“El ACG, Angry Workers (Trabajadores Furiosos), Plan C y la Communist Workers Organisation (Organización de Trabajadores Comunistas) discutirán las huelgas recientes y futuras en el Reino Unido y en otros lugares. Mucho tiempo para preguntas, respuestas y debates”.
Así anunció el Grupo Comunista Anarquista (ACG) su reunión pública del 12 de mayo de este año. La reunión tenía como objetivo “impulsar la idea de las organizaciones de base contra las maquinaciones de los burócratas sindicales, que obstaculizan y obstruyen las huelgas tanto aquí en el Reino Unido como en el extranjero”1.
El ACG se separó de la Federación Anarquista (AF) hace cinco años por la cuestión de las políticas de identidad, en un intento de poner más énfasis en la auténtica lucha de la clase trabajadora. Adoptó una postura básicamente internacionalista frente a la guerra de Ucrania, aunque con claras debilidades2.
The Angry Workers of the World (AWW, Trabajadores Furiosos del Mundo) es un grupo más “obrerista” que comenzó en el oeste de Londres, muy cercano al medio anarquista en sus ideas y métodos. Un año después del inicio de la guerra de Ucrania, el grupo aún no había formulado una posición colectiva al respecto. Y a pesar de una discusión reciente sobre el derrotismo revolucionario, todavía no defiende una posición claramente internacionalista3.
Plan C es una organización abiertamente izquierdista, incluso sin una ideología particular, tipificándose a sí misma como experimental y no dogmática. El 25 de junio de 2022 celebró una reunión en “solidaridad con la clase obrera ucraniana” (¡y no con la clase obrera rusa!), con oradores y una película sobre anarquistas en Ucrania ayudando a los vecinos y apoyando a los soldados combatientes.
Finalmente, la Communist Workers Organisation (CWO) es una organización del medio revolucionario afiliada a la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI) y ha defendido una clara posición internacionalista frente a la guerra.
En octubre de 2022, antes de una reunión del ACG en Londres, la CCI recibió un correo electrónico del grupo que decía: “Si la CCI está pensando en asistir a la reunión pública de esta noche, piénselo de nuevo, ya que hemos decidido que su asistencia podría ser perjudicial”. Respondimos, pidiéndole al ACG una explicación. Pero no recibimos respuesta.
Tan pronto como llegamos a la reunión del ACG el 12 de mayo, fuimos reconocidos como CCI y se nos ordenó salir de la reunión. Protestamos contra esto, recordando al ACG que había sido excluido de la Feria del Libro Anarquista el otoño pasado porque se opone a la guerra en Ucrania. También rechazamos la excusa de que la CCI “habla demasiado”, ya que nuestra práctica es respetar las reglas de la organización anfitriona de la reunión. Nuestras objeciones fueron ignoradas y no tuvimos más remedio que repartir nuestros volantes y exhibir nuestra prensa afuera.
No sabemos qué motivó al ACG a organizar discusiones públicas con un grupo izquierdista como el Plan C, pero si cree que eso fortalecerá su capacidad para defender posiciones proletarias, se equivoca. Muchos ejemplos de la historia del movimiento obrero demuestran que la actividad conjunta entre una organización burguesa y una organización proletaria o en este caso, una organización que busca orientarse en torno a las posiciones proletarias es, en última instancia, siempre en detrimento de esta última.
El ejemplo más claro de esto fue la CNT, que había sido una organización revolucionaria del proletariado e incluso consideró postularse como miembro de la Comintern (Tercera Internacional). Pero a lo largo de la década de 1920 empezó a colaborar cada vez más con las organizaciones políticas burguesas, hasta que en 1936 decidió participar en los gobiernos de la Generalitat Catalana y de la República de Madrid. Este giro no fue casual, ya que durante la Segunda Guerra Mundial la CNT en Francia, atenazada por el antifascismo, combatió en los ejércitos oficiales de la ‘Liberación’ contra la ocupación alemana. La CNT se había convertido definitivamente en una organización burguesa4.
Y hoy, el ACG está muy feliz de reunirse con aquellos que se han mostrado incapaces de tomar una posición internacionalista clara y colectivamente consensuada, como el AWW, y, más grave aún, con un grupo como el Plan C, que ha demostrado estar en el campo de la burguesía.
Y al mismo tiempo el ACG excluye de su reunión a una organización que, como ellos, defiende el internacionalismo proletario y la perspectiva del comunismo. ¿Cómo explica el ACG esta inconsistencia?
Otra inconsistencia del ACG es el hecho de que formula públicamente un punto de vista sobre la lucha de clases, pero no quiere confrontarlo en un debate público como el de la CCI, aunque su posición sobre esta cuestión está lejos de ser antagónica a la de la CCI, como vemos, por ejemplo, en la siguiente cita de un artículo de ACG: “A medida que más y más trabajadores se ven obligados por necesidad a emprender acciones laborales, se vuelve cada vez más necesario crear nuevas formas de organización. Estas deberían permitir una lucha eficaz y unificada, pasando por alto a los burócratas sindicales y yendo más allá de los sindicatos”5. Como puede ver cualquiera que lea nuestra prensa, esta posición es cercana a la de la CCI, aunque probablemente se defienda con argumentos diferentes. Pero una discusión pública mostraría qué argumentos son los más claros. Entonces, las preguntas son: ¿por qué el ACG evita una confrontación política con la CCI y por qué piensa que un debate sobre la lucha de clases con la CCI es contraproducente para el desarrollo de una perspectiva proletaria?
La CWO es parte del mismo medio de las organizaciones revolucionarias de la Izquierda Comunista que la CCI. Este Medio se basa en ciertos principios que todas las organizaciones deberían respetar. Uno de estos principios es que un ataque a una organización es un ataque a toda la Izquierda Comunista. Por lo tanto, cuando un grupo en este medio es atacado, boicoteado o excluido, todas las organizaciones están bajo ataque y deben reaccionar como un todo unificado. Porque cada ataque a una organización revolucionaria encierra una amenaza para el proceso histórico de construcción del partido.
Por eso, la CCI brindó todo su apoyo cuando el bordiguista Partido Comunista Internacional fue atacado después de haber publicado el folleto Auschwitz o la gran coartada. En 2015 publicó un Comunicado de solidaridad con la TCI [1] cuando los militantes de esta organización fueron atacados por exmiembros de la sección de la TCI en Italia. Pero ¿Cuál es la respuesta de la CWO en el caso de que se excluya a la CCI de la reunión pública del ACG? La CCI ya había escrito a la CWO el 8 de noviembre del año pasado solicitando su posición sobre este tema, pero nunca recibimos una respuesta.
Cuando los camaradas de la CWO asistieron a una reunión pública de la CCI luego de la prohibición inicial del ACG, les pedimos que tomaran posición sobre el incidente, pero en lugar de hacerlo, los camaradas evitaron la pregunta, explicando por qué pensaban que el ACG había hecho esto, lo que los miembros del ACG les habían dicho al respecto, como si fueran sus apologistas. Pero el ACG puede hablar por sí mismo y la CWO tiene el deber de tomar una posición clara.
El camarada que representó a la CWO en esta reciente reunión del ACG explicó a su llegada que él no sabía que la CCI había sido expulsada de la reunión, tampoco sabía que la CWO fue mencionada en el anuncio de la reunión como uno de los grupos participantes. ¿Se dio cuenta de que estaba participando en un debate con una organización abiertamente izquierdista? La ignorancia es un mal argumento para esconderse, pero mientras tanto, la CCI le había informado sobre su exclusión de la reunión y, sin embargo, no tomó una posición clara.
Está claro, después de que la CWO ha abierto la puerta a grupos parásitos y soplones, como a través del comité de París No War But The Class War (No a la guerra, sí a la guerra de clases)6, ahora abre la puerta a organizaciones que defienden abiertamente las posiciones burguesas, como el Plan C. Pero las organizaciones revolucionarias no pueden entablar una discusión pública sobre la lucha de clases con organizaciones que no defienden una posición internacionalista. Tales organizaciones son esencialmente hostiles a los intereses históricos de la clase obrera. Pero la CWO, queriendo tener las dos cosas, no tiene las agallas para salir abiertamente y decir que está buscando un acercamiento con un grupo izquierdista "no dogmático" como el Plan C, en lugar de expresar su solidaridad o cooperar con la CCI.
En su política de “apertura”, la CWO no quiere que la CCI sea testigo de su “romance” con grupos anarquistas o izquierdistas. Por lo tanto, está dispuesto a barrer bajo la alfombra el principio de solidaridad dentro de la Izquierda Comunista y se niega a condenar la prohibición de la CCI por parte del ACG.
Al final, la CWO ha demostrado que está renunciando al principio de defender a otras organizaciones de la Izquierda Comunista contra los ataques del exterior. “Pero ninguna organización proletaria puede ignorar esta necesidad elemental [de la solidaridad] sin pagar un precio muy alto”7.
CCI, 2023-07-14
1All Out! The Current Strike Wave [2], (¡Todos a las calles! La ola actual de huelgas, 12 de mayo de 2023).
2Ver nuestro artículo en CCIonline: Los anarquistas y la guerra: entre el internacionalismo y la "defensa de la nación” [3] | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)
3Ver nuestro artículo en CCIonline: AWW and Ukraine war: There is no middle ground between internationalism and “national defence” [4](AWW y la guerra de Ucrania: No hay término medio entre el internacionalismo y la “defensa nacional”).
4Véase: Historia del movimiento obrero - La contribución de la CNT a la instauración de la República española (1923-31) [5] | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org), Revista Internacional núm. 131).
5Oil rig workers strike [6] (Huelga de trabajadores de plataformas petroleras), 9 de junio de 2023.
6A committee that leads its participants into a dead end [7] (Un comité que lleva a sus participantes a un callejón sin salida, World Revolution núm. 395
7Las Conferencias internacionales de la Izquierda Comunista (1976-1980): Lecciones de una experiencia para el Medio Proletario [8] | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) Revista Internacional núm. 122.
Adjunto | Tamaño |
---|---|
ante_la_guerra_y_la_destruccion_capitalista_solo_una_salida_lucha_de_clases.pdf [10] | 45.83 KB |
Los últimos meses han confirmado la brutal aceleración en la descomposición del modo de producción capitalista, con la multiplicación de las tragedias que han azotado al mundo, particularmente a raíz de la guerra en Ucrania. La destrucción en curso, como la de la presa Kakhovka, y las acciones del grupo Wagner en Rusia1, a medio camino entre la rebelión y el golpe fallido, están alimentando una mayor desestabilización y caos.
Ahora al borde de la implosión, a pesar del "regreso a la calma" en Rostov y Moscú luego de negociaciones surrealistas, la camarilla de Putin se ha debilitado severamente. A largo plazo, otros señores de la guerra se sumarán a la preocupante inestabilidad de Rusia como potencia nuclear, sembrando el caos más allá de las fronteras de Europa y, a término, posiblemente conduciendo a la desintegración de la propia Federación Rusa. Tras el colapso de la URSS en 1990, esta es una nueva fase en el proceso de arrastrar al proletariado de Rusia a enfrentamientos mortales. Este último episodio desastroso destaca más claramente los crecientes peligros que plantea para el mundo la dinámica mortal del capitalismo en descomposición. Una dinámica destructiva que sigue creciendo.
La guerra en Ucrania está alimentando otros eventos dramáticos a escala global:
- Este conflicto está acelerando el empobrecimiento masivo del proletariado, incluso en los países más ricos, que están financiando la guerra y el armamento que llega a Ucrania. El acceso a los alimentos, la calefacción y una vivienda digna se ha vuelto cada vez más difícil para una proporción cada vez mayor de la clase trabajadora, en particular para los más precarios.
- La guerra es también uno de los factores que agravan considerablemente la degradación ambiental, directamente a través de la destrucción a gran escala (la presa de Kakhovka, explosiones en depósitos de armas y fábricas, etc.), e indirectamente a través de la creciente reticencia de los gobiernos involucrados en esta guerra a tomar la más mínima acción contra el cambio climático, que está poniendo en peligro sus economías en hemorragia, derivado de la creciente necesidad de armamento.
La destrucción a gran escala, la pérdida de vidas humanas en los campos de batalla y el terror de las poblaciones abandonadas a su suerte ya sea en zonas de conflicto o en 'zonas de paz', se están arraigando cada vez más. El número de refugiados que huyen de zonas de conflicto o de zonas que simplemente se han vuelto inhabitables está alcanzando cifras récord. Las personas se están transformando en espectros vivientes que languidecen en campamentos inhumanos, presa de las redes mafiosas y la brutalidad de los gobiernos. Otros chocan con paredes de alambre de púas o se ahogan por miles en aguas de todo el mundo. Con la creciente bunkerización de las fronteras "democráticas", los cadáveres siguen apareciendo o desapareciendo en el abismo.
Mientras las pandemias continúan amenazando y los gobiernos están demostrando ser cada vez menos capaces de hacer frente a un número cada vez mayor de desastres, las sequías sin precedentes de la primavera ahora están dando paso a monstruosos incendios, como en Canadá, donde Montreal se ha convertido en la ciudad más contaminada del mundo. En otras partes del mundo, inundaciones catastróficas han afectado recientemente a Nepal y Chile. Las temperaturas récord ya están exponiendo a las poblaciones a un golpe de calor mortal (como en Asia y América Latina). Con los ciclones y las tormentas acumulándose al sur de los Estados Unidos, el período de verano se augura aún peor.
Todos estos males forman parte de una espiral ligada al modo de producción capitalista en bancarrota, parte de una sociedad podrida en la que los productores son empujados a la pobreza y cada vez más expuestos a la muerte, presa de las preocupaciones, pero también, y sobre todo, de la ira legítima.
Esta ira es tanto más profunda cuanto que la crisis económica, amplificada por la inflación, es un poderoso estímulo para el desarrollo de la lucha de clases. Como lo atestiguan los continuos ataques a la clase obrera en todos los países, la crisis económica está preparando el terreno para nuevas respuestas del proletariado. De hecho, el desarrollo de luchas masivas en Gran Bretaña ha iniciado un fenómeno de "ruptura", un profundo cambio de mentalidad y una nueva oleada de combatividad dentro de la clase obrera mundial. Esta dinámica fue confirmada por las luchas en casi todo el mundo y, sobre todo, por las grandes manifestaciones contra la reforma de las pensiones en Francia2. Redescubrir nuestra propia identidad de clase en la lucha, retomar el contacto con nuestros propios métodos de lucha, es solo el primer paso, por frágil que sea.
Mientras continúan las huelgas en el Reino Unido, el final de las manifestaciones en Francia no significa desaliento o sentimiento de derrota. Por el contrario, la ira que aún está presente está alimentando la reflexión entre las minorías de la clase trabajadora sobre cómo continuar esta lucha. Si tenemos que sacar las primeras lecciones hoy, es porque tenemos que preparar las nuevas luchas que vendrán y hacer frente a todos los obstáculos y dificultades que se interponen en el camino, en particular los riesgos de ejercer una violencia estéril, como la del enfrentamiento con las fuerzas del orden, en la que se involucró un sector de la juventud precaria durante los espectaculares disturbios en Francia, y que se oponen radicalmente a los métodos de lucha del proletariado3.
Ante los enormes desafíos globales y la amenaza cada vez más palpable de la destrucción de la humanidad por parte del capitalismo, este necesario primer paso de la clase obrera no es suficiente. El proletariado tendrá que desarrollar su conciencia mucho más allá de lo que pudo producir durante las grandes huelgas de mayo del 68 en Francia y en todo el mundo, mucho más allá de la huelga de masas que pudo emprender en Polonia en 19804.
Las organizaciones revolucionarias juegan un papel esencial en este contexto. Tienen las armas políticas para hacer posible el enriquecimiento de la memoria obrera, para defender la perspectiva revolucionaria y el punto de vista internacionalista en las luchas obreras frente a la propaganda nacionalista y las políticas reaccionarias de la burguesía. Sobre la base de sólidas tradiciones, las de la Izquierda Comunista, las organizaciones revolucionarias tienen la responsabilidad de mantener vivo y transmitir un método, el método del marxismo, para defender los principios de la lucha proletaria.
Frente a la confusión y las dudas, frente a las campañas ideológicas que obstaculizan el desarrollo de la conciencia en la clase obrera, esta lucha heredada de las tradiciones del movimiento obrero debe permitir identificar perspectivas concretas y defender intransigentemente los principios y métodos de lucha de los trabajadores. Empezando por el internacionalismo proletario frente a la guerra de Ucrania y toda la propaganda militarista.
Frente a las insidiosas campañas ideológicas sobre el tema de la "defensa de la democracia", frente a la explotación ideológica de la indignación suscitada por los métodos de Putin y Prigozhin, frente a la explotación ideológica de los recientes disturbios y el despreciable comportamiento de la policía, la vigilancia y la lucha por la conciencia de clase del proletariado deben transitar por un camino difícil. Pero no hay otro camino a seguir. Las futuras luchas del proletariado deben, por tanto, politizarse paulatinamente para asumir, de manera clara, unida y consciente, la meta de la revolución mundial: una revolución destinada a derrocar al capitalismo y establecer una sociedad sin clases ni guerras.
WH, 8 de julio
1 Rusia: La rebelión del Grupo Wagner es un nuevo paso en la inestabilidad y el caos | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [11]
2 Balance del movimiento contra la reforma de las pensiones: ¡la lucha está por delante! | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [12]
3 Frente a la barbarie del Estado burgués, la violencia ciega es un callejón sin salida | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [13]
4 Reino Unido, Francia, Alemania, España, México, China... ¡Ir más lejos que en 1968! | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [14]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
argentina_en_medio_de_la_crisis_los_trabajadores_retoman_el_camino_de_sus_luchas.pdf [16] | 55.5 KB |
La complicada situación en Argentina desde años ha venido golpeando duramente a los trabajadores en muchos aspectos, económica, social y políticamente. Ante la brutal situación de crisis económica la burguesía argentina no solo ha respondido con ataques a los salarios y la profundización de la precariedad de las condiciones de trabajo sino además ha dado cancha libre a todos los aparatos de contención inimaginables (cada cual más lumpenesco) con tal de mantener dispersada y controlada a la clase obrera. Desde sindicatos al por mayor (“oficialistas”, de “oposición”, kishneristas, peronistas, etc) comités, coordinadoras, comunidades originarias, organizaciones sociales hasta los inefables Piqueteros y otras organizaciones de carácter populista e izquierdista, que contribuyen a la confusión y al encuadramiento de los trabajadores y su combatividad, así como a bloquear el desarrollo de su conciencia.
En Argentina, los trabajadores vienen dando muestra de que no todo está perdido y que a pesar del bombardeo ideológico a que los tienen acostumbrados las burguesías de Izquierda y derecha, vienen abriéndose paso en medio de todo, los obreros tratan de zafarse del control y pelear por mejores condiciones de vida como lo han venido haciendo sus hermanos de Gran Bretaña, Francia y España.
Argentina es ya junto a Venezuela, el peor país de la región de América Latina en relación con el impacto de la crisis económica Mundial que se vive en todo el planeta. De ser considerado, hace algunas décadas, un país “modelo”, casi de “primer mundo”, los trabajadores en Argentina han venido presenciando un crecimiento exponencial de la precarización y la miseria. Ello se traduce en la práctica en una galopante inflación (¡150% en 2023 y va para mas!), un crecimiento en negativo, la caída en picada de los ingresos fiscales y del gasto , el creciente desempleo, quiebra de empresas. Casi la mitad de la población (18 millones) no le alcanza para comer y el hambre extrema se ha disparado. A esto sumémosle la precarización de los servicios públicos ( provocó una brutal saturación de hospitales para acoger a los 9 millones de contagiados durante la pandemia) así como los miserables salarios de profesores y trabajadores de salud. Esta crisis económica no es exclusiva de Argentina, no es un “problema argentino”. Todo lo contrario, es parte de la crisis histórica del capitalismo que ha venido creciendo como una ola y azotando a todos los países.
No es tampoco, la crisis, consecuencia de una“mala gestión” de presidentes como nos quieren hacer creer los medios burgueses. Mucho menos una cuestión de la derecha o izquierda porque ambos en el poder y fuera de él, siempre juegan ,como buenos gerentes del Estado, a preservar las ganancias y privilegios de la burguesía a costa de la clase obrera. Por ejemplo, al actual gobierno del peronista-kishnerista –izquierdista de Alberto Fernández (y su madrina Cristina) no le ha temblado la mano respaldar a la burguesía agro-exportadora con el “dólar-Soya” a fin de impulsar las exportaciones y así multiplicar las ganancias de esa fracción de la burguesía mientras con la otra mano firma acuerdos con el FMI, La misma que exige precisamente congelar o poner topes a los salarios y disminuir el gasto público. Mas ataques al salario de cada trabajador y al salario social. Características de los gobiernos izquierdistas que hoy pululan en América Latina desde Lula a Boric, de Ortega a Maduro, todos al servicio de la clase dominante.
También esta la dinámica destructiva del capitalismo sobre el medio ambiente, que también juega su papel en esta crisis que se agudiza en Argentina. El impacto de las sequías han provocado una caída en la producción de Soja y Maíz generando una presión negativa a sus exportaciones y la economía. Podríamos seguir mencionando otros indicadores, situaciones, datos o cifras que se manifiestan en la crisis económica Argentina, pero no es objeto de este artículo.
La burguesía nacional Argentina, junto a la burguesía internacional han empujado a los trabajadores de este país, a vivir cada vez mas en la precarización y la miseria sin limites. La maquinaria electoral ya está en marcha con una variopinta lista de candidatos que la burguesía ofrece a través de las diversas agrupaciones y partidos “oficialistas “ y de “oposición”: el gobiernista Frente de Todos, Frente Patria Grande, Juntos por el Cambio, Coalición Cívica, Unión Cívica Radical, Libertad Avanza, Peronismo Federal. No podía faltar la izquierda del Capital, con los trostkistas a la cabeza: Frente de Izquierda ( Partido de los Trabajadores por el Socialismo, ,Polo Obrero ,MST, Libres del Sur, sindicatos, entre otros) que en última instancia apuestan por el “mal menor” o sea apoyar al peronismo “contra la derecha”. Completan el abanico los partidos y frentes provinciales, que representan los intereses de las burguesías regionales opuestas al “centralismo del gran Bs As”. Sumados todos, se habla de unos… ¡16 aspirantes al sillón presidencial!, muestra de la fuerte fragmentación entre las diversas fracciones de la burguesía argentina que aspiran a la gestión del Estado y de los conflictos que afectan el interior de la propia clase dominante.
Sin embargo eso no significa que todos estos partidos y frentes burgueses no tengan claro contra quién cerraran filas, el enemigo a atacar: el proletariado. EL candidato oficialista, S. Massa dice que “Argentina” debe convertirse en un gran Mall de lo que pide el mundo y que gracias a eso “ los salarios le ganarán a la inflación”. El competidor de derecha, Rodríguez Larraeta, gobernador de Buenos Aires, no quiere quedarse atrás y saca del sombrero la promesa de “0 déficit fiscal, creación de empleo mediante empresas medianas y pequeñas y vivir sin inflación”(sic!). Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, ofrece “orden” y quitar impuestos a determinados sectores empresariales. Y el libertario Milei pide “menos Estado y que se vayan todos”. Medidas todas ellas que a fin de cuentas significarán para los trabajadores más sacrificios, más ajustes de cinturón, más “unidad de los argentinos”, más precariedad y sueldos de hambre con tal de sacar a flote el capital nacional. Los gobernadores regionales no se han querido quedar atrás y ya se adelantan a sus pares bonaerenses dando el ejemplo de cómo “meter en cintura” a los trabajadores que no acepten esas medidas económicas, imponiendo mano dura contra “huelguistas y parásitos” tal como se ha dado hace pocas semanas con la brutal represión de profesores y obreros de la salud en Jujuy y Salta.
La desestabilización política de la sociedad capitalista que vive todo el mundo se manifiesta cada vez más y de forma permanente. Lo vimos con Trump y el ataque al Congreso en USA; con Bolsonaro en Brasilia; con la caída y ascenso de gobiernos en Gran Bretaña y así un largo etc. Y Argentina no es la excepción, todos están más o menos contaminados por el caos e inestabilidad, con un Estado cada vez más ingobernable y difícil de controlar. Cada vez más el sálvese quien pueda y el cada uno a la suya se impone en el seno de la clase explotadora….
Argentina junto con a Brasil son territorios en Latinoamérica donde existe un proletariado, con una gran tradición de lucha . Argentina también tuvo desde fines del siglo XIX e inicios del XX un movimiento obrero con gran tradición de conciencia y combatividad. Basta recordar las grandes huelgas de 1905 encabezadas por la FORA y la “Semana Trágica” de 1919, muy influenciada por los ecos de la Revolución proletaria en Rusia. Argentina fue como un faro para el movimiento obrero en América Latina. Con un proletariado numeroso, centrado principalmente en la producción agrícola, ganadera e industrial, a partir de los años 30 las brutales dictaduras militares, la contra-revolución mundial y la nefasta influencia y encuadramiento ejercida por los sindicatos adheridos al peronismo hicieron decaer esas luchas. Sin embargo, los trabajadores argentinos fueron influenciados por la reaparición histórica de la clase obrera en 1968 y se desencadenó el celebre “Córdobazo” de 1969. Hoy, pese al creciente dominio de la descomposición social (pandillas, narcotráfico, barras bravas, mafias sindicales…) los trabajadores argentinos no han olvidado esas tradiciones y se han lanzado con gran decisión a la lucha no obstante todos los obstáculos y mecanismos de control-represión que la burguesía pone en su camino los limita.
Al momento de escribir estas líneas hay muchas huelgas de la clase obrera en Argentina. En ese sentido las huelgas de la clase obrera Argentina (a pesar de todas sus debilidades) se inscribe en la serie de luchas de sus hermanos de clase en Gran Bretaña, Francia, Italia, España, luchas desarrolladas recientemente.
Los trabajadores de la salud, los profesores, los estibadores y de transportes son los que han destacado por su combatividad a lo largo de este año. A fines de 2022 médicos y enfermeras de los hospitales tomaron las calles manifestándose contra los sueldos de miseria, la precariedad y contra la demagogia del gobierno peronista-izquierdista de los Fernández. En Mayo de 2023 se lanzan a la huelga los obreros estibadores de Buenos Aires y Puerto del Rosario contra la seguidilla de accidentes laborales y por aumento de sueldos. Los sindicatos agrupados en la FESIMAF corrieron a cercar y evitar la extensión de la huelga a otros puertos.
Ese mismo mes y para no perder protagonismo ante la seguidilla de huelgas y de paso canalizarlas por la vía electoral, toda la izquierda del capital encabezada por los Piqueteros, desarrolló una marcha-procesión en la capital a la que se sumaron el Movimiento de los sin Tierra(MST), Polo Obrero(PO), la Corriente Clasista Combativa, coordinadoras, organizaciones sociales de variopinto pelaje, sindicatos, partidos (con los infaltables vocingleros trotskistas llamando a un frente único electoral para “cerrarle el paso a la derecha”). Como siempre la izquierda enarboló junto a las banderas nacionales albicelestes las imágenes de Eva Perón y del Che.
Como respondiendo a la marcha electorera de Mayo, comienzan las luchas de los profesores primarios y de secundaria. Huelgas estallan en Salta, Jujuy, San Juan, La Rioja, Misiones y el propio Buenos Aires. Este destacamento de la clase obrera se ha distinguido los últimos años por su combatividad y por ello el Estado lo ha infiltrado con una profusión de sindicatos. Destacan el progobiernista CTERA, (adherida a la CGT Peronista) y su competidora ADEMYS (“opositora”) que llamó a su similar rompehuelgas a cortar sus acuerdos con el gobierno y juntos… ¡“realizar un gran paro”!. En Salta la persecución a los huelguistas es particularmente violenta en el marco de la “Ley antipiquetes”. Los sindicatos lanzaban desesperados llamados a levantar la huelga pero los profesores los desoyen frente a lo cual el gobernador regional suelta a los perros de la represión dejando una secuela de heridos y detenidos. La respuesta de ADEMYS con comunicados “condenando” la persecución y una marcha –procesión por Bs.As. pidiendo “salario digno”, “defensa de la escuela pública” y “condiciones dignas de trabajo”.
Mención aparte merece lo sucedido en Jujuy, donde las huelgas de profesores y obreros de salud se desnaturalizan y abandonan el terreno de clase al mezclarse los reclamos salariales con el movimiento reivindicativo de los “pueblos originarios” que se oponen a la explotación minera del litio. Este movimiento indigenista-nacionalista se dedicó a bloquear carreteras en defensa de los derechos burgueses reconocidos en la Constitución para finalmente ser recibidos sus representantes por Fernández en la Casa Rosada y por el Congreso en Buenos Aires. Otro tanto, hicieron los sindicatos en la llamada Intergremial que no fue sino la canalización de la combatividad de los trabajadores del norte argentino por las putrefactas vías del pacifismo y de formas de “lucha” ajenas a la tradición proletaria como cacerolazos, antorchas o festivales artísticos. El carácter burgués de las consignas y expresiones brillo en todo su esplendor, ahogando el carácter proletario de las huelgas, cercenando cualquier tipo de autonomía y arrancando la lucha del terreno de clase.
Finalmente, los trabajadores de los transportes inician la lucha casi en paralelo con los maestros. Sendos paros parciales y totales de obreros y empleados del Metro Subte de Bs As y el Tren de Sarmiento contra las empresas gestionadoras de esos servicios. El 7 de Julio se sumaron los colectiveros y chóferes de ómnibuses paralizando el tráfico en todo el Gran Buenos Aires.
Pese a lo difícil de la situación que a traviesa la clase obrera mundial es el proletariado argentino el que más luchas ha desarrollado en América Latina en lo que va del año 2023. Hemos presenciado huelgas en el sector salud, huelgas del metro, huelgas de maestros, entre otras importantes luchas que han intentado desarrollar los trabajadores… Debemos resaltar que los trabajadores se han lanzado a pelear contra el Estado y los capitalistas ,que no aceptan los ataques al salario ni a sus condiciones de vida. Eso es ya un gran paso.
Pero existen muchas debilidades también, empezando por el fuerte control sindical. Por lo menos, existen 3 o 4 sindicatos por sector.
El papel del sindicalismo es muy activo en argentina por la larga experiencia en la manipulación de los trabajadores. Una de sus más recientes maniobras ha sido unir los trabajadores de los sectores privado y público en eso que llaman la INTERGREMIAL, conglomerado, que aparentando unificar las luchas, evitar desbordes ya que el potencial de los trabajadores está intacto y eso para la burguesía representa siempre un peligro. Para esa sucia labor de sabotaje de la autonomía proletaria qué mejor que los sindicatos. La intergremial es mezclan reivindicaciones salariales con exigencias ciudadanas de naturaleza burguesa o pequeño- burguesa tales como “defensa de la escuela pública” o “no a la privatización”. Aún peor, se convierten en cómplices del papel asistencialista del Estado al exigir mayor presupuesto para las organizaciones de sobrevivencia” o “respeto a los derechos indígenas”, “verdadera democracia” entre otras exigencias descaradamente burguesas. Para coronar su hazaña contra la clase obrera esta Intergremial se ha dedicado a desviar la combatividad de los trabajadores hacia formas de “lucha” ajenas a la tradición proletaria promoviendo paseos de antorcha, plantones y festivales artísticos. Así, vemos cómo los sindicatos neutralizan o sabotean la formación de posibles asambleas de trabajadores, los debates abiertos y planteamientos de las necesidades inmediatas de los obreros y bloquean cualquier apertura a otros sectores como los desempleados, jubilados, estudiantes y otros elementos también de las capas no explotadoras involucrados. Está claro, entonces el nefasto papel que juegan los sindicatos en las luchas obreras y no por causa del manejo de “malos o burócratas dirigentes” como le gusta decir a los trotskistas del PST o de la web “World Socialist”, sino porque el sindicato es una herramienta del Estado burgués en las filas obreras para boicotear las luchas y destruir la autonomía de clase.
El proletariado argentino ha vivido por décadas bajo la influencia del modelo burgués del Estado asistencialista; en particular, de ideologías como el justicialismo, que ha tenido diferentes tendencias a través de los años. Esta situación ha hecho que su potencial combativo, haya estado permanentemente influido por las fuerzas políticas del capital.
Por todo ello, la defensa de la autonomía proletaria y la identidad de clase de los trabajadores debe forjarse en el calor de sus luchas y no es fácil por años de bombardeo ideológico ejercido por los grupos Peronistas, Troskistas y libertarios y otros que han pretendido siempre controlar a los trabajadores y dirigirlos a sus terrenos electorales. El proletariado Argentino esta tratando de generar luchas que se enfrentan a una serie de formulas ideológicas que lo confunde y lo distrae, que lo lleva al terreno de facciones interburguesas y que lo hace abandonar sus intereses y terreno de clase .
Sin embargo, las luchas acontecidas por ser predominantemente contra la precariedad, por mejores salarios se inscriben en el mismo terreno de luchas que vienen desarrollándose en otras partes del mundo. En ese sentido tienen un carácter internacional aunque sus participantes aun no lo reconozcan así. Estas luchas obreras son parte de un eslabón más de las luchas desarrolladas por los trabajadores en Gran Bretaña, Francia, España… Quizá las luchas en argentina no tienen un carácter masivo y unitario de clase como en los países antes mencionados, pero sí es cierto que parten de una misma motivación: la lucha por mejores condiciones de vida de la clase obrera.
La clase obrera Argentina, latinoamericana y mundial debe ver sus luchas como parte de una misma lucha, como una sola a nivel mundial. La clase obrera en Europa está señalando el camino de hoy y del futuro, los trabajadores de esta parte del planeta debemos asumir esos combates como propios, como una sola lucha contra el capitalismo, comprendiendo que la salida no está en las elecciones, nueva constitución ni en los frentes o agrupamientos interclasistas, luchas parciales (derechos de las mujeres o indigenistas) ni tampoco organizándose en sindicatos, menos en partidos de izquierda o derecha, mucho menos en coaliciones ciudadanas... la única salida está en la lucha activa dentro de su terreno de clase, defendiendo con uñas y dientes la autonomía de la clase obrera y promoviendo por todos los medios el desarrollo de la identidad y la conciencia de clase contra la precariedad, la explotación y la miseria que cada vez más le toca sufrir a los trabajadores de Argentina y del mundo entero.
¡Proletarios de todos los países Uníos!
Internacionalismo Perú, 1-08-2023
El pasado mes de mayo, la CCI organizó reuniones públicas en varios países sobre el tema: "Gran Bretaña, Francia, Alemania, España, México, China... ¡Ir más lejos que en 1968!". El objetivo era comprender mejor el significado político, mundial e histórico de estas luchas, las perspectivas que ofrecen, pero también las importantes debilidades que la clase obrera deberá superar para asumir las dimensiones económica y política de su lucha. La participación activa en los debates que tuvieron lugar es una ilustración de la lenta maduración de la conciencia que se está produciendo en profundidad en el seno de la clase obrera mundial, y que es particularmente evidente en las pequeñas minorías, a menudo pertenecientes a una nueva generación. De este modo, éstas están volviendo a conectar gradualmente con la experiencia del movimiento obrero y de la Izquierda Comunista.
Estas reuniones fueron animadas por una clara voluntad de clarificación a través de la confrontación de las diferentes posiciones en juego. Así, frente al análisis defendido por la CCI, se expresaron apoyos, matices, dudas y cuestionamientos, incluso desacuerdos. El propósito de este artículo es dar cuenta de estos con el fin de impulsar la continuación del debate.
A pesar de las dificultades para comprender la complejidad de la situación marcada por el caos creciente del modo de producción capitalista, acompasada por episodios dramáticos y destructivos como la guerra de Ucrania, con la perspectiva de una caída sin fin en la crisis económica, las intervenciones reconocieron en general el hecho esencial de que la clase obrera había vuelto masivamente a la escena, durante el último año, en la lucha contra el deterioro insoportable de sus condiciones de vida. Algunos participantes trazaron un paralelismo entre la situación actual y la de mayo del 681. En 1968, el regreso del desempleo (aunque a un nivel mucho más bajo que el actual) marcó el final del periodo conocido como los “Treinta Años Gloriosos”, y la reaparición de la crisis abierta, un periodo donde desde entonces se ha venido sucediendo el carrusel recesión – recuperación – recesión aún peor... Hoy, la brutal profundización de la crisis económica y el resurgimiento de la inflación son sin duda el principal resorte de la movilización de la clase obrera. Algunos camaradas señalaron que Mayo del 68 y el periodo actual tenían en común la irrupción de movilizaciones masivas de la clase obrera. Un camarada británico señaló que "la mayor diferencia con el 68 es la profundidad de la crisis económica actual".
Otro camarada reconoció que "Mayo del 68 abrió una nueva fase tras la contrarrevolución". En efecto, tras el fracaso de la oleada revolucionaria de 1917-1923 y bajo la placa de plomo estalinista que siguió a la derrota del proletariado mundial, Mayo del 68 inauguró el despertar de la clase obrera a escala internacional. En París, un camarada caracterizaba así las condiciones subjetivas de la lucha de la clase obrera en 1968 y las de hoy: “La referencia a Mayo del 68 es pertinente. Aquel acontecimiento coincidió con la llegada de una nueva generación de la clase obrera que, no había sufrido, como sus padres, el aplastamiento ideológico de la contrarrevolución y, en particular, la placa de plomo de la influencia estalinista. Hoy, ha sido necesaria una nueva generación para salir de la ideología de la ‘muerte del comunismo’”. Fue importante que en Brasil los participantes reconocieran, casi como una “evidencia”, que algo estaba ocurriendo a nivel de la lucha de clases y que era el proletariado de los países centrales del capitalismo, en Europa Occidental, el que estaba a la vanguardia de la movilización de la lucha obrera mundial. En relación con la situación actual, un camarada británico señaló “la importancia de las luchas actuales. Representan la posibilidad de un verdadero renacimiento de la lucha de clases”.
Pero esta misma intervención, como otras en otros lugares, en Brasil en particular, se preocupaba de “las debilidades de la clase obrera”, o de “las maniobras de la burguesía, que tiene el control, especialmente con los sindicatos”.
De hecho, algunas de las intervenciones tendían a querer aplicar la realidad de Mayo del 68 al periodo actual, mientras que otras oponían ambas situaciones. En resumen, todas mostraban una dificultad para comprender, más allá de las analogías y diferencias entre estos dos momentos históricos, lo que significa una "ruptura" en la dinámica de la lucha de clases, en 1968 y hoy respectivamente.
En 1968, el despertar de la clase obrera mundial puso fin a cuarenta años de contrarrevolución, correspondientes a una profunda derrota física e ideológica del proletariado tras el aplastamiento de la oleada revolucionaria de 1917-23. La ruptura de 2022, señalada por la movilización del proletariado en el Reino Unido, puso en movimiento a una clase obrera que no había sufrido una derrota física comparable a la que condujo a la contrarrevolución mundial, pero que, en cambio, había sufrido de lleno las campañas sobre la “muerte del comunismo”, sobre la “desaparición de la clase obrera”, etc.
Durante más de treinta años, la clase obrera mundial, desorientada y habiendo perdido su identidad de clase, se mostró incapaz de movilizarse a la altura de los ataques que estaba sufriendo. Fue necesario este largo periodo de ataques incesantes, profundos y cada vez más insoportables para que la clase obrera renovara su movilización a una escala que no se había visto en décadas (desde 1985 para los trabajadores del Reino Unido); una clara ruptura con la situación que había prevalecido desde 1989. Treinta años durante los cuales, precisamente porque la clase obrera no había sido derrotada, se estaba desarrollando en su seno un proceso de reflexión (la maduración subterránea de la conciencia), que conducía a una creciente pérdida de ilusiones sobre el futuro que el capitalismo nos tenía reservado, y luego la certeza de que la situación sólo podrá empeorar. Fue así como fermentó un profundo sentimiento de cólera, expresado en la actitud de “basta ya” de los huelguistas en Gran Bretaña.
La dinámica de los treinta años anteriores no se comprendía del todo, y el debate dio lugar a diversas interpretaciones erróneas. Así, un camarada de Toulouse, Francia, habló de una “continuidad” en la lucha durante estos treinta años, marcada por victorias y derrotas, en particular la movilización contra el CPE (Contrato del Primer Empleo en Francia 2006), contra la reforma de las pensiones Sarkozy-Fillon (2010) y también el movimiento Indignados (España 2011). Pero precisamente durante este periodo, no hubo tal continuidad (en que las luchas actuales hicieran eco de las luchas pasadas), ya que la clase obrera era incapaz de enlazar, en su memoria colectiva, las luchas pasadas con las pocas experiencias nuevas que estaba viviendo.
Lo mismo ocurre con la idea de “salto cualitativo” utilizada por algunos camaradas, en particular en Brasil, para caracterizar el estallido de las luchas en Gran Bretaña y Francia. Tal concepción que, en general tiende a reducir la conciencia a un simple producto o reflejo de la propia lucha inmediata, resta importancia a todas las demás dimensiones del proceso de toma de conciencia. La idea de “salto cualitativo” puede ser nociva al dejar entender que la clase trabajadora habría superado bruscamente un buen número de sus debilidades.
Por otra parte, las intervenciones en México tendían a diluir la lucha del proletariado llevándola a ámbitos como el de la protección del medio ambiente o el feminismo, lo que ha sido justamente criticado. En efecto, la ideología que las sustenta, favorecida a su vez por la pérdida de identidad de clase, representa una clara amenaza para la lucha autónoma del proletariado, la única capaz de resolver los problemas de la sociedad mediante el derrocamiento del capitalismo.
Si bien los participantes en las reuniones reconocieron la realidad de la masividad de las luchas actuales, hay que decir que, en general, no fueron capaces de tener en cuenta su importancia como elemento fundamental de la ruptura cualitativa. Millones de trabajadores concentrados en algunos países de Europa Occidental que se movilizan, a pesar del coste financiero que supone para ellos, que luchan solidariamente con sus camaradas para rechazar la miseria que el capitalismo quiere imponerles mediante la explotación y la división, eso constituye en sí mismo una victoria considerable.
Algunos camaradas criticaron lo que consideraban una sobrevaloración del movimiento por parte de la CCI. Así, en Gran Bretaña y Francia, por ejemplo, oímos:
- “Creo que la CCI sobrestima la secuencia de la lucha. No entiendo el método de maduración subterránea. Aquí hay una asociación de ideas, eso no es masivo, sólo deberíamos referirnos a minorías activas”.
- “Es cierto que al final de las manifestaciones hubo discusiones, por supuesto, ¡pero no hubo huelgas! Sin la huelga, el movimiento ha languidecido. El problema es que el arma del proletariado es la huelga general.2 En mayo del 68 hubo una huelga general, y ahora no es el caso [...]. No quiero empañar la imagen, pero amplificar la profundidad del movimiento (como lo está haciendo la CCI), no estoy seguro de que ayude”. En este caso, nos parece que se olvida que cuando cientos de miles, incluso millones, de trabajadores en Francia salieron a la calle para manifestarse, ¡estos estaban en huelga!
En varios lugares (en Nantes en Francia, en Brasil...) algunos participantes intentaron atenuar la realidad de la ruptura de la lucha de clases planteada por la CCI con el hecho de que los sindicatos no habían sido cuestionados. Algunos participantes en Nantes rebatieron esta objeción con el siguiente análisis: “Es cierto que los sindicatos no han sido cuestionados, que no ha habido autoorganización, pero el descontento sigue siendo muy fuerte y permanente, aunque no haya una nueva lucha espectacular. Así, que hay que ver de dónde viene la clase, sale de un periodo de treinta años de dificultades. De hecho, no ha habido ninguna derrota política. La clase está reuniendo sus fuerzas para ir más lejos”.
A esto añadimos que en Francia (pero no sólo allí), la burguesía había anticipado la cólera obrera y los sindicatos habían hecho todo lo posible para evitar ser cuestionados por los trabajadores. Ante la necesidad y el deseo de los trabajadores en lucha de unirse por encima de categorías y corporaciones, los sindicatos habían tomado la delantera manteniendo, de principio a fin, un frente sindical unido, lo más amplio posible, supuestamente “ferozmente opuesto” a la reforma de las pensiones.
Mientras que algunas intervenciones buscaron “pruebas” y “hechos” para intentar convencer a los demás o a sí mismos de la realidad de la “ruptura”, otros camaradas intentaron ilustrar el cambio de situación a través de la capacidad de los “sindicatos experimentados” (sobre todo en Francia) para “adherirse al movimiento”, a las “aspiraciones de unidad” utilizando “la trampa de la intersindical”. En la misma línea, estos camaradas destacaron la complicidad de diversas fracciones de la burguesía para aislar los diversos centros de lucha mediante un ocultamiento cuidadosamente calculado: “¿Por qué la burguesía oculta las huelgas en el extranjero? Es para que no se puedan crear lazos, la burguesía conoce muy bien a su enemigo de clase. Este es otro signo de la maduración. Debemos tener una visión global, internacional”. Algunos camaradas subrayaron con razón que no había que centrarse en un elemento aislado, sino que era preferible “ver un conjunto de indicios y saber interpretarlos”, refiriéndose en este sentido a la actitud de Marx, pero también a la de Lenin, que “tenían la capacidad de percibir los cambios en el estado de ánimo del proletariado”.
Cada vez, en un intento de clarificar las cosas, la CCI ha intentado ir más allá defendiendo la idea válida de un “proceso de maduración subterráneo”, de ruptura y no la de un “salto cualitativo”. Sobre todo, la CCI ha insistido en ampliar y presentar los problemas con método, como lo ilustra una de sus intervenciones en París: “Varias intervenciones pusieron de relieve debates que no habíamos visto en años. ¿Qué hacemos con esto? ¿Cómo lo analizamos? ¿Lo situamos en un contexto más amplio y global? En lugar de mirar las cosas con microscopio, tenemos que dar un paso atrás y mirar con telescopio; en otras palabras, adoptar un enfoque histórico e internacional. Estamos en un periodo en el que el capitalismo está llevando a la humanidad a su ruina. La clase obrera tiene el potencial para luchar y entrar en lucha, para ser capaz de hacer una revolución. A escala internacional, durante tres décadas, hemos asistido a un reflujo de las luchas y a un retraso de la conciencia. La clase ha perdido la conciencia de sí misma, su identidad. Pero el verano pasado hubo un gran movimiento en Gran Bretaña, ¡Como no habíamos visto en cuarenta años! ¿Fue sólo en Gran Bretaña? Esto testimonia que algo estaba cambiando profundamente a escala mundial. Es a partir de esto que dijimos que algo estaba cambiando. Vimos la capacidad de lucha frente al agravamiento de la crisis económica. Hemos visto luchas en muchos países. Es en este marco que se inscribe la confirmación de la lucha contra la reforma de las pensiones en Francia. Hemos visto tres meses de lucha y un espíritu combativo. Por otra parte, empezamos a ver eslóganes, una reflexión que no veíamos desde los años 1980s. Hay un sentimiento general de hartazgo, un intento de reapropiarse de la historia. Eso es lo que hay detrás del eslogan ‘tu nous mets 64 on te Mai 68’ (tú nos pones 64 años para el retiro, nosotros ponemos el Mayo del 68) [...]. Hay una tendencia a reapropiarse del pasado, como con el resurgimiento de la experiencia del CPE (lucha contra el Contrato de Primer Empleo) en 20063, sobre la que no habíamos vuelto a saber nada de ella. ¿Cómo explicar que este recuerdo haya resurgido? Hay otros aspectos expresados de forma más minoritaria sobre ¿cómo hacer la revolución? Algunos reflexionan sobre lo que es el comunismo. Hay un esfuerzo de clase. No es sólo la cuestión de: ¿se aprueba o no la reforma de las pensiones? Tenemos que sacar las lecciones. ¿Cómo podemos ir más lejos? ¿Con qué método de lucha? Eso es lo que está en juego”.
Así pues, debemos reconocer, como lección fundamental, la necesidad de tener en cuenta, para nuestros análisis, el contexto internacional e histórico: una aceleración de la descomposición de la sociedad capitalista, su “efecto torbellino” destructor, la gravedad y el peligro de la guerra, y al mismo tiempo la aceleración brutal de la crisis económica, con la inflación como poderoso impulsor para la lucha de clases. También debemos reconocer que, al luchar en su propio terreno de clase, a escala masiva, el proletariado empieza a ganar confianza en su propia fuerza, y va a adquirir una conciencia cada vez mayor de llevar a cabo una misma lucha más allá de las corporaciones y las fronteras4.
Las luchas de hoy son una primera victoria: la de la propia lucha.
WH, 26 de junio de 2023
1 Hay que señalar que la mayoría de estas reuniones tuvieron lugar en una fecha simbólica, la del aniversario de las manifestaciones masivas del 13 de mayo de 1968 en Francia. A este respecto, recomendamos a nuestros lectores nuestro folleto: 1968 y la perspectiva revolucionaria, publicado también en dos partes en los números 133 y 134 de la Revista Internacional. Ver Mayo del 68 y la perspectiva revolucionaria (1a parte) - El movimiento estudiantil en el mundo en los años sesenta | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [18] y Mayo del 68 y la perspectiva revolucionaria (2a parte) - Fin de la contrarrevolución, reanudación histórica del proletariado | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [19]
2 Por falta de tiempo, no pudimos tratar la cuestión de la diferencia entre una “huelga general” y una “huelga de masas”. Pero hemos subrayado nuestro desacuerdo con la equiparación de estos dos términos. La huelga general, si constituye una muestra del descontento en la clase, se refiere sin embargo a la organización (y por tanto al control) de la lucha por parte de los sindicatos. En este sentido, en manos de los sindicatos, también puede constituir un medio de agotar la lucha. A la huelga general, oponemos la huelga de masas, tal como se manifestó magistralmente en Rusia en 1905, dotándose de medios propios para centralizar la lucha, incluyendo tanto reivindicaciones económicas como políticas. Puede leerse el libro clásico de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos.
3 Sobre esta lucha ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [20]
4 De la misma forma que Marx frente a Proudhon dijo que no había que ver en la miseria más que la miseria, en la situación histórica actual de deslizamiento del capitalismo hacia la destrucción de la humanidad no hay que quedarse solamente en eso, hay que ver que hay dos polos: el polo capitalista hacia la destrucción y el polo proletario de la lucha de clases hacia la construcción mundial de una nueva sociedad. Ver Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
elecciones_en_mexico_morena_y_la_oposicion_compiten_para_liderar_la_explotacion_de_los_trabajadores.pdf [24] | 60.29 KB |
A lo largo de los 5 años del actual gobierno en México, se repite por el aparato de izquierda del capital, que el poder que ejerce López Obrador es el resultado de las luchas del pasado. De esa manera la burguesía presenta a las urnas y a la democracia como procesos que han madurado en México, al grado de permitir “cambios” sociales como el que supuestamente representa el gobierno de la “4ª Transformación”. Y, por otra parte, con el ensanchamiento de los enfrentamientos entre algunos sectores de la burguesía y el gobierno, ayudan a reforzar la idea de que López Obrador y su partido son contrarios a la clase dominante y una alternativa para los explotados. Estos argumentos fomentan una visión mistificada sobre cuál es la razón de que se haya instaurado un gobierno de izquierda y esconden el verdadero significado político que tiene para la burguesía.
Así, el primer aspecto que habrá que analizar es por qué pudo llegar López Obrador al gobierno, si en las tres veces que compitió a la presidencia, hubo fuertes campañas en su contra, presentándolo “como un peligro para México”.
Es común que el ascenso de gobiernos de izquierda al poder se deba a que la burguesía busca detener algún descontento usando el asistencialismo. Los gobiernos de izquierda suelen relevar a los de derecha en el control, pero eso no nos explica el ascenso de AMLO. En 2018, cuando llega al gobierno López Obrador, había indudablemente un descontento social, sobre todo por la violencia y control ejercido por las mafias de la droga, por la desaparición de los estudiantes normalistas ocurrida en 2014 y por la pauperización masiva de la población. No obstante, había un rígido control ideológico y político.
Lo cierto es que ese descontento generaba una sensibilidad entre los explotados que los hizo muy receptivos a las promesas demagógicas, que los atrapó y reanimó su esperanza en las elecciones y la democracia. Pero esta situación, en mayor o menor grado, se venía repitiendo sexenio a sexenio y a pesar de ello la burguesía no había requerido colocar a su facción de izquierda en el gobierno. De forma que fue el avance del proceso de descomposición del sistema lo que permitió el triunfo electoral del partido Morena. Una de las características de la fase de descomposición capitalista es que la burguesía pierde el control político de sus instrumentos de actuación como son los partidos. En el caso de México, hemos visto desde inicios de la década de los noventa, una ruptura interna en todos los partidos burgueses (tanto de derecha como de izquierda).
La competencia política existente entre las diversas facciones de la burguesía es una característica que ha estado presente desde el origen del capitalismo, sin embargo, en la descomposición esta confrontación se vuelve más feroz y desordenada, justamente porque esta fase emerge del “bloqueo momentáneo de la sociedad, a causa de la ‘neutralización’ mutua de sus dos clases fundamentales, lo que impide que cada una de ellas aporte su respuesta decisiva a la crisis abierta de la economía capitalista,1” por tanto, la burguesía avanza sin perspectivas de largo plazo, sin motivos para asegurar alianzas duraderas y con la pérdida de control de su propia estrategia política.
Así, metidos en ese proceso hemos visto la fractura de partidos y la dispersión de las fuerzas del Estado, que se percibe en la aparición de grupos que establecen un “control paralelo”, como es el caso de las mafias de la droga2. La presencia de estas fuerzas políticas y económicas animan a la expansión del caos, en tanto se fusionan de forma desordenada con empresarios y sectores de la burguesía integrada en las instituciones del Estado, llevando a un escenario despiadado, en el que los asesinatos y la escalada creciente de corrupción se convierte en un detonante de mayores y más violentas rupturas que, incluso en algunos casos, se vuelve una traba para el mismo desarrollo de la acumulación capitalista.
En este marco de descomposición, la burguesía se encuentra fracturada, con una profunda grieta atravesando todas las estructuras en las que actúa, incluyendo a todos sus partidos, que además de rotos se encuentran desprestigiados y fue lo que permitió el ascenso de la llamada pomposamente “4T”, intentando ordenar las relaciones de la clase dominante, procurando empujar a su unidad, limitar la corrupción y vitalizar las fuerzas del Estado… Y es ese el camino sobre el que ha intentado caminar el gobierno de AMLO, pero si el gobierno actual surgió marcado por la descomposición, su avance no ha hecho sino sumergirlo más en ella, extendiendo el comportamiento caótico.
Aunque hay momentos en que el gobierno de López Obrador ha logrado cohesionar a la burguesía, solo ha sido de forma temporal. Por esa razón, en un intento de dar confianza al conjunto de la burguesía y al mismo tiempo protegerse, es que les ha otorgado a las fuerzas militares mayor poder de decisión política y de participación económica3. Y aunque López Obrador y su gobierno se han presentado como gestores del capital y han oxigenado al sistema en beneficio de la burguesía al nivel general, la tendencia dominante en la descomposición del “cada uno para sí” se impone, agrietando aún más el tejido social e imposibilitando la unidad burguesa. Precisamente con la preparación del circo electoral estas disputas se revelan más descarnadamente.
En 2018, inmediatamente después del ascenso de AMLO al poder, con la votación más alta de la historia de México (el 63.4% del padrón electoral), y con la que la burguesía remató su campaña democrático electoral de más de un año, denunciamos: “El triunfo electoral de López Obrador es un triunfo de la burguesía…”4 Como lo fue también el que llevó al PAN al gobierno, con Vicente Fox, o el de 2012, con todo y las movilizaciones anti-PRI, que se impulsaron por el movimiento #yosoy132. Es cierto que nunca las elecciones habían logrado tal ánimo como en 2018 y por ello, se evidenciaron como la gran estafa de la burguesía en contra del proletariado, en tanto le hace creer que el sufragio de los “ciudadanos”, decide a quién encumbrar al poder, no solo para que mejore sus condiciones de vida, sino para que cambie la sociedad actual, y en el colmo de la desfachatez, de que su voto vale lo mismo que el de los patrones que los explotan, queriendo encubrir con la demagógica y cínica “igualdad política” de la democracia burguesa, a la realidad de la división de la sociedad en clases. El conjunto de la burguesía maneja el mismo discurso, sin embargo, es su izquierda la que insiste en ese lenguaje progresista, manipulando las emociones para encuadrar a los trabajadores, como lo hacen, en el caso de México el partido Morena y AMLO.
Como en un espectáculo de circo, López Obrador a diario, a través de sus monólogos matutinos, hace malabares verbales para atrapar a los trabajadores en la idea de que el problema de los explotados está en evitar que, mediante el voto, los conservadores y la derecha retornen al poder y echen por tierra los “logros” del gobierno de la llamada 4T. Pero, para los trabajadores es indistinto que asuma el poder un empresario conservador o un progresista de izquierda, porque ambos han de procurar mantener con vida al capitalismo. Basta asomarse a la forma en que se estructuran los grupos de poder económico y político para darse cuenta de que, sea la izquierda o la derecha, tras de sí hay fracciones de la burguesía que compiten por la mayor tajada del pastel. Los votantes solo validan la mascarada electoral de la burguesía pues su Estado por múltiples canales de manipulación (marketing de Tv, radio, internet), y dependiendo de la relación de fuerzas entre sus facciones, logra inducir el voto mayoritario a tal o cual opción. Ese es el “libre albedrío de la ciudadanía” en la democracia.
Ese mecanismo que describimos ha tenido algunos problemas en los últimos años, debido a la tendencia a la pérdida de control del juego político del Estado capitalista causada por el avance de la descomposición, en tanto potencia las pugnas al interior de la burguesía, dificultando la estructuración de un abanico de fuerzas políticas aceptables para que su juego electoral sea eficaz para sus acomodos y reacomodos y, sobre todo, para su función ante los explotados. Por razones de espacio referiremos solo dos ejemplos:
- Por el lado de Morena, a pesar de que se quiso ofrecer la apariencia de un partido unido, lo cierto es que tiene riesgos muy claros de fracturarse, dadas las pugnas que también existen en su seno y de las cuales solo hemos visto pequeñas escaramuzas en los reclamos mutuos sobre el origen del dinero para financiar sus campañas.
- Por su parte, la llamada oposición de derecha: PRI, PAN, PRD, tienen muchas dificultades para estructurarse como opciones viables, debido a que sus cúpulas se aferran a sus feudos, desoyendo a sectores de la burguesía, que llaman a negociar un nuevo reparto de poder entre sus partidos. Hace unas semanas, iniciando el proceso de elección de precandidato, se adelantan, colocando a Xóchitl Gálvez, sin embargo, inmediatamente es impugnada por sectores del PAN y del PRI, considerándola “impropia” para asumir esa candidatura5.
En suma, hay un problema para la burguesía en general puesto que, por el lado de Morena hay “inconvenientes” serios para mantener su aureola de “independientes del poder económico” y, por la derecha, al querer mostrar que su candidata es de origen humilde e indígena y hasta con un pasado izquierdista, acaba ofreciendo una candidata promotora de un discurso similar al de Morena, descuidando su identidad en el abanico electoral que debe cubrir con amplitud los flancos políticos de los votantes.
Lo hemos analizado anteriormente, en general el proletariado todavía es muy sensible a los cantos de sirena de la democracia electoral, pero los trabajadores de países como México, son todavía más receptivos a esta mistificación, debido sobre todo al régimen de partido único que duró décadas.
Para poder clarificar acerca del significado de la democracia burguesa, los trabajadores necesitan recuperar las lecciones que ha dejado el movimiento obrero desde sus inicios. Lenin, expone con claridad que “la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas.” Por ello, la democracia es la mejor forma de gobierno para la burguesía, pues no solo mantiene el engaño de que los gobiernos son puestos mediante una decisión colectiva, sino que fomenta la pasividad en los explotados esperando que con su voto mejorará su situación.
La burguesía tiene éxito cuando nos mantiene expectantes ante su circo electoral en lugar de que nos cuestionemos sobre cómo luchar ante los ataques a nuestras condiciones de vida y de trabajo y, más allá, por supuesto, para reconectar con la perspectiva de la destrucción del capitalismo mediante la revolución proletaria.
RM, 28-julio-2023
1 “TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo [25]”
2 Las mafias también se fracturaron. Desde el siglo XX la droga ha sido controlada por el Estado a partir del ejército y los jefezuelos de las mafias operaban según los lineamientos dictados desde las esferas del poder político. Al romperse la unidad de la burguesía se dispersan también esas fuerzas recrudeciéndose sus enfrentamientos y, en ese proceso, se fusionan con las facciones instaladas por la alternancia en las instituciones del Estado (incluyendo a todos los partidos). Por eso los grupos mafiosos continuamente asesinan personajes del gobierno que se encontraban asociados a una banda rival.
3 En el gobierno de AMLO, los militares, además de mantener el control de la seguridad (intentando también recuperar el control del “narcotráfico”), han recibido concesiones de construcción y administración de aeropuertos, el manejo de puertos y aduanas, además de proyectos de transporte, turismo e incluso bancos.
4 Votaciones en México: en las elecciones siempre gana la burguesía | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [26]
5 Por razones de espacio, dejamos para otra ocasión lo que sucede con la llamada “ultraderecha” que, cuestionando abiertamente a la “derechita cobarde” del PAN ha estado sugiriendo una posible candidatura independiente auspiciada por la Conferencia Política de Acción Conservadora.
Adjunto | Tamaño |
---|---|
en_memoria_de_nuestro_camarada_miguel.pdf [31] | 34.88 KB |
Ha fallecido nuestro camarada Miguel. Nacido en 1944 desde muy joven se rebeló contra esta sociedad de barbarie y explotación que es el capitalismo. Comprendió la necesidad de luchar por una nueva sociedad, pero al mismo tiempo lo que ocurría en la URSS, presentada como “Patria del Socialismo”, le provocó muchas dudas sobre ese pretendido “comunismo”. En aquella época estaban de moda otras “alternativas”. Una de ellas era la Yugoslavia de Tito, un país “no alineado”1 y que se presentaba como un “socialismo autogestionario”. Emigró allí, estudió y trabajó y pronto se dio cuenta que aquello de socialismo no tenía nada, que era otra de las numerosas variantes del capitalismo de Estado. De esta decepcionante experiencia nació su convicción de que ninguna de las “mecas del socialismo” (Rusia, Yugoslavia, Albania, China, Cuba etc.) eran comunismo ni estaban “en transición hacia él”, todos eran Estados capitalistas donde la explotación reinaba con la misma furia que en los países oficialmente capitalistas.
De vuelta a España trabajó en una empresa muy importante, Standard Eléctrica, fue un obrero consciente y combativo, que participó activamente en las múltiples huelgas que por entonces sacudían España, como parte del renacimiento histórico del proletariado cuya expresión más avanzada fue la gran huelga de mayo 68. Eran tiempos (1972-76) donde la dictadura franquista era incapaz de hacer frente a la enorme oleada de luchas y la burguesía se planteaba la famosa “transición”, pasar de la dictadura franquista a la dictadura democrática, es decir, el Estado Capitalista dejaba como trasto inútil el franquismo y su nacionalcatolicismo y se rodeaba del armamento democrático para mejor enfrentar a la clase obrera: sindicatos “obreros”, elecciones, “libertades” …
Pronto el compañero llegó a una segunda convicción: los sindicatos, tanto el viejo sindicato vertical del franquismo como los “sindicatos obreros” (CCOO, UGT y compañía) eran órganos del Estado burgués, servidores incondicionales del capital, dispuestos a sabotear las huelgas, dividir a los trabajadores, desviarlos hacia callejones sin salida. Miembro de la UGT acabó rompiendo el carné tras intervenir en una asamblea.
También esa época le proporcionó otra experiencia concluyente: afiliado a uno de los numerosos grupos trotskistas (la Liga Comunista) sufrió en sus carnes lo que es el izquierdismo, el encargado con un lenguaje radical obrerista de recoger a los militantes que rompen con el PC o con los sindicatos y buscan una auténtica alternativa proletaria internacionalista. Criticaban a la URSS, pero llamaban a defenderla como “estado obrero degenerado”; se decían “contra la guerra imperialista”, pero apoyaban la guerra en Vietnam y otras guerras imperialistas en nombre de la “liberación nacional”; ; criticaban a los sindicatos, pero llamaban a participar en ellos para “ganarlos para la clase”; criticaban las elecciones, pero llamaban a votar para “conseguir un gobierno obrero PC-PSOE”; hablaban de “democracia en la organización”, pero esta era una cesta de víboras donde las distintas pandillas se disputaban a muerte el control de la misma recurriendo a maniobras, calumnias y todas las bajezas imaginables.
Ni la pesadilla del “socialismo autogestionario” yugoslavo, ni el sabotaje sindical, ni la ratonera del izquierdismo, apartaron al camarada de la búsqueda de posiciones realmente comunistas. En esa búsqueda contactó con la CCI y emprendió una serie de discusiones muy exhaustivas, sacando lecciones de todas las experiencias vividas, decidiendo finalmente incorporarse en 1980.
Desde entonces ha sido un militante fiel a la causa del proletariado, que siempre reflexionaba e intervenía en las reuniones tratando de contribuir a la elaboración común de nuestras posiciones. Siempre estaba totalmente disponible para las actividades de la organización. Obligado por razones de trabajo a cambiar de residencia a nuevas ciudades, su primera preocupación era mantener la actividad militante en todos los planos, tanto la discusión y el análisis, como la intervención en las luchas, la difusión de la prensa etc.
Era sobre todo muy activo en las luchas de la clase, participando como trabajador en numerosas luchas (Telefónica, Standard), también en combates como Delphi, SEAT, reuniones de desempleados etc. No dudaba en intervenir en las asambleas, enfrentando las maniobras sindicales, proponiendo medidas de reforzamiento de la asamblea y de búsqueda de la extensión de la lucha para romper el aislamiento. Del mismo modo, acudía a reuniones donde pudieran darse discusiones de interés para la clarificación revolucionaria donde no dudaba en intervenir de forma clara y valiente defendiendo las posiciones de la CCI.
También realizó una gran contribución en la difusión de la prensa. Repartía con regularidad nuestras publicaciones en librerías, bibliotecas, buscaba sin descanso nuevos centros de difusión. En manifestaciones, asambleas, concentraciones etc., era el primero en difundir la prensa de la CCI con entusiasmo y una perseverancia realmente ejemplar.
Siempre estaba disponible para las actividades de la organización y llevó una entusiasta labor de recopilación de prensa y libros revolucionarios, pero también de todos los temas de interés para la lucha revolucionaria de la clase obrera. La biblioteca que logró reunir es un tesoro para la transmisión de las tradiciones y posiciones de las organizaciones comunistas.
Ha seguido siendo militante hasta el último minuto. Aquejado de una dolorosa enfermedad, preguntaba a todos los camaradas que le visitábamos cuales habían sido las discusiones, pedía que le leyéramos los textos internacionales de la organización, escuchaba ávido todo lo que le exponíamos. Era, sencillamente, UN MILITANTE COMUNISTA DEL PROLETARIADO. Con mucho dolor escribimos estas líneas, pero lo hacemos decididos y animados por su militancia, dispuestos a seguir luchando y por ganar a jóvenes que, actualmente, se estarán confrontando a las trampas que tuvo que superar y buscaran las respuestas que él encontró y que motivaron toda su vida.
Corriente Comunista Internacional 27-9-23
1 En aquella época existía el llamado “movimiento de no alineados” países que se decían al margen de los dos bloques imperialistas que dominaban el mundo: USA y URSS. Uno de los promotores era Tito presidente yugoslavo que fue una de las estrellas de la famosa conferencia de Bandung de 1955.
Adjunto | Tamaño |
---|---|
francia_lucha_contra_la_reforma_de_las_pensiones_se_puede_confiar_en_los_sindicatos.pdf [33] | 99.59 KB |
Catorce días de acción contra la reforma de las pensiones, millones de personas en las calles. Al igual que sus hermanos de clase en el Reino Unido, Alemania y España, el proletariado en Francia ha gritado “ya basta”, negándose claramente a someterse pasivamente a los ataques de la burguesía1. Poco a poco, los obreros empezaron a reconocerse como una clase en lucha, cuya fuerza residía sobre todo en su capacidad de permanecer unida.
A los ojos de muchos trabajadores, los sindicatos parecían hacerse cargo de estas aspiraciones. Si hacemos caso a la prensa, los sindicatos han estado a la vanguardia de este movimiento, celebrando numerosas jornadas de acción, pareciendo encarnar la solidaridad durante las huelgas en las refinerías, en el sector del transporte o entre basureros en París, en los piquetes, a través de los fondos de huelga o frente a la represión. El llamamiento de la intersindical a movilizaciones masivas, incluso los sábados para permitir la participación de todos, pareció dar cuerpo al deseo expresado semana tras semana en las filas de los manifestantes: hay que luchar todos juntos.
Ante el auge del espíritu de lucha y el deseo de solidaridad de todos los sectores y generaciones, los sindicatos han convocado a una “huelga general”: “La coalición intersindical hace un llamamiento para que el 7 de marzo sea un día de "Francia paralizada.” “Una jornada de huelga general que debe permitir a toda la población secundar la movilización”. “Paralizar Francia”, seguimos oyendo decir a los sindicatos. ¿Cómo? Bloqueando los llamados “sectores estratégicos”, ¡por supuesto! De hecho, ya en febrero, los sindicatos convocaron toda una serie de bloqueos y huelgas renovables en la RATP2, las compañías aéreas, la SNCF3, los puertos, los basureros, las refinerías, etcétera.
Pero impulsaron la renovación de huelgas muy localizadas, cuidándose mucho de no favorecer su extensión: sin vínculos reales, sin delegaciones en otras empresas, sin verdaderas asambleas generales, huelguistas aislados de los demás trabajadores, en huelgas poco concurridas, protegiendo sus piquetes de los CRS4. A mediados de marzo, por ejemplo, la CGT5 impuso una huelga renovable a los recolectores de basura de París, exponiéndolos a la represión policial, supuestamente para “meter en problemas a los burgueses” ... antes de suspender el movimiento por falta de huelguistas (6% de los asalariados). Además, los sindicatos de las empresas nunca han dejado de colocar por delante reivindicaciones muy sectoriales, como si las cuestiones salariales, de la inflación, de las cadencias de trabajo y las mismas pensiones fueran específicas a cada sector.
No es la primera vez que los sindicatos plantean huelgas por delegaciones en sectores llamados “estratégicos”, empujando a trabajadores a menudo muy combativos y que pueden pesar en la balanza de la lucha, a movilizarse en huelgas desgastantes y corporativistas. En 2018, la CGT envió a los ferroviarios por su cuenta, solos, con “huelgas intermitentes”. También había sido la punta de lanza del “bloqueo de la economía” en 2015, centrándose en el sector de las refinerías. Fueron aparentes “grandes éxitos”, pero no bloquearon nada, ¡solo dividieron a la clase obrera! En cada ocasión, sin embargo, se llamaba a los trabajadores a la “solidaridad” ... pero una solidaridad platónica que consistía en engrosar los fondos de huelga que los sindicatos se apresuraban a pagar sólo a sus afiliados.
Pero esta vez, la trampa no funcionó según las expectativas de la burguesía. Las huelgas sindicales fueron a menudo minoritarias: no hubo colas interminables en las gasolineras, ni usuarios del transporte “hartos” sino comprensivos, ni huelgas corporatistas perdidas de antemano. La clase obrera, a pesar de sus debilidades, no ha caído en la trampa de las huelgas largas, en las que cada uno está por su cuenta. Las huelgas por delegación no se han puesto realmente de moda.
El primer día de acción, el 19 de enero de 2023, casi dos millones de trabajadores salieron a la calle, una movilización mucho más fuerte de lo esperado, expresando un sentimiento de rabia e injusticia, pero también de solidaridad y alegría por estar juntos. En los desfiles se palpaba el entusiasmo de reencontrarse, semana tras semana, en manifestaciones multitudinarias. Los sindicatos y los partidos de izquierda repetían una y otra vez que el número de manifestantes por sí solo era capaz de imponer una relación de fuerzas, de “presionar” unas veces al gobierno, otras al Parlamento. Pero a pesar de estas movilizaciones históricas, el gobierno no ha dado marcha atrás.
¿Por qué? Porque el número de manifestantes, sin que la propia clase obrera tome realmente las riendas de la lucha, no tiene ninguna posibilidad, por sí solo, de crear una verdadera relación de fuerzas. El carácter masivo de la lucha en Francia fue un paso muy importante en el retorno del espíritu de lucha del proletariado en todo el mundo. Pero, aunque es esencial reunirse en masa y sentir la fuerza colectiva de nuestra clase, ¡no basta con millones!
Durante el movimiento contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) en 2006, había muchos menos estudiantes y jóvenes con contratos precarios, pero fueron capaces de ponerse a la cabeza de la lucha, a través de asambleas generales soberanas, y empezaban a extender el movimiento a trabajadores y pensionados. En resumen, la clase obrera empezaba a luchar con sus propias armas: las de su unidad. Fue esto, en su momento, lo que asustó al gobierno de Villepin haciéndole dar marcha atrás.
Incluso hoy, la burguesía ha hecho todo lo posible para impedir que los trabajadores tomen en sus manos la solidaridad y la extensión de la lucha. Centrándose casi exclusivamente en el número de manifestantes, convocando, desde hace varias semanas, jornadas de acción masivas, sin discusión, sin verdaderas asambleas abiertas a todos, los sindicatos se han limitado a ceñirse a las aspiraciones expresadas en el seno de nuestra clase, a la necesidad de unidad y solidaridad... ¡para desvirtuar y dispersar mejor las fuerzas!
Así que, en nombre de la “solidaridad con todos los que no tienen medios para hacer huelga y movilizarse durante la semana”, se organizaron unos días de acción los sábados. Los sindicatos alegaron que seríamos más, sin coste alguno para nosotros, con la presencia de familias y niños. Pero ¡así no se conseguía la expansión que necesitábamos! La solidaridad que necesitamos no se limita a nuestras familias o a nuestros amigos. ¡Debe extenderse a nuestra clase! A otros trabajadores susceptibles de unirse a nosotros en la lucha, ¡con los cuales discutir, debatir y decidir colectivamente! No hay nada tan favorable a la burguesía como las movilizaciones sindicales del sábado, con su misma lógica de división y dilución, cada uno detrás de su propia pancarta, ¡sin discusión ni decisión colectiva al final de la manifestación!
Sin embargo, la movilización continuó semana tras semana, para asombro de todos los implicados gubernamentales y sindicales. La intersindical tuvo que espaciar progresivamente los días de acción, pasando de unos pocos días al inicio del movimiento a más de un mes entre las manifestaciones del 1 de mayo y el 6 de junio, en un intento de desgastar y desanimar a los manifestantes. El resultado fue un jarro de agua fría: “Estoy enfadado con la estrategia intersindical... ¿Por qué, después de un 1° de mayo histórico, esperar tanto para movilizarse? Ha sido un error” (un sindicalista de Force Ouvriére en Rennes). “La intersindical debería haber sido más reivindicativa y combativa” (un huelguista de París del Institut National de Statistique et des Etudes Economiques). A pesar del enorme espíritu de lucha y de las movilizaciones siempre masivas, la ausencia de vínculos reales en el seno de las asambleas generales, de posibilidades de poner a prueba concretamente nuestra solidaridad entre cada manifestación acabó por agotar la lucha y destilar un sentimiento creciente de impotencia.
Ante el creciente escepticismo sobre los paseos sindicales, la burguesía pudo contar con la izquierda y los sindicatos para desviar al proletariado hacia el terreno podrido del apoyo a las instituciones burguesas.
Desde el principio, el objetivo de reducir la creación de una relación de fuerzas al número de manifestantes era desviar a la clase obrera de sus métodos de lucha, reducirla a la impotencia polarizando la atención en el terreno del juego democrático burgués: ¡presionando supuestamente para apoyar la “lucha parlamentaria”! Aunque el proletariado se hacía pocas ilusiones sobre las “instituciones republicanas”, no por ello estaba menos perturbado por esta cortina de humo ideológica.
Todo el alboroto en torno al 49.3 no tenía otro objetivo. Con el “grito de rabia” del 16 de marzo contra la “negación de la democracia” de Macron, cuidadosamente organizado por los partidos de izquierda en torno al Palais Bourbon, se nos ofreció como distracción una nueva movilización democrática. Esta mascarada fue el punto de partida de una explosión de cólera totalmente estéril y minoritaria. El Estado no dudó en reprimir violentamente estas manifestaciones “salvajes” durante varias noches, con el silencio cómplice de la intersindical, que aprovechó la ocasión para intentar devolver algo de credibilidad a sus paseos semanales.
La burguesía también utilizó la concentración en la votación del 8 de junio de la oposición en el Parlamento, que todo el mundo sabía que era una conclusión inevitable, para canalizar la ira. Después del 1 de mayo, se suponía que todo se reduciría a esta única fecha. Un mes de tregua, sin concentraciones para “hacernos oír por los diputados”. En cambio, fue un mes de “cacerolazos”, cortes de electricidad y movilizaciones puntuales localizadas para “poner en problemas” al presidente Macron y su camarilla. El énfasis en la “visibilidad” inherente a la mistificación democrática, al igual que la presión que supuestamente debía ejercer sobre el parlamento y el gobierno, sirvió, en realidad, para desviar la atención de las verdaderas armas del proletariado.
Los sindicatos no son en absoluto organizaciones “demasiado blandas” para la lucha, obstaculizadas por “direcciones traidoras” o multiplicadoras de errores e indecisiones en la acción. Son claramente órganos del Estado que, por su propia naturaleza, por sus acciones de maniobra contra la clase obrera, se han convertido en sus enemigos. En el siglo XIX, la forma sindical de lucha era un arma del proletariado, pero desde principios del siglo XX, ya no corresponde a las necesidades de la lucha. Desde que el capitalismo entró en su periodo de decadencia, los sindicatos se han integrado plenamente en el aparato estatal de la burguesía, con el papel de sabotear las luchas y tratar de mantener a la clase obrera, impotente y desesperada6.
Por eso, en el movimiento que acaba de terminar, los sindicatos trabajaron sistemáticamente para esterilizar la lucha y obstaculizar la marcha de la clase obrera. Frente al retorno del espíritu de lucha del proletariado a escala internacional, ¡seguirán trabajando para sabotear las luchas!
Stopio, 23 de junio de 2023
1 Ver el volante distribuido por la CCI durante la jornada de acción del 6 de junio: Reino Unido, Francia, Alemania, España, México, China... ¡Ir más lejos que en 1968! | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [14]
2 Régie Autonome des Transports Parisiens: Administración Autónoma de Transportes Parisinos
3 Société Nationale des Chemins de Fer Francais: Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses
4 Compagnies Republicaines de Sécurité: Compañías Republicanas de Seguridad, fuerza especializada en la represión de huelgas y manifestaciones
5 Confédération Générale du Travail: Confederación General del Trabajo, sindicato mayoritario junto con la CFDT, Confederación Francesa Democrática de Trabajadores
6 Ver nuestra Serie sobre los sindicatos: Los sindicatos contra la clase obrera (I) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [34]; Los sindicatos contra la clase obrera en la decadencia capitalista (II) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [35] ;Los sindicatos en el periodo ascendente del capitalismo (III) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [36]; Los Sindicatos órganos del Estado capitalista (IV) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [37] ; Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [38]; Los sindicatos contra la clase obrera (VI) CONTENIDO Y FORMAS DE LA LUCHA OBRERA EN EL CAPITALISMO DECADENTE | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [39] y La Intervención de los revolucionarios frente a los sindicatos (VII) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [40]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
huelgas_en_estados_unidos_confirmacion_del_retorno_internacional_del_proletariado.pdf [43] | 92.33 KB |
Tras más de 30 años de casi completo silencio, los trabajadores en Gran Bretaña volvieron a la lucha desde el verano de 2022 seguidos de los de otros países de Europa occidental, lo que indicó una ruptura, un cambio en la dinámica de la clase trabajadora a escala internacional. Esto demuestra que el proletariado no ha sido derrotado como clase histórica, y que empieza a avanzar nuevamente para luchar contra la miseria que se desarrolla cada día más, contra las condiciones inhumanas en que sobreviven todos los explotados del mundo.
La clase trabajadora en Estados Unidos también está sometida a peores condiciones de vida y trabajo con aumentos en las cargas laborales y la disminución de su poder adquisitivo.
Ante la agravación de sus condiciones de trabajo y de vida, el proletariado en Estados Unidos también ha estado mostrando que no está dispuesto a soportar sobre sus espaldas una mayor carga impuesta por la crisis económica. Ya en 2021 se han producido un gran número de luchas en lo que se llamó striketober (de “strike”, huelga y “october”)1; se documentaron 346 huelgas concernientes a trabajadores de diversos sectores especialmente de la salud en demanda de aumento de salarios y mejores condiciones laborales. En octubre ya eran alrededor de 4.3 millones de obreros movilizados. Estas luchas continuaron en 2022, en paralelo con la reanudación de las luchas en Europa: se registraron 385 huelgas y éstas siguieron aumentando, concentrándose nuevamente en octubre, a un mes de las elecciones de mitad de mandato.
Algunas de las huelgas más importantes en 2022 fueron en el sector salud, con peticiones comunes contra una mayor explotación: aumento salarial, mejores prestaciones y aumento del número de personal (un sólo trabajador atiende lo que antes atendían de 8 a 12 trabajadores, obligados a cubrir horas extras), denunciando las peligrosas condiciones para los pacientes y personal, debido particularmente a la pandemia. Sólo como ejemplo, más de 55,000 trabajadores en servicios sociales de Los Ángeles, votaron a favor de la huelga el 6 de mayo y 15,000 enfermeras de Minnesota y Wisconsin del 12 al 15 de septiembre, realizaron la que se considera la huelga más grande de enfermeras del sector privado.
Las movilizaciones de protesta continuaron en este sector con demandas similares en enero de 2023 protagonizadas por más de 17,000 enfermeros, de los cuales 7,000 de los hospitales de Manhattan y el Bronx de Nueva York se fueron a huelga al rechazar el aumento ofrecido por los patrones que no consideran que, como se leía en sus pancartas: “los trabajadores están exhaustos y agotados”. El hecho que los sindicatos hayan impedido que los enfermeros de los otros hospitales los apoyaran debilitó la huelga del 9 al 12 de enero, por lo que al final tuvieron que aceptar el mismo aumento concedido en los otros hospitales, que no estaba a la altura de sus peticiones.
Muy importante fue el emplazamiento de una huelga en los ferrocarriles ya que amenazó con extenderse en todo el país afectando gravemente las cadenas de producción y la economía nacional a menos de dos meses de las elecciones de mitad de período. Más de 115,000 trabajadores ferroviarios de diversas empresas convocaron a la huelga el 16 de septiembre de 2022.
Las malas condiciones de trabajo en este sector han empeorado porque los principales ferrocarriles redujeron casi un tercio de su plantilla; unos 45,000 trabajadores fueron despedidos en los últimos seis años. También han recortado agresivamente los costos con menos trenes, pero más largos y disminuyendo también el número de trabajadores a bordo; especialmente los maquinistas y conductores trabajan hasta 24 horas continuas y apenas pueden tomarse tiempo libre por las estrictas normas de horarios de trabajo, que también les impiden acudir a citas médicas o faltar por problemas familiares porque sus salarios sufrirían recortes sustanciales. El descarrilamiento del tren en Ohio, el 3 de febrero, que provocó la quema de grandes cantidades de cloruro de vinilo, un elemento altamente tóxico y cancerígeno, poniendo en riesgo a millares de personas y la vida de los ferrocarrileros, muestra la asesina irresponsabilidad de las compañías ferrocarrileras que para obtener mayores ganancias aumentan la longitud y carga de los trenes.
La amenaza de huelga se produjo tras 3 años de conflicto y cuando las empresas están obteniendo ganancias récord a costa de imponer condiciones laborales que impulsan las renuncias de los trabajadores2. Los sindicatos secundaron a la Casa Blanca cuando ésta propuso que “estas tensiones deben resolverse sin poner en peligro la economía ni socavar el apoyo de los demócratas entre los trabajadores”. El presidente Biden ya había evitado la huelga en julio, al imponer un “período de reflexión”, que expiró el 9 de septiembre sin que los trabajadores cambiaran de posición. Por ello, en las negociaciones del 15 de septiembre, nuevamente intervino Biden formando una “Junta Presidencial de Emergencia” y chantajeó a los trabajadores para llegar a un acuerdo y evitando el supuesto daño que una huelga infligiría a todos. Con esto, los sindicatos lograron atrasar el estallido de la huelga dando tiempo a que la Cámara de Representantes y el Senado de EE. UU., demócratas y republicanos unidos, promulgaran una ley en dos días, firmada el 30 de noviembre, para evitar la paralización de la red de ferrocarriles por la huelga. Es decir, no sólo fue la intervención del demócrata Biden, sino sobre todo las acciones de sabotaje de la lucha y de sometimiento de los trabajadores por los sindicatos, lo que logró que las terribles condiciones de vida y trabajo de los ferrocarrileros continúen empeorando.
Es necesario sacar las lecciones de estas luchas y de las pasadas para aplicarlas en otras movilizaciones ya que el descontento sigue en aumento en diferentes sectores como en el de los trabajadores de la educación. El 14 de noviembre de 2022, cerca de 48,000 profesores iniciaron la que ha sido llamada “la huelga académica más grande de Estados Unidos” parando sus actividades durante cinco semanas para exigir un incremento de salarios y mejora de condiciones laborales en la Universidad de California, uno de los centros educativos públicos más importantes de Estados Unidos, que alberga 280,000 estudiantes de todo el mundo. La huelga fue convocada por los profesores ayudantes, los postdoctorales y los investigadores. Los investigadores y los académicos postdoctorales habían llegado a un acuerdo tentativo a principios de diciembre que mejoraba la situación de sus contratos, pero ambos grupos acordaron seguir la huelga hasta que existiera una solución para los profesores ayudantes, el grupo más vulnerable y sobre quienes pesaba la mayor carga laboral. Esta muestra de solidaridad entre trabajadores es una importante lección que los trabajadores de todo el mundo deben retomar.
Algunos meses después, alrededor de 65,000 trabajadores escolares y profesores de escuelas públicas protagonizaron la mayor huelga en Estados Unidos desde 2019. Decenas de miles de trabajadores se unieron a los piquetes y a una manifestación masiva el 21 de marzo de 2023, el primero de tres días de huelga extendida en toda la ciudad de los Ángeles. Los trabajadores que atienden a 420,000 alumnos de educación básica y especial exigían también aumento de salario y de personal para disminuir las cargas de trabajo. La huelga fue iniciada por los trabajadores peor pagados (trabajadores de comedores y oficinas, choferes, conserjes, asistentes de educación especial). Se unieron a ellos miles de profesores, una muestra importante de solidaridad y unidad hacia la cual las luchas deben dirigirse.
En la misma dinámica y por primera vez en 257 años de vida de la Universidad de Rutgers, alrededor de 9,000 trabajadores, que atienden 67,000 estudiantes, entraron en huelga el 10 de abril. Los educadores, investigadores, médicos y estudiantes de posgrado de los campus en New Brunswick, Newark y Camden demandan aumento de salarios, la igualdad salarial para los profesores adjuntos, así como rechazo a los contratos sólo por un semestre. En un mensaje electrónico los trabajadores dicen: “Estamos conmovidos y motivados por la enorme muestra de acción y apoyo de los miembros, estudiantes, compañeros de trabajo y socios en la comunidad. ¡JUNTOS SOMOS FUERTES Y GANAREMOS! Contrato justo ¡Ya! ¡A la huelga!”.
Las huelgas se siguen produciendo. Cerca de 11,500 guionistas de cine y TV, de estudios de Hollywood, comenzaron su primera huelga en 16 años, el 1º de mayo, para exigir aumentos salariales, la creación de un plan de pensiones y seguro de salud. A ellos se suman 160,000 actores que han declarado la huelga el jueves 13 de junio de 2023 que no se movilizaban desde 1980 y además se unen a los guionistas como no sucedía en más de 60 años3. También por aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, alrededor de 600 conductores de autobuses del Sistema de Tránsito Metropolitano, iniciaron una huelga y manifestaciones a principios de mayo afectando varias rutas a lo largo del condado de San Diego. El 2 de junio 15,000 trabajadores de 41 hoteles del sur de California y Arizona iniciaron una huelga de 3 días y amenazan con más jornadas de acción para lograr sus demandas. Por otra parte, alrededor de 459,000 trabajadores de UPS (entrega de paquetes) se están preparando para una posible huelga el 1º de agosto.
El proletariado debe avanzar hacia su unidad y el desarrollo de su conciencia que lo pongan en condiciones de plantear la necesidad del derrocamiento del sistema capitalista y la construcción de una comunidad mundial sin fronteras ni otro tipo de divisiones, el comunismo.
La crisis económica seguirá impulsando a los trabajadores de todo el mundo a luchar y en este proceso, como hemos visto en las luchas en EE. UU., los sindicatos son el enemigo inmediato por enfrentar. La combatividad que está mostrando la clase trabajadora en Norteamérica actualmente, nos muestra que avanza reconociendo su condición de clase explotada, pero requiere unificar sus luchas y recuperar las experiencias pasadas y las que se desprenden de las movilizaciones por el proletariado en Europa.
Las recientes luchas en Gran Bretaña y Francia nos han recordado que: “Ser muchos no basta, hay que tomar el control de nuestras luchas con nuestras propias manos”; “Para prepararnos a luchar, debemos, siempre que podamos, reunirnos para debatir y aprender de las luchas pasadas. Es vital plantear los métodos de lucha que han hecho fuerte a la clase obrera y le han permitido, en determinados momentos de su historia, hacer tambalear a la burguesía y a su sistema:
- la búsqueda de apoyo y solidaridad más allá de la “propia” empresa, el “propio” sector de actividad, la “propia” ciudad, la “propia” región, el “propio” país;
- el debate más amplio posible sobre las necesidades de la lucha, sea cual sea la empresa, el sector de actividad o el país;
- la organización autónoma de la lucha, en particular a través de asambleas generales, sin dejar el control a los sindicatos o a cualquier otro órgano de control burgués. ¡La autonomía de la lucha, la unidad y la solidaridad son los elementos indispensables en la preparación de las luchas del mañana!4”. Hay que avanzar hacia la recuperación y puesta en práctica de todas estas lecciones; es la tarea inicial que tenemos en estos momentos para poder oponernos a la continuación de la destrucción capitalista.
Yosjaz, 28/07/2023
1 Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [44]
2 Cfr. EE. UU.- La huelga ferroviaria convocada en EEUU preocupa al país ante la falta de acuerdos tangibles para desconvocarla (notimerica.com) [45]
3 https://elpais.com/cultura/2023-07-13/hollywood-se-asoma-al-abismo-los-actores-convocan-a-la-huelga-y-paralizan-la-industria-del-entretenimiento-en-ee-uu.html [46]
4 Ver volantes internacionales de la CCI ¿Cómo desarrollar un movimiento unido, masivo y solidario? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [47]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
informe_sobre_la_crisis_economica_para_el_25o_congreso_de_la_cci_2023.pdf [50] | 271.15 KB |
La resolución adoptada por el 24º Congreso de la CCI (2021, Revista Internacional 167)1 ofrecía un marco adecuado para guiar a la organización en la evolución de la crisis económica. En ella se afirmaba que: "La amplitud y la importancia del impacto de la pandemia, producto de la agonía de un sistema en plena descomposición y que ha quedado completamente obsoleto, ilustra el hecho sin precedentes de que el fenómeno de la descomposición capitalista afecta ahora también, de forma masiva y a escala mundial, al conjunto de la economía capitalista. Esta irrupción de los efectos de la descomposición en la esfera económica está teniendo un impacto directo en el desarrollo de la nueva fase de crisis que se ha abierto, inaugurando una situación totalmente inédita en la historia del capitalismo. Los efectos de la descomposición, al alterar profundamente los mecanismos del capitalismo de Estado puestos en marcha hasta ahora para 'acompañar' y limitar el impacto de la crisis, introducen en la situación un factor de inestabilidad y fragilidad, de incertidumbre creciente". (Punto 14)
También reconoció el papel predominante del sálvese quien pueda en las relaciones entre las naciones y la "carrera de las facciones burguesas más 'responsables' hacia una gestión cada vez más irracional y caótica del sistema, y sobre todo el avance sin precedentes de la tendencia al sálvese quien pueda, [que] revelan una creciente pérdida de control de su propio sistema por parte de la clase dominante". (Punto 15) Este sálvese quien pueda "Al provocar un caos creciente en el seno de la economía mundial (con la tendencia a la fragmentación de las cadenas de producción y a la fragmentación del mercado mundial en zonas regionales, el fortalecimiento del proteccionismo y la multiplicación de las medidas unilaterales), este movimiento totalmente irracional de cada nación para salvar su economía en detrimento de todas las demás es contraproducente para cada capital nacional y un desastre a escala mundial, un factor decisivo del deterioro de la economía mundial en su conjunto." (Punto 15)
Subrayó que "las consecuencias de la destrucción desenfrenada del medio ambiente por un capitalismo en decadencia, los fenómenos resultantes de la perturbación climática y la destrucción de la biodiversidad, (...) afectan cada vez más a todas las economías, encabezadas por los países desarrollados, (...) perturban el funcionamiento del aparato de producción industrial y debilitan también la capacidad productiva de la agricultura. La crisis climática mundial y la consiguiente desorganización creciente del mercado mundial de productos agrícolas amenazan la seguridad alimentaria de muchos países” (Punto 17)
Por otra parte, aunque la resolución no preveía el estallido de una guerra entre naciones, afirmaba que "no podemos excluir el peligro de estallidos militares unilaterales o incluso de accidentes espantosos que marcarían una nueva aceleración del deslizamiento hacia la barbarie". (Punto 13)
Y podía señalar que: "La crisis que ya lleva décadas desarrollándose se convertirá en la más grave de todo el periodo de decadencia, y su alcance histórico superará incluso a la primera crisis de esta era, la que comenzó en 1929. Después de más de 100 años de decadencia capitalista, con una economía devastada por el sector militar, debilitada por el impacto de la destrucción del medio ambiente, profundamente alterada en sus mecanismos reproductivos por la deuda y la manipulación estatal, plagada de pandemias, sufriendo cada vez más todos los demás efectos de la decadencia, es ilusorio pensar que en estas condiciones habrá alguna recuperación algo sostenible de la economía mundial". (punto 19)
Así pues:
- La aceleración de la descomposición y la multiplicación del impacto de sus efectos combinados sobre la ya muy degradada economía capitalista;
- El estallido de la guerra y la aceleración del militarismo a escala mundial, empeorando drásticamente la situación;
- El desarrollo a ultranza del sálvese quien pueda entre las naciones, con el telón de fondo de la competencia cada vez más aguda entre China y Estados Unidos por la supremacía mundial;
- El abandono de un mínimo de reglas y de cooperación entre las naciones para hacer frente a las contradicciones y convulsiones del sistema;
- La ausencia de una fuerza motriz capaz de revitalizar la economía capitalista;
- La perspectiva de una pauperización absoluta del proletariado de los países centrales, que ahora está a la orden del día;
son los principales indicadores de la gravedad histórica de la crisis actual e ilustran el proceso de "desintegración interna" del capitalismo mundial, anunciado por la Internacional Comunista en 1919.
En palabras de un importante industrial francés: "Lo que ha sido excepcional en los dos últimos años es que las crisis empiezan, pero no terminan. Hay un verdadero efecto de acumulación. La crisis del covid comenzó en 2020, ¡pero sigue con nosotros! Desde entonces, nos hemos enfrentado a tensiones extremas y a perturbaciones en las cadenas de suministro, a un cambio profundo en la relación con el trabajo, a una guerra en las fronteras de Europa, a la crisis energética y el retorno de la inflación y, por último, a la toma de conciencia del cambio climático (...) Los choques se acumulan. Surgen rápida y violentamente"2. En una situación histórica en la que los diversos efectos de descomposición se combinan, se Inter penetran e interactúan en un efecto de torbellino devastador3, el calentamiento global y la crisis ecológica, el sálvese quien pueda en las relaciones entre Estados y, en general, las contradicciones fundamentales del capitalismo, la guerra y sus repercusiones; constituyen el factor agravación central la crisis económica:
- La destrucción de Ucrania: la economía nacional se ha reducido al 40% de lo que era. Según su primer ministro, "los daños se estimaron este otoño en 350.000 millones de dólares. Pero estas estimaciones deberían duplicarse de aquí a finales de año, hasta 700.000 millones de dólares, debido a los ataques masivos llevados a cabo por Moscú contra nuestras infraestructuras. (...) Se prevé que los actuales cortes de electricidad representen una pérdida de entre el 3% y el 9% del PIB"4. El esfuerzo militar absorbe el 30% de los recursos del país; la insuficiencia de ingresos presupuestarios obliga al gobierno a endeudarse y a imprimir dinero.
- Inflación: Está provocando que la inflación mundial se dispare: 7,2% en los países avanzados, 9,8% en los emergentes, 13,8% en Oriente Medio y Asia Central y 14,4% en el África subsahariana. En la UE es del 10%, aunque en algunos países la media es superior: Letonia y Lituania están en el 22%, los Países Bajos en el 17%. Las cifras alcanzan un máximo del 9% a mediados de 2022, para descender al 7,1% a finales de ese mismo año.
- Agravamiento de la crisis alimentaria y de las hambrunas en el mundo: Enfrentando a dos grandes productores de cereales y fertilizantes, la guerra ha provocado un aumento del hambre en el mundo sin "ningún precedente, (...), desde la Segunda Guerra Mundial."5 "El choque se ve agravado por otros grandes problemas que ya habían provocado la subida de los precios y la caída de los suministros, como la pandemia de Covid-19, las limitaciones logísticas, el elevado coste de la energía y las recientes sequías, inundaciones e incendios"6. La producción mundial de cereales está en declive: China, tras las graves inundaciones de 2021, se enfrenta a su peor cosecha de trigo en décadas, mientras que en India las olas de calor sin precedentes "han provocado considerables pérdidas de rendimiento este año". El aumento de los precios y las "amenazas a la seguridad alimentaria" han desencadenado una "oleada de proteccionismo alimentario", con la prohibición de exportar grano en India y la introducción de cuotas (en Argentina, Kazajstán, Serbia, etc.) para garantizar el abastecimiento interno. Mientras el trigo de invierno estadounidense "está en malas condiciones", las reservas francesas "se están agotando" y "el mundo se enfrenta a una escasez de trigo"7.
- La anarquía capitalista está alcanzando nuevas cotas. La organización de las cadenas de producción y abastecimiento expone a cada capital nacional a múltiples dependencias que, hasta ahora, no tenían consecuencias, ya que el comercio y los intercambios mundiales podían realizarse sin restricciones. Pero la pandemia y luego la guerra cambiaron todo eso. Los bloqueos en China, las sanciones contra Rusia y los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China provocaron múltiples bloqueos e interrupciones tanto en la producción como en el comercio, sembrando el caos y la anarquía; la escasez se multiplicó en muchos ámbitos: chips, productos médicos, materias primas.
- El desarrollo del militarismo y de la producción de armas. Una de las principales consecuencias de la guerra fue que todos los Estados dispararon el gasto en armamento hasta niveles abismales. El peso de la carga militar (un peso muerto para el capital) sobre la riqueza nacional, el aumento forzoso de la producción de armas, la eventual conversión de sectores estratégicos a la industria militar, la deuda resultante y la caída de la inversión en otros sectores de la economía alterarán considerablemente la economía y el comercio mundial.
Al pretender "desangrar" a la octava economía del mundo, las sanciones occidentales contra Rusia han abierto un auténtico "agujero negro" en la economía mundial, de consecuencias aún desconocidas. Aunque la economía rusa no se haya hundido ni reducido a la mitad (como había prometido Biden), atrapada en la guerra en curso y estrangulada por las medidas de represalia impuestas por Estados Unidos, la economía rusa está siendo asfixiada y llevada a la ruina. Con una caída del PIB del 11% y una inflación del 22%, las sanciones económicas debilitaron el esfuerzo bélico ruso8 y provocaron una escasez paralizante en la industria. Además, el embargo sobre los semiconductores está limitando la producción de misiles y tanques de precisión9.
Con la retirada de los fabricantes extranjeros, el sector del automóvil se ha hundido casi por completo a un 97%. Los sectores, aeroespacial (estratégico) y del transporte aéreo (fundamental para un país tan extenso), totalmente dependientes de las tecnologías occidentales, se han visto duramente afectados.
Con cientos de miles de rusos que abandonan el país, la economía rusa sufre una pérdida masiva de mano de obra, sobre todo en el sector de las tecnologías de la información, del que se han marchado 100,000 especialistas informáticos.
El apoyo ofrecido por China y los países que se han resistido a las sanciones occidentales (India y Turquía, compradores de energía rusa) pueden haber supuesto un respiro temporal, pero está lejos de compensar la desaparición de los mercados occidentales. La entrada en vigor a principios de diciembre de 2022 del embargo europeo sobre el petróleo ruso reducirá considerablemente este "soplo de aire fresco".
Mientras que las importaciones chinas procedentes de Rusia han aumentado, las exportaciones a Rusia han disminuido en proporciones similares a las de los países occidentales (debido a la aplicación cautelosa por parte de China de la mayoría de las sanciones occidentales10). La resistencia del valor del rublo e incluso su subida frente al dólar, reflejo de este enorme desequilibrio entre el elevado volumen de las exportaciones de petróleo y gas y el hundimiento paralelo de las importaciones tras las sanciones, no es en absoluto un signo de fortaleza. Las sanciones financieras, la congelación del 40-50% de las reservas rusas y la prohibición del sistema SWIFT afectan cada vez más a la capacidad de pago de Rusia en el extranjero y a la credibilidad de su solvencia.
A pesar de su aparente resistencia, las sanciones son un arma de guerra formidable y tendrán un gran impacto en la economía rusa a medio plazo: debido a su efecto "retardado", la prolongación de la guerra será el medio en manos de Estados Unidos para lograr el objetivo de "destruir" la economía rusa.
El terremoto de la guerra representó un gran "cambio de época", no sólo en lo que se refiere a la situación de cada una de las naciones, especialmente de los países europeos, sino también en el plano internacional.
La guerra es un abismo de coste económico desorbitado "(de marzo a agosto) Ucrania recibió 84.000 millones de euros de 40 estados socios e instituciones de la UE - los aliados más importantes son Estados Unidos, instituciones de la UE, Reino Unido, Alemania, Canadá, Polonia, Francia, Noruega, Japón e Italia". "Ucrania podría recibir hasta 30.000 millones entre septiembre y diciembre de 2022". La UE desempeña un papel central "en el mantenimiento de la estabilidad macro financiera de Ucrania" (proporcionándole 10.000 millones de euros entre marzo y septiembre de 2022)11. La onda expansiva económica de la guerra en todo el mundo no tiene el mismo impacto inmediato ni a medio plazo en las principales regiones del mundo. Las capitales europeas sufren el impacto más brutal. Para ellos, se trata de una desestabilización sin precedentes de su "modelo económico".
Como consecuencia de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a Rusia, las empresas europeas más implicadas en Rusia que sus homólogas estadounidenses se ven más directamente afectadas por la ruptura de las relaciones económicas con Rusia.
El embargo del gas ruso está causando una enorme conmoción con efectos en cascada en toda Europa: "Las verdaderas bombas están cayendo en Ucrania, pero es casi como si también se hubiera destruido la infraestructura industrial de la UE. El continente va a experimentar una violenta crisis industrial. Esto va a ser un shock terrible para las finanzas públicas y para las clases medias y pobres de los países de Europa"12 Como dijo J. Borrell: "Estados Unidos se ocupaba de nuestra seguridad. China y Rusia proporcionaban la base de nuestra prosperidad. Ese mundo ya no existe (...) Nuestra prosperidad se basaba en la energía de Rusia, su gas, reputado como barato, estable y sin riesgos. Todo eso estaba mal (...) Esto llevará a una profunda reestructuración de nuestra economía”.
Cada capital se enfrenta a contradicciones y dilemas casi insolubles, con decisiones económicas y estratégicas drásticas que deben tomarse con urgencia, afectando a su soberanía nacional y salvaguardando su posición mundial.
1. En un momento en que el crecimiento ya se ralentizaba, la vertiginosa subida de los precios de la energía (el precio del gas se ha multiplicado por 20 desde 2010) ya está provocando el debilitamiento de sectores industriales enteros muy dependientes de la energía importada, con vastas franjas de actividad que no son ni rentables ni competitivas. Algunos sectores (química, vidrio, altos hornos, aluminio, etc.) están teniendo que recortar su producción para mantener unos costes desorbitados, mientras se avecinan numerosas quiebras como consecuencia de la pérdida radical de rentabilidad.
2. Ante la gravedad de la situación, el Estado intervino masivamente nacionalizando las principales empresas energéticas, como Uniper en Alemania y EDF en Francia, y estableciendo "escudos financieros o tarifarios" para apoyar a las empresas y amortiguar el impacto sobre empresas y particulares.
3. Los países europeos corren un riesgo real de desindustrialización y declive económico, debido al diferencial duradero de precios de la energía entre Europa y Estados Unidos y Asia. En este ambiente de "sálvese quien pueda", surge la tendencia, para quienes pueden, de deslocalizar las empresas europeas cuya supervivencia se ve amenazada hacia zonas americanas o asiáticas donde los precios de la energía son más bajos.
4. Además del agotamiento de las fuentes de gas ruso, se teme tener que restringir la producción en los sectores más expuestos, como la química, la metalurgia, la madera y el papel, o la industria del plástico y el caucho, o incluso interrumpirla durante el invierno, en Francia, por ejemplo. Además, está el shock eléctrico: la falta de inversiones y el estado ruinoso de las centrales nucleares podrían provocar cortes de electricidad, con el riesgo de reducir o incluso detener la producción industrial a partir del próximo mes de enero, y sumir en el caos a sectores como el transporte, la agroalimentación y las telecomunicaciones ¡a la 5ª economía mundial!13
El debilitamiento del capital alemán: Es Alemania en particular la que concentra de forma explosiva todas las contradicciones de esta situación sin precedentes. El fin del suministro de gas ruso coloca al capital alemán en una situación de fragilidad estratégica y económica sin precedentes: está en juego la competitividad de toda su industria14. El capital alemán (y europeo) corre el riesgo de tener que pasar de la dependencia del gas ruso a la dependencia del GNL estadounidense, que Estados Unidos pretende imponer en el continente europeo, sustituyendo el papel que hasta ahora desempeñaba Rusia. El fin del multilateralismo, del que el capital alemán se ha beneficiado más que ninguna otra nación (al ahorrarse también parte de la carga de los gastos militares del "dividendo de la paz" desde 1989), repercute más directamente en su poder económico, basado en las exportaciones. Por último, la presión ejercida por Estados Unidos para obligar a sus "aliados" a sumarse a la guerra económica/estratégica con China y a renunciar a los mercados de este país plantea a Alemania un enorme dilema, dada la importancia vital del mercado chino. Dada su posición de liderazgo en la UE, el tambaleo del poder alemán repercute en toda Europa, que está marcada, en mayor o menor medida, por las mismas contradicciones y dilemas.
China y las Rutas de la Seda se ven directamente afectadas. Uno de los objetivos de la guerra y del debilitamiento de Rusia es apuntar a China. La guerra está frustrando el gran objetivo de las Rutas de la Seda de convertir a Ucrania en un centro para el mercado europeo; el caos está aislando a China de uno de sus principales mercados. Este objetivo debe encontrar una alternativa a través de Oriente Medio.
Aunque las grandes potencias reconocen que "el cambio es una fuerza desestabilizadora, incluso al nivel económico", la COP27 de Sharm El Sheikh se fracturó en torno a la cuestión de "¿quién debe pagar?” Más allá de la incapacidad congénita del capitalismo para frenar la destrucción de la naturaleza, lo que suena a sentencia de muerte para el compromiso de las grandes potencias de reducir la producción de gases de efecto invernadero es el regreso y la preparación de todos los Estados para una guerra de "alta intensidad". En efecto: "No puede haber guerra sin petróleo. Sin petróleo, es imposible hacer la guerra (...) Renunciar a la posibilidad de abastecerse de petróleo abundante y barato equivale simplemente a desarmarse. Las tecnologías de transporte (que no requieren petróleo, hidrógeno y electricidad) son totalmente inadecuadas para los ejércitos. Los tanques eléctricos a batería plantean tantos problemas técnicos y logísticos que deben considerarse imposibles, como todo lo que funciona en tierra (blindados, artillería, máquinas de ingeniería, todoterrenos ligeros, camiones). El motor de combustión interna y su combustible son tan eficaces y flexibles que sería suicida sustituirlos"15.
El capitalismo está condenado a sufrir cada vez más los efectos del cambio climático (incendios gigantescos, inundaciones, olas de calor, sequías, fenómenos meteorológicos violentos, etc.), que afectan cada vez más significativamente a la economía capitalista y la penalizan cada vez más: el factor climático (que ya fue un factor en la implosión de los países árabes en la década de 2010) es en sí mismo una causa del colapso de países particularmente vulnerables en la periferia del capitalismo. En opinión de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, la "carnicería climática ha alcanzado una escala sin precedentes" en Pakistán ha causado daños estimados en dos y ½ veces su PIB, una catástrofe imposible de superar económicamente16. La magnitud del choque climático está teniendo ahora un impacto directo en los países del corazón del capitalismo y en toda su actividad económica a todos los niveles:
- Los costos de las pérdidas sufridas como consecuencia de factores relacionados con el clima en los países centrales no dejan de aumentar: sólo en Estados Unidos "en la década de 1980, los costes totales de las catástrofes naturales ascendían a 3,000 millones de dólares al año. Entre 2000 y 2010, esta cifra aumentó a más de 20,000 millones de dólares anuales. (...) A partir de 2011 y 2012 (...) estos costes empezaron a duplicarse para alcanzar en 2018 300,000 millones en daños materiales que corresponden a ¾ del servicio anual de la deuda estadounidense."
- La situación de las infraestructuras productivas (así como su distribución) han afectado directamente al comercio, socavando y poniendo en peligro la estabilidad de las economías nacionales debido al cambio climático: entre otros ejemplos, la combinación de sequía y sobreexplotación del agua en América, Europa y China está perturbando la generación de energía tanto nuclear como hidroeléctrica; desorganizando y reduciendo el tráfico fluvial de mercancías; lo que supone "un riesgo importante para la capacidad agrícola estadounidense". (...) Un estado permanente de desastre hídrico, cargado de conflictos y migraciones internas, se está instalando en el Oeste americano. China se ve amenazada por "una nueva inseguridad alimentaria inducida por la fragilidad climática, hídrica y biológica de la agricultura".
Los efectos "cada vez más rápidos e intensos" de la subida del nivel del mar plantean a los gobiernos retos colosales. La salinización de los suelos está esterilizando las tierras cultivables (como en Bangladesh). Amenazan tanto a las megaciudades costeras (como las de las costas este y oeste de Estados Unidos, y muchas ciudades de China) como a las industrias costeras (como la industria petrolera en torno al Golfo de México, y en la región de Shenzhen, en el corazón de la producción electrónica china, donde "las autoridades urbanas chinas ya están empezando a evacuar a cientos de miles de personas").
En los dos últimos años, los diversos efectos de la descomposición que ya habían empezado a afectar a la economía capitalista han adquirido una nueva cualidad, inédita en su interacción a una escala desconocida hasta ahora, y que no ha hecho sino fortalecerse en una especie de "torbellino" infernal en el que cada catástrofe alimenta la virulencia de las demás: la pandemia ha trastornado la economía mundial; a su vez, ha agravado la barbarie de la guerra y la crisis medioambiental. La guerra y la crisis medioambiental seguirán teniendo un impacto considerable, golpeando ahora en el corazón de las grandes potencias y agravando considerablemente la crisis económica, que constituye el telón de fondo de estos acontecimientos catastróficos.
Un sistema capitalista ya debilitado en su conjunto por las convulsiones resultantes de sus contradicciones y de su descomposición, se ve duramente golpeado por los efectos de la guerra.
Las ondas de choque de la guerra golpean a una economía debilitada, con algunos sectores muy debilitados desde la pandemia: "en 2022, la producción mundial de automóviles seguirá siendo inferior a la de 2019. En China sube un 7%, pero en Europa sigue bajando un 25%, y en Estados Unidos un 11%. La industria ha perdido volúmenes, y sus costes aumentan...”17.
"Las causas fundamentales de la inflación se encuentran en las condiciones específicas de funcionamiento del modo de producción capitalista en su fase decadente. En efecto una observación empírica nos permite ver que la inflación es fundamentalmente un fenómeno de esta época del capitalismo, y que es más aguda durante los periodos de guerra (1914-18, 1939-45, la guerra de Corea, 1957-58 en Francia durante la guerra de Argelia...). ...), es decir, cuando los gastos improductivos son más elevados. Por lo tanto, es lógico considerar que es a partir de esta característica específica de la decadencia, la parte considerable del armamento y, más en general, de los gastos improductivos en la economía, que debemos tratar de explicar el fenómeno de la inflación"18
Desencadenada por el aumento del peso de los gastos improductivos, por el endeudamiento a ultranza desplegado por los Estados en sus diversos planes de salvamento frente a la pandemia, para luego asumir la política de desarrollo de la economía de guerra y el rearme general de las naciones capitalistas, la inflación sólo puede aumentar19 cada vez más por la necesidad de cada capital nacional de gastar colosalmente en gastos improductivos, con:
- los gastos armamentistas a niveles absurdos, sometiendo más que nunca la economía al servicio de la guerra y a la producción desenfrenada de instrumentos de destrucción sin la menor racionalidad económica;
- los efectos de la impresión de dinero para aumentar la deuda en respuesta a las contradicciones de su sistema;
- el coste exorbitante de los estragos causados por la decadencia en la sociedad y en las infraestructuras de producción: pandemias, fenómenos climáticos graves, etc.
- El envejecimiento de la población en todos los países (incluida China), que está reduciendo drásticamente la proporción de la población en edad de trabajar sobre la población total.
Con la inflación elevada y sostenida, que el capitalismo ya no es capaz de controlar como hasta ahora (la burguesía ha renunciado a volver al 2%, considerado poco realista), marca también una etapa en el agravamiento de la crisis. La crisis tendrá un impacto cada vez más negativo en la economía, desestabilizando el comercio mundial y privando a la producción de la transparencia que necesita, al tiempo que se convierte en un vector esencial de inestabilidad monetaria y financiera.
La fragilidad del sistema capitalista queda ilustrada por "los crecientes riesgos para la estabilidad financiera en determinados segmentos clave de los mercados financieros y de la deuda soberana"20 y nuevas grietas se abren:
- La fragilidad y las tensiones de las monedas de las grandes potencias se están convirtiendo en un factor cada vez más importante de la situación: la caída de la libra frente al dólar está en su nivel más bajo de la historia, ha perdido un 17% de su valor; el yen se ha desplomado un 21% a su nivel más bajo desde 1990, el yuan ha caído a su nivel más bajo frente al dólar desde hace 14 años, y el euro se ha desplomado a su nivel más bajo de la historia en paridad con el dólar... Los bancos centrales ya están teniendo que intervenir para apoyar sus divisas, y la creciente inestabilidad monetaria está tomando forma.
- El estallido de la burbuja de las criptomonedas (las valoraciones del mercado del bitcoin se han multiplicado por 3 en el espacio de un año) y las quiebras de alto perfil en el sector (como la de FTX, el segundo operador mundial de criptomonedas) han llevado a la burguesía a temer el contagio a otros actores de las finanzas tradicionales. La inestabilidad financiera en este sector es un presagio de futuras quiebras, como la del sector inmobiliario (50% de las transacciones mundiales por valor), que comenzó en China y amenaza en otros lugares.
- Del mismo modo, "la economía tecnológica se tambalea (...) Desde hace unos diez años, hemos asistido a la aparición de una burbuja financiera alimentada por la abundancia de liquidez creada por los bancos centrales. (...) Esta burbuja ha estallado desde el inicio de la guerra ruso-ucraniana y el estallido de la inflación. El valor de la tecnología en los mercados bursátiles se ha desplomado. Amazon se convirtió en la primera empresa de la historia en perder 1 billón de dólares de valor en bolsa. Meta ha perdido 200,000 millones de dólares en seis meses. (...) Este brutal baño de realidad ha desencadenado enormes planes de despido, sobre todo en Estados Unidos. Es probable que en 2022 se hayan perdido 130,000 empleos tecnológicos"21.
A pesar de que el volumen de la deuda (260% del PIB mundial) ya está socavando todo el sistema22, y a pesar de que la naturaleza de la deuda se basa cada vez menos en las plusvalías ya realizadas, y se alimenta de la impresión de dinero y de la deuda soberana, la continuación de la política de endeudamiento sigue siendo una obligación a la que está sujeto todo capital nacional, a pesar de los efectos deletéreos sobre la estabilidad cada vez más incierta del sistema financiero. Sin excepción, todos los Estados están cada vez más comprometidos con él para hacer frente a las contradicciones generadas por el sistema capitalista. Así lo demuestra la suspensión del Pacto de Estabilidad de la UE, que sólo se restablecerá a principios de 2023 tras haber sido modificado sustancialmente con una flexibilización de sus normas de aplicación, y sin duda para permitir que el Banco Central Europeo desempeñe el papel de prestamista de última instancia.
La irresponsabilidad y la negligencia de la clase dirigente, que se han manifestado en la crisis sanitaria, la crisis energética y la crisis climática, son un poderoso factor de exacerbación de la crisis.
A estos factores se añaden el caos político y la influencia del populismo dentro de la clase dirigente. Este, en la burguesía más antigua del mundo, está teniendo efectos catastróficos en la economía del Reino Unido. El Brexit ilustra la irracionalidad del “sálvese quien pueda económico”: "En lugar de la prosperidad, la soberanía y la influencia internacional que [los conservadores] pretendían traer al romper con sus vecinos, sólo han cosechado una ralentización de sus exportaciones, la depreciación de la libra esterlina, las peores previsiones de crecimiento de los países desarrollados, aparte de Rusia, y el aislamiento diplomático”23. La incompetencia y el amiguismo electoral del gobierno de Lizz Truss, que sucedió a Johnson en una etapa fulgurante en el poder, explican sus decisiones irresponsables, condenadas por el resto de la clase dirigente: ¡el anuncio de 45,000 millones en recortes fiscales sin financiación para los más ricos provocó una caída acelerada de la libra y el temor a su hundimiento y a una ¡crisis de la deuda!
En Italia, las promesas de Meloni de respetar las reglas europeas (la primera vez que un gobierno de extrema derecha llega al poder en uno de los países fundadores de la UE) han calmado temporalmente los temores sobre el futuro del plan de recuperación italiano financiado por el fondo europeo creado por el endeudamiento conjunto de los países miembros, pero no auguran una estabilidad futura24.
Por último, las divisiones en el seno de la clase dirigente no pueden sino agravarse debido a las opciones y prioridades que deben adoptarse para defender los intereses de cada capital nacional en un contexto más que incierto y contradictorio.
En el informe 2020, la CCI se preguntaba si el desarrollo de la actitud del "sálvese quien pueda", enraizada en el impasse de la superproducción y en la creciente dificultad del capital para lograr la acumulación ampliada de capital, así como en los efectos de la propia descomposición, era irreversible. Entre la crisis de 2008 (que puede considerarse como la crisis de la globalización) y la actualidad, el enfoque del sálvese quien pueda en las relaciones entre potencias ha experimentado un cambio cualitativo gradual y ahora triunfa por completo. Según el FMI, la guerra "alterará fundamentalmente el orden económico y geopolítico mundial". El conflicto en Ucrania cierra el periodo "intermedio" que comenzó después de 2008 y marca el final de la globalización:
- Después de 2008, el "sálvese quien pueda" se manifestó por primera vez en la tendencia de China, y sobre todo de Estados Unidos, a cuestionar el marco de la globalización; la primera, desarrollando su propio proyecto alternativo de las Rutas de la Seda; el segundo, saboteando estructuras como la OMC.
- Luego ha quedado magistralmente ilustrado durante la pandemia del Covid, la incapacidad de coordinar una política de producción, distribución y vacunación a escala mundial; el comportamiento gansteril de algunos países que roban material médico destinado a otros países; la tendencia a replegarse sobre sí mismos en el marco nacional; y el deseo de cada burguesía de salvar su propia economía a expensas de las demás, tendencia irracional y desastrosa para todos los países y para la economía mundial en su conjunto.
- La actual "guerra del gas" entre naciones está demostrando ser una digna continuadora de la guerra de las máscaras que se produjo durante la pandemia25: el reciente sabotaje del gasoducto Nord Stream II, achacado a un "agente del Estado", aún no identificado, ilustra las maneras de los gánsteres mientras que "en el mercado del GNL, (...) todos los golpes están permitidos”.26
Estados Unidos es el gran beneficiado en la guerra, incluso en términos económicos. En las condiciones históricas de descomposición, gracias a la guerra, expresión última de la guerra de todos contra todos, el poder militar -como único medio real de que disponía Estados Unidos para defender su liderazgo mundial. Estados Unidos está fortaleciendo momentáneamente su economía nacional a expensas del resto del mundo, a costa de la dislocación mundial y del debilitamiento convulsivo del sistema capitalista en su conjunto27. Este fortalecimiento económico de Estados Unidos es el producto directo del sálvese quien pueda; no es contradictorio con el hundimiento de todo el sistema en la espiral de su descomposición (es una manifestación de ello y en modo alguno representa una estabilización, sino que por el contrario atestigua la agudización de este hundimiento) ya que su corolario y condición es el fenomenal desarrollo del caos y el debilitamiento del sistema capitalista en su conjunto. "El apoyo sin fisuras de Washington a Ucrania ha convertido a Estados Unidos en el gran vencedor de la secuencia a nivel mundial, sin que un solo GI haya tenido que pisar suelo ucraniano. Ganancias geoestratégicas, militares y políticas innegables. (...) En un contexto de proteccionismo y nacionalismo económico a ultranza, la América de Biden puede ahora dedicarse enteramente a la guerra tecnológica contra su único gran rival, China. Europa, que había conseguido mantenerse unida durante el covid, ha salido debilitada y dividida, con el tándem francoalemán hecho trizas"28.En este descenso a los infiernos del capitalismo global, la guerra ha cambiado la situación de todo el capital y ha puesto patas arriba las relaciones económicas mundiales:
- La guerra del petróleo y del gas: un vuelco sin precedentes, con Washington como gran vencedor. Mientras que hace 10 años Estados Unidos no exportaba GNL, ahora es el primer exportador mundial. "Estados Unidos disfruta de una casi independencia energética, lo que le permite proyectarse tranquilamente en un mundo en el que los hidrocarburos se han convertido en armas geopolíticas. Estados Unidos no necesita importar gas; es el primer productor mundial, por delante de Rusia. En cuanto al petróleo, Washington es también el primer productor mundial y ha reducido recientemente su dependencia del crudo extranjero"29. Producto de una política de autosuficiencia de largo alcance iniciada por la administración Obama como parte de su empeño por frustrar el ascenso de su contrincante chino, la guerra de Ucrania no sólo ha permitido a Estados Unidos sacar gran provecho de ella para impulsar su industria30, sino que también ha sido un medio para establecerse como actor clave. Estados Unidos está poniendo a sus rivales a la defensiva y en desventaja en este ámbito energético estratégico:
Europa se ve prácticamente reducida a pasar de la dependencia del gas ruso a la dependencia del GNL estadounidense. Para escapar a este estrangulamiento mortal, los europeos buscan frenéticamente diversificar sus proveedores.
China, que depende en gran medida de la importación de hidrocarburos, está en desventaja y se ha visto debilitada por Estados Unidos, que ahora está en condiciones de controlar -y cortar- las rutas de suministro terrestre y marítimo de China.
- El fortalecimiento del sector militar: Con un peso del 40% en el mercado de armamento, "el innegable éxito estratégico de la maquinaria bélica estadounidense" está impulsando la industria militar de Estados Unidos: "El arsenal de la democracia, como lo llamó el Presidente F D Roosevelt, está disparando todos los cilindros (...) Como resultado, la industria militar estadounidense se enfrenta a considerables limitaciones de producción"31.
- La fortaleza del dólar y la subida de las tasas de interés. La escala sin precedentes del plan de Biden de 1.17 trillones de dólares para apoyar la economía estadounidense impulsando la demanda y el consumo, seguida del inicio del desmantelamiento de la flexibilización monetaria y la subida gradual de los tipos de interés por parte de la FED (decidida a principios de 2022) pilló desprevenidos a todos sus rivales. Aprovechando el papel central del dólar (en las reservas de los bancos centrales del mundo, su preponderancia en la economía y el comercio mundiales), la fortaleza del dólar, el tamaño de su economía y su rango de primera potencia económica mundial, esta política tiene como efecto:
a) atraer y canalizar capitales e inversiones (en busca de un refugio seguro) hacia la economía estadounidense,
b) hacer que el resto del mundo financie el sostenimiento de su economía,
c) trasladar los efectos más nocivos de la inflación a otros países más débiles32. Estados Unidos refuerza la estabilidad y el poder de su economía a costa directa de sus competidores más directos.
Es evidente que Estados Unidos no duda en asumir el riesgo de impulsar la recesión, frenar el comercio internacional y provocar crisis financieras en los países más débiles, siempre que su economía se beneficie y sea la beneficiaria, en nombre de la necesidad de rescatar su propia economía y su posición de primera potencia mundial.
- Aumento del proteccionismo: el plan de 370,000 millones de dólares de la "Inflation Reduction Act" para inversiones públicas en la industria, combinado con fuertes medidas proteccionistas que conceden preferencia nacional a los equipos producidos en Estados Unidos, en detrimento de los productos importados, constituye un "2º choque de competitividad" para la UE (después del choque del gas).
De manera más general, todas las medidas económicas, monetarias, financieras e industriales adoptadas en Estados Unidos actúan como un aspirador de inversiones y un imán para las deslocalizaciones hacia Estados Unidos. El "dorado" de los bajos precios de la energía y de las subvenciones desvía capitales y grandes empresas extranjeras hacia Estados Unidos, en detrimento sobre todo de Europa. Más de sesenta empresas alemanas (Lufthansa, Siemens, etc.) tienen previsto invertir en Estados Unidos. VW ha anunciado que quiere aumentar su producción de vehículos eléctricos en Estados Unidos y tiene previsto invertir 7,000 millones en sus centros estadounidenses. BMW va a invertir 1,700 millones en su planta de Carolina del Norte y está tentada de producir baterías localmente en lugar de en el marco de proyectos europeos. Francia estima sus pérdidas potenciales en "10,000 millones de euros de inversión" y "10,000 empleos potenciales" perdidos.
En respuesta a este "giro" de Estados Unidos "hacia el lado equivocado del proteccionismo" (según la UE)33 ha amenazado con una "Buy European Act"; y "Francia y Alemania han formalizado una propuesta de contraofensiva... y han pedido a Bruselas que flexibilice las normas que rigen las subvenciones públicas a las empresas, así como las subvenciones específicas y los créditos fiscales para sectores estratégicos.”34
- Agricultura: "La guerra en Ucrania ha alterado todos los equilibrios agrícolas. África y el Magreb han sido las primeras víctimas. Pero el viejo continente también se ha visto afectado. Durante la última década, Europa ha tenido que depender de Ucrania para sus suministros de maíz35 (...) Aunque una gran parte de las entregas han salido de Ucrania, los compradores europeos han tenido que recurrir a otros proveedores. Estados Unidos dispone de una enorme capacidad de producción de maíz (...) Esta fuerza no sólo le ha permitido abastecer su propio mercado interior, sino también tomar el relevo de Rusia y Ucrania y exportar ampliamente a otros países. Y en particular a Europa"36.
- La ofensiva estadounidense contra China al nivel económico: Desde una posición de fuerza, Estados Unidos intensifica su presión sobre China y ataca sus intereses económicos en todo el mundo a través de diversas iniciativas y, aprovechando el debilitamiento y las divisiones entre los europeos, busca por diversos medios obligarles a seguirle en su ofensiva37: “Una primicia": El G7 de junio de 2022 denunció "las intervenciones no transparentes y distorsionadoras del mercado por parte de China" y pidió "enfoques colectivos, también más allá del G7, para abordar los desafíos que plantean las políticas y prácticas no mercantiles que distorsionan la economía mundial" utilizando el argumento democrático de "eliminar todas las formas de trabajo forzoso de las cadenas de suministro mundiales, incluido el trabajo forzoso patrocinado por el Estado, como en Xinjiang. "
Para garantizar su decisiva ventaja tecnológica sobre China, Estados Unidos está organizando la recolocación38 de la producción de semiconductores de última generación a su suelo, así como el control internacional de todo el sector, del que pretende excluir a China, al tiempo que amenaza con imponer sanciones a cualquier rival que mantenga relaciones comerciales con China y pueda violar este "monopolio".
El vasto programa de inversiones de la Asociación Mundial para las Infraestructuras, de 600,000 millones de dólares de aquí a 2027 para estos países en desarrollo, pretende contrarrestar, en primer lugar, en el África subsahariana, pero también en América Central y Asia, los enormes proyectos financiados por China en el marco de las Rutas de la Seda.
El establecimiento del Acuerdo Económico Indo-Pacífico39 para "escribir las nuevas reglas de la economía del siglo XXI" (Biden) y "construir cadenas de suministro fuertes y resistentes" bajo el control de Washington fue denunciado inmediatamente por China como la "formación de camarillas destinadas a contenerla".
Profundamente dividida, marcada por la publicación unilateral por Alemania de un plan de apoyo a su economía de 200,000 millones (calificado de “insulto al resto de Europa”) y por la disputa entre Francia y Alemania por el liderazgo, la Unión está desgarrada por grandes divisiones. “Algunos países, como Alemania, disponen de medios para subvencionar masivamente su industria. Otros, como Italia, mucho menos. Grecia, España y Francia están preocupadas por ello y piden medidas de solidaridad europea para corregir estas diferencias. ‘La IRA [Ley de Reducción de la Inflación]norteamericana representa 2 puntos del PIB, así que tenemos que hacer un esfuerzo comparable’, explicó E. Macron. Por el contrario, Alemania, Países Bajos y Suecia siguen oponiéndose a un nuevo instrumento financiero europeo”40. Las dos potencias europeas no están en la misma longitud de onda cuando se trata de China: “Las sutilezas diplomáticas ya no bastan para ocultar el abismo entre Washington -que ve a Pekín como su principal rival- y el Gobierno alemán, cuyos intereses le impulsan a mantener una buena relación comercial con China (...) Sin estar alineada con Estados Unidos, Francia está más cerca de Washington que de Berlín. China sólo es el 5º socio comercial de Francia (...) Cuando Macron se reunió con Xi al margen de la cumbre del G20, su posición era más cercana a la de Biden que a la de Scholz41”. Así pues, el viaje en solitario de Scholz a China fue igualado por el viaje en solitario de Macron a Estados Unidos.
Si estas tensiones se exacerbaran hasta el punto de amenazar con la ruptura de la UE, bajo el peso de los intereses nacionales contradictorios que la atraviesan y su agudización por el rival estadounidense, ello constituiría un factor de agravamiento de gran magnitud en la crisis y una desestabilización de todo el sistema capitalista.
La reacción de China: La guerra de Ucrania muestra hasta qué punto la disociación de las economías estadounidense y china iniciada por Estados Unidos está haciendo vulnerable a China:
- Las sanciones contra Rusia constituyen una advertencia a China sobre “las gigantescas consecuencias para la economía china de posibles sanciones occidentales contra China42”. En cuanto a sus enormes reservas de dólares: “La guerra de Ucrania ha hecho saltar las alarmas (...) Los expertos chinos señalan que la dependencia del dólar es aún más preocupante que en el caso de Rusia”. China “no está dispuesta a enfrentarse a ninguna sanción occidental” y “quiere reforzar drásticamente la seguridad de sus activos exteriores para no repetir los errores de Rusia, (...) cambiar la estructura de sus inversiones en el extranjero y reducir lo antes posible su dependencia de los dólares estadounidenses43” para salir de la contradicción de no tener “actualmente otra solución para dar valor a los dólares recibidos por su superávit comercial que prestárselos con el tiempo a Estados Unidos44”.
- Los esfuerzos del Estado para hacer del yuan una moneda internacional que compita con el dólar se han quedado en nada, incluso en un contexto en el que muchos países pueden estar buscando protegerse de las sanciones occidentales: el yuan se ha estancado en el 2,88% de las reservas de divisas (el 30% de las cuales están en manos de Rusia) (frente al 59.5 del dólar y el 19.76 del euro); y desde 2015 en la 5ª posición en los pagos globales con una cuota del 2.44% frente al 42% del dólar. El BPC (Banco Popular de China) debe luchar contra la depreciación del yuan frente al dólar.
- Como consecuencia de las medidas adoptadas en los últimos años por Estados Unidos para restringir la exportación de alta tecnología (utilizada en la producción de vanguardia en los sectores del automóvil, la aeronáutica, el espacio, la investigación científica, la informática, el transporte, la medicina, etc.), “China está actualmente fuera de juego (...) Los fabricantes chinos de semiconductores no disponen de la tecnología necesaria para ponerse al día. (...) Por ello, algunos expertos se muestran escépticos en cuanto a la capacidad de China para ponerse al día a corto y medio plazo en este sector, que representará una gran parte del futuro crecimiento económico”. (Asyalist)
- China está inmersa en una lucha competitiva a muerte por el control de ciertos sectores estratégicos (como las tierras raras y los metales); o por garantizar sus suministros de hidrocarburos, aprovechando el debilitamiento de Rusia para firmar contratos con las repúblicas centroasiáticas y con Arabia Saudí.
- Los intereses económicos vitales de China están en juego en las tensiones en torno a Taiwán, que, como Singapur, es una plataforma esencial para la industria manufacturera china e indispensable para su actual modelo económico.
La exclusión de Rusia del comercio internacional por parte de Estados Unidos, su ofensiva contra China y su voluntad declarada de reconfigurar las relaciones económicas mundiales en su propio beneficio marcan un punto de inflexión en la visión del libre comercio que ha guiado la política estadounidense durante casi treinta años. Esto se traducirá en una mayor fragmentación del mercado mundial a través de la proliferación de acuerdos regionales como el firmado entre Estados Unidos, Canadá y México en 202045.
Acuerdos de este tipo entre firmantes que supuestamente comparten “más intereses comunes”, y un comercio entre Estados y empresas que favorece a “socios afines, de modo que ya no comerciamos con cualquiera”, no auguran estabilidad ni la formación de relaciones económicas exclusivas bajo la égida de grandes patrocinadores. Más bien al contrario. Como tienden a seguir las múltiples fallas de las tensiones entre potencias, sólo darán lugar a una mayor fragmentación del mercado mundial a escala global y al refuerzo del sálvese quien pueda, las guerras comerciales, el repliegue nacional y la búsqueda de la preservación de la soberanía nacional a todos los niveles. Esto no hará sino agudizar, por una cuestión de supervivencia, el deseo de controlar las cadenas de producción estratégicas esenciales para la supervivencia nacional y de situarse en una posición de fuerza frente a otras potencias sometidas a chantaje o, por el contrario, de eludirlo46.
A partir de ahora, no sólo ha desaparecido progresivamente (sin retorno perceptible) la capacidad de las principales naciones capitalistas de cooperar para retrasar y atenuar el impacto de la crisis económica sobre el conjunto del sistema capitalista y sobre ellas mismas, sino que se perfila cada vez más claramente una política impulsada en particular por la primera de las grandes potencias, Estados Unidos, para salvaguardar su propia posición en el escenario mundial en detrimento directo de otras potencias del mismo tipo (y del resto del mundo), atacando sus intereses y provocando deliberadamente su debilitamiento.
Esta situación rompe abiertamente con gran parte de las reglas que los Estados se habían fijado desde la crisis de 1929 y abre un período de terra incognita, donde el caos va a adquirir una nueva dimensión desconocida, incluso en y entre los países centrales, con repercusiones aún difíciles de “imaginar”, golpeando el corazón del sistema capitalista en una espiral de crisis aún más profunda.
La crisis irreversible del capitalismo constituye el telón de fondo de la aceleración del caos y la barbarie. Más concretamente, se trata de 50 años de crisis económica, acelerada desde 2018, que ahora se manifiesta abiertamente en una inflación galopante con sus secuelas de miseria, hambre y empobrecimiento generalizado.
- “La crisis capitalista afecta a los fundamentos mismos de esta sociedad. Inflación, precariedad, desempleo, ritmos infernales y condiciones laborales que destrozan la salud de los trabajadores, viviendas inalcanzables… testimonian una degradación incontenible de la vida obrera y, aunque la burguesía trata de crear todas las divisiones imaginables, otorgando condiciones “más privilegiadas” a determinadas categorías obreras, lo que vemos EN SU CONJUNTO es, por un lado, la que posiblemente va a ser la PEOR CRISIS de la historia del capitalismo, y, por otro lado, la realidad concreta, lacerante, de la PAUPERIZACION ABSOLUTA de la clase obrera en los países centrales, ese anuncio que Marx hizo de la perspectiva histórica del capitalismo y del que tanto se han burlado los economistas y demás ideólogos de la burguesía.”47
A diferencia de los años 30, hoy hay más factores que agravan la crisis. La pandemia y la guerra en Ucrania marcan una nueva calidad de la situación. La concatenación de factores decadentes está en el origen de una espiral de deterioro y empeoramiento de la situación económica mundial. “Esta crisis promete ser más larga y profunda que la de 1929. En primer lugar, porque los efectos de la descomposición de la economía tienden a perturbar el funcionamiento de la producción, provocando cuellos de botella y bloqueos constantes en una situación de desempleo creciente, asociado, paradójicamente, a una escasez de mano de obra. Sobre todo, se expresa en una inflación galopante, que los sucesivos planes de rescate, elaborados a toda prisa por los gobiernos frente a pandemias y guerras, no han hecho sino alimentar con un endeudamiento precipitado. Los bancos centrales están subiendo los tipos de interés en un intento de frenar la inflación. Al hacerlo, corren el riesgo de precipitar una recesión muy violenta, que estrangularía tanto a los gobiernos como a las empresas. Ya está en marcha un tsunami de miseria, un empobrecimiento brutal del proletariado en los países centrales”48. El espectro de la “estanflación” se cierne sobre el mundo. Si bien se trataba de un concepto utilizado por los economistas burgueses en la década de 1970 para describir un estado de alta inflación combinado con el estancamiento económico, hoy en día este peligro se está haciendo evidente y la actual inflación descontrolada y la desaceleración económica provocarán una cadena de quiebras, incluso de países enteros (Pakistán, Sri Lanka, etc.), así como turbulencias financieras y dificultades aún mayores en los países emergentes.
“El crecimiento de las economías avanzadas se desacelerará bruscamente, pasando del 5.1% en 2021 al 2.6% en 2022 (1.2 puntos porcentuales menos que en las previsiones de enero). Se espera que el crecimiento se modere aún más hasta el 2.2% en 2023, reflejando en gran medida la retirada del apoyo de la política monetaria y fiscal proporcionado durante la pandemia”49. A la burguesía no le queda otra alternativa que seguir subiendo los tipos de interés, como hizo la FED el pasado mes de noviembre. Todos los estados están implicados en esta dinámica y provocará contracciones en los mercados, cierres de empresas y despidos masivos, como se puede ver en las empresas tecnológicas estadounidenses (GAFAM). La deslocalización de empresas de China a América (Nearshoring) agravará la situación de desempleo en ciertas regiones del mundo.
A diferencia de los años treinta, los niveles actuales de endeudamiento no tienen precedentes. China, segunda economía mundial, ¡debe 2.5 veces su PIB! Al mismo tiempo, se ha convertido en un respaldo financiero, principalmente para apoyar su Ruta de la Seda y asegurar su influencia en África y América Latina. Estados Unidos, cuya deuda total supera ya los 31 billones, ha impreso 5,000 millones de dólares, mientras que la UE, con 750 millones de euros, ha impreso un 20% más que Estados Unidos. El panorama para los próximos años estará lleno de convulsiones y dificultades para el capitalismo.
i.- La economía china ha sufrido una fuerte desaceleración debido a los repetidos bloqueos, seguidos del tsunami de infecciones que provocó el caos en el sistema sanitario, la burbuja inmobiliaria y el bloqueo de varias rutas de la “Ruta de la Seda” debido a conflictos armados (Ucrania) o al caos reinante (Etiopía). El crecimiento en el primer semestre de este año fue del 2.5%, lo que hace inalcanzable el objetivo del 5% fijado para este año. Por primera vez en 30 años, el crecimiento económico de China será inferior al de otros países asiáticos (Vietnam). Grandes empresas tecnológicas y comerciales como Alibaba, Tencent, JD.com e iQiyi han despedido entre el 10% y el 30% de su plantilla. Los jóvenes son especialmente sensibles al deterioro de la situación, con una tasa de desempleo estimada del 20% entre los universitarios que buscan trabajo. Los proyectos de expansión de la “Nueva Ruta de la Seda” también están en apuros debido al empeoramiento de la crisis económica: casi el 60% de la deuda contraída con China corresponde ahora a países con dificultades financieras, frente al 5% en 2010. Además, la presión económica de Estados Unidos se está intensificando, especialmente con la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chip estadounidense, que apuntan directamente a las exportaciones de tecnología de varias empresas tecnológicas chinas (por ejemplo, Huawei) a Estados Unidos.
Aún más angustioso para la burguesía china, los problemas económicos, unidos a la crisis sanitaria, han dado lugar a importantes movimientos de protesta social.
ii.- El fracaso del modelo neo estalinista de la burguesía china. Frente a las dificultades económicas y sanitarias, la política de Xi Jinping ha consistido en volver a las recetas clásicas del estalinismo:
- En el plano económico, desde Deng Xiao Ping, la burguesía china había creado un frágil y complejo mecanismo para mantener un todopoderoso marco de partido único cohabitando con una burguesía privada directamente estimulada por el Estado. “A finales de 2021, la era de reforma y apertura de Deng Xiaoping está claramente acabada, sustituida por una nueva ortodoxia económica estatista.”50 La facción dominante detrás de Xi Jinping está reorientando la economía china hacia un control estatal absoluto de estilo estalinista;
- En el frente social, con la política de “Covid cero”, Xi no sólo aseguró un implacable control estatal sobre la población, sino que también impuso este control a las autoridades regionales y locales, que se habían mostrado poco fiables e ineficaces al comienzo de la pandemia. Ya en otoño, envió unidades de la policía central del Estado a Shanghái para llamar al orden a las autoridades locales que estaban liberalizando las medidas de control.
“Un capital nacional desarrollado, poseído de modo “privado” por diferentes sectores de la burguesía tiene en la “democracia” parlamentaria su aparato político más apropiado; el control estatal casi completo de los medios de producción se corresponde con el poder totalitario de un partido único”51. El fracaso de la política de “Covid cero” ha repercutido en la reelección para un tercer mandato del hombre que la impuso, Xi Jinping, a costa de complejos compromisos entre facciones del PCCh. La burguesía china demuestra así más que nunca su incapacidad congénita para superar la rigidez política de su aparato de Estado, pesada herencia del maoísmo estalinista.
iii.- Una crisis que se extiende inexorablemente. La segunda potencia mundial está atrapada en la misma dinámica que sus pares. Esta catástrofe está aún por llegar.
- El papel de China en la crisis financiera de 2008 fue el de contener y no dejar de invertir, centrándose sobre todo en su mercado interior y en las infraestructuras (trenes de alta velocidad), por supuesto, todo ello a lomos de una montaña de deuda. Sin embargo, durante la crisis financiera de 2008, siguió siendo un “sector sano de la economía”. Hoy no podemos decir lo mismo; China vio la quiebra de Evergrande seguida de la de Shintao (la segunda mayor constructora después de Evergrande). Sólo Evergande representaba 350,000 millones de dólares de deuda que no pueden pagar. Detrás de esta deuda están los inversores internacionales, entre ellos Black Rock, que exigen la devolución de su dinero. Los bancos regionales se han hundido hasta el punto de desencadenar un “corralito” chino”52. 320 proyectos inmobiliarios se han paralizado y hay 100 millones de viviendas vacías. La deuda de los hogares se ha triplicado hasta alcanzar los 7 billones de dólares, a lo que hay que añadir la deuda de las empresas. La sequía ha reducido drásticamente la producción de energía hidroeléctrica hasta el punto del racionamiento y el cierre parcial de fábricas como TESLA, ¡que irónicamente produce coches eléctricos! ¿Cómo está respondiendo la burguesía china a la crisis? Tipos de interés más bajos, contratación estatal masiva, fondos estatales para infraestructuras e inmuebles... ¡nada nuevo! Y ya sabemos lo “eficaces” que han sido estas medidas... Sólo podemos esperar una serie de sacudidas económicas en un futuro próximo en esta parte del mundo.
- La guerra comercial con Estados Unidos y el deseo de dejar de depender de China han llevado a los países desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza, a diversificar sus cadenas de suministro y buscar nuevos países maquiladores53. Países como México, pero sobre todo Vietnam, que ya ha superado a China en porcentaje de crecimiento económico, se perfilan como las nuevas “maquiladoras” del capitalismo. Este año, los pedidos estadounidenses a fabricantes chinos han caído un 40% (CNBC).
En conclusión, ahora parece que, si bien el capitalismo de Estado chino ha sabido aprovechar las oportunidades ofrecidas por el cambio de bloque, la implosión del bloque soviético y la globalización de la economía propugnada por Estados Unidos y las grandes potencias del bloque occidental, su debilidad congénita en su estructura estatal de corte estalinista es ahora un gran hándicap ante los problemas económicos, sanitarios y sociales. La situación anuncia inestabilidad y posibles trastornos, incluso para la posición de Xi y sus partidarios dentro del PCCh. Una desestabilización del capitalismo chino tendría consecuencias imprevisibles para el capitalismo mundial.
El año 2021 ha visto una explosión acelerada del gasto militar. Estados Unidos aumentó su gasto en un 38% (880000 millones de dólares), China en un 14% (243000 millones de dólares) y Rusia en un 3% (65000 millones de dólares). La superioridad militar de Estados Unidos se refleja en su presupuesto. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), ese mismo año “el mundo gastó 2 billones de dólares” en el ámbito militar.
Toda la región del Indo-Pacífico ha visto aumentar su gasto militar por miedo a ser víctima del imperialismo chino: Japón también ha duplicado su presupuesto militar y ha firmado un acuerdo de “transferencia de defensa” con Vietnam, Tailandia invierte 125000 millones de dólares en 50 buques de guerra para proteger sus mares, Indonesia aumenta en un 200% su inversión militar en el Mar de China y Filipinas acaba de recibir 64 millones de dólares adicionales de Estados Unidos para reforzar sus bases militares con el fin de contener la amenaza china. Pero esta región no es la única que se ve atrapada en esta dinámica, nadie se ha librado.
El mundo se encamina hacia una explosión del gasto militar sin precedentes en la historia. Todo este gasto improductivo se cargará a los trabajadores.
No sólo es imposible la implantación de energías limpias y renovables bajo el capitalismo, sino que la guerra energética seguirá marcando el futuro de este sistema. El control de las fuentes de energía, especialmente el gas y el petróleo, seguirá siendo una cuestión de “seguridad nacional” para todo estado capitalista. El funcionamiento de las empresas depende de ello y, a nivel imperialista, el ejército funciona con petróleo. Estados Unidos controla actualmente estos recursos y el hecho de que ahora sea el principal proveedor de Europa se está convirtiendo en una fuente de chantaje y presión futura sobre los países de la UE. El viaje de Xi a Arabia Saudí y el reciente acuerdo energético con Rusia lo confirman.
Cabe destacar la aceleración histórica de la influencia de la guerra en la economía, trágicamente demostrada por la guerra de Ucrania. Haciendo una comparación histórica con la guerra de Vietnam, si entonces la carga militar pesaba sobre la economía, hoy el impacto del militarismo sobre la economía es aún mayor.
El capitalismo es el único sistema de la historia capaz de devastar la naturaleza a escala masiva, eliminando ecosistemas enteros y acelerando la extinción de especies, cambiando así todo el orden natural. Este fenómeno es acumulativo y acelerado, y conduce a una rápida devastación del planeta. La actual “transición hacia las energías limpias” no es más que una expresión de la lucha a muerte entre los capitalistas y su competencia. Se trata de ver quién llega primero al mercado y quita clientes a sus rivales. Toda la palabrería sobre su “preocupación” por el medio ambiente no es más que demagogia. El agravamiento de la “crisis ecológica” se está acelerando y está causando una devastación inaceptable. Estados Unidos, cuyo expresidente Trump negó la existencia del “cambio climático”, se enfrenta a los efectos de esta crisis ecológica y la primera potencia mundial está lejos de “salvarse” de las “catástrofes naturales” e incluso ostenta el siniestro récord mundial de destrucción de la biodiversidad. De hecho, el capitalismo no puede ser un sistema competitivo y ser “ecológico” al mismo tiempo, porque:
- Su objetivo es la ganancia, no la preservación de la naturaleza, que siempre será considerada por el capitalismo como una fuente de recursos gratuitos cuya depredación e implicaciones no le preocupan;
- El cada uno para sí y la anarquía de la producción hacen que la burguesía no tenga ningún control sobre las “nuevas tecnologías”, ¡es un aprendiz de brujo!
- Los avances tecnológicos son unilaterales, nunca se preocupan del marco global. Si la extracción de litio para las baterías de los coches contamina y su reciclabilidad se reduce al 5%, eso no tiene importancia para el capitalismo. Lo principal es vender coches “verdes”;
- La separación entre el hombre y la naturaleza se vuelve extrema bajo el capitalismo, hasta el punto de que se considera que el hombre está “fuera” de su entorno natural.
Por otra parte, la vuelta al carbón, aunque las empresas paguen un impuesto adicional para cubrir los daños causados al medio ambiente -lo que no es más que una cortina de humo-, no elimina el enorme fracaso del capitalismo a la hora de eliminar las emisiones de carbono. Si los europeos habían decidido abandonar la energía nuclear, ahora intentan reintroducirla para compensar su dependencia de Rusia y Estados Unidos. Es un ejemplo más de los fracasos del capitalismo, que nos empuja a revivir viejas glorias, aunque contaminen. Cada país sólo actúa en su propio interés, ¡y los demás sufren las consecuencias!
La transición a la “energía verde” en el capitalismo equivale a la ilusión de un capitalismo sin guerras.
El gasto improductivo del capital no cesará, el militarismo y el mantenimiento del Estado harán estragos en la clase obrera. Este fenómeno del empobrecimiento de la clase obrera en los países centrales tiene una historia, pero desde la pandemia y la guerra de Ucrania se ha acelerado. La inflación reduce considerablemente el poder adquisitivo de los trabajadores y, a diferencia de los años 70, la burguesía no recurre hoy a la indexación salarial. Por ejemplo, la burguesía del Reino Unido está adoptando una línea dura con respecto a las demandas de aumentos salariales para compensar la inflación; el primer ministro británico ha declarado que “no hay negociación posible”.
- “Calentar o comer”, el lema de las huelgas británicas revela la gravedad de la situación. Para muchas familias trabajadoras, cuesta más pagar la energía que la hipoteca: salarios cada vez más miserables, aumento del coste de la vida, precios cada vez más altos, despidos masivos, recortes en la seguridad social, ataques a las pensiones, etc. Todo esto augura un futuro de miseria al que el proletariado tendrá que responder siguiendo a sus hermanos y hermanas de clase como en Gran Bretaña, Europa e incluso Estados Unidos. La perspectiva del empobrecimiento del proletariado se abre y se acelera.
- La escasez de mano de obra es a la vez un producto y un factor de la crisis del capitalismo. La logística del capitalismo en el movimiento de mercancías es un caos, no hay suficientes conductores y los productos se pudren o hay escasez. En la sanidad, hay demasiadas vacantes y en la educación, los profesores abandonan rápidamente sus puestos de trabajo. En China, por ejemplo, 1 de cada 5 jóvenes no encuentra un trabajo “prometedor” y prefiere no aceptar nada. “Dejarlo girar”, es una expresión común en China para referirse a los jóvenes que no aceptan un trabajo. Detrás de esta situación se esconde obviamente un desenlace individual y desesperado, una reacción “privada” al empeoramiento de las condiciones laborales. Las nuevas generaciones no quieren vivir al ritmo de la producción capitalista. Al mismo tiempo, este fenómeno es la expresión de una falta de identidad de clase: no se organizan para luchar, y sólo adoptan una postura personal ante un problema eminentemente social, económico y político. La reducción de las prestaciones laborales, la falta de pensiones en muchos países, el aumento de las enfermedades mentales y de los suicidios, todos estos factores están creando unas condiciones de vida y de trabajo insoportables.
Es la crisis y su perspectiva de recesión mundial lo que está creando las condiciones para que los trabajadores empiecen a plantear sus luchas en su propio terreno. “La crisis económica, a diferencia de la descomposición social que concierne esencialmente a las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente a la infraestructura de la sociedad sobre la que descansan las superestructuras; la crisis desnuda, pues, las causas profundas de toda la barbarie que pesa sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente el sistema y de no pretender ya mejorar ciertos aspectos del mismo” (La descomposición, fase última de la decadencia capitalista, Revista Internacional 10754).
Enero de 2023
1 Informe sobre la crisis económica del 24º Congreso Internacional de la CCI (2021) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [51]
2 Les Echos 21/22/10
3 Ver Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
4 Le Monde 17/12/22
5 El hambre aumentó alrededor de un 18% durante la pandemia y afecta actualmente a entre 720 y 811 millones de personas. Las reducciones de la ayuda alimentaria, la reorientación de la ayuda para acoger únicamente a los refugiados ucranianos y la reasignación de la ayuda para aumentar los gastos militares han hecho que no lleguen los fondos necesarios para Afganistán, donde la hambruna amenaza a 23 millones de personas, y Somalia, donde parte de la población se encuentra en "peligro inminente de muerte"
6 En Europa, la considerable reducción de la producción de fertilizantes (que utiliza mucho gas natural) debido a los elevados precios de la energía está provocando una caída del consumo de fertilizantes en todo el mundo, desde Brasil a Estados Unidos, lo que amenaza el volumen de las futuras cosechas. Por ejemplo: "Brasil, primer productor mundial de soja, compra casi la mitad de sus abonos fosfatados a Rusia y Bielorrusia. Sólo le quedan existencias para tres meses. La asociación brasileña de productores de soja (Aprosoja) ha pedido a sus miembros que utilicen menos fertilizantes este año, o que no utilicen ninguno. La cosecha de soja de Brasil, ya reducida por la grave sequía, será por tanto probablemente aún menor. Brasil vende su soja principalmente a China, que destina gran parte de ella a la alimentación animal. Una soja menos abundante y más cara podría obligar a los agricultores chinos a reducir las raciones que dan a sus animales. El resultado: vacas, cerdos y pollos más pequeños - y carne más cara"
7 Todas las citas de este pasaje son de Courrier International
8 "Debido a la escasez de ingresos públicos a causa del embargo occidental sobre la compra de oro, carbón y metales, algunos regimientos sólo reciben paga esporádicamente. Se cree que esto contribuye a que se rechacen los combates e incluso a que se produzcan rendiciones". (Les Echos 17/09/2022)
9 "Varias fábricas del complejo militar-industrial han tenido que reducir su producción o incluso cerrar, como la fábrica de misiles antiaéreos de Uliánovsk, la fábrica de misiles aire-aire de Vympel y la fábrica de tanques de Uralvagonzavod, principal centro de producción del país" (Les Echos 17/09/2022).
10 "Aunque Pekín se niega a renegar públicamente de su principal socio estratégico, las autoridades chinas han acatado en gran medida las sanciones impuestas por Occidente contra Rusia. Las empresas chinas han seguido a las occidentales en su éxodo del mercado ruso: los gigantes tecnológicos chinos -Lenovo, TikTok y Huawei- han bloqueado todas sus operaciones en Rusia, mientras que los fabricantes chinos de módulos árticos para el megaproyecto gasístico ruso Arctic-LNG2 han decidido poner fin a su cooperación con Novatek. Por último, a pesar de las garantías de la propaganda oficial del Kremlin, UnionPay, uno de los principales procesadores de pagos del mundo bajo control estatal chino, dejó en suspenso a finales de abril sus planes de colaboración con los bancos rusos, truncando sus esperanzas de encontrar una alternativa a los gigantes de pago estadounidenses Visa y Mastercard. A ojos de Pekín, este complejo juego a dos bandas debería proteger los intereses chinos y minimizar el impacto de la guerra en la economía china... "China: 2022, l'annee de tous les perils , Diplomatie
11 Diplomatie 118, p33; "Si se añaden [a los gastos puramente militares] la ayuda humanitaria, la ayuda económica de urgencia y la asistencia a los refugiados, la UE y sus Estados miembros han proporcionado más ayuda que Estados Unidos, según el Instituto de Kiel, 52.000 millones de dólares frente a los 48.000 millones de Washington. "(Les Echos, 3-4/02)
12 IFRI, Le Point Géopolitique, Les guerres de l'énergie, p.6
13 El ejemplo de Sudáfrica muestra la naturaleza general del problema: A los efectos de la sequía y la escasez de agua que sufre el país este otoño se suma una crisis energética de una magnitud sin precedentes, debida a la obsolescencia y las averías de las viejas centrales eléctricas de carbón, que provocan incesantes cortes de electricidad que impiden bombear el agua de las montañas Drakensberg y transportarla a Johannesburgo y Pretoria, que están racionadas, mientras que el 40% desaparece por fugas en la red. Pero para reparar todas estas infraestructuras harían falta 3,400 millones de euros, de los que no dispone la Junta del Agua
14 Por ejemplo, en la industria química (la mayor consumidora de gas), la producción se ha reducido drásticamente; el 70% del sector registra pérdidas; en el caso de BASF, partes enteras de su actividad han dejado de ser rentables o competitivas, lo que ha provocado una caída del 30% en sus resultados. Toda Europa (que absorbe el 60% de las exportaciones del sector) se ve afectada
15 Conflits n°42
16 Las inundaciones han destruido casi por completo las cosechas del 5º productor mundial de algodón. Se trata de una pérdida colosal para la industria textil, que representa el 10% del PIB; la agricultura de Sindh ha quedado destruida, la ganadería diezmada; el resto ha quedado a merced de las epizootias: "la seguridad alimentaria de 220 millones de habitantes está en peligro" (Le Monde 14/09) A ello se añaden las plagas de paludismo, dengue, cólera y tifus. Cuarto productor mundial de arroz y proveedor de China y del África subsahariana, "cualquier caída de las exportaciones no hará sino agravar la inseguridad alimentaria mundial, alimentada por la caída de las exportaciones de trigo de Ucrania. "(Le Monde 14/09)
17 Les Echos, 23-24/12
18 Révolution Internationale, antigua serie n°6
19 "No hay que confundir la inflación con otro fenómeno de la vida del capitalismo, que adopta la forma de una tendencia al alza del precio de ciertas mercancías debido a una oferta insuficiente. Este último fenómeno ha adquirido recientemente una importancia particular como consecuencia de la guerra en Ucrania, que ha afectado al suministro de un volumen importante de diversos productos agrícolas, cuya privación es ya un factor de agravamiento de la pobreza y el hambre en el mundo. Es una característica permanente del período de decadencia del capitalismo, que está teniendo un fuerte impacto en la economía. Al igual que la insuficiencia de la oferta, se refleja en la subida de los precios, pero es consecuencia del peso de los gastos improductivos de la sociedad, cuyo coste se repercute en el de los bienes producidos. Por último, otro factor de inflación es la devaluación de las monedas resultante de la impresión de dinero, que acompaña al aumento incontrolado de la deuda mundial, que actualmente se acerca al 260% del PIB mundial."
20Declaraciones de K. Georgieva presidenta del FMI
21 Marianne n° 1341
22 Numerosos impagos se perfilan en el horizonte. El FMI estima que 2/3 de los países de bajos ingresos y una cuarta parte de los países emergentes se enfrentan a graves dificultades relacionadas con la deuda. "(Le Monde 24/09)
23 El Brexit ha provocado el estancamiento de la economía británica: "El Reino Unido es el único país avanzado cuyas exportaciones cayeron el año pasado y siguen por debajo de su nivel anterior a la crisis (...) la inversión empresarial se mantuvo un 10% por debajo de su nivel de mediados de 2016. " (Les Echos 24/09) "Con el Brexit, se ha perdido el pasaporte financiero europeo, que permitía vender productos en toda la UE. Unos diez mil banqueros han abandonado la plaza financiera londinense para instalarse en Dublín, Fráncfort, París, Luxemburgo o Ámsterdam (...) otro fenómeno: desde finales de 2019, el número de empleos en el sector financiero británico ha caído en 76,000 (sobre un total actual de 1.06 millones) (...) el Brexit ha desempeñado un papel importante en el declive de la City en relación con los cerca de diez mil empleos deslocalizados, pero sobre todo indirectamente, porque las grandes instituciones financieras internacionales han optado por invertir en otros lugares. "(Le Monde 19/11)
24 "Esta alineación con la Comisión Europea y su doctrina de austeridad no estará exenta de problemas para una gran parte del electorado de la señora Meloni."(Le Monde Diplomatique, 12/22)
25 "Desde principios de los años 80, bajo Reagan, Estados Unidos soñaba con cortar a Europa el suministro de gas ruso. Ejercieron una enorme presión para que el gasoducto Nord Stream 1 nunca viera la luz, y volvieron a hacerlo años más tarde con Nord Stream 2, llegando incluso a amenazar con sanciones a las empresas implicadas en el proyecto. La guerra en Ucrania es una bendición para ellos"
26 "Una historia saltó a los titulares la primavera pasada: un buque cisterna de GNL salió de Freeport, Texas, el 21 de marzo, con destino a Asia. Pero tras diez días de viaje, cambió bruscamente de rumbo, en pleno Océano Pacífico, y se desvió hacia Europa (...) Las elevadas primas ofrecidas en el Viejo Continente por este preciado cargamento de GNL convencieron a BP, la compañía que fletaba el buque, de cambiar de planes. (Le Point Géopolitique, Les guerres de l'énergie, p.36) "A principios de noviembre, una treintena de gaseros cargados con GNL por valor de 2.000 millones de dólares se balanceaban frente a las costas españolas y las terminales del norte de Europa. ¿Cuándo descargarán? "Los brokers que controlan los petroleros esperan que los precios suban cuando bajen las temperaturas durante el invierno", explica el FT (4/11/2022)" (Le Monde Diplomatique, 22 de diciembre).
27 El impacto de la crisis en la economía estadounidense, la erosión relativa de su peso en el mundo, los efectos de la descomposición en su aparato político y la tendencia histórica a la pérdida de su liderazgo no deben llevarnos a subestimar la realidad del poder estadounidense y su capacidad para defenderlo a todos los niveles: "Estados Unidos maneja un sistema panóptico único que le permite controlar la mayoría de los centros neurálgicos de la globalización. "Global" sigue siendo el adjetivo que mejor define su poder y su estrategia. Se basan en un sistema de vigilancia y control simultáneo de los "espacios comunes": marítimo, aéreo, espacial y digital. Los 3 primeros corresponden a entornos físicos distintos que están interconectados por el cuarto. Gracias al dólar y a la ley, garantizados por su aplastante superioridad militar, Estados Unidos conserva un formidable poder de estructuración y, por tanto, de desestructuración. T. Gomart, "Guerres invisibles", 2021, p. 251
28 l'Express nº 3725
29 "Desde 2020, sus exportaciones superan a sus importaciones, y su principal proveedor es un país con el que debería mantener buenas relaciones en los próximos años, a saber, Canadá (el 51% del petróleo que importa procede de su vecino del norte). Un seguro energético que le permite llevar a cabo una diplomacia ofensiva en Ucrania". (Le Point Géopolitique, Les guerres de l'énergie, p.7)
30 "En el primer semestre de 2022, las exportaciones de GNL (todos los países juntos) aumentaron un 20%, con casi dos tercios destinados a Europa. América tiene un potencial considerable. En primer lugar, porque existe un consenso político para ir más lejos con el gas de esquisto. En segundo lugar, porque tienen la red de gasoductos más extensa de todos los países. Y, por último, porque están invirtiendo mucho en terminales de licuefacción. (...) En todo el Golfo de México, al sur de Luisiana, de Texas a Florida, se está escribiendo una revolución del GNL. Estados Unidos sólo cuenta actualmente con 8 terminales de licuefacción. Pero 5 están aún en construcción, otras 12 ya han sido aprobadas y están a la espera de permisos, y 8 permisos están en proceso de tramitación" l'Express n°3725
31 "La mayoría de los países europeos han hecho pedidos. El principal de ellos es Alemania, que ha anunciado su intención de comprar hasta 35 cazas F35 a Lockheed Martin. La Royal Navy invertirá 300 millones de euros para mejorar las capacidades de sus misiles Tomahawk. Holanda ha puesto mil millones de euros sobre la mesa para adquirir sistemas de defensa antimisiles de medio alcance Patriot. Este verano, Estonia encargó seis sistemas Himars y un misil balístico capaz de alcanzar un objetivo a casi 300 km de distancia. Bulgaria, por su parte, decidió en septiembre aumentar su pedido de cazas F16 en 1.300 millones de dólares.” (L’Express n°3725)
32 "Los capitales abandonan los mercados emergentes, debilitando sus monedas. "(La moneda ghanesa -41%, el dólar taiwanés -13%, el tugrik mongol -16%,) (...) Once países emergentes corren el riesgo de una crisis de balanza de pagos debido al endurecimiento monetario internacional (Chile, Pakistán, Hungría, Kenia, Túnez)" (Le Monde 13/10)
33 Otro freno al comercio internacional es el aumento de los derechos de aduana en muchos países, entre ellos Estados Unidos. Desde 2010, el valor del comercio mundial sujeto a derechos de aduana y otras barreras ha pasado de 126.000 millones de dólares a 1.500.000 millones de dólares, según la OMC
34 Frente al “fin de una era liberal de globalización" (Lemaire) “los empresarios franceses han cambiado también su doctrina… y están advocando al proteccionismo inteligente”. Les Echos 23-24/12
35 Casi una cuarta parte de las mazorcas de maíz que se consumen en el continente se cultivan fuera de las fronteras de la UE, sobre todo en Ucrania, que con el tiempo se ha convertido en nuestro principal proveedor. Aunque los combates no han interrumpido la siembra, la producción del país podría reducirse entre 10 y 15 millones de toneladas este año
36 L'Express n°3725
37 "Para Washington, Europa no puede considerar a China como un socio, un competidor y un rival a la vez. " Bloomberg, 21/11
38 "En agosto, Joe Biden firmó la Chips and Science Act, que inyectará miles de millones de dólares en la industria, incluidos 57.000 millones en préstamos, subvenciones y otras medidas fiscales para animar a los productores estadounidenses de semiconductores a aumentar su capacidad.” (Asyalist)
39 Los Estados miembros de este pacto son Australia, Brunei, India, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam. Junto con Estados Unidos, representan el 40% del PIB mundial
40 Le Monde, 17/12
41 Bloomberg, 21/11
42 “Según un estudio del Consejo de Estado chino del pasado mes de abril, cuyo texto se filtró a Japón, estas sanciones tendrían un “efecto dramático en China”, que “volvería a una economía planificada aislada del mundo”. “Existiría entonces un grave riesgo de crisis alimentaria”, debido a los daños que causarían estas sanciones con la interrupción de las importaciones de productos alimentarios esenciales. Detener las importaciones de soja, en particular, crearía una crisis para las cadenas alimentarias chinas, muy dependientes de la soja, mientras que reducir o detener las exportaciones tendría graves consecuencias en términos de ingresos financieros, prosigue el documento de Pekín. China importa el 30% de la soja que necesita Estados Unidos. La producción china de soja representa menos del 20% de las necesidades del país, según el documento. La soja es esencial para la producción de aceites comestibles y para alimentar a los cerdos, que representan el 60% de la carne consumida por los chinos”
43 Conflits nº 41, septiembre-octubre de 2022
44 T. Gomart, “Guerres invisibles”, 2021, p. 242
45 Así lo confirman las recientes declaraciones de Janet Yellen, secretaria del Tesoro: “Durante 2022, la administración Biden ha promovido un plan económico para que Estados Unidos sea más resistente a las interrupciones del suministro, aliviando los cuellos de botella en los puertos, invirtiendo fuertemente en infraestructuras físicas y creando capacidad de fabricación nacional en sectores clave del siglo XXI, como los semiconductores y las energías renovables. (...) Mediante un enfoque de ‘friend-shoring’ (deslocalización amistosa), la administración Biden pretende mantener la eficiencia comercial al tiempo que promueve la resistencia económica de Estados Unidos y sus socios. (...) El objetivo del enfoque ‘friend-shoring’ es profundizar nuestra integración económica con un gran número de socios comerciales de confianza en los que podamos confiar. (...) A través del Consejo de Comercio y Tecnología UE-EE.UU., estamos trabajando juntos para crear cadenas de suministro seguras en los sectores de la energía solar, los semiconductores y los imanes de tierras raras. Estados Unidos está forjando asociaciones similares a través del Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF) y en América Latina a través de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica. Los países participantes en el IPEF, que representan el 40% del PIB mundial, se han comprometido a coordinar sus esfuerzos para diversificar las cadenas de suministro. (...) El ‘friend-shoring’ se implantará gradualmente. Ya se están desarrollando nuevas cadenas de suministro. La UE colabora con Intel para facilitar una inversión de unos 90,000 millones de dólares en la creación de una industria de semiconductores. Estados Unidos trabaja con sus socios de confianza para desarrollar un ecosistema completo de semiconductores en su territorio. También estamos trabajando con Australia para construir instalaciones de extracción y procesamiento de tierras raras en nuestros dos países.” (Le Monde 1-2/01/2023)
46 “La guerra comercial es uno de los escenarios en los que se juega la rivalidad estratégica sino-estadounidense, con una consecuencia importante para todos los actores: la transformación de las interdependencias en palancas de poder. (...) Al abandonar el sistema multilateral que él mismo había construido, [Estados Unidos] ha desestabilizado deliberadamente a sus aliados tradicionales, indicando al mismo tiempo su voluntad de seguir ejerciendo su poder estructurador. La administración Biden seguirá haciéndolo, aunque tenga que llegar muy lejos, para contener en la medida de lo posible el ascenso de China al poder”. T. Gomart, “Guerras invisibles”, 2021, p. 112
47Manifiesto Internacional de la CCI: El capitalismo lleva a la destrucción de la humanidad solo la revolución mundial del proletariado puede acabar con él | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [52]
48 Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
49 Banco Mundial, junio/2022
50 Asuntos Exteriores, en Courrier International 1674
51 Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [53]
52 Denominación no oficial de las medidas económicas adoptadas en Argentina durante la crisis económica de 2001, limitando las retiradas de efectivo y prohibiendo toda salida de remesas, para poner fin a la carrera de liquidez y luchar contra la fuga de capitales
53 Países en los que las fábricas se benefician de exenciones de derechos de aduana para producir mercancías a menor costo
54 TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
informe_sobre_la_descomposicion_actualizacion_de_las_tesis_2023.pdf [58] | 239.57 KB |
En mayo de 1990, la CCI adoptó las tesis tituladas “La descomposición, fase última de la decadencia capitalista”1, que presentaban nuestro análisis global de la situación mundial en el momento y tras el hundimiento del bloque imperialista del Este a finales de 1989. La idea central de estas tesis era, como indica su título, que la decadencia del modo de producción capitalista, que había comenzado en la Primera Guerra Mundial, había entrado en una nueva fase de su evolución, dominada por la descomposición general de la sociedad. En su 22º Congreso, en 2017, al adoptar un texto titulado “Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017)”2, nuestra organización consideró necesario actualizar el documento de 1990, para “confrontar los puntos esenciales de las tesis con la situación actual: en qué medida los aspectos planteados se han verificado, o incluso ampliado, o se han contradicho o necesitan ser completados”. Este segundo documento, redactado 27 años después del primero, demostró que el análisis adoptado en 1990 se había confirmado ampliamente. Al mismo tiempo, este texto de 2017 abordaba aspectos de la situación mundial que no figuraban en el documento de 1990, pero que complementaban el panorama que presentaba, y que habían adquirido una importancia capital: la explosión del flujo de refugiados que huyen de la guerra, el hambre, las persecuciones y también el auge del populismo xenófobo, que tiene un impacto creciente en la vida política de la clase dominante.
Hoy, la CCI considera necesario actualizar los textos de 1990 y 2017, no un cuarto de siglo después de estos últimos, sino sólo 6 años después, porque durante el último periodo hemos asistido a una aceleración y amplificación espectaculares de las manifestaciones de esta descomposición general de la sociedad capitalista.
Este cambio catastrófico y acelerado del estado del mundo no ha escapado a la atención de los principales dirigentes políticos y económicos del planeta. En el “Global Risks Report” (GRR), basado en los análisis de una multitud de “expertos” (1,200 en 2022) y presentado cada año en el foro de Davos (Foro Económico Mundial - FEM), que reúne a estos dirigentes, leemos: “Los primeros años de esta década han anunciado un periodo particularmente agitado en la historia de la humanidad. La vuelta a una ‘nueva normalidad’ después de la pandemia del COVID-19 se vio rápidamente socavada por el estallido de la guerra en Ucrania, dando paso a una nueva serie de crisis alimentarias y energéticas, que desencadenaron problemas que décadas de progreso habían intentado resolver.
Ahora, a principios de 2023, el mundo se enfrenta a una serie de riesgos que son a la vez completamente nuevos e inquietantemente familiares. Hemos asistido al regreso de ‘viejos’ riesgos –inflación, crisis del costo de la vida, guerras comerciales, salidas de capitales de los mercados emergentes, malestar social generalizado, enfrentamientos geopolíticos y el espectro de la guerra nuclear– que pocos líderes empresariales y responsables públicos de esta generación han conocido. Estos fenómenos se ven amplificados por acontecimientos relativamente nuevos en el panorama mundial del riesgo, como niveles insostenibles de deuda; una nueva era de bajo crecimiento, reducción de la inversión mundial y desglobalización; un declive del desarrollo humano tras décadas de progreso; el desarrollo rápido y sin restricciones de tecnologías de doble uso (civil y militar); y la creciente presión de los impactos y las ambiciones ligadas al cambio climático en una ventana de oportunidad cada vez más pequeña para la transición a un mundo de +1.5°C. Todos estos elementos convergen para dar forma a una década única, incierta y problemática”. (Principales conclusiones: algunos extractos3)
En general, tanto en las declaraciones gubernamentales como en las grandes medias, la clase dirigente intenta restar importancia a las conclusiones sobre la extrema gravedad de la situación mundial. Pero cuando reúne a los principales líderes mundiales, o habla consigo misma, como en el Foro anual de Davos, no puede evitar ser algo lúcida. También es significativo que las alarmantes conclusiones contenidas en este informe hayan tenido muy poco eco en los grandes medios de comunicación, cuya vocación fundamental no es informar honestamente a la población, y en particular a los explotados, sino actuar como agencias de propaganda destinadas a hacerles aceptar una situación cada vez más catastrófica, a ocultarles la completa bancarrota histórica del modo de producción capitalista.
De hecho, las conclusiones contenidas en el informe presentado en el Foro de Davos en enero de 2023 coinciden en gran medida con el texto adoptado por la CCI en octubre de 2022 titulado “La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad”4. En realidad, el análisis de la CCI no precedió al de los “expertos” más informados de la clase dominante por unos meses, sino por varias décadas, ya que las conclusiones expuestas en nuestro documento de octubre de 2022 no son más que una sorprendente confirmación de las previsiones que ya habíamos adelantado a finales de los años 80, en particular en nuestras “Tesis sobre la descomposición”. El hecho de que los comunistas tengan clara ventaja sobre los “expertos” burgueses en la previsión de las grandes tendencias catastróficas que actúan en el mundo capitalista no es sorprendente: por regla general, la clase dominante sólo puede, ocultarse a sí misma y a la clase que explota y que es la única que puede aportar una solución a las contradicciones que socavan la sociedad, el proletariado, una realidad fundamental: el modo de producción capitalista no es más eterno que los modos de producción que lo precedieron. Como los modos de producción del pasado, está destinado a ser sustituido, si no destruye antes a la humanidad, por otro modo de producción superior que corresponda al desarrollo de las fuerzas productivas que ha hecho posible en un momento de su historia. Un modo de producción que suprimirá las relaciones mercantiles que son el corazón de la crisis histórica del capitalismo, donde ya no habrá lugar para una clase privilegiada que viva de la explotación de los productores. Precisamente porque no puede prever su propia desaparición, la clase burguesa es incapaz, por regla general, de mirar con lucidez las contradicciones que están llevando a la sociedad que gobierna a su ruina.
En el Postfacio de la 2ª edición de El Capital en alemán, Marx escribió: “El movimiento contradictorio de la sociedad capitalista se le revela al burgués práctico, de la manera más contundente, durante las vicisitudes del ciclo periódico que recorre la industria moderna y en su punto culminante: la crisis general. Esta crisis nuevamente se aproxima, aunque aún se halle en sus prolegómenos, y por la universalidad de su escenario y la intensidad de sus efectos, atiborrará de dialéctica hasta a los afortunados advenedizos del nuevo Sacro Imperio prusiano-germánico.”
En el mismo momento en que la CCI adoptaba las tesis de la descomposición anunciando la entrada del capitalismo en una nueva fase, la fase última, de su decadencia, marcada por una agravación cualitativa de las contradicciones de este sistema y una descomposición general de la sociedad, los “burgueses prácticos”, en particular en la persona del presidente Bush padre, se extasiaban ante la gloriosa nueva perspectiva inaugurada a sus ojos por el derrumbe de los regímenes estalinistas y del bloque “soviético”, una era de “paz” y de “prosperidad”. Hoy, confrontado al “movimiento contradictorio de la sociedad capitalista”, en forma no de crisis cíclica como las del siglo XIX sino de crisis permanente e insoluble de su economía que engendra crecientes trastornos y caos sociales, este mismo “burgués práctico” se ve obligado a dejar entrar un poco de “dialéctica” en su cabeza.
Es por esta razón que la actualización de nuestras tesis sobre la descomposición se basará en gran medida en los análisis y previsiones contenidos en el “Global Risks Report” de 2023 (Informe sobre los Riesgos Mundiales 2023), así como en nuestro texto de octubre de 2022, que confirma en muchos aspectos. Una confirmación proporcionada por los miembros más lúcidos de la clase dominante, en realidad una verdadera admisión de la bancarrota histórica de su sistema. La utilización de datos y análisis proporcionados por la clase enemiga no es una “innovación” de la CCI. De hecho, los revolucionarios no disponen generalmente de los medios para recoger los datos y las estadísticas que el aparato estatal y administrativo de la burguesía reúne para sus propias necesidades en la gestión de la sociedad. Fue basando su estudio sobre “La situación de la clase obrera en Inglaterra” en parte en este tipo de datos, obviamente con una mirada crítica. Y Marx, sobre todo en El Capital, utiliza a menudo los “libros azules” de las investigaciones parlamentarias británicas. Con respecto a los análisis y previsiones elaborados por los “expertos” burgueses, hay que ser aún más crítico que con los datos fácticos, sobre todo cuando corresponden a la propaganda destinada a “demostrar” que el capitalismo es el mejor o el único sistema capaz de garantizar el progreso y el bienestar humanos. Sin embargo, cuando estos análisis y previsiones subrayan el callejón sin salida catastrófico en el que se encuentra este sistema, que evidentemente no corresponde a su apología, es útil e importante apoyarse en ellos para respaldar y reforzar nuestros propios análisis y previsiones.
En el texto aprobado en octubre de 2022, leemos: “Los años 20 del siglo XXI se perfilan como uno de los periodos más convulsos de la historia y ya acumulan catástrofes y sufrimientos indescriptibles. Comenzó con la pandemia del Covid-19 (que aún continúa) y una guerra en el corazón de Europa, que ya dura más de 9 meses y cuyo desenlace nadie puede predecir. El capitalismo ha entrado en una fase de graves turbulencias a todos los niveles. Detrás de esta acumulación y entrecruzamiento de convulsiones se cierne la amenaza de la destrucción de la humanidad. (...)
Con la irrupción fulgurante de la pandemia de Covid, hemos puesto de relieve la existencia de cuatro características de la fase de descomposición:
- La gravedad creciente de sus efectos (...)
- La irrupción de los efectos de la descomposición en la economía (...)
- La creciente interacción de sus efectos, que agrava las contradicciones del capitalismo hasta un grado nunca visto (...)
- La creciente presencia de sus efectos en los países centrales (...)
El año 2022 fue una ilustración sorprendente de estas cuatro características:
- El estallido de la guerra en Ucrania.
- La aparición de oleadas de refugiados sin precedentes.
- La continuación de la pandemia con los sistemas sanitarios al borde de la quiebra.
- Una creciente pérdida de control de la burguesía sobre su aparato político, del que la crisis en el Reino Unido fue una manifestación espectacular.
- Una crisis agrícola que provocó la escasez de muchos productos alimentarios en un contexto de sobreproducción generalizada, un fenómeno relativamente nuevo en más de un siglo de decadencia.
- Hambrunas aterradoras en muchos países.
Sin embargo, la agregación e interacción de fenómenos destructivos da lugar a un “efecto vórtice” que concentra, cataliza y multiplica cada uno de sus efectos parciales, provocando una devastación aún más destructiva. (...) Este “efecto torbellino” representa un cambio cualitativo cuyas consecuencias serán cada vez más evidentes en el periodo que se avecina.
En este contexto, es importante subrayar el papel motor de la guerra como acción deliberada y planificada por los Estados capitalistas, convirtiéndose en el factor más poderoso y grave de caos y destrucción. De hecho, la guerra en Ucrania ha tenido un efecto multiplicador de los factores de barbarie y destrucción (...)
En este contexto, debemos comprender en toda su gravedad la expansión de la crisis medioambiental, que está alcanzando niveles sin precedentes:
- Una ola de calor estival, la peor desde 1961, con la perspectiva de que se convierta en permanente.
- Una sequía sin precedentes, la peor en 500 años según los expertos, que afecta incluso a ríos como el Támesis, el Rin y el Po, habitualmente caudalosos.
- Incendios devastadores, también los peores en décadas.
- Inundaciones incontrolables como las de Pakistán, que han afectado a un tercio de la superficie del país (además de Tailandia).
- El riesgo de que la capa de hielo se derrumbe como consecuencia del deshielo de glaciares del tamaño del Reino Unido, con consecuencias catastróficas”.
Las conclusiones de los “expertos” del FEM no son diferentes:
“La próxima década se caracterizará por crisis medioambientales y sociales, alimentadas por tendencias geopolíticas y económicas subyacentes. La ‘crisis del costo de la vida’ se clasifica como el riesgo mundial más grave para los próximos dos años, con un pico a corto plazo. La ‘pérdida de biodiversidad y colapso de los ecosistemas’ se considera uno de los riesgos mundiales que más rápidamente se deteriorarán en la próxima década, y los seis riesgos medioambientales figuran entre los diez principales riesgos para los próximos diez años. Nueve riesgos figuran entre los diez principales a corto y largo plazo, entre ellos ‘Enfrentamiento geoeconómico’ y ‘Erosión de la cohesión social y polarización de la sociedad’, así como dos recién llegados a la clasificación: ‘Ciberdelincuencia y ciberseguridad generalizadas’ y ‘Migración involuntaria a gran escala’.
Los gobiernos y los bancos centrales podrían enfrentarse a presiones inflacionistas persistentes en los próximos dos años, como la posibilidad de una guerra prolongada en Ucrania, la persistencia de cuellos de botella debidos a una pandemia persistente y una guerra económica que provoque la disociación de las cadenas de suministro. También existen importantes riesgos a la baja para las perspectivas económicas. Un desequilibrio entre las políticas monetaria y fiscal aumentará la probabilidad de que se produzcan perturbaciones de liquidez, señal de una desaceleración económica más prolongada y de un sobreendeudamiento mundial. La continuación de la inflación por el lado de la oferta podría conducir a la estanflación, con consecuencias socioeconómicas potencialmente graves, dada la interacción sin precedentes con niveles históricamente altos de deuda pública. La fragmentación de la economía mundial, las tensiones geopolíticas y una reestructuración más difícil podrían contribuir a un sobreendeudamiento generalizado en los próximos diez años. (...)
La guerra económica se está convirtiendo en la norma, con crecientes enfrentamientos entre potencias mundiales y la intervención estatal en los mercados durante los próximos dos años. Las políticas económicas se utilizarán de forma defensiva, para reforzar la autosuficiencia y la soberanía frente a potencias rivales, pero también se desplegarán cada vez más de forma ofensiva para limitar el ascenso de otras. La militarización geoeconómica intensiva pondrá de relieve las vulnerabilidades en materia de seguridad que plantea la interdependencia comercial, financiera y tecnológica entre economías integradas globalmente, con el riesgo de una escalada del ciclo de desconfianza y desacoplamiento.
Los encuestados del GRPS esperan que los enfrentamientos interestatales sigan siendo en gran medida de naturaleza económica durante los próximos 10 años. Sin embargo, el reciente aumento del gasto militar y la proliferación de nuevas tecnologías entre un mayor número de actores podrían dar lugar a una carrera armamentística mundial en el ámbito de las tecnologías emergentes. El panorama del riesgo mundial a más largo plazo podría definirse por conflictos multidominio y guerras asimétricas, con el despliegue selectivo de armas de nueva tecnología a una escala potencialmente más destructiva que la que se ha visto en las últimas décadas.
La imbricación cada vez mayor de la tecnología en el funcionamiento crítico de las sociedades expone a las personas a amenazas internas directas, incluidas las que pretenden perturbar el funcionamiento de la sociedad. A medida que aumente la ciberdelincuencia, serán más frecuentes los intentos de perturbar recursos y servicios tecnológicos esenciales, con ataques previstos contra la agricultura y el agua, los sistemas financieros, la seguridad pública, el transporte, la energía y las infraestructuras de comunicaciones nacionales, espaciales y submarinas.
La destrucción de la naturaleza y el cambio climático están intrínsecamente relacionados: un fallo en un área tendrá un efecto cascada en la otra. Si no se producen cambios políticos o inversiones significativas, la interacción entre los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la seguridad alimentaria y el consumo de recursos naturales acelerará el colapso de los ecosistemas, amenazará el suministro de alimentos y los medios de subsistencia en las economías vulnerables al clima, amplificará los efectos de las catástrofes naturales y limitará los avances en la mitigación del cambio climático.
La profundización de las crisis está ampliando su impacto en las sociedades, afectando a los medios de subsistencia de una franja mucho más amplia de la población y desestabilizando más economías mundiales que las comunidades tradicionalmente vulnerables y los Estados frágiles. A partir de los riesgos más graves previstos para 2023 -en particular la ‘crisis del suministro energético’, el ‘aumento de la inflación’ y la ‘crisis del suministro alimentario’- ya se está dejando sentir una crisis mundial del costo de la vida (...).
El malestar social y la inestabilidad política resultantes no se limitarán a los mercados emergentes, ya que las presiones económicas siguen drenando la franja de ingresos medios. La creciente frustración de los ciudadanos ante la pérdida de desarrollo humano y la disminución de la movilidad social, así como la brecha cada vez mayor en materia de valores e igualdad, plantean un desafío existencial a los sistemas políticos de todo el mundo. La elección de líderes menos centristas y la polarización política entre las superpotencias económicas durante los próximos dos años también podrían reducir aún más el espacio para la resolución colectiva de problemas, fracturando alianzas y dando lugar a dinámicas más volátiles.
Con la reducción de la financiación del sector público y las preocupaciones de seguridad en pugna, nuestra capacidad para absorber la próxima conmoción mundial está disminuyendo. En la próxima década, menos países dispondrán de espacio fiscal para invertir en crecimiento futuro, tecnologías verdes, educación, sanidad y sistemas sanitarios.
Los choques simultáneos, los riesgos profundamente interconectados y la erosión de la resiliencia dan lugar al riesgo de policrisis, donde crisis dispares interactúan de tal manera que el impacto global supera con creces la suma de cada parte. La erosión de la cooperación geopolítica tendrá repercusiones en el panorama mundial de los riesgos a medio plazo, sobre todo al contribuir a una policrisis potencial de riesgos medioambientales, geopolíticos y socioeconómicos interrelacionados relacionados con la oferta y la demanda de recursos naturales. El informe describe cuatro futuros potenciales centrados en la escasez de alimentos, agua, metales y minerales, todos los cuales podrían desencadenar una crisis humanitaria y ecológica, desde guerras por el agua y hambrunas hasta la continua sobreexplotación de los recursos ecológicos y la ralentización de la mitigación y adaptación al cambio climático.” (Principales conclusiones: algunos extractos).
“La ‘nueva normalidad’ mundial es una vuelta a lo básico -alimentación, energía, seguridad- de los problemas que se suponía que nuestro mundo globalizado podía resolver. Estos riesgos se ven amplificados por el continuo riesgo sanitario y económico de una pandemia mundial, por la guerra en Europa y las sanciones que repercuten en una economía globalmente integrada, y por la escalada de la carrera armamentística tecnológica apuntalada por la competencia industrial y el aumento de la intervención estatal. Los cambios estructurales a más largo plazo en la dinámica geopolítica (...) coinciden con un panorama económico que cambia más rápidamente, allanando el camino para una era de bajo crecimiento, baja inversión y escasa cooperación y un posible declive del desarrollo humano tras décadas de progreso”. (1.1. Las crisis actuales, p.13).
“La combinación de fenómenos meteorológicos extremos y suministros limitados podría convertir la actual crisis del costo de la vida en un escenario catastrófico de hambre y angustia para millones de personas en países dependientes de las importaciones, o convertir la crisis energética en una crisis humanitaria en los mercados emergentes más pobres.
Se calcula que más de 800,000 hectáreas de tierras de cultivo han sido destruidas por las inundaciones en Pakistán, ... Las sequías y la escasez de agua previstas podrían reducir las cosechas y provocar la muerte del ganado en África oriental, septentrional y meridional, lo que agravaría la inseguridad alimentaria.
Las ‘choques graves o la volatilidad de los precios de los productos básicos’ es uno de los cinco principales riesgos para los próximos dos años en 47 países encuestados en el Estudio de Opinión Ejecutiva (EOS) del Foro, mientras que las “crisis graves de suministro de productos básicos” es un riesgo más localizado, como principal preocupación en 34 países, entre ellos Suiza, Corea del Sur, Singapur, Chile y Turquía. Los efectos catastróficos de la hambruna y la pérdida de vidas también pueden tener repercusiones más lejanas, al aumentar el riesgo de violencia generalizada y multiplicarse las migraciones involuntarias”. (Crisis del costo de la vida, p.15)
“Algunos países no serán capaces de contener futuros choques, invertir en crecimiento futuro y tecnologías verdes o construir resiliencia futura en educación, sanidad y sistemas ecológicos, con impactos exacerbados por los más poderosos y soportados desproporcionadamente por los más vulnerables”. (Recesión económica, p.17)
“Frente a las vulnerabilidades puestas de manifiesto por la pandemia y luego por la guerra, la política económica, sobre todo en las economías avanzadas, se orienta cada vez más hacia objetivos geopolíticos. Los países tratan de construir su 'autosuficiencia', apoyándose en las ayudas públicas, y de alcanzar la 'soberanía' frente a las potencias rivales (...).
Esto podría tener el efecto contrario al deseado, provocando una disminución de la resistencia y del crecimiento de la productividad y marcando el final de una era económica caracterizada por el abaratamiento y globalización de capitales, mano de obra y las materias primas.
Es probable que esto siga debilitando las alianzas existentes a medida que las naciones se replieguen sobre sí mismas”. (Confrontación geoeconómica, p.19)
“Hoy en día, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han alcanzado su máximo. Las trayectorias de las emisiones hacen muy improbable que se cumplan las ambiciones mundiales de limitar el calentamiento a 1.5°C.
Los últimos acontecimientos han puesto de manifiesto una divergencia entre lo que es científicamente necesario y lo que es políticamente conveniente.
Sin embargo, las tensiones geopolíticas y las presiones económicas ya han limitado -y en algunos casos invertido- los avances en la mitigación del cambio climático, al menos a corto plazo. Por ejemplo, la UE ha gastado al menos 50 mil millones de euros en crear y ampliar infraestructuras y suministros de combustibles fósiles, y algunos países han vuelto a poner en marcha centrales eléctricas de carbón.
La cruda realidad de 600 millones de personas en África sin acceso a la electricidad ilustra el fracaso a la hora de llevar el cambio a quienes lo necesitan y el continuo atractivo de las soluciones rápidas basadas en los combustibles fósiles, a pesar de los riesgos que entrañan.
El cambio climático también se convertirá cada vez más en un factor clave de las migraciones, y hay indicios de que ya ha contribuido a la aparición de grupos terroristas y conflictos en Asia, Oriente Medio y África”. (El hiato de la acción climática, p. 21)
Esta evaluación del estado del mundo actual incluye todos los elementos citados en nuestro texto de octubre de 2022, y a menudo con mayor detalle. En particular con las cuatro grandes características de la situación actual:
- La creciente gravedad de los efectos de la descomposición
- La irrupción de los efectos de la descomposición en la economía
- La creciente interacción de sus efectos, que agrava las contradicciones del capitalismo en una medida nunca vista.
- La creciente presencia de sus efectos en los países centrales (...)
están todos presentes en el documento del FEM, aunque con palabras y articulaciones ligeramente diferentes, y el impacto político de la descomposición en los países más avanzados se aborda en términos un tanto “tímidos”: no hay que molestar a los gobiernos y a las fuerzas políticas de estos países mencionando sus políticas cada vez más irracionales y caóticas.
En particular, el informe del Foro Económico Mundial hace hincapié en la creciente interacción de los efectos de la descomposición, que nosotros denominamos “efecto torbellino”. Para ello, introduce el término “policrisis”, ya utilizado en los años 90 por Edgar Morin, “filósofo” francés amigo de Castoriadis, mentor del grupo Socialisme ou Barbarie. El informe del FEM utiliza las siguientes definiciones de este término:
“Un problema se convierte en crisis cuando pone en tela de juicio nuestra capacidad para hacerle frente y, por tanto, amenaza nuestra identidad. En la policrisis, los choques son dispares, pero interactúan de tal manera que el conjunto es aún más abrumador que la suma de sus partes.
Otra explicación de la policrisis sería: cuando múltiples crisis en múltiples sistemas mundiales se enredan causalmente de tal manera que empeoran significativamente las perspectivas de la humanidad”.
Este “considerable deterioro de las perspectivas de la humanidad” se encuentra en el informe del FEM en el capítulo titulado “Riesgos mundiales 2033: las catástrofes del mañana”, un título que ya es indicativo del tono de estas perspectivas. Algunos de los subtítulos también son significativos: “Ecosistemas naturales: se ha superado el punto de no retorno”, “Salud humana: pandemias permanentes y retos crónicos de capacidades”, “Seguridad humana: nuevas armas, nuevos conflictos”.
Más concretamente, he aquí algunos ejemplos de cómo el informe del FEM desglosa estos temas:
“La biodiversidad dentro de los ecosistemas y entre ellos, ya está disminuyendo más rápidamente que en ningún otro momento de la historia de la humanidad.
Las intervenciones humanas han tenido un impacto negativo en un ecosistema natural global complejo y delicadamente equilibrado, desencadenando una cadena de reacciones. En los próximos diez años, la interacción entre la pérdida de biodiversidad, la contaminación, el consumo de recursos naturales, el cambio climático y los factores socioeconómicos formará una peligrosa mezcla. Dado que se calcula que más de la mitad de la producción económica mundial depende moderada o altamente de la naturaleza, el colapso de los ecosistemas tendrá consecuencias económicas y sociales considerables. Entre ellas se encuentran el aumento de los brotes de enfermedades zoonóticas, la reducción del rendimiento de los cultivos y de su valor nutricional, el aumento del estrés hídrico que exacerba conflictos potencialmente violentos, la pérdida de medios de vida dependientes de los sistemas alimentarios y de servicios naturales como la polinización, así como las inundaciones cada vez más dramáticas, la subida del nivel del mar y la erosión debida a la degradación de los sistemas naturales de protección contra las inundaciones, como las praderas acuáticas y los manglares costeros.
La destrucción de la naturaleza y el cambio climático están intrínsecamente ligados: el fracaso en una esfera afectará en cascada a la otra, y alcanzar el objetivo cero netos exigirá medidas de mitigación para ambas. Si no conseguimos limitar el calentamiento a +1.5° C o incluso a 2°C, el impacto continuado de los desastres naturales y los cambios de temperatura y precipitaciones se convertirán en la principal causa de pérdida de biodiversidad, en términos de composición y función.
El daño continuado a los sumideros de carbono por la deforestación y el deshielo del permafrost, por ejemplo, y la disminución de la productividad del almacenamiento de carbono (suelo y océano) podrían convertir estos ecosistemas en fuentes ‘naturales’ de emisiones de carbono y metano. El colapso inminente de las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental podría contribuir a la subida del nivel del mar y a las inundaciones costeras, mientras que la ‘extinción’ de los arrecifes de coral de baja latitud, que son viveros de vida marina, tendrá sin duda repercusiones en el suministro de alimentos y en los ecosistemas marinos en sentido amplio.
Es probable que la presión sobre la biodiversidad se amplifique aún más por la continua deforestación con fines agrícolas, con la consiguiente demanda de tierras de cultivo adicionales, sobre todo en zonas subtropicales y tropicales con una densa biodiversidad, como el África subsahariana y el Sudeste Asiático.
Sin embargo, hay que tener en cuenta un mecanismo de retroalimentación más existencial: la biodiversidad contribuye a la salud y resistencia de suelos, plantas y animales, y su declive pone en peligro el rendimiento de la producción de alimentos y su valor nutricional. Esto, a su vez, podría alimentar la deforestación, aumentar los precios de los alimentos, amenazar los medios de vida locales y contribuir a las enfermedades y la mortalidad relacionadas con la alimentación. También puede provocar migraciones involuntarias a gran escala.
Está claro que la escala y el ritmo de la transición a una economía verde requieren nuevas tecnologías. Sin embargo, es probable que algunas de estas tecnologías tengan un nuevo impacto en los ecosistemas naturales, y las oportunidades de ‘probar los resultados sobre el terreno’ son limitadas”. (Ecosistemas naturales: el punto de no retorno ha pasado, p.31)
“La salud pública mundial está sometida a una presión cada vez mayor y los sistemas sanitarios de todo el mundo corren el riesgo de volverse inadecuados.
Dadas las crisis actuales, la salud mental también puede verse agravada por el aumento de factores de estrés como la violencia, la pobreza y la soledad.
Los sistemas sanitarios se enfrentan al agotamiento de los trabajadores y a una escasez persistente en un momento en que la consolidación fiscal corre el riesgo de desviar la atención y los recursos hacia otros ámbitos. En la próxima década, es probable que epidemias más frecuentes y generalizadas de enfermedades infecciosas, en un contexto de enfermedades crónicas, lleven a los agotados sistemas sanitarios al borde de la quiebra en todo el mundo. (...)
También se prevé que el cambio climático agrave la malnutrición por el aumento de la inseguridad alimentaria. El aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera puede provocar deficiencias de nutrientes en las plantas, o incluso una absorción acelerada de minerales pesados, que se han relacionado con el cáncer, la diabetes, las cardiopatías y los trastornos del crecimiento”. (Salud humana: pandemia permanente y retos crónicos en capacidades, p.35)
“Una inversión de la tendencia a la desmilitarización aumentará el riesgo de conflicto, a una escala potencialmente más destructiva. La creciente desconfianza y suspicacia entre las potencias mundiales y regionales ya ha dado lugar a una redefinición de las prioridades del gasto militar y a un estancamiento de los mecanismos de no proliferación.
La extensión del poder económico, tecnológico y, en consecuencia, militar a múltiples países y actores está en el origen de la última iteración de una carrera armamentística mundial.
La proliferación de armas militares más destructivas y de nuevas tecnologías puede permitir nuevas formas de guerra asimétrica, que permitan a pequeñas potencias y a particulares tener un mayor impacto a escala nacional y mundial”. (Seguridad humana: nuevas armas, nuevos conflictos, p.38)
“Todas las preocupaciones emergentes sobre la oferta y la demanda de recursos naturales se están convirtiendo ya en un motivo creciente de inquietud. Los encuestados en el GRPS [Global Risks Perception Survey] identificaron fuertes relaciones y vínculos recíprocos entre las ‘crisis de los recursos naturales’ y los demás riesgos identificados en los capítulos anteriores.
El informe describe cuatro futuros potenciales centrados en la escasez de alimentos, agua, metales y minerales, todos los cuales podrían desencadenar una crisis humanitaria y ecológica: desde guerras por el agua y hambrunas hasta la continua sobreexplotación de los recursos ecológicos y la ralentización de la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo”. (Rivalidades por los recursos: cuatro futuros emergentes, p.57)].
La conclusión del informe nos da una imagen resumida de cómo será el mundo en 2030:
“La pobreza mundial, las crisis ligadas a los medios de subsistencia relacionadas con el clima, la malnutrición y las enfermedades relacionadas con la alimentación, la inestabilidad estatal y la migración involuntaria han aumentado, prolongando y ampliando la inestabilidad y las crisis humanitarias. (...)
La inseguridad alimentaria, energética e hídrica se están convirtiendo en factores de polarización social, disturbios civiles e inestabilidad política.
La sobreexplotación y la contaminación -la tragedia de los bienes comunes- se han extendido. El hambre ha vuelto a una escala nunca vista en el siglo pasado. La magnitud de las crisis humanitarias y medioambientales pone de manifiesto la parálisis y la ineficacia de los principales mecanismos multilaterales a la hora de abordar las crisis a las que se enfrenta el orden mundial, que se están convirtiendo en una espiral de policrisis que se autoperpetúan y agravan”.
El informe intenta en ciertos momentos no desesperar demasiado a sus lectores diciendo, por ejemplo:
“Algunos de los riesgos descritos en el informe de este año están cerca de un punto de inflexión. Ahora es el momento de actuar colectivamente, con decisión y con una perspectiva a largo plazo, para trazar un rumbo hacia un mundo más positivo, inclusivo y estable.” Pero, en conjunto, demuestra que los medios para “actuar colectivamente, con decisión” son inexistentes en el sistema actual.
En el texto de 1990, basábamos el desarrollo de nuestro análisis en la aparición o el agravamiento a escala mundial de toda una serie de manifestaciones mortíferas o caóticas de la vida social. Podemos recordarlas aquí para ver en qué medida la situación actual, tal como se presenta más arriba, ha acentuado y amplificado esas manifestaciones:
- “Multiplicación de las hambrunas en los países del 'tercer mundo'“.
- Transformación de este mismo 'tercer mundo' en una inmensa chabola y desarrollándose ese mismo fenómeno en el corazón de las grandes ciudades de los países 'avanzados'“.
- “Aumento de las catástrofes ‘accidentales’ y efectos humanos, sociales y económicos cada vez más devastadores de las catástrofes ‘naturales’”.
- “Degradación del medio ambiente (ríos muertos, vertidos en los océanos, aire irrespirable en las ciudades, contaminación radiactiva, efecto invernadero)”.
- “Desarrollo de epidemias”
- “La increíble corrupción que crece y florece en el aparato político de la clase dirigente”.
El fenómeno de la corrupción no se aborda en el informe del FEM (¡para no molestar a los corruptos!). Por ejemplo, la victoria de los talibanes en Afganistán y el avance de los grupos yihadistas en el Sahel deben mucho a la corrupción desenfrenada de los regímenes que estaban o siguen estando a su cabeza. En los países surgidos de la antigua Unión Soviética, empezando por Rusia y Ucrania, gobiernan estados mafiosos. Pero este fenómeno no perdona a los países más desarrollados, con todos los tejemanejes (que no son más que la punta del iceberg) revelados por los “papeles de Panamá” y otros organismos. Del mismo modo, los “petrodólares” entran a raudales en los países avanzados, sobre todo en Europa, para comprar la complacencia de los “responsables políticos de estos países” ante decisiones absurdas y perjudiciales como la adjudicación del Mundial de Fútbol a Qatar o (increíble pero cierto) ¡la adjudicación de los Juegos Asiáticos de Invierno a Arabia Saudí! Pero uno de los puntos álgidos se alcanzó cuando el vicepresidente del Parlamento Europeo, una institución que se supone, entre otras cosas, que lucha contra la corrupción, fue sorprendido con maletas de billetes provenientes de Qatar.
Por último, está claro que el terrible balance humano de los terremotos que sacudieron Turquía y Siria a principios de febrero es en gran medida el resultado de la corrupción que permitió a los promotores ignorar las normas oficiales antisísmicas para aumentar sus ganancias.
“La tendencia general es que la burguesía pierda el control sobre la conducción de sus políticas:
Como hemos visto, esta cuestión se trata con mucha cautela en el informe del FEM, sobre todo cuando se refiere a “un desafío existencial para los sistemas políticos de todo el mundo” y a “la elección de líderes menos centristas”.
Por último, las manifestaciones de descomposición identificadas en 1990 no se mencionan directamente en el informe del FEM (a menudo por razones “diplomáticas”) ni en nuestro texto de octubre de 2022, porque eran secundarias con respecto a la idea central de dicho texto: el considerable paso dado por la decadencia al entrar en la década de 2020...
“Un aumento permanente de la delincuencia, la inseguridad y la violencia urbana, en la que los niños están cada vez más implicados”:
Podemos citar dos ejemplos (entre muchos): los continuos asesinatos en masa en Estados Unidos y los recientes asesinatos de varios adolescentes a manos de otros adolescentes en Francia.
Desarrollo del nihilismo, del odio “sin futuro” y de la xenofobia”:
El auge del odio racista (a menudo en nombre de la religión) que es el caldo de cultivo sobre el que prosperan los populismos de extrema derecha (Nigel Farrage en el Reino Unido, Trump y sus “fans” en Estados Unidos, Le Pen en Francia, Meloni en Italia, etc.).
“Marea creciente de la droga, que afecta sobre todo a los jóvenes”:
No hay tregua en esta plaga ilustrada por el poder de las bandas de narcotraficantes como en México.
“Profusión de sectas, renacimiento del espíritu religioso, incluso en algunos países avanzados”:
Hoy en día hay muchos ejemplos del agravamiento de este fenómeno con el auge del:
- el salafismo, la versión más oscurantista del islam;
- el fanatismo cristiano de extrema derecha, ilustrado por la creciente influencia de los evangélicos, como en Estados Unidos y Brasil;
- un hinduismo beligerante y xenófobo en la India (el país más poblado del mundo);
- un “judaísmo combativo” de extrema derecha en Israel.
Evidentemente, el informe del FEM evita cuidadosamente mencionar estos fenómenos: hay que ser cortés con los participantes en el Foro de Davos, que representan a gobiernos cuya religión y fanatismo religioso son un instrumento político fundamental de su poder.
“Rechazo del pensamiento racional, coherente y construido, incluso por parte de ciertos círculos 'científicos'“:
Desarrollo reciente de la teoría de la conspiración, en particular en la época de la pandemia de Covid, a menudo asociada a la ideología de extrema derecha. Con una contrapartida, al otro lado del espectro político: el éxito creciente del “wokismo”, corriente originaria de las universidades americanas, cuyo “radicalismo” consiste en agruparse en pequeñas capillas “militantes” en torno a temas totalmente burgueses que pretenden “luchar contra el sistema”.
“Cada uno para sí”, atomización de los individuos”:
Un ejemplo dramático es el aislamiento de ancianos durante la pandemia, antes de que se utilizaran vacunas, sobre todo en residencias de ancianos. Y la angustia de las familias de los fallecidos.
Todos los pasajes entrecomillados están tomados de las tesis de 1990. Reflejan las características que ya estaban presentes en el mundo en aquella época, y en las que basamos nuestro análisis. La acumulación simultánea de todos estos acontecimientos catastróficos, y su gran cantidad, indicaban que se iniciaba un periodo cualitativamente nuevo en la historia de la decadencia del capitalismo. En las Tesis, la interacción entre varias de estas manifestaciones ya estaba presente. Sin embargo, en aquel momento, habíamos destacado sobre todo el origen común de estas manifestaciones que, en cierto modo, parecían desarrollarse en paralelo sin interactuar entre sí. En particular, constatamos que si bien, fundamentalmente, la crisis económica del capitalismo estaba en la raíz del fenómeno de descomposición de la sociedad, no se veía realmente afectada por las diferentes manifestaciones de esta descomposición.
- En el 22º Congreso, además de destacar la aparición de dos nuevas manifestaciones interrelacionadas de la descomposición, la inmigración masiva y el auge del populismo, señalamos que la economía empezaba a verse afectada por la descomposición (especialmente a través del auge del populismo), mientras que anteriormente se había mantenido relativamente a salvo. Hoy en día, esta interacción entre aspectos fundamentales de la situación mundial y de crucial importancia histórica está experimentando un auge espectacular y dramático. Nuestro texto de octubre de 2022, al igual que el informe del FEM, pone de relieve hasta qué punto estas diferentes manifestaciones son ahora interdependientes.
Así pues, a medida que nos adentramos en la década de 2020, y en particular en la de 2022, asistimos a una aceleración de la historia, a un nuevo agravamiento dramático de la descomposición que está llevando a la sociedad humana, e incluso a la especie humana -y así lo percibe un número cada vez mayor de personas-, a su destrucción.
Esta intensificación de las diversas convulsiones que experimenta el planeta, y su creciente interacción, constituyen una confirmación no sólo de nuestro análisis, sino también del método marxista en el que se basa, método que otros grupos del medio político proletario tienden a “olvidar” cuando rechazan nuestro análisis de la descomposición.
Esta parte del informe, que publicamos a continuación, se ha visto ampliada por una serie de desarrollos que forman parte del método marxista de aprehensión de la realidad. No estaban explícitamente presentes en la versión presentada al congreso, pero la sustentan. El objetivo de este añadido es alimentar el debate público en defensa de la concepción marxista del materialismo frente a la concepción vulgar del materialismo defendida por la mayoría de los componentes del medio político proletario, en particular los damenistas y los bordiguistas.
En conjunto, los grupos del MPP han comprendido muy poco lo que queremos decir en nuestro análisis de la descomposición. El grupo que ha ido más lejos en la refutación de este análisis es el grupo bordiguista que publica Le Prolétaire en France. Ha dedicado dos artículos a nuestro análisis del auge del populismo en varios países y a su vínculo con el análisis de la descomposición (que califica de “famoso y fumoso”), de los que he aquí algunos extractos:
“Révolution Internationale nos explica las raíces de esta llamada ‘descomposición’: ‘la incapacidad actual de las dos clases fundamentales y antagónicas, la burguesía y el proletariado, para plantear su propia perspectiva (guerra mundial o revolución) ha engendrado una situación de ‘bloqueo momentáneo’ y de ‘putrefacción de la sociedad’. Los proletarios que ven cada día empeorar sus condiciones de explotación y deteriorarse sus condiciones de vida, se alegrarán de saber que su clase es capaz de bloquear a la burguesía e impedirle plantear sus ‘perspectivas’...” (LP 523)
“Negamos, pues, que la burguesía haya ‘perdido el control de su sistema’ políticamente y que la política llevada a cabo por los gobiernos de Gran Bretaña o Estados Unidos se deba a una misteriosa enfermedad llamada ‘populismo’ causada por el ‘hundimiento de la sociedad en la barbarie’.
Para decirlo en términos muy generales, estos giros (a los que podríamos añadir el avance de la extrema derecha en Suecia o Alemania, con el apoyo de una parte del establishment político burgués) tienen la función de responder a una necesidad de dominación burguesa, ya sea interna o externa, en una situación de acumulación de riesgos económicos y políticos a nivel internacional - y no algo que “perturbe el juego político con la consecuencia de una creciente pérdida de control del aparato político burgués sobre el terreno electoral”. (LP 530)
En cuanto a la idea de que el populismo correspondería a una auténtica política “realista” de la burguesía y controlada por ella, lo ocurrido en el Reino Unido en los últimos años debería hacer reflexionar a este grupo.
Como vemos, Le Prolétaire se toma la molestia de llegar al corazón de nuestro análisis: la situación de bloqueo entre las clases surgida tras el renacimiento histórico del proletariado mundial en 1968 (que no reconoció, al igual que el medio político proletario en su conjunto). De hecho, detrás de este malentendido se esconde una incomprensión y un rechazo de la noción de curso histórico, que se remonta a un desacuerdo que tenemos con los grupos surgidos del Partito de 1945.
Para estos bordiguistas, negar la existencia del período de descomposición significa negar el papel histórico fundamental desempeñado por la lucha entre las clases en el desarrollo de la situación mundial. En otras palabras, un alejamiento importante del método marxista. Reconocer el factor decisivo de la lucha de clases sólo en los momentos excepcionales en que el proletariado se manifiesta abiertamente en la escena mundial, es decir, cuando las capacidades de la clase obrera son evidentes para todos, es un indicio de la decadencia de los epígonos de la izquierda italiana.
El hecho de que la burguesía siempre, en todo momento, ya sea en períodos de derrota o de retroceso o en períodos de revolución, haya aprendido a tener en cuenta las disposiciones de la clase obrera fue conocido por el marxismo después de 1848, tras el sangriento aplastamiento de la insurrección del proletariado francés en junio de ese año. El 18 Brumario de Luis Bonaparte de Marx, que Engels siempre ha presentado como el ejemplo por excelencia de la aplicación del método del materialismo histórico a los acontecimientos mundiales, muestra que después de los acontecimientos de 1848, la burguesía se vio obligada, no obstante, a reconocer incluso a la clase obrera derrotada como su adversario histórico. Este reconocimiento fue un factor importante en el alineamiento de la clase dominante tras el golpe de Estado de Luis Bonaparte de 1852 y la represión de la facción republicana de la burguesía”5
Otro sucesor del Partito de 1945, la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI, anteriormente llamado Buro Internacional para el Partido Revolucionario) también ha renunciado al ABC del materialismo histórico según el cual “la historia es la historia de la lucha de clases” y muestra con orgullo su ignorancia del actual periodo de descomposición del capitalismo mundial y de sus causas subyacentes que residen en el estado de los antagonismos de clase.
La TCI también intenta presentar nuestro análisis como no marxista e idealista:
“Tras el colapso de la URSS, la CCI declaró de repente que este colapso había creado una nueva situación en la que el capitalismo había alcanzado una nueva etapa, que denominó ‘descomposición’. En su incomprensión de cómo funciona el capitalismo, para la CCI casi todo lo que es malo -desde el fundamentalismo religioso hasta las numerosas guerras que han estallado desde el colapso del bloque del Este- no es más que la expresión del Caos y la Descomposición. Creemos que esto equivale a un abandono completo del terreno del marxismo, ya que estas guerras, al igual que las anteriores guerras de la fase decadente del capitalismo, son el resultado de este mismo orden imperialista. (...) La sobreproducción de capital y mercancías, provocada cíclicamente por la tendencia a la caída de la tasa de ganancia, conduce a crisis y contradicciones económicas que, a su vez, dan lugar a guerras imperialistas. En cuanto se ha devaluado lo suficiente el capital y se han destruido los medios de producción (mediante la guerra), puede comenzar un nuevo ciclo de producción. Desde 1973, nos encontramos en la fase final de una crisis de este tipo, y todavía no ha comenzado un nuevo ciclo de acumulación”. (Marxismo o idealismo - Nuestras diferencias con la CCI).
Uno se pregunta si los camaradas de la TCI (que piensan que fue a raíz del hundimiento del bloque del Este en 1989 cuando nos sacamos de repente de la chistera nuestro análisis de la descomposición) se han molestado en leer nuestro texto de base de 1990. En su introducción, somos muy claros: “Incluso antes de los acontecimientos del Este, la CCI ya había puesto de relieve este fenómeno histórico (véase en particular la Revista Internacional, nº 57)”. También es terriblemente superficial atribuirnos la idea de que “casi todo lo que es malo (...) no es más que la expresión del Caos y de la Descomposición”. Y se les ocurre una idea fundamental en la que creen que no habíamos pensado: “estas guerras, como las anteriores de la fase decadente del capitalismo, son el resultado de este mismo orden imperialista”. ¡Qué descubrimiento! Nunca hemos dicho nada diferente, pero la cuestión que se plantea, y que ellos no se plantean, es en qué contexto histórico general se inscribe hoy el orden imperialista. Para los militantes de la TCI, basta con destruir suficiente capital constante para que se inicie un nuevo ciclo de acumulación. Desde este punto de vista, la destrucción que tiene lugar hoy en Ucrania es una bendición para la salud de la economía mundial. Tenemos que hacer llegar este mensaje a los dirigentes económicos de la burguesía que, en el reciente Foro de Davos, se mostraron alarmados, como hemos visto, por las perspectivas del mundo capitalista y, en particular, por el impacto negativo de la guerra en Ucrania sobre la economía mundial. De hecho, quienes nos atribuyen una ruptura con el enfoque marxista harían bien en releer (o leer) los textos fundamentales de Marx y Engels y tratar de comprender el método que emplean. Si los propios hechos, la evolución de la situación mundial, confirman, día tras día, la validez de nuestro análisis es en gran parte porque se basa firmemente en el método dialéctico del marxismo (aunque no haya ninguna referencia explícita a este método ni citas de Marx o Engels en las tesis de 1990).
En su rechazo del análisis de la descomposición del capitalismo mundial, la TCI se distingue, y se avergüenza, por llevar también su hacha polémica, aunque roma, a otro pilar del método marxista del materialismo histórico que se resume en el prefacio de Marx a la “Contribución a la crítica de la economía política” de 1859 (y retomado en el primer punto de la plataforma de la CCI). Las relaciones de producción en cada formación social de la historia humana -relaciones que determinan los intereses y las acciones de las clases opuestas que han surgido de ellas- se transforman siempre de factores del desarrollo de las fuerzas productivas en una fase ascendente, en impedimentos negativos para estas mismas fuerzas en otra fase, creando la necesidad de una revolución social. Pero el período de descomposición, culminación de un siglo de decadencia del capitalismo como modo de producción, simplemente no existe para la TCI.
Aunque la TCI utiliza la expresión “fase de decadencia del capitalismo”, no ha comprendido lo que esta fase significa para el desarrollo de la crisis económica del capitalismo o las guerras imperialistas que se derivan de ella.
En la época de ascenso del capitalismo, los ciclos de producción -conocidos comúnmente como auges y crisis- eran el latido de un sistema en progresiva expansión. Las guerras limitadas de aquella época podían acelerar esta progresión mediante la consolidación nacional -como hizo la guerra franco-prusiana de 1871 para Alemania- o ganar nuevos mercados mediante la conquista colonial. La devastación de las dos guerras mundiales, la destrucción imperialista del periodo decadente y sus consecuencias expresan, por el contrario, la ruina del sistema capitalista y su estancamiento como modo de producción.
Para la TCI, sin embargo, la sana dinámica de acumulación capitalista del siglo XIX es eterna: para esta organización, los ciclos de producción no han hecho más que aumentar de tamaño. Y esto los lleva al absurdo de que un nuevo ciclo de producción capitalista podría fecundarse en las cenizas de una tercera guerra mundial6 Incluso la burguesía no es tan estúpidamente optimista sobre las perspectivas de su sistema y comprende mejor la era de catástrofes a la que se enfrenta.
La TCI puede ser “económicamente materialista”, pero no en el sentido marxista de analizar el desarrollo de las relaciones de producción en condiciones históricas que han cambiado fundamentalmente.
En 3 obras fundamentales del movimiento obrero, El Capital de Marx, La acumulación del capital de Rosa Luxemburgo y Estado y revolución de Lenin, encontramos un enfoque histórico de las cuestiones estudiadas. Marx dedica muchas páginas a explicar cómo el modo de producción capitalista, que ya dominaba plenamente la sociedad de su época, se desarrolló en el curso de la historia. Rosa Luxemburgo examina cómo plantearon la cuestión de la acumulación diversos autores anteriores, y Lenin hace lo propio con la cuestión del Estado. En este enfoque histórico, de lo que se trata es de tener en cuenta que las realidades que examinamos no son cosas estáticas, intangibles, que existen desde tiempos inmemoriales, sino que corresponden a procesos en constante evolución con elementos de continuidad, pero también y, sobre todo, de transformación e incluso de ruptura. Las tesis de 1990 intentan inspirarse en este enfoque presentando la situación histórica actual dentro de la historia general de la sociedad, la del capitalismo, y más concretamente de la historia de la decadencia de este sistema. Más concretamente, constatan las similitudes entre la decadencia de las sociedades precapitalistas y la de la sociedad capitalista, pero también, y sobre todo, las diferencias entre ellas, cuestión que está en el centro del inicio de la fase de descomposición en el seno de esta última: “Mientras que en las sociedades del pasado, las nuevas relaciones de producción destinadas a suceder a las relaciones de producción que se habían vuelto obsoletas podían desarrollarse a su lado, en el seno de la propia sociedad -lo que podía, en cierto modo, limitar los efectos y la amplitud de su decadencia-, la sociedad comunista, la única capaz de suceder al capitalismo, no puede en modo alguno desarrollarse en su seno; No hay, pues, ninguna posibilidad de regeneración de la sociedad sin el derrocamiento violento del poder de la clase burguesa y la extirpación de las relaciones de producción capitalistas”. (Tesis 1)
Por el contrario, el materialismo ahistórico de la TCI puede explicar todos los acontecimientos, todas las guerras, en todas las épocas, aplicando magicamente la misma fórmula: “ciclos de acumulación”. Este materialismo oracular, por explicarlo todo, no explica nada, y por eso no puede exorcizar el peligro del idealismo. Al contrario, las lagunas creadas por el materialismo vulgar deben llenarse con cemento idealista. Cuando no se pueden comprender ni explicar las condiciones reales de la lucha revolucionaria del proletariado, se necesita un deus ex-machina idealista para resolver el problema: “el partido revolucionario”. Pero éste no es el partido comunista que surge y se construye en condiciones históricas específicas, sino un partido mítico que puede ser inflado en cualquier período por la palabrería oportunista.
Los epígonos de la izquierda italiana7, al criticar la existencia de un periodo de descomposición del capitalismo mundial, han tenido por tanto que intentar acabar con dos pilares fundamentales del método marxista del materialismo histórico. En primer lugar, el hecho de que la historia del capitalismo, como toda la historia anterior, es la historia de la lucha de clases, y, en segundo lugar, el hecho de que el papel determinante de las leyes económicas evoluciona con la evolución histórica de un modo de producción.
Hay un tercer requisito olvidado, implícito en los otros dos aspectos del método marxista: el reconocimiento de la evolución dialéctica de todos los fenómenos, incluido el desarrollo de las sociedades humanas, según la unidad de los contrarios, que Lenin describió como la esencia de la dialéctica en su trabajo sobre la cuestión durante la Primera Guerra Mundial. Mientras que los epígonos sólo ven el desarrollo en términos de repetición y aumento o disminución, el marxismo entiende que la necesidad histórica -el determinismo materialista- se expresa de forma contradictoria e interactiva, de modo que causa y efecto pueden cambiar de lugar y la necesidad se revela a través de un camino tortuoso.
Para el marxismo, la superestructura de las formaciones sociales, es decir, su organización política, jurídica e ideológica, nace sobre la base de la infraestructura económica y está determinada por ella. Así lo entendieron los epígonos. Sin embargo, se les escapa el hecho de que esta superestructura puede actuar como causa -si no como principio- además de como efecto. Engels, hacia el final de su vida, debió insistir en este punto preciso en una serie de cartas dirigidas en los años 1890 al materialismo vulgar de los epígonos de la época. Su correspondencia es de lectura absolutamente imprescindible para quienes niegan hoy que la descomposición de la superestructura capitalista pueda tener un efecto catastrófico sobre los fundamentos económicos del sistema.
“El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc. se basa en el desarrollo económico. Todos ellos reaccionan entre sí y sobre la base económica. No es cierto que la situación económica sea la única causa activa y que todo lo demás sea un efecto pasivo. Pero hay una acción recíproca sobre la base de la necesidad económica que siempre triunfa en última instancia”. (Engels a Borgius, 25 de enero de 1894).
En la fase final de la decadencia capitalista, su periodo de descomposición, el efecto retroactivo de la superestructura en descomposición sobre la infraestructura económica se acentúa cada vez más, como han demostrado vívidamente los efectos económicos negativos de la pandemia de Covid, el cambio climático y la guerra imperialista en Europa -excepto para los discípulos ciegos de Bordiga y Damen8
Marx no tuvo ocasión de exponer, como había previsto, su método, el que utilizó en particular en El Capital. Sólo menciona este método, muy brevemente, en el epílogo de la 2ª edición alemana de su libro. Por nuestra parte, sobre todo frente a las acusaciones, a menudo estúpidas, de grupos del medio político proletario (y más aún de los parásitos) de que nuestro análisis “no es marxista”, de que es “idealista”, nos corresponde subrayar la fidelidad del planteamiento de las tesis de 1990 al método dialéctico del marxismo, del que cabe recordar algunos elementos adicionales:
Es una idea que se repite con frecuencia en el texto de 1990. Las manifestaciones de descomposición pueden haber existido en la decadencia del capitalismo, pero hoy la acumulación de estas manifestaciones es la prueba de una transformación-ruptura en la vida de la sociedad, que señala la entrada en una nueva época de decadencia capitalista en la que la descomposición se convierte en el elemento decisivo. Este componente de la dialéctica marxista no se limita a los hechos sociales. Como señala Engels, en particular en Anti Dühring y en La dialéctica de la naturaleza, es un fenómeno que puede encontrarse en todos los ámbitos y que, además, ha sido aprehendido por otros pensadores. En Anti Dühring, por ejemplo, Engels cita a Napoleón Bonaparte diciendo (en resumen) “Dos mamelucos eran absolutamente superiores a tres franceses; (...) 1,000 franceses derribaban siempre a 1,500 mamelucos” como resultado de la disciplina que se hace efectiva cuando interviene un gran número de combatientes. Engels insistió también en que esta ley se aplicaba plenamente a las ciencias. Por lo que se refiere a la situación histórica actual y a la multiplicación de toda una serie de acontecimientos catastróficos, es dar la espalda a la dialéctica marxista (lo que es normal por parte de la ideología burguesa y de la mayoría de los “especialistas” académicos) no apoyarse en esta ley de la transformación de la cantidad en calidad, lo que es sin embargo el caso del medio político proletario en su conjunto, que intenta aplicar una causa específica y aislada a cada una de las manifestaciones catastróficas de la historia actual.
Los diferentes componentes de la vida de la sociedad, aunque cada uno tenga una especificidad, aunque puedan incluso adquirir en ciertas circunstancias una autonomía relativa, están inter determinados dentro de una totalidad regida, “en última instancia” (pero sólo en última instancia, como dice Engels en la famosa carta a J. Bloch del 21 de septiembre de 1890), por el modo y las relaciones de producción y su evolución. Este es uno de los principales fenómenos de la situación actual.
Las diversas manifestaciones de la descomposición, que al principio podían parecer independientes pero cuya acumulación ya indicaba que habíamos entrado en una nueva época de decadencia capitalista, reverberan ahora cada vez más unas sobre otras en una especie de “reacción en cadena”, un “torbellino” que está dando a la historia la aceleración que estamos testimoniando (reconocida incluso por los “expertos” de Davos).
Por último, el préstamo a la dialéctica marxista del enfoque histórico, de este aspecto esencial del movimiento y de la transformación, está en el corazón de la idea central de nuestro análisis de la descomposición: “ningún modo de producción puede vivir, desarrollarse, mantenerse sobre bases viables, asegurar la cohesión social, si no es capaz de presentar una perspectiva al conjunto de la sociedad que domina. Esto es particularmente cierto en el caso del capitalismo como modo de producción más dinámico de la historia. (Tesis 5) Y precisamente hoy, ninguna de las dos clases fundamentales, la burguesía y el proletariado, puede, por el momento, ofrecer tal perspectiva a la sociedad.
Para los que nos llaman “idealistas”, es un verdadero escándalo afirmar que un factor ideológico, la ausencia de un proyecto de sociedad, puede tener un impacto importante en la vida de la sociedad. De hecho, están demostrando que el materialismo que reivindican no es más que un materialismo vulgar ya criticado por Marx en su época, especialmente en las Tesis sobre Feuerbach. Según ellos, las fuerzas productivas se desarrollan de manera autónoma. Y el desarrollo de las fuerzas productivas dicta por sí solo los cambios en las relaciones de producción y las relaciones de clase.
Desde su punto de vista, las instituciones y las ideologías, es decir, la superestructura, se mantienen mientras legitimen y preserven las relaciones de producción existentes. Quedan excluidos, por tanto, elementos como las ideas, la moral humana y la intervención política en el proceso histórico.
El materialismo histórico contiene, además de los factores económicos, otros factores como la riqueza natural y los factores contextuales. Las fuerzas productivas contienen mucho más que máquinas o tecnología. Contienen conocimientos, saber hacer y experiencia. De hecho, todo lo que hace posible o dificulta el proceso de trabajo. La forma de cooperación y asociación son en sí mismas fuerzas productivas, y son también un elemento importante en la transformación y el desarrollo económicos.
Los que podríamos llamar “antidialécticos”9 niegan la distinción entre las condiciones objetivas y subjetivas de la lucha revolucionaria. Derivan la capacidad de la clase simplemente de la defensa de sus intereses económicos inmediatos. Consideran que los intereses de clase del proletariado crearán su capacidad para realizar y defender estos intereses. Niegan las fuerzas que actúan para desorganizar sistemáticamente a la clase obrera, aniquilar sus capacidades, dividirla y oscurecer el carácter de clase de su lucha.
Como señaló Lenin, debemos hacer análisis concretos de la situación concreta. Y en la sociedad capitalista más desarrollada, se otorga un papel muy importante a la ideología, a un aparato que debe defender y justificar los intereses burgueses y dar estabilidad al sistema capitalista. Por eso Marx subrayaba que para que se produjera la revolución comunista debían darse sus condiciones objetivas y subjetivas. La primera condición es la capacidad de la economía para producir en abundancia suficiente para la población mundial. La segunda condición es un nivel suficiente de desarrollo de la conciencia de clase. Esto nos devuelve a nuestro análisis de la cuestión del “eslabón débil” y de la necesaria experiencia histórica expresada en la conciencia.
Los “deterministas” sacan el desarrollo de las fuerzas productivas de su contexto social. Tienden a negar TODA importancia a la superestructura ideológica, aunque lo nieguen. Las luchas obreras tienden a aparecer como una pura cuestión de reflejos. Se trata de una visión fundamentalmente fatalista, bien expresada en la idea de Bordiga de que “la revolución es tan segura como si ya hubiera tenido lugar”. Tal visión conduce a una sumisión pasiva, una sumisión que espera los efectos automáticos del desarrollo económico. En última instancia, no deja lugar a la lucha de clases como condición fundamental para cualquier cambio, en contradicción con la primera frase del Manifiesto Comunista: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días no ha sido más que la historia de las luchas de clases.”
La tercera tesis sobre Feuerbach nos da una buena idea del materialismo histórico y rechaza cualquier determinismo estricto:
“La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ejemplo., en Robert Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.”.
Nuestros detractores verán probablemente en esto una visión idealista, pero nosotros sostenemos que la dialéctica marxista asigna al futuro un lugar fundamental en la evolución y el movimiento de la sociedad. De los tres momentos de un proceso histórico -pasado, presente y futuro- es el futuro el que constituye el factor fundamental de su dinámica.
El papel del futuro es fundamental en la historia de la humanidad. Los primeros humanos que partieron de África para conquistar el mundo, y los aborígenes que partieron de Australia para conquistar el Pacífico, miraban al futuro en busca de nuevos medios de subsistencia. Es esta preocupación por el futuro la que impulsa el deseo de procrear, así como la mayoría de las religiones. Y ya que nuestros detractores necesitan ejemplos “muy económicos”, podemos citar dos del funcionamiento del capitalismo. Cuando un capitalista invierte, no lo hace con la vista puesta en el pasado, sino para obtener beneficios en el futuro. Del mismo modo, el crédito, que desempeña un papel tan fundamental en los mecanismos del capitalismo, no es otra cosa que una apuesta por el futuro.
El papel del futuro está omnipresente en los textos de Marx y del marxismo en general. Este papel se pone bien de relieve en este conocido pasaje de El Capital:
“Aquí, partimos del supuesto del trabajo plasmado ya bajo una forma en la que pertenece exclusivamente al hombre. Una araña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de los paneles de las abejas podría avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obras. Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad.”
Evidentemente, este papel esencial del futuro en la sociedad es aún más fundamental para el movimiento obrero, cuyas luchas en el presente sólo cobran verdadero sentido en la perspectiva de la revolución comunista del futuro.
“La revolución social del siglo XIX [la revolución proletaria] no puede extraer su poesía del pasado, sino sólo del futuro”. (Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte).
“Los sindicatos actúan útilmente como centros de resistencia a los atropellos del capital. Fracasan en parte en su propósito en cuanto hacen un uso imprudente de su poder. Pierden totalmente su objetivo cuando se limitan a una guerra de escaramuzas contra los efectos del régimen existente, en vez de trabajar al mismo tiempo por su transformación y utilizar su fuerza organizada como palanca para la emancipación definitiva de la clase obrera, es decir, para la abolición definitiva del trabajo asalariado.” (Marx, Salarios, precios y ganancias).
“Según Berstein, El objetivo final, sea cual sea, no es nada, el movimiento lo es todo. Pero, el objetivo final del socialismo es el único elemento decisivo que distingue al movimiento socialista de la democracia burguesa y del radicalismo burgués, el único elemento que, en lugar de dar al movimiento obrero la vana tarea de revocar el régimen capitalista para salvarlo, lo convierte en una lucha de clases contra ese régimen, por la abolición de ese régimen...” (Rosa Luxemburgo, ¿Reforma social o revolución?). (Rosa Luxemburgo, ¿Reforma social o revolución?)
“Qué hacer”, “Por dónde empezar” (Lenin)
Y es precisamente porque la sociedad actual está privada de este elemento fundamental, del futuro, de la perspectiva (que cada vez siente más gente, en particular los jóvenes), perspectiva que sólo el proletariado puede ofrecer, que se hunde en la desesperación y se pudre en la raíz.
El informe del FEM 2023 nos alerta de manera muy convincente sobre la extrema gravedad de la situación actual del mundo, que será aún peor en la década de 2030 “en ausencia de un cambio político o de inversiones significativas”. Al mismo tiempo, “pone de relieve la parálisis y la ineficacia de los principales mecanismos multilaterales frente a las crisis a las que se enfrenta el orden mundial” y constata la “divergencia entre lo que es científicamente necesario y lo que es políticamente oportuno”. En otras palabras, la situación es desesperada y la sociedad actual es definitivamente incapaz de invertir el curso de su destrucción, lo que confirma el título de nuestro texto de octubre de 2022: “La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad”, del mismo modo que confirma plenamente el pronóstico ya contenido en nuestras tesis de 1990.
Al mismo tiempo, el informe se refiere varias veces a la perspectiva de un “malestar social generalizado” que “no se limitará a los mercados emergentes” (lo que significa que también afectará a los países más desarrollados) y que “plantea un desafío existencial a los sistemas políticos de todo el mundo”. ¡Nada menos! Para el FEM, y para la burguesía en general, este malestar social entra en la categoría negativa de “riesgos” y amenazas al “orden mundial”. Pero las previsiones del FEM añaden tímida e involuntariamente agua a nuestro propio análisis al señalar que el proletariado sigue representando una amenaza para el orden burgués. Al igual que la burguesía en su conjunto, el FEM no distingue entre las diversas perturbaciones sociales: todas ellas son un factor de “desorden” y “caos”. Y es cierto que algunos movimientos entran en esta categoría, como en el caso de la “primavera árabe”, por ejemplo. Pero en realidad, lo que más asusta a la burguesía, sin que lo diga abiertamente ni sea plenamente consciente de ello, es que algunos de estos “disturbios sociales” prefiguran el derrocamiento de su poder sobre la sociedad y el sistema capitalista: las luchas del proletariado.
Así, incluso a este respecto, el FEM ilustra nuestras tesis de 1990 y nuestro texto de octubre de 2022. Este último retoma la idea de que, a pesar de todas las dificultades que ha encontrado, el proletariado no ha perdido la partida, que “la perspectiva histórica sigue totalmente abierta” (tesis 17). Y nos recuerda que “a pesar del golpe asestado a la conciencia del proletariado por el hundimiento del bloque del Este, no ha sufrido ninguna derrota importante en el terreno de su lucha; en este sentido, su espíritu de lucha permanece prácticamente intacto. Pero, además, y éste es el elemento que determina en última instancia la evolución de la situación mundial, el mismo factor que está en el origen del desarrollo de la descomposición, de la agravación inexorable de la crisis del capitalismo, constituye el estímulo esencial de la lucha y del despertar de la clase, la condición misma de su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad. En efecto, así como el proletariado no puede encontrar un terreno para la unidad de clase en las luchas parciales contra los efectos de la descomposición, su lucha contra los efectos directos de la propia crisis constituye la base del desarrollo de su fuerza y de su unidad de clase.” (Ibid.).
Además:
“la crisis económica, a diferencia de la descomposición social que concierne esencialmente a las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente a la infraestructura de la sociedad sobre la que descansan estas superestructuras; en este sentido, pone al desnudo las causas últimas de toda la barbarie que se abate sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente el sistema, y no de intentar mejorar ciertos aspectos del mismo.” (Ibid.).
Y, en efecto, hoy podemos constatar que, a pesar del peso de su descomposición (en particular el hundimiento del estalinismo) y del largo letargo que la afectó, la clase obrera sigue presente en el escenario de la historia y tiene la capacidad de retomar su combate, como lo demuestran en particular las luchas en el Reino Unido y en Francia (los dos proletariados que estuvieron detrás de la fundación de la AIT en 1864: ¡es un guiño de la historia!).
- En este sentido, si las diferentes manifestaciones de descomposición actúan negativamente sobre la lucha del proletariado y su conciencia (el peso del populismo, del interclasismo, de las ilusiones democráticas), hoy tenemos una nueva confirmación de que sólo los ataques directamente económicos permiten al proletariado movilizarse en su terreno de clase y que estos ataques, que se están desencadenando en este momento y que se agravarán aún más, crean las condiciones para un desarrollo significativo de las luchas obreras a escala internacional. Así, debemos subrayar lo que está escrito en el texto de octubre 2022:
- “Los años 20 del siglo XXI tendrán pues, en este contexto, una importancia considerable en el desarrollo histórico. Mostrarán aún más claramente que en el pasado la perspectiva de destrucción de la humanidad que encierra la descomposición capitalista. En el otro extremo, el proletariado comenzará a dar sus primeros pasos, como lo hizo con la combatividad de las luchas en Gran Bretaña, para defender sus condiciones de vida frente a la multiplicación de los ataques de todas las burguesías y los golpes de la crisis económica mundial con todas sus implicaciones. Estos primeros pasos serán a menudo vacilantes y llenos de debilidades, pero son esenciales para que la clase obrera pueda reafirmar su capacidad histórica de imponer su perspectiva comunista. Así, los dos polos de la perspectiva se opondrán ampliamente en la alternativa: destrucción de la humanidad o revolución comunista, aunque esta última alternativa esté aún muy lejos y se enfrente a enormes obstáculos.”
El camino que tiene por delante el proletariado es, en efecto, extremadamente largo y difícil. Por una parte, tendrá que enfrentarse a todas las trampas que la burguesía pondrá en su camino, y ello en una atmósfera ideológica envenenada por la descomposición de la sociedad capitalista que obstaculiza constantemente la lucha y la conciencia del proletariado:
- “la acción colectiva, la solidaridad, se enfrentan a la atomización, al ‘cada uno para sí’ y al “ingenio individual”;
- la necesidad de organización se enfrenta a la descomposición social, a la ruptura de las relaciones en las que se basa toda la vida en sociedad;
- la confianza en el futuro y en las propias fuerzas se ve constantemente minada por la desesperación general que invade la sociedad, por el nihilismo, por el ‘no hay futuro’;
- la conciencia, la lucidez, la coherencia y la unidad del pensamiento, el gusto por la teoría, deben encontrar un camino difícil en medio de la huida hacia las quimeras, las drogas, las sectas, el misticismo, el rechazo de la reflexión y la destrucción del pensamiento que caracterizan nuestra época”. (Tesis 13)
Las tesis de 1990 insisten en estas dificultades. Subrayan en particular que “es (...) fundamental comprender que cuanto más retrase el proletariado el derrocamiento del capitalismo, mayores serán los peligros y los efectos nefastos de la descomposición”. (Tesis 15).
“De hecho, hay que señalar que hoy, a diferencia de la situación de los años 70, el tiempo ya no está del lado de la clase obrera. Mientras la amenaza de destrucción de la sociedad estaba representada únicamente por la guerra imperialista, el simple hecho de que las luchas del proletariado pudieran mantenerse como un obstáculo decisivo a tal desenlace bastaba para bloquear el camino hacia esta destrucción. Por otra parte, a diferencia de la guerra imperialista que, para desencadenarse, requiere la adhesión del proletariado a los ideales de la burguesía, la descomposición no necesita el alistamiento de la clase obrera para destruir la humanidad. De hecho, al igual que no pueden oponerse al colapso económico, las luchas del proletariado en este sistema tampoco son capaces de actuar como freno a la descomposición. En estas condiciones, incluso si la amenaza de descomposición para la vida de la sociedad parece ser más a largo plazo que la que podría provenir de una guerra mundial (si se dieran las condiciones para esta última, lo que no es el caso hoy), es por otra parte mucho más insidiosa. Para poner fin a la amenaza de descomposición, ya no bastan las luchas obreras para resistir a los efectos de la crisis: sólo la revolución comunista puede superar semejante amenaza”. (Tesis 16).
La brutal aceleración de la descomposición a la que asistimos hoy, que hace cada vez más amenazadora la perspectiva de la destrucción de la humanidad, incluso a los ojos de los sectores más lúcidos de la burguesía, es la confirmación de este análisis. Y como sólo la revolución comunista puede poner fin a la dinámica destructiva de la descomposición y a sus efectos cada vez más deletéreos, esto puede dar una idea de la dificultad del camino que conduce al derrocamiento del capitalismo. Un camino en el que las tareas a las que se enfrenta el proletariado son considerables. En particular, tendrá que reapropiarse plenamente de su identidad de clase, gravemente afectada por la contrarrevolución y las diversas manifestaciones de su descomposición, en particular el hundimiento de los regímenes llamados “socialistas”. Tendrá también, y esto es igualmente fundamental, que reapropiarse de su experiencia pasada, lo cual es una tarea inmensa dado lo mucho que esta experiencia ha sido olvidada por los proletarios. Esta es una responsabilidad fundamental de la vanguardia comunista: contribuir decisivamente a esta reapropiación por el conjunto de la clase de las lecciones de más de siglo y medio de lucha proletaria.
Las dificultades a las que se enfrenta el proletariado no desaparecerán con el derrocamiento del Estado capitalista en todos los países. Siguiendo a Marx, hemos insistido a menudo en la inmensidad de la tarea que espera a la clase obrera durante el periodo de transición del capitalismo al comunismo, una tarea desproporcionada con respecto a todas las revoluciones del pasado, ya que se trata de pasar del “reino de la necesidad al reino de la libertad”. Y está claro que cuanto más tarde en realizarse la revolución, más inmensa será la tarea: día tras día, el capitalismo destruye un poco más del planeta y, en consecuencia, las condiciones materiales para el comunismo. Es más, la toma del poder por el proletariado seguirá a una terrible guerra civil, aumentando la devastación de todo tipo ya causada por el modo de producción capitalista incluso antes del período revolucionario. En este sentido, la tarea de reconstrucción de la sociedad que tendrá que llevar a cabo el proletariado será incomparablemente más gigantesca que la que habría tenido que realizar si hubiera tomado el poder durante la oleada revolucionaria de la primera posguerra. Del mismo modo, aunque la destrucción de la Segunda Guerra Mundial ya era considerable, sólo afectó a los países implicados en la contienda, lo que permitió reconstruir la economía mundial, sobre todo porque la principal potencia industrial, Estados Unidos, se libró de esta destrucción. Pero hoy es todo el planeta el que está preocupado por la creciente destrucción de todo tipo causada por el capitalismo moribundo. Por consiguiente, debemos tener claro que la toma del poder por la clase obrera a escala mundial no garantizará por sí misma que pueda cumplir su tarea histórica de instaurar el comunismo. El capitalismo, al permitir un enorme desarrollo de las fuerzas productivas, ha creado las condiciones materiales para el comunismo, pero la decadencia de este sistema, y su descomposición, podrían socavar estas condiciones legando al proletariado un planeta completamente devastado e irrecuperable.
Por lo tanto, es responsabilidad de los revolucionarios poner de relieve las dificultades a las que se enfrentará el proletariado en el camino hacia el comunismo. Su papel no es ofrecer consuelo para no desesperar a la clase obrera. La verdad es revolucionaria, como decía Marx, por terrible que sea.
Dicho esto, si logra tomar el poder, el proletariado dispondrá de una serie de bazas para cumplir su tarea de reconstruir la sociedad.
Por un lado, podrá poner a su servicio los formidables progresos realizados por la ciencia y la tecnología durante el siglo XX y las dos décadas del siglo XXI. El informe del FEM se refiere a estos avances precisando que se trata de “tecnologías de doble uso (civil y militar)”. Una vez que el proletariado haya tomado el poder, el uso militar ya no será necesario, lo que representa un avance considerable, ya que es evidente que hoy en día la esfera militar representa la mayor parte (junto con muchos otros gastos improductivos) de los beneficios aportados por el progreso tecnológico.
Más globalmente, la toma del poder por el proletariado deberá conducir a una liberación sin precedentes de las fuerzas productivas aprisionadas por las leyes del capitalismo. No sólo se eliminará la enorme carga de los gastos militares e improductivos, sino también el monstruoso despilfarro que representa la competencia entre los diversos sectores económicos y nacionales de la sociedad burguesa y la fenomenal infrautilización de las fuerzas productivas (obsolescencia programada, desempleo masivo, ausencia o deficiencia de los sistemas educativos, etc.).
Pero la principal ventaja del proletariado en este período de transición-reconstrucción no será tecnológica ni estrictamente económica. Será fundamentalmente política. Si el proletariado consigue tomar el poder, significará que ha alcanzado un nivel muy alto de conciencia, organización y solidaridad durante el periodo de confrontación con el Estado capitalista y la guerra civil contra la burguesía. Estos logros tendrán un valor incalculable a la hora de afrontar los inmensos retos que tenemos por delante. Sobre todo, el proletariado podrá contar con el futuro, ese elemento fundamental en la vida de la sociedad, cuya ausencia en la sociedad actual está en el corazón de su decadencia.
En su Informe sobre Desarrollo Humano 2021/2022, publicado el pasado mes de octubre y titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables”, dice:
“Nuevas capas de incertidumbre están interactuando para crear nuevos tipos de incertidumbre -un nuevo complejo de incertidumbres- nunca antes visto en la historia de la humanidad. Además de la incertidumbre cotidiana a la que las personas se han enfrentado desde tiempos inmemoriales, ahora navegamos por aguas desconocidas, atrapados en tres corrientes cruzadas volátiles:
- El peligroso cambio planetario del Antropoceno.
- La continuación de transformaciones sociales a gran escala, como la Revolución Industrial.
- Los vaivenes de las sociedades polarizadas. (...)
Las crisis mundiales se han ido acumulando: la crisis financiera mundial, la actual crisis climática mundial y la pandemia de Covid-19, una inminente crisis alimentaria mundial. Hay una sensación persistente de que el control que tenemos sobre nuestras vidas se está esfumando, de que las normas e instituciones en las que solíamos confiar para la estabilidad y la prosperidad no están a la altura del complejo de incertidumbre actual”
Como vemos, este informe de la ONU va en la misma dirección que el del FEM. En cierto modo, va incluso más allá, ya que considera que la Tierra ha entrado en un nuevo periodo geológico como consecuencia de la acción humana, que comenzó en el siglo XVII y que denomina Antropoceno y que nosotros llamamos capitalismo. Sobre todo, subraya la profunda desesperación, el “no futuro” que invade cada vez más a la sociedad (lo que ellos llaman el “complejo de incertidumbre”).
Justamente, el hecho de que la revolución proletaria devuelva a la sociedad humana un futuro que ha perdido va a ser un factor poderoso en la capacidad de la clase obrera para alcanzar finalmente la “tierra prometida” del comunismo tras no 40 años, sino bastante más de un siglo de “travesía por el desierto”.
CCI, 11-junio-2023
1 TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
2 Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [59]
3 Las conclusiones principales del Foro de Davos 2023 - Lean Compacting Company (lcc.eco).
4 Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
5 “El instinto les enseñaba que, aunque la república había coronado su dominación política, al mismo tiempo socavaba su base social, ya que ahora se enfrentaban con las clases sojuzgadas y tenían que luchar con ellas sin ningún género de mediación, sin poder ocultarse detrás de la corona, sin poder desviar el interés de la nación mediante sus luchas subalternas intestinas y con la monarquía. Era un sentimiento de debilidad el que las hacía retroceder temblando ante las condiciones puras de su dominación de clase y suspirar por las formas más incompletas, menos desarrolladas y precisamente por ello menos peligrosas de su dominación.” (El 18 brumario de Luis Bonaparte, Capítulo III). K. Marx (1852): El 18 brumario de Luis Bonaparte, Cap. I (marxists.org) [60]
6 Este cambio cualitativo (y no sólo cuantitativo) fundamental en la vida del capitalismo se pone claramente de relieve en el Manifiesto de la Internacional Comunista (marzo de 1919): “Si la sujeción absoluta del poder político al capital financiero ha conducido a la humanidad a la carnicería imperialista, esta carnicería ha permitido al capital financiero no sólo militarizar al máximo el Estado, sino militarizarse a sí mismo, de modo que ya no puede cumplir sus funciones económicas esenciales más que a hierro y sangre. (...) La nacionalización de la vida económica, a la que tanto se opone el liberalismo capitalista, es un hecho consumado. Ya no es posible volver a la libre competencia, sino sólo a la dominación de los trusts, los sindicatos y demás pulpos capitalistas.” (Cuadernos-PyP-43.pdf (marxists.org) [61]). Pero, evidentemente, los camaradas de la TCI no conocen este documento; a menos que no estén de acuerdo con esta posición fundamental de la IC lo que deberían decir claramente.
7 Nos permitimos utilizar este término porque los descendientes del Partito de 1945 han dado la espalda a la obra teórica revolucionaria de Bilan, la izquierda italiana en el exilio, en los años 1930
8 Otra carta de Engels sobre el tema del método marxista parece perfectamente adaptada a estos epígonos: “Lo que les falta a todos estos señores es la dialéctica. Siempre ven aquí sólo la causa, allí sólo el efecto. Que se trata de una abstracción vacía, que en el mundo real tales antagonismos polares metafísicos sólo existen en las crisis, sino que todo el gran curso de las cosas se produce en forma de acción y reacción de fuerzas, sin duda muy desiguales, -de las cuales el movimiento económico es con mucho la fuerza más poderosa, la más inicial, la más decisiva, que aquí no hay nada absoluto y que todo es relativo, todo eso, qué esperas, no lo ven; para ellos Hegel no existió.... “(Engels a Conrad Schmidt, 27 de octubre de 1890)
9 Hay que distinguir la dialéctica objetiva marxista de la dialéctica vacía y subjetiva de las diversas corrientes del anarquismo y del modernismo, que siguen confundidas a la hora de encontrar contradicciones por todas partes. Pueden reconocer perfectamente algunos fenómenos de descomposición, pero se niegan característicamente a ver la causa última y la lógica del período de descomposición en la bancarrota económica del sistema capitalista. Para ellos, la dialéctica histórica objetiva es un anatema, porque les privaría de su principal preocupación, a saber, la preservación dogmática de su libertad de opinión individual. Si el factor económico se trata como uno más entre otros de igual importancia, su dialéctica sigue siendo subjetiva, antihistórica y, como los epígonos de la izquierda italiana, incapaz de captar la trayectoria de los acontecimientos
Adjunto | Tamaño |
---|---|
informe_sobre_la_lucha_de_clases_para_el_25o_congreso_de_la_cci.pdf [62] | 214.33 KB |
Comenzando con una pandemia espantosa, la década de 2020 ha sido un recordatorio concreto de la única alternativa que existe: la revolución proletaria o la destrucción de la humanidad. Con el Covid 19, el conflicto en Ucrania y el crecimiento de la economía de guerra en todas partes, la crisis económica y su devastadora inflación, con el calentamiento global y la devastación de la naturaleza amenazando cada vez más la vida misma, con el auge del sálvese quien pueda, de la irracionalidad y el oscurantismo, y la descomposición de todo el tejido social, la década de 2020 no es sólo testigo de una acumulación de lacras asesinas; todas estas lacras convergen, se combinan y se alimentan unas a otras. La década de 2020 será una concatenación de todos los peores males del capitalismo decadente y putrefacto. El capitalismo ha entrado en una fase de graves convulsiones extremas, entre las cuales la más amenazadora y sangrienta es el riesgo de un aumento de los conflictos bélicos1.
La decadencia del capitalismo tiene una historia, y desde 1914 ha pasado por varias etapas. La que comenzó en 1989 es “una fase específica -la fase última- de su historia, en la que la descomposición se convierte en un factor, si no el factor decisivo, de la evolución de la sociedad”2 La característica principal de esta fase de descomposición, sus raíces más profundas, lo que socava el conjunto de la sociedad y engendra el pudrimiento, es la ausencia de perspectiva. Esta década de 2020 demuestra una vez más que la burguesía sólo puede ofrecer a la humanidad más miseria, guerra y caos, en un desorden creciente y cada vez más irracional. Pero ¿qué pasa con la clase obrera? ¿Qué pasa con su perspectiva revolucionaria, el comunismo? Es evidente que el proletariado lleva décadas sumido en inmensas dificultades; sus luchas son escasas y poco masivas, su capacidad para organizarse sigue siendo extremadamente limitada y, sobre todo, ya no sabe que existe como clase, como fuerza social capaz de liderar un proyecto revolucionario. Es decir, el tiempo no está a favor de la clase obrera.
Sin embargo, si existe este peligro de una erosión lenta y finalmente irreversible de los fundamentos mismos del comunismo, no hay fatalidad para este final en la barbarie total; por el contrario, la perspectiva histórica permanece totalmente abierta. En efecto, “a pesar del golpe asestado por el hundimiento del bloque del Este a la toma de conciencia del proletariado, éste no ha sufrido ninguna derrota importante en el terreno de su lucha, en ese sentido su combatividad permanece prácticamente intacta. Pero, por otra parte, y éste es el elemento que determina en última instancia la evolución de la situación mundial, el mismo factor que está en el origen del desarrollo de la descomposición, la agravación inexorable de la crisis del capitalismo constituye el estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, la condición misma de su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad. Su lucha contra los efectos directos de la propia crisis constituye la base del desarrollo de su fuerza y de su unidad de clase3.
Justamente hoy, con el terrible agravamiento de la crisis económica mundial y el retorno de la inflación, la clase obrera comienza a reaccionar y a reencontrar el camino de su lucha. Persisten todas sus dificultades históricas; su capacidad para organizar sus propias luchas y aún más la toma de conciencia de su proyecto revolucionario están todavía muy lejos, pero la combatividad creciente frente a los golpes brutales asestados por la burguesía a las condiciones de vida y de trabajo es el terreno fértil en el que el proletariado puede redescubrir su identidad de clase, volver a tomar conciencia de lo que es, de su fuerza cuando lucha, se solidariza y desarrolla su unidad. Se trata de un proceso, de una lucha que se reanuda tras años de estancamiento, de un potencial que dejan entrever las huelgas actuales. La señal más fuerte de esta posible dinámica es la vuelta de la huelga en el Reino Unido. Se trata de un acontecimiento de importancia histórica.
El retorno de la combatividad de los trabajadores en respuesta a la crisis económica podría convertirse en un foco de toma de conciencia. Hasta ahora, cada aceleración de la descomposición ha dado un golpe paralizante a los esfuerzos embrionarios de combatividad de los trabajadores: el movimiento en Francia en 2019 sufrió el estallido de la pandemia; las luchas del invierno de 2021 se detuvieron ante la guerra en Ucrania, etc. Esto significa una dificultad adicional nada desdeñable al desarrollo de las luchas y de la confianza del proletariado en sí mismo. Sin embargo, no hay otro camino que la lucha; la lucha misma es la primera victoria. El proletariado mundial, en un proceso muy atormentado, con muchas y amargas derrotas, puede empezar poco a poco a recuperar su identidad de clase y lanzarse finalmente a una ofensiva internacional contra este sistema moribundo. En otras palabras, los próximos años serán decisivos para el futuro de la humanidad.
Durante la década de 1980, el mundo se dirigía claramente hacia la guerra o hacia grandes enfrentamientos de clase. El desenlace de esta década fue tan inesperado como inédito: por un lado, la imposibilidad para la burguesía de avanzar hacia la guerra mundial, impedida por la negativa de la clase obrera a aceptar sacrificios, y por otro, esta misma clase obrera, incapaz de politizar sus luchas y de ofrecer una perspectiva revolucionaria, condujeron a una especie de bloqueo, sumiendo al conjunto de la sociedad en una situación sin futuro y llevando a la podredumbre generalizada. Los “años de la verdad” de la década de 19804 desembocaron así en la Descomposición. Hoy, la situación se plantea en condiciones históricas más intensas y dramáticas:
Por un lado, la década de 2020 mostrará, con una acuidad aún mayor, la posibilidad de la destrucción de la humanidad contenida en la Descomposición capitalista.
Pero, por otra parte, el proletariado comenzará a dar los primeros pasos, a menudo vacilantes y llenos de debilidades, en el camino de sus luchas, conduciéndolo hacia su capacidad histórica de plantear la perspectiva del comunismo. El proletariado va a pasar por una muy dura y difícil escuela de aprendizaje.
Los dos polos de la perspectiva se plantearán y chocarán. Durante esta década, va a haber al mismo tiempo una agravación cada vez más dramática de los efectos de la Descomposición, y reacciones obreras portadoras de un futuro diferente. La única alternativa, la destrucción de la humanidad o la revolución proletaria, volverá y se hará cada vez más palpable. Se trata, pues, de un combate, de una lucha, de la lucha de clases. Y para que el resultado sea favorable, el papel de las organizaciones revolucionarias será vital. Tanto si se trata del desarrollo de la conciencia y de la organización de la clase en la lucha, como de la clara comprensión de los retos y de la perspectiva por las minorías, nuestra intervención será decisiva. Por tanto, necesitamos tener la conciencia más clara y lúcida de la dinámica en curso, de su potencial, de las fuerzas y debilidades de nuestra clase, así como de los ataques ideológicos y las trampas tendidas en el camino ante nosotros por la situación histórica de la Descomposición y por la burguesía, la clase dominante más inteligente y maquiavélica de la historia.
La guerra es siempre un momento decisivo para el proletariado mundial. Con la guerra, la clase obrera mundial sufre la masacre de una parte de sí misma, pero también una bofetada monumental asestada por la clase dominante. Desde todos los puntos de vista, la guerra es exactamente lo contrario de lo que es la clase obrera, de su naturaleza internacional simbolizada por su grito de rebelión: “Los trabajadores no tienen patria. ¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
El estallido del conflicto en Ucrania puso así a prueba al proletariado mundial. La reacción a esta barbarie es un marcador esencial para comprender dónde se encuentra nuestra clase, dónde está la relación de fuerzas con la burguesía. Y aquí no hay homogeneidad. Al contrario, hay enormes diferencias entre países, entre la periferia y las regiones centrales del capitalismo.
En Ucrania, la clase obrera está aplastada física e ideológicamente. Ampliamente implicada en la defensa de la patria, contra “el invasor ruso”, contra “el bruto y asesino Putin”, por la defensa de “la cultura y las libertades ucranianas”, por la democracia, los obreros participan en la movilización en las fábricas como en las trincheras. Esta situación es evidentemente el resultado de la debilidad del movimiento obrero internacional, pero también de la historia del proletariado en Ucrania. Aunque se trata de un proletariado concentrado y educado, con una larga experiencia, este proletariado ha sufrido también, y, sobre todo, toda la fuerza de las consecuencias de la contrarrevolución y del estalinismo. La hambruna organizada por el poder soviético en los años 1930, el Holomodor, en el que perdieron la vida 5 millones de personas, sentó las bases de un odio hacia el vecino ruso y de un poderoso sentimiento patriótico. Más recientemente, a principios de la década de 2010, todo un sector de la burguesía ucraniana optó por emanciparse de la tutela rusa y aliarse con Occidente. En realidad, esta evolución testimoniaba la creciente presión de Estados Unidos en toda la región. “La Revolución Naranja”5 de 2004, seguida de la Maïdan (o “Revolución de la dignidad”) de 2014, mostraron hasta qué punto una parte muy importante de la población se adhería a la defensa de la “democracia” y de la independencia ucraniana frente a la influencia rusa. Desde entonces, la propaganda nacionalista no ha hecho más que intensificarse, culminando en febrero de 2022.
La incapacidad de la clase obrera de este país para oponerse a la guerra y a su reclutamiento, incapacidad que abrió la posibilidad de esta carnicería imperialista, indica hasta qué punto la barbarie y la podredumbre capitalistas están ganando terreno en partes cada vez más amplias del planeta. Después de África, Oriente Medio y Asia Central, ahora una parte de Europa Central tiende a verse sumida en la carnicería y el caos imperialista; Ucrania ha mostrado que en ciertos países satélites de la antigua URSS, en Bielorrusia, Moldavia y la antigua Yugoslavia, existe un proletariado debilitado por décadas de implacable explotación por el estalinismo en nombre del comunismo, por el peso de las ilusiones democráticas y gangrenado por el nacionalismo, para que la guerra pueda continuar. En Kosovo, Serbia y Montenegro, las tensiones efectivamente van en aumento.
En Rusia, en cambio, el proletariado no está dispuesto a aceptar sacrificar masivamente su vida. Es cierto que la clase obrera de Rusia no es capaz de oponerse a la aventura bélica de su propia burguesía; es cierto que acepta esta barbarie y sus 100.000 muertos sin reaccionar. Es cierto que la reacción de los reclutas para no ir al frente es la deserción o la automutilación, todos estos actos individuales desesperados que reflejan la ausencia de reacción de clase, pero el hecho es que la burguesía rusa no puede declarar la movilización general. Esto se debe a que los trabajadores rusos no apoyan suficientemente la idea de dejarse triturar la carne en masa en nombre de la Patria.
Por lo tanto, sería un error deducir demasiado rápidamente de la debilidad del proletariado en Ucrania, que el camino también está despejado para el desencadenamiento del fuego militar entre China y Taiwán o entre las dos Coreas. En China, Corea del Sur y Taiwán la clase obrera tiene una concentración, una educación y una conciencia mayores que en Ucrania, y mayores que en Rusia. El rechazo para convertirse en carne de cañón sigue siendo hoy la situación más plausible en estos países. Así pues, más allá de la relación de fuerzas entre las potencias imperialistas implicadas en esta región del mundo, en primer lugar, China y Estados Unidos, la presencia de una muy fuerte concentración obrera educada representa el primer freno a la dinámica guerrera.
En cuanto a los países centrales, a diferencia de 1990 o 2003, las grandes potencias democráticas no están directamente implicadas en el conflicto ucraniano, ni envían sus tropas de soldados profesionales. Por el momento, sólo pueden apoyar política y militarmente a Ucrania contra la invasión rusa, para defender la libertad democrática del pueblo ucraniano contra el dictador Putin, mediante el envío de armas, todas etiquetadas como “armas defensivas”.
En 2003, y más aún en 1991, los efectos de la guerra se tradujeron en una relativa parálisis de la combatividad, pero también en una reflexión preocupada y profunda sobre los retos históricos. Esta situación en el seno de la clase hizo necesaria, por parte de las fuerzas de la izquierda de la burguesía, la organización de manifestaciones pacifistas que habían florecido prácticamente en todas partes contra “el imperialismo estadounidense y sus aliados”. Estas grandes movilizaciones contra las intervenciones de los países occidentales no fueron obra de la clase obrera; al decir “estamos en contra de la política de nuestro gobierno que participa en la guerra”, tuvieron un impacto en la clase obrera que condujo al bloqueo y esterilizó cualquier esfuerzo de toma de conciencia. Hoy no ha ocurrido nada parecido, no ha habido movilizaciones pacifistas de ese tipo. Quienes critican la política de los países occidentales y su apoyo a Ucrania son principalmente las fuerzas de extrema derecha vinculadas a Putin. En Estados Unidos, son los trumpistas o los republicanos los que “vacilan”.
Esta ausencia de movilización pacifista no significa hoy indiferencia, y menos aún adhesión del proletariado a la guerra. Sí, la campaña para defender la democracia y la libertad de Ucrania contra el agresor ruso ha demostrado toda su eficacia en este sentido: la clase obrera está atrapada por el poder de la propaganda prodemocrática. Pero, a diferencia de 1991, la otra cara de la moneda es que no tiene ningún impacto en la combatividad de los trabajadores. Estamos lejos de una simple no adhesión pasiva. No solamente la clase obrera en los países centrales no sigue sin estar dispuesta a aceptar a los muertos (incluso de los soldados profesionales), sino que también se niega a aceptar los sacrificios que implica la guerra y la degradación de sus condiciones de vida y de trabajo. Así, en Gran Bretaña, el país europeo que está a la vez más implicado material y políticamente en la guerra y es el más determinado a apoyar a Ucrania, es al mismo tiempo donde se expresa más fuertemente la combatividad obrera por el momento. Las huelgas en el Reino Unido son la parte más avanzada de la reacción internacional, del rechazo por parte de la clase obrera de los sacrificios (de la sobreexplotación, de la reducción de la mano de obra, del aumento de los ritmos de producción, del alza de los precios, etc.) que la burguesía impone al proletariado, y que el militarismo le ordena imponer cada vez más.
Uno de los límites actuales de los esfuerzos de nuestra clase es su incapacidad para establecer el vínculo entre el deterioro de sus condiciones de vida y la guerra. Las luchas obreras que tienen lugar y se desarrollan son una respuesta de los trabajadores a las condiciones a las que se enfrentan; son la única respuesta posible y portadora del porvenir frente a la política de la burguesía, pero, al mismo tiempo, no son capaces, por el momento, de asumir por su cuenta e integrar la cuestión de la guerra. No obstante, debemos permanecer muy atentos a la posible evolución. Por ejemplo, en Francia, el jueves 19 de enero, hubo una manifestación extremadamente masiva tras el anuncio de una reforma de las pensiones en nombre del equilibrio presupuestario y la justicia social; al día siguiente, el viernes 20 de enero, el presidente Macron oficializó a bombo y platillo un presupuesto militar récord de 400,000 millones de euros. La concomitancia entre los sacrificios exigidos y los gastos de guerra está destinada, con el tiempo, a abrirse camino en la mente de los trabajadores.
La intensificación de la economía de guerra implica directamente un agravamiento de la crisis económica; la clase obrera todavía no ha hecho realmente la conexión, y no se está movilizando, en general, contra la economía de guerra, pero se está levantando contra sus efectos, contra la crisis económica, ante todo contra unos salarios demasiado bajos frente a la inflación.
Esto no es ninguna sorpresa. La historia demuestra que la clase obrera no se moviliza directamente contra la guerra en el frente, sino contra sus efectos en la vida cotidiana en la retaguardia. Ya en 1982, en un artículo de nuestra revista titulado “¿Es la guerra una condición favorable para la revolución comunista?”, respondíamos negativamente y afirmábamos que es sobre todo la crisis económica la que constituye el terreno más fértil para el desarrollo de las luchas y de la conciencia, añadiendo con toda razón que “la profundización de la crisis económica está rompiendo estas barreras en la conciencia de un número creciente de proletarios a través de hechos que demuestran que se trata de la misma lucha de clases”.
La reacción de la clase obrera ante la guerra, aunque muy heterogénea en todo el mundo, muestra que allí, donde está la clave del futuro, allí donde hay experiencia histórica acumulada, en los países centrales, el proletariado no ha sufrido una derrota significativa, que no está dispuesto a dejarse reclutar y a sacrificar su vida. Es más, su reacción a los efectos de la crisis económica indica una dinámica hacia la reanudación de la combatividad obrera en estos países.
Reencontrando el camino de la huelga, los trabajadores británicos han enviado una señal clara a los trabajadores de todo el mundo: “Tenemos que luchar. Ya basta”. Parte de la prensa de izquierda llegó a titular: “En el Reino Unido: el gran retorno de la lucha de clases”. La entrada del proletariado británico en la lucha es, pues, un acontecimiento de importancia histórica.
Esta oleada de huelgas ha sido dirigida por la fracción del proletariado europeo que más ha sufrido el retroceso general de la lucha de clases desde finales de los años ochenta. Si en los años 70, aunque con cierto retraso respecto a otros países como Francia, Italia o Polonia, los trabajadores británicos habían desarrollado luchas muy importantes que culminaron en la oleada de huelgas de 1979 (“el invierno del descontento”), durante los años 80, la clase obrera británica sufrió una eficaz contraofensiva de la burguesía que culminó con la derrota de la huelga de mineros de 1985 por Margaret Thatcher. En cierto modo, esta derrota y el retroceso del proletariado británico anunciaron el retroceso histórico del proletariado mundial, revelando antes de tiempo el resultado de la incapacidad de politizar las luchas y el peso de la debilidad resultado del corporativismo. Durante las décadas de 1990 y 2000, Gran Bretaña se vio especialmente afectada por la desindustrialización y la transferencia de industrias a China, India o Europa del Este. En los últimos años, los trabajadores británicos han sufrido la embestida de los movimientos populistas y, sobre todo, por la ensordecedora campaña del Brexit, que estimuló la división entre “remainers” y “leavers” (división entre los que querían que permaneciera y los que querían que se abandonara), y luego por la crisis de Covid, que ha pesado mucho sobre la clase trabajadora. Por último, más recientemente aún, ésta se ha enfrentado al llamamiento a los sacrificios necesarios del esfuerzo de guerra, sacrificios que son “muy ínfimos” comparados con los del “heroico pueblo ucraniano” que resiste bajo las bombas. Sin embargo, a pesar de todas estas dificultades y obstáculos, hoy aparece en la escena social una generación de proletarios que ya no está afectada, como sus mayores, por el peso de las derrotas de la “generación Thatcher”; una nueva generación que levanta cabeza mostrando que la clase obrera es capaz de responder a los ataques mediante la lucha. En definitiva, guardando las proporciones, asistimos a un fenómeno bastante comparable (aunque no idéntico) al que vio surgir a la clase obrera francesa en 1968: la llegada de una generación más joven, menos afectada que sus mayores por el peso de la contrarrevolución. Así, del mismo modo que la derrota de 1985 en el Reino Unido anunció el retroceso general de finales de los años 80, el retorno de la combatividad obrera y de las huelgas en la isla británica indica una dinámica profunda en las entrañas del proletariado mundial. El “verano de la ira” (que ha continuado en otoño, invierno... y pronto en primavera) sólo puede ser un estímulo para todos los trabajadores del mundo, y esto por varias razones: se trata de la clase obrera de la quinta potencia económica mundial, y de un proletariado anglófono cuyas luchas están llamadas a tener un gran impacto en países como Estados Unidos, Canadá, y en aun en otras partes del mundo como India y Sudáfrica. Como el inglés es la lengua de comunicación mundial, la influencia de estos movimientos supera necesariamente la de las luchas en Francia o Alemania, por ejemplo. En este sentido, el proletariado británico está mostrando el camino no sólo a los trabajadores europeos, que tendrán que estar en la vanguardia de la creciente de la lucha de clases, sino también al proletariado mundial, y en particular al proletariado estadounidense. En la perspectiva de las luchas futuras, la clase obrera británica podrá servir así de enlace entre el proletariado de Europa Occidental y el proletariado americano. En Estados Unidos, como han demostrado las huelgas en muchas fábricas en los últimos años, hay una creciente combatividad de la clase y el movimiento Occupy había revelado toda la reflexión que trabaja en sus entrañas; no debemos olvidar que el proletariado tiene una gran historia y experiencia a este lado del Atlántico. Pero sus debilidades son también muy grandes: el peso de la irracionalidad, del populismo y del atraso, el peso del aislamiento continental, el peso de la ideología pequeñoburguesa y burguesa en materia de libertades, razas, etc. El lazo con Europa, ese vínculo de unión que proporciona el Reino Unido, es aún más crucial.
Para entender cómo el retorno de la huelga al Reino Unido es una señal de la posibilidad de un futuro desarrollo de la lucha y de la conciencia proletarias, tenemos que volver a lo que dijimos en nuestra Resolución sobre la situación internacional adoptada en nuestro Congreso Internacional de 2021: “En 2003, basándose en las nuevas luchas en Francia, Austria y otros lugares, la CCI predijo una renovación de las luchas por parte de una nueva generación de proletarios que habían sido menos influenciados por las campañas anticomunistas y que se enfrentaría a un futuro cada vez más incierto. En gran medida, estas predicciones fueron confirmadas por los acontecimientos de 2006-2007, en particular la lucha contra el CPE (Contrato del Primer Empleo) en Francia, y de 2010-2011, en particular el movimiento de los Indignados en España. Estos movimientos han mostrado importantes avances en términos de solidaridad entre generaciones, de autoorganización a través de asambleas, de la cultura del debate, de auténticas preocupaciones por el futuro al que se enfrenta la clase trabajadora y la humanidad en su conjunto. En este sentido, mostraron el potencial para unificar las dimensiones económica y política de la lucha de clases. Sin embargo, nos llevó mucho tiempo comprender las inmensas dificultades a las que se enfrentaba esta nueva generación, 'criada' en condiciones de descomposición, dificultades que impedirían al proletariado invertir el retroceso posterior al 89 durante este periodo”6. El elemento clave de estas dificultades ha sido la continua erosión de la identidad de clase. Esto es lo que explica principalmente que el movimiento del CPE de 2006 no haya dejado ninguna huella visible: tras éste, no hubo círculos de discusión, ni aparición de pequeños grupos, ni tampoco libros, ni recopilaciones de testimonios, etc., hasta el punto de que hoy en día es totalmente desconocido entre los jóvenes. Los estudiantes precarios de la época habían utilizado los métodos de lucha del proletariado (las asambleas generales) y de la naturaleza de su lucha (la solidaridad) sin siquiera saberlo, lo que les impidió tomar conciencia de la naturaleza, de la fuerza y de los objetivos históricos de su propio movimiento. Esta es la misma debilidad que obstaculizó el desarrollo del movimiento de los Indignados en 2010-2011 y que impidió extraer sus frutos y lecciones. De hecho, “a pesar de los significativos avances logrados a nivel de la conciencia y de la organización, la mayoría de los Indignados se veían a sí mismos como 'ciudadanos' y no como miembros de una clase, lo que les hacía vulnerables a las ilusiones democráticas pregonadas por grupos como Democracia real ¡Ya! (el futuro Podemos), y más tarde al veneno del nacionalismo catalán y español”7. Por falta de raíces, el movimiento quedó a la deriva. Porque es el reconocimiento de un interés común de clase, opuesto al de la burguesía, porque es la “constitución del proletariado en clase”, como dice el Manifiesto Comunista, la identidad de clase es inseparable del desarrollo de la conciencia de clase. Por ejemplo, sin identidad de clase es imposible relacionarse conscientemente con la historia de la clase, sus luchas y sus lecciones.
Los dos grandes momentos del movimiento proletario desde los años 80, el movimiento contra el CPE y los Indignados, se esterilizaron o se recuperaron sobre todo a causa de esta ausencia de base para el desarrollo más general de la conciencia, a causa de esta pérdida de identidad de clase. Es esta considerable debilidad la que el retorno de la huelga en el Reino Unido tiene el potencial de superar. Históricamente, el proletariado en el Reino Unido está marcado por grandes debilidades (el control sindical y el corporativismo, el reformismo)8, pero la palabra “trabajador” ha sido menos borrada allí que en otros lugares; en el Reino Unido la palabra no es vergonzosa; y esta huelga puede empezar a ponerla “al día” internacionalmente. Los trabajadores del Reino Unido no están mostrando el camino en todos los aspectos, porque sus métodos de lucha están demasiado marcados por sus debilidades, ese será el papel del proletariado en otros lugares, pero hoy están enviando el mensaje esencial: no luchamos como ciudadanos o estudiantes, sino como trabajadores. Y este paso adelante es posible gracias al inicio de una reacción de la clase obrera a la crisis económica.
La realidad de esta dinámica se puede calibrar por la reacción preocupada de la burguesía, sobre todo en Europa Occidental, ante los peligros que plantea la extensión de la “degradación de la situación social”. Este es particularmente el caso de Francia, Bélgica, España y Alemania, donde la burguesía, contrariamente a la actitud de la burguesía británica, ha tomado medidas para limitar los aumentos de los precios del petróleo, el gas y la electricidad o para compensar el impacto de la inflación y de las subidas de precios mediante subsidios o recortes de impuestos, afirmando alto y claro que quiere proteger el “poder adquisitivo” de los trabajadores. En Alemania, en octubre y noviembre de 2022, las “huelgas de advertencia” desembocaron inmediatamente en el anuncio de “primas por inflación” (3000 euros en la industria metalúrgica, 7000 en la automovilística) y en promesas de aumentos salariales.
Pero con la realidad del empeoramiento de la crisis económica mundial, las burguesías nacionales se ven obligadas, sin embargo, a atacar a su proletariado en nombre de la competitividad y el equilibrio presupuestario; sus medidas de “protección” y otros “escudos” se están reduciendo gradualmente. Así, en Italia, la “Ley de Finanzas 2023” recorta una gran parte de las “ayudas especiales” y constituye un nuevo ataque frontal a las condiciones de vida y de trabajo. En Francia, el gobierno de Macron tuvo que anunciar su gran reforma de las pensiones a principios de enero de 2023, tras meses de retraso y preparación. El resultado: manifestaciones masivas, superando incluso las expectativas sindicales. Más allá del millón de personas en las calles, es la atmósfera y la naturaleza de las discusiones en estas marchas en Francia lo que mejor revela aquello que se está gestando en las profundidades de nuestra clase:
La reforma de las pensiones es descrita por muchos como “la gota de agua que colmó el vaso”; es el conjunto de la situación que se ha vuelto intolerable e insoportable.
“A un momento dado, ya basta”. Esta idea, expresada en las manifestaciones, llegó a las portadas de uno de los periódicos. Era claramente un eco del “Enough is enough” británico. El vínculo con la situación en el Reino Unido parecía obvio para los manifestantes con los que hablamos mientras distribuíamos nuestra hoja internacional: “Tenéis razón, es lo mismo en todas partes, en todos los países”.
Es una confirmación de lo que ya habíamos percibido en las manifestaciones de 2019 y durante las huelgas de otoño de 2022: la sensación de que todos estamos “en el mismo barco”. Las huelgas dispersas que tienen lugar desde hace meses en Francia se perciben como un callejón sin salida, y el “tenemos que luchar todos juntos” emerge cada vez más en la mente de la gente.
Hay incluso un cierto cambio de ambiente con respecto a las manifestaciones de las últimas décadas, que eran todas de resignación. La idea de que “unidos podemos vencer” está ahora muy presente.
Evidentemente, esta dinámica positiva no se dirige todavía a la autoorganización. La confrontación abierta con los sindicatos es inexistente por el momento. Nuestra clase aún no está ahí. Todavía ni siquiera se ha planteado la cuestión. Y cuando los trabajadores empiecen a enfrentarse a esta cuestión, se tratará de un proceso muy largo con la reconquista de las asambleas generales y comités frente a los escollos de las diferentes formas de sindicalismo (las centrales, las coordinaciones, el de base, etc.). Pero el hecho de que los sindicatos, para ajustarse a las preocupaciones de la clase y mantener la dirección del movimiento, tengan que organizar grandes manifestaciones aparentemente unitarias, cuando han hecho todo lo posible por evitarlo durante meses, muestra que los obreros tienden a querer ser solidarios para luchar.
Será interesante ver cómo evoluciona la situación en el Reino Unido a este respecto. Tras 9 meses de huelgas continuas, la cólera y la combatividad no muestran signos de disminuir. A principios de enero, les tocó a los conductores de ambulancias y a los profesores sumarse a la ronda de huelgas. Y también aquí germinó la idea de luchar juntos. En consecuencia, el discurso sindical ha tenido que adaptarse, dando cada vez más protagonismo a las palabras “unidad”, “solidaridad” ... y las promesas de “manifestaciones” se tienen que cumplir. Por primera vez, hubo sectores en huelga el mismo día, por ejemplo, enfermeras y conductores de ambulancias.
¡Esta simultaneidad de las luchas en varios países no se veía desde los años 80! La influencia de la combatividad del proletariado en el Reino Unido sobre el proletariado en Francia es algo que hay que seguir de cerca, al igual que la influencia de la tradición de manifestaciones callejeras en Francia sobre la situación en el Reino Unido. Hace casi 160 años, el 28 de septiembre de 1864, nació la Asociación Internacional de Trabajadores, principalmente por iniciativa de los proletarios británicos y franceses. Esto es algo más que un guiño a la historia. Revela la profundidad de lo que está ocurriendo: las partes más experimentadas del proletariado mundial vuelven a moverse y a levantar sus voces. El proletariado de Alemania sigue ausente, sigue profundamente marcado por su derrota en los años 20 y su aplastamiento físico e ideológico, pero la dureza de la crisis económica que empieza a golpearle también podría empujarle a reaccionar.
Así, la profundización de la crisis y las consecuencias de la guerra van a ir in crescendo, generando un aumento de la cólera y de la combatividad en todas partes. Y es muy importante que el agravamiento de la crisis económica mundial tome ahora la forma de inflación, porque:
empuja a los proletarios a la lucha, por necesidad, no les deja otra opción;
afecta a todos los países
no es un ataque que la burguesía pueda preparar y luego retirar como una reforma;
afecta a toda la clase obrera, en todos los sectores;
no es fruto de tal o cual gobierno o patrón, sino del capitalismo, por lo que implica una lucha y una reflexión más globales, más generales.
A lo largo de la historia, los periodos de inflación han llevado regularmente al proletariado a las calles. Todo el final del siglo 19º estuvo marcado a nivel internacional por la subida de los precios, y al mismo tiempo se desarrolló un proceso de huelgas de masas desde Bélgica en 1892 hasta Rusia en 1905. Polonia en 1980 tuvo sus raíces en la subida de los precios de la carne. El ejemplo opuesto es Alemania en los años 30: aunque la inflación galopante provocó entonces una inmensa cólera, también contribuyó al miedo, al repliegue y a la desorientación de la clase; pero ese momento se situaba en un periodo histórico muy diferente, el de la contrarrevolución, y era precisamente en Alemania donde el proletariado anteriormente había sido más aplastado ideológica y físicamente.
Hoy en día, Alemania (Occidental) se ve afectada por la crisis económica mundial como no lo había estado desde los años 1930, pero este deterioro de las condiciones de vida y de trabajo y la reaparición de la inflación tienen lugar en el contexto de un auge internacional de la combatividad obrera. Por lo tanto, es particularmente importante seguir la evolución de la situación social en este país, tras décadas de relativo letargo.
Así, a pesar de la tendencia de la descomposición a actuar sobre la crisis económica, ésta sigue siendo “el mejor aliado del proletariado”. Es una confirmación más de nuestras Tesis sobre la descomposición: “la agravación inexorable de la crisis del capitalismo constituye el estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, la condición misma de su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad. En efecto, así como el proletariado no puede encontrar un terreno para la unidad de clase en las luchas parciales contra los efectos de la descomposición, su lucha contra los efectos directos de la propia crisis constituye la base del desarrollo de su fuerza y de su unidad de clase.” Así que teníamos razón cuando, en nuestra última resolución sobre la situación internacional, afirmábamos: “debemos rechazar cualquier tendencia a restar importancia a las luchas económicas “defensivas” de la clase, que es una expresión típica de la concepción modernista que ve a la clase sólo como una categoría explotada y no de la misma forma como una fuerza histórica y revolucionaria.” Ya defendimos esta posición cardinal en uno de nuestros artículos pertenecientes a nuestro patrimonio, “La lucha del proletariado en la decadencia del capitalismo”: “La lucha proletaria tiende a superar el marco estrictamente económico para convertirse en social, enfrentándose directamente al Estado, politizándose y exigiendo la participación masiva de la clase”9. La misma idea está contenida en la frase de Lenin: “Detrás de cada huelga se cierne el espectro de la revolución” (ver anexo).
El movimiento de 2006 contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) fue una reacción a un ataque económico que planteó inmediatamente profundas cuestiones políticas generales, en particular la de la organización en asambleas, pero también la de la solidaridad entre generaciones. Pero, como hemos visto anteriormente, la pérdida de identidad de clase esterilizó todo este cuestionamiento subyacente. En las futuras huelgas, a escala internacional, frente al hundimiento en la crisis económica, existe la posibilidad de que los trabajadores, incluso con todas sus debilidades e ilusiones, empiecen a verse a sí mismos, a reconocerse, a comprender la fuerza que representan en el colectivo y, por tanto, como clase, y entonces todas esas preguntas que han estado flotando en el aire desde principios de los años 2000 sobre la perspectiva (“Otro mundo es posible”), sobre los métodos de lucha (asambleas y superación de las divisiones corporativistas), el sentimiento de que “todos estamos en el mismo barco”, las oleadas de solidaridad se convertirán en el caldo de cultivo de la unidad, etc., se iluminarán con una nueva luz. Podrán, en fin, empezar a ser conscientemente consideradas y debatidas. Así se entrelazarán las dimensiones económica y política.
La intensificación de la economía de guerra y el agravamiento de la crisis económica en todo el mundo están creando un aumento de la ira y la combatividad también a escala mundial. Y, como frente a la guerra, la heterogeneidad del proletariado en los distintos países crea una heterogeneidad de respuestas y del potencial de cada movimiento. Existe toda una gama de luchas en función de la situación, de la historia del proletariado y de su experiencia.
Muchos países se acercan a la situación europea, con una concentración obrera importante y gobiernos “democráticos” en el poder. Este fue también el caso en América del Sur. La huelga de médicos y enfermeras de finales de noviembre y la huelga “general” de finales de diciembre en Argentina confirman esta relativa similitud, esta dinámica en parte común. Pero en estos países, el proletariado no ha acumulado la misma experiencia que en Europa y Norteamérica. El peso de las capas intermedias y, por tanto, el peligro de la trampa interclasista es mucho mayores allí; el movimiento piquetero de los años 1990 en Argentina sigue siendo el modelo de lucha dominante. Sobre todo, los estertores de la descomposición están pudriendo todo el tejido social; la violencia y el narcotráfico dominan la sociedad en el norte de México, en Colombia y Venezuela, y están empezando a gangrenar Perú y Chile... Estas debilidades explican, por ejemplo, por qué en la última década Venezuela se ha hundido en una crisis económica devastadora sin que el proletariado haya sido capaz de reaccionar, a pesar de ser un proletariado industrial altamente educado y con una fuerte tradición de lucha.
Esta realidad confirma una vez más la responsabilidad primordial del proletariado en Europa. Sobre sus espaldas pesa el deber de mostrar el camino desarrollando luchas que sitúen en su centro los métodos del proletariado: asambleas obreras generales, reivindicaciones unificadoras, solidaridad entre sectores y generaciones... y defensa de la autonomía obrera, ¡una lección que se remonta a las luchas de clase en Francia en 1848!
Debemos seguir especialmente la evolución de la lucha de clases en China. Ese país concentra 770 millones de trabajadores asalariados y parece estar experimentando un aumento significativo del número de huelgas ante una crisis económica que allí está tomando la forma de enormes oleadas de despidos. Algunos analistas formulan la idea de que la nueva generación de trabajadores no está dispuesta a aceptar las mismas condiciones de explotación que sus padres, porque con el desarrollo de la crisis económica ya no es válida la promesa de un futuro mejor a cambio de los sacrificios actuales. El puño de hierro del Estado chino, cuya autoridad se basa sobre todo en la represión, puede contribuir a avivar las llamas de la cólera y a impulsar la lucha masiva. Dicho esto, la terrible historia del proletariado en China significa que el veneno de las ilusiones democráticas será muy poderoso; es inevitable que la cólera y las reivindicaciones se desvíen hacia terrenos burgueses: contra el yugo “comunista”, por los derechos y las libertades, etc. Esto es al menos lo que ha pasado cuando estalló la ira contra las insoportables restricciones de la política anti-Covid china a finales de 2022.
En toda una parte del mundo, el proletariado está marcado por una debilidad histórica muy grande y sus luchas sólo pueden reducirse a la impotencia y/o hundirse en callejones sin salida burgueses (reivindicaciones de más democracia, libertad, igualdad, etc.) y/o diluirse en movimientos interclasistas. Esta es la principal lección de la Primavera Árabe de 2010: aunque la movilización obrera fue real, se diluyó en el “pueblo” y, sobre todo, las reivindicaciones fueron dirigidas hacia el terreno burgués para cambiar dirigentes (“Mubarak fuera”, etc.) y pedir más democracia. El enorme movimiento de protesta que toca a Irán es una nueva ilustración perfecta de esto. La ira masiva de la población se está volcando hacia las reivindicaciones de los derechos de la mujer (el lema central y ahora mundialmente famoso es “mujer, vida, libertad”); así que, aunque en el país siguen teniendo lugar numerosas luchas obreras, éstas sólo pueden acabar ahogadas por el movimiento popular. En los últimos años, el lenguaje muy radical de estos movimientos sociales ha llevado a la gente a creer en una cierta forma de autoorganización de los trabajadores: críticas a los sindicatos, llamamientos a los soviets, etc. En realidad, esta terminología marxista es un barniz extendido por la izquierda radical que no se corresponde con la realidad de las acciones de la clase obrera en Irán10. Numerosos militantes izquierdistas en Irán se formaron en Europa en los años 1970/80, y han utilizado este vocabulario para defender sus propios intereses, es decir, los del ala izquierda del capital en Irán.
Además, los Estados democráticos utilizan estos movimientos, tanto en China como en Irán:
En el plano imperialista, por supuesto, Ucrania ha mostrado cómo la carta de la “defensa de la democracia” puede ser jugada por los Estados Unidos para aumentar su influencia sobre un país o para desestabilizarlo. No es casualidad que sea en la región kurda de Irán -presentando la protesta social más fuerte- donde la influencia estadounidense es también importante.
A nivel ideológico también, contra su propio proletariado, machacando la idea de que “la democracia se defiende, se logró con grandes luchas, y están luchando por obtenerla” y que es como “pueblo” como podemos movilizarnos.
Aquí vemos que la debilidad política del proletariado en un país es instrumentalizada por la burguesía contra todo el proletariado mundial; pero también a la inversa, la experiencia acumulada por el proletariado en los países centrales puede mostrar el camino a todo el mundo.
Estas confusiones actuales sobre los movimientos sociales que sacuden los países de la periferia nos obligan a recordar aquí nuestra crítica de la teoría del eslabón débil, crítica que pertenece a nuestro patrimonio. En nuestra resolución de enero de 1983, escribimos: “La otra gran lección de estas luchas (en Polonia 80-81) y de su derrota es que esta generalización mundial de las luchas sólo puede provenir de los países que constituyen el corazón económico del capitalismo: los países avanzados de Occidente, y entre ellos, aquellos donde la clase obrera ha adquirido la experiencia más larga y completa: los de 'Europa Occidental'”11. Y, para ser aún más precisos, detallábamos en nuestra resolución de julio de 1983: “Ni los países del Tercer Mundo, ni los países de Europa del Este, ni Norteamérica, ni Japón, pueden ser el punto de partida del proceso que conduzca a la revolución:
los países del Tercer Mundo, por la debilidad numérica del proletariado y el peso de las ilusiones nacionalistas;
Japón, y Estados Unidos en particular, porque no se enfrentaron tan directamente a la contrarrevolución y sufrieron menos directamente la guerra mundial, y porque carecían de una profunda tradición revolucionaria;
los países de Europa del Este, por su atraso económico relativo, la forma específica (escasez) que tomó allí la crisis mundial, que impidió una toma de conciencia global y directa de sus causas (sobreproducción), de la contrarrevolución estalinista que transformó el ideal del socialismo en su contrario en la mente de los trabajadores y permitió un nuevo impacto de las mistificaciones democráticas, sindicalistas y nacionalistas”12.
Si fuera de los países centrales puede haber luchas masivas que demuestren la rabia, el coraje y la combatividad de los trabajadores de estas regiones del mundo, estos movimientos no pueden tener ninguna perspectiva. Esta imposibilidad subraya la responsabilidad histórica del proletariado en Europa, que tiene el deber de apoyarse en su experiencia para frustrar las trampas más sofisticadas de la burguesía, empezando por la democracia y los “sindicatos libres”, y mostrar así el camino a seguir.
Lo que vemos en las huelgas y manifestaciones actuales, el desarrollo de la solidaridad, del sentimiento de que debemos luchar juntos, de que todos estamos en el mismo barco, indica una cierta maduración subterránea de la conciencia. Como escribió MC13 en su texto “Sobre la maduración subterránea” (Boletín Interno1983) en un debate dentro de la organización: “El trabajo de reflexión continúa en la mente de los trabajadores y se manifestará en el estallido de nuevas luchas. Existe una memoria colectiva de la clase, y esta memoria también contribuye al desarrollo de la toma de conciencia y a su extensión en la clase”. Pero hay que ser más precisos. La maduración subterránea se expresa de forma diferente según hablemos de la clase en su conjunto, de sus sectores combativos o de las minorías en búsqueda de las posiciones proletarias. Como detallamos en nuestra Revista Internacional 43:
“En el nivel más bajo de conciencia, así como en los estratos más amplios de la clase, esto (la maduración subterránea) toma la forma de una contradicción creciente entre el ser histórico, las necesidades reales de la clase, y la adhesión superficial de los trabajadores a las ideas burguesas. Este choque puede permanecer por largo tiempo en gran medida sin ser reconocido, siendo enterrado o reprimido durante mucho tiempo, o puede empezar a emerger en forma de desilusión y desvinculación con los temas principales de la ideología burguesa.
En un sector más restringido de la clase, entre los trabajadores que permanecen fundamentalmente en el terreno proletario, adopta la forma de reflexión sobre las luchas pasadas, debates más o menos formales sobre las luchas futuras, la aparición de núcleos combativos en las fábricas y entre los desempleados. (...)
En una fracción de la clase, aún más limitada en tamaño, pero destinada a crecer a medida que avance la lucha, esto toma la forma de una defensa explícita del programa comunista y, por tanto, de la reagrupación en una vanguardia marxista organizada. La aparición de organizaciones comunistas, lejos de refutar la noción de maduración subterránea, es a la vez un producto de ésta y un factor activo de la misma”14.
Entonces, ¿dónde está la maduración subterránea en los distintos niveles de nuestra clase?
Examinar la política de la burguesía es siempre absolutamente primordial, tanto para evaluar mejor dónde se encuentra nuestra propia clase como para detectar las trampas que se preparan. Así, la energía que despliega la burguesía en los países centrales, principalmente a través de sus sindicatos, para dividir las luchas, aislar las huelgas unas de otras y evitar cualquier manifestación unitaria masiva, demuestra que no quiere que los trabajadores se unan para manifestarse por salarios más altos, porque sabe que ése es el terreno más fértil para la reconquista de la identidad de clase.
Hasta ahora, esta estrategia ha funcionado, pero la burguesía sabe que la idea de tener que luchar “todos juntos” seguirá germinando en la mente de los trabajadores, a medida que la crisis se agrave en todas partes; además, ya hay una pequeña parte de la clase que se plantea este tipo de cuestiones. Por eso, tanto para prepararse para el futuro como para captar y esterilizar el pensamiento de las minorías actuales, algunos de los sindicatos están presentando cada vez más una fachada radical, haciendo hincapié en el sindicalismo de clase y de combate.
También es sorprendente ver en las manifestaciones hasta qué punto las organizaciones de extrema izquierda están atrayendo a una proporción cada vez mayor de jóvenes. Algunos de los grupos trotskistas se reclaman cada vez más del combate de la clase obrera revolucionaria por el comunismo, mientras que en los años 1990 se centraban en la defensa de la democracia, los frentes de izquierda, etc. Esta clara diferencia es el resultado de la adaptación de la burguesía a lo que percibe en la clase: no sólo el retorno de la combatividad obrera, sino también una cierta maduración de la conciencia.
Además, este creciente radicalismo de una parte de las fuerzas de izquierda y sindicales también es visible en la cuestión de la guerra. Son muchos los sindicatos “de combate” y partidos que reivindican el anarquismo, el trotskismo, o el maoísmo que han elaborado declaraciones “internacionalistas”, es decir, que aparentemente denuncian los dos campos enfrentados en Ucrania, Rusia y Estados Unidos, y que aparentemente llaman a una lucha unida de la clase obrera. También en este caso, esta actividad de la izquierda del capital tiene un doble sentido: captar a las pequeñas minorías en busca de las posiciones de clase que se están desarrollando y, a más largo plazo, dar respuestas falsas a las preocupaciones que genera la clase en la profundidad de sus entrañas.
Sin embargo, no debemos subestimar el impacto de la propaganda imperialista o de la propia guerra en la conciencia de los trabajadores. Si la “defensa de la democracia” no basta hoy para movilizar a los trabajadores, contamina por lo menos las mentes, que, como resultado, mantienen las ilusiones y mentiras del Estado protector. El discurso permanente relativo al “pueblo” contribuye a socavar aún más la identidad de clase, a hacer olvidar que la sociedad está dividida en clases antagónicas irreconciliables, ya que “el pueblo” sería una comunidad de intereses agrupados por la nación. Por último, pero no por ello menos importante, la propia guerra amplifica todos los temores, el repliegue y la irracionalidad utilizando: el aspecto incomprensible de esta guerra, el desorden y el caos crecientes, la incapacidad de prever la evolución del conflicto, la amenaza de su extensión, el temor a una tercera guerra mundial o al uso de armas nucleares.
De forma más general, durante los dos últimos años, la irracionalidad ha aumentado entre la población al mismo tiempo que la descomposición se ha agravado profundamente: la pandemia, la guerra y la destrucción de la naturaleza han reforzado considerablemente el no-futuro. De hecho, todo lo que escribimos en 2019 en nuestro Informe sobre la lucha de clases para el 23º Congreso Internacional de la CCI” se ha verificado y amplificado: “El mundo capitalista en descomposición engendra necesariamente un clima de apocalipsis. No tiene ningún futuro que ofrecer a la humanidad y su inimaginable potencial de destrucción es cada vez más evidente para una gran parte de la población mundial. (...) El nihilismo y la desesperación nacen de un sentimiento de impotencia, de la pérdida de la convicción de que existe una alternativa al escenario de pesadilla que el capitalismo prepara para nosotros. Tienden a paralizar la reflexión y la voluntad de acción. Y si la única fuerza social que puede plantear esta alternativa es prácticamente inconsciente de su propia existencia, ¿significa eso que la suerte está echada, que ya se ha pasado el punto de no retorno? Reconocemos plenamente que cuanto más tiempo el capitalismo se hunda en la descomposición, más socava los cimientos de una sociedad más humana. Nuevamente esto se ilustra claramente por la destrucción del medio ambiente, que está llegando a un punto en el que puede acelerar la tendencia hacia el colapso total de la sociedad, una condición que no contribuye en absoluto a fomentar la autoorganización y la confianza en el futuro necesarias para llevar a cabo una revolución”15.
La burguesía utiliza descaradamente esta gangrena contra la clase obrera, favoreciendo ideologías pequeñoburguesas descompuestas. En Estados Unidos, todo un sector del proletariado se ve afectado por los peores efectos de la descomposición, como el auge de la xenofobia y el odio racial. En Europa, la clase obrera muestra una mayor resistencia a estas manifestaciones ultra nauseabundas, pero la teoría de la conspiración y el rechazo de todo pensamiento racional (la corriente “antivacunas”, por ejemplo) también han comenzado a extenderse en este corazón histórico. Sobre todo, en todos los países centrales, el proletariado está cada vez más contaminado por el ecologismo y el wokismo.
Lo que vemos aquí es un proceso general: cada aspecto repugnante de este capitalismo decadente y descompuesto está aislado, separado de la cuestión del sistema y de sus raíces, y se convierte en una lucha parcelaria en la que debe participar ya sea una categoría de la población (negros o mujeres, etc.) o todos como “pueblo”. Todos estos movimientos constituyen un peligro para los trabajadores, que corren el riesgo de verse arrastrados a luchas interclasistas o francamente burguesas en las que se ven ahogados por la masa de “ciudadanos”. Los trabajadores de los sectores clásicos y experimentados de la clase parecen menos influenciados por estas ideologías y estas formas de “lucha”. Pero la generación más joven, a la vez desvinculada de la tradición de la lucha de clases y particularmente indignada por las injusticias flagrantes y preocupada por el sombrío futuro, está muy perdida en estos movimientos “no mixtos” (reuniones exclusivamente de negros, o de mujeres, etc.), contra el “género” (teoría de la ausencia de distinción biológica entre los sexos), etc. En lugar de que la lucha contra la explotación, que está en la base del sistema capitalista, permita un movimiento de emancipación cada vez más amplio (la cuestión de las mujeres, de las minorías, etc.) como fue el caso en 1917, las ideologías ecologistas, wokistas, racistas, zadistas... barren la lucha de clases, la niegan o incluso la juzgan responsable del estado actual de la sociedad. Según los racistas, la lucha de clases es una cosa de blancos que mantiene la opresión de los negros; según el wokismo, la lucha de clases es una cosa del pasado marcada por el paternalismo machista y la dominación; o según la teoría de la interseccionalidad, la lucha de los trabajadores es una lucha igual a las demás: feminismo, antirracismo, “clasismo”, etc. son todas luchas particulares contra la opresión que a veces pueden encontrarse una al lado de la otra, “convergiendo”. El resultado es catastrófico: rechazo de la clase obrera y de sus métodos de lucha, división por categorías que no es más que una forma del sálvese quien pueda, crítica superficial del capitalismo que acaba pidiendo reformas, una “toma de conciencia” de los poderosos, nuevas “leyes”, etcétera. La burguesía no duda, siempre que puede, en dar la máxima publicidad a todos estos movimientos. Todos los Estados democráticos han hecho suya la causa de la consigna “mujer, vida, libertad”, que se ha convertido en el símbolo de la protesta social en Irán.
Y como estos movimientos son claramente impotentes, se propone a algunos de los jóvenes más radicales y rebeldes a emprender acciones más “contundentes”, como peleas a puñetazos, sabotajes, etc. En los últimos meses se ha desarrollado la “ecología radical”. La más a la “izquierda” de estas ideologías es la “interseccionalidad”: se reclama de la revolución y de lucha de clases, pero pone igualitariamente al mismo nivel la lucha contra la explotación y las luchas contra el racismo, el machismo, etc., para diluir mejor la lucha obrera y orientarla hacia el interclasismo.
En otras palabras, todas esas ideologías descompuestas cubren todo el espectro de la reflexión que germina en el seno de nuestra clase, especialmente de su juventud, y son así muy eficaces para esterilizar los esfuerzos del proletariado que trata de encontrar una manera de luchar, una manera de enfrentarse a este mundo que se hunde en el horror de la barbarie y la destrucción.
Todo un sector de partidos y organizaciones de la izquierda y extrema izquierda del capital promueven evidentemente estas ideologías. Es llamativo ver cómo todo un sector del trotskismo antepone cada vez más al “pueblo”; y los vástagos del modernismo (comunizadores y otros)16 tienen el papel de ocuparse específicamente en atraer hacia sí a jóvenes que buscan claramente destruir el capitalismo, para hacer el trabajo sucio de alejarlos de la lucha de clases y obstaculizar cualquier reconquista de la identidad de clase.
En los años venideros, habrá tanto un desarrollo de la lucha del proletariado frente al agravamiento de la crisis económica (huelgas, jornadas de acción, manifestaciones, movimientos sociales) como un hundimiento de toda la sociedad en la descomposición con todos los peligros que ello representa para nuestra clase (luchas parcelarias, movimientos interclasistas e incluso reivindicaciones burguesas). Al mismo tiempo, existirá la posibilidad de una reconquista progresiva de la identidad de clase y, por otra parte, la influencia creciente de las ideologías descompuestas.
Así pues, la CCI tendrá un papel crucial que desempeñar en estas luchas venideras.
Con respecto a la clase en su conjunto, tendremos que intervenir a través de nuestra prensa, en las manifestaciones, en las posibles reuniones políticas y asambleas generales para:
1) Explotar el sentimiento creciente de “estar todos en el mismo barco” y el aumento de la combatividad para defender todos los métodos de lucha que, en la historia, han mostrado ser portadores de solidaridad y unidad, de identidad de clase.
2) Denunciar la labor saboteadora y de división de los sindicatos.
3) Calificar la naturaleza de cada movimiento, caso por caso (obrero, interclasista, parcelario, burgués, etc.). Sobre este último punto, debemos estar atentos a las dificultades de los últimos años. La guerra en Ucrania no desencadenó ni desencadenará una reacción masiva de la clase, no habrá movimiento contra la guerra. Si queremos defender la antorcha del internacionalismo, sería ilusorio, u oportunista, creer que se pueden formar comités obreros en este terreno; la naturaleza totalmente artificial y hueca de los comités No a la guerra sí a la guerra de clases (NWBCW), que se mantienen en vida por la sola voluntad de la TCI (Tendencia Comunista Internacionalista), es una prueba contundente de ello17. La lucha contra la degradación de las condiciones de vida, en particular frente al alza de los precios, es el terreno más fértil para el desarrollo futuro de la lucha y de la conciencia.
Con respecto a toda una parte de la clase que se cuestiona el estado de la sociedad y la perspectiva, tendremos que seguir desarrollando lo que empezamos a hacer con nuestro texto sobre los años 2020, es decir, expresar lo mejor posible la coherencia de nuestro análisis, que es el único capaz de vincular los diferentes aspectos de la situación histórica y poner de manifiesto la realidad de la dinámica del momento histórico.
Más concretamente, con respecto a todos esos jóvenes que quieren luchar pero que están atrapados en ideologías descompuestas, vamos a tener que desarrollar nuestra crítica del wokismo, del ecologismo, etc. y recordar la experiencia del movimiento obrero sobre todas estas cuestiones (la cuestión de la mujer, de la naturaleza, etc.). Del mismo modo que es absolutamente necesario responder a todas las cuestiones que el trotskismo sabe aprovechar (la distribución de la riqueza, el capitalismo de Estado, el comunismo, etc.). Aquí, la cuestión de la perspectiva y del comunismo, punto débil de nuestra intervención, adquiere toda su importancia.
Por último, con respecto a las minorías en búsqueda, la denuncia concreta de las distintas fuerzas de extrema izquierda que se desarrollan para destruir este potencial, así como la lucha contra todas las ramificaciones del modernismo, aparecen como absolutamente esenciales, ya que es nuestra responsabilidad para el futuro y la construcción de la organización. Y es aquí donde cobra todo su sentido nuestro llamamiento a las organizaciones de la Izquierda Comunista a unirse en torno a una declaración internacionalista frente a la guerra de Ucrania, la de retomar el método de nuestros predecesores, los de Zimmerwald, para que las minorías de hoy puedan enraizarse en la historia del movimiento obrero y resistir a los vientos en contra soplados por la burguesía y sus ideologías de extrema izquierda18.
Sobre el vínculo entre economía y política en el desarrollo de la lucha y de la conciencia
Del Folleto de Rosa Luxemburgo “La huelga de masas”
“... si consideramos no esta variedad menor que representa la huelga de manifestación, sino la huelga de lucha tal como hoy en Rusia esta constituye el verdadero soporte de la acción proletaria, nos sorprende el hecho que el elemento económico y el elemento político están indisolublemente ligados. También aquí la realidad se aparta del esquema teórico; la concepción pedante, que hace derivar lógicamente la huelga de masas puramente política de la huelga general económica como su etapa más madura y elevada, y que distingue sinuosamente ambas formas entre sí, es desmentida por la experiencia de la revolución rusa. Esto no sólo queda demostrado históricamente por el hecho de que las huelgas de masas -desde la primera gran huelga de obreros textiles en San Petersburgo en 1896-97 hasta la última gran huelga en diciembre de 1905- han pasado imperceptiblemente del dominio de las reivindicaciones económicas al de la política, de modo que es casi imposible trazar fronteras entre unas y otras. Pero cada una de las grandes huelgas de masas recorre, por así decirlo en miniatura, la historia general de las huelgas en Rusia, empezando por un conflicto puramente sindical, o al menos parcial, y pasando luego por todas las etapas hasta la manifestación política. La tormenta que sacudió el sur de Rusia en 1902 y 1903 comenzó en Bakú, como hemos visto, por una protesta contra el despido de obreros en paro; en Rostov por reivindicaciones salariales; en Tiflis por una lucha de los empleados de comercio para obtener una reducción de la jornada laboral; en Odesa por una reivindicación salarial en una pequeña fábrica aislada. La huelga de masas de enero de 1905 comenzó por un conflicto en el interior de las fábricas Poutilov, la huelga de octubre por las reivindicaciones de los ferroviarios por su fondo de pensiones, la huelga de diciembre finalmente por la lucha de los empleados de correos y telégrafos por obtener el derecho de coalición. El progreso del movimiento no se manifestó por el hecho de que el elemento económico desapareciera, sino más bien por la rapidez con la cual se atraviesan todas las etapas hasta llegar a la manifestación política, y por la posición más o menos extrema del punto final alcanzado por la huelga de masas.
Sin embargo, el movimiento en su conjunto no sólo se orienta en el sentido de un paso de lo económico a lo político, sino también en el sentido opuesto. Cada una de las grandes acciones políticas de masa se transforma, una vez alcanzado su punto álgido, en un sinfín de huelgas económicas. Esto se aplica no sólo a cada una de las grandes huelgas, sino también a la revolución en su conjunto. Cuando la lucha política se extiende, se clarifica y se intensifica, la lucha reivindicativa no sólo no desaparece, sino que se extiende, se organiza y se intensifica paralelamente. Existe una interacción completa entre ambas.
Cada nuevo impulso y cada nueva victoria de la lucha política da un poderoso impulso a la lucha económica ampliando sus posibilidades de acción exterior y dando a los trabajadores un nuevo impulso para mejorar su situación aumentando su combatividad. Cada oleada de acción política deja tras de sí un terreno fértil del que brotan inmediatamente mil nuevos brotes de reivindicaciones económicas. Y a la inversa, la incesante guerra económica que los trabajadores libran contra el capital mantiene viva la energía combativa incluso en tiempos de calma política; constituye de alguna manera una especie de reservorio permanente de energía del que la lucha política siempre saca fuerzas frescas; al mismo tiempo, la incansable labor de mordisqueo reivindicativo desencadena a veces conflictos agudos de los que estallan bruscamente batallas políticas.
En una palabra, la lucha económica presenta una continua; es el hilo que une los diferentes nudos políticos; la lucha política es una fertilización periódica que prepara el terreno para las luchas económicas. Causa y efecto se suceden y alternan sin cesar, y así el factor económico y el factor político, lejos de distinguirse completamente o incluso de excluirse recíprocamente, como lo pretende el esquema pedante, constituyen en un período de huelga de masas dos aspectos complementarios de la lucha de clases proletaria en Rusia. Es precisamente la huelga de masas la que constituye su unidad. La sutil teoría disecciona artificialmente, con ayuda de la lógica, la huelga de masas para obtener una “huelga política pura”; pero tal disección -como todas las disecciones- no nos permite ver el fenómeno vivo, nos da un cadáver”.
1 Ver Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
2 TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
3 Ibid.
4 Années 80 : les années de vérité, Revue internationale 20. Années 80 : les années de vérité | Courant Communiste International (internationalism.org) [63] (Años 80: los años de la verdad); Revista Internacional 20)
5 La “Revolución Naranja” forma parte del movimiento de las “revoluciones de colores” o “revoluciones de las flores”, una serie de levantamientos “populares”, “pacíficos” y prooccidentales, algunos de los cuales desembocaron en cambios de gobierno entre 2003 y 2006 en Eurasia [3] y en Medio Oriente: la “Revolución de las Rosas” en Georgia en 2003, la “Revolución de los Tulipanes” en Kirguistán, la “Revolución de los jeans (o de la mezclilla)” en Bielorrusia y la “Revolución de los Cedros” en Líbano en 2005.
6 Resolución sobre la situación internacional (2021), Punto 25; Revista Internacional 167. Resolución sobre la situación internacional XXIV Congreso de la CCI (2021) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [64]. Para un análisis detallado de los movimientos de Francia y España ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [20] y 2011: de la indignación a la esperanza | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [65]
7 Ibid. punto 26. Ver también Un balance crítico del movimiento de indignados (2011) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [66]
8 Hay que reconocer que el proletariado alemán es el teórico del proletariado europeo, así como el proletariado inglés es el economista y el proletariado francés el político” (Marx, en Vorwärts, 1844).
9 La lucha del proletariado en la decadencia del capitalismo; Revista Internacional 23. La lucha del proletariado en el capitalismo decadente | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [67]
10 Por el contrario, algunos camaradas piensan que este lenguaje radical de los izquierdistas y los comités de base corresponde a la necesidad de recuperar las formas embrionarias de autoorganización y solidaridad que hemos visto en la clase obrera en Irán desde 2018. Por lo tanto, debemos debatir esto
11 Résolution sur la situation internationale 1983 [68] ; Revue Internationale 35 (Resolución sobre la situación internacional 1983; Revista Internacional 35. Ver igualmente El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [69]
12 Débat : à propos de la critique de la théorie du "maillon le plus faible" | Courant Communiste International (internationalism.org) [70](Debate: sobre la crítica de la teoría del “eslabón más débil”, Revista Internacional 37 (no disponible en español).
13 Para saber más sobre nuestro camarada Marc, lea los artículos Marc: de la revolución de Octubre 1917 a la IIª guerra mundial | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [71] y Marc, parte 2: de la Segunda Guerra Mundial a la actualidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [72]
14 Réponse à la CWO : sur la maturation souterraine de la conscience de classe [73] (Respuesta a la CWO: Sobre la maduración subterránea de la conciencia de clase, Revista Internacional 43
15 Informe sobre la lucha de clases: Formación, pérdida y reconquista de la identidad de clase proletaria (2019) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [74]
16 Ver nuestra serie sobre los comunistizadores: Críticas a los llamados “comunistizadores”. (I): Introducción a la serie | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [75] y Crítica de los llamados “comunistizadores” (II) Del izquierdismo al modernismo: las desventuras de la “tendencia Bérard” | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [76]
17 Un comité que lleva a los participantes a un callejón sin salida | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [77]
18 Declaración conjunta de grupos de la Izquierda Comunista Internacional sobre la guerra en Ucrania | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [78]
La Tendencia Comunista Internacionalista ha publicado recientemente una declaración sobre su experiencia con los comités de No más guerra que la guerra de clases (NWBCW) que lanzaron al comienzo de la guerra en Ucrania1. Para la TCI, "No hay nada como una guerra imperialista para revelar la verdadera base de clase de un marco político, y la invasión de Ucrania ciertamente lo ha hecho", explicando que los estalinistas, trotskistas han demostrado una vez más que pertenecen al campo del capital - ya sea apoyando la independencia de Ucrania, o uniéndose a la propaganda rusa sobre la "desnazificación" de Ucrania, los izquierdistas están llamando abiertamente a la clase obrera a apoyar a uno u otro bando en una guerra capitalista que expresa las rivalidades cada vez más profundas entre los mayores tiburones imperialistas del planeta y, por lo tanto, amenaza con consecuencias catastróficas para toda la humanidad. El TCI también señala que el movimiento anarquista se ha dividido profundamente entre los que llaman a la defensa de Ucrania y los que han mantenido una posición internacionalista de rechazo a ambos bandos. En contraste con esto, el TCI dice que "la izquierda comunista de todo el mundo se ha mantenido sólidamente detrás de los intereses internacionales de la clase obrera y ha denunciado esta guerra por lo que es".
Hasta aquí todo correcto. Pero diferimos profundamente cuando luego argumentan que "Por nuestra parte, la TCI ha llevado la posición internacionalista un paso más allá intentando trabajar con otros internacionalistas que pueden ver los peligros para la clase obrera mundial si no se organiza. Por eso nos hemos sumado a la iniciativa de desarrollar comités a nivel local en todo el mundo para organizar una respuesta a lo que el capitalismo está preparando para los trabajadores de todo el mundo".
Para nosotros, el llamamiento de la TCI a la formación de los comités No más guerra que la guerra de clases es cualquier cosa menos una "etapa más" en el internacionalismo o un paso hacia un reagrupamiento sólido de las fuerzas comunistas internacionalistas. Ya hemos escrito varios artículos explicando nuestro punto de vista al respecto, pero el TCI no ha respondido a ninguno de ellos, una actitud justificada en la declaración del TCI que insiste en que no quieren entrar en "la misma vieja polémica" con quienes creen que han malinterpretado sus posiciones. Pero la tradición de la izquierda comunista, heredada de Marx y Lenin y continuada en las páginas de Bilan, es el reconocimiento de que la polémica entre elementos proletarios es indispensable para cualquier proceso de clarificación política. Y, de hecho, la declaración de la TCI es en realidad una polémica oculta, principalmente con la CCI - Pero por su propia naturaleza, tales polémicas ocultas, que eluden referirse a organizaciones específicas y a sus declaraciones escritas, nunca pueden conducir a una confrontación real y honesta de posiciones.
En su declaración sobre el NWBCW, la TCI afirma que su iniciativa está en continuidad con el planteamiento de la corriente de izquierdas en el proceso iniciado por la conferencia de Zimmerwald de 1915, habiendo hecho ya una afirmación similar en el artículo "El NWBCW y el verdadero Buró Internacional de 1915": "creemos que la iniciativa del NWBCW se ajusta a los principios de la Izquierda de Zimmerwald"2.
Pero la actividad de la Izquierda de Zimmerwald, y sobre todo de Lenin, se caracterizó por una implacable polémica dirigida a una decantación de las fuerzas revolucionarias. Zimmerwald reunió a diferentes tendencias del movimiento obrero en oposición a la guerra, y había divergencias considerables en una serie de cuestiones; la Izquierda era plenamente consciente de que una posición común contra la guerra, expresada en el Manifiesto de Zimmerwald, no era suficiente. Por esta razón, la Izquierda de Zimmerwald no ocultó sus divergencias con las demás corrientes en las conferencias de Zimmerwald y Kienthal, sino que criticó abiertamente a estas corrientes por no ser consecuentes en su lucha contra la guerra imperialista. En y a través de este debate, Lenin y quienes le rodeaban forjaron un núcleo que se convertiría en el embrión de la Internacional Comunista.
Como los lectores pueden ver por la publicación de nuestra correspondencia con la TCI en relación con el llamamiento de la CCI a una declaración conjunta de la izquierda comunista en respuesta a la guerra en Ucrania, la negativa de la TCI a firmar y su promoción de la NWBCW como una especie de proyecto "rival" debilitó gravemente la capacidad de la izquierda comunista para actuar unida en este momento crucial. Echó por tierra la posibilidad de reunir sus fuerzas por primera vez desde la disolución de las conferencias internacionales de la izquierda comunista a principios de los años ochenta. La TCI optó por interrumpir esta correspondencia3.
También hemos publicado un artículo que traza la historia real de NWBCW en el entorno anarquista en la década de 19904. Esto significaba que estos grupos contenían todo tipo de confusiones, pero en nuestra opinión expresaban algo real: la respuesta de una pequeña minoría crítica con las movilizaciones masivas contra las guerras en Oriente Medio y los Balcanes, movilizaciones que se situaban en un terreno claramente izquierdista y pacifista. Por esta razón, nos parecía importante que la izquierda comunista interviniera ante estas formaciones para defender en su seno posiciones internacionalistas claras. Por el contrario, hay muy pocas movilizaciones pacifistas de este tipo en respuesta a la guerra de Ucrania y el entorno anarquista, como ya hemos señalado, está profundamente dividido sobre la cuestión. Por lo tanto, vemos muy poco en los diversos grupos del NWBCW que nos haya hecho cuestionar nuestra conclusión del artículo: "La impresión que tenemos de los grupos de los que sabemos algo es que son principalmente 'duplicados' del TCI o de sus afiliados". En nuestra opinión, esta duplicación revela serios desacuerdos tanto sobre la función y el modo de funcionamiento de la organización política revolucionaria como sobre su relación con las minorías que se sitúan en un terreno proletario y, de hecho, con la clase en su conjunto. Este desacuerdo se remonta a todo el debate sobre los grupos de fábrica y los grupos de lucha, pero no pretendemos desarrollarlo en este artículo5.
Más importante -pero también relacionado con la cuestión de la diferencia entre un producto del movimiento real y las invenciones artificiales de minorías políticas- es la insistencia de nuestro artículo en que la iniciativa del NWBCW se basa en una evaluación errónea de la dinámica de la lucha de clases actual. En las condiciones actuales, no podemos esperar que el movimiento de clase se desarrolle directamente contra la guerra sino contra el impacto de la crisis económica - un análisis que pensamos ha sido ampliamente verificado por el renacimiento internacional de las luchas que fue desencadenado por el movimiento huelguístico en Gran Bretaña en el verano de 2022 y que, con inevitables altibajos, todavía no se ha agotado6. Este movimiento ha sido una respuesta directa a la "crisis del coste de la vida" y, aunque contiene las semillas de un cuestionamiento más profundo y generalizado del callejón sin salida del sistema y de su impulso hacia la guerra, todavía estamos muy lejos de ese punto. La idea de que los comités del NWBCW podrían ser en cierto sentido el punto de partida de una respuesta de clase directa a la guerra sólo puede conducir a una lectura errónea de la dinámica de las luchas actuales. Abre la puerta a una política activista que, a su vez, no podrá distinguirse de las posiciones del "haz algo ya" de la izquierda del capital. La declaración de la TCI insiste en que su iniciativa es ante todo política y que se opone al activismo y al inmediatismo y afirman que la dirección abiertamente activista adoptada por los grupos de la NWBCW en Portland y Roma se basa en un malentendido de la naturaleza real de la iniciativa. Según la declaración, "hubo quienes se apuntaron a la NWBCW sin entender de qué se trataba realmente, o más bien, quienes la vieron como la prolongación de su anterior actividad reformista radical. Esto ocurrió tanto en Portland como en Roma, donde ciertos elementos vieron en la NWBCW algo para movilizar inmediatamente a una clase que aún se estaba recuperando de cuatro décadas de retroceso, y que apenas empezaba a encontrar sus fuerzas en la lucha contra la inflación. Su perspectiva inmediatista y ultra activista sólo condujo a la desaparición de esos comités". Para nosotros, por el contrario, estos grupos locales comprendieron mejor que la TCI que una iniciativa lanzada en ausencia de un movimiento real contra la guerra -incluso entre pequeñas minorías- sólo puede caer en el activismo ciego de crear un movimiento de la nada.
Hemos mencionado que la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista, que publicó Bilan, insistió en la necesidad de un debate público riguroso entre las organizaciones políticas proletarias. Este era un aspecto central de su enfoque principista hacia el reagrupamiento, oponiéndose en particular a los esfuerzos oportunistas de los trotskistas y ex trotskistas de la época por recurrir a fusiones y reagrupamientos que no se basaban en un debate serio en torno a los principios fundamentales. En nuestra opinión, la iniciativa del NWBCW se basa en una especie de lógica "frentista" que sólo puede conducir a alianzas sin principios e incluso destructivas.
La declaración admite que algunos grupos abiertamente izquierdistas se han apropiado del lema "No más guerra que la guerra de clases" para ocultar su apoyo esencial a uno u otro bando en el conflicto. La TCI insiste en que no puede impedir esas operaciones de "falsa bandera". Pero si lees nuestro artículo sobre la reunión inaugural del comité del NWBCW de París7, descubrirá no sólo que una parte considerable de los participantes defendían "acciones" abiertamente izquierdistas bajo la bandera del NWBCW, sino también que un grupo trotskista que defiende el derecho de Ucrania a la autodeterminación, Matière et Révolution, había sido invitado a la reunión. Del mismo modo, el grupo del NWBCW de Roma parece haberse basado en una alianza entre la filial del TCI en Italia (que publica Battaglia Comunista) y un grupo puramente izquierdista8.
Debemos añadir que el presídium de la reunión de París estaba formado por dos elementos que fueron expulsados de la CCI a principios de la década de 2000 por publicar material que expone a nuestros camaradas a la represión estatal, actividad que hemos denunciado como delación. Uno de estos elementos es miembro del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista, un grupo que no sólo es una expresión típica del parasitismo político, sino que fue fundado sobre la base de este comportamiento policial y, por tanto, no debería tener cabida dentro del campo comunista internacionalista9. El otro elemento es actualmente el representante de la TCI en Francia. Cuando la TCI se negó a firmar la declaración común, argumentó que su definición de la izquierda comunista era demasiado estrecha, principalmente porque excluía a los grupos definidos por la CCI como parásitos. De hecho, se ha demostrado muy claramente que la TCI prefiere asociarse públicamente con grupos parásitos como la GIGC que con la CCI, y su política actual, a través de los comités NWBCW, no puede tener otro resultado que dar a esos grupos un certificado de respetabilidad y reforzar su esfuerzo de larga data por convertir a la CCI en una paria, precisamente por su defensa de los claros principios de comportamiento que han incumplido repetidamente.
En algunos casos, como en Glasgow, los grupos NWBCW parecen haberse basado en alianzas con grupos anarquistas como el Anarchist Communist Group, que han adoptado posiciones internacionalistas sobre la guerra de Ucrania, pero que están vinculados a grupos que están en un terreno burgués (por ejemplo, Plan C en el Reino Unido). Y recientemente el ACG ha demostrado que prefiere asociarse con tales izquierdistas que discutir con una organización internacionalista como la CCI, a la que excluyó de una reciente reunión en Londres sin provocar ninguna protesta de la CWO10. Esto no significa que no queramos discutir con anarquistas genuinamente internacionalistas, y en el caso de KRAS en Rusia, que tiene un historial probado de oposición a las guerras imperialistas, les pedimos que apoyaran la declaración conjunta de la manera que pudieran11. Pero el asunto del ACG es un ejemplo más de cómo la iniciativa del NWBCW recuerda la política oportunista del Frente Unido, en la que la Internacional Comunista expresó su voluntad de trabajar con los traidores de la socialdemocracia. Se trataba de una táctica que pretendía reforzar la influencia comunista en la clase obrera, pero su resultado real fue acelerar la degeneración de la IC y de sus partidos.
La Izquierda Comunista Italiana lanzó, a principios de los años 20, una dura crítica de esta política oportunista de la IC. Siguió adhiriéndose a la posición original de la IC, que era que los partidos socialdemócratas, al apoyar la guerra imperialista y oponerse activamente a la revolución proletaria, se habían convertido en partidos del capital12.
En su conclusión a la declaración del NWBCW, la TCI afirma que existe un precedente histórico para los comités del NWBCW en el movimiento revolucionario: el llamamiento por un Frente Proletario Unido lanzado por el Partido Comunista Internacionalista (PCInt) en Italia en 1945. Este llamamiento es fundamentalmente internacionalista en su contenido, pero ¿por qué habla de un "Frente Proletario Unido"? ¿Y qué significa la siguiente exigencia? "El momento actual exige la formación de un frente proletario unido, es decir, la unidad de todos los que están contra la guerra, sean fascistas o democráticos. ¡Obreros de todas las formaciones políticas proletarias y no partidistas! Uníos a nuestros trabajadores, discutid los problemas de clase a la luz de los acontecimientos de la guerra y formad juntos en cada fábrica, en cada centro, comités de frente único capaces de devolver la lucha del proletariado a su verdadero terreno de clase".
¿Quiénes eran estas "formaciones proletarias y sin partido"? ¿Se trataba en realidad de un llamamiento a las bases de los antiguos partidos obreros para que emprendieran una actividad política conjunta con los militantes del PCInt?
Sólo un año antes, el PCInt había publicado un "Llamamiento" de su comité de agitación dirigido explícitamente a los comités de agitación del Partido Socialista, del Partido Comunista Estalinista y de otras organizaciones de la izquierda burguesa, llamando a la acción conjunta en las fábricas. Publicamos un artículo al respecto en la Revista Internacional 3213. En la Revista Internacional 34 publicamos una carta del PCInt respondiendo a nuestras críticas al Llamamiento14. En esta carta escribían: "¿Fue de hecho un error? Sí, lo fue; lo admitimos. Fue el último intento de la izquierda italiana de aplicar la táctica del 'frente único en la base' defendida por el PC de Italia en 1921-23 contra la III Internacional. Como tal, lo categorizamos como un 'pecado venial' porque nuestros camaradas lo eliminaron más tarde tanto política como teóricamente con tal claridad que hoy estamos bien armados contra cualquiera en este punto".
A lo que respondimos:
"Si una propuesta de frente único con los carniceros estalinistas y socialdemócratas es sólo un pecado 'menor' ¿qué otra cosa podía haber hecho el PC Int en 1945 para caer en un error realmente grave... unirse al gobierno? Pero BC nos tranquiliza: ha corregido estos errores hace bastante tiempo sin esperar a la CCI y nunca ha tratado de ocultarlos.Posiblemente, pero en 1977, cuando sacamos a relucir en nuestra prensa los errores del PC Int en el periodo de guerra, Battaglia respondió con una carta indignada en la que admitía que había habido errores, pero afirmaba que eran culpa de los camaradas que se fueron en 1952 para fundar el PC Internazionale". Así que, después de todo, el llamamiento de 1944 no fue el último intento de aplicar la táctica del "Frente Unido desde abajo". El llamamiento de 1945 a un "Frente Proletario Unido" demostró que el PCInt no lo había "eliminado tanto política como teóricamente”. Y la táctica del "Frente Único desde abajo" de 1921-23 sigue siendo la inspiración del oportunista "movimiento" de la TCI NWBCW.
Por lo tanto, la TCI tiene razón en un punto sobre No más guerra que la guerra de clases: está en continuidad con el llamamiento oportunista a un "Frente Proletario Unido" por parte del PCint en 1945. Pero no es una continuidad de la que enorgullecerse, ya que esta táctica oscurece activamente la línea de clase que existe entre el internacionalismo de la Izquierda Comunista y el pretendido internacionalismo del izquierdismo, el parasitismo y el pantano anarquista. Además, el NWBCW pretendía ser una alternativa excluyente contra el internacionalismo intransigente de la Declaración Común de la Izquierda Comunista, debilitando así las fuerzas revolucionarias no sólo por el oportunismo de conciliar con el izquierdismo, etc., sino también por el sectarismo hacia otros grupos auténticos de la Izquierda Comunista.
Amos
1 The No War but the Class War Initiative [80], Revolutionary Perspectives 22
2 https://www.leftcom.org/en/articles/2022-07-22/nwbcw-and-the-real-intern... [81]
3 Correspondence on the Joint Statement of groups of the Communist Left on the war in Ukraine [82]
4 Sobre la historia de los grupos "No hay más guerra que la de clases" | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [83]
5 Ver por ejemplo, Reply to the Internationalist Communist Party (Battaglia Comunista) [84] in International Review 13; La organización del proletariado fuera de los periodos de luchas abiertas (grupos obreros, núcleos, círculos, comités) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [85]; también World Revolution 26, “Factory Groups and ICC intervention”
6 Ver Reino Unido, Francia, Alemania, España, México, China... ¡Ir más lejos que en 1968! | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [14] y sobre la incomprensión de la TCI de la dinámica actual de la lucha de clases Las ambigüedades de la TCI sobre el significado histórico de la ola de huelgas en el Reino Unido | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [86]
7 Un comité que lleva a los participantes a un callejón sin salida | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [77]
8 La declaración contiene un enlace a un artículo de Battaglia Comunista sobre el destino del comité de Roma, Sul Comitato di Roma NWBCW: un'intervista. En él se describe el resultado negativo de una alianza con un grupo llamado Società Incivile ("Sociedad Incivil"). Está escrito de una forma tan oscura que es muy difícil extraer mucho de él, pero si miras la página web de este grupo, son unos izquierdistas redomados, que cantan las alabanzas de los partisanos antifascistas y del estalinista Partido Comunista de Italia. Véase por ejemplo https://www.sitocomunista.it/canti/cantidilotta.html; [87] https://www.sitocomunista.it/resistence/resistenceindex.html; [88](https://www.sitocomunista.it/pci/pci.html [89] https://www.sitocomunista.it/resistence/resistenceindex.html [90] https://www.sitocomunista.it/pci/pci.html [89]),
9 Ver El parasitismo político no es un mito: el GIGC es una de sus más peligrosas expresiones | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [91] y Atacar a la CCI: la razón de ser del GIGC | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [92]
10 ACG expulsa a la CCI de sus reuniones públicas, la CWO traiciona la solidaridad entre organizaciones revolucionarias | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [93]
11 Una declaración internacionalista en Rusia contra la guerra de Ucrania | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [94]
12 Es cierto que su crítica de la táctica del Frente Único conservaba una ambigüedad: la idea del "Frente Único desde abajo", basada en el supuesto de que los sindicatos seguían siendo organizaciones proletarias y que era a este nivel donde los trabajadores comunistas y socialdemócratas podían luchar juntos.
13 El Partido Comunista Internacional (Programa Comunista) en sus orígenes, como pretende ser y como es en realidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [95]
14 Battaglia Comunista: Sobre los orígenes del Partido Comunista Internacional | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [96]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
fundamentos_marxistas_nocion_parasitismo.pdf [98] | 690.98 KB |
El marxismo y la historia de la Primera Internacional atestiguan la validez del concepto de parasitismo para caracterizar comportamientos destructivos -en el seno de las organizaciones políticas del proletariado- totalmente ajenos a los métodos de la clase obrera.
Como destacamos en nuestras Tesis sobre el parasitismo[1] -de las que tomamos prestados muchos de los desarrollos que siguen-, el parasitismo surgió históricamente en respuesta a la fundación de la Primera Internacional, que Engels describió como "el medio de disolver y absorber gradualmente a todas las diversas pequeñas sectas”. ( Carta a Florence Kelly Vischnevetsky, 3 de febrero de 1886). La AIT era, en efecto, un instrumento que obligaba a los diversos componentes del movimiento obrero a emprender un proceso colectivo y público de clarificación y a someterse a una disciplina organizativa unificada, impersonal y proletaria. En efecto, "aprendidas las lecciones de las revoluciones de 1848, el proletariado ya no aceptaba ser dirigido por el ala radical de la burguesía y luchaba ahora por establecer su propia autonomía de clase. Pero para ello era necesario que el proletariado, en sus propias filas, superara las concepciones y las teorías organizativas de la pequeña burguesía, de los bohemios y de los elementos desclasados que aún subsistían en ella y seguían teniendo una influencia importante"[2].
Pero el avance de la lucha proletaria necesitaba de este movimiento, que implicaba la disolución y absorción a escala internacional de todas las particularidades y autonomías programáticas y organizativas no proletarias. Fue sobre todo en resistencia a este movimiento que el parasitismo declaró la guerra al movimiento revolucionario. Fue la AIT la primera en enfrentarse a esta amenaza para el movimiento proletario, la que la identificó y luchó contra ella. Fue la AIT, comenzando por Marx y Engels, la que caracterizó como parásitos a aquellos elementos politizados que, al tiempo que decían adherirse al programa y a las organizaciones del proletariado, concentraban sus esfuerzos en la lucha, no contra la clase dominante, sino contra las organizaciones de la clase revolucionaria. La esencia de su actividad es, de hecho, denigrar y maniobrar contra el campo comunista, al tiempo que afirman pertenecer a él y servirle.
Así lo resume Engels en su informe sobre la Alianza[3] al Congreso de La Haya: "Por primera vez en la historia de la lucha de clases, nos enfrentamos a una conspiración secreta en el seno de la clase obrera, destinada a sabotear no el régimen de explotación existente, sino la propia Asociación, que representa el enemigo acérrimo de ese régimen". En cuanto al remedio recomendado, es inequívoco: "Ya es hora, de una vez por todas, de poner fin a las luchas internas provocadas diariamente en nuestra Asociación por la presencia de este organismo parasitario."(Engels, "El Consejo General a todos los miembros de la Internacional", advertencia contra la Alianza de Bakunin[4]).
Como fue el caso de la Alianza en la AIT, sólo en los períodos en que el movimiento obrero pasa de una etapa de inmadurez fundamental a un nivel cualitativamente superior, específicamente comunista, el parasitismo se convierte en su principal oponente. En el período actual, esta inmadurez no es el producto de la juventud del movimiento obrero en su conjunto, como en la época de la AIT, sino sobre todo el resultado de los 50 años de contrarrevolución que siguieron a la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-23. Hoy, es esta ruptura de la continuidad orgánica con las tradiciones de las generaciones pasadas de revolucionarios lo que explica, sobre todo, el peso de los reflejos y comportamientos anti organizativos pequeñoburgueses entre muchos elementos que se reclaman marxistas y comunistas de izquierda.
El parasitismo se dirige a elementos en busca de posiciones de clase que tienen dificultades para distinguir entre auténticas organizaciones revolucionarias y corrientes parasitarias. Por eso, desde los años 90 y sobre todo desde los 2000, el parasitismo se ha vuelto más destructivo. Actualmente nos enfrentamos a una multitud de agrupaciones informales, que a menudo operan en la sombra, que pretenden pertenecer al campo de la izquierda comunista, pero que dedican sus energías a luchar contra las organizaciones marxistas existentes y no contra el régimen burgués. Como en la época de Marx y Engels, la función de esta ola reaccionaria parasitaria es sabotear el desarrollo del debate abierto y la clarificación proletaria, e impedir el establecimiento de normas de conducta vinculantes para todos los miembros del campo proletario.
Fue alimentada significativamente por todas las rupturas que se produjeron en la historia de la CCI. Ni motivadas ni justificadas por diferencias políticas, fueron el resultado de comportamientos organizativos no marxistas y no proletarios, como el de Bakunin en la AIT y el de los mencheviques en el POSDR en 1903, que expresaban una resistencia a la disciplina organizativa y a los principios colectivos.
Frente a la clase obrera y al medio político proletario, la CCI nunca ha ocultado las dificultades que encontraba. A principios de los años 80, se expresaba en estos términos: "la exposición por las organizaciones revolucionarias de sus problemas y debates internos constituye un plato de elección para todas las tentativas de denigración de que son objeto por parte de sus adversarios. Esto es particularmente cierto en el caso de la CCI. Ciertamente, no es en la prensa burguesa donde se encuentran expresiones de júbilo cuando se informa de las dificultades que puede encontrar hoy nuestra organización. Todavía es demasiado modesta en tamaño e influencia entre las masas trabajadoras para que las agencias de propaganda burguesas tengan interés en hablar de ella para intentar desacreditarla. Para la burguesía es preferible construir un muro de silencio en torno a las posiciones y la existencia de las organizaciones revolucionarias. Es por ello que la labor de denigrarlas y sabotear su intervención es asumida por toda una serie de grupos y elementos parasitarios cuya función es alejar de las posiciones de clase a los elementos que se acercan a ellas, para repugnarles toda participación en la difícil labor de desarrollar un medio político proletario." (Resolución adoptada por el 5º Congreso Internacional de la CCI, Revista Internacional nº 35)
Todos los grupos comunistas se han enfrentado a las fechorías del parasitismo, pero corresponde a la CCI, por ser hoy la organización más importante del medio proletario, y también la más rigurosa en cuanto al respeto de los principios y de los estatutos, ser objeto de una atención particular por parte del movimiento parasitario. Este último incluía, y en algunos casos todavía incluye, grupos formados y todos ellos derivados de la CCI, como el "Groupe Communiste Internationaliste" (GCI) y sus escisiones (como "Contre le Courant"), el ya desaparecido "Communist Bulletin Group" (CBG) o la antigua "Fraction Externe du CCI" o la "Fraction Interne du CCI" que unos años más tarde se convirtió en el "Groupe International de la Gauche Communiste" (GIGC), todos ellos formados a partir de escisiones de la CCI.
Pero el parasitismo no se limita a estos grupos. También lo llevan elementos no organizados, o aquellos que se reúnen de vez en cuando en círculos de discusión efímeros, cuya principal preocupación es difundir todo tipo de chismes sobre nuestra organización. A menudo se trata de antiguos militantes que, cediendo a la presión de la ideología pequeñoburguesa, no tuvieron fuerzas para mantener su compromiso con la organización, que se sintieron frustrados porque ésta no "reconocía sus méritos" en la medida que ellos mismos habían imaginado, o que no soportaron las críticas de que fueron objeto. También hay antiguos simpatizantes a los que la organización no quiso integrar porque juzgó que no tenían suficiente claridad o que renunciaron a su compromiso por miedo a perder su "individualidad" en un marco colectivo (es el caso, por ejemplo, del desaparecido "colectivo Alptraum" en México o de "Kamunist Kranti" en la India). En todos los casos, se trata de elementos cuya frustración ante su propia falta de coraje, su falta de carácter y su impotencia se ha convertido en hostilidad sistemática hacia la organización. Es evidente que estos elementos son absolutamente incapaces de construir nada. Por otro lado, a menudo son muy eficaces, ya que utilizan su mezquina agitación y su palabrería de porteros para desacreditar y destruir lo que la organización está intentando construir.
Nos limitaremos aquí a los siguientes grupos: el Communist Bulletin Group (CBG), la Fraction Externe du CCI (FECCI) y la Fraction Interne du CCI (FICCI).
La lucha contra los clanes, que el XI Congreso de la CCI había apoyado unánimemente, es transformada por el CBG en una lucha entre clanes. Los órganos centrales son inevitablemente "monolíticos", y la identificación de la penetración de las influencias no proletarias, tarea primordial de los revolucionarios, se presenta como un medio de perseguir a los "adversarios". Los métodos de esclarecimiento de las organizaciones proletarias -debate abierto en toda la organización, publicación de sus resultados para informar a la clase obrera- se convierten en el método de "lavado de cerebro" de las sectas religiosas.
No es sólo la CCI la que está siendo atacada aquí: "No es sólo el conjunto del medio revolucionario actual el que está siendo atacado aquí de esta manera. Es toda la historia y las tradiciones del movimiento obrero lo que está siendo insultado. En realidad, las mentiras y calumnias de la CBG están totalmente en línea con la campaña de la burguesía mundial sobre la supuesta muerte del comunismo y del marxismo. En el centro de esta propaganda hay una sola idea que lleva en sí la mayor mentira de la historia: que el rigor organizativo de Lenin y los bolcheviques conduce necesariamente al estalinismo. En la versión de la CBG de esta propaganda, es el bolchevismo de la CCI lo que "necesariamente" conduce a su supuesto "estalinismo". Evidentemente, la CBG no sabe ni lo que es el medio revolucionario, ni lo que es el estalinismo"[5].
En un artículo de nuestra Revista Internacional escribíamos en 1986: "El medio político proletario, ya fuertemente marcado por el peso del sectarismo, como la CCI ha destacado y deplorado a menudo, acaba de "enriquecerse" con una nueva secta. Acaba de aparecer el nº 1 de una nueva publicación titulada Perspective Internationaliste, órgano de la "Fracción Exterior de la CCI" que "reivindica la continuidad del marco programático elaborado por la CCI". Este grupo está formado por camaradas pertenecientes a la "tendencia" que se había formado en nuestra organización y que la abandonó en su 6º Congreso[6] para "defender la plataforma de la CCI". Ya hemos encontrado y puesto de relieve muchas formas de sectarismo entre los revolucionarios de hoy, pero la creación de una CCI-bis con las mismas posiciones programáticas que la CCI constituye una cumbre en este ámbito, una cumbre nunca alcanzada”[7]
La Fracción Interna de la CCI (2001), que mutó en GIGC (Grupo Internacionalista de Izquierda Comunista) en 2013, es sin duda un paso más en la ignominia, que justifica que le dediquemos una parte importante de este texto.
Relatamos aquí parte de la cadena de acontecimientos que condujeron a la formación de la FICCI (Fracción Interna de la CCI), cristalización en el seno de la CCI de un cuerpo extraño, citando un comunicado dirigido a nuestros lectores en el que se informa de las acciones, dentro y fuera de nuestra organización, de sus miembros:
"lo que causó el problema fue que, con el pretexto de (...) desacuerdos, cierto número de militantes de la sección de Francia siguieron (...) una política de violación permanente de nuestras normas de organización. Basándose en una reacción de "autoestima herida", se lanzaron de lleno a actitudes anarquistas de violación de las decisiones del Congreso, denigración y calumnia, mala fe y mentiras. Tras varias faltas organizativas, algunos de ellos de extrema gravedad, que exigieron reacciones firmes por parte de la organización, estos camaradas celebraron reuniones en secreto durante el mes de agosto de 2001 (...) El acta de una de las reuniones de esta tendencia secreta llegó a la organización, en contra de la voluntad de sus participantes. Estas actas dejaron claro en el seno de la organización que estos camaradas, plenamente conscientes de la gravedad de sus actos, estaban en proceso de conspirar contra la organización, demostrando así una total deslealtad a la CCI, que se expresó en particular a través del establecimiento de una estrategia para engañar a la organización e imponer sus propias políticas; un planteamiento golpista/izquierdista que plantea los problemas políticos confrontados en términos de "recuperación de los medios de funcionamiento"; el establecimiento de vínculos que confieren "una solidaridad férrea" entre los participantes y contra los órganos centrales, dando así claramente la espalda a la disciplina libremente consentida en el seno de una organización política proletaria".(Comunicado a nuestros lectores - Un ataque parasitario destinado a desacreditar a la CCI, 21 de marzo de 2002[8]).
Desde su formación, la FICCI siempre se ha presentado como el mejor defensor de la plataforma y las posiciones de la CCI, con la excepción, sin embargo, del "análisis de la última fase de la decadencia, la de la descomposición", y de las "tesis sobre el parasitismo político". La primera excepción pretendía estar más en consonancia con otros grupos del MPP que no compartían el análisis de la descomposición. La segunda facilitaba al MPP la refutación del hecho de que él mismo era una agrupación parasitaria, a pesar de que sus miembros habían sido hasta entonces defensores convencidos de la necesidad de combatir el parasitismo.
Hagamos un recordatorio[9] de la hoja de servicios del grupo FICCI / GIGC
Los miembros de la FICCI se situaron deliberadamente fuera de nuestra organización como consecuencia de los siguientes comportamientos:
- Infracciones reiteradas de nuestros estatutos (en particular la negativa a pagar íntegramente sus cuotas) y su negativa a comprometerse a respetarlos en el futuro;
- Negativa a salir en defensa de su comportamiento en la organización ante nuestras críticas al respecto, a pesar de que la CCI había organizado una conferencia extraordinaria con este asunto específicamente en el orden del día;
- Robo de dinero y material del CCI (archivos de direcciones y documentos internos).
Al final, los miembros de la FICCI fueron expulsados de nuestra organización, no por su comportamiento intolerable, sino por sus actividades como chivatos policiales, que incluyeron varios actos de delación. Por ejemplo, publicaron en su página web la fecha de una conferencia de la CCI que se celebraría en México, a la que asistirían militantes de otros países. Este acto repugnante de la FICCI de facilitar el trabajo de las fuerzas de represión del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es tanto más despreciable cuanto que los miembros de la FICCI sabían perfectamente que algunos de nuestros camaradas de México ya habían sido, en el pasado, víctimas directas de la represión y que algunos se habían visto obligados a huir de sus países de origen.
Pero el comportamiento de soplón de los miembros de la FICCI no se limita a este episodio. Antes y después de su exclusión de la CCI, espiaron sistemáticamente a nuestra organización e informaron regularmente de los resultados en sus boletines (véanse en particular los boletines nº 14, 18 y 19 de la FICCI).
Su sórdida recopilación de información es totalmente indicativa de la forma en que estas personas concebían su "trabajo como Fracción" (cotilleos, informes policiales). En efecto, el despliegue de tales informaciones se dirigía también al conjunto de la CCI, con el fin de presionar a sus militantes haciéndoles comprender que estaban "bajo vigilancia", que nada de lo que hicieran escaparía a la vigilancia de la "Facción Interna".
El hecho de que emane de las mentes enfermas de inquisidores obsesivos no significa que no debamos tomarnos en serio este tipo de trabajo para vigilar a nuestra organización y, más concretamente, a algunos de sus miembros.
Para concluir sobre los comportamientos policiales de la FICCI-GIGC cabe señalar la publicación por esta última de un texto de 118 páginas titulado "Historia del Secretariado Internacional de la CCI". Según su subtítulo, este texto pretende relatar "Cómo el oportunismo se impuso en los órganos centrales antes de contaminar e iniciar la destrucción de toda la organización...". Este documento ilustra una vez más el carácter policial de los planteamientos de la FICCI. En efecto, explica la supuesta "evolución oportunista" de la CCI por las "intrigas" de un cierto número de personajes malvados, en particular la "compañera del jefe" (presentada como una agente del Estado que ejerce su influencia sobre el "jefe"). Es como si la degeneración y la traición del Partido Bolchevique hubieran sido el resultado de las acciones del megalómano Stalin y no la consecuencia del fracaso de la revolución mundial y del aislamiento de la revolución en Rusia. Este texto es la quintaesencia de la concepción policial de la historia, que el marxismo siempre ha denunciado.
Pero lo más odioso de este texto es que revela numerosos detalles sobre el funcionamiento interno de nuestra organización, que son una bendición para la policía.
Al no haber logrado convencer a los militantes de la CCI de la necesidad de excluir al "líder" y a la "compañera del líder", este minúsculo grupo parasitario se fijó como objetivo arrastrar a los demás grupos de la izquierda comunista tras sus calumnias para establecer un cordón sanitario en torno a la CCI y desacreditarla (véanse más adelante los episodios del "mitin público del BIPR en París" y del "Círculo"). De hecho, fueron todos los lugares en los que actuaba la CCI (permanencias, reuniones públicas, etc.) los que la FICCI puso en el punto de mira, a pesar de que habíamos prohibido el acceso a sus miembros debido a sus actividades de soplones[10]. Mientras hacíamos cumplir nuestra decisión de mantenerlos alejados de esos lugares, a veces teníamos que hacer frente a las amenazas (incluida una muy sonada de degollar a uno de nuestros camaradas) y ataques de esos matones.
La FICCI se presenta como "la verdadera sucesora de la CCI", de la que se dice que ha sufrido una degeneración "oportunista" y "estalinista”. Declara continuar el trabajo, según ella abandonado por la CCI, de defender en la clase obrera las "verdaderas posiciones de esta organización", amenazadas por el desarrollo del oportunismo en su seno, que afecta principalmente a la cuestión de su funcionamiento. Vimos en la práctica de este grupo su propia concepción del respeto a los estatutos e incluso a las más elementales normas de comportamiento del movimiento obrero: "burlarse de ellos", pisotearlos con saña.
El método, que consistía en "sugerir" eludiendo el problema político de fondo, apelaba al "sentido común popular", a los métodos de caza de brujas practicados en la Edad Media.
Como resultado, la CCI ha sido objeto de otras numerosas acusaciones por parte de la FICCI, no mencionadas hasta ahora, entre las que se incluyen las siguientes la CCI ha sido estigmatizada por "un alejamiento progresivo del marxismo y una tendencia creciente a promover (y defender) valores burgueses y pequeñoburgueses de moda ('juvenilismo', feminismo y, sobre todo, 'no violencia')"; la CCI "hace el juego a la represión".
El 2 de octubre de 2004, el BIPR[11] fue objeto de una audaz maniobra de la FICCI para organizar en París una reunión pública en beneficio del grupo. En realidad, se trataba de una reunión pública concebida para servir a la reputación de la FICCI, en detrimento de la del BIPR, y con vistas a atacar a la CCI.
El anuncio de esta reunión por el BIPR indicaba que su tema era la guerra en Irak. En cambio, el anuncio de la FICCI subrayaba la importancia de su propia iniciativa: "A propuesta nuestra y con nuestro apoyo político y material, el BIPR va a organizar en París una reunión pública (que esperamos no sea la última) en la que llamamos a participar a todos nuestros lectores". Lo que se desprende de este llamamiento es que, sin la FICCI, esta organización de la izquierda comunista, que existe a escala internacional y es conocida desde hace décadas, ¡no habría podido tomar la iniciativa y organizar la reunión pública!
De hecho, este grupo parasitario utilizó al BIPR como "testaferro" de su propia publicidad para obtener un certificado de respetabilidad, el reconocimiento de su pertenencia a la Izquierda Comunista. Y no dudó en utilizar el fichero de direcciones de los contactos de la CCI (que había robado antes de abandonar la organización) para dar publicidad a su convocatoria de esta reunión pública.
En 2004, la CCI entabló una relación política con un pequeño grupo en búsqueda de posiciones revolucionarias de Argentina, el NCI (Núcleo comunista internacional). A finales de julio de 2004, un miembro del NCI, el Sr. B., intentó una audaz maniobra: exigió la integración inmediata del grupo en la CCI. Impuso esta exigencia a pesar de la resistencia de los demás camaradas del NCI que, aunque también se habían fijado el objetivo de integrarse en la CCI, consideraban necesario llevar a cabo primero todo un proceso profundo de clarificación y asimilación, ya que la militancia comunista sólo podía basarse en convicciones sólidas. La CCI rechazó esta exigencia en consonancia con nuestra política de oposición a las integraciones precipitadas e inmaduras, que pueden correr el riesgo de destruir a los militantes y son perjudiciales para la organización.
Paralelamente, se había forjado una alianza entre la FICCI y el aventurero B, ciertamente por iniciativa de B, al servicio de una maniobra contra la CCI utilizando a la NCI a espaldas de sus miembros. La maniobra consistía en hacer circular en el medio político proletario una denuncia de la CCI y de sus "métodos nauseabundos" que parecía emanar indirectamente de la NCI, ya que esta denuncia estaba firmada por un misterioso y ficticio "Círculo de comunistas internacionalistas" (¡o "CCI" para abreviar!), dirigido por el ciudadano B y que, según él, debía constituir la "superación política" de la NCI. Estas calumnias se difundieron mediante un folleto "Círculo" distribuido por la FICCI con ocasión de la reunión pública del BIPR en París el 2 de octubre de 2004. También se publicaron en línea en varios idiomas en el sitio web del BIPR. Además de apuntar directamente a la CCI, el folleto en cuestión defendía a la FICCI, poniendo totalmente en entredicho una posición adoptada por la NCI el 22 de mayo de 2004, que había denunciado a este grupo.
La forma en que el ciudadano B desarrolló su maniobra es típica de un aventurero, de sus ambiciones y de su total falta de escrúpulos y de preocupación por la causa del proletariado. La utilización por la FICCI de los servicios de un aventurero para satisfacer su odio a la CCI y tratar de establecer, mediante la denigración pública, el aislamiento político de nuestra organización es digna de los patéticos y despreciables personajes que pueblan el pequeño mundo de la pequeña burguesía y de la gran burguesía[12].
El GIGC, tras haber obtenido boletines internos de la CCI por un medio desconocido para nosotros, armó un gran alboroto sobre este suceso, considerándolo como la prueba de una crisis en la CCI. El mensaje que estos soplones patentados intentaban transmitir era muy claro:¡hay un 'topo' en la CCI que trabaja mano a mano con la ex-FICCI! Se trataba claramente de un trabajo policial sin otro objetivo que sembrar la sospecha generalizada, el malestar y la maldad dentro de nuestra organización. Estos fueron los mismos métodos utilizados por la Guepeu, la policía política de Stalin, para destruir el movimiento trotskista desde dentro en la década de 1930. Son los mismos métodos que utilizaron los miembros de la ex-FICCI (y en particular dos de ellos, Juan y Jonas, miembros fundadores del "GIGC") cuando hicieron viajes "especiales" a varias secciones de la CCI en 2001 para organizar reuniones secretas y difundir rumores de que una de nuestras camaradas (la "esposa del jefe de la CCI", como ellos decían) era "policía".
La CCI había denunciado un intento de falsificar los verdaderos orígenes de la Izquierda Comunista por parte de un blog llamado Nuevo Curso[13] y orquestado por un aventurero, Gaizka, cuyo objetivo no es en absoluto contribuir a clarificar y defender las posiciones de esta corriente, sino "hacerse un nombre" en el medio político proletario. Este ataque a la corriente histórica de la Izquierda Comunista pretende transformarla en un movimiento de contornos borrosos, despojado de los rigurosos principios proletarios que presidieron su formación, lo que constituye un obstáculo para la transmisión a las futuras generaciones de revolucionarios de las conquistas de la lucha de las fracciones de la izquierda contra el oportunismo y la degeneración de los partidos de la Internacional Comunista.
En cuanto al aventurero Gaizka, hemos proporcionado mucha información sobre él, que aún no ha sido refutada, acerca de sus relaciones con el mundo de los personajes políticos burgueses (principalmente de izquierdas, pero también de derechas) [14]. Es un comportamiento y un rasgo de su personalidad que comparte con los aventureros -aunque esté lejos de tener la talla de estos personajes- más conocidos en la historia como Ferdinand Lassalle y Jean Baptiste von Schweitzer que operaron en el seno del movimiento obrero en Alemania en el siglo XIX[15].
El GIGC acogió con gran entusiasmo, y servilismo, la entrada del blog Nuevo Curso en la escena política: "Todas las posiciones que defiende son muy claramente clasistas y se inscriben en el marco programático de la izquierda comunista (...)".Es más, una vez que nuestra organización había proporcionado a los lectores información suficiente para caracterizar a Gaizka (principal dirigente de Nuevo Curso) como un aventurero con la peculiaridad de haber mantenido relaciones, en 1992-94, con el partido más importante de la burguesía española de la época, el PSOE, ya no quedaban dudas sobre el sentido del planteamiento de Nuevo Curso dirigido a desvirtuar a la Izquierda Comunista. Sin embargo, no fue esta información puesta al alcance de todos (y desmentida por nadie, repetimos) la que impidió al GIGC volar en auxilio del aventurero Gaizka, ante la denuncia que le hicimos: "debemos subrayar que hasta la fecha no hemos constatado ninguna provocación, maniobra, denigración, calumnia o rumor, lanzada por miembros de Nuevo Curso, ni siquiera a título individual, ni ninguna política de destrucción contra otros grupos o militantes revolucionarios"[16].
Es muy revelador que, para descartar cualquier sospecha de aventurerismo en relación con Gaizka, el líder del GIGC utilice como criterio un conjunto de rasgos políticos que le caracterizan en primer lugar, pero no necesariamente a Gaizka en particular: provocador, maniobrero, denigrador, calumniador, destructor de reputaciones, ......En cuanto a Gaizka, aunque no es de la talla de un Lassalle o un Schweitzer, "intenta jugar en la corte de los grandes" e incluso ha conseguido el reconocimiento de algunos de ellos gracias a algunas de sus capacidades intelectuales, sin llegar a tratar de igual a igual con los grandes como hizo Lassalle con Bismarck.
A su pequeña escala, Gaizka imaginó que podría desempeñar un papel como representante de una rama de la Izquierda Comunista (la Izquierda Comunista Española), inventada por él mismo. Por su parte, la gran ambición del GIGC es cubrir de basura la CCI.
Para ilustrar nuestro análisis del fenómeno del parasitismo político, hemos utilizado principalmente el ejemplo del GIGC (antigua FICCI). El hecho de que esta organización constituya una especie de caricatura del parasitismo nos ha permitido tanto denunciar una vez más su canallada y su prevaricación como poner de manifiesto más claramente los grandes rasgos que caracterizan este fenómeno y que pueden encontrarse en otros grupos o elementos cuyas actividades se inscriben en un planteamiento parasitario, aunque sea de forma menos evidente y más sutil. Así, el GIGC-FICCI es, que sepamos, el único grupo que ha adoptado deliberadamente una actitud de chivato, de agente consciente de la represión capitalista. Sin embargo, al adoptar esta actitud de agente consciente (aunque no remunerado) del Estado burgués, este grupo no hace más que expresar de la manera más extrema la esencia y la función del parasitismo político (y que ya había sido analizado, como hemos visto, por Marx y Engels): librar, en nombre de la defensa del programa proletario, una lucha decidida contra las organizaciones reales de la clase obrera. Y esto, por supuesto, para mayor beneficio de su enemigo mortal, la burguesía. Y si ciertos grupos se abstienen de las tropelías del GIGC, prefiriendo practicar un parasitismo "suave", más sutil, no por ello son menos peligrosos, sino todo lo contrario.
Del mismo modo que las verdaderas organizaciones del proletariado sólo podrán asumir el papel que les ha confiado el movimiento obrero, como ha demostrado toda la historia del movimiento, librando una lucha decidida contra la gangrena oportunista, sólo podrán estar a la altura de su responsabilidad librando una lucha igualmente decidida contra la plaga del parasitismo. Marx y Engels lo comprendieron plenamente desde finales de la década de 1860, y en particular en el Congreso de La Haya de la Primera Internacional en 1872, aunque un gran número de marxistas que dirigían la lucha contra el oportunismo, como Franz Mehring, no comprendieron el significado y la importancia de la lucha contra la Alianza de Bakunin. Esta es probablemente una de las razones (junto a la ingenuidad y los virajes oportunistas) por las que la cuestión del parasitismo no se comprende en el medio político proletario. Pero no se puede utilizar la debilidad del movimiento obrero como argumento para negarse a ver y afrontar los peligros que amenazan la lucha histórica de nuestra clase. Es plenamente en el espíritu de las palabras de Engels, citadas al principio de este artículo, que afirmamos: "Ya es hora, de una vez por todas, de poner fin a las luchas internas provocadas diariamente en nuestra Asociación por la presencia de este cuerpo parasitario".
CCI 07-08-23
[1] Construcción de la organización revolucionaria - Tesis sobre el parasitismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [99]
[2] Cuestiones de organización, III – El Congreso de La Haya en 1872 – La lucha contra el parasitismo político | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [100]
[3] La "Alianza de la Democracia Socialista", fundada por Bakunin, que iba a encontrar un terreno fértil en importantes sectores de la Internacional a causa de las debilidades que aún pesaban sobre ella y que resultaban de la inmadurez política del proletariado de la época, un proletariado que aún no se había liberado completamente de los vestigios de la etapa precedente de su desarrollo, y en particular de los movimientos sectarios.
[4] "Antes de unirse a la AIT, Bakunin explicó a sus seguidores por qué la AIT no era una organización revolucionaria: los proudhonianos se habían convertido en reformistas, los blanquistas habían envejecido, y los alemanes y el Consejo General que supuestamente dominaban eran "autoritarios". Según Bakunin, lo que faltaba sobre todo era la "voluntad" revolucionaria. Esto es lo que la Alianza quería asegurar yendo más allá del programa y los estatutos y engañando a sus miembros.
Para Bakunin, la organización que el proletariado había forjado, que había construido durante años de duro trabajo, no valía nada. Lo que lo era todo para él eran las sectas conspirativas que él mismo había creado y controlado. No era la organización de clase lo que le interesaba, sino su propio estatus y reputación personales, su "libertad" anarquista o lo que ahora llamamos "autorrealización". Para Bakunin y los de su calaña, el movimiento obrero no era más que un vehículo para la realización de su yo y de sus proyectos individualistas." Cuestiones de organización, III – El Congreso de La Haya en 1872 – La lucha contra el parasitismo político | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [100]
[5] Parasitismo político - El CBG hace la faena de la burguesía | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [101]
[6] La Revista Internacional n°44, en el artículo dedicado al 6º Congreso de la CCI, informa sobre la marcha de estos camaradas y su constitución como "Fracción". Los lectores pueden remitirse a él, así como a los artículos publicados en las Revistas 40 a 43 que reflejan la evolución del debate en el seno de la CCI. Ver Debate: oportunismo y centrismo en la clase obrera y sus organizaciones | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [102] y Resolución: Oportunismo y centrismo en el período de decadencia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [103]
[7] La "Fracción Externa de la CCI" | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [104]
[8] Documentos de la vida de la CCI - El combate por la defensa de los Principios Organizativos | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [105]
[9] La información publicada a continuación es un resumen de parte del artículo El aventurero Gaizka tiene los defensores que se merece: los matones del GIGC | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [106], en el que se da cuenta con más detalle de las molestias causadas por este grupo parasitario.
[10] La FICCI en acción: mentiras y comportamiento de “matones” | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [107]
[11] BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario. Fundado en 1984 por el Partito Communista Internazionalista (Battaglia Communista) y la Communist Workers Organization. A partir de 2009 cambió su nombre por el de Tendencia Comunista Internacionalista (TCI)
[12] Sobre este episodio ver 'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): Una nueva... y extraña aparición | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [108] y 'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [109]. También Reunion Publica del BIPR en París: el BIPR rehén de unos hampones | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [110]
[13] Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [111]
[14] ¿Quién es quién en Nuevo Curso? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [112]
[15] Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [113]
[16] Ver Nouvelle attaque du CCI contre le camp prolétarien international [114] (1er février 2020). Nuestra denuncia se puede encontrar en El aventurero Gaizka tiene los defensores que se merece: los matones del GIGC | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [106]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
mexico_libros_de_texto_comunistas._derecha_e_izquierda_complementan_la_campana_contra_el_comunismo.pdf [116] | 80.02 KB |
Durante varias semanas los medios en México aturden con la campaña anticomunista con ocasión de los cuestionamientos de la oposición electoral a AMLO sobre los libros de texto de educación básica. El 1° de agosto TV Azteca inició con la cruzada diciendo que el “virus comunista que se creía erradicado” había resurgido con la “educación comunista” de la mano de “comunistas trasnochados” dentro de la Secretaría de Educación Pública1. Si bien, se trata de un ejemplo de la división de la burguesía donde las fracciones en pugna usan diferentes recursos para entorpecer a su adversario y ganar adeptos y votos como lo demostramos recientemente en Revolución Mundial 147 revelando cómo Morena y la derecha compiten para liderar la explotación de los trabajadores,2 resalta el hecho que no desperdician el momento para lanzar su ataque en contra del proletariado y su proyecto histórico.
Es obvio que no denunciamos a la burguesía por su odio de clase en contra del movimiento comunista ya que corresponde a su naturaleza burguesa pues tanto los partidos y grupos de derecha, así como los de la izquierda son emanación directa del Estado capitalista y se reparten el trabajo en el abanico de fuerzas políticas para controlar y someter a los trabajadores. Lo que interesa subrayar son sus ataques complementarios:
- Por un lado, el sector de la derecha (incluida la llamada ultraderecha) retorciéndose empinada de puntitas y haciendo muecas de asco contra el comunismo presentándolo como espantajo, como una momia arrumbada que amenaza con cobrar vida si engulle las vísceras de los niños, llama como lo hace por ejemplo el presidente del PAN, Marko Cortés, a que los libros se destruyan en su totalidad o que se mutilen hojas diciendo que se trata de adoctrinar con ellos.
- Por el otro, la izquierda de la burguesía cuyo máximo exponente es el partido Morena, hoy en el poder federal y en dos tercios de las entidades, para quien el comunismo es una “ideología anticuada” y a la que oponen el “humanismo”, esa careta hipócrita de la burguesía que siempre trata de esconder su función de explotación y opresión de la clase obrera. El presidente AMLO además remata con el sarcasmo de que “los conservadores ven comunismo por todos lados…como los ovnis” (La Jornada, 3/09/2023). Es evidente a pesar de que hay una fractura al interior de la burguesía, hay una coincidencia entre el gobierno y los empresarios y la derecha: su temor y odio al proletariado y el proyecto comunista.
Cuando a finales de los años 80 del siglo XX se produjo la caída estrepitosa de los regímenes estalinistas en la ex URSS, la burguesía lanzó una abrumadora campaña sobre la “muerte del comunismo” logrando asestar un duro golpe a la conciencia y la combatividad del proletariado a escala mundial con el mensaje de que su proyecto de clase había fracasado y que el capitalismo era el mejor de los mundos, sincronizando su veneno en todos los países identificando al comunismo con el estalinismo, que era el régimen económico, político y social del bloque del este, tan capitalista como el resto de los países de occidente y del mundo entero.
Desde entonces, la burguesía ha aprovechado la más mínima oportunidad para renovar esa campaña anti obrera como se ve actualmente en México, pero también en otros países como Argentina donde Javier Milei, candidato en las elecciones presidenciales en curso por el partido La Libertad Avanza (LLA), no solo refresca el viejo argumento de la burguesía de igualar al estalinismo con el marxismo, sino, además, considera a cualquier política económica, por ser dirigida por el Estado como una “manifestación socialista” y además causante de la quiebra económica de Argentina. Una mentira muy usada por la burguesía, desde su derecha y hasta su izquierda, en contra del marxismo es que es este un proyecto estatista. Por eso, más allá de las expresiones esquizofrénicas del personaje, lo que resalta es que el denominador común de todos los ataques es la igualación de comunismo con estalinismo (como en la ex URSS, China, Cuba, Nicaragua, Venezuela…) y a la estatización de la economía como una política del proletariado. Y en esta campaña también aporta su grano de arena la “defensa” que hacen algunos izquierdistas (ala radical de la izquierda del capital) de ese reino de la explotación y opresión que era la Unión Soviética con la apología de sus pretendidos logros educativos3.
La mayor mentira del siglo XX fue igualar estalinismo con comunismo; al contrario, aquel fue su principal verdugo después del aislamiento y derrota de la revolución rusa de 1917 y en la actualidad, la burguesía sigue utilizando al estalinismo para golpear la conciencia de los trabajadores4.
Como proyecto histórico de la clase obrera, el comunismo al concebirse como una sociedad sin clases y por lo tanto sin explotación, es la antítesis del capitalismo incluyendo el estalinista. Y, por supuesto, no tiene nada que ver con ideales trasnochados, sino que su programa no es más que “…la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos” (Manifiesto comunista)5. De ahí que la burguesía se afane periódicamente en echar basura sobre el verdadero significado del proyecto comunista y en esta tarea el estalinismo le sigue prestando un servicio inigualable. Además, esta campaña no es gratuita si vemos que en el mundo las luchas obreras están recordando que el verdadero proyecto comunista sigue más vigente que nunca.
En cuanto al adoctrinamiento que se reclama, hay que afirmar muy fuerte que la educación que se imparte bajo la sociedad capitalista en todo el mundo está diseñada precisamente para formar ideológicamente en los valores burgueses, deformando la historia e inculcando sumisión ante las leyes que garantizan la explotación asalariada, es decir cumple una función en la reproducción de la fuerza de trabajo.
La burguesía alterna sus gobiernos de derecha, centro o izquierda según sus necesidades y dependiendo de sus ropajes ideológicos implementa un tipo de reforma educativa que se acomode a sus estilos, sin embargo, lo que permanece inamovible es la concepción burguesa del mundo (por ejemplo, los programas de estudio de historia y educación cívica) para la cual el capitalismo y la democracia representativa es el mejor modelo de organización social que puede encontrarse y, además, se esfuerzan a toda costa de presentar a la sociedad como una suma de ciudadanos libres e iguales ante la ley intentando borrar toda noción de la existencia de clases sociales antagónicas con intereses irreconciliables, la burguesía y el proletariado enfrentados históricamente por la opresión y explotación asalariada.6
Este es el marco para entender los alaridos histéricos de la campaña en contra del comunismo sostenida por todas las fracciones de la burguesía.
RM, 18.09.2023
1 https://www.youtube.com/watch?v=ziL8XEwj8V4 [117]
2 https://es.internationalism.org/content/4973/revolucion-mundial-no-147 [118]
3 https://elmachete.mx/index.php/2023/08/04/sobre-las-declaraciones-de-que-la-sep-busca-imponer-una-educacion-comunista/ [119]
4 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201208/3451/tesis-... [53]
5 Véanse en particular nuestras series sobre ¿Qué es el comunismo?: El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad material [120], El comunismo no es un bello ideal, sino que está al orden del día de la historia [121] y El comunismo, entrada de la humanidad en su verdadera historia [122]
6 https://es.internationalism.org/cci-online/201410/4054/la-falsificacion-de-la-historia-en-los-programas-escolares [123]
Invitamos a una Permanencia por Internet sobre el 50 aniversario del derrocamiento de Allende por el golpe militar conducido por Pinochet. Queremos animar un debate en torno a los puntos siguientes:
Estimados lectores:
Los animamos a participar aportando sus posturas, críticas, desacuerdos, propuestas … Los interesados pueden escribir a nuestros mails: [email protected] [124], [email protected] [125] o [email protected] [126] y les remitiremos el enlace para participar en la reunión 2 horas antes.
El 23 de marzo, al final del noveno día de protestas contra la reforma de las pensiones en Francia, estallaron enfrentamientos entre la policía y los bloques negros, cuando los manifestantes llegaban a la Plaza de la Ópera, en el corazón de un barrio acomodado de la capital. A lo largo de la noche, las cadenas de televisión continuaron mostrando escaparates rotos, tiendas destrozadas y contenedores de basura ardiendo...
Al día siguiente, los mismos medios de comunicación transmitían los temores de los vecinos y comerciantes: “Todo se ha quemado, las mercancías se han derretido... Es la primera vez que pasa. Las manifestaciones no suelen terminar aquí, así que nos hemos librado por los pelos”, decía asustado el encargado de un quiosco de prensa. Al decidir poner fin a la manifestación en un espacio reducido en pleno centro de París, en medio de unas obras, la Prefectura de Policía y el gobierno preparaban el terreno para que estallara la violencia. Y lo hicieron con el pleno consentimiento de los sindicatos, ¡que en ningún momento se opusieron a esta elección!
Una semana antes, el 16 de marzo, la reforma de las pensiones había sido aprobada con fórceps utilizando un subterfugio constitucional, el artículo 49.3. Este “paso a la fuerza”, esta “negación de la democracia”, según el decir de los partidos de la oposición y de los sindicatos, no sirvió para aplacar la cólera y la movilización. Al contrario, esa noche se produjeron manifestaciones en casi todas partes. En París, se dio orden de dispersar brutalmente a las 5,000 personas reunidas en la plaza de la Concordia cuando no había ningún peligro para el “orden público”.
En los días siguientes, las manifestaciones, “no declaradas” por los sindicatos, estallan todas las noches en muchas ciudades, sobre todo en las calles de París. Las concentraciones fueron tranquilas hasta que la situación degeneró en enfrentamientos entre algunos de los manifestantes y la policía. Vídeos y fotos de contenedores de basura y edificios públicos quemados dieron la vuelta al mundo, retratando la lucha que libraba la clase obrera en Francia como nada más que disturbios generadores de caos y anarquía. Por su parte, Macron y sus ministros, lejos de querer calmar los ánimos, no han dejado de echar leña al fuego denunciando a las “turbas sin legitimidad”, la “creación del caos” (bordélisation) y a los “facciosos”.
A pesar del riesgo de que las cosas se descontrolaran, esta situación fue ampliamente cultivada y explotada por el gobierno y las fuerzas del orden para legitimar el terror del Estado, en la imagen de las famosas Brigadas de Represión de la Acción Violenta Motorizada (BRAV-M) agrediendo a todo el que se encontraban a su paso, incluso pasando en moto por encima de manifestantes tirados en el suelo. Como de costumbre, todos los perros guardianes del orden capitalista (los medios de comunicación, los comentaristas y los intelectuales a sus órdenes) intentaron hacer creer que unos pocos policías habían cometido un desliz, que había habido algunos “errores”. Pero la represión simultánea en toda Francia no fue un accidente. Fue una política totalmente deliberada por parte del gobierno y de todos los portavoces del Estado policial. El objetivo era simple e incluso clásico:
- arrastrar a los jóvenes más enfadados a un enfrentamiento estéril con la policía;
- atemorizar a la mayoría de los manifestantes y disuadirlos de salir a la calle;
- Impedir toda posibilidad de discusión, estropeando sistemáticamente el final de las manifestaciones, momento que suele ser propicio para las reuniones y los debates;
- hacer impopular el movimiento, haciendo creer que toda lucha social degenera automáticamente en violencia ciega y caos, en tanto que las autoridades son las garantes del orden y la paz.
Así pues, el Estado y su gobierno han jugado a fondo la carta de la “escalada de violencia”. La confirmación de esta estrategia vino directamente de la boca de un antiguo gran servidor del orden burgués, Jean-Louis Debré: “¿Por qué, por ejemplo, aceptamos que una manifestación terminara en la Ópera, muy cerca de los ministerios y del Elíseo, sabiendo que el barrio está lleno de callejuelas? ¿Por qué no limpiaron y se llevaron toda la basura ese día? Era como si quisieran que las cosas se descontrolaran un poco. [...] ¿Hasta qué punto quiere este gobierno repetir 1968, enfrentar al orden público contra el desorden?” Estas preguntas falsamente ingenuas del antiguo ministro del Interior en la época del movimiento huelguístico contra la reforma de las pensiones en 1995 no hacen más que levantar el velo, ciertamente opaco, de la provocación fomentada por el gobierno. Al organizar el desorden, Macron y sus esbirros contaban con que una parte de la opinión pública se volvería favorable a la vuelta al orden social.
El paralelismo trazado por Jean-Louis Debré con el movimiento de Mayo del 68 demuestra también que este gobierno no se ha inventado nada. Las provocaciones policiales no son nada nuevo, ¡y el “partido del orden” tiene una larga historia! Durante el movimiento de Mayo del 68, las milicias gaullistas o la policía vestida de paisano se infiltraron deliberadamente en las manifestaciones para “avivar el fuego” y asustar a la población. Los agentes provocadores incitaban a los estudiantes a cometer actos violentos. Las impactantes imágenes de coches incendiados, escaparates rotos y adoquines lanzados contra los CRS contribuyeron a galvanizar a la “gente del miedo” y a cambiar el rumbo de la opinión pública. Las barricadas y la violencia se convertirían en uno de los elementos de la toma de control de la situación por parte de las distintas fuerzas de la burguesía, el gobierno y los sindicatos, socavando la gran simpatía que los estudiantes se habían granjeado inicialmente por parte de la población en su conjunto y de la clase obrera en particular.
En 2006, durante el movimiento contra el CPE (Contrato de Primer Empleo), la burguesía francesa utilizó los mismos pérfidos métodos para sabotear la lucha. En varias ocasiones, el Estado permitió deliberadamente que bandas de jóvenes de los suburbios1 vinieran a “golpear policías y destrozar escaparates”. Durante la manifestación del 23 de marzo de 2006, incluso con la bendición de la policía, los “matones” atacaron a los propios manifestantes, robándoles y golpeándoles hasta dejarlos sin sentido. Pero los estudiantes habían conseguido evitar esta trampa nombrando delegaciones en varios lugares para ir a hablar con los jóvenes de los barrios desfavorecidos, en particular para explicarles que la lucha de los estudiantes era también en nombre de esos jóvenes sumidos en la desesperación por el paro masivo y la exclusión2.
Ya en el siglo XIX la clase obrera tenía experiencia en esos procedimientos viles y astutos para golpear y matar las luchas. Como lo ha podido mostrar Marx en el 18 Brumario de Louis Bonaparte, la terrible represión del proletariado parisino por las tropas de Cavaignac, luego de las jornadas de junio 1848, había contribuido también a atemorizar a los burgueses, al cura y al tendero, ¡todos los cuales esperaban ardientemente la vuelta al orden por todos los medios!
En las zonas industriales de Estados Unidos, a finales del siglo XIX, la patronal había creado empresas privadas especializadas en el suministro de rompehuelgas, espías, provocadores e incluso asesinos. Las masacres que éstos perpetraban contra la clase obrera también permitían inclinar la “opinión” a favor de la vuelta al orden. Todo ello con el respaldo del Estado3.
La movilización ecologista contra el proyecto del mega estanque, del sábado 25 de marzo en Sainte-Soline fue otra oportunidad para utilizar la estrategia de la escalada de violencia. Ese día, varios miles de personas se concentraron en plena naturaleza, en medio de grandes descampados, para protestar contra la instalación de mega estanques destinados a servir de reservas de agua para la agricultura intensiva. La situación degeneró rápidamente en una batalla campal entre policías y manifestantes, filmada durante todo el día por las cadenas de información. Dos personas acabaron entre la vida y la muerte.
Las cosas podrían haber resultado muy distintas. ¿Qué interés podían tener que gendarmes y la policía vinieran a cargar contra miles de personas reunidas en un campo atravesado por grandes estanques? Ninguno. Salvo encender una nueva mecha para que el fuego de la violencia se extendiera. Una vez más, el gran burgués Jean-Louis Debré no deja de pensar: “¿Por qué no se registró a la gente de antemano? ¿Se quería permitir cierto desorden para poder mantener el orden después?”
Esa misma noche, Darmanin pudo denunciar la “violencia extrema” y el “terrorismo” de la “ultraizquierda” “que quiere destruir a la policía”. Igual que había hecho unos días antes, la noche de la manifestación del 23 de marzo.
Una vez más, esta campaña no tiene nada de casual. La ultraizquierda es una noción ajena al campo proletario y revolucionario4. Por el contrario, es un término acuñado por la burguesía, con el que le permite meter en el mismo saco a las auténticas organizaciones revolucionarias de la izquierda comunista con los intelectuales modernistas, los anarquistas radicales y, sobre todo, las agrupaciones “anti-Estado” que abogan por la violencia indiscriminada. Estos últimos fueron infiltrados y manipulados por la policía. Como resultado, los bloques negros y los “zadistas”5 son los idiotas útiles del Estado policial, lo que le permite justificar el refuerzo de su arsenal legal y represivo. Es lo que ha ocurrido recientemente con la aprobación de un decreto que autoriza el uso de drones equipados con cámaras durante las manifestaciones.
Pero más allá de eso, agitar el trapo de la ultraizquierda es sobre todo una forma de preparar el terreno para la criminalización de las organizaciones revolucionarias en el futuro. La burguesía está utilizando más o menos los mismos métodos utilizados en los años 70 en las gigantescas campañas antiterroristas que siguieron al caso Schleyer en Alemania y al caso Aldo Moro en Italia, que sirvieron de pretexto al Estado para reforzar su aparato de control y represión contra la clase obrera. Más tarde se demostró que la banda Baader y las Brigadas Rojas habían sido infiltradas por el servicio secreto de Alemania Oriental, la Stasi, y el servicio secreto del Estado italiano, respectivamente. En realidad, estos grupos terroristas no eran más que instrumentos de rivalidad entre camarillas burguesas.
Ya en el siglo XIX las acciones terroristas de los anarquistas habían sido utilizadas por la burguesía para reforzar su terror de Estado contra la clase obrera. Recordemos, por ejemplo, las “leyes canallas” aprobadas por la burguesía francesa tras el atentado terrorista del anarquista Auguste Vaillant que, el 9 de diciembre de 1893, arrojó una bomba en el hemiciclo de la Cámara de Diputados, hiriendo a unas cuarenta personas. El atentado había sido manipulado por el propio Estado. Vaillant había sido contactado por un agente del Ministerio del Interior que, haciéndose pasar por anarquista, le había prestado dinero y le había explicado cómo fabricar una bomba casera (con una maceta y clavos) que fuera explosiva y no demasiado mortífera. Es el mismo procedimiento el que utilizó el gobierno prusiano para aprobar las leyes antisocialistas en 1878, llevando a la clandestinidad a la socialdemocracia en Alemania.
En 1925, Victor Serge publicó Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión. Este folleto, escrito a partir de los archivos de la policía zarista (la Okhrana) que habían caído en manos de la clase obrera tras la Revolución de Octubre, permitió informar a toda la clase obrera de los métodos y procedimientos policiales utilizados contra los revolucionarios durante años. Serge también puso de relieve la estrecha colaboración de todas las fuerzas policiales de Europa para espiar, provocar, calumniar y reprimir al movimiento revolucionario de la época. Un siglo después sería ingenuo pensar que estos métodos han quedado relegados en la estantería de los accesorios olvidados. Al contrario, el terror del Estado burgués está destinado a reproducirse y perfeccionarse sin cesar y a extenderse a todas las relaciones existentes en el seno de la sociedad.
El proletariado debe aprender de todas estas experiencias de represión. Debe recordar que detrás de la máscara democrática que el Estado burgués asume cotidianamente, se esconde el verdadero rostro de un verdugo sanguinario que se despierta brutalmente cada vez que su orden es amenazado por los explotados.
Vincent, 16 de junio de 2023
1 Denominados en francés como “lascars”.
2 Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [20]
3 Bernard Thomas, Les provocations policières (1972).
4 Para más precisión ver Nuevos ataques contra la Izquierda Comunista: Bourseiller se reinventa "la compleja historia de las Izquierdas Comunistas" (1ª parte) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [132] y Nuevos ataques a la Izquierda Comunista: Bourseiller inventa por segunda vez "la compleja historia de las izquierdas comunistas" (2ª parte) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [133].
5 Palabra que proviene del acrónimo de Zona A Defender: ZAD, por tanto, a los que se involucran en estas manifestaciones les llaman “zadistas”.
La primavera pasada, la CCI celebró su 25º Congreso Internacional. Verdadera asamblea general, el Congreso es un momento privilegiado en la vida de nuestra organización; es la máxima expresión del carácter centralizado e internacional de la CCI. El Congreso permite a toda nuestra organización, en su conjunto, debatir, clarificar y desarrollar orientaciones. Es nuestro órgano soberano. Como tal, sus tareas son:
elaborar análisis y orientaciones generales para la organización, especialmente en lo que respecta a la situación internacional;
examinar y hacer balance de las actividades de la organización desde el Congreso anterior;
definir sus perspectivas de trabajo para el futuro.
Las organizaciones revolucionarias no existen por sí mismas. Son a la vez la expresión de la lucha histórica del proletariado y la parte más decidida de esa misma lucha. Es la clase obrera la que confía sus organizaciones a los revolucionarios, para que puedan desempeñar su papel: ser un factor activo en el desarrollo de la conciencia proletaria y en la lucha hacia la revolución.
Por lo tanto, corresponde a los revolucionarios dar cuenta de su trabajo al conjunto de la clase. Publicar una gran parte de los documentos adoptados en nuestro último congreso es la misión que se ha fijado este número de nuestra Revista Internacional.
La primera tarea de este Congreso fue tomar la medida de la gravedad de la situación histórica.
Como indica el informe sobre la Lucha de Clases, con el Covid 19, el conflicto en Ucrania y el crecimiento de la economía de guerra en todas partes, con la crisis económica y su inflación galopante, con el calentamiento global y la devastación de la naturaleza, con el auge del sálvese quien pueda, de la irracionalidad y el oscurantismo, y la descomposición de todo el tejido social, la década de 2020 no sólo está siendo testigo de una acumulación de flagelos asesinas. Todas estas plagas convergen, se combinan y se alimentan mutuamente en una especie de "efecto torbellino". La dinámica catastrófica del capitalismo global significa mucho más que un empeoramiento de la situación internacional. Está en juego la propia supervivencia de la humanidad.
El 25º Congreso Internacional aprobó como primer informe una "Actualización de las tesis sobre la descomposición".
En mayo de 1990, la CCI había adoptado unas tesis tituladas "La descomposición, fase última de la decadencia capitalista"1, que presentaban nuestro análisis global de la situación mundial en el momento y tras el hundimiento del bloque imperialista del Este a finales de 1989. La idea central de estas tesis era que la decadencia del modo de producción capitalista, que había comenzado durante la Primera Guerra Mundial, había entrado en una nueva fase de su evolución, dominada por la descomposición general de la sociedad. 27 años más tarde, en su XXII Congreso de 2017, nuestra organización consideró necesario actualizar por primera vez estas tesis adoptando un texto titulado "Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017)"2. Este texto destacaba el hecho de que no sólo el análisis adoptado en 1990 había sido ampliamente verificado por la evolución de la situación, sino también que ciertos aspectos habían adquirido una nueva importancia: la explosión del flujo de refugiados que huyen de las guerras, el hambre y la persecución, el auge del populismo xenófobo que tiene un impacto cada vez mayor en la vida política de la clase dirigente...
Ahora, sólo 6 años después, la CCI ha decidido que es necesario actualizar los textos de 1990 y 2017. ¿Por qué tan rápidamente? Porque asistimos a un aumento espectacular de las manifestaciones de la descomposición general de la sociedad capitalista.
Ante la evidencia de los hechos, la propia burguesía se ve obligada a reconocer este vertiginoso hundimiento del capitalismo en el caos y la decadencia. Nuestro informe cita ampliamente textos destinados a los dirigentes políticos y económicos del mundo, como el Global Risks Report (GRR), que se basa en los análisis de una multitud de "expertos" y se presenta cada año en el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos. La CCI adopta un método utilizado por el movimiento obrero, que consiste en basarse en el trabajo de expertos burgueses para poner de relieve las estadísticas y los hechos que revelan la realidad del mundo capitalista. El mismo método puede encontrarse en clásicos marxistas como La condición de la clase obrera en Inglaterra de Engels y El Capital de Marx. En el GRR, leemos: "Los primeros años de esta década han anunciado un período particularmente perturbador en la historia de la humanidad. ... COVID-19... guerra en Ucrania... crisis alimentaria y energética... inflación... confrontación geopolítica y el espectro de la guerra nuclear... niveles insostenibles de deuda... declive del desarrollo humano... Todo ello confluye para dar forma a una década única, incierta y turbulenta por venir".
Aquí los expertos de la burguesía ponen el dedo en una dinámica que fundamentalmente no pueden comprender. Sí, en efecto, todos estos elementos "están convergiendo para dar forma a una década única, incierta y turbulenta". Pero sólo pueden detenerse ahí. De hecho, describen esta dinámica como una "policrisis", como si se tratara de diferentes crisis que se suman. En realidad -y sólo nuestra teoría de la descomposición nos permite comprenderlo- detrás de esta explosión de las peores lacras del capitalismo se esconde una misma dinámica: el pudrimiento en la raíz de este sistema decadente. El modo de producción capitalista ya no tiene ninguna perspectiva que ofrecer, y dada la incapacidad del proletariado hasta ahora para desarrollar su proyecto revolucionario, es la humanidad entera la que se hunde en el "no futuro" y sus consecuencias: irracionalidad, repliegue, atomización... En esta ausencia de perspectiva podemos encontrar las raíces más profundas de la putrefacción de la sociedad, a todos los niveles.
Incluso en el campo proletario, existe la tendencia a plantear una causa específica y aislada para cada una de las manifestaciones catastróficas de la historia actual; a no ver la coherencia de todo el proceso en curso. Existe entonces un gran peligro de:
encontrarnos desorientados, perdidos, zarandeados por un acontecimiento tras otro;
centrarse en un solo aspecto, por espectacular y devastador que sea (como la guerra de Ucrania, por ejemplo), y caer luego en una especie de catastrofismo inmediato ("Rápido, hay que actuar absolutamente porque la tercera guerra mundial está a punto de estallar");
subestimar el peligro, al no comprender que la dinámica mundial es en realidad una espiral en la que todas las crisis se entrecruzan, interrelacionan y multiplican.
Debemos detenernos un poco en este riesgo de subestimar el peligro de la situación histórica de descomposición. A primera vista, cuando alguien grita a los cuatro vientos sobre el inminente estallido de la Tercera Guerra Mundial, puede decirse que está previendo lo peor. En realidad, y la guerra de Ucrania lo confirma una vez más, el verdadero proceso que podría conducir a la barbarie generalizada, o incluso a la destrucción de la humanidad, es una combinación de factores: la guerra que se extiende a través de una multiplicación de conflictos (en Oriente Medio, los Balcanes, Europa del Este, etc.), conflictos cada vez más imprevisibles e irracionales; un clima que se calienta, con su parte de catástrofe; el gansterismo y la sensación de no futuro que invaden a sectores cada vez más amplios de la población mundial... este proceso de descomposición es tanto más peligroso cuanto que es tan escurridizo e insidioso, que se filtra poco a poco por todos los poros de la sociedad.
Y entre los diversos factores que alimentan la caída en la descomposición, la guerra (y el desarrollo generalizado del militarismo) constituye el factor central, como acto deliberado de la clase dominante.
Por eso la situación imperialista fue el segundo informe debatido en nuestro congreso: "En particular, la fase de descomposición acentúa uno de los aspectos más perniciosos de la guerra en decadencia: su irracionalidad. Desde la apertura de esta fase, los efectos del militarismo se vuelven cada vez más imprevisibles y desastrosos. Nuestros materialistas vulgares no comprenden este aspecto y objetan que las guerras tienen siempre una motivación económica, y por tanto una racionalidad. No ven que las guerras de hoy no tienen fundamentalmente una motivación económica, sino geoestratégica, y aun así ya no alcanzan sus objetivos originales, sino que conducen al resultado contrario. (...) La guerra de Ucrania es una confirmación ejemplar de esto: sean cuales sean los objetivos geoestratégicos del imperialismo ruso o estadounidense, el resultado será un país en ruinas (Ucrania), un país arruinado económica y militarmente (Rusia), una situación imperialista aún más tensa y caótica desde Europa hasta Asia Central y millones de refugiados en Europa."
Dentro de la organización, algunos camaradas no están de acuerdo con este análisis de la dinámica imperialista actual. Para ellos, la guerra de Ucrania no es sólo el resultado de una tendencia a la bipolarización del mundo. Alrededor de China, por un lado, y de Estados Unidos, por otro, se están configurando dos campos cada vez más claramente definidos, dos campos que, con el tiempo, podrían formar bloques y enfrentarse en una tercera guerra mundial.
El Congreso fue otra oportunidad para responder: "Las consecuencias del conflicto en Ucrania no conducen a una 'racionalización' de las tensiones a través de un alineamiento 'bipolar' de los imperialismos detrás de dos 'padrinos' dominantes, sino por el contrario a la explosión de una multiplicidad de ambiciones imperialistas, que no se limitan a las de los grandes imperialismos (que se examinarán en la próxima sección), ni a las de Europa del Este y Asia Central, acentuando así el carácter caótico e irracional de los enfrentamientos".
Para estar a la altura de sus responsabilidades e identificar todos los peligros que se ciernen sobre la humanidad, y especialmente sobre la clase obrera, los revolucionarios deben comprender la coherencia del conjunto de la situación y su gravedad real. Nuestro informe muestra que sólo el método marxista y el materialismo permiten tal comprensión, pero un materialismo que no sea vulgar, un materialismo dialéctico e histórico capaz de abarcar todos los factores en su relación y su movimiento, un materialismo que integre la fuerza del pensamiento en su relación y su influencia sobre el conjunto del mundo material porque el pensamiento es una de las fuerzas motrices de la historia. Nuestro informe destaca cuatro puntos centrales que pertenecen a este método:
Aplicada a la situación histórica abierta en 1989/90, se traduce así: las manifestaciones de descomposición pueden haber existido en la decadencia del capitalismo, pero hoy la acumulación de estas manifestaciones es la prueba de una transformación, de una ruptura en la vida de la sociedad, que señala la entrada en una nueva época de la decadencia capitalista en la que la descomposición se convierte en el elemento decisivo.
Este es uno de los principales fenómenos de la situación actual. Las diversas manifestaciones de la descomposición, que al principio podían parecer independientes pero cuya acumulación ya indicaba que habíamos entrado en una nueva época de la decadencia capitalista, reverberan ahora cada vez más unas sobre otras en una especie de "reacción en cadena" cada vez más fuerte, un "torbellino" que impulsa la aceleración histórica a la que estamos asistiendo. Estos efectos acumulativos superan ahora con creces su mera suma.
En este enfoque histórico se trata de tener en cuenta que las realidades que examinamos no son cosas estáticas e intangibles que existen desde tiempos inmemoriales, sino que corresponden a procesos en constante evolución con elementos de continuidad, pero también, y sobre todo, de transformación e incluso de ruptura.
La dialéctica marxista atribuye al futuro un lugar fundamental en la evolución y el movimiento de la sociedad. De los tres momentos de un proceso histórico -pasado, presente y futuro- es el futuro el que constituye el factor fundamental de su dinámica. Y es precisamente porque la sociedad actual está privada de este elemento fundamental, el futuro, la perspectiva (que sienten cada vez más personas, en particular los jóvenes), una perspectiva que sólo puede ofrecer el proletariado, por lo que se hunde en la desesperación y se pudre en la raíz.
Este método permite que nuestra resolución sobre la situación internacional eleve nuestro análisis de lo abstracto a lo concreto: "... asistimos ahora a este "efecto torbellino" en el que todas las diferentes expresiones de una sociedad en descomposición interactúan entre sí y aceleran el descenso hacia la barbarie. Así, la crisis económica se ha visto palpablemente agravada por la pandemia y la paralización de la economía, la guerra de Ucrania y el creciente coste de los desastres ecológicos; mientras tanto, la guerra de Ucrania tendrá graves implicaciones a nivel ecológico y en todo el planeta; la competencia por los menguantes recursos naturales exacerbará aún más las rivalidades militares y las revueltas sociales."
Del otro lado de este polo de destrucción está el polo de la perspectiva revolucionaria del proletariado.
Los últimos meses han demostrado que el proletariado no sólo no está derrotado, sino que incluso empieza a levantar cabeza, a encontrar de nuevo el camino de la lucha. Ya en el verano de 2022, la CCI reconoció en las huelgas del Reino Unido un cambio en la situación de la clase obrera. En nuestro volante internacional publicado el 31 de agosto, "La burguesía impone nuevos sacrificios, la clase obrera responde con la lucha", escribimos: "Basta ya". Este grito ha resonado de huelga en huelga durante las últimas semanas en el Reino Unido. Este movimiento masivo, bautizado como "El verano del descontento" (...), ha implicado cada día a trabajadores de más sectores (...) sólo las enormes huelgas de 1979 produjeron un movimiento mayor y más extendido. Una acción de esta envergadura en un país tan grande como Gran Bretaña no sólo es significativa a nivel local, sino que es un acontecimiento de importancia internacional, un mensaje para los explotados de todos los países (...) el regreso de las huelgas generalizadas en el Reino Unido marca el retorno de la combatividad del proletariado mundial".
Teóricamente armada para comprender las huelgas y manifestaciones que surgieron en muchos países, la CCI pudo intervenir, en la medida de sus posibilidades, distribuyendo ocho volantes diferentes, con el fin de seguir la evolución del movimiento y la reflexión en curso en la clase obrera. Lo que todos estos volantes tienen en común es que ponen de relieve:
el retorno de la combatividad de la clase obrera,
la dimensión histórica e internacional del movimiento,
el sentimiento creciente en las filas de los trabajadores de que todos están "en el mismo barco", caldo de cultivo para la reconquista de la identidad de clase,
la necesidad de tomar la lucha en nuestras manos y, para ello, de reapropiarnos de las lecciones de las luchas pasadas.
También en este caso, como en el de la guerra de Ucrania, hay desacuerdos y debates en el seno de la organización. Los mismos camaradas que creen ver en la guerra de Ucrania un paso hacia la constitución de bloques y la tercera guerra mundial, plantean la idea de que las luchas y la combatividad obreras actuales no constituyen una ruptura de una dinámica negativa desde los años 80, con una larga serie de derrotas que no son definitivas pero que han conducido a una debilidad particularmente grave, sobre todo a nivel de la conciencia. En esta visión, "en un mundo capitalista que, más que nunca desde 1989, avanza caótica y 'naturalmente' hacia la guerra, la respuesta del proletariado a nivel político sigue estando muy por debajo de lo que la situación le exige" (una de las enmiendas de los camaradas, rechazada por el Congreso, a la resolución sobre la situación internacional). Para ellos, la situación actual, sin ser idéntica, es una evolución que recuerda a la de los años 30, con un proletariado combativo en muchos países centrales, pero incapaz de evitar la guerra. "Por el momento, aún no se ha producido el necesario desarrollo de asambleas de masas y de una auténtica cultura del debate. Tampoco ha surgido una nueva generación de militantes proletarios politizados". (ibid.) Se esgrimió otro argumento para explicar la magnitud de los movimientos sociales y la proliferación de huelgas en muchos países: la escasez de mano de obra en muchos sectores y la necesidad de mantener la economía de guerra funcionando a pleno rendimiento hicieron que la situación fuera favorable para que la clase obrera exigiera salarios más altos. Para el Congreso, la realidad que se despliega ante nuestros ojos, a saber, la ola de empobrecimiento en curso, con los precios disparados mientras los salarios se estancan y llueven los ataques gubernamentales, desmiente esta teoría.
Para los camaradas, las hojas volantes distribuidas por la CCI, unos 150,000, durante los diversos movimientos sociales de los últimos meses, no corresponden a las necesidades de la situación. De acuerdo con su análisis de un proletariado casi derrotado y de una dinámica hacia la constitución de dos bloques y la guerra mundial, la primera tarea de los revolucionarios no es la intervención sino la implicación en la profundización teórica.
Por el contrario, el Congreso hizo un balance muy positivo de la intervención internacional de la organización en las luchas. La CCI sabía que no podría influir en la clase y en el movimiento en su conjunto: las organizaciones revolucionarias no pueden tener tal impacto en el periodo histórico actual Este papel de guía de las masas sólo es posible cuando la clase ha desarrollado su conciencia y su lucha histórica a un nivel muy superior. Esta intervención iba dirigida a una parte de la clase obrera, la minoría que hoy busca posiciones de clase. El importante número de discusiones que provocó la distribución de estos volantes en las manifestaciones, las cartas recibidas, los recién llegados a nuestras diversas reuniones públicas demuestran que nuestra intervención cumplió su papel: estimular la reflexión en una parte de la minoría, provocar el debate y fomentar el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias.
Detrás del reconocimiento inmediato de la importancia histórica del retorno de la lucha de clases en el Reino Unido y de sus implicaciones para nuestra intervención en la lucha, está el mismo método que nos permitió aprehender la novedad en la aceleración actual de la descomposición, con su "efecto torbellino": la transformación de la cantidad en calidad, el enfoque histórico... Pero una faceta de este método reviste aquí una importancia particular: la aproximación a los acontecimientos a través de su dimensión internacional.
Fue ya este reconocimiento de la dimensión necesariamente internacional de la lucha de clases lo que, en 1968, permitió a los que iban a fundar la CCI captar inmediatamente el significado real y profundo de los acontecimientos de mayo. Mientras que todo el medio político proletario de la época no veía en ello más que una revuelta estudiantil, y afirmaba que no había "nada nuevo bajo el sol", nuestro camarada Marc Chirik y los militantes que empezaban a unirse veían que este movimiento anunciaba el fin de la contrarrevolución y la apertura de un nuevo periodo de lucha de clases a escala internacional.
Esta es la razón por la que el punto 7 de la resolución internacional que adoptamos explícitamente afirma "La recuperación de la combatividad obrera en varios países es un acontecimiento histórico importante que no sólo resulta de circunstancias locales y no puede explicarse por condiciones puramente nacionales. (...) El hecho de que las luchas actuales hayan sido iniciadas por una fracción del proletariado que más ha sufrido el retroceso general de la lucha de clases desde finales de los años 80 es profundamente significativo: así como la derrota en Gran Bretaña en 1985 anunció el retroceso general a finales de los años 80, el retorno de las huelgas y de la combatividad obrera en Gran Bretaña revela la existencia de una corriente profunda en el seno del proletariado de todo el mundo."
De hecho, ¡nos veníamos preparando para esta eventualidad desde principios de 2022! En enero, publicamos un volante internacional anunciando "Hacia un deterioro brutal de las condiciones de vida y de trabajo". Basándonos en los indicios de que la lucha empezaba a desarrollarse, anunciábamos la posibilidad de una respuesta de nuestra clase. El retorno de la inflación era un terreno fértil para la combatividad obrera.
Un mes después, el estallido de la guerra en Ucrania agravó considerablemente los efectos de la crisis económica, disparando los precios de la energía y los alimentos.
Consciente de las profundas dificultades de nuestra clase, pero también conocedora de la historia de sus luchas, la CCI sabía que no habría una reacción directa y a gran escala de nuestra clase a la barbarie de la guerra, pero que existía, en cambio, la posibilidad de una reacción a los efectos de la guerra "en la retaguardia", en Europa y en Estados Unidos3: huelgas frente a los sacrificios exigidos en nombre de la economía de guerra. Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
Sobre estas bases teóricas e históricas, la CCI no se engañó sobre la posibilidad de una reacción de clase a la guerra, no creyó que los comités internacionalistas surgirían por todas partes, y menos aún trató de crearlos artificialmente. Nuestra respuesta fue, ante todo, tratar de defender lo más firmemente posible la tradición internacionalista de la izquierda comunista, llamando a todas las fuerzas del medio político proletario a agruparse en torno a una declaración común. Mientras que una gran parte del medio ignoró o incluso rechazó4 nuestro llamado, tres grupos (Voz Internacionalista, Istituo Onorato Damen y Perspectiva Comunista Internacionalista) respondieron para mantener vivo el método de lucha y reagrupamiento de las fuerzas internacionales iniciado por las conferencias de Zimmerwald y Kienthal en septiembre de 1915 y abril de 1916 frente a la Primera Guerra Mundial5.
Los pueblos de Zimmerwald y Kienthal, en Suiza, se hicieron famosos por ser los lugares donde los socialistas de ambos bandos se reunieron durante la Primera Guerra Mundial para lanzar una lucha internacional que pusiera fin a la matanza y denunciar a los dirigentes patrioteros de los partidos socialdemócratas. Fue en estas reuniones donde los bolcheviques, apoyados por la Izquierda de Bremen y la Izquierda Holandesa, plantearon los principios esenciales del internacionalismo contra la guerra imperialista que siguen siendo válidos hoy en día: ningún apoyo a ninguno de los dos bandos imperialistas, el rechazo de todas las ilusiones pacifistas y el reconocimiento de que sólo la clase obrera y su lucha revolucionaria pueden poner fin al sistema que se basa en la explotación de la fuerza de trabajo y que produce constantemente la guerra imperialista. Hoy, ante la aceleración del conflicto imperialista en Europa, las organizaciones políticas basadas en la herencia de la izquierda comunista tienen el deber de seguir levantando la bandera de un internacionalismo proletario consecuente y de constituir un punto de referencia para quienes defienden los principios de la clase obrera. Esta es, al menos, la opción de las organizaciones y grupos de la Izquierda Comunista que han decidido publicar esta declaración común para difundir lo más ampliamente posible los principios internacionalistas que se forjaron contra la barbarie de la guerra mundial.
Esta forma de unir las fuerzas revolucionarias en torno a los principios fundamentales de la izquierda comunista es una lección histórica para el futuro. Zimmerwald ayer y la declaración conjunta hoy son pequeños hitos que señalarán el camino hacia el mañana.
Los debates preparatorios y el propio Congreso se ocuparon de la cuestión esencial de la construcción de la organización. Aunque ésta es claramente la dimensión central de las actividades de la CCI, esta preocupación por el futuro va mucho más allá de nuestra organización.
"Frente al choque creciente de los dos polos de la alternativa -destrucción de la humanidad o revolución comunista-, las organizaciones revolucionarias de la izquierda comunista, y la CCI en particular, tienen un papel insustituible que desempeñar en el desarrollo de la conciencia de clase, y deben consagrar sus energías a la tarea permanente de profundización teórica, a plantear un análisis claro de la situación mundial, y a intervenir en las luchas de nuestra clase para defender la necesidad de la autonomía, la autoorganización y la unificación de clase, y del desarrollo de la perspectiva revolucionaria. Esta labor sólo puede llevarse a cabo sobre la base de un paciente trabajo de construcción de la organización, sentando las bases del partido mundial del futuro. Todas estas tareas exigen una lucha militante contra todas las influencias de la ideología burguesa y pequeñoburguesa en el seno de la izquierda comunista y de la propia CCI. En la coyuntura actual, los grupos de la izquierda comunista se enfrentan al peligro de una crisis real: con algunas excepciones, han sido incapaces de unirse en defensa del internacionalismo frente a la guerra imperialista en Ucrania, y están cada vez más abiertos a la penetración del oportunismo y el parasitismo. Una adhesión rigurosa al método marxista y a los principios proletarios es la única respuesta a estos peligros". (punto 8 de la resolución sobre la situación internacional).
Para que la revolución sea posible a largo plazo, el proletariado debe tener en sus manos el arma del Partido. Es esta futura construcción del Partido la que hay que preparar hoy. En otras palabras, una minoría de revolucionarios organizados lleva sobre sus hombros la responsabilidad de mantener vivas las organizaciones actuales, de mantener vivos los principios históricos del movimiento obrero y en particular de la Izquierda Comunista, y de transmitir estos principios y posiciones a la nueva generación que se unirá gradualmente al campo revolucionario.
Cualquier espíritu de competición, cualquier oportunismo, cualquier concesión a la ideología burguesa y al parasitismo en el seno del medio político proletario son puñaladas en la espalda de la revolución. En el contexto muy difícil de la aceleración de la descomposición, que desorienta, que la empuja a actuar de manera individualista, que mina la confianza en la capacidad de la clase y de sus minorías para organizarse y unirse, es responsabilidad de los revolucionarios no ceder y seguir manteniendo en alto la bandera de los principios de la Izquierda comunista.
Las organizaciones revolucionarias se enfrentan a un enorme reto: ser capaces de transmitir la experiencia acumulada por la generación surgida de la oleada de Mayo del 68.
Desde finales de los años de 1960, durante casi sesenta años, el capitalismo mundial decadente se ha ido hundiendo lentamente en una crisis económica sin fin y en una barbarie creciente. De 1968 a mediados de los años ochenta, el proletariado libró toda una serie de luchas y acumuló una gran experiencia, sobre todo en su enfrentamiento con los sindicatos, pero la lucha de clases decayó bruscamente a partir de 1985/1986 y casi se ha extinguido hasta nuestros días. En este contexto tan difícil, muy pocos militantes se unieron a las organizaciones revolucionarias. Toda una generación se perdió por la falsa propaganda de la "muerte del comunismo" en 1989/1990. Desde entonces, con el desarrollo de la descomposición, que ataca de manera insidiosa la convicción militante favoreciendo el no futuro, el individualismo, la pérdida de confianza en la organización colectiva y en la lucha histórica de la clase obrera, muchas fuerzas militantes han abandonado progresivamente la lucha y han desaparecido.
Entonces sí, hoy el futuro de la humanidad descansa sobre un número muy reducido de hombros, repartidos por todo el mundo. Sí, el estado desastroso del medio político proletario, gangrenado por el espíritu de competición y el oportunismo, hace que las posibilidades de éxito de la revolución sean aún más escasas. Y sí, el papel de las organizaciones revolucionarias en general, y de la CCI en particular, es aún más vital. Transmitir a las nuevas generaciones de militantes revolucionarios que empiezan a llegar las lecciones de nuestra historia, la historia de las organizaciones motivadas por el espíritu revolucionario de las generaciones militantes del pasado es la clave del futuro.
CCI, 11 de junio de 2023
1 TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
2 Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [59]
3 Nuestro informe sobre la lucha de clases y el debate en el Congreso nos recordaron una vez más el papel crucial del proletariado de los países occidentales que, a través de su historia y su experiencia, tendrá la responsabilidad de mostrar al proletariado mundial el camino hacia la revolución. Nuestro informe también recuerda ampliamente nuestra posición sobre "la crítica del eslabón más débil". Es también este enfoque el que nos ha permitido ser conscientes de la heterogeneidad del proletariado en las diferentes partes del planeta, de la inmensa debilidad del proletariado en los países de Europa del Este, y anticipar la posibilidad de un conflicto en los Balcanes. Así, ya esta primavera, nuestro informe extraía lecciones de la guerra en Ucrania y predecía que: "La incapacidad de la clase obrera de este país para oponerse a la guerra y a su movilización, incapacidad que abrió la posibilidad de esta carnicería imperialista, indica hasta qué punto la barbarie y la descomposición capitalistas están ganando terreno en partes cada vez más amplias del planeta. Después de África, Oriente Medio y Asia Central, ahora es parte de Europa Central la que se ve amenazada por el riesgo de sumirse en el caos imperialista; Ucrania ha demostrado que existe, en algunos países satélites de la ex URSS, en Bielorrusia, en Moldavia, en la ex Yugoslavia, un proletariado muy debilitado por décadas de explotación forzada por el estalinismo en nombre del comunismo, décadas en las que soportó el peso de las ilusiones democráticas y fue gangrenado por el nacionalismo. En Kosovo, Serbia y Montenegro, las tensiones van en aumento".
4 La Tendencia Comunista Internacionalista ha preferido así comprometerse en la aventura de No War But the Class War. Leer nuestro artículo "Un comité que lleva a sus participantes a un callejón sin [7] salida" en https://es.internationalism.org/content/4911/un-comite-que-lleva-los-participantes-un-callejon-sin-salida [77]
5 Ver "Declaración conjunta de los grupos de la izquierda comunista internacional sobre la guerra en [136] Ucrania" en https://es.internationalism.org/content/4807/declaracion-conjunta-de-grupos-de-la-izquierda-comunista-internacional-sobre-la-guerra [78]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
tras_un_ano_de_movilizaciones_obreras_en_todo_el_mundo._la_lucha_esta_por_delante.pdf [138] | 63.91 KB |
En el último año, han estallado importantes luchas obreras en los países centrales del capitalismo y en todo el mundo. Esta serie de huelgas comenzó en el Reino Unido en el verano de 2022, y posteriormente los trabajadores de muchos otros países se han sumado a la lucha: Francia, Alemania, España, Países Bajos, Estados Unidos, Corea... En todas partes, la clase obrera levanta la cabeza ante el considerable deterioro de las condiciones de vida y de trabajo, la subida vertiginosa de los precios, la inseguridad sistemática y el desempleo masivo, provocados por la acentuación de la desestabilización económica, las limitaciones ecológicas y la intensificación del militarismo vinculado a la guerra bárbara de Ucrania.
Desde hace tres décadas, el mundo no había visto una ola de lucha simultánea en tantos países, ni durante un periodo tan largo. El hundimiento del bloque del Este en 1989 y las campañas sobre la supuesta “muerte del comunismo” habían provocado un profundo reflujo de la lucha de clases a escala mundial. Este gran acontecimiento, la implosión del bloque imperialista estalinista y de una de las dos mayores potencias mundiales, la URSS, fue la expresión más espectacular de la entrada del capitalismo en una nueva fase aún más destructiva de su decadencia, la de su descomposición[1]. La putrefacción de la sociedad, con su creciente violencia y caos a todos los niveles, el ambiente nihilista y desesperado, la tendencia al repliegue sobre uno mismo... todo ello ha tenido a su vez un impacto muy negativo en la lucha de clases. Así, hemos asistido a un debilitamiento considerable de la combatividad en comparación con el periodo anterior, desde 1968. La resignación que golpea a la clase obrera en Gran Bretaña desde hace más de tres décadas, un proletariado con una larga experiencia de lucha ilustra por sí sola la realidad de este retroceso. Enfrentados a los ataques de la burguesía, a “reformas” extremadamente brutales, a una desindustrialización masiva y a una caída considerable del nivel de vida, los trabajadores del país no han conocido ninguna movilización significativa desde la punzante derrota infligida a los mineros por Thatcher en 1985.
Si bien la clase obrera ha dado ocasionalmente muestras de combatividad y ha intentado reapropiarse de sus armas de lucha (la lucha contra el Contrato de Primer Empleo (CPE) en Francia en 2006, el movimiento de los Indignados en España en 2011[2], la primera movilización contra la reforma de las pensiones en Francia en 2019), demostrando que no ha sido en absoluto sacada del escenario de la historia, sus movilizaciones se han quedado en gran medida sin seguidores, incapaces de relanzar un movimiento más global. ¿Por qué? Porque los trabajadores no sólo han perdido su combatividad durante todos estos años, sino también han sufrido un profundo declive de la conciencia de clase en sus filas que tanto habían luchado por adquirir en los años 70 y 80, olvidando las lecciones de sus luchas, sus enfrentamientos con los sindicatos, las trampas tendidas por el Estado “democrático”, perdiendo la confianza en sí mismos, su capacidad para unirse y luchar en masa... Incluso habían olvidado en gran medida su identidad como clase antagónica a la burguesía y su perspectiva revolucionaria. En esta lógica, el comunismo parecía bien muerto con los horrores del estalinismo, y la clase obrera parecía haber dejado de existir.
Y, sin embargo, frente a la considerable aceleración del proceso de descomposición[3] desde la pandemia mundial de Covid-19, y más aún con las masacres de la guerra en Ucrania y las reacciones en cadena que ésta ha provocado a nivel económico, ecológico, social y político, la clase obrera levanta la cabeza por todas partes, emprende la lucha y se niega a aceptar sacrificios en nombre del llamado “bien común”. ¿Es una coincidencia? ¿Una reacción epidérmica puntual a los ataques de la burguesía? ¡No! la consigna “¡Basta ya!” en este contexto de desestabilización generalizada del sistema capitalista ilustra claramente que se está produciendo un verdadero cambio de mentalidad en el seno de la clase. Todas estas expresiones de combatividad forman parte de una nueva situación que se abre para la lucha de clases, una nueva fase que rompe con la pasividad, la desorientación y la desesperación de las tres últimas décadas.
La irrupción simultánea de las luchas en el último año no ha surgido de la nada. Son el producto de todo un proceso de reflexión en la clase a través de una serie de intentos previos de ensayo y error. Ya durante la primera movilización en Francia contra la “reforma” de las pensiones a finales de 2019, la CCI había identificado la expresión de una fuerte necesidad de solidaridad entre generaciones y diferentes sectores. Este movimiento también había sido acompañado por otras luchas obreras en todo el mundo, tanto en Estados Unidos como en Finlandia, pero se había apagado ante la explosión de la pandemia de Covid en marzo de 2020. Del mismo modo, en octubre de 2021 estallaron huelgas en Estados Unidos en diversos sectores, pero el impulso de la lucha se vio interrumpido, esta vez por el estallido de la guerra en Ucrania, que paralizó inicialmente a los trabajadores, sobre todo en Europa.
Este largo proceso de tanteo y maduración desembocó, a partir del verano de 2022, en una reacción decidida de los trabajadores en su propio terreno de clase frente a los ataques derivados de la desestabilización del capitalismo. Los trabajadores británicos han abierto un nuevo período en la lucha obrera internacional, en lo que se ha llamado el “verano de la ira”. La consigna “basta ya” se elevó a símbolo de toda la lucha proletaria en el Reino Unido. Esta consigna no expresaba reivindicaciones concretas que debían cumplirse, sino una profunda revuelta contra las condiciones de explotación. Mostraba que los trabajadores ya no estaban dispuestos a tragarse compromisos patéticos, sino que estaban dispuestos a continuar la lucha con determinación. El movimiento obrero británico es especialmente simbólico, ya que es la primera vez desde 1985 que este sector de la clase obrera ocupa un lugar central. Y mientras la inflación y la crisis se intensificaban en todo el mundo, muy agravadas por el conflicto ucraniano y la intensificación de la economía de guerra, los trabajadores de la sanidad en España y Estados Unidos también pasaron a la ofensiva, seguidos de una oleada de huelgas en los Países Bajos, un “megastreik” de los trabajadores del transporte en Alemania, más de 100 huelgas contra los atrasos salariales y los despidos en China, una huelga y manifestaciones tras un terrible accidente ferroviario en Grecia, profesores que exigen incremento salarial y mejores condiciones de trabajo en Portugal, 100,000 empleados que exigen mejores salarios en Canadá y, sobre todo, un movimiento masivo del proletariado en Francia contra la reforma de las pensiones.
El carácter altamente significativo de estas movilizaciones contra la austeridad capitalista reside también en el hecho de que, a largo plazo, incluyen también la oposición a la guerra. En efecto, si la movilización directa de los trabajadores contra la guerra era ilusoria, la CCI ya había señalado en febrero de 2022 que la reacción de los trabajadores se manifestaría en ataques a su poder adquisitivo, resultado de la intensificación e interconexión de las crisis y catástrofes, y que también iría en contra de las campañas que llamaban a aceptar sacrificios para apoyar la “resistencia heroica del pueblo ucraniano”. Esto es también lo que las luchas del año pasado llevan en germen, aunque los trabajadores aún no sean plenamente conscientes de ello: la negativa a sacrificarse cada vez más por los intereses de la clase dominante, la negativa a hacer sacrificios por la economía nacional y por el esfuerzo de guerra, la negativa a aceptar la lógica de este sistema que está llevando a la humanidad hacia una situación cada vez más catastrófica.
En estas luchas, la idea de que “todos estamos en el mismo barco” empezó a surgir en las mentes de los trabajadores. En los piquetes del Reino Unido, los huelguistas nos dijeron que sentían que luchaban por algo más grande que las reivindicaciones corporativistas de los sindicatos. La pancarta “Por todos nosotros” bajo la que se celebró la huelga en Alemania el 27 de marzo es especialmente significativa del sentimiento general que se está desarrollando en la clase: “todos luchamos por todos”. Pero fue en Francia donde se expresó más claramente la necesidad de luchar unidos. Los sindicatos intentaron dividir y pudrir el movimiento en la trampa de la “huelga por delegación” (grève par procuration) detrás de los llamados sectores “estratégicos” (como la energía o la recolección de basuras) para “paralizar a Francia”. Pero los trabajadores no cayeron en la trampa, decididos a luchar juntos.
Durante los trece días de movilización en Francia, la CCI distribuyó más de 150,000 octavillas: el interés por lo que estaba ocurriendo en el Reino Unido y en otros lugares nunca decayó. Para algunos manifestantes, el vínculo con la situación en el Reino Unido parecía obvio: “es lo mismo en todas partes, en todos los países”. No fue casualidad que los sindicatos del “Mobilier national” (agencia perteneciente al Ministerio de Cultura francés) tuvieran que hacerse cargo de la huelga durante la visita (cancelada) de Carlos III a París en nombre de la “solidaridad con los trabajadores británicos”. A pesar de la inflexibilidad del gobierno en Francia, a pesar de los fracasos para hacer retroceder a la burguesía o para obtener realmente mejores salarios en Gran Bretaña o en otros lugares, la mayor victoria de los trabajadores es la lucha misma y la toma de conciencia, sin duda todavía incipiente y muy confusa, de que formamos una sola fuerza, de que todos somos explotados que, atomizados, cada uno en su rincón, no podemos hacer nada contra el capital pero que, unidos en la lucha, nos convertimos en la mayor fuerza social de la historia.
Es cierto que los trabajadores aún no han recuperado la confianza en sus propias fuerzas, en su capacidad para tomar la lucha en sus manos. En todas partes, los sindicatos mantuvieron el control de los movimientos, hablando un lenguaje más combativo para esterilizar mejor la necesidad de unidad, al tiempo que mantenían una rígida separación entre los distintos sectores. En Gran Bretaña, los trabajadores permanecieron aislados tras los piquetes de sus empresas, aunque los sindicatos se vieron obligados a organizar algunas parodias de manifestaciones supuestamente “unitarias”. Del mismo modo, en Francia, cuando los trabajadores se reunían en manifestaciones gigantescas, era sistemáticamente bajo el control absoluto de los sindicatos, apiñados tras las banderas de sus empresas y sectores. En general, el encierro corporativista siguió siendo una constante en la mayoría de las luchas.
Durante las huelgas, la burguesía, en particular sus fracciones de izquierda, siguieron vertiendo sus campañas ideológicas en torno a la ecología, el antirracismo, la defensa de la democracia, etc., destinadas a mantener la cólera y la indignación en el terreno ilusorio de los “derechos” burgueses y a dividir a los explotados entre blancos/colores, hombres/mujeres, jóvenes/viejos... En Francia, en pleno movimiento contra la reforma de las pensiones, asistimos al desarrollo tanto de campañas ecologistas en torno al desarrollo de las “méga-bassines” (mega embalses de agua) como de campañas democráticas contra la represión policial. Aunque la mayoría de las luchas obreras se han mantenido en el terreno de clase, es decir, la defensa de las condiciones materiales de los trabajadores frente a la inflación, los despidos, las medidas de austeridad del gobierno, etc., el peligro que representan estas ideologías para la clase obrera sigue siendo considerable.
Por el momento, las luchas han disminuido en varios países, pero eso no significa que los trabajadores estén desanimados o derrotados. La oleada de huelgas en el Reino Unido se prolongó durante todo un año, mientras que las manifestaciones en Francia duraron cinco meses, a pesar de que la gran mayoría de los trabajadores eran conscientes desde el principio de que la burguesía no cedería inmediatamente a sus demandas. Semana tras semana en Holanda, mes tras mes en Francia y durante todo un año en el Reino Unido, los trabajadores se negaron a tirar la toalla. Estas movilizaciones obreras han demostrado claramente que los trabajadores están decididos a no aceptar un mayor deterioro de sus condiciones de vida. A pesar de todas las mentiras de la clase dominante, la crisis no va a detenerse: el costo de la vivienda, la calefacción y los alimentos no va a dejar de subir, los despidos y los contratos precarios van a continuar, y los gobiernos van a seguir con sus ataques...
Sin duda, esta nueva dinámica de lucha no ha hecho más que empezar y, para la clase obrera, “todas sus dificultades históricas persisten, su capacidad para organizar sus propias luchas y aún más para tomar conciencia de su proyecto revolucionario están todavía muy lejos, pero la combatividad creciente frente a los golpes brutales asestados por la burguesía a las condiciones de vida y de trabajo es el terreno fértil en el que el proletariado puede redescubrir su identidad de clase, volver a tomar conciencia de lo que es, de su fuerza cuando lucha, se solidariza y luego desarrolla su unidad. Es un proceso, una lucha que se reanuda tras años de estancamiento, un potencial que las huelgas actuales sugieren”[4]. Nadie sabe dónde ni cuándo surgirán nuevas luchas significativas. Pero es seguro que la clase obrera tendrá que seguir luchando en todas partes.
Millones de nosotros luchando, sintiendo la fuerza colectiva de nuestra clase al estar hombro con hombro en las calles, eso es esencial, pero de ninguna manera es suficiente. El gobierno francés se echó atrás en 2006, durante la lucha contra el CPE, no porque hubiera más estudiantes y jóvenes con contratos precarios en las calles, sino porque habían confiscado inmediatamente el movimiento a los sindicatos, a través de asambleas generales soberanas, abiertas a todos y masivas. Estas asambleas no eran lugares donde los trabajadores se recluían en su propio sector o empresa, sino lugares desde donde partían delegaciones masivas hacia las empresas más cercanas para buscar activamente la solidaridad. Hoy en día, la incapacidad de la clase obrera para hacerse cargo activamente de la lucha buscando extenderla a todos los sectores es la razón por la que la burguesía no ha retrocedido. Sin embargo, la recuperación de su identidad ha permitido a la clase obrera empezar a reivindicar su pasado. En las marchas de los manifestantes en Francia se han multiplicado las referencias a Mayo del 68 y a la lucha de 2006 contra el CPE. ¿Qué pasó en el 68? ¿Cómo conseguimos que el gobierno diera marcha atrás en 2006? En una minoría de la clase está en marcha un proceso de reflexión, que es un medio esencial para aprender las lecciones de los movimientos del año pasado y prepararse para futuras luchas que tendrán que ir aún más lejos que las de 1968 en Francia o las de 1980 en Polonia.
Del mismo modo que las luchas recientes son el producto de un proceso de maduración subterránea que se viene desarrollando desde hace tiempo, los esfuerzos de una minoría por aprender las lecciones de las luchas recientes darán sus frutos en las luchas más amplias que se avecinan. Los trabajadores reconocerán que la separación de las luchas impuesta por los sindicatos sólo puede superarse si redescubren formas autónomas de organización como las asambleas generales y los comités de huelga electos, y si toman la iniciativa de extender la lucha más allá de todas las divisiones corporativistas.
A & D, 13 de agosto de 2023
[1] TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
[2] Ver sobre el primero Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [20] y sobre el segundo 2011: de la indignación a la esperanza | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [65] y Un balance crítico del movimiento de indignados (2011) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [66]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
la_descomposicion_del_capitalismo_se_acelera.pdf [141] | 71.17 KB |
Mientras la burguesía y sus medios siguen encubriendo la quiebra histórica del capitalismo, la burguesía, cuando reúne a los principales líderes del mundo en el Foro Económico Mundial de Davos y se habla a sí misma, no puede prescindir de cierta claridad. Las conclusiones del informe general presentado al Foro son particularmente edificantes: “Los primeros años de esta década anunciaron un período particularmente convulso en la historia de la humanidad. El regreso a una ‘nueva normalidad’ después de la pandemia de Covid-19 se vio rápidamente afectado por el estallido de la guerra en Ucrania, dando paso a una nueva ronda de crisis alimentaria y energética, desatando problemas que décadas de progreso habían intentado solucionar.
A medida que comienza 2023, el mundo enfrenta una serie de riesgos que son completamente nuevos y extrañamente familiares. Hemos visto el regreso de riesgos ‘antiguos’ (inflación, crisis del costo de vida, guerras comerciales, salidas de capitales de los mercados emergentes, malestar social generalizado, choques geopolíticos y el espectro de la guerra nuclear) que pocos líderes empresariales y gubernamentales de esta generación ha conocido. Estos fenómenos se ven amplificados por desarrollos relativamente nuevos en el panorama de riesgo global, incluidos niveles de deuda insostenibles, una nueva era de bajo crecimiento, inversión global reducida y desglobalización, una disminución en el desarrollo humano después de décadas de progreso, el desarrollo rápido y sin restricciones de tecnologías de doble uso (civil y militar), y la creciente presión de los impactos del cambio climático en una ventana de transición hacia un mundo con un aumento de 1.5°C, temperatura que necesariamente debería reducirse. Todos estos elementos convergen para dar forma a una década única, incierta y convulsa.
La próxima década se caracterizará por crisis ambientales y sociales, alimentadas por tendencias geopolíticas y económicas subyacentes. La ‘crisis del costo de vida’ se ubica como el riesgo global más grave para los próximos dos años, con un pico a corto plazo. La ‘pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas’ se considera uno de los riesgos globales de más rápido deterioro durante la próxima década, y los seis riesgos ambientales se encuentran entre los diez principales riesgos para los próximos diez años. Nueve riesgos figuran en los diez primeros clasificados de riesgo a corto y largo plazo, que incluyen ‘confrontación geoeconómica’ y ‘erosión de la cohesión social y polarización social’, así como dos recién llegados a esta clasificación”.1
Esta larga cita no proviene de una publicación de la CCI, es fruto del trabajo de uno de los “think tanks” mejor valorados entre los principales líderes políticos y económicos del planeta. De hecho, estas observaciones están en gran medida en línea con el texto adoptado por la CCI en octubre de 2022 sobre la aceleración de la descomposición capitalista: “Los años 20 del siglo XXI prometen ser uno de los períodos más convulsos de la historia y ya acumulan catástrofes y sufrimientos indescriptibles. Comenzaron con la pandemia de Covid-19 (que aún continúa) y una guerra en el corazón de Europa, que ya dura más de 9 meses y cuyo resultado nadie puede predecir. El capitalismo ha entrado en una fase de serias turbulencias en todos los frentes. Detrás de esta acumulación y entrelazamiento de convulsiones asoma la amenaza de la destrucción de la humanidad. […]
Con el inicio repentino de la pandemia de Covid, hemos destacado la existencia de cuatro características específicas de la fase de descomposición:
- La creciente gravedad de sus efectos […].
- La irrupción de los efectos de la descomposición a nivel económico […].
- La creciente interacción de sus efectos, que agrava las contradicciones del capitalismo a un nivel nunca antes alcanzado […].
- La creciente presencia de sus efectos en los países centrales […].
El año 2022 fue una vívida ilustración de estas cuatro características, a través de:
- El estallido de la guerra en Ucrania.
- La aparición de oleadas de refugiados sin precedentes.
- La continuación de la pandemia con los sistemas de salud al borde de la quiebra.
- Una creciente pérdida de control de la burguesía sobre su aparato político, de la que la crisis del Reino Unido fue una manifestación espectacular.
- Una crisis agrícola que conduce a la escasez de muchos productos alimenticios en un contexto de sobreproducción generalizada, lo que constituye un fenómeno relativamente nuevo para más de un siglo de decadencia
- Hambrunas aterradoras que golpean cada vez a más países
Sin embargo, la agregación e interacción de fenómenos destructivos conduce a un ‘efecto torbellino’ que concentra, cataliza y multiplica cada uno de sus efectos parciales provocando estragos aún más destructivos. […] este ‘efecto torbellino’ constituye un cambio cualitativo cuyas consecuencias serán cada vez más evidentes en el próximo período”2
En realidad, no fue solo por unos meses que el análisis de la CCI precedió al de los expertos más informados de la burguesía, sino por varias décadas, ya que las observaciones que se establecen en este texto son sólo una sorprendente confirmación de los pronósticos que ya teníamos planteados a fines de la década de 1980, en particular en nuestras Tesis sobre la descomposición3.
“El efecto torbellino”, mencionado en nuestro texto, destaca que basta que uno de estos fenómenos se agrave y estalle, para que se produzcan otras explosiones, mezclando todos los efectos, para que las crisis parciales se conviertan en un torbellino de desastres.
Global Risks Report [Informe de Riesgos Globales] cuando evoca la dinámica que lleva a lo que la burguesía llama “policrisis”, no evoca otra cosa que: “Los choques concomitantes, los riesgos profundamente interconectados y la erosión de la resiliencia aumentan el riesgo de policrisis, donde las crisis dispares interactúan de tal manera que el impacto general supera con creces la suma de cada parte. La erosión de la cooperación geopolítica tendrá efectos dominó en el panorama de riesgo global en el mediano plazo, incluida la contribución a una posible policrisis de riesgos ambientales, geopolíticos y socioeconómicos interrelacionados con la oferta y la demanda de recursos naturales. El informe describe cuatro posibles futuros centrados en la escasez de alimentos, agua, metales y minerales, todo lo cual podría desencadenar una crisis humanitaria y ecológica,”. La descripción muy precisa que hace el Informe de Riesgos Globales de “la interconexión entre los riesgos globales” es fundamental, sin ser realmente consciente de ello, el proceso que conduce a la barbarie total y a la destrucción de la humanidad.
Esta objetividad, en cambio, la abandonan los expertos de la burguesía cuando intentan explicar el origen de estos “riesgos”. Si bien no se fijan este objetivo, se puede inferir de las referencias que presentan que las raíces de los cataclismos se encuentran en una inadecuada toma de decisiones. De esta manera las soluciones que proponen se basan en un optimismo ingenuo, esperando “un cambio significativo en la política o la inversión”, en una feliz colaboración entre Estados, tanto como con los capitales privados.
Enredado en una visión burguesa de la situación histórica, el Informe de Riesgos Globales no comprenden que los fenómenos que logra describir son el resultado de la existencia misma del capitalismo, que la guerra, la destrucción ecológica o la crisis económica no tienen solución en este sistema. Aunque desde su origen el capitalismo ha sido un sistema basado en la explotación humana, en la depredación y destrucción de la naturaleza, el capitalismo fue un factor de desarrollo político y social en el momento de su auge (principalmente en el siglo XIX). Pero como todo modo de producción, terminó por llegar a su fase de decadencia, la que el desarrollo de las fuerzas productivas se opone cada vez más a las relaciones de producción que las constriñen. No es casualidad que fue la Primera Guerra Mundial la que abrió el proceso de decadencia del sistema, pues en adelante el militarismo y la guerra definieron la vida económica y política de la burguesía.
Reconociendo la decadencia capitalista, los revolucionarios de la Tercera Internacional la definieron en su plataforma programática como “la época de la desintegración del capitalismo, de su colapso interno. Época de la revolución comunista del proletariado”, de tal manera que en la decadencia se representan las condiciones materiales que posibilitan la maduración de las condiciones que posibilitan la revolución social.
Más de 100 años después de este cambio de época, el callejón sin salida en el que se encuentra el capitalismo, la barbarie atroz y la destrucción masiva que provoca se imponen cada día más a la humanidad.
Desde la implosión del bloque del Este en 1989, las contradicciones internas que caracterizaron la fase de decadencia del capitalismo realmente han estallado, poniendo de manifiesto la podredumbre del sistema. Este nuevo período, el de la descomposición del capitalismo, está marcado por un proceso de “todos contra todos” y de dislocación, que se ha convertido en el factor determinante de la evolución de la sociedad, aglutinando y agravando fenómenos destructivos y exponiendo el peligro que representa el capitalismo para la humanidad.
Desde hace 30 años, estas tendencias destructivas no solo se acentúan, sino que aparecen juntas y sobre todo interactúan entre sí. Así, al comienzo de la fase de descomposición, los diferentes Estados podían aún intervenir y aislar los efectos, de modo que cada catástrofe ocurriera sin estar vinculada a las demás.
Sin embargo, la pandemia y en especial la guerra de Ucrania han evidenciado un cambio cualitativo en la descomposición, no sólo porque sus efectos han sido mundiales y han causado millones de muertos y desplazados sino también porque han tenido un impacto agravante en los conflictos en varios campos poniendo de manifiesto tanto la incapacidad de la burguesía para contener los desastres de forma coordinada como su irracionalidad, por lo cual han paralizado la economía, acelerado la crisis sanitaria, agudizado las rivalidades comerciales e imperialistas, etc.
Es precisamente esta interacción de las contradicciones del capitalismo decadente, avanzando en forma de torbellino, la que aparece como la característica principal de esta fase de descomposición. Es en la historia de la decadencia del sistema capitalista donde podemos situar los cimientos de la actualidad y entender por qué los años 20 del siglo XXI se perfilan “como uno de los períodos más convulsos de la historia”. Al igual que los modos de producción que lo precedieron, el modo de producción capitalista no es eterno y similarmente a estos modos de producción del pasado, está destinado a ser reemplazado (si no destruye antes a la humanidad) por otro modo de producción superior correspondiente al desarrollo de las fuerzas productivas. Un modo de producción que abolirá las relaciones de mercado que están en el centro de la crisis histórica del capitalismo, donde ya no habrá lugar para una clase privilegiada que vive de la explotación de los productores.
Si la burguesía, con todos sus equipos de especialistas, puede describir los fenómenos, en el fondo no puede comprenderlos y mucho menos aportarles una solución. La única clase que puede presentar una alternativa a su barbarie es el proletariado, la clase explotada dentro del capitalismo que no tiene ningún interés que la ate a este. Además, la clase obrera es también la que lleva todo el peso de los ataques a sus condiciones de trabajo y de vida que se derivan directamente de la presión acentuada de la crisis, acentuada por todas las manifestaciones de descomposición.
A pesar de todos los ataques sufridos en las últimas décadas, hoy dos condiciones permiten a los trabajadores mantenerse como una fuerza histórica capaz de enfrentar al capital: la primera es que el proletariado no está derrotado y mantiene su combatividad. La segunda es precisamente la profundización de la crisis económica, que deja al desnudo las causas primarias de toda la barbarie que pesa sobre la sociedad, permitiendo así que el proletariado tome conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente el sistema y no buscar ya simplemente una ilusoria mejora.
Precisamente en la actualidad, bajo el ímpetu de la crisis económica, el proletariado ha comenzado a desarrollar sus luchas, como lo demuestran las movilizaciones en Europa. Desde el verano de 2022, la clase trabajadora en Gran Bretaña ha salido a las calles para defender sus condiciones de vida. La misma combatividad se expresó luego durante movilizaciones en Francia, Alemania, España, Bélgica e incluso en las huelgas en Estados Unidos. Desde este punto de vista, la década que se abre se expresa también a través de la ruptura con la pasividad y la desorientación que el proletariado ha mostrado durante mucho tiempo.
Actualmente, la combatividad que se expresa en Europa subraya que se ha iniciado un proceso de maduración, que avanza hacia la reconquista de una verdadera identidad de clase y confianza en la fuerza del proletariado a nivel internacional. Este proceso es el terreno sobre el que puede desarrollarse la lucha histórica de la clase trabajadora en su perspectiva revolucionaria contra la barbarie del capitalismo en putrefacción.
MA, 15 de mayo de 2023
1 “Informe de Riesgos Globales, Principales conclusiones: algunos elementos”, presentado en el Foro Económico Mundial de Davos (enero de 2023).
2 “La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad [142]”, Revista internacional n° 169 (2022)
3 TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [25]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
como_han_vencido_los_sindicatos_a_los_trabajadores_en_vigo_como_hemos_de_luchar.pdf [143] | 101.21 KB |
Como ya hemos dicho en un artículo reciente1, en continuidad con la situación internacional de cambio de espíritu en las luchas obreras, durante los meses de junio y julio las luchas de los trabajadores en Vigo han mostrado una fuerte combatividad y una voluntad incipiente de unirse. Esta voluntad se ha expresado embrionariamente bajo la forma de una tendencia a la coincidencia de luchas en varios sectores: alimentación, ambulancias, transporte urbano, amarradores (incluso con cierta coincidencia física de trabajadores del metal y ambulancias a principios de julio2), animadas por las luchas en un sector más concentrado y con mayor experiencia de lucha como es el del metal. También hemos visto intentos de buscar activa y directamente la solidaridad de trabajadores de otras empresas, eso sí, frustrados por policía, sindicatos y el peso de la ideología sindicalista misma. Una de las manifestaciones, con un seguimiento masivo, se encaminaba a una fábrica de automoción de Stellantis que alegaba que “tiene otro convenio propio y el conflicto nos es ajeno”, cuando la policía cargó contra los trabajadores3.
Las luchas, como decíamos, “han demostrado que, como muchos otros sectores de nuestra clase, tampoco están dispuestos a aceptar pasivamente los brutales ataques que el capitalismo impone sobre nuestras condiciones de vida. Sin embargo, la lucha ha finalizado con una nueva derrota económica: una subida de salarios de 3% por año (unos 48.3 euros al mes), que está muy por debajo del aumento de la inflación”.
No es la primera vez que los trabajadores luchan en Vigo. Hace un año, la prensa burguesa vomitaba una cascada de deformaciones sobre la memoria de las luchas obreras en 1972. ¡Incluso se abrió una exposición en el centro de la ciudad! Según todo esto, habría sido esencialmente una lucha “contra la dictadura franquista y por la democracia” y, a su vez, una gran aportación meritoria del sindicalismo4.
Sin embargo, la clase obrera es una clase mundial, y la combatividad en Vigo no era entonces, ni lo es hoy, expresión de un “asunto español”, ni de una táctica de una genial dirección sindical. La raíz y el desarrollo de aquellas luchas pertenece al combate histórico de la clase obrera, mientras que el papel meritorio de los sindicatos no fue para nuestra clase sino para la burguesía española y su dictadura en versión democrática. La ola internacional de luchas obreras que comenzó con Mayo del 68 se contagió a los trabajadores de muchos otros países como en Italia, Argentina, Polonia, Portugal, Gran Bretaña, Senegal, etc., con expresiones en los años sucesivos, fue expresión del retorno del proletariado a su terreno de luchas tras una terrible contrarrevolución de cuatro décadas. Su expresión fundamental en el Vigo de entonces fueron la solidaridad, la extensión de la lucha y las asambleas generales abiertas a todos los trabajadores.
Más recientemente, en 2006, los trabajadores del metal de Vigo contribuyeron a una tendencia internacional del proletariado a intentar recuperar los medios proletarios de lucha tras casi dos décadas de retroceso: las asambleas y la extensión de la lucha, aunque aún lejos de la huelga política de masas como en el 68 o en Polonia en 1980. Esta tendencia la vimos también, pese a sus debilidades, por ejemplo, con las huelgas del metro de Nueva York en 2005, el movimiento contra el CPE en Francia en 2006, las huelgas en Grecia en 2008 o en el movimiento de Indignados de 20115. En aquel 2006, los trabajadores del metal se armaron en su lucha con el medio de las Asambleas Generales diarias, en plena calle, abiertas a la participación de los trabajadores de cualquier sector. “Más de 10.000 trabajadores se han reunido diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de los trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc. (…) Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Allí también las Asambleas eran abiertas a trabajadores en activo, a jubilados, a padres de alumnos. Allí también las Asambleas han sido el pulmón del movimiento (…) Desde el principio, los obreros se han planteado ganar la solidaridad de los demás trabajadores, principalmente de las grandes empresas metalúrgicas que tienen convenio especial y que, por tanto, “no estarían afectadas”. Han enviado delegaciones masivas a los astilleros, a Citroën y a las otras empresas grandes. En astilleros de forma unánime los obreros se han puesto en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Para el cálculo frío y egoísta que inculca la ideología burguesa según la cual cada uno debe interesarse “por lo suyo”, esta acción es una “locura”, pero desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta cara al presente y como preparación del futuro6.
La situación pilló más bien de sorpresa a los sindicatos, armas de la burguesía contra el proletariado, que reaccionaron, por ejemplo, intentando oponerse al envío de delegaciones masivas a las otras empresas “ofreciendo” a cambio convocar una huelga general del metal. Pero finalmente, tras imponerse como expertos negociadores y ofrecer sus promesas vacías y algunos caramelos, los sindicatos acabaron por dividir y sabotear el desarrollo de la lucha. En 2009, los pocos caramelos que se habían repartido durante el espejismo de la burbuja inmobiliaria se habían desecho ya e incluso empezado a formar caries más profundas. En este caso, los sindicatos estaban más preparados y tomaron la delantera con jornadas de lucha dosificadas, y las asambleas eran convertidas en un medio de control sindical a través de la “representación” y los discursos de los comités sindicales de empresa. Además, cuando aun así surgían asambleas espontáneas o las luchas desbordaban a los sindicatos, estos últimos convocaban paros esporádicos y prometían “consistentes” jornadas de lucha. Los sindicatos condujeron también a “acciones espectaculares” como ocupar la Feria de Muestras, o impedir el acceso de pasajeros a un lujoso crucero, acciones totalmente contraproducentes y destinadas a aislar, dividir y vandalizar a los trabajadores. Esto, unido a un sudoku de movilizaciones fragmentadas y espaciadas temporal y espacialmente, llevaron a los trabajadores al cansancio, la confusión y desorientación de su perspectiva. Además, en “la asamblea que tuvo lugar en Plaza del Rei, los sindicatos propusieron una tregua de 4 días para que "la patronal haga una propuesta seria". Al final, lograron convencer a los congregados proponiendo una "huelga general e indefinida", radicalismo vacío que se oponía a la continuación concreta de la huelga ahora que había fuerzas, conciencia y ánimos”7.
¿No resulta esto demasiado familiar? Hoy, en 2023, parece que los sindicatos han tomado en Vigo buena nota del manual que emplearon en 2009.
La burguesía española a través de la acción de los sindicatos ya había procurado durante 2022 y principios de 2023 un escalonamiento de los diferentes focos de combatividad en España, desfogando primero aquí y luego allá a distintos sectores de forma fragmentada. Del mismo modo han conseguido una separación entre las luchas en Vitoria8 de hace unos meses y luego en Vigo. Pero este escalonamiento se ha aplicado también en el propio Vigo, donde los sindicatos han procurado convocar en días, espacios y horarios distintos a los trabajadores de distintos sectores que tendían a coincidir (aunque aún no a unificarse sino como mucho a confluir parcialmente en un día, lo cual, pese al fuerte control sindical, es en sí mismo ya un signo de una búsqueda de solidaridad detrás del telón). Pero el manual de 2009 ha funcionado de manera muy explícita: bloqueo de la feria de muestras de Mindtech, promesa radicaloide de huelga indefinida si las “serias negociaciones” de los sindicatos y la patronal no cumplían las expectativas… Tanto la pareja UGT-CCOO como el sindicato galleguista CIG, han aplicado a los trabajadores un juego de agua fría – agua caliente para acabar con la lucha. Agua fría, en un llamado a la confianza en los sindicatos, a la esperanza de las negociaciones y en el voto democrático. Agua caliente, por otro lado, en aquel radicalismo vacío, que ya hemos visto que no es nuevo, y que promete un escenario de vuelta a la lucha de forma aparentemente más “dura” y “combativa”, pero que en realidad los trabajadores no pueden sino ver como una amenaza a su futuro, donde algunos no podrán permitirse prescindir de más días sin salario, otros se empeñarán en mantenerse firmes a toda costa, causando una terrible división. La huelga indefinida no es, en todo caso, un medio de lucha de los trabajadores sino una promesa radical de aislamiento del sector, de desgaste indefinido de la combatividad obrera. Esta maniobra ha permitido a la burguesía controlar la situación, al menos provisionalmente, evitando tener que seguir exponiendo abiertamente a unos sindicatos como CCOO y UGT cuya labor es muy incómoda de realizar en el marco del “gobierno de España más progresista de la historia”, pero que no tenían más remedio que hacer su función anti obrera ante expresiones tan contundentes de combatividad.
Las tentativas de recuperar los medios proletarios de lucha en el periodo 2003-2011 marcaron un paso en el desarrollo de las luchas futuras de nuestra clase, pese a sus grandes limitaciones especialmente el no reconocerse como proletarios por parte de los sectores más presentes en dichas movilizaciones, la falta de extensión a los centros de trabajo, y las fuertes ilusiones en la democracia. Estas debilidades no estuvieron tan presentes en el sector de nuestra clase que luchó en Vigo en 2006 ya que las luchas partieron de los centros de trabajo mismos. Hoy, y sobre todo lo han expresado la clase obrera en Gran Bretaña y Francia, la clase obrera ha demostrado su capacidad de expresarse abiertamente en su propio terreno y decir ¡basta ya! (“enough is enough”9) frente a los ataques a nuestras condiciones de vida con la profundización de la crisis crónica de un capitalismo que nos lleva progresiva pero ahora más aceleradamente a la destrucción de la humanidad10. Se ha lanzado a la lucha masivamente como una clase trabajadora donde “todos estamos en el mismo barco”, pese a los sabotajes constantes de los sindicatos y la pesada carga de las ideologías sindicalista y democrática. Nuestra clase ha roto, por tanto, con una pasividad y una falta de expresión en su propio terreno que dominaba el panorama desde finales de los años 80. Partir de estos fundamentos es el punto de partida necesario de las futuras luchas. En Vigo, los trabajadores han demostrado una voluntad de luchar, animados por la combatividad de sus hermanos del metal, y con tendencia a, al menos, coincidir en sus luchas. La búsqueda de una unidad real de las mismas tendrá que enfrentarse al continuo sabotaje de los sindicatos, sus estrategias para desmoralizarnos, confiar en su representación, en “hacer girar a la izquierda a sus direcciones” tal y como pretende la actual campaña en marcha de “Ganemos CCOO”, sindicato cuyos afiliados parece que votaron mayoritariamente contra la firma de este último convenio. Frente a esta repetitiva, y asquerosamente burlona perspectiva sindical, los trabajadores debemos luchar por extender la lucha desde el principio, y por asambleas generales abiertas a todos los trabajadores contra su control por los sindicatos. Es el único camino para hacer frente a estos falsos dilemas que nos plantean estos falsos “organismos de la lucha”: frío realismo capitalista y/o calentura idealista desmoralizante, si acaso con alguna que otra supuesta mejora sectorial rápidamente evaporada.
El camino a seguir no es ni la huelga general ni la huelga indefinida, sino aquellos medios que van apuntando a la huelga política de masas, y que forzosamente requerirán de avances y retrocesos, pero procurando mantener a salvo nuestra combatividad, y nuestra búsqueda de solidaridad y unidad como clase y sacando siempre lecciones de las luchas vividas.
Opero, septiembre de 2023
1 Polémica con Le Prolétaire: Hay que romper con toda ideología sindicalista | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [144]
2 Diario de Pontevedra | Las huelgas de las ambulancias y del metal se alían en Pontevedra [145]
3 El Español | La quinta jornada de huelga del metal de Pontevedra eleva la tensión frente a Stellantis [146]
4 Diario Público | Vigo 1972: historia, memoria y reconocimiento [147] ; Metropolitano.Gal | Vigo rinde homenaje a la histórica huelga de 1972 con una exposición en Príncipe [148]
5 Un balance crítico del movimiento de indignados (2011) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [66]
6 Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [149]
7 VIGO: LOS METODOS SINDICALES CONDUCEN A LA DERROTA | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [150]
8 Luchas en Vitoria: el sindicalismo y la democracia contra la clase obrera | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [151]
9 Ver nuestra hoja internacional: Por todas partes la misma pregunta: ¿Cómo desarrollar la lucha? ¿Cómo hacer retroceder a los gobiernos? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [152]
10 Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [21]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/cci-online/201504/4101/comunicado-de-solidaridad-con-la-tci
[2] https://www.anarchistcommunism.org/2023/05/12/all-out-the-current-strike-wave-london-acg-public-meeting/
[3] https://es.internationalism.org/content/4856/los-anarquistas-y-la-guerra-entre-el-internacionalismo-y-la-defensa-de-la-nacion
[4] https://en.internationalism.org/content/17250/aww-and-ukraine-war-there-no-middle-ground-between-internationalism-and-national
[5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2068/historia-del-movimiento-obrero-la-contribucion-de-la-cnt-a-la-inst
[6] https://www.anarchistcommunism.org/2023/06/09/oil-rig-workers-strike/
[7] https://en.internationalism.org/content/17297/committee-leads-its-participants-dead-end
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200509/119/las-conferencias-internacionales-de-la-izquierda-comunista1976-1980
[9] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/defensa-de-la-organizacion
[10] https://es.internationalism.org/files/es/ante_la_guerra_y_la_destruccion_capitalista_solo_una_salida_lucha_de_clases.pdf
[11] https://es.internationalism.org/content/4972/rusia-la-rebelion-del-grupo-wagner-es-un-nuevo-paso-en-la-inestabilidad-y-el-caos
[12] https://es.internationalism.org/content/4961/balance-del-movimiento-contra-la-reforma-de-las-pensiones-la-lucha-esta-por-delante
[13] https://es.internationalism.org/content/4965/frente-la-barbarie-del-estado-burgues-la-violencia-ciega-es-un-callejon-sin-salida
[14] https://es.internationalism.org/content/4950/reino-unido-francia-alemania-espana-mexico-china-ir-mas-lejos-que-en-1968
[15] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[16] https://es.internationalism.org/files/es/argentina_en_medio_de_la_crisis_los_trabajadores_retoman_el_camino_de_sus_luchas.pdf
[17] https://es.internationalism.org/tag/geografia/argentina
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2281/mayo-del-68-y-la-perspectiva-revolucionaria-1a-parte-el-movimiento
[19] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2339/mayo-del-68-y-la-perspectiva-revolucionaria-2a-parte-fin-de-la-con
[20] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[21] https://es.internationalism.org/content/4897/los-anos-20-del-siglo-xxi-la-aceleracion-de-la-descomposicion-capitalista-plantea
[22] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[23] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1968-mayo-frances
[24] https://es.internationalism.org/files/es/elecciones_en_mexico_morena_y_la_oposicion_compiten_para_liderar_la_explotacion_de_los_trabajadores.pdf
[25] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[26] https://es.internationalism.org/content/4342/votaciones-en-mexico-en-las-elecciones-siempre-gana-la-burguesia
[27] https://es.internationalism.org/tag/geografia/mexico
[28] https://es.internationalism.org/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[29] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[30] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/parlamentarismo
[31] https://es.internationalism.org/files/es/en_memoria_de_nuestro_camarada_miguel.pdf
[32] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/corriente-comunista-internacional
[33] https://es.internationalism.org/files/es/francia_lucha_contra_la_reforma_de_las_pensiones_se_puede_confiar_en_los_sindicatos.pdf
[34] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[35] https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii
[36] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[37] https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv
[38] https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos
[39] https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el
[40] https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii
[41] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[42] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[43] https://es.internationalism.org/files/es/huelgas_en_estados_unidos_confirmacion_del_retorno_internacional_del_proletariado.pdf
[44] https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis
[45] https://www.notimerica.com/politica/noticia-eeuu-huelga-ferroviaria-convocada-eeuu-preocupa-pais-falta-acuerdos-tangibles-desconvocarla-20220912054109.html
[46] https://elpais.com/cultura/2023-07-13/hollywood-se-asoma-al-abismo-los-actores-convocan-a-la-huelga-y-paralizan-la-industria-del-entretenimiento-en-ee-uu.html
[47] https://es.internationalism.org/content/4907/como-desarrollar-un-movimiento-unido-masivo-y-solidario
[48] https://es.internationalism.org/content/4913/movimiento-contra-la-reforma-de-las-pensiones-ser-muchos-no-basta-hemos-de-tomar
[49] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos
[50] https://es.internationalism.org/files/es/informe_sobre_la_crisis_economica_para_el_25o_congreso_de_la_cci_2023.pdf
[51] https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021
[52] https://es.internationalism.org/content/4893/el-capitalismo-lleva-la-destruccion-de-la-humanidad-solo-la-revolucion-mundial-del
[53] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201208/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este
[54] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/congresos-de-la-cci
[55] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/documentos-de-los-congresos-y-conferencias
[56] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[57] https://es.internationalism.org/tag/3/46/economia
[58] https://es.internationalism.org/files/es/informe_sobre_la_descomposicion_actualizacion_de_las_tesis_2023.pdf
[59] https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017
[60] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
[61] https://www.marxists.org/espanol/tematica/cuadernos-pyp/Cuadernos-PyP-43.pdf
[62] https://es.internationalism.org/files/es/informe_sobre_la_lucha_de_clases_para_el_25o_congreso_de_la_cci.pdf
[63] https://fr.internationalism.org/rinte20/edito.htm
[64] https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021
[65] https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indignacion-a-la-esperanza
[66] https://es.internationalism.org/content/4755/un-balance-critico-del-movimiento-de-indignados-2011
[67] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente
[68] https://fr.internationalism.org/rinte35/reso.htm
[69] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/855/el-proletariado-de-europa-occidental-en-una-posicion-central-de-la-
[70] https://fr.internationalism.org/rinte37/debat.htm
[71] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial
[72] https://es.internationalism.org/content/4663/marc-parte-2-de-la-segunda-guerra-mundial-la-actualidad
[73] https://fr.internationalism.org/rinte43/polemique.htm
[74] https://es.internationalism.org/content/4452/informe-sobre-la-lucha-de-clases-formacion-perdida-y-reconquista-de-la-identidad-de
[75] https://es.internationalism.org/content/4928/criticas-los-llamados-comunistizadores-i-introduccion-la-serie
[76] https://es.internationalism.org/content/4929/critica-de-los-llamados-comunistizadores-ii-del-izquierdismo-al-modernismo-las
[77] https://es.internationalism.org/content/4911/un-comite-que-lleva-los-participantes-un-callejon-sin-salida
[78] https://es.internationalism.org/content/4807/declaracion-conjunta-de-grupos-de-la-izquierda-comunista-internacional-sobre-la-guerra
[79] https://es.internationalism.org/files/es/la_tci_y_la_iniciativa_22no_mas_guerra_que_la_guerra_de_clases22_un_farol_oportunista_que_debilita_a_la_izquierda_comunista.pdf
[80] https://www.leftcom.org/en/articles/2023-07-05/the-no-war-but-the-class-war-initiative
[81] https://www.leftcom.org/en/articles/2022-07-22/nwbcw-and-the-real-international-bureau-of-1915
[82] https://en.internationalism.org/content/17240/correspondence-joint-statement-groups-communist-left-war-ukraine
[83] https://en.internationalism.org/content/17223/history-no-war-class-war-groups
[84] https://en.internationalism.org/content/2641/reply-internationalist-communist-party-battaglia-comunista
[85] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201211/3556/la-organizacion-del-proletariado-fuera-de-los-periodos-de-luchas-a
[86] https://es.internationalism.org/content/4955/las-ambiguedades-de-la-tci-sobre-el-significado-historico-de-la-ola-de-huelgas-en-el
[87] https://www.sitocomunista.it/canti/cantidilotta.html;
[88] https://www.sitocomunista.it/resistence/resistenceindex.html;
[89] https://www.sitocomunista.it/pci/pci.html
[90] https://www.sitocomunista.it/resistence/resistenceindex.html
[91] https://es.internationalism.org/content/4977/el-parasitismo-politico-no-es-un-mito-el-gigc-es-una-de-sus-mas-peligrosas-expresiones
[92] https://es.internationalism.org/content/4909/atacar-la-cci-la-razon-de-ser-del-gigc
[93] https://es.internationalism.org/content/4987/acg-expulsa-la-cci-de-sus-reuniones-publicas-la-cwo-traiciona-la-solidaridad-entre
[94] https://es.internationalism.org/content/4821/una-declaracion-internacionalista-en-rusia-contra-la-guerra-de-ucrania
[95] https://es.internationalism.org/content/4727/el-partido-comunista-internacional-programa-comunista-en-sus-origenes-como-pretende-ser
[96] https://es.internationalism.org/content/4747/battaglia-comunista-sobre-los-origenes-del-partido-comunista-internacional
[97] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/tendencia-comunista-internacionalista-antes-bipr
[98] https://es.internationalism.org/files/es/fundamentos_marxistas_nocion_parasitismo.pdf
[99] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para
[100] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
[101] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1788/parasitismo-politico-el-cbg-hace-la-faena-de-la-burguesia
[102] https://es.internationalism.org/content/4749/debate-oportunismo-y-centrismo-en-la-clase-obrera-y-sus-organizaciones
[103] https://es.internationalism.org/content/4778/resolucion-oportunismo-y-centrismo-en-el-periodo-de-decadencia
[104] https://es.internationalism.org/content/4348/la-fraccion-externa-de-la-cci
[105] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p
[106] https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc
[107] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/976/la-ficci-en-accion-mentiras-y-comportamiento-de-matones
[108] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/476/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-una-nueva-y-extrana-
[109] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion
[110] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/478/reunion-publica-del-bipr-en-paris-el-bipr-rehen-de-unos-hampones
[111] https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista
[112] https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso
[113] https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero
[114] https://igcl.org/Nouvelle-attaque-du-CCI-contre-le
[115] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
[116] https://es.internationalism.org/files/es/mexico_libros_de_texto_comunistas._derecha_e_izquierda_complementan_la_campana_contra_el_comunismo.pdf
[117] https://www.youtube.com/watch?v=ziL8XEwj8V4
[118] https://es.internationalism.org/content/4973/revolucion-mundial-no-147
[119] https://elmachete.mx/index.php/2023/08/04/sobre-las-declaraciones-de-que-la-sep-busca-imponer-una-educacion-comunista/
[120] https://es.internationalism.org/series/365
[121] https://es.internationalism.org/series/364
[122] https://es.internationalism.org/series/228
[123] https://es.internationalism.org/cci-online/201410/4054/la-falsificacion-de-la-historia-en-los-programas-escolares
[124] mailto:[email protected]
[125] mailto:[email protected]
[126] mailto:[email protected]
[127] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/chile
[128] https://es.internationalism.org/tag/4/403/chile
[129] https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[130] https://es.internationalism.org/tag/acontecimientos-historicos/50-aniversario-de-la-caida-de-allende
[131] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/antifascismo
[132] https://es.internationalism.org/content/4711/nuevos-ataques-contra-la-izquierda-comunista-bourseiller-se-reinventa-la-compleja
[133] https://es.internationalism.org/content/4726/nuevos-ataques-la-izquierda-comunista-bourseiller-inventa-por-segunda-vez-la-compleja
[134] https://es.internationalism.org/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[135] https://es.internationalism.org/files/es/revolucion_mundial_o_destruccion_de_la_humanidad_la_responsabilidad_crucial_de_las_organizaciones_revolucionarias.pdf
[136] https://en.internationalism.org/content/17159/joint-statement-groups-international-communist-left-about-war-ukraine
[137] https://es.internationalism.org/tag/2/39/la-organizacion-revolucionaria
[138] https://es.internationalism.org/files/es/tras_un_ano_de_movilizaciones_obreras_en_todo_el_mundo._la_lucha_esta_por_delante.pdf
[139] https://es.internationalism.org/content/4982/informe-sobre-la-descomposicion-actualizacion-de-las-tesis-2023
[140] https://es.internationalism.org/content/4981/informe-sobre-la-lucha-de-clases-para-el-25o-congreso-de-la-cci
[141] https://es.internationalism.org/files/es/la_descomposicion_del_capitalismo_se_acelera.pdf
[142] https://fr.internationalism.org/content/10876/lacceleration-decomposition-capitaliste-pose-ouvertement-question-destruction
[143] https://es.internationalism.org/files/es/como_han_vencido_los_sindicatos_a_los_trabajadores_en_vigo_como_hemos_de_luchar.pdf
[144] https://es.internationalism.org/content/4975/polemica-con-le-proletaire-hay-que-romper-con-toda-ideologia-sindicalista
[145] https://www.diariodepontevedra.es/articulo/pontevedra/protestas-trabajadores-metal-ambulancias-confluyen-diputacion-vigo/202307061321281261228.html
[146] https://www.elespanol.com/treintayseis/articulos/actualidad/quinta-jornada-del-huelga-del-metal-de-pontevedra
[147] https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2022/09/10/vigo-1972-historia-memoria-y-reconocimiento/
[148] https://metropolitano.gal/enfoque/vigo-rinde-homenaje-a-la-historica-huelga-de-1972-con-una-exposicion-en-principe/
[149] https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[150] https://es.internationalism.org/cci-online/200906/2585/vigo-los-metodos-sindicales-conducen-a-la-derrota
[151] https://es.internationalism.org/content/4967/luchas-en-vitoria-el-sindicalismo-y-la-democracia-contra-la-clase-obrera
[152] https://es.internationalism.org/content/4926/por-todas-partes-la-misma-pregunta-como-desarrollar-la-lucha-como-hacer-retroceder-los
[153] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana