Polémica con Le Prolétaire: Hay que romper con toda ideología sindicalista

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Como hacemos ver ya en varios artículos, vivimos una situación histórica de aumento de la combatividad de la clase obrera, que es el polo contrario al de la destrucción de la humanidad al que nos lleva el capitalismo en descomposición1. Los trabajadores del metal de Vigo, que han luchado en varias jornadas de movilizaciones este mes de julio, han demostrado que, como muchos otros sectores de nuestra clase, tampoco están dispuestos a aceptar pasivamente los brutales ataques que el capitalismo impone sobre nuestras condiciones de vida. Sin embargo, la lucha ha finalizado con una nueva derrota económica: una subida de salarios de 3% por año (unos 48.3 euros al mes), que está muy por debajo del aumento de la inflación

Esta derrota ha sido cuidadosamente maniobrada por los sindicatos, el brazo del Estado que está en primera línea del sabotaje de nuestras luchas2. La reacción proletaria ante lo que ha sido una maniobra sindical más bien descarada es, en parte, de una cierta maduración de un rechazo a la idea de que estos puedan estar remotamente representando a los trabajadores.

Se puede leer en algunos comentarios en internet que “seguimos empobreciendo, cada día la vida más cara” (…)“como siempre los sindicatos dándonos por el culo” (…) “es lo mismo que daban en junio , una vergüenza lo que han sacado los sindicatos.”(…) “los trabajadores siempre respondemos, quien no responde son los sindicatos que están al servicio del gran capital que les subvenciona (…) “se andan con reuniones secretas con la patronal” (…) “llevan desde el primer día jugando con los obreros, mareándolos y haciendo lo que a ellos les parece sin preguntar”3.

Hemos visto que los compañeros de Le Prolétaire denuncian el papel de los sindicatos en esta lucha como sus principales liquidadores y llaman a la necesidad de la extensión de las luchas y la solidaridad como la fuerza principal de los trabajadores (“la solidaridad más allá de fábricas, sectores o regiones, en la organización de clase e independiente”4).

Hasta aquí no podemos más que estar de acuerdo con los compañeros, y en parte saludar su alerta y su intento de contribuir al combate de nuestra clase. Sin embargo, pensamos que su reacción es solo muy parcialmente positiva y que persiste en realidad en un error gravísimo al reproducir la ideología sindicalista, lo cual involuntariamente ayuda a la burguesía. Lo hacen a tres niveles: (1) En la ilusión de la posibilidad de un programa reivindicativo para los trabajadores, (2) en la idea de que el modo de establecer una relación de fuerzas con la burguesía es la presión económica, y (3) en concesiones a la idea de que el problema serían los dirigentes y burocracias sindicales. En estos tres planos, Le Prolétaire se deja llevar por la ideología del sindicalismo, especialmente al llamado “sindicalismo de base o radical”, que en otros momentos ha defendido abiertamente, como en su artículo de julio de 2022 “Italia. La represión burguesa se abate sobre los militantes del sindicalismo de base (…)” en el cual declaran que trabajamos en la perspectiva de una gran coordinación de todas las realidades del sindicalismo de base, de los movimientos conflictivos y de los desempleados, donde una única plataforma de lucha pueda englobar las diferentes disputas que tendrán en cuenta única y exclusivamente los intereses del proletariado”5. Esta posición no se distingue en nada del izquierdismo6 y más bien tiende al fatal peligro de ser asimilada por aquel. Por eso concebimos este artículo tanto como un llamado a encender las alertas de estos compañeros como otros elementos que se acercan a las posiciones históricas de la clase obrera, así como para contribuir a la clarificación de la ruptura de arriba abajo que nuestra clase deberá hacer con la ideología sindical.

El peligro de la ideología sindicalista

Una traba esencial para el desarrollo de las luchas del proletariado en la decadencia del capitalismo es la ideología sindicalista de toda índole, que va más allá de su expresión en tal o cual sindicato. Esta ideología exudada por el propio capitalismo se desarrolla alrededor de más o menos 4 ejes, aunque a veces pueda prescindir de uno u otro: (1) La ilusión de un programa reivindicativo, (2) la presión económica como medio para establecer una relación de fuerzas frente a la burguesía, (3) la organización permanente de la clase, y (4) el sectorialismo y corporativismo.

Como mencionábamos antes, Le Prolétaire le hace el juego directamente a los 3 primeros aspectos.

1.La ilusión de un programa reivindicativo

En la fase decadente del capitalismo (ver más en profundidad sobre esto en nuestro artículo sobre “La lucha del proletariado en el capitalismo decadente”7) “la clase obrera va forjando las armas de su lucha revolucionaria por medio de la resistencia contra la explotación. Es lo que permite y, a la vez, lo que la obliga a unificarse como clase y es en su desarrollo como puede comprender la necesidad y la posibilidad del comunismo. Lo que el proletariado debe abandonar no es el carácter económico de su lucha (esto le es imposible, ya que lucha como clase) sino todas las ilusiones de llevar a buen término la defensa de sus intereses dentro de un marco estrictamente económico sin asumir el carácter político, global y revolucionario, de su lucha. Frente al inevitable fracaso inmediato de sus luchas reivindicativas en el capitalismo decadente lo que la clase obrera debe concluir no es que sus luchas sean inútiles, sino que el único medio para que sean útiles a su causa es concebirlas y transformarlas en momentos de aprendizaje y preparación para luchas más generalizadas, más organizadas, y más conscientes del enfrentamiento final con el sistema. Bajo el capitalismo decadente, era en la que la revolución comunista está al orden del día, la eficacia de las luchas inmediatas de la clase obrera no puede ser prevista ni medida en función de éxitos inmediatos o locales, sino únicamente en función de una perspectiva histórica y mundial: la de la REVOLUCIÓN COMUNISTA.”8

En el curso de las luchas, podemos apoyar reivindicaciones inmediatas de los trabajadores que apuntan a una unidad y extensión de las luchas, a mantener una unidad entre los mismos que incluso prepare el terreno para futuras luchas que puedan llegar más allá. Estas reivindicaciones de resistencia a los ataques pueden ser, en algunos casos, un aumento igual de salarios. Pero en la decadencia, las luchas obreras solo pueden partir de una perspectiva defensiva, y no de un programa de reivindicaciones. Esto último propicia la falsa idea de que el capitalismo se podría reformar, que verdaderamente podría ofrecer un futuro en ese terreno, que el capitalismo sería un marco para mejoras reales.

Los compañeros de Le Prolétaire reproducen esas ilusiones cuando hablan de que los combates de los trabajadores deben orientarse hacia “la lucha por las reivindicaciones que unen a todos los proletarios en un objetivo común”, refiriéndose por ejemplo a “¡Aumentos de salario para todos los trabajadores, más altos para los peor pagados! ¡Disminución drástica de la jornada laboral para todos los trabajadores! ¡Contra la nocividad en el puesto de trabajo!”. ¡Como si el capitalismo pudiera tender a ofrecer dichas mejoras o eliminar la nocividad del trabajo! Es una ilusión creer en la posibilidad de arrancar al capitalismo decadente mejoras duraderas como en el siglo 19. Así, en 1936, seis meses después de los acuerdos de Matignon en Francia, los aumentos de salarios ya habían sido neutralizados por la inflación9.

2.La presión económica

Mientras en la fase ascendente del capitalismo, hasta más o menos el principio del siglo 20, sí era posible ejercer una presión económica a través de largos paros que amenazaran al patrón de quiebra por ser superados competitivamente por otros patrones, en la fase decadente hemos comprobado una y otra vez que no existe prácticamente ninguna posibilidad de ejercer suficiente presión económica como para convertirse en una fuerza real frente a la burguesía. En la decadencia capitalista la regla es cada vez más (a) un alto nivel de reservas en las mercancías que muchas veces se pudren en forma de trabajo muerto sobreproducido; (b) la alta tecnología y maquinaria del capital frente a la limitada mano de obra cada vez más explotada, (c) la colaboración internacional del capital frente a la clase obrera y la organización y centralización de la economía por el Estado totalitario. Estas condiciones hacen que los efectos de una presión económica no solo sean cada vez más efímeros, sino que no ofrecen ninguna perspectiva real a largo plazo para el desarrollo de las luchas del proletariado. De hecho, a veces las largas huelgas son incluso un alivio a la burguesía, que consigue algunos ahorros a nivel de pago de salarios, como vemos que ha ocurrido en Vigo. Es solo a través de una tendencia a establecer una RELACIÓN DE FUERZAS POLÍTICA FRENTE AL ESTADO como el proletariado puede verdaderamente plantar cara a corto y largo plazo a la burguesía (plazos que en realidad están conectados). La extensión de las luchas desde el primer momento y la perspectiva de la politización de estas a través de la formación de asambleas generales abiertas a todos los trabajadores es la única perspectiva. Esto se verifica ampliamente por cuándo hemos experimentado que la burguesía procura dar marcha atrás a sus ataques. Por ejemplo, como decimos en uno de los volantes que hemos repartido recientemente, en 2006 el CPE fue retirado por la burguesía francesa ante un movimiento que tendía a las asambleas masivas obreras y la extensión de la lucha a toda la clase10.

Cuando los compañeros hablan de que la “fuerza se disipa cuando no se ejerce, cuando las huelgas se parecen más a actos de protesta impotente que a una verdadera lucha, dirigida por los trabajadores y destinada a infligir el máximo daño posible a la economía de la patronal”, ¡están reproduciendo directamente el segundo eje de la ideología sindicalista!

3.La organización permanente de la clase

En la ascendencia capitalista, la lucha sistemática por mejoras duraderas en las condiciones de vida era una tarea posible y permanente que unía y de hecho unificó a los trabajadores como clase. En los sindicatos los trabajadores se reunían a diario, discutían, se organizaban y preparaban las futuras luchas, incluso aunque estos órganos finalmente tendían cada vez más a ser trabas para su unidad y el desarrollo de su combate histórico.

En el capitalismo decadente, el proletariado tiene enfrente a un Estado cada vez más centralizado, omnipresente y omnipotente que no puede "ofrecerle" más que una explotación cada vez más implacable. Una movilización permanente del proletariado alrededor de sus intereses inmediatos no es ya ni posible ni viable. De ahí en adelante, los órganos unitarios de la clase no pueden existir salvo en el curso de la lucha misma. En estas condiciones, toda organización general de la clase que tiende a asumir una permanencia fuera de los momentos de lucha sufre de manera permanente una presión engullidora que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado. “En el totalitarismo del capitalismo decadente los engranajes del Estado poseen un poder de integración cuya potencia no puede ser combatida más que por la acción revolucionaria directa contra el Estado mismo”11. Fuera de los momentos de lucha, los organismos que pretenden englobar al conjunto de los trabajadores de forma permanente están condenados a desaparecer o ser integrados en el aparato Estatal. Es más, el caso en la mayoría de las ocasiones es que estas creaciones permanentes son el producto directo de las maniobras de la burguesía que se anticipa a través de su brazo izquierdista, en la creación de sindicatos alternativos, de base, radicales, etc.

Según toda la lógica sindicalista, las luchas tendrían que ser preparadas por una organización permanente supuestamente reagrupando a los obreros más combativos (si no descaradamente por las llamadas “burocracias sindicales especialistas”). Es cierto que las luchas en ocasiones tienden a generar minorías combativas que pueden sentir la necesidad de mantenerse reagrupados tras haber luchado juntos, con el objetivo de la preparación de futuras luchas y de sacar lecciones por medio de la discusión política. Ante esta situación de “vacío” político y organizativo, estas minorías, a la vez expresión de una maduración y una necesidad de ir más allá en un terreno proletario, como también de la debilidad provisional de la lucha de la clase, hemos visto que tienden a evolucionar confusamente de diferentes formas, eso sí, manteniendo grandes ilusiones hacia un sindicalismo “más combativo”, con una fuerte carga inmediatista y voluntarista, y muy vulnerables a las maniobras políticas del izquierdismo. Estos ingredientes son caldo de cultivo de una desmoralización por la incapacidad de agrupar al conjunto de los trabajadores

Estos grupos de trabajadores que empiezan a tomar conciencia son un tesoro para la conciencia y la lucha de la clase, a condición de orientarse hacia una comprensión política global de los fines y los medios de la lucha del proletariado. En cambio, se pierden para éste, cuando por impaciencia inmediatista se dejan llevar hacia la quimera de construir “nuevos sindicatos”

Convertir a estas minorías en organizadores permanentes, desmoralizarles, convertirles en expertos, o recuperarles de otro modo para el sindicalismo no es solo una enorme destrucción de fuerzas, sino un enorme favor al reforzamiento de la burguesía, de lo cual normalmente se encarga ella misma a través de las maniobras del izquierdismo, ya sea en su versión más “socialista” o anarquista.

Cuando los compañeros de Le Prolétarie dejan caer una especie de crítica a “las grandes organizaciones sindicales” o a permitir “que las direcciones sindicales se encarguen de comenzar y finalizar las luchas”, ¡están haciendo un tremendo favor al sucio trabajo de la burguesía! Es más, lo que en este artículo se insinúa, ¡se defiende abiertamente en su mencionado artículo del año pasado!

Conclusión

En el capitalismo decadente, y más urgente aún ante la creciente amenaza por el capitalismo de la destrucción de la humanidad, los revolucionarios no podemos dejarnos arrastrar por ninguna variante de la ideología sindical. Debemos llamar a la extensión activa y autoorganizada de las luchas desde su primer momento, y a la formación de asambleas generales abiertas a todos los trabajadores, con delegados elegidos y revocables en todo momento, a tender a una discusión política masiva que nos permita establecer una relación de fuerzas política frente al Estado, encaminada a la lucha revolucionaria. Pero debemos avisar también que este es un camino con altos y bajos, que en ocasiones no estaremos preparados y es mejor decidir conjuntamente un repliegue, que debemos sacar lecciones de las derrotas inmediatas y que la unificación y la fuerza de las luchas no se pueden suplir con la ilusión de organizaciones permanentes que nos agrupen como clase en los periodos intermedios. Nuestra mayor victoria es la lucha misma, sus avances, mantener la memoria de sus lecciones, ligar estas lecciones a la experiencia histórico – mundial del proletariado, y no retroceder cayendo ni en las trampas directas de la burguesía ni en la ideología que desprende esta sociedad la cual esteriliza y acomoda nuestro combate al capitalismo.

Opero. Agosto, 2023

1 Ver Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

2 Ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA que hemos publicado en una Serie: Los sindicatos contra la clase obrera (I) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) ; Los sindicatos contra la clase obrera en la decadencia capitalista (II) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) ; Los sindicatos en el periodo ascendente del capitalismo (III) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org); Los Sindicatos órganos del Estado capitalista (IV) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) ; Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) ; Los sindicatos contra la clase obrera (VI) CONTENIDO Y FORMAS DE LA LUCHA OBRERA EN EL CAPITALISMO DECADENTE | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) ; La Intervención de los revolucionarios frente a los sindicatos (VII) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

3 Comentarios encontrados en las redes sociales de un sindicato de base de Vigo, la PTM, que en realidad trata de recuperar este descontento hacia un “sindicalismo renovado”. Plataforma traballadores do metal de Pontevedra | Facebook

4 Huelga del metal en Vigo. Para vencer los proletarios deben aprender de sus derrotas | Le prolétaire (pcint.org/)

5 Italia. La represión burguesa se abate sobre los militantes del sindicalismo de base (…) | Le prolétaire (pcint.org/)

6 Por posiciones izquierdistas queremos decir las de aquellas corrientes integradas en el Estado burgués apoyando “de forma crítica” a los partidos de izquierdas de la burguesía (partidos “socialistas” y “comunistas” estalinistas), así como a los sindicatos. Estas expresiones del capitalismo decadente, como el trotskismo, el maoísmo o la mayoría del anarquismo tienden a ocupar un lugar “extremista” y extraparlamentario en el Estado, y su función histórica es controlar con ideologías radicales a los sectores del proletariado más activos y conscientes.

7 La lucha del proletariado en el capitalismo decadente | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

8 Los sindicatos contra la clase obrera (VI) CONTENIDO Y FORMAS DE LA LUCHA OBRERA EN EL CAPITALISMO DECADENTE | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

9 Los acuerdos de Matignon, que en Francia se presentan como grandes e históricas conquistas obreras, un avance en las condiciones salariales y un ejemplo de negociación y compromiso sindical-patronal, son en realidad un repugnante mito para pretender que el capitalismo podría dar algún futuro a los trabajadores. Ver más en detalle sobre las mentiras de este mito en siguiente artículo (en francés): Les "acquis" de 1936 | Courant Communiste International (internationalism.org)

10 Undécima manifestación contra la reforma de las pensiones: ¿cómo ganamos en 2006? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

11 Los Sindicatos órganos del Estado capitalista (IV) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

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