El 23 de diciembre, los obreros de SEAT tanto del turno de la mañana como del turno de la tarde han parado espontáneamente en solidaridad con 660 compañeros a quienes ese mismo día la empresa les entregaba la carta de despido.
Ha sido el principio de una respuesta a un criminal atentado contra sus condiciones de vida. Un atentado perpetrado con total premeditación y alevosía por parte del Triángulo Infernal formado por Patronal, Generalitat y Sindicatos. Un atentado que va más allá de los 660 despidos, pues a estos se suman los despidos disciplinarios de los trabajadores que participaron en las acciones de principios de Diciembre, así como los despidos encubiertos de 296 bajas “voluntarias”, los planes de intensificación de la explotación aumentando la producción, cobrándoles a los trabajadores su “deuda de horas”,… En definitiva, un ataque brutal que abre la puerta a nuevos ataques. No en vano el presidente de la compañía ha anunciado con descaro y provocativamente que « las medidas contempladas en el acuerdo no absorben todo el excedente de personal».
Los compañeros de SEAT y todos los trabajadores NECESITAMOS LUCHAR pero para poder luchar con fuerza hemos de sacar lecciones lo más rápidamente posible de la estrategia de manipulación y desmovilización que PATRONAL, GOBERNANTES y SINDICATOS han perpetrado contra los trabajadores.
Una estrategia calculada para la desmovilización de los trabajadores
Desde que a mediados de Agosto la empresa anunciara la “necesidad” de llevar a cabo una reducción de plantilla, “canjeable” eso sí por una reducción salarial del 10%, los empresarios, así como quienes se dicen nuestros “representantes”, o sea los Sindicatos y el Gobierno de “izquierdas” de la Generalitat, se han repartido los papeles para impedir que una verdadera lucha obrera pudiera impedir su aplicación.
Durante más de dos meses, desde Agosto hasta principios de Noviembre, los representantes sindicales se dedicaron a tratar de anestesiar la inquietud que cundía en los trabajadores ante la amenaza de los despidos, al indicar que estos no estarían justificados, puesto que “la empresa tenía beneficios”, la crisis de SEAT sería “coyuntural” o debida a una “mala política comercial”. Con semejantes falsedades - que denunciamos en nuestra hoja «SEAT: Salvar la empresa significa despidos y contratos basura. La respuesta es la lucha obrera»- hacían bajar la guardia de los trabajadores, haciéndoles creer que se trataba de una bravata de una insaciable Patronal, a la que los estudios económicos de los sindicatos o las presiones del Gobierno “progresista” y de “izquierdas” de la Generalitat acabarían por pararle los pies. La propia Patronal contribuyó a hacer efectivo este engaño, jugando al escondite durante semanas hasta que el 7 de Noviembre anunció el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) para 1346 trabajadores.
Ese día los Sindicatos tenían previsto un paro parcial, que los trabajadores desbordan a través de manifestaciones que en la Zona Franca y en Martorell, cortan las carreteras. Ante tal situación la Plataforma Unitaria (donde participan UGT, CCOO y la CGT) convocan un paro de un día para el 10 de Noviembre, y una manifestación para “exigir” a la Generalitat que «se implique en el conflicto a favor de los trabajadores»(¿?). Los 3 sindicatos quieren con esta “acción” «que confiemos nuestra suerte a quienes son nuestros verdugos, a los maestros de las buenas palabras y la puñalada trapera. El Estado no es el representante del pueblo sino el defensor incondicional de los intereses del capital nacional. Todas las autoridades –desde el presidente del gobierno hasta el último alcalde- están ahí para velar por su defensa», como denunciamos en la hoja antes citada.
Tras esta patochada, los 3 sindicatos dieron largas al asunto y no volvieron a convocar nada ¡hasta el uno de diciembre!, es decir, 3 semanas en las que los trabajadores fueron mantenidos en la pasividad y a la expectativa, mareados por interminables “negociaciones” y después con la “mediación” del Señor Rañé, conseller de Trabajo. Una táctica en la que, como denunciamos en la hoja, « entre “presión” y “petición”, los obreros somos paseados y engañados».
La Plataforma Unitaria de los 3 sindicatos se comprometió a “volver a la carga” tras la semana del “puente” (del 5 al 10 de Diciembre). ¡Pero se trató de una mentira más! Aduciendo los límites legales que imponía el ERE, las presiones de la Generalitat que amenazaba con un laudo,… “olvidaron” las movilizaciones y el 15 de diciembre, CCOO y UGT (CGT se había descolgado el 13) firmaron los 660 despidos.
Pero lo peor estaba por venir: durante una semana entera mantuvieron el silencio sobre quienes serían las víctimas, dejando para el último día antes de vacaciones el “gordo” de las cartas de despidos que, en el colmo del cinismo y la humillación, trataban a los afectados de poco menos que “vagos y maleantes”. Ha sido una maniobra vil y cobarde que los pone en evidencia (¿no decían que habían firmado el “mejor acuerdo posible”?) pero también demuestra que NOS TEMEN pues sí se hubieran sentido seguros los habrían anunciado enseguida y no habrían multiplicado los vigilantes privados que custodiaban fuertemente las sedes de UGT y CCOO.
CGT se presenta como el “sindicato bueno” que está junto a los trabajadores. Es cierto que 145 de sus afiliados están entre los despedidos. Pero el sufrimiento de estos compañeros y la solidaridad con ellos, no puede tapar que no ha sido una alternativa a CCOO-UGT y, por el contrario, les ha ido a la zaga. ¿Por qué participó de la farsa de “negociación” y “lucha” de la Plataforma Unitaria de la que sólo se descolgó en la tardía fecha del 13 de diciembre? ¿Porqué cuando CCOO y UGT firmaron, la única “movilización” que convocó fue una concentración fuera de la factoría, de la que muy pocos trabajadores se enteraron, y a la que solo acudieron 200 personas? ¿Porqué la mañana del 23 ante los paros espontáneos « la CGT decidió limitar la protesta a unas horas» (Recopilación de Kaosenlared, 24-12-05) cuando era el momento de poner toda la carne en el asador y había fuerzas como se demostró con el turno de tarde que reunido en asamblea decidió parar toda la jornada? ¿Por qué toda su alternativa se reduce a “revisar caso por caso cada uno de los despidos y si es preciso recurrir ante los tribunales”?.
La lucha tiene que ser llevada por la ASAMBLEA DE TRABAJADORES
Hasta el 23, los trabajadores han sido víctimas de una DESMOVILIZACION, de una ESTRATEGIA PARA IMPEDIR SU RESPUESTA. Los Sindicatos no nos la juegan únicamente cuando firman los despidos, nos la juegan previamente cuando organizan sus “Planes de Lucha”. Su acción contra los obreros se concreta en 3 facetas íntimamente relacionadas:
sus pactos y acuerdos con la Patronal y el Gobierno
sus planes de “lucha” que son en realidad estrategias contra la lucha
su defensa incondicional del Interés de la Empresa y de la Economía Nacional que pretenden hacer coincidir con el de los trabajadores cuando en realidad son DIAMETRALMENTE.
Por eso la principal lección de la lucha de SEAT que empieza a ser sacada en la práctica por los obreros mismos con LOs paros espontáneos y las asambleas del 23 es que NO SE PUEDE CONFIAR LA LUCHA A LOS SINDICATOS.
El 23, los despedidos en lugar de marcharse a casa a rumiar en soledad la angustiosa perspectiva que supone el desempleo se han dirigido hacia sus compañeros y estos, en lugar del dejarse llevar por el falso alivio del “a mí no me ha tocado” o por la respuesta individualista de que “cada uno se las apañe como pueda”, han manifestado la solidaridad de la LUCHA. Ese terreno de la solidaridad, de la respuesta común de despedidos y de los que aún conservan el puesto de trabajo, de parados y activos, de precarios y fijos,… es la base de una respuesta efectiva a los inhumanos planes de los capitalistas
El año 2006 empieza con el drama de los 660 despidos de SEAT pero ¿alguien se cree que esos despidos serán los últimos? Todos sabemos que no. Que la puñalada de los despidos, que el crimen de los accidentes laborales, que la angustia de no poder pagar una vivienda digna, que las amenazas a las pensiones, que la “reforma” laboral que cocinan el trío infernal Gobierno – Patronal – Sindicatos, van a ser la fuente de nuevos sufrimientos. Que en el sector del automóvil, que en todos los países, van a continuar los ataques a las condiciones de vida obreras, que los males de la guerra, el hambre, la barbarie, que acompañan al capitalismo, como la guadaña acompaña a la muerte, van a continuar.
Por eso, hay que lanzarse a la lucha. Pero para que la lucha sea eficaz y sea fuerte es necesario que se desarrolle LA SOLIDARIDAD DE CLASE y esté ORGANIZADA Y CONTROLADA POR LOS OBREROS MISMOS.
Solidaridad de clase
El problema de SEAT no se reduce a los 660 despedidos es un problema de TODA LA PLANTILLA. Pero el problema no es solo de los obreros de SEAT sino de TODOS LOS TRABAJADORES, tanto funcionarios con “puesto asegurado” (¿hasta cuando?) como de la empresa privada, tanto sin papeles como con papeles, tanto de empresas con beneficios como de empresas con pérdidas. ¡Todos estamos o estaremos en la misma situación que los compañeros de SEAT!
Nuestra fuerza es la SOLIDARIDAD DE CLASE, luchar unidos. Una lucha limitada a SEAT y encerrada en SEAT sería una lucha perdida.
¿Pero en qué consiste la solidaridad? ¿Consiste en boicotear la compra de coches de la marca (¿es que acaso las otras marcas no despiden?)? ¿Consiste en acampadas a las puertas de la fábrica por parte de los despedidos? ¿Consiste en “declaraciones” de “apoyo” del “sector crítico” de CCOO o de EUA –que apoya indirectamente el Tripartito, partícipe de la canallada de SEAT? ¿Consiste en “actos ciudadanos” en barrios?
Esa “solidaridad” es tan falsa como falsos han sido los “planes de lucha” de la Plataforma Unitaria de SEAT ¡La única solidaridad efectiva es UNIRSE A LA LUCHA! Fundirse obreros de los diferentes sectores, de los diferentes barrios, en una MISMA LUCHA rompiendo esas barreras que tanto nos debilitan: la empresa, el sector, la nacionalidad, la raza, mediante la fuerza directa de delegaciones, asambleas y manifestaciones conjuntas.
Asambleas soberanas
La experiencia de SEAT es clara: ya sabemos lo que pasa cuando dejamos que sindicatos, comités de empresa o “plataformas unitarias” jueguen con nuestros destinos. La dirección de la lucha debe estar de principio a fin en las manos de los propios trabajadores. Son ellos quienes deben calibrar la fuerza con la que cuentan, las reivindicaciones a plantear, las posibilidades de extender la lucha. Su respuesta no puede ser marcada por las provocaciones de la empresa o por los “planes de lucha” de sus cómplices sindicales, sino por la decisión colectiva de los trabajadores organizados en Asambleas y Comités Elegidos y Revocables. Las negociaciones con la Patronal o con los Gobiernos han de hacerse a la vista de todos, como sucedió en Vitoria en 1976 en España o en Polonia en 1980. Han de ser las propias Asambleas las que asuman la búsqueda de la solidaridad, organizando delegaciones y manifestaciones.
Los tiempos de la resignación, la pasividad y la desorientación deben acabar. El margen de maniobra que durante años esa situación le proporcionó al Capital empieza a menguar. Es la hora de la lucha. La voz de la clase obrera debe hacerse oír cada vez con más fuerza.
Corriente Comunista Internacional 27-12-05
“Dirigentes mundiales”, “Terroristas internacionales”: ¡Todos ellos son responsables de la masacre de los trabajadores!
¿Quiénes han sido las primeras víctimas de los atentados en el centro de Londres el 7 de Julio de 2005? Al igual que sucediera en Nueva York en 2001 o en Madrid en 2004, las bombas se han dirigido intencionadamente contra obreros que se apretujan en el metro o en autobuses para ir al trabajo. Al Queda al reivindicar la autoría de esta matanza en masa dice que ha querido vengar “las masacres que el ejército británico ha perpetrado en Irak”. Pero la clase obrera de Gran Bretaña no tiene ninguna culpa de la inmensa carnicería que está sufriendo la población de Irak. Los responsables son en realidad las clases dominantes de Gran Bretaña y EEUU, sin olvidarnos de los terroristas de la llamada “Resistencia” que prodigan igualmente los asesinatos de trabajadores y de civiles indefensos en Bagdad y otras ciudades. Y mientras, los arquitectos de la guerra de Irak, los Bush y Blair, siguen estando sanos y salvos. Peor aún, ya que las atrocidades cometidas por los terroristas les ponen en bandeja la excusa para lanzarse a nuevas aventuras belicistas, como demostraron en Afganistán e Irak aprovechando los atentados del 11 de Septiembre.
Todo esto forma parte de la lógica de la guerra imperialista: guerras llevadas a cabo en interés de la clase capitalista, guerras por el dominio del mundo. La gran mayoría de las víctimas de esas guerras son los trabajadores, los oprimidos, los esclavos asalariados del capital. La lógica de la guerra imperialista exacerba los odios nacionales y raciales y hace de la población de tal país o región el “enemigo” a quien vejar, atacar o destruir. Esa lógica enfrenta a unos obreros contra otros y les impide defender sus intereses comunes. Y lo que aún es más terrible: apela a esos mismos trabajadores a que se alineen tras “su” bandera nacional, tras “su” Estado nacional, para marchar entusiastas a la guerra en defensa de unos intereses que no son los suyos, sino los de quienes les explotan.
En su declaración a propósito de los atentados de Londres, tras la reunión de la Cumbre de ricos y poderosos del G-8, Blair ha señalado que: “es importante que quienes practican el terrorismo sepan que nuestra determinación para defender nuestros valores y nuestra forma de vida es mayor que su determinación para sembrar la muerte y la destrucción entre la población inocente”.
Lo cierto es que los valores de Blair son exactamente los mismos que los de Bin Laden. Tanto uno como otro no tienen el menor reparo en sembrar la muerte y la destrucción entre la población inocente con tal de salvaguardar sus sórdidos intereses. Lo que les diferencia es que Blair es un gran gángster imperialista mientras que Bin Laden es más modesto. Debemos rechazar totalmente todos aquellos que nos llaman a tomar partido por uno u otro.
Todas las declaraciones con las que los “líderes mundiales” han expresado su solidaridad con las víctimas de los atentados de Londres son, pura y simplemente, hipocresía. El sistema social que ellos dirigen causó en el siglo pasado el exterminio de decenas de millones de seres humanos en dos terroríficas guerras mundiales y en innumerables conflictos desde Corea al Golfo, de Vietnam a Palestina. Son los dirigentes de un sistema que – en contra de la criminal ilusión que tratan de inculcarnos los Geldof, el cantante Bono, y compañía –, por su propia naturaleza no puede hacer realidad eso del “make poverty history”, hacer de la pobreza una reliquia histórica; sino que más bien condena a centenares de millones de personas a una creciente miseria, del mismo modo que envenena cada día más el planeta para obtener el sacrosanto beneficio. La solidaridad que proclaman los “líderes mundiales” es una falsa solidaridad pues es la unidad nacional entre las clases que les permitirá desencadenar nuevas guerras en el futuro.
La única solidaridad verdadera es la solidaridad internacional de la clase obrera basada en los intereses comunes de los explotados de todos los países. Una solidaridad que supera todas las divisiones raciales y religiosas, y que constituye la única fuerza capaz de oponerse a la lógica capitalista del militarismo y la guerra.
La historia ha demostrado la fuerza que supone esta solidaridad: en 1917-18 fueron los motines y las revoluciones en Rusia y Alemania las que pusieron fin a la carnicería de la 1ª Guerra Mundial. Pero también demuestra la historia el terrible precio que tuvo que pagar el proletariado cuando, en cambio, esta solidaridad de clase se vio reemplazada por el odio nacional y la lealtad a la clase dominante: el holocausto de la 2ª Guerra Mundial. Hoy el capitalismo expande nuevamente la guerra por todo el orbe. Para impedir ser engullidos por el caos y la destrucción debemos rechazar los llamamientos patrióticos de nuestros dirigentes, luchar en defensa de nuestros intereses como trabajadores, y unirnos contra esta sociedad moribunda que no puede ofrecernos más perspectiva que horror y muerte a una escala cada vez mayor.
Corriente Comunista Internacional, 7 de Julio de 2005.
1ª parte: CARTA DEL LECTOR
Estimados compañeros:
Prosiguiendo con la discusión sobre la cuestión de la violencia revolucionaria y del terror rojo. Tuvimos amplias coincidencias sobre el carácter masivo y liberador de la violencia del proletariado, única clase que al abolirse a sí misma libera a la humanidad de la explotación, cuya fuerza reside en su toma de conciencia y su autoorganización autónoma dando una perspectiva a toda la humanidad, no pudiendo desarrollar relaciones de coerción sobre sí mismos y sobre otras clases no explotadoras sin degenerar en la creación de un poder burocrático con un aparato terrorista autónomo.
Pero también en la práctica los consejos obreros habrán de confrontar los problemas de la insurrección y de la resistencia armada de la burguesía, la guerra civil y la extensión internacional de la revolución poniendo en el orden del día la necesidad del terror rojo. Y no sólo durante y después de la insurrección si no ya antes. La constitución del proletariado en clase es un proceso (y la insurrección es indudablemente una fase en tal proceso), por lo que en éste proceso los proletarios deben pasar por acciones y objetivos parciales antes de la insurrección. En la práctica real la guerra de clases se caracteriza por la acción de grupos minoritarios de vanguardia en lucha contra el terror del capital y no por la acción de la clase en su conjunto. La vanguardia comunista a partir de un determinado nivel de enfrentamiento habrá de segregar un aparato clandestino específico, unos núcleos armados como lo tenían los bolcheviques, el KAPD (con Max Hölz, etc.), u a otro determinado nivel lo fue la FAI hasta julio de 1936.
Es más la guerra de clases genera y generará espoleada por la crisis histórica del capitalismo (como vemos en la Argentina, la Cabilia, en Irak...) la necesidad de contraponer al mundo de la mercancía y de la propiedad privada las propias necesidades del proletariado confrontando a la propiedad privada y a los aparatos estatales que la protegen. La denuncia de estos movimientos porque no se expresan con un programa comunista o de las acciones contra la propiedad y el estado como revueltas estériles y sin perspectiva, campo de batalla entre fracciones burguesas y manifestaciones de terrorismo, sólo conduce a posiciones indiferentistas y derrotistas y de complicidad con la represión. Ninguna revolución proletaria aparece “pura”, con un programa comunista claro, sin ideologías nacionalistas o burguesas, sin encuadramientos con la izquierda del capital, sin la presencia de lumpenes, ni de saqueadores ni destrucciones ni acciones de terror de minorías. La denuncia socialpacifista de esos movimientos porque no se ajustan a los parámetros de un movimiento ordenado y colectivo, resultado de las luchas preferiblemente reivindicativas del proletariado de los centros capitalistas a lo que lleva es a negar el movimiento real de afirmación del proletariado y a renunciar a actuar como vanguardia real. Se imponen la conclusión a la que llegó Plekhanov en la revolución de 1905: «No había que haber empuñado las armas». Por lo que la supuesta vanguardia se recluye en una torre de marfil siendo incapaz de ver los movimientos proletarios reales caracterizándolos de revueltas interclasistas estériles y sin futuro.
Ningún movimiento proletario ni tan sólo la revolución rusa han estado libres de ideologías burguesas ni de acciones de terror ni de destrucciones. Sino hay el ejemplo de la revolución rusa de 1905, comenzada en enero de 1905 implorando al zar reivindicaciones democráticas bajo la dirección de un provocador policial. O también habría que denunciar la revolución de 1917 por acciones que mancillarían la “pureza” de la clase obrera como la toma de rehenes entre la burguesía y otra serie de actos “indignos” propios de la descomposición capitalista en vez de esperar a la fraternización con la Guardia Blanca. ¿O es que se es tan ingenuo para pensar que el proletariado no va a recibir en herencia de la burguesía más que ruinas?
La CCI se escuda en pretextos “humanistas” para no llamar a la acción directa ni a su centralización y su sistematización. Así lo preferible sería una lucha perfectamente ordenada y colectiva, con programas claros y garantías de victoria. Esquema que lleva a la desconfianza hacia las acciones de vanguardia de la lucha proletaria, acusadas de conducir a derrotas parciales momentáneas, de favorecer las provocaciones y los ataques de la burguesía. Se rechaza organizar acciones de vanguardia. De lo que se trata de organizar un movimiento de educación por la propaganda, de construir un movimiento reivindicativo estructurado dentro del marco legal, con métodos pacíficos de progresión dentro del movimiento obrero y susceptible de conquistar las conciencias por la convicción ideológica.
Oponerse a la violencia de las minorías proletarias en nombre del antiterrorismo, de una mítica “violencia de la clase en su conjunto” es hacerse cómplice con la represión del Estado burgués. Observar el desarrollo de la lucha de clases y la agudización de la crisis capitalista limitándose a constatar las confrontaciones interburguesas y la ausencia de consignas programáticas comunistas en las luchas reales que desarrolla la clase obrera sin considerar que las luchas del proletariado lo son por su contenido y no por su “pureza” programática es complacerse en jugar un papel de teóricos elitistas, espectadores pasivos ante la lucha de clases, es la miseria de la teoría que no va acompañada de los actos de la crítica. Se sobre valoran las luchas economicistas en defensa del estado del bienestar en los países centrales, que como mucho dan lugar a formas de sindicalismo de base y que se mueven al nivel del valor de cambio del proletariado como capital variable fuera de los periodos revolucionarios. Y en cambio se niega el carácter proletario a movimientos donde se confronta directamente al Estado burgués, imponiendo la violencia de clase, el derrotismo revolucionario y sus propios órganos autónomos y el rechazo a las elecciones y el ataque simultáneo a todas las fracciones burguesas: gobierno, islamistas y nacionalistas como se hace en la Cabilia. Respecto a los acontecimientos argentinos la prueba de que no todo el movimiento piquetero está encuadrado por el Polo Obrero y la CTA y los planes de trabajo es que la burguesía envíe a Toni Negri y a los partidarios del subcomandante Marcos a difundir la ideología gestionista y de la no toma del poder entre las fracciones más radicales de los piqueteros: el MTD, del que el NCI no habla por cierto. En oriente Medio en donde la CCI no ve proletariado por ningún lado, negando que el capitalismo sea el único modo de producción a nivel mundial y que haya engendrado a sus sepultureros también en la región. Allí existe una afirmación proletaria real que se confronta con la fracción más agresiva de la burguesía mundial, tanto en Irak contra el ejército norteamericano y el israelí en Palestina, contando éstos con la solidaridad de las otras fracciones burguesas rivales recubiertas bajo la bandera del pacifismo y del humanitarismo. La guerra tiene por función primordial el aniquilamiento del proletariado a nivel físico e ideológico con la polarización entre las fracciones democráticas, nacionalistas e islamistas.
Las carencias evidentes de estas luchas a nivel de conciencia y de perspectiva internacional sólo podrá ser superada por la acción de las minorías revolucionarias que centralicen (y quizás desde el Centro) su acción internacional permitiendo dar a estas luchas una perspectiva, unificando las luchas del Primer y del Tercer Mundo.
Compartiendo con vosotros las posiciones fundamentales de la izquierda comunista y estando abierto a la discusión y a la colaboración con la CCI no por eso voy a dejar de rechazar los ataques sectarios que hacéis a UHP y de solidarizarme con sus posiciones políticas. También comparto los análisis sobre Argentina. Y tampoco estoy dispuesto a daros un cheque en blanco a vuestra forma de solventar las divergencias políticas o las rupturas orgánicas con la CCI, en que quien sale de la CCI se convierte en “parásito” que tiene que ser fulminado y aplastado. Es la táctica de quien no está conmigo está contra mí. No niego la existencia de auténticos aventureros políticos destructores como la FICCI. Pero no puedo abonar ataques sectarios a quien mantiene diferencias políticas con vosotros.
En fin deseando seguir la discusión, un cordial saludo
2ª parte: NUESTRA RESPUESTA
Hemos mantenido con este compañero discusiones sobre diferentes temas, entre otros ¿cuál es la naturaleza de la violencia revolucionaria de la clase obrera?; pero esta vez lo que nos plantea no concierne exclusivamente a la continuación de esa discusión[1] [6]. Plantea otros temas entre los que destaca la tesis siguiente: «La guerra de clases genera y generará espoleada por la crisis histórica del capitalismo (como vemos en la Argentina, la Cabilia, en Irak...) la necesidad de contraponer al mundo de la mercancía y de la propiedad privada las propias necesidades del proletariado confrontando a la propiedad privada y a los aparatos estatales que la protegen. La denuncia de estos movimientos porque no se expresen con un programa comunista o de las acciones contra la propiedad y el estado como revueltas estériles y sin perspectivas, campo de batalla entre fracciones de la burguesía y manifestaciones del terrorismo, solo conduce a posiciones indiferentistas y derrotistas y de complicidad con la represión».
Esta tesis es más o menos similar a las defendidas por UHP-Arde, que hemos criticado en Acción Proletaria nº 178 y 180, cosa que nuestro lector no oculta, puesto que «se solidariza con sus posiciones políticas». Sin embargo, pese a que la carta contiene descalificaciones gratuitas de la CCI (nos tacha de “social-pacifistas”, “humanistas”, “vanguardia encerrada en una torre de marfil” para acabar con la acusación grave –que no demuestra en ningún momento- de que “calificaríamos de parásitos a todos los que rompen con nosotros”[2] [7]) plantea no obstante una confrontación de posiciones que puede permitir una clarificación.
Queremos discutir con el compañero –y, por ende, con todos aquellos que comparten sus ideas de fondo- pese a que su carta se limita a enunciar sus críticas y a afirmar sus planteamientos sin exponer en ningún momento las argumentaciones que avalan lo uno y lo otro.
El ataque a la propiedad privada y a la mercancía
El compañero afirma « la necesidad de contraponer al mundo de la mercancía y de la propiedad privada las propias necesidades del proletariado confrontando a la propiedad privada y a los aparatos estatales que la protegen». Pero ¿qué quiere decir exactamente?. La fórmula es muy ambigua pues habla de la mercancía y de la propiedad privada vistas en general sin precisar a lo que se refiere.
Estos “matices” tienen mucha más importancia de la que parece. El capitalismo produce mercancías[3] [8] pero lo hace a partir de la obtención de plusvalía explotando una mercancía especial: la fuerza de trabajo suministrada por los obreros. Esto es lo que distingue realmente al capitalismo y por ello las mercancías que vemos en los escaparates o en las estanterías de los hipermercados no son sino un resultado de un sistema cuyo fundamento es la explotación del trabajo asalariado. “Atacar la mercancía” consiste en atacar un símbolo: asaltar un MacDonalds, robar en un supermercado, saquear un comercio no supone ningún “golpe” al sistema capitalista pues lo que hace es cebarse sobre el resultado regular del régimen burgués.
Del mismo modo, no es lo mismo la “propiedad privada” en general que la propiedad privada de los medios de producción. Lo que caracteriza el capitalismo no es el título de propiedad jurídica sobre bienes, tierras, máquinas o instalaciones, sino una relación social que separa a los productores –los obreros- de todo medio de producción y de vida y les obliga a someterse a la extracción de plusvalía para ganarse la existencia. Hablamos de propiedad privada capitalista en el sentido de privación y exclusión de la gran mayoría del control y gestión de los medios de producción[4] [9].
“Atacar la propiedad” resulta ser una fórmula tan ruidosa como vacía. En el mejor de los casos, ataca un efecto pero no la causa, enfrenta una ramificación pero no la raíz. En su polémica con Proudhon, Marx rebate esos radicalismos grandilocuentes «La propiedad constituye la última categoría en el sistema del señor Proudhon. En el mundo real, por el contrario, la división del trabajo y todas las demás categorías del señor Proudhon son las relaciones sociales que su conjunto forman lo que actualmente se llama propiedad; fuera de esas relaciones, la propiedad burguesa no es sino una ilusión metafísica y jurídica»[5] [10]
Es iluso creer que se ataca el capitalismo porque se asalta un supermercado, se “ocupa” una vivienda[6] [11] o, en el marco de una convulsión guerrera –como fue el caso de Irak-, se saquean viviendas, museos, ministerios... Nuestro lector ve tales acciones como «una ofensiva contra la propiedad privada a la que el proletariado opone sus necesidades». Francamente, ni constituyen una “ofensiva contra la propiedad” (son simplemente un cambio en los beneficiarios de la propiedad) ni suponen una satisfacción de las necesidades del proletariado, lo más que llegan es a la satisfacción temporal de las necesidades de un puñado de individuos.
De forma general, «es la posesión o la no posesión, de los medios producción, así como el modo de su puesta en práctica, lo que determina, en esencia, el lugar en la sociedad de sus miembros y su acceso a las riquezas, es decir, la pertenencia a una clase social y la existencia de intereses comunes con otros miembros de la misma clase. De forma general, el hecho de poseer medios de producción y ponerlos a trabajar individualmente determina la pertenencia a la pequeña burguesía (artesanos, explotaciones agrícolas, profesiones liberales, etc). El hecho de estar privado de medios de producción y de estar obligado, para vivir, a vender su fuerza de trabajo a los que los detentan y los utilizan en su proyecto para apropiarse de una plusvalía determina la pertenencia a la clase obrera. En fin, forman parte de la burguesía, los que detentan (en el sentido jurídico o en el sentido global de su control, de manera colectiva o individual) medios de producción que para ponerlos en marcha utilizan el trabajo asalariado y que viven de la explotación de este último bajo la forma de plusvalía que éste produce» (Revista Internacional nº 73: El proletariado es la clase revolucionaria)
Por eso, la apropiación de bienes de consumo, o su “expropiación”, como pomposamente la llaman ciertos grupos anarquistas, no significa ningún ataque a la propiedad privada capitalista. En todo caso es un cambio de manos de la propiedad y si la apropiación fuera suficientemente importante (lo cual está fuera de lugar en el caso de asaltos, etc y sólo lo planteamos para desarrollar el razonamiento hasta sus últimas consecuencias), podría incluso llegar a satisfacer las necesidades de algunos obreros, que entonces dejarían de serlo, para siempre; pero no podría significar nunca una solución para toda la clase obrera y para la humanidad. Si tratamos de imaginar una sociedad donde la consigna sea «expropiaos los unos a los otros» sólo tenemos que mirar alrededor, al capitalismo: «Los matices entre especulación comercial, de la bolsa, pseudo-negocios de ocasión, adulteración de alimentos, chantaje, peculado, robo, escalamientos y rapiñas se confunden tanto entre sí que desaparecen los límites que separaban a la honorable burguesía de la delincuencia. Se repite el mismo fenómeno que conduce regularmente a la rápida degradación de las aparentes virtudes de los burgueses, una vez trasplantados al terreno social extraño de las condiciones de las colonias de ultramar. Con el abandono de las barreras y de los soportes convencionales de la moral y del derecho, la sociedad burguesa, cuya ley íntima de existencia es la más profunda inmoralidad, la explotación del hombre por el hombre, recae directa y desenfrenadamente en la pura y simple delincuencia. La revolución proletaria deberá por tanto, luchar contra este enemigo (el lumpen, NdR) instrumento de la contrarrevolución» Rosa Luxemburgo: “La revolución rusa”, Ed Castilla SA, Madrid, 1975, pag. 68-9)
El proletariado moderno tampoco puede plantearse como perspectiva el reparto de los bienes y riquezas existentes por la sencilla razón de que –como demostró Marx frente a las teorías de Proudhon- la raíz de la explotación de los obreros y del hundimiento del capitalismo no está en el modo en que se reparte lo producido, sino en las relaciones sociales a través de las cuales se organiza la producción[7] [12].
Revueltas sociales y lucha del proletariado
Nuestro lector coloca en el mismo plano de la “guerra de clases” cosas radicalmente diferentes como son las revueltas sociales de Argentina; los saqueos perpetrados por el lumpen en museos, mansiones o ministerios cuando las tropas americanas entraron en Bagdad; las “acciones de terror de minorías” y la “afirmación proletaria real” en confrontaciones imperialistas como las de Irak o Palestina.
Sin embargo lo único que no cabe en ese cajón de sastre es la verdadera lucha de clase del proletariado. Esta es rechazada por nuestro lector con todos los calificativos negativos posibles. Afirma perentoriamente que ««se sobre valoran las luchas economicistas en defensa del Estado del bienestar en los países centrales, que como mucho dan lugar a formas de sindicalismo de base y que se mueven al nivel del valor de cambio del proletariado como capital variable fuera de periodos revolucionarios», después dice que preconizaríamos «un movimiento ordenado y colectivo, resultado de luchas preferiblemente reivindicativas del proletariado», finalmente que trataríamos «de construir un movimiento reivindicativo estructurado dentro del marco legal, con métodos pacíficos de progresión dentro del movimiento obrero y susceptible de conquistar las conciencias por la convicción ideológica».
No sabemos de donde ha deducido el compañero esa visión nuestra de un “movimiento pacifista, legalista, economicista”. Desde luego una lectura, incluso superficial, de nuestra publicaciones no permite sacar tales conclusiones. Dejando eso de lado y yendo al meollo de la cuestión lo que nuestro lector entiende por lucha obrera es en realidad el sabotaje sindical de la misma. Es incapaz de distinguir entre el intento de los obreros por defenderse y la acción sindical para sabotearlos. Cuando los obreros intentan responder a los despidos, los sindicatos les imponen el corsé desmovilizador y capitalista de la defensa de la empresa. Cuando los obreros se movilizan contra el recorte de las pensiones los sindicatos tratan de entramparlos en el objetivo de luchar por el mantenimiento de un “Estado del bienestar” que no es sino el envoltorio atractivo del capitalismo de Estado[8] [13].
Nuestro lector no comprende que una de las manifestaciones clave de la lucha de clases es la confrontación entre los obreros que intentan luchar y el policía del Estado en los centros de trabajo: los sindicatos. La burguesía es muy consciente del peligro que representa el proletariado y para ello emplea a los sindicatos, a los partidos de “izquierda” y “extrema izquierda”, para anticiparse a la lucha obrera, para llevarla a la derrota, para impedir que los obreros constituyan su propio terreno de clase, su autonomía política y social, diluyéndolos en un plano economicista, dividiéndolos, o desviándolos al terreno del capital. Los obreros tienen que hacer frente a los sindicatos, imponerles una relación de fuerzas y desde esa confrontación, junto con otras experiencias en el terreno social, político e ideológico, se irán fraguando las condiciones para poder pasar a luchas masivas, a grandes huelgas de masas que permitan a nuestra clase lanzar una ofensiva general contra el Estado capitalista[9] [14].
Esta confrontación es bastante áspera, a veces pasa por episodios más o menos sonados como las huelgas salvajes pero la mayor parte del tiempo toma la forma de luchas dispersas, donde las tendencias obreras apenas se esbozan pues lo predominante es que son rápidamente apagadas por el bombero sindical. Este proceso, tan laborioso como difícil y penoso, la única vía posible para laborar el terreno social hasta ponerlo en condiciones del estallido internacional de huelgas de masas, decepciona a nuestro impaciente lector, llevándole a negar el pan y la sal a estas luchas considerándolas “valor de cambio del proletariado como capital variable” (¿), extravagante fórmula tan pedante como desprovista de sentido. Prefiere, como Santo Tomás, tocar inmediatamente las llagas del cuerpo de Cristo, quiere las cosas para ya, aquí y ahora, ahora o nunca. Por eso, las revueltas sociales satisfacen mejor sus expectativas de “lucha de clases”. En efecto, en ellas, como en Argentina, multitudes desfilan por las calles y toman por asalto el parlamento, los bancos son apedreados, los supermercados saqueados, las avenidas están jalonadas de barricadas, hay choques con la policía... Se trata de llamaradas de fuego espectaculares que sin embargo pasan pronto y no dejan el más mínimo rastro en el terreno social. Tras las explosiones más o menos ruidosas lo que queda es la apatía y la frustración, una vez pasada la tormenta el poder capitalista sale fuertemente reforzado –como podemos ver actualmente en Argentina[10] [15]. Tal es la diferencia cardinal –junto a otras- entre las revueltas sociales y la huelga de masas proletaria. Las primeras estallan rápidamente pero como el fuego hecho a base de pajas, se apagan con la misma rapidez con la que se habían encendido. En cambio, la huelga de masas proletaria nace del fuego de un tronco que cuesta horrores encenderlo pero una vez ha prendido resulta muy difícil extinguirlo.
Nosotros somos solidarios con los sufrimientos terribles de las capas sociales protagonistas de esas revueltas y llamamos al proletariado a solidarizarse con ellas. Pero solidaridad no quiere decir comulgar con ruedas de molino aceptando como válidos combates sin perspectiva que no hacen sino reflejar el caos que reina en la sociedad capitalista.
Esta crítica provoca las iras de nuestro lector que nos acusa de “indiferencia” y “derrotismo” y de ponernos de lado con la represión. ¿No comprende que señalar las limitaciones insalvables de los movimientos de estas capas y darles como perspectiva unirse a la lucha del proletariado es lo único que dará una alternativa real a sus mejores elementos?. «De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria...Las capas medias –el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el campesino-, todas ellas luchas contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales capas medias. No son, pues, revolucionarias, sino conservadoras. Más todavía, son reaccionarias, ya que pretenden volver atrás la rueda de la historia. Son revolucionarias únicamente cuando tienen ante sí la perspectiva de su tránsito inminente al proletariado, defendiendo así no sus intereses presentes, sino sus intereses futuros, cuando abandonan sus puntos de vista para adoptar los del proletariado (...) El lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras» (Manifiesto Comunista)
El porvenir de la humanidad depende de que el proletariado sea capaz de afirmarse como clase autónoma e independiente, definiendo su propio terreno de clase, liberándose de los planteamientos ideológicos y políticos que lo atan a la burguesía pero, simultáneamente, no diluyéndose en los movimientos de otras capas sociales que, pese a sus sufrimientos terribles, no encierran ninguna alternativa.
Eso le obliga a distinguir. Distinguir entre su terreno de clase constituido por la unidad, la solidaridad, la defensa intransigente de sus reivindicaciones, el internacionalismo, y el terreno burgués de la Nación, la guerra, la defensa de la democracia... Distinguir entre su lucha coherente, aunque su proceso de desarrollo sea lento y penoso, y las explosiones súbitas pero sin continuidad ni futuro de las capas pequeño burguesas o marginadas. Distinguir en fin entre su lucha solidaria y responsable y las acciones de robo, saqueo y picaresca del lumpen. Nuestro lector no distingue, para él es oro todo lo que reluce, “tout ce qui bouge est rouge”,como dicen los franceses[11] [16]. Con tal método está causando un perjuicio grave a la lucha por la autonomía de clase del proletariado.
Las confrontaciones imperialistas son la negación más brutal de la lucha obrera
Pero donde nuestro lector se mete en un terreno muy peligroso es cuando dice que: «En Oriente Medio en donde la CCI no ve proletariado por ningún lado, negando que el capitalismo sea el único modo de producción a nivel mundial y que haya engendrado a sus sepultureros también en esta región. Allí afirma una afirmación proletaria real que se confronta con la fracción más agresiva de la burguesía mundial, tanto en Irak contra el ejército norteamericano y el israelí en Palestina, contando estos con la solidaridad de las otras fracciones burguesas rivales recubiertas bajo la bandera del pacifismo y del humanitarismo».
¿Qué se desprende de esta embarullada frase? Empieza con un ingenioso sofisma: la CCI no ve proletarios en Oriente Medio de lo que deduce con admirable “lógica” que la CCI no ve que “el capitalismo sea el único modo de producción a nivel mundial y que haya engendrado a sus sepultureros también en esta región”. ¡Los escolásticos se relamerán de placer ante tan brillante silogismo!
El proletariado en Oriente Medio es débil, poco concentrado, sometido a la confrontación imperialista más brutal, a violentas ideologías nacionalistas y guerreras. Por ello no está presente como clase social autónoma. Pero eso no significa que en el futuro, al calor del desarrollo de la lucha revolucionaria del proletariado de los países centrales, no podrá reaparecer y ajustarle las cuentas a los diferentes verdugos que hoy lo machacan: sionistas, islamistas, palestinos etc.
Nuestro lector está dominado por el más lamentable inmediatismo: sí el proletariado no está presente cada día del año y en cada lugar del planeta, entonces habría desaparecido. ¿No es capaz de comprender que la existencia del proletariado es histórica y que ello va más allá de su ausencia o presencia en una época o en un país determinados?
La búsqueda desesperada por nuestro lector de un “proletariado” presente “urbi et orbi” le lleva a pensar que hay una “afirmación proletaria real” (¿??) en Irak[12] [17] y Palestina. Tan alambicada frase quiere decir que la confrontación criminal entre bandidos imperialistas encerraría una “lucha de clases”. Es decir, está tomando partido en la guerra imperialista, eligiendo un bando frente al otro. Atrapado en esa dinámica encuentra «la fracción más agresiva de la burguesía mundial» en el bando formado por el imperialismo americano y el israelí, dando a entender que sus rivales de la “resistencia iraquí” o del bando palestino serían “menos agresivos”.
En este punto, nuestro lector coincide con la posición de ARDE-UHP[13] [18] y la del GCI[14] [19] tal y como él mismo reconoce. Esta posición la criticamos en Acción Proletaria nº 180 señalando que «Desde luego a los autores de Arde no ha debido “arderles” demasiado la cabeza para descubrir su innovadora teoría de “la lucha de clases en Irak”. Toda la extrema izquierda (desde el trotskismo hasta el anarquismo oficial) es una consumada especialista en vender como “movimiento de masas” con “dirección burguesa” las causas imperialistas de la burguesía. Pero Arde tiene otro maestro experto en esa “arte y ciencia”, no del zoquete, sino del enredo y el embaucamiento: el llamado G”C”I. Su especialidad, aparte de llamar al asesinato de militantes comunistas es “apoyar mediante hábiles subterfugios al Bloque Popular Revolucionario de El Salvador, el Zapatismo en México, a Sendero Luminoso en Perú. Estos subterfugios han consistido en presentar las acciones encuadradas por esas fuerzas burguesas como “movimientos de proletarios en armas” (en el caso de Sendero Luminoso como “defensa de proletarios prisioneros”) haciendo creer que serían ellos quienes llevarían la iniciativa independientemente de la “dirección formal” que sería, por supuesto, “burguesa” y que el G”C”I “no apoyaría en absoluto” (Acción Proletaria nº 131, los parásitos del G”C”I llaman al asesinato de nuestros camaradas en México)»
A esta tesis peligrosa aporta el granito de arena del argumento de suponer que determinados imperialismos representarían la parte más agresiva o más extrema del capitalismo mundial. Habría por así decirlo imperialismos “pata negra” y otros de menos monta. Habría que elegir y polarizarse contra los primeros. Es el mismo argumento que emplean muchos grupos trotskistas para elegir campo en cualquier guerra imperialista. ¡Siempre habría un imperialismo peor que otro!.
Este “argumento” niega que el capitalismo es un sistema mundial de cuyo engranaje forman parte todos los estados nacionales, sea cual sea su tamaño, sus alianzas, su régimen o la ideología oficial que profesen. Como dijo Rosa Luxemburgo «el imperialismo no es la creación de un estado o grupo de estados imperialistas. Es el producto de determinado grado de madurez en el proceso mundial del capitalismo, es una condición congénitamente internacional, una totalidad indivisible, que solo se puede reconocer en sus relaciones y del que ninguna nación se puede apartar a voluntad» (La crisis de la socialdemocracia, página 116 edición española).
Nuestro lector añade otro argumento de “peso pesado” pues lo repite varias veces. En primer lugar nos dice que «Ninguna revolución proletaria aparece “pura”, con un programa comunista claro, sin ideologías nacionalistas o burguesas sin encuadramientos con la izquierda del capital», después añade que «ningún movimiento proletario ni tan solo la revolución rusa han estado libres de ideologías burguesas ni de acciones de terror ni de destrucciones», para concluir triunfalmente «está el ejemplo de la revolución rusa de 1905, comenzada en enero de 1905 implorando alzar reivindicaciones democráticas bajo la dirección de un provocador policial. O también, habría que denunciar la revolución de 1917 por acciones que mancillarían la ‘pureza’ de la clase obrera».
Todo esto constituye una pésima demagogia. Nos atribuye la búsqueda desesperada del santo Grial de una “lucha obrera pura” aduciendo la perogrullada de que toda lucha obrera está infestada desde sus inicios por los miasmas de la ideología burguesa. ¡Pero el problema está en que lo que hoy ocurre en Irak nada tiene que ver con lo que ocurrió en Rusia 1905 o 1917!. ¡Son como el infierno y el cielo!. En Irak se ventila una confrontación imperialista, en Rusia se ventilaba una revolución social. ¿Cómo es posible que nuestro lector caiga en la ceguera manifiesta de confundir lo uno y lo otro?. En Irak lo que vemos son bombas, matanzas ciegas, choques militares, manifestaciones de chiitas, sunitas y demás sectas archí reaccionarias. En Irak vemos muerte, desolación, ruinas, la violencia más desbocada, la eclosión de la peor barbarie. En Rusia 1905 y 1917 lo que vimos eran Asambleas Generales, pensamiento libre y colectivo de las masas, debates apasionados, solidaridad, fraternización, esperanza ...
Poner en el mismo plano hechos tan diametralmente opuestos es el resultado del “método” de amalgamas y generalidades abusivas que recorre el texto del lector. Es verdad que una guerra imperialista y una lucha proletaria tienen en común la presencia de mistificaciones burguesas. No puede ser de otra manera puesto que la ideología dominante es la ideología burguesa y por definición su influencia está presente en todo acontecimiento social incluso en aquellos que se proponen destruir el sistema. De esta verdad de Perogrullo nuestro lector, en un silogismo barato, deduce que como en todo acontecimiento social está presente la ideología burguesa ¡todo acontecimiento social pertenece a la lucha de clases!. Sin embargo, la naturaleza y la lógica de esas mistificaciones es radicalmente diferente en cada una de ellas: en la guerra esas ideologías van en el sentido de su desarrollo, son su banderín de enganche. En cambio, en la lucha obrera son un peligroso obstáculo que esta tiene que superar.
El papel de las minorías
El proletariado engendra en sus filas minorías más avanzadas que ven antes que el resto las perspectivas, los medios y los problemas del combate de clase. ¿Cuál es el papel de estas minorías más avanzadas? ¿Deben sustituir al conjunto de la clase luchando en su lugar en las largas épocas en las que esta no se manifiesta? ¿Deben ser los representantes autoproclamados de su combate que la dirigen como un general manda a la tropa?
Hace mucho tiempo que el movimiento obrero ha rechazado claramente esas visiones. Como dice el Manifiesto Comunista «todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento independiente de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría». Dentro de ese movimiento, el papel de los compañeros más avanzados no es el de luchar en lugar del conjunto de la clase o el de conducirla como el pastor que conduce el rebaño, sino el de desarrollar su toma de conciencia, su unidad, su solidaridad, para que sea capaz de lanzarse victoriosamente contra el Estado capitalista. «¿Cuál es la posición de los comunistas con respecto a los proletarios en general? Los comunistas no forman un partido aparte opuesto a los otros partidos obreros. No tienen intereses que los separen del conjunto del proletariado. No proclaman principios especiales a los que quisieran amoldar el movimiento proletario. Los comunistas solo se distinguen de los demás partidos proletarios en que por una parte, en las diferentes luchas nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientemente de la nacionalidad. Y, por otra parte, en que, en las diferentes fases de desarrollo por que pasa la lucha entre proletariado y burguesía, representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto» (Manifiesto Comunista).
Sin embargo, para nuestro lector todo eso hay que echarlo al cubo de la basura pues «en la práctica real, la guerra de clases se caracteriza por la acción de grupos minoritarios de vanguardia en lucha contra el terror del capital y no por la acción de la clase en su conjunto».
¿En qué consiste esa “acción de grupos minoritarios de vanguardia en lucha contra el terror del capital”? A lo largo de la carta, nuestro lector nos proporciona algunas pistas: «la vanguardia comunista a partir de un determinado nivel de enfrentamiento habrá de segregar un aparato clandestino específico, unos núcleos armados como lo tenían los bolcheviques, el KAPD (con Max Holx etc.) o a otro determinado nivel lo fue la FAI hasta julio de 1936». Preconiza la necesidad de «acciones de terror», «violencia de minorías proletarias»...
Nuestro lector, como es la tónica en su carta, mezcla y embarulla las cuestiones. Una cosa es que en un periodo de preparación de la insurrección proletaria el partido revolucionario se dote de medios específicos para contribuir a su éxito. Otra muy diferente es la acción de Max Hölz y sus grupos minoritarios dentro del periodo revolucionario en Alemania (1919-23). Pero esas dos experiencias, de por si muy diferentes, no tienen nada que ver con la posición de dedicarse aquí y ahora a “acciones de terror”, “violencia de minorías proletarias”.
Esta última posición se asemeja a la de ciertas tendencias anarquistas que preconizan la acción de grupos minoritarios de afinidad que cada día deciden “libremente” qué van a hacer para oponerse al capital.
Aquí no podemos entrar en un análisis de los resultados nefastos que a lo largo de la historia del movimiento obrero han tenido esos “movimientos” de propaganda por el hecho, de acción directa de minorías, de enfrentamientos minoritarios con la policía o las bandas a servicio del capital. Volveremos sobre ello. Aquí solo queremos insistir en algo que nos parece muy importante: actualmente, el proletariado está generando en su seno una nueva generación de minorías revolucionarias. Es muy peligroso que sectores de esa generación se pierdan en el pozo de la acción de grupos minoritarios de vanguardia, pues sencillamente ello significa que se van a quemar tras una temporada de estéril activismo cayendo en la desmoralización y retirándose de toda actividad combativa. La energía, la convicción y el entusiasmo de estos compañeros no puede despilfarrarse en esas trampas sino que debe orientarse hacia el desarrollo de la conciencia, de la unidad, de la solidaridad, de la fuerza, de las luchas obreras. La tarea de las minorías de vanguardia no es la de perderse en esas acciones minoritarias que propone el compañero sino la de contribuir activa y pacientemente a la preparación de las condiciones de la huelga de masas. Es un camino duro y difícil, pero es el único posible.
Acción Proletaria 13-4-05
[1] [20] Que por otra parte hemos desarrollado en una reunión pública sobre este tema (ver en Acción Proletaria nº 180, «la violencia terrorista es antagónica a la violencia de clase del proletariado»)
[2] [21] En un encuentro con este compañero celebrado tras la escritura de la carta reconoció que no tenía ninguna prueba con la que justificar tal acusación: «Ante nuestra demanda de en qué pruebas basabas esas acusaciones tu respuesta fue que no la sustentas en ninguna. Ante nuestra reflexión de que en esas condiciones hay que abstenerse de hacer tales acusaciones gratuitas, mostraste tu acuerdo y compromiso en abstenerte de hacer tal tipo de afirmaciones» (Acta del Encuentro).
[3] [22] Hay que precisar que la mercancía no es exclusiva del capitalismo: bajo el feudalismo y el esclavismo, existían los mercaderes, es decir, individuos que traficaban con mercancías. Del mismo modo, en el proceso de hundimiento del viejo orden feudal aparecieron formas de intercambio simple de mercancías, por ejemplo, entre granjeros y artesanos en las ciudades medievales o en las primeras etapas de desarrollo de las colonias que luego darían lugar a Estados Unidos.
[4] [23] Por esta razón, y en continuidad con el marxismo, siempre hemos rechazado el “argumento” de los trotskistas que veían los regímenes existentes en Rusia (o Cuba) como “socialistas” o “comunistas” por el hecho abstracto de que la propiedad de los medios de producción está en manos del Estado y supuestamente se habría abolido la propiedad privada. La propiedad bajo el capitalismo, sea de titulación estatal o de titulación “privada”, supone siempre la expropiación de los productores: los obreros y la mayoría de la población explotada.
[5] [24] Marx: La miseria de la filosofía página 154 edición española
[6] [25] Sobre la cuestión específica de las ocupaciones de vivienda ver en Acción Proletaria nº 176 nuestro artículo a propósito de nuestra intervención en unas Jornadas sobre el problema de la vivienda celebradas en Madrid en abril 2004.
[7] [26] La consigna de los proletarios de Roma, que popularizó el cristianismo, era el reparto de las riquezas. Pero ellos podían plantearse así la cuestión porque no jugaban ningún papel en la producción, que recaía enteramente en el trabajo de los esclavos: «Los proletarios romanos no vivían del trabajo, sino de las limosnas que les daba el gobierno. Por eso la demanda de los cristianos de propiedad colectiva no se refería a los medios de producción, sino a los medios de consumo. No pedían que la tierra, los talleres y las herramientas e instrumentos de trabajo fueran propiedad colectiva, sino que se dividiera todo entre ellos, casas, ropas, alimentos y otros productos necesarios para la vida. Las comunidades cristianas se cuidaban bien de no investigar el origen de esas riquezas. El trabajo de producción recaía siempre en los esclavos» (Rosa Luxembug: “Socialism and the churches”, tomado de Archivo de autores marxistas de Internet y traducido por nosotros)
[8] [27] Siguiendo las aportaciones de los grupos de la Izquierda Comunista y lo que empezó a desarrollar la IC en su primer congreso, nosotros vemos que el capitalismo desde las primeras décadas del siglo XX (donde se inicia su periodo de decadencia) tiende en todos los países al capitalismo de Estado, tendencia que toma diferentes formas: en los países “socialistas” la de una estatización más o menos completa de todas la economía; en cambio, en los países occidentales es la de una combinación entre la intervención del Estado y la propiedad “privada” clásica.
[9] [28] No podemos desarrollar aquí cómo es el proceso que lleva a la huelga de masas. Llamamos a nuestros lectores a tomar en consideración la serie de artículos sobre la revolución rusa de 1905 que hemos iniciado en la REVISTA INTERNACIONAL nº 120. Del mismo modo, éste va a ser el tema que abordaremos en las próximas Reuniones Públicas que celebraremos en el mes de mayo. Finalmente, recomendamos la lectura del libro de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos.
[10] [29] Ver nuestro artículo sobre los acontecimientos argentinos en REVISTA INTERNACIONAL nº 109
[11] [30] Todo lo que se mueve es rojo
[12] [31] En un Encuentro celebrado con posterioridad al envío de la carta que estamos debatiendo, el lector cambió de posición sobre la naturaleza de la situación en Irak. Como señalamos en un acta que realizamos de dicho Encuentro y que enviamos al compañero para su verificación: « En el encuentro tras una intensa discusión llegaste a la conclusión de que la actual confrontación que tiene lugar en Irak nada tiene que ver con la lucha de clases sino que se trata de una batalla imperialista entre dos bandos –el americano por un lado y el de la llamada “resistencia iraquí” del otro- que son igualmente enemigos del proletariado y de la humanidad. Esta decantación tuya nos parece importante por lo que supone de ruptura con los argumentos tramposos y sofísticos de izquierdistas y similares de “hay que golpear al bando imperialista más fuerte”, “hay que estar con los que luchan”, “no hay que hacer el juego al imperialismo” etc.». Esto honra al compañero. Sin embargo hemos mantenido la respuesta original pues de lo que se trata es de discutir una posición que –sea acertada o errónea- no pertenece a nadie sino que es una herramienta para comprender la realidad.
[13] [32] Queremos precisar que ARDE-UHP no representa a todo UHP. Hay compañeros dentro de este medio que no comparten los puntos de vista de los señores de ARDE .
[14] [33] Grupo “Comunista” Internacional. Grupo anarco-parásito que edita la publicación Comunismo, y por el que UHP-Arde siente un gran aprecio, y en el que encuentra “inspiración”
El pasado 24 de septiembre celebramos una reunión pública en Valencia bajo el título “El huracán Katrina: el capitalismo lleva la humanidad al desastre”.
En esta breve reseña no vamos a retomar la presentación que realizamos cuyos ejes se encuentran en el texto que hemos publicado sobre el tema y que aparece en nuestra Web. Nos vamos a ceñir al contenido de la discusión que fue muy animada y contó con la participación activa de los asistentes.
La crisis económica del capitalismo lleva a este a una frenética carrera por reducir los costes de producción. El principal coste es la fuerza de trabajo y por ello asistimos a continuas oleadas de despidos en todos los países que siembran la miseria y la zozobra en gran número de hogares obreros. Sin embargo, otro renglón de la reducción de costes es en el mantenimiento de las obras públicas, así en Nueva Orleáns los diques no se habían reparado desde hace años y ello constituyó un factor decisivo en las inundaciones.
Un compañero planteó sin embargo que “la crisis era poco visible para la mayoría, la gente se compra pisos y coches, los restaurantes están llenos, el nivel de vida se mantiene”. Otros asistentes respondieron con ejemplos concretos: el endeudamiento creciente de los hogares, el estado de abandono de servicios sociales como la sanidad, el hecho de que la carga de trabajo es cada vez mayor, por ejemplo, en este último sector.
Todo esto llevó la discusión a una clarificación sobre cómo podemos caracterizar la crisis histórica del capitalismo de la cual resumimos las ideas clave:
- el marxismo jamás ha dicho que la crisis de este sistema social –en realidad tampoco en ninguno de los que le precedieron- se manifieste bajo la forma de un hundimiento súbito y total. En realidad, toma la forma de un proceso de crecientes convulsiones, especialmente en el terreno de las guerras imperialistas, una dislocación del aparato económico, una miseria generalizada y, muy particularmente, una creciente falta de perspectivas: cada vez se percibe más que pese a todos los apaños y remiendos el modo de producción capitalista se entrampa en contradicciones irresolubles y la guerra, la barbarie, la destrucción medioambiental, la miseria, se van enseñoreando del planeta.
- en todos los países se desarrolla la tendencia al capitalismo de Estado, es decir, que el Estado intervenga cada vez más para mantener a flote la economía. Durante el periodo posterior a la 2ª Guerra Mundial esta tendencia tomó la forma en los países occidentales del “Keynesianismo”: el estado hace inversiones no rentables pero que mantienen un mercado y facilitan la actividad económica al conjunto de capitalistas. Estas políticas remediaron en parte las contradicciones del capitalismo pero las exacerbaron en grado sumo llevando a finales de los años 70 a una explosión inflacionaria de consecuencias muy graves. Esto obligó a un cambio general en la política de intervención del Estado en la economía que tomó la forma de “neo-liberalismo”. El Estado se desprendió de la propiedad de numerosas empresas públicas que resultaban gravosas para su presupuesto y trasladó a propietarios privados la responsabilidad de los cuantiosos despidos que conllevaba su liquidación. Asimismo, extendió el endeudamiento a las empresas y a los particulares propiciando el endeudamiento generalizado. Estas medidas no han supuesto un “menos Estado”, como falazmente nos dicen, sino otra forma de intervención del Estado: este lleva las riendas de la economía de forma “indirecta” a través de la política económica, las compras a las empresas privadas, las concesiones y licencias, las llamadas “políticas sociales” etc..
Este cambio en la acción del capitalismo de Estado se produce por el avance incontenible de la crisis que obliga a una reducción generalizada de costes y ha ir abandonando progresivamente partes enteras del aparato económico. La burguesía, particularmente su ala izquierda, quiere entramparnos en el dilema “más Estado”, que hacen equivaler a un Estado “social” que se ocuparía de las necesidades de la población, o “menos Estado” que supondría un “funesto neoliberalismo” de abandono de los más pobres. Ese dilema no existe en la realidad: el Estado siempre se ocupa del interés de los capitalistas y la fase llamada “social” o “keynesiana” corresponde a un periodo de la crisis capitalista que ha dado paso a otro peor y más grave. En el periodo actual, llamado “neo-liberal”, el Estado interviene todavía más en la economía, sólo que lo hace bajo otras formas diferentes del viejo modelo.
Esta necesidad de no enredarse en el falso dilema “empresa pública – empresa privada” fue señalada por una compañera: “No solo reduce costes la empresa privada, también la pública. Por ejemplo, en la Sanidad cada vez hay más gente afiliada pero cada vez hay menos trabajadores para atenderlos y cada vez menos medios”. Esto fue corroborado por otro compañero para el caso de la prevención y lucha contra los incendios que es una responsabilidad del Estado: “he participado a través del voluntariado social en la lucha contra los incendios. Es una estafa. Te dan una bici en estado penoso y un walki-talki y allá te las compongas. ¡Y dicen que con eso están solucionando el problema de los incendios!”.
- el criterio para identificar que un sistema social está en crisis histórica, en decadencia, no es tanto que haya pobreza. En realidad, esta plaga ha acompañado a todas las sociedades divididas en clases tanto en sus periodos ascendentes como decadentes. El criterio es que las fuerzas productivas desarrolladas choquen de forma repetida con las relaciones sociales propias de ese sistema llevando a convulsiones crecientes y cada vez más imposibles de superar. Para decirlo simplemente: el traje que el modo de producción impone a la fuerza productiva humana se hace cada vez más estrecho y provoca su ahogo progresivo dando lugar a tensiones crecientes.
- el capitalismo, sobre todo en los países más importantes y donde hay un proletariado muy concentrado, trata de dar una imagen de normalidad, de que “la economía va bien” (el “España va bien” de Aznar que ha seguido con el “España va más que bien” de Zapatero). Sin embargo, la economía se mantiene a flote de una forma cada vez más convulsa y aberrante lo que revela su crisis profunda: endeudamiento generalizado (las hipotecas para la vivienda son de 40 años lo que significa toda la vida laboral de un obrero ¡si la tiene!), huida ciega en la inversión inmobiliaria que provoca graves destrozos medioambientales, escalada de los precios del petróleo etc., como resumió un compañero “una cosa es la apariencia, otra cosa es la realidad que hemos de demostrar: hay una crisis cada vez más profunda”.
Un segundo capítulo de la discusión versó sobre cómo superar la atomización, el individualismo, que dominan a la gran mayoría de los obreros y de la población explotada. Esta preocupación fue claramente expresada por un compañero: “Yo creo que la gente percibe y siente la crisis en sus propias vidas. El problema es que la gente no se siente con fuerzas para luchar, está muy individualizada, va a la suya”.
La discusión clarificó que el individualismo es un pilar de la ideología burguesa y que esa es la ideología que prevalece en la gran mayoría de los miembros de la sociedad. La ideología democrática de la burguesía pretende que la sociedad está formada por una suma de individuos iguales y libres cuando la realidad es que la sociedad está dividida en clases con intereses opuestos.
Los capitalistas solo son capaces de unirse para luchar contra el proletariado. En todo lo demás son profundamente individualistas: su modo de vida es la competencia, la trampa contra el de al lado, la maniobra, en definitiva, la guerra de todos contra todos. Esta realidad la plasman ideológicamente en la idea del “individuo libre y soberano que tiene que triunfar”. “Sí triunfas es que eres muy bueno, si fracasas es que no vales para nada”. Esta ideología atenta profundamente a la naturaleza social de la humanidad. Hasta los científicos más contaminados por la ideología burguesa reconocen que la fuerza de los seres humanos es la cooperación, la acción común.
El proletariado es la clase social revolucionaria no solo porque sus intereses son antagónicos con los de la explotación capitalista sino porque la base misma de su existencia es el trabajo en común, la producción social. Los obreros tienen intereses unitarios y comunes. La perspectiva revolucionaria que lleva el proletariado en su seno es la de una comunidad humana mundial donde los individuos trabajan unidos aportando lo mejor de si mismos por la plena satisfacción de las necesidades de todos. En contra de las mentiras de la ideología burguesa que habla del comunismo como la negación del individuo, el comunismo proporciona la base social para el pleno desarrollo y realización de los individuos.
La última parte de la discusión se centró en ¿qué podemos hacer como compañeros que quieren luchar activamente contra esta sociedad? La clase revolucionaria de la sociedad es el proletariado, la contribución de los compañeros más activos es al desarrollo de la conciencia, la lucha, la solidaridad, del proletariado. Contribuir a que comprenda cuales son los fines y los medios de su lucha, quienes son sus amigos y quienes son sus enemigos.
Las Reuniones Públicas que celebra la CCI son cada dos meses, los asistentes plantearon la necesidad de discutir para aclararse y ver cómo se puede actuar, con más frecuencia. Ello llevó a acordar un Encuentro para el próximo 29 de octubre a las 6 de la tarde en el mismo lugar –Librería Sahiri c/Danzas 5- y se propuso como tema de discusión ¿Cuál es la función de los revolucionarios? Se adoptó como texto de a utilizar como punto de partida uno de nuestra organización titulada La Función de los Revolucionarios aparecido en la Revista Internacional nº 29 y que se colgará en nuestra Web: es.internationalism.org
Corriente Comunista Internacional 29-9-05
El pasado 26 de agosto tuvo lugar en Buenos Aires una reunión pública de la CCI sobre el tema: La experiencia de Zanón: La autogestión ¿solución a la miseria o gestión de la miseria?
En un anexo adjuntamos la presentación que hicimos. Vamos a dar cuenta de la discusión que fue muy animada y en la que participaron compañeros del Núcleo Comunista Internacionalista y del Colectivo Nuevo Proyecto Histórico.
Los compañeros de este último colectivo repartieron su texto –que contiene elementos de denuncia de la autogestión- titulado Empresas recuperadas: La autonomía empantanada e intervinieron activamente en la reunión. También otros compañeros plantearon diferentes cuestiones. Queremos destacar algunas de ellas haciendo una breve reflexión.
El alud de cierres de empresas es impresionante en Argentina, como lo es también en la mayoría de países, especialmente los industrializados. De un día para otro, el patrón cierra la fábrica o declara la quiebra y deja a los obreros sin ningún medio para comer, ellos y sus familias. Estos tienen que defenderse y la mejor defensa es crear una relación de fuerzas contra el Capital y su Estado. ¿Cómo conseguirla? Buscando la solidaridad y la movilización para la lucha de los demás obreros sin distinción de empresa, sector o región.
Esa capacidad de manifestarse como UNA SOLA CLASE adonde cualquier sector obrero siente el ataque a otros compañeros como un ataque a si mismo, está todavía lejos de ser alcanzada por nuestra clase. Desde hace 15 años predomina la situación opuesta de dispersión, de apatía, de dificultad para reconocerse siquiera como clase. Ante semejante situación, los obreros se agarran desesperadamente a medidas como la ocupación de la empresa cerrada para que sigua funcionando y ante la espantada del patrón ellos mismos la ponen en marcha.
Pero estas medidas lo más que consiguen es prolongar durante un cierto tiempo la agonía de la empresa a costa de terribles sacrificios por parte de los trabajadores: en la mayoría de los casos se ven obligados a bajarse los salarios trabajando muchas más horas y, más pronto o más tarde, hay que despedir a compañeros para mantener la empresa a flote. Es decir, los trabajadores toman a cargo su propia explotación, se convierten en funcionarios del capital, sometidos a las leyes del mercado y semejante transformación no les garantiza ni mucho menos un medio de vida.
Pero lo peor es que se ven obligados a atacar sus armas más preciadas, cuyo desarrollo es lo que de verdad les permitirá acabar con las causas de la miseria y la barbarie. Al tener que organizar la explotación, tienen que enfrentarse unos contra otros, tienen que tomar medidas como despedir compañeros, o sea, imponer la violencia dentro de la propia clase. Destruyen por tanto su UNIDAD COMO CLASE no solo al interior de la empresa sino respecto a los demás obreros que a sus ojos dejan de serlo para convertirse en los de la empresa tal o los de la empresa cual, es decir, son vistos como competidores.
La empresa “autogestionada” está sometida a las reglas del mercado y, por ello, la preocupación que inevitablemente se apodera de sus trabajadores es cómo hacerla competitiva, cómo hacerla productiva, como vencer a los rivales. Los obreros identifican sus intereses con el interés de la empresa, con el interés de la economía nacional. En vez de luchar contra el Capital y el Estado nacional, se someten a él y a sus leyes. Es decir, destruyen su CONCIENCIA DE CLASE.
Ante esta denuncia, que se acompañó por parte de dos asistentes de una crítica del movimiento piquetero, un asistente planteó “entonces ¿cómo luchar?”. Esto dio lugar a un debate que un compañero del colectivo NPH formuló así “o lucha antagónica contra el capital o lucha creando un contrapoder de los trabajadores dentro de la sociedad capitalista misma”.
Al hilo de esta cuestión, una compañera del mismo colectivo, planteó, junto a otras cuestiones interesantes, “¿es posible crear un espacio anti-capitalista dentro del propio capitalismo?”.
Respondimos que no. La burguesía pudo desarrollar un contra-poder económico al interior de la sociedad feudal porque era una clase explotadora que aspiraba a una nueva forma de explotación. El capitalismo se desarrolló al interior de la propia sociedad feudal. Sin embargo, eso no es posible para el proletariado: éste no aspira a instaurar una nueva explotación sino a abolir toda forma de explotación y no posee ningún poder económico previo al interior de la sociedad capitalista. Sus armas son su unidad, su conciencia, su solidaridad y su capacidad de auto-organización, factores que convergen en el asalto revolucionario contra el Estado burgués para establecer el poder mundial de los Consejos Obreros que abre el periodo de transición del capitalismo al comunismo.
Otra compañera planteó, junto con otro compañero que intervino en el mismo sentido, la terrible situación de los millones de personas que se debaten en las villas miseria del conurbano bonaerense, que no pueden encontrar trabajo, que apenas tienen de qué comer. ¿Cómo salir de esa situación? ¿Adquirir una cultura es una alternativa?
El capitalismo está en una crisis cada vez más grave, no solo en Argentina donde el cinturón de pobreza rayana en el hambre que constituye la mayoría del Gran Buenos Aires es un testimonio desgarrador, sino en todo el mundo. No tiene los medios para crear los puestos de trabajo que absorban esa ingente masa de desocupados pero, más aún, recorta despiadadamente los salarios hasta el extremo de que, como decía una enfermera del hospital Garrahan en huelga, «ni siquiera teniendo un trabajo se puede vivir». En ese sentido darse una formación para “ser competitivo y obtener un puesto de trabajo” es un engaño. Pero darse cultura es otra cosa. La lucha del proletariado no se basa en la ignorancia y la incultura. Se funda en una comprensión de los fines y los medios de su lucha como clase. En su conciencia revolucionaria se integra de forma crítica todo el desarrollo cultural de la humanidad durante siglos y que hoy se ve amenazado por la creciente barbarie, la degeneración moral, la degradación, que supura por todos sus poros el capitalismo en descomposición.
La discusión fue muy animada, apuntando numerosos temas que no se pudieron abordar por falta de tiempo, destacando la cuestión de ¿quién es el sujeto histórico de la revolución? y, más particularmente, los temas de la movimiento piquetero planteado por una compañera o de los comedores populares que mucha gente, no solo en la villas miseria del conurbano bonaerense sino en barrios de la propia capital federal (como San Bernardo o San Telmo), se ve obligada a organizar para sobrevivir.
Estas cuestiones pueden seguir discutiéndose bien a través de círculos de discusión que algunos de los asistentes se animaron a impulsar, bien a través de Internet. Nosotros participaremos en esos debates con el máximo interés.
En el balance de la primera reunión que nuestra Corriente organizó en Buenos Aires hace justo un año decíamos: « Varios asistentes expresaron su agradable sorpresa por la discusión viva y animada, con participación activa de los presentes. Lo veían en los antípodas de las reuniones de grupos de izquierda o extrema izquierda del capital, adonde un orador (o varios turnándose) sueltan discursos interminables que cansan a la gente que acaba yéndose a su casa desmoralizada. En contra de todo eso, se demostró palpablemente que la Reunión Pública de la CCI es un lugar donde se puede discutir, se pueden contraponer argumentos, todo ello en vistas a la clarificación, la claridad es un arma de la clase obrera, del fuego del debate nace la luz de la claridad.». En esta reunión eso volvió a comprobarse. Fue una discusión viva, directa, entre compañeros interesados apasionadamente en contribuir a la lucha por la liberación de la humanidad.
CCI
ANEXO: Presentación realizada en la Reunión Pública
La experiencia de Zanón: La autogestión ¿solución a la miseria o gestión de la miseria?
La toma de la fábrica Zanón desde hace 4 años ha tenido resonancia a nivel nacional e internacional. Son numerosas las páginas en Internet, así como los artículos en la prensa escrita, principalmente de izquierda, anarquista y del movimiento antiglobalización, que hablan de esta experiencia de los ceramistas de Neuquén.
Lo que comenzó siendo una lucha de resistencia de los trabajadores de esta fábrica ante los despidos inminentes debido a su cierre, ha terminado siendo un movimiento autogestionario; es decir, la fábrica ha sido puesta en funcionamiento por los propios trabajadores.
Los trabajadores, en su lucha por su emancipación de las cadenas del capital, deben hacer en todo momento una evaluación de las mismas: cuál es el balance de sus fuerzas y de la clase enemiga; y sobre todo evaluar si los medios de lucha utilizados y sus consecuencias fortalecen su organización y su conciencia, únicos medios de que dispone la clase obrera en su lucha histórica contra el capital.
En ese sentido, debemos preguntarnos si la autogestión fortalece o debilita la organización y la conciencia proletarias.
Consideramos que la autogestión, en vez de fortalecer al proletariado, lo debilita en su lucha contra el capital. ¿Por qué?
La autogestión, junto con el cooperativismo y la cogestión, son armas económicas del capital, tienen como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia explotación.
El hecho que los trabajadores intervengan de alguna manera en la gestión de la empresa, o que ésta funcione bajo la modalidad de una cooperativa, o que asuman la figura jurídica de “socio”, en nada cambia las relaciones de producción, no elimina ni la ley del valor, ni la competencia, ni las leyes del mercado, que son las características fundamentales de la producción capitalista. No elimina tampoco, el hecho de que dicha empresa tendrá que funcionar bajo la exigencia de ciertos niveles de productividad, tal como ocurre con cualquier empresa capitalista del mundo. Ellas continuarán operando al interior de la economía nacional, independientemente que el Estado asuma o no el control de ciertos sectores de la economía a través de expropiaciones o nacionalizaciones, o que compre la totalidad de la producción de la empresa.
En cualquiera que sea la modalidad de gestión económica empleada, deben cumplirse las leyes del capital, las cuales obligan a una reducción de costos y a un incremento de los ritmos de explotación; la autogestión y cogestión, constituyen en este sentido, un terreno propicio para aceptar cualquier medida que afecte de manera negativa las condiciones de vida del proletariado; pero también, para que éste quede atrapado entre la necesidad de luchar para defender sus condiciones de vida o defender los intereses de “su” empresa.
En última instancia, la autogestión lleva a los trabajadores a defender los intereses nacionales, al tener que acompañar forzosamente a la burguesía en su lucha por intentar de hacerse un espacio en el mercado ante la crisis mundial que sacude al capitalismo.
La autogestión tiene como fin último “dividir a la clase obrera, encerrándola y aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, atar a los obreros a las preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir, desviar al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura del proletariado a escala mundial”.
Esta posición sobre la autogestión no se basa en un invento de la CCI, sino que se apoya en la experiencia del movimiento obrero: Marx y Engels en el siglo 19 confrontaron las utopías pequeño burguesas defendidas por los prudhonistas, que plantearon diversos mecanismos para que la clase obrera se hiciera con espacios de poder dentro del capitalismo (ver por ejemplo, Miseria de la Filosofía de Marx). Sin embargo, lo que en el siglo antepasado era pura ilusión utópica; a partir del siglo 20, cuando el capitalismo inicia su fase de decadencia, no es mas que pura mistificación capitalista. También la historia del movimiento obrero nos enseña cómo la burguesía, en períodos de crisis aguda y de debilidad de la lucha de clases, recurre a esta vieja trampa capitalista para embaucar a los trabajadores. Para sólo mencionar dos ejemplos:
-las colectividades de 1936 en España, promovidas por los anarquistas y la izquierda española, permitieron desviar las luchas obreras hacia la defensa de la economía nacional, lo que posteriormente facilitó la masacre de millares de obreros en la confrontación entre republicanos y franquistas.
-a comienzos de los años 70 varias fábricas en Europa pasan a ser gestionadas por los propios obreros; una de ellas fue la fábrica de relojes LIP en Francia (nuestra Corriente intervino e hizo una toma de posición defendiendo la posición marxista, cuando todo el espectro izquierdista saludaba tal iniciativa como expresión de “poder obrero”). Es importante detenerse brevemente en qué contexto se desarrollaba este movimiento autogestinario de los años 70:
-cuando comienza la quiebra de fábricas debido al reinicio de la crisis del capitalismo después de finalizada la reconstrucción de las economías de Europa y Japón destruidas durante la segunda guerra mundial;
-todavía las luchas obreras eran incipientes, aunque se habían dado luchas importantes como las de mayo 68 en Francia, Italia 69,etc; situación que llevó a varios intelectuales de izquierda como el francés Marcuse a proclamar que la revolución no la iba a desarrollar la clase obrera, sino los estudiantes, los desclasados y las masas excluidas del Tercer Mundo.
Hoy debemos preguntarnos por qué esa trascendencia mundial de Zanón y por qué la autogestión toma auge en varios países de América Latina y en el mundo.
Por una parte, se mantiene y se profundiza la crisis del capitalismo que se inició a finales de los 60, acrecentando el número de fábricas y empresas quebradas o en proceso de quiebra, con su secuela de desempleo y pauperización, más notable en los países de la periferia, pero también presente en los países centrales. Los planes de flexibilización laboral de cada burguesía nacional, basados en una precarización del empleo, no han sido suficientes para incrementar el empleo de manera significativa; mas bien vemos como la burguesía es capaz de crear empleo pero en un contexto de mayor pauperización.
Por otra parte, las luchas y la conciencia de clase de los proletarios no se han recuperado del duro golpe que recibieron después de 1989, cuando el derrumbe del bloque ruso fue presentado como el “fin de la lucha de clases”, “la desaparición del proletariado como sujeto histórico” (coincidencia con Marcuse) y la “muerte del marxismo”. Esta situación ha ocasionado que durante la década de los 90 y parte del nuevo siglo, el papel central del proletariado como única clase que puede desarrollar una lucha por la superación revolucionaria del capitalismo, haya quedado “invernando”. En este contexto han tomado fuerza movimientos interclasistas, como el de los Piqueteros en Argentina, MST en Brasil, bolivarianismo en Venezuela y la toma de fábricas a través de la autogestión; todas ellas trampas que sumergen al proletariado en luchas sin perspectiva, dejándolo a merced de las fuerzas de derecha e izquierda del capital, así como en manos de sindicatos y grupos y partidos izquierdistas, desviando la verdadera solidaridad de clase, hacia una falsa solidaridad que lo que promueve es la caridad y en muchos casos de manera abierta la hipocresía propia de la burguesía. Consideramos que éstas son armas que utiliza y utilizará la burguesía para desviar y confundir las luchas que desarrollará la clase obrera en su propio terreno, en la búsqueda de su debilitada identidad de clase; tal como lo vemos en las luchas de varios sectores del proletariado activo en Argentina (Garrahan, Subte, trabajadores públicos, etc.).
Manifestamos nuestra solidaridad con la lucha del proletariado y la lucha cotidiana que lleva por su supervivencia en el capitalismo; apoyamos las manifestaciones de solidaridad entre proletarios por darse ayuda material y moral ante los embates del capital. Pero denunciamos la autogestión como trampa del capital contra la clase, por que desarrolla ilusiones dentro de la clase de que es posible crear bastiones proletarios dentro del capitalismo, que es posible superar los efectos de la crisis capitalista; ilusiones que lo alejan de un proceso de toma de conciencia. Apoyar y defender la autogestión, es apoyar la preservación de las relaciones capitalistas de producción
La única y verdadera forma de que el proletariado logre un control sobre los medios de producción, es destruyendo el capitalismo como sistema social a través de la revolución proletaria, para utilizarlos en función de la satisfacción de las necesidades del conjunto de la sociedad; lo que permitirá pasar del reino de la precariedad al de la abundancia: la sociedad comunista.
- proporcionar comida a un cierto número de personas
- realizar actividades de enseñanza más o menos elemental
- crear un medio de reunión adonde los vecinos puedan discutir, desarrollar una solidaridad y poder reflexionar sobre cómo luchar contra la situación cada vez más insoportable que nos impone el capitalismo.
Apoyamos la voluntad de solidaridad y de lucha contra el capitalismo que hay en esa tentativa, sin embargo, debemos preguntarnos si la actividad de los Comedores Populares constituye o no un medio para concretar esa voluntad.
¿Por qué proliferan en Argentina –y en otros países- organizaciones de base del tipo Comedores, piqueteros, economía solidaria etc.?
En los últimos 10 años están proliferando una multitud de organizaciones de base: Comedores Populares, Piqueteros, Redes de Economía Solidaria, Redes de Empresas Autogestionadas etc. Las primeras organizaciones de este tipo han surgido de la iniciativa de gente de los barriales que apenas tienen de qué comer. También, han sido creadas por personas que apenas tienen ingresos y que como forma de supervivencia tratan de compartir con otros en su misma situación un mínimo de productos y servicios. Otro problema cada vez más frecuente, es que los obreros –especialmente de empresas pequeñas y medias- se encuentran con que al volver del descanso de fin de semana el dueño ha cerrado dejándolos a todos en la calle, lo cual les ha obligado a ocupar la fábrica para intentar mantener su trabajo.
El movimiento piquetero tiene un origen similar. En 1996-97 se produjeron en diferentes regiones argentinas cortes de carretera protagonizados por desocupados que luchaban por obtener un medio de vida. Estas primeras acciones expresaban una lucha proletaria genuina. Sin embargo, no pudieron extenderse, se quedaron aisladas, la gente empezó a desmoralizarse y a “buscarse la vida”. Una minoría trató de mantener a toda costa la organización primitiva. Pero esta fue poco a poco infiltrada y “organizada” por sindicalistas radicales, por grupos de extrema izquierda (principalmente trotskistas) dando lugar a lo que hoy conocemos como “movimiento piquetero” que ya no se parece en nada a la organización inicial. Es una estructura directamente vinculada al Estado a través del reparto de los bolsones de comida y los subsidios que otorga el gobierno. Además, sus miembros tienen que asistir obligatoriamente a las asambleas y a las movilizaciones convocadas. Sí no están convencidos corren el riesgo de perder esas ayudas. Los líderes piqueteros detraen una porción del dinero que les corresponde a los miembros. Lo que en un principio era una organización obrera vinculada directamente a la lucha, al hacerse permanente, al pretender mantenerse hubiera o no hubiera luchas, ha ido siendo absorbida por las estructuras del Estado.
El proceso es más o menos el mismo en las otras organizaciones. Tomemos el caso de los Comedores Populares. Los compañeros que los inician buscan responder al problema de cómo obtener un mínimo de comida. Reaccionan frente a una situación desesperada. Pero rápidamente, organizaciones políticas, sindicales, ONG’s, la propia Iglesia, les ofrecen sus “servicios”: la coordinación entre comedores, las gestiones ante los organismos de asistencia de la Provincia etc. En Capital Federal hay más de 100 comedores coordinados, se calcula que son más de 400 los comedores de la zona sur del Gran Buenos Aires… Poco a poco, se comprueba amargamente que, a cambio de unas subvenciones administradas con cuentagotas, de migajas que no calman el hambre, esas organizaciones escapan al control de los interesados y se transforman en estructuras a través de las cuales el Estado burgués los encuadra, los controla y los utiliza políticamente para sus fines.
¿Por qué son recuperadas por el Estado y transformadas en algo radicalmente contrario a las intenciones de sus iniciadores?
En el siglo XIX y principios del XX, en la época en que el capitalismo era un sistema progresista, el proletariado podía constituir organizaciones de masas permanentes: sindicatos, cooperativas de consumo, cooperativas de producción, asociaciones de mujeres y de jóvenes, universidades populares, casas del pueblo etc. Aunque esas organizaciones caían con frecuencia en graves desviaciones reformistas, en ilusiones de gestión cotidiana de la miseria, globalmente pertenecían al proletariado. Estas organizaciones podían existir sobre la base de un programa que no ponía en cuestión el conjunto del sistema capitalista pues éste tenía delante de si una perspectiva de crecimiento y desarrollo económico y social. Eran auténticas escuelas de lucha de los obreros donde éstos podían reunirse y desarrollar su solidaridad de clase.
La situación cambia radicalmente con la entrada del capitalismo en su fase histórica de decadencia. De forma global, el sistema no puede desarrollarse más allá de situaciones puntuales o parciales; ya no puede dar una perspectiva duradera y permanente de progresión de las condiciones de vida de la clase obrera y, en general, de las masas oprimidas. Con ello, las organizaciones de masas permanentes basada en la lucha contra aspectos parciales de la explotación, pierden su razón de ser, ya no tienen dinámica ni contenido. Su existencia, tras el impulso inicial de sus miembros más sinceros, solo puede garantizarse si se integran y vinculan al Estado Capitalista.
El caso más claro son los sindicatos. Se ha intentado formar a lo largo de todo el siglo XX toda clase de sindicatos: asamblearios, combativos, anarquistas, radicales, de base, unitarios etc. SIEMPRE HAN FRACASADO COMO ORGANISMOS OBREROS. Si durante más de 80 años los sindicatos siempre traicionan y se vuelven contra los obreros es porque no es posible en la decadencia del capitalismo una organización de masas permanente que tenga como objetivo la mejora de tal o cual aspecto parcial de la explotación. Además, en la decadencia del capitalismo el Estado se vuelve totalitario, tiende a absorber bajo sus garras el conjunto de la sociedad. No puede tolerar una organización masiva de los explotados y oprimidos, tiene que destruirla. Esta destrucción se hace por dos vías: la represión y la integración. La vía integradora es tanto más fácil por cuanto esas organizaciones han perdido todo el sentido que tenían en el pasado y ya no sirven realmente a los intereses obreros. Por un lado, el Estado, a través de múltiples agentes (comisiones parlamentarias, instituciones ministeriales diversas, sindicatos, Iglesia, partidos, ONG’s etc.) busca cómo fagocitar cualquier tentativa de expresión independiente de las masas. De otro lado, toda tentativa de organización permanente sobre una base que no ponga en cuestión el capitalismo facilita esa absorción.
Las causas del hambre y de la miseria
¿Cuál es la causa de la malnutrición rayana en el hambre de muchos niños del conurbano bonaerense, de numerosas provincias argentinas, de un buen número de países sudamericanos, africanos, asiáticos… y que empieza a afectar también a países europeos? ¿Es el mal gobierno? ¿Es la corrupción? ¿Es el mal reparto de las riquezas? ¿Injusticia? ¿Escasez de alimentos? En la última pregunta está la clave de la respuesta. Constatamos fácilmente que no hay escasez de alimentos. Por sólo limitarnos a Argentina vemos que sobra carne, trigo, soja, que las huertas de Tucumán rebosan de todo tipo de hortalizas y frutales, mientras allí es uno de los lugares de mayor índice de malnutrición infantil.
En todo el planeta sobran alimentos, los escaparates están repletos, muchos productos perecederos que no se venden son arrojados al mar…Aquí vemos una de las causas fundamentales del hambre o la malnutrición que afectan actualmente a gran parte del género humano: LA SOBREPRODUCCION. El Manifiesto Comunista, escrito en 1848, dice que “durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la sobreproducción”. El capitalismo es la primera sociedad de la historia humana en la que se pasa hambre no porque se produzca demasiado poco sino porque se produce demasiado.El capitalismo no entra en crisis por escasez de producción sino por exceso de producción. A diferencia de lo que ocurría en el feudalismo, no es por la sequía, ni por las malas cosechas, ni por las plagas de langosta, por lo que se produce el hambre y la miseria sino “porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiada industria, demasiado comercio”, prosigue el Manifiesto Comunista, que concluye que tal absurdo “precipita en el desorden a toda la sociedad burguesa”.
La actividad de buscar comida en las sobras de empresas alimentarias o distribuidoras, de recabar subsidios de las instituciones asistenciales del gobierno, supone encerrar a un puñado de compañeros en un círculo cerrado que no sólo no puede solucionar las causas de la miseria, sino que tampoco palia los efectos de esas calamidades. Mientras que el número de bocas necesitadas de comida crece vertiginosamente los comedores apenas consiguen dar de malcomer (¡no de comer!) a un puñado de bocas.
Se trata de una actividad de gestión de la miseria. No se soluciona el hambre, lo que se hace es adaptarse a ella. Supone convertirse en auxiliares involuntarios del Estado en su tarea de perpetuar a los explotados y oprimidos dentro de las cárceles de la de miseria, el hambre y la desesperación. Millones de seres humanos son abandonados a su suerte por el Estado capitalista y los bolsones que reparten las organizaciones piqueteras y las sopas que organizan los comedores dan la impresión de que se está “haciendo algo”, de que el Estado “democrático” no se olvida de los más desfavorecidos, de que habría “solidaridad” con ellos… Cuando en realidad lo que se está haciendo es mantener y agravar la situación, dejarla encerrada como en un gueto dentro del barrial o del poblado.
La cultura y la formación son una necesidad humana pero no garantizan un puesto de trabajo
Con la organización de Comedores Populares se pretende, como decíamos al principio, un segundo fin: proporcionar cultura y formación a niños y adultos.
La cultura y la formación son necesidades de la clase obrera que se propone construir una sociedad sin explotación, sin fronteras, sin estados, en la cual todos los hombres puedan conocer y aplicar para su vida en común, todo lo que la historia de la humanidad ha aportado a sus conocimientos.
Observamos en todos los países –tanto los más desarrollados como en los menos- un abandono creciente por parte del Estado de servicios como la educación. Las instalaciones escolares se deterioran y no son renovadas, la enseñanza –salvo para una élite privilegiada- pierde calidad o es directamente abandonada en los barrios más pobres. Que asociaciones de los barrios más olvidados organicen cursos para darse cultura, pone en evidencia la voluntad de conocimiento, el ansia de dignidad, de esos millones de seres humanos que por vivir en el conurbano bonaerense son despreciados por las altas esferas tratándolos de “lúmpenes”, de la misma forma que en Francia Sarkozy ha llamado “canalla” a los jóvenes de los barrios de suburbios.
Ahora bien, ese intento, pese a su buena intención, no pone en cuestión el sistema capitalista ni se inscribe realmente en una dinámica de lucha contra él. Por ello, consideradas en sí mismas, son actividades que el Estado recupera y esteriliza, terminando por convertirlas en un medio auxiliar de su objetivo de control y encuadramiento de la población.
Por otra parte, la cultura y la formación no garantizan un puesto de trabajo. Al trabajador se le exigen cada vez mayores requisitos de formación y adiestramiento pero ni aún con eso puede conseguir un trabajo regular porque el problema del capitalismo es el desempleo galopante y su capacidad de crear empleos es muy inferior al número de los que destruye. Además, ni siquiera con un puesto de trabajo se pueden garantizar unos medios de vida suficientes pues los salarios van cayendo cada vez más hasta niveles que ni siquiera permiten vivir decentemente. ¡Recordemos lo que decía una trabajadora del hospital Garrahan: “ni siquiera tener un sueldo todos los meses te permite vivir”!
No es la incultura, la falta de preparación o de formación, lo que provoca que miles y miles de jóvenes no consigan un empleo sino que es la crisis sin salida del capitalismo la que hace que éste sea incapaz de integrar a la mayoría dentro de la actividad productiva condenándolos a la exclusión social: la legión de seres humanos apartados del proceso productivo, condenados a malvivir y en la más terrible inseguridad, crece dramáticamente en numerosos países.
¿Un lugar de reunión para discutir y organizarse?
Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”.
Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado. Esto se ha comprobado repetidas veces, la última fue cómo esas organizaciones de masas ahogaron a los trabajadores de Garrahan en una falsa solidaridad.
La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de sus miembros. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria.
Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria hemos de asentar una actividad que vaya a sus causas. Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha. Así vimos la oleada de huelgas que hubo en Argentina entre junio y agosto, adonde una intervención podría haber ayudado a ir más lejos, a sacar lecciones, a romper las trampas de la burguesía. Hace unos días, Chavez y Maradona montaron una farsa de “lucha anti-imperialista” en Mar del Plata. Hacía falta una voz revolucionaria que denunciara ese tinglado que va a desviarlos hacia un activismo inoperante y va hundirlos progresivamente en la confusión y la desmoralización.
Por eso, los compañeros más conscientes y combativos, más indignados contra la miseria y el hambre, deben canalizar esa voluntad y esos sentimientos hacia la clarificación de las posiciones revolucionarias del proletariado, hacia la intervención en su seno, hacia la lucha contra los engaños y las trampas que el Estado capitalista nos tiende.
CCI 19-11-05>
“Hemos ganado”, jaleaba la tarde del 29 de Mayo el “pueblo de izquierdas” en la Plaza de la Bastilla. “…Esta victoria es ante todo la victoria de los obreros, de los empleados, de los jóvenes, de los parados (que) se han unido en el camino hacia las urnas para rechazar esta camisola liberal….” declaraba Marie-George Buffet, secretaria nacional del Partido Comunista Francés (PCF), añadiendo: “…Esta victoria se ha construido (…) en una dinámica de reagrupamiento popular que recuerda los grandes momentos del Frente Popular o del Mayo de 1.968…”; “…es un triunfo de la Europa de los ciudadanos…”, proclamaba David Assouline, diputado del Partido Socialista (PS) partidario del NO; “…Es una victoria contra las elites político-mediáticas…”, añadía un responsable de ATTAC, mientras que Besancenot, líder de la organización trotskista LCR evocaba la existencia de un “…movimiento de revancha social…”; “…Es un Mayo de 1.968 en las urnas..”, remataba, dejándose llevar por la imaginación más calenturienta, un comentarista europeo.
La Izquierda se ha colocado en primera línea para presentar la victoria del NO al referéndum sobre la Constitución Europea como una “..gran victoria de la clase obrera…”. ¡MENTIRA!, ¡Pura estafa ideológica!. La clase obrera no ha ganado nada. Al contrario, ha caído en una trampa, ha sido empujada fuera de su terreno de clase hacia un callejón sin salida. La burguesía francesa ha jugado con el calendario electoral con objeto de pudrir la conciencia obrera, aprovechándose de las ilusiones, aún muy fuertes, que existen entre los proletarios a propósito de la democracia y el terreno electoral.
Los proletarios deben aprender a sacar lecciones de las amargas experiencias que han vivido sus mayores, de las anteriores generaciones obreras. Deben recordar que todo aquello que les ha sido presentado como “…grandes victorias obreras…”, han representado siempre históricamente las peores y más peligrosas derrotas para la clase obrera. Así, en 1.936, fue la llegada del Gobierno del Frente Popular (aún hoy presentado como una “gran victoria”) lo que permitió a la burguesía arrastrar a los obreros masivamente tras la bandera del anti-fascismo a los horrores y las masacres de la Segunda Guerra Mundial. En nombre de la gran mentira del “…triunfo de la dictadura del proletariado…”, “…de la victoria del socialismo en un solo país…” y de los “…avances en la construcción de una sociedad comunista…”, generaciones enteras de obreros han sido atados y sacrificados en el altar de la contra-revolución estalinista durante más de medio siglo tras la ideología de la “...defensa de la patria socialista..”, y también fueron explotados, masacrados, deportados y asesinados por la “..patria del socialismo…”. Algo más cercano al tiempo que vivimos, debemos guardar en la memoria, la engañosa euforia que siguió a la elección de Mitterrand en 1.981 ( y lo mismo cabria decir de los triunfos de los Gobiernos “socialistas” o “progresistas” de todo tipo que hemos sufrido en los últimos 25 años ).
Ante el referéndum sobre la Constitución Europea en Francia, los obreros han caído en la trampa que les presentaba esta consulta electoral como una cuestión crucial para la clase obrera. ¡Nada más falso!. La burguesía ha sido capaz de explotar esta situación para acentuar su ventaja en el terreno social e intoxicar la conciencia de los obreros, haciéndoles creer que la papeleta electoral sería mucho más eficaz que el desarrollo de la lucha de clases. Bien es cierto que los efectos de esta propaganda engañosa no puede tardar mucho en evaporarse, pero sin duda van a hacer daño a nuestra clase.
La enorme e incesante matraca electoral sobre el referéndum, que ha durado más de tres meses, no ha tenido mas que un objetivo: hacer creer a la clase obrera que el medio más eficaz para hacer retroceder a la burguesía y de hacer oír su voz, de expresar su hartazgo sobre la situación, no es el desarrollo de la lucha de clases, sino el voto en tal o cual elección.
Todas las fuerzas políticas, desde la extrema derecha a las organizaciones izquierdistas, la propaganda electoral, modulada y dramatizada a medida de las necesidades durante tres meses, ha intentando descaradamente implicar al máximo número de proletarios en el terreno electoral.
Y, de hecho, la burguesía ha conseguido sin duda alguna polarizar la atención de los obreros, sembrar las peores confusiones, y arrastrar a muchos obreros al terreno electoral. El referéndum ha estado presente, y de forma abrumadora, en todos los medios de comunicación. No ha sido posible escapar a virulentos debates, a polémicas apasionadas sobre los supuestos retos que se jugaban en este escrutinio. Esta matraca ideológica pretendía persuadir a cada “ciudadano”, sobre todo a cada proletario, de que esta consulta representaba una encrucijada absolutamente crucial y determinante. Todas las fracciones de la burguesía se han felicitado al haber conseguido lanzar y animar“…un gran debate democrático…” cuyo único objetivo era el de desorientar, sembrar el máximo de confusiones y de ilusiones en la cabeza de los obreros. Todos los medios de comunicación y ciertos responsables políticos lo han proclamado: “…votar si o votar no, pero votad…”. El principal veneno ideológico de esta campaña ha sido el de intentar hacer creer que tras la votación “…nada será como antes…”, que el aumento del No a lo largo de la campaña, alimentado por el descontento social hacia el Gobierno, habría obligado a la burguesía a colocar la preocupación social en el centro de su campaña. Esto es en parte cierto, pero el único objetivo de esta maniobra era lanzar a los obreros en los brazos de la trampa democrática, en la trampa electoral, en la medida en que, anteriormente, este tipo de campañas suscitaba, con toda razón, el enojo y el desinterés más completo en el seno de la clase obrera. Solo a partir del momento en el que la burguesía es capaz de canalizar el descontento social en torno al referéndum, cuando intenta hacer creer que podría hacer retroceder y retirar la directiva Bolkestein (de hecho para avivar esta sensación el Gobierno hizo ciertas mini concesiones en algunos conflictos sociales), es cuando consigue relanzar y dar un nuevo impulso a la mistificación democrática y al terreno electoral. Y tras ello, ahora, la burguesía quiere hacernos creer que en el post-referendum, sin duda, la prioridad, será la cuestión social. ¡Esto es, simplemente, mentira!. Más que nunca el futuro que nos reserva el capitalismo, es la intensificación de los ataques anti-obreros. Esta propaganda ideológica pretende que confundamos la gimnasia con la magnesia, hacer creer que la reacción “ciudadana” puede hacer cambiar el curso del capitalismo, debilitar a la burguesía y barrer de un plumazo al liberalismo y las deslocalizaciones. Sin embargo la realidad es y será que, la política gubernamental no va a cambiar ni un ápice.
El principal objetivo de la burguesía respecto de los obreros en cualquier tipo de elecciones es el intentar obligarlos a abandonar su terreno de clase, el terreno de la lucha colectiva de la lucha de clases para que se expresen como “ciudadanos”, atomizados, sin pertenencia alguna de clase, en la llamada “cabina de votación”, en un terreno podrido de antemano y que en modo alguno es el suyo, sino el de la burguesía. Para la clase obrera, el terreno electoral es una trampa ideológica destinada a sembrar las peores confusiones y a impedir el desarrollo de su conciencia de clase.
No siempre ha sido así. En el siglo XIX, los obreros luchaban y caían muertos en su lucha por conseguir el sufragio universal. Hoy día, inversamente, son los Gobiernos los que movilizan todos los medios de los que disponen para que el máximo número de ciudadanos vayan a votar. La cuestión es ¿Por qué sucede esto?.
Durante el periodo de ascendencia del capitalismo, los Parlamentos representaban el lugar donde, por excelencia, las diferentes fracciones de la burguesía se enfrentaban o se unían para defender sus intereses. A pesar de los peligros y las ilusiones que esta situación podía entrañar para la clase obrera, los obreros, en un periodo en el que la revolución proletaria no estaba aún a la orden del día, tenían interés en intervenir en ciertos enfrentamientos entre fracciones burguesas y, según las circunstancias, apoyar a alguna de ellas, con el objetivo de intentar mejorar su suerte dentro del sistema. De tal forma, los obreros en Inglaterra consiguieron la reducción de la jornada de trabajo a 10 horas en 1.848, que el derecho de sindicación se reconociera en Francia en 1.884, etc..
Pero la situación es completamente diferente después del inicio del siglo XX. La sociedad capitalista entra entonces en su fase de crisis histórica permanente y en su declive irreversible. El capitalismo ha conquistado el planeta y el reparto del mundo entre las grandes potencias ha terminado. Cada potencia imperialista tiene que ganar terreno a costa de las otras. La época que se abre, es una nueva “…era de guerras y revoluciones…”, como declaró la Internacional Comunista en 1.919, una era marcada por los hundimientos económicos como la crisis de 1.929, las dos Guerras Mundiales y la irrupción del proletariado en 1.905 en Rusia, de 1.917 a 1.923 en Rusia, Alemania, Hungría o Italia. Para hacer frente a sus dificultades crecientes, el capital está obligado a reforzar constantemente el poder de su Estado. Cada vez más, el Estado tiende a convertirse en el guía del conjunto de la vida social, y en primer lugar, en el terreno económico. Esta evolución del papel del Estado se acompaña de un debilitamiento del papel del legislativo a favor del Ejecutivo. Como dijo el Segundo Congreso de la Internacional Comunista: “…el centro de gravedad de la vida política actual ha salido completa y definitivamente del Parlamento…”.
Para los trabajadores, no se trata de buscar un lugar en el capitalismo sino de destruirlo en la medida en que este sistema no es capaz de ofrecerle ni reformas duraderas, ni de mejorar su suerte.
Para la burguesía, el Parlamento se ha convertido, a lo sumo, en una cámara que registra las decisiones que se han tomado previamente. Sin embargo, en estas circunstancias históricas, queda un papel ideológico determinante para el electoralismo. La función mistificadora de la institución parlamentaria existía ya en el siglo XIX pero se situaba en un segundo plano, por detrás de su función política.
Hoy día, la mistificación es la única función que queda para la burguesía: tiene por objetivo hacer creer que la democracia es el bien más precioso, que es la expresión de la soberanía del pueblo, que da la “libertad” de elegir a los explotadores. La democracia parlamentaria y sobre todo la mistificación ideológica democrática sigue siendo el mejor medio de envenenar la conciencia obrera y, por tanto, el arma ideológica más eficaz y peligrosa para intentar domesticar al proletariado.
Los ataques anti-obreros no han cesado de incrementarse a lo largo de los últimos años y meses. El día después de esta cita electoral, los proletarios verán deteriorarse sus condiciones de vida y trabajo aún más profunda y rápidamente de lo que lo han sufrido hasta ahora. La burguesía busca ganar tiempo para posponer, en la medida de lo posible, las fechas de las confrontaciones masivas con el proletariado.
Cada vez más esta obligada a buscar engaños ideológicos y a desarrollar el máximo de esfuerzos para frenar la toma de conciencia de la quiebra histórica del sistema capitalista en el seno de la clase obrera.
Como escribimos recientemente en nuestra prensa, “…el resultado de este voto no cambiara nada. La intensificación de los ataques anti-obreros desarrollados por las diferentes burguesías nacionales, la aceleración de la degradación de las condiciones de vida de los obreros, los despidos, las deslocalizaciones, el crecimiento del paro y de la eventualidad, la amputación de todos los presupuestos sociales o el desmantelamiento de la protección social. Todos ellos son productos de la crisis y manifestaciones del declive del sistema capitalista a nivel mundial y, en modo alguno el resultado de la política de tal o cual Gobierno de turno…”.
Ante la angustia que produce el futuro, algo que está en el centro de las preocupaciones obreras actuales, la respuesta no puede desarrollarse en el terreno electoral ni de la democracia, solo el desarrollo de la lucha de clases, es el único terreno sobre el que los obreros pueden responder a los ataques de la burguesía.
Corriente Comunista Internacional ( 30 de Mayo de 2.005)
El compañero Gus ha contribuido al Foro con un texto del grupo CRCI, de orientación trotskista, sobre las revueltas sociales que se han producido en Francia.
La compañera Kharma y los compañeros Ulrike y Prema han respondido de una manera muy seria, con argumentos que compartimos en gran medida. Son compañeros que no son miembros de la CCI y que, como es el caso de Ulrike, discrepan de nosotros en la cuestión de los Estados Unidos de Europa (sobre la que podríamos volver en el Foro). Pero ello no obsta para que compartan con nosotros en la defensa de posiciones proletarias y un método de análisis marxista de lo ocurrido.
Los acontecimientos de Francia y la respuesta que plantea el compañero Gus nos llevan a abordar dos cuestiones que nos parecen esenciales:
1ª ¿Todo movimiento social, sea cual sea su naturaleza, puede contribuir a la lucha revolucionaria contra el capitalismo?
2ª ¿Constituyen las revueltas de Francia un paso adelante en el desarrollo de la lucha proletaria o son, más bien, un obstáculo a su maduración y avance?
Lo que refuerza y lo que no refuerza la lucha revolucionaria del proletariado
La tesis central del documento del CRCI sobre las revueltas de Francia puede resumirse así:“La violencia de la insurrección de la juventud francesa no tiene, es cierto, el carácter de una violencia revolucionaria contra el Estado capitalista, ni el nivel de una lucha de clase del proletariado contra el capital. Es la violencia masiva de una juventud lumpenizada por el capitalismo. Se dirige contra las instituciones del Estado, como las comisarías, la policía y las municipalidades, pero también lo hace contra los bienes de otros trabajadores y vecinos o contra bienes comunitarios. Pero la tarea de los obreros luchadores y concientes no puede reducirse a caracterizar esta violencia contradictoria, a condenarla en abstracto o a darla derrotada por anticipado. La tarea de los obreros con conciencia de clase debe ser orientar esta revuelta hacia una perspectiva revolucionaria, en primer lugar interviniendo ellos mismos en la crisis con una posición política clara y una consigna precisa. No se trata de emitir un juicio sobre la juventud sino de llevarla, por medio de la acción, a una lucha eficaz, o sea decisiva”
¿Cómo puede conseguirse que una violencia masiva de una juventud lumpenizada por el capitalismo, que no tiene el carácter de una violencia revolucionaria contra el Estado capitalista ni alcanza el nivel de una lucha de clase del proletariado contra el capital se transforme en algo que se integra en una perspectiva revolucionaria? ¿Cómo es posible que se pueda llevar a una lucha eficaz a un movimiento que se dirige contra los bienes de otros trabajadores y vecinos o contra bienes comunitarios?
Semejante transmutación pertenece a una categoría de milagros muy superiores a los que la Iglesia Católica suele atribuir a su múltiple legión de santos. Nosotros, sin embargo, no creemos en los milagros, nos limitamos a creer en la lucha independiente del proletariado y desde esa perspectiva intentamos analizar los acontecimientos y contribuir con nuestra intervención al desarrollo de una perspectiva revolucionaria.
El CRCI, como otros grupos trotskistas, insiste una y otra vez en que lo importante es el “movimiento”, en que todo lo que “subvierta el orden establecido”, todo lo que signifique protesta o revuelta, constituye inmediatamente un eslabón en la lucha contra el capitalismo. Tan sólo le exigen como condición el que sea orientado con una posición política clara y una consigna precisa. Esto sería la varita mágica cuyo toque providencial convertiría a la juventud lumpenizada por el capitalismo en un poderoso agente de lucha contra él.
El compañero Prema señala justamente:“No es propio del proletariado aplaudir la violencia sólo porque sí, ni simplemente "hacerse parte de la insurrección" solo porque se ve que hay violencia. Importan las formas y también el contenido de las luchas. Es falso aquel axioma que pregona que "todas las luchas son válidas" y que la revolución sería la suma de múltiples luchas, así nada más, sin programa, sin principios, sin conciencia de clase...”. No todos los movimientos sociales contribuyen a la lucha contra el capitalismo. Hay movimientos que, por el contrario, aunque su origen no venga de una provocación o instigación del capital, pueden ser aprovechados por éste para reforzarse y marcar puntos contra el proletariado, contra su conciencia o su unidad. Un movimiento no es proletario por que esté compuesto mayoritariamente por obreros, ni porque cree “problemas” al capitalismo, ni porque sea muy violento o se levante contra injusticias patentes. Esas consideraciones sobre conceptos abstractos tales como la “violencia”, la “radicalidad”, la “oposición”, la “masividad” etc., eluden la cuestión esencial, el único criterio válido a la hora de analizar un movimiento y apoyarlo: ¿desarrolla y refuerza la unidad, la conciencia, la autonomía de clase, del proletariado? ¿Se sitúa aunque sea de forma elemental en su terreno de clase?
Se nos quiere apartar de ese criterio crucial acusándonos de “ver las cosas desde el balcón”, “mirar hacia otro lado”, “emitir juicios de valor”, “ser teóricos de salón” etc. Estas imprecaciones no nos impresionan. Acción no es lo mismo que activismo. Práctica no es igual a pragmatismo. Ser concretos no significa empirismo. Dar respuestas inmediatas a las situaciones no es equivalente a caer en el inmediatismo.
Los medios, las armas, la lógica de la lucha obrera, no tienen nada que ver con los medios, las armas, la lógica, de la clase burguesa. Para el proletariado y, por tanto, para la lucha por el comunismo no vale todo. Sí el proletariado internacional arrastra todavía enormes dificultades, si le queda aún un largo camino por recorrer es precisamente porque durante años sus mejores fuerzas han sido desviadas por fuerzas capitalistas al terreno pantanoso de “ir a lo práctico”, de dejar los principios a un lado como cosa de “teóricos”, de “lo primero es la acción” etc. Ulrike constata justamente que “corremos el riesgo de cometer errores de este tipo muy especialmente cuando la "realidad inmediata" se convierte en criterio absoluto para la práctica política, sustituyendo, así, a la Teoría Revolucionaria. Esto trae como resultado el que podemos ir más rápidos con nuestras suposiciones y "buenos deseos" que con el pensamiento o que con el conocimiento de la Memoria Histórica del proletariado”.
Cuando luchaba contra el feudalismo y era todavía una clase revolucionaria, la burguesía podía aprovechar cualquier lucha y ganar toda clase de aliados para su causa pues era una clase explotadora que no aspiraba a abolir la explotación sino a instaurar una nueva forma de explotación. Pero nada de eso es práctico para el proletariado. Este no posee ningún poder económico en la sociedad capitalista ni tiene como objetivo establecer una nueva explotación sino abolirla en todas sus formas. Por ello sus armas son la unidad, la conciencia, la auto-organización y la autonomía política de clase. Armas que se adquieren en la lucha ciertamente pero no en todas las luchas.
El peligro del enfrentamiento entre obreros
Es propio de la más ridícula superficialidad, del papanatismo más lamentable, el esperar de los movimientos de protesta que se han dado en Francia una contribución a la lucha revolucionaria contra el capitalismo. Estos actos no han sido provocados por la burguesía (aunque, desde luego, las brutales admoniciones de Monsieur Sarkozy, un individuo de inocultable cara de mafioso, han echado leña al fuego) pero no pertenecen ni de cerca ni de lejos a la lucha de la clase obrera sino que van directamente contra ella.
Las acciones que hemos visto en Francia estaban mayoritariamente inspiradas por la desesperación, por la falta de perspectivas, por un odio ciego e impotente. En cambio, la lucha obrera se basa en un mínimo de confianza en el porvenir, en un sentimiento de indignación contra la barbarie y el sufrimiento que causa el capitalismo. Como muy bien defiende Ulrike “aunque el sistema pueda generar resentimiento social y odio, estos conceptos no forman parte de la razón revolucionaria y es un error fundamentar en ellos las expectativas de lucha”.
Los activistas del “todo vale” confunden odio con indignación y desesperación con acción consciente. Mientras la indignación es un sentimiento positivo que alimenta la combatividad y la firmeza contra la explotación capitalista y su barbarie, el odio es un sentimiento puramente negativo que únicamente alimenta un ansia de destrucción total, caiga quien caiga. Mientras la desesperación puede provocar acciones brutales que no van a ninguna parte, la acción consciente logra desarrollar la lucha, a través de la crítica y la superación de los errores, hacia el combate revolucionario. Para los activistas todo sonido es un sonido, distinguir entre el gruñido de un cerdo y el canto de un jilguero es un ejercicio intelectual que sobrepasa de lejos sus ofuscadas entendederas.
Llama la atención el carácter minoritario y la forma de acciones comando dirigidas esencialmente a la quema de coches aparcados. Los choques con la policía pese al justificado odio que se le tiene por su insoportable y estudiada arrogancia, han sido relativamente limitados. Apenas ha habido movimientos de masas sino una suma heteróclita de acciones nocturnas realizadas por pequeños grupos.
Todo esto contrasta radicalmente con la lucha del proletariado. Esta es una lucha valiente, a cara descubierta, realizada masivamente, que afirma su fuerza a plena luz del día, sin picarescas nocturnas de pequeñas triquiñuelas de “guerrilla urbana”. Que muestra claramente sus objetivos y levanta ante toda la sociedad su propia bandera de lucha. Y aunque no busca ciegamente el choque frontal con el enemigo de clase no lo rehuye y se consagra pacientemente a prepararlo.
Pero sobre todo, en los movimientos en Francia hay un aspecto muy peligroso: el enfrentamiento dentro de las propias filas de la clase obrera. Lo principal de la violencia de estos jóvenes se ha dirigido contra otros obreros, compañeros de sus sufrimientos, de sus dudas acerca del porvenir que ofrece el capitalismo. Se han quemado los coches de sus hermanos de clase, se ha atacado a los bomberos, se ha rociado con gasolina o apedreado autobuses donde viajaban sus propios vecinos. Las revueltas de los campesinos en la Edad Media eran movimientos desesperados, sin embargo, se dirigían claramente contra los señores, asaltaban sus castillos, saqueaban sus ostentosos bienes… Un sector de la juventud, lumpenizada por la evolución actual del capitalismo, no ha ido a los Campos Elíseo, ni a las lujosas mansiones del Bois de Boulogne, sino que se ha cebado una y otra vez sobre sus propios vecinos de los barrios más miserables. Como muy bien señala Prema “La destrucción del capital no es la destrucción de automóviles de los mismos trabajadores y empleados que falsamente podrían ser identificados como la "propiedad privada".
La violencia de la clase obrera tiene como destinatario el capital y su Estado, jamás las propias filas del proletariado. La represión de Krondstadt en 1921 aceleró la degeneración de los bolcheviques y la derrota de la revolución rusa porque instauró la violencia dentro de las filas de la clase obrera.
Si jóvenes hijos de obreros se han dirigido contra sus hermanos de clase y han hecho de ello el santo y seña del “movimiento” es porque un fenómeno que se desarrolla dentro del capitalismo tiende a contaminar y debilitar a sectores de la propia clase obrera: la descomposición social de este sistema cada vez más podrido.
En unas Tesis sobre la Descomposición, escritas en 1990, preveíamos este peligro: “En realidad, hay que ser de lo más clarividente sobre el peligro que significa la descomposición en la capacidad del proletariado para ponerse a la altura de su tarea histórica. Del mismo modo que el estallido de la guerra imperialista en el corazón del mundo "civilizado" fue una "sangría que podía acabar por agotar mortalmente al movimiento obrero europeo", que "amenazaba con enterrar las perspectivas del socialismo bajo las ruinas amontonadas por la barbarie imperialista", "segando en los campos de batalla (...) a las mejores fuerzas (...) del socialismo internacional, las tropas de vanguardia del proletariado mundial entero" (Rosa Luxemburg, La Crisis de la socialdemocracia), la descomposición de la sociedad, que no hará sino agravarse, puede también segar, en los años venideros, las mejores fuerzas del proletariado, comprometiendo definitivamente la perspectiva del comunismo”.
Este pudrimiento de la sociedad, este derrumbe de sus mecanismos sociales más elementales, esta ausencia generalizada de perspectivas, contamina a todas las clases sociales, a la propia burguesía –en cuyas filas la corrupción, un vicio que siempre la ha acompañado, da un salto cualitativo en los últimos 20 años-, a la pequeña burguesía, pero también infecta a partes del proletariado con mayor o menor intensidad.
Particularmente, señalábamos que “uno de los factores que está agravando esa situación es evidentemente, que una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman es aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella, lo cual ha implicado, a lo largo de los años 80, que han conocido un aumento considerable del desempleo, una ausencia de movimientos significativos o de intentos reales de organización por parte de obreros sin empleo”.
Esa lumpenización ha incidido duramente en sectores jóvenes de la clase y les ha llevado a una lucha no sólo desesperada sino en gran medida suicida y autodestructiva.
¿Quiere eso decir que habría que caer en el fatalismo y la desesperación abrumados por estos acontecimientos negativos? La clase obrera tiene los medios para combatir esa situación pues, como señalábamos en dichas Tesis “Los diferentes factores que son la fuerza del proletariado chocan directamente con las diferentes facetas de la descomposición ideológica del capitalismo:
-la acción colectiva, la solidaridad, encuentran frente a ellas la atomización, el "sálvese quién pueda", el "arreglárselas por su cuenta" ;
-la necesidad de organización choca contra la descomposición social, la dislocación de las relaciones en que se basa cualquier vida en sociedad ;
- la confianza en el porvenir y en sus propias fuerzas se ve minada constantemente por la desesperanza general que invade la sociedad, el nihilismo, el "no future" ;
-la conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época”
Sí hemos polemizado enérgicamente contra la exaltación beata del “movimiento”, sí animamos a los compañeros que han tomado posición contra ello, es precisamente porque somos conscientes de que en la clase obrera actualmente tiene lugar un desarrollo de su conciencia y, muy penosamente, de sus luchas, que van en el sentido de generar anticuerpos contra la penetración de la descomposición capitalista en las propias filas obreras.
Sentimos una solidaridad profunda hacia esos jóvenes hijos de obreros que se han perdido en un movimiento suicida, destructivo y sin futuro. Pero “solidaridad” no consiste en aplaudir una forma de lucha que lleva hacia el abismo. La solidaridad incluye necesariamente una crítica dura. Esos jóvenes no son ni mucho menos enemigos de su clase. Podrán ser recuperados para la lucha con el desarrollo general de ésta y con la extensión de las posiciones revolucionarias, el debate, la crítica y la autocrítica.
Manifestamos una enérgica indignación contra la violencia policial del Estado capitalista, contra sus provocaciones canallas. Denunciamos con vigor la utilización que hace de los acontecimientos para ir colando medidas como el toque de queda cuyas verdaderos destinatarios son los obreros en lucha y sus minorías revolucionarias. Sin embargo, nada de eso nos puede llevar a cerrar filas ciegamente con una protesta cuya base misma puede ser aprovechada a placer por el Capital. Como señala Ulrike “Aquellos conflictos que de alguna manera contribuyen objetivamente al reforzamiento de la dominación del capital deben ser cuestionados en sentido revolucionario”.
La clase obrera va a cometer muchos errores, va a sufrir numerosas derrotas parciales. Todo ello será una contribución a su lucha revolucionaria si saca lecciones de ellos, si es capaz de una autocrítica dura que vaya al fondo de los problemas y que le permita profundizar y extender sus posiciones revolucionarias.
Ante los acontecimientos en Francia la respuesta no está ni en la exaltación ciega del “movimiento” ni en la desesperación ante la dureza del camino, la respuesta está en el análisis crítico, en la profundización en los principios políticos del proletariado, en el desarrollo de su teoría revolucionaria. Ni reír, ni llorar, ¡Comprender!
Corriente Comunista Internacional 20-11-05
Pensamos que cada vez más se desarrolla un sector de compañeros que quieren luchar contra el capitalismo y que buscan respuestas a esa voluntad. Estos compañeros pueden empezar su reflexión en el campo libertario, en una simpatía hacia en marxismo, en otras posiciones de partida... Pero todos desean aclararse para luchar. Nosotros solicitamos permiso para exponer nuestras publicaciones (revistas, libros y folletos) en la Fira Anarquista de Valencia del pasado mes de abril y la gente interesada acudió a nuestro puesto –como a otros - sin que hubiera ningún problema, discutiendo, adquiriendo prensa, tomando contactos etc. Lo lógico y normal para formarse un criterio propio ante los problemas que plantea la situación actual del capitalismo.
Con la voluntad de poder seguir contribuyendo a ese proceso solicitamos permiso a los organizadores de la Mostra en Barcelona cuya celebración está prevista para el próximo 16-19 junio. Hemos recibido una negativa diciendo que somos “autoritarios”. No vamos a entrar en rebatir semejante “acusación”. No es eso lo que creemos importante. Lo importante es aclarar por qué se impide a los compañeros interesados que conozcan unas posiciones por sí mismos para que puedan juzgar con criterio propio su validez y decidan en consecuencia si deben rechazarlas, criticarlas, tomarlas en cuenta o adoptarlas.
Buenos días: Somos de Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional) y distribuimos libros, folletos y publicaciones de interés para el movimiento obrero y revolucionario. Desearíamos disponer de un puesto de difusión en la próxima Feria del Libro Anarquista en Barcelona a celebrar del 13 al 19 de junio.
En espera de vuestras noticias recibid saludos revolucionarios
CCI
23 de mayo del 2005.
Saludos;
Recibimos vuestra visita y también vuestro mensaje.
Hemos tratado vuestra petición en nuestro encuentro para la Mostra del LLibre anarquista BCN 2005 y a la conclusión que lleguemos es que no tenéis lugar dentro de la Mostra, ni con parada ni sin parada; es decir ni con mesa ni vendiendo vuestro material " a mano".
Nuestros postulados son totalmente opuestos y es verdad que dejamos abierta la participación " no solo lo específicamente anarquista sino las posturas antiautoritarias de las...", que sepamos y como hemos podido leer en vuestras publicaciones no sois [email protected] [47], sino que estáis por la dictadura del proletariado.
Sin mas un saludo Anárquico.
31 de mayo de 2005
De Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional)
A los organizadores de la Mostra del Llibre anarquista Barcelona 2005
Saludos:
Ante nuestra solicitud de poder colocar un puesto donde mostrar publicaciones (libros y folletos) en la Fira hemos recibido vuestro correo donde nos decís “no tenéis lugar dentro de la Mostra, ni con parada ni sin parada”. Dais como motivo de dicha exclusión “que no sois antiautoritario /as” ya que “estáis por la dictadura del proletariado”.
Jamás hemos ocultado que estamos por el poder mundial de los Consejos Obreros como medio para erradicar el capitalismo del planeta[1] [48]. Sin embargo, esa no es, nos parece, la cuestión más determinante en el momento actual. Por tanto arguyendo esa motivación se está impidiendo a los compañeros que puedan acudir a la Fira poder tomar en consideración publicaciones y libros que defienden ...
· Que fascismo y democracia son las dos caras de una misma moneda formada por la Dictadura del Capital;
· Que los regímenes estalinistas son variantes del Capitalismo de Estado totalmente enemigos del proletariado y de la liberación de la humanidad;
· Que el capitalismo no tiene hoy ninguna posibilidad de reforma;
· Que la alternativa revolucionaria contra el sistema capitalista no pasa por la utilización de los mecanismos que “nos ofrece” el Estado burgués (elecciones, parlamento etc.) sino por su destrucción radical en todo el planeta;
· Esa Revolución es necesariamente mundial y se opone a todo nacionalismo, patria o bandera;
· Los análisis internacionalistas (es decir, que denunciaron a todos los bandos enfrentados durante la segunda guerra mundial) sobre las causas del aplastamiento del proletariado en la guerra de 1936 en España;
· La historia de las pequeñas minorías que defendieron tales análisis (perseguidas por la acción combinada de estalinistas, demócratas y fascistas) así como de aportaciones de militantes como Rosa Luxemburgo o Pannehoek...
Y desde luego, muchas más cuestiones pues nos hemos limitado a citar los contenidos de las publicaciones que más nos solicitaron en la Feria del Libro Anarquista de Valencia celebrada el pasado abril donde estuvimos presentes durante dos jornadas sin que surgiera ningún incidente. ¿Por qué ahora no?
Proscribir el conocimiento de estas posiciones –que lleva incluido su crítica más sistemática (podéis estar seguros de que aceptamos gustosos debatirla de manera argumentada)- priva a los compañeros interesados en la destrucción de este sistema social de opresión y barbarie de respuestas, argumentos, informaciones y experiencias históricas, que, equivocados o no, constituyen una aportación a su lucha.
Nosotros propugnamos una discusión abierta y a fondo, sin limitaciones ni cortapisas, pues estimamos que es clave para poder contribuir a una futura revolución social mundial.
En espera de vuestras noticias, recibid nuestros saludos revolucionarios
Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional)
NOTA: si deseas conocer nuestras publicaciones, libros y folletos, estamos en un puesto que hemos organizado en el Foro Social del Mediterráneo (Feria de Muestras de Barcelona, junto Montjuich) el viernes 17 y el sábado 18 entre las 12 y las 18 horas.
[1] [49] Esta visión no tiene nada que ver con la dictadura de un partido o de una minoría y menos aún con la “dictadura del proletariado” que la contra-revolución estalinista implantó en Rusia y demás países “socialistas”.
Viernes 22 de julio, los policías han abatido con 5 balas de revólver, disparadas a bocajarro, a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño de 27 años. El “crimen” de este joven obrero consiste en que estuvo en un lugar inoportuno en un momento inoportuno y, quizá –pues hay razones para dudar de la versión oficial- el haberse dado a la fuga ante un grupo de policías que lo habían tomado por un “peligroso terrorista”. Todo esto no ocurre en una favela de Río de Janeiro y los pistoleros no pertenecen a un Escuadrón de la Muerte, que, en Brasil y en otros países del Tercer Mundo, gozan de carta blanca de las autoridades para “limpiar” los “asociales” (pequeños delincuentes u opositores políticos). Esto ocurre en Londres, la capital del país “más democrático del mundo”, cuyos policías son los famosos “bobbis”, reputados por su bonhomía, funcionarios de la policía más prestigiosa del mundo, Scotland Yard.
Evidentemente, este crimen ha provocado una cierta emoción entre los portavoces de la clase burguesa: el Financial Times habla de «un viraje potencialmente peligroso tomado por las fuerzas de seguridad»; desde luego, el jefe de la policía londinense, Sir Ian Blair, ha lamentado esta “torpeza” y ha presentado sus condolencias a la familia de la víctima. En fin, una encuesta ha sido abierta para “establecer la verdad”, incluso es posible que uno o dos policías sean sancionados por no saber distinguir entre un brasileño católico y un pakistaní musulmán. Sin embargo, los verdaderos responsables del crimen no son los pistoleros que han apretado el gatillo. Si han podido asesinar al joven Jean Charles es porque habían recibido la orden de “tirar a matar”.
Las explicaciones no faltarán, marcadas por la sutil hipocresía que caracteriza a la clase dominante británica. Según Sir Ian Blair, «no hay nada gratuito, no ha habido la menor ligereza. No hay una política de “tirar a matar”, lo que hay es “una política de tirar a matar para proteger”»[1] [51]. Su predecesor, John Stevens, que no tiene ninguna necesidad de utilizar eufemismos, había dado la pauta hace unos meses: «no hay más que un medio seguro para detener a un kamikaze decidido a cumplir su misión: hay que quemarle la cabeza directamente y de forma total. Esto significa apuntar a la cabeza con una potencia devastadora, matarlo en el acto»[2] [52]. Pero este discurso no es privativo de los policías, tenemos al “ultra-izquierdista” alcalde de Londres, Ken Livingstone, que justifica el asesinato en estos términos: «Si tenemos delante un kamikaze potencial que puede activar una carga de explosivos, la política que se aplica es la de tirar a matar»[3] [53]
El argumento del “kamikaze decidido a cumplir su misión” es un pretexto falaz. Cuando las tropas británicas disparaban a irlandeses inocentes que habían tomado por terroristas, no era porque los verdaderos terroristas del IRA fueran kamikazes (la religión católica reprueba el suicidio). En realidad, para el Estado capitalista, en Gran Bretaña y en todos los países llamados “democráticos”, los actos terroristas, como los del 7 y 21 de julio, sirven siempre para reforzar las medidas de represión, para avanzar en la puesta en marcha de métodos que son propios de regímenes “totalitarios” y sobre todo para habituar a la población a tales métodos. Es lo que ha pasado en Estados Unidos después del 11-S del 2001. Y también en Francia en 1995 tras los atentados atribuidos a los “Grupos Islámicos Armados” procedentes de Argelia. Para la propaganda oficial de la clase dominante es preciso elegir: bien aceptar una presencia cada vez más agobiante de la policía en todos los momentos y en todos los lugares de nuestra vida, bien “hacerle el juego al terrorismo”.
Hoy, en Gran Bretaña, esta omnipotencia de la policía alcanza una de sus cotas más extremas: los agentes no solamente tienen el derecho sino la orden de matar a cualquiera que les parezca sospechoso a poco que no obedezca inmediatamente sus requerimientos. Y esto sucede en el país que ha inventado desde 1679 el “habeas corpus”, es decir, la prohibición de toda detención arbitraria.
Tradicionalmente, en Gran Bretaña, de la misma manera que en los países “democráticos”, no se podía meter en prisión a una persona sin antes haberla presentado ante un juez. Hoy, en este país, hay personas detenidas en la cárcel de Berlmash –cerca de Londres- y que han sido encarceladas sin proceso. Hoy, las personas pueden ser asesinadas directamente en la calle sin proceso alguno[4] [54]
Por el momento, el blanco oficial de estas medidas son los “terroristas kamikazes”. Pero sería un terrible error creer que la burguesía, la clase que dirige la sociedad, se va a limitar a ellos. La historia ha demostrado repetidas veces que esta clase social cuando se siente amenazada no vacila en saltarse a la torera sus grandes principios “democráticos”. En el pasado, estos principios fueron el instrumento de su combate contra la arbitrariedad de la clase aristocrática. Después, cuando dominó la sociedad completamente sin verse amenazada, supo conservarlos como ornamentos para engañar a las masas explotadas y hacerles aceptar la explotación. Así, en el siglo XIX, la burguesía inglesa pudo pagarse el lujo de dejar entrar en Gran Bretaña a los refugiados de las revoluciones vencidas en el continente, como ocurrió con los obreros franceses víctimas del aplastamiento de la Comuna de París en 1871.
Hoy, no son los terroristas islámicos los que representan una amenaza para la burguesía. Las principales víctimas de este terrorismo criminal son los obreros y los empleados que toman el metro para dirigirse a sus trabajos o los que trabajaban en las oficinas de las Torres Gemelas. Además, el terrorismo, gracias al horror legítimo que inspira en la población, ha constituido un excelente pretexto para toda una serie de Estados para justificar aventuras imperialistas en Afganistán o Irak.
La única fuerza de la sociedad que puede amenazar a la burguesía es la clase obrera. Por el momento, los combates obreros están muy lejos de amenazar el orden burgués. Pero la clase dominante sabe que la crisis sin solución de su sistema y los cada vez más violentos ataques que esta última le obligará a adoptar contra los proletarios empujará a estos a llevar combates de cada vez mayor amplitud hasta el extremo de amenazar su dominación. Entonces no serán los “terroristas” los que serán tiroteados como conejos sino los obreros más combativos y los elementos revolucionarios, los comunistas (que serán tratados de “terroristas”) [5] [55]. ¡Y todo esto se hará sin Habeas Corpus!
No estamos haciendo especulaciones o predicciones sacadas de una bola de cristal. Es la respuesta que siempre ha empleado la burguesía cada vez que ha sentido que sus intereses vitales estaban amenazados. El tratamiento que habitualmente reserva la burguesía de TODOS LOS PAISES “DEMOCRATICOS” a las poblaciones de las colonias o del llamado Tercer Mundo es aplicado también a los proletarios de esos países “privilegiados” cada vez que se levantan contra la explotación. Así, en Alemania 1919, en un país gobernado por el Partido Socialdemócrata, es decir, el partido de Gerhard Schröeder, primo hermano del de Tony Blair, fueron masacrados miles de obreros, que siguiendo la estela de la revolución de 1917 en Rusia, se habían levantado contra el orden burgués. Y los revolucionarios como Rosa Luxemburgo o Kart Liebchneck fueron asesinados por militares que los habían arrestado con el pretexto de que pretendían huir.
No podemos limitarnos a denunciar el repugnante asesinato del 22 de julio en Stockwell. Esto pueden hacerlo igualmente las numerosas plañideras que gimotean lamentando “los atentados a los derechos democráticos”. Deben servir a los proletarios de Gran Bretaña y de todos los países para comprender la verdadera naturaleza y los verdaderos métodos, de su enemigo de clase, la burguesía. Desde hoy, la burguesía prepara en todas partes auténticos escuadrones de la muerte que los proletarios deberán enfrentar mañana.
Corriente Comunista Internacional 24 de julio 2005
[1] [56] Guardian.co.uk 24 de julio
[2] [57] News of the World, domingo 6 de marzo, página 13, artículo titulado “Olvidar los derechos humanos, acabar con los fanáticos”.
[3] [58] News24.com 22 de julio
[4] [59] Esto está autorizado por las “leyes especiales” como las que se aplicaron en Irlanda del Norte durante años.
[5] [60] En Francia, en el momento de las grandes huelgas de otoño 1995, el ministro del interior Pasqua comenzó a comparar a los obreros en huelga con los “terroristas” que habían hecho estallar una bomba en el metro unos meses antes.
Los que visiten nuestra página web, sabrán que recientemente la CCI ha tenido que hacer frente a una vergonzosa campaña de calumnias orquestada por la llamada Fracción Interna de la CCI (FICCI) y el Círculo de Comunistas Internacionalistas de Argentina. Para combatir esos ataques, la CCI ha esgrimido la única fuente de claridad y fuerza para cualquier organización revolucionaria; se ha situado firmemente en el terreno de los principios, la historia y las tradiciones del movimiento obrero.
Solo podemos deplorar el hecho de que el BIPR, que también es parte de la Izquierda Comunista, no haya hecho lo mismo, sino que haya elegido compartir la suerte de los detractores de la CCI, y haya abrazado sus métodos sórdidos y cínicos. Esto es una seria traición a todo lo que significa ser una parte del Medio Político Proletario. Más aún, esto se produce en una situación en que los otros grupos de la Izquierda Comunista se mantienen indiferentes a la amenaza de elementos cuyo único fin es la destrucción de las organizaciones proletarias, y con ellas, de la esperanza de una sociedad sin clases.
Pero aunque los otros grupos históricos del medio político proletario revelen su incapacidad para defender la organización revolucionaria, hay sin embargo elementos, que están en contacto con la CCI y con la Izquierda Comunista en general, que ven la importancia de esta batalla, y quieren tomar las armas ellos mismos para defender los principios y el futuro del proletariado revolucionario. Han escrito a la CCI para expresar su solidaridad y apoyo, y/o han enviado copias de las cartas que han escrito al BIPR para protestar por su comportamiento antiproletario y tratar de recuperarlos del borde del abismo.
Estas cartas abordan cuestiones que son vitales para la unidad de la clase obrera y sus elementos politizados, por esta razón publicamos extractos que animen la reflexión de otros que visiten nuestra página web. Hacemos pocos comentarios sobre su contenido, porque esencialmente las cartas hablan por sí mismas
El punto de partida de estas cartas es una reflexión sobre acontecimientos que surgen de la experiencia de los redactores como elementos en búsqueda de un marco que les permita comprender el mundo en que se ven obligados a vivir, e implicarse en un proceso para cambiarlo. Han encontrado el punto de referencia que necesitan en la Izquierda Comunista, y sienten profundamente que la campaña organizada por la FICCI y el Círculo de Argentina contra la CCI, también va contra ellos y contra toda la clase obrera. Esos ataques han sido una sacudida para ellos, y están indignados.
«Nosotros en la medida de nuestras posibilidades no vamos a tolerar que se tache a la CCI de estalinista ni a ningún grupo proletario que durante décadas ha luchado contra la contra-revolución más sanguinaria de la historia de la humanidad (...) No aceptamos que semejante calumnia se diga gratuitamente sin pruebas evidentes y mucho menos aún de grupos fantasmas de la trayectoria más dudosa como la FICCI» (carta firmada: “un grupo de trabajadores del país vasco”).
Muchos quieren mostrar su propia experiencia para defender a la CCI de las falsas acusaciones contra ella y para defender nuestro método de debate y la forma de tratar las cuestiones organizacionales.
«Las reuniones públicas a las que hemos asistido, las discusiones que a veces hemos llevado con vosotros sobre tantas cuestiones importantes para el movimiento obrero internacional, siempre se han llevado en una atmósfera de apertura y respeto mutuo. En particular, las divergencias políticas siempre se han discutido con una actitud autocrítica de solidaridad. A los nuevos participantes, que dudaban para tomar la palabra, o los que han planteado cuestiones controvertidas, siempre se les ha animado a participar plenamente en las discusiones.
Todo esto revela que las acusaciones lanzadas contra vosotros en la web del BIPR (Buró Internacional por el Partido Revolucionario, a través del “Círculo de Comunistas Internacionalistas” de Argentina, de que trabajáis y actuáis de forma estalinista, son pura denigración con intención de desacreditar a una organización revolucionaria presente en muchos países del mundo.
Apreciamos y damos la bienvenida a la apertura con la que habéis dado pasos para clarificar públicamente la orquestación de una campaña dirigida contra vosotros, y en última instancia contra nosotros también» (declaración adoptada por los participantes en una reunión pública de la CCI en Alemania a iniciativa de un simpatizante)
«...considero (a la CCI) una organización honesta, con una aportación inestimable a la clarificación en el medio político proletario, del que se considera –y puede considerarse- formar parte.
Es un grupo que siempre ha estimulado el debate de manera fraternal, respetuoso cuando ha habido discrepancias y algo que no había conocido anteriormente: ha proporcionado publicaciones de otras organizaciones del medio político proletario para su lectura.» (carta de AN, España)
«La CCI ha intentado clasificar un conjunto de comportamientos políticos bajo la definición de “parasitismo político”. Como alguien que ha manifestado muchas de esas actitudes aberrantes, puedo testificar que las “tesis sobre el parasitismo” de la CCI han sido un instrumento político indispensable para comprender las raíces y consecuencias de estos comportamientos. También puedo testificar que, a pesar de atacar a la CCI (¡aunque a un nivel mucho menor que otros parásitos!) nunca ha mostrado la mínima pizca de “estalinismo” hacia mí. En vez de eso, aunque sin abdicar de su derecho a defenderse, hizo todo lo posible para ayudarme a identificar lo que estaba haciendo y trabajar para superarlo, aunque aún quede mucho camino que recorrer. Ese no es el comportamiento de una organización que “no puede tolerar los desacuerdos” o que es “paranoica” o “alucina” ». (JB, Gran Bretaña)
«En ningún momento la CCI ha escamoteado o censurado los textos que han llegado a mis manos y debe recordarse que esta organización, por doloroso que ello sea, tuvo el coraje de sacar a la luz pública la crisis, dejó que corriese abiertamente el aire libre de la discusión evitando así cualquier tentación de resolverlo puertas adentro con maquinaciones chanchulleras, método ajeno al proletariado»(Rq España)
«Cuando han tenido problemas internos los han sacado a la luz para conocimiento de todos, esa actitud para nosotros les honra como una organización comunista auténtica y si hoy hay avances políticos, teóricos serios, se lo debemos a estos militantes revolucionarios que han resistido contra viento y marea contra todo intento de desnaturalizar el programa comunista desde el interior como del exterior.
También han tratado de sacar el debate a la arena internacional cuando ha habido conflictos tremendamente serios como las guerras que asolan el planeta, pero sabemos todos, por lo menos aquellos que hemos tenido un seguimiento, la respuesta de los demás grupos ante tales acontecimientos criminales. La CCI hizo llamamientos de unidad de acción contra la guerra imperialista, la respuesta ha sido siempre un total desprecio de los que se llaman a sí mismo internacionalistas y claro está, el partido único» (Trabajadores de Euzkadi.)
Dos de las cartas prestan atención al hecho de que las insidiosas maniobras del “Círculo de Comunistas Internacionalistas” y la FICCI han puesto específicamente al NCI en su línea de tiro. Tras esta preocupación por los camaradas del NCI subyace el apercibimiento de que este es un grupo –aunque sea en otro continente- que está haciendo el mismo esfuerzo concienzudo de clarificación que ellos; su preocupación es una expresión viva del carácter unificado internacional del proletariado y su lucha.
«...La CCI ha sido atacada y no solamente la CCI sino todos nosotros que tenemos la Izquierda Comunista como referencia política hemos sido atacados con maniobras que no son nada novedosas, sino que son artes criminales que utiliza la burguesía para destruir a los nuevos militantes o grupos proletarios. Y lo decimos así de claro porque hay pruebas evidentes de que, de la misma forma que la FICCI trató de destruir a la CCI desde el interior con todo tipo de maniobras, intrigas, etc., ha tratado de destruir a los compañeros de Argentina, generando todo tipo de dudas y sospechas que crearon confusión entre estos compañeros y la CCI.» (Trabajadores de Euzkadi)
«Expreso mi solidaridad a los compañeros del NCI en Argentina que pese a los manejos se han posicionado sobre esta crisis a través de varios escritos, valga por todos, la declaración de 27/10/04 y la de 7/11/04» (Rq , España)
«La vida en el seno de las organizaciones comunistas ha de ser un reflejo de lo que será la futura sociedad comunista» (AND, España)
Los simpatizantes lidian con un asunto que es de inmensa importancia para el conjunto del proletariado; la acción basada en los principios y la corrección es condición para asegurar la verdad, la solidaridad y la dignidad de la clase obrera. Es decir, estos aspectos son parte de la naturaleza de una clase interesada en destruir las divisiones que se le imponen, y que no tiene ninguna razón de abatir a sus hermanos de clase para plantear intereses personales o sectoriales. Al contrario, sólo puede alcanzar su objetivo final llevando a cabo su unidad internacional de clase. Más aún, sus organizaciones políticas sólo pueden expresar la naturaleza de la clase que las ha generado.
En su carta, JB (Gran Bretaña), retoma esta cuestión en el contexto de las dificultades para forjar una organización revolucionaria:
«La construcción de la organización comunista es un proyecto cargado de dificultad y contradicciones –puesto que sólo puede existir como un cuerpo extraño en la sociedad burguesa y está consecuentemente bajo ataque permanente a todos los niveles de su existencia.
Para combatir este continuo ataque de los anticuerpos del orden burgués, los revolucionarios tienen que adoptar la comprensión colectiva más rigurosa sobre cómo tiene que funcionar una organización comunista. Por esto todas las organizaciones adoptan normas de funcionamiento y una precisa metodología organizacional para abordar los inevitables debates y desacuerdos que surgen en su interior.
Sin esas estructuras y principios, las organizaciones revolucionarias no existirían. No es ninguna vergüenza que hayan desacuerdos entre revolucionarios, ni tampoco que los militantes individualmente, o agrupados, abandonen la organización cuando ya no estén de acuerdo con su plataforma y sus posiciones.
Pero sí es vergonzoso:
robar elementos del aparato interno de una organización para fines personales;
difundir mentiras y difamaciones sobre camaradas individuales en secreto, en una tentativa de destruirlos;
negarse a seguir los elementos más básicos de solidaridad comunista requerida a los militantes (por ej. el pago de las cuotas)
robar fondos y material de la organización para impulsar los intereses de un grupito particular y no de la organización o del movimiento obrero en su conjunto;
hacer de la elaboración de una cadena de las más viles difamaciones contra otra organización la clave de su existencia política
robar las direcciones de los contactos y usarlas de la forma más irresponsable –los camaradas que dan sus detalles personales a una organización revolucionaria, es porque expresan una gran confianza en ella y muestran su solidaridad hacia esa organización y el comportamiento de la FICCI respecto a esto es una infame traición de esa confianza;
hacer públicas las fechas de las reuniones internas de una organización proletaria, sometiendo así a esta organización, al riesgo de la intervención de las fuerzas de seguridad burguesas;
hacer un esfuerzo para poner unas contra otras las diferentes secciones nacionales de una organización a través de adulaciones y mentiras;
poner en peligro la seguridad personal de los militantes, intentando identificar sus contribuciones individuales a la prensa revolucionaria»
Igual que los contactos son conscientes de que el cuadro y principios del movimiento obrero son la base de su propia búsqueda de claridad y coherencia, también son conscientes de la responsabilidad que reside en las organizaciones que vienen de la tradición de la Izquierda comunista. O sea, del peso histórico de esos grupos cuya función es la salvaguarda y difusión del programa histórico y los principios secretados por la clase obrera. Las cartas al BIPR son extremadamente críticas acerca de la actitud de éste último en relación al ataque del Círculo y la FICCI contra la CCI.
«Los últimos meses, la FICCI y el Círculo han organizado una campaña de calumnias contra la CCI. Desafortunadamente la actitud del BIPR hacia la CCI en este asunto es absolutamente escandalosa. Esta actitud es incompatible con todo lo que representa la clase proletaria.
Para empezar, el BIPR colgó la “declaración de El Círculo” en su página web sin consultar a la CCI.
Además el BIPR ha mentido deliberadamente sobre el robo de la lista de direcciones de los suscriptores de la CCI, y ha usado esas direcciones en su propio interés. ¿Cómo llegaron las convocatorias del BIPR a enviarse a suscriptores de la CCI que sólo habían dado sus direcciones a la CCI?
Sobre el primer punto: nos preguntamos cómo una organización (el BIPR) cuyas bases son la tradición de la Izquierda Comunista y los principios proletarios, que conoce desde hace años a la CCI y considera que es una organización proletaria, puede tomar parte inmediatamente por El Círculo sin contactar ni siquiera a la CCI. Desde el punto de vista de los principios comunistas, el BIPR debería haber contactado primero a la CCI para preguntar su posición sobre la acusación (...)
Sobre el segundo punto, ¿Cómo puede una organización comunista, que se basa en principios como la confianza, la honestidad, la solidaridad, defender este robo y ocultar la verdad a sus propios militantes?
Mientras que el BIPR intenta acallar a la CCI diciendo que “con todo lo que pasa en el mundo, la CCI no tiene nada mejor que hacer que escribir ‘tomas de posición’ sobre sus disputas”, él mismo está plenamente implicado en el reagrupamiento con los parásitos. Esto es puro oportunismo.
Lo que el BIPR ha hecho en relación a los dos puntos mencionados antes y respecto a otras calumnias contra la CCI, va únicamente en el sentido de los intereses de la burguesía y contra los intereses del proletariado internacional.» (Dos simpatizantes de Amsterdam)
«Condenamos en los términos más enérgicos posibles que hayáis puesto vuestra página a disposición de esas inmundas campañas y hayáis permitido, sin el menor comentario, verificación o examen, que el Círculo de Comunistas Internacionalistas de Argentina insulte a la CCI tratándola de organización estalinista que emplea métodos nauseabundos.
Consideramos que, políticamente es perfectamente correcto y muy responsable, que la CCI excluya de la organización y de las reuniones a miembros que son culpables del robo de la lista de direcciones de suscriptores y que, con métodos burgueses de lo más escandaloso, sin ninguna prueba, hayan acusado a un miembro dirigente de la organización de ser un policía» (participantes en una reunión de la CCI en Alemania).
Un camarada de Francia recuerda al BIPR que la unidad en el campo proletario y el debate fraternal son indispensables para los revolucionarios:
«Dispersas y débiles, las pocas organizaciones revolucionarias que existen hoy, tienen que polemizar, discutir sistemáticamente las cuestiones históricas, así como por supuesto los hechos de actualidad. Y me parece que las contribuciones (regulares, argumentadas, lúcidas) de la CCI durante los últimos 30 años están lejos del “vacío político y metodológico” que denunciáis. Por supuesto que el debate por la claridad tiene que ser vivo y sin compromisos, pero también tiene, creo, que ser fraternal entre organizaciones de la Izquierda comunista. Porque si, como decís, hay tanto “trabajo que hacer para intentar comprender lo que pasa en el mundo”, también hay mucho que hacer para ACTUAR juntos (y qué fuerza aportaría) para distribuir JUNTOS, organizar reuniones COMUNES sobre las cuestiones esenciales, sobre lo que nos une: el internacionalismo, la lucha contra la guerra. ... Porque ‘La experiencia del pasado nos enseña cómo el olvido de los lazos fraternales que deben existir entre los trabajadores de los diferentes países y que deben incitarles a sostenerse unos a otros en todas sus luchas por la emancipación, es castigado con la derrota común de sus esfuerzos aislados.’(Marx, Manifiesto inaugural de la AIT, en Obras escogidas de Marx y Engels, T. I, Akal editor 1975, Madrid, pag. 96)».
Una carta dirigida al BIPR por “dos jóvenes simpatizantes de la Izquierda comunista” también suscita la necesidad de relaciones fraternales entre las organizaciones revolucionarias. Además señala que el apoyo del BIPR al Círculo de Argentina y a FICCI contra la CCI, empaña su imagen como organización comunista a los ojos de los que, como ellos mismos, miran la tradición de la Izquierda comunista como una guía:
«... estamos abiertos a todas las organizaciones comunistas revolucionarias y muy a favor de la discusión entre estos grupos, discusión que es muy importante para nuestra clarificación política. Es una vía necesaria e indispensable para el desarrollo de la conciencia y la unificación del campo proletario sobre la base de un acuerdo sólido (...)
... hemos visto que en vuestra página web, apoyada por la FICCI, habéis publicado un texto del Círculo de Comunistas Internacionalistas de Argentina, que acusa a la CCI de negarse sistemáticamente a cualquier discusión con grupos que tengan opiniones diferentes a las suyas. Podemos asumir que estáis de acuerdo con esta opinión puesto que la publicáis. Semejante acusación, hecha sin la argumentación apropiada y sin ninguna explicación válida, nos parece más bien falsa, a la vista de los esfuerzos de la CCI para impulsar la discusión y llegar a una clarificación (...).
Vuestra acusación es completamente falsa, dado que, por lo que sabemos, la CCI ha hecho referencia a menudo al medio político proletario (...) y os ha mencionado como una de sus partes componentes, pidiéndoos muchas veces que intervinierais conjuntamente con ella contra la guerra imperialista. Más aún, en vuestra actitud, en particular en la reunión pública en Berlín del 15.05.04 sobre las causas de la guerra imperialista, (...) en la conclusión a la discusión, el interviniente por el BIPR defendió la posición de que la discusión había mostrado que el debate entre el BIPR y la CCI era ‘inútil’. (...)
Por eso vemos que vuestra actitud se desvía apreciablemente de la imagen que tenemos de una organización comunista revolucionaria, lo que por fuerza nos decepciona, y queremos señalaros en esta carta.
Además, ¿No es la solidaridad entre las organizaciones comunistas el motor del combate que nos une? Esperemos que nuestras críticas no se perciban como animadas por oscuras intenciones hacia el BIPR, sino al contrario, que ayuden a animar un análisis mejor de un problema importante que ciertamente no ha sido el objeto de una profunda reflexión».
El grupo de trabajadores del país vasco también critica el rechazo del BIPR del debate:
«Hay una frase escrita donde se descubre toda la debilidad del BIPR, ‘Estamos hartos de discutir con la CCI’.
En primer lugar nuestros antepasados nunca se hartaron de discutir, sino que era un deber de todos buscar la máxima claridad posible. Esa posición por la teoría es lo que se ha perdido y se debe retomar. Pero el BIPR no quiere el debate abierto y entre todos, solo quiere pura y llanamente la adhesión a sus posiciones sin ningún tipo de discusión ni de cuestionamiento. La típica actitud izquierdista, lo quieran ustedes o no. Falta mucho por hacer y debatir cual va a ser el futuro partido de la clase obrera, en esta tarea no sólo estará la CCI, el BIPR sino muchos grupos proletarios que surgirán, por lo menos esa es nuestra esperanza.
Rehuir del debate demuestra a las claras la debilidad teórica del BIPR y así cuando con su rabieta incontenida nos dice ‘ni a la CCI ni a nadie tenemos que rendir cuentas de nuestro comportamiento’. He aquí el ‘derecho divino’ del LIDER, con derecho a pernada que puede hacer todo lo que le venga en gana, porque los líderes están por encima del BIEN y del MAL. En adelante nuestra referencia de la moral y de la ética está en las obras completas de los JESUITAS».
El oportunismo del BIPR
Muchas de las cartas que se han enviado al BIPR condenan su oportunismo como indigno de una organización proletaria. O sea, estigmatizan una política caracterizada por la deserción de los principios para emplear medios que son ajenos al proletariado para “ir en cabeza” en lo que parecen concebir como una carrera para ganar los corazones y las mentes de la nueva generación. Los contactos también son conscientes de lo muy autodestructiva que es la política de promiscuidad del Buró con la FICCI y el Cïrculo. Estos caballeros pretenden, no sólo la destrucción de la CCI por medio de sórdidas maniobras, sino también la anulación política del BIPR, aunque en este caso a través de lisonjas y cantos de sirena.
Como dice GW de Gran Bretaña al BIPR: “...la creación del BIPR de la CWO y BC estuvo fuertemente marcada por un antiCCIsmo y un salto oportunista. Ahora sin embargo creo que el desarrollo reciente muestra un descenso cualitativo en la actividad del BIPR que amenaza su existencia misma como fuerza revolucionaria. Ahora es aparente lo que ha estado implícito por algún tiempo: el BIPR se ve a sí mismo no como camaradas de la CCI, sino en competición con ella.. Esta actitud de tendero básicamente burguesa, si no se revierte radicalmente, puede firmar la sentencia de muerte del BIPR como expresión del proletariado (...) Esto es justamente lo opuesto de la solidaridad de la clase obrera, de la confianza en la clase obrera, y los hechos recientes confirman que entendéis y compartís muy poco de esos atributos fundamentales y esenciales de una clase revolucionaria. (...) Publicar y poner enlaces a cualquier página antiCCI, de fulano o mengano, muestra una desverguenza y una traición fundamental a los principios del movimiento obrero por vuestra parte. Excusáis flagrantemente el robo a una organización revolucionaria porque se haría en nombre de ‘los derechos de liderazgo’. Podriáis decir que es la esgrima de los negocios y la demolición de un rival. Al menos sería más honesto...”
El grupo de trabajadores del país vasco también dice al BIPR con términos que no dejan lugar a dudas, que sus métodos están contra todo por lo que lucha la clase obrera y que van a tolerarse:
«NO SEÑORES del BIPR, en nuestra clase no todo vale, nuestra moral proletaria es la antítesis de la moral burguesa, aquí todos tienen que rendir cuentas, incluso ustedes y con más motivo aún que nadie pues han salido en defensa de la FICCI, de sus métodos mafiosos o ¿pretenden acaso que aceptemos a pies juntillas su carta y las barbaridades que dicen en ella?
Ustedes han escrito esa carta vía Internet para máxima audencia, pues bien se deben a los que hemos leído. No aceptamos que se justifique el robo de algo tan sagrado como el fichero y el dinero de una organización proletaria y nos repugnan los argumentos tan vulgares como que son líderes o la vieja guardia. ¿Qué pretenden? ¿Llevar a la vía correcta a la CCI?, No tienen derechos adquiridos para hacer pillaje.
SI SEÑORES del BIPR, ustedes tienen que dar cuentas y no solamente a la CCI sino a todos nosotros. ¿Cuál es su moral, qué codigos de conducta y de comportamiento tienen? ¿Son parte de la clase obrera? En este tema también existen fronteras de clase».
Los contactos están pasmados de que una organización de la Izquierda comunista excuse el robo de la FICCI de la lista de direcciones de los contactos de la CCI. Están afrentados de que se defienda sobre la base de que los elementos que se marcharon para formar la FICCI fueran supuestamente “dirigentes” de nuestra organización (ver “Respuesta a las estúpidas acusaciones de una organización en vías de degeneración”, en la página web del BIPR). Los “dos jóvenes simpatizantes de la Izquierda Comunista” preguntan al BIPR, «¿realmente pensáis que los “dirigentes” de una organización comunista tienen más derechos y poder que el resto de militantes, específicamente en este caso, la propiedad exclusiva de documentos comunes?».
Una cuestión muy pertinente. Esperemos que el Buró se digne a responderla, porque contrariamente a su afirmación de que «no tenemos que dar cuentas a la CCI ni a nadie de nuestros actos políticos», estos elementos que buscan una dirección política en el movimiento de la Izquierda Comunista tienen todo el derecho (un deber incluso), a pedir que las organizaciones revolucionarias den cuenta de sus actos. Igualmente, esas organizaciones tienen la responsabilidad de explicar sus opciones políticas ante la clase obrera que las ha generado.
El “grupo de trabajadores vascos” también tiene algo que decir en este punto:
«Los términos que utiliza el BIPR como el de “la vieja guardia dirigente” nos generan un profundo ASCO pues refleja la concepción de partido típicamente burgués y no es pues por casualidad que los “dirigentes” se unan para manipular a su antojo a todos los militantes honrados que se acerquen a la Izquierda Comunista y qué mejor ejemplo que lo que ha pasado en Argentina; ni se puede perdonar tolerar que semejante actitud no sea denunciada a los cuatro vientos. Quien trate de destruir un grupo proletario no merece nuestro respeto sino el desprecio».
Un camarada de Suecia se refiere a la posición del BIPR de que el robo de la lista de direcciones no fue un robo puesto que esos “dirigentes” de la CCI querían reconducir al buen camino a los militantes de la CCI:
«La lógica para defender el robo es peor que el mismo robo. El BIPR plantea una posición religiosa o izquierdista sobre el papel dirigente del partido. Los militantes de la CCI no son idólatras religiosos que pueden ser dirigidos al buen camino, ni tampoco son soldados de a pie que pueden ser guiados por un mando. Mi opinión es que los militantes de la izquierda comunista (no sólo los de la CCI) contrariamente a los de la izquierda del capital, son capaces, inteligentes y analíticos, en pocas palabras, verdaderos revolucionarios».
Como se pregunta otro camarada que escribe de América, «¿En qué punto cruza el oportunismo la línea de clase? Adoptar tácticas burguesas es un primer escalón en dirección a adoptar la ideología burguesa, ¿No?» (IO).
Llamamiento de los contactos al BIPR
Como dice GW, «los acontecimientos recientes muestran una pendiente cualitativa en la actividad del BIPR que amenaza su propia existencia como fuerza revolucionaria». Conscientes de las peligrosas aguas en las que está fondeando el BIPR, la preocupación de los contactos es rescatarlo del abismo al que parece que está dispuesto a saltar a instancias de la amable invitación de la FICCI.
Los dos camaradas de Amsterdam dicen, «condenamos esta actitud oportunista del BIPR hacia la CCI. Esperamos que, en interés de la lucha de clases y la unidad proletaria, el BIPR hará una autocrítica de su actitud en este asunto».
La declaración de los participantes en la reunión de la CCI en Alemania dice:
«Hacemos un llamamiento para que volváis al terreno de la forma y los principios proletarios de confrontación, lo que significa:
la publicación inmediata en vuestra prensa y vuestra página web de nuestra carta y del comunicado de la CCI sobre estos sucesos,
la creación, con vuestra participación, de una comisión independiente del campo de la Izquierda Comunista para examinar y clarificar las acusaciones contra la CCI.
La ruptura de cualquier colaboración con los antiguos elementos de la CCI que se han agrupado en la FICCI (la llamada “Fracción Interna de la CCI”) o su entorno.
Denunciar y combatir públicamente los métodos del robo de dinero y direcciones de contactos y las campañas de odio contra la CCI.
Deberiáis asumir por fin la responsabilidad colectiva que tenéis hacia el proletariado internacional. Sentaros a la mesa con la CCI y otros revolucionarios y discutid públicamente las cuestiones centrales del movimiento obrero, del capitalismo y su derrocamiento».
JB de Gran Bretaña, declara:
«La cuestión del parasitismo es de las que concierne a toda la Izquierda Comunista. Apoyo el llamamiento de la CCI para que las otras organizaciones proletarias y sus contactos y simpatizantes tomen posición sobre las tesis de la CCI sobre este fenómeno para:
explicar si creen o no que existen los modelos de “parasitismo” identificados por la CCI, y porqué
proveer explicaciones alternativas a este comportamiento si están en desacuerdo con la explicación de la CCI sobre su existencia
En pocas palabras, para desarrollar la discusión de la forma más amplia y rigurosa posible, puesto que incumbe al conjunto del movimiento obrero».
RQ, de España, subraya la responsabilidad general de los elementos políticos del campo proletario:
«El Medio Político Proletario debe asumir su responsabilidad. El desarrollo de los acontecimientos con la irrupción en la crisis del BIPR, reconociendo que mantiene y mantendrá la colaboración con la FICCI; la intervención de última hora de un turbio Círculo de Comunistas Internacionalistas en Argentina y el silencio de otras organizaciones que deberían haberse pronunciado contra la conducta de los elementos de la FICCI, pues ninguna organización proletaria que esté viva se encuentra a salvo de ellos, da la impresión que unos por acción y otros por omisión se haya organizado, en mi opinión, un especie de complot contra una organización revolucionaria como es la CCI».
La importancia de la solidaridad
IO de América nos pregunta: «tengo que preguntarme porqué prestáis tanta atención a la FICCI (...) Supongo que hablar sobre ellos es útil quizás como lección del parasitismo en acción, de otra forma, ¿No tendríamos que ignorarlos mayormente?» Si hemos dedicado tanto tiempo y esfuerzo en nuestro combate público contra la pérfida alianza del parasitismo y el oportunismo, representados por la FICCI y el BIPR, es porque –independientemente de las fuerzas en juego- estamos combatiendo para defender los principio de acción y organización en los que tiene que basarse un día el partido de la clase obrera. Estamos firmemente convencidos de que si no defendemos esos principios ahora, después fallaremos en nuestras tareas y estaremos comprometiendo el futuro desarrollo de todas las organizaciones revolucionarias.
La pasión y la convicción con la que nuestros contactos han entrado al combate en defensa de los principios proletarios, es suficiente para reconfortar las entretelas de cualquier corazón revolucionario. Prueba que la insistencia de la CCI de que los principios de comportamiento son una necesidad política no es una voz perdida en el desierto de la conveniencia, el cinismo y el oportunismo. Este simple acto de solidaridad es aún más importante puesto que la CCI ha recibido recientemente amenazas, por ejemplo de UHP-Arde [61], y otras anónimas.
Consciente de la gravedad de los hechos recientes, RQ (España) los vio inicialmente como un paso atrás para la clase obrera. Después de una mayor reflexión sin embargo, dice: «...creo que la CCI y el proletariado no afronta un retroceso, sino que por el contrario se trata de un avance por el método con el que se ha confrontado, que es el método del marxismo y por ende el de las organizaciones revolucionarias que consiste, como ya sucedió en la Primera Internacional contra los bakuninistas, en sacar a la luz del día ante los militantes y frente al proletariado entero el problema o la crisis con toda su aspereza, discutir e ir a sus raíces sin ninguna restricción».
Esta, como las otras cartas, muestra la indomable determinación de comprender y avanzar, por dura que pueda ser la batalla, este es el sello distintivo del proletariado como clase revolucionaria. Los simpatizantes reconocen que la lucha por el comunismo es más profunda y global que la búsqueda de una lista de posiciones correctas. El método marxista significa un cuestionamiento de cada aspecto de esta sociedad descompuesta y sólo él puede dar vida a reflexiones, cuestionamientos y la búsqueda de la verdad sin tapujos. Este es el guante que han recogido los redactores de estas cartas.
Dejamos la última palabra a los participantes de la reunión pública de la CCI en Alemania, que expresan un sentimiento que encierra la impagable solidaridad que nos han mostrado nuestros simpatizantes:
«!No os rindáis, apoyamos vuestra lucha!».
[62] En un artículo de Internet titulado “la ciencia y arte del zoquete”, UHP-Arde acusa a la CCI de defender la política de la burguesía, nos llama imbéciles y concluye con estas palabras: «Contra las campañas de la burguesía para falsificar y reprimir nuestra lucha, y muerte a los imbéciles.
El FSE ha tenido una amplitud considerable. Unos 40.000 participantes, según los organizadores, llegados de todos los países de Europa, desde Portugal hasta los países de Europa central; un programa de casi 600 seminarios y talleres en locales de lo más variado (teatros, ayuntamientos, prestigiosos edificios del estado) repartidos en cuatro lugares en torno de París; y para concluir, una gran manifestación con 60 a 100.000 personas por las calles de París, con los impenitentes estalinistas de Rifondazione comunista de Italia delante y los anarquistas de la CNT atrás. Con menos cartel en los media, hubo otros dos "foros europeos" en el mismo período: uno para los diputados y otro para los sindicalistas europeos. Y por si tres "foros" no fueran suficiente, los anarquistas organizaron un "Foro Social Libertario" en las afueras de París, simultáneo con el FSE y presentado abiertamente como "alternativa" a éste.
"Otro mundo es posible". Este era uno de los grandes lemas del FSE. No cabe ninguna duda de que muchos de los manifestantes del 15 de noviembre, especialmente quizás entre los jóvenes que empiezan a politizarse, existe una verdadera y acuciante necesidad de luchar contra el capitalismo y por "otro mundo" diferente del mundo en que vivimos con su miseria sin fin y sus guerras tan horribles como interminables. Sin duda, algunos se habrán sentido inspirados por esa gran reunión unitaria. El problema es saber no solo que "otro mundo es posible" -y necesario-sino también, y sobre todo, de qué otro mundo se trata y cómo se logrará edificarlo.
¿El FSE da una respuesta seria a estas preguntas? Cuando se miran de cerca las ideas que propaga, nos damos cuenta que, primero, de nuevas no tienen nada y, segundo, de "anticapitalistas" menos todavía.
"El mundo no está en venta", tal ha sido uno de los eslóganes más repetidos en el FSE. Eslogan que se ha concretado con “la salud no está en venta” o “la educación no está en venta”...
Pero cuando uno se pone a mirar de cerca la realidad que hay detrás de esos lemas, pronto empieza a olerse la trampa. Para empezar, la propuesta no es acabar con la venta del mundo, sino solo de "limitarla": "Sacar los servicios sociales de la lógica mercantil". ¿Y qué quiere decir eso en concreto? Sabemos perfectamente que mientras exista el capitalismo, habrá que pagarlo todo, incluso los servicios como la salud y la educación. Esas partes de la vida social que los "altermundialistas" pretenden "sacar de la lógica mercantil" son de hecho parte del salario social del obrero, gestionado en general por el estado. El nivel de salario del obrero, la proporción de la producción que le corresponde a la clase obrera no solo no se puede "sustraer" de la lógica mercantil, sino que es el meollo mismo del problema del mercado y de la explotación capitalista. El capital pagará siempre su mano de obra lo menos posible, o sea, lo que es necesario para reproducir la fuerza de trabajo más la próxima generación de obreros. Ahora que el mundo se hunde en una crisis cada día más profunda, cada capital nacional necesita menos brazos, y a los que necesita debe pagarles menos, si no quiere ser eliminado por sus competidores en el mercado mundial. En tal situación, solo gracias a su propia lucha podrá la clase obrera resistir a las reducciones de salario -por muy "social" que este sea- y ni mucho menos haciendo llamadas al estado capitalista para que "sustraiga" los salarios de las leyes del mercado, de lo cual sería totalmente incapaz, incluso si, por no se sabe qué locura, le dieran ganas de hacerlo. (...)
"¡Comercio equitativo, no al librecambio!", ése es otro gran tema del FSE, con el decorado de pequeños campesinos franceses y sus productos "naturales". Y, en efecto, ¿quién no va a conmoverse con la esperanza de ver a los campesinos y artesanos del Tercer Mundo vivir decentemente del fruto de su trabajo? ¿Quién no va a querer parar de una vez la apisonadora del agrobusiness que expulsa a los campesino de sus tierras para que se amontonen por millones en villas miseria de México o Calcuta?
Para empezar, el movimiento del "comercio equitativo" no es nada nuevo. Las asociaciones de las llamadas obras de caridad (como la inglesa Oxfam, presente, claro está, en el FSE) practican el "comercio equitativo" vendiendo artesanía en sus tiendas de beneficencia desde hace más de 40 años, lo cual no ha impedido que se hundan en la miseria millones de seres humanos en África, Asia, Latinoamérica...
Además, esa consigna en boca de los altermundialistas es doblemente hipócrita. José Bové, por ejemplo, presidente del sindicato francés Confederación Campesina, podrá hacer de superestrella de la altermundialización echando pestes contra el agrobusiness y el malvado MacDonald. Eso no impide a los militantes de ese sindicato manifestarse para exigir que se mantengan las subvenciones de la Política agrícola común europea. La PAC, al bajar artificialmente los precios de los productos franceses, es precisamente uno de los medios principales que mantienen la desigualdad en el comercio en perjuicio de esos campesinos del Tercer Mundo a los que supuestamente se quiere favorecer. Ahí Bové no tiene nada de original, está haciendo lo mismo que los sindicalistas que se manifestaron en 1998 en Seattle durante la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para los cuales "comercio equitativo" significaba imponer aranceles a la importación de acero "extranjero" producido más barato por obreros de otros países. El comercio equitativo es, en definitiva y por muy buenas intenciones que se le eche, otra forma de guerra comercial (...)
El hilo que uno todos esos temas es éste: contra los "neoliberales" de las grandes empresas "transnacionales" (las malvadas "multinacionales" denunciadas en los años 70), se nos propone que tengamos confianza en el estado, más todavía, que lo fortalezcamos. Los "altermundialistas" pretenden que serían las empresas las que habrían "confiscado" el poder de un estado "democrático" para imponer su ley "mercantil" al mundo, de modo que el objetivo de la "resistencia ciudadana" debe ser recuperar el poder del estado y de los "servicios públicos".
¡Menudo embuste! La realidad muestra que la intervención del Estado en la economía –y no digamos en toda la vida social- es cada vez mayor, incluido en Estados Unidos, considerados la tierra de promisión del “liberalismo”. Es el estado el que regula los intercambios mundiales, fijando los tipos de interés, barreras aduaneras, etc. Ya es por sí solo un actor ineludible de la economía nacional, con un gasto público que alcanza el 30-50% del PIB según los países, y con déficit presupuestarios cada vez mayores. Cuando los obreros se empeñan de verdad en defender sus condiciones de vida ¿con quién se topan primero en su camino si no es con las policías del estado? Exigir, como hacen los altermundialistas, el fortalecimiento del estado para protegernos de los capitalistas es una patraña monumental: el estado burgués está para defender a la burguesía contra los obreros, y no lo contrario. (...)
¡Quien paga se aprovecha! Ha sido toda la burguesía francesa, de derechas como de izquierdas, la que ha financiado con liberalidad el FSE, la que le ha prestado sus locales. Y será toda la burguesía, de derechas como de izquierdas, la que piensa sacar tajada del éxito innegable del FSE, sobre todo en dos planos:
Primero, el FSE ha sido un medio para la izquierda del aparato político estatal de mudarse de piel, tras el desprestigio debido a los años en el gobierno arreando golpe tras golpe a las condiciones de vida de la clase obrera y asumiendo la responsabilidad de la política imperialista del capitalismo francés. (...) Toda la burguesía está interesada en que el frente social no esté desguarnecido y que las luchas obreras, y más generalmente que la aversión y los cuestionamientos que provoca la sociedad capitalista sean desviados hacia las viejas recetas reformistas cerrando el camino hacia una conciencia de la necesidad de derrocarla y acabar con las calamidades que genera.
Segundo, la burguesía francesa entera tiene el mayor interés en que se extienda y se refuerce el ambiente netamente antiamericano del FSE. Las destrucciones de las dos guerras mundiales, las terribles pérdidas humanas y además, y sobre todo, el resurgir de la lucha de clases y el fin de la contrarrevolución después de 1968, todo ello ha contribuido a desprestigiar el nacionalismo que la burguesía utilizó para meter a la población en la escabechina de 1.914 y, después, la de 1.939. Ahora que, aun no existiendo un "bloque europeo" y menos todavía una "nación europea" en los que enraizar un patriotismo "europeo" belicoso, las burguesías de algunos países europeos, especialmente la francesa y la alemana, tienen el mayor interés en jalear el sentimiento antiamericanocon el fin de presentar la defensa de sus propios intereses imperialistas contra el imperialismo americano como si fuera la defensa de una visión del mundo "diferente", incluso "altermundialista" si cabe. (...)
La gente del marketing moderno ya no intenta vendernos directamente los productos, sino que usan un método más sutil y eficaz: venden "una visión del mundo" a la que adosan los productos que la simbolizarían. Los organizadores del FSE han hecho exactamente igual: nos proponen una "visión del mundo" irreal, en la que el capitalismo ya no sería el capitalismo, en la que las naciones ya no serían imperialistas, en donde se puede conseguir "otro mundo" sin hacer ninguna revolución internacional comunista. Y en nombre de esa "visión" nos quieren vender una serie de viejos productos adulterados que son los partidos pretendidamente "socialistas" y "comunistas", disfrazados para la ocasión en "redes ciudadanas".
Teniendo en cuenta que ha sido la burguesía francesa la que, en esta ocasión, ha entregado los fondos, es lógico que sean sus partidos políticos los que saquen la primera tajada del FSE. No hay que creer, sin embargo, que el tinglado lo ha montado la burguesía francesa sola, ni mucho menos. De hecho, ese esfuerzo por dar nuevo prestigio a su ala izquierda, mediante los "foros sociales" favorece ampliamente a toda la burguesía mundial.
El "Foro social libertario" se presentaba deliberadamente como alternativa al Foro más "oficial" organizado por los grandes partidos burgueses. Podemos preguntarnos hasta qué punto la oposición entre ambos foros era real: al menos uno de los grupos principales que organizaron el FSL (Alternative Libertaire) participó también activamente en el FSE, y además la manifestación organizada por el FSL se unió, tras un corto recorrido "independiente", a la del foro mayor, el FSE. (...)
Empecemos por el "debate" sobre los "espacios autogestionados" (squatts -okupas-, comunas, redes de intercambio de servicios, cafés "alternativos", etc.). Si ponemos "debate" entre comillas, es porque los animadores hicieron todo lo que estuvo en su mano para limitarlo a unas cuantas reseñas descriptivas de sus "espacios" respectivos, evitando toda evaluación crítica, incluso las procedentes del campo anarquista. Nos dimos pronto cuenta que eso de la "autogestión" es algo muy relativo: un participante inglés explicó que tuvieron que comprar su "espacio liberado"... por la bonita cantidad de 350.000 libras (unos 500.000 euros). (...)
Otra característica del anarquismo, muy clara en todos los debates del FSL, es su visión profundamente elitista y educacionista. El anarquismo ni se imagina que "otro mundo" pudiera surgir de las entrañas mismas de las contradicciones del mundo actual. El paso del mundo actual al del futuro solo podrá pues hacerse mediante "el ejemplo" dado por los "espacios autogestionados", mediante una acción educativa sobre los quebrantos del "productivismo" actual. Pero, como lo decía ya Marx hace más de un siglo, si una nueva sociedad debe aparecer gracias a la educación del pueblo, lo que se plantea es saber quién va a educar a los educadores. Pues quienes se pretenden educadores están también ellos formados en y por la sociedad en la que vivimos, y sus ideas de "otro mundo" permanecen en realidad sólidamente amarradas al mundo actual.
En resumidas cuentas, ni el FSE ni su “alternativa radical”, el FSL, no ofrecieron ninguna alternativa válida para luchar contra este mundo de miseria y guerra sino que nos plantearon viejas ideas que ya revelaron hace mucho tiempo su inadecuación cuando no su carácter claramente contrarrevolucionario.
Es totalmente inevitable, en el capitalismo como en toda sociedad de clases, que las ideas dominantes de la sociedad sean las de la clase dominante. Si es posible comprender la necesidad y la posibilidad material de una revolución comunista, solo es porque en la sociedad capitalista existe una clase social que encarna ese porvenir revolucionario: la clase obrera. En cambio, si intentamos simplemente "imaginar" lo que podría ser una sociedad "mejor", basándonos en nuestros deseos e imaginaciones actuales tal como se han formado en y por la sociedad capitalista (y con el modelo de nuestros "educadores" anarquistas), lo único que podemos hacer es "reinventar" el mundo capitalista actual, cayendo ya sea en el sueño reaccionario del pequeño productor que no ve más allá de su "espacio autogestionado", ya sea en el “Gran Hermano” de un Estado “benefactor” mundial que “protege” a sus habitantes.
Para el marxismo, al contrario, se trata de descubrir en el seno mismo del mundo capitalista de hoy las premisas del mundo nuevo que la revolución comunista debe hacer surgir. Como lo decía el Manifiesto Comunista en 1848: "Las tesis de los comunistas no se basan ni mucho menos en ideas, principios inventados o descubiertos por este o aquel reformador del mundo. Solo son la expresión general de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está realizando ante nosotros".
Podemos distinguir tres elementos importantes, íntimamente relacionados en ese "movimiento histórico que se está realizando ante nosotros".
El primero es la transformación, ya realizada por el capitalismo del proceso productivo de toda la especie humana. El menor objeto de uso cotidiano ya no es obra de un artesano que se basta a sí mismo o de una producción local, sino del trabajo común de miles, cuando no de decenas de miles de mujeres y hombres que participan en una red que cubre el planeta entero. Librada por la revolución comunista mundial de las trabas que le imponen las relaciones capitalistas mercantiles de producción y apropiación privada de sus frutos, esa destrucción de todos los particularismos locales, regionales y nacionales, será la base para la constitución de una sola sociedad comunista humana a escala planetaria. (...)
El segundo factor de primera importancia, indisociable del anterior, es la existencia en el seno de la sociedad capitalista de una clase que encarna, y que expresa en el grado más alto, esa realidad del proceso productivo unificado e internacional. Esa clase es el proletariado internacional. El obrero, sea siderúrgico norteamericano, desempleado inglés, empleado de banca francés, mecánico alemán, programador indio o albañil chino, todos ellos tienen algo en común: estar explotados cada día más duramente por la clase capitalista y no poder quitarse de encima esa explotación si no es derribando el orden capitalista mismo. (...)
El tercer factor que vamos a exponer aquí lo describe bien la estadística: en todas las sociedades de clase que precedieron al capitalismo, el 95% de la población, más o menos, trabajaba la tierra y el excedente en alimentos que producía bastaba lo justo para alimentar al 5% restante (señores y religiosos, pero también artesanos, mercaderes, etc.). Hoy, esa proporción es la contraria. Y, en los países más desarrollados, una parte cada vez más baja de la población está directamente involucrada en la producción de los bienes materiales. Es decir que, potencialmente, a nivel de las capacidades físicas del proceso productivo, la humanidad ha alcanzado un estadio de abundancia prácticamente sin límites.
Ya ahora en el capitalismo, las capacidades productivas de la especie humana han creado una situación cualitativamente nueva en relación con toda la historia precedente: mientras que, antaño, la penuria que sufría la mayor parte de la población, por no hablar de los períodos de hambrunas, se debía sobre todo a los límites naturales de la producción (nivel bajo de la productividad de los suelos, malas cosechas, etc.), en el capitalismo, en cambio, la única causa de la penuria son las propias relaciones de producción capitalista. La crisis que echa a los obreros a la calle no es causada por la insuficiencia de producción, sino que es, al contrario, el resultado directo de que lo producido no puede ser vendido. (...)
Los comunistas no son unos utopistas... En ese sentido, el slogan de los altermundialistas "otro mundo es posible" (incluso "otros mundos son posibles") no es más que pura mistificación. Solo hay otro mundo posible: el comunismo.
Sin embargo, el nacimiento de ese nuevo mundo no es, ni mucho menos, algo indudable. En eso, el capitalismo es como las otras sociedades de clase que lo precedieron, en donde: "Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, maestros y oficiales, en suma, opresores y oprimidos siempre estuvieron opuestos entre sí, librando una lucha ininterrumpida, ora oculta, ora desembozada, una lucha que en todos los casos concluyó con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o por la destrucción de las clases beligerantes" (Manifiesto Comunista). Así pues, la revolución comunista, por muy necesaria que sea, no por ello es irrevocable. El paso del capitalismo a un mundo nuevo no podrá evitar la violencia de la revolución proletaria, partera inevitable. La alternativa, en las condiciones actuales de la descomposición avanzada de la sociedad actual, sería no solo la destrucción de las dos clases en lucha, sino la de la humanidad entera. De ahí la inmensa responsabilidad que pesa sobre los hombros de la clase revolucionaria mundial.
Ante la situación actual, el desarrollo de la capacidad revolucionaria del proletariado podrá parecer un sueño tan lejano que grande es la tentación de ponerse a "hacer algo ya", aunque sea junto a esos viejos canallas socialistas y estalinistas, o sea junto al ala izquierda del aparato estatal de la burguesía. Para las minorías revolucionarias, el reformismo no es un mal menor, "a falta de algo mejor", sino la componenda mortal con el enemigo de clase. El camino hacia la revolución que podrá crear "otro mundo" será largo y difícil, pero es el único que existe.
Corriente Comunista Internacional
Las espeluznantes escenas que hemos visto en Estados Unidos lo han dejado más claro que nunca. Aquí ya no sirven las manidas y vagas “explicaciones” del subdesarrollo y la pobreza debida a la “globalización”. Esta catástrofe, cuya magnitud en muertos y estragos ocasionados es aún incalculable, ha ocurrido en el país más rico y más poderoso de la Tierra. Se demuestra con ello que el orden social actual, pese a todos sus recursos materiales y tecnológicos, no lleva a la humanidad más que a la ruina.
Punto por punto, el desastre desencadenado por el huracán Katrina supone una imputación de culpabilidad del capitalismo y de la sociedad dividida en clases.
ðPor los orígenes mismos del desastre. La catástrofe que prácticamente ha arrasado la ciudad de Nueva Orleáns - un exponente incomparable de lo mejor de la cultura americana -, estaba anunciada desde hace ya mucho tiempo. Un estudio medioambiental que se realizó sobre la destrucción de los pantanos que rodean a Nueva Orleans, y que podrían haberla protegido de las inundaciones que la han anegado, concluía que esta ciudad podría ser devastada por un huracán “normal”, no digamos pues de uno de “fuerza cinco”. En el año 2003, el gobierno norteamericano dio marcha atrás en su política de “protección” de los humedales, abriendo en cambio la puerta a un desarrollo masivo y frenético del negocio de la construcción. Se había alertado también del estado deplorable en que se encontraban los diques que protegían a la ciudad. También se hicieron estudios sobre esto pero, una vez más, el Estado tenía otras prioridades. Como informó un periódico de Nueva Orleáns, el Times Picayune, el 2 de Septiembre: «Este segundo estudio tardó cuatro años en completarse y costó 4 millones de dólares. Asimismo indicó que se propuso una inversión de 300 mil $ del presupuesto federal para el año fiscal 2005, y que el estado (Luisiana) se comprometió a aportar una cifra similar. Pero el coste de la guerra de Irak obligó a la administración Bush a ordenar a la oficina del distrito de Nueva Orleáns que no se pusiese en marcha ningún nuevo estudio, y el presupuesto de 2005 tampoco incluyó la asignación necesaria».
Y esto sin entrar en la cuestión del calentamiento global de la Tierra. Está más que demostrada la relación que existe entre la elevación de la temperatura de los océanos – resultante de la imperiosa necesidad capitalista de un desbocado “crecimiento económico” -, y la creciente alteración climática que sufre el conjunto del planeta. El gobierno norteamericano se niega incluso a reconocer que este problema siquiera existe, no digamos pues de tomar medidas para hacerle frente.
ðPor el fiasco de la “evacuación” antes del huracán. Se ha puesto de manifiesto la completa falta de planificación y la ausencia de recursos con los que atender a los sectores más pobres y más vulnerables de la sociedad. Todo lo que, tanto las autoridades locales como las nacionales, hicieron frente al huracán que se avecinaba fue decirle a la gente que escapara como pudiera. No se ofreció solución alguna a los pobres de Nueva Orleáns y del resto de la zona, que no podían salir de la ciudad al carecer de suficientes vehículos o del dinero necesario para un billete de tren o de autobús. Más aún: los hospitales y los asilos de ancianos quedaron abandonados a su suerte. Las imágenes de pacientes ancianos muriendo a la intemperie, rodeados de gente que apenas podían socorrerlos, han sido de las más desgarradoras de la catástrofe. Este es el precio de ser viejo y pobre en el siglo XXI.
ðPor la pantomima de “rescate” tras el huracán. Quienes quedaron abandonados en la ciudad han sufrido, día tras día, condiciones verdaderamente infernales en las calles, entre los escombros, en el Superdome donde se les dijo que encontrarían refugio; sin alimentos, sin agua, sin poder protegerse de un calor asfixiante, careciendo de asistencia sanitaria y medicamentos básicos. Mientras tanto las “superpoderosas autoridades” norteamericanas decían que eran incapaces de llegar a ellos ni por tierra, ni por mar,... La propia administración ha calificado de “inaceptable” este retraso pero sin dar más explicaciones. Una vez más se ha visto que la pertenencia a una u otra clase social es determinante para la supervivencia. Comparemos si no, las condiciones que sufrían los refugiados hacinados en el Superdome, y las del grupo de privilegiados hospedado en el Hotel Hyatt: «Gordon Russell, del Times Picayune, ha subrayado que estas infernales condiciones (se refiere a las del Superdome), “contrastan mucho con las de quienes estaban en zona de acceso restringido en Nueva Orleans Centre y en el Hotel Hyatt, donde los que podían acceder a ella disfrutaban de un relativo confort”. Un destacamento de la policía del estado, armada con fusiles de asalto, ahuyentaba de la entrada de estas instalaciones a muchedumbres de refugiados carentes de alojamiento». Y cuando se empezó la evacuación, estos mismos policías se encargaron de que tales VIP’s tuvieran preferencia sobre el resto de supervivientes. Resulta, además, que muchos de ellos eran altos cargos del Ayuntamiento presidido por Ray Nagin.
No se vio en cambio esa misma generosidad cuando llegó la hora de evacuar el Superdome. Según la web World Socialist: «Mientras Bush hacía su “tournée”, el numero de fallecidos en Nueva Orleáns continuaba aumentando. La evacuación en masa del Superdome de Luisiana, el mayor refugio de emergencia de los desplazados, empezó tras la llegada de un gran convoy de la Guardia Nacional que escoltaba camiones con alimentos, agua y cientos de autobuses. Pero esos autobuses dejaban a los refugiados sólo unas pocas millas más lejos, en un nudo de pasos elevados de la autopista interestatal 10, donde se hacinaban miles de personas sin techo y bajo un sol abrasador. Se ha informado de la muerte de al menos seis refugiados en ese nudo de la autopista» (03.09.2005).
ðPor las futuras consecuencias económicas y ecológicas de este desastre. Ahora se habla mucho de la “reconstrucción” de esta región (con una superficie equivalente a la mitad de España, y una de las zonas más pobres de Estados Unidos), pero los USA se adentraban, ya antes incluso del huracán, en una crisis económica abierta, y esta catástrofe anuncia un mayor empeoramiento de esa perspectiva. Basta ver el alza de los precios del petróleo resultante del impacto del huracán sobre el suministro de crudo, y los estragos causados tanto en las infraestructuras de producción (destrucción de 30 plataformas petrolíferas, desamarre de 20 más de ellas), como sobre la red de refinerías. Esta situación ha reportado sin embargo fulgurantes ganancias a las compañías petrolíferas cuya cotización se disparó desde el día siguiente al huracán. Pero los efectos a más largo plazo de esta alza de los precios del petróleo sobre el conjunto de la economía mundial, son algo que preocupa ya a los propios expertos económicos de la burguesía.
El huracán Katrina conlleva también futuras amenazas a la ecología. Toda esa zona costera ya era conocida antes incluso del ciclón como “la aliada del cáncer”, debido a la elevada concentración de industrias químicas y de refinerías. A esto hay que añadir ahora los efectos del huracán que puede hacer que zonas enteras de Nueva Orleáns y alrededores queden inhabitables. Los analistas comentan la presencia de un “brebaje infecto” de residuos tóxicos arrastrados por la inundación, que incrementa notablemente el riesgo de enfermedades para los supervivientes atrapados en la región.
ðPor desviar recursos sociales hacia la guerra. Las víctimas se preguntan una y otra vez: si Estados Unidos pueden enviar tropas a miles de millas de allí ¿por qué no pueden enviarlas para socorrer a otros norteamericanos? La prioridad que se otorga a la guerra por encima de la protección de la vida de las personas, se pone de manifiesto en el hecho de que los fondos destinados a la aventura en Irak se detrajeron del presupuesto necesario para mejorar la protección de Nueva Orleáns, y que muchos recursos humanos y de equipamiento de la Guardia Nacional también fueron desviados hacia Irak, lo que explica, en parte, la lentitud de las operaciones de rescate.
ðPor anteponer la propiedad privada a la vida. Y ¿cuántas de las tropas disponibles fueron enviadas para restaurar “la ley y el orden” en lugar de proporcionar ayuda a los que la necesitaban? Las fuerzas de represión llegaron desde luego mucho antes que las de socorro. Llegaron además acompañadas de una enorme campaña propagandística sobre los saqueos, los tiroteos y las violaciones. Es cierto que bandas criminales trataron de aprovecharse de la situación. Tampoco puede negarse que la desesperación ha podido empujar a algunos a cometer actos irracionales y destructivos. Pero el cinismo de la clase dominante se ha superado a sí mismo con esta terrible campaña mediática que busca desviar las miradas del absoluto fracaso del Estado, centrando en cambio la atención en los desesperados intentos por sobrevivir en las ruinas de Nueva Orleáns. Ahora resulta que son las víctimas quienes tienen la culpa de sus propios sufrimientos. Así la clase dominante encuentra la coartada adecuada para dedicarse a “cercar” Nueva Orleáns y posponer las operaciones de rescate; para enviar fusiles, vehículos artillados y tropas, en vez de alimentos y agua.
La verdad es que la mayoría de los “saqueadores” eran en realidad personas normales y corrientes, que trataban de evitar morir de hambre y de absoluta miseria cogiendo lo que podían de almacenes abandonados, y que, en muchos casos, compartían desinteresadamente lo que conseguían. Páginas web que han recogido testimonios de gentes en el lugar de la tragedia relatan innumerables actos de una elemental solidaridad humana, por parte de quienes habiéndolo perdido todo, ayudaron sin embargo a aquellos ancianos, enfermos, o heridos, que estaban aún peor que ellos. Y si el impacto de la catástrofe hacía cundir el caos, hemos visto también auténticos esfuerzos de la gente intentando organizar improvisadamente la ayuda en el escenario mismo de desastre. En la TV se han visto imágenes de “saqueadores” repartiendo comida. Un grupo de médicos que asistían a una conferencia sobre SIDA organizó una clínica en una de las áreas afectadas. En los hospitales los trabajadores sanitarios han tratado de mantener la asistencia en unas condiciones verdaderamente terribles. Se ha podido comprobar, una vez más, que mientras la clase dominante sólo “ofrece” represión y vulgares patrañas; los trabajadores y los desposeídos han sido quienes han antepuesto la solidaridad con quienes sufrían, a su propia seguridad.
El problema no es sólo Bush
Tanto dentro como fuera de Norteamérica se han cargado las tintas sobre la responsabilidad de Bush y sus compinches, por sus discursos rezumantes de ineptitud, sus gestos vacuos, su lenta y tardía respuesta ante el desastre. La nueva crisis supone, desde luego, un contratiempo más para una Administración que ya se encontraba en sus cotas más bajas de popularidad. Pero quedarse en una especie de “anti-Bushismo” supone una visión totalmente superficial y puede ser recuperada tanto por otros partidos políticos en Estados Unidos, como por los rivales imperialistas de éstos. Los desmanes de los actuales gerifaltes de la Casa Blanca – su incompetencia y su corrupción, su irracionalidad y su crueldad – son sólo un pálido reflejo de la realidad de fondo del capitalismo norteamericano en su conjunto: una superpotencia en declive que preside un “orden mundial” que se enfanga cada vez más en el caos. Y esta situación expresa, a su vez, la fase terminal de la decadencia del capitalismo como sistema social imperante en el planeta. Vivimos bajo un modo de producción cuya continuidad amenaza la supervivencia del género humano. Por mucho que se critique a Bush, lo cierto es que el resto de la clase dominante tampoco tiene ninguna alternativa al ciego curso a la destrucción plagado de guerras, hambrunas y desastres ecológicos. La humanidad no puede depositar sus esperanzas en ninguna fracción de la clase explotadora, sino en la clase explotada, el proletariado, que constituye siempre la primera víctima de las guerras y los desastres ocasionados por este sistema. Nuestra solidaridad, nuestra indignación, nuestra resistencia colectiva, nuestros esfuerzos por tomar conciencia de la verdadera naturaleza de este sistema, representan las semillas de una sociedad en la que el trabajo, la ciencia y la creatividad humana ya no estén al servicio de la guerra y los beneficios, sino de la vida y el pleno disfrute de ella.
World Revolution, sección de la Corriente Comunista Internacional en Gran Bretaña (03.09.2005).
Compartimos plenamente la denuncia que hace nuestro lector de la campaña propagandística de lo que se está empezando a acuñar como la “nueva izquierda latinoamericana” y que consiste en encumbrar a personajes y regímenes tan siniestros como el del propio Chaves o los Lula, Castro, Kirchner en Argentina, Tabaré en el primer gobierno de “izquierdas” de la historia de Uruguay.
Estos señores son presentados como “defensores de los más necesitados”, “baluartes contra el imperialismo,...”, etc, cuando en realidad no son más que los representantes de la defensa del interés nacional de las burguesías de esos países en su concurrencia contra los demás capitales nacionales, y sobre todo contra la clase obrera de su propio país (véase sino las medidas contra los trabajadores estatales y los jubilados del prototipo del gobierno “izquierdista”, el de Lula en Brasil).
Lo aparentemente novedoso de esta ideología de la “nueva izquierda latinoamericana” es que reivindica las mismas medidas de capitalismo de Estado que antes de la caída de los regímenes stalinistas nos quisieron presentar como “socialismo real”, pero que para “desmarcarse” del discurso clásico del estalinismo de los años 60-70, invoca nada menos que a Trotsky (asesinado por stalinistas), a Rosa Luxemburgo (asesinada por el PS alemán, y vilipendiada luego en su memoria por el régimen capitalista de Estado de la Alemania Oriental), o a Engels (traicionado por los que nos dijeron que los regímenes estalinistas eran “comunistas”, “el marxismo llevado a la práctica” y demás mentiras),... Es decir, las víctimas (Rosa Luxemburgo, Trotski) son humilladas doblemente al dar a entender que estarían de acuerdo con sus verdugos estalinistas o socialdemócratas.
¡En eso y nada más que en eso reside la “novedad” o la “aportación” de la “nueva izquierda latinoamericana” bolivariana y “progresista”: nuevos trajes para las mentiras de siempre.
Ante el surgimiento de nuevos elementos proletarios que reflexionan y luchan por una alternativa al capitalismo, reivindicar la continuidad histórica del movimiento obrero, la concatenación de eslabones de una generación de revolucionarios con las siguientes en lucha, precisamente, contra quienes traicionaron a la clase obrera, es una necesidad vital. Por ello es igualmente necesaria la denuncia de quienes tratan de tergiversar esa tradición revolucionaria, amalgamando criminalmente a las víctimas de la traición con sus verdugos.
Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional).
No me sorprende en absoluto que este artículo [1] [67]sea considerado muy, muy, muy bueno. De hecho está en línea con la bazofia propagandística al uso. Conecta directamente con todas las campañas que con cierto éxito, la burguesía inocula en miles de jóvenes y no tan jóvenes que hoy cuestionan este “estado de cosas” y se esfuerzan, buscan y no encuentran fácilmente, una respuesta coherente, una comprensión de la caótica y extremadamente compleja situación que esta fase de descomposición del sistema capitalista nos muestra con crudeza día tras día.
La burguesía ha tratado y sigue tratando de identificar al estalinismo, al maoísmo, al trotskismo, al castrismo, y muchos otros “ismos” como los “salvadores”, los artífices de la “liberación” del proletariado. Es un frente más que tiene abierto y que conecta con otros, como son la pléyade o abanico de banderines de enganche para “luchar” por un “mundo mejor”; y ahí tenemos ONG’s, ecologistas, okupas, feministas, antiglobalizadores, movimientos gay’s/ lesbianas, carril-bicis, pacifistas, “papeles-para-todos”, independentistas, defensores de consumidores alternativos y unos cientos más.
No es nueva la práctica de utilizar a auténticos marxistas como avalistas de las más nefastas políticas contrarrevolucionarias y antiobreras. En nombre del “marxismo” se ha asesinado, torturado, calumniado, proscrito, perseguido a miles de revolucionarios (entre otros, a algunos que este artículo nombra, como Rosa Luxemburgo y Trotsky). El estalinismo invocó la “defensa de la patria socialista” para llevar a millones de seres humanos a la muerte, a campos de trabajo, al hambre, a humillaciones.
Hacer referencia a frases de Engels o Rosa Luxemburgo en absoluto hace a nadie revolucionario.
La Sra. Celia Hart, aunque ponga en su pluma frases de auténticos revolucionarios, en el conjunto de su escrito destapa su verdadera condición de contrarrevolucionaria y antiobrera, defensora de la ideología burguesa y además de su ala más chabacana y chusquera. Celia Hart nos hace un panegírico de personajes de la talla “ética”[2] [68] como Hugo Chávez o Fidel Castro.
La verdad es que cada párrafo merece un comentario, lo que haría mi escrito aún más largo que el de esta cubana-trotskista-bolivariana. Pero adentrémonos un tanto en ese batiburrillo de incoherencias y estupideces que vierte sin cesar la Sra. Hart.
Las burguesías americanas (hay que decir criollos y nunca indígenas, mulatos, mestizos o negros, excepto en Haití) se sintieron con la fuerza y las ayudas externas suficientes (Inglaterra principalmente) para independizarse de la metrópolis española, muy debilitada desde la Guerra de Independencia y posteriores acontecimientos externos e internos (Tratado de Viena y el pronunciamiento de Riego). Pues bien, Celia Hart no ha tenido reparos en bautizar como “socialistas” a los Bolívar, San Martín y otros fundadores de las Patrias Americanas del siglo XIX. A finales del siglo XVIII, el general Washington, en el Norte, hizo lo mismo y no sé por qué, esta Sra. no lo menciona. Por cierto, a modo de “anécdota” y para saber del talante de quienes estamos hablando, hay que decir que Francisco de Miranda, iniciador del proceso independentista americano fue entregado a las tropas españolistas por Simón Bolivar cuando éste todavía era un joven aspirante a “Libertador”.
El demagogo Hugo Chávez levanta la bandera de la revolución bolivariana y accede al poder mediante unas elecciones con una fraseología populista y tras haberlo intentado, años antes, con un golpe militar frustrado. Presentar a tal personaje como alguien remotamente próximo al socialismo, a la clase obrera, a la tradición revolucionaria es, como mínimo, un insulto a la razón.
Venezuela es un país que vive una pobreza y una violencia crónicas, con una industria de extracción petrolífera importante, pero que, como el resto de Latinoamérica, está condenado a ser un país periférico y con una inestabilidad económica alarmante, como puede ser el caso de México, Brasil, Argentina, etc.
Las campañas de intoxicación permanentes dirigidas por Chávez hacia la mistificación de las “capas populares”, corren paralelas a las dirigidas por Fox, Lula, Kirchner, etc.
La situación social explosiva que viven estos estados es preocupante para la necesaria estabilidad en toda la región y esta necesidad está por encima de la competencia que se libra en esta zona entre las burguesías europeas y estadounidenses. La estrategia de dictaduras militares para esta zona ha sido desplazada por la de colocar en el poder a demagogos populistas de “izquierdas”, y no hay reparos en utilizar el clientelismo político y bandas de matones como elementos estabilizadores[3] [69].
Y ¿qué decir del sátrapa Fidel y de la “revolución socialista cubana”?
Empecemos recordando que en el año 1959, año de la entrada triunfante de Fidel y su camarilla en La Habana, éste se declaraba “no comunista” y fue el marco político del momento, dividido en dos grandes zonas de influencia (USA versus URSS), lo que hizo que, entrando bajo el protectorado “soviético” (¿hay que recordárselo a la Sra. Hart?), un año más tarde se presentase como “comunista” y artífice de una revolución que erigiese otra “patria socialista”.
El “prestigio” de la “medicina cubana” no le viene tras la revolución castrista. Esta fama le precedía. En cuanto a tecnología, bueno es decir que algunas de las primeras centrales automáticas de Telefónica de España habían sido anteriormente instaladas en Cuba y trasladadas a aquí. (por cierto, algunas han hecho recientemente el camino inverso).
Si la Cuba de Batista era el casino de USA, ¿qué podremos decir de la Cuba de Fidel? El turismo sexual es una de las primeras fuentes de ingresos del régimen y de infinidad de familias cubanas, eso sí, hoy abierto a canadienses, estadounidenses, europeos y demás. Los maradonas, las marujita-díaz, las gémios, las saras-montiel, los jack-nicholson y miles de turistas que van por el comercio sexual, los puros habanos, las drogas (de las de mejor calidad del mundo), el ron y la “salsa”. Esos son los clientes de la “industria” cubana, esos son los logros económicos de la “revolución socialista” las tiendas vacías, un parque automovilístico vetusto, apagones de luz día sí, otro también, etc. etc. etc.
Y de la libertad, para qué hablar. Si algunos estalinistas antes adujeron ignorar lo que pasaba realmente más allá del telón de acero, hoy no podemos aceptar engaños sobre lo que, todos sabemos, está sucediendo en Cuba.
No, Sra. Hart, ni Fidel es comunista, ni la revolución socialista avanza en Cuba, ni nada que se le parezca. (por cierto, curiosamente la Sra. Hart niega el “socialismo en un solo país” a China, a la URSS y a todos los países del “Este”, pero no, a Cuba).
Sra. Hart, el peor golpe propiciado a León Trotsky es el que, día tras día, los mismos trotskistas asestan contra la clase obrera, participando en la confusión reinante con sus políticas antiobreras, apoyando todo lo que se “mueve”, alentando ilusiones en el marco del capitalismo con su defensa del sindicalismo, el parlamentarismo, el guerrillerismo, los nacionalismos, tomando partido en las guerras imperialistas, etc.
Los trotskistas han olvidado las enseñanzas del mejor Trotsky, para amplificar sus mayores errores. La Sra. Hart dice que “el derrumbe del socialismo real es imposible de analizar y de entender si no se lee a León Trotsky” y a los trotskystas. Pero ¿cuándo entendieron aquél y éstos la verdadera naturaleza del capitalismo de estado de la URSS, a la que consideraban “estado obrero degenerado”? No, Sra. Hart, ese apoyo crítico de los trotskistas, jamás nos permitirían entender “el socialismo real”.
Trotsky pudo equivocarse pero fue un revolucionario que hizo inestimables aportaciones a la lucha histórica del proletariado y nunca traicionó a la clase de la que se reclamaba.
En cuanto a su apología del terrorismo, Sra. Hart, hay que decir que envenena aún más su escrito, siendo que el terrorismo no está en el terreno de la clase obrera, sino que en todo caso es ella la principal víctima, tanto en el 11-S, en el 11-M, en el Tel-Aviv.
Ud. jalea a sus “hermanos” palestinos para que se autoinmolen en un autobús israelí, sumiendo en la desesperación y en el dolor a una población que el sistema tiene atrapados entre dos fuegos, ambos enemigos de una misma clase que no tiene patria, la clase de los obreros palestinos y de los obreros israelíes. Pero Ud. Sra. Hart, es incapaz de ver eso. Es Ud. una ”hermana” cobarde e irresponsable (culpable). Ud. exalta el terror como un lobo sediento de sangre; pues allá Ud.; pero no identifique la lucha secular de emancipación de una clase, la lucha hacia el socialismo como triunfo ante la barbarie, con la barbarie misma; pues eso, los comunistas no se lo vamos a permitir.
Un reducido número de socialistas, ante la masacre que se avecinaba, resolvieron oponerse a tomar partido por cualquiera de los bandos, y no escatimaron esfuerzos en el intento de convencer a la mayoría de sus, hasta entonces, correligionarios de la IIª Internacional, pero siguieron siendo minoría, y como uno de ellos (L. Trotsky) bromeaba, “en un taxi bien cabrían”.
La Iª Guerra Mundial es de una trascendencia enorme en la historia de la Humanidad y del movimiento obrero. Pero sepa Ud. Sra. Hart, ya para la historia, lo que separaba a esa minoría revolucionaria de la mayoría de esa IIª Internacional era mayor que el Rubicón, era la pertenencia a una clase revolucionaria o a la clase enemiga.
Sra. Hart, quede para Ud. y su queridísimo Hugo Chávez la “realización de su obra cristiana”, haciendo un sincretismo con los santones Fidel, el Che, Bolivar, San Martín, Arafat, Gadafi y tantos otros que están en la Tierra como en el Cielo[4] [70].
En fin, Sra. Hart, sí, “otro mundo es posible... si nosotros lo hacemos posible”; pero no cualquier “otro mundo” es distinto de este mundo, y no cualquier bandera puede ser bienvenida a las filas del proletariado, la lucha por el socialismo, única alternativa a la barbarie no admite atajos. Es una lucha jalonada de derrotas, podemos equivocarnos y nos equivocaremos, pero es inadmisible el engaño, la traición, el aventurerismo, la confusión, el interclasismo, el mesianismo. De las derrotas se aprende y hemos aprendido a descubrir a nuestros enemigos aunque se oculten con ropajes “revolucionarios” y en eso estamos, dispuestos a señalar a toda la amplia gama de falsos compañeros de viaje, cuya misión no es otra que profundizar las derrotas e impedir que el proletariado de todos los países se clarifique, se una bajo una sola bandera, la de su autonomía y pueda, así, asumir el papel histórico que le corresponde: sacar de la ciénaga en la que el capitalismo ha arrastrado a toda la Humanidad, para llevarla hacia una sociedad más justa, más libre, más solidaria y en la que el hombre pueda desarrollarse en su plenitud, el comunismo.
And.
[1] [71] Se refiere al mencionado texto “El socialismo: ese único mundo posible” (Nde la R de AP).
[2] [72] En el documento de la tal Celia Hart se presenta a los gobernantes de Cuba y Venezuela como adalides del “porvenir ético del mundo” (sic). Como si la delación de los simplemente “insatisfechos” (una tarea a la que se dedican con fruición los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba) o las “razzias” que protagonizan las milicias chavistas, tuvieran algo que ver con la ética revolucionaria. (N de la R de AP).
[3] [73] Nuestros lectores pueden consultar nuestro análisis sobre la situación en Venezuela a través de la publicación en ese país: “Internacionalismo”, que puede consultarse a través de nuestra web. (N de la R. de AP).
[4] [74] Con la idea probablemente de abarcar más mercado, la trotskysta Sra. Hart se apunta a la ideología populista de Chaves que se presenta como lugar de encuentro del “socialismo” y el cristianismo,... o sea como un Jose Antonio Primo de Rivera, eso sí tropical. (N de la R. de AP).
La burguesía utiliza las revueltas contra la clase obrera
Durante tres semanas, las revueltas en los barrios periféricos de Francia han sido la “estrella” de la actualidad. Miles de jóvenes, provenientes en su mayor parte de las capas más pobres de la población, han manifestado su cólera y su desesperación a golpes de cócteles Molotov y pedradas. Las primeras víctimas de su rabia y la destrucción que han ocasionado han sido los obreros. Sus vehículos han sido quemados. Sus centros de trabajo se han cerrado, llevando a centenares de ello a una situación de paro técnico. Un obrero entrevistado por un telediario de la noche ha resumido de forma magistral la absurdez de estos actos en los términos siguientes: “…Esta mañana he encontrado en el parabrisas de mi coche, calcinado, la pintada siguiente Jódete Sarkozy` (Ministro del Interior, ndr), pero ha quien realmente han fastidiado ha sido a mi y no a Sarkozy…”. Aunque se considere legítima la explosión de cólera de los jóvenes de esas barriadas, la situación social que se ha generado representa un verdadero peligro para la clase obrera. ¿Cómo reaccionar?; ¿Hay que colocarse del lado de las revueltas o tras el Estado “republicano” después de estos acontecimientos?. Para la clase obrera este planteamiento es una trampa y, sería un error elegir cualquiera de esas dos falsas opciones. La primera trampa consiste en creer que a través de las revueltas desesperadas de estos jóvenes hay el ejemplo de una lucha a apoyar y seguir. El proletariado no debe seguir, en modo alguno, este camino de auto-destrucción. Y la segunda “solución” ventilada a los cuatro vientos por la burguesía es, a todas luces, un callejón sin salida. Aprovechando el miedo que suscitan estos acontecimientos, la clase dominante, con su Gobierno, su Estado y su aparato represivo a la cabeza, se nos presentan como el único garante de la seguridad de la población, en particular en los barrios obreros. Pero detrás de esos bellos discursos que pretender dar “confianza” a la población, el mensaje que de verdad quieren hacer colar está lleno de peligros para la clase obrera: “Luchar contra el orden republicano, es decir contra el Estado capitalista, supone comportarse como ladrones, como chusma”. La burguesía utiliza el miedo para reforzar su arsenal represivo…. Incapaz de resolver los problemas de fondo, la gravedad de la crisis económica, la burguesía sin lugar a dudas prefiere ocultarla y explotar en su provecho los aspectos más impactantes de las revueltas: los destrozos y la violencia…Y, en ese sentido, denunciamos firmemente el sucio trabajo que han desarrollado todos los medios de comunicación con tal de alimentar esta propaganda del miedo. No han dudado en ir a buscar la “información” en el corazón de las ciudades, mostrando por doquier las imágenes de los vehículos quemados o calcinados, recogiendo los testimonios de todas las víctimas, realizando encuestas de los motivos del odio de los jóvenes contra la sociedad. Los reporteros se han recreado mostrando por las noches, las bandas de estos jóvenes, cubiertos de gorros o de pañuelos que les tapaban la cara. Se ha dado bombo y platillo a los múltiples enfrentamientos con cócteles Molotov y piedras contra las fuerzas del orden y, entre tanto, nos han mostrado entrevistas de los jóvenes protagonistas en medio de los altercados, expresando en directo su cólera: “…existimos, la prueba: los coches en llamas…” ( Le Monde, 6 de Noviembre) y añadiendo “…por fin hablan de nosotros…”. La burguesía ha explotado, de forma magistralmente interesada, la violencia desesperada de los jóvenes de los barrios deprimidos para crear un clima de terror. Sin duda, esto le ha dado una ocasión de oro para justificar el reforzamiento de su arsenal represivo. La policía ha podido, desde entonces, permitirse el lujo de aparecer como protectores de los obreros, el garante de su bienestar y de su seguridad. El debate entre el Partido Socialista y la derecha de la UMP en el Gobierno no ha existido puesto que sobre “el tema” estaban todos de acuerdo. Para la derecha, la solución evidentemente es dar muchos más medios a las fuerzas de seguridad y reforzar especialmente las unidades de intervención antidisturbios (CRS). Para la izquierda es lo mismo pero con otro embalaje. El PS ha propuesto el retorno de la policía de proximidad. Dicho de otro modo, ¡mucha más policía en los barrios!. Por esos motivos ambos partidos estaban de acuerdo con decretar el “estado de emergencia”. Todas estas medidas de reforzamiento del aparato represivo no podrán detener, ni poner fin a las revueltas en estos barrios. Al contrario, si quizás puedan ser relativamente eficaces a corto plazo y de manera inmediata, a largo plazo no pueden más que alimentar la tensión y el odio de estos jóvenes contra la policía. Y esto, los políticos lo saben muy bien. En realidad lo que intenta la burguesía con el reforzamiento del control policial en los barrios “sensibles”, no es controlar las bandas de adolescentes, sino a la clase obrera. Haciendo creer que el Estado republicano quiere “proteger” a los obreros contra los actos de vandalismo protagonizados por algunos de sus hijos o los de sus vecinos, la burguesía prepara en realidad la represión de las luchas obreras para cuando estas constituyan un verdadero peligro para el orden capitalista. La declaración del “estado de emergencia”, por ejemplo, trata de habituar a la población a banalizar el control permanente, la vigilancia intensiva y los registros en los barrios obreros. …y para dividir a la clase obrera La dimensión más repugnante de la propaganda actual es la que consiste en señalar a los inmigrantes como los chivos expiatorios de toda esta situación. Por el hecho de que los revoltosos son, en parte, jóvenes cuyo origen esta en la inmigración, los obreros inmigrantes han sido insidiosamente acusado de “amenazar el orden público” y la seguridad de las poblaciones puesto que serían incapaces de controlar a sus hijos y darles una “buena educación” al no transmitirles valores morales serios. Han sido estos padres, tachados de padres “irresponsables” o “desimplicados” los que han sido señalados con el dedo como los verdaderos responsables. El ministro delegado para el empleo se ha llevado el premio del racismo al afirmar que la poligamia entre los inmigrantes sería “una de las causas de la violencia urbana” ( Liberation, 17 de Noviembre ). Y como no, las fuerzas de izquierda han aportado su grano de arena, poniendo por delante con la excusa del humanismo, las dificultades de la sociedad francesa para integrar poblaciones de “diferentes horizontes culturales” (retomado sus propios términos). Los dos sociólogos más reputados sobre la cuestión de las “barriadas sensibles”, Didier Lapeyronie y Laurent Mucchilie , que se colocan a en la izquierda más radical del tablero político, insisten sobre el hecho de que a los ojos de los jóvenes salidos de la inmigración “…la promoción en las escuelas esta reservada para los ´blancos`, los servicios públicos no son ya vectores para la integración (..) y las palabras de la República (..) son percibidas como la máscara de una sociedad ´blanca`…”( Liberation, 15 de Noviembre). Según todo esto, los proletarios inmigrantes tendrían una problemática específica que nada tendría que ver con el resto de la clase obrera. Designando a los trabajadores inmigrantes como los verdaderos responsables de la violencia urbana, la burguesía intenta enfrentar a unos obreros con otros, crear una división entre franceses e inmigrantes. Explota la ciega revuelta de los jóvenes de las barriadas con el fin de ocultar la realidad: la pauperización creciente del conjunto de la clase obrera, sea cual sea su nacionalidad, sus orígenes o su color. El problema de la miseria, del desempleo, de la ausencia de perspectivas no sería, según la burguesía, el resultado de la insuperable crisis económica, sino que se reduciría a un problema de ¡ “mala integración” o de “cultura”!. Diabolizando a los padres de los jóvenes rebeldes de las barriadas marginales, la clase dominante mata dos pájaros de un tiro: ataca a los responsable de “crear y permitir los disturbios” hoy y, se prepara para atacar a toda la clase obrera mañana. Tal es el caso, por ejemplo, de la retirada de ayudas para las familias de los “delincuentes”, o de las medidas de expulsión de los extranjeros que hayan tomado parte en las revueltas. El Ministro del Interior, Nicolas Sarkozy ha pedido a los prefectos de policía expulsar “sin demora del territorio nacional” a los extranjeros condenados en el marco de los procesos por las revueltas urbanas de las noches pasadas “incluso a los que gocen de permiso de residencia…” (Liberaron, 9 de Noviembre). Ante esta situación, la clase obrera no debe hacerse ilusiones. Esta medida no esta reservada para los “golfos y la chusma”. Estas expulsiones territoriales por “perturbar el orden público”, el Estado no dudará en utilizarlas en el futuro contra el conjunto de la clase obrera cuando esta desarrolle sus luchas, por ejemplo, para romper una huelga y la unidad en las luchas, no dudará en amenazar a los obreros que tengan “carta de residencia” en que retomen el trabajo o de lo contrario que puedan verse expulsados a las fronteras.Contra la miseria capitalista: ¡Unidad y solidaridad de todos los obreros!
El problema del desempleo se encuentra en el centro de los problemas planteados por las revueltas en la periferia de las grandes ciudades francesas. Contrariamente a lo que nos dice la burguesía, sus medios de comunicación y sus políticos, este problema, el paro, no es algo que sufren específicamente los jóvenes que proceden de la inmigración. Durante semanas han intentado persuadirnos de que la cuestión del descontento manifestado en las revueltas es algo particular, limitado a los jóvenes de origen africano o magrebí que malviven en los ghettos de las ciudades francesas, aunque sin lugar a dudas el desempleo entre ellos alcanza tasas del 30 o 40%. Haciéndolo aparecer como un problema específico, de una categoría particular, la clase dominante, en Francia, como en multitud de países, pretende focalizar toda nuestra atención sobre esta categoría particular de la población, los jóvenes sin perspectiva de futuro, con el objetivo de enmascarar y evacuar el problema de fondo que verdaderamente plantea esta situación. El paro es un problema que concierne y amenaza al conjunto de la clase obrera. No pasa un solo día sin que conozcamos noticias de despidos masivos y, por tanto, de nuevos obreros que son lanzados a la ruina en los países llamados “desarrollados”, y en todos los países del mundo. En realidad, lo que la burguesía intenta ocultar es el significado profundo del desempleo masivo. Intenta impedir que podamos comprender la relación que existe entre lo que ha ocurrido en las barriadas francesas y los despidos que cotidianamente machacan a los obreros. Esta polarización sobre la parte más desfavorecida, la más frágil, vulnerable y descompuesta del proletariado, no es ninguna novedad: en los años 80, la aparición del desempleo masivo, el inicio del desmantelamiento de los sistemas de protección social y el brutal hundimiento en la pauperización de sectores cada vez mayores de la clase obrera se cargo en la cuenta de una nueva categoría sociológica bautizada como los “nuevos pobres”, para así poder marginalizarlos y aislarlos del resto de la población obrera. La burguesía ha intentado explotar siempre cínicamente la miseria y la desesperación que engendra el capitalismo. Los que han sido abandonados a su suerte, los que han perdido cualquier esperanza sobre el futuro, todos aquellos que han perdido cualquier perspectiva y todo punto de referencia y, que han sido deliberadamente ignorados y ninguneados durante décadas, se convierten de la noche a la mañana en el “centro del mundo”. Pretenden hacer que el árbol nos oculte el bosque de la miseria creciente que afecta cada vez a más y más obreros. De esta forma, la clase dominante intentado darnos toda una serie de falsas explicaciones sobre el origen y la naturaleza del problema: crisis de identidad de los jóvenes, integración insuficiente de los inmigrantes, desigualdad de oportunidades, problemas de discriminación en el trabajo, falta de educación ciudadana, creciente desarrollo del fracaso escolar, aumento del racismo y la xenofobia…. Todas estas “explicaciones”, superficiales y parciales, le sirven para poner por delante la mistificación de que habría “soluciones”, posibles reformas en el seno del capitalismo para poder mejorar la suerte de los jóvenes de las barriadas periféricas. Pero la realidad demuestra y, demostrará, que todas las medidas propuestas por los Gobiernos son totalmente incapaces de resolver el problema del desempleo: contratos de aprendizaje desde los 14 años, desbloqueo de los fondos y medios de los organismos asociativos, multiplicación de los cursos de formación, servicio civil voluntario, etc... Estas medidas no son más que una tentativa de ocultar la realidad creciente y brutal del desempleo, de la precariedad en el empleo y de la miseria creciente en la sociedad. Todo esto no es más que polvo en los ojos. Todas las fracciones de la burguesía, tanto la izquierda como la derecha no tienen nada que proponernos. Para lo único que sirven todos estos discursos es para extender el veneno ideológico entre la clase obrera con el fin de dividir a los explotados y oponer los intereses de unos contra otros obreros. La clase dominante justifica de este modo crear un abismo permanente entre generaciones obreras, entre obreros autóctonos y obreros inmigrantes, entre obreros en activo y obreros en paro. Así, intenta empujar a los parados a considerar a los obreros que aún conservan su empleo como privilegiado que no se preocupan ni pueden luchar por aumentos de salario, contra la disminución de las pensiones o contra el deterioro de sus condiciones de vida. Por otra parte, intenta presentar toda futura lucha de los parados ante el conjunto de la clase obrera como una emanación de la “chusma”, solamente capaz de desencadenar una rabia ciega, odio y autodestrucción. El profundo malestar social que han puesto de manifiesto las revueltas en las barriadas francesas es ante todo la expresión de la crisis económica mundial del capitalismo y una manifestación muy reveladora de la quiebra irreversible de este sistema agonizante. Precisamente por ello, las revueltas urbanas en Francia han creado una verdadera inquietud entre todas las burguesías europeas que, de una u otra forma, se enfrentan al mismo problema. Si bien es cierto que las revueltas de los jóvenes de los barrios de la periferia se han desarrollado bajo el signo del “no futuro”, que no son portadoras de ningún tipo de perspectiva puesto que son un reflejo pasivo y brutal del infierno capitalista son, sin embargo, reveladoras del profundo malestar y de la falta de perspectivas de un sistema capitalista en crisis que es totalmente incapaz de integrar a las nuevas generaciones en su aparato productivo. Esta manifestación, particularmente elocuente, de la quiebra del capitalismo plantea más que nunca la verdadera alternativa histórica: derrocamiento del orden burgués o hundimiento de toda la sociedad humana en el caos, la miseria y la barbarie. La única respuesta necesaria y posible al desempleo que amenaza cada vez más a los jóvenes obreros, es la movilización y la lucha, el desarrollo unitario y masivo de las luchas de resistencia de la clase obrera, contra los despidos y todos los ataques que sufre. Solo el desarrollo de la lucha de clases puede permitir a los obreros desempleados y a los que hoy se han visto implicados en las revueltas encontrar su lugar en la afirmación de una perspectiva revolucionaria e internacionalista. Contra el “no futuro” y la desesperación expresada en las revueltas de los barrios de la periferia en Francia, el proletariado es la única clase portadora de un futuro porque es la única fuerza social capaz de acabar con este sistema de explotación capitalista, de erradicar la miseria, el desempleo, de abolir el trabajo asalariado, el beneficio y las relaciones de concurrencia. Es la única clase que puede permitir la instauración de unas relaciones sociales a través de las cuales la humanidad podrá por fin desarrollar sus actividades en función de sus necesidades.Presentamos a continuación un texto remitido por un joven compañero adonde reflexiona sobre algunos problemas, esencialmente de tipo subjetivo, que sufren muchos trabajadores. Esos problemas son, como dice el compañero, despreciados y relegados como secundarios. Nosotros compartimos con él la importancia que tienen y que nuestra clase debe abordarlos para poder desarrollar su conciencia, su unidad y su lucha contra el capitalismo. En contra de lo que predican los seudo-marxistas, el marxismo jamás ha reducido la lucha proletaria a un mero determinismo economicista. Al contrario, siempre ha tenido muy en cuenta los factores subjetivos: la confianza, la solidaridad, la fraternidad, la integridad moral, el compañerismo, el combate contra la alienación y la atomización. Siguiendo esa tradición nosotros hemos contribuido con un Texto sobre la solidaridad y la confianza, publicado en REVISTA INTERNACIONAL números 111 y 112.
En primer lugar, publicamos la contribución del compañero y a continuación unos Comentarios nuestros que no se refieren tanto al contenido general del texto con el que estamos plenamente de acuerdo, sino a algunas cuestiones que sí bien no afectan a su contenido estimamos importante precisarlas.
Los problemas, dificultades, miserias, agobios, … que sufrimos los trabajadores no desembocan en la inmensa mayoría de nosotros en una conciencia de pertenecer a una clase social con intereses comunes enfrentados a la organización social presente. Esto es evidente e innegable. Contribuir al debate y a analizar y aclarar el porqué de esta situación, lo que en cierta medida es ya un paso para su superación, es el objetivo de estas palabras.
Un par de cosas sobre el texto. Primero, que es un “texto de trabajo”, con una redacción bastante mejorable, y con una exposición que puede resultar repetitiva y en algunos aspectos contradictoria. Y segundo, que peca “deliberadamente” de “localismo”, ya que está basado en percepciones personales de la realidad cercana, por lo que bastantes descripciones o análisis no serán válidos, en parte o en su totalidad, en otros sitios.
A los proletarios se nos presentan, desde pequeños, mil y un conflictos, mil y un problemas, la mayoría de las veces con proletarios mismos (en la escuela, en el curro, con familiares, vecinos, etc.), que desde luego no desemboca en una percepción de la polarización entre Capital y Trabajo. Los trabajadores, básicamente, no llegamos a captar e identificar nuestros problemas cotidianos como un producto del antagonismo de clases. Existe, sí, en gran parte de proletarios una sensación más o menos clara de estar puteados, explotados, en la base de la pirámide, pero que no deviene en la visión de formar parte ni de una comunidad de intereses ni de una comunidad de lucha, situación favorecida por las divisiones (superficiales pero reales) que existe en la clase obrera entre nacionales y extranjeros, con papeles y sin papeles, empleados y “obreros”, especializados y precarios, etc. Y esta ausencia de perspectiva (visión de formar parte de un movimiento social portador de un proyecto social) y conciencia de clase se explica en gran parte en que no hemos tenido “vida de clase”, y sin experiencia de clase no puede haber conciencia de clase. Puede haber, porque evidentemente nuestra condición explotada existe, otras cosas (sensación de puteo y asqueo; y/o búsqueda y apropiación de un referente teórico-histórico que se enfrente coherentemente al sistema social presente) pero conciencia no.
No hemos tenido, decía, experiencia de lucha y vida colectiva de clase. El colegio, la calle, el instituto, el curro, la universidad, no han sido ni son (en líneas generales) los espacios para el encuentro y el aprendizaje mutuo, para la comunicación, el compadreo o el esfuerzo compartido para superar dificultades, sino que en general son y están montados para fomentar el embrutecimiento, la incomunicación, la competitividad, la desconfianza, la disciplina y, en definitiva, para la “socialización” y “adaptación” a la sociedad burguesa. Obviamente para explicar los porqués de esta situación habría que abordar la situación de embrutecimiento, alienación y peso ideológico que la explotación capitalista ejerce sobre el proletariado, aspecto este que no es el objetivo principal de este escrito.
La falta y deterioro de unos verdaderos lazos sociales, de un tejido social, en medio de un mundo chungo, violento y triste en todos los sentidos, tiene como una de sus consecuencias principales que cada uno vayamos a salvar nuestro culo y nos volvamos más cerrados y desconfiados, lo que provoca a su vez más deterioro de las relaciones sociales, encontrándonos en un círculo vicioso. La sensación de desamparo, angustia y soledad se vuelven comunes. En esta situación es muy, muy complicado situar los amigos y los enemigos; los que son de los tuyos y comparten tus intereses y problemas y los que no, por lo que el conflicto social, la incapacidad de la organización social para satisfacernos, se nos presenta a los trabajadores (precisamente por la ausencia de “vida de clase”) diluido en un montón de problemas aparentemente particulares y sin ninguna relación ni solución colectiva, o con la única salida de acudir a “especialistas” y “mediadores” como psicólogos, sindicatos, abogados, asistentes sociales y demás, y ante una búsqueda de algo que nos llene como personas, que nos incremente la autoestima y nos cree sentimiento de pertenencia, el mercado tiene gran variedad de músicas, modas, ideología, cine, drogas, hobbys, …, para sentirse especial, perteneciente a algo e incluso militar.
Esta situación (la ausencia de una perspectiva y de una “vida de clase”) se da, principalmente, porque no hay luchas más o menos masivas en las que los proletarios podamos reconocernos y sentirnos parte de una fuerza social que realmente planteé por si misma una alternativa transformadora integral. Y esta aparente ausencia de luchas (que si existen con más o menos asiduidad y potencia las fuerzas burguesas nos la ocultan y falsifican) es también producto y productor de la falta de lazos de clase (aparte de servir de caldo de cultivo de ideologías y “movimientos” que irían a la basura con una clase obrera protagonista y visible. Y luego parece también como que la ausencia de luchas más o menos importantes que puedan hacernos a los trabajadores reconocernos como clase es también consecuencia de cómo si no pasasen “cosas gordas” que nos impulsen en una dirección más o menos clara, sino que las cosas parece que empeoran lenta pero seguramente, siéndonos muy difícil a los trabajadores encontrar culpables claros en esta situación. Y por supuesto la burguesía no pierde la ocasión para mostrarnos “culpables”: los políticos, los “moros”, el PP, Bush, el “terrorismo islamista”, ETA, los españoles, los chinos, los catalanes y aragoneses con el tema del agua por aquí, etc. El empeoramiento, reforma tras reforma, ley tras ley, de nuestras condiciones de vida las últimas décadas; o las guerras “localizadas” que como quien no quiere la cosa están convirtiendo zonas cada vez más extensas del planeta en auténticos infiernos (sin ir más lejos Yugoslavia, a menos de 2 horas de España, era un matadero hace apenas 10 años, y era bombardeada por la OTAN hace 6), situaciones ante las que los trabajadores nos sentimos impotentes, desconcertados, aterrados, sin ver ninguna salida, o peor aún, encontrando en “nuestro” Estado la única tabla de salvación, como está intentando la burguesía con todo el tema del “terrorismo islamista”, o con las “deslocalizaciones”.
Tomarse estas dificultades que se nos plantean a los trabajadores a la ligera, como “ya sabidas” o “secundarias” en relación al conflicto central burguesía-proletariado considero que es un error. Si se consideran “ya sabidas” o que “es lo que hay” (algo que es obvio) de lo que se trata es de actuar en consecuencia, de dirigir nuestra actividad militante a intentar superar estas dificultades (de las que, de más está decirlo, nosotros como proletarios ni mucho menos escapamos, por muy revolucionarias que sean nuestras posiciones), sabiendo la situación actual en la que nos encontramos los trabajadores. Y si se consideran estas cuestiones “secundarias” pues, no sé, como mínimo diría que se estará cayendo en una parcelación de la realidad, en un análisis de los problemas de forma descontextualizada: ¡cómo si la falta de perspectiva y conciencia de clase, y los motivos que la fomentan, fueran una cuestión “secundaria” o “aparte” del conflicto y de la organización social presente!. Claro que no es una cuestión aparte, y creo que es hacia su superación hacia donde debemos dirigirnos prioritariamente los trabajadores.
¿Soluciones? Evidentemente aquí no hay fórmulas mágicas, ni ningún iluminado puede encontrarlas solito, sino que sólo pueden comenzar a esbozarse dentro de un mismo proceso práctico de:
-lucha de los trabajadores contra nuestras condiciones de vida que pueda comenzar a poner sobre la mesa la polarización de clases y la existencia como movimiento visible y real a la clase trabajadora enfrentada a la sociedad burguesa, y cuestione de forma teórico-práctica la relación social capitalista.
-comunicación, confrontación de posiciones y conclusiones que seamos capaces de extraer los trabajadores acerca de nuestros problemas y luchas.
-y, en definitiva, de la reapropiación y concreción programática (de lo que somos dentro de la sociedad, de cómo está montada y funciona, de cómo tenemos que actuar, de quienes son nuestros enemigos, etc.) y de las experiencias acumuladas por la lucha proletaria contra la sociedad del capital, para que nos sirvan de ayuda y guía para nuestras luchas presentes y futuras.
Es dentro de este proceso práctico desde donde pueden venir los avances proletarios en materia de unidad, conciencia, autoorganización y autonomía de clase, y es desde luego donde debemos situarnos los trabajadores que planteamos una salida revolucionaria como única alternativa a esta sociedad.
¿Cómo se concretiza esto?
-la búsqueda y fomento de espacios de encuentro, debate y comunicación acerca de las luchas y problemas que se nos plantean como proletarios, participando en conflictos, contactando con trabajadores, intercambiando informaciones, etc. Creo que es únicamente en este proceso práctico donde los trabajadores podremos desarrollar una perspectiva y una conciencia revolucionaria.
-llevar a cabo un proceso, claro, franco y sin “verdades absolutas” (a ver: me refiero a “verdades” que no encuentran un reflejo en la realidad, no que los trabajadores no podamos afirmar cosas evidentes, o no tanto, de forma firme) pero con unos mínimos, de debate y clarificación para armarnos teóricamente.
- y establecer contacto con grupos y personas con las que puedan darse condiciones y sea interesante debatir, intercambiar informaciones o profundizar en aspectos organizativos o de colaboración.
Con lo comentado no quiero decir, ni mucho menos, que haya que renunciar a todo lo que se salga de la “conciencia media” de los currelas. Eso sería absurdo. Por supuesto que nuestra experiencia concreta como proletarios nos empuja y permite identificar y profundizar teóricamente sobre las contradicciones de la sociedad burguesa o sobre sus aparatos e ideologías. Lo que digo es que muchas cuestiones no encuentran un referente claro en nuestra vida cotidiana (la cuestión del poder, de unas relaciones sociales no mercantiles, le carácter descaradamente anti-obrero y represivo de sindicatos o incluso policías, etc.) sino que las hemos adquirido dentro de un proceso de apropiación teórica-histórica en oposición a lo existente, por lo que son débiles al no encontrar un referente práctico real, un movimiento que sea su expresión, o mejor dicho, estas expresión del movimiento. Por todo lo dicho creo que debemos centrarnos en lo que conocemos y controlamos en relación a nuestra experiencia como proletarios (a ver, sin claudicar ante las ideologías burguesas), y que aspectos si se quiere “más avanzados” dejar que el propio desarrollo de la lucha de clases las vaya poniendo sobre la mesa. Los trabajadores no necesitamos ningún impulso exterior a nosotros mismos para luchar, nuestra misma existencia supone un conflicto con la sociedad burguesa y un esfuerzo permanente por encontrar una salida a nuestra situación dentro de esta.
Como se ve, este texto no es ningún reproche izquierdista de la “poca conciencia de los trabajadores” o del “aburguesamiento de la clase obrera”, ni plantea nada nuevo, ni considero que sea ni pesimista ni optimista. Simplemente se limita a expresar o a recordar si se quiere dificultades y problemas que objetivamente se nos plantean a los trabajadores y que hay que tener muy en cuenta para superarlos.
NUESTRA RESPUESTA
El texto nos parece muy interesante y plantea de una forma muy certera las dificultades que sufren los trabajadores en su vida cotidiana. Lo primero que queremos decir es que compartimos plenamente la preocupación de la que surge: el peso asfixiante que tienen en la vida cotidiana de los trabajadores los sentimientos de aislamiento y atomización, de deterioro de las relaciones sociales, de falta de vida colectiva de clase,… El texto describe con sinceridad y autenticidad la percepción esencial que, de su propia vida, tienen muchos trabajadores en cualquier parte del mundo. No pensamos por tanto, que el texto sea «localista», sino, todo lo contrario, podría decirse que es «universal», como decía Marx que eran los sufrimientos de la propia clase obrera (La Ideología Alemana).
Del mismo modo, queremos destacar el planteamiento del texto cuando señala que « Contribuir al debate y a analizar y aclarar el porqué de esta situación, lo que en cierta medida es ya un paso para su superación, es el objetivo de estas palabras». Efectivamente, para la clase obrera el hecho de reconocer un problema como tal, tomar conciencia de su existencia, constituye el primer paso en el camino de su solución.
También queremos mostrar nuestro completo acuerdo con este pasaje: «Tomarse estas dificultades que se nos plantean a los trabajadores a la ligera, como “ya sabidas” o “secundarias” en relación al conflicto central burguesía-proletariado considero que es un error. Si se consideran “ya sabidas” o que “es lo que hay” (algo que es obvio) de lo que se trata es de actuar en consecuencia, de dirigir nuestra actividad militante a intentar superar estas dificultades (de las que, de más está decirlo, nosotros como proletarios ni mucho menos escapamos, por muy revolucionarias que sean nuestras posiciones), sabiendo la situación actual en la que nos encontramos los trabajadores. Y si se consideran estas cuestiones “secundarias” pues, no sé, como mínimo diría que se estará cayendo en una parcelación de la realidad, en un análisis de los problemas de forma descontextualizada: ¡cómo si la falta de perspectiva y conciencia de clase y los motivos que la fomentan, fueran una cuestión “secundaria” o “aparte” del conflicto y de la organización social presente! Claro que no es una cuestión aparte, y creo que es hacia su superación hacia donde debemos dirigirnos prioritariamente los trabajadores».
Finalmente, nos parece muy acertada la comprensión que hace el texto de cómo tiene lugar el proceso actual de deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera: « El empeoramiento, reforma tras reforma, ley tras ley, de nuestras condiciones de vida las últimas décadas; o las guerras “localizadas” que como quien no quiere la cosa están convirtiendo zonas cada vez más extensas del planeta en auténticos infiernos (sin ir más lejos Yugoslavia, a menos de 2 horas de España, era un matadero hace apenas 10 años, y era bombardeada por la OTAN hace 6), situaciones ante las que los trabajadores nos sentimos impotentes, desconcertados, aterrados, sin ver ninguna salida, o peor aún, encontrando en “nuestro” Estado la única tabla de salvación, como está intentando la burguesía con todo el tema del “terrorismo islamista”, o con las “deslocalizaciones”».
Las condiciones actuales de la vida del proletariado y las dificultades para el desarrollo de sus luchas y su conciencia.
La CCI no ve como “secundarias” las cuestiones planteadas por el texto sino que las ve como fundamentales. Los problemas que evoca el texto son sin duda más acuciantes en el momento actual de la lucha de clases, en el que el crecimiento de la rabia ante la degradación de las condiciones de vida, de la inquietud ante el futuro de miseria y destrucción que comporta el mantenimiento del orden capitalista, se ve lastrado por el impacto de la descomposición de la sociedad capitalista en las filas obreras, engendrando entre los propios trabajadores sentimientos de “cada uno a la suya” («la falta y deterioro de unos verdaderos lazos sociales, de un tejido social, en medio de un mundo chungo, violento y triste en todos los sentidos tiene como una de sus consecuencias principales que cada uno vayamos a salvar nuestro culo y nos volvamos más cerrados y desconfiados, lo que provoca a su vez más deterioro de las relaciones sociales, encontrándonos en un círculo vicioso», como dice, “gráficamente”, el propio texto) opuestos a la solidaridad de clase; y generando respuestas nihilistas basadas en el “no future”, en lugar de la lucha basada en una confianza de la posibilidad de un futuro comunista para la humanidad.
Las revueltas que han sacudido recientemente barrios periféricos de las ciudades francesas (ver el artículo que se ha editado en la prensa territorial de la CCI, publicado en Acción Proletaria nº 185) son, desgraciadamente prueba de ello, pues toda la ira acumulada se ha descargado ciegamente no contra el Capital sino contra los propios obreros: contra otros trabajadores (como los bomberos), contra bienes de personas que comparten con ellos los mismos barrios degradados… Esas expresiones de rabia no desembocan sin embargo, como alerta el propio texto, en un fortalecimiento de la solidaridad o de la conciencia de clase. Al contrario parten precisamente de su negación: niegan la existencia de intereses comunes de todos los explotados, niegan que jóvenes o “veteranos”, parados o empleados, nativos o emigrantes, somos una misma clase explotada, opuesta al capitalismo. Por ello profundizan las divisiones y la desconfianza entre los propios trabajadores. Por ello también ahondan aún más en las propias filas obreras el sentimiento de una ausencia de perspectiva.
Por todo lo anterior nos parece muy justo lo que apunta el texto sobre la repercusión en el proletariado de ese sentimiento de falta de perspectivas, de esa pérdida de la identidad de clase: «Los trabajadores, básicamente, no llegamos a captar e identificar nuestros problemas cotidianos como un producto del antagonismo de clases. Existe, sí, en gran parte de proletarios una sensación, más o menos clara de estar puteados, explotados, en la base de la pirámide, pero que no deviene en la visión de formar parte de una comunidad de intereses, ni de una comunidad de lucha, situación favorecida por las divisiones (superficiales pero reales) que existe en la clase obrera entre nacionales y extranjeros, con papeles y sin papeles, empleados y “obreros”, especializados y precarios, etc.», destacando una de las principales causas de esa falta de perspectiva: «Y esa ausencia de perspectiva (visión de formar parte de un movimiento social portador de un proyecto social) y conciencia social se explica en gran parte en que no hemos tenido “vida de clase”, y sin experiencia de clase no puede haber conciencia de clase. Puede haber, porque evidentemente nuestra condición explotada existe, otras cosas (sensación de puteo y asqueo; y/o búsqueda y apropiación de un referente teórico-histórico que se enfrente coherentemente al sistema social presente) pero conciencia no».
Efectivamente, es la falta de perspectiva histórica lo que dificulta el desarrollo de luchas y de la toma de conciencia en la clase. Es importante distinguir entre descontento o malestar, combatividad obrera y conciencia proletaria, tres nociones que no se pueden confundir ni colocar en un mismo plano. Descontento equivale a lo que el texto califica de sensación, más o menos clara de estar puteados, explotados, pero eso no es lo mismo que combatividad que, como indica el texto, equivale a visión de formar parte de una comunidad de intereses. Por último, conciencia de clase es la comprensión activa de formar parte de una clase que tiene un porvenir histórico revolucionario.
Es cierto que la ausencia de “vida de clase”, es decir la ausencia durante más de 15 años de experiencias de lucha más o menos importantes, ha dificultado la adquisición de una conciencia de clase en la gran mayoría de trabajadores. Ahora bien, queremos precisar que la conciencia de clase no nace únicamente de las luchas inmediatas. La clase obrera es capaz de una reflexión sobre su propia existencia y sobre su porvenir revolucionario, sobre los fines y los medios de su combate, sobre quienes son sus amigos y quienes sus enemigos. Esta reflexión precede, acompaña o sigue a las propias luchas y no es un producto pasivo e inmediato de ellas.
Es verdad que en tiempos “normales”, cuando el orden capitalista no es verdaderamente puesto en cuestión, esa conciencia es muy minoritaria. Sin embargo, se transforma en mayoritaria en un periodo pre-revolucionario o ya directamente revolucionario, cuando, como decía Marx “la teoría revolucionaria se adueña de las masas” y la conciencia de clase tiende a ser la conciencia de la mayoría de la clase.
Tanto las experiencias directas de lucha como la reflexión de pequeñas minorías forman parte integrante de la lucha y la conciencia de la clase vista en su conjunto. La segunda no tiene, salvo en situaciones revolucionarias, una influencia directa sobre los acontecimientos. Sin embargo, su papel es vital pues contribuye a través de mil canales, a menudo “invisibles”, al proceso –difícil y tortuoso- de maduración de la conciencia en masas de la clase que progresivamente se van haciendo más amplias. La toma de conciencia contribuye al desarrollo de las luchas y, simultáneamente, el desarrollo de estas estimula y amplifica a aquella.
La vida de la clase es mucho más que las luchas inmediatas. Se compone de luchas masivas pero también de luchas ideológicas, denuncias, polémicas, clarificaciones, protagonizadas por pequeñas minorías que, aunque durante todo un tiempo están aisladas respecto a la mayoría de la clase, están vinculadas a su lucha histórica y a sus intereses históricos.
Un repaso, aunque sea superficial, de la historia nos muestra que por ejemplo, en el siglo XIX, en la época de la expansión capitalista y también del desarrollo del proletariado, la “vida de la clase” iba más allá de las luchas reivindicativas en las fábricas, y se plasmaba igualmente en multitud de asociaciones obreras de todo tipo (sindicatos, cooperativas, universidades obreras etc.), que servían como instrumento de integración al proletariado de muchos obreros recién salidos del campesinado o del artesanado. Esta situación cambia con la entrada del capitalismo en su etapa de decadencia, y el desarrollo monstruoso del control totalitario del Estado sobre toda la sociedad. En esta época histórica no ya los sindicatos, sino las asociaciones de vecinos, o los clubes juveniles son absorbidos por el Estado capitalista como apéndices de la gestión de la explotación, el urbanismo, el ocio, etc.,.. Otra de las consecuencias de la entrada del capitalismo en su fase de decadencia es la forma que toma el desarrollo de la lucha de clases, que en este período no es través de un “crescendo” lineal y continuo, sino a través de oleadas, seguidas de fases de reflujo más o menos prolongadas. Fuera de esas oleadas de luchas masivas es muy difícil que el conjunto de la clase obrera se reconozca a sí misma, más allá de un sentimiento común de sufrir la opresión del trabajo asalariado, del desempleo,… En cambio, en momentos de luchas abiertas, la sociedad se ve atravesada por un “océano de fenómenos”, como los llamaba Rosa Luxemburgo, que expresan la emergencia a plena luz del día de la vida de la clase (desde el ambiente que se respira en los barrios obreros, hasta el contagio de la combatividad a otros sectores sociales).
El texto en su pasaje final señala: «Con lo comentado no quiero decir, ni mucho menos, que haya que renunciar a todo lo que se salga de la “conciencia media” de los currelas. Eso sería absurdo. Por supuesto que nuestra experiencia concreta como proletarios nos empuja y permite identificar y profundizar teóricamente sobre las contradicciones de la sociedad burguesa o sobre sus aparatos e ideologías. Lo que digo es que muchas cuestiones no encuentran un referente claro en nuestra vida cotidiana (la cuestión del poder, de unas relaciones sociales no mercantiles, le carácter descaradamente anti-obrero y represivo de sindicatos o incluso policías, etc.) sino que las hemos adquirido dentro de un proceso de apropiación teórica-histórica en oposición a lo existente, por lo que son débiles al no encontrar un referente práctico real, un movimiento que sea su expresión, o mejor dicho, esta expresión del movimiento. Por todo lo dicho creo que debemos centrarnos en lo que conocemos y controlamos con relación a nuestra experiencia como proletarios (a ver, sin claudicar ante las ideologías burguesas), y que aspectos si se quiere “más avanzados” dejar que el propio desarrollo de la lucha de clases las vaya poniendo sobre la mesa. Los trabajadores no necesitamos ningún impulso exterior a nosotros mismos para luchar, nuestra misma existencia supone un conflicto con la sociedad burguesa y un esfuerzo permanente por encontrar una salida a nuestra situación dentro de esta».
Es totalmente cierto que muchas posiciones generales del proletariado no encuentran actualmente un referente claro en nuestra vida cotidiana. Ahora bien, ¿quiere eso decir que debamos limitarnos a lo que conocemos y controlamos con relación a nuestra experiencia como proletarios ), y que aspectos si se quiere “más avanzados” dejar que el propio desarrollo de la lucha de clases las vaya poniendo sobre la mesa?.
Nosotros pensamos que no.
1º) ¿Por qué esas cuestiones no encuentran un “referente claro en la vida cotidiana?” ¿Es acaso porque las condiciones objetivas impiden que dominen prácticamente la vida de los trabajadores? La respuesta es no. Objetivamente esas cuestiones influyen en la vida corriente de los obreros . El problema está en que el peso de la ideología dominante, de las campañas ideológicas de la burguesía y la acción de sus fuerzas sindicales y políticas, impiden, o al menos dificultan, que los obreros las reconozcan subjetivamente. Por eso es necesario que, mediante un combate contra la política de la burguesía, mostremos esas cuestiones a los trabajadores para que acaben por reconocerlas lo más masivamente posible.
2º) Esos aspectos “más avanzados” se ponen sobre la mesa, no solamente por el desarrollo de las luchas sino también por la intervención de las minorías conscientes de la clase. Esta intervención es una parte de la propia lucha de clases, no constituye ningún “impulso exterior”. Efectivamente, “nuestra misma existencia supone un conflicto con la sociedad burguesa” y la cuestión es que una parte del “esfuerzo permanente por encontrar una salida a nuestra situación dentro de esta” la constituyen la acción, el combate y la reflexión de esas minorías.
3º) Lo que se ha adquirido a través de la apropiación de la experiencia histórica y mundial del proletariado no es algo “débil” sino todo lo contrario, es la fuerza más preciosa del proletariado, aunque inmediatamente no se haga “carne mortal” en tal o cual sector de la clase obrera. Marx decía que «la cuestión no reside en que es lo que éste o aquel proletario, o incluso la totalidad del proletariado consideran en cada momento como objetivo suyo. La cuestión es qué es el proletariado y qué se verá obligado a hacer, consecuentemente con su ser. Su finalidad y su acción histórica vienen irrevocablemente y obviamente puestas de manifiesto por su propia situación vital tanto como por la global organización de la sociedad burguesa de hoy» (La Sagrada Familia). A diferencia de anteriores clases revolucionarias de la historia que podían extender su modo de producción en la vieja sociedad (y por tanto, los cambios ideológicos podían ser consecuencia o corolario del avance de su influencia social real), la clase obrera es también la clase explotada de la sociedad capitalista, y por tanto la conciencia no puede ser únicamente un reflejo pasivo de la realidad, sino un instrumento activo de su transformación. No se trata por tanto de aguardar sin más a que las luchas hagan suyos, por sí mismas, los postulados de la revolución, a que cómo dice el texto «el movimiento exprese las adquisiciones teórico-históricas». El movimiento obrero, si se considera históricamente, ya ha dejado claro por ejemplo porque los sindicatos se han convertido en agentes del Estado capitalista en todos los países. No debemos dejar que cada lucha, cada generación de trabajadores, cada sector, cada localidad, “redescubran por sí mismo” al precio, a menudo, de duras derrotas (como, por ejemplo, sucedió en la tentativa revolucionaria en Alemania en 1918-23), esa posición fundamental. Hay que defenderla aunque aparentemente caiga en saco roto pues es algo que progresivamente va ayudando a un número creciente de trabajadores a armarse más eficazmente ante nuevas luchas. Aunque están fraternalmente hermanadas por el sufrimiento de una explotación inhumana, proletariado, esclavos y siervos, no son clases idénticas. Mientras el proletariado es capaz de inscribir las luchas de sus sucesivas generaciones en una continuidad histórica y la lucha de sus diferentes sectores geográficos en una unidad mundial, las luchas de los esclavos y los siervos fueron explosiones aisladas que se agotaban en sí mismas y que empezaban siempre desde cero. El proletariado es una clase revolucionaria, y por tanto su pasado y su futuro (es decir la alternativa social que ofrece al conjunto del género humano) son armas esenciales para su lucha presente.
La situación actual del proletariado: el comienzo de una lenta y difícil recuperación de sus combates
El proletariado actual ha sufrido una de las fases de reflujo más persistentes que haya conocido en la historia. Nos referimos a la etapa que se abrió a finales de los años 80 con la caída de los regímenes estalinistas y que ha empezado a tocar fin con el giro que se ha producido en la lucha de clases desde mediados de 2003 (Ver la Revista Internacional nº 117 y 119). Estamos hablando de un período de más de 15 años (la mayor parte de la vida de la generación de obreros más jóvenes que hoy se incorporan precisamente a la clase y a sus luchas). La explicación de la extensa duración de ese reflujo no está tanto en la severidad de las derrotas de las luchas de los años 80 (Polonia, luchas contra las reconversiones en España, Francia, las luchas contra los cierres de las minas en Inglaterra), sino sobre todo en el retroceso en la conciencia en la clase obrera que supuso la campaña de la burguesía que identificó la caída de los regímenes estalinistas con el fin de la perspectiva comunista, (“el fin del comunismo”, el “fin del sentido revolucionario de la lucha de clases”,…). El impacto inmediato de estas campañas que atacaban precisamente el «proyecto histórico del proletariado» (por emplear los términos del propio texto) en la combatividad de la clase obrera en un momento en que arreciaban precisamente los ataques a sus condiciones de vida y trabajo (precariedad, despidos, desmantelamiento del llamado “Estado del bienestar), prueba el sentido “bidireccional” de la relación entre luchas masivas y confianza en una perspectiva revolucionaria. Es decir que no sólo la ausencia de luchas deviene en una pérdida de confianza en una perspectiva revolucionaria, sino que la pérdida de esa referencia histórica futura se convierte en un factor de intimidación para las luchas del presente, haciendo a los obreros más vulnerables a las mistificaciones de salvar la empresa o salvar la economía nacional.
Sin embargo este retroceso, por largo y difícil que haya sido no puede identificarse con una derrota del proletariado. Como hemos analizado muchas veces, pensamos que el curso histórico, es decir la perspectiva futura para el conjunto de la humanidad sigue estando abierto a los enfrentamientos de clase decisivos entre burguesía y proletariado. No podemos extendernos aquí en explicar todos y cada uno de los elementos que justifican este análisis (ver Revista Internacional nº 107 así como los citados artículos de los nº 117 y 119), desde la propia estrategia política de la burguesía hasta el rechazo del proletariado de las principales concentraciones obreras del mundo a alistarse en las guerras imperialistas, etc. Si queremos insistir, sin embargo en dos de ellos:
1.- La existencia de dos generaciones sucesivas de trabajadores no derrotadas.
La identidad de clase del proletariado, a diferencia de anteriores clases explotadas de la historia de la humanidad, se basa tanto en su situación común en la explotación, como en su, y seguimos retomando el término del propio texto, «proyecto histórico. Pero la comprensión de ese proyecto histórico es imposible sin el reconocimiento de la naturaleza histórica de su lucha, es decir vernos como los sucesivos eslabones de una cadena de más de 200 años de luchas del proletariado por su emancipación. De ahí la importancia de la continuidad histórica de sucesivas generaciones obreras.
En el mencionado Texto de Orientación sobre la Confianza y la Solidaridad en la Lucha Proletaria, analizamos las dificultades que supuso para la generación obrera que entró en lucha en los años 60-70 la ruptura de esa continuidad con la generación precedente marcada en cambio por la derrota y la contrarrevolución, y también hemos analizado la repercusión decisiva de esas dificultades en el agotamiento de las oleadas internacionales de luchas obreras que se sucedieron desde 1968 hasta finales de los años 80.
No es esa la situación actual de la lucha de clases. Lo que vemos en cambio es la presencia de dos generaciones no derrotadas de la clase obrera, como ha podido apreciarse en las manifestaciones en Francia en 2003, en las luchas en Alemania el año pasado, o en las recientes movilizaciones en SEAT. La unión en la lucha de ambas generaciones es fundamental. Para la “joven generación”, la aportación de los obreros “de los 70” que han acumulado experiencias valiosísimas por ejemplo de autoorganización y extensión de las luchas, es un bagaje imprescindible. Pero también para los “veteranos” que sufrieron el fracaso de una primera tentativa de asalto al capitalismo (insistimos en que fracaso no es derrota ni alistamiento tras las banderas de la burguesía), ver la incorporación al combate de la siguiente generación, (de sus “hijos”, por resumir), refuerza la idea capital de que “la lucha continúa”, que lo de “el fin de la lucha de clases” es un mito intencionadamente propagado por la burguesía, que el futuro sigue siendo el combate de clase contra el capitalismo.
2.- El surgimiento a escala internacional de un movimiento de toma de conciencia.
Que el conjunto de la clase obrera, en general, haya sufrido un retroceso en la conciencia, no significa la desaparición completa del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado. Precisamente por su naturaleza histórica, aún en los peores momentos de retroceso de la conciencia general en la clase, sigue existiendo en su seno ese impulso de búsqueda de, y podemos retomar de nuevo los términos del propio texto, un referente teórico-histórico que se enfrente coherentemente al sistema social presente. Ya, en pleno auge de la campaña sobre el “fin del comunismo” pudimos ver el surgimiento, desde luego muy minoritario, de elementos obreros que tendían a cuestionar esa campaña, que se negaban a aceptar que la perspectiva histórica de más de 200 años de lucha desapareciera de la historia, y que el capitalismo se convirtiera en el “único mundo posible”. Pero precisamente el agotamiento de esa campaña, por el propio desarrollo de la crisis histórica del capitalismo ha hecho surgir y extenderse un movimiento de cuestionamiento del sistema capitalista, una búsqueda de alternativas a este orden de explotación y destrucción.
No podemos analizar aquí como la burguesía trata de contrarrestar ese cuestionamiento a través de múltiples instrumentos (desde el movimiento “antiglobalización” hasta la parcialización de las respuestas: la “okupación”, el “ecologismo”, la “autogestión” de la miseria,…), pero si nos interesa mostrar que si la burguesía despliega tal cantidad de medios es precisamente porque siente que el viejo topo proletario no sólo no está muerto sino que va horadando los cimientos de la sociedad de explotación. Es un proceso latente, subterráneo, imperceptible para incluso la gran mayoría de los trabajadores, pero se va extendiendo y ampliando. No hay más que ver la proliferación de debates que muestran los foros de Internet, el eco creciente (aunque aún sea desde luego muy modesto) de las posiciones revolucionarias, las caras nuevas que acuden a las Reuniones Públicas de las organizaciones que se reivindican del comunismo,…
Este proceso atraviesa todos los continentes y todos los sectores del proletariado. Vemos desde luego el “regreso” de antiguos compañeros de lucha que vuelven con ánimos redoblados tras un paréntesis de ostracismo y desconfianza en su propia clase. Y vemos sobre todo a jóvenes con una decidida voluntad de aclararse, de responder a la pregunta ¿cómo podemos acabar con el capitalismo?
Esa es una de las características más importantes de esta nueva generación de elementos engendrados por el esfuerzo de toma de conciencia del proletariado. Sus preocupaciones van más allá de lo inmediato de las luchas reivindicativas, y apuntan sobre todo a la perspectiva, a la alternativa histórica al capitalismo. Y esto es sumamente importante y positivo para el desarrollo de la perspectiva revolucionaria. Pensamos que el propio texto apunta en esa dirección, ya que en el apartado destinado a plantear alternativas a la situación que describe en el proletariado, indica:
«- Lucha de los trabajadores contra nuestras condiciones de vida que pueda comenzar a poner sobre la mesa la polarización de clases y la existencia de un movimiento visible y real a la clase trabajadora enfrentada a la sociedad burguesa y cuestione de forma teórico-práctica la relación social capitalista». Y añade a continuación:
«- Comunicación, confrontación de posiciones y conclusiones que seamos capaces de extraer los trabajadores acerca de nuestros problemas y luchas.
- Y en definitiva, de la reapropiación y concreción programática (de lo que somos dentro de la sociedad, de cómo está montada y funciona, de cómo tenemos que actuar, de quienes son nuestros enemigos, etc.) y de las experiencias acumuladas por la lucha proletaria contra la sociedad del capital, para que nos sirvan de ayuda y guía para nuestras luchas presentes y futuras».
Es especialmente sobre estos dos aspectos sobre los que podemos y debemos actuar los revolucionarios. Respecto al primero no es la tarea de los elementos más avanzados provocar u organizar la lucha de los trabajadores contra la explotación . El texto mismo recoge con sus propias palabras lo que es una de las contribuciones centrales de Rosa Luxemburgo sobre la huelga de masas: « nuestra misma existencia supone un conflicto con la sociedad burguesa y un esfuerzo permanente por encontrar una salida a nuestra situación dentro de ésta».
El texto incluye unas concreciones:
«- la búsqueda y fomento de espacios de encuentro, debate y comunicación acerca de las luchas y problemas que se nos plantean como proletarios, participando en conflictos, contactando con trabajadores, intercambiando informaciones, etc….
- llevar a cabo un proceso claro, franco y sin “verdades absolutas” (a ver: me refiero a “verdades que no encuentran un reflejo en la realidad, no que los trabajadores no podamos afirmar cosas evidentes, o no por tanto, de forma firme) pero con unos mínimos, de debate y clarificación para armarnos teóricamente.
- y establecer contacto con grupos y personas con las que puedan darse condiciones y sea interesante debatir, intercambiar informaciones o profundizar en aspectos organizativos o de colaboración»
… que nos parecen acertadas y que creemos que ponen de manifiesto una sincera voluntad de abrirse a otras experiencias de otros trabajadores, o sea al conjunto de la clase obrera. Lo que planteamos es que esa apertura a la clase obrera trascienda lo inmediato o lo próximo y tome en cambio como referente la lucha histórica del proletariado. A ello hemos tratado de contribuir de buena fe con estos comentarios.
Corriente Comunista Internacional 4-12-05
Hemos publicado en esta misma sección (CCI “on line”), la correspondencia que matuvimos con los organizadores de la fira del llibre anarquista de Barcelona, que rechazaron que la CCI pudiera estar presente en un punto de venta. Ahora podemos ver que se trata de una práctica extendida de los organizadores oficiales anarquistas de este tipo de eventos también en otros países. Lo que más resalta de este artículo sin embargo, es la carta de un elemento del medio anarquista que plantea porqué no está de acuerdo con esta actitud de los organizadores, que tratan de condenar al silencio las posiciones de la Izquierda Comunista, y que compara con la actitud similar que tuvo....¡Stalin!
Ya hace varios años que no se permite que la CCI tenga un puesto en la feria del libro anarquista de Gantes, ni tampoco en la lonja anarquista de Utrecht En distintas ocasiones, los organizadores han hecho como si nuestra solicitud hubiera llegado demasiado tarde, o no hubiera sitio. Ya les vale. Cuando hemos insistido, los organizasdores nos han respondido que no damos el perfil anarquista exigido. Naturalmente no se nos pasa por la cabeza lamentarnos de esta decisión, o pedir una mayor complacencia de parte de los organizadores. Lo que nos interesa es poner al desnudo las verdaderas razones del rechazo repetido de los organizadores de estas ferias del libro.
Tras sus escapatorias administrativas, los organizadores mienten conscientemente cuando justifican su rechazo por razones ideológicas (no dariamos el perfil). ¿Quién no ha advertido la presencia en estas ferias de puestos, de publicaciones, de asociaciones, que son abiertamente socialdemócratas, estalinistas o nacionalistas... y que no tienen para nada un «perfil anarquista»? ¿Porqué exdcluir entonces a la CCI, una organización que se reclama del internacionalismo proletario y que denuncia todas las ideologías nacionalistas sea cual sea su pretexto étnico, histórico o religioso, como un verdadero veneno para los proletarios?
La CCI no ha ocultado nunca sus posiciones marxistas ni sus divergencias de principio con el anarquismo. La CCI siempre ha denunciado las posiciones burguesas del anarquismo oficial, que acaban en la defensa del Estado democrático (como fue el caso de Kropotkine o la CGT francesa en 1914, o la CNT española en 1936) y apoyando el nacionalismo más arcaico (como el anarco-nacionalismo bretón o flamenco). Si a los organizadores les parece indeseable nuestra presencia, es porque a los elementos que buscan una ampliación y una profundización de su visión política, les interesan los análisis de la Izquierda Comunista, les interesan las cuestiones que planteamos y las respuestas políticas que aportamos sobre los problemas que preocupan a la clase obrera y que conciernen a la perspectiva que se plantea para la humanidad. Lo que los organizadores quieren en realidad es evitar que se produzca una confrontación honesta y abierta de posiciones políticas. A pesar de sus peroratas (falsamente) libertarias, prefieren confiar en sus vecinos estalinistas y de extrema izquierda (pro o antiestalinistas) antes que ver a la Izquierda Comunista tener un eco por la defensa de una clara perspectiva de clase internacionalista.
No nos extraña en absoluto esta actitud de los organizadores, que refuerzan así el totalitarisno ideológico del que son en realidad un engranaje, aunque modesto, indispensable sin embargo, para prevenir que los elementos que se plantean cuestiones, encuentren respuestas políticas sobre las que debatir. Rechazando nuestro puesto, el anarquismo oficial aporta su pequeña piedra al edificio del pensamiento único burgués.
Ciertos participantes a los que ha irritado este comportamiento ya han manifestado públicamente su solidaridad difundiendo nuestra prensa en su puesto, y no han dudado en quejarse verbalmente y por escrito de la actitud de los organizadores: «La CCI es en efecto muy crítica con el anarquismo, pero eso es evidente: son marxistas de cabo a rabo (...) Están abiertos a la discusión con quienes se interesan por sus posiciones. Sus reuniones son públicas y uno puede ir tranquilamente y exponer sus posiciones anarquistas, o incluso difundir volantes anarquistas a los visitantes. Esto me parece pues más democrático que una feria del libro anarquista en la que algunos organizadores deciden por su propia cuenta rechazar ciertos grupos. Para ciertos anarquistas puede ser interesante distinguir los desacuerdos y las convergencias, así es como se aprenden a formular y defender las posiciones de cada uno. Y si no se quiere tener una discusión con ellos, por ejemplo porque no son bastante anarquistas, vegetarianos, feministas, o pacifistas, o simplemente porque no corresponden a la imagen que te haces del mundo, pues simplemente no se discute... Otra cosa distinta es ofrecer una plataforma para toda la asquerosa propaganda de los estalinistas y de los trotskistas, que vienen a ¡“salvar almas”! (...) en el caso de la CCI, no veo hasta ahora razones suficientes para rechazar su participación en la feria del libro anarquista. Y no es mi intención en ningún caso abrir las puertas de par en par a toda la canalla trotskista y estalinista; según me parece, la CCI se distingue de ellos, incluso desde el punto de vista anarquista, en el buen sentido. Las corrientes históricas de las que se reclama fueron en su tiempo víctimas de la represión desencadenada por Trotsky y Stalin, igual que los anarquistas. Sería igualmente extraño que una cierta forma de pensar que prácticamente ha desaparecido de la superficie del globo por la acción de los estalinistas (y que indudablemente a mucha gente le parece anacrónica), fuera condenada ahora al silencio ¡por los anarquistas!» (1) [77]. Animamos a los que quieren ser políticamente consecuentes a enviarnos sus tomas de posición, que publicaremos igualmente.
Por nuestra parte, animamos a quien quiera desarrollar una confrontación de ideas y debatir sobre los problemas del mundo, de la lucha de clases y del poprvenir de la humanidad, a que participe en nuestras actividades públicas, tanto las permanencias, donde discutimos sobre lo que plantean los asistentes, como las reuniones públicas, donde se discute sobre la base de una presentación hecha por la CCI; también podéis encontrarnos en las ventas de nuestra prensa, en los lugares que anunciamos en nuestros periódicos, o en las manifestaciones y las luchas obreras.
Mayo 2005
(1) [78]Ver: carta abierta de ediciones De Dolle Hond a los organizadores de la feria del libro anarquista de la feria del libro de Utrecht, en nuestro sitio web: www.internationalism.organizaci [79]ón/dutch; ver también, “Los organizadores de la feria anarquista del libro de Utrecht desvelan sus prácticas estalinistas”, en Wereldrevolutie nº 101
En el Foro Alasbarricadas, un compañero hace una sencilla pregunta ¿Por qué es malo el capitalismo?
Pensamos que la pregunta debe formularse de otra manera: ¿Por qué hay que acabar con el capitalismo? Esa es la primera pregunta que vamos a responder.
Sin embargo, creemos que la cuestión que plantea el compañero debe completarse respondiendo a dos preguntas más:
¿Ha sido siempre el capitalismo un peligro para la humanidad?
¿Quién puede destruir el capitalismo?
Cuando se hundió el bloque ruso –mentirosamente presentado como “comunista”- todos los ideólogos, políticos, sindicalistas etc., nos repitieron hasta la náusea que el capitalismo era el “único mundo posible”, el entonces presidente USA –el papá del actual- prometió “un nuevo orden de prosperidad y paz”. Hoy, un buen número de obreros y de jóvenes tienen dudas cada vez más fuertes sobre ese aserto y piensan que este sistema social entraña peligros cada vez más graves para la existencia humana.
El desempleo, la precariedad en el trabajo, el endurecimiento de las condiciones laborales, la pobreza, la vivienda imposible de pagar, la eliminación acelerada de las prestaciones sociales etc., se generalizan en todos los países. El capitalismo no lleva a un “nuevo orden de prosperidad” sino a un desorden espantoso de miseria, pobreza y sufrimientos.
La guerra imperialista golpea un buen número de países y su proyección –los atentados terroristas de masas- traslada sus estragos a las poblaciones de países centrales como Gran Bretaña, USA o España. La barbarie cotidiana de Irak desmiente el eslogan de un “nuevo orden de paz”, bajo el capitalismo la perspectiva es un caos sangriento de guerras sin fin.
La humanidad está sufriendo una fuerte destrucción medioambiental, producto de la crisis sin salida del capitalismo y del carácter irracional y anárquico de su régimen de producción. Pese a Protocolos como el de Kyoto o Conferencias “mundiales”, la política de los gobiernos, la búsqueda desesperada de ganancias, preparan desastres en cadena amenazando con arruinar las bases mismas de la producción humana.
Sí el Estado es en todos los países la dictadura del Capital, los países que ocultan tal dictadura bajo la máscara de la democracia se vuelven cada vez más represivos y no tienen reparos en justificar la tortura, el asesinato a sangre fría y el control policial.
El capitalismo provoca la destrucción cada vez más profunda de los lazos sociales entre los seres humanos, las tendencias cada vez más violentas al nihilismo suicida (encarnadas por esos kamikazes que hacen explotar las bombas que llevan al cinto para matar de forma indiscriminada decenas de semejantes), a los enfrentamientos irracionales, a los odios xenófobos, a toda clase de prácticas gangsteriles, pornográficas etc., todo lo cual muestra una sociedad que ha perdido la brújula. Bajo el capitalismo, como ya dijo en el siglo XVII Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”, pero hoy, esas tendencias están llegando al paroxismo encerrando una amenaza grave para la convivencia humana.
Este pequeño resumen confirma claramente lo que ya dijo hace 85 años la Tercera Internacional: PARA QUE LA HUMANIDAD PUEDA VIVIR EL CAPITALISMO DEBE MORIR.
Se puede desarrollar más este tema aqui [81] [82]
Como dijo Carlos Marx “el capitalismo nació en el lodo y en la sangre”. Al ser una sociedad de clases y basarse en la explotación del hombre por el hombre supura por todos sus poros violencia, injusticia y opresión.
Sin embargo, el capitalismo tuvo una fase progresista en la cual contribuyó a que la humanidad se liberara del aislamiento localista, de las técnicas de producción arcaicas, del sometimiento a la arbitrariedad y el despotismo de príncipes, curas y reyes. El capitalismo forjó el mercado mundial, instauró técnicas de producción sociales y, sobre todo, formó en sus propias extrañas la clase explotada que puede derribarlo: el proletariado.
Esa fase progresista se acabó a principios del siglo XX cuando el sistema alcanzó sus límites históricos. El siglo XX ha sido el de las peores guerras de la historia humana, el de las expresiones más monstruosas de la dominación estatal, el del cinismo y la manipulación más descaradas, el del contraste más radical entre, por un lado, un desarrollo potencial de las capacidades productivas de la humanidad y, de otra parte, la explosión de las peores lacras de todo tipo: enfermedades, guerras, matanzas, hambrunas, miseria, degeneración moral, catástrofes ecológicas, climáticas, habitacionales… En el siglo XIX, el capitalismo –pese a los tremendos sufrimientos que causó- era un sistema social progresista; en los siglos XX y XXI se ha convertido en un sistema reaccionario que multiplica los sufrimientos y lleva la humanidad a la destrucción.
El capitalismo es reo de los crímenes más atroces contra la humanidad. Pero ¿quién puede ejecutar la sentencia de su destrucción?
Muchas respuestas se han dado a esta pregunta: una coalición de seres humanos armados de justicia y buena voluntad; el pueblo entendiendo por tal todos los ciudadanos excepto cuatro oligarcas que se mueven en las sombras; un frente unido de las clases “populares” etc.
Sin embargo, la historia ha demostrado que ninguna de esas respuestas es válida. Desde que desapareció el viejo comunismo primitivo, la humanidad se halla dividida en clases sociales antagónicas y su historia es la historia de la lucha de clases, como señaló el Manifiesto Comunista.
Bajo el régimen capitalista, el proletariado es la clase revolucionaria de la sociedad. Es quien produce lo esencial de las riquezas sociales, quien trabaja de forma unitaria y colectiva, a quien sus intereses le impulsan a defender sus necesidades como seres humanos contra la dictadura de las necesidades económicas, políticas y militares que impone la reproducción del Capital.
El proletariado representa los intereses de la inmensa mayoría de la población explotada y oprimida. Afirmando su lucha independiente debe ganar a ésta al combate por la destrucción del capitalismo.
Se puede desarrollar más este tema en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [83]
Corriente Comunista Internacional 20-12-05: es.internationalism.org
No pretendemos hacer una crítica de los aspectos cinematográficos (puesta en escena, efectos,…) de esta película recientemente estrenada sobre Salvador Puig Antic. Tampoco vamos a detenernos en analizar las intenciones que han llevado a instituciones tan alejadas de los ideales que perseguía el protagonista de la historia, a patrocinarla generosamente. Nos referimos, entre otras, a la Generalitat de Catalunya (en manos del PSC, ERC, y los ex estalinistas de IU) o a la propia Antena 3, en manos del Sr. Lara, amigo confeso de José María Aznar.
Si queremos denunciar, en cambio, la tergiversación que perpetra este film sobre el ambiente en que, supuestamente, se desarrollan los hechos. La película en ningún momento expresa lo que fueron las luchas obreras de principio de los setenta en Barcelona , sino al contrario es una grosera manipulación de esas luchas y, también hay que decirlo, de lo que fue el MIL. Se trata de una alabanza descarada del individualismo, de la estampa burguesa del héroe inconformista, al que después se idolatra por sus propios verdugos políticos como es el caso de la película. Se presenta los hechos como una violencia ejercida por un grupúsculo al margen de la lucha clases, aunque aparentemente aparezca muy radical y antisistema. La autonomía de algunas luchas de entonces como la de la empresa Harry Walker, la de las empresas que estaban construyendo la nueva central térmica de Sant Adria de Bésos (en una de ellas, COPISA, trabajaba el obrero asesinado Manuel Fernández), las de los barrios, etc, por citar solo las luchas de las que se habla en la película muy de refilón, está totalmente ausencia en la película, cuando constituía el hecho fundamental de aquella situación. Por supuesto, también está ausente de la película, la reflexión ante esta autonomía de clase, que llevó a la falsa creencia, por los que constituyeron el MIL, de que el proletariado necesitaba una organización política que aportaría desde el exterior de la clase obrera, la teoría y los medios económicos necesarios mediante la “expropiación” armada y selectiva de la burguesía en la que la clase se reconocería.
La verdadera autonomía de la clase consiste en su propia autoorganización y esto lleva incluido también la organización de la violencia que siempre será un elemento, importante, pero complementario respecto de la conciencia y de la organización. Los trabajadores, en el proceso de su lucha, identifican y hacen surgir quienes son sus elementos más avanzados y decididos, en los que tienen más confianza, es lo que más se parece a lo que llamaríamos una vanguardia revolucionaria, pero esta nunca puede ser autoproclamada como fue el caso del MIL.
La película en ningún momento es crítica con la violencia individualista y al margen del proletariado, como hemos dicho, y eso no es neutral sino que por omisión lanza el mensaje mistificador, que la violencia proletaria consiste en eso, que esas acciones y, por ejemplo, las de ETA, Sendero Luminoso, Hamas, la lucha de guerrillas en general, no se diferencian de lo que ha sido y será la violencia revolucionaria de la clase obrera, cuando precisamente esos tipos de luchas armadas o acciones terroristas ni pertenecen a la clase obrera y además son contrarias a las tradiciones de lucha del proletariado; y, por extensión, también hay que decir que esa violencia está próxima, y fácilmente puede desembocar en ello, con la tradición anarquista española, con los atentados como los de Mateo Morral contra el Rey Alfonso XII, el de Santiago Salvador en el teatro Liceo de Barcelona, los asesinatos de Eduardo Dato y Sagasta, el pistolerismo de Barcelona o provocaciones policiales como el incendio de la sala de fiesta la Scala en Barcelona, en el que murieron cuatro trabajadores afiliados a la CNT. Ahora bien, sobre todo, estas acciones individuales, se traducen en un freno de las luchas obreras y al contrario de lo que buscan -la toma de conciencia mediante el ejemplo- consiguen exactamente lo contrario, desmovilización y pesimismo al no identificarse la clase obrera con ese tipo de violencia, porque instintivamente sienten que no es su campo, que no es su violencia. Esos métodos de acción encajan más bien en el proceder de otras clases sociales: o bien son conflictos internos entre capitalistas, o se trata de clases sin porvenir histórico, como la pequeña burguesía, o de provocaciones para boicotear las verdaderas luchas obreras, desorganizarlas y justificar su represión.
Se puede argüir que la pretensión de la película es solo centrarse en la trayectoria y figura de Salvador Puig, lo que ocurre es que justamente en eso consiste el método de la ideología capitalista dominante (llevado al arte, en este caso al cine), que esencialmente es individualista, en disolver la guerra social, que siempre es de clase y colectiva, en individuos o figuras destacadas, como protagonistas de los cambios históricos.
Desde ese punto de vista, se da el mensaje implícito de que la trayectoria de Salvador Puig estaría en línea con la de Durruti, Ascaso, el Che (por cierto ahora se quiere hacer de Oriol Solé un Che catalán, hay un libro sobre el asunto) y tantos otros iconos producto de una idea personalista y burguesa de la historia, o sea falsa y mistificadora como se hace en el film.
No es nuestra intención hacer una critica o una alabanza personal de Salvador Puig, en todo caso lo justo sería hacerlo de sus ideas políticas inexistentes en la película, ya que la persona y el pensamiento de Salvador Puig, queda diluida entre las escenas violentas, sus vivencias individuales y el consejo de guerra que acabó trágicamente con su vida, pero ese es un debate más extenso que aquí no podemos abordar.
S. 17/10/06
El año 2006 ha marcado una aceleración en la confrontación entre las clases, entre los proletarios y la burguesía. El movimiento de la primavera en Francia[1] [84], la lucha de los trabajadores del pequeño metal en Vigo[2] [85], por ejemplo, lo han puesto claramente de manifiesto, no solo por la fuerte combatividad que han expresado, sino fundamentalmente porque se están forjando las armas con las que nuestra clase podrá librar los combates decisivos del futuro que acaben con el capitalismo: la conciencia, la unidad, la solidaridad, el ser capaces de esquivar las trampas que le tiende su enemigo de clase…
La burguesía lo sabe, y por eso no se queda de brazos cruzados, sino que pone todos los medios a su alcance (provocación patronal, sabotaje sindical, campañas de calumnias contra los trabajadores en lucha, amenaza de represión, etc) para atacar esa perspectiva. En el contexto de esa batalla se han encontrado, el 28 de Julio, los trabajadores de tierra de Iberia en el aeropuerto del Prat (Barcelona).
¿Qué lecciones sacar de este episodio de la confrontación entre las clases?
Razones para luchar hay más que de sobra. Eso lo saben muy bien los trabajadores. Lo saben muy bien los empleados de Iberia, el personal de vuelo y los trabajadores de tierra. Como también lo saben los trabajadores del aeropuerto del Prat que están amenazados de entre 600 y 900 despidos al perder Iberia la concesión del handling (servicios de asistencia a los aviones en rampa) en el aeropuerto; o, «en el mejor de los casos» recolocaciones sin antigüedad ni pluses, con una pérdida salarial de cerca del 30% si se les subroga en las otras empresas que obtengan el handling. Es decir un ataque en toda regla, es lo que está en el tapete el día 28. No es ninguna novedad, es lo que nos espera a todos lo trabajadores, en todos los sectores, en todos los países, jóvenes y mayores, con contrato fijo o precarios… Un futuro de paro, eventualidad y miseria es lo único que puede ofrecer el capitalismo.
Frente a esa misma realidad se enfrentaron los jóvenes franceses esta primavera o los trabajadores del Vigo. La fuerza que les permitió enfrentarse a ella, echar atrás el CPE en el caso de los primeros, o lograr aumentos salariales “no lineales” en el convenio del pequeño metal, lo que les permitió ganar en fuerza y en conciencia, fue BUSCAR LA SOLIDARIDAD de los demás trabajadores, ganarlos a sus manifestaciones y asambleas. En Vigo los trabajadores impusieron asambleas de ciudad abiertas a todos los trabajadores que quisieran participar. En Francia los trabajadores de los hospitales obtuvieron la solidaridad de los enfermos que les decían “dejar el trabajo, ir a las manifestaciones, nosotros nos podemos cuidar solos ese tiempo”…
En el Prat, el día 28, a las 9 de la mañana, el Comité de Empresa (CCOO y UGT) convocan una asamblea informativa, haciendo que los trabajadores abandonen el puesto de trabajo (tanto los mostradores de facturación como los puestos a pie de pista) en la que confirman que Iberia ha perdido el handling y no se sabe que va a pasar con los empleos. ¡La provocación está servida! Como reconoce un trabajador de Iberia en “kaosenlared” ya desde el día 26 «corre como la pólvora la noticia de que Iberia ha perdido la concesión del handling» y ante eso ¿qué hacen los sindicatos?, ¿Qué hace el Comité de empresa?, ¿Qué hace CGT?... dejar que corra la pólvora; ceban el descontento y la desorientación para que el 28 estalle en las peores condiciones para los trabajadores que, indignados por el toreo al que se les está sometiendo, rejoneados por la “asamblea informativa” que calienta aún más los ánimos, salen por la puerta de toriles, como un mihura, a ocupar las pistas.
Como dice cínicamente CGT, («afirmamos que no se puede llevar a los trabajadores a la locura y luego pedirles que actúen con cordura»), los trabajadores «son llevados a la locura»; después de varios meses de falsas promesas y engaños de recolocación en otras empresas, a última hora se deja caer la bomba de que no se van a mantener los empleos en el peor de los casos, ni las condiciones laborales en el mejor (pérdida de antigüedad y de montante salarial) y que la suerte está echada; y su respuesta frente a la amenaza de despidos o deterioro de sus condiciones laborales parte de una combatividad real, de un hartazgo de las mentiras y del toreo de la empresa y los sindicatos:
«Y entonces, cuando los trabajadores estamos allí, cansados de que nos mientan una vez más, sintiéndonos engañados, estafados y ninguneados, cansados de que la empresa nos deje solos… TODOS, trabajadores y sindicalistas nos saltamos la valla y nos encaminamos al centro de la pista» (Un trabajador del personal de tierra de Iberia en Kaosenlared)
Aún cuando los sindicatos, criminalmente, han previsto lo que puede ocurrir[3] [86] y cuentan con que no se van a aceptar los despidos así como así, aún cuando juegan un papel central en la provocación, empujando a los trabajadores a luchar en las peores condiciones que ellos mismos (los sindicatos) habían contribuido a crear, el desbordamiento de los sindicatos, la iniciativa de luchar al margen de ellos, de confrontarse a sus acuerdos vendeobreros y sus programas de “des-movilizaciones”, expresan la voluntad de luchar, el coraje y la determinación de clase de los trabajadores. Alrededor del 80% del personal de tierra de Iberia del Prat son afiliados de CCOOy UGT, y menos de CGT y USO, pero la determinación de luchar frente a la imposición de la derrota que transmitían los sindicatos fue una iniciativa de los obreros, al margen de los sindicatos:
«…en un principio la plantilla fue a pedir explicaciones a AENA, no encontró ningún interlocutor de la empresa y tras un debate entre los trabajadores, estos optan por trasladar su protesta a las pistas del aeropuerto, quedando paralizado el tráfico aéreo. Esta actuación fue totalmente espontánea y no estaba preparada ni planificada por nadie» (comunicado de CGT en Kaosenlared)
Nosotros no vamos a sumarnos al coro de lapidadores que ponen en la picota a los obreros de tierra de Iberia, ni a los que plantean la falsa alternativa “radical” de ocupar las pistas; ni tampoco a los que propugnan la huelga sindical “responsable” que sea solidaria… ¡con las necesidades de las empresas y el capital nacional![4] [87]
Nosotros denunciamos la provocación y la maniobra de la burguesía con la mediación de los sindicatos para atacar el terreno autónomo de la lucha obrera, desde la defensa de ese terreno, de la combatividad y las iniciativas de lucha de los trabajadores.
Pero apenas estalló y se expresó esa iniciativa, se encontró con el terreno trampeado que le habían preparado de antemano. De hecho los trabajadores ni siquiera pudieron tomar a cargo la asamblea y decidir cómo organizar la lucha; como en otras ocasiones en que no se ha podido afirmar el terreno de lucha del proletariado, se confundió la fuerza del movimiento con la radicalidad de sus acciones puntuales.
Ocupar las pistas y desocupar y desasistir las instalaciones del aeropuerto repletas de gente, población trabajadora en su mayor parte, era la trampa a la que empujaban a los obreros todos sus enemigos. Eso los dejó aislados fuera de juego, y permitió que en muy poco tiempo, verdaderamente “volando”, se desencadenara una campaña para culpabilizarlos. De hecho la burguesía no movió un dedo para acabar con esa situación, dejando que los obreros se cocieran en su propia salsa:
«Una carga policial no garantizaba que los huelguistas se pusieran luego a trabajar. Con el garrote se podía desalojar a la plantilla de las pistas, pero no ponerla a trabajar» (declaraciones del delegado del gobierno en Cataluña, Sr. Rangel, en una entrevista a EL PAIS, 04.08.06).
La burguesía, llevando a los trabajadores donde pretendía ha podido descargar toda su propaganda entorno a una campaña mediática que ha tenido como eje la denuncia y denigración de los trabajadores presentados como “egoístas e insolidarios". Así, pretende hacernos olvidar que, entre otros muchos ejemplos, en el hospital de San Pau, también un servicio público, los trabajadores sanitarios organizaron manifestaciones el otoño pasado en demanda de más personal con el apoyo de los pacientes; en la huelga de Polonia en 1980, las asambleas decidían y organizaban el mantenimiento de los servicios sanitarios e higiénicos y de los transportes, igual que en Rusia en 1905 y 1917. La fuerza de los obreros es su solidaridad, la búsqueda de la extensión y la unidad de clase.
Los obreros del aeropuerto del Prat tenían que haber buscado la solidaridad de los usuarios y organizar, bajo el mandato de la asamblea, los servicios del aeropuerto. Esa era la primera condición para la búsqueda de una solidaridad más amplia. Si no lo hicieron, no nos cabe la menor duda de que fue porque se encontraron atrapados en la trampa del aislamiento que les habían tendido.
A partir de ese momento, de la ocupación de las pistas, la burguesía tiene las manos libres para rematar la faena: dejar que el caos de instale en el aeropuerto para enfrentar a los obreros en huelga con los “usuarios”, en una gran parte también trabajadores, de vacaciones. AENA, Iberia, el Gobierno del PSOE, el de la Generalitat de Cataluña (por cierto ambos de “izquierdas”) abandonan a las miles de personas que transitan por el aeropuerto del Prat a su suerte, sin agua, sin alimentos, sin refrigeración, sin ropa para cambiarse, con un calor asfixiante… a su triste suerte. ¡Como en caso de catástrofe nacional, es la cruz roja quien reparte agua, alimentos, insulina a los diabéticos, biberones a los bebés…!. A la burguesía, y sus sirvientes (los sindicatos entre ellos) les importa un bledo la población, su sufrimiento es (como en las guerras) un “daño colateral” al servicio, en este caso, de desprestigiar la lucha obrera, de oponer a unos trabajadores a otros, los que “quieren disfrutar, insolidaria y egoístamente, de sus vacaciones” y “los que ponen en riesgo, también insolidaria y egoístamente, las vacaciones de otros trabajadores”.
La burguesía y sus plumíferos han puesto toda la carne en el asador para machacar esa idea: “los obreros son unos insolidarios y unos egoístas”. La campaña de inmundicias que se ha volcado sobre los trabajadores del Prat, culpabilizándolos de toda esa situación que en realidad es el producto del escenario previsto por la burguesía es realmente asquerosa. Se presenta la lucha autónoma consecuente contra los ataques a nuestras condiciones de vida, como egoísta e insolidaria, y a cambio se ofrece la “solidaridad” del buen funcionamiento de los servicios públicos, de las empresas, en una palabra, del Estado burgués (autonómico o centralista), del capital nacional; pero es precisamente el “buen funcionamiento del Estado y el capital” lo que exige los despidos y los ataques a las condiciones de vida obreras; en nombre de esa “solidaridad nacional”, los “usuarios” trabajadores cuando vuelvan de vacaciones se verán amenazados de despidos y de recortes salariales; en nombre de esa misma “defensa nacional”, la burguesía envía a los proletarios en uniforme a la guerra por la defensa de la patria. No, la verdadera solidaridad se construye en la lucha intransigente por la defensa de nuestras condiciones de vida, en esa lucha convergemos todos los obreros y se desarrolla nuestra unidad como clase; pero ese proceso no es espontáneo ni está libre de obstáculos. Para empezar la competencia misma a la que la necesidad de la venta de la fuerza de trabajo para poder vivir obliga a los obreros en el capitalismo y nos divide y enfrenta por ramos, sectores, empresas, etc; pero además como demuestra la experiencia del Prat, la burguesía va a desarrollar todo tipo de ataques y maniobras contra la solidaridad obrera. Por eso el desarrollo de la solidaridad exige una conciencia, una reflexión y sacar lecciones de las experiencias.
Y por eso también, la defensa aparentemente firme y decidida que hacen los sindicatos más radicales, CGT y la CNT, de la lucha del Prat, ninguneando la situación de la población que estaba desatendida en el aeropuerto, en realidad contribuye a la campaña de desprestigio de la solidaridad obrera, acuñando consignas para la antología de la insolidaridad, como «Roma puede esperar».
Esa es la excusa perfecta para desencadenar la represión, una vez que se han asegurado de impedir que el más mínimo reflejo de solidaridad pudiera existir entre “trabajadores usuarios” y “trabajadores del aeropuerto”: primero repartir hojas de reclamaciones (no alimentos, agua o medicinas) y alentar a que se reclame “contra todos”: Iberia, Aena y… los trabajadores que han ocupado la pista; segundo emprender acciones legales contra los trabajadores por “secuestro” (el secuestro aéreo está castigado penalmente[5] [88]) o en el “mejor de los casos” poder sentenciarlos con multas de hasta los 4’5 millones de euros; tercero someter a los trabajadores a la intimidación de tener que trabajar vigilados por la policía y Guardia Civíl.
Ante tal panorama ¿Qué hacen los supuestos defensores de los trabajadores, los sindicatos para defender la lucha contra toda esta basura? : “Los sindicatos de Iberia optan por aplazar hasta septiembre las asambleas para rebajar la tensión” (El País, 5 de Agosto 2006). Para los trabajadores del Prat sin embargo, como para miles y miles de trabajadores de todos los sectores y países, las espadas siguen en alto: “El preacuerdo cerrado a ultima hora del jueves entre Iberia y los representantes sindicales del personal de tierra de la empresa no sirvió para tranquilizar plenamente a toda la plantilla, que ayer volvió a ocupar a primera hora de la mañana sus puestos de trabajo bajo la vigilancia de la Guardia Civil” (El País, 5 de Agosto 2006).
Ante esta realidad se imponen algunas lecciones:
- no repetir el error al que los sindicatos (todos los sindicatos, desde CCOO-UCG hasta CGT) llevaron a los obreros de SEAT entre el verano del 2005 y la ejecución de los despidos en Diciembre de 2005[6] [89], de esperar a las negociaciones sindicales y a sus convocatorias, de inacción que sólo sirvió para llevarlos al matadero de los despidos. Por el contrario lo que se impone es discutir, sacar las lecciones y preparar los nuevos episodios de confrontación contra los planes de la burguesía.
- Retomar las enseñanzas de las luchas de Vigo o de los jóvenes en Francia: buscar la solidaridad de los demás trabajadores, hacer asambleas y manifestaciones abiertas de todos los obreros. Ahí es donde está la fuerza de la clase obrera. Desde ese fuerza es posible zafarse de las provocaciones que Patronal-Gobierno y sindicatos urden contra nosotros.
Alba, 07/08/06.
[1] [90] ver Tesis sobre el movimiento de la primavera en Francia en rint/2006/125_tesis [91]
[2] [92] ver articulo sobre Vigo en ccionline/2006/vigo.htm [93]
[3] [94] «No se sabía previamente ni la modalidad de la movilización ni su intensidad, pero sí que algo iba a pasar. Y las autoridades también eran conscientes de ello» Joseph M. Álvarez, secretario general de UGT Cataluña, en la Vanguardia, 10.08.06, «Se podría haber evitado»
[4] [95] «A diferencia de otros sindicalistas que daban prioridad a la defensa de los empleos sobre las vacaciones de los afectados, el dirigente de UGT se mostró preocupado por el efecto del paro ilegal sobre las vacaciones de miles de trabajadores» (El Periódico 02.08.2006: «Los sindicatos mayoritarios de Iberia se desmarcan de una nueva huelga», tomado de Kaosenlared)
[5] [96] Este es un ejemplo palmario de cómo la burguesía puede utilizar contra los trabajadores medidas de represión que ha acuñado “contra el terrorismo”, en concreto las medidas penales contra los secuestros aéreos las implementó en los 70 con esa misma excusa y hoy trata de aplicarlas contra las luchas obreras. No es la primera vez, ni será la última.
[6] [97] ap/2006/187_leccionesSEAT [98]
El 3 de julio de 2006, el peor accidente de Metro de la historia de España y uno de los más graves de Europa se ha cobrado la vida de 41 personas en Valencia dejando malheridas a 40 más.
La fuerza de la solidaridad
Ante la catástrofe se ha desarrollado rápidamente una solidaridad espontánea: las víctimas en lugar de salir de estampida según el “sálvense quien pueda” se ayudaban mutuamente, trabajadores y vecinos acudían a prestar auxilio, movilización generosa de los bomberos, trabajadores sanitarios libres de servicio, donaciones masivas de sangre… Solidaridad que expresa un sentimiento profundo de preocupación por los demás que contrasta con el individualismo y la guerra de todos contra todos que destila por todos sus poros la sociedad actual. Solidaridad que desmiente rotundamente la imagen que los medios de comunicación, los políticos, los ideólogos, dan de nosotros: una multitud de egoístas que van a la suya y que solo se preocupan de consumir de forma insolidaria e irresponsable.
Esa solidaridad humana, social, es lo primero que queremos expresar a las víctimas y a sus familias. Solidaridad con su dolor y con su indignación.
Dolor, porque una vez más –como ya ocurrió en el accidente del metro Londres hace 3 años o como aconteció en Madrid cuando el atentado de Atocha- son los trabajadores los que sufren en carne propia las consecuencias de estas catástrofes. La mayoría de las víctimas procedían de Torrente, una ciudad dormitorio próxima a Valencia.
Indignación por la falsificación vergonzosa que han realizado de las causas del accidente. Todos los políticos –tanto del PP como del PSOE- así como los medios de comunicación lo han atribuido a un exceso de velocidad, echando las culpas al conductor –muerto él mismo en el accidente-.
El mensaje es claro: ERROR HUMANO, irresponsabilidad del trabajador, culpabilización, ¡qué malos y qué irresponsables somos el género humano!. No es la primera vez, la investigación del accidente ferroviario de Almansa acontecido hace 3 años y donde se pusieron en evidencia graves deficiencias de la infraestructura, la señalización y los sistemas de seguridad, se resolvió echando toda la culpa a un trabajador de RENFE, condenado a 3 años de cárcel.
Con esta política, el capitalismo y su estado se lavan las manos, se muestran como palomas inocentes que no tienen responsabilidad en nada y siembran la cizaña y el sentimiento de culpabilidad en los trabajadores, en la población.
Es cierto, el tren circulaba a 80 kilómetros por hora, el doble de lo permitido en ese punto. Así lo ha demostrado la caja negra de la máquina. Pero han presentado una verdad a medias, desprendida de una serie de consideraciones muy importantes cuyo análisis nos permite comprender que hay OTRA VERDAD sobre las causas del accidente.
Una tragedia consecuencia de la crisis del capitalismo
Lo primero que han silenciado es que el conductor tenía un contrato precario, no había sido contratado como maquinista sino como agente de estaciones y no había recibido la formación adecuada: «Su relación laboral con FGV estaba establecida a través de una empresa externa mediante una modalidad de contrato conocida como adscripción temporal. Sin embargo, Jorge Álvarez, del Sindicato Independiente Ferroviario, denuncia que el conductor hacía labores de maquinista desde mayo aunque no tenía una plaza fija. Su puesto era de agente de estaciones y tenía un contrato de mejora de empleo temporal de maquinista. "Le dieron 14 días de prácticas, cuando antes lo normal era estar al menos un año como ayudante de maquinista", afirma» (El Mundo 4-7-06).
Un trabajador precario, sin formación, es colocado en el disparadero de conducir todos los días un convoy. Esto constituye una pesada carga de responsabilidad, fuente indudable de tensiones, angustias y sufrimientos. Pero, al mismo tiempo, significa poner en peligro todos los días las vidas de cientos de miles de viajeros que dependen de que “todo vaya bien”, de que no se produzca ningún incidente o contratiempo que puede llevarlos a la tumba.
Se ha comentado la posibilidad de que el conductor sufriera una desvanecimiento. Esto nos lleva a la segunda irresponsabilidad grave de esas autoridades que tanto cacarean su “solidaridad”: desde hace unos años, como consecuencia de la política de despidos masivos y reducción de personal, los trenes son conducidos por un único conductor, ya no existe la conducción en dúo –maquinista y ayudante-. Sí al conductor le pasa algo y no puede controlar la situación, los viajeros se ven abandonados a su suerte.
Estos 41 muertos son el resultado de dos políticas que llevan a cabo todos los gobiernos y todas las empresas: PRECARIEDAD Y DESPIDOS MASIVOS.
El abandono y descomposición de las infraestructuras
Otro elemento muy importante del problema es el estado calamitoso de la línea 1, donde se ha producido el siniestro. Hace un año hubo un accidente en esta misma línea que reveló problemas de inseguridad, deterioro de material, fallos por falta de mantenimiento. ¡No se hizo absolutamente nada! Concretamente, «el tramo en que se produjo el accidente es una curva en malas condiciones. Es muy cerrada y a la entrada hay un pequeño bache, lo que se llama un garrote en el que la vía se desplaza y hace un pequeño zigzag» (testimonio de un sindicalista recogido en Levante 4-7-06).
Pero «esa curva, ya maldita, ningún ingeniero ha propuesto modificar su trazado, entre otras razones porque ello hubiera supuesto el cierre provisional de un transporte que desde el primer día ha sido vital para oxigenar el sistema cotidiano de la gran ciudad. La línea 1 es el principal sostén del gran éxito de público del metro valenciano, que ha sobrepasado el año pasado los 60 millones de usuarios» (Levante 4-7-06). La empresa del metro de Valencia es de propiedad pública, ha sido gestionada tanto por el PSOE (hasta 1995) como por el PP y en función de la sacrosanta rentabilidad capitalista no han corregido un problema grave poniendo en peligro diariamente la vida de cientos de miles de personas.
Por la maldita rentabilidad, por la política de reducción permanente de costes impuesta por la crisis, las infraestructuras están cada vez más abandonadas. No se renueva, no se invierte en su mantenimiento, y con ello, las condiciones para que se produzcan catástrofes como las de Valencia, están dadas. Tanto en los países industrializados como –de forma más extrema- en los países periféricos, se vienen repitiendo las tragedias –deformadas como “naturales”- en aviación, en barcos, en trenes, inundaciones, alteraciones climáticas etc.
El capitalismo es la catástrofe permanente
Este abandono de las infraestructuras, que se acompaña del abandono de los barrios obreros –o incluso de clase media- contrasta con las inversiones multimillonarias en edificios o complejos emblemáticos, o en eventos –en el caso de Valencia, la visita del Papa y en 2007 la fantasmal Copa de América-. La prensa de “izquierdas” fustiga al gobierno regional del PP por ese despilfarro y propone “más gasto para servicios públicos”.
Lo que sucede es que esa política suicida de fastos y construcciones faraónicas, de enloquecida especulación inmobiliaria, es la única que el capital puede llevar a cabo para mantener a flote una máquina económica cada vez más golpeada por una crisis sin salida. Y cómo es la única política posible, la practican tanto el gobierno central del Señor Zapatero que prometió acabar con la especulación inmobiliaria y la ha desbocado aún más que su predecesor, como sus barones municipales (Zaragoza y Barcelona, gobernadas por “socialistas”, sin olvidar el increíble despilfarro de la Expo de Sevilla, espejo en el que se miran los señoritos valencianos del PP). Esa misma política la vemos en lugares tan dispares como Londres, Dubai, Shanghai o Atenas, con gobiernos de la más variada coloración ideológica.
La tragedia de Valencia se suma a la larga lista de catástrofes, de atentados, de matanzas, por un lado, y a los sufrimientos cotidianos, esos millones de tragedias silenciosas e invisibles, que padecen muchos seres humanos como consecuencia de la precariedad, de la miseria, del desempleo, de los accidentes laborales y, al mismo tiempo, del deterioro de las relaciones sociales y humanas, que por todos los poros transpira este sistema social condenado por la historia y cuya supervivencia tantos males está causando.
Decir basta, rebelarse, luchar, es el único camino. Es el camino que empieza a emprender la clase obrera internacional como lo manifiestan luchas como la Primavera francesa de marzo 2006 o la huelga del metal de Vigo en mayo 2006. Su desarrollo, que va a costar muchos esfuerzos y tendrá que vencer obstáculos enormes, es el que permitirá erradicar del planeta las causas de tantas catástrofes, de tanta barbarie, de tanto sufrimiento.
Corriente Comunista Internacional 4-7-06
Aún ayer, patronal, Gobierno y sindicatos habían afirmado al unísono a los trabajadores de Volkswagen (VW) lo siguiente: si aceptáis más flexibilidad y una aceleración del ritmo de trabajo, podréis conservar vuestros empleos. Hoy podemos comprobar lo que valen tales promesas: 4.000 despidos directos y entre 8 y 10.000 indirectos.
¿Como responder a esta agresión social de una brutalidad hasta ahora desconocida? , ¿ Debemos quedarnos quietos y aceptar la lógica de los despidos como proponen los sindicatos?, ¿ Debemos tener confianza en las negaciones y apoyar las mascaradas de solidaridad formal que organizan los sindicatos?, ¿ Como podemos desarrollar una verdadera lucha, solidaria y colectiva?, ¿Tiene el capitalismo un futuro que ofrecernos?, ¿ Debemos creer en las nuevas promesas de recolocaciones, nuevos planes industriales, etc., o son simplemente vanas ilusiones para contener la cólera y la lucha de los trabajadores?. Tales son las cuestiones cruciales planteadas por el conflicto social de VW, a las que debemos encontrar una respuesta clara.
Desde hace varias semanas, a golpe de reportajes en directo y ediciones especiales, los medias burgueses no paran de hacerse eco de las lágrimas de cocodrilo que “derraman” los políticos al ver tirados en la calle a los obreros de VW como vulgares pañuelos de papel. El mensaje que nos quiere transmitir es claro y, va dirigido a el conjunto de la clase obrera: “….es terrible y debemos rechazarlo, pero no hay nada que hacer ante esta situación: son las leyes de la economía y las consecuencias de la mundialización. No sirve para nada oponer resistencia ya que la lógica de la concurrencia capitalista se impondrá de todos modos. La única manera de salir de esta situación es ser más competitivos y por ello, debemos aceptar más sacrificios, todos aquellos que nos pidan nuestros explotadores para poder defender y salvaguardar los intereses de la economía nacional…”. ¿Es esta la única perspectiva?, ¿Cuál es la realidad?
Tras los despidos masivos en Renault, Vilvorde, SNCB, SABENA, Ford Genk. DHL, Inbev o AFGA Gevaert, con los que puede haber mañana en Opel y, una vez más, en Correos, tras el “pacto de la generaciones” por la competitividad y el empleo, que ha reducido nuestros salarios y aumentado la flexibilidad hasta niveles insoportable ¿Qué perspectiva nos ofrece esta espiral de austeridad y competencia desenfrenada?. La experiencia de las semanas pasadas en VW confirman lo que cada vez más sentimos los trabajadores: la economía capitalista de mercado (con o sin regulación “social”) no puede ofrecernos más que la pauperización, la inseguridad y la miseria sin fin.
La supuesta sorpresa de la burguesía belga ante la brutalidad del ataque de VW y su “comprensión” ante la cólera de los trabajadores despedidos no son más que pura hipocresía. Acordémonos de cómo sacrifico cínicamente millares de empleos en DHL con la excusa de la “lucha contra el ruido ambiental” o, como “Estado-patrón”, como redujo a la mitad el empleo en los ferrocarriles de la SNCB y ahora en Correos. Es más, este seísmo social llega en el momento en que se debe concluir el nuevo acuerdo interprofesional que debe fijar la “moderación salarial” en el conjunto de la industria. No es ninguna casualidad que, varias semanas antes del anuncio de los despidos masivos, rumores, debidamente aireados, nos dieran pistas sobre los diferentes escenarios que podían tener los despidos. Así, desde que se conocen las cifras precisas de los despidos, la burguesía y sus sindicatos podían estar muy atentos para encuadrar la cólera obrera, dividir a los trabajadores y organizar una demostración de impotencia que lanzara un claro mensaje a toda la clase obrera:
El desarrollo de esta campaña política no es casual, ni inocente. Gobierno, patronal y sindicatos están inquietos ante el desarrollo de un sentimiento de cólera que recorre, aunque de forma desigual, a toda la clase obrera. Sentimiento que comienza a expresarse en el desarrollo de luchas en numerosos sectores. Para dificultar esta escalada de luchas y conflictos la burguesía intenta desarrollar ese sentimiento de impotencia y fatalidad.
Las organizaciones sindicales han conseguido evitar el desarrollo de la lucha en VW. Han pedido a los obreros que se quedaran en sus casas aislados, sin información o perspectivas, dependiendo de la “buena voluntad” de los patronos y de las negociaciones por llegar. Inmediatamente después, han impuesto la realización de una huelga, no activa y de lucha, sino una huelga interminable (anunciada en principio hasta el 15 de Diciembre, fecha de la notificación de la decisión oficial tomada por VW Alemania), pero siempre aislados y su casa. La única preocupación de los sindicatos es “ser dignos”, “preservar otros medios de lucha” y “no perder de vista” que “si no enfadamos a la patronal, esta considerará nuestra actitud responsable”. ¡Mentiras y más mentiras! Los sindicatos demuestran, una vez más, su verdadera naturaleza de defensores de los intereses del capitalismo contra los intereses de los obreros.
Por eso, para no aparecer descaradamente como lo que son, puros y simples saboteadores de las luchas, han “organizado” una mascarada de solidaridad en torno al caso de VW-Forest. Es una mascarada porque nada tiene que ver con una real solidaridad en la lucha para que, todos juntos, podamos hacer retroceder los planes de patronal y gobierno. Es una mascarada de solidaridad formal que se reduce a una manifestación nacional sin continuidad, el 2 de Diciembre, y el envío de algunas delegaciones sindicales a otras empresas del automóvil para que sus “homólogos” presten su “apoyo”. Es una verdadera y cínica mascarada porque todo este montaje se presenta como imprescindible para conseguir el objetivo de “negociar con los patronos las mejores condiciones para los despidos”, para apoyar al gobierno en su exigencia de conseguir un “nuevo proyecto industrial” que, como bien sabemos los trabajadores, no es más que una nueva y falsa ilusión sobre las “recolocaciones” de los miles de despidos, eso si bajo las condiciones de trabajo del “Pacto de generaciones”, es decir, con la obligación de aceptar no importa que tipo de trabajo en no importa que condiciones bajo la amenaza de que en caso contrario se perderá el derecho a recibir cualquier tipo de prestación. ¡Como bien sabemos todas estas falsas ilusiones no pueden conducir más que al fracaso!, y una vez más los sindicatos con su cínico juego culparan a los obreros de la situación por no haber sido lo bastante solidarios.
Toda la historia demuestra que quedarse encerrados en el corsé sindical no puede conducir más que a la derrota y la desmoralización. Y esto, no porque los delegados sindicales de VW o los secretarios nacionales de la central de los metalúrgicos sean unos vendidos: los sindicatos dividen a los obreros y defienden una gestión responsable de la economía capitalista en detrimento de los intereses de los explotados porque, hace ya mucho tiempo forman parte de las estructuras del Estado capitalista y defienden hasta sus últimas consecuencias la lógica del capital.
Toda la historia demuestra también que sólo la extensión de las luchas a otras fracciones de la clase obrera es capaz, aunque sólo sea temporalmente, de hacer retroceder a la burguesía. Y, vista la efervescencia entre el resto de trabajadores de numerosos sectores, tomando en cuenta las amenazas de despidos en otras fábricas, las posibilidades de extensión de la lucha no son imaginarias. Pero esto significa, ante todo, que la solidaridad obrera y la extensión de las luchas deben ser tomadas a cargo y desarrolladas por los trabajadores. Esto supone la realización de asambleas masivas y soberanas, dirigidas por los trabajadores a través de una participación masiva de todos y de todos los sectores implicados en la lucha. Y esto no puede realizarse más que enfrentándose al sabotaje sindical y bajo el control directo de los obreros en lucha.
Debemos tomar ejemplo de los combate más recientes de nuestra clase como son, las luchas contra el CPE en Francia, las huelgas del metro en Nueva-York o las de los obreros metalúrgico de Vigo en España, donde se han vuelto a expresar las trazas de una verdadera solidaridad obrera, las asambleas generales bajo el control de los obreros y la exigencia de negociar directamente, sin la mediación sindical.
Actualmente, la crisis del capitalismo, la calamidad omnipresente del desempleo y la barbarie generalizada de este sistema son más que evidentes. La gran oleada de simpatía de la población hacia los obreros de VW – mucho más clara y evidente que la que se produjo hace dos años ante los despidos en Ford Genk -, está directamente relacionada al reconocimiento que se hace poco a poco de la gravedad de la situación general y del problema fundamental que se plantea a la sociedad: ¿Qué perspectiva nos ofrece esta espiral de austeridad y de competencia desenfrenada? Los salarios y las condiciones de trabajo arrancadas al capital tras dos siglos de luchas están siendo brutalmente amenazadas y puestas en cuestión. La fuerza de trabajo humana, en tanto que fuente de riqueza de la sociedad, es cada vez más sobre explotada y despreciada. Todo esto no constituye, en modo alguno, el signo del nacimiento doloroso de un nuevo sistema social, sino muy al contrario, es la expresión de un capitalismo moribundo que se ha convertido en un obstáculo monstruoso para el progreso de la humanidad. Los esfuerzos balbuceantes hoy en día para el desarrollo de una resistencia obrera ante esta situación, hacia el retorno de la solidaridad, van acompañados con una reflexión en profundidad sobre la situación. Esto es lo único que puede conducir a poner en cuestión este bárbaro sistema, en la perspectiva de un sistema social superior, el comunismo.
Corriente Comunista Internacional (CCI), 24/ 11/ 2006
Hemos visto con satisfacción que habéis publicado en vuestra Web el balance de nuestra reunión pública en Buenos Aires de Agosto 2005. Como se plantea en este texto, en la reunión se discutió la imposibilidad de «crear un espacio anticapitalista dentro del propio capitalismo» y se desarrolló igualmente una crítica de todo el movimiento en torno a las fábricas ocupadas, MTD´s, los piqueteros, etc. que se presenta como «alternativa al capitalismo».
Lógicamente no se pudieron agotar todas las discusiones ni apurar bien todos los matices de lo que se dijo entonces; hemos leído el documento que llevasteis: «Empresas recuperadas, la autonomía empantanada» donde se desarrolla una crítica de la recuperación como cooperativas de las empresas ocupadas, y también el documento «Red de Redes», donde se expone “en positivo” lo que entendéis por «una red material, política y social anticapitalista».[1] [102]
En el primer documento dejáis muy claro en qué se han convertido (o van camino de convertirse) realmente las empresas ocupadas: «Las propias ilusiones operarias de que siendo dueños de su unidad productiva se acabó con la explotación, van a resultar contrastadas con su propia práctica. No hay un mercado “bueno” del capitalismo obrero, contrapuesto a un mercado “malo” patronal. (…) Por supuesto algunos integrantes de empresas recuperadas ganarán más, porque sencillamente se explotarán más. Se reimplanta la ley del cambio del trabajo por su valor monetario; la “conquista del salario digno” y la lógica de producción de mercancías; en desmedro de la ley del uso sin valor de lo producido y la autogestión generalizada»...
...«Producto de la compraventa, el jugo de la energía obrera va a volver al capital dando un rodeo previo a través del comercio. Una nueva enajenación se cierne sobre los trabajadores: la ilusión de un mercado popular y solidario»..., etc., etc.
Sin embargo, en este mismo documento, y sobre todo en «Red de redes», se considera que en lugar de eso, sí podrían convertirse potencialmente en un área autónoma anticapitalista: «La lucha capital-trabajo precisa superar las dicotomías parciales del tipo: patrón fugado-obrero okupa. La oposición irreductible resulta: empresa okupada, locales asamblearios recuperados y piqueteros que producen, prefigurando la potencia material y subjetiva del poder constituyente de la multitud. Un entrelazamiento y mixtura de un conjunto de prácticas irreconciliables con el mercado. Territorios liberados de las condiciones del trabajo asalariado. Un contrapoder integrado por diferentes poderes populares. Un área autónoma material y subjetiva, del conjunto del movimiento. Y no el aislamiento de las empresas recuperadas, los talleres piqueteros y los locales asamblearios. Todos estos espacios “liberados” necesitan ser entendidos por el movimiento, no como exclusivas conquistas personales y grupales sino, como conquistas sociales» (“Empresas recuperadas: la autonomía empantanada”)
«Si esta red de redes se transforma en la forma de sociabilidad contrahegemónica, unificando autoorganización asamblearia con anticapitalismo, llegará el momento de confrontar definitivamente con el mundo del capital. Antes de esto y, si las masas no irrumpen en escena cambiando el rumbo de la historia, hay que resistir desarrollando nuevas iniciativas, o lo que es igual, ampliando la resistencia con una poderosa red que debe ser y, a un mismo tiempo: económica, política y afectiva. Es a esto a lo que denominamos gérmenes de un poder constituyente biopolítico afectivo, anti-poderes creados por lazos fraternales[2] [103]. El descubrirse y reconocerse mutuamente en las diferentes experiencias antisistémicas: fábricas reapropiadas, MTD´s y asambleas. La rebeldía que reclama por la dignidad humana, permanentemente puesta en discusión por el capital y la potencia del hacer y hacer-[se] de los insumisos» (“Red de Redes”).
¿Qué es lo que convertiría, según las citas anteriores, unas experiencias “autogestionarias” en un medio potencialmente anticapitalista?
1º Que supondrían la abolición de los salarios, introducción de bonos de trabajo y producción de valores de uso, suprimiendo igualmente el intercambio mercantil;
2º Que darían lugar a una lucha permanente para extender el “área de la autonomía” y resistir a las presiones del capital;
3º Que en el “área autogestionaria” tendría que desarrollarse una claridad sobre los fines revolucionarios del movimiento.
Vamos a ver sí esas expectativas se cumplen realmente.
Decís que «Si la clase asalariada quiere dejar de ser dominada por la clase empresaria debe concluir con todo tipo de “asalariamiento” de su trabajo. Evitando reeditar la condena salarial desde la empresa tomada. Impidiendo quedar subsumida su energía del hacer en una nueva acumulación del capital» (“Empresas recuperadas”...). Para lograr esto preconizáis: «El ordenador colectivo de la red será el trabajo antisalarial. La abolición de la compraventa de saberes, cosas y servicios. La dignidad de una sociabilidad que no explota trabajo humano, no paga por producir, sino que devuelve, en medios de uso y consumo, en la misma proporción en que se brindó el trabajador al conjunto de la red»... «... mientras que el anticapitalismo no sea la forma dominante en toda la sociedad, cada uno de sus integrantes, recibirá para su consumo, una cantidad de bienes en función al tiempo de trabajo que le dedicó a la red» (“red de redes”)
En otras palabras, proponéis una comunidad de producción para el consumo, donde cada productor recibe de la comunidad una cantidad de bienes y servicios equivalente a lo que ha producido para ella. Es decir, se instituirían unos bonos de trabajo que sustituirían al dinero.
No es la primera vez que se plantea algo semejante, y no únicamente desde una perspectiva de “alternativa al capitalismo” (como Proudhom), sino incluso desde la filas de los mismos economistas burgueses, con la intención de “facilitar el intercambio”. Fue John Gray, un economista inglés, el primero en desarrollar sistemáticamente la teoría del tiempo de trabajo como unidad de medida inmediata de la moneda[3] [104] que Rosa Luxemburgo critica así en su Introducción a la Economía política.
«El dinero oculta el verdadero origen de todas las riquezas, su procedencia del trabajo, provoca permanentes oscilaciones de precios y otorga de este modo, la posibilidad de los precios arbitrarios, de estafas y acumulación de riquezas a costa de otros. Así pues, ¡fuera el dinero! Este socialismo dirigido a la abolición del dinero surgió inicialmente en Inglaterra, siendo sus representantes en ese país, ya en los años veinte y treinta del siglo pasado, escritores muy talentosos como Thompson, Bray y otros; luego el junker conservador pomeranio y brillante economista Rodbertus reinventó esta suerte de socialismo en Prusia y, en tercer lugar, Proudhon reinventó este socialismo en Francia en 1849. Inclusive se emprendieron experiencias prácticas en esta dirección. Bajo la influencia del mencionado Gray se fundaron en Londres y en muchas otras ciudades de Inglaterra lo que se llamó “bazares para el intercambio equitativo”, a los cuales se llevaban las mercancías para ser intercambiadas sin la mediación del dinero, estrictamente según el tiempo de trabajo contenido en ellas. Proudhon propuso la fundación de su llamado “banco popular”, también con esta finalidad. Estos intentos, como la teoría misma, entraron pronto en bancarrota. En realidad, el intercambio es impensable sin dinero, y las oscilaciones de precios que se pretendía abolir son el único medio de indicar a los productores de mercancías si están produciendo demasiado o demasiado poco de una mercancía, si emplean en su producción menos o más trabajo que el necesario, si producen o no, las mercancías que deben. Si se elimina este único medio de entenderse que existe entre los aislados productores de mercancías en la economía anárquica, ellos quedan completamente perdidos, pues ya no son solamente sordomudos, sino además ciegos. Entonces la producción tiene que detenerse y la Torre de Babel capitalista se derrumba. Así pues, no hay más que una utopía en los planes socialistas que pretendían hacer de la producción mercantil capitalista, una socialista, por la simple eliminación del dinero.»
A menos que se considere que el “área autogestionada” permanece totalmente al margen del resto de la sociedad, la división del trabajo y la competencia obligan a un intercambio con el conjunto de la producción capitalista, que por otra parte determina las necesidades (en un sentido amplio y no estrictamente de supervivencia) del conjunto de la sociedad; como vosotros mismos reconocéis: «El desafío, de la red de redes, se compone por la tensión que provoca la mixtura, por un lado, entre un circuito donde se quiere instituir el valor de uso colectivo y superar el trabajo asalariado y por el otro, el dinero necesario para proveerse de los medios productivos de los que se carece» (Red de redes)
Ese intercambio inevitable con la producción capitalista permite al capitalismo recuperar las “áreas autogestionadas”. La competencia de sus bajos costes y la capacidad de abastecer las mercancías para las que existe una necesidad, es la fuente de la recuperación de las empresas ocupadas, igual que, en el siglo XIX, fueron las armas del capitalismo para transformar la economía precapitalista de las colonias integrándola a la producción capitalista: «Los bajos precios de sus productos son la artillería pesada con la que derriba todas las murallas chinas, con la que doblega la más terca xenofobia de los bárbaros hasta su capitulación. La burguesía obliga a todas las naciones a apropiarse del modo de producción burgués si no quieren sucumbir; las obliga a incorporar ellas mismas la llamada civilización, esto es, a convertirse en burguesas. En una palabra, crea un mundo a su imagen y semejanza» (El Manifiesto Comunista). Las empresas del “área autogestionada” se ven obligadas, sí quieren sobrevivir, a adoptar todas las prácticas propias del capitalismo (reducción de costes, aumento de la explotación, competencia desaforada) con lo cual la “Red de Redes” queda atrapada en las redes de la producción capitalista[4] [105].
La única solución sería evitar todo intercambio con el capitalismo, y que se organizara una producción social, de valores de uso, al servicio de la comunidad, dirigida conscientemente por la participación colectiva de sus miembros; eso implicaría necesariamente una reorganización de todos los centros de producción “ocupados”, y la reorientación a una economía de subsistencia, que efectivamente no sería capitalista, sino anterior al capitalismo, y por tanto haría surgir relaciones de clase correspondiente a modos de producción previos. No sería pues, una superación del capitalismo, sino una vuelta atrás.
En las condiciones actuales de decadencia del capitalismo, de deshumanización, de irracionalidad y signos crecientes de barbarie, podría parecer que “una vuelta atrás”, a relaciones naturales, aunque sea sobre la base de autoexcluirse del conjunto de la sociedad, sería algo positivo, un paso adelante; pero es una falsa visión:
«Así la concepción de la antigüedad, en la que el hombre siempre aparece (cualquiera que sea su estrecha definición nacional, religiosa o política) como el fin de la producción, parece mucho más engrandecida que la del mundo moderno, en el que la producción es el fin del hombre, y la riqueza el fin de la producción. De hecho sin embargo, cuando se desconcha el caparazón burgués, ¿Qué es la riqueza sino la universalidad de las necesidades, capacidades, disfrutes, fuerzas productivas, etc. de los individuos, producto del intercambio universal? ¿Qué sino el pleno desarrollo del control humano sobre las fuerzas de la naturaleza -tanto las de su propia naturaleza humana como las de la llamada en general “naturaleza”-? ¿ Qué sino la absoluta elaboración de sus disposiciones creativas sin ninguna precondición más que la evolución histórica antecedente, que hace de la totalidad de esta evolución -es decir, de la evolución de todas las potencialidades humanas como tales, sin ninguna cortapisa de medida previamente establecida- un fin en sí mismo? ¿Y qué es esto sino una situación en la que el ser humano no se reproduce en una forma determinada, sino que produce su totalidad; que no busca conservar algo formado por el pasado, sino que es el movimiento absoluto del devenir? En la economía política burguesa, -y en la época de la producción a la que corresponde- esta completa elaboración de lo que yace en el ser humano, aparece como la alienación total, y la destrucción de todos los propósitos unilaterales que se plantea el ser humano, como el sacrificio del fin mismo a una compulsión externa. De ahí que, en cierto sentido, el mundo infantil de la antigüedad parece ser superior...» (Marx: Grudisse.).
Por una parte, esa vuelta atrás no significa otra cosa que la restauración de antiguas fuentes de explotación y, en consecuencia, de sufrimiento y enfrentamiento entre seres humanos, pero, por otro lado, lo que muestra la historia de la humanidad es que todo modo de producción social transforma de tal forma la relación del hombre con el medio natural que hace imposible una vuelta atrás a anteriores formas sociales. El dilema es o cambio revolucionario creando un nuevo modo de producción o hundimiento en la descomposición y la destrucción generalizada. Por eso, el Manifiesto Comunista habla de «Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes».
Este dilema entre Revolución o hundimiento en la Barbarie es aún más claro bajo el capitalismo, el primer sistema social que es verdaderamente mundial, que tiene todo el planeta como teatro de operaciones[5] [106]. El desarrollo de la producción a escala universal significa, de un lado, la universalización de las relaciones humanas “en extensión” (si puede decirse así); pero también “en profundidad” la liberación de los individuos de sus ataduras con la naturaleza y la comunidad natural; aunque ambas cuestiones aparezcan como negación en el seno del capitalismo, como “patriotismo” y “defensa de la nación”, y esclavitud asalariada. La superación de las relaciones de producción capitalistas sólo puede hacerse a escala igualmente universal, y no de forma unilateral, negando parcialmente algunos de los efectos más nocivos del capitalismo dentro de áreas sociales autónomas o independientes.
Por eso la revolución proletaria es el primer acto de la transformación de la sociedad, que no puede comenzar realmente más que a escala internacional. El proletariado es el enterrador del capitalismo precisamente porque no tiene ningún interés particular ni ningún área parcial que defender en su interior. A diferencia del sistema feudal, que pudo ir desarrollándose en el seno de la sociedad esclavista, e igualmente de la producción capitalista, que se desarrolló en el seno de la sociedad feudal, pues se trataba de la substitución de una clase explotadora por otra, el primer acto de la revolución contra el capitalismo es político y a partir de la toma del poder se va organizando la destrucción sistemática de las relaciones de producción capitalista.
«Todas las clases hasta hoy no han hecho mas que sustituir, en interés de sus privilegios, la dominación de otras clases por la suya propia. El desarrollo económico de las nuevas clases se hacía lentamente y durante mucho tiempo antes de instaurar su dominación política en el seno de la vieja sociedad. Puesto que sus intereses económicos coincidentes con el desarrollo de las fuerzas productivas no eran más que los intereses de una minoría, de una clase, su fuerza crecía en primer lugar económicamente en el seno de la vieja sociedad. Únicamente tras un cierto grado de desarrollo económico, después de haber suplantado económicamente y en parte reabsorbido a la antigua clase dominante, el poder político, el Estado, la dominación jurídica, viene a consagrar el nuevo estado de las cosas.
... El proletariado, a diferencia de las otras clases de la historia, no posee ninguna riqueza, ninguna propiedad material. No puede edificar ninguna economía, ningún punto de apoyo económico, en el seno de la sociedad capitalista... La necesidad objetiva de la sociedad socialista en tanto que solución dialéctica a las contradicciones internas del sistema capitalista, encuentra en el proletariado la única clase cuyos intereses se identifican con la evolución histórica. “El último de la fila” de la sociedad, la clase que no posee nada, que no tiene ningún privilegio que defender, se encuentra con la necesidad histórica de suprimir todos los privilegios. El proletariado es la única clase que puede cumplir esa tarea revolucionaria de suprimir todos los privilegios, la propiedad privada, permitiendo que se desarrollen las fuerzas productivas liberadas de las trabas del sistema capitalista en beneficio del interés de toda la humanidad...
...No hay ninguna economía de clase que edificar antes o después de la revolución. A diferencia de otras clases, y por primera vez en la historia, una revolución política precede y crea las condiciones de una transformación social y económica. La liberación económica del proletariado es la liberación de toda traba de interés de clase, la desaparición de las clases. Se libera, liberando a toda la humanidad, y disolviéndose en su seno...
... El Estado, principio de dominación y de opresión económica de clase, no puede ser conquistado en el sentido clásico por el proletariado. Al contrario, los primeros pasos hacia su emancipación consisten en la destrucción revolucionaria del Estado...» (“Tesis sobre la naturaleza del Estado y la revolución proletaria”, adoptadas por la Izquierda Comunista de Francia en 1946, publicadas en francés e inglés en nuestro folleto: El periodo de transición del capitalismo al socialismo)
Puesto que no puede tener ningún punto de apoyo en el capitalismo, la lucha de la clase explotada no puede mantenerse permanentemente y desarrollarse de manera gradual, como sí pudo hacerlo al interior del feudalismo el crecimiento de la producción mercantil sobre bases cada vez más capitalistas. Esta naturaleza de la lucha obrera ya fue reconocida por los comunistas del siglo XIX: «Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos diamantinos, el éxtasis es el estado permanente de la sociedad; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilar serenamente los resultados de su período impetuoso y turbulento. En cambio, las revoluciones proletarias, como las del s XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo desde el principio, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la ilimitada inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodas, hic salta[6] [107]» (Marx, “El 18 Brumario de Luis Bonaparte»)
Sin embargo es cierto que durante el periodo de desarrollo del capitalismo, particularmente a finales del siglo XIX, la clase obrera contaba con organizaciones permanentes de masa, partidos socialdemócratas y sindicatos (y también cooperativas de producción y de consumo, universidades obreras, centros de recreo, organizaciones juveniles, femeninas etc.) que había ido construyendo fruto de sus combates contra el capital, y que expresaban una continuidad de su lucha. Aunque estas organizaciones eran “escuelas de comunismo”, donde se practicaba una solidaridad y una moral proletaria, y se adquiría una formación política de las posiciones de clase, no eran en absoluto “áreas de producción comunista” (en el sentido que se da en vuestros textos a las “áreas autónomas”), que se planteaban como una alternativa al capital que iba creciendo y desarrollándose en su seno (como el capitalismo en el régimen feudal).
Estas organizaciones podían existir por dos razones: por una parte, porque el capitalismo podía expandirse y desarrollar las fuerzas productivas; por otro lado, porque en el Estado burgués existía una lucha real entre fracciones progresistas, interesadas en llevar adelante la producción capitalista, y fracciones conservadoras o reaccionarias que ponían toda clase de trabas a su desarrollo. Sí el proletariado se organizaba al interior de la sociedad burguesa no era con el objetivo de desarrollar un poder autónomo o una sociedad “alternativa”, sino para empujar el desarrollo capitalista hasta sus últimas consecuencias, de tal forma que se crearan las condiciones para la lucha revolucionaria decisiva, la destrucción del capitalismo.
Desde el momento en que, con la entrada en decadencia del capitalismo, la perspectiva revolucionaria del proletariado se presenta como su sentencia de muerte, en que como decía Lenin, «cada huelga esconde la hidra de la revolución», las estructuras sindicales junto con todas las tentativas más o menos radicales de crear organizaciones de masas permanentes son recuperadas por el Estado burgués que se hace más y más totalitario.
En tales condiciones, podemos declarar una zona autónoma liberada de las relaciones capitalistas, pero inmediatamente estas penetran por diferentes canales: por un lado, la ideología dominante reproduce sin cesar el individualismo, la lucha de todos contra todos, la moral del “todo vale”, la atomización y la incomunicación; por otra parte, los imperativos del intercambio mercantil se acaban imponiendo en el seno mismo de las estructuras “liberadas”; en fin, el Estado burgués, omnipresente y totalitario, utiliza sucesivamente el palo y zanahoria, ora la seducción, ora la amenaza, ora la indiferencia, para acabar absorbiendo ese territorio inicialmente fuera de su control. El resultado no es la ampliación del “área de la autonomía” sino su progresivo aislamiento; no es la creación de una relación de fuerzas con el Estado y el Capital sino su absorción por estos a través de mecanismos “radicales” que confunden y desvían a la mayoría. No podemos analizar aquí las numerosas experiencias que desde hace mucho tiempo se han pretendido realizar, con la mejor voluntad, de crear “islotes liberados” en el océano del capitalismo: desde las colectividades anarquistas de 1936 -a las que ya nos hemos referido- a las numerosas comunidades “liberadas” que proliferaron al calor de una falsa interpretación del movimiento de 1968. Sin embargo, las lecciones de estas experiencias son vitales para no volver a caer en los mismos callejones sin salida.
El “proyecto autogestionario” es, en el mejor de los casos, una utopía. El concepto de utopía no tiene necesariamente una connotación negativa, algo que ahora no existe no significa que no pueda acabar existiendo, es ajeno al marxismo un materialismo vulgar que sólo reconoce como “real” aquello que se puede ver y tocar en el presente. El marxismo reconoció en los escritores utopistas que le precedieron, elementos positivos en su crítica del capitalismo: «Los inventores de estos sistemas ven, ciertamente, el antagonismo de las clases, al igual que la efectividad de los elementos disolventes contenidos en la misma sociedad dominante» (Manifiesto Comunista); e intuiciones sobre la perspectiva de una nueva sociedad, «sus tesis positivas sobre la sociedad futura, por ejemplo supresión del contraste entre la ciudad y el campo, supresión de la familia, de la ganancia privada,, del trabajo asalariado, o el anuncio de la armonía social, la transformación del Estado en mera administración de la producción» (Ídem). Pero al mismo tiempo, desveló su impotencia para descubrir las condiciones materiales que presiden y dirigen el antagonismo social: «no vislumbran ninguna acción histórica independiente por parte del proletariado, ningún movimiento político peculiarmente suyo. Como el desarrollo del antagonismo de clases va parejo al de la industria, no encuentran tampoco las condiciones materiales para la liberación del proletariado, y buscan una ciencia social, leyes sociales, que creen esas condiciones. En lugar de la actividad social, tiene que intervenir su personal actividad inventiva; en lugar de las condiciones históricas de la liberación, una organización fantástica, en lugar de la gradual organización del proletariado en clase, una organización de la sociedad imaginada para el caso. La futura historia mundial se reduce para ellos a la propaganda y la realización práctica de sus proyectos de sociedad...» (Ídem)
Esta actitud podía comprenderse en los albores del capitalismo, cuando los antagonismos de clase apenas estaban desarrollados, cuando costaba ver al proletariado como sujeto social revolucionario; hoy, la campaña del “fin de la lucha de clases”, del “fin del proletariado”, de la “globalización”, etc., presenta un capitalismo rejuvenecido y un proletariado que poco menos que está integrado y forma parte de él. Esto puede tener un impacto en compañeros que se plantean un combate revolucionario, llevándoles a buscar un “nuevo sujeto revolucionario” distinto del proletariado. No podemos desarrollar aquí nuestra argumentación de por qué el proletariado es la clase revolucionaria y lo sigue siendo[7] [108], la cuestión es la siguiente ¿puede todo ese conjunto de organizaciones que podrían conformar según vosotros la “Red de Redes” constituir un vehículo de toma de conciencia y erigirse en cierta forma en un “nuevo sujeto revolucionario” vehículo de la multitud?
Podemos contribuir a la respuesta de esta pregunta con un pasaje de un reciente artículo de intervención en Argentina sobre los Comedores Populares[8] [109]. En él señalamos: «Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”. Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado (…) La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de ellas. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria».
Cada una de esas organizaciones no tiene como base atacar las causas de la miseria, de la explotación, de la atomización y el sufrimiento psicológico de los seres humanos, sino, en el mejor de los casos, proporcionar un paliativo más o menos temporal. De esta forma, la situación que ha motivado su surgimiento se perpetúa y se agrava. Esto no puede producir sino desilusión, desmoralización y conducir al abandono de cualquier actividad de lucha. Por otro lado, sí estas organizaciones no atacan las causas sino que, en el mejor de los casos, abordan tal o cual efecto, ¿qué conciencia pueden desarrollar? Realmente ninguna pues están desviando las energías, el entusiasmo, la entrega apasionada, de compañeros sinceramente revolucionarios hacia toda clase de cuestiones secundarias y de callejones sin salida.
Pero, al menos, ¿se podría desarrollar una solidaridad, una aptitud para la cooperación, en esos participantes? En estas organizaciones la experiencia muestra que si bien al principio hay un impulso sincero de solidaridad -lo que es muy laudable- este se va extinguiendo poco a poco, apagado por el agua de las actividades cotidianas dentro de esas organizaciones que no son otras que una acción encerrada de forma claustrofóbica en el barrio o la localidad, el desarrollo de una competencia, las maniobras y manipulaciones de los diversos “dirigentes”, “coordinadores” etc.
Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria física y moral que golpea a la gran mayoría de la humanidad hemos de darnos los principios, la organización y el tipo coherente de actividad que suponga una lucha real contra ella. Desarrollar esta cuestión nos llevaría mucho espacio por lo que preferimos referirnos al pasaje final del artículo antes citado: « Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha».
Esperamos poder contribuir a la discusión que lleváis sobre estas cuestiones, y que se desarrolla igualmente en Argentina, a partir de las “empresas recuperadas” y la autogestión.
Saludos Comunistas
Corriente Comunista Internacional 2-1-06
[1] [110]Por necesidades del debate consideramos vuestra toma de posición como algo acabado. Sin embargo, somos conscientes de que estáis en evolución y sois muy abiertos a argumentos, análisis y hechos que os puedan aclarar las cosas. Por eso mismo estamos abiertos a toda aclaración, precisión o rectificación que estiméis oportuna.
[2] [111]En este pasaje expresáis una preocupación muy justa: se insiste en la necesidad de crear lazos de fraternidad, se da importancia a la afectividad como un elemento de la lucha contra el Capital. Nosotros hemos respondido a esta preocupación -que forma parte de las necesidades subjetivas de la revolución social- en un texto sobre la Confianza y la Solidaridad aparecido en REVISTA INTERNACIONAL números 111 y 112. Sin embargo, sí la preocupación es justa la cuestión a plantearse es: ¿encuentra en la construcción de “áreas anticapitalistas” el contenido y la dinámica adecuados para realizarse? Es lo que vamos a abordar a continuación.
[3] [112]Escribió en 1848 “The social system”, y después de la revolución de Febrero en Francia, envió al gobierno provisional una propuesta de “organización del cambio”
[4] [113]Podemos referirnos al caso famoso de Lip en Francia ( en Révolution Internationale vieja serie -en francés-; disponibles fotocopias); o «El mito de las colectividades anarquistas» en España 1936, en la Revista Internacional nº 15, reeditado en el libro: Franco y la República masacran al proletariado
[5] [114]Esta existencia universal del capital no es un fenómeno de la globalización, o del pos-fordismo, pues ya estaba claramente planteada en el Manifiesto Comunista en 1848: «La necesidad de dar salida cada vez más amplia a sus productos, empuja a la burguesía a moverse por el globo entero. En todas partes tiene que anidar, en todas partes ampliarse, en todas partes crear conexiones. La burguesía, con su explotación del marcado mundial, ha configurado la producción y el consumo de todos los países a escala cosmopolita. Con gran pesar de los reaccionarios, ha sustraído a la industria el suelo nacional bajo sus pies. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas, y lo siguen siendo a diario. Quedan desplazadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en una cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas del lugar, sino que las elaboran procedentes de las zonas más alejadas, y sus productos no se consumen ya en el propio país, sino simultáneamente en todos los continentes. En lugar de las viejas necesidades, satisfechas con productos del campo, aparecen otras nuevas necesidades que requieren ser satisfechas con productos de los países y climas más lejanos. En lugar de la antigua autarquía y aislamiento locales, surge un intercambio universal, una interdependencia universal entre todas las naciones. Y no sólo en la producción material, sino también en la intelectual. Los productos intelectuales de cada nación se convierten en propiedad común. La peculiaridad y limitación nacionales se van tornando imposibles de día en día y de las muchas literaturas nacionales y locales se forma una literatura mundial»
[6] [115]De una fábula de Esopo, donde un fanfarrón afirmaba que en Rodas había dado un salto prodigioso, los que le escuchaban le dijeron: “Aquí esta Rodas, salta aquí” (demuéstranoslo)
[7] [116]Ver en la REVISTA INTERNACIONAL los números 73 y 74 el artículo “¿Quién puede cambiar el mundo?”; en REVISTA INTERNACIONAL números 103 y 104 el artículo “¿Por qué el proletariado no ha hecho todavía la revolución?”; la Serie aparecida en ACCION PROLETARIA números 145 a 152 “Respuesta a las dudas sobre la clase obrera” así como 3 artículos de intervención en debates recientes también aparecidos en ACCION PROLETARIA: “Hablan de autonomía obrera para mejor colar el mensaje del fin del proletariado”;”Foro de discusión sobre la «autonomía obrera»: ¿Quien puede acabar con el capitalismo?” y “A propósito de la carta de un lector: ¿En qué consiste la lucha de clases del proletariado?”.
[8] [117]Ver en nuestra Web: ccionline/comedores.htm
1. al igual que los sistemas de explotación que lo han precedido, el capitalismo no es un sistema eterno;
2. la hora de su derrocamiento por el proletariado, única clase revolucionaria de la sociedad, ya ha sonado desde hace mucho tiempo. Si el proletariado no fuera capaz de cumplir con su tarea histórica, la situación actual llevaría al fin de la humanidad;
3. las perspectivas contenidas en la situación actual se definen por el desarrollo de la lucha de clases.
En una de esas reuniones públicas, la de Salvador, tras la presentación de la CCI, estaba prevista una presentación de la Oposición obrera que puso de relieve, en particular, el papel fundamental de la organización de la clase obrera en consejos obreros para el derrocamiento del capitalismo.
La presentación en la Universidad, por su parte, se basó esencialmente en el artículo de nuestra página WEB, «la Izquierda comunista y la tradición marxista», y tenía los ejes siguientes:
1. Qué distingue a las fracciones de izquierda de las demás organizaciones que se reivindican del marxismo;
2. La Izquierda comunista nunca fue una corriente única, sino que forman parte de ella diferentes expresiones correspondientes al esfuerzo histórico de la clase obrera para clarificarse teórica y políticamente;
3. La contribución de la Izquierda comunista en el desarrollo del patrimonio político-teórico del proletariado es muy importante e insustituible.
Para dar cuenta de esos cuatro eventos, nos ha parecido mejor no tratarlos por separado, sino referir las cuestiones y preocupaciones que mayoritariamente se expresaron y dieron lugar a debates. Pero antes creemos que es esencial hacer resaltar la importancia de esas reuniones tanto por su asistencia numerosa (muy numerosa a veces) como por el carácter animado y vivo de los debates que terminaron cada vez mucho más tarde de lo previsto, hasta horas que las circunstancias locales lo permitieran.
Ocurre que los propios revolucionarios se queden sorprendidos por el importante interés que sus posiciones suscitan en un momento dado, y eso que son esa parte del proletariado en la que está depositada la mayor confianza en las capacidades revolucionarias de su clase, incluso cuando ésta no está atravesada de manera inmediata por preocupaciones revolucionarias patentes. Hemos de reconocer que estuvimos agradablemente sorprendidos por la amplia participación en estas reuniones, al haberse superado en algunas de ellas la concurrencia que suele asistir a las reuniones públicas en las ciudades en donde interviene la CCI regularmente. Unas cien personas participaron en total en las tres reuniones públicas. Y a la ponencia sobre la Izquierda comunista en un anfiteatro de la Universidad acudieron unas 260 personas, durante toda la primera parte del debate. La reunión se prolongó durante dos horas más, participando todavía en ella unas 80 personas cuando hubo que terminar aunque no todas las preguntas habían podido ser contestadas.
Hay una serie de circunstancias favorables que explican esa concurrencia. La primera aparición pública de una organización revolucionaria internacional desconocida en Brasil es algo que evidentemente puede explicar el interés suscitado localmente por ella. Además, las reuniones públicas se beneficiaron de una propaganda eficaz de la que se encargó Oposición Obrera, sola o con nuestros simpatizantes según qué ciudades. Aunque también pueda mencionarse el interés académico y no solo político que haya animado a algunos estudiantes y profesores a participar en el debate sobre la historia de la Izquierda Comunista, hay que tener en cuenta que lo que se había anunciado en un principio, a causa del reglamento interno de la Universidad, como la ponencia de un historiador (2 [121]) acabó teniendo la forma de un mitin político presidido por uno de los organizadores del debate, Oposición Obrera y la CCI, y además había una mesa con publicaciones de la CCI a la entrada del paraninfo.
En realidad, el éxito de nuestras reuniones se debió en gran parte a que en Brasil hay un oído alerta hacia una crítica radical de la sociedad y de las instituciones democráticas, pues a la cabeza de esas instituciones está el gobierno de Lula, el gran «líder obrero» de izquierda a cuyo nombre están indisolublemente vinculados el del PT (Partido dos Trabalhadores, fundado en 1980) y de la CUT (Central Única dos Trabalhadores, 1er sindicato "independiente" desde el final de la dictadura, fundado en 1983). Hoy la alianza Gobierno, Lula, PT y CUT debe asumir abiertamente el papel de punta de lanza de los ataques contra la clase obrera que exige la defensa del capital nacional brasileño en el ruedo internacional, como lo harían cualquier gobierno y partido de derechas, lo cual permite que aparezca a las claras su verdadera naturaleza de enemigos de la clase obrera que siempre han sido. En Brasil, como en otras partes, la réplica de la clase obrera dista mucho de corresponder a la amplitud de los ataques capitalistas que sufre constantemente. Existe también en Brasil, sin embargo, y eso es precisamente lo que básicamente explica el indudable interés por esas reuniones públicas, una preocupación creciente por el porvenir ante la quiebra cada día más patente del capitalismo, lo cual se plasma en un incremento del interés por la perspectiva de una alternativa a la sociedad actual.
Los análisis de la historia de nuestra clase y las perspectivas de lucha política hacia una futura sociedad comunista, que nuestras ponencias e intervenciones contenían, no fueron, ni mucho menos, recibidos como dogmas, sino que suscitaron toda una serie de interrogantes y un entusiasmo, a veces también escepticismo, y marcas de simpatía que algunos quisieron expresarnos al término de las reuniones, además de cantidad de otras cuestiones que volvían a brotar y que no se habían podido plantear durante la sesión.
La importante participación en esas reuniones pudo sorprendernos, pero sobre todo confirmó la tendencia cada vez más fuerte de la juventud a estar en la primera fila de los cuestionamientos políticos ante el futuro. Tanto es así, que en una de las reuniones públicas, en Vitoria da Conquista, más de la mitad de la concurrencia eran jóvenes cuando no muy jóvenes.
Reseñamos aquí las principales cuestiones que se nos plantearon y las respuestas que les dimos. A menudo las preguntas y nuestras respuestas eran parecidas entre una y otra reunión, pero no por ello eran idénticas cada vez. Más que resumir por temas los problemas planteados en las preguntas, hemos optado, para cada tema, por centrarnos en una pregunta especialmente representativa para así intentar reflejar lo vivas que fueron las discusiones. En lo que a nuestras respuestas se refiere, las reseñamos con lo esencial de los argumentos que desarrollamos en el conjunto de las reuniones.
Somos muy conscientes de que esta reseña, ya larga, dejará de lado algunas cuestiones precisas muy interesantes. Para remediar en parte ese inconveniente, animamos a todos aquellos que tengan conocimiento de esta reseña a que no vacilen en decirnos por escrito todas las cuestiones y desacuerdos que no hayan obtenido una respuesta satisfactoria de nuestra parte. Se les darán respuestas individuales que, con su acuerdo, podrán en su caso servir para animar un debate público en la prensa de la CCI o en Internet. También animamos a los lectores de esta reseña a que hagan lo mismo respecto a Oposición Obrera que responderá también. A este respecto, queremos precisar que algunas respuestas aquí reseñadas no fueron dadas por nosotros sino por Oposición Obrera. Pero como correspondían perfectamente a lo que habríamos dicho nosotros, las asumimos como nuestras. Lo cual no significa que todas las respuestas dadas por una o por otra de nuestras organizaciones fueran compartidas por ambas.
"Cómo explicar el papel actual de los sindicatos? Mientras que sí hubo una época en la que eran verdaderas herramientas de la lucha de la clase obrera, hoy están claramente al servicio de los intereses de la clase burguesa, paralizando las reacciones obreras ante los ataques.”
No existe en efecto ni un solo país donde los sindicatos, todos los sindicatos, no sean defensores del orden burgués. Si es así es porque, por todas partes, se han convertido en órganos del estado burgués cuya función específica es encuadrar a la clase obrera para sabotear sus respuestas a los ataques y evitar que desemboquen en una puesta en entredicho del capitalismo en crisis.
Para comprender los factores profundos de esta situación, no hay que perder, efectivamente, de vista que en el siglo XIX los obreros luchaban por obtener el derecho a organizarse en sindicatos. Y fue mediante unas luchas importantes llevadas a cabo por sus sindicatos si los obreros lograron arrancar reformas duraderas que de verdad permitieron mejorar sus condiciones de vida en el capitalismo. De igual modo, incluso si las ideas reformistas, cuya finalidad era limitar los combates de clase a las luchas por reformas únicamente, estaban muy representadas en el seno del movimiento sindical, eso no quitaba que los sindicatos fueran también, en aquella época, un lugar privilegiado para la propaganda a favor de las ideas revolucionarias, una «escuela de comunismo», como decía Marx.
A principios del siglo XX se produjo un hecho de gran importancia, inédito en la vida del capitalismo, el estallido de la Primera Guerra mundial. En un tiempo relativamente breve, las contradicciones del capitalismo engendraron una destrucción considerable de fuerzas productivas, sin comparación alguna con las consecuencias de las guerras y de las crisis cíclicas que hasta entonces habían salpicado el crecimiento del capitalismo. Esas contradicciones eran la expresión de que, tras haber sido factor de progreso de la sociedad, el sistema se había vuelto una amenaza mortal para ella. Fue el desencadenamiento de tal barbarie y la amenaza para la existencia misma de la vida de la sociedad el fermento de la primera oleada revolucionaria del proletariado mundial.
Ante la irrupción de contradicciones desconocidas hasta entonces en la sociedad burguesa, el Estado adquirió un papel de una importancia desconocida hasta entonces bajo el capitalismo. Al Estado le incumbe mantener sometida al conjunto de la sociedad en una argolla de hierro para movilizar y canalizar todos los recursos para la defensa nacional. En ese contexto, los obreros ven cómo sus antiguos órganos de lucha que eran los sindicatos escapan a su control para convertirse en órganos encargados de hacer aceptar la militarización del trabajo. Ese proceso es irreversible y los sindicatos que, como la CNT española, no se verán sometidos a ese momento de la verdad, porque España no estuvo involucrada en la Iª Guerra mundial, acabarán siendo absorbidos posteriormente por el Estado. Desde entonces, los únicos órganos de masas y unitarios de defensa de los intereses de la clase obrera solo podrán surgir y mantenerse con la movilización de la clase mediante la lucha.
La vanguardia del proletariado mundial tomó conciencia de que con la Primera Guerra mundial y la primera oleada revolucionaria había nacido la época de las "guerras y las revoluciones", como lo proclamó la IIIª Internacional, planteando como centro de la lucha del proletariado la alternativa siguiente para la sociedad: "Socialismo o barbarie". La masividad de los hechos imponía esa comprensión. Era, en cambio, necesario poder disponer de una mayor distancia temporal para captar todo lo que implicaba en la vida de la sociedad (el desarrollo del capitalismo de Estado) y las condiciones de la lucha de clases: imposibilidad para la clase obrera de seguir utilizando para sus luchas el Parlamento (cuya única función acabó siendo la de la mistificación democrática) y los sindicatos. Sin embargo, todas las fracciones del proletariado mundial no estaban en las mismas condiciones en cuanto a su propia experiencia de enfrentamiento con los sindicatos. Y en esto, la situación del proletariado ruso era específica debido a que en ese país el Estado zarista, totalmente anacrónico, era incapaz de llevar a cabo una integración en el Estado de los sindicatos poco poderosos además y aparecidos tardíamente. De ahí viene la mayor dificultad de Lenin y de sus camaradas para entender plenamente la función de esos órganos en la nueva fase del capitalismo.
Esta es una pregunta importante puesto que esas palabras de Lenin antes de la Revolución de 1917, “… los soviets son la forma por fin descubierta de la dictadura del proletariado” no tenían un sentido limitado a la primera oleada revolucionaria sino una dimensión universal.
De este modo, en sus futuras luchas revolucionarias, el proletariado se organizará una vez más en “soviets” (palabra rusa que significa “consejo”. Estos nacieron por primera vez en la Revolución de 1905 en Rusia. Fueron la creación espontánea de la clase obrera que así descubrió por propia experiencia los medios que necesitaba para desarrollar su lucha en condiciones nuevas. ¿Cuál era entonces su función? La clase obrera en Rusia se encara al poder del Estado que se niega intransigentemente y a pesar de la movilización a ceder a las reivindicaciones de los obreros. Esa situación prefigura la situación general del capitalismo en su fase de decadencia en el que las contradicciones crecientes a las que está sometido, no solo le prohíben otorgar reformas duraderas a la clase obrera, como así era en el periodo ascendente, sino que le obligan a atacar permanentemente las condiciones de vida de los obreros. Es esas condiciones, la misma dinámica de la lucha conduce a los obreros a oponerse al Estado capitalista y a enfrentarlo de forma siempre más masiva. Por eso la lucha alcanza espontáneamente una dimensión política que se superpone a la dimensión económica siempre presente.
Los sindicatos ya no corresponden a las necesidades de esa nueva forma de lucha ni a sus retos, entonces solos son los soviets, capaces de reagrupar el conjunto de la clase obrera, los que se imponen. En adelante, los sindicatos ya no son órganos utilizables para la lucha de clase. Pero no se debilitan sino que se son recuperados por el Estado. Por otra parte, ese episodio es el resultado de un largo proceso de constitución del proletariado en clase en el que adquiere una madurez que le permite en adelante fabricar sus propios órganos de lucha en el fuego de la acción, dejando de ser dependientes para entrar en lucha de la existencia previa de sindicatos, como así fue durante el siglo XIX.
Los soviets no surgen en cualquier momento, independientemente del nivel de la lucha de clases. Surgen cuando la clase obrera es capaz de plantear el problema del enfrentamiento decisivo con el Estado capitalista. Son producto de una formidable movilización del proletariado, y desaparecen cuando esta refluye o al ser cercados por el Estado. Esto tiene como consecuencia que no le es posible a una minoría de la clase, mas avanzada, prefabricar la estructura de los soviets con vistas a apresurar la movilización obrera antes de que ésta se manifieste explícitamente.
¿Significa eso que fuera de los soviets no existe posibilidad para que se exprese la movilización obrera y la lucha de clases, teniendo en cuenta que los sindicatos ya no le sirven para nada? Claro que no. La experiencia viva de la clase muestra que una de las formas elementales de la movilización de los obreros es la asamblea general. Y no es una casualidad si los sindicatos hacen todo para que no ocurran o, cuando no las pueden impedir, para que no cumplan con la función de lugar de organización y de decisión de la lucha. Con el desarrollo de la lucha aparece la necesidad de su organización, de su centralización a través de la elección por las asambleas de delegados revocables. Ese modo de organización de la clase obrera, fuera de los periodos prerrevolucionarios, prefiguran la organización en soviets pero no es su embrión. No es sino una preparación indispensable en el sentido en que es a través ese tipo de organización que los obreros retoman confianza en si mismos y en su capacidad de organizarse.
Por otra parte, si los acontecimientos de 1905 muestran la capacidad de la clase obrera a autoorganizarse así como también su carácter clasista espontáneamente revolucionario, ello no disminuye el papel fundamental de la organización de revolucionarios y del partido. Hablando de los acontecimientos de 1905, Rosa Luxemburg pone en evidencia que la intervención de la socialdemocracia revolucionaria participó en preparar el terreno a la irrupción de la huelga de masas. En el mismo sentido, sin la intervención en 1917 del Partido bolchevique en los consejos obreros para luchar contra la influencia dominante de los partidos ligados a la burguesía, esos consejos no hubieran logrado volverse el instrumento de la revolución proletaria. Hoy también, es la responsabilidad de los revolucionarios recordar a su clase como se organizó en su pasado, poner en evidencia que para desarrollar su lucha no existe mas medio que el de tomar sus luchas en manos propias a través asambleas generales soberanas.
No sabemos exactamente lo que dice Jacques Courtois, pero es contrario a la realidad afirmar semejante cosa cuando los principales países del mundo, implicados en una guerra mundial, estaban adoptando medidas de militarización de la sociedad civil con vistas a imponer a la población y a los obreros en particular todos los sacrificios exigidos por la carnicería mundial, hasta el de sus vidas en los campos de batalla. Es precisamente contra esa barbarie que se desarrolló la oleada revolucionaria mundial cuyo puesto avanzado fue la toma del poder por el proletariado en Rusia en 1917.
Quizás Jacques Courtois sea un abogado de las tesis burguesas del menchevismo según cuales la Revolución de Octubre no fue sino un golpe que acabó con la obra democrática de la Revolución de febrero. Ese famoso refrán de los denigradores de la Revolución rusa también quiere ocultar la realidad de los hechos. Por que son las masas obreras, y tras ellas las masas campesinas, las que le quitaron el poder a la burguesía cuando ésta, subida al poder en febrero y siendo mayoritaria en los consejos obreros, al proseguir la guerra imperialista y manteniendo una política anti-obrera, demostraba en la práctica que era la digna representante de un sistema que se debía derrocar, por no producir mas que guerra y miseria.
Es necesario, para entender lo que significó la derrota de al Revolución rusa por medio de su degeneración, clarificarse lo que representó realmente esa revolución. ¿Un islote de socialismo en un mundo capitalista? Claro que no, en la medida en que la abolición del capitalismo no puede realizarse mas que a escala mundial, tras la victoria de la revolución mundial. Tras la toma de poder, todos los esfuerzos y las esperanzas del proletariado revolucionario en Rusia estaban dirigidos hacia la extensión de la revolución mundial, y particularmente hacia el país determinante para la evolución de la relación de fuerzas entre las clases a escala internacional, Alemania. El asalto revolucionario del proletariado en ese país fue vencido como es sabido en enero de 1919, y esta derrota abrió las puertas de par en par a una serie de derrotas mayores que acabaron con la oleada revolucionaria en ese país y a escala mundial. En esas circunstancias, aislado y exangüe por la guerra civil y el cerco impuesto por las principales potencias capitalistas, el poder proletario en Rusia degeneró.
Lo que cambió con la contrarrevolución en Rusia no fueron entonces las relaciones de producción, sino el que el poder dejó de ser proletario. La vuelta de la burguesía no se hizo con la vuelta de la antigua clase burguesa venida a menos, sino por la transformación en nueva clase explotadora de la burocracia en el mismo Estado.
En el plano político, la manifestación más significativa del cambio de carácter del poder en Rusia, encarnado en adelante por el estalinismo, fue el abandono del internacionalismo proletario con la adopción de la tesis del “socialismo en un solo país”. Lo más dramático de la derrota de la Revolución rusa fue la manera como se produjo, por una degeneración interna y no por su derrocamiento, permitiendo así a la burguesía mundial, de su ala de extrema derecha hasta su extrema izquierda, mantener la mentira del “socialismo en URSS”, mentira en nombre de la que estalinistas y trotskistas llamaron el proletariado del mundo entero a luchar y hacerse masacrar para la defensa del imperialismo ruso durante la Segunda Guerra mundial.
Compartimos con Lenin la concepción de un partido minoritario de vanguardia de la clase obrera, que tiene el papel de participar activamente en la toma de conciencia del conjunto del proletariado. Sin embargo, contrariamente a Lenin (y al conjunto de los marxistas antes del 17), consideramos que su papel no es el de tomar el poder en nombre de la clase obrera, tarea que le corresponde al conjunto de la clase organizada en consejos obreros. En lo que toca al modo de organización del partido, nos reivindicamos en lo esencial de la concepción defendida por Lenin en el Congreso de 1903 del Partido obrero socialdemócrata de Rusia (POSDR), tal como fue asumida por los bolcheviques y mas tarde por el KAPD (Partido comunista obrero de Alemania). Nos referimos claro está a la definición hecha en ese congreso de quien es un militante –Lenin escribió sobre este Congreso su famoso libro Un pasa adelante dos pasos hacia atrás– cualquiera que se compromete a militar para defender las posiciones del partido, en contra de la visión de los mencheviques para quienes para ser miembro del partido basta con compartir esas mismas posiciones. Pero también nos referimos a la lucha (no menos importante) llevada por Lenin a favor de un comportamiento militante animado por el espíritu de partido, contra el espíritu de círculo que entonces dominaba el POSDR debido a sus orígenes a partir de círculos aparecidos en Rusia y en la emigración a finales del siglo XIX. En particular, defendemos la idea de un congreso soberano cuyas decisiones deben ser aplicadas con disciplina por el conjunto de los militantes y rechazamos la posición de los mencheviques que consideraban que se podía uno librarse de ella si no estaba de acuerdo con esas decisiones.
No se trata de un olvido, si se hubiese hablado de Gramsci hubiese sido para definirlo como uno de los representantes en el Partido comunista de Italia de la política siempre mas oportunista de la Internacional comunista. Cuando en ese mismo partido, la Izquierda, encabezada por Bordiga, era ampliamente mayoritaria de 1921 a 1924 cara a la tendencia de derechas animada por Gramsci, éste fue colocado autoritariamente a la frente del partido para amordazar la izquierda. La demarcación con respecto al estalinismo que más tarde hizo Gramsci hace de él una referencia más respetable que Stalin, pero no por ello hace de él un revolucionario.
Trotski y la oposición de izquierda animaron durante los años 20 una reacción proletaria ante la degeneración de la Revolución rusa y al estalinismo. Sin embargo no fue la única, ni tampoco la más clara tanto en lo que concierne las implicaciones en la clase obrera de la derrota de la oleada revolucionaria, como en la fidelidad al marxismo cara al oportunismo en las filas de la Tercera internacional. La Izquierda comunista internacional luchó desde los años 20 contra las diversas manifestaciones de ese oportunismo, en particular contra la política de frente único con antiguos partidos obreros pasados al campo burgués con pretexto de no separarse de las masas obreras todavía influenciadas por éstos. También supo entender que lejos de poder lanzarse una vez mas en una nueva oleada revolucionaria, el proletariado estaba confrontado a un periodo de contrarrevolución que no le permitía oponerse al estallido de una Segunda Guerra mundial en la que sus varios sectores nacionales iban a ser alistados tras la defensa de uno u otro campo imperialista. Al contrario, Trotski sigue creyendo que la revolución sigue siendo posible en los años 30 y que solo le falta una dirección realmente revolucionaria, lo que le induce sin razón a ver en las movilizaciones de 1936 en Francia y en España las primicias de movimientos revolucionarios. Su Programa de transición, reintroduciendo reivindicaciones mínimas destinadas según él a ser la transición con el programa de la revolución socialista, acaba engañando las masas con la idea de que podría existir, en la época de las guerras y de las revoluciones, un programa de reformas en el capitalismo cuando el único programa realista, a pesar de no ser realizable en cualquier instante, es el de la revolución. Con la consigna de “Frente único obrero” con los partidos antiguamente proletarios, socialdemócratas y estalinistas que han traicionado la causa del proletariado, no hace sino desarmar a éste ante sus peores enemigos.
Existen acontecimientos mayores de la vida de la sociedad, como las guerras y las revoluciones, que zanjan en la práctica el carácter de clase de una organización, independientemente de como se consideren. Así es como al oponerse a la Revolución de octubre, los mencheviques firmaron su pertenencia al campo de la burguesía. Frente a la Primera Guerra mundial, la mayoría de los partidos socialdemócratas traicionaron el internacionalismo proletario, y por tanto la clase obrera, al apoyar la defensa del capital nacional. La historia ha demostrado que esas traiciones son irreversibles, o sea que en cuanto los partidos las hacen pasan al campo enemigo y seguirán en permanencia defendiendo una política burguesa. En el colmo de su degeneración oportunista, los PC pasaron a su vez al campo de la burguesía en los años 30, cuando ya no existió nadie en sus filas que se opusiera a la defensa nacionalista de un campo imperialista, preparando de esta forma el alistamiento del proletariado para la Segunda Guerra mundial. Esta Segunda Guerra mundial también hizo sonar la hora de la verdad para el trotskismo que entonces escogió su campo: no el del internacionalismo y del proletariado como lo hizo Lenin en 1914, sino el de la defensa del imperialismo ruso y de la democracia (a pesar de que en sus filas hubo reacciones de elementos que entonces rompieron con él). Este resultado trágico de la dinámica oportunista de un partido del proletariado es producto del método políticamente erróneo de Trotski a lo largo de los años 30. Dicho esto, los errores que cometió, por graves que sean, no permiten afirmar que hubiese mantenido su posición hasta el final del conflicto imperialista mundial. Si no lo hubiesen asesinado antes, quizás la guerra habría sido la prueba que le hubiese permitido cuestionar sus derivas oportunistas pasadas. Tras su muerte, su compañera, Natalia Sedova, que siempre había luchado a su lado, rechazó la política de defensa de la URSS y rompió con el movimiento trotskista. También los últimos escritos de Trotski anuncian la posibilidad de semejante cuestionamiento de sus posiciones anteriores.
El capitalismo de Estado es la respuesta del capitalismo a la irrupción de contradicciones insuperables que lo asaltan con la entrada en su fase de decadencia, en tres aspectos: el de la guerra, el de la lucha de clases y el de la crisis. La crisis del 29 impone a la burguesía reanudar con las medidas de capitalismo de Estado que se habían aflojado en cuanto se acabó la Primera Guerra mundial. Esas medidas seguirán reforzándose a lo largo de los años 30, en particular con las medidas keynesianas de inyección masiva de capital por parte de los Estados en las economías nacionales, medidas que se concretizaron en particular con las grandes obras públicas y con el desarrollo de la industria de armamentos en preparación de la Segunda Guerra mundial. Proseguirán y se intensificarán al terminar la guerra.
Incluso antes de que se agote el periodo de prosperidad que sucedió a la Segunda Guerra mundial, la burguesía recurrirá a políticas de endeudamiento siempre más masivo. Así logra aplazar a mañana la explosión de las contradicciones de su economía, aun agravándolas.
El periodo de decadencia no se manifiesta, como pensaba Trotski en el Programa de transición, por un bloqueo total de su crecimiento en el plan económico sino por un frenazo del desarrollo de las fuerzas productivas. Para verificar que la evolución económica durante la decadencia expresa esa tendencia al frenazo del desarrollo de las fuerzas productoras, es necesario considerar el conjunto de ese periodo y no una de sus fases específicas, como por ejemplo la fase particularmente próspera que sigue la Segunda Guerra mundial. Ahora bien, el desarrollo de las fuerzas productoras durante el periodo que cubre las siete primeras décadas del siglo XX se realiza a un ritmo inferior al de la segunda mitad del siglo precedente. La diferencia es aun más importante si se considera el conjunto del siglo XX.
El periodo próspero tras la Segunda Guerra mundial es un fenómeno desde luego excepcional durante la decadencia y ya no se reproducirá nunca más en la medida en que los factores que lo permitieron están ya agotados:
la utilización de un « tesoro de guerra » resultante de ciclos pasados de acumulación, las reservas de oro del Estado norteamericano, inyectado en gran parte en las economías de Europa occidental y de Japón con fines a reconstruir y desarrollar su aparato productivo, no por filantropía sino para sustraerles a las tentativas del imperialismo ruso de atraerlos en su esfera de influencia;
la explotación metódica y sistemática de los últimos mercados extracapitalistas, tanto en los países industrializados que conservaban todavía un amplio mercado agrícola precapitalista como en las ex colonias en vía de descolonización;
un comienzo de huida hacia delante en el endeudamiento por parte de los principales países industrializados, siendo entonces relativamente débil el nivel global de endeudamiento.
No existe la menor perspectiva de verdadera solución a la crisis abierta a finales de los años 60; muy al contrario, no puede sino agravarse sin fin. Sin embargo, hacer corresponder la fase de decadencia únicamente con ese periodo es evacuar un fenómeno mayor de la decadencia, la guerra mundial, de una amplitud y con destrucciones cuyas proporciones eran totalmente desconocidas durante las guerras de los periodos precedentes y que son un factor esencial del riesgo de destrucción de la sociedad.
La tendencia a la baja de la tasa de ganancias es efectivamente una contradicción del modo de producción capitalista, como Marx lo puso en evidencia en el libro III de el Capital. Sin embargo, no es la única ni tampoco necesariamente el más determinante. Como ya lo hemos dicho, la vanguardia revolucionaria era unánime, cuando la fundación de la IC en 1919, en reconocer la entrada del sistema en su fase de decadencia. Era mucho más heterogénea, también lo hemos visto, en lo que concierne a las implicaciones de esa modificación de la vida del capitalismo. Se puede ver claramente en el análisis de las causas económicas del cambio de periodo. Rosa Luxemburg y Lenin tenían dos análisis diferentes del imperialismo. El de Luxemburg toma más ampliamente en cuenta la dinámica del desarrollo del capitalismo en un mundo no capitalista y que necesita mercados extracapitalistas para poderse desarrollar. Cuando éstos ya resultan insuficientes cara a las necesidades enormes de la acumulación, entonces la maquina empieza a griparse. Es en ese marco donde según nuestro punto de vista, hay que tomar en cuenta la tendencia a la baja de la cuota de ganancias cuyos efectos negativos para la economía capitalista se conjugan con los de la saturación de mercados.
Esta cuestión se ha repetido en todas las reuniones. Por dos razones al menos: por un lado la propaganda mediática que se ha hecho en Brasil a estos acontecimientos, como en la mayoría de los países, y por otro por la perplejidad que provocan. No vamos a entrar aquí en los detalles de nuestro análisis que se pueden leer en el comunicado que hemos publicado, incluso en portugués, en nuestro sitio Internet. Hemos puesto en evidencia que esas revueltas estériles expresaban ante todo la desesperación y la total ausencia de perspectivas de esa parte de los hijos de los obreros que nunca han sido ni serán integrados al mundo del trabajo, sino como eventuales y en condiciones miserables. Hemos insistido en que no solo no son una expresión aun confusa de la lucha de clases sino que pueden perfectamente ser utilizados contra la clase obrera, particularmente por el reforzamiento que provocan del encuadramiento policial de los barrios obreros.
El auge del integrismo es una de las tantas manifestaciones de la ausencia total de perspectiva de esta sociedad que también lleva a aberraciones como son los atentados suicidas. Y aunque semejantes aberraciones sean el producto de su propio sistema, ello no impide que la burguesía los utilice como pretextos para desencadenar guerras por la defensa de sus intereses imperialistas. De hecho, ese fenómeno de pudrimiento de la sociedad capitalista es producto de la acumulación de las contradicciones del capitalismo, que pueden llevar a la misma destrucción de la humanidad si la clase obrera no es capaz de imponer su propia solución revolucionaria.
La sociedad de clases conlleva la opresión de las minorías, la discriminación racial, la desigualdad entre hombre y mujer… El capitalismo no hace excepción a la regla. Dicho esto, la lucha especifica para la emancipación de la mujer o contra el racismo no solo no tienen la menor posibilidad de triunfar mientras esté de pié la sociedad de clases, sino que además no pueden cambiar en nada la sociedad puesto que no cuestionan sus fundamentos. Todas estas cuestiones no encontrarán solución real más que cuando sea abolido el capitalismo, durante la transformación de la sociedad hacia relaciones comunistas en el conjunto del planeta. No existe pues ninguna alternativa a la lucha revolucionaria de la clase obrera para liberar la humanidad de las desigualdades y demás calamidades que actualmente la agobian.
La clase obrera es la única clase revolucionaria de la sociedad. Sin embargo, esto no implica que tenga que hacer la revolución en contra de toda la sociedad. Muy al contrario, tendrá que poder llevarse tras ella, en su lucha revolucionaria, a todas las capas no explotadoras de la sociedad, que objetivamente están interesadas por la caída del capitalismo. Pero para poder desempeñar ese papel, la clase obrera ha de ser capaz de afirmarse en su lucha como la clase revolucionaria de la sociedad, con su proyecto revolucionario de derrumbamiento del capitalismo y de instauración de otra sociedad. Lo peor que puede ocurrir es que la clase obrera, diluyéndose en los movimientos de revuelta de todas aquellas capas hundidas en la miseria por la crisis pero sin la menor perspectiva, sea incapaz de afirmarse como fuerza revolucionaria de esta sociedad. Semejante peligro existe realmente y fue evidenciado por ejemplo por las revueltas estériles de 2001 en Argentina, cuando muchos proletarios fueron acarreados por una multitud de elementos de todo tipo y en particular por la pequeña y mediana burguesía arruinada por la crisis.
Este ejemplo es una ilustración de la imposibilidad actual de hacer converger el movimiento de la clase obrera con el de los campesinos sin tierra mientras éstos no abandonan su especificidad. Es hoy sabido que ese movimiento está totalmente controlado por el Estado. ¿En qué sus reivindicaciones son conciliables con las de la clase obrera? ¡En nada! Mientras que la clase obrera se niega a sufrir los ataques impuestos por la crisis del capitalismo, lo cual ya es la base de la critica del orden capitalista, en cambio las reivindicaciones totalmente reaccionarias del Movimiento de los Sin tierra, que pueden resumirse al derecho de todos a la propiedad, no anuncian nada de semejante.
Varias intervenciones señalaron que la política del gobierno de izquierda de Lula no se diferenciaba con respecto a los gobiernos de derecha que lo precedieron, ya que se constata que se han incrementado los niveles de pauperización de la población en Brasil. Sin embargo, hubo muchas preguntas, dudas e incluso simpatías con respecto al gobierno de Chávez, planteando que éste sí orientaba los recursos del Estado hacia una valiente lucha contra el imperialismo americano, a diferencia de la tímida posición de la burguesía brasileña.
El hecho de que en Venezuela haya llegado al poder una fracción burguesa “radical” de izquierda obedece al alto grado de descomposición de la burguesía venezolana, que fue incapaz de colocar en el poder a sectores moderados de izquierda tal como lo pudo hacer en Brasil por ejemplo. Por ello que la fracción chavista del capital nacional, conformada por sectores de la burguesía y pequeña burguesía que en su mayoría fueron excluidos de los gobiernos anteriores, desarrolla una política de exclusión de los viejos sectores de la burguesía, que ocasiona una permanente confrontación entre ellas, a la cual ha sido arrastrado el proletariado venezolano.
El chavismo, con la asesoría del gobierno cubano y la pléyade de dirigentes e intelectuales de la izquierda latinoamericana y mundial, con el apoyo de los movimientos antiglobalización y altermundialistas, y sustentado en una montaña de dólares producto de las exportaciones petroleras (o sea de la explotación de la clase obrera venezolana), ha desarrollado un programa de gobierno llamado “revolución bolivariana”, cuyo fundamento es el programa nacionalista de capitalismo de Estado ideado por las fuerzas guerrilleras de los años 60. La llamada “revolución bolivariana” nada tiene que ver con la revolución proletaria; todo lo contrario, ésta se sustenta en la explotación de la clase obrera que somete a un ataque ideológico y físico, típico de los regímenes estalinistas y fascistas. El chavismo, al igual que los gobiernos de Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, etc., lo mas que puede hacer es vender ilusiones al proletariado y redistribuir la miseria entre los pobres, tal como lo hace cualquier gobierno basado en la explotación de la clase obrera; de allí que los niveles de pobreza y pauperización crezcan en Venezuela, tal como sucede en el resto de los países capitalistas.
Con respecto al planteamiento “anti-imperialista”, en el capitalismo decadente todo Estado desarrolla necesariamente una política imperialista contra las otras naciones. Esta situación se debe fundamentalmente a que ante las crecientes contradicciones económicas, cada nación se ve obligada a incursionar en el militarismo y la guerra para intentar mantenerse en la arena imperialista mundial.
El mayor o menor impacto que tenga un país en la arena imperialista depende de su poderío económico, militar y de las condiciones geopolíticas; por ejemplo es evidente que EE.UU., primera potencia mundial, tiene la mayor capacidad para imponer su política imperialista a escala mundial.
El “anti-imperialismo” ensordecedor de Chávez contra Bush y EE.UU. no es sino una campaña ideológica vendida a nivel interno y externo para lograr el apoyo de la clase obrera y los explotados a la propia política imperialista que desarrolla la burguesía venezolana hacia sus áreas de influencia (El Caribe, Centro y parte de Suramérica). Esta campaña, a la cual dedica importantes recursos financieros el gobierno chavista para que los dirigentes, intelectuales y grupos de la izquierda “radical” de la región le sirvan de caja de resonancia, intenta aprovechar las dificultades que se le presentan al imperialismo americano en otras partes del mundo (principalmente en Irak), ya que en la medida en que éstas aumentan su impopularidad tendrá mayores dificultades para confrontar las veleidades imperialistas de la burguesía venezolana.
Las burguesías de la región, en particular sus fracciones de izquierda, comparten, apoyan y explotan a su favor la megalomanía de Chávez y su frenesí antiamericano, ya que el discurso chavista se alinea con sus intereses geopolíticos. En particular, la estrategia imperialista de la burguesía brasileña, menos ruidosa que la de Venezuela y ubicada en un terreno más diplomático, es más efectiva contra los intereses de EEUU. Esto se observa en el peso de Brasil en las negociaciones del ALCA, donde la burguesía brasileña hace uso de su carácter de primera potencia económica de la región con un peso geopolítico importante, que el gobierno de Lula ha explotado de manera muy inteligente.
El proletariado debe enfrentar y denunciar la ideología “antiimperialista”, ya que es utilizada para alistarlo tras las banderas e intereses de cada capital nacional. La lucha del proletariado contra el imperialismo está inscrita en su lucha cotidiana contra su propia burguesía, pues el imperialismo es el “modus vivendi” del capitalismo decadente.
La sociedad actual no es una sociedad de consumo para todo el mundo. No resulta muy difícil darse cuenta de ello. El capitalismo ha extendido y generalizado, como nunca ninguna sociedad lo había hecho hasta hoy, el reino de la mercancía. Todo en este mundo se compra, todo es mercancía. El capitalismo también es el sistema que ha sido capaz de desarrollar las fuerzas productivas como ninguno antes, hasta el punto de hacer perfectamente imaginable la posibilidad de la abundancia para todos en la Tierra. Lo único que lo impide es el propio sistema que produce no para satisfacer las necesidades del hombre sino para la ganancia y la acumulación. Una contradicción de este mundo está en que una proporción creciente de la humanidad y de la clase que produce las riquezas, la clase obrera, no accede más que a una parte cada vez más reducida de las mercancías fabricadas, aun cuando esas necesidades son vitales. Ese enorme contraste entre lo que podría ser la vida en la sociedad si la humanidad se beneficiara de todas las riquezas acumuladas y lo que es en realidad es un factor de toma de conciencia de la necesidad del derrumbamiento revolucionario del capitalismo.
La propaganda burguesa dice que la revolución es la peor cosa que puede ocurrir porque es antidemocrática. Pero en realidad ¿de qué se trata? Es el derrocamiento de una clase minoritaria, la burguesía, con vistas al bienestar de la inmensa mayoría, la clase obrera y el conjunto de las capas no explotadoras de la sociedad.
En cuanto a la democracia burguesa, no es sino la mascara hipócrita de la dictadura del capital. Y cuanto más se enfrente la clase obrera al capital, mejor aparecerá esa dictadura por lo que es.
Dejando de lado cierta propaganda interesada por esa mentira, ¿qué nos permite decir que la clase obrera estadounidense apoya a su propia burguesía? La clase obrera en Estados Unidos no tiene medios para oponerse a la guerra en Irak. Esta situación resulta de un nivel todavía insuficiente de la lucha de clases a nivel internacional y en el mismo país. Pero ¿significa que esa fracción del proletariado internacional se adhiere a esa guerra? Es evidente que no, como lo demuestran las dificultades del Estado norteamericano para reclutar nuevos efectivos. Como lo demuestran también las acciones de las madres al prohibir el acceso de las escuelas a los sargentos reclutadores. No estamos en un periodo en la que fracciones mayoritarias del proletariado en los países más importantes estén dispuestas a apoyar el esfuerzo de guerra de su propia burguesía, como ocurrió en los años 30. En aquel entonces, los proletarios norteamericanos, ingleses, alemanes, franceses, rusos, etc., se hacían masacrar por millones, y también masacraban, en los ejércitos regulares o de resistencia nacional, por intereses que no les correspondían sino que eran los de diversas fracciones nacionales de la burguesía mundial.
Los desempleados forman parte de la clase obrera y su lucha no es diferente de la de la clase en su conjunto. El estar privados de trabajo y de sus compañeros de lucha dificulta la movilización, en particular por el fenómeno de atomización creciente de la vida social. Por ello es importante que hagan lo posible para unirse a las movilizaciones que se produzcan de los obreros que aun tienen trabajo, y que éstos llamen a los desempleados a participar en sus manifestaciones.
Por otra parte, se ha de ser consciente que el Estado burgués no queda inactivo con respecto al potencial explosivo representado por la cantidad siempre mayor de parados. Por ello intenta enmarcarlos, en particular ocupándose de sus necesidades más vitales, distribuyendo comida, utilizando asociaciones, la iglesia, los partidos de izquierda, todas las organizaciones a su sueldo (por ejemplo, los “comedores” argentinos). Semejante asistencia no es neutral y tiene como objetivo mantener los obreros que la aprovechan en una situación de dependencia con respecto al Estado sin que reflexionen sobre cuales son los fundamentos de la miseria. Por otro lado, semejantes instituciones también son utilizadas para desviar la lucha de aquellos que tienen trabajo hacia una falsa solidaridad, opuesta a la solidaridad de clase (como ocurrió cuando la oleada de luchas en el verano 2005 en Argentina).
La clase obrera sigue hoy siendo la clase que produce lo esencial de las riquezas de la sociedad. Sigue siendo la clase explotada y sin ella no podría existir el capitalismo. Sean cuales fuesen las modificaciones sociológicas que se hayan podido producir, éstas no modifican en nada su carácter revolucionario. Si la proporción de obreros industriales en el conjunto de la clase obrera era mas importante cuando la oleada revolucionaria de 1917-23 que lo es hoy en día, no por ello no existen en su seno otros sectores diferentes de los obreros de industria capaces de una gran combatividad y de desarrollar una conciencia de clase. La movilización en el sector de la enseñanza en Italia en 1987 ya lo ha confirmó al ser ese sector la punta de lanza de la voluntad de organizarse fuera y en contra de los sindicatos. Los obreros en Rusia en 1917 tenían también esa fama de conocer bien la historia de su clase, a pesar de que, en general, no sabían leer, y particularmente la historia de la Comuna de Paris. Existe en ese plano una verdadera diferencia, puesto que hoy las nuevas generaciones se caracterizan por una ignorancia importante de la historia. Pero tenemos confianza en la capacidad del proletariado revolucionario para apropiarse de su propia historia a medida que lo exijan las condiciones. Para ello podrá contar con la intervención de las organizaciones revolucionarias para suscitar y acompañar ese esfuerzo.
La revolución sigue hoy más que nunca siendo una necesidad y sigue siendo posible. La primera oleada revolucionaria mundial se desarrolló en reacción al hundimiento brutal en la barbarie provocado por la Primera Guerra mundial. Hoy, la clase revolucionaria encargada de aplicar la sentencia de muerte que pronunció la historia contra el capitalismo dispone de enormes reservas de combatividad para desarrollar su lucha frente a una crisis económica insoluble que no puede sino profundizarse. Desde que reemprendió el camino histórico de su lucha en 1968, el proletariado ha conocido muchas dificultades, en particular la de un retroceso de más de un decenio de su conciencia y de su combatividad con las campañas sobre la “muerte del comunismo” que acompañaron el hundimiento de los regímenes estalinistas. Pero vuelve a ser hoy capaz de desarrollar, en su lucha, su conciencia y su confianza en sus capacidades revolucionarias.
La CCI saca un balance totalmente positivo de esas cuatro intervenciones públicas.
No solo fueron un “estreno” para la CCI al realizarse en Brasil, estas reuniones han sido una de las pocas ocasiones que ha tenido la CCI de intervenir en común con otra organización proletaria (3 [122]). Por nuestra parte, sacamos un balance positivo de esta experiencia tanto en lo que toca a la calidad de la colaboración con Oposición obrera como por el impacto que ha podido tener en el auditorio esa unidad de intervención. El que dos organizaciones distintas, con diferencias o divergencias entre ellas, se dirijan juntas a su clase prefigura la capacidad de los elementos que constituyen la vanguardia revolucionaria para luchar unida por la defensa de la causa que les es común, la victoria de la revolución. Sobre este tema, había quedado claro entre nuestras dos organizaciones que, en las intervenciones en las reuniones públicas, se daría la prioridad a la cuestión de la organización del proletariado mediante sus propios órganos, los consejos obreros, en su lucha revolucionaria, así como la denuncia de la mistificación democrática y parlamentaria y del papel contrarrevolucionario de los sindicatos. Pero también habíamos dejado claro que no íbamos a intentar ocultar nuestros enfoques a veces diferentes sobre qué explicaciones dar a tal o cual situación, y que efectivamente se expresaron en los argumentos de unos y de otros, e incluso en diferencias sobre tal o cual cuestión. También nuestras dos organizaciones convinieron que esas diferencias debían debatirse en profundidad para así captar mejor la realidad y las implicaciones de esas diferencias.
Por nuestra parte, estamos más que nunca dispuestos a repetir la experiencia. Una vez más, queremos agradecerles a nuestros simpatizantes por la calidad de su compromiso a nuestro lado y saludamos a Oposición obrera por su actitud abierta y solidaria, o sea, proletaria.
CCI (2 – 12 – 05)
1 [123] Este grupo, con el que la CCI está estableciendo una relación de discusión y de colaboración políticas, pertenece claramente al campo proletario debido en particular a su compromiso en el combate internacionalista por la victoria del comunismo. Demuestra además una significativa claridad sobre la naturaleza de los sindicatos y la mistificación democrática y electoralista. Para consultar su página web: https://opop.sites.uol.com.br/ [124].
2 [125] No obstante, la finalidad militante estaba claramente presente desde el principio en el título mismo de nuestra ponencia «el futuro pertenece a la lucha de clases».
3 [126] Ya hubo un precedente con una reunión pública común con el CWO (Communist Workers Organisation), representante en Gran Bretaña del BIPR, con ocasión del 80º aniversario de la Revolución de 1917. Esa experiencia por desgracia no se repitió, puesto que la CWO y el BIPR consideraron imposible rehacerla debido al pretendido « idealismo » de la CCI, supuestamente ilustrado por su análisis de la existencia de un curso a enfrentamientos de clase.
En diferentes medios politizados se está dando un debate sobre lo que pasa en Oaxaca. Hay quienes incluso hablan de “revolución”. Queremos recoger aquí nuestra intervención en el Foro alasbarricadas
https://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?t=22008&postdays=0&postorder=asc&start=0 [127]
donde a partir de artículos nuestros colgados por un compañero –Ricardo Fuego- que tiene posiciones políticas muy diferentes de las nuestras se ha animado un debate muy dinámico.
OAXACA: PUGNA ENTRE FRACCIONES DE LA BURGUESÍA
Todos los participantes del Foro coinciden en que en Oaxaca no hay una revolución ni una insurrección ni nada que se les parezca. Ahora bien, la discusión no versa sobre eso sino sobre algo mucho más simple: ¿es Oaxaca una alternativa de lucha contra el capitalismo?
Rotundamente NO. En mayo 2006 hubo un intento de lucha obrera protagonizada por los maestros. Pero ésta fue rápidamente ahogada y desviada hacia el terreno de las pugnas entre fracciones de la burguesía. El objetivo central de las barricadas, de la ocupación del zócalo, de las manifestaciones, es reemplazar un dignatario del Estado –el Señor Ruiz- por otro dignatario del Estado. Se pide «restablecer la vigencia del Estado de Derecho» como reza el comunicado de la APPO del 28-11-06 a través del procedimiento típico de cualquier Estado que se precie: “quítate tú para ponerme yo”.
Se nos quiere hacer tragar esa enorme rueda de molino que es la defensa pura y dura del Estado burgués a través del caramelo de la “democracia de base” y la “movilización popular” que representaría la APPO. Es decir, una vulgar operación de política burguesa consistente en quitar a un gobernador para colocar a otro, en lugar de los métodos habituales –elecciones anticipadas, coaliciones o cambio de alianzas parlamentarias- se realiza mediante el disfraz radical de unas pretendidas “asambleas participativas”.
En el acta de constitución de la APPO figura la firma de 79 organizaciones “sociales” (una mezcolanza que va desde un partiducho “marxista-leninista” hasta organismos vinculados al PRD o incluso al propio PRI), 5 sindicatos (uno de ellos igualmente vinculado al PRI) y 10 organizaciones escolares. Este “frente” burocrático de organizaciones nada tiene que ver con una Asamblea Obrera que se constituye por el impulso y la decisión directa de los obreros en lucha. Tampoco tienen nada que ver con una reunión de campesinos o de vecinos de barrios pobres. La APPO es una fotocopia en papel radical de los parlamentos burgueses, y en ese sentido cuenta con portavoces que dan ruedas de prensa y líderes “reconocidos” como el Señor Sosa –antiguo diputado del PRD-, el Señor Rogelio Pensamiento con relaciones públicamente reconocidas con el PRI o el Señor Rueda Pacheco que recibió apoyos económicos del denostado Gobernador Ruiz.
Masas trabajadoras, campesinas, marginadas, están siendo atrapadas y utilizadas en el fuego cruzado de las pugnas inter-burguesas y el resultado para ellas no es otro que pagar los platos rotos de la represión desencadenada por el Estado central que ha costado un puñado de muertos y cientos de heridos, detenidos o desaparecidos.
Las masas movilizadas en ese terreno ni han aprendido a organizarse, ni se ha radicalizado, ni han acumulado mayor capacidad de lucha –como nos dicen los que apoyan esos tinglados a pesar que “de sobras saben lo que es la APPO”-, lo único que realmente han sacado es la humillación, los sufrimientos de la brutalidad represiva, la desorientación y la confusión, en suma, la doble derrota que significa el haberse movilizado por objetivos que no son los suyos y encima haber llevado la peor parte en la barbarie represiva.
En el Foro algunas intervenciones han repetido que los “marxistas” solo apoyan luchas proletarias puras. No sabemos de qué “marxistas” están hablando pero para aclarar un poco las cosas queremos recordar una frase del esclavo romano Terencio que decía: “nada de lo humano me es ajeno”, frase que Marx hizo suya y que repetía con mucha frecuencia. Nuestra causa es la de toda la humanidad oprimida y explotada. En las condiciones de existencia del proletariado se halla concentrada la quintaesencia de los sufrimientos y la explotación de todas las capas marginadas y oprimidas, la lucha del proletariado no busca una causa particular o corporativa sino la emancipación de toda la humanidad del yugo del capitalismo. El proletariado es la única clase social que si combate de forma autónoma e independiente puede ofrecer una plataforma de emancipación revolucionaria a toda la humanidad oprimida.
Nos sentimos identificados con la mayoría de post de Ricardo Fuego pese a las diferencias de posición que tenemos y que no es aquí el lugar para debatirlas. Muestran con hechos concretos lo que realmente está pasando en Oaxaca y quién es en realidad la APPO. Pero además –y esto nos parece muy importante- Ricardo presenta diferentes visiones críticas procedentes de distintos grupos. Nos han parecido muy interesantes los análisis aportados por compañeros anarquistas que él ha presentado.
CCI 30-11-06
En las Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Francia que hemos publicado en nuestra Web (ccionline/2006_tesis [129]) se hace un análisis detallado de esta importante experiencia de nuestra clase señalando que «Es de lo más importante que los actores de ese gran combate hagan fructificar ese tesoro sacando todas las lecciones de su experiencia, que identifiquen claramente cuáles ha sido las verdaderas fuerzas, pero también las debilidades de su lucha. Y sobre todo que despejen la perspectiva que se presenta a la sociedad, una perspectiva inscrita ya en la lucha que han llevado a cabo: contra los ataques cada vez más violentos que un capitalismo en crisis mortal va a aplicar inevitablemente contra la clase explotada, la única réplica posible que a ésta le queda es intensificar su combate de resistencia, preparándose así para el derrocamiento del sistema. Esta reflexión, como la lucha que se termina, debe ser llevada a cabo de manera colectiva, en debates, nuevas asambleas, círculos de discusión abiertos, como lo han sido las asambleas generales, a todos aquellos que quieran asociarse a esa reflexión, especialmente las organizaciones políticas que apoyan el combate de la clase obrera .
Esa reflexión colectiva solo podrá realizarse si se mantiene entre los actores de la lucha, la fraternidad, la unidad y la solidaridad que se han manifestado durante ella. Por eso, ahora que la gran mayoría de quienes han participado en la lucha se han dado cuenta de se ha terminado con la forma precedente, el momento ya no es para llevar a cabo combates de retaguardia, bloqueos ultraminoritarios y desesperados que están, de todas, condenados a la derrota y que podrían provocar divisiones y tensiones entre quienes, durante semanas, han llevado a cabo un combate de clase ejemplar».
Esta reflexión colectiva debe tener un carácter internacional pues las lecciones y experiencias del movimiento de los estudiantes interesan al proletariado de todos los países. Nuestra sección en España ha contribuido a ello publicando los sucesivos textos y hojas de intervención desarrollados por nuestra sección en Francia no solo en nuestra Web sino también en diversos foros (alasbarricadas, kaosenlared, indymedia…). En el mismo sentido de contribución a un debate ha organizado Reuniones Públicas en Barcelona y Valencia.
Recogemos aquí tanto dos debates suscitados por los foros que hemos animado como una síntesis de la discusión habida en las Reuniones Públicas.
LA GRAN MENTIRA DEL SIGLO XX SERA BARRIDA POR LA GRAN VERDAD DEL SIGLO XXI
En el Foro Kaosenlared y ante nuestro texto publicado sobre el movimiento de los estudiantes en Francia (https://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=16346 [130]), un lector, que firma Francisco, cuelga el siguiente texto titulado ABAJO EL COMUNISMO:
¿Sinceramente creen que el
capitalismo cayó, y que el comunismo es el futuro?
Díganme, ¿porque entonces la poderosa Unión Soviética,
comunista, tuvo que caer ante el centro capitalista, EE.UU.? ¿Será porque el
comunismo es un sistema QUE ELIMINA LAS LIBERTADES DE LOS PUEBLOS, mientras sus
lideres se proclaman defensores del proletariado viven como verdaderos
burgueses; esto es verdaderamente hipócrita y demuestra la falencia de los
lideres de la llamada "revolución". Siempre hablan de revolución,
nunca de progreso, de crecimiento para todos, de la necesidad de lideres
eficaces y honestos; será, claro, porque sus propios lideres no son lo que
proclaman ser, y porque la historia misma nos muestra como el comunismo cayó
ante el mercado de capitales privados.
Fíjense en China, el principal referente comunista de hoy en día, donde la economía la movilizan los capitales extranjeros privados, fíjense si no han fracasado en su ideología de izquierda de economía controlada por el estado.
Fíjense en Corea del Norte, donde la pobreza es extrema y la producción solo alcanza para mantener un estado en decadencia que se preocupa mas por su imagen y apoyo popular que por su pueblo.
Por lo menos léanlo, ya se que no lo van a publicar, como es la filosofía comunista (censurar cualquier oposición sin dejar la libre expresión, mostrándole a la gente solo lo que quieren que ellos vean), a ver si por lo menos les queda algo de dignidad y honor y muestran lo que los demás piensan.
NUESTRA RESPUESTA
No podemos desarrollar una respuesta detallada, nos limitaremos a unos breves comentarios. Se puede ver nuestra posición argumentada en:
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Estamos muy orgullosos de ser comunistas. Nos reclamamos de una corriente política –la Izquierda Comunista- que desde principio de los años 20 denunció que el régimen que se estaba imponiendo en Rusia no tenía nada que ver con el comunismo, era su enterrador, su peor enemigo. En 1917, como punta de lanza de un movimiento internacional de la clase obrera, los trabajadores tomaron el poder en Rusia como primer paso de la Revolución Mundial. El movimiento que duró hasta 1923 y tuvo su última expresión en la Comuna de Shangai en China (1926, aplastada por Chiang-Kai-Check con la complicidad abierta del régimen ruso y de la mayoría del partido comunista chino) fue vencido por la burguesía mundial. La expresión de esta victoria en Rusia no fue la restauración de los viejos poderes (Zarismo o República democrática) sino una contra-revolución capitalista realizada en nombre de la revolución de 1917, de los Soviet y bajo la bandera de algo totalmente incompatible con el comunismo: el socialismo en un solo país.
La URSS no tenía nada de comunista como tampoco tienen nada de comunistas los regímenes militarizados de China, Cuba o Corea del Norte. El comunismo sólo puede ser mundial.
Nos han hecho creer que comunismo es “propiedad privada de los medios de producción” y comunismo es “propiedad estatal”.
Sin embargo, el capitalismo es perfectamente compatible con la propiedad estatal de los medios de producción. En países importantes como Francia que jamás se han presentado como “comunistas” un buen número de empresas son de propiedad estatal. Un régimen furibundamente anti-comunista como el de Franco en España estatizó un buen número de empresas. Desde hace casi un siglo, el capitalismo es en realidad un capitalismo de Estado que adopta diferentes formas: desde la “liberal” hasta la basada en una estatización más o menos completa de la economía.
No puede haber comunismo sin abolición del Estado y del trabajo asalariado. Hace más de 150 años lo defendieron Marx y Engels. Se puede leer en Los Principios del Comunismo: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [134]
A lo largo del siglo XX y como respuesta a la derrota del primer intento revolucionario del proletariado en 1917-23, la burguesía ha levantado LA GRAN MENTIRA DEL SIGLO XX: la identificación de los regímenes estalinistas de Rusia, China, Cuba etc., con el comunismo. Goebbels –ministro de propaganda del régimen nazi- decía que una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en verdad. La gran mentira del siglo XX ha sido repetida hasta la náusea desde todas las tribunas hasta convertirla en una “evidencia”: tanto Gobiernos como Oposición, tanto la extrema derecha como la extrema izquierda, tanto los intelectuales que proclaman las “bondades” de los paraísos “socialistas” como los que denuncian sus maldades (a menudo, estos roles son intercambiables: numerosos corifeos de los “padrecitos” Stalin, Mao o Castro se han convertido en furibundos anti-comunistas y viceversa).
Llama la atención que los reproches del lector vengan a cuento de un documento adonde no hablamos de comunismo sino de un movimiento de lucha protagonizado por los estudiantes –futuros trabajadores- de Francia. Aclaremos que el comunismo no es una receta inventada por unos cuantos genios ni una ideología impuesta a la mayoría por una minoría de fanáticos. Como ya expusieron Marx y Engels en 1845: «Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual» (ver en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/2.htm [135] ). Solamente el desarrollo de la lucha internacional del proletariado, la progresión de su conciencia, de su capacidad de organización, de su unidad y solidaridad, podrá llevar a un enfrentamiento general con el capitalismo en todos los países que construya la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el comunismo.
Del desarrollo de las luchas actuales del proletariado y especialmente del compromiso de sus generaciones más jóvenes, nacerá la realidad de «un gran movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista, 1848) que podrá afirmar la gran verdad del siglo XXI -la emancipación de la humanidad del yugo del capitalismo- contra la gran mentira del siglo XX.
Corriente Comunista Internacional 23-4-06
LAS ASAMBLEAS PULMON DEL MOVIMIENTO DE LOS ESTUDIANTES
Una persona que firma “Una que estuvo en Francia” ha colgado el siguiente comentario en respuesta a nuestros textos sobre el movimiento de Francia
[https://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=16605 [136]]
Macabro!: Una que estuvo en Francia
Ojo con estos tipejos que han colgado la información. Mientras en Francia ciertos revolucionarios hemos comprendido el terreno falso de las asambleas estos tipejos nos vienen con estas mentiras. En Francia las asambleas están valiendo para esto:
1 - Que los sindicatos se desenvuelvan como pez en el agua. En realidad son los amos y señores. Y si no da igual el sentimiento mayoritario en las asambleas es el de seguir pies juntillas a los sindicatos de estudiantes
2 - Que las asambleas constituyan servicios del orden para asegurar la manifestación pacífica
3 - Que se margine a los violentos.
4 - Que mientras en las calles hay luchas, se pierda el tiempo debatiendo horas y días de cuantos delegados elegir por asamblea, de que caminos seguir en las manifestaciones, discusiones interminables no para la acción sino meramente teóricas En fin, patético. Quien esté en Francia y no sea un imbécil o un sindicalista sabe en que lado están los revolucionarios.
NUESTRA RESPUESTA
La persona que ha escrito esta nota nos trata de “tipejos” y mentirosos. No nos vamos a poner a su altura. Nos vamos a limitar a defender de forma argumentada el papel de las Asambleas.
Según esta persona las Asambleas pierden el tiempo « debatiendo horas y días de cuantos delegados elegir por asamblea, de que caminos seguir en las manifestaciones, discusiones interminables no para la acción sino meramente teóricas». Es difícil saber en qué Asamblea ha podido estar pero su apreciación es claramente rebatida por multitud de testimonios que muestran que las Asambleas han sido el órgano de control colectivo y solidario del movimiento, que en ellas se han tomado las decisiones, que han sido el lugar de una discusión madura y reflexiva. Por poner sólo un testimonio: «Los sindicatos burgueses de estudiantes, se mandan circulares entre ellos con las instrucciones precisas para manipular las asambleas. Al menos, en Montpellier no lo están consiguiendo. Cada vez más, el movimiento se gestiona más asambleariamente. Son muchos los que están recibiendo sus primeras experiencias en estos campos. Tanto en el de la autoorganización como el de la movilización»
https://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?t=14455&postdays=0&postorder=asc&start=0 [137] )
La apreciación que damos en las Tesis sobre el movimiento de los estudiantes (ver ccionline/_ftn1 [138] ) ha sido ampliamente confirmada: «El carácter profundamente proletario del movimiento ha quedado también ilustrado en las formas que se ha dado, especialmente las asambleas generales soberanas en las que se expresa una vida real que no tiene nada que ver con las caricaturas de “asambleas generales” que suelen convocar los sindicatos en las empresas. En ese aspecto, hay, evidentemente, gran heterogeneidad entre unas y otras universidades. Algunas AG tenían mucho parecido con las asambleas sindicales, mientras que otras son el foco de una vida y reflexión intensas, expresando un alto nivel de implicación y de madurez de los participantes. Más allá, sin embargo, de esa heterogeneidad, es de lo más notable que muchas asambleas han logrado superar los escollos de los primeros días durante los cuales no paraban de dar vueltas y vueltas sobre cuestiones como “hay que votar sobre si hay que votar sobre tal o cual cuestión” (por ejemplo, la presencia o no presencia en la AG de personas ajenas a la Universidad, o la posibilidad de éstas tomen la palabra), lo que acarreaba la partida de bastantes estudiantes y que las decisiones últimas las tomaran miembros de los sindicatos estudiantiles o de organizaciones políticas. Durante las dos primeras semanas del movimiento, la tendencia dominante en las asambleas fue la presencia cada vez mayor de estudiantes, la participación cada vez más amplia en las intervenciones, y una reducción proporcional de las intervenciones de miembros de sindicatos o de organizaciones políticas. (…) en las asambleas mejor organizadas, hemos visto la renovación cotidiana de los equipos (de 3 miembros en general) encargados de organizar y animar la vida de la asamblea, mientras que las asambleas menos dinámicas y menos organizadas estaban más bien “dirigidas” todos los días por el mismo equipo, a menudo más pletórico que en aquéllas ».
Nuestra contradictora habla de que las Asambleas pierden el tiempo con “debates teóricos” mientras en la calle se lucha. En el movimiento de los estudiantes en Francia se ha dado una unidad evidente entre la reflexión colectiva y la lucha en la calle. La decisión de salir a la calle y manifestarse, de buscar la solidaridad de los trabajadores, de buscar la extensión del movimiento, ha surgido de animadas discusiones colectivas.
Al afirmar que «las asambleas constituyan servicios del orden para asegurar la manifestación pacífica», nuestra contradictora no dice la verdad, está mal informada o se basa en un ejemplo aislado. La decisión adoptada y aplicada por numerosas Asambleas ha sido la de colocar en los bloqueos o en las manifestaciones, equipos que tenían como primera misión discutir y convencer a la gente que se oponía a las manifestaciones o que trataba de agredir a los manifestantes. Esto no tiene nada que ver con un Servicio de Orden sindical o de grupos “izquierdistas”. Estos últimos actúan como auténticos remedos de la policía, buscan el enfrentamiento sin discusión con lo cual impiden ampliar y extender el movimiento, evitar que gane nuevas fuerzas, de esta forma contribuyen al objetivo esencial del Estado burgués consistente en aislar, dividir y atomizar las luchas obreras.
También se queja de que se “aislara a los violentos”. Efectivamente su “lamento” es fundado, la gran mayoría de los estudiantes no cayó en la estrategia de provocación empleada por el Gobierno De Villepin conchabado con los sindicatos y el PCF. Frente a ese intento, como afirmamos en las Tesis antes citadas «La profundidad del movimiento de los estudiantes se expresa también en su capacidad para no caer en la trampa de la violencia que la burguesía le ha tendido en varias ocasiones, incluido el uso de “reventadores”: ocupación policíaca de la Sorbona, ratonera al final de la manifestación del 16 de marzo, cargas policiales al final de la del 18 de marzo, violencias de los “reventadores” contra los manifestantes del 23 de marzo. Aunque una pequeña minoría de estudiantes, sobre todo los influidos por ideologías anarquizantes, se dejaron llevar a enfrentamientos con la policía, la gran mayoría lo hizo todo por evitar que se pudriera el movimiento en enfrentamientos repetitivos con las fuerzas represivas. En esto, el movimiento actual de los estudiantes ha dado pruebas de una mucho mayor madurez que el de 1968 ».
La mayor violencia que se puede ejercer sobre el Estado burgués es un movimiento cada vez más amplio y masivo, que se controla a sí mismo, que sabe lo que quiere, que mide cada paso que quiere dar. Esto puede parecer “pacífico” a todos aquellos que entienden por “lucha de clases” un carrusel de algaradas, choques aquí y allá, barricadas etc.
Finalmente, nuestra contradictora habla de que «los sindicatos se desenvuelvan como pez en el agua. En realidad son los amos y señores». Esta afirmación no se corresponde con la realidad.
En primer lugar, los sindicatos, cómplices evidentes del Gobierno, no movieron ni un dedo contra el CPE. Únicamente cuando vieron que los estudiantes luchaban cada vez más ampliamente y llamaban a los trabajadores a sumarse al movimiento, cogieron el tren en marcha y se pusieron a convocar manifestaciones y a prometer huelgas generales. Esta gesticulación radical la adoptaban como cobertura para impedir que nadie se moviera en los centros de trabajo.
Este juego consistente en prometer el oro y el moro y en la práctica intentar a toda costa mantener pasivos a los obreros en los centros de trabajo, ha empezado a ser cuestionado tanto por los trabajadores como por los estudiantes. En los primeros cundía un malestar evidente que estaba llevando a la aparición de los primeros brotes espontáneos de huelga, especialmente a partir del éxito de las manifestaciones del 28 de marzo y el 4 de abril. Este hecho ha obligado al Gobierno a retirar el CPE.
Los estudiantes, por su parte, han mostrado signos evidentes de desconfianza hacia los sindicatos. En numerosas asambleas se adoptaban acuerdos por los cuales la cabecera de las manifestaciones no debía ser de los sindicatos sino de los propios estudiantes con las consignas por ellos decididas. El 7 de marzo en París, los sindicatos se pusieron testarudos y quisieron imponer su cabecera, los estudiantes –que gozan de una mejor forma física que los bonzos sindicales- corrieron para ser ellos quienes encabezaran la manifestación dejándolos en ridículo, «los sindicatos han sido humillados», decía un periodista.
En cuanto a la UNEF –sindicatos de estudiantes próximo al PS- este se ha visto desbordado y desautorizado en numerosas asambleas. Su pretensión de ocupar la mesa de la Asamblea se ha visto contestada por la adopción de acuerdos muy mayoritarios que señalaban que ésta tenía que ser llevada por estudiantes no afiliados y debía renovarse cada día. La UNEF se ha opuesto a que gente “ajena a la Asamblea” (obreros, jubilados, militantes revolucionarios) pudiese hablar pero numerosas Asambleas han rechazado tal mordaza y han invitado a obreros, jubilados, padres de alumnos, revolucionarios a tomar la palabra y contar sus experiencias. Un pequeño ejemplo entre muchos: una Asamblea en Toulouse invitó a un militante de la CCI a participar en una comisión encargada de organizar charlas sobre la historia del movimiento obrero.
Podríamos seguir pero no queremos extendernos demasiado en esta respuesta cuyo objetivo esencial es defender la validez de una herramienta vital para las luchas futuras: las Asambleas Generales. Esta defensa no pretende cerrar los ojos a sus debilidades pero la crítica de estas sólo puede hacerse a partir de reconocer que son un arma imprescindible. Privar a la clase obrera del pulmón de las Asambleas Generales es condenarla a ser esclava del control de los sindicatos o bien de “minorías selectas” que, aunque rechacen formalmente a los sindicatos, actúan de forma sindicalista sometiendo a los obreros a una “autoridad externa” que los manipula teniéndolos ocupados a través de una cadena de propuestas de “acción” que lo que hacen es desgastarlos, dividirlos, aislarlos y con todo ello quebrar su espíritu de lucha.
Corriente Comunista Internacional 3-5-06
DEBATE INTERESANTE SOBRE EL MOVIMIENTO DE LOS ESTUDIANTES EN FRANCIA
Celebramos en Barcelona y Valencia a finales de marzo, Reuniones Públicas extraordinarias sobre el movimiento de los estudiantes en Francia. Damos cuenta aquí del debate, muy intenso y animado, que hubo en ambas reuniones[1] [139].
No podemos abordar todas las cuestiones planteadas. Nos limitaremos a algunas de ellas, en nuestra opinión las más interesantes.
En ambas reuniones, los asistentes, poco numerosos pero muy interesados, se mostraron de acuerdo con algunas insistencias de nuestra presentación:
- se trata de un movimiento que pertenece enteramente a la lucha de la clase obrera tanto por que se trata de futuros obreros (que en su gran mayoría se verán golpeados por la precariedad o el desempleo) como porque las reivindicaciones y los métodos de lucha son los propios del combate del proletariado;
- denuncia de la falsificación y deformación que han hecho los llamados “medios de comunicación”: han presentado la lucha como un movimiento sindical y han silenciado totalmente las características proletarias del movimiento (asambleas, solidaridad, búsqueda de la extensión de la lucha etc.)
- se trata de un movimiento importante que muestra cómo la clase obrera tiende a desarrollar y reforzar su lucha a escala internacional, comenzando a salir del largo periodo de pasividad, desorientación y retroceso en el que se debatió después de 1989. En particular, significa la entrada en lucha, cada vez más masiva, de una nueva generación de obreros que aporta sangre nueva y aire fresco a la de lucha de las anteriores generaciones.
Uno de los puntos que más polarizó las discusiones fue precisamente la unidad entre las diferentes generaciones obreras. La lucha revolucionaria contra el capitalismo no puede ser acometida por una sola generación, necesita la solidaridad, la cooperación activa, la lucha común, de varias generaciones que intercambian mutuamente diferentes elementos: vitalidad, experiencia, reflexión, iniciativa, creatividad… Un asistente en Valencia insistió en algo que compartimos plenamente: esa unidad entre las diferentes generaciones se debe inscribir en la continuidad histórica del proletariado. Efectivamente: el proletariado es una clase histórica que lucha en función del porvenir revolucionario que encierra su combate el cual se levanta sobre la experiencia histórico-mundial de 200 años de luchas contra la explotación y la dominación capitalistas.
Otro punto en el que insistió un asistente en Valencia es el de la necesidad de comprender y difundir las experiencias de las luchas proletarias. Cada sector de la clase obrera está perdido sí no cuenta con las experiencias del resto de su clase. Tiene que comprender las maniobras de los sindicatos, de los gobernantes, de las patronales que suelen actuar de forma coordinada contra los trabajadores. Tiene que superar los obstáculos que hacen fracasar las luchas y eso sólo es posible mediante la acumulación de múltiples experiencias. En la lucha de SEAT en diciembre las Asambleas empezaron a desarrollarse pero no lograron afianzarse, en cambio, la experiencia de los estudiantes en Francia con una importante práctica de Asambleas masivas, bien organizadas, adonde se logra la unidad de todos los participantes y una reflexión muy viva, da respuestas a aquello en lo que la lucha de SEAT fracasó.
La cuestión de las Asambleas es muy importante y centró la discusión en las dos reuniones. ¿Cómo es posible que la burguesía que es una pequeña minoría dentro de la sociedad pueda mantener su dominio sobre toda la población? Lo logra por la división y por la inconsciencia de la clase obrera. Las Asambleas aportan respuesta a ambas cosas: en una Asamblea se puede ver prácticamente la unidad de la clase. En ella no nos vemos como una suma de individuos atomizados que cada cual va a la suya sino como un cuerpo unificado adonde todos aportan lo mejor de sí mismos. Pero al mismo tiempo, la Asamblea es la mejor herramienta para forjar la conciencia de clase: se discute colectivamente para tomar decisiones las cuales todos los presentes se comprometen a aplicar.
Se suele objetar: “las Asambleas pueden ser fácilmente manipuladas por sindicatos y partidos de izquierda”. Se recuerda siempre que los Consejos Obreros en Alemania fueron copados por la Socialdemocracia. Estos argumentos se emplean para desvalorizar a las Asambleas y privar con ello a la clase obrera de una de sus armas más eficaces. Pero esos argumentos olvidan una cosa: es en las propias asambleas, en la confrontación práctica y vigorosa contra los sindicatos y la Izquierda del Capital adonde los obreros aprenderán a reconocerlos como órganos de la burguesía con disfraz “obrero”, donde forjarán las armas para combatir sus trampas, donde los afiliados de buena fe a esas organizaciones comprenderán concretamente que deben romper con ellas. Es en las propias asambleas donde se verá el papel indispensable e insustituible que tienen las organizaciones revolucionarias. Es en ellas donde se verá que sus propuestas, su conducta, sus orientaciones, constituyen una aportación decisiva.
También se abordó la cuestión de la violencia. Toda lucha de clases es necesariamente violenta. Pero ¿en qué consiste la violencia del proletariado? ¿Es idéntica a la violencia de la burguesía o a la violencia de capas sociales desesperadas sin porvenir histórico como la pequeña burguesía o los marginados? A este respecto, el movimiento de Francia aportó respuesta muy valiosas:
- el gobierno francés, en complicidad con el P”C”F y los sindicatos, hizo todo lo posible para enredar a los estudiantes en una dinámica de enfrentamientos violentos minoritarios con la policía antidisturbios (los CRS). Los estudiantes evitaron en la mayor parte de los casos esa trampa. Mantuvieron manifestaciones y asambleas masivas. Evitaron dividirse y dispersarse. De esta forma lograron la verdadera fuerza contra el Estado burgués. Dispersos en una suma de choques minoritarios se volvían impotentes frente al Estado que posee todos los medios a su alcance y que está fuertemente coordinado. Unidos y organizados masivamente, el Estado se debilita y puede acabar perdiendo el control de la situación pues ya no tiene enfrente unos individuos dispersos sino una masa unida que aprende a saber lo que quiere.
- Los jóvenes de la periferia de las ciudades fueron azuzados para acudir a las manifestaciones a hacer destrozos e incluso –como sucedió el 23 de marzo- a golpear a los propios estudiantes. Estos reaccionaron con mucha sangre fría e inteligencia política y humana: en lugar de buscar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo como los sindicatos querían, organizaron Delegaciones encargadas de discutir con los jóvenes de esas zonas para explicarles que tenían el mismo problema y que había que luchar unidos. De esta forma, aunque en un primer momento esta medida no dio resultados, estaban preparando el porvenir pues para derrotar al Estado burgués hay que ganar para la lucha del proletariado a todas las capas no explotadoras de la población convenciéndolas de que su verdadero interés como seres humanos está en unirse al combate revolucionario del proletariado.
Una asistente planteó que en su centro de trabajo la gente decía: “en Francia los trabajadores tienen fuerza porque los sindicatos están con ellos: organizan manifestaciones, se unen a los estudiantes etc.”. La discusión aclaró que en Francia los sindicatos guardaron durante más de un mes un silencio cómplice ante la imposición del CPE. Sólo se movilizaron tras una semana de luchas de los estudiantes. Vieron que debían “coger el tren en marcha” y decirse “solidarios” con ellos para controlar los centros de trabajo y evitar que el movimiento se contagiara a los obreros. Convocaron las manifestaciones para evitar que estas fueran impulsadas de forma espontánea por estudiantes y obreros. La burguesía tiene dos armas contra la lucha: la policía que actúa desde fuera del movimiento y los sindicatos que actúan desde dentro del mismo. Para realizar esta labor tienen que aparentar que están a su favor y ofrecer sus servicios de “especialistas” para tomar su dirección y sabotearlo progresivamente. Muchos detalles muestran esta labor de quinta columna: intentaron embaucar al movimiento con negociaciones trampa con el gobierno que fueron rechazadas por las Asambleas que se negaron a acudir a tales encuentros mientras aquel no retirara el CPE. Cuando delegaciones de estudiantes iban a las puertas de una fábrica los delegados sindicales salían a su encuentro evitando que hubiera una asamblea directa de obreros y estudiantes. Actuaban pues como policía que trata de impedir que los obreros se vean afectados por “malas influencias”. Pese a ello, en ciertas fábricas de los alrededores de París (Citroen, Snecma) los obreros decidieron desobedecerles y luchar por su propia cuenta.
Corriente Comunista Internacional 20-4-06
[1] [140] Compañeros que no pudieron asistir nos han pedido la repetición de estas reuniones pues estaban muy interesados. Ahora que el movimiento se ha terminado con la retirada del CPE por parte del movimiento tenemos la distancia suficiente para reflexionar sobre sus lecciones y cómo extenderlas.
Hemos recibido la siguiente declaración de solidaridad con los jóvenes y obreros en lucha contra el CPE –que reproducimos a continuación- por parte de un Grupo de Discusión Comunista de Bengala (India).
Esta declaración testimonia que la significación de las luchas contra el CPE sobrepasa de lejos los límites de las fronteras francesas. Esta lucha no es un movimiento nacional sino una parte de la recuperación internacional de las luchas obreras contra –como dice el texto- “el pudrimiento del capitalismo”.
DECLARACION DE UN GRUPO DE DISCUSION DE BENGALA (INDIA)
Nosotros, participantes de un Grupo de Discusión en Bengala (India) hemos tomado conocimiento de los acontecimientos en Francia a partir de los documentos publicados en vuestro Sitio Web en inglés. Consideramos que el movimiento en Francia es un momento significativo de la lucha de la clase obrera, sobre todo en esta fase en que los ataques capitalistas toman un carácter cada vez más generalizado que llaman a una respuesta de la clase obrera cada vez más generalizada. Esperamos con impaciencia su desarrollo sobre un terreno enteramente proletario. Pensamos que es nuestro deber, en tanto que parte del movimiento obrero internacional, enviar nuestra solidaridad al movimiento. Esta carta debemos ser considerada como una declaración de solidaridad, por parte de los miembros del Grupo de Discusión, a todos los camaradas que luchan contra el CPE y contra el pudrimiento del capitalismo en general. Seremos muy felices sí podéis dar a conocer esta declaración de solidaridad a los camaradas en lucha.
A final de octubre una conferencia de organizaciones internacionalistas, grupos y militantes ha sido convocada por la SPA (Socialist Political Alliance) en las ciudades de Corea del Sur de Seúl y Ulsan. Pese al modesto número de miembros presentes, la SPA es la primera expresión organizada en el Extremo Oriente de los principios de la Izquierda Comunista (al menos en lo que nosotros conocemos) y esta conferencia ha sido la primera de ese tipo. Por todo ello, tiene una significación histórica y la CCI la ha apoyado lo más posible enviando una delegación a la sede de la Conferencia<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> [142].
En los días que han precedido la conferencia, la importancia a largo plazo de sus objetivos, se ha visto ensombrecida por la dramática agudización de las tensiones imperialistas en la región causada por la explosión de la primera bomba nuclear de Corea del Norte y todas las maniobras que le han seguido protagonizadas por las diferentes potencias presentes en la región (USA, Japón, China, Rusia, Corea del Sur). La CCI considera vital que los internacionalistas presentes en Corea de Sur no se queden mudos ante semejante amenaza. Consecuentemente, esta cuestión ha sido ampliamente debatida en el curso de la Conferencia y ha dado lugar a la adopción por los participantes –cuyos nombres figuran abajo del texto de la Declaración siguiente:
Declaración Internacionalista contra la amenaza de guerra en Corea
Ante la noticia de las pruebas nucleares en Corea del Norte, nosotros, comunistas internacionalistas reunidos en Seúl y Ulsan:
Denunciamos el desarrollo de nuevas armas nucleares en manos de otro Estado Capitalista: la bomba nuclear es la expresión máxima de la guerra, su única función es el exterminio masivo de la población civil en general y de la clase obrera en particular.
Denunciamos sin reservas este nuevo paso hacia la guerra tomado por el Estado capitalista de Corea del Norte que demuestra de ese modo una vez más (sí ello fuera necesario) que no tiene absolutamente nada que ver con la clase obrera y el comunismo y que no es otra cosa que una de las más extremas y grotescas versiones de la tendencia general del capitalismo decadente hacia la barbarie militarista.
Denunciamos sin reservas la hipócrita campaña de Estados Unidos y sus aliados contra su enemigo norcoreano, lo que no es otra cosa que su preparación ideológica para lanzar –cuando tenga capacidad para ello- sus propias acciones preventivas de las cuales la clase trabajadora sería la principal víctima, como lo está siendo ahora en Irak. No debemos olvidar que Estados Unidos es la única potencia que ha utilizado armas nucleares en la guerra, cuando fueron aniquiladas las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki
Denunciamos sin reservas las supuestas “iniciativas de paz” que aparecen bajo el patronazgo de otros gángsteres imperialistas como China. Su preocupación no es la paz sino la defensa de sus propios intereses en la región. Los trabajadores no debemos tener ninguna confianza en la “intención de paz” de ningún Estado capitalista.
Denunciamos sin reservas todo intento de la burguesía de Corea del Sur de tomar medidas represivas contra la clase obrera o contra activistas en su defensa de los principios internacionalistas so pretexto de proteger la libertad nacional o la democracia
Declaramos nuestra completa solidaridad con los trabajadores de Corea del Sur y Corea del Norte, China, Japón o Rusia, que van a ser los primeros en sufrir las consecuencias si se producen acciones militares
Declaramos que sólo la lucha de los trabajadores a escala mundial puede detener la constante amenaza de barbarie, guerra imperialista y destrucción nuclear que pende sobre la humanidad bajo el capitalismo.
Esta Declaración ha sido firmada por las organizaciones siguientes:
Un cierto número de camaradas presentes en la Conferencia la han firmado a título individual:
<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> [143] Escribiremos más adelante sobre los detalles de la Conferencia
La CCI (Corriente Comunista Internacional) y OPOP (Oposição Operária) en conjunto realizaron dos reuniones públicas a finales de mayo de 2006, una el día 27 en Salvador y la otra el día 31 en Vitoria da Conquista. En esta oportunidad el tema tratado en las reuniones fue: “El Movimiento de los Estudiantes Contra la Precariedad”, donde los compañeros de OPOP (sólo en Salvador) presentaron las movilizaciones del 2003 lideradas por los estudiantes de Salvador contra el aumento del pasaje (la llamada “Revuelta de Buzu”, en alusión al nombre que los habitantes de Salvador dan a los autobuses de transporte colectivo); la CCI presentó el movimiento de los estudiantes en Francia en la primavera (europea) de 2006 contra el Contrato de Primer Empleo (CPE).
Estas reuniones públicas, al igual que las realizadas en noviembre de 2005 (ver en nuestro sitio en Internet el artículo “Cuatro Intervenciones Públicas de la CCI en Brasil”) fueron organizadas de manera conjunta entre OPOP y la CCI. Sin embargo, en esta oportunidad las presentaciones de ambas organizaciones fueron decididas en común y cada una estuvo de acuerdo con su contenido y orientaciones. Aunque en la organización de estas reuniones participaron algunos contactos de la CCI en Brasil, es indudable que sin el importante trabajo de los compañeros de OPOP, las mismas no hubieran sido posible, ya que los compañeros: colocaron carteles en algunos sitios de Salvador; tanto en esta ciudad como en Vitoria repartieron hojas invitando a las reuniones, además de hacer invitaciones verbalmente. Es una muestra ineludible de cómo, dos organizaciones del campo proletario pueden unir sus fuerzas para realizar intervenciones en común, pese a las diferencias políticas que tenemos sobre algunas cuestiones. El aspecto central que nos une es el internacionalismo proletario, que nos lleva a desarrollar intervenciones en común como las aquí reseñadas, que se orientan en la dirección de fortalecer el debate en el seno de la clase obrera y el desarrollo de su conciencia.
Pese a la intensa lluvia en Salvador que entorpeció la participación – en relación a este tipo de reuniones – asistió un número razonable de personas, fuera de momentos con acontecimientos que impliquen movilizaciones importantes. En Vitoria la asistencia fue bastante más numerosa. En ambas reuniones fue notoria la asistencia de jóvenes (mayoritaria en el caso de Vitoria), aunque también tuvieron presencia significativa las viejas generaciones; principalmente elementos que han formado parte del « movimiento » que estuvo al origen de la formación / ruptura con el PT, y que parecen haber realizado una ruptura, mas o menos completa, con ese partido. Uno de ellos anima al grupo “Refundación Comunista” (que nada tiene que ver con el grupo de nombre similar en Italia). En el caso de Vitoria, la participación se vio beneficiada debido a que el mismo día de la reunión hubo una huelga de profesores de esa ciudad y de los profesores de la universidad regional. De esta manera, estuvieron presentes en la reunión profesores que se habían movilizado en una manifestación en horas de la tarde, así como estudiantes de la universidad que no tuvieron clase debido a la huelga de profesores.
Las reuniones celebradas fueron una oportunidad para que los asistentes conocieran los análisis de dos organizaciones marxistas, de las movilizaciones que realizan las nuevas generaciones de proletarios contra la precariedad que a toda costa intenta imponer el capital contra la clase obrera y el conjunto de la sociedad, en Francia, Brasil y todo el mundo. Esas reuniones son el mejor medio con que cuentan los grupos políticos proletarios para contrarrestar el “black out” y la tergiversación que hace la burguesía de las luchas que realiza la clase contra el capital.
Experiencias aunque aparentemente distintas, distantes en la geografía mundial y en el tiempo, tienen muchos elementos en común que las ubica de manera inequívoca como movimientos en el terreno de luchas del proletariado:
-Su origen es el mismo: la agudización de la crisis del capitalismo, la cual lleva de manera inevitable a cada burguesía a acentuar los ataques a las condiciones de vida contra el conjunto del proletariado (activos y desempleados, viejos y nuevos proletarios); incluso, como en el caso francés del CPE (Contrato de Primer Empleo), a atacar las condiciones de vida de los futuros proletarios.
-Son luchas que trascienden el marco de los movimientos estudiantiles y de meras reivindicaciones de este sector, ubicándose de plano en un marco más amplio de luchas contra los ataques a las condiciones de vida del proletariado.
-Son movimientos que expresan la reflexión que se está gestando a nivel de las nuevas generaciones de la clase aunque de manera incipiente, de que el capitalismo no puede ofrecer ninguna perspectiva a la sociedad; que ningún gobierno, sea de derecha como el de Chirac en Francia, o de izquierda, como el de Lula en Brasil, representa una salida a la pauperización que nos impone el capitalismo.
-Son luchas que tienden a darse de manera espontánea sus propios medios y métodos, fuera, e incluso enfrentando el control de los sindicatos tradicionales y de los gremios estudiantiles. En el caso de las luchas contra el CPE en Francia, el movimiento se basó en asambleas generales controladas por los propios estudiantes Las formas organizativas que se da el movimiento perduran sólo mientras éste expresa una vitalidad de lucha, y desaparecen con su reflujo.
En este contexto, los compañeros de OPOP expusieron el análisis y enseñanzas de las movilizaciones de agosto-septiembre de 2003 en Salvador contra el aumento del pasaje del transporte colectivo. Esas movilizaciones fueron lideradas por los jóvenes de esa ciudad, alumnos de secundaria en su mayoría, en la cual no participaron estudiantes universitarios. Aunque este movimiento fue poco divulgado fuera de Brasil, tuvo repercusiones importantes en otras ciudades de ese país: Fortaleza, Florianópolis, Río de Janeiro y Sao Paulo. Este movimiento ha sido descrito y analizado por OPOP en su artículo “Cuando “nuevos” personajes entran en escena”[1] [145].
Desde sus inicios, el movimiento se ubicó como un movimiento de las masas trabajadoras en su conjunto, ya que el aumento de pasajes decretado por el gobierno local afectaba por igual a trabajadores activos o desempleados. El movimiento expresaba una lucha de las nuevas generaciones, la mayoría de ellos hijos de proletarios y ellos mismos futuros proletarios, contra la precariedad en que viven millones de brasileños. En su presentación, los compañeros de OPOP, mencionaron el dramático hecho de que, según declaraciones de las propias autoridades locales, cerca de 55 millones de brasileños tienen que transitar largas distancias a pie debido a que no tienen ingresos suficientes para pagar el costo del pasaje del transporte colectivo! En ese sentido, es perfectamente comprensible que en la medida que el movimiento se extendía y radicalizaba, eran mayores las expresiones de simpatía del conjunto de la población y de los trabajadores, quienes vieron identificados sus intereses con los de los jóvenes protagonistas del movimiento.
Otra característica de este movimiento fue que él mismo gestó de manera espontánea sus propios líderes y medios de lucha. Los jóvenes utilizaron como método de presión las manifestaciones de calle, el bloqueo de las principales vías de Salvador (una de las ciudades más importantes de Brasil – después de Sao Paulo, Río de Janeiro, etc.) y las estaciones de transferencia de los autobuses. Los jóvenes se organizaron en piquetes, que emergían desde las instituciones educativas hacia los diferentes sitios de la ciudad; éstos piquetes decidían la duración de los bloqueos y a cuáles vehículos se les permitía la circulación durante las acciones. Es indudable que en el movimiento estuvieron presentes los dirigentes de los gremios estudiantiles, principalmente de las grandes escuelas, pero los verdaderos líderes del movimiento emanaban del propio movimiento.
Obviamente, la burguesía tuvo que tomar medidas ante un movimiento que se prolongaba en el tiempo. En un primer momento intentó utilizar a las organizaciones estudiantiles, quienes convocaron una asamblea en el gimnasio de deportes de los trabajadores bancarios para plantear los acuerdos a que habían llegado con el gobierno, con la intención de hacer abortar el movimiento. La asamblea fue poco concurrida y saboteados los oradores adversarios; mientras que el movimiento continuó en las calles. Luego, el gobierno negoció ciertas “concesiones” con los gremios estudiantiles y patronos, pero sin echar atrás el aumento del pasaje, lo que permitió a la burguesía crear una matriz de opinión contraria al movimiento, lo que fue debilitándolo. Eso le permitió al gobierno recurrir al expediente de la represión, que no pudo utilizar cuando el movimiento estaba en plena efervescencia.
Aunque el movimiento no logró echar atrás la medida de aumento de pasaje, la “Revuelta de Buzu” del 2003 ha quedado como referencia de un movimiento liderado por los jóvenes, en su mayoría estudiantes de secundaria, futuros proletarios e incluso proletarios de “medio tiempo”, que sigue vivo para el conjunto de la clase obrera de Salvador y de todo Brasil.
El reciente movimiento de los estudiantes en Francia contra el CPE, el cual, teniendo una amplitud mayor que el de Buzu y ubicado en un país del llamado “primer mundo”, expresa que las nuevas generaciones de actuales y futuros proletarios, no están dispuestos a aceptar sin resistir las medidas de precarización que intenta imponer la burguesía en todos los países para descargar los efectos de la crisis capitalista sobre las espaldas de las viejas, nuevas y futuras generaciones de proletarios. Mencionamos a continuación los principales ejes de la presentación “Movimiento de los estudiantes en Francia de la primavera de 2006: Una rica experiencia para la lucha de clases internacional”, la cual puede ser leída en su totalidad en nuestro sitio en Internet.
En primer lugar denunciamos el trabajo de desinformación y tergiversación que desarrollaron los “medias” burgueses tanto en Francia como en el resto del mundo, para ocultar las verdaderas características de un movimiento, el cual representa la expresión mas importante de los últimos 15 años de la confrontación entre explotados y explotadores en ese país. Un movimiento que generó manifestaciones de hasta 3 millones de personas en un mismo día en todo el país, y que forzó a retroceder a la burguesía francesa debido a las crecientes manifestaciones de simpatía y solidaridad que se desarrollaron con los jóvenes en lucha, lo que abría posibilidades reales de que los trabajadores activos también entraran en lucha.
Las movilizaciones de los estudiantes en Francia se inscriben de manera inequívoca en las luchas del proletariado, ya que los estudiantes lucharon contra medidas que intentaban acentuar la precariedad sobre las nuevas generaciones de proletarios. En ese sentido, no se tratan de meras luchas estudiantiles, tal como las quiso presentar la burguesía a través de sus medias, sino que expresan la reflexión que se está dando dentro de las nuevas generaciones de que el capitalismo lo que nos ofrece como perspectiva es una mayor pauperización.
La presentación mostró como la fuerza de este movimiento estuvo en su capacidad de organizar Asambleas Generales (AG) donde se tomaban las decisiones trascendentales, a las cuales se invitó al conjunto de los trabajadores, de dentro y de fuera de las universidades y liceos. Las AG fueron el verdadero “pulmón” del movimiento: eligiendo delegados responsables ante ella y revocables, promoviendo y organizando el más amplio debate de las ideas, nombrando comisiones para extender el movimiento a otros sectores de estudiantes y a los trabajadores activos. El control de la lucha por los propios actores, es una de los aspectos claves que ubica de la manera mas clara a este movimiento en el campo proletario.
La presentación también analizó cómo el movimiento trató la cuestión de la violencia, tanto la generada por los cuerpos de represión, como la violencia hasta cierto punto permitida de algunos grupos (ultra minoritarios) de jóvenes de los barrios contra el movimiento. El tratamiento de esta cuestión fue de primer orden para el movimiento, pues trató concientemente de no caer en las provocaciones de violencia de los cuerpos de represión.
Los dos últimos aspectos desarrollados en la presentación estuvieron relacionados con las perspectivas que se abren para la lucha del proletariado después de este importante movimiento de los jóvenes hijos de la clase obrera: por una parte, no se trata de un movimiento aislado de las movilizaciones que la clase ha realizado desde el 2003 contra los ataques a la seguridad social y de luchas mas recientes, donde se han desarrollado elementos importantes de la solidaridad de clase. Por la otra, el movimiento de los estudiantes en Francia muestra un paso importante de las nuevas generaciones proletarias en el desarrollo de la conciencia de clase, con una puesta en cuestión, aunque de manera incipiente, de la capacidad del sistema capitalista para dar una salida a la creciente barbarie y pauperización.
Las discusiones fueron muy ricas; en ambas reuniones el tiempo fue corto para desarrollar la cantidad de cuestiones que plantearon los participantes. Un aspecto que sorprendió gratamente a los participantes fue que a través de la presentación que hizo la CCI, se percataron que el movimiento en Francia tenía una dimensión que los medias en Brasil (así como en el resto del mundo) habían tergiversado completamente al presentarlos prácticamente como una continuación de las revueltas que se habían dado en este país a finales del 2005, cuando mostraban las escenas de violencia y los destrozos ocasionados en los barrios periféricos de París y otras ciudades importante de Francia. Varios de los participantes dijeron que en los movimientos de los estudiantes contra el CPE, los medias presentaban con más énfasis las acciones de violencia de confrontación contra la policía.
Otro aspecto que llamó positivamente la atención de los asistentes fue que el marco que dieron ambas organizaciones para analizar los movimientos de Buzu y contra el CPE, les permitió percibir que estos movimientos, donde las nuevas generaciones de proletarios fueron la vanguardia, no eran acontecimientos aislados en el espacio y en el tiempo, sino que forman parte de un despertar lento pero persistente de ese “viejo topo” del cual hablaba Marx para referirse al movimiento que realiza el proletariado, muchas veces imperceptible, en la búsqueda de la superación revolucionaria del sistema capitalista .
En ese sentido, ambos movimientos, se inscriben dentro de los que desde el 2003 inició el proletariado en Francia y Austria contra los ataques a los sistemas de seguridad social, y las luchas de los trabajadores del sector público en Brasil contra los ataques del gobierno de izquierda de Lula a los mismos sistemas. Así como las huelgas de la Mercedes en el 2004 en Alemania, las del metro de Nueva York en el 2005 y la de los metalúrgicos de Vigo en mayo de 2006 en España, en las cuales se han destacado las expresiones de solidaridad de clase.
En las discusiones se plantearon diversas cuestiones de interés, las cuales fueron respondidas por miembros tanto de OPOP como de la CCI. Hacemos un resumen de las discusiones principales que desde nuestro punto de vista se presentaron:
En efecto, una de las características que tuvo el movimiento tanto de Buzu como el de las movilizaciones contra el CPE ha sido su carácter espontáneo; tanto desde el punto de vista de la forma como surgen, como de las formas organizativas que se da el propio movimiento. Éste surge de manera espontánea como respuesta de las jóvenes generaciones de futuros proletarios ante la precariedad que intenta imponer la burguesía a través de sus medidas para enfrentar la crisis económica. También de manera espontánea, el movimiento tiende a organizarse dándose sus propios medios de lucha. En el caso del movimiento de los estudiantes en Francia, se pudieron conformar AG soberanas con delegados elegidos y revocables por ésta; comités de huelga; etc., debido a la propia dinámica del movimiento y a la debilidad de las fuerzas de encuadramiento sindical en estos sectores, la cual obviamente es más fuerte en las sitios de trabajo. De esta manera el movimiento pudo contrarrestar la acción de los sindicatos y de las organizaciones estudiantiles, que tienden a mantener el movimiento dentro de los canales de la legalidad burguesa y a controlarlo para asfixiarlo.
La espontaneidad no es una novedad en las luchas del movimiento obrero. El proletariado desde que comienza a conformarse como clase, lucha de manera espontánea contra las condiciones de explotación que impone el capital. Como toda clase revolucionaria en la historia, tiende a organizarse para la defensa de sus intereses; es así como surgen los sindicatos en el siglo XIX. Sin embargo, al éstos órganos a integrarse al estado capitalista en el siglo XX (principalmente mediante el enrolamiento del proletariado a los frentes de guerra durante la primera guerra mundial), el proletariado tiende a darse espontáneamente los medios organizativos para defender sus intereses de clase, cuya máxima expresión en períodos de lucha revolucionaria son los consejos obreros, formados por primera vez en Rusia en 1905. Las AG autónomas (es decir, controladas por los propios obreros) que tienden a formar los trabajadores en su lucha cotidiana contra el capital, vienen a ser la prefiguración de esos consejos obreros que tenderá a formar la clase cuando su lucha revolucionaria la lleve a un enfrentamiento mas decidido contra el estado capitalista. En este sentido, los estudiantes en Francia, seguramente sin conocer esta experiencia organizativa de la clase, de manera espontánea asumieron formas organizativas de lucha genuinamente proletarias.
Ahora bien, el hecho de que las luchas sean espontáneas, no quiere decir que son luchas improvisadas, ni fáciles. El surgimiento de las luchas es el resultado de condiciones históricas, que tienen que ver con el nivel de la crisis capitalista y con el grado de “maduración subterránea” de la conciencia que se da en el seno de la clase obrera, de que el sistema capitalista no es capaz de ofrecer salida alguna a la humanidad. Por ejemplo, detrás de las reacciones de los estudiantes contra el CPE, no dejan de estar presente los ataques que desde hace años recibe el conjunto del proletariado francés (y mundial) contra la seguridad social, los salarios, las pensiones, etc. que tiene una incidencia sobre el conjunto de las familias proletarias. Por otra parte, ante el surgimiento de luchas con estas características, que tienden a quedar fuera del control de partidos y sindicatos, la burguesía utiliza todo su arsenal ideológico y político para intentar controlar el movimiento, tal como colocar a la cabeza del movimiento a partidos, grupos y sindicatos mas “radicales”; tales como los grupos trotskistas o tendencias de sindicalismo de base. También hacen su trabajo los “medias”, sindicatos y partidos tanto de derecha como de izquierda; quienes no dudan en calificar de “anárquica” toda lucha que tiende a quedar fuera de su control, e incluso llegan a estimular acciones violentas para desvirtuar el movimiento y justificar la represión. Situación que estuvo presente por ejemplo en el movimiento de Francia del 2006.
Cuestión muy importante que estuvo presente en ambas reuniones, que de alguna manera expresa una genuina preocupación de clase por conocer los avances organizativos que se puedan obtener de un movimiento de una envergadura y características como el de Francia, que generó manifestaciones de millones de personas, en las que participaron trabajadores de varias generaciones e incluso a futuros proletarios. Posiblemente le “aguamos la fiesta” a algunos de los participantes, al decirles que a pesar de que el movimiento hizo recular a la burguesía francesa, no quedó “como saldo” ninguna nueva organización, ni dentro ni fuera de los sindicatos u organizaciones estudiantiles.
En primer lugar hay que dejar claro que éste movimiento no se dio como objetivo “la revolución”, sino derrotar al CPE, lo que se logró por lo menos temporalmente.
Desde el punto de vista organizativo, el movimiento, al calor de las luchas, generó diversos medios y formas. Como dijimos, las AG fueron “el pulmón” del movimiento y en sus debates y decisiones se expresaba su vitalidad. Pero estas formas organizativas permanecieron mientras el movimiento se mantuvo con vida y pudo contrarrestar las maniobras del gobierno, partidos y sindicatos (de trabajadores y de estudiantes), en sus intentos por desbaratarlo. Ante la envergadura de las movilizaciones y ante la posibilidad real de que los trabajadores activos se sumaran al movimiento, la burguesía echó atrás el CPE, con lo cual el movimiento entró en reflujo hasta desaparecer y con él las AG y los lideres naturales del movimiento.
Quizás la expectativa que hay detrás de quienes formulan estas preguntas, sea que de alguna manera el movimiento haya podido gestar nuevas organizaciones de defensa de sus intereses de clase, diferentes a los sindicatos, que sean capaces de permanecer en el tiempo; ya que muchos de los presentes comparten nuestra posición de que los sindicatos son órganos del capital dentro de la clase. De la misma manera que los proletarios en lucha tienden a gestar sus organizaciones autónomas, éstas desaparecen con el reflujo de las luchas, tal como ha sucedido con el movimiento contra el CPE. Esto se debe en parte a la propia dinámica del movimiento, y a la presión que ejercen los sindicatos oficiales y no oficiales ya establecidos. Por otra parte, la experiencia del movimiento obrero muestra que las organizaciones de poder de la clase son capaces de permanecer en el tiempo, sólo en períodos pre-revolucionarios cuando el proletariado tiene la fuerza y conciencia capaz de retar el poder del estado burgués, tal como lo hicieron los consejos obreros en Rusia en 1905 y 1917, y los obreros en Alemania y otros países europeos durante la oleada revolucionaria que siguió a la Revolución Rusa. Fuera de estos momentos, cualquier organización de clase que permanezca en el tiempo, es inevitablemente integrada dentro del estado burgués.
Un ejemplo significativo de esta realidad fue el de los "Cobas" en Italia en 1987. "Cobas" significa comité de base. La lucha de los profesores en Italia, en 1987, fuera y contra los sindicatos, llevó a la constitución de Cobas que fueron reales órganos de lucha, constituidos de delegados electos por las asambleas de lucha. Bajo la influencia de organizaciones de extrema izquierda (como los trotskistas), una parte de ellos se mantuvieron como órganos representativos de los profesores después de haber acabado la movilización. Lo que sucedió fue que ellos pasaron a cumplir la función de un nuevo sindicato, más radical, al servicio del estado capitalista.
Esto no quiere decir que las luchas del proletariado, y en particular un movimiento de esta envergadura, no dejen ninguna huella en el seno de la clase. El “saldo” que dejó el movimiento es fundamentalmente político: cómo organizarse mejor para futuras luchas; cómo contrarrestar las maniobras del estado, principalmente a través de sus sindicatos y partidos, tanto de derecha como de izquierda. Pero el principal saldo positivo está a nivel de la conciencia de clase: de como un movimiento que se basa en sus propias fuerzas, que desde el comienzo se esfuerza por desarrollar la solidaridad de clase entre proletarios de diferentes sectores (activos, desempleados y futuros proletarios) y de varias generaciones, es capaz de desarrollar una fuerza tal que puede llegar a retar al estado burgués. La gran enseñanza del movimiento de los jóvenes en Francia es que las nuevas generaciones de proletarios no están dispuestas a soportar pasivamente la precariedad y la pauperización que impone el capital.
También un saldo en positivo de este movimiento son los círculos de discusión y las redes de elementos que se conformaron para sacar las lecciones del movimiento, cuyas repercusiones quizás no se perciban de inmediato tanto en Francia como a nivel mundial. Las organizaciones, grupos y elementos que luchamos por una perspectiva proletaria, debemos también desarrollar la reflexión y el debate sobre estos movimientos; tarea a la que la CCI se ha dedicado con el mayor entusiasmo, promoviendo, entre otras actividades, reuniones públicas en varios países, tal como las realizadas en Brasil.
Esta cuestión también fue planteada por varios de los participantes, y reviste mucha importancia debido a que tiene que ver con cuáles son los métodos de lucha del proletariado. A la base de ambos movimiento se encuentran la crisis del capitalismo, que lanza al desempleo, la precariedad y la exclusión social a millones de jóvenes; la desesperanza que el sistema capitalista ofrece a los hijos de la clase obrera; y la indignación que esta situación genera en ellos.
Sin embargo, hay dos aspectos que muestran una diferencia fundamental entre los dos movimientos: la cuestión de los métodos de lucha y la cuestión de la solidaridad. En este sentido, dijimos en la presentación:
“Sin embargo, las revueltas de los suburbios, debido a que expresan fundamentalmente una desesperación total ante esta situación, no pueden ser consideradas como una forma, aunque se aproximada, de la lucha de clases. En particular, los componentes esenciales de los movimientos del proletariado – la solidaridad, la organización, el control colectivo y conciente de la lucha en sus propias manos – no sólo estuvieron totalmente ausentes en las revueltas, sino que fueron negados.”
El movimiento de los estudiantes fue viva lección de como un movimiento que utiliza métodos proletarios de lucha puede trazar una perspectiva a los jóvenes y capas desesperadas de la población, que utilizan la revuelta para expresar su indignación. Así, los jóvenes de los suburbios que participaron en las manifestaciones, asumieron métodos de lucha totalmente contrarios a los de las revueltas de 2005.
Fueron algunos grupos de jóvenes de los barrios, probablemente manipulados por el estado, quienes participaron en acciones violentas de enfrentamiento contra la policía y que en algunas oportunidades llegaron a atacar a los manifestantes. Sin embargo, ante ellos la respuesta del movimiento no fue recurrir al “ojo por ojo; diente por diente”, sino mas bien el movimiento, en algunos lugares, decidió enviar delegaciones a los suburbios para explicar a los jóvenes que la lucha contra el CPE era también una lucha a su favor, pues atacaba las medidas que imponía el estado que a la larga acentúan el desempleo y la exclusión social.
La discusión permitió aclarar que el proletariado en su lucha no puede recurrir a cualquier método de lucha, que la revolución proletaria es sobre todo constructiva y que no puede utilizar el resentimiento social y el espíritu de venganza como motivaciones para la lucha. Se insistió en que todo movimiento de clase lo identifica la solidaridad y la no violencia en el seno de la propia clase obrera.
También esta cuestión fue planteada, en particular por algunos de los participantes que conocieron y fueron influenciados por los movimientos de mayo de 1968 en Francia.
Ambos movimientos son expresión de movimientos sociales que de alguna manera anuncian un cambio importante a nivel de la lucha de clases. Mayo del 68 abrió una dinámica de lucha de clases que se extendió hasta los años 80, a través de numerosos e importantes luchas en varios países: el otoño caliente de Italia en el 69, el Cordobazo en Argentina en el mismo año, las luchas en España y otros países de Europa en los años 70; la muy importante y significativo huelga de masas de los obreros polacos, etc. En ese sentido las repercusiones de las movilizaciones contra el CPE trascienden las fronteras de Francia (la presentación mencionó que como una consecuencia de las movilizaciones de los estudiantes en Francia, la burguesía alemana había decidido posponer la aplicación de medidas similares).
A la base de ambos movimientos está la crisis inexorable del capitalismo. Sin embargo, hay una diferencia importante entre uno y otro: en mayo 68 la crisis capitalista apenas hacía de nuevo su aparición después de las décadas de “bonanza” que siguieron a la II Guerra Mundial, mientras que el movimiento del 2006 se da en un contexto de varias décadas de crisis del capitalismo, que ha golpeado sin cesar las condiciones de vida de las familias proletarias y ha hecho crecer de manera exponencial las capas de sectores excluidos sociales. En ese sentido, los jóvenes que protestaban en el 68 no sentían el peso de la crisis tal como los jóvenes que hoy protestan contra el CPE; por eso no se consiguen en éste consignas un tanto fantasiosas, como “abajo la sociedad de consumo” o “paren el mundo que me quiero bajar”, que tuvieron mucha resonancia en el 68.
Movimientos como el de los estudiantes contra el CPE expresan un mayor grado de madurez de las nuevas generaciones de proletarios, quienes se plantean interrogantes sobre cuál futuro les ofrece esta sociedad. El hecho de que los jóvenes decidan “entrar a la escena” y oponerse a la precariedad es una característica significativa del período actual comparado con el 68. Es por ello que el movimiento de los estudiantes de Francia, al igual que el de Buzu, rompe con los esquemas de los “movimientos estudiantiles” tradicionales que en la mayoría de los casos defienden reivindicaciones meramente gremiales, inmersos en un medio interclasista e incluso nacionalista. Movimientos como los del 2006, a pesar de sus limitaciones, expresan un inequívoco carácter de clase al que hay que saludar.
Para poder comparar la actitud de los sindicatos en estos dos momentos particulares, es necesario analizar el contexto en que se dieron tales acontecimientos. Para eso hay que volver a la significación de mayo 68. Este acontecimiento expresó una ruptura en la dinámica mundial de la lucha de clases. Como ya dijimos, mayo 68 abrió un período de desarrollo de la lucha de clases. ¿Qué significa eso?, ¿Qué antes del 68 no había luchas obreras? De ninguna manera. La realidad muestra lo contrario. Lo que fue diferente antes y después del 68, fue la dinámica del desarrollo de la conciencia en la clase obrera. Después del 68, el desarrollo de la lucha de clases a nivel mundial, contribuyó con el profundizamiento de la conciencia de clase sobre varias cuestiones esenciales tales como: la naturaleza capitalista de los regímenes llamados socialistas, el papel de los sindicatos contra la lucha de la clase, la naturaleza burguesa de los partidos socialistas y comunistas, la función de las elecciones, etc. Era una dinámica de marcha hacia confrontaciones masivas entre las clases.
Todo lo contrario sucedió con la derrota de la ola revolucionaria mundial de 1917-23, que provocó un retroceso general de la conciencia en la clase obrera sobre cuestiones también esenciales, lo que quedó evidenciado con el alistamiento de los obreros en la Guerra mundial y su adhesión a los discursos nacionalistas de cada burguesía nacional. Contrariamente a lo que sucedió durante la Primera guerra mundial, la clase obrera no fue capaz, a través de su lucha revolucionaria, de poner un término a la Segunda; y después de esta última, continuó sufriendo una explotación acentuada, sin tener la capacidad de poner en cuestión, aunque de manera embrionaria, la explotación capitalista a través de sus luchas.
Era una dinámica de sometimiento creciente de los obreros al orden capitalista.
En ambos casos, el papel de los sindicatos fue de actuar a favor del orden capitalista: durante la contrarrevolución, para debilitar aún más la lucha y la conciencia de la clase obrera; después del 68, para intentar impedir su desarrollo. En las luchas de mayo del 36, los sindicatos consiguieron hacer lo que habría parecido inimaginable menos de 20 años atrás: qué las manifestaciones obreras desfilaran tras las banderas roja y de Francia! Los sindicatos celebraron los acuerdos de Grenelle como una gran victoria de la clase obrera mientras que este simulacro de victoria (poco tiempo después, las victorias fueron recuperadas por el capital) solo sirvió para llevar a los obreros a identificarse con el interés nacional, incluso para defenderlo en la Guerra mundial. Los sindicatos tuvieron un control perfecto de las luchas de mayo del 36, mientras el movimiento contra el CPE consiguió en muchos aspectos importantes mantenerse fuera de su control directo. Pero en ambos casos, los sindicatos actuaron como lo que son en realidad: enemigos de la clase obrera.
Aguda e interesante pregunta que fue planteada por uno de los participantes. Es indudable que un movimiento de estas dimensiones, que sorprendió a la propia burguesía francesa y puso al desnudo su torpeza y contradicciones, no podía dejarse a su libre desarrollo. Por ello, la burguesía a través de sus medias y sus órganos de control (sindicatos y partidos de derecha e izquierda) trató de explotar las debilidades de un movimiento, donde la mayoría de sus participantes era primara vez que se planteaban una lucha.
El movimiento tuvo muchas ilusiones con respecto al verdadero papel de los sindicatos. En su búsqueda de la solidaridad de los trabajadores activos, varias de las decisiones de las AG en este sentido fueron desvirtuadas en llamados a los sindicatos para que estos convocaran a los trabajadores a la lucha. También fueron desvirtuadas las aspiraciones de los estudiantes, a través de llamamientos de los sindicatos a la “huelga general”. Estas ilusiones estuvieron alimentadas por grupos supuestamente “radicales” a los ojos de los estudiantes, tales como los grupos trotskistas como la “Liga Comunista Revolucionaria”. Estos grupos, de manera bastante inteligente controlaron progresivamente los órganos de coordinación del movimiento, donde “filtraban” y manipulaban los acuerdos de las AG; situación que el movimiento no controlaba.
También hicieron los suyo los partidos de la izquierda tradicional francesa (PS, PCF, etc.), a quienes no les quedó otro camino que “apoyar” el movimiento: aparte de movilizar su maquinaria sindical para intentar controlar el movimiento, introdujeron el veneno de la ideología de la democracia burguesa, haciendo planteamientos alusivos a la incapacidad de Chirac y la derecha, proponiéndose como la mejor opción para formar gobierno ante las elecciones presidenciales de 2007.
También en las universidades estuvieron presentes las ideologías de los grupos altermundialistas[2] [146], tales como ATTAC[3] [147], denunciando a la globalización y a las políticas neoliberales como las causantes de la pobreza en el mundo, abriendo las puertas a la ilusión de que puede existir un capitalismo “bueno” con políticas económicas “mas humanas”. Tampoco dejaron de estar presentes intervenciones de quienes mostraban su apoyo a Chávez, Evo Morales y Lula, precisamente los responsables de llevar adelante los planes que pauperizan a los trabajadores y al conjunto de la población de sus respectivos países.
Estas ilusiones deberán ser sujetas a la crítica, como resultado de la reflexión y discusión de quienes participaron en el movimiento, y se plantean sacar un balance de este movimiento. También deben formar parte de la reflexión de los elementos y grupos mas politizados de la clase.
También en las discusiones fueron planteados otros aspectos no directamente ligados con el tema de discusión:
De ninguna manera. La crisis actual tiene su génesis en las propias contradicciones del modo de producción capitalista, y el chavismo es un gobierno burgués, tal como lo son los gobiernos de Chirac en Francia, el de Lula en Brasil o el de Bush en EEUU. Todos ellos son gobiernos que se sustentan en la explotación de la clase obrera. El proyecto chavista surgió como una necesidad de la burguesía venezolana, tras el agotamiento y descomposición de los partidos socialdemócratas y socialcristianos que gobernaron en Venezuela durante las 4 últimas décadas del siglo pasado. Este agotamiento de los partidos tradicionales de la burguesía, es lo que está a la base del ascenso de gobiernos de izquierda a nivel mundial, tales como el de Lula, Kirchner, etc., para sólo mencionar casos de América Latina.
La particularidad de la “revolución bolivariana” de Chávez radica en que es tal el grado de descomposición y debilidad de la burguesía venezolana, que no tuvo la capacidad de contrarrestar la conformación de un gobierno populista izquierdista de corte “radical”, que ha logrado colocar en el poder a una “nueva” burguesía, que intenta excluir a los sectores burgueses que gobernaron en el pasado, sustentada en el apoyo de las capas mas excluidas de la sociedad. Aunque el populismo es un recurso al que recurre cualquier burguesía bien sea de derecha o izquierda en momentos de crisis política y económica, los sectores mas concientes de la burguesía tienden a contrarrestar sus expresiones más “radicales”, ya que una burguesía nacional dividida queda debilitada para enfrentar la crisis capitalista. En la medida en que una burguesía es más fuerte, existen menos posibilidades de que emerjan gobiernos de corte populista radical. Se observa, por ejemplo, en los gobiernos de Lula y Kirchner, que aunque coquetean con el populismo, mantienen una cohesión en el seno de la burguesía. En este sentido, hay menos posibilidades de que surjan gobiernos de este corte en países como Francia o en otros países industrializados, donde las clases burguesas son históricamente más fuertes.
Otra particularidad del chavismo es su frenético “antiimperialismo”, fuente de admiración a nivel mundial de sectores de la izquierda, izquierdistas y altermundialistas. La burguesía chavista en el poder ha sabido explotar a su favor las debilidades y dificultades de EEUU en su política imperialista a nivel mundial, para desarrollar su propia política imperialista hacia su “patio trasero” (El Caribe, Centroamérica y algunos países suramericanos) sustentada en los altos ingresos petroleros. No nos sorprende este apoyo de izquierdistas y altermundialistas a la burguesía chavista, pues para ellos existe un único imperialismo, el de EEUU; por ello están dispuestos a apoyar a cualquier gobierno o sector que se oponga a Bush, así tenga las manos llenas de sangre tal como las tiene la burguesía americana. A ellos hay que decirles que el gobierno “antiBush” de Chávez nunca ha dejado de suministrar petróleo a EEUU ni de pagar la deuda externa, de la cual los bancos americanos son los principales acreedores. El “antiamericanismo” de Chávez es una trampa “caza bobos” para intentar confundir a los elementos y grupos que de manera honesta se oponen a la política imperialista de los EEUU, para intentar ocultar que en el capitalismo decadente, todo país en mayor o menor grado, tiende a desarrollar su propia política imperialista.
Otro punto “a favor” de la “revolución bolivariana” de Chávez son sus supuestos logros a favor de la eliminación de la pobreza. Mediante una política sustentada en la promoción y financiamiento del estado del cooperativismo, la cogestión y la autogestión, el chavismo desarrolla la precariedad y flexibilización laboral, pues estos modelos de gestión tan apreciados por anarquistas y altermundialistas, sirven para camuflar unas relaciones de explotación basadas en salarios de hambre y sin los trabajadores tener los beneficios que prevé la propia legalidad laboral. En este sentido el gobierno de Chávez desarrolla una política tan explotadora y “neoliberal” como la que realiza la burguesía norteamericana y las otras burguesías del mundo.
La actitud a adoptar delante de la degeneración de una organización del proletariado es una cuestión muy seria. De hecho, la responsabilidad de los revolucionarios es de llevar el combate hasta el fin contra la influencia creciente de la ideología de la burguesía dentro de una organización realmente proletaria. "Hasta el fin" puede significar, sea hasta la victoria contra el oportunismo; sea, por lo contrario, hasta que no exista ninguna vida obrera dentro del partido, es decir, ninguna posibilidad de llevar por buen camino al partido definitivamente pasado al campo del enemigo de clase. Fue un tal combate el que asumieron las fracciones de izquierda dentro de los partidos en degeneración, social-demócratas y después comunistas.
¿Será qué tal comportamiento se aplica también al PT? De hecho no; por la simple razón que éste nunca ha sido un partido de la clase obrera. Nació burgués y siempre lo será. Él no surgió como instrumento de la lucha del proletariado, como los partidos social-demócratas o comunistas antes de traicionar, sino como una mera creación del estado burgués con el objetivo de canalizar la lucha de la clase para debilitarla.
Estas fueron las palabras de uno de los participantes en la reunión pública; mas, era el espíritu que se sentía entre los participantes después de finalizadas las reuniones. Tanto la CCI como OPOP compartimos este espíritu y nos sentimos altamente motivados a seguir trabajando en conjunto para que estos “espacios proletarios” se mantengan y se desarrollen. A pesar de los aspectos pendientes por discutir entre ambas organizaciones, en lo fundamental se mostró un acuerdo con las respuestas que se dieron a los diversos puntos planteados por los asistentes.
Una vez mas la CCI agradece a los compañeros de OPOP su dedicación y entusiasmo en la organización de estas reuniones, sin los cuales no se hubieran podido realizar. Pero sobre todo agradecemos a los compañeros que respondieron a nuestro llamado, quienes mediante sus intervenciones contribuyen a tejer una perspectiva proletaria mundial. Les invitamos a que participen en las próximas reuniones que vamos a organizar y a que nos hagan llegar sus comentarios sobre este balance que hacemos de este importante encuentro del proletariado que se ha realizado en Brasil en mayo de 2006.
CCI
Julio 2006
[1] [148] Este artículo será publicado próximamente en el site de la CCI, junto con otros artículos recientes de OPOP. Para conocer varios de sus artículos, visitar su site: https://sites.uol.com.br/opop [149]
[2] [150] Corriente ideológica de cobertura mundial que se ha desarrollado desde finales de los años 90, que incluye a grupos, organizaciones, partidos, sindicatos, intelectuales y gobiernos, que tienen como bandera la lucha contra “el neoliberalismo”, “la globalización” y el “imperio del mal”, o sea, los EEUU. Tomó popularidad con el radicalismo de las manifestaciones de Seattle a finales del 99, con ocasión de la cumbre de la Organización mundial del comercio (OMC). Posteriormente, con el objetivo supuesto de crear un foro alternativo al Foro de Davos, varios de los pioneros del movimiento altermundialista (entre los que se cuenta Ignacio Ramonet, director del mensual francés le Monde diplomatique ), con el apoyo del PT de Brasil, iniciaron la celebración en la misma fecha que se celebra el de Davos, el Foro Social Mundial que se organizó las tres primeras veces en Puerto Alegre (en 2001, 2002 y 2003), ciudad símbolo de “la autogestión ciudadana”.
La altermundialización, es una reacción adaptada de la burguesía ante el desprestigio sufrido por los partidos comunistas y socialistas después del derrumbe del bloque ruso en 1989, frente al agotamiento de las campañas de “muerte del comunismo” y a los inicios de una toma de conciencia en la clase obrera. Aunque los partidos comunistas y socialistas participan del altermundialismo un poco tras bastidores, la burguesía ha tenido la inteligencia de agrupar a tendencias izquierdistas, anarquistas, postmodernistas, ecologistas, etc.; de tal manera que ningún movimiento social prácticamente escape a su influencia.
El altermundialismo de alguna manera ha venido a sustituir la ideología de la izquierda del capital de las “luchas de liberación nacional” de los años 60, que permitió a las burguesías de los países de la periferia llevar al proletariado y a la población a los frentes de guerra de las grandes potencias imperialistas de entonces (EEUU y la URSS). Hoy, el movimiento altermundialista de alguna manera contribuye ideológicamente al mismo objetivo, al dar su apoyo a la lucha de los “pueblos oprimidos” del Oriente Medio y Afganistán. También sirven de sustento al sometimiento y explotación del proletariado de los países bajo supuestos regímenes “revolucionarios” como los de Venezuela, Bolivia, Cuba, Corea del Norte, Irán, etc.
[3] [151] Organización nacida en Francia, pionera del altermundialismo y que aparece como el “teórico” principal de esa corriente.
Esta organización (ATTAC, cuyas siglas en español significan: Asociación para el impuesto de las transacciones financieras y de ayuda a los ciudadanos) nació oficialmente en junio de 1998, tras una serie de contactos en torno a un editorial de Ignacio Ramonet de diciembre de 1997. Para ilustrar el éxito del movimiento altermundialista, ATTAC tenía ya más de 30 000 miembros a finales del 2000. Hay, entre ellos, más de 1000 personas morales (sindicatos, asociaciones, asambleas locales), unos cien diputados franceses, muchos funcionarios, sobre todo profesores, y cantidad de famosos, políticos o artistas, organizados en unos 250 comités locales. En la actualidad existe en alrededor de 50 países.
Ese poderoso instrumento ideológico se creó sobre la idea de la “tasa Tobin”, del nombre del premio Nóbel de economía, James Tobin, para quien un impuesto de 0,05% en las transacciones de cambio de divisas permitiría su regulación, evitando los excesos de la especulación. Para ATTAC, ese impuesto permitiría, sobre todo, recoger fondos que luego se dedicarían al desarrollo de los países más pobres.
Para un desarrollo mas completo de la posición de la CCI sobre el altermundialismo y ATACC ver en nuestro sitio el artículo de la Revista Internacional “La altermundialización: una trampa ideológica contra el proletariado”
Hemos publicado recientemente en nuestra web un artículo sobre la intervención del GCI (Grupo Comunista Internacionalista) en la lucha de los estudiantes en Francia. El GCI es un grupo que muchos consideran parte de la tradición de la Izquierda Comunista, pero como se ponía de manifiesto en nuestro artículo, eso es un fraude total. Bajo su bandera aparentemente radical, el volante del GCI reivindicaba métodos de lucha que se asimilan al sindicalismo, al tiempo que expresaba un completo desprecio por los esfuerzos de los jóvenes proletarios en Francia para tomar a cargo su organización, al margen de los sindicatos, llamándoles a «ROMPER el democretinismo de las AG (asambleas generales, NdR) “soberanas y masivas”, escupamos a los “delegados elegidos y revocables en permanencia”».
Del mismo modo, frente a la extensión de las masacres imperialistas por todo el mundo, el GCI, que se las da de enemigo de cualquier nacionalismo, escupe esta vez sobre el internacionalismo proletario.
Ya hemos mostrado esto en otro artículo, «¿Para qué sirve el GCI?», en la Revista Internacional nº 124. Allí señalábamos que para el GCI, que hace tiempo que está fascinado por los métodos del terrorismo y la lucha de guerrillas, la mayoría de las acciones armadas atribuidas a la “Resistencia” en Irak son de hecho expresiones de la lucha obrera. Citamos en particular este pasaje:
«todo el aparato, los servicios, los órganos, los representantes del Estado mundial, que se encuentran en el lugar, son sistemáticamente elegidos como objetivo. Lejos de ser actos ciegos, esta resistencia armada tiene una lógica si hacemos el esfuerzo de salir de estereotipos y de la falsa propaganda ideológica que los burgueses nos proponen como única explicación de lo que pasa en Irak. Detrás de los objetivos, así como en la guerrilla cotidiana dirigida contra las fuerzas de ocupación, se pueden percibir designados los contornos de un proletariado que intenta luchar, organizarse, contra todas las fracciones burguesas que han decidido imponer el orden y la seguridad capitalista en la región, aún si todavía es extremamente difícil juzgar el grado de autonomía de nuestra clase en relación con las fuerzas burguesas que intentan encuadrar la rabia de nuestra clase contra todo aquello que representa al Estado mundial. Los actos de sabotajes, atentados, manifestaciones, ocupaciones, huelgas... no son hechos de islamistas o de nacionalistas panárabes. Dicha interpretación es demasiado simplista y va en el sentido del discurso dominante que quiere encerrar nuestra comprensión en una lucha entre «el bien y el mal», entre «los buenos y los malos», un poco como en una película de cowboys, eliminando una vez más la contradicción mortal del capitalismo: el proletariado» (Communisme nº 55 “Algunas consideraciones sobre los acontecimientos que sacuden actualmente Irak”, febrero 2004)
De hecho, según el GCI, el nivel de la lucha de clases y de la conciencia de clase en Irak es tan alto, que el objetivo principal de la invasión de Irak era reprimir el movimiento de clase. La invasión habría sido principalmente una “intervención policial” desencadenada por lo que llaman «El Estado mundial» contra una fracción particularmente combativa del proletariado. Y en el caos y la carnicería que se ha generado tras la ocupación, el GCI continua viendo un movimiento de clase, tan avanzado, que habría llegado al terreno de la lucha armada.
Parece que esta delirante distorsión de la auténtica pesadilla que vive Irak, ha producido algunas reacciones incluso de los simpatizantes del GCI. En el nº 53 de su revista Comunismo, en español, dan el paso, hasta ahora sin precedentes, de publicar un debate entre el GCI y sus simpatizantes: «Discusión internacional acerca de la lucha del proletariado en Irak». El artículo comienza con una carta que expresa serias reservas sobre la reivindicación del GCI de la lucha armada y los atentados en Irak como expresiones de la lucha obrera:
«Vuestro artículo en torno a Irak en el último Comunismo pese a intentar situarse dentro de una perspectiva de clase, de la acción, de las dificultades y del nivel de autonomía del proletariado (característica, como ya os he comentado alguna vez, cualitativamente positiva de los análisis de vuestro grupo) cae en la amalgama y la homogeneización que hacen los análisis burgueses de la situación en Irak, identificando lo que sucede en Irak con sangrientos e indiscriminados atentados que nada tienen que ver con expresiones de lucha proletaria (que sí se están dando), y en este error caéis vosotros enumerando ciertos atentados sin duda perpetrados por fracciones burguesas (¿por la CIA, por saddamistas, por Siria, por Irán...?) tales como el atentado a Al Hakim, el de la ONU o el de la embajada de Jordania en verano de 2003 como expresiones de lucha proletaria.»
Le sigue un extenso texto –no está claro si de la misma autoría u otra, aunque se trata aparentemente del trabajo de un grupo- que expresa igualmente dudas sobre algunas de las afirmaciones del GCI sobre el avanzado nivel de la lucha de clases en Irak. El texto cuestiona los argumentos del GCI que defienden que la oleada de saqueos que se extendió por todo el país durante la invasión fue un movimiento proletario, señalando por ejemplo que no solo se saquearon las oficinas del gobierno y los palacios de Saddam, sino también muchos hospitales que quedaron sin suministros vitales. También cita una lista de otras acciones que están más claramente en un terreno de clase, como las manifestaciones de desempleados o las que reivindicaban el pago de atrasos. Y aunque parece que está de acuerdo con el GCI en que «las acciones armadas están bastante arraigadas entre la clase obrera en Irak», plantea sin embargo que es un tremendo error caer en la misma homogeneización que los medios burgueses aplauden alegremente:
«Si estos atentados son obra de sadamistas, de Siria e Irán interesados en enfangar a USA en Irak, de islamistas o de la CIA (si acaso no son la misma cosa estos dos últimos) no nos importa tanto, lo que sí parece claro es que pretenden dividir y aterrorizar al proletariado iraquí, y consideramos un tremendo error caer en la misma homogeneización de la que hacen gala los medios burgueses aplaudiendo estos atentados (como ha hecho el gci en su artículo sobre Irak, que pese a partir de una perspectiva de clase, tiene dosis de homogeneización y confusión; o los compañeros de Arde[1] [152] que, a nuestro entender, precipitadamente y de forma poco argumentada hablaron de los atentados a la ONU o de los sabotajes como expresiones de avances proletarios)»
Frente a esta crítica, el GCI no se echa atrás; al contrario, expone su horrible amalgama aún más vergonzosamente. Por ejemplo, frente a las reservas respecto al atentado al cuartel general de la ONU, descrito como expresión del combate proletario, responde:
«El “atentado contra la ONU” que vosotros calificáis alegremente como burgués, con el insuficiente criterio de que murieron civiles (¡durante la historia hay muchísimos actos violentos del proletariado que han hecho víctimas civiles!). Precisamente ese atentado fue el más denunciado por todas las fracciones burguesas de oposición en Irak, muy especialmente incluidas las fracciones que se proclaman dirigiendo la “lucha armada de resistencia en Irak”.»
De hecho, muy probablemente, el atentado fue obra del grupo de Al Zarquawi, del que muchas de sus acciones han sido condenadas por un montón de organizaciones de la “resistencia”. En todo caso, el GCI está más que dispuesto a aplaudir este tipo de ataques al “Estado mundial”, aún cuando los proletarios que los llevan a cabo estén «atrapados por fuerzas burguesas» -o sea, cuando sean obra de Al Quaeda u otras bandas terroristas. De hecho el GCI justifica su deleite al contemplar el derrumbe de las Torres Gemelas con el mismo argumento:
«Nosotros expusimos claramente esta distinción en nuestro editorial de Comunismo número 48 “Capitalismo=terrorismo contra la humanidad; contra la guerra y la represión capitalistas” cuando comentamos los sucesos del 11 de septiembre. Al mismo tiempo que mostramos que el proletariado tiene interés en la destrucción de esos objetivos que representan y realizan perfectamente el terrorismo del capital mundial, en vez de llorar por los civiles muertos, como hacen todos los cómplices con la dictadura democrática, dejamos claro que ello no implica decir que es un atentado realizado por el proletariado como clase. Más todavía, explicamos claramente que, incluso cuando esas acciones sean realizadas por proletarios (en el sentido sociológico del termino), aunque destruyan centros de represión y comercio mundial y que lógicamente nosotros como los revolucionarios del mundo sentimos enorme simpatía por tales actos, nosotros no apoyamos las organizaciones que realizan tales acciones. Así no descartamos que dichas acciones hayan sido llevadas adelante por organizaciones islamistas, que definimos como centristas, es decir por organizaciones extremas de la socialdemocracia que constituyen la última y más férrea barrera contra la revolución».
Así, mientras los revolucionarios en todo el mundo denunciaban la masacre del 11 de Septiembre como un acto de guerra imperialista (que probablemente el Estado americano “dejó que ocurriera” para justificar sus planes de guerra); mientras expresamos nuestra solidaridad con los miles de proletarios inmolados en este crimen bárbaro, el GCI sólo podía sentir una “gran simpatía” por las acciones de Bin Laden y Al Quaeda, extrañamente definidos como “centristas” (término que tradicionalmente define una fracción confusa o indecisa del movimiento político proletario), y que en cualquier caso estarían acometiendo un acto –la destrucción de centros de represión y de comercio mundial- “en interés” del proletariado.
«Considerar que un atentado es correcto, o como decís vosotros aplaudirlo, porque se golpea al estado burgués internacional, no implica, para nosotros, apoyar a la organización que lo realiza». La lógica es típicamente trotskista. Igual que los trotskistas la emplean para apoyar proto-Estados nacionalistas como la OLP, Hezbollah, o el Ejército de Liberación de Kosovo, el GCI la ha empleado antes para justificar su apoyo a las acciones de Sendero Luminoso en Perú, o el Bloque Popular Revolucionario en El Salvador.
Y realmente para el GCI, para quien el súmmum de la acción proletaria es el trabajo de grupos violentos minoritarios y clandestinos, no cabe ninguna distinción entre los métodos del proletariado y los del terrorismo burgués. No es de extrañar que los simpatizantes críticos del GCI estén confusos. Quieren ser capaces de ver qué actos de sabotaje, qué atentados contra las fuerzas de la coalición, los cometen islamistas reaccionarios u oscuras fuerzas estatales, y cuales son llevados a cabo por “grupos de proletarios asociados”. Pero de lo que no se dan cuenta es de que las “iniciativas” armadas de minorías, sin conexión con la lucha de la clase por sus propias reivindicaciones y mediante sus propias formas de organización, sólo pueden ser recuperadas por la burguesía para volverlas contra los intereses de la clase obrera; incluso cuando inicialmente hayan sido obra de grupos que actúen más o menos espontáneamente.
Junto a la amalgama del GCI entre la violencia de clase y el terrorismo, su apoyo a la Resistencia en Irak se apoya en una atroz distorsión del internacionalismo proletario. Sazonando la respuesta del GCI a sus críticos hay citas del anarquista mexicano Ricardo Flores Magón. Magón fue ciertamente un militante del proletariado a comienzos del siglo XX, hasta que fue asesinado por el Estado norteamericano en 1921. Pero algunas de las citas que pone el GCI sobre la Iª Guerra mundial, muestran una gran confusión que lo separa de los internacionalistas más claros de su época. Así se recoge lo que dijo Magón en 1914:
«Cuando mueran los nuestros, debemos llorar; mientras mueran los imbéciles que van a luchar por el engrandecimiento de sus propios verdugos debemos reír: menos obstáculos encontraremos en nuestra lucha por la destrucción del actual sistema... No son nuestros hermanos los que perecen por millares en los campos de batalla de Europa, Asia, Africa y Oceanía. Son nuestros enemigos; son los que quieren que perdure este sistema que nos hace despreciados; son los lacayos del capital, la iglesia y la autoridad.» (Ricardo Flores Magón, Regeneración Nº 202 del 14 de noviembre de 1914)
Para dejar claro que el GCI está de acuerdo con este terrible pasaje, en su respuesta repiten: «Ricardo Flores Magón no tenía pelos en la lengua para alegrarse de los miles de militares que reventaban en el frente de la guerra imperialista del 14 al 19… porque sabía que morían como fuerzas del estado mundial del capital, porque quienes reventaban no eran nuestros compañeros sino nuestros enemigos, es decir los sumisos soldados que aceptaban morir y matar en el frente de batalla como agentes de sus “propios” burgueses»
La actitud de revolucionarios como Lenin o Rosa Luxemburg nunca fue tratar a los soldados enviados al frente como estúpidos esclavos, enemigos del proletariado. Al contrario, Luxemburg se refiere a ellos como la flor del proletariado europeo, arrancada en los campos de batalla. Esos proletarios, aún cuando cayeran «en el campo del deshonor, del fratricidio, de la autodestrucción» (Folleto de Junius), seguían siendo nuestros hermanos de clase, y sobre esa base los revolucionarios llamaron a la fraternización en las trincheras, a los motines, y a “transformar la guerra imperialista en guerra civil”. Los revolucionarios denunciaron la carnicería en ambos bandos; no se frotaban las manos con el convencimiento de que llevaría a la revolución. Al contrario, cuanto más durara la carnicería, mayor sería el riesgo de que la clase obrera no fuera capaz de hacer la revolución socialista y fuera arrastrada por la barbarie.
El GCI toma esa actitud hacia los soldados de “nuestro” campo como modelo para su versión del “derrotismo revolucionario” –que se parece como dos gotas de agua a la actitud de los troskistas, para quienes el “derrotismo” se aplica invariablemente sólo a uno de los campos de la guerra imperialista. Aunque argumentan que Magón no cometió en la guerra imperialista de 1914 el error de contar como aliado al ejército opuesto, esto está más que implícito en la actitud del GCI, cuando dice: «Nuestra posición es el derrotismo revolucionario, por eso todo golpe que acelere la derrota de nuestro estado, que está hoy mismo reprimiendo en Irak, es bienvenido, aunque muchas veces ese golpe sea dado por proletarios encuadrados por fuerzas burguesas.». Esta es la lógica clásica del antiimperialismo: apoyamos todo lo que debilita nuestra propia potencia imperialista. Pero no se toma en cuenta que, en este terreno, el debilitamiento de una potencia imperialista significa el reforzamiento de la contraria. Así, el GCI se hace cómplice directo de la guerra imperialista en Irak.
El GCI ha engañado a muchos elementos en búsqueda de posiciones políticas, particularmente a los que están influenciados por el anarquismo, con sus frases ultrarradicales y su exaltación de la violencia. Por nuestra parte hace tiempo que sostenemos que el GCI es una clara expresión del parasitismo político (ver «Tesis sobre el parasitismo» en Revista internacional nº 94), un grupo cuya verdadera razón de ser es jugar un papel destructivo respecto a las auténticas organizaciones revolucionarias –en el caso del GCI, hasta el extremo de llamar a ataques violentos e incluso asesinatos contra sus militantes. La posición del GCI sobre el movimiento de luchas en Francia y la guerra de Irak, debería llevar a los elementos influenciados por sus posiciones a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de este grupo. Para nosotros no cabe duda de que, cada vez más a las claras, está haciendo el trabajo de la burguesía, sea o no manipulado por fuerzas del Estado.
En Francia, el proletariado da un gran paso adelante en la autoorganización de su lucha en asambleas, y ahí llega un grupo “internacionalista” y “comunista”, a decirle que abandone las asambleas, a escupir sobre el principio de los delegados elegidos y revocables y a llamar a acciones tipo comando típicamente sindicalistas. ¿Qué otra actitud sino esta podría estar mejor calculada para bloquear la unión de las minorías comunistas y el movimiento de masas?
En Irak, este grupo “Internacionalista” y “comunista” canta las alabanzas de los tiroteos sin fin, los atentados y los actos de sabotaje, que lejos de expresar el movimiento de clase del proletariado son una manifestación de la guerra imperialista en una fase de creciente caos y descomposición; son obra de gangsters burgueses que, cada vez más, se orientan, no a combatir las fuerzas de ocupación, sino a masacres sectarias indiscriminadas. Y lo que es más, al hacer esta revulsiva amalgama, el GCI establece una clara relación en los registros de las fuerzas de seguridad del Estado, entre los que se presentan como comunistas internacionalistas y los que se identifican con el terrorismo internacional. ¿Qué mejor excusa para llevar a cabo una vigilancia, investigaciones u otros ataques represivos contra los grupos revolucionarios?
Si añadimos a eso el record de amenazas violentas del GCI contra las organizaciones proletarias, debería quedar de sobra claro que este grupo, cualesquiera que sean sus motivos, es un peligro real para el movimiento revolucionario. Los que quieren discutir las posiciones políticas de la clase obrera y el internacionalismo proletario tienen que romper toda relación con ese grupo lo más pronto posible.
Amos
[1] [153] Arde es un grupo en España, próximo al GCI (ver en nuestra web: ap/2005/180_Arde.html [154]). El pasaje continúa criticando a la CCI de hacer “meras transcripciones de la prensa burguesa” y hablar sólo de Sunnitas y Chiitas en Irak; pero no de clases. Esto es completamente falso. Hemos hablado de la situación del proletariado en Irak, y hemos escrito sobre algunos de sus esfuerzos para luchar; pero hemos reconocido que enfrenta terribles dificultades para afirmar sus intereses de clase y que realmente se encuentra en peligro de ser movilizado a una “guerra civil” burguesa.
Carta del compañero:
Ya tenemos aquí la normativa cínica de la ciudad de karcelona y gracias a ella ya no tendremos que soportar mas a las putas de calle, a los mendigos, a los músicos y artistas, a los que cuestionan de forma radical el sistema o tan solo algún aspecto de el, a los skaters, a los que se divierten en la calle y a los que cruzan mal la calle. Sobre esta norma se le suele echar la culpa al alcalde Joan Clos cuando, a pesar de ser bastante responsable, solo es un títere; detrás de la norma del civismo están quienes se benefician de que Barcelona sea la mayor tienda del mundo y un importante foco del negocio turístico, porque quieren una ciudad atractiva para los negocios y el turismo. La cuestión es que en su modelo de ciudad sobra la humanidad y las personas, ya no son ni siquiera capaces de permitir la existencia de ciertos lugares donde las personas actúen de una forma mínimamente no-consumista, para ellos las calles no son un espacio de sociabilidad donde se tejan relaciones humanas, sino un espacio para trasladarte de un centro de consumo a otro. O con los/as cívicos/as o con las personas normales y corrientes que quieren usar los espacios de su ciudad, tu eliges.
Las campañas del Fem-ho Be del ayuntamiento complementan la función de la ley del civismo señalando al ciudadano como responsable de todos los males de la ciudad; nos dicen que debemos apagar nuestra bombilla para no gastar energía mientras las empresas mantienen sus luces encendidas, aún cuando no hay nadie, mantienen las luces de sus escaparates encendidas aún cuando no están abiertos, ponen iluminación navideña EXCLUSIVAMENTE en las calles pobladas de centros de consumo(los que vivimos en calles sin comercios no tenemos derecho a disfrutar de ellas). Nos dicen que no debemos gastar demasiada agua, pero existen piscinas privadas y campos de golf....Hay mil ejemplos de la profunda hipocresía de sus argumentos demagógicos, aunque el mas sangrante es el del reciclaje, antes llevabas las botellas al supermercado y te daban un ticket que te descontaban de lo que comprases, ahora tienes que separar todo lo que reciclas en 3 bolsas, porque así no tienen que pagar a nadie para que separe los materiales reciclables, y no solo no ves ni un duro por el material entregado sino que además tienes que pagar por el material reciclado que compres.
El tema mas visible es el de la prostitución, no es que el ayuntamiento esté en contra de la prostitución, sino contra ejercer esta de forma independiente sin necesidad de chulos, proxenetas, ni un local que pague impuestos al ayuntamiento. El ayuntamiento no prohíbe la prostitución, solo quiere que esta le deje buenos impuestos. Si quisiese impedir la prostitución debería echar un ojo a ferias ,como el construmat, donde se reúnen los empresarios de la construcción que suelen traer bastantes mujeres de menor edad que ellos que, por supuesto, seguro que les ha enamorado algo mas que su cartera y yo soy un malpensado. Otro punto es dibujar a la prostituta como una mujer humillada por quien paga sus servicios, personalmente, no siento que se las humille por pagarles dinero por sus servicios si se las trata con el debido respeto; no veo diferencia alguna con quien paga a una limpiadora, a una abogada, a una camarera o a una secretaria, no hay humillación en ese acto y si lo hay cuando se insulta o se trata como seres inferiores a otras personas, independientemente de que se tenga una relación comercial o no.
Los mendigos son los que mas sobran en este modelo de ciudad, ya que no ofrecen nada positivo para su ciudad-comercio y afean la imagen de esta. Al margen de lo que pienso de que alguien tenga que vivir de la caridad de los demás en lugar de ser autosuficiente a través de la obtención de ingresos, de forma legal o ilegal, o de exhibir sus defectos físicos, como si de un circo urbano se tratase, los mendigos tienen el mismo derecho que el consumidor a usar los espacios públicos. Por otro lado el ayuntamiento y su cinismo solo ataca al mendigo, y deja indemnes a las mafias que les controlan y les explotan, demostrando claramente el nulo interés humanitario de sus normas cívicas. Las mendigas que son explotadas por mafias se pueden reconocer claramente en 2 modelos, el primero son las mujeres sentadas en la calle descalzas y son ropa negra y el modelo "elegante" es la mujer india con pañuelo en la cabeza con el complemento de un bebe para dar mas pena. El tema de los músicos hasta ahora había formado parte durante décadas de una característica bonita de Barcelona donde podías escuchar música en directo sin tener que pagar una carísima entrada de un local comercial. Ahora no está prohibida, pero si restringida para quien no obtenga el permiso de la autoridad ¿competente? Básicamente, es que en lugar de decidir tu donde tocas y cuando tocas ellos te dan el permiso si les da la gana. En principio esto parece bueno, ya que se puede hacer una programación de los espectáculos en la calle, pero es el primer paso para tener que pagar impuestos por hacer música en la calle y para eliminar al artista que sea molesto para esta ciudad mercantilizada. Por otro lado es una norma totalmente innecesaria ya que no se conoce ninguna queja por parte de los músicos ni de los habitantes de "la tienda mas grande del mundo". Acerca de los "antisistema" tienen sus políticas de tolerancia 0 y firmeza 10 a la vez que ellos nos acusan de intolerantes, entre varios piropos. Han procedido a retirar paradas que cuestionan aspectos del orden establecido, han decidido no dar permiso para fiestas alternativas y criminalizarlas cuando lo han dado, han exigido estrictísimo cumplimiento de la ley a la vez que fiestas coorganizadas por el ayuntamiento se la pasaban, literalmente, por el forro de los cojones. Luego cuando les boicoteas justificadísimamente sus actos, sacan a través de sus medios de manipulación e intoxicación mediática llamadas en defensa de la libertad de expresión (¿Que libertad de expresión?, será la suya porque los demás la tenemos a condición de no usarla), en contra de la intolerancia, en defensa del estado de derecho y demás demagogias democretinas.
En el asunto de los skaters, el problema no es que haya gente que se dedique a usar el monopatín o artilugios con ruedas, sino que no lo hacen en espacios específicos de entrenamiento y en espectáculos autorizados por el ayuntamiento donde saque sus beneficios económicos; el problema es que lo sacan gratuitamente a la calle convirtiéndolo en un bien social y en una cultura popular, que patinan por divertirse sin ánimo de lucro, que no se puede sacar ningún tipo de negocio de ello y, por lo tanto, en la ciudad-negocio no tiene sentido que eso exista.
La gente que se divierte en la calle es otro problema para el ayuntamiento, ya sean niños jugando a la pelota como se ha hecho toda la vida, ya sean personas consumiendo las mismas bebidas que se consumen, a un precio MUCHO mas alto, en los locales que pagan impuestos. Contra estos últimos usan el argumento de que mean en la calle considerando eso el problema, cuando la realidad es que el único problema es la inexistencia en Barcelona de lavabos que no pertenezcan a los locales comerciales; por lo tanto es imposible mear en algún lugar publico adecuado por culpa del cinismo del ayuntamiento. Además es falso que los que mean en los portales sean exclusivamente quienes practican el botellón(que ya les vale, teniendo inmobiliarias, comisarías, bancos, sedes de partidos... pues que meen en el portal de la gente), ya que estoy convencido de que los que consumen bebidas en los bares también mean fuera de esos locales.
Las multas están a la orden del día, ahora te pueden multar por extender la ropa y dar "mala imagen" a la ciudad, por pasar mal el semáforo, por aparcar en tu barrio o en el barrio vecino(menos mal que las zonas azules eran la solución a los problemas de aparcamiento como en su día se dijo), por salir a las fiestas legales y mear en la calle debido a que no has encontrado un lavabo y sufres de incontinencia urinaria, por ejercer la prostitución, por hacer música sin animo de lucro en la calle y sin pactar con el ayuntamiento(a Carlinhos Brown no le multarán)... realmente es que acababa antes diciendo lo que se puede hacer sin ser multado.
El tema que finalmente me saca de mis casillas es el metro; pese a ser un servicio publico pagado con los impuestos tienes que pagar tu billete; pero tus penalidades no acaban aquí, después de pagar el caro billete tienes que sufrir la violencia publicitaria de carteles iluminados permanentemente gastando energía, tienes que soportar la presencia de comercios, tienes que observar como existen maquinas que te dan bebida y comida a precios desorbitados para ser un espacio público, tienes que soportar ser filmado durante tu estancia en las estaciones con la excusa de "tu seguridad", tienes que ser tratado como si fueses un peligroso delincuente cuando un revisor acompañado de 2 seguratas y un perro(como mínimo) te pide el billete, tienes una fantástica televisión publica del metro donde no paran de meter publicidad y , por si eso fuera poco, tienen mucho avance tecnológico pero siguen habiendo goteras y ratas.
A modo de conclusión, mientras las empresas mantengan sus escaparates encendidos a todas las horas del día, mientras las empresas que reparten propaganda por la calle no sufran represión alguna, mientras no haya lavabos públicos, mientras no se permita a las prostitutas ejercer su oficio como les venga en gana, mientras el tram baix siga teniendo accidentes y matando gente, mientras el metro no sea gratis, mientras no se permita divertirse o usar los espacios públicos por la sociedad sin pedir permiso a nadie, mientras no pueda aparcar gratis en mi barrio.... Mientras en esta maldita ciudad las personas no tengamos capacidad para usar el espacio público libremente, me niego a ser un cívico de mierda como todos/as los/as defensores/as de una ciudad comercial y totalitaria.
Xabiel
Nuestra respuesta:
El texto responde a una reciente normativa, adoptada por el Ayuntamiento socialista de Barcelona, cuyo carácter represivo, totalitario y humillante para una buena parte de la población es realmente intolerable. De forma viva y mordaz ve en esas medidas –la más publicitada es la que supuestamente “regularía” la prostitución- elementos que caracterizan la actual evolución del capitalismo.
Pone de relieve la creciente deshumanización que impera en las relaciones sociales: «La cuestión es que en su modelo de ciudad sobra la humanidad y las personas (…) para ellos las calles no son un espacio de sociabilidad donde se tejan relaciones humanas, sino un espacio para trasladarte de un centro de consumo a otro»[1] [156].
Desvela igualmente la hipocresía y la doble moral del Estado burgués democrático: «El ayuntamiento no prohíbe la prostitución, solo quiere que esta le deje buenos impuestos. Si quisiese impedir la prostitución debería echar un ojo a ferias, como el construmat, donde se reúnen los empresarios de la construcción que suelen traer bastantes mujeres de menor edad que ellos»[2] [157].
El texto muestra, del mismo modo, la escalada en las medidas de represión, prohibición y control por parte del Ayuntamiento (expresión del Estado en la vida más cercana al “ciudadano”): «Las multas están a la orden del día, ahora te pueden multar por extender la ropa y dar "mala imagen" a la ciudad, por pasar mal el semáforo, por aparcar en tu barrio o en el barrio vecino(menos mal que las zonas azules eran la solución a los problemas de aparcamiento como en su día se dijo), por salir a las fiestas legales y mear en la calle debido a que no has encontrado un lavabo y sufres de incontinencia urinaria, por ejercer la prostitución, por hacer música sin animo de lucro en la calle y sin pactar con el ayuntamiento(a Carlinhos Brown no le multarán)... realmente es que acababa antes diciendo lo que se puede hacer sin ser multado».
A propósito de la manoseada cuestión de la “defensa del medio ambiente” el texto denuncia de forma certera la voluntad que tiene el Estado burgués y todos sus medios de “comunicación” de culpabilizar a la población y muy especialmente a la clase obrera de los males crecientes engendrados por el capitalismo en crisis. « nos dicen que debemos apagar nuestra bombilla para no gastar energía mientras las empresas mantienen sus luces encendidas, aún cuando no hay nadie (…) Nos dicen que no debemos gastar demasiada agua, pero existen piscinas privadas y campos de golf.... Hay mil ejemplos de la profunda hipocresía de sus argumentos demagógicos, aunque el mas sangrante es el del reciclaje, antes llevabas las botellas al supermercado y te daban un ticket que te descontaban de lo que comprases, ahora tienes que separar todo lo que reciclas en 3 bolsas, porque así no tienen que pagar a nadie para que separe los materiales reciclables, y no solo no ves ni un duro por el material entregado sino que además tienes que pagar por el material reciclado que compres»[3] [158].
Este último elemento –culpabilizar- es un arma muy perniciosa y destructiva del Estado burgués[4] [159]. Políticos, sindicalistas, partidos, ONG etc., actúan para que nos sintamos culpables de todos los males habidos o por haber. ¿Por qué hay sequía? ¡Pues –según ellos- porque tendríamos la maldita costumbre de ducharnos todos los días! ¿Por qué hay hambre en el mundo? ¡Pues porque tendríamos la “egoísta necesidad” de comer 3 veces al día para poder mantenernos como fuerza de trabajo! ¿Por qué hay contaminación? ¡Pues por nuestra “irresponsable voluntad” de ir en coche a un trabajo que está en el quinto pino y para el que no hay medios de transporte colectivo adaptados a los horarios cada vez más largos y encima más variables!
¿”Sociedad de consumo” o una sociedad que se consume en su descomposición?
El texto atribuye la causa de estas tendencias a que se quiere imponer un “modelo consumista”, un “modelo de ciudad para el negocio”. No negamos que ese aspecto juega su papel. Sin embargo, es necesario precisar. En primer lugar, la tendencia general del capitalismo actual no es hacia un mayor consumismo sino hacia una reducción de la capacidad de consumo de la inmensa mayoría. Esto es ya un espantosa realidad para dos tercios de la población mundial que viven en la extrema pobreza y cuya capacidad de consumo no alcanza siquiera al agua potable. Pero es también una tendencia creciente e imparable en las grandes metrópolis del capitalismo donde supuestamente reinaría la “sociedad del consumismo desaforado”. Cabe preguntarse en qué pecado “consumista” van a caer los despedidos de SEAT, de ONO, de RTVE y de tantas y tantas empresas con expedientes de despidos en curso. Habría que preguntarse qué consumismo pueden permitirse las innumerables víctimas de los contratos basura. Sería bueno aclarar qué irresistibles tentaciones consumistas pueden asaltar a los numerosos jóvenes “mileuristas”[5] [160], podemos preguntarnos finalmente en qué canto de sirena consumista va a caer una familia obrera que todos los meses tiene que pagar la hipoteca por el piso de 90 m2 …
Hecha esta aclaración, es evidente que vender cómo sea es una necesidad imperiosa para un capitalismo cada vez más acogotado por la crisis de sobreproducción. Esto le obliga a buscar desesperadamente nuevos medios que pueden ser objeto de la mercantilización y la compraventa. Todo es transformado en una mercancía que puede lanzarse al mercado. Una ilustración de ello es lo que se llama la “industria del turismo”. Hasta el más recóndito ayuntamiento trata de vender sus atracciones turísticas: desde un plato típico hasta unas ruinas que no pasan de ser un montón de piedras. En este desesperado intento por rebanar en los bolsillos de posibles clientes rivalizan Ayuntamientos, Comunidades Autónomas etc., en una carrera desenfrenada por atraer incautos que gasten euros en guías turísticos pagados con contratos basura, restaurantes atendidos por emigrantes que apenas cobran 500 €, comercios donde jóvenes obreras tienen que lucir tallas al borde de la anorexia, ir supermaquilladas y ponerse un vestido nuevo cada día por un sueldo miserable etc. ¡Todo se convierte para el Capital en lujurioso objeto de deseo mercantil: desde un Museo hasta un riachuelo, pasando por el parque temático o una chimenea resto del naufragio de la industria pesada!
Para que el negocio turístico funcione bien, los Ayuntamientos se encargan de las tareas sucias. Hay que limpiar las calles involucradas en los trayectos turísticos o comerciales de todo lo que estropee su imagen: desde mendigos hasta prostitutas no homologadas e incluso músicos callejeros. Fuera de esas zonas privilegiadas, el abandono es patente: barrios obreros –o incluso de clase media- padecen la falta más absoluta de seguridad y de limpieza: por ejemplo, las meadas y las cagadas de perros –e incluso de humanos- reinan por doquier haciendo de pisar el suelo algo más complicado que transitar un campo de minas.
Pero las ciudades –fuera de esas zonas “turísticamente correctas”, auténticos gethos de un lujo de cartón piedra destinado a fascinar incautos- sufren algo mucho peor: el desastre urbanístico, la ausencia más extrema de servicios, el deterioro de las infraestructuras de todo tipo. Los Ayuntamientos limitan sus esfuerzos a un reducido número de calles y zonas “espectáculo” y a aquellas áreas de especulación urbanística desenfrenada cuya imagen impresionante de modernidad dará paso al cabo de los años a edificios ruinosos y barrios destartalados con jardines marchitos que sólo conservaron el verde mientras había que deslumbrar al comprador “inversor”.
Es verdad que en esa escalada represiva, en esa persecución encarnizada, que muy certeramente denuncia el texto, influye el ansía desesperada de beneficios mercantiles. Sin embargo ese no es el aspecto más importante. El factor central es una sociedad en descomposición, dominada por una tendencia creciente al individualismo, al todos contra todos, a la desarticulación general de las relaciones humanas. Frente a esa tendencia imparable, nacida de las propias relaciones capitalistas, el Estado, garante último de la cohesión mínima de esta sociedad, endurece sus mecanismos de control social. Como expresión de ello, no solo vemos como los Estados inglés, americano o francés refuerzan considerablemente su represión, sus mecanismos policiales, hasta el extremo de saltarse a la torera muchas de sus normas “democráticas”, sino que Ayuntamientos regidos por “socialistas” como el Señor Clos, multiplican sus reglamentos, sus multas, sus controles, sus exacciones policiales o recaudatorias rivalizando en celo represor con sus opositores del PP o sus predecesores del franquismo. Vemos con cada vez mayor frecuencia escenas desagradables en la calle o en estaciones de metro, adonde jóvenes, emigrantes o cualquier otro elemento “sospechoso” son humillados, sometidos a controles y cacheos ridículos, por toda clase de guardias, desde la urbana hasta las de empresas de seguridad.
El Estado “democrático” se vuelve cada vez más abiertamente represivo. El lenguaje “liberal” y “reformista” basado en persuadir, ser tolerantes o “reformar” las situaciones sociales -esas viejas y cínicas promesas que tanto abundaron en los años 70- es descaradamente sustituido por un lenguaje donde imperan el castigo, la persecución y la culpa. A este discurso duro y deshumanizador se apuntan todos los partidos, tanto de derechas como de izquierdas. Naturalmente, con su habitual desvergüenza, los políticos –principalmente los de izquierdas- justifican tal orientación diciendo que “se lo pide el electorado”. Es el truco habitual de los “demócratas”: envolver las necesidades que tienen el Estado y el Capital bajo la capa mentirosa de la “voluntad del pueblo”. De esta manera matan dos pájaros de un tiro: por una parte, dan una justificación “democrática”; por otro lado, culpabilizan a la población dando a entender que es ella quien grita “Vivan las cadenas”.
Para ilustrar este rumbo represivo podemos analizar un ejemplo de actualidad: el tráfico. Los accidentes de carretera crecen sin cesar y la “respuesta” que ofrece la “democracia”, con la intervención del “dialogante” Zapatero, es el palo y tentetieso. Se impone el carné por puntos, se habla de perseguir penalmente a los infractores de las normas de tráfico, se saca hasta el hastío el caso de un joven descerebrado que conduciendo a 140 por hora provoca varias muertes, para meter en el saco de la irresponsabilidad y la demencia criminal a muchos conductores que se ven forzados a llegar a toda prisa a sus trabajos, a pasarse jornadas enteras al volante para alcanzar el número de clientes exigido, a chóferes de camiones o autobuses sometidos a jornadas maratonianas.
Se trata de una tendencia imparable pues es la expresión de una sociedad en crisis, sin futuro ni perspectiva que naufraga en una creciente descomposición de sus relaciones sociales frente a lo cual no tiene más respuesta que el férreo control estatal, la represión y la culpabilización.
¿Cómo luchar contra esta situación?
El texto finaliza así: «A modo de conclusión, mientras las empresas mantengan sus escaparates encendidos a todas las horas del día, mientras las empresas que reparten propaganda por la calle no sufran represión alguna, mientras no haya lavabos públicos, mientras no se permita a las prostitutas ejercer su oficio como les venga en gana, mientras el tram baix siga teniendo accidentes y matando gente, mientras el metro no sea gratis, mientras no se permita divertirse o usar los espacios públicos por la sociedad sin pedir permiso a nadie, mientras no pueda aparcar gratis en mi barrio.... Mientras en esta maldita ciudad las personas no tengamos capacidad para usar el espacio público libremente, me niego a ser un cívico de mierda como todos/as los/as defensores/as de una ciudad comercial y totalitaria».
Aquí se está expresando un sentimiento de repulsa y hastío frente a una sociedad cada vez más inhumana, más opresiva y explotadora. Sin embargo, no se está planteando una alternativa que vaya más allá del rechazo individual. Para responder a ello debemos preguntarnos ¿cómo luchar contra esa situación? ¿Qué clase social puede encabezar la rebelión legítima contra ella? ¿Cuáles son los medios de ese combate?
El texto no se plantea responder a esas cuestiones. Probablemente porque se limita a alzar simplemente un grito de rebeldía contra esa situación insostenible. No obstante, todos los compañeros que queremos luchar por erradicarla nos debemos plantear esas preguntas.
En el ámbito limitado de estos comentarios no vamos a entrar en ello pues hemos publicado numerosos artículos aportando una respuesta. Lo único que queremos insistir aquí es que el problema no es municipal ni barcelonés sino que abarca todos los ámbitos de la existencia y las relaciones humanas y tiene una escala mundial. Por tanto, únicamente a través de la lucha global y mundial del proletariado podrá dársele una dinámica de respuesta.
Corriente Comunista Internacional 22-5-06
[1] [161]Aquí, quisiéramos precisar, sin embargo, que no es el “modelo de ciudad” el que impide tejer relaciones humanas sino la sociedad toda entera con su creciente individualismo y atomización.
[2] [162]Añadamos que no es sólo el Ayuntamiento barcelonés sino todo el Estado democrático quien practica la hipocresía moral más repugnante y no se limita al tema de la prostitución sino que se extiende a cualquier ángulo de las relaciones humanas. Basta con citar las cínicas campañas de “defensa de la mujer maltratada” que no solo no remedian absolutamente nada (la prueba es que hay cada vez más muertes) sino que atizan el odio entre sexos, la desconfianza generalizada, a la vez que en la publicidad se repite machaconamente la imagen de una mujer “objeto de deseo” que no hace sino echar leña al fuego de la atomización y a la frustración en las relaciones humanas.
[3] [163] Los Ayuntamientos que tanto exigen al “ciudadano” en el respeto al medio ambiente son los primeros responsables de la descomunal catástrofe medioambiental que está causando la desmedida especulación urbanística. Terrenos agrarios son recalificados como suelo urbanizable buscando desesperadamente medios con los que financiar el déficit monumental contraído por los municipios. Esto, además de corruptelas varias, está haciendo que el agua escasee cada vez más, que se talen árboles y se desequilibre totalmente el medio que rodea no sólo a las grandes ciudades sino a poblaciones medias o pequeñas.
[4] [164] La moral burguesa oscila sin cesar entre dos polos: de un lado, el hedonismo destructor e inmoral de “yo soy libre y hago lo que me da la gana” –lo que se llama el utilitarismo-, del otro lado, el sentimiento de culpabilidad y el sacrificio masoquista como únicas formas de tener un mínimo de respeto hacia el resto de la sociedad –que corresponde al imperativo moral kantiano o cristiano. Ambos polos destruyen y perturban seriamente a los individuos. Frente a ello, una auténtica moral revolucionaria se basa en la unidad de intereses que tiene el proletariado en todos los países y que permite una fraternidad y una solidaridad libremente queridas y deseadas.
[5] [165] Para los lectores que no sean de España aclaremos que se llama “mileuristas” a los jóvenes entre 25 y 35 años que tras haber conseguido 2 y 3 títulos universitarios y haber pasado no se sabe cuantos master trabajan (sí tienen esa “suerte”) por salarios de 1000 € al mes o menos.
La terrible tragedia obrera de España 1936, que aún hoy se presenta cínicamente como «la revolución social española», o como «una gran experiencia revolucionaria», marcaba al contrario, a través del aplastamiento tanto ideológico como físico (más de un millón de muertos entre 1931 y 1939 en España) de las últimas fuerzas vivas del proletariado europeo, el triunfo de la contra-revolución. Esta masacre fue un ensayo general, que abría las puertas al desencadenamiento de la guerra imperialista mundial.
Los años 1930 a 39 son los años de la preparación de la guerra, que se lleva a cabo sobre las cenizas de la oleada revolucionaria que surgió contra la Iª Guerra mundial. En todo el mundo el proletariado es doblegado, derrotado, atenazado al capitalismo –que lo desvía de su terreno de clase a través de la falsa alternativa “fascismo-democracia”- y sometido a la histeria nacionalista que lo lleva inexorablemente a la guerra.
Al mismo tiempo, tras la muerte de la Internacional Comunista concretizada por la proclamación del “socialismo en un solo país”, prácticamente casi todas las organizaciones obreras en plena degeneración, pasan al campo de la burguesía o tienden a desagregarse completamente. Los “partidos comunistas” se convierten en correas de transmisión de “la defensa de la patria socialista” a las órdenes de la contra-revolución estalinista. Las únicas voces que se hacen oír a contracorriente y se mantienen firmemente en posiciones de clase, como “BILAN” (órgano entre 1933 y 1938 de la Izquierda Comunista de Italia en el extranjero) son las de un puñado de revolucionarios.
España, donde subsistía una fracción del proletariado mundial que aún no había sido aplastada porque este país no había participado en la Iª Guerra mundial, va a convertirse en el centro de una vasta maniobra de la burguesía unida para llevar a los obreros a abandonar su terreno de clase y desviarlos al terreno capitalista de una batalla exclusivamente militar e imperialista.
Por su situación geopolítica de puerta de Europa, cerrando por una parte un lado del Mediterráneo y abriendo las rutas del Atlántico y África de otro, España constituía el terreno ideal en que las tensiones imperialistas exacerbadas por la crisis iban a afirmarse, sobre todo de parte del imperialismo alemán y del italiano, que buscaban asegurarse una posición de fuerza en el Mediterráneo y acelerar el curso a la guerra.
Además, las estructuras arcaicas de este país, profundamente sacudidas por el desencadenamiento de la crisis económica mundial del capitalismo en los años 30, ofrecían un terreno favorable para desviar la lucha obrera. De esta forma se mantuvo el mito de una «revolución democrático burguesa» que los obreros tendrían que llevar a cabo, para embarcarlos tras la alternativa «república contra monarquía» que preparaba el terreno para la lucha «antifascismo contra fascismo».
Tras la dictadura militar de Primo de Rivera, instaurada en 1923 y que contaba con la colaboración activa del sindicato socialista, UGT, la burguesía española elaboró en agosto de 1930, el “Pacto de San Sebastián”, al que se asocian los dos grandes sindicatos, UGT y CNT, éste último dominado por los anarcosindicalistas, que establecía preventivamente las bases de una “alternativa republicana” al poder monárquico. Después, el 14 de Abril de 1931, se hizo abdicar al rey Alfonso XIII ante la amenaza de una huelga de ferrocarriles y se proclamó la república. Con las elecciones, una coalición republicano-socialista llegaría al poder. El nuevo gobierno “republicano y socialista” no tardó en mostrar su naturaleza antiobrera. Desencadenó violentamente la represión contra los movimientos de huelga que surgían frente al rápido aumento del paro y de los precios, causando centenas de muertos y de heridos entre los obreros, particularmente en Enero de 1933, en Casas Viejas, en Andalucía. En el curso de esta oleada de represión, el republicano “de izquierdas” Azaña, ordenó a la tropa: «¡Ni heridos, ni prisioneros, disparad a la barriga!».
Esta sanguinaria represión de las luchas obreras, desencadenada en nombre de la democracia y que duraría dos años, permitió organizarse a las fuerzas de derecha y llevó al hundimiento de la coalición gubernamental. En 1933, las elecciones van a dar la mayoría a la derecha. Una parte del Partido Socialista, caído en gran desconsideración debido a la represión que había llevado a cabo, va a aprovechar para dar un giro a la izquierda.
La preparación del frente de guerra imperialista, es decir la necesidad de desviar la lucha obrera en un momento en el que se desarrollan las huelgas obreras, es la realidad en el seno de la cual se articula la actividad de las organizaciones políticas de izquierda. En Abril-Mayo de 1934 es cuando las luchas tomaron mayor amplitud. Los obreros de la metalurgia en Barcelona, los de ferrocarriles, y sobre todo los de la construcción en Madrid, se lanzan a luchas muy duras. Frente a estas luchas, toda la propaganda de la izquierda y de la extrema izquierda toma el eje del antifascismo, para embarcar a los obreros en una política de “frente unido de todos los demócratas”, auténtica camisa de fuerza para el proletariado.
De 1934 a 1935, los obreros son sometidos a un verdadero machaconeo ideológico de cara a las elecciones, para poner en marcha un programa de Frente popular y para «enfrentar el peligro fascista».
En Octubre de 1934, empujados por las fuerzas de izquierda, los obreros de Asturias caen en la trampa de un enfrentamiento suicida con el Estado burgués que va a desangrarlos. Su insurrección, y después su heroica resistencia en las zonas mineras y en el cinturón industrial de Oviedo y de Gijón, queda completamente aislado por el PSOE y la UGT, que impiden por todos los medios que la lucha se extienda al resto de España, en particular a Madrid. El Gobierno despliega entonces en Asturias 30000 hombres, con tanques y aviones, para aplastar sin piedad a los obreros, abriendo un periodo de violenta represión en todo el país.
El 15 de Enero de 1935 el conjunto de organizaciones de izquierda, incluyendo los izquierdistas trotskistizantes del POUM, firman la alianza electoral del Frente popular. Los dirigentes anarquistas de la CNT y de la FAI, derogan sus “principios anti-electorales” para cubrir este asunto de un silencio cómplice que equivale claramente a un apoyo. En febrero de 1936 se elige el primer gobierno del Frente Popular. Entretanto se desarrolla una nueva oleada de huelgas y el gobierno lanza llamamientos a la calma, pide a los obreros que cesen las huelgas, planteando que hacen el juego al fascismo; el PCE llegará a decir que «los patronos provocan y animan las huelgas por razones políticas de sabotaje». En Madrid, donde estalla una huelga general el 1º de Junio, la CNT impide una confrontación directa con el Estado, lanzando sus famosas consignas de autogestión. Esta autogestión va a servir para encerrar a los obreros en “su” fábrica, “su” región, o “su” pueblo, particularmente en Cataluña o Aragón.
Sintiéndose lo suficientemente fuertes, los militares se lanzan en Julio a un “pronunciamiento” que parte de Marruecos y está dirigido por un tal Franco, que había llegado a general a las órdenes de la República dominada por los socialistas. La respuesta obrera es inmediata: el 19 de Julio de 1936, los obreros declaran la huelga contra el alzamiento de Franco y se dirigen en masa a los cuarteles para desarmar esa tentativa, sin preocuparse de las directivas en contra del Frente popular y del gobierno republicano. Uniendo la lucha reivindicativa a la lucha política, los obreros frenan con esta acción la mano asesina de Franco. Pero al mismo tiempo, los llamamientos a la calma del Frente popular - «El gobierno manda, el Frente popular obedece»- se respetan en otros sitios. En Sevilla por ejemplo, donde los obreros siguen las consignas del gobierno y esperan, serán masacrados por los militares en un horrible baño de sangre.
A partir de entonces, las fuerzas de izquierda del capital desplegarán plenamente sus maniobras de reclutamiento[1] [166]. En 24 horas, el gobierno que negociaba con las tropas franquistas y organizaba con ellas la masacre de los obreros, cede el sitio al gobierno Giral, más “a la izquierda” y más “antifascista”, que se pone a la cabeza del sublevamiento obrero ¡para orientarlo hacia el enfrentamiento exclusivo con Franco en un terreno exclusivamente militar! A los obreros solo se les dan armas para enviarlos “al frente” contra las tropas de Franco, fuera de su terreno de clase. Más aún, la burguesía tiende la trampa criminal de una susodicha «desaparición del Estado capitalista republicano», mientras que éste se oculta tras un pseudo-“gobierno obrero” que desvía las luchas hacia una Unión Sagrada contra Franco a través de organismos como el Comité central de Milicias antifascistas y el Consejo central de economía. Se crea la ilusión de un “doble poder”, que entrega definitivamente a los obreros en manos de sus asesinos. Las masacres que se producen después en Aragón, Oviedo o Madrid, serán el resultado de la maniobra criminal de la burguesía republicana y de izquierdas que ha hecho abortar las reacciones obreras del 19 de Julio 1936. A partir de ese momento, cientos de miles de obreros se enrolan en las milicias anarquistas y poumistas para “defender la revolución social” y son enviados por el gobierno del Frente popular a que los maten en el frente imperialista “antifranquista”. Estas milicias van a militarizarse rápidamente, y los obreros más combativos, a partir de ese momento, servirán de carne de cañón para los intereses imperialistas que creían combatir.
Al haber abandonado su terreno de clase, el proletariado iba a sufrir el degüello en la guerra, y la explotación más salvaje en nombre de la economía de guerra “antifascista” en la retaguardia: disminución de los salarios, inflación, racionamiento, militarización del trabajo, prolongación de la jornada laboral y prohibición del derecho de huelga…
El proletariado de Barcelona se sublevó de nuevo en Mayo de 1937, pero a la desesperada; el Frente popular, con el PCE y su sucursal catalana, el PSUC, a la cabeza, masacraron a los obreros; mientras las tropas franquistas detenían voluntariamente su avance para permitir a los verdugos estalinistas hacer su faena:
«El 19 de Julio los proletarios de Barcelona, con solo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de Mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista –incluyendo a los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario- quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra los trabajadores» Así escribía Bilan en 1938, en el artículo: «Plomo, metralla, cárcel…: Esa es la respuesta del Frente Popular a los obreros de Barcelona que han osado resistir el ataque capitalista».
En esta sangrienta tragedia, todas las organizaciones que se llamaban a sí mismo obreras, no solamente demostraron su integración al Estado burgués, sino que participaron en el aplastamiento del proletariado; unas como el PCE, el PSUC –consagrados como grandes partidos del orden burgués-, el PSOE y UGT, asumiendo directamente también ellas el papel de verdugos, otras, como CNT, FAI, o el POUM, empujando a los obreros a abandonar su terreno de clase en nombre del “frente antifascista” para arrojarlos en brazos de sus asesinos y a la guerra imperialista. La presencia de ministros anarquistas y cenetistas en el gobierno de Cataluña, y después en el gobierno central de Caballero fue un pujante factor que el Frente Popular rentabilizó para engañar a los obreros. Los anarquistas tuvieron un papel estelar en la maniobra de la burguesía, ocupándose de engañar a los obreros sobre la naturaleza de clase del gobierno y del Frente Popular:
«De siempre, por principio y convicción, la CNT ha sido enemiga antiestatal y enemiga de toda forma de gobierno.
Pero las circunstancias… han desfigurado la naturaleza del gobierno y del Estado español.
El gobierno en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa la sociedad en clases. Y ambos dejarán aún más de oprimir al pueblo con la intervención en ellos de elementos de la CNT» (Solidaridad Obrera, 4 de Noviembre 1936)[2] [167] (subrayado nuestro)
Todos los organismos del Frente Popular, y en particular los estalinistas, que fueron su brazo armado, declararon una guerra feroz contra los elementos de las raras corrientes que, incluso en medio de una enorme confusión, luchaban por defender posiciones revolucionarias, enviándolos a las posiciones más expuestas del frente, dejándoles sin munición, haciéndolos encarcelar por la policía “republicana”, o pura y simplemente asesinándolos.
Los acontecimientos de España dieron la medida de lo que eran realmente los que se pretendían del lado de los obreros, demócratas en general, socialistas, “comunistas” o anarquistas, que, en la práctica, fueron defensores encarnizados del Estado burgués y del capital nacional, los peores enemigos de la clase obrera.
La guerra de España acabó con la victoria militar de Franco en 1939, cuando las otras fracciones del proletariado mundial, vencidas en todas partes por la contra-revolución, servían a su vez de carne de cañón en el enfrentamiento imperialista generalizado, tras sus burguesías nacionales respectivas.
C.B.
[1] [168] La capacidad de adaptación de la burguesía española frente al proletariado puede ilustrarse por la trayectoria política de Largo Caballero: presidente del sindicato UGT desde 1914, diputado del PSOE, fue consejero de Estado del dictador Primo de Rivera y después ministro de Trabajo del primer gobierno republicano “de coalición” entre 1931 y 1933, después fue uno de los principales artesanos del Frente popular, antes de orientarse hacia posiciones “izquierdistas” que le permitirían llegar a ser jefe de gobierno entre septiembre 1936 y mayo 1937.
[2] [169] Aunque se atribuye la cita a Federica Montseny, aquí hemos tomado la transcripción que hace Burnett Bolloten, La guerra civil española, Alianza Editorial, 2ª reimpresión 1997. En ella indica, inmediatamente antes de la cita : «Para vencer los escrúpulos de los puristas, desde el día en que se reorganizó el gobierno, el principal periódico anarcosindicalista, Solidaridad Obrera, intentó justificar la decisión minimizando la divergencia entre la teoría y la práctica». Después añade una nota, donde da la fecha del 4 de Noviembre de 1936, y cita que el artículo apareció en Solidaridad Obrera (Recuerdos de un cenetista, II pag. 213)
En las Tesis sobre Feuerbach, Marx y Engels dicen que «es en la práctica donde se comprueba la verdad de una teoría». La verdad del “socialismo del siglo XXI” que predica el Señor Chavez y al que se ha apuntado el Señor Morales, puede evaluarse a la luz de una noticia aparecida el 13 de junio, confirmada por numerosas agencias de prensa, que, extractada en sus pasajes esenciales, dice así « BOLIVIA: ABREN FUEGO SOBRE LOS SIN TECHO: Gobierno de Evo Morales advierte que usará la bala y el Ejército para defender la ley y la propiedad privada».
Líneas más abajo recoge: «El gobierno del presidente Evo Morales justificó la represión armada de militares y policías contra pobladores Sin Techo en la zona este de la ciudad de Oruro, que dejó como saldo un muerto a bala, varios heridos y detenidos. "La orden la di yo, y la asumo como ministra de Gobierno", dijo Alicia Muñoz, que fue respaldada en el cargo por Morales». Dicha señora añadía « Soy ministra de Gobierno y para eso me pusieron al cargo y al frente, para hacer respetar las leyes y para sentar el principio de autoridad», advirtiendo que «el gobierno usará la fuerza para defender la propiedad privada».
Estos sagrados principios capitalistas han sido defendidos de forma contundente: «Las tropas arrasaron y destruyeron las chozas y asentamientos muy precarias que habían levantado los centenares de vecinos, casi todos muy pobres y con muchos hijos, y que trataron de resistir con piedras y palos, la decisión de la Corte Superior de Distrito Judicial de Oruro ejecutada con armas de fuego, golpizas y bombas de gas lacrimógeno por las fuerzas del orden». Esta brutalidad no ha logrado impedir, sin embargo, que «tras la acción represiva, los Sin Techo y grupos de trabajadores mineros retomaron varios de los predios en disputa y volvieron a los asentamientos, esta vez armados con dinamita y dispuestos a defender los terrenos en los que quieren construir sus precarias viviendas».[1]
La verdad sobre las “reformas” del Señor Morales
Esta noticia no nos sorprende. La historia del siglo XX está repleta de gobiernos autoproclamados como “populares” y “revolucionarios” que no dudaron en ametrallar a los explotados: Azaña, presidente de la República española dio la orden de “disparar a la barriga” en la masacre de jornaleros en Casas Viejas (Cádiz, enero de 1933); Allende, presidente “socialista” de Chile utilizó el ejército contra los mineros en huelga de El Teniente (1971) o contra los pobladores (ocupantes de terrenos para construirse pequeñas chabolas) en Santiago, 1972. Poco después, el ejército “revolucionario” portugués lanzaba sus tropas contra los huelguistas de la TAP, calumniados encima como “agentes de la reacción” (1975).
Los medios de “izquierda radical” nos venden la “alternativa” del Trío Bolivariano (Castro, Chavez y Morales[2]) frente al “Trío de las Azores” formado por los Señores Bush, Blair y Aznar. Sus gesticulaciones grandilocuentes contra “el imperialismo”, sus aparatosas medidas “contra las multinacionales”, sus llamamientos “incendiarios”, son jaleados como “revolucionarios”. Sin embargo, el Trío Bolivariano y el Trío de las Azores coinciden plenamente en la defensa de los principios sagrados de la “propiedad privada” y de la “autoridad” –como oportunamente recuerda la Señora Ministra. Esta coincidencia les lleva a una lucha a muerte contra el proletariado y contra toda la población oprimida para quienes su verdadero lenguaje consiste en «armas de fuego, golpizas y bombas de gas lacrimógeno», como hemos podido comprobar en Oruro.
Respecto al contenido “revolucionario”, al menos, “progresista” de las “reformas” del Señor Morales, vamos a ver dos de ellas,
muy celebradas por la izquierda: la “reforma agraria” y las medidas de “nacionalización” tomadas contra las “multinacionales” del petróleo.
La primera ha consistido en «Sin tocar los grandes latifundios ni la propiedad de los grandes clanes familiares que son dueños y señores de la tierra en Bolivia, el presidente Evo Morales anunció este sábado la redistribución de 2,2 millones de hectáreas de tierras fiscales entre las comunidades indígenas y campesinas. No se confiscan ni se arrebatan las tierras de los terratenientes y hay, desde el gobierno, expresas garantías para ellos» (www.econoticiasbolivia.com [171], nota de 4-6-06). A los campesinos se les entrega tierras sin valor que no les asegura una mínima subsistencia, por lo que, como denuncia un grupo de ingenieros agrarios, «el éxodo a las grandes ciudades y a la emigración, va a continuar». James Petras, teórico de la izquierda americana, se ve obligado a reconocer que la “reforma” está basada «en la expropiación de tierras subutilizadas, que excluirá las grandes propiedades agroindustriales, productivas y provechosas, de los fértiles llanos de Santa Cruz. En cambio, se propone distribuir tierras estatales menos fértiles y alejadas de los mercados y las carreteras»[3]
Como pasó en España durante la República, donde las demagogias del gobierno sobre el reparto de tierras hicieron que grupos de campesinos emprendieran ocupaciones de tierras inmediatamente reprimidas a sangre y fuego por sus supuestos valedores, ahora en Bolivia ocurre lo mismo: «Miles de desposeídos, confundidos por el discurso anti latifundista del MAS, acuden a la acción directa para ocupar latifundios o terrenos baldíos, creyendo que tendrán el apoyo del gobierno. Pero el gobierno ordena reprimir a los ocupantes utilizando fuerzas policiales y militares, como ocurrió en Oruro la semana pasada, y tolera que los empresarios latifundistas arremetan contra los "avasalladores" en Santa Cruz. Un latifundista de profesión bioquímico reconoció haber rociado con bacterias a los ocupantes de sus tierras y el gobierno no se pronuncia frente a semejante acción criminal, denuncia la Unión Revolucionaria de Docentes de la Universidad Mayor de San Andrés (URDA) en su boletín semanal»[4]
En cuanto a la otra medida: las “nacionalizaciones” de empresas extranjeras conviene hacer una precisión. Las nacionalizaciones no tienen nada que ver con el socialismo ni suponen el más mínimo avance hacia él. Son, sencillamente, medidas de capitalismo de Estado que los diferentes gobiernos–tanto de derechas como de izquierdas- han tomado a lo largo del siglo XX.[5] Sí constituyeran una medida “socialista” habría que colocar en la galería de socialistas ilustres a señores como Hitler, De Gaulle, Franco, Mussolini, o Perón, que las practicaron abundantemente. No podemos olvidar que en las empresas nacionalizadas se explota a los obreros con tanta o más ferocidad que en las privadas pues están plenamente sometidas a las leyes del trabajo asalariado y del intercambio mercantil[6].
Sin embargo, lo que ha hecho el Señor Morales no tiene nada que ver con el paso a manos estatales de empresas privadas. Sus medidas “socialistas” consisten en un puro regateo para obtener un mayor porcentaje de plusvalía, en beneficio del Capital nacional y, particularmente, de los nuevos burócratas que revolotean alrededor del partido gobernante. Por eso mismo, Petras, en el artículo antes citado, se ve obligado a echar agua helada sobre los entusiasmos de muchos “izquierdistas” ante las supuestas audacias de Don Evo y de su mentor, Chavez: «Las normativas y las reformas propuestas pueden incrementar las reservas y la influencia del Estado, pero en ningún caso implican la transformación revolucionaria de la propiedad o de las relaciones sociales de producción. Los cambios propuestos son reformas que traen ecos de las políticas desarrolladas por los partidos socialdemócratas europeos entre 1946 y 1960, en la década de 1970, por los países productores de petróleo, entre otros las monarquías árabes y las repúblicas islámicas o seculares. De hecho, los anteriores gobiernos tanto de Venezuela, en 1976, como de Bolivia, en 1952 y 1968, adoptaron medidas mucho más radicales con la nacionalización del petróleo y de algunos sectores mineros» (artículo antes citado). Se trata de una pelea de gángsteres por el reparto de la comisión como aclara el propio Petras: «Los principales puntos de conflicto no son la aversión capitalista al socialismo, ni tampoco la oposición entre propiedad privada y propiedad nacionalizada, y mucho menos la revolución social conducente a una sociedad igualitaria. Los principales conflictos se concentran en 1) los incrementos de los impuestos, los precios y los pagos por regalías, 2) la conversión de las empresas en empresas conjuntas, 3) la representación en las juntas directivas, 4) la distribución accionarial entre los ejecutivos nombrados por las empresas extranjeras y los nombrados por el Estado boliviano, 5) el derecho legal a revisar los contratos, 6) los pagos compensatorios por supuestos activos, y 7) la gestión de la distribución y la exportación».
El discurso “anti-imperialista” y “anti-trasnacionales”, aparte de ser una alternativa nacionalista tan capitalista como la de sus rivales, tiene mucho de opereta. El “matamoros” de “trasnacionales”, Chavez, se conforma, en el reparto de los beneficios del petróleo, con porcentajes inferiores a los que imponen Estados como Canadá, emiratos de Oriente Medio o Nigeria, a las empresas establecidas en sus territorios. Por otra parte, «el gobierno del presidente Evo Morales entregó por 40 años el yacimiento de hierro del Mutún, el más grande del mundo, a la transnacional india Jindall Steel, que impuso sus condiciones económica-financieras. Los beneficios para el Estado serán menores a los inicialmente previstos por el gobierno»[7]
El futuro está en manos de la lucha independiente del proletariado mundial
Mientras el circo mediático sobre Bolivia nos ofrece esas batallas de ficción entre caballeros “bolivarianos” y monstruos “neoliberales”, la realidad de ese país anda por caminos muy diferentes: represión de los que buscan tierras para construirse una miserable chabola, trabajo infantil que afecta a 300.000 niños (sobre una población de 9 millones) sin que el nuevo gobierno haya movido ni una pestaña. «Cada año, 15 mil niños menores de cinco años mueren en Bolivia por causas que pueden ser razonablemente prevenibles y relativamente superables como las diarreas, la desnutrición y la pobreza extrema. La quinta parte de las familias bolivianas subsisten con menos de medio dólar al día y están postradas en la indigencia y la marginalidad» (agencia antes citada).
Un informe oficial –fechado en abril de 2006- reconoce que « de cada 10 trabajadores, siete son sobreexplotados en empleos precarios y mal pagados, uno está desempleado y sin ingresos, y sólo dos cuentan con un empleo estable y digno». Estas últimas palabras son puro eufemismo: no hay empleo “estable” puesto que en cualquier momento un trabajador puede ser despedido según la Ley General del Trabajo que no ha sido revocada por el gobierno de Don Evo. En cuanto a la “dignidad” poca vida digna puede conseguirse con un salario medio de 100 dólares «en un país donde la canasta familiar mínima se calcula en por lo menos 400 dólares, según las estimaciones gubernamentales más modestas». El salario mínimo (55 dólares) que el Señor Morales había prometido doblar ha sido finalmente subido ¡en 5 dólares!.
Los trabajadores manifiestan cada vez más su impaciencia, la Central Obrera Boliviana ha tenido que mostrar su “enfado” al Gobierno presentándole un “pliego de reivindicaciones” y amenazando con la “huelga general” para tratar de controlar la combatividad que se expresa en luchas como las de los maestros y la Sanidad que desde abril se han lanzado a huelgas parciales en diversas localidades del país.
La lucha de los estudiantes en Francia –en marzo 2006-, confirmada por la huelga de metal en Vigo en mayo 2006, nos muestra que, la clase obrera internacional está desarrollando lenta pero cada vez con mayor amplitud, su lucha autónoma de clase. Forman parte de ese desarrollo un buen número de jóvenes que buscan una alternativa revolucionaria frente al capitalismo. Esta no puede venir de payasadas como el “socialismo bolivariano del siglo XXI”. La tozudez de los hechos junto con el análisis riguroso basado en la teoría revolucionaria del proletariado, ponen al desnudo su engaño. «El verdadero movimiento revolucionario del s XXI son las luchas de la clase obrera; es el movimiento de huelga de masas que avanza lentamente; que va a estallar (como en Francia) en movilizaciones masivas en diferentes países, pero que también puede manifestarse en luchas puntuales que expresan las preocupaciones de la clase, y también madura en profundidad, en la reflexión de los elementos de la clase que buscan posiciones revolucionarias, en la intervención y el trabajo de los grupos revolucionarios. Ese movimiento que la burguesía quiere ocultar y difamar a toda costa».[8]
[1]Se pueden leer las informaciones directas en diferentes sitios Web de periódicos y agencias de prensa (de estas últimas la que más datos ha proporcionado es www.econoticiasbolivia.com [171] de la que hemos tomado datos y declaraciones).
[2] Ver un análisis de lo que representan Chavez y sus compadres en “Un nuevo engaño recorre el mundo: el socialismo del siglo XXI de Chavez” en https://es.internationalism.org/ap/2006/188_chavez [172], así como “El socialismo chavista: una nueva forma de redistribución de la miseria” en https://es.internationalism.org/intmo/2005/54_socialismo.html [173]
[3] “Evo, Chavez y el imperialismo”, artículo especial para https://www.econoticiasbolivia.com/ [171]
[4] Tomado igualmente de https://www.econoticiasbolivia.com/ [171]
[5] En el artículo Propiedad privada y Propiedad Colectiva, aparecido en nuestra Revista Internacional nº 61 aportamos los argumentos históricos y teóricos que avalan esta posición.
[6] Nos dicen que la nacionalización “beneficia al pueblo”. En realidad a quien beneficia es a la Nación que es la finca privada del conjunto de los capitalistas. La situación de la clase obrera y de la gran mayoría del llamado “pueblo” no cambia para nada.
[7] Nota de agencia de 2-6-06 de la mencionada https://www.econoticiasbolivia.com/ [171]
[8] tomado de la editorial de Acción Proletaria nº 189 (https://es.internationalism.org/ap/2006/189_alternativa [174] ). Ver también en Revolución Mundial nº 96 la interesante carta de un lector que compara la práctica de otros “alternativos” (los zapatistas) con el movimiento de Francia: https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl [175]
Las nuevas generaciones, universitarios y estudiantes de instituto, están siendo atacadas masivamente por el Gobierno Chirac/Villepin/Sarkozy que quiere imponer por la fuerza y con violencia el Contrato Primer Empleo (CPE) para generalizar de forma brutal la eventualidad en el trabajo. Los estudiantes que han protestado sin violencia en las manifestaciones del 7 y el 14 de Marzo no están luchando solo por ellos mismos. Se están manifestando masivamente para luchar por el futuro de TODA la sociedad, de todas las generaciones, de los obreros desempleados y los obreros con empleos precarios, intentando dar una perspectiva de lucha a los jóvenes de las barriadas más pobres en un intento de ayudarles a superar la desesperación que les empujó, en Noviembre pasado, a desarrollar una violencia ciega y sin perspectiva. ¡ Luchan contra la descomposición del tejido social, contra la competencia de todos contra todos, contra la criminal idea de “cada uno que se busque la vida” ¡.
¡ La única respuesta que han recibido ha sido la represión del Estado policial del Ministro del Interior Sr. Sarkozy ¡. El “orden republicano” que el Estado preserva es en realidad el “desorden” de una sociedad que condena al desempleo, a la precariedad y a la desesperación a un número cada vez mayor de jóvenes que ven cada vez más imposible poder tener una vida en condiciones. ¡ Es, igualmente, el “orden” de la intimidación y del palo ¡ Con la ayuda inestimable de la provocación de las bandas de extrema derecha y la ingenuidad de algunos pequeños grupos de inconscientes pretenden hacernos creer que se puede debilitar al Estado “bombardeando” a los Cuerpos Especiales de Seguridad Republicanos (CRS) con latas vacías o vallas metálicas para así, justificar el incremento de la represión sobre los estudiantes en lucha. Un “orden” que encuentra un aliado, fiel y potente, en la manipulación, el silencio ó la falsificación organizada por los medios de “comunicación”, en especial la televisión. Un “orden” que apoya a los sindicatos que no aceptan denunciar las mentiras y la manipulación de los telediarios, a pesar de sus declaraciones oficiales de “solidaridad” con los jóvenes y que, se niegan a convocar asambleas generales masivas en los centros de trabajo para decir la verdad de lo que está ocurriendo a los trabajadores. ¡ Bloqueando y falseando la información, los sindicatos impiden que los trabajadores puedan aportar inmediatamente su solidaridad activa y de lucha contra los ataques, impiden que los obreros puedan expresar su solidaridad contra la represión de los hijos de la clase obrera !.
¡ Contra las trampas y el
sabotaje de la extensión de la solidaridad a todos los sectores de la clase
obrera, nosotros, trabajadores y militantes de la clase obrera internacional,
llamamos a todos los trabajadores a movilizarse inmediatamente para defender el
futuro de nuestros hijos amenazados por la miseria y, a luchar contra la
barbarie y las mentiras del Gobierno y de todos sus cómplices!.¡
La solidaridad y el coraje que están mostrando los estudiantes en lucha son ejemplares. La libertad de expresión y la cultura de debate que se han visto en las asambleas generales de estudiantes, las decisiones y mociones adoptadas a mano alzada tras intensos debates con el objetivo de profundizar y organizar el movimiento, junto con la elección de delegados responsables ante las asambleas, han sido una demostración de lo que es la verdadera “democracia”, es decir, ¡ tomar a cargo de forma directa y responsable el desarrollo de la lucha ¡. Esto nada tiene que ver con lo que nos ofrece la clase dominante: quedarnos aislados en nuestro rincón para votar con intervalos regulares en una mascarada que nos “permita” elegir a sus “especialistas”, los políticos, para que defiendan en el Parlamento u otras instituciones sus privilegios contra los intereses de todos los explotados. ¡ La movilización y las asambleas de los estudiantes nos muestran el camino de la lucha!. ¡ Si los trabajadores nos quedamos pasivos, nos dejamos intimidar, paralizar o intoxicar por los medios de “comunicación” a las órdenes del Gobierno y todos sus cómplices, estaremos dejando las manos libres a la clase dirigente para golpear aún mucho más fuerte a los hijos de la clase obrera!.
El “orden democrático” impuesto por una minoría que dirige la sociedad, la clase burguesa, es en realidad el desorden social y el desencadenante del caos en un país situado en el corazón de la Europa “civilizada”. Es la amenaza del hundimiento de la moral y la civilización humana que la clase dirigente, y totalmente irresponsable, va camino de sacrificar en el altar de sus miserables privilegios en los que la única “lógica” que impera es la del beneficio capitalista.
Los estudiantes más conscientes y decididos no han ocupado las facultades o institutos para dedicarse a enfrentarse a la policía o a los fascistas. ¡ El señor Robien (director de la Sorbona) miente!. No han sido los estudiantes los que han destruidos sus útiles de trabajo (los libros), ni tampoco han saqueado el “monumento histórico” de la Sorbona ya que saben mejor que nadie que pertenece al patrimonio cultural de la humanidad.
¡ Los estudiantes no son ni vándalos, ni terroristas! ¡ La televisión y todos los medios de comunicación mienten!.
Denunciamos la duplicidad y la falsedad de todos esos profesionales del engaño y la mentira, de los cómplices del Gobierno Chirac/Villepin/Sarkozy. ¡ Son todos ellos los que han tomado como rehén con sus mentira la palabra de los estudiantes!.
Denunciamos la hipocresía de todos aquellos que nos presentan el CPE como una “medida social” para los jóvenes y, en particular, para los de las barriadas más pobres. ¡ Tras la represión y el palo, ahora intentan utilizar la zanahoria para intentar oponer a los jóvenes más desfavorecidos con los universitarios y estudiantes de instituto en lucha!.
Denunciamos los llamamientos para ir “a la caza de los estudiantes” lanzados por políticos y medios de “comunicación” argumentando falazmente que estamos ante una lucha de “vándalos excitados”, o de “irresponsables manipulados por peligrosos extremistas”.
Llamamos a todos los trabajadores, obreros, precarios, parados, jubilados a sumarse inmediatamente al movimiento de protesta general contra este “orden” que nos explota, nos lanza al paro y la miseria crecientes y, reprime cada vez más a los trabajadores, especialmente a los más jóvenes, pero también a sus mayores.
Llamamos a alzar la voz, a participar masivamente y en calma en la manifestación del Sábado 18 de Marzo contra el trabajo precario y el desempleo, contra la represión, contra las limitaciones al derecho de huelga. El derecho de huelga y la libertad de expresión son adquisiciones de la lucha de la clase obrera desde el siglo 19 que debemos defender.
¡ Nosotros, trabajadores y militantes de la corriente de la Izquierda Comunista ( que ha luchado contra las carnicerías de las dos Guerras Mundiales), llamamos a los trabajadores de todos los países a expresar su solidaridad con los hijos de la clase explotada víctimas de la brutalidad del Gobierno francés y de todos sus cómplices!.
¡ No a la falsificación de la verdad!, ¡ No a la liquidación de las adquisiciones de las luchas de la clase obrera!, ¡ No a la represión contra los estudiantes y los hijos de los trabajadores!.
¡ Solidaridad y unidad de todos los asalariados con los universitarios, estudiantes de instituto, parados y trabajadores precarios salvajemente atacados por el Gobierno de Villepin, Chirac y Sarkozy!.
Los trabajadores militantes o simpatizantes de las secciones de la Corriente Comunista Internacional ( Alemania, Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Italia, Holanda, México, Suecia, Suiza, Venezuela ) llaman a todos los obreros y asalariados de la “república francesa” a manifestarse unidos, sin violencia pero con determinación, el sábado 18 de Marzo, tras una única consigna: ¡ retirada del CPE, contra la precariedad y los despidos, contra la escalada de la violencia ciega y la represión provocada por Sarkozy y sus amigos!.
Igualmente llamamos a los jóvenes de las barriadas más pobres a confiar en sus camaradas de lucha, universitarios y estudiantes. Los estudiantes más conscientes saben que la “rabia” ciega no lleva a ninguna parte. Los estudiantes no luchan para “vengar” la revueltas en las barriadas, luchan para ofrecer y conseguir una perspectiva de futuro, contra la exclusión del sistema escolar y del mundo del trabajo.
Corriente Comunista Internacional ( 16 Marzo 2006 )
Nuestra camarada Clara murió en el hospital Tenon, de Paris, el sábado 15 de Abril de 2.006, a los 88 años de edad.
Clara nació el 8 de Octubre de 1.917 en Paris. Su madre Rebecca era originaria de Rusia. Se vio obligada a ir a Francia puesto que en su ciudad de origen, Simféropol, en Crimen, no podía desarrollar sus estudios de medicina por ser de origen judío. Viviendo en Paris, pudo convertirse finalmente en enfermera. Desde muy joven, Rebecca fue militante del movimiento obrero y a temprana edad participó en la fundación de la sección del Partido Social-demócrata de Simféropol. El padre de Clara, Paul Geoffroy, era un obrero cualificado especializado en la confección de cofres para joyas. Antes de la Primera Guerra Mundial, fue miembro de la CGT (Confederación General del Trabajo) en el entorno anarco-sindicalista, y posteriormente se acercó al Partido Comunista tras la revolución de 1.917.
Por tanto, desde su más tierna infancia Clara se educó en la tradición del movimiento obrero. A los quince años se afilio a las Juventudes Comunistas (JJCC). En 1.934, realizo un viaje a Moscú para visitar a la hermana de su madre, esta había muerto cuando Clara tenía solo doce años. Lo que vio en Rusia, entre otras cosas el hecho de que los mejores alojamientos estuvieran reservados a una minoría de privilegiados y no a los trabajadores, le creo muchos interrogantes sobre la “patria del socialismo” y, a su regreso a Francia, rompió con las Juventudes Comunistas. En esta época, ya mantenía numerosas discusiones con nuestro camaradas Marc Chirik ( al que había conocido con sólo 9 años puesto que era el compañero sentimental de la mejor amiga de su madre ) a pesar de la oposición de su padre que, fiel a las orientaciones del Partido “Comunista”, no era nada partidario de que su hija frecuentara los ambientes “trotskystas”.
En 1.938, nada más cumplir la mayoría de edad, decidió convertirse oficialmente en la compañera sentimental de Marc.
En aquella época Marc era miembro de la Fracción de la Izquierda Comunista Italiana (FI) y Clara era simpatizante de dicho grupo. Durante la guerra Marc fue mivilizado por el ejército francés (aunque no era de nacionalidad francesa y contaba únicamente con una orden de no expulsión renovable cada dos semana como único documento de identidad “nacional”). Se encontraba, en esas circunstancias, en la ciudad de Angoulême, en el momento de la debacle del ejército francés. Junto a un camarada de la Fracción Italiana en Bélgica (que huía de la persecución de las tropas alemanas puesto que era judío), Clara salió de Paris en bicicleta para intentar encontrar a Marc en Angoulême. Cuando llegó, Marc (junto a otros soldados) había sido hecho prisionero por el ejército alemán que, afortunadamente, no sabía aún que era de origen judío. Clara consiguió, llevándole ropas de civil, que Marc junto a otro compañero judío pudieran evadirse del cuartel en el que se encontraban prisioneros. Marc y Clara consiguieron llegar a zona liberada y llegaron a Marsella en bicicleta en Septiembre de 1.940. En esta ciudad Marc impulso la reorganización de la Fracción Italiana que se había dislocado al comienzo de la guerra.
Sin ser formalmente miembro de la organización, Clara participó en el trabajo y las discusiones que permitieron el desarrollo de la Fracción Italiana reconstituida: a pesar de los peligros enormes que implicaba la ocupación del ejército alemán, consiguió transportar, de una ciudad a otra, documentos políticos a dirigidos a los diferentes camaradas de la Fracción Italiana. Durante este período, Clara participo igualmente en las actividades de la OSE (Organización de Ayuda a los Niños) que se encargaba básicamente de ocultar a niños judíos de la busca y captura de la GESTAPO.
Justamente fue en el momento de la “liberación” cuando Marc y Clara estuvieron más expuestos que nunca a la muerte porque, los “resistentes” estalinistas del Partido Comunista Fránces (PCF) los detuvieron en Marsella: los acusaron de ser traidores, unos cómplices de los “boches” (alemanes), porque encontraron tras un registro en su casa documentos escritos en alemán. En realidad, estos cuadernos eran los intrumentos de trabajo de Marc y Clara para el curso de alemán que recibieron de Voline (un anarquista ruso que había participado en la revolución de Octubre de 1.917). Voline a pesar de las condiciones terribles de miseria en las que estuvo condenado a vivir no quería recibir, sin más, ningún tipo de ayuda material. Marc y Clara le pidieron que les diera un curso de alemán para que, a partir de entonces, aceptar compartir con ellos las comidas. En este mismo registro, los estalinistas encontraron propaganda internacionalista redactada en francés y alemán dirigida a los soldados de los bandos en combate.
Gracias a un oficial gaullista que era el responsable de la prisión en la que los encarcelaron ( cuya mujer trabajo con Clara en la OSE), Clara y Marc pudieron escapar de las represalias que les había preparado el PCF. Este oficial consiguió, de entrada, que asesinaran a Marc y Clara (los estalinistas le habían dicho textualmente a Marc: “…Stalin no te ha conseguido tener, pero nosotros nos haremos con tu piel…”). El oficial, sorprendido por el hecho de que fueran acusados de “colaboradores”, quería “comprender” la posición política de Marc y Clara ya que no entendía porque hacían propaganda a favor de la fraternización de los soldados de ambos bandos. Rápidamente se dio cuenta de que sus posiciones nada tenían que ver con ningún tipo de “traición” a favor del régimen nazi. Por ello, personalmente les ayudo (con su vehículo particular) a abandonar la prisión y les recomendó que abandonaran Marsella antes de que los estalinistas les volvieran a encontrar.
Marc y Clara tomaron rumbo a Paris, ciudad en la que encontraros a otros camradas (y simpatizantes) de la Fracción Italiana y de la Fracción Francesa de la Izquierda Comunista. Clara siguió apoyando el trabajo de la Fracción de la Izquierda Comunista de Francia hasta 1.952, convertida entonces en la Izquierda Comunista de Francia (GCF).
En 1.952, ante la amenaza de una nueva Guerra Mundial, la Izquierda Comunista de Francia tomó la decisión de que algunos de sus militantes abandonaran Europa con el fin de preservar la continuidad de la organización en el caso de que el continente se viera de nuevo envuelto en una guerra. Marc partió hacia Venezuela en 1.952. Clara lo reencontró en Enero de 1.953, una vez hubo encontrado un trabajo estable en aquel país.
En Venezuela, Clara retomó su trabajo de profesora. En 1.955, con una colega, fundó en Caracas una escuela francesa, el colegio Jean-Jaques Rousseau, que comenzó con 12 alumnos, especialmente niñas que no podían asistir a las clases de otros colegios franceses dirigidos por curas. El Colegio, del cual Clara era la directora (y Marc, el intendente, jardinero y chofer escolar) acabó teniendo a más de un centenar de alumnos. Algunos de ellos, vista la eficacia de las grandes capacidades pedagógicas y humanas de Clara, han estado en contacto con ella prácticamente hasta el fin de sus días. Una de sus antiguas alumnas, residente en Estados Unidos, se desplazo en 2.004 a Francia para visitarla.
Tras la partida de Marc y otros camaradas la Izquierda Comunista Francesa se dislocó. Sólo a partir de 1.964, Marc pudo constituir un pequeño núcleo de elementos muy jóvenes con los que comenzó a editar la revista “Internacionalismo” en Venezuela. A lo largo de este período, Clara no estuvo implicada directamente en las actividades políticas de Internacionalismo pero su colegio facilitaba los medios materiales para que las reuniones y las actividades del grupo pudieran desarrollarse.
En 1.968, Marc volvió a Francia para participar en los movimientos sociales e intentar recuperar contactos con antiguos compañeros de la Izquierda Comunista. Durante su estancia en Francia, la policía de Venezuela organizó un registró en el colegio de Clara y descubrió material político clandestino. El colegio fue cerrado y derruido. Clara fue obligada a abandonar Venezuela precipitadamente y encontrar a Marc en Francia. Desde entonces se instalaron de nuevo en Paris.
A partir de 1.968, Marc participó activamente en el trabajo del grupo Revolution Internationale (RI) que se había constituido en Toulouse. A partir de 1.971, Clara se integro activamente a las actividades de RI que más tarde se convirtió en la sección de la CCI en Francia. Desde entonces ha sido una fiel militante de nuestra organización, participando en el conjunto de las actividades de la organización. Tras la muerte de Marc, en Diciembre de 1.990, ella continuo con su actividad militante en la CCI estando siempre muy ligada a su trabajo y actividades. Incluso, si es cierto que estuvo muy afectada personalmente por la marcha de antiguos camaradas que participaron tanto en la fundación de RI como de Internacionalismo, en ningún momento, puso en causa su pertenencia y militancia en la CCI.
Hasta sus últimos momentos, a pesar de sus problemas de salud y de su avanzada edad, siempre ha querido seguir siendo parte activa de la CCI. En particular, ella nunca ha dejado de aportar todos los meses su cotización militante y ha intentado seguir el desarrollo de las discusiones, incluso si bien es cierto que no podía asistir a todas las reuniones. Incluso cuando tenía graves problemas de visión, jamás dejó de leer en la medida de lo posible la prensa y los documentos internos de la CCI (nuestra organización editaba documentos escritos con gruesos caracteres para que pudiera leerlos). De igual modo, cuando un camarada la visitaba, le pedía que la pusiera al corriente del trabajo que se estaba desarrollando en tal o cual parte de la organización.
Clara era uno de los camaradas de la CCI en los que más desarrollados y fuertes eran los sentimientos de fraternidad y solidaridad. Todos los camaradas que la conocimos fuimos siempre acogidos de forma extraordinariamente calurosa. En el mismo sentido, siempre mantuvo unas relaciones muy afectuosas y cordiales con sus antiguos camaradas de la Izquierda Comunista, aportándoles su solidaridad ante pruebas como la enfermedad (como lo fue en el caso de Serge Bricianer, antiguo miembro de la GCF, o Jean Malaquais, simpatizante de la misma organización, al que fue a visitar a Ginebra en 1998 poco antes de su muerte). Tras la muerte de Marc, ella siguió transmitiendo a las nuevas generaciones de militantes, esta tradición de fraternidad y de solidaridad que caracterizan al movimiento obrero del pasado. Con mucha alegría vivió la solidaridad de la clase portadora del comunismo que de forma magistral ha hecho resurgir el movimiento de los estudiantes en Francia en la primavera de 2.006. Un movimiento que Clara saludo con entusiasmo antes de dejarnos.
A pesar de su debilitamiento físico y de las enormes dificultades que ha tenido que afrontar a causa de la enfermedad, con un valor remarcable, Clara nos ha dejado al mismo tiempo en el que una nueva generación comienza a luchar para abrir las puertas del futuro.
Clara ha sido un ejemplo de mujer que, durante toda su vida, ha combatido en el seno de la clase obrera haciendo prueba de un valor fuera de lo común ( especialmente al haber arriesgado su vida en los años de la contra-revolución en numerosas ocasiones ). Una mujer que ha sido profundamente fiel a los objetivos y las ideas de su combate revolucionario.
Desde el momento en el que los militantes y secciones de la CCI ha conocido su fallecimiento, se han enviado al órgano central de la CCI gran número de testimonios de respeto y cariño saludando su calor humano, su dedicación a la lucha revolucionaria y subrayando el enorme coraje y entrega de los que ha hecho gala a lo largo de toda su vida.
Clara ha sido inhumada el sábado 22 de Abril en el cementerio parisino de Ivry (en el mismo lugar fue enterrado el marido de Clara Zetkin, Ossip, el 31 de Enero de 1.889). Tras las exequias, la CCI organizó una reunión de homenaje a su memoria en la que participaron numerosas delegaciones internacionales de la CCI, numerosos simpatizantes que conocieron a Clara personalmente, y como no, miembros de su familia.
A su hijo Marc, a sus nietos Miriam y Yann-Daniel, enviamos nuestra solidaridad y afecto.
Publicamos a continuación, un largo extracto de la carta que la CCI ha dirigido a el hijo y la familia de nuestra camarada Clara.
CCI ( 25 de Abril de 2006)
La CCI
Al camarada Marc
Estimado camarada Marc,
Con estas líneas que siguen, queremos ante todo manifestarte nuestra solidaridad y nuestro apoyo tras la desaparición de tu madre, nuestra camarada. Igualmente queremos hacerte llegar la profunda emoción que siente el conjunto de camaradas de nuestra organización.
La mayor parte de nosotros hemos conocido personalmente a Clara, en principio como compañera de Marc, tu padre, que jugó un papel especialmente importante en el combate de la clase obrera, en particular en los peores momentos que ella atravesó, y también como principal artífice de la construcción de la CCI. En si mismo, esto ya es un motivo de profundo afecto y respeto hacia Clara: “la compañera de Marc , no puede ser más que una persona de bien”. El coraje y la dignidad que mostró en el momento de la desaparición de tu padre, a pesar del amor inmenso que le profesaba, ya nos confirno su gran fuerza de carácter, una cualidad que ya conocíamos y que no hemos dejado de ver y sentir hasta el fin de sus días. Es, entre otras cosas por esto, por lo que para los militantes de la CCI, Clara no era únicamente la compañera de Marc, lejos de ello, era un valor en si misma para todos nosotros. Ha sido una camarada fiel hasta el fin a sus convicciones, que ha continuado desarrollando participando en todos nuestros combates, y que ha tenido, a pesar de la edad y la enfermedad, una voluntad de seguir trabajando en la medida de sus posibilidades en el seno de la organización. Todos los camaradas nos hemos sentido impresionados por su voluntad de vivir y por la total lucidez que ha conservado hasta sus últimos instantes. Es por ello que nuestra admiración y respeto se han ido reforzando a lo largo de todos los años que hemos compartido con ella.
Poco antes de su muerte, tu padre nos hizo participes de la satisfacción que le aportaba la desaparición del estalinismo, ese enemigo atroz de la revolución y de la clase obrera . Al mismo tiempo, no nos ha ocultado la inquietud que le provocaba las consecuencias que este acontecimiento podría tener sobre la conciencia de la clase obrera y también sobre sus luchas. Clara, por haber conservado intactas sus convicciones revolucionarias, ha visto con alegría, en los últimos días de su vida, el desarrollo de los primeros combates de una nueva generación obrera. Esto es para nosotros, a pesar de nuestra pena, un motivo de enorme satisfacción.
Con Clara, desaparece una de las últimas personas que ha sido actor y testigo de unos años terribles en los que los revolucionarios se encontraron siendo una pequeña minoría para continuar defendiendo los principios internacionalistas del proletariado, un combate desarrollado por los militantes de la Izquierda Italiana, de la Izquierda Holandesa y de la Izquierda Comunista de Francia, combates sin los cuales la CCI no podría existir hoy día. Clara nos ha hablado en ocasiones de esos camaradas y hemos sentido en sus palabras toda la estima y el afecto que ella les tenía. En ese sentido, tras la desaparición de tu padre, Clara ha continuado siendo para nosotros un lazo vivo y firme con esta generación de comunistas que nosotros reivindicamos con gran orgullo. Es este vinculo histórico, que más allá de la persona de nuestra camarada Clara, perdemos hoy en día (…) Una vez más, querido camarada Marc, queremos manifestarte nuestra solidaridad y te pedimos que transmitas esta solidaridad a tus hijos y a los otros miembros de la familia.
CCI (17 de Abril de 2.006)
Queremos manifestar nuestro saludo y solidaridad con la lucha que están llevando los trabajadores del metal de Vigo iniciada el pasado día 3 de mayo. Los “medios de comunicación” y las Web de sindicatos y grupos políticos que se dicen “radicales” han guardado un silencio prácticamente total sobre esta huelga. Es importante que discutamos de sus experiencias, saquemos lecciones con espíritu crítico y las pongamos en práctica pues todos los trabajadores estamos afectados por los mismos problemas: precariedad, condiciones de trabajo cada vez más insoportables, precios por las nubes, despidos, anuncio de nuevos recortes en las pensiones, ataque a los funcionarios…
Una lucha contra la Reforma Laboral
En el mismo momento en que el trío infernal Gobierno – Patronal – Sindicatos firmaba la nueva Reforma Laboral que con la excusa de “luchar contra la precariedad” la extiende todavía más haciendo más barato el despido y proponiendo una eventualidad a fecha fija (2 años) ha estallado esta huelga masiva cuya principal motivación es luchar precisamente contra la precariedad, que en dicho sector alcanza hasta un 70%.
La lucha contra la nueva Reforma Laboral no pasa por las convocatorias y actos de protesta que han organizado numerosos sindicatos “radicales”, la lucha verdaderamente eficaz contra la precariedad es la lucha directa de los obreros, las huelgas que nacen de su decisión colectiva, son esas huelgas las que hay que apoyar y extender y es así como se puede reunir las fuerzas necesarias para plantar cara a los ataques constantes del Capital.
La fuerza de las Asambleas
La huelga del metal vigués ha sido muy masiva y se ha dado como forma de organización la Asamblea Pública en plena calle que por decisión de los trabajadores estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10.000 trabajadores se han reunido diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de los trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc.
Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Allí también las Asambleas eran abiertas a trabajadores en activo, a jubilados, a padres de alumnos. Allí también las Asambleas han sido el pulmón del movimiento. Es también significativo que ahora en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 adonde se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. La clase obrera es una clase internacional e histórica y en ello reside su fuerza.
La fuerza de la solidaridad
Desde el principio, los obreros se han planteado ganar la solidaridad de los demás trabajadores, principalmente de las grandes empresas metalúrgicas que tienen convenio especial y que, por tanto, “no estarían afectadas”. Han enviado delegaciones masivas a los astilleros, a Citroen y a las otras empresas grandes. En astilleros de forma unánime los obreros se han puesto en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Para el cálculo frío y egoísta que inculca la ideología burguesa según la cual cada uno debe interesarse “por lo suyo”, esta acción es una “locura”, pero desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta cara al presente y como preparación del futuro. Cara al presente pues cada sector obrero solo será fuerte si cuenta con la lucha común del conjunto de la clase. En vistas al futuro, pues la sociedad que aspira a instaurar el proletariado y permitirá a la humanidad salir del atolladero del capitalismo se basa en la solidaridad, en la comunidad humana mundial.
El día 5, unos 15.000 obreros del metal rodearon la factoría Citroen para intentar convencer a los compañeros para sumarse a la huelga. Sin embargo, había división entre ellos, unos eran partidarios de unirse a la huelga, otros querían trabajar. Al final, entraron todos a trabajar unidos. Sin embargo, parece que la semilla plantada por la delegación masiva el día 5 ha empezado a germinar: el martes 9, se han producido paros en Citroen y otras empresas grandes.
Solidaridad y extensión de la lucha han sido también los puntos de fuerza del movimiento de los estudiantes en Francia. De hecho, cuando a principios de abril empezaron a darse huelgas espontáneas en empresas grandes (Snecma, Citroen) en solidaridad con los estudiantes, el gobierno francés retiró el CPE. Pero la solidaridad y la extensión de la lucha fueron lo dominante en la huelga general de todo Vigo en 1972 que hizo retroceder la mano asesina de la dictadura franquista. También aquí vemos la fuerza internacional e histórica de la clase obrera.
La represión arma política de la burguesía
El 8 de mayo cuando unos 10.000 obreros se dirigen tras la Asamblea Pública a la estación de ferrocarril con objeto de informar a los viajeros, la policía les ataca por todos los lados con una violencia inaudita. Las cargas son brutales, los obreros se ven dispersados en pequeños grupos que son acorralados por fuerzas policiales que les atacan sin piedad. Hay numerosos heridos y 13 detenidos.
Esta represión dice mucho de lo que es la llamada “democracia” y sus bellas palabras sobre la “negociación”, la “libertad de manifestación”, la “representación de todos”. Cuando los obreros luchan en su terreno de clase, el capital no duda ni un instante en desencadenar la represión. Y ahí se ve el plumero a ese cínico campeón del “diálogo”, el Señor Zapatero. ¡Y tiene maestros! Su predecesor “socialista”, el Señor González, es responsable de la muerte de un obrero en la lucha del naval de Gijón (1984) y de un obrero en Reinosa en la lucha de 1987. Y otro ilustre, el republicano Azaña, muy citado por Aznar, fue quien dio instrucciones directas de “disparar a la barriga”en la masacre de jornaleros en Casas Viejas en 1933.
Pero la ratonera represiva de la estación de ferrocarril persigue una finalidad política: se trata de encerrar a los obreros en una pelea agotadora con las fuerzas represivas, empujarles a reemplazar las acciones masivas (manifestaciones, asambleas generales) por la dispersión en enfrentamientos con la fuerza pública. Se busca entramparles en batallas campales en inferioridad de condiciones que tienen el efecto de hacerles perder la simpatía de los demás trabajadores.
Es una política que siguió el gobierno francés con el movimiento de estudiantes: «La profundidad del movimiento de los estudiantes se expresa también en su capacidad para no caer en la trampa de la violencia que la burguesía le ha tendido en varias ocasiones, incluido el uso de “reventadores”: ocupación policíaca de la Sorbona, ratonera al final de la manifestación del 16 de marzo, cargas policiales al final de la del 18 de marzo, violencias de los “reventadores” contra los manifestantes del 23 de marzo. Aunque una pequeña minoría de estudiantes, sobre todo los influidos por ideologías anarquizantes, se dejaron llevar a enfrentamientos con la policía, la gran mayoría lo hizo todo por evitar que se pudriera el movimiento en enfrentamientos repetitivos con las fuerzas represivas » (Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia, ver: ccionline/2006_tesis [129] )
Los trabajadores se han movilizado masivamente por la libertad de los detenidos con más de 10.000 de ellos concentrados el 9 de mayo para exigir su liberación cosa que ha sido finalmente conseguida.
Es significativo que los medios de “comunicación” de circulación nacional (El País, El Mundo, TVE etc.) que habían guardado un escrupuloso silencio sobre la lucha y que, sobre todo, no han dicho absolutamente nada sobre las Asambleas, las manifestaciones masivas y la solidaridad, ahora den todo el bombo posible a los choques violentos del día 8. El mensaje que nos quieren hacer colar es muy claro: “sí quieres hacerte notar y que te hagan caso monta choques violentos”. Es el capital el primer interesado en que los obreros se encierren y agoten en una dinámica de enfrentamientos estériles.
Las dilaciones y maniobras de los sindicatos
Hace mucho tiempo que los sindicatos dejaron de ser un arma de los trabajadores para convertirse en un escudo protector del Capital como se ve con su participación en las “Reformas Laborales” de 1988, 1992, 1994, 1997 y 2006 que tanta precariedad y tantos contratos basura nos han acarreado. Los 3 sindicatos (CCOO, UGT y CIG) han acompañado la huelga para no perder el control e intentar carcomerla desde dentro. Así, han tratado de oponerse al envío de delegaciones masivas a las otras empresas y aunque no lo han podido impedir han “ofrecido” a cambio llamar una huelga general del metal el 11 de mayo. Pero los obreros no han esperado y, sobre todo, no han aceptado el método sindicalista de parar un día D siguiendo las órdenes sindicales. Han desarrollado el método genuinamente obrero: el envío de delegaciones masivas, el contacto directo con los demás obreros, la acción colectiva y masiva.
Sin embargo, el 10 de mayo, tras 20 horas de negociaciones, han alcanzado un preacuerdo que, aunque no está claro, supone una puñalada trapera a los trabajadores, pues a cambio de algunos caramelos las reivindicaciones esenciales han sido escamoteadas. Un sector amplio de trabajadores ha manifestado su indignación y la votación ha sido postergada para mañana 11 de mayo.
De esta maniobra vendeobreros hay que sacar una clara lección: NO SE PUEDE DEJAR LAS NEGOCIACIONES EN MANOS DE LOS SINDICATOS. LAS NEGOCIACIONES DEBEN SER TOTALMENTE ASUMIDAS POR LA ASAMBLEA. Esta debe nombrar la comisión negociadora y hacer que todos los días rinda cuentas ante ella. Es lo que se hacía en las huelgas de los años 70 y que debemos recuperar para que no nos vendan.
Perspectivas
No sabemos cómo va a seguir la lucha. Pero cualquiera que sea su desenlace nos aporta experiencias vitales. El Capital en crisis no nos da tregua. Llevamos más de 20 años en todos los países con una caída en picado de las condiciones de vida obrera y los ataques van a ser cada vez peores. Por eso necesitamos luchar, necesitamos afirmar la fuerza de la clase obrera y en ello luchas como las de Vigo nos dan una lección fundamental: los métodos sindicales de “lucha” nos tienen hartos y hastiados pues comprobamos que nos llevan a la desmoralización y la impotencia. Los métodos de lucha proletarios que vemos en Vigo y que antes a mayor escala y más profundamente hemos visto en el movimiento de los estudiantes en Francia, nos dan la fuerza y la unidad que necesitamos. Con ellos dejamos de ser un número en manos de los dirigentes sindicales y nos convertimos en una masa que piensa, decide y lucha de forma unida y solidaria.
Corriente Comunista Internacional 10-5-06
A principios de Julio celebramos en Londres una Reunión Pública para discutir a propósito de la guerra que, hace 70 años, tuvo lugar en España. Hicimos una breve presentación para plantear la posición de la CCI: En la España de los años 30 estaban presentes tanto un proletariado con un nivel de combatividad muy alto, como una economía tan tremendamente atrasada que algunos vieron en caída de la monarquía y el advenimiento de la república una especie de revolución burguesa tardía. La República española muy pronto se significaría por su brutal represión de las luchas obreras como pudo verse en Asturias en 1934. Contra el golpe de Franco, en julio de 1936, la clase obrera respondió en su verdadero terreno de clase, pero lo hacía en unas condiciones sumamente difíciles, pues en ese momento histórico, como mostró Bilan (la publicación de la Izquierda Comunista italiana), la oleada revolucionaria del proletariado mundial que se inició en Octubre de 1917, había sido ya derrotada. En Julio del 36, los obreros no resultaron directamente derrotados, pero sí fueron desviados de su terreno de clase hacia el matadero de la lucha en los frentes militares entre el ejército franquista y el del gobierno del Frente Popular. La organización anarquista, CNT, se integró en el Estado, participando, a todos los niveles, en el gobierno del Frente Popular, igualmente apoyado por grupos izquierdistas como el POUM. Gran parte de las discusiones de esta Reunión Pública respondieron a cuestiones suscitadas por J., uno de los participantes en un Foro de Debates en Internet que se llama “libcom”. Sobre el papel de la CNT, J. señaló que le parecía injusto que se presentara a la CNT como paladines de la República, cuando nunca llamaron expresamente a los trabajadores a que la votaran. Sin embargo, lo que hizo CNT-FAI fue mucho más que renunciar a su tradicional llamamiento a la abstención en las elecciones, tal y como el propio García Oliver explicó inequívocamente: «Naturalmente, la clase obrera de España , que desde hacía muchos años había sido aconsejada por la CNT a que no votase, interpretó nuestra propaganda en el mismo sentido que deseábamos, eso es, que debía votar, pues que siempre resultaría mejor hacer frente a las derechas fascistas si ellas se sublevaban después de ser derrotadas y fuera del Gobierno» (citado en el libro de Agustín Guillamón: La Agrupación de los Amigos de Durruti, 1937-39). Se trata de algo muy parecido a lo que hacen hoy los izquierdistas, que alegan que ellos no apoyan al Partido Laborista en las elecciones, pero llaman a los trabajadores a impedir el triunfo de los conservadores, o a votar a los laboristas pero “sin ilusiones”. J: señaló también que dentro de la CNT se levantaron numerosas críticas contra su participación en los ministerios gubernamentales, y no sólo por parte de la Agrupación de los Amigos de Durruti, sino también, por ejemplo, por parte de su organización juvenil. Lo cierto es, sin embargo, que la participación de la CNT no consistió únicamente en la entrada de algunos de sus líderes en el gobierno, sino que el conjunto de la organización se implicó en los diferentes niveles del Estado. Con ello se completaba el proceso de traición de una organización obrera que se pasaba al campo de la burguesía, por lo que es natural que surgiera en su seno una reacción proletaria contra esa traición. Una vez que una organización ha traicionado se pierde definitivamente para la clase obrera. La CNT no puede recuperarse para el proletariado, como tampoco puede hacerse con el Partido Laborista, la socialdemocracia o los partidos estalinistas. No es lo mismo cuando hablamos de individuos. Los Amigos de Durruti eran todos ellos miembros de la CNT (la pertenencia a ésta, era una de las condiciones para formar parte del grupo), pero ellos no traicionaron a la revolución: «La CNT y la burguesía en general, intenta presentar este grupo como ejemplo de que, aún en los peores momentos de 1936-37, en la CNT ardía una llama revolucionaria. Sin embargo esa interpretación es completamente falsa. Lo que animaba la decantación revolucionaria de los Amigos de Durruti era precisamente su combate contra las posiciones de la CNT, apoyándose en la fuerza del proletariado, del que formaban parte y estaban en primera línea» (Revista Internacional nº 102: “Los Amigos de Durruti: Lecciones de una ruptura incompleta con el anarquismo”). Expresaron pues una sana reacción proletaria contra la integración de la CNT en el Estado burgués. Su militancia en dicha organización no les impidió denunciar con total precisión la “traición” de la CNT, como así hicieron en el Manifiesto que distribuyeron en las barricadas de Barcelona durante las jornadas de Mayo de 1937, aunque acabaran retirándose de éstas. La Agrupación de Los Amigos de Durruti representó una expresión política del movimiento de clase del 19 de Julio de 1936 cuando los obreros en lucha salieron a la calle masivamente, y del movimiento del 37 en Barcelona. A pesar de su procedencia anarquista, estos movimientos de la clase obrera les empujaron a converger con las posiciones de los Bolchevique-Leninistas, aglutinados en torno a Munis, y a comprender que una revolución es un acto autoritario, «reemplazando la teoría del comunismo libertario por la de la “Junta Revolucionaria” (el soviet), como verdadera encarnación del poder del proletariado» (Munis, citado por A. Guillamón). Todo esto les valió ser acusados de marxistas. Pero la fuerza del movimiento fue insuficiente para llevarles a una ruptura completa con el anarquismo, por lo que se mantuvieron en la confusión y, cuando el impulso de las luchas obreras se extinguió, recayeron en el anarquismo. Para J., el problema del anarco-sindicalismo reside en que se trata de un intento de organización de masas proletarias, no necesariamente revolucionaria, pero que al mismo tiempo pretende ser una organización revolucionaria que aspira a derrocar el capitalismo. Eso representaría un problema si no se eligiese un liderazgo revolucionario. Es cierto, como señaló la CCI, que la militancia de base de la CNT resultaba mucho más radical que sus líderes que se integraron en el Estado burgués, y que «entendimos [entendieron] que debía seguir Companys al frente de la Generalitat» (García Oliver, citado por A. Guillamón). La verdad es que en la actual época histórica, la clase obrera no puede mantener organizaciones de masas fuera de momentos revolucionarios o de importantes movimientos de masas. En momentos de retroceso o de derrota, como los de los años 1930, las organizaciones proletarias son, necesariamente, muy reducidas, como fue el caso de los Amigos de Durruti y los Bolchevique-Leninistas. En 1936, camino a la guerra; en 2006 a la lucha de clases. Para la CCI los acontecimientos de España en el 36 representan un paso muy importante en la preparación de la Segunda Guerra Mundial, pues prefiguran tanto la ideología como los campos imperialistas (los Aliados y el Eje) que más tarde se confrontarían en ella. Para J., en cambio, tanto Francia como Gran Bretaña se mantuvieron en una posición no-intervencionista, por lo que a pesar del respaldo de Alemania e Italia a Franco, y de Rusia a la República, no se puede hablar de los mismos alineamientos. En cuanto a Estados Unidos no empezaría a implicarse hasta mucho más tarde. Esto no impediría a las distintas potencias utilizar la guerra en España para consolidar sus alianzas imperialistas, e igualmente aprovecharla como banco de pruebas del armamento que, pocos años más tarde, causaría las masacres y destrucción de la guerra mundial. Lo cierto es que el antifascismo fue una de las ideologías empleadas para la movilización de la clase obrera hacia la guerra, tanto en España 1936, como en la Segunda Guerra Mundial. La clase dominante necesitaba aplastar a los sectores aún no derrotados del proletariado mundial, antes de lanzarse a una nueva carnicería imperialista, pues tenía muy presentes las lecciones de la Primera Guerra Mundial, cuando las revoluciones en Rusia, Alemania y Hungría, y una masiva oleada de luchas que sacudieron todos los continentes, puso fin a la matanza. A mediados de los años 30, sin embargo, dicha oleada revolucionaria había sido ya derrotada, como evidencian especialmente el aplastamiento del proletariado alemán primero por la socialdemocracia y luego por el Nazismo, y el del proletariado ruso por el Estalinismo. Es verdad que en ese momento aún surgían luchas obreras muy combativas (hasta el extremo que Trotsky vio en las huelgas en Francia el potencial para el desarrollo de una nueva lucha revolucionaria), pero la verdad es que los trabajadores fueron desviados hacia el apoyo al Frente Popular, a marchar en las manifestaciones ondeando la bandera tricolor, y acabar aceptando el sacrificio de sus condiciones de vida que exigía el desarrollo de la economía de guerra. En cuanto a los Estados Unidos, es cierto que hubo una serie de luchas muy masivas, pero fueron desviadas hacia la sindicalización, fortaleciendo con ello los instrumentos que jugarían un papel determinante en la movilización de los trabajadores para la carnicería imperialista. Los trabajadores españoles no estaban aún derrotados en 1936 y por ello pudieron reaccionar en su terreno de clase el 19 de Julio. Pero fueron desviados a la lucha en los frentes militares, como carne de cañón en apoyo del en apoyo al Estado democrático burgués. Su derrota fue tanto ideológica – haciéndoles creer que la defensa del Estado capitalista correspondía a sus intereses de clase – como física – masacrados y víctimas de la represión por ambos bandos y particularmente por los estalinistas -. El empleo de la ideología antifascista como banderín de enganche del estado democrático para la guerra imperialista se generalizó más allá de la Península Ibérica con los llamamientos a los trabajadores para que se sumaran a las Brigadas Internacionales o a que hicieran colectas en apoyo de la República, en lugar de luchar en su propio terreno de clase por sus propias reivindicaciones, allí donde sus intereses entraran en conflicto con los de la burguesía,…, cuando esta vía es la única que representa una verdadera solidaridad. Los asistentes que procedían del mencionado foro “libcom” tuvieron que abandonar la reunión antes de que esta finalizara. Su presencia ha supuesto, pensamos, un importante primer paso en la superación de una resistencia muy extendida en el medio “libertario” a discutir abiertamente con organizaciones de la izquierda comunista, y por ello esperamos que esta asistencia se repita en próximas Reuniones Públicas. El curso de ésta de la que estamos informando siguió abordando otros temas, sobre todo el de la propia importancia del sujeto que estábamos tratando, puesto que se trata de una experiencia muy importante de la clase obrera, cuyas lecciones siguen teniendo plena vigencia. El anarquismo y el anarco-sindicalismo han ganado en influencia sobre todo tras la campaña burguesa sobre «el fin del comunismo», a raíz del hundimiento del bloque imperialista “socialista” y de la propia Rusia. Hay, por tanto un creciente interés por la CNT y por la IWW. La historia de España y especialmente la “guerra civil” española muestran que el anarquismo ha tenido una importante influencia en la clase obrera y en acontecimientos históricos. El antifascismo que jugó un papel esencial para movilizar y encuadrar a los trabajadores para la guerra en España, sigue siendo hoy un arma ideológica muy importante contra la clase obrera. Lo vemos por ejemplo en las campañas que nos llaman a votar - a quien sea -, para evitar que triunfen Le Pen en Francia o el BNP en Gran Bretaña. La cuestión de cómo solidarizarnos con los obreros de otros países, no mediante colectas en apoyo de la “resistencia” irakí o yéndose de voluntario a los “campamentos humanitarios” de Palestina, sino a través de la lucha de clase contra nuestros propios explotadores, en defensa de nuestros intereses contra los del capital, sigue siendo tan vital hoy como en la época de las Brigadas Internacionales. Y finalmente, la fuerza de la clase obrera que impulsó a los Amigos de Durruti a cuestionarse las teorías anarquistas y a desarrollar la idea de “Juntas Revolucionarias” (Soviets), sigue estando muy presente hoy. Puede comprobarse en los esfuerzos de pequeñas minorías del proletariado que tratan de llevar a cabo una clarificación como vemos en Foros de Internet, en círculos de discusión, en grupos como el EKS de Turquía (ver WR nº 295). Pero a diferencia de lo que sucedía en los años 1930, hoy el proletariado internacional no está derrotado y vemos, en cambio, la incorporación a la lucha de una nueva generación obrera. Todo ello plantea unas condiciones mucho más favorables para que ese esfuerzo de frutos.
Lex 17/7/2006.
En el mes de noviembre y en varios días y locales se han celebrado en Valencia unas Jornadas Anti-Capitalistas convocadas por medios anarquistas.
Las jornadas se planteaban como una herramienta para recuperar la memoria histórica de la lucha contra el capitalismo principalmente centrada en las “luchas anti-capitalistas de los años 70”. Las charlas versaban sobre la actividad del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación, el grupo al que perteneció Salvador Puig Antich), el GARI (grupo hispano – francés con ciertas afinidades con el MIL) y una charla final sobre las luchas obreras en España durante los años 70.
Este enfoque es evidentemente muy atractivo y por eso la asistencia, esencialmente constituida por jóvenes, fue bastante masiva. Como hemos expuesto en diferentes artículos[1] [179], actualmente esta emergiendo una nueva generación de la clase obrera que por una parte reflexiona profundamente sobre el mundo en que vivimos y el futuro cada vez más negro que nos depara y, por otra, empieza a entrar en lucha como se vio en el movimiento de los estudiante que sacudió Francia en la primavera del 2006 o en Vigo en España (mayo 2006). En contra de los tópicos estúpidos que propagan sociólogos y otros “pensadores” sobre una juventud supuestamente “alienada” que solo piensa en el botellón, una franja creciente de jóvenes obreros busca respuestas a preguntas tales como ¿qué perspectiva nos ofrece la sociedad actual? ¿cómo luchar contra ella? ¿qué alternativas podemos oponerle? ¿quién puede encabezar esa lucha?...
Estos elementos jóvenes no se plantean empezar la lucha desde cero sino que tienen mucho interés en conocer cómo lucharon sus padres y sus abuelos. Por eso cuando se convocan charlas o debates sobre las experiencias de los años 70 un número significativo de jóvenes acuden a ellas.
En las Jornadas la pregunta que más flotaba en el ambiente era: ¿cómo luchar realmente, con fuerza y eficacia, contra el capitalismo?.
Nuestra aportación a esa pregunta se centró en plantear que sólo la lucha del proletariado puede desarrollar una fuerza colectiva capaz de destruir el capitalismo.
Esta defensa no se basa en no se sabe qué amor metafísico por el proletariado. En el libro La Sagrada Familia, Marx razona los fundamentos de su confianza en esa capacidad histórica del proletariado: «No vemos a los proletarios como dioses. ¡Todo lo contrario! El proletariado puede y debe necesariamente emanciparse a sí mismo, porque en él se ha consumado prácticamente la abstracción de toda humanidad, incluso de toda apariencia de humanidad, porque en las condiciones de vida del proletariado cobran su expresión más inhumana todas las condiciones de vida de la actual sociedad, porque el hombre en su seno se ha perdido a sí mismo, pero conquistando al mismo tiempo, no sólo la conciencia teórica de esta pérdida, sino también directamente, por imperio de una necesidad absolutamente coercitiva, imposible de esquivar, el deber y la decisión de alzarse contra esa situación inhumana. Pero el proletariado no puede emanciparse sin superar sus propias condiciones de vida. Y no puede superar sus propias condiciones de vida, sin superar al mismo tiempo, todas las condiciones inhumanas de vida de la sociedad que se cifran y compendian en su situación (…) El proletariado no hace más que ejecutar la sentencia que la propiedad privada decreta contra sí misma al engendrar el proletariado, como ejecuta también la que el trabajo asalariado decreta contra sí mismo al engendrar la riqueza ajena y la miseria propia».
Pero la lucha del proletariado no es un movimiento del pasado que hoy estaría superado como nos predican toda clase de “modernistas”. En los debates se puso en evidencia, por ejemplo, que el MIL –un grupo que existió al principio de los años 70- trató de desarrollar su actividad en relación con las múltiples luchas que emergiendo de la iniciativa autónoma de los propios obreros levantaban asambleas, salían a la calle, desafiando con una estimulante vitalidad la bota represiva del franquismo. El MIL trató de comprender las bases teóricas engendradas por la lucha del proletariado publicando en condiciones de censura y clandestinidad textos inéditos del movimiento obrero, por ejemplo de Pannehoek y otros militantes de la Izquierda Comunista.
Pero tampoco se trata de mirar con nostalgia aquellas luchas de los años 70 pensando que todo eso fue bonito mientras duró. Desde 2003 el proletariado, especialmente a través del compromiso en el combate y en el esfuerzo de toma de conciencia de una nueva generación, se está empezando a recuperar de pasados retrocesos y comienza a protagonizar luchas muy prometedoras de las cuales un exponente son las ya citadas de Francia o Vigo pero también –y por limitarse a lo más reciente- movimientos masivos en Bangla Desh, en Dubai, en el propio Irán de los bárbaros ayatollahs etc[2] [180].
Frente a esta dinámica que nadie pretende glorificar ni considerar como infalible, se ofrecieron dos alternativas:
Una de ellas es la de los grupos autónomos. Se trata de que grupos de individuos que comparten posiciones más o menos afines para llevar una acción fuera de partidos y de sindicatos[3] [181].
Estas propuestas se basan en una justificada desconfianza hacia los partidos burgueses y los sindicatos. En particular, temen que una organización grande acabe en la burocracia y en una defensa de políticas burguesas. Sin embargo, grupos pequeños, basados en la afinidad, no son tampoco ninguna solución. La ideología burguesa penetra sobre todos los individuos de la sociedad. Lo que puede proporcionar unos anticuerpos contra esa penetración es organizarse en grupos que se basen en las lecciones de la experiencia histórica y mundial de más de dos siglos de lucha del proletariado y que busquen organizarse a una escala unitaria e internacional que permitan que cada compañero y cada grupo local estén respaldados por esa fuerza colectiva.
La otra alternativa es la de la propaganda por el hecho. Se trataría de “despertar a la mayoría pasiva y aburguesada” mediante acciones ejemplares que alteraran el orden establecido. Lo que no comprende esta postura es, en primer lugar, que quién más altera el orden establecido provocando un caos cada vez más incontrolable es el propio capitalismo, las propias luchas internas entre fracciones de la burguesía. Para muestras bastaría recordar el caos que ha montado la invasión americana de Irak. El caos no “despierta a las masas” sino que las llena de temor, las empuja a la atomización y el sálvese quien pueda. Pero, en segundo lugar, las masas se tienen que liberar a si mismas, se tienen que educar a sí mismas, y todo esto lo hacen mediante la lucha común y la discusión lo más abierta posible. Las masas no necesitan grupos minoritarios que las “despierten” porque como decía la AIT «La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los propios trabajadores».
No se trata de negar la iniciativa y el esfuerzo de reflexión de individuos comprometidos –incluso aunque pertenezcan a otras capas sociales no proletarias-, de lo que se trata es de comprender que su reflexión, su iniciativa, su compromiso, adquirirán todo su sentido, toda su fuerza creadora, sí se inscriben en el proceso de desarrollo, de debate, de crítica, del movimiento independiente del proletariado y contribuyen activamente a su autonomía frente al Estado burgués, sus partidos y sindicatos y todas las ideologías que segregan.
La voluntad de debate de algunos “anti-autoritarios”
Como hemos dicho al principio, la última charla (que debería haberse seguido de un debate) sobre “El movimiento obrero asambleario en los años 70”, a cargo de Miguel Amorós[4] [182]
Acudimos con la intención de poder llevar un debate sobre la experiencia de las huelgas masivas de estos años, sobre todo para que los jóvenes puedan sacar lecciones para las luchas actuales; estimulados por la experiencia de la discusión en unas «jornadas sobre la autonomía obrera de Barcelona»[5] [183].
En su presentación, Amorós hizo un repaso exhaustivo, marcado por un cierto tono nostálgico, de las huelgas más emblemáticas de los años 70, sin entrar en una valoración del movimiento internacional de recuperación de la lucha proletaria tras 50 años de contrarrevolución en las que se inscribieron, para llegar fundamentalmente a la conclusión de que «la clase obrera ya no es lo que era» y de que en España no se llegó a una insurrección «porque no se tomaron las armas».
En una primera parte de nuestra intervención, argumentamos que las luchas en España formaban parte de una dinámica internacional de luchas desde la reanudación de la crisis tras la 2ª guerra mundial, que debutó con la huelga de masas de 10 millones de personas en Francia en Mayo de 1968; también defendimos que, aunque la dinámica de este primer asalto de la lucha de clases se había agotado, no ha habido sin embargo una derrota de la clase obrera.
Hasta aquí todo bien. Amorós respondió, con una lógica de Perogrullo que, puesto que la clase obrera no había ganado (no había hecho una revolución), había perdido, y por eso hablaba de derrota. Insistió por otra parte, en que la clase obrera actualmente era “consumista”, y no era solidaria ni combativa.
Nosotros planteamos que una derrota significa un aplastamiento del proletariado, de sus potencialidades revolucionarias, como la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-26, que significó igualmente una ruptura generacional entre la generación que hizo la revolución en Rusia, Alemania, etc. y la generación del 68; mientras que ahora, en la sala había jóvenes que querían y podían discutir y sacar las lecciones de las luchas de los años 70 conjuntamente con los más mayores que vivieron esas luchas. Defendimos también que actualmente había luchas en las que se desarrollaba una dinámica de asambleas masivas y de búsqueda de la solidaridad, como la huelga del metal de Vigo, o la de los estudiantes en Francia contra el CPE. Finalmente intentamos (no nos dejaron) argumentar que también antes del estallido de luchas masivas del 68 y los 70 se decía que la clase obrera era consumista, o estaba “integrada”… En este punto, en el que comenzaban a aparecer claramente divergencias, Amorós no dejó que nuestros compañeros argumentaran porque no estaban de acuerdo con lo que él decía; espetando a un compañero “argumentos” del tipo: «A ti te tengo calado», o «como vengáis aquí a tocarme los cojones me lío a hostias».
Esto fue la señal para que, uno de los elementos presentes en la sala, seguidor habitual de Amorós, se lanzara en plan bulldog a recriminar a nuestros compañeros que fueran de una organización política[6] [184] (razón por la cual, según parece, perderían cualquier derecho a hablar), a defender que “la charla la habían organizado ellos” y que si queríamos hablar, que organizáramos nuestras reuniones; y en nombre de la “lucha contra el democratismo”, a lanzar amenazas de que, en cuanto dijéramos algo que no les gustara, nos echaban. Una señora que dijo que era emigrante, trató de defender la necesidad de la discusión y se le respondió igualmente a cajas destempladas.
El ramalazo autoritario fue tan lejos, que hasta Amorós tuvo que hacerle desde la mesa señales a este elemento para que se callara; incluso otra persona –partidario de Amorós- intervino para aclarar que “el medio anarquista tiene que estar abierto a la discusión”
Nuestros compañeros no cayeron en la provocación, aguantaron el chaparrón y continuaron insistiendo en la necesidad de debatir sobre la experiencia de las luchas de los 70 y la situación acrual; Por esto, y sobre todo porque los asistentes no se dejaron arrastrar al ambiente verdaderamente progromista que se intentó desencadenar contra nuestros compañeros, fue por lo único que no se les pudo expulsar.
A pesar de esto, las ráfagas de ataques, insultos e insinuaciones, se desencadenó hasta 3 veces. Eso sirvió para bloquear completamente cualquier posibilidad de debate sobre el sujeto de la charla, de donde se deduce que para estos señores, el sentido de estas charlas está bien claro: “o se dice lo que me interesa, o más vale que no se diga nada”.
La necesidad de la Cultura del Debate
El debate, la clarificación de posiciones, y la construcción de la solidaridad, son fundamentales para que las diferentes generaciones puedan converger en la lucha por el desarrollo de luchas de masas. Lo que se siembra ahora con la reflexión y la discusión, se va a concretar en cómo se organizan las luchas, cómo hay que hacer para extenderlas, etc.
Ese debate es imposible sin una confrontación de posiciones, sin que se opongan diferentes modos de ver las luchas y sus lecciones. Y eso es imposible sin que se pongan las condiciones de un ambiente solidario y abierto a la discusión.
En el medio anarquista, por su propia naturaleza, pululan elementos muy diferentes, y desde luego no todos son (ni se parecen siquiera) a estos “antiautoritarios”; como lo prueban las jornadas sobre la autonomía de Barcelona, donde fue posible un debate entre elementos con distintas posiciones, donde cada cual pudo expresar si amenazas sus posiciones y oponerlas a las de los demás en un ambiente fraternal.
Esto no tiene nada que ver con el “democratismo”, según el cual, de acuerdo con el esquema parlamentario, cada grupo, en “representación” de sus seguidores, expone sus posiciones en una sucesión de discursos tediosos y absurdos que no cambia nada (lo que se parece como dos gotas de agua a la idea que nuestros “antiautoritarios” tienen de un debate); sino con la discusión abierta en las asambleas y en las reuniones obreras de siempre, donde cada uno dice lo que piensa, aporta lo que puede, y las posiciones se confrontan y se reflexionan, hasta llegar a una clarificación.
Corriente Comunista Internacional 3-12-06
[1] [185] Ver en particular las Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Francia en la Revista Internacional nº 125: rint/2006/125_tesis [91]
[2] [186] Se pueden ver nuestra publicaciones más recientes donde damos cuenta de estos movimientos: es.internationalism.org
[3] [187] En un texto de 1885, la Revista Social (Barcelona) preconizaba que «los comunistas anárquicos no aceptan más que la organización de grupos y no tienen organizadas secciones de oficios, federaciones locales ni comarcales (…) La constitución de grupos aislados, tan completamente aislados como sus individuos, que muchas veces no estando conformes con la opinión de la mayoría, se retiran de un grupo para constituir otro»
[4] [188] Con quien hemos polemizado en nuestra prensa (ver: ap/2006/189_primavera [189]), aunque por el momento no nos ha dado respuesta
[5] [190] ver: ap/2006/192_jornadas [191]
[6] [192] Nunca hemos ocultado nuestra militancia. Concretamente somos bien conocidos en el centro en el que se dio la charla, donde hemos acudido otras veces a discutir y a dejar publicaciones
La pretendida Fracción Interna de la CCI (FICCI) publicó el 20 de mayo en su sitio en Internet un comunicado titulado “Una nueva agresión violenta contra nuestros militantes” que ilustra una vez más hasta qué punto la mentira y la calumnia constituyen el único motor de esta pequeña banda de vándalos y soplones. ¿Qué dice el comunicado?
“Este sábado 20 de mayo, tres militantes de nuestra Fracción estaban encargados de difundir un volante a las puertas del lugar donde se lleva a cabo la reunión "pública" de la CCI, en París.
Nuevamente, una milicia de ese grupo -que nos excluyó en 2001- esperaba firmemente a nuestros camaradas para prohibirles el paso por la vía pública.
Nuevamente, nuestros camaradas sufrieron una cobarde agresión física; y ésta fue tanto más violenta porque no han querido "obedecer", porque intentaron defenderse.
Mencionemos que nuestros militantes eran tres (entre ellos una mujer) y que tuvieron que enfrentar a 6 o 7 "valientes" fortachones.
Si estos milicianos descerebrados dejaron de zarandearlos, y si nuestros camaradas resultaron solamente con algunos "moratones", fue debido únicamente a la intervención de varias personas, que pasaban por la calle, que acudieron en su ayuda.
Condenamos, una vez más y de la manera más firme, estas prácticas que nada tienen que ver con el proletariado, y sí mucho con el estalinismo de siniestra memoria. Cuando se rechaza el debate político, cuando se evita la confrontación de posiciones, la lógica de los hechos no puede conducir más que a darse los medios para hacer callar las voces disonantes. A esto ha llegado actualmente la CCI”.
Lo afirmamos con toda claridad: esta versión de los hechos, una vez más, ¡es una sarta de mentiras!
En nuestro artículo “Calumnia y soplonería, los dos abrevaderos de la política de la FICCI hacia la CCI” habíamos puesto los puntos sobre las íes en relación a otro comunicado similar de la FICCI fechado el 11 de marzo y titulado “Comunicado de la ‘Fracción Interna de la CCI’ a todos los grupos y militantes que se reivindican de la Izquierda comunista: ¡Esta vez sucedió! ¡Agredieron y golpearon físicamente a nuestros militantes!”. En nuestro texto denunciamos las mentiras de la FICCI que nos acusa de haber “golpeado en varias ocasiones” y de “seguir golpeando” a sus miembros, sobre eso precisamos que: “En ese sentido, podemos llamar a la calma a la persona que firma como “Bm” y que ha enviado un mensaje a la FICCI declarando “Lo primero es saber si están heridos y si requieren ayuda”. Si los elementos de la FICCI han exhibido heridas o moratones, éstos no han sido causados por militantes de la CCI”
En esta ocasión, no diremos lo mismo al compasivo “Bm”: un frasco de árnica con una caja de chocolates serán hoy bienvenidos por la FICCI. Efectivamente, si uno de los miembros de esta pequeña banda de lúmpenes, el ciudadano Juan, regresó a su casa con algunos moratones, los militantes de la CCI sí tuvieron algo que ver en ello. Dicho esto, el relato de la FICCI del episodio de donde salieron con sus “moratones” no tiene nada que ver con la realidad.
En nuestro artículo “Calumnias y soplonería, los dos abrevaderos de la política de la FICCI hacia la CCI”, hemos explicado por qué, de ahora en adelante, prohibimos a los miembros de aquélla acercarse donde se realizan nuestras reuniones públicas.
“…después de nuestra intervención en el seno de la movilización de estudiantes contra el CPE, esperábamos que vinieran nuevos elementos a nuestra reunión pública del 11 de marzo consagrada justamente a esta movilización (lo que efectivamente fue el caso en Paris y en otras ciudades) y no queríamos que la FICCI tuviera la oportunidad, ante y hacia esos nuevos elementos, de continuar su política que ha realizado durante años: calumnias, provocaciones y sobre todo un trabajo de soplones.
En efecto, los simpatizantes que ya venían con anterioridad a nuestras reuniones públicas eran conocidos desde hace mucho tiempo por los miembros de la FICCI. En ese sentido, el trabajo parasitario y policiaco del cual ésta ha hecho una especialidad no podía aplicárselo a ellos. En cambio, no podemos permitir que los nuevos elementos que se interesan por la política comunista sean inmediatamente “fichados” por la FICCI. En la medida en que la llegada de esos nuevos elementos se confirma y probablemente tenderá a amplificarse en el futuro, la CCI ha decidido prohibir, desde ahora, a los miembros de la FICCI, no solamente la entrada al lugar de nuestras reuniones públicas, sino también acercarse a las inmediaciones de éstas”[1] [194]
En ocasión de nuestra reunión pública del 20 de mayo en Paris, dispusimos pues, a unos cincuenta metros alrededor del pórtico de la entrada al lugar donde ésta se realizaría, varios grupos de dos camaradas encargados de interceptar el paso a los miembros de la FICCI. Cuando vieron llegar a tres miembros de ésta, dos de nuestros camaradas les indicaron que dieran marcha atrás. Uno de nuestros camaradas, K, se puso delante de un miembro de la FICCI que se hace llamar “Pedúnculo” (el mismo que amenazó a uno de nuestros camaradas con “cortarle la garganta”) y el otro camarada, F, se puso delante de Juan, el miembro más eminente de la FICCI. Nuestro camarada F abrió los brazos diciendo “¡No se puede pasar!”. Es entonces cuando Juan, sin aviso y aprovechando el hecho de que la posición de nuestro camarada F le impedía protegerse, le asestó un violento puñetazo en el rostro y un rodillazo en el estómago antes de tomarlo por el cuello. Era tan evidente que Juan era el agresor que una señora mayor de origen asiático que se encontraba cerca, le tomó el brazo a Juan para impedir que siguiera golpeando. Incluso el señor Pedúnculo (el “degollador” de la FICCI) trató de calmar a Juan (¿fue por temor a represalias o porque había comprendido que su cómplice se había vuelto loco?). Después de la intervención del ciudadano Pedúnculo y de la señora, el “matón” de Juan lanzó entonces la consigna a sus cómplices, el “degollador” y su compañera Agalé: “¡Lanzémonos!”. Unos instantes después, otros camaradas de nuestro equipo llegaron al lugar y, constatando que nuestro camarada F había sido herido, decidieron ir tras el comando de la FICCI para notificarles que la CCI no tolerará tales acciones de dar “puñetazos” contra nuestros militantes. Cuando nuestros camaradas alcanzaron a los tres de la FICCI, uno de los nuestros, B, les dijo: “No se les puede dejar ir como si nada”. Entonces de nuevo Juan lanzó un puñetazo y una patada a nuestro camarada B que se defendió legítimamente devolviéndole varios puñetazos (relativamente suaves ya que, según los mismos términos de la FICCI, Juan sólo tenía “algunos moratones”). Varias personas se interpusieron pero era a todas luces tan evidente que, una vez más, había sido el señor Juan el que había desencadenado las hostilidades que una de esas personas (un hombre como de cuarenta años, igualmente de origen asiático) acompañó por unos cien metros a nuestros camaradas mientras regresaban al lugar de la reunión pública. Este testigo dijo que era evidente que eran “los otros” los agresores.
Tales son los hechos como realmente sucedieron.
Efectivamente, esta vez, uno de nuestros camaradas se vio forzado, para defenderse contra las exacciones del individuo Juan, a lanzar golpes a un miembro de la FICCI (contrariamente a lo que deja entender la FICCI, los otros dos, Pedúnculo y Agalé, no recibieron un solo golpe). Lo que el “comunicado” de la FICCI no dice es que la actitud de nuestro camarada se produjo después de dos agresiones sucesivas por parte de Juan. En efecto, es la primera vez que un miembro de la CCI golpea a un miembro de la FICCI (contrariamente a todo lo que mentirosamente cuentan en sus Boletines). Por el contrario, no es la primera vez que el señor Juan se lanza a golpes contra un militante de la CCI ya que, el 22 de abril del 2002, había ya dado una patada a uno de nuestros camaradas bajo el pretexto (claramente mentiroso) de que había “agredido” a otro miembro de la FICCI, Jonás (ver a este respecto la nota 10 de nuestro artículo” El PCI (Le Proletaire) a remolque de la “fracción” interna de la CCI” en Revolution Internationale no. 328).
Evidentemente, algunos podrían considerar que no hay razón para creer nuestra versión de los hechos más que la versión de la FICCI. En suma, sería “palabra contra palabra”.
A ello queremos oponer los siguientes hechos:
1.-Numerosos artículos publicados en nuestra prensa y en nuestro sitio Internet han ya denunciado y refutado, con el apoyo de pruebas y documentos, las mentiras más groseras de la FICCI (no hemos refutado todas y cada una de ellas ya que correríamos el riesgo de desequilibrar completamente nuestras publicaciones en detrimento de cuestiones políticas fundamentales que se plantean a la clase obrera). En particular, hemos desmentido al detalle la mentira, reiterada en el último comunicado de la FICCI, de que habríamos “excluido” a sus miembros en 2001.[2] [195]
2.- El hecho de que los miembros de la FICCI se comporten como soplones puede ser fácilmente verificado con una simple consulta de su Boletín 14 que aún se encuentra en su sitio de Internet (principalmente los textos “La última maniobra de la CCI hacia nuestra fracción: una carta de Revolución Mundial” y “Actualización sobre el artículo de RI 328 de noviembre 2002 sobre el PCI-Le Proletaire”. Hemos refutado sus argucias sobre este tema en nuestros artículos Los métodos policíacos de la FICCI” (RI no. 330) y “Las reuniones públicas de la CCI prohibidas a los soplones” (Revolution Internationale no. 338).
3.-En lo que concierne a los acontecimientos del 22 de enero de 2005 (amenazas de muerte contra uno de nuestros militantes por parte del denominado Pedúnculo), el 11 de marzo del 2006 (la pretendida paliza a los miembros de la FICCI por nuestros militantes) y el 20 de mayo (pretendida “nueva agresión violenta de la CCI contra los militantes de la FICCI”), estamos plenamente dispuestos a una confrontación de nuestros militantes con los miembros de la FICCI delante de una comisión de miembros de organizaciones de la Izquierda comunista. No es la primera vez que hacemos este tipo de propuesta para constituir un Jurado de honor frente a las acusaciones de la FICCI. Sabiendo que una instancia como esa amenazaría con desenmascarar sus mentiras y su mala fe, la FICCI ha rechazado ese procedimiento, tal como lo acaba de hacer una vez más en su último Boletín con el texto “Sobre las nuevas tentativas de la CCI actual para corromper a camaradas para un jurado de honor”.
4.-Una última ilustración del método de la FICCI que consiste en retomar por su cuenta la divisa de Goebbels (jefe de la propaganda nazi): “Una mentira enorme es portadora de una fuerza que aleja la duda”; la encontramos recientemente en su artículo del Boletín 35 “Manifestaciones y huelgas en Francia: la nueva CCI afirma su solidaridad con los CRS y la policía antimotines” al cual hemos respondido en nuestro texto “la pretendida ‘solidaridad de la CCI con los CRS’: cómo la FICCI trata de ocultar sus propios comportamientos policíacos”.
Hasta hoy, la FICCI (aparte de una patada de Juan en el 2002) había limitado (si se puede decir así) sus comportamientos de banda de “matones” al robo, el chantaje, la calumnia, la soplonería y a las amenazas de muerte (¡pecata minuta!). Esta vez, uno de sus miembros agredió físicamente golpeando a dos de nuestros camaradas. Es claro que esta agresión es una prolongación de los comportamientos precedentes, tanto de la FICCI como del “matón” de Juan en particular. La única pasión que mueve a la FICCI no es, con toda seguridad, la de la defensa del combate de la clase obrera sino EL ODIO a la CCI, así como a sus militantes[3] [196]. Estamos convencidos que los miembros de la FICCI no han terminado de expresar ese odio que los empuja a conducirse como salvajes, revelando así abiertamente su pertenencia al lumpen y no al medio político proletario. Como lo hemos puesto en evidencia varias veces (principalmente en nuestro artículo “Respuesta a las calumnias vergonzosas de una pequeña banda de malhechores”), las acciones de este trío mafioso están al servicio de las fuerzas de represión del Estado capitalista. ¿A quién quieren hacer creer estos señores que su preocupación es la “confrontación política”?. Los comportamientos repugnantes de Juan en plena vía pública el 20 de mayo (luego de los de su amigo “degollador”) nos han dado una percepción muy clara de la naturaleza de sus “argumentos” (sic!).
Nuestra organización no se dejará intimidar por los comportamientos de lúmpenes y otros actos de brutalidad del desquiciado Juan o de quien sea. Más que nunca, la entrada a nuestras reuniones públicas seguirá prohibida a los soplones, provocadores, “golpeadores” y “degollador” de la FICCI. Frente a las exacciones físicas de esta pequeña banda de degenerados, la CCI sabrá defenderse, defender sus principios y defender a cada uno de sus militantes y simpatizantes con la mayor determinación, tal como lo ha hecho el 20 de mayo. Es esto lo que hemos puesto en evidencia en el punto de información que hemos hecho en nuestra última reunión pública inmediatamente después de esos acontecimientos.
Corriente Comunista Internacional (2 de junio de 2006)
[1] [197] La validez de nuestra preocupación de no permitir a la FICCI “fichar” a los nuevos asistentes a nuestras reuniones públicas se ha confirmado desde la reunión que realizamos el pasado 20 de mayo. En efecto, al término de la misma, un estudiante que había jugado un papel de primer plano en las asambleas generales de una de las universidades de la región parisina, nos dijo que en definitiva no era necesario que su presencia en nuestra RP fuese conocida ya que ello arriesgaba con “agravar su caso” respecto a algunos de sus maestros, por lo cual temía represalias después de su participación en la movilización contra el CPE. Somos concientes que las medidas que tomamos contra los soplones de la FICCI no impedirán a la policía enviar informantes a nuestras reuniones públicas. Ya hemos respondido a esta objeción: “Evidentemente, esto es perfectamente cierto. Sin embargo, ¿esto significa de debemos dejar hacer cuando las personas han demostrado ya que están dispuestas a publicar lo que sea, que han declarado que no tienen ninguna lealtad hacia la CCI ni hacia sus militantes (ni hacia sus simpatizantes, podemos agregar) de los cuales tienen un conocimiento detallado, que vienen a nuestras reuniones llenando sus cuadernillos de copiosas notas? En resumen, ¿debemos dejar entrar a soplones abiertos y declarados bajo el pretexto de que no podemos detectar a los soplones encubiertos?”. (“Las reuniones públicas de la CCI prohibidas a los soplones”, Revolution Internationale no. 338).
[2] [198] La primera exclusión de un miembro de la FICCI, Jonás, se remonta a 2002 y hemos explicado en nuestra prensa los motivos de esta exclusión (ver el “Comunicado a nuestros lectores” en Revolution Internationale no. 321). En cuanto a los otros miembros de la FICCI, fue en la primavera del 2003 cuando se les excluyó por soplonería en nuestro XV Congreso internacional (ver principalmente “XV Congreso de la CCI: reforzar la organización frente a los retos del periodo” en Revolution Internationale no. 114). Es tan a todas luces cierto que los miembros de la FICCI no habían sido excluidos en el 2001 que dos de ellos estuvieron presentes en la reunión plenaria de nuestro órgano central internacional que se realizó en enero del 2002, tomaron conocimiento de los informes presentados en esa ocasión y tomaron parte en el voto de la resolución adoptada por esa reunión (hechos que son ampliamente confirmados por diferentes textos de la FICCI publicados en su Boletín no. 6).
[3] [199] ¿A qué podemos atribuir la rabia histérica de Juan que anteriormente se contentaba con la risa sarcástica, y con provocar a nuestros camaradas (una de sus especialidades eran la de amenazar a uno o a otro el día que se los encontraba solos de “romperles el hocico”)? Se podría suponer que es debido a la publicación en nuestro sitio de Internet, unos días antes, de nuestra toma de posición “Calumnia y soplonería, los abrevaderos de la política de la FICCI hacia la CCI”, particularmente debido a que en ese texto ponemos en evidencia que la FICCI no tenía nada que decir sobre la movilización contra el CPE (lo que les obligaba a plagiar nuestras propias tomas de posición). Se puede igualmente pensar que nuestra intervención y el impacto de ésta en ese movimiento le hizo subir las tasas de adrenalina ya que ello ponía de relieve la total nulidad de la “intervención” de la FICCI. También se puede pensar que la publicación en nuestro sitio de una carta de A, quien apoya a la FICCI, le ha hecho perder los estribos ya que A anuncia que él está listo a denunciar ante la policía a los militantes de la CCI (La FICCI recibe el tipo de solidaridad que se merece”) A menos que la afirmación de A (“contrariamente a la FICCI, me defenderé físicamente de manera determinada”) no haya puesto el dedo en la llaga de Juan, pero conociendo a este personaje desde hace ya buen tiempo, no dudamos un solo instante que este héroe de caricatura tenga evidentemente necesidad de probar a sus seguidores que es un verdadero “cabecilla”. Los golpes perpetrados a nuestros camaradas por el “dulce” Juan habrán constituido una prueba de que él también (como A) “tiene los pantalones bien puestos”: esto estaría más acorde con la “lógica” de este pobre tipo (más que peligroso) que se pasa el tiempo inflando el pecho y jugando a matar moros como un niño de 5 años que quiere lucirse ante sus compañeritos del colegio.
Para la FICCI, ninguna mentira es demasiado grande para calumniar a nuestra organización. Por ello en su sitio de Internet (Boletín Comunista 35) se puede leer un texto titulado «Manifestaciones y huelgas en Francia: la nueva CCI afirma su solidaridad con los CRS y la policía antimotines!» que se da como objetivo el demostrar que la “nueva CCI” ha cometido una “traición abierta, evidente, a la verdadera posición de la CCI, de la Izquierda comunista y de toda la historia del movimiento obrero” puesto que “en la realidad de la lucha de clases, [ella] se solidariza con la policía, los CRS y la gendarmería”. ¿Cuáles son según la FICCI las “pruebas”de esta “traición” de la CCI?
“Nuevamente, la CCI actual liquida una de las posiciones de principio del movimiento obrero. Frente a la represión violenta de las manifestaciones estudiantiles y obreras en Francia por la policía burguesa, expresa su solidaridad con... los CRS:
“La asamblea general de Censier aprobó una moción ‘en apoyo a los estudiantes heridos, contra cualquier daño a los edificios, y en solidaridad hacia los CRS heridos’. El punto importante de ésta moción es que ella no estaba absolutamente en apoyo a la represión por la policía, sino que reconocía que los hijos de los policías antimotines quienes están mal pagados, también estaban afectados en los ataques del gobierno (como algunos estudiantes trataron de explicar a la policía antimotines durante confrontaciones no violentas) (...)”(“Notas sobre las luchas de estudiantes en Francia”, 19 de marzo de 2006 , únicamente publicado en su sitio de Internet en inglés. Traducido y subrayado por nosotros).
Aun cuando se trata de una moción adoptada (y conocida solamente por la CCI) en una asamblea, ello no cambia nada el hecho de que la CCI la apoye abiertamente, como ejemplo a seguir. La CCI de los liquidadores expresa así públicamente su "solidaridad" con la policía, los CRS y los guardias móviles. Y esto, incluso cuando precisamente estos últimos, durante la manifestación de la víspera, acababan de enviar a un obrero al hospital, quien se encuentra todavía en coma, debatiéndose entre la vida y la muerte. Y no se trata de un “resbalón” aislado, ligado a un simple y vulgar oportunismo frente a los estudiantes a los que no querría contradecir para mejor “acariciarles el lomo” y reclutarlos:
“Los estudiantes y los jóvenes en lucha no se hacen ninguna ilusión sobre el papel de las pretendidas ‘fuerzas del orden’ (...) Sin embargo, algunos (...) han intentado discutir con los guardias móviles (...) Los que han tratado de discutir con los guardias móviles no son ingenuos. Por el contrario, dan prueba de madurez y conciencia. Saben que detrás de sus escudos y macanas, estos hombres armados hasta los dientes son también seres humanos, padres de familia cuyos hijos también serán golpeados por la CPE (...)” (volante de la CCI fechado 11 de marzo. Subrayado nuestro).
“Aquí, la CCI llama a dialogar, a comprender y a solidarizarse con los CRS, la policía antidisturbios, antitrabajadora, bajo el pretexto que ellos son "seres humanos" y " padres de familia con bajos salarios"!
Más allá de esta denuncia de la traición de la CCI a los principios del movimiento obrero, sería necesario que la FICCI denunciara también la "traición" de Trotsky cuando él describe y aprueba la actitud de los obreros rusos en febrero de 1917 respecto a los cosacos de quienes no oculta, no obstante "que ellos estarían fuertemente penetrados de espíritu conservador" y que eran "perpetuos promotores de represión y expediciones punitivas". (Historia de la Revolución rusa, T.1, página 147)
¿Qué nos dice Trotsky? "Sin embargo, los Cosacos atacaban a la muchedumbre, aunque sin brutalidad (...); los manifestantes se lanzaban de un lado a otro, luego volvían a formar grupos apretados. Punto de miedo en la multitud. Un rumor corría de boca en boca: “los Cosacos habían prometido no tirar”. Sin duda alguna, los obreros habían conseguido ponerse de acuerdo con un cierto número de Cosacos. (Ibid página 145) (...) los cosacos se reflejaban a si mismo al responder individualmente a las preguntas de los obreros e igualmente tendrían con ellos breves conversaciones. (Ibíd. Página 147) (...) uno de los auténticos líderes en estos días, el obrero bolchevique Kaïourov, dice que los manifestantes huyeron, en determinado punto, bajo los golpes de nagaïka de la policía a caballo, en presencia de un pelotón de Cosacos; entonces él, Kaïourov, y algunos otros obreros que no habían seguido a los que huyeron, se quitaron el gorro, se acercaron a los Cosacos, gorro en mano: “¡Hermanos Cosacos, vengan a ayudar a los obreros en su lucha pacífica de reivindicaciones!” Vean cómo nos tratan, nosotros obreros muertos de hambre, estos faraones [los policías a caballo]. Ayúnenos!" ¡Este tono conscientemente obsequioso, estos gorros que se tienden en la mano, qué justo cálculo psicológico, qué gesto inimitable! Toda la historia de las combates callejeros y de las victorias revolucionarias pulula de similares improvisaciones." (Ibid página 150)
Los obreros rusos sabían perfectamente cuál era la función de los cosacos. Sabían que eran, para citar a la FICCI a propósito de los CRS: "un cuerpo institucional organizado y disciplinado, altamente implicado tanto físicamente como ideológicamente en el arte de romper sin remordimiento los cráneos de obreros y estudiantes. Es decir su único "trabajo", su única función, [sería] reprimir brutalmente los movimientos de las masas trabajadoras". Conocían a sus estados de servicio entre los cuales los asesinatos de obreros no se contaban más. Con todo, estos mismos obreros "se habían puesto de acuerdo con incierto número de Cosacos", discutían con ellos y les "planteaban cuestiones", "se quitaron el gorro" ante ellos y les hablaron "en un tono obsequioso". ¡Y lo peor, es que Trotsky saluda su actitud! ¡El traidor! No es pues sólo la CCI sino el mismo Trotsky que la FICCI debe acusar querer "ocultar el carácter represivo del Estado capitalista e inculcar la confianza en sus" instrumentos!" Esperamos con impaciencia tal posición adoptada por la FICCI que denuncie esta "traición indecente" cometida por Trotsky en su libro "la Revolución rusa". El hacerlo, será necesario que se alineen con los estalinistas que no perdieron nunca una ocasión para afirmar que toda la política de Trotsky durante la revolución de 1917 consistió en intentar sabotear la verdadera línea revolucionaria representada por Lenin y... Stalin. Será necesario que haga una crítica despiadada de las posiciones de la Izquierda comunista, en particular, la de Italia, que siempre ha saludado el papel de primer plan jugado por Trotsky en la victoria de esta revolución y la gran calidad política del libro que escribió al respecto.
Seriamente, no es necesario tener un profundo conocimiento de la historia del movimiento obrero para saber que una revolución sólo es posible hasta que una parte significativa de las fuerzas de "mantenimiento del orden burgués" o manifiesta su "neutralidad", es decir renuncia defender a los explotadores, o se pasa sencillamente del lado de la clase obrera. Queda claro que tal proceso no puede tener éxito hasta que estén dadas las principales condiciones de la revolución pero incluso en confrontaciones sociales que no son revolucionarias, el peligro de una falta de fiabilidad de las fuerzas de represión constituye una preocupación de la burguesía. Es así como en 1968 sucedió a varios lugares (en particular, en la fábrica de aviación de Marignane) que los obreros y los CRS se comprometen en una suerte de actos de "fraternización". Así pues, los CRS que estaban posicionados frentes de la fábrica de Marignane habían propuesto a los obreros que la ocupaban, ir a comer a su cantina lo que fue la ocasión de largos debates. Ni que decir tiene que esta compañía de CRS al cabo de una semana fue desplazada para ser instalada a varios centenares de km de allí.
Todo esto, los miembros de la FICCI deberían saberlo si les quedara el menor recuerdo de lo que habían aprendido cuando estaban en una organización revolucionaria, la nuestra. Pero en ellos las referencias a las adquisiciones del movimiento obrero solo están allí para dar el cambio a los que quieren aún creer a sus mentiras y para encubrir su verdadera traición a estas adquisiciones. Lo que los interesa sobre todo es "demoler a la CCI" a la que dedican un odio inexpugnable. Y para esto, todo es bueno, incluidas las mentiras más aberrantes.
Es así como la FICCI intenta hacer creer que la CCI quiere "ocultar" que "el Estado actual es el órgano de soberanía de la clase capitalista, soberanía que se basa en dos pilares:" la mistificación ideológica y la represión (...) que la policía antidisturbios, los CRS y los guardias móviles en Francia son uno de los principales instrumentos de represión a disposición del Estado capitalista. Querría "ocultar" que "la presencia de los CRS en las manifestaciones actuales no tiene por objeto enfrentarse a los grupos minoritarios violentos (a menudo dirigidos por la propia policía), ni proteger los escaparates de las tiendas (y aún menos" de proteger "la libertad de manifestación!)," sino sobre todo aterrorizar a las masas que quieren luchar, disuadirles intentar salir del marco del orden establecido e impuesto por la burguesía "."¿Y cual sería el objetivo de la CCI al hacer todos estos tapujos? La FICCI nos da la fina palabra de la historia: ¡"para ocultar el carácter represivo del Estado capitalista e inculcar la confianza en sus instrumentos!" (...) para ocultar que, tarde o temprano, en un próximo movimiento, cuando las masas trabajadoras se enfrentarán y romperán el control ideológico y político de los sindicatos y partidos de izquierda del capital, estas masas (y no los grupos minoritarios) deberán también enfrentarse y oponerse a la represión llevada por las instituciones especializadas del Estado que son los CRS y los guardias móviles!
En resumen, la voluntad de la CCI sería enviar a los obreros como tiro al blanco ocultándoles la represión que les espera. ¡Era necesario atreverse!
En realidad, es probablemente con este fin que escribimos en nuestros artículos y en nuestros recientes tractos:
"los estudiantes y los jóvenes en lucha no se hacen ninguna ilusión sobre el papel pretendidas de las "fuerzas del orden". Ellos son las "milicias del capital" (como lo subrayaban los estudiantes) que defienden, no los intereses de la "población" sino los privilegios de la clase burguesa. "El orden republicano", es el "desorden" de una sociedad que condena al desempleo, a la precariedad y de desesperación a masas crecientes de jóvenes que se “matan” para intentar tener una vida decente (...) A aquellos que se ataca con medidas innobles como el CPE y que desean utilizar las facultades como lugares de discusión y debate para organizar su respuesta, se envían la represión, las granadas lacrimógenas y los garrotes. He aquí el verdadero rostro de nuestra bella "democracia republicana". He aquí la verdadera cara de la famosa "Libertad, igualdad, fraternidad" resultante de la revolución burguesa de 1789!" (Nuestro volante del 10 de marzo: "los CRS en la Sorbona: no a la represión de los hijos de la clase obrera!", detrás del subtítulo "el orden" de los garrotes y granadas lacrimógenas)
"Los estudiantes y alumnos de enseñanza secundaria que protestaron sin violencia en las manifestaciones el 7 de marzo y aún el 14 de marzo no se baten solamente para ellos mismos. Ellos manifiestan masivamente para el futuro de TODA la sociedad, para todas las generaciones, para los desempleados y los trabajadores precarizados, para dar una perspectiva a los jóvenes de los suburbios y permitirles superar la desesperación que los empujó a una violencia ciega en noviembre pasado. ¡Ellos Luchan contra la descomposición del tejido social, contra la competencia de todos contra todos, contra "el cada uno para sí"! ¡La única respuesta que han recibido, es la represión del Estado policial del Sr. Sarkozy! "el orden republicano" que este Estado es considerado preservar, es el "desorden" de una sociedad que condena al desempleo, a la precariedad y de desesperación masas crecientes de jóvenes que se parte el alma para intentar tener una vida decente. ¡Es el orden de la intimidación y el garrote! Es la provocación de las bandas reaccionarias de la extrema derecha a las cuales aportan una contribución involuntaria algunos pequeños grupos de inconscientes que se imaginan poder debilitar el Estado en ¡bombardeando los CRS, bajo las cámaras de los medios de comunicación a los órdenes, de latas de cerveza o barreras metálicas! Un "orden" que encuentra un apoyo potente en la manipulación y el absoluto silencio organizado por los medios de comunicación, en particular, por la televisión. Un "orden" que apoyan también los sindicatos de asalariados que se niegan a denunciar las mentiras y las manipulaciones del noticiero televisivo, que rehúsan a pesar de sus declaraciones oficiales, a hacer volantes y a llamar a asambleas general masivas en las empresas para decir la verdad a los asalariados." (Nuestro volante del 16 de marzo "Solidaridad de todos los trabajadores asalariados con los estudiantes y alumnos de secundaria en lucha contra el CPE!")
"Ésta la clase obrera], en su combate contra el capitalismo, esta obligada a emplear la violencia. La caída del capitalismo será necesariamente una acción violenta puesto que la clase dominante, con todos los medios de represión de los que dispone, defenderá pico y uñas su poder y sus privilegios. La historia nos ha enseñado, en particular, desde La Comuna de París de 1871 entre mucho otros ejemplos, hasta qué punto la burguesía es capaz de torcer los pies a sus grandes principios de "democracia" y "libertad-igualdad-fraternidad" cuando se siente amenazada en una semana (la "semana sangrienta") fueron 30.000 obreros parisienses que fueron masacrados porque habían intentado tomar el poder entre sus manos. E incluso en la defensa de sus intereses inmediatos, en las luchas que no amenazan directamente el reino de la burguesía, la clase obrera a menudo se enfrenta a la represión del Estado burgués o las milicias patronales, represión a la cual ella opone su propia violencia de clase." ("Motines en los suburbios franceses: ante la desesperación, solamente la lucha de clase es portadora futuro" en Revolución Internacional n° 363).
"Para subvertir el capitalismo y construir la verdadera comunidad humana mundial, la clase obrera se verá obligada, en lo sucesivo, a defenderse también por la violencia contra la violencia del Estado capitalista y de todas las fuerzas complementario de su aparato represivo." Pero la violencia de clase del proletariado no tiene estrictamente nada que ver con los métodos del terrorismo o los motines de los suburbios (como quiere hacerlo creer la propaganda burguesa para justificar la continuación, de la represión policíaca de los trabajadores, de los estudiantes y por supuesto de los verdaderos militantes comunistas)." ("Saludo a las jóvenes generaciones de la clase obrera" en Revolución Internacional n° 367).
La FICCI quiere hacernos pasar por auxiliares de la represión policial. Para ello, "oculta" nuestras verdaderas posiciones. Pero lo que no consigue ocultar, es su voluntad de intentar devolver contra nuestra organización la acusación que le hacemos de hacer el juego a la represión policial a través de sus soplonerías. Y para sostener nuestra acusación, no tenemos necesidad de ocultar lo que sea. Al contrario, animamos a los lectores a leer atentamente los propios escritos públicos de la FICCI, y, en particular, su Boletín 14 así como nuestros artículos al respecto ("Los métodos policiales del ' FICCI” en Revolution Internationale n° 330 y "Las reuniones públicas de la CCI prohibidas a los soplones" en RI n° 338).
CCI (2 de junio de 2006)
La pequeña banda de ladrones y soplones[1] [200] autoproclamada “Fracción Interna de la CCI” (FICCI) se ha dado como objetivo, con la excusa de defender las posiciones de la “verdadera CCI”, lanzar, en especial en su página de Internet, el máximo de calumnias y mentiras contra nuestra organización. En ninguno de sus 37 boletines han faltado, al menos, dos artículos dedicados a calumniar a la CCI o a sus militantes. Algunas veces, incluso, es la mitad de sus artículos, cuando no todo el boletín es que se consagra a tan sucia tarea.
El último publicado (el nº 37) del “Boletín Comunista” no es una excepción a la regla. En él podemos encontrar un largo artículo destinado a llenar de lodo las “Tesis sobre el movimiento de estudiantes de la primavera de 2006 en Francia” adoptadas por nuestra organización al calor de tales acontecimientos, texto que intentar extraer las principales lecciones de estas luchas. También podemos encontrar un pequeño artículo titulado “Ultima hora” en el que podemos leer que: “….la intensa campaña de prensa de la burguesía que gira en torno a los proyectos sobre la´ bomba coreana` (e igualmente sobre las ambiciones nucleares de Irán) y que intenta convertir este asunto en EL verdadero problema que amenaza la paz del mundo, ha encontrado eco en la CCI, (…) La actual CCI, en su lógica de degeneración esta contribuyendo a la expansión de las trampas más descaradas y peligrosas de la burguesía, trampas que solo pretenden atacar a la clase obrera..”.
¿Qué argumentos de la CCI ha encontrado la FICCI para plantear esta acusación?
“…En una pomposa ´ Declaración internacionalista contra la amenaza de guerra en Corea ` publicada recientemente en su página Web, este grupo que continua reivindicándose de la Izquierda Comunista ´ denuncia sin reservas el nuevo paso dado por el Estado capitalista de Corea del Norte ` y llega a minimizar, en cierto modo, la responsabilidad de primer orden de las grandes potencias en la agravación de la situación mundial, al acusarlas únicamente de…hipocresía. Cuando las campañas ideológicas actuales de la burguesía no hacen más que deformar la realidad, para confundir la conciencia de la clase obrera y desarmarla, podemos encontrar a algunos ´internacionalistas`, dispuestos a contribuir con sus banderas y medios a la extensión de tales patrañas…”.
En nuestra opinión vale la pena leer lo que realmente esta escrito en la citada Declaración, adoptada en el marco de una Conferencia que ha tenido lugar a finales de Octubre en Corea del Sur y en la que la CCI no es el único firmante ( hay un total de 10 firmas de grupos o elementos individuales ):
“…Ante la noticia de las pruebas nucleares en Corea del Norte, nosotros, comunistas internacionalistas reunidos en Seúl y Ulsan:
Denunciamos el desarrollo de nuevas armas nucleares en manos de otro Estado Capitalista: la bomba nuclear es la expresión máxima de la guerra, su única función es el exterminio masivo de la población civil en general y de la clase obrera en particular.
Denunciamos sin reservas este nuevo paso hacia la guerra tomado por el Estado capitalista de Corea del Norte que demuestra de ese modo una vez más (sí ello fuera necesario) que no tiene absolutamente nada que ver con la clase obrera y el comunismo y que no es otra cosa que una de las más extremas y grotescas versiones de la tendencia general del capitalismo decadente hacia la barbarie militarista.
Denunciamos sin reservas la hipócrita campaña de Estados Unidos y sus aliados contra su enemigo norcoreano, lo que no es otra cosa que su preparación ideológica para lanzar –cuando tenga capacidad para ello- sus propias acciones preventivas de las cuales la clase trabajadora sería la principal víctima, como lo está siendo ahora en Irak. No debemos olvidar que Estados Unidos es la única potencia que ha utilizado armas nucleares en la guerra, cuando fueron aniquiladas las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki (…) “.
Como puede observarse, la CCI, de igual manera que el resto de los firmantes de la Declaración, no sólo acusan a las grandes potencias, empezando por los Estados Unidos que se colocan a la cabeza de las campañas actuales, del simple pecado venial de hipocresía como quiere hacer creer la FICCI. La Declaración dice claramente que estas hipócritas campañas no son más que “…su preparación ideológica para lanzar – cuando tenga capacidad para ello – sus propias acciones preventivas de las cuales la clase trabajadora sería la principal víctima, como lo esta siendo ahora en Irak…”. Para cerrar la puerta a cualquier tipo de ambigüedad, la Declaración recuerda que “…Estados Unidos es la única potencia que ha utilizado armas nucleares en la guerra, cuando fueron aniquiladas las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki (…) “.
La FICCI quiere demostrar que la CCI va camino de traicionar el internacionalismo proletario. Para conseguirlo, no ha encontrado mejor manera que falsificar de forma descarada el verdadero contenido de la “Declaración”. Actuando así, demuestra dos cosas:
La mentira de la FICCI es más que grosera. Una vez más, como ya hemos constatado en tantas ocasiones anteriores, esta banda pone en práctica la divisa de Goebbels, jefe de la propaganda nazi: “…Una mentira enorme contiene una fuerza que aleja la duda…”.
Sin embargo, la FICCI no se contenta con realizar falsificaciones descaradas ya que es muy consciente de que incluso sus propios lectores pueden verificar fácilmente lo que realmente hemos escrito. Por eso, además de realizar estas burdas falsificaciones de las posiciones de la CCI, intenta presentar sus engaños de forma más sutil con objeto, como siempre, de lanzar fango y calumnias contra nuestra organización. Este hecho podemos constatarlo fácilmente si analizamos su denuncia de nuestras tesis sobre el movimiento de los estudiantes 2.006 en Francia.
En su denuncia, tratan de “probar” que la CCI “… (traiciona), (trasvierte) lo que siempre han sido las verdaderas posiciones de nuestra organización a propósito de una cuestión fundamental para la clase obrera como es la violencia de clase…” y que, haciendo esto, “… (participa) en lanzar (a la clase obrera) a los brazos armados de la clase enemiga…”. Pero como tampoco hay ninguna ambigüedad en nuestra posición sobre esta cuestión ya que, continuamos defendiendo la que el marxismo adoptó en el siglo XIX y que fue reafirmada tanto por la Internacional Comunista y por las Izquierdas Comunistas que lucharon contra su degeneración, la FICCI no puede evitar recurrir, una vez más, a sus métodos favoritos: la mentira y la falsificación. En el fondo, no hay ninguna diferencia cualitativa entre su breve artículo a propósito de la Conferencia de Corea del Sur y su extenso texto a propósito de nuestro análisis sobre el movimiento de los estudiantes. Pero en este último para conseguir sus objetivos, procede de una manera más sutil.
De entrada, preparan al lector haciéndole creer, a partir de una cita aislada y fuera de contexto, que la CCI estaría hoy día golpeada por el estigma de “…un alejamiento progresivo del marxismo y de una tendencia cada vez más clara a poner por delante (o a defender) valores burgueses y pequeño burgueses de moda (la problemática de la “juventud”, el “feminismo” y sobre todo la “no violencia”)…”. Más precisamente, tiene la desfachatez de pretender que “…para analizar y evaluar un movimiento de lucha , la CCI considera de entrada los criterios de sexo, de edades, es decir, criterios biológicos y psicológicos, en lugar de considerar criterios que caracterizan el terreno de clase, es decir, esencialmente criterios de organización y de conciencia política…”. ¿Cuál sería desde estas premisas la “prueba” del “abandono del marxismo” por parte de la CCI?. Simplemente el hecho de que escribimos lo siguiente: “…En ´tiempos normales` las mujeres proletarias, por el hecho de que sufren una presión aún más asfixiante que los proletarios hombres están, en general, menos implicadas en los movimientos sociales. Sólo en los momentos en los que los conflictos sociales alcanzan una gran profundidad, las capas más oprimidas del proletariado, sobre todo las obreras, se lanzan al combate y la reflexión de clase. La gran participación de universitarias y estudiantes de instituto en el movimiento actual, y el papel de primer orden que han jugado, constituye un índice suplementario no sólo de su naturaleza auténticamente proletaria, y también de su profundidad….”.
Evidentemente, la FICCI se abstiene de indicar que más de la mitad del citado texto está destinado a establecer sobre la base de “criterios de organización y de conciencia política” (la naturaleza de clase de las reivindicaciones, la solidaridad entre los estudiantes de las diferentes facultades, con los jóvenes de los institutos, con los asalariados, con los trabajadores de otras generaciones, su gran vitalidad, la apertura y la enorme calidad de la organización de las asambleas, la capacidad de evitar caer en toda una serie de trampas que ha tendido el Gobierno,….) el carácter de clase del movimiento contra el CPE, así como su profundidad. La cuestión de la amplitud de la participación de los estudiantes de los institutos esta señalada al final del texto como un INDICE SUPLEMENTARIO (lo queremos subrayar de nuevo aquí) de esta realidad. Sabemos de antemano que esto no preocupa en absoluto a la FICCI que ha decidido hacer de esto último nuestro “principal argumento”.
Una vez que han”preparado” de este modo al lector que no ha leído detenidamente el conjunto de nuestro documento, pasan a la etapa siguiente. Nos sirve unos pasajes llenos de omisiones sobre lo que realmente hemos escrito, acompañados de unos comentarios que pretenden hacer decir a nuestros textos aquello que no dicen:
“…¿ Como se posiciona la CCI actual en el momento en el que el Estado burgués envía masivamente a sus cuerpos de represión (CRS) y sus fuerzas antidisturbios contra los estudiantes en lucha en la primavera de 2.006, en el momento en el que estas hordas policiales han cargado y entrampado a los obreros y estudiantes, han atacado a los más aislados a golpes de porra, enviando a muchos de ellos al hospital, mientras otros tantos han sido puestos a disposición judicial ?. Pues bien, la CCI ha apoyado… las manifestaciones de “solidaridad con los CRS heridos” y ha saludado a todos aquellos que ´reconocen que los hijos de los CRS están también mal pagados y afectados igualmente por los ataques del Gobierno`, ha avalado, como una prueba de ´madurez y conciencia`(hecho que en el mejor de los casos no es más que prueba de una enorme ingenuidad) a estos jóvenes estudiantes que, según expresión de la CCI, ´saben que tras los cascos y las porras, estos hombres armados hasta los dientes (las fuerzas antidisturbios de los CRS¡¡) son también seres humanos, padres de familia..”. En otros términos, los brazos armados de la represión burguesa son ello mismos ´oprimidos` y ´explotados` que habría que comprender y defender. ¿Desde este punto de vista, los intereses de estos sectores no son los mismos que los del proletariado?...
Que este discurso falso y mistificador este disimulado, en cierto sentido, por algunas frases genéricas destinadas a disimular una denuncia ´radical` del Estado burgués y su represión, no cambia en nada la posición central del documento: lo que da a entender la CCI actual con su intervención se encuentra en las antípodas de lo que siempre ha defendido la CCI en continuidad de la tradición del movimiento obrero…”
Con este tipo de maniobra, la FICCI se propone plantear la cuestión de “…¿ cual ha sido, en circunstancias similares, la verdadera posición defendida por nuestra organización?...”.
En este sentido, tenemos derecho a retomar largos extractos de artículos publicados en el pasado por la CCI en los que hemos expresado nuestras posiciones sobre la represión y sobre la violencia de clase del proletariado contra la burguesía. Sin embargo es evidente que esto no preocupa en absoluto a la FICCI puesto que la “preparación” preliminar que hace de esta cuestión, no pretende ser ni objetiva, ni rigurosa, tan sólo pretende abonar la idea de que actualmente hemos abandonado nuestras posiciones clásicas para hacer el juego a la represión del Estado capitalista.
No es la primera vez que la FICCI nos acusa de hacer el juego a la represión a propósito del movimiento de la primavera de 2.006 en Francia. Ya lo hizo en su texto “ Manifestaciones y huelgas en Francia: la nueva CCI afirma su solidaridad con los CRS y la policía antidisturbios”, publicado en su boletín nº 35. Ante esta perversa acusación hemos respondido ya en nuestra página Web con el artículo “ La pretendida ´solidaridad de la CCI con los CRS`: como la FICCI intenta ocultar sus comportamientos policiales”. Remitimos a nuestros lectores a este artículo que rebate con particular precisión las acusaciones de la FICCI subrayando las falsificaciones tanto de lo que realmente hemos escrito sobre las posiciones clásicas del movimiento obrero (en particular a partir de las experiencias de la revolución rusa de 1.905) como, de la cuestión de la forma en la que el proletariado debe hacer frente a las fuerzas de represión. Evidentemente, el largo articulo de la FICCI sobre la primavera de 2.006 en Francia, publicado en su Boletín nº 37, no hace la menor referencia al citado artículo de la CCI.
Lo reafirmamos una vez más, la CCI no ha traicionado sus principios, ni sobre la cuestión de la violencia de clase, ni sobre el internacionalismo, ni sobre ninguna otra cuestión. Un estudio serio de nuestros documentos lo confirma. La verdadera traición a los principios comunistas, la protagonizan los miembros de la FICCI: la mentira, la calumnia, el robo, el chantaje, la delación nunca han formado parte de los métodos de las organizaciones proletarias, sino que siempre han pertenecido los métodos de las clases explotadoras.
Actualmente, cuando en diferentes partes del mundo se confirma la aparición de elementos o de reagrupamientos que se aproximan a las posiciones de la Izquierda Comunista o se reivindican de ellas, las calumnias y mentiras de la FICCI contra la CCI no tienen más sentido que desarrollar una desconfianza hacia nuestra organización. Y, como la FICCI constata la ineficacia de sus acciones en este sentido, es cada vez más incapaz de contener su rabia contra nuestra organización[2] [201] : no es ninguna casualidad que haya reaccionado inmediatamente a la publicación de la Declaración Internacionalista adoptada a finales de Octubre en Corea. Pero, por muy ineficaz que sean sus sucias acciones, lanzando el descrédito sobre las posiciones de la Izquierda Comunista, su labor solo sirve a los intereses de la burguesía.
CCI ( 7 de Noviembre de 2.006)
[1] [202] Evidentemente no calificamos a la ligera y de forma gratuita así a estos elementos. En muchos textos publicados por nuestra organización (tanto de forma impresa como en nuestra Web) hemos dado numerosos ejemplos de la naturaleza de las acciones que han realizado estos antiguos miembros de nuestra organización que fueron excluidos por el XV Congreso Internacional de la CCI realizado en 2.003. En particular nos referimos a los textos siguientes: “ XV Congreso de la CCI. Reforzar a la organización ante las exigencias del periodo histórico”, en la Revista Internacional nº 114. “Los métodos policiales de la FICCI” y “Defensa de la organización: Amenazas de muerte contra militantes de la CCI” (ver nuestra Web, apartado CCI Online).
[2] [203] La FICCI esta cada vez más rabiosa puesto que cosecha fracaso tras fracaso en su empresa de trabajo común con el BIPR que esta presenta, sin embargo, como el único polo de reagrupamiento posible para la construcción del futuro partido del proletariado (tras la pretendida “degeneración” de la CCI). Este hecho lo podemos constatar, de nuevo, al leer el Boletín nº 37 en el que la FICCI se queja de que una carta que ha enviado recientemente al BIPR constituye “ ..un no recibo, la conclusión definitiva de una discusión en la que numerosos puntos estaban ( y están) en curso de elaboración y clarificación”. Se puede comprender la amargura de la FICCI que no ha cesado en estos últimos años de dorar el blasón del BIPR, mientras que este, ni siquiera ha considerado oportuno en ningún momento el colocar la dirección de la página Web de la FICCI en los enlaces de la página de su organización.
Mientras la gran lucha de los jóvenes proletarios en Francia contra el “CPE” se ganaba la simpatía e incluso el apoyo del resto de la clase obrera en ese país, la imagen que los “media” burgueses ofrecían sobre la situación social en la vecina Alemania parecía sacada de otro planeta. El agotamiento de la lucha de los basureros y otros trabajadores del sector público, de la huelga nacional de los médicos, y de las movilizaciones de preaviso de los trabajadores del metal, han puesto en bandeja a los voceros de los explotadores el discurso “lastimero” de que: «ya no existe solidaridad», que «el espíritu que reina en las filas obreras es que cada uno se preocupa de lo suyo», etc. Arguyen, para ello, que los trabajadores del sector público se han movilizado para mantener el privilegio de la jornada de 38 horas y media, que los médicos no han protestado por tener que hacer jornadas de 60 horas o más sino para se las paguen. Y así parece que lo único que les preocupa a los trabajadores del sector público es la cuantía de la reducción de sus ingresos, a los trabajadores del metal el aumento del 5% de sus salarios, y a los médicos hasta el 60%.
De creer lo que dicen estos comentaristas la situación social de ambos países se resumiría en que mientras la combatividad y la solidaridad que se ve al oeste del Rin sería una especie de “reliquia”, un residuo de un anticuado «romanticismo revolucionario» específico de una Francia que no se ha puesto al día; el corporativismo y el egoísmo que, supuestamente, prima en Alemania sería el signo distintivo del mundo presente y del futuro.
¿Qué tiene de cierto esta descripción aparentemente fundamentada en hechos tan “palpables”? Es verdad que la lucha de clases se desarrolla, por lo general, más explosivamente y con un carácter más abiertamente político en Francia que en Alemania. Esto es así por razones históricas ya que el arranque de la lucha de clases en Francia fue el resultado no tanto de la gran revolución burguesa de 1789 y sí de la lucha de masas del proletariado francés, desde las insurrecciones de Junio de 1848 y la Comuna de París en 1871 hasta las huelgas masivas de Mayo-Junio de 1968. También es innegable que, a corto plazo, el potencial de extensión de las actuales luchas obreras en Alemania es aún pequeño en comparación con lo que hemos visto en Francia. Efectivamente las recientes luchas en Alemania de los trabajadores del sector público, los médicos y los del sector del metal, se han quedado encerradas en la habitual y tradicional negociación salarial, cuidadosamente apadrinada y aislada por los sindicatos, mientras que la lucha de los jóvenes obreros en los institutos y las universidades en Francia tomó rápidamente el carácter de un movimiento de masas. Y es que mientras estos jóvenes intentaron durante semanas extender su lucha a los trabajadores de las fábricas y las oficinas, en el caso de Alemania ni siquiera en centros de trabajo donde distintos sectores planteaban sus reivindicaciones (como sucedía por ejemplo en los hospitales con los médicos y el personal de enfermería), existió un atisbo de una lucha común. También es verdad que mientras el movimiento en Francia, sobre todo al principio, ha estado autoorganizado; en Alemania no ha existido un movimiento de asambleas masivas autoorganizadas por los propios huelguistas.
Estos son los hechos. O, mejor dicho, algunos hechos. Pero ¿son los hechos más determinantes? No. Los hechos verdaderamente determinantes son la creciente bancarrota del capitalismo, la acentuación de los ataques contra la clase obrera en todos los países, y el resurgimiento internacional de las luchas de la clase obrera. Partiendo de estos hechos, sí puede comprenderse lo que de común hay en la situación social de Alemania y Francia. El resurgimiento actual de la lucha de clases se acompaña de una maduración subterránea de la conciencia, que ocasionalmente emerge a la superficie, y que reposa en gran medida en una nueva generación del proletariado. Ambos factores están contribuyendo a un proceso que anuncia y prepara la huelga de masas del futuro. El “secreto” de la actual situación tanto en Francia como en Alemania consiste en una maduración – aún embrionaria – de las condiciones de la huelga de masas, forma característica de la lucha del proletariado en la etapa de la decadencia capitalista.
La preparación de este movimiento aparece nítidamente en Francia a través de la naturaleza masiva de la luchas de los estudiantes de enseñanza media y de universidad, y su empuje por extender el movimiento al conjunto de la clase. Pero esa misma preparación se manifiesta igualmente en Alemania a través de la simultaneidad de luchas en diferentes sectores, así como la incorporación al combate de nuevos sectores (por ejemplo los médicos), y el papel central de los trabajadores de las grandes industrias en estas luchas. Pero, sin duda, lo más importante es la simultaneidad en la lucha de estos dos batallones centrales del proletariado de la Europa continental inscrita en una recuperación internacional de la lucha de la clase obrera.
Al mismo tiempo que se desarrollaban estas luchas en ambas orillas del Rin, cerca de un millón de empleados municipales británicos se han movilizado contra el recorte de sus pensiones. También trabajadores de correos católicos y protestantes han protestado juntos en las calles de Belfast. En Estados Unidos cientos de miles de trabajadores emigrantes se han manifestado contra su status de “ilegales”. El pasado año asistimos al gran movimiento de huelgas en Argentina, a la espectacular huelga de los trabajadores del metro en Nueva York como las de Estocolmo, y la del aeropuerto londinense de Heathrow. Y ya en este año hemos visto las luchas contra los despidos en la AEG de Nuremberg y en la SEAT de Barcelona, etc.
Una situación de este tipo ya se vivió a comienzos del siglo XX (la huelga de masas en Rusia en 1905), a finales de la 1ª Guerra Mundial, y en los años posteriores a 1968 cuando se puso punto final a la contrarrevolución estalinista. Podemos decir por tanto no sólo que la huelga de masas es siempre un fenómeno internacional, sino que se prepara siempre a nivel mundial, a través de una serie de escaramuzas más o menos significativas. Al contrario que la Huelga General tan publicitada por los sindicatos, y sobre todo por los anarquistas, en la que un día “D” todos juntos abandonarán el trabajo; la huelga de masas se va gestando a lo largo de todo un período y su preocupación no es sólo la paralización de la economía capitalista y el aparato político del poder, sino, al mismo tiempo, el mantenimiento de todos los servicios necesarios para el bienestar de la población o el desarrollo de la lucha.
Después de casi nueve semanas de huelga parece que, con el acuerdo en las negociaciones salariales en Baden-Württemberg, se ha terminado la que la sido la huelga más larga en el sector público alemán desde la 2ª Guerra Mundial. El resultado de ese acuerdo es que, a partir de Mayo, la jornada laboral de 220 mil empleados municipales del Sudoeste de Alemania, será de 39 horas en lugar de las 38’5 actuales. Cuando escribimos este artículo, aún no se ha firmado ese acuerdo para el conjunto de los Länder. Por ello los sindicatos tratan de escamotear este resultado e incluso de presentarlo como “una victoria” de los huelguistas. Esta claro sin embargo que, al menos en lo referente a la duración oficial de la jornada laboral, el capital ha abierto una brecha muy importante. De ahora en adelante los explotadores se afanarán en tratar de prolongar la jornada laboral, y a extender este tipo de medidas al conjunto de la clase trabajadora.
Lo más importante de esta lucha, sin embargo, ha sido el desinterés con que los trabajadores han acogido las convocatorias de huelga dictadas por el sindicato Ver.di. En las primeras semanas de lucha los basureros constituyeron la punta de lanza del movimiento. Pero cuando tras cinco semanas de huelga, comprobaron que nada indicaba que pudieran ganarla, estos trabajadores, que tienen bastante experiencia de lucha, comenzaron a volver progresivamente al trabajo. Muchos de ellos expresaron que sentían que se les estaba conduciendo directamente a una derrota y que, de continuar en huelga, sólo conseguirían que la derrota fuera aún más grave. A partir de entonces la huelga ha tenido un carácter más virtual que real, pudiéndose ver como se trabajaba normalmente en centros que los sindicalistas habían inundado de carteles que anunciaban “en huelga”. Es como si el sindicato Ver.di. quisiera esconder con tanto papel su incapacidad para movilizar a los trabajadores.
Desde un análisis simplista se diría que la falta de entusiasmo de los trabajadores por luchar beneficia a los capitalistas. Pero eso depende en realidad de los motivos que llevan a los trabajadores a rehusar la huelga. En este caso ha resultado fundamental el hecho de que el sindicato Ver.di pusiera la cuestión de la jornada laboral en el centro de las reivindicaciones, pero no como medio para limitar la duración de la explotación, sino instilando el veneno reformista de que así podría reducirse el desempleo masivo que asola a los trabajadores. Por ello los trabajadores acogían con frialdad los llamamientos sindicales que con toda su alma propagaban este reformismo ilusorio, ya que difícilmente se iban a movilizar por semejante patraña. No en vano la última reducción de jornada en el sector público se saldó con la eliminación de más de 1 millón de puestos de trabajo.
Para más INRI, uno de los objetivos principales de la burguesía en esta huelga era aumentar significativamente la implantación de los sindicatos en este sector, puesto que si, por ejemplo en el metal el índice de afiliación a los sindicatos supera el 80%, en cambio en el sector público este índice es, para los intereses de la burguesía, alarmantemente bajo. Es verdad que Ver.di. ha podrido implantarse en algún sector puntual, sobre todo presentándose como abanderado de la lucha contra la privatización de los servicios (una ilusión que pronto se desvanecerá). Pero precisamente en los sectores donde la presencia de la joven generación obrera es mayoritaria, tales como el personal de enfermería de los hospitales, lo cierto es que los agitadores sindicales fueron mirados con extrañeza y recelo. Aquí sí podemos apreciar un claro paralelismo con lo que se ha desarrollado en Francia. Allí la joven generación, aunque dada su escasa experiencia no reconocen aún el carácter antiproletario de los sindicatos, empieza sin embargo a verlos como algo del pasado, como dinosaurios.
Una preocupada burguesía alemana ha empezado ya a sacar consecuencias del este fracaso de Ver.di., y empieza a discutir abiertamente la necesidad de fragmentar a los trabajadores mediante sindicatos puramente corporativos de cada profesión, como la recién nacida Vereinigung Cockpit de los pilotos, o el sindicato de maquinistas ferroviarios. La clase dominante sabe, por experiencia, que muy frecuentemente en la historia, sectores de la clase obrera han desoído los llamamientos sindicales de huelga, pero han demostrado más tarde estar dispuestos a luchar por sí mismos.
Aquí podemos comprobar como uno de esos sindicatos marcadamente corporativos – en este caso el Marburger Bund – se basta para mantener “controlada” la situación en los hospitales. Hemos visto como la lucha no sólo ha quedado limitada al estamento médico sino también muy marcada por ilusiones reformistas, reivindicando por ejemplo que esta lucha beneficiaba al interés del capital nacional, pues se trataba de impedir que los médicos alemanes emigren a otros países en busca de mejores salarios.
La situación de los médicos desmiente rotundamente, sin embargo, la propaganda burguesa de que la cuantiosa reclamación salarial de éstos abriría aún más la disparidad salarial entre diferentes sectores obreros, lo que probaría la creciente “insolidaridad” entre los asalariados. Más bien todo lo contrario. Los hachazos a las condiciones de vida de los médicos en los últimos años han sido tales que ni siquiera un aumento salarial del 30% podrían compensarles de ellos. Muchos médicos auxiliares deben hacer tal cantidad de horas impagadas, que su salario por hora es muchas veces menor incluso que el del personal de enfermería.
Pero además del hecho de que este sector ha entrado en lucha por vez primera, lo más significativo de esta huelga ha sido como ha planteado la cuestión de la solidaridad, ya que aunque indudablemente ha supuesto un caos considerable y un aumento de la carga de trabajo para otros trabajadores hospitalarios, nadie, ni entre los pacientes, ni entre el resto del personal sanitario ha protestado contra la huelga de los médicos. Incluso algunos enfermeros han empezado a decir que habría que preparar una huelga por las mismas reivindicaciones que los médicos – incrementos salariales del 30% - y luchar junto a ellos. Para este sector el problema más acuciante no es tanto la duración de la jornada laboral, sino la prohibición de realizar horas extraordinarias, lo que ha hecho reducir sus ingresos más de un 25 %.
Sin embargo el sindicato Ver.di. decía que el hecho de que los médicos aceptasen trabajar tantas horas y que lucharan en cambio porque les fueran remuneradas, suponía una puñalada por la espalda a los trabajadores que defienden la jornada de 38’5 horas semanales. Pero esto es una más de sus despreciables mentiras. Si los médicos deben desarrollar estas jornadas de hasta 60 horas semanales es porque además de cuidar a los pacientes deben ocuparse de sus estudios e investigaciones. Por ello su reivindicación de que esa extensa jornada se vea pagada es plenamente proletaria, y por ello, también esta exigencia ha suscitado la comprensión y la simpatía en el conjunto de la población. El generoso corazón de los trabajadores ha sentido que sobre todo los médicos auxiliares, no sólo defienden sus propias condiciones de vida, sino también la situación sanitaria de la población en su conjunto. Aquí aparece un esbozo de una de las características de la futura lucha revolucionaria: la comprensión de que la lucha de la clase productiva de la sociedad actual es una lucha por los intereses del conjunto de la humanidad.
Contra esto no se ha hecho esperar la airada reacción que, en cambio, se dedican a sembrar cizaña entre unos trabajadores y otros. La “Hoja informativa” nº 25 del sindicato Ver.di. del Hospital Universitario de Colonia conminaba a los médicos: «Apoyamos en parte vuestras reivindicaciones pero sabéis, como sabemos todos, que en el hospital hay un solo pastel para repartir, así que no podéis pretender quedaros con la mitad de la tarta».
Es aún pronto para saber si estamos o no ante la mayor huelga de esta concentración clave del proletariado alemán y europeo. Lo que sí queda claro es que estos trabajadores han sufrido un brutal hachazo de sus salarios en los últimos años y que no están dispuestos a seguir aguantándolos más. Y, lo que es aún más significativo: la combatividad de los trabajadores de este sector es ya un factor muy importante de la situación social. Sólo en Baden-Württemberg, donde se encuentra la mayor parte de empresas de este sector y región que ha estado a la vanguardia de las luchas obreras en estos últimos años, hay más de un millón de estos muy cualificados trabajadores. Esta región, además, es fronteriza con Francia, por lo que la burguesía tiene realmente difícil escamotear los movimientos de masas que han tenido lugar al otro lado del Rin. Dado el gigantesco potencial del proletariado alemán, no es de extrañar que uno de los primeros resultados de las luchas en Francia sea que el gobierno alemán haya desistido, incluso antes de que lo retirara el francés, de poner en práctica un ataque a la protección por desempleo de los jóvenes muy similar al CPE auspiciado por la burguesía francesa.
Ya cuando el gobierno Kohl quiso degradar el salario que se percibe por enfermedad, las grandes empresas del metal encabezadas por la factoría Mercedes de Sttutgart, demostraron su disposición a luchar explícitamente en interés de todos los trabajadores. Esta idea resurgió en el verano de 2004 durante las luchas de la Mercedes en Sttutgart y Bremen.
Los elementos de las futuras luchas de la clase obrera como cuerpo unitario van madurando aunque aún se hallen en un estado muy embrionario. Por ello, una de las principales tareas del presente, es asimilar y ayudar a fructificar esas valiosísimas semillas.
Traducido de Weltrevolution (publicación de la C.C.I. en Alemania).
11/Abril/2006.
Esta primavera, cientos de miles de trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos “ilegales”, como les llama la burguesía, predominantemente de países latinoamericanos, han tomado las calles de las ciudades más importantes de Estados Unidos, de Los Angeles a Dallas, Chicago, Washington DC, o Nueva Cork, en protesta contra la amenaza de medidas legales enérgicas en su contra propuestas por el ala derecha del partido Republicano. Pareció como si el movimiento estallara de la noche a la mañana, surgiendo de ninguna parte ¿Qué significan estos acontecimientos y cual es la naturaleza de clase de este movimiento?
La legislación anti-inmigración que consiguió el visto bueno de la Cámara de Representantes y que provocó las manifestaciones, criminalizaría la inmigración ilegal, convirtiéndola por primera vez en un delito. Actualmente ser un emigrante ilegal supone una violación del derecho civil, pero no un delito criminal. Los inmigrantes ilegales serían, según esta ley, arrestados, juzgados, condenados y deportados, y perderían cualquier posibilidad de volver legalmente a Estados Unidos en el futuro. De hecho se anularían las leyes estatales que prohíben a las entidades estatales locales, comisarías de policía, colegios o servicios sociales, denunciar extranjeros ilegales a los oficiales de inmigración, y se sancionaría con multas a los empresarios que los contrataran. Con esta ley, más de 12 millones de inmigrantes se verían confrontados a la deportación. Esta extrema ley no cuenta con el apoyo de la fracción dominante de la burguesía, puesto que no se corresponde con los intereses globales del capitalismo de Estado americano, que claramente necesita trabajadores inmigrantes para cubrir empleos mal pagados, para servir como ejército de reserva de obreros desempleados y subempleados que presione a la baja los salarios de toda la clase obrera. Se oponen a esas medidas enérgicas la administración Bush, los dirigentes Republicanos del Senado, los Demócratas, los alcaldes de las grandes ciudades, los gobernadores, los empresarios de las grandes empresas que necesitan explotar un abundante suministro de trabajadores inmigrantes (en los restaurantes, las empresas de venta al pormenor, las de envasado de cárnicos, las de servicios del hogar, la agricultura, y la construcción), y los sindicatos, que sueñan con sacar cuotas de esos obreros indigentes. Esta variopinta tropeé de burgueses “defensores” de los obreros inmigrantes, está a favor de una legislación más moderada, que estreche la frontera, y reduzca drásticamente el número de nuevos inmigrantes; pero permita que los emigrantes ilegales que llevan en el país un cierto número de años puedan legalizar su situación, obligando al mismo tiempo a los que lleven menos de dos años a abandonar Estados Unidos, pero con la posibilidad de volver legalmente en el futuro. Se pondría en marcha una especie de programa para obreros “huéspedes”, que permitiera a los obreros de fuera encontrar trabajo temporal legal en USA y mantener así un suministro de mano de obra barata.
En este contexto político y social han estallado las manifestaciones de los obreros inmigrantes. Pisando los talones de las revueltas de los jóvenes inmigrantes desempleados del otoño pasado en Francia, y de la lucha contra el CPE esta primavera, o la huelga del transporte de NYC en Diciembre, las manifestaciones de los emigrantes han sido saludadas por los izquierdistas de todo pelaje, y también por muchos grupos anarquistas y libertarios. Es totalmente cierto que los emigrantes amenazados por esta ley son un sector de la clase obrera confrontado a una explotación dura y brutal, que padece unas horribles condiciones de vida, sin acceso a los servicios sociales ni sanitarios, y que su situación demanda la solidaridad y el apoyo de toda la clase obrera. Esta solidaridad es aún más necesaria puesto que tradicionalmente la burguesía utiliza el debate sobre el status legal de los inmigrantes para suscitar el racismo y el odio, para dividir al proletariado enfrentando a unos obreros con otros; mientras al mismo tiempo se beneficia de la explotación de los obreros inmigrantes. Podría haber sido una lucha en un terreno proletario, pero hay una gran diferencia entre lo que pudiera ser y lo que realmente sucede.
No hay que hacerse ilusiones que nos impidan ver la verdadera naturaleza de clase de las manifestaciones recientes; en gran medida han sido una manipulación burguesa. Sí, los obreros han salido a la calle, pero totalmente en el terreno de la burguesía, que ha tramado una provocación, que ha manipulado y controlado el movimiento y lo ha dirigido a las claras. Es cierto que han habido algunos ejemplos, como los paros espontáneos de los estudiantes mexicanos inmigrantes de los institutos en California –los hijos de la clase obrera- que implican ciertas similitudes con la situación en Francia, pero este movimiento no se ha organizado en un terreno proletario ni ha sido controlado por los propios obreros inmigrantes. Las manifestaciones, que movilizaron cientos de miles de personas, fueron convocadas por los media hispano parlantes, es decir, por la burguesía “latina”, con el apoyo de grandes empresas y políticos del “establishment”.
El nacionalismo ha envenenado el movimiento; nacionalismo latino que estalló en las manifestaciones, o el enfermizo aluvión de reafirmación americanista que siguió después, y aún nacionalismo racista en oposición a los inmigrantes, fomentado por los programas de radio y por el ala derecha de los republicanos. Cuando hubo quejas en los media de que muchos manifestantes inmigrantes en California llevaban banderas mexicanas y de que esto mostraría que serían más leales a su patria de origen que a la de adopción, los organizadores del movimiento suministraron miles de banderas americanas para hacerlas ondear en las manifestaciones que siguieron en otras ciudades, y reafirmar así la lealtad patria y el americanismo de las protestas. A finales de Abril, la radio emitió una versión del himno nacional grabada por estrellas hispanas del pop. Por supuesto los nacionalistas de derecha anti-inmigrantes se lanzaron contra esta versión en español del himno USA como una afrenta a la dignidad nacional. La solicitud de la ciudadanía, que es un rollo legal totalmente burgués, es otro ejemplo de un terreno no proletario de lucha. Esta ideología nacionalista putrefacta está diseñada para cortocircuitar completamente la posibilidad de que los obreros emigrantes y los nacidos en USA puedan reconocer su unidad de clase esencial.
Pero en ningún otro sitio se hizo tan evidente como en las manifestaciones masivas en NYC la naturaleza capitalista del movimiento; en Abril se concentraron 300000 inmigrantes ante el Ayuntamiento, donde recibieron el apoyo del alcalde, el Republicano Michael Bloomberg, y de los senadores Demócratas Charles Schumer y Hilary Clinton, que se dirigieron a la multitud y alabaron su lucha como ejemplo de americanismo y patriotismo.
Hace ya casi 20 años desde el último gran esfuerzo para reformar la inmigración, emprendido entonces por la administración de Reagan, que garantizaba la amnistía para los inmigrantes ilegales. Pero esa amnistía no sirvió para nada para contener la marea de inmigrantes ilegales, que ha continuado sin cesar las ultimas dos décadas, porque el capitalismo USA necesita un suministro constante de mano de obra barata y porque los efectos de la descomposición social del capitalismo en los países subdesarrollados han degradado tanto las condiciones de vida como para empujar a cada vez más trabajadores a buscar refugio en las metrópolis capitalistas relativamente más prósperas y estables.
Para la burguesía es hora de estabilizar la situación de nuevo, ya que cada vez se hace más difícil absorber el flujo de inmigrantes y tolerar una situación en la que millones de obreros no están integrados oficialmente en la economía o la sociedad, no pagan impuestos, y no están documentados, después de casi 20 años de status ilegal. Por una parte, esto ha llevado a la administración Bush a recurrir a toscas medidas para restringir la inmigración en l a frontera, por ejemplo militarizando la frontera con Mexico, construyendo literalmente un muro de Berlín que haga más difícil que los inmigrantes puedan cruzar la frontera. Por otra parte, la administración también ha favorecido la legalización de los trabajadores que llevan más de dos años en el país. Puesto que la economía USA, en una proporción importante, necesita un flujo constante de mano de obra barata, es muy poco probable que los millones de trabajadores que han estado menos de dos años en el país a los que se “pida” que se vayan lo hagan realmente. Seguramente se quedarán ilegalmente y serán la base para la futura mano de obra ilegal que la economía capitalista va a continuar precisando, como fuerza de trabajo barata y para presionas a la baja los salarios del resto de trabajadores.
La obstinación de la derecha en no aceptar esta realidad refleja la creciente irracionalidad generada por la descomposición social, que previamente se manifestó en la dificultad de la clase dominante en USA para conseguir los resultados deseados en las elecciones presidenciales. Cuesta de creer que la extrema derecha no se de cuenta de la imposibilidad de deportaciones de masas de 12 millones de personas y de la necesidad de estabilizar la situación. Es sólo una cuestión de tiempo que la fracción dominante de la burguesía acabe imponiendo su solución al problema y cedan las manifestaciones de masas, al tiempo que la burguesía va integrando a la población recientemente legalizada en el proceso político dominante.
Internationalism, Abril 2006
Desde principios de febrero y a pesar la dispersión debida al periodo de vacaciones escolares, los estudiantes universitarios y los de institutos de la mayoría de las grandes ciudades del país se han movilizado para expresar su cólera contra los ataques económicos del gobierno y de la patronal, contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) La burguesía ha decidido ocultar sistemáticamente los acontecimientos. Ha preferido dirigir día tras día sus cámaras y sus artículos de prensa hacia los “éxitos” siniestros de la “banda de bárbaros”[1] [206].
¡La cólera de los estudiantes es totalmente legítima!
Las instituciones de lo que es la educación nacional (escuelas primarias, institutos, universidades,...) se han transformado en fábricas de parados, en reservas de mano de obra barata. Que los estudiantes han comprendido bien esta cuestión lo demuestra entre otras cosas la decisión que ha tomado la asamblea de estudiantes de Caen de enviar delegaciones a las empresas próximas y a los jóvenes parados de los pueblos cercanos animándoles a que se solidaricen con su lucha.. El CPE es simplemente la precariedad organizada. Y la precariedad no afecta únicamente a los jóvenes. Muy al contrario el paro, la miseria, la precariedad afectan despiadadamente, directa o indirectamente a todas las generaciones obreras. Por eso en algunas universidades -Paris III Censier, es un ejemplo- los profesores, y el personal ATOS[2] [207] se han puesto también en huelga en solidaridad con los estudiantes.
¡El CPE es una expresión del fracaso del capitalismo!
El pasado mes de noviembre, frente a los disturbios en los barrios, la burguesía, su gobierno, sus partidos políticos, impusieron el orden declarando el Estado de Sitio y expulsando del país a los jóvenes emigrantes que no respetan su “tierra de acogida”. Hoy los que nos gobiernan quieren continuar con su sucio trabajo de “librarse de la escoria” a costa de los hijos de la clase obrera. Y lo hacen, en esto el cinismo no puede ser mayor, en nombre de la “igualdad de oportunidades” que les prometen con el CPE. Con el CPE, los estudiantes que tropiecen con la “oportunidad” de encontrar un trabajo al terminar los estudios quedarán a merced de sus patronos; y a partir de ahí, ninguna posibilidad de encontrar vivienda, de fundar una familia, de alimentar a sus hijos. Eso significa ni más ni menos que cada día irán al trabajo con el miedo en el cuerpo, con la angustia de que les den la famosa “carta de recomendación” en la que aparece la siniestra sentencia: ¡DESPEDIDO! ¡He aquí la esclavitud asalariada! ¡He ahí el capitalismo!
La única “igualdad” que contiene el CPE es la igualdad en la miseria: encierro en barrios convertidos en verdaderos ghettos, trabajos precarios, paro, RMI[3] [208], supervivencia diaria, aguantar el día como se pueda,...¡Este es el “radiante porvenir” que la clase dominante, la burguesía, y su Estado “democrático” prometen y garantizan a los hijos de la clase obrera!
Estos jóvenes cuyos padres se movilizaron en 2003 contra la reforma del sistema de pensiones y a quienes el predecesor de Villepin, señor Raffarin, tuvo la geta de decirles: ¡La calle no es quien gobierna!
Tras el duro golpe asestado a los “viejos” y futuros jubilados, los golpes van ahora contra los “jóvenes” y futuros parados. Con el CPE el capitalismo muestra abiertamente su verdadero rostro, la cara de un sistema decadente que no tiene ningún porvenir que ofrecerle a las nuevas generaciones. Un sistema gangrenado por una crisis económica insoluble. Un sistema que desde que terminó la segunda guerra mundial ha gastado sumas inmensas en la producción de armamentos cada vez más sofisticados, mortíferos y destructivos. Un sistema que desde la guerra del Golfo de 1991 no ha cesado de anegar de sangre el planeta. Es el mismo sistema fracasado, la misma clase capitalista contra las cuerdas quien arroja a millones de seres humanos a la miseria y al paro, la que siembra la muerte en Irak, en Oriente Medio, en Costa de Marfil,...
Un día tras otro el sistema capitalista que domina el mundo nos ofrece pruebas clarísimas de que debe ser derrocado. Y porque han comenzado a entenderlas es por lo que en la universidad de Paris Tolbiac, en una asamblea general, los estudiantes aceptaron una propuesta en la que se afirmaba que “es necesario acabar con el capitalismo”. Por lo mismo en Paris Censier, el viernes 3 de marzo, los estudiantes han invitado a una compañía de teatro a venir a cantar canciones revolucionarias. Ondean Banderas rojas y la Internacional es cantada por cientos de alumnos, profesores y personal ATOS. Distribuyen el “Manifiesto comunista” de Marx y Engels. En el recinto de la universidad pronuncian la palabra REVOLUCIÓN y la repiten sin descanso. Cerca de donde está el espectáculo se discute de la lucha de clases, se evoca la revolución rusa de 1917 y las grandes figuras del movimiento obrero, como Rosa Luxemburgo vilmente asesinada como su camarada Kart Liebknecht en 1919 durante la revolución alemana por asesinos a las órdenes del partido socialista que dirigía el gobierno.
Par enfrentar la “banda de los bárbaros” pero con elegante corbata, que nos gobierna, las jóvenes generaciones deben recordar la experiencia de sus predecesores. Rememorar especialmente lo que ocurrió en Mayo de 1968.
La huelga masiva de Mayo de 1968 nos muestra el camino
En la vorágine de movimientos que había alcanzado con anterioridad a las universidades de la mayoría de los grandes países desarrollados, en particular las de Estados Unidos y las de Alemania; los estudiantes de las universidades francesas se movilizaron masivamente también en mayo del 68. Pero esta movilización tomó otra dimensión cuando todos los sectores de la clase obrera entraron en lucha: ¡Nueve millones de trabajadores en lucha! Los estudiantes más conscientes y combativos superaron entonces sus reivindicaciones específicas para proclamar que su combate era el mismo que el de la clase obrera. Llamaron a los obreros a acudir a las universidades ocupadas para discutir de la situación y de sus perspectivas. Por todas partes se discutía de la Revolución, de la necesidad de destruir el capitalismo.
Mayo 68 no desembocó en la Revolución puesto que esta no era todavía posible ya que el capitalismo estaba en el comienzo de su crisis. Pero los burgueses pasaron un susto de muerte. Y sí el gobierno consiguió controlar la situación fue porque los sindicatos hicieron toda lo que estaba en su mano para que los obreros volvieran al trabajo y fue también porque los partido de Izquierda, esos que se presentan como los defensores de los trabajadores, llamaron a participar en las elecciones organizadas por el régimen de De Gaulle.
Mayo 68 ha mostrado que la Revolución no es una vieja y polvorienta pieza de museo, que ella no pertenece a un pasado ya superado sino que representa el único futuro posible para la sociedad. Además, este gran movimiento de la clase obrera, que fue seguido por numerosas luchas obreras en muchos otros países, ha mostrado a la clase dominante que no podía alistar a los explotados tras las banderas nacionales, que no tenía las manos libres para desencadenar una Tercera Guerra Mundial, como lo hizo en 1914 y 1939. Sí en nuestra época, contrariamente a la de los años 30, la crisis económica no ha desembocado en una masacre generalizada es precisamente gracias a las luchas de la clase obrera.
El porvenir está en manos de las jóvenes generaciones
El movimiento de la juventud contra el CPE muestra que los gérmenes de una nueva sociedad empiezan a madurar en las entrañas de la vieja sociedad capitalista agonizante. El porvenir está en las manos de la nueva generación. Los estudiantes de enseñanza media y los universitarios tienden a tomar conciencia de que, como futuros parados y futuros precarios, pertenecen, en su gran mayoría, a la clase obrera. Una clase explotada que el capitalismo tiende a excluir cada vez más de la producción. Una clase que no tendrá otra opción que desarrollar sus luchas para defender sus condiciones de vida y el porvenir de sus hijos. Una clase que no tendrá otra alternativa que destruir el capitalismo para acabar con la explotación, la miseria, el desempleo y la barbarie. Una clase que, sólo ella, puede construir un mundo nuevo, que no esté basado en la concurrencia, la explotación y la búsqueda del beneficio, sino en la satisfacción de todas las necesidades de la especie humana.
En 1914, los hijos de la clase obrera, cuya gran mayoría eran todavía adolescentes, fueron enviados a las trincheras para servir de carne de cañón. La hiena capitalista se revolcó en la sangre de los explotados, había segado las jóvenes generaciones que Rosa Luxemburgo llamó la “fina flor del proletariado”
Frente a este sistema capitalista, que mutiló y masacró a los hijos de la clase obrera enviados al frente en 1914 y que volvió a repetir lo mismo en 1939, la “fina flor del proletariado” del siglo XXI tendrá la responsabilidad de destruirlo desarrollando la lucha junto con toda la clase obrera, junto con todas sus generaciones.
Recientemente en Brasil, en la universidad Victoria de Conquista, los estudiantes han manifestado la voluntad de discutir la historia del movimiento obrero. Han comprendido que solo sumergiéndose en la experiencia de las generaciones del pasado, las nuevas generaciones podrán retomar la llama del combate que llevaron sus padres, sus abuelos, sus tatarabuelos. Estos estudiantes comprendieron que podían retomar este pasado, un pasado que deberá reapropiarse y que gracias al cual las jóvenes generaciones podrán construir el porvenir. Ellos han descubierto que la historia de la lucha de clase, la historia viva que no se aprende únicamente en los libros (y menos aún en los pupitres de la escuela) sino también en la acción. Ellos han osado hablar, plantear cuestiones, expresar desacuerdos, confrontar argumentos.
En las universidades de Francia, como en las de Brasil, hay que abrir los anfiteatros, las Asambleas Generales, a todos los que –obreros, parados, revolucionarios- quieren acabar con el capitalismo.
La única perspectiva: unidad y solidaridad de toda la clase explotada
Desde hace unos meses, en todos los países, el mundo del trabajo se ve sacudido por huelgas tanto en el sector público como en el sector privado: en Alemania, en España, en Estados Unidos, en India, en América Latina. Contra el desempleo y los despidos, por todas partes los huelguistas han puesto por delante la necesidad de la solidaridad entre generaciones, entre activos y parados.
Estudiantes universitarios y de la enseñanza media, vuestra cólera contra el CPE se quedaría en palos de ciego si os quedáis aislados, encerrados dentro de los muros de la universidad o del instituto. Excluidos de los lugares de producción, no tendréis ningún medio de presión sobre la burguesía paralizando la economía capitalista.
Trabajadores asalariados, desempleados, jubilados, es necesario movilizarse pues son ahora vuestros hijos quienes son atacados. Sois vosotros quienes habéis producido o producís todas las riquezas de la sociedad. Sois vosotros el motor de la lucha contra el capitalismo.
Jóvenes parados de las barriadas, vosotros no estáis solos ni excluidos. Hoy os tratan de “canallas” pero esto no es nuevo: en 1968 vuestros padres que se rebelaron contra la explotación capitalista eran tratados de “perros falderos”.
La única perspectiva, el único porvenir, no están en las violencias ciegas o los incendios de vehículos. El único porvenir está en la lucha solidaria y unida de toda la clase obrera, de todas las generaciones. Tenemos que expresar en las huelgas, en las Asambleas Generales, en las discusiones en los lugares de trabajo o de estudio, en las manifestaciones callejeras, TODOS UNIDOS, nuestra cólera contra el desempleo, el empleo precario y la miseria.
¡Abajo el CPE! ¡Abajo el capitalismo! La clase obrera no tiene nada que perder excepto sus cadenas. Ella tiene todo un mundo por ganar.
Corriente Comunista Internacional 6-3-06
[1] [209] Se refiere a unos individuos que secuestraron y torturaron a un joven judío, tema sobre el cual los llamados “medios de comunicación” se han volcado morbosamente.
[2] [210] Personal administrativo y de servicios
[3] [211] Es un tipo de renta verdaderamente miserable para personas en situación de desempleo indefinido
La represión que el Estado ha lanzado en contra de la población de Oaxaca deja al descubierto el verdadero rostro feroz y sanguinario de la democracia. La ciudad de Oaxaca se encuentra de desde hace más de 5 meses como un polvorín donde la presencia de cuerpos policiacos y paramilitares han sido el brazo principal para extender el terror estatal. La invasión a domicilios, el secuestro y la tortura son los mecanismos que el Estado utiliza en Oaxaca para establecer el “orden y la paz”. El resultado de la incursión policíaca no tuvo un “saldo blanco”, como lo dice el gobierno, en realidad se produjo dejando decenas de “desaparecidos”, diversos presos y por lo menos 3 muertos (sin contar las cerca de 20 personas que fueron abatidas por las guardias blancas desde mayo a octubre de este año).
La clase dominante hace 6 años, divulgó que, con la llegada del gobierno de Fox se entraba a un “período de cambio”, pero la realidad puso al desnudo que el capitalismo por más cambios que haga de personajes o partidos en su gobierno no puede ofrecer ninguna mejora... como nunca ha quedado confirmado que lo único que puede ofrecer este sistema es mayor explotación, miseria y represión. Ante los acontecimientos que se vienen sucediendo en Oaxaca, el conjunto de la clase obrera debe hacer una reflexión profunda, reconociendo que la actuación brutal y represiva que se ejerce, no es propia de un gobierno o de un funcionario, sino es la naturaleza del capitalismo, al mismo tiempo se precisa reconocer las debilidades y dificultades en que los trabajadores se encuentran metidos. Se requiere hacer un balance general sobre el significado de estas movilizaciones, de manera que en la reflexión de los trabajadores se integren estas preocupaciones y se saquen las lecciones que les permita preparar adecuadamente los próximos combates.
Las manifestaciones presentes en Oaxaca son sin duda una expresión del descontento existente en los trabajadores contra la explotación y la ignominia del capitalismo. Las movilizaciones presentes en esa región sintetizan el descontento existente entre los explotados por la continua degradación de sus condiciones de vida, de manera que surgieron como resultado de un coraje real y revelaron una disposición a la lucha, no obstante, esa potencia ha sido entrampada por la burguesía logrando que los objetivos, los métodos y la conducción de las acciones quedaran fuera del control de los trabajadores.
Las pugnas que se desarrollan en el interior de la burguesía ha podido atrapar el descontento social y aprovecharlo en su beneficio, transformando lo que fue un combate por mejoras salariales en un movimiento sin perspectivas en tanto queda atorado entre el repudio a una fracción burguesa formada por viejos caciques y el apoyo a una fracción “democratizadora”. Pedir la destitución de Ulises Ruiz es un apoyo explicito al bando burgués que pretende relevarlo. En esa disyuntiva falsa los trabajadores pierden en cualquiera de los casos, y su fuerza de clase queda reducida a simple comparsa de la burguesía. La clase dominante desde antes de las manifestaciones de mayo, buscaba usar a las masas de explotados como “grupo de presión” para afectar a alguna de las fracciones burguesas en pugna. La intervención abierta de Esther Gordillo, de Murat, del mismo Ulises Ruiz, y otros, a través del sindicato de maestros (SNTE-CNTE, incluyendo los sectores “críticos” como el CCL) devela que los intereses de la burguesía, sobre todo la de los caciques de la región sureña, son los que han dominado y aprovechado el descontento. Una lucha que empezó empujada por la miseria y criticando la explotación capitalista, se transformó en una movilización que atribuye esa miseria a la “mala gestión” del bandido en turno, por lo que se conforma con la búsqueda de la democratización del sistema.
De frente a estas movilizaciones el sistema ha mostrado abiertamente su naturaleza sanguinaria, pero este uso del terror por parte Estado va más allá de la represión a los manifestantes de Oaxaca. La incursión de las fuerzas militares y policíacas en Oaxaca no ha tenido como objetivo principal el exterminio de la Asamblea Popular de Pueblo de Oaxaca (APPO), sino fundamentalmente busca extender el terror como mecanismo de advertencia y amenaza para el conjunto de los trabajadores. El terror de Estado se ha desatado mediante la combinación de fuerzas represivas del gobierno federal y estatal, poniendo en evidencia que aún cuando hay pugnas entre las diferentes pandillas de la burguesía, logran establecer acuerdos para llevar a cabo su tarea represiva, por eso suponer que es posible “dialogar” con un sector del gobierno, es alimentar la falsa esperanza de que existen sectores de la burguesía “progresista” o “abierta”. Justamente por ese hecho mantener como objetivo principal de las movilizaciones la salida de Ulises Ruíz del gobierno de Oaxaca, es ampliar la esperanza en que el sistema capitalista al democratizarse o cambiar de personajes puede mejorar. El limitar la reflexión y el desvío de la fuerza social hacia la impugnación de Ulises Ruíz, no ayuda al desarrollo de la conciencia, por el contrario extiende la confusión y alienta la confianza en la posibilidad de que los explotados puedan beneficiarse con un “mejor gobierno”.
Lo que ha hecho la APPO, con su consigna de “unificación” en contra de Ulises Ruiz, no es empujar a la reflexión colectiva y al accionar consciente, sino ha extendido la confusión y el sometimiento de la fuerza social a los intereses de algunas de las fracciones burguesas en pugna.
La demostración más clara de cómo el combate ha perdido la claridad de sus objetivos, y se desvía hacia el apoyo indirecto de alguna fracción de la clase dominante, es la colocación en segundo plano al problema del aumento salarial, dejando en primer lugar a la renuncia del gobernador. Esto permitió que el sindicato y el gobierno federal presentaran el problema del aumento salarial como un asunto técnico, de simple dotación adecuada de recursos a una región mediante la planificación de las finanzas públicas, a la vez que aísla el problema, presentando así al problema de bajos salarios como un problema “local”, sin importancia para el resto de los asalariados.
De la misma forma, los métodos de lucha usados: plantones, marchas desgastantes, bloqueos y enfrentamientos desesperados, no ayudan a alentar la solidaridad, por el contrario los aísla y los presenta como blanco fácil de la represión.
En el mismo sentido las “bombas propagandísticas” colocadas por la guerrilla, no ayuda en nada al desarrollo de la conciencia y menos aún debilita al sistema, por el contrario se coloca como expresión desesperada de desclasados, sino es que se trata de un simulacro que el mismo Estado ha construido para contar con un “pretexto” para arreciar la represión.
La composición social de la APPO (conformada por organizaciones “sociales” y sindicatos) revela que el control de ésta organización (y sus decisiones) no está en manos de los trabajadores. Esta estructura por estar dominada fundamentalmente por los sectores no asalariados (lo cual ya es una muestra de su debilidad) pero sobre todo, por ceder la discusión y la reflexión al dominio de sindicatos y grupos del aparato de izquierda del capital (enlazados de manera directa o indirecta a los intereses de fracciones de la burguesía), permite reconocer que su naturaleza no es proletaria. Eso hace que la fuerza potencial de los trabajadores que participan en ella se diluya. Esta fuerza no puede exponerse en una estructura en donde a pesar de presentar la forma de una organización orientada mediante pretendidas asambleas abiertas, hay, en la práctica la manifestación de su verdadera esencia, es decir, el de un frente interclasista que se conduce con la confusión y desesperación de las clases y estamentos medios. Este hecho queda demostrado con el llamado que ha hecho para transformarse en una estructura permanente (Asamblea Estatal de los Pueblos de Oaxaca), en su convocatoria (9-Nov-06) define a la Constitución creada por la burguesía mexicana en 1917 como un “documento histórico que refrenda la tradición emancipadora de nuestro pueblo...” por lo que llama a su defensa, así como al “... territorio y los recursos naturales...” Es decir, su radicalismo se reduce a la defensa de la ideología nacionalista, que es verdadero veneno contra los trabajadores. Más aún en una falsificación del internacionalismo proletario, definen en su convocatoria, la necesidad de “Establecer lazos de cooperación, solidaridad y fraternidad con todos los pueblos de la tierra para la construcción de una sociedad justa, libre y democrática; una sociedad verdaderamente humana...”, y para tal fin indican que pugnarán por “la democratización de la ONU...”.
La constitución de la APPO no significó un avance para el movimiento de los trabajadores, por el contrario, su creación está ligada al sometimiento del descontento genuino de los trabajadores. La APPO surgió como la “camisa de fuerza” para someter la combatividad proletaria. Las agrupaciones estalinistas, maoístas, trotskistas y sindicatos que la forman han sabido desnaturalizar el coraje y las expresiones solidarias, imponiendo una orientación y una actuación alejada de los intereses de los trabajadores y del resto de los explotados, por eso las comparaciones que hacen de la APPO con estructuras como el Soviet, o “embriones del poder obrero”, constituyen un ataque artero contra las verdaderas tradiciones del movimiento obrero.
La organización proletaria se distingue porque los objetivos que defiende están en referencia directa a sus intereses y sus necesidades como clase, es decir en la defensa de sus condiciones de vida. No persigue una defensa de la “economía nacional”, de empresas de estatales, ni mucho menos la democratización del sistema que lo explota; busca ante todo mantener una independencia política de la clase dominante, que le permita asumir el combate contra el capitalismo.
Por eso las luchas reivindicativas de los trabajadores representan la preparación de la crítica radical de la explotación, en tanto se presentan como una resistencia a las leyes económicas capitalistas, y es la radicalización de esta lo que abre el camino hacia la revolución. Son momentos que forman parte de la preparación de los combates revolucionarios que habrá de enfrentar el proletariado, eso las hace ser el germen de la lucha revolucionaria.
Los trabajadores, como una clase internacional e internacionalista requiere hacer suyas las experiencias de sus combates pasados, por eso es fundamental, para impulsar el desarrollo de la conciencia, recobrar las lecciones de las movilizaciones desarrolladas por estudiantes y trabajadores en Francia contra el Contrato de Primer Empleo (CPE) en la primavera del 2006. Lo fundamental de estas movilizaciones fue su capacidad de organización, que logra mantener un control tal que impide que sindicatos e izquierdistas desvíen su objetivo central contra el CPE. En el mismo sentido se encuentran las movilizaciones de los trabajadores de Vigo en España (mayo-2006), que logran enfrentar el sabotaje sindical, defendiendo su reivindicación salarial a través del control de sus asambleas y la extensión de su lucha.
La defensa de sus condiciones de vida, la independencia organizativa y la reflexión masiva que estos movimientos lograron, son lecciones que pertenecer al conjunto del proletariado y que debe de hacer valer en sus combates.
18-noviembre-2006
Una vez más, Oriente Medio está en llamas. Los aviones y los barcos israelíes están bombardeando sistemáticamente Beirut y otros lugares del norte y del sur del Líbano. Cientos de civiles han sido muertos o lisiados de por vida y las infraestructuras vitales han sido destruidas. Los refugiados huyen de las áreas más bombardeadas en número creciente. Cuando escribimos este texto se están dando los preparativos para algún tipo de invasión terrestre por parte del ejército israelí. En el sur, en Gaza, unos pocos meses después de la retirada de las fuerzas israelíes, toda el área se ha convertido de nuevo en un campo de batalla entre las tropas israelíes y las organizaciones palestinas armadas. El bloqueo israelí de ambas regiones está estrangulando la economía y causando incalculables sufrimientos a las poblaciones locales. Sin embargo, la población israelí se ve crecientemente presa del temor: los cohetes de Hizbollah han segado varias vidas en el norte donde 8 personas fueron muertas por los misiles terrestres en un depósito ferroviario de Haifa.
La razón declarada para esta enorme ofensiva del Estado israelí es el secuestro de soldados por Hamas en el sur y por Hizbollah en el norte. Pero esto no es más que un pretexto: Israel ha usado la crisis como una oportunidad para inutilizar o liquidar el régimen de Hamas en los territorios ocupados y para pedir que el Estado libanés desarme a Hizbollah (cosa que está por encima de sus posibilidades). Está intentando arrastrar Siria e Irán al conflicto, lanzando ruidosas amenazas a Siria, mientras que alega que uno de los objetivos del bombardeo del Líbano es evitar que los soldados secuestrados sean transferidos a Irán que es quien arma y apoya a Hizbollah.
Amenaza de guerra regional
El conflicto actual contiene la amenaza de una escalada que degenere en una guerra regional. Dado que Oriente Medio es una zona estratégica vital, cada guerra no involucra únicamente a Israel y sus vecinos árabes y palestinos sino también a las grandes potencias mundiales. En 1948, rusos y americanos apoyaron la formación del estado de Israel como medio de romper el control de las viejas potencias coloniales, Gran Bretaña y Francia, que habían dominado la región. La guerra de Suez en 1956 confirmó que USA era el nuevo patrón: humilló a Francia y Gran Bretaña pidiendo que cesaran su incursión contra el régimen de Nasser en Egipto. Las guerras de 1967, 1973 y 1982 se integraron en el conflicto global entre el bloque ruso y americano, con Estados Unidos apoyando a Israel y Rusia por su parte sosteniendo a la OLP y a los regímenes árabes.
Con el colapso del bloque ruso en 1989, se estableció un escenario de “Pax Americana” entre Israel y Palestina. Los Estados Unidos se convirtieron en los promotores de los acuerdos de Oslo de 1993. Su esperanza era que sí apaciguaban el conflicto Israel /Palestina ello les permitiría transformarse en dueños sin disputa de la región. Previamente, la enorme demostración de fuerza realizada por USA en Irak en 1991 había perseguido idéntico objetivo.
Pero todos los esfuerzos del imperialismo norteamericano para imponer un “Nuevo Orden” en Oriente Medio se han reducido a nada. Tras los acuerdos de Oslo, pero especialmente tras la Segunda intifada del 2000, ha habido un conflicto constante en Israel /Palestina –un interminable carrusel de bombas suicidas seguidos de brutales represalias israelíes que a su vez daban paso a nuevos atentados suicidas relevados por más represalias. Simultáneamente, los esfuerzos de USA para asegurar su dominio en Afganistán e Irak –lo que llaman la “guerra contra el terrorismo”- le han estallado en la cara creando dos nuevos Vietnam y zambullendo ambos países en un caos indescriptible. Al igual que la escalada actual en el Líbano, la población iraquí está siendo diariamente atormentada por horrorosas masacres sectarias, mientras que en Afganistán el gobierno sostenido conjuntamente por Estados Unidos y Gran Bretaña, ha perdido el control de la mayoría del país. Peor aún, los efectos de la pesadilla en Irak y Afganistán se proyectan sobre Israel – Palestina y viceversa. La postura provocadora de Israel respecto a Irán constituye la respuesta al callejón sin salida donde se ha metido Estados Unidos en su tentativa de detener el programa nuclear de Teherán, mientras que la progresión que experimenta el terrorismo islamista en Irak refuerza las acciones de Hamas y Hizbollah. En fin, las despiadadas matanzas perpetradas por bandas terroristas en Nueva York, Madrid y Londres, confirma que la guerra de Oriente Medio se proyecta irreversiblemente sobre el centro del sistema.
En resumidas cuentas, Oriente Medio está demostrando no tanto el control americano sobre la situación sino el desarrollo de un caos incontrolable. Esto es gráficamente mostrado por la actitud ultra-agresiva de Israel. No es Israel quien sigue las orientaciones norteamericanas sino que son estos quienes se ven arrastrados por las aventuras del Estado Sionista. Particularmente, los gestos provocadores de Israel hacia Irán parecen tener como objetivo empujar a USA hacia un conflicto abierto con Teherán, cuando Washington conoce muy bien que sus manos están atadas en Irak y Afganistán y que no está en buena posición para abrir un nuevo frente contra Irán.
Los rivales de USA se preparan para sacar ventaja
Las otras grandes potencias están agitando las banderas de la paz como hicieron anteriormente cuando la invasión de Irak. Francia y Rusia han condenado la “desproporcionada” operación militar de Israel en Líbano. Gran Bretaña ha adoptado una línea más independiente: ha lanzado agudas críticas a los “castigos colectivos” impuestos por Israel en Gaza y ha realizado una escandalosa exhibición enviando barcos de guerra para evacuar a sus súbditos de Líbano. Estas potencias, sin embargo, no están interesadas en la paz sino en el mantenimiento de sus propias esferas de influencia en la región. Tratan de sacar provecho de la debilidad americana, sin embargo, ninguna de ellas tiene la capacidad para tomar el relevo como gendarme mundial y sus conflictivos intereses imperialistas les impiden cualquier política común coherente. Tal es la razón por la que en la reunión del G8 las grandes potencias han tomado una “postura unida” sobre el Líbano a la que ha seguido inmediatamente un rosario de mutuas recriminaciones y desacuerdos.
Todos los Estados y fuerzas involucradas en este conflictos están muy ocupadas en poner en marcha planes militares y diplomáticos que correspondan a sus intereses particulares. Ciertamente, cada uno utiliza los métodos de cálculo más “racionales” para la consecución de sus propios planes, pero todos ellos se hayan atrapados en un proceso fundamentalmente irracional: el deslizamiento inexorable del sistema capitalista en una guerra imperialista, la cual está tomando de forma creciente un carácter de guerra todos contra todos. Incluso el poderoso Estados Unidos se ve completamente arrastrado a este abismo. En el pasado, cuando las civilizaciones estaban en sus etapas de agonía, se hundían en una dinámica de guerras interminables. El hecho de que el capitalismo se haya convertido en un sistema de guerra permanente constituye la prueba más clara de que hoy está en un estado de profunda decadencia y que la continuación de su supervivencia se ha convertido en un peligro mortal para la humanidad.
La lucha de clases es la única salida
¿Sí todos los planes de paz del capitalismo están condenados al fracaso qué alternativa existe frente al desorden imperialista que reina? Desde luego no la constituyen las varias pandillas nacional-religiosas que alardean de “resistencia” al imperialismo en Palestina, Irak o Afganistán –Hamas, OLP, Hizbollah, Al Qaeda …- Ellos están completamente integrados en la lógica del imperialismo tanto sí actúan por su propia cuenta como si lo hacen al servicio de alguno de los Estados capitalistas existentes. Sus objetivos-tanto el establecimiento de nuevos estados nacionales como el sueño de un Califato Islámico pan árabe en Oriente Medio- solo pueden ser el resultado de guerras imperialistas. En cuanto a sus métodos –que siempre conllevan la masacre indiscriminada de las poblaciones- son precisamente los de los Estados a los que dicen oponerse.
La única oposición al imperialismo es la resistencia de la clase obrera contra la explotación, porque solo ella puede ir creciendo hasta convertirse en una lucha abierta contra el sistema capitalista, una lucha para reemplazar este sistema moribundo de ganancias y de guerra por una sociedad únicamente orientada hacia la plena satisfacción de las necesidades humanas. Dados que todos los explotados del mundo tienen los mismos intereses, su lucha de clase es internacional y no tiene ningún interés en aliarse con ningún estado frente a otro. Sus métodos se oponen directamente a la agravación del odio entre grupos étnicos o nacionales, porque su necesidad es unir juntos a todos los proletarios de todas las naciones en una lucha común contra el Capital y el Estado.
En Oriente Medio, la espiral de conflictos nacionalistas ha hecho la lucha de clase muy difícil pero ella existe sin embargo –por ejemplo, en las manifestaciones de trabajadores palestinos en desempleo contra las autoridades palestinas, en las huelgas de trabajadores del sector público de Israel contra los presupuestos de austeridad del gobierno. Pero la fuente más viva capaz de crear una brecha en el muro de la guerra y del odio en Oriente Medio, está fuera de la región, en la lucha creciente de los trabajadores de los países capitalistas centrales. El mejor ejemplo de solidaridad de clase que podemos dar a las poblaciones que están sufriendo los horrores directos de la guerra imperialista en Oriente Medio, es el desarrollo de la lucha tal y como se vivió en los futuros trabajadores de las universidades y de los institutos franceses, o en el metal de Vigo en España, o en los trabajadores de Belfast o del aeropuerto de Londres.
Corriente Comunista Internacional 17-7-06
¿Por quién hemos de tomar partido?
¿Por los periódicos occidentales que han publicado ridículas caricaturas de Mahoma con el único objeto de provocar e insultar a un grupo minoritario, con el pretexto de la libertad de expresión?
¿O, por los manifestantes islámicos que desfilan por las calles llamando a que se repitan atentados como los del 11 de Septiembre, 11-M o los recientes de Londres, para castigar a “Gran Bretaña” o a “Europa”?
¿Con cuales de esos valores hemos de identificarnos; con los de la moderna democracia occidental o con los del Islam? ¿Cuál de ambas civilizaciones posee una moral más elevada o responde mejor a los problemas de la humanidad?
Para nosotros – comunistas, internacionalistas, militantes de la lucha de clases – la respuesta es: NINGUNA. El llamado “choque de civilizaciones” es una confrontación en el seno de una única civilización: el capitalismo. Y esta “civilización” se encuentra, en todo el mundo, en su etapa histórica de mayor decadencia.
Los “defensores de la libertad de expresión” se presentan como los depositarios del “progreso” y de la “ilustración” contrarios a las supersticiones medievales y a la censura religiosa. Pero hace mucho tiempo ya que el capitalismo, incluida su versión democrática, ha dejado de representar progreso alguno para la humanidad. Los discursos actuales de la burguesía en pro de la libertad y contra los prejuicios religiosos no tienen nada que ver con la lucha, revolucionaria en su momento, de sus antepasados contra el oscurantismo feudal, sino que se han convertido, pura y llanamente, en excusas para emprender en sus propios países sórdidas campañas racistas contra minorías étnicas, o para aventuras imperialistas en el exterior.
Pero tampoco podemos decir que la “comunidad musulmana” mundial suponga alternativa alguna al “decadente Occidente”. “Oriente” es igualmente decadente. El predominio de la religión en gran cantidad de esos países subdesarrollados, es la expresión ideológica, de un sistema que ha sojuzgado a sus leyes al conjunto del planeta, pero que nunca será verdaderamente capaz de unirlo y desarrollarlo. Si millones de personas se vuelcan hoy hacia la religión se debe a que el actual orden mundial no les ofrece más perspectiva que la miseria y la guerra.
Los “países islámicos” son igualmente naciones capitalistas, aunque figuren entre las más débiles y las menos competitivas. Y eso no cambiará por mucho que los regímenes musulmanes acaben convirtiéndose en un Califato fundamentalista. El Islam, como todas las religiones, no sólo no supera la división en clases de la sociedad, sino que sirve, en todo el mundo, precisamente para someter a los explotados a sus explotadores.
La clase obrera tiene la misión histórica de liberar a la humanidad de todo tipo de mistificación. El Islam y el Cristianismo son aún mitologías muy poderosas que sirven a la perpetuación del presente sistema social. Pero la democracia es la más poderosa de esas mitologías precisamente porque aparenta no serlo. Elegir entre una u otras únicamente puede beneficiar los intereses de la clase dominante, e impedirnos desarrollar nuestra propia perspectiva, que es la única perspectiva para la humanidad: el comunismo.
Amos, 4/2/2006.
Publicado por World Revolution, publicación de la Corriente Comunista Internacional en Gran Bretaña.
Cómo ya sabréis por los medios de “información”, ayer por la tarde los estudiantes de las universidades de la región parisina fueron a la Sorbonne, que desde hace varios días está ocupada por alrededor de cincuenta estudiantes de esta facultad situada en el centro de París. La asamblea general de estudiantes de ayer por la mañana de la facultad de Censier, había decidido enviar una delegación masiva para llevar comida a sus camaradas, cercados en la Sorbonne por un cordón de policías.
Cientos de estudiantes entraron por la fuerza en la Sorbonne por las ventanas; pero el movimiento de solidaridad con sus camaradas hechos rehenes es muy heterogéneo. Ciertos estudiantes, sobre todo los de Censier, han intentado discutir con los gendarmes. Algunos gritaban la consigna: «¡CRS[1] [216] únete!», otros «¡el RMI[2] [217] para Sarkozy!». Los antidisturbios no cargaron, aunque los más nerviosos dieron empujones y algún porrazo. A pesar de las escaramuzas, que sepamos no ha habido arrestos en ese momento. Parece evidente que las fuerzas del orden tenían la consigna de no cargar, lo que permitió que los estudiantes entraran en la Sorbonne forzando las puertas y las ventanas. Cientos de estudiantes caían así en una trampa.
Esa misma noche la situación cambió y hubieron enfrentamientos violentos entre los estudiantes y las fuerzas del orden. A las 4 de la madrugada, los CRS evacuaron la Sorbonne a trompazos y con bombas lacrimógenas. Muchos estudiantes fueron arrestados.
Los hijos de la clase obrera han sufrido pues la misma tragedia que la cabra del Sr. Seguin[3] [218]. Han aguantado hasta la madrugada y luego el lobo se los ha comido.
Frente a la represión, los arrestos y la ocupación policial de las universidades, llenas de soplones y agentes especiales, la CCI denuncia rotundamente los ataques que el Estado “democrático” burgués ha desencadenado contra los hijos de la clase obrera. La CCI se declara solidaria con los hijos de la clase obrera, atacados con el CPE[4] [219], golpeados y arrestados por la policía.
Hoy “el orden reina” en la Sorbonne. Los hijos de la clase obrera han perdido una batalla, pero el proletariado no ha perdido la guerra de clases.
La mejor solidaridad que la clase obrera puede aportar a las jóvenes generaciones frente a los ataques del capitalismo, es emprender desde ahora la lucha en todos los sectores contra el CPE, contra todos los ataques la burguesía y contra la represión. La clase obrera tiene que exigir la liberación de sus hijos capturados en los coches celulares.
Para eso hay que desarrollar en los centros de trabajo asambleas generales masivas, lugares de discusión. Hay que hacer manifestaciones masivas en la calle.
Pero antes de movilizarse es preciso reflexionar, discutir todos juntos sobre las perspectivas y los medios de lucha; puesto que el fin no justifica todos los medios. Los elementos más conscientes y más claros de la clase obrera, los elementos más conscientes de la juventud estudiantil tienen que jugar un papel de vanguardia para que la respuesta contra el CPE no sea una aventura sin futuro. Lo que ha pasado en la Sorbonne esta noche es sólo un episodio de un movimiento más amplio, un movimiento que en un momento u otro va a extenderse como una mancha de aceite más allá de las fronteras nacionales.
Pero volvamos ahora rápidamente a los acontecimientos de las últimas semanas.
A pesar del bloqueo de los medias burgueses, y particularmente de la TV, a pesar de la dispersión del periodo de vacaciones escolares, desde el principio del mes de Febrero, los universitarios, y en menor medida los estudiantes de institutos, se han movilizado en la mayoría de las universidades de las grandes ciudades del país para protestar contra el famoso CPE que acaba de adoptarse en la Asamblea nacional.
Desde que tuvimos eco de lo que pasaba en las facultades, y particularmente en Paris 3-Censier, movilizamos inmediatamente nuestras fuerzas para intentar comprender lo que pasaba y el significado de este movimiento.
Hoy podemos afirmar claramente que ese movimiento de jóvenes estudiantes no tiene nada que ver con una agitación interclasista, a pesar de que, evidentemente, en las facultades hay hijos de la burguesía y de la pequeña burguesía, la mayoría hostiles a la huelga y que se hacen muchas ilusiones sobre el porvenir que les promete el capitalismo. La lucha de los estudiantes contra el CPE, sea cual sea su resultado, no es sólo una llamarada, una revuelta sin porvenir. La CCI saluda vivamente este movimiento que se inscribe plenamente en el combate de la clase obrera.
¿Porqué?
Primero porque la revuelta de estudiantes es una respuesta legítima a un ataque económico directo, masivo y frontal contra el conjunto de la clase obrera. Con el «Contrat Première Embauche» las nuevas generaciones tendrán aún más precariedad y miseria cuando terminen su formación.
Luego porque los estudiantes se han movilizado inmediatamente en un terreno de clase, como han mostrado magistralmente en la manifestación del 7 de Marzo. Han sido capaces de dejar de lado sus reivindicaciones específicas (como la reforma del LMD[5] [220] por ejemplo), para plantear reivindicaciones con las que se identifica toda la clase obrera.
En fin, porque por primera vez desde Mayo del 68 hemos visto a los estudiantes lanzar consignas llamando a la solidaridad y la unidad de toda la clase obrera: «¡Trabajadores, desempleados, universitarios y estudiantes de institutos, una misma lucha!».
En realidad han ido más lejos que en Mayo del 68: al contrario que la generación de Mayo del 68, que estaba fuertemente marcada por el espíritu contestatario y lo que entonces se llamaba «conflicto generacional», hoy los estudiantes han planteado la necesidad de luchar unidos, no sólo todos los sectores de la clase obrera, sino también las distintas generaciones, los que son atacados con el CPE y los jubilados y futuros jubilados que serán atacados con un contrato «dernière embauche» (de último empleo).
Si la nueva generación, en ciertos aspectos, es mucho más madura que la de finales de los años 60, es precisamente porque las condiciones objetivas han madurado: la crisis económica se ha profundizado y pone al descubierto hoy la quiebra irremediable del sistema capitalista.
Pero los estudiantes de hoy han ido aún más lejos que sus mayores de Mayo del 68 en la forma en que han tomado la lucha a su cargo, apropiándose sorprendentemente y notablemente de los métodos de lucha del movimiento obrero y haciendo vivir la solidaridad en la lucha. Y este método se ha visto claramente en las asambleas generales en Censier; no en el encierro de la Sorbonne.
Lo primero queremos evocar lo que ha pasado estos días en la facultad de París 3-Censier.
Todos los días, los estudiantes y los asalariados[6] [221] en huelga ocupan los anfiteatros y celebran asambleas generales masivas.
Hemos sido testigos de lo que ha sucedido en estas asambleas de Censier y podemos afirmar rotundamente que funcionan según el modelo de los Consejos obreros. La riqueza de las discusiones, en las que todos pueden tomar la palabra y expresar su punto de vista, la forma en que la tribuna organiza los debates, las votaciones, la formación de diferentes comisiones, el nombramiento de delegados elegidos y revocables que tienen que rendir cuentas a las asambleas soberanas, toda esta dinámica, este método de lucha, son los que han surgido en los momentos más álgidos de la lucha de clases: en 1905 y 1917 en Rusia, en 1918 en Alemania, en Polonia durante la huelga de masas en agosto de 1980.
Para nosotros, está claro que el pulmón del movimiento, el epicentro del seísmo, no está en la Sorbonne, donde los estudiantes se han encerrado en la facultad, rodeada por los CRS. El epicentro del seísmo está en la facultad de Censier, y la burguesía lo sabe. Por eso los medias han hecho mutis total sobre las asambleas generales de Censier.
Los estudiantes de Censier han conseguido arrastrar a sus profesores y al personal administrativo a la huelga. Han conseguido desarrollar un movimiento solidario y unido, hasta tal punto que se ha decidido hacer asambleas comunes los estudiantes y los asalariados de la facultad.
¿Cómo estos jóvenes, algunos –incluyendo dirigentes del movimiento- en el primer año de facultad, han podido avanzar tan rápido y tomar decisiones como las que hemos visto desde la manifestación del 7 de Marzo?
Simplemente porque el rechazo del Sr. Villepin[7] [222] a tomar en cuenta sus reivindicaciones después de la manifestación del 7 de Marzo ha empujado a los estudiantes a abrir sus asambleas generales a los asalariados y a darles la palabra. En 1968, fue precisamente el encierro de los trabajadores en las fábricas, preconizado por los sindicatos, lo que permitió a la burguesía llevar a la clase obrera a la derrota.
La mayoría de obreros ya no podían ir a discutir con sus camaradas de otras fábricas ni con los estudiantes, puesto que se dejaron encerrar tras los muros de sus centros de trabajo. Los jóvenes tienen que aprender de esta experiencia para impedir las maniobras y evitar las trampas que les tienden los saboteadores de todo pelaje que quieren enviarles a la derrota divididos y aislados.
Pero para volver a lo que ha pasado en Censier desde el 7 de Marzo:
Después de la manifestación, una pequeña minoría de obreros de otros sectores, militantes revolucionarios y padres de estudiantes en lucha fuimos a ver lo que pasaba en las facultades. Y lo que vimos y escuchamos en las asambleas generales de Censier nos llevó a reconocer en esta movilización estudiantil contra el CPE un combate que se integra plenamente en la lucha de la clase obrera. Una vez más tenemos que insistir que el porvenir de la sociedad humana está en manos de la nueva generación. El viejo topo de la historia, como decía Marx, ha trabajado bien; el marxismo, la teoría revolucionaria del proletariado, se ha verificado.
Los militantes de la CCI hemos intervenido en las asambleas generales como trabajadores y padres de estudiantes en lucha; pero lo que ha guiado el sentido general de nuestras intervenciones es el cuadro de análisis de la CCI, que es lo que puede dar una perspectiva para que la lucha de los estudiantes no quede aislada.
Desde que hemos comprendido lo que estaba pasando en Censier, hemos decidido combatir el trabajo sucio de los medias burgueses; por eso nuestra hoja de intervención se está traduciendo a otros idiomas (ya está en nuestra página web en inglés y en español, lo que quiere decir que la clase obrera y los universitarios de Europa y del continente americano pueden informarse de lo que pasa en Francia).
En las asambleas generales de estos dos últimos días, los profesores de la universidad de Censier y el personal administrativo han aportado un soplo de aire fresco al movimiento. Han hecho varias intervenciones para afirmar que participarían activamente en la extensión de la lucha en las facultades; han tratado de arrastrar a los estudiantes más vacilantes y hostiles a la lucha ofreciéndoles garantías de que no se penalizaría a los alumnos huelguistas en los exámenes o las becas.
En fin, para resumir, retomamos y hacemos nuestro esto que dijo un profesor de París 3 : «Los estudiantes de Censier han inventado algo nuevo, algo muy pujante que va a arrastrar tras ellos a otras universidades. Y eso lo hemos visto muy claramente en la manifestación del 7 de Marzo»
Efectivamente, ¿Qué pasó el 7 de Marzo?
Más de mil estudiantes se juntaron en el atrio de la facultad de Censier para ir juntos a la manifestación organizada por todos los sindicatos y partidos de izquierda. Cuando se dieron cuenta de que los cortejos sindicales, y particularmente el de CGT[8] [223], se situaba a la cabeza de la manifestación, los estudiantes se dieron la vuelta, tomaron el metro para situarse delante de las cohortes sindicales arrastrando tras de sí a sus camaradas de otras facultades. De esta forma, los jóvenes estudiantes en lucha se unieron espontáneamente a la cabeza de la manifestación tras una única pancarta, gritando consignas unitarias, exigiendo la retirada pura y simple del CPE; mientras que el panfleto difundido por el PCF[9] [224] ¡no dice ni una palabra de la retirada del CPE! (lo tenemos aquí y los camaradas pueden comprobarlo)
Gracias a este truco de sioux, de los estudiantes de Censier, el cortejo del viejo dinosaurio estalinista se quedó a la cola de los chicos del Mamut de la educación nacional[10] [225]. La CGT se vio obligada a enganchar sus vagones herrumbrosos a la locomotora de esta joven generación, una generación que Rosa Luxemburgo llamaba con razón, ¡«la flor y nata del proletariado»!
Como en Mayo del 68, la clase dominante y sus fuerzas de encuadramiento en las filas obreras han sido sorprendidas y superadas por la situación. Y, tenemos que reconocerlo, en cierta medida, a la CCI también nos ha sorprendido la vitalidad y la creatividad de los estudiantes más lanzados.
Una prueba de que la CGT no había previsto el desplante que recibió es que, tras la manifestación del 7 de Marzo, en una entrevista televisada en la cadena LCI, el líder de la CGT, Bernard Thibault, declaró a los periodistas que: «Es verdad que en esta manifestación había una parte imprevista».
También debido a esta «parte imprevista», porque la situación les ha desbordado, las “fuerzas” del PCF nos agredieron en la manifestación, principalmente en nuestro puesto de venta. Uno de los “fuertes” nos dijo: «Me dan ganas de partiros la cara. No tenéis vergüenza de repartir vuestro folleto [Cómo pasó el PCF al terreno del capital] cuando ya no hay estalinistas en el PCF» (sic)
Vamos a detenernos aquí por lo que concierne a los hechos anecdóticos. Los camaradas, y sobre todo los estudiantes que están en la sala, podrán completar, rectificar o precisar esta presentación en el debate.
Pero sí queremos plantear brevemente un punto sobre el mutis de los medias.
Acordémonos que el otoño anterior, cuando se produjeron los disturbios en los barrios periféricos, la burguesía no se privó de dar la matraca ideológica a bombo y platillo, no sólo en Francia, sino en todos los rincones del planeta. En todas partes, en todos los países de todos los continentes, los disturbios en Francia fueron portada de los periódicos y los informativos de TV.
¿Qué pasa hoy con los medias? Hasta la manifestación del 7 de Marzo, punto en boca, día tras día nos han machacado con la gripe aviar, el sórdido asunto de la “banda de los bárbaros”[11] [226] y otras cortinas de humo para entretener a la galería y sobre todo para no hablar de lo esencial, es decir, de la movilización de los estudiantes contra el CPE.
¿Porqué los medias a sueldo del capitalismo han guardado silencio sobre la huelga de estudiantes y sin embargo metieron tanto ruido sobre los disturbios en los suburbios? Sencillamente porque, al contrario de los altercados desesperados de los jóvenes de los suburbios, la lucha de los estudiantes no es un fogonazo que se extingue apenas prender, sino que es portadora de una perspectiva de futuro para la sociedad.
Y si hoy los medias rompen el muro de silencio es sólo para servir los intereses de la burguesía. Nos presentan a los estudiantes como simples revoltosos. Ese es el mensaje que quiere hacer colar Mr Tony Blair, como se puede comprobar en la portada del Times, que el día siguiente de la manifestación del 7 de Marzo ponía en titulares: «RIOTS…», es decir, revueltas, altercados, «en las universidades fracesas».
En cuanto a los medias franceses, ahora aportan su granito de arena al sabotaje de la lucha de clases. No únicamente los diarios de derechas, como Le Figaro, o Le Parisien, sino también los de izquierda, como Liberation, dirigido por el ex/sesentayochesco Serge July, que nunca se verá afectado por el paro.. Así la edición del 10 de Marzo de Liberation se distribuía gratuitamente en el hall de Censier, porque había un pequeño artículo ridículo sobre la huelga en esta facultad, titulado «un aire de Mayo del 68».
El mensaje es, si se nos perdona la expresión, muy puta. Un aire de Mayo del 68 quiere decir que los estudiantes se habrían dedicado exclusivamente a cantar canciones revolucionarias, invitando al grupo de teatro “Jolie môme” el 3 de Marzo al recinto de la facultad; pero no se dice ni una palabra sobre la dinámica de las asambleas generales, sobre la unidad y la solidaridad del movimiento, que ha arrastrado a los profesores y al personal administrativo a la huelga.
Y este silencio no se debe para nada a que los periodistas de Libé o de la TV no estuvieran al corriente, puesto que han ocupado la facultad con sus cámaras y entrevistas. El Estado francés puede acuñar una preciosa medalla para sus periodistas y sus imágenes tan artísticas.
Para la CCI está claro que el movimiento de la juventud universitaria da miedo a la clase dominante. Monsieur Villepin y sus colegas, de derechas y de izquierdas, simplemente tienen miedo de que la creatividad de los estudiantes de Censier de malas ideas al conjunto de la clase obrera.
El silencio de los medias, la falsificación de sus informaciones, los “retoques” de sus cámaras, de sus reportajes y de sus entrevistas, sólo significan una cosa: son una ilustración del canguelo de la burguesía. Y este miedo es tanto mayor, cuanto que son los estudiantes más conscientes los que están a la vanguardia del movimiento, Esta vanguardia es la que la burguesía francesa, con sus policías y brigadas especiales quiere desmoralizar y someter al silencio.
Los hijos de la clase obrera que se han movilizado contra el CPE, son los hijos de esos a los que Monsieur Raffarin, para imponer la reforma del sistema de pensiones, tuvo la poca vergüenza de decirles: «la calle no es quien gobierna».
Y la única respuesta de la burguesía a esta protesta contra la precariedad y el paro, es la represión. El CPE es una ilustración de la quiebra del sistema capitalista. La represión muestra hoy claramente el verdadero rostro de la democracia burguesa. La situación social actual tiende a poner de manifiesto que, poco a poco, los de arriba ya no pueden gobernar como antes, porque los de abajo ya no quieren vivir como antes.
Y por eso la burguesía francesa se dispone a emplear todas sus fuerzas en la batalla, para dividir y dispersar el movimiento, para encerrar a los estudiantes en las facultades y así poder «limpiar al Karcher (–a fondo-)»[12] [227], como hizo anoche en la Sorbonne.
En todas las cadenas de TV hemos podido ver hoy las imágenes que la burguesía esperaba, con sus comentarios, como el de Claire Chazal[13] [228]: «el movimiento ha dado un giro a la violencia». Evidentemente no se refería a la violencia de la policía, sino a la de los hijos de la clase obrera, presentados como camorristas, como chusma.
¿Porqué la mano derecha del Estado policial de nuestra bella democracia francesa, Monsieur Sarkozy, ha desencadenado una vez más la represión?
Porque los estudiantes no quieren la miseria capitalista, porque no quieren estar desempleados al final de sus estudios; porque entraron a la Sorbonne para portar su solidaridad y comida a sus camaradas que estaban a punto de desfallecer de hambre. Estos estudiantes han sido golpeados y arrestados sencillamente porque han dado un mal ejemplo de solidaridad en la lucha.
Pero para mantener el combate a largo plazo en la lucha de clases. Los batallones más conscientes del proletariado tienen que guardar en la memoria lo que Marx y Engels decían en El Manifiesto Comunista en 1848: «Los comunistas tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de una comprensión clara de las condiciones, la marcha y los fines generales del movimiento proletario». No tienen que olvidar jamás que el arma más decisiva de la clase obrera es antes que nada su conciencia, al contrario de la violencia ciega de los jóvenes rebotados de los suburbios.
¡Frente a la violencia de las milicias del capital a las órdenes de Monsieur Sarkozy, hay que oponer la conciencia de clase en la lucha!
Los elementos más conscientes de la clase obrera tienen que acordarse también de lo que Marx y Rosa Luxemburgo decían: «Al contrario que las revoluciones del pasado, la revolución proletaria es la única revolución de la historia que no puede llegar a la victoria mas que tras toda una serie de derrotas». Precisamente porque la revolución proletaria «saca su poesía del futuro», los revolucionarios no tienen que ceder nunca a la desmoralización y la impaciencia.
[1] [229] Compagnie Républicaine de Sécurité. Los CRS son los cuerpos represivos antidisturbios
[2] [230] RMI: Revenue Minimum d’insertion (salario mínimo, actualmente 433€ por mes; menos de lo que cuesta un alquiler)
[3] [231] Se refiere a un famoso cuento francés en el que una cabra busca su libertad en el monte, sabiendo que tendrá que enfrentarse al lobo –lo que hace durante toda la noche-; que sin embargo se la come por la mañana
[4] [232] Contrat Première Embauche: nueva modalidad de contrato laboral que pretende imponer el gobierno a los jóvenes, por la cual, durante los dos primeros años de trabajo, se les puede despedir sin aviso ni justificación y sin derecho a indemnización. La retirada del CPE es la principal reivindicación del movimiento estudiantil
[5] [233] Licence-Masters-Doctorat, la nueva titulación europea Standard.
[6] [234] Los profesores, los administrativos y el personal de mantenimiento también se han unido al movimiento de huelga
[7] [235] Primer ministro de Francia
[8] [236] Confédération Générale du Travail. Sindicato controlado por los estalinistas
[9] [237] PCF Partido Comunista francés, se trata de los estalinistas
[10] [238] El sistema escolar se conoce habitualmente como “El Mamut”, como le llaman los “reformistas” de derechas e izquierdas –es una referencia a su naturaleza desfasada e inmovilista.
[11] [239] Responsable de un secuestro y asesinato particularmente viles
[12] [240] Una referencia al ministro del interior, Sarkozy, que durante los disturbios de noviembre pasado en los suburbios, declaró que había que limpiarlos «al Karcher» (una especie de aspiración a fondo)
[13] [241] Una conocida periodista de los informativos en “prime time”
No pertenezco a la CCI pero soy un simpatizante, conozco su plataforma, leo su prensa, me comunico y discuto con su sección en España y, para los mal pensados, nadie me ha dicho que escriba estas líneas sino que es una respuesta directa a un escrito (por llamarlo de alguna manera porque ni siquiera tiene ese rango) que vi en la web de la CCI el 26/9/06 y que si no recibieron al día siguiente fue por problemas que tuve en la conexión con Internet. Por tanto lo envío tal como me salió del corazón y de la cabeza y no se, aunque tampoco me importa, cual de las dos cosas tiene mayor importancia porque la solidaridad no es solo cosa de neuronas.
“Con asombro e indignación leo un escrito de alguien que se hace llamar la “H muda” amenazando a los militantes de la CCI en México con darles una “putiza” expresión que no se emplea en España aunque es lo que aquí llamamos paliza. El texto de la amenaza, por el estilo y las expresiones, esta escrito con resentimiento pero sobre todo con la impotencia y el miedo que brota de la falta de argumentos políticos. Yo no quiero insultar al autor o autores, aunque la verdad es que la ocasión es apropiada para una réplica corrosiva que dejaría en un puro hazmerreír el texto de la amenaza, sino llamar su atención sobre que la tradición del movimiento obrero es absolutamente contraria a esos comportamientos de amenazas, de atentados, terrorismo, etc., propios de los explotadores y sus lacayos conscientes o no. La violencia de clase no tiene nada que ver y es opuesta a la del texto de la amenaza y, desde ahora, creo que los responsables de las amenazas deben quedar invitados a una discusión sobre el fondo de lo que denuncian, como también acerca del papel de la violencia; en tal caso, aunque las diferencias sean de gran calado, entenderé que se trata de gente honrada y borraré el primer pensamiento que acudió a mi cabeza cuando leí el escrito, y fue, aunque todo ello se movía en el mundo burgués, cuando en agosto de 1936, al inicio de la Guerra Civil española, en un acto en la Universidad de Salamanca, siendo rector Miguel de Unamuno, que había flirteado políticamente con todos (hasta con el marxismo) y estando presente el general franquista Millán Astray (fundador de la legión extranjera en España) este gritó ¡muera la inteligencia, viva la muerte! Esto no convierte, para mi, a los miembros de la CCI en una gente lista ni a los redactores del texto en unos tontos y potenciales asesinos, pero fue lo que pensé en ese instante. Pero plantear así la diferencia entre amenazados y amenazadores seria una frivolidad y lo coherente estriba en profundizar donde están las posiciones de unos y otros cosa que no concierne a esta toma de posición.
La amenaza de esta gente no debe quedar disuelta en el olvido que impone la tiranía mediática de la actualidad, hay que tenerla muy en cuenta porque es un grano más que se une a otros anteriores efectuadas por otros grupos o personas y pueden crear el ambiente adecuado para pasar de las palabras a los hechos, contra una organización proletaria que no se muerde la lengua a la hora de denunciar a los enemigos de la clase obrera pero, sobre todo, a los más peligrosos, a sus falsos amigos.
Esto no es un articulo sino una toma de posición, en caliente, de solidaridad internacionalista y proletaria contra unos militantes amenazados. Pues bien, sepan que aunque no nos conocemos ni siquiera a nivel de correspondencia y aunque hay miles de kilómetros de distancia (les escribo desde Barcelona) conozco bien sus posiciones y se que se caracterizan por su interés por la discusión y la crítica concebida como un arma del proletariado y que son de los pocos que tienen el coraje de expresar públicamente sus errores (¡otros no se equivocan nunca!) y todo eso tiene sus riesgos como son las amenazas que sufren en México, a pesar de ello, repito, su lucha, sus posiciones, su moral política es la de muchos proletarios anónimos y, en lo que me concierne, sepan que las amenazas hechas por elementos turbios, en tanto que no tienen el valor de dar la cara, tanto si se hacen realidad como si no, las entiendo hechas como contra mi mismo como simpatizante que soy. No están solos, los obreros honrados del mundo, estoy seguro, están a su lado. La amenaza, aunque se lleve a cabo, o el miedo nunca destruirán la conciencia revolucionaria. Hoy los medios de comunicación y transporte han hecho del mundo un lugar reducido y eso tiene sus ventajas para ejercer, no la hipócrita solidaridad burguesa que algunos practican en vuelos organizados (Chiapas, por cierto, es un lugar preferido por los llamados antiglobalizadores y demás izquierdistas españoles) sino la solidaridad internacionalista real, es decir, la que se traduce en hechos concretos y efectivos, hoy solo con la pluma pero si hace falta también con la espada, la clase obrera no dejara abandonado a sus mejores hombres. Por ahora yo solo soy un grano de arena de esa clase. Saludos fraternales y solidarios.”
Germán
Barcelona, 26 de septiembre de 2006
El portavoz de la policía británica que anunció el arresto de varios sospechosos relacionados con la preparación de atentados a los aviones, dijo que el grupo planeaba «asesinatos masivos a escala inimaginable y sin precedentes».
Si lo que preparaban realmente era la destrucción de aviones de transporte de pasajeros cuando sobrevolaran las ciudades americanas, se trata ciertamente de un plan de asesinatos masivos. Los métodos de Bin Laden y de los “yhaidistas” que lo admiran son métodos de barbarie. Las víctimas de sus ataques son en primer lugar y principalmente los explotados y los oprimidos, los trabajadores, los pobres. En Nueva York, Madrid, Londres, Mumbai, Beslan, y todos los días en Irak, la «resistencia islámica» masacra a los que van a trabajar, a los que intentan sobrevivir día a día en una sociedad hostil. De hecho, los métodos de los “yhaidistas” son los mismos que los de las potencias hostiles a los que dicen que se oponen –USA, GB, Israel, Rusia, etc.
Y así como los gobiernos occidentales tratan de fomentar la islamofobia y el racismo contra los musulmanes, la respuesta de los “yhaidistas” es predicar el racismo contra los “infieles”, y en particular contra los judíos, reviviendo las peores mentiras del Hitlerismo. Esas ideologías se usan para justificar verdaderas carnicerías de la población no-musulmana (en las que los musulmanes también mueren a miles, como en Irak). Los “yhaidistas” son realmente el reflejo en el espejo de Bush y Blair y su «guerra contra el terrorismo».
Las atrocidades terroristas contra inocentes ni son «inimaginables», ni «sin precedentes». Los que hoy desde el poder condenan esas recientes tentativas de cometer atrocidades, en realidad llevan a cabo otras mucho mayores; puesto que sus posibilidades son muy superiores. Son auténticos yhaidistas “democráticos” a cargo de los mayores Estados del mundo, responsables de masacres de civiles a escala mucho mayor –en Irak, Afganistán, Líbano, Chechenia… Las guerras desencadenadas por las potencias “democráticas” son el modelo supremo de terror. ¿De qué otra forma se puede catalogar el uso masivo de la fuerza militar para intimidar a la población en diferentes zonas? ¿Qué otra cosa puede ser la devastación de Líbano que Israel está llevando a cabo? ¿O la campaña USA «Shock and awe» (golpear e intimidar) del 2003? ¿Qué fue sino la operación «area bombing»[1] [242] sobre Alemania, ordenada por Churchill al final de la 2ª guerra mundial?
La guerra imperialista es terror contra la humanidad, y los Estados que la practican son tan expertos en los tenebrosos métodos de los “terroristas” como en el terror masivo y diáfano de los bombardeos aéreos. ¿Quién sino la “democrática” América entrenó a Bin Laden para combatir a los rusos? ¿Quién utilizó los grupos protestantes para llevar a cabo asesinatos y atentados en el Ulster? : La “democrática” Gran Bretaña. ¿Qué país ensalza como sus “padres fundadores” antiguos terroristas como Menahem Begin?: el Estado “antiterrorista” de Israel. Y a través de sus espías e informadores, el Estado “democrático” también puede utilizar sutilmente los grupos terroristas, incluso cuando están “en el otro bando”. A pesar de las polémicas oficiales contra las “teorías conspirativas”, hay abundantes evidencias que sugieren que el Estado USA dejó hacer a Al Quaeda en septiembre de 2001; el objetivo –que ya ha sido abiertamente considerado por los teóricos “neocons”- era crear un nuevo Peral Harbour para justificar una amplia ofensiva imperialista en Afganistán e Irak. Y es igualmente capaz de fabricar complots terroristas cuando realmente no hay nada; Juan Carlos de Menezes dejó su vida en uno de estos montajes en Stockwell, y las redadas masivas en Forest Gate en Junio casi suponen otra muerte “accidental”. Porque sea real o inventada la amenaza, el Estado siempre usa las actividades de los terroristas para reforzar su arsenal de leyes represivas, su ingente aparato de informadores y de vigilancia.
Después del 11 de septiembre, Bush planteó una falsa alternativa: o con nosotros o con los terroristas. Hoy mucha gente ha visto las verdaderas intenciones de Bush; pero la mayoría no han podido escapar de ese falso dilema. A muchos jóvenes que ven que el mundo está siendo conducido a un desastre, se les engaña presentándoles el terrorismo como la única “alternativa”. Pero es una falsa alternativa, un callejón sin salida igualmente desastroso, que los convierte en agentes de reclutamiento en una marcha suicida a la guerra imperialista. Esto es evidente en la guerra que se extiende por Oriente Medio, guerra que está también repercutiendo en USA y Europa.
Pero ante la inexorable decadencia de la sociedad actual, que se hunde en la guerra y el caos, hay otra alternativa: la alternativa de la clase explotada, el proletariado, que somos la gran mayoría, y que no tiene ningún interés en dejarse arrastrar a conflictos fratricidas y masacres interimperialistas.
Frente a la aceleración del colapso del capitalismo, que en todas partes del globo ha demostrado que pone en peligro la supervivencia misma de la humanidad, sólo hay una guerra que vale la pena combatir: la guerra de clases, que una a los obreros de todos los países y razas contra los gangsters que gobiernan el planeta, pero que progresivamente están perdiendo el control.
La lucha de clases, que muchos daban por enterrada, estalla hoy de nuevo como puede verse en varios acontecimientos recientes:
- en las asambleas y manifestaciones de los estudiantes franceses, masivamente en huelga en los institutos y las universidades, todos juntos sin distinción de raza, o sexo, etc; un movimiento que, como en 1968, sacudió la arrogancia del Estado, sobre todo cuando cada vez más obreros comenzaron a sumarse al movimiento;
- en la huelga salvaje de los trabajadores de correos en Belfast: oficialmente “católicos” y “lealistas”, se manifestaron sin embargo conjuntamente por las calles de uno y otro “enemigo”, desafiando el cisma nacional y las bandas paramilitares de ambos lados;
- en la huelga de Heathrow el año pasado, donde los trabajadores del handling entraron en lucha en solidaridad con los obreros de Gate Gourmet (servicio de cafetería), uniéndose por encima de divisiones raciales y sexuales, en una indignación común contra la prepotencia tiránica de la patronal, y desafiando al mismo tiempo, al tomar esa iniciativa, la legislación sindical.
Estas expresiones de la solidaridad de la clase obrera son apuntes de la verdadera comunidad del género humano, una comunidad hecha de acción humana para seres humanos, no esclavizada por la religión o el Estado.
Traducido de World Revolution, publicación en GB de la CCI, 14.08.06
[1] [243] Bombardeos sobre Dresde, donde se había refugiado gran parte de la población huyendo de la guerra, que devastaron completamente la ciudad, y que tenían en parte el objetivo de masacrar e intimidar a la población para evitar una respuesta del proletariado a la guerra
La movilización masiva de los estudiantes en Francia contra los ataques económicos del Gobierno Chirac/Villepin/Sarkozy que ha querido imponer su “Contrato Primer Empleo” (CPE) por la fuerza, se inscribe plenamente en la dinámica actual de desarrollo de la lucha de clases del proletariado mundial. Este movimiento nada tiene que ver con movimientos precedentes, interclasistas, de la juventud estudiantil. Es un combate de toda la clase obrera. Sin duda, este movimiento se sitúa en un terreno de clase, contra un ataque económico, contra el “no futuro” que el capitalismo depara a las nuevas generaciones. Y justamente por ello, los estudiantes en lucha ha sido capaces de dejar de lado sus reivindicaciones específicas ( tales como la reforma del sistema de diplomas LMD ) para poner por delante reivindicaciones comunes a toda la clase obrera: ¡ No al CPE, no a la precariedad, los despidos y el desempleo ¡.
Lo que ha dado fuerza a este movimiento ha sido ante todo el desarrollo y el reforzamiento de la SOLIDARIDAD activa en la lucha. Reforzando sus lazos, construyendo un tejido solidario, comprendiendo que la unión hace la fuerza, los universitarios ( y estudiantes de instituto ) han puesto en práctica una vieja consigna del movimiento obrero: ¡ “Todos para uno, uno para todos”!. Gracias a esta actitud, a esta decisión, los estudiantes han conseguido incorporar a su lucha a los trabajadores de la Universidad ( profesores y personal administrativo ) que han desarrollado como ellos numerosas asambleas generales. Es más, los estudiantes de las facultades de la I´lle de France han abierto las asambleas generales a sus propios padres-trabajadores, a otros obreros e incluso a jubilados ( en particular la de Paris 3- Censier ). Les han pedido, a todos ellos, tomar la palabra y darles “ideas”. El “buzón de ideas o sugerencias” ha circulado con gran velocidad por todas partes, en la calle, en las asambleas generales, en los supermercados, en los centros de trabajo, en las páginas de Internet, etc. ¡ Así es como los destacamentos más conscientes de la clase obrera siempre y ahora han dado vida a la solidaridad de nuestra clase para ampliar su lucha al conjunto de la clase obrera!.
Tras la manifestación del 7 de Marzo, en todas las facultades de París y de provincias, se han desarrollado Asambleas Generales masivas de estudiantes; el “hombre de hierro”, el Primer Ministro Villepin, ha mantenido su política de firmeza: el CPE debe ser votado en la Asamblea Nacional ( Parlamento francés ) ya que esta fuera de lugar el hecho de que “la calle gobierne” ( tal y como dijo en 2.003, el ex Primer Ministro Raffarin, al imponer la reforma del sistema de pensiones para lanzar a la miseria a los trabajadores mayores, tras haberlos explotado durante 40 años ). Los estudiantes no han cedido ante el brazo de hierro del Gobierno. Los anfiteatros de las facultades en los que han tenido lugar las Asambleas Generales han estado llenos a reventar. Las manifestaciones espontáneas se han multiplicado, en especial en la capital. Los estudiantes han intentando superar el silencio al que quieren someter su lucha obligando a algunos “medios de comunicación” a levantar la ley del silencio y la mentira.
Del 8 al 18 de Marzo, “diez días han sacudido el mundo” de la burguesía francesa. Los estudiantes se han organizado cada vez más y mejor, para extender su respuesta en un único sentido y dirección: SOLIDARIDAD y UNIDAD de toda la clase obrera. En la capital, esta dinámica ha partido de la facultad de Censier que se ha colocado a la vanguardia del movimiento hacia la extensión y la centralización de la respuesta.
En las Asambleas Generales, los trabajadores que “pasaban por allí” han sido recibidos con los brazos abiertos. Han sido invitados a participar en los debates, a aportar su experiencia. Todos los trabajadores que han asistido a las Asambleas Generales en París así como en otras ciudades de provincia (en especial en Toulouse ) se han quedado impresionados de la capacidad de esta nueva generación para colocar su imaginación creativa y su determinación al servicio de la lucha de clases. En la facultad de Censier, en especial, la riqueza de los debates, el sentido de r4esponsabilidad de los estudiantes elegidos en los Comités de Huelga, su capacidad para organizar el movimiento, mantener organizados los debates, distribuir los turnos de palabra a todos aquellos que querían expresarse, su capacidad para convencer y desenmascarar a los saboteadores a través de la confrontación de argumentos desarrollados en la discusión, toda esta dinámica ha verificado la profunda vitalidad y la pujanza de las jóvenes generaciones de la clase obrera.
Los estudiantes han defendido permanentemente el carácter soberano de las Asambleas Generales, con sus delegados elegidos y revocables ( sobre la base de un mandato y del rendimiento del mismo a la asamblea ), a través del voto a mano alzada. Todos los días, equipos diferentes han organizado los debates en el anfiteatro. En estos equipos ha habido representantes de estudiantes sindicados y no sindicados.
Para poder repartirse el trabajo, para centralizar, coordinar y guardar el control del movimiento, el Comité de Huelga de París 3- Cesnier ha decidido elegir diferentes comisiones: prensa, animación y reflexión, acogida e información, etc...
Gracias a esta verdadera “democracia” de las Asambleas Generales y a la centralización de la lucha los estudiantes han podido decidir las acciones a desarrollar, teniendo como principal preocupación la extensión de su movimiento a las empresas.
Los estudiantes han comprendido perfectamente que el posible éxito de su combate estaba en manos de los trabajadores asalariados ( tal y como dijo un estudiante en la reunión de coordinación del 8 de Marzo “ si nos quedamos aislados, nos lo harán comer todo crudo” ). Cuanto más se ha obstinado el Gobierno de Villepin en no ceder, más determinados se han mostrado los estudiantes. Cuanto más ha golpeado el Ministro del Interior, Sarkozy, más se ha reforzado la cólera de los asalariados y más ha hecho “rabiar” a sus “electores”.
Los trabajadores asalariados más determinados en desarrollar la lucha de clases ( y los sectores menos estúpidos de la clase política burguesa ) saben que este pulso contiene la amenaza de la huelga de masas ( que no tiene nada que ver con la “huelga general” preconizada por ciertos sindicatos y por los anarquistas ), si los estúpidos que gobiernan se encierran en su “lógica” irracional.
Y esta dinámica hacia la extensión del movimiento, hacia la huelga de masas, ha comenzado desde el inicio de la movilización de los estudiantes que han enviado por doquier, a los cuatro rincones del país, delegaciones masivas hacia los trabajadores de las empresas próximas a sus lugares de estudio. Ahí, se han enfrentado al “bloqueo” sindical: los obreros han estado encerrados en sus fábricas sin posibilidad de discutir con las delegaciones de los estudiantes. Los “pequeños sioux” de las facultades de París se han visto obligados a inventar algunos medios para superar el control y boicot sindical.
Para movilizar a los trabajadores, los estudiantes han hecho gala de su gran imaginación. Así, en Censier han fabricado una urna de cartón llamada “cajón de ideas”. En otras universidades ( como la de Jussieu en París ) se ha propuesto abordar a los viandantes por la calle para explicarles sin ningún tipo de agresividad las razones de su cólera. Han pedido a todos aquellos con los que han hablado si tenían ideas de cómo reforzar el movimiento puesto que “ todas las ideas deben tomarse en consideración para la lucha”. Gracias al respeto de los trabajadores que han encontrado o que han ido a expresarles su solidaridad, los estudiantes han podido recoger en sus “cajones de ideas” las mejores a poner en práctica. Gracias a esa puesta en común de las experiencias, han podido decidir lo que eran “buenas ideas” ( aquellas que han ido en el sentido de reforzar el movimiento ) y lo que eran “malas ideas” ( las que iban en el sentido de debilitarlos, de sabotearlos para dejarlos en manos de la represión, como hemos visto con la “ocupación de la Sorbona” ).
Los estudiantes de muchas facultades, en especial las más destacadas en el combate, han abierto sus Asambleas Generales, a los trabajadores asalariados y jubilados justamente para pedirles que les transmitieran sus experiencias en el mundo de trabajo. Han mostrado unas enormes ganas de aprender de las viejas generaciones. Y los “viejos” que han participado igualmente han querido aprender de los "jóvenes”. Mientras los “jóvenes” han ganado en madurez, los “viejos” han podido rejuvenecer. Ha sido esta osmosis, esta unión entre todas las generaciones de la clase obrera, la que ha dado un nuevo impulso al movimiento. ¡ La mayor fuerza de la lucha, las más bella victoria en este combate ha sido la existencia de la lucha!, ¡ la solidaridad y la unidad de la clase obrera, todos los sectores y todas las generaciones juntas!.
Y esta victoria no se ha ganado en el Parlamento, se ha ganado en los anfiteatros universitarios. Desgraciadamente, para ellos, los espías al servicio del Gobierno que han estado presentes en las Asambleas Generales no han comprendido nada. No han sido capaces de dar la más mínima idea al Señor Villepin. El trío infernal Villepin, Sarkozy, Chirac se han encontrando sin “ideas”. Y entonces, se han visto obligados a mostrar el verdadero rostro de la “Democracia” burguesa: la represión.
El movimiento de los estudiantes en Francia va mucho más allá de una protesta contra el CPE. Como ha dijo un profesor de la Universidad de Paris-Tolbiac, en la manifestación del 7 de Marzo: “..el CPE no es sólo un ataque económico real y puntual. Es también un símbolo..”. Efectivamente, es el símbolo de la quiebra de la economía capitalista.
Además, es también una respuesta implícita a las “brabuconadas” policiales ( como las de otoño de 2.005 que provocaron la muerte “accidental” de dos jóvenes inocentes denunciados como “camorristas” por un “ciudadano” y perseguidos hasta su muerte a manos de la policía ). Colocando al frente del Ministerio del Interior a un pirómano ( Sarzkozy ), la burguesía francesa demuestra que no ha sido capaz de sacar todas las lecciones de su historia: ha olvidado que las “brabuconadas” policiales ( entre otras la muerte de Malik Oussékine en 1.986 ) pueden ser un factor de radicalización de las luchas obreras. Hoy día, la represión de los estudiantes de la Sorbona que únicamente querían poder desarrollar sus Asambleas Generales ( y no destruir libros como ha afirmado de forma mentirosa el rector Sr. Robien ), no puede más que reforzar la determinación de los estudiantes.
Toda la burguesía y sus “medios de comunicación” (en especial la televisión )a sus órdenes no han cesado, hora tras hora, de hacer publicidad engañosa para hacer pasar a los estudiantes como “delincuentes” ( la “escoria de la sociedad” utilizando los términos empleados por el gentelman Sarkozy al referirse a los jóvenes de las barriadas más pobres de Francia ).
Pero la mentira es demasiado burda y gruesa. La clase obrera no ha mordido el anzuelo de los “guiñoles de la información”. Sólo la violencia de la burguesía y su Estado “democrático” nos puede hacer recordar la violencia de los delincuentes. Un sistema que expulsa literalmente a la calle a millones de obreros, que se ven hundidos en la miseria tras más de cuarenta años de explotación asalariada, un sistema que hace reinar el “orden” y el “derecho” con la vara de palo. Y aún así, continuado con los oídos sordos, el señor Villepin ha hecho el siguiente chiste “..la dictadura te obliga siempre a cerrar la boca. La democracia te dejar hablar siempre...”. Pero en realidad, el trío infernal Villepin/Sarkozy/Chirac ha hecho otra cosa. Ha respondido a los estudiantes “ ...quéjate siempre cerrando la boca...”.
Y para poder mantener el poder, estos Señores se benefician permanentemente de la “solidaridad” de los “medios de comunicación”, y sobre todo de su privilegiado instrumento de intoxicación ideológica, los “telediarios”. Lo que buscan las retorcidas imágenes de los “comunicadores”, no es ni más ni menos que la fascinación exhibicionista y morbosa de la violencia ciega, la manipulación de los hechos y, en suma, el pudrimiento de la conciencia. Pero cada vez que la televisión aumenta su dosis de mentiras y de necedad, sus cámaras y noticias dan más y más asco a la clase obrera ( e incluso al electorado de la Derecha ).
Justamente porque las nuevas generaciones de la clase obrera, y sus batallones más conscientes, tienen en sus manos las llaves y las claves del futuro, han rechazado y no han caído en las provocaciones del Estado policial ( y de sus fuerzas de encuadramiento sindical ). Han rechazado firmemente utilizar la violencia ciega y desesperada de la burguesía, de los jóvenes revoltosos de las barriadas periféricas, de ciertos grupos “anarquistas” o “izquierdistas” exaltados.
Los jóvenes de la clase obrera que están a la vanguardia del movimiento de estudiantes son los únicos que pueden abrir una perspectiva a toda la sociedad. Esta perspectiva, la clase obrera puede desarrollarla únicamente si desarrolla una visión histórica, gracias a la confianza en sus propias fuerzas, gracias a la paciencia y también al buen humor (como decía Lenin ). Justamente porque la burguesía es una clase sin futuro histórico, la camarilla Villepin se ofusca y no puede utilizar más que la violencia ciega, el “no futuro” de los jóvenes revoltosos.
La determinación del Sr. Villepin de no ceder ante las demandas de los estudiantes ( la retirada del CPE ), revela una cosa más: la burguesía mundial no dejara su poder bajo la presión de las “urnas”. Para acabar con el capitalismo y construir una verdadera comunidad humana mundial, la clase obrera se vera obligada, en el futuro, a defenderse también por la violencia contra la violencia del Estado capitalista y de todas las fuerzas de apoyo de sus aparatos represivos. Pero la violencia de clase de la clase obrera no tiene en absoluto nada que ver con los métodos terroristas o con la violencia de las revueltas de las barriadas de la periferia ( como quiere hacernos creer la propaganda de la burguesía para justificar el aumento del control policial, de la represión de los trabajadores, de los estudiantes y a buen seguro de los verdaderos militantes comunistas ).
Para intentar imponer todos sus ataques económicos y policiales, la burguesía ha minado el terreno de la respuesta anti-CPE. De entrada ha intentado jugar la baza de las vacaciones escolares para intentar dispersar la cólera de los estudiantes. Pero los estudiantes no son párvulos, ni tampoco niños del coro ( si bien es cierto que algunos de ellos van aún a la Iglesia ). A pesar de esa primera maniobra han mantenido sus movilizaciones y las han reforzado tras las vacaciones. Evidentemente, los sindicatos han estado presentes desde el principio del movimiento y han hecho todo lo posible para hacer fracasar esta batalla.
Pero no habían previsto que podían ser desbordados en la mayor parte de las ciudades universitarias.
Por ejemplo, en París, más de un millar de estudiantes se reagruparon en las inmediaciones de la facultad de Paris 3-Cesnier para ir juntos a la manifestación. Los estudiantes se dieron cuenta de que los sindicatos, con la CGT a la cabeza, desplegaban sus pancartas para colocarse a la cabeza de la manifestación y encuadrar así todo lo que sucediera. Inmediatamente, los estudiantes dieron media vuelta y, utilizando diferentes medios de transporte ( y como no, la vitalidad y potencia de sus piernas ), dieron respuesta a esta acción sindical. Tomaron de hecho la cabeza de la manifestación y desplegaron las pancartas que contenían propuestas unitarias. De hecho, en primera línea de la manifestación no se cansaron de corear ideas y consigan unitarias: “Universitarios, estudiantes de Instituto, parados, trabajadores precarios, del sector público o privado, un mismo combate contra el desempleo y la precariedad”
La CGT fue ridiculizada. Se encontraba a la cola de los estudiantes con multitud de pancartas diferentes: “CGT de la metalurgia”, “CGT de los ferrocarriles”, “CGT del hospital de la Pitié Salpêtrière”, “CGT de la ciudad de Pantin”, “CGT de la Seine Saint Denis”, etc.. Tras cada una de las enormes pancartas rojas de la CGT, unos cuantos puñados de militantes desorientados. Para animar a sus tropas, los cuadros del partido estalinista “renovado” de Maurice Thorez ( partido que pedía tras la Segunda Guerra Mundial a los mineros y a los obreros de Renault en huelga que retomaran el trabajo ya que la “huelga es el arma de las multinacionales y los trust” ) lanzaron entonces consignas “radicales”. Intentaron silenciar la voz de los estudiantes con sus megáfonos. Los cuadros de la CGT y del Partido “comunista” FRANCES animaron a sus vasallos a cantar La Internacional. El viejo dinosaurio estalinista se ridiculizaba un poco más. Muchos manifestantes o viandantes que paseaban por la aceras se rieron a más no poder, pudiendo oírse comentarios del estilo: “ aquí están los guiñoles de la info”.
La misma tarde en la que tuvo lugar la manifestación, el líder de la CGT Bernadr Thibault dijo en la televisión : “ es cierto, nos enfrentamos algunos hechos desconocidos”. Los sindicatos se desenmascararon por sus propias maniobras. Es lo que el Sr. de Robien no comprende cuando se “indigna” por los actos de vandalismo de la “estudiantes” de la Sorbona (exhibiendo algunos libros rasgados por los especialistas de la manipulación): “la revuelta de estudiantes la dirige una pequeña minoría”. El Sr. Robien se ha puesto al revés sus gafas de presbicia: efectivamente una “pequeña minoría” es quien dirige toda la sociedad, no el movimiento de estudiantes. Una minoría que no produce nada salvo explotación y represión contra la gran mayoría de la clase productiva.
Los sindicatos, con CGT y FO a la cabeza, no han asimilado el golpe que recibieron el 7 de marzo. De ahí que ciertos periodistas, al menos los más inteligentes, han declarado en la TV: “a los sindicatos los han humillado”. Humillados también el 14 de Marzo por las manifestaciones espontáneas de los estudiantes en las calles de París. Los sindicatos incapaces de refrenar su cólera contra quien les había “humillado”, contra los trabajadores que testimoniaban su solidaridad activa con los estudiantes y se sumaban a la manifestación del 16 de Marzo, acaban por mostrar abiertamente ante las cámaras su complejidad con las tropas del Sr. Sarkozy. En París, el “servicio de orden” de la CGT (ligada al partido estalinista) y de FO (fundada con el apoyo de la CIA tras la segunda guerra mundial) que estaba la cabeza de la manifestación, mano a mano con la policía, oportunamente se relajó al final de la manifestación para dejar hacer a los pequeños “kamikazes” infiltrados que se precipitaron hacia la Sorbona para jugar al gato y el ratón con la policía. Todo aquel que estaba en primera fila pudo ver que el “servicio de orden” de los sindicatos CGT/FO sirvió en bandeja a los Villepin/Sarkozy desatar de nuevo los golpes y la represión.
Las incesantes imágenes de enfrentamientos violentos en esa manifestación tienen un claro objetivo: sembrar el miedo ante la manifestación del 18 de Marzo. Muchos de los trabajadores y estudiantes que quieren participar en 18 tienen miedo a hacerlo por los actos violentos.
Los presentadores del telediario anuncian la buena nueva a sus telespectadores: “el movimiento se está pudriendo” (según los telediarios de la tarde del día 16).
Quien quiere “pudrir el movimiento” son las fuerzas sindicales de encuadramiento cómplices de Sarkozy. Y la clase obrera empieza a verlo. Tras sus discursos “radicales” e hipócritas, lo que quieren los sindicatos, es salvar al Gobierno. ¡Por el momento, han fracasado!.
El partido estalinista y su CGT siguen conservando su lugar en el gran panteón del Parque Jurásico (junto a los brontosaurios de la UMP, derecha). Si los sindicatos hasta el momento no han podido jugar su papel de bomberos sociales, es porque los pirómanos Sarkozy/Villepin han quemado sus banderas el 16 de Marzo.
Los trabajadores han apoyado a los estudiantes en lucha porque han visto que los sindicatos han apoyado, en las empresas, el silencio de los “medios de comunicación” sobre las asambleas generales de los estudiantes.
Tras la manifestación del 7 de Marzo los sindicatos han hecho todo tipo de contorsiones y maniobras para paralizar a los trabajadores asalariados. Han hecho todo tipo de maniobras para dividir, y para desviar la cólera de la clase obrera. Han intentado sabotear el movimiento de estudiantes. Han hecho su discurso más radical, y “exigen” con notable retraso la retirada del CPE como previo a la apertura de cualquier negociación (en realidad no han dejado de maniobrar a espaldas de la clase obrera desde el “principio de la negociación”). Han utilizado la amenaza de “huelga general” para hacer que el Gobierno se “doblegase”. En resumen ha aparecido abiertamente, a las claras, que no querían que los trabajadores se movilizaran en solidaridad con los estudiantes. Con la espalda contra la pared han acabado por sacarse de la manga “el as de picas”: utilizando a algunos jóvenes excitados para desencadenar aún más violencia.
La única salida a esta crisis política de la burguesía francesa es remozar la vieja fachada del estado republicano. Y la Izquierda Parlamentaria ha servido este regalo en bandeja de plata al Sr. Villepin: PS/PC/Verdes han presentado conjuntamente, ante el Consejo Constitucional, sus “recursos” contra el CPE. Finalmente puede ser que este golpe de mano del PS permita que Gobierno salga del callejón sin salida retirando el CPE, a demanda de “los 12 sabios”: así podrá hacer suya la fórmula de Raffarin “no es la calle quien gobierna” añadiendo “son los 12 sabios retirados del Consejo Constitucional”.
Queriendo “limpiar con cañones de agua” a los estudiantes de la Sorbona (y a sus camaradas que fueron a llevarles comida) el Sr. Sarkozy ha abierto la Caja de Pándora. En esta caja “con ideas negras” el Gobierno Villepin/Sarkozy ha saco a los “falsos amigos” de la clase obrera, los sindicatos. El proletariado mundial debe darle las gracias a la burguesía francesa. Agitando el fantasma de Le Pain en las ultimas elecciones presidenciales, la clase dominante tricolor ha conseguido colocar al frente del Gobierno a la derecha más estúpida del mundo. ¡ Una derecha que aplica un política de “república bananera”!.
Sean cuales sean los escenarios que nos depare el fin del movimiento, esta lucha de toda la clase obrera es ya una victoria. Gracias a las nuevas generaciones la clase obrera ha conseguido romper el “bloqueo” de la solidaridad desarrollado por los sindicatos. Todos los sectores de la clase obrera, y especialmente sus nuevas generaciones, han vivido una rica experiencia que va a dejar marcas muy profundas en su conciencia.
Esta experiencia pertenece al proletariado mundial. A pesar de la desinformación y el silencio de los “medios de comunicación oficiales”, los medios “alternativos”, algunas cámaras “salvajes”, algunas radios “libres”, y sobre todo la prensa de los revolucionarios, van a permitir a los proletarios del mundo entero apropiarse de esta experiencia. Esta lucha es un episodio más de la lucha de la clase obrera mundial. Se inscribe en la continuidad de toda una serie de luchas que se desarrollan en la mayor parte de países industrializados desde el 2003, luchas que confirman que la clase obrera ha superado el fuerte retroceso que siguió a todas las campañas desencadenadas por la burguesía inmediatamente después del hundimiento del bloque del Esta en 1989. Una de las características esenciales de estas luchas, es el resurgimiento de la solidaridad entre los trabajadores. Tanto es así que en dos de los piases más importantes del mundo capitalista, los USA y GB, ha sido la solidaridad lo que ha estado en el origen y en el centro de recientes luchas obreras. En los transportes de Nueva York, justo antes de las Navidades de 2005, los trabajadores se pusieron en huelga no por sus intereses inmediatos, sino para intentar que los jóvenes trabajadores cobraran en el futuro las jubilaciones que ellos puedan tener en el momento de retirarse. Del mismo modo, la huelga de los mozos de maletas que bloqueó durante varios días el aeropuerto de Heathrow en Londres, en Agosto de 2005, se desarrolló en solidaridad con los trabajadores del sector de la restauración, víctimas de un ataque brutal por parte de su patrón, Gate Gourmet.
Estas huelgas especialmente significativas se inscriben en una tendencia al desarrollo de las luchas que no ha dejado de confirmarse desde el 2003 con el movimiento por la defensa de las pensiones en Francia y con las manifestaciones más importantes desde la Segunda Guerra Mundial en Austria. Tendencia que se ha expresado particularmente en 2004 en Alemania con las luchas en el sector del automóvil (especialmente en Daimler-Chrysler y Opel), que ante la amenaza de despidos planteó claramente la cuestión de la solidaridad entre los obreros. Una tendencia que se ha confirmado nuevamente en España, en Diciembre de 2005, en la empresa SEAT de Barcelona en la que los obreros han desarrollado por un tiempo su lucha fuera y contra los sindicatos que había firmado a sus espaldas “acuerdos de vergüenza” que preveían el despidos de 600 de sus camaradas.
El movimiento de los estudiantes en Francia pertenece, sin ningún tipo de dudas, a una lucha que se desarrolla a escala histórica y cuya salida final permitirá a la especie humana salir del callejón sin salida de la barbarie capitalista. Las jóvenes generaciones, que han desarrollado su lucha en un terreno de clase abren aun más las puertas del futuro. Debemos confiar en ellos: en todos los países, van a seguir luchando por conseguir un mundo nuevo, libre de la concurrencia, del interés, del beneficio, de la explotación, y de la miseria y de un caos sangrante.
El camino que lleva a la destrucción del capitalismo es, evidentemente, aún muy largo y está lleno de peligros y trampas de todo tipo, pero hemos empezado a recorrerlo.
Corriente Comunista Internacional ( 17 Marzo 2006 ).
Suplemento a Revolution Internacionale número de Marzo, publicación de la CCI en Francia, distribuido en las manifestaciones del 18 de Marzo en toda Francia.
A pesar del cordón sanitario que la burguesía ha levantado en torno al movimiento de los estudiantes en Francia, un interés se ha suscitado en minorías de compañeros, principalmente jóvenes, que desean saber qué está sucediendo y, sobre todo, como pueden expresar su solidaridad y contribuir a extender el ejemplo y las lecciones del movimiento.
Testimonio de ello ha sido que la hoja de la CCI en Francia que hemos colgado en el Foro Alasbarricadas ha provocado un debate muy intenso con 4677 lecturas y 167 intervenciones (a fecha 10 abril 2006).
Publicamos una intervención nuestra a propósito de la preocupación que se ha expresado sobre la diferencia entre la lucha muy fuerte en Francia y la pasividad que, al menos en apariencia, reina entre obreros y estudiantes en España.
El debate se puede seguir en:
https://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?t=14455 [244]
A lo largo del Foro una cuestión ha aparecido de forma recurrente que podría resumirse en la siguiente interrogante: ¿por qué en Francia hay movilización y en España botellón?
Esta preocupación revela ganas de expresar una solidaridad activa con la lucha que tiene lugar en Francia, una voluntad de extender la movilización a otros países. Nos sentimos muy identificados con esas actitudes y la reflexión que debemos plantearnos es: ¿cómo podemos extender el “ejemplo francés” a los demás países?
Motivos no faltan. Por ceñirse únicamente a España vemos que la precariedad y los contratos basura constituyen una cruel realidad que golpea a más del 30% de los trabajadores desde 1988 con el famoso “Plan de Empleo Juvenil” de los “socialistas”. Vemos igualmente que el gobierno ZP plantea nuevas vueltas de tuerca en ese camino con la enésima “reforma laboral”. Vemos el aluvión de despidos que cae sobre numerosos trabajadores: tras SEAT ha venido ONO, RTVE, RENFE, empresas textiles etc. Del mismo modo, el gobierno “socialista” prepara dos nuevas andanadas contra los obreros: una nueva “reforma” de las pensiones que significa menos pensión y más dificultades para conseguirla y el Estatuto del Funcionario que permite rebajar el sueldo y cambiar el puesto según la voluntad discrecional de los jefes…
La situación contra la que luchan nuestros hermanos en Francia es la misma que padecemos en Alemania, en Gran Bretaña, en Japón, en Norteamérica etc.
Pero ¿por qué sí la situación es la misma la lucha no se desarrolla al mismo nivel? Para ver las causas hemos de remontarnos unos años atrás. En 1989 se cayeron los regímenes de falso “comunismo” (en realidad capitalismos de Estado profundamente anti-comunistas) y eso permitió a toda la burguesía mundial (con el apoyo de los estalinistas reconvertidos en “social-liberales”) lanzar una furibunda campaña alrededor de los temas machacones de “ha muerto el comunismo”, “la lucha de clases ha desaparecido para siempre” etc. Se repitió hasta la náusea que “la única sociedad posible es el capitalismo” y que este ofrecería un “nuevo orden de paz y prosperidad”. Esta campaña, repetida por todo dios –desde los medios de “comunicación” hasta los sindicatos pasando por toda la gama de partidos-, causó una profunda desorientación en las generaciones obreras de la época que sufrieron un fuerte retroceso de su combatividad y su conciencia. La clase obrera atravesó un desierto de pasividad, desorientación y apatía.
Solamente en los últimos años hemos empezado a salir del pozo y de una forma lenta, heterogénea y contradictoria. Eso explica que haya países donde en un momento dado la lucha es más fuerte mientras que en otros es mucho más débil e incluso inexistente. Por el momento, las luchas obreras no van al unísono en todos los países[1] [245].
Por otra parte, la burguesía es la clase explotadora más inteligente de la historia. Esta preparada en todos los planos contra la amenaza que pueda representar el proletariado y ello se concreta en que dispone de un Estado Totalitario, enmascarado con la careta democrática, que tiene todo un panel de partidos, sindicatos, medios de “comunicación”, ideólogos etc., para controlar a los obreros, dividirlos, desviarlos hacia callejones sin salida etc.
Expresión de ese totalitarismo estatal es que la lucha de Francia ha sido silenciada y deformada por los medios de “comunicación”. Estos han ocultado convenientemente las características proletarias del movimiento (asambleas masivas, extensión de la lucha a los obreros etc.) y en cambio han sido deformadas hasta la caricatura como una combinación de movilizaciones sindicales y acciones violentas de la juventud. Esta imagen deformada ha buscado impedir que el movimiento en Francia fuera reconocido como una lucha de la clase obrera y ocultar las importantes lecciones que nos proporciona.
node/816 [246]
https://fr.internationalisme.org/node/1673 [247]
https://en.internationalisme.org/node/1730 [248]
¿Cómo podemos contribuir a extender la lucha de nuestros hermanos franceses? ¿cómo podemos expresar una solidaridad activa con el movimiento?
Se están proponiendo iniciativas tales como concentrarse ante el consulado francés o convocar tal o cual manifestación aquí o allá. La voluntad que hay detrás de estas propuestas es muy buena pero debemos ver sí son eficaces.
Esto nos lleva a plantearnos la cuestión siguiente: ¿la lucha obrera surge de una convocatoria sindical? ¿los obreros son meros soldados que responden como un robot al toque de silbato de la convocatoria de un sindicato o partido? ¿la lucha obrera se organiza a través de una huelga general un día D?
La respuesta que debemos dar a esas preguntas es negativa. Los obreros no son una masa ciega, una infantería de choque que maneja a placer un estado mayor que dicta desde sus alturas que tal día hay que concentrarse aquí, tal otro día hay que recorrer tales calles y finalmente, tras esa “gimnasia revolucionaria”, secundarían como un solo hombre una huelga general. Los obreros son una masa que trata de desarrollar una conciencia colectiva, que piensa, siente, comprende, busca. El movimiento de la clase obrera no se decreta sino que surge de toda una serie de esfuerzos, de un conjunto de confrontaciones, de una sucesión de tentativas espontáneas aparentemente fracasadas, hasta que mil hilos, al principio dispersos e inconexos, acaban confluyendo en grandes movimientos.
Las minorías de compañeros que ven más claro, que sienten antes que el resto la necesidad de luchar y de “hacer algo” no tienen que volcarse en el activismo estéril de convocatorias adonde van unos pocos sino que deben contribuir con lo que realmente prepara esos grandes movimientos. Lo que hará que nuestros hermanos de clase en Francia no se queden aislados es que planteamos discusiones, reuniones, encuentros, debates, a través de los cuales se saquen las lecciones auténticas de Francia, se plantee una verdadera solidaridad, se vea quienes son nuestros enemigos y quienes nuestros falsos amigos (como por ejemplo los sindicatos y la pareja PS-PCF), se comprenda cual es la dinámica del movimiento.
( rint/2004/119_bochum.html [249] )
[1] [250] Queremos recordar, no obstante, que aquí en España hemos vivido a fines de 2005 la tentativa de lucha de los obreros de SEAT (ver ccionline/2005/solidaridad.htm [251] ). Del mismo modo, a finales de febrero de 2006 se producían en Gran Bretaña dos huelgas, pequeñas pero significativas: en Belfalst, obreros católicos y protestantes de correos luchaban juntos y se manifestaban juntos en la calle principal del barrio católico y en la calle principal del barrio protestante; en una Central eléctrica de Inglaterra, los obreros ingleses se ponían en huelga en solidaridad con los obreros húngaros a quienes luchaban por la subida de un sueldo que era la mitad del de sus hermanos ingleses.
El reciente conflicto entre Israel y Hezbola en el Líbano ha brindado una nueva ocasión, a un buen número de países, para levantar la voz contra el “imperialismo americano” como el principal causante, el único según todos ellos, en sembrar la guerra y la desestabilización. Todos los grupos izquierdistas del mundo se destacan por no perder ni una sola ocasión de tildar al imperialismo americano y, en este caso a su aliado israelí también conocido como el “expansionismo sionista”, de ser los únicos responsables de masacrar, destruir, ocupar y explotar a los “pueblos” y “naciones” oprimidas.
Sin embargo, debe quedar claro que la primera potencia mundial no detenta el monopolio del imperialismo. Muy al contrario, esta es una condición vital para la supervivencia de todas y cada una de las naciones en el capitalismo.
El periodo de decadencia del capitalismo, que comenzó hace algo más de un siglo, marca la entrada de este sistema social en la era del imperialismo generalizado fenómeno al que ninguna nación puede sustraerse. Este permanente enfrentamiento entre naciones implica que el horizonte es la guerra como perspectiva y el militarismo como modo de vida de todos los Estados, sean estos grandes, pequeños, fuertes, débiles, agresores o agredidos.
Para poder comprender el fenómeno histórico del imperialismo, es necesario dar una definición general de lo que representa. El imperialismo es la política de un país que intenta conservar o extender su dominación política, económica o militar sobre otros países o territorios, hecho que nos retrotrae a numerosos momentos en la historia de la Humanidad (véanse los ejemplos de los imperios asirios, romano u otomano ó las conquistas de Alejandro el Grande hasta nuestros días). Pero, únicamente en la sociedad capitalista, el fenómeno del imperialismo, tiene un sentido muy particular y concreto. Como escribió Rosa Luxemburgo “…la tendencia del capitalismo a la expansión constituye el elemento más importante, el trazo más significativo de la evolución de la sociedad moderna; de hecho la expansión ha acompañado todo el desarrollo histórico del capital, sin embargo en su fase final actual, el imperialismo, despliega una energía de destrucción impetuosa, capaz de poner en cuestión la existencia civilizada de la humanidad…” [1] [253]. Es por tanto, muy importante, comprender que es el imperialismo en un sistema capitalista decadente, lo que engendra desde hace décadas conflictos bélicos por todo el planeta, lo que “…en su fase final actual (…) es capaz de poner en cuestión la existencia civilizada de la humanidad…” (ídem).
Desde que el mercado mundial se constituyo a principios del siglo XX y se repartieron las zonas comerciales y de influencia entre los Estados capitalistas avanzados, la intensificación y el desencadenamiento de la concurrencia que acarreó, condujo a la agravación de las tensiones militares y, a un desarrollo sin precedentes del armamento y la sumisión creciente del conjunto de la vida económica y social a los imperativos militares de la preparación permanente de la guerra.
Rosa Luxemburgo denuncio y demostró la mentira de la mistificación que hacia creer que solo un Estado, o un grupo particular de Estados que disponían de una cierta pujanza militar, eran los únicos responsables de la barbarie guerrera. Si bien es cierto que todos los Estados no disponen de los mismos medios, la realidad es que todos los Estados desarrollan la misma política. Si efectivamente las ambiciones de dominación mundial no pueden que estar en manos de unos pocos Estados, lo más potentes, no es menos cierto que también los pequeños Estados tienen los mismos apetitos imperialistas. Como sucede en las organizaciones mafiosas, solo un gran padrino puede dominar una ciudad entera, mientras que los matones de barrio, no pueden aspirar más que a dominar una pequeña parte de una calle. Es evidente que a nivel de aspiraciones y métodos en nada se distingue la mafia de los Estados capitalistas. Es por ello, por lo que los pequeños Estados ponen todas sus energías y medios para convertirse en una gran nación a costa de sus vecinos. En ese sentido, es imposible realizar una distinción entre Estados opresores y Estados oprimidos. En la relación de fuerzas que se establecen entre los Estados capitalistas, todos son concurrentes y enemigos en la arena mundial. El mito burgués del Estado agresor o el bloque de “agresores” y su militarismo visceral sirve para justificar la defensa de la guerra “defensiva”. La estigmatización del imperialismo más agresivo sirve para reforzar y desarrollar la propaganda de cada adversario para implicar a las diferentes poblaciones en la guerra.
El militarismo y el imperialismo constituyen una de las manifestaciones más abiertas y evidentes de la entrada del sistema capitalista en su época histórica de decadencia. Tal es así que, a principios del siglo XX provocaron un intenso y apasionado debate entre los revolucionarios.
Ante el fenómeno del imperialismo, se desarrollaron diferentes teorías en el seno del movimiento obrero para poder comprenderlo y explicarlo, en particular las de Lenin y Rosa Luxemburgo. Sus análisis se forjaron en los albores de la Primera Guerra Mundial contra la visión de Kaustky que defendía que el imperialismo era una opción entre las varias que podían elegir los Estados capitalistas. Una teoría que llevó a afirmar a Kaustky que podría llegar “…una fase de superimperialismo, de unión y no de lucha entre los imperialismos del mundo, una fase de fin de las guerras entre los Estados capitalistas y, una fase de explotación en común del universo por parte del capital financiero unido a escala internacional…” [2] [254].
En el lado opuesto a esta teoría, el planteamiento marxista del fenómeno del imperialismo consideraba a este no solo como un producto de las leyes capitalistas, sino además como una necesidad histórica inherente a su época de declive. La teoría de Lenin reviste una importancia particular ya que permitió defender una política internacionalista intransigente ante la primera carnicería mundial, política que se convirtió rápidamente en la posición oficial de la Internacional Comunista. Sin embargo, Lenin abordó la cuestión del imperialismo de una forma excesivamente descriptiva sin llegar a explicar en profundidad el origen de la expansión imperialista. Para Lenin, esta se debe esencialmente a un movimiento de los países desarrollados que tiene como característica principal la explotación del capital de los países desarrollados en las colonias de las metrópolis, para conseguir “superbeneficios” aprovechándose del hecho de la existencia de mano de obra barata y materias primas abundantes.
En esta concepción, los países capitalistas avanzados son los parásitos de las colonias; la obtención de “superbeneficios” imprescindible para su supervivencia, explicaría el enfrentamiento mundial desencadenado para conservar o conquistar colonias. Tal visión tiene como consecuencia inevitable dividir el mundo entre países opresores de un lado y países oprimidos en las colonias de otro lado.
“…La insistencia de Lenin sobre el hecho de que las posesiones coloniales eran un elemento distintivo e incluso indispensable del imperialismo no ha soportado la prueba del tiempo. La hipótesis de que la perdida de colonias, precipitada por las revueltas nacionales en esas regiones, removería al imperialismo en sus fundamentos, no se ha verificado ya que de hecho, el imperialismo se ha adaptado muy fácilmente a la “descolonización”…(…). La descolonización (tras el año 1.945) ha expresado a las claras el declive de las antiguas potencias imperialistas y el triunfo de nuevos gigantes capitalistas que no estaban implicados en la explotación de un gran número de colonias en el momento de la Primera Guerra Mundial. Así, los Estados Unidos y la URSS pudieron desarrollar una cínica política “anti-colonial” para desarrollar sus propios intereses y objetivos imperialistas, apoyándose sobre los movimientos nacionales y transformarlos en guerra inter-imperialistas por medio de “pueblos” interpuestos…” [3] [255].
Partiendo del análisis de conjunto del período histórico y de la evolución del capitalismo como sistema global, Rosa Luxemburgo llego a una comprensión más completa y profunda del fenómeno del imperialismo. Particularmente puso en evidencia la base histórica del imperialismo comprendiendo las contradicciones profundas del sistema capitalita. Mientras Lenin se polarizaba en destacar el fenómeno de la explotación de las colonias, Rosa Luxemburgo analizaba como las conquistas coloniales han acompañado constantemente el desarrollo capitalista alimentado la insaciable necesidad de expansión capitalista y, subrayaba al tiempo, la introducción de las relaciones capitalistas en zonas en las que aún no existían con la penetración en nuevos mercados: “…La acumulación capitalista es imposible en un medio exclusivamente capitalista. De ello resulta la necesidad perentoria del capital de desarrollar su expansión en países y capas no capitalistas, la ruina de los artesanos y los campesinos, la proletarización de las capas medias, al política colonial (es decir, la política de “apertura de mercados”), la exportación de capitales, entre otros medios. La existencia y el desarrollo del capitalismo desde sus orígenes ha sido posible por una expansión constante en los terrenos de la producción y de los nuevos países…” [4] [256]. Por ello, el imperialismo se ha desarrollado sensiblemente en el primer cuarto del siglo XIX. “…El capitalismo, en su desenfrenada búsqueda de materias primas y compradores solventes que no fueran capitalistas o asalariados, ha diezmado y asesinado a las poblaciones coloniales. Hablamos de la época de penetración y de extensión de Inglaterra en Egipto, de Francia en Marruecos, en Túnez o Tonkin, de Italia en el Este de África, sobre las fronteras de Abisinia, de la Rusia zarista en Asia Central y Manchuria, de Alemania en África y Asia, de los Estados Unidos en Filipinas y en Cuba, en fin del Japón sobre el continente asiático…” [5] [257].
Pero esta evolución del capitalismo lo encerrará, a término, en su contradicción fundamental: cuanto más extiende la producción capitalista su dominio sobre el conjunto del planeta, más estrechos son los límites del mercado creado para conseguir la realización del beneficio, en relación con las necesidades de la expansión capitalista. Más allá de la concurrencia por las colonias, Rosa Luxemburgo identificó en la saturación del mercado mundial y en la disminución de los mercados no capitalistas un giro crucial en la vida del capitalismo: la quiebra y el callejón sin salida en un sentido histórico de este sistema que “…no puede ya cumplir su función de vehículo histórico de desarrollo de las fuerzas productivas…”[6] [258]. Esta es también, en última instancia, la causa de las guerras que caracterizan desde entonces el modo de vida del capitalismo decadente.
Una vez alcanzados los límites del globo terrestre por el mercado capitalista, la reducción de los mercados solventes y de los nuevos mercados abre la crisis permanente del sistema capitalista, en tanto que la necesidad de la expansión sigue siendo una cuestión vital para cada uno de los Estados. Sin embargo, esta expansión no puede realizarse más que en detrimento de los otros Estados en una lucha sin tregua por la repartición por medio de las armas del mercado mundial.
“…En la época del capitalismo ascendente las guerras (nacionales, coloniales y de conquistas imperialistas) expresaban la marcha ascendente, de fermentación, de extensión y expansión del sistema económico capitalista. La producción capitalista encontró en la guerra la continuación de su política económica por otros medios. Cada guerra se justificaba y pagaba sus gastos abriendo un nuevo campo de expansión, asegurando el desarrollo de una mayor producción capitalista (…). La guerra era el medio indispensable del capitalismo al abrirle posibilidades de un desarrollo ulterior, en la época en la que existían estas posibilidades y no podían ser más que desarrolladas por la violencia…” [7] [259].
Desde entonces “…la guerra se ha convertido en un medio no para la solución a la crisis internacional, sino en el único medio por el cual cada imperialismo nacional intenta deshacerse de las dificultades que sufre, en detrimento de los Estados imperialistas rivales…” [8] [260].
Esta nueva situación histórica impone a todos los países del mundo el desarrollo del capitalismo de Estado. Cada capital nacional esta condenado a la concurrencia imperialista y encuentra en la maquinaria del Estado la única estructura lo suficientemente fuerte para movilizar a toda la sociedad con el fin de enfrentar a sus rivales económicos en el plano militar. “…La crisis permanente plantea ineluctablemente, la inevitabilidad del ajuste de cuentas de los diferentes imperialismos por la lucha armada. La guerra y la amenaza de guerra son aspectos latentes o manifiestos de una situación de guerra permanente en la sociedad. La guerra moderna es una guerra material. En vistas de la guerra es necesaria una movilización monstruosa de todos los recursos técnicos y económicos de los países concernidos. La producción de guerra se convierte en el eje de la producción industrial y el principal campo económico del desarrollo de la sociedad…” [9] [261]. Por ello, los progresos técnicos están enteramente condicionados por lo militar: la aviación es el resultado del desarrollo de este medio durante la Primera Guerra Mundial, el átomo utilizado como bomba en 1.945, la informática o Internet concebidos como útiles militares por la OTAN. El peso del sector militar en todos los países absorbe todas las fuerzas vivas de la economía nacional para poder desarrollar un armamento que utilizar contra las otras naciones.
Al comienzo de la decadencia, la guerra se concebía como un medio de reparto de los mercados. Pero con el paso del tiempo, la guerra imperialista pierde cada vez más su racionalidad económica. Desde el inicio de la decadencia, la dimensión estratégica toma el paso a las cuestiones estrictamente económicas. Se trata de conseguir las posiciones estratégicas en contra de todos los otros imperialismos en la lucha por la hegemonía, con el objetivo de imponerse como potencia y defender su rango y posición. En este periodo de decadencia del capitalismo, la guerra representa cada vez más un desastre económico y social. Esta ausencia de la racionalidad económica de la guerra no significa que cada capital nacional se abstenga de hacerse cargo de los pilares de las fuerzas productivas del capital nacional vencido. Pero esta “rapiña”, contrariamente a lo que pensaba Lenin, no constituye el principal objetivo de la guerra. Mientras que algunos siguen imaginándose, oficialmente por una supuesta fidelidad a Lenin, que la guerra puede estar motivada por apetitos económicos (el petróleo esta en primer lugar de la lista de objetivos en esta cuestión), la realidad se encarga de responderles. El balance económico de la guerra en Irak desarrollada por los Estados Unidos desde el 2.003 no tiene el aspecto de haber sido en absoluto “rentable”. Los ingresos por el petróleo iraquí, incluso los previstos para los próximos 100 años, van a compensar en una exigua parte los gastos colosales que ha efectuado el Estado americano para desarrollar esta guerra, sin que se vea cuando va a acabar este pozo sin fondo.
La entrada del capitalismo en su fase de descomposición lleva al paroxismo la gravedad de las contradicciones contenidas en el período de decadencia. Para todos los países, cada conflicto en el que se ven implicados supone costos mayores de los beneficios que eventualmente pueda conseguir. Las guerras, no tiene como resultado (sin entrar el desarrollar el coste de las masacres), más que destrucciones masivas que dejan exhaustos y prácticamente en ruinas a los países en los que se desarrollan y que, probablemente jamás serán reconstruidos. Pero ninguno de estos cálculos de perdidas o ganancias impiden que los Estados, todos los Estados, desarrollen incesantemente una política orientada a defender su posición imperialista en el mundo, una acción constante para sabotear las ambiciones de sus rivales o de incrementar sus presupuestos militares. Todos los Estados están encadenados en un engranaje irracional desde el punto de vista de la vida económica y la rentabilidad capitalista. Subestimar la irracionalidad de la burguesía supone subestimar la amenaza real de destrucción pura y simple que pesa sobre el futuro de la Humanidad.
Articulo publicado en el número 372 de Revolution Internationale, Octubre 2.006, publicación en Francia de la Corriente Comunista Internacional.
Notas:
[1] [262]Rosa Luxemburgo, “La Acumulación del Capital”.
[2] [263]Lenin, “El imperialismo estado superior del capitalismo”.
[3] [264]Revista Internacional nº 19.
[4] [265]Rosa Luxemburgo, “Crítica de las críticas, la Acumulación del Capital”. En este texto se demuestra que la totalidad de la plusvalía extraída a la clase obrera y no realizada en el seno de las relaciones capitalistas, ya que los obreros tienen un salario inferior a el valor creado por su fuerza de trabajo, no pueden comprar todas las mercancías que producen. La clase capitalista no puede consumir toda la plusvalía puesto que una parte de ella debe destinarse a la reproducción ampliada del capital y debe ser intercambiada. Por tanto, el capitalismo, considerado desde un punto de vista global, esta constantemente obligado a buscar compradores para sus mercancías fuera de las relaciones sociales capitalistas.
[5] [266]Revista Internacional nº 19, “El problema de la guerra, Jehan, Izquierda Comunista Internacional, 1.935”.
Hemos recibido la siguiente carta de una compañera:
Ante todo agradecer la oportunidad y el espacio que se me ha brindado para expresar lo que muchos/as empleados/as y sus familias opinan sobre la PANACEA SEAT.
Soy mujer de un empleado de dicha empresa
y estas navidades han sido algo difíciles para todos. No porque nos haya tocado
la lotería del "DESPIDO", sino por los que lo han sido: AFORTUNADOS Y
AGRACIADOS CON LA SUERTE.
Este escrito no son más que dudas, sensaciones, preguntas y pocas respuestas.
Respuestas que espero que se puedan encontrar en un futuro no muy lejano.
1.- ¿Creéis firmemente en la labor del sindicato? ¿No se debe luchar más por el empleado y no por la empresa?
2.- ¿Realmente el trabajador se siente representado? ¿O por contra debería romper el carné de afiliado?
3.- Es incomprensible que hayan despedido tantas personas, pero por contra siguen habiendo contratos nuevos y no disponen de personal suficiente, ni capacitado para desarrollar diversos trabajos. ¿Sabéis cuanto tiempo y esfuerzo se está perdiendo? Si es así ¿por qué no se ponen a doblar el lomo, aquellos que dicen representar al trabajador y están liberados 4 horas?
4.-¿Qué criterios se ha tenido en cuenta para los despidos?¿Se han puesto en conocimiento de los empleados, o por contra ha estado bajo "secreto de sumario"?
Para nada la empresa ha sido objetiva, cuando perdemos algo (trabajo y todo lo que conlleva), nos encontramos en medio de un desierto, que parece no terminar nunca, congela de noche y abrasa de día anulando toda actividad. Y como todo desierto, también tiene sus espejismos en forma de días que amanecen mejor pero que se tornan insoportables conforme pasan los días. Así es SEAT y su política de empresa.
Para acabar decir que todos los empleados ex-empleados y sus familias, vamos a tener que encontrar todo lo que hemos perdido y crear un auténtico oasis: no turno de noche o por lo menos poder elegir, disponer de algún servicio de guardería, flexibilizar los grupos de trabajo...Así poco a poco iremos recuperando todo hasta llegar a conseguir lo que habíamos exiliado más allá de las arenas.
A G
Nuestra respuesta:
Estimada A.:
Nos sentimos solidarios frente a la situación que está afectando a cada vez más obreros en España y en el mundo. Perder el puesto de trabajo es una tragedia que desestabiliza a los trabajadores y sus familias. Se van al garete planes sobre viviendas, compras necesarias, estudios de los hijos etc.; para muchas familias la pérdida de ingresos puede significar la incapacidad para pagar una hipoteca. Se siente una angustia más o menos permanente pues el futuro queda envuelto en oscuros interrogantes.
Pero no pensemos que el trabajador que conserva el puesto de trabajo se queda mejor. Al contrario, sabe que los sueldos son aún más ajustados, que la presión en el trabajo es más intensa y encima pende sobre su cabeza la espada de Damocles de nuevos despidos. Ya no se trata únicamente de penuria y estrechez económica, es también la tensión nerviosa, la angustia, causadas tanto por la presión que se vive en el trabajo como por la incertidumbre sobre el empleo. Todo esto es lo que creemos que describes con una imagen que nos parece muy acertada: «cuando perdemos algo (trabajo y todo lo que conlleva), nos encontramos en medio de un desierto, que parece no terminar nunca, congela de noche y abrasa de día anulando toda actividad. Y como todo desierto, también tiene sus espejismos en forma de días que amanecen mejor pero que se tornan insoportables conforme pasan los días».
Esta situación no sólo se vive en SEAT, se vive también en toda España y en el mundo entero. No hay ningún lugar en el mundo que se libre de los efectos de la crisis histórica del capitalismo y todos los estragos que ésta causa: desempleo, guerras, hambrunas, destrucción medioambiental, miseria moral, violencia en las relaciones humanas etc.
Sin embargo, la lucha de los obreros de SEAT, aunque tímida y rápidamente acallada, es la punta del iceberg de una tendencia que lentamente se va desarrollando en las mentes y los corazones de obreros: el sentimiento de que para hacer frente a la miseria y la barbarie ya no podemos estar pasivos y a la expectativa, ya no podemos callarnos ni resignarnos, es necesario luchar, hay que buscar la unidad y la solidaridad.
Luchar es necesario pero no podemos luchar a tontas y a locas, no podemos reaccionar como sí fuéramos animales heridos, hemos de luchar de la forma que nos de la mayor fuerza posible. Y para ello tenemos que discutir sobre cuales son nuestros medios de lucha, cual nuestra organización, quienes son nuestros enemigos y nuestros falsos amigos.
En ese sentido las preguntas que planteas son muy útiles y pensamos que deben servir de base a una reflexión para preparar nuevas luchas. Con ese objeto vamos a aportar nuestra respuesta.
1.- ¿Creéis firmemente en la labor del sindicato? ¿No se debe luchar más por el empleado y no por la empresa?
Nosotros pensamos –basándonos en la experiencia histórica e internacional del proletariado- que desde hace mucho tiempo los sindicatos defienden a la empresa y el Capital Nacional contra de los trabajadores. Esto lo podemos argumentar de forma detallada[1] [272] pero la lucha de SEAT ha sido una nueva confirmación: todos los sindicatos se aliaron para impedir la lucha en noviembre retrasando toda respuesta durante 45 días lo que sembró confusión y desmoralización en las filas obreras. Después el 15 de diciembre firmaron el acuerdo de la vergüenza y cuando los obreros empezaron a luchar el 23 siguieron oponiéndose a ellos. CGT aparentemente se puso a su favor pero volvió a sabotear toda verdadera lucha:
- retrasó cualquier acción hasta el día 3 de enero. Entre el 23 de diciembre y el 3 de enero hubo 11 días de inactividad, pasividad y expectativa lo que supuso arrojar un cubo de agua helada sobre las ganas de lucha y de solidaridad de los obreros. Estos no luchan en frío a partir de una convocatoria un día D sino cuando comprender colectivamente que tienen un mínimo de fuerza
- aisló a los despedidos del resto de sus compañeros cuando la fuerza de unos y de otros era luchar juntos
Como dijimos en la hoja que hemos repartido en SEAT: «Los Sindicatos no nos la juegan únicamente cuando firman los despidos, nos la juegan previamente cuando organizan sus “Planes de Lucha”. Su acción contra los obreros se concreta en 3 facetas íntimamente relacionadas:
- sus pactos y acuerdos con la Patronal y el Gobierno
- sus planes de “lucha” que son en realidad estrategias contra la lucha
- su defensa incondicional del Interés de la Empresa y de la Economía Nacional que pretenden hacer coincidir con el de los trabajadores cuando en realidad son DIAMETRALMENTE opuestos»
2.- ¿Realmente el trabajador se siente representado? ¿O por contra debería romper el carné de afiliado?
Los trabajadores no se sienten representados por los sindicatos. En la gran mayoría de países el grado de afiliación es muy bajo (alrededor del 10% en el caso de España). Los sindicalistas dicen con paternalismo que es porque los obreros son egoístas o pasan de todo. Pero la realidad es que muchos obreros se sienten decepcionados y salen asqueados de los sindicatos donde no ven más que puñaladas traperas contra los trabajadores.
Los sindicatos fueron una creación de los obreros en el siglo XIX. Entonces eran un instrumento válido para los trabajadores. Pero con el siglo XX y los cambios que significaron en la organización y la economía capitalista (lo que nosotros llamamos el periodo de decadencia del capitalismo) los sindicatos perdieron todo papel favorable para la clase obrera y fueron absorbidos por el Estado Capitalista.
Por ello, las luchas obreras más significativas que se han dado en el siglo XX y XXI se han dado fuera y en contra de los sindicatos. En SEAT las luchas de 1971 y 1974 –cuando todavía estaba el franquismo y su podrido sindicato vertical- llevaron a tensiones entre los obreros y las “opositoras” CCOO. En 1997 hubo una huelga obrera fuera de los sindicatos.
¿Pero existe alternativa a los sindicatos? Los obreros tienden a organizarse en Asambleas Generales y a coordinar estas mediante Comités Elegidos y Revocables. Esta forma de organización es directa, permite que todos los obreros vean la fuerza concreta que tienen, piensen y discutan juntos, se representen colectivamente sin depender de líderes autoproclamados que dicen ser sus “representantes”. Las Asambleas Generales prefiguran la organización general y unitaria de la clase obrera en una situación revolucionaria para derribar el capitalismo: los Consejos Obreros.
Los compañeros que comprenden el papel nefasto de los sindicatos y la necesidad de una lucha obrera autónoma deben organizarse para desarrollar la conciencia, la unidad y la solidaridad en su clase. Pero el sentido que deben dar a su actividad no es la de conseguir ser los “nuevos dirigentes de la clase obrera”, es decir, plantearse como competidores de los dirigentes sindicales. Su actividad debe ser otra muy diferente y que es la que realmente necesita la clase obrera: ayudar a que ésta tome confianza en sí misma, comprender realmente la situación que está viviendo, vea cuales son los medios de lucha y organización válidos, aprenda a ver quienes son sus enemigos y quienes sus falsos amigos.
3.- Es incomprensible que hayan despedido tantas personas, pero por contra siguen habiendo contratos nuevos y no disponen de personal suficiente, ni capacitado para desarrollar diversos trabajos.¿Sabéis cuanto tiempo y esfuerzo se está perdiendo? Si es así ¿por qué no se ponen a doblar el lomo, aquellos que dicen representar al trabajador y están liberados 4 horas?
El capitalismo es un sistema caótico, carece de una planificación consciente. Por ello se dan paradojas como la que señalas: se despide por un lado y se contrata por otro. Ahora bien, hay que ver a quién se despide y en qué condiciones se hacen los contratos nuevos.
Las empresas están despidiendo a trabajadores experimentados con buenos salarios y unas condiciones laborales demasiado favorables en comparación con la tendencia general que sigue el capitalismo. Por ello, las empresas –acogotadas por la crisis y frente a una competencia despiadada- eliminan a esa masa de trabajadores con lo que efectivamente se produce lo que tú dices: un despilfarro tremendo de tiempo y esfuerzo. Es decir, no solamente se causa un drama terrible a los despedidos y a sus próximos sino que además se echa a perder sus conocimientos técnicos y su capacidad laboral.
¿Con quien se sustituye? Pues con trabajadores muy jóvenes que no tienen ni formación ni experiencia a los que se impone contratos basura con salarios y condiciones laborales mucho peor que sus hermanos despedidos.
Pero no podemos engañarnos: el número total de trabajadores con puesto de trabajo disminuye a la vez que empeoran sustancialmente las condiciones laborales de todos. Es la marcha hacia el abismo del sistema capitalista.
4.- ¿Qué criterios se ha tenido en cuenta para los despidos? ¿Se han puesto en conocimiento de los empleados, o por contra ha estado bajo "secreto de sumario"?
Todo se ha hecho a escondidas de los trabajadores. Por ejemplo, los despidos se decidieron el 15 de diciembre pero no anunciaron los afectados hasta el 22 por la noche por miedo a que se produjera una respuesta obrera, es decir, actuaron con premeditación y alevosía. La dirección de la empresa, las autoridades laborales de la Generalitat y los sindicatos han conspirado contra los trabajadores. Pero esto es lo que pasa en las demás empresas tanto aquí con en el resto del mundo. El capitalismo dice ser una “democracia” pero en realidad las decisiones sobre los despidos, sobre la guerra, sobre todo lo que afecta a la salud, el porvenir, las vidas, de millones de seres humanos, son fríamente tomadas por gobernantes, empresarios, sindicalistas etc., en los despachos mullidamente alfombrados de los centros de poder.
No queríamos alargarnos y la respuesta es forzosamente esquemática. Podemos profundizar y detallar más sí así lo estimas oportuno y te animamos a que nos escribas nuevamente planteando sinceramente tanto lo que te sientas de acuerdo como aquello que no compartes. De la chispa de la discusión nace la luz de la claridad.
También, sí nos autorizas a ello, te podemos enviar las dos hojas que repartimos en SEAT así como nuestra publicación en España –Acción Proletaria- donde sacamos lecciones de esta lucha así como argumentamos sobre la cuestión del sindicalismo.
Finalmente, solicitamos tu permiso para publicar tu carta con nuestra respuesta pues, como te hemos dicho al principio, las preguntas que planteas se las están haciendo actualmente otros trabajadores y bueno es que sirvan para todos.
Recibe nuestros saludos comunistas
Corriente Comunista Internacional 7-2-06
[1] [273] Aparte de numerosos artículos y hojas ante luchas concretas hemos elaborado un folleto titulado LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA que te lo podemos enviar sí te interesa considerar la argumentación y la información allí contenida.
Publicamos, seguida de una corta respuesta, una carta con amenazas que nos fue enviada por un “partidario” de una pequeña asociación de malhechores autoproclamada “Fracción interna de la CCI” (compuesta por unos cuantos elementos que la CCI excluyó de sus filas por sus comportamientos de delatores).
Paris, 13 de marzo de 2006.
Brillaron por su desprecio a la confrontación política y también por la mínima decencia social.
Verdaderamente juegan un juego que mañana no podrá más que arruinar el poco crédito político que les queda entre los camaradas que los siguen, se transforman en un campo de entrenamiento para la acción militar tras haber sido el de la estupidez política.
No me afectan mucho sus intereses de estanquillo puesto que ya están arruinados definitivamente ante mis ojos, pero para las personas que los observan ingenuamente esperando de ustedes una ilustración de lo que es una política proletaria, ¡es un desastre! Ellos no pueden obtener más que una sórdida repetición de lo que era la política estalinista contra sus oponentes en esa siniestra parte del siglo XX, ¡hermoso ejemplo para la juventud!
Entiendan: si por desgracia uno de ustedes pone la mano en mi presencia sobre un compañero o sobre mí mismo, no dudaré un segundo en denunciarlos. No tengo ningún escrúpulo en eso y sería tenaz: ¡nada de misericordia para los cerdos! Estoy bien entrenado en esa cuestión. En otras palabras, contrariamente a la FICCI, me defendería físicamente muy seriamente.
Saludos, al buen entendedor.
A.
El correo de este simpatizante de la FICCI requiere algunos señalamientos.
1) A. se permite darnos una pequeña lección de “moral proletaria” y denuncia con virulencia nuestro interés en la “decencia social”. Cualquier lector cuyas neuronas no hayan sido destruidas por la putrefacción de la descomposición capitalista podrá hacerse una idea clara de lo que es la “decencia social” y la “política proletaria” preconizada por nuestro detractor.
2) A. comienza por afirmar que no tendrá “ningún escrúpulo” en “denunciar”, si uno de nuestros camaradas se atreviera a poner la mano sobre “uno de sus compañeros” (¡es decir sus compañeros de la FICCI ¡). La primera cosa que se debe constatar es que ese “partidario” aporta hoy públicamente y sin vergüenza ¡su bendición a la conducta de gángsters de la FICCI (robo, pandillerismo, calumnia, mentiras, groserías, amenazas de muerte contra nuestros camaradas)!
Pero la “política proletaria” según nuestro dador de lecciones no se queda allí. El señor A. no tiene “ningún escrúpulo” en afirmar alto y fuerte que no dudará en llamar a las fuerzas de represión del estado burgués contra nuestros camaradas. ¡Bravo! El señor Sarkozy puede contar con A. para limpiar a Kärcher los militantes de la CCI. ¡Puede así otorgar a los protagonistas de la FICCI la medalla de oro de la “decencia social”!
3) Esta política supuestamente “proletaria” pregonizada por A. no nos sorprende. Puesto que éste se trata con maleantes, no es raro que termine por… llamar a la policía al rescate. ¡Las cosas como son!
Por nuestra parte, hemos rechazado la política típicamente BURGUESA consistente en llamar a las fuerzas de represión del Estado capitalista cuando nuestra organización es atacada. La CCI no fue a “denunciar” a la comisaría cuando, en 1981, el molesto individuo Chenier y sus cómplices nos robaron el material. Nosotros mismos fuimos a recuperar el material. Es en continuidad con esta política (que siempre ha sido la del movimiento obrero), no hemos “denunciado” a los pequeños hampones de la FICCI cuando nos han robado dinero y material político (principalmente la lista de suscriptores de nuestra publicación en Francia).
Tenemos, a propósito de eso, que informar hoy a nuestros lectores que, en la primavera del 2002, una delegación de la CCI fue a recuperar una parte del material de la organización (los archivos del órgano central de la CCI) en la segunda residencia de un miembro de la FICCI, Olivier. Sabíamos que la alarma de esta casa estaba conectada directamente al cuartel de policía (a fin de proteger los objetos de valor contra los robos). Es por esto que esperamos a que Olivier estuviera presente para recuperar nuestros archivos que se apresuraba a “trasladar”. El ciudadano Olivier no puso resistencia y nos devolvió todos los documentos internos que estaban almacenados en ese lugar. Esta operación de recuperación de nuestro material político se llevó a cabo sin ningún escándalo y en el mayor respeto a las reglas de la “decencia social” (¡a tal punto que la compañera de Olivier que estaba presente y que fue testigo de la “escena” ¡nos propuso que también tomáramos un aperitivo!). Es por esto que Olivier no pudo llorar sobre los tejados diciendo que había sido maltratado por nuestros camaradas.
4) Esta carta de amenaza revela sobre todo que la “decencia social” de la que se reivindica su autor pertenece a las costumbres de los hooligans y gangters mafiosos y no a los métodos de la clase obrera: “yo me defendería físicamente muy seriamente”. Esas jactancias se sitúan en plena continuidad de las amenazas de muerte proferidas, ante varios testigos, por el “matón” de Pédoncule (“eminente” miembro de la FICCI) a uno de nuestros camaradas: “¡Te voy a rajar el cuello!”. ¡He aquí la “moral proletaria” de la que se reivindica este “partidario” de la FICCI! ¡Los hampones pueden contar con la lealtad indefectible y sin principios de ese precioso caballero de la “decencia social”!
Por su parte, la CCI no se dejará intimidar por las bravuconadas de A. y otras amenazas de muerte de sus “compañeros degolladores”. Continuaremos defendiendo los principios del movimiento obrero no permitiendo que elementos provocadores (cuya única “moral” es la del lumpen) vengan a sabotear nuestras reuniones públicas. No permitiremos que delatores infiltren las reuniones públicas de la CCI para intimidar a nuestros camaradas y a nuestros contactos.
En cuanto a nuestros pretendidos métodos “estalinistas”, no podemos más que aconsejar a A. que lea nuestro artículo “Respuesta a las vergonzosas calumnias de una pequeña asociación de malhechores” en la cual denunciamos, en otoño de 2005, la complicidad de la FICCI con un estalinista disfrazado en Argentina, el ciudadano B. Pero sobre esta sórdida cuestión, A. prefiere sin duda esconder la cabeza en la arena, como los avestruces ¡para permanecer fiel a sus “compañeros” de la FICCI! Evidentemente, el trato con sus “compañeros” le impregnado hasta el cuello. Si intenta saber realmente lo que significa la “moral proletaria”, no podemos más que aconsejarle que se aleje de ellos.
CCI
Hemos celebrado en Barcelona y Valencia sendas Reuniones Públicas sobre este tema que preocupa a muchos elementos activos de nuestra clase.
A partir de una presentación lo más breve posible[1] con objeto de dar el máxima de tiempo a la discusión de los asistentes, se desarrolló un debate muy dinámico.
ø En Valencia los asistentes expresaron un acuerdo m