas motrices de la lucha proletaria son la unidad, la solidaridad y la conciencia. Esta última no se desarrolla mediante el adoctrinamiento o la imposición dogmática, sino a través de la experiencia y del debate: un debate contradictorio donde la exposición de las diferentes posturas aporte los elementos necesarios para una clarificación. Un debate abierto, que vaya al fondo de las cosas, que no tema ni a la crítica ni a la autocrítica.

La cultura del debate es pues una de las armas fundamentales del proletariado. Frente a una sociedad instalada en el irracionalismo, el lavado de cerebro y la búsqueda de chivos expiatorios, el proletariado reivindica una actitud de análisis, de enfoque consciente y amplio de los problemas.

 

El desarrollo de la confianza mutua

Muchos de los asistentes no nos conocíamos entre nosotros, o bien, lo que es peor, teníamos visiones inexactas de los otros, prejuicios inevitables, fruto de ese desconocimiento. La atmósfera de sinceridad y fraternidad, el ver con actitud abierta y respetuosa las posiciones de los demás, ha podido vencer ese problema y abrir un camino hacia la confianza que es absolutamente necesaria dentro de las filas del proletariado y de todos los que luchan por su causa.

La lucha de la clase obrera tiene un fundamento económico y un objetivo político (la destrucción del Estado burgués y el poder mundial de los Consejos Obreros), sin embargo, tiene, simultáneamente, un profundo sedimento humano, vital, subjetivo, de fraternidad, solidaridad, confianza y respeto mutuos, espíritu abierto etc., sin el cual todo cambio radical de la sociedad actual –cuyos fundamentos son la mentira, la manipulación, la competencia feroz, el cada uno a la suya- no podrá realizarse.

 

 

¿Qué es la autonomía del proletariado?

En las Jornadas se expusieron diferentes concepciones de la autonomía del proletariado. Más que analizarlas pensamos que es importante ver sus puntos en común:

1º Las luchas del proletariado a lo largo de los siglos XX y XXI ya no tienen las mismas características que tuvieron en el siglo XIX. Un cambio fundamental se ha operado en sus condiciones, objetivos y medios. Para ello es importante conocer con precisión y detalle las diferentes experiencias vividas a lo largo de los últimos 100 años por el proletariado. Las Jornadas –tanto en las presentaciones como en las intervenciones- aportaron un rico filón de experiencias [2]

2º Estas luchas tienden a ser independientes de los sindicatos, de los partidos del Capital y en sus momentos de mayor fuerza evolucionan hacia un enfrentamiento radical con el Estado burgués.

3º La organización de la lucha surge de la iniciativa de los obreros mismos formando Asambleas y Comités elegidos y revocables (Consejos Obreros en una situación revolucionaria)

4º Contribuir a la autonomía del proletariado significa combatir las ideologías (antifascismo, nacionalismo, defensa de la democracia, defensa de la economía nacional, de la empresa o del sector) que la niegan pues lo atan de pies y manos a los intereses del capital o de sus diferentes fracciones.

 

¿Por qué degeneran las organizaciones nacidas de la clase obrera?

Algunos participantes expresaron un problema muy importante: ¿por qué organizaciones creadas por el proletariado se han convertido en aparatos al servicio de la clase enemiga que enturbian su conciencia y sabotean su lucha?

Este problema se planteó respecto a la CNT y su actitud en 1936. Sin embargo, se puede extender a otras muchas organizaciones: los antiguos partidos obreros –socialistas y comunistas- que traicionaron y se integraron en el Estado Capitalista; del mismo modo, organizaciones nacidas de una lucha obrera que al hacerse permanentes fueron absorbidas por el sistema.

¿Por qué se produce esta degeneración? Quizá podrá ser un objeto de futuros debates por lo que aquí simplemente queremos apuntar una observación. Se debe distinguir entre los distintos tipos de organismos pues las causas de degeneración de cada uno de ellos son a nuestro juicio diferentes:

  • Los sindicatos al tener como función la defensa de la condición obrera dentro del régimen de trabajo asalariado perdieron toda función favorable a la clase obrera desde el momento en que el capitalismo se convirtió en un sistema decadente, cuando la única alternativa posible no es su reforma sino su destrucción;

  • Los organismos que tras una huelga intentan hacerse permanentes pierden la vida que los animaba –la movilización y la solidaridad de los obreros- y desde ese momento no tienen más remedio que acomodarse a una práctica sindical;

  • Las organizaciones políticas proletarias se ven amenazadas por la presión de la ideología burguesa que las impulsa a abandonar las posiciones independientes del proletariado para adoptar de forma oportunista las posiciones de la burguesía.

 

Corriente Comunista Internacional 14-11-06

 

1 Ver kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=25007.

2 Compañeros hablaron de experiencias como el MIL o los comandos autónomos. Otros abordaron la gran lucha de Vitoria 1976. Se discutió ampliamente de la lucha espontánea de julio 1936 protagonizada por el proletariado español. Nosotros expusimos la experiencia de la revolución rusa de 1905, la huelga de masas en Polonia 1980 y el movimiento de los estudiantes en Francia en la primavera de 2006.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria 2007

   

Acción Proletaria nº 193, 15 Enero-15 Marzo 2007

Atentado de Barajas: el terror es elúnico futuro que puede ofrecernos el capitalismo

El pasado 30 de Diciembre, ETA hacía estallar un coche-bomba cargado con probablemente más de 500 kilos de explosivos en el aparcamiento del aeropuerto de Barajas en Madrid. Como consecuencia de este atentado han muerto dos trabajadores de origen ecuatoriano, y cientos de personas se han visto afectadas por heridas, ataques de pánico, pérdida de sus vehículos (más de mil), amén de unos destrozos que costarán al Estado (o sea sobre todo plusvalía expoliada a la clase obrera) más de 30 mil millones de euros.

Una vez más, la barbarie que rezuman las pugnas entre las diferentes facciones de la burguesía muestra la espiral de creciente horror que es lo único que este sistema de explotación puede ofrecer como futuro, y una vez más las principales víctimas de ese terror somos nosotros: los trabajadores.

 

Una prueba más de la barbarie en que se descompone la sociedad capitalista

Quienes tienden a justificar la barbarie “etarra” señalan que no puede achacárseles el asesinato de obreros puesto que ellos avisaron de la colocación del artefacto. Este argumento es repugnantemente cínico puesto que equivale a decir que ETA confía en que su ancestral enemigo: la Policía española - plagada según ellos mismos de criminales y torturadores –, cumpla su papel y salve a las víctimas. Se excusan con criminal hipocresía en que el asesinato de trabajadores no es su objetivo, sino “daños colaterales” de su guerra contra el Estado español. Como puede comprobarse los pequeños gángsters copian cada vez más los discursos de los grandes “padrinos”. Pero no imitan únicamente la jesuítica coartada (el “fin justifica los medios”), sino también el propio “modus operandi” de los grandes gángsters democráticos: la guerra imperialista.

Como mostramos en nuestro análisis del 11-M (ver en Revista Internacional nº 117: “Atentados de Madrid: el capitalismo siembra la muerte”), los atentados terroristas son cada vez más actos de guerra cuyas víctimas no son señalados representantes del enemigo, sino una población civil indefensa y aterrorizada; actos de guerra que ya no se  atienen a las “convenciones” con que los propios matones capitalistas han intentado reglamentar los conflictos armados (¡¡¡ la prensa burguesa se escandaliza de que antes del 30-D, ETA no hubiera adelantado el fin de la “tregua”!!!); actos de guerra al alcance ya no sólo de estados o de potentes organizaciones, sino de pequeños “señores de la guerra”, o de líderes de minúsculas facciones. También la prensa especula estos días con que no habría sido la dirección política de ETA, ni su brazo político –Batasuna – quien estaría detrás de la ruptura de la “tregua”, sino una especie de fracción “incontrolada” de los comandos. Asimismo en su reciente petición a ETA para que vuelva al “espíritu del 23 de Marzo” (fecha del anuncio de la susodicha tregua), el líder de Batasuna, Arnaldo Otegui, debía reconocer que eso no excluía nuevos atentados.

No son menos cínicos y criminales los argumentos para llamar a la población a cerrar filas en torno al “Estado de derecho” que nos presentan como freno a la irracionalidad, la violencia, y la bestialidad de los “terroristas”, cuando ese mismo Estado  capitalista es igualmente una máquina al servicio de los intereses criminales de los explotadores. Ese Estado democrático que nos venden como un oasis de “convivencia pacífica”, lleva a cabo una verdadera guerra (tampoco “oficialmente” declarada) contra la vida y las condiciones de existencia de los explotados. Baste ver el número creciente de víctimas de accidentes de trabajo, de obreros con contratos precarios, carentes de vivienda,... Baste ver los efectos devastadores de la supervivencia de este sistema - defendida a sangre y fuego por ese Estado democrático – sobre la salud de los seres humanos y la del planeta. Baste ver la participación cada vez más activa de esos mismos Estados tan “civilizados” ellos, en las cada vez más numerosas y más sangrientas matanzas (Oriente medio, Afganistán,...).

No cabe hacer distinción alguna entre la moral de los matones al mando de los Estados democráticos y quienes hoy a formar nuevas maquinarias de explotación, nuevas patrias a las que sacrificar la vida de los explotados. Todos ellos respiran la misma repugnante lógica de un sistema social que se hunde en su descomposición terminal, sin ningún futuro que obtener, pero que no duda en preservar su dominación social aún a costa de llevarse por delante a la humanidad.

 

El final de la “tregua” pone de manifiesto una creciente crisis en el aparato político de la burguesía.

En 1990, cuando publicamos por primera vez nuestro documento: “La descomposición fase última de la decadencia del capitalismo” (ver Revista Internacional nº 62), ya pudimos vislumbrar cómo, en ausencia de una alternativa revolucionaria del proletariado, el capitalismo incapaz sin embargo de disciplinar a la sociedad en torno a su “solución” a la crisis histórica de su modo de producción (la III Guerra Mundial), tendería a desarrollar sus rasgos más destructivos, aquellos que empujan ciegamente a la desintegración social: desde la dislocación de las relaciones humanas a la agravación de la destrucción medioambiental, del caos y la multiplicación de los conflictos bélicos, al terrorismo, etc. En este mismo cuadro hay que entender la creciente tendencia a la pérdida de control del juego electoral y de la disciplina de los diferentes partidos políticos del Estado burgués.

Así hemos visto por un lado la irrupción, incluso en países avanzados, de formaciones sin ninguna alternativa realizable para los distintos capitales nacionales, pero que sin embargo distorsionan el mecanismo electoral. Tal fue el caso de Le Pen en Francia en las pasadas elecciones presidenciales, o más recientemente de los sectores religiosos ultraconservadores norteamericanos que impidieron hace un par de años a la burguesía USA licenciar al incompetente equipo Bush tal y como deseaba. La vulnerabilidad de los aparatos políticos de la burguesía de incluso países importantes ante la acción de estas facciones, se puso ya de manifiesto en el atentado perpetrado el pasado 11-M cuando una banda de pequeños “camellos” y soplones puso “patas arriba” los pronósticos electorales del 14-M. Hoy nos encontramos, de nuevo, ante una situación en que la acción de una pequeña banda, cuyos principales dirigentes están “controlados” por las autoridades, da al traste con el “Proceso de paz”, que se ha convertido en el único([1])eje de actuación política del gobierno Zapatero. Y lo hace además dejando a este en el más completo de los ridículos (no es casualidad que el atentado se produjera al día siguiente de que Zapatero anunciara que el “proceso” iba bien y que iría aún mejor), y sin capacidad de reacción. Hoy, de nuevo, distintos  analistas políticos señalan que el resultado de las próximas elecciones (de las municipales de Mayo 2007, y de las generales previstas en principio para 2008) depende de lo que quiera hacer ETA, pues un atisbo de “nueva tregua” daría un cierto respiro al actual equipo dirigente del PSOE, mientras nuevos atentados llevarían al PP a la Moncloa.

Lo que más preocupa a los principales capitalistas españoles no es un dudoso fortalecimiento de la influencia de ETA entre sus sectores afines. Lo que les inquieta es ver como el resto de partidos políticos que conforman su Estado, se deja llevar cada vez más por la irresponsabilidad que les lleva a embarcase en aventuras políticas arriesgadas, por la indisciplina de anteponer intereses particulares de fracción a los intereses de conjunto del capital nacional español.

Ya cuando ZP abrió el “proceso” de paz tras la tregua apalabrada con ETA (ver en AP nº 189: “Para eliminar el terror, la clase obrera debe erradicar el capitalismo”) señalamos que se trataba de una operación política para evitar un nuevo pacto de Lizarra (acordado en 1998 entre ETA y el PNV), que dejara a Ibarretxe y su famoso plan “soberanista” como único medio de alcanzar la “paz”. Esta era la estrategia, compartida  por el PSOE y el PP y reforzada desde el Pacto Antiterrorista del año 2000, que Aznar quiso llevar a cabo prohibiendo a Batasuna y persiguiendo incluso judicialmente a representantes del PNV como Atutxa; y que Zapatero , sin embargo, quiso llevar a cabo ofreciendo el puesto de interlocutor privilegiado a la propia ETA, y,... poco o nada más. Pese a la “escandalera” de la Derecha y sus medios de comunicación afines, lo cierto es que ZP (¡y además ha presumido de ello!) ha hecho menos concesiones reales que Aznar en la “tregua” de 1998. Y ello es así, porque como hemos demostrado en numerosos artículos[2], el problema de la mala soldadura del capital nacional español no sólo ha sido y es históricamente irresoluble, sino que tiende a agravarse en la etapa de la descomposición capitalista. Lo que los sectores más importantes de la burguesía reprochan hoy al PSOE no es que no haya resuelto ese problema, sino que con su temeraria “Operación Proceso” haya contribuido más bien a agravarlo.

En efecto a resultas del fracaso del tan manido “proceso” el PSOE se ve cogido entre dos fuegos, entre el PP y el PNV, dispuestos ambos a “ofrecerle” ¡el abrazo del... oso!, pues o bien ZP se desdice de su estrategia y vuelve al Pacto Antiterrorista con el PP y sin los nacionalistas, lo que equivale prácticamente al “harakiri” político de su camarilla al frente del PSOE[3], y carga de razón a la fracción más “ultramontana” del PP; o bien entabla un nuevo “romance” con el PNV, que se ve así fortalecido para imponer condiciones al PSOE, y es fácil imaginar de que tipo. Hemos podido ver, por ejemplo, recientemente al secretario general del PS vasco, Patxi López, reconocer que se veían “obligados” a ir a una manifestación convocada por el jefe del gobierno vasco, y tras una pancarta que reclama “Paz y Diálogo”, mientras otros sectores del PSOE se han desgañitado hasta la lipotimia para afirmar que “ya no hay diálogo que valga”. Este puede ser, uno de los primeros efectos secundarios de la purga administrada por ETA el 30-D: la aparición de tensiones crecientes en el partido político más cohesionado, y hasta hace poco más coherente defensor de los intereses de conjunto del capital nacional español: su Partido “socialista”.

 

¿Qué hemos de hacer los trabajadores?

 ¡No dejarnos engañar!, eligiendo entre opciones aparentemente distintas (el nacionalismo vasco o el nacionalismo español; la barbarie terrorista etarra o islamista o el terror del estado capitalista) pero que representan todas una misma perspectiva, un mismo aciago futuro para todas las generaciones obreras: más miseria, más guerra y más barbarie.

¡No dejarnos engañar!, creyendo que la legítima solidaridad con los trabajadores directamente golpeados por el terrorismo pasa por la defensa de la democracia de los explotadores, como nos proponen los sindicatos CCOO y UGT para la manifestación del próximo día 13, o la asociación de emigrantes ecuatorianos, que nos llama a desfilar en esa misma manifestación tras la bandera de la “patria ecuatoriana”, una patria que como todas ellas es el coto privado de los explotadores del país, que han expulsado del país – vía miseria – a la mitad de sus “ciudadanos”.

¡No dejarnos engañar!, pensando que la forma de hacer frente a los problemas de los explotados pasa por cambiar el color del gobierno en una próxima cita electoral. Ya el atentado del 11-M hizo que muchos jóvenes y trabajadores, recelosos de lo que habían significado los anteriores 12 años de gobierno “socialista” o desencantados de la farsa electoral y democrática, decidiesen sin embargo a última hora ir a votar, para echar al incompetente y mentiroso gobierno del PP, y ya vemos 2 años después que lo sustancial de las condiciones de vida obrera (el poder adquisitivo menguante de los salarios, el paro y la precariedad, la inaccesibilidad de una vivienda,...) ha seguido degradándose imparablemente, que la guerra sigue extendiéndose (el gobierno ZP ha batido todos los récords de envíos de tropas a los conflictos, y por mucho que se lavara las manos en Irak eso no significa que se haya detenido la matanza, además de ser por ejemplo cómplice directo de las acciones de castigo de las tropas de la OTAN contra la población en Afganistán,...), que la amenaza terrorista no solo no se desvanece sino que se acrecienta. Tampoco es una alternativa válida para los trabajadores, el llamado “voto de castigo” que en sus diferentes alternativas (votos blancos o nulos, candidatos alternativos,...) nos venden como una forma de mostrar nuestra desafección de la llamada “clase política” tradicional, pero que, en realidad refuerza entre los trabajadores la idea de la impotencia, puesto que lo único que podríamos hacerle al sistema es... ¡la puñeta!

Por el contrario ¡hemos de tomar conciencia! de que sólo destruyendo este inmundo sistema de miseria, terror y barbarie, podemos aspirar a una verdadera vida humana, y que esa tarea y esa enorme responsabilidad incumbe a los explotados, a la única calase revolucionaria de esta sociedad: el proletariado mundial.

 

Acción Proletaria 9/01/ 2006.

 

 

 

 

 

 


[1] En nuestra Resolución sobre la situación en España que publicamos en el anterior número de Acción Proletaria  (ver “En España como en todo el mundo, el futuro pertenece a la lucha de clases”), mostramos como el gobierno ZP había prácticamente tirado la toalla en sus propósitos de detener la degradación de la economía española, o de frenar el debilitamiento de su posición internacional.

[2] Recomendamos especialmente a nuestros lectores los artículos que publicamos en AP nº 103,112,126,135,138,141,143, 150, y 189.

[3] Amén de otras repercusiones en la estabilidad parlamentaria del gobierno central, el tripartido catalán, el gobierno autonómico gallego, etc

Situación nacional: 

Oriente Medio, Líbano,… La creciente espiral de la barbarie y la guerra.

 

 

 

 

Día a día aumentan los conflictos y la tensión bélica en diferentes zonas del planeta y, especialmente, en el Próximo y Medio Oriente. Al infierno sin límites en el que se ha convertido Irak se han sumado recientemente el Líbano y,  los problemas entre Palestina e Israel tampoco conocen verdadera tregua. Mientras crece asimismo la tensión de Irán con sus vecinos,  Afganistán vuelve a conocer una situación de guerra abierta en diferentes zonas del país, situación que en filigrana comienza a darse en Somalia.

 

Esta terrible situación que expresa dramáticamente la descomposición y la barbarie en la que se hunde un sistema capitalista moribundo, va a agravarse en diferentes partes del planeta. En primer lugar, las grandes potencias mundiales, y muy especialmente Estados Unidos, van a seguir azuzando directa o indirectamente todas las tensiones para poder conseguir imponer sus intereses. El fracaso evidente de su política en Irak pretende corregirse con más de lo mismo. La “nueva estrategia” del Gobierno Bush que teóricamente debía hacerse eco de las recomendaciones del llamado Plan Baker (una política menos “militarista y más diplomática” en la zona”) ha consistido en enviar 21.000 soldados más para imponer algo que aún no han conseguido cientos de miles de soldados ya presentes, el control manu militari de Bagdad. La respuesta de sus rivales no se han hecho esperar: los chiítas declaran que los nuevos soldados volverán en ataúdes, e Irán y Siria siguen con su política de desafío sistemático y calculado a las exigencias norteamericanas. Las amenazas de uso de nuevos medios de destrucción como las que están lanzando Israel a Irán no son ni una casualidad ni un farol de jugador de póquer.

Pero no asistimos únicamente a un crescendo de tensiones entre los distintos países de la zona, sino también al estallido dentro de estos de violentos conflictos entre distintas etnias o confesiones religiosas (Irak, Líbano, Somalia), e incluso entre los partidarios de una misma “causa”, como es el flagrante caso en Palestinas con los tiroteos de militantes de Hamás contra los de Al Fatah y viceversa. Se dibuja en el horizonte una profunda división y enfrentamiento que en algunos casos, como sucede en Líbano o Irak, amenaza con el desarrollo de situaciones de guerra civil entre comunidades cada vez más antagónicas, es decir un siniestro de chantajes, miseria y muerte que sufre una población civil aterrada por quienes se presentan como sus “salvadores”. Si algo demuestran las muertes cotidianas en Gaza y Cisjordania, como las de Beirut o Bagdad es que estas facciones que dicen representar a las masas son tan imperialistas y criminales como las grandes potencias capitalistas.

 

El Líbano al borde de la guerra civil

Líbano es un pequeño país de cuatro millones de habitantes que no cuenta con ningún recurso estratégico o económico digno de mención: no hay petróleo, no hay gas, tampoco enclaves que interesen a los militares de forma especial, nada que en apariencia desate el apetito de los  depredadores imperialistas del mundo. Y, sin embargo, gran número de imperialismos grandes y pequeños están implicados en la grave crisis en la que esta sumido el país. ¿De donde viene el interés de todas estas potencias imperialistas?, ¿Qué futuro puede esperar la población civil atrapada en la espiral de tensiones bélicas en la zona?

El domingo 10 de Diciembre de 2.006, Beirut, capital del Líbano, fue recorrida por manifestaciones masivas, de gentes excitadas y dispuestas a hacer todo tipo de barbaridades. En algunos barrios de la ciudad centenares de miles de chiítas, partisanos del partido pro-sirio Hezbollá, a los que se unieron los cristianos seguidores del General Aoun (que actualmente apoyan a los pro-sirios), proclamaron violentamente su odio contra la comunidad sunnita.

Esta muchedumbre, encuadrada por milicianos armados, reclamaba a grito pelado la dimisión del Gobierno. Al mismo tiempo, en Trípoli, una muchedumbre de similares características, formada esencialmente por sunnítas,  manifestaba su apoyo al Gobierno. Durante el mes de Diciembre, Hezbollá, reforzado política y militarmente tras su aparente victoria de Agosto de 2006 sobre el ejército israelí e indirectamente sobre el “gran demonio americano”, ha organizado el asedio físico y político del Serail, residencia del primer ministro Fouad Siniora.

Decenas de puestos del control se han implantado en el centro de la ciudad de Beirut, bloqueando todos los accesos al Serail, sin que el ejército libanés pudiera hacer nada. Por su parte grupos armados sunnítas ha amenazado con asediar el Parlamento y secuestrar a su Presidente, el chiíta Nabil Berri, y se aprestaban a cortar las carreteras que unen Beirut con el valle de la Bekáa donde Hezbollá tiene su bastión fundamental.

Con tal nivel de tensión entre las distintas comunidades (incluyendo a los drusos), la menor chispa puede incendiar este país. Y no faltan pirómanos. En una reciente entrevista concedida a la televisión, el general Michel Aoun dijo: « debemos desarrollar un plan de la oposición para formar un nuevo Gobierno (…) y escuchar las reflexiones del presidente de la República Emile Lahoud, y del presidente del Parlamente Nabil Berri, sobre cómo debemos hacer caer al Gobierno de Fouad Siniora...».  (citado por “Courrier International” del 14 de Diciembre de 2.006). En ese sentido reiteran su propuesta de que el nuevo Gobierno ha de ser de orientación pro-Siria y que estaría apoyado por Hezbollá y todos sus aliados actuales, incluida la fracción chiíta del Ejército libanés.

La perspectiva de enfrentamientos armados entre las diferentes comunidades va abriéndose paso en el Líbano, alimentada e impulsada, eso sí, por bandidos imperialistas de mayor calibre que secundan a tal o cual fracción.

 

El Líbano en el centro de las tensiones imperialistas mundiales

Sería erróneo pensar que cientos de miles de personas rodean la sede del Gobierno de Fouad Siniora, sólo para derribar este Gobierno. Lo que está en juego es mucho más e implica directamente a muchos de los Estados de la región, tras los cuales se esconden los grandes bandidos imperialistas del planeta. Lo que en realidad pretenden los chiítas y los partisanos del general Aoun, es simplemente que Siria vuelva a hacerse con el control del Líbano.

Para Siria, que junto a Irán apoya política y militarmente a Hezbollá, se trata de aprovechar al máximo el debilitamiento del Estado israelí y de su aliado americano, para hacer valer sus apetitos en el Líbano e indirectamente en la región del Golan ocupada por el ejército hebreo. Nunca desde la retirada de sus tropas del Líbano en 2005, Siria se había encontrado una situación tan aparentemente favorable a sus intereses. Pero Irán, actual aliado de circunstancias de Siria, no ha conseguido desarrollar aún su influencia propia en el Líbano conforme a sus intereses. Para reforzar el poder de la comunidad chiíta en el Líbano, necesita que también se fortalezca en Irak. Eso llevaría al Estado iraní a afirmarse como principal protagonista de la contestación a los intereses de Israel y Estados Unidos.

Pero, por su parte, Egipto, Arabia y Jordania países dirigidos por sunnitas, se muestran inquietos por ese reforzamiento del poder de un Irán chiíta que financia a Hezbollá, y apoyan al gobierno de Siniora. Estos países árabes, particularmente influenciados por la política imperialista americana, expresan abiertamente su disgusto y hostilidad ante el aumento de la influencia del “hermano”, enemigo, iraní.

Considerando todos estos elementos se atisba una ruptura profunda e irremediable en el seno del conjunto del  mundo musulmán. Y, evidentemente, el aumento de las tensiones en el seno del mundo árabe no presagia nada bueno para el futuro de toda esta región.

Por otra parte, esta brecha abierta es una oportunidad para potencias como Alemania y Francia que cuenta además con una presencia militar directa sobre el terreno. El martes 5 de Diciembre, estos dos países dieron a conocer una declaración común en la que hacían saber que no permitirían ninguna ingerencia extranjera (¿¿??) en el Líbano, y advertían directamente a Siria para que «se abstuviera de aportar su apoyo a las fuerzas que buscan la desestabilización del Líbano y de la región, y establezca con Líbano una relación de igualdad y respeto de la soberanía de cada uno de los dos países» (publicado en el periódico “Liberation” del 15 de Diciembre de 2.006). Para todo bandido imperialista que se precie el enemigo de mi aliado es,  de momento, mi propio enemigo. Francia, que no tiene más apoyo en el Líbano actual que la mayoría cristiana acérrima enemiga de Siria, no ha dejado por tanto de criticar abiertamente a este país.

 

La barbarie capitalista no conoce límites

El  aumento de las tensiones bélicas en toda la región que se comprueba en la crisis libanesa, se ha confirmado neta y brutalmente con el denominado “verdadero-falso lapsus nuclear” del primer ministro israelí Ehoud Olmert. Mientras la política tradicional de la burguesía israelí ha sido siempre mantener en la ambigüedad la posesión de arsenal nuclear, resulta que en una reciente entrevista en la TV alemana, el pasado 12 de Diciembre y cuando criticaba las justificaciones iraníes para dotarse de armamento nuclear, el citado Olmert dio claramente a entender que Israel posee armas nucleares, al mismo nivel que Francia, Rusia o los Estados Unidos. Este intencionado “gazapo” cobró todo su sentido cuando días más tarde el nuevo ministro de defensa norteamericano Robert Gates reconoció en su comparecencia en el Congreso USA que Israel es uno de los países que poseen la bomba atómica. Es evidente que no hay error ni “lapsus” que valgan, sino un “aviso” a Irán de lo que están dispuestos a hacer sus enemigos si sigue acrecentando su poderío. Según el diario árabe “Al-Quds-Arabí”, se trataría igualmente de una «preparación para un eventual recurso a la potencia nuclear, si Israel decidiera en algún momento atacar a las ciudades que acogen bases nucleares iraníes» (citado por “Courrier International”, 13 de Diciembre de 2.006). No podemos, desgraciadamente, descartar en modo alguno esta eventualidad. Marx ya constató hace más de ciento cincuenta años que el  capitalismo nació entre el fango y la sangre. Hoy en día, su descomposición como sistema social, su lenta y terrible agonía puede llevar a la humanidad por el camino de un infierno terrorífico.

Únicamente la lucha del proletariado puede ofrecer una perspectiva para erradicar definitivamente esa barbarie, ya que su lucha por defender sus intereses como clase le opone a todos los sectores de la clase explotadora. Por ello resultan muy significativas las luchas obreras que han tenido lugar en Palestina e Israel (ver artículo en este mismo número de AP), pues muestran la negativa de los trabajadores a sacrificar sus condiciones de vida en aras al interés imperialista y criminal de sus explotadores. Sólo el desarrollo de esos combates, y a su cabeza los de los proletarios de los países centrales del capitalismo, puede abrir una salida a la humanidad.

 

 

Adaptado de Révolution Internationale, publicación en Francia de la CCI.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Noticias y actualidad: 

Israel/Palestina: la lucha obrera a pesar de la guerra

 

A pesar del odio nacionalista que paraliza la mayor parte del tiempo la lucha de clases en Israel y en Palestina, las severas privaciones económicas resultantes del estado de guerra permanente han puesto a los obreros de los dos campos antagónicos a combatir por sus propios intereses de clase. En septiembre, los empleados de Cisjordania y Gaza han desarrollado huelgas y manifestaciones para exigir que el gobierno de Hamas pague muchos meses de salarios atrasados, debido al bloqueo de los fondos internacionales por el estado israelí, recogiendo así las reivindicaciones de una buena parte de los 170.000 funcionarios en huelga. De esta manera, los trabajadores de la enseñanza se han puesto en huelga a partir del 4 de septiembre con tasas de huelguistas del 80 al 95%, desde Rafah (sur de la Banda de Gaza) a Jenín (norte de Cisjordania). Este movimiento se propagó hasta la misma policía palestina y sobre todo a comienzos de octubre en el sector de la sanidad donde la situación es dramática, incluyendo también Cisjordania.

Los funcionarios del ministerio de Sanidad sólo han recibido tres pagos parciales en siete meses y decidieron una huelga ilimitada para reclamar el pago de todo lo que se les debe.

Paralelamente, el 29 de noviembre, la dirección de Internet Libcom.org informaba que una huelga general había surgido en el sector público israelí. Comprendiendo los aeropuertos, los puertos, y que las oficinas de correos estaban todas cerradas. 12.000 empleados de los servicios municipales incluidos los bomberos se pusieron en huelga convocados por la central sindical Histadrout (la Federación General del Trabajo) en respuesta a las violaciones de los acuerdos entre los sindicatos y las autoridades locales y religiosas. Histadrout también declaró que estos últimos se han atrasado en los salarios a pagar y que el dinero de los empleados que debía estar depositados en los fondos de pensión había desaparecido.

La guerra imperialista amplifica la ruina económica y la miseria de los proletarios en la región. La burguesía de los dos campos es cada vez más incapaz de pagar a sus esclavos asalariados.

Estas dos lucha han sido objeto de toda suerte de manipulaciones políticas. En Cisjordania y en Gaza, la fracción de oposición nacionalista, Al Fatah, ha tratado de utilizar las huelgas como un medio de presión hacia sus rivales de Hamas.

En Israel, Histadrout tiene una larga tradición de llamamientos a “huelgas generales” hipercontroladas para acabar con la cólera de los obreros llevándolos al terreno de la burguesía en provecho de una u otra fracción. Pero es significativo que en Israel, la huelga general de Histadrout (que ha sido detenida en menos de 24 horas) fue precedida de una ola de huelgasmucho menos controladas, de empleados, enseñantes, profesores de universidad, empleados de banca y los funcionarios.

La desilusión ante el fracaso militar de Israel en Líbano sin duda alguna ha alimentado este gran descontento. Durante la huelga de septiembre en los territorios palestinos, el gobierno de Hamas denunció la acción de los funcionarios contraria al interés nacional y trató de disuadir a los enseñantes en huelga: “¡Si queréis manifestaros, manifestaros contra Israel, los Americanos y Europa!”.

En efecto, la lucha de clases se afirma contraria al interés nacional y se opone de esta forma a la guerra imperialista.

 

Traducido de Révolution Internationale nº 375, publicación de la CCI en Francia.

Noticias y actualidad: 

¿Dónde está hoy la clase obrera?

Una nueva serie de artículos para abordar las dudas actuales sobre la alternativa revolucionaria del proletariado contra el capitalismo.

Introducción

Día tras día crece entre los trabajadores y la población en general una profunda y justificada inquietud por el negro destino que nos ofrece la vigente organización de la sociedad: el sistema capitalista. En las páginas de esta misma publicación analizamos el desastre medioambiental, la miseria que se plasma en la falta de un techo digno de tal nombre, o la espiral de guerras y terror que asolan con cada vez más hiriente intensidad a la humanidad. Pero ¿qué podemos hacer? La inmensa mayoría de los partidos políticos, sindicatos, y demás instituciones del sistema tratan de camelarnos con la ilusoria patraña – eso sí que es una utopía – de “presionar” para “reformar” el capitalismo. Otros desengañados de tan reiterados embustes, pero cegados por la lógica destructora de este sistema de explotación que chorrea sangre y caos por todos sus poros, nos proponen dejarnos arrastrar por esa misma pulsión arrasadora y no ven más “respuesta” que los oprimidos arrebaten a los opresores el “honor” de reducir a cenizas la obra de miles de años de trabajo humano. Pululan igualmente multitud de ideólogos que predican toda clase de vías, desde la vuelta a las supersticiones religiosas,  a la construcción de “búnkers” mentales de indiferencia ante el horror que se abate sobre nuestra especie y la naturaleza toda([1]). Todas estas mistificaciones, tan aparentemente diferentes unas de otras, parten de un principio medular del pensamiento burgués: no hay alternativa viable a este sistema, no existe posibilidad alguna de que los seres humanos convivan sin explotación, miseria, guerras, el capitalismo es el fin de la historia. Esa es desde luego la “respuesta” que le interesa propalar a la burguesía ante la creciente inquietud por el futuro que se avecina.

No dudamos que esa visión resignada e impotente tiene todavía mucho peso en la gran mayoría de la población, pues, como decía Marx: «la ideología dominante en la sociedad es la ideología de su clase dominante». Sabemos que la ideología sigue siendo dominante en la sociedad, eso es obvio, pero lo que debemos discutir es ¿su impacto tiende a hacerse mayor o por el contrario, tiende, aunque sea lentamente y sin seguir necesariamente un camino lineal, a debilitarse?. Nosotros pensamos que sí. Ya hemos explicado en otros artículos ([2]) los hechos que prueban materialmente el despuntar de un nuevo esfuerzo de combatividad y toma de conciencia por parte de la clase llamada precisamente por la historia a instaurar esa nueva sociedad verdaderamente humana: el proletariado mundial. Ese esfuerzo de toma de conciencia por parte de una clase que siendo la única clase revolucionaria, es al mismo tiempo la clase explotada de la sociedad, no se traduce en una “iluminación” súbita, un descubrimiento repentino de la verdad y toda la verdad, sino que se opera a través de una evolución en que viejas dudas dan paso a nuevos interrogantes.

En 1999-2000, por ejemplo, redactamos una serie de artículos bajo el título general de “Respuesta a las dudas sobre la clase obrera” ([3]). Esta serie era el resultado de debates que mantuvimos con elementos muy jóvenes que buscaban efectivamente alternativas al capitalismo pero en una situación marcada por un profundo desarraigo del proletariado, en cuyas filas pesaban enormemente todos los mitos propalados por el capitalismo en los años 90: triunfo del capitalismo sobre el “comunismo” (en realidad capitalismo de Estado estalinista), superación de las crisis económicas con la “nueva economía”, y la “revolución tecnológica”, creación de un nuevo “orden mundial” que extinguiría las guerras al desaparecer los bloques imperialistas que las habían protagonizado en los 50 años anteriores,...  En definitiva el ambiente que se respiraba en la clase obrera era de desorientación, y también de apatía, pues la dinámica de luchas de los años 70 y 80 se había agotado sin haber conseguido, como muchos soñábamos, derribar el capitalismo, y lo que predominaba, incluso en elementos que sinceramente trataban de no dejarse arrastrar por el “triunfalismo” capitalista, era, sin embargo, una duda radical sobre la existencia misma de la clase obrera y más aún sobre su capacidad no digamos para hacer una revolución sino para, al menos, luchar contra la explotación siempre en aumento del capitalismo. En palabras de un compañero en una carta que nos escribió por entonces «yo no veo por ningún lado a la clase obrera sí acaso vociferando como estúpidos en los campos de fútbol». La problemática que entonces predominaba oscilaba entre la negación de la existencia misma del proletariado o la tesis (todavía más peligrosa por cuanto es más sofisticada), de que el proletariado seguía existiendo (¿quién sino crea la inmensa mayoría de la riqueza social?), pero que había dejado de constituir ya una amenaza para el capitalismo, y mucho menos una alternativa revolucionaria.

Hoy, el proletariado, desde 2003, ha empezado a retomar el camino de la lucha, sectores significativos de nuevas generaciones obreras empiezan a protagonizar luchas en unidad con las viejas generaciones (movimiento de los estudiantes en Francia, luchas en Vigo, Bangla Desh, Brasil, India, China, Gran Bretaña, todas ellas durante 2006) y, más profundamente aún, muchos jóvenes obreros –junto con compañeros de anteriores generaciones que vuelven a retomar el interés por la causa proletaria- se plantean preguntas sobre qué porvenir nos depara el capitalismo, cómo luchar, etc. La situación ya no es la misma y las preguntas que se hacen estas minorías parten de que sólo la clase obrera puede hacer una revolución y en la convicción de que puede y debe luchar contra el capitalismo.

Es evidente que dentro de ese marco se plantean muchas dudas, se ve que el camino es muy difícil, se constatan obstáculos que aparecen a primera vista como infranqueables. Sin embargo, el punto de partida no es ya la negación radical o la duda paralizante sobre la clase obrera([4]) sino el principio de una confianza sobre su capacidad de lucha y sobre la perspectiva revolucionaria de la que es portadora. Expresión avanzada de ese ambiente son estos pasajes de una carta de un compañero que hemos recibido recientemente: «si hay una fuerza social, un movimiento social de masas en su número y extensión, que encarne en su lucha contra la sociedad capitalista “la autoorganización, la comunicación, la solidaridad, el coraje, la reflexión” es, sin lugar a dudas, el movimiento obrero (…) Ahora bien, es referente al sujeto revolucionario, a la fuerza social que pueda y quiera ejecutar la sentencia de muerte a la sociedad capitalista y construir otras relaciones sociales, donde yo tengo más dudas y vacilaciones. La lucha individual por la supervivencia en un entorno hostil, la soledad, la falta generalizada de experiencias de solidaridad, lucha y reflexión colectiva, el embrutecimiento, el miedo y la desconfianza en general… son losas que pesan mucho, que a priori hacen difícil levantar la mirada para algo más que no sea intentar tirar para adelante en medio de esta jungla, que desde luego dificultan mucho plantearse el derrocamiento revolucionario de lo existente».

La “contradicción” que puede percibirse en estas reflexiones es más aparente que real. La confianza en la capacidad histórica del proletariado, en las potencialidades de su lucha, no significa negar sus dificultades inmediatas, sus vacilaciones, los obstáculos que lo paralizan. Al contrario, es el reconocimiento serio, científico, de esos problemas, el mirarlos cara a cara, el analizarlos a través de debates en profundidad, lo que permitirá que la clase obrera pueda avanzar en sus luchas, en su toma de conciencia y vaya madurando sus capacidades para enfrentarse al capitalismo.

El objetivo de esta nueva Serie de artículos que ahora emprendemos es animar un debate sobre esas dificultades, problemas, obstáculos, que enfrenta la lucha obrera, desde una perspectiva de combatientes comprometidos. Se trata de rechazar tanto las posturas de “profesores” que pontifican dogmáticamente sobre “un proletariado que hará inexorablemente la revolución cuando lo dicten las condiciones objetivas y disponga de un Partido que lo dirija” como las de esos escépticos que no ven más allá de sus narices y que en nombre de que “el proletariado no ha hecho la revolución y ha fracasado en anteriores empeños” le condenan por los siglos de los siglos.

Ambas posturas propagan la parálisis y la desorientación. Frente a ellas debemos desarrollar un debate abierto y fraternal sobre los problemas de una clase obrera que sufre, siente, piensa, busca respuestas, intenta luchar, tiene fracasos, dudas y dificultades, en definitiva, es un ser vivo.

¿Puede el capitalismo comprar al proletariado con concesiones económicas para retardar y evitar la revolución proletaria? 

Iniciamos esta serie mediante un artículo que resume un debate que hemos tenido con compañeros en diversos lugares. Todos compartían con mayor o menor fuerza la convicción antes expresada: la clase obrera puede luchar y sólo ella puede llegar a cambiar el mundo. En ese marco las discusiones muy animadas versaban sobre sus dificultades actuales. Una de las dificultades que a juicio de algunos compañeros constituía un obstáculo muy grave es la capacidad que tiene el capitalismo de engatusar al proletariado con concesiones económicas desde el subsidio de desempleo y las pensiones de jubilación a la adquisición de determinados bienes como la vivienda, etc.,... Según algunos de estos compañeros, mediante estos mecanismos el capitalismo puede chantajear al menos a un sector del proletariado que preferiría conservar tales “conquistas” antes que aventurarse a cambios revolucionarios. Se tratarían pues, según expresión de algunos de ellos, de “tampones sociales”, para evitar, o al menos retrasar, las explosiones de lucha de los trabajadores. Los argumentos que estos compañeros ponen encima de la mesa de discusión, son aparentes “verdades del barquero” que escuchamos todos los días en el trabajo, en el barrio, etc.: los jubilados es verdad que cobran pensiones de miseria pero con el Inserso disfrutan de vacaciones que nunca soñaron, los jóvenes no ganan para irse de casa pero lo que ganan les permite divertirse, los obreros de 40 y 50 años se empeñan de nuevo para hipotecarse en comprar una segunda vivienda, etc.,...  Esos manidos datos “sociológicos” son repetidos una y otra vez por los medios de comunicación de la burguesía, para “demostrar” que, a pesar de la creciente degradación de las condiciones de vida del proletariado, éste aún tendría demasiadas ataduras al capitalismo como para plantearse erradicarlo.

No vamos a entrar aquí a discutir la incidencia mayor o menor de estas situaciones ([5]), sino a tratar de aportar un método histórico para entender que, en todo caso, no ponen en cuestión la potencialidad revolucionaria de la clase obrera. En concreto en esta primera parte abordaremos las diferentes supercherías ideológicas que la burguesía ha intentado transmitir al proletariado para “convencerle de lo injustificado” de su revuelta contra la explotación, así como el significado real de las supuestas “concesiones” del capitalismo a sus explotados.

Las mejoras y reformas que a lo largo de la historia ha podido obtener la clase obrera jamás han cambiado su naturaleza revolucionaria.

A lo largo de los más de dos siglos que dura ya la lucha entre proletariado y burguesía, ésta ha tratado siempre de convencer al primero de las ventajas de la explotación capitalista. En los albores del capitalismo, cuando los trabajadores sufrían terribles condiciones de vida (trabajo infantil, jornadas de 12-14 horas, hacinamiento en las terroríficas “workhouses”,...), la burguesía  le decía a los trabajadores que, al menos, habían conquistado la “libertad”. En efecto la explotación de la plusvalía de los trabajadores, mecanismo verdadero de la acumulación capitalista, necesitaba una clase de hombres “libres” de ataduras a la tierra o al señor feudal, y también “liberados” (es decir desposeídos) de los medios de producción, hasta el extremo de que los obreros «no viven sino a condición de encontrar trabajo y lo encuentran únicamente mientras su trabajo acreciente el capital» (“Manifiesto Comunista”).

Progresivamente, el desarrollo y la extensión de la producción capitalista y el abaratamiento de las mercancías, hizo que los trabajadores pudieran lograr medios de consumo que hasta entonces parecían impensables e incluso superiores a los que podían conseguir sectores arruinados de la pequeña burguesía o el campesinado. Entonces algunos “pensadores” retardatarios dijeron que tales mejoras invalidaban al proletariado para hacer la revolución, y que el “modelo revolucionario” residiría más bien en los damnificados por el derrumbe de la producción artesanal (Proudhon) o incluso en los...¡bandidos! (Bakunin).

En el periodo de 1870 a 1914 se pudo observar en los principales países industriales una mejora sustancial y progresiva de las condiciones obreras. Esto correspondía a un periodo histórico de apogeo del capitalismo, de su capacidad como sistema para desarrollar las fuerzas productivas sociales. Por citar únicamente 3 expresiones emblemáticas de ello: la jornada laboral pasó de 12-14 horas a 8-10 horas; el puesto de trabajo se hizo más o menos fijo para una cantidad significativa de obreros frente a la eventualidad y la precariedad agudas que reinaron en los periodos anteriores; a través de cajas de socorros mutuos, gestionadas directamente por los sindicatos –entonces organizaciones genuinamente obreras- muchos trabajadores pudieron gozar de un seguro de vejez cosa que no había existido antes más que muy minoritariamente.

Surgió entonces en el movimiento obrero de esa época una corriente oportunista de la peor calaña, el “reformismo” (que acabó pasándose con armas y bagajes al campo capitalista). Esta teoría postulaba por un lado que el capitalismo habría conseguido desterrar definitivamente las crisis económicas como las que cíclicamente le sacudían en el pasado ([6]), y por otro que el proletariado estaba demasiado “acomodado” a una lucha sindical y parlamentaria que le permitía obtener tales mejoras, que plantearle la perspectiva de una lucha revolucionaria sería un simple ejercicio de radicalismo retórico. Lo cierto es que quienes, como Rosa Luxemburgo, Lenin, Pannekoek,... siguieron defendiendo la perspectiva revolucionaria demostraron tener razón. En 1914 estallaba la 1ª Guerra Mundial que demostraba la entrada del capitalismo en una crisis histórica permanente, y tres años más tarde, ese proletariado supuestamente “abducido” por el capitalismo desató una oleada revolucionaria que desafío el orden capitalista.

Ya en el siglo pasado hemos asistido a múltiples tentativas por parte de la burguesía de “revacunar” al proletariado contra cualquier tentación revolucionaria, presentándole como “aburguesado” y “cómplice” del sistema capitalista. Así en los años 60, cuando el proletariado no había despertado aún de la contrarrevolución que siguió precisamente a la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-23, hicieron furor las teorías (recordemos a los Marcuse, Adorno, y cía) que apuntaban con el dedo culpabilizador a un proletariado “integrado” en el sistema seducido por el “consumismo” (los consabidos mitos del “cochecito”, los electrodomésticos, las vacaciones,...). Y, sin embargo a finales de esa misma “década prodigiosa” ese proletariado presuntamente integrado ponía punto final a la contrarrevolución con una oleada de luchas que sacudió todos los rincones del planeta (Mayo 68, las luchas de los 70 en España, el Cordobazo argentino, etc.). Al final de esas oleadas de luchas, en los años 80, los “ideólogos” del sistema descubrieron una nueva forma de inmunidad del capitalismo: el llamado “capitalismo popular”, que consistía en que además de la sustracción de plusvalía, los obreros debían dedicar parte del salario restante a comprar participaciones en fondos de inversión, para en realidad capitalizar sus pensiones y seguros de desempleo (porque la vía clásica de la seguridad social está abocada a la quiebra), o para evitar que la inflación devorase sus menguados ahorros en las cuentas corrientes([7]). Eso mismo es lo que lleva hoy a algunos trabajadores, cada vez menos desde luego, a tratar de proteger lo poco que han podido ahorrar invirtiendo en “ladrillo”.

Es decir que lo que en realidad supone una condena a los trabajadores resultado del curso especulativo del propio capitalismo enfangado en una crisis económica irresoluble, se nos presenta como una “atadura” interesada de los explotados a los explotadores. Y no es así, ya que como analizó Marx: «Mientras el obrero asalariado sea obrero asalariado su suerte depende del capital. He aquí la cacareada comunidad de intereses entre el obrero y el capitalista» (“Trabajo asalariado y capital”).

En la segunda parte de este artículo entraremos más con detenimiento a analizar por qué es posible la unidad de diferentes sectores de la clase obrera, con diferentes grados de explotación y miseria, que el motor de avance de la masividad y la conciencia de clase es precisamente el desarrollo de una creciente solidaridad, y no el dejarse llevar por una defensa “egoísta” de supuestos privilegios, pero sí queremos plantear desde ya algunas preguntas para tratar de comprender dónde está hoy la lucha de la clase obrera. Si lo que primara, de verdad, fuera esa defensa de determinadas concesiones hechas por los capitalistas a ciertos sectores de trabajadores, entonces ¿Por qué esos mismos obreros del “capitalismo popular” inglés auspiciado por la Sra. Thatcher, entran en lucha hoy no para conseguir mejores salarios para ellos sino contra la discriminación salarial hacia sus hermanos emigrantes húngaros? ¿Por qué los obreros del metro de Nueva York se movilizaron contra una reforma de las pensiones que no les afectaba a ellos sino a las siguientes generaciones? ¿Por qué en Alemania obreros de factorías automovilísticas que no se veían afectadas por regulaciones de empleo se pusieron en huelga en solidaridad con los despedidos de otras factorías?.

¿Tienen los obreros “demasiadas comodidades” para hacer la revolución?

Si se plantea que los trabajadores pueden ver “comprada” su voluntad de lucha por las migajas dejadas caer desde la mesa del patrón, se acaba concluyendo necesariamente que sólo cuando las condiciones de miseria alcancen una violencia extrema podrá ver la luz una transformación revolucionaria de esta sociedad. Esa misma lógica es la que plantearon los ideólogos de la “integración del proletariado” que en los años 60 encaminaban la búsqueda del nuevo sujeto revolucionario en sectores sociales que acumularan más opresión (negros, mujeres,...) que los trabajadores, o la que hoy defienden los apologistas de las revueltas desesperadas de los sectores más miserables de la sociedad, los campesinos arruinados de América latina o los jóvenes lumpenizados de las metrópolis europeas.

Como abundaremos en el próximo artículo de esta serie lo que hace revolucionario al proletariado no es su miseria (menos extrema en muchos casos que otros sectores sociales), ni la desposesión total de medios de consumo, sino su posición en el modo de producción capitalista, en el que representa la socialización de la producción capaz ya de satisfacer objetivamente las necesidades humanas, y se ve, sin embargo expoliada por la apropiación privada (por la clase capitalista) de los medios de producción y de su resultado. Precisamente por ello y a diferencia de anteriores clases explotadas de la historia (los esclavos, los siervos), la clase explotada de la sociedad capitalista es también la clase revolucionaria, la llamada a instaurar un nuevo orden social. Su combate histórico es por tanto capaz de trascender la simple reacción inmediatista contra los sufrimientos y privaciones que, indudablemente, padece, y dotarse en cambio de una perspectiva histórica sobre su propia situación.

Puede y debe por tanto darse cuenta de sí sus horribles sufrimientos  son un peaje a pagar para el desarrollo del capitalismo, o si por contra expresan una caída cada vez más profunda en el abismo de la destrucción y la barbarie de un sistema que hace casi 100 años que ha entrado en su etapa de decadencia ([8]) , sin que representen progreso alguno para el género humano.

Examinemos la trayectoria humana y vital de 4 generaciones obreras que se han venido sucediendo desde 1917: la generación que nació al final del siglo XIX sufrió con la juventud recién estrenada la barbarie infinita de la primera guerra mundial y aunque ardió de entusiasmo con la oleada revolucionaria de 1917-23 la derrota de ésta significó para ella una enorme postración y un endurecimiento inaudito de los sufrimientos: el desempleo con la Gran Depresión (1929),  el rigor extremo de la economía de guerra y la nueva barbarie aun peor de la segunda guerra mundial, los tremendos sacrificios de posguerra una posguerra asoladora, con una brutal sobrexplotación tanto extensiva como intensiva (aumentos de ritmos disfrazados de “racionalización científica del trabajo, etc.) y solo algunos pudieron tener algún alivio en el final de su vida, entre 1955 y 1970([9]). La generación siguiente creció en la atmósfera opresiva y de explotación brutal de la contrarrevolución y la segunda guerra mundial, los fuertes sacrificios de posguerra y únicamente en la madurez y la vejez ha podido disfrutar de un trabajo más o menos seguro, de ciertas mejoras como una vivienda adecuada e incluso una segunda casa, y de una jubilación aceptable. Sus hijos (hoy con 50-60 años) vivieron la prosperidad en la juventud pero pronto vieron las orejas al lobo (lo que motivó las grandes luchas de finales de los años 60) y lo que ha venido a partir de los 80 ha sido un vía crucis de pérdida del empleo “garantizado de por vida” que le prometieron en la juventud, jubilaciones anticipadas o trabajos precarios con el remate de una jubilación miserable o la duda de no poder siquiera recibirla. ¿Y qué decir de sus hijos (hoy con 20-30 años)? La respuesta es evidente: precariedad, desempleo más o menos disfrazado, imposibilidad de obtener una vivienda decente y la certeza de que jamás tendrá derecho a una jubilación.

Ninguna de estas cuatro generaciones sucesivas ha podido gozar de forma duradera de una situación “estable y garantizada” que el capitalismo y sus adoradores tanto ensalzan en su propaganda. Al contrario, todas han sufrido en dosis más o menos fuertes las atrocidades de la guerra, el desempleo, la precariedad, la inseguridad en las condiciones de vida, por no hablar de males aún más crueles como la barbarie, el terror o la degeneración moral.

En la jornada laboral estamos volviendo, desde mediados de los años 80, a una situación de claro retroceso: la jornada de 8 horas está dejando paso a jornadas de 10, 12 y más horas pese a que “oficialmente” ciertos convenios hablen de semanas de 40 horas o, en el colmo del cinismo, en Francia se siga manteniendo la ficción de las 35 horas. Incluso de forma abierta y legal, sectores crecientes del capitalismo de los países centrales y bajo gobiernos de “sensibilidad social” (laboristas ingleses, socialistas alemanes) se hacen saltar los límites legales a la jornada de trabajo y se instauran con el concurso de los sindicatos jornadas legales de 44 y 48 horas.

En la cuestión del trabajo fijo la cosa es aún más evidente: en todos los países –aunque con ritmos diferentes- la proporción de trabajadores con “un empleo garantizado para toda la vida” se reduce sin cesar. La generación de trabajadores que hoy tienen 50-60 años han perdido en un buen porcentaje sus empleos fijos y malviven en uno de estos regímenes: prejubilación con ingresos que se van reduciendo progresivamente, “autónomos”, es decir, asalariados encubiertos en situación de precariedad, o bien, un desempleo de larga duración con situaciones cada vez más agobiantes. Sus hijos que hoy están entre 20-30 años sufren directamente la precariedad más atroz, el desempleo o esa situación –aún más estresante- de una combinación sin solución entre fases de contrato eventual y fases de desempleo. Ahí pues la situación se ha degradado de manera considerable.

Los expertos en relaciones laborales y los sociólogos capitalistas son los primeros en reconocer que en cada vez más lugares y situaciones, las condiciones de vida y trabajo de los obreros presentan rasgos comunes a los que existían en los primeros momentos del capitalismo. Para ellos es una prueba de la “jovialidad” del sistema. Para la clase obrera en cambio, es un signo de decrepitud. Muchos ancianos sufren síntomas parecidos a los de los niños, pero la perspectiva vital que ofrecen es radicalmente diferente.

Para el proletariado lo esencial no es ensimismarse con lo que aún, y cada vez más a duras penas, “posee”; sino reafirmar su convencimiento de que el camino en el que está metida la sociedad capitalista es el de la destrucción de la humanidad, y que es la clase obrera la única capaz de impedir ese holocausto.

 

 Smolni/Etsoem 14-1-07

 

 


[1] Hemos denunciado que tales planteamientos puedan revestirse como “revolucionarios” por ejemplo en Acción Proletaria nº 153  “Jornadas sobre autonomía: una vulgar estafa”

[2] Recomendamos la lectura de la Resolución sobre la Situación Internacional de nuestro último congreso (Revista Internacional nº 119) así como las Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Revista Internacional nº 125

[3] Ver Acción Proletaria nº 145 a 152

[4] Es evidente que hay todavía elementos retardatarios o ideólogos en busca de un lugar al sol que siguen negando con patética obstinación al proletariado. Ver “Hablan de autonomía para mejor colar el mensaje del fin del proletariado” (AP 181), ¿Quién puede acabar con el capitalismo? (AP 182)

[5] Si se mira bien, acceder a una vivienda, y no digamos adquirirla, es algo cada vez más alejado de las posibilidades incluso del proletariado del llamado 1º Mundo, como mostramos en el artículo de este mismo número de AP.

[6] Uno de los principales representantes de esta corriente, Berstein señaló que la perspectiva revolucionaria se evaporaba porque la base que según Marx, sustentaría esta perspectiva sería la de una crisis “catastrófica” del sistema y una “miseria creciente”. Como veremos en la segunda parte de este artículos y como demostraron los revolucionarios que refutaron a Berstein, esa no fue jamás la base sobre la que Marx fundamentó la posibilidad de una revolución del proletariado.

[7] Hoy, sin embargo, gran parte de esas ilusiones se han ido al traste con las crisis financieras (¡que le pregunten si no a los obreros argentinos, o a los afectados de Afinsa el pasado año en España!) y bursátiles de los últimos años

[8] Ver nuestro folleto sobre este tema.

[9] En todo caso esas “comodidades” de los años 60 (el coche, las vacaciones,...) no eran tanto concesiones al proletariado, sino exigencias de la propia explotación capitalista como mostramos en los artículos de la serie “¿Quién puede cambiar el mundo?” en la Revista Internacional nº ¿??? Y ¿¿¿??. Lo mismo sucede con la asistencia sanitaria o la seguridad social que fueron medios de capitalismo de Estado para garantizarse una reparación de la fuerza de trabajo en unas condiciones de escasez de mano de obra por las devastaciones de la guerra y la postguerra.

Noticias y actualidad: 

La crisis de la vivienda pone de manifiesto la quiebra del capitalismo

El «Informe 2006» de la fundación del Abad Pierre sobre “el mal de la vivienda” es demoledor: Francia se encamina a una “crisis sin precedentes”. Igualmente los llamados «Restos du coeur» (comedores de caridad) se ven desbordados, año tras año, por crecientes necesidades de ayudas alimentarias[1]. Lo mismo señalan los «Compagnons d’Emmaüs» que reconocen su propia impotencia para enfrentar las demandas que les inundan. Estas son, entre otras, muestras más que claras del largo cortejo de desposeídos, de seres humanos sin techo ni cobijo, de desnutridos que no deja de ampliarse por todo el mundo como una interminable muralla china. La larga sombra  de los tentaculares barrios de chabolas de Río, de Nairobi, de Puerto Príncipe o Bombay, ya planea ostensiblemente sobre las cabezas de los trabajadores de los países más ricos. Por ejemplo, un inventario encargado por el gobierno británico acaba de hacer la siniestra constatación de que en Londres existen más de sesenta mil familias sin domicilio fijo, obligadas a vivir en míseros hoteles, en Casas de caridad, o en centros sociales de acogida.

Es verdad que este fenómeno no es nuevo. El término “slum” (barrio de chabolas) apareció por primera vez en Londres en el siglo XIX, cuando los proletarios recién llegados del campo se hacinaban en las ciudades en las que fábricas y talleres que, como monstruosos alquimistas, transformaban en oro su sudor y su sangre. Más tarde la clase obrera se organizó y acometió un duro combate para mejorar sus condiciones de vida. Aquella época, de plena vitalidad del sistema capitalista, todavía lo permitía y la perspectiva posibilitaba la transformación de los sórdidos suburbios de Manchester, magistralmente descritos por F. Engels, en barrios con condiciones bastante más humanas o si no, menos indignas y atroces. Hoy, en cambio, vemos todo lo contrario. La entrada del capitalismo en su período de decadencia histórica desde el siglo XX, ha invertido esa dinámica, y hoy, ese sistema que no sabe reproducir y propagar otra cosa que la miseria, condena a la humanidad a un único porvenir: …!el planeta chabola!

Desde este punto de vista la situación de los obreros en Francia es de las más representativas de lo que le ocurre al conjunto de la clase obrera.

Lejos del refractario y marginal Espinal de «Arquímedes el vagabundo», interpretado por Jean Gabin a finales de los años cincuenta; o de su opuesto Diógenes - el filósofo griego que eligió como domicilio un tonel en el que vivía dichoso-; la realidad es más bien la de una masa creciente de obreros, parados o no, que se ven imposibilitados de encontrar un alojamiento decente. Jubilados, estudiantes, jóvenes trabajadores, desempleados, asalariados de “las grandes cadenas de distribución”, funcionarios de la Educación Nacional o de las administraciones territoriales,…, es decir sectores enteros de la clase obrera, incapaces de hacer frente al gasto que representa una necesidad vital como es la vivienda.

La elección que oferta el capitalismo a una cada vez más ingente cantidad de proletarios es o bien perecer en el incendio de un cuchitril insalubre (recordemos lo que sucedió en París el pasado invierno) o morir ateridos de frío en una escuálida tienda de campaña.

Y el Abad Pierre clama al cielo: «Dios mío… ¿Por qué?». Pero es totalmente inútil inquirir al cielo una respuesta improbable, cuando aquí, en la tierra, ésta salta a la vista.

En los últimos 20 años, el número de contratos eventuales se han multiplicado por seis, y la temporalidad en el empleo no deja de aumentar año tras año. Dos terceras partes de los jóvenes acceden al trabajo a través de contratos precarios (de aprendizaje, indefinido, de relevo, interino, de sustitución,…) y una quinta parte están en paro. Entre empleo precario y paro hay en Francia entre quince y veinte millones de personas que sobreviven a duras penas.

No es necesario ir con el Abad Pierre a buscar respuestas en la bóveda celestial, para darse cuenta de que el capitalismo sólo puede garantizar a sus esclavos una existencia basada en salarios de miseria y la mayor de las precariedades.

En estas condiciones, acceder a un alojamiento, pagar el alquiler y los servicios de agua, gas, electricidad,…  se ha convertido en un problema irresoluble, revelador de la gangrena del sistema. Los gastos de la vivienda se llevan tal cantidad del presupuesto doméstico que, muy a menudo, obligan a apretarse el cinturón en alimentación y en gastos médico-sanitarios. Y cuando eso no es posible porque lo que queda en el bolsillo es irrisorio, no hay más remedio que renunciar a las formas “tradicionales” de acceso a una vivienda y buscarse la vida en los llamados alojamientos “atípicos” desde seguir viviendo con la familia a la “ocupación” de inmuebles destartalados, hacinarse en un piso varias familias como sardinas en lata, o construirse una cabaña con cuatro tablas y una lona en los descampados llenos de maleza y escombros de los suburbios de París (donde se refugian, por ejemplo, jubilados con pensiones tan miserables que no les permiten pagar regularmente un alquiler), e incluso vivir todo el año en una caravana en un camping como se ve a muchos asalariados con contratos precarios en Toulouse y otras regiones. También existen los camping “salvajes” bajo los puentes, en las zonas de interconexión de las vías de acceso a las grandes ciudades, donde se instalan familias enteras de trabajadores emigrantes (búlgaros, rumanos,…), con una imagen muy similar a la de los campos de refugiados del tercer mundo. Hasta los responsables de las grandes factorías de automoción como la Peugot de la región de Ile-de-France, o la Citroën de Rennes, reconocen sin tapujos que las remuneraciones de buen número de sus asalariados, no permiten a estos alojarse cerca del lugar de trabajo, y deben, por el contrario, hacerlo en míseras fondas, en alojamientos improvisados, o incluso ¡vivir en los coches! Así reaparecen poco a poco los barrios de chabolas.  

La situación de los jóvenes trabajadores es particularmente sintomática de esta sociedad cuyo porvenir es de lo más sombrío. Es verdad que, tradicionalmente, cuando el joven proletario se estrenaba en la vida laboral rara vez lo hacía en una situación acomodada. Se trataba, sin embargo, de una situación transitoria hacia una mayor estabilidad. Pero hoy las cosas ya no son así. Los jóvenes ya no logran salir de esa situación de alojamiento también precario, sino que se ven condenados a ella de por vida. El informe de la fundación Abbé Pierre lo expone con mucha lucidez: «la juventud se ha convertido en un periodo de aprendizaje de la precariedad», que marcará el resto de la existencia con el hierro de la incertidumbre. De ahí que un proyecto tan simple como formar una familia, tener hijos,… se ve irremediablemente comprometido.

Evidentemente la burguesía procura hacernos creer que hará todo lo que pueda para neutralizar lo que ella misma llama “la crisis de la vivienda”. Pero lo que los hechos muestran  es que quiere liarnos, echándole las culpas a “la avaricia de los caseros” que piden alquileres cada vez más prohibitivos. La solución ¡al fín encontrada! sería la intervención del Estado “justiciero” para que frenara la avidez de esos “insaciables chupasangres”, y para que hiciera cumplir a los ayuntamientos su obligación de dedicar el 20% de la construcción a viviendas sociales. ¡Más patrañas! La única política de vivienda llevada a cabo por la clase dominante, forzada por la crisis de su sistema, consiste pura y simplemente en suprimir lo que queda de las ayudas que se dan en concepto de alojamiento. Hoy tales ayudas permiten salir del paso a más de seis millones de familias en Francia que de otra forma se verían directamente desahuciadas. Pero lo cierto es que tales ayudas se han venido recortando desde el año 2000, y decenas de miles de familias se han visto ya privadas de ellas. Tan es así que una revista Habitat et Société  se preguntaba en su nº 39, si no estaremos metidos en un proceso que lleva a pasar «de l’aide à la personne à l’aide à personne» (o sea “de ayudar a las personas a ayudar a nadie”)…

En última instancia la “crisis de la vivienda” queda resumida al hecho de que cada vez más trabajadores no disponen de los ingresos suficientes para escapar de la pobreza. «El trabajador se depaupera y el pauperismo crece (…) Se pone así de manifiesto que la burguesía ya no puede seguir cumpliendo su papel de clase dirigente (…) Ya no puede gobernar  pues es incapaz de asegurar a sus esclavos la existencia ni aún dentro de su esclavitud» ( Manifiesto Comunista).

El llamamiento del Abad Pierre a la “insurrección de la Bondad”, variante cristiana de la cantinela izquierdista “repartamos las riquezas pero no toquemos las sacrosantas relaciones de explotación capitalistas”, no nos servirá de ayuda. El derrocamiento del capitalismo  y la revolución del proletariado a escala mundial son los únicos medios capaces de abrir un porvenir a la humanidad y de fundar nuevas relaciones sociales que permitan a cada uno vivir con arreglo a sus necesidades.

 

Jude (17 diciembre 2006)

 

 

 


[1] En los últimos veinte años la miseria se ha multiplicado. Las Casas de caridad (Restos du coeur) que en 1985 distribuyeron 8,5 millones de raciones, han repartido este año ¡más de 66,5 millones!

 

Noticias y actualidad: 

Cambio climático: el responsable del calentamiento del planeta es el capitalismo

 

La gravedad del cambio climático ligado a la emisión de gases con efecto invernadero es una «verdad que incomoda». Al menos esto es lo que nos dice Al Gore, el ex vicepresidente de USA, que tras su fracaso electoral del año 2000, vuela de conferencia en conferencia (en USA, Japón, China, Alemania…), para revelar al mundo, como un pájaro de mal agüero, esta «inconveniente» verdad. El realizador pro-demócrata Davis Guggenheim, ha filmado una de esas innumerables conferencias en un documental titulado precisamente «Una verdad inconveniente».

La cosa es hasta tal punto «inconveniente», que nos la sirve un alto dignatario de la burguesía americana en un curso magistral a escala planetaria con pantalla  gigante… ¡Al Gore se cae del guindo! Hace ya más de 30 años que la comunidad científica se ha volcado sobre este problema y más de 10 que es unánime sobre la constatación de la agravación del calentamiento de la Tierra ligado a la contaminación industrial. Al cabo, la única revelación que contiene este documental, es la del propio Al Gore y su talento innato para la comedia. En efecto, quien se presenta hoy como el campeón de todas las categorías de defensa del Medio Ambiente desde sus años de estudiante en Harvard, cuando asistía asiduamente a los cursos del profesor Roger Revelle (pionero de la teoría del calentamiento global), es el mismo que, años después, con Clinton, «autorizó el vertido de dioxina al océano y permitió que se llevara a cabo la mayor deforestación de toda la historia de Estados Unidos» (The Independent, publicado en Courrier Internationale del 15 Junio 2006).

Albert Gore, como una esponja embebida de hipocresía, es un espécimen muy representativo de su clase social. Todos los Estados son conscientes de los problemas climáticos. Todos proclaman a voz en grito su voluntad de actuar para preservar el medio natural de la especie humana y garantizar el porvenir de las próximas generaciones. Sin embargo, a pesar de las brillantes declaraciones de la Cumbre de la Tierra en Río (1992) o de las bienintencionadas resoluciones del protocolo de Kyoto (1998), la polución va in crescendo y las amenazas relacionadas con el cambio climático se amplían. A fin de cuentas, la verdad que más incomoda y que la burguesía esconde detrás de todas esas conferencias y ahora de sus documentales, es que el mundo capitalista es absolutamente impotente para encontrar una solución a los peligros climáticos…tanto más cuanto que él es el principal responsable.

 

El calentamiento climático es un peligro para el porvenir de la especie humana

 El sistema capitalista, en quiebra desde hace cerca de un siglo, ya no representa ningún progreso para la humanidad. Su supervivencia trascurre sobre una base enferma y destructiva. Las consecuencias ecológicas desastrosas, que comienzan a sufrirse desde los años 50, son una demostración suplementaria de esto.

¡Los cascotes de hielo no mienten! Al quedar retenidos en la Antártida, permiten estudiar la composición de la atmósfera desde hace cientos de miles de años. Y lo que indican claramente es que las tasas de CO2 nunca han sido tan elevadas como desde la mitad del siglo XX en adelante. Las emisiones de gases con efecto invernadero, características del modo de producción capitalista, no han parado de aumentar y la temperatura media crece a un ritmo regular, «El planeta es hoy más cálido que nunca desde hace dos milenios, y si prosigue la tendencia actual, será probablemente de aquí a final del siglo 21 más cálido que los dos últimos millones de años» (The New Yorker, publicado en Courier Internationale de Octubre 2006).

Este aumento de calor se puede percibir además “a ojo” en los dos polos del globo. El deshielo del Ártico está tan avanzado que su desaparición se prevé de aquí al 2080. Todos los grandes glaciares menguan y los océanos se calientan.

En 1975, James Hansen, director del Instituto Goddard de estudios espaciales (GISS) se interesó por los cambios climáticos, «En su tesis consagrada al clima de Venus, avanza la hipótesis de que, si este planeta presenta una temperatura media en su superficie de 464ºC, es porque está envuelta por una niebla de  gas carbónico responsable de un efecto invernadero considerable. Algún tiempo después, una sonda espacial aporta la prueba de que Venus está efectivamente aislado por una atmósfera compuesta en un 96% de dióxido de carbono» (The New Yorker). He aquí un ejemplo de a qué podría parecerse la Tierra bajo el efecto de la acumulación continua de CO2 en un futuro lejano y sus consecuencias… la erradicación de toda forma de vida. Dicho esto, no es necesario ir tan lejos para darse cuenta del potencial devastador del calentamiento climático. Mucho antes de que el efecto invernadero haya transformado la tierra en un inmenso horno a más de 400ºC, los signos precursores del cambio climático ya bastan para provocar verdaderas masacres en la especie humana: inundaciones, enfermedades, huracanes

El director del British Antarctic Survey, Chris Rapley, ya hizo notar a principios de 2005, que la calota glaciar de la Antártida Oeste estaba a punto de fundirse. Este territorio (como Groenlandia) contiene suficiente agua para aumentar hasta 7 metros el nivel del mar, lo que significaría a medio plazo la inmersión de vastas extensiones de tierra habitada en Tailandia, India, Holanda, USA…

Otro director, el del INSERM (Instituto nacional francés de Sanidad e Investigación médica), planteó el año 2000 que «la capacidad reproductiva e infecciosa de numerosos insectos y roedores, vectores de parásitos o de virus, está en  función de la temperatura y la humedad del medio. Dicho de otra manera, un aumento de la temperatura, incluso modesta, da luz verde a la expansión de numerosos agentes patógenos para el hombre y los animales. Así enfermedades parasitarias como el paludismo (…) o infecciones virales como el dengue, ciertas encefalitis y fiebres hemorrágicas han ganado terreno estos últimos años. Sea porque han reaparecido en sectores donde habían desaparecido, o porque actualmente afectan a regiones que hasta ahora no estaban expuestas…»

Última ilustración, la frecuencia y la potencia de los huracanes aumenta igualmente con el calentamiento global. En efecto, la columna de aire húmedo que los origina sólo se forma cuando la temperatura de la superficie del mar es superior a 26º. Si los océanos se calientan, aumentará el número de zonas en las que este umbral se sobrepase. Cuando Katrina alcanzó la categoría 5 de la clasificación de los huracanes, la temperatura rondaba los 30ºC en la superficie del golfo de México. También según Kerry Emmanuel del Massachussets Institute of Technology, «Si continua al calentamiento global, hay el riesgo de que aumente el potencial destructor de los ciclones tropicales, y con el aumento de las poblaciones costeras, de que aumente substancialmente el número de víctimas de los huracanes en el siglo XXI». Así, después de haber escrutado las estadísticas sobre la intensidad de los huracanes los 50 últimos años, K. Emmanuel llega a la conclusión de que los últimos huracanes son, por término medio, más duraderos y la velocidad de sus vientos ha aumentado un 15% mayor, lo que aumenta un 50% su capacidad de destrucción.

Al lado de esto las diez plagas de Egipto o el diluvio bíblico parecen atracciones de feria.

La burguesía británica, famosa por su empirismo, ha preferido abordar las consecuencias del cambio climático desde el punto de vista de los costes y las alteraciones de la actividad económica. El Informe Stern, encargado por el gobierno, advierte que si no se toma ninguna medida, «se podrían crear riesgos de interrupción de la actividad económica y social durante este siglo y el siguiente a escala similar a la de los asociados con las grandes guerras y la depresión económica de la primera mitad del sigloXX».


Una verdad inconveniente: el sistema capitalista es el responsable de la amenaza climática 

Si en Venus el clima ha evolucionado de forma natural hasta alcanzar temperaturas infernales, el calentamiento global actual de la Tierra tiene un origen distinto…la actividad industrial de los hombres. Esto no es ninguna primicia, puesto que buen número de climatólogos (y también la propia burguesía) lo dicen abiertamente. El cartel del documental de Al Gore es aún más explícito; muestra una chimenea de la que sale una columna de humo que toma la forma de un ciclón. ¡«La industria es culpable»! nos dicen, encontrando un chivo expiatorio al que achacar cómodamente las consecuencias climáticas; puesto que en el fondo no es la industria lo que está en cuestión, sino su modo de funcionamiento, el modo de producción capitalista. El capitalismo ha polucionado siempre el ambiente, desde el siglo XIX cuando aún era un factor de progreso. En realidad le tiene completamente sin cuidado el medio ambiente. «Acumular por acumular, producir por producir, esa es la consigna de la economía política que proclama la misión histórica del periodo burgués. Y ni por un instante se ha hecho ninguna ilusión sobre los dolores de alumbramiento de la riqueza: ¿para qué sirven los lloriqueos que no cambian nada de las fatalidades históricas?» (Karl Marx, El Capital, libro I). La acumulación del capital es el fin supremo de la producción capitalista y no importa en absoluto la suerte reservada a la humanidad o al medio ambiente… ¡si es rentable, es bueno! Lo demás es, al fin y al cabo, despreciable.

Pero cuando este sistema entra en su fase de declive histórico desde principios del siglo XX, la destrucción del medio ambiente toma otra dimensión, se hace implacable, a imagen del combate sin piedad que libran entre sí las ratas capitalistas para mantenerse en el mercado mundial. Reducir los costes de producción a su mínima expresión para ser lo más competitivo posible se ha convertido ahora en una regla de supervivencia inevitable. En ese contexto, las medidas para limitar la contaminación industrial son evidentemente un gasto insoportable.

Igualmente esa necesidad económica permanente de buscar el menor costo explica la amplitud de los daños materiales y humanos cuando se desbocan las fuerzas naturales. Construcciones de cartón piedra, diques mal conservados, sistemas de emergencia que fallan…el capitalismo no es ni siquiera capaz de asegurar un mínimo de protección contra los cataclismos, las epidemias y otras plagas que él mismo contribuye a propagar.

El documental del Sr. Gore termina diciéndonos que, a pesar de todo, tenemos el poder de cambiar las cosas, de reparar el mal que se ha hecho y de alejar la amenaza del calentamiento global, si nos aplicamos a ser perfectos… «ciudadanos ecologistas». Por esta razón, nos plantifica una larga lista de recomendaciones: «cambiad el termostato», «plantad un árbol»…, «votad por un candidato que se comprometa a defender el medio ambiente… y si no hay, ¡presentaros vosotros!». Y para acabar, «si sois creyentes, rezad para que los otros cambien de comportamiento». Finalmente puede que sea el único consejo sensato digno de ese nombre que un burgués puede dar: «antes de que el sol se obscurezca y las estrellas caigan del cielo, arrodillaos y rezad». ¡Valiente confesión de impotencia  de la burguesía y de su mundo!

La clase obrera no puede permitirse dejar por más tiempo la suerte del planeta en manos de esta gente y de su sistema. La crisis ecológica es una prueba más de que hay que destruir el capitalismo antes de que arrastre el mundo al abismo.

Hoy es una necesidad imperiosa construir una sociedad donde el ser humano y su devenir sean el centro de todas las cosas. El comunismo será ese mundo necesario y la revolución proletaria el camino que lleve a la humanidad hasta él.

 

Jude, 20 Octubre 2006

(tomado de Révolution Internationale, publicación de la CCI en Francia)

 

Cuestiones teóricas: 

Intervención de la CCI en Brasil: debate sobre las perspectivas de la lucha de clases

En Septiembre de 2006, la CCI tuvo ocasión de presentar, ante un auditorio de 170 estudiantes de una universidad brasileña, su análisis sobre la coyuntura mundial y la alternativa histórica. La presentación[1] trató los siguientes temas: la guerra, la lucha de clases y el papel de las elecciones. Tras la presentación se desarrolló un debate muy animado del que, a continuación, resumimos lo esencial[2].

Ante todo queremos resaltar como los participantes acogieron nuestra posición, cuyo contenido no les resultaba “habitual” para ellos, puesto que denunciamos las elecciones como un instrumento al total servicio de la burguesía, y poníamos el acento en la perspectiva de desarrollo de la lucha de clases internacional. Y a pesar de esto, nuestro análisis no suscitó escepticismo u hostilidad, sino un gran interés y, en ocasiones, un apoyo explicito.

 

La naturaleza de los sindicatos y la izquierda.

En la presentación no nos extendimos mucho sobre la naturaleza y el papel de los sindicatos. Por ello saludamos una intervención que planteo claramente que los sindicatos son apéndices de los partidos burgueses y constituyen un trampolín para aquellos que quieren escalar hasta las cotas más altas de la burocracia estatal.

Se nos preguntó si pensábamos que el gobierno Lula era de izquierdas o de derechas. Respondimos que “de izquierdas, desde luego”. Que se comporte en el Gobierno como enemigo del proletariado no contradice en nada que sea de izquierdas, pues la izquierda gobierna con la misma misión que la derecha, es decir defender los intereses del capital nacional, y eso solo puede hacerse a costa del proletariado.

Sea cual sea el discurso, más o manos radical, de Bachelet en Chile, de Kirchner en Argentina, de Chávez en Venezuela o de Evo Morales en Bolivia, todos ellos son servidores del capital. Incluso Chávez, su figura más “radical”, enfrentado a los sectores de la burguesía que gobernaron Venezuela hasta 1988, y que no deja pasar ocasión para arremeter públicamente contra el imperialismo USA – reforzando eso sí su propia influencia imperialista en el Caribe-,  organiza de forma totalmente despiadada la explotación de los proletarios venezolanos.

Que tanto la izquierda como la derecha defiendan los intereses del capital nacional contra el proletariado, no significa que sean idénticas. En efecto, por lo general los proletarios no albergan ilusión alguna sobre las intenciones de un gobierno de derechas, que se identifica abiertamente con los intereses de la burguesía. Pero, desgraciadamente, el proletariado en su conjunto no tiene la misma claridad en lo tocante al papel de la izquierda. Eso implica que la izquierda, y más aún la extrema izquierda, tienen una mayor capacidad para engañar al proletariado. Por eso, esas fracciones del aparato político de la burguesía son un enemigo más peligroso para el proletariado.

 

El papel de las elecciones.

Algunas intervenciones volvieron sobre la cuestión de las elecciones que la presentación había desarrollado ampliamente. “¿Es realmente imposible utilizarlas para una transformación social?”. Nuestra posición al respecto no tiene nada de dogmática, sino que refleja una realidad que se da en todo el mundo desde principios del siglo XX. Desde entonces «el centro de gravedad de la vida política ya ha dejado definitivamente de estar en el parlamento» como señaló la Internacional Comunista, y por tanto el circo electoral sólo puede ser un arma ideológica en manos de la burguesía contra el proletariado.

 

¿Cómo se desarrollará la lucha de clases?

“Si las elecciones no sirven para la lucha de clase ¿cómo combatirá el proletariado?

Las luchas que ha desarrollado el proletariado desde 1968 no han sido “luchas electorales”. Aunque incapaces de trazar explícitamente una perspectiva revolucionaria, han sido lo suficientemente fuertes para impedir una guerra mundial en los tiempos de la guerra fría, o choques frontales entre las grandes potencias tras el fin de ese período. El proletariado sigue siendo un freno al desarrollo de la guerra. La clase obrera y en general la población explotada no se movilizan tras las banderas de sus respectivas burguesías nacionales. La enorme dificultad que encuentra Estados Unidos para reclutar soldados que quieran servir de carne de cañón en los conflictos de Irak o Afganistán es una buena ilustración de ello.

Para resistirse al deterioro constante de sus condiciones de vida como consecuencia de la agravación de la crisis, el proletariado mundial se verá impulsado a amplificar sus luchas. Las luchas que sobre todo en los dos últimos años, se están desarrollando a escala mundial, expresan cada vez más características que son ingredientes para el futuro desarrollo de un proceso revolucionario:

* La masividad, tal y como lo hemos visto en la huelga de dos millones de obreros en Bangla Desh;

* La solidaridad demostrada por los trabajadores del aeropuerto de Heathrow en Londres o en los transportes de Nueva York en 2005;

* La capacidad de poner en pie en las luchas, asambleas masivas abiertas a todos los obreros, como durante la huelga de los metalúrgicos de Vigo, en España, la pasada primavera.

* La capacidad de los estudiantes en Francia, esa misma primavera, de dotarse de asambleas generales soberanas capaces de preservar la independencia de la lucha frente a los intentos de sindicatos y partidos de la burguesía para controlarlas y debilitar así la lucha.

Varios asistentes insistieron en que hablásemos más de esta última experiencia de lucha, lo que hicimos aunque fuera brevemente. Es verdad que lo esencial de la movilización no corrió a cargo de los asalariados, pero los que participaron en ellas forman parte indudablemente del proletariado. En efecto, una gran mayoría de estudiantes se ven ya  obligados a trabajar para sobrevivir; además la inmensa mayoría de ellos engrosará, al final de sus estudios, las filas de la clase obrera. Los estudiantes entraron en lucha para echar atrás una ley que agravaba la precariedad laboral y que constituía por tanto un ataque contra toda la clase obrera. Por eso la inmensa mayoría del movimiento de estudiantes buscó, conscientemente, la solidaridad del conjunto del proletariado y han tratado de sumarlo a la lucha. En varias ocasiones se han producido manifestaciones que han movilizado 3 millones de personas en diferentes ciudades de Francia el mismo día. En la mayoría de universidades en huelga se sucedían regularmente asambleas generales que han sido el verdadero pulmón de la lucha. La solidaridad estaba en el centro de la movilización, y al mismo tiempo ésta suscitó en la población en general y en el proletariado en particular, una fuerte corriente de simpatía. Todo ello hizo que el Gobierno diera marcha atrás ante esta movilización, precisamente para evitar que se extendiera.

Algunas intervenciones han expresado preocupaciones sobre las dificultades objetivas para el desarrollo de la lucha de clases: “¿La disolución de las unidades de producción no será un obstáculo para su desarrollo?”. Es verdad que, en general, asistimos a una disminución de efectivos en el proletariado industrial como resultado tanto de cambios en el proceso de producción (cada vez más trabajadores lo hacen en el llamado sector “terciario”), como de la agravación de la crisis económica y de las deslocalizaciones de sectores de la producción que se llevan a países donde la mano de obra es más barata como es el caso de China donde ha habido estos últimos años un importante crecimiento. Este fenómeno constituye una dificultad para el proletariado pero éste ha demostrado ser capaz de superarla. En efecto el proletariado no se limita a los trabajadores industriales. La clase obrera incluye a todos aquellos que, como explotados, no poseen más medio de supervivencia que la venta de su fuerza de trabajo. El proletariado está en todas partes y el sitio por excelencia para reagruparse es la calle como nuevamente ha ilustrado el movimiento de estudiantes contra la precariedad en Francia.

La deslocalización de sectores de la actividad hacia países como China ha creado una división entre el proletariado chino - ultra-explotado y que sufre unas condiciones de vida terribles -, y el proletariado de los países centrales para quien la desaparición de sectores importantes de la producción equivale a pagar las consecuencias de un desempleo en aumento. Pero esta no es una situación excepcional. Desde sus orígenes el capitalismo ha provocado la concurrencia entre unos proletarios y otros. Y también desde sus orígenes, el movimiento obrero ha tratado de resistir colectivamente esa concurrencia y superarla mediante la lucha colectiva. Merece la pena recordar que la fundación de la Primera Internacional obedeció a la necesidad de impedir que la burguesía inglesa pudiera emplear a los trabajadores de Bélgica, Francia o Alemania, para “romper” las huelgas de los obreros ingleses. Hoy es verdad que a pesar de haber protagonizado luchas importantes, el proletariado chino no es capaz de superar, por sí mismo, su aislamiento. Eso implica una gran responsabilidad para los obreros de los países más desarrollados que deben impulsar, a través de sus luchas, la solidaridad internacional.

El desarrollo de la lucha de clases estará marcado por una creciente capacidad del proletariado para controlar sus luchas y tomar a cargo, por si mismo, su organización. Para ello se tendrá que generalizar la práctica de las asambleas generales que elijan delegados revocables por ellas mismas. Esta práctica precede al surgimiento de los consejos obreros, futuros órganos del ejercicio del poder por parte del proletariado. Este tipo de organización es la única que permitirá a los trabajadores tomar colectivamente un control creciente sobre la sociedad, sobre su existencia y si futuro.

Tal objetivo no podrá alcanzarse recurriendo a formas organizativas que no han roto con el cuadro de organización de la sociedad burguesa, como por ejemplo la llamada “democracia participativa” que presume de corregir los defectos de la clásica democracia representativa. Un compañero nos pidió en una intervención que explicásemos nuestra posición al respecto. Para nosotros la democracia participativa no es más que un medio para hacer que los explotados y los excluidos gestionen, ellos mismos, su propia miseria, haciéndoles creer engañosamente que les ha sido conferido un cierto poder en esta sociedad. Se trata pues, a fin de cuentas, de una pura y dura mistificación.

 

La perspectiva revolucionaria.

Es necesario asentar las perspectivas del desarrollo de la lucha de clases en la experiencia histórica del proletariado. Sobre esto se nos hicieron las siguientes preguntas: “¿Por qué fueron derrotadas  la Comuna de Paris y la Revolución rusa?” y “¿Por qué degeneró la Revolución rusa?”.

La Comuna de Paris aún no fue realmente una “autentica revolución”, sino una  insurrección victoriosa del proletariado limitada a una cuidad. Sus límites son esencialmente el producto de la inmadurez de las condiciones objetivas en aquella época. Por un lado el proletariado no estaba aún suficientemente desarrollado para poder enfrentarse en los principales países al capitalismo para poder derrocarlo. Pero es que, además, el capitalismo aún no había dejado de ser un sistema progresivo capaz de desarrollar las fuerzas productivas sin que sus contradicciones se manifiesten de una forma crónica y aún más brutal. Esta situación cambió a comienzos del siglo XX, con el surgimiento en Rusia en 1905 de los primeros consejos obreros, órganos de poder de la clase revolucionaria. Poco después el desencadenamiento de la 1ª Guerra Mundial, supuso la primera manifestación aterradora de la entrada del capitalismo en su etapa de  decadencia, en su fase de «guerra y de revoluciones», como la caracterizó la Internacional Comunista. Frente a esta barbarie surgió una oleada revolucionaria que se desarrolló a escala mundial a un nivel nunca antes conocido, y en la que reaparecieron los Consejos Obreros. El proletariado logró tomar el poder político en Rusia, pero la tentativa revolucionaria en Alemania en 1919 fue derrotada gracias a la capacidad de la Socialdemocracia para descarrilar a los trabajadores. Este fracaso debilitó considerablemente la dinámica revolucionaria mundial que en 1923 se encontraba prácticamente ya extinguida. Aislado, el poder del proletariado en Rusia, solo podía degenerar. La contrarrevolución se manifestó con el ascenso del estalinismo y a través de la formación de una nueva clase burguesa personificada por la burocracia estatal. Pero a diferencia de lo sucedido en la Comuna de Paris que no pudo extenderse por la inmadurez de las condiciones materiales, la causa de la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, hay que buscarla en una insuficiente conciencia en el seno de la clase obrera sobre los retos históricos a los que se enfrentaba, y sobre la naturaleza de clase de la social democracia que había traicionado definitivamente el internacionalismo proletario y al proletariado en el momento de la guerra mundial. Las ilusiones que persistían en las filas proletarias sobre este enemigo de clase le impidieron desenmascarar sus maniobras para derrotar la revolución.

 

Menos de un año después de la presentación que hicimos ante más de 250 estudiantes en la Universidad de Victoria Conquista sobre “La Izquierda comunista y la continuidad del marxismo”, ésta última reunión nos permite comprobar, con gran satisfacción, que junto a un creciente rechazo de la miseria material, moral e intelectual de este mundo en descomposición, existe también en las nuevas generaciones un interés cada vez mayor por el futuro de la lucha de clase. Invitamos a todos aquellos que estuvieron presentes en esa reunión y tengan la oportunidad de leer este artículo, a continuar el debate que allí comenzamos y a manifestar por escrito sus opiniones sobre  las cuestiones que abordamos.

 

CCI (12 de Octubre de 2006).

 

 


[1] Disponible en portugués “La coyuntura mundial y las elecciones” https://pt.internationalism.org/icconline/2006/eleicoes

[2] Un informe exhaustivo lo podéis encontrar en portugués en https://pt.internationalism.org/icconline/2006/perspectivas-de-luta-de-c...

 

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Acción Proletaria nº 194, 15 Marzo - 15 Mayo 2007

Delphi, AIrbus, SEAT... No hay más salida que la lucha masiva y solidaria de los trabajadores

Hace pocos días, la dirección de SEAT anunciaba la reducción de otros 1600 empleos en los próximos dos años. Días después se sellaba el destino de la factoría SAS en Abrera (Barcelona) que trabaja precisamente para la SEAT. Estos anuncios vienen a sumarse al cierre de Delphi que liquida 4000 empleos (ver nuestra hoja de intervención en este mismo AP), contando las empresas auxiliares de la última gran industria de la bahía de Cádiz, los despidos previstos en CASA-EADS por la crisis de Airbus (ídem), así como los negros planes de “ayuda a la reestructuración” de las empresas del textil, el calzado y el juguete,...

Para cada vez más obreros cada “rumor”, cada “reunión de los sindicatos con la empresa”, cada aviso de nuevos “planes de viabilidad” o de “futuro”, etc., supone una nueva punzada de angustia, el inicio de una nueva pesadilla, de una nueva tortura de incertidumbres.

Muchas de las creencias del pasado se van diluyendo como un azucarillo en las turbulentas aguas de la crisis del sistema capitalista mundial: el empleo “de por vida”, la idea de que trabajar en empresas fuertes o en sectores “punta” protegía contra el desempleo o la precariedad, la ilusión de que si nuestro trabajo era “rentable” para el patrón – aunque fuera a costa de sacrificar sueldos y jornadas –la plaga de los despidos pasaría por nuestro lado sin afectarnos,... Pero, como decíamos, estas vanas ilusiones van cediendo terreno ante la descarnada realidad de que la lacra del desempleo, la condena perpetua a la precariedad laboral, la privación de por vida de una vivienda, de una sanidad o de unos transportes dignos de seres humanos, etc., son la sentencia que el capitalismo ha dictado inexorablemente contra la propia humanidad.

Los propagandistas de los explotadores, nos recalcan una y otra vez que lo que hace funcionar a la sociedad es la competencia, el estímulo de la obtención de beneficios. Y sin embargo eso es lo que hoy empuja a la destrucción de la especie humana y a la aniquilación del planeta. Para que la humanidad pueda vivir, este sistema social basado en la explotación y la guerra debe desaparecer de la faz de la tierra. Es necesario por tanto organizar la vida social sobre la Tierra de una manera radicalmente diferente si queremos hablar efectivamente de futuro para nuestros hijos.

La única forma en que, efectivamente, la humanidad puede asegurar su supervivencia es que la sociedad deje de estar basada en el sacrificio de las necesidades humanas en el altar del Dios del beneficio y la acumulación de capital. Y eso es lo que en esencia plantean las luchas de la clase obrera contra la explotación. Cuando los trabajadores se movilizan por sus reivindicaciones están  evidenciando precisamente esa negativa a sacrificar sus necesidades como seres humanos, como tantos miles de millones de seres humanos, en provecho del interés de un puñado de explotadores. Cuando los trabajadores de otras empresas, de otros sectores, de otras ciudades, se movilizan en solidaridad con las reivindicaciones de unos compañeros, están anteponiendo ese sentimiento de comunidad humana al calculo egoísta que destila el capitalismo, están demostrando que la única forma de hacer frente a los efectos de la concurrencia sobre la humanidad, es precisamente anteponiendo esa base común de todos los trabajadores a las divisiones artificiales (de empresa, sector o nacionalidad) creados por el orden capitalista el desarrollo de la explotación y para impedir una lucha unida y solidaria de todos los explotados.

Para los trabajadores el desarrollo de la unidad y la solidaridad obreras es no sólo el medio principal de oponer una fuerza al enorme poder de los capitalistas (con sus “leyes”, su dinero, su Estado y sus medios de comunicación,...), sino también la materialización progresiva de ese otro mundo posible.

Para los capitalistas, en cambio, la unidad y la solidaridad obreras son como una peligrosa y contagiosa epidemia que intentan atajar a toda costa. Para ello por un lado tratan de fomentar la división entre los trabajadores, mientras que por el otro se afanan en ofrecernos una falsa solidaridad que, con la apariencia de “todos a una”, significa en realidad uncirnos al yugo de nuestro enemigo: el Estado y la economía nacionales.

De lo primero hemos tenido buena prueba con los despidos programados en Airbus, o con los que se anuncian en Seat. En el primer caso han organizando pérfidamente un ataque escalonado para tratar de oponer y enfrentar a los trabajadores más veteranos – y por lo tanto con despidos más costosos -, con los más jóvenes que tienen una cobertura precaria, a los obreros de unas factorías con los de otras, o, a los asalariados de los talleres con los de las oficinas. Tratan con ello de inculcarnos que en última instancia los culpables de nuestra situación son otros obreros que tendrían el “privilegio” de no perder sus puestos de trabajo.

Para fomentar esta idea de culpabilización de los trabajadores, la Patronal recurre muy a menudo a plantear los despidos como “bajas” o “prejubilaciones” incentivadas por la propia compañía, de tal forma que parece una decisión “personal” y “libre” del explotado asumir un deterioro de sus condiciones de vida (pues lógicamente tales ofertas comportan una disminución del salario o irse comiendo la pensión del futuro). Esta es la “libertad” que el capitalismo concede a sus explotados. Efectivamente son libres de trabajar o de no hacerlo (no están forzados como los esclavos, ni atados a la tierra como los siervos), pero porque están “libres” (es decir privados) de cualquier medio de subsistencia que no sea ir a buscar a su explotador y venderle su fuerza de trabajo por un salario. Y este tipo de “decisiones” personales, que los sindicatos nos venden siempre como “menos traumáticas”, representan en cambio semanas y meses de tortura, de incertidumbre, de angustia por las repercusiones de una u otra decisión, y sobre todo de aislamiento de los demás trabajadores, de sentirlos extraños a  tu decisión, cuando no concurrentes por el puesto de trabajo. Por ello la SEAT, que sacó lecciones de la explosión de solidaridad que suscitó el anuncio directo de más de 600 despidos en 2005 (ver AP 187), opta en esta ocasión por librarse de otros 1600 compañeros mediante la trampa de las bajas pactadas.

Pero las trampas de división y aislamiento de los trabajadores deben, para ser mucho más eficaces, apuntalarse con la farsa de la “solidaridad” de pacotilla, la que proporcionan autoridades, partidos políticos, la Iglesia, los sindicatos,… que se llenan la boca de promesas de “ayudas”, cuando en realidad ellos son culpables y cómplices de los ataques de los que quieren “consolarnos”. Así por ejemplo, ante Airbus, hemos visto desfilar a todos los candidatos para las próximas elecciones francesas, cuando con los “socialistas” o más recientemente con Villepin, los obreros franceses han asistido a una brutal escalada del paro y la precariedad, y a un no menos brutal recorte del “Estado del bienestar”, que exigía la supervivencia del capital francés.

Y otro tanto cabe decir del “todos estamos con los trabajadores de Delphi” que a coro han entonado el PP y el PSOE, las autoridades locales y de la Junta de Andalucía, y hasta el mismísimo gobierno central. Pero han sido esas mismas autoridades, de uno u otro signo, las que cierres de empresas tras regulación de empleo, tras reconversiones,… han llevado al antaño polo de desarrollo de la Bahía de Cádiz a un verdadero desierto. Para rebozar mejor esa idea de “unidad” entre explotadores y explotados, han recurrido en esta ocasión al discurso patriotero “antiyanky”, como si los empresarios o el Estado español no tuvieran una larga tradición, en esa misma zona sin ir más lejos, de echar a la calle a miles de trabajadores, simplemente porque explotarlos en los astilleros de Cádiz o del mismo  Puerto Real, resultaba poco rentable o demasiado caro para las arcas del Estado capitalista español.

No digamos del cinismo de la “solidaridad” de los sindicatos. En SEAT por ejemplo, los mismos UGT y CCOO que hace poco más de 1 año pusieron nombres y apellidos a los 600 despedidos (Ver AP nº 187) que nos dijeron que eran imprescindibles para mantener la “viabilidad” y el futuro de la empresa, se ofrecen hoy para organizar y hacer “menos traumáticos” los siguientes 1600, que esta vez, nos dicen, son “necesarios” para tener contentos a los “alemanes” y que sigan confiando en las factorías de SEAT.

Los “por el futuro de la empresa”, los “salvemos tal sector o cual región”, el “en defensa de la industria nacional”,…que son las plataformas de las campañas de “solidaridad” que organiza el Estado burgués, suponen que los explotados tienen interés en el buen funcionamiento de las instituciones de un sistema que se basa precisamente en que una minoría vive a costa de los sacrificios y el sufrimiento creciente de la inmensa mayoría de la población. Nosotros decimos todo lo contrario, para “salvar” la existencia de los seres humanos debemos hacer desaparecer las empresas, las naciones, los Estados. No hay más salida.

 

Acción Proletaria.

25-3-2007

 

Situación nacional: 

La guerra de familia de la burguesía española

Es más que evidente que la crispación y la tensión política en España crecen con cada día que pasa. Aparentemente, estaríamos viviendo, desde hace muchos meses y hasta las próximas elecciones generales, en una “permanente campaña electoral”. Sin embargo, la división y el enfrentamiento entre los dos grandes partidos de la burguesía española, PSOE y PP es mucho más profunda de lo que parece y está afectando, de forma cada vez más abierta, al conjunto de partidos e instituciones del Estado, anunciando momentos de convulsiones políticas desconocidas hasta ahora[1]. Comprender lo que esta sucediendo realmente, entender como puede afectar esta “guerra” entre partidos burgueses a la clase obrera y, sobre todo, saber donde están y como debemos defender nuestros intereses es una tarea que debemos abordar desde hoy mismo los trabajadores y los revolucionarios.

 

Las verdaderas causas de la disputa permanente entre PSOE y PP

Como hemos señalado en anteriores artículos, los atentados del 11 M y los resultados de las elecciones del 14 de Marzo de 2004 trastocaron completamente la situación política en España. De un lado, «... la forma en la que la Derecha tuvo que pasar a la oposición, ha erosionado todo el esfuerzo de más de veinte años para reconducir a esta fracción de la burguesía dentro de las formas democráticas....rápidamente se va desandando el famoso´ viaje al centro` de los años 90 y es prisionero de sus fracciones más extremas». Por otra parte, «...la burguesía española tuvo que improvisar la constitución del Gobierno Zapatero...», Gobierno que «...a pesar de las loas al ´talante`, ha demostrado una gran incompetencia e impotencia ante el debilitamiento del capital español en todos los terrenos...» [2].

Esta situación imprevista, que al principio de la legislatura provocó una fisura importante entre PSOE y PP que amenazaba con deteriorar las “reglas del juego político” entre ambos; se ha convertido en el transcurso de tres años en un verdadero abismo que ha dividido, de forma casi irreconciliable, a los principales partidos de la burguesía española[3].

Los enfrentamientos constantes y los desacuerdos sistemáticos a propósito de los principales temas de Estado entre PSOE y PP ( Irak y política internacional, reformas autonómicas y concepción del Estado de las autonomías, política antiterrorista y “proceso de paz”, ley de memoria histórica,...) agravados por la política de aislamiento parlamentario del PP llevada a cabo por el PSOE y sus diferentes aliados, respondida por el PP con una política de “tierra quemada” contra todos; han hecho saltar por los aires casi todos los mecanismos de consenso y acuerdo que tan penosamente construyó  la burguesía española tras el fin de la dictadura hace más de treinta años. La política de “consenso democrático” tiene hoy las horas contadas puesto que ya parece imposible que PSOE y PP puedan ponerse de acuerdo en los temas esenciales que afectan a los intereses del capital español.

Con un PP, cada vez más prisionero de sus sectores extremistas (como hemos podido comprobar a propósito de todos los avatares del llamado “proceso de paz con ETA”, de las manifestaciones de la AVT, contra las medidas contra De Juana Chaos, o sobre la cuestión navarra, el uso de la bandera nacional en todos su actos..) y un PSOE cada vez más frágil y condicionado por las decisiones que pueda tomar la banda de terroristas ETA sobre el “proceso de paz”, el abismo no puede más que agrandarse. Como señalamos a propósito del último atentado de ETA contra el aeropuerto de Barajas en Diciembre de 2006, «..lo que más preocupa a los principales capitalistas españoles no es un dudoso fortalecimiento de la influencia de ETA entre sus sectores afines. Lo que les inquieta es ver como el resto de partidos políticos que conforman su Estado, se dejan llevar cada vez más por la irresponsabilidad que les lleva a embarcarse en aventuras políticas arriesgadas y por la indisciplina de anteponer intereses particulares de fracción  a los intereses de conjunto del capital nacional español...»[4].

Esta situación política es comprometida, complicada y más difícil para el capital español que la que se encontró en 2004. No solo se enfrenta al hecho de que sus principales partidos nacionales están divididos y enfrentados, con tensiones internas y, dependiendo cada vez  más de sus sectores más extremistas (en particular el PP), además, la evolución de la situación política esta, en gran medida, en manos de los sectores más irresponsables y díscolos del capital nacional, “...Hoy de nuevo, distintos analistas políticos señalan que el resultado de las próximas elecciones ( de las municipales de Mayo 2007 y de las generales, previstas en principio para 2008 ) depende de lo que quiera hacer ETA, pues un atisbo de “nueva tregua” daría un cierto respiro al actual equipo dirigente del PSOE, mientras nuevos atentados llevarían al PP  la Moncloa...”[5]. Este hecho no solo tiene una lectura en clave electoral. Significa sobre todo que la política de unidad de los grandes partidos nacionales tiende a debilitarse y a resquebrajarse y, en consecuencia, puede dar alas y un mayor protagonismo en el futuro a todos los partidos nacionalistas, en especial a los vascos y catalanes, en las decisiones de la política del Estado. Como podemos observar, el conjunto de hechos que hoy condicionan la evolución de la situación política en España, son ante todo expresión de «...la creciente tendencia a la pérdida de control del juego electoral y de la disciplina de los diferentes partidos políticos del Estado burgués…», propios de la etapa de la descomposición del capitalismo[6] . Nada tienen que ver con la “lucha por la justicia, la libertad, la democracia, el interés de los ciudadanos,...” y las miles de excusas y mentiras que utilizan todos los partidos burgueses para resolver sus diferencias, zanjar sus cuentas particulares y sobre todo, para intentar implicar a la clase obrera y al resto de la población en sus guerras de partidos, bandas o intereses particulares.

 

¿Como podemos defendernos los trabajadores?

Todos los desacuerdos entre los grandes partidos que hemos visto a lo largo de estos tres últimos años han venido acompañados de una terrible matraca que de una u otra manera ponía en el centro de la vida social, la defensa de la “democracia”. Tras lo atentados del 11-M, los obreros debíamos cerrar filas tras el Estado “democrático”, el mismo Estado que ayer estaba implicado en la masacre sin fin de Irak y hoy lo está en la guerra velada en Afganistán o Líbano. Antes de las elecciones del 14-M, se nos llamaba a defender la democracia votando masivamente para responder así, en las urnas, a las mentiras del Gobierno del PP. De nada ha servido, cuando vemos que el cinismo y la hipocresía del PP (y no es menor en el resto de partidos) no tiene limites y siguen en sus trece con la “teoría de la conspiración y la participación de ETA en el 11-M”. Más tarde vino el “cerremos filas en torno al Gobierno y el Estado” para apoyar el “proceso de paz”, que salto por los aires en cuanto ETA decidió volver a las andadas. Sin un minuto de respiro, llego el “defendamos el Estado democrático contra el terrorismo” tras el atentado de Barajas y, las mil una historias con las que el PSOE o el PP han intentado seguir atrapándonos a propósito de la política antiterrorista, siempre con la excusa de “defender los valores de la democracia”, que son los de desarrollar sin tregua la explotación de la clase obrera  

En ninguna de estas situaciones los obreros hemos ganado nada.

La “defensa de la democracia y sus valores“son una sarta de mentiras con las que cínicamente quieren ocultar la lucha por imponer cada cual sus propios intereses. La mentira, el cinismo, el engaño, la competencia y el sálvese quien pueda, son los instrumentos y “valores” que utilizan en sus peleas diarias. Eso nada tiene que ver con los obreros. La respuesta a su nacionalismo fanático no es la “democracia” es el internacionalismo, el afirmar que los obreros no tenemos ni patria, ni bandera. La respuesta a la competencia, la pugna entre partidos y clanes burgueses no es la “lucha por la igualdad”, es el desarrollo de nuestra solidaridad de clase, entendernos como parte de un todo que responde unido cuando alguna de sus partes es agredida. La respuesta a sus mentiras y al cinismo con el que intentan justificar sus guerras intestinas o imperialistas no es la “libertad de expresión u opinión”, sino es el desarrollo de la cultura del debate y la clarificación de las verdaderas causas de las crisis, de las guerras, del caos y del desastre al que nos quiere conducir la clase capitalista y sus Estados.

Hoy, ante la complicada situación política que tiene ante si, la burguesía y sus partidos en van a intensificar su propaganda y su presión para intentar implicarnos, una vez más, en sus asuntos. En primer lugar,  TODOS nos quieren hacer creer que utilizando el voto vamos a cambiar la situación en las próximas elecciones. Unos, el PP, nos pedirán el “voto de castigo” contra un Gobierno inepto e irresponsable que “va a romper España”. Otros, de IU a los sindicatos, nos pedirán el voto para “frenar a la Derecha”. El Gobierno nos pedirá nuestro voto para seguir “consolidando” la “democracia” ante la “vuelta atrás que nos propone el PP”. Habrá quien nos pedirá, como la AVT o la extrema derecha el voto para volver a ser “una, grande y libre”, o quien como los partidos nacionalistas nos pedirá que elijamos entre “España o nuestra pequeña, aunque verdadera, patria”.

 Lo bien cierto es que ningún tipo de voto va a solucionar los problemas que tenemos los explotados. Ningún Gobierno va a defender nuestras condiciones de vida y trabajo, ¡solo hay que preguntárselo a los obreros de Delphi, SEAT, Airbus, de los hospitales,...!. Tampoco el voto “alternativo” de la abstención, la papeleta en blanco, el voto a los candidatos más exóticos o extraños que puedan aparecer va a servir para hacer frente a nuestros problemas. En el mejor de los casos estos votos tan sólo sirven para desahogar nuestro descontento con....¡una pataleta impotente!.

Y por si no fuera poco con el voto, nos van a volver a pedir que nos movilicemos en “en defensa de la democracia”contra el “terrorismo” para darle una oportunidad a la “paz”. Sin embargo, lo que demuestra la experiencia histórica es que lo único que pretenden es que tomemos partido por uno u otro bando, por el “español” o por el “vasco”, por la “roja y gualda” o por la “ikurriña”. En ese terreno envenenado solo podemos perder nuestra identidad como obreros y disolvernos entre los ciudadanos para defender los intereses del capital nacional, grande o pequeño.

¡ No debemos dejarnos engañar!, ¡hemos de tomar conciencia! de que sólo destruyendo este inmundo sistema de explotación y miseria que es el capitalismo, podremos aspirar a resolver los problemas de la clase obrera y de toda la humanidad. En esa tarea no podemos contar más que con nuestra unidad, nuestra conciencia y la solidaridad que existe en el seno de la única clase que puede acabar con esta putrefacta sociedad: el proletariado mundial.

 

                                                                                                                                Vyborg 25 de Marzo de 2006

 


[1] Ver en AP nº 192 “En España como en todo el mundo el futuro pertenece a la lucha obrera” (Resolución sobre la situación nacional en España de la CCI), en especial el punto VI).

[2]  Ídem

[3] Ídem

[4] Ver en AP nº 193 “Atentado de Barajas: El terror es el único futuro que nos puede ofrecer el capitalismo”

[5]  Ídem anterior.

[6] Ver Revista Internacional nº 62 “La descomposición fase última de la decadencia del capitalismo”.

Situación nacional: 

Irak, Oriente Medio: el infierno del caos capitalista

Hace unos días se cumplían 4 años del inicio de la guerra de Irak, y el PSOE, IU, UGT y CCOO y el Foro Social convocaban manifestaciones “contra la guerra” de las que la de Madrid resultó especialmente masiva (400 mil personas según los organizadores). Es evidente – y así lo han reconocido los media más afines a los propios convocantes – que el número de manifestantes de este año, que contrasta con el carácter testimonial y casi en el olvido de los dos años anteriores, obedece sobre todo al interés del PSOE, apoyado por IU y los sindicatos, de no dejar la calle en manos de sus rivales (que el mismo sábado organizaban una manifestación en Pamplona reivindicando que Navarra no es Euzkadi y una semana antes habían desfilado en Madrid contra la excarcelación de De Juana) y contraatacar tratando de responder la ofensiva política del PP en el terreno del antiterrorismo, con una contraofensiva que recordara la plena implicación del PP en el “trío de las Azores”. En plena refriega política sobre la utilización política que hace el PP de las víctimas del terrorismo, el PSOE insiste por su lado en que más muertes ha causado la guerra de Irak.

De esta forma, los muertos en las guerras (igual que las víctimas del terrorismo en otro terreno), que expresan las consecuencias de la barbarie capitalista para la población trabajadora, se convierten en moneda de cambio de las pugnas ínter-burguesas. Esa es la calaña moral de estos campeones de la “dignidad” humana. Al llevar la movilización contra la guerra a ese terreno putrefacto de la “guerra de familia” de la burguesía española (ver artículo en este mismo AP) se echan más paletadas de mentira y mistificación sobre el significado de la guerra imperialista en nuestros días.

Quieren hacernos creer que la guerra es la obra de determinados gobiernos o de ciertas políticas. Por eso los del “No a la guerra” y el “Aznar asesino” callan como ratas que en la guerra del Golfo de 1991, esa que apoyó el Sr Gonzalez y la “vieja Europa”, hubieron más víctimas directas que en la guerra iniciada en 2003.

Quieren hacernos ver que bastaría mandar a unos cuantos “criminales” a los tribunales internacionales, para librar al mundo de los “halcones”. No hay que perder ni un minuto de vista a esas “palomas” implicadas, sin embargo, hasta las cejas en los conflictos de Afganistán, Libano, la exYugoslavia, etc,… Por cierto en estas manifestaciones hemos asistido a otro conmovedor ejemplo de “integridad”, por parte de IU y los izquierdistas de todo pelaje, que se llenan la boca de protestas contra la guerra imperialista en Afganistán, y la OTAN, pero que no han dudado en ir de destacados “palanganeros” de un Gobierno que ha enviado tropas a misiones de combate de la OTAN, por ejemplo en Afganistán, cuyo resultado es la sucesión de masacres de civiles, en algunos casos, directamente a manos de las tropas de la “coalición internacional”. En fin, se justificaban los dirigentes de estos grupos “a la izquierda de la izquierda”, “¡todo sea, para parar a la derecha!”

Pero si hoy la burguesía consigue momentáneamente poner en primer plano sus rivalidades y volverlas contra la reflexión en la clase obrera sobre la perspectiva que plantea el capitalismo decadente, la progresión de la barbarie en Irak y en otras regiones devastadas por la guerra, la proliferación de focos de confrontación imperialista, apelan una y otra vez a la toma de conciencia del proletariado sobre la necesidad de destruir el capitalismo para que la humanidad pueda sobrevivir. Como escribió la Tercera Internacional en el momento de la Primera Guerra Mundial: «La masacre de millones de vidas humanas, la pauperización del proletariado sometido a esclavitud, el enriquecimiento inusitado de los sectores superiores de la burguesía gracias a las provisiones de guerra, a los empréstitos, etc., el triunfo de la reacción militar en todos los países, todo esto no tardará en destruir las ilusiones respecto a la defensa de la patria, la tregua y la “democracia”. La “política de paz” desenmascara las verdaderas aspiraciones de los imperialistas de todos los países hasta sus últimas consecuencias» (Tesis sobre la Situación Internacional y la política de la Entente, Primer Congreso de la IC)

A esa toma de conciencia pretendemos contribuir con este artículo.

 

 

Irak, Oriente Medio: El infierno del caos capitalista.

 

Bagdad está paralizado por el miedo.  Cada noche resuenan por esta ciudad martirizada disparos mortales. Coger el coche (quien aún lo tiene) se convierte inmediatamente en un peligro mortal. Bandas armadas hasta los dientes pueden, en cualquier momento, para el coche y freír a tiros con la mayor sangre fría a sus ocupantes. Cada día se añaden nuevos atentados sangrientos a la indecente lista de muertos en este país que se hunde en una barbarie extrema. Solo en un fin de semana de finales de Enero se asesinó a más de 200 personas en Bagdad. En 2006 murieron más de 16 800 civiles. Y respecto a ese mismo periodo, el ejército americano reconoce la muerte de 3068 militares y personal asimilado. Cada día que pasa confirma la amplitud del desastre humano. Los Chiitas han desaparecido del mapa en el barrio sunita de Al-Amariyah situado en la parte más occidental de la capital. El partido sunita Baas impone  ley. Las pintadas en muros medio derruidos claman amenazantes «¡Muerte a Mouqtada (Mouqtada al-Sadr, religioso nacionalista chiita) y a su ejercito de imbéciles!» Esto refleja perfectamente la situación que se vive en todo el país. En otros barrios de la capital, como Al-Hurriya, son los sunitas los que tienen que huir si no quieren perder su vida. El caos y la tensión campan a sus anchas por Bagdad. Se prevé una explosión generalizada de violencia. La mayoría de los sunitas esperan que en cualquier momento se desencadene una ofensiva de las bandas armadas chiitas de Mahdi, para echarlos de la ciudad. Todos los contendientes acumulan municiones y armas. Bagdad se está convirtiendo en un autentico polvorín. El ejército americano, cuatro años después de su intervención en Irak, no controla nada salvo algunas zonas fronterizas mientras el resto del país se hunde irremediablemente en la anarquía más sanguinaria.

 

Estados Unidos empantanado en Irak.

La victoria de los Demócratas en las ultimas elecciones en el Congreso y Senado de estados Unidos, desataron una ola de optimismo en los medios de comunicación burgueses. Optimismo reforzado por las propuestas del famoso plan Baker, consejero de Bush Junior. Ante la opinión pública americana, mayoritariamente contraria a la guerra, vendían el sueño de la retirada, en un tiempo razonable, de la vuelta a casa de las tropas y, hasta puede que el final de la guerra de Irak. ¡Puro fuego de artificio!. Los Demócratas no tienen ninguna política alternativa que ofrecer.  La realidad se ha impuesto rápida y dramáticamente confirmando que no puede haber paz en esa región del mundo –como en tantas otras- bajo el régimen capitalista. Así, el proyecto de prepuesto de la Administración americana prevé aumentar los gastos militares. Al Pentágono le corresponderán  622 mil millones, de los cuales 142 son para Irak. El imperialismo americano, atrapado en el lodazal de Irak no tiene otro remedio para sobrevivir que huir hacia delante. Lo que supone, entre otras cosas, que 2 500 soldados más deben partir rápidamente hacia el terreno de operaciones. El ejército americano, en cooperación con la policía del Gobierno de Bagdad, se dispone a lanzar una ofensiva general sobre la capital. Ofensiva que oficialmente tiene como objetivo limpiar los sectores que actualmente están ocupados por milicias anti-americanas. Esta nueva ofensiva, como las que la han precedido en los últimos cuatro años, provocará masares aún mayores y un crecimiento aún mayor del caos. Empujará a las bandas armadas a llevar más lejos aún la sobrepuja de violencia. Hace poco se estrelló, en la provincia Sunita de Al-Anbar al Oeste de Bagdad, un helicóptero tipo CH-46 , provocando la muerte de siete de los marines que componían su tripulación. Oficialmente se reconoce que en menos de  tres semanas seis aparatos de este tipo han sido abatidos. En esta guerra infame los medios de destrucción empleados so  cada vez son más mortíferos. El ejército americano afirma que Irán suministra armas a los insurgentes irakies, lo cual es sin duda completamente cierto.  Por eso refuerzan las fronteras en Irak con  Siria e Irán. Pero como señala el Washington Post del 12 de Febrero « Ese tipo de afirmaciones y puesta en escena, como la historia de las armas de destrucción masiva, son las que precedieron y anunciaron la invasión americana de Irak antes de saberse que eran una manipulación”.

Oriente Medio se hunde en el horror de la masacre ínter imperialista.

. Irán enseña cada vez con mayor ferocidad sus dientes para demostrar que pretende ser la principal potencia en la región, en todas partes – Líbano, Irak- empuja con sus “peones chiitas”., y participa activamente en las guerras y masacres actuales. Estados Unidos, por su parte, se dispone a mandar al Golfo pérsico su segunda fuerza naval encabezada por el US-Stennis.

El crecimiento acelerado de la tensión imperialista en todo Oriente Medio alienta a la carrera nuclear del conjunto de países de la región. En Diciembre pasado, países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, como Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos , Qatar, Bahrein u Omán, tras su cumbre anual anuncian que preparan un programa nuclear civil común. Estos países de Oriente Medio se reunieron con Jordania y Yemen en Enero pasado. Además se trata de países que poseen importantes reservas de petróleo y, por tanto, de energía civil. Pero como para Irán, tras  la excusa nuclear civil se esconden en realidad programas nucleares militares. Para estos países árabes del Golfo el crecimiento de Irán como potencia es intolerable. Todo Oriente Medio, a guisa de Irak, se está escindiendo en dos. Cada vez, en todas partes, las comunidades Chiitas y Sinitas se ven enfrentadas, desgarradas por  bandas rivales. El peligro ya no es sólo que Irak estalle sino que la guerra civil se propague por toda la región, como pasó hace 15 años pasó con la ex Yugoslavia. Es hoy un peligro bien real. El capitalismo, en plena crisis de senilidad, es incapaz de  frenar el desarrollo del caos y la barbarie. Es más, está concentrando en esta región del mundo lo que le espera a la casi totalidad de la población: su aniquilación.

 

Traducido de RI º 377. Publicación de la CCI en Francia.

Noticias y actualidad: 

La crisis económica engendra paro y miseria en todo el mundo

 

Desde comienzos de la década de 1990, la burguesía ha conseguido evitar una recesión abierta de la economía mundial, desarrollando un discurso sobre la “salud y el crecimiento de la economía” en los principales países, que hoy tiene como paradigma a China. Sin embargo ese crecimiento se basa sobre todo en una desenfrenada especulación financiera e inmobiliaria que ha convertido la economía mundial en un casino, fragilizando el sistema financiero, que tiembla por ejemplo ante cualquier filtración de que la Casa Blanca estaría considerando una acción armada sobre Irán, o algunos discursos pesimistas de los “gurús” económicos.

.Por otro lado, ese “desarrollo” del que hacen gala, no ha evitado una continuación y una agravación ininterrumpida de los despidos  y la destrucción del tejido industrial, con el consiguiente aumento del número de desempleados. Eso sin contar el abandono de regiones enteras de África a la deriva y el crecimiento de la miseria en Asia (incluyendo la misma China, pese al “milagro”)  y América Latina que generan flujos de emigrantes que arriesgan la vida para llegar a encontrar, con mucha suerte, trabajos precarios en condiciones casi de esclavitud.

Si esas son las condiciones de miseria para la clase obrera y la población que ha significado el “desarrollo económico” los últimos 15 años;  hoy asistimos a una acumulación de signos de más graves convulsiones financieras al mismo tiempo que se suceden los mazazos de los ataques a las condiciones de vida obreras.

 

El crecimiento… ¡de la deuda y de los signos precursores de nuevos crash financieros! 

Durante estos últimos cuarenta años hemos comprobado que los períodos de recesión económica han sido cada vez más devastadores, y los períodos de relanzamiento más limitados. Debemos destacar que a pesar de los discursos tranquilizantes de la burguesía, que a menudo se dedica a decir que todo va bien (el desempleo bajaría, el poder adquisitivo aumenta...) o que los problemas son momentáneos, la perspectiva para 2007 no es una mejora del crecimiento sino la continuación de su deterioro. En los años 1960 la media del crecimiento de la producción en los países de la OCDE era del 5,6%; en los años setenta del 4,1%; en los ochenta, el promedio del período es de 3,4%; de 1990 a 1995 el 2,4%. La tendencia general a la baja continúa. Hay que señalar que la industria británica perdió 220.000 empleos en dos años. El número de personas empleadas en la industria manufacturera (3,3 millones) es inferior al del año 1841 (3,6 millones) ¡Es el relanzamiento del mercado inmobiliario y la vuelta a las inversiones en bolsa, lo que según la burguesía, está generando en Gran Bretaña el boom del consumo; es decir que es la especulación la que genera esta “riqueza”!

La droga del endeudamiento ha hecho acumular una montaña de deudas descomunal que en el último período ha llegado a hipotecar a toda la sociedad. La deuda total - en millones de dólares - de los Estados Unidos era de 450.000 en 1.970, de 1.069.000 en 1.980, de 5.000.000 en 1.988. Actualmente es de 7.800.000 millones de dólares. Este endeudamiento no sólo afecta a los Estados Unidos, sino a todos los países desarrollados y subdesarrollados. Baste ver por ejemplo como el “crecimiento espectacular” de la economía española está basado en realidad en una tasa de endeudamiento de las empresas y las familias del 110% de la renta disponible. Y a eso se suma la especulación desenfrenada: «El aparato financiero sufre las peores convulsiones desde 1.989... Su deterioro se realiza al mismo tiempo que un desarrollo gigantesco de la especulación  que afecta a todas las actividades: acciones bursátiles, bienes inmuebles, arte, agricultura, etc...» (Revista Internacional 98).

La masa de movimientos financieros generados por la especulación se calcula en 699 billones de dólares; mientras que la transacción de bienes y servicios (o sea el intercambio de productos reales de la economía) no supera los 32 billones.

En esas condiciones, la devaluación del mercado inmobiliario en USA, donde la evolución del precio de la vivienda es negativa por primera vez en 10 años (-1,7%) y ha disminuido la venta de viviendas nuevas (-17% respecto a 2005) aumentando en cambio (hasta el 60%) el número de viviendas que no encuentran comprador; o el anuncio de signos de recesión en China donde se teme que la masa de  mercancías que ha producido el desarrollo económico tengan dificultades para colocarse en el mercado mundial; pone en cuestión el papel de “locomotoras mundiales” de estos dos países y siembra el pánico de un crash financiero y una recesión.

«Wall Street sufrió ayer la mayor caída en una jornada desde los días siguientes a los ataques terroristas del 11 septiembre, cuando  una jornada de considerables caídas de las acciones en todo el mundo culminó más tarde en un pánico de liquidaciones en New Cork. El índice industrial Dow Jones cerró habiendo perdido más de 400 puntos de media, entre los temores de que USA y China –las locomotoras gemelas de la economía global- estuvieran a punto de hundirse en la recesión y de que la Casa Blanca estuviera preparando ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes» (The Guardian, 28.02.07)


¡Naranjas de la China!

¿China sería el nuevo paradigma de la economía mundial, como trata de hacernos creer la burguesía?

Ya hace años que se nos viene diciendo que el espectacular crecimiento de la economía  en China muestra la vitalidad del capitalismo mundial, 4 años consecutivos de crecimiento alrededor del  10%, e incremento de superávit comercial del 67%. Y, si China puede hacerlo, ¿Porqué el resto del mundo no?

Pues porque China “puede” precisamente porque los países desarrollados no pueden. La industrialización de China se basa en la desindustrialización de los principales países de Europa y de USA. En China se pueden amasar grandes beneficios porque la clase obrera está pagando con creces este “milagro económico” con tasas monstruosas de explotación, salarios ínfimos, jornadas de 12 horas y más, llegando a dormir en los talleres y mínima protección contra los accidentes de trabajo y contra la polución industrial: Se calcula que más de un millón de obreros mueren anticipadamente cada año debido a estas condiciones de explotación. Si en los años 70 y 80 la burguesía mundial podía poner como modelo la situación de Japón y Alemania, hoy su modelo “exitoso” es China. Si entonces se les decía a los trabajadores que debían ser productivos como sus hermanos de esos países de vanguardia para poder alcanzar el nivel de vida de estos, hoy se les dice que tienen que aceptar trabajar en condiciones “a la china” para que sus empresas sigan siendo competitivas. Pero ninguno de los batallones del proletariado en los países desarrollados aceptaría más sacrificios para vivir como en China.

Es necesario destacar que el crecimiento económico en China se produce en un período en el que la agravación de la crisis en los países industrializados obligó a estos últimos a bajar los costes de producción invirtiendo en los países donde la mano de obra era barata. El crecimiento económico de China es una expresión  de la agudización de la crisis mundial y no una señal de una vitalidad del capitalismo. A pesar de toda la propaganda sobre el surgimiento de una “nueva clase media” y el desarrollo de una “cultura de consumo” en China, la mayoría de la población sigue siendo desesperadamente pobre y la mayor parte de la producción industrial China se canaliza a la exportación. El mercado mundial está siendo inundado con productos baratos chinos.

De ahí los temores de los economistas burgueses a un “recalentamiento” de la economía china. El reciente hundimiento de la bolsa en Febrero fue desencadenado, en parte, por el anuncio de que el gobierno chino iba a acentuar el control sobre el comercio ilegal de acciones en su economía. Pero la verdadera pesadilla que tienen es que la economía china, que lanza todas estas mercancías incontroladamente al mercado mundial, encabece una crisis abierta de sobreproducción, que tendría un efecto devastador sobre el estado de la economía mundial.

 

Los ataques a la clase obrera

Frente al panorama idílico que trata de dibujar la burguesía de progreso y crecimiento económico, maquillando para ello las estadísticas si es necesario, los últimos acontecimientos tanto en España como en el resto del mundo vienen a mostrarnos que el capitalismo está iniciando una nueva recesión donde se ven golpeados los sectores punta: 10.000 despidos de Airbus que afectan a varios países europeos (400 de ellos a España), también el sector del automóvil con despidos masivos por parte de todos los fabricantes (General Motors planea despedir 30.000 trabajadores en Estados Unidos y Ford 10.000) que se concretan en España con el cierre de Delphi (1.400 despidos directos que afectan hasta 4.000 trabajadores por las subcontratas en la Bahía de Cádiz) y en la nueva reconversión de SEAT enmascarada de “plan de futuro” con 1.600 despidos. Estos son unos pocos casos dentro de una lista interminable de despidos que afecta a trabajadores de grandes y pequeñas empresas y de numerosos países.

Por otra parte, si la economía de casino ha “ocultado” la inflación estos años recientes a través del boom inmobiliario, actualmente las presiones inflacionistas se dibujan como una amenaza. En los años 1970, la inflación fue el precio que la burguesía hizo pagar a los obreros para evitar la recesión. En 1980 juzgaron que la recesión era mejor opción; hoy nos confrontamos a la amenaza de ambas simultáneamente. Los sacrificios sólo han traído más sacrificios y ahora a los despidos masivos se une la degradación salarial y un desarrollo cada vez más insoportable de las condiciones de explotación para los que siguen en el trabajo.

Todos estos fenómenos son la expresión del hundimiento inexorable del capitalismo en su crisis histórica. Por todas partes se aceleran los ataques sin final contra el proletariado, desarrollando el empobrecimiento y la miseria: aumento de los despidos masivos, recorte en las prestaciones por desempleo, ataques a los sistemas de jubilación, degradación en los servicios de sanidad y educación...

La crisis económica y la guerra imperialista producen una barbarie y una tragedia inenarrables en la mayoría de la población y en el proletariado, pero no hay que ver en la miseria únicamente la miseria, pues al igual que el ave fénix que siempre resurgía de sus cenizas, la clase obrera en su dolorosa toma de conciencia a nivel internacional tiene la llave para salvar a la humanidad del exterminio y mediante la revolución comunista llevarla a una sociedad verdaderamente humana.

 

P./Hic Rhodas.

 

Noticias y actualidad: 

China 1927: El estalinismo entrega el proletariado a la represión

 

Hace justo ochenta años - en marzo de 1927 - los obreros de Shanghai (China) se alzaron en una insurrección triunfante que tomó el control de la ciudad, en un momento en que toda China se veía envuelta en la agitación. Un mes más tarde esa insurrección resultó completamente aplastada por las fuerzas del Kuomintang, el partido nacionalista dirigido por Chiang Kai-shek, a quien el Partido Comunista chino (PCCH) había elevado al rango de héroe de la “revolución nacional” china. Se ponía fin así a la última sacudida de la gran oleada revolucionaria que se inició en 1917 en Rusia y que acabó con el aplastamiento de las luchas proletarias que se desarrollaron en China entre 1925 y 1927. Esto, sumado a las derrotas decisivas del proletariado alemán en 1921 y 1923, acentuó el aislamiento internacional de la Rusia revolucionaria y aceleró la marcha hacia un largo periodo de contrarrevolución.

A partir de 1924, cuando ya se adueñó prácticamente de Rusia, la fracción estalinista se dedicó con todas sus fuerzas a tratar de derrotar la insurrección que se gestaba en China. Pero ya antes de esa fecha, la política de los bolcheviques en  China había sembrado las semillas de esas futuras derrotas. En 1922 el representante del KOMINTERN en China, H. Maring (alias Sneevliet), estableció, tras una serie de negociaciones con Sun Yat-sen, las bases de una alianza entre el PCCH y el Kuomintang. Se trataba de crear una especie de “frente unido antiimperialista” con objeto de lograr la liberación nacional de China, combatiendo en primer lugar a los “señores de la guerra” que dominaban una gran parte del país, sobre todo en el Norte. Esta alianza implicaba, entre otras cosas, que los militantes del PCCH debían adherirse individualmente al Kuomintang, aunque aquél mantuviese una autonomía nominal. En la práctica esto significaba, sin embargo, la total sumisión del PCCH a los objetivos del Kuomintang.

El periodo revolucionario (1925-1927)

El 30 de mayo de 1925, obreros y estudiantes se manifestaron en Shangai en solidaridad con la huelga que tenía lugar en una fábrica de algodón de capital japonés. La policía municipal - dirigida por Gran Bretaña – acribilló a los manifestantes causando 12 víctimas. La respuesta obrera fue inmediata. En apenas dos semanas, Shangai, Cantón, y Hong Kong, estaban paralizados por una huelga general. En Shangai la huelga estaba dirigida por el Sindicato General del Trabajo (General Labour Union - GLU -), dominado por el PCCH; pero en Cantón y en Hong Kong la organización de la huelga recayó en un soviet embrionario, la “Conferencia de Delegados de los Huelguistas”, apoyada por 250.000 obreros que eligieron un delegado por cada 50 obreros. La Conferencia puso en pie dos mil piquetes de huelga, y tomó a su cargo los hospitales, las escuelas y la  administración de justicia. Cómo cabía esperar, tal situación desató la histeria de las potencias imperialistas.

Pero esta patente confirmación de que el proletariado se estaba movilizando alertó también a la “burguesía nacionalista” organizada en el seno del Kuomintang. Este partido había sido siempre una abigarrada alianza de industriales, militares, estudiantes, e ilusos pequeño-burgueses; en fin, de todas las capas de la burguesía salvo aquellas más ligadas a los grandes terratenientes y a los señores de la guerra (la mayoría de estos acabarían entrando en el Kuomintang cuando ya las cosas se les pusieron demasiado feas). Bajo la dirección de SunYat-sen, el Kuomintang pretendió inicialmente aliarse con el PCCH para que este movilizara a los trabajadores de las ciudades para la “revolución nacional”. Mientras las luchas obreras se dirigían contra las empresas extranjeras y la dominación imperialista del extranjero, la burguesía del país estaba totalmente dispuesta a apoyarlas. Pero, cuando las huelgas comenzaron a extenderse a las empresas nacionales, esta misma burguesía descubrió que los obreros cometían «estúpidos excesos», y que «una cosa era aprovecharse de los obreros y otra, bien distinta, dejarse comer el terreno por ellos» (citado en la Revista semanal china de marzo-abril de 1926, y recogido en el libro de H. Isaacs: “La Tragedia de la Revolución china”). Rápidamente los capitalistas chinos comprendieron que tenían más cosas en común con los “imperialistas extranjeros” que con “sus” obreros.

Estos acontecimientos provocaron una ruptura, en el seno del Kuomintang, entre el ala izquierda y el ala derecha. La derecha representaba los intereses de la gran burguesía que quería liquidar la lucha obrera, desembarazarse de los comunistas, y llegar a un compromiso con los imperialismos establecidos en el país. La izquierda, animada principalmente por intelectuales y mandos intermedios del ejército, aspiraba a mantener la alianza con Rusia y el PCCH. No es casualidad que quien se convirtió en el más brutal carnicero del proletariado chino, el general Chiang Kai-shek, se postulara a si mismo como representante de ese ala izquierda. En realidad, y aunque siempre actuó buscando ante todo su insaciable ambición personal (se le conocía como “Chiang-quiere-cheque”), Chiang simbolizaba los tejemanejes que se traía entre manos la burguesía china en este periodo. Por un lado, adulaba al régimen soviético y hacía proclamas “incendiarias” en pro de la revolución mundial; por otro, multiplicaba en secreto los acuerdos con las fuerzas reaccionarias. Al igual que hacían los nuevos dirigentes de Rusia, se preparaba para aprovecharse de la clase obrera como ariete para derribar a sus enemigos inmediatos, pero al mismo tiempo se dedicaba a erradicar cualquier «exceso» (léase  cualquier vestigio de lucha autónoma de la clase obrera).

En marzo de 1926, Chiang desató la primera ofensiva de envergadura contra el proletariado de Cantón, procediendo a detener a los comunistas y otros militantes de la clase obrera, y a asaltar los cuarteles generales de los comités de huelga en Cantón y Hong Kong. La huelga que se había mantenido durante meses cedió ante esta inesperada represión. Y ¿Cuál fue la respuesta de la IC ante este súbito cambio de actitud de Chiang? El silencio. Peor aún, pues insistía en negar la existencia de la más mínima represión contra la clase obrera china.

Chiang había organizado el golpe militar de Cantón como los prolegómenos de una expedición militar clave contra los señores de la guerra del Norte; pero también, como la primera etapa del camino que habría de llevar a los sangrientos sucesos de Shangai. Las tropas de Chiang consiguieron espectaculares avances contra los militares norteños, en gran parte gracias a las oleadas de huelgas obreras y a las revueltas campesinas que ayudaron a desorganizar la retaguardia de las fuerzas del Norte. El proletariado y los campesinos pobres luchaban contra unas condiciones de vida miserables, con la confianza puesta en que la victoria del Kuomintang mejoraría su existencia material. El PCCH no sólo no combatió esas ilusiones sino que contribuyó a alimentarlas llamando a los obreros a luchar por la victoria del Kuomintang, y frenando las huelgas obreras y las ocupaciones de tierras por parte de los campesinos, cuando amenazaban con ir demasiado lejos.

Y así mientras el PCCH y la IC se dedicaban a impedir los «excesos» de la lucha de la clase obrera, Chiang se afanaba en aplastar a esas mismas fuerzas proletarias y campesinas que tanto habían contribuido a sus victorias. Así, por ejemplo, prohibió cualquier reivindicación obrera mientras durara la campaña del Norte, y contestó con la represión los movimientos obreros que tuvieron lugar en Cantón, Kiangsi y otras ciudades a medida que avanzaba. En la provincia de Guangdong, el  movimiento campesino contra los señores de la guerra fue violentamente masacrado. La tragedia de Shanghai supuso el punto culminante de esta masacre.

El aplastamiento de la insurrección de Shanghai y la política criminal del Komintern

Shanghai, con su puerto y sus industrias, albergaba la flor y nata del proletariado chino, aunque se hallaba aún en la zona bajo control de los señores de la guerra. Cuando se inició el avance del ejército del Kuomintang hacia la ciudad, el sindicato GLU, dirigido por el PCCH, convocó una huelga general con objeto de echar a la camarilla del gobierno y «apoyar así al ejército de la expedición del Norte» y «aclamar a Chiang Kai-shek». Hay que decir que esta primera tentativa fue aplastada tras duros combates callejeros, pero aunque las autoridades impusieron un reinado de terror contra la población obrera, lo cierto es que la combatividad de esta se mantuvo intacta. Tan es así que el 21 de Marzo, los trabajadores volvieron a levantarse, esta vez mejor organizados, con una potente milicia compuesta de 5000 obreros, y con 500 – 800 mil trabajadores participando en la huelga general y en la sublevación. Se asaltaron las comisarías de policía y los cuarteles, y las armas que se requisaron en ellas se distribuyeron entre los obreros. A la mañana siguiente toda la ciudad estaba en manos del proletariado.

Mientras crecía la tensión. Chiang llegó a las puertas de Shangai, pero al ver que la ciudad estaba tomada por la clase obrera armada en plena revuelta, contactó inmediatamente con los capitalistas locales , los imperialistas y las bandas criminales, para poder organizar la represión, tal y como había hecho ya en todas las ciudades anteriormente “liberadas”. Sus intenciones seguían estando meridianamente claras y, sin embargo, la IC y el PCCH seguían exhortando a los obreros a que confiaran en el ejército nacional y que salieran a dar la bienvenida a Chiang el “libertador”.

Esta vez, sin embargo, el recuerdo de las carnicerías que había cometido contra el proletariado, alertó a un grupo de revolucionarios de la necesidad de que el proletariado combatiese tanto a Chiang como a los señores de la guerra. En Rusia, Trotsky reclamaba la formación en China de soviets de obreros, de soldados y de campesinos como base para una lucha armada contra Chiang y para el establecimiento de la dictadura del proletariado. Y en el propio territorio chino, un grupo de disidentes – Albrecht, Nassonov y Fokkine - que se formó en el seno de la propia legación de la IC, mantuvo la misma posición. Cada día que pasaba, en las propias filas del PCCH aumentaba el número de quienes pensaban que había que romper con el Kuomintang. Sin embargo, la dirección del partido se mantuvo fiel a la línea del la IC estalinizada, y en vez de impulsar la formación de Consejos Obreros –soviets -, el PCCH organizó un “gobierno municipal provisional” en el que se incluyó, ¡además en minoría!, junto a los representantes de la burguesía local. En lugar de alertar a los trabajadores sobre las intenciones de Chiang, el PCCH llamó a salir a recibir a sus tropas con los brazos abiertos. En vez de acentuar la lucha de clases, único medio defensivo y ofensivo del proletariado, el GLU se opuso a las huelgas que estallaban espontáneamente, y se dedicó a cercenar el poder de los piquetes obreros armados que tenían el control efectivo de las calles. Chiang pudo así preparar concienzudamente su contra-ataque, y el 12 de Abril  lanzó a sus mercenarios y a sus bandas de criminales (en su gran mayoría camuflados de “obreros” pues figuraban como representantes de los recientemente creados sindicatos “moderados” – la Alianza Sindical de los Obreros -), contra unas masas obreras completamente desprevenidas. Pese al coraje y a la valiente resistencia de los obreros, Chiang pudo restablecer rabiosamente su “orden” en medio de un baño de sangre con frecuentes decapitaciones de obreros en plena calle. La columna vertebral de la clase obrera china había sido quebrada.

Algún tiempo después de esta tragedia, Stalin y sus matones admitieron que la revolución había tropezado con «el obstáculo», aunque insistieron una y otra vez en que la política seguida por el PCCH y la IC ¡había sido la correcta!

Las derrotas de 1927 allanaron el camino de un nuevo episodio de la guerra imperialista en China; al igual que la derrota de la oleada internacional de la clase obrera abrió la vía hacia la segunda carnicería imperialista mundial. En todos esos conflictos el PCCH se mostró como un fiel servidor del capital nacional, movilizando a las masas para la guerra contra el Japón en los años 30, y, después, para la guerra mundial de 1939-1945. Ganó así la legitimidad para acabar siendo, a partir de 1949, el jefe supremo del Estado capitalista chino y sepulturero mayor del proletariado chino.

El proletariado chino, como el  conjunto del proletariado mundial, pagó un alto precio por su inmadurez y sus ilusiones. La política criminal y desastrosa del PCCH reflejaba, en parte, la falta de experiencia del proletariado chino para romper el estrangulamiento ideológico al que la sometía el Kuomintang y el nacionalismo. Tampoco pudo afirmarse como clase autónoma, llamada a desempeñar un papel histórico particular y determinante, con sus propios objetivos revolucionarios; ni dotarse de los órganos políticos y unitarios necesarios para cumplir esta tarea (la vanguardia revolucionaria y los consejos obreros). En última instancia, sin embargo, la suerte de la Revolución en China, se había jugado ya en las calles de Petrogrado, de Berlín, de Budapest y de Turín. El fracaso de la revolución mundial significaba para los obreros chinos quedar en el aislamiento y la confusión.

Por ello sus luchas masivas y espontáneas que constituían ya las sacudidas finales de la marejada revolucionaria del proletariado mundial pudieron ser desviadas a un terreno de lucha entre fracciones de la burguesía y, consecuentemente, masacradas.

 

CDW

Adaptado de Revolution Internationale (publicación de la CCI en Francia) nº 377.

Geografía: 

Corrientes políticas y referencias: 

Acción Proletaria nº 195, 15 de Mayo a 15 de Julio 2007

Francia: ¿Izquierda o derecha?, La burguesía es la que siempre gana las elecciones

Como en una jornada de sábado en las cajas de los hipermercados, largas colas se han amontonado ante los colegios electorales de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Efectivamente la tasa de participación ha sido de las más elevadas de todo el período de la Vª República, rozando el récord de 1965, año de instauración de la elección presidencial por sufragio universal. Al margen del resultado de los comicios, todos los medios de comunicación sin excepción han señalado que estas elecciones han representado un “…brillante triunfo de la democracia”.
La burguesía puede sentirse satisfecha de esta movilización ciudadana que, a su entender, supone un satisfactorio plebiscito de su sistema social.
Y para guinda del pastel nos cuentan, la tarde misma del 22 de Abril, que tan masiva participación ha permitido apear de la carrera electoral a Le Pen. Desde hace meses la burguesía ha insistido hasta la saciedad con una sola idea, ¡votad, votad! Reclutadores de todos los partidos, movimientos asociativos y ciudadanos, personalidades de todo pelaje, en particular de izquierda y extrema izquierda en todas sus variedades (raperos, cantantes, futbolistas e incluso actores), han recorrido el país y todas sus barriadas desde hace más de un año. Hoy día, la burguesía francesa alardea de haber inscrito en las listas electorales a más de tres millones de nuevos electores, sobre todo jóvenes.
Ante tal escenario los trabajadores debemos hacernos, al menos, un par de preguntas importantes: ¿de qué debemos alegrarnos?, ¿qué hemos ganado con esa votación que, supuestamente, ha servido para revitalizar la democracia?

Cuando la Izquierda prepara la cama a la Derecha,…

Recordemos como en las pasadas elecciones presidenciales en 2002, la Izquierda, invocando igualmente la “defensa de la democracia” llamó a participar masivamente votando a Jacques Chirac,  precisamente para “apartar a la extrema derecha” y, en ese sentido, “elegir el mal menor”. ¿Cuál ha sido el resultado de tal proposición? Cinco años plagados de ataques a nuestras condiciones de vida y trabajo: ataque contra el régimen de jubilaciones en 2002, eliminación de algunas ayudas sanitarias y aceleración del desmantelamiento de la protección social a partir de 2003, instauración de una nueva modalidad de contratación (CNE) en 2005 con lo que ha supuesto de aceleración y generalización de la precariedad laboral, multiplicación de las provocaciones policiales que acabaron en incidentes en muchas barriadas de las grandes ciudades, tentativa de imponer por la fuerza el famoso “Contrato de Primer Empleo” (CPE) en 2006, lo que movilizó a cientos de miles de jóvenes ( y no tan jóvenes) en las calles de toda Francia, planes de despidos a diestro y siniestro, congelación de los salarios y disminución del poder adquisitivo a lo largo de todo este período, aumento  brutal del número de los “sin techo” o de los que habitan infraviviendas, y, como colofón, gran cantidad de nuevas leyes represivas impulsadas por el Ministro del Interior, nada más y nada menos que el Sr. Sarkozy.
Hoy, de nuevo, organizan el mismo espectáculo, esta vez con el lema electoral “¡Todo menos Sarkozy!”. No olvidemos, sin embargo, que fue la Izquierda quien mediante su respaldo al clan Chirac en 2002, ha contribuido decisivamente a encumbrar a Sarkozy, lo que éste ha aprovechado para machacarnos a lo largo de todos estos años.
Pero tampoco esto es una verdadera novedad. Recordemos como en 1980, Mitterand y el Partido Socialista Francés (PSF), favorecieron la aparición del “fenómeno” Le Pen y el ascenso del Frente Nacional  (FN), al instituir un mecanismo electoral para los comicios legislativos que permitió al FN constituir su propio grupo parlamentario fragmentando así a la Derecha.  Y mucho antes en la historia, fue la socialdemocracia que gobernaba Alemania durante la llamada “República de Weimar” quién preparó el ascenso del nazismo, mediante el aplastamiento violento de la revolución en Alemania en 1919-1923. En definitiva la Izquierda ha sido siempre el colaborador necesario para el ascenso de la Derecha y la extrema-derecha.

¿Hay que tener miedo de Sarkozy?

Creer que la única opción es elegir “el mal menor”, como nos proponen la Izquierda y los izquierdistas, es una burda mentira. La burguesía francesa trata de utilizar el sentimiento de repulsa que provoca Sarkozy en los jóvenes, en las barriadas, en todas partes,… Para los trabajadores, la elección de Sarkozy como presidente de la República francesa, va a significar más paro y precariedad, disminución de las pensiones de  jubilación, hachazos brutales a la Seguridad Social y, sin duda, más represión. La inquietud ante todo este panorama esta plenamente justificada. Estos últimos meses, una  parte de los medios de comunicación burgueses ha señalado a Sarkozy como “elemento muy peligroso”, lo cual es muy cierto. El personaje es antipático, brutal, violento, soberbio, cínico, autoritario, en suma, un déspota. Pero la dureza de los ataques a las condiciones de vida y trabajo no depende, en lo esencial, de la personalidad de tal o cual dirigente del Estado burgués. Es la lógica misma del sistema capitalista la que empuja y obliga a todos sus políticos a adoptar
tales medidas.
Por lo general es verdad que las fracciones de Derecha de la burguesía son más proclives a desarrollar un lenguaje de “crudeza y verdad” y a imponer cruelmente las necesidades del capital nacional contra la clase obrera siempre en nombre de la defensa de la ley y el orden público. En cuanto a las fracciones de Izquierda, una de las características de su acción política, es la de apoyarse en un discurso más ideológico (sobre todo los socialdemócratas), mistificador e hipócrita para imponer esos mismos ataques a la clase trabajadora. A decir verdad, la Izquierda nada tiene que envidiar a la Derecha en cuanto a brutalidad en defensa de los intereses del Capital. Recordemos, por ejemplo, a Mitterrand, cuando haciendo gala del cinismo más asqueante justificó las masacres promovidas por el imperialismo francés en Ruanda en 1994, afirmando sin pestañear que «… los genocidios en esos lugares no tienen la menor importancia...». No le fue a la zaga otro “socialista de pro”, Rochad, que proclamó su doctrina, «Francia no puede acoger toda la miseria del mundo», que sirvió como excusa de las políticas contra los emigrantes y de expulsión de los trabajadores clandestinos, que luego desarrollaron los Gobiernos sucesivos, tanto de Derecha como de Izquierda. Y, en materia de represión, no olvidemos que bajo el Gobierno del “progresista”
Jospin, las cárceles ya se encontraban saturadas.

Dos candidatos y un solo programa: defender el capital contra la clase obrera

No podemos pues albergar la menor duda sobre la crudeza con que la Izquierda ataca a los trabajadores cuando detenta el poder. No hay diferencias sustanciales entre la Derecha y la Izquierda, y entre los gobiernos de unos y otros existe una total continuidad, y contra las medidas tanto de unos como de otros deben defenderse los trabajadores. En la “era Mitterrand” y con Gobiernos de coalición PS-PC (estalinista), el desempleo se disparó debido sobre todo a los planes de despidos masivos que azotaron todos los sectores industriales. Las “leyes Aubry” (del nombre de la ministra “socialista” que las promulgó), sobre la jornada de 35 horas fueron, en realidad, una mascarada para generalizar la flexibilidad en el trabajo y precarizar cada vez más las condiciones de trabajo de amplios sectores obreros. Cuando ha estado en el Gobierno, la Izquierda jamás ha dudado en congelar los salarios y disminuir el poder adquisitivo sobre todo para los propios funcionarios del Estado. Fue el Gobierno Rocard el que publicó el llamado “Libro Blanco” sobre las jubilaciones que puso las bases del ataque que se ha materializado en 2002, y el que implantó un nuevo impuesto – la llamada Contribución Social Generalizada – invocando la “solidaridad nacional”; un ministro “comunista” introdujo el pago obligatorio por prestaciones sanitarias. También fue la Izquierda la que multiplicó y generalizado los cursos de formación donde estabular a los jóvenes para proveer a las empresas de mano de obra “becaria”, gratuita o muy mal pagada. Directamente impulsadas por Gobiernos de Izquierda, o con su colaboración decisiva durante las etapas de “cohabitación” con la Derecha, han estado también las  medidas contra los parados, la reducción de los gastos para la sanidad o la agravación de la precariedad en los empleos.
La burguesía esta esperando a que acabe el período electoral para comenzar a desarrollar una nueva oleada de despidos y de suspensiones de empleo, para comenzar a suprimir regimenes especiales de jubilación y anunciar, en los próximos meses, una nueva reducción de la cuantía de las mismas. No tardará en anunciarnos nuevas medidas para desmantelar la Seguridad Social, para intentar aplicar nuevas fórmulas del Contrato de Primer Empleo (inspirado probablemente en el famoso “contrato de primera instancia” defendido por la “socialista” Royal). No cabe ninguna duda de que la clase obrera será atacada simultáneamente en todos los ámbitos de sus condiciones de vida y trabajo.
En la falsa disyuntiva “Derecha-Izquierda” del circo electoral, solo la burguesía tiene la palabra y el poder de decisión. Gana siempre las elecciones y los obreros jamás podemos esperar nada de esta mascarada.
Solo hay una forma de hacer oír nuestra voz y de expresar la defensa de nuestros intereses contra los ataques del capital: la lucha. Solo a través del desarrollo de nuestras luchas, desarrollando y manifestando activamente nuestra solidaridad de clase, expresando la unidad de nuestros intereses como clase explotada podremos desarrollar y construir una relación de fuerzas que haga retroceder los ataques capitalistas, tal y como recientemente lo han demostrado los jóvenes proletarios que el año pasado obligaron a la burguesía a retirar su proyecto de Contrato de Primer Empleo (CPE).
Esta opción, este camino del que ninguno de los partidos burgueses habla es diametralmente opuesto a la pseudo “movilización ciudadana” para la “defensa de la democracia” que nos conduce más que a el aislamiento, la atomización y a los callejones sin salida a los que pretende llevarnos la burguesía.
   REVOLUTION INTERNATIONALE, publicación de la CCI en Francia ;          Mayo 2007

Geografía: 

Delphi: la fuerza de los trabajadores es la solidaridad

Los obreros de Delphi llevan desde Enero movilizados contra el cierre de la factoría de Puerto Real (Cádiz), que supone dejar en la calle a más de 4000 trabajadores entre plantilla y empresas auxiliares. Desde el momento mismo en que la empresa lo anunció, los trabajadores de Delphi han recibido la solidaridad cercana y fraternal, no sólo de las familias de los obreros directamente afectados por el cierre de esta empresa, sino de prácticamente todos los trabajadores, de todos los sectores y de todos los pueblos de la Bahía de Cádiz. Así, por ejemplo, el 1 de Marzo, la solidaridad con los trabajadores de Delphi congregó en Cádiz cerca de 40 mil personas[1], y el 18 de Abril toda la comarca se unió a una huelga general en apoyo de sus compañeros. Más recientemente, en las procesiones del 1º de Mayo, trabajadores no sólo de la comarca o de la provincia de Cádiz, sino de otras provincias andaluzas, se han desplazado para marchar junto a los obreros de Delphi.

Toda esta solidaridad cosechada lo ha sido en realidad como resultado de la búsqueda activa de ese apoyo que han protagonizado los trabajadores de Delphi y sobre todo por parte de sus familias y especialmente del colectivo de las mujeres de los trabajadores que han asumido gran parte de las iniciativas destinadas a ganar la solidaridad, desde concentrarse en todas las poblaciones hasta interpelar al presidente autonómico en gira “pre- electoral” por la zona; desde ir a colegios e institutos a responsabilizar a los jóvenes estudiantes para que se unieran a la lucha por su propio futuro hasta explicar qué significa el cierre de Delphi y el sentido de la lucha a los  turistas que visitaban la zona con ocasión de los afamados Carnavales.

¿Qué hay detrás de esa búsqueda y esa formidable cosecha de solidaridad? Hay, desde luego, un sentimiento de hermanamiento, de calor humano, que ya es por sí solo sumamente gratificante frente a la atomización imperante en la sociedad actual. Aquí no se trata de dar unas monedas a una “telemaratón”. Aquí se ha visto por ejemplo a trabajadores con contratos precarios de los hipermercados de la zona, jugarse el “empleo”, y perder el equivalente a dos días de salario por secundar, por ejemplo, la movilización del 18 de Abril. Pero además del desarrollo de ese formidable sentimiento fraternal hay también una cierta toma de conciencia. En primer lugar de la identidad de intereses de todos los que compartimos la condición de explotados. Nadie, ni los parados ni los jóvenes con contratos precarios, ni los temporeros del campo, han visto a los trabajadores de Delphi como “egoístas” que defienden el “privilegio” de un puesto de trabajo fijo, sino que han sentido como suya la reivindicación esencial contra los despidos de Delphi: ¡basta ya de que las condiciones de existencia de los trabajadores dependan de los avatares de los negocios capitalistas!. En segundo lugar, los propios sociólogos y analistas de los medios de comunicación, destacan que si la comarca de la bahía de Cádiz se ha puesto en pie, no es tanto porque los trabajadores de Delphi caigan más simpáticos que los de otros sectores, sino porque los trabajadores de diferentes empresas y sectores de esa zona han soportado durante los últimos treinta años sucesivos planes de despidos que han dejado la zona hecha un auténtico solar desindustrializado a la cabeza del ranking del desempleo español. La rabia por los miles de engaños y promesas incumplidas por los políticos de turno se suma a la inquietud por la desaparición de la «la última esperanza que queda para seguir aquí», como declaraba una compañera y madre de trabajadores de Delphi en la TV. Así pues el coraje y la determinación que han demostrado los trabajadores al solidarizarse con los compañeros de Delphi, indica también, como decíamos, una cierta toma de conciencia de que este sistema de no tiene ninguna "solución" que ofrecer a los trabajadores.

Por ello, las autoridades y las instituciones del Estado capitalista han hecho del sabotaje de la solidaridad de los trabajadores su consigna fundamental, y en cambio han sembrado el terreno con todo tipo de trampas, han tratado de presentar como “amigos de los trabajadores” a quien en realidad ha sido y es el verdugo ejecutor de las dictados de la explotación. Así, por ejemplo, cuando la multinacional dio a conocer el plan de cierre, la Junta de Andalucía y el Gobierno español trataron de apaciguar los ánimos señalando la “ilegalidad” de esta decisión que por tanto podría ser revertida por los tribunales. Tal patraña ha podido mantenerse apenas un par de meses, hasta que los jueces han dicho (¡vaya novedad!) que las leyes del Estado capitalista protegen a los empresarios cuando cierran las empresas que no les son rentables. Se necesitaba pues cambiar de engaño y surgió entonces la búsqueda de un “mirlo blanco” que estuviese dispuesto a hacerse cargo de la factoría, pero este señuelo ha resultado igualmente fallido pues estamos asistiendo precisamente a una oleada de cierres de fábricas y despidos en las empresas del automóvil de los países avanzados (como se ha visto en la Volkswagen en Bélgica, o de nuevo la SEAT de Barcelona). Ahora nos vienen con el cuento de que quizás la Junta de Andalucía, o la Diputación de Cádiz pudieran hacerse cargo de Delphi, aunque ya el propio presidente de la Junta de Andalucía, el Sr. Chaves, ha declarado que «no hay soluciones globales para los 4000 trabajadores»,… O sea que no sólo han estado “mareando la perdiz”, como se dice vulgarmente, cansando a los trabajadores, tratando de debilitar su resistencia y su combatividad durante más de dos meses, sino que ahora plantean una “solución”, consistente en enfrentar a unos trabajadores con otros, quebrando precisamente la solidaridad obrera.

Los obreros de Delphi están siendo sometidos a una cruel tortura. Por un lado la propia multinacional colabora en la estratagema aplazando la fecha de cierre definitivo de la factoría, aunque ya no quedan prácticamente trabajos que hacer, lo que acrecienta el nerviosismo y la angustia de los trabajadores. Mientras tanto las autoridades, el comité de empresa, los jefes sindicales se reúnen una y otra vez para analizar “soluciones” que se desvanecen con la misma premura con que se anuncian. Tras dos meses de movilización, y sin que el futuro se aclare, empiezan a aparecer momentos de desánimo que afectan a algunos compañeros. Y de nuevo aparece la solidaridad obrera como si fuera una inyección reanimadora.

Así sucedió el pasado 8 de Mayo, cuando espontáneamente un grupo de menos de 100 trabajadores tomó la decisión, en contra de las directrices del comité de empresa, de cortar una de las carreteras que comunican la factoría. Sin embargo, el número de trabajadores implicados  era significativamente menor que en las semanas anteriores. Esto hizo que los trabajadores de las contratas que desarrollan su actividad en la propia factoría, se movilizaran también espontáneamente y reclamaran una mayor implicación de sus compañeros al grito de «¿Dónde están los fijos? ¿Escondidos?», a lo que los compañeros respondieron sumándose masivamente a la manifestación que se prolongó hasta la tarde. Inmediatamente las autoridades convocaron una reunión en Sevilla para el próximo viernes con objeto, como reconocieron abiertamente, de “aliviar” la tensión.

La lucha de los trabajadores de Delphi entra en una fase decisiva de su evolución. A los explotadores no les quedan muchas más patrañas que ofrecer, y aunque la proximidad de las elecciones del 27-M pueda hacer que aplacen unas semanas las decisiones más “impopulares”, se van a ver obligadas, mas temprano que tarde, a desvelar que la amistad de Zapatero y la Junta de Andalucía con los obreros de Delphi, o las rimbombantes declaraciones del Parlamento español en “defensa de los puestos de trabajo de la bahía de Cádiz”, conducen poco más o menos al mismo puerto al que llevó el «yo no os dejaré solos» que les dijo ZP a los del naval.

Los trabajadores deben mantenerse pues en alerta y no consentir caer en las trampas con que intentan dividirnos. Es, por ejemplo, muy peligroso que traten de enfrentar a los obreros fijos y a los de contratas, y ya están intentando hacerlo convocando por ejemplo el mismo viernes a los representantes de los trabajadores de Delphi en Sevilla, y a los de las industrias auxiliares en Cádiz. Solo permaneciendo unidos, sumando nuevos efectivos (por ejemplo en la manifestación inicialmente prevista para la siguiente semana en Sevilla) podemos obtener la fuerza necesaria para resistir los ataques de los capitalistas.

¡Ahora, más que nunca, hemos de estar con los compañeros de Delphi y no dejarlos solos!

¡Luchar con ellos es luchar por nosotros mismos!

¡Frente a la sucesión de planes de despidos y de ataques a nuestras condiciones de vida y trabajo desarrollemos el arma de solidaridad obrera como medio para oponernos con la fuerza necesaria a los planes de los explotadores!

¡Para salvaguardar la unidad de la lucha, esta debe ser organizada por los trabajadores mismos!

¡No dejemos que los tejemanejes sindicales acaben dividiéndonos y enfrentándonos unos a otros!

¡Desarrollemos la organización de la lucha mediante asambleas en las que juntos, “fijos” y trabajadores de contratas, empleados de Delphi y familiares o compañeros de otras empresas o sectores podamos unirnos para sentir verdaderamente la fuerza de la solidaridad!

¡Participemos activamente en las reuniones en las que se decidan las acciones y las movilizaciones contra los despidos!

Acción Proletaria

Corriente Comunista Internacional 10/5/2006


 


[1] Ver Acción Proletaria nº 194 la hoja que difundimos en Cádiz y en el resto de España sobre la lucha

 

Situación nacional: 

masacres en Darfur... Las grandes potencias tratan de ocultar su responsabilidad

«Al igual que las imágenes de los cuatro jinetes del Apocalipsis, que se abalanzan al amanecer sobre las aldeas rebeldes, no dejando a su paso nada más que un rastro de chozas quemadas, todo en este conflicto, está en claroscuro. ¿Cuántos muertos después de cuatro años? Diez mil según las autoridades sudanesas, cuatrocientas mil según las ONG. ¿Cómo calificar la tragedia de Darfur? Guerra contra la insurrección, dicen en Jartum; crimen de guerra, estima la ONU; crimen contra la Humanidad, asegura la Unión Europea; primer genocidio del siglo XXI, exclaman los intelectuales occidentales, autores recientemente de un llamamiento a sus gobiernos respectivos. ¿Qué solución se puede llevar a cabo? Desarmar las fuerzas rebeldes, asegura el general-presidente Omar el-Bechir; armar las fuerzas rebeldes contestan los intelectuales y los lobbies; negociar y sancionar al régimen sudanés, sostiene la ONU... De esta mezcla de pasiones, segundas intenciones, de manipulaciones y a veces irresponsabilidades surgen sin embargo algunas certezas» (publicación “Jeune Afrique” del 1 al 14 de abril de 2007).
En efecto, hay certeza sobre quien es responsables de estos crímenes: se trata de las grandes potencias imperialistas y de sus brazos armados locales, el gobierno de Jartum y los rebeldes. Son los grandes bandidos capitalistas (por un lado China, por otro una alianza de circunstancias entre norteamericanos y franceses que aquí dejan de lado sus rivalidades) y sus lacayos locales quienes han cometido y cometen aún hoy impunemente esas horribles matanzas que son auténticos “crímenes contra la humanidad”.
¿Qué hace realmente la burguesía frente al “genocidio”?
«Frente a esta crónica de un desastre anunciado, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Unión Africana adoptan esencialmente medidas simbólicas y dilatorias. Después de dos años, una fuerza ínterafricana de siete mil quinientos hombres, la Misión de la Unión Africana en Sudán (MUAS,  o AMIS en inglés) se ha desplegado en Darfur  (...) Esta fuerza se ha revelado perfectamente ineficaz. Efectivamente, sus efectivos son muy débiles: harían falta al menos treinta mil hombres para cubrir los quinientos mil kilómetros cuadrados de Darfur. Además de infraequipada, la MUAS dispone de un mandato ridículamente restrictivo: los soldados no pueden efectuar patrullas ofensivas, sino limitarse a “negociar”, por lo que se atienen, de hecho, a censar las matanzas. (...) Los soldados africanos, desolados, declaran en privado: “No servimos para nada”» (de “Le Monde Diplomatique” de marzo de 2007).
Esta propuesta es la enésima demostración de para qué sirven las “iniciativas” nacidas de la criminal hipocresía de las potencias imperialistas que gobiernan el mundo. Estos dirigentes presumen de votar “resoluciones de paz” y de enviar contingentes de soldados bajo las banderas de la ONU, pero la misión de estos consiste en “registrar las matanzas” pero no en impedirlas como anuncian a bombo y platillo. ¿Pero qué se puede esperar de la ONU, esa “cueva de bandidos”, esos buitres inmorales que se pelean por los restos de una África
en putrefacción?
Desfiles mediáticos y bailes macabros ante los cadáveres
Y a pesar de esa cruel realidad, o precisamente para ocultarla cínicamente, las burguesías tratan de escamotear su implicación en las masacres organizando continuos espectáculos mediáticos en torno a las víctimas. Así por ejemplo, para impedir que se comprenda cual es la raíz verdadera de las matanzas, las “grandes democracias” organizan regularmente “safaris humanitarios” en la región, así como reuniones sociales en las metrópolis para «apoyar a las víctimas del genocidio sudanés”. Y al show de las estrellas hollywoodienses (como George Clooney y compañía), le siguió el pasado 20 de marzo, un encuentro organizado en París por iniciativa de un colectivo de asociaciones bautizado “Urgence Darfur”, y compuesto principalmente por celebridades mediáticas (Bernard Koucher, Bernard-Henri Lévy, así como otros afamados representantes de agencias humanitarias) que perseguían que la «la cuestión de Darfur estuviera en las agendas de los candidatos presidenciables». En efecto éstos (y entre ellos destacadamente Ségolène Royal y François Bayrou) respondieron al llamamiento firmando un documento que preconiza, entre otras medidas, el despliegue en la zona de las tropas francesas estacionadas en Chad y Centroáfrica, eso sí para facilitar la creación “de corredores humanitarios” en Darfur.
Y ya en el colmo de la demagogia y el cinismo: «A pesar de su firmeza, inédita en Francia, el documento ha dejado insatisfechos a algunos pretendientes al Elíseo que como Ségolène Royal (Partido Socialista) y de François Bayrou (UDF) querían ir más lejos y proponer el boicot a los Juegos Olímpicos de Pequín en 2008,  para presionar a China a quien se presenta como el principal sostén de Jartum en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas» (Jeune Afrique).
¡Qué hipócritas, qué embusteros sin escrúpulos, estos imperialistas franceses y norteamericanos! Lo que buscan en realidad es defender sus propios intereses imperialistas, y al mismo tiempo camuflar su propia participación. ¿O es que acaso no está Francia implicada en apoyo de su aliado, el régimen chadiano, adversario del “genocida” gobierno sudanés? ¿O cual puede ser el verdadero objetivo de las tropas francesas abriendo “corredores humanitarios” en las zonas de combate? Y ¿por qué se presenta únicamente a China como “principal apoyo” de Jartum?,… Pues por que… «En desventaja respecto a Estados Unidos y China, Francia se esfuerza para ayudar a sus socios en la zona que se ven amenazados por el régimen sudanés. París ha protegido durante mucho tiempo a Jartum de la hostilidad “anglosajona”, pero no ha obtenido más que ingratitud por parte del régimen islámico. Los permisos petroleros de Total en el sur de Sudán quedan siempre bloqueados por argucias jurídicas, y los milicianos del régimen se dedican a desestabilizar, desde sus bases en Darfur, a los aliados de Francia: el presidente chadiano Déby Itno y su homólogo centroafricano François Bozizé». (Le Monde Diplomatique de marzo 2007).
Para más INRI, algunos sectores de la burguesía francesa se preguntan abiertamente si el objetivo que persigue verdaderamente el apoyo de Pequín a la milicias sudanesas que han llegado a las afueras de Jamena, no es directamente el de derrocar todos los regímenes pro-franceses de África Central. En efecto China no es sólo el primer suministrador de armas a Sudán sino también su primer comprador de petróleo. Tan “humanitarios” intereses explican también la oposición de China a tales resoluciones, justificándose, eso sí, con que «no respetan la soberanía nacional sudanesa».
He aquí un elemento suplementario de inquietudes para el imperialismo francés, que explica el motivo verdadero de las movilizaciones “mediáticas y humanitarias” contra los otros imperialismos concurrentes: China y Estados Unidos. La verdad es que estos últimos desarrollan su cinismo criminal en los mismos términos. Así, Bush dio, el pasado 18 de abril,  último, «una última oportunidad al gobierno sudanés para que intensifique sus esfuerzos para poner fin al “genocidio”
en Darfur».
De hecho parece que la “paciencia” de Washington con Jartum obedece su tentativa de sumarle a la “lucha antiterrorista”. Claramente, no son nada más que maniobras para tender la mano a una alianza reforzada con el Sudán, aunque se cubran las apariencias con “amenazas” y “ultimátum”.
A fin de cuentas, lo que se esconde detrás de los discursos y las iniciativas de “paz” y otros “corredores humanitarios” para Darfur, son en realidad las sórdidas luchas
de carroñeros capitalistas en
medio de los cadáveres que se acumulan infinitamente.

Traducción de Révolution Internationale, publicación de la CCI en Francia, nº 379 (Mayo 2007).

 
 

Geografía: 

Egipto, el germen de la huelga de masas

A principios de año se ha desencadenado en Egipto una oleada de huelgas, con más de 35000 trabajadores implicados, en diferentes sectores (muchos de ellos estatales): cementero, minero, ferroviario, autobuses,  granjas avícolas, sanidad y sobre todo la industria textil[1]. Los trabajadores han llevado a cabo una serie de huelgas ilegales en  contra de la pérdida de capacidad adquisitiva de sus salarios, que se deteriora rápidamente, y contra los recortes en las prestaciones sociales. El carácter combativo y espontáneo de estas luchas puede vislumbrarse en esta descripción de cómo estalló la lucha en Diciembre del año pasado en el gran complejo textil de hilatura Misr de Mahalla al-Kubra’s, al norte de El Cairo, que fue el epicentro del movimiento. Publicamos una traducción de un extracto del artículo «Egyptian textil workers confront the new economic order»[2] (Joel Beinin y Osma el-Hamalawy), publicado en Middle East Report Online y libcom.org, y basado en entrevistas a dos trabajadores de la fábrica, Muhammed Attar y Sayyid Habib.

 

 

«Los 24000 trabajadores del complejo textil de hilatura de Mahalla al-Kubra’s Misr estuvieron encantados de recibir noticias el 3 de Marzo de 2006, de que el Primer ministro Ahmad Nazif había decretado un aumento de la paga extra anual concedida a todos los trabajadores manufactureros del sector público, de 100 libras egipcias (17$) fijas a un plus salarial equivalente a la paga de dos meses. La última vez que aumentaron las pagas fue en 1984, de 75 a 100 libras.

 

 

“Leímos el decreto, y empezamos a darlo a conocer en la fábrica”, dijo Attar. “Irónicamente, incluso los dirigentes del sindicato progubernamental daban publicidad a la noticia como uno de sus logros”. Y continuó diciendo: “Diciembre (cuando se recibe la paga extra) llegó y todos estábamos ansiosos. Entonces descubrimos que nos habían timado. Sólo nos pagaron las mismas 100 libras de antes; realmente 89 para ser más precisos, puesto que hay deducciones (por impuestos)”

 

 

En el ambiente había espíritu de lucha. Los dos días siguientes, grupos de obreros se negaron a aceptar sus salarios en señal de protesta. Luego el 7 de Diciembre, miles de obreros del turno de la mañana comenzaron a
reunirse en Mahalla’s Tal’at Harb Square, delante de la entrada a la fábrica. El ritmo de trabajo del complejo ya se había hecho más lento, pero la producción llegó a pararse cuando 3000 mujeres, trabajadoras de la sección de ropa, abandonaron sus puestos y fueron en manifestación a las secciones de hilatura, donde sus compañeros aún no habían parado máquinas. Las trabajadoras entraron furiosas gritando: “¿Dónde están los hombres? ¡Aquí estamos las mujeres!”. Avergonzados, los hombres se sumaron a la huelga.

 

 

Alrededor de 10000 obreros se juntaron en la plaza gritando: “¡Dos meses! ¡Dos meses!”, reivindicando los pluses que les habían prometido. Cuerpos especiales de la policía antidisturbios se desplegaron rápidamente alrededor de la fábrica y a través de la ciudad, aunque no actuaron para sofocar las protestas. “Estaban impresionados de ver cuántos éramos”, dijo Attard. “Esperaban que nos esfumásemos por la noche o la mañana siguiente”. Con el apoyo de la seguridad del Estado, la patronal ofreció una paga de 21 días. Pero como recordaba Attar sonriendo, “las mujeres (trabajadoras) casi destrozan a los representantes de la patronal que vinieron a negociar”

 

 

Cuando cayó la noche, dijo Sayyid Habib, para los hombres fue “muy difícil convencer a las mujeres de que fueran a casa. Querían quedarse a dormir. Nos llevó horas convencerlas de que fueran a casa con sus familias y volvieran el día siguiente”. Riéndose, Attard añadió, “Las mujeres fueron más combativas que los hombres. Las fuerzas de seguridad las amenazaron y trataron de intimidarlas, pero ellas aguantaron”.

 

 

Antes de los rezos del amanecer, la policía antidisturbios se precipitó contra las puertas del recinto fabril. Setenta obreros, incluyendo a Habib y Attar, estaban durmiendo dentro de la fábrica, donde se habían encerrado. “Los miembros de las fuerzas de seguridad nos dijeron que éramos pocos y haríamos mejor saliendo”, dijo Attar. “Pero no sabían cuántos estábamos dentro. Mentimos y les dijimos que éramos miles”. Attard y Habib despertaron deprisa a sus camaradas, y juntos, los obreros empezaron a golpear con fuerza los barriles de hierro haciendo ruido. “Despertamos a todo el mundo en el complejo y en la ciudad. Nos quedamos sin saldo en los móviles llamando a las familias y los amigos para pedirles que abrieran las ventanas e hicieran ver a las fuerza de seguridad que estaban observando. Llamamos a todos los obreros que conocíamos para pedirles que acudieran deprisa a la fábrica”

 

 

A esas alturas, la policía había cortado el agua y la electricidad de la fábrica. Agentes estatales corrieron a toda prisa a las estaciones de tren para decir a los obreros que venían de fuera de la ciudad que la fábrica se había cerrado debido a una avería eléctrica. La mentira no coló.

 

 

“Aparecieron más de 20000 trabajadores”, dijo Attard, “Hicimos una manifestación masiva y escenificamos un simulacro de funerales por nuestros patronos. Las mujeres nos trajeron comida y cigarrillos y se unieron a la marcha. Las fuerzas de seguridad no se atrevieron a intervenir. Los alumnos de los colegios y los estudiantes de los institutos y Facultades tomaron la calle en apoyo a los huelguistas”. Al cuarto día de ocupación de la fábrica, funcionarios del gobierno embargados por el pánico hicieron una oferta de paga de 45 días y dieron todo tipo de garantías de que la empresa no sería privatizada. La huelga se suspendió; la federación sindical controlada por el gobierno quedó humillada por el éxito de la huelga salvaje de los obreros de la hilatura Misr».

 

 

La victoria en Mahalla fue una inspiración que hizo entrar en lucha muchos otros sectores, y el movimiento está lejos de haberse agotado. En Abril, el conflicto entre los obreros de Mahalla y el Estado salió de nuevo a la palestra. Los obreros decidieron enviar una amplia delegación a El Cairo a negociar (¡!) con la dirección de la Federación General de los sindicatos sobre las reivindicaciones salariales y a proceder a la destitución del comité sindical de la fábrica de Mahalla por haber apoyado a los patronos en la huelga de Diciembre. La respuesta de las fuerzas de Seguridad del Estado fue poner la fábrica en estado de sitio. Ante eso, los trabajadores fueron a la huelga y otras dos grandes empresas textiles declararon su solidaridad con Mahalla: Ghazl Ahebeen y Kafr el-Dawwar. La declaración de esta última fue particularmente lúcida.

 

 

Los obreros de Kafr el-Dawwar en la misma trinchera que Ghazl el- Mahalla

 

«Nosotros, obreros del textil de Kafr el-Dawwar, declaramos nuestra plena solidaridad con ustedes, para conseguir sus justas reivindicaciones, que son las mismas que las nuestras. Denunciamos rotundamente las medidas extraordinarias de seguridad que impidieron viajar a El Cairo a la delegación de obreros de Mahalla, para manifestarse pacíficamente en el cuartel general de la Federación General de los sindicatos. También condenamos la declaración de Said el-Gohary a Al-Masry Al-Youm el domingo pasado, en la que describió su movilización como un “sinsentido”. Seguimos con atención lo que les está sucediendo y declaramos nuestra solidaridad con la huelga de anteayer de los trabajadores de tejidos, y con la huelga parcial de los obreros de la seda.

 

 

Queremos que sepan que nosotros, obreros de Kafr el-Dawwar y ustedes, obreros de Mahalla, vamos por el mismo camino, y tenemos un solo enemigo. Apoyamos su movimiento, porque tenemos las mismas reivindicaciones. Desde el fin de nuestra huelga, la primera semana de febrero, nuestro comité sindical de empresa no se ha movido para conseguir las reivindicaciones que instigaron nuestra huelga. El comité sindical de empresa ha perjudicado nuestros intereses…. Expresamos nuestro apoyo a vuestras reivindicaciones para reformar los salarios. Como ustedes, esperamos el fin de abril para ver si la Ministra de trabajo dará satisfacción a nuestras reivindicaciones al respecto o no. No ponemos demasiadas esperanzas en la Ministra, puesto que no hemos visto ningún movimiento de su parte,  o del comité sindical de empresa. Aún dependemos de nosotros mismos para conseguir nuestras reivindicaciones.

 

 

Así destacamos que:

 

 

1. Navegamos con ustedes en el mismo barco y embarcaremos juntos en el mismo viaje

 

 

2. Declaramos nuestra plena solidaridad con sus reivindicaciones y les aseguramos
que estamos dispuestos a
llevar a cabo acciones de soli-daridad si ustedes deciden organizar movilizaciones.

 

 

3. Nos desplazaremos para informar a los trabajadores de la seda artificial de El-Beida Dyes y a los de la Química Misr de su lucha y para crear puentes que expandan el frente de la solidaridad. Todos los obreros somos hermanos en tiempos de lucha.

 

 

4. Tenemos que crear un amplio frente para consolidar nuestra batalla con los sindicatos gubernamentales. Tenemos que echar esos sindicatos ahora,
no mañana».

 

 

(Traducción de Arabawy website y publicado en inglés en primicia en libcom.org; traducido del inglés por nosotros)

 

 

 Esta es una declaración ejemplar, porque muestra las bases fundamentales de la solidaridad de clase genuina por encima de las divisiones de sector y empresa, la conciencia de pertenecer a una misma clase y de luchar contra el mismo enemigo. También es rotundamente clara sobre la necesidad de luchar contra los sindicatos estatales.

 

 

Durante este periodo también estallaron otras luchas en diferentes lugares: los basureros de Giza irrumpieron en las oficinas de la empresa en protesta por el impago de sus salarios; 2700 obreros del textil en Monofiya ocuparon una fábrica textil; 4000 trabajadores textiles fueron a la huelga por segunda vez en Alejandría, cuando los empresarios intentaron deducirles el sueldo por la primera huelga. También ha habido huelgas ilegales, salvajes.

 

 

En el curso de este movimiento se han producido otros intentos de aplastar las luchas por la fuerza. Las fuerzas de seguridad clausuraron, o amenazaron con hacerlo, los “Centros sindicales y de servicios obreros” en Nagas, Hammadi, Helwan y Mahalla, a los
que acusaron de fomentar “una
cultura huelguística”.

 

 

La existencia de estos centros indica que hay claramente esfuerzos en dirección a la formación de nuevos sindicatos. Inevitablemente en un país como Egipto, donde los trabajadores sólo han sufrido la experiencia de sindicatos que actúan abiertamente como policías a pie de fábrica, los obreros más combativos son susceptibles de convencerse de la idea de que la respuesta a sus problemas está en la creación de verdaderos sindicatos “independientes”, igual que les pasó a los obreros polacos en 1980-81. Pero lo que destaca muy claramente de la forma en que se llevó a cabo la huelga en Mahalla (manifestaciones espontáneas, delegaciones masivas y asambleas a las puertas de la fábrica) es que los obreros son más fuertes cuando toman directamente su lucha a cargo, sin entregar su fuerza a nuevos aparatos sindicales.

 

 

En Egipto se pueden detectar los gérmenes de la huelga de masas, no sólo en la capacidad de los obreros para llevar a cabo acciones espontáneas masivas, sino también en el alto nivel de conciencia de clase que expresa la declaración
de Kafr el-Dawwar.

 

 

Todavía no hay una conexión consciente entre estos acontecimientos y otras luchas que se desarrollan en diferentes partes de la división imperialista en Oriente Medio: en Israel, los portuarios, los empleados públicos y más recientemente los maestros, que reivindicaban aumentos salariales, y los estudiantes, que se enfrentaron a la policía en manifestaciones contra la subida de las tasas universitarias; en Irán, donde el 1º de Mayo miles de obreros rompieron la disciplina de las manifestaciones gubernamentales coreando consignas contra el gobierno, o participaron en manifestaciones ilegales que se enfrentaron a una severa represión policial. Pero la simultaneidad de todos esos movimientos surge de un mismo origen: las tentativas del capital de reducir las condiciones de vida de la clase obrera a la pobreza en todo el mundo. En ese sentido, estas luchas contienen los gérmenes de la futura unidad internacionalista de la clase obrera por encima de los muros del nacionalismo, la religión y la guerra imperialista.

 

 

 

 

 

Amos, 01.05.2007

 

 

 World Revolution nº 303, publicación de la CCI en Gran Bretaña                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

 

 

 

 

 


[1] Hemos informado de estas luchas en nuestra publicación en Gran Bretaña, World Revolution nº 302:«Middle East, despite war, class struggle continues».

 

 

 

 

 

 

 

 

[2] «Los obreros egipcios del textil confrontan el nuevo orden económico» https://libcom.org/article/egyptian-textile-workers-confront-new-economic-order

 

 

 

 

 

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Plantes espontáneos en Airbus: ¡así se hacen oír los trabajadores!

A los pocos días de que se celebrara la primera vuelta de las elecciones presidenciales, estallaba la noticia de una nueva respuesta de los obreros de Airbus contra los ataques de la empresa. Efectivamente el miércoles 25 de Abril, la Dirección comunicó que el importe de las primas para el año 2007 era de tan solo 2’88 euros[1], cuando el año pasado alcanzó los 4500 euros. La perdida de salario que esto supone es bestial y significa un hachazo en toda regla al presupuesto de las familias obreras.

Los trabajadores de Airbus han reaccionado inmediatamente contra esas migajas que, como si fueran perros, les “ofrece” la patronal. En la factoría de Toulouse, la indignación se transformó en lucha, y una de las cadenas paró espontáneamente y sin preaviso. Además los obreros de ese taller pidieron a los de otros que les acompañasen a las oficinas de la Dirección. El coraje y la voluntad de no dejarse amilanar crece cada vez más. Uno de los obreros ha contado esta experiencia: «Ayer, sobre las 16 h. hemos sabido que la prima era de 2’88 euros. Los compañeros se han negado a seguir trabajando y así ha empezado una huelga espontánea. Todo el FAL [el taller de montaje] se ha sumado».

Este compañero insiste en que lo que se ha vivido es una auténtica reacción espontánea de los trabajadores que ha contrariado los planes de los sindicatos: «Uno de los responsables sindicales nos ha dicho que teníamos que volver al trabajo, que nuestro gesto había causado efecto, y que lo mejor es que volviéramos tranquilamente al curro».

Este testimonio permite ver claramente cómo los sindicatos se dedican a sabotear la combatividad obrera y que los obreros no podemos confiar en ellos para llevar nuestras luchas adelante. ¡Todo lo contrario! Para impulsar la lucha sólo contamos con nuestras propias fuerzas. Por eso no es de extrañar la preocupación de los jerifaltes sindicales, y que pidieran a sus afiliados que les tengan informados y que traten de calmar los ánimos: «Lo que ha pasado no ha sido a iniciativa de ningún sindicato, hay que tener cuidado con lo que se hace [¡sic¡] Debéis ponernos al corriente cuando pasan cosas como las de esta mañana».

Y lo mismo que sucedió en Toulouse, paso en Saint-Nazaire y en Nantes. La indignación corrió como un reguero de pólvora: los obreros siguen la estela de sus compañeros de Toulouse y, a su vez, hacen paros “salvajes”. Salen masivamente a la puerta de la fábrica para bloquear la entrada. Todo eso lo hacen sin esperar las convocatorias sindicales, sino más bien en contra de sus recomendaciones. Así un trabajador declara a la prensa: «Esto no ha salido de ningún sindicato. Ha salido del hartazgo de los
propios trabajadores»
.

También en Saint-Nazaire y en Nantes, los trabajadores ven la “prima” como un autentico insulto que sumar a las provocaciones y presiones cotidianas: «Nos piden que hagamos horas extras los sábados pero no contratan a nadie y no les renuevan los contratos a los eventuales», testimonia encolerizado otro trabajador. Los 2’88 euros se convierten durante varias horas en el símbolo que concentra toda la inhumanidad que sufre la clase obrera.

Tanto en Toulouse como en Saint-Nazaire, los sindicatos, aunque no lograran evitar el estallido de cólera obrera, lograron finalmente hacerse con el control de la situación, “sumándose” a la lucha. Como contaba un trabajador de Airbus en Toulouse: «unas cuantas horas después, antes de la comida, los de FO [el sindicato “Fuerza Obrera”] han organizado un simulacro de movilización pero evitando invitar a todos los trabajadores».

Al enfrentarse colectivamente a sus explotadores, al negarse a ser tratados como ganado, los trabajadores de Airbus han mostrado lo que es la dignidad de la clase obrera. Nos han recordado que frente a los ataques continuos que sufrimos en todas las empresas, en todos los sectores tanto públicos como privados, sólo tenemos una salida: luchar todos juntos, unidos. Pese a todas las maniobras de la burguesía para enfrentarnos unos obreros contra otros, para exacerbar la competencia entre nosotros, lo que marca, cada vez con más fuerza, la situación social es la creciente tendencia a la solidaridad activa entre los proletarios. Como muy bien dice un obrero de Saint-Nazaire: «! Queríamos también solidarizarnos con el movimiento en Toulouse¡ »

Esta reacción de los trabajadores de Airbus propagada de tajo a tajo, de taller en taller,… muestra el camino que tiene que tomar la clase obrera para hacer frente tanto a los ataques como a las provocaciones de la burguesía. También ha puesto de manifiesto el papel de los sindicatos como fuerzas de encuadramiento al servicio del orden capitalista. En los próximos meses y años los trabajadores nos veremos obligados a enfrentarnos cada vez con más fuerza a ese sabotaje sindical, para poder desarrollar verdaderamente la solidaridad y la unidad de las luchas.

 Señalemos por último que explosiones de indignación obrera como las de Airbus, así como la sucesión de conflictos quizá pequeños pero numerosos (en el sector del automóvil, los correos, la enseñanza, etc.), nos recuerdan que, pese a la matraca electoral y el “triunfo de la democracia”, ¡no hay tregua en la lucha de clases!.

 

Béatrice (28 abril)

 

 

 


[1] Este anuncio, especialmente escandaloso, bien pudo constituir una provocación para echar humo sobre el anuncio realizado el 27 de Abril de la supresión de puestos de trabajo en los distintos centros de trabajo y la lista de los “agraciados” por los despidos. Esto no desmerece en absoluto que la reacción espontánea de los trabajadores sea verdaderamente ejemplar.

 

 

Noticias y actualidad: 

Brasil: Ante los embates del capital, los controladores aéreos responden con la lucha

«Llegamos al límite de la condición humana, no estamos en condiciones de continuar prestando este servicio, que es de gran importancia para el país, de la forma como estamos siendo dirigidos y como somos tratados. NO CONFIAMOS EN NUESTRO EQUIPAMIENTO Y TAMPOCO EN QUIENES NOS COMANDAN! Estamos trabajando con los fusiles apuntando contra nosotros...».  De esta manera dramática los controladores aéreos[1]de Brasilia, Curitiba, Manaos y Salvador, se expresaban a través de un manifiesto[2], antes de paralizar el servicio al medio día del viernes 30 de marzo, declarándose en huelga de hambre y auto-acuartelamiento, como medidas de presión contra las autoridades del Comando de la Aeronáutica, órgano militar responsable del control del tráfico aéreo en Brasil, adscrito a la Fuerza Aérea Brasileña. A las 14 horas, al finalizar su trabajo los controladores del turno de la mañana del CINDACTA-1 (Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo) en Brasilia, que controla el 80% del tráfico aéreo del país y concentra a 120 controladores, decidieron permanecer en las instalaciones para continuar el movimiento. Ante las medidas represivas de la comandancia de la Aeronáutica, quien ordenó el arresto de 16 controladores y amenazó con “usar el reglamento” que penaliza con cárcel a los amotinados, los controladores decidieron ampliar el movimiento a otros centros de control a las 18:50 horas del viernes, lo que ocasionó la paralización de 49 de los 67 aeropuertos del país. La acción de los controladores rompió con la desinformación sobre la huelga, que tanto el gobierno como los sindicatos y asociaciones del sector pretendían realizar.

A las 0:30 del sábado 31 la huelga es suspendida, después que el gobierno revocó las órdenes de encarcelamiento contra los huelguistas y se comprometió a cumplir las reivindicaciones exigidas por éstos; principalmente la desmilitarización del servicio de control aéreo.

Este triunfo de los controladores aéreos, es un triunfo del proletariado, que nos deja una serie de enseñanzas para las luchas de mayor envergadura que se anuncian en
el horizonte.

 La solidaridad a la base
del conflicto

 Desde la colisión del Boeing de la aerolínea Gol y un avión Legacy en Mato Grosso al centro oeste de Brasil, el 29 de septiembre, que dejó un saldo de 154 muertos, los controladores realizaron varias acciones de “brazos caídos”, ya que ellos habían sido el blanco de las acusaciones del gobierno y de las autoridades militares y civiles, no sólo de este accidente, sino del caos reinante en el servicio aéreo del país.

En su manifiesto, los trabajadores se defienden de estas calumnias y enumeran las fallas en el sistema de tráfico aéreo, denunciadas y registradas por ellos en los libros operacionales: desde la caída en los sistemas de Curitiba, Brasilia y Congonhas (Sao Paulo), hasta la falta de aeronaves y sobreventa de boletos (overbooking)  por parte de las líneas aéreas, pasando
por la insuficiencia de controladores aéreos que no pueden con todo.

Con todos los argumentos a su favor, los trabajadores denuncian: «Pasados seis meses de la crisis (se refieren a la colisión del 29 de septiembre), no hay ninguna señal positiva para las dificultades enfrentadas por los Controladores de Tráfico Aéreo. Al contrario, las mismas se agravaron.

Como si no bastasen las dificultades de orden técnico-laboral, somos también acusados de saboteadores, en un intento de encubrir las fallas de gestión del sistema... NUNCA hubo acto de sabotaje de parte de ese profesional que trabaja para proveer seguridad y no actos
de terrorismo
»

La huelga expresa la indignación de los controladores aéreos ante la respuesta del gobierno y alto mando militar: «La represalia del alto mando militar contra los sargentos controladores ha generado tal insatisfacción que no soportaremos callados en medio de tanta injusticia e impunidad a los verdaderos responsables del caos».

Pero también esta huelga deja al desnudo toda la hipocresía del conjunto de la burguesía brasileña y su complicidad en la crisis del transporte aéreo, tanto la de izquierda ahora en el gobierno como la de derecha.

Ésta última, que se aprovecha de la situación para denunciar la incapacidad del gobierno Lula, intenta ocultar que el deterioro del sistema de control aéreo es de vieja data, mucho antes de venir Lula al poder; y que el aumento desenfrenado de la competencia entre las líneas aéreas, la política de disminución de gastos, la sobreventa de boletos y el incremento de vuelos, lleva al sistema de control aéreo a operar en condiciones extremas.

Por su parte, el gobierno Lula tiene una alta cuota de responsabilidad, ya que es harto conocido que éste en vez de atender las necesidades operacionales que benefician al conjunto del sistema (y la población), le ha dado prioridad a las inversiones del Grupo de Transportes Especiales (GTE), que atiende al Airbus presidencial y los vuelos de los altos jerarcas del gobierno, civiles y militares.

La acción de los trabajadores ha puesto el dedo en la llaga. Ha hecho pública una situación que permanecía oculta o era tergiversada para el conjunto de los trabajadores del sector aéreo, los pasajeros y la población en general. En este sentido, esta huelga, corta, pero de amplio impacto, es una manifestación de solidaridad de los controladores aéreos, con los otros trabajadores del sector y con la población que puede llegar a ser afectada por los accidentes aéreos. Es una expresión, de que el proletariado, con su lucha conciente, politizada y organizada, tiene la capacidad de realizar acciones efectivas contra el capital a favor del trabajo y el conjunto de la sociedad; que él tiene medios para superar la impotencia y frustración a que nos somete la burguesía, debido a su incapacidad expresada en el abandono de los servicios públicos y de cualquier otro tipo.

Gobierno y sindicatos fueron sorprendidos por esta acción de los trabajadores

 Tanto el gobierno como los sindicatos fueron sorprendidos y desbordados por los acontecimientos. Las autoridades de la Aeronáutica pensaron que los controladores retrocederían ante las amenazas de encarcelamiento y de aplicación de la disciplina militar. Tales medidas sólo hicieron radicalizar el movimiento: los controladores toman la decisión de paralizar la casi totalidad del servicio a las 18:50 del viernes 30, presionando al gobierno a la negociación. Ante la radicalización de un movimiento que podía traer consecuencias impredecibles, tuvo que intervenir el propio Lula (quien se encontraba volando en su confortable Airbus, rumbo a verse con su colega Bush), haciendo uso de su vieja experiencia de “apaga fuegos” de las luchas obreras, aprendida cuando emergía como líder sindical en el ABC de Sao Paulo. No fue por “democratismo”, ni por ser un “presidente obrero” como Lula forzó a las altas cúpulas de la Fuerza Aérea Brasileña a negociar con los huelguistas junto con representantes del ejecutivo, sino gracias a su pasado de sindicalista, agente del estado capitalista en el medio obrero. Comprendió que los trabajadores estaban decididos a llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias; bien sabe que cuando se manifiesta la cólera de
los trabajadores, ésta puede expandirse como la pólvora. La intervención del ejecutivo se debió fundamentalmente  a la presión de los propios trabajadores.

Por otra parte, tanto Lula como la alta cúpula militar, son conscientes del malestar reinante en la propias Fuerzas Armadas, donde tanto oficiales como sargentos perciben salarios de hambre. Los controladores aéreos, que tienen una alta cualificación técnica, y salarios importantes en otras partes del mundo, apenas llegan a percibir unos 1400 Reales (alrededor de $700 americanos), equivalente a 4 salarios mínimos oficiales. Así mismo, éstos altos jerarcas del estado burgués, eran concientes de que la Fuerza Aérea no tiene la capacidad inmediata de sustituir a los controladores aéreos.

En las declaraciones de los sindicatos se puede percibir claramente su fuerte intención de condenar el movimiento. Si no lo hicieron abiertamente, fue sólo para no desacreditarse ante la clase obrera que apoyaba totalmente a los controladores. El “Sindicato Nacional dos Trabalhadores de Proteção ao Vôo” (SNTPV) que agrupa a los controladores civiles, se vio forzado a publicar el manifiesto en su web en Internet, sin brindar apoyo al movimiento. Su presidente Jorge Botelho, para intentar dividir a los controladores, declaraba que «el manifiesto había sido firmado sólo por los controladores militares», cuando los controladores civiles también se habían sumado a la huelga, a pesar de la oposición del sindicato. Por su parte, la “Associação Brasileira dos Controladores de Tráfego Aéreo” (Abcta), tuvo el descaro de publicar una nota donde declaraba que debido a la falta de atención del gobierno, ya  no iba a «actuar para reprimir cualquier movilización del sector». Por su parte, los sindicatos de otros sectores del servicio aéreo, controlados por el PT, se cuidaron de no pronunciarse para no molestar a su jefe mayor, de viaje a Washington. Sabemos que en el fondo, los otros trabajadores del sector están con los controladores, a pesar de la sobrecarga de trabajo que les causó la huelga.

 ¿Cuáles son las enseñanzas
de estas luchas?

El explosivo movimiento de los controladores nos muestra que ni las bayonetas ni los sindicatos, estén controlados por partidos y gobiernos de derecha o de izquierda, van a aplacar la lucha del proletariado. Esta lucha muestra que la izquierda del capital, comandada por Lula, ha logrado posponer las luchas obreras, pero éstas no han desaparecido. A pesar de la acción antiobrera del PT y la CUT, el proletariado brasileño sigue vivo.

En este sentido, las reformas
laborales promovidas por el gobierno Lula, es posible que causen algunas reacciones en el proletariado brasileño[3] .

Una gran enseñanza que deja esta lucha es que a nivel de los trabajadores, no existen sectores privilegiados o “aristócratas” que puedan escapar a los efectos de la crisis capitalista; la clase obrera en su conjunto se ve sometida a los embates de la crisis. Los controladores aéreos, a pesar de ser un sector altamente cualificado y de ser no militarizado, están sujetos a condiciones de trabajo extremas y de riesgo, como lo están muchos obreros y técnicos cualificados en otras áreas de la producción y los servicios. Otra enseñanza de esta lucha, es que sectores claves del proletariado son conscientes de que tienen los medios para hacer frente a la represión del estado, tanto militar como sindical.

Sin embargo, hay muchas ilusiones y trampas alrededor de este movimiento:

-Por una parte, puede sembrarse la ilusión que la situación de los controladores aéreos de Brasil va a cambiar por el hecho de no estar militarizados. La burguesía es conciente de lo estratégico de este servicio. Por ello, aunque no esté militarizado en la mayoría de los países, está sujeto a un régimen casi militarizado y a fuertes medidas de control por parte del estado.

-el manifiesto expresa ciertas ilusiones de los trabajadores en la “apertura democrática” del gobierno y de su “transparencia”: «Brasil vive momentos inéditos de democracia y transparencia con el rescate de los valores de la ética, del respeto, con los asuntos públicos». Los trabajadores no deben dejarse deslumbrar por las palabras bonitas de la izquierda. Ésta es la izquierda del capital, y como tal hace uso de la hipocresía de la clase burguesa. Tanto unos como otros sustentan la democracia burguesa, mecanismo político-ideológico mediante el cual la burguesía mantiene la dictadura del capital contra el trabajo.

-la no militarización del sector abre las puertas a la sindicalización. La huelga de los controladores plantea de la manera mas clara la necesidad de los sindicatos para la burguesía, como órganos de control contra los conflictos de los trabajadores. Debido a estar bajo disciplina militar, los controladores no han tenido otro camino que oponerse de manera directa y abierta al estado. La burguesía necesita de los sindicatos para enfrentar a los trabajadores, ya que son las fuerzas que por más de un siglo han servido para amortiguar, desviar y enfrentar las luchas. En este sentido, ante el desprestigio de la CUT, vendrán a jugar su papel de “bomberos” de las luchas obreras los “nuevos” sindicatos controlados por las fuerzas “anti-Lula” más a la izquierda.

Perspectivas

Las lecciones de este movimiento se ubican en una perspectiva mas amplia que no sólo abarca a los controladores aéreos, sino que incumbe al proletariado en su conjunto.

En primer lugar, la lucha de los controladores expresa el descontento reinante en el seno del proletariado brasileño ante los embates de la crisis descargada sobre sus espaldas, antes por los gobiernos de derecha, ahora por el de izquierda de Lula. En este sentido, no hay diferencia desde el punto de vista de los intereses del proletariado, entre tener un gobierno de izquierda (así se sea de corte radical como el trotskismo) y el de derecha.  Pero lo más significativo de esta lucha es la capacidad de respuesta del proletariado ante los embates del capital. Los controladores han mostrado que sí hay salida.

También la lucha de los controladores ha mostrado que la fuerza del proletariado no es sólo cuantitativa, sino también cualitativa. Los controladores, a pesar de no pasar de 3 mil, debido a su alto nivel de solidaridad, a su organización y politización, y por que tenían el apoyo implícito de sectores importantes de la clase obrera, lograron enfrentar al mayor estado de América del Sur.

CCI

04-04-07


[1] Los controladores aéreos en Brasil, en su gran mayoría son funcionarios militares con el rango de sargento. De un total de 2.289 controladores, sólo 154 son civiles.

[2] El texto completo del manifiesto de los controladores se puede leer en el site del “Sindicato Nacional dos Trabalhadores de Proteção ao Vôo” (SNTPV), www.sntpv.com.br/principal.php, que agrupa sólo a los controladores aéreos civiles. El sindicato, pese a no brindar apoyo a la huelga, se vio forzado a publicar el manifiesto debido a la contundencia del movimiento.

[3] El gobierno promueve una reforma legislativa en materia sindical y laboral, supuestamente como una forma de “generar empleos”. En realidad las reformas, que “flexibilizan” la relación laboral, acentuarán la precarización del proletariado brasileño, a favor del capital nacional.

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Huelga minera en Perú

   La huelga minera en Perú es un hecho. Los mineros que trabajan para la empresa china Shougang la comenzaron hace unas tres semanas. La lucha se expandió por todos los centros mineros del país. El inevitable, por el momento, papel de los sindicatos ha cumplido su papel reaccionario, en especial el sindicato de la minera más grande del país:Yanacocha (mina de oro en el norte del Perú, en Cajamarca que genera unos 800 a mil millones de dólares al año). Ese sindicato anda en conversaciones aisladas con su empresa y no se sumó a la huelga. De la misma manera la base de la Oroya en donde los sindicalistas fueron denunciados por la prensa, por trabajar. Obviamente se quiere quebrar un mínimo de unidad cuando la federación minera dice que 33 bases sindicales han parado.
En Chimbote, donde la lucha campesina y de desocupados se dio hace unas semanas, la empresa Sider Perú esta totalmente paralizada. Las esposas marcharon con los mineros y con muchos pobladores de esa ciudad. En la ciudad de Ilo se bloquearon carreteras al igual que en Cerro de Pasco donde detuvieron a 15 mineros acusados de apedrear el local del Gobierno Regional.
La prensa ha cumplido su papel reaccionario al decir que la huelga es un fracaso. Convertida en vocero del estado los medios de desinformación señalaron con la ministra del sector (Pinilla) que solo 5.700 mineros de un total de 120.000 están en huelga. La federación minera señala que son 22.000 mineros
en huelga.
En la mina Casapalca, en la sierra de Lima, los mineros han retenido a los ingenieros de la mina que los amenazaban de despido si abandonaban sus puestos de trabajo. La ministra Pinilla ha declarado la huelga como ilegal pues se presentó el anunció de huelga 4 días antes de realizarse y no los 5 días como dicta la ley. Las minas han contratado personal eventual y la ministra amenaza a los mineros que no se reintegren a trabajar el día jueves, entonces serán despedidos.
Por otra parte está la lucha de los mineros que son parte de empresas intermediarias con las minas. Un minero contratado directamente por la empresa gana unos 23 dólares al día. Un minero contratado por la empresa intermediaria que a su vez los subcontrata a la mina gana unos 9 dólares diarios. El reclamo de una esposa de un minero señalaba
que fue el propio presidente Alan García quien prometió en sus discursos electorales, eliminar esas empresas intermediarias que aquí se llaman “services”.
Por otra parte en un noticiero se presentó a un minero desmoralizado de la empresa Shougang diciendo que ya llevan tres semanas y no tienen que comer. Las lágrimas del minero narrando su pobreza y la de su familia que se quedó en la provincia pueden desmoralizar a otros mineros en huelga. Algunos estudiantes de la Universidad de San Marcos de Lima se solidarizaron con esos mineros y llevaron algunos alimentos para las “ollas comunes”, esta última es una práctica común en toda huelga (maestros, enfermeras, obreros, etc). Allí comparten la comida con las familias mientras se intercambian experiencias y se evalúa en común la lucha del día.
Por otra parte el gobierno presentó como otro golpe desmoralizador la privatización de la mina Michiquillay en Cajamarca cuyo precio base era de 47 millones de dólares y se terminó vendiendo más de 400 millones de dólares.
Esta huelga nacional indefinida se da luego de casi 20 años que no paralizaba ese sector.
 Un compañero de Lima,
30 abril del 2007.
 

 

Noticias y actualidad: 

España 1937, el Frente Popular contra los obreros de Barcelona

¡Plomo, metralla, cárcel!: Esa es la respuesta del Frente Popular a los obreros de Barcelona
que han osado resistir el ataque capitalista.

¡Proletarios!

 El 19 de Julio los proletarios de Barcelona, con sólo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de Mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista -incluyendo hasta los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario- quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra
los trabajadores.
El 19 de Julio, los proletarios de Barcelona son una fuerza invencible. Su lucha de clase, liberada de las ataduras del Estado burgués, encuentra eco en los regimientos de Franco, los desagrega y despierta el instinto de clase de los soldados: es la huelga la que encasquilla los fusiles y cañones de Franco y rompe su ofensiva.
La historia sólo registra intervalos fugaces durante los cuales el proletariado puede adquirir su total autonomía respecto al Estado capitalista. Pocos días después del 19 de Julio, el proletariado catalán llega a la encrucijada: o se decide por entrar en la fase superior de su lucha con la finalidad de destruir el Estado burgués, o permite que el capitalismo reconstituya las mallas de su aparato de dominación. En ese preciso momento de la lucha, cuando el instinto de clase ya no es suficiente y en el que la conciencia se transforma en factor decisivo, el proletariado no puede vencer sino a condición de disponer del capital teórico, paciente y encarnizadamente acumulado por sus fracciones de izquierda, transformadas en partidos por la fuerza de los acontecimientos. Si hoy en día, el proletariado español vive sumergido en tal tragedia, la causa es su falta de madurez para forjar su partido de clase: el único cerebro que le puede dar la fuerza de vivir.
En Cataluña, desde el 19 de Julio, los obreros crean de modo espontáneo, en su propio terreno de clase, los órganos autónomos de su lucha, pero, inmediatamente, surge el angustioso dilema: comprometerse a fondo en la batalla política para la destrucción del Estado capitalista y completar de ese modo los éxitos económicos y militares, o dejar en pie la máquina opresora del enemigo y permitirle, entonces, desnaturalizar y liquidar las conquistas obreras.
Las clases luchan con los medios que les vienen impuestos por las situaciones y el grado de tensión social. Ante un incendio de clase, el capitalismo no puede ni siquiera pensar en recurrir a los métodos clásicos de la legalidad. Lo que lo amenaza es la independencia de la lucha proletaria que condiciona la otra etapa revolucionaria hacia la abolición de la dominación burguesa. Por consiguiente, el capitalismo debe rehacer la malla de su control sobre los explotados. Los hilos de esa malla que antes eran la magistratura, la policía, las prisiones, se transforman, en la situación extrema de Barcelona, en los Comités de Milicias, las industrias socializadas, los sindicatos obreros gerentes de los sectores esenciales de la
economía, etc.
Así, en España, la Historia plantea nuevamente el problema que, en Italia y en Alemania, había sido resuelto mediante el aplastamiento del proletariado: los obreros conservan para su clase los instrumentos que se han creado en el ardor de la lucha, a condición que los orienten contra el Estado burgués. Los obreros están armando a sus futuros verdugos si, faltándoles la fuerza para destruir al enemigo, se dejan entrampar nuevamente en la red de su dominación.
La milicia obrera del 19 de Julio es un organismo proletario. La «milicia proletaria» de la semana siguiente es un organismo capitalista adaptado a la situación del momento. Y para realizar su plan contrarrevolucionario, la burguesía puede contar con los Centristas, los Socialistas, la CNT, la FAI, el POUM, ya que todos hacen creer a los obreros que el Estado cambia de naturaleza cuando el personal que lo dirige cambia de color. Disimulado en los pliegues de la bandera roja, el capitalismo afila pacientemente la espada de la represión que, el 4 de Mayo, está ya preparada por todas las fuerzas que, el 19 de Julio, habían roto el espinazo de clase del proletariado español.
El hijo de Noske y de la Constitución de Weimar es Hitler; Mussolini es el hijo de Giolitti y del «control de la producción»; el hijo del frente antifascista español, de las «socializaciones», de las «milicias proletarias», es la matanza de Barcelona del 4 de Mayo de 1937.
Y, solo, el proletariado ruso replicó a la caída del zarismo con el Octubre de 1917, porque solo, logró construir su partido de clase a través del trabajo de las fracciones de izquierda.

 ¡Proletarios!

 Fue a la sombra de un gobierno del Frente Popular como Franco pudo preparar su ataque. Fue a través del camino de la conciliación como Barrios intentó formar, el 19 de Julio, un ministerio que pudiera realizar el programa conjunto del capitalismo español, bajo la dirección de Franco o bajo la dirección mixta de la derecha y la izquierda fraternalmente unidas. Pero la revuelta obrera de Barcelona, de Madrid, de Asturias, obligó al capitalismo a desdoblar su Ministerio, a distinguir claramente las funciones unidas por la indisoluble solidaridad de clase, entre el agente republicano y el agente militar.
Allí donde Franco no logró imponer su victoria inmediata, el capitalismo llama a los obreros para que le sigan en «la lucha contra el fascismo». Sangrienta emboscada que los obreros han pagado con millares de cadáveres al creer que, bajo la dirección del gobierno republicano, podrían aplastar al hijo legítimo del capitalismo: el fascismo. Partieron hacia los collados de Aragón, las montañas del Guadarrama y de Asturias, para luchar en favor de la victoria de la guerra antifascista.
Todavía una vez más, como en 1914, la hecatombe del proletariado es el camino por el que la Historia subraya en caracteres sangrientos la oposición irreductible entre Burguesía y Proletariado.
¿Fueron los frentes militares una necesidad impuesta por la situación? ¡No! ¡Fueron una necesidad para el capitalismo con la finalidad de sitiar y destruir a los obreros! El 4 de Mayo de 1937 es la prueba evidente de que, después del 19 de Julio, el proletariado tenía que combatir contra Companys y Giral, al igual que contra Franco. Los frentes militares no podían sino cavar la tumba de los trabajadores porque representan los frentes de la guerra del capitalismo contra el proletariado. Contra esa guerra, los proletarios españoles, al igual que sus hermanos rusos que les dieron el ejemplo de 1917, sólo podían replicar desarrollando el derrotismo revolucionario en los dos campos de la burguesía; el republicano y el «fascista». Transformando la guerra imperialista en guerra civil con la finalidad de lograr la destrucción total del Estado burgués.
La fracción italiana de izquierda ha estado apoyada únicamente, en su trágico aislamiento, por la corriente solidaria de la Liga de los Comunistas Internacionalistas de Bélgica, que acaba de fundar la fracción belga de la izquierda comunista internacional. Sólo esas dos corrientes han dado la alarma mientras que se proclamaba, por todas partes, la necesidad de salvaguardar las conquistas de la Revolución, de vencer a Franco para mejor derrotar a Largo Caballero en una segunda etapa.
Los últimos sucesos de Barcelona confirman trágicamente nuestra tesis inicial y demuestran la crueldad, sólo igual a la de Franco, con la que el Frente Popular, flanqueado por los anarquistas y el POUM, se ha abatido sobre los obreros insurrectos del 4 de Mayo.
Las vicisitudes de las batallas militares han sido otras tantas ocasiones por parte del Gobierno republicano para reforzar su dominio sobre la clase oprimida. No habiendo una política proletaria de derrotismo revolucionario, tanto los éxitos como las derrotas militares del ejército republicano, han sido únicamente las etapas de la sangrienta derrota de clase de los obreros. En Badajoz, en Irún, en San Sebastián,... la República del Frente Popular aporta su contribución a la matanza concertada del proletariado, al mismo tiempo que aprieta las filas de la Unión Sagrada, ya que es necesario un ejército disciplinado y centralizado para ganar la guerra antifascista. La resistencia de Madrid facilita, por el contrario, la ofensiva del Frente Popular capaz ahora de deshacerse de su criado del día anterior, el POUM, para mejor preparar el ataque del 4 de Mayo.
De manera paralela, en todos los países, la guerra de exterminio llevada a cabo por el capitalismo español, alimenta la represión burguesa internacional, y los asesinatos fascistas y «antifascistas» de España acompañan a los asesinatos de Moscú y de Clichy. También los traidores reúnen a los obreros de Bruselas alrededor del capitalismo democrático, sobre el ara sangrienta del antifascismo, en el momento de las elecciones del 11 de Abril de 1937.
«Armas para España»: ese ha sido el principal eslogan que ha resonado en los oídos de los proletarios. Armas que han disparado contra sus hermanos de Barcelona. La Rusia Soviética, al colaborar en el aprovisionamiento de armas para la guerra antifascista, también ha servido al entramado capitalista para la reciente carnicería. A las órdenes de Stalin, el cual despliega su rabia anticomunista el
3 de Marzo, el PSUC de Cataluña toma la iniciativa de la matanza.

Otra vez, como en 1914, los obreros se sirven de las armas para matarse los unos a los otros, en vez de utilizarlas para la destrucción del régimen de opresión capitalista.

¡Proletarios!

 Los obreros de Barcelona han tomado nuevamente, el 4 de Mayo de 1937, el camino que iniciaron el 19 de Julio, y del que el capitalismo los había podido separar apoyándose en las múltiples fuerzas del Frente Popular. Provocando la huelga por todos lados, incluso en los sectores presentados como «conquistas de la revolución», se han enfrentado contra el bloque republicano-fascista del capitalismo. Y el gobierno republicano ha respondido con el mismo salvajismo con el que actuó Franco en Badajoz e Irún. Si el Gobierno de Salamanca no ha explotado esta conmoción del frente de Aragón para impulsar un ataque es porque ha intuido que su cómplice de izquierda ejecutaba admirablemente su papel de verdugo del proletariado.
Agotado por diez meses de guerra, de colaboración de clase, de la CNT, de la FAI, del POUM, el proletariado catalán acaba de sufrir una terrible derrota. Pero esa derrota también es una etapa con vistas a la victoria de mañana, un momento de su emancipación, porque significa el acta de defunción de todas las ideologías que habían permitido al capitalismo la preservación de su dominio, a pesar del sobresalto enorme del 19 de Julio.
¡No! Los proletarios caídos el 4 de Mayo no pueden ser reivindicados por ninguna de las corrientes que, el 19 de Julio, los impulsaron fuera de su terreno de clase para precipitarlos en el abismo del antifascismo.
Los proletarios caídos pertenecen al Proletariado y sólo al Proletariado. Representan las membranas
del cerebro de la clase obrera mundial, del partido de clase de la revolución comunista.
Los obreros del mundo entero se inclinan ante todos los muertos y reivindican sus cadáveres contra todos los traidores, tanto los de ayer como los de hoy. El proletariado del mundo entero saluda a Berneri como uno de los suyos y su inmolación en aras del ideal anarquista es asimismo una protesta contra una escuela política que se ha derrumbado durante los acontecimientos de España: porque la policía ha repetido en el cuerpo de Berneri, la hazaña que Mussolini logró en el cuerpo de Matteotti
 ¡Bajo la dirección de un gobierno con participación anarquista!
La carnicería de Barcelona es el signo precursor de represiones todavía más sanguinarias contra los obreros de España y del mundo entero. Pero también es el signo precursor de las tempestades sociales que, mañana, se desatarán contra el mundo capitalista.
El capitalismo, en sólo diez meses, ha tenido que agotar los recursos políticos con los que contaba para dedicarse a demoler al proletariado, poniendo obstáculos al trabajo que éste cumplía para fundar su partido de clase, arma para su propia emancipación y para la construcción de la sociedad comunista. Centrismo[1]y Anarquismo, uniéndose a la Socialdemocracia, han alcanzado el término de su evolución en España, del mismo modo en que la guerra redujo al estado de cadáver a la Segunda Internacional, después de 1914.
En España, el capitalismo ha provocado una guerra de dimensiones internacionales: la guerra entre fascismo y antisfascismo que, a través de la forma extrema de la lucha armada, anuncia una tensión aguda de las relaciones de clases en la arena internacional.
Los muertos de Barcelona desbrozan el terreno para la construcción del partido de la clase obrera. Todas las fuerzas políticas que han llamado a los obreros a la lucha en favor de la revolución comprometiéndolos en una guerra capitalista, todas sin excepción han cambiado de trinchera y, ante de los obreros del mundo entero se abre el horizonte luminoso en el que los obreros de Barcelona han escrito, con su propia sangre, la lección de clase ya trazada por la sangre de los muertos de 1914-1918: La lucha de los obreros es proletaria sólo a condición de dirigirse contra el capitalismo y su Estado; sirve los intereses del enemigo si no se dirige contra éste a cada momento, en todos los campos, en todos los organismos proletarios que las situaciones hacen nacer.
El proletariado mundial luchará contra el capitalismo incluso cuando éste pase a la etapa de represión de sus criados de ayer. Porque es la clase obrera, y jamás su enemigo de clase, quien tiene la responsabilidad de ajustar cuentas a los que han expresado un momento de su lucha para la emancipación de la esclavitud capitalista.
La batalla infernal que el capitalismo español ha iniciado contra el proletariado abre un nuevo capítulo internacional de la vida de las fracciones de todos los países. El proletariado mundial, que debe continuar su lucha contra los «constructores» de Internacionales artificiales, sabe que sólo puede fundar la Internacional proletaria a través de la conmoción mundial de la relación de clases que abra el camino de la Revolución comunista, y únicamente de esta manera. Ante el frente de la guerra de España, que anuncia la aparición de tormentas revolucionarias en otros países, el proletariado mundial siente
que ha llegado el momento de
anudar los primeros lazos internacionales de las fracciones de la izquierda comunista.
 ¡Proletarios de todos
los países!
¡Vuestra clase es invencible; significa el motor de la evolución histórica: la prueba la constituyen los acontecimientos de España, ya que es vuestra clase, únicamente, la que representa el centro neurálgico de una lucha que convulsiona el mundo entero!
¡No debe ser la derrota la que os descorazone: de esa derrota sacareis las enseñanzas para vuestra victoria de mañana!
¡Apoyaos en vuestras bases de clase, reconstruid vuestra unidad de clase más allá de las fronteras, contra todas las mistificaciones del enemigo capitalista!
¡En pie para la lucha revolucionaria en todos los países!
 ¡Vivan los proletarios de Barcelona que han girado una nueva página sangrienta en el libro de la Revolución Mundial!
 ¡Adelante, para la construcción del Buró Internacional de las fracciones para la promoción de la formación de fracciones de izquierda en todos los países!
 ¡Levantemos el estandarte de la Revolución Comunista, que los verdugos fascistas y antifascistas no puedan impedir a los proletarios vencidos que los transmitan a sus herederos de clase!
 ¡Seamos dignos de nuestros compañeros caídos!
 ¡Viva la Revolución Comunista en el mundo entero!
 La Fracción Belga e Italiana de la Izquierda Comunista Internacional. Mayo 1937


 


1. BILAN llamaba “centristas” a los partidos comunistas ya degenerados y pasados al campo del capital.

 

Acontecimientos históricos: 

Acción Proletaria nº 196, 15 Julio-15 Septiembre

El capitalismo es hoy una auténtica catástrofe social

 

Día tras día se suceden las muestras del horror que alcanza la «civilización» capitalista. A las terribles imágenes de los atentados y las matanzas que cotidianamente asolan Irak, Pakistán, Líbano, etc. les siguen las de las víctimas de todo tipo de catástrofes como el “accidente” que le ha costado la vida a cerca de 200 personas en un aeropuerto de Sao Paulo (Brasil), o la “fatalidad” que ha hecho volcar el cayuco que transportaba más de un centenar de emigrantes subsaharianos y que ha hecho que perezcan ahogados cerca de 80 de ellos, en lo que constituye ya la mayor de esas tragedias sucedida en aguas territoriales españolas.

Ante cada una de esas desgracias los media ofrecen solícitos una “explicación” circunstancial, una media verdad (la imprevisión de los gobernantes en el primer caso, la “temeridad” de los explotados en el segundo,...) que supone en realidad la peor de las patrañas, la que intenta ocultar a las víctimas de esas calamidades cual es la verdadera raíz de sus sufrimientos. Las matanzas, las hambrunas, los desastres ecológicos, el deterioro de las infraestructuras, etc., no son “fallos” del sistema capitalista sino el resultado inevitable de la dominación de las leyes de este sistema sobre la especie humana y el planeta entero. Y hoy asistimos a una acentuación de la frecuencia y de la intensidad de tales catástrofes, a una considerable agravación de la situación de barbarie, miseria y caos que vive la humanidad, como hemos analizado en nuestro último Congreso Internacional (ver reseña en este mismo número de AP).

En el frente de las matanzas, los atentados terroristas, las operaciones de “limpieza”,... en definitiva de las diferentes manifestaciones del fenómeno criminal de la guerra imperialista, la realidad desautoriza cada vez más tajantemente las patrañas que explicaban el caos y las masacres, por ejemplo en Irak, por el carácter forajido del imperialismo yanqui o por la ceguera sanguinaria de su presidente. No negamos la “media verdad” que contiene tal afirmación. Lo que denunciamos es que se utilice para ocultar la auténtica realidad de que tales características no son exclusivas del capitalismo yanqui, sino rasgos esenciales de todos los imperialismos, es decir de todos los capitales nacionales. Y, en segundo, que el caos y la irracionalidad que se manifiestan hoy en todos los focos de conflicto no proviene de la “obcecación” particular de tal o cual gobernante, sino del pozo ciego en que se adentra todo el capitalismo mundial, como analizamos en la editorial de nuestra Revista Internacional nº 129..

Así puede verse analizando los telediarios más recientes en los que junto a las cotidianas imágenes de los atentados y de los bombardeos en cualquier ciudad iraquí, han venido a sumarse las no menos dramáticas imágenes de esos atentados y esas matanzas en Afganistán, Pakistán, Líbano. En Afganistán, estamos viendo como la intervención militar con tropas de países que, como Alemania, Francia o España, se presentan como verdaderos “valedores de la paz”; ocasiona igualmente daños “colaterales” con miles de víctimas, bombardeadas (como el reciente ataque “erróneo” a una escuela en la que murieron decenas de criaturas), desplazadas de su residencia y sometidas al terror de señores de la guerra locales, a los que los 37 mil soldados de la OTAN avalan con el marchamo de “autoridades democráticas”. Es verdad, “media verdad”, que el “estilo Bush” de gestión de la postguerra en Irak ha dado como resultado un total desastre un creciente caos de pugnas y matanzas cotidianas y un poderoso fermento para la extensión de los conflictos a otras áreas geográficas, pero la auténtica realidad es que el modelo «multilateral y respetuoso con las resoluciones de la ONU» puesto en práctica en Afganistán lleva,..., ¡al mismo mortífero lodazal de terror y barbarie!

Y si es verdad que el fracaso norteamericano en Irak ha supuesto el epicentro de una sacudida de guerras y atentados en todo Oriente medio, no es menos cierto que el “impasse” de la intervención en Afganistán, amenaza con desestabilizar aún más toda la zona, y en particular al vecino Pakistán, donde cada vez aflora más el enfrentamiento del régimen del general Musharraf con los talibanes afrentados a la par que enardecidos por lo que sucede en Afganistán. No es de extrañar que, en tal tesitura, las “grandes potencias democráticas” hayan decidido con el supino cinismo que les caracteriza, mirar para otro lado cuando este mandamás decidió responder con un baño de sangre (se calculan cerca de 300 muertes) el desafío que le lanzaron los talibanes que se habían adueñado de la Mezquita Roja de Islamabad. Ya hace tres años vimos como estos campeones mundiales de los “derechos humanos” que son las democracias occidentales respondían con suma tibieza a la matanza de Beslán perpetrada por la policía de Putin en una escuela de Osetia del Norte. Pero ahora se han superado en hipocresía y desfachatez, al justificar las atrocidades cometidas por el ejercito pakistaní porque los talibanes... ¡¡ «han tomado a la población civil como rehén»!!, lo que,  a pesar de su apesadumbrado fingimiento, supone el proceder habitual de todas las fracciones en la guerra imperialista ¿O no es eso mismo lo que están haciendo Hamás y Al Fatah con la atribulada población palestina? Resulta desde luego repugnante que todos los actores de esa auténtica “limpieza” esta vez no étnica sino sectaria como en Irak, se llenen la boca con el “pueblo palestino”, cuando este es en realidad el rehén, el que pone los muertos y la  miseria de una pelea que enfrenta a los gángsters de Hamás armados y pertrechados por el imperialismo iraní, con los no menos gangsteriles milicianos de Al Fatah esta vez respaldados por Egipto y Jordania, e incluso por el propio gobierno israelí. Por su parte las “civilizadas” democracias occidentales no han dudado en utilizar la “ayuda humanitaria” como chantaje para doblegar al gobierno de Hamás, lo que estos han endosado a la población, que ha visto por ejemplo como los trabajadores públicos no han recibido sus salarios durante meses.

A pesar de las patrañas y las mistificaciones, lo cierto es que una de las consecuencias más evidentes de la agravación de la guerra imperialista es que cada vez hay mayor proporción de la población mundial directamente amenazada por tales conflictos, sea en el cinturón de barbarie que recorre el vientre del mundo (desde el Líbano en el Mediterráneo hasta el Océano Indico), sea en las principales metrópolis donde millones de seres humanos somos objetivos potenciales, como se ha visto en Nueva York, Madrid o Londres, de atentados terroristas.

El avance de la crisis histórica del capitalismo supone un peligro mortal para la humanidad. Cada vez mayor cantidad de seres humanos debe abandonar regiones enteras para intentar sobrevivir en los cada vez más escuálidos reductos donde aún se puede encontrar trabajo (cada vez más precario), vivienda (cada vez más inasequible e indigna) y un mínimo de prestaciones sociales como sanidad, educación, aunque cada vez peor dotadas. Esa búsqueda desesperada de la supervivencia es lo que explica que cientos de miles de personas arriesguen sus vidas, y en muchos casos las pierdan, en la búsqueda no de un paraíso sino de un infierno menos candente. Y no nos estamos refiriendo únicamente a los centenares de miles de emigrantes que tratan de llegar a Europa desde Africa, o de alcanzar Estados Unidos desde Centroamérica. Hablamos también, por ejemplo de los millones de arruinados campesinos chinos que emigran a las ciudades de la costa y que, aceptando unas condiciones de vida infames, rayanas en la esclavitud, constituyen la base esencial del llamado “milagro chino”.  Así pues, el trasfondo de este verdadero icono propagandístico de la pujanza del capitalismo, no es el descubrimiento de un nuevo territorio ignoto, ni un hallazgo tecnológico que aumente la productividad del trabajo, sino la degradación a unos niveles bestiales de los costes salariales, es decir el empobrecimiento de la clase obrera mundial. A lo largo de sus más de 250 años de existencia la clase proletaria ha conocido indudablemente momentos de deterioro de sus condiciones de vida,... pero a diferencia de lo que sucedió en aquellos momentos del pasado; los sacrificios y la miseria actual no traerán ningún futuro mejor ni para nuestros hijos ni para la humanidad en sucesivas generaciones.

Lo único que precisamente puede ofrecer un porvenir es la lucha contra esos sacrificios, la defensa de las necesidades como seres humanos contra la lógica de este sistema explotador basada en la acumulación de capital. Por eso resultan tan importantes las luchas obreras contra la explotación que se están desarrollando en estos últimos años (y de cuyas ultimas manifestaciones informamos en este mismo número de AP). Por eso son igualmente trascendentales para el futuro de la humanidad, los esfuerzos de toma de conciencia que se desarrollan en minorías de la clase explotada sobre el futuro que puede depararnos el capitalismo, y que alternativa de organización social puede eliminar definitivamente de la faz de la tierra la guerra, la miseria y la barbarie.

 

Etsoem 21 julio de 2007

Noticias y actualidad: 

¿Qué hay detrás del final de la tregua de ETA y del llamado “proceso de paz”?

 

Desde hace más de un año, la clase dominante, a través de sus innumerables medios de propaganda y desinformación, no ha parado de intoxicarnos con el proceso de “paz” o el «final dialogado de la violencia» (según el gobierno Zapatero y partidos que lo apoyan) o la simple «rendición ante los violentos», según reza el ideario del PP.

Toda esta ponzoña ideológica lanzada contra la clase obrera esconde sin embargo graves problemas y rencillas dentro de la burguesía española que al proletariado le conviene desenmascarar para mantenerse en su terreno de clase y no tomar partido por ninguna fracción de la burguesía. 

El verdadero problema que late detrás del problema del terrorismo de ETA es la mala cohesión del estado nacional del capital español. Este problema hunde sus raíces en la monarquía absoluta y la burguesía no fue capaz de solucionarlo durante el siglo XIX. Durante la decadencia del capitalismo, en el siglo XX, este problema ha tendido a agravarse aunque en los años 30 fuese el nacionalismo catalán el que cobrase un mayor protagonismo. La dictadura franquista trató de solventar “este problema” mediante la bota de hierro de la «unidad de las tierras y los hombres de España». Con la Constitución de 1978 la burguesía pretendió atajar la cuestión territorial mediante la concesión de los Estatutos de autonomía a las “nacionalidades históricas” (Cataluña, País Vasco y Galicia), pero al mismo tiempo se conceden estatutos de autonomía al resto de regiones con la maniobra que se llamó “café para todos” que trataba precisamente de diluir el peso de las fracciones nacionalistas más potentes.

En 1989 con la caída del muro de Berlín y el hundimiento del bloque imperialista soviético, comienza el período de descomposición, última fase del capitalismo decadente y moribundo, donde todas las contradicciones de este sistema ya condenado por la historia tienden a exacerbarse y pudrirse: crisis económica, conflictos imperialistas, putrefacción de las relaciones sociales... Se impone en su forma más acabada “el cada uno a la suya”... Este pudrimiento social es el que empuja a las fracciones nacionalistas a pujar con sus tendencias “soberanistas”.  

Ante este órdago (que en España se expresó sobre todo a través del pacto de Lizarra entre el PNV y ETA-Batasuna), la burguesía nacionalista española reaccionó con el Pacto Antiterrorista (¡impulsado a iniciativa del PSOE y del propio Zapatero!). Como consecuencia de ese pacto se endurecía la ofensiva sobre el llamado “complejo Batasuna” (ley de partidos, ilegalización de Batasuna, etc.), y al mismo tiempo se iniciaba una indisimulada maniobra para desalojar al PNV del gobierno vasco (su medio fundamental de subsistencia) a través de una alianza tampoco clandestina del PSOE y el PP para las elecciones vascas del año 2001. Sin embargo esta tentativa fracasó, y el PNV envalentonado lanzó un nuevo envite con el llamado Plan Ibarretxe.

Con el fracaso del Pacto Antiterrorista y el agravamiento de las tensiones territoriales llegamos a las elecciones del 14 de marzo de 2004, en las que a causa del atentado terrorista del 11 M, la burguesía española por primera vez desde la llamada Transición, desde 1976, tiene que improvisar un gobierno, y reabrir viejas heridas en el aparato político al sentirse la derecha desplazada del poder con malas artes. EL 11-M a parte de ser el atentado terrorista más grave de la historia de España supone también una desestabilización del aparato político de la burguesía  que vemos que afecta a los dos grandes partidos del nacionalismo español.

Ante esta situación, el gobierno Zapatero trata de reeditar la ,maniobra del “café para todos” de 1978. Este intento se salda con un sonoro fracaso y lo que hace es destapar la caja de Pandora de las tensiones centrífugas de las diversas fracciones regionales de la burguesía: nos enteramos por primera vez de que Andalucía es una “nacionalidad histórica” o que la Comunidad Valenciana aspira a las mismas competencias que País Vasco y Cataluña...

La “jugada maestra” que cerraría esta operación política sería la negociación con ETA-Batasuna que trataría de reeditar el tripartito catalán en el País Vasco desalojando al PNV del gobierno. Lo arriesgado de esta apuesta se demuestra no solo por su fracaso, sino por el deterioro político que ha ocasionado a todo el aparato político de la burguesía, que en vez de encauzar las tensiones territoriales ha agravado su deriva centrífuga.

Como puede verse en esta sucesión de acontecimientos que hemos venido analizando puntualmente desde las páginas de esta publicación (véase por ejemplo AP nº 193), los discursos sobre la «búsqueda de la paz», o el «derecho a una convivencia pacífica» son el teatro con el que disimular las puñaladas traperas que se dirigen unas fracciones burguesas a otras, y que solo pueden ir a más, porque, como hemos analizado repetidamente, el capitalismo no sólo no tiene solución al terrorismo y a la guerra, sino que estos constituyen su verdadero modo de vida.

Cuando las “esperanzadoras noticias sobre la tregua” de ETA, sobre la “oportunidad” que ello representaba para la paz, ya advertimos (ver AP nº 189) que para los trabajadores la amenaza del terror y la miseria no sólo no se alejaba sino que se hacía cada vez más patente, más cotidiana. Ya con el atentado de Barajas de Diciembre pasado que costó la vida a dos trabajadores emigrantes, y que sin embargo fue calificado de “accidente” por el gobierno, se puso de manifiesto lo peligroso de cualquier ilusión de que la amenaza del terror fuera a desaparecer.

Ahora con la ruptura “formal” de la tregua por parte de ETA, aumenta aún más si cabe el peligro de ser reventado como “daño colateral” de la pelea entre defensores de la patria vasca y defensores de la patria española. Por el momento las autoridades “democráticas” nos piden que jaleemos sus éxitos policiales, y que al mismo tiempo demos por buenos los crecientes controles policiales, el espionaje sobre la población, los llamamientos a la delación de comportamientos “sospechosos”, etc., como si eso nos fuera a poner a salvo del horror, cuando cada día que pasamos sometidos a este sistema es un paso más en ese horror, cuando lo único que puede frenar o erradicar esta siniestra perspectiva es precisamente la defensa de una perspectiva revolucionaria que acabe con todas las patrias, con todos los Estados.

 

Pel/Et 22 de julio de 2007

Situación nacional: 

Sudáfrica: Los trabajadores responden a los ataques salariales del Gobierno del Congreso Nacional Africano

En Sudáfrica durante el mes de junio, una huelga de cuatro semanas involucró entre 600.000 y un millón de trabajadores, cerrándose escuelas, reduciendo el funcionamiento de hospitales a un mínimo básico asegurado por médicos militares e impactando igualmente en los transportes públicos y en numerosas oficinas gubernamentales. Se vio claramente de qué lado está el gobierno del ANC (Congreso Nacional Africano, por sus siglas en inglés[1]). Tratándose de la huelga más grande desde 1994, la insistencia del COSATU[2] era que «se trataba de un viraje histórico en las vidas de los trabajadores del sector público. Esta combinación de unidad y militancia significa que los patronos nunca se atreverán a tratarnos con la despiadada indiferencia que exhibieron en el pasado y han mantenido en este conflicto puesto que se han visto obligados a un compromiso dada la militancia y la determinación de su fuerza laboral», altisonantes exageraciones dedicadas a esconder la verdadera significación de la lucha.

 

Los sindicatos no pueden ser a la vez amigos y enemigos

A finales de mayo, antes de que la huelga estallara, hubo manifestaciones en numerosas ciudades y poblaciones a lo largo y ancho de toda Sudáfrica, pidiendo una mejora de la oferta salarial en las negociaciones que estaban llevando a cabo los sindicatos y el gobierno. Este ofreció inicialmente un 6% de aumento salarial mientras que la COSATU pedía un 12% . Sin embargo, fue rebajando sus demandas primero al 9%, después al 8% para bajar finalmente al 7,5%. Dos semanas después, con la huelga en marcha, afirmó que un 7,25% era “inaceptable” para tomarse otras dos semanas para proclamar que un 7,5% de aumento era un “compromiso histórico”.

La COSATU no es cualquier cosa, es nada menos que el socio del gobierno. Y pretende presentarse, tanto antes como durante la huelga, como una organización “responsable” y al mismo tiempo un “aliado” de los trabajadores. El mismo juego es representado por el South African Comunist Party (SACP).

Las tropas fueron desplegadas contra los piquetes de huelguistas utilizando balas de goma y gases lacrimógenos. El gobierno denunció los piquetes como “violentos” y “ejemplo de intimidación”. La acción de la policía y de las tropas fue justificada por el presidente (Thabo Mbeki, miembro del Congreso Nacional Africano) porque “los sindicatos se encierran en sus propios intereses”. El jefe de la policía nacional es Charles Nqakula que es un alto dirigente del SACP.

Otra “amiga” de los trabajadores, la ministra de servicios públicos, Geraldine Fraser-Moleketi, cuando el gobierno empezó a despedir enfermeras en huelga, lo justificó diciendo que “quienes no volvieran al trabajo serían despedidas en interés de los enfermos y de la nación”. Fraser-Moleketi es una de los 3 ministros que el SACP tiene en el gobierno.

En un momento de la huelga, los sindicatos amenazaron con organizar una “acción de solidaridad” involucrando a 2 sectores cruciales: el minero y el manufacturero. Pero esta acción puramente nominal, que se planteaba más como muestra de “simpatía” que como una auténtica extensión y solidaridad con la lucha, al final se quedó en nada. Lo mismo ocurrió con la compañía eléctrica Eskom con 31000 empleados. Los 3 sindicatos de esta empresa anunciaron a bombo y platillo una huelga que “causaría cortes en el suministro de energía eléctrica”. Fue planeada para el 4 de julio pero en el último momento fue retrasada para el 9 de julio con objeto de que coincidiera con una huelga de ¡150 metalúrgicos!, la cual fue igualmente anulada.

 

La Izquierda al desnudo

Durante el largo periodo que va desde 1994 con la toma del poder por el ANC, apoyado por el SACP, las condiciones de vida y de trabajo de una vasta mayoría de la población se han degradado dramáticamente. El acceso a los servicios sanitarios se ha reducido drásticamente. La esperanza de vida ha caído brutalmente. Sudáfrica tiene 5,5 millones de pacientes de SIDA, el índice proporcional más alto del mundo; diariamente se cometen 50 asesinatos y 150 mujeres son secuestradas.

El arzobispo Desmond Tutu, personaje famoso que apoya críticamente al nuevo régimen, reconoció en una entrevista del 29-6-07 que “la mayoría languidece en una miseria sin esperanza”, criticando el ritmo lento en la redistribución de la riqueza que habría supuesto el fin del apparheid. Tutu añade que “estoy verdaderamente sorprendido por la notable paciencia de la gente”. Tutu, agrega que la inmensa mayoría de la gente sigue malviviendo en los suburbios miserables de los tiempos del apparheid. Tutu observa que la paciencia de la gente con Mandela, con Tutu etc., se está acabando y va a “salir a la calle”

Quizá una de las razones por las cuales la gente no “sale a la calle” es porque conserva ilusiones sobre los sindicatos, sobre la ANC y sobre la democracia capitalista.

La agencia Reuters informó (28-6-07) que “Los sindicatos acusaron al presidente Thabo Mbeki de abandonar a la gente pobre en beneficio de su política al servicio del mundo de los negocios” y que la huelga “se concentraba en llamar la atención sobre el descontento obrero puesto que la estrategia del ANC había convertido a Sudáfrica en una potencia económica pero había fracasado en la empresa de detener la pobreza creciente y el desempleo rampante heredados del régimen del apparheid”. Una declaración del COSATU estigmatizaba a “la pandilla de políticos que han demostrado que son incapaces de dirigir su política en beneficio de los pobres. El ANC necesita reemplazarlos para que no se contamine por la adicción a los negocios que domina a muchos de sus actuales dirigentes”.

Sin embargo, no es por ansia de enriquecerse ni por una particular política económica por lo que el trío ANC – COSATU – SACP adopta medidas contra los trabajadores y contra los estratos más pobres de la población. Cualquier gobierno capitalista, sea cual sea su coloración política, no puede ser otra cosa que “pro-hombres de negocios” y contra los trabajadores. La única “liberación” que tuvo lugar en 1994 fue la de unos cuantos activistas negros que a partir de entonces fueron promovidos a los puestos más altos del Estado. En las sucesivas elecciones que se han dado desde entonces se ha cultivado la mistificación de que “algo nuevo” ha acontecido en Sudáfrica, que se iría camino de una “democracia más amplia”. El periódico Socialist Worker recogía esta ilusión en las palabras de un trabajador durante una marcha en Pretoria: “Pienso que el gobierno debería acordarse de nosotros puesto que nosotros fuimos quienes le encumbramos al poder pero lo que ocurre es que se ha olvidado de nosotros”.

Esta ilusión sobre un trío que sería una emanación de los trabajadores pero que estaría corrompido por los atractivos del poder es continuamente alimentada por los sindicatos y por los grupos izquierdistas que critican las “cesiones” al neoliberalismo del gobierno de la ANC, los “corruptos” del gobierno etc., pero jamás hablan de la cuestión fundamental: el trío ANC – COSATU- SACP forma parte del enemigo.

 

Perspectivas para futuras luchas

Algunos comentaristas sudafricanos han visto en las recientes huelgas el signo anunciador de que los sindicatos se van a distanciar del gobierno, van a jugar un papel más autónomo y van a estimular nuevas acciones de los trabajadores. En Socialist Worker (23-6-07) un artículo señala que “se ha abierto una puerta para una mayor auto-actividad de los trabajadores”. Desconocemos que quiere decir el autor del artículo sobre “auto-actividad” de los trabajadores pero es necesario dejar claro que tal auto-actividad solo es posible sí los obreros toman la lucha en sus manos y pelean contra el control de los sindicatos sobre las luchas.

Para comprender cómo se puede impulsar esa autonomía de los trabajadores es preciso remontarse a la historia de Sudáfrica. Este país es el más industrializado de África y tiene una gran tradición de luchas obreras que viene desde finales del siglo XIX.

La lucha que acabamos de relatar no es nueva en la historia reciente de Sudáfrica. En agosto de 2005 hubo una huelga de los mineros del oro por cuestiones salariales. En septiembre de 2004 hubo la jornada de huelga general más masiva de la historia de Sudáfrica que involucró a 800.000 trabajadores –sí se hace caso a los sindicatos- y 250.000 –sí seguimos al gobierno. Los maestros fueron particularmente combativos pues no han tenido ninguna revisión salarial desde 1996. En julio de 2001 hubo una huelga en la industria minera y eléctrica. En agosto 2001 20.000 obreros de la industria automovilística fueron a la huelga. En mayo del 2000 la huelga iniciada en la industria metalúrgica se extendió al sector público. En el verano de 1999 hubo una oleada de huelgas que involucró a trabajadores de la minería, el automóvil, los correos, la enseñanza, la sanidad etc.[3] Estas luchas llevaban a un enfrentamiento implícito de los trabajadores contra el gobierno de la ANC, sin embargo sólo ahora empiezan a darse cuenta de quién es la ANC y cual es la significación global de su lucha. Estas premisas de la toma de conciencia enfatiza la necesidad de desarrollar una corriente revolucionaria en Sudáfrica capaz de denunciar las trampas de la burguesía y de proporcionar una clara orientación a las luchas futuras.

 

Traducido de World Revolution 3-7-07

 

 


[1] El partido del tan glorificado Nelson Mandela que desde 1994 gobierna el país

[2] Confederación sindical vinculada al partido gubernamental, ANC.

[3] Ver World Revolution 227 “Huelgas obreras contra la austeridad de la ANC” tanto en prensa escrita como en nuestra Web en inglés

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

¡Salud a la creación de un núcleo de la CCI en Brasil!

 

Informamos a nuestros lectores de la creación de un núcleo de la CCI en Brasil. Para nosotros es un acontecimiento de gran importancia que materializa el desarrollo de la presencia política de nuestra organización en el primer país de América Latina; en un país con las mayores concentraciones industriales de esta región del mundo y que se sitúa entre los más importantes del planeta. En Brasil no solo existe un medio de elementos atraídos por las posiciones revolucionarias, sino también grupos políticos proletarios que se mueven en el mismo sentido. De entre éstos, hemos destacado tanto en nuestras publicaciones escritas como en nuestra página web en portugués, la existencia de Oposición Obrera (OPOP) con los que hemos realizado Reuniones Públicas conjuntas, hemos hecho una toma de posición común sobre la situación social, hemos publicado – en nuestra web en portugués – un informe del debate mantenido entre nuestras dos organizaciones sobre el materialismo histórico; hemos publicado, también en ese mismo medio, algunos textos de OPOP que juzgamos particularmente interesantes. Como expresión de este interés recíproco entre nuestras organizaciones OPOP ha participado también, como grupo invitado, en los trabajos del XVIIº Congreso de nuestra sección en Francia (RI) y en los de nuestro XVIIº Congreso internacional.

Hay en el Estado de Sao Paulo un grupo en formación, influido también por las posiciones de la Izquierda comunista, con el cual hemos establecido recientemente relaciones políticas regulares y Reuniones Públicas en común.

Evidentemente, esperamos que la colaboración con estos grupos sea lo más estrecha y fructífera, perspectiva que no es en absoluto contradictoria con nuestra voluntad de desarrollar específicamente la presencia política de la CCI en Brasil. Por el contrario, nuestra presencia permanente en este país permitirá reforzar la colaboración entre nuestras organizaciones; tanto más cuanto que entre nuestro núcleo y OPOP existe ya una larga y común historia, lograda sobre la base de confianza y respeto mutuos.

La creación de nuestro núcleo es la concreción  de un trabajo en que se había comprometido la CCI hace ya quince años, y que se ha intensificado en este último período por la toma de contacto con diferentes grupos y compañeros. Las Reuniones Públicas que hemos realizado en diferentes ciudades, algunas de ellas en  Universidades, han suscitado gran interés entre los numerosos asistentes a ellas. Para nosotros no se trata evidentemente de algo acabado sino de una etapa en el desarrollo de la presencia de las posiciones de la Izquierda comunista en el continente suramericano. Lejos de ser “la excepción  brasileña”, este acontecimiento forma parte de un mismo fenómeno de aparición de grupos en todo el mundo, y es producto de una dinámica de recuperación de los combates de clase a escala internacional y de la tendencia de la clase obrera a generar minorías revolucionarias.

 

CCI (Junio 2007).

Vida de la CCI: 

Reunión pública de la CCI en Bélgica: ¿ Que actitud mantener ante la guerra imperialista?

 

¿Qué actitud debe adoptarse ante la guerra? En multitud de artículos, discusiones en foros de Internet, en círculos de discusión y en otros muchos ámbitos, circulan explicaciones diferentes y muy diferentes criterios y opiniones ante este tema, lo que demuestra que muchas personas se plantean esta importante cuestión de forma muy heterogénea y que están buscando una respuesta adecuada. En esa búsqueda también podemos observar que se intenta comprender la relación que hay entre el hecho de la guerra y las causas de la misma, para poder denunciar adecuadamente a los responsables de tales atrocidades. En ese contexto hay una pregunta que, en nuestra opinión, es muy importante: ¿Cómo llamar a la lucha contra la histeria guerrera, con quién y contra quien?

La CCI afirma, al igual que un número cada vez mayor de grupos proletarios, que ante todo hay que denunciar la guerra desde un punto de vista internacionalista: no hay que elegir entre la peste o el cólera, no hay que tomar partido por ninguna de las partes beligerantes. Todos los países, por pequeños que sean, defienden intereses imperialistas, todos son peones activos en el tablero imperialista mundial del capitalismo moribundo. Sólo si somos capaces de destruir el capitalismo podremos acabar de una vez por todas con la guerra imperialista.

  En este artículo resumimos algunas de las principales cuestiones que se debatieron a raíz de una declaración que expuso uno de los jóvenes asistentes, así como otros temas que tuvieron cabida en esta extensa y muy provechosa reunión. 

 

La Declaración ante la guerra

El próximo domingo se celebrará una manifestación pacifista clásica (una especie de conmemoración ritual contra la invasión “ilegal” de Irak por parte de los EE.UU, aunque de entrada habría que preguntarse si una invasión tiene algo de legal). En mi opinión podríamos decir que esta manifestación no sirve para nada. Probablemente muchos estarán de acuerdo con este punto de vista, pero por un simple deber democrático debemos manifestarnos en la calle contra este tipo de barbaridades que se dan en el mundo... Han sido las luchas de emancipación y las manifestaciones a favor de ésta (...) las que han permitido cambiar positivamente el mundo (y, en modo alguno, lo han sido las invasiones de Irak, Afganistán o Somalia). El Líbano hoy en día está destruido e, incluso, sabiendo que Israel no ha ganado la batalla, debemos denunciar que ha sido la población civil de ese país y la del mismo Israel la que ha pagado los platos rotos de apetitos imperialistas (...). La situación en Afganistán no ha mejorado en nada desde la invasión americana. Los talibanes han sido, de momento, expulsados, pero Osama Bin Laden no ha sido detenido y, de hecho, grandes partes del país están actualmente bajo el control de los talibanes, y una vez más lo que hace que el país siga un tanto en pie es la cultura y el negocio del opio. Es fácil comprender que la población tenga una notable tendencia a virar hacia el extremismo político y religioso (...).

Nuestra tarea, como jóvenes, es no limitarse a una nostalgia estéril respecto a Mayo del 68, sino la de ofrecer una resistencia mundial contra la violencia guerrera que está hundiendo al mundo en una crisis social y ecológica. Ya seas ideológicamente ecologista, socialdemócrata, liberal, socialista, comunista, anarquista o sólo tú mismo, el mundo te necesita (...) ¡Otro mundo es posible!.

Estoy a abierto a debatir cualquier contribución a propósito de mis correos electrónicos, o de lo que discutimos en la manifestación.

 

Una reacción ante la Declaración

Este Llamamiento para protestar conjuntamente contra la guerra en Oriente Medio es sincero, honesto y serio. Lo apoyo y evidentemente voy a participar en la manifestación.

Quería señalar, no obstante, dos cosas:

En primer lugar, es cierto que debemos ser muy críticos respecto de los partidos y las organizaciones políticas que van a participar en la manifestación, porque aunque quizás no estén a favor de la guerra y luchen contra la miseria social en su región, eso no quiere decir que no defiendan sistemáticamente sus propios intereses económicos, imperialistas, militares, políticos y estratégicos. Hay una cuestión muy precisa a responder ¿quiénes son los que muy a menudo financian, ayudan a armarse a las organizaciones terroristas en sus países y, quien mantiene a organizaciones que son muy pequeñas comparadas con el Ejército norteamericano? Otro asunto muy concreto ¿Quién sabe que fueron los USA quienes formaron y prepararon a los talibanes para combatir al bloque ruso en la época de la Guerra Fría? ¿ Quién sabe que Francia y Bélgica jugaron un papel muy importante en el armamento que enfrento a las milicias de Ruanda que ocasionaron centenares de miles de muertos? ¿Quién sabe que potencias hay detrás de todos estos rivales y de donde sacan los terroristas su fuerza actual?. Los que, de una u otra forma, defienden a las organizaciones terroristas (no siempre de forma abierta) porque en algún modo serían “combatientes por la libertad”, o porque son los “débiles” ante potencias como los Estados Unidos de América, participan de hecho en el desarrollo de la guerra. Los terroristas son y siempre serán asesinos a gran escala porque alimentan el caos y la destrucción que hoy reina en Oriente Medio por objetivos tan imperialistas como los de sus rivales. Yo pregunto ¿Qué campo defienden estos abogados defensores de los terroristas?

En segundo lugar, la Guerra del Golfo en 1.991 fue aprobada por la ONU y, por tanto, era una guerra “legal”, pero eso no detuvo y no puede justificar los miles de muertos que hubo. Suponiendo que la actual guerra en Irak fuera “legal”, incluso suponiendo que Irak poseyera armas nucleares (como las tienen USA, Israel, India, China, Pakistán, Corea del Norte, el Reino Unido,...) no veo las razones por las que deberíamos apoyar esta guerra.

En mi opinión estos son los asuntos que hay que debatir.

¡Contra la guerra!, ¡Contra el terrorismo!, ¡Contra todo tipo de nacionalismo!

¡Por la paz!, ¡Por el internacionalismo!

 

La Discusión en la Reunión 

Tras la presentación de estas contribuciones de los compañeros y una introducción de las principales cuestiones a debatir, entramos en ellas

 

 

¿Es la guerra producto de la mala fe de los dirigentes políticos? El capitalismo es un sistema inhumano, y no puede producir más que dirigentes inhumanos que defenderán sus intereses a expensas de todo el mundo. Este sistema está basado esencialmente en la búsqueda del beneficio y la explotación de la clase obrera. La defensa de sanguinarios intereses imperialistas entre naciones que compiten por intereses económicos y estratégicos es la consecuencia inevitable que condiciona a todos los que detentan el poder.

¿Cuáles con las verdaderas causas de las guerras actuales? Esta cuestión está  directamente relacionada con la precedente, ya que las guerras capitalistas se desarrollan sobre la base de un terreno de rivalidad comercial sin tregua en un mercado mundial saturado. Desde el inicio del período de decadencia del capitalismo en 1914, todos los países, grandes o pequeños, son imperialistas, ya que el planeta esta dominado por un único sistema que quiere conquistar mercados y materias primas sin cesar. El resultado de la crisis económica, con todos los dramas humanos y la miseria que conlleva y que no cesan, se ve agravado y desarrollado por las guerras que aquí o allá estallan sin cesar. En el actual período histórico, estas guerras degeneran cada vez más, y ésta es su naturaleza esencial hoy en día, en confrontaciones puramente estratégicas entre Estados imperialistas.

¿Porqué ha sido invadido Irak por Estados Unidos, por el petróleo o por intereses estratégicos? La invasión de Irak, así como la guerra de los Balcanes o la de Afganistán, muestran concreta y claramente lo que debatimos, es decir que en el período actual todas las guerras han perdido su “racionalidad”. ¿Qué beneficio han sacado los países que han participado en ellas? En el período actual de decadencia del capitalismo y en la fase de su descomposición, el único beneficio posible es el de desarrollar posiciones estratégicas que sieguen la hierba bajo los pies al resto de rivales, aún a costa de no poder sacar ningún beneficio inmediato.

¿Por qué no existen actualmente bloques imperialistas, como en la época de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y durante el período de la Guerra Fría? Es cierto que actualmente no hay una amenaza directa de guerra mundial que obligue a la formación de bloques imperialistas. Pero este hecho es la consecuencia directa de que vivimos en un período en el que ni la burguesía (con la guerra mundial) ni la clase obrera (con la revolución mundial) han podido imponer su respuesta a los problemas históricos de la sociedad capitalista. Estamos es una especie de “impasse” histórico, que la CCI hemos descrito como la fase de descomposición del capitalismo. En este período histórico, la perspectiva de la revolución puede desaparecer si la clase obrera no desarrolla una lucha consciente por su propia perspectiva de la emancipación.

 

¿Cómo luchar contra la guerra? 

En una segunda parte de la discusión que giro entorno a los medios para poner fin a la espiral guerrera del capital, y que, también son cuestiones que preocupan a muchos compañeros. La discusión abordó:

¿Puede el pacifismo poner fin a la guerra? La historia ha demostrado claramente que ninguna acción o manifestación pacifista contribuye a prevenir o a detener la guerra. Ni las deserciones, ni los actos de sabotaje, ni los tres millones de manifestantes congregados en Gran Bretaña han impedido al Gobierno laborista de Tony Blair atacar a Irak en compañía de los Estados Unidos. Los ejemplos de manifestaciones sin resultado ninguno antes de la Primera Guerra Mundial, y las toneladas de peticiones para frenarla en el caso de la Segunda, están ahí para atestiguarlo. Al contrario de lo que se cree, solo cuando la clase obrera se puso en movimiento se paró realmente la Primera Guerra Mundial. De hecho fue la oleada revolucionaria internacional que se desarrollo desde 1.917 a 1.923, la que la puso fin. Si la clase obrera no aparece como una alternativa real, la guerra se desarrolla hasta sus últimas y nefastas consecuencias, como pudo verse terriblemente en la Segunda Guerra Mundial con la destrucción total de Alemania y Japón, o como se ve hoy en día en Irak y Afganistán.

¿Por qué no se rebela mucha más gente cuando lo que está en juego es el futuro de la Humanidad? ¿Son tan diferentes los intereses de la burguesía y de la clase obrera ante la guerra? Estas cuestiones son claves para acabar de comprender que no existe ningún sector “humanitario” o bien intencionado en la burguesía por mucho que ésta lo proclame. En el “mejor” de los casos no expresan más que una cínica “compasión” ante las víctimas de la guerra. Cada fracción capitalista defiende con uñas, dientes, y el armamento más potente del que pueda disponer, sus intereses particulares y nacionales, se aferra a muerte al beneficio y la pervivencia del capitalismo y eso significa mantener, a toda costa, la competencia y organizarse para competir siempre con sus rivales, es decir, con las otras naciones. La clase obrera, por otra parte, no es sólo una víctima pasiva de las guerras y sus consecuencias. Por su naturaleza colectiva como clase que no tiene ningún interés especifico en mantener la supervivencia de este sistema, su resistencia al mismo en todos los terrenos comporta la posibilidad de ofrecer una alternativa a esta sociedad, una nueva sociedad basada en la defensa de las necesidades humanas. Solo la lucha internacional e internacionalista de la clase obrera,  puede poner fin a las amenazas de guerra de todas las potencias imperialistas que pesan sobre la humanidad. ¡La guerra imperialista no puede detenerse ni acabarse hasta que no se destruya el sistema capitalista!.

Sobre estas cuestiones el debate dista mucho de haberse agotado e invitamos a los participantes, como hacemos ahora a nuestros lectores, a continuarlo a nivel internacional.

 

Traducido del nº 332 (julio 2007) de Internationalisme publicación en Bélgica de la Corriente Comunista Internacional.

 

 

 

 

 

 

Vida de la CCI: 

Cuestiones teóricas: 

Acción Proletaria nº 197, 15 Septiembre a 15 de Noviembre 2007

 

Debate internacionalista en la República Dominicana

Hemos celebrado dos charlas sobre el tema Socialismo y Decadencia del Capitalismo en dos universidades de este país: Santiago de los Caballeros (segunda ciudad del país) y Santo Domingo (la capital). Estos debates han sido posible gracias al esfuerzo de organización y convocatoria de un núcleo de discusión internacionalista de dicho país a quien agradecemos muy calurosamente el trabajo realizado.

Estos encuentros no tienen nada de académicos. Como sucedió con una experiencia similar de debates en universidades de Brasil[1], en ellos se han expresado inquietudes y preocupaciones sobre el futuro que nos depara el capitalismo, sobre cómo luchar por una nueva sociedad que supere las contradicciones en las que el actual sistema se haya enredado, sobre qué fuerza social puede protagonizar tal cambio...

Estos debates forman parte de un esfuerzo de toma de conciencia de minorías del proletariado. La dimensión internacional de este esfuerzo es indiscutible. Al publicar una síntesis de las discusiones llevadas a cabo en República Dominicana pretendemos un doble fin: por un lado, propiciar el desarrollo de un debate internacional; por otra parte, ayudar a que los debates y las discusiones vividas en dicho país se inscriban en el marco que verdaderamente los puede hacer fructificar: el marco internacional e internacionalista[2].

Tras una exposición[3] que procuramos fuera lo más corta posible para dar el máximo de tiempo al debate, se plantearon toda una serie de preguntas. En la síntesis que vamos a exponer hemos preferido organizar las cuestiones siguiendo un orden temático. Algunas de ellas suscitaron un debate entre los propios asistentes. La mayoría, sin embargo, se trataba de preguntas que nos fueron planteadas. Las respuestas que hicimos fueron inevitablemente cortas y esquemáticas. Para una argumentación más detallada se puede consultar nuestra página Web[4].

Comprender las experiencias del pasado para poder acometer una nueva tentativa revolucionaria

Una parte importante de las discusiones se centró en comprender el pasado -especialmente la experiencia de la Revolución Rusa de 1917- pero igualmente en saber qué es de verdad una revolución proletaria.

Durante el siglo XX ha habido muchas revoluciones. Sin embargo, vosotros despreciáis y condenáis todas excepto una, la Revolución Rusa. Encima decís que fracasó. Sois injustos con el esfuerzo de los pueblos por su liberación.

No se trata de despreciar las luchas de las clases explotadas y oprimidas, se trata de comprender qué clase de revolución está a la orden del día en los siglos XX y XXI. Desde ese punto de vista se produjo un cambio fundamental con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Esta guerra cuya barbarie fue inaudita (aunque se vio superada posteriormente por la de la 2ª Guerra Mundial y todas las guerras regionales que le han seguido) mostró al mundo que el capitalismo se había convertido en un sistema social decadente que solo podía deparar a la humanidad guerras, hambrunas, destrucción y miseria. Esto planteó el fin de las revoluciones burguesas, es decir, de las revoluciones populares de carácter democrático, reformista y nacional. A partir de entonces tales movimientos se convirtieron en un mero cambio de fachada del Estado o de la fracción burguesa encargada de ejercer el poder. Desde entonces la única revolución capaz de aportar un progreso a la humanidad es la Revolución Proletaria con el objetivo de establecer el comunismo a escala mundial. La Revolución Rusa de 1917 y toda la oleada revolucionaria mundial que le siguió así lo expresó. El primer Congreso de la Internacional Comunista celebrado en marzo de 1919 afirmó "Una nueva época ha nacido. Época de disgregación del capitalismo, de su hundimiento interior. Época de la revolución comunista del proletariado" [5].

¿Podéis explicar por qué la Revolución Rusa fracasó? ¿No estáis subestimando los logros de la Unión Soviética pese a los problemas y errores que indudablemente se cometieron?

La principal causa del fracaso de la Revolución Rusa de 1917 fue la derrota de la oleada revolucionaria mundial, principalmente en Alemania donde las tentativas del proletariado fueron aplastadas entre 1919-23. Al quedarse aislado el bastión proletario ruso en medio de un mundo dominado por las relaciones capitalistas de producción, la revolución no podía sobrevivir. Inevitablemente, el territorio ruso fue absorbido por el capitalismo y el Estado nacido de la revolución y el partido bolchevique que tanto contribuyó a su triunfo, degeneraron y se transformaron en herramientas de la contra-revolución. No había ningún "logro" que defender de la URSS pues se convirtió en un Estado Capitalista más, con sus propios planes imperialistas y donde la clase obrera era explotada por la burguesía instalada en el Partido-Estado.

¿Por qué os empeñáis en el dogma de una revolución mundial y rechazáis que se vaya avanzando poco a poco a través de revoluciones nacionales?

Las Revoluciones burguesas podían ser nacionales y podían perdurar durante largo tiempo encerradas en un país. Así, la Revolución inglesa triunfó en 1640 y perseveró en un mundo feudal hasta las nuevas revoluciones burguesas del último tercio del siglo XVIII. En cambio, la revolución proletaria es mundial o no será. En primer lugar porque la producción ha tomado un carácter mundial. La inmensa mayoría de los productos son resultado del trabajo asociado de los obreros de todo el mundo. La clase obrera es mundial. Pero en segundo lugar el capitalismo ha formado el mercado mundial y las leyes de este mercado, así como las leyes de la guerra imperialista, se imponen a todos los pueblos de la Tierra y determinan de forma implacable la mayoría de los aspectos de su vida. Los problemas que causa el capitalismo tienen una naturaleza mundial y solo se puede salir de ellos mediante la lucha unificada de todo el proletariado mundial.

¿Cuál es vuestra posición sobre Trotski y el trotskismo?

Trotski fue un militante revolucionario toda su vida. Tuvo un papel muy destacado en la Revolución Rusa de 1917. También luchó defendiendo posiciones internacionalistas contra la degeneración de la Revolución Rusa, especialmente contra el dogma impuesto por Stalin del "socialismo en un solo país". Trotski fue el principal animador de lo que se llamó la Oposición de Izquierdas que llevó una lucha heroica contra el triunfo de la contra-revolución estalinista tanto en Rusia como dentro de los diferentes partidos comunistas del mundo. Sin embargo, Trotski y la Oposición de Izquierdas no comprendieron la naturaleza de la URSS y pensaban que era "un Estado obrero con deformaciones burocráticas" que había que defender a pesar de todo. Esto tuvo trágicas consecuencias. Los que se proclamaron los herederos de Trotski, una vez éste fuera vilmente asesinado por el sicario de Stalin Ramón Mercader, apoyaron la 2ª Guerra Mundial y se convirtieron en una corriente política que defiende de manera "crítica" y con una envoltura más "radical" los mismos postulados que los partidos estalinistas y socialdemócratas[6].

¿Cuál es la situación actual? ¿Qué perspectivas se abren?

La otra parte de la discusión se consagró a comprender la situación actual. Ver qué fuerzas sociales pueden acometer la lucha por un cambio revolucionario mundial. Reflexionar sobre los problemas que se van a plantear en el futuro.

Sois injustos con Chávez. Pero hay algo peor: no tenéis en cuenta el proceso revolucionario que, impulsado por Chávez, tiene hoy lugar en toda América Latina que está en plena efervescencia revolucionaria.

En primer lugar queremos aclarar que no somos "anti-chavistas". El dilema Chavismo - antichavismo es una trampa como mostraron las recientes movilizaciones de los estudiantes en Venezuela que querían salir de la polarización estéril y destructiva entre Chavismo y Oposición[7].

No podemos hacer aquí un análisis exhaustivo del modelo que propugna Chávez. Defiende el reforzamiento de la intervención del Estado en la economía y la concentración de poderes en una sola persona (la reforma constitucional para propiciar su reelección indefinida). Impulsa programas "sociales" que sí bien pueden paliar momentáneamente la situación de algunas capas marginadas, en realidad se inscriben dentro de un reforzamiento de la explotación de los trabajadores y de la miseria de la gran mayoría. Tales programas -que no se diferencia apenas de otros como el "hambre cero" de Lula o el reparto de bolsones en Argentina- no hacen otra cosa que acostumbrar a la población a la miseria más degradante. En definitiva, se trata de fórmulas que se han repetido muchas veces a lo largo del siglo XX y que han fracasado rotundamente. No han cambiado nada bajo el capitalismo, simplemente han contribuido a mantenerlo en vida y con ello los sufrimientos de la inmensa mayoría se han prolongado[8].

Chávez se presenta como "anti-imperialista" por que se opone furibundamente al "diablo Bush". Estados Unidos ha considerado todo el continente americano como su patio trasero y ha cometido atropellos brutales (invasiones, imposición de dictaduras militares etc.). Sin embargo, Estados Unidos no es la única nación imperialista. En realidad todas las naciones son imperialistas. El llamado "anti-imperialismo" de Chávez no es más que la careta para avanzar en sus propios designios imperialistas. Los trabajadores y los oprimidos no podemos basar nuestra lucha en un sentimiento de odio y revancha contra un imperio prepotente como USA. Ese sentimiento es manipulado por las burguesías latinoamericanas -tanto las gubernamentales como las de oposición- para hacer que la población se sacrifique por ellas.

No podemos agarrarnos a falsas ilusiones. Lo que hoy se produce en Bolivia[9], en Ecuador, en Nicaragua, no son "procesos revolucionarios". Es cierto que el viejo personal político del que quedan exponentes como Alan García en Perú o Uribe en Colombia está desprestigiado, es corrupto y podrido. Pero los nuevos aspirantes, por mucho que se suban al carro de los "movimientos sociales" no pueden ofrecer ninguna alternativa. No hay una salida nacional a la crisis mundial del capitalismo. La salida es internacional y se basa en la solidaridad mundial del proletariado, en el desarrollo de sus luchas independientes.

¿Por qué solo habláis de obreros y no de los campesinos y de otras capas populares?

La clase obrera -cualquiera que sea su dimensión en los diferentes países- es la única clase que tiene una naturaleza mundial y unos intereses mundiales. Su lucha como clase representa los intereses y el porvenir de toda la humanidad oprimida y explotada. La clase obrera busca ganar para su lucha a los campesinos, a las capas marginadas de las grandes ciudades. No se trata sin embargo de formar un "frente de movimientos sociales" pues el interés profundo, la auténtica liberación, de obreros, campesinos, marginados urbanos, no está en una suma de reivindicaciones corporativas sino en la destrucción común del yugo de la explotación asalariada y mercantil.

¿No estaréis cayendo en recetas y fórmulas superadas? La clase obrera ya no existe y aquí, en América, apenas quedan fábricas.

La clase obrera jamás se ha reducido a los trabajadores de la industria. Lo que define a la clase obrera es la relación social basada en la explotación del trabajo asalariado y en lo que lo sostiene: la separación de los trabajadores de todo medio de producción y vida. La clase obrera no es una categoría sociológica. Forman parte del proletariado tanto los obreros de la industria como los trabajadores del campo como los empleados públicos como muchos trabajadores "intelectuales" etc. También existe un gran número de trabajadores que forzados por el desempleo se ven obligados a ganarse el pan como vendedores ambulantes en los semáforos.

¿No sería necesario un cambio de mentalidad para que las masas obreras hicieran una revolución?

¡Totalmente de acuerdo! La revolución proletaria no es el mero producto de factores objetivos ineluctables sino que se basa esencialmente en la acción consciente, colectiva y solidaria de grandes masas de trabajadores. En La Ideología Alemana, Marx y Engels defienden que la revolución no solo es necesaria para destruir el Estado que oprime a la mayoría sino para que esa mayoría se libere a sí misma de los harapos ideológicos del pasado que llevan pegados al cuerpo. La revolución proletaria se prepara mediante un gigantesco cambio en la mentalidad de las masas, cambio que está ligado a un debate internacional y a una lucha internacional. Ese cambio no vendrá del adoctrinamiento ideológico, de que, los funcionarios o los trabajadores se vean obligados a asistir a "cursos de marxismo". Ese cambio vendrá del esfuerzo independiente de las masas a través no solo de sus luchas sino también de debates apasionados. John Reed, un revolucionario estadounidense que vivió la Revolución Rusa describe en un libro clásico -Diez días que cambiaron el mundo- cómo el rasgo más sobresaliente de aquella fue el debate, la discusión apasionada. Debate en los Consejos Obreros -Soviet-, debate en las fábricas, en las calles. Debate a través de libros y folletos que los obreros analfabetos pedían a sus compañeros que les leyeran.

Decís que el socialismo no se puede realizar desde el Estado sino que, por el contrario, hay que extinguir el Estado, hay que ponerle al Estado una "fecha de caducidad". Entonces ¿cómo se va conseguir ir desestructurando el Estado? ¿Qué pasos hay que dar para ello?

Planteas algo muy importante. Tras el triunfo de la revolución proletaria no se puede pasar de la noche a la mañana al comunismo. Hay un periodo de transición entre el capitalismo y el comunismo. Las clases sociales no están completamente abolidas, los restos de la burguesía derrotada pueden levantar cabeza. El proletariado sigue siendo una clase explotada. De esta situación surge inevitablemente un Estado. Pero ese Estado no es un instrumento del proletariado sino que es un órgano conservador que puede obstaculizar la marcha del proletariado y de la humanidad hacia la plena consecución del comunismo. Por eso es necesario, ya lo planteó Engels y fue retomado por Lenin en su obra El Estado y la Revolución, extinguir el Estado, dar pasos concretos hacia su completa abolición. ¿Qué pasos? Hay dos obras de Marx de las cuales podemos extraer valiosas reflexiones: La Guerra Civil en Francia y la Crítica del Programa de Ghota. También sería muy interesante debatir sobre el libro de Lenin El Estado y la Revolución. La propia experiencia de la revolución rusa nos proporciona una fuente de experiencias. Nosotros hemos escrito un libro titulado El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material[10] donde tratamos de aportar nuevos elementos.

Anexo: Exposición realizada

Estimados asistentes:

No queremos imponer nuestra posición, no venimos aquí diciendo "He aquí la verdad, arrodíllate ante ella". Lo que pretendemos es animar un debate, no solo en este acto sino que pueda continuar por todos aquellos que estén interesados.

El tema, como ha sido expresado en la convocatoria, es Socialismo y Decadencia del Capitalismo.

Este debate actualmente se está planteando entre círculos de jóvenes, obreros, estudiantes, elementos interesados, en numerosos países. No sólo aquí en República Dominicana, también en otros países latinoamericanos, en Filipinas, en Alemania, en Corea, en Brasil...

¿Cuál es la razón de este interés? Existe el sentimiento -que se va extendiendo- de que el futuro que nos depara la sociedad capitalista mundial es cada vez más inquietante. Se mire por el lado que se mire, se acumulan los materiales que provocan la preocupación por el porvenir así como la indignación contra este sistema social. Los jóvenes se ven condenados a una situación sin salida de precariedad, de desempleo, de imposibilidad de obtener una vivienda; los trabajadores mayores se ven condenados al desempleo y a una jubilación sin subsidios o con subsidios de hambre; masas enormes de personas que huyen de la situación desesperada del campo se hacinan sin perspectivas en las grandes ciudades; las guerras imperialistas como la de Irak se radicalizan mostrando otro callejón sin salida; es cada vez más claro el desastre ecológico que amenaza el planeta; se multiplican por doquier los accidentes, las catástrofes, en los que se ve la incuria y la incapacidad total de los Estados; el desquiciamiento de la sociedad, la pérdida de toda referencia moral es cada vez más evidente...

En tales condiciones se hace necesaria una reflexión, un debate, sobre cómo podría ser una nueva sociedad, cómo llegar hasta ella, qué fuerzas sociales la pueden llevar a cabo, qué lecciones sacar de anteriores experiencias históricas de revoluciones o intentos revolucionarios.

¿Qué es el socialismo?

Vamos a dar una respuesta histórica y dinámica: es la sociedad que supera y resuelve las contradicciones que llevan al caos y al desastre a la vieja sociedad capitalista.

Dos grandes contradicciones llevan al capitalismo a la ruina causando graves sufrimientos a la gran mayoría de la humanidad.

Por un lado, el capitalismo es un sistema donde la producción no está destinada a satisfacer necesidades humanas sino a la producción de plusvalía que se traduce en ganancias contantes y sonantes.

Por otro lado, bajo el capitalismo la producción adquiere un carácter cada vez más social y mundial sin embargo la organización y el régimen de producción tienen un carácter privado y nacional.

Estas dos contradicciones provocan, por una parte, una tendencia insalvable a la sobre producción -por primera vez en la historia de la humanidad, la gente se muere de hambre no por penuria de alimentos o medios de vida sino por su exceso exuberante-, por otro lado, a una guerra a muerte -el imperialismo- entre los diferentes capitales nacionales por el reparto del mundo.

¿Por qué el socialismo supone una superación de estas contradicciones?

El socialismo significa organizar la producción no en función del mercado o del trabajo asalariado sino en función de la plena y consciente satisfacción de los seres humanos. El socialismo solo puede ser una sociedad mundial, una comunidad humana mundial que trabaja colectiva y fraternalmente para sí misma.

¿Sería posible el socialismo en un solo país?

Nuestra respuesta rotunda, que ha sido la que siempre ha dado el movimiento obrero, es que NO. El socialismo será mundial o no será.

Esta aseveración nos permite aclarar por qué pensamos que el régimen de la URSS que pretendía proclamarse el continuador de la Revolución Proletaria de octubre 1917 no era socialista ni estaba en "vías hacia el socialismo". Era una forma particular de capitalismo de Estado.

Tampoco pueden ser "socialistas" ni "comunistas" regímenes como los de China, Cuba, Corea del Norte etc., donde reina una dictadura feroz y militarizada sobre la clase obrera y el conjunto de la población.

Aquí tenemos que realizar una aclaración muy importante: no se puede confundir socialismo con capitalismo de Estado.

El capitalismo de Estado es una tendencia general que se da en todo el capitalismo mundial a lo largo del siglo XX. Esta tendencia se realiza de dos formas: la llamada "liberal" donde el Estado controla e interviene la economía de manera indirecta respetando la propiedad privada. Y la presentada demagógicamente como "socialista": el Estado controla la economía por la vía de las nacionalizaciones y la estatización abierta.

La gran mentira del siglo XX es presentar como "socialismo" regímenes de estatización más o menos completa de la economía y basados en un sistema de partido único, de tal forma que lo que cínicamente se ha llamado "dictadura del proletariado" es en realidad una dictadura estatal sobre el proletariado.

Hecha esta aclaración ¿qué es el socialismo?

Para responder tenemos que rescatar las ideas que fue desarrollando el movimiento obrero. Esta recuperación no consiste simplemente en una mera copia de fórmulas pasadas sino que debemos abordarlas de manera crítica comprendiendo la situación actual y su perspectiva futura.

1º Es un sistema mundial. El socialismo en un solo país es imposible. Ahí está a nuestro juicio la causa fundamental del fracaso y derrota de la revolución de 1917;

2º Se basa en la participación activa y consciente de las masas obreras y explotadas basada en los Consejos Obreros. El socialismo no se puede implantar de manera administrativa por decretos estatales sino mediante la fuerza colectiva del proletariado;

3º El socialismo no se construye desde el reforzamiento del Estado sino desde su progresiva extinción. Es cierto que una vez destruido el capitalismo todavía es imprescindible un Estado de transición pero éste se tiene que ir desmantelando gradualmente. Es un Estado al que se le pone fecha de caducidad.

Esta breve recapitulación sobre cómo se construye el socialismo nos lleva a poner el acento en que el socialismo solo puede resultar de la acción colectiva, organizada y consciente del proletariado del mundo entero secundando por todos los oprimidos y explotados de la Tierra. Un "socialismo" realizado desde el Estado, basado en un partido único, es un puro engaño. Eso no tiene nada que ver con el socialismo sino que es una de las formas del capitalismo de Estado.

El socialismo nace de la lucha mundial del proletariado. Pero ¿Dónde está hoy esa lucha?

La Revolución rusa de 1917 fue el fruto de numerosas luchas no solo en ese país sino en Alemania, en Austria, en numerosos países de Europa, de Asia, de América... Fue la punta de lanza de grandes movimientos mundiales de masas obreras.

No somos idealistas ni pretendemos vender ilusiones. Sabemos que estamos todavía muy lejos de una situación donde la escena mundial esté dominada por la presencia generalizada de las luchas masivas del proletariado.

Sin embargo, pensamos que la situación actual se caracteriza por una maduración de las condiciones que pueden llevar a término a una situación revolucionaria como la que condujo a 1917.

¿En qué análisis nos basamos para fundamentar esta perspectiva?

Esencialmente en dos factores.

Por un lado en que las luchas tienden -todavía con un carácter muy limitado- a multiplicarse en numerosos países desde los europeos hasta Asia o América. Podemos citar movimientos significativos en un buen número de países: Francia 2006, Gran Bretaña 2005, España 2006, Dubai 2006, Bangla Desh 2006, Egipto 2007, Perú 2007, Alemania 2007... No podemos describir en detalle esos movimientos pero sí se analizan seriamente se puede ver el potencial que contienen.

El segundo factor es el proceso de toma de conciencia que actualmente está en curso. Minorías del proletariado se plantean muchas preguntas, buscan con ánimo y entusiasmo unas posiciones teóricas revolucionarias y, hermanada con ellas, una acción revolucionaria. Se desarrollan grupos internacionalistas que tienden a configurar posiciones revolucionarias en un buen número de países, ampliando y profundizando la acción de organizaciones internacionalistas como la nuestra. Podemos citar algunos países: Filipinas, Corea, Brasil, Turquía, Argentina, Checoslovaquia, Alemania etc.

El esfuerzo de estas minorías no podemos verlo como un fenómeno aislado. En realidad anuncia, a la vez que prepara, un cambio formidable en la mentalidad de las masas obreras, cambio que actualmente está en curso.

Concentrémonos en la reflexión y la acción de estas minorías. Cuando estas buscan una posición revolucionaria se encuentran con numerosos partidos, organizaciones, movimientos, que se reivindican del comunismo y del socialismo, de la clase obrera, de la revolución etc.

¿Cómo orientarse? ¿Cómo distinguir entre las corrientes genuinamente comunistas y las que se presentan como tales pero que en realidad constituye un engaño y una mistificación?

Responder a esto llevaría a un debate muy detallado sobre el que no podemos entrar. Sin embargo quisiéramos apuntar un principio de respuesta que se desprende de todo lo que hemos dicho sobre qué es el socialismo y como se construye.

Aquellas organizaciones políticas que pretenden que es posible el socialismo en un solo país y defienden la Nación; que aunque se presenten como "anti-imperialistas" defienden una acción nacional imperialista; que presentan como "socialismo" la estatización y nacionalización de la economía; que defienden el reforzamiento del Estado Capitalista bien sea mediante fórmulas democráticas o mediante fórmulas de partido único; esas organizaciones no tienen nada de socialistas ni de comunistas sino que defienden el capitalismo bajo un disfraz o una envoltura "socialista".

Esta realidad se impone más allá de la buena voluntad o la sinceridad de muchos de los militantes de estas organizaciones, frente a los cuales lo que promovemos es un debate sincero y profundo para comprender sí dentro de esos marcos, se está luchando realmente por el socialismo o, por el contrario, se le están poniendo toda clase de obstáculos.

Estimados asistentes, nuestra presentación, como decíamos al principio, no pretendía dar una respuesta acabada y sistemática, sino abrir un debate. Por eso se cierra aquí con el deseo de que a partir de este momento surjan las preguntas, las cuestiones, los planteamientos, y podamos acabar este encuentro con la idea de que hemos establecido un punto de partida hacia la clarificación sobre los problemas que hoy golpean a la humanidad.



[1] Ver /cci-online/200602/434/cuatro-intervenciones-publicas-de-la-cci-en-brasil-un-reforzamiento-de-las-pos

[2] Por supuesto, sí hay compañeros interesados en organizar debates de la misma índole en su ciudad o en su país, estamos disponibles para colaborar en su organización. Todas las iniciativas en ese sentido son vitales.

[3] Ver Anexo.

[4] Ponemos notas donde se recogen artículos que hemos escrito sobre el tema y que se hallan en nuestra Web

[5] Ver en nuestra Web el folleto sobre la Revolución Rusa: /cci/200602/738/octubre-del-17-inicio-de-la-revolucion-mundial-las-masas-obreras-se-apoderan-de-su-pr

[6] Consultar nuestro folleto sobre Trotski y el trotskismo en /cci/200605/911/el-trotskismo-contra-la-clase-obrera

[7] Ver entre otros textos el más reciente: /cci-online/200708/2006/estudiantes-en-venezuela-la-perspectiva-de-lucha-proletaria-el-camino-para-su

[8] Ver /cci-online/200706/1928/chavez-explota-a-favor-del-capital-los-suenos-de-las-capas-mas-necesitadas y /cci-online/200712/2110/referendum-en-venezuela-tomar-partido-a-favor-o-en-contra-de-la-reforma-de-la

[9] Ver /cci-online/200606/981/evo-al-desnudo

[10] Ver algunos extractos en https://es.internationalism.org/taxonomy/term/228

Geografía: 

Vida de la CCI: 

En Irak, en Oriente Medio, la única perspectiva que ofrece el capitalismo es la guerra y el caos

 

El verano de 2007 ha confirmado con creces la agravación del horror y del caos de la guerra en numerosas partes del mundo. Si la situación se ha tranquilizado relativamente, y en cualquier caso momentáneamente, en Líbano, en Afganistán se ha asistido a un recrudecimiento de los combates y de los atentados terroristas talibanes; y sobre todo Irak continúa hundiéndose en un caos más y más espantoso. Cada día los muertos se cuentan por decenas, tanto producto de los enfrentamientos armados, como de los atentados suicidas y las masacres organizadas de la población. Esta violencia ciega y demente se exacerba y se extiende por el país en un movimiento de verdadera huida adelante que se ha hecho incontrolable. Así en el mes de agosto, 500 personas de la comunidad yaziidí[1] han sido asesinadas en cuatro atentados sucesivos, mientras se desencadenaban con una brutalidad sin precedente las exacciones entre kurdos, sunitas y chiítas, a menudo en el seno mismo de cada comunidad. Solamente en Julio ha habido 1650 víctimas civiles iraquíes, y el balance de agosto se anuncia aún peor.

Lo que no ha impedido al presidente iraquí declarar: «No existe una guerra chiíta-sunita, sino divisiones dentro de estas comunidades»[2]. ¡Ni más ni menos!

Desde el año 2003, decenas de miles de iraquíes han muerto directamente por los efectos de la guerra, la población pasa hambre, no hay asistencia sanitaria y la electricidad y el agua se han convertido en un lujo. Bagdad se ha transformado en una colección de ghettos amurallados que alojan bandas rivales y comunidades enemigas, por lo que muchas familias se han separado totalmente.

Más de dos millones de personas se han visto obligadas a desplazarse al interior del país, sin otra perspectiva a la vista mas que escapar de la masacre, y otros tantos han huido al extranjero, donde les espera un provenir igualmente incierto.

Respecto al ejército USA, ha censado más de 3000 muertos "oficiales", aunque ciertas fuentes hospitalarias americanas oficiosas hablan de 10000, sin contar los casos de suicidios, que han rozado los cien en 2006, y los rumores de focos de revuelta en el seno del ejército que cada día se hacen más precisos.

Esta es por el momento la "herencia" de la gran lucha contra el terrorismo del equipo Bush y la coalición que lo ha seguido en una guerra que hoy denuncian el 58% de los americanos.

 

Francia quiere volver a meter cabeza en Irak

 

En el contexto de esta escandalosa inhumanidad, Kouchner[3], ferviente defensor de la guerra en Irak, como de todas las guerras en el mundo si se hacen "por una buena causa", se dejó caer por Bagdad, "por sorpresa" y para aportar «un simple mensaje de amistad», pretendiendo erigirse en abanderado internacional de lo humanitario. Este incansable viajero y escolta del imperialismo francés, ha pedido a los iraquís «paciencia» ya que estaríamos «al principio, espero(a), del fin de la crisis». ¡Qué fin visionario! Sin embargo, prescindiendo de los aspectos un tanto ridículos y vanos de este viaje, significa la intención declarada de Francia de volver a meter cabeza en Irak, donde le gustaría poder tener alguna influencia. Es evidente que ahora Francia no tiene  ningún peso real en la situación en Irak, como tampoco lo tiene la ONU, cuya implicación reclama Kouchner a voz en grito.

Sea en el contexto de una eventual retirada del ejército USA, o en el de la continuación de su presencia, cuando precisamente Gran Bretaña organiza sus preparativos de retirada, cuesta ver cual podría ser la aportación objetiva de París, que querría «ayudar a Estados Unidos a encontrar una puerta de salida en Irak»[4], a pesar de que los servicios de información franceses informan continuamente al presidente sobre los elementos de caos y desastre creciente que se producen en el ejército USA. Además, una implicación de Francia la pondría de nuevo en la línea de mira de los terroristas.

Pero hay que señalar sin embargo la ignominia y el cinismo del gobierno del hexágono y sus representantes que, vestidos con ropajes humanitarios y de paz, utilizan las monstruosidades de la guerra para horripilarse en apariencia y tratar de colar en el fondo sus necesidades imperialistas y militares.

 

Una nueva aceleración del caos mundial

 

Por lo que concierne a USA y su cruzada antiterrorista, el fracaso es total y ha llevado a Washington a un verdadero callejón sin salida. Las diferentes opciones que puede contemplar en la situación actual, le son todas desfavorables. Bush ha sido incapaz de poner en Irak un gobierno mínimamente creíble, y en realidad es expresión directa de las disensiones entre chiítas y sunitas; sus representantes han desviado a favor de sus respectivos seguidores la mitad del armamento suministrado por el Pentágono a las autoridades oficiales iraquíes desde hace tres años. Eso sin contar una policía en la que muchos elementos permiten el acceso a los campos militares americanos a los terroristas Kamikazes. Esta es la fiabilidad que cabe esperar de los hombres y las instancias desplegadas por USA en el territorio iarquí. Que el ejército americano se quede no cambiará la situación, sino que la agravará aún más sobre el terreno, animando la oposición anti-guerra contra USA. En cuanto a su salida, que llevaría varios meses puesto que se trata de 150000 soldados y el material que utilizan, sería peligrosa por el riesgo de bajas para el ejército americano, y abriría la puerta a una explosión de terror guerrero de todos contra todos peor aún que lo que hay, sin contar con que dejaría el campo libre a Irán, que espera su momento. ¡Y desde luego no van a ser los 90 hombres que la ONU pretende desplazar a la zona, en vez de los 65 actualmente presentes, los que van a actuar de contrapeso!

Sin embargo, la perspectiva de una retirada al menos parcial, ya está siendo contemplada por la administración Bush, y en este sentido, para compensar las veleidades hegemónicas de Teherán, intentan organizar un bloque de países árabes aliados de USA ofreciéndoles un reforzamiento de su potencial militar: 20 mil millones de dólares de armamento ultrasofisticado en diez años para Arabia Saudita, Qatar, Bahrein,  Kuwait y Emiratos árabes unidos y 13 mil millones en el mismo periodo para Egipto. Pero hay un quid, puesto que Israel ha exigido una contrapartida, ya que no puede ver su superioridad militar en Oriente Medio puesta en cuestión, ni tampoco su papel de "guardián" de la región. Así que USA le ha proporcionado igualmente una "compensación" de 30 mil millones de dólares en armas, es decir, una aumentación del 25% (particularmente significativa) de sus suministros militares a Tel Aviv.

Vemos en definitiva cómo USA organiza ella misma una puja armamentística en una región de alto riesgo y en dirección a un país como Arabia Saudita, acusado por Washington mismo de apoyar a los terroristas sunitas, o sea a Al Quaeda. En un mundo en que la regla es el cada uno a la suya, la respuesta que trata de dar la primera potencia mundial agrava la aceleración de esta tendencia y las tensiones guerreras.

 

La carrera nuclear, expresión avanzada de la descomposición capitalista

 

Lo cierto es que se desarrolla más ampliamente una especie de fiebre por la carrera de armamentos desde finales de 2006, que afecta a numerosas potencias. Y en esta aceleración de la locura guerrera capitalista, el factor nuclear está cada vez más en punta. No es una sorpresa en sí; los ensayos nucleares de Corea del Norte a principios del 2006, las compras repetidas que ha hecho Irán de tecnología nuclear y de misiles a Rusia desde hace un año, las veleidades de países secundarios, como Brasil, de retomar su programa nuclear, etc., han sido signos anunciadores de que cada país ya no se contenta con estar bajo el "paraguas" nuclear de tal o cual potencia mundial, sino que expresa una voluntad de defenderse por sí mismo.

USA, en respuesta a la destrucción de un satélite meteorológico en Enero de 2007 por un misil chino, que mostraba la debilidad potencial americana en cuanto a su capacidad de dirigir las armas aéreas, navales y terrestres frente a un conflicto lejano, ha estado una vez más en el origen de esta aceleración, al proponer reforzar su escudo antimisiles casi en la frontera con Rusia. Esta evidentemente sólo podía responder, y de hecho esperaba la ocasión, con la amenaza velada de apuntar hacia Europa, y después, más concretamente, con la de instalar misiles en Kaliningrado, en el mar Báltico, justo entre Polonia y Lituania, a dos pasos del escudo americano.

Pero la carrera nuclear ya no concierne sólo a las grandes potencias. Vemos en efecto desarrollarse un cinturón nuclearizado desde Oriente Medio hasta el Este de Asia. Si contamos a Irán, fuerza nuclear potencial, puede seguirse un arco de círculo casi continuo, sembrado de misiles nucleares, de Israel a Corea del Norte, pasando por Pakistán, India y China, todo ello cubierto por el arsenal ruso. En suma, un verdadero polvorín atómico, en particular en ciertas regiones que son ya polvorines y zonas de conflictos guerreros permanentes.

En el contexto actual de proliferación de conflictos de todo tipo, el hilo que sostiene la espada de Damocles nuclear sobre nuestras cabezas se hace más fino. Y desde luego no son los acuerdos SALT o similares los que garantizan poner freno a esta locura; sólo el desarrollo masivo de las luchas obreras hasta acabar con esta sociedad capitalista, que hoy se plantea como una necesidad para acabar con la amenaza de guerra, terrorista o nuclear, y abrir la vía al futuro para la humanidad.

 

Mulan (30 de Agosto)

Traducido de Revolution Internationale nº 382, septiembre 2007, publicación de la CCI en FRancia

 



[1] Los yaiziidíes son una comunidad religiosa considerada hereje por la ortodoxia musulmana sunita y muchos de ellos son kurdos

[2] Le Monde, 22 de agosto de 2007

[3] Ministro de exteriores del gobierno francés. Médico y "humanista", fue fundador de "Médicos sin fronteras" y "Médicos mundi", y militante del Partido Comunista francés y el Partido Socialista, antes de aceptar el cargo en el gobierno derechista de Fillon

[4] Citado por «Le Canard Enchainé» del 22 de Agosto de 2007

Noticias y actualidad: 

Intervención del EKS en el 17º Congreso de la CCI.

Publicamos a continuación la intervención realizada por estos compañeros en el pasado Congreso Internacional de la CCI, de cuyos trabajos hemos dado cuenta en AP nº 196 y más extensamente en la Revista Internacional nº 130.

 

En los últimos cinco meses han ocurrido multitud de conflictos en Turquía. Tras el asesinato de Hrant Dink en Enero, se han sucedido ataques brutales contra extranjeros, varias manifestaciones nacionalistas multitudinarias, ha habido atentados con bombas en las principales ciudades, y, desde luego, ha proseguido la guerra entre las guerrillas nacionalistas kurdas y el ejército turco. La situación parece empeorar día tras día. Hace sólo unas fechas estalló una bomba de la burguesía en Ankara matando seis personas e hiriendo a más de un centenar de ellas. El primer ministro, por su parte, apela a la unidad contra el terrorismo e incluso las organizaciones más izquierdistas de la burguesía se suman a este llamamiento.

La población de Turquía, sobre todo la de las ciudades más importantes, se ve atrapada en una polarización artificial entre, por un lado, la oposición burocrática que propugna el laicismo del Estado y, por otro, los que respaldan al gobierno islamista liberal.  La prensa afín a la oposición laicista se pone dramática y proclama que «el régimen está en peligro» y han empezado a organizar manifestaciones multitudinarias contra sus adversarios políticos. Aunque estos "media" afirmen que estas manifestaciones son expresión de un movimiento «nacido de las entrañas del pueblo», lo bien cierto es que quien acudió a tales manifestaciones se sintió confortado y respaldado por una facción muy poderosa de la burguesía. Pero quizás lo más significativo de esas manifestaciones fueron las consignas nacionalistas de izquierda que allí se corearon. Tales consignas muestran en realidad la miseria del anquilosado estado burgués, causada por la descomposición de la obsoleta ideología del estado "kemalista" (se refiere al régimen creado por Kemal Ataturk en 1923 - N de la R de AP -). El marasmo en que se encuentra esta ideología no sólo se aprecia en esas consignas, sino también en el surgimiento de grupúsculos fascistas creados por generales jubilados del ejército que se juramentan para matar o morir por la salvación de la patria, e igualmente en el hecho de que antiguos grupos izquierdistas parecen haberse reconvertido a la extrema derecha y realizan "pintadas" en las paredes reclamando la invasión del norte y el centro de Irak. Incluso ha habido momentos en que altos mandos del ejército han proclamado la necesidad de la "liberación" de los turcomanos iraquíes. Hay que tener en cuenta que la burocracia militar aún constituye uno de los poderes más importantes en Turquía. Sin embargo nada es ya como solía ser. Para ello basta analizar la propaganda en contra del actual gobierno. Nunca antes esta fracción de la burguesía ha tenido que recurrir a una propaganda tan masiva para tratar de inducir la idea de que cuenta con un apoyo igualmente masivo. Pero el hecho de que hayan conseguido sacar a las calles a cientos de miles de personas no es en realidad sino un signo de desesperación. Cuanto más desesperada se encuentra la burguesía tanto más perversa se vuelve.

Pero la otra facción de la burguesía está experimentando igualmente multitud de problemas. Cuando el gobierno de Tayyip Erdogan resultó elegido con el apoyo de la mayoría de la clase capitalista, los planes de ésta eran hacer realidad el viejo sueño de convertir a Turquía en el puente de unión entre Bakú y Europa y lograr así integrarse en la UE. Hasta hace muy poco parecía factible la materialización de este sueño, pero Rusia ha maniobrado para convertirse en lo que aspiraba a ser Turquía, las ambiciones imperialistas turcas en Asia Central se han visto seriamente perjudicadas y también se han visto afectadas sus posibilidades de integración en la Unión Europea. Y aunque el gobierno de Erdogan sea aún muy fuerte es probable que no lo sea tanto después de las próximas elecciones. El gobierno Erdogan no pareció interesado en participar en la invasión de Irak a pesar de la invitación que le hizo Estados Unidos. No por que careciera de ambiciones imperialistas en la zona, sino porque no quiso ir donde lo enviaba el Tío Sam, que no era precisamente al norte de Irak. Por otro lado hay que señalar que no se daban las condiciones sociales de una movilización masiva para la guerra dada la amplitud del movimiento contra ésta. Hoy, sin embargo, vemos cientos de miles de personas movilizadas por el nacionalismo y henchidas de furor contra los kurdos. Las cuestiones que se plantean son pues: ¿Es la invasión del norte de Irak una fantasía de grupúsculos fascistas o una posibilidad que puede verdaderamente materializarse? ¿Preferirán los norteamericanos el imperialismo turco a las fracciones de la burguesía kurda que no han conseguido controlar efectivamente esta zona? ¿Reorientará la burguesía turca sus ambiciones imperialistas hacia el control del petróleo del norte de Irak? Una nueva guerra imperialista puede tener lugar en Oriente Medio antes de lo esperado. Las principales cadenas televisivas turcas, incluida el infame canal que ha comenzado recientemente a emitir en Turquía, han empezado a organizar debates sobre si Turquía debe invadir el norte de Irak o no. Por su parte los grupos izquierdistas se apresuran a organizar la presentación de sus candidaturas, como independientes, a las próximas elecciones, con objeto de convertir el parlamento burgués en un animado y apasionado foro animado y que las elecciones concluyan con la creación de un gabinete de guerra que cuente con el respaldo de todos aquellos que se han movilizado en pro del laicismo y del kemalismo. Estamos hablando de una posibilidad. Quizás no la más probable. Pero sí de una muy significativa y muy peligrosa posibilidad. Lo que demuestra esta posibilidad es la mentalidad que tiene la burguesía ante la guerra imperialista.

En 1974, cuando el ejército turco invadió Chipre, los generales enviaron soldados y carros de combate a la frontera con Grecia. De haber contado con unas condiciones sociales favorables no habrían dudado en desencadenar un sangriento conflicto contra este país. Hoy, si las condiciones fueran las adecuadas para la burguesía turca, tampoco vacilaría en atacar el norte de Irak, sin que le importara avivar aún más un irresoluble conflicto así como las secuelas de destrucción, violencia y dolor que tal guerra supondría. La burguesía turca registra numerosos problemas: hay un serio enfrentamiento entre distintas fracciones de la clase dominante, el Estado social se está abandonando, el viejo concepto burgués de ciudadanía se desvanece, la burguesía turca ha fracasado en su pugna por eliminar a la burguesía kurda, y las envejecidas estructuras políticas e ideológicas kemalistas, que constituyen el fundamento del estado turco, aparecen hoy como un pesado lastre para la propia burguesía. Y, sin embargo, la destrucción de esas caducas estructuras amenaza al conjunto del régimen, pues el kemalismo supone la justificación política del régimen burgués en Turquía. La burguesía turca camina hoy sobre el filo de una navaja, La única "solución" que ve como salida a sus problemas es una nueva guerra imperialista. Si no se produce ahora en el norte de Irak, tendrá lugar más adelante quizás en otra parte, pero ocurrirá. Como se dice en el Manifiesto de la Izquierda Comunista a los trabajadores de Europa, escrito en 1944 por la Izquierda Comunista de Francia y los Revolutionaren Kommunisten Deutschlands: «Mientras existan explotadores y explotados, el capitalismo es la guerra y la guerra es el capitalismo», y lo que puede verse hoy con claridad con la sucesión de inacabables conflictos locales, de atentados en las ciudades, de las matanzas que se extienden por el planeta,... es que el capitalismo conduce a la humanidad a la barbarie.

 

 

La revolución proletaria mundial es la única alternativa a la barbarie capitalista

 

Y esto nos lleva a la situación del proletariado en Turquía. Tras la derrota de la oleada masiva de luchas obreras que se desarrollaron en Turquía a partir de 1989 - iniciada con las huelgas de los empleados públicos que se extendieron rápidamente a trabajadores, afiliados y no afiliados a los sindicatos, en las empresas privadas, y que condujeron a la formación de comités de fábricas independientes -  y que acabó en 1995 con la ocupación pública por parte de los obreros de la llamada Plaza Kizilay en Ankara (donde se hallan las sedes administrativas del gobierno turcos); los sindicatos han maniobrado para lograr una mayor influencia sobre el proletariado. En los últimos años hemos asistido a un notable aumento del numero de luchas obreras. Sobre todo en los últimos meses se han producido varias manifestaciones con bastante participación de trabajadores, así como una oleada significativa de ocupaciones de fábricas y numerosas huelgas en bastantes sectores. Sin embargo casi ninguna de estas luchas parece haber conseguido sus propósitos, debido sobre todo al hecho de que aunque hayan sido muy numerosas, se han quedado aisladas en un único sector, o en un solo centro de trabajo, sin haber logrado extenderse. Y en ausencia de una lucha unida, a la burguesía le cuesta menos derrotar la combatividad de los trabajadores. Es también importante resaltar que muchas de estas luchas han sido activamente saboteadas por los sindicatos. Por ejemplo durante la ocupación de una fábrica, los sindicatos consiguieron parar la lucha dándoles a los trabajadores una bandera nacional para que la hicieran enarbolar en la factoría. De hecho en muchas de esas luchas los propios obreros han hecho saber su descontento respecto a los sindicatos. Por supuesto los sindicatos no se limitan en Turquía a trabajar activamente para la burguesía saboteando la combatividad  de los trabajadores, sino que juegan un importante papel en la movilización del proletariado para la causa nacionalista. Incluso los sindicatos más izquierdistas han contribuido a alinear a los trabajadores tras la fracción de la burguesía en las manifestaciones en pro del "Estado laico".

Esta función de los sindicatos se vio aún más clara en el pasado 1º de Mayo en Estambul. El principal sindicato de orientación nacionalista de izquierdas había declarado que iba a celebrarlo en una zona "prohibida" de la ciudad - la Plaza Taskim - en conmemoración del 30º aniversario del infame «1º de Mayo Sangriento» - cuando una concentración de cerca de un millón de personas fue tiroteada por un grupo de pistoleros escondidos en dos edificios y un automóvil cercanos -. El gobernador de la ciudad de Estambul, conocido por sus simpatías con el partido de Erdogan se había mostrado decidido a impedir la manifestación de este año, por lo que muchos grupos y organizaciones izquierdistas se habían mostrado dispuestas a sumarse a la manifestación sindical. Muy pronto el control de ésta se escapó de las manos de los líderes sindicales y de los grupos izquierdistas legales. El 1º de Mayo resultó brutal. El gobierno municipal de Estambul había ordenado a la policía que actuara sin piedad, y ¡vaya si lo hizo! Cuando los trabajadores se estaban reuniendo para entrar en la Plaza Taskim se vieron atacados por la policía.  Muchos resultaron apaleados, cerca de un centenar fueron arrestados, y una persona de edad avanzada murió en su casa por la inhalación de los gases lacrimógenos lanzados por la policía. Mientras la prensa de derechas presentaba a la policía como los héroes de la jornada, los "media" liberales, nacionalistas e izquierdistas culpaban al gobernador del caos circulatorio ocasionado, y proclamaban a los líderes sindicales como los verdaderos héroes. Hay que decir que cuando la policía permitió finalmente la entrada en la Plaza Taskim a los líderes sindicales, éstos habían desaparecido y se dedicaban a hacer declaraciones a la TV proclamando la "gran victoria" que habían obtenido. Por otro lado, y como cabría esperar de ellos, los sindicatos no hicieron nada por la lucha de clases. Habría bastado probablemente la amenaza  de una jornada de lucha para impedir que se cebara la represión con los apaleados y los detenidos, pero los sindicatos demostraron, una vez más, que nada tienen que ofrecer al proletariado. En lugar de ello, los sindicatos presentaron el 1º de Mayo como una lucha por la democracia, y  los líderes sindicales llegaron incluso a explicar la brutalidad policial como una venganza por las anteriores manifestaciones nacionalistas y laicistas.

Las condiciones de vida de los obreros turcos son verdaderamente malas, hasta extremos inimaginables sobre todo enlos trabajadores agrícolas e industriales de ciertas regiones del país. Por otro lado, una gran parte de licenciados universitarios - incluyendo por ejemplo médicos e ingenieros - se está viendo proletarizada y sufre una explotación extrema, y eso cuando encuentra un empleo. Existe un desempleo masivo sobre todo entre los jóvenes. Con la descomposición de la ideología estatal y en ausencia de una poderosa voz comunista, muchos de estos desempleados se ven arrastrados a ideologías tales como el islamismo o el nacionalismo y la liberación nacional. Es verdad que hay sectores muy combativos de la clase obrera, pero la dominación de los sindicatos y la influencia de ideologías burguesas sobre los trabajadores impide que estos se unan sobre una base de clase. La única solución a los problemas del proletariado,  el único remedio a perjuicio que ocasiona a los trabajadores la ideología de la burguesía es el internacionalismo proletario y la solidaridad internacional del proletariado.

La burguesía conduce a los trabajadores a más y más sufrimientos, más miseria y más muerte. El comunismo es la única verdadera alternativa al hundimiento en la barbarie. En estas circunstancias pensamos que es extremadamente importante que los diferentes grupos proletarios se impliquen en una discusión regular y en el desarrollo de una solidaridad internacional.

 

Julio 2007

 

Este texto aparece igualmente publicado en inglés.

Vida de la CCI: 

La crisis inmobiliaria, un síntoma de la crisis del capitalismo

 

 

Hasta hace un par de meses la burguesía dibujaba un idílico panorama en que todo iba bien en el mejor de los mundos posibles: las Bolsas batían récord tras récord, el crecimiento parecía estable, los precios parecían estar férreamente controlados... Y, repentinamente, a principios del mes de Julio,... ¡catacrac!: se ha desatado una tormenta financiera que ha echado por tierra tanto y tan fraudulento discurso. En apenas semanas el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York ha retrocedido más de un 10%, y los principales zocos bursátiles del mundo han registrado caídas brutales.

 

 

Para tratar de contener momentáneamente esta crisis los bancos centrales, tanto de Norteamérica (la llamada FED), como de Europa (el BCE), han debido aportar más de 330 mil millones $. Tan colosal inyección pone por sí sola de manifiesto la amplitud de la sacudida y el temor que real que inspira en la burguesía.

Hoy, "expertos" y otros distinguidos prohombres de la clase explotadora tratan una vez más de adormecernos con nuevos "cuentos", diciéndonos que esta convulsión será, cual tormenta veraniega, meramente pasajera; llegando a afirmar que puede que tenga incluso efectos beneficiosos como "una saludable purga" de los excesos especulativos de los últimos años. Pero tales sacudidas son, en realidad, signos de la entrada del capitalismo en una nueva fase de aceleración de su crisis, la más grave y la más profunda desde finales de los años 60. Y, una vez más, va a ser la clase obrera la que sufrirá las más terribles consecuencias.

 

 

La monstruosidad del endeudamiento revela la quiebra histórica del capitalismo

 

En las columnas de los periódicos o en los "platós" de televisión de este verano, cuando millones de dólares se esfumaban un día sí y otro también, los economistas burgueses no se quitaban de la boca una palabra: "¡Imprevisible!". De creerles a ellos la crisis habría estallado sin señal de aviso previa, como un relámpago en un cielo azul. Pero eso es mentira. Todo el mundo sabía que los récords bursátiles, la burbuja inmobiliaria, y en última instancia todo el crecimiento de la economía reposaba sobre pies de barro. Nuestra organización, la Corriente Comunista Internacional, ya había afirmado la primavera pasada que la presumida buena salud de la economía mundial se apoyaba únicamente en el endeudamiento y que eso anunciaba un negro porvenir: «Se trata, en realidad, de una verdadera huida hacia delante, que lejos de permitir una solución definitiva a las contradicciones del capitalismo, no hace sino anunciar un futuro más doloroso y, sobre todo brutales frenazos de su crecimiento» (Resolución  sobre la situación internacional de nuestro último Congreso Internacional, publicada en Revista Internacional nº 130).

No se trata de ninguna premonición sino de un análisis basado en la historia del capitalismo. La crisis financiera actual es una crisis fundamental del endeudamiento y del crédito. Pero este bestial endeudamiento no ha caído del cielo sino que es el resultado de 40 años de avance lento y tortuoso de la crisis mundial.

Efectivamente, desde finales de los años 60, el capitalismo sobrevive recurriendo, cada vez más, al endeudamiento. Desde que en 1967 la economía mundial empezó a ralentizarse, el crecimiento económico ha sido, década tras década, cada vez más exiguo. La única respuesta de la burguesía ha sido mantener su sistema artificialmente alimentado, más bien dopado, inyectando sumas de dinero cada vez más desmesuradas a través del crédito y la deuda. La historia económica de estos últimos cuarenta años es la de una infernal espiral en la que se encadenan crisis y endeudamiento, más crisis y más endeudamientos,... Tras los "choques" por el petróleo de 1973 y 1979, asistimos a la recesión abierta de 1991-1993, la crisis asiática de 1997-98, el estallido de la burbuja de la economía "puntocom",... Y en cada ocasión la convulsión ha sido más violenta y las consecuencias más dramáticas.

Hoy vemos un nuevo estallido de la crisis en un momento en que el endeudamiento alcanza cotas difícilmente imaginables. La deuda total de los Estados Unidos, la primera potencia militar y económica del planeta, ha pasado de 630 mil millones $ en 1970 a cerca de 37 ¡Billones! $ en 2003. Y desde entonces no ha dejado de embalarse aún más. Baste decir que hoy esa deuda crece al escalofriante ritmo de 1640 millones $ más cada día. Estas mareantes cifras ilustran en toda su crudeza por que la crisis financiara actual es mucho más profunda que todas las anteriores.

 

 

La crisis inmobiliaria ha desencadenado una muy importante crisis financiera

 

Desde hace una década la locura especulativa ha invadido todos los sectores de la actividad. A una escala nunca antes vista, la inmensa mayoría de los capitales que no encuentran el beneficio requerido en la llamada economía real (es decir las empresas que producen bienes y mercancías), se han reorientado, lógicamente, hacia la especulación pura y dura. Bancos y otras empresas de crédito, así como sociedades financieras más o menos especializadas en operaciones muy lucrativas pero muy arriesgadas (como los famosos "hedge funds" que, oficialmente, gestionan alrededor de 1'3 Billones de dólares) se han lanzado a una febril carrera hacia ese nuevo Eldorado. El dinero, los créditos, se han hecho correr a borbotones. La burguesía parecía no tener más que una obsesión: endeudarse más y más.

En este contexto de auténtica fiebre crediticia, muchos hogares norteamericanos y, en menor medida, también de Gran Bretaña y España, se han visto fuertemente alentados a comprar una vivienda cuando en realidad carecían de los medios para hacerlo. Los organismos financieros han estado dispuestos a prestar dinero a familias obreras con ingresos sumamente modestos, tomado como única garantía el propio bien inmueble. El mecanismo de estos préstamos hipotecarios (las llamadas hipotecas subprime) es el siguiente: el Sr. X pretende comprar una casa por 100 mil $, una entidad de crédito, p. ej. un banco, le presta los fondos necesarios sin más garantía que la hipoteca de esa casa. Si el citado Sr. X se ha endeudado por encima de sus posibilidades y no consiguiera devolver el préstamos la entidad de crédito recupera el inmueble, y la revende recuperando supuestamente el mismo valor - los 100 mil $ - que en su día prestó. Pero no tiene más garantía que ésta. Esto explica porque han sido sobre todo esas sociedades especializadas en operaciones con riesgo - como los mencionados hedge funds - las que participan en las hipotecas subprime. Pero estas "facilidades" para conseguir un crédito ha hecho que muchos más trabajadores se lanzaran a la compra den una vivienda, por lo que los precios de ésta empezaron a dispararse (a una media de un 10% anual). Estos obreros con salarios  extremadamente bajos no tenían más remedio que seguir endeudándose para continuar comprando, por lo que contrataron nuevos préstamos por el importe en que se había revalorizado su vivienda. Así si nuestro Sr. X veía que el "valor de mercado" de su vivienda se había elevado hasta los 120 mil $ podía obtener un crédito para el consumo sobre su hipoteca de otros 20 mil $. Cuando el valor "ascendía" a 150 mil, solicitaba otros 30 mil $. Y así sucesivamente. Pero no se trata de un ciclo sin fin. Por un lado la realidad es que la clase obrera siente una creciente pauperización (despidos, congelación de salarios,...). Pero, además, los créditos en Estados Unidos se realizaban a una tasa de interés variable, por lo que, con la subida de los tipos de interés, las cuotas mensuales se han visto sensiblemente incrementadas. El resultado es tan inexorable como fatídico: multitud de obreros no consiguen pagar sus astronómicas mensualidades y los bancos se lanzan a desahuciar los bienes hipotecados, lo que hace que la crisis estalle y que la burbuja inmobiliaria se pinche. En efecto, los carteles de "Se Vende" proliferan como hongos, lo que hace que caigan los precios de las viviendas (se prevé que entre un 15 y un 30%). El efecto perverso de esta evolución de las cosas es que para muchos obreros su capacidad adquisitiva depende, como veíamos, del valor de su vivienda, y de su consecuente capacidad de endeudamiento, por lo que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria supone para muchos trabajadores la bancarrota más total. En el ejemplo que estamos empleando la vivienda del Sr. X se ha depreciado hasta los 110 mil $, por lo que los bancos ya no recuperarían todo lo prestado. Sucede entonces que el Sr. X no sólo se queda sin casa, sino que además ha dilapidado el dinero - básicamente intereses - que le ha estado pagando al banco durante años, y además le debe aún a la entidad crediticia 40 mil $ a los que, por supuesto, deben añadirse sus intereses correspondientes. El resultado de todo esto no se ha hecho esperar: más de 3 millones de familias se verán desahuciadas en la calle este próximo otoño.

Pero esos hedge funds, al mismo tiempo que otorgaban las subprime, tampoco se han refrenado a la hora de endeudarse elllos mismos para, precisamente, poder especular en el mercado inmobiliario, con el simple mecanismo de comprar un bien y revenderlo meses después contando con el aumento de los precios de la vivienda. Pero por eso el pinchazo de la burbuja inmobiliaria supone también la quiebra de gran parte de esos fondos, pues por mucho que recuperen los bienes hipotecados echando a la calle a millones de familias, lo que vuelve a sus manos son casas sin apenas valor. Por puro  efecto dominó, la quiebra de tales fondos acaba afectando a bancos y otras entidades de crédito, que con toda la vorágine de prestamos y deudas han llegado a una situación en que ni siquiera saben muy bien quién debe dinero a quién. Y así, no pasa un día sin que se anuncie que tal o cual banco, o entidad financiera, está al borde de la quiebra. Así ah sucedido, por ejemplo con la banca Countrywide en USA, o la Sachen LB y la IKB en Alemania. Las deudas de estas entidades que corresponden en inversiones en operaciones de riesgo superan la cifra de 10 Billones $. Lo que entre hoy en crisis abierta es la totalidad de los sectores especulativos y de crédito.

Y es de nuevo la clase obrera la que otra vez paga aquí los platos rotos. Este mes de Agosto hemos visto por ejemplo las colas de los pequeños ahorradores ante bancos norteamericanos y alemanes. No tardaremos en verlos en Gran Bretaña, España, Japón o en China.

 

 

Detrás de la crisis financiera asoma la crisis de la economía "real"

 

Una crisis financiera como la que empezamos a ver acaba suponiendo una crisis de la economía real. Lo único que cabe plantearse es cual será el alcance de ésta. Antes incluso de que estallara este verano la crisis financiera, los propios especialistas de la burguesía empezaban  a revisar, casi a escondidas, las previsiones económicas del crecimiento de la economía mundial. En Enero de este año, las Naciones Unidas habían hecho unas predicciones (3'2%) ya menores a las cifras alcanzadas en años anteriores (3'8% en 2006, y 4'5% en 2005). Pero el estallido de la crisis financiera, les ha lleva a reducir aún más las expectativas de crecimiento de la economía mundial.

En efecto, la profunda crisis del crédito implica inevitablemente un descenso muy marcado de la actividad de todos las empresas que ven como nadie quiere, o nadie puede, prestar el dinero que necesitan las empresas para invertir, pues los beneficios récords que éstas anuncian están muchas veces basados en gran parte en un endeudamiento gigantesco. Pero cuando se cierra el grifo del crédito, muchas de estas empresas se ven en una situación más que comprometida. El ejemplo más significativo es, sin duda alguna, el sector de la construcción. La burbuja inmobiliaria se apoyaba únicamente ocasiones en el "boom" de las hipotecas de riesgo, por lo que es fácil prever la bestial caída de la actividad de este sector en Estados Unidos, pero también en Gran Bretaña, Alemania, España, y otros países desarrollados, lo que acabará afectando seriamente al conjunto de la actividad económica: «Como resulta que en Estados Unidos, un préstamo hipotecario financia al menos el 80% del consumo, lo que se ve afectado en realidad, es la totalidad del consumo de los hogares. Así pues el consumo de los americanos va a descender recortando entre un punto y punto y medio el crecimiento del próximo año que en lugar de alcanzar el 3'5% puede no llegar al 2%» (Patrick Artuis la Tribune de l'Economie del 27/08/07). Y estamos hablando del escenario más "optimista", puesto que según otros expertos el crecimiento de la economía norteamericana ¡no superará el 1%! Esta recesión en USA tiene evidentemente una trascendencia mundial. Europa tiene una economía profundamente vinculada a lo que sucede al otro lado del Atlántico. Además el frenazo que hoy se espera de estas dos áreas económicas va a tener necesariamente funestas consecuencias en China, como en todo el resto de Asia,. Puesto que Europa y Estados Unidos representan el destino del 40% de las exportaciones chinas. Podemos ver pues el brutal frenazo al que se vas a ver sometida toda la economía mundial.

Y eso que aún no hemos hablado de otro factor que va a agravan la situación venidera: el regreso de la Inflación. En China, ese país del que hoy nos hablan como bendecido por los dioses del capitalismo con tasas de crecimiento de dos dígitos, padece hoy una tasa de inflación anual del 5'6% (la más alta de los diez últimos años) y sigue subiendo mes tras mes. Pero este país no hace más que simbolizar una tendencia que se desarrolla a escala internacional que es el del aumento de los precios de las materias primas y de la alimentación. Se prevé por ejemplo que los precios de ésta van a subir un 10%. Esto implica, como una bola de nieve, una retracción mayor aún del consumo de la clase obrera y de la gran mayoría de la población, lo que va a significar de rebote más dificultades para la situación de las empresas.

Desde finales de los años 1960m se han venido sucediendo bien crisis bursátiles, bien recesiones, que han sido cada vez más profundas y brutales. Este nuevo episodio al que hoy asistimos no será una excepción, sino que representará un paso cualitativo suplementario, una agravación sin  precedentes de la crisis histórica del capitalismo. Por primera vez en la historia todos los indicadores económicos se encuentran simultáneamente en alerta roja: ¡crisis del crédito y del consumo, endeudamiento faraónico, recesión e inflación! Estamos ante la peor recesión de los últimos 40 años, lo que hará que lluevan los palos sobre las espaldas de los trabajadores: ¡sólo la lucha unida y solidaria nos permitirá hacerles frente!

 

Tino (30 de Agosto)

Traducido de Revolution Internationale (órgano de la CCI en Francia) nº 382

Noticias y actualidad: 

Toma de Posición de Internasyonalismo (Filipinas) para el XVIIº Congreso de la CCI

 

 

Los camaradas de Internasyonalismo mantienen contactos con la CCI desde hace más de un año. Están decididos a desarrollar la presencia de la Izquierda Comunista en Filipinas en unas condiciones extremadamente difíciles. Gracias a los esfuerzos de estos camaradas, la CCI puede hoy publicar su propia página web (www.internationalism.org) en idioma filipino y nuestros lectores pueden seguir y participar en las discusiones con, y de, los camaradas de Internasyonalismo en su blog.

 

La CCI invitó a Internasyonalismo a que enviasen una delegación a nuestro XVIIº Congreso. Ésta, por diversas razones de índole material, no ha podido asistir. Ha sido una verdadera lástima. Sin embargo, los camaradas enviaron al Congreso una Toma de Posición que publicamos ahora aquí.

El Congreso saludó calurosamente con gran entusiasmo lo que enviaron los camaradas. Consideramos que su decisión expresa no únicamente su solidaridad comunista internacional con la CCI y los otros grupos que participaron en el Congreso, sino que aporta una contribución importante a los debates y al trabajo de éste, en particular sobre la cuestión sindical, tal y como se manifiesta en países como Filipinas, y sobre el desarrollo de China como potencia imperialista en Oriente.

 

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Camaradas:

 

(...) En sus casi cien años de existencia, los obreros de Filipinas no han sabido nada de las posiciones de la Izquierda comunista. Ni siquiera los revolucionarios de esta zona tuvieron la oportunidad de leerlas o de estudiarlas, ni aún en el periodo de los años 1920-30. Ahora, los comunistas internacionalistas de Filipinas, a pesar de que somos pocos, vamos a hacer todo lo mejor que podamos para contribuir en los debates y discusiones colectivas del Congreso a través de éste texto.

Hemos estudiado y discutido colectivamente los tres documentos (Proyectos de Informes) para el XVIIº Congreso. Lo que sigue es lo que nosotros podemos presentar en él.

En general estamos de acuerdo con las posiciones y el contenido de los tres documentos: el proyecto de informe sobre la lucha de clases, el informe sobre la evolución de la crisis del capitalismo y el informe sobre los conflictos imperialistas. Los documentos están basados en el internacionalismo, la presente dinámica del sistema en descomposición y la lucha de clases; además de en las actuales intervenciones de las minorías revolucionarias a escala mundial. Son informes conforme al método materialista histórico del marxismo.

 

 

El proyecto de informe sobre la lucha de clases

 

«Que con la actual evolución de las contradicciones, la cuestión más crítica para la humanidad es la cristalización de una conciencia de clase suficiente para la emergencia de la perspectiva comunista" y "la importancia histórica de la emergencia de una nueva generación de revolucionarios. (Informe sobre la lucha de clases para el XVIIº Congreso internacional).

En conjunto estamos de acuerdo que la solidaridad de clase es lo más importante para nosotros en tanto que revolucionarios. La maduración de la conciencia de clase se puede medir por el grado de solidaridad de clase, por ser esta última expresión concreta de la autoorganización y del movimiento independiente del proletariado. (...). Hoy, cuando lo prioritario y más importante es buscar los caminos de la solidaridad de clase para poder alzarse sobre las firmes bases del internacionalismo y del movimiento de clase independiente, queremos proponer al Congreso lo siguiente:

1. Por su naturaleza reaccionaria, los sindicatos pueden detener, en el capitalismo decadente, el desarrollo de la auténtica solidaridad de clase a escala internacional.

En los países avanzados, los sindicatos (de izquierda y de derecha) se han puesto en evidencia ante los obreros; en los países en los que el capitalismo es más débil, los sindicatos de izquierda siguen siendo una poderosa mistificación para los obreros ya que los patronos capitalistas son, por lo general, anti-sindicatos. Para los obreros de estos países los sindicatos izquierdistas son expresiones de implicación militante y de defensa de los intereses obreros, a pesar de que ciertos sectores, cada vez más amplios, de la clase, se plantean dudas sobre las promesas y los resultados obtenidos por esas organizaciones.

En la época de la lucha de masas, cuando las asambleas obreras se corresponden con la manera de organizarse propia de la clase proletaria, abrirles - por solidaridad - estas asambleas a los sindicatos es poner en peligro la lucha independiente de la clase y arriesgarse a que estas asambleas se transformen en instrumentos de los sindicatos o acaben siendo víctimas de los conflictos y los ajustes de cuentas entre los sindicatos de las diversas organizaciones izquierdistas.

Fueron las Alianzas - de obreros (tanto sindicados como no sindicados) y apoyados por las clases medias-, constituidas en el proceso de las luchas masivas que se desarrollaron en Filipinas en los años 1970 y 1980 quienes encabezaron estas luchas, y no los sindicatos. Estos participaron en esas Alianzas pero no fueron decisivos. Los obreros no sindicados sí que lo fueron al estar en mayoría.

Los sindicatos, conducidos por los izquierdistas, organizaron a los obreros no sindicados en esas Alianzas, aumentando así el número de sus miembros en el curso de algunos años. Durante la oleada de luchas que siguió, desde mediados de los ochenta hasta ahora, las Alianzas han sido transformadas en Federaciones sindicales y puestas bajo el control de los sindicatos.

2. Debemos resaltar que, codo con codo con la búsqueda de la solidaridad de clase, está la vigilancia y la resistencia oportunas frente a todas las maniobras de los sindicatos y el sabotaje por éstos de las asambleas obreras. El objetivo es evitar que desvíen la generalización de la lucha, especialmente en una situación como la de Filipinas donde el sectarismo y la competencia en las diferentes federaciones sindicales y en las distintas organizaciones izquierdistas son muy fuertes.

3. En la búsqueda de la solidaridad de clase las amplias masas de obreros deberán también ser puestas en guardia contra los peligros del sindicalismo, de la misma manera que les ponemos en guardia contra el reformismo y el izquierdismo.

 

 

Informe sobre la evolución de la crisis del capitalismo

 

Estamos completamente de acuerdo con el análisis de la evolución de la crisis del capitalismo. A pesar de todo, queremos insistir sobre los puntos siguientes:

1. El aumento de la industria llamada básica es también una manifestación de la crisis en los países capitalistas avanzados, especialmente en Estados Unidos. Estas empresas una vez deslocalizadas o "externalizadas" emplean a centenares de miles de jóvenes trabajadores tanto en China como en India. Casi todos estos obreros trabajan con contratos eventuales en condiciones muy precarias y durante jornadas larguísimas.

2. China ha invadido también la economía filipina pero aún estamos reuniendo datos para conocer la amplitud de esta ocupación y si ese país apoya a alguna fracción de la clase dirigente filipina para rivalizar con la política de control de Estados Unidos.

Programas informáticos fabricados en China, microcomponentes e incluso un proyecto ferroviario multimillonario (en dólares) se cuelan en el país. Muchas grandes empresas filipino-chinas invierten en China y muchos funcionarios ministeriales, tanto del nivel local como del nacional, han viajado a China para comerciar. Muchos de ellos ven a China como un modelo de desarrollo. El imperialismo estadounidense es bien consciente de eso y presiona al Gobierno de Arroyo al respecto.

 

 

Informe sobre los conflictos imperialistas

 

Este informe es comprensible y detallado. Estamos de acuerdo con que, hoy el caos y la barbarie avanzan diariamente hacia peor. No obstante, la capacidad del proletariado internacional no es todavía suficiente para pararlos y para derrocar finalmente el capitalismo internacional. Por consiguiente, es urgente que la Izquierda Comunista del mundo entero haga un mayor esfuerzo de intervención en las luchas del proletariado.

Con todos estos informes es hoy necesario y urgente que todos los comunistas internacionalistas del mundo coordinen sus actividades y sus intervenciones a escala mundial. El proletariado únicamente podrá apresurar la acumulación de sus fuerzas e incrementar su conciencia de clase, a través de los esfuerzos en común de las minorías revolucionarias en todo el mundo. El sectarismo de las otras organizaciones de la Izquierda comunista es muy perjudicial para el proletariado internacional y su combate contra su potente enemigo de clase

¡Por el éxito del XVIIº Congreso Internacional de CCI!

INTERNASYONALISMO (21 mayo 2007)

 

Vida de la CCI: 

«Dispatch»: los grupos obreros y el potencial para una intervención y discusión más amplia

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En respuesta al reciente conflicto de correos y los inminentes litigios en otros ramos del sector público, varias personas implicadas en el foro de discusión libcom.org, la mayoría trabajadores del sector público, han publicado un boletín -Dispatch»[1]: -, planteando la necesidad de que los trabajadores de correos tomen el control de la lucha y se reúnan con obreros de otros sectores. Pensamos que este es un paso significativo, sea cual sea el final del conflicto de correos, que ha sido "suspendido" por los sindicatos.

Este artículo a continuación se publicó en nuestra web en Agosto, como una contribución a la discusión sobre esta iniciativa. La respuesta de los principales animadores del grupo fue ampliamente positiva, manifestando su acuerdo con algunas de nuestras críticas al boletín, en particular sobre la necesidad de dar mayor énfasis al llamamiento a que las asambleas masivas controlen la lucha[2]. Algunos de los carteros, aunque compartían la mayoría de nuestros puntos de vista sobre la necesidad de ser independientes de los sindicatos, expresaron la posición de que la CCI veía en esta iniciativa más de lo que realmente había, que se trataba básicamente ni más ni menos que del esfuerzo de un pequeño grupo de elementos politizados y no representaba ninguna tendencia más extendida hacia la formación de grupos obreros o comités de lucha. Es cierto que el boletín salió hacia el final (de esta fase) del conflicto postal, y por consiguiente, su intervención en la lucha se planteó sobre todo desde el punto de vista del potencial. Queda por ver si este tipo de iniciativas puede jugar una parte significativa en los futuros movimientos de clase. Pero dado que estamos en un periodo de reanudación de la lucha de clases, ciertamente no deberíamos descartar la posibilidad de que una iniciativa como Dispatch pudiera actuar como un verdadero foco para un considerable número de elementos (sean elementos "politizados" u "obreros combativos", de hecho la distinción no es en absoluto infranqueable) que quieran reunirse para discutir cómo la lucha puede romper el bloqueo sindical y para contribuir activamente a que eso ocurra.

 

Los grupos obreros en la historia reciente del Movimiento Obrero

 

Durante las huelgas generalizadas y los movimientos de clase de los años 70 y 80, uno de los signos de un verdadero desarrollo de la conciencia de clase -conciencia en el seno de la clase obrera de que es una fuerza social diferenciada que necesita luchar por sus propios intereses en contra de los del capitalismo- fue la aparición en muchos países de grupos de militantes obreros que se reunían para influir activamente en la dirección de la lucha. En general, estos grupos obreros o "comités de lucha" eran una respuesta a la creciente comprensión de que los representantes "oficiales" de los obreros -los sindicatos-, no los representaban en absoluto, y de que para impulsar la lucha, era necesario organizarla autónomamente.

En algunos casos, especialmente en los 70, estos grupos eran el residuo de movimientos previos donde los trabajadores habían elegido comités de huelga y otros organismos de coordinación durante el curso de la lucha. Muy a menudo estos grupos nacían arrastrando el malentendido de que era posible mantener esos órganos vivos en ausencia de asambleas generales y de la movilización activa de los obreros, y de que estos grupos de obreros combativos deberían postularse como una forma de representación concurrente con el sindicato. Invariablemente esos esfuerzos fracasaban y frecuentemente los obreros combativos implicados acababan convirtiéndose en un nuevo tipo de sindicato, actuando "en nombre" de los trabajadores y sofocando su iniciativa. Este fue el caso de muchos "comités de base" en Italia, por ej.[3]

Por otra parte, en los 80, muchos de estos grupos obreros, que aparecieron en diferentes sectores y a veces intersectores (por ej. en el sector sanitario, o de la enseñanza, o correos, en Francia y en Gran Bretaña) evitaron caer en este error. En lugar de verse como un sindicato rival, comprendieron que eran sólo una minoría y que su papel esencial era intervenir en el movimiento general de la clase. Dependiendo si este movimiento estaba latente o había estallado, si iba en ascenso o se batía en retirada, podían jugar un papel positivo de diferentes formas:

- actuando como un foco de discusión sobre las lecciones de las luchas pasadas y las perspectivas de las futuras;

- tejiendo lazos entre los obreros combativos en diferentes sectores;

- interviniendo como grupo en el centro de trabajo, en las asambleas, en las huelgas y las manifestaciones;

- elaborando "hojas" y boletines para defender los métodos más efectivos de lucha.

Estos métodos pueden resumirse en autoorganización y extensión.

Autoorganización significa que las luchas están controladas por los propios obreros, esencialmente por medio de asambleas generales y comisiones elegidas y responsables ante las asambleas. Extensión significa ampliar la lucha más allá del centro de trabajo y sector, buscando directamente a los otros trabajadores y llamándoles a expresar su solidaridad, principalmente adoptando reivindicaciones comunes y uniéndose al movimiento de lucha.

La Historia avanza; se desarrollan nuevas formas de discusión

 

Durante el largo retroceso de la lucha de clases en los años 90, no hubo ningún rastro de estos comités de lucha. Pero desde 2003 asistimos a una reanudación de la lucha de clases internacional, que a veces toma la forma de protestas masivas contra los despidos o el recorte de pensiones, o por la mejora de las condiciones de vida; a veces la de expresiones de solidaridad entre diferentes sectores; o la de huelgas "salvajes"; a veces con asambleas generales, como el año pasado en el movimiento anti-CPE en Francia o en la lucha de los metalúrgicos de Vigo, en España. En estas circunstancias, cabe esperar un resurgimiento de minorías combativas de obreros, que buscan aupar el movimiento a niveles más altos de autonomía y unidad.

Otro desarrollo desde los años 80 ha sido el crecimiento espectacular de Internet como medio de comunicación. Concebido como un apéndice de la economía de guerra, y saludado como una oportunidad de encontrar nuevas salidas comerciales, Internet también ha significado ventajas para el movimiento proletario, haciendo posible desarrollar toda clase de contactos que estaban fuera de alcance, o eran extremadamente difíciles y costosos (por lo que se refiere al tiempo invertido) antes. La aparición de foros de discusión en Internet, como libcom.org, donde hay una discusión continua sobre temas y problemas relevantes para la clase obrera, es un claro ejemplo[4], pero obedece a algo más que a un gran paso tecnológico. Más bien es expresión de una nueva generación de proletarios que -igual que la "generación del 68"- busca establecer lazos con las tradiciones revolucionarias del pasado y contribuir a la lucha de clases que está emergiendo.

 

«Dispatch» abre posibilidades para una intervención más amplia

 

Teniendo en cuenta esa situación de la lucha de clases, no es sorprendente que veamos ahora la formación de un grupo, comparable a los comités de lucha de los años 80, que ha sido formado por elementos activos del foro de discusión libcom.org. Durante la huelga de correos actual en Gran Bretaña, hemos visto aparecer la primera edición de un boletín a dos caras llamado «Dispatch», subtitulado «lucha del convenio del sector público -información para la acción»[5].El boletín se anuncia como el producto de «un grupo de trabajadores interesados en discutir y coordinar una respuesta frente a las luchas en curso por los convenios en el sector público. Creemos que la clave para ganar es unir las luchas; luchar juntos y controlando nuestra lucha los trabajadores por nosotros mismos. Nosotros trabajamos en varios ramos diferentes, incluyendo correos, sanidad, enseñanza y administración local, y todos somos usuarios del foro libcom.org».

El boletín contiene varios apartados cortos: información y propaganda sobre el paro técnico que acompaña a la huelga; información sobre las huelgas salvajes de correos durante el "conflicto oficial"; información sobre luchas incipientes o en curso en el resto del sector público, así como en el sector privado; fechas del programa sindical de "sucesión de huelgas"; un llamamiento a los trabajadores para discutir sobre las huelgas on line y en las asambleas de masas; y un texto más largo de un trabajador de correos, reflexionando sobre las perspectivas de la lucha.

En nuestra opinión, la aparición de este grupo es algo muy positivo y prometedor. Abre posibilidades para una intervención más amplia, porque numerosos elementos que intervienen en libcom.org, pero no están necesariamente directamente implicados en el boletín, han expresado un apoyo a sus objetivos y se han ofrecido para ayudar a distribuirlo en sus sectores de trabajo y en sus ciudades. Este boletín crea un foco para el debate sobre las luchas y sobre el papel en ellas de los obreros combativos, y también para una actividad común y una discusión directa de tú a tú entre individuos y grupos que comparten los objetivos básicos del boletín.

No cabe esperar que un boletín de esta naturaleza tenga el mismo nivel de coherencia política que una organización política comunista, y en cualquier caso, si tiene que funcionar como un foco de debate, es importante que permanezca abierto a diferentes puntos de vista. Sin embargo, podemos hacer ciertas críticas a la forma como se presentan ciertas ideas en el boletín. El título, «Dispatch» (envío), y el logo de un cartero, dan la impresión de que es algo específico para los obreros de correos, cuando los objetivos que se plantea el boletín son más amplios que eso (aunque se nos ha informado que el título y el logo cambiarán cuando el boletín se concentre en otros sectores). Hay un pequeño apartado sobre la necesidad de asambleas masivas, pero pensamos que no se le ha dado el peso que merece. En lugar de eso, el artículo de cabecera es sobre el paro técnico y la necesidad de mantenerlo, pero como ya hemos visto, si los trabajadores no plantean la cuestión de "quién controla la lucha", estarán desprotegidos frente al tipo de maniobras que han llevado a que el sindicato CWU[6] suspenda la huelga en el momento en que sentía que las huelgas "salvajes" locales eran una amenaza para su "gestión" del conflicto. El énfasis en el paro técnico también desmerece la importancia crucial de extender la lucha a otros sectores para tener un impacto sobre los planes de la burguesía.

Planteamos esto como críticas constructivas; en cualquier caso se trata aún necesariamente de un proceso experimental y requiere un debate lo más amplio posible sobre la mejor forma de presentar el boletín y desarrollar su función. Esta discusión continuará obviamente on line, pero también pensamos que resultaría particularmente de gran ayuda desarrollar la discusión en reuniones no virtuales. Creemos que el grupo podría reflexionar sobre la convocatoria de estas reuniones en un futuro próximo. Por supuesto será más que bienvenido si utiliza como medio de discusión nuestra próxima reunión pública en Londres, que tratará sobre las luchas actuales en Gran Bretaña y en otras partes.

 

WR, 18.08.07

 



[1] En inglés: "Envío", o "consigna"

[2] La discusión sobre el boletín puede encontrarse, en inglés, en este foro: https://libcom.org/forums/thought/political-discussion-dispatch-public-pay-bulletin-19082007

[3] analizamos más en detalle las lecciones de este periodo en el artículo: la organización del proletariado fuera de los periodos de lucha abierta (grupos obreros, núcleos, círculos, comités) en la Revista Internacional nº 21.

[4] También es interesante resaltar la aparición de royalmailchat.co.uk, donde los obreros de correos han estado discutiendo sobre la huelga reciente; por otro lado, han colgado en YouTube videos y canciones sobe la lucha, en https://www.youtube.com/CWUposties. La clase obrera cada vez usa más Internet para expresar su creatividad

[5] https://libcom.org/article/dispatch-1-royal-mail-strikes-august-2007

[6] Communication Workers Union

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

¿Afectará a España la crisis económica de las hipotecas basura?

 

Durante el mes de agosto ha estallado una tormenta financiera a nivel internacional, que tiene sus orígenes en los Estados Unidos, en la crisis de las llamadas hipotecas basura, o "subprime" (ver "La crisis inmobiliaria: un síntoma de la crisis del capitalismo" en este mismo nº de AP). Todo esto viene a confirmar la Resolución de Situación Internacional de nuestro XVIIº Congreso, del pasado mes de mayo, que en su punto 4 dice: «Las bases sobre las que se asientan las tasas de crecimiento del PIB mundial de los últimos años y que hoy provocan la euforia de los burgueses y de sus lacayos intelectuales no tienen en lo esencial, nada de novedosas. Se trata de las mismas bases que permitieron impedir que la saturación de los mercados que originó la crisis abierta a finales de los años 60 provocase la asfixia completa de la economía mundial, unas bases que se resumen en un creciente endeudamiento. En el momento actual, la principal "locomotora" del crecimiento mundial reside en los enormes déficits de la economía estadounidense, tanto a nivel presupuestario como de su balanza comercial. Se trata pues de una verdadera huida hacia delante, que lejos de posibilitar una solución definitiva a las contradicciones del capitalismo, no hace sino anunciar un futuro aún más doloroso y estancamientos brutales del crecimiento económico como los que hemos visto desde hace más de 30 años. Hoy mismo, por otra parte, asistimos ya a una acumulación de las amenazas que se ciernen sobre el sector inmobiliario en Estados Unidos que ha representado uno de los motores de la economía norteamericana, y que conllevan el riesgo de catastróficas quiebras bancarias, causando angustia e incertidumbre en los ámbitos económicos. A eso viene a añadirse la perspectivas de otras quiebras de los llamados hedge funds (fondos de inversión especulativos), tras la quiebra de Amaranth sucedida en octubre de 2.006. La amenaza tiene, si cabe, mayor calado pues esos organismos cuya razón de ser es la obtención de altos beneficios a corto plazo, especulando con la evolución de los tipos de cambio o el curso de las materias primas no son, ni mucho menos, francotiradores al margen del sistema financiero internacional. Son en realidad las instituciones financieras más "serias" las que colocan una parte de sus recursos en esos hedge funds. Además, las cantidades invertidas en esos organismos son considerables hasta el punto de igualar el PIB anual de una país como Francia, sirviendo de" palanca" a movimientos de capitales mucho más considerables (700 billones de dólares en 2002, o sea 20 veces más que el valor de las transacciones de bienes y servicios, o sea productos "reales")» (Revista Internacional nº 130, página 12).

Ante semejantes nubarrones, los principales partidos de la Democracia española rivalizan en ver quien dice la mayor de las majaderías. El PSOE, y en general la Izquierda y los sindicatos dicen que «la economía española, y la banca tienen bases más firmes» y que formidable tasa de crecimiento (el 4%) la ponen a salvo de las salpicaduras de la crisis de las "subprime". Por su parte el PP se lleva las manos a la cabeza ante las "gansadas" de ZP, acusándole de «irresponsable, por haber dilapidado la herencia dejada por Aznar». Unos y otros lanzan al proletariado o bien mentiras groseras o verdades a medias que aún son más nocivas, pues el secreto del "deslumbrante" crecimiento español, tanto del «España va bien» de Aznar como del «Tenemos una economía de "Champions League"» de Zapatero ha sido y es, en la práctica, el monocultivo del "ladrillo".

Como analizamos en la citada Resolución sobre la Situación Internacional, el desvío hacia la especulación, y especialmente la inmobiliaria de masas ingentes de capital, no es una especificidad norteamericana, sino un pantano en el que se adentrado el conjunto del capitalismo mundial, aunque desde luego la economía norteamericana se ha caracterizado por exagerar más aún esa tendencia. Pero hay que decir que el capitalismo español, e insistimos en que así ha sido tanto con Aznar como con ZP, ha descollado como un alumno aventajado de esa "escuela", llegando incluso a superar al maestro. En España, por ejemplo, el sector de la construcción representa el ¡20% del PIB! En los últimos años la irracional construcción de viviendas ha superado a las construidas en Francia, Alemania e Italia juntas. Por otro lado el capitalismo español ostenta el récord  mundial de sobreendeudamiento de las familias, que corresponde hoy ya como media al 70% de los ingresos.

Por eso, a pesar de que gobierno y oposición alardeen de que la economía española es la octava del mundo, la realidad y los hechos son tozudos y lo cierto es que su fragilidad se ha agravado estos diez últimos años, pues ese supuesto crecimiento se ha basado como veíamos en la liquidación del ahorro familiar y también en gran medida en la financiación exterior (única forma de financiar el déficit exterior superior al 8% del PIB, también otro récord mundial). Ha llegado la hora de la verdad: toca devolver las deudas, y a muchos el agua les llega al cuello. En primer lugar a los propios bancos, cuya cartera de activos están compuestas, en cerca de un 60%, por préstamos a la construcción y sectores afines, que hoy se ven claramente como sobrevalorados, sobre todo con la drástica caída de ventas y el aumento de la morosidad que se esperan. No es de extrañar que tras el episodio del banco británico "Northern Bank", lo siguiente que ha salido al candelero ha sido la llamada banca "mediana" española (Bankinter, Banesto, Popular y Sabadell) que según un reciente informe presentado por Citigroup estaría sobrevalorada cerca de un 40%.

Ante la recesión económica que se avecina la clase trabajadora será la que pague las consecuencias con más paro y miseria, como lo prueba los datos económicos de agosto (aumento del paro en más de 60.000 trabajadores y descontrol de la inflación en los alimentos y subsistencias de primera necesidad: pan, leche, pollo, frutas y verduras, combustibles...). Y aunque estemos en los primeros pasos, no es difícil predecir por donde seguirá este tenebroso camino: el cierre del grifo crediticio y la retracción del consumo conducirá a muchas empresas, que han aumentado su dependencia de la "droga" del crédito, a recortar sus gastos de personal vía salarios o vía despidos; el encarecimiento de las hipotecas (o su "refinanciación" en los modernos usureros que tanto proliferan ahora) supondrá, puesto que su inmensa mayoría se han realizado con interés variable (otra coincidencia con el "modelo" USA), que el poder adquisitivo de los salarios se vea aún más menguado.

Ante los ataques brutales que la burguesía española va a desarrollar en contra de la clase trabajadora, para aumentar la extracción de plusvalía, el proletariado debe seguir con su dinámica de lucha y toma de conciencia de que la bancarrota histórica del capitalismo es irresoluble y aceptar los planes de miseria y austeridad únicamente traerán más paro y miseria como nos han demostrado los 40 años que llevamos de crisis económica declarada. Por ello la burguesía pone todo su empeño en tratar de falsear las raíces y el alcance de la nueva recesión que se avecina. Con la pantomima del cruce de jeremiadas entre la Derecha e Izquierda, lo que pretenden en realidad es hacernos creer que la degradación de nuestras condiciones de vida y trabajo depende del color político de las posaderas que se sienten en la Moncloa, cuando lo que nos demuestra la experiencia que tenemos de 30 años de democracia, con gobiernos de izquierda y de derecha, es que TODOS han desarrollado ataques brutales en contra de la clase trabajadora y a favor del capital nacional: Pactos de la Moncloa,  reconversiones industriales de los años ochenta, congelaciones salariales del periodo de Aznar, etc.

Hoy la burguesía española trata de desdibujar el verdadero significado de la nueva crisis que se avecina. No duda para ello en lanzarse, ¡con la que está cayendo en todo el mundo!, a una sobrepuja de promesas de ayudas a la vivienda, a los jubilados, reducción de impuestos, etc. que apestan a demagogia electoralista, y que en caso de llegar a aplicarse (lo que no siempre sucede como en el caso de la "ley de dependencia" o la eliminación de la competencia salarial por la emigración ilegal,...) difícilmente representaran algo más que "migajas" que en poco, o en nada, compensarán el batacazo al que están abocadas nuestras economías, si no somos capaces de defender nuestras condiciones de vida con luchas masivas y unidas.

Por que esa, y no la elección del verdugo, es la única forma de poder defendernos: las huelgas masivas fuera de las maniobras sindicales, que buscan su extensión y la solidaridad, luchas que comienzan a desarrollarse a nivel internacional como la lucha de los estudiantes y trabajadores franceses contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) en la primavera de 2.006, la lucha de los trabajadores del metal de Vigo en mayo de 2.006, las movilizaciones de los trabajadores de DELPHI en contra de su despido...

Como dijo Marx «la liberación de los trabajadores solo puede ser realizada por ellos mismos», y únicamente mediante su lucha colectiva, que al mismo tiempo expresa el verdadero porvenir de la humanidad, la clase trabajadora puede hacer frente a los ataques de la clase enemiga. Únicamente con su lucha el proletariado defenderá sus condiciones de vida y trabajo y al mismo tiempo desarrollará el germen de la huelga de masas  revolucionaria que acabará con este modo de producción moribundo y creará las bases para la sociedad comunista.

 

Pel/Et 18/09/2007

 

 

 

 

 

Situación nacional: 

Acción Proletaria nº 198, 15 Noviembre 2007-15 Enero 2008

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Che Guevara: mito y realidad (a propósito de una correspondencia)

 

Hace ya algunos meses recibimos en la dirección Internet de nuestra sección en Francia (Révolution internationale) dos mensajes sobre Che Guevara de un compañero que firma E.K. Publicamos aquí la carta que le enviamos a principios de abril, completando nuestra respuesta a unas serie de temas que habíamos dejado en suspenso. Publicamos esta correspondencia, pues como dice el propio EK, estamos inmersos en «en la conmemoración de los 40 años de su muerte en combate»  y para nosotros, CCI, no se trata de meternos en la ronda de esas celebraciones, sino, al contrario, intentar comprender si Che Guevara fue realmente un revolucionario y si la clase obrera y las generaciones jóvenes deben o no reivindicarse de su acción y ejemplo.

 

Algunos extractos del mensaje de EK

Para el compañero EK, Che Guevara fue un auténtico combatiente por la causa de los pueblos oprimidos. Para él, en efecto, «el internacionalismo del Che es indudable. Es el modelo de combatiente internacional y de la solidaridad entre los pueblos». Y habría sido uno de los pocos revolucionarios en atreverse a criticar el régimen de la URSS: «Durante el seminario de solidaridad afro-asiática, el Che critica sin ambages las posiciones conservadoras y explotadoras de la URSS». Y EK expone en esa primera carta su visión del proletariado y del papel de los revolucionarios: «En cuanto al agente histórico de la transformación social, me parece que no hay razones para reducir el concepto de proletariado a los obreros únicamente, negación absoluta de la condición humana. (...) La tarea de los intelectuales es introducir en el proletariado la conciencia de su situación con medios eminentemente políticos».

Tras nuestra respuesta, el compañero E.K nos mandó muy rápidamente un segundo mensaje en el que, de entrada, se desmarca de quienes transforman al Che en icono, haciendo camisetas y carteles con su efigie: «La tendencia a hacer un mito del Che mediante la mediatización de su imagen significa ocultar su vida y su obra». Pero, sobre todo, EK reafirma que «al buscar objetivos distintos, el Che acabará, como es muy lógico, separándose del modelo social-imperialista de la URSS. La CIA y el KGB cooperarán incluso para quitárselo de encima en su intentona revolucionaria en Bolivia». Y EK concluye: «Ernesto Che Guevara pagó con su vida su integridad intelectual. Rendirle homenaje es leer sus textos; perpetuar su memoria es continuar la lucha; rendirle justicia es apoyar sus valores. En vísperas de las celebraciones de los 40 años de su muerte en combate, ha llegado la hora de volver a dar fuerza a su pensamiento y vida a sus ideas».

 

Nuestra respuesta a EK

Te agradecemos tu mensaje de abril. Te pedimos disculpas por el retraso de este complemento a la respuesta. Queremos hacer aquí una crítica de lo que nos has escrito, que, por muy ruda que parezca, no significa, ni mucho menos, un rechazo, sino al contrario: seguimos dispuestos a contestar a tus preguntas y opiniones. Vamos a  contestar a lo que tú dices sobre Che Guevara, analizando lo más seria y sinceramente lo que de verdad fueron, como tú dices, "sus valores", "sus ideas" y "su lucha".

¿Es Che Guevara un ejemplo para la juventud revolucionaria de hoy?

Este mes de octubre se celebra, pues, el 40 aniversario de la muerte de Che Guevara, asesinado por el ejército boliviano, bajo la dirección de la CIA norteamericana.

Desde 1967, "el Che" se ha convertido en el símbolo, por decirlo así, de la eterna "juventud revolucionaria romántica": muerto joven, con las armas en la mano, en lucha contra el imperialismo americano, gran "defensor de las masas pobres de Latinoamérica"...todo el mundo tiene en mente esa imagen mítica del Che con una estrella en la boina y mirar lejano y triste.

Sus famosas Notas de viaje han contribuido en gran medida a popularizar la historia de este rebelde, hijo de buena familia argentina un tanto bohemia, que se lanza a un viaje en moto por los caminos  de la América del Sur de entonces, poniendo sus conocimientos médicos al servicio de los pobres... Vive en Guatemala en un momento (1956) en que los Estados Unidos urden el enésimo golpe de Estado contra un gobierno que no les conviene. Este control permanente sobre los países de Latinoamérica por parte de EE.UU va alimentar en Guevara durante toda su vida un odio inexpiable hacia ese país. Se unirá después en México al grupo cubano de Castro, refugiado en ese país tras un intento abortado de derrocamiento del dictador cubano, Batista, apoyado durante mucho tiempo por Estados Unidos[1]. Tras una serie de peripecias, el grupo se instala en la Sierra Maestra de Cuba hasta la derrota de Batista, a principios de 1959. El núcleo ideológico de ese grupo era el nacionalismo. El "marxismo" no fue más que un envoltorio de circunstancias a una "resistencia antiyanqui" exacerbada, por mucho que algunos de sus elementos, el propio Guevara entre ellos, se consideraran "marxistas". El Partido comunista cubano, que anteriormente, por cierto, había apoyado a Batista, mandó a uno de sus dirigentes, Carlos Rafael Rodríguez, junto a Castro en 1958, unos meses antes de la victoria castrista.

Esa guerrilla no es ni mucho menos la expresión de no se sabe qué revuelta campesina, y menos todavía de la clase obrera. Fue la expresión militar de una fracción de la burguesía cubana que quiere echar abajo a la fracción en el poder para ocupar su puesto. No hubo ningún "levantamiento popular" en la toma del poder de la guerrilla castrista. Aparece, como tantas veces ha ocurrido en Latinoamérica, como un recambio de una camarilla militar por otra formación armada, en el que las capas explotadas y pobres de la población de la isla, alistadas o no por los combatientes de la guerrilla, no desempeñan ningún papel relevante sino es el de lanzar vítores a los nuevos dueños del poder. Ante una resistencia más bien débil por parte de la soldadesca de Batista, Guevara aparece como el intrépido guerrillero cuya determinación y carisma creciente podrían llegar incluso a hacerle sombra a su jefe Fidel. Tras la victoria sobre Batista, Fidel Castro va a encargar al Che de instaurar unos "tribunales revolucionarios", una mascarada sangrienta en la mejor tradición de los ajustes de cuentas entre fracciones de las diferentes burguesías nacionales, en particular en Latinoamérica. Che Guevara se toma muy en serio su papel, por convicción y con celo, instalando una justicia "revolucionaria" en la que, para desahogo colectivo, se juzga a los esbirros torturadores del régimen de Batista, pero tampoco se andan con miramientos, y una simple denuncia puede costar el fusilamiento. Y Guevara lo reivindicará sin remilgos más tarde en la ONU, donde, contestando a los representantes latinoamericanos, los típicos prohombres "democráticos", "perturbados" por unos métodos de sobra conocidos por ellos, declara: "Fusilamos, estamos fusilando y seguiremos fusilando mientras sea necesario". O sea, mientras "sea necesario": hasta que la gente se entere de quién manda; primero liquidar a los antiguos dueños y, sobre todo, crear las condiciones idóneas para aplastar la menor resistencia que venga "de abajo". Esas declaraciones no tienen nada que ver con una defensa más o menos torpe, de una justicia revolucionaria. Esas palabras corresponden, repitámoslo, a los métodos típicos de una fracción de la burguesía que desaloja a otra por la fuerza de las armas.

Puede entonces uno identificarse con el "héroe" austero de la Sierra Maestra, con el "guerrillero heroico" que morirá unos años más tarde en la sierra boliviana, pero en el mundo real, le otorgaron el papel de ejecutor de las sucias tareas en la instauración de un régimen que de comunista sólo tiene el nombre.

Che Guevara: ¿internacionalista?

EK, tú nos dices: «el internacionalismo del Che es indudable» y «Durante el seminario de solidaridad afro-asiática, el Che critica sin ambages las posiciones conservadoras y explotadoras de la URSS» y que «acabará, como es muy lógico, separándose del modelo social-imperialista de la URSS».

El régimen nacionalista de Castro pronto se enfundó el calificativo de "comunista", lo cual significa sencillamente que se integró ... en el campo imperialista regido por la URSS. El que Cuba esté sólo a unas cuantas millas de las costas de EE.UU iba a inquietar evidentemente al amo del bloque occidental. El proceso de estalinización de la isla, con una presencia de personal civil y, sobre todo, militar y de los servicios secretos de los países del bloque del Este, culminará en 1962 en el momento de "la crisis de los misiles".

En ese proceso, Che Guevara, ahora ministro de Industria (1960-61), para soldar la nueva alianza con el "campo socialista", es enviado por Castro a una gira por los países de ese campo. De vuelta a Cuba, en la televisión, se dedica a presentar programas propagandísticos en el "año de la educación" con discursos de lo más ditirámbico sobre la URSS: «ese país que tan profundamente ama la paz», «donde impera la libertad de pensamiento», «madre de la libertad»... Y elogia «la extraordinaria» Corea del Norte y luego la China de Mao donde «todos están llenos de entusiasmo, todos hacen horas extraordinarias» y así para todos los países del Este: «las realizaciones de los países socialistas son extraordinarias. No hay comparación posible entre sus sistemas de vida, sus sistemas de desarrollo y los de los países capitalistas». ¡Un verdadero viajante de comercio del modelo estalinista! Más lejos, hablaremos del "desamor" de Guevara hacia la URSS. Pero contrariamente a lo que tú afirmas, el Che nunca expresó la menor duda de principio sobre el sistema estalinista. Para él, la URSS y su bloque eran el campo «socialista, progresista» y su propia lucha se integraba plenamente en la del bloque ruso contra el bloque occidental. La consigna lanzada por Guevara de «Crear uno, dos, varios Vietnam», no es una consigna "internacionalista", sino una consigna nacionalista y favorable al bloque del Este. El único criterio verdadero de esa consigna no es el cambio social, ni mucho menos, sino el odio al jefe del otro bloque, los Estados Unidos.

En efecto, tras la IIª Guerra mundial, el mundo se encontró dividido en dos bloques antagónicos, uno regido por EE.UU. y el otro por la URSS. La "liberación nacional" se confirmó entonces como una mistificación ideológica perfecta para justificar el alistamiento militar de la población. En esas guerras, ni la clase obrera ni las demás clases explotadas tenían nada que ganar, sirven de masa de maniobra para las diferentes fracciones de la clase dominante y de sus padrinos imperialistas. El reparto del mundo entre dos bloques tras los acuerdos de Yalta implicaba que cualquier salida de un bloque sólo podría hacerse cayendo en el bloque adverso. Y precisamente no hay mejor ejemplo que el de Cuba: este país pasó de la dictadura corrupta de Batista, sometida directamente a Washington, sus servicios secretos y todo tipo de mafias, al control por el bloque estalinista. ¡La historia de Cuba es un concentrado de la historia trágica de las "luchas de liberación nacional" durante más de medio siglo!

Así pues, ante todo, antes de decir cuándo y cómo Guevara se habría "desviado" más o menos de la URSS, hay que dejar las cosas claras sobre la naturaleza de la URSS y de su bloque. Tras la defensa de un Che Guevara revolucionario está la idea de que la URSS, poco o mucho, a pesar de sus defectos y demás...  era el «bloque socialista, progresista». Ésa es la mayor mentira del siglo XX. Hubo, sí, una revolución proletaria en Rusia, pero fue derrotada. La forma estalinista de la contrarrevolución se dio una consigna: la «construcción del socialismo en un solo país», una consigna que se ubica en el extremo opuesto al marxismo. Para el marxismo, «los proletarios no tienen patria»[2]. Fue este internacionalismo auténtico la brújula de la oleada revolucionaria mundial que se inició en 1917 y la de todos los revolucionarios de entonces, desde Lenin y los bolcheviques hasta Rosa Luxemburgo y los espartaquistas[3]. La adopción de esa aberración "teórica" de una "patria socialista" que defender se remató con el recurso sistemático a un método burgués: el terror y el capitalismo de Estado, una de las expresiones más totalitarias y feroces de la explotación capitalista.

El Che ¿"se desvió del modelo social-imperialista de la URSS"?

El origen de las críticas del Che a la URSS fue la frustración provocada por "la crisis de los misiles", en 1962. Para la URSS, apoderarse de Cuba fue una ocasión que no podía desperdiciar. Por fin, podía pagarle con la misma moneda a Estados Unidos, país que la amenazaba directamente a sus puertas desde países vecinos como Turquía. La URSS empieza a instalar rampas de lanzamiento de misiles nucleares a unas cuantas millas de las costas norteamericanas. Estados Unidos, mediante un cerco total a la isla, obliga a los buques rusos a dar media vuelta. Kruschev, que era el jefe del Kremlin entonces, se vio finalmente obligado a retirar sus misiles. Hay que decir que durante aquellos días de octubre de 1962, los enfrentamientos imperialistas entre quienes pretendían ser los adalides del "mundo libre" y quienes pretendían ser el "mundo socialista progresista" pusieron a la humanidad entera al borde del abismo. Krushev fue considerado por los dirigentes castristas como un "mariquita" que no tenía "los huevos" de atacar a Estados Unidos. En un ataque de histeria patriotera en el que el slogan castrista de "Patria o muerte" cobra su sentido más siniestro, los dirigentes cubanos están dispuestos a sacrificar a su pueblo (ellos dirán que es el pueblo que está listo para el sacrificio) en el altar de la guerra atómica. En ese delirio perverso, Guevara está, evidentemente, en primera fila. Escribe: «Tienen razón [los países de la OEA [4] de tener miedo de la ‘subversión cubana'], pues es el ejemplo de un pueblo dispuesto a inmolarse bajo las armas atómicas para que sus cenizas sirvan de cemento a las nuevas sociedades y que, cuando se concluyó un acuerdo sobre la retirada de los misiles sin que se le hubiera consultado, no deja escapar un suspiro de alivio, no acoge la tregua con reconocimiento. Se echa a la calle para [...] afirmar [...] su decisión de luchar, incluso él solo, contra todos los peligros y contra la propia amenaza atómica del imperialismo yanqui»[5]. Ese "héroe" ha decidido que el pueblo cubano estaba dispuesto a inmolarse por la patria ... así, la base de la "decepción", de la crítica respecto a la URSS no fue la pérdida de la fe en las virtudes del "comunismo soviético" (o sea, el capitalismo estalinista), sino, al contrario, la decepción viene de que ese sistema no iba hasta el final de su lógica guerrera de enfrentamiento, no tenía "los huevos" de ir hasta el paroxismo caliente de la "guerra fría". Y el discurso de Argel de Che Guevara en el que tú te basas para afirmar que el Che «se separó del modelo social-imperialista de la URSS» no cambia nada en realidad a la raíz estalinista de las posiciones de Guevara. ¡Al contrario!. En ese famoso discurso, el Che crítica, sí, el "mercantilismo"[6] en las relaciones entre los países del bloque de la URSS, pero sigue llamándolos socialistas y "pueblos amigos": «Los países socialistas son, en cierto modo, cómplices de la explotación capitalista [...]. Tienen el deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países explotadores del Oeste.» Detrás de su apariencia radical, esa crítica es una crítica desde dentro del sistema estalinista. Más todavía, es la crítica de un responsable que participó con todas sus fuerza en la instauración del sistema de capitalismo de Estado en Cuba. Y desde luego, nunca usó expresiones tales como "social-imperialismo". Después, por lo demás, nunca volverá a hacer la menor crítica oficial a la URSS.

Cierto, Che Guevara, en el momento en que fue asesinado por la CIA y el ejército boliviano en 1967, fue víctima no sólo del imperialismo americano, sino, sin duda, también de la nueva orientación política del Kremlin, llamada "coexistencia pacífica" con el bloque occidental. No vamos a tratar aquí sobre las razones que llevaron a la dirección de la URSS y de su bloque a dar ese "giro". Pero ese cambio no tiene nada que ver con no se sabe qué "traición" hacia los pueblos que querían liberarse del imperialismo, ni hacia el proletariado. La política de la clase dominante estalinista cambiaba de rumbo en función de sus intereses como clase dominante y, precisamente, la crisis de los misiles fue la demostración para los dirigentes del imperialismo estalinista de que no disponían de los medios para desafiar al jefe del otro bloque ante sus propias narices y que deberían ser prudentes en Latinoamérica.

Eso es lo que Guevara y una fracción de dirigentes cubanos no quieren entender, hasta el punto de acabar siendo molestos no sólo para la URSS, sino incluso para sus propios amigos de la isla. A partir de entonces, el destino de Che Guevara quedó sellado: tras la desastrosa aventura en el Congo[7], acabará encontrándose solo en Bolivia, con un puñado de compañeros de armas, abandonado por el PC boliviano, el cual, finalmente, tras muchos rodeos, acabará adoptando la nueva línea de Moscú. Para las fracciones más "moscovitas", los defensores de la táctica del "foco" guerrillero eran una cuerda de pequeñoburgueses con ganas de aventuras, "aislados  de las masas". Y para las facciones de los PC favorables a la lucha armada, con sus apoyos críticos de todo tipo, los "dirigentes" de los PC eran unos "revolucionarios de salón", unos burócratas aburguesados y demás... también ellos "aislados de las masas". Para nosotros, que nos reivindicamos de la Izquierda Comunista, no son ambas sino dos formas de la misma contrarrevolución, dos variantes de la misma gran mentira del siglo, la patraña de presentar la contrarrevolución estalinista como la continuadora de la revolución de Octubre y la URSS y sus clónicos como comunista.

¿Qué visión tenía Che Guevara de la clase obrera?

Para ti, EK, la tarea de los intelectuales sería «introducir en el proletariado la conciencia de su situación ...». Pareces en esto adoptar la visión de Che Guevara sobre "la élite revolucionaría". Pero detrás de esa posición del Che hay, en realidad, un profundo desprecio por la clase obrera. ¿Qué es lo que hay detrás de sus lirismos sobre "el hombre nuevo en la revolución cubana"?

La unidad proletaria revolucionaria tiene una base práctica muy concreta: la solidaridad de clase. Es esta solidaridad espontánea, hecha de ayuda mutua y fraternidad, lo que inspira la generosidad, la entrega, las cualidades del proletariado revolucionario. Pero esa "entrega" en boca de Guevara, suena, en el mejor de los casos, como un llamamiento casi místico al martirio supremo (hay que reconocerle que siempre estuvo listo para el sacrificio, y dispuesto sin duda a convertirse en una "ceniza" mártir por la causa imperialista que defendía, junto con todo el pueblo cubano "voluntario", en el momento de la crisis de los misiles)... Detrás de su propio comportamiento "ejemplar" está esa visión del "sacrificio" o del "heroísmo" (del mismo estilo que todos los idealismos patrioteros exaltados por el estalinismo, en la Resistencia francesa por ejemplo) que debería imponerse desde arriba, por las necesidades del Estado y bajo el mando de un "líder máximo". Esa visión contiene ese desprecio del intelectual pequeñoburgués hacia "la masa proletaria" a la que se mira desde arriba, a la que hay que "educar"  para que acabe entendiendo lo grandioso de la revolución y sus ventajas. «Este ente multifacético [la masa], escribe con condescendencia Guevara,  no (...) actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.» (...) «Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya» (El socialismo y el hombre en Cuba, 1965).

De hecho, cuando nos dices «que no hay razón para reducir el concepto de proletariado a los obreros únicamente», tu razonamiento se arraiga sin duda y, quizás, involuntariamente, en esa visión despectiva de la clase obrera[8]. De hecho, una de las características comunes de esos avatares del estalinismo (desde el maoísmo al castrismo), es su desconfianza y su desprecio por la clase obrera, haciendo de un mítico campesinado pobre el "agente de la revolución" dirigido por unos intelectuales poseedores de la conciencia que "introducen" en el cerebro de las masas. En el mejor de los casos, la clase obrera era para esos neoestalinistas, una masa de maniobra que les servía de referencia histórica, un comparsa de su revolución. No hay en ningún escrito de esos "revolucionarios", y menos todavía en su práctica, la menor referencia a la clase obrera organizada como tal y a las organizaciones del poder de clase, los soviets. Esos clónicos del estalinismo ya no necesitan disfrazar su ideología capitalista de Estado y hablar de consejos obreros u otras expresiones de la vida proletaria durante la oleada revolucionaria de 1917-1927. Ya solo queda el Estado, dirigido por gente "ilustrada" y, abajo, las masas, a las cuales se les deja, a veces, dar pruebas de "iniciativa", encuadrada en "comités de defensa de la revolución" y demás organismos de vigilancia social.

Y en Cuba, uno de los primeros órganos de encuadramiento y dirección de la clase obrera fueron, una vez más y sin sorpresa, los sindicatos. Los sindicatos cubanos (CTC) eran ya unos sindicatos, al modo americano, perfectamente integrados en el "capitalismo liberal" y sus corruptelas. Y van a ser rápidamente transformados por la dirección cubana, en 1960, en sindicatos al gusto estalinista, según el modelo estatal. Entre las primeras decisiones de los sindicatos del régimen castrista estará la de alinear los salarios por abajo y hacer respetar la prohibición de las huelgas en las empresas. Y también se justificará ese ataque contra la clase obrera con la ideología antiyanqui y de "defensa del pueblo cubano". Aprovechando en 1960 una huelga contra la baja de salarios de obreros de empresas pertenecientes a capital estadounidense, los dirigentes castristas estigmatizan esa huelga de "privilegiados" para declarar la "huelga a la huelga" en palabras del nuevo dirigente castrista de la CTC.

***

En estas semanas nos han llenado las pantallas con las controversias sobre la vida y milagros del Che. Por un lado, en la línea de los propagandistas de la "muerte del comunismo", las fracciones derechistas o centristas de la burguesía van a aprovechar la ocasión para recalentar su bazofia con la ayuda servil de algún que otro historiador arrepentido, listos ahora a denunciar el papel "antidemocrático" del Che, su papel de ejecutante en jefe responsable de los tribunales "revolucionarios" al principio de la era castrista, despotricando unos y otros en las pantallas sobre si las ejecuciones fueron "excesivas", si hubo o no un "baño de sangre", si fue una justicia "arbitraria" o, al contrario, "moderada". Para nosotros, como decíamos antes, sencillamente desempeñó el papel necesario para instaurar un nuevo régimen tan burgués, capitalista y represivo como el precedente. Y, por el otro lado, nos sirven mentiras o medias verdades en su honra. No hay más que ver cómo la Liga Comunista Revolucionaria, en Francia, en su voluntad de ocupar el sillón del moribundo Partido Comunista Francés y ser el primer partido "anticapitalista" de Francia, ha vuelto a sacar al Che, explotando a mansalva su imagen "joven y rebelde"[9].

Estimado compañero EK, la realidad es ésa: detrás de la camiseta con la efigie del Che, hay, sin duda, un corazón generoso y sincero de personas que quieren combatir contra las injusticias y las atrocidades de este mundo capitalista. Y, precisamente, si tanto ponen algunos por delante al Che es precisamente para esterilizar el entusiasmo que acompaña la pasión revolucionaria. Pero el Che no es sino una de las figuras de la larga cohorte de dirigentes nacionalistas y estalinistas, sin duda más atractiva que las demás, pero representativa, sin embargo, de ese avatar tropical de la contrarrevolución que es el castrismo.

A pesar de todas nuestras divergencias, compañero EK, la discusión sigue abierta....

Corriente comunista internacional



[1] El éxito de la operación del derrocamiento de Batista por Castro y Guevara se benefició, de hecho, del apoyo de EEUU y de la comprensión de una parte de la derecha, a quienes había empezado a molestarles seriamente el nivel de corrupción del régimen. El gobierno estadounidense decidió el embargo de armas hacia Cuba, lo cual privó definitivamente de medios  a Batista para luchar contra la guerrilla. Será al cabo de unos meses de ejercicio del nuevo poder castrista cuando las relaciones entre EEUU y Cuba acabarán deteriorándose y, ante la amenaza de intervención de aquel país, el régimen castrista empezaría a integrarse en el bloque ruso.

[2] Cita muy conocida del Manifiesto Comunista de 1848, redactado por Marx y Engels.

[3] Hemos escrito mucho sobre Octubre de 1917. Pueden leerse los textos recientes: el artículo "Octubre del 17: La mayor experiencia revolucionaria de la clase obrera" (Revista internacional n°131, 2007); el folleto: Octubre de 1917, inicio de la revolución mundial. Las masas obreras se apoderan de su propio destino; el texto de presentación de nuestras reuniones públicas "Hace 90 años la revolución de Octubre de 1917", en https://es.internationalism.org. y el artículo "El estalinismo es el enterrador de la Revolución rusa" (Revolution Internationale n°383, octubre de 2007, en francés)

[4] Organización de Estados Americanos, organismo continental, en realidad al servicio de EE.UU, y del que fue excluida la Cuba castrista.

[5] Escrito en el momento de la "crisis de los misiles", se publicará más tarde, en 1968, en una revista del ejército cubano. Reproducido en la biografía del Che de Pierre Kalfon (y traducido del francés por nosotros).

 

[7] En 1965, quizás para poner en práctica la consigna de "Dos, tres Vietnam...", un puñado de cubanos se planta en el este de la República del Congo (ex Zaire) para organizar un "foco antiimperialista", todo organizado por los servicios secretos cubanos con el acuerdo de la URSS (quizás, también, para quitárselo de encima...). Desde el principio la aventura congoleña aparece como un desastre anunciado: Guevara se encuentra bajo las órdenes políticas de una banda de dirigentes congoleños (entre ellos Kabila, futuro presidente-dictador de Zaire en los años 1990), unos aventureros que se pegan la gran vida gracias a los subsidios soviéticos y chinos. La población, por su parte, que por lo visto iba a recibir con los brazos abiertos a sus "liberadores", se queda más bien pasmada a la vista de esa gente salida de no se sabe dónde. Fue una anticipación de lo que iba a ocurrir en Bolivia al año siguiente. Hay que decir que más tarde, por cuenta del imperialismo ruso, miles de cubanos siguieron sirviendo de "instructores militares" (y de carne de cañón) en varias "guerras de liberación nacional" en tierras africanas ((Guinea-Bissau, Mozambique, Angola,...) hasta el desmoronamiento de la URSS y de su bloque a principios de los años 90.

[8] No podemos desarrollar aquí qué es el proletariado o clase obrera, dos expresiones equivalentes para nosotros. Digamos, eso sí que nuestra visión de la clase obrera no tiene nada que ver con la sociología ni con esas imágenes de estampa realista del obrero en mono y alpargatas.

[9] El líder de la LCR, Olivier Besancenot, afirmó durante la campaña electoral francesa que su partido se identifica mucho más hoy con el Che que con Trotski, aún cuando desde su nacimiento esa organización legitimaba, fraudulentamente, su pertenencia a la clase obrera, reivindicándose ante todo de aquél gran militante bolchevique. A Marx le gustaba subrayar las ironías de la historia. Y es hoy una de las más mordientes el comprobar que esta nueva propaganda de la LCR, en su afán de parecer joven y estar en la onda para atraerse a la nuevas generaciones de la clase obrera, se reivindica de un heredero, en fin de cuentas, de la camada estalinista y de su ideología, esa misma jauría que asesinó hace más de sesenta años a un revolucionario que por muchas incomprensiones que tuviera, lo era de verdad, un tal... León Trotski...

Corrientes políticas y referencias: 

Contra el veneno nacionalista, el antídoto internacionalista del proletariado

 

Como desenmascaró el Marxismo a mediados del siglo XIX los términos nación o estado nacional sirven a la burguesía para ocultar sus intereses de clase explotadora bajo una bandera tras la que trata de arrastrar al proletariado y a otras capas sociales. Aunque también hay que decir que el movimiento obrero durante el período ascendente del capitalismo (que acaba en 1914 con la Primera Guerra Mundial) apoyó puntualmente la constitución de los grandes estados nacionales para acabar con los restos del feudalismo y acelerar el desarrollo de las fuerzas productivas que pudieran crear las bases de la revolución comunista.

Todo este período acaba con la Primera Guerra Mundial, ya que se abre la etapa de decadencia del capitalismo y la era de guerras imperialistas que llevan a la humanidad a la barbarie más absoluta, pero también se abre el período de las revoluciones proletarias como demostró la oleada revolucionaria de 1917 a 1923. A partir de 1914 ya no hay posibilidades de verdaderas revoluciones burguesas y de liberaciones nacionales, y el principio de autodeterminación nacional deja de tener sentido, teniendo razón Rosa Luxemburgo frente a Lenin: «La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un fenómeno natural por naturaleza, un todo inseparable que no se puede comprender más que en sus relaciones recíprocas y al cual ningún estado podría sustraerse» (Rosa Luxemburgo: La crisis de la socialdemocracia, página 134. Editorial Anagrama. Barcelona 1976, el subrayado es nuestro). Y también "La primera tarea del socialismo es la liberación espiritual del proletariado de la tutela de la burguesía, tutela que se manifiesta por la influencia de la ideología nacionalista. La acción de las secciones nacionales, tanto en el parlamento como en la prensa, debe tener por objetivo la denuncia del hecho de que la fraseología tradicional del nacionalismo es el instrumento de la dominación burguesa" (ídem, páginas 170 y 171).

Actualmente asistimos a una auténtica campaña nacionalista por parte de la burguesía española que pretende intoxicar a la clase trabajadora. Es verdad que esa campaña se apoya efectivamente en las querellas entre sectores de la burguesía española aquejada de problemas de mala soldadura del Estado nacional, problemas estos que en el período de descomposición del capitalismo tienden a agravarse con la imposición "del cada uno a la suya". Así sectores de las burguesías regionales vasca y catalana pujan por la soberanía y la independencia, y otras, a la chita callando, se enquistan en sus gobiernos autonómicos que se han convertido en verdaderos reinos de Taifas contemporáneos. Pero más allá de esas eternas disputas, lo cierto es que el objetivo de esta campaña es dificultar la toma de conciencia por parte del proletariado ante un capitalismo en descomposición y en quiebra económica que nos lleva a la barbarie en los cinco continentes.

El capitalismo español se ve asolado por crecientes dificultades tanto en el terreno económico (en el que está perdiendo competitividad a marchas forzadas) como en el de la defensa de sus intereses imperialistas, como se pone de manifiesto en su creciente pérdida de autoridad en zonas que le son especialmente sensibles. Por un lado el Magreb, donde tras el desaire que hace unos meses le propinó la burguesía argelina en materia energética; hemos visto recientemente la acentuación de las reivindicaciones de Marruecos, a las que la burguesía española ha debido responder en solitario. Por otro lado la reciente Cumbre Iberoamericana amén de poner de manifiesto lo obsoleto de los convencionalismos diplomáticos en el caos de peleas barriobajeras en que se ha convertido el escenario imperialista actual, ha puesto de manifiesto igualmente el creciente aislamiento de la posición española incluso entre sus hasta hace poco aliados más "leales".

En este contexto de dificultades para el capitalismo español, exacerbado por el inicio de una recesión económica cuyas consecuencias y efectos de paro y miseria padecerá el proletariado, nos encontramos con esta ofensiva nacionalista desde las dos vertientes: tanto la españolista, con los viajes de los reyes a Ceuta y Melilla, como la regionalista a través del referéndum soberanista de Ibarretxe y los envites independentistas del nacionalismo catalán. La clase obrera al contrario que en los años treinta del siglo pasado no está derrotada, y por tanto no se deja arrastrar por la clase dominante detrás de la bandera nacionalista y de la guerra imperialista. Los ejércitos nacionales no son capaces de cubrir sus vacantes de soldados profesionales, y la debacle del ejército norteamericano en la guerra de Irak tiene sus motivos profundos en esta repugnancia y rechazo del proletariado a la ideología nacionalista y a la guerra.

Pero si la burguesía española no es capaz de ilusionar a la clase obrera con la "gran nación española" ni con las "nacioncillas" vasca y catalana, no va a renunciar a utilizar la ideología nacionalista como medio de fragmentar, de dividir la lucha de su enemigo histórico que es el proletariado. Frente a la creciente desesperación en que se van a sumir muchas familias obreras, las ideologías xenófobas, de buscar en los trabajadores de otras regiones u otros países, el chivo expiatorio al que culpabilizar del paro, del deterioro de las infraestructuras, de los recortes de las prestaciones sociales,... puede dificultar el desarrollo de una creciente solidaridad, de una lucha unida como clase, de una toma de conciencia de que a diferencia de la clase explotadora que por su propia naturaleza está dividida en intereses encontrados y no puede hallar más terreno común que la nación; la clase explotada, también por ese mismo carácter, porque no tiene más propiedad que su fuerza de trabajo, ni más tierra que la que le cubre en los cementerios,... por esa misma naturaleza, decimos, es capaz de llevar a cabo la verdadera unificación de la sociedad humana. Los trabajadores no tienen ninguna patria ni bandera nacional que defender, su auténtica misión en la historia como crisol de la humanidad explotada y sufriente es acabar mediante la revolución comunista con la explotación del hombre por el hombre: "Todas las clases anteriores que conquistaban la hegemonía trataban de asegurarse su posición existencial ya conquistada sometiendo a toda la sociedad a las condiciones de su modo de apropiación. Los proletarios solo pueden conquistar las fuerzas productivas sociales aboliendo su propio modo de apropiación en vigencia hasta el presente, aboliendo con ello todo el modo de apropiación vigente hasta la fecha. Los proletarios no tienen nada propio que consolidar; sólo tienen que destruir todo cuanto, hasta el presente, ha asegurado y garantizado la propiedad privada.

Todos los movimientos existentes hasta la actualidad han sido movimientos de minorías o en el interés de minorías. El movimiento proletario es el movimiento independiente de una ingente mayoría. El proletariado, estrato inferior de la sociedad actual, no puede alzarse, no puede erguirse sin hacer saltar por los aires toda la superestructura de los estratos que conforman la sociedad oficial...(Marx y Engels: El Manifiesto Comunista, página 147. Editorial Crítica, Barcelona 1978).

Frente al mundo burgués del nacionalismo y la confrontación entre naciones que lleva al género humano a las guerras y la barbarie, opongamos los valores del proletariado: la solidaridad y el internacionalismo en un mundo sin clases.

Pel/ET 8 de Noviembre de 2007.

Situación nacional: 

Debate sobre la situación actual de la lucha de clases

Presentamos a continuación la traducción al español de una contribución de un compañero que simpatiza con nuestras posiciones a una Reunión Pública que celebró recientemente en Londres nuestra sección en Gran Bretaña. Tras el texto aportamos unos breves comentarios.

 

¡Hola!:

Como probablemente conoceréis asistiré a vuestra próxima Reunión Pública en Londres. Quiero agradecer por adelantado vuestra hospitalidad.

Las Reuniones Públicas que organiza la CCI son, por lo que yo conozco, un medio para contribuir a la discusión entre trabajadores y también contribuyen a romper el aislamiento, la insolidaridad, la falta de comunicación, el rechazo del pensamiento y de la teoría, la deshumanización..., las cuales desafortunadamente tienen una persistente presencia en nuestros días.

Tal es la razón por la cual, pese a mis problemas con la lengua inglesa, me gustaría hacer una corta contribución a vuestra próxima Reunión Pública sobre el tema (o temas) que me preocupan y que considero muy importantes: el peso de lo que puede llamarse la descomposición social (deshumanización, aislamiento, irracionalismo etc.) los cuales envenenan la vida diaria y su entorno a los trabajadores en las escuelas, los barrios, las calles... Esto, unido a la falta de experiencias de auto-organización, solidaridad, discusión, acción colectiva etc., se levantan como enormes obstáculos frente a la clase trabajadora (especialmente en la jóvenes generaciones precisamente porque sufren en un grado más intenso la descomposición social y el impacto de la falta de experiencia) para que desarrolle las respuestas que hacen falta frente a los problemas que la sociedad presenta y pueda ir asentando las bases de una alternativa revolucionaria.

La organización social actual, lejos de aparecer clara para nosotros (trabajadores, "gente normal") como una sociedad dividida en clases entre una clase dominante minoritaria interesada en mantener el presente estado de cosas (con las implicaciones obvias que ello tiene de sufrimiento humano), y una mayoría explotada que no puede encontrar ningún beneficio o alivio en la continuidad de esta sociedad, y dentro de esta mayoría la existencia de una clase social capaz de desarrollar un movimiento político y social con capacidad para cambiar radicalmente la actual organización social. No, Lejos de tomar tal punto de vista (especialmente el de que existe una fuerza social capaz de realizar un cambio radical), el sentimiento general, el punto de vista general que nos empuja, es que vivimos en una jungla en la cual has de luchar individualmente para sobrevivir.  Esta visión general es así porque constituye la tendencia general de la sociedad y constituye la vida real de la gran mayoría de la población y de los trabajadores.

Para decirlo brevemente: es imposible que algo llamado "conciencia de clase" aparezca cuando nuestra vida diaria es la negación de la existencia de clase: es, hablando de forma general, la lucha individual por la supervivencia lo que marca cada estadio de esta (escuelas y centros de enseñanza, calles y barrios, lugares de trabajo).

Desde mi punto de vista, la sociedad entera en general y las jóvenes generaciones de la clase obrera en particular, sufren la influencia negativa de la falta de un "movimiento real", la falta de un movimiento social que exprese la solidaridad, la auto-organización, la voluntad de transformación social, el coraje, la comunicación... En resumen, lo opuesto a la vida social bajo la sociedad capitalista. Sin este movimiento real que pueda expresar y desarrollar embrionariamente una alternativa a través de experiencias reales, desgraciadamente, un cambio aparece más como una utopía que como posibilidad real expresada por un movimiento real.

Por consiguiente, la gran cuestión sería: ¿cómo puede este movimiento social desarrollarse realmente?

En este punto entramos en un círculo vicioso: un mayor crecimiento de la descomposición social significa que la alternativa de la clase obrera (extensión, comunicación, unidad, solidaridad, voluntad de cambio, auto-organización) no se puede desarrollar; por tanto, cuanto menos está presente la clase obrera como un movimiento social (no como una categoría sociológica) menos puede proyectar una transformación revolucionaria de la actual sociedad; cuanto menos puede proyectarse la perspectiva de otra sociedad, más la teoría de "cada uno a la suya" crece y cada uno trata de vivir a través de la individualización, la falta de comunicación, mayor es la competencia... más se ve todo eso como normal etc.

¿Cómo se puede romper esa cadena? ¿Cómo podemos en el medio de tal círculo cuando su desarrollo, en lugar de empujarnos hacia un movimiento revolucionario está erosionando sus bases? ¿Cómo puede hacerse si "el movimiento real que suprime el actual estado de cosas" no existe en nuestra vida diaria?

Bien, hay básicamente dos opciones para la clase trabajadora: bien simplemente mantener una actitud pasiva y tratar de adaptase cada cual y sobrevivir individualmente en el medio de esta jungla de la sociedad capitalista, cada vez en mayor oposición con las necesidades humanas y la felicidad; o bien, tratar de romper esta tendencia, romper este "círculo vicioso" y confrontar nuestras necesidades humanas con las necesidades y la estructura de esta sociedad a través de la única vía posible: con una lucha colectiva solidaria.

Obviamente, la única esperanza para el futuro y el presente de la humanidad viene de la segunda opción. Y obviamente tal movimiento no puede ser creado artificialmente, pero está suficientemente claro también que es necesario algo que empuje esto, que "prepare el terreno", para ese desarrollo, a través de una minoría de personas, que, de una manera clara, vean que esta segunda opción es la única vía realista y efectiva. ¿Cómo hacerlo? Quisiera desarrollar algunos puntos que considero importantes.

-         En nuestros días, más que nunca, precisamente por el peso de la descomposición social y la ausencia general de movimiento de la clase obrera, es absolutamente necesario mirar al pasado y encontrar las respuestas y las más efectivas herramientas para confrontar nuestros problemas. Recuperar, analizar y discutir experiencias del pasado no solo es importante porque nos proporciona las armas teórico-prácticas para confrontar la sociedad actual sino también, desde mi punto de vista, porque puede compensar, aunque sea parcialmente, la ausencia de un movimiento real, al mostrar que la alternativa, lejos de ser una utopía, es una posibilidad real, que las cosas pueden ser diferentes.

-         Sin embargo, no es suficiente rescatar el pasado de la lucha de los trabajadores para que la conciencia de la necesidad y la posibilidad de una alternativa revolucionaria puede ser desarrollada. Junto con ello, encuentro también necesario informar sobre las luchas y los movimientos que presentan, aunque sea de una manera aún débil, una oposición y una alternativa a la actual sociedad, en orden a conectar las experiencias del pasado con las del presente.

-         Al mismo tiempo, y en relación con el punto anterior, considero muy importante contribuir a la creación de espacios de discusión, comunicación y solidaridad entre trabajadores (Reuniones Públicas, publicaciones, informes de luchas etc.) no solo como vía para romper el aislamiento y el peso de la sociedad capitalista, sino, al mismo tiempo, como medio de sentir la solidaridad y la auto organización y sentir que las cosas pueden ser diferentes. Sin esto, sin sentir, sin experimentar que las cosas pueden ser diferentes, una alternativa revolucionaria es, aunque haya una docena de programas, imposible sin la presencia de un movimiento real.

Reuniones Públicas, donde los trabajadores y los elementos que están buscando las herramientas teórico - prácticas para confrontar la sociedad actual, pueden comunicar, pueden analizar experiencias del pasado y del presente de otros trabajadores, aprender, discutir etc., todo eso es, desde mi punto de vista, constituye un aspecto muy importante en la marcha hacia una revolución social.

Bien, como he dicho, me gustaría desarrollar esta temática en la próxima reunión pública. No se, si tendré la oportunidad de leer este texto (o alguno similar) como medio para iniciar la discusión. Hasta pronto.

 

Nuestros comentarios

Las reflexiones del compañero proporcionan materia para un debate sobre la situación actual de la lucha de clases.

El compañero subraya el peso de lo que llamamos la descomposición social e ideológica del capitalismo sobre la conciencia y la capacidad de lucha de la clase obrera. El compañero incide sobre algo que tiende a ser subestimado: los factores ideológicos y subjetivos, lo que, en la jerga de un seudo-marxismo, se le llama la "superestructura". Esos factores -como hemos puesto de relieve en numerosas publicaciones[1]- son cruciales para el desarrollo de la lucha revolucionaria del proletariado.

Esos factores son especialmente cruciales en la situación actual del capitalismo caracterizada por un pudrimiento de su ideología, de sus relaciones sociales, del conjunto de sus estructuras jurídicas, políticas, morales etc., como consecuencia de su supervivencia durante largo tiempo en medio de una crisis sin salida y sin que sea posible ni una guerra imperialista general (dada la resistencia del proletariado y la población a alistarse para morir por la Patria, la Democracia y demás banderas mentirosas del Capital) ni sea tampoco posible por todo un tiempo una ofensiva revolucionaria del proletariado para salir del atolladero.

En tales condiciones, las tendencias a la insolidaridad, a la violencia irracional, al "sálvese quien pueda", son como emanaciones patógenas que emergen de las relaciones y la ideología dominantes contaminando a todos los componentes de la sociedad incluida la clase obrera. Hoy -a diferencia de hace simplemente 100 años- la idea más común es que el "ser humano no tiene remedio", es "depredador e irresponsable por naturaleza".

Esto produce la impresión -gráficamente recogida por el compañero- de un círculo vicioso: por una parte, la solidaridad, la conciencia, la capacidad de auto-organización y de acción colectiva, características históricas de la lucha del proletariado se ven erosionadas por la atmósfera dominante que empuja en sentido contrario. Pero, por otro lado, lo anterior dificulta el desarrollo de las luchas autónomas y de la conciencia de clase del proletariado, con lo cual esas características tienen una gran dificultad para madurar y afianzarse.

El compañero apunta elementos para romper ese círculo vicioso: reapropiarse de la experiencia histórica de nuestra clase (con sentido crítico como ha hecho siempre el marxismo); desarrollar espacios de debate abierto y fraternal; sacar lecciones de las luchas actuales viendo las diferencias pero también los puntos comunes con las luchas del pasado.

En ese sentido pensamos que la contribución del compañero no puede caer en saco roto. Sería muy interesante el surgimiento de un debate con nuevas aportaciones.

En particular, el texto del compañero nos suscita la siguiente cuestión:

Es cierto que podemos tener la sensación de un círculo vicioso. De un lado, la crisis, las guerras, las catástrofes del capitalismo, son cada vez más brutales, como cada vez es más dañina la putrefacción de su tejido ideológico y social. Y, por otra parte, las luchas abiertas del proletariado internacional siguen siendo globalmente demasiado limitadas, tímidas, sin lograr, por el momento, extenderse y radicalizarse. Este segundo elemento puede producir el sentimiento angustioso de que nunca saldremos del atolladero: las experiencias prácticas de solidaridad, de voluntad de cambio, de auto-organización, de pensamiento colectivo consciente, son, por el momento, extremadamente minoritarias y no tienen una resonancia pública capaz de convencer a la mayoría de la sociedad de que hay una alternativa al oscuro mundo actual.

Sin embargo, actualmente existe por todo el mundo un movimiento internacionalista de pequeñas minorías que reflexionan en profundidad sobre lo que está pasando, que se preocupan por el porvenir, que tratan de comprender las lecciones históricas de la lucha del proletariado, que se comprometen en debatir y actuar para contribuir al desarrollo de la conciencia y la lucha de nuestra clase[2]. La existencia de ese movimiento que se expresa en el terreno de la toma de conciencia ¿no es un anuncio, a la vez que un estimulante, de un movimiento mucho más amplio y masivo que está madurando en las entrañas del proletariado mundial? ¿Cómo debemos ver las dos situaciones, la de las minorías y la de la clase? ¿Cómo dos movimientos separados que corren paralelos el uno al otro sin juntarse? O ¿cómo partes constituyentes de una misma unidad, como las diferentes dimensiones de la lucha de clase del proletariado?

CCI 15-11-07

 



[1] Ver Texto de orientación sobre ética y marxismo en Revista Internacional números 127 y 128 /revista-internacional/200703/1301/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-ii y /revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i ; La confianza y la solidaridad en el movimiento obrero en Revista Internacional números 111 y 112 (sólo disponemos de versión escrita); Tesis sobre la descomposición del capitalismo en Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

[2] Ver en Revista Internacional nº 130: 17 Congreso de la CCI, un fortalecimiento internacional del campo proletario, /revista-internacional/200708/2005/xviio-congreso-de-la-cci-un-fortalecimiento-internacional-del-camp

Vida de la CCI: 

Noticias y actualidad: 

El tsunami de los precios arrasa los bolsillos de los trabajadores

 

Cual gota malaya que día tras día aumenta la tortura, así se acumulan también las desgracias para los trabajadores, sometidos a una imparable degradación de sus condiciones de vida. Si el verano nos trajo el mazazo de las bestiales subidas de las hipotecas y del coste de los préstamos, los últimos meses se están caracterizando por una criminal agudización de la carestía de los bienes de primera necesidad. Y no nos referimos únicamente a la progresiva escalada de la inflación que, incluso según estadísticas oficiales, devora año tras año la capacidad adquisitiva de los salarios, sino a un auténtico tsunami, Ea la catástrofe que representan para la supervivencia cotidiana de los trabajadores los aumentos de los precios de carburantes (8%), transportes (5%), educación (4'5%) y sobre todo de los alimentos (el pan ha subido el ultimo año un 13'4% , los huevos un 9%, el pollo un 14'5%, la leche un 24'2%,...). Asistimos en las últimas semanas a súbitos encarecimientos de los productos de primera necesidad, como no se conocían, al menos en los países "desarrollados", desde la década de los años 70.  Entonces, sin embargo, el desempleo era aún muy minoritario, y la plaga de la precariedad apenas se había extendido en las filas obreras. Hoy, en cambio, la carestía de la vida se cierne sobre familias obreras en las que aumenta el desempleo (y más que lo va  a hacer con el "parón" de la construcción) y donde el chantaje de las renovaciones de los contratos temporales mantiene dictatorialmente a raya los salarios de los trabajadores. ¿Cómo se puede hacer frente entonces a encarecimientos de la cesta básica de la compra?

Igualmente se da muy frecuentemente el caso de familias obreras que han comprometido una parte muy importante de sus ingresos en conseguir una vivienda (en compra o alquiler), confiados en poder recortar gastos de otros capítulos como alimentación o transporte,... ¿Qué margen de maniobra les queda ahora a estos compañeros atrapados entre la espada de una subsistencia cada vez más miserable y la pared del desahucio?  ¿Cómo vamos a salir de esta?,...

 

 

¿Por qué suben los precios?

 

Los servidores de la explotación capitalista son cada vez más conscientes de que ante la degradación de sus condiciones de vida se está generando ente los explotados una creciente inquietud, un arraigado cuestionamiento del sistema social capitalista, y del futuro que este puede deparar a la humanidad. Futuro cuya tenebrosidad se anuncia cada vez más nítidamente. El aumento de la inflación se da, como decíamos al principio, al mismo tiempo que se acumulan los signos de una «contracción de la actividad económica». Lo que los propios expertos de la burguesía vaticinan es una explosiva combinación de estancamiento e inflación, es decir de despidos y miseria.

Para impedir la toma de conciencia de esa siniestra perspectiva, la burguesía trata de explicar cada uno de estos signos por separado, como si cada uno de ellos obedeciera a una situación particular o coyuntural, y no fuera en cambio, el resultado del callejón sin salida en que se haya metido el capitalismo mundial como modo de producción. Así, cuando las tormentas financieras de este verano, echaron la culpa a un sector de capitalistas que, "irresponsablemente" habían tratado de sacar tajada del boom inmobiliario. Hoy, meses después, estas explicaciones tan peregrinas han ido desapareciendo de los periódicos, y lo que se ha quedado es una crisis no ya del sector inmobiliario norteamericano sino del conjunto del sistema financiero internacional.

Otro tanto vemos hoy con las "explicaciones" sobre el tsunami de los precios de los alimentos, a cual más peregrina: así la subida del precio del pan se atribuye al "efecto llamada" de las fábricas de biocombustible (que, en realidad, apenas absorben el 2% de la producción de cereales) o de la demanda de los países emergentes como China o la India (¿?); si sube el pollo es por el incremento de la población inmigrante, sobre todo la musulmana, o por la reducción de la producción como consecuencia de la gripe aviar; si la leche sube, etc.,... Incluso cuando se quieren poner más "rigurosos" acuden esta vez sí, a una singular "teoría de la conspiración", según la cual, tras los aumentos de precios de los alimentos se esconde la mano del "contubernio" de los distribuidores para especular con los alimentos.

Y puede que cada una de estas razones tenga hasta su pizca de verdad. Pero no cabe duda de que se trata de explicaciones sesgadas que tratan, ante todo, de salvar la cara del  sistema capitalista en su conjunto. Es este mismo sistema, y sobre todo sus sectores más "solventes" quienes tienen un papel capital en el reciente y brutal repunte de la inflación, dándole a la máquina del dinero. Así por ejemplo mientras el Estado "democrático" se ofrece como investigador de prácticas fraudulentas contra las leyes de la competencia, resulta que los bancos centrales tanto en Europa como en USA "inyectan" centenares de miles de millones de dólares y de euros para evitar el colapso de la economía por la crisis financiera internacional.

La Reserva federal norteamericana ha inyectado nuevamente la semana pasada más de 50 mil millones de dólares, al mismo tiempo que ha reducido más aún el tipo de interés para tratar de insuflar vitalidad a una economía que ve ya caídas de los índices de producción industrial como hemos visto recientemente. En esa cueva de ladrones que es la comunidad mundial, esta maniobra obliga a sus competidores a responder con las cartas que cada uno de ellos dispone. A tal desafío, la economía china responde rebajando aún más sus propios tipos de interés, hasta hacerlos prácticamente negativos,  cuando ya su economía se encuentra más que "recalentada". En consecuencia una de las principales exportaciones de los países emergentes es hoy,... la inflación.

Una de las muestras del callejón sin salida en que se haya hoy el capitalismo mundial es precisamente que el abaratamiento de los productos logrado merced a una brutal explotación de la clase obrera y a una catastrófica degradación medioambiental, queda dramáticamente compensado con la carga inflacionaria de la ingente cantidad de dinero que debe moverse para darle un mínimo de aire al sistema financiero internacional.

Otro ejemplo de ese atolladero histórico es lo que sucede con el llamado "milagro" económico español, que ha vivido en los últimos años (con González y con Aznar, con éste y con Zapatero) desmantelando gran parte de sus sectores productivos en aras a recibir las subvenciones de la Unión Europea, que se ha volcado desde principios de los 90 en la vorágine de la especulación inmobiliaria en las ciudades y en el campo, una vorágine extremadamente dependiente además del crédito exterior. ¡Y aún se preguntan los políticos porque la inflación sube en España el doble que en la Eurozona!

 

 

Para la clase obrera no hay más alternativa que la lucha

 

Al principio de este artículo recogíamos la pregunta que cunde en muchos hogares obreros ¿Cómo vamos a salir de ésta? La maquinaria propagandística de la burguesía quiere meternos en la cabeza sus falsas respuestas: confiar en las leyes del Estado democrático para que castigue a los "especuladores", apostar por viejos o nuevos equipos de gobierno en las próximas elecciones,... Criminales ilusiones.

Lo único con que la clase trabajadora puede contar para frenar la degradación de sus condiciones de vida y trabajo es su lucha masiva y unida. Esa es la experiencia que mostraron por ejemplo las luchas de los años 70, en que la suma de luchas de muchos sectores obreros generó una fuerza que aprovechamos todos para imponer, por ejemplo, subidas salariales iguales para todos los trabajadores y por encima de la inflación real.

Como siempre ha mostrado la historia del proletariado, la principal conquista de esas luchas no fue tanto la consecución de la reivindicación económica, sino el sentimiento de unidad, de solidaridad y de confianza que generaron en las filas de los trabajadores. Una unidad y una confianza en nuestras propias fuerzas que necesitamos hoy más que nunca porque constituyen la única esperanza para escapar del futuro de miseria  con que el capitalismo amenaza a la humanidad.

 

Etsoem. 18 de Noviembre de 2007

 

Situación nacional: 

Financiación oculta de los sindicatos: Los perros de presa mantenidos y alimentados por sus amos

 

 

A finales de Septiembre, ha salido a la luz un mini-escándalo que ha puesto en evidencia la estrecha relación que existe entre patronal y sindicatos.

¿En que consiste el asunto?: Todo comenzó por la alerta lanzada por algunos empleados de la Banque Nationale du Paris (BNP) intrigados por las retiradas de enormes cantidades de dinero en efectivo (entre 150.000 y 200.000 €) por parte de Denis Gautier-Sauvagnac, presidente de la Unión de Industrias y oficios de la metalurgia (UIMM). En ese momento, se abrió la caja de Pandora. Interventores de la citada entidad comenzaron a investigar sobre la retirada de cantidades de dinero que en su monto global representaban, en un principio 5,6 millones de €, más tarde 9,6 millones y, a día de hoy, ¡20 millones de €! . La pregunta “del millón” es: ¿a que se ha destinado tal cantidad de dinero?. 

Rápidamente la respuesta aparece como una evidencia. Se revela el secreto del polichinela: una gran parte de este dinero ha ido a parar al...¡ bolsillo de los sindicatos ¡. El mismo Denis Gautier-Sauvagnac ha tenido que reconocer que estos fondos servían para “hacer más fluidas las relaciones sociales” (y que mejor que liquidez para “fluidificar las relaciones sociales”). Hasta aquí nada de extraño o excepcional. El citado patrón no es un elemento especialmente corrupto, al menos no más que todos sus colegas. De hecho, ha continuado una práctica que se viene dando desde hace más de un siglo. El presidente de la UIMM entre los años 1.994 a 1.999, Daniel Dewavrin, ha reconocido abiertamente haber utilizado este mismo medio para asegurar la financiación sindical. El presidente del Consejo Nacional de la Patronal Francesa (CNPF) de 1.981 a 1.986, Yvon Gattaz aseguró en cierta ocasión “...es una tradición desde 1.984 que exista una caja que alimenta las necesidades de los sindicatos (...) no es solo para las situaciones especiales (en las negociaciones salariales), es una financiación normal...”. Como remate vemos que, Francois Ceyrac, otro antiguo presidente tanto de la UIMM como de la CNPF, escribe ante la inquietud de sus actuales colegas (en una carta publicada por el diario Le Monde): “...Estoy muy bien situado para saber que las acciones que hoy os quieren recriminar, consisten ni más ni menos que en dar ayudas materiales de todo tipo a diversos colaboradores de la vida social, acciones que están en completa continuidad histórica con la labor de la UIMM en el sentido de buscar y desarrollar el dialogo social...” (sic¡¡¡). En otras palabras, parafraseando al actual presidente de la patronal MEDEF, estos lazos financieros estrechos entre patronal y sindicatos son “un secreto de familia”. En efecto, se trata efectivamente de “una financiación normal”, entre miembros de una misma “familia”, una familia que se llama: burguesía.

Ante todas estas “revelaciones”, la protesta sindical ha sido, como poco, espesa y muy discreta. Todos los trabajadores conocemos a diferentes representantes sindicales que nos invitan regular e insistentemente a sindicarnos, a “adherir a la causa”, o al menos, a sostener financieramente..la lucha sindical. Igualmente, todos los trabajadores conocemos la cantinela sindical clásica que viene a decir “...el sindicato, es una organización que te defiende cotidianamente y que te pertenece. Gracias a las cotizaciones de los trabajadores, a tu cotización, puede desarrollar este trabajo...”. Los sindicatos, órganos de lucha de los trabajadores, financiados por los trabajadores...he aquí uno de los pilares de la ideología sindical. Pues bien, cuando un asunto como el citado en este artículo pone al descubierto la mentira de esta propaganda sindical, poniendo en cuestión esta ideología, los sindicatos hablan con la boca pequeña ¿Por qué esta actitud?.

Con una pequeña encuesta en la RED INTERNET, utilizando el buscador de Google, podremos comprenderlo. Asuntos y testimonios de este tipo de financiación oculta aparecen con cierta facilidad. He aquí algunos pequeños ejemplos tomados al azar.

En el año 2.000, la Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS) investigo la Caja de Jubilaciones Ínter empresas (CRI, una caja para ayudas complementarias al régimen de los asalariados (Arrco) y, se descubrió el pastel: “... la investigación efectuada entre Febrero y Mayo de 1.999, puso en evidencia todo un sistema de financiación más directa e indirecta de los sindicatos (...) Según este informe, el CRI donó entre 1.995 y 1.999, 34,3 millones de francos a los sindicatos, ya sea en forma de salarios para sus miembros permanentes, presentados como cuentas entregadas a ´delegados exteriores` o en ´convenciones de asistencia técnica` previstas tanto en honorarios  como en reembolso de gastos..” . Cuatro años más tarde, la citada inspección (IGAS), vuelve a poner el “dedo en la llaga” en esta ocasión a propósito del delicado tema de las llamadas “puestas a disposición”, es decir, los miles de sueldos puestos a disposición de los sindicatos en las empresas públicas y en las administraciones. Este es el informe, en términos claros de los inspectores del IGAS a propósito del asunto: “...Es público y notorio que numerosos permanentes de los sindicatos están al servicio del Estado, los organismos de la Seguridad Social y empresas públicas o privadas sin ninguna base jurídica  (1). La publicación semanal Marianne (2) nos facilita igualmente una significativa cantidad de ejemplos en el mismo sentido: “...La CGT ha debido admitir, hace 4 años, que ha recibido dinero de la empresa Vivendi en forma de publicidad sobre valorada (120.000€ por página) en su revista semanal ´La vida obrera`, en 2.001 (...) En el mismo sentido, ¿porque empresas como Thalés o Dassault, que nada tienen que vender al gran público han comprado a precios elevadísimos páginas de publicidad en la revista ´El metalúrgico` de la CFTC (....), Recientemente los representantes de la Unión Federal de Transportes han explicado a los diputados encargados del asunto como la CGT incluía sistemáticamente en los acuerdos sobre los servicios mínimos a mantener en los conflictos laborales, la necesidad de remunerar con fondos de la empresas al menos a un centenar de sus miembros permanentes...” .

Oficialmente, sin tener en consideración la dimensión real de todas estas maniobras ocultas y, considerando nada más la parte que ha emergido de este iceberg, sabemos que el Estado financia generosamente a los sindicatos a base de subvenciones públicas. La CGT por ejemplo, percibió 145 millones de € (libres de impuestos) en un presupuesto total de 220.6 millones de € (3), más claro, ¡ un 66% de su presupuesto es pagado directamente por la burguesía!. ¿Por qué estaría la burguesía interesada en mantener tan generosamente a estos “organismos de lucha”?. ¿Por qué la burguesía invita a los trabajadores a pagar cuotas sindicales que después encuentran incluso exenciones fiscales?. ¿ Por qué estaría en financiar a sus “peores enemigos”? ya que ha quedado claro que no se trata de la acción de tal o cual corrupto burócrata empresarial o sindical. El dirigente patronal, Yvon Gattaz , tiene todo la razón cuando afirma que este dinero no se usa para hacerlo “valer” en las negociaciones sino que se trata de una “financiación regular y normal”.

 Los sindicatos pertenecen a la burguesía: ideológica y financieramente. Son el “Caballo de Troya” que utiliza para sabotear desde “el interior” el desarrollo de las luchas y de la reflexión obrera. ¡ Por esa razón no duda en modo alguno de la necesidad de alimentarlos, mantenerlos y cuidarlos todo lo que sea necesario, como lo que son, buenos perros de presa del capital ¡.

 

 

Artículo traducido de Revolution Internacionale, Noviembre 2007, publicación en Francia de la CCI.

 

Notas:

 

(1)   Ver en Internet, rue89.com

(2)   Marianne, del 20 al 26 de Octubre 2.007

(3)   Ver la revista, Société Civile

 

 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Luchas en Egipto: una expresión de la solidaridad y la combatividad obreras

Huelgas que duran desde hace meses, luchas en las que la solidaridad se ha desarrollado de forma ejemplar entre los trabajadores, un sentimiento muy fuerte de cólera contra la degradación de las condiciones de vida y trabajo, eso es todo lo que quiere ocultar la burguesía. Muy pocos artículos en la prensa o en Internet han dado cuenta de esta situación social en Egipto y la realidad es que muy pocos obreros en el mundo están al corriente de lo que esta sucediendo, desde el punto de vista de la lucha de clases internacional de la clase obrera, en ese país.

 

Las luchas obreras continúan desarrollándose en Egipto

 

La huelga masiva de Diciembre de 2006 en la fábrica textil de Galz.- Al Mahalla abrió el camino de las luchas masivas en este país. En nuestras publicaciones (ver por ejemplo nuestra revista en Francia, Revolution Internationale nº 380, Junio 2.007), ya mostramos la determinación y la solidaridad que desarrollaron estos obreros del textil, lucha que debe ser un referente para el combate por la solidaridad que todos los obreros debemos desarrollar.

Desde ese momento, las luchas obreras no han cesado. Desde Diciembre de 2006 a Mayo de  2007, ha habido huelgas que han implicado a miles de trabajadores de otras fábricas textiles, especialmente en Karf el Darwwa (11.700 obreros), Zelfia Textil Co. En Alejandría (6000 huelguistas) y en la fábrica textil de Abul Multaren. Otros muchos sectores obreros también han entrado en lucha: 3000 obreros en huelga durante dos días en la fábrica de Cairo Poultry Co., 9000 huelguistas en Gizeh y en los alrededores de la misma ciudad, ocupación de la factoría  Mansoura Spanish Garment Factory por 300 obreros en huelga y, movilizaciones en los transportes públicos del Cairo con el bloqueo de la línea El Cairo-Alejandría, apoyada por los conductores del metro del Cairo. Además de estas luchas, se han producido acciones de otro tipo, como por ejemplo, una sentada en la principal oficina de correos del Cairo, huelgas de panaderos, de obreros de la construcción, de empleados del Canal de Suez, de portuarios, empleados municipales, personal de los hospitales,..."...a finales de Junio, un comunicado de un sindicato norteamericano indicaba que habían finalizado más de 200 huelgas, pero nada decía de las que podían estar desarrollándose...." (Ver Mondialism.org). En 2006 hubo más de 220 huelgas espontáneas, número que sin lugar a dudas será superado en 2007.

 

La respuesta a los ataques: la lucha y la solidaridad de clase

 

En efecto, desde el 23 de Septiembre de 2007, los 27000 obreros y obreras de la empresa pública de textil de Ghazl Al-Mahalla, situada a una centena de kilómetros del Cairo, han retomado de nuevo la lucha apenas unos meses después de ser el centro de una importante movilización obrera. La promesa del Gobierno de dar a cada uno de los huelguistas un mes y medio de salario ante esta situación, detuvo la huelga. Pero, el Gobierno incapaz de mantener y hacer cumplir sus promesas, tan solo pago una parte de la misma y no a todos los huelguistas. Arguyendo que no podía pagar este compromiso, el Gobierno demuestra todo su cinismo y su nula voluntad de hacer concesiones a los trabajadores. En un país en que la media salarial esta situada entre 200 y 250 libras egipcias mensuales (unos 25 a 30 Euros), los alquileres en torno a las 300 libras egipcias por mes y en el que no dejan de aumentar los productos de primera necesidad (casi un 48% en algunos de ellos desde el último año), la realidad es que muchos obreros ya no saben como pueden hacer para alimentarse, alojarse y dar de comer a sus hijos.

En Julio de 2007, cuando de nuevo las huelgas amenazaban con extenderse, el Gobierno inmediatamente prometió pagar el equivalente a 150 días de salario a cuenta de los beneficios que pudieran obtener ese año las empresas. De nuevo, esta suma no ha llegado al bolsillo de los trabajadores. Esta nueva mentira ha relanzado la combatividad obrera que no ha dejado de acumularse y crecer, «...nos prometieron 150 días de prima, y lo único que queremos es hacer respetar nuestros derechos (...) explicaba así Mohamed el-Attar, que había sido detenido por la policía el martes pasado. Estamos decididos a ir hasta el final, afirmo este obrero tras su detención... »(Le Fígaro 01/10/07) En una de las ocupaciones de las fábricas citadas anteriormente, un cartel proclamaba «Entráis en territorio libre». Los niños de las obreras, han tenido que ir a buscar a sus madres a las empresas ya que, a las familias les ha sido imposible pagar los gastos escolares y ni siquiera, los materiales para poder estudiar. En ese contexto, de represión y engaño, las direcciones de las factorías ocupadas decretaron una semana de vacaciones con el fin de convertir la ocupación en ilegal y poder amenazar con una intervención militar.

En esta lucha contra los obreros, el Gobierno no esta sólo: esta acompañado, defendido y asesorado por sus más fieles perros de presa: los sindicatos. A pesar de ello, los obreros no están dispuestos a dejarse manejar fácilmente. «...el representante del sindicato oficial, controlado por el Estado, enviado a detener la huelga, se encuentra en el hospital tras haber sufrido la cólera de los trabajadores ante su demanda de detener la lucha...los sindicatos reciben ordenes y nosotros queremos elegir a nuestros propios representantes, explicaban los obreros...» (Le Fígaro 01/10/07).

Poco a poco la clase obrera está tomando conciencia de que su fuerza reside en la solidaridad y la unidad de clase, por encima de las divisiones que nos imponen los sectores o las corporaciones. Los obreros de las fábricas textiles de Kafr Al- Dawar declararon el último Diciembre: «...estamos en el mismo barco que vosotros y queremos hacer el mismo viaje...» cuando tomaban a su cargo la lucha y las reivindicaciones de sus compañeros de Mahalla. En esto contexto no es nada sorprendente que se desarrollen muestras de solidaridad y que se desencadenen huelgas en varios sectores simultáneamente. De hecho, manifestaciones de solidaridad entre las diferentes luchas que se desarrollaban en el Cairo se han dado en más de una ocasión, sobre todo intentado unificar las reivindicaciones de la lucha. En especial, se ha intentado imponer un salario mínimo para todos los trabajadores, salario que tuviera que ver con el aumento real y brutal de los precios[1].

Los obreros de las fábricas de Tanta Linseed and Oil han seguido el ejemplo de los obreros de Mahalla y también han defendido reivindicaciones unitarias.

 

La burguesía tiene miedo de la masividad de las luchas

 

El Gobierno no esta seguro de cómo van a poder desarrollarse los acontecimientos y el camino que pueden tomar las luchas. Por eso, en función de la evolución de la situación enseña el palo o la zanahoria. En los últimos meses ha habido una ola de represión, en especial contra los periodistas o les medios de comunicación críticos con el Gobierno. Pero ante las movilizaciones obreras se ha mostrado más prudente y ha intentado engañar a los trabajadores (como mostramos al principio del artículo), si bien las medidas de represión no deben descartarse.

Por el momento, ante la pujanza del movimiento en ascenso de los trabajadores en lucha, el Gobierno se ha visto obligado a proponer a los obreros del textil de Mahalla 120 días de prima y sanciones contra la dirección. Pero los obreros siguen sin creer en las promesas del Gobierno, promesas no cumplidas y muy inferiores a sus necesidades y reivindicaciones.

Queremos dejar bien claro que estas huelgas no han sido organizadas por los Hermanos Musulmanes como pretende hacer creer el Estado, en realidad estamos ante una verdadera oleada de indignación y de lucha de la clase obrera en Egipto y por ello, evidentemente, el Estado egipcio tiene miedo. La clase obrera de este país, es la más importante de todo el Próximo y Medio Oriente y sus luchas no pueden más que inspirar a los trabajadores de otros países de la región a seguir por el mismo camino.

 

Artículo traducido de Revolution Internationale nº 384, Noviembre 2.007. Publicación en Francia de la CCI.

 

 



[1] Este desarrollo de la combatividad y de la conciencia, el rechazo de la miseria y la desconfianza hacia los sindicatos se expresa claramente a través de las reivindicaciones de los obreros de Ghazl al-Mahalla:

 

  • Recibir el equivalente a 150 libras egipcias de salario base en concepto de beneficios anuales.
  • Retirar la confianza al comité sindical de la empresa y al director de la fábrica.
  • Incluir primas en el salario base como porcentaje no ligado al aumento de la producción.
  • Aumento de las primas para alimentación.
  • Concesión de una prima para alojamiento.
  • Fijación de un salario mínimo que tenga que en cuenta el actual aumento de precios.
  • Facilitar un medio de transporte a los trabajadores que viven lejos de la empresa.
  • Mejora de los servicios médicos.

 

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Luchas en Francia: ¡Hay que luchar unidos!

Sarkozy y sus amigos ricachones tienen la desfachatez de decirnos que hay que aceptar la reducción, cuando no la pura y simple liquidación, de los regimenes especiales de jubilación, en nombre de la «igualdad social»

Los <ferroviarios, los empleados del Metro, los trabajadores del gas o la luz, etc no están luchando por «sus privilegios». En sus asambleas generales lo han dejado bien claro: ¡ 37 años y medio PARA TODOS!.

Saben muy bien que ceder ante este ataque significa que mañana el Estado nos pedirá 41 ó 42 años de cotización para tener derecho a cobrar la pensión integra, y que retrasará le edad de jubilación a los 65 años (como pronto ocurrirá en Italia) o incluso a los 67 como ya pasa en Alemania o Dinamarca.

Este verano el Gobierno ha adoptado una ley, a la chita callando y con la complicidad de la UNEF y del Partido Socialista, que prepara una Universidad a dos bandas: una «las facultades de la excelencia» reservada a los estudiantes más ricos y otra «las facultades basura» para la mayoría de la juventud, para los hijos de los barrios más desfavorecidos, dejando clara su condición de futuros parados y trabajadores precarios.

El Gobierno también prepara su regalo para los funcionarios: eliminación de 300.000 empleos de aquí al 2012. Para los maestros la realidad diaria es: aulas masificadas; para los funcionarios: cada vez más cargas de trabajo y horas suplementarias no pagadas.

Más de lo mismo vemos en la empresa privada: montones de despidos y cierres de empresas, al tiempo que el Gobierno Sarkozy se prepara para imponer una reforma del Código Laboral que, bajo la consigna de la «flexibilidad», supone que nos podrán echar a la calle de un día para otro más fácilmente aún que ahora.

A partir del 1 de Enero del 2008 tendremos que pagar más por las medicinas que cubre el sistema de salud, gasto que se añade a las crecientes tasas hospitalarias (instituidas por el ex ministro del PCF, Ralite), y otras lindezas como la franquicia de 90 euros por actos médicos, etc

Sarkozy tiene el santo morro de decirnos que «trabajemos más para ganar más», cuando sabemos que lo que quieren es que trabajemos más ganando menos. El poder adquisitivo está cayendo en picado mientras que los precios de los alimentos de primera necesidad están por las nubes: leche y derivados lácteos, pan, patatas, frutas y verduras, legumbres, y no digamos de la carne o el pescado. Y si a eso le sumamos el precio de la vivienda nos da como resultado que cada vez un mayor numero de proletarios viven en sitios más precarios e insalubres.

Cada vez una mayor cantidad de proletarios, incluso con trabajo, son arrastrados a la miseria: sin posibilidad de alimentarse correctamente, sin techo, sin acceso a una higiene y salud dignas. Y esto no se ha acabado. Preparan ataques aún peores porque cada burguesía nacional -en este caso la francesa- tiene que hacer frente a la concurrencia de sus rivales: ¡Hay que ser competitivos! para resistir la feroz concurrencia por el mercado mundial que exacerba la agravación de la crisis del capitalismo. Y la única forma de «ser competitivos» es atacar a fondo las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera.

Para hacer frente a los ataques, hay que luchar

 

El hartazgo y la cólera que hoy vemos en las calles y en las empresas solo puede ampliarse por doquier porque todos los trabajadores se ven obligados a responder frente a los mismos ataques.

La clase obrera desde 2003 está mostrando su combatividad (que la burguesía consideraba «algo superado»): contra los recortes en las pensiones en Francia o Austria en 2003; contra la reforma del sistema sanitario, contra los despidos en el sector naval gallego en España en 2006 o en el automóvil andaluz la pasada primavera. Hoy nuestros hermanos de clase alemanes luchan por sus salarios. En todas las luchas, desde Chile a Perú hace pocos meses, desde Egipto hasta los trabajadores emigrantes de la construcción de Dubai aún mas recientemente, ... late y emerge un profundo sentimiento de solidaridad de clase que empuja hacia la extensión de la lucha contra una misma sobreexplotación. Esa misma solidaridad de clase que se expresó en la lucha de los estudiantes franceses contra el CPE la primavera del 2006, está en el centro de la situación actual. Y eso inquieta a la burguesía.

Los sindicatos sabotean y dividen la respuesta obrera

La burguesía francesa ha elegido, por razones puramente estratégicas, atacar primero los regímenes especiales de jubilación ligados a sectores particulares como los transportes públicos (ferrocarriles, metro) o el sector energético (electricidad, gas) de los que no va a sacar grandes ahorros. Su elección no ha sido tanto por razones económicas sino para tratar de dividir a la clase obrera.

La izquierda y los sindicatos están de acuerdo con el gobierno en las cuestiones de fondo, es más, han sido los primeros en decir que había que "reformar" las pensiones y los regimenes especiales de jubilación. Sin ir más lejos el antiguo primer ministro socialista, Rocard, redacto el «Libro Blanco de las pensiones», allá por los años 80, que ha sido el armazón sobre el que se han sustentado los sucesivos ataques a las pensiones, tanto de la izquierda como de la derecha. Las actuales criticas de la izquierda y los sindicatos son solo de forma: que si no se han hecho «democráticamente», que si falta «concertación», ... Pero actualmente el papel estelar en cuanto al encuadramiento de la clase obrera le corresponde a los sindicatos, y son maestros en repartirse la faena con el gobierno para sabotear mejor la respuesta obrera. La burguesía necesita aislar a los obreros del sector de los transportes públicos, cortar su relación con el conjunto de la clase obrera.

Desde un principio la clase dominante ha movilizado a sus voceros y plumíferos de los medios de comunicación para desacreditar la huelga y propagar la falacia de que el resto de los trabajadores serían rehenes de una minoría de egoístas privilegiados que se aprovechan de que es en las empresas de transporte público donde se da esos regimenes especiales de pensiones. Para amplificar esa campaña y oponer «usuarios» contra «huelguistas» escriben ríos de tinta sobre lo impopular que sería una huelga larga del transporte público, especialmente de los ferrocarriles (que fue el sector más combativo durante la huelga del invierno de 1986/87, así como en 1995).

Cada uno de los sindicatos ha jugado su papel para dividir y aislar las luchas:

  • la FGAAC (sindicato minoritario de maquinistas que solo representa el 3% de los ferroviarios pero el 30% de los maquinistas) que el 18 de octubre llama a una «huelga prorrogable» junto a la SUD y a FO; acto seguido la propia noche de la manifestación negocia con el Gobierno la promesa de un «acuerdo» y un estatuto particular para los «maquinistas» y llama a volver al trabajo por la mañana: asume el papel de «traidor».
  • La CFDT primero pide que solo los ferroviarios hagan huelga para «no mezclar todos los problemas y todas las reivindicaciones» , después siguiendo la misma táctica, llama a que «cese la huelga en los ferrocarriles» y a la vuelta al trabajo en el resto de sectores ya que el Gobierno ha manifestado su intención de negociar empresa por empresa.
  • El sindicato mayoritario, la CGT, tiene el papel estelar en la maniobra contra la clase obrera. Se limita a llamar a una «huelga de 24 horas» el 18 de Octubre (pero deja «libre iniciativa» a las uniones locales para prolongar la huelga). Acto seguido lanza un nuevo llamamiento a la huelga de los ferroviarios, esta vez «prorrogable» a partir del 13 de Noviembre, llamamiento al que se suman otros sectores y sindicatos. El 10 de Noviembre, el secretario general de la CGT pide al Gobierno que abra una negociación global tripartita sobre los regimenes especiales de jubilación, lo que no es más que un farol ya que el Gobierno tiene la autoridad para dictar la política hacia las empresas públicas; y dos días después, el 12, víspera de la huelga general hace una nueva pirueta: propone de nuevo negociaciones tripartitas, pero esta vez.... empresa por empresa. ¿Creen que los trabajadores somos imbéciles?, ¡Esa es precisamente la previsión del Gobierno, colar la reforma negociando caso por caso¡. Esas contorsiones han provocado griteríos en las asambleas generales exigiendo a la «base» sindical continuar la huelga.
  • FO y, sobre todo, SUD (sindicato dirigido por la LCR) que trataron de prolongar una huelga minoritaria varios días entorno al 18 de Octubre, en una sobrepuja radical empujando a los obreros a mantenerse en huelga prorrogable hasta la huelga intersindical en la función pública del 20 de Noviembre; empujando a los trabajadores a acciones comando de ocupación de la vías en vez de buscar la solidaridad de otros sectores obreros.
  • Un dirigente de UNAS, ferviente defensor de la huelga prorrogable, dice abiertamente que hay que cambiar la forma de las manifestaciones y que los ferroviarios no deben ir en ellas junto a los funcionarios porque «no todos tienen las mismas reivindicaciones».

Todo ese tiempo ha servido a los sindicatos para imponer, a la chita callando, la vuelta al trabajo tanto por parte de los trabajadores de la electricidad como los del gas. Así, el miércoles 21, justo tras la manifestación de la víspera, las seis federaciones sindicales se aprestan a negociar con el Gobierno la «suerte» de los trabajadores del ferrocarril en torno a una «plataforma de reivindicaciones» especificas.

Para que nuestra lucha sea eficaz, ¡solo contamos con nuestras propias fuerzas!

Pese al intento del Gobierno para quebrar la resistencia de los obreros, pese a la multiplicación de las amenazas gubernamentales para forzar la vuelta al trabajo, pese a la complicidad y a la labor de zapa y sabotaje de la lucha por los sindicatos, se mantiene la cólera y la combatividad obrera, pero además persiste la voluntad de unificar los diversos fuegos de lucha que emergen. Así por ejemplo el 17 de Noviembre, en Rouen, los estudiantes de la facultad de Mont-Saint_Aignan fueron a buscar a los ferroviarios en huelga, comieron con ellos y participaron en su asamblea general, y también forzaron la imposición de un «peaje gratuito» en la autopista para explicar las razones de su lucha y pedir la solidaridad. Así, poco a poco, puede germinar la idea de la necesidad de un combate masivo y unido de toda la clase obrera para poder hacer frente a los incesantes ataques del gobierno. Por eso es imprescindible que los trabajadores saquemos las lecciones del sabotaje sindical. Para luchar eficazmente, para oponer una respuesta unida y solidaria que busque extender la lucha, solo contamos con nuestras propias fuerzas como clase. No hay otra elección: tomemos la lucha en nuestras propias manos, zafémonos de todas las trampas y maniobras de división y sabotaje de los sindicatos.

El futuro es, más que nunca, el desarrollo de los combates de clase.

Wim (18 novembre)

 

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

¡Abajo el Estado policial! Solidaridad de todos los trabajadores con los estudiantes apaleados por la policía

 

La semana pasada, el gobierno Sarkozy/Fillon/Hortefeux/Pécresse(1) y consortes - contando además con la silenciosa complicidad del PS y de toda la "Izquierda plural" -, ha franqueado el Rubicón de la ignominia y el sadismo. Después de expulsar "manu militari" a los emigrantes del territorio del Hexágono, invocando la política de "inmigración selectiva", ahora les ha llegado el turno a los estudiantes en huelga que han sido salvajemente machacados con una feroz represión por su oposición a la ley sobre la privatización de las universidades (la llamada LRU). Invocando la "democracia" y la "libertad", algunos rectores universitarios al servicio del capital, han tomado la inicua decisión de llamar a los CRS y otros cuerpos antidisturbios para desalojar las facultades universitarias ocupadas en las que se habían encerrado los estudiantes en Nanterre, Tolbiac, Rennes, Aix-Marseille; Nantes, Grenoble,...

 

 

¡El orden del terror capitalista!

 

Esa represión ha sido especialmente criminal en Rennes y sobre todo en Nanterre.

Tras la intervención de guardias jurados con perros, los rectores de estas universidades permitieron que cientos de antidisturbios entraran por la fuerza en los locales desalojando a los estudiantes encerrados a porrazo limpio y asfixiándolos con gases lacrimógenos. Muchos de estos estudiantes han resultado heridos o detenidos. Los CRS han llegado al sadismo de arrancarle las gafas (¡todo un símbolo de quienes estudian y leen libros!) a un estudiante de Nanterre y rompérselas. Los medios de comunicación pro-Sarkozy y al servicio del capital han puesto su grano de arena en la justificación de tal represión dándoles la palabra a los rectores universitarios. El pasado 13 de Noviembre, en el telediario de "France 2" de las 20 horas, pudo oírse al rector de la Universidad de Nanterre justificar la represión diciendo que «no se trata de una lucha sino de delincuencia». Y en cuanto a ese otro histérico lacayo de la burguesía que es el rector de la Universidad de Rennes tuvo la desvergüenza de afirmar que quienes se rebelan ¡son «terroristas y jmeres rojos»!

Esta claro que el antiguo Primer Policía de Francia, Nicolás el Pequeño (apelativo popular de Sarkozy dadas sus ínfulas napoleónicas, pero algo menos), se dispone hoy a hacer una "limpieza a la Kärcher"(2) de las universidades francesas, y a estigmatizar a los hijos de los trabajadores como "gamberros", "escoria" o "delincuentes" (por emplear los términos del rector de Nanterre). En cuanto a todos esos que se dedican a la "política" (la Sra. Pécrese, declaraba el 7 de Noviembre en LCI que «los encierros son sobre todo políticos»), se trata de "terroristas". En el mismo momento en que la ministra de Interior, Alliot-Marie, daba orden a sus esbirros para que asaltasen las facultades ocupadas, su "compañera", la Sra. Pécrese declaraba en la TV, en el colmo del cinismo, que ella quería «tranquilizar a los estudiantes».

Se trata de un mensaje lanzado a los trabajadores tanto del sector público como del privado: quien ose declarar huelgas "ilegales" e "impopulares" (y ya está Tele-Sarkozy con su matraca cotidiana para hacer que así lo sean), quien como los trabajadores de la SNCF (ferrocarriles) o de la RATP (red de transportes de cercanías de París) se atrevan a "tomar como rehenes a los usuarios", se verán señalados como "terroristas" o "enturbiadores" del "orden público".

El verdadero "peligro amarillo" no viene de los supuestos "jmeres rojos" de la universidad de Rennes, sino de los "matones", de las hordas policiales que se dedican a apalear y gasear a los estudiantes, con la inestimable colaboración de esos chivatos y lameculos que son los rectores universitarios. Los verdaderos "terroristas", los auténticos criminales, son quienes nos gobiernan, quienes ejecutan las órdenes de esa clase de gángsteres que es la burguesía decadente. Su "orden" no es otro que el TERROR implacable del capital.

Pero estos hampones no se han contentado con enviar a sus perros rabiosos (y no necesariamente los de cuatro patas) contra los estudiantes huelguistas. En algunas universidades desalojadas por la policía han llegado incluso a la golfería de "requisar" las cajas de resistencia de los estudiantes. Así sucedió el 16 de noviembre en Lyón. Mientras los CRS armados hasta los dientes se dedicaban a desalojar la facultad, la Administración de la Universidad se dedicaba a rapiñar los enseres de cocina que habían ido llevando los estudiantes y a meter mano en la caja en que los estudiantes habían reunido unos centenares de euros. ¡Que comportamiento más vergonzoso y repugnante el de estos pequeños gángsteres de la burguesía, que nada tiene que envidiar desde luego al de los matones que fueron manipulados por el Estado burgués para ser enviados contra las manifestaciones estudiantiles anti-CPE de la primavera del 2006, y que se dedicaron a robarles los teléfonos móviles!

Ese es el verdadero rostro de la democracia parlamentaria: el orden "público" es el orden del capital. Es el orden del terror y los porrazos, el de los policías y los medios de comunicación, el orden de la manipulación y la Tele-Sarkozy. Es el orden de esos "Maquiavelos" que tratan de dividirnos para poder reinar. El orden de quien busca que nos enfrentemos entre nosotros aplicando la conocida doctrina preconizada por el anterior gobierno Villepin/Sarkozy en 2006: utilizar la violencia para pudrir las luchas.

 

 

La solidaridad de los estudiantes y los ferroviarios nos muestra el camino

 

La represión salvaje contra los estudiantes constituye un ataque criminal contra el conjunto de la clase obrera. La gran mayoría de los estudiantes que luchan contra la privatización de la universidad y contra una selectividad en base a la capacidad económica de las familias, son en realidad, en contra de lo que afirman algunos media y los "socio-ideó-logos" de la burguesía, hijos de trabajadores y no de acomodados pequeño burgueses. Muchos de ellos son efectivamente hijos de trabajadores del sector público o de emigrantes (esto se da sobre todo en las universidades de la periferia como Nanterre o Saint-Denis). El carácter proletario de la lucha de los estudiantes contra la Ley Pécrese se pone netamente de manifiesto en el hecho de que los huelguistas han sido capaces de ampliar sus reivindicaciones, de tal modo que en la mayoría de las universidades ocupadas han puesto por delante no sólo la retirada de la LRU, sino también el mantenimiento de los regímenes especiales de jubilación (ver el otro artículo sobre Francia en este mismo número de AP), el rechazo de la ley Hortefeux y de la política de "inmigración selectiva" de Sarkozy, la negativa a aceptar las franquicias en los gastos médicos y el conjunto de los ataques del gobierno contra el conjunto de la clase obrera. Han puesto por delante la necesaria SOLIDARIDAD que debe unir a todos los trabajadores en lucha en vez de quedar encerrados en el sector o en las negociaciones "empresa a empresa" que preconizan los sindicatos. Los estudiantes han sabido demostrar prácticamente en que consiste esa solidaridad. Así por ejemplo varios centenares de estudiantes parisinos, y lo mismo sucedió en provincias, se sumaron a las manifestaciones de los trabajadores del ferrocarril (sobre todo las del 13 y 14 de Noviembre) que luchan contra la amenaza que se cierne sobre sus regímenes de jubilación. En algunas ciudades, caso de Rennes, Caen, Rouen, Saint-Denis, Grenoble, esta solidaridad de los estudiantes ha sido muy bien acogida por los ferroviarios que además les han abierto las puertas de sus Asambleas Generales y han organizado acciones comunes con ellos tales como las intervenciones en los peajes de las autopistas donde estudiantes y ferroviarios dejaban pasar gratuitamente a los automovilistas explicándoles el sentido de sus movilizaciones. Hoy vemos a estudiantes y ferroviarios reflexionar y discutir juntos, actuar juntos y compartir juntos los bocadillos de un piquete. En algunas universidades - en las que el rectorado es ocupado por seres humanos y por hienas histéricas que aúllan con los lobos - también han podido sumarse educadores y personal administrativo. Tal ha sido el caso de Paris 8-Saint Denis.

Este carácter proletario de la lucha de los estudiantes se ha visto aún más reafirmado por el hecho de que los estudiantes no han ocupado los locales universitarios para poder hacer sus asambleas generales y llevar a cabo debates políticos abiertos a todos (sí, Mdme Décrese, la especie humana, precisamente porque está dotada de lenguaje a diferencia de los simios, es una especie política, tal y como han demostrado alguno de los investigadores que trabajan en los "centros de excelencia" educativos). En algunas facultades los estudiantes en huelga han puesto sus locales a disposición de los emigrantes sin papeles.

Y precisamente ante el riesgo de que esta solidaridad activa se extienda como una mancha de aceite, el Gobierno de Sarkozy/Fillon (con la compañía de sus "damas de hierro" las Pécrese, Alliot-Marie, Dati,...) ha decidido enviar sus policías para quebrar la lucha de la clase obrera. A lo aspira la burguesía francesa es a aplicar la misma política que puso en práctica la Thatcher. Lo que quiere es prohibir, como en Gran Bretaña, toda huelga por solidaridad, con objeto de tener las manos libres para asestar, tras las elecciones municipales del año que viene, ataques aún más bestiales. Pero hoy con este pulso y con el empleo de la represión, lo que pretende la clase dominante, y su ejecutor Sarkozy, es imponer el reino del orden "democrático" del capital.

El movimiento de solidaridad en que se han implicado estudiantes y algunos ferroviarios, muestra que las enseñanzas de la lucha contra el CPE(3) no han pasado al olvido a pesar de la ensordecedora matraca ideológica de las elecciones presidenciales. La solidaridad de estudiantes y trabajadores de la SNCF y la RATP nos muestra el camino. Y esa es la vía en la que debemos implicarnos resueltamente todos los trabajadores, activos y parados, franceses de "pura cepa" y emigrantes, de la función pública y de la empresa privada. Es la única forma de crear una relación de fuerzas contra los ataques de la burguesía y de su sistema decadente que no tiene otro futuro que ofrecer a las nuevas generaciones: desempleo, precariedad, miseria y represión (hoy los porrazos y los gases lacrimógenos, mañana la metralla).

Si el entonces Primer Policía de Francia, Sarkozy, no envió en la primavera de 2006 a los CRS contra los estudiantes "encerrados", no es porque entonces aún conservara algún escrúpulo moral, sino porque siendo candidato en las presidenciales no quería ponerse en contra al electorado que tenía a sus hijos en la Universidad. Hoy ya asentado en el poder, quiere sacar pecho y resarcirse de la humillación que sufrió toda la burguesía teniendo que retirar el CPE en 2006. ¿No anunció ya el mismo día de su elección que «el Estado no debe retroceder nunca»? Lo que pretende Sarkozy es demostrarles a los de la banda de Villepin que a él no le tiembla el pulso, y que como decía Raffarin ante las manifestaciones masivas de 2003. «No es la calle la que gobierna». El cinismo con el que ha anunciado públicamente, presumiendo además de transparencia, que se aumentado el sueldo un 140%, al mismo tiempo que se muestra dispuesto a mantener intransigentemente todo el calendario de ataques a las condiciones de vida de la clase obrera, constituye una verdadera provocación. El mensaje que quiere transmitirnos con tamaño desprecio es claro: «No tiene sentido alguno poner en cuestión los privilegios de la burguesía. Yo he sido elegido por los franceses, y por ello tengo carta blanca para hacer lo que quiera» Pero dejando de lado los intereses y las ambiciones personales de este siniestro personaje, lo cierto es que actúa en representación de los intereses de conjunto de la clase capitalista y para hacer cumplir la ley del capital. El pulso que ha lanzado a los ferroviarios no tiene más que un objetivo: infligir una humillante derrota a la clase obrera que saque de las cabezas de los trabajadores el sentimiento que dejó la lucha contra el CPE: que sólo la lucha unida paga. Por esa razón Sarkozy no tiene ninguna intención de ceder antes los ferroviarios y por ello quiere convertir las universidades en cuarteles policiales.

Pero sea cual sea el resultado final de esta pugna entre el gobierno Sarkozy/Fillon/Pécrese y la clase obrera, la lucha ya ha empezado a pagar: el movimiento de solidaridad que recorre ya a estudiantes y ferroviarios y que empieza a arrastrar también a otros sectores de la clase obrera (sobre todo entre trabajadores de la propia universidad) dejara una huella duradera en las conciencias como ya sucedió con la lucha contra el CPE. Como todas las luchas obreras que se desarrollan en todo el mundo, se trata de escalones del camino que conduce a la futura destrucción del capitalismo. La principal ganancia de la lucha es la lucha misma, es la experiencia de solidaridad viva y activa de la clase obrera luchando por su emancipación, y por la liberación de la humanidad entera.

 

Trabajadores "franceses" y emigrantes, del sector público o de la empresa privada, estudiantes universitarios o de los institutos, parados: un solo y único combate contra los ataques del gobierno. ¡Abajo el estado policial! ¡Frente al terror del capital: solidaridad de toda la clase obrera!

 

Sofiane (17 de Noviembre 2007).

Del suplemento con que la CCI está interviniendo en las manifestaciones y movilizaciones de los trabajadores en Francia.

 



(1) Presidente de la República, primer ministro, y ministros de emigración y educación respectivamente del actual gobierno francés.

(2) Nombre de una potente limpiadora industrial. Esa expresión fue empleada por Sarkozy para referirse a las instrucciones dadas a la policía contra las revueltas de los suburbios en Noviembre de 2005.

(3) Ver en Revista Internacional nº 125. "Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera del 2006 en Francia"

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Acción Proletaria 2008

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Acción Proletaria nº 199, Enero-Marzo

 

Elecciones de Marzo: la solución no está en las urnas, sino en la lucha masiva y unida de los trabajadores

Desde que se anunciaron las elecciones generales para el 9 de marzo venidero, el pestilente  cinismo de eso que los media llaman la "vida política", se ha exacerbado aún más. Machacona y cínicamente los periodistas al servicio de la oposición "desenmascaran" las mentiras de la propaganda gubernamental, con la misma fruición con la que ocultan las propias. Actuando con esa misma lógica - pues es la propia de una clase que gobierna gracias a la represión y sobre todo al engaño - los representantes del gobierno "socialista" describen exhaustivamente las atrocidades pasadas, presentes y futuras de la "Derechona", como para desmarcarse de ella, cuando la realidad que ha demostrado por enésima vez el gobierno ZP, es que los "socialistas" no necesitan que nadie les dé lecciones de cómo sacrificar las condiciones de vida de los trabajadores y de la mayor parte de la población a las exigencias del capital nacional.

El más dañino de todos los venenos ideológicos que esparce la maquinaria propagandística electoral no es, sin embargo, que haya unos políticos más "favorables" para los trabajadores. Lo más pernicioso es querer hacernos creer que "no hay otra solución" que elegir entre este menú de explotadores, belicistas y represores quién debe ejercer de verdugo en los próximos 4 años; que no hay "otra" política posible que el circo de los partidos "democráticos"; que no hay otra forma de intervenir en nuestro futuro que acudiendo mansamente, cuando los gobernantes nos digan, a la patraña de las urnas.

 ZP: el mismo "talante" anti-obrero que sus predecesores y sus compinches capitalistas de todo el mundo

 Con el traumatismo del 11-M aún reciente, candente aún la indignación por las mentiras con las que el PP trató de aprovechar políticamente los 200 cadáveres y los miles de heridos causados por aquella salvajada; las elecciones de hace cuatro años auparon al poder al candidato ZP. Los medios de comunicación de la burguesía se afanaron rápidamente por enterrar la memoria de esa barbarie, ofreciéndonos un gobierno que, decían, encarnaba las esencias del "capitalismo con rostro humano". Con la asfixiante marea de "talante" que nos ha inundado día tras día, con la leyenda de unas demagógicas promesas de "imparables avances sociales", etc., han tratado de embaucarnos con la idea de que el capitalismo podía ofrecernos un futuro diametralmente opuesto al de terror, miseria y barbarie que se barruntaba con la guerra de Irak o los "trenes de la muerte". Pero una cosa es la propaganda y otra la realidad. Y transcurridos los cuatro años de la legislatura del "talante", lo que los trabajadores comprobamos una vez más es que el rostro "bambinesco" de ZP es una de las muchas muecas cínicas de la clase explotadora; y que los "años del talante" han sido otros tantos pasos de intensificación del terror del capital y de pauperización y degradación de las condiciones de vida de los trabajadores.

Así el gobierno ZP que quiso estrenarse con el "pacifista" gesto de retirar las tropas de Irak, ha batido en cambio todos los récords de despliegue de tropas en defensa de la posición imperialista del capital español en el "concierto" - mejor dicho en el caos - internacional. No deja de ser significativo que el acto con el que cierra la legislatura sea el Foro de la llamada Alianza de Civilizaciones en las que el gobierno español concede el marchamo de "hombre de paz" al primer ministro turco conocido por su inclinación a resolver conflictos internos mediante el bombardeo de poblaciones kurdas o incluso invadiendo territorio iraquí.

El Gobierno "socialista" que salió del avispero iraquí con el "conmovedor" discurso de que «ninguna guerra vale la vida de un compatriota», no ha tenido reparos en consentir que la guerra del capital contra las condiciones de trabajo de la clase obrera se cobre TRES MUERTOS POR ACCIDENTE DE TRABAJO DIARIOS como consecuencia, básicamente de la generalización y la acentuación de la subcontratación, del trabajo a destajo, de anteponer la rentabilidad de los contratos de las constructoras a la seguridad de los trabajadores o de la propia edificación (como se vio en el Carmelo, o más recientemente en el AVE). En esa guerra no declarada pero sí descarada que enfrenta el beneficio capitalista y las necesidades obreras, el Gobierno ZP ha cumplido su papel de servidor incondicional de los primeros proporcionando, entre otras cosas, una ingente cantidad de mano de obra barata empleando la extorsión de la regularización de los emigrantes (combinado con hacer la vista gorda ante nuevas oleadas de "ilegales"), o la sistematización y generalización de los empleos precarios, bien con la temporalidad de los contratos o por la precariedad de las condiciones de vida de los "mileuristas". Y es que el 90% de todos los contratos creados en estos 4 años cobran menos de 1100 euros. El "talante ZP" que presume de defender los derechos de las "minorías", protege efectivamente los intereses de las minorías especuladoras y financieras contra las necesidades de vivienda de la inmensa mayoría de la población.

En definitiva que ZP, presentado como una nueva forma de gobernar con "otras prioridades", se ha desvelado como un eslabón más; tras los gobiernos franquistas y democráticos, tras el "felipismo" y el "aznarato", de la inhumana cadena del sometimiento de los trabajadores a las necesidades cada vez más crueles impuestas por un capitalismo agónico. Como ya adelantamos al poco de instalarse en la Moncloa: «La ideología dominante pretende convencernos de las virtudes de la "alternancia democrática" y de que deberíamos elegir entre Guatemala y Guatepeor, que siempre habría un "mal menor" y un "mal mayor" (...) Mal menor: el PSOE siempre sería mejor que el PP. (...) La experiencia histórica (y reciente), demuestra la falsedad de tales argumentos. El gobierno del PSOE entre 1982 y 1996 metió a España en la OTAN y participó en las guerras "legítimas" del Golfo y Yugoslavia, es responsable de los contratos basura, de las reconversiones que se cargaron más de 1 millón de puestos de trabajo, de los GAL, etc. El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los "logros" de los gobiernos González y de las dos legislaturas PP. El engaño de elegir el "mal menor" o de impedir el "mal mayor" es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos(...)» (AP nº 175: «¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE». Marzo 2004).

 

 

Gane quien gane las elecciones, el siguiente gobierno sólo tiene un programa: el ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores

 

No es que tengamos "poderes" para adivinar el futuro, pero es fácil vislumbrar la perspectiva. Primero: Todo gobierno, por muy "democrático" que trate de aparecer es, en realidad, un instrumento al servicio de los intereses de la clase dominante, del capital nacional de cada uno de los Estados. Eso es algo que se ha evidenciado hasta la saciedad no sólo en todos los gobiernos de este país, sino en los gobiernos de todas las naciones del planeta. Segundo: como ponemos de manifiesto en otro artículo de este mismo número de AP, el capitalismo mundial está hoy abocado a una etapa de crisis económica que va a exigir a cada capital nacional descargar ataques más brutales contra las espaldas de la clase obrera: despidos, pérdidas de poder adquisitivo de los salarios, liquidación  de prestaciones sociales. Esa es la única perspectiva que puede ofrecernos el capitalismo.

Por  ello es hoy más necesario que nunca que el proletariado comprenda el carácter irreconciliable de su oposición a los intereses de "su" Estado capitalista. La propaganda nacionalista de la burguesía insiste precisamente en meternos en la cabeza una supuesta comunidad de intereses de los explotados con los explotadores de "su" misma ¿patria? Pero tal identidad es una patraña destinada a dividir a los trabajadores y, en cambio, a uncir a los explotados a los intereses de sus explotadores.

Para los proletarios de todos los países y todas las condiciones la única esperanza para no verse sacrificados en el altar del beneficio capitalista, es la lucha en defensa de las reivindicaciones de clase, la búsqueda de la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores; la toma de conciencia de que este "desafío" a las leyes capitalistas constituye, por muy difícil que sea, la única verdadera apuesta por un futuro para la humanidad.

 

AP 20 de Enero de 2008.

Situación nacional: 

¿Hay una salida a la crisis económica?

Noticias y actualidad: 

La solidaridad es la clave del desarrollo de la conciencia de clase

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Francia: gobierno y sindicatos unidos contra la clase obrera

 

La huelga de los trabajadores del transporte (SNCF, ferrocarriles franceses y de la RATP, trenes de cercanías de París) que terminó el 22 de noviembre (que se desarrolló simultáneamente a la lucha de los estudiantes contra la ley "de autonomía de las universidades" dirigida a acentuar las desigualdades entre los hijos de la clase obrera y los de la burguesía) constituye la primera respuesta significativa de la clase obrera en Francia contra los ataques del gobierno Sarkozy/Fillon/Pécresse y consortes. El desmantelamiento de los regímenes especiales de jubilaciones no ha sido más que el principio ya que el gobierno ha anunciado claramente que la perspectiva será a alargar el periodo de cotizaciones para todos. En este sentido, la prensa ha sido bastante clara también sobre esto, siendo de primera importancia para la burguesía tratar de hacer pasar este primer ataque para no tratar de comprometer el desarrollo de todos los siguientes. Por esto los trabajadores de los transportes han rechazado la reforma exigiendo, no solamente el mantenimiento de sus regímenes especiales, sino también la abolición de este "privilegio" que únicamente enfrenta a unos trabajadores con otros. La consigna de los ferroviarios y trabajadores de la RATP fue entonces: "¡37,5 años PARA TODOS!"

La preparación del "pulso" de la burguesía

El ataque contra los regímenes especiales ha sido objeto de consenso de todas las fuerzas del capital. El Partido Socialista no ha hecho ningún esfuerzo por ocultarlo: ha afirmado claramente que es favorable a la reforma. La única "divergencia" con el gobierno ha sido por la forma (¿cómo hacerla pasar?) y no sobre el fondo. Para hacer pasar este ataque y preparar el terreno a los que van a venir, la burguesía debe montar una gigantesca maniobra para quebrar la resistencia de la clase obrera y hacerle comprender que "luchar no sirve para nada". Y para mejor pasar ese mensaje, la clase dominante se dio igualmente como objetivo borrar en la conciencia de los proletarios las lecciones de las luchas de las jóvenes generaciones contra el Contrato de Primer Empleo durante la primavera de 2006.

La burguesía sabía que esta prueba de fuerza toparía con la resistencia de la clase obrera. Esto se confirmó en la jornada de acción del 18 de octubre (utilizada por el gobierno y los sindicatos para "tomar la temperatura") donde se manifestó una muy fuerte combatividad: porcentaje récord de participación en la huelga de transportes, y además, participación importante de trabajadores de todos los sectores en las manifestaciones. A pie, en bici o en coche, había que mostrar el rechazo a las medidas del gobierno.

Para romper esta combatividad, la burguesía actúa en dos tiempos.

Frente a la voluntad de los trabajadores de proseguir la huelga después de la jornada del 18 de octubre, la CGT la ha frenado a fondo y ha afirmado: «Una jornada y nada más», programando una segunda jornada de acción para el 13 de noviembre. El objetivo del 18 de octubre fue "soltar un poco de vapor" para evitar una explosión de última hora. De hecho, la huelga del 13 de noviembre, a pesar de su fuerte participación , fue menos seguida que la del 18 de octubre.

Para quebrantar la resistencia de la clase obrera e impedir sus luchas futuras, la burguesía ha utilizado una estrategia clásica (que había probado su eficacia en los años 1980 y 1990): ha "escogido" un sector para desarrollar sus maniobras: el de los transportes y sobre todo la SNCF (ferroviarios). Un sector numéricamente bastante minoritario en el que la huelga no puede mas que crear una molestia para los demás trabajadores (los "usuarios"). El objetivo era tratar de transformar la huelga de transportes en impopular, para enfrentar a los "usuarios" contra los huelguistas, dividir a la clase obrera, romper la solidaridad en su seno, impedir toda tentativa de extender la lucha y culpabilizar a los huelguistas. La segunda razón por la que la burguesía ha decidido atacar específicamente los sectores que disponen de un "régimen especial" es que, en estos últimos, los sindicatos (sobre todo la CGT) son particularmente fuertes, permitiendo así garantizar un mayor control de la combatividad para evitar cualquier "desbordamiento". Por último, la tercera razón que justifica la elección de estos sectores como "objetivo" reside en que están marcados tradicionalmente por un fuerte espíritu corporativo (sobre todo la SNCF) que siempre ha sido alimentado por los sindicatos.

El reparto de tareas entre gobierno y sindicatos

La burguesía ha tenido que actuar con "mucha cautela" porque ha desarrollado ataques de forma simultánea contra todos los sectores de la clase obrera (tasa médicas, ley Hortefeux[1], ley sobre la "autonomía" de las universidades, regímenes especiales de jubilación, aumento de precios, supresión de puestos de trabajo en la función pública y sobretodo en la enseñanza, etc.). La clase dominante se preparó entonces para hacer frente a un peligro de simultaneidad de las luchas en muchos sectores. En particular los estudiantes estaban ya movilizados cuando los trabajadores del transporte entraron en lucha.

La maniobra de división y de troceamiento de las luchas debía entonces desarrollarse siguiendo un calendario muy preciso:

- La jornada de acción de los funcionarios del 20 de noviembre tenía como objetivo no solamente ser una "válvula de seguridad" frente a un descontento que aumentaba en sus filas, sino también servir de jornada de enterramiento de la huelga de ferroviarios y de los trabajadores de la RATP, los "funerales nacionales" por decirlo de alguna manera;

- Esto precisaba que cada sindicato desarrolle su propia partitura en este concierto. En un primer momento, hasta la jornada del 18 de octubre, es necesario dar un sentimiento de "fuerza" a los ferroviarios jugando la carta de la unidad de todos los sindicatos. Después de esta jornada, los sindicatos comenzaron a mostrar las cartas de la división. Es la FGAAC (sindicato estrictamente corporativo de conductores) la que debe dar el primer paso; firma con la dirección  un acuerdo separado que beneficia solo a los conductores y llama a la vuelta al trabajo. Se trata de sembrar la cizaña entre los conductores. En ciertas cocheras, los otros conductores explotan: «¡Los autónomos nos han traicionado!» Este primer golpe bajo fue evidentemente propagado por los media;

- El segundo golpe es lanzado el día anterior a la huelga que comenzó el 13 de noviembre. Cuando los ferroviarios y los trabajadores de la RATP comenzaron a comprender la maniobra de división (y exigen «37,5 años de cotización para todos»), Bernard Thibault, secretario general de la CGT, anunció que renuncia a una negociación global de todos los sectores concernidos por los regímenes especiales y propone negociar empresa por empresa. Este malévolo ataque no hace
más que debilitar la respuesta de los ferroviarios;

- El tercer acto puede entonces desarrollarse: el frente sindical se desune, sobre todo cuando la CFDT lanza la consigna de la vuelta al trabajo, pero también con la brecha que se abre entre la CGT, mayoritaria, que acepta (sin aclararlo) el principio de tragar con los 40 años de cotización y los sindicatos "radicales", Sud y FO, que continúan exigiendo la retirada de esta medida. Al mismo tiempo, Fillon, el primer ministro, afirma que está fuera de lugar retroceder sobre las 40 anualidades poniendo como preámbulo a la apertura de negociaciones la vuelta al trabajo. Esta política de chantaje no es nada nueva: los huelguistas son llamados primero a deponer sus armas (y aceptar la "ley del más fuerte") antes de "negociar" cualquier medida. Es inaceptable para los trabajadores en lucha pero esto va a permitir a los sindicatos presentar "la apertura de negociaciones" como una primera victoria. Esto es un "gran clásico" del reparto de tareas entre patrones y sindicatos. En realidad, los dos están conchabados de antemano ya que sindicatos y patronal aprovechan las "negociaciones" oficiales para discutir permanentemente a espaldas de los trabajadores: se trata sobre todo para los sindicatos de rendir cuentas a los patronos de la "temperatura" laboral a fin de definir conjuntamente en qué sentido hay que maniobrar. ¡Durante esta última lucha, estas maniobras han aparecido claras como el agua, hasta el punto que han sido relatadas en detalle por ciertos órganos de la prensa burguesa![2].

Por esto, la apertura de "negociaciones" aplazada al 21 de noviembre, después de la jornada de huelga de la función pública, era totalmente una trampa. Si la CGT y el gobierno habían atrasado el comienzo de las discusiones oficiales, no era solamente porque esta jornada de acción podía servir de entierro de la huelga de tranviarios parisinos y de los ferroviarios, sino también para "alargar" el movimiento con el fin de "pudrirlo" enfrentando a unos obreros contra otros, todo esto con el fondo de la campaña mediática de criminalización de los huelguistas con el fin de hacer la huelga impopular.

De esta mesa de "negociaciones", la CGT sale anunciando "avances importantes" con el anuncio de un "calendario de negociaciones" hasta el... 20 de diciembre. Tratar de hacer durar éstas durante un mes, es dar la señal de la vuelta al trabajo: los ferroviarios evidentemente no están dispuestos a proseguir su movimiento 4 semanas más. La CGT, sindicato mayoritario entre los ferroviarios, anuncia que "deja" a la asambleas "decidir por sí mismas". No llama oficialmente a la vuelta al trabajo pero es como si lo hiciese[3].

Por su parte, Sud y FO llaman, en un primer momento  a proseguir el movimiento en la medida que la reivindicación principal, el mantenimiento de las 37,5 anualidades, no ha sido satisfecha.

Pero la vuelta se hará progresivamente taller por taller en la SNCF y línea por línea en la RATP.

Esta oposición entre sindicatos "moderados" y sindicatos "radicales" no tiene nada de nuevo ni de improvisación. Es una vieja táctica que se ha revelado eficaz en todas las luchas obreras desde finales de los años 60. Una táctica que había sido experimentada ya en 1968 (de lo que el "viejo sabio" Chirac, así como el exmaoísta Kouchner, se acuerdan perfectamente). Así al final del movimiento de la clase obrera en 1968, la CGT, mayoritaria, experimentó ya el rol de "moderada" llamando a la vuelta al trabajo. Y fue la CFDT (¡!), minoritaria, la que tuvo que jugar el papel de "radical" oponiéndose a la vuelta. La experiencia de los obreros de la vieja generación muestra que no porque un sindicato sea más "radical" por eso deja de participar en las maniobra de división y de sabotaje. Por entrar siempre al trapo a por todas y hasta que haga falta, no se defienden mejor los intereses de la clase obrera. Porque de hecho la fuerza de los obreros, no son nunca los movimientos minoritarios prolongados en los cuales pierden inútilmente su energía y su dinero. Además reforzando la división (entre los que trabajan y los que no trabajan) y el rencor de aquellos que son vencidos con el sentimiento de que los otros los han "traicionado". La fuerza de la clase obrera, es ante todo y sobre todo su unidad. Es la masividad y la extensión del movimiento y no el aislamiento hasta el final de una minoría (que puede conducir a ciertos obreros a reacciones de desesperación, tales como el sabotaje de los medios de producción, abriendo la puerta a las campañas de criminalización de los huelguistas). En todos los sectores, tanto el público como en el privado (igual que los estudiantes), los proletarios tienen necesariamente que comprender que el "radicalismo" de los sindicatos minoritarios que preconizan las acciones aisladas en realidad no los convierte en "verdaderos defensores" de la clase obrera frente a los llamamientos a la vuelta al trabajo de las grandes centrales más influyentes.

La jornada enterramiento del 20 de noviembre

Esta gigantesca maniobra para tratar de romper la resistencia de la clase obrera fue coronada por la planificación de la manifestación-entierro del 20 de noviembre que arrastró 750.000 trabajadores. La estrategia de las direcciones sindicales consistió en llamar a los trabajadores de la función pública a salir a la calle (sobre todo para protestar contra la reducción de efectivos y la pérdida de poder adquisitivo) siempre saboteando su movilización. ¡Además, los sindicatos lanzaron los llamamientos a participar en esta manifestación en octavillas que llegaron a los centros de trabajo... después del 20 de noviembre! En la mayor parte de hospitales, igualmente no se indicó la hora ni el lugar convenidos. Para saber si esta manifestación tendría lugar como estaba previsto, había que arreglárselas para buscar las informaciones (en Internet, en los periódicos o de boca en boca). ¿Por qué tal sabotaje? Porque el "termómetro" indicaba que la temperatura en la función pública había aumentado. La huelga de los ferroviarios y de los trabajadores de la RATP, lejos de ser impopular (a pesar de todas las campañas difundidas por la tele) ganó al contrario cada vez más la simpatía de numerosos "viajeros". Los medias y el gobierno (con sus declaraciones cada vez más prepotentes, reforzadas por las afirmaciones ridículas de los rectores de universidad acusando a los estudiantes huelguistas de ser "Jemeres rojos") se pasaron de la raya. Cuanto más blandía el garrote el gobierno contra los huelguistas, más simpatía suscitaba la huelga (igualmente el sentimiento de solidaridad conseguía avanzar y no se dejaba "enturbiar por las manipulaciones de los medias a sueldo de Sarkozy"). Por otra parte, las contorsiones de Thibault lo dejaban en evidencia como el gran "lacayo" del gobierno, el "traidor"[4]. Si los sindicatos han debido sabotear la movilización de los funcionarios, es para evitar que todos los sectores de la función pública se encuentren codo con codo unidos en la calle. Por el contrario, todos los sindicatos de la policía nacional habían movilizado sus efectivos al máximo[5]: el 20 de noviembre, ha sido la primera vez que se movilizan tantos policías para manifestarse en París[6]. Además, las direcciones sindicales (que habían organizado esta manifestación con la prefectura de policía) se habían preocupado de colocar el cortejo de los policías en medio de la manifestación. Así, muchos trabajadores y estudiantes que no querían desfilar detrás de las fuerzas de represión prefirieron no secundar esta mascarada y se quedaron en las aceras. En particular, fue un buen medio para disuadir a los estudiantes, que además fueron obligados  a estar de plantón tres horas bajo la lluvia, de "unirse" con los asalariados.

En su intervención televisada del 29 de noviembre, "el omnipresidente" Sarkozy ha rendido «homenaje a todos los interlocutores sociales», saludando a TODOS los sindicatos por «su sentido de responsabilidad» y precisando que él «los necesitaba para llevar a cabo las reformas»[7] (o dicho más claramente, que tenía necesidad de ellos para realizar todos los ataques previstos para 2008). Sabe de lo que habla, y por una vez, no nos dijo ninguna mentira.

La huelga de los trabajadores del transporte, en este mes de noviembre de 2007, ha venido a confirmar una vez más lo que los revolucionarios afirman después de muchos decenios: TODOS los sindicatos son órganos de defensa de los intereses no de la clase obrera, sino de la burguesía.

Artículo traducido de Revolution Internationale nº 385, Diciembre 2007. Publicación en Francia de la CCI



[1] ley que significa un ataque contra los emigrantes, donde, entre otras cosas, se solicita además de certificación de conocimiento del idioma francés, cursos sobre "valores de la patria", e incluso prueba de ADN para mostrar el parentesco con residentes en Francia

[2] Ver sobre todo Marianne nº 553, "Por qué Sarkozy quiere salvar la CGT". Chérèque, el jefe de la CFDT, el mismo revela el secreto: «Hay una forma de coproducción entre el gobierno y la CGT para enseñarse los dientes». Bien es cierto que sus propias tropas aceptan mal que haya jugado el rol de "traidor".

[3] Una de las razones por las que el movimiento ha podido ser "suspendido" (como dijo Bernard Thibault), reside en el hecho que la CGT ha "negociado" "anticipos" sobre la penosidad del trabajo permitiendo ganar algunas migajas: aumentos de salario a cuenta de la liquidación de la jubilación (eso no pide pan: de aquí allí, ¡todo el mundo sabe que los salarios y el poder adquisitivo todavía van a bajar más!). Tan solo una gran estafa para justificar la vuelta al trabajo y tratar de salvar los muebles porque la burguesía todavía tiene necesidad de la CGT. Si el gobierno no hubiera previsto "conceder" esta limosna, el jefe de la CGT no hubiera podido pregonar: "hay avances". Y esta limosna había sido igualmente acordada con anterioridad, a través de las llamadas de teléfono destinadas a poner a punto y ajustar las medidas que permitan a la CGT continuar haciendo su trabajo de zapa. Así, con anterioridad al encuentro entre la CGT y el gobierno, Thibault había anunciado la vuelta al trabajo. ¡Esto lo que viene a demostrar es que los anuncios hechos por patronos y los gobiernos en las "negociaciones" no son más que mentiras!

[4] Entre tanto delegaciones de estudiantes se despliegan por todo París, como en provincias, para llamar a la "unión" con los asalariados para que haya una "convergencia de luchas".

[5] Los estudiantes han enviado alguna delegación a las comisarías y a otros servicios del ministerio del Interior para "unirse" con los policías y se han podido dar cuenta  por ellos mismos que los funcionarios de la policía no están de su lado.

[6] El mismo sindicato de la derecha "Alliance", próximo al UMP ( y que había entonado La Marsellesa al comienzo de la manifestación) estuvo masivamente presente al lado del sindicato UNAS (próximo al Partido Socialista).

[7] Todas estas citas están disponibles en lemonde.fr

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Pakistán, la amenaza de desintegración

 

 La situación política en Pakistán esta acelerándose de forma vertiginosa hacia un escenario de descontrol y caos creciente. El General Pervez Musharraf se ha visto obligado a entregar el gobierno del país a la cúpula militar tras un largo período de desgaste político, en concreto a su protegido General Ashfaq Kayani. Obligado por la  enorme presión política de los EEUU, no ha tenido más remedio que maquillar la puesta en escena de un supuesto "cambio", incluyendo en el guión la vuelta al país de la antigua ministra Benazir Bhutto y la celebración de elecciones a corto plazo. Para hacer más creíble esta pantomima el ex Primer Ministro Nawaz Sharif también ha podido entrar en el país, tras su expulsión en Septiembre de 2007.

Todo parece indicar que Musharraf y el Ejército querían conseguir que el resultado electoral reflejase la realidad del país. Que nada ha cambiado y, que nada debe cambiar. La ley marcial no se ha levantado. Hay continuos arrestos, detenciones y palizas a  los miembros de cualquier tipo de oposición. Existe una fuerte represión sobre todos los medios de comunicación críticos con el gobierno y, los magistrados críticos de la Corte Suprema acaban de ser sustituidos por jueces más favorables. De hecho, el Presidente del Tribunal Supremo ha sido destituido fulminantemente por encabezar parte de la oposición contra el Gobierno militar. En el plano político para dejar las cosas como estaban, las elecciones generales, previstas en principio para Enero 2008, pretendían que el antiguo primer ministro Sharif estuviera en la "pelea" para permitir que el pacto entre Bhutto y Musharraf, auspiciado por EEUU, fuera refrendado en las urnas. No obstante el atentado y muerte de Benazir Bhutto el 27 de Diciembre de 2007 han puesto en peligro toda esta operación de "estabilidad política" en Pakistán. A pesar de que el enviado especial de la Casa Blanca, el Sr. Negroponte (antiguo jefe de la diplomacia en Irak y ex jefe de los USA en la ONU) dijo que «...a pesar de todo lo ocurrido tenemos confianza en el Ejército y las instituciones de Pakistán....», para señalar acto seguido que los EE.UU. «...quieren tener un relación estable con el pueblo de Pakistán...». Y, concretamente, ya no se refirió a Musharraf  como el "aliado indispensable en la guerra contra el terror", lo que indica que las dudas sobre la evolución de la situación política pueden amenazar los planes de los USA en ese país.

La realidad se impone. Y, mientras los EEUU  dicen tener confianza en el Estado y sus instituciones, eso en verdad no representa gran cosa. El ejército, a pesar de ser la única fuerza capaz de mantener el Estado unido, ni siquiera tiene el control de todo el país: los militantes talibanes controlan importantes áreas a lo largo de la frontera afgana. En los últimos meses, han ampliado significativamente su control del este y  norte del país. Se han permitido el lujo de ejecutar ataques mortales en la capital, Islamabad, y en la principal guarnición militar de Rawalpindi. Con estas acciones han infligido derrotas humillantes al ejército y, han capturado a cientos de soldados en este año, noticias que han sido ampliamente difundidas por ejemplo por la británica BBC News. En este contexto y, para agravar aún más la situación, se está produciendo el auge y desarrollo del peso político de los partidos islamistas que, si bien es poco probable que puedan tomar militarmente el país, no por ello dejan de tener una presencia cada vez mayor en la vida política (tal y como sucede por ejemplo en Argelia o Indonesia) y que con el argumento de la corrupción de las fracciones oficiales más prooccidentales pueden ganar un peso no deseable en los resultados electorales de los próximos comicios de Febrero.

El escenario de pesadilla, que EEUU hará todo lo posible porque no suceda, sería la instauración de un Estado islámico armado y preparado con armas nucleares en Pakistán. Los peligros para toda la zona serían imprevisibles e incalculables. Las presiones masivas sobre Pakistán en el frente imperialista regional, con China y la India como vecinos en un lado (con el tema no resuelto de Cachemira ) y, por otro lado el desarrollo de las tensiones y guerras desde hace casi 5 años con Afganistán, hacen que la presión este alcanzando cotas muy, muy elevadas.

Por ello, es más que evidente que cualquiera que sea la fracción que llegue al poder tras las elecciones se verá enfrentada a una irresistible tendencia a la disgregación del Estado, al aumento de la violencia y el gangsterismo. De hecho, esto es, en miniatura, lo que está sucediendo en toda la región en general: barbarie cotidiana en Irak, presión de la burguesía iraní para desarrollar su propio arsenal nuclear, la fractura de Líbano, el desastre de la situación en Palestina y el fiasco de las negociaciones de "paz" con Israel.

El capitalismo no puede ofrecer en última instancia, ninguna alternativa, ninguna esperanza de "paz" entre las naciones o una forma de salir de la desesperada pobreza que la gran mayoría de esta región debe soportar. Sólo en las luchas de los trabajadores en todo el Medio Oriente - en Israel, en Egipto, en Irán, entre otros - una lucha cuya base es la solidaridad entre los trabajadores, independientemente de su religión, la nacionalidad o el origen étnico, puede poner las semillas para luchar contra la pesadilla que viven los proletarios y la población explotada de la región[1].

Artículo adaptado de World Revolution, publicación de la CCI en Gran Bretaña



[1] Ver en nuestra página Web los artículos dedicados a la lucha de clases en esta región del planeta.

Geografía: 

Reuniones públicas en República Dominicana y Perú: hacia la construcción de un medio de debate internacionalista

Para una clase revolucionaria como el proletariado, que carece de poder material mediante el cual abatir el sistema de explotación dominante, su fuerza revolucionaria reside en su unidad y en su conciencia. Para el desarrollo de esas dos armas es indispensable la clarificación: clarificación sobre su condición, sobre su ser, sobre las experiencias que ha desarrollado a lo largo de su historia, y sobre todo sobre cómo llevar adelante lo que es su función especifica en la evolución de la sociedad: desterrar de la faz de la tierra el reino de la explotación del hombre por el hombre y dar paso a una nueva relación social verdaderamente humana.Hoy cuando una nueva generación  se está incorporando a esa perspectiva revolucionaria de acabar con el capitalismo y abrir una nueva sociedad, la clarificación para saber quien y como puede llevar a delante semejante tarea, que lecciones extraer del pasado y a que problemas nos vamos a enfrentar en esa proceso, se hacen más vitales que nunca. Por ello el debate lo más amplio posible es un arma cargada de futuro. Esa voluntad de debate y de clarificación recorre todos los confines del mundo y todos los continentes. Tiene un carácter internacional y se plantea desde una perspectiva internacionalista. Prueba de ello son, entre otras, las discusiones a las que hemos asistido en las últimas reuniones públicas que hemos organizado en Republica Dominicana y en Perú. Debates de los que a continuación publicamos extractos y que podéis ver más ampliamente en nuestra web. Debates a los que os llamamos a sumaros, a participar, porque nos conciernen a todos aquellos que pensamos que un mundo diferente al que nos ofrece el capitalismo es posible.

DEBATE SOBRE LA REVOLUCION RUSA DE 1917 EN REPUBLICA DOMINICANA

El debate internacionalista sobre las experiencias históricas y actuales de la clase obrera se extiende a países donde nunca se había dado como por ejemplo República Dominicana. Hace 2 meses una delegación de la CCI animó un debate sobre el tema SOCIALISMO Y DECADENCIA DEL CAPITALISMO en dicho país (ver Acción Proletaria nº 197: Debate internacionalista en República Dominicana, /content/2046/debate-internacionalista-en-la-republica-dominicana ). Hace un mes se celebró una reunión pública sobre el mismo tema en Lima - Perú (ver en nuestra Web: Hacia la construcción de un medio de debate y clarificación, https://es.internationalism.org/node/2107 ). Ahora, gracias al esfuerzo y al entusiasmo de los compañeros del núcleo de discusión internacionalista de República Dominicana se ha celebrado una reunión sobre la experiencia de la Revolución Rusa de 1917.

Señalamos a continuación a partir del informe de los compañeros del núcleo de discusión internacional de Republica Dominicana las principales cuestiones que se discutieron. Los compañeros utilizaron para lanzar la discusión la presentación común a escala internacional que hemos hecho en todas las reuniones públicas celebradas por las diferentes secciones de la CCI y en las que han colaborado simpatizantes en otros países.

Hubo coincidencia con la presentación en señalar que «la revolución rusa se da el en momento de la Primera guerra mundial, la revolución rusa fue una respuesta a la guerra» que «la revolución rusa era socialista y no democrático burguesa» y que «la base de la revolución fue la acción de la clase obrera agrupada en los Soviets (Consejos Obreros), es decir, la revolución socialista sólo puede ser realizada por los trabajadores mismos y nunca delegando su realización en el Estado a través de líderes "geniales" (la infame tradición de caudillos "socialistas" como Stalin, Castro o, actualmente, Chávez)».

Un asistente planteó que «la revolución rusa, demostró que en un país atrasado se podía hacer una revolución proletaria, contrariamente a lo que Marx establecía de que en los países desarrollados era donde se iba a iniciar la revolución proletaria» . Se ha repetido muchas veces que Marx se equivocó porque la revolución proletaria triunfó en un país atrasado y no en países desarrollados como Alemania o Gran Bretaña. En realidad, la revolución proletaria no se plantea a partir de la situación de tal o cual país tomado por separado y aisladamente sino a partir de la situación mundial del conjunto del capitalismo. Con la primera guerra mundial lo que se demostró es que el capitalismo había formado el mercado mundial y había sometido a sus leyes a todos los países. Dentro de ese marco general había una enorme heterogeneidad: había países plenamente capitalistas, otros bajo el yugo colonial o semicolonial, la mayoría arrastraba importantes residuos feudales. Sin embargo, esas realidades nacionales, sin negar su peso, no eran determinantes. Lo determinante era que el capitalismo había llegado a sus límites históricos y que si sobrevivía lo único que causaría serían crisis, guerras y barbarie (como hemos podido comprobar en los últimos 100 años). Por tanto, independientemente de las múltiples y heterogéneas realidades de los distintos países, la evolución mundial del capitalismo llevaba a todos los pueblos de la Tierra a las guerras, la destrucción, la miseria, las hambrunas. Por tanto, la única solución posible era la lucha revolucionaria mundial por la destrucción del capitalismo y la creación de una sociedad nueva, el comunismo. La Revolución Rusa no surgió en respuesta a las realidades particulares de Rusia (aunque los bolcheviques y los Soviet trataron de tomarlas en cuenta) sino en respuesta a la situación mundial creada por la primera Gran Guerra. Los Soviet y los Bolcheviques concibieron la Revolución Rusa como el primer paso en la lucha por la Revolución Mundial.  

Los bolcheviques y los propios Consejos Obreros rusos dejaron bien claro desde el principio que la revolución iniciada en Rusia solo se salvaría si se extendía a los principales países desarrollados y especialmente a Alemania. Fue precisamente el aplastamiento de la tentativa de revolución proletaria en Alemania en 1919-23 (perpetrada por la Socialdemocracia y los Sindicatos) lo que impidió el desarrollo de la revolución mundial y significó la muerte de la revolución en Rusia. En línea con esto último, los compañeros del núcleo defendieron en la discusión que «Precisamente la tesis del socialismo en un solo país fue el inicio de la derrota de la URSS», de lo que se hizo eco un asistente apoyando que «ninguna revolución puede crecer ni sobrevivir sin una frontera solidaria».

Reunión Pública de la CCI en Perú: Hacia la construcción de un medio de debate y clarificación

En el mes de octubre en la ciudad de Lima, la CCI realizó la primera Reunión Pública en este país con el objetivo de abrir un espacio de discusión fraterna al servicio de la clarificación.  Queremos agradecer públicamente a nuestros simpatizantes en esa región por su ayuda logística, sin su apoyo la CCI difícilmente hubiera logrado hacer algo así: emprender una reflexión de fondo sobre el mundo actual, lo que el  capitalismo ofrece a las personas y qué perspectivas se desprenden para la humanidad. Once personas estuvieron reunidas abordando temas cruciales para el desarrollo de la futura revolución. El tema anunciado en los carteles colocados en puntos de la ciudad de Lima era "qué es el socialismo y cómo luchar por él", sin embargo, la avidez de los participantes y sus planteamientos honestos y profundos hizo que la reunión abordara diversos temas. En las discusiones se expresaron posiciones de compañeros que habían estado vinculados al GCI[1] o que comparten actualmente más o menos algunas de sus posiciones. Otros compañeros se sentían identificados con el anarquismo. Igualmente participaron los militantes de la CCI y simpatizantes muy próximos a nuestra organización. No obstante, lo más relevante fue el ambiente de debate sincero y abierto.

Los temas que se debatieron:

1).- Lucha obrera: contenido y forma del terreno de clase

Dado que los asistentes mostraron un tácito acuerdo con la necesidad de la revolución y con la perspectiva de derribar al capitalismo, la discusión se trasladó a cuestiones más "concretas". De las primeras ideas que los asistentes abordaron fue la noción de la decadencia del capitalismo, para los asistentes bajo la influencia del GCI hay una cierta visión ahistórica del proceso que conduce a la transformación de la sociedad, incluso se llegó a introducir la idea de la existencia de un proletariado antes de la llegada de los españoles («masacrar proletarios en la conquista no tenía nada de progresista», dicho casi textual por un participante). Detrás de esta posición se dibujan las confusiones típicas que el GCI reparte a manos llenas.

Mas que entender los procesos históricos el GCI difunde el radical pero hueco método de "violencia reaccionaria contra violencia de los oprimidos" pero haciendo una omisión del contexto histórico. Ello conduce a una dificultad para poder explicar por qué la revolución mundial no era realizable en el siglo XIX y que ello daba un contenido y forma diferentes a la lucha proletaria y a sus organizaciones políticas (sindicatos, partidos de masas, lucha por el programa mínimo, etc.). Hubo otros asistentes que insistieron en desarrollar la explicación de la decadencia, es por ello que pensamos que es una interesante cuestión que deberemos abordar.

Se ha abierto un debate también sobre qué es el proletariado, su naturaleza y cómo lucha. Unos participantes vertieron la idea de que los acontecimientos en Argentina 2001 fueron movimientos plenamente proletarios y que habría que "defenderlos e imitarlos" así como los «soviet en Irak en 1991» (sic!). La CCI explicó su posición, se han dado elementos de reflexión que los participantes tomaron con seriedad. Así, han sido tres los ejes sobre los que la CCI ha insistido:

-rechazar la "violencia por la violencia". Si bien la revolución que derrocará al capitalismo será un hecho violento porque una minoría que tiene en su poder el aparato estatal se va a resistir, tal violencia no es la esencia misma de la revolución, su esencia está en la capacidad del proletariado para desarrollar su lucha masiva y consciente, lo que distingue a la clase que hará la revolución no es la violencia sino su conciencia.

-las luchas obreras se articulan a través de organismos que la misma lucha va generando, desde las asambleas masivas, las delegaciones, los comités de lucha, hasta llegar a estadios más avanzados donde las formas de organización son más amplias y donde la situación exigirá la construcción de consejos obreros. Estamos aún en los inicios de las respuestas obreras a nivel mundial después del duro golpe que significó la enorme campaña de la "muerte del comunismo" y el retroceso que el proletariado mundial sufrió en su conciencia. Rechazar las asambleas donde se expresa un esfuerzo del proletariado por tomar las luchas en sus manos es un error, lo mismo que privilegiar acciones desesperadas (quema de autos, bloqueos, enfrentamientos con la policía, etc.) en vez de sacar lecciones y discutir dónde y cómo la burguesía y su Estado entrampan las luchas obreras y la clarificación de sus minorías.

-las auténticas luchas obreras no son "puras" y la CCI no está esperando a que se den luchas sin la influencia de la ideología burguesa o luchas donde haya una ausencia total de los aparatos del estado (sindicatos de todo pelaje así como partidos abiertamente ligados al capital, así como el brazo radical de la burguesía: el izquierdismo -sea este de corte maoísta, anarquismo oficial, etc., no. Para la CCI una auténtica lucha obrera no se mide por la presencia de los factores antes señalados, sino por la existencia en toda lucha naciente de una dinámica donde los participantes puedan reconocerse como integrantes de una clase, como miembros que tienen la necesidad de ir a la lucha con los otros ya que comparten interese inmediatos comunes. Cuando se empieza a comprender que existe una identidad proletaria esa lucha ha dado pasos adelante y hay que generalizar esas lecciones. Cuando después de un evento queda la sensación de división, sectarismo, segregación, gremialismo, etc., entonces lo que hay que generalizar es dónde está la trampa o el error.

En lo referente a la lucha obrera sólo se han planteado los problemas y hay un largo camino de clarificación por delante.

2).- La cuestión sindical

Hubo también está cuestión que atravesó una parte de la discusión. No se hizo esperar la clásica visión de ver en el sindicato un organismo rescatable para la clase obrera, está posición del anarquismo ve en la CNT un órgano a "rescatar" y se planteó abiertamente la cuestión de «¿es posible un sindicato revolucionario?». Se estuvo de acuerdo que si bien la CNT traicionó durante los acontecimientos de España 1936, al menos «los amigos de Durruti se opusieron a la militarización del trabajo». Uno de los participantes aportó una respuesta clásica en el GCI: «el sindicato nunca ha sido y nunca será revolucionario». Lo cual contiene una parte de verdad, ya que, efectivamente, los sindicatos no surgieron como órganos de la lucha revolucionaria del proletariado, sino como órganos para obtener mejoras y conquistas dentro del capitalismo; pero esta posición también regresaba sobre una falta de método, sobre la incapacidad para ver al sindicato como producto histórico y comprender que su surgimiento, que costó sangre al proletariado, estaba condicionado por un periodo histórico donde la revolución no estaba al orden del día. Esta idea coincide también con la vieja letanía del GCI de que la IIª internacional no tendría nada de proletaria...recordemos rápidamente que la IIª internacional tiene el  mérito de adoptar el marxismo como método para desarrollar la teoría revolucionaria, que separó las organizaciones proletarias en unitarias (sindicatos) y los partidos políticos, amén del combate de la socialdemocracia contra la francmasonería y el desarrollo de las discusiones sobre los orígenes del cristianismo e infinidad de artículos de fondo, que la segunda internacional haya traicionado al apoyar los créditos de guerra en 1914 no impide que reconozcamos su existencia como una eslabón más en la cadena de esfuerzos del proletariado por dotarse de un partido mundial.

Un asistente apoyó las posiciones de la CCI sobre la cuestión sindical mostrando cómo los sindicatos constituyen un medio de control del Estado y cómo el mismo Fujimori desarrolló una campaña de destrucción de los sindicatos para luego en alianza con la oposición a su gobierno hacer creer a los trabajadores en la «necesidad de luchar  por sindicatos».

Los sindicatos fueron un arma del proletariado en un periodo de la historia donde el capitalismo podía no sólo conceder reformas duraderas sino que además la revolución proletaria no estaba aún a  la orden del día y el "programa mínimo" era una cuestión inmediata por la cual luchar. Sin embargo, los acontecimientos de 1905 y sobre todo 1917 en Rusia demostraron cómo la lucha da una respuesta a un problema de organización en la decadencia del capitalismo, la revolución no giró en torno a los sindicatos sino en torno a los consejos obreros, "la forma al fin encontrada" diría Lenin "de la dictadura del proletariado". Desde entonces, el desarrollo de las luchas obreras estará confrontado a organizarse fuera y contra los sindicatos. Sabemos que no todos los días se pueden instaurar consejos obreros ya que ello depende de las condiciones de generalización de las luchas hasta plantear una situación prerrevolucionaria, pero los combates obreros no deben esperar hasta ese día para autoorganizarse, desde que estalla la huelga en una fábrica se plantea el dilema de tomar el control de las decisiones a través de asambleas donde los trabajadores decidan el rumbo de su lucha. Entonces el buscar la solidaridad con otros explotados deviene una cuestión de vida o muerte para cada huelga (no hablamos de las farsas de "solidaridad" que orquestan los sindicatos), empezar a percibir que el aislamiento es la muerte de todo combate es una profunda lección que preparará las luchas decisivas contra el capital.

Necesidad y realidad de un debate internacionalista

Estos debates internacionalistas no se dan únicamente en América del Sur, también tienen lugar en países tan alejados como Filipinas, India, Corea, Turquía... Poco a poco se van desarrollando las bases de un auténtico debate internacional sobre la lucha del proletariado, el internacionalismo, el combate por la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo.

El desarrollo de estas actividades aporta el viento fresco del debate proletario sobre los verdaderos problemas y las verdaderas alternativas de la situación mundial. En lugar de los temas que no conducen a ninguna parte (el nacionalismo, la revancha entre países, las reformas, la intervención del Estado) se empieza a hablar del internacionalismo, de la solidaridad, de las experiencias históricas y actuales de lucha de la clase obrera, de cómo luchar a nivel mundial por el socialismo etc. En lugar de "modelos nacionales de desarrollo" que la experiencia de los últimos 40 años nos ha mostrado que solo desarrollan la miseria, la opresión y la guerra; las discusiones empiezan a girar sobre la dimensión histórica e internacional de los problemas que aquejan a la humanidad, sobre el futuro que nos depara la sociedad capitalista mundial, sobre cómo desarrollar una solidaridad y una conciencia internacional del proletariado para salir del atolladero.



 


[1] GCI: Grupo Comunista Internacional, un grupo de verborrea radical pero de práctica coincidente con los grupos de "extrema izquierda" del Capital. Ver nuestra denuncia en Revista Internacional nº 124 ¿Para qué sirve el GCI?: /revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Referendum en Venezuela: tomar partido a favor o en contra, es tomer partido por el capital

Situación nacional: 

Acción Proletaria nº 200, 15 de Marzo-15 de Mayo 2008

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Acción Proletaria nº 200, una publicación abierta al debate proletario

Acción Proletaria, publicación en España de la Corriente Comunista Internacional, alcanza, con éste, su número 200.

AP empezó a publicarse en 1974, es decir hace 34 años, como parte de un proceso de emergencia internacional de elementos y grupos revolucionarios nacidos al calor de la reanudación de la lucha obrera de finales de los años 60. Privados de una continuidad orgánica con las organizaciones revolucionarias del pasado, pequeñas minorías buscaban, aquí y allá respuesta a la multitud de cuestiones que bullían en sus cabezas, aunque animados por una fuerte voluntad de discusión y de debate internacional e internacionalista. Fruto de ese formidable impulso de discusión y búsqueda de la clarificación se constituyó, en 1975, la CCI: «La iniciativa de Internationalism y la propuesta de RI  desembocaron finalmente en la celebración de una serie de conferencias y encuentros en Inglaterra y Francia en 1973... Además, y sobre todo, aquellas clarificaciones y decantaciones habían creado las bases que iban a permitir la constitución de la Corriente Comunista Internacional en enero de 1975. Durante aquel mismo período, efectivamente, RI había proseguido su labor de contactos y discusiones a nivel internacional, no sólo con grupos organizados sino también con individuos aislados, lectores de su prensa y simpatizantes de sus posiciones... Esa labor había llevado a la formación de pequeños núcleos, en España e Italia, en torno a las mismas posiciones, núcleos que en 1974 iniciaron la publicación de Acción Proletaria y Rivoluzione Internazionale.. Así pues, en la conferencia de enero de 1975 estaban presentes Internacionalismo, Révolution internationale, Internationalism, World Revolution, Acción Proletaria y Rivoluzione Internazionale, quienes compartían las orientaciones políticas que había desarrollado Internacionalismo a partir de 1964»(1)

Desde ese momento y sin interrupción, Acción Proletaria ha visto la luz cada 2 meses. Primero con la forma de revista hasta su número 63, luego bajo la forma de periódico a partir de finales del año 85. Desde 2003 se añade la publicación en castellano en la web: https://es.internationalism.org/. En este artículo no podemos entrar a desmenuzar la multitud de temas que hemos abordado en Acción Proletaria, así como en el conjunto de la prensa de la CCI, durante todo este tiempo. Por eso pedimos a los lectores que estén interesados en conocerlos en detalle, que nos escriban a nuestro correo electrónico ([email protected]) o a nuestra dirección postal (Apartado de Correos 258; 46080 Valencia -España - ), para solicitar la colección de nuestra publicación, o los números atrasados que deseen conocer y que aún no están disponibles en nuestra web(2).

De toda esa enorme actividad desarrollada en nuestra prensa, hay un eje sobre el que sí queremos extendernos en este articulo: la contribución de nuestra prensa al debate de las ideas proletarias, al desarrollo de la conciencia en la clase y especialmente en los elementos y grupos que durante estos años han ido surgiendo buscando clarificarse, buscando entender quién y cómo puede cambiar este mundo que conduce a la humanidad a la destrucción y a la barbarie. Las páginas de nuestra prensa siempre han estado abiertas al debate fraternal, a la confrontación de ideas y posiciones al servicio del desarrollo de la claridad y la conciencia en las filas obreras. Lo estuvieron en los años 70, en los 80, en los 90, en el nuevo milenio y, hoy mismo,  lo siguen estando. Siguiendo esta tradición, en este número 200 publicamos, por ejemplo, la contribución de compañeros de Ecuador que defienden una postura internacionalista frente a los vientos nacionalistas y belicistas que sacuden actualmente esa región del mundo.

Y es precisamente esa tradición de debate por la clarificación política sin ostracismos lo que nuestra Corriente y nuestras publicaciones como AP reivindican (y tratan de llevar a la practica lo mejor posible), de las organizaciones del movimiento obrero que nos precedieron en el pasado: la Liga de los Comunistas, las Internacionales, las fracciones de izquierda que se desgajaron de ellas, Bilan, la Izquierda Comunista de Francia...

Para la especie humana, para el proletariado en cuyas manos está su supervivencia, para las organizaciones revolucionarias, para los elementos que buscan cómo cambiar este mundo, el debate, la discusión, la confrontación de ideas y argumentos es una necesidad vital. Nuestra prensa siempre lo ha puesto de manifiesto. Veamos, por ejemplo, lo que decíamos en 1977: «Solo una discusión abierta y lo más amplia posible podrá hacer avanzar la clarificación política. Ha de haber entre los grupos, núcleos, círculos e individuos que constituyen el conjunto de minorías revolucionarias de la clase, un debate al que no se deben poner límites y que debe ir en todo momento al fondo de los problemas... Queremos invitar a esa discusión a todos los revolucionarios... Las formas prácticas de discusión y de confrontación... las iremos encontrando. Es preciso que haya siempre una actitud abierta y, sobre todo, es muy importante que la discusión sea internacional» (AP nº 15: "Carta a los revolucionarios", Agosto de 1977).

A ese debate fraternal, internacional, sincero y abierto, como corresponde y es tradición en el proletariado, nuestra publicación ha dedicado muchas páginas en sus ya 200 números. Varios han sido los instrumentos concretos para este fin:

 

"LA TRIBUNA DEL LECTOR".  

En esta rubrica hemos dado cabida a múltiples y muy interesantes contribuciones de lectores y compañeros que, de acuerdo o no con los análisis y posiciones defendidas en nuestra prensa, han alimentado una discusión internacional sobre cuestiones importantes para el proletariado.

Desgraciadamente no podemos reproducir, ni siquiera enumerar, todos los temas que en ella se han tratado. Nos conformaremos con dar unas breves pinceladas de las cuestiones planteadas, que van desde la defensa del internacionalismo proletario frente a la guerra imperialista (ver AP nº 35 "Carta de un lector sobre la guerra Iran-Irak", por ejemplo), pasando por un debate sobre la cuestión del aborto (ver AP nº 39 y 40) o sobre la comprensión de la crisis económica (ver en AP nº 48, el debate sobre la decadencia del capitalismo y los ciclos económicos, por ejemplo); o sobre cómo dispone la burguesía sus fuerzas políticas para organizar el mantenimiento de su dominio sobre la sociedad y el proletariado (ver en AP nº 48 "La Izquierda a la oposición") etc.

También en nuestra Tribuna del Lector han tenido cabida discusiones para sacar lecciones, tanto en caliente como con perspectiva, de luchas de mayor o menor alcance, que en estos años ha protagonizado nuestra clase, tanto en España como a escala internacional. Especialmente la publicación de panfletos editados por los propios trabajadores en lucha durante los años 70  y 80 en España (Ver AP nº 24, 25, 34, por ejemplo), así como frente a movimientos de lucha de clases a escala internacional de marcada importancia. Por ejemplo ante las luchas de Polonia en 1980 (Ver AP nº 83 "¿Qué lecciones nos enseña Polonia?").

También han tenido cabida debates más generales, por ejemplo, en defensa del marxismo, como puede verse en AP nº 61 con la contribución de un grupo de Trabajadores Comunistas Internacionalistas.

Valga esto como muestra, especialmente de los números publicados en los años 70, 80 y 90,  que son menos conocidos o incluso desconocidos para muchos de nuestros lectores actuales. Esta tradición, como decíamos, la mantenemos viva como muy bien podrá comprobarse visitando nuestra "web". A fecha de hoy, en portada de la sección "CCI on line" de dicha página figura un texto de un compañero del Núcleo de Discusión Internacionalista de República Dominicana,  referente a la situación en Cuba tras la abdicación de Fidel Castro: "Renuncia de Fidel: el problema no es el jinete, sino el caballo" (https://es.internationalism.org/node/2197).

 

¿CÓMO DESARROLLAR EL DEBATE?

Pero si hemos tenido especial interés en exponer públicamente los debates que manteníamos por correspondencia con compañeros que nos han escrito (y a los que lógicamente hemos solicitado su autorización para hacerlo así), también nos hemos preocupado por trasladar a nuestros lectores las discusiones que tenían lugar en nuestras Reuniones Públicas, y sobre todo de las contribuciones que en ellas hacían compañeros que no forman parte, ni están necesariamente de acuerdo con la CCI.

Otras rúbricas, especialmente HEMOS LEIDO y POLÉMICA, han ido dando cuenta de los debates con una multitud de grupos, que a lo largo de estos más de 30 años han ido apareciendo en el panorama político tanto español como de habla hispana, bien sean grupos que se reclaman (o reclamaban puesto que muchos ya han desaparecido) de la Izquierda Comunista, o agrupamientos en muchos casos efímeros nacidos al calor del desarrollo de unas condiciones favorables a la politización.

Esta rubrica, dentro de nuestra prensa, siempre ha tenido por vocación ser sensible y debatir con los elementos y publicaciones que han ido apareciendo en la escena política, independientemente del grado de convergencia con nuestras posiciones. Por ejemplo entre mediados los años 70 y principios de los 80, se produjo una efervescencia de publicaciones como "Sin tregua" de la Agrupación Mayo 37 (en España) de la que nos hicimos eco desde AP nº 33 y siguientes hasta AP nº 44. Otro tanto cabe decir de la revista "Revolución" sobre la que escribimos en AP nº 36; o el "Movimiento por el poder obrero" de Colombia en AP nº 35; la revista "Etcétera: Correspondencia de la guerra Social" (ver por ejemplo AP º 60); el "Colectivo Comunista Alptraum" de México (ver AP nº 63),  la "Correspondencia Internacional" (AP nº 50). Durante este período nuestra prensa hizo frente a un problema de gran envergadura para los revolucionarios: ¿Cuál debía ser la relación entre las organizaciones del medio político existente y los nuevos grupos que surgían? ¿Cómo comprender y desarrollar el debate? ¿Cómo y sobre qué bases reagrupar las fuerzas revolucionarias? Sobre estas cuestiones, por ejemplo,  debatimos en nuestra prensa con otros grupos del medio revolucionario, tanto de la corriente "bordiguista" (ver por ejemplo, entre otros, una polémica con "El Comunista" sobre "¿Cómo luchar por el partido?" en AP nº 65).

Como puede verse muchas han sido las experiencias en este terreno, tanto a escala internacional como en España. Sus lecciones en gran medida siguen siendo válidas en la actual situación en que hay una emergencia de grupos y elementos que buscan la clarificación política y formar parte del combate de nuestra clase por su emancipación.

Hoy asistimos de nuevo, al calor de un resurgir de la lucha de clases, a una eclosión de nuevas energías revolucionarias, procedentes de la nueva generación obrera que se incorporan al combate, y a un nuevo esfuerzo de ruptura con la cárcel que representan los partidos de la burguesía. Unos y otros necesitan, como el aire, un clima fraternal donde exponer con toda franqueza la claridad que van atisbando en su evolución como las dudas que aún conservan. Ese clima fraternal es el característico del debate proletario, de la toma de conciencia de una clase que rechaza, como criticaba el propio Marx, el "Aquí está la verdad  ¡arrodillaos¡", y que ve la clarificación como un proceso colectivo que exige por tanto un debate (véase en nuestra Revista Internacional nº 131:  "La cultura del debate: un arma de la lucha de clases"[3]). 

Hoy, como hace 200 números, en papel o en edición digital, nuestras páginas y nuestras energías están al servicio del debate internacional e internacionalista, al servicio del desarrollo de la vanguardia proletaria, de su desarrollo, de su ampliación y de su reagrupamiento.

La prensa revolucionaria ha sido siempre, y sigue siendo el principal, útil de difusión de las ideas comunistas, su debate en el seno de la clase y un instrumento vital de combate por el comunismo.

 Mar /24 de Marzo de 2008


(1) Ver en Revista Internacional: "Construcción de la organización revolucionaria - Los 20 años de la CCI".

 

(2) La tarea de transcribir al formato digital los ríos de tinta que supone AP en forma papel es, como bien podrán comprender nuestros lectores, enorme. Animamos a todos nuestros lectores a que contribuyan, en la medida de sus posibilidades, a colaborar con nosotros en ese empeño. ¡Toda iniciativa, toda colaboración, es bienvenida!

 

[3] /revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase

Vida de la CCI: 

Comunicado de Ecuador: A todos los que no tenemos fronteras, al proletariado ecuatoriano y colombiano

Geografía: 

Después del carnaval electoral, la burguesía prepara nuevos ataques contra el proletariado

¿Qué balance podemos sacar los trabajadores del proceso electoral del 9 de Marzo?

Ante todo ser conscientes de la gigantesca manipulación que representa la supuesta ceremonia suprema de la "soberanía popular". Cada cuatro años los diferentes medios de propaganda y mistificación al servicio de la clase dominante y del capitalismo tratan de hacernos creer que podemos elegir y decidir "libremente" entre las "sinceras" propuestas de nuestros "representantes". Lo que se pone en evidencia, sin embargo, campaña electoral tras otra, es el trasunto falsario de todo ese circo. Se sabe, por ejemplo,  que todo el "triunfalismo" económico del PSOE es mera propaganda con pies de barro, aguantada a duras penas hasta el día siguiente al desenlace electoral. Se sabe igualmente que todo el "programa social" de ZP ha consistido en un 90% en medidas descaradamente electoralistas adoptadas en los últimos meses de la legislatura. Se sabe, también, que todos los discursos del PP llamando a la "responsabilidad democrática" de los electorales mientras se muestra inusitadamente "centrista" en sus proclamas, esconde en realidad una estrategia de "marketing" político destinada a lograr que la abstención supere el 25%. Se sabe que el gabinete de expertos del PSOE tenía perfectamente estudiado como responder a un "hipotético" atentado de ETA, para que este sirviera de acicate de movilización de su propio electorado más crítico. Se sabe además que el propio PSOE había declarado públicamente que su estrategia era «tensionar y dramatizar»  con la amenaza de la "Derechona" para movilizar hacia el "voto útil" a electores de otras formaciones, mientras le achacaba a ella la "crispación". Se sabe, en definitiva que la preocupación y la discusión de los problemas de la población y por el futuro de las siguientes generaciones, se prostituye en manos de estos políticos burgueses en un cínico ritual de maniobras y mentiras[1], lo que convierte, como decíamos antes, el supuesto acto supremo de la "voluntad popular" en una farsa manipulada.

En el caso de la burguesía española, ésta lleva en campaña electoral desde marzo de 2004, fecha que marca un antes y un después en la descomposición del aparato político de la burguesía española. Por un lado el atentado ponía brutalmente de manifiesto la vulnerabilidad de la burguesía española que veía como de la noche a la mañana un atentado, imputado a una banda de miserables, daba un vuelco a las expectativas electorales (ver nuestro análisis del 11-M en Revista Internacional nº 117: "Atentados de Madrid: el capitalismo siembra la muerte"[2]).  Por otra parte la derecha y el Partido Popular no aceptaron la forma en que fueron desalojados del poder, y a su vez el PSOE se empeñaba, junto a nacionalistas e IU, en crear un "cordón sanitario" que aislara al PP como un apestado de la democracia, poniendo en cuestión uno de los principales "logros" de la propia transición democrática, conseguido muy a duras penas casi a principios de los años 90: la acreditación del PP como un partido de Derechas pero con marchamo "democrático" que hiciera posible la necesaria - para la propia mistificación democrática - alternancia gubernamental. Del marasmo del 11-M la burguesía española sacó un equipo de gobierno improvisado que pronto demostraría su incapacidad manifiesta e incluso su indolencia para acometer los problemas de la propia clase dominante (la pérdida de competitividad de la economía, el debilitamiento de la posición en el tablero imperialista internacional, la contención de las tendencias centrífugas de los nacionalismos periféricos). No sólo eso. Como analizamos en nuestra Resolución sobre la situación en España en AP nº 192[3], el gobierno ZP se ha empeñado en cambio en agravar aún más las contradicciones que sacuden al capital nacional. Si ha revalidado el triunfo electoral no es por que su gestión haya entusiasmado a los amos del país. Al contrario. Estos no han cesado de reprocharle su desinterés por el deterioro de la situación económica, su errática política internacional, etc.,... mientras ha dedicado lo sustancial de la acción de gobierno a iniciativas tan peregrinas como el Estatuto de Cataluña que acaba pactando con la oposición a su propio partido, o unas negociaciones de paz con ETA que ha tenido que destejer a toda prisa en el último año de la legislatura. El triunfalismo con el que el clan ZP y sus palmeros tratan de presentar los resultados del 9-M no consigue ocultar que en todo caso el éxito consiste en haber desactivado las bombas que el mismo había sembrado y cuyas espoletas retardadas le acabarán explotando, antes o después, en sus propias narices, pues sus maniobras y engaños, sus oscilaciones y sus veleidades megalomaníacas, podrán debilitar momentáneamente a sus rivales a cambio de aguijonear progresivamente en éstos la desconfianza, el animo de revancha, la defensa irresponsable de los intereses particulares de cada fracción, etc.

Como decíamos lo que ha llevado a ZP a revalidar el campeonato no ha sido tanto sus propios méritos sino esencialmente el demérito del PP, incapaz de liberarse a lo largo de los últimos cuatros años del peso de la fracción más ultramontana y revanchista (la encabezada por Esperanza Aguirre y sus secuaces "mediáticos"), que le ha llevado a la derrota, como ya sucediera en el año 2004; y que no contentos con eso bien poco han tardado -la propia noche de 9M - en propiciar una defenestración de "maricomplejines" Rajoy y una purga en el PP que le llevaría a una crisis de alcance impredecible, para la propia burguesía española.

Frente a la agravación cualitativa de la situación del capital nacional la burguesía se encuentra con un aparato político gravemente afectado por la descomposición y el "cada uno a la suya". Las voces y los discursos que reclaman el fin de la crispación y tender puentes, al menos entre las fracciones más representativas del capital español, tropiezan con la defensa de posiciones de poder particulares de cada formación. El fracaso del PP debilita aún más los lazos que les mantuvieron unidos en la esperanza de conquistar el poder (1993 -1996) o las prebendas de detentarlo (1996-2004). En cuanto al PSOE, su visión más global de los intereses de conjunto de la burguesía española  - que en el pasado le llevó por ejemplo a facilitar el marchamo democrático al PP (recordemos la presencia de delegaciones del PSOE y de los sindicatos en el Congreso de refundación en Sevilla) -, no resiste ahora la tentación de perpetuarse en el poder explotando, en cambio, el temor "a la Derechona" justificado con el último exabrupto de Losantos o la enésima "conspiranoia" de Esperanza Aguirre. Puede verse que son los sectores más indisciplinados e irresponsables los que cobran más poder y protagonismo en la vida política de la burguesía española reforzándose además mutuamente. Por ello podemos decir que la «etapa de estabilidad política» que hoy nos anuncian como resultado de las elecciones del 9-M, puede responder, más a los deseos que a la realidad.

Los trabajadores no podemos ni debemos sucumbir ante este montón de mentiras ponzoñosas y pestilentes, pues TODOS los partidos son nuestros enemigos declarados, TODOS han demostrado cuando han llegado al poder su capacidad criminal para desarrollar los ataques más brutales contra el proletariado: congelaciones salariales, despidos y reconversiones industriales, represión policial y un largo etcétera.

Esas es la perspectiva que, antes o después, se nos va a echar encima con la agravación de la recesión mundial. Y será el gobierno "socialista" el encargado de ejecutar esa sentencia de miseria y sufrimiento contra los trabajadores. Frente a esa perspectiva sería criminal mantener la ilusión en que apoyando a tal o cual fracción de los explotadores nos irá mejor o "menos mal". Por el contrario. Debemos desarrollar y afianzar nuestra conciencia de clase contra todas las fracciones de la clase dominante. Conciencia de la necesidad de la solidaridad con todos los trabajadores igualmente atacados. Conciencia de la barrera de clase que separa nuestros intereses como explotados de las necesidades del capital nacional. Esa conciencia se ve despuntando en las luchas que han tenido y tienen lugar en España (ver artículo en este mismo número de AP) así como en los demás países (véase por ejemplo las luchas en Alemania también analizadas en esta misma publicación). Porque esa conciencia y esa lucha constituyen no sólo la única defensa contra la clase enemiga. Constituyen además la base sobre la que acabar desarrollando una alternativa verdaderamente revolucionaria al reino de la explotación, la miseria y la barbarie.

 

Pel/Et 24 de marzo de 2008

 

 


 

[1] (ver por ejemplo nuestra denuncia de los "debates electorales" en CCI "on line".

[2] ver también: "Atentados de Madrid: el capitalismo siembra la muerte".

[3] "En España como en todo el mundo… el futuro pertenece a la lucha de la clase obrera".

La "independencia" de Kosovo es producto de las rivalidades imperialistas

 

Contando con el beneplácito y la protección imperialista de los EE.UU., una gran parte de Serbia del Sur, la llamada provincia de Kosovo en la antigua ex-Yugoslavia, se ha declarado recientemente "independiente" de la actual Serbia. Esta decisión vuelve a poner "sobre la mesa" la perspectiva de la posible creación de una "Gran Albania" que podría integrar, antes o después, a Macedonia por el Este, constriñendo aún más si cabe las fronteras reales de la "Gran Serbia".

No puede caber ninguna duda sobre las peligrosas repercusiones de esta decisión y, de la desestabilización que puede implicar en el escenario imperialista en la región. En Kosovo existe una mayoría albanesa que alcanza el 90% de la población, mayoría que coexiste con una importante minoría serbia situada en tres encalves estratégicos, que tiene como mayor expresión la realidad de una ciudad como Mitrovica, ciudad divida de hecho entre ambas comunidades. En realidad, más de 120.000 serbios viven en esta región que, además es considerada muy seriamente como el corazón histórico, espiritual y religioso de la "Gran Serbia".

Realmente es una muestra más de la descomposición en la que se hunde el sistema capitalista, el hecho de que Kosovo, cuya economía esta totalmente deprimida, con un desempleo masivo, una corrupción endémica y gangsterismo, se declare como "Estado-nación independiente". No obstante, este no es un hecho histórico nuevo. Es la realidad de todas las naciones y los nacionalismos surgidos tras la Primera Guerra Mundial hasta hoy en día. Como en tantos otros casos en Kosovo, por ejemplo, ha sido necesaria la presencia permanente de la OTAN con una fuerza militar de más de 17.000 efectivos presentados como "fuerzas de paz" y la suma de 2.000 militares más hace pocas fechas para, mantener una apariencia de "tranquilidad" y "prosperidad".

Una vez más, bajo la mentira mil veces repetida de los derechos de la "comunidad internacional", de la bandera de la ONU, diferentes países han tomado posición, según sus intereses imperialistas claro esta, ante la declaración unilateral de independencia de Kosovo. La tan cacareada y "buscada" unanimidad de la Unión Europea (UE) en materia de política exterior ha vuelto a "saltar en pedazos" siempre que se crea ingenuamente, claro esta, que tal "unanimidad" existe o puede existir. Hasta la fecha, Francia, Gran Bretaña, Italia, Alemania y los EE.UU. han apoyado sin reservas la independencia de Kosovo. Por otra parte, Rusia, Grecia, Eslovaquia, Bulgaria, Rumania, España y, curiosamente muchos de los llamados "movimientos separatistas" (Azerbaiyán y Sri Lanka entre otros) se han opuesto implacablemente.

La oposición a esta nueva posición imperialista kosovar esta capitaneada por el imperialismo ruso y sus siempre importantes pretensiones históricas en la zona en cuestión. No cabe la menor duda de que Rusia esta sufriendo una afrenta con esta nueva situación y que, como en otras ocasiones, esta dispuesta a abrir una dinámica de represalias de consecuencias considerables. El imperialismo ruso considera estos nuevos acontecimientos como una injerencia más de las que ha sufrido en Georgia o Moldavia. «...Por encima de todo no debemos olvidar una cosa: tras el nacionalismo serbio está siempre el imperialismo ruso...» ( El folleto de Junius, Rosa Luxemburgo).

Aunque hay muy pocas posibilidades de una intervención de Rusia en el momento actual, no se debe olvidar que durante la guerra en Yugoslavia en 1999, ocurrió un grave incidente en el aeropuerto Kosovar de Pristina entre las tropas de la OTAN y Rusia, muy próximo a un enfrentamiento militar abierto. Aparte de esto, el comandante en jefe de las fuerza militares de la UE en Bosnia, en Noviembre de 2007, exhortaba a la necesidad de una intervención militar en caso de «...un nuevo estallido de la guerra en la región...» (El Observador, 18/11/0/7).

 

La larga historia de los conflictos imperialistas en los Balcanes

Quizás en estos momentos esa posibilidad aparezca para muchos fuera de lugar, puede sonar a exageración. Pero toda la historia de los siglos XIX y XX, indica que la complejidad geográfica, política, estratégica e imperialista en esta zona del mundo nos muestran que esta región ha sido un punto neurálgico en el desarrollo de los conflictos imperialista que azotan desde hace décadas a la humanidad.. Los Balcanes, desde principios del siglo XIX, han sido una expresión genuina de lo que representa el desarrollo del imperialismo y, solo en ese contexto puede entenderse profundamente la evolución de esta situación en el marco de la decadencia del capitalismo. Esta región es donde el nuevo período histórico se manifestó más claramente en 1914, cuando el asesinato del Archiduque de Austria fue la chispa que encendió la llama de la Primera Guerra Mundial. Fue un campo de batalla clave en la profundización de la barbarie en la IIª guerra mundial, un foco de las rivalidades imperialistas entre los bloques del Este y del Oeste entre 1945 y 1989 y, además cabe recordar que desempeño un papel fundamental en el caos guerrero que siguió al derrumbe de los viejos regímenes del Bloque del Este, como así lo evidencian las horrendas guerras que se desarrollaron a lo largo de los años 1990.

Esta realidad jamás ha sido ajena a la denuncia que históricamente han realizado los revolucionarios. Escrito en el primer año de la Primera Guerra Mundial, el anteriormente citado "Folleto de Junius" de Rosa Luxemburgo es meridianamente claro sobre la situación histórica de la región y su dinámica de evolución: «.... En un sentido histórico, lo que hace de la quema de los Balcanes el centro de la política y la situación mundial en la época actual es que es la expresión más elevada de los conflictos que desgarran al actual mundo imperialista, es un eslabón fundamental en la cadena de acontecimientos que han conducido al mundo a la fatal necesidad de una guerra mundial...», «...El gran juego de la política mundial se ha jugado en esta región de forma verdaderamente brutal..». Para los revolucionarios siempre ha sido esencial hacer un buen análisis de los elementos centrales de la evolución de la vida del capitalismo. El disparo que acabo con la vida del archiduque en Sarajevo en 1914, ponía en tela de juicio todas las alianzas imperialistas de la época. Las espadas se afilaron, en ese preciso momento, para conseguir un control de la región: Serbia, Rusia, Gran Bretaña y Francia de un lado y, en el otro, Alemania, Austro-Hungría y la Turquía Otomana de la época.

En esencia el panorama imperialista en la zona no ha cambiado nada en la época actual. Pueden cambiar los protagonistas pero el fondo del problema sigue siendo el mismo. En 1991 tras la desintegración de la antigua Yugoslavia el fulgurante desarrollo de un nacionalismo rabioso, alentado por las grandes potencias, abrió el camino al desarrollo de Eslovenia y Croacia, apadrinadas esencialmente por Alemania. En el campo "rival" Gran Bretaña, Rusia y Francia, miraban hacia otro lado mientras Milosevic y los suyos emprendían una limpieza étnica de terribles consecuencias, en tanto en cuanto estas atroces acciones ayudaban a consolidar sus intereses en la región. En el mismo sentido y con iguales intenciones, obraron los Estados Unidos de América al armar hasta los dientes a las bandas bosnias y al ayudarlas con sus "bombardeos humanitarios" en toda la región hasta conseguir una relación de fuerzas que pusiera las bases para defender a medio y largo plazo sus intereses imperialistas en esta parte de Europa. Al menos 100.000 albaneses fueron asesinados y más de 800.000 hubieron de desplazarse ante la brutal represión que llevó a cabo el presidente serbio Milosevic entre 1998 y 1999. En respuesta a esas acciones, la OTAN (expresando los intereses de EE.UU.) bombardeó hasta expulsar el ejército serbio fuera de Kosovo en 1999, y la burguesía albanesa, mediante el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) tomó su revancha, pavimentando el camino a la actual "declaración de independencia de Kosovo".

La formación del nuevo "Estado" de Kosovo no va a resolver, en modo alguno, las tensiones nacionalistas en los Balcanes. Muy al contrario: el proceso de desagregación, caos y barbarie es más que seguro. El proceso de "Balcanización", con la formación de Estados inviables fue parte inseparable de la pendiente hacia la guerra en el siglo XX y ha seguido siendo parte de esta dinámica al comienzo del siglo XXI. De hecho, una vez más, a los pocos días de la declaración de la independencia ya se han producido los primeros enfrentamientos de cierta entidad entre las minorías serbias, las tropas de la OTAN y los radicales kosovares. Una vez más se demuestra la inviabilidad de todas las supuestas "liberaciones nacionales" y las creaciones de "nuevos Estados".

Para la clase obrera en esta región, como en cualquier otra parte, las celebraciones de los nacionalistas albaneses o la reacción de las fuerzas pro-serbias son igualmente peligrosas y reaccionarias. Deben luchar por intentar no dejar arrastrar al terreno del nacionalismo, el chovinismo y en suma a la nefasta defensa de la "patria" se presente este como sea. Solo la lucha por defender sus intereses de clase y el desarrollo del internacionalismo podrán asegurar un futuro y una perspectiva a los obreros de Kosovo, Serbia y del cualquier otra parte del mundo.

 

Artículo adaptado de World Revolution (Marzo 2.008), publicación en Gran Bretaña de la Corriente Comunista Internacional (CCI).

 

Acontecimientos históricos: 

La lucha de clases es el futuro

Durante semanas y meses los trabajadores españoles hemos soportado la matraca electoral que por una u otra vía venía a decirnos que nuestro futuro se jugaba en que saliera elegido mengano o zutano. La verdad es que, como denunciamos más explícitamente en otro artículo de este mismo número de AP, las elecciones han resultado la enésima demostración de la farsa democrática y que gobierne quien gobierne el Estado, su principal misión es la salvaguarda de los intereses de la clase explotadora y, por consiguiente, el creciente sacrificio de las condiciones de vida y trabajo de los explotados.

Por eso tiene muchísimo significado que la apabullante "campaña electoral" no haya supuesto un momento de "paz social. Todo lo contrario. A lo largo de los últimos meses se han desarrollado en España luchas tales como la lucha que se arrastra desde principios de Febrero de los trabajadores de la Administración de Justicia, las movilizaciones muy ampliamente secundadas por los maestros en Cataluña - ver en "CCI on line": "Huelga y manifestación en la enseñanza en Cataluña: una expresión de la maduración de la lucha obrera" - las luchas en el sector de la limpieza en Madrid, y también las movilizaciones muy radicales de los trabajadores de los transportes urbanos en Barcelona, Madrid y Valencia, que sobre todo en el caso de la primera han contado con la SOLIDARIDAD ACTIVA de usuarios y trabajadores de otros sectores, y especialmente de los estudiantes universitarios que también a lo largo de estos meses han protagonizado asambleas y manifestaciones contra la degradación de la educación mediante el llamado "proceso de Bolonia". Como vimos por ejemplo en las movilizaciones que tuvieron lugar en Francia el pasado mes de Noviembre - véase AP nº 198 ó "Luchas en Francia: ¡Hay que luchar unidos!" - esta confluencia pone de manifiesto un hecho trascendental para la perspectiva de la lucha de clases: LA INCORPORACION A LA LUCHA DE LA NUEVA GENERACION DE TRABAJADORES. Que este "bautismo de fuego" de la nueva generación obrera tenga lugar precisamente en un terreno de movilizaciones por solidaridad, superando el peso del "cada uno a la suya", del corporativismo, o la división que la clase enemiga trata de sembrar en nuestras filas  tiene además un importante valor añadido, ya que la solidaridad es un aspecto vital de la toma de conciencia de la pertenencia a una misma clase con unos mismos intereses comunes de lucha contra los explotadores, y con una misma perspectiva unitaria - la construcción de la comunidad humana mundial - opuesta a la destrucción engendrada por la sociedad basada en la explotación, en la defensa de los intereses de una minoría.

 

 

La creciente inquietud de los explotados por el futuro no puede ser contenida por las "promesas" de los explotadores

Allí donde acudía a dar un mitin el Ministro de Justicia, el Sr. Bermejo, muy aficionado a presumir de "rojerío" y a anunciar «un futuro en colores» (¡sic!), allá que acudían los trabajadores de los juzgados a reclamar una subida salarial que les permitiría superar los "grises" mil euros que tienen, como media, en nómina. Mientras la cabeza de lista de los "socialistas" catalanes, la ministra Chacón, se aparecía cual hada madrina que vela por «los sueños de los jóvenes y los desfavorecidos» (¡sic!), los conductores de autobuses de Barcelona han recordado una y otra vez como el alcalde "socialista" de Barcelona les somete a la pesadilla de una infernal jornada laboral que les impide descansar dos días seguidos a la semana.

Hacía mucho tiempo que una campaña electoral no se veía salpicada de un desarrollo tal de la conflictividad social. Con ello no pretendemos negar el impacto que tiene aún entre los trabajadores la mistificación democrática que se ha puesto en evidencia con la tasa de participación del 9-M. Pero resulta igualmente incuestionable que hacía mucho tiempo, prácticamente 20 años, que una campaña electoral no "coincidía" con tal número de huelgas y movilizaciones es decir que el "circo" electoral no ha conseguido acallar las luchas de los trabajadores o silenciar sus reivindicaciones. Puede parecer un dato circunstancial, pero no lo es. Sumado a las noticias de las luchas que se suceden en multitud de países - desde Egipto como analizamos en el anterior número de AP hasta el corazón del capitalismo en Alemania como vemos en éste - es un dato más que confirma el cambio de "clima" que se respira en las filas de los trabajadores de todo el mundo en el último lustro - ver nuestro análisis en "Por el mundo entero, ante los ataques del capitalismo en crisis - ¡Una misma clase obrera, la misma lucha de clases!" - . Detrás de ese avance de la combatividad, y en cierto modo también de la toma de conciencia del proletariado - se haya, como decimos en el artículo referido una creciente inquietud por el futuro en el que se anuncia nítidamente un brutal empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera.

Así por ejemplo la rabia que late detrás de las movilizaciones de los estudiantes universitarios es el porvenir que se barruntan muchos de ellos de verse atrapados en unos "estudios basura" en unas Facultades abandonadas a su suerte en los presupuestos públicos. Eso explica igualmente que, como también ha sucedido en Francia, profesores y otros trabajadores de las universidades se hayan manifestado en solidaridad con los estudiantes. Otro tanto cabe decir de los trabajadores de los servicios de limpieza de Madrid que alentados por el ejemplo que les dio la lucha del personal de limpieza del Metro de Madrid en Diciembre-Enero pasado se han lanzado ahora a la huelga, conscientes de que poco se puede confiar en las interminables "negociaciones" sindicales. Otro tanto han debido pensar, como veíamos, los conductores de autobuses de Barcelona que han decidido movilizarse inmediatamente por los dos días de descanso semanales sin obedecer las instrucciones de UGT y CCOO que les llamaban a "integrar" esta reivindicación en las interminables negociaciones del convenio colectivo. Una vez más, el detonante de esta explosión de combatividad ha sido la comprobación de que las condiciones laborales empeoraban cada día más - por ejemplo con traslados de un día para otro de la ruta de trabajo - y esa ha sido también la base que ha servido para la solidaridad de los propios usuarios que son, en su inmensa mayoría, trabajadores sometidos a ataques y amenazas similares.

Con este desarrollo de las luchas reivindicativas se pone de manifiesto sin duda la creciente desconfianza de los trabajadores en las instituciones del Estado "democrático". Así por ejemplo los periodistas que seguían las movilizaciones de los conductores de autobús en Barcelona, se extrañaban de que a diferencia de otras manifestaciones en esta ocasión los trabajadores no desfilaran tras la clásica "sopa de letras" de los sindicatos. No deberían extrañarse puesto que UGT y CCOO son los baluartes sindicales de los partidos del gobierno municipal de  Barcelona, que es la propia patronal de la empresa de transporte urbano. Pero ese distanciamiento no puede explicarse únicamente por estas particularidades, pues es algo que vemos desarrollarse también entre otros trabajadores como los ferroviarios franceses - véase "Francia: gobierno y sindicatos unidos contra la clase obrera" - o los empleados públicos en Alemania - ver artículo en este mismo número de AP -.

Y es que por mucho que esas instituciones "democráticas" se llenen la boca de promesas de atender nuestros intereses, lo único que de verdad "ofrecen" ante nuestras reivindicaciones son LA CALUMNIA Y LA REPRESION.

La calumnia ha ido en esta ocasión más allá de la acusación a los huelguistas de "egoístas" e "insolidarios" que con sus desmedidas reclamaciones amenazarían los presupuestos públicos (cuando por ejemplo el ministro de Justicia ha gastado 250 mil euros de las arcas públicas en reformarse un apartamento en Madrid), u ocasionarían un grave daño a los ciudadanos usuarios. En su afán de crear un verdadero "cordón sanitario" para aislar las luchas, los medios de comunicación han insinuado que estas estarían siendo instrumentalizadas como "arma electoral". Y del mismo modo que la prensa afín a Esperanza Aguirre y el PP veía la larga mano del PSOE tras las movilizaciones de los empleados de limpieza en Madrid; la prensa que suspira por ZP catalogaba a los trabajadores de la Justicia que se concentraban ante los mítines del PSOE como "tontos útiles" pero "servidores objetivos" de los intereses de la Derecha.

Y cuando el linchamiento "moral" de los huelguistas no ha sido bastante, los defensores del orden han recurrido al apaleamiento físico y a otros instrumentos de represión como las sanciones y las multas. Así, por ejemplo, los "mossos d'esquadra" (la policía autónoma catalana) entraron brutalmente a desalojar a los estudiantes concentrados en la Universidad Autónoma de Barcelona el pasado 4 de Marzo ocasionando cerca de una decena de heridos. Por ejemplo también esa misma policía la emprendió a palos contra un miembro de un piquete informativo de la huelga de autobuses de Barcelona. A los trabajadores de la Administración de Justicia les llueven estos días sanciones de hasta un 50% del salario por haber hecho huelga cuatro o cinco días laborables. Los conductores de autobuses de Barcelona deben hacer frente a multas por incumplir unos "servicios mínimos" que alcanzan a menudo hasta el 80% de los trabajadores y que son fijados por las mismas autoridades que se niegan a satisfacer las reivindicaciones obreras.

Que la burguesía recurra cada vez más a la represión - como, por otra parte, también hemos denunciado en las luchas que han tenido lugar en Francia el pasado mes de Noviembre - es un síntoma evidente del recorte de su margen de maniobra que le viene impuesto por la agravación de la crisis mundial y que le empuja inexorablemente a atacar a muerte las condiciones de vida de los trabajadores en todo el planeta y a enfrentarse sin contemplaciones a la lucha de estos contra esos hachazos. Lo que ponen una vez más de manifiesto las luchas que se han vivido recientemente en España es que esa brutalidad represora no es patrimonio exclusivo del "Sarkozy" de turno o de los gobiernos de la Derechona. Precisamente el clima de persecución que viven las huelgas en Barcelona  - donde la policía obedece las órdenes de Saura, máximo dirigente de los ¿ex?-estalinistas, viene a confirmar por enésima vez que en lo tocante a la represión de las luchas obreras, la Izquierda nada tiene que envidiar a la Derecha.

 

 

La solidaridad de clase es la única defensa de las luchas

 El empeño precisamente de esos mismos partidos de Izquierdas ha sido el de convencernos que, con sus "fallos", constituían sin embargo un "mal menor" respecto a la Derecha. Sabemos, sin embargo, que LOS DOS SON PEOR. Que ninguna fracción de la clase explotadora va a dejar de sacrificar las condiciones de vida obreras en el altar de los intereses del capital nacional. Que la única fuerza de los trabajadores es que nosotros nos unamos y tomemos conciencia del abismo de clase que nos separa de nuestros explotadores. Por ello decimos que lo único que defiende al obrero es el desarrollo de la solidaridad de clase.

Y eso es algo que poco a poco va ganando peso en las luchas obreras. Precisamente para hacer frente a la campaña de acoso mediático y difamación, los trabajadores se van habituando a explicar a través de hojas y manifestaciones abiertas a otros sectores, cual es el verdadero significado de su lucha, y por qué sus reivindicaciones pueden sentirse como propias o cercanas por cualquier otro proletario. Así hemos visto como los conductores de autobuses de Barcelona han logrado no sólo parar la campaña de auténtico linchamiento moral que les acusaba de los sufrimientos de los usuarios, sino ganarse la simpatía de éstos mostrando que es la propia patronal quien pone en peligro su seguridad acentuando la precariedad de las condiciones de trabajo de los autobuseros. Eso explica que en manifestaciones convocadas por estos hayan participado vecinos de barrios obreros ("Nou Barris") y trabajadores de otros sectores, especialmente aquellos que, como los universitarios, se encontraban también en lucha. En una de estas manifestaciones, la del 9 de Febrero, se difundió una octavilla en las que usuarios de TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona, adaptado para la ocasión como Transportes "de mierda" de Barcelona) señalaban - traducimos del catalán- : «Como usuarios de TMB, como trabajadores rebeldes y como cómplices de las movilizaciones de los conductores de autobuses de la ciudad de Barcelona queremos expresar toda nuestra solidaridad con los conductores en luchas, con los expedientados por la empresa, con el agredido y el denunciado por los mossos d'esquadra" (...) ¿Quién es el responsable de esta situación?: el impotente alcalde de Barcelona Jordi Hereu y su panda de amiguetes de la administración de TMB, el sindicalismo colaboracionista y de despachos, los buenos demócratas que protestan como esquiroles creyéndose las mentiras de la prensa,..».

La burguesía va a tratar de desacreditar estas movilizaciones diciéndonos calificándolas de hechos insignificantes cuando lo relevante sería que los trabajadores han acudido masivamente a votar, y que lo han hecho refrendando, por ejemplo en Cataluña, a ese mismo Partido "socialista" al que denuncian en sus luchas. Ese discurso que pulula en todas las tertulias radiofónicas y análisis de sesudos comentaristas políticos tiene una "pizca" de verdad. Y es que la burguesía sabe, y así lo explota con todas sus fuerzas,

que en el terreno electoral, es decir con los trabajadores atomizados como individuos , el peso de la influencia de la ideología de la burguesa es mucho mayor que el que ejerce cuando los trabajadores viven su propia fuerza colectiva a través de la lucha y la solidaridad de clase. Por ello, ante la avalancha de ataques antiobreros que se avecinan contra los trabajadores de todos los sectores podemos afirmar que el podrido mundo de las mentirosas promesas electorales quedará atrás y que el futuro está preñado de combatividad, solidaridad y desarrollo de la conciencia de la clase revolucionaria.

 

Etsoem (20/3/2008).

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Acción Proletaria nº 201, Mayo-Julio 2008

Amenaza de hambrunas por la inflación: Crisis capitalista y respuesta obrera

Estamos asistiendo a una aceleración impresionante de la crisis del capitalismo. Esta aceleración tiene repercusiones muy duras sobre la clase trabajadora y sobre la gran mayoría de la población mundial.

Por una parte, los despidos continúan a ritmo creciente. Podemos citar 74000 en General Motors, los despidos masivos en bancos e instituciones financieras, los despidos igualmente masivos en la construcción y en las oficinas inmobiliarias.

La precariedad se acentúa. Un informe aparecido esta semana revelaba que las contrataciones indefinidas (que en los momentos más "prósperos" tan solo alcanzaban el 11%) han caído prácticamente a cero[1].

Una de las consecuencias de la crisis es el endurecimiento brutal de las medidas contra los trabajadores emigrantes. En Italia el nuevo gobierno de Berlusconi se conduce de forma descaradamente xenófoba y arrogante, azuzando actos progromistas como el asalto a un campamento de gitanos rumanos. Sin embargo, los gobiernos de "izquierda" como el de ZP, que por boca de la vicepresidenta se desmarca de Berlusconi, hacen exactamente lo mismo pero envuelto en una retórica de "democracia" y "derechos humanos".

Un informe reciente encargado por la UE revelaba que en España los emigrantes sin papeles son tratados como delincuentes, retenidos por periodos no inferiores a 18 meses. Los centros de retención se han convertido en cárceles donde los emigrantes son encerrados en celdas inmundas que carecen de condiciones mínimas de salubridad e higiene y no tienen derecho -como revelaba el informe- siquiera a paseos por el patio. Como el periodo legal es de 40 días, los emigrantes son soltados y vueltos a detener a continuación.

Como respuesta a la crisis y la escalada del desempleo, la UE ha decidido endurecer las medidas represivas contra la emigración y puesto nuevas trabas contra el acceso de personas de países "sensibles", todo ello con el aval del nuevo gobierno del "diálogo" y la "tolerancia" que encabeza Zapatero. Un artículo en El País denunciaba, por ejemplo, que personas procedentes de México que iban de turismo o de visita a familiares sufrían trabas prácticamente infranqueables para venir aquí y si a pesar de todo lo lograban eran tratadas como sospechosas sometidas a todo tipo de controles y verificaciones.

Sin embargo, en la crisis actual, el efecto más duro contra los trabajadores y la gran mayoría de la población está siendo la inflación. Los precios de los alimentos básicos, del gas para cocinar, del transporte etc., se disparan de forma meteórica. Los salarios -congelados o casi congelados- no pueden resistir esa carrera.

Esta explosión inflacionaria tiene una consecuencia dramática para las poblaciones de los países de África, Asia, América Central y del Sur, ya de por si muy empobrecidas. Estamos asistiendo a los primeros pasos de una hambruna que puede convertirse en generalizada. La FAO calcula que cada día 100.000 personas mueren de hambre. En los 3 últimos años los precios de los productos alimenticios han subido un 83%. En el caso del trigo el alza ha sido del 181%. En Estados Unidos el arroz ha tenido que ser racionado. Jean Zeagler, encargado especial de la ONU para el "derecho a la alimentación" declara que «vamos hacia un largo periodo de revueltas, de conflictos, de oleadas de desestabilización regional potencialmente incontrolables», añadiendo que «antes de la actual subida de los precios habían 854 millones de personas sub-alimentadas. Ahora, la hecatombe está anunciada». El Banco Mundial pronostica que «la inflación alimenticia no es un fenómeno temporal, el curso de los precios van a ser superior al de 2004 por lo menos hasta 2015»[2].

La inflación en los alimentos básicos se ve agravada por fenómenos de especulación y acaparamiento de alimentos que recuerdan a lo que comerciantes y gobernantes realizaban cada vez que había malas cosechas en tiempos feudales. Los capitalistas, ávidos de ganancias rápidas, ven como la especulación inmobiliaria o bursátil ya no ofrece ninguna salida y se dedican a especular con los alimentos agudizando todavía más la llamarada inflacionaria. Se está empezando a poner de manifiesto una verdad largo tiempo anunciada por los revolucionarios: EL CAPITALISMO ES INCAPAZ DE ALIMENTAR A LA HUMANIDAD. Una realidad que los prodigios tecnológicos, los rascacielos, el glamour, y otros oropeles, tienen cada vez más dificultades para ocultar.

Las revueltas del hambre

En los primeros meses de 2008 se han multiplicado las revueltas del hambre en un buen número de países. En un artículo de CCI ON LINE que publicábamos sobre Haití[3], decíamos «En una Web de nombre semana.com, aparece un artículo titulado Planeta con hambre donde se lee: «El hambre ataca, y la gente se levanta. Hay protestas en Guinea, Marruecos, Mauritania, Mozambique, Níger y Senegal. En Camerún causan 40 muertos. En Haití, cuatro. En Costa de Marfil y Burkina Faso las manifestaciones se convierten en saqueos y violencia, mientras en Egipto siete personas mueren en peleas por recibir pan subsidiado. Uzbekistán, Yemen, Bolivia e Indonesia viven algo parecido. Los altos precios de la comida la han puesto fuera del alcance de millones, y la situación no hace más que agravarse».

Cabe destacar la situación social en Egipto donde «al triplicarse los precios del trigo, los servicios de pan subsidiado del gobierno se vieron totalmente desabastecidos lo que provocó protestas e incidentes en las colas del pan durante marzo de 2008, en abril los obreros de la empresa textil de Malhalla al Kubra -vanguardia de los movimientos obreros de 2006 y 2007- lanzaron el 7 de abril un llamamiento a la huelga en todo el país y se manifestaron el 7 y el 8 siendo duramente reprimidos por la policía. En el norte de Egipto murieron dos personas, una de ellas un niño»[4]

La respuesta de la burguesía ha sido la represión. El único "alimento" del que poseen grandes reservas los estados burgueses son las balas: «200 muertos en la represión de los motines en Burkina Fasso en febrero 2008, 100 muertos en Camerún, 5 muertos en Egipto en abril y otras tantos en Haití el mismo mes»[5]

La respuesta de las luchas obreras

Estas masas desheredadas no están solas en sus protestas, se ven acompañadas por un progresivo incremento de las luchas obreras en numerosos países tanto en aquellos considerados "opulentos" como en los catalogados como "pobres". Vamos a exponer las luchas más significativas durante los primeros meses de 2008[6]:

Irán: los conductores de autobuses de Teherán fueron a la huelga en enero. 100 obreros fueron detenidos y 2 considerados líderes están todavía en prisión. El 18 de febrero, en Chouch, sur del país, los obreros de una azucarera se manifestaron contra el impago de sus salarios. Este mismo motivo ha estado en la raíz de numerosos paros en empresas de Ghazvine, de Elam y de Karadj (oeste), los empleados de una empresa de telecomunicaciones y de una farmacéutica en Teherán, de una industria textil en Ispashan (segunda ciudad del país). En el norte, en Rasht, los obreros del textil se han manifestado delante de los edificios oficiales portando pancartas que decían "Tenemos hambre". El 21 de febrero los obreros empleados en la construcción de una presa en Abbaspur (sur) se declaraban en huelga siendo violentamente atacados por fuerzas de la policía secreta. El 14 de abril, la policía ha atacado con bulldozers los trabajadores de una fábrica de neumáticos ocupada por el impago de salarios.

Vietnam: desde principios de año se han contabilizado 150 huelgas. Los 17000 trabajadores de la multinacional de calzado Nike se pusieron en huelga reclamando un alza de 200000 dongs (unos 8 euros). Obtuvieron la mitad de lo reivindicado por lo que las protestas continuaron y la factoría fue cerrada durante 3 días. 10000 obreros de una fábrica de juguetes en Danang se pusieron en huelga reclamando vacaciones pagadas y un aumento de las primas.

Rumania: tras varias semanas de huelga los obreros de la fábrica Dacia - Renault han obtenido un aumento de 100 euros mensuales, casi el 40%. En la siderurgia de Arcelor - Mittal en Galati, 4000 obreros se declararon en huelga por aumento de salario, primas por trabajar en fin de semana y ayudas a las familias de trabajadores accidentados. La dirección otorgó inmediatamente una subida del 12% pero un tribunal laboral decidió prohibir la huelga logrando la vuelta al trabajo.

Polonia: los obreros de la mina carbonífera de Budryk en Ornontowice (Silesia) protagonizaron una huelga de 46 días para reclamar la igualación de sus salarios con las otras minas del país. Obreros de otras empresas de la zona se han solidarizado con la lucha y las mujeres de los mineros se han manifestado en Varsovia. El sindicato Solidarnosc (quien saboteó la gran huelga de 1980) ha calificado a los mineros de "canallas".

Rusia: 3000 obreros han ocupado las minas de bauxita durante una semana. Reivindicaban un aumento del 50% del salario y el restablecimiento de una serie de derechos sociales previamente anulados. Actos de simpatía con los huelguistas se han dado en todo el país y la gran mayoría de la población local se ha manifestado junto con los huelguistas. La dirección ha cedido parcialmente.

Turquía: la guerra del Kurdistán no ha podido impedir una huelga masiva de 43000 obreros en los astilleros e industrias auxiliares de Tuzla en el mar del Mármara. El 28 de febrero una manifestación masiva era reprimida violentamente por la policía. En respuesta, los obreros hicieron una sentada alrededor de la fábrica. Ante nuevas medidas represivas (75 obreros fueron detenidos y sometidos a brutales palizas), los obreros protagonizaron nuevas manifestaciones. "Nuestra vidas tienen menos valor que la de sus perros", gritaban los obreros, la huelga se extendió y las autoridades liberaron a todos los detenidos mientras que la dirección concedía algunas reivindicaciones: mejora de las condiciones de seguridad e higiene y limitación del trabajo diario a 7 horas y media.

Argelia: a partir del 13 de abril estalló una huelga "ilegal" (no convocada por los sindicatos) por un aumento del salario base entre los funcionarios públicos. Las autoridades abrieron inmediatamente negociaciones para revisar las escalas salariales. En la región de M'sila el 10 de abril estalló una huelga en una cementera motivada por las deplorables condiciones de trabajo.

Camerún: los obreros de las plantaciones de palma -donde las condiciones de trabajo son inhumanas- se declararon en huelga en marzo, retomando una lucha duramente reprimida en noviembre de 2007.

Swazilandia: a finales de marzo 16000 obreros de la industria textil se pusieron en huelga para obtener mejoras salariales y de condiciones laborales.

Túnez: el 6 y el 7 de abril, los obreros de la zona minera de Gafsa (que en 1978 protagonizaron una gran huelga duramente reprimida con 300 muertos) se declararon de nuevo en huelga contra el despido de varios compañeros. Una nueva oleada de arrestos ha sido la respuesta del gobierno logrando por el momento acallar la protesta. También, el 10 de marzo hubo una huelga en la capital de los 4000 trabajadores de la empresa de telemarketing, Teleperfomance, que trabaja por el mercado francés y belga.

México: una huelga el 11 de enero en la mayor mina de cobre del país -Cananea, provincia de Sonora, al norte- un tribunal la declara ilegal y sufre una violenta represión por parte de la policía y las fuerzas especiales[7].

Venezuela: huelga masiva de los trabajadores de la siderurgia[8]

China: el 17 de enero los trabajadores portuarios de la multinacionales Maersk en el puerto de Machong se declaran en huelga. No hay noticias del resultado de la lucha[9].

Emiratos Árabes: conocemos la huelga que hubo en Dubai en noviembre de 2007[10], su ejemplo parece extenderse puesto que 1300 obreros de la construcción en un emirato vecino, Bahrein, también se han declarado en huelga en abril 2008. Las autoridades han preferido ceder inmediatamente y han concedido un fuerte aumento salarial.

Israel: en este Estado que celebra su 60 aniversario, lleno de guerras y brutalidad represiva, los obreros de la recogida de maletas de la compañía aérea de bandera, El Al, se declararon en huelga al margen de los sindicatos durante el mes de marzo. Poco antes otra huelga estallaba entre los empleados de la Bolsa de Tel Aviv, hartos de la cantidad de horas extras obligados a realizar lo que les impedía -según declaración de un trabajador- "estar con nuestras familias".

Luchas en los países industrializados

Veamos a continuación las principales luchas producidas en los países industrializados donde existe un proletariado muy concentrado y con una larga experiencia tanto de luchas como de las maniobras ideológicas y sindicales de la burguesía. Para no hacer muy largo este artículo resumimos los acontecimientos

Gran Bretaña: la jornada del 24 de abril ha visto la movilización de más de 400000 trabajadores del sector público[11]. Por primera vez en 21 años, 200000 trabajadores de la enseñanza han entrado en huelga contra la carestía de la vida. Por primera vez en la historia de Inglaterra, los trabajadores de los guarda costas marítimos se han declarado el huelga desde el 7 de marzo. Destacar igualmente la huelga de los empleados municipales de Birmingham, la segunda ciudad del país, y de los trabajadores de la refinería de Grangemouth en Escocia. En el metro londinense, la amenaza de 3 días de huelga por parte de 7000 conductores ha hecho retroceder a la dirección que ha retirado un plan que reducía la seguridad de los convoyes con objeto de ahorrar costes.

Alemania: una experiencia importante de solidaridad fue la movilización de los obreros de Bochum -y principalmente de la factoría Opel- en apoyo de sus compañeros de Nokia amenazados de perder su empleo. Después ha habido numerosas huelgas: en la siderurgia 93000 trabajadores; en los funcionarios durante la semana del 3 al 7 de marzo; en hospitales, en cajas de ahorro, en los aeropuertos de Frankfurt, Munich, Dusseldorf, Hamburgo, Stuttgart y Hannover; en el sector público, el sindicato del ramo -Verdi- ha convocado una huelga para el 2 de mayo dada la fuerte presión de los obreros que rechazaron sus propuestas de negociación a la patronal. También ha habido luchas en los transportes públicos, principalmente en Berlín y el descontento es muy fuerte en los correos donde las reuniones de trabajadores reclaman la convocatoria de una huelga a nivel nacional[12].

Bélgica: durante el mes de marzo se han producido huelgas en la factoría Ford de Gante, en los correos de Mortsel -cerca de Bruselas- en protesta contra la proliferación de contratos precarios; en los transportes públicos de Bruselas y 2 huelgas "salvajes" (es decir, realizadas por iniciativa espontánea de los trabajadores fuera de los sindicatos) en el grupo petroquímico BP y en la empresa de logística Ceva, en este último caso contra los despidos.

Grecia: el gobierno pretende implantar una reforma del sistema de pensiones que supone la reducción entre el 30 y el 40% de las mismas y la supresión de toda jubilación anticipada. Esto ha provocado un enorme descontento que ha cristalizado en 3 huelgas generales. La última -el 19 de marzo- convergió en manifestaciones gigantescas, en Atenas se reunieron más de un millón de personas.

Irlanda: huelga de 40000 enfermeras durante 15 días desde principios de abril reivindicando 10% de aumento salarial y reducción del tiempo de trabajo a 35 horas semanales. Los pilotos de Air Lingus se movilizan contra el empeoramiento de sus condiciones de trabajo que se ven previsibles con la apertura de una nueva terminal en Belfast. El 4 de abril, en contra de la posición del sindicatos, 25 conductores de autobús se declaran en huelga en Limerick (tercera ciudad del país) reclamando un nuevo contrato salarial.

Italia: en la región de Nápoles los obreros de la fábrica Fiat de Pomigliano están en huelga contra la "externalización" de 316 empleos.

Suiza: en Bellizona (región del Tesino) los obreros de CFF Cargo mantuvieron una huelga de un mes contra el despido de 126 compañeros. El de abril realizaron una manifestación en Berna que recibió el apoyo de otros obreros. El 9 la dirección retiró los expedientes de despido.

Canadá: en el Valley Jonction en la empresa Olymel los obreros se pusieron en huelga contra un acuerdo firmado un año antes por los sindicatos por el cual estos aceptaban una reducción del 30% de los salarios. Por las mismas fechas, 320 obreros de un matadero industrial de carne se declaraban en huelga contra la sanción a un compañero que habría llegado tarde al trabajo. Ante ello la dirección llamó a los sindicatos para que intervinieran para convencer a los obreros de volver al trabajo. Estos plantearon la realización de una asamblea, pero los sindicatos se negaron y propusieron un referéndum. Este finalmente se celebró y decidió la huelga ilimitada a partir del 20 de abril con un porcentaje a favor del 70%

USA: huelga entre los trabajadores de la cadena de televisión MTV. Huelga en AMH (subcontratista de General Motors) en las 2 factorías de Detroit y Búfalo. El 1 de mayo -que no es fiesta en USA- los estibadores de la costa Oeste realizaron un día de paro contra la continuación de la guerra en Afganistán e Irak.

¿Hay posibilidades de unificación internacional de las luchas obreras?

En los 3 primeros meses de 2008 hemos asistido a una simultaneidad internacional de las luchas obreras a una escala que jamás se había visto anteriormente. En la síntesis antes expuesta hemos podido censar 24 países. Si comparamos con otros momentos históricos, vemos que durante la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 no hubo tantos países agitados por luchas coincidiendo en tan corto espacio de tiempo. Lo mismo podemos decir de la oleada de luchas abierta en 1968.

Sin embargo, si bien esta simultaneidad es muy significativa es importante destacar la similitud de las motivaciones que han impulsado a luchar tanto a obreros de países industrializados como a sus hermanos de los países más "periféricos" como a las masas desheredadas: en todos los casos ha sido la respuesta a la inflación, un hecho mundial consecuencia directa de la crisis mundial.

Esta similitud no estaba tan presente en las luchas que se sucedieron tras Mayo 68. Las situaciones específicas de cada país, los diferentes ritmos en la crisis y en las respuestas políticas de la burguesía, marcaban cada lucha del proletariado pese a que todas tenían en común la expresión de su despertar histórico.

Tanto en 1917 como en 1968 hubo una gran lucha que ejerció de faro -la Revolución Rusa y el Mayo francés, respectivamente- y las luchas que surgieron en otros países fueron un eco más débil de aquellas, no logrando ninguna de ellas ampliar la brecha que habían abierto. Por así decirlo, tanto en 1917 como en 1968 asistimos a las ondas concéntricas -por tanto más débiles- de la sacudida provocada por un epicentro.

Hoy, si cada lucha tomada por separado está muy lejos de la fuerza histórica de los movimientos de 1917 y 1968, lo profundamente significativo es la multiplicación de focos de lucha. No asistimos como entonces a una hoguera en un país cuyas chispas saltan y provocan incendios más pequeños en otros países sino a una multiplicación de chispas -por el momento todavía pequeñas- que podrían acabar provocando una gran hoguera mundial.

Tanto en 1917 como en 1968, el proletariado mundial se lanzó a la lucha arrastrando el handicap de poderosos factores de división. En 1917-23 la masividad y la radicalización de las luchas son muy diferentes entre el proletariado de los países vencedores y el proletariado de los países vencidos. Aunque hubo tentativas de lucha tanto en unos como en otros, el proletariado de los países vencedores tenía fuertes ilusiones de un restablecimiento rápido de la situación y una vuelta a la prosperidad económica. Sectores de estos proletariados se habían contaminado por la euforia nacionalista que daba el estar en el bando "vencedor". Por su parte, si el proletariado de los países vencidos fue quien protagonizó las movilizaciones más masivas y que llegaron hasta la insurrección en algunos casos (Alemania o Hungría, aparte de Rusia), también se vio afectado por sentimientos de frustración y victimismo nacionalista que debilitaron fuertemente su toma de conciencia[13].

Del mismo modo, las movilizaciones que se extendieron tras el Mayo francés a otros países, se tropezaron con poderosos factores de división. Cabe destacar fundamentalmente dos. Por un lado, la división entre el bloque occidental "liberal" y "democrático" y el bloque oriental supuestamente "socialista". Por otro lado, la división entre un norte rico donde habitaría un proletariado "opulento" y "aburguesado" y un sur pobre donde el proletariado sería quien pagaría la factura del "bienestar" de sus hermanos del norte.

Parecía creíble el planteamiento divisionista según el cual cada proletariado tendría una tarea distinta. Así los obreros de los países "socialistas" tendrían que luchar por una "democracia" que profundizara la supuesta "base socialista" que disfrutaban. Los obreros del Sur tendrían que luchar por la "liberación nacional" y el "desarrollo" de sus países contra el imperialismo del Norte del que serían cómplices los obreros de este hemisferio. Estos últimos tendrían que apoyar todas las "causas" de los países "oprimidos" y deberían "renunciar" a su insultante bienestar para compartirlo con los desheredados del mundo.

Todos esos planteamientos -poderosos factores de división y enfrentamiento- tienden hoy a ponerse en cuestión. Al asistir a un empeoramiento general de todos los sectores del proletariado sin distinción de países, se puede empezar a comprender que todos los proletarios luchan contra los mismos problemas y hacen frente a las mismas causas. Al desarrollarse luchas simultáneas en los diferentes países, se puede vislumbrar que ni hay "diferentes luchas" o "diferentes programas" sino que se comparte una misma lucha y un mismo programa contra el capitalismo. Empiezan a sentarse las bases para la confianza, la solidaridad, el sentimiento de una lucha común, entre los diferentes partes del proletariado.

¿Cómo podemos avanzar hacia la unificación internacional de las luchas?

Si bien las condiciones objetivas crean gérmenes favorables a la unificación internacional de las luchas obreras, tal unificación no es automática. El proletariado no es como el perro de Pavlov que reacciona mecánicamente ante el estímulo -o el aguijón- de las condiciones objetivas. Los factores subjetivos -la conciencia, la solidaridad, la entrega, la indignación, el sentimiento de la propia dignidad- son factores decisivos en el desarrollo de su lucha.

Por tanto, el examen de la crisis económica y de la evolución general de la situación histórica sería incompleto si no se analizara simultáneamente cual es la situación subjetiva del proletariado.

En este plano del análisis nos tropezamos con la ausencia de grandes luchas, masivas y generalizadas, a través de las cuales pueda verse de forma fehaciente e irrefutable el estado de ánimo de las grandes masas obreras. Tener una fotografía donde se pudiera comprobar empíricamente el nivel de solidaridad, de entrega, de conciencia, de los trabajadores disiparía todas las dudas. Sin embargo, las fotografías son muy poco eficaces en la comprensión de las corrientes sociales pues solo nos proporcionan un momento muy determinado que ni refleja la situación anterior ni tampoco da cuenta de lo que puede pasar con posterioridad. La burguesía es la clase dominante de la sociedad, su ideología se impone a la inmensa mayoría, su Estado ejerce un control muy atento y minucioso de la situación social, por todo lo cual los momentos en los que la clase obrera se manifiesta con claridad en su propio terreno de clase de manera masiva y determinante son más bien la consecuencia de un largo proceso subterráneo, poco visible, en el que el terreno social -como decía Rosa Luxemburgo- se ve progresivamente laborado, surcado, removido, por esfuerzos de toma de conciencia, tentativas de solidaridad, luchas a menudo fracasadas, debates, intentos de organización, todo un océano de fenómenos aparentemente caótico, que constituye un inmenso laboratorio donde se precipita la fuerza de la lucha obrera.

Nos tenemos que basar pues en indicios, en tendencias embrionarias, a menudo muy minoritarias, que pueden expresar la profundidad de todo lo que se está moviendo, pero que constituyen únicamente un potencial que puede verse frustrado.

No es objeto de este corto artículo analizar la amplitud del movimiento de minorías internacionalistas que rompen cada vez con mayor determinación con las ideologías de la burguesía destinadas a engañar y encuadrar al proletariado y a las masas desheredadas. Este movimiento es una expresión, a la vez que un factor activo, del movimiento de toma de conciencia y de lucha del cual son expresión las luchas del primer trimestre de este año que acabamos de exponer.

Pero si el esfuerzo de las minorías es una expresión del desarrollo de los factores subjetivos también las propias luchas, en sus experiencias, son igualmente un crisol de esa maduración.

Así, la solidaridad ha estado presente de forma todavía embrionaria y minoritaria en las luchas antes analizadas. Los obreros de Bochun en Alemania y especialmente los de la Opel se manifiestan en solidaridad con sus hermanos de Nokia. Los obreros de Mullaha al Kubra en Egipto toman a cargo la defensa de las masas hambrientas amenazadas por la carestía del pan. En Canadá la lucha surge contra la sanción a un compañero, en Suiza contra el despido de 126 compañeros. En Bahrein, los obreros siguen el ejemplo de sus hermanos de la vecina Dubai. La solidaridad es la fuerza más preciada de la clase obrera pues el más potente antídoto contra el mundo de competencia, de lucha de todos contra todos, de cada cual a la suya, que supura por todos sus poros la sociedad capitalista. El desarrollo de la solidaridad no solo profundiza el sentimiento de pertenecer a una misma clase sino que abre una perspectiva revolucionaria para toda la humanidad.

Otro aspecto importante de las luchas vividas ha sido la defensa de la propia dignidad. Verse como seres humanos y no como robots o como bestias de carga. Cuando los trabajadores de la bolsa de Tel Aviv luchan contra el agobio de las horas extraordinarias para "poder estar con la familia" están reivindicando que son seres de carne y hueso con necesidad de relaciones y sentimientos. Cuando los obreros de Tuzla en Turquía gritan que son "menos que los perros de sus patronos" están poniendo por delante su dignidad.

Lo peor del sindicalismo es que -en relación con lo anterior- trata de reducir a los trabajadores a meros apéndices de la producción capitalista. Cuando esta necesita producir a todo gas -por la guerra imperialista o por la guerra comercial- los sindicatos llaman a los obreros a renunciar a sus intereses para "sacar adelante la economía nacional". Para los sindicatos los obreros tendrían "derecho legítimo" a mejorar su situación únicamente cuando la empresa "tiene beneficios", cuando la "economía prospera", es decir, para la mentalidad sindical los obreros tienen que supeditarse rigurosamente a la marcha de la economía. Por todo ello, un buen número de las luchas que hemos relatados han surgido fuera de la iniciativa sindical: desde Argelia a Canadá, de Irlanda a Israel. Es un signo de la conciencia que va desarrollándose de la necesidad de tomar en mano la propia lucha sin esperar a la convocatoria sindical o directamente contra ella.

En fin, la jornada de lucha de los estibadores de la costa oeste de Estados Unidos contra las guerras de Irak y Afganistán. Está claro que una lucha limitada a un sector y a un solo día no deja de ser simbólica. Pero expresa un clima social de rechazo a la guerra que continúa profundizándose. Es una diferencia muy grande con otros periodos de la historia. Durante la segunda guerra mundial al capital norteamericano no le faltaron voluntarios dispuestos a sacrificarse por la "lucha por la democracia contra el nazismo". Pudo movilizar sin problemas a más de 5 millones de jóvenes y aún le sobraron muchos voluntarios. Hoy ni aumentando los sueldos -se trata de profesionales y no de voluntarios o conscriptos como en los años 40- apenas logra disponer de 2 centenares de miles de soldados y aún así las deserciones proliferan así como las protestas de los familiares.

El conjunto de todo lo que acabamos de analizar es muy prometedor pero al mismo tiempo hemos de tener los pies en el suelo: se trata todavía de elementos embrionarios, de tendencias que comienzan a desarrollarse, de perspectivas que se abren. La tenacidad, la conciencia clara, la visión amplia, de todos los que nos comprometemos con el desarrollo de la respuesta del proletariado y de todos los explotados son cruciales para que avancemos desde la potencialidad a la realidad de la fuerza colectiva del proletariado.

Smolny 20-5-08

 



[1] Ver El País 18-5-08

[2] ¡El mismo Banco Mundial que a principios del 2000 anunciaba un plan que erradicaría el hambre para 2015 afirma ahora que los precios alimenticios y por tanto el hambre durarán por lo menos hasta 2015!

[3] Hecho en colaboración fraterna con el Núcleo de Discusión Internacionalista de la República Dominicana. Ver https://es.internationalism.org/node/2239

[4] Ver en Acción Proletaria, Egipto: el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas y Luchas en Egipto: una expresión de la solidaridad obrera, /accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr

[5] Artículo publicado por Révolution Internationale, órgano de la CCI en Francia, ver https://fr.internationalism.org/ri390/editorial_la_classe_ouvriere_multiplie_ses_combats_dans_le_monde_entier.html

[6] Por limitaciones evidentes de espacio solo podemos consignar sintéticamente los hechos pero no podemos analizar los procesos de movilización, de solidaridad, de compañerismo y de reflexión, que sin duda habrá detrás de cada uno de estos actos colectivos de combatividad.

[7] Ver el artículo Mineros, UAM, ejemplos del papel saboteador de los sindicatos, de nuestros camaradas de Revolución Mundial en México: /revolucion-mundial/200803/2205/mineros-uam-ejemplos-del-papel-saboteador-del-sindicato

[8] Ver el artículo El Estado burgués de Chávez arremete contra los trabajadores del hierro, de nuestros camaradas de Internacionalismo en Venezuela: https://es.internationalism.org/node/2230

[9] Se sabe también que en esa región -el Delta del Río de la Perla, una de las más industrializadas del país, con alrededor de 10 millones de obreros- se han producido -según estadísticas de las autoridades- huelgas que han implicado a 1000 trabajadores diarios.

[10] Ver en nuestra publicación Acción Proletaria nº 197, Luchas obreras en Dubai: un ejemplo del auge internacional de la combatividad obrera. https://es.internationalism.org/node/2139

[11] Ver la hoja de intervención que previamente a dicha jornada repartieron nuestros camaradas en Gran Bretaña: ¡Por una lucha común que supere todas las divisiones! En /cci-online/200804/2243/gran-bretana-jornada-de-lucha-del-24-de-abril-por-una-lucha-comun-que-supere-

[12] Ver el artículo sobre estas luchas que publicamos en Acción Proletaria nº 200: Luchas obreras en Alemania, una acumulación de descontento, en /cci-online/200803/2218/luchas-obreras-en-alemania-una-acumulacion-de-descontento

[13] Podemos citar como ejemplo el desarrollo del "nacional - bolchevismo" en Alemania a principios de los años 20.

Noticias y actualidad: 

Mayo 68 y la perspectiva revolucionaria

Historia del Movimiento obrero: 

Salud al “Comité Communiste de Réflexion” de Toulouse (Francia)

 

 

Hemos mencionado en anteriores publicaciones nuestras que, en algunas ciudades y regiones del mundo[1], algunos compañeros, por lo general jóvenes, indignados por las actuales y futuras condiciones de existencia de la humanidad, se reúnen para intercambiar sus reflexiones formando, a partir de esos encuentros, círculos de discusión. Unas veces, estos compañeros lo que buscan es comprender cómo y por qué la sociedad actual se hunde en la barbarie guerrera y sumerge a partes cada vez mayores de la humanidad en la miseria. Otras veces, estos círculos se forman para sacar lecciones de las luchas en las que sus componentes han tomado parte, para comprender cuales fueron sus limitaciones o las causas de su fracaso. El objetivo es defender y promover, en las próximas luchas y a partir de las lecciones sacadas del debate, la manera de desarrollarlas.

Siguiendo esta segunda vía, un puñado de estudiantes de la facultad de Mirail en Toulouse han formado un círculo de discusión denominándolo "Comité de Réflexion Communiste". En efecto, una parte de estos estudiantes había participado en las luchas que hubo en Francia en noviembre de 2007. Marcados por ese espíritu combativo, se reunieron pensando que tal vez la lucha no había acabado y que era necesario examinar los medios que podrían eventualmente utilizarse para relanzarla. Rápidamente se dieron cuenta de que volver a arrancar la lucha no era, de momento, posible y que el objetivo de las discusiones del Comité debía de ser sobre todo hacer un balance de esta lucha de noviembre para preparar la futura.

En toda esta fase de la vida de este círculo, se plantearon y discutieron una serie de interrogantes. Era evidente para todos -aunque faltaba aun redactar los acontecimientos para que todo el mundo pudiera conocer la realidad de los hechos- que los sindicatos fueron los principales responsables de que la lucha no pudiese desarrollarse. Por eso, el Comité C. de R. se planteó responder a la pregunta ¿por qué el "comité de lucha" de los estudiantes de la universidad se convirtió en el campo de batalla cerrado de toda una serie de sindicatos animados por diferentes grupos políticos; algo que no gustó en absoluto a aquellos que no pertenecían a ninguna de esas organizaciones o sindicatos y que les llevó a desertar de dicho "comité de lucha" y a veces de la lucha misma? ¿Por qué los sindicatos sabotearon la unión entre los estudiantes y los ferroviarios en lucha[2], de la misma manera que impidieron claramente la de los ferroviarios y trabajadores del gas y de la electricidad? Los sindicatos llegaron incluso a condenar a los universitarios, que (formando parte del "comité de lucha") fueron a intervenir a las asambleas generales de ferroviarios, con el pretexto de que: "¡no tenían ningún mandato!". Estos hechos fueron el punto de partida de una de las primeras cuestiones que se planteaba el Comité C. de Reflexión: ¿Por qué los sindicatos hacen tal clase de política?, ¿es que no son competentes para llevar ellos mismos la lucha hacia adelante?, ¿lo que hacen, se debe tal vez a las orientaciones que les dan las organizaciones políticas por las que están infiltrados (la UNEF por el PS, le FSE por el PC, el SUT por la LCR)? En fin, ¿No será que tal política se debe a que la forma sindical de organización y lucha definitivamente no sirve para el actual periodo histórico, como arma de combate de la clase obrera?

La discusión ha llevado también a cuestionar las manifestaciones organizadas por los sindicatos: ¿Hay que participar en estas manifestaciones, a las que muchos miembros del Comité sentían como "procesiones para desahogarse, organizadas por los sindicatos" ya que no veían en ellas ningún medio para hacer retroceder al Estado? Para otros miembros del Comité, estas manifestaciones son convocadas por los sindicatos porque no pueden hacerlo de otra manera y también para impedir que explote la cólera hasta el punto de que no la puedan controlar. Lo que recorre la reflexión es que realmente estas manifestaciones deberían ser momentos durante los cuales los obreros en lucha pueden encontrarse y expresar su solidaridad, incluso contra los sindicatos -que se ve bien que desearían que al final de las manifestaciones todo el mundo volviera a su casa con la idea metida en la cabeza de que "se ha hecho todo lo que se ha podido" y que ya no falta más que sentarse a negociar.

El Comité Comunista de Reflexión ha intentado también responder a las cuestiones que fueron apareciendo en la lucha, planteándose las cuestiones desde otros objetivos: si las secciones sindicales de las diferentes corporaciones no se unieron a los estudiantes ¿no habrá sido porque los miembros de estas corporaciones están en una situación más que confortable para ellos? ¿No serían acaso, las huelgas de los ferroviarios y de los enseñantes, luchas corporativas con las que estos pretenden conservar su estatus, en lugar de expresiones de la lucha de la clase obrera? El C. C. de R. se plantea también: ¿no se debería entender por clase obrera una clase compuesta únicamente de precarios, parados y habitantes de los barrios periféricos -ciudades dormitorio? La discusión habida sobre este tema ha permitido concluir que la denominación "clases medias" es, de hecho, una astucia ideológica de la clase dominante para evitar que gran parte de los proletarios se consideren obreros. Pero la realidad es que cualesquiera que sean los sectores en los que están incluidos o clasificados los obreros (público, privado, talleres, oficinas, parados, pensionistas), es una misma clase obrera la que es explotada y atacada; es la misma clase la que está cada vez más precarizada, la que tiene cada vez más difícil "llegar a fin de mes". El Comité C. de R. ha podido afirmar claramente que no es el bajo salario ni el hecho de que sea o no propietario de la vivienda en la que habita, lo que permite calificar a cualquier ser humano de proletario sino el de que no posee otra cosa para vender -para adquirir otras mercancías- que su fuerza de trabajo (manual o intelectual). Sobre esta base, la discusión nos ha permitido establecer que los habitantes de los barrios periféricos, a quienes el capitalismo ha marginado, son tan proletarios como la mayoría de los miembros de las pretendidas "clases medias". Que la atroz miseria y la marginación a que les ha empujado el capitalismo les empuje a su vez a lanzarse a revueltas aisladas -y desgraciadamente suicidas- no cambia nada esta realidad; lo que significa, que el porvenir de sus lucha no pasa por esos motines sino por la lucha solidaria con los demás proletarios.

El haber visto a los sindicatos empeñados en frenar y sabotear -tal es su función- el desarrollo de la lucha ha llevado al Comité C. de R. a preguntarse: ¿por qué la asamblea general no fue capaz de oponerse a su política? Sus miembros han aportado todo tipo de respuestas: para algunos, es necesario que una minoría dirija la asamblea general a fin de que ésta pueda darse los medios para desarrollar la lucha; para otros, la toma de decisiones por una minoría, que desplaza a la asamblea general, no puede en ningún caso reforzar la lucha. Como para toda lucha obrera, son los mismos obreros, y sólo ellos, quienes pueden y deben desarrollarla y tomar decisiones; en este marco, las minorías, que tienen una mejor comprensión de cuales son las medidas a emprender para desarrollar la lucha, deben hacer todo lo posible para convencer a los obreros reunidos en asamblea general, de que deben orientarla de manera que permitan desarrollar ambas mejor, la asamblea y la lucha. Esta discusión permitió debatir sobre la forma en que evoluciona la conciencia de los obreros y estudiantes, tanto individual como colectivamente.

Todas estas cuestiones son el fundamento de las diferencias de apreciación real entre los miembros del Comité, el cual ha decidido leer y discutir algunos antiguos textos del movimiento obrero que son muy clarificadores. Intentando responder las cuestioes surgidas en la lucha, el Comité ha decidido leer y discutir el libro de Rosa Luxemburgo "Huelga de masas, Partido y Sindicatos" que permite comprender la evolución de los sindicatos y ver cuál es el papel de los comunistas en la lucha. Después de discutir este libro, el comité discute ahora la obra de León Trotsky "Balance y perspectivas".

En fin, el Comité ha decidido no limitarse a estos temas y pasar a discutir otras cuestiones que se refieren a lo que todos entendemos como especialmente necesario hoy: el cambio de sociedad. En este sentido el Comité ha decidido examinar, por ejemplo, la realidad y las consecuencias de la política que lleva a cabo el Sr. Hugo Chávez en Venezuela.

Lo hemos dicho con anterioridad: este Comité no está aislado; hay, en buen número de países, obreros y estudiantes que elaboran también respuestas a sus reflexiones. Ciertamente, como se puede apreciar, en estos debates no siempre se termina con un acuerdo entre los componentes del Comité. Con todo y con eso la CCI saluda y anima la creación y el desarrollo de estos grupos, y lo hace porque mediante tales discusiones es cómo las cuestiones fundamentales sobre las causas del estado catastrófico del mundo actual, las medidas que hay que tomar para desarrollar la lucha y la perspectiva futura del comunismo, se van clarificando. Es por el estado de ánimo que recorre estos círculos de discusión por lo que la CCI participa, siempre que puede en estos debates. Estas agrupaciones forman parte de hecho indudable: la clase obrera está forjando las armas para los inevitables combates que están por llegar.

 

Paul (28.03.08)

 

 



[1] Leer especialmente nuestros artículos sobre los Círculos de discusión en Midlands (G.B.) y en Bruselas ("Grupo de discusión de Midlands en Gran Bretaña: un lugar de clarificación de la conciencia de clase" y "Discusión: entre el sueño y los hechos -sobre la identidad y el Estado").

 

[2] Los miembros de este Círculo de discusión en Toulouse habían denunciado por escrito, en el fuego de la lucha, este sabotaje de la unidad por parte de los sindicatos estudiantiles y ferroviarios; testimonios que nosotros publicamos en nuestro sitio Web con el título: "Cómo pudren la lucha y la reflexión los sindicatos de estudiantes y de obreros (testimonios en la lucha)".

 

Vida de la CCI: 

Tibet: tanto los «Derechos humanos» como la represión estatal, están al servicio de los intereses imperialistas

Tras haberse desencadenado, a partir del 10 de marzo, una de las más importantes oleadas de manifestaciones pro tibetanas desde 1957, la población del Tibet está sufriendo una violenta represión. A pesar del silencio que procura imponer Pekín, el número de muertos (13 según la prensa China) se puede contar con bastante probabilidad por centenas, mientras que los arrestos (oficialmente más de mil) aumentan, con torturas y deportaciones a campos de trabajo. Si el Partido "comunista" chino, uno de los más pródigos herederos del estalinismo, divulga sin ninguna vergüenza las mentiras más escandalosas, también emplea la peor brutalidad contra los manifestantes. Acordémonos que en 1989, en Lhassa, durante una de las numerosas manifestaciones por la independencia del Tibet, la policía mató a más de 450 personas.

Frente a esta violencia sanguinaria, todos nuestros dignos representantes de la democracia, fervientes defensores de los Derechos del hombre, han hecho como que se indignaban, contorsionándose con grandes gesticulaciones y quejas diplomáticas. Todos, unánimemente, han blandido inmediatamente frente a China la suprema amenaza de "boicotear" la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, e incluso los Juegos mismo. Sin embargo, tras reflexionar, el "soufflé" y con él las amenazas con la boca pequeña, se ha deshinchado. Francia se ha destacado particularmente en esta carrera de anuncios hipócritas. Después de exigir la apertura inmediata de conversaciones entre el gobierno chino y el Dalai Lama, París, siguiendo a Washington y adoptando así un tono "más contenido", ha enviado a Pekín a dos representantes del gobierno francés, Raffarin y Poncelet, para asegurar al gobierno chino "la voluntad de Francia de mantener y profundizar la cooperación estratégica" entre los dos países. Además, poniendo en práctica los bellos y grandes discursos recurrentes de los políticos franceses que se enorgullecen de vivir en LA patria de los Derechos humanos, la policía francesa, al paso de la antorcha olímpica por París, se ha esmerado en... aporrear la cabeza de los manifestantes pro tibetanos. A propósito de esta represión, la Ministra de Interior Michèle Alliot-Marie, sólo ha hecho una crítica: que la policía no tenía órdenes de arrancar las banderas tibetanas. ¡Quitar las banderas, no! ¡Dar porrazos, sí!

Todo el circo mediático alrededor de la antorcha olímpica ha virado poco a poco, país por país, del ridículo al esperpento y del esperpento a lo patético. Todos los focos de la actualidad se han dirigido a esta antorcha, símbolo de los "Derechos humanos" y del "acercamiento entre los pueblos". La lucha entre los diversos partidarios de la extinción de la dichosa antorcha para protestar enérgicamente contra el Estado chino y los que la defienden para no "privar a los chinos de los Juegos Olímpicos" ha causado estragos. También, a falta de información sobre las exacciones de Pekín en el Tibet, hemos sido ampliamente colmados de las peripecias de la famosa llama: ...que si ha pasado por aquí, que si pasará por allá... Pero sobre todo, la prensa y la clase política nos han invitado a elegir un campo: ¿Por o contra la independencia del Tibet? ¿Por o contra el boicot de los Juegos Olímpicos? La burguesía maneja desde hace tiempo el arte de plantear falsas cuestiones. ¿Hay realmente que elegir campo entre Tibet y China? ¿Qué se oculta en realidad detrás de todo este circo político-mediático y de tanta zalamería diplomática?

Se ha hablado también mucho del actual 14º Dalai Lhama, "jefe espiritual" pero también miembro a parte entera del Estado en la tradición tibetana, premio Nóbel de la Paz en 1992. Ha sido vergonzosamente encumbrado por los medios de comunicación occidentales como el portador de la verdadera cultura tibetana y el heredero de una nación secularmente "feliz". En realidad, es el digno representante de un sistema social en el que la masa de la población vive postrada ante los bonzos guardianes de la "sapiencia" divina y se ha mantenido desde hace siglos en un atraso extraordinariamente profundo, con un sistema de servidumbre puede que de un nivel aún inferior y más brutal que el que hemos podido conocer en Europa en la Edad Media. Y este es además uno de los aspectos de la historia del Tibet que ha permitido justificar la invasión del ejército rojo maoísta a fin de abolir la servidumbre y de permitir una pretendida apertura a "la escuela para todos"; de hecho el adiestramiento a trompazos en la ideología de la "Revolución cultural". No hay nada que elegir entre uno u otro bando: aunque el Dalai Lhama aparezca como la cara "amable" frente a la "odiosa" burguesía china, responsable de la muerte directa de más de un millón de tibetanos entre 1960 y 1990, no es por eso menos agente del oscurantismo y de la opresión ideológica más crasos.

Numerosos "comentaristas" se han volcado sobre el peso económico de China, que explicaría la pasividad de la "comunidad internacional"; pero está lejos de ser la razón principal. Hay que recordar que son las mismas grandes potencias quienes están en el origen de la situación que prevalece hoy día en el Tibet, mucho antes de que Pekín viera la expansión económica actual. No se trata en efecto únicamente de una cuestión de presiones económicas, sino sobre todo y ante todo del resultado de la competencia imperialista. Cuando Mao Zedong invadió el Tibet en 1950, con un ejército de "liberación nacional", fue para afirmar su voluntad hegemónica en Asia y para aumentar casi un cuarto el territorio de China. Si Mao osó llevar a cabo esta ofensiva, es porque sabía que tenía no únicamente la bendición, sino incluso el apoyo activo de Gran Bretaña, que veía en esta invasión la creación de un límite a las veleidades imperialistas de la India, recién independizada.

Más tarde, a fines de la década de 1950 y con la guerra fría, en una época en que Pekín y Moscú eran aliados militares, fue Washington quien empujó el separatismo tibetano. Por supuesto para nada con intención de "salvar" a los millones de tibetanos que iban desapareciendo en oleadas sucesivas por el hambre o la represión de la política de discriminación a favor de los residentes chinos. Al contrario, para EEUU se trataba de crear una zona de perturbación permanente frente a China.

Ahora la situación es diferente, pero el resultado es idéntico. Las grandes potencias quieren evitar a toda costa que el Tibet se convierta en un nuevo foco de inestabilidad; no por una preocupación "humanista", sino para cortar el paso en particular a un eventual ascenso del islamismo, sea desde las fronteras de India o Pakistán, o desde la misma China. Por eso dejan al Estado chino dar curso libre a la violencia.

En suma, las razones geoestratégicas varían, pero la guerra es permanente. Antes de que los Juegos Olímpicos hayan comenzado, el recorrido de su llama ha contribuido a poner un poco más en claro lo que la organización de este evento deportivo tiene de características mentiras del mundo burgués, pretendidamente deseoso de contribuir al "bienestar de los pueblos". Y la burguesía de todo el mundo ha mostrado las perlas de hipocresía que es capaz de desplegar, en nombre de los "Derechos humanos", mientras conduce directamente a la humanidad a la barbarie.

 

Wilma (20 Abril)

 

Reunión Pública de la CCI en Ecuador: un momento del debate internacionalista

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 202, 15 de Julio a 15 de Septiembre

Tras 40 años de crisis económica: ¿Una crisis como las anteriores?

 

Desde hace un año asistimos al último y más grave episodio de la crisis económica que ha azotado el mundo durante los últimos cuarenta años. El inicio de la recesión se desencadena a raíz de la llamada crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos, con el consiguiente estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis crediticia que se extendió por los cinco continentes. Además en la presente crisis económica se concentran todos los factores negativos de los últimos cuarenta años: vuelve con fuerza la inflación, la especulación se traslada de la bolsa y el sector inmobiliario a las materias primas y los alimentos, devaluación del dólar, crisis del endeudamiento y el sector financiero, ineficacia de la coordinación de la política económica a nivel internacional...

 

¿Una crisis de la economía española?

Mientras en poco menos de medio año hemos asistido a la quiebra de instituciones financieras de primer orden, como Bear Stearns en Marzo, o recientemente Fannie Mae y Freddie Mac, las dos principales entidades hipotecarias estadounidenses; o en Europa, el Northern Rock bank en Gran Bretaña o la BNP Paribas en Francia; los titulares de la prensa "seria" en España revolvían entre los discursos de ZP para hacer noticia de si el gobierno reconocía que la crisis afectaba a la economía nacional, o se mantenía impasible en la defensa de su salud, a lo sumo admitiendo una "desaceleración".

Solbes ha rizado el rizo para defender que las turbulencias económicas son un factor exógeno frente al que la economía española dispondría de un colchón a cuenta del superávit económico fiscal. Pero la onda expansiva de la crisis hipotecaria ha afectado de lleno al capital español. Durante el primer trimestre de 2008, el número de ventas de viviendas cayó el 29% y cerca de dos millones de pisos y chalets no encuentran comprador; esta situación repercute en la quiebra de inmobiliarias como Martinsa-Fabesa, que se prevé que puede provocar un efecto dominó. La crisis inmobiliaria sin embargo, es sólo la punta de un iceberg que afecta al conjunto de la economía: en lo que va de año, la bolsa española ha acumulado un 25% de pérdidas; las previsiones de crecimiento del PIB para el segundo semestre son del 0% y se calcula que para finales de año, el número oficial de desempleados rondará los tres millones...

Frente a esto, el PP dice que los socialistas no han sabido gestionar la bonanza económica que legó el gobierno de Aznar, e IU y sus satélites  radicales achacan la crisis a una política especulativa que sólo busca el beneficio privado. Pero la base del crecimiento económico durante los gobiernos de Aznar ha sido precisamente la burbuja especulativa inmobiliaria y aunque no dudamos que IU sabe mucho de especulación y beneficios privados, como ha demostrado en algunos ayuntamientos, no aporta nada para aclarar las causas y la dinámica de la crisis. Al contrario, tanto la posición del gobierno, que insiste en que la economía estaría a salvo de las sacudidas financieras mundiales, como la del PP o IU, que se centran en un problema de gestión, dan una visión nacional de los problemas, de las causas y el desenlace de la crisis.

Pero el origen y la dinámica de la crisis son mundiales.

La crisis de las hipotecas subprime en USA se ha transformado rápidamente en una crisis crediticia internacional. Los chanchullos con la "titularización" de las hipotecas basura, por la que se colaban estas deudas de alto riesgo, junto a otros valores más "serios", e incluso bonos del Estado, en los mercados financieros más "respetables", ha puesto de manifiesto que en realidad todo el sistema financiero mundial descansa en una especulación desenfrenada, en créditos basura al fin y al cabo no esencialmente diferentes a las subprime, e incluso peores. Nadie confía en los números de los demás bancos y entidades financieras, ni en la "limpieza" de sus "operaciones", ni se atreve a arriesgar su dinero en préstamos dudosos. La liquidez se contrae y la actividad económica mundial se detiene, puesto que, ante la falta de mercados solventes reales donde vender las mercancías de la producción capitalista, el crédito constituye un mercado ficticio, una droga, que mantiene en vida la economía a costa de minar más y más en profundidad su salud.

No es la primera vez que el casino en que se ha convertido la economía mundial sufre quiebras importantes, que significan pérdidas de miles de millones de dólares, cierres de empresas, despidos y miseria para partes importantes de la población y de la clase obrera. En los años 80 vimos la crisis de la deuda de los países latinoamericanos y en los 90 la de los Tigres asiáticos. Pero hoy el epicentro de la crisis es la primera potencia mundial; de ahí la rapidez con que se ha extendido a todo el mundo y la gran desconfianza que se ha generado en los mercados financieros. La devaluación del dólar, que es la moneda del comercio mundial, es una confirmación de la gravedad de la situación. No se trata de una agravación más de la crisis, sino de un hundimiento cualitativo del paliativo que la burguesía venía aplicando para tratar de contener la crisis histórica y mundial del capitalismo: El crédito.

 

¿Es una crisis cíclica de la cual se podría salir con la aplicación de medidas acertadas?

 

Las crisis cíclicas fueron un fenómeno del siglo XIX (del período ascendente del capitalismo que duró hasta la Primera Guerra Mundial). Cada diez años más o menos aparecían las crisis de sobreproducción relativa (la tendencia de la producción capitalista es a desarrollarse al máximo como si no tuviese límites, pero necesita conquistar los mercados extracapitalistas, ya que como demostró Marx la ley de Say de que "la producción capitalista crea su propio mercado" es falsa). El capitalismo sale de sus crisis periódicas incorporando los mercados extracapitalistas y extendiéndose por todo el mundo. Pero como dijeron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: "...Basta citar las crisis comerciales que, con su recurrencia periódica, cuestionan en forma cada vez más amenazadora la existencia de la sociedad burguesa toda. En las crisis comerciales se destruye regularmente gran parte no solo de los productos engendrados, sino de las fuerzas productivas ya creadas. En las crisis estalla una epidemia social que en todas las épocas anteriores hubiese parecido un contrasentido: la epidemia de la superproducción. Súbitamente, la sociedad se halla retrotraída a una situación de barbarie momentánea; una hambruna, una guerra de exterminio generalizada parecen haberle cortado todos sus medios de subsistencia; la industria, el comercio, parecen aniquilados. ¿Y ello por qué? Porque posee demasiada civilización, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone ya no sirven al fomento de las relaciones de propiedad burguesas; por el contrario, se han tornado demasiado poderosas para estas relaciones, y éstas las inhiben; y en cuanto superan esta inhibición, ponen en desorden toda la sociedad burguesa, ponen en peligro la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas se han tornado demasiado estrechas como para abarcar la riqueza por ellas engendrada. ¿De qué manera supera la burguesía las crisis? Por una parte, mediante la destrucción forzada de gran cantidad de fuerzas productivas; por la otra, mediante la conquista de nuevos mercados y la explotación más a fondo de mercados viejos. ¿De qué manera, pues? Las supera preparando crisis más extensas y violentas y reduciendo los medios para prevenir las crisis.."

 

En 1914 comienza la decadencia del capitalismo, la etapa de las guerras imperialistas y de las revoluciones como dijeron los revolucionarios de la época. El mundo ya está repartido entre las grandes potencias, y los capitalismos nacionales que llegaron tarde al reparto (Alemania; Estados Unidos, Japón...) se ven obligados a cuestionar este reparto. La Primera Guerra Mundial inaugura la quiebra histórica del capitalismo, cien años de barbarie que han martirizado a la humanidad. Salvo unos años de reconstrucción tras la IIª guerra mundial, lo permanente han sido las guerras de exterminio y la crisis económica de sobreproducción relativa.

Eso no significa sin embargo, que la burguesía haya renunciado a gestionar el hundimiento del capitalismo en la crisis, tratando de engañar al proletariado y a sí misma con diferentes estrategias para confrontar la crisis que prometían "la salida del túnel"  y una nueva prosperidad, e intentando ocultar su verdadera dimensión.

Con la reaparición de la crisis abierta tras la IIª guerra mundial, a finales de los años 60, recurrió a las mismas medidas que en los años 30, haciendo que el Estado se endeudara, tratando de paliar la falta de mercados, y poniendo masas de dinero en circulación. Esta política dio lugar al estallido de la inflación, con cifras de dos dígitos, que devoraban en poco tiempo los salarios, animando las luchas obreras, y dificultaban el comercio mundial. Por otro lado, trató de presentar esta situación como fruto de la subida de las materias primas y particularmente del precio del petróleo.

Sin embargo, ante la agravación continua de la crisis, recurrió a partir de los años 80, a repartir la deuda del estado entre las empresas y los particulares, por medio de bonos y títulos de deuda, estimulando la especulación en bolsa para mantener, como siempre ante la falta de mercados solventes, una fuente de ganancia y al mismo tiempo de reembolso parcial de los créditos que diera una cierta credibilidad de que las deudas gigantescas acumuladas podían reembolsarse algún día y mantuviera en funcionamiento la economía mundial. Esto consiguió controlar la inflación durante los años 80 y 90; en cambio abocó a una sucesión de quiebras de una envergadura colosal, de las que la última, a finales de los 90, fue la de los Tigres asiáticos, y a un aumento de los despidos y el desempleo a través de las reestructuraciones y las quiebras.

A partir de ese momento, es la primera potencia mundial, EEUU, la que asume, a través de un gigantesco déficit, el papel de "locomotora mundial". A comienzos de los 2000 se nos presentan las empresas "puntocom" como un verdadero campo de acumulación, expresión de la vitalidad del capitalismo; espejismo que dura apenas un año, volviendo con fuerza la recesión a partir de 2001. Y últimamente, la burguesía USA encuentra en la especulación desenfrenada en el mercado inmobiliario y de hipotecas, un nuevo campo de endeudamiento para mantener la ficción de una economía "sana".

 

 
¿Por qué nos enfrentamos a la peor recesión económica de los últimos cuarenta años?

 

Tras cuarenta años de paliativos a este enfermo terminal que es el modo de producción capitalista: keynesianismo, gasto público, monetarismo, reaganomics, endeudamiento público, endeudamiento privado, huida en la especulación más salvaje... Hemos llegado a la situación en que estas drogas no sólo no calman los dolores del enfermo sino que están creando efectos nocivos como ocurre con la crisis crediticia. Han reaparecido simultáneamente todos los síntomas y achaques de todas las recesiones anteriores: encarecimiento del petróleo y de las materias primas, vuelta de la inflación, crisis monetaria y de la deuda, encarecimiento de los alimentos y agravamiento de las hambrunas, especulación salvaje, aumento del paro... Huida hacia el armamentismo y la guerra imperialista...

En efecto, el alza de los precios de las materias primas y de los productos alimentarios hoy es expresión, no sólo del desarrollo de la inflación, sino del desplazamiento de la especulación a estos productos básicos. Con esto, el capitalismo no sólo pone de manifiesto su incapacidad de alimentar a la población mundial (mientras por otro lado destruye y limita cultivos y productos alimentarios del ganado); sino que muestra igualmente que para el capital es más importante la ganancia que la vida.

En cuanto a la inflación, se podría argumentar que las cifras actuales del 3 al 5% aproximadamente en los países centrales, no alcanzan ni de lejos las cifras de los años 70; pero se olvida aquí que un solo punto de aumento de la inflación tiene hoy cualitativamente una mayor implicación para la clase obrera y la población y significa que muchos obreros no van a poder pagar la hipoteca, o hacer frente a sus gastos corrientes. Igualmente el desempleo actualmente significa una condena a la miseria, sin prácticamente ninguna cobertura social (para la mayor parte de precarios) y con una perspectiva muy difícil de volver a encontrar trabajo; cuando no significa directamente la expulsión a sus países de origen, para los emigrantes, donde les esperan los sufrimientos de los que trataban de huir arriesgando incluso sus vidas.

En cuanto a la escalada de los gastos en armamento, la inversión colosal, el pozo sin fondo de la guerra de Irak, con un presupuesto actual (que va a aumentar tras las elecciones) de más de 150 mil millones de dólares, ilustra bien esta dinámica.

La burguesía mundial había mantenido frente a la crisis económica cierta coordinación a nivel internacional, que se manifiesta por ej en la supervivencia de organismos económicos que estaban vinculados a  la división en bloques imperialistas, y que han sobrevivido a su desaparición momentánea, como la misma UE por ej.  Esa tentativa de ejercicio de responsabilidad frente a la gestión de la crisis, está empezando a resquebrajarse ante los primeros síntomas serios de su agravación; así vemos la devaluación salvaje del dólar, el cuestionamiento de la autoridad del Banco Central Europeo y del Tratado de Lisboa, que tiende a un "sálvese quien pueda" enclaustrando a cada capital nacional dentro de sus fronteras y una tendencia al proteccionismo...que recuerda a los tan temidos años 1930.

No somos ni los únicos, ni los más agoreros, que vemos estos signos de gravedad de la crisis. Un Medio con tan buena reputación de analista en el terreno de la burguesía como Le Monde Diplomatique, publica en su editorial del número de este mes: «Lo peor nunca es seguro y la numerología no es una ciencia exacta, pero el año 2009 bien podría parecerse a aquel nefasto 1929...» .

Y es que, el hundimiento de los mecanismos crediticios al que asistimos actualmente, significa de hecho el bloqueo del principal medio que la burguesía ha empleado hasta ahora para gestionar el hundimiento del capitalismo en la crisis. La causa que en última instancia expresa la decadencia del capitalismo, el choque entre las relaciones de producción capitalistas y el desarrollo de las fuerzas productivas, es la imposibilidad de encontrar mercados solventes donde realizar la plusvalía contenida en las mercancías producidas para proseguir una acumulación ampliada. El empleo masivo y pervertido del crédito ha ocultado este problema, que ahora sin embargo estalla, amenazando la supervivencia misma de amplias porciones de la población y del proletariado que son expulsadas de la producción social.

 

¿A quién tratará la burguesía de hacer pagar los desastres de la crisis económica?

 

Los diferentes portavoces de la Izquierda del Capital, desde los señores Llamazares, Blanco, sindicatos y demás ralea, se desgañitan para pedir que los peores efectos de la crisis no recaigan sobre la clase trabajadora. Como si en los llamados por ellos "años de bonanza económica" no hubiesen habido despidos (muchos de ellos dirigidos por el propio gobierno Zapatero), recortes salariales, aumento de la precariedad y recortes en sanidad y pensiones... Un ej. es que, según el Barómetro social de España 1994-2006, «en pleno ciclo expansivo, el salario medio anual disminuyó en un 2,4%». De igual forma, los ataques del capital a la clase obrera en esos periodos "de bonanza" se expresan también en una sobreexplotación. Según las estadísticas recientes del INE, en España «ocho de cada diez ocupados sufre sobrecarga de trabajo. Casi dos de cada diez trabajadores se ha puesto enfermo en el último año y un 5% ha tenido un accidente». Marx decía que cuando el patrón gana el trabajador no gana, y cuando el patrón pierde el trabajador pierde...

No es de un pequeño "ajuste de la calidad de vida" de lo que están amenazados el proletariado y los estratos no explotadores de la población; ni son los obreros "españoles" los únicos afectados. Para empezar, el futuro que les reserva la burguesía a los millones de emigrantes, tanto en España, como en Europa (y que abordamos en otro artículo), es el cierre de fronteras, cuando no la expulsión.

Pero el futuro no pinta mejor para los obreros "autóctonos" de los países centrales, sobre los que pesa igualmente una amenaza de expulsión, pero de los pisos que no pueden pagar, y de los empleos. La oleada de desahucios en EEUU como consecuencia de los impagados, es un botón de muestra de lo que decimos. En la periferia de las grandes ciudades, la población comienza a vivir en tiendas de campaña, como en 1929, cuando Central Park se convirtió en una chabola. Por otra parte, el desempleo actual, no cuenta ya más con los tampones sociales que pudo encontrar en los años 80, que son la referencia más inmediata de despidos masivos. Hoy se trata del despido de precarios (puesto que durante los últimos 20 años no ha cesado un goteo de despidos, camuflado a menudo como un deterioro de las condiciones de empleo, la eventualidad y la precariedad), que difícilmente pueden contar con el apoyo familiar, puesto que sus familiares están jubilados con pensiones que apenas les dan para ellos, o directamente desempleados; y que se van a topar con el resultado del desmantelamiento del "Estado social", el recorte de las pensiones y subsidios y de los gastos sanitarios.

Por otra parte, la inflación y la especulación en productos alimentarios plantea a medio plazo la aparición del hambre en los sectores más desfavorecidos de la población y de la clase obrera. De hecho ya puede verse en EEUU que estos sectores acuden a los comedores populares o sólo pueden hacer una comida al día.

Frente al desarrollo de la crisis el proletariado no tiene otra opción más que luchar en su terreno de clase y ganar para su lucha, que es la única que ofrece un porvenir, a las masas hambrientas del Tercer Mundo y a las capas no explotadoras de la población  que también se ven sometidas a un sinfín de calamidades y penurias. Esas luchas se están desarrollando a nivel internacional desde Alemania hasta Egipto, desde Turquía hasta Gran Bretaña, por los cinco continentes, y es que como dijeron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: "...la burguesía no sólo ha forjado las armas que le darán muerte; también ha engendrado a los hombres que manejarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios".

 

Noticias y actualidad: 

Emigración: Contra el cinismo de la burguesía, ¡Solidaridad de todos los trabajadores!

 

Cincuenta y cinco muertes en los tres últimos días en las llamadas "Rutas de la Muerte" de las pateras (desde Africa a las costas andaluzas o canarias). Si el año pasado casi 1000 personas murieron en el mar tratando de alcanzar dichas costas, la cifra puede dispararse este año como resultado no sólo del aumento de la desesperación de la población de esos países que les lleva a arriesgarse con medios y condiciones cada vez más precarios, sino también por tener que hacer frente a un endurecimiento de la persecución de estos emigrantes por parte de los Estados "más civilizados del mundo". No en vano la organización que recoge a la "créme" de esta elite humanitaria, la Unión Europea, anuncia para Octubre la llamada "Directiva de la Vergüenza" consistente en aumentos del período de retención, reducción de las posibilidades de reagrupamiento familiar y, en última instancia, expulsiones masivas.

Para el proletariado de todo el mundo estos ataques a los trabajadores emigrantes van a plantear la necesidad de una acción solidaria y de un fortalecimiento de la conciencia no solo de pertenecer a una misma clase explotada, sino también de comprender que el pozo de miseria y barbarie al que el capitalismo arroja a estos compañeros anuncia el único futuro que el capitalismo puede ofrecer a la humanidad.

 

 

El repugnante cinismo de la burguesía.

 

Las escenas de los recientes desastres de Motril, Almería o la Gomera son sobrecogedoras e indignantes. Decenas de seres humanos que se han dejado no ya sus pocos ahorros sino el endeudamiento de sus familias de por vida por conseguir una plaza hacinados en una patera o un cayuco que les lleve a Europa para, precisamente, tener alguna posibilidad de salvar a su familia del agujero negro en que se ha convertido el Tercer Mundo. Con 1200 euros, como se ha visto recientemente en el drama de Almería, apenas se tiene derecho a una "Zodiac" en mal estado y además sin conductor, pues como mucho se "adiestra" a uno de los pasajeros en el manejo de la "embarcación" en una "charla" pocos minutos antes de la partida. En esas condiciones lo más probable es zozobrar o perderse durante días en mitad del mar, viendo como se acaban los víveres y el agua y teniendo que empezar a arrojar los cadáveres al fondo de la embarcación como ha sucedido en el desastre de la Gomera, o directamente al mar como en el caso de Almería, dándose además la sobrecogedora circunstancia de que gran parte de esos cadáveres eran los propios hijos de las "pasajeras" de la patera. Eso, lo de arrojar a tus propios hijos por la borda, que ha sido uno de los elementos más explotados por el morbo truculento de los telediarios, se explica por el hecho de que muchas pasajeras de las pateras viajan con sus hijos de corta edad o esperan a estar embarazadas para emprender la arriesgada travesía, para tener un medio de presión a las autoridades y evitar ser repatriadas si son descubiertas. Por otra parte, dejar los hijos en Africa equivale también prácticamente a una condena a muerte pues el destino del 25% de los niños africanos está escrito: Morirán antes de los 5 años como consecuencia de la desnutrición o las enfermedades.

Todo esto le parece "insoportable" al presidente Zapatero, que pone su estudiada "faz" de sufrimiento fingido para tratar de ocultar su propia responsabilidad en el drama de la muerte de miles de emigrantes. Lo que resulta cada vez más repugnante e intolerable es su cinismo y el de sus secuaces de los gobiernos "democráticos". El Sr. Zapatero, que se presenta hoy como el más sensible de todos los dirigentes mundiales al drama de la emigración, no vaciló hace menos de 3 años en levantar una "sirga" electrificada para que los emigrantes que trataban de entrar en Ceuta y Melilla quedaran atrapados en las alambradas. Tampoco le tembló la mano a la hora de "subcontratar" a la gendarmería marroquí que no tiene fama precisamente de modales "democráticos" para dispersar en mitad de la nada africana a quienes habían viajado durante meses y años para llegar a "las puertas de Europa" (véanse los artículos que publicamos entonces /accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d). Zapatero que habla hoy de aumentar la ayuda a la cooperación mundial al cabalístico 0'7% del PIB(1), no ha dudado en invertir un chorro de millones de euros en navíos de guerra y sofisticados sistemas de vigilancia electrificada que blinden Europa. Es precisamente este musculoso sistema de represión de la emigración lo que fuerza a los emigrantes - desesperados como están por la situación de hambrunas, epidemias, matanzas tribales y otro tipo de razzias sangrientas(2) que se vive en sus países de origen - a huir por rutas más largas y peligrosas, lo que conduce antes o después a la tragedia.

Denunciamos con todas nuestras fuerzas, por tanto, la hipocresía criminal de la clase dominante pues no sólo busca ocultar su responsabilidad ante tanta muerte y tanta barbarie, sino que quiere, además, convencernos de que las medidas de represión de la emigración "ilegal", y el endurecimiento de las condiciones de residencia en los países "civilizados", se toman pensando en el bien de los propios emigrantes.

En esta carrera de inhumanidad y cinismo la Izquierda no tiene nada que envidiar a la derecha. Es, si cabe, aún más repugnantemente cínica. Así por ejemplo en España es el PSOE el que mientras denuncia la xenofobia del PP y se presenta como "integrador" (ofreciendo a algunos emigrantes el derecho a votar en las elecciones municipales), se encarga por ejemplo de organizar "razzias" para aterrorizar a los emigrantes como la que hemos visto semanas atrás en Torrepacheco (Murcia). Es esa misma izquierda que denuncia el "racismo" larvado de la Derecha, la que suelta euros a los gobiernos de los países de origen de los emigrantes pero no para que estos mejoren la calidad de vida de su población e impidan la emigración (¿se caen ahora del guindo ZP o Moratinos?), si no para que encierren a quienes osan huir de la miseria, como ha puesto recientemente en evidencia Amnistía Internacional que ha denunciado lo que se llama el "Guantanamito" de Nuadibú en Mauritania construido y financiado por el gobierno "socialista". La maquinaria de propaganda que presenta a algunos gobiernos como más sensibles o más "humanitarios" que otros que se demonizan como paradigma del racismo es el viejo truco de utilizar la barbarie de los demás para ocultar la propia. Así por ejemplo, las más "civilizadas" potencias europeas se "indignan" ante la criminizalización que hace Berlusconi de los gitanos como un delito de "lesa humanidad", y tratan con ello de ocultar la prolongación del período de retención de los emigrantes "ilegales" que acaban de adoptar los gobiernos democráticos, o el hecho de que esos Centros de Retención son auténticas cárceles como ha denunciado de los CR españoles la propia Relatora de la UE para la emigración, o verdaderas infraviviendas donde se hacinan indignamente cientos de personas como se ha visto recientemente en el incendio de Vincennes en Francia (véase Revolution Internationale, publicación de la CCI en Francia, nº 392).

Confiar en que un Zapatero o un Obama vayan a proteger más a los trabajadores emigrantes que un Berlusconi o un Bush supone caer en funestas ilusiones en los gobiernos capitalistas y cerrar los ojos a la realidad que se impone con toda su brutal crudeza. Así por ejemplo en la España de ZP, se están impulsando medidas como restringir el reagrupamiento familiar sólo a quienes vengan con un contrato de trabajo, o la segregación en las escuelas catalanas (donde el PSOE gobierna con los restos del PCE y los independentistas de ERC) de los hijos de los emigrantes, Ha sido el nuevo ministro "socialista", el Sr. Corbacho, el que ha propuesto la idea de que a los cientos de miles de trabajadores emigrantes que se están quedando en paro, se les abone el subsidio de desempleo en dos partes, una de ellas cuando ya estén en su país de origen y se comprometan a no volver a España en 3 años. ¿No recuerda esto la vieja práctica mafiosa de los billetes partidos?

 

 

Una misma clase, una misma lucha, contra un mismo enemigo: el capitalismo mundial.

 

Los ataques a los trabajadores emigrantes no son el resultado de una acentuación del racismo de la población en general ni de un triunfo de las tesis ideológicas de Le Pen contra los magrebíes o los africanos,... No. La razón es la crisis económica sin salida en la que se debate el capitalismo desde hace años.

Si estos compañeros han arriesgado sus vidas para llegar a Europa o USA, no ha sido por un afán consumista y egoista, sino por que décadas de crisis capitalista - iniciada, recordemos, a finales de los años 60 - ha dejado como un solar inhabitable regiones enteras del planeta de Africa a Centroamérica. Si estos compañeros han aceptado trabajar en unas condiciones durísimas y vivir hacinados en pisos-pateras o en condiciones muy precarias (3) ha sido por que sólo así podían levantarse al día siguiente para seguir trabajando jornadas interminables y además mandar dinero para la supervivencia de su familia en el país de origen (remesas estas de las que viven en gran parte las sanguijuelas de las burguesías locales que se permiten incluso denunciar el desprecio por el "indio" de los "neoconquistadores" europeos). Desde luego no ha sido su intención contribuir a degradar las condiciones de vida de sus hermanos europeos o norteamericanos, aunque es innegable que los explotadores de las principales potencias capitalistas han aprovechado la necesidad de estos compañeros para abaratar los costes laborales y aumentar los beneficios capitalistas. Pero eso ha estado siempre inscrito en la condición obrera. Como hemos expuesto en artículos que escribimos hace años, la clase obrera es una clase hecha de emigrantes. Fue la presión sobre las condiciones de vida de campesinos y artesanos lo que les obligo a marchar a las fábricas, a las ciudades, a otras regiones y países. Por ello en la solidaridad con los trabajadores emigrantes hay en primer lugar un reflejo de solidaridad de clase.

Pero es que además, las medidas contra estos hermanos son un hachazo más, puede que el más precoz, quizás el más espectacular, de un ataque salvaje y masivo a todos los trabajadores que se deriva de la brutal acentuación de la crisis económica. Creer que la fiera de la recesión capitalista puede ser calmada con los despidos de los trabajadores más recientemente incorporados supone cerrarse de forma suicida los ojos ante los despidos que afectan también a los trabajadores de las grandes fábricas alemanas (véase por ejemplo el caso reciente de Siemens), o los más cualificados del sector bancario.

Hay que evitar a toda costa caer en las trampas de la división y el enfrentamiento entre los explotados. Hay otra vía que refuerza nuestra unidad y nuestro combate: ¡Luchar unidos como hicieron hace unos meses los trabajadores de la limpieza del Metro de Madrid - véase artículo en este mismo número de AP -¡ ¡Luchar solidarios contra los ataques que hoy golpean a unos hermanos pero que mañana se abatirán contra los demás! Ese es el camino para frenar los ataques capitalistas. Ese es el camino para ganar fuerza y convicción en que una verdadera comunidad humana es no sólo necesaria sino también posible.

 

Etsoem 12 de julio de 2008.

 

 


 

(1) Los dirigentes de los países desarrollados llevan décadas prometiendo esa cifra para la ayuda al desarrollo y nunca se alcanza. Ahora incluso está disminuyendo. De hecho ante las declaraciones del soñador ZP que quiere ser "campeón de Europa" de lucha contra la pobreza en el mundo, y que cual ONG reclama "¡0'7% ya!, ha tenido que salir la "rigurosa" vicepresidenta De la Vega señalando que este objetivo tendrá probablemente que ser retrasado «hasta 2010, cuando salgamos de la crisis». (declaraciones recogidas en el diario El Mundo del 9 de julio).

(2) Como la desatada hace 2 meses contra los emigrantes zimbawuos y mozambiqueños en la Sudáfrica gobernada por el partido de Mandela,

(3) Un reciente informe en España expone que el 43% de las viviendas en las que habitan los emigrantes carece por ejemplo de calefacción.

Noticias y actualidad: 

Lucha de los maestros en Nantes (Francia); ¡Solidaridad contra la represión policial!

Lo que publicamos a continuación es la carta que nos ha enviado un lector. Lector que es testigo directo de la brutal represión policial que han sufrido los maestros de Nantes que osaron protestar en defensa de sus condiciones de trabajo y contra las medidas disciplinarias en las escuelas previstas en el Informe Darcos. Los maestros supieron ver que tras la piel de cordero de "reducir la violencia en los centros educativos" se esconden las feroces fauces de la represión pura y dura. Represión que inmediatamente sufrieron en sus propias carnes por el "delito" de protestar contra esas medidas.

Los Maestros no han sido los únicos en sufrir en sus carnes los palos democráticos de la represión policial, como señala y saluda nuestro lector; los trabajadores de Hacienda habían sufrido la misma brutalidad policial y al ver que sus hermanos maestros eran atacados, espontáneamente se solidarizaron con ellos uniéndose a sus concentraciones. La lección que saca nuestro lector es muy importante: ¡La mejor defensa contra la represión del Estado es la solidaridad de los trabajadores!.

 

El miércoles 11 de Junio se manifiestan los maestros de primer ciclo ante la Inspección del Ministerio de Educación de Nantes protestando contra las medidas Darcos[1]. Mientras una parte de los manifestantes se quedan con los niños delante del edificio, otros invaden pacíficamente pasillos y escaleras para que el Inspector del Ministerio los reciba y escuche sus demandas. La respuesta del alto funcionario es inmediata.... ¡llama a la policía!.

De inmediato las fuerzas del orden hacen acto de presencia. Un cuerpo de policía especialmente violento y muy preparado para este tipo de acciones, por lo que no necesita llevar una parafernalia especial de autoprotección[2].

 

Sin mediar palabra la policía empuja a los manifestantes hacia la salida con un solo objetivo: cercar a los manifestantes, intimidarlos y hacerles daño. La policía empuja por las escaleras a hombres y mujeres sin el menor miramiento, sin importarles lo más mínimo que se dañen en la caída, sin parpadear ante los gritos y llantos de los que ruedan escaleras abajo. Los que desde fuera se acercan a la rampa para ayudar a sus compañeros no salen mejor parados: la policía los agarra por el cuello y les retuercen los dedos para que suelten su presa.

 

Así de violentamente actúa la clase dominante cuando defiende sus privilegios, esa misma clase que con atuendo de derechas o de izquierdas, desde el parlamento y demás instituciones del Estado nos habla con buenos modales, y manda a sus esbirros para apalear a unos trabajadores que tratan de defenderse de ataques injustos y repetidos.

 

Tras la violencia llegan las mentiras más sucias. La prensa publica un comunicado de la Prefectura de Policía en el que se afirma que en la reyerta han resultado heridos tres policías (uno de ellos tiene para 21 días de baja). ¡Aún habrá que decirles que -por  su bien- peguen más flojito para no hacerse daño!. El objetivo de tal declaración no es difícil de adivinar: hay que preparar el terreno para las condenas judiciales, complemento indispensable de la violencia policial para imponer el orden y la sumisión, el miedo y la desmoralización.

 

Y eso es precisamente lo que hacen. A uno de los maestros, que estaba en primera fila tratando de protegerse de los golpes como los demás, lo trinca la policía, lo tira al suelo y lo inmovilizan hincando las rodillas contra su pecho y su cara antes de ponerle las esposas. Los manifestantes se dirigen hacia la comisaría al grito de "¡Samy libertad!". Por la tarde liberan a nuestro compañero pero tiene que presentarse en la comisaría el viernes a las 9 para que se le interrogue. Los maestros que están presentes en ese momento convocan por teléfono o por correo electrónico una concentración a las puertas de la comisaría.  Ese viernes 200 maestros se concentran a la puerta, la solidaridad y la indignación crecen por momentos. Los 200 iniciales pronto se convierten en 300 y, por la tarde, en 600. Para hacer saber a su compañero que están ahí y que le apoyan, aplauden, gritan consignas y hacen todo tipo de ruidos con palos en una verja próxima durante horas. En los colegios los maestros se relevan, dejando 3 ó 4 para cuidar a los alumnos mientras que el resto participa en la concentración.

 

Los empleados de Hacienda que trabajan en el edificio contiguo deciden bajar a la calle y solidarizarse con los maestros. Uno de ellos coge el megáfono para explicar que también ellos han sido victimas recientemente de la violencia policial en las últimas manifestaciones. Los maestros aplauden calurosamente esa intervención.

 

Tras 6 horas de interrogatorio Samy sale exhausto del juzgado. Desde hace tiempo la policía francesa emplea métodos tan inhumanos como los de la Stasi (policía política estalinista). La presión psicológica es insoportable. A toda costa la policía quiere que confiese que ha opuesto resistencia a las fuerzas del orden, le pasan una y otra vez un video que no prueba en absoluto la culpabilidad de nuestro compañero sino todo lo contrario, la agresividad de los policías. Pero nuestro compañero se desmorona. El juez lo acusa de violencia contra las fuerzas del orden y lo envía a un correccional en espera de que se celebre el Juicio el 23 de Febrero de 2009. Si en el Juicio le condenan perderá su condición de maestro y será expulsado de la Educación Nacional.

"Violencia, mentiras y justicia" son los pilares de un orden fundado sobre la explotación y el beneficio. Un orden que cada vez de forma más explicita da la espalda a cualquier forma de humanidad.

 

Todos los testimonios concuerdan: las acusaciones contra Samy son totalmente falsas y desvelan la verdadera cara de la democracia burguesa. ¡Todo vale, la mentira, la brutalidad, la falta de escrúpulos!.

 

El aislamiento nos debilita y nos deja indefensos ante la represión. Los maestros, los empleados de hacienda y de CHU están luchando al mismo tiempo pero cada uno por su lado. Si en lugar de ir cada uno por su lado se unieran su fuerza sería enorme. La actitud solidaria de los empleados de Hacienda hacia los maestros durante el interrogatorio de Samy ha mostrado cual es la forma de defenderse eficazmente de la represión. Pero esta solidaridad no debe ser solo puntual. Para que la burguesía recule hay que unir las luchas desde el principio cerrar filas entre los diferentes sectores ya que todos estamos confrontados a los mismos ataques, presentar reivindicaciones unitarias con negociaciones publicas, controladas por las asambleas generales.

 

 

A. E.

 

 


 

[1] Xavier Darcos Ministro de Educación francés, alma mater del Informe, en que entre otras cosas propone, para las escuelas publicas la obligatoriedad del uniforme, hablar de usted a los profesores « para restablece la autoridad y limitar la violencia en las aulas" y según sus propias declaraciones "Vamos a dictar un edicto según el cual un alumno que se ausente muy a menudo puede ser excluido definitivamente por decisión del Director(...) El Ministerio pondrá en marcha talleres destinados a los alumnos más difíciles (...). Progresivamente, con pequeños retoques, estamos restaurando la autoridad".  Si es cierto que este tipo de medidas, que asimilan un colegio público de barrio a un reformatorio, las implementa en Francia la Derecha de Zarcosy, que nadie se haga ilusiones sobre que la Izquierda, que supuestamente defiende "las libertades públicas", piensa hacer algo diferente. Así Segolene Royal, la candidata a la presidencia por el Partido Socialista francés en las pasadas elecciones y ex-ministra de educación, apoya indirectamente la obligatoriedad del uniforme cuando dice que "las estudiantes enseñan el tanga por encima de los pantalones, lo que a los ojos de los muchachos reduce a las chicas a su trasero". Por si el mensaje no quedaba claro, Darcos, se encarga de explicarlo mejor: "Si bien la represión no debe ser la única arma contra la violencia escolar, todo acto peligroso seguirá siendo severamente sancionado".

 

[2] En Intenet circula un video que muestra claramente la violencia del choque. (retrait.mesures.darcos.over-blog.com/article-20393355.htm) a partir del Informativo de la cadena de TV local Nantes7, del 11 junio por la tarde (la lucha de los maestros el es ultimo de los reportajes por lo que si se quiere ver la brutalidad policial hay que esperar unos cuantos minutos).

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folleto sobre luchas en la limpieza del metro de Madrid: Sacar lecciones para preparar nuevas luchas

En el invierno 2007-2008 y pese a estar inmersos en una agobiante campaña electoral las estadísticas oficiales reconocen la mayor ola de huelgas en España en los últimos 12 años. Esta ola coincide con una multiplicación de luchas en 24 países diferentes de todos los continentes y de todos los niveles de "desarrollo económico"[1].

Estas luchas han proporcionado una rica experiencia sobre la que hemos de discutir para preparar otras nuevas, imperiosamente necesarias dado todo lo que se nos cae encima con la crisis del capitalismo: inflación, desahucios, despidos, pobreza rampante, hambruna en un buen número de países...

En ese sentido, hemos leído con entusiasmo un folleto que un compañero nos ha hecho llegar titulado Historia de una huelga de limpiador@s del metro de Madrid[2]. Las reflexiones que contiene son tan interesantes como significativas y las reproducimos dejando claro nuestra simpatía y solidaridad con el grupo de compañeras y compañeros que han participado en su redacción.

La huelga de la limpieza del metro de Madrid se desarrolló desde mediados de diciembre 2007 hasta el 6 de enero de 2008. Fue una lucha muy combativa frente a la cual el Capital -tanto desde la derecha pepera como desde la izquierda sociata - lanzó una furiosa campaña tratando de aislar a los huelguistas malquistando contra ellos a los "usuarios".

La lucha de cualquier sector de trabajadores es la lucha de todos los trabajadores

 "Sin trabajar en el metro nos interesó y apoyamos todas las movilizaciones que se realizaron".

Así comienza la editorial del folleto afirmando la necesidad que tenemos los trabajadores de tomar como propia cada lucha de nuestra clase y frente a quienes "nos decían: ¿qué os importa a vosotros lo que hagan los limpiadores de metro si vosotros no trabajáis ahí? ¿qué sacáis vosotros con apoyar a los limpiadores sino problemas?", la editorial argumenta: "Para nosotros la huelga de limpiadores del metro fue una huelga nuestra también. Y eso fue porque nosotros también somos trabajadores. Y entendemos que todos los trabajadores hemos de apoyarnos como iguales porque todos pertenecemos a la misma clase, la clase obrera".

"Hemos elaborado este dossier a modo de homenaje a los trabajadores que lucharon esos días. Pero no es un homenaje que recuerda el pasado como días lejanos sino con un impulso para continuar la lucha y una afirmación de nuestra clase. Aprendiendo de lo ocurrido nos dotamos de nuevas herramientas con las que continuar limpiando nuestra dignidad como obreros".

¡Efectivamente!: hemos de reconocer y honrar a los compañeros en lucha; sacar lecciones para continuar la lucha y afirmarnos como clase; y, sobre todo, defender nuestra dignidad pues no somos "unos fracasados a los que no queda más remedio que ser obreros" sino que formamos parte de la clase social portadora de la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo.

La editorial incide en un problema que las futuras luchas deberán afrontar: la campaña asquerosa de calumnias y desprestigio que todas las fuerzas del Capital lanzan contra los obreros en lucha: "También este dossier es un intento de escapar a la manipulación llevada a cabo por los grandes medios de comunicación. La función de los medios de comunicación que nos rodean es la de manipular, engañarnos y maquillar la verdadera realidad. En el caso de la huelga su intento constante fue asociar la imagen de las limpiadoras del metro a la de vulgares delincuentes". Y propone algo que hemos de tomarnos muy en serio: "Es necesario que los trabajadores nos dotemos de nuestros propios medios de comunicación. Este dossier es un intento de llevar a cabo esta tarea, ofrecer nuestra propia visión de lo ocurrido". En futuras luchas habrá que explicar sus motivaciones a los demás trabajadores, animarles a que se sumen al combate, denunciar las mentiras de prensa, radio y TV, lanzar un debate sobre los problemas sociales, económicos y políticos que se plantean. Y ello requerirá órganos propios de los trabajadores: tanto en papel como en Internet pero igualmente será necesaria la comunicación directa, cara a cara, para vivir y sentir el calor humano del contacto vital entre trabajadores.

Somos clase obrera

En el folleto el artículo "Clece, Eurolimp, Ferroser y Valoriza no nos dan de comer, nosotros les damos a ellos"[3], se recuerda que "Cuando en la manifestación del día 2 de enero de 2008 gritamos ¡Viva la lucha de la clase obrera!, todos pertenecíamos a aquella clase", que "la clase obrera somos el conjunto de personas que nos tenemos que vender ante el patrón" y que "no les importamos nosotros, sólo el dinero que nos roban".

El artículo propone recuperar nuestra identidad de clase que el capitalismo mundial ha intentado destruir desde 1989 con los acontecimientos del hundimiento del bloque "socialista", aprovechados para proclamar en una campaña machacona que "lucha de clases", "comunismo" y "clase obrera" habían muerto para siempre jamás. Por eso es muy significativo que en la manifestación del 2 de enero se gritara: ¡Viva la lucha de clase obrera!.

Pero este grito no revela triunfalismo sino que se acompaña de una mirada lúcida como se ve en otro artículo del folleto: Historia de una huelga: "Y quiénes éramos nosotras: nosotras éramos trabajadores y trabajadoras del metro y aquellos que nos hemos identificado con ellos, que cerrando filas entre las explotadas, que después de años de derrota, de pérdida generalizada de identidad colectiva, de desorientación, de categorías laborales, de aburguesamiento, de consumo, de mediación, todavía seguimos tratando de articular nuestra clase para que autónomamente tome las riendas de su futuro".

A causa de la feroz campaña anticomunista antes mencionada nuestra clase ha pasado por un periodo de más de 15 años de desorientación pero poco a poco tiende a desarrollar otra actitud: la combatividad, la recuperación de la solidaridad, volver a sentirse clase obrera. Para ello, la lucha de las limpiadoras de Madrid y el folleto que estamos comentando, son una valiosa contribución. Hemos de orientarnos hacia la recuperación de la identidad y la solidaridad de clase, que vuelva a resonar el grito de las manifestaciones obreras de 1976 en España: SOMOS OBREROS ¡UNETE! Un grito que hacía que más y más obreros se sumaran a la lucha, que masivamente ocuparan las calles, humillando al entonces ministro de la Gobernación, el Señor Fraga, que había proclamado arrogantemente "La calle es mía".

 

Las fuerzas de la lucha

El artículo recoge lo que constituyó la fuerza de la lucha: "De inmediato la protesta de estas "marujas de la fregona" (como dijo uno de los patronos) se transformó en una huelga llamada a marcar un punto importante en los procesos de lucha de Madrid de estos años. Porque ya no estamos acostumbrados a ver una huelga indefinida, de más de 1500 trabajador@s, de distintas empresas, de distintos sindicatos y sin sindicar, unidos por una tabla reivindicativa que trata de no categorizar a las trabajadoras, sino de unirlas en unos puntos comunes, que moviliza a sectores sociales solidarizados con las trabajadoras, que genera un debate dentro y fuera de los vagones, que es capaz de provocar iras y errores en el enemigo y que se extiende de manera descentralizada".

Esas "marujas de la fregona" han demostrado una dignidad, un compañerismo y también una inteligencia política que efectivamente han "marcado un punto" en la lenta pero real maduración de las luchas obreras actuales.

Porque las compañeras -muchas de ellas emigrantes- mostraron una fuerte solidaridad: "la renovación de los contratos de algunas trabajadoras en estas fechas de inusual solidaridad obrera se convierten en el punto añadido en la negociación de la tabla. Los trabajadores se dan unos aires que irrita a las jefas y patronos acostumbrados a ver las nucas de las orejas gachas y no la frente de las cabezas altas".

Pero igualmente supieron resistir y permanecer unid@s frente a la brutal campaña represiva y mediática que se desencadenó contra ellos: "pronto lanzaron a sus perros de guardia, a la policía, para debilitar las acciones de los trabajadores y a sus perros de prensa para manipular y criminalizar y evitar así la solidaridad que pudiese difundirse entre los trabajadores. Empiezan aquí a usarse palabras como usuario en lugar de trabajador viajero; vándalos en lugar de huelguistas o paros en lugar de huelga. No faltan los servicios desinformativos, donde para no arriesgar encuestan a turistas extranjeras de edad avanzada y clase acomodada sobre la impresión que les produce la falta de limpieza, por extensión, la falta de responsabilidad al servicio de los intereses de la nación, que son los intereses de la clase dominante".

Los trabajadores no caen en las trampas que les tiende la señora Aguirre que amenaza con romper los contratos con las empresas de limpieza ni tampoco queman inmediatamente todos sus cartuchos: así respetan los servicios mínimos para demostrar que no quieren perjudicar a los "trabajadores viajeros" y para "tener un as en la manga" ante la radicalización del conflicto.

Del mismo modo, ante las innumerables cámaras instaladas en el Metro -que permiten espiar piquetes y reuniones- desde "el 22 de diciembre se generalizará el corte de cables de las cámaras para evitar su control y manipulación por parte de la patronal".

Pero lo más importante fue la búsqueda de la solidaridad: "El 30 se hace pública la convocatoria de una manifestación para el 2 de enero, una demostración de fuerza que partirá de Atocha y llegará a Tirso (...) el día de la manifestación, cientos de limpiadoras, familiares, amigos solidarios, empiezan a concentrarse antes de la hora fijada,(...). Muchos sentimientos encontrados en esta manifestación: euforia por la cantidad de gente que participó, complicidades intergeneracionales entre los mozos y las currelas".

¿Cómo impulsar la solidaridad?

La manifestación del 2 de enero fue una experiencia importante en la búsqueda de la solidaridad activa de los demás trabajadores. Pero al mismo tiempo mostró las dificultades y las debilidades que todavía arrastra el conjunto de la clase obrera.

La solidaridad con las trabajadoras fue muy puntual y limitada. Como dice el artículo "cuesta romper ese cerco que nos aísla del resto de trabajadores de otros sectores y menos concienciados políticamente. Los medios de desinformación han afilado sus armas y mejorado su puntería. Cuesta sumar nuevas fuerzas y aportaciones a los piquetes y acciones, así como la solidaridad económica para sostener una huelga que se está alargando (...) falta la solidaridad de otros trabajadores de esos grupos, como son los de la construcción o por ejemplo, de las plataformas de barrio que luchan contra la especulación (...) El resto de limpiadores de otros sitios se mantienen al margen, universidades, hospitales, resto de centros públicos o privados no mueven pieza, no golpean al unísono"

El artículo parte de la necesidad vital de la solidaridad entre trabajadores para llevar la lucha adelante. Afirma claramente la necesidad de golpear al unísono, de sumarse a la lucha para ser todos más fuertes. Sin embargo, es importante que llevemos a cabo un debate sobre cómo desarrollar la solidaridad.

Una primera cuestión es ¿qué sentido tiene la solidaridad económica? En el siglo XIX las cajas de resistencia tenían sentido para las luchas obreras. El capital estaba muy atomizado y no había alcanzado el grado de unión que le proporciona el capitalismo de Estado actual, por otro lado, la tendencia general del capitalismo era hacia la expansión de los negocios, la conquista de nuevos mercados. En tales condiciones, la fuerza de una huelga estaba en la resistencia, en la larga duración de la misma, y para ello la solidaridad de los demás obreros se expresaba fundamentalmente en aportar dinero a la caja de resistencia o en tomar a cargo la alimentación de los hijos de los huelguistas.

Pero ¿se dan ahora las mismas condiciones? Pensamos sinceramente que no y por ello entendemos que si la solidaridad se reduce al apoyo económico se está provocando un doble efecto: en los obreros huelguistas se produce la falsa idea de que su fuerza está en una lucha larga y aislada. Por su parte, en los demás obreros dar unos cuantos euros les da la impresión de que han aportado algo cuando en realidad se han quedado pasivos, encerrados en sus propios problemas. La solidaridad es -como muy bien apunta el artículo- la extensión de la lucha por los propios trabajadores, la comprensión de que luchando juntos ganamos todos, de que la principal fuerza de una lucha es que sea asumida como propia por los demás trabajadores y que se movilicen porque sienten que algo muy suyo está en juego.

Una segundo cuestión es ¿cómo organizar la solidaridad? ¿quién la toma a cargo?

El artículo plantea que el día 30 por la tarde "se reúnen distintos colectivos anticapitalistas para coordinar ese apoyo a la huelga, de allí sale un bloque de apoyo a la mani, propaganda y comunicado. Se intenta coordinar algo que ya estaba de facto y es el apoyo de la militancia anticapitalista".

Queremos saludar el apoyo y la entrega generosa de esos compañeros. El desarrollo de la solidaridad no consiste en una fórmula perfecta que se aplica y ya está, al contrario, es un aprendizaje donde hemos de hacer balance crítico de los intentos habidos. Hemos de ver a través de un debate si ese medio de una "reunión de colectivos" es el más adecuado para desarrollar la solidaridad. ¿No transmitiría este planteamiento la idea de que la solidaridad es un asunto de minorías politizadas cuando en realidad es un asunto vital que incumbe a cualquier obrero? ¿No estaríamos encerrando a los compañeros y compañeras que sienten la necesidad de unirse a la lucha en un papel compartimentado de "supporters exteriores" de la lucha, es decir, que los trabajadores en lucha estarían en un papel y ellos en otros papel separado y exterior?

Es igualmente una cuestión que nos debemos plantear. A este respecto, quizá la experiencia de los estudiantes franceses de 2006 puede aportar elementos para avanzar[4].

 

Una clara denuncia de esos profesionales del sabotaje de la lucha que son los sindicatos

Refiriéndose a la manifestación del 2 de enero el artículo pone al desnudo cómo los sindicatos se aprovechan escandalosamente de la lucha para promocionarse: "llega "el de las banderas de UGT" para parecer que son lo que no son, reparten banderitas de plástico para la foto, buscan lo que no tienen, porque en los andenes y en los fregaos no les hemos visto, en fin, pero la gente le coge las banderas porque parece que así protesta más".

Pone igualmente los puntos sobre las íes sobre el Sindicato de Estudiantes: "rabia cuando los del mitin agradecen más los cuatro duros que aportó el Sindicato de Estudiantes, conocido por su mamoneo partidista y reconocido rompehuelgas, delator y traidor del movimiento estudiantil, en lugar de reconocer y agradecer la solidaridad de cientos de trabajadoras que han apoyado la huelga de en cien mil modos".

Esta reflexión es muy clara y va en sentido de que los trabajadores reconozcamos con quién podemos contar y quienes son nuestros enemigos aunque se disfracen de corderos que sueltan cuatro euros. Hemos de agradecer y honrar la solidaridad y la combatividad de esos hermanos anónimos que lo dan todo por nuestra lucha y rechazar a esos organismos que se presentan como "profesionales de la lucha" pero que en realidad son especialistas de su sabotaje. Esa es la conclusión que saca el artículo cuando dice: "El sindicato Solidaridad Obrera divulga un comunicado de apoyo el día 3 de enero, bonito gesto que le hace quedar bien delante de la galería y no le compromete a nada mientras el resto de sindicatos siguen representando su papel en el teatro de las negociaciones con el enemigo, Comisiones Obreras a ver si el resto de sindicatos pierden el órdago y queda como el únicos sindicatos sensato por negociar los convenios dónde y cómo es ordenado por el amo, UGT y CGT reuniéndose con la patronal a solas porque hay que garantizarse una buena relación cuando el conflicto se acabe y el mamoneo vuelva sin pudores ni tapujos, USO que sigue comiéndose pocas roscas y CNT que participa en la estructura de poder vertical que supone el comité de huelga, que plantea los acuerdo a las asambleas, en lugar de que sean estas asambleas las que planteen, propongan y dispongan, que dice que el derecho de huelga queda cancelado por la cláusula de paz, cuando en realidad no es así pero es un discurso que le viene bien para ganar posiciones ante los otros sindicatos".

Los trabajadores necesitamos tomar a cargo colectivamente la lucha

Al hilo de lo anterior, el artículo insiste en la principal debilidad de la lucha de la limpieza: "La inexperiencia auto organizativa de los trabajadores ha permitido a los sindicatos tener un papel primordial en esta huelga. Mientras tanto, las asambleas de los trabajadores son consultadas sobre las iniciativas que ellos no producen, eligen pero no crean, ratifican pero no producen los ritmos de la huelga, la situación se les escapa en el momento que les poner por delante una votación, si o no, acuerdo o ruptura, izquierda o derecha, Pepsi o coca cola".

El Capital juega con nosotros utilizando dos barajas: enfrente de nosotros la Patronal y el Gobierno se muestran como representantes del Estado. Pero dentro de nuestras propias filas, en los centros de trabajo, utiliza su mejor baza: los Sindicatos.

Los sindicatos, a través de su tropa de permanentes, de "representantes electos", de "especialistas" de todo tipo y con el concurso lamentable de compañeros honestos pero profundamente desorientados, nos repiten todos los días la misma cantinela: "Sois unos aburguesados, unos egoístas, unos fracasados incapaces de pensar por vosotros mismos".

Con este ataque a la yugular de nuestra autoestima, con este propalar incesante en nuestras filas del destructor sentimiento de culpa, quieren venderse como el único medio que tenemos para "luchar", se nos presentan como los profesionales de la organización y la negociación. De esta forma el círculo vicioso a nuestro alrededor queda cerrado: por un lado, los capitalistas y sus medias nos dicen que somos unos fracasados en la vida lo que nos ha condenado a "ser obreros"; del otro lado, los sindicatos nos dicen que somos unos fracasados y unos inútiles para luchar. Desde ambas trincheras nos lanzan el fuego graneado de la desmoralización, la impotencia, el sentimiento de culpa, la desconfianza en nuestras propias fuerzas.

Como muy bien denuncia el artículo "nos quedamos de una pieza cuando una trabajadora que estaban entrevistando pedía comprensión y paciencia a las usuarias en lugar de reclamar solidaridad y complicidad entre trabajadoras, en definitiva apoyo mutuo. O cuando otro de los mitin pedía "aguantar un poquito más", que justo tiene el sentido contrario, la huelgas no se aguantan porque no son algo negativo que se soporta, es un ejercicio de dignidad y liberación a través de la lucha".

Si dejamos la lucha en manos de los sindicatos se produce este sabotaje sutil desde el propio "Comité de Huelga" que dice representarnos: al pedir "comprensión" a los usuarios está participando en la campaña contra la huelga y al decir que hay que aguantar está llamando a la desmovilización.

Tomar a cargo nuestra propia lucha no es fácil y no hay fórmulas. El principal paso es celebrar Asambleas Generales abiertas a los demás trabajadores pero, como reiteran los compañer@s se trata de que sean Asambleas decisorias y soberanas, que todo pase por ellas, que allí se discuta cuando empieza la huelga y cuando termina, qué pasos se dan, cómo se dan y quién los da; que abriéndose a trabajadores de otras empresas, sectores, trabajadores viajeros etc.[5], desarrollen un debate práctico sobre cómo impulsar una solidaridad y una extensión efectiva de la lucha.

CCI 6-7-2008

 

 


 

 

[1] Ver Acción Proletaria nº 201 Amenaza de hambrunas por la inflación: Crisis capitalista y respuesta obrera, /content/2271/amenaza-de-hambrunas-por-la-inflacion-crisis-capitalista-y-respuesta-obrera

[2] El folleto ha sido editado por Grupo Editorial Ensuciemos el Metro y la dirección de contacto es [email protected] . En la Red se puede encontrar en klinamen.org/images/banners/dossier_metro.pdf.

[3] Se trata de las empresas a las que el Metro de Madrid subcontrata la limpieza.

[4] Ver https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis

 

[5] Hace dos años la huelga de los trabajadores del metal de Vigo nos proporcionó un ejemplo vivo de esa lucha por hacer de la Asamblea el órgano soberano de la lucha: "La huelga del metal vigués ha sido muy masiva y se ha dado como forma de organización la Asamblea Pública en plena calle que por decisión de los trabajadores estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10.000 trabajadores se han reunido diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de los trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc. Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Allí también las Asambleas eran abiertas a trabajadores en activo, a jubilados, a padres de alumnos. Allí también las Asambleas han sido el pulmón del movimiento. Es también significativo que ahora en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 adonde se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. La clase obrera es una clase internacional e histórica y en ello reside su fuerza". Ver /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha

 

Situación nacional: 

Crisis alimentaria: El capitalismo nos va a matar de hambre

 

El artículo que publicamos a continuación ha sido elaborado por los compañeros del grupo Internasyonalismo de Filipinas. Este documento nos muestra el cinismo con el que la clase dominante en Filipinas, ya sea en el Gobierno o en la oposición, trata los sufrimientos de la población debidos a las crisis alimentarías. Estas crisis no son el resultado de las malas cosechas sino el resultado del deseo insaciable de beneficios de la economía capitalista. Las víctimas de toda esta situación son la clase obrera y las masas de desheredados golpeados de lleno por el aumento desmesurado de los precios de los alimentos. Esta terrible situación va a desarrollarse a peor, porque la clase capitalista destruye progresivamente el sistema ecológico del que depende la producción de alimentos del conjunto de la humanidad.

A lo largo de este documento se puede observar el nefasto papel que juegan en la crisis alimentaría la producción de biocarburantes y la degradación de las zonas productoras de arroz. En ese contexto, debemos tener en cuenta, el papel que juegan los intereses del capital especulativo. Según Jean Ziegler, comisionado especial de la ONU sobre los derechos alimentarios, al menos el 30% del aumento de los precios esta directamente ligado a la especulación. Los capitales especulativos de los mercados inmobiliarios de Estados Unidos y Europa se ha orientado vorazmente hacía los mercados de bienes de consumo y, en especial, hacía los productos alimentarios.

 

La crisis alimentaría mundial

 

Este fenómeno ha sido recientemente "descubierto" por los medios de comunicación, pero no ha dejado de desarrollarse de forma sistemática desde hace décadas. Las revueltas del hambre en Haití, Bangla Desh de Pakistán o de Egipto han llevado al primer plano de la actualidad este fenómeno de las consecuencias del incremento vertiginoso del precio de las materias primas, pero el hecho es que es el resultado directo de décadas de estragos del capitalismo. En Filipinas, durante un tiempo, los Gobiernos nacionales, como el de Arroyo, intentaron ignorar los signos de una crisis en gestación, incluso cuando los precios del arroz aumentaban de forma vertiginosa (hasta un 34 % por año)[1]. La presidenta de Filipinas en aquella época ironizaba diciendo que estos hechos nada tenían que ver con una crisis alimentaría porque, decía,  " ...esto es un fenómeno físico cuando se ve a mucha gente haciendo cola en las calles para comprar arroz. ¿Veis hoy colas en las calles?[2] ..". Actualmente vivimos, a escala mundial, una inflación de los precios de los productos alimenticios, que afecta particularmente a los más básicos como el maíz, el arroz o el trigo. Según la FAO (Organización de la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas) entre Marzo de 2.007 y Marzo de 2.008, ha habido una aumento de un 88% de los cereales, un 106% de los aceites y las grasas y un 48% de los productos lácteos. Un informe del Banco Mundial señala que 36 meses antes de Febrero de 2.008, el precio global de los productos alimenticios había aumentado un 83% y que, esperaba que este aumento de precios se siguiera produciendo hasta el año 2.015 muy por encima de los altos niveles del 2.004[3]. En Tailandia, la variedad de arroz más popular, que se vendía hace cinco  años a 198 dólares la tonelada, alcanzó el precio récord de 1.000 dólares la tonelada el 24 de Abril de 2.008[4]. El mismo fenómeno se repite en el mundo entero. En Filipinas, el precio del arroz al pormenor ha pasado de 60 céntimos de dólar por kilo hace un año a 72 céntimos el kilo hoy en día. En un país donde 68 millones de personas (sobre un total de 98 millones) tienen para vivir dos dólares al día o menos[5], esta situación se ha convertido en una terrible pesadilla.

La crisis alimentaría  es el resultado de la crisis permanente del capitalismo desde finales de los años 60. Las diferentes economías nacionales luchan por mantenerse a flote en un mundo en el que la competencia es intensa en un mercado mundial saturado. En consecuencia, los gobiernos adoptan políticas destinadas a favorecer el crecimiento de las industrias o sectores que van a reportarles mayores beneficios más que partir de aquellas que podrían cubrir las necesidades de la población. La combinación de la utilización sin limites de los recursos naturales y la opción de la producción industrial por el beneficio, que aumenta los niveles de polución y las emisiones de gases invernadero a escala mundial, hacen que el capitalismo haya elegido la receta explosiva que contiene los ingredientes de su propia destrucción. En el terreno de la producción agrícola, la utilización de productos nitrogenados y la sobreexplotación del suelo para aumentar la producción avícola han destruido la productividad de centros agrícolas anteriormente fértiles. Si bien es cierto que la aplicación de métodos de cultivo más elaborados al comienzo de las revoluciones verdes condujo al mundo entero a un aumento de la productividad, no es menos cierto que hemos visto permanentemente una caída de la producción agrícola en todo el mundo. Según un informe del Instituto de las Ciencias de la Sociedad, con sede en Londres: ".....En India, el rendimiento en cereales por unidad de grano utilizado ha disminuido en dos terceras partes en los años de la Revolución Verde. La misma situación se da en todas partes. Entre 1.970 y 2.000, el aumento anual de empleo de granos de arroz ha pasado de ser de 3 a 40 veces superior al rendimiento conseguido posteriormente. Sin embargo, se constata, que en todas partes ha habido una caída absoluta de la productividad a pesar de la inyección masiva de granos, lo que ha hecho finalmente hacer explotar la burbuja de la revolución Verde. En los años 1.990, tras aumentos espectaculares en los primeros momentos de la Revolución Verde, los rendimientos comenzaron a bajar. En Luzón Central (Filipinas), la productividad de los cultivos aumento regularmente durante los años 1.970, se estanco en los años 1.980 y, desde entonces no ha dejado de caer. Situaciones similares se pueden observar en los sistema del cultivo del arroz y del trigo en la India y también en Nepal (...) Desde el 2.000, la productividad no ha dejado de caer, hasta el punto de que en los últimos 6 o 7 años la producción de trigo ha caído por debajo de los necesarios niveles de consumo..."[6].

La búsqueda del beneficio a cualquier precio en un sistema decadente ha generado tal nivel de contradicciones que ha conducido a la destrucción de la fertilidad natural del suelo. Están, de hecho, prácticamente agotados. Si bien es cierto que la economía mundial produce más comida que la que se necesita, una enorme cantidad de lo que se produce y distribuye por el comercio capitalista mundial se deteriora antes de llegar a los mercados, y cuando llega, millones de personas no tienen dinero para poder comprarlo. En última instancia, el punto final de esta crisis lleva a la pauperización de la clase obrera y al hundimiento de la mayor parte de la humanidad en la pobreza más absoluta, es decir a la indigencia y la miseria. A pesar de ello, la primera preocupación del capitalismo siempre es la misma, acumular plusvalía y jamás partir de la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

 

La "crisis del arroz" en Filipinas

 

Según Arturo Yap, Secretario del departamento de Agricultura de Filipinas "...no estamos ante una crisis alimentaría, vivimos una crisis del precio del arroz. Cada uno buscamos soluciones innovadoras en nuestros países, es decir, como resolver no sólo la cuestión del aprovisionamiento sino también abordar los problemas del precio para saber como hacer para que las familias pobres puedan comer...". Este funcionario burgués señala que hay cinco problemas esenciales en la "crisis del arroz" actual en Filipinas que el Gobierno quiere resolver: en primer lugar un incremento de la demanda por el aumento de la población; en segundo lugar, los efectos del cambio climático sobre la producción; tercero, la explosión de la demanda de biocarburantes; cuarto, la conversión permanente de tierras agrícolas en tierras para otros usos y, finalmente, el mal mantenimiento de los sistemas de riego. A primera vista, parecen razones que pueden explicar adecuadamente las pretendidas causas de la "crisis del arroz" en Filipinas. Pero, el hecho esencial, es que: el cuadro real de todos estos elementos es, en última instancia, el sistema capitalista mundial de producción. Elemento sin el cual no pueden entenderse las raíces de los problemas alimentarios que se viven hoy en día.

La realidad es muy diferente a la que nos dibuja el Sr. Yap. Veamos. En primer lugar, el "aumento desmesurado de la demanda por el aumento de la población", no es más que una mala excusa para ocultar que todo lo que produce la economía capitalista esta orientado hacia la extracción de plusvalía y no a la satisfacción de las necesidades humanas. En segundo lugar, los efectos del cambio climático sobre la producción agrícola son también el resultado directo del sistema de producción capitalista. Por ejemplo, la industrialización por sí misma no es la responsable de los cambios climáticos, sin embargo sí que lo es la "...búsqueda del máximo beneficio y la indiferencia que ello provoca respecto de las necesidad ecológicas y humanas..."[7]. Todos los Estados capitalistas, incluyendo al filipino, que reconocen que la degradación del medio ambiente tiene un peso cada vez mayor, sabotean sistemáticamente la búsqueda de energías alternativas, más favorables para el medio ambiente. En tercer lugar, la creciente demanda de biocarburantes en detrimento de la producción agrícola  es en sí misma el resultado de una política deliberada de los Estados, incluido el Gobierno de Arroyo, que busca librarse del peso de la dependencia de su producción industrial respecto de las necesidades de petróleo que dependen del exterior. En todos los casos, intentar rebajar las necesidades de dependencia respecto del petróleo arguyendo "motivos sociales" no hace más que debilitar la capacidad que tiene cada Estado en invertir en medios para la producción militar y de guerra. Por tanto, no es una preocupación por el medio  ambiente lo que mueve a desarrollar a los Estados una política de aumento de los biocarburantes , sino la necesidad de cada Estado de ser lo menos dependiente posible del petróleo. Hay que subrayar el hecho de que ya durante la Segunda Guerra mundial y los esfuerzos de guerra que supuso para los llamados Aliados y para los países del Eje , fueron utilizados tanto por los Estados Unidos como Alemania los biocarburantes aparentemente descubiertos en la actualidad. En Filipinas, la transformación de la producción agrícola en producción de biocarburantes  responde a los esfuerzos del Gobiernos filipino por conseguir la mayor parte posible de ingresos en dólares. En cuarto lugar, la transformación sistemática de tierras cultivables en pequeñas parcelas, en terrenos de golf, complejos industriales, etc., es también el resultado de una política premeditada y deliberada de los Gobiernos de todo el mundo. Las décadas de política del viejo CARP (Programa Comprensivo de Reforma Agraria) han sido un fracaso y un desastre al mismo tiempo. En un contexto de intensa competencia en el marco del mercado mundial, destruir la pequeña producción agrícola a causa de los elevados costes de inversión y del endeudamiento creciente, ha obligado a los agricultores, bien a abandonar las tierras, o bien a plegarse a las condiciones leoninas de los grandes propietarios para arrendar de forma precaria sus tierras, práctica dominante en la región de Mindanao en particular y, en el conjunto de Filipinas[8]. Por lo que respecta al problema recurrente de la desidia y mala gestión de los sistemas de regadío en Filipinas, la mala gestión y la corrupción del Gobierno, son una expresión de las formas ideológicas de la decadencia del capitalismo, período en el que el "cada uno para sí" reina como primer criterio en todas las decisiones.

Como no podía ser de otra forma la respuesta de cualquier Estado sometido a una crisis de gran amplitud en el marco de la decadencia del capitalismo, el Estado filipino, con el régimen de Arroyo, ha respondido a los problemas con una creciente intervención del Estado, política que ha sido apoyada por todas las formaciones de izquierda en este país. Tanto la Derecha como la Izquierda se han unido para decir que solo el Estado puede salvar a los obreros y a los desheredados de los sufrimientos del hambre y la miseria. Todos intentan ocultar que es el Estado el principal responsable en mantener las reglas de la esclavitud asalariada e imponer todos los sufrimientos que exige el capitalismo en descomposición. Con la excusa de ser "más radicales", en sus palabras y en el contenido de su discurso, las diferentes corrientes izquierdistas hacen presión para que el control del Estado sobre la sociedad sea absoluto y agresivo. La crítica "izquierdista" según la cual la intervención del Estado no es "suficiente" y debería "aumentar" el presupuesto de agricultura, dar más "subsidios para el arroz" a los más "pobres de entre los pobres", y poner "limites" a los comerciantes privados que se lucran con la compra y distribución del arroz, demuestra que los izquierdistas quieren un control absoluto del Estado en la situación. Hasta tal punto llega su "radicalismo" que defienden el ideario de la necesidad  de una dictadura de partido y del totalitarismo - de hecho la antigua política de los llamados países "socialitas" con control completo del Estado sobre la sociedad. Quieren hacernos creer que serían los vestigios y las "soluciones" de la Revolución de Octubre de 1.917.

 

El capitalismo no tiene ninguna solución a la crisis de su sistema

 

 La Izquierda y la Derecha del capital van a presentar programas mistificadores que ocultan que no hay soluciones a la crisis en el marco del sistema capitalista. Las contradicciones entre las fuerzas y las relaciones de producción han llegado a su punto más elevado. No puede haber ningún tipo de intervención "reformista" o "parcial" del Estado que pueda dar una solución al problema de fondo: el capitalismo y sus leyes económicas no puede llevar más que a una crisis de destrucción cada vez más intensa del medio ambiente. Cualquier solución que nos propongan en el marco de las leyes capitalistas conducirá a un deterioro mayor de las condiciones de vida de la clase obrera y de las masas desheredadas. Aunque el Estado pudiera ejercer un control absoluto sobre la vida económica  de la sociedad, la crisis continuaría intensificándose por el hecho de la saturación del mercado mundial y la incapacidad de las masas obreras y desheredadas para adquirir lo bienes de consumo que existen en el mercado mundial sobresaturado. La historia ya ha demostrado, con creces, que el capitalismo de estado y el totalitarismo son respuestas fallidas del capital ante una crisis que cada día se intensifica. La caída del "imperio soviético" en los años 1.990 es una prueba irrefutable de lo que afirmamos.

La solución de la crisis no se puede encontrar en un sistema agonizante, sino fuera y al margen de él. Solo puede darla la clase que detenta los gérmenes de la futura sociedad. Solo esta en manos de la clase obrera. La solución no puede venir, como nos demuestra la historia, ni por la vía de las reformas, ni por la transformación pacifica del capitalismo al socialismo. La solución no se encuentra en el control absoluto del Estado sobre la vida de la sociedad, sino en la destrucción del capitalismo y del Estado que le sirve como aparato de dominación. En otros términos, la solución a la crisis alimentaría, pasa por  destruir el sistema basado en el beneficio para sustituirlo por un sistema basado en la satisfacción de las necesidades humanas.

La primera etapa en esta dirección de la transformación revolucionaria de la sociedad no puede llegar de la actitud reformista de las organizaciones izquierdistas del capital, porque como hemos demostrado representan la intervención absoluta del Estado Burgués. No hay posibilidades de realizar un cambio revolucionario basado en la vía política pacifista y "legalista" de los "lakbayan" (marchas de protesta) popularizadas por las formaciones izquierdistas en Filipinas. No puede venir tampoco por la vía del sindicalismo. Únicamente está en manos de la clase obrera[9], que tiene que enfrentarse a los ataques del capital en su propio terreno de clase, con sus propios órganos unitarios de lucha, las asambleas obreras, el embrión de los Consejos Obreros.

 

¡ Trabajadores del mundo, uníos ¡. Solo el camino de la unidad de clase a nivel mundial puede llevarnos al momento más importante de la lucha del movimiento proletario: la revolución proletaria mundial.

 

                                                                                    Internasyonalismo ( 07/05/2008)

 

 

 

 


 

[1] Ver "Environment News Service" para encontrar en inglés el informe, o buscar en la Web de Naciones Unidas para encontrarlo en francés

[2] Gil C. Cabacungan Jr. " Mise en garde d´Arroyo sur la crise du riz », Philipines Daily Inquirer (24/03/2008).

[3] Rising Food Prices: Opciones políticas y Banco Mundial, pagina 2 (subrayado por nosotros).

 

[4] "Bangkok, 24 Abril, los precios del arroz thäi benchmark han sufrido un aumento del 5% con un récord de más de 1000 dólares la tonelada el jueves. Los exportadores esperan conseguir beneficios superiores si los compradores de Irán e Indonesia buscan estos productos en el mercado..." (retomado de la agencia Reuters, citado por Flex Mews).

[5] Oficina Nacional de Estadistica, "Los ingresos familiares y los gastos". Publicado el 11/01/2008.

[6] Beware the News " Doubly Green Revolution", ISIS Press Release, 14/01/2008

[7] " Caos imperialista, desastre ecológico, el capitalismo en perdición". Revista Internacional (CCI) nº 129.

 

[8] "La guerra de la banana en Filipinas" , 08/07/1998. Melissa Moore (ver en www.foodfirst.org).

 

[9] "...la emancipación de los trabajadores será obra de la clase obrera.." AIT, Estatutos Generales, Octubre de 1864.

 

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Mayo 68: el resurgir internacional de las fuerzas revolucionarias

En el anterior artículo de esta serie(1) concluíamos: «Por tanto, el significado histórico fundamental del Mayo del 68 no se ha de buscar ni en las "especificidades francesas", ni en la revuelta estudiantil, ni en la "revolución de las costumbres" que nos repiten hoy con todos los tonos y melodías (los ideólogos de la burguesía) sino en la salida del proletariado mundial de la contrarrevolución y su entrada en un nuevo periodo histórico de enfrentamientos contra el orden capitalista. Un periodo que está caracterizado igualmente por un nuevo desarrollo de las corrientes políticas proletarias, la nuestra entre ellas, que la contrarrevolución había o eliminado prácticamente o reducido al silencio. »

De este desarrollo de las corrientes revolucionarias a partir de 1968 es de lo que vamos a tratar aquí.

 

Los estragos de la contrarrevolución en las filas comunistas

A lo largo del siglo XX, durante y después de la Iª Guerra mundial, el proletariado libró combates titánicos que estuvieron a punto de acabar con el capitalismo. En 1917 derrocó el poder burgués en Rusia. Entre 1918 y 1923 llevó a cabo en Alemania, principal país europeo, múltiples asaltos para alcanzar el mismo objetivo. Esta oleada revolucionaria tuvo repercusiones en todo el mundo, en todas partes donde existía una clase obrera desarrollada, desde Italia a Canadá, desde Hungría a China.

La burguesía mundial logró no obstante contener este gigantesco movimiento de la clase obrera y, no bastándole con eso, desencadenó la más terrible contrarrevolución de toda la historia del movimiento obrero. Esta contrarrevolución tomó las formas más inimaginables de la barbarie, y el estalinismo y el nazismo fueron sus representantes más significativos, justamente en los países donde la revolución llegó más lejos: en Rusia y en Alemania.

En este contexto, los partidos comunistas que estuvieron a la vanguardia de la oleada revolucionaria acabaron convertidos en partidos de la contrarrevolución.

Pero al igual que la traición de los partidos socialistas en 1914 ante la guerra imperialista provocó la aparición en su seno de corrientes decididas a continuar defendiendo los principios proletarios -corrientes que estuvieron en el origen y la formación de los partidos comunistas-, la traición de estos últimos dio ocasión también a que surgieran fracciones de izquierda en defensa de las verdaderas posiciones comunistas. Sin embargo, mientras que aquellos que habían luchado en el seno de los partidos socialistas contra su deriva oportunista y su traición, habían ganado fuerzas y una influencia creciente en la clase obrera hasta ser capaces, después de la Revolución rusa, de fundar una nueva Internacional; no ocurrió lo mismo, por el peso creciente de la contrarrevolución, con las corrientes de izquierda surgidas en el seno de los partidos comunistas. Éstas últimas, aunque en sus comienzos agruparon a muchos militantes de los partidos alemán e italiano, fueron perdiendo progresivamente su influencia en la clase obrera y la mayor parte de sus fuerzas militantes y se dispersaron en numerosos pequeños grupos, como ocurrió en Alemania donde el régimen hitleriano eliminó o forzó al exilio a los últimos militantes.

Así, en el curso de los años treinta, los grupos que - junto a la corriente animada por Trotsky pero cada vez más gangrenada por el oportunismo - seguían defendiendo firmemente las posiciones revolucionarias eran los Comunistas Internacionalistas en Holanda (GIC) -que se declaran del "Comunismo de los Consejos" y rechazan la necesidad de un partido proletario -, y la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia -que publicó la revista Bilan-. Estos grupos no contaban más que con algunas decenas de militantes ni tenían influencia alguna en el curso de las luchas obreras.

La IIª Guerra Mundial no permitió, contrariamente a la primera, un cambio en la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía. Al contrario, la burguesía instruida por la experiencia histórica y gracias a la preciosa ayuda de los partidos estalinistas procuró abortar cualquier nuevo intento de resurgir del proletariado. Durante la euforia democrática de la "Liberación" los grupos de la Izquierda Comunista quedaron más aislados aún que en los años treinta; en Holanda, el CommunistenBond Spartacus tomó el relevo del GIC en la defensa de las posiciones consejistas, que serán también defendidas a partir de 1965 por Daad en Gedaschte, una escisión del Bond. Estos dos grupos hicieron un importante trabajo de publicaciones, aunque mermados por la posición izquierdista que rechaza la necesidad de una organización de vanguardia del proletariado. No obstante, la mayor dificultad viene dada por el peso ideológico de la contrarrevolución. Fue así en el caso de Italia, donde la constitución del Partido Comunista Internacionalista -que publica, Battaglia Comunista y Prometeo-, en torno a Damen y Bordiga, en 1945, no cumplió las expectativas de sus militantes. Esta organización, que, en su constitución contaba con tres mil miembros, se fue debilitando progresivamente víctima de la desmoralización y de las escisiones; concretamente la de 1952, animada por A. Bordiga y que pasó a constituir el Partido Comunista Internacional - que publica, Programma Comunista -. Una de las causas de las escisiones reside en la confusión -basada en el abandono de toda una serie de adquisiciones elaboradas por Bilan en los años treinta- que presidió el agrupamiento de 1945.

En Francia el grupo que se constituyó en 1945, la Izquierda Comunista de Francia (GCF), en continuidad con las posiciones de Bilan (pero añadiendo un cierto número de posiciones programáticas de la Izquierda Germano-holandesa) publicó 42 números de la revista Internationalisme, desaparecida en 1952. En este mismo país, además de los elementos afines al Partido Comunista Internacional y que publicaban Le Prolétaire, otro grupo defendió hasta los inicios de los años sesenta posiciones de clase en la revista Socialisme ou Barbarie (SouB). Este grupo, salido de una escisión del trotskismo tras la IIª Guerra Mundial, abandonó progresiva y explícitamente el marxismo, lo que le condujo a su desaparición en 1996.

Podríamos citar también otros grupos existentes en diferentes países pero, lo que marca la situación de las corrientes que han seguido defendiendo posiciones comunistas a lo largo de los años cincuenta y principios de los sesenta es su extrema debilidad numérica, el carácter confidencial de sus publicaciones, su aislamiento internacional y sus retrocesos que han conducido bien a su desaparición pura y simple, bien a un encierro sectario como fue claramente el caso del Partido Comunista Internacional que se considera a sí mismo como la única organización comunista en el mundo.

El renacer de las posiciones revolucionarias

La huelga general de 1968 en Francia, junto a los diferentes movimientos de masas de la clase obrera -de los que informamos en el artículo precedente-, ponen en el orden del día en numerosos países la idea de la revolución comunista. La mentira del estalinismo - autoproclamado "comunista" y "revolucionario" - se desmorona por todas partes. Esto benefició evidentemente a las corrientes que se distanciaban de la URSS como "Patria del socialismo". Tal era el caso de las organizaciones maoístas y trotskistas. En concreto el movimiento trotskista - debido especialmente a su historia de lucha contra el estalinismo - conoció una nueva juventud a partir de 1968 y sale de la sombra que hasta entonces le hacían los partidos estalinistas. Sus filas se amplían especialmente en países como Francia, Bélgica o Gran Bretaña, de manera espectacular. Pero esta corriente había dejado de pertenecer definitivamente al campo proletario durante la IIª Guerra Mundial, con su posición de "defensa de las adquisiciones obreras en la URSS"; es decir, la defensa del campo imperialista encabezado por este país. La puesta en evidencia, por las huelgas obreras que se desarrollaron a partir de finales de los sesenta, del papel antiobrero de los partidos estalinistas y de los sindicatos, de la función de la farsa electoral y democrática como instrumento de la dominación burguesa,..., condujo a numerosos elementos de todo el mundo a volverse hacia las corrientes políticas que en el pasado habían denunciado claramente el papel de los sindicatos y el parlamentarismo y encarnaban mejor la lucha contra el estalinismo, las corrientes de la Izquierda comunista.

Como consecuencia del Mayo 68 se difunden masivamente los escritos de Trotsky; también se reeditan los de Pannekoek, Görter(2) o Rosa Luxemburgo - que fue una de las primeras en poner en guardia, antes de su asesinato en enero de 1919, a sus camaradas bolcheviques de los peligros que amenazaban la revolución en Rusia -. Aparecen nuevos grupos que se sienten atraídos por la experiencia de la Izquierda Comunista, aunque es mucho más hacia el consejismo que hacia la Izquierda italiana hacia donde se inclinan los elementos que comprendieron que el trotskismo se había convertido en una especie de ala izquierda del estalinismo. Había muchas razones para que esto fuera así. Por una parte el rechazo de los partidos estalinistas iba acompañado con frecuencia del rechazo de la noción misma de "partido comunista" por lo que el hecho de que la corriente bordiguista (la única que saliendo de la Izquierda italiana tuvo una extensión internacional) defendiera la idea de la toma del poder por el partido comunista y reivindicase el monolitismo en sus filas contribuyó a reforzar la desconfianza hacia la corriente histórica de la Izquierda italiana. Por otro lado están las consecuencias que tuvo el hecho de que, por lo general, las corrientes que continuaron reclamándose de ésta fracción, se desentendieran de Mayo de 1968, demostrando así que no comprendían su significación histórica pues no veían más allá de la dimensión estudiantil.

Pero al mismo tiempo que aparecían nuevos grupos inspirados por el consejismo, los que ya existían conocen un espectacular crecimiento sin precedentes, convirtiéndose en polo de referencia para nuevos militantes. Este fue el caso concretamente del grupo Informations et Correspondances Ouvriéres (ICO) - salido de una escisión, en 1958, de Socialisme ou Barbarie -, que en 1969 organiza un encuentro internacional en Bruselas en el que participaron Cohn Bendit, Paul Mattick (antiguo militante de la Izquierda alemana que había emigrado a EEUU, donde publicó diversas revistas consejistas) y Cajo Brendel, animador del grupo Daad en Gedaschte. Sin embargo las conquistas del consejismo (organizado) fueron de corta duración: ICO anunció su autodisolución en 1974; los grupos holandeses dejaron de existir casi al mismo tiempo que sus principales animadores; en Gran Bretaña, el grupo Solidarity inspirado en las posiciones de Socialisme ou Barbarie, después de un éxito semejante al de ICO, vivió una escisión tras otra hasta desaparecer en 1981 (aunque el grupo de Londres continuó publicando la revista hasta 1992); en Escandinavia, los grupos consejistas que se desarrollaron después de 1968 fueron capaces de organizar en 1977 en Oslo una conferencia, aunque no tuvo continuidad.

Finalmente, la corriente que más se desarrolló en el transcurso de los años setenta fue la más próxima a las posiciones de A. Bordiga (fallecido en julio de 1970), que se benefició de la afluencia de elementos salidos de las crisis que zarandearon a varios grupos izquierdistas (maoístas, concretamente) en este periodo. En 1980, el Partido Comunista Internacional era la organización de la Izquierda Comunista más importante e influyente a escala internacional. Pero esta apertura de la corriente bordiguista a elementos fuertemente marcados por el izquierdismo, condujo a su explosión en 1982, quedando después reducida a una multitud de pequeñas sectas confidenciales.

 

Los comienzos de la Corriente Comunista Internacional

La manifestación más significativa, a la larga, de este renacer de las posiciones de la Izquierda Comunista ha sido nuestra propia organización(3). La CCI se constituyó hace ya cuarenta años, en 1968 en Toulouse, con la adopción de una primera declaración de principios por un pequeño grupo de jóvenes que conformaban desde un año antes un círculo de discusión en torno a un camarada (RV) que, a su vez, había comenzado su actividad política organizada en el grupo Internacionalismo, en Venezuela. Este grupo fue fundado en 1964 por el camarada MC, principal animador de la Izquierda Comunista en Francia (1945-52) después de haber sido miembro de la Fracción italiana de la Izquierda comunista a partir de 1938 y que había entrado en la vida militante en 1919 (a la edad de doce años) primero en el Partido Comunista de Palestina y después en el PCF.

Durante la huelga general de Mayo 1968 los componentes del círculo de discusión de Toulouse publicaron muchos artículos que firmaban como Movimiento por la instauración de los consejos obreros (MICO) y desarrollaron discusiones con otros elementos, con quienes formaron finalmente el grupo que publicará Revolution Internationale a partir de diciembre de 1968. Este grupo entró en contacto y posterior discusión con otros dos grupos pertenecientes al movimiento consejista: la Organización Consejista de Clermont-Ferrand, y los Cuadernos del Comunismo de los Consejos de Marsella.

En 1972, los tres grupos se fusionaron para constituir la que acabaría siendo la sección en Francia de la Corriente Comunista Internacional (CCI) comenzando la publicación de Revolution Internationale (Nueva Serie).

Este grupo, continuando con la política llevada por Internacionalismo, la GCF y Bilan, desarrolló discusiones con diferentes grupos que surgieron igualmente después de 1968 en EEUU (Internationalism). En 1972 Internationalism envía una carta a una veintena de grupos en la que se declara de la Izquierda comunista y llama a la constitución de una red de correspondencia y debate internacional. Revolution Internationale respondió calurosamente a esta iniciativa, proponiendo la perspectiva de celebrar una conferencia internacional. Los grupos que dieron una respuesta positiva pertenecían todos a la corriente consejista. Los grupos que se consideraban de la Izquierda italiana hicieron por su parte oídos sordos, juzgando esta iniciativa prematura.

Sobre la base de esta iniciativa se hicieron muchas reuniones en Inglaterra y en Francia (en 1973 y 1974) donde participaron por Gran Bretaña World Revolution, Revolutionary Perspectives y Workers Voice. Los dos primeros habían salido de escisiones de Solidarity y el último de una escisión del trotskismo.

Este ciclo de reuniones logró, en enero de 1975, la reunión de una Conferencia en la que los grupos que pertenecían a la misma orientación política - Internacionalismo, Revolution Internationale, Internationalism, Word Revolution, Rivoluzione Internazionale (Italia) y Acción Proletaria (España) decidieron unificarse en el seno de la Corriente Comunista Internacional.

La continuación de esta política de contactos y discusiones con los otros grupos de la Izquierda comunista les llevó a participar en la Conferencia de Oslo en 1977 (junto a Revolutionary Perspectives) y a responder favorablemente a la iniciativa lanzada en 1976 por Battaglia Comunista para la celebración de una conferencia internacional de grupos de la Izquierda comunista.

Las tres Conferencias (celebradas sucesivamente en Milán (1977), París (1978) y París (1980), suscitaron el interés creciente de los elementos que se proclamaban de la Izquierda comunista, pero la decisión de Battaglia Comunista y de Communist Worker's Voice Organisation -surgida del agrupamiento de Revolutionary Perspectives y de Worker's Voice, en Gran Bretaña - de excluir a partir de ese momento a la CCI, enterró las esperanzas que se pusieron en este esfuerzo.

De alguna manera, el repliegue sectario (al menos hacia la CCI) de BC y de CWO (que se agruparon en1984 en el Bureau International pour le Parti Révolutionnaire -BIPR), era una señal de que se había agotado el impulso inicial que el surgimiento histórico del proletariado mundial en mayo de 1968 había dado a la corriente de la Izquierda comunista.

Sin embargo, a pesar de las dificultades que ha encontrado la clase obrera a lo largo de los últimos decenios - particularmente el peso de las campañas ideológicas sobre la "muerte del Comunismo" después del hundimiento de los regímenes estalinistas -, la burguesía mundial no ha conseguido infringirle una derrota decisiva. Esto se verifica en el hecho de que la corriente de Izquierda comunista, representada principalmente por el BIPR y sobre todo por la CCI, ha mantenido sus posiciones y despierta hoy un interés creciente entre los elementos que, con la lenta reanudación de los combates de clase después de 2003, se encaminan hacia la perspectiva revolucionaria.

 

Fabienne (6 julio 2008)



(1) La serie completa puede consultarse en nuestra website en francés: https://fr.internationalism.org/

(2) Los dos principales teóricos de la Izquierda holandesa.

(3) Para una historia más completa de la CCI, léase: "Construcción de la organización revolucionaria: Los veinte años de la Corriente Comunista Internacional" en Revista Internacional, nº 80. "Treinta años de la CCI: apropiarse del pasado para construir el futuro" en Revista Internacional, nº 123.

Historia del Movimiento obrero: 

Acontecimientos históricos: 

Acción Proletaria nº 203, Septiembre-Noviembre 2008

El capitalismo es la guerra, la miseria y la barbarie

 

El verano ha estado marcado por un nuevo desencadenamiento de la barbarie guerrera del capitalismo. En Georgia, en Afganistán, en Líbano, en Argelia, en Pakistán, la población civil ha sido salvajemente masacrada en los conflictos armados entre diferentes bandas imperialistas. Muchachos apenas salidos de la adolescencia han sido descerebrados para servir de carne de cañón en los atentados terroristas y las intervenciones militares de las pequeñas y grandes potencias. ¡Por todas partes el capitalismo siembra la muerte! ¡En todas partes la clase dominante se revuelca día tras día en el lodo y la sangre!

Y una vez más, tanto la burguesía de los países europeos como la de EEUU, participa en el despliegue de este caos sangriento en nombre de "la paz", de la lucha contra el "terrorismo", de la defensa de la "civilización" y los "derechos humanos",  y de la democracia. Pretendiendo jugar a hacer de justicieros en Georgia, en Irak o en Afganistán, las grandes potencias no intentan en realidad mas que defender sus propios intereses de alimañas imperialistas en la escena internacional.

Las promesas de Bush padre de un «nuevo orden mundial» que abriría una nueva era de "paz y de "prosperidad" tras el hundimiento del bloque del Este, aparecen ahora cada vez más claramente como lo que eran en realidad: ¡Una enorme mentira! En nombre de este «orden mundial» se desencadenó la primera cruzada del Occidente "civilizado" contra la "barbarie" del régimen de Saddam Hussein: la operación «Tormenta del desierto» en 1991, que permitió al Estado americano experimentar sus nuevos armamentos (y particularmente las bombas de implosión o termobáricas, que volvían del revés, como guantes, a los soldados iraquíes). En realidad esta intervención masiva de las grandes potencias "democráticas no ha hecho sino abrir una caja de Pandora y agravar el caos mundial.

La locura asesina del capitalismo sólo puede continuar desarrollándose; puesto que este sistema decadente se basa en la división del mundo en naciones concurrentes, con intereses antagónicos, lleva consigo la guerra. El único medio de acabar con la barbarie guerrera es acabar con el capitalismo. Y esta perspectiva de derrocar el capitalismo no es una tarea imposible de realizar.

La guerra no es una fatalidad frente a la que la humanidad sería impotente. El capitalismo no es un sistema eterno. No lleva únicamente en su seno la guerra. También lleva las condiciones de su superación, los gérmenes de una nueva sociedad sin fronteras nacionales, y así pues sin guerra.

Al crear una clase obrera mundial, el capitalismo ha alumbrado a su propio enterrador. Porque la clase explotada, contrariamente a la burguesía, no tiene intereses antagónicos que defender, es la única fuerza de la sociedad que puede unificar a la humanidad. Es la única fuerza que puede edificar un mundo basado, no en la concurrencia, la explotación y la búsqueda de beneficios, sino en la solidaridad y la satisfacción de las necesidades de toda la especie humana. ¡Y esta perspectiva no es una utopía!

Contrariamente a lo que pretenden los escépticos de todo tipo y los ideólogos de la clase dominante, la clase obrera puede acabar con la guerra y abrir las puertas del porvenir. Y así lo mostró cuando acabó con la primera carnicería mundial gracias a la revolución de Octubre 1917 en Rusia, y a la revolución en Alemania en 1918.

Desde finales de los años 60, el desarrollo de las luchas obreras contra los efectos de la crisis ha impedido a la clase dominante alistar a los proletarios de los países centrales en una tercera guerra mundial.

Hoy, frente a la agravación de la crisis económica y a los ataques contra todas sus condiciones de vida, frente al callejón sin salida del sistema capitalista, los proletarios no están dispuestos a aceptar pasivamente el refuerzo de la miseria y de la explotación, como testimonian las luchas obreras que han surgido por todos los confines del mundo estos últimos años.

Aún queda mucho camino antes de que el proletariado mundial pueda elevar sus combates a la altura de los desafíos que plantea la gravedad de la situación actual. Pero la dinámica de las luchas obreras actuales, marcadas por la búsqueda de la solidaridad, así como la entrada de nuevas generaciones al combate de clase, muestran que el proletariado está en el buen camino.

Frente a la barbarie guerrera, los obreros de los países centrales no puedan quedar indiferentes. Son sus hermanos de clase los que caen cada día en los campos de batalla. Es la población civil (hombres, mujeres, niños, ancianos) la que se ve diezmada en cada conflicto por los peores actos de barbarie que el capitalismo acorralado secreta por todos sus poros.

Frente a los horrores de la guerra, el proletariado sólo puede adoptar una actitud: la solidaridad.

Esta solidaridad con las víctimas de los baños de sangre tiene que manifestarla en primer lugar rechazando elegir un campo beligerante contra otro. Tiene que manifestarla desarrollando sus luchas contra los ataques del capital, contra sus explotadores y sus masacradotes. Tiene que desarrollar su unidad y su solidaridad de clase internacional haciendo vivir su vieja consigna «Los proletarios no tienen patria. Proletarios de todos los países, ¡Uníos!»

 

Silvestre (26 de Agosto)

 

Noticias y actualidad: 

La burguesía no puede evitar la quiebra del capitalismo

 

 

Publicamos a continuación un artículo redactado el 30 de Agosto pasado y aparecido en el Revolution Internationale (nuestra publicación en Francia) de principios de Septiembre. En los apenas 15 días transcurridos desde entonces, los análisis que en él se desarrollan se han confirmado en toda su crudeza con la bancarrota de Lehman Brothers y la venta a la baja de otro de los "grandes" de las finanzas mundiales como es Merrill Lynch. Y, de nuevo los responsables gubernamentales y los expertos económicos vuelven, como hace un año con lo de «eso no afectará a la banca europea o a la española», o el consabido recurso de «las grandes entidades financieras y los bancos centrales inyectaran liquidez» para infundir "confianza" en los mercados. Pero el efecto "Tranquimazín" de la multimillonaria (140 mil millones de $) operación de "rescate" de las agencias inmobiliarias Fannie Mae y Freddie Mac no ha durado, como se ha visto, más que escasos días antes de que Lehman Brothers, uno de los cinco principales bancos de inversión de todo el mundo, con sus 700 mil millones de $ de activos, se haya ido al garete. Del mismo modo la inyección de 100 mil euros de liquidez por parte del BCE tiene el valor de una "tilita" frente a la angustia que, para el sistema financiero mundial, tiene el "run-run" de que las próximas en caer pueden ser AIG - la 3ª mayor aseguradora del mundo -, Washington Mutual (WaMu, la primera caja de ahorros de USA) cuya deuda ha sido recalificada a la categoría de "basura", y quién sabe si el mismísimo Morgan Stanley. Como explicamos en el siguiente artículo, si siguen con las mismas patrañas que hace un año no es tanto por ceguera sino por la impotencia derivada del uso y abuso de la droga del crédito con la han mantenido con apariencia de "salud" lo que, desde hace décadas, es un sistema moribundo: el capitalismo mundial. (la Redacción de AP).

 

 

 

Se cumple ahora poco más de un año desde que la crisis inmobiliaria desatada en EEUU (la ya célebre "crisis de las subprimes") daba el pistoletazo de salida a una aceleración brutal de la crisis económica mundial. Desde entonces la humanidad ha sido golpeada de lleno por una verdadera ola de empobrecimiento. Sufriendo los estragos causados por el alza de los precios (en pocos meses el precio de los alimentos básicos ha aumentado más del doble en numerosas regiones del mundo), las capas sociales más deprimidas de la población se ven abocadas al horror del hambre. Las revueltas provocadas por ésta y que  han explotado de México a Bangladesh, pasando por Haití, Egipto, etc., representan tentativas desesperadas de hacer frente a esta situación insoportable. Pero también en el corazón mismo de los países más industrializados se han degradado profundamente las condiciones de vida de toda la clase obrera. Un solo ejemplo: más de dos millones de americanos se han visto desahuciados de sus viviendas por no poder devolver los créditos. De aquí a 2009 más de 1 millón de personas están amenazadas de quedarse en la calle.

Esta dura realidad que los obreros y todas las capas no explotadoras del mundo sienten en sus propias carnes, ya apenas puede ser escamoteada por la burguesía. Las declaraciones de los responsables de las instituciones económicas y los analistas financieros no logran ocultar su propia inquietud:

* «Estamos ante uno de los contextos económicos y de política monetaria más difíciles que jamás hayamos visto» (Declaraciones del Presidente de la Reserva Federal Americana -FED - el 22 agosto 2008).

* La actual «coyuntura es la más difícil desde hace muchos decenios» (Declaración del HSBC - el "mayor banco del mundo"-, citado por el diario "Liberation", el 5 de agosto de 2008).

* Se trata de un «crac interminable» (titular del periódico "Le Point" del 24 de julio de 2008).

* «La crisis es un tsunami que se acerca contra la economía» (palabras de J. Attali, economista y político francés recogidas en "Le Monde" del 8 de agosto de 2008).

Las estanterías de "Economía" de las librerías se ven repletas de libros con títulos que realzan lo catastrófico de la situación. Así por ejemplo: "La gran crisis monetaria del siglo XXI ha comenzado" de P. Leconte, o "La implosión: las finanzas contra la economía" de P. Jorion, son obras que predicen un futuro de auténtico cataclismo.

Que la crisis económica mundial actual es particularmente grave ya lo sabe la clase obrera puesto que es la primera que sufre sus brutales consecuencias. De lo que se trata en realidad es de saber si se trata de algo pasajero, de una suerte de "bache", o de una "purga curativa", que permitiría a la economía mundial castigar hoy los abusos financieros, para volver a empezar, mañana, con fuerzas redobladas. Si hacemos caso a los plumíferos a sueldo de la clase dominante eso es lo que nos espera. Así J. Attali dice en el artículo antes mencionado: «Estoy convencido de que 2010 será el año del retorno a un enérgico crecimiento». A lo que el coro de la burguesía responde: "Por supuesto". Pero ¿están en lo cierto, o la verdad es que la aceleración actual de la crisis lo que muestra en realidad es la quiebra histórica del capitalismo?

 

 

1967-2007: cuarenta años de crisis

 

A decir la verdad la crisis no comenzó en el 2007 sino a finales de los sesenta. A partir de 1967 empezaron a sucederse sacudidas del sistema monetario y las economías de las naciones más poderosas vieron como disminuían poco a poco sus tasas de crecimiento. Se ponía fin así al período de "prosperidad" de los años 50 y 60, que la burguesía misma bautizó como los "Treinta Gloriosos"(1). Si esta crisis no estalló con la virulencia y la espectacularidad con la que lo hizo en 1929 fue por la simple razón de que los Estados, que  habían aprendido las lecciones del negro período de entreguerras, se empeñaron en evitar que la economía se viese ahogada por la sobreproducción, recurriendo para ello a un artificioso recurso: el endeudamiento sistemático y generalizado. Mediante este endeudamiento de los Estados, de las empresas y de los particulares, pudo mantenerse la "demanda" casi al nivel de la "oferta". O dicho de otra forma: que fue gracias al crédito como las mercancías encontraron salida.

Pero el endeudamiento es solo un paliativo, que no cura al capitalismo de la enfermedad mortal de la  sobreproducción. Incapaz de "sanarse" realmente, este sistema de explotación está obligado a recurrir continua y crecientemente a este artificio aunque sea sólo para sobrevivir simplemente. En 1980 el montante  de la deuda de los Estados Unidos era casi igual a la producción nacional. En 2006 la deuda es ya 3,6 veces mayor, alcanzando la cifra de 48'3 billones de $. Se trata como puede verse de una auténtica huida hacia adelante.

Es innegable que el capitalismo vive sobre una montaña de deudas. A eso los especialistas burgueses replican: "y ¿qué importa si funciona...". Pero la realidad es bien distinta. El endeudamiento no es una solución mágica, el capital no puede estar sacando indefinidamente dinero de su chistera. Es el abecé del comercio: toda deuda debe ser devuelta algún día so pena de acabar acarreando problemas al acreedor que pueden llevarle incluso a la bancarrota. Es una especie de eterno retorno, un permanente volver a empezar, que permite al capital únicamente ganar algo de tiempo respecto a su crisis histórica. ¡Pero es algo peor que eso! Al retardar los efectos de su crisis para mañana lo que consigue en realidad es cebar explosiones económicas aún más violentas. La borrasca de la crisis asiática de 1997 tuvo un aspecto fulminante y devastador que demuestra fehacientemente de lo que decimos. Entonces los famosos "tigres" y "dragones" tenían crecimientos record gracias a un endeudamiento bestial. Pero cuando hubo que devolver lo prestado todo se derrumbó como un castillo de naipes. En cuestión de semanas esta región quedó literalmente  desangrada (un millón más de parados en pocas semanas solo en Corea, por ejemplo). La burguesía mundial no tuvo más salida, para evitar que esta tormenta se propagase a la economía mundial, que volver a conceder nuevos préstamos de cientos de millones de $. Se trata de un auténtico bucle infernal,... ¡y cada vez más acelerado! El remedio va perdiendo progresivamente eficacia por lo que el enfermo debe recurrir, para sobrevivir, a dosis más elevadas y frecuentes. Los efectos de la perfusión de 1997 apenas duraron cuatro años. En 2001 explotó la "burbuja Internet". ¿Adivináis cuál fue la "solución de la burguesía? Sacarse de la chistera ¡un aumento espectacular del endeudamiento! Las autoridades económicas norteamericanas, conscientes del estado real de su economía y de su dependencia de la droga del crédito, le "pegaron" con tal avidez al endeudamiento que un analista de la banca ABN-AMRO apodó a A. Greenspan - entonces director de la Reserva Federal - de "¡auténtico Hércules de la plancha de hacer billetes!".

 

 

El ritmo de la crisis se acelera brutalmente

 

De 1967-2007 se extiende un largo período de crisis con fases alternativas de calma y de recesión más o menos profundas. Pero desde hace diez años la historia parece acelerarse y el nuevo episodio aparece como una borrasca particularmente violenta. La montaña de deudas acumuladas durante cuatro décadas se ha transformado, tras las crisis de 1997 y 2001, en un auténtico Everest por cuya pendiente el capital desciende en caída libre.

Durante una década la burguesía USA ha facilitado enormemente que las capas más desfavorecidas de la clase obrera accedieran al crédito inmobiliario. Pero, al mismo tiempo, y debido a la crisis, les ha sometido a un enorme empobrecimiento mediante despidos, precariedad en el empleo, recortes salariales, liquidando las ayudas a los cuidados asistenciales, etc. El resultado ha sido inevitable: gran parte de aquellos a quienes los bancos han empujado a endeudarse para comprar una casa (o a hipotecar su vivienda simplemente para comprar alimentos, ropa,...) ya no están en condiciones de devolver la deuda. Privados del retorno de "su" dinero, los bancos han acumulado pérdidas tan importantes que cada vez mayor número de establecimientos  financieros o han quebrado ya o están amenazados por la quiebra. Por la tortuosa vía de la "titulización", es decir la transformación de créditos en valores mobiliarios cambiables en el mercado mundial como cualquier acción u obligación, las entidades prestamistas han conseguido revender estos créditos a bancos de todos los países. Por eso la crisis de las "subprimes" ha alcanzado al sistema bancario en todo el planeta. En Estados Unidos la quiebra de la corporación bancaria IndyMac ha sido la más importante desde 1982. De no haber sido por la ayuda de los bancos centrales, el banco suizo UBS, uno de los más grandes bancos del mundo, habría ido también a la bancarrota. Pero es siempre la clase obrera quien paga los platos rotos, y los bancos han suprimido ya 83 mil empleos en el mundo desde comienzos de 2007. Y esa cifra podría doblarse en los próximos meses según informó el periódico "Les Echos" el pasado 24 de julio.

La banca es el corazón de la economía pues es donde se concentra todo el dinero disponible: si eso no sucede las empresas se paran porque no pueden pagar sus salarios ni comprar materias primas ni maquinaria, como tampoco pueden contratar nuevos préstamos. Y hoy incluso los bancos que no están en quiebra restringen brutalmente la concesión de créditos ante el temor de que se conviertan en impagados dado el actual clima económico.

La consecuencia es inexorable: la actividad económica se ralentiza hoy brutalmente. En la zona euro el PIB ha caído un 0,2% en el segundo trimestre de 2008. En la industria, Peugeot, Altadis, Unilever, Infineon,..., suprimen miles de empleos; General Motors está amenazada, pura y simplemente, de quiebra y anuncia la posibilidad de suprimir 73.000 empleos ("Le Figaro", 10 de marzo de 2008). Cuando la dirección de Renault proclama, al anunciar la supresión de 5000 empleos, que «Es mejor hacerlo cuando empieza a cambiar el viento que cuando la tormenta se nos haya venido encima» (citado en "Le Monde" el 25 de julio), lo que quiere dar a entender es que la casa está en llamas y que para los trabajadores se avecina lo peor.

 

 

¿Puede la economía capitalista salir del túnel?

 

Pero inmediatamente surge una pregunta: ¿Por qué no seguir aumentando la deuda, tal y como se hizo tras el pinchazo de la "burbuja" de las "punto.com"? ¿Es que no hay un nuevo "Hércules" que le dé a la máquina de fabricar billetes sea en la Reserva Federal norteamericana o en cualquier otra parte?

La intensidad actual de la inflación demuestra que el endeudamiento ha alcanzado límites que no pueden ser sobrepasados, por el momento, sin que el remedio sea peor que la enfermedad. El endeudamiento implica la emisión de cantidades de dinero cada vez más considerables. Según el economista P. Artus: «La masa líquida ha aumentado un 20% desde el año 2002». Pero tamaña emisión de masa de dinero no puede sino engendrar fuertes presiones inflacionistas(2). Además, los especuladores de todo el mundo han acentuado esta tendencia inflacionista al volcarse en mercados como el del petróleo o el propio de los alimentos de primera necesidad, huyendo de terrenos en los que anteriormente apostaban tales como la cotización bursátil de las empresas (habida cuenta de la crisis), ni en la llamada "nueva economía" (que pinchó en el 2001), ni en las inmobiliarias (en trance de hundimiento). Especulan ahora con bienes, como el petróleo o los alimentos, que la gente se ve obligada a comprar, por lo que buena parte de la humanidad se ve condenada a la hambruna más terrible.(3)

El peligro es grande para la economía capitalista. La inflación es un verdadero veneno pues puede conducir al hundimiento de la moneda y a desajustes en el sistema monetario mundial. El actual debilitamiento del $ va por ahí. Si eso llegara a consumarse supondría un colapso del comercio mundial pues la moneda americana es un referente internacional. Resulta además de lo más significativo que los directores de los grandes bancos centrales (la FED, el BCE,...) reiteran en todas sus intervenciones dos mensajes contradictorios: por una parte nos dicen que para evitar la recesión hay que seguir "abriendo la mano" en el crédito, que hay que bajar las tasas de interés para incrementar la demanda; por otra, estos mismos directores, quieren combatir la inflación, o sea ¡aumentar las tasas de interés para frenar el endeudamiento! Y no es que estos grandes burgueses sean esquizofrénicos. Es que expresan simplemente la contradicción real en la que está encerrado el capitalismo. Este sistema se ve ahora colocado entre la espada de la recesión y la pared de la inflación. O sea que, en los sucesivo, la burguesía se va a ver obligada a navegar entre dos aguas: frenar el endeudamiento para limitar la inflación pero sin cortar demasiado el grifo del crédito a fin de no bloquear la economía como pasó en 1929. En resumen: están realmente en un atolladero.

 

 

El capitalismo está en un callejón sin salida. El futuro pertenece al proletariado

 

La recesión actual es un nuevo episodio particularmente, grave y violento, del hundimiento histórico del capitalismo. La crisis, que dura ya cuarenta años ha cambiado de ritmo y experimenta hoy una brusca aceleración. Con eso no queremos decir que estemos ante una especie de "crisis final" que conduzca al capitalismo al colapso y a que éste desaparezca por si mismo. Lo verdaderamente importante es que esta situación, que no vivíamos desde 1929, tendrá considerables implicaciones tanto en las condiciones de vida de la clase obrera como en el desarrollo de sus luchas. La burguesía va a descargar sus ataques contra el proletariado y como siempre va a intentar que sea éste quien pague la crisis. Una cosa es cierta: ninguna de las políticas económicas que nos proponen los diferentes partidos (desde la extrema derecha a la extrema izquierda), de los distintos países, puede aliviar esta situación. Sólo la lucha de la clase obrera puede frenar los planes de la burguesía. Ya el desarrollo de la inflación que afecta a todos los obreros crea un terreno propicio a la lucha unida y solidaria. Pero el desarrollo de la lucha de la clase obrera no es solamente el único medio que puede impedir que burguesía golpee nuestras vidas. Constituye, además, el único camino efectivo para hacer posible la desaparición del capitalismo y la construcción de una nueva sociedad - el comunismo - en la que las crisis ya no existirán puesto que no se producirá para la ganancia sino para la satisfacción de las necesidades humanas.

 

Vitaz (30 de agosto de 2008).

 



(1) Esta expresión resultó acuñada por la obra de referencia de J. Fourastié: "Los Treinta Gloriosos, o la revolución invisible de 1946 a 1975". Editado por Fayard. París 1979. Hoy tiene lugar en la CCI un debate para comprender mejor los mecanismos de este período de la economía capitalista, debate que hemos comenzado a publicar en nuestra prensa (véase "Debate interno de la CCI: las causas del periodo de prosperidad consecutivo a la segunda guerra mundial", en la Revista Internacional, nº 133: 2º trimestre de 2008). Animamos vivamente a todos nuestros lectores a participar en esta discusión bien en nuestras reuniones (permanencias, reuniones públicas) por correo postal o electrónico.

(2) Excede las pretensiones de este artículo desarrollar una explicación de la relación que existe entre la masa de dinero disponible y su valor. Pero es necesario al menos señalar que cuando se pone a trabajar frenéticamente la máquina de hacer billetes, cuando este dinero se pone masivamente en circulación, resulta que ese mismo dinero se deprecia, lo que se traduce en un aumento de la inflación, es decir un alza generalizada de los precios.

(3) Dicho sea de paso: la izquierda, la izquierda de la izquierda y los altermundialistas se desgañitan reclamando a los Estados que recuperen las masas financieras de la especulación para inyectarlas en la economía en forma de grandes obras e infraestructuras, por ejemplo. Aquí se ve la superchería de esa proposición pues esta medida, en lo esencial, no haría más que acentuar aún más la inflación. Lo que nos proponen es pues apagar el incendio, con gasolina.

 

Noticias y actualidad: 

desempleo...: Millones de razones para luchar contra el capitalismo

 

El verano del año pasado, los primeros signos de la crisis fueron calificados por los expertos como signos de una efímera, nos decían, tormenta financiera, de las que las economías europeas y española, también nos aseguraban, estaban a buen recaudo. Cuatrocientos días después la cifra de desempleados en España ha subido en 600 mil personas - ¡un 20%! -, y alcanza ya DOS MILLONES Y MEDIO DE PARADOS, más del 10% de la población activa. La devastación de puestos de trabajo avanza a una velocidad de huracán tal que las previsiones de la fundación  de investigación de las Cajas de Ahorro - FUNCAS -, esta tasa llegará al 16% - más o menos cuatro millones de trabajadores - en el año 2010.

Enseguida dieron con una nueva martingala con la que anestesiarnos: lo de la burbuja inmobiliaria que resultaría "pinchada" por la crisis internacional. Ya se sabe aquello de "¡no hay mal que por bien no venga!". Lo que en palabras textuales del ministro español de economía se traduce en: «Si la recesión sirve para limpiar la economía, la situación no tendrá importancia». Partiendo de esa premisa bastaría "recolocar" a los parados de la construcción en otros sectores como la industria o los servicios. Esta ha sido la "solución" al desempleo defendida durante meses, no sólo por el Gobierno sino igualmente por los propios sindicatos que también le echan la culpa del desempleo al "ladrillo", y asimismo tratan de infundirnos esperanzas en cambiar el "modelo productivo".  Pero hasta la prensa burguesa más de izquierdas se ve obligada a calificar estas propuestas de meras "ocurrencias". En efecto, un año después del "debut" de la crisis, el desempleo golpea no sólo a la construcción, sino igualmente a la industria: 1200 despidos "temporales" en FORD en Valencia que junto a los de industria auxiliar llegaran a los 5000; 600 en General Motors; 4000 en la Renault especialmente en Francia; 900 en la Volvo en Suecia. Lo mismo sucede en el sector servicios: Sólo en el sector de las compañías aéreas se han anunciado los 1200 despidos de Spanair y los 600 de Futura en España, los 1400 de British Airways, los 3000 de Alitalia, etc.

No. Esta crisis no es local ni sectorial. Es mundial, como puede comprobarse con los planes de reducciones de plantillas y la escalada del paro en todos los países. Como tampoco es coyuntural y cíclica, sino histórica. Como mostramos en el artículo de este mismo número de AP: «La burguesía no puede evitar la quiebra del capitalismo», la etapa actual de crisis capitalista actúa inclinando aún más la pendiente que empuja a la humanidad a cotas catastróficas de miseria. De ahí que los políticos burgueses anden echándose las culpas unos a otros (el PSOE a Bush, y el PP... a Zapatero), y cambiándose los papeles como en una comedia bufa: mientras los "ultraliberales" reprochan al Gobierno que éste no intervenga en la economía, el PSOE que demoniza a los liberales hace del "laissez faire" su bandera. Con todo ello se trata al menos de sembrar la confusión y la cizaña entre los principales perjudicados por la crisis económica y especialmente el desempleo, es decir los propios trabajadores.

Así, por ejemplo el gobierno "socialista" español que se muestra incapaz de frenar la brutal escalada del paro se esfuerza en disfrazarse de defensor de las prestaciones sociales. Demagogias aparte[1], lo cierto es que estas prestaciones se fueron recortando progresivamente durante la anterior escalada del desempleo en los años 80 y 90 (con pactos de Gobiernos y sindicatos como la Ley Básica de Empleo o el ANE), no se han incrementado en absoluto en los años de la supuesta "bonanza económica", de modo que hoy tienen un nivel de miseria. Así, por ejemplo, de los dos millones y medio de parados solo 1'7 millones cobran algún tipo de subsidio durante un plazo limitado de tiempo en función del tiempo cotizado. Precisamente porque muchos de ellos son parados de larga duración o porque el tiempo de cotización ha sido relativamente escaso (hay que tener en cuenta por ejemplo los encadenamientos de contratos temporales), lo cierto es que más de 620 mil parados cobran únicamente 413 euros al mes, es decir por debajo de la pensión de jubilación mínima y desde luego del nivel "oficial" de la pobreza, que apenas se supera en el subsidio de desempleo medio de los trabajadores en España: 788 euros/mes. La coartada final del gobierno "socialista" es que,... «con la Derecha nos iría peor». Con ello pretenden colar el manido engaño de hacernos elegir entre Guatemala y Guatepeor. Lo cierto es que tanto la derecha como la izquierda son servidores fieles del capital nacional, y que ambos anteponen la defensa de los intereses de éste a las condiciones de vida y trabajo de los asalariados. Así se ha visto claramente cuando el PP ha aplaudido a rabiar las medidas propuestas por el ministro de Trabajo (el "ogro" Corbacho) para limitar la contratación en origen de los emigrantes, que han sido "desautorizadas" [2] por la vicepresidenta (el "hada" De la Vega). Con estas medidas no se trata tanto de frenar la emigración que es imparable habida cuenta los estragos de la crisis mundial en los países más pobres. Se trata sobre todo de empezar a presionar a los trabajadores españoles para que acepten las condiciones laborales y salariales infrahumanas que tenían que aceptar los trabajadores emigrantes. Y ese es el objetivo último de tan venenosa campaña: sembrar la división y la cizaña entre trabajadores "emigrantes" acusados de abaratar los costes salariales, y los trabajadores "nativos" acusados de detentar el "privilegio" de vivir (¿?) a expensas del Estado mientras desdeñan hacer los trabajos más duros.

Y, sin embargo, la crisis actual muestra una vez más y con más nitidez lo que tienen en común proletarios en activos o en el desempleo, nativos o emigrantes: que no pueden sobrevivir más que a cambio de vender su fuerza de trabajo, y que no pueden efectuar esta venta más que a condición de que eso enriquezca a otro, a los explotadores. Cuando esto no se produce el trabajador es arrojado a un infierno que abarca desde la miseria y la penuria material al sufrimiento moral y psicológico, la soledad y la angustia por el futuro de los tuyos. Si siempre hemos dicho que el desempleo masivo y crónico de las últimas décadas - es decir el enorme despilfarro de la principal fuerza productiva (la clase obrera) - ponía de manifiesto la quiebra histórica del modo de producción capitalista; la escalada de ese crimen contra la vida de millones de seres humanos debe ser una acicate más para el desarrollo de la solidaridad y la lucha unitaria de la clase obrera en todo el mundo.

 

Etsoem (15 de Septiembre de 2008).

 



[1] El domingo 7 de Septiembre, ZP declara en la fiesta minera de Rodiezno (León) que su gobierno no va a acudir en auxilio de quienes se han beneficiado del "ladrillazo". Tres días más tarde, una de las dos medidas de su "plan anticrisis" presentadas en las Cortes, consiste en destinar todo el margen de maniobra del Instituto de Crédito Oficial (es decir 3 mil millones de euros) a ayudas a promotores inmobiliarios que pongan en alquiler los pisos que no consigan vender.

[2] Se trata de un verdadero cuento. La verdad es que esa contratación en origen se ha reducido ya en un 53% respecto al año pasado. Así pues una vez más la vieja cantinela de la socialdemocracia que traicionó al proletariado hace más de un siglo: «eso no se dice Eduardo. Se hace pero no se dice», como le decía a  Edward Bernstein la dirección de la Socialdemocracia traidora.

Situación nacional: 

Crece la solidaridad de los trabajadores en lucha en Argentina

Un compañero ha colgado en la sección de comentarios de nuestra Web el texto que vamos a ver a continuación que contiene la información de una lucha de trabajadores en Argentina con tentativas de unión y solidaridad. Agradecemos la iniciativa del compañero y manifestamos nuestro apoyo a los trabajadores en lucha.

El texto muestra claramente la combatividad y voluntad de lucha de los trabajadores pero igualmente pone en evidencia la labor de zapa que realizan los sindicatos contra las reivindicaciones más elementales de los trabajadores, contra la lucha y especialmente contra la unidad y solidaridad entre ellos.

Los compañeros que han redactado el texto emplean el término "burocracia sindical" para referirse a los sindicatos, nuestra opinión -que estamos dispuestos a debatir sincera y fraternalmente- es que es la organización sindical en su conjunto, como estructura y planteamiento, la que va contra los trabajadores y no simplemente una parte de ella, constituida por la burocracia sindical. Los sindicatos y el sindicalismo no pueden hacer otra cosa que generar una burocracia sindical.

Evidentemente denunciar a los sindicatos no significa denunciar a los compañeros que de manera honrada militan en ellos creyendo defender los intereses de los trabajadores. Estos compañeros son prisioneros de los burócratas sindicales que como representantes cualificados del sindicato y del sindicalismo los utilizan como peones para su sucia labor de sabotaje de las reivindicaciones obreras y de su lucha misma. Por eso es muy importante que los compañeros honrados que permanecen dentro de la cárcel sindical discutan entre ellos y con otros compañeros no sindicados la mejor forma de defender la lucha obrera que se ve duramente trabada por la estructura sindical.

Introducción del compañero comunicante: El siguiente texto es de Resistencia Libertaria, una organización anarquista de aquel país, bastante interesante.

Los despidos en Firestone: La burocracia boicotea la lucha y entrega a los compañeros

 

Desde el mes de junio en el marco de las negociaciones paritarias, se expresa claramente la complicidad entre la patronal y la burocracia sindical, a partir de la necesidad de frenar las exigencias de los trabajadores por aumento de salarios, dentro de las tres grandes empresas del gremio

El jueves 24 de julio, los trabajadores de Firestone, fuerzan a la burocracia sindical a la realización de un paro de 48 horas, a partir del rechazo por parte de la empresa a otorgar el aumento salarial del 30% reclamado por los obreros.

Apostados en la puerta de la empresa, ubicada en Lavallol (partido de Lomas de Zamora), resistieron hasta el último turno del día viernes. Esa misma noche, cuando se disponían a ingresar, se encuentran con la noticia de que varios compañeros habían sido despedidos. Inmediatamente, los trabajadores deciden continuar con la medida por tiempo indeterminado.

Al reclamo del aumento del salario, se suma la exigencia de la reincorporación de los compañeros despedidos.

La misma situación se repetía en Fate y Pirelli, dejando en evidencia el acuerdo entre las patronales a la hora de actuar en respuesta a la lucha de los trabajadores.

Los despidos en Firestone, no fueron una sorpresa. Desde hace tiempo el hostigamiento dentro de la empresa, a los asistentes a las asambleas o a los compañeros más combativos era notorio. El maltrato, apercibimientos y el envío de cartas intimidatorias es algo común para cualquiera que se atreva a desafiar los atropellos de parte de la empresa.

Uno de los trabajadores con más años dentro de Firestone, nos comentó que esto suele ocurrir con los recién ingresados o los más jóvenes. Estos son los que por la necesidad de mantener el puesto de laburo, sacrifican su salud en poco tiempo. La hernia de disco y los problemas de columna se manifiestan en menos de dos años, siendo las enfermedades más características del sector y no reconocidas por las ART como enfermedades profesionales (frutos de las tareas realizadas en el trabajo).

Otro de los graves problemas dentro de la fábrica, es la total complicidad de la burocracia sindical con la patronal.

Desde que se hicieron notables las medidas de fuerza impulsadas por los trabajadores, los principales referentes del sindicato, intentaron por todos los medios, generar un ambiente hostil al acercamiento de otros sectores. Esto quedó más que claro el día domingo, cuando una delegación de Fate (fábrica en la que desde el año pasado se ha consolidado un fuerte movimiento combativo y de base) se acercó a la fábrica, para intentar la coordinación de los trabajadores de las tres empresas. Argumentando que los delegados de Fate "venían a hacer política", se los rechazó, impidiendo el fortalecimiento de la lucha que hubiera resultado de la unión de los trabajadores.

Las miradas y comentarios que recibimos por parte de los delegados de la burocracia, como el hecho de llamar por nombre y apellido al compañero (en un tono amenazante) que nos brindó una entrevista, fueron parte de la misma estrategia.

La convocatoria realizada el día miércoles, donde finalmente se juntaron las tres fabricas, permitió la relación directa de los trabajadores sin delegados de por medio y puso fin a muchos mitos y bolas que la patronal y la burocracia fomentaron para dividir y aislar a aquellos que querían verdaderamente salir a pelear. En palabras de Mariano, uno de los despedidos de Fate: "quiero destacar que lo que pasó acá es histórico. Muchachos, no nos engañemos, esto lo logramos nosotros, no lo logró nadie más. (...) estamos unidos siempre. A nosotros nos dividieron los dirigentes. ¡Siempre estuvimos juntos compañeros!(...) queremos una asamblea general y los felicito, esto es eterno compañeros".

La intención del secretario general del SUTNA, Pedro Wasiejko, es la de impedir esta asamblea reclamada por todos los trabajadores para evitar que el conflicto se le salga de las manos, volverlo al cauce de las paritarias y ponerle fin con un arreglo ligeramente mejor a la oferta inicial de las patronales. Pese a la conciliación obligatoria que la empresa no respetó (y que los dirigentes del Sindicato en clara complicidad aún después de eso insisten en acatarla) hoy hay más de 150 despedidos y le costará mucho a los traidores de siempre convencer a los trabajadores que abandonen esta lucha y a sus compañeros de todos los días durante muchos años dándola por perdida. Del mismo modo que los trabajadores se unieron para echar a la patota llevada a la marcha por la burocracia de CTA para evitar que se mezclen los personales y que los trabajadores corrieron a palazos, los compañeros encontrarán la manera de realizar su asamblea general y dar comienzo a una coordinación y un plan de lucha desde abajo sacándose de encima a burócratas que se cagan en la voluntad de los trabajadores y a traidores que le temen a la lucha más que la patronal misma.

¡SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES EN LUCHA!

¡CONTRA LA BUROCRACIA, POR LA UNIÓN DE LOS TRABAJADORES!

Entrevista a uno de los compañeros despedidos en el acampe en el portón de Firestone el fin de semana pasado

 

¿Como empezó puntualmente este conflicto?

Por un reclamo de aumento de sueldo.

Los trabajadores en asamblea pedíamos un 30% de aumento. El sindicato dijo que era mucho, pero tuvo que ir igual. La empresa dijo que no, que era mucho y en otra asamblea se decidimos que es el 30% o el paro. Se comenzó con el quite de horas extras. Así se llega al paro de 48hs, que fue jueves y viernes.

¿Por que se decide seguir con la medida hasta hoy domingo?

El viernes, cuando entra el turno noche, nos enteramos que hay 4 o 5 compañeros que no pueden entrar, que están despedidos. En ese momento decidimos seguir con el paro por tiempo indeterminado. Así estamos hasta el día de hoy.

¿Qué respuesta tuvieron de la empresa, además de los despidos?

La empresa hasta ahora no nos llamó para nada, ni siquiera para decir que hay despidos.

¿Se sabe la cantidad de trabajadores despedidos?

Hasta ahora dicen que hay una lista de 40 personas. Hasta ahora son 20, pero puede ser que el resto sean los que entran mañana, o que no lleguen los telegramas.

¿Como piensan seguir con la lucha?

Mañana por la mañana, se va a realizar una marcha con corte en Camino de cintura.

¿Tienen algún tipo de coordinación con las otras dos fábricas?

Hoy se acercaron unos 30 compañeros de Fate, con la propuesta de realizar una marcha junto a nosotros y Pirelli al Ministerio. Pero bueno, la marcha la van a hacer ellos y Pirelli. Nosotros hacemos el corte en camino de cintura. El miércoles vamos todos al ministerio.

¿Porque no marchar todos juntos mañana lunes?

(Los de la Burocracia) Están esperando que bajen la conciliación obligatoria. Si no tendríamos que ir mañana a la marcha, con los otros compañeros

www.redlibertaria.com.ar

 

Situación nacional: 

Debates sobre la cuestión sindical: ¿La lucha reivindicativa de los obreros, tiene que ser necesariamente una lucha sindical?

La agravación de la crisis económica hace más necesaria que nunca la lucha colectiva y solidaria de los trabajadores. En el desarrollo de esa lucha una pregunta se plantea: ¿sirven los sindicatos como herramienta para la lucha obrera? O, por el contrario, ¿la única forma de defender con un mínimo de fuerza las reivindicaciones obreras es hacerlo fuera de la tutela sindical?

Para responder a estas cuestiones abrimos una rúbrica en nuestras publicaciones donde todos los que estén interesados podrán plantear no solo sus preguntas sino también respuestas, propuestas, iniciativas etc.

 

¿La lucha reivindicativa de los obreros, tiene que ser necesariamente una lucha sindical?

Empezamos con un tema que se ha planteado en diferentes foros1. No vamos a citar quién ha dicho tal cosa sino qué se ha dicho. Se trata de aclarar los problemas y que todos salgamos más claros y más fuertes y no de hacer una competición por ver quién tiene razón. En el debate proletario TODOS GANAN: tanto los que aparentemente "tenían razón", como los que "estaban equivocados", pues en la síntesis a la que se llega todos transforman las ideas iniciales con las que entraron en el debate.

En un Foro, un compañero afirma: «Yo conozco personas que tienen casa, carro  y trabajo, y no pueden ni comer bien, viven bajo presiones, viven exaltados, porque están apretados económicamente, y cinco pesos que les den de aumento es un gran alivio para ellos ¿como yo podría conseguir pensiones, seguro de salud, y retiros si no es a través de una organización de reclamos económicos? ¿Van los trabajadores a decirle no me den nada de eso, que esta es una organización burguesa y reformista?»

Para los partidos de "izquierda" y también - desgraciadamente - para un cierto número de grupos proletarios, es un dogma decir que si los trabajadores quieren defender sus reivindicaciones tienen que pasar por las oficinas sindicales. Pero es un dogma inculcado por la ideología dominante: hay patronos que les dicen a sus obreros "si queréis plantear una reivindicación acudid a los sindicatos o constituid vosotros un sindicato".

La persistencia de ese dogma provoca desorientación en muchos compañeros: resulta que la tasa de sindicación es, en la inmensa mayoría de los países industrializados, enormemente baja2, en España por ejemplo apenas alcanza al 10% de la población laboral. ¿Qué pasa entonces? se preguntan, ¿Que los obreros no quieren defender sus intereses? ¿Que son tan aburguesados e insolidarios que no se apuntan a los sindicatos?

Sin embargo, el problema está en el dogma lucha sindical = lucha reivindicativa. Pero hace ya muchos años3 que ese dogma no casa con la realidad. Los sindicatos en nuestra época no defienden la lucha reivindicativa de los trabajadores y estos en cuanto tienen un mínimo de fuerza y compañerismo llevan su lucha fuera de los sindicatos.

Es más estos profesionales de la "negociación" y de la "consecución" de las reivindicaciones obreras no nos garantizan ni seguro de salud, ni pensiones, ni esos 5 pesos más de salario, sino todo lo contrario, participan mano a mano con patronal y gobierno en el empeoramiento de nuestras condiciones de vida. Y hay cientos de ejemplos de ello. Sin ir más lejos en España, con gobiernos de Aznar y de Zapatero, los dos grandes sindicatos han acordado año tras año con la patronal el llamado marco de referencia para los convenios colectivos, que, en la práctica ha representado una pérdida neta del poder adquisitivo de los salarios. Según un reciente estudio realizado sobre la pobreza (www.barometrosocial.es) el salario medio ha disminuido un 2'4% entre 1994 y 2006. En cuanto al llamado salario indirecto que es un indicativo del bienestar social ha descendido un 8% en términos de PIB en ese mismo período.

Los sindicatos tampoco representan un muro de protección contra los despidos sino que negocian con la patronal la manera de aplicarlos. ¿Qué se lo pregunten por ejemplo a los obreros de SEAT, de astilleros y de tantas otras empresas y sectores? Los sindicatos no garantizan las prestaciones de la seguridad social ni son un dique ante la precariedad, sino que han firmado numerosos acuerdos para ponerles más difíciles a los trabajadores acceder a pensiones y subsidios, y facilitar en cambio a los empresarios el recurso de una mano de obra con salarios de miseria, sometida al chantaje de los contratos temporales y que puede ser despedida por cuatro perras.

 

 

La defensa de la economía nacional y de la empresa

 

¿Por qué se comportan así, por qué nos clavan una y otra vez la puñalada por la espalda? Lo que impide a los sindicatos defender los intereses de los trabajadores es que pretenden que estos serían compatibles con el interés de la economía nacional y de la empresa.

¿Qué significa salvar la empresa? ¿Qué significa defender el interés nacional?

La economía capitalista está basada,  no en la satisfacción de las necesidades humanas,  sino en el logro de la acumulación capitalista. Este es el fin último de la explotación de la fuerza de trabajo del proletariado. Sin aquella ésta no tiene sentido en el capitalismo como puede comprobarse fácilmente observando la escalada del desempleo en estos momentos de crisis (ver artículo en este mismo número de AP). Por ello la acumulación de capital pasa por encima de las necesidades obreras. Así por ejemplo, el interés de la empresa, o de esa empresa colectiva, que es la nación exige:

-         Eliminar aquellos puestos de trabajo tanto en la empresa privada como en la administración pública que no son rentables;

-         Desarrollar la precariedad para que la producción sea lo más flexible posible ante las necesidades del mercado;

-         Importar mano de obra emigrante y someterla una presión de ilegalización, racismo etc., para reducir a la baja los costes laborales;

-         Llegado el caso: "deslocalizar" la producción hacia China lo que significa, por un lado despidos aquí y salarios de hambre allá;

No hay ninguna manera humana de hacer compatibles los intereses de los trabajadores con los intereses de la empresa y de la economía nacional. 4.

Pero la función que les incumbe a los sindicatos en el organigrama del Estado capitalista es precisamente escamotear a los trabajadores esa incompatibilidad, esa lucha de clases. Por ello se inventan patrañas tales como que podría mejorarse la rentabilidad  de la empresa sin aumentar la explotación de los obreros (gracias al incremento de la sacrosanta "productividad"), o que el Estado democrático permitiría a la mayoría de la población que es la clase trabajadora imponerles a los capitalistas un reparto "ecuánime" de los sacrificios y que ahora, por emplear una frase que no se quitan de la boca los principales dirigentes sindicales: «la crisis la paguen los capitalistas».

Respecto a lo primero y ese "NODO" del I+D+I que ahora nos venden como "panacea" para empresas y trabajadores es, en la situación actual del capitalismo mundial, una vía para aumentar la explotación. Desde sus inicios el movimiento obrero ha señalado que el capital acrecienta la plusvalía (es decir el tiempo de trabajo del obrero que no se le remunera) bien a través de la "vía absoluta" (resumidamente diremos que mediante la disminución de la remuneración o del aumento de la jornada manteniendo el salario) o bien a través de la "vía relativa" (también de manera sintética: manteniendo salario y jornada pero haciendo que produzca más mercancías por hora trabajada). En el periodo de decadencia capitalista, los aumentos de productividad van ligados a los despidos y al aumento de la extracción de plusvalía relativa - y en momentos de crisis como el presente también de la plusvalía absoluta -. Estamos hartos de ver como la inauguración de nuevas factorías "a la última", o la informatización de las oficinas representa el despido y la condena a un desempleo crónico de miles de compañeros, del mismo modo que hemos comprobado una y otra vez en carne propia como quienes tienen el "privilegio" de conservar el puesto de trabajo de esas nuevas factorías "superautomatizadas" ven empeoradas sus condiciones de salud como consecuencia del aumento de los ritmos, de la creciente deshumanización de la actividad laboral cada vez más reducida a reproducir una rutina a menudo absurda, o la creciente atomización y soledad que se extiende del trabajo a todas las esferas de la vida en la sociedad actual. En una sociedad como la capitalista, dividida en clases, la ciencia, la tecnología, el "progreso",... no son instrumentos neutros al servicio de la humanidad sino ante todo instrumentos para incrementar la acumulación capitalista.

Lo mismo cabe decir del Estado por muy "democrática" que sea su fachada, que tampoco es un medio de conjugar los distintos intereses presentes en la sociedad, sino una maquinaria al servicio del mantenimiento de los privilegios de la clase dominante. Por ello el cuento de sean los capitalistas "paguen la crisis" parte de otra falsedad como es la de creer que explotados y explotadores formamos parte de una misma comunidad que es el Estado nacional, en la que lo que se produce hay que repartirlo entre los ciudadanos. Pero esta es la tesis que repetía el ideólogo del fascismo español -José Antonio - según la cual "trabajadores y capitalistas vamos en el mismo barco". Sin embargo, la nación es la finca privada del conjunto de capitalistas donde estos, a través del Estado, luchan contra las demás naciones por el reparto del mundo y por obtener las porciones más ventajosas del mercado mundial.

Creer que los capitalistas se van a conformar con una ganancia razonable, que van a renunciar a aumentarla o incluso van a bajarla, para que sus "compatriotas" trabajadores vivan un poco mejor... es una ¡pura utopía reaccionaria! El engranaje de la economía capitalista obliga a los capitalistas, como decíamos, a incrementar incansablemente sus ganancias. Si un capital nacional o un capitalista individual se "conformaran" con una ganancia "equitativa" se verían devorados por sus rivales. El capitalismo lleva en sus propios cromosomas la competencia a muerte, la dinámica incesante de obtención de ganancias.

 

¿Serían posibles unos sindicatos que tuvieran como norte la defensa de los trabajadores y no la defensa de la economía nacional y de la empresa?

 

Los sindicatos fueron creados en el siglo XIX por los propios trabajadores como instrumentos de su lucha reivindicativa. Fue un periodo histórico donde globalmente y de manera progresiva y gradual se podían obtener mejoras reales y duraderas de la condición obrera porque el capitalismo era un sistema en expansión, que tendía a extenderse a todos los rincones del planeta. En un debate dentro de la Primera Internacional, Marx puso el ejemplo de que la sopera de la economía mundial se hacía cada vez más grande y dentro de ella los trabajadores podían aumentar su ración si hacían su cuchara cada vez mayor5.

Mientras el orden capitalista contribuyó - pese a los enormes sufrimientos que causó - al desarrollo de las fuerzas productivas, mientras fue un sistema en expansión y desarrollo, esa tarea de luchar por mejoras y reformas tenía pleno sentido; pero ¿qué pasa cuando el capitalismo se hunde en guerras devastadoras, cuando sus fases de prosperidad tienden a reducirse mientras que sus momentos de depresión y crisis tienden a aumentar, cuando se ve que, pese a los momentos de euforia y bienestar, lo que domina globalmente la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos es la tendencia a la miseria, la inseguridad ante el futuro, la convulsión y la inestabilidad?

En tales condiciones generales que son las que tienden a primar desde principios del siglo XX y hoy las podemos comprobar en toda su virulencia, los sindicatos se transforman en herramientas que, absorbidas por el Estado capitalista, contribuyen junto con Patronal y Gobierno al empeoramiento de las condiciones de vida.

Esto ya lo preveía Rosa Luxemburgo en su obra "Reforma o Revolución" escrita en 1899: «si el desarrollo de la industria ha alcanzado su punto máximo y empieza, por tanto, el "declive" capitalista en el mercado mundial; si tiende a bajar la cuesta, la lucha sindical será entonces doblemente difícil: primero porque se empeoran las condiciones objetivas que el mercado ofrecerá a la fuerza de trabajo, puesto que la demanda será más lenta y la oferta más rápida, como actualmente ya ocurre, y segundo, porque el capital, para resarcirse de las pérdidas, discutirá cada vez con más encono la porción del producto correspondiente a la mano de obra».

 

 

¿En qué consiste la lucha reivindicativa de los trabajadores?

 

La lucha reivindicativa de los trabajadores consiste en defender sus necesidades como seres humanos de comer, vestir, dar un futuro a sus hijos, darse los medios para gozar de un mínimo de bienestar y dignidad. Esas necesidades elementales tienen vigencia haya o no haya crisis, vaya bien o vaya mal la empresa, vaya bien o vaya mal la economía nacional.

¿Qué pasa si empresas como Martinsa, como Futura, como Spanair, con Freddy Mac, como General Motors van mal y se ven afectadas por la crisis? ¿Los trabajadores tienen que dejar por ello de comer, de alimentar a sus hijos? ¿Tienen que atar su suerte a la de la empresa y la Nación y seguir esa bárbara costumbre que aún perdura en algunos lugares de la India donde inmolan a la mujer cuando muere el marido? ¿Los trabajadores tienen que morir por la Patria y por la Empresa?

Los trabajadores deben romper con esa atadura siniestra, si el capitalismo tiene un futuro cada vez más negro, los trabajadores deben desarrollar su propia lucha autónoma e independiente para ofrecerse a sí mismos y a la humanidad otro porvenir. Si el Titanic capitalista se hunde, los obreros -junto con toda la humanidad oprimida y explotada- no deben hundirse con él.

La clave para que la lucha reivindicativa de los trabajadores defienda seriamente sus intereses más elementales es romper con todo planteamiento de defensa de la economía nacional y de salvación de la empresa.

Una lucha reivindicativa consecuente lleva necesariamente a asumir que el capitalismo no puede satisfacer las necesidades más elementales de la inmensa mayoría. Un organismo que no puede ser calificado de "radical" como la Caixa Catalunya reconocía en un informe reciente que «un 10,3% de los niños españoles sufre altos niveles de pobreza» y que «La pobreza moderada se concentra en los dos extremos del ciclo vital. El 24% de los menores de 16 años y el 31% de los mayores de 65 la sufren» y esto por ceñirnos únicamente a España pues si vamos a Estados Unidos u otros países "desarrollados" los datos son aún más elocuentes.

La lucha reivindicativa contra el aumento de la explotación necesita unirse de forma indisoluble a la lucha revolucionaria por la abolición de la explotación puesto que como decía la Internacional Comunista en 1919 «Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir».

Smolny 9-9-08

 


 

1 luxemburgism.forumr.net, www.luchaobrera.org, https://www.yahoo.com/.

2 Salvo países como Bélgica o Gran Bretaña donde la sindicación es obligatoria en muchos sectores.

3 Como explicamos en nuestro folleto "Los sindicatos contra la clase obrera", estos organismos nacieron en el siglo XIX como instrumentos de la lucha obrera, del combate por la solidaridad, la dignidad y las condiciones económicas de los obreros; aunque con la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia a partir de 1914 y el consecuente cambio de las condiciones de la lucha obrera, los sindicatos fueron integrados al Estado burgués y participaron directamente, como en Alemania, en la movilización de los obreros para la guerra imperialista y en la masacre de la revolución. A partir de ese momento, el sindicalismo dejó de ser un instrumento de la lucha obrera.

 

4 Y no dudamos de la sinceridad de compañeros que atrapados en la lógica sindical se devanan los sesos para encontrar esa alquimia maravillosa, pero en la gran mayoría, los compañeros más sinceros acaban hastiados de la corrupción sindical y de falsedad de unos "dirigentes" que dicen servir a los trabajadores cuando se inclinan ante los designios del amo.

5 Salario, Precio y Ganancia, 1869.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 204, 15 de Noviembre 2008 a 15 de Enero 2009

Reunión Pública en Perú, un debate apasionado y apasionante

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Crisis del capitalismo: El desempleo expresa la quiebra del capitalismo (I)

En la situación actual una cosa, sin embargo, ha quedado clara: el desempleo ya no puede verse como se ha podido percibir durante los últimos 15-20 años. Hasta hace muy poco era presentado como consecuencia del fracaso de quién lo sufría y no como consecuencia de un fracaso del capitalismo. Al contrario, políticos, empresarios y sindicalistas hacían de "la lucha contra el desempleo" su divisa, el Estado tomaba medidas para favorecer el acceso al trabajo de los colectivos más desfavorecidos como jóvenes, emigrantes, mujeres o trabajadores mayores. Hasta hace un año, el mensaje dominante era que aquel que no tenía trabajo era porque era un fracasado, un vago, un incompetente, alguien que no sabía aprovechar las "inmensas oportunidades" que se le ofrecían. Hoy ese estereotipo que había logrado anclarse en la mentalidad popular ya no puede sostenerse con seriedad. El desempleo se convierte en un fenómeno de masas, absorbiendo de manera primordial la preocupación de trabajadores, estudiantes, familias,.. y ya no puede ser considerado como el problema particular de una serie de ciudadanos inadaptados sino como el problema general del proletariado y de la humanidad.

El desempleo acompaña a la condición obrera como la sombra acompaña al cuerpo

El capitalismo se basa en el trabajo asalariado y este a su vez en la separación de los trabajadores de los medios de producción. Esto hace que el desempleo forme parte inseparable de la condición obrera. La clase obrera incluye en su condición misma la existencia del desempleo. El capitalismo no puede funcionar sin la clase obrera pero no necesita siempre a cada uno de los trabajadores individuales los cuales pueden ser arrojados a la calle en cualquier momento. El capitalismo ha tendido siempre a formar un "ejército industrial de reserva"[1], una masa de desempleados cuya existencia misma presionaba hacia abajo los salarios y que en etapas de prosperidad podía ser rápidamente movilizada para la producción.

Ahora bien, el tamaño de este ejército industrial de reserva no ha sido el mismo a lo largo de la historia. En el siglo XIX y principios del XX, las cifras de desempleo eran relativamente bajas -alrededor del 2%- y sobre todo su duración era muy corta, como máximo 1 año. Los fenómenos de desocupación eran cíclicos -más o menos cada 10 años- pero daban paso a una ampliación considerable de la masa total de trabajadores asalariados en el mundo. Durante esa fase histórica, de capitalismo ascendente, el desempleo era pasajero y temporal, constituía una lacra dolorosa que soportaba la clase obrera pero que globalmente tendía a superarse.

Un cambio de gran envergadura se produjo en 1929 cuando, con la Gran Depresión apareción unn desempleo masivo y prolongado (durante 4-5 años). Este cambio en la naturaleza del desempleo se explica por la entrada del capitalismo en su decadencia[2], en este periodo histórico el desempleo pasa a ser permanente y estructural[3], ya no es únicamente una expresión del ejército industrial de reserva sino que adquiere una dimensión nueva: manifiesta la crisis histórica del sistema, su incapacidad para asegurar un empleo estable a la mayoría de la población y su tendencia a despilfarrar las fuerzas productivas, y sobre todo la principal de ellas: el trabajo. Y si a partir de 1934-35, comenzó a "superarse" el desempleo, fue gracias a políticas de trabajos públicos y sobre todo de producción de armamentos a gran escala que se insertaban en la preparación de la segunda guerra mundial[4].

Sin embargo, de 1945 a 1967, la tendencia al desempleo masivo pareció verse desmentida. Las tasas de paro cayeron a niveles del 1-2%. Parecía volverse a una situación similar a la del siglo XIX e incluso parecía "mejor" pues en muchos países se generalizaba el trabajo fijo de por vida y a través del llamado Estado del Bienestar se daban prestaciones a los que pasaban por situaciones momentáneas de desocupación[5]. Ahora bien, desde 1967 la situación del desempleo volvió a dar un brusco viraje. Hacia finales de los años 70 había países industrializados que soportaban tasas de paro del 10% que se prolongaron durante toda la década. España fue un país especialmente castigado que llegó a tener en 1978 un 24% de paro. En los años 80 el desempleo se hizo masivo: las reconversiones industriales se generalizaron en numerosos países y en España, bajo gobierno "socialista", significaron la destrucción de UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO. En Gran Bretaña sectores como la minería, los astilleros y la siderurgia fueron reducidos a cenizas. Lo mismo ocurrió en Francia, Estados Unidos etc. Los sociólogos hablaron de viejas ciudades industriales convertidas en pura "arqueología industrial" con grandes bolsas de desempleo.

Pero desde finales de los 80 las cifras de desempleo volvieron a descender. En los últimos 15 - 20 años el paro pareció volver a cifras inferiores al 10% en un buen número de países industrializados. Todos los meses, los gobiernos presentaban ufanos reducciones significativas de las cifras de desempleados e incluso en Lisboa, los países de la UE llegaron incluso a pronosticar "el pleno empleo" para 2009. Ni siquiera aplicando un escandaloso "maquillaje" estadístico de las cifras de paro, ni usando y abusando de estrategias que como la temporalidad han estado destinadas, como veremos más adelante a enmascararlo, se ha conseguido rebajar la tasa de paro a los niveles del período 1945 -67, sino que por el contrario se ha instalado un desempleo estructural que se ha prolongado durante 40 años, lo cual es inédito en la historia del capitalismo. Además, todo eso se ha derrumbado a partir de la crisis actual iniciada en 2007.

Los desempleados de larga duración

Una masa considerable de personas -como mínimo el 4% de la población laboral- ha tenido que soportar una situación de desempleo permanente. Pese a ello, en los últimos 15 años el desempleo ha sido presentado como un problema específico y particular de los llamados "parados de larga duración".

Los componentes de este colectivo no solo han sufrido la miseria económica sino también la de tipo moral y psicológico. La sociedad los han convertido en apestados al presentarlos como fracasados, vagos e incompetentes, incapaces de asir la "oportunidad" que tenían "al alcance de la mano". Sus propios familiares los han llenado de reproches: "no buscas trabajo con suficiente ahínco", "perdiste tal o cual oportunidad", "estás viviendo a nuestra costa", Presos de un devastador sentimiento de culpa ellos mismos han escondido ante los demás su condición degradante de parados, se han aislado socialmente, lo que objetivamente era la expresión del fracaso de la sociedad se ha transformado subjetivamente en la pesadilla infamante de un fracaso personal.

Los estragos de esta marginación del trabajo en la salud psicológica y física de quienes lo han padecido quedan elocuentemente expuestos en investigaciones, como la que expone la web: www.elergonomista.com/desempleo.htm sobre la relación entre la condición de desempleados y los estados depresivos: «Las consecuencias son a nivel cognitivo: pensamientos de indefensión. Sentimientos de culpabilidad y desprecio hacia uno mismo. Disminución de la autoestima. Dificultad para tomar decisiones. Pensamientos de muerte, suicidio...», y a nivel fisiológico: « taquicardia, mareos, sudoración, rubor, tensión en el estómago, dificultades respiratorias, etc. En determinadas ocasiones estos cambios de conducta pueden convertirse en patológicos. Interfieren en la vida cotidiana del individuo y dificultan las relaciones laborales, sociales y familiares (...) La práctica clínica en el campo de las adicciones muestra en numerosas ocasiones que el desempleo, y las dificultades económicas que comporta, es un factor desencadenante de una conducta adictiva».

En la Web www.alfinal.com/politica/desempleo.shtml: «La larga lista de trastornos asociados a la inactividad laboral, desde ansiedad, angustia y depresión, hasta hipertensión, mayor mortalidad y diversas dolencias psicosomáticas, ha originado un nuevo término médico: el "síndrome del desempleado"(...) Los trastornos psicológicos van minando progresivamente el sistema inmunológico humano y predisponen al organismo a sufrir dolencias que van desde la úlcera, la colitis y las cefaleas, hasta las cardiopatías y el asma».

Este estudio prosigue con una serie de observaciones significativas: «El médico M. H Brenner no sólo demostró en 1976 que las admisiones en los hospitales psiquiátricos de Nueva York se relacionaban con las tasas de paro en el período 1914-1967, sino que elaboró un modelo matemático capaz de predecir el aumento de la tasa de mortalidad y de admisiones en centros de salud mental que sufrirá una comunidad determinada si aumenta el desempleo. Un estudio efectuado por epidemiólogos de la Universidad de Londres (UL), a lo largo de catorce años en siete ciudades británicas ha descubierto una relación significativa entre el desempleo y la mortalidad, al comparar la salud de los varones empleados fijos con la de los parados o jubilados prematuramente. Otra investigación indica que si se toma a Europa en conjunto, la mortalidad entre los desempleados es un 20 por ciento mayor que la del resto de la población (...) Algunos especialistas han detectado un aumento exponencial de personas que se quitan la vida en los países y regiones con altas tasas de paro, como Irlanda, Escocia y España ».

Los sufrimientos de estos trabajadores son muy difíciles de medir porque, como decíamos antes, se han hecho invisibles socialmente, han llevado su cruz en el más completo ostracismo. A menudo, estas personas aparecían en la página de sucesos como protagonistas de un suicidio terrible, como trastornados que irrumpían en su antigua empresa y se liaban a tiros con sus ex compañeros y ex jefes, o como causantes de violencia doméstica. Su caso era abordado únicamente desde el ángulo sensacionalista y morboso, se les presentaba como expresiones del desquiciamiento y la desestructuración social, lo cual efectivamente reflejaba una parte de la verdad[6], pero se ocultaba sistemáticamente el otro ángulo que arriba hemos recogido: la situación de callejón sin salida, de descalabro moral, de culpabilidad exacerbada, en la que silenciosamente se han hundido estos trabajadores. Lo peor para ellos es que estaban rodeados de incomprensión, de condena implícita, no les era posible compartir sus sentimientos, discutir sobre ellos, analizarlos socialmente.

Esta especie de genocidio silencioso en que la sociedad ha hundido a los parados ha sido el resultado directo de una campaña machacona repetida hasta la saciedad: como el desempleo es una lacra en vías de extinción, los desempleados están así porque quieren.

Y eso, nos dicen, que el bueno del Estado capitalista se ha "ocupado" de ellos. Los desempleados se han visto sometidos por las oficinas de colocación a un control exhaustivo para "no tenerlos parados": cursos de reciclaje y formación, desempeño de trabajos prácticamente obligatorios -la negativa a realizarlos suponía la pérdida del subsidio-, sesiones de "asesoramiento", elaboración de innumerables currículos y envío a un sinfín de empresas...Cualquier fallo o "conducta inapropiada" del desempleo suponía la pérdida o reducción del subsidio y -lo que más regocijaba a los gobernantes- su desaparición de las estadísticas de desempleo y su inclusión en una extraña lista de "desmoralizados" que "ya no buscan empleo".

Si el desempleo parecía haber desaparecido "ideológicamente" su presencia seguía siendo terriblemente real y sus consecuencias muy profundas y destructivas. Incluso para los trabajadores que a lo largo de estos años han obtenido o han conservado un empleo "estable", el fantasma del desempleo ha estado abrumadoramente presente. La amenaza del desempleo ha sido vivida como una intimidación tremenda. Había que tragar con todo -trabajar más horas, aceptar reducciones de salario, perder prestaciones sociales- con tal de "mantener el puesto de trabajo". Esto ha sido presentado por los sindicalistas, por muchos anarquistas y por toda clase de predicadores de la "desaparición de la clase obrera" como la "prueba concluyente" del "aburguesamiento" y del carácter "reaccionario" de la clase obrera.

Estos "teóricos" no tienen en cuenta los terribles sufrimientos, las noches de insomnio, las tensiones personales y familiares, los sentimientos de culpa y humillación, que han padecido numerosos trabajadores en activo a causa de esa espada invisible -que los gobernantes, sindicalistas y empresarios proclamaban oficialmente desaparecida- constituida por la amenaza del desempleo. ¿Cuántos trabajadores -tanto eventuales como fijos- han ido enfermos a trabajar sabedores del riesgo de ser despedidos o de ser incluidos en el próximo expediente? ¿Cuántas trabajadoras han tenido que soportar acosos sexuales de jefes y encargados conscientes de que una negativa demasiado tajante podía suponer la pérdida más o menos próxima del puesto de trabajo? ¿Cuántos trabajadores han renunciado a luchar, a entrar en huelga, por miedo a la represalia inmediata y terminante que es la pérdida del puesto de trabajo?

Y a esta situación debe añadirse el enorme peso de la precarización de las condiciones laborales, a través de multitud de mecanismos desde la temporalidad de los contratos a la prolongación durante años de los estudios o del "becariado". Pero sobre las consecuencias de estos mecanismos de escamoteamiento del desempleo sobre los propios trabajadores precarios y sobre toda la clase obrera habremos de volver en el próximo artículo.

Smolni 16-11-08

 

 


 

[1] Término acuñado por Marx en El Capital: "La acumulación capitalista produce de manera constante, antes bien, y precisamente en proporción a su energía y a su volumen, una población obrera relativamente excedentaria, esto es, excesiva para las necesidades medias de valorización del capital y por tanto superflua. (...) A todo capitalista le interesa, de manera absoluta, arrancar una cantidad determinada de trabajo de un número menor de obreros, en vez de extraerla, con la misma baratura e incluso a un precio más conveniente, de un número mayor. (...) Cuanto más amplia sea la escala de la producción, tanto más determinante será ese motivo. Su peso se acrecienta con la acumulación del capital." (sección 3, capítulo 23 de El Capital)

[2] Ver nuestro folleto La decadencia del capitalismo y los artículos sobre el tema en Revista Internacional números 134 y 135

[3] Conviene precisar que la decadencia del capitalismo no se caracteriza únicamente por la tendencia a la crisis económica más o menos crónica y la tendencia a un desempleo estructural e igualmente crónico. Otra característica aún más importante de la decadencia a la tendencia a la guerra imperialista generalizada.

[4] Para un análisis de este periodo, ver -entre otros documentos- Las verdaderas causas de la segunda guerra mundial en Revista Internacional nº 59 https://es.internationalism.org/node/2140

[5] Ver debate sobre este asunto y el período de los llamados "reinta gloriosos" en Revista Internacional números 133 y 135

[6] En las Tesis sobre la Descomposición, aparecidas en la Revista Internacional nº 62, ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo , mostramos como la tendencia a la descomposición del capitalismo lleva a una creciente barbarie en las relaciones humanas que se manifiesta en crímenes irracionales y pasionales, suicidios colectivos etc.

Noticias y actualidad: 

Cuestiones teóricas: 

Elecciones en EEUU: Presidir la miseria, la austeridad y la guerra

Se suele describir al presidente de EEUU como "el hombre más poderoso del mundo". Cada cuatro años hay unas elecciones para votar quien será "el líder del mundo libre" a cargo del país con la economía más pujante, el Comandante en jefe que dispone del botón nuclear. El presidente de EEUU tiene muchas prerrogativas formales, pero al cabo es la representación más prominente del Estado capitalista. Tras el recuento de votos pueden cambiar las caras, pero el mismo Estado capitalista es el que continúa dominando todos los aspectos de la sociedad norteamericana.

En las elecciones presidenciales de EEUU del 2008[1], Barack Obama es el favorito, y si ganara John McCain sería la mayor sorpresa desde 1948, cuando Harry Truman derrotó a Thomas Dewey. La ventaja de poner a Obama es que toda su campaña está centrada en la idea del "cambio" para Norteamérica y para la escena mundial. La clase dirigente siempre invoca, si puede, la ilusión del cambio en época electoral. «¿Las cosas van mal? Pueden ir mejor». Esta vez incluso McCain ha tratado de aclarar que él es diferente de Bush, atacando la duplicación de la deuda nacional de EEUU desde 2001 y criticando la mala gestión de la guerra en Irak.

Los detalles de los candidatos no son lo esencial. El padre de Obama era de Kenia y el padre y el abuelo de McCain eran almirantes. ¿Y qué? Lo fundamental es que el circo de la democracia pueda dar su representación de turno y se haga creer a la gente que algo puede cambiar.

 

Lo que sucede a puerta cerrada

La crisis financiera ha sido un buen test para los candidatos. Cuando se adoptaron medidas financieras, tanto Obama como McCain votaron a favor de la inyección de 700 billones de rescate en el Congreso, y apoyaron el salvamento de Fannie Mae, Freddie Mac y AIG. Estas operaciones no fueron idea suya, ni tampoco de Bush; se produjeron porque la lógica del desarrollo capitalista ha llevado a que el Estado juegue un papel crucial.

El New York Times (14.10.08) informaba de cómo otros personajes e instituciones del mundo financiero aceptaban lo inevitable:

«Los principales ejecutivos de los nueve mayores bancos de Estados Unidos se reunieron en el salón dorado de conferencias del Departamento del Tesoro a las 3 de la tarde del lunes. Para su sorpresa se les entregó a cada uno un documento de una página que decía que estaban de acuerdo en vender acciones al gobierno; luego el Secretario del Tesoro (Ministro de Hacienda -NdR-) Henry M. Paulson Jr dijo que tenían que firmarlo antes de irse. El representante de JP Morgan Chase, Jaime Dimon, fue receptivo y dijo que pensaba que la propuesta pintaba bastante bien, tras haber hecho números de cabeza. El representante de Wells Fargo, Richard M. Kovacevich, protestó enérgicamente ya que, a diferencia de sus rivales de Nueva York, su banco no tenía problemas debido a inversiones en exóticas hipotecas, y no necesitaba ningún plan de salvamento; de acuerdo con las informaciones de la reunión.

Pero hacia las 6:30 todos los ejecutivos, los nueve, habían firmado [...]

Mr. Paulson anunció el plan el martes, diciendo que "lamentaban tener que tomar esas medidas", que "verter billones de dinero público en los bancos", dijo, era "cuestionable", pero "inevitable para restaurar la confianza en los mercados y para persuadir a los bancos de que empezaran a prestar otra vez". En otras partes con planes similares, como en Gran Bretaña u otros países europeos, ha habido consultas previas "pero a diferencia de Gran Bretaña, el Secretario de Estado presentó su plan como una oferta que los bancos no podían rechazar"»

Esto es el capitalismo de Estado manos a la obra. La charada democrática no tiene ninguna conexión con el verdadero proceso burgués de toma de decisiones, que mayormente se produce a puerta cerrada. Los bancos saben cuando tienen que consentir. En ningún momento los representantes de "lo público" han dicho ni mu sobre el desembolso de "dinero público".

 

Políticas de guerra y represión

 

Obama ha prometido "el cambio", pero se trata sólo de los detalles. Ha dicho que es necesario intensificar la guerra en Afganistán. Y planea enviar una fuerza extra de 15000 soldados tan pronto como asuma el poder. También ha prometido que, para atacar los objetivos Talibanes o de Al Quaeda en Pakistán, no pedirá permiso de Islamabad. En el frente doméstico, Obama ha apoyado leyes para ampliar los poderes de agencias como el FBI y la Agencia Nacional de Seguridad que refuercen la vigilancia y las escuchas telefónicas.

Todo esto ha disgustado a algunos personajes "de izquierdas" como Alexander Cockburn[2], que en un artículo en The Independent on Sunday ("Obama, un Republicano de primera", 26.10.08) critica los planes de Obama «para ampliar las fuerzas armadas en 90000 soldados... para intensificar la guerra de EEUU en Afganistán,... para conducir la guerra contra el terrorismo en cien países, creando una nueva infraestructura para reforzar la inteligencia así como la legislación internacional». Este periodista piensa que «Obama es mucho más agresivo que McCain respecto a Irán» y que «Obama ha hecho hincar la rodilla a los banqueros y a Wall Street, a las compañías petroleras, al lobby nuclear y a las grandes agrupaciones agrícolas».

No hay nada exclusivamente "Republicano" en estas posiciones. Los presidentes Demócratas del siglo XX son un ejemplo a seguir para Obama. La Primera Guerra Mundial se libró bajo la presidencia de Woodrow Wilson, que había sido reelegido con la consigna «El nos mantendrá apartados de la guerra». Roosevelt preparó al imperialismo norteamericano para la Segunda Guerra mundial y garantizó durante su transcurso la ejecución de sus estrategias más implacables y brutales. Bajo la presidencia de Truman se lanzaron las primeras bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y cerca de 6 millones de norteamericanos fueron enviados a combatir a la guerra de Corea. Kennedy y Jonson intensificaron y sostuvieron la ofensiva USA en la guerra de Vietnam. Con Clinton vimos el bombardeo de Serbia y las devastadoras sanciones y ataques aéreos contra Irak.

Sin considerar siquiera las perspectivas que la crisis económica plantea a la clase obrera norteamericana bajo un nuevo presidente -ataques continuos y brutales contra sus condiciones de vida- es obvio que Obama se sitúa en continuidad con la política democrática.

Según nos presentan los media de todo el mundo, cada una de las elecciones presidenciales son momentos vitales de toma de decisión que afectan a todos y cada uno de los habitantes del planeta. La verdad es que las facciones de la burguesía norteamericana toman sus decisiones según los golpes de la realidad material. La profundización de la crisis económica; la dificultad como única superpotencia que queda, para hacer la guerra en numerosos frentes; la amenaza de las luchas obreras: esto es a lo que se confronta la clase dirigente en EEUU. El nuevo presidente solo tiene austeridad y represión que ofrecer a la clase obrera en EEUU, y más conflictos para el resto del mundo.

Car 29.10.08

 



[1] Este artículo se escribió antes delas elecciones; por tanto no se conocía aún el presidente electo

 

[2] Periodista político irlandés-norteamericano, instalado en EEUU; junto a Jeffrey St Clair edita el semanal CounterPunch. También escribe una columna: "Beat the Devil" para The Nation y una columna nde agencia para Los Angeles Times, así como para The First Post. (Wikipedia)

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Si luchamos juntos..., gana toda la clase obrera

 

En la FORD en Valencia, en la Renault, en la Citroen,... mandan a miles de trabajadores a sus casas con la promesa de que tras las vacaciones de Navidad se podrán "reintegrar a sus puestos de trabajo" (¿se habrán vendido entonces las miles de hectáreas de vehículos stockados?). En algunos casos, como en la IVECO de Madrid, se chantajea a los trabajadores para que se bajen el sueldo o pierdan días del subsidio de desempleo para sortear, desde luego momentáneamente, el maldito ERE. Tampoco puede pensarse que se trata de una crisis circunscrita al sector de la automoción, pues también afecta a las comunicaciones (despido de la mitad de la plantilla del operador por cable ONO y ahora ERE de 500 trabajadores de Telefónica) o a empresas como CASA que también recurren al recorte de plantillas. Las previsiones oficiales señalan que, en España, cerca de 120 mil trabajadores acabarán este año afectados por este tipo de ERE, sumándose (por mucho que el ministro de Trabajo se empeñe en lo contrario) a los TRES MILLONES DE PARADOS, con que más que  probablemente se cierren las estadísticas de 2008.

La propagación de esta plaga de supresiones de empleo temporales o definitivas - las primeras, como hemos visto son en muchos casos simplemente el preludio de las segundas -, hace crecer en las filas obreras una inquietud común que abarca a  trabajadores de distintas empresas y sectores; a compañeros veteranos que ven amenazadas las condiciones de su jubilación o su imposible vuelta a encontrar un empleo tras ser despedidos con 40 o 50 años y a los trabajadores jóvenes que, mal que bien, trataban de sobrevivir con sucesivos contratos precarios en unas condiciones draconianas de horarios y sueldos, y que se ven ahora abocados a un paro con subsidios de miseria o a tener que aceptar peores condiciones laborales; a obreros "nativos" formados, generación tras generación en un proletariado cualificado que trabaja en industrias con alta tecnología como por ejemplo en la Nissan y a los obreros de las subcontratas de limpieza (como se ve en los despedidos de Acciona que trabajan dentro de las propias factorías Nissan) y que, en muchos casos, se nutren de compañeros recién llegados en la emigración.

Pero esa inquietud que se va generalizando a todo el proletariado conlleva también un enorme potencial para el desarrollo de la solidaridad de clase. Hace tres años los compañeros de SEAT se enfrentaron a un plan de 600 despidos (ver AP nº 185 y 186, o en nuestra web  /accion-proletaria/200511/247/seat-salvar-la-empresa-significa-despidos-y-contratos-basura-la-respues, y /content/387/lecciones-de-la-huelga-de-seat-no-las-movilizaciones-sindicales-si-la-lucha-obrera ) , pero lo hicieron en un clima social que todavía estaba muy marcado por el cacareado «período más prolongado de crecimiento económico». No podemos extendernos aquí en demostrar que ese clima era más propagandístico que real, pero sí resaltar que en ese "ambiente" social, el problema de los compañeros de SEAT parecía ocasionado por la voracidad particular de la Volkswagen, o las circunstancias particulares de la empresa. Pero no son esas, como vemos, las circunstancias actuales, pues, como hemos visto ¡Todos los sectores de la clase obrera estamos siendo atacados por la crisis capitalista¡

Pero esa solidaridad que nace de unos ataques y sufrimientos que son, insistimos, comunes, necesita ser cultivada y desarrollada por los propios trabajadores, imponiéndola contra las tentativas de división y fragmentación de la respuesta obrera por parte de los guardianes de la explotación capitalista. En ese sentido dos son las lecciones esenciales de las luchas más recientes:

 

 

Hacer de las manifestaciones un momento y un lugar de la unificación de las movilizaciones de la clase obrera para el desarrollo de una solidaridad activa y consciente.

 

Precisamente porque son muchas las empresas y las localidades afectadas por la crisis, la calle se convierte en un terreno privilegiado para sumar la combatividad de compañeros de distintas procedencias. Así lo entendieron al principio de la lucha de Nissan, cuando compañeros que, por la talla de la plantilla o por el alejamiento geográfico de su centro de trabajo, sentían que al calor de las movilizaciones de los obreros de la Zona Franca se sentirían más respaldados. Por ello a la manifestación del 23 de Octubre acudieron también, por ejemplo, los trabajadores de Tyco Electronics  así como los conductores de la empresa municipal de transportes, Acciona,... Esa misma tendencia se vio aún más reforzada en la manifestación del 5 de Noviembre, en que más de 20 mil trabajadores de numerosas empresas batieron el registro de mayor manifestación obrera en años en Barcelona.

Sin embargo, progresivamente se ha ido debilitando esa tendencia imponiéndose en cambio la de manifestarse "cada uno en su rincón". Así  los sindicatos convocan a los de la Frigo un día y a los de la Nissan otro. A los de la Pirelli a organizar acciones en Manresa, y a los de TorrasPapel en Sarriá de Ter[2],... Esta dispersión de las convocatorias refuerza, se quiera o no, una visión local del conflicto de clases, cuando la realidad evidencia que es un conflicto social que abarca a todos los sectores.

Pero no basta con juntarse pasivamente. Los obreros no conseguimos la fuerza necesaria para enfrentar la avalancha de ataques que se nos viene encima haciendo simplemente "bulto" o engordando los números de las asistencias a las manifestaciones. La fuerza de la clase obrera no reside únicamente en su número sino sobre todo en su capacidad de unirse por encima de todas las divisiones creadas por la explotación capitalista (la  empresa, el sector, la nación,...) en defensa de unos intereses comunes, y sobre todo en su capacidad de tomar conciencia de que la defensa de esos intereses le llevan a una confrontación radical con las leyes de este sistema. Por ello es vital hacer de las manifestaciones un lugar donde se desarrolle esa solidaridad y esa conciencia.

Y eso choca, desde luego, con la "escenificación" sindical de esas manifestaciones. Cuando no se trocea la combatividad obrera en diferentes movilizaciones, se fragmenta dentro de la misma manifestación haciendo marchar a los trabajadores detrás de la pancarta de "su" empresa. Además el "atrezzo" habitual de esas manifestaciones (la  insufrible banda sonora de pitos y petardazos) parece adrede para impedir la más mínima conversación entre los trabajadores que a ella acuden. La excusa de esta habitual "parafernalia" es que, como se nos dijo en una de estas manifestaciones en las que estuvimos interviniendo, a estas movilizaciones los obreros han de ir a «hacerse oír». Es verdad que es importante transmitir a toda la sociedad nuestra indignación ante el futuro de paro y miseria a que se nos condena. Pero mucho más necesario que «llamar la atención  de la opinión pública» o «hacer visible el conflicto» apareciendo en los medios de comunicación burgueses a través de "acciones" más o menos llamativas, es hacer de la manifestaciones un momento y un lugar donde ESCUCHAR a los compañeros que acuden de otras luchas, donde hacerles llegar la solidaridad, pero también la información, el intercambio de experiencias, aprender de las trampas que han tenido que sortear nuestros hermanos, las lecciones que hemos podido sacar de las diferentes luchas, etc.

 

 

Hacer de las asambleas un hogar para el debate proletario y el desarrollo de la conciencia de clase.

 

Pero si las manifestaciones que organizan los sindicatos están "pensadas" para fomentar la división y la pasividad de la clase obrera, las asambleas, lo que constituye el verdadero corazón de las luchas, sufre una desvirtuación pareja, pues en lugar de fomentar la participación y el debate entre los trabajadores se convierten en insufribles "telediarios" en los que se suceden pesadamente las explicaciones de todos los sindicatos, sobre los mil y un vericuetos de tal o cual ronda negociadora con tal cual   representante de la administración o de la patronal. Se trata de suplantar lo que verdaderamente da fuerza a los trabajadores - la confianza en sus propias fuerzas como clase, su autonomía respecto a la clase explotadora - por lo que, en definitiva, le debilita - la confianza en el Estado burgués -. Así por ejemplo vimos como el 12 de Noviembre, la manifestación de los trabajadores de Nissan acabó en una "asamblea" pública ante la sede del Parlament de Catalunya, en la que los trabajadores se limitaron a escuchar lo que los diferentes "capos" sindicales les contaron de la sesión parlamentaria en que se había abordado la situación de Nissan. Si se tiene interés en saber como se las gasta el gobierno "tripartito" de Cataluña (PS +IU+ERC) ante los planes de despidos de las multinacionales no hace falta que pierdan el tiempo a la intemperie del Parque de la Ciudadela. ¡Qué vayan a preguntárselo a los compañeros despedidos de la SEAT en 2006!

Frente a este "secuestro" de las asambleas, se desarrolla en un sentido completamente contrario, las iniciativas obreras por hacer de ellas momentos de la implicación del conjunto de la clase obrera den la lucha. Esta tendencia que ya vimos en filigrana en la lucha de los universitarios en Francia en la primavera de 2006 (/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 ) se escenificó después con toda su fuerza en la huelga de los metalúrgicos de Vigo también hace un par de años (/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha ). La asamblea general de ciudad demostró ser no sólo el medio para la unificación en la lucha de trabajadores de multitud de pequeños talleres y empresas, y el medio de sentir una fuerza colectiva frente a las provocaciones de la patronal (despidos) o del Estado (brutalidad policial), sino también la forma de incorporar a la lucha de compañeros de otros sectores (parados, jubilados,...) que, por si mismos, se sienten débiles para enfrentarse al capitalismo.

También en ese sentido van las iniciativas que hemos visto desarrollarse en las recientes movilizaciones de los estudiantes universitarios en España que no solo hacen de las asambleas un lugar abierto donde reciben fraternalmente a trabajadores (véase por ejemplo una información sobre una intervención nuestra en una de estas asambleas en https://es.internationalism.org/node/2389) y otros compañeros que se oponen solidariamente a los planes de recortes sociales y de "precarización" de la mano de obra, sino que las conciben como impulsoras de una esfuerzo de debate y clarificación sobre la situación social actual y sobre experiencias anteriores de resistencia a los criminales planes del capitalismo (véase también la convocatoria de uno de estos debates en https://es.internationalism.org/node/2398 ) . El hecho de que compañeros que, muy probablemente no conocen las anteriores experiencias de apertura de estos debates, "reincidan" en esta tendencia al desarrollo de medios para un franco debate entre los trabajadores, demuestra que es una tendencia que empieza a sentirse como una creciente necesidad de las movilizaciones obreras. En ese mismo sentido apunta igualmente la convocatoria de una asamblea abierta a compañeros de otros sectores obreros, que han realizado los trabajadores de AFEMA en Alicante (véase https://es.internationalism.org/node/2399 ), que tratan de luchar contra una concepción de sus problemas y de su lucha como algo específico de su sector, o que habría que plantear desde las particularidades de sus empresas, sino que llaman a compañeros de otros sectores a participar en sus asambleas precisamente para reforzar con testimonios provenientes de otras empresas, otros sectores, otras ciudades, que toda la clase obrera esta siendo atacada por los despidos, los recortes de prestaciones sociales, las rebajas de salarios, etc., y que toda la clase obrera debe luchar unida y solidariamente para hacer frente a la avalancha de medidas antiobreras que se suceden día tras día.

 

 

Contra las maniobras divisionistas de los explotadores y sus lacayos sindicales

 

La clase capitalista sabe, de sobra, que las medidas que va adoptar para capear la recesión más brutal de la historia no van a contar con la aprobación resignada de la clase obrera. Para la clase explotadora el objetivo no es pues el de evitar el descontento obrero, sino que este se exprese de la forma más fragmentada y débil que le sea posible. Y a ello concentra todas sus energías y todos sus recursos.

Cuando cree poder adormecer a los trabajadores con sueños de un futuro "prometedor" no vacila en alimentarlos. La fantasía de la fabricación del "coche eléctrico" del futuro, ha sido, por ejemplo, exhibida por el ministro español de Industria, primero a los trabajadores de la Renault y luego a los de la Nissan. Hace poco la UGT de la FORD en Valencia reunió una asamblea de afiliados en cuyas puertas se mostraban flamantes los "futuros" modelos a fabricar en las instalaciones de Almusafes, tras la consabida pero "inevitable" reducción de plantilla para hacer la planta más competitiva,... Cuantas veces no habrán oído hablar los compañeros de Nissan o de SEAT en Barcelona, de la FORD o de la General Motors,... que detrás del siguiente recorte de plantillas, sacrificio salarial, etc. se hallaba el porvenir de los empleos, el futuro de las sucesivas generaciones obreras,...

Pero lo más criminal de estos planteamientos no es tanto que se mantengan las  ilusiones de una supuestas "garantías" para los trabajadores a cambio de cada vez mayores sacrificios, sino sobre todo que se haga creer a los trabajadores en soluciones parciales en el marco se su empresa o su sector, lo que les acaba distanciando de sus compañeros de otras empresas o de otros sectores. Así, por ejemplo, con la patraña de la "viabilidad industrial" de la factoría Nissan, se trata no solo de encerrar a esos compañeros en la defensa de los intereses de sus explotadores (justificando los sacrificios "necesarios" para que la compañía produzca con mayor "rentabilidad" como ya hicieron en las anteriores reducciones de plantillas o contención de gastos salariales de este mismo año) sino, especialmente de enfrentarles a sus compañeros de otras empresas.

Si la burguesía consigue dispersar la combatividad obrera, haciendo que, por ejemplo,  los trabajadores de SEAT permanezcan adormecidos creyendo que el ERE temporal que les amenaza es una situación puramente coyuntural, mientras asesta los despidos definitivos entre unos trabajadores de Nissan capaces de movilizaciones muy radicales pero en el aislamiento, como consecuencia de una progresiva fragmentación de las luchas, habrá conseguido un triunfo momentáneo importante. De un lado habrá colado ataques significativos en las concentraciones más poderosas del proletariado español[3], y además habrá contrarrestado por el momento la tendencia a la solidaridad entre los trabajadores, forzando una respuesta en la dispersión.

Nos jugamos mucho. De ahí nuestro llamamiento a todos los trabajadores, a los compañeros que quieran implicarse en el fortalecimiento de las diferentes luchas obreras a luchar contra esta fragmentación, y por el desarrollo de la solidaridad y la conciencia unitaria del proletariado.

 

Etsoem. 21 de Noviembre de 2008.

 

 

 

 

 

 

 



[1] En 2008 la cifra total en España ha sido de más de 3000 ERE. Según la web "kaos en la red", más de 2700 de estos., implicando a más de 42 mil obreros, fueron aceptados por los sindicatos.

 

[2] Hemos visto incluso como la CNT convocaba a los trabajadores de la jardinería de San Just d'Esvern a manifestarse por las Rambla de "su" pueblo

 

[3] Tras el desmantelamiento de la siderurgia, los astilleros, la minería,... las fábricas del sector automoción han quedado, amén de las oficinas del sector público, como las mayores concentraciones proletarias de un muy debilitado proletariado industrial en España

Situación nacional: 

Acción Proletaria 2009

Acción Proletaria nº 205, 15 de Enero-15 de Marzo

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El desempleo, expresión de la quiebra del capitalismo (II) 1980-2007: El desempleo enmascarado

Actualmente el desempleo se desboca: dos casos son paradigmáticos, por un lado, Estado Unidos, primera economía mundial, donde solo en un mes 600.000 trabajadores han sido lanzados al abismo del paro; por otra parte, España, donde se ha atravesado la barrera de los 3 millones de parados y se habla de alcanzar los 4 millones. El desempleo se convierte en un problema de primera magnitud que ocupa las preocupaciones de millones de personas. Por ello iniciamos una serie en el número pasado para contribuir a una respuesta a preguntas tales como: ¿Cuáles son las causas del desempleo? ¿Va a durar mucho tiempo la situación de desempleo que estamos sufriendo? ¿Existe la posibilidad de que el capitalismo cree empleo duradero y estable?

En el número anterior presentamos el artículo El Desempleo expresa la quiebra del capitalismo.(https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200811/2407/crisis-del... ). En él veíamos que a pesar de los "progresos" habidos en los últimos 20 años en la reducción de las cifras de desempleados, durante más de 40 años se ha mantenido una cifra de parados permanente jamás vista en la historia del capitalismo: los llamados parados de largo duración. Analizamos en dicho artículo las consecuencias para la estabilidad emocional y la vida social de esos compañeros convertidos por la sociedad en "fracasados".

En este nuevo artículo vamos a ver que en realidad el capitalismo durante los 20 años no ha logrado realmente erradicar el desempleo sino adoptar una serie de medidas de capitalismo de Estado para enmascararlo.

1980-2007: Los estados esconden el desempleo y ningunean a los desempleados[1]

Durante los últimos 20 años, los Estados se han llenado la boca de afirmaciones tales como que "la lucha contra el paro es la primera prioridad", "se van a hacer reformas sociales para flexibilizar el mercado laboral y hacerlo accesible a la mayoría". Toda una serie de medidas han sido tomadas:

- la precarización, sustituyendo puestos de trabajo fijos por puestos de trabajo eventuales;

- la transformación de trabajadores fijos en autónomos, "auto-empresarios" subcontratados.

- Las jubilaciones anticipadas y las prejubilaciones

- La prolongación de la vida escolar tanto a nivel elemental como universitario

Se nos ha repetido hasta la náusea que la causa del desempleo era la "rigidez" del mercado de trabajo, una "rigidez" que supuestamente creaba trabajadores "privilegiados" y "vagos" atados a la poltrona de un "puesto de trabajo para toda la vida" y que eso resultaba "insolidario" y "nocivo para la economía". En consecuencia, se debían adoptar las medidas anteriormente enunciadas para "liberar" y "flexibilizar" el mercado laboral de tal manera que se creara empleo abundante y que tal maná alcanzara a la mayoría.

La precarización: expresión y factor activo del empeoramiento de las condiciones de vida de todos los trabajadores[2]

Analicemos la primera medida: la precarización masiva. En el lapso de que va entre 1984 a 2007 hemos pasado, por ceñirse a los datos de España, de un 4% a un 33% de trabajo precario. El Estado es el primero en dar ejemplo y, en contra de los tópicos sobre los funcionarios privilegiados con empleo de por vida, resulta que hay administraciones públicas donde la tasa de precariedad alcanza el 40%.

Frente a quienes ven la precariedad como una novedad que afectaría exclusivamente a los jóvenes actuales, llegando hasta inventarse un nuevo término - el llamado "precariado", que se supone que está en una escala social inferior al proletariado con contrato indefinido (¿?)-, es preciso recordar que la precariedad ha acompañado a la condición de la clase obrera a lo largo de su historia. Los obreros se ven «obligados a venderse al detall, son una mercancía como cualquier otro artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado»[3]. Como decía Engels en Los Principios del Comunismo «El esclavo es vendido de una vez y para siempre, en cambio, el proletario tiene que venderse él mismo cada día y cada hora. Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada. Esta existencia está asegurada únicamente a toda la clase de los proletarios»[4].

El "trabajo fijo para toda la vida" es una excepción en la historia de la clase obrera que ha durado más o menos unos 30 años: el periodo que va desde 1950 a 1980[5]. Desde 1980, el capitalismo, acogotado por la crisis, vuelve a uno de sus rasgos clásicos: la más total inseguridad en el empleo.

Esta "vuelta a las fuentes" fue llevada a cabo tanto por gobiernos de izquierda como de derecha y se presentó como una medida de "solidaridad social". En el caso de España, Almunia, ministro de trabajo en el primer gobierno "socialista" español tras la "restauración democrática"[6], decía que los trabajadores debían renunciar al privilegio de la "propiedad privada del puesto de trabajo" y que para reducir el elevado desempleo había que sustituir un puesto fijo por uno precario en el cual iban rotando diferentes trabajadores.

Evidentemente con ello el capitalismo reconocía que el gran mito de los años 60-70 -el "trabajo garantizado de por vida"- era imposible de mantener ante el avance de la crisis. Sin embargo, la precariedad ha permitido durante todo un tiempo enmascarar el desempleo pues daba la impresión de que, aunque de forma eventual y jamás segura, siempre había "oportunidades de trabajar". Para muchos obreros, especialmente jóvenes, esa precariedad "institucionalizada" tendía a banalizar el desempleo que era visto como un mal trago del cual se puede salir o incluso una rutina "residual" por la que se pasa de vez en cuando tras haber encadenado unos cuantos trabajos y que se puede aprovechar para realizar nuevos estudios o tomarse unas vacaciones no pagadas.

La precariedad ha servido políticamente al capitalismo en un segundo sentido: en muchas empresas, especialmente de tamaño pequeño o medio, la mayoría de trabajadores no se sentían vinculados entre si, puesto que tenían la certeza de que al cabo de unos meses estarían en un nuevo puesto dentro de una empresa distinta y en un lugar diferente. Los lazos de compañerismo, confianza y experiencia mutua, que crea la convivencia durante largos años en el mismo lugar de trabajo, se hacen más difíciles de establecer con la precariedad. Con ello las luchas obreras son mucho más difíciles, sobre todo si se limitan a una empresa o a un sector, como siempre las plantea el sindicalismo.

La precariedad masiva ha servido a Estado y capitalistas para destruir los lazos sociales tradicionales entre trabajadores, acentuando un proceso general en la sociedad de descomposición social[7]. Las condiciones de precariedad propician un caldo de cultivo para la desconfianza, la rivalidad y la competencia entre trabajadores. Por un lado, el sentimiento de que "dentro de unos meses ya no estaré con estos compañeros" estimula el desconocimiento mutuo e inhibe el interés por comprender y cooperar con los otros, animando las actitudes de "yo me las arreglo por mi mismo". Por otra parte, el castigo de "si te portas mal no te renovarán" y el premio de "si trabajo a tope me prolongarán el contrato", impulsa las actitudes individualistas, la competitividad etc. Es cierto que durante los últimos 20 años el ambiente en las empresas ya no es el mismo que el que hubo en 1960-70: frente a las generaciones anteriores acostumbradas a tejer fuertes vínculos humanos con sus compañeros de trabajo, las nuevas generaciones se confrontan con unas condiciones inmediatas de "cada uno a la suya" pues la precariedad permite ser utilizada por empresarios, gobiernos, etc., para estimular el sentimiento de que "me las tengo que apañar por mi mismo" y ver a los compañeros de trabajo que me rodean como rivales y "gente de paso"[8].

Auto-empleo y auto-empresarios: la precarización disfrazada de auto-explotación

Una segunda política muy utilizada por el Estado y las empresas ha sido la "externalización" o, por emplear el término inglés, el "outsourcing". Consiste en que partes enteras del proceso de producción son encargadas a empresas o trabajadores externos. Se reemplazan puestos de trabajo fijos por "contratos de servicio" encomendados a trabajadores por cuenta propia que compiten a la baja.

Estas políticas reducen fuertemente los costes pero entrañan muchos riesgos, entre otros, el que la producción se hace cada vez más frágil y compleja. Si se ha generalizado desde los años 80 no es por no se sabe qué "fiebre neoliberal" sino por la presión brutal de la crisis sobre capitalistas y Estados. Concretamente, desde mediados de los años 80 muchos trabajadores eran despedidos y se les animaba a convertirse en profesionales autónomos o a fundar pequeñas empresas o cooperativas para desempeñar su anterior trabajo pero bajo unas nuevas condiciones mucho más desfavorables porque todos los riesgos recaían sobre ellos y, sobre todo, sus ingresos no estaban garantizados.

El Estado concede subvenciones y ayudas para "constituir una empresa", "hacerse autónomo", "formar cooperativas", la prestación de desempleo es sustituida por un pago único para crear el capital de una nueva empresa. Se generaliza el "auto-empleo", las "cooperativas de trabajo asociado", el "auto-empresario" etc., que políticos, sociólogos, sindicalistas etc., presentan sistemáticamente como "nuevas formas de trabajo", "ser tu propio jefe", "desarrollarse individualmente" etc. Se llegó incluso a teorizar cuando el pasajero boom del llamado "punto.com" que ¡iba a desaparecer el trabajo asalariado!.

Detrás de estos oropeles lo que se oculta es una manera "creativa" de enmascarar el desempleo. En realidad los autónomos, auto-empresarios, socios cooperativistas etc., no son sino precarios obligados a explotarse a si mismos. Millones de trabajadores desaparecen de las listas del desempleo y se convierten en "empresarios a tiempo parcial" que de cuando en cuando tienen un trabajo, que a veces soportan cargas laborales enormes y en otras épocas apenas tienen ingresos.

Esta situación de desempleo enmascarado tiene la gran ventaja política para los gobiernos de hacer desaparecer el paro como un problema colectivo y social y convertirlo en un problema individual y privado: "si quieres ganarte la vida trabaja a muerte para que te ofrezcan encargos", "tienes que ser el más competitivo, el más rentable o el más audaz si quieres sobrevivir". El falso empresario que no consigue trabajos ya no es visto por la sociedad - ni siquiera por si mismo - como un desempleado víctima de las leyes del mercado capitalista sino como un "mal gestor" o un individuo torpe y conservador que no se adapta al mercado ni sabe captar a tiempo las "oportunidades". Los autónomos, auto-empresarios etc., tienden a perder toda conciencia de pertenencia al proletariado tanto porque diariamente tienen que enfrentarse a la jungla de la competencia como porque la imagen que les devuelve la sociedad es la de que son empresarios. ¿Cómo en tales condiciones van a pedir la solidaridad a los demás trabajadores?.

En una situación similar se han encontrado muchos despedidos, víctimas de reconversiones, ERE etc., que - animados por Estado y bancos - capitalizan la prestación por desempleo y se convierten en transportistas, dueños de bares o video club, taxistas etc. Salvo minorías privilegiadas que han logrado "prosperar", la mayoría de estos compañeros tienen que trabajar muchas más horas, obtienen menos ingresos y carecen de la más mínima seguridad. Todo eso sin hablar de los que, al final de unos años de sobre-trabajo, han tenido que cerrar los negocios arrollados por la crisis. Una vez más, estas medidas han convertido una situación originada por la crisis y la tendencia general al desempleo en un asunto personal y particular de "ser bueno para gestionar el negocio".

Prejubilaciones y jubilaciones anticipadas: la exclusión de la vida laboral mediante un salario de miseria

Una tercera modalidad de encubrimiento del desempleo ha sido la proliferación de jubilaciones anticipadas y prejubilaciones. En este último caso, trabajadores de 52 años en adelante han tenido que sobrevivir con 800 euros con los ingresos congelados, en un largo "puente" hasta la jubilación definitiva. Ese supuesto "chollo" presentado por los sindicatos como una medida para hacer menos "traumáticos" los despidos, ha sido gradualmente recortado por el Estado a través de múltiples triquiñuelas administrativas, haciendo muy dura la existencia de esos trabajadores apartados de toda actividad y que con frecuencia tenían que tomar a cargo la manutención de hijos condenados a la precariedad o al desempleo y a los que resulta imposible acceder a una vivienda propia.

Ideológicamente han sido presentados como unos "privilegiados" que se pasan la vida en el bar y que encima tienen ocasión de ganarse un dinero extra haciendo chapuzas. Esto ha provocado rechazo social frente a ellos y ellos mismos han tendido a sentirse culpables de una situación que no habían creado. Vemos en estas políticas la misma tendencia que en las anteriores: no solo enmascarar el desempleo haciendo desaparecer de las listas a trabajadores perfectamente capacitados para la vida activa sino un fomento de la atomización, el aislamiento, el sentimiento de que se es un inútil y un vago que vive a cuenta de la sociedad.

La prolongación de los estudios para "conseguir un futuro brillante" ... ¡de precariedad y paro!

Otra medida adoptada por los Estados ha sido prolongar el periodo de estudios. La escolarización obligatoria se ha extendido legalmente hasta los 16 años, pero en la práctica muchos estudiantes que no confían en proseguir estudios superiores, aparcan sin embargo su bautismo en el "paradisíaco" mundo de los contratos-basura, prolongando unos años más los estudios de bachiller o de formación profesional. En cuanto a los estudios universitarios, es sabido que apenas representa una prolongada antesala (que en España, en muchos casos, es de 5 años) a otro par de años de costosos estudios post-grado: masteres, segundas titulaciones, doctorados,...

Todo esto ha permitido a los gobiernos maquillar a la baja las cifras de desempleo real. Además, en torno a los estudios se ha creado toda una mitología de "preparación" y "excelencia", según la cual el mayor esfuerzo económico y vital en una formación prolongada sería la vía de eludir la precariedad y los contratos basura. Pero esto es, en la mayoría de los casos, más una "leyenda urbana" alentada por la propia propaganda del sistema, que una realidad. Cuando, con como media 26 años, el estudiante universitario entra en una empresa (cuando lo logra), lo hace en un status de precariedad laboral avanzada como es ser "becario", donde no sólo tiene que aceptar humillaciones y una sobreexplotación brutal por un salario inferior al mínimo, sino que además tiene que poner buena cara y pocas quejas,... pues se supone que está haciendo "méritos" para lograr un contrato "normal",... "Normal" quiere decir lo que en España se conoce como ser un "mileurista", es decir ganar un sueldo mensual de 1000 euros con un contrato, en gran parte de los casos, eventual.

Gobiernos, ideólogos, sociólogos, han presentado esta situación como una manifestación del avance de la "sociedad del bienestar" y del futuro brillante que la "sociedad del conocimiento y la tecnología" reservaba a los privilegiados poseedores de estos dones. Tan segura era esta "proyección" que numerosos estudiantes han sido empujados por servicios universitarios, propaganda estatal y bancos a contratar préstamos de estudios y manutención que serían reembolsados una vez alcanzado un puesto. Este último hecho nos sirve para rasgar ese velo de "modernidad", "opulencia" y "bienestar" con el que ha sido rodeada la política de enmascaramiento del desempleo en el terreno de los estudiantes. En efecto, muchos de estos jóvenes que contrataron un préstamo de estudios se han encontrado con que no podían devolverlo bien porque no encontraban trabajo, bien porque este era eventual y tenía una remuneración muy bajo, con el consiguiente daño para ellos y sus familias.

Pero, al mismo tiempo, las prácticas en las empresas, las estancias en el extranjero, las becas de práctica, los contratos de aprendizaje, han sido en la mayoría de los casos un trabajo no pagado o pagado de manera irrisoria. Es una modalidad de explotación prácticamente esclavista en la cual los capitalistas aumentaban sin descanso las exigencias a estos "privilegiados" con la zanahoria de tener un "puesto de trabajo".

Estas medidas lo que han hecho es enmascarar una vez más el desempleo. Una vez más, un problema social - la incapacidad del capitalismo para crear puestos de trabajo - se ha transformado en un problema individual de "matarte a estudiar y a trabajar para ser un profesional brillante".

20 años de "lucha contra el paro" han sido 20 años de guerra económica e ideológica del Estado Capitalista contra la clase obrera

¿Qué conclusiones podemos sacar de todo el conjunto de medidas "sociales" para "combatir el desempleo"?

La primera es que el desempleo no ha sido ni mucho menos erradicado ni superado, simplemente ha sido enmascarado bajo una multiplicidad de formas "nuevas y creativas", "estimuladoras de la iniciativa individual". La actual explosión del desempleo no es un relámpago que estalla en un cielo azul, es el desbordamiento de unas aguas a las que durante 20 años se les ha puesto diques, se las ha desviado por aquí y por allá, pero que finalmente irrumpen con la fuerza descomunal que les da el haber sido trampeadas durante largo tiempo. El desempleo enmascarado durante 20 años estalla ahora de manera abierta y descontrolada.

La segunda es que lo que durante 20 años ha sido presentado como "una lucha contra el paro", ha constituido en realidad una guerra generalizada contra las condiciones de vida de todos los trabajadores, tanto fijos como precarios, tanto viejos como jóvenes. 20 años de "medidas sociales" han significado la desaparición masiva de trabajos fijos y su sustituciones por trabajos precarios mucho peor pagados y en peores condiciones. Hoy el nivel de vida de toda la clase obrera mundial es mucho peor que hace 20 años y el grado de explotación muy superior. El empobrecimiento creciente al que hoy asistimos no es algo caído del cielo sino un nuevo golpe largo tiempo incubado.

La tercera conclusión es que todas las medidas que hemos descrito de enmascaramiento del desempleo perseguían siempre un objetivo político de individualización, atomización, de agudizar la competencia entre los trabajadores, de fomentar masivamente el "cada uno a la suya". El fenómeno de descomposición social del capitalismo con su secuela de dislocación de las relaciones sociales, de estallido por doquier de tendencias centrífugas y antisociales, ha sido repercutido conscientemente por los Estados sobre los trabajadores para obstaculizar su lucha colectiva como clase.

Sin embargo, con la crisis actual, con la masificación del desempleo y del ataque a las condiciones de vida, con la acumulación de experiencias de lucha y de toma de conciencia que desde hace 5 años la clase obrera internacional está desarrollando, esos ataques ideológicos contra el proletariado se están desgastando progresivamente, las condiciones sociales y políticas para la lucha de la clase obrera están cambiando.

El próximo artículo de esta serie abordará el "nuevo rostro" del desempleo, un desempleo masivo que ya no se puede enmascarar.


 

[1] En Acción Proletaria números 152 y 153 publicamos una serie de 2 artículos titulada ¿Pleno Empleo o Desempleo Enmascarado?, disponible únicamente en edición impresa. Nos hemos inspirado en ella para redactar este artículo.

[2] Ver FAQ sobre la precariedad en Acción Proletaria nº 180, /content/653/faq-sobre-la-precariedad

[3] Manifiesto Comunista. Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm

[4] Principios del Comunismo. Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm

[5] Hubo periodos más o menos largos entre 1870 y 1913 de estabilidad laboral pero no tuvieron ni la extensión ni la solidez de lo que se vio entre 1950-80.

[6] Actualmente es comisario europeo de economía.

[7] Ver en Revista Internacional nº 62 ,Tesis sobre la Descomposición del Capitalismo. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

[8] Todo esto ha llevado a sociólogos y a muchas organizaciones que se dicen "revolucionarias" a teorizar zarandajas como la "desaparición social de la clase obrera". Se apoyan para avalar su tesis en que efectivamente las grandes factorías con miles y miles de trabajadores ya no son tan abundantes como en el pasado y en el hecho de la precariedad para constatar que los vínculos solidarios entre obreros aparentemente habrían desaparecido. Pero estos teóricos olvidan que la clase obrera siempre ha tenido que luchar contra la competencia en su seno y que la conciencia de pertenecer a una clase no está atada a una empresa o a un sector sino a la condición de trabajadores. Ver sobre esta cuestión La teoría de la aristocracia obrera (Acción Proletaria nº 172), /accion-proletaria/200601/398/tribuna-del-lector-la-teoria-de-la-aristocracia-obrera-un-medio-de-divi ; El timo de la autonomía obrera (Acción Proletaria nº 181), /accion-proletaria/200602/690/el-timo-de-la-autonomia-obrera ; Foro de Discusión sobre la autonomía obrera: ¿Quién puede acabar con el capitalismo? (Acción Proletaria nº 182), /accion-proletaria/200506/11/foro-de-discusion-sobre-la-autonomia-obrera-quien-puede-acabar-con-el-ca ; El profesor Amorós da clase: la primavera francesa explicada por ideologías otoñales (Acción Proletaria nº 189), /accion-proletaria/200605/934/el-profesor-amoros-da-clase-la-primavera-francesa-explicada-por-ideolog

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Acción Proletaria nº 206, 15 de Marzo-15 de Mayo

Carta de soldados griegos que se han negado a reprimir las luchas de obreros y estudiantes

Cientos de soldados de más de 42 cuarteles del ejército declaramos:

Que nos negamos a convertirnos en una fuerza de terror y represión contra las movilizaciones; Apoyamos la lucha de los estudiantes de la escuela / universidad y de los trabajadores

Somos soldados de todas partes de Grecia. Soldados a los que, hace poco tiempo, en Hania, se nos ha ordenado oponernos a estudiantes universitarios, trabajadores y combatientes del movimiento antimilitarista, cargando nuestras armas. [Soldados] que soportan el peso de las reformas y la "preparación" del ejército griego. [Soldados que] viven a diario el acoso ideológico del militarismo, el peso del nacionalismo, la falta de paga, la explotación y la sumisión a los "superiores"

En los cuarteles del ejército [en los que servimos], nos enteramos de otro "incidente aislado": la muerte, causada por el arma de un policía, de un quinceañero llamado Alexis. Escuchamos las consignas que llegaban desde fuera, de las universidades, como un trueno lejano. ¿Acaso las muertes de tres de nuestros colegas en Agosto no fueron también llamadas "incidentes aislados"? ¿No fue la muerte de cada uno de los 42 soldados que perecieron los últimos 3 años y medio llamada también "incidente aislado"?

 

Escuchamos que Atenas, Tesalónica y un número cada vez mayor de ciudades en Grecia se han convertido en zonas de disturbios, donde se ha desencadenado la rabia de miles de jóvenes, trabajadores y desempleados. Con uniformes militares o "ropa de trabajo", haciendo guardia en el cuartel o cumpliendo recados, siendo sirvientes de los "superiores", nos sentimos allí [en esos mismos campos]. Hemos vivido como estudiantes universitarios, como trabajadores y desempleados desesperados, sus "balas desviadas"; la desesperación de la precariedad, de la explotación, los despidos y las actuaciones judiciales.

Ahora oímos susurros e insinuaciones de los oficiales del ejército, oímos la amenaza del gobierno, hecha publica, de imponer un "estado de emergencia" Sabemos muy bien lo que esto significa. Vivimos a través de la intensificación [del trabajo], el aumento de las tareas [militares], condiciones extremas con un dedo en el gatillo. Ayer nos ordenaron tener cuidado y "mantener los ojos abiertos". Nosotros preguntamos: ¿A QUIEN NOS ORDENAN TEMER? Hoy, se nos ordenó estar "listos y alertas". Nosotros preguntamos ¿ALERTA DE QUIEN DEBEMOS ESTAR?

Nos ordenaron estar listos para declarar un estado de ALERTA:

  • Distribución de armas cargadas a algunas unidades en Ática [donde está Atenas] junto con la orden de que se usaran contra civiles si eran una amenaza. (Ejemplo: Una unidad militar en Menidi, cerca de donde se atacó la comisaría en Zephiro.);
  • Distribución de bayonetas a los soldados en Evros [en la frontera con Turquía];
  • Infundir miedo a los manifestantes moviendo pelotones a cuarteles militares próximos a las ciudades;
  • Mover patrullas policiales a los cuarteles militares en Nauplia-Trípoli-Corinto para salvaguardarlos;
  • La "reclamación" que consintió e impulsó el Mayor I. Konstantaros en el cuartel de adiestramiento de reclutas de Thiva, de los comerciantes cuya propiedad había sido dañada ante los soldados;
  • Distribución de balas de plástico en el cuartel de Corinto para disparar contra nuestros propios conciudadanos si se movilizan de forma "amenazadora" " (¿Según quien?);
  • Desplegar una unidad especial en el monumento al "soldado desconocido" justo enfrente de los manifestantes el sábado 13 de diciembre, así como ubicar a los soldados del cuartel de Napillo contra una manifestación de trabajadores;
  • Amenazar [a los ciudadanos] con la intervención de unidades de operaciones especiales de Alemania e Italia -en el papel de ejercito ocupante- revelando la verdadera cara anti-obrera/autoritaria de la Unión Europea;

La policía dispara tomando como objetivo las revueltas sociales presentes y futuras. Por eso preparan al ejército para que asuma las tareas de una fuerza policial y a la sociedad para que acepte el regreso del ejército del totalitarismo reformado. Nos están preparando para enfrentar a nuestros amigos, conocidos, hermanos y hermanas. Nos preparan para enfrentarnos a nuestros antiguos y futuros colegas en el trabajo y la universidad;

Esta secuencia de medidas muestra que los líderes del ejercito y la policía, con el consentimiento de Hinofotis (ex miembro del ejercito profesional, actualmente viceministro del interior, responsable de disturbios "interiores"), del comando general del ejercito, de todo el gobierno, de los directivos de la Unión Europea, de los dueños-de-tiendas-como-ciudadanos-furiosos y de la extrema derecha, apuntan a utilizar a las fuerzas armadas como una Fuerza de Ocupación -¿No son ustedes quienes nos llaman "cuerpo de paz" cuando nos mandan al exterior a hacer exactamente las mismas cosas?- en las ciudades donde nacimos, en los barrios y calles donde paseamos.

El liderazgo político y militar olvida que somos parte de esa misma juventud. Olvidan que somos carne de la carne de una juventud que se confronta al desierto de la realidad dentro y fuera de los campamentos militares. De una juventud que está indignada, y no sometida; y lo más importante: QUE NO TIENE MIEDO. SOMOS CIVILES UNIFORMADOS. No aceptaremos convertirnos en herramientas del miedo que algunos pretenden imponer a la sociedad, como un espantapájaros. No aceptaremos convertirnos en una fuerza de represión y terror. No nos enfrentaremos al pueblo con el que compartimos los mismos miedos, necesidades y deseos, futuro común, peligros y esperanzas.

NOS NEGAMOS A TOMAR LAS CALLES EN NOMBRE DE CUALQUIER ESTADO DE ALERTA CONTRA NUESTROS HERMANOS Y HERMANAS.

Como juventud en uniforme, expresamos nuestra solidaridad con las personas que están luchando y gritamos que no nos volveremos peones del estado policial o la represión estatal. Nosotros nunca nos enfrentaremos a nuestro pueblo. No permitiremos la imposición de una situación en los cuerpos del ejército que recuerda los días de 1967 [Cuando el ejército Griego realizó su último golpe de estado].

Cientos de soldados de más de 42 cuarteles

 

Noticias y actualidad: 

Crítica de TV: Charles Darwin y el arbol de la vida

Situando las ideas de Darwin en su contexto histórico, Attenborough desarrolla las implicaciones subversivas de la teoría de la evolución por selección natural, dado que el "stablishment" científico que Darwin se vio obligado a enfrentar estaba aún, en la década de 1840 y 1850, profundamente influenciado por una visión estática de la naturaleza según la cual las especies habrían sido creadas de una vez y para siempre por decreto divino, y en la cual la enorme extensión de la historia de la Tierra en el pasado comenzaba a ser revelada por el desarrollo en el estudio de la geología. Attenborough muestra muy claramente la forma en que la fuerza de este nuevo paso adelante en la conciencia del hombre de su lugar en la naturaleza arrastró a Darwin, a pesar de su renuencia a ofender a su devota esposa y provocar un escándalo en la sociedad " bien educada"; la formulación simultánea de una teoría de la selección natural por Alfred Wallace fue, aparte de un potente acicate personal para Darwin para finalmente publicar sus resultados, testimonio de la irresistible fuerza de la evolución de las ideas cuando las condiciones subyacentes están maduras.
Al abordar las objeciones coetáneas a la teoría de Darwin, Attenborough no las trata con desprecio, sino que se limita a situarlas dentro de sus propias limitaciones históricas y demuestra con absoluta convicción cómo los nuevos hallazgos en paleontología y zoología han demolido sus bases - disfrutando con especial entusiasmo la oportunidad de volver a contar la historia de Archaeopteryx y el Ornitorrinco de pico de pato, formas de transición entre reptiles y aves y de reptiles y mamíferos, respectivamente, que constituyen una sólida respuesta a la pregunta: "si las especies evolucionan, ¿dónde están los eslabones que faltan?"
Por supuesto, Darwin fue el producto de una burguesía que seguía en su fase ascendente. Una clara señal de que esta fase es muy anterior a nosotros es el hecho de que, hoy, en el siglo XXI, facciones muy influyentes de esta clase dominante - tanto la derecha cristiana en los EE.UU. o los diversos partidos islámicos en todo el mundo - han retrocedido a la versión más literal del creacionismo bíblico y coránico y siguen vilipendiando a Darwin, a pesar de la masa de pruebas a favor de sus ideas básicas que se ha acumulado en este último siglo y medio. Pero, como Pannekoek y otros han señalado, la tendencia de la burguesía a refugiarse en la religión y abandonar los audaces e iconoclastas puntos de vista de su primera época revolucionaria fue notable tan pronto como el proletariado se afirmó abiertamente a sí mismo como una fuerza peligrosamente antagónica dentro de la sociedad capitalista (sobre todo después de los levantamientos de 1848). Y por la misma razón, el movimiento obrero advirtió de inmediato las implicaciones revolucionarias de una teoría que muestra que la conciencia puede emerger de los niveles inconscientes de la vida en respuesta a las circunstancias materiales y no a través de la mediación de un Director desde lo alto: con la evidente implicación de que las masas inconscientes también puede llegar a desarrollar una auto-conciencia a través de la lucha para satisfacer sus propias necesidades materiales.


Por supuesto no es cierto que el conjunto de la burguesía se ha hundido de nuevo en el creacionismo, también hay un consenso burgués que considera la ciencia y la tecnología en sí mismo como progresistas y que, abstrayéndolos de las relaciones sociales que les permitieron desarrollarse, es incapaz de explicar por qué tanto de la investigación científica y de tantos avances tecnológicos han sido utilizados para hacer un total desastre de la sociedad y la naturaleza. Y es precisamente esta realidad la que ha impulsado a un gran número de los que no se benefician del actual sistema social a buscar respuestas en las mitologías del pasado. El mismo fenómeno de rechazo también se aplica a la visión del lugar del hombre en el universo presentado por tantos burgueses "defensores" de la ciencia, una visión que traza un panorama irremisiblemente sombrío porque da rienda suelta a una concepción profundamente alienada de la esencial  separación del hombre de una naturaleza hostil. Pero Attenborough no puede ser incluido en esta categoría. Maravillándose de los pájaros en vuelo o riéndose de los juegos de los chimpancés, Attenborough concluyó su presentación recordándonos otra implicación de la teoría de Darwin - su desafío a la visión bíblica del hombre como un ser que tiene "dominio" sobre la naturaleza, y la confirmación, en su lugar, de nuestra profunda relación con el resto de la vida y nuestra total interdependencia con respecto a ella. En este punto, Attenborough sonaba no poco a Engels, en ese pasaje de "El papel de trabajo en la transición del simio al hombre"', que contiene, no solo una advertencia contra la arrogancia, sino también una perspectiva para el futuro:


«Sin embargo, no nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la naturaleza. Después de cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas, imprevistas y que, a menudo, anulan a las primeras, Los hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que, al eliminar con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Los italianos de los Alpes, que talaron en las laderas meridionales los bosques de pinos, conservados con tanto celo en las laderas septentrionales, no tenían idea de que con ello destruían las raíces de la industria lechera en su región; y mucho menos podían prever que, al proceder así, dejaban la mayor parte del año si agua sus fuentes de montaña, con lo que les permitían, al llegar el periodo de las lluvias, vomitar con tanta mayor furia sus torrentes sobre la planicie. Los que difundieron el cultivo de la patata en Europa no sabían que con este tubérculo farináceo difundían a la vez la escrofulosis. Así. A cada paso, los hechos nos recuerdan que nuestro dominio sobre la naturaleza no se parece en nada al dominio de un conquistador sobre el pueblo conquistado, que no es el dominio de alguien situado fuera de la naturaleza, sino que nosotros, por nuestra carne, nuestra sangre y nuestro cerebro, pertenecemos a la naturaleza, nos encontramos en su seno, y todo nuestro dominio sobre ella consiste en que, a diferencia de los demás seres, somos capaces de conocer sus leyes y de aplicarlas adecuadamente.» (F. Engels, el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, Ed Progreso, Moscú 1978, pag 75-76)

Amos 6/2/9

 

 

Personalidades: 

Declaración de Internasyonalismo como nueva sección de la CCI en Filipinas

Guerra o revolución. Barbarie o socialismo. En nuestra época, estas son las únicas alternativas a las que se confronta el movimiento proletario internacional.

 

Ya que nosotros elegimos revolución y socialismo, elegimos integrarnos en la CCI. Para hacer de la revolución proletaria una realidad y llegar al comunismo, los comunistas deben tener una organización que sea mundial tanto por sus objetivos como por su amplitud. Pero sobre todo, una organización  que tenga una plataforma marxista clara y coherente.

 

Hemos emprendido un largo proceso colectivo y serio de clarificación teórica, basándonos en la experiencia del movimiento obrero internacional y sobre nuestra propia experiencia en Filipinas como militantes del movimiento proletario. Esto no ha sido fácil para nosotros cuando se considera que no ha habido ninguna influencia de la Izquierda Comunista en Filipinas durante 80 años. Mientras que casi durante un siglo nos han inculcado, a nosotros y a todo el movimiento obrero que el estalinismo-maoísmo era la "teoría del comunismo".

 

Para nosotros lo más importante es la clarificación teórica y la discusión para el reagrupamiento de los revolucionarios. Ser numerosos en una organización no sirve para nada si no está construida sobre fundamentos teóricos claros y sólidos, basados en más de doscientos años de experiencia del proletariado en todo el mundo.

 

Es un gran paso para las minorías revolucionarias comprender la teoría de la decadencia del capitalismo como forma de mantener el marxismo vivo en la época del imperialismo. La teoría de la decadencia es la base de lo que nos ha convencido que la CCI tiene la posición más correcta y la plataforma marxista más sólida en el cuadro de la evolución real del capitalismo y al mismo tiempo la síntesis de las lecciones de la práctica del proletariado internacional después de más de dos siglos.

 

Sin embargo la plataforma de la CCI no es una plataforma cerrada, es una plataforma viva, frente al examen de la dinámica real de la lucha de clases y de la evolución del capitalismo. Por esto es muy importante continuar y extender el debate interno no solamente al interior de la CCI sino también en el campo proletario en general. Nosotros hemos visto como la CCI suscita y practica este debate.

 

Nuestra comprensión de la Izquierda Comunista no puede ser tan profunda como la de nuestros camaradas en Europa donde reside la clase obrera que tiene la más larga y la más rica experiencia. Pero confiamos en el hecho de que la clarificación teórica a la que hemos llegado es suficiente para integrarnos en una organización comunista internacional.

 

En tanto que nueva sección de una organización internacional centralizada y unitaria -la CCI-, la continuación de discusiones vivas y de debates con los comunistas para analizar y estudiar las cuestiones cruciales para el avance de la revolución comunista mundial será más organizada, más centralizada y más amplia. Y sobretodo, las intervenciones de las minorías revolucionarias serán más eficaces.

 

Sabemos que vamos a correr un gran riesgo en Filipinas porque defendemos firmemente la revolución comunista y el internacionalismo. La derecha y la izquierda de la burguesía en Filipinas, con sus organizaciones armadas, odian tanto una como otra a los revolucionarios marxistas porque somos un obstáculo frente a sus mistificaciones y a sus mentiras para desviar las luchas del proletariado filipino del camino de la revolución proletaria internacional. Los comunistas de izquierda son los enemigos mortales de todas las fracciones de la burguesía filipina.

 

Es este el desafío para los comunistas internacionalistas en Filipinas: vencer todas las dificultades y continuar la clarificación teórica, las intervenciones en las luchas obreras en Filipinas y estar en contacto con todos los camaradas comunistas, en particular en Asia.

 

Queremos también enviar nuestros saludos más calurosos a los camaradas en Turquía (EKS) que se integran en la CCI como nueva sección en este país. La formación de dos nuevas secciones de CCI, en Filipinas y en Turquía -al mismo tiempo que el sistema está en una crisis muy profunda y hay una resistencia de la clase obrera ampliamente extendida- es una indicación concreta de que se desarrollan por todo el mundo los elementos y los grupos en búsqueda de una alternativa revolucionaria al capitalismo decadente y en descomposición; los elementos que son conscientes que el nacionalismo, la democracia, el parlamentarismo y el sindicalismo no son más que mentiras y mistificaciones.

 

Internasyonalismo (13 febrero 2009).

Vida de la CCI: 

Después de Bush, Obama bombardea Pakistán

A los 4 días de su discurso de investidura, Barack Obama ha autorizado el bombardeo de una serie de objetivos en Pakistán. El había preconizado tales ataques antes de que en julio pasado Estados Unidos se comprometiera en ellos. Inmediatamente después de su discurso inaugural, en el que había declarado sin ambigüedad que «iremos a batir a los enemigos de América», ordenaba el lanzamiento de misiles Predator sobre dos objetivos en Warziristan en los cuales 2 personas encontraron la muerte. Ha advertido al público americano que habrá un aumento de las pérdidas militares norteamericanos debido a la intensificación de las acciones en Pakistán y Afganistán. Las fuerzas militares se van a doblar para pasar a 60000 efectivos.

Para Obama confirmar su compromiso con las bases militares del imperialismo americano constituye una advertencia para el resto del mundo. Aunque haya hablado de cambio en su campaña electoral es indiscutible que se sitúa en la continuidad guerrera del gobierno de Bush. América continuará utilizando su poderío militar para defender sus intereses.

En este aspecto lo único que hace diferente a los Estados Unidos es la enorme superpotencia militar que poseen. Cada Estado nacional recurre a la fuerza para defender los intereses de su clase dirigente. Irán y Corea del Norte desarrollan sus misiles nucleares, China construye masivamente portaviones, el ejército de Sri Lanka barre en sangre el norte del país, Sudán o Somalia emplean la fuerza bruta militar, en el Congo diferentes fracciones se pelean con toda clase de armas. Todos ellos son expresión del capitalismo. El capitalismo es la guerra.

Geografía: 

Personalidades: 

El «marxismo» de Izquierda Unida

Parece que en estos tiempos de crisis económica y de movilizaciones obreras y estudiantes, que tratan de buscar alternativas a la situación de miseria que nos depara el capitalismo, a la clase dominante le ha entrado un repentino interés por el marxismo. La lucha de los bachilleres en Alemania[1] el pasado Noviembre ha provocado una reacción en las instituciones universitarias y los institutos, que han convocado diferentes cursos de «lectura de El Capital»; también hemos podido escuchar a sesudos especialistas de instituciones económicas reivindicar el interés por la Contribución a la crítica de la Economía Política de Marx. A nadie se le escapa, en una primera reflexión, que se trata de reducir el interés por la crítica del capital y por la perspectiva revolucionaria que plantea el marxismo, a la mera reivindicación de Marx como especialista en Economía, cual si se tratara de un Alan Greenspan de su época.

Recientemente Izquierda unida acaba de hacer su aportación particular a este "marxismo" a la moda. A comienzos de febrero, la página oficial de Izquierda Unida (IU) informaba del Consejo Político (Máximo órgano de dirección de IU), donde el nuevo coordinador general, Cayo Lara, había presentado un Informe político sobre la respuesta a la crisis económica. Con paso firme, el nuevo líder del aparato dirigente comenzó su exposición con una supuesta cita de El Capital de Marx[2], que según la página de IU, le pareció «clarividente», y que, según el diario EL PAIS, que junto a otros periódicos recogía la información el día siguiente, «causó sensación entre los miembros del máximo órgano de dirección de IU, por lo que pudiera tener de profética»[3].

Pero desde la publicación misma de la noticia, diferentes medios de prensa y particulares en internet mostraron que esta cita "marxista", más parecida efectivamente a una de las predicciones de Nostradamus que a la crítica política de Marx, era en realidad falsa, y se había colado de un artículo de coña en una web americana[4] a través del gazapo de un "experto" asesor, que de esta forma, no sólo se "cubría de gloria" personalmente, sino que dejaba en evidencia a toda la dirección de IU que, experto sobre experto, y líder sobre máximo órgano dirigente, destapaban de lo más "clarividentemente" su absoluta ignorancia del marxismo.

Todo este episodio de grouchomarxismo prueba por sí mismo que la naturaleza de la recuperación del "marxismo" por IU no es diferente de la de las instituciones escolares y universitarias en Alemania. Presentar a Marx como un profeta de fin del milenio significa atacar el contenido revolucionario de la teoría marxista y de la actividad misma de Marx. Contenido y actitud que estuvieron presentes en Marx desde su adhesión misma al movimiento comunista, mucho antes de escribir El Capital, y que son la verdadera lección para la lucha de las generaciones obreras actuales:

«Por otro lado, es precisamente una ventaja de la nueva tendencia [comunista] la de no anticipar dogmáticamente el mundo, sino que sólo queremos encontrar el nuevo mundo a través de la crítica del viejo. Hasta el momento, los filósofos han tenido la solución de todos los enigmas guardada en sus escritorios, y al estúpido mundo exotérico sólo le bastaba abrir su boca para que cayeran en ella las palomas asadas del conocimiento absoluto... Pero, si construir el futuro y asentar todo definitivamente no es nuestro asunto, es más claro aún lo que, al presente, debemos llevar a cabo: me refiero a la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer las consecuencias de la misma y de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder... nada nos impide convertir en el punto de partida de nuestra crítica, a la crítica de la política, a la participación en la política, y por ende, a las luchas reales, e identificar nuestra crítica con ellas. En ese caso, no nos enfrentamos al mundo en actitud doctrinaria, con un nuevo principio: ¡Esta es la verdad, arrodíllense ante ella! Desarrollamos nuevos principios para el mundo a base de los propios principios del mundo. No le decimos al mundo: termina con tus luchas, pues son estúpidas; te daremos la verdadera consigna de lucha. Nos limitamos a mostrarle al mundo por qué está luchando en verdad, y la conciencia es algo que tendrá que asimilar, aunque no quiera» (tercera de la serie de cartas que Marx [25 años] escribió a su amigo, Arnold Ruge, en 1843)[5].

En realidad es la oposición a esta actitud de lucha y revolucionaria, y no el error con la cita de Marx, que es lo anecdótico, lo que convierte a IU en enemiga de la perspectiva comunista. Aunque el Consejo político de IU hubiera citado con más fortuna fragmentos de la obra de Marx, lo que cuenta es el espíritu con el que IU vacía el marxismo de todo contenido revolucionario para utilizarlo de letra muerta como coartada de sus "movilizaciones de oposición". Eso es a lo que Marx llamó "socialismo burgués" en el Manifiesto Comunista:

«Una segunda modalidad, aunque menos sistemática bastante más práctica, de socialismo, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario haciéndole ver que lo que a ella le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en las condiciones materiales, económicas, de su vida.  Claro está que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las "condiciones materiales de vida" la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria; sus aspiraciones se contraen a esas reformas administrativas que son conciliables con el actual régimen de producción y que, por tanto, no tocan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo sólo -en el mejor de los casos- para abaratar a la burguesía las costas de su reinado y sanearle el presupuesto.

Este socialismo burgués a que nos referimos, sólo encuentra expresión adecuada allí donde se convierte en mera figura retórica.

¡Pedimos el librecambio en interés de la clase obrera! ¡En interés de la clase obrera pedimos aranceles protectores! ¡Pedimos prisiones celulares en interés de la clase trabajadora!  Hemos dado, por fin, con la suprema y única seria aspiración del socialismo burgués.

Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora. »

Hic Rodas, 16.03.09

 

 

 

 

 

 

 


 

[1] https://es.internationalism.org/node/2431

[2] «Los propietarios del capital estimularán a la clase trabajadora para que compre más y más bienes, casas, tecnología cara, empujándoles a contraer deudas más y más caras hasta que la deuda se haga insoportable. La deuda impagada llevará a la bancarrota de los bancos, los cuales tendrán que ser nacionalizados».

[3] https://elpais.com/articulo/espana/IU/llama/movilizarse/cambio/politica/Gobierno/elpepunac/20090208elpepinac_9/Tes

[4] www.newsmutiny.com/pages/Communist_Reeducation.html

 

[5] https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m09-43.htm

 

Corrientes políticas y referencias: 

Explosión masiva del desempleo en 2009: El desempleo expresa la quiebra del capitalismo (III)

En Acción Proletaria nº 204 iniciamos una serie sobre el desempleo. En dicho número hablamos de una realidad inédita en la historia del capitalismo: la existencia durante 40 años de un importante desempleo crónico. Sin embargo, los compañeros afectados por esta lacra fueron presentados por los medios de comunicación, políticos, ideólogos, sindicalistas, como "fracasados"; de tal manera que un fenómeno social que mostraba que algo no funcionaba en el capitalismo aparecía como el resultado de un fracaso personal de individuos "inadaptados" e incapaces de "aprovechar las oportunidades"[1]

En el siguiente artículo aparecido en Acción Proletaria nº 205 denunciamos las medidas adoptadas por los Estados en los últimos 20 años, que so pretexto de luchar contra el desempleo lo que en realidad han hecho ha sido enmascararlo a la vez que suponían un brutal ataque a las condiciones de todos los trabajadores (precariedad, salarios basura...) y un ataque político e ideológico destinado a dividir y a enfrentar los trabajadores entre si, atomizarlos al máximo y hacerles perder su identidad colectiva[2].

En este artículo nos proponemos analizar la explosión del desempleo a la que actualmente asistimos, veremos sus consecuencias y empezaremos a plantear la cuestión de cómo luchar.

Cifras escalofriantes

Hemos consultado la Web de la Organización Internacional del Trabajo[3] y las conclusiones que pueden sacarse de ella son terribles. En un informe titulado El número de desempleados, trabajadores pobres y empleos vulnerables aumentará de manera espectacular debido a la crisis económica mundial, afirma que «el desempleo en el mundo podría aumentar en 2009 con respecto a 2007 en una cifra entre 18 y 30 millones de trabajadores, y hasta más de 50 millones si la situación sigue deteriorándose». Habla de que el desempleo mundial podría llegar al 7,1% en 2009. Pero de manera aún más significativa señala dos tendencias muy inquietantes:

-          por un lado, «El número de trabajadores pobres - es decir, personas que no ganan lo suficiente para mantenerse a sí mismos y a sus familias por encima del umbral de la pobreza de 2 dólares al día por persona - puede aumentar hasta alcanzar un total de 1.400 millones, lo cual representaría el 45% de los trabajadores mundiales»

-          por otra parte: «En 2009, la proporción de personas con empleos vulnerables - ya sea trabajadores que contribuyen al sustento familiar o trabajadores por cuenta propia con menor acceso a las redes de seguridad que protegen contra la pérdida de ingreso durante tiempos difíciles - podría aumentar de manera considerable en el peor de los escenarios y afectar al 53% de la población con empleo».

El crecimiento exponencial del desempleo y el deterioro brutal de las condiciones de vida son las conclusiones que se pueden sacar de los análisis antes expuestos. Análisis que sin embargo son muy asépticos y no dan verdadera cuenta del drama humano que encierran semejantes cifras. Para muchos millones de trabajadores, para sus hijos y sus familias, esos números se traducen en perder la vivienda,  reducir drásticamente su nivel de consumo, pedir prestado y endeudarse con usureros, vender coche o enseres, renunciar a proyectos para los hijos o personales, recabar ayuda a familiares, vecinos, amigos, que probablemente estén tan mal como ellos..., todo lo cual genera angustia, discusiones familiares, estrés, sentimientos de duda, desesperación y humillación.

¿En qué marco comprender esta explosión de millones de tragedias individuales? ¿Se pueden concebir como un drama pasajero que podrá ser superado en unos meses o quizá en uno o dos años?

Los políticos, los periodistas, los economistas, nos presentan el desempleo actual como un fenómeno súbito que significaría una ruptura total con la situación anterior. Acostumbrados a "vivir al día", a la última noticia que hace desaparecer de las mentes la noticia anterior, estos exponentes de la ideología dominante son incapaces de realizar análisis que enlacen el presente con el pasado y lo proyecten hacia el porvenir. Para ellos es como si hubiéramos pasado del día a la noche. Hace un año estábamos en el día luminoso de la mayor prosperidad y ahora, de repente, hemos entrado en la noche oscura del desempleo más exacerbado.

En el artículo anterior decíamos «La actual explosión del desempleo no es un relámpago que estalla en un cielo azul, es el desbordamiento de unas aguas a las que durante 20 años se les ha puesto diques, se las ha desviado por aquí y por allá, pero que finalmente irrumpen con la fuerza descomunal que les da el haber sido trampeadas durante largo tiempo. El desempleo enmascarado durante 20 años estalla ahora de manera abierta y descontrolada».

Durante los últimos 40 años hemos asistido a un fenómeno nuevo en toda la historia del capitalismo: la existencia permanente de un desempleo que en su cifra más baja alcanzaba al 4% de la población laboral pero que ha tenido puntas que sobrepasaban el 10%. Este desempleo estructural y potencialmente masivo explota hoy arrasando las condiciones de vida de millones de obreros. Hemos asistido a 40 años de crisis capitalista que ha podido ser más o menos enmascarada por la intervención del Estado pero que hoy ya no es posible contener y con ella el desempleo estalla como una bomba que ha sido largo tiempo cebada.

El capitalismo « necesita creer y hacer creer que el irresistible aumento del paro desde hace un cuarto de siglo no es una enfermedad debida a la senilidad histórica del sistema, sino un fenómeno casi natural, una especie de fatalidad debida al progreso técnico y a la necesidad de que el sistema se adapte», decíamos en el artículo Crisis económica mundial: la explosión del desempleo en la Revista Internacional nº 77 (2º trimestre 1994[4]). A lo que añadíamos: « no hay nada "natural" ni "sano" en el desarrollo masivo del paro. Incluso desde el punto de vista de la salud del capitalismo mismo, el desarrollo crónico y masivo del paro es una inequívoca manifestación de su decrepitud».

Es cierto que « para la clase capitalista, el paro es una realidad que, al principio, por el chantaje que permite ejercer, refuerza su poder sobre los explotados y le permite sangrarlos mejor, aunque solo fuese por la presión que ejerce sobre el nivel de los sueldos. Es ésta una de las razones por las cuales el capitalismo necesita siempre una reserva de parados».

Ya analizamos en el primer artículo de esta serie que el capitalismo siempre había necesitado lo que Marx llamó un ejército industrial de reserva, una proporción de mano de obra inactiva que le permite presionar a la baja sobre las condiciones de vida de los trabajadores empleados y que se puede movilizar rápidamente en caso de aumentos repentinos de la producción. Pero el desempleo de los últimos 40 años no tiene nada que ver con ello. « Desde el punto de vista del capital, el desarrollo del paro, más allá de cierto mínimo, es un factor negativo, destructor de capital, es el síntoma de su enfermedad. El capital se alimenta sólo de carne proletaria. La sustancia de la ganancia es trabajo vivo. La ganancia del capital no proviene ni de las materias primas ni de las máquinas sino del "sobretrabajo" de los explotados. Cuando el capital despide fuerza de trabajo, se priva de la fuente verdadera de su ganancia. Y si tiene que hacerlo no es porque le guste, sino porque las condiciones del mercado y los imperativos de la rentabilidad se lo imponen».

«El incremento crónico del paro masivo es la expresión de dos contradicciones fundamentales, que Marx puso de relieve y que condenan históricamente al capitalismo:
- por una parte, su incapacidad de crear, por sus propios mecanismos, un mercado solvente, suficiente para absorber toda la producción que es capaz de realizar;
- por otra parte, la necesidad de "sustituir a hombres por máquinas" para asegurar su competitividad, lo que se plasma en una tendencia decreciente de la cuota de ganancia»

La crisis actual muestra la exacerbación hasta límites extremos de esas contradicciones y solo puede comprenderse en el marco de casi un siglo de decadencia del capitalismo, un sistema que sobrevive en medio de guerras salvajes, miseria creciente, destrucción medioambiental y actualmente con la destrucción de su fuente de ganancias: la fuerza de trabajo obrera.

La lucha obrera frente al problema del desempleo

¿Qué hacer? ¿cómo unirse? ¿cómo organizarse y luchar?

Hay compañeros que piden acción: "dejémonos de debates, las cosas están claras, ¡Hay que pasar a los hechos!". Compartimos su indignación ante la situación actual y su combatividad. Sin embargo, las cosas no son tan simples. La clase obrera no es una suma de ciudadanos a la que ofreces una movilización un día D y acude a votar por ella con su presencia.. Tampoco es un mero juguete de las condiciones objetivas que salta como un resorte ante su aguijón. La crisis y el desempleo plantean la necesidad de la respuesta obrera pero para que esta se produzca se necesita la maduración de sus fuerzas subjetivas: la conciencia, la solidaridad, la confianza mutua, vislumbrar un porvenir...

Es importante comprender que una crisis como la actual plantea en un primer momento ansiedad, dudas, miedo al futuro. Las reacciones pueden ser contradictorias como pudo verse en la lucha reciente de los trabajadores británicos del sector de la energía. En un primer momento el miedo a lo desconocido propició una reacción de nacionalismo ("Empleos británicos para trabajadores británicos") pero luego los trabajadores reaccionaron, participaron en la lucha obreros de origen polaco y al final en las manifestaciones vimos carteles que decían "Trabajadores del mundo entero ¡Uníos!"[5].

El desempleo tiene en un primer momento un efecto intimidatorio. «La generalización del paro, para la clase explotada, es prácticamente peor que la presencia de un policía en cada hogar, en cada lugar de trabajo. Por el chantaje asqueroso que le permite ejercer a la clase dominante, el paro hace más difícil la lucha obrera», decíamos en el artículo de la Revista Internacional antes citado. Para los que están trabajando la amenaza de perder el empleo constituye un chantaje que, por una parte, provoca obsesión, estrés, inestabilidad emocional, y, por otro lado,  en el marco de una sociedad terriblemente individualista y competitiva suscita reacciones de "ir cada cual a lo suyo", de "me callo y trato de salvarme como sea".

Respecto a los trabajadores desempleados hemos visto en los dos primeros artículos de la serie cómo el capitalismo ha aprendido durante los últimos 40 años, apoyándose en la atomización y la rivalidad que cotidianamente emergen de sus relaciones sociales, a que el desempleo fuera vivido como un fracaso individual, a que cada parado se viera como un ser apestado al que le da vergüenza admitir su condición. No podemos esperar que de la noche a la mañana eso cambie. En un primer momento las colas de parados están dominadas por un silencio fúnebre, cada cual está encerrado en sus  sufrimientos, no conoce a los otros. A menudo, la mayoría de parados son emigrantes de muy diversas nacionalidades que incluso les es difícil comunicarse en un idioma compartido. Por otra parte, el Estado se las arregla para -echando mano de la informática- fragmentar y diversificar las citas para evitar concentraciones masivas.

Sin embargo, en un segundo momento, con la persistencia del fenómeno, la gente empieza a hablar, a discutir, a comunicarse y de ello pueden surgir asambleas de parados, iniciativas de lucha. Los revolucionarios y los trabajadores más combativos tenemos que participar y animar ese proceso.

Para ello hemos de reapropiarnos de la experiencias pasadas de lucha de la clase obrera. Concretamente de las grandes movilizaciones contra el desempleo en los años 30 y de las tentativas tímidas que hubo de lucha y organización en los años 80[6].

¿Por qué proceder así? ¿No sería mejor dejarse de tales investigaciones históricas y ponerse a organizar planes de acción y movilización?

La clase obrera es una clase histórica, sus luchas se inscriben en una continuidad de más de 2 siglos de combates contra la explotación capitalista. La clase obrera es diferente de sus hermanos que le precedieron en el sufrimiento de la explotación -los esclavos y los siervos. Mientras que las luchas de estos últimos eran explosiones ciegas dictadas por situaciones límite que no tenían ni continuidad ni coherencia, la lucha de la clase obrera tiene una historia que integra de manera crítica las experiencias del pasado en la perspectiva del porvenir revolucionario de la que es portadora.

Para luchar con un mínimo de fuerza y unidad, cada generación obrera debe alzarse sobre los hombros del esfuerzo de lucha de las generaciones precedentes. Las luchas de sus antepasados no son una fórmula que habría que repetir sino una experiencia viva de la cual hay que sacar lecciones, ver los aciertos y los errores, asumir las fuerzas y las debilidades y, sobre todo, comprender las condiciones históricas a las que dan respuesta y compararlas con las actuales.

«A partir de cierto nivel de paro, la rebelión contra esta represión se transforma en un potente estímulo para el combate de clase y su generalización. ¿A partir de qué cantidad, de qué porcentaje de parados se produce este cambio? La pregunta como tal no tiene respuesta, pues la realidad no depende de una relación mecánica entre economía y lucha de clases, sino que es un proceso complejo en el cual la conciencia de los proletarios tiene el papel principal (...) Aunque llegase a conocer un verdadero derrumbe económico, no por eso va a desaparecer el capitalismo. Sin la acción revolucionaria del proletariado, este sistema seguirá pudriéndose de raíz, arrastrando a la humanidad a una barbarie sin fin»[7]

Smolni 2.3.09

 


 

[1] Ver /accion-proletaria/200811/2407/crisis-del-capitalismo-el-desempleo-expresa-la-quiebra-del-capitalismo

[2] Ver /cci-online/200902/2470/el-desempleo-expresion-de-la-quiebra-del-capitalismo-ii-1980-2007-el-desemple

[3] www.ilo.org/global/Themes/lang--es/WCMS_101191/index.htm.

[4] Ver /revista-internacional/200704/1848/crisis-economica-mundial-la-explosion-del-desempleo

[5] Ver https://es.internationalism.org/node/2493

[6] Es lo que intentaremos hacer en próximos artículos de este serie.

[7] Artículo antes citado.

Cuestiones teóricas: 

Acción Proletaria nº 207, 15 Mayo-15 Julio 2009

 

La única solución a la crisis económica es la lucha revolucionaria del proletariado

La única perspectiva real para la humanidad es la lucha revolucionaria del proletariado. Una clase que es explotada y revolucionaria al mismo tiempo y que es la verdadera productora de toda la riqueza de la sociedad. Sus luchas en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida arrastran a las demás capas no explotadoras de la sociedad que también son golpeadas brutalmente por la crisis económica, luchas que aunque se desarrollen con mucha dificultad, ya que la clase dominante trata de impedirlas por todos los medios a su mano, suponen un esfuerzo en la toma de conciencia y van creando las bases para la huelga de masas que es la única y verdadera solución a la sociedad capitalista en descomposición.  

La propia burguesía reconoce que la recesión económica que azota a todo el mundo es la peor desde la Gran Depresión de 1929. Bombardean nuestras mentes con datos estadísticos, planes de salvamento de los bancos y de estímulo económico para tratar de salir de la crisis... Hemos visto que la reunión de los países más poderosos del mundo en Londres, el llamado G20, ha sido incapaz de generar ninguna solución a la peor crisis del capitalismo de los últimos cincuenta años. Toda la gravedad de la situación histórica viene a confirmar la tesis del marxismo de que el capitalismo no es un modo de producción eterno y que desde la Primera Guerra Mundial atraviesa su etapa de decadencia, de guerras y de barbarie.

Los últimos datos estadísticos siempre empeoran los anteriores y ningún país se salva de la quema: el PIB está cayendo un 6,9% en Alemania en términos anuales. Los demás países europeos están en situación parecida, y entre ellos España cuyo PIB cae un 2,9% y el desempleo supera con creces los 4 millones de parados.

Frente a esta situación de quiebra histórica del capitalismo la burguesía y su aparato político y sindical desarrollan una estrategia para hacer pagar los peores efectos de la crisis a la clase trabajadora. La propia profundización de la recesión conlleva el aumento galopante del desempleo en todo el mundo, la pauperización y la miseria más absoluta. En España vemos como frente a esta situación de brutalidad el gobierno del PSOE se desgañita diciendo que va a mantener el gasto social y que ningún parado va a quedar abandonado a su suerte (frente a la propaganda gubernamental la realidad son los más de un millón de parados que ya no reciben ninguna prestación y los comedores de caridad que ya no dan abasto para alimentar a los sin techo). El PP critica la inacción del gobierno y propone un rosario de las llamadas reformas estructurales que en realidad no han solucionado nada en ningún país y que se resumirían en abaratar el despido y los salarios,  recortar el sistema de pensiones y el gasto social, todo ello aderezado con una supuesta bajada de impuestos que en realidad no llevaron acabo en su etapa de gobierno.

Izquierda Unida y los izquierdistas abogan por las pociones mágicas de las nacionalizaciones y de que "la crisis la paguen los ricos y los bancos". Las nacionalizaciones en su versión estalinista como en su versión del capitalismo del antiguo bloque americano han demostrado que no pueden solucionar la crisis del capitalismo, que no pueden sortear las leyes del valor. Tanto el keynesianismo, como el capitalismo de estado estalinista, como el llamado neoliberalismo no pueden solucionar las contradicciones del modo de producción capitalista. Un modo de producción que su verdadera aportación a la historia de la humanidad ha sido desarrollar las fuerzas productivas a un nivel en el que se han creado las bases para la sociedad comunista. En contra de la ley de Say y como afirmó Marx la producción capitalista no puede crear su propio mercado, las crisis del capitalismo son de sobreproducción relativa pues las masas asalariadas y explotadas no pueden absorber toda la producción capitalista, producción cuyo objetivo fundamental no es satisfacer las necesidades humanas sino la búsqueda del beneficio. Esta contradicción no la puede solucionar la burguesía pues como las anteriores clases explotadoras no va a renunciar a sus privilegios de forma pacífica y van a pagar la crisis sin más y por las buenas como hipócritamente les exigen izquierdistas y sindicalistas. Ya el Manifiesto Comunista enunciaba esta contradicción insuperable del capitalismo: "Basta citar las crisis comerciales que, con su recurrencia periódica, cuestionan en forma cada vez más amenazadora la existencia de la sociedad burguesa toda. En las crisis comerciales se destruye regularmente gran parte no sólo de los productos engendrados, sino de las fuerzas productivas ya creadas. En las crisis estalla una epidemia social que en todas las épocas anteriores hubiese parecido un contrasentido: la epidemia de la superproducción. Súbitamente, la sociedad se halla retrotraída a una situación de barbarie momentánea; una hambruna, una guerra de exterminio generalizada parecen haberle cortado todos sus medios de subsistencia; la industria, el comercio, parecen aniquilados. ¿Y ello por qué? Porque posee demasiada civilización, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio..."

Y aquí llegamos al nudo gordiano de la cuestión. Pues esta recesión es más grave que la de 1929, pero en contra de los años treinta el proletariado no está derrotado, el curso histórico que se abrió en 1968 sigue vigente, y el proletariado no está dispuesto a alistarse detrás de cada capital nacional para inmolarse en la guerra imperialista ni en los planes de austeridad económica. Esto se demuestra en que tampoco acepta los chivos expiatorios que le propone la burguesía (en los años treinta fueron los judíos), que serían los inmigrantes, y que ya hemos visto que los obreros han rechazado esta criminal manipulación tanto en Inglaterra como en España[1], que pretendía presentarlos como xenófobos. La solidaridad frente al engaño de los sindicatos nunca podrá venir de parte del estado burgués sino de la lucha de los trabajadores. Los trabajadores emigrantes en los años de supuesta "prosperidad" han sido explotados brutalmente y utilizados para presionar los salarios a la baja, y ahora padecen el desempleo en un porcentaje muy alto y de forma dramática al carecer del paraguas de apoyo familiar. Esta situación sólo se puede contrarrestar con la lucha, la unidad y la solidaridad por parte del proletariado.

Frente a ello, la burguesía, a través del gobierno PSOE "de izquierdas", mientras abandona a su suerte a los emigrantes, a los que el Sr Corbacho intenta reenviar a su país de origen, presenta cínicamente las medidas económicas de austeridad como medidas "de solidaridad", así, las reducciones de subsidios, los bloqueos salariales y la "reducción de la carga de trabajo", serían para que todos los desempleados pudieran recibir apoyo, y para que más gente pudiera incorporarse al trabajo, etc. ¡El mundo al revés! Los ataques a las condiciones de vida obreras se presentan como la vía de la defensa de esas mismas condiciones. Así es el "socialismo burgués", como lo llamaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: «Este socialismo burgués a que nos referimos, sólo encuentra expresión adecuada allí donde se convierte en mera figura retórica.
¡Pedimos el librecambio en interés de la clase obrera! ¡En interés de la clase obrera pedimos aranceles protectores! ¡Pedimos prisiones celulares en interés de la clase trabajadora!  Hemos dado, por fin, con la suprema y única seria aspiración del socialismo burgués.
Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora»
.

Esa no es la "solidaridad" que necesitamos. El Estado no representa los intereses "de todos los ciudadanos", sino los intereses de toda la burguesía contra el proletariado.

La única perspectiva real para la humanidad es la lucha revolucionaria del proletariado. Una clase que es explotada y revolucionaria al mismo tiempo y que es la verdadera productora de toda la riqueza de la sociedad. Sus luchas en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida arrastran a las demás capas no explotadoras de la sociedad que también son golpeadas brutalmente por la crisis económica, luchas que aunque se desarrollen con mucha dificultad, ya que la clase dominante trata de impedirlas por todos los medios a su mano, suponen un esfuerzo en la toma de conciencia y van creando las bases para la huelga de masas que es la única y verdadera solución a la sociedad capitalista en descomposición. Como también afirma el Manifiesto Comunista:"Las relaciones burguesas se han tornado demasiado estrechas como para abarcar la riqueza por ellas engendrada ¿De qué manera supera la burguesía las crisis? Por una parte, mediante la destrucción forzada de gran cantidad de fuerzas productivas; por la otra, mediante la conquista de nuevos mercados y la explotación más a fondo de mercados viejos. ¿De qué manera, pues? Las supera preparando crisis más extensas y violentas y reduciendo los medios para prevenir las crisis.

La s armas con las que la burguesía ha abatido al feudalismo, se vuelven ahora contra la propia burguesía. Pero la burguesía no sólo ha forjado las armas que le darán muerte; también ha engendrado a los hombres que manejarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios..."

 


 

[1] Ver: "Huelgas en las refinerías y de las centrales eléctricas: Los trabajadores empiezan a enfrentar el nacionalismo" y artículo sobre las luchas en Sestao en este mismo AP.

Situación nacional: 

El desempleo expresa la quiebra del capitalismo (IV): el movimiento de parados en Estados Unidos durante los años 30

Este artículo es el 4º de una Serie que iniciamos en Acción Proletaria nº 204[1]. Allí hablamos de una realidad inédita en la historia del capitalismo: la existencia durante 40 años de un importante desempleo crónico. En el siguiente número denunciamos las medidas adoptadas por los Estados en los últimos 20 años, que so pretexto de luchar contra el desempleo lo que en realidad han hecho ha sido enmascararlo a la vez que suponían un brutal ataque a las condiciones de todos los trabajadores (precariedad, salarios basura...)[2]. En el tercer artículo de la Serie[3] analizamos las causas de la actual explosión del desempleo y señalamos que -en contra de lo que predice Felipe González[4]- la perspectiva es hacia un hundimiento del sistema -más allá de momentos puntuales de alza- con la consiguiente degradación de las condiciones de vida obreras, entre las que estará un alto desempleo permanente y una grave reducción de las pensiones.

Pero, «aunque llegase a conocer un verdadero derrumbe económico, no por eso va a desaparecer el capitalismo. Sin la acción revolucionaria del proletariado, este sistema seguirá pudriéndose de raíz, arrastrando a la humanidad a una barbarie sin fin». Para desarrollar la lucha obrera y concretamente la lucha de los parados es necesario «reapropiarnos de la experiencias pasadas de lucha de la clase obrera. Concretamente de las grandes movilizaciones contra el desempleo en los años 30 y de las tentativas tímidas que hubo de lucha y organización en los años 80».

En este artículo centraremos nuestra atención en los movimientos y organizaciones de parados en Estados Unidos durante esa época conocida como la Gran Depresión. Nos apoyaremos para ello en los artículos aparecidos en Living Marxism[5], una publicación vinculada a Paul Mattick, militante de la Izquierda Comunista alemana durante los años 20, que emigró en 1926 a Estados Unidos y participó activamente en el movimiento de parados en este país.

 

Años 30: La Gran Depresión y la contra-revolución

Los obreros de USA han sido acusados de aburguesados y reaccionarios. Sin minimizar el atraso ideológico que históricamente ha afectado al proletariado en Norteamérica -fruto en gran medida de las condiciones en las que se desarrolló el capitalismo[6]- éste ha desarrollado numerosas experiencias de combatividad y espíritu solidario, entre las que destaca el movimiento de parados de los años 30.

Para sacar lecciones de este movimiento, tanto de sus errores como de sus aciertos, hemos de comprenderlo dentro de su contexto histórico. Los años 30 están dominados, por un lado, por la Gran Depresión y, por otro lado, por el avance irresistible de la contra-revolución capitalista.

Como dijimos en el primer artículo de esta Serie (AP 204) «Un cambio de gran envergadura se produjo en 1929 con la Gran Depresión. Apareció el desempleo masivo. En Estados Unidos y en otros países se llegaron a cifras del 25% de la población laboral. En este periodo histórico el desempleo pasa a ser permanente y estructural, ya no es únicamente una expresión del ejército industrial de reserva sino que adquiere una dimensión nueva: manifiesta la crisis histórica del sistema, su incapacidad para asegurar un empleo estable a la mayoría de la población»

La aparición del desempleo de masas sorprendió a los contemporáneos acostumbrados a una situación cercana al pleno empleo. Estados Unidos era desde 1850 un voraz consumidor de fuerza de trabajo: todos los años entraban por Nueva York miles de emigrantes que pronto encontraban trabajo, bien como obreros industriales bien como granjeros que iban a colonizar el Lejano Oeste. Los obreros, acostumbrados a mejoras constantes de su situación laboral, a nuevas oportunidades, se veían de repente ante un horizonte cerrado y sin perspectivas. Además, la crisis arruinó a los granjeros del Oeste, obligados a  emigrar con lo puesto hacia las grandes ciudades.

Ante esa debacle, las autoridades no tomaron ninguna medida, insistiendo en que la crisis era coyuntural y pronto se saldría de ella. «Se creía en general que la depresión sería de corta duración y durante largo tiempo no hubo ninguna política seria para adoptar una política consecuente respecto a las necesidades de la situación»

Sin embargo, esta caída repentina y la incompetencia del gobierno no generaron ninguna situación revolucionaria. La causa fue el peso de la contra-revolución que entonces alcanzaba su cenit. La tentativa revolucionaria mundial de 1917-23 había sido derrotada y el capitalismo, ansioso por erradicar de la faz de la tierra la pesadilla que esos hechos le habían provocado, lanzaba una feroz contra-revolución cuyas puntas de lanza eran el triángulo infernal formado por el fascismo junto con dos corrientes políticas que nacidas en el campo proletario lo habían abandonado para servir a sus nuevos señores con la furia del converso: la Socialdemocracia y el estalinismo. Un servicio muy especial fue rendido por este último presentando Rusia, un capitalismo basado en la dominación de un partido-estado surgido de los escombros de la revolución de 1917, como "la patria del socialismo".

Semejantes condiciones sociales e ideológicas sumían al proletariado de todos los países en una profunda desorientación: no solamente era sometido a un terror espantoso en los países donde la tentativa revolucionaria había ido más lejos (Rusia y Alemania) sino que fue encadenado al mito de Rusia "patria del socialismo", al engaño de presentar las medidas de capitalismo de Estado como "pasos al socialismo" y sobre todo a la mistificación antifascista: apoyar al bando democrático en su enfrentamiento imperialista con el bando fascista. Los obreros norteamericanos no fueron ajenos a esta situación, como vamos a ver a continuación, pese a una fuerte combatividad se vieron desviados al terreno burgués del "antifascismo" y del apoyo a la "salida a la crisis" preconizada por el New Deal de Roosevelt.

 

1930-33 Organización y luchas masivas de los parados

 

Tras el crack bursátil de octubre 1929, comienzan las quiebras bancarias e industriales, el desempleo aumenta para acelerarse fuertemente en 1930. Los obreros afectados se ven de la noche a la mañana arrojados a la miseria más brutal, desalojados de sus casas y forzados a malvivir en chabolas infectas en la periferia de las grandes ciudades. No existía entonces ningún tipo de ayuda estatal a los parados y fueron iniciativas espontáneas de solidaridad por parte de vecinos o familiares las que intentaron paliar la situación. Sin embargo, el alud del paro era de tal magnitud que en el verano de 1930 hay varios millones de familias al borde del hambre.

A principios de 1930 empiezan a surgir organizaciones de parados que intentan luchar contra esta situación. Tienen diferentes orígenes. En Chicago y en las poblaciones industriales de la región de los Grandes Lagos, se forman de manera espontánea a partir de marchas de protesta o de reuniones improvisadas entre vecinos afectados de una misma barriada. Los Industrial Workers of the World (IWW[7]) patrocinan la creación de Uniones de Parados, más minoritarias y muy combativas.

El Partido Comunista impulsa Consejos de Parados. Pese a su nombre no son organizaciones elegidas ni directamente inspiradas por una lucha sino que se crean bajo el control directo del partido que hace convocatorias o recluta miembros en una incansable labor de afiliación. Los Consejos de Parados impulsan movilizaciones callejeras, marchas del hambre y luchas contra el desahucio de inquilinos morosos.

Por su parte, el Partido Socialista anima la formación de Ligas Ciudadanas de Desempleados (Unemployed Citizens League), más moderadas, vinculadas a organizaciones religiosas y asistenciales. Las Ligas preconizan la "auto-ayuda": talleres que producen artículos que se venden directamente en mercados, "redes de intercambio" donde cada cual aporta un producto o un servicio a cambio de los productos o servicios de los demás. Estas medidas "autogestionarias", aparte de basarse en la pequeño producción, imposible de sostener bajo el régimen capitalista, convierten las "comunidades de intercambio" en teatro de fuertes tensiones pues no hacen sino reproducir a pequeña escala la competencia y el individualismo propios de la sociedad capitalista.

«La radicalización de los trabajadores, a la par que la de grandes masas de sin trabajo, progresaba grandemente: marchas del hambre, manifestaciones espontáneas de todo tipo, saqueos de almacenes, se hacían cada vez más frecuentes». En ese marco, el Partido Comunista convoca una jornada nacional para el 6 de marzo de 1930, la cual obtiene un éxito resonante: cientos de miles de manifestantes en todo el país, especialmente en Chicago, Detroit y Nueva York.

Esta demostración obtuvo una gran repercusión en la prensa y la radio provocando un fuerte debate social sobre el desempleo y la crisis. En esa atmósfera, las iniciativas se multiplicaron. En particular, las marchas contra el hambre se extendieron por todo el país. A veces, la celebración de una manifestación acababa en una reunión donde se decidía constituir una organización de parados, en otras ocasiones, era el esfuerzo de organización el que desembocaba en una gran manifestación. Organización y lucha callejera guardaban una relación que no respondía a ningún esquema o receta preestablecido sino que expresaba -como ya Rosa Luxemburgo había analizado en su folleto Huelga de Masas, Partido y Sindicatos- un profundo proceso de maduración.

Junto a las marchas contra el hambre y las manifestaciones proliferaron las acciones espontáneas contra los desahucios de inquilinos que no podían seguir pagando la vivienda. Cada tentativa de desalojo encontraba una rápida respuesta popular en la que se manifestaba una impresionante solidaridad. Las organizaciones de parados hacían listas de familias afectadas y convocaban concentraciones que impedían a la policía la expulsión de los afectados. El PC tomó a cargo rápidamente este movimiento y sus Consejos de Parados organizaron con gran eficacia la respuesta a los desahucios. Intentó darle la perspectiva de una huelga general de pago de alquileres, perspectiva que jamás llegó a concretarse.

Las marchas contra el hambre fueron tomadas a cargo desde 1932 por el PC que las intentó "centralizar" convirtiéndolas en demostraciones delante del Congreso del Estado o de su gobernador. Esta propuesta las fue vaciando progresivamente de contenido, convertidas en meras peticiones al gobernador para que "adoptara medidas favorables a los parados". Esto provocó una gradual desmovilización, «la participación en estas marchas era mínima. Más bien podrían ser consideradas como acrobacias publicitarias más o menos exitosas que perdían valor con su constante repetición».

La reivindicación más asumida fue la de una ayuda económica a las familias que poco a poco fue cristalizando en la petición de un subsidio de desempleo general. El PC canalizó estas peticiones hacia la elaboración de una legislación social, planteamiento posteriormente asumido por Roosevelt.

Las Uniones de Parados tenían un planteamiento diferente: rechazaban los subsidios preconizando concentraciones delante de las fábricas para plantear una medida unitaria: el reparto del trabajo disponible mediante una reducción drástica de la jornada laboral a 4 horas.

Esta reivindicación estaba inspirada por un justo deseo de solidaridad y unidad. Sin embargo, planteaba una medida revolucionaria que para llevarse a cabo necesitaba de la toma del poder por el proletariado en un terreno de "reforma radical", dentro del marco capitalista. En ese sentido, provocaba tanto la desconfianza de los obreros con trabajo -que veían como las escasas veces donde tal medida se aplicaba era a costa de una disminución brutal de su salario- como de los parados y, a menudo, derivaban en enfrentamientos entre los piquetes de parados y los trabajadores con empleo.

Hubo movimientos de solidaridad de los obreros activos con sus hermanos en paro. Living Marxism cita «las huelgas de los obreros del automóvil de Detroit en enero-febrero de 1933, la huelga de los conductores de bus de Milwaukee en el mismo año, así como otros ejemplos». Pero estas movilizaciones unitarias fueron más bien excepcionales, predominando el movimiento específico de los parados.

A esto último contribuyó la acción muy beligerante de los sindicatos tanto del corporativista AFL como de los nuevos sindicatos horizontales reagrupados alrededor de la CIO[8]. La AFL hizo una odiosa campaña culpando del desempleo a los emigrantes mientras que los sindicatos pro-CIO desplegaban una activa militancia contra las tentativas de los parados de acudir a las puertas de las fábricas, desarrollando violentas campañas contra los militantes de la IWW partidarios de estas medidas.

 

El fracaso de la tentativa de unificación a escala nacional de las organizaciones de parados

 

Living Marxism pensaba que el movimiento de parados podía haber sido «la sede de una fermentación general que a término prometía asumir un carácter revolucionario». Esta perspectiva parecía posible en la primera etapa del movimiento entre 1931-33 marcada por las iniciativas masivas, las manifestaciones y marchas contra el hambre, las reuniones amplias, en definitiva, por lo que Living Marxism califica de una lucha donde «los trabajadores mismos son lo único importante en la lucha, todo depende de su solidaridad, de su acción militante, de sus iniciativas».

Sin embargo, el movimiento tenía unos límites muy precisos: aislamiento estricto en el campo de los parados sin extensión al resto de trabajadores, fuerte desorientación ideológica fruto de contexto reinante a escala mundial y una gran dispersión organizacional: salvo las Uniones de Parados o la Workers League de Chicago, las organizaciones caen en un fuerte sectarismo y consagran una buena parte de su actividad a diferenciarse de las demás y a denigrarlas. El artículo de Living Marxism estigmatiza esta actitud: «cada organización sostiene que su educación particular, su forma específica de organización y su programa de emancipación exclusivo será el que tenga éxito».

Hubo un intento de superar este problema con una iniciativa de la Workers League de Chicago quien, junto con la Unemployed Citizen League de San Luis, convocó una Conferencia en Chicago celebrada en noviembre de 1932. Asisten 44 delegados representando a 30 organizaciones diferentes procedentes de Illinois, Missouri, Iowa, Michigan, Nueva York y Texas. La conferencia rechaza la auto-ayuda y reivindica un seguro de paro, subsidios suficientes, el derecho a comités de quejas y la equiparación de los salarios en los trabajos públicos organizados por algunos estados donde se pagaban salarios muy por debajo de los habituales. «Al lado de estas reivindicaciones inmediatas, se adoptó una declaración más bien vaga a favor del socialismo como solución permanente para las enfermedades de la época».

Se toma la decisión de formar una Federación Nacional de asociaciones de parados en la que tiene mucho peso la iniciativa de la Workers League de Chicago la cual, «no controlada por ningún partido político aunque contaba en su seno con miembros militantes en alguno de ellos, había sido producida por reuniones espontáneas de parados que protestaban ante las sedes gubernamentales encargadas de repartir las ayudas sociales. Su programa se centraba en reivindicaciones directas por las necesidades del momento y defendía la necesidad de acciones generales concertadas de todos los sin trabajo (...) Animaba a los trabajadores en diferentes direcciones fructuosas que les permitían superar las marrullerías de los partidos políticos e impulsó grandes acciones masivas».

La influencia de esta organización en la Federación de Parados provocó una feroz campaña del PS y del PC para eliminarla, pero «cuando se apercibieron de que era imposible controlar la Federación Nacional a causa de la existencia de la Workers League » declararon una guerra sin cuartel contra la Federación, aunque muchas organizaciones participantes en ella eran Consejos de Parados o Ligas de Ciudadanos, el PS y el PC. Crearon una organización fantasmal -la Conferencia para la Acción Progresista del Trabajo- que condujo a una escisión en la Federación. Finalmente esta desapareció definitivamente en 1935 reducida a su mínima expresión.

El PS y el PC desplegaron una intensa labor de destrucción de las organizaciones de parados. Mientras que el control y la política del PS eran menos rígidos y su labor de sabotaje era más sibilina, la política del PC era más brutal: «no había la más mínima vacilación por parte del PC en escindir o destruir toda organización, incluso de las suyas, con tal de eliminar y sabotear toda actividad que no estuviera en armonía con los fines del PC».

 

La subordinación del movimiento de parados a la política capitalista del New Deal

En 1933, F.D. Roosevelt gana las elecciones y propone el famoso New Deal como "salida a la crisis" y propuesta de "trabajo para todos". No podemos hacer aquí un estudio del New Deal y su significación. Podemos decir algunas cosas:

1º Que no fue el producto del programa demócrata sino que el republicano Hoover había creado desde 1930 un grupo de estudio cuyas conclusiones fueron incorporadas en su mayoría al programa de Roosevelt.

2º Que en contra de lo que se nos ha hecho creer, el New Deal no sacó a Estados Unidos de la crisis ni cumplió verdaderamente la promesa de "trabajo para todos".

El artículo de Living Marxism muestra el recrudecimiento de la depresión en 1937-38 tras un par de años donde la política de "grandes trabajos públicos", de subsidios generalizados, todo ello a costa de un formidable endeudamiento, habían dado una engañosa impresión: «la elección de partidarios del New Deal no ha impedido el crecimiento de la miseria de los parados ni ha garantizado las victorias obtenidas en la calle, lo único que ha hecho realmente ha sido destruir toda actividad real de los trabajadores».

El artículo de Living Marxism cita hechos concretos en apoyo de su denuncia:

- en 1937 los salarios de la WPA, el organismo de obras públicas que daba trabajo a los parados, han bajado un 20% mediante un ingenioso mecanismo de "reclasificación de los puestos de trabajo"

- la Asociación Americana de Trabajadores Sociales declara en noviembre de 1937 que «los seres humanos se ven forzados a vivir en barrios cuyas casas no merecen tal nombre; se gasta menos en comida para las personas socorridas que en comida para perros. La alimentación aportada a las familias socorridas es muy inferior al mínimo vital».

- en el periódico The Nation, 29-8-1938, se señala que «los socorros a las familias se derrumban bajo los golpes de la recesión», muchas vuelven a estar al borde del hambre como en 1930-32

Las medidas de Roosevelt, más allá de los paños calientes que pudo aplicar en un primer momento y que tuvo unos efímeros efectos en 1935-36, lo que en realidad desarrollaron fue un capitalismo de Estado al "estilo americano"[9] que puso las bases para que con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la economía americana se convirtiera en una formidable y aplastante maquinaria militar. Roosevelt implantó la variante "made in USA" de la economía de guerra que los nazis impusieron en Alemania y el estalinismo aplicó en Rusia.

Pero si Roosevelt no tuvo ningún éxito en la superación de la depresión donde obtuvo un éxito formidable fue en la derrota ideológica de los trabajadores y particularmente del movimiento de parados. En esta tarea contó con la inestimable colaboración del PS y muy especialmente del PC.

Ya vimos como el tándem PC-PS sabotearon la tentativa de formar una federación nacional. Cuando de las iniciativas autónomas de los parados no quedaban más que las cenizas de algunos grupos aislados, constituyeron una Workers Aliance (WA) cuya política consistía en apoyar ciegamente el New Deal. Living Marxism denuncia como la WA se convirtió en un instrumento de encuadramiento y mistificación de los parados con objeto de ponerlos al servicio de los intereses del New Deal. Así, cita al jefe de la WPA, Harry Hopkins quien se dirige cálidamente a los jefes de la WA en estos términos: «¡Adelante amigos! No encontraréis a nadie en nuestra agencia que no sea amigable con vuestro sindicato; nadie dejará de respetar a vuestro competente jefe».

En contrapartida, la WA en su Convención nacional de Cleveland (septiembre 1938) acuerda «el reagrupamiento de las fuerzas de los parados con otras fuerzas progresistas para el éxito de los partidarios del New Deal en las elecciones de 1938».

¿Cómo logró la WA convertir al movimiento de parados en un mero apéndice del New Deal de Roosevelt? Evidentemente, se vieron favorecidos por la situación mundial con toda su presión hacia el antifascismo: unión de todas las fuerzas democráticas y progresistas para cerrar el paso al enemigo público número uno, el mal de males, el Nazismo. PC y PS en Estados Unidos hicieron de Roosevelt y su New Deal el paladín de esa "lucha democrática". De otro lado, el "ejemplo ruso" con los supuestos éxitos de los planes quinquenales soviéticos favorecía la mistificación ideológica del "Estado como vehículo hacia el socialismo". Las medidas del New Deal de intervencionismo estatal no solo eran alabadas por el dúo PC-PS como "vehículos para salir de la crisis" sino que además eran presentadas como "el camino al socialismo", como preconizaba el programa electoral del PC que decía: «estamos caminando hacia una América Soviética» (¡¡¡).

Las marchas del hambre, una de las acciones callejeras genuinas de los parados en 1931-33, se convirtieron en actos de presión sobre los políticos de turno para que "cumplieran" las propuestas del New Deal, para que "hicieran caso al Presidente"[10], para que "aplicaran escrupulosamente los fondos destinados a obras públicas por la administración federal". Las reivindicaciones obreras eran sistemáticamente sustituidas por la presión para que la política del New Deal se cumpliera. El movimiento de parados se había transformado en un celoso auxiliar de la acción gubernamental.

En el manual del WA de 1936 se justificaba esta política con el siguiente argumento: «Las victorias obtenidas en el tajo por el combate cotidiano de los parados han sido a menudo transformadas en derrotas por la acción de políticos retorcidos y legisladores anti-obreros. De esta triste experiencia hemos aprendido que debemos tomar parte activa en la elección de personalidades oficiales y que debemos responsabilizarlos para que actúen favorablemente a nuestros intereses».

Frente a esa realidad, la política del WA es la de reforzar la presión «para colocar a políticos honestos en ministerios honestos», a pesar, de que esos "hombres honestos del New Deal" lo que estaban haciendo es «reducir los salarios y los socorros con la ayuda del WA». Esta política de someter los obreros al New Deal llevaba a su derrota y convertía a los dirigentes de la WA en burócratas que iban ocupando puestos cada vez más altos en el organigrama del WPA.

Conclusión

Es cierto que la época de los años 30, al estar dominada por la más cruenta contra-revolución de la historia, es diferente de la actual. Sin embargo, hay algo en común y que nos advierte sobre una de las causas de la derrota y dispersión del movimiento de parados en USA: la acción de sabotaje organizacional, político e ideológico que ejercieron los falsos amigos de la clase obrera, el PS y el PC.

Si se nos permite un símil futbolístico, la clase obrera juega el partido con la clase dominante en condiciones de inferioridad. El árbitro no es neutral sino que pita todo lo que haga falta a favor del equipo capitalista. En el equipo proletario hay algunos jugadores que visten su camiseta, pero que hacen todo lo posible para meterle goles en su propia puerta, que desorganizan su juego, especialmente en los momento más decisivos.

No se trata de lamentarse ni de pretender la utopía de un juego limpio en el enfrentamiento de clases, sino de comprender mejor las condiciones de la lucha obrera y a partir de ello desarrollar los medios de una lucha autónoma de clase, liberada de la tutela destructora de sindicatos y partidos de "izquierda".

Smolni 15-5-09


 


[1] Ver  /accion-proletaria/200811/2407/crisis-del-capitalismo-el-desempleo-expresa-la-quiebra-del-capitalismo

[2] Ver /cci-online/200902/2470/el-desempleo-expresion-de-la-quiebra-del-capitalismo-ii-1980-2007-el-desemple

[3] Ver /accion-proletaria/200903/2525/explosion-masiva-del-desempleo-en-2009-el-desempleo-expresa-la-quiebra

[4] «Vamos a salir de la crisis, no vamos a vivir en ella para el resto de la historia», dijo el 11-5-09, (www.cope.es/espana/11-05-09--felipe-gonzalez-no-vamos-vivir-crisis-resto....)

[5] Salvo que se indique lo contrario todas las citas proceden de los números 4 y 5 de esta publicación, Chicago 1938.

[6] El capitalismo norteamericano se desarrolló sobre la base de una continua colonización de las tierras del Oeste, hecha sobre la masacre de los primitivos moradores -las tribus indias- y utilizando como punta de lanza una masa enorme de emigrantes. Esto generó una ideología individualista, la ilusión de la "igualdad de oportunidades", del "hombre hecho a si mismo" etc., que dificultó la maduración de una conciencia colectiva en la clase obrera.

[7] Obreros Industriales del Mundo, organización sindicalista revolucionaria. Para conocer su experiencia ver Revista Internacional números 124 y 125: /revista-internacional/200602/513/historia-del-movimiento-obrero-iww-1905-1921-el-fracaso-del-sindica

[8] CIO: Congress of Industrials Organisation, sindicato disidente más radical que en 1936 acabaría fusionándose con la AFL.

[9] Una intervención del Estado, sin nacionalizaciones ni enfrentamientos con la burguesía privada, basada en una enorme burocracia de Agencia Federales que ejercen un control mucho más estricto y absorbente de la economía nacional que la que puede lograrse con toda la economía sometida a la propiedad estatal.

[10] Como se hacía respecto al "padrecito Zar" en Rusia que no estaría al corriente de las atrocidades de sus funcionarios, aquí se presentaba al "buenazo" de Roosevelt como un "gran presidente" desobedecido o saboteado por funcionarios venales.

Cuestiones teóricas: 

Pakistán: El nuevo frente imperialista de Obama

 

Barack Obama declaró su intención de bombardear en territorio pakistaní antes incluso de ser elegido presidente

«Están planeando atentar de nuevo. Fue un terrible error no actuar cuando tuvimos la oportunidad de romper una reunión de la cúpula de Al Qaeda en 2005. Si tenemos información que permita llevar a cabo operaciones sobre objetivos terroristas de alto valor y el Presidente Musharraf no quisiera actuar, nosotros lo haremos» (Guardian, 01.08.08) «El Sr. Obama... dijo que el Presidente George Bush había elegido el campo de batalla equivocado en Irak y que debería haberse concentrado en Afganistán y Pakistán. Dijo que él no dudaría en usar la fuerza para destruir a quienes fueran una amenaza para Estados Unidos y que si el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, no actuara, él lo haría» (Id. 04.08.08)

El presidente Musharraf dimitió el pasado mes de Agosto y desde entonces hemos asistido a un deterioro cualitativo de la situación de la seguridad nacional. A Musharraf le sucedió el marido de la asesinada Benazir Bhutto, Asif Zardari, notoriamente corrupto. Los atentados en Mumbai en Noviembre del año pasado[1] marcaron una escalada de las tensiones imperialistas. India tuvo bien claro a quien culpar de los ataques. Pakistán por su parte, sufrió sus propios atentados cuando un grupo de activistas atacó al equipo de críquet de Sri Lanka, causando muchos heridos y al menos 6 soldados muertos.

 Más recientemente fue asaltada una academia de policía en Lahore y ocupada brevemente por un grupo armado que arremetió contra todo a su paso con pistolas  y granadas. Al menos 12 personas murieron y luego siguió un periodo de 8 horas de enfrentamiento antes de que la policía retomara el control. Esto muestra las repercusiones de los bombardeos americanos en las regiones fronterizas: «Una presunta aeronave no tripulada estadounidense lanzó hoy dos misiles contra la supuesta guarida de un líder Taliban que había amenazado con atacar Washington. El ataque aéreo mató a 12 personas e hirió varias más, según dijeron fuentes oficiales. El bombardeo se produjo un día después de que el líder Taliban pakistaní Baitullah Mehsud reivindicara la responsabilidad del mortífero atentado en una academia de policía en la ciudad oriental de Lahore. Mehsud dijo que el atentado era la represalia por los lanzamientos de misiles estadounidenses contra supuestas bases terroristas en la frontera con Afganistán» (Guardian 01.04.09)

El efecto acumulativo de esta situación ha llevado a Islamabad a conceder la implementación de la sharia en la región de Swat. Esto muestra el debilitamiento del Estado de Pakistán, que tiene que hacer concesiones a otra forma de ley al interior de sus fronteras. Sumado a esto, la publicidad del video de la flagelación  pública de una joven se ha usado como parte de la campaña para justificar futuros ataques a Pakistán.

Los vínculos entre el Estado y los terroristas

 

Uno de los problemas clave que tiene el gobierno pakistaní para enfrentar a los Talibanes son los vínculos profundamente arraigados entre la Agencia de Seguridad pakistaní, el ISI, y algunos de los elementos yihadistas. Estas conexiones se forjaron al calor de la confrontación entre los bloques imperialistas ruso y americano, particularmente en los años 80, cuando los americanos financiaron la creación de una vasta fuerza yihadista en Afganistán: los Mujaidines. Tras la derrota de la URSS, muchos de estos combatientes evolucionaron para llegar a formar la base de los Talibanes. Nunca ha habido una neta ruptura entre el ejército pakistaní y los yihadistas. Cualquier intento de ruptura estaba destinado al fracaso, ya que el ejército es, en última instancia, la única fuerza capaz de mantener unido el Estado.

Tras los atentados de Mumbai, la entonces Secretaria de Estado Condoleeza Rice declaró que «todas las instituciones de Pakistán deberían ir en la misma dirección», dando a entender que el gobierno tenía que controlar los elementos díscolos en el ISI. A pesar de la gigantesca campaña sobre Obama que lo ha presentado como portador  del "cambio en el que hay que tener fe", se sitúa casi en perfecta continuidad con George Bush Jr. -de la misma forma que éste último implementó la política de invasión de Afganistán tramada por Bill Clinton.

Por lo que concierne a los Talibanes, el nombre se ha convertido en una  imagen de marca para distintas fuerzas. Los hay que quieren derrocar el gobierno para instalar el tipo de autoridad previamente visto en Afganistán. Muchos de ellos cruzan la frontera de un lado u otro para combatir en Afganistán o Pakistán según convenga.

También hay grupos tribales que nunca han aceptado ningún tipo de autoridad de Islamabad, particularmente en las regiones de Beluchistan y Waziristan. Después hay un creciente número de gente desesperada y hostigada, que no tiene ninguna esperanza de recibir educación o encontrar trabajo, y cuyos hijos a menudo acaban en las garras de las escuelas religiosas, las madrasas. De esa forma no hay escasez de gente para el reclutamiento -puesto que hay cerca de un millón de personas desplazadas en los confines de Pakistán. Se calcula que existen actualmente un millón y medio de niños en madrasas, donde esencialmente se les enseñan sólo los versos coránicos. En estas escuelas es donde los Talibanes hacen sus campañas de reclutamiento de suicidas, apoyados por el hecho de que, cada ataque de los Estados Unidos, mata civiles inocentes y crea por tanto un auténtico odio y deseo de venganza que los Talibanes pueden explotar. El torrente permanente de ataques al ejército con muertos ha aumentado; los últimos 5 años han sido abatidos 1500 soldados pakistaníes en combates con diferentes fuerzas insurgentes.

 

¿Cuáles son las perspectivas?

 

Hay un hundimiento vertiginoso en el caos. Estados Unidos teme realmente las consecuencias de un colapso de la administración civil. En particular es preocupante la cuestión del arsenal nuclear pakistaní. Estados Unidos ha afirmado belicosamente, que estaría dispuesto a una invasión para garantizar la seguridad de las bases, si considerara que eso concordara con sus intereses. Una invasión sería una provocación que empeoraría drásticamente la situación social.

También está la cuestión de las relaciones entre Pakistán y la India, que ya eran suficientemente tensas antes de los atentados de Mumbai, tras los cuales muchas facciones han llamado abiertamente a bombardear Pakistán. Un ataque a Pakistán implicaría necesariamente a China (un apoyo clave de Pakistán) y también a Estados Unidos en la refriega, con desastrosas consecuencias para la región.

Contra esta tendencia sólo se opone el potencial de la lucha internacional de la clase obrera. En particular en esta región se han producido oleadas de luchas en Bangladesh, planteando así una auténtica alternativa proletaria frente a la catástrofe del capitalismo decrépito.

 

Graham., 01.04.09. Traducido de World Revolution, prensa de la CCI en Gran Bretaña



[1] https://en.internationalism.org/ci/2009/mumbai-slaughter; https://en.internationalism.org/wr/320/mumbai-india-pakistan

Geografía: 

Personalidades: 

Pronunciamiento del Encuentro Internacionalista en México

La necesidad existente en la clase obrera por enfrentar las campañas ideológicas que promueven falsos caminos, como la "revolución cubana", el "socialismo del siglo XXI" o el avance de "gobiernos progresistas", y la agravación a sus condiciones de vida por efecto de la agudización de la crisis, ha impulsado desde hace tiempo a la creación de grupos y círculos de discusión, los cuales, son ya en sí mismo un verdadero esfuerzo de la clase por reflexionar y buscar caminos hacia la revolución. Pero ese esfuerzo sólo puede tomar mayor dimensión en la medida en que se combata al aislamiento y esa reflexión inicial se extienda, y bajo el principio de la crítica, la solidaridad y la defensa del internacionalismo, tome una profundidad mayor. En ese plano, el Encuentro de discusión internacionalista, aún cuando inicialmente ha sido convocado por la Corriente Comunista Internacional, se reconoce como un esfuerzo colectivo, en el que grupos, círculos e individuos implicados en la discusión, han sido capaces de plantear un pronunciamiento que recoge algunos acuerdos.

Convocados a la discusión de la agenda: I. La crisis y la decadencia del capitalismo, II. Situación actual de la lucha de clases internacional y III. Formas de organización y lucha de la clase obrera, la reunión genera un pronunciamiento mínimo bajo el cual abre la posibilidad de dar continuidad a la discusión, la reflexión y la coordinación de fuerzas:

1. Concientes de que la clase trabajadora para fortalecer su conciencia requiere de la discusión, los asistentes definen el criterio proletario de la crítica respetuosa, y sustentan la necesidad de acercar las fuerzas proletarias para alentar el fortalecimiento de un MEDIO PROLETARIO INTERNACIONAL, capaz de reconocer las diferencias y al mismo tiempo mantener abierta la polémica y la voluntad de intervenir colectivamente, construyendo los lazos solidarios vitales en el combate proletario contra el capitalismo.

2. Aún cuando existen ciertas diferencias de parte de algunos camaradas en torno a la explicación y el momento de apertura de la decadencia del capitalismo defendido por la CCI, el conjunto de los asistentes expone el acuerdo de la existencia, en la actualidad, de condiciones materiales que hacen posible y necesaria la transformación radical del sistema capitalista, lo que implica que es imposible esperar beneficios (ni aún temporales) de las políticas pretendidamente progresistas planteadas por el aparato de izquierda del Estado burgués.

3. El desarrollo del capitalismo ha llevado a que instrumentos que otrora permitieron el desarrollo del combate proletario, en la actualidad sean órganos que el capital ha recuperado en su estructura y utiliza para el sometimiento, tal es el caso del sindicato. Sobre este aspecto, algunos compañeros expresaron su desacuerdo, aún cuando reconocen la limitación histórica que éste representa y el papel de saboteador que ha jugado en las luchas proletarias del siglo XX y lo que va del XXI.

4. El encuentro ha reconocido que la recesión que se vive actualmente, no es sino un proceso de agudización de la crisis que se abrió a fines de la década de los sesenta, la cual no tiene solución ni con las medidas "neoliberales", ni con las políticas intervencionistas anunciadas por gobiernos, como el de Obama, o los de izquierda presentes en América Latina, desde Castro y Chávez, pasando Evo Morales y Lula, hasta los del FMLN y FSLN.

5. Ese proceso de agudización de la crisis ha traído respuestas de la clase trabajadora. Sin embargo, el proletariado en general está aún haciendo la digestión a los ataques por lo que se puede sentir en algunos sectores cierta inhibición en su actuación. No obstante podemos decir que las manifestaciones que se han presentando en desde 2003 a 2008, aunque sean respuestas incipientes, estas son ya reveladoras de que el curso abierto en la historia es hacia el desarrollo futuro de combates. Por eso la campaña de la burguesía que avanza afirmando la desaparición del proletariado o su incapacidad para poner en cuestión a la explotación, se derrumba cuando se percibe que el proletariado de nuevo se pone al centro del escenario social.

6. Las diferencias y matices expuestos a lo largo de las temáticas discutidas, más que ser un motivo para cerrar un debate, representan oportunidades para clarificar, profundizar y ampliar la discusión. En este sentido el encuentro considera necesario construir un medio para dar continuidad a la discusión y de esa manera preparar un posterior encuentro a realizarse en próximos meses. Así, se mantiene el acuerdo de construir un "blog" en el que, asidos al espíritu internacionalista, se le de uso para:

- dar continuidad al debate y abrirlo hacia el conjunto de la clase,

- recuperar análisis que permitan dar profundidad a las discusiones,

- compartir y extender las experiencias de luchas del proletariado en diferentes regiones,

- denunciar las trampas de la burguesía e impulsar la solidaridad de los explotados,

- sacar y extender las lecciones de cada uno de sus combates.

- coordinar los esfuerzos de las minorías concientes de la clase obrera para intervenir de manera conjunta.

7. El encuentro confirma que el proletariado es una clase internacional, por lo cual su discusión y organización requieren de esa dimensión, por eso esta reflexión está en continuidad de los esfuerzos presentes en encuentros similares que han tenido lugar en Corea, España. Por eso, construir colectivamente un espacio para el debate fraterno es una tarea que se inscribe en la preparación del futuro y es un paso importante en el desarrollo de la conciencia y la unidad de la clase obrera.

Abril, 2009.

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Acción Proletaria nº 208, 15 de Julio - 15 de Septiembre

Detrás del discurso de paz de Obama se oculta una verdadera estrategia imperialista

 

 

El discurso del nuevo presidente de los EE UU el pasado 4 de junio en El Cairo (Egipto) ha sido calificado rápidamente, en todos los países occidentales, de "histórico". Debemos decir que Obama se expresó con palabras y análisis que a primera vista parecían en total ruptura con la agresiva política de "¡A la guerra!" del anterior Jefe de Estado estadounidense G. W. Bush. B. Obama presentó su propia política internacional: habló de la necesidad de pasar página y de tratar los errores de Bush y de su Administración tomando en cuenta el traumatismo que supuso el Once de setiembre de 2001. Si hacemos caso de lo que dijo, la "guerra de civilizaciones", tan querida por la antigua administración estadounidense, se ha terminado. En su discurso del 4 de junio no le costó colar el mensaje de que EEUU no es enemigo de los musulmanes sino un compañero leal. Habló sin rodeos de «la ocupación» y de «la aspiración de los palestinos a la dignidad, la legalidad, la igualdad de oportunidades y a un Estado independiente»[1]. Presentó prácticamente a los Estados Unidos como ese amigo de los palestinos con el que pueden contar. Pidió a Hamás -sin calificarle de terrorista- el reconocimiento del Estado de Israel. Más significativo aún: comparó el combate de los palestinos con el de los esclavos negros de América e incluso con el combate de los negros de África del Sur en tiempos del Apartheid.

Desde la óptica de un presidente de los EEUU tales afirmaciones públicas son absolutamente inéditas; pero están en continuidad con la política de apertura diplomática que EEUU parece querer llevar a cabo con Irán; país al que han calificado hasta hace poco de «peligro potencial para la seguridad del mundo».

¡Cuántos cambios en tan poco tiempo!

¿Cómo es que los EEUU hasta ayer mismo totalmente agresivos se han vuelto de repente rapsodas del diálogo y de la paz?

Nosotros tenemos razones más que suficientes para desconfiar. La experiencia, dramática en muchos casos, nos ha enseñado a no tomarnos al pie de la letra los bellos discursos de los burgueses. La historia nos ha mostrado efectivamente que cuando el capitalismo habla de paz en realidad está preparando la guerra.

 

La necesaria reorientación de la política estadounidense

Los Estados Unidos, tras el hundimiento del Bloque ruso en 1989, han llegado a ser la única superpotencia del planeta. Mantener su dominio a cualquier precio es la orientación que han dado a su política guerrera a lo largo de los años transcurridos desde entonces. Sin embargo, a partir de 2001, con la guerra en Afganistán y en Irak, hay una realidad que se muestra con claridad meridiana: el debilitamiento de los EEUU. Su hundimiento hasta las cejas en el embrollo afgano e iraquí es una manifestación concreta y particularmente trágica de esa realidad que no se presenta aislada; en cualquier rincón del mundo las otras grandes potencias impugnan la supremacía estadounidense y ponen sus propios intereses por encima de cualquier otra consideración: es el caso de China en África, el de Irán en Oriente Medio,... Cualquier nación, camarilla o grupo de presión, cualquier burguesía nacional se anima enseguida a defender sus propios intereses, al amparo de un desorden y un caos en aumento. La política de la administración Bush, firme en su voluntad de afirmar la potencia estadounidense, sola contra todos, no ha frenado en nada este fenómeno de debilitamiento; al contrario, esa política aceleró el proceso de aislamiento y debilidad; incrementó la contestación, la discordia y el descontento antiestadounidenses en especial en el mundo musulmán, incluso por parte de aliados como Egipto o Arabia Saudita.

Que esta política obstinada, tozuda, de los EEUU no podía ser mantenida durante mucho tiempo lo ha comprendido gran parte de la burguesía estadounidense, el Presidente Obama y su Administración superando, al menos momentáneamente, la gran desavenencia existente entre republicanos y demócratas respecto a esa política. Sin embargo, la política orquestada por la Administración Obama no impedirá el desarrollo de un creciente proceso de aislamiento de Estados Unidos. El debilitamiento estadounidense y el ascenso de la tendencia a ir "cada uno a la suya", característica del periodo histórico, son realidades irreversibles. Uno de los aspectos de esta realidad se halla en la creciente imposibilidad para EEUU de intervenir militarmente y al mismo tiempo en las diferentes guerras regionales en las que está totalmente atascado. No sólo están agotados sus recursos militares, particularmente los "medios humanos", sino que la crisis económica que comienza a hacer estragos en el mundo entero le causa serios problemas. El ejército estadounidense devora diariamente millones de dólares mientras el país se empobrece a marchas forzadas, mientras explota el desempleo, y la cobertura sanitaria es nula,... En un momento en que la pobreza golpea a partes crecientes de la población ¿cómo conseguir que ésta acepte sin rechistar los gastos militares constantemente en aumento? Es más, a pesar de que les aumentan las primas y el sueldo, es cada vez más difícil encontrar jóvenes dispuestos a enrolarse, a dejarse agujerear la piel en guerras cada vez más desfavorables. Esta nueva orientación de la política imperialista de EEUU no tiene nada que ver con un humanismo reencontrado por Obama. Esta política se impone, como algo necesario, a la burguesía americana y significa, simplemente, que Estados Unidos debe hacer las cosas con mejor puntería cuando se trata de intervenciones guerreras. Su elección está decidida: llevar la guerra a Afganistán y a Paquistán; lo que consecuentemente lleva implícito el intento de calmar, al menos de momento, las apuestas iraní y palestina. Dominar la situación en Afganistán es un imperativo para EEUU, si quieren recuperar una verdadera influencia en Paquistán, un auténtico punto de confluencia de múltiples direcciones: Irán hacia el Oeste, el Cáucaso y Rusia al Norte, y China e India hacia el Este; país, este último, que no cesa de mostrar sus crecientes apetitos imperialistas. He aquí la obligada elección que deben hacer los Estados Unidos y que explica el sentido profundo del discurso de Obama en El Cairo.

 

Washington presiona a Israel

 

Israel es desde hace décadas el más fiel aliado de Estados Unidos en Oriente Medio. El vínculo entre la burguesía de estos dos países es muy fuerte y el ejército israelí está apoyado totalmente por Washington. En tiempos de G.W. Bush los israelíes lograron una notable dimensión en lo que se refiere al dominio de su política imperialista; Tel-Aviv y Washington estaban prácticamente en la misma longitud de onda. Hoy no es el caso: la Administración estadounidense exige actualmente a la burguesía israelí que se pliegue a sus exigencias, a la defensa de sus propios intereses inmediatos; lo cual ha hecho subir inmediatamente la tensión entre ambos países. Las divergencias entre Netanyahu, jefe del gobierno israelí, y el presidente Obama son claras y rotundas; de tal manera que, bajo la fuerte presión estadounidense, Netanyahu ha debido moderar sus declaraciones en el discurso que pronunció en Tel-Aviv en respuesta al de Obama en El Cairo. Por primera vez a Netanyahu no le ha quedado más remedio que pronunciar las palabras "Estado palestino", aunque lo haya hecho asociándolas a la desmilitarización de éste y al rechazo de la división de Jerusalén como capital. Esto demuestra que las presiones al jefe del gobierno israelí deben ser fuertes y constantes. En este sentido le hace falta ganar tiempo; y eso es lo que ha hecho. Nosotros estamos seguros de que esto en el fondo no va a cambiar nada. Es fácil darse cuenta de ello cuando se descubre que Netanyahu ha pedido a los palestinos, como condición previa, que reconozcan al Estado israelí como un Estado judío. El Jefe de gobierno ha hecho de esta exigencia un elemento central, un factor que condiciona cualquier avance en las negociaciones de "paz"; cuando tiene claro que eso para la burguesía palestina no es de ninguna manera aceptable.

Con toda seguridad van a seguir subiendo las tensiones entre Israel y los EEUU; y no es menos cierto que esta nueva política estadounidense a la larga empujará a Israel a huir hacia una salida guerrera, llevado de la mano de la fracción burguesa en el poder

El Primer ministro B. Netanyahu considera la amenaza nuclear iraní insoportable para Israel. La escalada verbal entre M. Ahmadinejad, líder iraní, y el Gobierno israelí plasmaron el incremento de tensiones entre los dos países. Es más que probable que los acontecimientos actuales en Irán no tranquilicen mucho a la burguesía israelí. El Estado israelí puede caer en la tentación de poner al gobierno Obama contra las cuerdas por medio de una acción militar contra Irán.

Aunque tal perspectiva nunca se lleve a cabo la burguesía israelí no puede quedarse sin reaccionar ante lo que consideran un aumento de las exigencias estadounidenses. Paradójicamente, este incremento de las tensiones es el resultado del debilitamiento estadounidense. La guerra y la barbarie van a continuar desarrollándose inexorablemente en esta región del mundo.

Tino (02 julio 2009)
Traducción desde CCI Online de Révolution Internationale

 



[1] Courrier Internationale, 16 Junio 2009

Geografía: 

Personalidades: 

China y Bangladesh: miles de obreros en huelga

 

Por todos los rincones del planeta la clase obrera padece condiciones de explotación y miseria cada vez más insoportables. En los países que la burguesía llama hipócritamente "emergentes" los obreros son tratados como si fuesen animales de carga.

Pero en los últimos años, estos esclavos asalariados tienden a resistir de forma creciente. En Egipto, en Dubai, o en Vietnam, estas revueltas se desatan y estallan esporádicamente, reuniendo en cada lucha decenas de miles de obreros.

La existencia de estas luchas es desconocida en el resto del mundo, hasta totalmente ignorada. Los medios de comunicación, a las órdenes de la burguesía, desarrollan una verdadera censura: nada se filtra, ni las grandes huelgas, ni la terrible represión que se desencadena sistemáticamente sobre los obreros en lucha.

De esta manera, los periódicos han hecho reinar un silencio de plomo sobre las luchas masivas que se han desarrollado recientemente en Bangladesh y en China.

 

Bangladesh: los obreros del textil en lucha.

Los trabajadores del textil de este país detentan un triste récord mundial, el de los salarios más bajos: ¡0,22 $ por hora! En la India, donde la población vive en la más completa miseria, los salarios son dos veces más elevados (0,44 $ por hora). Además, últimamente, la situación se ha degradado todavía más: ¡en ciertas fábricas, estos mismos salarios de miseria no son pagados!

Por consiguiente, y después de meses de sufrimiento y de privaciones, la masividad y la violencia de la reacción obrera ha estado a la altura de este tratamiento inhumano. El 10 de mayo último, en una fábrica de jerseys Rupashi en Narayanganj (ciudad portuaria y centro de la industria textil del país). Los obreros han dejado estallar su cólera reteniendo físicamente a su patrón. «El día siguiente, los obreros de Rupashi cuando volvieron al trabajo se encontraron frente a una fábrica cerrada. Los trabajadores decidieron entonces ir en manifestación a las otras fábricas de la ciudad entonando eslóganes contra la explotación. Miles de trabajadores dejaron su puesto de trabajo para seguirles. Se produjeron enfrentamientos con los guardas de seguridad de las fábricas. La violencia se propagó como un reguero de pólvora: 20.000 trabajadores se pusieron a saquear y prender fuego a decenas de fábricas del textil y de hilado de algodón.»[1]

Ya en 2006,  miles de trabajadores sublevados devastaron ciertas zonas industriales. Pero esta vez, los huelguistas han actuado más masivamente y con más violencia. No han vacilado en atravesar todas las barreras de seguridad que rodean las fábricas para agruparse y enfrentarse al ejército, lo que ha dado lugar a sangrientas batallas callejeras.

Estos lugares son verdaderos presidios industriales, campos cercados de alambre de espino y protegidos permanentemente por vigilantes armados. Tomando las fábricas y enfrentándose al ejército, estos 20.000 obreros han tratado a la vez de destruir las máquinas,  verdaderos objetos de tortura sobre los que sudan sangre y lágrimas, día y noche, y al mismo tiempo enfrentarse a sus carceleros arriesgando su vida.

 

En China, frente a la crisis, también se desarrolla la combatividad obrera

 

China es presentada desde hace quince años como el nuevo Eldorado capitalista. Si creyésemos a los charlatanes diplomados en economía, el imperio de oriente está actualmente considerado como una excepción a la crisis económica. Mejor todavía, ¡China permitiría en el futuro a la economía mundial salir de la recesión! Evidentemente la verdad es totalmente diferente. Este país también está afectado de pleno y brutalmente por la crisis, y como en todos los sitios la clase obrera es la primera víctima. Por ejemplo, «sólo en Daqing[2], 88.000 empleados han sido despedidos en los últimos dos años»[3]. En todo el país, cerca de 30 millones de trabajadores emigrantes han perdido su trabajo desde el último verano.

Pero poco a poco la combatividad se desarrolla. A pesar de la represión despiadada del partido "comunista" chino, los obreros aceptan cada vez menos ser tratados como bestias de carga. Así, desde comienzos de marzo, «miles de obreros del noreste de China manifiestan su descontento en la calle para reclamar la entrega de sus subsidios y la liberación de sus representantes[4]. Las manifestaciones han tenido lugar en las ciudades de Daqing y de Liaoyang, en el corazón del centro industrial de Manchuria, afectado por la crisis económica. En torno de estas ciudades, las industrias del estado dan trabajo directa e indirectamente a nueve personas de cada diez. Pero el rendimiento de estas industrias está descendiendo y los planes de austeridad se multiplican. Después de que se anunciara que no recibirían más subsidios para la calefacción y que se quedarían sin seguridad social después del despido, los obreros de Daqing, por miles, hasta 30.000, salen todos los días a la calle desde primeros de marzo. Reunidos en la plaza del Hombre de Hierro, nombre de un héroe legendario del proletariado de los años sesenta, hacen un plante frente a la sede local de Petro China, la compañía pública que les emplea. "Nosotros somos Los hombre de hierro"; eso es lo que pone en las pancartas que han colgado en las ventanas de sus patronos. En Liaoyang, razones similares han obligado a decenas de miles de obreros a desafiar el frío y los vientos de arena, para protestar frente a la sede del gobierno local»[5].

Esta oleada de luchas es representativa del aumento de la combatividad del proletariado que se vive en China frente a los efectos de la crisis económica. «A lo largo de los tres primeros meses de este año, al ritmo de las pérdidas de empleo y del retorno de los emigrantes a sus regiones de origen que ha aumentado rápidamente, China ha experimentado 58.000 "incidentes de masas". El mismo gobierno habla de huelgas, de manifestaciones en la calle, cortes de carreteras y de otras formas de lucha proletaria. Estas cifras provienen de agencias de observación  de la estabilidad política en China continental  situadas en Hong Kong. Si esta tendencia continua todo el año, 2009 batirá todos los récords precedentes con más de 230.000 de estos llamados "incidentes de masas", comparados a los 120.000 de 2008 y a los 90.000 de 2006»[6] .

De Vietnam a Dubai, de China a Bangladesh, estallan  huelgas cada vez más importantes y violentas. La cuestión que se plantea es esta: ¿cuál es el porvenir de estas luchas? Para responder, hay que concebirlas como partes de un proceso internacional de retorno progresivo del proletariado al terreno de la lucha de clases en todo el mundo.

En los países "emergentes", la combatividad obrera, la masividad de las huelgas, así como la valentía frente a la represión feroz, son una fuerza que puede y debe inspirar a los proletarios de todos los países.

Pero la desesperación que les lleva, como en Bangladesh, a saquear las fábricas y a enfrentarse a las fuerzas de represión sin otra perspectiva que morir en un baño de sangre, revela también hasta que punto estos proletarios necesitan de la lucha de los obreros en los países centrales, en Europa y Estados Unidos, para apropiarse de la larga experiencia de los batallones más viejos del proletariado mundial.

Para que todas estas luchas tengan un eco, para que la combatividad de unos aliente a la de los otros y que la experiencia de los otros aproveche recíprocamente, hay que romper la capa de plomo mediática orquestada por la burguesía, quebrar el black-out difundiendo y debatiendo lo más ampliamente posible, a escala internacional, cada nueva lucha importante.

 

Traducido de Révolution Internationale nº 403, periódico de nuestra sección en Francia.

 

 



1)   Fuente: "Des nouvelles du front".

 

2)   Ciudad de un millón de habitantes situada en la provincia de Heilongjiang.

 

3)   Fuente: "Des nouvelles du front"

 

4)   Estos "representantes" son a priori los elementos que el estado chino ha señalado como los obreros más combativos desde el comienzo del movimiento y sobre los cuales ha concentrado la represión metiéndolos en prisión. Sin embargo, debido a la poca información  a nuestra disposición, nosotros no sabemos en que condiciones y hasta que punto estos "representantes" son reconocidos por el conjunto de los obreros en lucha.

 

5)   Fuente: "Des nouvelles du front".

 

[6] Fuente: "Des nouvelles du front

Geografía: 

Lindsey: los trabajadores muestran el poder de la solidaridad

 

La huelga del pasado junio de los trabajadores de mantenimiento y construcción en 30 obras del sector energético a lo largo de Gran Bretaña, exigiendo la readmisión de sus 640 compañeros despedidos en la refinería de Lindsey, Lincolnshire, mostró la fuerza colectiva de la solidaridad obrera.

Estas huelgas no oficiales, convocadas en muchos casos por asambleas masivas de trabajadores, forzaron a la empresa petrolera Total a retirar los despidos. También consiguieron restablecer los empleos de 51 obreros de la construcción cuyos despidos provocaron la entrada en huelga de otros 1200 trabajadores de la obra, lo que llevó a Total a despedir de forma provocativa a cientos de huelguistas. En un momento en el que a los obreros se les dice que no pueden hacer nada ante la creciente ola de desempleo, este movimiento de solidaridad le recordará a la clase su fuerza potencial.

El hecho de que la lucha se basara en la solidaridad, le dio una base mucho más firme que la menos importante huelga en Lindsey a primeros de año, cuando para muchos pareció que el impulso tras la huelga era el slogan reaccionario "Empleos británicos para trabajadores británicos", idea que sólo puede sembrar divisiones en el seno de la clase obrera. La evidente muestra de solidaridad de clase con los obreros despedidos hizo que la huelga de junio tuviera un eco más claro en toda la clase trabajadora.

A pesar del indudable peso del nacionalismo, la huelga de enero ya tuvo importantes aspectos positivos: huelgas de solidaridad, asambleas masivas, el surgimiento de pasos hacia la ruptura de la división entre trabajadores "británicos" y "extranjeros". Estos rasgos hicieron posible que la lucha forzara a los empresarios a ceder, y ahora han vuelto a aparecer de una forma más amplia y dinámica.

 

Solidaridad: la fuerza colectiva de la clase obrera

 

«Pase lo que pase en los próximos días esta lucha ha demostrado que los trabajadores no tienen por qué aceptar los ataques; que pueden resistir. Más que eso, se ha visto que la única manera para los trabajadores de defenderse es defendiéndose los unos a los otros» (‘Construction workers at the centre of the class struggle', CCI online). Escribimos esto durante el primer fin de semana de huelga; para el final de la semana siguiente todos los trabajadores habían sido readmitidos.

La clase dominante se vio enfrentada a una oleada huelguística extendida a lo largo de algunos de los puntos más importantes del sector energético en El Reino Unido. El trabajo de construcción en refinerías de gas y petróleo; en centrales energéticas incluyendo la central nuclear de Sellafield; en complejos petrolíferos; en centrales petroquímicas, se paralizó cuando los obreros organizaron asambleas masivas y entraron en huelga. 900 trabajadores se declararon en huelga en la central nuclear de Sellafield, 1.100 en la de Ensus biocombustibles en Wilton, Teeside. 400 miembros de la plantilla pararon en dos plantas de LNG en el oeste de Gales, incluyendo la importantísima instalación petrolera en South Hook. Se produjeron huelgas de los trabajadores de construcción y de mantenimiento en la central de Longannet, Fife en Escocia, en la central de Aberthaw, Gales del sur; de 200 trabajadores de subcontratas en la central de Aberthaw en el oeste de Gales; los de mantenimiento en la refinería de Shell Stanlow en Ellesmere Port, Cheshire; subcontratados en las centrales de Drax y Eggborough , cerca de Selby, North Yorkshire; la planta nuclear de Hinkley Point en Somerset; la refinería de Coryton en Essex; y la de Isle of Grain en Kent. Algunas de estas huelgas sólo duraron uno o dos días; otras se mantuvieron mientras los compañeros de Lindsey permanecieron despedidos.

Como la lucha en enero también se logró el apoyo de trabajadores "extranjeros"; obreros polacos se sumaron a la huelga en la central de Drax.

La valentía de esas acciones no debe ser subestimada. El sector de la construcción está siendo duramente golpeado por la recesión. Estos obreros trabajan para subcontratas y se tienen que trasladar por todo el país buscando trabajo, y se sabe que estas empresas elaboran listas negras con los trabajadores más combativos. Esas acciones de solidaridad son ilegales y por tanto los responsables no sólo pueden ser arrestados sino también perder sus empleos por romper la ley. Estos obreros arriesgaron mucho con el fin de defender a sus compañeros.

 

La extensión de la lucha

 

Este movimiento se extendió no sólo por el boca a boca sino también a través del envió de piquetes informativos itinerantes por parte de los huelguistas de Lindsey con el fin de ganarse a otros trabajadores. De nuevo ilegal completamente, pero los obreros entendieron la necesitad vital de extender la lucha. Esos piquetes significan que puedan tener lugar discusiones entre los huelguistas y otros trabajadores, echando abajo barreras que los medios de comunicación y los sindicatos tratan de levantar. Se trata tan sólo de especulación, pero es posible que la experiencia de la gran distorsión de los medios en luchas anteriores llevara a los trabajadores de Lindsey a querer explicar las razones de su lucha directamente. Sea la razón que fuera estos piquetes informativos expresaron la determinación de extender la lucha.

 

Asambleas masivas

 

Al contrario que a primeros de año, los medios no mostraron demasiado relacionado con las reuniones masivas en Lindsey. Entonces mostraron las asambleas y concentraciones debido a la presencia de Union Jacks (bandera británica) y las pancartas con el "Empleos británicos para trabajadores británicos", y siempre pudieron encontrar algún huelguista que defendiera este slogan reaccionario. Esta vez no se interesaron en mostrar a los obreros discutiendo cómo extender su lucha, agradeciendo la solidaridad de compañeros. Hubo una o dos pancartas nacionalistas y Union Jacks, pero la cuestión de la solidaridad las relegó a un segundo plano.

No fue sólo en Lindsey donde hubo asambleas masivas. En otros sitios se produjeron antes de ir a la huelga. Un ejemplo muy interesante es Sellafield. Al principio de la segunda semana, el 22 de junio, los sindicatos del complejo convocaron una asamblea masiva y tras ella los obreros dejaron sus puestos de trabajo. Al día siguiente el sindicato desconvocó la huelga, sin ninguna asamblea. El miércoles algunos trabajadores organizaron su propia reunión. «Pensé simplemente que era acertado tener una asamblea que implicara a la gente, así que hicimos la asamblea y votamos continuar la huelga. Alrededor de unos 100 se declararon en huelga ese día, y después se nos unieron otros 100. Había una asamblea convocada para el viernes por la mañana y pienso que todo el centro habría apoyado la huelga otra vez pero en ese punto Lindesy ya había vencido» (declaraciones de un huelguista en socialistworker.co.uk 30/6/09).

Las asambleas masivas son vitales para la lucha porque permiten a los trabajadores discutir colectivamente las acciones que se necesitan. En este sentido hay una solidaridad consciente en relación a las acciones acordadas. No es sorprendente por tanto por qué es ilegal que esta clase de reuniones decida el ir a la huelga. Según la ley tiene que haber una votación secreta antes de cualquier huelga, o lo que es lo mismo, que no haya discusión colectiva acerca de las acciones que se deben tomar.

 

Los sindicatos intentan contener la lucha

La solidaridad activa mostrada por este movimiento ha significado un desafío para la habilidad de los sindicatos en el control de los trabajadores. Los obreros de Lindsey no esperaron a los sindicatos y a sus votaciones secretas para entrar en huelga en apoyo de los 51 trabajadores despedidos. Ni tampoco sus compañeros de Drax y Eggborough, Ratcliffe y West Burton en Nottinghamshire, Fiddlers Ferry, Aberthaw y los de las contratas en la refinería de BP cerca de Hull que se declararon en huelga cuando llegaron a sus oídos los 51 despidos y la huelga en su apoyo. La defensa de sus compañeros fue su principal preocupación. Los sindicatos fueron sobrepasados, aunque intentaron subirse al carro de un movimiento que estaba desbordando los diques de reglamentaciones, leyes y divisiones entre sindicatos. No decimos aquí que los trabajadores vieran claramente a los sindicatos como correas de sujeción o que quisieran organizarse fuera de ellos. Sin embargo, su voluntad de expresar solidaridad significó que tuvieron que actuar de forma ilegal y fuera de las normas de los sindicatos.

¿Cómo respondieron los sindicatos? Rápidamente.

Primero, los delegados sindicales de Lindsey jugaron su papel. Los delegados son la cara militante de los sindicatos. Su comité pareció transformarse en un comité de huelga, invitando a participar a miembros adicionales. Los obreros sí tenían confianza en un comité de huelga. Por tanto, a pesar de no confiar en los líderes sindicales, sí entregaron a los delegados sindicales el control de la huelga. Es cierto que estos delegados de base contribuyeron a la extensión de la lucha, pero siempre dentro del marco sindical. La idea para ellos era que la extensión de la lucha presionaría a los jefes sindicales para hacerles frente a los patronos, fortaleciendo su poder de negociación, dándoles un respaldo. Y en el caso de las asambleas, también fueron vistas como medios de presionar a la jerarquía sindical mientras negociaban, ya que estas podían rechazar cualquier acuerdo tomado.

Al mismo tiempo, la dirección sindical, después de, en un principio, llamar a los trabajadores a volver al trabajo, "apoyó" la huelga tan pronto Total despidió a los 640 huelguistas. Comprendieron que esta acción llevaría a una extensión mucho más amplia de la lucha. Para ponerse a la cabeza del movimiento los líderes de GMB y de UNITE inmediatamente buscaron negociar con Total, y así centrar el movimiento en el éxito de sus negociaciones.

Entre ellos y los delegados sindicales se las arreglaron para contener al movimiento dentro de los cauces sindicales. Aún así, si Total no hubiera cedido, los sindicatos habrían tenido dificultades para contener la lucha. Como un huelguista de Sellafield dijo, si no se hubiera llegado a un acuerdo el centro entero se habría reunido y unido a los 200 obreros que ya estaban rechazando la vuelta al trabajo promulgada por los sindicatos. Estos y el resto de la clase dominante sabían que estaban sobre un volcán y la única forma de apagarlo era cediendo.

 

El potencial de las próximas luchas

 

Este dramático y victorioso movimiento de solidaridad ha mostrado a la clase obrera en Gran Bretaña y todo el mundo que la solidaridad activa a través de la extensión de la lucha es el único camino para resistir a los ataques. Aunque sólo estuvieron involucrados unos pocos miles de trabajadores, su extensión a lo largo del país, la participación de obreros polacos, el uso de asambleas masivas, la tendencia a cuestionar las órdenes de los sindicatos, la reaparición de piquetes informativos móviles después de 25 años, y sobre todo la determinación de defender a sus compañeros, son indicios del potencial de las luchas futuras. Esta lucha también mostró que lejos de ser pasivo comparado con los obreros de Francia o Italia, el proletariado en Gran Bretaña es parte del resurgimiento internacional de luchas. Los trabajadores de todo el mundo se fortalecerán enormemente de esta experiencia. Dondequiera que vivas, no es algo muy habitual ver a los patronos ceder de forma tan completa ante la resistencia obrera.

La solidaridad de esta lucha también ha desmentido la imagen de los trabajadores de la construcción como un sector atrasado y nacionalista propagada por los medios tras la huelga de enero. Esto abrirá la puerta al potencial de otros sectores que sigan el ejemplo.

Traducido de World Revolution, publicación de la CCI en Gran Bretaña

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Los anarquistas y la guerra (I): La traición al internacionalismo en 1914 por parte de la Socialdemocracia y los anarquistas

En el actual medio anarquista, y sobre todo en Francia y en Rusia, se está produciendo un debate entre dos concepciones opuestas: la de quienes tratan de desmarcarse y la de los que asumen la postura nacionalista que subyace en la defensa de los regionalismos, de la "identidad étnica", o de las luchas de liberación nacional, cuestiones estas que, muy frecuentemente, resultan características de este medio y que en muchos casos representan una de sus principales debilidades. Hay que decir que el curso catastrófico en el que cada vez más se adentra la sociedad capitalista empuja a quienes desean de todo corazón ser partícipes de la revolución social a examinar, con todo rigor, las perspectivas que se abren ante el proletariado. Estas pueden ser favorables al desarrollo de las luchas obreras pero también han de verse en la oposición al desarrollo de la barbarie  de la guerra imperialista, un fenómeno que dada la evolución que toma la situación del capitalismo decadente, está cada vez más presente, y con efectos también más destructivos, alcanzando, prácticamente, a todos los continentes.

La única actitud que, de acuerdo a sus intereses, puede adoptar el proletariado ante la guerra imperialista es, en primer lugar, la de rechazar completamente cualquier participación al lado de ninguno de los contendientes, y, en segundo lugar, la denuncia de toda fuerza de la burguesía que, con la excusa que sea, llame a los trabajadores a dar su vida por uno u otro de los bandos imperialistas. Ante una situación de guerra imperialista, la clase obrera debe anteponer la única salida posible: el desarrollo de la lucha más consciente y más intransigente para poder derribar el capitalismo. Por ello, la cuestión del internacionalismo constituye el criterio decisivo para afirmar o negar la pertenencia de una organización, o de una corriente política, al terreno del proletariado.

La base de este internacionalismo es el carácter universal de las condiciones de brutal explotación de su fuerza de trabajo que se imponen a los trabajadores sea en el país o en el continente que sea, Fue precisamente ese internacionalismo lo que hizo surgir en el movimiento obrero la Primera Internacional. La justificación del internacionalismo reside en el hecho de que las condiciones de emancipación del proletariado son, asimismo, internacionales: por encima de fronteras y los frentes militares; más allá de los distintos orígenes y las diferentes culturas de los trabajadores, la clase obrera forja su unidad en la lucha común contra las condiciones de explotación y en el interés, también común, en la abolición del asalariado y la construcción del comunismo. Este terreno común es el fundamento de su naturaleza como clase.

Sin embargo, para el anarquismo, el internacionalismo se desprende más bien de  "principios" abstractos tales como el antiautoritarismo y el rechazo del poder, venga de donde venga, del anti-estatismo, de la libertad, etc., y no de una comprensión clara de que el internacionalismo constituye una frontera, intangible pero fehaciente, que delimita el terreno de clase del proletariado del campo del capital. Esto es lo que explica que, como iremos viendo, la historia del anarquismo se ha visto atravesada por continuas oscilaciones entre tomas de posición claramente internacionalistas, pero también posiciones pacifistas y humanistas estériles, cuando no abiertamente belicistas.

En la serie de artículos que ahora iniciamos, vamos a tratar de entender por qué ante las principales confrontaciones imperialistas - por ejemplo las dos Guerras Mundiales - la gran mayoría del medio anarquista no ha llegado a defender el interés de la clase obrera y sí, en cambio, se ha dejado ganar por el nacionalismo burgués, mientras que, por el contrario, una pequeña minoría sí se mantenía firme en la defensa del internacionalismo proletario.

La traición al internacionalismo por parte de la Social Democracia y el anarquismo en 1914.

Con el estallido de la Primera Guerra mundial, asistimos a la vergonzosa quiebra de la Internacional Socialista, con el sometimiento de la gran mayoría de sus partidos al capitalismo, declarando sin tapujos una Unión Sagrada con las respectivas burguesías nacionales de cada país, y fomentando la movilización del proletariado para la guerra imperialista. También vimos a las componentes más importantes del movimiento anarquista trocarse en pro-belicista en provecho del Estado burgués. Así, los Kropotkin,  Tcherkesoff, o Jean Grave se convirtieron en los defensores más encarnizados de Francia: «No permitáis que esos atroces conquistadores aplasten otra vez la civilización  latina y el pueblo francés... No les dejéis que impongan a Europa un siglo de militarismo» [1] . E, invocando precisamente esa defensa de la democracia contra el militarismo prusiano, se volcaron en defensa de la Unión Sagrada: «La agresión alemana constituía una amenaza - ya consumada - no sólo contra nuestros anhelos de emancipación sino contra toda la evolución humana. Y por eso, nosotros los  anarquistas, nosotros los antimilitaristas, nosotros enemigos de la guerra, nosotros defensores fervientes de la paz y la fraternidad entre los pueblos, nosotros hoy nos sumamos a las filas de la resistencia y creemos que nuestro deber es no distinguir nuestra suerte de la del resto de la población»[2]. En Francia la CGT anarco-sindicalista echó por tierra sus propias resoluciones que le imponían que en caso de guerra debía desencadenar una huelga general, y en cambio se convirtió en propagandista histérico del acarreo de la carne de cañón a la matanza imperialista. «Contra el derecho basado en los puños, contra el militarismo germánico, ¡salvemos la tradición democrática y revolucionaria de Francia!», «partid sin vacilar, camaradas obreros a los que se os llama para defender, en las fronteras, la tierra francesa.»[3]. En Italia, por su parte, grupos anarquistas y anarcosindicalistas, crearon los "fasci" «contra la barbarie, el militarismo germánico, y la pérfida Austria católica y romana».

Y, sin embargo esta convergencia de la mayoría de la Socialdemocracia y del anarquismo en pro del apoyo a la guerra imperialista y el Estado burgués, obedecía a dinámicas fundamentalmente diferentes.

En el caso de la Socialdemocracia, su posición en 1914 ante la guerra constituye una traición al marxismo, la teoría del proletariado internacional y revolucionario cuyo principio básico es que los proletarios no tienen patria. En cambio, la adhesión a la guerra imperialista y a la burguesía, por parte de la gran mayoría de los dirigentes anarquistas del mundo ante la Primera Guerra Mundial no constituye un paso en falso, sino la consecuencia lógica de su anarquismo, es decir de sus posiciones políticas esenciales.

Así en 1914, la invocación del antiautoritarismo, es decir de lo intolerable que resultaba «que un país sea violentado por otro»[4], fue lo que sirvió a Koprotkin para justificar su posición chauvinista pro-francesa. De igual forma, al basar el internacionalismo en la "autodeterminación", es decir en «el derecho absoluto de todo individuo, toda agrupación, toda municipalidad, toda provincia, toda región, toda nación, a decidir por ellos mismos, de asociarse o no asociarse, de aliarse con quien ellos quieran o de romper tales alianzas»[5]; los anarquistas no hacen más que hacer suyas las divisiones que el capitalismo impone al proletariado. En última instancia la posición chauvinista se enraíza en el federalismo que constituye la base misma de toda la concepción anarquista. Al contemplar la nación como un "fenómeno natural", y por tanto también "el derecho de toda nación a su existencia y a su libre desarrollo", el anarquismo no advierte "más peligro en la existencia de las naciones que la propensión a ceder al ‘nacionalismo' inculcado por la clase dirigente para enfrentar a unos pueblos con otros". Por ello, ante la guerra imperialista, el anarquismo se ve impelido a distinguir entre "agresores" y "agredidos", o entre "opresores" y "oprimidos", etc., lo que le conduce a ponerse del lado del "más débil" o del que ve "sus derechos pisoteados",... Pero esa tentativa de basar el rechazo de la guerra en algo que no sean las posiciones de clase del proletariado deja el campo libre a las justificaciones de apoyo a uno u otro beligerante, es decir, en la práctica, a tomar partido por uno u otro bando imperialista.

La fidelidad a los principios internacionalistas afirmada por el movimiento de Zimmerwald y el desarrollo de la lucha de clases.

Y sin embargo algunos anarquistas sí consiguieron defender una posición netamente internacionalista. De hecho una minoría de 35 libertarios (entre los que figuraban A. Berkman, E. Goldmann. E. Malatesta, y D. Nieuwenhuis), publicaron en febrero de 1915, un manifiesto contra la guerra que señalaba: «Así pues resulta ingenuo y pueril que, tras haberse multiplicado las causas y las ocasiones de conflicto, se busque establecer las responsabilidades de tal o cual gobierno. No hay distinción posible entre guerras ofensivas y defensivas (...) Ninguno de los contendientes tiene el menor derecho a reivindicar para sí la civilización, como tampoco ninguno puede invocar el derecho a actuar en legítima defensa. (...) Sea cual sea la forma que revista el Estado, éste no es más que la opresión organizada en provecho de la minoría de privilegiados. Y el conflicto actual pone esto de manifiesto de manera tajante: todas las formas del Estado aparecen implicadas en esta guerra: el absolutismo de Rusia, el absolutismo mitigado con parlamentarismo de Alemania, el Estado que reina sobre pueblos de distintas razas como es el caso de Austria, el régimen democrático constitucional de Inglaterra, y el régimen democrático republicano francés. (...) El papel de los anarquistas ante la tragedia actual, sea cual sea su situación o su emplazamiento, es el de continuar proclamando que no existe más que una única guerra de liberación: aquellas que, en todos los países, libran los oprimidos contra los opresores, los explotados contra los explotadores» (6) . Esta capacidad para mantenerse fiel a las posiciones de clase fue aún más clara en las organizaciones proletarias de masas que reaccionaron contra el abandono progresivo de toda perspectiva revolucionaria por parte de la Socialdemocracia ya antes de la guerra, y que se orientaron hacia el sindicalismo revolucionario. En España, A Lorenzo, que ya militara en la Primera Internacional y que fundase la CNT, denunció inmediatamente la traición de la socialdemocracia alemana, de la CGT francesa y de los sindicatos ingleses, acusándolos de «haber sacrificado sus ideales en los altares de sus respectivas patrias, negando el carácter fundamentalmente internacional del problema social». En Noviembre de 1914 ya había aparecido otro Manifiesto firmado por grupos anarquistas, sindicatos y sociedades obreras de toda España y que insistía en esas mismas ideas: denuncia de la guerra, denuncia de todos los bandos beligerantes, reivindicación de la necesidad de una paz que «sólo podrá estar garantizada por la revolución social» (7). La reacción fue, en cambio, más débil, en el caso de los anarcosindicalistas que sufrían un peso mayor de la ideología anarquista. Pero aún así surgió, tras la traición de la CGT, una minoría opuesta a la guerra y que se reagrupó en el pequeño grupo La Vida Obrera de Monatte y Rosmer. (8)

Tras estallar, la nebulosa anarquista se escindió pues entre anarco-patriotas e internacionalistas. A partir de 1915, la reanudación de las luchas por parte del proletariado, y la creciente resonancia de la consigna. "transformar la guerra imperialista en guerra civil" lanzada por las Conferencias celebradas en Zimmerwald y Kienthal (9) , permitió a los anarquistas anclar su oposición a la guerra en la lucha de clases.

En Hungría, tras 1914, fueron militantes anarquistas los que se pusieron a la cabeza del movimiento contra la guerra imperialista. Entre ellos hay que destacar a Ilona Duczynska y Tivadar Lukacs que introdujeron y dieron a conocer en Hungría el Manifiesto de Zimmerwald. Con el impulso de esta conferencia internacionalista, el Círculo Galileo que se había fundado en 1908, y que se componía de una amalgama de anarquistas, socialistas excluidos de la socialdemocracia, pacifistas,... fue progresivamente decantándose y radicalizándose, pasando del antimilitarismo y el anticlericalismo al socialismo, y de una actividad propia de un círculo de discusión, a una actividad de propaganda más decidida contra la guerra y una presencia más activa en las luchas obreras que iban desarrollándose. Sus hojas contra la guerra aparecían firmadas por el «Grupo de Socialistas húngaros afiliados a Zimmerwald».

En España, la lucha contra la guerra íntimamente relacionada con el apoyo vehemente a las luchas reivindicativas que se multiplicaban desde 1915, constituyó la actividad fundamental de la CNT. Esta organización mostró una clara voluntad de debate y estar sumamente interesado en las posiciones de las Conferencias de Zimmerwald y Kienthal a las que saludó con todo entusiasmo.  De hecho discutió y colaboró con los grupos socialistas minoritarios que, en España, se oponían a la guerra. Se implicó además en un enorme esfuerzo de reflexión para tratar de comprender las verdaderas causas de la guerra y de los medios para luchar contra ella. Digamos, por último, que se alineó con las posiciones de la Izquierda de Zimmerwald, defendiendo que «como todos los trabajadores, deseamos que el final de la guerra sea el resultado del levantamiento del proletariado de los países en guerra» (10) .

Octubre de 1917, faro de la Revolución Proletaria.

El estallido de la Revolución en Rusia suscita un entusiasmo enorme. El movimiento revolucionario de la clase obrera y la insurrección victoriosa de Octubre de 1917 impulsan a las corrientes proletarias en el seno del anarquismo a situarse en su verdadero lugar. La aportación más fructífera de los anarquistas al proceso revolucionario se concretizó en su colaboración con los bolcheviques. La proximidad política y la convergencia de puntos de vista de los medios anarquistas internacionalistas con el comunismo y los bolcheviques se reforzaron más aún a escala internacional.

Así, por ejemplo, en la CNT, Octubre de 1917 se percibe como una verdadera victoria para el proletariado. La publicación Tierra y Libertad considera que «las ideas anarquistas han triunfado»(11) , y que el régimen bolchevique «está guiado por el espíritu anarquista y el maximalismo»(12) . Por su parte Solidaridad Obrera señala que «los rusos nos muestran el camino a seguir». El Manifiesto de la CNT proclama: «miremos a Rusia, miremos a Alemania, imitemos a esos campeones de la Revolución proletaria».

En cuanto a los militantes anarquistas húngaros, Octubre de 1917 determinó que su acción contra la guerra se orientara cada vez más nítidamente hacia la revolución. Por ello, y con objeto de apoyar el movimiento obrero que se encontraba en plena ebullición, se fundó en Octubre de 1918, y a partir del Círculo Galileo, la llamada Unión Socialista Revolucionaria, que en su gran mayoría estaba compuesta por libertarios, pero donde se agrupaban corrientes que se reivindicaban tanto del marxismo como del anarquismo.

En ese momento cabe señalar como ejemplo de la contribución a la revolución por parte de una parte del medio anarquista, la más comprometida con la causa del proletariado, la trayectoria de Tibor Szamuely, que se declaró anarquista durante toda su vida. Fue movilizado para combatir en el frente ruso, donde cayó prisionero en 1915. Tras Febrero de 1917 tomó contacto con los bolcheviques, y contribuyó a la organización de  un grupo comunista de prisioneros proletarios. Posteriormente se destacó por su participación en los combates que, durante el verano de 1918, tuvieron lugar en los Urales entre el Ejército Rojo y los Blancos. Cuando, en Hungría, se gestó una situación prerrevolucionaria, decidió regresar en Noviembre de 1918, para llamar con todas sus fuerzas a la creación de un partido comunista que fuera capaz de dar una dirección a las acciones de masas, y en el que pudieran agruparse todos los elementos revolucionarios. El reconocimiento de las imperiosas necesidades de la lucha de clases y de la revolución, llevó a muchos militantes anarquistas a superar su aversión por cualquier tipo de organización política, y sus prejuicios en contra de que el proletariado ejerza el poder político. Finalmente, a últimos de Noviembre de 1918, tuvo lugar la constitución del Partido Comunista, en el que participaron anarquistas tales como O. Korvin, o K. Krausz que editaba el diario anarquista Tarsadalmi Forrdalom. Este Congreso adoptó un programa en el que se defendía la validez de la dictadura del proletariado.

Este PC de Hungría «se dedicará, desde sus orígenes, a poner en práctica el poder de los Consejos Obreros» (13) . En el movimiento revolucionario que finalmente se desencadenó en Marzo de 1919, Szamuely asumió numerosas responsabilidades en las que destaca el Comisariado de Asuntos Militares que organizaba la lucha contra las  actividades contrarrevolucionarias. Muchos anarquistas, entre los que abundaban quienes habían participado en los motines de la flota en Cattaro en febrero de 1918, formaron, bajo la dirección de Cserny, las tropas de choque del Ejército rojo, que se destacaron especialmente en la defensa de Budapest que hizo fracasar la intentona franco-serbia de arrasar esa capital, así como en el apoyo a la efímera República de los Consejos que se declaró en Eslovaquia en mayo de 1919. A estas resueltas tropas se les conocía, dada su inquebrantable fidelidad a la revolución proletaria, como «los muchachos de Lenin».

En Rusia, durante la ofensiva blanca contra Petrogrado (octubre de 1919), también se puso de manifiesto la lealtad de los anarquistas a la revolución, cuando a pesar de sus muchos desacuerdos con los bolcheviques, declararon que: «La Federación Anarquista de Petrogrado, a pesar del escaso número de sus militantes por haber dado lo mejor de sus fuerzas en muchos frentes y al Partido Comunista bolchevique, se mantiene, en estos momentos de gravedad (...) enteramente del lado del Partido.» (14)

La puesta en cuestión de los dogmas anarquistas

La experiencia primero de la guerra mundial, y luego de la revolución, impuso a todos los revolucionarios un completo re-examen de las ideas y de los modos de actuación que mantenían antes de la guerra. Pero esta necesidad de adaptación no se planteaba en los mismos términos para todos. Ante la guerra, el ala izquierda de la Socialdemocracia, los comunistas (liderados por los bolcheviques y los espartaquistas), mantuvieron intransigentemente el internacionalismo. También pudieron - al comprender que el derrocamiento del sistema capitalista por parte del proletariado constituía la única vía para erradicar la barbarie guerrera de la faz de la tierra, y que eso ya era históricamente posible - jugar un papel decisivo estimulando y encarnando la voluntad de las masas obreras. Supieron pues asumir lo que correspondía hacer en aquel momento, situándose, esencialmente, en continuidad con su programa y analizando que dicha guerra inauguraba la fase de decadencia del capitalismo, y que, por tanto, el objetivo final del movimiento proletario, el comunismo, es decir el "programa máximo" de la social-democracia, constituía ya el objetivo inmediato por el que luchar.

No puede decirse lo mismo de los anarquistas, que no viendo más que "pueblos", debieron primeramente establecer su rechazo a la guerra y su internacionalismo, sobre unas bases diferentes a la retórica idealista del anarquismo y adoptar las posiciones de clase del proletariado para poder mantenerse fieles a la causa de la revolución social. Fue, precisamente, su apertura frente a las posiciones desarrolladas por los comunistas (sobre todo a través de los debates comunes que tuvieron lugar en las conferencias internacionales contra la guerra), lo que les permitió fortalecer su combate contra el capitalismo, superando, sobre todo, el peso del apoliticismo y del rechazo de toda lucha política, tan característicos de las concepciones inspiradas en el anarquismo. Así, por ejemplo, en el seno de la CNT, el libro de Lenin, "El Estado y la Revolución", fue recibido con mucho interés, y tras leerlo con toda atención se concluyó que ese folleto «establecía un punto de integración entre el marxismo y el anarquismo».

Deshaciéndose de los fardos del desprecio por la política o del antiautoritarismo, y basándose en su capacidad de aprender de la práctica de la clase obrera misma en su oposición a la guerra y en el proceso revolucionario en Rusia y Alemania, pudieron adoptar finalmente una actitud internacionalista consecuente. Así, en su Congreso de 1919, la CNT expresó su respaldo a la revolución rusa y reconoció la necesidad de la dictadura del proletariado. Subrayó, además, la identidad existente entre los principios y los ideales defendidos por la CNT, y los que encarnaba dicha revolución. Llegó incluso a plantearse y debatir sobre la adhesión a la Internacional Comunista. Por otro lado, el anarquista alemán E. Mühsam, tras haber participado en la República de los Consejos de Munich (en 1919), concluía que: «las tesis teóricas y prácticas de Lenin sobre la realización de la revolución y de las tareas comunistas del proletariado, dieron a nuestra acción una nueva base (...) Ya no hay obstáculos insuperables para una unificación de todo el proletariado revolucionario. Es verdad que los anarquistas comunistas han debido ceder sobre el punto más importante de desacuerdo entre las dos principales tendencias del socialismo: han debido reconocer la actitud negativa de Bakunin sobre la cuestión de la dictadura del proletariado, y hacer, en cambio, suyas, las tesis de Marx. La unidad del proletariado revolucionario es necesaria y no admite más demora. La única organización capaz de llevarla a cabo es el Partido Comunista alemán.» (15)

En el seno del medio anarquista existen, efectivamente, elementos sinceramente comprometidos con la revolución social y que, sin lugar a dudas, se muestran dispuestos a sumarse al combate de la clase obrera. La experiencia histórica deja claro que cada vez que han sido capaces de adoptar posiciones revolucionarias válidas, ha sido partiendo de las posiciones proletarias nacidas de la experiencia del movimiento real de la clase obrera, y acercándose a los comunistas para, precisamente, poder fructificarlas y hacerlas vivir en la práctica.

Scott.


 

[1] Carta de Koprotkin a Jean Grave, del 2 de Septiembre de 1914.

[2] Manifiesto de los Dieciséis (llamado así por ser ese el número de quienes lo firmaron) del 28 de Febrero de 1916

[3] La Batalla Sindicalista, órgano de la CGT, de Agosto de 1914.

[4] Carta a J. Grave.

[5] D. Guérin, El Anarquismo, publicado en francés en Idées Gallimard, p. 80. Hay edición en español en ED. Proyección, 1968, Buenos Aires

(6) La Internacional Anarquista y la guerra, febrero de 1915

(7) Véase nuestros artículos La CNT ante la guerra y la revolución (1914 - 1919) en nuestra Revista Internacional nº 129,  (/revista-internacional/200705/1903/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-ante-la-guerra-y-la-revoluci ) y en general toda la serie que hemos dedicado a la historia de la CNT desde la Revista Internacional nº 128 a la 133.

(8) Ver El anarcosindicalismo frente a un cambio de época: la CGT francesa hasta 1914 en Revista Internacional nº 120. ( /revista-internacional/200510/203/historia-del-movimiento-obrero-el-anarcosindicalismo-frente-al-camb)

(9) Ver sobre todo "La Conferencia de Zimmerwald en Septiembre de 1915: el combate de los revolucionarios contra la guerra", en francés en Revolution Internationale -órgano de la CCI en Francia - nº 361, octubre de 2005.

(10) Artículo "Sobre la paz, dos criterios", aparecido en Solidaridad Obrera en junio de 1917.

(11)  del 7 de Noviembre de 1917.

(12)  del 21 de Noviembre de 1917.

(13) R Bardy. 1919, la Commune de Budapest, en francés Ed. La Tête de Feuilles, 1972, p. 60.

(14) Víctor Serge, L'an I de la révolution russe, Ed la Découverte, p. 509. Hay edición en español en ED Siglo XXI, Madrid, 1972.

(15)  Carta de E. Mühsam a la Internacional Comunista, en septiembre de 1919 publicada en Bulletin Communiste nº 22, de julio de 1920.

Corrientes políticas y referencias: 

Cuestiones teóricas: 

Acción Proletaria nº 209, 15 de Septiembre- 15 de Noviembre

Medidas contra la crisis: ¿Solidaridad o ataques antiobreros?

El otoño y el invierno van a ser muy duros para los trabajadores, no solo en España sino igualmente en el mundo entero. Pero ante esta cruda y dolorosa realidad fuente de tremendos sufrimientos, ¿Cuál es la política de los gobiernos?.

Unos gobiernos con piel de cordero ...

En los años 80 con un nivel de la crisis más bajo que el actual, los gobiernos hablaban el "lenguaje de la verdad", proclamaban abiertamente la necesidad de imponer duros sacrificios. El paradigma de esas políticas fueron Thatcher en Gran Bretaña y Reagan en Estados Unidos que se mostraban muy belicosos con los obreros no dudando en imponer despidos masivos como los sufridos por los mineros en Gran Bretaña o los controladores aéreos en USA. Aquí en España, el gobierno "socialista" de González lanzó brutales ataques contra los trabajadores: entre 1983 y 1987 las "reconversiones" supusieron la pérdida de UN MILLÓN de puestos de trabajo.

Mientras en los años 80, los gobiernos se presentaban como el lobo feroz hoy van de mansos corderos. En Estados Unidos Obama se proclama campeón de los "más pobres" y presenta como "proyecto estrella" la "reforma sanitaria" que supuestamente permitirá la "asistencia sanitaria universal". En Alemania, los dos socios de un posible nuevo gobierno de Gran Coalición, presentan la "solidaridad" con los más perjudicados y la "protección social" como sus mayores prioridades. En Japón se produce un vuelco electoral con la llegada del Partido Democrático que promete ayuda a los parados y anima a los trabajadores a trabajar menos y disfrutar más de la familia y el ocio.

En España hemos tenido el mismo guión. En julio, las conversaciones entre Patronal, Sindicatos y Gobierno son abruptamente rotas por el frente Sindicatos - Gobierno que se muestran "muy enfadados" ante las pretensiones de "reforma laboral" de Díaz Ferrán, presidente patronal. Aguirre - campeona de la derecha más extrema- llega hasta llamar "piquetero" a Zapatero dándole un poco de lustre de "izquierdas".

En agosto, el gobierno monta el culebrón de los 420 € para los parados de larga duración. Primero parece que solo dará tan "generoso" subsidio a los que entren en el paro el 1 de agosto pero de repente "cede" a las "reivindicaciones" de los grupos más "izquierdistas" del parlamento (IU y ERC) y concede el subsidio desde el 1 de enero.

En septiembre, Zapatero comparece ante el parlamento afirmando que "no se tocará la protección social" y anunciando que gravará las "rentas del capital" y que para "solidarizarse" con los parados aumentará "de forma temporal" algunos impuestos.

... que la realidad denuncia como lobos feroces

Sin embargo, la realidad desmiente a cada paso las "buenas intenciones" de los gobernantes, demostrando que son lobos vestidos de cordero.

En Estados Unidos se han destruido la friolera de 8 millones y medio de empleos. A nivel mundial, la OCDE en su último informe habla de que en los países industrializados los desempleados serán 57 millones, la cifra más alta desde el final de la 2ª Guerra Mundial. «El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió hoy de que el número de personas que pasan hambre en el mundo ha superado este año, por primera vez en la historia, los 1.000 millones. En una rueda de prensa celebrada en Londres, la directora del PMA, Josette Sheeran, cifró la cantidad de hambrientos en 1.020 millones, y alertó de que el flujo de ayuda humanitaria se sitúa actualmente en "un mínimo histórico"» (Agencia EFE 16-9-09).

En España, el informe de la OCDE habla de 4 millones y medio de parados para finales de año. En 2 años se han perdido 2 millones 200 mil empleos. En Opel de Zaragoza anuncian 1700 despidos, en RENAULT de Valladolid el presidente de la compañía amenaza con el cierre total y en Ford Valencia a la "buena noticia" de que la fábrica "exportará a Estados Unidos" le añaden la mala noticia: 600 despidos. Despidos que se unen a los de Roca, Nissan y Pirelli -entre otros muchos- en el área industrial de Barcelona. La federación de ayuntamientos catalana anuncia que tendrá que aplicar EREs a sus empleados no funcionarios... La consejera catalana de Trabajo lanza el globo sonda de que a los jóvenes se les podría hacer contratos con fecha de caducidad y menos sueldo con el peregrino argumento de que «por su juventud tendrán más oportunidades de encontrar trabajo»...

«Durante el primer semestre de 2009 se registraron 10.382 Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), un 486% más que en igual periodo del año anterior, que afectaron a 325.456 persona, según un informe hecho público este martes por CC OO.,... lo que supone un incremento del 1.093% en relación al año anterior» (20 Minutos, 16-9-09). Hay que recordar que los ERE se realizan con la aprobación de gobierno y sindicatos y que «la inmensa mayoría de los ERE autorizados (91%) han sido pactados con las organizaciones sindicales o con la representación de los trabajadores» (ídem.).

Los actos del Gobierno y del Estado desmienten cada día los discursos sociales de Zapatero. Su "gran medida" de los 420 € es una limosna que no alcanza ni para mitad de mes. Los expertos señalan que esa medida no es nueva sino que es un refrito de anteriores ayudas (prestaciones contributivas) y recuerdan que habrá que esperar a su aplicación práctica: como ha ocurrido con otras medidas "estrella" de Zapatero (ley de dependencia, deducción de 400 €, cheque bebé) su aplicación cotidiana no es tan "generosa" como se anuncia en prensa y TV: mucha gente es excluida, los cobros se demoran, a cambio de la ayuda se planteen un chantaje, así la percepción de los 420 € irá acompañada de un inquietante "itinerario laboral" ...

Lo más grave es que esos "420 € para los desfavorecidos" son utilizados como excusa para plantear ataques muy duros a las condiciones de vida de todos los trabajadores. Las "rentas de capital"[1] sufrirán una imposición del 20% lo que supondrá esquilmar aún más los magros ahorros de las familias trabajadoras[2]. A los funcionarios se les sube el sueldo durante 3 años un miserable 0,3% lo cual supone dejarles desguarnecidos frente a la más que previsible escalada de la inflación. ¡Las pensiones suben un miserable 1%! mostrando en qué se concreta la "sensibilidad" de Zapatero por los jubilados de la que tanto alardeó en su discurso de León. La retirada de la deducción de los 400 € perjudica sobre todo -según reconoce El País- a los que cobran menos de 1000 € mensuales (¡el 71% de los trabajadores!). Cáritas (17-9-09) denuncia la nueva ley de Extranjería que aparte de legalizar ¡los 60 días de detención! privará de asistencia sanitaria a muchos emigrantes. El IVA sube al 18% lo que gravará sobre todo el consumo de esos "desfavorecidos" que Zapatero dice defender.

Un ataque político e ideológico contra los trabajadores

Parecería que Zapatero quiere "matar de amor" a los trabajadores. Cuanto más proclama su "solidaridad con los trabajadores" más medidas toma contra ellos. Cuanto más invoca la "lucha contra los poderosos" más los defiende y más ataca a los trabajadores.

Pero entonces ¿por qué no habla el lenguaje de la austeridad y el sacrificio como le reclama por ejemplo el presidente de las Cajas de Ahorro que llega hasta pedir elecciones anticipadas? ¿Por qué tantas demagogias con la "protección social" y la "defensa de los trabajadores"?

Esta actitud no es privativa del Gobierno Zapatero, sino que, como hemos dicho al principio, la adoptan la mayoría de gobiernos en Europa y América. Si actúan así lo hacen en primer lugar para reforzar la intervención del Estado, imprescindible para sostener una economía que se derrumba[3], pero igualmente porque evitan por todos los medios echar leña al fuego del descontento, la preocupación por el futuro y la indignación creciente en las filas obreras. Es cierto que los trabajadores tienen todavía grandes dificultades para desarrollar su lucha pero no es menos cierto que la política de los Gobiernos es evitar medidas demasiado generales o provocadoras que puedan desatar respuestas masivas y generales.

Las gesticulaciones "sociales" y "solidarias" de los Zapatero, Obama y compañía tienen como fin perfilar un insidioso ataque político e ideológico a la lucha y la conciencia de los trabajadores. La burguesía sabe que en los próximos meses el desempleo y los ataques anti-obreros se van a generalizar y de manera preventiva adopta un dispositivo ideológico y político para envenenar la conciencia obrera y romper su unidad.

Hablan a todas horas de "solidaridad" con los parados. Con ello tienden a desprestigiar y adulterar esa noción que es vital para el desarrollo de las luchas obreras. Estas tienen en la solidaridad su principal fuerza por eso necesitan desvalorizarla a los ojos de los obreros al convertirla en una actitud hipócrita y cínica. El asco que provoca semejante "solidaridad" estimula en las filas obreras los sentimientos de aislamiento, de escepticismo, de refugiarse "en lo mío", de insolidaridad.

Cuando Zapatero entona ante las Cortes un lastimero "hagamos un pequeño sacrificio por esas personas a quienes la crisis ha dejado de lado" no está dirigiéndose a los banqueros y los industriales -a quienes ha atiborrado de dinero para salvarles la piel- sino que busca sembrar la cizaña de la división entre los trabajadores: por un lado, a los parados les hace ver que si la protección social no les llega o lo hace de forma insuficiente es por culpa de la insolidaridad de los "privilegiados" que tienen un empleo fijo[4]. Pero a estos les deja caer que la causa de las subidas de impuestos, de las congelaciones salariales, de los despidos, es la "necesidad solidaria de atender a los más desfavorecidos". La "solidaridad" es utilizada para sembrar la división y el enfrentamiento.

Al presentar como "capitalistas" a los obreros que tienen ahorros para atender necesidades familiares y completar la miserable pensión que les quedará, lo que trata de fomentar es el sentimiento de culpa, un sentimiento que estimula el repliegue sobre uno mismo y la atomización.

Los ataques que van a llover sobre las espaldas de los trabajadores son presentados no como consecuencia de la crisis global del capitalismo sino como el resultado de las "medidas de solidaridad" que adoptan los gobiernos. Lo que quieren impregnar en la mentalidad popular es que la crisis obliga a que unos trabajadores se sacrifiquen a favor de otros y que si hay que luchar es para obligar a los más "privilegiados" entre estos a que se "aprieten el cinturón" por los demás y "arrimen el hombro" por la "solidaridad".

Lo que se busca en última instancia es que los ataques no se vean como el fruto de la acción de los Gobiernos, lo que favorecería la politización y la unificación de las luchas, sino que se perciban como consecuencia de la perfidia de tal o cual empresario, de tal o cual multinacional, de tal o cual funcionario regional o económico. Con ello, los sindicatos tienen mejores medios para aislar las luchas, para encerrarlas en la cárcel de lo local, lo sectorial, lo regional, lo corporativo.

El camino de la lucha obrera

Todo esto no nos debe sorprender. ¿Es que acaso podemos esperar que la burguesía haga más fácil nuestra lucha? Sería olvidar toda la experiencia histórica del siglo XX y XXI creer que la burguesía y su Gobierno nos atacará a pecho descubierto sin poner por delante trampas, traiciones y maniobras. Si cuando van a la guerra jamás han dicho que lo hacen por sus sucios intereses políticos, económicos e imperialistas ¿cabe esperar que nos lancen al desempleo, recorten nuestros salarios o agraven los impuestos invocando abiertamente sus intereses egoístas? La burguesía, la clase más cínica e hipócrita de la historia, no solo nos ataca en el terreno económico sino que envuelve ese ataque con otro ataque aún peor en el terreno político e ideológico.

Frente a la "solidaridad" cínica e hipócrita, fuente de división y enfrentamiento, de los Zapatero y cia, debemos seguir buscando y desarrollando la solidaridad obrera que parte de la lucha en la calle, en los centros de trabajo, en apoyo a los compañeros que son despedidos, que son atacados, que son calumniados, que son reprimidos. Solidaridad como la que manifestaron padres, abuelos, jóvenes, estudiantes, masivamente, en Grecia en diciembre 2008[5], solidaridad como la que vimos entre los obreros de Francia con los estudiantes en lucha contra el "contrato de primer empleo"[6]

Solidaridad para desarrollar la unidad, la superación de la atomización y del cada uno a la suya. A la división que tratan de sembrar en nuestra filas opongamos la lucha unida rompiendo las barreras de la empresa, el sector, la nación, el origen, la raza ...

Al sentimiento de culpa que tratan de imbuirnos opongamos la indignación y la conciencia.

A la despolitización opongamos la verdadera politización proletaria que comprende que nuestra lucha solo puede tener como objetivo último la destrucción del sistema capitalista en todo el mundo, fuente de miseria, de hambre, de guerra, de barbarie.

Acción Proletaria 18-9-09

 

 


 

[1] Se consideran "rentas del capital" los saldos de las libretas de ahorro o las ganancias que puedan hacerse en transacciones financieras (acciones etc.). Sin embargo, las verdaderas rentas del capital que poseen los capitalistas en paraísos fiscales siguen tributando ¡al 1%!

[2] ¡Resulta que cualquiera que tenga unos ingresos anuales de 30000 € es un "capitalista" según las demagogias del gobierno!

[3] En las reuniones preparatorias del G20 se ha reconocido que no se pueden retirar las enormes ayudas (¡casi 7 billones de dólares!) con las que se ha evitado que la economía se derrumbara en el último año

[4] En unas declaraciones a la SER el presidente "socialista" de Aragón, Iglesias, lo ha dejado bien claro: «los privilegiados que tienen un trabajo fijo y un sueldo fijo tienen que hacer algo por los que lo están pasando mal».

[5] Ver en Revista Internacional nº 136 Las revueltas de la juventud en Grecia confirmando el desarrollo de la lucha de clases /revista-internacional/200904/2483/las-revueltas-de-la-juventud-en-grecia-confirman-el-desarrollo-de-

[6] Ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia en Revista Internacional nº 125 https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis

Situación nacional: 

Afganistán: Tras la “misión” de paz se camuflan intereses imperialistas

Tras la invasión de Irak, Afganistán se ha convertido en un foco central de las confrontaciones imperialistas por su posición geoestratégica y todas las potencias que aspiran a jugar un papel en el escenario mundial envían tropas para tener una presencia militar en el país; incluso potencias de tercer orden como España. El gobierno Zapatero, que anunció con trompetas y tambores su orden de retirada de las tropas españolas de Irak, puso sin embargo la sordina para colar, "por lo bajini", su implicación en el despliegue de un dispositivo militar mayor en otras misiones, entre otras en Afganistán, donde además acaba de anunciar el envío de un refuerzo de 220 soldados. Claro que, mientras en Irak se trataba de una "invasión ilegal", en Afganistán las tropas están en una "misión de paz", como nos recuerda machaconamente la ministra Chacón. Visiblemente una "paz"... ¡de los cementerios! Como confirman los "daños colaterales" de los bombardeos repetidos (protagonizados por distintas fuerzas militares) a la población civil, o los atentados contra las tropas de la OTAN, en medio de una confrontación con los Talibanes, con los Señores de la guerra, y de las distintas potencias entre sí, como ha podido verse últimamente en la tentativa de debilitar la posición de Alemania en la región descubriendo su responsabilidad en la masacre de inocentes, o en la denuncia particularmente de la burguesía italiana tras el atentado a sus tropas, de la inactividad de las tropas españolas.

 

« La guerra marcha mal. Gran parte del sur del país está fuera del control del Gobierno. Una insurgencia multiforme y dispersa se ha hecho fuerte y amenaza con desencadenar una insurrección generalizada contra las tropas occidentales y el gobierno respaldado por ellas. En Gran Bretaña, la población, cada vez más escéptica, querría saber por qué están muriendo sus soldados. Y a medida que sigan aumentando los costes y las bajas, los americanos empezarán también a hacerse esta pregunta cada vez más en voz alta ». (The Economist 22/8/2009).

Que una publicación tan sesuda como The Economist, se plantee estas cuestiones sobre la guerra de Afganistán es un síntoma inequívoco de que las excusas oficiales de esa aventura militar se van agotando.

Muchas fueron las justificaciones que se esgrimieron para esta guerra. La primera y principal, al calor de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington, radicaba en que, supuestamente, el gobierno de los talibanes en Afganistán había estado implicado en los ataques, o que, como mínimo, constituía un "santuario de terroristas" como Osama Bin Laden o el grupo Al-Qaeda que sí habían participado directamente.

La "guerra contra el terror" - culminada con las invasiones de Afganistán en 2001, y más tarde la de Irak en 2003 - estaba presuntamente destinada a erradicar o, al menos, a combatir el terrorismo. Pero ¿qué es lo que ha sucedido verdaderamente?: Pues exactamente todo lo contrario: una masiva exacerbación del terrorismo en todo el mundo. Y tampoco puede decirse que se haya detenido la beligerancia de las fuerzas islamistas "radicales", sino al revés: Afganistán e Irak se han convertido en el foco de atención y el polo de atracción, de multitud de bandas estilo Al- Qaeda y similares.

De hecho sus repercusiones se han hecho sentir en todos los rincones del planeta, como se pudo comprobar con los atentados de Madrid en 2004 (entonces España bajo el gobierno de José María Aznar participaba en la invasión de Irak), o los de Londres en el año 2005.

Y si bien los talibanes fueron en efecto desalojados del poder en Afganistán, se han visto en cambio reforzados por otras vías, sirviendo, por ejemplo, como factor aglutinador de un sinfín de fuerzas dispersas en Pakistán. Por otro lado siguen controlando el comercio del opio de amplias zonas de Afganistán. Es verdad que los talibanes utilizan el terror y el asesinato para imponer su autoridad en esas regiones, pero también es cierto que la creciente impopularidad del gobierno y de las fuerzas de ocupación de la OTAN, empujan cada vez más adeptos a sus filas. Las matanzas de civiles por los bombardeos aéreos que son cada día más frecuentes, como se puso de manifiesto con la masacre de Kunduz a principios de Septiembre, contribuye también sin duda a alimentar ese aflujo de nuevos combatientes talibanes.

También se adujo como justificación de la guerra que llevaría la democracia a Afganistán, Irak y a todo Oriente Medio. Pues bien pocas cosas puede decirse que han cambiado en Afganistán. En primer lugar porque el gobierno de Karzai apenas extiende su control más allá de las fronteras de Kabul, y dado el aumento de los atentados en esta ciudad, cabe suponer que incluso ésta va menguando. Los "señores de la guerra" locales, como Abdul Rashid Dostum, no han cedido ni una pizca de su poder al gobierno de Kabul, sino que más bien han estrechado su control sobre sus dominios a pesar de los múltiples intentos por atraerlos al "proceso democrático".

Del propio gobierno de Karzai se ha señalado su patente corrupción y brutalidad hasta el extremo de que a los ojos de muchos afganos apenas puede diferenciarse de sus predecesores en el poder: «Durante su recorrido de campaña electoral, el presidente Hamid Karzai ha apelado a sus enemigos que acordaran la paz. Pero su gobierno - inepto, corrupto y criminal - no parece ser merecedor de confianza. En aquellas regiones de Afganistán de las que se ha expulsado a los insurgentes y se ha restaurado la autoridad del gobierno, sus habitantes añoran a menudo a los señores de la guerra que se mostraban menos inmorales y brutales que la banda de Mr. Karzai». (The Economist, op. cit.).

Este año ya se ha convertido en el más mortífero desde 2001. A fecha de 25 de Agosto ya son 295 los soldados de las fuerzas internacionales que han perdido la vida allí. Una parte de ellos lo ha sido a consecuencia del "mini-despliegue" ejecutado por esas tropas para proporcionar una imagen de una mínima "estabilidad" para que pudieran celebrarse las recientes elecciones generales. Y, sin embargo, ha vuelto a cosecharse otro estrepitoso fracaso, pues tal despliegue no sólo no ha conseguido debilitar a los talibanes, sino que ha contribuido a que dichas elecciones tuvieran lugar en un clima de miedo e intimidación. Antes de estas votaciones 10 soldados británicos murieron en una confrontación con los talibanes en el distrito de Babají, en una concienzuda preparación del terreno para unas elecciones "plenamente libres". ¿Y cuál fue el resultado?: «Las informaciones que señalan que en esa zona apenas votaron 150 personas, de un censo que alcanza las 55 mil, no han sido desmentidas por las autoridades afganas» (BBC, 27 de Agosto de 2009). Desde el mismo momento en que se cerraron las urnas no dejan de multiplicarse las evidencias del flagrante pucherazo electoral.

Y junto a la intención de instaurar las bondades de la democracia se proclamó igualmente la defensa de los derechos de la mujer en esas atrasadas sociedades patriarcales. Y también en esto, una vez más, la realidad dista mucho de las proclamas. La nueva Constitución afgana, aprobada hace ya cinco años, prometía igualdad y extensión de los derechos humanos a las mujeres, pero desde entonces los talibanes no han dejado de clausurar escuelas para chicas. En cuanto al Gobierno de Karzai, en lugar de proteger los derechos de la mujer, se ha dedicado a concertar alianzas con grupos religiosos, y consecuentemente a promulgar decretos que, efectivamente, legalizan la violación en el matrimonio.

Y, mientras tanto, la guerra de Afganistán se extiende cada vez más a Pakistán. La Administración Obama ha dejado claro que para ella Afganistán y Pakistán son estratégicamente más importantes que Irak. Desde los media se nos ha intentado persuadir de que la guerra de Irak estaba más o menos liquidada y que eso permitiría concentrarse ahora en otros focos de conflicto. Y, sin embargo, el reciente rebrote de mortíferos atentados suicidas en Irak basta para evidenciar la inestabilidad que verdaderamente se vive allí. Pero, de todas formas, el auge de la influencia de los talibanes en zonas de Pakistán que escapan ya del control del Gobierno, ha conducido a una escalada militar en la que cada vez se emplean más los bombardeos con aviones no tripulados y ofensivas del ejército pakistaní. En la última de estas se produjeron choques muy sangrientos (el ejército reconoció haber matado a más de 1600 combatientes) y se ocasionó la evacuación forzosa de más de 2 millones de personas.

 

Las verdaderas razones de la aventura afgana

Y con el creciente desgaste de las coartadas oficiales de la guerra, se hace también más notorio para más gente su verdadero carácter imperialista.

Desde que los dos antiguos bloques imperialistas colapsaran a finales de los años 80, los Estados Unidos se han enfrentado a desafíos cada vez mayores a su posición de "gendarme mundial". Es verdad que no hay nadie que pueda discutirle su potencia militar, y que no hay ninguna nación - ni siquiera coaliciones de docenas de ellas - que pueda aspirar a competir directamente con ellos en ese terreno. Eso no quiere decir, sin embargo, que otras potencias no les discutan a los norteamericanos su dominio en varias regiones del orbe. Vemos hoy, sobre todo, el auge de China como un gigante económico que emplea profusamente el dinero obtenido de sus ventas para ir ganando disimuladamente influencia en regiones del globo que antes no despertaban su interés. Asistimos también a un resurgimiento de Rusia. Tampoco subestiman los gobernantes estadounidenses la amenaza de ver retada su autoridad en el corazón del capitalismo - Europa - por parte de Francia y, sobre todo, de Alemania.

Los Estados Unidos saben pues de sobra que si aspiran a mantener su "liderazgo" frente a tales desafíos, necesitan tener bajo su control las regiones estratégicas de Oriente medio y de Asia central, que resultan vitales tanto por las tradicionales razones geo-políticas que se remontan al "Gran Juego" imperialista del siglo XIX, como por su papel clave en la obtención y el suministro de cruciales fuentes de energía como el petróleo y el gas. Lo que está pues en juego son intereses imperialistas en el más amplio sentido de esta palabra: no es que las guerras de Irak y Afganistán estallen por orden de las compañías petroleras norteamericanas ávidas de beneficios inmediatos; sino porque corresponden a las necesidades a largo plazo del capitalismo de Estado norteamericano para poder frenar la decadencia de su dominación global.

Pero ¿Qué pinta Gran Bretaña en todo esto? Es verdad que tras el desmoronamiento de los bloques imperialistas Gran Bretaña empezó rápidamente a buscar una vía más independiente, como quedó de manifiesto cuando consintió el sabotaje de los esfuerzos estabilizadores de USA en los Balcanes en los años 90. Pero dado que la "independencia" de una potencia que, indiscutiblemente, está en una segunda categoría, es una especie de espejismo cada vez más desvaído, lo cierto es que desde 2001 y sobre todo con el desencadenamiento de la "guerra contra el terror", la burguesía británica se ha visto cada vez más enredada en los proyectos militares de USA tanto en Oriente medio como en Asia central. En Afganistán, además, se ve en la incomodísima posición de primera línea de las tropas de la OTAN a menudo escasamente equipadas, lo que deja a los soldados británicos cada vez más expuestos a la confrontación con los combatientes talibanes con una moral cada vez más reforzada.

Y si cada vez más gente, y no solo los familiares de las tropas allí enviadas, empiezan a interrogarse sobre las verdaderas razones de esta guerra, tampoco la clase dominante deja de exhibir su cinismo presentando falsas justificaciones. El primer ministro Brown, por ejemplo, sigue defendiendo que la guerra es un medio para prevenir las atrocidades terroristas en Londres o Glasgow. Y al mismo tiempo se quiere desviar nuestra atención con debates como si se debe o no gastar más dinero para comprar el equipamiento más moderno para las tropas, cuando las verdaderas cuestiones son: ¿Por qué vive esta sociedad en un estado de guerra permanente? ¿Cómo podemos luchar contra la guerra y contra el sistema que la engendra?

Graham 4/9/9.

Artículo traducido de World Revolution (publicación de la CCI en Gran Bretaña).

Geografía: 

Lucha de estudiantes en Alemania: "Nos manifestamos porque nos roban muestro porvenir"

Desde el 15 al 20 de junio hubo en Alemania una huelga en el sector de la Enseñanza. El objetivo era bloquear por medio de la huelga los centros de enseñanza superior para protestar contra la miseria creciente de la Enseñanza capitalista. En relación con la ambición de los objetivos que se proponían, el éxito alcanzado por este movimiento ha sido más bien moderado, muy moderado, y da por eso la impresión de haber sido la acción de una minoría; más que nada porque en la mayoría de los centros universitarios no ha logrado movilizarse un número importante de estudiantes; incluso en los centros escolares de las grandes ciudades se informó poco sobre las movilizaciones acordadas. A mitad de semana este movimiento llegó a movilizar alrededor de 250.000 manifestantes (en un total de  40 ciudades). Lo más notable de este movimiento es que una parte de la nueva generación ha entrado en la escena política y ha vivido sus primeras experiencias de lucha.

 

La semana de la "huelga en la Enseñanza"

 

La semana de lucha comenzó el lunes 15 de junio con asambleas generales, sobre todo en las universidades. Como en la fase preparatoria de esta lucha, fue particularmente en los centros de enseñanza superior más pequeños (Potsdam, por ejemplo) donde la movilización fue más fuerte y más significada; en otros centros, aunque se organizaron asambleas generales, las clases continuaban. Así pues, fueron pocos los centros donde se logró el bloqueo alcanzado en los centros de enseñanza superior que era la gran preocupación y el objetivo a lograr cuando se inició el movimiento. Sin embargo, el trabajo desarrollado en las asambleas generales es políticamente significativo: lograron establecer un debate colectivo en torno a las reivindicaciones que iban siendo expresadas y que iban más allá del interés puramente académico, que se movían en el mismo sentido de las  que expresan los obreros en su conjunto. Reivindicaciones como: la exigencia de contratación de decenas de miles de profesores en las escuelas y los centros de enseñanza superior; la transformación inmediata de todos los contratos eventuales en contratos indefinidos; la garantía de cobertura económica para todo el alumnado,... En muchos centros se han redactado declaraciones de solidaridad con los obreros que están en huelga o enfrentados a despidos masivos. Otras exigencias fundamentales del movimiento fueron la negativa a abonar los derechos de matriculación en la universidad; la exigencia de que desaparezca la permanente presión coercitiva de la rentabilidad capitalista en la Enseñanza y del sistema elitista de selección que rige en la Enseñanza. Exigencias que quedan resumidas en la consigna: "Formación para todos" y que habitualmente son interpretadas por la clase dominante de manera reformista (es decir, como un deseo "de mejora del sistema existente"), son indudablemente la expresión de reivindicaciones proletarias. El que el capitalismo anhele tener esclavos asalariados, estúpidos y sin cultura, sin concederles más que el mínimo de formación (la absolutamente indispensable para que funcione su Sistema) es algo que el movimiento obrero socialista ha comprendido hace tiempo. Al contrario del slogan  "We don't need no education" ("No necesitamos ser educados") que generalizó Pink Floyd, la clase obrera ha luchado desde siempre por la educación. Esta tradición se reaviva hoy en las asambleas generales, en las que todos los presentes participan activa e igualitariamente en la formulación y adopción de las reivindicaciones y los objetivos del movimiento.

 

La relación con los obreros

 

El movimiento en los Institutos y centro de enseñanza superior, del año 2006 en Francia, consiguió imponer reivindicaciones esenciales al Gobierno porque colocó enseguida en el centro de sus reivindicaciones exigencias  proletarias que expresaban los intereses de la población trabajadora en su conjunto; particularmente el rechazo del Contrato de Primer Empleo (CPE) -proyecto de ley que comportaba la precariedad de todo tipo de contrato de trabajo para jóvenes.

En Alemania, aunque crece con fuerza en el seno de la juventud activa la convicción de que es necesaria su solidaridad con todos los asalariados, su movimiento se ha centrado hasta ahora únicamente en la Enseñanza. Esto significa que esta lucha no se reconoce todavía como parte de un movimiento mucho más amplio, el de la clase obrera en su conjunto; aunque ya se perciben los primeros indicios de un potencial que conduce al movimiento má allá del marco de las escuelas y de la Enseñanza. Aunque de momento inmaduro, estas acciones llevan en sí un potencial de madurez que ya se manifestó en el primer día de esta semana de lucha. Uno de los puntos de cristalización de esta situación contradictoria ha sido la manifestación nacional de los empleados de Guarderías (escuelas infantiles) en el Centro de la ciudad de Colonia el 15 de junio. La gran asamblea general de estudiantes de la Universidad de Wuppertal decide enviar a Colonia una delegación para solidarizarse con los empleados de las escuelas infantiles; sin embargo esta acción no se pudo llevar a cabo y no únicamente porque faltó tiempo. En  Colonia ocurre que la asamblea general de estudiantes no era consciente de que a pocos kilómetros 30.000 huelguistas se concentraban en la calle. Cuando las cosas fueron aclaradas la asamblea general, en camino de dispersarse, decide enviar una delegación que fue finalmente mandatada para dirigirse a los huelguistas e invitarles a la lucha común.

Se constata en este movimiento que la idea de una lucha común está ampliamente extendida, aunque no desempeñe aun un papel central a todos los niveles. En Wuppertal, por ejemplo, la universidad es relativamente pequeña; en cambio, la proporción de proletarios entre los estudiantes es particularmente alta. Aquí son los estudiantes quienes con su iniciativa han organizado tan fuerte movilización. Este es uno de los pocos lugares donde se ha producido, al menos al principio, el gran movimiento de huelgas que bloqueó el Centro de enseñanza superior. Por el contrario, en la Universidad de Colonia, una de las más importantes de Alemania, va a ser necesario un descontento más profundo y más sostenido en el tiempo para provocar una fermentación general. Hay que tener en cuenta que las grandes ciudades son los "feudos" de los mejores reformistas de izquierda, que son los encargados de frenar, con sus falsas tentativas y sus técnicas de "movilizar desmovilizando", las iniciativas   de los estudiantes; de hacerles  desconfiados e inseguros cuando deciden tomar medias de combate. La huelga del sector de la Educación se podía pronosticar como una acción minoritaria. La lucha por afirmarse en un terreno propio desde el que hacerse notar con claridad ha podido contribuir a reducirles su campo de visión sobre la situación inmediata en la Universidad.

 

Manifestaciones en la calle y poca movilización en los institutos

 

La segunda jornada de acción importante fue el miércoles 17 de junio con manifestaciones de universitarios, estudiantes de secundaria y de primaria en toda Alemania. Las movilizaciones más fuertes tuvieron lugar en Hamburgo, Colonia y sobre todo en Berlín (con 27.000 participantes). La implicación hubiera sido más alta si se hubiese conseguido movilizar durante más tiempo a los estudiantes de secundaria. El pasado noviembre éstos hicieron una jornada de lucha, en general apoyada activamente por los profesores y los familiares de los alumnos. Se ha insistido con frecuencia en que el descontento y la combatividad entre los estudiantes de secundaria son mayores que entre los universitarios; lo que vemos en esta semana de lucha en el sector de la Enseñanza es que ha estado fundamentalmente encabezada por  los estudiantes de secundaria. Esto está ligado al hecho de que durante esta semana los que han estado más activos son los que, digamos, han utilizado el marco de acción que ya fue estructurado y puesto en práctica antes por un colectivo más heterogéneo. Si bien la acción partió de los propios afectados, cuesta creer que ellos, por sí mismos, hayan elegido llevarla a cabo ¡justo en medio del periodo de exámenes de final de curso! No hay que omitir, de ninguna manera, que estas manifestaciones - convocadas unas veces por las asambleas generales, otras surgidas espontáneamente- han sido en ocasiones utilizadas para ir a escuelas, a institutos e incluso a fábricas dónde los obreros están amenazados de despidos, o a punto de ser cerradas, para llamarlos a la solidaridad, a la lucha común.

 

Final del movimiento

 

La semana de acción terminaba en una manifestación en la capital del Estado (Land) de Renania del Norte-Westfalia, Düsseldorf, en la que han participado varios miles de personas de las ciudades del entorno. La manifestación estuvo marcada por dos características:

- De una parte la actitud, de alguna manera, marcial y provocadora de la policía; a lo que hay que añadir que los media (Medios de Comunicación) de la burguesía han agitado permanentemente a lo largo de esta semana de acción el tema de la violencia, de la cual han tratado manifiestamente de  hacer un tema de discusión con el objetivo de desacreditar el movimiento, tratándolo de escamante, sospechoso). El interés de los media por falsificar el movimiento ha ido tan lejos que alguna asambleas generales han decidido conceder entrevistas únicamente si la noticia una vez montada recibía su aprobación para ser difundida. Exigencia que fue sistemáticamente descartada por los media.

-Por otra parte el desarrollo de esta manifestación no estaba tan en manos de las asambleas generales como la  del miércoles precedente; había quedado a disposición de un colectivo compuesto de diferentes fuerzas que actuaban sin control alguno de la base y que representaban una especie de compromiso entre diferentes puntos de vista que no habían sido previamente debatidos. Si mencionamos estos hechos no es para defender un especie de Acciones locales, sino para resaltar que la extensión y el agrupamiento geográfico de un movimiento  necesita la pertinente preparación de su modo de organización y deben ir parejos con la autoorganización de las asambleas generales. Si no es así los peligros que lo amenazan son grandes.

En cualquier caso: cuando el cortejo llega Königsallee -el más lujoso y bullicioso bulevar de Alemania- la acción se dispersa. Algunos de los manifestantes deciden pararse en el cruce con la idea de bloquear la circulación durante el máximo de tiempo posible. Entre ellos no sólo había representantes de los Black Block -partidarios de la visión, para nosotros errónea, de que la violencia tal cual es revolucionaria-; había también muchos jóvenes frustrados que no pretendían otra cosa que la de que su manifestación por la ciudad no quedase sin llamar  la atención. Es decir, estaban decepcionados por la poca repercusión inmediata de la semana de huelga de la Enseñanza, además de sentirse provocados por la actitud de las fuerza policiales.  Hubo otra parte de manifestantes que tuvo  el mérito de no dejarse arrastrar por el juego de la violencia de las fuerzas represivas del Estado y exhortaban a los ocupantes del cruce a que les siguieran; pero acabaron acudiendo solos al lugar acordado como punto de encuentro en la Schlossplatz, lejos del peligro, en pleno sector turístico. Así pues, la manifestación quedaba partida en dos. Cuando a continuación, y una vez en el punto de encuentro, se conoce la noticia de que la policía ha intervenido contra el bloqueo de la Königsallee algunos vuelven corriendo a socorrer a los agredidos.

 

Es necesario un proceso colectivo de toma de decisiones

 

Este incidente revela la importancia de las asambleas generales -que, para nosotros, no son ningún mito-. La cuestión no es la fórmula Asambleas generales en sí mismas, pues si estas Asambleas son pasivas pueden acabar convertidas en simples cáscaras vacías. Lo importante, es su capacidad para dinamizar la cultura del debate y tomar decisiones de forma colectiva y autónoma. El desacuerdo en Königsalle se habría probablemente resuelto positivamente si en aquel momento y allí se hubiera debatido lo que había que hacer. En tales situaciones es la sabiduría colectiva lo que habría pemitido una decantación y habría logrado encontrar una solución para permanecer todos unidos sin exponerse a la represión.

 

Contexto general de las huelgas en el sector de la Enseñanza

 

Queda mucho camino por recorrer; la semana de manifestaciones en el sector de la Enseñanza es un paso, pequeño aun, en ese recorrido. La mayoría de los participantes son conscientes de los límites de este movimiento. Nosotros, sin embargo, estamos convencidos de que este paso ha sido significativo, puesto que muestra que los jóvenes proletarios de Alemania han comenzado a responder a los vibrantes llamamientos de la juventud en Francia y en Grecia. Comparado con el movimiento en esos países, las acciones en Alemania son modestas pero deben ser comprendidas en el contexto de las necesidades para el proletariado en Alemania de superar su retraso (en el siglo XX, Alemania era un fuerte eslabón de la contrarrevolución burguesa cuyo impacto aun se siente). A eso hay que ligar el hecho de que la lucha obrera en ese país se enfrenta a un enemigo de clase particularmente hábil y potente. Si en 2006 en Francia la decisión del Gobierno de imponer una ley (el CPE), que era un verdadero ataque general contra toda la juventud proletaria, logró que se generalizara la resistencia de los estudiantes en su contra; el Gobierno Merkel, que tenía los mismos planes que el Gobierno francés, los retiró inmediatamente cuando vio las proporciones que tomaba el movimiento en Francia. La burguesía en Grecia ha empleado el arma de la represión con celo, aunque este medio de intimidación se ha convertido en la chispa que encendió la lucha. El asesinato de un joven manifestante en Atenas fue lo que hizo que el movimiento alcanzase tal ampitud impulsando una huelga de solidaridad en la clase obrera.

Las primeras luchas de la nueva generación en Alemania son más modestas y con frecuencias son menos radicales que en otros países. Sin embargo, es significativo que donde toman un carácter proletario siguen la misma trayectoria que en otros sitios. Las expresiones de iniciativa, de cultura del debate, de capacidad de organización, de creatividad y de imaginación durante los últimos días han sido sorprendentes.

 

La Lucha por el futuro

 

Finalmente: es importante para el conjunto de la clase obrera que su juventud haya recuperado el camino de la lucha. En estos momentos los sectores centrales tradicionales de la clase obrera están sacudidos por una oleada de quiebra de empresas y de despidos masivos, jamás vistos desde 1929. Esta oleada asusta y paraliza momentáneamente a las fracciones de la clase obrera. Los obreros fieramente combativos de OPEL, que en su día reaccionaban con huelgas salvajes y ocupaciones de fábricas contra las amenazas de despido, actualmente mendigan ante el Estado burgués. Los empleados de la cadena de almacenes Karstadt, amenazados por la liquidación de la empresa, se ven obligados a apoyar a sus patronos, quienes, cuando toman la palabra en los mítines de protesta y hacen agitación con el megáfono, no buscan otra cosa que arrastrar a sus empleados tras sus intereses, para que reclamen su propio dinero al Estado. En medio de esta situación tormentosa en la que los obreros afectados no pueden encontrar respuesta inmediata es importante que las partes de la clase obrera que no están tan directamente amenazadas por la pérdida de su empleo entren en lucha. Hoy es la juventud universitaria o escolar y sobre todo los empleados de las guarderías infantiles quienes no solo se defienden sino que han comenzado a exigir ofensivamente decenas de miles de empleos. Todo lo que hacen no es solo para poder resistirse a las condiciones en que tienen que aprender y trabajar, cada vez más intolerables, sino también, y esto es una clara expresión de una lenta maduración de la conciencia, porque entienden que lo que está en juego hoy no es su futuro inmediato sino el futuro de la sociedad entera. Durante las manifestaciones de la semana pasada los universitarios coreaban: "Hacemos ruido porque nos roban nuestra educación" y los de secundaria proclamaban "Porque nos roban nuestro futuro".

Weltrevolution (21 junio 2009)

Geografía: 

Noticias y actualidad: 

Lucha de la clase obrera en Ucrania: Contra la reivindicación “Nacionalización de…”

Publicamos a continuación extractos de un artículo del grupo Unión de Revolucionarios Socialistas (ARS)[1], presente esencialmente en Rusia y en Ucrania, que se separó hace poco de la Unión de Revolucionarios Proletarios Internacionalistas Colectivistas (IUPRC). ARS condena la participación en las elecciones burguesas y denuncia a la democracia burguesa como forma disfrazada o enmascarada de la dictadura del Capital; rechaza cualquier apoyo a los sindicatos existentes, a los que define como instrumentos en manos de la burguesía, que los utiliza para someter al proletariado a los intereses del Capital; así como la creación de nuevos sindicatos radicales. Se pronuncia a favor de las asambleas generales obreras y de la necesidad de la revolución mundial.

Otras informaciones citadas en el artículo aportan elementos sobre la realidad de la lucha de clases en los países de la extinguida "URSS".

Nosotros, aunque no compartimos la totalidad de puntos de vista que desarrollan, saludamos a sus componentes y apoyamos los argumentos que expone el grupo contra las mistificaciones antiobreras sobre la "nacionalización" y "el control obrero" utilizadas por los izquierdistas.

Sus argumentos críticos no dejarán de interesar a todo elemento preocupado por la lucha de clases y el reforzamiento político de la lucha obrera.

 

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La actual crisis mundial del capitalismo está en el origen de una oleada de protestas del proletariado que inevitablemente se prolongará en el futuro. En la CEI (Comunidad de Estados Independientes)[2] los primeros avisos serios de lo que se avecinaba se pueden ver en la revuelta obrera de la fábrica de maquinaria agrícola Kherson (KNF) en febrero 2009. Ahora que el reaccionario Partido de las Regiones ha vencido a la lucha obrera es hora de analizar las razones de esta derrota. Debemos aprender de nuestros errores a fin de evitar un destino semejante para los futuros combates que se aproximan en la CEI y en el mundo entero; debemos saber reconocer cuales son los factores determinantes de la derrota.

 

La revuelta de Kherson: cómo fue y cómo ha acabado

 

El 2 de febrero los obreros de la fábrica de maquinaria agrícola de Kherson se manifestaron por la calle principal de la ciudad camino de la Administración regional para presentar sus reivindicaciones a las autoridades. Entre las exigencias estaban:

  • la liquidación de la deuda salarial (un total de 4,5 millones de grivnas)[3] ;
  • la nacionalización de la fábrica, sin compensación;
  • la garantía de un mercado para el producto -un complicado instrumento para las labores agrícolas-.

 

Viendo que sus reivindicaciones eran ignoradas, el día 3 de febrero los obreros entran por la fuerza en el recinto de la fábrica y ocupan las dependencias administrativas. Diferentes trotskistas y estalinistas han difundido que se trataba de una ocupación total de la fábrica. La realidad es que el personal de seguridad de los propietarios permaneció allí. La impresión que da es que, en el mejor de los casos, lo que allí se dio fue una situación en la que se  "repartieron la faena".

 

El 9 de febrero crean en la fábrica un sindicato independiente para reemplazar al viejo sindicato (una célula del FPU). El nuevo sindicato, Petrovets, se ha adherido a la estructura de la Confederación de Sindicatos Independientes de Ucrania, dirigida por Wolynets; lo que significa que a todos los efectos ha entrado en la estructura confederal  que sirve con frecuencia de herramienta al bloque de Timoshenko. A propósito de esto debemos explicar cuál es la situación política en la ciudad. La burguesía ucraniana está habitualmente dividida entre el grupo "naranja"  (la alianza perdedora Yúschenko y Timoshenko) y el grupo "azul-blanco" (el Partido de las Regiones dirigido por Yanukovich). El propietario de la fábrica de maquinaria de Kherson, A. Oleinik, es también un miembro importante del Partido de las Regiones y aunque la fuerza numérica del Partido de las Regiones sobre la administración regional de Kherson se cifra en cerca de un 60%, quien está a la cabeza de la administración (colocado en este puesto por Yúschenko) es Boris Silenko, un "anaranjado". Esto nos da algunos datos sobre las luchas internas entre las camarillas burguesas de Kherson y sobre cómo las dos camarillas han intentado sacar beneficio de la revuelta obrera en esta ciudad. Finalmente el Partido de las Regiones, más fuerte, ha impuesto su control sobre los obreros, acabando con la revuelta y  rompiendo su resistencia, para hacer de ellos una herramienta a su servicio.

 

El interés de Oleinik en todo esto está claro: utilizar a los obreros como palanca para obtener recursos estatales y el acceso a las riendas de las órdenes de compra del Estado, de los créditos y los subsidios. Y lo ha logrado. La mañana del 13 de febrero los representantes del Partido de las Regiones han aparcado dos cosechadoras en la puerta del inmueble de la Administración regional inaugurando así una "Maidan bleu-white"[4] con el objetivo de desplazar a Silenko. La célula sindical de la fábrica  KNF declara que ¡está de acuerdo con participar!

 

 Vamos a ver lo que escriben los trotskistas de "Resistencia Socialista"[5]:

 

-"El 13 de febrero, la autoridad regional le ha dado al Sr. Oleinik 2 millones de grivnas, hasta ahora el único que ha ganado ha sido el propietario quien gracias a la acción de los obreros ha obtenido una suma considerable de parte de las autoridades. Hay que resaltar que la suma dada no viene de los fondos de reserva y que por tanto salió de los fondos destinados a los obreros del sector público, de las pensiones, de los subsidios, etc.".

 

El  "convenio social", objeto de tanta atención por parte de la burguesía, fue logrado: Oleinik obtuvo el dinero y los obreros obtuvieron la promesa de que podrían, de alguna manera, sacar algunas migajas.

 

Tras este "compromiso" la exigencia de nacionalización fue retirada por parte de los obreros o al menos por parte de los representantes sindicales que hablaban en su nombre.

 

El 14 de febrero, una información de UKR[6] cita a Oleinik "El colectivo obrero ha anulado la reivindicación de nacionalización y ha estado de acuerdo conmigo para retomar el control de la empresa. Ahora voy a combatir por el derecho al trabajo y por el funcionamiento de la empresa de acuerdo con el colectivo obrero".

 

Lo que los trotskistas y los estalinistas tomaron por la chispa que podía prender fuego a Ucrania en realidad era una auténtica protesta obrera, desgraciadamente basada en reivindicaciones erróneas, y que fue transformada finalmente en una empresa de ganancia de dinero para los capitalistas. Y eso ha llegado precisamente como consecuencia de una falsa perspectiva (remarcado por nosotros)

 

La reivindicación de nacionalización no fue inicialmente una exigencia de revolución social, sino por un apoyo del Estado a una empresa capitalista. Y fue de la única manera posible: dando al capitalista una suma de dinero de los impuestos precisamente "la suma que no procedía de los fondos de reserva y que salió de los fondos destinados a los obreros de los servicios públicos, pensiones, subsidios, etc." Si los trotskistas y los estalinistas esperaban sinceramente conseguir que el Estado burgués actuase de otra manera, es debido a su propia  miopía. 

 

Podemos sacar conclusiones. Los obreros, ya muchos meses privados de recursos, se han alzado en un combate colectivo. Aunque durante la lucha han presentado reivindicaciones erróneas al menos han obtenido el apoyo total de los marxistas (estalinistas), y a su costa han obyenido cierto respiro en sus condiciones. Una camarilla burguesa se ha apoderado inmediatamente de este eslogan burgués que se suponía que iba a hacer temblar de miedo a los neoliberales. En  dos días, los obreros han agachado la cabeza y han comprendido el error de las reivindicaciones sin tener otra alternativa.

 

Durante los acontecimientos en la fábrica de maquinaria de Kherson, los estalinistas y los trotskistas han defendido la idea de la "nacionalización bajo control obrero". Deberíamos verificar la compatibilidad de esta posición con el crecimiento de la conciencia de clase del proletariado y con la acción revolucionaria y si conduce o no a la subordinación del proletariado a la burguesía y a su Estado.

 

¿Cuál es la principal diferencia entre, de un lado la exigencia de nacionalización y, del otro lado una lucha por reivindicaciones materiales concretas? La exigencia de nacionalización, es decir, la transformación de la empresa en propiedad estatal (Él Estado Burgués: no hay otro estado) implica una lucha por una estrategia capitalista alternativa, por el reforzamiento del Capital del estado contra el capital privado. Los que se lanzan a aconsejar a la burguesía que adopte tal estrategia, acaban efectivamente siendo consejeros del capital y nada más.

 

Sin embargo se podría decir ¿Porqué no luchar por una versión del capitalismo que es materialmente más ventajosa para los obreros? ¿Deberíamos ser profundos ideólogos y adherir a la visión utópica de una revolución socialista global ignorando las necesidades inmediatas de las personas que sufren? Lo que nosotros decimos es que no somos ideólogos y que nos oponemos al reformismo. Lo que es consecuencia no de cualquier visión utópica sino de la comprensión clara de que la idea de un tipo de capitalismo materialmente más ventajoso para los obreros es ya por sí misma utópica.

 

Para comprender que la política de nacionalizaciones del Estado burgués no puede ser beneficiosa para las masas obreras, no hay más que observar la Rusia actual. El reino de Putin muestra el desarrollo del intervencionismo; del avance de la burocracia que ha sometido a los pseudo oligarcas; del dominio de las corporaciones dominadas duramente por el Estado, como los sectores clave del beneficio económico, donde la burocracia y el mundo de los negocios han prosperado sobre la espalda de las masas empobrecidas. Nada de todo eso ha conducido a la mejora de las condiciones materiales de los obreros, como tampoco al progreso de la burguesía: tras ocho años de crecimiento,  la economía rusa no ha alcanzado el nivel de 1990. Ahora es evidente que el intervencionismo del reino de Putin no ha servido a los intereses de las masas obreras (no se podía esperar otra cosa); tampoco ha servido para realizar una modernización progresiva de la economía rusa; al contrario, sólo ha servido para incrementar el consumo parasitario de la clase explotadora, la hidra bicéfala de los burócratas y de los hombres de negocios.

 

Además, en referencia al ejemplo clásico del trotskista bielorruso Razumovski, de  "Resistencia Socialista", defensor de la nacionalización, podemos ver a ciencia cierta hasta qué punto los elementos que están por el capitalismo privado y los del capitalismo de Estado pueden estar entrelazados en torno a la explotación del proletariado. La misma Bielorrusia es un país donde el sector del capitalismo de Estado no ha puesto obstáculos a la intervención del Estado en la reforma liberal[7].

 

A pesar de los conceptos marxistas "clásicos"[8], el Estado no es de ninguna manera un instrumento neutro, no es un campo de batalla entre los dominantes y los dominados sino que, por su propia naturaleza, él mismo es explotador. No es un ente extraño, misterioso, con un interés propio, separado del capitalismo sino que está constituido por jefes, burócratas y policías bien concretos que son en sí mismos explotadores y dominadores, atados a los intereses capitalistas privados y a otros explotadores y dominadores. Con relación a la presión de las masas proletarias contra ellos, este gang explotador nunca puede dejar de ser lo que es: Incluso cuando hace algunas concesiones a las masas en lucha lo hace con el objetivo de vencer el espíritu revolucionario, de sustituirlo por ilusiones y, más tarde, para quitarles lo concedido. El imperativo del movimiento comunista no es presionar al Estado burgués sino destruirlo. Ese objetivo no es una visión utópica sino un medio para asegurar la supervivencia de la humanidad (resaltado por nosotros).

 

Apoyamos únicamente las reivindicaciones que no están en con tradición con el imperativo revolucionario. Apoyamos a los obreros que luchan para mejorar sus condiciones materiales, con la condición de que sus luchas se basen en el control directo y en la autoorganización, a partir de las cuales los obreros forman nuevos tipos de relaciones sociales, sin contar con los sindicatos integrados en el Estado[9], ¡sin contar con el Estado! Es únicamente en la lucha donde los obreros pueden adquirir la experiencia de la autoorganización necesaria para destruir el viejo mundo y para la creación de un mundo nuevo.

 

Estalinistas y trotskistas, que no son tan diferentes, son, ambos, defensores de la nacionalización, justificándola con la reestructuración de una empresa que funcione y que permitirá a los obreros sobrevivir. Sin embargo la nacionalización puede tener como resultado la venta de la empresa a otros propietarios privados, como lo hemos mostrado en nuestro primer artículo. No es cierto, de ninguna manera, que el Estado burgués ucranio actual, que está en una situación de crisis permanente,  pudiera tener prevista cualquier reestructuración de la empresa.

 

¿Por qué no es suficiente el  control obrero?

 

Los "leninistas-bolcheviques" justifican su defensa de la nacionalización, describiéndola como un caso especial, como una especie de "buena" nacionalización, si está bajo el control obrero. Describen este control obrero como una milagrosa gota de vino que puede transformar un cubo lleno de veneno burgués en un dulce brebaje comunista.

 

Hemos abordado antes la cuestión del control obrero en nuestro artículo: "¿Debe ser el movimiento obrero revolucionario o reformista?" [10]

 

Por ejemplo, consideremos la reivindicación del "control obrero sobre la contabilidad de la empresa": La reivindicación por el "control obrero" supone que el propietario y la autoridad que se ejerce sobre la empresa (y el conjunto de la sociedad) están del lado de la burguesía, mientras que los obreros controlan simplemente el funcionamiento de esta autoridad en su realidad inmediata. Es cierto que cuanto más tiempo mantenga la burguesía su dominio sobre la autoridad, menos podrá permitir cualquier verdadero control  de los obreros sobre esta autoridad. Sin embargo, cuando los obreros tienen suficiente poder para eliminar el monopolio burgués del control ya no tiene sentido quedarse a medio camino. ¿Por qué conformarse con el control obrero de la autoridad burguesa cuando la propia burguesía podría ser eliminada completamente? Por lo tanto, la reivindicación del control obrero en las condiciones de un capitalismo absolutista no es realista en la mayoría de los casos y es nociva para las condiciones de la revolución.

 

La burguesía estará a favor de la reivindicación del control obrero únicamente en circunstancias excepcionales y sobre todo cuando note que se quebranten las ilusiones de sus protagonistas. Entretanto, los propietarios de la empresa levantarán defensas secretas en torno a su comercio, abrirán los libros de contabilidad con el objetivo de convencer a los obreros de la cruel situación financiera de la empresa y de la necesidad de aparcar la lucha de clases para evitar su bancarrota.  Si esas circunstancias no se dan, la burguesía, hábil en el arte de la doble contabilidad y de las múltiples manipulaciones, alcanzará sin duda su objetivo y la realización del control obrero no llegará a ser sino un instrumento al servicio de la reacción y de la explotación.

 

Sobre todo, este concepto trotskista de un capitalismo de "transición" controlado por los obreros es pura utopía, nociva además porque desvía al proletariado de la auténtica lucha por sus intereses de clase y por la revolución.

 

De nuevo tenemos que insistir en que: Las reivindicaciones "transitorias", tales como el control obrero y la nacionalización, no son simples métodos para mejorar las condiciones materiales de los explotados. Estos miserables regalos por parte del Estado socaban de hecho la autonomía de la acción obrera integrándola en el sistema de explotación.

 

En el caso de que llegase a establecerse un control obrero, con la existencia de una especie de doble poder en los puestos de trabajo, nosotros debemos demostrar a los obreros la inestabilidad y la corta potencialidad de vida de tal práctica de reparto del poder, explicando las transformaciones inevitables de tales apaños sea por la recuperación de la totalidad del poder por el Capital, sea por el  establecimiento del pleno poder de las asambleas obreras. El hecho de apoyar las reivindicaciones de control obrero es simplemente la idealización de una situación realmente inestable e insostenible y constituye de hecho una aberración escandalosa para las masas proletarias.

 

La crisis ucraniana y nuestras tareas

 

No podemos decir todavía cómo concluirá esta crisis. ¿Estabilizará la élite ucraniana la situación? ¿Acabará Ucrania metida en el fuego de las guerras imperialistas entre camarillas burguesas? ¿Va a explotar y a extenderse una revuelta social, transformándose en una revolución social? No podemos decirlo pero hay una cosa clara: para que la revolución tenga éxito las masas obreras no deben confiar en ninguna camarilla burguesa, en ningún grupo de poder, en ningún sindicato oficial, partido, ni Estado o capitalista privado; no deben transformarse en instrumento de ningún agrupamiento burgués; deben combatir por su propia emancipación. Nuestra tarea, la tarea de los protagonistas de la revolución social, es la de popularizar tal conciencia.

 

Comprendemos perfectamente que el socialismo "en una sola fábrica" no es posible, que está condenado al fracaso cuando queda aislado. Sin embargo, la lucha proletaria no puede triunfar más que tras una serie de derrotas; incluso, tras su dolorosa derrota, los obreros de Kherson han adquirido una experiencia inestimable que no es solamente suya sino que todos los obreros de Ucrania y el conjunto del proletariado deben reclamar como propia.

 

La derrota en una lucha feroz ofrece al proletariado lecciones de clase inestimables, al contrario de lo que pasa con una derrota ocurrida como consecuencia de la aceptación de un compromiso.

Esto también es verdad en el caso de movimientos de huelga: si una huelga es machacada después de que los obreros hayan aceptado ser víctimas, el único resultado es la desmoralización total; pero si la huelga es vencida tras una lucha encarnizada y como consecuencia de la falta de fuerzas, el resultado es una lección  que se aprende, que enseña que, con fuerzas suficientes -la de todo un colectivo, de toda una ciudad o de todo un país- la victoria está realmente a la orden del día.

 

Habitualmente la lucha de clases proletaria se produce en dos dimensiones débilmente interactivas. En una domina la espontaneidad: la huelga proletaria "salvaje", en la que los obreros que protestan tienen una comprensión muy vaga de cómo y por qué luchar; ésta es muy fácil de engañar y de reprimir por la clase enemiga. En la otra hay una multitud de pequeños grupos revolucionarios que normalmente están muy débilmente unidos a las masas. Dado el relativo aislamiento de las dos dimensiones de la lucha proletaria no hay una auténtica perspectiva de una revolución social victoriosa. Sólo cuando las masas obreras comprenden la imposibilidad de eliminar su miseria en el marco del sistema capitalista y cuando comprendan la necesidad de una revolución social absoluta, esta revolución, concebida por las ideas de algunos pequeños grupos, se convierte en una práctica revolucionaria regular del proletariado. Es entonces cuando la lucha se desarrollará bajo el control de las masas que luchan ellas mismas y cuando los elementos más progresistas estarán integrados en una organización revolucionaria que combinará la lucha por reivindicaciones concretas con la lucha por una revolución social más amplia. Solamente entonces llegará la última hora del capitalismo.

ARS

 

 


 

[1] Ver en su sitio internet, http.//revolt.anho.org,  algunos textos en inglés (dirección mail: [email protected]).

[2] La Comunidad de Estados Independientes es una entidad gubernamental compuesta por once antiguas república de la extinta URSS. Aunque desprovista de personalidad jurídica internacional sin embargo sus intereses,  en esta materia, convergen en acuerdos de cooperación.

[3] Moneda nacional ucrania: 100 grivnas = 13 $USA (nota de la CCI)

 

[4] Alusión a las concentraciones de masas durante la "revolución naranja" para derribar el gobierno, Plaza de la independencia (Maidan nezalezhnosti), plaza central de Kiev (nota de la CCI)

[5] www.socialism.ru/article/reporting/herson-who-win-the-labor-collective/o....

[6] National News Agency of Ukraine

[7] Ver: "Exilio de un paraíso social" por F. Sanczenja

[8] Nota de la CCI: es decir, los conceptos estalinistas

[9] Nota de la CCI: recordamos que, para nosotros, sindicatos oficiales o no, burocráticos o de base... todos los sindicatos son, armas de la burguesía apuntando a la nuca de la clase obrera (leed "¿En qué campo están los sindicatos?")

[10] "¿Debe ser el movimiento obrero revolucionario o reformista?" Publicado el 30 de agosto de 2008. Disponible en ruso en revolt.anho.org/archives50.

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Acción Proletaria nº 210, 15 de Noviembre- 15 de Enero

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Despidos en el sector del automóvil: Ante la verdad de la crisis, necesitamos la verdad de la lucha de los trabajadores

Caos en el PP, desgaste del PSOE ¿Hacia donde va la política en España?

La vida política española ha estado dominada por un espectáculo denigrante del que tenemos una muestra con la corrupción generalizada tanto en el PP (el número de casos es incontable) como en el PSOE (el alcalde de Santa Coloma) o en la política catalana en todos sus partidos (caso Millet). Al mismo tiempo el PP ha llegado a situaciones de enfrentamiento interno verdaderamente alucinante. Por su parte, si el PSOE ha logrado mantener una fachada de "unidad" ha sido a base de amenazas y desautorizaciones que apenas logran disimular los conflictos crecientes en su seno.

Estos hechos provocan asco y hastío que lleva más bien a desentenderse del mundo y encerrarse en los propios asuntos, todo lo cual acaba reforzando la atomización y el individualismo exacerbado que supura por todos sus poros esta sociedad. Sin embargo, necesitamos sobreponernos a esos sentimientos. Es mucho lo que nos jugamos: con la agravación de la crisis que sigue su curso imparable, por muchos "brotes verdes" que nos anuncien a todas horas, el futuro que esta sociedad nos depara se concentra en tres palabras: DESEMPLEO, MISERIA Y BARBARIE.

Ello hace necesario que el proletariado, la única clase social que puede ofrecer una alternativa a esta sociedad, logre avanzar, aunque sea todavía con grandes dificultades, hacia la delimitación de una política propia revolucionaria que ofrezca a toda la humanidad oprimida una salida frente al rumbo desastroso del capitalismo.

Alcanzar una política propia como clase requiere diferentes herramientas, una de ellas es comprender qué está pasando, qué se mueve detrás de los espectáculos protagonizados por los políticos, qué maniobras se cuecen y cómo van a repercutir en nuestras vidas.

Al hilo de los acontecimientos recientes cabe hacerse algunas preguntas:

-¿Por qué hay tanta corrupción? ¿Cuáles son sus raíces?

-¿Por qué los partidos se enfrascan en violentos enfrentamientos internos y externos?

- ¿Hacia donde va la situación política?

- ¿Qué puede hacer el proletariado?

Las raíces de la corrupción

En todas las sociedades de clase ha habido corrupción pero ésta con el capitalismo ha alcanzado las cotas más escandalosas. El motor del capitalismo es la obtención del máximo beneficio y por este objetivo los capitalistas recurren a todos los medios, legales e ilegales, «El capital aborrece la ausencia de beneficio o un beneficio mínimo, del mismo modo que la naturaleza tiene horror al vacío. Que el beneficio sea conveniente y el capital se hará valeroso: con el 10% asegurado se le puede emplear en todos los sitios; con el 20% se calienta; con el 50% es de una temeridad loca; con el 100% derriba todas las leyes humanas; con el 300%, no hay crimen que no se atreva a cometer, aún a riesgo de perder» (F.J.Dunning, 1860, citado por Marx en el primer tomo de El Capital).

La búsqueda del máximo beneficio constituye el caldo de cultivo de la corrupción pero hay otro factor que la refuerza: el peso aplastante que el Estado tiene sobre el conjunto de la vida social empezando por la propia economía. Tanto en las sociedades liberal-democráticas como en las abiertamente dictatoriales, el régimen que impera es el capitalismo de Estado y eso lo vemos cotidianamente a todos los niveles: para establecer una empresa, para realizar una obra pública, para tener una licencia productiva etc., hay que pasar por la correspondiente oficina estatal y cuando se trata de un negocio de cierta entidad se hace necesario visitar al responsable político de turno. Este capitalismo de Estado otorga a los políticos un poder enorme que lógicamente aprovechan para exigir comisiones a cambio de favores, dar preferencias, mantener monopolios más o menos encubiertos etc.

La agravación de la crisis a la que estamos asistiendo hace mucho más difícil a los capitalistas la maximización de sus beneficios y refuerza  el peso del Estado -como estamos viendo con sus inversiones para salvar a la banca y a la economía en general- Por ello, la crisis capitalista agudiza y agrava la corrupción.

Pero finalmente hay un cuarto factor propulsor de la corrupción que es la degeneración moral, el egoísmo exacerbado que aunque siempre han estado en la base del capitalismo hoy han tomado un carácter cualitativamente más grave y generalizado[1]. La falta de escrúpulos, la rapacidad más extrema, la imposición de los intereses particulares de clan o de camarilla, se han convertido en la norma de conducta de la inmensa mayoría de los políticos, lo cual hace de ellos corruptos casi por naturaleza.

La proliferación de casos de corrupción se ha acelerado desde finales de los años 80. No hay ningún Estado, incluidos los más democráticos y mejor situados económicamente, que se libre de esa lacra. Pero los dossiers sobre corrupción son un arma de combate político. Con frecuencia, los casos están dormidos en las cajas fuertes hasta que repentinamente son sacados a la luz pública, llevados a los juzgados y convertidos en noticia diaria. Del océano pestilente de la corrupción generalizada emerge el oportuno caso para arrinconar a tal o cual partido o deshacerse de tal o cual político.  

La agudización de los conflictos entre los partidos políticos

Los comentaristas de la prensa, los políticos "bienintencionados", los sindicalistas, las asociaciones ciudadanas, reclaman de los políticos "unidad para salir de la crisis". Continuamente están poniendo el ejemplo de los Pactos de La Moncloa donde todos los partidos del arco parlamentario de entonces (desde la derecha hasta el PCE) arrimaron el hombro para salir de la crisis.

Es verdad que los Pactos de La Moncloa (1978) fueron un ejemplo de unidad. ¿Pero qué unidad? Pues fue la unidad de todas fracciones del capital español para imponer a los trabajadores la moderación salarial, abrir las puertas a los despidos masivos que se aplicaron a mansalva en los años 80, ir reduciendo las prestaciones por pensiones, desempleo etc. La primera piedra de la precariedad generalizada, de la pérdida de prestaciones, de la inseguridad masiva, que hoy sufrimos, fue puesta por aquella demostración de unidad nacional... contra los trabajadores y la mayoría de la población.

Pero entonces si al capital español le fue tan bien con aquel Pacto ¿por qué no lo repite hoy?

Las condiciones no son las mismas. Entonces existía la disciplina de los bloques imperialistas -americano en Occidente y ruso en el Este. Esa disciplina se hizo necesaria para evitar toda desestabilización del capital español que hubiera favorecido al imperialismo ruso. Hoy que solo existe una única superpotencia -Estados Unidos- esta no tiene los mismos medios para imponer una disciplina generalizada y cada capital nacional "va de por libre".

Por otro lado, la situación de la economía aunque delicada no tenía el nivel de gravedad que hoy estamos viendo. Existían posibilidades de "salida provisional" que hacían más posible y visible la unidad entre las diferentes fracciones del Capital. Hoy asistimos al agotamiento de todas las políticas de acompañamiento y paliativo de la crisis que se han empleado durante los últimos 40 años. Los propios gobiernos van dando palos de ciego tapando agujeros aquí y allá pero ninguno tiene un norte claro, por el momento no se vislumbra en el horizonte una especie de "hoja de ruta de salida" aunque fuera temporal y provisional. Esto hace difícil encontrar un mínimo que pueda reunir a los diferentes partidos capitalistas para urdir un pacto de características similares al de entonces.

Existe finalmente otro factor y es la creciente irresponsabilidad y fragmentación por el peso de los intereses particulares de camarilla que afecta en mayor o menor medida a todos los partidos burgueses. El PP se lleva la palma con sus interminables choques internos. Pero el PSOE tampoco es un ejemplo puesto que precisamente la camarilla alrededor de Zapatero ha impuesto su férula a todas las familias y personajes del partido que en cuanto las dificultades se hagan mucho mayores acabarán por producir enfrentamientos que dejarán pequeños los que hoy vemos en el PP[2]. Recordemos los años 90 bajo Felipe González o cuando hubo que buscarle un sucesor, donde el PSOE solamente salía en la prensa para dar cuenta del último navajazo entre "compañeros".

¿Hacia donde va la situación política?

No obstante, existe preocupación en los sectores más lúcidos del capital español por la situación de callejón sin salida en la que se están metiendo todos los partidos que lo representan. Esto lo intentan reflejar con las encuestas que ofrecen un panorama de un PSOE en el gobierno cada vez más desprestigiado y un PP en la oposición no menos desprestigiado. Existe el temor de que se acabe llegando a una situación por a sí decirlo "ingobernable".

En realidad, junto con una crisis económica que se agudiza día a día, lo que estamos viendo es una crisis política del capital español que es mucho más profunda de lo que parece, pues a menudo los escándalos que sacuden al PP ofrecen la imagen superficial de que los problemas se limitan a dicho partido.

La Derecha española está vinculada tradicionalmente a las peores tradiciones de autoritarismo, clientelismo, arrogancia y brutalidad. La llegada de Aznar supuso un tímido intento de modernizarla y darle una credibilidad democrática que el propio Aznar acabó por hacer fracasar. La tentativa de Rajoy de volver por la senda de la "moderación" no ha hecho otra cosa que dar libre curso a los enfrentamientos más extremos. Además, el comportamiento del PSOE actual es muy diferente del PSOE de los años 80 que ayudó todo lo que pudo a un viejo servidor del franquismo como Fraga a hacer un poco presentable a la derecha. Hoy, al contrario, desde el propio PSOE se boicotean por diversos medios los confusos intentos modernizadores de Rajoy quién ha acabado reduciendo toda su actividad a intentar sobrevivir políticamente. Los actuales responsables del PSOE anteponen sus propios intereses -intentar perpetuarse en el poder- a los generales del capital nacional que exigirían lograr el viejo objetivo de una derecha "moderna" y de intachable "legitimidad democrática".

Este comportamiento irresponsable de los principales partidos no hace sino socavar su credibilidad y coherencia preparando una situación de fuertes convulsiones que se hará cada vez más difícil de controlar.

La única alternativa es la lucha autónoma del proletariado

Lo que podemos esperar de los partidos del capital, tanto los que hoy están en el gobierno como los que hacen demagogia desde la oposición, es mayores medidas de ataques contra nuestras condiciones de vida, mayor incapacidad e impotencia ante el avance incontenible de la crisis y, finalmente, el espectáculo edificante de sus corruptelas y sus brutales conflictos de intereses.

En la política burguesa, en todos sus partidos y alternativas, no hay nada bueno que encontrar. Si dejamos en el timón a los políticos burgueses, la miseria, el desempleo, el camino hacia la barbarie, se harán cada vez más evidentes.

Se hace necesaria una política autónoma proletaria. Esta solo puede manifestarse y hacerse valer a través de luchas masivas y generalizadas que tiendan a extenderse y unificarse a escala internacional.

Sin embargo, esta perspectiva es actualmente muy lejana y resulta difícil determinar cómo llegar a ella. Los grupos revolucionarios junto con todas las minorías internacionalistas que hoy están surgiendo debemos darnos como prioridad contribuir pacientemente con nuestras posiciones, nuestra intervención, nuestros debates, a que esa perspectiva vaya madurando y avanzando.

 

 


 

[1] Un análisis de esta situación que alcanza a todo el capitalismo mundial lo hemos desarrollado en Las Tesis sobre la Descomposición, en Revista Internacional nº 62. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

[2] Aunque es preciso recordar que el PSOE es por su vinculación más general al capital nacional más disciplinado y cohesionado que el PP, demasiado atado a un amasijo de intereses particulares, regionales etc.

Situación nacional: 

Barack Obama, premio Nobel de… ¡La guerra!

Viernes 9 de octubre 2009: horas antes de la quinta reunión, en quince días, de su Consejo de Seguridad Nacional, consagrada en esta ocasión a Afganistán, el presidente de los Estados Unidos Sr. Barack Obama recibía el premio Nobel de la Paz «por sus extraordinarios esfuerzos en favor del refuerzo de la diplomacia y de la cooperación internacional entre los pueblos» -según la fraseología propia del jurado de Oslo. Al enterarse, él mismo recuerda que es «el comandante en jefe de un país metido en una guerra que está por acabar». Días después The Washington Post anunciaba que el mismo Obama había decidido enviar un refuerzo de 15000 soldados suplementarios a Afganistán.

Lo de Obama está lejos de ser una excepción; al contrario, es costumbre que el premio Nobel de la Paz se conceda regularmente a los más feroces caudillos guerreros de la burguesía mundial. Como recuerda el historiador estadounidense Howard Zinn en el The Guardian del 10 de octubre de 2009:

«[...] Tomas Woodrow Wilson, Theodore Roosevelt y Henry Kissinger recibieron también el Nobel de la Paz [...].
Al Sr. T. W. Wilson le favoreció, para recibir el premio, el haber montado la Sociedad de Naciones -este ineficaz organismo que no hizo nada por impedir la Guerra-; sí, a Wilson, al mismo que ordenó el bombardeo de la costa mexicana, envió sus tropas a bombardear Haití y la República Dominicana e implicó a los EEUU en la mayor masacre a gran escala que se desarrolló en Europa durante la Primera Guerra Mundial -atrocidad que puede optar fácilmente al primer puesto en la lista de guerras estúpidas y sanguinarias.
A Theodore Roosevelt que aunque medió, efectivamente, para que se firmase la paz entre Japón y Rusia era, también, un enamorado de la guerra y tomó parte en la conquista de Cuba por los Estados Unidos, con la pretensión de liberar esta isla del yugo español,  encadenándola a los Estados Unidos. Él mismo, T. Roosevelt., una vez en la presidencia, provoca una guerra sanguinaria para someter las Filipinas, llegando incluso a felicitar a un general norteamericano que acababa de masacrar a 600 aldeanos indefensos. [...]
Más tarde fue a Henry Kissinger a quien el comité que decide el Premio Nobel estimó oportuno concederle  el de la Paz; el Kissinger que  había firmado el Acuerdo final que ponía término a la Guerra de Vietnam, de la cual había sido precisamente uno de los instigadores. Él había apoyado servilmente a Nixon en su voluntad de extender la Guerra procediendo al bombardeo de aldeas en Vietnam, Laos y Camboya. Kissinger, que responde exactamente a la definición "criminal de guerra", se vio pues ¡premiado con el Nobel de la Paz! [...]
Hoy el premiado es Obama que  prosigue una acción militar sanguinaria e inhumana en Irak, Afganistán y Pakistán.
»[1]

De entre los sanguinarios pacifistas premiados con el Nobel, no olvidamos ni al egipcio M. Anwar el-Sadat, ni a los israelíes Menajem Beguin, Shimon Peres y Yitzhak Rabin, ni  al palestino Yasser Arafat  -que inundaron de sangre Oriente Medio durante decenios-; ni tampoco al estadounidense Jimmy Carter, ni al ruso Mikhail Gorbachov -protagonistas de la Guerra Fría.

El Premio Nobel de la Paz es el colmo de la hipocresía y del cinismo; su único objetivo es garantizarles un título de respetabilidad a los fieles servidores del imperialismo, ejemplares del modo de vida decadente.

DM



[1] https://www.lemonde.fr/opinions/article/2009/10/17/un-prix-nobel-des-promesses_1255256_3232.html

Preparar las luchas futuras

Publicamos aquí abajo una hoja del colectivo "Unité à la base a Tours" -Unidad por la base de Tours-[1]. Estos compañeros, la mayoría jóvenes estudiantes, han decidido reunirse para incentivar asambleas generales abiertas a todos; rechazando el aislamiento corporativo en el que los sindicatos intentan encerrar la lucha. Han desarrollado una intensa actividad en el curso de la cual han tratado de reunirse con los asalariados, en sus lugares de trabajo, para discutir y llamar a la extensión de la lucha. Esta hoja, que tiene el gran mérito de plantear la cuestión de la perspectiva revolucionaria poniendo por delante la necesidad de cuestionar la sociedad capitalista, procura al mismo tiempo sacar lecciones y hacer un balance de los últimos combates. Se trata, desde nuestro punto de vista, de un paso político importante y necesario para preparar las luchas futuras.

 

Hoja del colectivo:

 

¿Puede dejarse a los intereses privados la gestión de nuestras vidas?

 

La crisis económica se desarrolla. Partiendo del sector financiero se ha extendido a todos los sectores de la economía. Las deslocalizaciones y los cierres de fábrica son las manifestaciones más flagrantes. La construcción, por ejemplo, pasa también por graves problemas; aunque muchas de las empresas de este sector, al ser pequeñas, atraen menos la atención de los medios de comunicación; los cuales buscan esencialmente acontecimientos espectaculares que les sirvan para hacer demagogia mediática.

Una situación desconcertante, una auténtica bombona de gas

Los trabajadores y los futuros trabajadores de todo el país son los que pagan esta crisis de la que la buerguesía (propietaria de los medios de producción y del capital) es responsable. Los cierres de fábricas, las deslocalizaciones, los despidos, los paros técnicos y suspensiones temporales de empleo,..., que padecen los trabajadores, son incontables. La crisis acarrea el aumento de la violencia en las relaciones sociales entre las clases. En los hechos esto se traduce por un lado en ataques repetidos contra las adquisiciones sociales - rápidamente reducidas a ninguna-: aumento de la jornada de trabajo ("trabajen más si quieren ganar más..."), retraso de la edad de comienzo de la jubilación (que pasa de 67 a 70 años...), ataques contra la Normativa laboral (trabajo en días festivos,...); etc. Todo esto no tiene más que un fin: ¡reforzar la explotación! Por otro lado esto se traduce por una voluntad entre los trabajadores de resistir estos ataques de manera cada vez más combativa: secuestro de cuadros directivos (3-M,...), huelgas duras con ocupación del lugar de trabajo (Continental,...), desarrollo de lazos nacionales e internacionales: encuentros de obreros de muchas fábricas en la sede de su grupo (Michelin, Caterpillar,...) y lazos con trabajadores de otros países (Continental con Alemania,...); algunos han llegado hasta amenazar con hacer saltar por los aires su fábrica para obtener una indemnización decente por su despido (New Fabric,...).

Pero estas luchas parecen tomar un nuevo cariz. Muchos trabajadores movilizados han perdido la esperanza de mantener su empleo, de que se mantenga ese puesto de trabajo. Lo que ellos quieren es que las cosas transcurran de tal manera que "los planes sociales" (lenguaje tecnocrático para nombrar los despidos masivos) les pague el máximo. De esta manera, esperan que por un lado los accionistas estarán en la obligación de desembolsar un poco más de lo que habían previsto y por otro lado que a estos trabajadores se les alargará, por cierto tiempo, su miserable subsidio de desempleo. Está claro que es una cuestión de dignidad y de condiciones de vida lo que se plantean. No es, sin embargo, menos cierto que ellos- nosotros- estamos en una situación de "difícil solución", en un "impasse".

 

Entonces ¿Qué hacer?

 

Estamos frente a una verdadera crisis de perspectivas. Las confederaciones sindicales, con su estrategia de acompañamiento de la crisis, no ofrecen medio alguno para salir de esta vía sin aparente salida. Esto muestra que la necesidad de organizarse de otra manera, intentando construir nuevas perspectivas en ruptura con el capitalismo, es a la vez urgente y vital. ¿Cómo llegar a un reparto igualitario de las riquezas? ¿Cómo salir del dominio de accionistas y otros jefecillos que arruinan nuestra vida diaria? Se trata de nuestro día a día pero también del futuro de la humanidad, del futuro del planeta; lo que se plantea es ¡qué alternativa de sociedad! ¡por qué sociedad optamos! ¿Son acaso capaces las confederaciones sindicales de construir espacios en los que podamos reflexionar sobre nuestro día a día, sobre cómo empezar a transformarlo? ¿Puede entreverse que las burocracias sindicales vayan a favorecer la imaginación y la lucha por un porvenir en el que las relaciones sociales sean la preocupación central de la organización social y nunca más la búsqueda de beneficios para una minoría cada vez más ávida?

El éxito de las grandes movilizaciones del 29 de enero y del 19 de marzo ha traído la esperanza. Pero es obligatorio constatar que las orientaciones que han dado los sindicatos no han estado a la altura de nuestros deseos. La mayoría de las direcciones de las grandes centrales se han contentado con discutir con el Gobierno, con organizar "jornadas de efecto -mucho ruido y pocas nueces". Nada realmente positivo han concretizado para reforzar el campo de los trabajadores y de todos los dominados, para construir la solidaridad de clase. Todo eso ha empujado lógicamente a las desbandadas del 26 de mayo y del 13 de junio.

Muchos de nosotros (trabajadores, precarios, jubilados, sindicados,...) esperábamos, cuchicheábamos, voceábamos, nos movíamos por la huelga general prorrogable. Pero no hicieron nada. ¡La mordaza de las burocracias sindicales es todavía eficaz!

Ahora es vital fijarnos perspectivas revolucionarias para acabar radicalmente con la sociedad capitalista. Debemos organizarnos por la base, desarrollar la solidaridad de clase, construir los medios de lucha para apropiarnos de nuestros propios intereses y ¡construir desde el presente otro futuro!

En las fábricas, en los barrios, en las universidades,..., ¡Construyamos nuestros comités, nuestros colectivos y todas las formas de lucha útiles que juzguemos oportunas!

¡Salgamos de las lógicas corporativistas que nos debilitan!

¡Solidaridad entre todos los explotados y dominados, sindicados o no!

¡Construyamos la unidad de nuestra clase reconociendo a nuestros camaradas frente a nuestros enemigos!

¡Estamos hartos de migajas, tomemos los hornos del pan!

Collectif Unité a la base de Tours.

 

Nuestros comentarios

 

Esta hoja ilustra bien el hecho de que la clase obrera, por el atajo de algunas de sus minorías, no se decide por la pasividad. No acepta las condiciones de explotación a las que la burguesía, gobierno y sindicatos, quieren forzarle.

Lo que nos parece muy interesante de esta hoja, aunque no compartimos todos los puntos de vista ni todas las formulaciones, es que centra la cuestión de la perspectiva revolucionaria: "Ahora es vital darnos perspectivas revolucionarias para acabar radicalmente con la sociedad capitalista." Efectivamente, esta cuestión es el principal problema con el que hoy tropieza el proletariado: "Estamos frente a una verdadera crisis de perspectivas." Y por tanto, como dicen en la hoja, conscientes de de la gravedad de lo que está en juego: "Se trata de nuestro día a día pero también del futuro de la humanidad, del futuro del planeta; esa es la cuestión." Esto plantea efectivamente el problema de "qué alternativa de sociedad" y nosotros compartimos plenamente esta preocupación de la hoja, una preocupación que muestra que esta cuestión de la perspectiva revolucionaria está surgiendo. Se trata pues de una contribución de los compañeros a este esfuerzo de conciencia de la clase obrera.

En este marco el texto se coloca, de entrada, en el punto de vista de la lucha de clases en reacción a la crisis y a los ataque brutales propiciados por la burguesía. Por estas razones es por lo que pasa rápidamente a denunciar el sabotaje de las luchas obreras por los sindicatos: "El éxito de las grandes movilizaciones del 29 de enero y del 19 de marzo ha traído la esperanza. Pero es obligatorio constatar que las orientaciones que han dado los sindicatos no han estado a la altura de nuestros deseos. La mayoría de las direcciones de las grandes centrales se han contentado con discutir con el Gobierno, con organizar "jornadas de efecto -mucho ruido y pocas nueces". Nada realmente positivo han concretizado para reforzar el campo de los trabajadores y de todos los dominados, para construir la solidaridad de clase. Todo eso ha empujado lógicamente a las desbandadas del 26 de mayo y del 13 de junio."

Los obreros se encuentran en un "impasse". Y como señala el texto "la tenaza de las burocracias sindicales es todavía eficaz". Cada lucha quedaba y queda todavía encerrada en sí misma; los obreros no pueden crear una verdadera correlación de fuerzas que desemboque en un movimiento de más amplitud. Por medio de sus reacciones y en este contexto "Está claro que es una cuestión de dignidad y de condiciones de vida lo que se plantean."; testimoniando mucho más un potencial para luchas futuras que una respuesta a tono con el alcance de los ataques.

A fin de dar un paso adelante para desarrollar la lucha de manera más eficaz, el texto proporciona un cierto número de orientaciones políticas muy importantes que se resumen, en parte, en la frase siguiente: "Debemos organizarnos por la base, desarrollar la solidaridad de clase, construir los medios de lucha para apropiarnos de nuestros propios intereses y ¡construir desde el presente otro futuro!".

"Organizarse" es esencial para el proletariado; pero ¿Qué hay que entender de la expresión "Debemos organizarnos ", del texto? ¿Qué formas de lucha hemos de desarrollar?

Pensamos que estas cuestiones son clave, que deben ser debatidas en la clase obrera y que es necesario precisarlas, a fin de confrontarlas para alimentar la reflexión.

Pensamos por nuestra parte que, en un contexto en el que el proletariado es golpeado de lleno por la crisis, los defensores de una perspectiva que busca poner en cuestión el capitalismo deben asumir el compromiso, necesariamente minoritario, de prepararse políticamente para la acción y la intervención en las luchas venideras.

Después de los primeros mazazos de una crisis económica que amenaza prolongarse, cuando la clase obrera reemprenda el camino del combate necesitará hacerse con sus luchas, sus iniciativas y su creatividad y manejarlas según las modalidades de un combate realmente colectivo, donde las decisiones emanen de auténticas asambleas generales abiertas y soberanas. Las asambleas generales futuras, auténticamente vivas, constituirán el sólo y único medio de dirigir el combate de manera eficaz y autónoma. Serán los participantes en las mismas, y no los sindicatos que paralizan y sabotean las luchas, quienes decidan qué conviene hacer. Son los propios obreros quienes deberán expresar su solidaridad en y para la lucha, colectivamente, enviando delegaciones masivas a otras fábricas o lugares de trabajo para reunirse con otros asalariados en una lucha común. Son estas iniciativas de asambleas generales comunes, interprofesionales, abiertas, las que serán los pulmones del combate. Que los obreros mismos tomen la lucha en sus manos es la condición necesaria para que su solidaridad activa, real, llegue efectivamente a sus hermanos de clase.

Estos objetivos se verán confrontados a numerosos obstáculos. Seguirá correspondiendo a los obreros mismos, en sus asambleas, discutir y estudiar la manera de superarlos colectivamente. Las asambleas generales son, sin duda, el modo de organización auténticamente proletario que permite controlar colectivamente la lucha. Constituyen una especie de embriones de futuros consejos obreros. Es en estos órganos, que reúnen a las masas obreras, donde ellas mismas se unificarán como clase, se erigirán en fuerza revolucionaria con el objetivo de derribar el capitalismo. Conciencia y unidad que permitirán una superación de las relaciones sociales de explotación con el objetivo de crear una nueva sociedad.

Para concluir, hacemos hincapié en que si nos hemos permitido estos comentarios ha sido con el deseo de contribuir a la reflexión emprendida.

CCI



[1] Se trata de un colectivo que se ha constituido agrupando a elementos jóvenes y combativos, donde el núcleo duro está muy implicado en el movimiento estudiantil (concretamente contra la LRU -llamada ley Pécresse, s/ las Libertades y las Responsabilidades de las Universidades).

 

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Solidaridad desde Perú: El Estado Mexicano ataca a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro

Situación nacional: 

Los anarquistas y la guerra (III): De la Segunda Guerra mundial a nuestros días

 

Después de la Segunda Guerra mundial, las corrientes oficiales del anarquismo se reconstruyeron sobre bases totalmente burguesas, adoptando posiciones carentes de validez (caso del antimilitarismo, el pacifismo, etc.), cuando no francamente contrarrevolucionarias (como el sindicalismo, las luchas de liberación nacional, o la gestión directa de la economía sin una previa destrucción del Estado burgués,...)[1]

En el periodo comprendido desde la Guerra Fría hasta hoy se han sucedido las pruebas del interés que demuestra la clase dominante en integrar a los representantes del "anti-estatalismo"  en su dispositivo de capitalismo de Estado, ofreciendo una vía, en forma de callejón sin salida o de reclutador para las fuerzas de la izquierda oficial del capital, a  aquellos a los que convencían ni la alternativa occidental ni el estalinismo.

Estas corrientes han dominado de forma hegemónica hasta el final de la contrarrevolución en 1968, y, después de esa fecha, han representado la gran mayoría de la nebulosa del anarquismo. Sin embargo, a partir de 1968, con el final de la contrarrevolución y la vuelta del proletariado a la palestra de la historia, hemos visto de nuevo, como tantas otras veces en el pasado, ese fenómeno del surgimiento de elementos politizados que intentan sinceramente encontrar la vía revolucionaria a través del anarquismo o partiendo de él.

 

El anarquismo ante los bloques imperialistas

En el momento de la caída de los regímenes estalinistas y el bloque del Este,  las organizaciones del anarquismo oficiales se jactaban de tener las manos limpias de cualquier implicación en la confrontación que, desde 1945 a 1989, habían sostenido los bloques del Este y del Oeste, alimentando la leyenda de una irreductible oposición a los bloques militares. Como afirma uno de sus cronistas[2] : «Los anarquistas se dividieron a propósito de la actitud frente a los bloques. La mayoría decidió oponerse tanto al Este como al Oeste...».
Lo que sucedió en realidad es que durante la Guerra Fría, una parte de las organizaciones anarquistas tomó posición oficialmente a favor de la defensa del llamado "mundo libre". Tal fue el caso de la SAC (Sveriges Arbetares Centralorganisation) de Suecia. También cuando chocaron directamente fuerzas militares del bloque del Este y tropas norteamericanas y de la ONU en la guerra de Corea de 1950-53, algunos elementos como por ejemplo los militantes del grupo Révolution Prolétarienne, invocaron la necesidad de elegir el "mal menor", y abogando por la defensa de la democracia, postularon abiertamente una postura pro-americana. Estamos hablando de personalidades como A. Prudhommeaux, N. Lazarevitch, G. Leval, así como militantes españoles y búlgaros, que señalaron: «Hay dos imperialismos, pero considero que uno de ellos es particularmente peligroso y totalitario y que puede llegar a la esclavitud. El otro representa menor peligro... No estoy a favor de la retirada de las tropas americanas de Corea... Allí solo hay un criminal de guerra y es Stalin. El es el responsable directo de los bombardeos estratégicos que diezman a la población coreana »[3] . Había también, por otro lado, quienes consideraban el imperialismo norteamericano como el principal causante de la guerra.
Incluso aquellos que, como la Federación Anarquista (FA), proclamaban su rechazo de todos los bloques y se definían: «contra Stalin sin defender a Truman, y contra Truman sin estar a favor de Stalin», no lo hacían sin embargo, como internacionalistas, sino  atrapados en la lógica de tener que optar por un campo imperialista contra el otro. Así, por ejemplo, cuando la URSS se lanzó a la carrera armamentística para rivalizar con los Estados Unidos, la FA aplicaba el llamado "combate por el tercer frente", lo que « llevó a la FA a denunciar el rearme de Alemania apoyando que los pacifistas de ese país se sumaran a la campaña ‘Ridgway [4] Go Home'»[5] , organizada por el PC francés. Este apoyo crítico sitúo totalmente a la FA a remolque del PCF, al que servía como "gancho" tanto para ese partido y ¡para su defensa incondicional del bloque imperialista ruso!

Por otra parte las acciones provocadoras y contestarías, jugaban ese mismo papel de "gancho" que atraía hacia las instituciones mismas del Estado burgués: la lucha "verdaderamente antiimperialista" del "tercer frente revolucionario" de la FA, se concretizó en una propaganda electoral ante los comicios legislativos de 1952 que promovía,.. « Redactar papeletas así: Ni dictadura oriental, ni dictadura occidental. ¡Quiero la paz! »[6]. Ese mismo papel lo jugaban las consabidas "acciones-espectáculo"  como la invasión, en Febrero de 1952,... « en la gran sala del Palacio de Chaillot, en el que tenía lugar una reunión plenaria de la ONU, y en la que se lanzaron miles de panfletos titulados: "Tercer Frente ¡Abajo la guerra!", mientras se arrojaban proyectiles inofensivos a los delegados americanos y soviéticos »[7]
Lejos de representar un medio que permita a la clase obrera reforzarse políticamente, este tipo de acciones desarrolladas en el terreno de las instituciones del Estado burgués son, además de inocuas, contraproducentes, pues alimentan la ilusión de la clase explotada en que puedan valerse de ellas para resolver su combate revolucionario. Todo lo contrario, pues lo que en realidad refuerzan es la sumisión de la clase obrera al engaño democrático y a los órganos de la dominación capitalista, enturbiando la toma de conciencia sobre la necesidad de destruirlos. No en balde la Federación Comunista Libertaria (FCL) ¡presentó candidatos a las elecciones legislativas de 1956! Y cuando, en 1958, se produjo la liquidación de la IVª República, y se llamó a De Gaulle para que solventara el problema colonial,... «en todas las publicaciones libertarias se publicaron llamamientos que coincidían en apelar a la salvación de la amenazada República. (...) La inmensa mayoría de los anarquistas tomaron partido por la República y la política del mal menor»[8]. Y en Abril de 1951, cuando se produjo el "putsch" de los generales de Argel que se oponían a la independencia de Argelia,... «la FA participó en los distintos comités que agrupaban multitud de organizaciones de izquierda, (...) los anarquistas fueron los primeros en defender las libertades democráticas, por mucho que lo negaran posteriormente. »[9]

Pero lo que más materializó esa política de tomar partido por un campo imperialista contra el otro, fue el continuo apoyo a las luchas por una supuesta liberación nacional. A ese respecto la FA elevó a la categoría de principio que: «los anarquistas reivindican para la población de ultramar el derecho a la libertad, a trabajar en un estatus de independencia, el derecho a disponer de su propio destino al margen de las rivalidades de los clanes que desgarran hoy el mundo. Reafirman su solidaridad con la lucha que deben llevar a cabo contra la opresión que ejercen todos los imperialismos...»[10] Así pues los anarquistas se situaron entre los mejores defensores de la mistificación del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Y ello en consonancia plena con la ideología oficial de los dos bloques en conflicto. Tanto la llamada Doctrina Zhdánov del bloque "socialista" que define a éste como « el verdadero defensor de la libertad y la independencia de todas las naciones, enemigo de la opresión nacional y la explotación colonial en todas sus formas »[11] . Como de la doctrina americana que estipula que «en aquellas zonas que sean claves, debemos implicarnos a fondo para estimular las formas democráticas y el acceso a su independencia ». Esta teoría era, lógicamente, un instrumento de desestabilización militar del rival, en el curso de las numerosas guerras sin cuartel en las que ambos bloques, tanto el soviético como el occidental, se enfrentaban empleando sus respectivos peones nacionales.

Y así los anarquistas franceses no tuvieron reparos en disfrazar la Guerra de Indochina de «episodio revolucionario» (FA en 1952), en el que apreciaban una «guerra de clases» (FCL en 1954), y en proclamar la legitimidad de «la lucha del proletariado indochino», así como las necesidad de  «solidaridad obrera con el Viêt-Minh ».

Este apoyo político a las luchas de liberación les llevará incluso a implicarse físicamente en ellas. Durante la guerra de Argelia, por ejemplo, fueron muchos los libertarios que se unieron a los "porteurs de valise"[12], y otras redes de apoyo al FLN[13]. Esta «posición de apoyo crítico en pro de una Argelia socialista y autogestionaria» que defendió la FCL invocando la solidaridad «con los pueblos oprimidos y contra los imperialismos», se concretizó pues en un respaldo material activo a los partidos nacionalistas argelinos, al MNA primero y luego al FLN, cuando éste consiguió la hegemonía a partir de 1956: «Los maquis del Ejército de Liberación Nacional (ALN) trabajaban para ambos. Nosotros los sabíamos perfectamente pues no en vano en nuestras propias filas de la FCL había camaradas argelinos de la tendencia FLN, pero que habían prestado sus servicios a los maquis del MNA, sirviendo como intermediarios para la consecución de "suministros" (entiéndase armas) para sus combatientes»[14]

Estas tomas de posición de los anarquistas apoyando, aunque sea "críticamente", las luchas de liberación nacional, han contribuido directamente al sometimiento de las masas al imperialismo. El anarquismo tiene una importante carga de responsabilidad en el sacrificio del proletariado y de las capas no explotadoras en aras a la barbarie de los conflictos militares que han ensangrentado el planeta. Atrapado en la lógica de establecer distinciones entre los diferentes gánsteres imperialista a favor de los derechos del más débil,  las variadas agencias oficiales del anarquismo sí tienen en común el haber reclutado en las filas del proletariado, o haber avalado a los ojos de éste a uno u otro bando imperialista. El machaconeo constante de estas mistificaciones en las mentes de los trabajadores supuso retrasar la superación de la contrarrevolución y la recuperación por parte del proletariado de su lucha de clases autónoma, por sus objetivos propios. Y no cabe duda que los anarquistas pusieron mucho de su parte en ese machaconeo.

El final de la contrarrevolución

El síntoma que puso de manifiesto el agrietamiento de la capa de plomo de la ideología estalinista fue precisamente el desarrollo, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo occidental, de revueltas estudiantiles que tuvieron en la oposición a la guerra el principal motor de la movilización. Y aunque los partidos estalinistas denunciaban la intervención norteamericana en Vietnam contra las fuerzas militares apoyadas precisamente por el bloque soviético que se autoproclamaba "anticapitalista", lo bien cierto es que tales partidos apenas tuvieron influencia alguna en dichas movilizaciones. Y es que la mentira del estalinismo «comunista y revolucionario», quedó al desnudo, especialmente cuando una nueva generación de jóvenes obreros irrumpió en lucha con la huelga general de 1968 en Francia, y con los movimientos de masas que sacudieron a continuación las cuatro esquinas del planeta.

En esa situación, y habida cuenta de la represión del movimiento de Hungría 1956, los anarquistas ejercían un fuerte atractivo especialmente sobre los estudiantes. Y si es cierto que experimentaron un crecimiento numérico, también es verdad que la mayoría de los jóvenes se sentían insatisfechos con las antiguas organizaciones que subsistían, a las que veían como organismos esclerosados. Se produjo una recomposición de todo ese medio[15].  Aún así, los cambios del contorno de ese medio anarquista respetaron las posiciones políticas de las organizaciones originarias, de modo que, en esta nueva etapa marcada por la recuperación de la lucha de clases, las antiguas  organizaciones anarquistas, refundadas o renovadas, jugaran ya un papel mucho menos marginal en el dispositivo izquierdista de encuadramiento (sobre todo en lo ideológico) de la clase obrera. En esto se apreciaba un cambio respecto a la etapa de la contrarrevolución, cuando la hegemonía del estalinismo les había confinado a un papel mucho más  reducido.

Y, al mismo tiempo, con la efervescencia generada por la reanudación de la lucha de clases internacional, surgen nuevamente en el seno del medio anarquista minorías y elementos, que buscan orientarse hacia las posiciones de clase del proletariado, tratando de encontrar una coherencia revolucionaria a partir del anarquismo. De ahí que una parte del medio libertario realice una apertura hacia organizaciones que expresan algunas posiciones de clase (caso de Socialisme ou Barbarie), e incluso hacia el medio político proletario, sobre todo hacia el polo consejista organizado encarnado por Informations et Correspondences Ouvrières (ICO). Así por ejemplo el grupo "Noir & Rouge" (Negro y Rojo) se desmarcó de la FA al reconocer «la primacía de la lucha de clases», y propuso una «actualización y una adaptación de los principios del anarquismo» . Este grupo afirmó la necesidad de un debate y defendió «la toma de contacto con otros compañeros aunque no se reclamen forzosamente del anarquismo».  Denunció igualmente la sacralización de la «revolución española», que «impedía cualquier crítica»[16].  En su búsqueda de las formas de lucha propias de los trabajadores, este grupo estudió las aportaciones políticas de la Izquierda comunista germano-holandesa y de Pannekoek, y participó en un encuentro internacional organizado por ICO en Bruselas en 1969 junto a Paul Mattick (antiguo militante de la Izquierda Comunista alemana, emigrado a los Estados Unidos) y C. Brendel animador del grupo consejista holandés "Daad & Gedachte"[17] .

La importancia política de esta decantación del medio anarquista a propósito de cuestiones como el reforzamiento y los medios de la lucha de clases del proletariado, quedó ensombrecida por lo limitado de su alcance. En efecto, dado que esta decantación se produjo engranada al polo consejista del medio proletario que terminó sucumbiendo a mediados de los años 1970, lo cierto es que "Noir & Rouge", acabó arrastrada en esa debacle, autodisolviéndose en una total confusión, lo que supuso un importante desperdicio de energías militantes. En un contexto marcado por las ilusiones del proletariado en que el sistema capitalista pudiera encontrar una salida a la crisis de su economía, así como de impedimentos para la politización del combate de la clase obrera hacia una perspectiva revolucionaria, estas dificultadas fueron sistemáticamente explotadas por izquierdistas de todo pelaje para trabar todo esfuerzo de toma de conciencia que se orientase a la revolución.
Y, sin embargo, una mínima parte de estos elementos provenientes del anarquismo consiguió finalmente labrarse una vía hacia el nuevo medio político proletario renacido al calor de la reaparición del proletariado en el escenario de la historia. La propia historia de la CCI testimonia como elementos que surgieron originariamente del medio libertario han contribuido a la construcción de partes significativas de nuestra organización, como es el caso de nuestra sección territorial en Bélgica y de algunas secciones locales de RI (sección de la CCI en Francia).

 

 

Y, una vez más, asistimos a un proceso de diferenciación,...

 

Hoy, tres décadas más tarde, el capitalismo en quiebra muestra el callejón  sin salida que representa para la humanidad, pero también el proletariado reemprende el camino de la lucha y pugna por hacer que aparezca una perspectiva revolucionaria. En este contexto histórico, de nuevo se opera un proceso de diferenciación en ese medio que se reivindica del anarquismo. La importancia de ese proceso se ponen de manifiesto en que se plasma en la actitud a adoptar frente a la guerra imperialista y a principios fundamentales del proletariado como es el internacionalismo que determinan la pertenencia bien al terreno de la clase obrera, o bien al de la burguesía.
Veamos las posiciones que en el medio anarquista se expresan sobre ello, a través de dos ejemplos:
Tenemos por un lado la posición del KRAS[18], que se sitúa resueltamente en un terreno internacionalista, como quedó claro en su toma de posición ante la guerra de Georgia en 2008: «El enemigo principal de la gente corriente no es el  hermano o la hermana del otro lado de la frontera, o de otra nacionalidad. El enemigo son los dirigentes, los patronos de todo pelaje, los presidentes y ministros,  los generales y los hombres de negocios, todos los que provocan las guerras para salvar su poder y sus riquezas. Llamamos a los trabajadores de Rusia, Osetia, Azerbaiyán y Georgia a rechazar el juego del nacionalismo y el patriotismo  y dirigir su cólera contra los dirigentes y ricos estén en el lado de la frontera que sea».
Y por el otro lado tenemos a la Organisation Communiste Libertaire que ante la guerra en Irak, llama a: «sostener material y financieramente (...) a las fuerzas progresistas que se oponen a la ocupación», que con «limitados medios materiales se permiten incluso crear "zonas liberadas" en los barrios populares, en las que las tropas norteamericanas no osan adentrarse», mientras que «en los países occidentales que tienen tropas en Irak, que además de los Estados Unidos, incluyen varios países de la Unión Europea (...), la principal tarea ha de ser enfrentarse al gobierno para lograr la retirada, así como bloquear los transportes de soldados o de material militar»[19]
Es evidente que, a pesar de lo quieran hacernos creer algunos libertarios, no estamos ante una simple divergencia de táctica para el logro de un mismo fin.
La postura del KRAS expresa claramente los intereses del proletariado por combatir, como clase universal que es, por encima de divisiones de color, nacionalidad, cultura o religión, que son precisamente las que le impone el capitalismo para oprimirle. La otra posición toma partido por la "resistencia" de los pueblos iraquí, libanés,... es decir de unos sectores de la burguesía. Esta postura representa una traición del internacionalismo desde un doble punto de vista, pues no sólo afecta a los trabajadores de las grandes potencias a los que oculta el trasfondo de rivalidades entre los principales tiburones imperialistas que subyace en estos conflictos, sino también frente a los obreros de esos países en guerra, a los que se apela para que se alisten en la guerra imperialista, y para que sirvan de carne de cañón en beneficio de los intereses imperialistas de su propia burguesía. ¡Queda claro que la desaparición de los bloques imperialistas a partir de 1989 no ha hecho desaparecer ni el imperialismo, ni la posición belicista del anarquismo oficial¡
Estas dos posiciones no tienen nada en común sino que expresan posiciones de clase diametralmente opuestas y completamente antagónicas, que se hayan separadas por una auténtica frontera de clase.
Puede verse, pues, con nitidez, que el anarquismo constituye un campo en el que batallan posiciones abiertamente burguesas y nacionalistas y posiciones proletarias internacionalistas. En ese proceso de diferenciación entre dos tendencias opuestas juega un papel importante la cuestión de la guerra en Oriente medio. Así vemos que tras décadas en las que en el terreno libertario se imponía la monocorde defensa incondicional de la causa palestina, esto se va acabando, y una parte de quienes se reclaman anarquistas, empiezan a poner en cuestión las posiciones clásicas que, hasta ahora, venían defendiendo, desmarcándose de ellas. Así en un reciente artículo de la publicación «Non Fides» , en el que se aborda "el por qué no apoyaremos nunca a Hizbulá, Hamás, o a cualquier otro grupo armado de la llamada ‘resistencia antiimperialista´", se señala que «¿cómo es posible que la mayoría de la extrema izquierda y una parte del movimiento libertario puedan solidarizarse con esos partidos totalitarios y ultra-religiosos? Esta solidaridad es "el anti-imperialismo de los imbéciles". (...) La deplorable política del Alto Mando israelí les empuja a tomar partido por cualquier forma de oposición a dicha política belicista, y ello a riesgo de aliarse con el Islam político, con los ultra-religiosos, los nacionalistas, y la extrema derecha en ocasiones neonazi»[20]. Algunos llegan incluso a afirmar la posición netamente internacionalista del proletariado ante la situación en Oriente medio. Así, en una reciente campaña de carteles anarquistas en Bélgica, se podía leer: «De Gaza en Palestina a Nasiriya en Irak; del Kivu en el Congo a Grozni en Chechenia, las masacres de miles de seres humanos son algo cotidiano. Sea cual sea la forma que adopte en cualquiera de los rincones del planeta, lo cierto es que este sistema capitalista y autoritario devasta regiones enteras a través de las hambrunas, la miseria, la contaminación, la guerra. (...). Oponer al terror del Estado israelí, la lógica de una guerra contra todo un "pueblo", no sirve más que para hacer olvidar a los refugiados de Gaza, como a los explotados de Tel Aviv, que sólo existe una salida: luchar contra toda autoridad, sea la del soldado israelí, como la del policía palestina, con la vestimenta de los clérigos (...), o con el traje de los capitalistas democráticos y los usureros (...). Es urgente que opongamos a la guerra entre Estados, entre religiones, entre etnias,... la guerra social contra toda explotación y toda dominación»[21].
Cuando concepciones tan extrañas entre sí como el internacionalismo y las concesiones al nacionalismo se mantienen en el seno de una misma organización o una misma corriente, su carácter totalmente irreconciliable hace imposible cualquier unidad, ni siquiera la más mínima "cohabitación". Por ello apoyamos sin reservas la lucha que este  grupo, KRAS-AIT, mantiene para erradicar las concepciones "culturalistas y etno-identitarias", que no representan más que una expresión del nacionalismo y que son incompatibles con los objetivos de la revolución social.
Y los mismo que decirnos respecto a esta organización cabe aplicarlo al conjunto del medio libertario, donde igualmente se impone la necesidad de clarificación y de diferenciación de aquellos compañeros que buscan sumarse al combate revolucionario, de quienes, por el contrario, defienden el orden burgués. Los militantes anarquistas que están comprometidos con el internacionalismo tienen mucho más en común con los comunistas -la pertenencia al mismo campo del proletario y la revolución- , que con el resto de la «familia libertaria». Hoy, cuando lo que está en juego resulta crucial para la supervivencia de la humanidad amenazada por la pervivencia del sistema capitalista, es más necesario que nunca que quienes reivindican el internacionalismo y la lucha de clases mundial del proletariado, se junten, independientemente del horizonte político de partida, y colaboren en un esfuerzo por la causa que comparten.

 

 

La defensa del llamado «tercer frente» es una fórmula de confusión

 

Clarificar, pues, todo lo que, en el medio anarquista, se recubre de un mismo léxico, cuando en realidad obedece a posiciones que son diametralmente opuestas es más que útil. Es el caso del llamamiento, ante conflictos imperialistas, a la formación del llamado «tercer frente», o «tercer bando». Esta posición, cuando es formulada por ejemplo por el KRAS, hace referencia incontestablemente a la posición internacionalista que antepone la necesidad de desarrollar una lucha común de todos los trabajadores, por encima de todas las divisiones nacionales, y contra todos los bandos burgueses beligerantes. Se trata de la única posición verdaderamente revolucionaria y proletaria que se puede defender.

Sucede todo lo contrario en el caso de las organizaciones anarquistas oficiales, para las que la «defensa del tercer bando» es una mera fórmula con la que pretenden empujar a las clases explotadas  en los brazos de uno de los dos beligerantes, es  decir a tomar partido eligiendo campo imperialista. Un ejemplo que lo pone de manifiesto es la posición adoptada por la FA (Federación Anarquista) con ocasión de la intervención israelí en Líbano durante el verano del año 2006. Afirmó entonces la FA que «en esta sangrienta escalada militar entre, por un lado, las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos y de Israel, y por otro lado las milicias reaccionarias del Islam político, las trabajadoras y los trabajadores, y más en general, los pueblos de esa región no tienen nada que ganar y sí todo que perder (...) [Y, que] como trabajadoras y trabajadores internacionalistas, una de [sus] tareas urgentes es apoyar el desarrollo de un tercer bando, el bando de los trabajadores de Oriente Medio, opuesto tanto a la dominación imperialista como a la opresión islamista»[22] . Pero ¿Qué ha pasado? ¿Es que acaso la FA se ha convertido al internacionalismo? ¡En absoluto! Lo único que hace es seguir animando a tomar partido por la resistencia árabe en contra de Israel, pero eso sí con unos protagonistas distintos de los que estaban presentes en esta ocasión. Lo mismo que ante el conflicto israelo-palestino, cuando se mostraban decepcionados de que «Hamás y la Yihad Islámica hayan alcanzado el poder a través de la urnas, aprovechándose de la corrupción y el desprestigio del partido Al Fatah de Yasir Arafat y de la delicuescencia de la OLP, sacando partido de la cólera y la frustración de la mayor parte de la población palestina, transformando así el combate anti-sionista en una lucha religiosa ». Así pues toda la verborrea pseudo-internacionalista que exhibe FA sirve, en realidad, para abogar por una hipotética dirección laica de la "resistencia". ¿Lucha anti-sionista? ¡Por supuesto! Pero, eso sí, no detrás de los islamistas de Hizbolá o Hamás. Para la FA, el "tercer bando" se resume en los partidos burgueses de izquierda laica y democrática, a los trata de empujar a los trabajadores.

Y tampoco le va a la zaga Alternativa Libertaria (AL) que afirma, sin disimulo alguno que «el pueblo libanés sabrá encontrar el camino para desarrollar una resistencia al imperialismo israelí, pero liberándose de la injerencia del Estado sirio, y de la reacción religiosa encarnada, en parte, por Hizbolá. Resulta dramático que esta organización tan retrógrada se haya hecho con la hegemonía de la resistencia libanesa frente a la agresión israelí»[23] . Así se explica que los homólogos de AL en Líbano militen junto a «partidos políticos ‘tradicionales' y ‘confesionales'», en la llamada "corriente 14 de Marzo", a la que se califica como «movimiento relativamente innovador que puede abrir la perspectiva de un futuro diferente para el Líbano», opuesto al que ofrecen los «corruptos tutelados por Siria y los nostálgicos del más negro pasado del Líbano»[24] Puede verse claramente que el anarco-chovinismo nada tiene que envidiar al patrioterismo de sus amigos burgueses, a los que sirve de abastecedor de carne de cañón para las pugnas que desgarran a la clase dominante.
En la cuarta y última parte de esta serie abordaremos una cuestión que aunque bastante desconocida es, sin embargo, muy importante. Se trata de «el a-nacionalismo» que reivindican y defienden diferentes elementos anarquistas, muy a menudo en oposición al «internacionalismo» -

 

Scott

 

 

 


 

[1] Véase la Declaración del Congreso de la Federación Anarquista en octubre de 1945, disponible (en francés) en la página www.increvablesanarchistes.org.

[2] Ver la nota final de M Zemliak al libro de Max Nettlau: Historia de la Anarquía. Editado en francés en Artefact, pag. 279. Hay edición en español en Editorial Zafo, Barcelona 1978.

[3] Carta de S. Ninn del 24/08/1950, recogida en el trabajo de G. Fontenis:  L'Autre Communisme. Editado en francés por Acratie, pag. 134.

[4] Con ocasión de la visita a Francia en Mayo de 1952 del entonces comandante en jefe de la OTAN, Ridgway, el PCF decidió movilizar a sus huestes en una campaña de verdaderas batallas callejeras contra un impresionante despliegue policial, que causaron 1 muerto y 17 heridos entre los manifestantes.

campales en las calles 

[5] Ver el mencionado trabajo de G. Fontenis: L'Autre Communisme, pag. 134.

[6] Ibidem, pag. 134.

[7] Ibidem, pag. 149.

[8] Sylvain Boulouque: Les anarchistes français face aux guerres coloniales (1945-1962). Publicado en francés por Atelier de Création Libertaire,  p.61.

[9] Ibidem p. 65

[10] Resolución del Congreso de la FA en Octubre de 1945, disponible (en francés) en la página www.increvablesanarchistes.org.

[11] Joukov: Crise du système colonial, Moscú 1949

[12] Apelativo que podría traducirse como "los hombres del maletín" pues se dedicaban a recolectar y transportar fondos y documentaciones falsas para el FLN.  (Nota de la Traducción)

[13] Y así lo reivindica Alternativa Libertaria: «Se olvida frecuentemente que las redes de "porteurs de valise" que apoyaron a los independentistas argelinos durante la guerra no nacieron en 1957 con las acciones de F. Jeanson, y luego con las de  H. Curiel. Cuando estalló en Argelia la insurrección del Día de Todos los Santos de 1954, las únicas organizaciones que apoyaban la independencia de ese país se situaban en la extrema izquierda. El Partido Comunista internacionalista (PCI-trotskista) y la FCL. En la misma Argelia, el Movimiento Libertario del Norte de África (MLNA) vinculado a la FCL, se incorporó a la lucha contra el Estado francés y por la independencia del país desde ese mismo día. La policía francesa se dedicó a liquidar al MNLA y luego a la FCL durante 1956 y 1957. Sin embargo los libertarios prosiguieron la lucha contra el colonialismo en el seno de los Grupos Anarquistas de Acción Revolucionaria (GAAR), o, en el caso de los supervivientes de la FCL, a través de Vía Comunista».

[14] G. Fontenis, L'Autre Communisme, Acratie, p. 209

[15] Por ejemplo en Italia varios grupos como los Grupos de Iniciativa Anarquista se salieron en 1965 de la FAI, y los militantes más jóvenes del norte de Italia se separaron de la FAGI para constituir los Grupos Anarquistas Federados. En Francia la Organización Revolucionaria Anarquista se separó de la FA en 1970 y se aproximó a otras organizaciones no libertarias de la extrema izquierda para constituir en el futuro la Organización Comunista Libertaria.

[16] Estas citas se han extraído del libro -  en francés - de Cédric Guérin, Pensée et action de anarchistes en France: 1950-1970, que puede consultarse en raforum.apinc.org.

[17] Que se traduce más o menos como ‘Pensamiento y Acción' (Nota de la traducción)

[18] KRAS-AIT: Federación para la educación, la ciencia y los obreros técnicos, grupo de orientación anarcosindicalista en Rusia del que hemos publicado distintos documentos. Éste en concreto sobre la guerra de Georgia apareció en Acción Proletaria nº 203 (https://es.internationalism.org/node/2359).

[19] Publicado en Courant Alternatif nº 154

[20] Non Fides nº 2, Septiembre de 2008.

[21] Cartel titulado «En Gaza como en todas partes,...», firmado por « Anarquistas », y que se difundió en Bélgica a principios de 2009.

[22] Publicado por la Unión Local de la CNT de Besançon (Francia), el Sindicato CNT Interco 39, la FAU-IAA de Boers (Alemania), y la Federación Anarquista francófona, el 28 de Julio de 2006.

[23] Alternative Libertaire, en francés, 18 de Agosto de 2006.

[24] Alternative Libertaire, en francés, nº 154.

Corrientes políticas y referencias: