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Introducción
En el medio político proletario, la corriente bordiguista se conoce, más o menos bien, como pretende ser, es decir, un "Partido duro y puro" con un "Programa completo e inmutable".
Obviamente, esto es más una leyenda que una realidad. De hecho, del "Partido", por ejemplo, conocemos al menos 4 o 5 grupos procedentes del mismo tronco, entre ellos el PC Internacional (Programa), cada uno de los cuales pretende ser el único heredero, el único legítimo, de lo que fue la Izquierda Italiana, y encarnar el "Partido histórico" de su sueño. Esta es probablemente la "única invariabilidad" que tienen en común. Por otra parte, se sabe muy poco, o nada -y esto es cierto sobre todo para la mayoría de los militantes de estos partidos-, sobre las verdaderas posiciones de este "Partido" en su origen, es decir, en su fundación, en 1943-1944, tras y después del derrumbe del régimen de Mussolini en Italia en plena Segunda Guerra Mundial.
Para superar este desconocimiento, consideramos muy importante publicar a continuación uno de los primeros documentos de este nuevo partido (PCInt) que apareció en el primer número de su revista Prometeo. Este documento, que aborda una cuestión crucial: la posición de los revolucionarios ante la guerra imperialista y las fuerzas políticas que participan en ella, permitirá a cualquier militante hacerse una idea exacta del estado de claridad y madurez de las posiciones políticas que presidieron la fundación de este Partido, y de la acción práctica que ello, necesariamente, implica.
Lo que el Partido Comunista Internacionalista pretende ser
Para destacar mejor la diferencia (entre lo que dice ser y lo que ha sido y sigue siendo), sería bueno empezar recordando lo que decía ser. Para ello, nos limitaremos a algunas citas de un artículo que pretendía ser fundamental y que sigue siendo un punto de referencia central: Sobre el Partido compacto y poderoso del mañana publicado en el número 76 de Programme Communiste en marzo del 78.
"Su existencia (la del Partido) no está atestiguada por el hecho de que esté "terminado" y no en construcción, sino por el hecho de que crece como un organismo que se desarrolla con las células y la estructura que tenía cuando nació; que crece y se fortalece sin alterarse, con los materiales que sirvieron para constituirlo, con sus miembros teóricos y su esqueleto organizativo." (p15).
Dejando de lado el estilo siempre pomposo propio de los bordiguistas, y con grandes reservas sobre la afirmación de que los "materiales... teóricos" son la única y exclusiva condición para la proclamación del Partido, independientemente del flujo y reflujo de la lucha de clases, podemos quedarnos con la idea de que la evolución posterior de una organización depende, en gran medida, de sus posiciones políticas y de su coherencia al principio. El PCInt (Programa) es una excelente muestra de ello.
Polemizando contra nosotros, el autor del artículo se ve obligado a explicar (¡una vez no es pecado mortal!) las posiciones defendidas por la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista y la enorme contribución teórica y política de ésta en su revista Bilan y luego en la revista Octubre en los años 30 a 451.
"Reivindicar hoy la continuidad que la Fracción ha logrado, gracias a una espléndida batalla, mantener con firmeza... significa también comprender las razones materiales por las que la Fracción nos ha legado, junto a tantos valores positivos, elementos que han caducado." (p7)
Estos elementos obsoletos son, entre otros, que "no se trata de buscar en las propias armas teóricas y programáticas, sino, por el contrario, de redescubrir su fuerza y su poder en todos los puntos, y de referirse a ellas como un bloque monolítico para volver a empezar... para llegar, retomando las armas originales con exclusión de todas las demás, a una comprensión completa de las causas de su derrota, así como de las condiciones de una futura ofensiva".
Haber cometido “la imprudencia” de someter a la crítica las posiciones y orientaciones de la I.C. "ha llevado a la Fracción a ciertas defraudaciones, como, por ejemplo, en la cuestión nacional y colonial, o también con respecto a Rusia.... que en la búsqueda de un camino diferente al de los bolcheviques en el ejercicio de la dictadura, ... y también, en cierto sentido, en la cuestión del Partido o de la Internacional".
Y, más adelante, Programa cita como ilustración de las herejías de la Fracción, a Bilan que escribe "las fracciones de izquierda sólo podrán transformarse en partido, cuando los antagonismos entre la posición del partido degenerado y la posición del proletariado amenacen todo el sistema de relaciones de clase..."
Para Programa, "pasajes de este tipo alimentan evidentemente, la especulación de quienes, como el grupo Revolución Internacional, teorizan hoy como inevitable la degeneración oportunista de todo partido de clase que pretenda constituirse antes de la futura oleada revolucionaria, y que, a la espera de esta oleada y bajo el pretexto de un "Balance" preliminar para el renacimiento del partido formal, se entregan a una revisión completa de las tesis constitutivas de la Internacional." (p9)
El partido bordiguista no concibe en absoluto que se puedan criticar, a la luz de la experiencia vivida, posiciones que se han demostrado falsas o inadecuadas. ¡La famosa invariabilidad obliga! Notemos, sin embargo, que después de haberse quitado el sombrero ante la "firmeza", ante la "espléndida batalla" ante los "valores positivos", el portavoz del PCI rechaza también "firmemente" lo que constituye precisamente lo esencial de la verdadera contribución en el trabajo de la Fracción. En cuanto a nosotros, CCI, reconocemos de buen grado que esta aportación de la Fracción nos ha nutrido enormemente en nuestro propio desarrollo, y ello no sólo en la cuestión del momento de la constitución del Partido, sino en tantas otras cuestiones que el artículo denomina "dejarse llevar". El "bloque monolítico" del que habla el artículo, además de sonarnos a frase retórica, no indica más que una vuelta a las posiciones de la Fracción, e incluso un retroceso respecto a la I.C.
"Lo que define a un núcleo muy pequeño de militantes como Partido es la clara conciencia de tener que conquistar una influencia sobre la clase que sólo posee virtualmente, y el esfuerzo dedicado a conseguir este objetivo no sólo con la propaganda de su programa, sino con la participación activa en las luchas y formas de la vida colectiva de la clase; y esto es lo que, a partir de ese momento, nos definió bien como Partido." (p14)
Aquí encontramos una “nueva definición” de la constitución del Partido. Esta vez se hace hincapié en el "activismo". Conocemos este activismo que corroe a todos los izquierdistas, de los distintos partidos desde los trotskistas hasta los maoístas. El PCI no ha dejado de caer en este pozo ayer como hoy, desde su fundación durante la guerra de 1943 hasta su apoyo activo a la guerra del Líbano en el campo palestino, pasando por la participación, junto a los trotskistas y maoístas, en todo tipo de comités fantasmas, el de los soldados, el de apoyo a la lucha de Sonacotra, el de los inmigrantes, etc. En sus acciones febriles, en efecto, se trataba menos de "defender un programa" que de ser los aguadores para "conquistar la influencia sobre la clase". Pero eso no le impide volver a caer como un gato sobre las patas y escribir:
"Observemos de paso que la Fracción en el extranjero no se ha limitado en absoluto a la "investigación teórica", sino que ha librado una dura batalla práctica. Si aún no ha sido Partido sino sólo su preludio no es por falta de actividad práctica, sino por la insuficiencia del trabajo teórico." (Nota p13)
Pasemos por alto la "insuficiencia del trabajo teórico" de la Fracción. La Fracción nunca pretendió tener un "programa acabado" en el bolsillo como el Programa Comunista, y se contentó humildemente con querer ser una contribución al desarrollo del programa a la luz de un examen crítico de la experiencia de la primera gran ola revolucionaria y de la contrarrevolución que la siguió. La Fracción carecía ciertamente de esa megalomanía propia del bordiguismo de la posguerra que, sin el menor pudor y sin sonrojarse, puede escribir:
"La historia de nuestro pequeño movimiento ha demostrado.... que el Partido no nace porque y cuando la clase ha encontrado, bajo el empuje de las determinaciones materiales, el camino único y necesario de la recuperación. Nace porque y cuando un círculo necesariamente "microscópico" de militantes ha alcanzado la comprensión de las causas de la situación objetiva inmediata y la conciencia de las condiciones de su futura inversión; porque ha sacado la fuerza, no para "completar" el marxismo con nuevas teorías.... sino para reafirmar el marxismo en su totalidad, inalterado e intacto; porque fue capaz, sobre esta base… de hacer el balance de la contrarrevolución como una confirmación total de nuestra doctrina en todos los campos." (p10)
"Porque ella (la corriente bordiguista) lo había logrado (el "Balance Global del Pasado") pudo 25 años después constituirse como conciencia crítica organizada, como cuerpo militante activo, como Partido;", aunque, precisa que "ya veremos (más adelante) en qué condiciones y sobre qué base, pero podemos decir desde el principio que no es llevado por un movimiento ascendente, sino que, por el contrario, lo precede desde lejos". (p5)
Esta base se define en estos términos:
"... la base del bloque unitario de posiciones teóricas, programáticas y tácticas reconstituido por el pequeño y "microscópico" partido de 1951-52 (¿) o de hoy, y sólo puede hacerse en sus filas" (p5-6)
Retengamos esta conclusión "sólo puede hacerse en sus filas". Sin embargo, este Partido ha tenido un lamentable accidente en el camino, un accidente del que se habla con cierta vergüenza: "En 1949… se redactó el Llamamiento por la Reorganización Internacional del Movimiento Revolucionario Marxista. Lo que allí se proponía a los pequeños núcleos dispersos de trabajadores revolucionarios que querían reaccionar.... contra el desastroso curso del oportunismo, no era ciertamente un bazar.... de los que querían construir... el tambaleante edificio de la "unidad de las fuerzas revolucionarias" del que todos divagan. Por el contrario, se les propuso un método de lucha homogéneo, basado en el rechazo de las soluciones presentadas por "grupos influenciados incluso parcialmente (¡sic!) e indirectamente (¡sic!) por las sugerencias y el conformismo... que infestan el mundo, una solución cuya "crítica doctrinal" confirmó su inanidad". (p15)
Pasemos por encima de todas estas contorsiones, a modo de explicación de un planteamiento que es suficientemente claro en su grave confusión por su propio título. Además, no era la primera vez que el Partido Bordiguista lanzaba este tipo de llamamientos, y no sólo "a los pequeños núcleos dispersos de trabajadores revolucionarios". Como veremos, dicho Llamamiento se dirigió en plena guerra imperialista, a fuerzas mucho más "serias" para la constitución de un "Frente Obrero" para la "unidad de clase del proletariado". Veamos, por lo tanto, a este Partido en funcionamiento tal y como es, tal y como fue "en su nacimiento".
Llamamiento del "Comité de Agitación" del PCI (Prometeo n°1, abril de 1945)
El presente llamamiento es dirigido por el Comité de Agitación del Partido Comunista Internacionalista a los comités de agitación de los partidos con dirección proletaria y de los movimientos sindicales de empresa para dar a la lucha revolucionaria del proletariado una unidad de directivas y de organización en vísperas de los acontecimientos sociales y políticos que habrán de revolucionar la situación italiana y europea; para ello, se propone que estos diversos comités se reúnan para elaborar un plan de conjunto.
Para facilitar esta tarea, el Comité de Agitación del PCI expone brevemente su punto de vista programático, que podría considerarse como una base inicial para el debate. ¿Por qué hemos considerado oportuno dirigirnos a los comités de agitación de las fábricas y no a los comités centrales de los distintos partidos?
Una mirada panorámica al entorno político, que se ha puesto de manifiesto no sólo en la lucha antifascista sino también en la lucha más específica del proletariado, nos ha convencido (y no sólo hoy) de la imposibilidad de encontrar un mínimo denominador común ideológico y político para sentar las bases de un acuerdo de acción revolucionaria. Las diferentes apreciaciones de la guerra (su naturaleza y sus objetivos), las diferentes apreciaciones sobre la definición del imperialismo y las divergencias en los métodos de lucha ya sean sindicales, políticos o militares, demuestran suficientemente esta imposibilidad.
Por otra parte, todos estamos de acuerdo en considerar la crisis abierta por la guerra como la más profunda e incurable que jamás haya sufrido el régimen burgués; (también estamos de acuerdo) en considerar que el régimen fascista está acabado social y políticamente, aunque las armas alemanas le sigan dando oxígeno, aunque haya que luchar dura y sangrientamente para extirparlo del suelo italiano, y , finalmente, por considerar que el proletariado es el único protagonista de esta nueva historia del mundo que debe salir de este conflicto inhumano.
Pero el triunfo del proletariado sólo es posible a condición de que haya resuelto preventivamente el problema de su unidad en la organización y en la lucha.
Y esa unidad no se ha logrado, ni podrá lograrse nunca, sobre la base del Comité de Liberación Nacional, que surgió por razones contingentes debido a la guerra, que quiso asumir un aspecto de la guerra ideológica contra el fascismo y el hitlerismo pero que fue constitucionalmente impotente para plantear los problemas para superar tales contingencias. No asumió las reivindicaciones y los objetivos históricos de la clase obrera, que habrían chocado con las razones y los objetivos de la guerra democrática instigada y dirigida por el Comité de Liberación Nacional (C. de LN) ni se mostró incapaz de unir a las fuerzas obreras más arraigadas. Frente a la guerra, al margen de las presiones ideológicas, se puede ver a los representantes de las altas finanzas, del capitalismo industrial y agrario y a los de las organizaciones obreras codo con codo; pero ¿quién se atrevería a pensar en un C. de LN, centro motor de la lucha de clases y del asalto al poder burgués, en el que se sentasen los De Gasperis, los Gronchis, los Solens, los Gasparotos, los Croces, los Sforzas, etc.?
Si el C. de LN puede ser históricamente capaz de resolver los problemas debidos al estado de emergencia y su continuación en el marco del Estado burgués, no será en absoluto el órgano de la revolución proletaria, cuya tarea corresponde al partido de la clase que habrá comprendido las exigencias fundamentales del proletariado y se habrá adherido profundamente a la necesidad de su lucha.
Pero este mismo partido será impotente para cumplir su misión histórica si encuentra ante sí un proletariado dividido moral y físicamente, desilusionado por la inutilidad de las luchas internas, escéptico sobre la validez de su propio futuro.
Es esta situación bloqueada la que hemos conocido en todos los momentos de crisis de los últimos años, y contra la que se rompen las grandes aspas de la revolución proletaria. Un proletariado desunido no puede atacar al poder burgués, y debemos tener el valor de reconocer que actualmente el proletariado italiano está desunido y es escéptico como todo el proletariado europeo.
La tarea imperiosa del momento es, pues, la unidad de clase del proletariado, que encontrará en las fábricas y en todos los centros de trabajo el ambiente natural e histórico ideal para la afirmación de dicha unidad. Sólo con esta condición el proletariado podrá transformar en su beneficio la crisis del capitalismo que la guerra ha abierto pero que no puede resolver.
Concluimos nuestro llamamiento resumiendo nuestro pensamiento en algunos puntos:
1. puesto que los motivos, la finalidad y la práctica de la guerra dividen al proletariado y a sus fuerzas combatientes, debemos oponernos a la política que quiere subordinar la lucha de clases a la guerra, subordinando la guerra y todas sus manifestaciones a la lucha de clases;
2. deseamos la creación de organizaciones unitarias del proletariado, que serán la emanación de las fábricas y de las empresas industriales y agrícolas;
3. Estos organismos serán el frente único de facto de todos los trabajadores, y en ellos participarán democráticamente los comités de agitación;
4. Todos los partidos vinculados a las luchas del proletariado tendrán derecho a hacer la propaganda de sus ideas y de sus programas: además, pensamos que será en estos lugares de debates de ideas y de programas, donde el proletariado alcanzará su madurez política y la libre elección de la dirección política que le llevará a la victoria;
5. la lucha del proletariado, desde la agitación parcial hasta la insurrección armada, debe desarrollarse, para triunfar sobre una base de clase, para culminar en la conquista violenta de todo el poder que constituye la única garantía seria de la victoria.
10 de febrero de 1945
Comentarios de Prometeo sobre las respuestas al llamamiento.
A este llamamiento señalamos la respuesta del Comité de Agitación del PDA y la del Partido del Trabajo (de Milán), que declararon que no podían tener en cuenta nuestra propuesta, aunque lo habrían hecho en condiciones más favorables, porque la línea política específica seguida por el PIL, aunque dedicada a la revolución proletaria, no le permite ejercer ningún tipo de influencia sobre las masas del norte de Italia.
Nuestro llamamiento recibió el pleno apoyo de los sindicatos revolucionarios, que aceptaron explícitamente colaborar en la creación de organizaciones de base y se declararon totalmente de acuerdo con nuestro punto de vista sobre la lucha contra la guerra.
La respuesta también vino de los comunistas libertarios, que reconocieron en los términos de la propuesta el terreno en el que ellos mismos se situaban "tanto desde el punto de vista de la situación política general, como desde el punto de vista de la actitud ante la guerra y la necesidad de una organización de clase de los trabajadores que tenga como objetivo la revolución expropiadora mediante la constitución de consejos de administración obreros", y se mostraron satisfechos de que tal punto de vista fuera compartido por los camaradas comunistas internacionalistas.
Sin embargo, es sorprendente que el PCI se haya negado a respondernos con comunicaciones verbales, habiendo ya expresado su opinión sobre nosotros en su prensa. Poco después, al término de una esporádica campaña de denigración contra nosotros (acusándonos de fascistas enmascarados), apareció un encarte en la revista "Usine" que nos calificaba de provocadores y en el que se hacía referencia directa a nuestra propuesta de constitución de organizaciones de frente único obrero, y en marzo le siguió una circular de la Federación Milanesa en la que se invitaba a vuestras organizaciones de base "a intervenir enérgicamente para depurar...".
Tradicionalmente incapaz de responder con un sí o un no, el PS respondió en cambio: "Estimados camaradas, en respuesta a su llamada, confirmamos que nuestro Partido no tiene nada en contra de que sus camaradas participen en los Comités de Agitación periféricos en las fábricas donde su Partido tiene realmente una base y que su colaboración se hace en el marco de la lucha general de masas, para la que surgieron los Comités de Agitación."
A esta carta, que eludía elegantemente la cuestión, respondimos: "Queridos camaradas, habríamos preferido que su respuesta estuviera más en consonancia con las cuestiones planteadas en nuestro documento, y en este sentido fuera más concluyente, evitando la pérdida de tiempo, sobre todo porque la situación política, tras los acontecimientos militares, se agrava cada vez más y plantea tareas cada vez más graves y urgentes para las masas y los partidos proletarios en particular."
Queremos llamar su atención sobre dos puntos:
1. nuestra propuesta no planteaba la cuestión de la adhesión a los comités existentes de tal o cual partido, sino un acuerdo entre sus órganos de dirección de tales comités para concretar un plan de acción común, para resolver todos los problemas derivados de la crisis del capitalismo como una unidad.
2. estaba implícito que nuestra iniciativa no podía tener como objetivo una "lucha general de masas", sino la creación de organismos con representación proporcional en el terreno de la clase y que avanzan hacia objetivos de clase.
Ni que decir tiene que esos comités no pueden tener nada en común con los vuestros, surgidos a partir de la política del CLN, que, como decís, no pueden considerarse organizaciones de clase. Les pedimos una respuesta más precisa sobre estos puntos de los que depende la posibilidad de un trabajo conjunto.
Hasta la fecha no ha habido respuesta.
(Prometeo nº 1 de abril de 1945)
Conclusión
Podemos ahorrarnos los comentarios. Este llamamiento dirigido a las (¡fuerzas vivas del proletariado!) PC y PS para la construcción de la unidad proletaria habla por sí mismo, y ello a pesar del truco táctico que consiste en que no es el propio Partido el que lo dirige directamente a los otros partidos, sino a través de un "Comité de Agitación" fantasma del Partido que lo dirige a los "Comités de Agitación" de los otros partidos.
Hay que añadir que de este Llamamiento no salió nada (¡y con razón!), salvo dejarnos un testimonio, un indicio de un partido que "creció .... con los materiales que sirvieron para constituirlo, con sus miembros teóricos y su esqueleto organizativo".
Pero sería inexacto decir que este llamamiento no produjo nada. He aquí el resultado:
"Siguiendo las directivas dadas por nuestros órganos dirigentes, bajo la presión de los acontecimientos, nuestros camaradas -después de haber advertido preventivamente a las masas contra los golpes prematuros y de haber indicado repetidamente cuáles eran los objetivos (objetivos de clase) que debían alcanzar- se unieron indistintamente a las formaciones en movimiento en el trabajo de destrucción del odioso aparato fascista participando en la lucha armada y en la detención de los fascistas..." (Panorama View). (Una mirada panorámica al movimiento de masas en las fábricas, en Prometeo nº 2, 1 de mayo de 1945; citado en A.Peregalli, l'Altra Resistanza, la disidema di sinistra in Italia 1943-45)
Hasta aquí el Partido en el Norte del país. En cuanto al Sur del país, podemos citar como ejemplo Calabria (Catanzaro) donde los militantes bordiguistas agrupados en torno a Maruca, futuro líder del grupo Damen, permanecieron dentro del PCI estalinista hasta 1944, cuando se pasaron a la "Frazione": "Maruca afirma (en 1943) que la victoria del frente antifascista es la condición histórica indispensable para que el proletariado y su partido se pongan en condiciones de cumplir su misión de clase". (citado por Peregalli, op. cit., p57)
En conclusión, en lo que respecta al partido Bordiguista, podemos decir: dime de dónde vienes y sabré a dónde vas.
M.C.
1 El autor habla de la actividad de la Fracción del "30 al 40", ignorando por completo su existencia y actividad entre el 40 y el 45, cuando se disolvió. ¿Se debe esto a la simple ignorancia o a evitar verse obligado a hacer una comparación entre las posiciones defendidas por la Fracción durante la guerra y las del PCInt constituido en el 43-44?